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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 12/26/2020, 10:36 am

Yulia Volkova es una stripper alcohólica, drogadicta y sin hogar. Elena Katina es una escritora lesbiana, obsesiva con el orden y el control. El destino las une como compañeras de departamento.

¿Podrán Yulia y Elena destruir las paredes que cuidadosamente han construido contra el Pasado y comenzar a abrazar la vida nuevamente?


TODOS LOS CRÉDITOS A LA AUTORA ORIGINAL: Miller B L.


Dentro de un momento publicaré el primer capítulo


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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 12/26/2020, 11:47 am

Capítulo Uno

La multitud gritaba más fuerte mientras las luces se apagaban. Entre bambalinas, Yulia comprobó dos veces que los ajustes de su vestimenta con frutas, estuvieran bien. Escuchó al director de producción, Iván, dar la bienvenida a todo el mundo y dar a conocer la lista de mujeres que se presentarían esa tarde. Todos eran nombres conocidos para ella, habiendo trabajado ya casi seis meses en el salón Soho´s Room. Dos mujeres con escasa vestimenta arreglaban sus trajes listas para tomar sus posiciones en el escenario.

Yulia inclinó la cabeza y esperó al lado del punto central.

—¡¡¡Y bien!!! Sin tardar más,... — dijo Iván —Tengo el gusto de presentarles a las hermosas lobitas, con su protagonista principal, ¡¡La felina del mes! ¡La Bella, Yulia Volchitsa!!

La multitud gritó más fuerte mientras las luces iban tornándose tenues. La cortina subió y la música comenzó.

Yulia envolvió su brazo izquierdo alrededor del tubo, esperando el momento justo. La conducción, el toque erótico, fue diseñado para captar el estado de ánimo carnal del público, y la morena bailarina de striptease sabía cómo usar ese estado de ánimo para ventaja suya. Mostrando su sonrisa falsa a la audiencia, sus ojos escudriñaban las mesas más cercanas al escenario. La experiencia le había enseñado muy bien y Yulia pudo rápidamente escoger a sus principales posibles clientes. Escogiendo al mejor pretendiente, un hombre de mediana edad que sujetaba varios billetes en su mano, le guiñó el ojo y dio vueltas alrededor del tubo.

Las demás chicas a ambos lados de ella hicieron lo mismo, y llevaron a cabo la misma rutinaria actuación.

Conforme la música iba cambiando, Yulia tiró de su corsé arrancándolo con fuerza de su cuerpo, dándole una sonrisa falsa en respuesta a sus aclamaciones. Sacudió y meneó sus senos como muchas otras veces lo había hecho, manteniendo su mirada en él, pensando para sus adentros fríamente.

“Mira todo lo que quieras, jamás lo tendrás”.

Oscilaba por el centro y se movía haciendo que sus pechos cubiertos de aceite saltaran y se balancearan al ritmo de la música.

Esta noche, sin embargo, el destino tuvo otros planes para la joven artista de striptease. Conforme avanzaba por el borde del escenario y se inclinaba para que su cliente colocara algunos billetes a lo largo de su tanga, una mano grande se extendió hacia ella y la empujó fuera del escenario. Yulia se encontró de pronto en el regazo de un hombre parcialmente calvo, la mano todavía agarraba su brazo.

—Quiero un poco más que una simple sacudida por mi dinero, cariño — le dijo lascivamente, usando su mano libre para tomarse la libertad de tocar sus pechos expuestos. Su fuerte agarre no le permitía liberarse, obligándola a soportar las caricias hasta que los gorilas de seguridad llegaron y le quitaron de encima al cliente ofensor.

Por más que quiso Yulia un minuto para poder recuperarse, una señal de Iván la forzó a volver sobre el escenario.

Varias filas atrás, el camarero colocó una bebida en la mesa.

—¿Se les ofrece algo más?— preguntó.

—Estoy completamente servido — dijo el hombre mirando a su compañera sorprendentemente bella —¿Qué hay de ti Elena?— Ella sostenía su vaso a medio acabar.

—Estoy todavía trabajando en este, Viktor — Colocó su pluma sobre su cuaderno de notas y sonrió burlonamente —Recuerda, emborracharme no ayuda a tu causa en absoluto. Mejor gasta tu dinero en “clavarlo” por ahí — Señaló a uno de los gorilas de seguridad.

—No me digas eso ni en sueños — Viktor contestó. Pasó sus dedos por su delgado cabello rojo y miró al de seguridad otra vez —¿Tu piensas que él lo es?

—Bueno— tomó otro sorbo de su whisky escocés con soda —Si él es..., sería mejor que él fuera el que recibiera y no el que te diera o serás un pequeño hombre jodido por la mañana.

—Oh, pero a mí me gustaría eso — Viktor suspiró, ganándose una risa ahogada de ella —¿Y qué hay de ti?— Hizo señas con sus ojos hacia el escenario —Un par como aquellos podría sofocarte.

—Sí, excepto qué me tengo que ir — Elena terminó su bebida e hizo una seña al camarero. —Además no es por eso por lo que estamos aquí.

—Si, si... sé que solo quieres obtener información para tu historia. ¡Santo Dios! ¿Acaso vas a ser una amargada para siempre?

—No soy una amargada — dijo fríamente —Simplemente no pienso que una artista de striptease sea exactamente lo que estoy buscando para que sea mi pareja, eso es todo.

—¿Quién habló sobre un compromiso de por vida? Estoy hablándote de llevarte a la “señorita de enormes tetas” a tu apartamento y mecer tu mundo por la noche — Se apoyó hacia atrás y encendió un cigarrillo — Vamos Elena. Tú necesitas más en la vida que solo tu ordenador y tus historias, tienes que admitir que ella es un digno y bonito paquete que admirar.

—Gracias, pero no Viktor. Estamos bien aquí, puedo ver correctamente cada detalle — Bebió el contenido dejando que el líquido quemara a través de su garganta.

—Es tu elección — Moviendo su cabeza —No está mal dejarse caer en el “heno” de vez en cuando.

—Eres tan lujurioso, Viktor — Con una sonrisa —Estás viviendo con Mihail, y andas corriendo de allá para acá como si fueras soltero. Deberías comprar condones por si acaso.

—Por lo menos yo no necesito que un calendario me recuerde cuando fue la última vez que tuve relaciones sexuales — Elena le dirigió una mirada de te voy a matar, pero el joven sonrió burlonamente y miró de nuevo hacia el escenario.

—Di lo que quieras, querida. Yo digo que aun así te mueres por ella.

—No me muero por ella — resopló dándole un codazo en el brazo.

—¿Entonces, por qué no has encontrado una compañera nueva para tu apartamento? Sabes muy bien que no puedes mantener ese apartamento tú sola.

—Eres mi agente de alquiler, ¿cómo se supone que debo conseguir a alguien, si no muestras el apartamento?— Le replicó mientras agitaba su palillo para remover su bebida.

—No he podido encontrar todavía a alguien que cumpla tus altos requerimientos, Elena. No creo que ni el mismo Papa pueda cumplir con tus requerimientos.

—¿Crees que estoy siendo irrazonable?

—¿Irrazonable?— Viktor tiró su cabeza hacia atrás y rió —Quieres una persona que no fume, que no beba, un mes por adelantado de alquiler y aparte un mes de depósito, no mascotas, no niños, no...

—Ya entendí — se quejó —No soy tan mala, pero tengo que ser capaz de poder vivir con esa persona. Suspiró y cogió su bebida.

—¿No conoces a algún chico gay que esté buscando un lugar para vivir?

—No querrías a ninguno de los que conozco, créeme — Sonrió sarcásticamente y dio un enorme trago a su bebida —Son todos unos neuróticos o desesperanzados colgados de sus madres o sus ex’s.

—Oh, ¿quieres decir, cómo tú?— bromeó.

Viktor fingió estar lastimado por un momento antes de sonreír abiertamente.

—Bueno, al menos tengo a alguien que me lo haga y no solo una mano rosada y sus 5 amigos.

—Touché — Elena dijo mientras miraba su reloj de pulsera —Se hace tarde y tengo que encontrarme con el editor mañana temprano.

—¿No te moverán tu fecha tope de entrega?

Elena negó con la cabeza.

—¿Tú crees que pediría un crédito de un millón de Euros y aparte pidiera más tiempo?— Se puso de pie y cogió su chaqueta.

—Gracias por venir conmigo esta noche — Recogió su cuaderno de notas y su bolso, después Viktor le ayudó a ponerse su chaqueta.

—Llámame tan pronto como puedas, en cuanto tengas a alguien para el apartamento.

—Lo haré — Mientras caminaban hacia la puerta, Viktor divisó una pizarra con docenas de tarjetas de anuncios sostenidas en el lugar, por chinchetas multicolores.

—Ah! Eso es una buena idea — Metiendo la  mano en el bolsillo sacó una de sus tarjetas y la colocó en medio de la pizarra.


***

Entrando en su apartamento, Yulia echó sus llaves sobre la mesita de café, e iba revisando su correo mientras se dirigía a la cocina. Correo basura.

—Más cuentas — se quejó, y lanzó el montón de correo en el mueble de la alacena. Abrió el refrigerador para revelar tan solo algunos alimentos ya caducados y un brik casi vacío de leche. De pronto pensó en comprar algo pero ya era muy tarde y esa idea se esfumó.

—¡Maldición!— La artista de striptease abrió el congelador y sacó una pizza congelada y la metió en el microondas, tomó un vaso de cristal de la alacena antes de encaminarse a la sala de estar. Al lado del sofá estaba una botella medio vacía de whisky que había comprado la noche anterior. Yulia tomó asiento y llenó el vaso antes de alcanzar la pitillera y su encendedor. Inhaló el humo lentamente quemando sus pulmones, contuvo el aliento un momento antes de dejarlo salir lentamente.

Casi instantáneamente sintió los efectos, su cuerpo relajándose bajo la influencia de la marihuana. Otra larga inhalación seguida por varios tragos de whisky. La stripper ya estaba demasiado colocada como para recordar la cena. Encendió la televisión, presionó los botones del control remoto hasta que encontró el canal de videos de música. Prestó poca atención a la pantalla dándole más importancia a su bebida y al porro que entumecía sus sentidos.

La nariz de Yulia notó un fuerte olor a humo que la hizo despertar de su inconsciencia.

—¿Pe… pero qué demonios?

Con su mente aun borrosa, le tomó unos cuantos segundos más darse cuenta de que algo andaba mal. Para entonces el fuego del microondas se había propagado por encima de las alacenas y a través de la cocina. El fuego ya se había extendido demasiado como para poder apagarlo con un extintor. Yulia tomó una caja de cartón que estaba vacía y comenzó a llenar la caja de sus posesiones más preciadas; un trofeo pequeño, una figurilla de cerámica, un álbum viejo de fotos, una carpeta con sus documentos importantes y cuanta ropa podía salvar. Como acto reflejo colocó su cartera alrededor de su cuello temiendo no poder regresar después por ella.

Y estaba en lo correcto.

El cuerpo de bomberos estaba ya allí, habiendo sido llamado por uno de los vecinos. Tan pronto como Yulia salió de su apartamento, los bomberos entraron con mangueras para apagar las llamas. La stripper miraba impotente como los raudales de agua entraban en su apartamento, salvando la estructura pero arruinando todo lo que había dejado dentro. Quería gritar o no volverse loca y eligió esto último. Después de meter su identificación y su dinero en los bolsillos, consiguió a alguien que le cuidara la caja con sus pertenencias por esa noche. Después de asegurarse de que no necesitaba nada más, Yulia se marchó en busca de un bar cercano.

La morena stripper sacaba 25 rublos cuando un tipo corpulento pero agradable se acercó a ella.

—¿Le puedo invitar a una bebida?

—¿Acaso parece que necesito otra bebida?— Chasqueó —Vete y desperdicia tus palabras en alguien más.

—Oye, solo trataba de ser agradable— protestó —Y observé que estabas muy sola.

—¿Y no se te ocurrió que era porque quería estarlo?— Yulia golpeó su vaso vacío ruidosamente sobre la barra, captando la atención del camarero.

El presunto conquistador se dio por vencido y regresó con sus compañeros mientras ella tomaba otra bebida.

—Última llamada— el camarero dijo cuando se alejó. La stripper tomó su bebida tan rápido como pudo, después guiñó un ojo y dio una sonrisa al barman para obtener otra bebida más antes de que cerrara la barra.

Tambaleándose afuera con el aire nocturno, Yulia iba tropezando por el camino hacia su incendiado apartamento y al estacionamiento donde su coche estaba estacionado. Pasaría la noche en el asiento trasero de su auto, estando demasiado borracha como para notar el frío de la madrugada.


***

—No Elena, no he encontrado a nadie aún — Haciendo gestos con las manos como si ella estuviera ahí —Pondré mañana un anuncio en el periódico, ¿te parece bien? Si, te llamaré tan pronto sepa algo... Ok bye.

Colgó el teléfono y se reclinó en la silla.

—Por favor, tome asiento señorita. ¿En qué puedo ayudarla?

—Necesito un apartamento — Contestó.

—Bien, usted ha venido al lugar correcto.

Sonrió y sacó una enorme carpeta llena de fotografías.

— Tenemos varios apartamentos disponibles dentro de ocho complejos diferentes a todo lo largo de esta zona. ¿Lo está buscando amueblado o sin muebles, Señorita... ?

—Volkova, Yulia Volkova. Estoy buscando uno que esté amueblado. Pero tiene que ser por menos de 550 y que incluya los servicios comunitarios.

—Bien... — Viktor dio su mejor sonrisa mientras juntaba sus manos — Me temo que el más económico que tenemos es uno de un solo dormitorio y lo tenemos en 665.

—Oh.

Lanzó la tarjeta de presentación que había tomado de la pizarra en el club hacia el escritorio.

—Buscaré en otra parte.

Notando la marca de la chincheta en la tarjeta, le tomó a Viktor tan solo un segundo para darse cuenta por qué la morena le parecía tan familiar.

— ¡Espera!— Dijo excitadamente, agarrando con fuerza sus manos, tratando de esconder su emoción.

—¿Estaría interesada en compartir un apartamento con otra persona? Sé que es absolutamente adorable, tiene dos dormitorios, balcón, terraza y cuenta con estacionamiento privado. Se renta en 450 y usted paga la mitad de los servicios públicos.

Abrió el cajón del archivero y sacó la carpeta del apartamento de Elena.

Yulia dudó.

—No me llevo bien con compañeros de cuarto.

—Oh, pero este es perfecto para usted—, contestó.

—La mujer que vive allí, Elena, es una escritora y pasa la mayor parte del tiempo encerrada en su dormitorio trabajando en su historia.

Tomó la hoja de papel leyendo las reglas que Elena pedía, lo miraba cuando Yulia sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo de su chaqueta de mezclilla. Sonriendo discretamente tiró la lista de Elena en la papelera que estaba a un lado del escritorio.

—Ella es muy tranquila— aseguró.

—Bien. No puedo vivir con alguien que este jodiendo por la más mínima cosa.

—......

—Por supuesto que no.

Viktor usó su pie para empujar lentamente la papelera bajo su escritorio.

—Simplemente échele un vistazo a esto.

Acercó una de las fotos de la zona.

—¿Había visto usted alguna vez un lugar más impresionante? Justo aquí está la terraza, un lugar maravilloso donde puede tomar su desayuno hasta tarde los domingos y por aquí...

—.......

Le mostró otra foto.

—Esta es la mejor vista del lugar, los dormitorios están arriba así como también un baño completo. ¿Lo ve? Privacidad y comodidad, todo en uno.

—Aun no estoy segura— Yulia mordió su labio inferior y miró de nuevo las fotografías. El apartamento era mejor que el que había perdido y el costo era sustancialmente poco —¿Hay un cuarto de lavado en el lugar?

—Mejor que eso — Señaló una de las fotos.

—¿Ve esas puertas con persianas? La lavadora y la secadora están allí. Lo único que necesita hacer es comprar su suavizante y su detergente — Le señaló otra foto —¿Tenía usted un lavaplatos en su anterior apartamento?

—No.

—Los de mantenimiento acaban de instalar uno nuevo en este apartamento hace menos de dos meses. Seguramente una mujer tan ocupada como usted apreciaría la conveniencia de tener un lavaplatos y las facilidades del cuarto de lavado.

—¿450 y la mitad de servicios públicos?

—Exactamente. Por supuesto, solo necesita dar el primer mes, y otro de depósito para mayor seguridad — dijo dulcemente.

Yulia suspiró y se levantó.

—Esto simplemente no va a funcionar.

—P...pero esto es perfecto para usted.

El hombre pelirrojo protestó mientras se ponía de pie.

—He estado en este particular apartamento y déjeme decirle que es absolutamente primoroso— Gesticuló con las manos exageradamente —¿Qué es lo que le ha parecido mal?

—No tengo tanto dinero.

—Si usted necesita una semana o dos, yo me aseguro de reservarlo para usted.

—No puedo esperar una semana o dos. Mi apartamento fue destruido por el fuego anoche. Necesito un lugar ahora.

—Oh pobre chica— Viktor suspiró mientras colocaba sus manos en su cara.

Yulia giró sus ojos y comenzó abrir la puerta.

—Espere — Dio un paso rodeando el escritorio y cerró la puerta —Estoy seguro que podemos solucionarlo. Puede darme en pagos el primer mes incluyendo el de depósito.

Alcanzó de nuevo las fotos y se las volvió a mostrar.

—Eche otro vistazo y ¿dígame si acaso no es un apartamento de ensueño? ¿Le mencioné que se encuentra a una distancia que se puede recorrer a pie hasta el supermercado y al lago Béloye?

Observar a Yulia mientras miraba las fotos, fue todo lo que Viktor podía hacer para no reír nerviosamente por la emoción.

—¿Antes de que decida el no aceptar, señorita Volkova... Señorita, no es así?— Sonrió mientras inclinaba la cabeza —Vamos a echarle un vistazo, ¿le parece?— Sin esperar respuesta comenzó a marcar el número telefónico de Elena. Por suerte la escritora no estaba en casa.

—Pues bien— dijo y colgó el teléfono —Si gusta podemos ir en mi coche, estaremos ahí en 5 minutos — Tomó la llave pegada con cinta adhesiva de la carpeta de Elena y la metió en su bolsillo.

—Llevaré mi coche— Yulia dijo firmemente.

—Um... seguro, está bien. ¿Podría usted traerme de regreso aquí cuando terminemos?

—Mi coche esta hecho un desastre — mintió — Es mejor llevar ambos autos — Viktor se encogió de hombros y sonrió.

—Señorita Volkova, le garantizo que usted adorará este lugar.

Una vez que llegaron al complejo, a Yulia no le quedó de otra más que estar de acuerdo con él. Cincuenta edificios se iban desplegando entre los árboles y caminos sinuosos ayudando a crear un sentido de privacidad entre los edificios. Siguiendo a Viktor desde atrás. Estacionó su coche en el aparcamiento.

—¿Alguna vez había visto un lugar tan exquisito?— Viktor preguntó mientras ella salía de su coche —Tenemos un equipo de mantenimiento de tiempo completo con solo hacer una llamada.— Le señaló el camino hacia la puerta principal.

Al abrir la puerta dió paso a una sala de estar diseñada con buen gusto. Piezas de arte abstracto colgaban de las paredes y plantas de cactus adornaban cada mesa. El sofá y la silla que hacían juego estaban elaborados de suave cuero café y una televisión bastante formidable abarcaba la mayor parte del centro de entretenimiento.

—Elena tiene el mejor gusto en lo que se refiere a decoración — Viktor suspiró —Veamos la cocina, ¿me acompaña?

—¿Aquí es donde está la lavadora y la secadora?— Yulia preguntó mientras pasaban al lado de las puertas de persiana.

—Sí. Ahora mire por acá, señorita Volkova. Éste es el sueño de cualquier chef. Tiene su estante de especias, y esta encimera tiene quemadores desmontables que usted puede sustituir por una plancha o parrilla.

—Nunca había visto una encimera que se pudiera hacer eso — admitió, mirándola cuidadosamente.

Una  pared de la cocina tenía una gran puerta de cristal corrediza que daba acceso a una terraza cómodamente distribuida. Había una mesa redonda blanca con sus respectivas sillas acolchonadas.

—Esos árboles son en su mayoría roble y arce — Viktor dijo, señalando el medio acre de árboles que rodeaban el complejo del lago cercano —Son muy bonitos en el otoño cuando cambian de colores.

—Uh huh — Yulia contestó desinteresadamente mientras entraba de nuevo.

—Pues bien, supongo que ya no hay más que mostrarle excepto el dormitorio — Caminó hacia las escaleras —Usted realmente adorará el balcón — Puso su pie en el primer escalón y se detuvo cuando se dio cuenta de que ella no le seguía —¿Señorita Volkova?

La stripper aún estaba parada en medio de la cocina asintiendo la cabeza con aprobación.

—¿450 y la mitad de servicios públicos?

Esta vez Viktor no podía contener su emoción. Juntó sus manos y sonrió ampliamente.

—Ahora mismo iré por el contrato que está en el auto.

—Espere un momento. ¿No debería conocer a esta persona, Elena, antes de que tome una decisión?

—Pues bien... si usted siente que eso es realmente necesario...

Tomó la agenda negra al lado del teléfono y comenzó a hojear las páginas.

—Estoy seguro que la señorita Katina se encuentra ahora con su editor, le haré una pequeña llamada.

Pero Elena no estaba con su editor. Y tampoco estaba en casa de su hermano o de su madre, así como tampoco en los otros 12 lugares a los que Viktor llamó. Yulia se ponía más nerviosa mientras el tiempo iba pasando. Viktor le había dado el contrato de alquiler para llenarlo mientras esperaba y con cada pregunta la stripper se iba sintiendo más nerviosa, se había enamorado del lugar y estaba preocupada de que la escritora no la aprobara. El apartamento era 10 veces mejor que el que tenía. Cuando Viktor salió a recoger los periódicos, Yulia fue arriba y encontró el dormitorio que esperaba pronto, frente a ella. Era mucho más grande de lo que había imaginado, con un baño de buen tamaño y una puerta de cristal corrediza que daba paso al balcón compartido con el dormitorio de Elena. A pesar de su aparente desinterés sobre la vista, Yulia se encontró esperando el poder despertar y tener la vista de los árboles y el cielo. Era un cambio positivo, ya que las vallas publicitarias y el muro de ladrillo habían sido la vista de su anterior apartamento. Viktor estaba a punto de darse por vencido cuando el teléfono sonó.

—¿Hola?

¿Viktor?— La voz de Elena se escuchaba lejos —¿Qué pasa? Mi madre dijo que me has estado buscando.

—¿Dónde estás?

En un teléfono público en el centro. ¿Qué es tan importante y qué haces en mi apartamento?

—Tengo buenas noticias para ti. Encontré una compañera para tu apartamento, además le encantó el lugar. ¿Cómo de rápido puedes venir a casa?

¿A casa? Viktor no puedo ir a casa ahora. Quedé en almorzar con Svetlana y estaré en la escuela a las tres. ¿Podemos dejarlo para mañana?

—Realmente ella necesita ocupar el apartamento inmediatamente, su apartamento se incendió anoche.

No me es posible ir ahora — Suspiró y se frotó la frente —¿Comprobaste todas sus referencias y dió el depósito?

—Si, si, todo está correcto — Mintió —Querida, te garantizo que es perfecta para ti, quiero decir, que es una perfecta compañera de apartamento para ti.

¿Qué te parece más tarde por la noche?

—Eso sería demasiado tarde. Ella quizá buscará otro lugar y quien sabe cuánto tiempo pasará antes que
pueda encontrar a alguien de nuevo.

Viktor sabía que estaba apostando mucho a la suerte, pero tenía un buen presentimiento.

—Elena, confía en mí.

Nada de fumar, nada de beber, nada de música fuerte, nada...

—Nada de eso — Le aseguró, mirando hacia el piso de arriba para cerciorarse que la mujer pelinegra no lo escuchara —Creo que te sorprenderás de lo bien que se llevarán.

Viktor, debo irme ya — Vaciló por un momento —¿Estás seguro que ella es lo que estoy buscando?

—Afirmativo — Contestó entusiasmado.

Elena dio otro suspiro.

Supongo que tendré que confiar en ti — dijo —Pero si esto no funciona...

—Funcionará, funcionará — Contestó rápidamente, escuchando que Yulia venía bajando las escaleras —Esto es simplemente fabuloso, Lena. Le daré las buenas noticias a la señorita Volkova — Colgó el teléfono antes de que ella pudiese decir cualquier otra cosa. Creo que Mihail y yo mejor nos vamos a ese viaje a las montañas pronto.

—¿Logró comunicarse con ella?

—No solo pude comunicarme con ella sino que también ya está todo arreglado, Elena me dijo, si tú la apruebas entonces está bien. Y si tienes cualquier pregunta acerca de ella, te puedo decir que la conozco de toda la vida. Si vienes conmigo de regreso a la oficina, concluiremos el contrato allí y te daré tu llave.


***

Era después del anochecer cuando Lena llegó a casa. La primera cosa que notó fue que el único cuarto que no estaba iluminado era su dormitorio. Oh no, no vas a dejar encendida cada luz en esta casa, pensó para sus adentros mientras se dirigía arriba por el pasillo.

Abriendo la puerta del frente, Elena se encontró asaltada por el olor de humo del cigarrillo.

Una morena estaba sentada sobre su sofá, un cenicero con varias colillas de cigarro y tres latas vacías de cerveza descansando sobre la mesita de café al lado de ella.

—Tú debes ser Elena — dijo la mujer mientras se ponía de pie.

—Y tú debes de ser Yulia— la escritora contestó ......



CONTINUARÁ.......

¿Viktor hizo una travesura?

Elena y Yulia se acaban de conocer. ¿Qué va suceder a partir de ahora?

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 12/26/2020, 12:28 pm

Capítulo Dos


Era después del anochecer cuando Elena llegó a casa. La primera cosa que notó fue que el único cuarto que no estaba iluminado era su dormitorio. “Oh no, no vas a dejar encendida cada luz en esta casa”, pensó para sus adentros mientras se dirigía arriba por el pasillo.

Abriendo la puerta del frente, Elena se encontró asaltada por el olor de humo del cigarrillo. Una pelinegra estaba sentada sobre su sofá, un cenicero con varias colillas de cigarro y tres latas vacías de cerveza descansando sobre la mesita de café al lado de ella.


—Tú debes ser Elena — dijo la mujer mientras se ponía de pie.

—Y tú debes de ser Yulia — la escritora contestó tendiéndole la mano — ¿No quiero comenzar con el pie izquierdo o cualquier cosa pero Viktor no te informó sobre las reglas?

—¿Las reglas?— Elena subió su dedo índice y pulgar y pellizcó el puente de su nariz.

—No permito fumar.

—Estás bromeando — La artista de striptease recogió su cerveza y tomó varios tragos —El señor “amable” no me dijo nada acerca de no fumar o las reglas.

—Lo mataré — Elena mascullaba, golpeando con los dedos sobre el mueble —Lo siento, pero eso es algo con lo que no puedo vivir — Recogió las latas de cerveza vacías y caminó hacia el fregadero para enjuagarlas antes de meterlas en una bolsa de plástico y guardarlas hasta que puedan ser devueltas a la tienda para el reciclaje —Bien, no es el fin de mundo. Siempre puedes ir a la terraza a fumar.

—Esto va a ser divertido — masculló Yulia —Buscaré otro lugar mañana.

Bebió un largo trago de su cerveza y tomó el periódico.

—¿Te importa si miro tu periódico?

—Tómalo — Elena abrió el refrigerador y miró dentro detenidamente — ¿Aún no has comido? Tengo sobrante de ensalada de pasta... — No vio la cara de náuseas que puso Yulia por la sugerencia.

—... tofu, perros calientes o pizza.

—¿Eres una fanática de la salud?

—Creo en comer comida que no destruye mi cuerpo — Colocó la caja de cartón en el mueble del mostrador.

—La pizza es de Pizzas Shed.

—Ya he probado algo de ahí — dijo Yulia, levantándose del sofá y cruzando hasta el otro lado del mostrador —¿Qué hay en eso?

—No mucho, champiñones, pimientos, hierbas— Elena bromeó, riéndose de la mueca de disgusto en la cara de la morena —Solo estoy bromeando. Los champiñones y los pimientos, eso todo — Abrió la caja y le mostró a Yulia —¿Una o dos?

—Dos, me muero de hambre — La artista de striptease colocó sus codos en el mostrador y usó su pie para colocar la pierna sobre el taburete cercano de la barra —Gracias.

—De nada — La escritora se limpió las manos en el paño para secar los platos —Intentemos esto de nuevo. Soy Elena Katina.

—Yulia Volkova.

—¿Así que, Yulia, Viktor mencionó algo acerca de un incendio?— Colocó las pequeñas pizzas dentro del horno y lo encendió. Al ver el asentimiento de la pelinegra, ella continuó —Es una lástima. Tuvimos un incendio cuando yo era niña. ¿Estabas allí cuándo ocurrió?

—Estaba durmiendo.

—Tuviste suerte de sobrevivir.

Yulia contestó gruñendo una respuesta ininteligible y trató de alcanzar otra cerveza.

—¿Sabes dónde se encuentra la calle Nikólskaya?

—¿Creo que está cerca de la calle Tverskaya, por qué?

—Hay un dormitorio disponible anunciado en el periódico.

—Uf, no te gustaría estar en Nikólskaya.

—Debo ir a donde mis posibilidades me lo permitan —dijo Yulia simplemente —Mira, si el señor “amable” me hubiera dicho cualquier cosa acerca de no fumar, no habría aceptado el apartamento.

—Debió haber sido un descuido por parte de Viktor. Deja que ponga mis manos sobre él... Dejó el pensamiento sin terminar —Podemos llegar a un arreglo.

—¿Cómo qué? Yo fumo y tú no quieres a un fumador.

—Hagamos un trato. Tú puedes fumar en la terraza y el balcón, simplemente no adentro.

—¿Quieres decir que si me apetece un cigarro en la mañana tengo que vestirme y salir fuera a la terraza?— Yulia negó con la cabeza.

—Conseguiré una de esas cosas con filtro de aire pero yo debería poder fumar en mi dormitorio si quiero.

—Pero en ningún otro lado más — Elena le advirtió —¿Él te comentó que sería la mitad en todos los servicios públicos y que pagarías por tus llamadas de larga distancia?

—No te preocupes. No tengo un año de edad para hacer montones de llamadas telefónicas.

—Muy bien, haremos la prueba y veremos cómo va — Cerró el horno y señaló la alacena lejana —¿Me podrías pasar por favor los platos?

Minutos más tarde estaban sentadas en la terraza, comiendo pizza. Elena tomó un sorbo de su vaso de agua y recorrió con la mirada a la mujer sentada enfrente de ella. Yulia estaba sumamente callada, sólo se
escuchaba el sonido del periódico procedente del lado del mostrador. Había algo vagamente familiar en la morena para Elena pero no podía recordar de donde.

—Pues bien Yulia — comenzó —Yo soy escritora. ¿A qué te dedicas?

—Soy... bailarina — contestó.

—¿Oh? ¿ballet?

Yulia resopló y se encogió de hombros.

—Algo parecido.

En ese momento su busca sonó. Tomándolo de su cintura, la artista de striptease lo sostuvo y miró ceñudamente el conocido número desplegado.

—Necesito usar el teléfono.

—En la sala de estar al lado del sofá — dijo Elena.

Cuando Yulia dio la vuelta, la escritora se sintió obligada a mirar los pantalones vaqueros que marcaban perfectamente su bien formado trasero y bien torneados muslos. Fue entonces cuando pudo recordar por qué la pelinegra le parecía tan familiar.

La artista de striptease.

¡Oh Viktor!, esta vez estás realmente en problemas. La llamada duró sólo algunos minutos pero eso fue suficiente para que Elena se terminara su pizza y metiera su plato en el lavaplatos.

—Tengo algo que escribir así que, que pases buena noche — dijo mientras Yulia colgaba el
teléfono —Por favor asegúrate que todas las luces estén apagadas y las puertas estén cerradas.

—Buenas noches.

Yulia observó como su nueva compañera de apartamento subía las escaleras, dejándola sola. Tomando su pizza y su cerveza del mostrador, cogió el control remoto y se dejó caer sobre el sofá. Pasaba los canales
mientras mordisqueaba su pizza, finalmente dejándolo en una comedia. El programa no le pareció interesante y cambio al canal de surfing.

—Maldición.

El control aterrizó en la mesita de café y la lata de cerveza fue rápidamente vaciada. Un cigarrillo había sido encendido sin pensar y solo después de darle varias caladas recordó las reglas de Elena. Maldiciendo otra vez, Yulia entró en la cocina, tomó las dos últimas latas de cerveza, y abrió la puerta de cristal corrediza. Sentándose en una de las sillas plásticas blancas, la artista de striptease puso sus pies en la verja de hierro y se quedó mirando fijamente hacia el oscuro cielo.

¿Qué diablos estoy haciendo aquí? No puedo estar viviendo con la “Señorita Perfecta”.

Lanzó el cigarrillo lejos y abrió una cerveza. A lo lejos, un búho echó gritos como saludo para las otras criaturas de la oscuridad. Tragando rápidamente, Yulia bebió con glotonería la mitad de la lata antes de entrar de nuevo. Buena noche para emborracharse, pensó amargamente. Se percató que Elena había dejado la puerta abierta del balcón porque podía escuchar a la otra mujer mecanografiando en el ordenador.
Bebiendo toda su cerveza, Yulia estuvo parada ahí un momento y luego entró.

Elena escuchó la puerta corrediza de cristal cerrarse, seguida al poco tiempo por el sonido de unos pasos en las escaleras. Su puerta estaba entreabierta, y vio a la morena pasar de largo con una lata de cerveza en su
mano. Genial, probablemente tiene problema con la bebida. Suspirando fuertemente, negó con la cabeza y devolvió su atención a su historia. Solo logró escribir algunas frases antes de que el sonido de muebles moviéndose de un lado a otro la perturbara de nuevo.

“No voy a poder avanzar en mi trabajo con todo ese ruido”.

Apartándose del ordenador, Elena se levantó y caminó hacia el dormitorio de Yulia.

—¿Necesitas ayuda? — Preguntó a través de la puerta cerrada.

—No, ya lo tengo todo resuelto — vino la respuesta.

—Bien, buenas noches entonces.

Esperó algunos segundos por una respuesta antes de regresar a su cuarto. Una vez adentro, cerró la puerta y tomó el teléfono. Marcando un número ya conocido, Elena esperó después de varios timbrazos antes que el contestador respondiera.

“Hola, somos Viktor y Mihail. No podemos atender el teléfono ahora, por favor deje un mensaje...........beep”

—Viktor, soy Elena, sé que estás en casa así que contesta el teléfono— Esperó un momento, luego continuó —Bien. Llámame en cuanto puedas. Es muy importante.

Colgó por un momento el aparato receptor, luego lo levantó de nuevo y marcó otro número. Esta vez fue respondida por una voz agradable.

¿Hola?

—Hola Svetlana, soy Elena.

¿Hola cariño, qué pasa?

—¿Estás ocupada?

No, realmente no, solo miraba la televisión. ¿Sucede algo?

Elena miró hacia la puerta.

—No puedo hablar de esto por teléfono. ¿Puedo ir a tu casa?

¿Pasa algo malo? ¿Elena, te encuentras bien?

—Estoy bien, Sveta, solo necesito hablar.

Está bien, puedes venir. Aquí estaré.

—Gracias, te veo en quince minutos o un poco menos.

Elena se despidió y colgó el teléfono. Pensó en decirle a Yulia que saldría pero decidió no hacerlo. Ella lo sabrá cuando escuche la puerta cerrarse. Comenzó a atarse sus zapatos de lona y se puso su playera de mangas cortas azul claro.


CONTINUARÁ...

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 12/26/2020, 3:35 pm

Capítulo Tres

Elena estacionó su Jeep en el camino de acceso, sonrió cuando vio la luz exterior encenderse y Svetlana abría la puerta principal. Ellas habían terminado hace ya dos años y habían quedado como buenas amigas que compartían una relación muy especial que con solo una ex-amante se puede compartir. Svetlana era terapeuta y acudir a ella era un lugar seguro para Elena donde poder ir a desahogarse de sus cosas.

—Me alegro que estés en casa. No creerías lo que me ha pasado — Decía mientras se acercaba a la puerta.

—¿Qué pudo haber pasado en el transcurso entre el almuerzo y ahora?— Svetlana preguntó mientras entraban en la casa.

—Voy a matar a Viktor — Se sentó en el sofá, doblando su pierna debajo de ella mirando a su ex amante, quien se sentó al lado opuesto —No creerás lo que hizo.

—Creo que te consiguió a una compañera de apartamento... — Elena bufó.

—¿Una compañera de apartamento? Una compañera de apartamento del infierno, tal vez. Ella fuma y toma cervezas en su dormitorio por la noche.

—¿Una fumadora?— Svetlana negó con la cabeza —¿En qué estaba pensando? ¿No le dijiste que necesitabas a alguien que no fumara?

—Por supuesto que se lo dije. Le di una lista muy explícita de las reglas— Pasó sus dedos por su pelo cobrizo y suspiró —Ella es una stripper.

—¿Una stripper? ¿Quieres decir una chica “me quito todo y colócame el dinero en la entrepierna”, ese tipo de stripper?

—Exactamente — Elena contestó.

—¿Y esto es lo que te tiene tan molesta?

—Es que simplemente no va a funcionar.

—¿Y ya estás tan segura de ello con tan solo un día?

—No empieces con tus cosas de psicología conmigo, Sveta — le advirtió la escritora —Sólo me tomó algunos minutos en realidad — Colocó su mano en la rodilla de Svetlana, un gesto ya común entre las ex-amantes —Nunca dice por favor y le sacas con trabajos un simple “gracias”.

—Así que no es para nada “la Señorita Educada”. ¿Sabe que eres gay?— Elena negó con la cabeza —Creo que no, a menos que Viktor le dijese.

—¿Y tiene esta compañera del infierno un nombre?

—Yulia.

—Bien, ve el lado bueno de las cosas. Si Yulia es una stripper, tal vez te dará una función privada — Svetlana bromeó ganándose un golpe repentino en el muslo.

—No empieces. Esto es serio.

—Para mí también lo es — la terapeuta estuvo de acuerdo, rozando con la yema de su dedo ligeramente el antebrazo de Elena.

—Sabes que no hay una ley que diga que las ex amantes no puedan dormir juntas de vez en cuando.

—Es verdad — Svetlana estuvo de acuerdo —¿Pero, piensas en realidad que es buena idea?

—Oh, pienso que es una espléndida idea — Elena dijo con voz ronca, arrastrándose por el sofá hasta que sus labios estuvieran cerca de la oreja de su ex-amante —Considéralo como una manera de recordar viejos tiempos.

—Debería de considerar mejor que estás excitada — Svetlana contestó.

—Pues bien, la falta de sexo no fue nunca un problema en nuestra relación, si mal no recuerdo — La escritora continúo presionando y mordisqueando el lóbulo de Svetlana. Su voz tomó un timbre muy sensual —¿Qué te parece compartir tu cama conmigo esta noche, hmm?

—Diablos, odio cuando utilizas ese tono de voz — Svetlana contestó, contrayendo sus labios.

—Si, que más puedo decir — murmuró, bajando sus dedos desabrochando los botones de la blusa de Svetlana. Pronto separó la blusa revelando una suave y blanca piel, sus pechos eran demasiado pequeños para perder el tiempo con un sostén. Elena la estiró en el sofá y comenzó a recorrer con sus labios a lo largo de la clavícula expuesta. De pronto sintió como los dedos de Svetlana se enredan en su cabello guiándola hacia abajo —¿Estas algo ansiosa, no es así Sveta?

—¡Deja de bromear... oh!— Cualquier otra cosa que la terapeuta hubiera querido decir se esfumó cuando unos labios suaves se cerraron alrededor de su pezón y comenzaron a succionar.

Elena gimió sobre el seno con el que estaba jugando y presionó su cadera contra el cuerpo que se retorcía debajo de ella.

—Extrañaba esto — murmuró, besando el camino a través del pecho de Svetlana para lamer y besar el otro pezón.

Sintiendo como tiraba fuertemente de su blusa, se levantó y dejó que la terapeuta vagara un poco con sus manos.

—Seguro no vas a dejar que se arrugue ¿verdad?— Elena dejó de desabotonarle la blusa y miró hacia abajo a su ex- amante.

— Sabes que no me gustan las arrugas — Quitándose la blusa, la plegó pulcramente y la colocó en la mesita de café.

El sostén fue el siguiente, doblando las copas una dentro de la otra. Svetlana se quitó su ropa superior completamente y la lanzó a través del cuarto.

—Sabes que odio eso — dijo Elena, mirando con intención la blusa arrugada.

—Y yo odio la manera en que tú tienes que doblar todo — Svetlana peinó con sus dedos el cabello rojizo de Elena.

—Soy un poco neurótica con esto, ¿no es así?— Se volvió a recostar dejando que sus labios se rozaran —¿Cómo pudiste vivir conmigo?

—Bueno, pudiste haber tenido otros defectos peores que ser una compulsiva obsesiva.

—¿Es eso como ser anal retentivo?— La escritora bromeaba mientras presionaba su muslo entre las piernas de Svetlana, complacida por el gemido resultante. Plantó besos a lo largo de la mandíbula de la terapeuta hasta que sus labios encontraron una oreja enmarcada por cabello suave castaño — Pienso que podemos encontrar algo mejor hacer que buscar los defectos de cada una. ¿No cree usted, mi pequeña analista?— Elena flexionó sus músculos para ejercer más presión.

—S…si, tienes toda la razón — Svetlana estaba de acuerdo, su aliento sonaba con jadeos entrecortados. —No más bromas.

—Creí que te gustaban las bromas — Elena sonrió maliciosamente antes de bajar sus labios hasta el seno de su ex- amante —Bromas y más bromas.



***



Yulia gemía y se revolcaba en su cama durante varios minutos hasta que la pesadilla se hizo demasiado intensa y despertó aterrorizada. El corazón le latía aceleradamente, miró alrededor en la oscuridad, momentáneamente confundida por el ambiente desconocido. Los números rojos del reloj despertador la alumbraron, mostrándole que era muy tarde.

Maldición, no esta noche no. Silenciosamente suplicó para que el sueño no siguiera eludiéndola. Frustrada, se enderezó y trató de alcanzar sus cigarrillos y encendedor. Segundos más tarde el humo gris formaba remolinos alrededor de su cabeza.

“Es solo porque es mi primera noche en un lugar nuevo”. Se dijo a sí misma. El pensamiento no le sirvió de nada a Yulia para relajarse y se encontró encendiendo la lámpara, permitiendo que la ligera luz pálida alejara las sombras y le ayudara a disipar su miedo. Miró el reloj de nuevo.

—Creo que Elena no regresará esta noche.

Apagó su cigarrillo en el cenicero, abrió el cajón de su mesita de noche y sacó una pequeña pipa de metal y algo de incienso. Después de asegurar el incienso lo encendió, Yulia llenó la pipa con marihuana que tenía escondida en una pequeña lata. El deseo de despejar sus sentimientos era demasiado fuerte como para resistirse. Su organismo finalmente se relajó bajo la influencia de la droga, las imágenes de su pesadilla se iban disipando. Tenía la vista ya nublada y con el dorso de su mano se limpió con enojo a través de sus ojos mientras las lágrimas comenzaban a caer.

Habían pasado casi dos meses desde la última pesadilla y había tenido la esperanza de que desaparecerían para siempre.

“Debí haberlo imaginado”.

Pensó amargamente mientras volvía a llenar el pequeño tubo. Las pesadillas... y los recuerdos que las causaban habían estado con ella por más de doce años ya y Yulia temía que nunca la dejaran. La droga le pegó duro después de su tercera calada y cuando por fin llegó el sueño a la stripper, lo hizo y sin las pesadillas.


CONTINUARÁ....


Neutral Neutral Neutral

Bien, espero que hayan disfrutado estos tres primeros capítulos. La historia es un poco triste y hermosa a la vez. No dejen de leer!
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Mensaje por Fati20 12/27/2020, 12:33 am

Será bastante interesante ver como se acoplaran las 2 siendo tan opuestas y como nace el amor entre ellas. Saludos 😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/1/2021, 1:49 pm

Feliz año 2021, les deseo a cada una de ustedes que siempre están allí acompañando sus ratos libres de una agradable lectura, imaginando y recreando en sus mentes una historia que sus ojos disfrutan con ansias.

Éxitos siempre!!!


Capítulo Cuatro

Elena llegó a casa a la mañana siguiente encontrando a Yulia sentada en la terraza, fumándose un cigarrillo y leyendo el diario de la mañana.

—Buenos días.

—Buenos días— la stripper contestó, colocando el periódico en la mesa.

Elena miró ceñudamente de manera fortuita las secciones del periódico por la forma revuelta en que estaban apiladas.

¿Por qué nadie pone las cosas de la forma en las que estaban antes? Reflexionó silenciosamente.

—¿Has terminado con este?

—Sí — Yulia dio una larga calada de su cigarrillo soltando el humo a través de la verja de hierro —¿Oye, te importaría si compro una cortina nueva para el baño? No me gusta la que tienes.

—Umm... seguro — Elena se encogió de hombros —Esa sólo tiene algunos meses de uso.

—Sí, pero no puedo soportar todas esas flores y holanes — La stripper se levantó y metió su paquete de cigarrillos en el bolsillo de sus vaqueros — Escogeré una nueva esta tarde de camino al trabajo.

Mirándole los pechos ciñéndose contra de la blusa de algodón, Elena se sonrojó ante el recuerdo de Yulia haciendo oscilar sus pechos para el público en el Soho´s Room Club.

—¿En dónde trabajas?— Preguntó, esperando iniciar una conversación entre las dos.

—En el centro — Yulia contestó, tomando el resto de su café.

Elena dejó que evadiera la conversación, teniendo sospecha de que el tema seguro no le era nada cómodo a la joven mujer.

—Compraré tacos esta noche para la cena. ¿Te gustaría que comprara algunos para ti también?

—Nah, no me gusta la comida de conejo — Yulia miró su reloj de pulsera —Me tengo que ir.

—Bien, que tengas un buen día.

Elena recibió un gruñido como respuesta de la stripper mientras le pasaba por un lado y entraba al apartamento.

“No puedo creer que accedí a esto”, pensó para sí.

Sus ojos miraron el desorden sobre la mesa. Yulia había dejado ahí su taza de café, un plato lleno con migajas, una toalla de papel arrugada, y el periódico desorganizado. Incapaz de dejar todo en completo desorden, Elena llevó los platos al lavaplatos y puso en orden el periódico. Cuando se sirvió una taza de café, observó una marca que dejó la taza en el mueble de la cocina.

¿Te cuesta tanto tomar el paño y limpiar el mueble?— Elena murmuró maldiciones por varios minutos mientras limpiaba el mueble y la cocina.

Cuando terminó su tarea, descolgó el teléfono y llamó a la oficina de Viktor solo para enterarse que había tomado el día libre. Entonces marcó a su casa.

—Hola, somos Viktor y Mihail. No podemos contestar el teléfono ahora, por favor deje un de mensaje... beep.

—Viktor, ¿dónde estás? Llámame en cuanto puedas — Al no conseguir desahogarse con la persona que quería, Elena llamó a la oficina de Svetlana.


[…]

—Tienes suerte de que la señora Ivanova haya cancelado — Svetlana dijo cuándo Elena entró en su oficina —Tengo cuarenta minutos disponibles antes de mi siguiente cita. ¿Qué pasa? ¿Sigues teniendo problemas con tu compañera sacada del infierno?

—Ella me vuelve loca, Sveta. La mujer no conoce el significado de la limpieza más que de ella misma — Elena se dejó caer en el sofá y suspiró —Revolvió todo mi periódico y apuesto a que es alérgica a meter los platos sucios al lavaplatos — Svetlana asintió con la cabeza, conociendo muy bien la obsesión de su ex-amante de limpiar.

—¿Ella es realmente una haragana o simplemente no es tan limpia y ordenada como tú lo eres?

—No le estoy pidiendo que limpie el piso todos los días — la escritora se defendió —Pero ¿la mataría pasarle un trapo al mueble de la cocina? Deberías de haber visto el cuarto de baño — Sin darle oportunidad a Svetlana a interrumpir, Elena continuó —¿Tú debes suponer que ella tendría que poner su toalla colgada en la barra justamente diseñada para eso, no es así? No, claro que no. Ella la dejó tirada arriba del cesto de ropa. No es que no hubiera cualquier otro sitio en la barra para colgar la toalla.

Svetlana cerró sus ojos, no queriendo realmente preguntar —¿Qué había en la barra?

—Las braguitas, si es que se le pueden llamar braguitas al triángulo con un hilo dental. ¿Cómo puede estar a gusto con aquello metido entre su trasero de cualquier forma?

—No pienso que esos sean diseñados para la comodidad, Elena. Son probablemente para su trabajo.

—No me importa, no deben estar colgados en la barra para las toallas.

—Preferirías que colocara una cuerda para tender la ropa y los colgara por allí? Obviamente no son de la clase que deban meterse en una secadora. No todo el mundo lleva puestos suaves braguitas blancas de algodón — Svetlana razonó. Elena miró ceñudamente por las lógicas y obvias palabras de la terapeuta.

—Pues bien, pero ella no los puede dejar por allí — dijo finalmente, calmando su agitación.

—Entonces sugiérele alguna parte donde las pueda colgar. Si no después colgará su ropa mojada sobre la cortina para la ducha. ¿Qué otras cosas horribles hace?

—Piensas que estoy siendo irrazonable, ¿no es así?

—No estás siendo irrazonable, Elena. Tienes algunos puntos válidos. Especialmente en que Yulia no recoge su propio desorden. Sin embargo, tienes que ser un poco flexible. Ella paga ahora la mitad de las cuentas también. Ya no puedes tener el completo control del apartamento.

—¿Sabes?, voy a matar a Viktor cuando lo encuentre.

—Lo sé — Svetlana dijo, sabiendo que no era una amenaza en serio.

Viktor y Elena habían sido amigos desde la escuela secundaria, cualquier cosa que se hicieran uno al otro siempre se perdonaban.

—Así que no se te ocurra molestarla por la ropa interior en el cuarto de baño — Elena suspiró con resignación.

—Muy bien, pero ella tiene que ser más responsable y recoger sus cosas. No voy a ser su criada personal.

—¿Va a estar allí mañana por la noche?

—No sé — Elena se encogió de hombros —No había pensado en eso. Creo que tal vez estará trabajando.

—Deberías investigar eso antes de que todo el mundo llegue — Svetlana sonrió burlonamente — O por lo menos le deberías advertir sobre tu madre — Elena puso sus ojos en blanco y gimió.

—Por dios la reunión, lo había olvidado, ahora todo mundo será testigo. ¿Te puedes imaginar que diría mi madre si se entera de que vivo con una stripper?

—Enloquecería... probablemente sería peor que cuando se enteró de lo nuestro — dijo Svetlana —¿Y hablando del diablo, sabe que iré?

—No. Pero creo que no se sorprenderá por tu presencia. Sabes qué tienes un lugar muy especial en su corazón.
Svetlana dio un resoplido burlón.

—No empieces, Elena. Sé muy bien que tu madre tiene sus costumbres muy arraigadas y nada le hará cambiar su manera de pensar. Voy sólo porque Aleksandr espera que esté allí.

—Y dime, ¿qué le compraste?— Svetlana sonrió.

—¿Te acuerdas de esos altavoces para el sistema estéreo que quería para su coche? Pensé que eso haría un gran regalo de graduación — Los ojos de Elena se ensancharon.

—Estás bromeando. Eso te tuvo que haber costado más de 200 euros.

—Doscientos ochenta y siete, realmente — Svetlana se encogió de hombros — ¿Qué puedo decir? Le dije que si se lucía en sus exámenes de Física le regalaría algo especial.

—No me extraña que haya estudiado tan duro. Mamá y yo le dijimos que nada de altavoces.

—Bueno, tu madre le compró ese ordenador y la impresora.

—Y yo le compré los programas que necesitaba para tenerlo todo listo.

—Excepto por su acceso al internet, su dirección de correo electrónico y un suministro ilimitado de todas las chicas solteras de todas las universidades del país — Svetlana agregó.

—No creo que tenga que buscar mucho una novia, Sveta. Ya tiene a bastantes llamando a casa de mamá, ¿cómo una docena de chicas por noche buscándole?

—Te lo dije, ¿recuerdas? ¿Cuándo tenía trece años de edad y sus cejas comenzaron a oscurecerse, no te dije que las chicas irían todas sobre él?— La terapeuta sonrió satisfecha —Hay algo en ustedes los Katin que las mujeres no podemos resistir.

—¿Sí? ¿Entonces por qué estoy aun soltera?— Elena preguntó con una sonrisa.

—Porque la señorita correcta no ha llegado todavía. ¿Quién sabe? Tal vez tú y Yulia...

—Ni siquiera lo pienses — la escritora advirtió. Un golpe rápido en la puerta fue seguido por la secretaria de Svetlana abriendo la misma y asomando su cabeza adentro.

—¿Señorita Iliachev? Su cita de las once en punto está en la sala de espera y parece muy angustiada.

—¿En serio?— Svetlana levantó sus cejas en sorpresa. Miró en su reloj de pulsera y notó que su cliente había llegado media hora antes de su hora habitual. La terapeuta sonrió disculpándose con Elena.

—Creo que mejor aquí terminamos nuestra conversación. Te veo mañana por la noche.

—Ok cariño — Se dieron un beso y un abrazo rápido antes de que Svetlana acompañara a Elena a la salida de su consultorio y enseguida entró la señora Popova toda llorosa.


CONTINUARÁ.....
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Mensaje por Fati20 1/1/2021, 11:46 pm

Feliz año!!!! Espero que lo pasaras increíble y este este lleno de mucha felicidad ☺. Me alegra mucho q publicaras la historia esta muy buena lena con todo y su rigidez con la limpieza y su toques de obsesiva compulsiva le ha tenido mucha paciencia a julia y a sido muy linda... Espero pronto leer más.

PD: aún no superó el otro fic q esta pausado de verdad espero de corazón q en algún momento lo puedas seguir 💔
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/2/2021, 2:55 pm

Capítulo Cinco


Elena estaba sentada delante del ordenador, borrando el montón de correos electrónicos sin contestar cuando escuchó el sonido de la llave abriendo el cerrojo en el primer piso. Una mirada rápida en el reloj en la esquina inferior de la pantalla le dio la hora, solo algunos minutos faltaban para la media noche. Salió de su cuarto y bajó las escaleras, entró en la cocina y vio que Yulia tomaba una cerveza del refrigerador.

¿Acaso no bebes otra cosa? Elena pensó antes de hablar —Ejem — esperó a que la stripper volteara a verla para continuar —¿Vas a trabajar mañana por la tarde?— La pelinegra abrió la lata y tomó varios tragos antes de contestar.

—No. ¿Por qué? ¿Necesitas el apartamento para algo por la noche?

—Mi hermano pequeño se gradúa del bachillerato con honores y le daremos una cena mañana por la noche
— Elena tenía muy claro en su mente, las estrictas reglas de su madre en relación a las normas de etiqueta y luchó contra el deseo de no tener que presentar a su familia a su nueva compañera de apartamento. Y al final, la formación que le dio su madre de ser educada ganó —Eres bienvenida por supuesto. No es nada formal, son solo mi hermano, mi madre y Svetlana. No sé si Viktor y Mihail vendrán. No lo he podido localizar últimamente.

La pelirroja hizo una nota mental de intentar volverlos a llamar.

—No te preocupes por eso — Yulia agitó su mano despectivamente. La lata fue a sus labios otra vez para varios tragos más —No me gustan las comidas familiares de cualquier manera. Me haré la desaparecida — Se volteó de nuevo y abrió el refrigerador, tomando las otras tres latas de cerveza — Mierda — maldijo suavemente, recordando que tenía pensado de camino a casa, parar en algún súper para comprar más cerveza. Recordó el poco dinero que traía en el bolsillo y se resignó a tomarse solo las tres cervezas esta noche. Pasó rozando a Elena y con rapidez subió las escaleras, encerrándose en su cuarto sin decir otra palabra a la escritora.

Elena revisó los cerrojos antes de apagar las luces de abajo y regresar a su cuarto. Molesta por la forma en que Yulia la ignoró, se encontró demasiado inspirada como para irse a dormir.

Sentándose delante del ordenador otra vez, Elena cerró el programa del correo electrónico y abrió su procesador de palabras. Algunos segundos más tarde su historia más nueva apareció en la pantalla. Presionando su dedo en el botón bajar página, observó sus palabras pasar intermitentemente hasta que llegó al final.

Entrelazando sus dedos, tronó sus nudillos y alcanzó el teclado. Volvió a leer las últimas frases para familiarizarse con lo que estaba ocurriendo dentro de la historia y comenzó a escribir de nuevo.

Diez minutos más tarde, Elena estaba levantando su cabello fuera de la parte trasera de su cuello y gimiendo “Deseo una brisa agradable esta noche”.

Después de asegurarse que no hubiera periódicos que podrían salir volando. Se dirigió hacia la puerta corrediza de cristal y la abrió. Tenía una malla de tamaño normal para no dejar entrar a los insectos pero si dejaba entrar una brisa asombrosamente suave adentro. El perfume de un arbusto de lilas llegó a su nariz junto con algo más.

Lena dio un paso más hacia la puerta e inhaló otra vez. Oh genial, una drogadicta.

Dirigiéndose hacia la puerta interna del dormitorio, la abrió y cruzó llegando a la puerta de cristal y comenzó a tocar.

—¿Qué?— Sonó una voz molesta.

—Necesitamos hablar — la escritora contestó. Escuchó los sonidos de cajones abriéndose y cerrándose antes de que Yulia llegara a la puerta.

Se abrió para revelar a la artista de striptease vestida con unos pants y una sudadera descolorida de algodón. El olor de marihuana estaba por todo el dormitorio de la joven y la nariz de Elena se arrugó con repugnancia. Los ojos de Yulia eran dos pequeñas rayas, luciendo extremadamente cansados de no ser por la sonrisa tonta en su cara.

—No puedes estar haciendo esto aquí — dijo Elena firmemente.

—Lo que haga en mi cuarto es solo de mi maldita incumbencia. No soy una adicta a la droga y tampoco soy una distribuidora.

—Aun así, es ilegal — señaló Elena —La policía...

—La policía no se preocupará por la poca cantidad que tengo — Yulia interrumpió a la mujer mayor —Cálmate Elena, estás tan tensa que tal vez deberías fumar un poco. ¿Sabes?, te ayuda a calmarte un poco. Te hace menos pesada la vida.

—No, gracias. No creo en la idea de contaminar mi cerebro con drogas ilegales.

—Nah, ¿pero está bien joderlo con alcohol, verdad?— La artista de striptease negó con la cabeza —Maldita hipócrita — respondió entre dientes mientras cerraba la puerta.

Elena se quedó en estado de shock, no creyendo lo que había oído. ¿Estoy tensa? ¿Solamente porque no quiero tomar drogas?

—El alcohol es diferente, Yulia — gritó lo suficientemente fuerte para que se escuchara a través de la puerta cerrada.

—Como sea — vino la respuesta —Si el olor te molesta, encenderé incienso ¿ok?

—¿Por qué piensas que disfrazando el olor ya todo estará bien?— Elena preguntó.

—¿Qué te hace pensar que me importa lo que pienses?— Yulia respondió —Ya te dije... prenderé un maldito incienso si te molesta el olor. Así que, confórmate con eso.

Elena escuchó el sonido de un cajón abriéndose y enseguida el de un encendedor prendiendo.

Gruñendo por la frustración, la escritora regresó a su cuarto, cerrando la puerta con un fuerte golpe.

Elena cerró el ordenador, decidiendo que estaba demasiado exasperada para intentar escribir algo serio y no sintiendo deseos de dedicarse a su correo electrónico. Una vez que el ordenador fue cerrado, cruzó al otro lado hacia la puerta corrediza de cristal, disponiéndose a cerrarla por el resto de la noche. Percibió un aroma fuerte de incienso y frunció el ceño.

¡Viktor voy a matarte! Juró silenciosamente mientras cerraba la puerta con un fuerte golpe.


CONTINUARÁ.......


Bien, no es muy largo, pero es algo!
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Moni2004 1/5/2021, 1:14 am

Hola, primera vez que es escribo en el foro, pero siempre leo tus adaptaciones, me tienes enganchada, sigue así y no nos hagas esperar tanto🥺. Saludos

P. D. No encuentro lo adaptación de La más hermosa locura de Hyde 23 😔

Moni2004

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Mayra Pérez 1/7/2021, 8:20 pm

La más hermosa locura es un fanfic increíble, con una excelente adaptación de Rainbow Xander, con nuestras Lena y Yulia como protagonistas. Mis felicitaciones y agradecimientos por tan bello trabajo....🥰. Reí y lloré con tan maravillosa historia. Muchas gracias.

Mayra Pérez

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/9/2021, 2:26 pm

Hola Moni2004 , lamentablemente la historia tuve que borrarla ya que la autora así lo quiso. Siempre coloco el nombre del autor original para que no haya inconvenientes pero a la persona no le pareció y solicitó que el mismo fuera eliminado del foro. Gracias por estar pendiente, de igual manera, a vos Mayra Pérez, bienvenida y gracias por comentar.


Capítulo Seis

Pasando el pasillo, Yulia estaba sentada sobre su cama, con sus ojos clavados mirando una fotografía vieja en su mano. La misma mostraba a dos pequeñas posando delante de una casa rodante vieja.

“¿Dónde estás, Daryna?” Preguntó silenciosamente, con su dedo acariciando la foto familiar.

“Realmente me haces mucha falta ahora”. Vació otra cerveza y tomó su pequeño porro. Dejando descansar la foto sobre su regazo. La pelinegra sujetó el porro en una mano y su encendedor en la otra.

Inhaló profundamente, aspirando tanto humo como pudiera entrar en sus pulmones. Dejando salir lentamente poco a poco el humo, sintiendo en su cabeza ya los efectos del fuerte golpe.

Colocó el encendedor y el porro en la mesita de noche, Yulia puso su cabeza de regreso en las almohadas y se quedó mirando fijamente el techo. Imágenes de su infancia pasaban en su mente... Dos hermanas, con el cabello más rubio que el sol, paseando en bicicleta a través de las casas rodantes, riéndose y gozando de un día cálido de verano. Como siempre lo hacían. De pronto, un recuerdo más oscuro vino a su mente. La morena coléricamente se sentó de nuevo y alcanzó de nuevo su porro. “De ninguna maldita manera voy a soportar otra vez eso esta noche”, juró, mientras prendía la marihuana e inhaló tan fuerte como podía.

Reconoció el sentimiento que esos oscuros recuerdos le provocaban y desesperadamente evitaba no tener esas pesadillas por las noches. La droga hacía posible eso, llevándola a un lugar donde la cólera de su padre y su violencia no la podían alcanzar, donde nada tenía importancia excepto la paz temporal que le ofrecía la hierba mala. Pero algunas noches los recuerdos parecían rehusar a desaparecer, ni ayudada por la droga y esta noche parecía ser una de ellas.

Recostada en la cama, una Yulia con tan solo 14 años de edad escuchaba los sollozos ahogados a través de la pared que separaba su cuarto del de su hermana mayor. Yulia lloraba por el desamparo que sentía, por la impotencia de no poder ayudar a Daryna.

Había intentado dos veces proteger a su hermana de su padre y en ambas ocasiones se había ganado una paliza tan severa que no le permitió asistir a la escuela durante días enteros. La última vez había sido apenas en menos de una semana y su ojo todavía lucía un enorme hematoma causado por su puño.

Los gritos de Daryna se hacían más frecuentes, mezclados con los gruñidos carnales de su padre.

Yulia enterró su cabeza en la almohada y lloró aún más fuerte, compartiendo el dolor que su hermana estaba sufriendo y temiendo que esta noche podría ser en la que su padre decidiera parar en su propia puerta.

Minutos más tarde escuchó el sonido ya conocido de su padre caminando a través del pasillo.

Repentinamente los pasos se detuvieron fuera de su puerta.

El corazón del Yulia comenzó a latir rápidamente por varios segundos, pero los pasos siguieron de largo, deteniéndose en la puerta del dormitorio, para luego cerrar la misma. El cuarto de baño separaba su cuarto del de sus padres, lo que hacía que el poder espiar a escondidas fuera imposible. Sin embargo, también facilitaba que las dos hermanas tuvieran sus conversaciones en privado.

Una vez que se aseguró que su padre no saldría de su cuarto, Yulia salió a hurtadillas de la cama y lentamente abrió su puerta. Miró con cuidado a través del pasillo y entró sigilosamente en el cuarto de su hermana.

Daryna yacía sobre su cama. Estaba enrollada como una bolita sollozando impotentemente.

Yulia trepó en la cama y abrazó a su hermana mayor.

— De…de…deberías regresar a tu cama antes de que él te encuentre aquí — Daryna le advirtió.

—No, él no regresará — dijo, sujetando a su hermana más fuerte — Necesitamos escaparnos.

Era una discusión que ellas tenían por lo menos una vez a la semana desde hacía pocos meses.

—Por favor Daryna, no podemos seguir viviendo así. Podemos irnos... a la ciudad o a algún otro lado.

—No podemos, eres demasiado joven — Daryna contestó —La policía nos encontraría y estaríamos en peores problemas aun si nos quedásemos aquí.

—Pero él sigue lastimándote — la joven adolescente imploró —Y ella no lo detendrá. Sé que ella escucha pero nunca hace nada.

—¿Qué puede hacer ella, Yulia? Él solamente le pegaría otra vez y sería peor.

Las hermanas se sentaron juntas en la cama por varios minutos antes de que Yulia hablara de nuevo.

—¿Cuántos años tenías cuándo él... ?— Dejó la pregunta sin terminar, no queriendo realmente poner un nombre a ese acto tan horrible. Daryna vaciló por un momento antes de contestar.

—Quince.

—¿Cuánto tiempo crees que él esperará para que venga después a por mí?— Yulia preguntó con voz tímida —No puedo pasar por eso, Daryna, yo simplemente no puedo — Sorbió por su nariz y se secó las lágrimas —Por favor.

Hubo un silencio en el cuarto durante varios minutos antes de que la hermana mayor hablase.

—Ve a tu cuarto y vacía tu mochila de la escuela. Mete ropa abrigada y ropa interior. Ponte tus zapatos de lona y un suéter grueso — Daryna se quedó parada un momento y después rápidamente abrió los cajones de su tocador. Escondiendo en la mochila un par de calcetines negros. Los desdobló para revelar un fajo pequeño de billetes en efectivo —Espero poder terminar la escuela secundaria y conseguir un lugar para las dos después de que me gradué — susurró —Iremos hacia el norte. Es en el pueblo. Podemos conseguir allí un lugar pequeño para escondernos hasta que decidamos qué hacer.

A pesar de sus miedos y de que él se despertara de pronto descubriéndolas, las hermanas fueron capaces de escapar de la casa rodante sin ser atrapadas. Suponiendo que usar sus bicicletas sería demasiado obvio, se fueron a pie, pegadas por la orilla de la carretera entre las sombras hasta que llegaron al área del centro de la ciudad. Ambas chicas estaban cansadas pero ese sentimiento desaparecía solo por el miedo. Caminaron kilómetro tras kilómetro, hablando acerca de lo maravillosa que sería la vida una vez que lograran escapar.
La estación de autobuses estaba a una distancia de varios kilómetros y ya era cerca de la medianoche cuando por fin llegaron al lugar totalmente alumbrado. Daryna hizo que Yulia se escondiera en un lugar oculto mientras ella entraba a comprar los boletos. Cuando vieron al autobús entrando para estacionarse, la chica de 14 años estaba segura en que ambas lo lograrían, conseguirían la libertad finalmente. Sintiéndose con confianza, Yulia cruzó el estacionamiento iluminado en busca de su hermana.

Encontró a Daryna aproximándose orgullosamente mientras le mostraba los dos boletos para el viaje.

—Los conseguiste — dijo excitadamente —¿Qué autobús es el nuestro?

—Cálmate hermanita — Daryna contestó —Nuestro autobús no sale hasta las siete de la mañana. Estos autobuses ya están llenos para esta noche.

—Pero... — El pensamiento de quedarse en la ciudad por otras siete horas cuando sabía que su padre las descubriría al no encontrarlas dentro de 5 horas no la hacía sentir nada bien —¿Qué pasará con papá?

—Con algo de suerte al bastardo le da un ataque al corazón mientras duerme — la Volkova mayor contestó, sabiendo que su hermana compartía sus sentimientos —Él no se enterará al menos hasta las cinco o cinco treinta si tenemos suerte. No hay remedio, se imaginará donde estamos antes de que nuestro autobús salga a las siete.

Confiando en las palabras de su hermana mayor, Yulia se relajó y se dejó conducir hacia las sombras donde las chicas descansaron sobre la hierba fresca cerca de una barandilla. La joven adolescente se alegró de haber hecho caso a Daryna cuando le dijo que llevara puesto un suéter, pues la noche se estaba tornando un poco fría. La caminata había sido más que suficiente como para agotar a los dos adolescentes que se quedaron dormidas en pocos minutos.


CONTINUARÁ..............


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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Fati20 1/9/2021, 3:27 pm

Pobre julia razón hace lo q sea por no tener esos recuerdos y pesadillas 💔
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/9/2021, 4:28 pm

Capítulo Siete

Yulia se despertó cuando sintió la luz del sol de la mañana y escuchó el sonido de la voz de su hermana —¿Qué hora es?— Gruñó mientras se frotaba los ojos para despejar el sueño.

—Las seis. El autobús estará aquí dentro de una hora. No tengo mucho dinero pero pensé que podríamos comprar algo barato en ese restaurante para comer.

Yulia estuvo de acuerdo, deseando más un baño que la comida. Por primera vez en años la chica estaba feliz, segura de que en una hora ellas dejarían la ciudad y junto con eso, el horror que les provocaba su padre.
Pero la libertad no llegó para Yulia. Faltaban diez minutos para las siete cuando decidieron dirigirse a la estación de autobuses. Recién habían salido del restaurante e iban cruzando la calle cuando Daryna escuchó el sonido de frenos chirriando. Volteó para ver a su padre girando con fuerza las ruedas para después dirigirse en su dirección.

—¡Es él!— gritó. Corrió directamente hacia la estación de autobuses, pero vino a su mente lo que seguramente pasaría. Él fácilmente las alcanzaría y las sacaría del autobús.

Así que solo tenían una oportunidad. Daryna buscó en su bolsillo y sacó los dos boletos de autobús.

—Toma — Lo depositó en la mano de Yulia —Tenemos que separarnos y al mismo tiempo lograr alcanzar el autobús. Él no puede perseguirnos a las dos al mismo tiempo y probablemente me seguirá a mi primero.
Comenzaron a correr lejos de la estación. A su padre se le estaba dificultando seguirlas debido al tráfico matutino —Ve hasta la calle Central y ahí tomas el atajo para que puedas regresar a la calle Weiner. Saldrás justo enfrente de la estación. Yo tomaré este camino.

Yulia asintió con la cabeza comprendiendo y de nuevo escucharon las llantas chillando agudamente, viendo a su padre dirigirse hacia ellas. Las hermanas se separaron, Daryna corría a través de la calle repleta yendo hacia el norte mientras que Yulia dobló la esquina y fue rumbo al sur tal como su hermana le había dicho. Un terror absoluto llenó el corazón de la joven adolescente cuando vio que el coche cambiaba de dirección y la seguía a ella.

La joven adolescente no era muy hábil como para ganarle a un carro a toda velocidad. Sin embargo logró ganar algo de tiempo cuando corrió en dirección opuesta a como venía, obligándolo a detener el carro a la orilla y dar la vuelta, pero no fue suficiente. Sabía que nunca lograría llegar a la estación a tiempo. Pensó que su padre no tardaría en atraparla y entonces pensó en el boleto de autobús que traía en su bolsillo.

Delataría el lugar hacia donde Daryna iría. Cuando pasó corriendo junto a un bote de basura, Yulia tomó la decisión y arrojó dentro el boleto. En menos de una cuadra más adelante la persecución se acabó. Su padre paró el coche encima de la acera, bloqueándole completamente el camino. Estaba sobre ella en segundos.
Yulia gritó cuando la tomó por el cabello y la sacudió con fuerza hacia él.

—¿Dónde está?— Gritó.

—Yo…yo no lo sé.

—Estás mintiendo — Fue castigada con una cachetada fuerte en la cara —¿Dónde carajo se fue?

Sabía que no había nada que pudiera hacer para evitar el castigo. Todo lo que podía hacer era lo único que nunca había podido hacer antes... proteger a su hermana mayor —No lo sé — repitió.

—¡Estas mintiendo, perra!— La abofeteó varias veces antes de hacerla entrar en el coche y cerrar de golpe la puerta y meterse detrás del volante.

Al tiempo que se dirigían a casa, pasaron un autobús azul y gris rumbo a las afueras de la ciudad.

Yulia miró por la ventanilla y vio una figura que la observaba. Las ventanas oscuras hacían difícil verla claramente, pero no había duda que la mano que estaba sobre el cristal, era de Daryna.

Aprovechando una nueva oportunidad, Yulia imitó el gesto.

El autobús cambió de dirección hacia la carretera, separando para siempre a las dos hermanas.

El padre de Yulia permaneció callado durante el camino a casa pero sus ojos dilatados miraban constantemente por el espejo retrovisor para dirigirle miradas mortíferas a su hija menor. La chica de 14 años intentó desesperadamente no llorar delante del hombre quien veía las lágrimas como una debilidad, pero estaba totalmente aterrorizada por lo que él le haría una vez que estuvieran en la casa.

Yulia se revolcaba, murmurando incoherencias entre el sueño y la confusa realidad.

—No... no papito, por favor para. Seré buena...

Las palabras dieron paso a los quejidos como si volviese a vivir la pesadilla de esa mañana once años atrás.

—¡No papito, por favor... No!

Con un grito final, se asustó a sí misma despertando. Pasaron varios segundos antes de que se diese cuenta dónde estaba.

—Carajo.

Buscó a tientas en la oscuridad la lámpara, luego buscó sus cigarrillos. Aun no encendía uno cuando escuchó un suave golpe en su puerta.


CONTINUARA.......


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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/10/2021, 4:25 pm

Capítulo Ocho

Yulia se revolcaba, murmurando incoherencias entre el sueño y la confusa realidad.

—No... no papito, por favor para. Seré buena...

Las palabras dieron paso a los quejidos como si volviese a vivir la pesadilla de esa mañana, once años atrás.

—¡No papito, por favor... No!

Con un grito final, se asustó a sí misma despertando. Pasaron varios segundos antes de que se diese cuenta dónde estaba.

—Carajo — Buscó a tientas en la oscuridad la lámpara, luego buscó sus cigarrillos. Aun no encendía uno cuando escuchó un suave golpe en su puerta.

—¿Estás bien?

—Si, estoy bien Elena. Fue solamente una pesadilla.

—¿Estás segura?

—Dije que estoy bien — contestó malhumoradamente. Miró el reloj y suspiró. Era muy tarde como para ir a un bar y las tiendas no tenían permitido vender cerveza después de la medianoche — Perdón por despertarte
— Alcanzó su incienso y puso una vara nueva sobre al recipiente.

—Umm... ¿Yulia?

—¿Qué?

—Si necesitas hablar...

—No, gracias ya está todo bien. Buenas noches. Ahora vete y déjame en paz — Elena vaciló por un momento antes de contestar.

—Buenas noches entonces — Regresó a su cuarto. En su mente volvía a recordar lo que había escuchado.

Abrió la puerta corrediza de cristal y en segundos entró el olor de incienso flotando a través del aire. Teniendo la intención de cerrar la misma, la escritora trató de alcanzar la agarradera pero hizo una pausa y retiró su mano. No huele tan mal, pensó mientras volvía a inhalar el aire de nuevo.

Huele a cerezas.

Sabía que el incienso era para tapar el olor de la marihuana pero decidió dejarlo pasar por esta noche. Escuchó el terror en los gritos de Yulia y no tenía ninguna duda de que la joven mujer estaba muy afectada a pesar de decir lo contrario.

La pelirroja no se sorprendió de no encontrar señales de vida de Yulia a la mañana siguiente. Dos veces durante la noche se había despertado por el sonido del inodoro, la última vez había sido cerca del amanecer.

[…]

—Creo que pasaré más tarde la aspiradora — pensó mientras se dirigía a la cocina a preparar café.

Mientras esperaba a que el café estuviera listo, Elena fue arriba y quitó las sabanas de su cama, recogiendo también la ropa sucia al mismo tiempo. Puso una carga en la lavadora en lo que el café estaba listo y bebió su primera taza entre los viajes por todo el apartamento vaciando papeleras y revisando que áreas necesitaban una buena limpieza.

Yulia bajó las escaleras dos horas más tarde, luciendo muy cansada. Oscuras ojeras rodeaban sus ojos y algunos cabellos negros caían por su cara.

—El café huele bien— dijo ella.

—Buenos días. ¿Cómo amaneciste? — Elena le preguntó mientras tomaba su taza de café.

La morena caminó hacia la alacena y sacó la primera taza grande que encontró. Aceptando la jarra de café que le ofrecía su compañera, esperó hasta que la taza estuviese llena antes de hablar.

—Siento mucho lo de anoche.

—Um… si necesitas hablar…

—No hay nada que hablar — la artista de striptease se encogió de hombros. Recogió el periódico y se dirigió rumbo a la terraza —¿Ya lo has desocupado?

—Tómalo— Elena observó como su periódico sin leer, fue rápidamente abierto y doblado de modo de que Yulia lo pudiera tomar con una mano mientras sorbía su café. Un cigarrillo fue pronto encendido, el viento sopló el humo dentro de la cocina. La escritora frunció el ceño y fue directo a cerrar la puerta de cristal corrediza.

—No te molestes, me moveré hacia allá — dijo la ojiazul mientras hacia su desorden a un lado a la orilla de la mesa. El cambio de posición hizo que el humo circulara hacia el lado del edificio en lugar de entrar a la cocina. Elena observó como una sonrisa salía de los labios de la stripper antes de ocultarla con la taza de café.

—Soy culpable de los cargos— Elena admitió, sentándose en la silla que recién había desocupado la otra mujer. Tomó un sorbo de su café antes de continuar —Es que simplemente no puedo soportar el humo en mi casa. A Aleksandr le ha dado por fumar también pero a él tampoco lo dejo hacerlo dentro.

—¿Quién es Aleksandr, tu novio?

Elena colocó la taza de café en la mesa y sonrió.

— Um… no. Él es mi hermano menor. No tengo novio. ¿Y tú?— Elena no esperaba que le respondiera pero la sorprendió cuando Yulia negó con la cabeza.

—Nada de novios. Los hombres son unos cerdos.

—Pues, no todos los hombres, Yulia. Viktor y Mihail son unos caballeros.

—Viktor y Mihail son gays. No cuentan.

—No sé por que les es tan difícil subir el asiento del inodoro. Una vez los chicos estuvieron por aquí y olvidé revisar el asiento y al sentarme estaba todo húmedo — Elena rió de su historia, esperando obtener una sonrisa de la joven mujer. En lugar de eso, Yulia continuó mirando perdidamente su café, con su mirada totalmente lejana. La escritora sintió su estómago gruñir y recordó que aún no había comido — Creo que prepararé unos huevos y pan tostado para el desayuno. ¿Te gustaría algo de desayunar?

—Nah— La morena se levantó abruptamente — Estoy a punto de salir de cualquier manera.

—¿Vas a estar fuera todo el día?— Elena en secreto esperaba que ese fuera el caso. No quería tener a la máquina de humo, bebedora de cerveza stripper por aquí cuando su madre apareciera.

— Sip, no me gustan los convivios familiares. Diviértete.

Elena acababa de acomodar su periódico y estaba a punto de comenzar a leer cuando escuchó el portazo de la puerta principal y palabras anti sonantes saliendo de la boca de su compañera de apartamento.

—¡No puedo creer que el maldito coche no encienda otra vez, joder! — Yulia lanzó coléricamente las llaves a través de la habitación —No me importa lo que diga Iván, ese mecánico amigo suyo no sabe nada de coches — Presionó sus manos contra la pared que separaba a la cocina de la sala de estar y finalmente miró a Elena — Supongo que no voy a ir a ninguna parte después de todo —suspiró.

—Mihail es mecánico. Tal vez él le pueda echar un vistazo a tu coche.

—Que suerte me cargo hoy, de verdad —la artista de striptease se quejó. Ella había esperado comprar algunas cervezas y reabastecer su suministro de marihuana —Trataré de no molestar en tu reunión.

—La TV de tu dormitorio tiene sistema de cable para que no te aburras — dijo Elena. Contenta de que Yulia no le pidiera prestado su Jeep —¿Te puedo pedir un favor?— La artista de striptease la miró cuidadosamente —¿Te importaría no fumar marihuana mientras mi hermano y mi madre están aquí?— La pelirroja levantó sus manos para evitar la protesta que vio formarse en los labios de la morena — Sé que lo que haces en tu cuarto es solo de tu incumbencia pero aun con el incienso, mi hermano de dieciocho años de edad sabrá lo que estás haciendo así tengas la puerta cerrada.

Las palabras golpearon algo sin querer en la mente de Yulia que la transportó a un momento en donde su hermana gritaba a través de la pared que separaba sus dormitorios.

—¿Cuánto tiempo falta para que lleguen?

—En cuatro horas.

—Suficiente tiempo como para conseguir provisiones. Bien, ¿Dónde queda la licorería más cercana?

— Martin's está sobre la cuarta avenida, como a kilómetro y medio — Se dio cuenta de las intenciones de Yulia y rogaba en silencio que la tienda le pareciera muy lejos. Aun no le agradaba la idea de que su familia pudiera conocer a la stripper pero sabía que sería incluso peor si el alcohol fuera añadido a la combinación.
Yulia golpeó sus nudillos en la parte superior.

—Debí suponerlo. ¿Cuál es la temperatura allí fuera ahora? ¿Treinta, treinta y cinco grados? — Elena estaba segura que estaba como en 28 grados pero no vio el caso de mencionarlo — Estaré en mi cuarto —La stripper fue arriba, sacando los cigarrillos de su bolsillo durante el proceso.

—Bien. Quédate allí — Elena pensó para sus adentros mientras observaba a la mujer temperamental subir las escaleras. Miró el reloj y gimió — Es tiempo de ponerse en movimiento.

Lo primero fue quitar todo el polvo de los muebles, después pasó la aspiradora. Lo siguiente fue lavar y pulir las ventanas, Elena estaba enjuagando el trapeador en agua cuando el timbre de la puerta sonó. Abrió y encontró a Svetlana parada allí, con su cara escondida por la brillante caja envuelta en sus brazos.

—Las otras partes están en el coche — lanzó un resoplido agradeciendo que le echara una mano con su carga.

—¿Recuerdas que él conduce un coche compacto y no una mini furgoneta?

—Estos son los que el hombre en la tienda dijo que eran aptos para el coche de Aleksandr — Svetlana protestaba mientras sacaba el resto de las partes del sistema de audio de su coche.

—¿Le pediste al vendedor que te dijera cuáles comprar?— Elena preguntó incrédulamente — Sveta, tu debiste decidir que comprar.

—No empieces— la mujer de cabello castaño advirtió amablemente —No todo lo que compro tiene que ser aprobado por la Revista del Consumidor.

—Pero... Ups — la pelirroja dejó de hablar cuando vio la mirada de desaprobación de Svetlana —¿Lo estoy haciendo de nuevo, verdad?

—Sip— la terapeuta afirmó.

— Es bueno tenerte por aquí para que me señales todas mis pequeñas neurosis — le dijo, aprovechando que la calle estaba vacía se inclinó y dio un rápido beso a Svetlana —Y a propósito, Yulia está aquí.

—¿Le advertiste sobre tu madre?

Elena metió la mano en el coche y saco la última caja, golpeando la puerta con su cadera para cerrarla — No. Se suponía que estaría fuera todo el día pero su coche se averió.

—Debiste advertirle antes de que la General “Hitler” llegara — Svetlana dijo mientras llegaban a la puerta.

—Mi madre no es tan mala.

—¿No es tan mala? ¿Elena, recuerdas la cena de Pascuas cuatro años atrás? ¿La única y última vez que me llevaste a la casa de tu madre?

La castaña mantuvo la puerta abierta mientras entraba Elena.

—Honestamente no pensé que ella estaba espiándonos — Elena se sobresaltó ante el recuerdo de cuando su madre entró a la cocina y las encontró dándose un beso apasionado.

—Bien, sabes que me culpó por corromperte.

—Por supuesto que lo hiciste— la pelirroja dijo con una sonrisa juguetona — Después de todo, yo era una joven inocente antes de conocerte.

—De cualquier forma no es realmente la mujer tranquila que recuerdo, amor — Svetlana caminó hacia la alacena y tomo dos vasos — ¿Cuánto tiempo tenemos antes de que ella llegue?

—Aproximadamente dos horas— Dos horas para tener este lugar limpio y listo para la inspección, pensó Elena para sí misma mientras abría el refrigerador y sacaba la jarra de agua helada. Como hacía cada vez que su madre venía de visita, los nervios de la pelirroja estaban al borde. Su padre y ambos abuelos habían sido de las Fuerzas Armadas y a su madre le tocó ser la esposa de un oficial muy estricto. Había algo en su mente, un sentimiento que le hacía pensar que algo se le estaba escapando.... algo que su madre tal vez podría notar — ¿Se ve todo correctamente?

—Elena… todo está perfecto. Los cuadros están derechos, los platos ya están bien colocados, el mantel está bien puesto y planchado. Deja de preocuparte.

—No lo puedo remediar— ella contestó, apoyándose contra el toque suave de Svetlana en sus hombros —Solo quiero que todo salga perfecto. Sveta, prométeme que no empezarás con tus regaños.

Las manos de Svetlana masajeaban amablemente sus hombros —Tu madre necesita vivir ya en los años noventa.

Lena se volteó y deslizó sus brazos alrededor de los hombros de la mujer más baja — Sveta, no entiendes. El abuelito Katin fue un Republicano inquebrantable y mi papá fue tan conservador como él. La idea de ver a su única hija en la cama con otra mujer no fue exactamente una píldora fácil de tragar — Le dio una pequeña sonrisa. Los padres de Svetlana eran las personas más liberales que jamás en su vida haya conocido y fue difícil para su ex-amante aceptar la intolerancia —¿Por favor?

—El cambio es bueno para el alma, y lo sabes— Svetlana intentó por última vez.

Elena sabía que ella había ganado y besó a la mujer más pequeña en la frente.

—Has hablado como una verdadera terapeuta. Haré mi mayor esfuerzo para mantenerla alejada de ti — Un pensamiento se le vino a la mente — Hablando de terapia — Caminó hacia la puerta de cristal corrediza y la cerró — Quiero hablar contigo acerca de algo que ocurrió anoche.

—¿Estás bien?— La preocupación de su ex-amante era evidente y Elena sonrió.

—Estoy bien, cariño. Yulia tuvo una pesadilla anoche.

— ¿Hablaste con ella de eso?

—Lo intenté, pero ella no quiso hablar.

—Si ella no quiere hablar de eso, no puedes presionarla para que lo haga, Elena.

—No la presioné, pero tal vez tú puedas.... — Elena no terminó de decir la frase pero Svetlana no tuvo problema en comprenderla.

—¿Quieres que hable con ella? Lena, ella ni siquiera me conoce.

—¿Pero eso es lo que tú haces, o no?

—Lo hago por separado y en grupo dando consejos a supervivientes de abuso sexual. No interpreto sueños.

—Por lo que escuché, me dio la impresión de que eso le pasó — La pelirroja fue bajando su voz, como si se tratase de un tema tabú —Ella gritaba a su padre para que parara y cosas así, en verdad creo que algo así le pasó.

—Oh— Ahora Svetlana entendía por que Elena había tocado el tema —¿Cómo se escuchaba ella cuándo habló contigo después? ¿Estaba asustada, enojada, adormecida?

—Ella no dijo mucho, simplemente que estaba bien — Elena hizo una pausa, tratando de recordar más detalles —Se escuchaba disgustada, pero creo que realmente estaba molesta.

—Podrían ser montones de cosas— dijo Svetlana —Intenta hablar con ella otra vez— Miró alrededor de la habitación, viendo todo perfectamente organizado como siempre — Veo que no ha estado por aquí abajo tu compañera de apartamento del infierno.

—Permanecerá en su dormitorio la mayor parte del tiempo — Miró su reloj de pulsera y sus ojos se ampliaron —Se está haciendo tarde. Necesito que busques algo que hacer mientras termino de limpiar el piso — Elena esperaba la discusión usual de que el piso ya estaba lo suficientemente limpio pero Svetlana simplemente cogió su vaso y se dirigió a la sala de estar — Y no olvides usar un posavasos para poner tu vaso — Le advirtió antes de volver a llenar el cubo de agua con jabón.


CONTINUARÁ......


Hola chicas, que tal? Qué les está pareciendo el fics???

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/10/2021, 5:41 pm

Capítulo Nueve

Los pulmones de Yulia inhalaron profundamente antes de colocar los restos del cigarro en el cenicero.

Hacía un día bello y abrió la puerta de cristal para dejar que la brisa caliente se filtrarse a través de la habitación.

Encima de su tocador, el incienso soltó el perfume de lavanda a todo lo largo del cuarto. No encontrando razón alguna de conocer a la familia de su compañera de apartamento, ella había decidido permanecer en su cuarto y quedar aislada todo el día. Escuchó el sonido apenas perceptible del timbre de la puerta seguido por sonidos de personas intercambiando bienvenidas y entablando conversación.

—Oh dios, John Boy (personaje de una serie de televisión) y el resto de los Waltons (serie de televisión estadounidense) han llegado.

Tenía pensado dejar de fumar antes de que la familia de Elena llegara, pero con cada fumada, su determinación se desvaneció. Removió una hoja del paquete del periódico y alcanzó la bolsa del emparedado y su cada vez menor suministro de marihuana.

—No puedo creer que todo esto sea para mí — Aleksandr dijo mientras miraba la mesa llena de regalos. Dio un paso delante de su hermana para recibir un enorme abrazo de Svetlana.

—¿Cómo está mi cuñada favorita?

—Ex-cuñada — le recordó—No puedo creer qué alto te has puesto. Recuerdo cuándo solo me llegabas hasta aquí — La castaña señaló con su mano al ras de su hombro para mostrarle.

—Crecí muchísimo en un año— él contestó. Mirando hacia arriba a la cara del muchacho, Svetlana tuvo que admitir que era verdad. No solo en altura, Aleksandr había crecido también en musculatura, sus músculos se le marcaban debajo de la camisa blanca. Su cabello rubio corto hacía contraste con sus cejas cafés, haciéndole parecerse mucho a Brad Pitt pero cuando era joven. Su cara tenía sólo un poco de acné. Ya no era el chico cubierto de granos de 14 años de edad que se interesaba más por el Nintendo que por las chicas.

—Pues aquí tienes, grandullón — Svetlana dijo cariñosamente —Ve a ver el pastel que tu hermana compró para ti — Agarrándolo de su brazo, lo empujó a la cocina, dejando solas a Elena y a su madre.

—No me dijiste que ella estaría aquí— La señora Katina la reprendió.

—Svetlana y yo aún somos amigas, mamá — Elena dijo —Solo que ya no somos amantes.

—Pues bien— su madre interrumpió, obviamente queriendo cambiar el tema —Vas a tener que venir a casa para que ayudes a tu hermano a acomodar la computadora.

—Lo haré, mamá. ¿Tiene en su cuarto un enchufe para la línea telefónica para se pueda conectar a Internet?

—¿Conectar?— La Señora Katina frunció el ceño —Pues tu sabes que yo no sé nada sobre computadoras. Y si, él tiene teléfono en su cuarto. Con el número de chicas que le llaman a diario, me es imposible usarlo a mí de cualquier forma.

—Hey Mamá, ven a ver mi pastel — Aleksandr la llamó emocionado. Elena y su madre entraron en la cocina.
—Eso luce bien — dijo la señora Katina —¿Lo compraste en la Pastelería de Vito? Agatha compró un pastel allí para la llegada de su hija Freda. Era hermoso. Por supuesto eso fue poco antes de que Freda se escapara con Dominik.

Elena no se molestó en contestar la pregunta de su madre, sabiendo que el lugar en donde compró el pastel había sido en otro lado. Aun así, asintió con la cabeza en afirmación.

—Uh huh.

—La vi hace dos semanas en la reunión de la librería y ella estaba muy callada en lo referente a su hija. Si me preguntas, pienso que ella está embarazada — La señora Katina recorrió con la mirada a Svetlana — Pero eso es lo que ocurre cuando familias tienen baja moral, supongo.

—O tal vez están huyendo de sus madres arrogantes — Svetlana masculló muy bajo para que solo Aleksandr pudiera oír. El adolescente resopló, haciendo una mueca graciosa a Svetlana y una mueca curiosa a su madre.

—¿Estáis bien?

—Solo me atraganté un poco, mamá — contestó, intentando con dificultad para no reírse.

—Te he dicho que comas despacio. Ya hemos hablado de eso — la señora amonestó, pasando sus dedos distraídamente sobre un mueble en busca de polvo. Notando que no había, recompensó a su hija con un asentimiento de cabeza de manera aprobatoria — ¿Ves cómo tu hermana mantiene su casa limpia? No sé por qué tú no puedes mantener tu cuarto un poco decente.

—Tengo demasiadas cosas en mi cuarto — explicó.

—Tu padre nunca habría permitido tal desorden — su madre continuó — A él le gustaba usar un equipaje ligero, guardaba solo lo importante. Nunca sabíamos cuándo sería enviado para otra base y nosotros teníamos que mudarnos rápidamente.

—Mamá, no nos hemos mudado desde que tenía tres años — dijo Aleksandr —Aun tienes tapizado mi closet con tapiz de vaqueros.

—Ese no es el punto, Aleksandr. Simplemente no existe ninguna razón para dejar que se haga desorden.
Elena decidió que era hora de cambiar de tema.

—¿Mamá, has visto a la Señora Larina últimamente?

—La vi justo la semana pasada en la comisaria. Su hijo fue arrestado el año pasado por robar una casa, como sabrás — Elena abrió su boca para hablar pero su madre no se detenía lo suficiente como para interrumpirla — Intenté pasar desapercibida de ella pero tiene ojos de águila, tus sabes. Se la pasó sonriendo mientras me contaba sobre su hija, Marcia. Ella se casó con un corredor de bolsa y tiene dos hijas ya.

—Me alegro por ella.

—La hija de Olya Zemtsova tuvo un niñito apenas la semana pasada.

—No sabía que Olya se había casado — dijo Elena.

—No se casó. Ella estaba por irse con el hijo del Capitán Thian pero cuando él se enteró que ella estaba embarazada, embarcó a su hijo y lo mandó a una sesión de entrenamiento en Arabia Saudita.

—¿Por qué hizo eso? Siempre creí que Olya era una chica decente.

—Si fuera una chica decente, ella no estaría embarazada — Inessa puntualizó.

—¿Y por supuesto el muchacho no tuvo nada de culpa verdad?— Svetlana preguntó en un tono mordaz. Elena le dio una mirada de advertencia pero era ya muy tarde. Inessa aprovechó la ocasión para dar su sermón.

—Hubo un tiempo cuando la mujer conservaba orgullosa su virginidad hasta el matrimonio.

—Mamá — Elena trató pero su madre se rehusó a ser callada.

—No Elena. Es hora que alguien salga en defensa de la decencia — dijo ella —¿Estas jovencitas de ahora no les importa andar brincando de cama en cama y si se quedan embarazadas, que más da? Tú y tus amigas feministas habéis puesto clínicas de aborto en cada esquina.

—¿Serían las mismas amigas feministas que hicieron posible que las mujeres pudieran tener propiedades y pudieran votar?— Svetlana ignoró el rostro de advertencia que le daba Elena. La pelirroja rodeó con el brazo a Aleksandr y le dio un tirón.

—Vamos, hermano. Vayamos a ver qué tan generosa fui con tu tarjeta de graduación.

—Ah, el dinero. El regalo que siempre es bienvenido — le dijo con una sonrisa.

—Espera un minuto— dijo su madre —Tienes que abrir mi regalo primero o los regalos de tu hermana no tendrán ningún sentido — Inessa ignoró el comentario de Svetlana y se dirigió hacia su hijo para que abriese sus regalos —Y Elena, espero que no lo mimes tanto dándole demasiado dinero.

Las risas y voces llegaban hasta arriba, demasiado para molestia de Yulia. Ella se había dado por vencida con la televisión y las estaciones de radio fueron también una decepción. La poca cerveza la había hecho sentir cansada pero no quiso pasar todo el santo día durmiendo.

“No, es mejor sentarme aquí encerrada en mi cuarto aislándome de todo eso” pensó mientras alcanzaba su pequeño tubo y su encendedor. El sonido de alguien subiendo las escaleras la hicieron cambiar de opinión. La puerta del cuarto de Elena se abrió y se cerró, escuchando algunos segundos más tarde el sonido de la puerta corrediza abriéndose. Una mujer de cabellos castaño salió al balcón y apoyó sus brazos contra el riel. Era un día bello y brillante, Yulia había dejado sus cortinas abiertas, permitiéndole tener una vista del exterior. Por supuesto eso también significaba que cualquiera podía asomarse y verla.

“Demonios, ¿por qué no había pensado en eso?” la stripper maldijo mentalmente. Era demasiado tarde para hacer cualquier cosa y para su mala suerte la mujer se dio vuelta y la miró.

—Hola— Saludó Svetlana.

—Hola— contestó Yulia.

—Soy Svetlana, una de las amigas de Elena.

— Yulia. Soy su compañera de apartamento.

—Sí, ella te mencionó — El rostro de la terapeuta era cálido y amigable y la stripper se encontró dejando la comodidad de su cama y salió un momento hacia el balcón.

—Parece que todo mundo está pasando un rato agradable — dijo la morena mientras apoyaba su cadera contra el riel.

—Necesitaba descansar de su madre — dijo Svetlana —Así que, Elena me contó que eras una... bailarina, ¿estoy en lo correcto?

—Um… sí — Metió la mano en el bolsillo de su blusa y sacó sus cigarrillos y su encendedor —¿Eres escritora como ella?— Svetlana se rió entre dientes.

—Temo que ese tipo de creatividad está más allá de mí. Elena es la de la imaginación. Yo soy terapeuta.

—¿Una psiquiatra?

—Bueno, no completamente — Sveta pensó acerca de lo que Elena le había contado sobre la pesadilla de Yulia — Trabajo con personas que han sufrido violación y abuso sexual.

Yulia se volteó, mirando la cordillera de árboles que separaban el complejo del lago.

—¿Quieres decir que los haces hablar acerca de lo que les pasó?

—No los hago hablar sobre lo que les pasó. Los dejo hablar de lo que ellos necesiten hablar — Con la cabeza de Yulia inclinada, su pelo oscuro impidió a Svetlana ver su cara —Algunas veces las personas solo necesitan un lugar donde puedan ir y sentirse seguros de decir toda la verdad sobre lo que les pasó.

—¿Sí? ¿Y en que les ayuda eso a ellos? Eso no hace que lo que pasó desaparezca.

—No, no hace que desaparezca — dijo Svetlana uniformemente —Pero en muchos casos hablar acerca de lo que les pasó y aprender a manejar las emociones que los afectan hace la diferencia entre vivir y solo existir — Yulia tiró su cigarrillo sobre el riel y agarró el tirador de la puerta.

— Algunas veces es mejor solo existir, Doc — dijo antes de atravesar el umbral hacia su cuarto.

Estaba cerrando la puerta pero quedó a medio camino obstruida por la mano de Svetlana.

—Existir es la salida más fácil — dijo la terapeuta —Se requiere coraje para superar lo que sucedió y recuperar el control.

—No todo el mundo necesita de una terapia para lograr superarlo — Yulia gruñó.

—Puede que no, pero ayuda — Svetlana soltó el agarre de la puerta y dio un paso atrás —Eres bienvenida a bajar y unirte a nosotros.

—No me gustan las cosas familiares. Gusto en conocerte — La morena cerró la puerta y tomó el cordón para cerrar las cortinas. Segundos más tarde escuchó a Svetlana atravesar el cuarto de Elena y bajar las escaleras — ¿Para qué carajos sirve una terapia? No va a cambiar lo que pasó — Se dejó caer en su cama y abrió el cajón de su mesa de noche.

Recordó la petición de Elena de que no fumara marihuana mientras las personas estuvieran allí. Suspirando, cerró el cajón y le dio puñetazos a su almohada. Qué desperdicio de una buena tarde de sábado.

Encerrada en su propia habitación. Los recuerdos de los sábados en su infancia llegaron a su mente. Cerrando los ojos, Yulia recordó la época cuando ella y Daryna pasaban las horas juntas, jugando o solamente charlando acerca de nada como todas las hermanas lo hacen.

Inevitablemente, sin embargo, las escenas felices siempre se veían empañadas gracias a las borracheras de su padre.

—Doscientos rublos, todos los consulados son míos — Daryna dijo, extendiendo su mano.

—¿Te puedo pagar hasta que pase por la embajada? De otra manera tengo que hipotecar Marruecos.

—Te voy a decir una cosa. Te dejaré pasar sin que me pagues, pero cuando yo caiga en uno de tus países tampoco te pagaré.

—Trato— Yulia feliz, estuvo de acuerdo —¿Tal vez podemos jugar alguna otra cosa después?

—No creo que tengamos más tiempo. Él estará en casa pronto — ¿Podemos ir a pasear en bicicleta?

La hermana menor preguntó esperanzadamente. Su cuerpo aún tenía magulladuras de la reciente paliza que le había dado su padre en la última borrachera. Era demasiado tarde, ambas se dieron cuenta cuándo escucharon el sonido de su coche estacionándose en el camino de acceso.

—Ya fue suficiente juego por hoy— Daryna dijo mientras metía la caja de juegos debajo de la cama. Los juegos no se ganaban ni se perdían, era una regla que tenían. Cuando un juego era interrumpido por causa de él, era declarado un empate, no importa quien hubiera ganado.

—¿Cuándo fue la última vez que una de nosotras ganara un juego?— Yulia preguntó.

—No estoy segura pero sé que yo soy la que siempre gano— Daryna sonrió abiertamente mientras salía del cuarto de Yulia y se metía en el de ella. Segundos más tarde su padre entró en la casa, su fuerte voz llegó hasta ellas.

— ¡Pero que leches os pasa!— rugió él. Yulia brincó debido al sonido de una silla lanzada a través de la cocina —¿Cuántas veces tengo que ordenarles que mantengan sus malditas bicicletas fuera del camino de acceso?

Haciéndose bolita, Yulia se llenó de terror en el momento en que lo escuchó subir las escaleras, sus pesados pasos se iban acercando cada vez más.

Yulia se levantó de pronto, buscando frenéticamente alrededor al violento hombre que se acercaba para golpearla —Malditos sueños — Encendió un cigarrillo y se apoyó contra el cabecero —¿Puedes hacer que desaparezcan las pesadillas, Doc?


CONTINUARÁ.....
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Yulieth 1/10/2021, 8:20 pm

Esta historia me ha enganchado. Saludos.
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Fati20 1/11/2021, 9:41 pm

Es realmente muy triste la historia de julia aquí ojalá q puedan ayudarla y se reencuentre con su hermana... Y lena me gusta q a pensar de todo le tiene consideracion y trata de ser buena con ella
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por katina4ever 1/13/2021, 10:55 am

Wow! Es una trama algo fuerte, triste y llena de muchos sentimientos...
Feliz año! Me da gusto poder leerte de nuevo. Saludos!
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/16/2021, 1:18 pm

Hola chicas, que alegría saber que les está gustando la historia. Recuerden que puedo actualizar solos los finde ya que no puedo en la semana y por ello les subo dos o tres capítulos, para que adelanten mucho y compensar las faltas en las semanas.

Un abrazo inmenso!


Capítulo Diez

Elena permaneció en el portal mientras veía las luces del coche de su hermano encenderse y salir de su estacionamiento — Todo salió bien — dijo mientras cerraba la puerta.

—Ahora recuerdo por qué prefería quedarme a estudiar todas esas noches cuando tú querías ir a visitar a tu madre — Svetlana dijo mientras recogía una taza vacía y la llevaba a la cocina.

—Es definitivamente una ventaja el tenerla viviendo a dos pueblos de distancia. Te juro que si hubiera escuchado por más tiempo como el Capitán hizo esto y lo otro y que tuvo sus amoríos cuando tenía 20 años o como a la Señora Alyssa le gusta el té de zarzamora con brandy, consideraría realmente la idea de cometer matricidio.

Svetlana se rió y abrió el lavaplatos.

—Bien, veamos si podemos lograr una salida más conveniente para que no cometas un delito capital. Pásame los platos, por favor.

—Seguro. Oh, aquí hay una taza y una cuchara — Elena entregó los platos, luego se apoyó contra el mueble mostrador.

—¿Y cómo va ese libro?— La castaña programó el tiempo del lavaplatos y siguió a su ex-amante a la sala de estar.

—Creo que he escrito cerca de 4 oraciones desde la última vez que me preguntaste — La pelirroja suspiró mientras se sentaba sobre el sofá — No sé que me pasa. Nunca había tenido un bloqueo así antes.

Svetlana puso su mano sobre el muslo de Elena.

—Tal vez te estás presionando mucho. Tomate un descanso, date algunos días, luego regresa e inténtalo.

—Ya probé eso, Sveta. No trabajé en él — Pasó sus dedos por su cabello —Algunas veces pienso que no me queda una sola onza de energía creativa en mí.

—¿Quieres que le eche un vistazo?

—No— Elena contestó —Te lo agradezco. Pero ya se me ocurrirá algo para resolverlo —La pelirroja escuchó un sonido y empezó a ver a Yulia bajando las escaleras.

—Hola— Un codazo sutil hizo que Svetlana quitara su mano.

—Hola— La morena miró a Elena y luego a Svetlana — Pensé que todo el mundo se había ido ya. No me percaté que todavía tenías compañía — Se volvió hacia las escaleras.

—El general Hitler y Aleksandr se fueron hace unos minutos — dijo Svetlana, poniéndose de pie yendo hacia donde Yulia estaba parada — Solamente charlamos. ¿Por qué no te unes a nosotras?

—Bueno, Yo... — Elena gesticuló hacia la silla vacía.

—Toma asiento. Debes de estar cansada de estar encerrada en ese cuarto todo el día.

Yulia dudó, luego asintió con la cabeza y se dirigió al asiento indicado “¿Qué tan malo puede ser? Puedo ser sociable por algunos minutos” pensó la morena.

—¿Disfrutó tu hermano la fiesta?

—Sí, mucho.

—¿Tienes hermanos o hermanas, Yulia?— Svetlana preguntó sentándose en el sofá.

—Tengo una hermana mayor.

—Yo soy hija única — la mujer de cabello castaño contestó — Siempre pensé que tener una hermana hubiera sido genial.

—Yo también — Elena estuvo de acuerdo —Amo a Aleksandr muchísimo pero cuándo tenía dieciséis, tenía que cargar con mi hermano de seis años conmigo por la calle y era un verdadero obstáculo.

—¿Cuánto os lleváis de edad tu hermana y tú?

—Tres años y medio.

—Oh, eso es genial — dijo Svetlana — Entonces vosotras dos os criasteis juntas.

—Si— Yulia dijo quedamente, pensando en su querida hermana.

—¿Y tú eres la mayor o ella?

—Daryna es la mayor — Svetlana notó la expresión triste en la cara de la ojiazul.

—¿Vive ella cerca de aquí?— Yulia negó con la cabeza.

—No. Ella se fue hace mucho tiempo. Perdimos contacto — Metió la mano en su bolsillo de la blusa para sacar sus cigarrillos, luego recordó la regla de Elena y se conformó tomando una zanahoria de la bandeja.

—No puedo imaginar perder el contacto con Aleksandr— dijo la escritora —¿Tuvisteis una pelea o algo?

—Ella se escapó cuando yo tenía catorce años de edad. No la he visto y tampoco he sabido nada de ella desde entonces — Las emociones se estaban formando dentro de Yulia y sintió que se le formaba un nudo en la garganta — ¿Por dónde dijiste que estaba la licorería?— Le preguntó a Elena.

—Ve a la avenida principal y dobla a la derecha.

—De hecho — dijo Svetlana mientras se ponía de pie —tengo que irme ya y justo voy en esa dirección. ¿Quieres que te lleve?

—Pensé que te quedarías esta noche— Elena dijo con una pregunta en su voz.

—Lo siento, cariño. Tengo que encontrarme con una cliente a primera hora por la mañana. Su violador fue liberado bajo libertad condicional y ella necesita apoyo moral antes de hablar ante el comité examinador — Se puso de pie y tomó su bolso. Elena se levantó también.

—Bien. Te llamaré la próxima semana.

—Ok.

[…]

Una vez fuera, Yulia encendió un cigarrillo, el humo gris formó una nube cerca de su cara.

—Eso es malo para tu salud, ¿sabías?

—Ya lo he escuchado antes — contestó, dando otra inhalación — ¿Supongo que tu tampoco permites fumar en tu coche?

—De hecho es un coche prestado mientras el mío está en la agencia pero yo siempre he encontrado que el cenicero hace una gran función para tirar toda esa ceniza.

—Seguramente — Yulia susurró, aspirando tanto humo como podía para después lanzar el humo fuera —¿Tú no eres una fanática de la salud como Elena? — Svetlana se rió y quitó los seguros de las puertas del coche.

—No estoy tan obsesionada como ella. Yo disfruto de una buena hamburguesa y patatas.

Entraron al coche y con una vuelta de la llave el motor encendió. Echó en reversa el coche y lo sacó del estacionamiento, se dirigió calle abajo para tomar la curva hacia la avenida principal.

—¿Y eres de por aquí?

—Úglich — Yulia contestó — Está a una hora por la carretera de peaje.

—Sé dónde está. Es un pueblo industrial grande.

—De grande no tiene nada, mejor dicho — la morena dijo fieramente — Úglich es un pueblo insignificante lleno de personas insignificantes también.

—¿Tu familia aún vive ahí?

—No sabría decirlo, no he hablado con ellos desde que me mudé — Svetlana asintió con la cabeza, nunca quitando la vista del camino —¿Cuántos años tenías cuando escapaste?— El corazón de Yulia dio un brinco.

—¿Eres psíquica o algo por el estilo, Doc?

—Te dije que soy terapeuta — Bajó la velocidad del coche mientras se acercaban a un semáforo —Soy perceptiva. Es una habilidad necesaria cuando tratas con personas que no son siempre abiertas con sus sentimientos.

—¿Sí? ¿Y que más te dice tu percepción de mí? — Yulia se cruzó de brazos defensivamente. Svetlana la miró, y comenzó a avanzar de nuevo cuando el tráfico comenzó a moverse.

—Tu respuesta me dice que estoy en lo correcto acerca de que escapaste de tu casa.

—Lo hice tan pronto como pude — dijo Yulia —Un poco más de un año después que Daryna.

—¿De la casa que escapó tu hermana cuando tú tenías 14 años, escapaste tu después cuando tenías 15 años?

—Ahí está la percepción de nuevo— se asomó por la ventana, débilmente notando el anuncio de la licorería que comenzaba a verse a lo lejos —Intenté escapar con ella pero me atraparon. Lo intenté tres veces más antes de que tuviese éxito.

—Debió haber sido muy difícil para ti tratar de escapar tantas veces.

—¿Aquí es donde me dices que todos mis problemas son debido a mi jodida y amargada infancia?— Ella señaló la licorería —No necesito terapia para saber eso — Yulia abrió la puerta antes de que el coche se hubiera parado por completo —Gracias por el paseo, Doc—Salió y cerró la puerta, sin darle oportunidad a Svetlana de responder.

[…]

Las calles estaban desiertas excepto por uno que otro coche ocasional, dándole a Yulia la libertad para beber de la botella mientras caminaba.

Para cuando el complejo se alcanzó a ver, ya iba caminando balanceándose totalmente borracha y la tercera parte de la botella había sido vaciada.

Cuando iba acercándose al edificio, Yulia se dio cuenta que había olvidado tomar las llaves cuando salió.

—Mierda. La señorita Perfecta me dará un sermón con seguridad.

Se llevó la botella a los labios y tomó un gran trago, estremeciéndose cuando el líquido caliente se abrió paso por su garganta.

Usó su manga para limpiarse la boca antes de alcanzar el timbre de la puerta. Su cabeza sentía el efecto del whisky y lo único que quería hacer era acostarse.

—Demonios, abre la maldita puerta, Elena.

Yulia presionó el timbre de nuevo, golpeando rápidamente después la puerta con el puño. El sudor se formó en su labio superior y Yulia apoyó su frente contra el marco. No había comido nada más que un par de zanahorias en todo el día y su organismo rápidamente comenzó a reaccionar diciéndole que había excedido sus límites.

—Oh mierda— susurró, sintiendo su estómago mal otra vez. Presionó el timbre de la puerta repetidamente hasta que escuchó a Elena abrir la misma ¡—A un lado!— Empujó a la mujer que estaba perpleja fuera de su camino, Yulia se fue tambaleando hasta el cuarto de baño, apenas levantando el asiento del inodoro antes de que su estómago devolviera todo su contenido.

Lena cerró la puerta del exterior y negó con la cabeza cuando escuchó a su compañera de apartamento vomitando en el baño.

—¿Yulia? ¿Te encuentras bien?— Recibió un sonido nauseabundo como respuesta y gimió interiormente —Veo que encontraste la licorería. Hay toallas en el armario para que te limpies.

—Gak... o…ok.

Elena entró en la cocina y llenó un vaso de agua. Escuchó el sonido del inodoro seguido por el sonido del grifo abriéndose. Minutos más tarde una Yulia más compuesta salió del cuarto de baño.

—Gracias— dijo ella, tomando el vaso que le ofrecía.

—¿Te sientes mejor?

Yulia asintió con la cabeza.

—Un poquito.

—Deberías comer algo. Eso calmará tu estómago.

La morena recordó las tres cenas para microondas que había en el refrigerador y negó con la cabeza.

—Nah, estaré bien.

—Escoge tu misma.

Elena abrió el refrigerador y miró con atención adentro.

—Tengo algunas sobras de la fiesta. No es mucho, solo algunos emparedados y algo de verduras— Agarró el
plato de emparedados y lo levantó para que Yulia lo mirara —Hay ensalada de huevo, jamón y queso — La morena miró interrogativamente los triángulos pulcramente cortados —Um……..… creo que te caerán bien — dijo Elena. Le pasó el plato a Yulia —Escoge lo que quieras. Aparte de la ensalada de huevo, ya no comeré nada de eso.

Después de tomar un tazón de ensalada para ella, Elena agarró una botella de aderezo y usó su cadera para cerrar la puerta del refrigerador. Le indicó a Yulia con la cabeza para que fueran a la sala de estar. A regañadientes la morena la siguió saliendo de la cocina. Elena se acomodó en el sofá mientras Yulia tomó asiento en el reclinable.

Un silencio embarazoso se formó debido a que no sabían que decir la una ni la otra.



CONTINUARÁ......


Wink Wink Wink

Ya vienen los capítulos más extensos
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/16/2021, 3:24 pm

Capítulo Once

Yulia mordió su emparedado.

—¿Qué tal está?— preguntó Elena.

—Bueno — Le dio otro mordisco, su estómago apreció la comida saludable para variar. Dándose cuenta de que no pudo rehusar la comida de su compañera y poder irse a su dormitorio, Yulia se resignó a ser al menos algo sociable —Y dime, sé que solo estuvieron aquí tu madre y tu hermano, ¿Dónde está tu padre?

—Él murió hace siete años — Viendo que Yulia se abría un poco debido a la pregunta que le había hecho, Elena preguntó — ¿Qué hay de ti? Dijiste que tenías una hermana mayor. ¿Qué hay de tus padres?— Yulia dio otro mordisco a su emparedado y se encogió de hombros.

—Lo último que supe fue que ambos aun vivían y estaban dándose la gran vida en Ivángorod.

—¿No hablas con ellos?

—No— La morena escogió algunos de los emparedados en forma de triángulo del plato que parecían ser de ensalada de pollo — No he hablado con ellos desde el día que me salí de allí — Comió un bocado e hizo una mueca —¿Uff, qué es esto?

—¿Me creerías si te dijera que no tengo idea?

—Seguro — La stripper miró alrededor y divisó la bolsa de papel que estaba sobre el mueble mostrador. El cosquilleo por tomar comenzaba de nuevo.

“Bien, si vas a seguir charlando, será mejor que tomes algo” — Pensó Yulia para sí. Se puso de pie y fue hacia la cocina, regresando momentos más tarde con un vaso lleno con hielo, una botella de cola y el whisky. Acababa de sentarse cuando Elena decidió reanudar la conversación.

—¿Y bien, por qué no estás en contacto con ellos?

Pareciéndole una pregunta inesperada, Yulia vaciló un poco mirando a su compañera de apartamento.

—Es muy largo de contar.

— Soy buena oyente.

El silencio comenzó a reinar mientras Yulia luchaba contra una guerra interior.

“No digas nada”— Las palabras hicieron eco repetidas veces en su mente —“Nadie lo creería de cualquier manera”— Pensó, y luego contestó —Solo puedo decirte que no fue una época feliz en mi vida.

Tomó el vaso y el whisky, vaciando hasta que el líquido ámbar llenó más de la mitad del vaso. Agregó la adecuada cantidad de soda sólo para teñir un poco la bebida, luego se echó para atrás en el asiento reclinable.

—¿Tus pesadillas se deben a eso?

Yulia tragó. El licor caliente pasó por su garganta.

—¿Quieres la versión corta?— Su voz estaba llena de enojo —Mi padre era un imbécil y mi madre era una cobarde invertebrada que le importaba más lo que los vecinos pensaran que sus niñas — El vaso fue a sus labios otra vez.

—¿Es por eso que tu hermana se escapó?

—¿Se te ocurre una mejor razón?— Normalmente Yulia habría dado por terminada la conversación a estas alturas pero el alcohol estaba haciendo un buen trabajo de mantener su defensa baja — A mí me tomó un año más.

Elena arrugó su frente como si estuviera haciendo cálculos matemáticos.

—Mencionaste que antes que tu hermana se escapara, tú tenías 14 años. ¿Tenías tan solo 15 años cuando escapaste entonces?

—Quince y medio, realmente. No es la mejor edad para andar fuera en las calles, pero qué diablos. Fue mejor que estar con ellos — dijo fieramente, con su mirada fija sobre la mesita de café.

—¿No hubo alguien a quien pudieras recurrir? ¿Una tía, un maestro?— Yulia dio un bufido y tomó de su bebida.

—En una ocasión, Daryna le contó a una maestra lo que estaba pasando. Ella mandó llamar a nuestra madre — Su rostro se tornó duro y tomó la botella de whisky —Adivina a quien se lo contó todo.

—¿A tu padre?— La stripper asintió con la cabeza.

—Él golpeó a Daryna sin piedad. ¿Crees que sería tan estúpida como para decirle a alguien más?— Negó con la cabeza e hizo otra bebida.

En alguna parte en la mente borracha de Yulia se dio cuenta que estaba haciendo exactamente eso ahora. Le estaba contando a su compañera de apartamento, una mujer que apenas conocía. Esta vez no perdió el tiempo con la soda, bebiendo el whisky directamente.

—¿Apuesto que los personajes de tus historias no han tenido tan sórdidos pasados, eh?

—Um, no… no usualmente.

—Por supuesto que no — El líquido se derramó alrededor de su vaso cuando gesticuló con las manos —Esto es normal para ti. Una casa agradable, un bonito coche, una familia que te ama… … yo nunca tuve eso — El deseo por un cigarrillo aumentaba así como también el deseo por un porro. Tiró ligeramente de su blusa — Creo que voy a cambiarme de ropa y relajarme un rato en el balcón.

—Creo que hoy está la noche cálida. Estoy segura que tú lo estarás también debido al cigarrillo — Elena se puso de pie y tomó el vaso de Yulia —Voy por más hielo y te veo arriba.

“¿Te veo arriba? Demonios” pensó Yulia. No hubo buena excusa para rechazar la compañía de Elena ya que dijo que estaría en el balcón.

—Uh, sí… me parece genial — Recogió la botella de whisky y se dirigió hacia las escaleras, dispuesta a fumarse un buen porro antes de que su compañera se le uniese afuera.

[…]

Yulia se estaba subiendo sus pantalones cortos cuando escuchó a Elena subiendo las escaleras. “Diablos, eres rápida”, pensó mientras cerraba la cremallera y caminaba hacia la mesita de noche. Abriendo el cajón, sacó
un pequeño tubo de madera plana pequeña y uno de sus muchos encendedores. Dio dos inhalaciones rápidas antes de guardarlos de nuevo y cerrar el cajón. Tomó su botella, sus cigarrillos, y su cenicero, y salió al balcón unos segundos antes de que llegara Elena.

—Oh bien— La pelirroja dijo cuando vio el cenicero — No estaba segura de que tuvieras uno, especialmente cuando vi todas esas colillas en el pasto.

—Usualmente no se me ocurre traerlo aquí fuera conmigo — Yulia se sentó en la silla blanca de plástico y tomó el vaso que Elena subió para ella —Me imaginé que te daría un ataque si me vieras tirando la ceniza sobre el piso.

—Te imaginaste bien— la escritora contestó —Me tomó 15 minutos recoger todo eso esta mañana.

—Ok, ya no los tiraré más — Encendió un cigarrillo y tomó su botella.

—¿Trabajarás mañana?

—Sí, me he tomado últimamente libre varias noches más de las que puedo permitirme — Yulia miró hacia los contornos oscurecidos de los árboles que mostraba el crepúsculo —¿Alguna vez has escuchado al búho?

—¿Oh, te refieres a Kaonashi? Si, lo escuchó por las noches algunas veces cuando me acuesto tarde escribiendo — Elena miró hacia fuera igualmente, como si pudiese divisar al pájaro escondiéndose entre las hojas.

—Había un búho que vivía entre los árboles cerca del trailer park — dijo la mujer morena, tomando un trago entre sus palabras — En la noche algunas veces lo escuchaba. Solía quedarme despierta preguntándome a quien estaría buscando.

—Al amor de su vida, quiero imaginar — dijo Elena —¿Acaso no es lo que todos estamos buscando?

—Más bien a alguien con dinero — dijo Yulia, levantando sus cejas cuando escuchó a su compañera reír —¿Qué?

—¿No tienes ni una pizca de romance en todo tu ser, verdad?

—No creo en cuentos de hadas — Se llevó el vaso a los labios, encontrando comodidad en el olor familiar del whisky — La vida no es como un buen brandy.

—No, no lo es — Elena estuvo de acuerdo —Pero no es Oliver Twist, tampoco. La vida es lo que tú haces de ella.

—Más bien eres lo que la vida hace de ti — la stripper contestó agriamente, contemplando su cigarrillo.

—La gran ventaja de ser adulto es que eres libre de hacer tus propias elecciones — dijo Elena, recorriendo la mirada mientras observaba a Yulia reducir considerablemente su bebida y tomando la botella con el poco
whisky que quedaba —Cuando estaba en la universidad, mis padres esperaban que yo fuera maestra. Me sentía tan miserable estudiando todo el tiempo cuando lo único que yo quería era escribir historias.

—¿Así que tienes un título?— Elena asintió la cabeza.

—Nunca lo he usado. Dudo que aun pueda obtener certificación del Estado a estas alturas.

—Por lo menos tienes estudios que puedes aprovechar — Apagó el cigarrillo
y tomó un sorbo de su bebida.

—Bueno, tú tienes una habilidad, Yulia. Estás en buena forma y bailas —

Una imagen breve de su compañera en el Soho´s Room Club, semidesnuda moviéndose alrededor del tubo central, vino a la mente de Elena — Creo que andan buscando a un instructor de aerobics en el gimnasio Mary's House of Fitness.

Era difícil distinguir los rasgos de la mujer por la oscuridad de la tarde cayendo pero notó que apretaba con fuerza la mandíbula y tenía los nudillos blancos de apretar con fuerza el vaso.

—¿Yulia? ¿Pasa algo malo?

—No soy instructora de aerobics.

—No es necesario que seas... — Elena se detuvo ante el movimiento que hizo Yulia con su mano.

—No soy exactamente lo que ellos están buscando — dijo con enojo — Olvídalo Elena. No entenderías — Tomó más de su bebida y prendió un cigarrillo.

—Pero...

—¡No soy una bailarina!— Sus pies, que habían estado descansando sobre el riel, bajaron coléricamente al piso de cubierta de madera. El movimiento repentino causó que derramara whisky fuera del vaso, pero a Yulia no le importó. Giró su rostro hacia la escritora —Soy una stripper, Elena. ¡Me quito la ropa por dinero!— Se inclinó hacia adelante, sus facciones eran duras — Estoy apenas un paso por encima de una puta.

—Lo sé— dijo Elena calmadamente — Quiero decir, sé que eres una stripper — Yulia parpadeó con sorpresa, haciendo que parte de su enojo se fuera desvaneciendo. La escritora continuó —Uno de los personajes de mi reciente historia se relaciona sentimentalmente con una stripper y una noche fui al Soho´s Room Club para documentarme — Elena se encogió de hombros ante la mirada interrogativa —Supuse que me lo contarías algún día cuando te sintieras lista — “¿Le digo de lo mío ahora?” Elena pensó para sí —Um… tú no eres la única que guarda secretos.

—No hay problema. Tú vida no es de mi incumbencia.

—Puede que no, pero si vas a continuar viviendo aquí, debes saberlo — Elena aspiró profundamente. A pesar de que ya habían pasado varios años desde que se había abierto a su homosexualidad, aun sentía un poco de miedo a ser rechazada —Svetlana no fue solo mi antigua compañera de apartamento. Nosotras fuimos amantes.

—¿Eres una bollera?

—Soy lesbiana — Elena se erizó —Svetlana y yo fuimos amantes durante casi
dos años.

—Oh— Yulia dijo quedamente — No sé que decir. No lo habría adivinado. Es decir, ninguna de las dos parece…

—¿Lesbianas?— La escritora terminó —Te tengo noticias, señorita Volkova, no todas las personas homosexuales parecemos serlo.

—No quise decir…— Yulia comenzó, luego se detuvo cuando se percató que eso era exactamente lo que quiso decir— Creo que no imaginé realmente que ustedes fueran — Un poco avergonzada, se recostó en su asiento y clavó los ojos en las siluetas de los árboles.

Los segundos pasaron convirtiéndose en minutos embarazosos, ninguna estaba segura de que decir la una a la otra. Finalmente Elena no pudo continuar más con el silencio.

—Es una noche agradable— Yulia gruñó la respuesta, obligando a la escritora a hacer otro intento —Apuesto a que las estrellas se verán bonitas.

—Las estrellas son aburridas.

—Veo que recuerdas como hablar. Creí que se te había olvidado como hacerlo— Elena bromeó, ganándose una mirada de reojo.

—He conocido a algunas lesbianas antes — dijo Yulia, devolviendo su mirada al vaso medio lleno — Una amiga tiene una prima que lo es — Hizo una pausa, luego se encogió de hombros —No me molesta.

—Bien— Elena colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja —Odiaba pensar que algo como esto se interpusiera en nuestra convivencia— Se rió entre dientes —Después de todo, ya tenemos suficiente con otras cosas.

—¿Cómo cuáles?— Ahora la atención de Yulia se enfocó más en la conversación que en su bebida. El vaso que parecía estar pegado a su mano fue colocado sobre la mesa.

—Nada.

—No lo habrías mencionado sino hubiera realmente algo — La pelinegra estaba inclinada hacia ella —¿Qué? ¿Hay algo que hago que te moleste? Al menos que sea la marihuana, ¿es eso?— Elena vaciló antes de contestar.

—¿Qué mosca te picó como para haber comprado una cortina transparente para la ducha?

—Es mejor que la cosa floreada azul que tú tenías— Yulia se defendió —Lo transparente hace que se vea todo más claro— Elena decidió correr el riesgo y bromear con la pequeña mujer.

—¿Acaso necesitas ver lo que estás haciendo en el baño? ¿Acaso no sabes dónde
tienes cada cosa?

—Jódete— la stripper dijo en broma, su sonrisa aumentó —Tú necesitas un estante entero solo para poner tu champú, acondicionador, el enjuague y Dios sabe que más tienes en esas botellas— Trató distraídamente de alcanzar su vaso —¿Cuántas horas pasas allí dentro?— Tomó un sorbo de su bebida —Yo solo entro, hago lo que tengo que hacer y salgo. Sin tanto enredo y sin tanto relajo — Trató de alcanzar sus cigarrillos deteniéndose por el sonido que emitió su localizador. Sosteniéndolo frente a ella, Yulia presionó el botón y miró el número desplegado —Mierda. Necesito usar el teléfono.

—Adelante. Después de todo, tú pagas la mitad del recibo telefónico — Elena señaló con su pulgar hacia la puerta de su cuarto — Hay un teléfono al lado de la cama.

—Gracias.

La ojiverde se reclinó y se terminó su té helado, en silencio escuchando partes de la conversación telefónica de Yulia. Lena dedujo que era alguien del Soho´s Room Club buscando a la morena para que fuera a trabajar. Yulia juró profusamente y le gritó a la persona en el otro extremo del teléfono y al
final le dijo que estaría allí tan pronto como pudiera. Colgó la llamada y regresó al balcón.

—Tengo que ir a trabajar. Magda se torció el tobillo. ¿Dónde tienes la guía telefónica?— Elena se puso de pie.

—Yo te llevo si quieres.

— Nah, no tienes que hacer eso. Llamaré a un taxi.

—En verdad, no es un problema. Necesito comprar algo de leche para el café de mañana de cualquier manera. Justamente pararé en el cajero automático que está sobre la avenida catorce.

—¿Estás segura?

—Sí. Solo deja que me ponga unos jeans y estaré contigo en un momento.

[…]

Después de quitar el seguro de la puerta del pasajero, Elena fue hacia su lado y entró en su Jeep de modelo atrasado. Se colocó el cinturón de seguridad y dio una mirada a su pasajera para que se lo pusiera, Yulia puso sus ojos en blanco y se colocó su cinturón de seguridad.

—¿Necesitas que te traiga de regreso cuando hayas terminado?— Elena inquirió al echar a andar el motor.

—Nah, conseguiré que Iván o una de las chicas me traigan a casa. No hay problema.

—Ok— Echó en reserva el vehículo y se puso en marcha por la avenida principal.

—Bonito coche — Yulia comentó, mirando el tablero pulcramente brillante y los botones de la consola —¿Tienes reproductor de cd's?

—Sí— Sin mirar, Elena buscó por detrás del asiento del pasajero y tomó un estuche lleno de discos — Dudo que haya alguno que te guste.

Yulia tomó el estuche y miró los títulos, la sonrisa en su cara iba aumentando — ¿Los mejores éxitos de Paul McCartney? ¿Little River Band?  ¿Capitan and Tennille? ¿Acaso te quedaste atascada en los setenta?

—En los años setenta y los años ochenta, en realidad. Me gusta esa música — Yulia cerró el estuche y lo puso en la parte trasera.

—No tendrás que preocuparte por mí por pedirte prestado cualquiera de tus CD's, eso tenlo
por seguro.

—Déjame adivinar. A ti te gusta el heavy metal.

—Cuando mi estado de ánimo lo amerita, sí. La mayoría de las veces escucho
rock.

—Prefiero escuchar canciones a las que les pueda comprender la letra, y no los tamborazos y guitarrazos — Elena dirigió el Jeep por la carretera y aumentó la velocidad —¿A qué hora terminas de trabajar?

—La última función es a la medianoche. Usualmente salgo de allí alrededor de las dos o un poco más tarde, no te preocupes por eso. Conseguiré que alguien me lleve a casa — Sacó un cigarrillo de su paquete y comenzó a bajar la ventanilla.

—No permito fumar en mi coche.

—¿Aun con la ventana abajo? Se saldrá todo el humo.

—No se sale del todo.

—Está bien— Yulia dijo molesta metiendo el cigarrillo de vuelta en el paquete —¿Supongo que si busco una estación decente en la radio está fuera de discusión?— Sonriendo en la oscuridad, Elena prendió la señal direccional y entró por una calle.

—Mientras no encuentres una estación de radio que amenace con volar mis altavoces, me parece bien — La radio quedó completamente descartada.

[…]

—No puedo creer que esté todo lleno esta noche. Pensaría que es sábado o algo parecido.

—Realmente no puedes quejarte, Ivana. Mientras más clientes más dinero — Yulia observó su reflejo en el espejo mientras ajustaba el top de su traje —Demonios, ya aumenté de peso o estos trajes se encogen.

—Pues no hay mucho de donde escoger para empezar— la otra mujer contestó —¿Por qué no te pones el traje de leopardo?

— Uff, odio ese traje. ¿Alguna vez te lo has puesto?

—Pues es mejor que aquel — La stripper pelirroja señaló un traje negro de cuero colgado en el porta trajes.

—Preferiría usar ese en lugar del traje de leopardo— Dándole la espalda al espejo, Yulia tomó sus guantes largos y comenzó a ponérselos rápidamente — Espero que no dejen a Vlad poner la música esta noche.

—Oh, déjame contarte, amiga. Él lo hizo anoche y no mezclaba bien las canciones. Alessya y yo estábamos
listas para matarlo.

—¿Por qué dejan que un perdedor como ese maneje la cabina cuando a Marcus no le toca trabajar?

—Porque cobra poco, Yul. Y mientras Iván administre el lugar, vamos a continuar trabajando con idiotas como ese.

—Dímelo a mí— Yulia estuvo de acuerdo —Iván me dijo que llevara mi coche con un pervertido amigo de él y esa cosa se me volvió a descomponer — Prendió un cigarrillo y se apoyó contra la mesa de maquillaje —Te juro que si no necesitara tanto el trabajo...

—Bueno, yo no estoy aquí para divertirme tampoco, Yul. ¿Tienes otro de esos?— Ivana preguntó, señalando el cigarrillo — Gracias, tenía la intención de comprar unos de camino aquí pero se me hizo tarde.

—No hay problema.

—De cualquier manera — la pelirroja hizo una pausa el tiempo suficiente como para exhalar el humo, miró alrededor — No puedo continuar haciendo esto noche tras noche. No le digas nada a Iván. No quiero que nadie se entere hasta estar segura de conseguir ese otro trabajo que es bastante decente.

—¿Otro trabajo haciendo qué?

—Hay un trabajo disponible en la oficina donde mi primo trabaja. No es mucho, solo es archivar y contestar el teléfono pero eso es mejor que esto — Ivana dio otra inhalación —Admitámoslo, aún no he conseguido a ningún hombre joven y atento que haya entrado por esa puerta.

—La única cosa que entra por esa puerta son hombres viejos y aborrecibles hongos que se creen el perfecto regalo de Dios para una mujer— Yulia contestó antes de volverse al espejo y tomar el cepillo para acomodar su cabello — Si no fuera por el dinero, ninguna de nosotras estaría aquí. Este trabajo harta— Un golpe fuerte en la puerta acabó su conversación.

—Vamos señoritas — La voz autoritaria de Iván sonó fuerte a través de la puerta cerrada —Dos minutos.
Pasando el cepillo por su pelo una última vez, Yulia hizo un chequeo final en el espejo antes de voltear con Ivana.

—¿Estás lista?

—Tan lista como siempre— contestó, se sorprendió ante la pregunta que comenzó a llegar a su mente. ¿Cuánto tiempo más continuaré haciendo esto? Se preguntó. Mientras los hombres estén dispuestos a pagar por verme, la pregunta fue contestada en silencio —O tal vez no— ella dijo entre dientes.

—¿Qué?— Ivana preguntó.

—Nada. Vamos a darle a los niños con que entretenerse — Abrió la puerta para encontrarse a Iván rodeado de una nube de humo de cigarro, quien las condujo rápidamente al escenario.


CONTINUARÁ......


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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por katina4ever 1/16/2021, 6:09 pm

Wow!! Sin duda cada día es más que interesante e intrigante, ojalá pase rápido la semana. Saludos!
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Yulieth 1/17/2021, 8:01 am

Ya quiero ver a Elena en acción
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/17/2021, 1:01 pm

Capítulo Doce

Yulia estaba caminando por su cuarto recogiendo su ropa sucia y metiéndola en el cesto. Con la mayor parte de sus pertenencias destruidas por el fuego, la necesidad de estar lavando su poca ropa muy seguido era normal. Bajó la escalera y se encontró una canasta de ropa de Elena encima de la lavadora.

—Hmm, debió lavarla anoche.

Moviendo la canasta de la parte superior de la secadora, abrió la tapa y comenzó a rellenar la lavadora hasta el tope. Puso el detergente y la puso a andar. Después de tomar el periódico se hizo una taza de café y fue a la terraza mientras se lavaba la ropa para después meterla en la secadora. Algunos minutos más tarde Elena bajó la escalera.

—¿Yulia, viste mi ropa que estaba encima de la lavadora?

—¿La ropa limpia?— Colocó sobre suelo el periódico —Por supuesto. La puse sobre la parte superior de la secadora.

—No está limpia— la escritora corrigió — Iba a darme una ducha antes de echarla a la lavadora.

—¿Qué quieres decir?— Confusa, Yulia se levantó y caminó hacia el área de lavado —Toda la ropa estaba doblada.

—Siempre doblo mi ropa.

—¿Doblas tu ropa sucia?— Yulia negó con la cabeza con incredulidad — Debí haberlo sabido. Si alguien dobla su ropa sucia en este mundo, esa eres tú. No me sorprendería que la plancharas también.

—Sólo cuando estoy de buen humor— Elena bromeó, tomando una taza para el café — Si ves que está una canasta de ropa encima de la lavadora, quiere decir que está sucia. Te lo digo para que lo sepas en un futuro.

—Muy bien. Aun si se ve limpia, está sucia — La miró y notó el traje que vestía Lena, una camisa azul claro de béisbol y pantalones blancos con una franja azul que le hacía juego. Miró hacia abajo y vio los calcetines blancos de béisbol también —¿Por qué estás vestida así?

—Estoy en un equipo del softbol. Svetlana estará aquí en algunos minutos para recogerme.

—¿Tu juegas softbol? De alguna manera no te puedo imaginar ensuciándote toda cuando te deslizas a las bases.

—Normalmente no me deslizo y sí, juego softbol. Nuestro equipo se llama RusStar Girls. Nos patrocina el Bar Shoshi y pensó que era un buen juego de palabras. Es divertido y es una buena oportunidad de reunirme con mis amigas — Elena se sirvió una taza de café —¿Juegas algún deporte?— Yulia rió.

—No he jugado a la pelota desde que era una niña y desde entonces supe que era un asco jugando.

—Ah, solo necesitas práctica. Si no tienes planes hoy, puedes ir con nosotras, eres bienvenida.

—Gracias pero no. Acalorarme y sudar golpeando una pelota no es mi idea de pasar un buen rato— Elena se encogió de hombros.

—Como quieras. ¿Recogiste el periódico esta mañana?

—Sip, está fuera en la terraza.

—¿En cuántos pedazos?

—Que graciosa, ja ja ja que risa me da— dijo Yulia —Tomate tu café. Me voy a dar un baño.

—Si termina esto de lavar, lo pondré en la secadora por ti.

[…]

Yulia bajaba las escaleras después de haber tomado un baño y se encontró con Svetlana que ya había llegado, vestía un uniforme como el de Elena.

—Oh, hola Yulia— dijo la terapeuta con una sonrisa. ¿Cómo estás?

—Bien.

—Hey Sveta, será mejor que ya nos vayamos — Elena dijo, recogiendo sus abrazaderas y su guante.

—¿Te gustaría venir?— Svetlana ofreció a Yulia — Jugaremos contra el equipo de las PlayGirlz.

—Nah.

—Vamos, será divertido — ofreció otra vez —Podrás observar a Babe Ruth sacar la pelota fuera del campo unas doce veces — Señaló con su pulgar a Elena que estaba toda sonrojada.

—No, de verdad, yo...

—¿Qué estarás haciendo hoy que sea más divertido que convivir con un montón de adorables y divertidas personas y tomar algo de aire fresco?— Yulia se movió nerviosamente y miró hacia el cuarto de lavado. Svetlana siguió su mirada y negó con la cabeza — Nope. Quedarse a lavar la ropa no es tan divertido — Tomó el brazo de la ojiazul y tiró fuerte de ella —Vámonos —Yulia paró repentinamente cuando vio el coche de Svetlana.

—¿Qué diablos es eso?

—Es una “Cosa”.

—¿Qué?— Caminó más cerca el coche clásico color anaranjado calabaza.

—Parece un Jeep militar alemán con el capote abajo.

—Es una “Cosa”. Definitivamente, eso es lo que es. Técnicamente es un Volkswagen modelo 81— Svetlana caminó orgullosamente hasta su coche y abrió la puerta trasera —Este es un modelo 74. Los modelos 73 son los más difíciles de encontrar pero este trabaja con gas sin plomo.

—Debe ser un lío conseguir las refacciones — dijo Yulia, aun mirando dudosa la “Cosa”. Miró hacia Elena quien estaba mirándola con una sonrisa divertida.

—Es un coche perfectamente seguro— Svetlana dijo, caminando hacia el lado del conductor.

—Excepto cuando no estás de buen humor— dijo Elena, entrando en el asiento del pasajero, delante de Yulia. Se volteó en su asiento para mirar a su compañera —Ella confunde esta “Cosa” con un coche de carreras de vez en cuando.

— Púdrete — dijo Svetlana ásperamente, deslizándose en el asiento del conductor y metiendo la llave en el encendido — No soy la única en el mundo con 6 infracciones — Se colocó una diadema plástica para evitar que el viento despeinara su cabello y puso en marcha la “Cosa”. Metió dos veces el embrague antes de que pudiera entrar, haciendo que el coche se sacudiera y se resistiera a encender —Mil disculpas.

—No hay problema— aseguró Yulia, buscando el cinturón de seguridad. Tuvo que escarbar en el asiento trasero para encontrarlo y ponerlos en la posición correcta y cerrar los dos extremos.

Elena miró divertida lo que estaba haciendo y sonrió burlonamente.

—Sip, no hay problema.

—¿Sabéis? Vosotras dos os podéis ir caminando si no os gusta como conduzco — Hizo una pausa lo suficiente para echar un vistazo al tráfico y salir rápidamente hacia la avenida —Ah, sabía que Eclare estaría bien una vez que le hicieran su cambio de aceite.

—Eclare es como ella le llama a la gran calabaza — Elena explicó —Yo siempre la llamo pedazo de.....

—No lo digas— Svetlana le advirtió, encendió la radio AM y encontró una estación de música oldies —Sabes lo temperamental que es.

—Todo se parece a su dueña— Elena aclaró.

—Hablando de personalidades— dijo la terapeuta —no te sorprendas si Dara y Niurka están juntas. Inna dijo que las vio la noche del martes en el bar Shoshi y estaban actuando como si hubieran regresado.

—Maravilloso. Eso quiere decir que Olenka va a estar como una perra rabiosa.

—Puede que no. Inna dijo que Olenka estaba tratando de regresar con Mila.

—No creo que Mila aceptara de nuevo volver con ella después de lo que sucedió.

—Oye, uno nunca sabe, Elena. Ya una vez aceptó que regresara con ella antes.

Desde el asiento trasero, Yulia escuchaba los chismes, la multitud de nombres y de quien hacía qué a quien, hacían una mezcla de información que no le daban la menor pista de saber que estaba pasando. Lo único que comprendió de la conversación fue que Elena era buena con el bate y jugaba en el campo izquierdo, y que la posición de Svetlana era en la primera base.

Se estacionaron dentro de un sucio estacionamiento, Svetlana hizo sonar el claxon y saludó a sus compañeras de equipo que se encontraban alrededor de las bancas.

Minutos más tarde, Yulia estaba sentada en unas de las bancas cerca de la primera base, la de Svetlana estaba junto a ella. Para decepción de la stripper, Svetlana sólo había llevado diferentes tipos de sodas y jugos para beber, ninguna cerveza o bebidas coolers. Varias mujeres estaban también sentadas sobre las bancas, la mayoría conversando entre ellas acerca de las demás jugadoras. Yulia vio al equipo contrario a lo largo de la línea de la tercera base. Las camisas de las PlayGirlz eran de color rojo y hacían contraste con las azules de las Soshis. El árbitro usó el silbato y el equipo azul tomó el campo de juego mientras las del equipo rojo comenzaban a calentar con el bate.

—Deséanos suerte— Elena le dijo mientras pasaba trotando cerca de ella.

—¿Oh, entonces tú conoces a Elena, hmm?— Una voz ronca hizo que Yulia volteara hacia atrás para ver quien le estaba preguntando. Una mujer de cabello castaño largo y que vestía una camisa azul estaba atrás de ella — Que suerte tiene Lena.

—Soy Yulia, su compañera de apartamento — Le extendió su mano y encontró rápidamente un apretón firme.

—Laika — Yulia sintió los ojos de la mujer mirando a lo largo de su cuerpo y la saludó con algo de incomodidad —Me pareces algo familiar. ¿Nos hemos visto en alguna otra parte antes?

—Oh por favor— dijo Svetlana desde su posición en primera base a unos centímetros fuera de ella —Ignórala, Yulia. Tiene más líneas que la compañía telefónica. ¿Oye Laika, cuando volverás a jugar de nuevo? — Svetlana preguntó — Y me refiero al softbol—agregó antes de que la pelirroja pudiera responder con otra respuesta.

—Um no, no creo que nos hayamos visto antes— dijo Yulia, retirando su mano y mirando hacia el plato de bateo. La pitcher había terminado con sus ejercicios de calentamiento y la bateadora se colocaba en la posición correcta.

—¿Cuándo te convertiste en capitana del equipo, Iliachev?— Laika dijo a Svetlana antes de devolver su atención a la atractiva pelinegra —¿Así es que tú eres la nueva novia de Elena, hmm?

—No soy su novia, soy su compañera de apartamento — la stripper contestó rápidamente, no queriendo que alguien se hiciera una idea equivocada acerca de su relación con Elena.

Mirando alrededor del campo y los espectadores, Yulia comenzó a sospechar que las personas heterosexuales eran la minoría allí.

—¿Son solo amigas?— Laika sonrió burlonamente y dio un paso más cerca — Katina debe estarse muriendo contigo paseándole enfrente — Le palmeó la rodilla desnuda de Yulia justo debajo del borde de sus pantalones cortos — Cariño, si tu fueras mi compañera de apartamento te garantizaría que no estarías sola en la cama por las noches.

—Soy heterosexual— dijo Yulia, cambiando de posición fuera de su alcance.

El primer tiro fue una bola seguida por un strike. Luego la bateadora conectó un tiro y la pelota salió disparada hacia la parte izquierda del campo. Pegó a tierra un segundo antes de que Elena le alcanzase. La bateadora corrió a primera base y fue directo a segunda base cuando se dio cuenta de la fuerza del brazo de la jugadora de campo izquierdo con la que había cogido la pelota. La jugadora del equipo contrario regresó rápidamente a la primera base.

—Hola Sveta, ¿cómo estás?

—Bien Katiuska, ¿cómo estás tú?

—Genial. Creo que Nicole probablemente salga conmigo esta noche.

— ¿Oh, sí?

—Yeap, al menos ya me habla de nuevo — Katiuska prestó atención al plato del home —Muy bien, es hora de patear traseros.

—Irina, no le podrías pegar a una bola de playa — dijo Svetlana, refiriéndose a la bateadora que justamente abanicó y perdió el primer tiro.

—Mucha platica, Iliachev. Te comerás tus palabras cuando ella saque esa pelota fuera del campo.

A pesar de las esperanzas de Katiuska, Irina dio un suave golpe en dirección de la jugadora de segunda base quien la interceptó mandándola a primera, logrando doble play. La siguiente bateadora bateó tres strikes quedando fuera, terminando con esto la mitad del inning. Lena y el resto de las jugadoras vinieron corriendo, las jugadoras del bar Shoshi se reacomodaron en la banca y la primera línea de base.

—¿Te diviertes?— Elena preguntó mientras lanzaba su guante sobre el piso y abría la nevera en busca de una bebida fría.

—¿Claro, oye ves a aquella que está allí?— Yulia señaló hacia Laika, quien jugaba con sus encantos en la tercera base.

—¿Laika? ¿Qué hay con ella?

—Está celosa de ti.

—¿De mí? ¿Por qué?

—Ah Elena — Svetlana dijo uniéndose a la conversación —Tú sabes que Laika tiene gran debilidad por las pelinegras terroríficamente guapas. Ella se ofreció a darle calor a Yulia por las noches— La escritora asintió con la cabeza.

—¿Ah, y supongo que no fue nada sutil, verdad?

—Creí que le faltaba poco para babear descontroladamente— dijo Svetlana mientras le pasaba a Yulia por un lado y sacaba una botella de agua helada de la nevera —Yulia le dijo que era heterosexual y Laika se retiró. No te preocupes, estaré alerta y protegeré la virtud de nuestra amiga.

—Lamento eso— dijo Elena a su compañera de apartamento — Usualmente saben cómo comportarse como unas damas — Elena dio una mirada de advertencia en dirección a Laika pero esta no la vio pues estaba dándoles la espalda. Svetlana recogió su casco y su bate.

—Creo que mejor ya me voy para allá.

—Buena suerte— Elena dijo.

—Sí, buena suerte— dijo Yulia también mientras Svetlana se colocaba en la caja del bateador.

—¡ Strike uno!— El árbitro gritó.

—Venga, Sveta— Elena alentó, aplaudiendo con sus palmas e instando a sus compañeras de equipo a hacer lo mismo. Solo algunas pocas apoyaron desde la banca.

—¡Strike dos!

—Venga, Sveta, tú puedes hacerlo.

—¡Strike tres, estás fuera!— El árbitro dijo. Svetlana regresó caminando de nuevo hacia las bancas y tomó su bebida.

—Oye Doc, creí que la idea era pegarle a la pelota— dijo Yulia, provocando un bufido burlón de Elena.

—Tú ni hables, mi querida Elena — Svetlana advirtió —Por lo que respecta a ti— desvió su atención hacia Yulia que sonreía abiertamente — Veo que tienes un gran sentido del humor — Tomó un largo trago de su jugo de fruta — Solo es el primer out. No hay por que preocuparse.

—¡Agáchense!—Alguien gritó cuando un fault hizo que la pelota fuera directo a la banca haciendo que se quitaran —¿Dara, haznos un favor y trata de no matarnos antes de que termine el inning, ok?— Alguien gritó a la avergonzada bateadora. El siguiente golpe mandó la pelota hacia el campo izquierdo, dejando a Dara llegar hasta segunda base. Con el golpe de Olenka la corredora avanzó hasta tercera base y después gracias a Nicole lograron llenar las bases.

—Bien, Elena— Svetlana dijo —Muéstrales lo que tienes.

—¿Por qué se colocó de ese lado del plato? — Yulia preguntó —Todas las demás lo hicieron por el otro lado.

—Elena es zurda. Los zurdos se colocan de ese lado del plato — la terapeuta explicó. El primer contacto envió la pelota hacia la valla de la tercera base.

— ¡Strike uno!— El árbitro gritó.

—Venga, Elena, enséñales como se hace a estas niñitas — Inna, la cátcher de Shoshi, gritó.

Yulia estaba muy quieta en la banca y observó cuando la pitcher lanzó hacia el plato. Esta vez el golpe de Elena fue bueno, cayendo en el campo central. Fue suficiente para que las corredoras avanzaran, permitiendo a las Shoshi anotar su primera carrera del juego.

—Buen tiro— dijo Katiuska, tomando su posición en primera base —¿Intentando impresionar a tu nueva chica?

—Ella es mi compañera de apartamento, no mi amante — corrigió Elena. Katiuska miró a la morena en cuestión y sacudió la cabeza.

—Lástima, Katina. Por que me parece que tiene un precioso par por ahí debajo.

—Pervertida— La jugadora de primera base volvió a mirar a Yulia.

—No lo sé. A mi me parece que es un desperdicio dejar que algo así de delicioso viva bajo tu techo y no hagas nada al respecto.

—Ella es heterosexual, Katiuska.

—Si ya lo he escuchado. No sería la primera heterosexual a la que se le enseñara como una mujer puede ser mucho mejor en la cama.

—Ella está fuera de los límites. Pon atención al juego.

—Preferiría ponerle atención a ella— dijo Katiuska con un suspiro, a regañadientes devolviendo su atención al juego del softbol.

Ajena de que ella fuera el tema de conversación entre las dos mujeres en la primera base, Yulia continuaba escuchando a Svetlana diciéndole quienes eran las del equipo.

—La que está por batear, es Inna.

—La catcher— Yulia dijo, recibiendo una inclinación de cabeza en respuesta.

— Sí, y bueno ¿recuerdas a la que se te insinuó hace rato? Esa es una de sus ex's.

—¿Una?

—Oh si, Inna es una conquistadora. Nosotras estuvimos juntas por breve tiempo.

—¿Por qué siento que soy la minoría aquí?— Svetlana se rió y sacó otra botella de la nevera.

—Porque lo eres, querida— Quitó la tapa de la botella — Echa un vistazo alrededor. Creo que eres probablemente la única heterosexual aquí, excepto por alguno que otro fan — Svetlana dio un paso más cerca de las bancas y le susurró para que las demás jugadoras que estaban en la banca cercana no la escucharan —¿Te molesta estar rodeada de tantas lesbianas?

—No, no me molesta — dijo Yulia, deslizándose a una fila abajo de los asientos de la banca, poniéndose frente a frente de la terapeuta — Solo que no creo que haya estado antes con tantas juntas al mismo tiempo.

—Bueno, no te preocupes— Svetlana dijo —no mordemos.

—A menos que tú quieras— dijo Santana cuando pasaba caminando, escuchando solo lo último de la conversación. Se detuvo y tendió su mano — Santana López.

—Yulia Volkova.

—Un placer conocerla, Señorita Volkova — La piel más oscura de Santana hacía contraste con el tono más claro de la morena cuando se dieron la mano — No te había visto aquí antes. ¿De quién eres novia?

—De ninguna. Soy la compañera de apartamento de Elena— dijo sintiendo que lo había dicho ya unas cien veces.

—Pues bien me alegro que hayas decidió honrarnos con tu presencia— la pitcher dijo, no queriendo soltar la mano de Yulia —Tal vez nos traigas buena suerte. El señor sabe que la necesitamos últimamente.

—Hemos perdido nuestros últimos cuatro juegos — Svetlana explicó.

—Oh— Yulia dijo mientras se ponía de pie — No sé cómo pueden jugar con este calor — Ella llevaba puesto un pequeño top cubierto por una pequeña blusa azul claro. Sin pensarlo quitó su pequeña blusa y la echó a un lado. En ese mismo instante, Inna pegó un golpe lento sobre la línea de la tercera base. Distraída por la actividad en las bancas, la mediocampista voló la pelota, accidentalmente sobre el campo central provocando con esto que se anotaran dos carreras más. Elena avanzó de primera a tercera y el equipo de casa explotó soltando un ataque de silbidos y comentarios burlones cuando se dieron cuenta de lo que lo había provocado.

—Se supone que debes mantener los ojos puestos en la pelota, no en las chicas — Olenka gritó.

—Oye Fedorova, no sabía que fueras así de distraída— dijo alguien más — ¿Cuál es el problema, no consigues a ninguna?

—Si lo hago— la mediocampista dijo, consciente de que su última conquista se encontraba en la parte trasera del campo —Yo solo... bueno… — tartamudeó, causando de nuevo burlas y risas.

—Sabía que dabas buena suerte— dijo Santana a Yulia ahora ruborizada — ¿Vendrás con nosotras después del juego?

—¿Después?— No sabiendo la respuesta, ella recurrió a Svetlana.

—No estamos seguras aún. Depende cómo se sienta Elena — dijo Svetlana.

—En fin— dijo Santana, recogiendo su guante —Si deciden venir, será un placer invitarte una bebida— ofreció a Yulia —Después de todo, estamos adelante debido a ti.

—Yo… uh, seguro — dijo la ojiazul —Si es que vamos— Sonó un golpe de bate y Niurka fue ponchada, dándole fin al inning.

—Pues bien, creo que es hora de que tome mi posición — Santana se alejaba en el momento que Elena llegó a recoger su guante.

—¿Te están molestando mucho?— La escritora preguntó con preocupación, consciente de que Yulia fue la causa de la distracción de la mediocampista. Había días en que las del equipo de Soshi se volvían algo obscenas y no dudaba de que este sería uno de ellos.

—Creo que he recibido unas tres insinuaciones y aquella jugadora que está en tercera base dijo que me invitaría a una bebida — Yulia se encogió de hombros —Aparte de eso todo el mundo me ha preguntado si dormimos juntas, creo que estoy bien.

—Son realmente muy inofensivas — dijo la escritora —Si alguien te hace pasar un mal rato, solo dímelo. Tengo que tomar mi lugar. Te veo en tres outs más.

Yulia observó a su compañera de apartamento colocarse en el campo izquierdo y después puso atención a la actividad en el plato de bateo. Sonya, la mediocampista de las PlayGirlz que cometió el error en el inning anterior, estaba en el plato. La catcher, Inna, no pudo resistir la oportunidad.

—¿Oye Fedorova, crees que puedas poner atención a la pelota esta vez?

—Vete al infierno, Inna — la bateadora dijo sin malicia —Me di cuenta que andabas rondándola como abeja sobre la miel.

—Lista bateadora— el árbitro interrumpió. Sonya Fedorova tomó su posición y esperó el tiro de Santana.

—Yo pagaría buen dinero por nadar en esa miel — dijo Inna justo cuando Sonya abanicaba.

—¡Strike uno!—La mediocampista de las PlayGirlz ajustó su casco y reanudó su postura.

—Apuesto a que ella es más dulce que la miel, también… mmm.

—¡Strike dos!

—Cierra la boca, Inna — dijo Sonya, apretando sus guantes de bateo. Se acomodó otra vez, esta vez apenas dando un tiro abajo de la pitcher.

—Bola.

—Venga Fedorova, pégale a la mierda esa — una de las jugadoras de las PlayGirlz gritó.

—Pero es una verdadera lástima que ella sea heterosexual.

—¡Strike tres, estás fuera!— Sonya miró de la catcher a Yulia y de regreso otra vez, sacudiendo la cabeza y sonrió cuando se dio cuenta de que había sido distraída justamente para que le hicieran out.

—Este va a ser un juego largo — dijo mientras se marchaba dando media vuelta.

[…]

Gracias el brazo firme de Santana y el bien cuidado campo por Niurka y Dara, acabaron el juego. Las RusStar Girls salieron victoriosas sobre las PlayGirlz. Grupos pequeños de mujeres se formaron en el estacionamiento, algunas poniéndose de acuerdo de encontrarse en el bar Shoshi y otras dando excusas por lo que no podían asistir. Olenka tenía a Mila presionada contra una furgoneta, sus bocas hacían algo mucho más agradable que hablar. Sorprendida por la escena pública, Yulia miró hacia todos los lados y después a las apasionadas amantes.

“¿Cómo pueden actuar así delante de todo el mundo?” Pensó y notó que las demás parecían no enterarse y aquellas que si miraban a la pareja simplemente sonreían y volvían a sus conversaciones. Yulia miró a la pareja otra vez, esta vez viendo más que solo dos mujeres besándose. Por primera vez ella vio lágrimas corriendo por las mejillas de Mila. Estaba tan absorta en el drama que se estaba desarrollando, que Yulia no escuchó a la terapeuta venir detrás de ella.

—Supongo que no las veremos en el bar Shoshi — Svetlana dijo, sobresaltándola — Lo siento, pensé que sabías que estaba aquí.

—Está bien. ¿Así que irás al bar?

—Sip, solo por un rato. A Elena le gusta jugar al billar y ésta es realmente la única oportunidad que ella tiene para hacerlo. Se requiere de una ley aprobada por el Congreso para sacarla de la casa cualquier otro día.

—Pasa mucho tiempo en su computadora — dijo Yulia, buscando alrededor a la mujer en cuestión. Divisó a la pelirroja hablando con Inna. Las dos mujeres estaban riendo y gesticulando animadamente.

—Es bueno para todo el mundo salir y ser sociable de vez en cuando.

—¿Es eso verdad, Doc?— Yulia prendió un cigarrillo y se apoyó contra la “Cosa” brillantemente colorida —¿Piensas que necesito salir más a menudo?

—Pienso que necesitas hacer algunos nuevos amigos y este variado equipo de personas son perfectas para iniciar — Se apoyó y presionó el claxon — Vamos, Elena.

—¿Qué hay sino quiero ir?

—Bueno, el autobús pasa por aquí aproximadamente una vez cada hora. Además estoy segura de que alguien aquí estaría dispuesta a darte un aventón a casa.

—Oh, estoy segura de que si — Yulia estuvo de acuerdo, alcanzando la manilla de la puerta —Ya he visto suficientes miradas de ese tipo de los hombres. Aparentemente los lobos vienen en ambos sexos.

—Hay cosas buenas y malas en todo el mundo, a pesar de su género o sus preferencias — Svetlana abrió la puerta y se metió detrás del volante —Solo que algunos vienen en paquetes más bonitos.

—¡Hey Yulia!— Santana gritó, haciendo gestos con las manos y corriendo hacia ellas —Estarás más segura si vas en mi coche. Tengo un reproductor de cd`s y asientos de cuero.

—Y más movimientos que Michael Jordan — Svetlana dijo sarcásticamente, mucho para el disgusto de la pitcher —Yulia, Santana es la versión de Don Juan, en femenino.

—Si— Laika dijo mientras se acercaba y se unía a la conversación —Ella tiene ese encanto latino que hace que las mujeres caigan a sus pies.

—¿Celosa?— Santana gruñó —Yo no tengo la culpa de saber tratar bien a una dama y que tu no — Ella volteó con Yulia — Y jamás permitiría a una dama viajar en esta trampa mortal.

—Oh cielos, esto se está poniendo muy intenso — dijo Laika. Svetlana puso sus ojos en blanco y afirmó con la cabeza en acuerdo. Elena finalmente terminó de hablar con la catcher y se les unió.

—¿Listas para irnos?— Preguntó, abriendo la puerta y entrando.

—Estamos listas — Svetlana dijo, girando la llave y sonriendo mientras la “Cosa” rugió llena de vida —Ahora por hacernos esperar, creo que deberías invitarnos a la primera ronda.

—Si— Yulia estuvo de acuerdo con entusiasmo, causando que la mujer que seguía parada fuera del coche riera.

—No creo que debas preocuparte por que alguien te compre algunas bebidas, amorcito — dijo Santana —Todas harían fila encantadas en el bar solo para tener el privilegio de invitarte.

—¿Y tú estarías de seguro en la fila, no es así?— Elena bromeó.

—Absolutamente —dijo orgullosa la latina —las veré en el Shoshi — dijo más que nada dirigiéndose a Yulia que a las otras. Svetlana metió el embrague de la “Cosa” y la movió adelante, cayendo en un bache y causando que las ocupantes brincaran sobre sus asientos. Yulia rápidamente trató de alcanzar el cinturón de seguridad.

—Te dije que deberías haber venido conmigo, amorcito— Santana dijo mientras el coche caminaba.

—Tal vez ella tenga razón— dijo Elena, mirando atrás de su asiento — Seguramente ella hubiera coqueteado contigo despiadadamente, pero hubiera sido preferible al infierno en ruedas de Iliachev, que podría matarnos antes de que logremos llegar.

—Púdrete— dijo Svetlana, siguiendo la Range Rover de Inna fuera del estacionamiento —Ahora invitarás las primeras dos rondas.

El bar Shoshi estaba sobre la calle principal con sólo un pequeño estacionamiento para los autos de sus clientes. Svetlana logró conseguir uno de los últimos espacios en el estacionamiento, para mala suerte de Inna, quien todavía daba vueltas en busca de un lugar para estacionar su Range Rover.

Varias jugadoras más ya habían llegado al lugar sumándose al estado de ánimo alegre del lugar.

—Hey Yulia— una de las PlayGirlz la llamó —¿Vas a quitarte tu blusa de nuevo?— Su comentario fue acompañado por gritos alegres de sus amigas.

—Perdón por el comportamiento de estas niñas — Elena se disculpó —Nunca faltan este tipo de personas. Solo mantente cerca de mí y de Svetlana y estarás bien.

—Sabes muy bien que no soy una pequeña e inocente virgen que sale a su primera cita— dijo Yulia, sacando un cigarrillo — Solamente porque nunca antes he estado en un bar de lesbianas no quiere decir que necesite protección — Elena intercambió miradas con Svetlana. Ellas conocían demasiado bien a sus amigas.

—Solo para mayor seguridad, quédate cerca de nosotras.

Yulia no se sorprendió de encontrar a Santana sosteniendo la puerta abierta para que entrara. Sintiéndose avergonzada por el detalle, rápidamente entró sintiendo la mirada fija y lujuriosa que le dirigía a ella.

“Sip, supongo que no tendré que comprar ninguna bebida esta noche”. Pensó para sí misma.

—Gracias— dijo Yulia.

—Es un placer, amorcito— Santana dijo con un movimiento sensual de su mano —¿Me acompañas dentro para que puedas saciar tu sed?

Elena tuvo que extender la mano rápidamente para atrapar la puerta que había soltado la mujer latina para seguir a Yulia dentro.

—Como puedes ver— Dijo Elena sosteniendo la puerta para Svetlana —Santana es incorregible.

—No es su culpa que Yulia tenga las palabras tatuadas en su frente de carne fresca —Svetlana se puso de puntillas para buscar a la mujer en cuestión —Ah, allí esta — Yulia se encontraba en el extremo más alejado de la barra, rodeada por Santana y Sonya.

— ¿Deberíamos ir a rescatarla?—Elena preguntó.

—¿No te dijo que podía cuidarse ella sola?—Dijo Svetlana, guiando a la escritora hacia las mesas de billar.

—Pero ella... — La protesta de Elena fue interrumpida por los dedos de su ex-amante sobre sus labios.

—No tengo ninguna duda de que ella tiene mucha experiencia en defenderse y mantenerse alejada de los lujuriosos hombres. ¿Qué te hace pensar que es incapaz de manejar esta situación con una mujer? —Señaló la mesa pequeña delante de ellas —Toma asiento, traeré unas bebidas.

—Esto está asqueroso.

Suspirando, Svetlana sonrió y palmeó el hombro de la pelirroja.

—Traeré algunas servilletas. ¿Quieres club soda o te sientes aventurera esta noche?

—Club soda está bien. Agrégale un poco de limón por favor — Elena recogió una servilleta cercana y comenzó a remover las cenizas derramadas de la mesa.

—No olvides poner nuestros nombres en la pizarra o nunca conseguirás una mesa de billar — Dijo Svetlana antes de abrirse paso a través de la gente.

En el otro extremo de la barra, Yulia sacó un cigarrillo haciendo que Sonya se levantara y sacara un encendedor.

—Permíteme— ella ofreció.

—¿Desde cuándo permites que esta cavernícola te compre una bebida?— Santana dijo, ganándose un bufido de la mediocampista —bailarías conmigo, amorcito?

—Ah, no gracias — El escocés con soda estaba suave y lo tomó rápidamente. Yulia se encontró con cierta comodidad en el bar para mujeres, la alerta que normalmente mantenía para protegerse de los hombres no la necesitaba aquí. Estaba segura que con un simple “no” podría mantener a raya a las posibles conquistadoras.

—Yeap, yo tampoco bailo mucho — Sonya dijo, acercando más su silla —¿Y dime, qué haces para ganarte la vida?

—Soy... — Yulia se detuvo, dándose cuenta de que la usual respuesta de que era bailarina no era buena idea, giró hacia la mujer a un lado de ella — Uh... — vio la barra llena de lesbianas alborotadas. No creo que decir la verdad sea una buena idea tampoco. Había habido suficientes comentarios y silbidos en el campo de softbol sin siquiera saber que ella era una stripper. Carajo, piensa rápidamente. La bartender llegó en ese momento con la bebida de Santana.

—Soy Bartender — Yulia barbulló —En el centro de la ciudad.

—Oh, eso es interesante — Sonya dijo, colocando su mano sobre la barra sólo a unos centímetros de la de Yulia — El Halcón está en el centro. Ese es el bar que frecuento. Creo que Esther anda buscando que alguien le eche una mano los fines de semana. Deberías ir allí esta noche y mirar.

—Trabajo esta noche— ella dijo, pensando sólo en dar una excusa para no ir al bar de lesbianas.

—¿No me digas? Tal vez podría ir a visitarte y saludarte, ¿Dónde es?

—Uh... — maldición, maldición, maldición. Atrapada en su propia telaraña de mentiras, Yulia entró en pánico y tomó la anterior invitación como salida rápida —Sabes Santana, creo que aceptaré tu oferta — “Puedo hacer esto, puedo bailar con una mujer”, se dijo a sí misma mientras Santana ahora feliz, se ponía de pie y tomaba su mano — Estaré de regreso en pocos minutos— le dijo a Sonya, sintiendo una punzada de culpabilidad por la expresión cabizbaja en la cara de la mediocampista.

Mientras era conducida a través de la gente a la pista de baile, Yulia comenzó a dudar. Las luces de variados colores rebotaban en la pelota de cristal de la disco y la pista de baile estaba dividida en diferentes coloridos paneles que se iluminaban al ritmo de la música. El área de baile estaba levantada más alto que el resto del bar, dejándola de vez en cuando convertirse en una doble pista de baile. El bar Shoshi se había construido a finales de los años setenta y aparentemente el dueño no encontró razón alguna para actualizarla. Al menos el disc-jockey sabía en qué década estaban y mantenía a las mujeres entretenidas con los últimos hits para bailar.

Cuando Santana la condujo a un lugar cerca de la parte de enfrente de la pista, Yulia perdió el valor y comenzó a caminar fuera de ella.

—No no no, amorcito. ¿A dónde vas?—Santana preguntó, extendiendo su morena mano y la detuvo tomándola del brazo.

—No puedo hacer esto.

—Por supuesto que puedes, amorcito — La mujer latina tomó las manos de Yulia con las de ella y comenzó a contonearse con la música, moviendo sus brazos al mismo ritmo. Era una canción conocida para la pelinegra y admitió de mala gana que Santana era una buena bailarina. Con propia voluntad, las caderas de Yulia y sus piernas la acompañaron —Lo ves, cariño, sabía que podías hacerlo— la pitcher dijo, soltándole las manos.
Bailaron durante dos canciones antes de que Yulia finalmente se disculpara y saliera de la pista multicolor.

Las mesas de billar estaban entre la pista de baile y la barra, facilitándole a Yulia solucionar el problema de Sonya sentándose a la mesa de Elena.

—Hola.

—Hola— la escritora dijo, colocando un posavasos enfrente de Yulia —¿quieres una bebida?

—Yeap, escocés y soda, cargado.

—Cuatro rublos — Yulia buscó en su bolsillo y sacó su pequeño fajo de billetes. Tenía lo suficiente para comprar por sí misma una bebida más.

“Mejor cuídalo”, pensó para sus adentros. Entregó un billete de cinco y observó a Svetlana acercarse, con un taco en la mano.

—¿Oh, entonces decidiste bajar de la pista de baile después de todo? Pensé que ibas a bailar con las chicas durante toda la noche —la mujer de cabello castaño bromeó.

—No sé por qué hice eso. Nunca antes había bailado con una mujer.

—Pues bien, parecía como que estabas pasando un buen rato ahí arriba. No vi a Santana sujetando tu brazo para mantenerte ahí — Svetlana se sentó en la silla adyacente y recogió su cerveza —Elena te toca—ofreció antes de tomar de un tirón la botella —¿O si lo hizo?

—¿Hacer qué?

—¿Sujetar tu brazo para mantenerte en la pista de baile?

—No. Yo simplemente…

—Bailas bien…para ser una chica heterosexual.

—Muchas gracias, Doc — Yulia contestó sarcásticamente —Tu sabes que algunas de estas mujeres son tan malas como los hombres. Llamo más la atención aquí que en un bar de verdad.

—Éste es un bar de verdad— Svetlana corrigió.

—Sabes a lo que me refiero. Es extraño, eso es todo — Ella miró hacia la pista de baile, divisando a Santana bailando con otras dos mujeres.

—¿Te divertiste?

—Bueno, eso... —Yulia desabotonó su blusa de mangas —Demonios, que calor hace aquí dentro.

—Me alegro que no hayas hecho eso en la pista de baile —, Dijo Svetlana —Ya causaste bastante daño en el partido de softbol. Si Sonya hubiera estado jugando billar probablemente habría golpeado la pelota a través de una ventana— Ambas se rieron de la imagen —Así que contesta la pregunta. ¿Te divertiste bailando?

—Sí. Fue diferente.

—¿Diferente en que forma? ¿De bailar con hombres?—Yulia asintió con la cabeza, ella continuó —¿De qué forma?

—No lo sé simplemente fue diferente.

—Esto es interesante. Trata de ordenar tus sentimientos. ¿Qué hace la diferencia entre bailar con una mujer a bailar con un hombre?

—No lo sé— Yulia comenzó, moviéndose nerviosamente en su asiento —No tuve que preocuparme por nada excepto bailar con ella — Negó con la cabeza, consciente de que sus palabras no tenían ningún sentido.

—Te preocupas demasiado, ¿no es así?— Svetlana picó gentilmente.

—Algunas veces— la stripper admitió sin mirar hacia arriba. Sacó un cigarrillo y lo encendió, poniéndose cómoda —No entenderías — Negó con la cabeza —Nadie lo entiende.

—Te sorprenderías que tanto puedo entender— Dijo Svetlana —Entiendo lo que es vivir el hoy preocupándote por el ayer y el estar asustada por el mañana. Entiendo que una pequeña niña herida no puede curarse si nunca ha recibido amor —Ante las palabras de Svetlana, Yulia cambió su expresión. La postura relajada desapareció, reemplazada por el rudo aspecto que mostró el día que Svetlana le había llevado a la licorería.

—Demasiado tarde para eso, Doc.

Elena llegó en ese momento, dando a Yulia lo que ella necesitaba desesperadamente en ese momento. Redujo drásticamente la mitad del vaso antes de ponerlo sobre la mesa. “Esta conversación se acabó”, pensó para sus adentros, agitada por como Svetlana podía fácilmente leerla.

—¿Oye Elena, quieres jugar billar?

—Tienes que poner tu nombre en la pizarra pero puedo averiguar si la siguiente persona quiere jugar en parejas— Sin esperar respuesta, Elena miró alrededor —¿Oye Inna, quieres jugar en parejas?— Esperó. La catcher volteó y le preguntó a alguien que llevaba puesta una camisa de las PlayGirlz, intercambiando unas cuantas palabras antes de devolver su atención a Elena.

—Seguro, Fedora y yo contra ti y ¿quién? ¿Svetlana?

—No, Yulia.

—Seguro. Estaremos encantadas de patearos el trasero.

—¿Eres buena?—Elena preguntó quedamente.

—Paso la mayor parte de mi vida en bares y clubs. Puedo manejar muy bien un taco de billar— contestó Yulia. Sintiéndose atrevida. Llamó a la pitcher sonriendo abiertamente —¿Oye Inna, quieres poner el dinero en tu boca?

—Donde me gustaría poner mi boca no tiene nada que ver con el dinero — contestó la catcher. Provocando algunos comentarios y gritos de las mujeres alrededor de ella —¿Qué tal una jarra de cerveza?

—Trato— Elena contestó por Yulia totalmente ruborizada —Nosotras comenzamos.

El juego progresó pero no sin varios comentarios sugestivos de Inna y Fedora, especialmente cuando la parte de arriba de Yulia estaba cubierta solo por un pequeño top y se recostaba sobre la mesa para hacer sus tiros.

En la mayoría de los casos la stripper pudo esquivar las insinuaciones y ocasionalmente su compañera de apartamento salía en su defensa.

Terminaron el juego con Inna metiendo la bola ocho cuando aún no le tocaba, haciendo que Elena y Yulia fueran las ganadoras. Las dos mujeres regresaron a su mesa para encontrar nuevas bebidas esperándolas, cortesía de Svetlana. Momentos más tarde una jarra de cerveza fue servida según la apuesta hecha con Inna. Yulia tomó rápido su escocés con soda, el tercero de la tarde, y después alcanzó la jarra.

Elena rápidamente colocó una servilleta para usarla como portavasos para que nada de líquido se pasara sobre la mesa. Santana encantadora como siempre vino y convenció a Elena de unírsele a ella en la pista de baile mientras Inna tiraba de Svetlana para un juego de billar. Ahora libre para observar, Yulia miró a varias mujeres saliendo por una puerta lateral.

—Ah hah— Asegurándose de que el encendedor estaba en su bolsillo, la morena cruzó el bar y salió a través de la puerta.

La puerta lateral conducía al callejón, todavía alumbrado por el sol de la tarde. Yulia vio a un grupo de personas paradas a un lado de un contenedor. La mayoría vestían las blusas rojas de las PlayGirlz pero también había dos de las Soshis. Una hielera roja estaba sobre el suelo al lado de ellas, la tapa abierta revelaba varias latas de cerveza en hielo.

—Bingo. Cerveza y hierba mala, ¿hay lugar para alguien más?— Yulia preguntó.

—Seguro— una de las mujeres de rojo contestó — Soy Irina y ésta es Tonya, Evgenia, y Katiuska.

—Nos conocimos en el juego— Katiuska dijo ofreciéndole un porro —¿Yulia, no es así?

—Yeap— contestó, tomando el porro ofrecido —Compañera de apartamento de Elena.

—No me digas — Irina dijo —La heterosexual — Ella tomó el porro de Yulia y dio una larga inhalación —Pues bien, tú me pareces muy bella de cualquier manera.

“Oh gracias”, la stripper pensó para sus adentros. No es como que tenga una enfermedad o algo.

—No obstante— Irina continuó —Alguien que puede apreciar la hierba fina no puede ser del todo mala.

—Hablando como una verdadera experta— dijo Evgenia —Mantén tu ojo en ella, Yulia. Irina es conocida por manipular a las mujeres con vino y hierba mala.

—Sip, tiene tantas muescas en su cinturón que ya está por caérsele a pedazos — Katiuska intervino en la conversación.

—Jódanse las dos — Irina dijo bromeando —No hay nada de malo en fumar un porro o dos en ocasiones especiales.

—Sip, como el atardecer— dijo Yulia, causando risas entre el grupo.

—Oh, belleza tienes un gran sentido del humor, ¿eh? Bien jódete tú también — Yulia usó la punta de sus uñas para tomar el resto del porro de Evgenia.

—Naaa, lo disfrutarías demasiado — Las mujeres rieron otra vez.

—Te la cobro esta vez, Irina — Tonya bromeó —Esta es probablemente la primera vez que alguien te ha dejado callada.

—Bien—, Irina miro a Yulia —Todo lo que puedo decir está vez es que si tu follaras conmigo, jamás volverías a estar con un hombre.

—Amén para eso— Evgenia estuvo de acuerdo.

Yulia permaneció en el callejón con las mujeres, fumando su porro y uniéndose a los chistes cada vez que ella podía. Era un contraste distinto a sus drogadictos amigos que preferían pasarse el tiempo encerrados tocando música rock. Se apoyó contra el contenedor y dejó que el porro intoxicara a través de todo su cuerpo. Se relajó y se permitió disfrutar de un nuevo grupo de gente. Para cuando Svetlana la encontró, los ojos del Yulia eran dos pequeñas rayas y su modo de andar eran puros tropezones en lugar de caminar. Sus nuevas amigas no estaban tampoco en mejores condiciones, riendo sin control.

—Es hora de irnos— dijo la terapeuta, poniendo una mano en el hombro de la pelinegra.

—Yo la llevaré a su casa— Tonya ofreció.

—Creo que ella preferiría llegar a casa con toda su ropa puesta— Katiuska bromeó.

—Yo la llevaré a casa— dijo Svetlana firmemente —Creo que ya ha tenido bastante diversión por un día.

—Gusto en conocerlas— Dijo Yulia, agitando su mano lentamente. La combinación de licor, cerveza, y marihuana tenían a la stripper completamente bajo su control. No replicó cuándo Svetlana la guió de vuelta al bar y hacia su mesa.

—¿Dónde la encontraste?—preguntó Elena, poniéndose de pie para ayudar a Svetlana a guiar a Yulia a una silla.

—Afuera con Irina y sus compinches.

—Si, eso se nota. ¿Cómo es que ella terminó conviviendo con las otras?

—No lo sé. Ella se ha de haber imaginado lo que estaban haciendo allá afuera y debió de haberse invitado sola, supongo.

—He escuchado acerca del gay-radar pero de un ¿drog-radar?—La escritora negó con la cabeza —Y tú pensaste que sería buena idea que ella viniera con nosotras. Debió haberse quedado en casa —Svetlana miró a la mujer semiconsciente sentada sobre la silla enfrente de ella.

—Sigo pensando que fue una experiencia positiva para ella. Vamos, llevémosla al coche.

—¿Y cómo haremos eso?—Elena preguntó al poner un brazo alrededor de la mujer más pequeña —Yulia … Yulia, es hora de irnos. ¿Crees que puedas levantarte?

—S…sseguro — Agarrando el brazo de Elena para apoyarse, la stripper se puso ella misma de pie. Se balanceó por un momento antes de agarrar el brazo de su compañera de apartamento con ambas manos —Demonios, supongo que bebí más de lo que pensé.

—Más bien fumaste de más, creo— Elena masculló —¿Svetlana, la sostienes del otro lado?

—La tengo. Vamos.

—Puedo caminar— Yulia protestó, no queriendo ser ayudada a salir del bar.

—Si, caminar directo a una pared, querrás decir — Elena dejó que su agitación se notara en su voz. Su agarre jamás disminuyó mientras se conducían a la puerta —Puedo ver que ésta fue realmente una buena experiencia para ella, Sveta — Usó su cadera para empujar y abrir la puerta.

—Ahora ella tiene un nuevo lugar para conseguir sus drogas.

—Tu sabes que Irina no vendería a nadie marihuana.

—¿Vender? ¿Viste la manera que todas actuaban alrededor de ella hoy? Si Yulia dijese que quería algo de marihuana estoy segura que al menos media docena de mujeres se la ofrecerían. Oh, eso si que es algo positivo. Yulia aprendió que puede seducir a las mujeres para conseguir bebidas gratis — Elena hizo una pausa en su discurso el tiempo suficiente para abrir la puerta trasera de la “Cosa” — Creí que la pobre Sonya Fedorova iba a tener un orgasmo allí mismo en medio del campo de juego cuando Yulia se quitó su blusa.

—¿Eso fue muy divertido, no te parece? Me alegro que ella no hiciera eso de nuevo en la pista de baile.

—No intentes cambiar el tema, Sveta — Juntas ayudaron a la letárgica Yulia a entrar en el asiento trasero —¿Cómo diablos esto es una experiencia positiva para ella?

—Pensé acerca de lo que me contaste de sus pesadillas y la manera de como se sentía respecto a los hombres— dijo Svetlana, apoyándose contra el lado del coche anaranjado —¿Crees que ella es capaz de relajarse tanto así alrededor de un grupo de personas?

—¿Relajarse de la manera de que ella se tenga que emborrachar?

—Pon a un lado el vicio de la bebida y la marihuana por un minuto. La semana pasada ella ni siquiera salió de su cuarto cuando tuviste visita en la casa. Hoy ella vino al juego de softbol con la más mínima resistencia y aparte asistió a un bar de lesbianas. Se relajó y se divirtió, aun antes de que ella comenzara a beber — Miró a Yulia, quien ponía el máximo empeño por ponerse derecha en el asiento — Creo que me voy a ir en la parte trasera con ella.

—Bien, de esa manera me puedes advertir si decide volver a decorar la tapicería —Elena abrió la puerta del conductor —¿Pasarás la noche en mi apartamento?

—Si, he tomado algunas cervezas. Yulia voy a viajar aquí contigo — Elena echó a andar la “Cosa” y salieron del estacionamiento.

—¿Elena está molesta conmigo otra vez?— Yulia masculló.

—¿Por qué dices eso?— Encogiéndose de hombros, Yulia sacó un cigarrillo roto de su paquete arrugado.

—Siempre la molesto.

—¿Eso crees?. ¿Por qué piensas que Elena estaría molesta contigo?

—Ella usualmente es, muy especial cuando bebo.

—¿Por qué bebiste demasiado esta noche?— Svetlana miró hacia arriba para ver a Elena tomar una rampa hacia la carretera principal.

—Estaba de buen humor para eso — Las pequeñas rayas se ampliaron ligeramente —Oooh!

—¿Qué?

—Mira eso — Yulia señaló las luces de una rueda de la fortuna a lo lejos.

— Hmm, parece que el carnaval está de regreso en la ciudad. ¿Bebes siempre que te sientes incómoda?

—¿Qué? ¿Piensas que soy una alcohólica, Doc?

—¿Crees tú que eres una alcohólica?— La frente del Yulia se arrugó.

—N-no, no lo creo. Nunca realmente he pensado acerca de eso. Yo solo bebo.

—¿Eso te ayuda?

—Algunas veces — Miró a su lado derecho de nuevo, sus ojos centrados en la iluminada feria — No he estado en una feria desde que era una niña — Observó en silencio hasta que las luces ya no podían verse —¿Intentas jugar a la loquera conmigo, Doc?— Giró para mirar a Svetlana —Si te contara, no me creerías.

—Si tú me contaras algo que fuera la verdad, Yulia, sin duda alguna, la creería.

—Si, lástima que tú no estabas cerca cuando yo era una niña — dijo fieramente — No tiene importancia ahora.

—Si te provoca aun momentos incómodos, sí que importa — Svetlana giró en su asiento para mirar a Yulia —Un día de éstos ni toda la cerveza y la marihuana del mundo van a mantener a raya a esos demonios. ¿Qué es lo que vas a hacer entonces?


CONTINUARÁ......


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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/17/2021, 4:34 pm

Capítulo Trece

Elena estacionó la “Cosa” dentro del aparcamiento — ¿Crees que deberíamos levantar el capote?

—No, así está bien — Dijo Svetlana — ¿La despertamos?

—A menos que quieras cargarla.

—De ninguna manera — Svetlana se aproximó al hombro de la dormida mujer.

—Yulia, llegamos a casa.

—¿Hmm? Oh — Bostezó y se restregó los ojos — ¿Qué hora es?

—Pasadas las nueve — Elena gimió mientras salía del coche y se estiraba — Siento como si me hubiera atropellado un camión.

—De hecho lo fuiste — dijo Svetlana — ¿Te acuerdas… tú, Irina, en el home plate?

—No sé ustedes dos pero yo voy a entrar, voy a orinar, y me iré a la cama— Dijo Yulia, apoyándose contra el coche. Miró la puerta principal con la mirada cansada, calculando mentalmente que oportunidad tenía de caminar con éxito. Dando un paso adelante, sintió que la tierra debajo se movía y todo sentido de equilibrio desapareció.

—¡Agárrala!— Elena gritó, tomando el brazo de Yulia para evitar que cayera. Svetlana rápidamente tomó la posición en el otro lado y juntas acompañaron a la ebria mujer a la casa.

A pesar de estar demasiado ebria para caminar por ella misma, Yulia estaba de muy buen humor y siguió los consejos de la terapeuta de irse a dormir. Cuando Svetlana bajó la escalera, encontró a Elena en la cocina colocando agua caliente en dos tazas grandes.

—Pensé que te gustaría algo de manzanilla.

—Oh, eso suena bien — Svetlana se sacó sus tenis y se dejó caer en un extremo del sofá, sus pies descansando sobre el cojín intermedio — No he tenido esto en meses.

—Probablemente no desde la última noche que pasaste aquí — Tomando una posición similar en el otro extremo del sofá, Elena tomó un sorbo de su té —¿Dónde te gustaría dormir esta noche?

—¿Me estás preguntando o me estás sugiriendo?

—Como quieras, puedes dormir al aire libre en la “Cosa” — Svetlana sonrió burlonamente ante la amenaza.

—Ya somos demasiado viejas como para divertirnos en el asiento trasero. ¿Desde cuándo me tienes que preguntar sobre donde voy a dormir cuando estoy aquí?—Conociendo a su ex-amante de que siempre le gustaba hacer lo correcto, inmediatamente adivinó el problema —¿Por Yulia? Elena, no pienso que ella caiga muerta de un shock si nos encuentra durmiendo en la misma cama. Después de todo, las compañeras de apartamento tienen que respetar la privacidad tanto de una como de la otra. Hablando del diablo...

—Sigo pensando que esto no va a funcionar, Sveta. Ella es tan diferente.

—¿Por qué?

—¿Además de ser una drogadicta?— Elena colocó sobre el suelo su taza y flexionó sus dedos — Veamos … tiene un carácter del infierno.

—¿Y tú nunca tienes tus malos momentos? Te puedo recordar que has tenido tus momentos de explosión.

—Eso es diferente— se defendió — Solo me pongo así cuando estoy bajo mucho estrés.

—¿Tú crees que no es estresante despertarse cada noche a causa de las pesadillas?— Observó a la pelirroja moverse nerviosamente — ¿O el no tener conocimiento de dónde estará tu única hermana?— Svetlana recibió un suspiró pesado en respuesta — ¿Bueno, y que más?

—Esa maldita cortina de baño. ¿Ya la viste? ¿A quién en el mundo le gustaría tener una cortina transparente para el baño? Tengo una gran vista del inodoro mientras me estoy bañando.

—Bueno, al menos puedes admirar la tapa peluda del inodoro.

—¡Ah! Ella no baja la tapa cuando termina. Me sorprende que recuerde al menos bajarle la palanca al inodoro

— Sonrió a Svetlana quien intentaba no reírse —Es solo que no entiendo por que quiso una transparente.

—No lo sé— dijo Svetlana atentamente — ¿Qué más puedes ver además del inodoro?

—Nada. Solamente el lavamanos y la puerta — Ella negó con la cabeza — ¿Por qué quería ella ver eso?

—Porqué— Svetlana se inclinó hacia adelante, — Sola, desnuda, vulnerable. ¿No puedes imaginar por qué necesita poder ver hacia la puerta todo el tiempo?

—¿Así es que ella necesita ver la puerta cerrada?

—Ella necesita sentirse segura, y eso significa cualquier cosa que la pueda mantener segura — Svetlana colocó su mano en la rodilla de la pelirroja —Así como tú te sientes segura cuando las cosas están limpias y ordenadas.

—No me gustan las drogas, Sveta. Su último apartamento se incendió. Dijo que estaba durmiendo. ¿Qué tal si ella le prendió fuego durante una alucinación?

—Por lo que he podido observar, ella no le da a los alucinógenos. Ella sólo quiere sentirse insensible, no estar viendo cosas que no están ahí.

—No me digas, eso está mucho mejor — la escritora se mofó —Aun así tiene problemas de drogas.

—Tienes que mirar los síntomas para ver el verdadero problema — dijo Svetlana, incorporándose y tomando su taza de té — Las personas que han sido severamente abusadas harán cualquier cosa para protegerse, no importa cuán irracionales puedan parecer para otros — En vista de que Elena no quedó convencida, probó un acercamiento diferente —Piensa esto de esta manera. Ella creció al lado de un padre abusador y su único aliciente aparentemente era su hermana. Piensa que tienes catorce años de edad y que lo único de lo que dependes en la vida te fuera arrebatado. Luego imagínate viviendo sola por tu cuenta, sin apoyo, a la edad de quince años.

—Es tan difícil de creer que un hombre pueda ser tan cruel con su hija.

—Con sus hijas — Svetlana corrigió — ¿Y cómo crees que él se comportaría con Yulia después que su hermana escapara? — Colocando la taza ahora vacía en el suelo, ella bajó su cabeza colocándola sobre el regazo de Elena — ¿Es culpable de que nunca haya aprendido correctamente a manejar sus problemas y emociones?

—Creo que no tiene muchos amigos — Dijo Elena —¿Es decir, cuántas personas podrían socializar con ella?

—No muchos— Svetlana admitió —La mayoría probablemente la describirían completamente como un caso perdido — Le dio a su ex-amante una mirada significativa —Solo le dan la espalda y se marchan.

—¿No juegas limpio, lo sabías?— Se inclinó rozando el flequillo color castaño, y plantó un beso suave en la frente de la chica.

—Todo es por justicia y por amor, y trato de que veas las cosas que yo veo— Dijo Svetlana con una sonrisa abierta — ¿Y dime, tendrás un poco de lavanda para un baño de espuma?

—Sip, hay un poco arriba en el armario. ¿Por qué?, ¿Estás pensando en tomar un baño?

—Inmediatamente después de ti — Elena levantó su brazo izquierdo e inhaló con la nariz.

—Supongo que necesito uno.

—¿Supones? Después de correr por todo el campo todo el día y luego estar en ese bar lleno de humo, un baño es necesario a menos que quieras dormir en el sofá esta noche — Se enderezó y se desperezó, gimiendo mientras los tensos músculos protestaron por el movimiento —Creo que sería bueno un largo baño ahora.

—Entonces ve tu primero. Me pondré al día con mi correo electrónico y escribiré algunas palabras. ¿Quieres el pijama azul o el rojo?

—El azul. Hace demasiado calor para usar franela.

—También podrías vestir al natural, sabes — Elena meneó sus cejas lascivamente — No me importaría.

—Oh, que sutil — Dijo Svetlana sarcásticamente. Puso sus manos en los hombros de Elena y le señaló las escaleras —Tal vez deberías tomar un baño de agua fría mejor.

—Brrr, no es gracioso.

—Tu solo ve arriba y pon tu mente a trabajar o escribe algo.

—Sí, madre.

—Hazlo— Svetlana le advirtió en broma —Mi amenaza de hacerte dormir en el sofá todavía sigue en pie — Recogió las tazas vacías — Y no creas que dudaré en hacerlo.

[…]

Yulia daba golpes en su cama, la manta enredándose alrededor de sus piernas. En su sueño, su padre estaba acercándosele, gritando obscenidades.

Sintiéndose atrapada, luchó más duro, los frenéticos movimientos finalmente la despertaron. Miró alrededor del cuarto, momentáneamente desorientada.

—Maldición...

Tomó aire profundamente, se restregó su cara con sus manos y sacó sus piernas fuera de la manta. Sus ojos adormilados apenas se abrían, se levantó de la cama y con caminar lento se dirigió al cuarto de baño.

Cuando terminó, apenas medio despierta, apagó la luz y giró a la izquierda, abrió la puerta y entró. En ese momento se dio cuenta de su error.

“¿Tuviste suerte esta noche, Doc?”

Las dos mujeres estaban de cara a ella, el brazo de Svetlana estaba envuelto protectoramente alrededor de la cintura de Elena. Yulia comenzó a salir pero se encontró incapaz de dejar de mirar. Pensó que eso sólo pasaba en las películas. Ella había visto a una mujer y un hombre durmiendo en la misma cama pero nunca había visto una pareja abrazándose tan cerca una de la otra y con tanta suavidad. No era que no hubiera más lugar donde poder dormir, era obvio que las mujeres quisieron dormir juntas. Molesta por la pesadilla y sintiendo envidia por el amor que Svetlana y Elena compartían, Yulia finalmente se dio la vuelta y se dirigió de nuevo a su habitación.

“Esto apesta. Ahora estoy despierta sin nada que hacer”.

Yulia miraba alrededor de su cuarto.

“¿Dónde está?”

Pateó las mantas fuera de su camino, encontrando una bota y un calcetín pero no el perdido control remoto.

“Probablemente no haya nada que ver a esta hora de cualquier manera”.

Abrió las verticales persianas y miró afuera hacia el oscuro cielo. La luna daba poca luz, apenas suficiente para ver el contorno de los árboles que separaban el complejo del lago. Tomó sus cigarrillos y su encendedor antes de abrir la puerta de cristal corrediza y salir un momento al balcón.

Sin darse cuenta de donde estaba la silla, chocó contra ella, y las patas de metal rasparon contra la cubierta de madera.

—¿Huh? ¿Qué pasa?— Elena murmuró, levantando su cabeza fuera de la almohada. Svetlana levantó una mano y amablemente presionó la cobriza cabeza de regreso a la almohada.

—Shh. Creo que Yulia está en el balcón — La voz de Svetlana era más clara, habiéndose despertado unos minutos antes por el sonido del inodoro y la puerta de la habitación abriéndose —Vuelve a dormir, cariño.

—¿Hmm? ¿Qué hora es?

—Es hora de que te relajes. Yo iré a ver si ella está bien — Elena masculló algo ininteligible y rápidamente se volvió a dormir. Svetlana esperó un minuto y entonces lentamente se deslizó fuera de los cobertores.
Yulia volvió su cabeza hacia el claro sonido de la puerta corrediza abriéndose.

—No quise despertarte.

—Tengo el sueño ligero— dijo Svetlana mientras daba un paso hacia la cubierta y cogía una silla vacía —¿Dime que te tiene levantada a esta hora?

—Tuve que orinar — Frunció el ceño cuando vio a la terapeuta sentarse y poniendo los brazos en la mesa.

—Esa es siempre una buena razón — Hoo, hoo, hoo —Suena como que no somos las únicas despiertas — Svetlana observó —Buenas noches, Kaonashi— Como si reconociera su nombre, el búho echó otros gritos en respuesta — Cuando me sentía con un estado de ánimo melancólico, salía aquí fuera y lo escuchaba.

—¿Tu?— Yulia bufó con incredulidad —Venga, Doc. No te puedo imaginar haciendo eso.

—Todo el mundo tiene un día difícil… o una noche — ella sumó.

—No dije que tuviera una noche difícil.

—No fue necesario que lo dijeras— Svetlana contestó — Soy terapeuta, ¿recuerdas?— Yulia pasó sus dedos por su cabello, acomodando algunos mechones rebeldes.

—Ya te dije que no me gustan las charlas profundas.

—No, a ti te gusta mantener todo encerrado en una botella — la castaña desafió —¿Sabes cuál es el significado de ser insano? Es estar haciendo lo mismo una y otra vez esperando diferentes resultados — Yulia se ofendió por las palabras.

—¿Y tú piensas que hablar de eso es la solución? Daryna lo hizo y ella se ganó una enorme paliza. Toda tu terapia no va a cambiar lo que sucedió — Arrancó un cigarrillo de su paquete y lo encendió, arrojando el encendedor sobre la mesa.

—¿Así que solo quieres seguir existiendo en lugar de vivir?— Svetlana negó con la cabeza. —Eres más fuerte que eso.

—¿Cómo sabes eso?— El resplandor anaranjado del cigarrillo brilló, luego perdió intensidad detrás de una ceniza gris —Tú no sabes por lo que pasé, por lo que Daryna pasó — Gruñendo con frustración, tiró el cigarrillo sobre el barandal —¿Puedes hacer que las pesadillas desaparezcan?

—No— Dijo Svetlana.

—Lo sabía — Levantó sus manos al aire y se puso de pie.

—Sólo tú puedes hacer que las pesadillas desaparezcan, Yulia— Su mano se detuvo en la manilla de la puerta.

—¿Cómo?— La morena se inclinó hacia adelante, presionando su frente en contra del frio vidrio —He intentado— susurró, las palabras sonaron extrañas a sus oídos —Algunas veces....— Algunas veces duele tanto —No se irán — Svetlana se puso de pie y caminó detrás de ella.

—Se irán si tú las afrontas— La mano de la terapeuta tocó su hombro y Yulia se sobresaltó involuntariamente — No dejes que el pasado controle tu presente.

—Yo....— la mano en su hombro presionó alentadoramente. Yulia intentó pero no pudo recordar la última vez que alguien había sido tan gentil con ella. Su corazón golpeaba en su pecho —No sé si puedo.

—Tal vez no lo creas pero yo si — Dijo Svetlana suavemente —Da miedo dar ese primer paso pero créeme, es el más importante — La mano, que le había calmado, ahora se movía en pequeños círculos en la espalda de Yulia.

—¿Cómo puedo hablar de esto con un desconocido?— El cuerpo de Yulia se puso rígido cuando la mano de Svetlana comenzó a moverse, relajándose sólo ligeramente cuando la mano se detuvo en su hombro de nuevo.

—Se inicia dando pequeños pasos. No tienes que dar un salto grande. Puedo recomendarte a varios buenos terapeutas que se especializan en asuntos de abuso infantil — Yulia se puso rígida de nuevo y esta vez Svetlana retiró su mano. Yulia se dio la vuelta.

—Pensé que eso era lo que tú hacías.

—Lo hago pero creo que no sería apropiado que yo te aconsejara. Eres la compañera de apartamento de Elena y ella es mi ex-amante.

—¿Y?

—Hay una confidencialidad que puede estar comprometida en lo referente a esa situación y no puedo permitirlo. No quiero tener que preocuparme por lo que Elena y yo hablemos acerca de ti o si tú y yo tenemos una relación profesional y social a la vez, no quiero que esa línea accidentalmente se confunda.

—Oh — “¿Me dices que necesito ayuda y luego te rehúsas a ayudarme? Esto apesta. Tú simplemente no quieres ocuparte de mi jodida vida”. Yulia agarró la manilla de la puerta. —Como sea. No te preocupes por eso.

—Todavía podemos ser amigas y si alguna vez necesitas hablar...

—¿Para eso son las terapeutas, correcto Doc?— Sacudió con fuerza la puerta y entró —Buenas noches — Cerró la puerta y las persianas, dejando a Svetlana parada en la cubierta del balcón. Algunos segundos más tarde Yulia escuchó la otra puerta corrediza abrirse y cerrarse, seguido por voces apagadas y luego silencio.

“Eso es, Doc. Ve a abrazarte con tu novia. No tienes por que preocuparte por mí”.

Se recostó en su cama, hasta entonces recordó que sus cigarrillos y su encendedor se habían quedado fuera sobre la mesa. Joder. Apagando la luz y dándose la vuelta, Yulia dio dos puñetazos a su almohada antes de acomodarse finalmente. Las palabras de Svetlana rodaban por su mente.

—Si alguna vez necesitas hablar...

—Necesito hablar— susurró en la oscuridad.

[…]

Varias cosas después.

[…]

Yulia cogió el cordón, alertando al chofer que quería bajarse en la siguiente parada. Mirando el papel que arrancó de la guía telefónica, comprobó dos veces la dirección y se bajó del autobús. El grupo de oficinas del edificio hizo aparición justo delante de ella, los grandes números de piedra en el frente confirmaban que era el lugar correcto. Fue entonces cuando su miedo apareció de nuevo.

“No puedo hacer esto. No puedo decirle lo que sucedió”.

Dándose cuenta que ella ya estaba frente a las puertas, cambió de dirección y comenzó a caminar por la calle.

“Esto es estúpido”, ella pensó mientras se alejaba del edificio. “¿Qué bien me haría hablando de lo que pasó de cualquier manera?” Dio vuelta a la izquierda en la esquina, ajena a lo que pasaba a su alrededor. “Svetlana no puede hacer que todo esté mejor. Ella no puede curar el dolor. ¿Así que, que es lo que hace entonces por sus pacientes? No seguirían viéndola si ella no hiciese algo para ayudarlos. Tal vez el hablar ayuda”. Volvió a recordar la conversación de anoche con Svetlana. Sin rumbo, iba doblando las esquinas y se dio cuenta de que solo le había estado dando vueltas a la manzana, yendo a parar de nuevo a la parte delantera del edificio del cual se sentía temerosa de entrar. Prendió un cigarrillo, caminó nerviosamente con pasos lentos y largos afuera por varios minutos antes de finalmente entrar y subir al segundo piso.

Las letras en el brillante cristal decían, S Iliachev, CSW, CAC, Licenciatura en Acupuntura. “Que diablos”.
Con gran determinación, giró hacia abajo la agarradera y dio un paso adentro.

—¿En qué puedo ayudarle?— La recepcionista preguntó amablemente.

—Umm, tengo una cita con la Señorita Iliachev a las tres en punto — Miró nerviosamente el reloj en la pared. Cinco minutos antes de las tres.

—Usted debe ser la Señorita Lianova— dijo la recepcionista —Tome asiento. La señorita Iliachev está un poco retrasada — La mujer pelirroja tomó un sujetapapeles con algunos documentos adjuntos —Usted puede llenar esto mientras espera. Necesitamos su información de seguro y algunos otros datos vitales.

—No tengo seguro. Voy a pagar al contado.

—Oh, está bien. Tenemos un listado de honorarios. Asegúrese de complementar la sección tres.

Yulia se sentó en una silla y comenzó a llenar la forma. Había usado otro nombre para obtener la cita pero puso en la parte de abajo de la forma su apellido, Volkova, sabiendo que Svetlana la reconocería al instante. Dejó vacío el espacio donde se pedía información de un contacto para emergencias, dolorosamente admitió que no tenía a nadie a quien poner. “A nadie le importa si algo me pasara”, pensó tristemente. Devolvió el portapapeles a la recepcionista y regresó a su asiento.

Era obvio que todo el material de lectura en la sala de espera de los clientes de Svetlana era dirigido a las mujeres. Un pequeño folleto sobre la mesa trataba de como las mujeres debían hacerse su exploración mensual de mama. Las revistas estaban todas orientadas hacia las mujeres y varios pósteres de auto-afirmación adornaban las paredes rosadas. Yulia tomó una copia de Deportes para mujeres y estaba leyendo un artículo sobre una jugadora de basketball femenina cuando Svetlana entró en la habitación.

—¿Yulia?— La morena lanzó la revista sobre la mesa y se puso de pie, ahora mucho más nerviosa que antes.

—Yo… um...

—Vamos a mi oficina — Svetlana abrió la puerta y se apartó, su cara no revelaba nada su estado de ánimo.

Yulia entró en la oficina y se dio cuenta de que no era lo que ella esperaba. El escritorio estaba situado pulcramente en una esquina, mirando hacia la pared. Un sofá de cuero colocado de frente a una silla que hacía juego con los otros muebles. Varios cojines coloridos estaban esparcidos junto con casi una docena de almohadas. En la pared estaban varios diplomas, con el nombre de Svetlana Iliachev, claramente visible.

—Toma asiento donde tú desees— Dijo Svetlana en un tono cortés. Yulia escogió el asiento reclinable, haciendo a un lado los cojines y sentándose rígidamente. La mujer de cabello castaño lo notó y se sentó en el sofá —¿Te apetece algo de agua o jugo?

—No— “¿Qué estoy haciendo aquí? Ella debe pensar que soy una lapa. No debería haber venido” —Lo siento. No debí haber venido aquí — Comenzó a levantarse del reclinable pero Svetlana la detuvo con un gesto de su mano.

—Un momento. Puedes permanecer sentada si quieres. Todavía tienes cuarenta y cinco minutos.

—Bien.

—Yulia, te dije que te podía recomendar a varios buenos terapeutas porque yo...

—Ya se lo que dijiste —la interrumpió —Pero...— Apartó la mirada, enfocando su atención en un cojín verde vivo —No puedo hacer esto con un desconocido. No sé siquiera si lo puedo hacer contigo — agregó con su voz apenas en un susurro. Su corazón palpitaba más rápido y el deseo de salir corriendo crecía —Tal vez debería irme.

—No puedes estar huyendo por siempre, Yulia. Llega un momento en el que es más difícil estar huyendo que resistir y afrontar tus demonios — La terapeuta se inclinó hacia adelante, apoyando sus antebrazos sobre sus rodillas —No te puedo aceptar como cliente. No sería justo para ti.

“¿Justo?” El miedo fue opacado por su rápidamente creciente temperamento.

—¿Justo? ¿Quieres hablar de justicia?— Agresivamente se recostó en el reclinable y abrazó sus rodillas sobre su pecho —¡No he tenido un solo día justo en mi vida desde que desgraciadamente nací! Todas las personas que he conocido me han jodido, ¿Por qué serías la excepción? ¿Crees que es justo que yo tuviera que escapar por culpa de toda la mierda que él provoco? ¿Crees que es justo que él haya orillado a Daryna a que huyera? ¿Crees que debo de ser castigada solo porque a ti y a Elena les gusta jugar en la cama debajo de las sabanas?— Coléricamente pateó sus piernas, parpadeando para que las lágrimas no salieran — No es justo — Una lágrima solitaria se escabulló y se giró a un lado, esta vez clavando los ojos sobre un cojín rojo —Maldita sea.

—Tienes razón— Dijo Svetlana después de un largo silencio —Lo que sucedió no es justo y no fue tu culpa — Contestó amablemente, consciente del estado vulnerable de la stripper, — No estoy tratando de lastimarte o castigarte de ninguna forma — Hizo una pausa —La confianza es un asunto importante con mis clientes.

—¿Si yo no viviera allí, me ayudarías?

—Por supuesto. No es que yo no quiera ayudarte, Yulia, lo hago.

—Así que estoy jodida de nuevo — la stripper dijo abatidamente, cayendo sobre el reclinable totalmente derrotada — Está bien, Doc. No hay problema.

—Déjame darte los nombres de algunos que están muy cualifi ...

—No te molestes — Dijo Yulia despectivamente —Sabía que era estúpido pensar que podía solucionar esto — Se secó las lágrimas con la manga de su blusa y se puso de pie para retirarse.

—No, no es estúpido — Dijo Svetlana, haciendo una señal para que se sentara — Valiente — Dejó a un lado el portapapeles — Se requiere coraje para curarse — Hizo una pausa, esperando que Yulia la mirara — Si acepto verte, hay ciertas reglas que deben quedar claras para empezar.

La stripper tragó saliva e inclinó la cabeza, sus emociones se le atravesaban en la garganta como para permitirle hablar. No quería hacer o decir nada que pudiera romper la débil esperanza.

—Lo más importante es saber que cualquier cosa que se diga en esta habitación se queda en esta habitación. Este es un lugar seguro para ti. Nada que me digas aquí será de nuevo repetido al menos que trates de dañarte tú misma o a otros. Puedes llorar, gritar todo lo que quieras. Las paredes están aisladas así que nadie en el área podrá escucharte.

—Está bien, Doc — “Como si fuera a llorar o gritar”, pensó dudosamente, frunció el ceño cuando recordó que apenas sólo unos minutos antes ella estaba próxima a romper a llorar.

—Tengo ciertas expectativas también.

Yulia aspiró profundamente y estaba lista para protestar. Svetlana se puso de pie y caminó hacia el escritorio, abrió una gaveta y sacó un pequeño libro grueso. Al principio, la pelinegra pensó que era una Biblia hasta que miró las flores y aves en la portada.

—Este es un libro diario de meditación. Espero que leas el pasaje correcto cada mañana y otra vez en la noche — La morena tomó el libro y lo abrió. Cada página estaba etiquetada con el mes y las citas, pero no por día.

—¿Quieres que medite?

—No estoy hablando de cánticos o yoga — Dijo Svetlana —Toma diez o quince minutos en la mañana para leer y pensar acerca del tema del día.

“¿El tema?”

Curiosa, Yulia miró de nuevo. Cada día se enfocaba en un diferente problema o sentimiento. El desánimo, la autoestima, la vergüenza, la culpabilidad, y la cólera eran algunos de los temas para los siguientes cinco días.

—Parece una lectura divertida— dijo sarcásticamente.

—No se supone que sea divertido, se supone que te debe hacer pensar. Esto no va a ser fácil, Yulia. Si quieres cambiar, entonces tienes que hacer algunos cambios — La stripper siguió pasando las páginas mientras Svetlana continuaba — Recuerda, ser insano es estar haciendo la misma cosa una y otra vez y esperar diferentes resultados.

—¿Te gusta esa frase, verdad Doc?

—Me gustan muchas frases. Esa es una de mis favoritas — la castaña se reclinó en el sofá y metió sus pies debajo de ella.

—¿Cómo funciona esto? Me haces preguntas y yo contesto o qué? Nunca he hecho esto antes.

—No estás en la oficina del director aquí, Yulia. Lo haremos de la forma que te haga sentir más cómoda, ese es el punto.

—¿El punto?

El cambio es incómodo y es aterrador. No voy a dejar que ese miedo aumente. Te presionaré de vez en cuando pero lo haré solo por que me preocupas, y no con el deseo de causarte dolor — Una leve sonrisa se asomó en sus labios — Te conozco, señorita Volkova, sé que puedes ser muy testaruda como el infierno.

—Y a mí me da la impresión de que puedes ser un dolor en el trasero si te lo propones — Yulia le dio una sonrisa igual —Algunas veces Daryna me presionaba para que hiciera mi tarea o algo. Desearía haberle hecho caso en ese entonces.

—¿Tu hermana te alentaba a cumplir con tu tarea? ¿Dónde estaba tu madre?— Con esa pregunta se ganó un bufido burlón de la morena.

—¿Mi madre? Oh, quieres decir la borracha que se la pasaba en la habitación todo el tiempo viendo tv por cable con su ale.

—¿Ale?

—Budweiser, vinos y vodka. Toda esa mierda.

—Suena que es justo eso — Svetlana estuvo de acuerdo — ¿Bebía tu padre también?

—Cualquier cosa que estuviera de oferta esa semana — Yulia escuchó la furia en su propia voz y tomó una aspiración profunda — Después de que Daryna se fue, él comenzó a tomar whisky — agregó silenciosamente.

—Regresemos un poco — Dijo Svetlana — Ayúdame a asegurarme de que tengo la información correcta ¿Tu hermana se escapó cuando ella tenía...?

—Diecisiete— Ella asintió con la cabeza.

—Y tú cuando escapaste tenías...

—Quince y medio.

—¿En qué grado estabas?

—A mitad del noveno grado. Debería haber estado en décimo pero quedé debiendo un año.

—¿Regresaste alguna vez?— Yulia miró los diplomas en la pared y sacudió su cabeza.

—Estaba demasiado ocupada intentando vivir día a día para preocuparme por la escuela — Miró la costura de la silla, demasiado avergonzada como para mirar a Svetlana —No lo hice bien cuando estuve ahí, así que ¿por qué molestarme? Puedo leer y puedo escribir. Con eso me las puedo arreglar.

—¿Te conformas con lo que haces? ¿Solo ganar dinero para pasar la semana y no pensar en el futuro?

—¡Es todo lo que tengo!— Explotó. “¿Qué no lo captas? No soy nada” —Me quito la ropa por dinero porque es en lo único que soy buena. No puedo hacer mejor dinero en ninguna otra parte.

—Entonces necesitas hacer lo que sea para hacer eso posible. ¿Qué edad tienes, veinticuatro?

—Veinticinco.

—Veinticinco. ¿Cuántos años más piensas que puedes seguir de stripper? ¿Cuánto tiempo más pasará para que sigas siendo stripper y ya no te sea suficiente para poder pagar las cuentas? ¿Qué vas a hacer cuando eso pase? — Yulia agarró con fuerza los brazos del reclinable, sus defensas cayendo ante el tono retador en la voz de Svetlana —Vamos, Yulia. ¿Qué cosas has hecho por ti misma que no te haga terminar como un número más de las estadísticas?— Svetlana esperó algunos segundos por una respuesta, luego continuó —¿Bien, qué cambios estás dispuesta a hacer para no ser parte de las estadísticas?

—No lo sé.

—Otra regla, señorita Volkova. No permito “no lo sé”. Hagamos otro intento. ¿Qué cambios estás dispuesta a hacer para que no termines muerta en algún lugar con una jeringa en el brazo?

—Soy demasiado grande ya para volver a la escuela.

—Respuesta equivocada. Puedes estudiar en casa para poder hacer un examen equivalente. Pasándolo, obtienes un diploma de bachillerato que tiene el mismo valor. Puedes de hecho bajar material de investigación de internet.

—No tengo una computadora.

—Pero las tienen en la biblioteca — Svetlana afirmó — No permito excusas tampoco.

—No vine aquí para que me sermonearan para volver a la escuela — Dijo Yulia. ¿Qué demonios tiene esto que ver con las malditas pesadillas?

—¿Dime, a que viniste aquí?

—¿Qué?— “Tú sabes a que vine aquí. ¿Por qué me presionas de esta manera?” Svetlana repitió la pregunta.

—¿Por qué viniste aquí? ¿Qué es lo que esperas lograr?

—Tú lo sabes.

—Dímelo.

—Tú lo sabes— Yulia repitió coléricamente.

—Dilo.

—Quiero que esto pare — contestó —Quiero que desaparezcan las pesadillas. Quiero que desaparezcan los malos recuerdos. ¡Quiero que el maldito dolor desaparezca!

—¿Y qué vas a hacer para cambiar eso?— Svetlana preguntó, desconcertada por el despliegue de emociones
—¿Qué cambios estás dispuesta a hacer para que el dolor desaparezca?

Yulia se volteó, presionando con fuerza su mandíbula y rehusándose a contestar.

—Te dije que no sería fácil— Dijo Svetlana —Nadie más puede hacer el trabajo. Es decisión tuya hacer cambios y tomar decisiones difíciles tomando en cuenta como está tu vida. Ya no eres esa pequeña niña desvalida de quince años.

—Ahora soy una chica totalmente perdida de veinticinco años— Susurró, rehusándose a mirar a la terapeuta —¿Es eso lo que intentas decirme?

—No, pienso que es lo que tú estás intentando decirme— Dijo Svetlana gentilmente —Creo que es suficiente por hoy.

—Pero....— Yulia miró su reloj de pulsera — Todavía tengo cinco minutos.

—Tiempo suficiente para que hablemos de algunas otras reglas.

—Oh yupiiii — “Aquí viene”.

—Sabía que te gustaría esta parte— Yulia rodó sus ojos y levantó una ceja hacia la mujer de cabello castaño —Primero, nada de bebidas o drogas antes de la cita. Éste es un trabajo serio y no me gusta perder el tiempo con alguien que no toma esto en serio también. Bien. Solo me aseguraré de programar las citas por la mañana. Segundo, hay una manera correcta e incorrecta de manejar la cólera. Te dije que este es un lugar seguro y puedes gritar todo lo que quieres, pero… — La terapeuta levantó su dedo —Las únicas cosas que puedes tirar o golpear son las almohadas — Yulia inclinó la cabeza en acuerdo — Y no solo aquí— Svetlana agregó —En casa también. Consíguete un cojín o una muy rellena almohada.

—¿Bien, alguna otra cosa?

—Consíguete un cuaderno de apuntes, uno grueso. Quiero que escribas un diario en él.

—¿Quieres que escriba un diario? ¿Estás loca?¿Escribirlo puede hacer que alguien pueda leerlo — Negó con la cabeza — De ninguna manera.

—Ok. Escribe cuando quieras pero al menos hazlo una vez al día.

—¿Acerca de qué?

—Cualquier cosa que quieras. Cómo te sientes, como va tu vida, cualquier cosa que desees escribir — Svetlana se puso de pie y tomó el libro de las manos de Yulia. Encontrando la página correcta, se lo dio de regreso —Todavía tienes algunos minutos. El tema de hoy es la autoestima. Léelo ahora y de nuevo a la hora de acostarte. Léelo en la mañana cuando te hayas despertado y otra vez a la mitad del día. Date diez o quince minutos tres veces al día para leer las meditaciones y pensar acerca de ellas.

—¿Y esto va a ayudar, Doc?

—Recuerda lo que dije de ir paso a paso. Lee las meditaciones tres veces al día en toda la semana entrante y luego hablaremos de ellas — Caminaron hacia la puerta y Svetlana apoyó su mano sobre la manija curvada — Usualmente mis clientes se ganan abrazos cuando terminan una cita —

“De ninguna manera”. Yulia dio un paso hacia atrás.

—No soy de las que abrazan — Svetlana levantó sus manos.

—Ok. Simplemente te digo que los abrazos siempre son bienvenidos — Puso su mano en la manija otra vez —Una última cosa. Todo lo que se dice aquí es personal y es una relación profesional, lo digo en serio. Podemos hablar de muchas cosas aquí pero si nos encontramos en los juegos de softbol o cuando esté con Elena, solo seremos Svetlana y Yulia, entendido?

—¿Eso quiere decir que ya no me ayudarás si tomo algunas bebidas de más después de algún juego?

—Lo haré si te comportas responsablemente y no conduces y te pongas tu misma en situaciones peligrosas — abrió la puerta —Te veré aquí la próxima semana.

“La próxima semana. Ya lo dijo”.

Svetlana había acordado ayudarla. Hizo una pausa en la puerta.

—¿Hey, Doc?

—¿Hmm?

—Gracias — Yulia forzó una sonrisa. Dentro de ella se sentía emocionada y asustada —Yo…yo no sé si puedo hacer esto pero lo intentaré. Solo no te decepciones de mí si no lo logro, ¿ok?

—Yulia...— La mano de Svetlana trató de alcanzar su hombro —Te dije que esto no sería fácil. No espero perfección y tú tampoco lo esperes. Lo que importa es que aprendas de tus errores y lo intentes de nuevo — Guió a la pelinegra al escritorio de la recepcionista —¿Raina, podrías por favor programar citas regulares para la señorita Volkova?

[…]

—En una ráfaga de fuego…— Elena arrugó su frente —En una ráfaga de fuego…—Sacudiendo su cabeza, presionó la barra para borrar repetidamente — Suena como si fuera una película de gangsters.

Su espalda estaba comenzando a dolerle por estar sentada en la misma posición por mucho tiempo, pero la fecha tope estaba ya muy cercana como para poder relajarse.

—Las balas parecían una lluvia sobre…no, no, no, no — Suspirando fuertemente, borró la oración y se quedó mirando la pantalla. Odiaba escribir acción. “Vamos solo dame una buena frase hoy” —La policía abrió fuego, rociando a los terroristas con una lluvia de balas — “Bien, eso está mejor. ¿Y luego que?”— El cursor parpadeaba repetidamente mientras los segundos pasaban —Bien — Comenzó a escribir —La policía abrió fuego… Carajos!!!! ¿Por qué abriría fuego sin saber dónde están los rehenes?— Restregó su cara vigorosamente y miró sorprendida la hora sobre la pantalla — Grrr…No puedo creer que sea tan tarde ya — El pronunciado bostezo y sus ojos confirmaban lo mismo. Era ya más cerca de la madrugada que medianoche y si daba un vistazo a lo que había en la pantalla sabría que en realidad mostraba muy poco para el prolongado esfuerzo que había hecho.

Los segundos se convirtieron en minutos pero ninguna palabra más apareció sobre la pantalla de la computadora. Frustrada, empujó el teclado y recostó su cabeza hacia atrás, viendo solo el cielo raso.

—Bien, pensemos sobre esto — dijo en voz alta, como si el escuchar sus palabras la ayudara un poco a enfocar las cosas — Los rehenes están en el segundo sótano pero la policía no sabe eso. ¿Entonces dónde cree la policía que están cuando los pistoleros salen disparando?

“¿Necesitan aun estar en el almacén?¿Si no están allí, dónde los pongo?¿Necesito aun a los rehenes?¿Por qué roban el banco en primer lugar?”

—¡Oooh, odio esto! — Poniéndose derecha en su asiento, se colocó de nuevo delante del teclado. La presión para poder terminar la escena y terminar el capítulo a tiempo no estaba ayudando en nada a su creatividad.

“Bien, solo tengo que pensar por un minuto”.

Para su sorpresa, la puerta principal se cerró, anunciando que Yulia llegaba a casa del trabajo.

Escuchó como la puerta del refrigerador era abierta, luego cerrada otra vez, recordándole a Elena que tenía que hablar con su compañera acerca de cuando se terminara la leche se debía de anotar en la lista de comestibles para comprar. Pesados pasos subían las escaleras, deteniéndose al llegar arriba.

—Estoy despierta— Dijo Elena, preguntándose que causó qué Yulia se detuviera en lugar de seguir hasta su habitación.

—Estás levantada muy tarde — La voz del otro lado de la puerta le contestó.

—La fecha tope hace que esté aun despierta — Se restregó los ojos y se reclinó —¿Cómo estuvo el trabajo?

—Solo fue trabajo. Buenas noches.

—Buenas noches — “¿Qué te pasa?” El tono derrotado en la voz de Yulia le preocupó. Elena abrió las persianas y deslizó la puerta, dejando en su lugar el mosquitero.

“Por si acaso quiere hablar”, la escritora se dijo a sí misma. Varios minutos pasaron y Elena decidió averiguar que pasaba cuando escuchó la puerta abrirse y a Yulia salir. Sabía que algo estaba mal. Apagando la computadora, salió hacia el balcón. El resplandor anaranjado del cigarrillo era la única luz en la oscuridad al lado de la morena.

Sopló de pronto un aire muy frio y Elena se abrazó a si misma al sentir la ráfaga de viento.

—Brrr, no me percaté que estuviera tan fresco aquí fuera esta noche.

—Ajam.

—¿Te gustaría algo de compañía?

—No soy buena compañía esta noche— Dijo abatidamente.

—Está bien, yo tampoco lo soy — Cogió una silla y se sentó, gimiendo mientras lo hacía —Simplemente ya no puedo estar viendo esa pantalla por más tiempo.

—¿La pantalla?— La stripper miró a Elena —¿Qué hay de malo con la pantalla?

—Si, la pantalla de mi computadora. Estoy en una intensa lucha por lograr escribir un párrafo.

—Oh.

Elena observó como la punta del cigarrillo brillaba con una llamarada, luego se oscureció al igual que su compañera. “No estás de buen humor como para hablar ¿no es así?”. Mientras se debatía en intentar iniciar una conversación de nuevo, se sorprendió cuando Yulia habló.

—¿Puedes entrar a Internet con esa cosa?

—A 1 Giga cuando todo el mundo en la ciudad no está en línea — Dijo la pelirroja orgullosa.

—Ahmm.

—¿No tienes ni idea de lo que te estoy hablando verdad? Así es, puedes entrar a internet con esa cosa. ¿Por qué? ¿Te sientes con deseo de navegar un rato?

—¿Navegar?

—De hacer búsquedas, mirar diferentes sitios — Elena mentalmente se reprendió así misma por no decirlo más claramente —¿Buscas algo en específico?

—¿Um, no.... ¿tienes que pagar para usarlo?

—Pago una retribución mensual y tengo acceso ilimitado — Que bien. Era la primera vez que Yulia se mostraba interesada en algo que a ella le gustaba. Se puso derecha y apoyó sus brazos sobre la mesa, sus ojos ajustándose lo suficiente en la oscuridad para poder ver el contorno de la cara de Yulia. “Creo que compraré algunas velas para la mesa la próxima vez que vaya de compras”— Puedes usarlo si quieres, solo no hagas ninguna descarga.

—Naaah, solo sentía curiosidad. No sé cómo usarlo de cualquier manera.

—Bueno, tienes que aprender alguna vez. ¿Por qué no ahora?

—No lo sé— Yulia contestó con vacilación — Es tarde y es probable que estés cansada.

—Si me voy a la cama ahora, solo daré vueltas en ella toda la noche. Realmente, estoy completamente despierta.

—Tal vez solo podrías mostrarme como hacerlo y después podría ir a la biblioteca y usar alguna computadora de allí — Apagó su cigarrillo en el cenicero y se puso de pie —¿No interferiré con tu escritura o algo?

—Difícilmente— Elena bufó —Tendré suerte si logro terminar dos párrafos esta noche— Se levantó y abrió la puerta de tela metálica —Venga, será divertido.

Una vez dentro, Elena abrió el cajón del escritorio donde se encontraba el teclado de su ordenador y tomó asiento —Adelante — dijo, señalándole la silla.

—No sé nada sobre esto — Dijo la ojiazul mientras miraba por encima del enorme monitor, el CPU y la impresora —¿Este es el mouse, correcto?

—Yeap, aunque está programado para personas zurdas. Presiona el botón derecho para dar click sobre algo.

—¿Se supone que debe de ser del otro lado para las personas diestras?— Movió cautelosamente el mouse sobre la superficie suave del mousepad. Sus ojos claros se ensancharon cuando observó como el puntero en la pantalla imitaba sus movimientos —No lo sé. Parece tan fácil para usarlo de este lado.

—Lo es. Es solo cómo te acostumbras, supongo. Mi mamá también es zurda y ella siempre se aseguró de enseñarme de ese modo. Pongámonos en línea y te mostraré cómo buscar en la red — Levantándose ligeramente, Elena colocó entre sus piernas el teclado y acercó más la silla de Yulia —¿Ves ese globo amarillo en la parte superior de la pantalla? Da un click sobre eso.

—¿Así que muevo el puntero hacia arriba … y doy un click sobre este botón?

—Sí, tienes que dar doble click sobre eso — Observó el cursor ir despacio torpemente de arriba abajo por la pantalla, Lena hacía un esfuerzo para no sonreír burlonamente. Le tomó a Yulia dar tres clicks para abrir el programa.

—¿Qué hice?— La stripper preguntó nerviosamente cuándo las ventanas y los programas comenzaron a abrirse de pronto. Esta vez Elena no pudo contener su risa.

—Nada. Hago que estén disponibles todos los programas necesarios en cuanto entro al sistema.

—Me pudiste haber advertido — Dijo la morena con una mirada un poco amenazadora.

—Debí hacerlo — admitió —Pero fue más divertido verte saltar fuera de tu asiento— Lena tomó el control del mouse —¿Ves este botón aquí? Un click y la pantalla cambia. Ok, escribe cualquier cosa que quieras buscar en el recuadro — La pelirroja se recostó y esperó a que su compañera introdujera alguna información. Yulia tecleó con sus dedos índices.

—Demonios. ¿Cómo borras en esta cosa?

—Usa la tecla de retroceso, arriba del lado derecho justo abajo de la tecla F12.

—¿Dónde? No veo ninguna tecla que diga retroceso.

—Oh, la tecla ya está desgastada — Se apoyó para señalarle la tecla — Suelo usar a menudo la tecla de retroceso.

—¿Cometes muchos errores?

—Prefiero no pensar tanto así de que cometo muchos errores — Dijo sintiéndose más relajada con su compañera — Realmente tiendo a reescribir una escena varias veces antes de quedar totalmente satisfecha.

—Suena como a mucho trabajo— Dijo Yulia, sus ojos mirando rápidamente sobre el teclado en busca de la tecla correcta.

—Lo es — Dijo, señalando la posición de la tecla N — Pero también es divertido.

—¿Qué clase de historias escribes?

—En su mayoría de misterio y de suspenso, pero ocasionalmente he escrito historias cortas para revistas cuando ando ajustada de dinero — Que es la mayoría de las veces —silenciosamente agregó.

—¿Ok, y ahora qué?— Elena miró las palabras de búsqueda.

—¿La página de Educación del estado? ¿Qué estás exactamente buscando?

—Solo estoy mirando — Dijo Yulia, colocando un mechón de pelo negro detrás de su oreja — Alguien me dijo que podía obtener alguna información acerca de algo.

“No me digas, eso está perfectamente claro”.

—Bien pero quizá si me dijeras que es lo que estás buscando específicamente, podría ser más fácil de encontrar la información.

—Alguien me dijo que podría obtener los cursos del GED sin tener que volver a la escuela — Repentinamente la stripper encontró un interés especial en sus cutículas —Me dijeron que había manera de estudiar para el examen sacando la información del internet.

—Hmm, estoy segura de que así es — “Mmh, ahora entiendo. ¿Cuántos años tenía ella cuándo escapo?” — Aún debe haber guías de estudio para que las puedas imprimir. Tengo suficiente tinta y papel — ofreció —Umm.... ¿Te puedo preguntar algo?— Yulia se encogió de hombros.

—Supongo que si.

—Cuando escapaste, ¿cómo le hiciste para sobrevivir? Debiste haber necesitado documentos para poder obtener un trabajo en dondequiera y está por supuesto la preocupación de que un oficial te descubriera por ser menor.

La mujer más joven vaciló antes de contestar y cuando lo hizo, deliberadamente miró a cualquier parte menos a Elena.

—¿Realmente quieres saber la respuesta a esa pregunta?

“¿Qué diría Svetlana en esta situación?:

—Umm, solo si tú quieres decírmelo — Bien.....esa fue una contestación correcta, se dijo a si misma.

—Digamos que en algunos trabajos no se requieren papeles para trabajar o identificación.

—Oh — La escritora cambió de posición con inquietud y ahora fue ella quien fue incapaz de mantener cualquier contacto visual. Yulia comentó una vez que cursor fue solo un paso más arriba —Entiendo, bueno.....um......— Negando con la cabeza, Elena quedamente admitió, —no sé qué decir.

—No hay nada que decir de cualquier manera— La morena se encogió — Hice lo que tuve que hacer — Movió el mouse —¿Y ahora qué sigue?— Le tomó a Lena un segundo para poner a funcionar sus engranajes mentales y fijar la atención en la información en la pantalla.

—Pon el puntero sobre la búsqueda y da un click sobre él — Miró todos los temas sobresalientes y negó con la cabeza —Tienes que desplegar la página hacia abajo.

—¿Ahora me lo podrías decir en español?— la pecosa le sonrió ante su error, complacida de ver la cara de confusión de Yulia.

—Lo siento. Se me olvidaba. Es solo parte del vocabulario que suelo utilizar. No estoy acostumbrada a que las personas sean capaces de entender de lo que les estoy hablando — Le explicó cómo navegar por la pantalla, dándose cuenta para su sorpresa que Yulia aprendía rápido y raras veces necesitó explicarle las cosas más de una vez. En algunos minutos más, encontraron un sitio que ofrecía los programas de estudio.

—Esto es perfecto —dijo —Mira esto — Excitada por el descubrimiento, Elena sin darle importancia se apoyó para asumir el control del mouse —Puedes trabajar en cada tema hasta que estés lista y hacer un auto examen al final. Eso lo facilitará. Aquí —dio un click sobre un enlace —Mira todos los módulos disponibles.

Los ojos de Yulia se ensancharon.

—Nunca seré capaz de aprender todo eso.

—Por supuesto que puedes. No es tan difícil como parece.

—Fácil para ti decirlo. Tú tienes una Licenciatura de la Universidad. Yo ni siquiera terminé el noveno grado.

— Oye, no nací con esa Licenciatura, ¿sabes? Tuve que aprender todo también — Dio un click sobre el mouse otra vez —No tienes que aprender todo al mismo tiempo. Intenta hacer uno de los módulos. ¿En qué temas eras buena?

—No lo sé. Realmente nunca puse mucha atención en la escuela — Yulia se encogió en un gesto ya familiar
— Estoy sorprendida pues sólo fallé en un grado — Empujó hacia atrás la silla, colocando su tobillo izquierdo en la rodilla derecha — No soy estúpida o algo así, es solo que estudiar y hacer la tarea en ese entonces no era importante para mí — Entrelazó sus dedos y los apoyó sobre su regazo —Apuesto que tú fuiste una estudiante sobresaliente. Obtenido puras “A” y todo eso.

—Bueno, en su mayor parte fueron “A”— Elena admitió.

—Ajam — Dijo la morena sabiendo que era así —¿A dónde fuiste, Estatal o Kazán?

—A ninguna — contestó —Se suponía que iría a Frunze pero terminé yendo a Vorochílov.

—¿A Frunze? Oh, ya me parecía. Eres una pequeña diablilla Militar. ¿Y por qué no fuiste allá?

—Es muy largo de contar — Viendo la apariencia expectante en la cara de Yulia, Elena movió su barbilla señalando hacia el balcón —Vayamos allí afuera. Será más cómodo.

—¿Qué pasó?— Yulia preguntó una vez que ya estaban en el balcón.

—Bien. Tienes que entender que la vida militar no es la misma que la vida de civil. Las cosas no se manejan tan fácilmente — Lena agradeció la oscuridad, haciéndole más fácil contar su historia —La apariencia lo es todo y los chismes se mueven a través de las tropas más rápido de lo que te puedes imaginar. Era una sénior en la escuela secundaria y mi padre había sido situado al oeste de la ciudad cuatro meses antes. En el otoño tienen un baile de etiqueta para celebrar durante el fin de semana el regreso a casa. Mi padre me arregló una cita para salir con un cadete de cuarto año llamado Semion Budyonny.

—¿Semion?— Yulia bufó y buscó sus cigarrillos —¿Por qué alguien avergüenza a un niño con un nombre como ese?

—Probablemente porque él fue Semion Budyonny tercero, el nieto del General Semion Budyonny y el hijo del Capitán Semion Budyonny.

—Aun así es una razón pésima para llamar a su niño, Semion.

—De cualquier manera, el ego del Cadete Budyonny estaba sólo empequeñecido por sus hormonas, especialmente después de haber tomado varios sorbos de no sé qué licor que llevaba escondido en su chaqueta. Después de pasar la mayor parte de la noche hablando de sí mismo, el señor personalidad pensó que tenía derecho a más que sólo unos cuantos bailes formales.

—¿Quieres decir que él intentó...?

—Oh sí, ciertamente lo intentó —dijo —Dimos un paseo por la base y él hizo todo lo posible por abrazarme. Yo lo empujé y comencé a caminar de regreso, dispuesta a dejarlo pasar sólo como una mala cita, pero él no se dio por vencido tan fácilmente. Me empujó contra un árbol e intentó meter sus manos por debajo de mi vestido. Ahí fue cuando grité y le di con la rodilla.

—Bien, el bastardo se lo tenía merecido — dijo Yulia, dando una larga calada a su cigarrillo —Deberías haberle pateado las pelotas.

—Hubiera deseado haberlo pensado mejor en ese momento — Elena admitió —Darle con la rodilla no fue suficiente para quitármelo de encima. Me derribó al suelo y comenzó a golpearme. Otro cadete escuchó mis gritos y corrió hacia mí. Si él no hubiera estado paseando por ahí, dios… estábamos demasiado lejos del resto de la fiesta.

—¿Supongo que como era el nieto del General no le castigaron ni nada, verdad?— Elena suspiró y descansó su pie en su rodilla opuesta.

—No es tan simple. La Academia es muy estricta en hacer cumplir el Código de Honor.

—¿Qué pasó?

—Estaba bastante alterada para cuando el cadete me trajo de regreso. Cuando llegamos a la puerta principal ahí estaba parado mi padre, el General Semion Budyonny, y otros oficiales de alto rango. Imagínate como me veía. Allí estaba, mi vestido desgarrado todo lleno de lodo, hierba y manchas en toda mi espalda. Mi padre me hizo pasar a un cuarto privado y le dije lo que había sucedido. Él salió y regresó algunos minutos después para llevarme a casa.

Mirando las estrellas centelleantes, Elena dejó que sus emociones flotaran en su mente de nuevo.

—Mi padre nunca me mintió, y se lo agradezco. Él me dijo que era mi palabra contra la de Semion y por supuesto ya sabrás cual fue su historia.

—Qué tú lo deseabas — la stripper adivinó.

—Él dijo que yo lo había provocado y que cuando él se rehusó a acceder a lo que yo quería, comencé a gritar.

—Por supuesto — Yulia dio un bufido.

—Padre también me dijo que el General Semion Budyonny le recordó que el padre de él había muerto como un héroe en Líbano cuando Budyonny aún estaba en el bachillerato — Negó con la cabeza, distraídamente identificando las diversas constelaciones flotando en el cielo —Todo lo que hubiera pasado es que con solo una llamada del General mi padre hubiera sido enviado fuera de la base o algo peor.

—¿Así es que tu padre te hizo retirar los cargos?— Elena asintió con la cabeza.

—No había realmente mucho de donde elegir. Si presentaba una queja, habría traído a los medios de comunicación y habrían destrozado a la academia y al General Semion Budyonny. Mira lo que les hicieron a los Kennedy en América. ¿Imagínate si al nieto de un general e hijo de un héroe de guerra, fuera acusado de intento de violación?— Apoyando sus codos sobre los brazos de la silla, entrelazó sus dedos —Padre y el General acordaron algo a puerta cerrada. Él nunca me dijo qué pasó, sólo que se había terminado y que yo debería olvidarme del asunto. Escuché a uno de los cadetes decir que Budyonny había perdido su rango como Comandante del Batallón y estaba recluido en la base, pero que aun así se le permitió graduarse.

—¡Oh! que gran castigo— Yulia se burló.

—De hecho, perder un rango en la academia es un punto negativo para tu carrera. Él nunca podrá subir un rango más en la cadena de orden. Pero de lo que sí estoy segura es que no creo que piense en tocar a otra chica de nuevo.

—¿Por qué no? Él logró salirse con la suya una vez, ¿qué podría detenerlo?

—Los otros cadetes. Después de una semana del incidente, un grupo de cadetes atrapó a Budyonny en las regaderas y supongo que le dieron una buena paliza. Él pasó un par de días en el hospital pero nunca reveló quién estaba involucrado.

—Se lo merecía. Espero que hicieran un buen trabajo de modo que él ya no pueda usarlo de nuevo.

—Bueno, no creo que hayan llegado a tanto — dijo Elena, con tono de cólera en su voz —Creo que mi padre sabía quienes lo hicieron pero jamás me lo dijo.

—¿Estabas molesta con él porque no te defendió?

“¿Estaba molesta con él?” Se quedó con la mirada fija hacia las estrellas de nuevo.

—En ese momento estaba furiosa con él porque creí que no estaba de mi lado. Culpé al Ejército por haberlo obligado a encubrir al General. Por eso es que acepté una beca para Vorochílov. No fue hasta que fui adulta que entendí porque hizo esas cosas de la manera en que las hizo.

—No lo entiendo— dijo Yulia.

—Svetlana me dijo una vez que algunas veces la única forma de ganar es comprometiéndose. Eso fue lo que tuvo que hacer mi padre con el General Semion Budyonny. Él no pudo lograr echar a Budyonny hijo de la academia pero se aseguró de que su carrera fuera arruinada. Cada vez que le ofrezcan un ascenso, será cuestionado por ese incidente. Por hostigamiento sexual y porque oficiales se aprovechan de las reclutas femeninas, no creo que pueda jamás tener un ascenso en su carrera.

—¿Y consideras que con eso ganaste?

—Claro que si. No tienes que cortar las manos de un hombre solamente porque robó una barra de pan. Budyonny todavía podrá tener una carrera en el Ejército, solo que no será nada cómodo.

—Aún sigo pensando que lo tuvo demasiado fácil — Yulia se quejó — Siempre lo hacen. Solo porque el tipo tiene dinero o poder puede salirse con la suya — Un cigarrillo fue encendido —Ah, a quien engañamos. Hasta los patanes borrachos piensan que pueden salirse con la suya cada vez que se les da la gana.

Elena de nuevo deseó tener una vela sobre la mesa y poder ver la expresión que provenía junto con ese duro tono de voz.

—¿Pasó algo en el trabajo esta noche?

—Nada que no haya ocurrido antes— la stripper dijo con un suspiro — Fue solo un riesgo típico del trabajo. Un idiota decidió esperarme fuera de la salida hasta que yo acabara. Habría estado bien si Iván hubiera estado donde se supone debía de estar — Elena alarmada, se enderezó.

—¿Te lastimó? ¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Estoy bien. He trabajado por mucho tiempo lo suficiente como para saber cómo arreglármelas con un borracho estúpido — dijo despectivamente.

—Pero aun así te molesta — Elena intentó reprimir un bostezo pero falló — Ya me estoy haciendo vieja para las desveladas. El sol saldrá en un par de horas — Esperó por una respuesta y no recibió ninguna — Bien, supongo que es hora de...

—¿Puedes usar el ordenador para encontrar personas?— preguntó Yulia.

—Umm… sí, hay lugares en línea donde puedes buscar personas — “Debería estar ya acostumbrada a la forma en que rápidamente cambia de tema”, pensó para si misma —¿Piensas buscar a tu hermana?

—No lo sé, tal vez.

—Bien, eres bienvenida para usar el ordenador y tratar de encontrar a tu hermana si tú quieres — “Olvida la vela, voy a comprar una de esas linternas de baterías”. Algunos segundos pasaron antes de recibir un gruñido de la pelinegra —¿Sabes que hay compañías que se dedican a buscar personas pagándoles una retribución?

—Lo sé. Hace tres años gasté cerca de quinientos Euros en buscarla. No sabía el número de su seguro social así que no había mucho que ellos pudieran hacer — Lena escuchó el sonido de la silla raspando la madera mientras Yulia se ponía de pie —Sólo estaría desperdiciando mi dinero otra vez — La morena golpeó ligeramente la mesa —Estoy cansada. Buenas noches.

Elena se quedó sentada ahí por pocos minutos después de cerrar la puerta, escuchando los sonidos de la noche. Pensando acerca de su infancia, trató de recordar como había sido su vida a los quince. Imágenes de ella en bicicleta, largas sesiones de llamadas telefónicas, videos de música y sus visitas a parques vinieron a su mente. “¿Cómo pudo sobrevivir ella? A los quince años nunca habría sido capaz de valerme por mi misma”. Se estremeció al pensar por lo que Yulia tuvo que haber pasado y se encontró a si misma pensando en su compañera de apartamento con gran admiración. Con un gran bostezo se levantó y entró.

El ordenador la tentaba a ir a ella pero la cama le tentaba más. Después de quitarse la ropa, la dobló pulcramente y la metió en el cesto. Vistió su pijama de seda y una esquina de la manta fue doblada pulcramente hacia un lado antes de apagar la luz y meterse en la cama.


CONTINUARA...



Nos leemos la semana entrante!
RAINBOW.XANDER
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/23/2021, 11:13 am

Capítulo Catorce


Elena sonrió al dar click sobre el botón de guardar. Se había despertado solo hacía dos horas, y ya había logrado escribir cuatro páginas completas.

Estaba tan concentrada en su escritura, que no escuchó los primeros dos timbrazos del teléfono “No ahora” suspiró, haciendo rodar su silla con ruedas hacia el borde de la cama y contestó el aparato que estaba sobre la mesita de noche —¿Hola?

—¿Me has estado llamando?

—¿Viktor?— Usó sus pies para empujar la silla de regreso al ordenador — ¿Dónde has estado?

—Mira Elena, solo escúchame ¿Ok? Sé que debes estar un poco molesta conmigo…

—¿Molesta?— Puso un pie en el borde de su escritorio y el otro sobre él — Creo que molesta es una palabra muy sutil para esto, ¿no lo crees? ¿Sabías que ella era la stripper del Soho´s Room Club?

—Bueno, err… um...

—Viktor, tus orejas se están poniendo rojas. No me mientas, te conozco demasiado bien.

—Elena, cuando ella entró en mi oficina pensé que había sido una intervención divina. Tú sabes que ya ha pasado mucho tiempo.

—No necesito que me arregles encuentros amorosos.

—Te lo recompensaré, lo juro — dijo, con la voz subiendo de tono —Ya le encontré a ella otro lugar. Un dormitorio en el otro extremo del complejo. Y aun seguirá pagando la misma renta que ahora.

—¿Tú le encontraste ...? — Elena vaciló. ¿Eso no era acaso lo que quería? No podía estar viviendo con una bebedora, que fumaba marihuana, que era una stripper bastante mal educada, quería que se fuera, ¿o no? Eso es lo que estaba deseando ¿no es así?

—¿Elena?

—Si, aún sigo aquí, Viktor. ¿Así es que le encontraste otro apartamento?

—Está cerca de los contenedores y tiene solo un baño pero creo que será suficiente para ella. Lo tomé por 175 rublos y puedo hacer uso de los viejos muebles y el hecho que no ha sido rentado en 4 meses no causará problemas con la oficina central. Será perfecto, Elena. Te prometo que le gustará y se mudará —dijo alentadoramente —Todas las alfombras han sido limpiadas y podrá mudarse a su nueva casa el fin de semana.

—Um.....— Maldición, ¿qué estoy pensando? —¿Viktor? ¿Me puedes hacer el favor de no mencionarle esto a Yulia?— El silencio invadió la línea telefónica.

—¿Escuché correctamente? ¿No quieres que se mude?

—Bueno…mira, tú dijiste que el apartamento no había sido rentado en 4 meses, ¿correcto?

—Así es. La gente siempre quiere muebles y alfombras nuevas y no se podrán reemplazar hasta el próximo año.

—Así que si las cosas cambian y el apartamento está todavía disponible, ella podría tenerlo al mismo precio, ¿correcto?

—Supongo, pero no se lo puedo estar apartando. Si puedo conseguir un inquilino para el apartamento, lo rentaré.

—Entiendo — dijo, sintiéndose más confiada de que había tomado la decisión correcta —Creo que las cosas podrían funcionar por aquí después de todo.

—Oh, ¿en serio?— dijo, acentuando más las últimas palabras —¿Tu cama está teniendo algo más de acción?

—Viktor, basta con eso —reprendió —Yulia es heterosexual y yo no estoy interesada en mujeres heterosexuales. Es sólo que…pues, nos estamos llevando bien, eso es todo.

—Se están llevando realmente bien, estoy seguro.

—¡Viktor!

—Está bien, está bien. ¿Estás segura de esto?

“¿Lo estoy? Aspiró profundamente y soltó el aire lentamente” —Estoy segura.

—¿Y ya no estás molesta conmigo?

—Ya no estoy molesta contigo. ¿Y dime como están las cosas entre tú y Mihail?

—Lo usual. Parece una perra celosa ya sea por una cosa o por otra. Es realmente molesto, realmente no sabe como dejar pasar las cosas.

—¿Qué hiciste esta vez? ¿O, debería decir con quién?

—No hice nada esta vez. Él sólo cree que sí lo hice.

—No es como si él tuviera razón para dudar de tu palabra, Viktor.

—Claro que no. Bueno, al menos no últimamente.

—Exactamente — ella dijo —Así que ahora que ya no estoy molesta contigo, cuando venís Mihail y tú a cenar?
—¿Qué tal esta noche? Él se queja que no sale lo suficiente. ¿Te sientes con ánimos de cocinar?

—Bueno... — Riéndose, Elena negó con la cabeza y sonrió — Bien. No creo que Yulia tenga que salir a trabajar hasta las siete más o menos. Hagamos la cena como a las cinco treinta.

—Maravilloso. Mihail ahora conocerá a alguien nuevo para quejarse sobre mí.

—¿Estás a dieta otra vez?

—Oh cielos, por favor. ¿Con estos muslos? Ningún fettuccine alfredo para mí.

—Bien. ¿Qué tal un pollo con limón?

—¿Quieres que traigamos alguna cosa? Mihail acaba de aprender a cocinar un soufflé de espinacas de miedo.

—Suena delicioso.

—Espléndido. Él dice que no aprecio demasiado lo que cocina. ¿Casual o semi-formal?

—Casual, por favor. Es una simple cena, Viktor, no un banquete.

—Casual entonces. Las veremos entonces a ti y a la señorita grandes tetas a las cinco.

—Viktor, ni siquiera se te ocurra hacer ese tipo de comentarios delante de ella— Dijo Elena, sabía demasiado bien que su amigo tenía ese hábito de señalar las características más sobresalientes de las personas de una forma no muy sutil —Ella es un poco sensible.

—Ok.

—Bye, Viktor.

—Bye.

Colgó el teléfono y devolvió su atención a la escritura. Minutos más tarde escuchó a Yulia salir de su habitación y entrar al baño. Después escuchó el chasquido del cerrojo. Hora de bañarse, adivinó, y lo confirmó un minuto más tarde por el sonido del agua corriendo. Decidió tomar un descanso breve, Elena vestía su túnica y se dirigió hacia abajo.

El ruido del secador de pelo ahogó por completo todos los demás sonidos en el modesto cuarto de baño. Yulia observó su reflejo mientras usaba el secador y cepillaba su oscuro cabello. “Necesito un corte de pelo”, pensó cuando un largo mechón se rehusó a acomodarse. Un olor agradable flotó en el aire por debajo de la puerta. “Mmm, maravilloso ¿Que estará cocinando?”

“Huele bien”. Le dio a su pelo algunos cepillados finales antes de apagar el secador y desenchufarlo. Vistió unos cómodos pantalones cortos y una camisa sin mangas, esperando pasar el resto del día relajándose antes de ir a trabajar al club más tarde. Deslizando sus pies en sus sandalias, lanzó su toalla sobre el tubo de la ropa sucia y dejó el cuarto de baño.

Encontró a Elena en la cocina retirando una bandeja de rollos del horno.

—Buenos días.

—Buenos días— la escritora contestó, colocando cuidadosamente la bandeja caliente sobre el estante —Realmente ya son diez minutos después de mediodía así que buenas tardes — Movió los rollos hacia un plato —¿Dentro o fuera?

Yulia se asomó a las puertas de cristales corredizas y vio el cielo nublado.

—Mejor dentro.

—Compré un buen racimo de moras ayer si es que quieres ponerle algo a tu cereal — dijo Elena mientras llevaba el plato de rollos a la mesa —¿A menos que quieras compartir una toronja conmigo?

—¿Toronja? Ugh. Gracias pero yo me las arreglaré con mi cereal alto en azúcar — La morena cruzó el cuarto y abrió el refrigerador, sacando la leche y las moras —¿Podrías llevarme a Dunphy’s más tarde? Es que debo recoger mi coche. Se supone que ya está listo.

—Seguro. Tengo que ir al mercado de cualquier manera para comprar algunas cosas para la cena. Viktor y Mihail vienen esta noche.

—¿El tipo que me alquiló el lugar?

—Y su novio más reciente— Dijo Elena mientras cortaba su toronja por la mitad.

Yulia llenó un tazón de cereal y se dirigió hacia la mesa.

—¿A qué hora vendrán?

—Alrededor de las cinco. Calculé que podríamos cenar alrededor de las cinco treinta así que tendrás tiempo para prepararte para tu trabajo después — Sorprendida por la idea, Yulia sólo podía tartamudear como respuesta.

—Ee…eso suena bien. ¿Viene Svetlana?

—No. Los viernes tiene sesiones de grupo hasta las nueve. Ella estará en el juego mañana.

—Oh, entonces ¿solo somos nosotros cuatro?

—Sí. Pensé que sería genial que tuvieras la oportunidad de conocer a los chicos. Viktor es un amor — Elena colocó un pedazo de toronja en su boca —Y Mihail te recordará a un gran oso de peluche. Él es agradable cuando quiere pero a veces es tan frío como un refrigerador.

—Suena como que son una pareja extraña.

—Lo son — Elena se rió —Bien, tú ya has visto a Viktor. Él mide más o menos como 1.60 mts — Yulia asintió con la cabeza en acuerdo —Mihail mide por lo menos 1.80 mts y pesa cerca de 120 kilos — Otro pedazo de toronja desapareció en la boca de la escritora — Es un hombre que hace de todo. Él puso los estantes del gabinete y el armario en tu habitación.

—¿Tiene un hermano que sea mecánico?— Preguntó mientras vaciaba la leche sobre las hojuelas —No puedo creer que me costara trescientos rublos arreglarlo esta vez. Acabo de gastar doscientos cincuenta hace apenas tres meses.

—Creo que su hermano es sacerdote.

—Mejor aún. Él podría darle a mi auto los santos oleos — Sonrió cuando Elena se rió pero por dentro se preocupó. Las reparaciones se estaban volviendo más frecuentes y más caras. Sabía que no pasaría mucho tiempo para que tuviera que comprar otro coche pero estaba corta de dinero y el mudarse a este apartamento le había costado mucho del dinero que tenía ahorrado. Además, había pagado las últimas cuentas de servicios públicos de su anterior apartamento y simplemente no tenía dinero para otro coche.

Lentamente masticó un bocado de cereal. “¿Qué voy a hacer?” No pasará mucho tiempo antes de que Elena le pida la mitad de las cuentas más recientes. Iba a ser un verdadero esfuerzo asegurar apenas el dinero de la renta para pagarla a tiempo. El día de paga es dos días después.

—¿A qué hora quieres ir a recoger tu coche?

—Oh — La pregunta de la escritora la sacó de sus pensamientos — Creo que después de que comamos. Cuando te hayas desocupado.

—Podemos irnos dentro de una hora más o menos. Tengo que darme una ducha y vestirme primero. No creo que sea buena idea pasearme en pijama por las calles.

—A alguien le gustaría eso, estoy segura— Dijo Yulia, usando su cuchara para seguir una mora de su cereal. Atrapándola, finalmente la metió en su boca —Estas saben bien. Deberías comer algo.

—Pensaba hacerlas en molletes caseros de postre para esta noche.

—Oh — Yulia sonrió y asintió la cabeza con entusiasmo, su boca se le hizo agua ante el pensamiento —Amo los molletes de mora.

—Entonces, habrá molletes de mora para el postre.

—Genial — Apartando su tazón vacío, trató de alcanzar su café —¿Y qué habrá para la cena?

—Pollo con limón acompañado de arroz tipo oriental y soufflé de espinacas.

—Suena… interesante — Miró hacia arriba para ver los ojos verdigrises de Elena que le sonreían.

—La comida sana no te matará.

—Eso es lo que tú crees. Mi estómago no la reconocerá — Se reclinó en su silla, ya no sentía el deseo de irse rápidamente de la mesa una vez que terminaba la comida. Elena le dio la confianza de que era bienvenida de sentarse y quedarse —¿Puedo preguntarte algo sin que pienses que soy estúpida?

—Yulia, puedes preguntarme cualquier cosa y no pensaré que eres estúpida.

—¿Qué es el soufflé de espinacas?

—¿Nunca has comido espinacas?

—Solo una vez durante una cena pero nunca les di importancia. Usualmente están frías cuando las he comido.

—Bien… se le llama soufflé cuando es horneado y las hace ser ligeras y vaporosas. Es realmente muy bueno — Elena hizo una pausa —Mihail lo traerá.

“El que puede ser tan frío como un refrigerador” —Oh. Supongo que no me matará si pruebo algo.

—Intentaré poner una pequeña cantidad en tu plato.

—¿Quieres que te ayude con la cena?

—No, yo me haré cargo. Tú puedes entretener un rato a los chicos— Yulia observó la sonrisa que asomaba en la cara de Elena.

—¿Por qué? ¿Qué estás intentando decirme?

—Nada. Tú adoras a los chicos — La sonrisa se ensanchó.

—Elena — Yulia golpeó ligeramente con sus uñas repetidamente sobre la mesa con énfasis, secretamente gustándole la amistosa broma. Le hizo recordar las mañanas que pasaba con su hermana —Dime o esconderé la aspiradora.

—¿Esconderla? Tendrás que encontrarla primero. ¿Sabes acaso donde la guardo?— Ups, gran error. Dándose cuenta de que había sido atrapada, le dio a su compañera una sonrisa tímida.

—Lo sabría de seguro, pero tú mantienes el lugar tan limpio que no le vi la necesidad.

—Uh huh.

—¿No me crees?

—Ni un poco— Elena contestó con una sonrisa.

—Bien. No soy Susie Homemaker. Es solo que no suelo usar las aspiradoras, limpiar o hacer cosas como esas — Nadie le había enseñado eso y nunca pareció tener importancia. No es como si al idiota ese le importara si el lugar estaba limpio o no.

Memorias de su pasado le llegaron de pronto, Yulia sintió el peso familiar sobre sus hombros. Miró hacia abajo en la mesa. Perdida en sus pensamientos, no escuchó la voz de Elena la primera vez.

—¿Qué?

—Dije que lo estás haciendo bien.

—Tonterías. Tienes razón. No tengo ni idea donde guardas la aspiradora o la escoba y el trapeador o cualquier otra cosa que tú utilices para limpiar — “Ya tengo casi dos semanas aquí y aún no he pensado en ayudarle a limpiar el lugar” —Necesito un cigarrillo.

Poniéndose de pie, rápidamente cruzó el cuarto y abrió la puerta para salir hacia la cubierta. Maldición. El balcón de arriba ofrecía sombra protegiéndola del sol del mediodía mientras apoyaba su cabeza contra las tablas de madera. “No puedo creer que no supe dónde las guardaba”. Pensó recordando el remolque de sus padres. Ella sabía muy bien donde se guardaba la escoba en ese lugar. Había sido usada contra ella demasiadas veces cuando su madre se encontraba enfurecida cuando andaba borracha. Una mano firme agarró su hombro y Yulia saltó.

—Lo siento—, Dijo Elena mientras salía completamente a la cubierta —No quise asustarte.

—Está bien. Yo simplemente um…— “¿se lo digo así nada más?” —No es nada, no importa— Intentó marcharse dando media vuelta pero se encontró incapaz de resistir la amable presión de las manos de su nueva amiga.

—Yulia, sentémonos y hablemos un poco— “¿Esto será bueno o malo?” La morena se preguntó, a regañadientes cuando tomó asiento. “Sé que necesitaré un cigarrillo para esto”. Encendió uno y esperó a que Elena comenzara —Lo que quise decir ahí dentro, es que lo estás haciendo mejor ahora ayudando a mantener el lugar limpio— Miró a Elena.

—¿Cómo?

—En primer lugar, cuando entro al cuarto de baño ya no encuentro la toalla tirada en el piso o toda el agua derramada por el lavabo. Ya no dejas tus platos por todas partes. Ahora los encuentro en el fregadero o en el lavaplatos. Yo definiría eso como un buen avance.

—¿Y dónde guardas la aspiradora y la escoba?

—La escoba y la plancha están en el gabinete pequeño cerca de la lavadora. La aspiradora está en el armario cerca de las escaleras.

—Oh.

—Hagamos un trato, ¿Ok? Tengo un cierto modo de hacer las cosas. Eso incluye la limpieza. Seamos honestas, Yulia. Tú no limpiarás de la manera que yo limpio y yo terminaría haciéndolo de nuevo — Elena se reclinó en su silla —Sólo encárgate de recoger tus cosas y yo me encargaré del aseo general.

“Genial, ahora ella piensa que soy una buena para nada”.

—Mira, si me mostraras como hacerlo yo... — Yulia comenzó a decir.

—Realmente, no te preocupes por eso. Soy un poco neurótica sobre mantener el lugar limpio, mira que lo sé. Mi padre era muy especial en cuanto a la limpieza y el orden.

—¿Y qué pasaba si no se limpiaba?— Yulia preguntó.

Elena se inclinó hacia adelante, descansando sus antebrazos contra de la mesa.

—Una vez tenía prisa para ir al centro comercial con mis amigos e hice un mal trabajo haciendo mi cama antes de irme.

—¿Qué sucedió?

—Él reaccionó justo como un sargento lo haría. Tiró mi colchón al suelo. Desafortunadamente, cuando él hizo eso, encontró algo que jamás hubiera querido que viera— Su cara cobró una apariencia que Yulia no le había visto antes… de vergüenza. La pelirroja aspiró profundamente y continuó — Encontró algunas revistas de chicas.

—¿Tenías revistas pornográficas de mujeres bajo tu cama?

—Tres. Ninguna era de esas sucias. Simplemente eran de esas que puedes conseguir en una simple tienda de comestibles — La cara de la mujer pecosa se ruborizó ante la confesión —Sólo tenía curiosidad.

—¿Y es por eso que eres una neurótica de la limpieza? ¿Porque tu padre encontró tus revistas pornográficas?

—Habría preferido cualquier otra cosa, a que encontrara esas revistas.

—¿Se molestó mucho? — Yulia preguntó, sabiendo que su padre la habría golpeado por algo así.

—Molesto es una palabra suave— Dijo Elena —Mando a Aleksandr a la casa de un amigo y me estaba esperando junto con mamá cuando llegué a casa.

—Oh cielos.

—Él no estaba nada contento. No había hecho nada aún. Como dije, solo sentía curiosidad — El rostro de Elena cobró una apariencia distante —Tuve que sentarme por casi dos horas teniendo una conversación acerca de sexo con mis padres.

—Oh diablos, eso tuvo que ser horrible.

—Yeah, mamá hablando sobre la reputación y mientras mi padre daba largos lentos pasos por toda la habitación preguntándome repetidas veces que si tenía que ver con el incidente en Funze — Elena sacudió su cabeza — Aparentemente él creía que todas las lesbianas eran de esa manera porque habían tenido malas experiencias con los hombres. Se convencieron a sí mismos que sólo era una fase y que pronto se me pasaría, hasta que me mudé con Nastya.

—Ella fue tu primera, um...

—¿Amante?— Elena ofreció —Sí. Vivimos juntas alrededor de dos meses después de la graduación. Después de eso el romance se acabó y ella encontró imposible seguir viviendo conmigo. Por supuesto, para entonces ya no había necesidad de seguir negándolo a mis padres. Creo que para ese entonces lo habían aceptado — Se reclinó en su silla —Tal vez ese es el porque soy tan cuidadosa, limpia y ordenada en todo. Una que otra vez Svetlana me daba terapias y decía que era en parte por eso — Giró su cabeza para mirar el reloj de pulsera de Yulia —¿Qué hora es?

—Casi la una treinta.

—Será mejor que nos vayamos ya, si es que queremos ir al taller y a la tienda y regresar antes que lleguen los chicos.

—Oh. Sí — Secretamente Yulia dio un suspiro de alivio de que la conversación se acabara. El relato de Elena provocaba recuerdos que ella no quería que regresaran. Apagando el cigarrillo en el cenicero, siguió a Lena dentro. Para su sorpresa, la mesa había sido despejada. “¿Cuándo tuviste tiempo de”… Entonces recordó que Elena no la había seguido hacia afuera inmediatamente. “¿No puedes dejarlo pasar ni por un minuto, no es así?” Se preguntó silenciosamente mientras observaba a la pelirroja subir las escaleras. Caminó hacia el teléfono y llamó al taller para asegurarse de que su coche estaba listo antes de ir a su habitación para tomar su cartera y sus zapatos de lona. Tal vez podamos hacer una parada en la tienda de helados.

[…]

La pelinegra apoyó su codo contra el mueble del mostrador, descansando su barbilla en su mano.

—Nunca tendría la paciencia para eso.

Elena echó una mirada a su labor, rociando los condimentos sobre las pechugas de pollo.

—Es muy fácil seguir la receta.

—Demasiados pasos— dijo Yulia, cambiando de posición a sus brazos que descansaban sobre el mostrador —Prefiero algo que sea más fácil y rápido de preparar.

—Sí, ya lo he visto — Lena colocó la cacerola en el horno —Mi congelador nunca antes había visto comida de esa luego de que te mudaras a esta casa. Tu estómago debe estar hecho de hierro.

—Lo tengo acostumbrado. Crecí con este tipo de comidas congeladas sólo listas para servir y comer y pizza congelada también— Elena hizo una pausa pasando un paño sobre el mueble del mostrador.

—¿Has comido mucho de eso, huh?

“¿Cómo comenzamos a hablar de mí otra vez?” Ella se encogió de hombros — Supongo. Cualquier cosa que tenía macarrones y queso en una caja, eso se comía — Sus ojos cayeron sobre el libro abierto de recetas y cogió el libro más cercano hacia ella —Sabes, he visto estos en televisión y en las casas de amigos pero creo que mi madre nunca tuvo uno — Volvió la página.

—¿Nunca cocinaste algo agradable para ti?

—Era más barato comprar cosas pre-preparadas que comprar todos los ingredientes y hacer todo el trabajo — Fue salvada de seguir con la conversación por el timbre de la puerta.

—Esos deben ser los chicos— Dijo Elena, doblando el paño de lavar platos y colocándolo pulcramente sobre el grifo.

—Yo abro — Yulia fue a la puerta y se asomó por la mirilla, viendo sólo la imagen distorsionada del hombre que le alquiló el apartamento.

—¡Señorita Volkova!— El hombre pelirrojo exclamó cuando la puerta fue abierta. Antes de que ella pudiera reaccionar, la morena se encontró atrapada en un abrazo entusiasta. Viktor dio un paso atrás, sus manos apretando amablemente sus brazos — Es tan agradable verla otra vez.

—Um, hola— Sorprendida por el saludo, tomó toda su fuerza de voluntad para no quitarse de su agarre. Forzó una educada sonrisa y sutilmente dio un paso fuera de su alcance. Giró hacia la puerta abierta y recibió otra sacudida cuando vio al alguien gigantesco parado delante de ella. Sus grandes bíceps presionaban la camisa pulcramente blanca. El corto cabello rubio estaba algo alborotado, con picos de cabellos levantados en la parte trasera y a los lados. Su cara era redonda con grandes mejillas abultadas pero aun así Yulia podía ver fácilmente el azul brillante de sus ojos.

—Señorita Volkova, éste es Mihail— Viktor dijo dulcemente.

Quitó el plato cubierto de las manos de su amante y se fue caminando hacia la cocina. Yulia encontró su mano sujetada entre dos manos más grandes mientras Viktor se alejaba dejándola sola con el hombre que era fácilmente dos veces más alta que ella. Ella no podía decidirse si él parecía más a un luchador o un físico-culturista. De pronto, el enorme tamaño del desconocido le provocó que el corazón comenzara a latirle con fuerza trayendo así un antiguo miedo y el deseo de escapar inmediatamente. Entonces el gigante abrió su boca.

—Es un placer conocerla— dijo, su voz casi tan suave como la de ella — soy Mihail, el amante de Viktor.

—Hola— Yulia se sorprendió ante el contraste de la suave voz juvenil con el enorme hombre parado delante de ella —Yulia.

—Bien, es un verdadero gusto conocerte, Yulia — dijo, calmando con cada palabra su miedo —Debes disculpar a Viktor. Los buenos modales nunca han sido su fuerte.

—No empieces— una voz se escuchó desde la cocina —No es mi culpa que no pongas atención— El rubio hombre rodó sus ojos.

—Él piensa que me dice las cosas— susurró conspiradora mente. Yulia no podía evitar que una sonrisa cambiara su expresión —Apenas hace cuatro horas me dijo que teníamos que traer soufflé — Suspiró y negó con la cabeza —Pero tú no necesitas saber de nuestros problemas —Oh… bueno, um …huele delicioso — “Esa voz que tiene no va de acuerdo a ese enorme cuerpo”, pensó para sus adentros —Espera hasta que lo pruebes.

—Hola Mihail— Dijo Elena cuando entraba a la habitación, ofreciendo su mejilla para un beso ya acostumbrado —Es bueno verte otra vez.

—Siempre es un placer. Es bonito salir de la casa de vez en cuando— contestó, ganando un bufido de su amante parado cerca de la entrada de la cocina. Yulia miró hacia Viktor que negó con la cabeza y entró completamente a la cocina. Mihail se sentó sobre el sofá cruzando su pierna —Quería ir este fin de semana a la feria pero él le prometió a su madre que yo le arreglaría su porche.

—¿Prefieres que mi madre se quiebre sus caderas cayéndose por esas tablas todas flojas?— El hombre pelirrojo dijo mientras entraba en la sala de estar, con una bandeja de cóctel con bebidas en la mano. Él miró a Elena y lanzó resoplidos —Juro que está irreflexivo algunas veces. Aquí tienes amorcito, club soda con limón — Dio el vaso a la escritora, luego fijó su atención en Yulia. —No sabía lo que a usted le gustaba pero me imagino que le gusta el gin-tonic.

¿Ginebra? Miró con sorpresa a Elena, luego a su bebida. “¿Lena tiene bebidas alcohólicas en alguna parte? Oh qué idiota soy”. Al no haber visto a su compañera beber o haber visto alguna botella por ahí, Yulia asumió que no había licor en la casa. “Aquel día que me quedé aquí y sufrí por algo de beber, y ¿tú tenías alcohol guardado todo este tiempo?” Tomó nota mental para revisar lo que había realmente en los gabinetes de la cocina la próxima vez que Elena saliera.

—Gracias.

Viktor tomó su bebida y colocó la bandeja con su vaso en la mesita de café. Elena frunció el ceño ligeramente y le dio a Mihail la bebida.

—¿Mihail, qué tan difícil sería instalar una lámpara en el balcón de arriba?— El gran hombre rubio se encogió de hombros.

—No creo que sea tan difícil. ¿Es solo una pared de madera por fuera y tabla roca por dentro, verdad?

—Así es.

—No debería tomar más de un par de horas si hay un buen lugar para conectar el cableado. Probablemente lo podría terminar en una tarde —Viktor se inclinó a un lado del rostro de Elena.

—No me haría ilusiones si fuera tú— dijo —He estado esperando cinco semanas a que el señor “arregla todo” termine mi nuevo alimentador de pájaros.

—Lo arreglé… dos veces — el hombre se defendió —Y ambas veces lo has jodido.

—Bien, ¿cómo se supone que debo de verlo desde la ventana del dormitorio si tú lo escondes debajo de todas esas hojas?— El pelirrojo se enderezó y tomó un sorbo de su bebida —Honestamente simplemente no sé lo que piensas algunas veces.

—Pienso lo agradable que sería salir a algún lado por tan sólo una vez y que no tengas que estar fastidiando —Viktor mantuvo su bebida muy cerca de su pecho y golpeó ligeramente su pie en el alfombrado.

—¿Elena, me acompañas a la cocina por favor? Hay algo que quiero mostrarte.

—No creo que esas frases funcionen con ella— dijo Mihail, su joven voz otra vez llamando la atención de Yulia —Esos son cuentos para chicos adolescentes — él continuó. Oh. Yulia se sobresaltó. Diablos, el chico realmente lo ha jodido — Él piensa que le creo cuando me dice que está yendo al gimnasio — El rubio le dijo —El señor vanidad no se ha enterado que cancelé hace meses nuestra membresía — Yulia llevó el vaso hacia sus labios, saboreando un poco el trago. Unos pocos más de estos y no tendré que ir arriba a por un porro, caviló tomando otro sorbo. Se percató que Mihail todavía le estaba hablando.

—¿Qué?

—Pregunté si quieres mostrarme el balcón, así le podré dar a Elena una mejor idea de cuanto podría costarle la instalación de la luz.

“Um...... ¿Arriba? ¿A solas?” Un pensamiento racional le decía que el gigantesco rubio no le iba a hacer daño pero aun así no pudo evitar tensar su cuerpo. Derramando el resto de su bebida, Yulia luchaba en pensar en dar una excusa para no subir arriba con él. Afortunadamente Elena sin intención vino a su rescate.

—¿Alguien quiere algo de ensalada de frutas?— Elena preguntó entrando en la sala de estar.
“Perfecto”.

—Suena genial — La morena se levantó rápidamente — La serviré mientras tú le muestras donde quieres la lámpara.

—Oh, ok. Está en el tazón verde en el refrigerador.

—Ok— Yulia escapó a la cocina, encontrando a Viktor apoyándose contra la verja de hierro en la cubierta. Encontró el tazón y lo colocó en el mueble del mostrador cuando él habló.

—¿Supongo que él te contó el hombre ruin que soy, hmm? — Meneó su dedo — Solo le pedí que hiciera un soufflé. No le pedí que preparara un pavo a mitad de agosto. Oh no, querida — Se acercó y tomó la cuchara de ella — Una buena regla Señorita Volkova es darle a su invitado solo una pequeña probada. Los platos del entremés siempre deben ser pequeños. ¿No quiere correr el riesgo de arruinar el apetito de alguien, verdad?

“Oh discúlpame, Martha Stewart”, pensó al ver como él le hacia la observación de ajustar las porciones. El pensamiento de ir arriba por un poco de marihuana fracasó cuando observó a Mihail y a Elena subiendo por las escaleras. Maldición, me tendré que conformar con un cigarrillo y una bebida. Mirando alrededor, divisó la botella de ginebra en el mueble del mostrador.

—¿Le gustaría tomar otra bebida, Señor Viktor?

—Oh por favor llámame solo Viktor, y no gracias — Él hombre cogió su vaso medio lleno y lo meneó — El hombre arregla todo no me dejará tomar más que un par de bebidas mientras estamos fuera.

—Él está arriba ahora — apuntó hacia fuera, sujetando la botella en su mano. El pelirrojo miró hacia la sala de estar vacía, luego a las escaleras antes de acercar su vaso a ella.

—Pues bien supongo que no hay nada de malo en tomar un poco más.

—No, absolutamente — ella dijo mientras llenaba su vaso.

—Gracias— dijo, llevando la bebida a sus labios — Ooh, esto si que está como para noquear a alguien, ¿no le parece? — Tomó otro sorbo — A usted le gusta prepáralos fuertes, Señorita Volkova.

—Yulia y si, mientras más fuertes mejor — Tomó un buen trago de su bebida y se dirigió hacia la puerta de cristal corrediza — Necesito algo de humo.

—Por lo que veo, Señorita, quiero decir Yulia — Él la siguió fuera — Veo que Elena está aplicando la regla de no fumar.

—Mm, una de sus muchas reglas — la stripper masculló mientras encendía su cigarrillo —Deberías ser un vendedor de coches usados — Viktor rió nerviosamente.

—Bueno, supongo que no fui completamente claro con todas las pequeñas peticiones de Elena.

—No, no exactamente — ella estuvo de acuerdo.

—Pero ustedes dos se están llevando muy bien por lo que veo — él dijo en defensa — A Elena le gustas.

—Viktor, mejor para de hablar de mí — la voz de la escritora se escuchó desde la cubierta superior. La cara del hombre se puso más roja que su pelo.

—Oh dios, pero que vergüenza — Subiendo el tono de voz habló — Solamente estaba comentando lo bien que os estáis llevando tú y la señorita Volkova.

—Uh huh, sé exactamente lo que estabas intentando hacer — dijo Elena, recargándose sobre el riel superior — ¿No te puedo dejar solo ni un minuto, verdad?

—Um, la ensalada de frutas está lista — Dijo Yulia antes dar un largo golpe a su cigarrillo —Y ya me está dando hambre.

—Ok, bajaremos en un minuto.

El tenedor de Yulia cuidadosamente evitaba todo menos las uvas y los melocotones mientras escuchaba a Mihail hablar incansablemente de cómo poner una instalación fija en la cubierta superior. Viktor y Elena estaban en una conversación profunda, acerca de algo que la stripper no estaba segura.

Decidió que era más interesante que los beneficios de colocar una luz en el balcón, y fijó su atención en ellos. Viktor negaba con su cabeza en desacuerdo con algo que dijo Elena.

—Bien, ¿entonces que van a hacer? ¿Decidir no publicar tu libro?

—Podrían hacer eso. Pero lo más probable es que presionen con acortar la fecha de entrega.

—Eso significa que te retirarán tus cheques — dijo Viktor — ¿Hay posibilidades de que puedas entregar antes del plazo?

—Aun si me sentara delante del ordenador día y noche no lo lograría. No puedo resolver hacia que dirección irán los personajes y toda la escena en proceso parece una estupidez en este momento — Lena comió otro poco de su ensalada de frutas y apartó a la fuerza el tazón, limpiando las esquinas de sus labios con su servilleta — Odio el bloqueo de los escritores — La alarma del cronómetro del horno terminó con la conversación —Me disculpan— dijo mientras se ponía de pie —Tengo que revisar la cena.

—Te ayudaré— Yulia se ofreció, no queriendo quedarse atrapada entre los peleados amantes. Siguió a Elena a la cocina.

—Siento mucho todo esto— la escritora dijo mientras sacaba la cacerola del horno —Algunas veces los chicos se ponen a pelear y no son capaces de dejar los problemas en casa.

—Está bien. Al menos no se están dando golpes.

—No, no llegan a ese punto — Lena comenzó a mover el pollo a la bandeja de servir —Lo peor a lo que pueden llegar es a no hablarse el uno al otro. ¿Te puedes traer el soufflé a la mesa?

—Seguro — Utilizando los guantes de cocina, recogió el plato de cerámica y se dirigió hacia la cubierta. El aroma flotó en el aire bajo su nariz, haciéndole agua la boca a Yulia. A pesar de sus anteriores dudas, estaba ahora deseando probar un poco de soufflé de espinacas. Encontró a Viktor y Mihail mirando hacia diferentes direcciones cuando salió a la cubierta.

—Oh, permíteme ayudar— dijo Mihail, moviendo un trébedes al centro de la mesa.

—Tienes que dejar lugar para el plato fuerte — Viktor dijo con mal humor, moviendo la fuente caliente a un lado para dejar espacio para la fuente de pollo. Una vez que Yulia se aseguró de que el trébedes de hierro estaba bien fijo, colocó la fuente sobre él. Regresó para ir a ayudar a Elena, pero se encontró a la mujer pelirroja cruzando la puerta con el plato fuerte en las manos.

—El arroz y la salsa todavía están dentro — Dijo, señalando con su barbilla hacia la cocina.

—Los traeré — Yulia rodeó a su compañera y regresó a la cocina. Sacando el arroz de la cazuela en el tazón, no pudo resistir probarlo un par de veces. Afortunadamente Elena había hecho suficiente.

Se sentaron en la mesa redonda sobre la cubierta, las mujeres sentadas una enfrente de la otra, Mihail a la izquierda de Yulia y Viktor a su derecha.

—Huele delicioso — Viktor dijo entusiasmadamente mientras tomaba de la fuente de Elena — No he comido pollo con limón en años.

—Bien, yo tampoco lo he probado, pero huele bien — Dijo Yulia mientras alcanzaba el plato.

—Oh no, querida, permíteme — Viktor dijo, devolviendo el plato sobre el trébedes. Puso dos pedazos en su plato y vertió una cantidad abundante de salsa sobre ellas — Confía en mí, te encantará.

Ámalo u ódialo, Yulia determinó poner una buena cara a su compañera. Esperó hasta que todos habían llenado sus platos antes de recoger su tenedor. Decidiendo que el arroz lucía más seguro, apuntó su utensilio hacia él.

—¿No has probado el soufflé todavía? — Mihail preguntó antes de hacer contacto con su comida.

—No seas tonto, Mihail — Viktor amonestó — Por supuesto que lo hará solo que ella va a probar el pollo de Elena primero. Adelante querida, pruébalo.

—De hecho... — ella empezó, mirando con vacilación el vegetal verde.

—No, está bien— Dijo Elena —Puedes probar el soufflé primero si quieres. No me molestaré.

—¿Ves?— El rubio dijo impacientemente a su amante — Continua, Yulia. Se derretirá en tu boca, lo juro —Seis ojos observaban como Yulia tomó un poco con el tenedor del plato y lo llevó a sus labios.

—Mmm — Como Mihail había predicho, realmente se derritió en su boca — Está bueno — habló entre dientes, metiéndose en la boca otro pedazo.

—Sabía que te encantaría— el hombre grande dijo, con su cara redonda resplandeciendo con orgullo.

—Por supuesto que está delicioso — Dijo Elena, tirando a Viktor una mirada para anticipar algún comentario.
Yulia bajó su cabeza para cubrir su sonrisa ante el intercambio silencioso. Animada por el soufflé, tomó su cuchillo y comenzó a cortar en pedazos el pollo.

—Entonces Elena — dijo Viktor, con una apariencia casi siniestra en su cara — ¿Vas a asistir al baile el próximo viernes en el centro comunitario? Escuché de buena fuente que Lyudmilla estará allí.

—Ella es demasiado oscura para ti, Elena — Mihail dijo sin mirar hacia arriba de su plato.

—Oh por favor — Viktor se recostó en su silla — ¿le gusta tener piercings en su cuerpo, y que con eso?

—Pues, que prefiero que mis mujeres no parezcan almohadillas para alfileres — Elena replicó.
Yulia masticó su pollo lentamente, más interesada en la conversación que en la carne picante.

—Eres demasiado selectiva— el pelirrojo dijo —Ya te lo he dicho antes. Enfréntalo cariño, ya no eres una jovencita.

—Es mi vida, puedo permitirme el lujo de ser quisquillosa al escoger — Elena protestó —Además, no voy a ir al baile. Tengo que quedarme en casa y lograr terminar algo de escritura.

—¿Vas a ir al juego mañana?— Yulia preguntó.

—Tengo que ir al juego pero no me quedaré por ahí después — Una sonrisa se formó en los labios de la escritora mientras miraba el plato de la ojiazul — Parece que disfrutaste el pollo. Estabas más hambrienta de lo que creías.

—Lo he disfrutado — Yulia se metió en la boca otro pedazo — Esto es realmente bueno.

—Así es, nuestra señorita Katina es absolutamente espléndida en lo que se refiere a materias culinarias — Viktor sonrió y usó su cuchillo para cortar su carne — Será una excelente esposa un día de estos.

—Basta— Dijo Elena, un sonrojo subió lentamente por su cuello. Yulia sonrió a su incómoda compañera, sabiendo que sería sólo un comentario leve. La conversación cambiaba rápidamente de una persona a otra.

—Eres tan adorable cuando te sonrojas — dijo Viktor — ¿No lo crees, Yulia?

—Bueno, um... — la morena recorrió con la mirada su plato, notando que solo quedaba algo de arroz en él. Tal vez Elena prepare esto alguna otra noche — Yo realmente no...

—Oh, está bien — El pelirrojo puso su mano sobre la de Yulia estrujándola —Lo siento, cariño. Es solo que me olvido de que tú estás del otro lado de la cerca — “Del otro lado de la...... oh”.

—Sí, bueno...

—No importa — Dijo Elena firmemente — Viktor, será mejor que te comportes o...— La pecosa se inclinó y le susurró en su oreja. Yulia observaba como él tragaba nerviosamente e inclinó la cabeza. Cualquier cosa que le esté diciendo, apuesto a que es algo serio. Mihail simplemente se rió y se sirvió otra porción de pollo.

—Ejem, entonces.... — Viktor recogió su tenedor y lo sujetó sobre su plato — ¿Ya te enteraste de que Mihail cerró un contrato de remodelación para ese edificio en la esquina de Tsentrálnaya y Shkólnaya?

—¿Dónde solía estar la unión de crédito antes del incendio?

—Exactamente. Están planeando hacer veinticinco oficinas así como también un salón y un vestíbulo — Mordisqueó un poco de pollo antes de continuar — ¿No es eso correcto, Mihail?

—Además de todos los cuartos de baño — el rubio contestó —Contrataré a los subcontratistas la semana próxima.

—Qué emocionante — Dijo Elena — ¿Cuánto tiempo piensas que te tomará ese trabajo?

—Depende. Estamos haciendo el trabajo de demolición ahora mismo y eso tomará al menos dos semanas o más. Una vez hecho eso creo no más de tres o cuatro meses.

—Si él lo hace en tres meses, tendremos lo suficiente como para hacer ese viaje a Amsterdam con el que hemos estado soñando.

Yulia levantó las cejas. Después de todo el pleito y comentarios sarcásticos entre estos hombres toda la tarde, Viktor estaba hablando de ir de vacaciones juntos. ¿Cómo puedes ser tan malo con él un momento y después actuar como si fueran una pareja de recién casados?

—Igual podemos ir si logro terminar el trabajo en cuatro meses, solo que no podríamos hacer ese pequeño paseo a Munster para ver la Piedra de Blarney— Viktor se volvió hacia Yulia — Elena ha oído esta historia antes pero hice una búsqueda de genealogía en mi familia unos cuantos años atrás y me enteré de que mis antepasados realmente fungieron como sirvientes para Lord MacCarthy.

—Oh no, no la historia de tu familiar otra vez — Elena gimió en broma — Al menos espera hasta después del postre. Hablando de eso… — Se limpió sus labios con la servilleta y se puso de pie — Si me disculpan tengo que entrar para meter los molletes al horno.

Yulia observó como la compulsiva mujer comenzaba a levantar la mesa, apilando los platos y demás utensilios. “¿Por qué hace eso en este instante?” Se preguntó. “No es como si necesitáramos usar la mesa para otra cosa ahora mismo”. Aun así, una breve punzada de culpabilidad fue suficiente para ponerla en movimiento, levantándose y ayudando a la escritora a llevar las cosas a la cocina.

—¿La mesa o la sala de estar?— Viktor cuestionó.

—En la sala de estar— Dijo Elena antes de sacar un tazón para batir, al estante superior —Estaremos allí en un minuto — Tomó las moras, los huevos, y la mantequilla del refrigerador — ¿Quieres pasarme la cacerola para los molletes?

—Oh, claro — Yulia miró los gabinetes inferiores, intentando adivinar en cual estaría la cacerola.

—En el segundo de la izquierda al lado de la estufa.

—Gracias — Arrodillándose, abrió la puerta y miró con atención dentro del espacio oscuro. Por supuesto. Las cacerolas cuadradas estaban pulcramente acomodadas al lado de una pila similar de cacerolas rectangulares. Las cacerolas para los molletes estaban en el estante más bajo —¿Cuál de todos?

—El cuadrado número nueve al lado de la pila de seis tazones — Encontrando la correcta, Yulia se levantó y la colocó sobre el mueble mostrador. Elena le daba la espalda a ella, permitiendo a la stripper observar como mezclaba la leche, huevos y otros ingredientes dentro del tazón. La batidora salpicó sobre el mostrador y Elena limpió de inmediato.

De nuevo la batidora eléctrica salpicó fuera del tazón y Elena volvió a limpiar nuevamente.

—Era más fácil dejarlo así hasta que hubieras terminado y después limpiarlo — sugirió, sabiendo que desperdiciaba sus palabras.

—¿Crees que dejaría ese desorden, tan sólo por un minuto? — Arrastró el tazón y se apoyó contra el mueble mostrador al lado de Yulia — Esta es una de mis pequeñas manías, así como tú tienes la costumbre de poner los ojos en blanco cuando algo te irrita.

—¿Qué... ? Yo no hago eso.

—Sí que lo haces — Dijo Elena — Mira, lo estás haciendo ahora mismo.

—Nadie antes me ha dicho que pongo mis ojos en blanco — Elena se movió más cerca y se inclinó para que su boca quedara cerca del oído de Yulia.

—¿Y a cuántas personas les has permitido acercarse lo suficiente para poder notarlo?— Sin esperar respuesta, ella tomó el tazón de las moras —Toma, puedes mezclar las moras. Usa una cuchara de madera y hazlo suavemente. No querrás espachurrarlas todas.



CONTINUARÁ...
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