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At Seventeen

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Mensaje por Anonymus 12/11/2014, 12:27 am

Bueno les traigo una adaptación nueva, espero le gusta

PROLOGO

Elena Katina y Julia Volkova conocieron cuando tenían diez años de edad. Elena-hija de padres ricos y Julia, la hija de su empleada doméstica, se convirtieron en buenas amigas, pero ambas sabían su lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna de que se convertirían en amantes... también nunca hubo una duda que Elena se casaría y mantendría su posición social en la comunidad. Poco a poco, se fueron separando, su historia de amor que termina con el matrimonio y el embarazo de Elena. Ahora, años después, Julia vuelve a su ciudad natal para cuidar a su madre enferma. ¿Pueden reconstruir su amistad? ¿O será su recién encontrada cercanía traen recuerdos de su amor perdido hace mucho tiempo? Viaje a través de los años con Julia y Elena y ver su amor se despliegan a medida que avanzan desde los adolescentes a las mujeres jóvenes y en edad adulta.


PRIMERA PARTE ‘’EL AMOR ES ETERNO’’

CAPÍTULO 1

-¿Quieres abrir una tienda en tu ciudad natal? ¿En Brook Hill?
Creo que eso es grandioso -dijo Charlotte mientras le entregaba a
Julia una copa de vino tinto. Julia asintió en agradecimiento
-La ubicación es completamente idea de Jarod. Al menos nos dará la oportunidad de estar con nuestra madre, mientras estemos levantándola y gestionándola. Y luego nos permitirá atenderla a ella con mayor frecuencia, si tenemos una tienda ubicada allí
-¿Así que no vas a moverla después de todo al centro de ayuda especial?” preguntó Tracy mientras se unía a ellas en el patio.
-Ese era el plan original, pero si tenemos una tienda allí, estaremos alrededor más de lo que hemos estado ahora. Ella
ciertamente no estaba muy emocionada con esa opción” dijo
Julia- Jarod ha estado yendo allí una vez a la semana. El cáncer
todavía está en remisión, pero realmente hizo mella en ella la
segunda vez. Mamá está agotada. Hay tantas cosas que ya no puede hacer -tomó un sorbo de su vino y dejó la copa sobre la mesa- mientras estamos levantando la tienda y arrancándola, me quedaré con ella. Eso me dará la oportunidad de ver cómo le está yendo realmente. Sigo diciéndome a mí misma que setenta años no es ser viejo

Pero ellos necesitaban tomar algún tipo de decisión. Su hermano había asumido el papel de cuidador el último par de años. No es que Julia se hubiese negado. Era sólo que no se atrevía a pasar más de un día allí a la vez, por temor de encontrarse con Elena. Charlotte la miró por un momento y Julia se preguntó si estaba cayendo en su papel de psicólogo.

-Has sido muy vaga en cuanto al por qué rara vez vas a cuidar de
ella -dijo Charlotte. Julia le sonrió
-¿Estás intentando ponerme en tu sofá, Dra Rimes? –Charlotte negó con la cabeza
-No. Prometí que nunca haría eso -sonrió- sin embargo serías
un excelente modelo de estudio. Simplemente tenía curiosidad por saber si había algo que te mantenía aquí o había alguna razón en particular por la que evadías ir allá
-¿Qué es lo que estás pescando, doctora? -Charlotte se echó a reír- Tracy y yo te hemos conocido por seis años, Julia. Sin embargo, sigues siendo un misterio
-No soy un misterio –insistió- no intencionalmente, por lo menos.
-¿Por qué no has traído a Ally? -preguntó Tracy- aún están saliendo ¿no es así? -Julia alcanzó la botella de vino, añadiendo un poco más a su copa antes de contestar. No había visto a Ally en dos semanas y no había hablado con ella en por lo menos seis o siete días ¿Aún estaban saliendo?
-He estado muy ocupada –dijo evasivamente. Charlotte le dio su lenta sonrisa que decía que sabía que estaba mintiendo- y otra que se escurre –Julia se encogió de hombros- no era serio, como sabes
-Nunca lo son ¿o sí?
-Ella nos cae bien -dijo Tracy
-Sólo porque ella y Charlotte pueden hablar de cosas de doctores -Julia levantó una ceja- ¿Realmente las he conocido durante seis años?
-Seis años e innumerables cenas, sí -dijo Charlotte- pero aún sabemos muy poco acerca de ti -Julia se detuvo, su mirada iba entre sus dos mejores amigas
-¿Qué más quieren saber?
-¿Por qué evitas ir a casa?
-¿Por qué es tu hermano quien insiste en que abras allí una tienda y no tú? -Julia se echó hacia atrás, preguntándose por qué nunca les había contado de Elena. La verdad era que no le había
contado a nadie acerca de Elena.
-Evito ir a casa por temor a encontrarme con Elena. Elena Katina –decir el nombre en voz alta trajo una oleada de recuerdos.
-¿Una antigua amante? -supuso Tracy.
-Sí -Charlotte también se relajó en su silla, una leve sonrisa en su
Rostro.
-Cuéntanos tu historia -Julia no sabía por dónde empezar ¿Cinco años atrás cuando había visto a Madison por última vez? ¿Diez años atrás? ¿La universidad? ¿La secundaria? ¿Su primer beso? ¿La primera vez que se conocieron?- Los Katin eran la familia más rica de la ciudad –dijo -Vivían en una gran mansión en las
afueras. Bueno, en las afueras en aquel entonces. Ahora la ciudad ha crecido en torno a ellos y es una verdadera finca. En fin, mi madre trabajaba para ellos. Ella comenzó como empleada
doméstica y luego se convirtió en cocinera y terminó supervisando al resto del personal para el momento en que se retiró
-¿Así que Elena era alguien que conocías desde niña? -preguntó Tracy.
-Sí. Después de la muerte de mi padre, estábamos luchando. Mi
madre no podía pagar el alquiler. Jarod era 10 años mayor que yo y se había unido al ejército, así que no estaba allí para ayudar. Éramos sólo mi madre y yo. Los Katin fueron lo suficientemente amables para permitirnos mudarnos allí. Habían cuartos para el servicio en la planta baja fuera de la cocina principal -dijo, recordando las cuatro pequeñas habitaciones que había compartido con su madre -yo tenía diez años


<Flash back>

-Es tan grande -susurró, mirando a la mansión mientras estaba de pie junto a su madre.
-Es sólo una casa -Julia agarró la mano de su madre y la siguió hasta la parte trasera, todo el tiempo mirando por encima de su hombro a la enorme construcción.
-Sra Volkova, veo que lo logró finalmente
-Hola, George. Sí. Mi coche está lleno hasta el desborde. Me temo que voy a tener que hacer un viaje más
-Te ayudaré a descargarlo -él se puso de pie- ¿Y quién es esta
bella dama? –Julia levantó la mirada hacia él
-No soy una dama –dijo- Tengo diez -Él se rió y se inclinó hasta su nivel.
-Bueno, entonces ¿cómo debo llamarte? -Julia se movió nerviosa y agarró la mano de su madre, un poco más fuerte
-Julia -dijo.
-Bueno, Julia, ese es un nombre muy bonito. Nunca te llamaré dama otra vez
-Gracias, señor
-Puedes llamarme George -Julia miró a su madre por permiso y fue recompensada con un guiño y una sonrisa. Entraron en la cocina más grande que jamás hubiese visto. Se detuvo y miró a su alrededor con los ojos muy abiertos.
-Julia, no toques nada -advirtió su madre. Se dió la vuelta, corriendo tras su madre. Por un corto pasillo, George mantuvo una puerta abierta para ellas. Su madre entró, pero Julia permaneció en la entrada.
-¿Es aquí donde vamos a vivir?
-Sí. Tendrás tu propia habitación -dijo su madre. Se mordió el labio
-Ya tenía mi propia habitación
-¿Tenías un televisor en tu habitación? -preguntó George. Julia negó con la cabeza- Bueno, entonces. Apuesto a que puedo arreglar que tengas una aquí -dijo.
-¿Puedes?
-Ey, George, no vayas por allí prometiendo cosas –dijo su madre. -No puedo permitirme otro televisor y la señora Katina puede que no quiera…
-Larissa, la señora Katina dijo que hiciera que te sintieras en casa. Si adicionar un cable de TV en la habitación de tu hija ayuda, entonces no hay problema. Y resulta que sé dónde puedo conseguir un televisor de repuesto –Julia miró desde el hombre hacia su madre, esperando con ojos optimistas. Otros niños en la escuela tenían televisores en sus habitaciones. Ahora podría ser genial tener una como ellos.
-Bueno, supongo que si no es mucha molestia -concedió su
madre. Julia sonrió alegremente hacia George
-También puedo ayudar. Mi papi me enseñó a hacer todo tipo de cosas. Incluso conozco todos los diferentes tipos de destornilladores –dijo con orgullo.
-¿Es eso cierto? Bueno, entonces tal vez puedas ser mi
ayudante
-Julia, George me va a ayudar a traer las cajas, entonces podrás comenzar a desempacar ¿está bien?
-Está bien, mamá -dijo. Antes de irse, su madre se volvió
Hacia ella- No vayas arriba. Los
Katin son lo suficientemente buenos como para permitir que nos mudemos aquí, pero allá arriba es su casa. No se te permite estar allí ¿entiendes?”
-Sí, señora –dijo ella, sin entender realmente.

Tan pronto como su madre estuvo fuera de la vista, Julia regresó a la cocina, todavía sorprendida por el tamaño ¿Quién necesitaba dos cocinas y dos refrigeradores? Más allá de la cocina estaba otro pasillo, éste mucho más amplio que el que la llevó a sus nuevas habitaciones. Ella fue hacia él, notando una escalera en la parte trasera. Sus ojos siguieron su longitud, y jadeó cuando su mirada curiosa fue recibida por otra igual de curiosa. Una niña de su edad estaba de pie en la parte superior, observándola. Su cabello Rojo era largo y rizado y Julia se le quedó mirando. La niña finalmente se movió, descendiendo hacia ella.

-¿Dónde está Larissa? -Julia permaneció de pie a los pies de la escalera -¿Quién eres tú? -La niña puso las manos en sus caderas -¿Quién eres tú?
-Julia… Julia Volkova -dijo ella.
-Soy Elena Katina. Vivo aquí -Julia sonrió
-Yo también -La niña frunció el ceño
-No, no es así
-Si es así
-¿Julia? -su madre llamó y Julia sonrió- ¿Ves? Esa es mi mamá
-¿Larissa es tu madre?
-Sí
-Pero Larissa no vive aquí
-Ahora sí -dijo Julia y se apresuró a regresar a sus nuevas
habitaciones. Se sorprendió al descubrir que la niña le seguía.
-Vaya, señorita Elena ¿qué la trae por aquí? –preguntó George. Elena miró alrededor de George, hacia donde su madre ya estaba
Desempacando una caja
-Tenía hambre y quería un bocadillo –dijo- ¿Qué estás haciendo? -Su madre le sonrió
-Vamos a vivir aquí ¿Tu madre no te lo dijo? -Elena negó con la cabeza.
-Bueno, de esta manera, voy a estar aquí todo el tiempo, no sólo
durante el día…” -dijo su madre- …en caso de que necesites algo
tarde en la noche, entonces estaré aquí para ti -Elena miró a Julia -¿Y ella estará aquí también?
-Sí. Julia tendrá una habitación aquí, también –Elena sonrió.
-Bueno. Entonces vamos a ser amigas”, tomó la mano de Julia y tiró de ella hacia fuera- te voy a enseñar mi patio de juegos -Julia volvió a mirar a su madre por confirmación.
-Sí, está bien. Vé afuera -Julia asintió y siguió a Elena, sólo para darse la vuelta al escuchar la voz de su madre.
-No te metas en problemas
-Ella siempre dice eso” -murmuró Julia.
-¿Por qué?
-No lo sé -luego sonrió- a veces las cosas se rompen
-No puedes hacerte daño aquí afuera -dijo Elena, echando a correr cuando rodearon la esquina del garaje trasero. Julia se detuvo en seco. El patio era tan grande como el de su escuela. Y todo para una sola persona. Wow.
-¿Quieres columpiarte? -Julia asintió con la cabeza, uniéndose a Elena. Se empujó con los pies, notando cuan sucios lucían sus zapatos en comparación con los de Elena.
-Tienes el mismo color de cabello que el sol -dijo Elena. Julia miró su hermoso cabello rubio y negó con su cabeza
-Se oscurece cada año -dijo.
-¿Por qué?
-No lo sé. Mi mamá dice que tal vez voy a tener el cabello castaño
como ella
-Oh ¿Cuántos años tienes?
-¿Cuántos años tienes tú?
-Nueve –Julia sonrió
-Yo tengo diez años. Mucho mayor que tú -Elena se echó a reír -Eso no es tan mayor
-Es demasiado -Elena dejó de columpiarse y la miró fijamente. Julia le devolvió la mirada, su mente joven maravillada del color de los ojos de Elena.
-Está bien. Si quieres decir que eres mucho mayor, puedes hacerlo. Aun así vamos a ser amigas
-Soy más inteligente también -dijo Julia con confianza. Esta vez Elena sonrió.
-Pero yo soy más bonita -Julia la miró parpadeando
-Mi mamá dice que soy bonita
-Lo eres. Solo que no tan bonita como yo -dijo con una
sonrisa dulce. Julia asintió y empujó con sus pies, columpiándose
nuevamente
-Está bien, eres más bonita
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Mensaje por Anonymus 12/11/2014, 12:27 am

CAPÍTULO 2


-¿Así que viviste en una mansión?” Julia se echó a reír
-Dios, no. Vivíamos en las dependencias del servicio. La casa estaba en una pendiente por lo que desde el frente, parecía tener sólo tres pisos. En realidad, eran cuatro. Vivíamos en el primer piso. Así como George. En ese momento, no entendía la percepción de las dependencias de servicio. Pero no se me permitía subir las escaleras. Bueno, no a voluntad. Si ellos no tenían compañía o huéspedes por los alrededores, entonces a Elena se le permitía llevarme a su habitación. Siempre y cuando, por supuesto, ninguno de los verdaderos amigos de Elena estuviese allí. No se veía nada bien que la hija de la criada
estuviese arriba
-Vaya, qué presuntuoso –dijo Charlotte
-¿Todavía hay gente así?
-¿Qué? ¿Personas aferradas con la separación de clases? -preguntó Julia -Los Katin eran antiguos adinerados –dijo -Inessa Katina seguía todas las reglas sociales. Era bastante rígida acerca de su estatus en la comunidad”
“Sé que dijiste que Brook Hill había crecido, pero ¿es lo suficientemente grande como para soportar una de sus tiendas?”
-Brook Hill y sus alrededores tiene más de cien mil personas. Mi concepto de mercado de productos frescos debería ir bien allí. El más cercano Whole Foods u otros alimentos orgánicos está a dos horas de distancia, en Dallas
-¿Esta será tu cuarta tienda? -preguntó Tracy. Julia asintió
-Sí. Todavía no puedo creer lo exitosos que hemos sido. Pero los grandes hipermercados, sólo van a las grandes ciudades. A pesar de que nuestras tiendas son mucho más pequeñas, podemos ofrecer productos orgánicos y alternativas vegetarianas y veganas, granos y frijoles al mayor -tuvo que detenerse, sabiendo que podía hablar por siempre sobre su negocio- ha sido un gran éxito en las ciudades más pequeñas donde somos su única opción
-¿Entonces sólo te irás mientras arranca? No estás planeando dejar el área de Austin ¿verdad?
-No. No me veo viviendo en Brook Hill otra vez
-Así que cuéntanos más acerca de Elena -animó
Charlotte
-Se convirtieron en buenas amigas, me imagino -Julia asintió
-Al principio, su madre estaba horrorizada de que ella bajara a los suburbios de la ayuda contratada. Por supuesto, ellos fueron un gran apoyo cuando mi padre estuvo enfermo, básicamente, tomaron a mi madre bajo sus alas. Estoy convencida de que esa fue la única razón por la que se me permitió entrar en la
vida de Elena
-Supongo que no fueron juntas a la escuela
-Oh, no. Estábamos en el mismo grado, pero ella iba a la escuela privada en la ciudad. No teníamos amigos en común para nada. Al principio, sólo jugamos afuera, o en la cocina, o en mi habitación. Pasó un tiempo antes de que ella me llevara arriba -dijo- Yo tenía doce años”


<Flash Back>

-¿Estás segura de que está bien? -Elena tomó su mano y la remolcó por las escaleras
-Quiero mostrarte mi tarea. Dijiste que eras buena en matemáticas –le recordó- te prometo que no voy a obligarte a jugar con mi colección de Barbie
-Tu madre podría enfadarse –dijo Julia. En realidad, no tenía ni idea de si eso era cierto o no. La Sra. Katina difícilmente hacía una aparición en la cocina, así que Julia sólo la había visto un par de veces desde que habían estado viviendo allí.
-Es mi habitación –dijo Elena, como si eso hiciera toda la diferencia. Una vez que se abrió la puerta a la planta principal, Julia se quedó inmóvil, mirando a su alrededor con asombro. Muebles antiguos, esculturas, pinturas enormes, todas las cosas que nunca había visto antes, excepto en las excursiones.
-Es como un museo -dijo en voz baja para no molestar el silencio.
-Sí. Un museo - estuvo de acuerdo Elena. Julia no entendió la mirada triste en su rostro
-¿No te gusta? -Elena negó con la cabeza
-No puedo tocar nada. No me puedo sentar en los muebles. Realmente no vivo aquí –Comenzó a caminar nuevamente y Julia la siguió hasta otra escalera, esta era amplia y curva a lo largo de la pared y subía a la tercera planta- Estas son unas enormes escaleras -dijo.
-También hay un ascensor. Mis padres generalmente lo usan. Sin
Embargo a mi me gusta caminar en las escaleras -en la parte superior, Elena la condujo por un corto pasillo que se abría a una pequeña sala de estar -Yo vivo aquí -dijo mientras extendía los brazos- Las habitaciones de mis padres están en el piso superior
-Tienes todo esto… -dijo volviéndose y mirando a su alrededor- … ¿solo para tí?
-Sí -abrió una puerta permitiendo que Julia mirara adentro. Era un cuarto de baño, más grande que su propia habitación- Este es para mis huéspedes -dijo Elena –Pero puedes usar el mío si quieres. Está en mi habitación
-¿Así que tienes diferentes habitaciones? –Elena asintió
“Sala de juegos. Sala de estudio. Dormitorio. Baño. Sala de TV -La boca de Julia se quedó boquiabierta “Wow” Elena se encogió de hombros
-¿Quieres ver mi tarea ahora?
-Está bien -Las puertas dobles se abrieron en lo que era una pequeña habitación…la sala de TV, supuso Julia. Elena cruzó la alfombra en silencio, yendo hacia otra habitación. Julia la siguió, con sus ojos moviéndose precipitadamente por los alrededores con asombro. Era más grande que lo que ella y su madre
compartían ahora. Elena abrió la puerta de su cuarto de estudio. Contenía un escritorio y una silla, dos estanterías...y un teléfono. Julia señaló con el dedo.
-¿Eso por qué? –Elena se encogió de hombros
-Mi madre dice que un día tendré a los chicos llamándome –Julia hizo una mueca y Elena se echó a reír
-Lo sé. Son tan...asquerosos -revolvió algunos papeles en su escritorio y le entregó una página a Julia “Álgebra” Sólo había una silla así que Julia se sentó en el suelo y se apoyó contra la pared. Se sorprendió cuando Elena se unió a ella.
-Son bastante fáciles –dijo- ¿Qué es lo que no entiendes?
-Nada de eso. No tiene sentido para mí
-Aprendimos esto el año pasado
-¿Quieres decir que es ahora cuando la escuela privada está pasando por esto? -Elena le golpeó la rodilla con la suya y sonrió –Tenemos cosas más importantes que aprender allí, que el álgebra
-Estoy segura de eso -Pasaron los siguientes treinta minutos repasando la tarea de Elena hasta que ella de alguna manera la entendió. Había diez problemas. Elena solo tenía uno correcto.-Así que no serás un matemático cuando seas grande –Julia bromeó con ella.
-Realmente eres inteligente ¿verdad? –Julia se encogió de hombros
Sí -Elena se quedó callada por un momento
-Mi cumpleaños se acerca
-Lo sé. Lo recuerdo del año pasado
-Voy a tener doce, igual que tú
-Siempre seré mayor
-Cinco meses no es ser mayor –dijo Elena mientras juguetonamente le golpeó el brazo. Pero la sonrisa desapareció de su rostro
-Voy a tener una fiesta -miró a Julia con ojos tristes- Mi madre dijo que no puedes venir -No es que Julia esperaba asistir, pero la mirada de dolor en los ojos de Elena hizo que su propio corazón le doliera.
-Eso es porque no soy uno de tus amigos de verdad -le recordó.
-Eres mi mejor amiga –dijo Elena- Sin embargo, mi madre dice que no puedes serlo. Ella dice que debería elegir a alguien más –Julia tenía la edad suficiente para saber lo que eso significaba. Elena no podía ser amiga de la hija de su criada. Tenía que permanecer dentro de su clase social. Cuando nadie miraba, cuando no había nadie alrededor, entonces Elena podía rebajarse a su nivel. Eso hería a Julia, pero sabía que no era culpa de Elena. No podía estar enojada con ella.
-¿Qué tal si le pido a mi mamá que haga un pequeño pastel y
tendremos nuestra propia fiesta? –Los ojos de Elena se iluminaron-
-¿Sólo tú y yo? Julia asintió
-Si. Sólo nosotras


Y dos semanas más tarde, un día después de la verdadera fiesta
de cumpleaños de Elena, se sentaron afuera, no muy lejos del patio de juego que habían dejado atrás. El mirador rara vez era
utilizado, ya que estaba demasiado lejos de la casa principal para
los huéspedes. Cuando sus padres se divertían, utilizaban la zona del patio más formal que daba al patio trasero. Por supuesto, Julia sabía todo eso, porque ayudaba a su madre en la cocina preparando los aperitivos y algunas veces ayudaba a los otros cocineros con la comida en sí. El mirador se había convertido en su lugar.


-Tienes que pedir un deseo -instruyó Julia. Cuando le había pedido a su madre que hiciera una torta pequeña, había hecho
precisamente eso. Era apenas más grande que un plato. Su madre le había colocado una sola vela y le había dado a Julia algunos cerillos con que encenderla. Elena la miró a los ojos y
Julia sintió una extraña sensación en el estómago. Elena asintió lentamente.

-Está bien. Pedí mi deseo –Julia inclinó su cabeza
-¿Qué fue? –Elena se inclinó hacia abajo y apagó la vela, riendo –No puedo decirte. Entonces no se hará realidad -Julia le entregó a Elena un tenedor y excavaron en el pastel. Era de chocolate con una capa gruesa de crema helada… su favorito. No sabía cuál era el favorito de Elena.
-¿Te gusta? No sabía de qué tipo pedir -dijo. Elena lamió el chocolate de sus labios-
-Este
-Bien -tragó su bocado y se limpió la boca con el dorso de la mano- Entonces, ¿cómo estuvo tu fiesta ayer?
-Estuvo bien, supongo. Mis padres alquilaron el cobertizo en el club de campo. Tenían una máquina de helados. También fuimos a la piscina
-¿Tuviste un gran pastel?
-Sí. Pero no estaba tan bueno como este -Eso le complació y sonrió
-¿Cena de lujo también? -Elena asintió
-Sin embargo, hubiese preferido estar aquí contigo –bajó su tenedor
-Stephen Cole estaba allí
-¿El chico que a tu madre le gusta para tí?
-Sí. Se mantuvo haciéndome cosquillas en la piscina. Él dice que pronto vamos a tener citas -Julia puso los ojos en blanco
-Tienes doce. No vas a empezar a tener citas
-¿Tú cuándo empezarás a tener citas? -Julia balanceó su pie hacia atrás y hacia adelante, en busca de una respuesta
-No había pensado en eso. Realmente no me gusta ninguno de los chicos en la escuela
-A mí tampoco. Pero ahora eso es todo de lo que habla Tamara. Stephanie también - Julia sabía que Tamara y Stephanie eran dos de las amigas de Elena, pero, por supuesto, nunca las había visto. Se preguntaba si ellas sabían que existía.
-Supongo que tal vez empezarán a gustarnos los chicos también -ofreció, preguntándose si eso era cierto.
-Supongo
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Mensaje por xlaudik 12/11/2014, 11:56 am

Se ve buena la historia :-D
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Mensaje por Corsca45 12/12/2014, 12:22 am

Muy bueno Very Happy
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Mensaje por Anonymus 12/12/2014, 1:16 am

CAPÍTULO 3

-¿Sabías que eras gay cuando tenías doce años? -Julia se echó a reír
-No sabía lo que significaba ser gay, sabía que no me gustaban los chicos
-¿Ya te habías enamorado de ella? Julia asintió
-Sin embargo, no estoy segura de que lo supiera. Era la amiga que tenía que esconderse de todo el mundo. Sabía que eso volvía loca a su madre. Ella hizo todo lo posible para separarnos
-¿No le gustabas?
-No tanto eso. Siempre fue cordial conmigo. Pero la amistad que Elena y yo teníamos, ella quería que la tuviera con uno de los del grupo del club de campo. Se aseguró de que Elena pasara mucho tiempo con ellos. Clases de tenis, clases de natación, clases de equitación. Baile. Todas las actividades que no me involucraran
-Pero al final del día, Elena llegaba a casa, contigo –dijo Charlotte con una sonrisa- Estoy segura de que eso le preocupaba a
su madre
-Elena nunca logró mejorar con las matemáticas, así que traté
de ser su tutora. Pero no podíamos dejar que su madre lo supiera. La primera vez que nos atrapó, yo tenía trece años


<Flash Back>


-Julia, simplemente no tiene sentido para mí ¿Por qué tiene que ser tan difícil?
-No es difícil. Simplemente no lo entiendes. Vas a ir a la secundaria muy pronto. Se va a poner mucho más difícil
-Estaban sentadas con las piernas cruzadas en el piso de la sala
de estudio de Elena. Elena se dejó caer dramáticamente, cubriendo sus ojos con un brazo.
-¿La secundaria? No puedo hacer operaciones matemáticas básicas y ¿estás mencionando la secundaria? -Los ojos de Julia siguieron el largo de su cuerpo, aterrizando en su axila expuesta. Sonrió diabólicamente, luego atacó, haciendo cosquillas a Elena sin piedad. Elena se retorció, riendo mientras palmeaba las manos de Julia
-¡Detente! Voy a vengarme, Julia Volkova”
-Promesas, promesas –dijo cediendo finalmente. Elena sonrió -Odio cuando haces eso
-¿Sí?
-¿Entonces por qué sonríes? -Elena se sentó nuevamente, sin dejar de sonreír mientras la miraba
-No lo sé. Me haces feliz -A Julia le inundaba una sensación extraña en el estómago cuando Elena la miraba de esa manera. Asintió con la cabeza
-Tu también me hace feliz -El silencio perduró mientras se miraban la una a la otra. Julia finalmente apartó la mirada y
Alcanzó la tarea de Elena. Estaba a punto de avanzar a otro problema cuando la puerta de la habitación de Elena se abrió. Unos segundos más tarde, la señora Katina se situó en el umbral de la sala de estudio
-¿Niñas? ¿Qué están haciendo? -Julia miró al suelo, sin hablar. La Sra. Katina la asustaba. Pero las palabras de Elena le hicieron levantar la cabeza
-Estoy ayudando a Julia con su tarea –dijo Elena
-Eso está bien ¿no es así? -La Sra. Katina deslizó su mirada hacia Julia, instándola a responder.
-Necesitaba un poco de ayuda en…matemáticas –dijo en voz baja
-Ya que Elena es tan buena en eso y todo...” La Sra. Katina asintió
-Sí, bueno, nuestro sistema escolar público tiene tantas carencias en ese sentido. Por supuesto que Elena te puede ayudar, Julia. Ella tiene una educación más formal que la tuya, eso es
Razonable -sonrió rápidamente, luego había terminado- Vine a
decirte que tu padre tendrá un huésped de negocios para la cena.
Tomarás tu cena aquí, querida. Haré que Stella te traiga algo
-Sí, madre
-Bueno, sigan adelante -Tan pronto como se cerró la puerta, irrumpieron en un ataque de risa
-Eso es razonable –imitó Julia.
-Sigan adelante -dijo Elena con acento británico recortado, provocando más risas.
-Así que, señorita sabelotodo, ¿qué vas a enseñarme? –La sonrisa de Elena se desvaneció
-Lo siento. Pero si sabía que me estabas ayudando, bueno... me
enviaría a un verdadero tutor, uno al que le pagarían mucho dinero. No es permitido que seas más inteligente que yo
-¿Porque soy la hija de la sirvienta? Julia no quería estar enojada, pero lo estaba.
-Julia, ya sabes cómo es -Julia se puso de pie, con la intención de irse
-Sí, lo sé. Nunca voy a ser tan buena como tú, sin importar qué -Elena también se levantó agarrando su brazo mientras se volteaba para irse
-Eres mi mejor amiga. No te vayas, por favor -Julia miró la mano que sostenía su brazo. Una vez más, la inundó una extraña sensación en el estómago y no sabía lo que era. Lo que sabía, sin embargo, era que le gustaba.
-Sólo quieres tenerme alrededor, para así no fallar tu prueba de mañana -dijo mientras su enojo se desvanecía dando paso a las bromas.
-Sí. Esa es la única razón por la que te tolero -Elena aceptó con una sonrisa. Entonces sorprendió a Julia… y probablemente a sí
misma… tirando de Julia hacia ella y abrazándola fuertemente. Julia estaba temblando cuando sus brazos se deslizaron alrededor de la pequeña cintura de Elena. Las volteretas en su estómago aumentaron y cerró los ojos preguntándose qué le pasaba. Elena tenía una expresión divertida en su rostro cuando se alejó. Se miraron la una a la otra durante mucho tiempo, entonces Elena asintió como si hubiese encontrado una respuesta a una pregunta no formulada. Julia asintió también, fingiendo que no sólo conocía la pregunta, sino también la
respuesta.
-¿Quieres ver la televisión? Julia miró los papeles en el piso
-¿Qué pasa con la prueba?
-Es una causa perdida –dijo Elena.
-Pero… -Su protesta fue cortada cuando Elena agarró su mano y la condujo a la pequeña sala de estar que se encontraba junto a su dormitorio.
-Sólo por un rato. Stella traerá mi cena a las siete. Tu mamá te estará esperando abajo -Julia se sentó al lado de Elena en el sofá, olvidando las matemáticas
-¿Tu madre estará enojada? -Elena negó con la cabeza
-Ella no va a volver aquí. Se está preparando para su invitado de la cena –Julia intentó relajarse, pero ni siquiera podía comenzar a
centrarse en el televisor. Elena se acercó más a ella y se sentaron allí, sus muslos juntos y apretados, ambas mirando de la
TV hacia una a la otra. Cuando Stella llamó a la puerta, Julia y Elena se apartaron la una de la otra con culpabilidad. Julia no tenía ni idea de que debía sentirse culpable. Aun así, con una última mirada a los ojos de Elena, le dio las buenas noches apresuradamente.
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Mensaje por Anonymus 12/12/2014, 1:17 am

CAPÍTULO 4

-Deja que te ayude con eso –ofreció Julia cuando Tracy trajo la ensalada a la mesa.
-Ya lo tengo. Abre la otra botella de vino -sugirió. Charlotte se inclinó sobre la estufa, inspeccionando la enorme cacerola de lasaña
-Huele grandioso ¿Cuánto tiempo más?
-Cuando terminemos nuestras ensaladas, estará listo para servir -Julia palmeó su mano a medida que Charlotte se acercaba para probar- Conoces sus reglas -dijo.
-Si hubiese aprendido a cocinar, ella no sería capaz de mantener todas esas reglas sobre mí –dijo Charlotte riendo. Entrelazo los brazos con Julia, mientras regresaban afuera hacia el patio. Tracy ya había servido generosas raciones de ensalada en sus platos.
-Quiero escuchar más sobre Elena y tú -dijo Tracy mientras tomaba la botella de vino de Julia
-¿Te estabas enamorando de ella a los trece años y ni siquiera lo sabías?
-Fue en ese momento cuando comencé a tener una pista –dijo con una sonrisa -Las mariposas en mi estómago sólo aparecían cerca de Elena. Nunca con los chicos. La idea de que pudiese ser
gay me aterrorizaba
-Has dicho que siempre habías tenido una estrecha relación con Tu madre –dijo Charlotte
-Hablaste con ella sobre eso ¿verdad?
-¿Me estás tomando el pelo? No podía hablar con ella sobre
eso -dijo Julia con una sonrisa
-Al menos no cuando era tan joven -tomó un bocado de la ensalada y miró a Tracy- Esto está grandioso
-Gracias -Tracy levantó las cejas
-Así que ¿Hablaste con Elena acerca de eso?
-No. Y ella tampoco habló conmigo de eso
-Ah. Así que las dos estaban sintiéndose de esa manera –dijo Charlotte.
-Sí. Simplemente no hablábamos de eso. Nunca hablamos de eso -Tracy se inclinó hacia delante y sonrió maliciosamente
-¿La besaste? –Julia asintió
-Tenía catorce años


<Flash Back>

-No quiero salir con Stephen –Elena se quejó mientras ordenaban su ropa -¿Por qué me está obligando?
-Tú misma dijiste cuando empezaste en la secundaria que tendrías que empezar a tener citas -Julia le recordó.
-Ni siquiera me gusta Stephen -dijo mientras arrojaba otra blusa sobre la cama- ¿Te gusta esta? –preguntó sosteniéndola contra su pecho.
-Sí. Hace que tus ojos se vean más Verdes -Elena la miró durante un momento, con la cabeza inclinada. Arrojó la blusa sobre la cama con las demás prendas, mientras caminaba acercándose --Él va a querer besarme -Julia asintió. A pesar de que no tenía ni idea de quién era Stephen Cole, además de ser el chico que la madre de Elena había elegido para ella hacía años, aun así sintió una punzada de celos. Elena tomó su mano y sus dedos se entrelazaron entre sí. Era algo que hacían a menudo… agarrarse de las manos. Algunas veces, era casual cuando Elena la guiaba de un sitio a otro. Otras veces, lo hacían mientras se miraban la una a la otra, sus dedos se movían con suavidad contra la piel de
la otra, tocando, memorizando, trazando. Esos eran los momentos que Julia amaba. Ahora, el pulgar de Elena estaba bordeando a
través del dorso de su mano y Julia tragó nerviosamente.
-No sé cómo besar –dijo Elena en voz baja- Nunca he besado a nadie
-Estoy segura que no va a ser difícil de aprender -dijo Julia, escuchando su voz quebrarse con nerviosismo. Elena dio un
paso más cerca
-Tal vez... debemos practicar –Julia podía sentir su corazón latiendo en su garganta y se sorprendió de que todavía fuese capaz de respirar. Miró a los ojos de Elena, viendo que estaba
completamente seria. Tenía miedo de empezar a hiperventilar.
Elena le dió la sonrisa más dulce que Julia hubiese visto en su vida- ¿Quieres? -susurró. Julia permaneció en silencio delante de ella, temerosa de hablar. Aparentemente Elena encontró la respuesta que buscaba. Se acercó más, tocando sus labios con los de Julia. Se apartó rápidamente y Julia abrió los ojos. Había
sido demasiado breve para incluso registrar el beso. De repente sintiéndose valiente, encontró su voz.
-Yo... yo no creo que sea así como se haga -dijo mientras sus
dedos se apretaron alrededor de los de Elena. Elena sonrió ligeramente
-¿No? ¿Cómo se hace, entonces? -Pensando que estaban locas por hacer esto, Julia sin embargo, alejó su temor de que la Sra. Katina las descubriera. Su deseo de besar a Elena hizo caso omiso a su buen sentido y dió un paso más cerca de su
amiga. Se humedeció los labios antes de inclinarse más cerca. Estuvo fascinada cuando los ojos de Elena se cerraron para esperar por su beso. Sintiéndose audaz…y un poco atrevida… Julia bajó la cabeza, moviendo lentamente sus labios sobre los de Elena, rogando que lo estuviese haciendo correctamente. Lo único que tenía para seguir adelante eran las escenas de besos que había visto en las películas. Abrió su boca, acomodando el labio inferior de Elena entre los suyos. Esto ocasionó un incendio en la boca de su estómago y gimió. Avergonzada, intentó apartarse, pero Elena la mantuvo en su lugar, sus propios labios abriéndose a Julia. Cuando finalmente se separaron, notó que ambas respiraban con fuerza, casi jadeando. Tuvo miedo de mirar a Elena y estuvo aún más sorprendida cuando la boca de Elena
encontró la de ella nuevamente. La mano de Madison se deslizó por su brazo y alrededor de su cuello, sus dedos se ensartaron a través de su cabello. Sus labios se movieron juntos nuevamente, presionando fuertemente contra los labios de la otra. Jadeó cuando su cuerpo entró en contacto con el de Elena. Deseaba poner sus brazos alrededor de Madison y abrazarla con fuerza, pero estaba tan asustada. Lo estaba, sin embargo, estaba satisfecha al escuchar un sonido silencioso escapar de la
boca de Elena. La necesidad de respirar las separó. Elena la
miró con timidez, con una leve sonrisa en los labios.
-Besar es algo divertido -Julia sonrió
-Sí. Lo es -Mientras se miraban la una a la otra, Julia sintió que algo pasaba entre ellas. Sabía que se estaban comunicando sin
palabras, pero no tenía ni idea de lo que se estaban diciendo. Cuando escucharon que la puerta exterior se abría, se alejaron,
Elena recogió rápidamente la blusa descartada y otra vez la sostuvo para su inspección.
-¿Ésta? Julia sonrió
-Si. Me gusta esa -La Sra. Katina estaba de pie bajo el marco de la puerta, su mirada iba de las chicas hacia la pila de ropa sobre la cama.
-Veo que estás teniendo dificultades para decidir qué ponerte
-A Julia le gusta esta ¿Y a
tí? -La Sra. Katina se acercó, asintiendo con la cabeza
-Sí. Esa luciría adorable en tí, querida –miró a Julia
-Tienes buen gusto –Julia se encogió de hombros- Probablemente debería ir a ayudar a mi madre con la cena -dijo. La Sra. Katina sólo asintió con la cabeza. Julia miró a Elena
-Diviértete en tu cita. No puedo esperar a escuchar todo acerca de él -mintió. La mirada en los ojos de Elena le dijo que ella sabía que estaba mintiendo. Julia le guiñó un ojo antes de huir de la habitación.

<Fin Flash Back>


-Oh, Dios mío. Eso fué tan dulce -dijo Tracy.
-¿Practicaron mucho después de eso? -Charlotte bromeó. Julis se sonrojó ante el recuerdo. Sí, ellas practicaron mucho después de
eso. Y se volvieron buenas en eso ¿Realmente quería compartir todo eso con sus amigas?
-Lo hicimos -admitió.
-La lasaña puede esperar unos minutos más -dijo Tracy -Quiero
saber cómo le fue en su cita


<Flash Back>

-¿Qué pasa? Pareces inquieta -Julia se detuvo, dándose cuenta que había estado dando vueltas. Miró a su madre, sin saber qué decir.
-Elena fue a su primera cita anoche -dijo. Su madre asintió con la cabeza
-Sí. Con Stephen Cole
-¿Lo conoces?
-Ha estado aquí con sus padres anteriormente –dijo- ¿Elena no te lo ha presentado? –Julia volteó los ojos
-Vamos, mamá. Sabes que no se me permite estar en la casa grande cuando tienen compañía
-Oh, eso es correcto. Se me había olvidado. Estás tanto tiempo
Allí –Julia se encogió de hombros
-Somos amigas
-Lo sé, cariño -su madre agarró el control remoto de la televisión y silenció el programa que había estado observando.- Siento mucho que la Sra. Katina te trate en la manera en que lo hace. Es sólo porque yo trabajo…
-No me preocupo por eso, mamá. No me gustaría pasar el tiempo con esos chicos de todos modos -se sentó en su rincón habitual del sofá, sin saber por qué estaba tan inquieta. Elena y Stephen habían ido al cine, llevados allí por George en el Rolls Royce del Sr. Katin. Le sorprendió que la Sra. Katina no hubiese alquilado toda la sala de cine para ellos. Hoy, Elena tenía clases de tenis. Julia estaba esperando que llegara a casa para que pudieran hablar. Aunque necesariamente no quería saber acerca de su cita, tenía curiosidad acerca de si Stephen había intentado besarla o no.
-Bueno, hablando de citas, me pregunto cuándo vas a querer empezar. Sin embargo, creo que catorce años es un poco joven –su madre la miró pensativa- ¿Tienes a alguien en mente? –Julia resopló
-No. Nunca voy a tener citas -Su madre sonrió y puso su programa de televisión nuevamente. Julia se levantó y fue a su habitación y continuó su paseo en privado. Pronto, escuchó que el televisor se apagaba y supo que su madre estaría en la cocina
grande, comenzando la cena para Los Katin. Esa era una de las
ventajas de vivir aquí, cualquier comida decadente que Los Katin comieran, Julia y su madre la disfrutaban también. Cuando el reloj marcó pasadas las seis, Julia salió de su habitación, con la esperanza de que Elena estuviese pronto en casa. Fue a la cocina para ofrecer su ayuda, a sabiendas de que su madre la echaría. Sólo cuando Stella tenía el día libre su madre
le permitía estar en la cocina. Se sentó en el primer escalón, esperando, con la esperanza de que Elena no llegara tarde. No
tuvo que esperar mucho tiempo antes de que la puerta se abriera
en la parte superior. Elena permaneció allí de pie, todavía en su traje de tenis. Le sonrió y Julia sonrió en respuesta.
-¿Quieres venir a mi habitación? –Julia se levantó de un salto, subiendo las escaleras de dos en dos.
-La cena es a las siete, Julia -dijo su madre.
-Lo sé -respondió. Elena y ella se apresuraron a subir las escaleras hacia las habitaciones de Elena. Cuando la puerta se cerró detrás de ellas, se quedaron mirando la una a la otra, sin hablar.
-Mi madre está jugando bridge -dijo Elena finalmente
-Aún no está en casa -Julia asintió con la cabeza, consciente de que Elena compartía eso con ella para hacerle saber que no serían interrumpidas.
-¿Cómo estuvo...?
-¿Cómo estuvo tu cita? –Elena entró en su dormitorio y Julia le siguió- Fue horrible. Él derramó su Coca-Cola sobre mí
-Eso es terrible -dijo Julia, secretamente complacida. O tal vez no tan en secreto cuando Elena se rió de ella. Julia perdió su aliento cuando Elena se quitó su camiseta, quedando sólo en sujetador. Desapareció en su cuarto de baño y Julia se hundió en la cama, tratando de controlar su respiración. Escuchó la ducha abierta y asumió que Elena se estaba bañando después de su clase de tenis.
-Salgo en un segundo –gritó Elena
-Estaba tan sudada –Julia lamió sus labios- Está bien -cuando Elena regresó, su cabello estaba húmedo y estaba usando unos pantalones cortos y una camiseta limpia. Julia seguía sentada en la cama. Elena se sentó junto a ella, sus ojos vagando por el rostro de Julia.
-Pensé mucho en tí hoy -Julia tragó nerviosamente
-¿Sí?
-Stephen no trató de besarme
-Bien -murmuró Julia. Elena asintió
-Tal vez deberíamos practicar un poco más. Quiero decir, quiero estar preparada para cuando suceda
-Por supuesto -Elena sonrió mientras su mirada se desviaba hacia los labios de Julia
-Me gustó la forma en que me besaste -Julia podía sentir como su
pulso se aceleraba y tuvo miedo. No deberían estar haciendo esto, lo sabía. Pero eso no la detuvo. Se acercó más, encontrándose con la boca de Elena. Los tentativos y tímidos
besos que habían compartido el día anterior se habían ido. Julia
casi se desmayó cuando sintió la lengua de Madison rozar sus labios. No pudo detener el gemido que se le escapó cuando sintió que Elena la acostaba sobre la cama. Estaban tendidas una frente a la otra, con sus manos descansando suavemente en la cintura de la otra mientras se besaban. Sintiéndose audaz, Julia permitió que su propia lengua rozara el labio inferior de Elena. Se sorprendió cuando la boca de Elena se abrió y sus lenguas se encontraron. Se sentía tan bien y gimió cuando el beso pasó de la simple exploración de labios al intercambio completo de
boca y lengua. El cuerpo de Julia estaba en llamas y no sabía qué hacer. Su mano se movió más abajo de la cadera de Elena, y sus dedos la acariciaron, bajando más hacia donde sus pantalones cortos llegaban. Elena volvió a gemir cuando la mano de Julia se
movió a través de la piel expuesta. Se separaron, jadeando por
aire, sus ojos se encontraron interrogantes. Julia estaba a
punto de alejarse cuando la boca de Elena volvió a ella. En
algún lugar de la niebla lujuriosa, Julia supo que debían detenerse. La Sra. Katina estaría en casa en cualquier momento. Si ella las atrapaba besándose... oh, Julia ni siquiera quería pensar en las consecuencias. Su mano apretó la pierna
de Elena, luego se apartó del beso, sus labios dejaron la boca de Elena para recorrer su rostro, luego su cuello. Elena casi ronroneó y Julia tuvo que obligarse a sí misma para detenerse. Finalmente se puso sobre su espalda, lejos de Elena mientras trataba de recuperar su aliento. Elena también yacía de espaldas, mirando al techo. Julia podía escuchar las respiraciones cortas y rápidas que
ella tomaba. Ella cerró sus piernas presionándola, sintiendo un fuerte latido entre sus muslos.
-Realmente…realmente me gusta esto -susurró Elena.
-A mí también
-No podemos decirle a nadie
-Lo sé -Julia se incorporó
-Tengo que irme. Tu madre…
-Sí –Elena también se sentó y pasó las manos por su cabello mientras tomaba una respiración profunda- Estará pronto en casa -extendió la mano y tocó el rostro de Julia, su pulgar frotando suavemente el labio inferior de Julia- Eres muy bonita -Julia sonrió pero no dijo nada. La mano de Elena cayó y su mirada se alejó de los labios de Julia.
-Nos vemos mañana –dijo Julia mientras se levantaba.
-No estaré mucho tiempo por los alrededores -advirtió Elena-Stephanie tendrá una fiesta en el club de campo –El corazón de Julia se hundió recordándose nuevamente a sí misma que ella y Elena eran de dos mundos diferentes. Asintió en silencio, luego se fue, pero no antes de ver la mirada triste en los ojos de Elena
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Mensaje por Anonymus 12/12/2014, 1:17 am

CAPÍTULO 5


-Debiste haber estado en un desastre emocional –dijo Charlotte- Eso es mucho para enfrentar a los catorce años
-Gracias –dijo tomando el plato de lasaña de Tracy- Luce muy bien -asintió con la cabeza hacia Charlotte, reconociendo su declaración- Sabía que lo que estábamos haciendo era una locura, sí –dijo- El paso por la pubertad y la realización de que tu
mejor amiga era la que te excitaba era condenadamente aterrador. Y si su madre nos hubiese atrapado besándonos... –dijo con una sacudida de la cabeza- No puedo ni siquiera empezar a imaginar su reacción -Charlotte se echó a reír
-Oh, creo que si puedes imaginarlo. Eso era lo que te asustaba
-¿Entonces tú y Elena hablaron de ello? -preguntó Tracy- Es decir, puedes llamarlo practicar y todo lo que quieras, pero
estoy segura que ambas sabían lo que realmente estaba sucediendo
-Sí, sabíamos lo que estaba pasando, pero no hablamos de ello. Ella estaba haciendo lo que se suponía tenía que hacer… tener
citas con Stephen Cole. Todo estaba separado acerca de nuestras vidas excepto eso. Diferentes escuelas, diferentes amigos. Su madre la mantenía ocupada con clases de tenis, danza, natación. A medida que iba creciendo, pasaba cada vez más tiempo con sus amigos. No que ella quisiera. Sin embargo, era lo que se esperaba de ella
-Porque era una Katina -dijo Charlotte- Así que Brook Hill todavía era una pequeña ciudad donde las viejas divisiones de las
reglas de clases seguían aplicándose. Increíble
-Como he dicho, su madre lo tomaba muy en serio
-¿Así que fue difícil verse la una con la otra?
-A veces. Tan ocupada como ella mantenía a Elena, así su madre tenía muchas actividades por su cuenta. La cena era a las siete y ni su madre ni su padre llegaban a casa mucho antes de eso -tomó un bocado de la lasaña y asintió con la cabeza- Esto está delicioso, Tracy. Gracias por hacerla vegetariana
-Gracias. Y de nada
-¿Cuánto tiempo paso para que besar ya no fuese suficiente? -preguntó Charlotte sin rodeos.
-Quieres decir ¿cuándo empezamos a tocarnos?
-Estoy asumiendo que no profundizaron y se convirtieron en amantes. Eran vírgenes -dijo.
-Vírgenes, pero no inocentes -dijo, -Quería tocarla pero tenía
Miedo –Julia sonrió- La primera vez que me atreví a tocar sus pechos, tenía quince años


<Flash Back>

-Logré una A en mi prueba –dijo Elena con entusiasmo, levantando la hoja de su prueba para que Julia la viera.
-Bueno, mírate… -dijo- …¿ves? Te dije que iba a estar bien
-Lo sé. Sin embargo aun así estuve sorprendida –Julia siguió a Elena hacia su sala de estudio y se dejó caer en el suelo donde normalmente se sentaban. Elena se sentó con las piernas cruzadas junto a ella, con una sonrisa en su rostro.
-¿Qué? -preguntó Julia, sonriendo también.
-Stephanie va a tener una fiesta mañana por la noche –Julia ladeó la cabeza, sonriendo
-¿Y? ¿Quieres practicar el baile? Elena asintió, su expresión seria -¿Podemos? -Julia se entusiasmó con la idea, pero no quiso parecer demasiado ansiosa
-¿Qué clase de baile? -La suave sonrisa de Elena provocó un escalofrío sobre la espalda de Julia
-Lento -Julia tragó, preguntándose cómo sus piernas le sostendrían si ella y Elena bailaban. Por mucha práctica de besos que habían tenido, nunca había habido tantos toques involucrados. Incluso cuando se habían atrevido a acostarse sobre la cama de Elena, aún no había habido toques a cuerpo completo ¿Pero el baile lento? Sus cuerpos estarían muy cercanos, sus manos estarían libres para moverse a voluntad.
-¿Podemos? -Elena preguntó nuevamente. Julia finalmente asintió. Sabía que nunca rechazaría a Elena. Se pusieron de pie y
Julia se movió con nerviosismo.
-¿La música? -logró decir. Elena negó con la cabeza
-Solo bailemos -susurró. Nuevamente Julia asintió, pero no tenía ni idea de cómo empezar. La verdad era que nunca había bailado anteriormente. Elena se acercó, tomando las manos de Julia y colocándolas alrededor de su cintura. Las manos de Elena recorrieron lentamente los brazos de Julia hasta los hombros, curvándose finalmente alrededor de su cuello. Los ojos de Julia se cerraron cuando sintió que el cuerpo de Elena se rozó contra el suyo.
-Se supone que debes guiar -dijo Elena en voz baja, su cálido aliento contra la oreja de Julia.


Julia arrastró sus pies, moviéndose contra Elena. Apretó su agarre alrededor de su cintura, logrando contener un gemido cuando sus cuerpos chocaron entre sí. Fue consciente de su pulso acelerado, de sus respiraciones rápidas y se dijo a sí misma que se calmara. Sólo estaban bailando. Pero cuando los dedos de Elena se enroscan a través de su cabello, escuchó la rápida respiración de Elena y se dió cuenta que no era la única afectada por su cercanía. Sintiéndose valiente, dejó que sus manos vagaran, frotando suavemente la espalda de Elena. La atrajo aún más cerca cuando ella levantó su cabeza. Sus bocas estaban tan cerca cómo podían estar sin besarse. Los ojos de Julia se abrieron, descubriendo que los de Elena seguían cerrados. Se movió hacia sus labios, con la intención de darle un beso lento e inocente. Pero no hubo nada de inocente cuando Elena gimió en su boca, inmediatamente su lengua encontró la de Julia. La pretensión de la danza cesó, sustituída por la más extensa sesión de besos en la corta vida de Julia. Sus pies dejaron de moverse por completo cuando se presionaron tan cerca cómo les fue posible. Por mucho que había fantaseado sobre Elena, eso no le había preparado para la realidad. Estaban respirando pesadamente mientras sus besos se volvían más frenéticos. Las piernas de Julia se volvieron débiles y ella se aferró a Elena, envolviendo sus brazos con más fuerza alrededor de su cintura. Se habían besado mucho en el último año, pero nunca había sido así. Esto era salvaje y sexual y el cuerpo de Julia respondió a eso, una constante pulsación entre sus piernas hizo que arqueara sus caderas contra Elena. Y entonces hizo algo con lo que sólo había soñado… dejó que su mano viajara sin impedimentos hacia el pecho de Elena. No estaba segura de cuál sería la reacción de Elena, pero no pudo detener el avance natural de su mano. Gimió cuando sintió que el pequeño pezón de Elena se endurecía contra su palma. Elena arrancó su boca de la de Julia, un fuerte gemido se escapó mientras jadeaba en busca de aire, sus propias caderas presionaron para hacer contacto con Julia. Julia apretó el
pezón entre sus dedos, buscando nuevamente con su boca la de
Elena, sus lenguas se rozaron con vehemencia contra la otra.
Incluso en el estado lujurioso en el que se encontraba, lo escuchó. El ascensor. Gimió con frustración mientras se alejaba de
Elena. Se quedaron de pie mirándose la una a la otra, respirando como si hubiesen corrido un maratón.

-Yo...yo debo irme –logró decir.

Los ojos Verde-grisáceo de Elena seguían clavados en los suyos. Julia tuvo que obligarse a sí misma a dar un paso más lejos de ella. Su movimiento pareció sacar a Elena de su trance y se abrazó a sí misma antes de asentir. Entonces Julia huyó, consciente de que no sería bueno que la señora Katina la encontrara allí, no en el estado en el que Se encontraba. Apenas había logrado bajar los tramos de las escaleras hacia la planta principal, cuando escuchó que la puerta del ascensor se abría. Se detuvo en la puerta que la llevaría hacia la cocina, respirando profundamente, tratando de calmar su cuerpo excitado. Le asustó de muerte saber que esto era sexual. No estaban fingiendo un beso, fingiendo bailar. Sabía lo que significaba. Se preguntó si Elena lo sabía o si seguía fingiendo que sólo estaban practicando. Finalmente empujó la puerta, caminando lentamente por las escaleras. Podía escuchar a su madre y a Stella en la cocina. Esperaba poder entrar a hurtadillas en su habitación, pero su madre la vió.


-Ven dame una mano cargando la bandeja, Julia
-Está bien –dijo ella pero evitó el contacto visual con su madre.


Agarró el plato que su madre señalaba y cuidadosamente lo llevó a la bandeja de servir. Conocía la rutina. Stella ya habría estado en el comedor poniendo la mesa. Stella también serviría a los
Katin a las siete en punto, tan pronto como la señora Katina sonara la campana que indicaba que estaban listos. La bandeja de servir sería cargada para tres, a veces cuatro recorridos. Sopa o un ligero aperitivo para comenzar, algunas veces ensalada, seguido por el plato principal y finalizando con el postre. Julia sacó los vasos de cristal y los llenó de hielo y agua. También
agregó dos tazas de café y platillos para el Sr y la Sra Katin para después de la cena. Fue al horno sin preguntar, sacando el pan que se estaba calentando allí. Su madre siempre colocaba una rosa en la bandeja de servir, lo que Julia encontró gracioso ya que sería Stella la única en notarlo.


-¿Estás bien? - Julia miró hacia arriba
-Sí ¿Por qué?
-Te ves ruborizada ¿Tienes fiebre? - Julia casi estalló en un ataque de risa, pero se contuvo
-Me siento bien -Su madre le miró y Julia se sintió incómoda bajo su mirada
-Cuando bajaste, estabas sin aliento -dijo su madre. Julia tragó nerviosamente
-Bajé corriendo -dijo ella. eso, al menos, no era una mentira- La
Sra Katina llegó a casa -se encogió de hombros- No quería que
me descubriera allí. Ella piensa que pasamos demasiado
tiempo juntas -Pero su madre negó con la cabeza
-No lo creo
-¿No lo crees?
-No. Recuerdo que cuando tenía tu edad. Jane Sizemore y yo éramos las mejores amigas. Rara vez nos veían a una sin la otra. Tú y Elena no tienen ese lujo, ya que no van a la misma escuela
-Y no tenemos los mismos amigos -agregó Julia.
-Correcto. Y la Sra Katina la mantiene muy ocupada ¿no? Así que no creo que pasen mucho tiempo juntas - Julia ofreció a su madre una sonrisa rápida
-Gracias, mamá

Sin embargo, para la tarde del sábado, Julia todavía no había visto ni hablado con Elena. Se sentó en el mirador, con sus piernas extendidas y un libro de biología sin abrir en su regazo. Estaba algo asustada de que tal vez Elena estuviese enfadada
con ella, tal vez había llevado las cosas demasiado lejos y ahora
Elena estaba evitándola. Pero en realidad, Elena fue quien empezó. Ella fue la única que sugirió el baile. Unos pasos se acercaron y se volteó, esperando encontrar a Elena. Se sorprendió al ver al señor Katin.


-Hola, Julia - Julia balanceó sus piernas en el suelo, sintiéndose repentinamente nerviosa en su presencia
-Hola, Sr Katin
-No es frecuente encontrarte aquí sin tu sombra -dijo con una sonrisa.
-Espero que no le importe. Puedo volver a entrar y…
-No, por supuesto que no. Rara vez usamos esto. Sé que tú y Elena lo han reclamado ahora. En realidad, tenía la esperanza de
encontrarte aquí sola. Quería darte las gracias -dijo. Julia lo miró fijamente
-¿Por qué? –Él sonrió nuevamente
-A pesar de que mi esposa piensa que Elena se convirtió repentinamente en un matemático, sé que tenemos que darte las
gracias por sus buenas notas - Julia se sonrojó
-Yo...yo sólo ayudé un poco -admitió.
-Sé por Larissa que eres una estudiante de puros A –dijo- También sé que mi esposa cree que Elena es tu tutora
-Lo siento. Nosotras… -Él levantó la mano, deteniéndola
-No hay que preocuparse. Sólo quería darte las gracias -se dió la vuelta para marcharse, pero se detuvo -Y creo que es mejor si la señora Katina sigue sin enterarse ¿no crees? - Julia sonrió
-Sí, señor”
-Bien


Julia se relajó nuevamente extendiendo sus piernas hacia
fuera. En los últimos cinco años, sólo había tenido un par de conversaciones con él y nunca a solas. Siempre había tenido miedo de él. Era una figura alta e imponente y tendía a evitarlo lo
más posible. También tenía miedo de la señora Katina, pero por muchas razones diferentes. Finalmente abrió su libro de biología, con la intención de leer los siguientes dos capítulos, cuando volvió a escuchar movimiento. Esta vez era Elena. Le sonrió, sintiendo como su estómago saltaba con sólo verla.


-¿Qué estás haciendo? - Julia levantó el libro y Elena hizo una mueca
-¿Eso es todo lo que haces… estudiar?
-Es por eso que solo tengo A -dijo ella. Elena se sentó frente a ella, con una leve sonrisa en su rostro. Se miraron la una a la otra y Julia sintió como su corazón comenzaba a acelerarse. Trató de
pensar en algo que decir, algo para romper el hechizo que Elena ejercía sobre ella.
-Yo... yo ví a tu padre –dijo ella.
-¿Ah, sí?
-Él vino aquí. Quería darme las gracias -dijo ella.
-¿Por qué? –Julia sonrió
-Por tus calificaciones en matemáticas -Elena se echó a reír y luego se puso seria
-¿Estaba enojado?
-No, en absoluto. También prometió que no le diría a tu
madre -Madison asintió
-Sí, esa es la diferencia entre ellos. Él está más preocupado por mis calificaciones que por la percepción de que no podría ser
lo suficientemente inteligente y pudiese necesitar un tutor
-Eres lo suficientemente inteligente -dijo Julia.
-No tan inteligente como tú – Julia se encogió de hombros. La escuela era fácil para ella, claro, pero estudiaba más que Elena. Por supuesto, no tenía todas las actividades extras que Elena tenía. Tenía más tiempo para estudiar. Permanecieron en silencio,
mirándose fijamente la una a la otra, sonriendo. Julia podía sentir la electricidad entre ellas. Se preguntaba si Elena le había puesto un nombre a esto.
-Tú... tú bailas mucho mejor que Stephen –dijo Elena finalmente.
-¿Ah, sí? ¿Cómo estuvo la fiesta? –Elena desvió la mirada
-Estuvo bien, supongo -hizo una pausa, entonces miró a Julia- Él quería hacer lo que tú hiciste – Julia inconscientemente lamió sus labios
-¿Qué quería hacer? -Elena retorció sus manos con nerviosismo --Él... él quería tocar mis pechos -Julia sintió que su corazón se tambaleó en su pecho ante sus palabras. Su mirada bajó hacia los pechos de Elena durante largos segundos antes de mirar nuevamente hacia arriba. Sus ojos se sostuvieron y nuevamente
Julia sintió que su corazón martilleaba en su pecho.
-¿Se lo permitiste? –preguntó en voz baja. Elena negó con la cabeza
-No. No quería que él lo hiciera -Julia sintió una sensación de alivio al escuchar sus palabras
-Me alegro –Elena miró hacia abajo, retorciendo nuevamente sus manos
-Mis padres van a salir esta noche –dijo- Van a una cena. No estarán en casa hasta tarde -Julia levantó las cejas. Era sábado. Elena solía hacer algo con sus amigos…o Stephen…los sábados en la noche. Elena encontró sus ojos nuevamente- ¿Tal vez...tal vez podrías venir a mi habitación?
-¿No vas a salir? -Elena le ofreció una rápida sonrisa
-Voy a cancelarlo - Julia asintió
-Está bien –Elena se levantó
-Bien. Nos vemos más tarde entonces- Julia vio cómo se alejaba, con los ojos clavados en su espalda, siguiendo el leve balanceo de sus caderas. Dejó escapar su aliento con un profundo suspiro, preguntándose lo que la noche traería.
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Mensaje por xlaudik 12/12/2014, 5:57 pm

Ya quiero la contiii!!!
No tardes xfa :-D
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Mensaje por Anonymus 12/12/2014, 7:21 pm

CAPÍTULO 6


-Oh Dios mío, eso es tan dulce. Creo que tienes la mejor historia de la primera vez -dijo Tracy.
-¿Dulce? Era un manojo de nervios -dijo Julia. Agarró lo último de su pan de ajo y le dió un mordisco- Estoy llena -dijo.
-Espero que guardes espacio para el postre –Julia la miró detenidamente
-¿Qué hiciste?
-Tiramisú -Julia casi gimió al pensar en el exquisito postre -Supongo que tendré que hacer un esfuerzo
-Sé que es tu favorito, así que no trates de sonar molesta –dijo Tracy con una sonrisa. Julia miró a Charlotte
-¿Cómo te mantienes tan delgada?
-Espero que no creas que ella cocina así todo el tiempo. La
única vez que me hace postre es cuando vienes a cenar -Julia sonrió
-Maldito sea mi gusto por lo dulce –Charlotte apoyó los codos sobre la mesa y apoyó la barbilla en las manos. Era una pose que
Julia conocía bien. Charlotte era ahora la Dra. Rimes y no estaba tratando de ocultarlo.
-¿Pensabas que eras gay o que estabas experimentando?
-Estaba cachonda por mi mejor amiga. No tenía el más mínimo interés en los chicos. Sí, estaba bastante segura de que
era gay
-Y ¿qué pasaba con Elena?
-Honestamente, a esa edad, creo que ella estaba experimentando. Ser gay no era aceptable para ella. No era una posibilidad -dijo ella- Nunca fue una posibilidad
-¿A pesar de haberse convertido en amantes?
-Incluso entonces. Cualquier excusa que Elena necesitaba hacer por eso, lo hacía. Pero ser gay no era una de ellas
-Debe haber sido difícil para tí
-Sí, Dra. Rimes, fue muy difícil -ella miró los ojos que tenía en frente- Todavía lo es
-Es por eso que evitas ir a casa a toda costa. Incluso para ver
a tu madre
-Deja de tratar de hacer que se sienta culpable -dijo Tracy -Estoy
adorando la historia. Danos más. Cuéntanos que pasó cuando fuiste a su habitación esa noche -Julia sonrió
-¿Qué crees que pasó? Mis hormonas estaban en su pleno apogeo y yo tenía quince años



<Flash Back>


-Vamos a ver la televisión- dijo Julia.
-No te quedes demasiado tarde -advirtió su madre.
-No lo haré -dijo mientras se dirigía hacia las escaleras y entraba en la mansión. Una vez en el segundo piso, se detuvo, escuchando, pero todo estaba en silencio. Corrió hacia el siguiente nivel hacia las habitaciones de Elena, se detuvo para recuperar el aliento antes de golpear ligeramente en la puerta.
-Entra -dijo Elena. Julia abrió la puerta, encontrando a Elena en el sofá, los restos de su hamburguesa desplegados. Cada vez que los Katin tenían planes para cenar en otro lugar, su madre les preparaba algo que rara vez tenían… hamburguesas.
-Esperaba que vinieras a cenar conmigo” dijo Elena. Julia se quedó allí de pie, con sus palmas sudando ligeramente. Se las secó en los vaqueros
-Iba a hacerlo, pero mi madre tenía todo preparado para nosotras allí -entró más en la habitación, permaneciendo de pie junto al sofá- ¿Cómo te libraste de salir con Stephen? -Elena sonrió y simuló una tos falsa
-Estoy enferma. Muy, muuy enferma
-¿Él estaba bien con eso?
-No me importa –dijo despectivamente- Uno de sus amigos tenía una fiesta de chicos. Estaba tan feliz de ir allí -Elena palmeó el asiento a su lado- Ven y siéntate –Julia hizo como se le instruyó, su corazón martillaba nerviosamente en su pecho mientras sentía el muslo de Elena rozar contra el de ella. La televisión estaba encendida, pero Julia no tenía ni idea de qué programa se suponía estaban viendo. Sus pensamientos estaban centrados únicamente en Elena- ¿Estás nerviosa? –susurró Elena. Julia asintió.- ¿Te gusta besarme?
-Sí
-También me gusta besarte -dijo Elena- ¿Está mal que lo
hagamos?
-Tu madre me mataría –dijo Julia. Elena se echó a reír.
-Eso es cierto -ella se acercó y tomó la mano de Julia –Pero prefiero besarte a tí mucho más que a Stephen
-¿Por qué? -Elena ladeó la cabeza como si estuviese pensando -No... no siento lo mismo cuando él me besa -hizo una mueca- Y él es todo babeo y esas cosas


Julia hizo una mueca, tratando de imaginar que besaba a un chico. Estaba bastante segura que nunca besaría a un chico. Pero en este momento, quería besar a Elena. La miró a los ojos, tratando de encontrar un indicio de que Elena quería que la besara. Encontró más de un indicio. Se acercó más, sus alientos se mezclaron cuando sus bocas se unieron. Fue casi como la primera vez, sólo el más elemental de los toques. Escuchó suspirar a Elena y sintió como sus dedos rodearon su mano fuertemente. Julia profundizó el beso y su boca encajó perfectamente con la de Elena. Su pulso recobró vida y gimió contra sus labios. Se separaron levemente, respirando rápidamente. Sus ojos se encontraron y Julia pensó que había algo de miedo en la mirada de Elena ¿Miedo de qué? No tenía ni idea. Estuvo a punto de alejarse, pensando que Elena lo había pensado mejor, pero Elena se lo impidió.


-Bésame otra vez -susurró.


Julia la complació, tomando su boca nuevamente. Su intención de ir lento se desvaneció cuando sintió la lengua de Elena explorando su labio inferior. Abrió la boca, tocando con su lengua la de Elena. Gimieron y Julia sintió la mano libre de Elena aferrándose a su camisa. Elena se movió y se echó hacia atrás, llevando a Julia con ella. Por primera vez, sus cuerpos se tocaron completamente cuando Julia apoyó su peso sobre Elena. Sus besos se volvieron
abrasadores y el cerebro de Julia no pudo seguir el ritmo de su cuerpo. Quería tocar a Elena. Oh, quería hacer tantas cosas. Se sentía débil al pensar en eso. Finalmente se separaron, su necesidad de respirar reemplazaba la necesidad de besar. Julia se inclinó hacia arriba nuevamente buscando los ojos de Elena por un signo de lo que quería. No tuvo que preguntar. Elena agarró su mano y la movió debajo de su camiseta.


-Toca mi pecho -murmuró.

Julia tuvo miedo de desmayarse cuando sus dedos viajaron a través de la piel suave y cálida de Elena para tocar la tela sedosa de su sujetador. Sintiéndose más confiada de lo que debía, bajó su boca nuevamente, besando a Elena mientras sus dedos trazaban el pico duro de su pezón. Elena gimió y arqueó las caderas hacia Julia. Julia se sintió mareada por el contacto y su lengua entró como una flecha en la boca de Elena. Su mano parecía tener mente propia cuando sus dedos impacientemente quitaron el sujetador, buscando el duro pezón. Cuando lo encontró, frotó su dedo índice a través de él, escuchando nuevamente el gemido de Elena.


-Se siente tan bien -susurró Elena.
-¿Quieres que yo... lo bese? -preguntó Julia, rezando para que dijera que sí. Los muslos de Elena se separaron y la parte inferior del cuerpo de Julia se deslizó entre ellos, sus caderas se movieron juntas instintivamente.
-Si -respiró Elena- Bésalo –Julia se incorporó lo suficiente como para levantar la camisa de Elena. Lamió sus labios al ver el pecho de Elena. Al no tener la menor idea de qué hacer, besó tentativamente el área alrededor de su pezón, adorando los sonidos que Elena estaba haciendo. Cuando sus labios chocaron con su pezón, su lengua salió, desplazándose a través de él. Esto hizo que las caderas de Elena se sacudieran. Julia gimió mientras sus caderas se presionaban con fuerza contra Elena.- Chúpalo -murmuró Elena- Por favor –Sorprendida de no haberse desmayado en ese mismo momento, Julia cerró sus labios sobre el duro botón y chupó la punta dentro de su boca. Elena gruñó en voz alta y su mano se abrió camino a través del cabello de Julia, sosteniéndola con fuerza contra su pecho. -Oh Dios, Julia... eso se siente tan bien-

Sí, se sentía tan bien. La humedad entre sus piernas le dijo lo bien que se sentía. También le dijo que tenían que parar antes que las cosas fuesen demasiado lejos. Retrocedió, trazando besos a través del estómago de Elena antes de levantar su cabeza.


-No te detengas -suplicó Elena.
-Tenemos que hacerlo… -dijo Julia mientras se inclinaba para besarla nuevamente -…tus padres llegaran pronto a casa -Elena atrajo a Julia en un fuerte abrazo. Julia estaba encima de ella, tratando de recuperar el aliento. Elena finalmente aflojó su agarre, dejando que Julia se sentara.
-¿Te gustó eso? -asintió.- La próxima vez... quiero hacerte eso -Julia sintió que su corazón saltaba a su garganta ante la
perspectiva de la boca de Elena sobre su pecho. No pudo encontrar su voz y simplemente asintió con la cabeza. Julia sonrió y se acercó aún más, colocando un suave beso en los labios- Gracias

Julia no estaba muy segura del por qué estaba dando las
gracias, pero nuevamente, asintió con su cabeza. Se sentaron nuevamente, pretendiendo ver la televisión cuando todo lo que hacían era mirarse la una a la otra. En poco tiempo, sus manos estaban entrelazadas nuevamente y sus muslos estaban presionados uno contra el otro. Y una mirada en los ojos de la otra fue suficiente. Ahora sus besos eran frenéticos, sus lenguas luchaban humedecidas y ambas gimieron con el beso. Julia sintió el toque tentativo de Elena en su cintura, sintiendo como la mano
se deslizaba más arriba. Antes de que Elena pudiese tocar su pecho, Julia se echó hacia atrás, jadeando en busca de aire.

-Debería irme -dijo entre respiraciones. Sin esperar respuesta de Elena, corrió hacia la puerta, sin atreverse a mirar atrás.
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Mensaje por Anonymus 12/12/2014, 7:22 pm

CAPÍTULO 7


-Qué juguetona era –dijo Tracy -¿Cómo lo soportaste? -Julia apartó el plato de postre a un lado y literalmente se frotó el estómago
-Eso estuvo muy bueno, pero estoy repleta -dijo ella.
-No te vemos lo suficiente -dijo Tracy mientras traía la jarra
de café hacia la mesa- ¿Estabas enamorada de ella? -Julia sonrió -Creo que me enamoré de ella a los diez años
-¿Sentías que ella te manipulaba? -preguntó Charlotte.
-No. Créeme, era una compañera dispuesta a todo
-Sin embargo, ella lo controlaba-dijo.
-Te aseguro, querida Dra. Rimes, que el hecho de que estaba haciéndolo con mi mejor amiga… a por sus órdenes… desde que
tenía catorce años no dejó cicatriz en mí. Ni una sola vez pensé que me estaba manipulando. Elena estaba tan apegada emocionalmente como yo lo estaba. La diferencia era que yo
podía aceptar que era gay. Ella no podía. Ella estaba predestinada no sólo a tener citas con Stephen Cole, sino también a casarse con él
-¿Y fue algo que aceptaste? –Julia agitó un poco la azúcar en su café, pensando en aquellos tiempos
-Sí, lo acepté. No había opción referente a Elena. Su madre tenía toda su vida organizada cuidadosamente de acuerdo a su deseo. Elena tenía muy poco que decir en todo lo que hacía. Creo que por eso su tiempo conmigo era tan precioso para ella –dijo- Fue la única cosa que hizo elegido por ella, lo único que no tenía las huellas de su madre por todas partes
-Pero ustedes no se veían mucho ¿verdad? -preguntó Tracy.
-No. Especialmente cuando fuimos a la secundaria. Elena tenía mucho que hacer, teníamos suerte de vernos una vez por semana. Incluso entonces, no siempre estábamos solas. Mi madre siempre estaba allí y si su madre estaba en casa, no nos
atrevíamos a ir a su habitación -Julia sonrió -Se volvía muy peligroso para nosotras estar solas -dijo ella- Éramos como un infierno a punto de explotar
-¿Qué hay de tí? –preguntó Charlotte
-¿Tenías amigas? ¿Tenías alguna actividad después de la escuela?
-Tuve algunas amigos -dijo ella- Quiero decir, no estaba totalmente ciega en cuanto a lo que estaba pasando. Sabía que
Elena y yo no teníamos futuro. Sabía cuál era mi papel en su vida. Así que hice algunos amigos en la secundaria. Hice las cosas normales que se hacen. Iba al cine con ellos y pasaba el rato en la pizzería
-¿Pero nadie sabía de Elena?
-No. Ellos sabían dónde vivía, sabían que mi madre trabajaba para los Katin, eso era todo -Julia se encogió de hombros- Nunca le dije a nadie que era gay
-Así que ¿cuándo llevaste las cosas al siguiente nivel? -preguntó Tracy- Puesto que ya no tenían mucho tiempo juntas, quiero decir -Julia tomó un sorbo de su café, sonriendo levemente al recordar la primera vez que había tocado a Elena, la primera vez que sostuvo a Elena mientras ella llegaba a su clímax.
-Fue un domingo. Sus padres estaban en una subasta y tuvimos la tarde para nosotras. Tenía dieciséis años


<Flash Back>


Julia se quedó de pie fuera de la puerta de Elena, tratando de calmarse. Estaba tan nerviosa como nunca lo había estado.
Habían pasado dos semanas desde que ella y Elena habían estado juntas a solas y aun así había sido sólo unos minutos. No mucho, pero lo suficiente como para que se besaran, para que se tocaran los pechos la una a la otra. Ya no había timidez en ninguno de sus toques. Y hoy tendría horas juntas. Julia realmente temblaba ante la idea. Tomó una respiración más profunda y entonces llamó a la puerta. Esta se abrió inmediatamente. Sus
ojos se encontraron rápidamente y se dio cuenta que Elena estaba tan nerviosa como ella.

-He venido en cuanto supe que se marchaban -explicó. Elena agarró su mano y tiró de ella, cerrando la puerta detrás de ella. Y entonces hizo algo que nunca había hecho anteriormente. Cerró con llave. Cuando se dió la vuelta, había una mirada en sus ojos que Julia no había visto anteriormente. Eso no le asustaba en lo más mínimo.

-Quiero acostarme contigo -dijo Elena.


Julia asintió y permitió que Elena la llevara de la mano, siguiéndola dentro de su dormitorio. Julia no tuvo tiempo de pensar cuando las manos de Elena deslizaron rápidamente su camisa sobre su cabeza. Unas manos cálidas quitaron su sujetador, desabrochándolo y dejándolo caer al suelo. Julia estaba temblando mientras estaba allí de pie, sus ojos cerrados y la boca
cálida de Elena cerrándose sobre un pezón.


-Dios, Elena -murmuró. Elena se apartó, luego retiró rápidamente su propia blusa. No llevaba sujetador y las rodillas de Julia se debilitaron.
-Acuéstate conmigo –dijo Elena -Te quiero encima de mí
-Sí



Habían hecho esto anteriormente en el sofá… muchas veces… pero nunca en la cama. La mirada en los ojos de Elena le dijeron que hoy sería diferente. Se quitó los zapatos antes de sentarse
en el borde de la cama. Elena se escabulló, dándole espacio. Los
ojos de Julia recorrieron su cuerpo, vestido solamente con pantalones cortos. Su mirada se posó en sus pechos… pechos que ahora conocía muy bien. Su boca se hizo agua ante la vista.


-Ven aquí -dijo Elena en voz baja. Julia se acercó a ella, apoyándose en sus manos mientras bajaba su cuerpo hacia Elena. Las piernas de Elena se separaron y Julia se hundió entre ellas, haciendo que las dos gimieran suavemente cuando sus pechos se tocaron y luego sus bocas, sus besos largos y lentos. Hoy no había necesidad de apresurarse. Tenían la tarde para estar juntas.
-Me encanta la forma en que me besas -murmuró Elena mientras los labios de Julia se movían a través de su rostro hasta su cuello. Encontró ese punto más abajo de la oreja de Elena que le encantaba acariciar y las manos de Elena recorrieron su espalda
hasta las caderas, ahuecándolas y atrayéndola con fuerza hacia ella. Julia pudo sentir la humedad en sus pantalones cortos
mientras se arqueaba contra Elena. Ella gruñó, imaginando
a Elena tan mojada como ella estaba. Se elevó con sus brazos, dejando al descubierto los pechos de Elena para ella. Bajó la
cabeza capturando un pezón firme dentro su boca. Le encantaba la sensación… el sabor… de sus pechos. Le encantaba como Elena gemía cuando la succionaba, justo como lo estaba haciendo ahora.
-Me vuelves loca cuando haces eso -respiró Elena.
-Me encantan tus pechos. Son perfectos –murmuró Julia mientras se movía hacia su boca nuevamente, su lengua se movió entre sus labios a placer. Cuando se retiró, Elena la estaba mirando, sus ojos tan oscuros como nunca los había visto.
-Quiero... quiero que me toques -Julia se apoyó sobre un codo mientras parpadeaba estúpidamente ante ella
-¿Tocarte?
-Sí. Tocarme -agarró la mano de Julia y la movió entre sus cuerpos -Tócame allí -Julia gimió ante la idea de tocar a
Elena. Estaría mintiendo si dijera que no había fantaseado
con hacer eso. De hecho, a menudo se tocaba a sí misma, imaginando que era a Elena a quien estaba acariciando. Pero ahora...- ¿No quieres tocarme?
-Dios, sí -dijo Julia. Se movió a su lado, dándose a sí misma espacio. Podía ver su mano temblorosa mientras se movía entre las piernas de Elena. Incluso antes de tocarla, pudo sentir el calor entre sus muslos- Quiero... quiero estar dentro de tus pantalones... dentro de tu ropa interior también -La respuesta de Elena fue desabrochar sus pantalones cortos y bajar la cremallera. Julia no dudó cuando su mano se deslizó más allá de la cinturilla de sus bragas, deslizándose a través de la suave piel.
La humedad de Elena recubrió sus dedos y gimió en silencio, permitiendo que Elena la atrajera hacia ella para darle un beso.
Se había tocado a sí misma anteriormente, sabía que se sentía bien para ella, pero ¿Elena querría eso? Se apartó del beso, mirando fijamente los ojos de Elena- Estás muy húmeda -dijo.
Elena se limitó a asentir. Sus labios estaban entreabiertos y respiraba tan rápido como Julia.- ¿Puedo…hacer esto? –susurró mientras sus dedos frotaban suavemente su clítoris hinchado. Elena sacudió sus caderas en respuesta
-Sí –susurró- Se siente realmente bien -Julia inclinó su cabeza y
encontrando nuevamente el pecho de Elena chupó su pezón dentro de su boca. La sedosa humedad de la excitación de Elena llenó su mano y deslizó sus dedos hacia atrás y adelante a través de su clítoris, acariciándolo rápidamente como lo había hecho consigo misma. Elena estaba gimiendo en voz alta y Julia abandonó su pecho para darle un beso, tratando de silenciarla. A
pesar de que sabía que estaban solas, aún seguía aterrorizada de ser descubiertas. Elena parecía no tener miedo de eso mientras arrancaba su boca de Julia, jadeando por aire mientras
sus caderas se movían violentamente contra la mano de Julia.
Julia cambió su peso, tratando de sostener a Elena mientras sus dedos se deslizaban sobre su clítoris.
-Oh Dios, Julia... por favor no te detengas
-Nunca -Julia prometió mientras aumentaba su ritmo. Muy pronto las caderas de Elena se levantaron de la cama y Julia vió con asombro como su cuerpo convulsionó. Cubrió su boca nuevamente atrapando el grito de Elena justo a tiempo. Presionó sus dedos con fuerza contra ella, ocasionando que Elena gimiera mientras sus piernas se apretaban firmemente. Elena se relajó en la cama y Julia sacó lentamente su mano fuera de sus pantalones cortos. Rozó los pezones de Elena con sus dedos húmedos, viendo cómo se endurecían inmediatamente. Los ojos de Elena estaban cerrados y su pecho subía y bajaba rápidamente con cada respiración. Sin pensar en lo que estaba haciendo, Julia bajó su cabeza hasta sus pechos, girando su lengua alrededor de cada pezón. El sabor almizclado de la pasión de Elena que los cubría casi ocasionó su clímax en ese momento mientras lamía ambos
pezones. Sintió las manos de Elena que la empujaban lejos de ella y se detuvo, apartándose y sintiéndose culpable.
-Quiero tocarte así –Julia gimió mientras interiorizaba las palabras
de Elena. Asintió en silencio y rodó sobre su espalda. La hambrienta mirada en los ojos de Elena la emocionó y desabrochó sus pantalones cortos, dando espacio a Elena.
-Nunca había tenido un orgasmo anteriormente –Elena admitió mientras su boca recorría los pechos de Julia -¿Y tú?
-Sí -Elena se detuvo y Julia reconoció la mirada de dolor en sus ojos
-¿Cuándo? ¿Con quién? –Julia sonrió
-Conmigo misma
-¿Te tocas a tí misma?
-A veces. Cuando pienso en tí, me toco -dijo ella.
-¿Y...y eso hace que tengas un orgasmo? -Julia asintió- He querido tocarte desde hace tanto tiempo
-¿Por qué no lo hiciste?
-No sabía si querías que lo hiciera
-Lo quería -Elena miró fijamente sus ojos mientras su mano se dirigía hacia abajo- Y quiero tocarte –Los ojos de Julia se cerraron cuando sintió el roce de los dedos de Elena a través de sus rizos húmedos por primera vez. Como ella lo había hecho, Elena encontró su clítoris. Tocándolo suavemente, lo suficiente como para hacer que las caderas de Julia saltaran en respuesta.
-¿Así? –preguntó Elena mientras la acariciaba.
-Sí, así -logró decir Julia a través de su respiración entrecortada. Quería hacer que durara, pero estaba a punto de explotar. Lo sentía en lo profundo de su vientre, formándose como una ola gigante. Tan pronto como la lengua de Elena tocó su pezón, la ola se estrelló en ella. Agarró la mano de Elena y la mantuvo apretada con fuerza contra ella mientras sus caderas se arqueaban en ella. Mordió su labio para no gritar de placer.
Soltó la mano de Elena, pero Elena no la apartó. En cambio, se acostó a su lado, apoyando su cabeza en el hombro de Julia mientras ellas trataban de recuperar el aliento.- Eso fue mucho mejor que cuando me lo hago a mí misma -admitió con una sonrisa.
-Me alegro –Julia cerró los ojos, atreviéndose a preguntar la pregunta que la atormentaba
-¿Dejas que Stephen te toque de esa manera? -Elena negó con la cabeza
-No. No le permito hacer mucho de nada. Sin embargo él quiere
hacerlo -Elena se volteó para mirarla- No quiero que él lo haga. No se siente igual con él. No se siente mucho de nada con él
-¿Cómo se siente conmigo? -Elena sonrió
-Fuego. Un ardiente y maravilloso fuego


Nos vemos el Lunes Laughing
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Mensaje por xlaudik 12/12/2014, 11:55 pm

Wpoooow super hot!!!! :-P
Ansiosa x la conti :-D
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Mensaje por Anonymus 12/15/2014, 7:06 pm

CAPÍTULO 8


-Oh, vaya -dijo Tracy mientras se abanicaba -¡Qué calor hace aquí! –Julia se echó a reír
-Ustedes querían saber
-Como he dicho antes, esta es la mejor historia de la primera vez que he escuchado
-¿Qué hubiese pasado si las hubiesen atrapado? –preguntó Charlotte. La sonrisa de Julia se desvaneció
-Su madre me habría matado
-¿Qué hay de tu madre? -La sonrisa de Julia regresó
-Mi madre me habría matado -asintió con la cabeza hacia Tracy, quien preguntaba en silencio si quería más café.
-Creo que es romántico –dijo Tracy.
-¿Romántico? ¿Hormonas descontroladas a los dieciséis años? No sé cuan romántico es eso -dijo Julia- Ninguna de nosotras sabíamos lo que estábamos haciendo
-Evidentemente aprendías rápidamente -dijo Charlotte con una sonrisa- Supongo que eso fue antes de que pudieras simplemente buscar en Google por todo lo que querías saber
-¿Hace veinte años? Sí. Estábamos por nuestra cuenta
-Pero Stephen seguía en el cuadro ¿Cómo te conciliaste con
eso?
-Era lo que era. Stephen estuvo siempre en el cuadro. Conocía mi lugar. A pesar de lo que hubiese querido para nosotras, sabía que nunca podría ser
-¿Qué crees que ella quería para ustedes dos? –Julia miró a Charlotte pensativa
-Pensé que habías dicho que no ibas a ponerme en tu sofá, Dra. Rimes -Charlotte sonrió
-Lo siento. Es solo que acabo de encontrar tu historia muy intrigante. Me sorprende que hayas podido manejar todo eso tan bien como lo hiciste a esa edad
-Como he dicho, sabía cuál era mi papel en su vida. Sí, estaba
enamorada de ella. Locamente. Ella también estaba enamorada de mí. Pero eso llegaría hasta donde podía llegar. No teníamos futuro. El suyo ya estaba planeado. Robamos momentos, eso
fue todo
-Eso es muy triste –dijo Tracy.
-Sí. Fue difícil. Traté de no pensar en sus citas con Stephen y lo que ella estaba haciendo. Ya no preguntaba. No quería saberlo
-Entonces ¿con quién perdió su virginidad? ¿Contigo o con
Stephen? -Julia recordó muy bien esa noche. Era uno de esos momentos especiales que siempre llevaría con ella
-Conmigo. Fue un sábado. Tenía diecisiete años


<Flash Back>


Era una rara ocasión que ellas tuviesen la mansión para ellas mismas. Bueno, a excepción de George, pero él nunca subiría a la habitación de Elena. Su madre estaba en un baby shower y Los
Katin habían salido temprano esa mañana para un viaje de una
noche hacia Chicago. Ella y Elena no habían tenido mucho tiempo a solas en las últimas dos semanas y extrañaba su cercanía. Tenía muchas ganas de pasar el día con ella. Cuando llamó a su
puerta todo lo que escuchó fue un murmurado “pase” desde el otro lado.

-¿Elena?
-Aquí –Se dirigió al dormitorio, sorprendida al encontrarla acurrucada en la cama, con un pañuelo empuñado en su mano.
Julia se detuvo en seco al ver las lágrimas en los ojos de Elena.
-¿Qué pasa? -Elena rodó sobre su espalda y palmeó el espacio a su lado. Julia se sentó, sus ojos buscaron en los de Elena una pista que explicara sus lágrimas.
-Salí con Stephen anoche -Julia asintió
-Lo sé
-Él quiere tener relaciones sexuales -Julia miró hacia otro lado, consciente de que este día llegaría. Tuvo un momento difícil tragando ya que su garganta estaba obstruida por los celos
-Me sorprende que haya esperado tanto tiempo -dijo con sinceridad.
-Exactamente, él no había estado esperando pacientemente. Sé que voy a tener que hacerlo, pero Dios, no quiero -dijo ella, las
lágrimas formándose nuevamente en sus ojos.
-Entonces no lo hagas –dijo Julia- Rompe con él
-Oh, Julia, sabes que no puedo hacer eso. Después de todos
estos años, ya sabes cómo es
-Es tu vida, Elena, no la de tu madre ¿Por qué permites que ella controle todo? ¿Es como la universidad? ¿Por qué allí? -Elena sonrió con tristeza
-Ivy League. Nunca hubo alguna duda… o elección… a dónde iría -Julia se puso de pie y caminó pasando las manos por su cabello -Así que Stephen quiere dormir contigo -Elena se levantó de la cama y se acercó a ella, deteniendo su caminata. Envolvió sus brazos alrededor de ella y Julia se hundió en su abrazo.- No puedo soportar la idea de que te toque -murmuró.
-Lo sé -Se abrazaron firmemente la una a la otra, sus cuerpos tan
cerca cómo les fue posible, cada centímetro de sus cuerpos muy
unidos. Julia cerró los ojos, respirando el aroma familiar de
Elena. Sus labios viajaron lentamente por el cuello de Elena, deteniéndose debajo de su oreja. Fue recompensada con
un suspiro silencioso. Elena se apartó, mirándola a los ojos con igual intensidad- Quiero... quiero que seas... mi primera vez. Quiero que estés... dentro de mí, no él -Julia no pudo apartar su
mirada. Con todo lo que habían hecho los últimos dos años… los besos, las caricias, las exploraciones… nunca había estado dentro de Elena. Conocía cada centímetro de su cuerpo, pero nunca había estado dentro de ella. Así como Elena no la había tocado de esa manera. Era algo que nunca habían hablado. Pero muchas veces… cuando los dedos de Julia se recubrían con su humedad… quería deslizar los dedos dentro de ella, hacer el amor con ella de esa manera. Muchas veces había estado a punto de preguntar, pero siempre se había retirado, tomando lo que Elena le había ofrecido y nada más. Ahora, Elena estaba ofreciendo más.
-¿Estás segura?
-Tú has sido mi primera vez en todo, Julia. Además, hemos
hecho todo, menos eso -Julia asintió. Era cierto. Sus manos… incluso su boca… habían estado por todas partes en el cuerpo de Elena, por todas partes menos enterrada en su interior. La idea de hacer el amor con Elena de esa manera hizo que sus piernas temblaran. Atrajo a Elena hacia ella nuevamente, besándola lentamente, a fondo, obteniendo un gemido de ella
cuando su mano ahuecó su pecho y con su pulgar rozó su pezón.
Sintiéndose en control otra vez, llevó a Elena a la cama. Vió un
atisbo de nerviosismo en sus ojos y le sonrió tranquilizándola.
-Estoy tan nerviosa como tú –Elena también sonrió
-Bien -Se desnudaron la una a la otra, sus manos trabajando torpemente con los botones y cremalleras, provocando risas silenciosas entre las dos. Elena sacó la colcha de la cama y empujó a Julia con ella. Esto era lo que Julia amaba… estar completamente desnuda y en contacto… algo que ellas rara
vez tenían la oportunidad de tener. Momentos breves y robados
eran por lo general lo que se podían permitir. Hoy no. Hoy era para sí mismas. Hoy ellas no retendrían nada.- Me encanta como se siente –murmuró Elena contra sus labios mientras se besaban interminablemente
-Me encanta estar contigo de esta manera -Julia se inclinó aún más, capturando un pezón con su boca. Los senos de Elena eran muy sensibles y sabía exactamente cómo complacerlos mientras su lengua se movía a través de la punta. Elena la abrazó con más fuerza mientras sus caderas comenzaban un roce familiar y
lento. Como siempre, el fuego entre ellas saltó a la vida. Julia sostuvo su peso sobre sus manos, permitiendo que la mitad inferior de sus cuerpos se movieran juntos. Las manos de
Elena vagaron por su espalda, estableciéndose en sus caderas,
guiando a Julia más firmemente entre sus piernas.
-Bésame -Julia hizo lo que le pidió, poseyendo la boca de Elena
con un beso húmedo y caliente, su lengua rodeando la de Elena
mientras se batían en duelo. Interrumpió el beso, regresando al
pecho de Elena. Tenía hambre de ella… de toda ella… y bajó por
su cuerpo, sus labios trazaron un camino hacia el lugar que más
amaba. A Elena también le encantaba. Ya estaba gimiendo,
sus muslos se separaron tentadoramente para ella. Julia separó sus piernas, deslizando su lengua por la humedad que sabía encontraría. Zumbó de placer con su primera probada, sus ojos cerrados mientras su boca se cerraba sobre su clítoris hinchado. Como había hecho con su pezón, lo succionó dentro de su boca, haciendo que las caderas de Elena se frotaran sobre su rostro. Ella la sujetó, dándose un festín con ella, sintiendo las manos de Elena en su cabello, sosteniéndola en su
lugar.- Oh Dios... Julia –Cuando sintió temblar los muslos de Elena alrededor de su rostro, se apartó. Elena gimió, instando a Julia con sus manos a regresar entre sus piernas. Pero Julia se
incorporó, entrando en ella con dos dedos, sintiendo la tensión de
las paredes de Elena que se cerraban a su alrededor. Sus ojos se encontraron, cada una manteniendo a la otra cautiva. Julia hizo una pausa, luego se sumergió profundamente en su interior. Sólo
sintió algo de resistencia cuando entró en ella, entonces Elena se
abrió completamente, anhelando a Julia. Julia se ubicó dentro de
sus brazos, usando ahora sus caderas para guiar su mano, saliendo lentamente y luego entrando nuevamente. Elena jadeaba en su oído, abrazándola con fuerza mientras sus caderas imitaban el ritmo que Julia estaba marcando. Dentro y fuera, sus dedos se deslizaron con facilidad, cada movimiento iba más profundo dentro de ella mientras Elena se encontraba con ella con cada empuje.- Sí...sí. Dios, Julia… -Julia volteó su cabeza encontrando la oreja de Elena. Con su lengua imitó sus dedos,
entrando y saliendo, adorando los sonidos de placer que Elena
expresaba libremente. Sus caderas se sacudieron contra su mano y metió sus dedos profundamente, ahora más rápido, tratando de seguir el ritmo de los movimientos frenéticos de Elena. Las caderas de Elena se arquearon hacia arriba y Julia sintió como sus músculos se contraían, sintiendo que sus dedos eran succionados con fuerza dentro de ella. Elena gritó, sacudiendo sus
caderas una vez, luego otra vez y otra vez, antes de hundirse sin fuerza. Julia estaba respirando pesadamente por su esfuerzo y
besó el rostro de Elena, su cuello y sus cuerpos estaban
humedecidos por el sudor. Se movió con la intención de sacar
sus dedos de Elena pero Elena la detuvo, apoyando su mano sobre la de Julia.- Todavía no. Quiero sentirte dentro de mí
-¿Te he hecho daño? -murmuró Julia.
-No –Elena volteó su cabeza mirando intensamente a Julia- Te amo –Julia sintió que las lágrimas escocieron sus ojos. Eran palabras que nunca se habían dicho la una a la otra. El corazón
de Julia casi estalló cuando Elena las expresó.
-Yo también te amo
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Mensaje por Anonymus 12/15/2014, 7:06 pm

CAPÍTULO 9


-Oh, Dios mío. Estoy enamorada de ustedes, chicas -dijo Tracy. Julia se recostó en el sofá, balanceando su taza de café sobre su muslo
-Fue un día especial -admitió Julia.
-¿Y ella correspondió? -preguntó Charlotte. Julia sonrió
-Pasamos tres horas ininterrumpidas en la cama ese día. Estaba sorprendida de que alguna de las dos pudiese caminar al día siguiente
-¿Cómo demonios mantuvieron escondido el romance de su madre? ¿Y de tu madre, para el caso? –preguntó Tracy.
-Supongo que simplemente estaban ciegas a eso. Estoy segura que cuando nos mirábamos la una a la otra estaba escrito por todas partes en nuestros rostros
-¿Qué pasó con Stephen? -preguntó Charlotte- Supongo que
finalmente se acostó con él –Julia sintió la punzada familiar de celos, incluso después de todos estos años. Asintió con la cabeza, casi con miedo de hablar. Aclaró su garganta primero, tragándose sus celos.
-Ella tenía relaciones sexuales con él, sí. No muy a menudo… -dijo- …pero lo suficiente
-¿Cómo sabías que no era a menudo?
-Porque me lo decía
-¿Y le creíste? –preguntó Charlotte.
-Elena nunca me mintió acerca de nada. Como he dicho antes, sabía cuál era mi papel
-Estaban enamoradas la una de la otra -dijo Tracy- ¿Cómo
Pudo permitir que Stephen la tocara?
-Sé que es difícil de entender –dijo- Y ahora que soy mayor… más sabia… me doy cuenta de lo peligroso que era para nosotras. Emocionalmente peligroso, quiero decir. Elena era alguien a quien no me podía resistirse… nunca. Y así como conocía mi papel, ella conocía el suyo. Y su papel era
jugar la parte que Inessa Katina había hecho para ella. Eso incluía citas… y dormir con… Stephen Cole. Pero Elena tenía el mismo problema que yo -dijo.
-¿Qué era?
-Ella tampoco podía resistirme
-Así que ¿ustedes eran qué? ¿Estudiantes del último año en la
secundaria?
-Sí. Eso fue en el otoño. No tuvimos otra oportunidad de estar a solas de esa manera hasta las festividades. Estaba ocupada con
Stephen y sus amigos, con los partidos, con eventos en el club de
campo. Su madre la cambió de clases de tenis al golf, así que
muchos de los sábados cuando solíamos encontrar tiempo para
estar juntas ella las pasaba en el campo de golf -se encogió de
hombros- Tuve un par de buenos amigos en la escuela con quienes me juntaba. Eso ayudó a mantener mi mente ocupada
-Debió haber sido terriblemente solitario para ti -dijo Charlotte. Julia la miró
-Podría haberme rodeado a mí misma con un centenar de personas y no hubiese importado
-Oh, cariño ¿cómo te las arreglaste?
-No estoy segura -le dijo a Tracy- En nuestro último año, sólo me arrastraba, pero pasó tan rápido. La universidad era inminente y sabía que nuestra separación estaba cerca. Ella se dirigiría a su lujosa universidad de Ivy League y yo estaría destinada a comenzar mi carrera en el instituto comunitario. Era todo lo que podíamos pagar
-Pero dijiste que fuíste a…
-Sí. La universidad –sonrió ante el recuerdo- Gracias a mi tutoría a Elena, el Sr. Katin me abrió una cuenta. No le dijo a mi madre. Desde luego, nunca se lo dijo a su esposa. Él se encargó de todo. Hizo que me admitieran, me consiguió una beca, todo. Cuando él le entregó la cuenta a mi madre, esa fue la primera vez que ví llorar a mi madre desde la muerte de mi padre
-Oh, wow. Eso es impresionante
-Nunca se lo dije a Elena. Él me pidió que no lo hiciera, y a pesar de que no había secretos entre nosotras, le escondí eso. Creo que ella se habría sentido orgullosa de él por hacer eso, pero
honré su deseo
-¿Alguna vez tuvieron más tiempo juntas? –preguntó Charlotte.
-No mucho. Tuvimos una fiesta de graduación. Fue el fin de semana antes de nuestro último día. La clase de Elena también
tenía una fiesta esa misma noche. Ambas fiestas terminaron en la
casa de uno de los chicos. Mis amigos iban, así que también fui -ella las miró- Fue la primera vez que conocí a Stephen. Tenía dieciocho años



<Flash Back>


El ponche potenciado estaba dulce y Julia tomó un gran trago, disfrutando el sabor. La música alta resonaba en la sala de estar y ella siguió a Angie al exterior hacia el patio donde estaba un poco más tranquilo. Allí, sintió unos ojos en ella y se
dió la vuelta. Se sorprendió al descubrir que Elena la observaba. Alejó su mirada de Elena, observando al chico guapo a su lado que tenía su brazo alrededor de su cintura. Apretó la mandíbula y luego se dió la vuelta ya que no quería verlos juntos.


-Escucha, voy a entrar -le dijo a Angie.
-¿Pensé que odiabas la música?
-Tengo que hacer pis -mintió. Se volteó para irse pero se detuvo
cuando escuchó su nombre. Se giró lentamente encontrándose nuevamente de frente con Elena.
-No sabía que estarías aquí -dijo Elena. Julia podía ver que la sonrisa que ofrecía era forzada.
-Yo tampoco. Nuestra fiesta se dispersó y mi amigos me
arrastraron a ésta
-Hey ¿cómo la conoces? -Stephen se acercó aún más- No
creo que la haya visto antes
-Ella es Julia Volkova -dijo Elena- Ella... ella vive…
ella… -Julia se apiadó de Elena e intento no avergonzarla. Enderezó sus hombros y miró a Stephen
-Mi madre Larissa trabaja para Los Katin. Vivo allí
-Oh. El personal contratado -dijo despectivamente- ¿También
será esa tu ocupación?
-¡Stephen! -dijo Elena en voz alta- Eso es tan grosero. Julia es la mejor estudiante de su clase. Puede hacer lo que quiera hacer
-Lo que sea. Entremos a donde están nuestros amigos. No me dí cuenta que la escuela pública estaba invitada -Elena alejó su brazo de él
-Adelántate. Estaré allí en un minuto -Julia alejó su mirada del
beso que él le dio, sintiéndose enferma del estómago. Entonces una mano cálida agarró su brazo, guiándola fuera del patio y hacia el jardín.- Lo siento tanto, Jul. Él es un idiota
-No importa
-Sí importa. No me gusta que él hable así de tí y no me gusta que él hable así de tu madre
-Es lo que es, Elena. Mi mamá trabaja para tu familia. Ella es una sirvienta –dijo- Para las personas como Stephen, los sirvientes tienen su lugar y no socializan en fiestas con personas como él
-Basta, Julia. Nunca menosprecies a tu madre o ti misma -Elena se acercó a ella bajando su voz- Eres la mejor persona que conozco. Te amo -Como siempre, esas palabras hicieron que su
corazón se hinchara. Miró a los ojos de Elena, viendo allí la verdad
-Yo también te amo -susurró. Elena apretó su mano
-Vamos a casa
-¿Qué? Pero él…
-No me importa. Vamos a casa. No te he tocado... en tanto tiempo -su voz se redujo a apenas un susurro -Quiero hacer el amor
contigo –Escalofríos recorrieron el cuerpo de Julia ante la mirada
ardiente en los ojos de Elena. Arrojó su vaso de ponche en la hierba y tomó la mano de Elena, guiándola hacia el lado de la casa y saliendo a la calle. El coche de su madre estaba estacionado a una manzana y corrieron hacia él. Una vez dentro, Elena la alcanzó, encontrando su boca, besándola con fuerza y
rapidez.- Date prisa -Julia luchó con sus llaves, finalmente arrancando el coche y saliendo a la calle. Era la primera vez que se escapaban juntas y desaceleró, con ganas de disfrutar de este tiempo a solas. Elena pareció entender. Se acercó más, frotando ligeramente con su mano el muslo de Julia.
-Tus padres están en casa ¿verdad?
-Creo que sí -Se miraron la una a la otra y Julia levantó una ceja ¿Esperaba Elena que ella se colara en su habitación con sus
padres allí?
-Vamos al estacionamiento -dijo Elena. Julia se echó a reír
-¿Amor en el Mirador?
-No debe haber muchos allí. Todo el mundo está en las fiestas de graduación esta noche –la mano de Elena se movió entre sus piernas y Julia las separó- Quiero hacerte el amor –dijo Elena nuevamente.
-Vamos a tener un accidente si sigues haciendo eso –advirtió con la esperanza de que Elena no se detuviera.
-Puedo sentir lo mojada que estás -dijo Elena mientras sus dedos trazaban la costura de sus vaqueros- No puedo esperar a tocarte -Julia apretó con fuerza el volante cuando Elena presionó contra su clítoris
-Len... por favor
-Por favor ¿qué? -Julia levantó sus caderas
-Tócame ahora –Los dedos de Elena trabajaron rápidamente con su botón y cremallera, deslizando fácilmente su mano dentro de sus vaqueros y bragas. Julia abrió las piernas, gimiendo cuando
Elena la tocó.
-Dios, estás tan mojada –dijo Elena mientras desabrochaba su cinturón de seguridad, arrastrándose más cerca. Su boca asaltó la oreja de Julia y Julia volvió a gemir, descubriendo lo difícil que era
concentrarse en el manejo
-¿Ya llegamos? -murmuró Elena en su oído- Quiero estar dentro de ti
-Al diablo con eso –dijo Julia estacionándose a un lado de la calle y apagando las luces. Empujó el asiento hacia atrás tanto como pudo, luego deslizó sus pantalones hacia abajo, dando espacio a Elena. Sus caderas se sacudieron cuando dos dedos entraron en ella. Volteó su cabeza, entrelazando sus lenguas mientras se besaban. Elena sabía cómo tocarla. Su pulgar frotaba su clítoris cada vez que entraba en ella, más rápido y más rápido ahora, y Julia jadeó con cada golpe, sintiendo como su orgasmo crecía rápidamente. La boca de Elena volvió a su oído, respirando rápidamente
-Córrete para mí -susurró. Su lengua lavó su oreja- Desearía que mi boca estuviera en ti. Desearía lamerte así -Julia estalló en un mar de colores que le cegaron mientras apretaba con fuerza la mano de Elena contra ella.
-Dios mío -gruñó con voz ronca.
-Te amo, Julia. No lo olvides nunca
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Mensaje por Anonymus 12/15/2014, 7:46 pm


CAPITULO 10

-Por Dios, mujer -dijo Tracy con una sonrisa -¿En un coche estacionado en la calle?
-Momentos robados, donde pudiéramos encontrarlos
-¿Y Stephen no era el más sabio? -preguntó Charlotte.
-Stephen estaba podidamente enojado -dijo con una sonrisa. Colocó la taza de café vacía en la mesa auxiliar, preguntándose por qué viajaba al pasado esta tarde, compartiendo detalles íntimos de su vida, detalles que no había contado a otra alma viviente.
-¿Realmente crees que te encontrarás con ella si vuelves a Brook Hill? -preguntó Tracy. Julia se encogió de hombros
-No se trata tanto de que pudiese encontrarme con ella, es el hecho de que ella está allí. Cada vez que voy allí, me prometo que no voy a verla. Y cada vez, lo hago. Después de la última vez, le dije que ya no podía hacerlo más. Cada vez que la dejaba, yo era un desastre emocional
-¿Así que tu solución es mantenerte alejada? –preguntó Charlotte.
-Ese parece ser mi único medio de resistirme a ella.
-El hecho de que estaba contigo mientras supuestamente estaba comprometida con Stephen me molesta -dijo Charlotte- Es evidente que estaba enamorada de ti, sin embargo, su compromiso era con él, no contigo
-Dra. Rimes, el compromiso que ella hizo fue casarse con él, no amarlo
-¿Y tú estabas demasiado comprometida como para ponerle fin al romance?
-Lo intenté. El verano antes de la universidad fue un torbellino y rara vez nos veíamos. Momentos robados aquí y allá, pero nunca
tuvimos suficiente tiempo a solas para realmente estar juntas. Ella
había viajado mucho ese verano y cuando finalmente se mudó,
apenas logré despedirme de ella. No estábamos solas y fue incómodo para nosotras. Lloré esa noche cuando se fue…-admitió- …fue entonces cuando decidí que necesitaba un cambio. Me alojé en el dormitorio ese primer año. Hice amigos. Incluso tuve una novia -dijo con una sonrisa- Y me alejé. Cuando Elena estaba en casa, por cualquier razón, inventaba una excusa por la
que no podía ir a casa. Acción de Gracias. Navidad. Permanecía
alejada cuando Elena estaba en casa
-Eras tan joven. Eso debió haber sido difícil -dijo Tracy.
-Oh, sí. Fue difícil. Y me sentía sola. Pero sabía que si alguna vez iba a seguir adelante con mi vida, tenía que hacerlo. Elena había,
obviamente, seguido adelante con la suya
-¿Así que no la llamaste o le escribiste? ¿Nada? -Julia negó con la cabeza
-No. Nuestro romance, como lo llamaste Charlotte, fue simplemente eso. Un romance secreto
-Entonces ¿cuándo la viste de nuevo?
-Fue en las festividades. Le había preguntado a mi madre si sabía cuándo Elena estaría allí. Estaba completamente preparada para pasar tercera Navidad a solas. Tenía un trabajo en Whole Foods que era flexible, pero siempre podía usarlo como excusa -miró a Charlotte– Mi madre era más inteligente de lo que pensaba y al parecer descubrió que estaba evitando a Elena
-¿Así que ella te mintió?
-Sí. Fui a casa un par de días antes de Navidad, pensando que podría pasar tiempo con ella. Incluso tenía la intención de quedarme un poco más porque Jarod estaba de licencia. Sólo lo
veíamos una vez al año más o menos. Así que lo tenía todo planeado –sonrió recordando cuando vió a Elena de pie en la parte superior de las escaleras- Tenía veinte años


<Flash Back>

-Mamá, estoy en casa –gritó mirando alrededor de la gran cocina sin ver a nadie. Pensaba que su madre estaría preparando la cena. Dio la vuelta, dirigiéndose hacia el corto pasillo familiar que daba hacia sus habitaciones cuando escuchó la puerta que se abría en la parte superior de las escaleras. Se detuvo y levantó la
vista sorprendida al ver a Elena devolviéndole la mirada ¿Cuántas
veces había sucedido? Elena de pie en la parte superior de las escaleras como una diosa, haciéndole señas.
-Yulia... -Julia asintió
-Hola -Elena bajó y el corazón de Julia comenzó a martillear en
su pecho mientras dejaba caer su mochila al suelo. Habían pasado más de dos años y medio desde que la había visto. La chica de la que se había enamorado se había convertido en una hermosa mujer. Su largo cabello rojo estaba alisado, ya no había rastro de los rizos, pero sus ojos Verdes-Grisáceos estaban tan intenso como siempre. Julia estaba clavada en el suelo cuando Elena se acercó, incapaz de apartar su mirada de Elena. Entonces Elena estaba allí, deslizando las manos por sus brazos y hacia su cuello. Las manos de Julia se deslizaron alrededor de su cintura y se sumergieron en un abrazo. Aspiró su aroma familiar y así sin más, dos años fueron olvidados cuando sus cuerpos se reunieron.
-Te extrañé tanto -le susurró Elena al oído.
-Yo también te extrañé
-Tenemos que hablar -Julia se echó hacia atrás alejándose de sus brazos
-En realidad no hay nada de qué hablar ¿no es así? –se sorprendió al ver las lágrimas en los ojos de Elena.
-Me voy a casar –Fue como un golpe en el pecho. Julia dio un paso atrás
-¿Casar?
-Van a anunciarlo en la cena de Navidad de mañana -No era como si no supiese que ese día llegaría, pero aun así, fue como un cuchillazo en su corazón. Finalmente asintió
-Espero... espero que seas muy feliz -dijo mientras recogía su
mochila.
-Julia, por favor...
-Por favor ¿qué? Te vas a casar
-Necesito hablar. Te necesito -Julia negó con la cabeza
-No puedo hacer esto. No puedo ser tu amiga. No puedo... escuchar mientras hablas de Stephen y de tu matrimonio. No
lo puedo hacer -encontró la mirada llorosa de Elena con una de las suyas- Eso me duele
-Lo sé, Julia. Sé que duele. Esto también me duele -dio un paso hacia ella –Por favor, necesito hablar -Antes de que Julia pudiese responder, la puerta de sus habitaciones se abrió y su madre salió. Cada una dio un paso atrás, separándose.
-¡Julia! Estás en casa -su madre sonrió, luego miró a Elena- Y Elena, tú también. Me alegro de verte nuevamente –ella las abrazó- Te ves más hermosas cada vez que te veo
-Gracias, Larissa -Si su madre se dio cuenta de la tensión entre ellas… o las lágrimas… no hizo reconocimiento de ello. Por eso, Julia estaba agradecido.- Estoy segura que ustedes niñas tienen un montón para ponerse al día ¿Por qué no van a la cubierta? No creo que una sola alma la haya usado desde que se fueron a la universidad -Elena la miró con las cejas levantadas y Julia aceptó de mala gana. Permanecieron en silencio mientras salían, el único
sonido era el crujido de la hierba muerta de invierno. Los tablones
de la cubierta crujieron bajo su peso. Julia tomó su lugar habitual de espaldas a la casa. Elena permaneció de pie, mirando a través del césped.
-¿Estás saliendo con alguien? -Julia se sorprendió por la pregunta
-Salgo. Tengo citas –dijo ella. Elena se volteó para mirarla
-¿Chicas? –Julia soltó una breve carcajada
-Sí, Elena. Chicas. Soy gay. Eso es lo que haces. Sales con chicas. No sales y te casas con un hombre -Elena sostuvo su mirada
-No quiero casarme con él. No lo amo, lo sabes
-Entonces ¿por qué haces esto?
-Oh, Julia, vamos, ya sabes cómo es. Sabes como siempre ha sido. No hay elección. Nunca ha habido una elección
-Siempre hay una elección. Es tu vida
-¿Lo es? La única parte de mi vida que es mi vida es cuando estoy contigo -dijo ella su voz ronca por las lágrimas contenidas. Julia sintió lágrimas en sus ojos y parpadeó alejándolas. Elena se volteó nuevamente dándole la espalda a Julia y se abrazó a sí misma como si pudiese protegerse así misma de la frialdad del invierno.
-No puedo hacer esto. No quiero casarme con él. Estoy aterrorizada -Lena limpió su rostro, ahora sus lágrimas caían libremente- Ellas quieren hacerlo en el verano. Tendré veintiún años, recién salida de la universidad
-¿Ellas? -Elena se dio la vuelta con los ojos humedecidos
-Mi madre. La madre de Stephen. Ellas lo tienen todo planeado
-¿Qué dice Stephen al respecto? -La risa de Elena era amarga
-Él piensa que si nos casamos querré tener relaciones sexuales con él más a menudo -Elena la miró directamente a los ojos y susurró- No puedo soportar su contacto -apartó la mirada viendo hacia la mansión- Solo es algo mecánico. Sé que él lo sabe. Simplemente no puedo hacerlo -volvió a mirar a Julia- Quiero que seas tú. Siempre quiero que seas tú -Julia limpió sus propias lágrimas
-Entonces ponle fin. Termínalo. Tú y yo, nosotras podemos ir a algún lugar, podemos…
-¿Qué? ¿Huir? -Elena negó con la cabeza- Estamos algo mayores para eso, ¿no es así?
-Pronto terminaremos la universidad. Podemos comenzar una vida juntas -suplicó.
-¿No crees que van a encontrarnos? Ellos me arrastrarán de regreso. Ellos nunca lo permitirían
-¿Permitir? Elena, tendrás veintiuno ¿Qué pueden hacer?
-Así no es como funciona. Lo sabes ¿Realmente crees que mi madre y mi padre se quedarán tranquilos si me voy de casa? ¿Si
fuera a algún lugar que no tienen planeado? ¿Haciendo algo por mí cuenta? ¿Con otra mujer? ¿Crees que realmente lo permitirían? -negó con la cabeza- Así no es como funciona- Finalmente se sentó cerca de Julia- Las otras, Stephanie y Tamara, no les importa el control. Son felices planeando sus bodas, planificando cuándo van a tener hijos, planificando la vida de sus hijos, así como lo hicieron nuestros padres con nosotras. Es sólo un gran ciclo -trató de sonreír- Ellas no pueden entender por qué no estoy emocionada con todo esto. No puedo hablar con ellas. Ni siquiera puedo relacionarme con ellas -hizo una pausa retorciendo sus manos con nerviosismo. Finalmente levantó la mirada con ojos suplicantes
-Por favor, Julia, tengo que estar contigo –susurró- Julia ¿por favor? –Julia sintió el tirón familiar en su corazón. No podía resistirse a Elena. Nunca había podido. Ni siquiera sabía por qué
aún estaba intentándolo. Dos años tratando de sacar a Elena de su mente y de su corazón se desvanecieron en un instante. Asintió con la cabeza. Elena también asintió, reflejando alivio en sus ojos- Mis padres se van a una fiesta de Navidad esta noche. Se supone
que debo encontrarme con Stephanie para cenar. Voy a cancelar -se aclaró la garganta- Tengo que estar contigo
-Voy a... voy a ir a tu habitación después que se vayan


El camino de regreso a la casa también lo hicieron en silencio, pero era un silencio diferente al de antes. Sus brazos se rozaban mientras caminaban, sus hombros chocaban, sus miradas se encontraban y luego se alejaban. El fuego se extendía entre ellas a cada paso. Se separaron en la cocina, reconociendo en silencio
las llamas que las rodeaban. Después de más de dos años sin contacto con Elena, Julia estaba hambrienta de ella. Trató de pasar la cena lo más normal posible, charlando con su madre acerca de la universidad y su trabajo en Whole Foods. Aprovechó la oportunidad para mencionarle a su madre acerca de su cambio en la dieta.


-Me encanta tu cocina… -dijo- … pero después de las fiestas, voy a volverme vegetariana -Su madre levantó las cejas
-¿Tu qué?
-Vegetariana. Ya sabes, nada de carne
-Sé lo que significa, Julia. Me pregunto por qué
-Bueno, porque estoy expuesta a eso. La mayoría de las personas que trabajan allí son vegetarianos o veganos –dijo- Es más sano y mejor para el medio ambiente. Y para los animales, por supuesto -Su madre le sonrió pero no dijo nada.- ¿Qué?
-Nada. Es que, bueno, estás tan crecida ahora
-No diría crecida del todo -dijo Julia con una sonrisa. Se limpió la boca con una servilleta antes de beber de su vaso de té. Miró a su madre, pensativa- Pensé que habías dicho que Elena no iba a estar aquí hasta después de Navidad
-Debo haberme equivocado -dijo inocentemente.
-Uh-huh -dijo Julia.
-Sé que no es de mi incumbencia, Julia, pero no pude dejar de notar que pareces evitar volver a casa si Elena está aquí. Ustedes dos eran tan unidas mientras crecían ¿Tuvieron una pelea? –Julia no pudo encontrarse con la mirada inquisitiva de su madre
-No realmente –dijo- Sólo tenemos amigos diferentes, diferentes universidades –se encogió de hombros- Ya sabes –dijo evasivamente.
-¿Se desconectaron?
-Algo así -Su madre la miró como si quisiera hacerle otra pregunta pero al parecer se lo pensó mejor. Julia se sintió aliviada.
-Bueno, entonces tal vez ustedes dos pueden volver a conectar durante las vacaciones -dijo. Julia asintió
-Si. Voy a subir más tarde. Vamos a ver una película...
-Entonces va a ser como en los viejos tiempos -Julia se ofreció a ayudar a su madre con la limpieza, pero ella la espantó- Los Katin ya se han ido ¿Por qué no vas a pasar tiempo con Elena?
-Está bien. Gracias, mamá. No me quedaré allí demasiado tarde -dijo mientras se dirigía hacia las escaleras. Tuvo que detenerse para no correr hacia arriba. Una vez dentro de la casa principal, subió las escaleras de dos en dos hasta el piso de Elena. Se
detuvo para recuperar el aliento antes de usar su infantil toque… dos golpes rápidos, luego tres más lentos. La puerta se abrió inmediatamente. No hubo preámbulo, ni conversación. Tan pronto como lapuerta se cerró, Julia atrajo a Elena hacia ella. Gimieron
cuando sus labios se encontraron, abriendo sus bocas la una a la otra después de tanto tiempo. Volteó a Elena inmovilizándola contra la pared. Sus manos se deslizaron bajo su camisa, gratamente sorprendida al no encontrar sujetador.
-Oh, Julia...
-Te sientes tan bien –murmuró Julia mientras acunaba sus pechos. Estaban más llenos de lo que recordaba, encajaban
perfectamente entre sus manos. Los pezones de Elena se endurecieron como roca mientras sus pulgares los frotaban.
-Por favor llévame a la cama. Necesito estar contigo –susurró Elena mientras alejaba su boca de Julia. Pero Julia no se apresuraría… había pasado demasiado tiempo. Tiró de la camisa de Elena sobre su cabeza, con la mirada fija en sus pechos. Se inclinó más capturando un pezón con sus labios, suspirando de placer mientras los dedos de Elena se entrelazaban con su cabello, sosteniéndola con fuerza contra ella.- Dios, te he extrañado –dijo Elena, soltándola lo suficiente para que Julia pudiese moverse al otro pecho. Julia besó lentamente su camino hacia arriba, haciendo una pausa para mordisquear debajo de su oreja, consciente de lo que eso le hacía a Elena. Sus labios encontraron su camino hacia su boca nuevamente y Elena la abrió
para ella, su lengua delineó la de Julia en su interior. Unas manos impacientes trabajaron torpemente con sus vaqueros y Julia dio un paso atrás, ayudando a Elena a desabotonarlos.- Cama –dijo Elena nuevamente. Esta vez Julia hizo caso a su petición, llevándola al dormitorio. Se desnudaron rápidamente, Elena empujó a Julia con ella hacia la cama. Julia hizo una pausa, fijando sus ojos en cada glorioso detalle del cuerpo de Elena, un cuerpo que solía conocer muy bien.
-Eres más hermosa de lo que recordaba –dijo en voz baja. Levantó la vista quedando atrapada en los ojos Verde-Grisáceo que había echado tanto de menos- Tan hermosa -murmuró otra vez.
-Hazme el amor –susurró Elena- Necesito que me hagas el amor
-Sí... lo que quieras –dijo Julia mientras abría las piernas de Elena con su muslo y se instaló entre ellas -Lo que quieras -Se movió hacia abajo por su cuerpo, sintiendo como la humedad de Elena cubría su estómago. Las manos de Elena la incitaron a seguir bajando, levantando sus caderas, diciéndole así a Julia donde la necesitaba. Julia besó sus pechos, moviéndose más abajo, su lengua trazó un patrón a través de su piel, bajando aún más, hasta que se encontró con el olor embriagador de la excitación de Elena. La extendió con su mano exponiéndola ante sus ojos
codiciosos. Gimió incluso antes de probarla, su lengua se deslizó a través de sus pliegues antes de girar alrededor de su clítoris hinchado.
-Dios... sí -susurró Elena mientras sus caderas se levantaban para encontrarse con Julia. Julia la poseyó rápidamente, dándose un festín como si hubiese estado muriendo de hambre sin ella, su lengua se movió rápidamente como un rayo a través de su clítoris, deteniéndose cuando sintió el orgasmo inminente de Elena. Deslizó su lengua profundamente dentro de ella, sintiendo como los muslos de Elena se apretaban contra su cabeza.- Julia... por favor –rogó Elena. Julia regresó a su clítoris, jugueteando con ella, una y otra vez, Elena se retorcía debajo de ella. Finalmente cedió, succionando el clítoris duro de Elena dentro de su boca, sujetándola con fuerza, sabiendo cuanta presión debía usar. Las caderas de Elena se sacudieron fuera de la cama y Julia la presionó hacia abajo, sosteniéndola mientras llegaba a su clímax.- Dios mío -murmuró Elena mientras su cuerpo se relajaba, sus piernas se volvieron de goma- Ven aquí –susurró tirando de Julia hacia sus brazos. Julia yació a su lado permitiendo que Elena la abrazara. Cerró sus ojos, absorbiendo todo lo que era Elena.- Te amo -susurró Elena. Julia cerró los ojos con fuerza. Las palabras eran agridulce, pero no pudo evitar responderle. Era la verdad.
-Yo también te amo –Elena le dio la vuelta, apoyando su peso sobre Julia. Los ojos de Julia permanecieron cerrados mientras Elena la besaba, su boca viajó abajo hacia sus pechos. Julia no había tenido muchas amantes. Lo intentó. Pero como Elena había dicho anteriormente, era como hacerlo mecánicamente. Nadie la tocaba… en cuerpo y alma… como Elena lo hacía. Ahora se deleitaba mientras la lengua de Elena bañaba su pezón.
-Eres tan suave -dijo Elena, sus labios se arrastraron nuevamente hacia la boca de Julia- Te he echado mucho de menos, Julia. Pienso en ti todo el tiempo
-Yo también –admitió Julia. Elena se alejó mirando sus ojos
-¿Cuántas amantes has tenido?
-Pocas. No muchas –dijo Julia.
-¿Es así con ellas?
-No. Nunca es así con nadie más
-¿Piensas en mí cuando estás haciendo el amor con ellas?
-Sí -La mano de Elena se movió entre sus cuerpos, deteniéndose sólo un segundo antes de deslizarse entre los muslos de Julia.
-¿Y ellas hacen que te pongas así de mojada? -susurró ella. Julia se estremeció cuando Elena frotó suavemente el dedo sobre su
clítoris
-No –jadeó abriendo sus piernas, dándole más espacio a Elena.
-¿Me quieres dentro de ti?
-Sí –Elena deslizó dos dedos dentro de ella y Julia gimió ante el contacto, sus caderas se elevaron para encontrarla. Elena la besó nuevamente, su lengua delineó su labio inferior antes de colarse dentro de su boca. La lengua de Julia se enroscó a su alrededor.
-¿Quieres mi lengua dentro de ti?
-Dios, sí -murmuró Julia. Después de dos golpes más, los dedos de Elena la dejaron, reemplazándolos con su lengua. Julia gimió cuando sintió que la metía dentro de ella y agarró la cabeza de Elena, presionándola con fuerza contra ella.
-Se siente tan bien. Tan bien- susurró. Las manos de Elena ahuecaron sus caderas mientras se acomodaba entre sus piernas, su lengua se movía ahora sobre su clítoris, acariciándolo con rapidez, a conciencia. La cabeza de Julia cayó hacia atrás, su boca entreabierta mientras jadeaba en busca de aire, sus
caderas giraron contra la lengua de Elena. Se sacudió bruscamente cuando Elena succionó su clítoris dentro de su
boca.
-Elena... Dios –respiró- Sí. Más duro... –Las manos de Julia se movían violentamente mientras los labios y la lengua de Elena parecían estar por todas partes a la vez. Casi se levantó de la cama cuando su orgasmo la impactó, estallando a través de ella jurando que había visto las estrellas. Antes de que pudiera recuperarse, los dedos de Elena la llenaron nuevamente, sumergiéndose profundamente en su interior.
-Necesito estar dentro de ti -dijo Elena mientras reclamaba su boca nuevamente. Julia cedió a sus demandas, sus lenguas luchaban mientras los dedos de Elena bombeaban dentro de
ella. Julia extendió su mano entre ellas
-Déjame tocarte también –dijo encontrando a Elena húmeda y lista. Elena separó sus muslos mientras Julia se deslizaba dentro de ella. Elena se sentó a sí misma, enterrando los dedos de Julia en ella profundamente. Sus ojos permanecieron conectados mientras se movían una contra la otra, al principio lentamente,
disfrutando del contacto, luego más rápido, ambas jadeando mientras se complacían la una a la otra.
-Dios... Julia –jadeó Elena- Es tan bueno... tan bueno –Julia no pudo hablar mientras llegaba a su clímax. Giró la cabeza en la almohada, tratando de no gritar. Dos, tres embestidas más y Elena también alcanzó el clímax, su boca cubrió la de Julia para ahogar sus gritos.
-Te amo -susurró Julia, rodeando a Elena entre sus brazos y abrazándola con fuerza-Te amo –Sintió como Elena temblaba y sintió la humedad en su cuello por las lágrimas de Elena. Julia cerró sus ojos, las lágrimas cayendo también de sus ojos.
-Te amo, Julia –murmuró Elena contra su cuello- Siempre voy a amarte
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Mensaje por Anonymus 12/15/2014, 7:47 pm

CAPITULO 11


-Oh Dios mío -dijo Tracy- Mi corazón se está rompiendo por ti- Julia asintió
-Fue difícil. Y mi corazón se rompió esa noche. Ella se iba a casar
-Supongo que no fuiste invitada a la boda -dijo Charlotte.
-No. Mi posición social no merecía una invitación de la sra Katina ¿De verdad crees que hubiese ido si me hubiesen invitado?
-¿Intentaste convencerla para no hacerlo? –preguntó Tracy- Ustedes estaban tan enamoradas. Es trágico
-Las ruedas estaban en marcha. Elena no tenía decisión en eso. Regresó a la universidad después de las vacaciones y aproveché la oportunidad para visitar a mi madre más a menudo. En cuanto me gradué sin embargo sabía que Elena regresaría a casa. Su madre había pasado toda la primavera en la planificación y preparación para el gran evento -dijo.
-¿Fue entonces cuando empezaste a evitar Brook Hill?-preguntó Charlotte.
-Sí. Una vez que Elena regresó, nunca volví. Hablé con mi madre una semana antes de la boda y me dijo que Elena tenía ”el nerviosismo pre- marital“, creo que fue el término que utilizó. Sus estados de ánimo iban entre no responder a ataques histéricos de llanto
-Oh Dios ¿Por qué simplemente no les dijo que no? -dijo Tracy- Es un desperdicio
-Casi me derrumbé, casi fui con ella. Sabía que estaba sufriendo. Sabía que podía calmarla. Pero al final no me atreví a ir. La cicatriz emocional iba a ser demasiado
-¿Seguías trabajando en Whole Foods?
-Sí. Después de graduarme, me quedé. Me encantaba. Me encantaba el ambiente. Y en ese momento, aún no tenía la menor
idea de lo que quería con mi vida. Pasaron otros seis o siete años
para que Jarod se retirara del ejército y abrimos nuestra primera tienda. En aquel entonces estaba tratando de superar a Elena y seguir adelante con mi vida. Mi carrera estuvo en un segundo plano ante todo eso
-¿Alguna vez tuviste una novia estable? –preguntó Charlotte- ¿Una con quien pudieses comprometerte?
-¿Te estás transformándose en la Dra Rimes otra vez?
-¿Alguna vez fuiste a una terapia por esta situación? -Julia negó con la cabeza
-¿Estás sugiriendo que la necesito?
-Tienes casi treinta y ocho años y nunca has estado en una relación seria. Tu madre es una paciente de cáncer, sin embargo
evitas ir a ayudarla ya que todavía temes a la mujer de quien te
enamoraste cuando eras una adolescente –ella sonrió rápidamente- ¿Qué crees?
-Una vez que mi madre se retiró y se mudó a su propio lugar, iba a verla. Voy allí todavía. Es sólo que no me quedo por días
como lo hace Jarod
-Por miedo a encontrarte con Elena
-Sí. No creo que eso signifique que necesito terapia -dijo.
-¿Todavía estás enamorada de ella? -preguntó Tracy.
-No -dijo rápidamente, pero una mirada a sus ojos le dijo que
ellas sabían que estaba mintiendo- Me he convencido que no lo estoy -se corrigió- Eso no tiene nada que ver con que nunca haya
estado en una relación seria. Simplemente nunca he conocido a
nadie que... bueno, de quien me haya enamorado
-¿Cuánto tiempo pasó antes de que la vieras otra vez?
-Casi dos años. Fue en octubre. En el cumpleaños de mi madre. Quería darle una sorpresa. Elena, obviamente, no vivía allí con sus padres, así que pensé que podría hacer un corto viaje, llevar a mi madre para una cena de cumpleaños e irme temprano al día siguiente. Tenía veintidós años



<Flash Back>


-Es tan bueno verte -dijo su madre apretándola fuertemente en un abrazo- Estaba empezando a pensar que nunca volverías a Brook Hill
-Es difícil escaparse –dijo- Además, hablamos por teléfono varias veces a la semana
-Eso no es lo mismo –su madre dio un paso atrás inspeccionándola- Tu cabello se ve muy bien con ese corte –dijo rozando sus dedos a través de él- Eres tan atractiva. Te ves como tu padre –Julia se sonrojó complacida por los pensamientos de su madre.- Bueno ¿quieres quedarte aquí y ponernos al día o tener una cena temprana?
-Salgamos –dijo- No tienes que estar aquí para la cena ¿no?
-No, no. Stella ahora se encarga de cocinar -su madre sonrió- Yo coordino –Julia le devolvió la sonrisa, consciente de que a su
madre le encantaba su nuevo rol
-Vamos a ir a un lugar elegante –dijo- ¿Te quieres cambiar?
-Sí. Me preguntaba por qué estabas tan bien vestida. No creo haberte visto en nada más que vaqueros desde que tenías doce años -su madre la llevó a la puerta- ¿Por qué no vas a visitar a George? No lo has visto en años ¿verdad?
-No, no lo he hecho
-Estaba trabajando con los lechos de flores alrededor de la cubierta. Estoy segura que lo podrás encontrar allí
-Está bien, voy a saludar. Voy a darte ¿qué? ¿Unos quince minutos?
-Por supuesto. Nos vemos afuera


Julia cerró la puerta de las habitaciones de su madre, sonriendo a Stella que ya estaba ocupado en la cocina. Julia no conocía a la otra mujer joven que le estaba ayudando. Se volteó para irse cuando la puerta de arriba se abrió.

-¿Larissa? ¿Estás allí? –El pulso de Julia se aceleró, la voz de Elena aún era capaz de darle escalofríos. Se volteó lentamente, maldiciendo su suerte porque Elena estaba en la mansión. El mundo simplemente se detuvo cuando sus ojos se encontraron con los de Elena.- Julia -susurró Elena- Oh, Dios mío
-Hola -Elena se apresuró en bajar las escaleras y estuvo entre sus brazos antes de que Julia pudiese tomar otro aliento. Se
abrazaron con fuerza y allí fue cuando lo sintió. Elena estaba embarazada. Dio un paso atrás, sus ojos fueron hacia el vientre de Elena.
-¿Cuándo llegaste? –preguntó Elena.
-Justo ahora. Es el cumpleaños de mi madre. Voy a llevarla a cenar- levantó la vista hacia ella- Estás embarazada -afirmó sin rodeos. Elena estaba casada. Era evidente que tenía relaciones
Sexuales con su marido. Y estaba embarazada. El corazón de Julia se hizo añicos ante la idea.
-Sí –Elena sostuvo su mirada- Lo siento tanto -susurró.
-Tengo que irme –dijo bruscamente volteándose para irse.
-Julia, espera –dijo Elena agarrando su brazo- No lo hagas –Julia sabía que tenían una audiencia y no quería hacer una escena
-Iba a saludar a George
-Voy contigo –Se quedaron en silencio mientras caminaban hacia afuera. Julia tomó el camino conocido hacia la cubierta, con toda la intención de encontrar a George, luego se iría.- Me... me gusta tu cabello de esa manera -dijo Elena siendo la primera en hablar.
-Gracias- fue todo lo que dijo.
-¿Ibas a llamarme?
-No
-Larissa dice que rara vez vienes a casa
-Me mantengo alejada, sí
-¿Por mi culpa? -Julia se detuvo y la miró. Se sorprendió por la tristeza en sus ojos
-Sí. Por tu culpa -admitió.
-Extraño que estés en mi vida –Julia enderezó sus hombros, negándose a dejar que fuera fácil
-Es tu decisión que no esté en tu vida, Elena. Te extraño. Extraño el nosotras –dijo- Pero estás casada. Estás embarazada de su hijo
-Julia…
-Estoy tratando de seguir adelante con mi vida. Al igual que tú lo has hecho con la tuya. Así que no puedo verte. No puedo hablarte -dio un paso más cerca- ¿Quieres saber por qué? Porque estoy enamorada de ti. Y no puedo tenerte. Porque estás casada. Y estás embarazada de su hijo –Hizo caso omiso de las
lágrimas que corrían por el rostro de Elena y caminó pasando por su lado, siguiendo el camino de ladrillos a través del césped perfectamente cuidado hacia su antigua cubierta. George estaba de rodillas con un pequeño remolque de ladrillos junto a él.
-Hola, George -dijo notando que su voz estaba cargada de emoción. Las lágrimas de Elena siempre le afectaban de esa manera. Él levantó la mirada con una sonrisa en su rostro
-Julia. Qué sorpresa -dijo mientras se levantaba- Te daría un abrazo, pero es probable que no quieras ser parte de eso –dijo extendiendo las manos hacia ella.
-¿Qué pasó?
-Oh, se cayó un árbol y golpeó todos estos ladrillos sacándolos de la pared de la jardinera. Estoy tratando de repararla -se limpió las manos sucias en sus vaqueros
-¿Vienes a celebrar el cumpleaños de tu mamá?
-Sí. Pensé en llevarla a cenar y a pasear. Ha pasado algún tiempo desde que he estado en casa -dijo.
-Lo sé. Larissa te echa de menos –dijo con un tono ligeramente acusador. A Julia no le importaba. Ella lo había conocido desde que tenía diez años. Con su padre muerto, George se había convertido en la única influencia masculina en su vida. Jarod no había estado cerca para eso. George le había dejado pegarse a él mientras trabajaba en sus numerosos proyectos y él le había enseñado mucho.
-Ahora tengo un trabajo a tiempo completo, George. Es difícil encontrar tiempo para escapar
-Supongo que sí. Te extraña especialmente durante las fiestas. Podrías tratar de dedicarle unos días en Navidad -sugirió. Ella asintió con la cabeza
-Entendido
-Bien. Entonces ansío poder verte más seguido –Ella sonrió y le apretó el hombro
-Gracias. Debería irme. Fue bueno verte de nuevo
-Cuídate –dijo mientras se volteaba para alejarse. Se detuvo mirando como él regresaba a su trabajo. Dejó que su mirada viajara por la cubierta, recordando todas las veces que ella y Elena habían corrido por la colina, instalándose en los bancos, con los ojos puestos la una en la otra y no en las hermosas flores que George mantenía alrededor. Una profunda tristeza se apoderó de ella y se volvió parpadeando rápidamente, tratando de borrar la cubierta y todos los recuerdos de su mente. Elena se había ido cuando regresó a la calzada. Julia estaba aliviada y arrepentida. Sin embargo, su madre estaba esperando y apartó los pensamientos de Elena... pensamientos de Elena y Stephen haciendo el amor, haciendo un bebé.
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Mensaje por Anonymus 12/16/2014, 5:48 pm

CAPITULO 12


-¿Embarazada? No perdieron el tiempo ¿verdad?
-Estoy segura que fue parte del programa organizado que su madre tenía planeado para ella -dijo Julia, su tono amargo. Miró a Charlotte, en espera de su crítica.
-Supongo que Elena no trabajó -dijo Charlotte- ¿Su título era para el espectáculo? -Julia asintió
-Las mujeres Katina no trabajan -dijo. Se aclaró la garganta, casi librándose- Debería irme. Es tarde
-Oh, no. Todavía no –protestó Tracy
-No puedes irte sin terminar tu historia
-No queda mucho por contar. Sólo la he visto un par de veces desde entonces -dijo.
-¿Qué tal más café? Es descafeinado -dijo Tracy. Julia asintió
-Está bien. Tomaré otra taza
-¿Cómo te las arreglaste para evitarla todos estos años? -preguntó Charlotte- Quiero decir, las veces en las que ibas a Brook Hill
-Fueron cinco años después que mi madre enfermó por primera vez. Antes, cuando iba de visita no lo anunciaba. Solo me aparecía. Permanecía una noche y me iba a la mañana siguiente. Nunca vi Elena –dijo- Cuando mi madre se enfermó, Jarod ya estaba retirado de las fuerzas armadas y abrimos nuestra primera tienda unos seis meses antes. Nos turnábamos entonces, para estar con ella, llevarla a las citas médicas y otras cosas -Tracy le dio otra taza de café
-¿Y no hablaste con Elena en todo ese tiempo?
-No. Pude sacarla de mi mente. Tenía citas. Tenía amigos. Era cuando iba a Brook Hill cuando ella ocupaba el lugar protagónico de mi mente
-¿Pero la viste nuevamente?
-Sí. Tenía veintiocho



<Flash Back>


-¿Estás cómoda? –preguntó Julia mientras ahuecaba las almohadas debajo de las piernas de su madre.
-Deja el alboroto -dijo su madre -Estoy bien -Julia se sentó en la silla junto a la cama de su madre, con la preocupación grabada en su rostro. Trató de ocultarlo, pero su madre le sonrió tranquilizadoramente.- No voy a morir todavía, Julia. Dejar de lucir tan asustada
-Nunca has estado enferma anteriormente -dijo.
-El cáncer es una cosa de miedo ¿no? Pero los médicos parecen pensar que podremos manejarlo. Tengo que creer en ellos –Julia dejó escapar un suspiro
-¿Has vuelto a pensar en ello?
-¿Retirarme? Sí
-¿Y?
-Y tú y Jarod tienen razón. Es el momento. Pero ¿a dónde iría? Tenías diez años cuando nos mudamos aquí. Sé que no es mucho, pero ha sido nuestra casa en estos últimos dieciocho años
-Lo sé, mamá. Te encontraremos una casa. Algo bien iluminado y ventilado, con un pequeño patio –miró a su alrededor- Siempre sentí como si estuviésemos en un calabozo aquí
-Sí, lo sé. Era por eso que pasabas la mayor parte de tu tiempo al aire libre, en la cubierta -dijo con una sonrisa- O arriba en la habitación de Elena -Julia miró hacia otro lado, no quería pensar en eso. Elena ya no era parte de su vida. Había terminado con eso. Habían pasado más de cinco años desde que la había visto. Ocho desde que habían... dormido juntas. Era asombroso cómo aquí… en la mansión… los recuerdos estaban todavía tan frescos.- No has visto a su hijo ¿verdad? -declaró su madre- Es un niño tan lindo. Y muy inteligente –Julia no respondió. Su madre sabía muy bien que ella nunca lo había visto.- Lo que sea que haya pasado entre tú y Elena, eran tan buenas amigas. No entiendo por qué evitarla
-No la evito -dijo Julia
-Ella ya no vive aquí
-Podrías hacer un esfuerzo para ir a verla. Ella ha sido tan buena conmigo. Cada vez que está aquí, siempre viene a visitarme -dijo su madre- Siempre pregunta por ti. Sé que ella te extraña –Julia se puso de pie
-Mamá, no lo hagas -dijo dándole la espalda a su madre. Sintió un nudo en la garganta y trató de tragarlo
-Elena y yo no necesitamos vernos
-¿Por qué? -Ella negó con la cabeza
-Es complicado -se volteó cuando oyó un golpe en la puerta exterior. Miró a su madre con las cejas levantadas.
-Probablemente sea Stella con el almuerzo -dijo ella. Julia se dirigió a la otra habitación y abrió la puerta, se quedó sin respiración cuando encontró a Elena de pie al otro lado. Elena parecía tan sorprendida como ella.
-Julia -susurró. Julia no pudo hablar, su mirada fue atraída por el niño de pie junto a Elena. Volvió a mirar hacia arriba
-Hola
-Tú... No te estaba esperando. Le mencioné a tu madre que quizás podríamos pasar por aquí -Julia tuvo que sonreír ante esto, preguntándose por qué su madre no lo había mencionado
-Acabamos de regresar. Ella está acostada -se volvió a mirar al muchacho- Este debe ser tu hijo
-Sí. Ashton, saluda a una antigua amiga mía. Ella es Julia, la hija de la srta Larissa –Él le tendió la mano
-Encantado de conocerte ¿Puedo llamarte a Julia? –Los ojos de Julia se ampliaron. Sabía que él tenía cinco, pero no hubo torpeza
Infantil en absoluto en su discurso. No pudo evitar sonreírle.
-Sí, puedes llamarme Julia
-¿Elena? ¿Ashton? ¿Son ustedes? -La mirada de Elena estaba
fija en Julia cuando contestó
-Sí, Larissa –Ashton se dirigió hacia el dormitorio, demostrando que él y Elena eran visitantes frecuentes. Julia y Elena le
siguieron.
-Ahí está mi chico guapo -dijo su madre.
-Hola, srta Larissa –dijo aceptando el abrazo- ¿Cómo fue la quimioterapia hoy?
-No tan mal esta vez, cariño –Julia miró a Elena
-¿Cuántos años tiene? -susurró.
-Un muy inteligente cinco -susurro Elena en respuesta.
-Elena, Julia y yo estábamos hablando de ti. Estoy tan contenta de que hayas venido -dijo su madre.
-Ashton recordó tu cita de hoy. Quería ver cómo estabas
-Bueno ¿por qué uds chicas no se ponen al día? Ashton puede
hacerme compañía -dijo ella. Julia estuvo a punto de protestar, pero Elena tenía una mirada de desesperación en sus ojos
que no pudo ignorar. Caminaron en silencio, siguiendo su
camino… tal vez inconscientemente… hacia la cubierta.
-Es un chico lindo -dijo Julia rompiendo el silencio- Se parece a ti
-Sí, gracias. Es un poco desconcertante cuando tu hijo de cinco años es más inteligente que tú
-¿En serio? ¿Cuán talentoso es?
-Mucho. Lee desde los dos años. El próximo año terminará su curso pasando al octavo nivel
-Wow
-Lo sé -Elena la miró a los ojos- ¿Cómo has estado?
-Bien -dijo encogiéndose de hombros.
-Tu madre dice que has abierto una tienda de alimentos saludables. Eso es maravilloso, Julia
-Jarod y yo lo hicimos. Es pequeña, pero hasta ahora, rentable. Hemos estado más que satisfechos
-Estoy orgullosa de ti –dijo Elena mientras caminaban hacia la cubierta, aún pintada en un blanco inmaculado. Julia la miró, su mirada vagó sobre su rostro y su cuerpo. Cuando Elena se volteó hacia ella y sus ojos se encontraron, Julia dio voz a sus pensamientos.
-Estás tan preciosa, Elena -Elena retiró la mirada pero no antes de que Julia viera las lágrimas en ellos.
-No sé cómo puedes ver eso. Soy tan terriblemente, terriblemente... miserable –dijo con su voz quebrada por las lágrimas contenidas.
-Elena… -Elena miró hacia ella, esta vez sin poder ocultar sus lágrimas ya que corrían por sus mejillas
-Te extraño. Te extraño mucho -dijo casi llorando.
-Elena, no lo hagas… -dijo Julia dando un paso hacia ella- …por favor, no llores
-Odio mi vida –dijo- Lo único bueno en mi vida es Ashton. Él es el único que me ha mantenido cuerda- se limpió las lágrimas con impaciencia- Soy tan... miserable. Y me siento tan sola sin ti -Entonces Julia se acercó a ella, atrayéndola hacia sus brazos. Elena se aferró a ella y sus lágrimas se convirtieron en sollozos. Las lágrimas de Julia cayeron también. Enterró su rostro en el cabello de Elena, respirando su aroma familiar.
-Por favor, no llores –murmuró- Por favor, no lo hagas

Sus brazos se apretaron y el cuerpo de Julia reaccionó acercando a Elena más contra ella. Reconoció el cambio en su abrazo. Lo mismo hizo Elena cuando la acercó aún más hacia ella. Julia deseaba besarla tanto, sabía que estaba muy cerca de cruzar la línea. Dio un paso atrás, alejándose de ella.


-No podemos hacer esto -susurró.
-Por favor, Julia. Te necesito tanto -dijo Elena, sus ojos suplicantes. Pero Julia negó con la cabeza
-No puedo hacer esto. Me duele demasiado. Quiero estar contigo. Quiero hacer el amor contigo. Pero no puedo. Me duele irme de aquí, dejarte. No puedo hacerlo más, Elena. No si quiero mantener mi cordura. Simplemente no puedo
-Julia…
-No. Lo que teníamos, era especial. Siempre va a ser especial. Siempre tendrás un lugar en mi corazón. Pero no puedo verte ¿Por qué crees que te evito? Porque duele -dijo, siendo ahora su turno para limpiar las lágrimas- Me duele ahora mismo, queriendo terriblemente estar contigo, pero sabiendo que no puedo tenerte. Nada de tí. Ni siquiera una pequeña parte de ti
-Te amo, Julia
-Yo también te amo ¿Por qué crees que duele tan condenadamente demasiado? -negó con la cabeza- No quiero volver a verte, Elena. No puedo -su mirada se cruzó con la de Elena, ambos ojos todavía cubiertos de lágrimas- No quiero verte nunca más -Elena se dio la vuelta, con los brazos alrededor de sí misma- Lo siento mucho. Siento mucho todo esto -Julia se aclaró la garganta, logrando poner sus emociones bajo control- Debo volver con mi madre. Me iré por la mañana -Elena asintió
-Buscare a Ashton en un minuto. Sólo necesito un poco de tiempo -dijo. Julia apretó sus puños, con unas terribles ganas de acercarse a ella y abrazarla nuevamente. Antes de que pudiera hacer eso, giró sobre sus talones, regresando a la casa. Tenía
que sacar a Elena de su vida, de su cabeza... y lo más importante, de su corazón. La única manera de hacerlo era marchándose.
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Mensaje por Anonymus 12/16/2014, 5:48 pm

CAPITULO 13


-Oh, Julia -dijo Tracy- Ambas debieron estar destrozadas
-Sí. Pero eso fue el punto de quiebre. Creo que Elena finalmente comprendió lo mucho que me estaba haciendo daño. Después de eso, ya no tuve tanto miedo de ir a ver a mi madre. Sabía que Elena no se acercaría –dijo- Y no lo hizo
-Me pregunto por qué nunca hablaron de ello -dijo Charlotte.
-No había nada de qué hablar –dijo- Conocíamos el resultado ¿De qué habría servido hablar de ello?
-Bueno, creo que hiciste lo prudente al no ceder. Ella obviamente quería estar contigo. Al menos, sexualmente
-Puede parecerles que Elena sólo quería la parte sexual de nuestra relación, pero eso no es cierto. Ella fue honesta cuando dijo que era miserable en su vida. Esa mirada torturada en sus ojos estuvo allí desde la primera vez que me dijo que se iba a casar -dijo Julia- Como he dicho antes, ella estaba comprometida emocionalmente como yo. Pero una de nosotras tenía que ser fuerte y terminar nuestra relación
-¿Así que su hijo? Cuando dices dotado, dices que es un genio -preguntó Tracy.
-Oh, sí. Mi madre me mantiene informada -dijo con una sonrisa- Se podría pensar que es su nieto. Está a punto de cumplir catorce años y ya se graduó en la universidad con una doble titulación
-Los niños prodigio suelen terminar la universidad como a los once o doce años –dijo Charlotte.
-No sé nada de eso –dijo- Mi madre dice que su índice de inteligencia es 152 –Los ojos de Charlotte se ampliaron
-Eso es excepcional. Quizás emocionalmente no estaba listo para la universidad –dijo ella. Julia tomó eso como una pulla hacia Elena, pero no dijo nada. Había estado alrededor del chico un par de veces. Parecía muy maduro.- Suena como si Elena y tu madre se hubiesen vuelto cercanas -dijo Charlotte.
-Sí, lo hicieron. Creo que Ashton tuvo algo que ver con eso. Mi madre hablaba libremente sobre Elena cada vez que la visitaba. Pero Elena nunca se apareció. Era como si ella me estuviese evitando
-¿Tu madre se retiró entonces?
-No en ese momento, no. Su cáncer entró en remisión –dijo- Cuatro años más tarde, volvió a aparecer. Esta vez cáncer de
mama. Fue después de eso que la convencimos para que se retirara. Incluso entonces, ella no estaba lista-
-Lo imagino, sin tí o Jarod viviendo en Brook Hill, Los Katin eran su familia. Retirarse debió haber sido muy duro -dijo Charlotte.
-Sí, pero mi madre había mantenido amistades fuera del hogar de Los Katin. Había unas cuantas señoras que veía con frecuencia -dijo ella.
-¿Viste a Elena otra vez? -preguntó Tracy.
-Sí. Fui a ayudar a mi madre con la mudanza. Esa fue realmente la última vez que vi a Elena. Tenía treinta y dos


<Flash Back>



-Va a ser muy duro -dijo su madre- Este ha sido mi hogar durante tanto tiempo -se dio la vuelta tomando la mano de Julia –Tenías sólo diez años cuando nos mudamos aquí ¿Te acuerdas de ese día? -Julia asintió
-Sí. Recuerdo haber pensado lo grande que era. La casa, la cocina -y recordó a la joven Elena de pie en la parte superior de las escaleras, mirándola… un recuerdo grabado en su memoria para siempre- Te va a encantar tu nuevo lugar, mamá
-Oh, supongo que así será. Tengo muchas ganas de sentarme en el patio, atender nuevamente el jardín de flores en lugar de admirar la obra de George –dijo con una risa. Su sonrisa se desvaneció rápidamente- Lo que será difícil es acostumbrarme a
estar sola. Aquí, siempre había gente alrededor -Era algo que Julia y Jarod no habían considerado. Su madre tenía amigos, que era su principal preocupación. Ellos no pensaron acerca de si ella estaría sola o no.
-¿Tiene dudas? -preguntó.
-Es demasiado tarde para eso. Además, tengo sesenta y cinco años. Es el momento -su madre suspiró y luego sonrió- Vamos entonces. Elena y Ashton también vienen para ayudar –dijo ella.
Julia la miró
-Mamá, eso no era realmente necesario. Tú y Jarod tienen prácticamente todo empacado. Él y George ya han mudado la mayoría de tus muebles -dijo ella- Ellos no…
-Estoy segura que fue idea de Ashton. Él va a extrañar que yo esté aquí -su madre se detuvo- Y eso les dará a Elena y a tí la oportunidad de ponerse al día. Ella dice que han pasado cinco
años desde la última vez que se vieron
-Sí. Algo por el estilo -Fue el turno de su madre para mirarla
-No las entiendo a las dos. Fueron inseparables durante tantos años ¿Qué pasó con la amistad, Julia?
-Nosotras solo... las cosas son diferentes ahora –dijo- Nuestras vidas son muy diferentes
-Tal vez… -Sus palabras fueron cortadas cuando Ashton irrumpió en la habitación. Julia no lo había visto desde que tenía cinco años y había crecido considerablemente. El niño lindo que había conocido era un joven guapo, su rostro radiante con una sonrisa al recibir el abrazo de su madre.
-Estamos listos para ayudar srta Larissa
-Y me alegro que te hayas ofrecido -ella y Julia miraron hacia la puerta, pero estaba vacía
-¿Dónde está tu madre?
-La abuela tenía unos papeles que tenía que firmar. Ella dijo que bajaría pronto –se volvió a Julia- Eres Julia -dijo él- ¿Está bien si todavía te llamo Julia? ¿O prefieres srta Julia? -Julia sonrió asombrada por su formalidad
-Sólo Julia -dijo ella. Él también sonrió
-Está bien, sólo Julia -Julia se echó a reír y luego su risa se desvaneció al sentir la presencia de Elena. Se volteó hacia la puerta, encontrando el espacio vacío ahora ocupado por la mujer más hermosa que jamás hubiese visto. El cabello de Elena aun era el mas hermoso, los mechones rojos sedosos y tentadores.
-Hola, Julia -dijo ella- Me alegro de verte nuevamente –Ella parecía un poco distante en su postura, Julia no sabía muy bien qué hacer con eso ¿Sin abrazo? ¿Sin abrazar? ¿Sin un te extrañé? Por supuesto, Julia no podía culparla. La última vez que se habían visto… la última vez que habían hablado… Julia había dicho que no quería volver a verla nunca más. Así que con su madre y Ashton observándola, ella imitó el saludo frio de Elena.
-Elena. Hola
-Espero que no estemos molestando, pero Ashton insistió en que ayudáramos –Elena sonrió cuando miró a su hijo- Él está temeroso por su mudanza
-Desde luego no me importa la ayuda -dijo ella- Aunque Jarod se hizo cargo de las cosas pesadas a principios de semana -Elena asintió
-Sí, también hemos tenido la oportunidad de compartir con él -Julia ocultó su sorpresa. Jarod no le había mencionado eso. Por supuesto, como todo el mundo, Jarod no tenía ni idea de la historia entre ella y Elena. Ella no respondió, en cambio, miró a su madre con las cejas levantadas.
-¿Empezamos?
-Empecemos con las cajas en el salón y saquémoslas del camino en primer lugar -sugirió su madre.


Los cuatro se pusieron a trabajar, aunque en silencio, ella y Elena esforzándose para evitarse la una a la otra. Julia se debatía entre si sentirse feliz por eso o sentirse ofendida de que Elena estuviese ignorándola descaradamente. Lo cual, por supuesto, era ridículo. Ella también estaba ignorando Elena. Si no fuese por la charla entre Ashton y su madre, el silencio hubiese sido terriblemente incómodo. Así estaban las cosas, ella y Elena se esquivaron la una a la otra casi al punto de la exageración. El camión de la mudanza que habían alquilado se llenó rápidamente. Dos horas después cargaron la última caja, dejando sus antiguas habitaciones vacías. Permanecieron de pie allí, mirando las paredes en blanco y los suelos desnudos. Julia podía ver la tristeza en los ojos de su madre. Fue el joven de casi diez Ashton
quien rompió el silencio.


-Estoy seguro que le va a gustar mucho más su nuevo lugar srta Larissa
-¿Eso crees? ¿Vendrás a visitarme?
-Por supuesto. Eso sí… -Ashton miró a su madre por confirmación.
-Por supuesto que vamos a ir a visitarte, Larisa. No creo que pueda mantener a éste alejado -Julia se preguntaba con qué frecuencia Elena y Ashton visitaban a su madre. Había asumido que sólo se detenían a charlar con ella cuando venían a visitar a los padres de Elena. La familiaridad y el afecto entre los tres decía lo contrario. Casi parecía como si Elena y Ashton hubiesen ocupado su lugar en la vida de su madre. Eso dolió un poco. En primer lugar, era por Elena que ella se mantenía alejada de Brook Hill. Miró con un poco de celos como Ashton tomaba la mano de
su madre y la ayudaba a salir. Echó un vistazo a Elena, quien
tenía una expresión divertida en su rostro.- En caso de que no lo hayas notado, Ashton está muy encariñado con tu madre –dijo Elena. Como si hubiese espiado en sus pensamientos anteriores añadió- Espero que no te importe. Él piensa en ella más como una abuela que en mi madre
-No me importa. Ella también parece estar unida a él
-Sin embargo, no hemos terminado la universidad. Él quiere estar cerca, pero tiene un sinfín de oportunidades
-¿Universidad? ¿No le faltan algunos años? -dijo ella. El chico tenía diez años, después de todo. Elena sonrió
-El año que viene. Pero tomando en cuenta su edad, me iría con él. Bueno, no a las clases, sino a vivir. Él no puede vivir en una residencia
-Diablos ¿Realmente es así de inteligente?
-Sí. Es miembro de Mensa (asociación internacional de superdotados)
-Si te mudas con él será un enredo en tu matrimonio ¿no es
así? -dijo, las palabras salieron antes de poder detenerlas. La
sonrisa de Elena se desvaneció
-Bien sea que viva aquí o no, no va a cambiar el estado de mi matrimonio, Julia


Vió como Elena se alejaba, deseando no haber mencionado su matrimonio. Sin importar lo mucho que quería fingir lo contrario, lo cierto era que Elena estaba casada con Stephen. Casada con él. Viviendo con él, durmiendo con él... teniendo sexo con él. Cerró los ojos por un segundo, expulsando ese último pensamiento de su mente. Cuando abrió los ojos, no vio otra cosa que el cuarto vacío que ella había llamado casa desde que tenía diez años. Ahora parecía toda una vida. Ella se fue, cerrando la puerta detrás de ella, sabiendo que nunca volvería a la mansión Katin nuevamente. La cocina principal estaba vacía, pero escuchó la voz de Stella por el pasillo. Ella debió ir a despedirse, pero lo pensó mejor. Sólo se habían visto un puñado de veces en los últimos diez años. Los demás estaban afuera esperando por ella, pero Elena se negó a hacer contacto visual con ella. Su madre las miraba intensamente y Julia forzó una sonrisa a su cara.


-¿Todo listo?
-Supongo que sí


El viaje fue hecho rápidamente por la ciudad. Ashton iba con su madre en su coche y Elena siguió la furgoneta alquilada en un elegante Mercedes negro. Elena miró directamente la casa detrás del volante del lujoso coche. Al igual que antes, ella y Elena se evitaron la una a la otra mientras descargaban la furgoneta y apilaban las cajas en la sala de estar y la cocina. El mobiliario ya
estaba en el lugar, algunas piezas que habían estado en el almacén y algunos nuevos. Aunque no era una casa anormalmente grande, sin duda era más grande que las cuatro habitaciones donde su madre había estado viviendo. Si bien su
madre parecía decepcionada por dejar la mansión, Julia reconoció la mirada de emoción en su rostro.


-No estoy segura de lo que voy a hacer con todo este espacio -dijo su madre.
-Estoy segura de que lo disfrutaras –dijo Elena
-Especialmente las ventanas. Siempre pensé que era tan oscuro en tu lugar. La antigua habitación de Julia era prácticamente un
Calabozo -dijo con una mirada a Julia. Julia sonrió, recordando el
nombre que ella y Elena le había puesto a la habitación de cuando eran niñas.
-Sí, será agradable sentarse y ver el exterior. Ese será un cambio bienvenido
-Y dijiste que ibas a poner lechos de flores -le recordó Ashton.
-Sí, lo hice -su madre giró en un círculo, mirando todas sus pertenencias apiladas en cajas alrededor de ellas
-No puedo agradecerles lo suficiente por ayudarme con todo esto
-No fue una molestia -le aseguró Elena.
-¿Qué tal una cena temprana? -sugirió Julia.
-¡Pizza! –dijo Ashton con entusiasmo, su expresión era la de un niño de diez años y no la de un miembro de Mensa.
-No es algo que tengamos a menudo -explicó Elena. No, probablemente no. Aunque Elena y Stephen no vivían en una casa tan elaborada como la mansión, Julia sabía que tenían personal de servicio, con una cocinera. No le sorprendería si la señora Katina también coordinaba las comidas para ellos. Julia asintió
-Será Pizza ¿Mamá? ¿Está bien para tí?
-Oh, por supuesto. Has que la traigan y nosotros prepararemos la mesa del comedor
-Si me lo permiten… -dijo Ashton- …la mejor pizza de la ciudad está a Bruno. Sin embargo, no la reparten –Él miró a Julia con expectación y ella se dio cuenta por primera vez que sus ojos
Verde-Grisáceo eran idénticos a los de su madre. Nunca podría decir que no a esos ojos.
-Está bien, será en Bruno. Supongo que puedo ser persuadida para recoger nuestra cena
-Mamá y tú pueden recogerla. No han tenido la oportunidad de compartir todavía. Te ayudaré a desembalar srta Larissa –Julia miró a Elena con las cejas levantadas, preguntándose lo que el diablillo estaba haciendo. Su coeficiente intelectual estaba en el nivel de un genio, por supuesto, pero aun así, tenía diez años. Un poco joven para ser tan manipulador, pensó. Elena aparentemente pensó lo mismo mientras miraba a su hijo en
silencio. Él tuvo la buena gracia de moverse incómodo bajo su mirada mientras se acercaba a la protección de la madre de Julia. No pudo evitar sonreír. Así que tenía diez años, después de todo. Por supuesto, eso le dio a su madre una abertura.
-Esa es una buena idea, Ashton. Cuando eran jóvenes, las dos eran inseparables. Ahora, es raro que se vean la una a la otra


Fue el turno de Elena para mirar a Julia. Se encogió de hombros. Elena hizo lo mismo. Veinte minutos más tarde, estaban saliendo por la entrada de vehículos de su madre, Julia en el asiento del Mercedes de Elena.



-Bonito coche -dijo.
-Gracias
-¿Lo escogió tu madre? -preguntó incapaz de resistirse a la pulla. Sorprendentemente, Elena se echó a reír
-¿Cómo lo has adivinado? -Julia también sonrió
-Te imagino en un híbrido o algo así, no en esto
-Ashton y yo queríamos un Prius –dijo -Él es muy práctico
-Y también es más inteligente que un come libros -dijo.
-Sí. Creo que Larissa le debe haber contado historias de nosotras
cuando éramos más jóvenes. Él pregunta por ti frecuentemente -Elena la miró- Realmente no tengo amigos –dijo- Ninguno cercano. Él lo ha comentado en varias ocasiones. Eso le da curiosidad, creo
-¿Por qué no tienes amigos? ¿Qué pasó con Stephanie? ¿Y quién era la otra? ¿Tamara? –Elena asintió
-Oh, nos vemos. Pero la relación que tengo con ellas es ahora tan superficial como lo fue en la secundaria y la universidad. Sólo
tenemos una cosa en común
-¿Su estatus social?
-Sí
-Algo que nunca tuvimos en común -le recordó. Elena la miró rápidamente
-Pero teníamos todo lo demás en común

Julia miró su perfil, pensando que estaba tan hermosa como siempre. También se sorprendió que Elena aludiera a su romance. Después de todo, habían pasado más de diez años desde que habían tenido relaciones íntimas. Eso le impactó como un golpe en el pecho, darse cuenta que la última vez que había tocado a Elena, la última vez que había hecho el amor con ella, había sido cuando Elena le había anunciado que iba a casarse. Era una noche que todavía recordaba en gran detalle, eso era… cuando se permitía recordarla.


-¿Qué estás pensando? -Julia se dio cuenta que todavía la estaba mirando. Parpadeó varias veces y aclaró su garganta
-Yo estaba... estaba pensando en la última vez que hicimos el amor... -Sus ojos se encontraron por un breve momento, entonces Elena volvió su atención a la carretera
-Era Navidad. Mis padres iban a anunciar mi compromiso -dijo en voz baja- Fue la última vez que hice el amor con alguien –El corazón de Julia se rompió en ese momento. Aunque sabía que el matrimonio de Elena era una farsa, aún la culpa por seguir adelante con eso. Y aunque Elena le había dicho muchas veces lo miserable que era en su matrimonio, esta fue realmente la primera vez que eso le había dado en el blanco. La vida de Elena había estado tan carente de amor como la suya propia.
-Fue la última vez para mí también -admitió Julia.
-Lo siento tanto -A pesar de que la oscuridad estaba sobre ellas y las sombras cubrían el coche, Julia pudo distinguir la bruma de las
lágrimas en los ojos de Elena.
-No necesitas sentirlo. No es que no haya tratado… -dijo- … simplemente no he conocido a nadie que... que me haga sentir como tú lo hiciste -Elena agarró el volante con fuerza, su mirada yendo de Julia a la carretera y nuevamente a Julia.
-Hay dos cosas que quiero hacer en este momento –dijo Elena- Una es llorar, pero me he dado cuenta que no sirve de mucho
-¿Y la otra? -Elena repentinamente salió de la carretera principal hacia una calle lateral. Condujo un par de cuadras entrando en el estacionamiento de una tintorería cerrada. Sus manos todavía agarraban el volante con fuerza suficiente para poner sus nudillos
blancos.- La otra es besarte –Elena giró hacia ella- Y ser sostenida por ti –El pulso de Julia se aceleró, a pesar de que había más tristeza en los ojos de Elena que deseo. Se dijo que habría podido resistir el deseo ¿Pero la tristeza? No. Era demasiado ver esos hermosos ojos Verdes-Grisáceos inundados de tristeza.
-Creo que esas son dos cosas, no una -dijo con una leve sonrisa. Elena no le devolvió la sonrisa mientras sus ojos se sostenían
-Por favor, Julia. Te necesito tanto


Julia se acercó y soltó el cinturón de seguridad de Elena antes de hacer lo mismo con el suyo. Su mano temblaba mientras tocaba el rostro de Elena. Se sorprendió por la transformación en los ojos de Elena. La tristeza se desvaneció casi de inmediato, sustituida por alivio, alegría y sí, deseo. Pero ya no tenía pensamientos de resistirse a ella. Se sintió atraída por los labios de Elena como la polilla lo estaba de la llama. Sólo un toque y todos esos años se desvanecieron en un instante. Los dedos de Elena agarraron fuertemente sus brazos mientras su boca se abría para ella. Entonces, como si fuesen adolescentes nuevamente, se tocaron
torpemente… con la consola en su camino como deteniéndolas. Elena gimió en su boca cuando Julia rozó el pecho de Elena, su pezón duro y tenso contra la fina tela de su blusa. Julia profundizó el beso, su lengua se deslizó dentro de la boca de Elena, acariciando la suya. Pero era todo lo que podían permitirse. La consola… y el hecho que estaban estacionadas en un aparcamiento público… se separaron. Sus respiraciones entrecortadas, sus manos tocándose entre sí, sus frentes unidas. Julia finalmente se retiró, mirando los ojos de Elena en la oscuridad. Todo lo que quería, lo vio reflejado en esos ojos. Por desgracia, era algo que no podían tener.


-Debemos irnos antes de que envíen un equipo de búsqueda –dijo ella, su voz ronca por el deseo. Elena asintió pero no la
Soltó
-Te extraño tanto, Julia. Extraño que estés en mi vida
-Yo también te extraño –dijo ella- Pero necesito más que un romance contigo, Elena
-Lo sé. También necesito más que un romance -En silencio se colocaron el cinturón de seguridad nuevamente, pero antes de que Elena se alejara, ella se acercó y apretó la mano de Julia. Julia le devolvió el apretón, sabiendo que era lo único que
tendrían.
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Mensaje por Anonymus 12/17/2014, 1:28 am

CAPITULO 14


-¿La habrías rechazado si te hubiese ofrecido un romance? -preguntó Charlotte
-Sí
-Pero ¿hubieses dormido con ella esa noche si hubieses tenido la oportunidad? -preguntó Tracy. Julia sonrió
-Probablemente
-¿Así que esa fue la última vez que se vieron la una a la otra? -preguntó Charlotte- ¿Hace cinco años?
-Sí. Pero esta vez evitarnos fue mutuo. Ella veía a mi madre a menudo, pero nunca venía cuando yo estaba allí. Y como saben, no era a menudo
-Sin embargo, vas a volver ahora -dijo Tracy- ¿Qué va a pasar? –Julia se encogió de hombros
-Si me voy a quedar con mi madre, entonces las posibilidades de ver a Elena son bastantes ¿Qué va a pasar? No lo sé

Y no lo sabía. Sería incómodo. Siempre lo fue. Pero estar allí, por meses, sería un reto. Mantener los recuerdos alejados era una cosa. Estar de regreso en Brook Hill, donde todos los recuerdos eran reales, donde Elena era real, sería sin duda una prueba de su determinación. Y por su propia cordura, tenía que mantenerse alejada de Elena.

-Bueno, no te envidio -dijo Charlotte- Estoy segura de que será estresante para tí
-Estresante o no… -dijo Tracy- …lo romántico en mí espera que lleguen a verse la una a la otra -sonrió cariñosamente a Julia- Sé que todavía estás enamorada de ella. Mereces un final feliz –Julia suspiró profundamente ¿Seguía enamorada de Elena? robablemente. Pero negó con a cabeza lentamente.
-Esto no es un cuento de hadas. Me temo que no habrá final
feliz para nosotras
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Mensaje por Anonymus 12/17/2014, 1:29 am

SEGUNDA PARTE ''EL AMOR ES INTEMPORAL''


CAPITULO 15

Elena abrazó a Ashton con fuerza, avergonzado por lo mucho que iba a echarle de menos.

-Mamá, no es que me vas a enviar a otro país -le recordó.
-Es sólo que voy a echarte de menos –dijo- Eres... bueno, eres todo lo que tengo -Sus ojos verdes-Grisáceos inteligentes la estudiaron por un momento, entonces tomó su mano y la llevó hasta el sofá.
-Tenemos que hablar -Ella puso los ojos en blanco
-Yo soy la madre -le recordó- Tú tienes quince años
-Sí, pero soy el inteligente, el maduro… -dijo- …no tengo que ir, lo sabes
-Ashton, es la mejor escuela de medicina en el país. Por supuesto que tienes que ir -Él inclinó la cabeza hacia la suya, sus ojos vigilantes estudiando cuidadosamente su expresión
-¿Has estado casada con papá todos estos años sólo por mí? –La pregunta le tomó de sorpresa. Había jugado el juego tanto tiempo que pensó que era bastante buena en ello ¿Había visto él a través de su fachada?
-¿Por qué me preguntas eso? Tu padre y yo…
-…no son felices. Al menos tú no lo eres -Ella se puso de pie dándole la espalda. No estaba preparada para responder a sus
preguntas, no estaba preparada para ver la verdad en sus ojos.
-Ashton, tienes un coche esperando para llevarte al aeropuerto. Este no es el momento…
-Mamá, es el jet privado del abuelo. Creo que puedo llegar un poco tarde -se acercó a ella y le dio la vuelta- Esto es importante. Me voy. No voy a estar aquí para cuidar de ti


Ella sonrió a su declaración. Él estaba tan crecido, sin embargo, era todavía un niño. A veces había deseado que fuese un chico normal, pero eso era egoísta de su parte. Tenía un don y él nunca había huido de eso. Acarició el cabello rubio apartándolo de su frente, haciendo una pausa para acariciar su mejilla.


-Te amo, lo sabes –Él asintió con la cabeza
-También te amo. Es por eso que quiero que seas feliz
-Oh, Ashton, no es tan simple. Cuando tenía tu edad, no había opciones para mí. Tu abuela tenía todo arreglado -lo miró a los ojos esperando que él lo entendería- Eso incluía con quien debía salir, a donde iría a la universidad... y en definitiva, con quien me casaría. Ser feliz no era parte de la ecuación. No quiero eso para ti. Quiero que tomes tus propias decisiones y hagas lo que te hace
feliz
-¿Quieres decir si la escuela de medicina no es para mí? -Ella asintió con la cabeza- Sé que tu padre, tus abuelos, todos te
empujaron por este camino. Sé de primera mano lo buenos que son en empujar en la dirección que desean. Pero tiene que ser tu
decisión. No quiero que tengas nada que lamentar
-¿Cómo tú los tienes? -Ella sonrió con tristeza
-Sí. Tengo remordimientos. Muchos de ellos. Pero es demasiado tarde para mí. Tú tienes el mundo frente a ti. No dejes que te influyan demasiado
-Mamá, sólo tienes treinta y ocho años. Aún podrías…
-Sólo tengo treinta y siete años… -le corrigió con una sonrisa- Todavía me faltan unos meses para llegar allí, muchas gracias
-Lo siento –dijo con una sonrisa- Lo que quiero decir es que no es demasiado tarde. Si desea hacer cambios, bueno, tienes mi bendición –dijo mientras su joven rostro se ruborizaba- Con papá, quiero decir -Ella le dio un abrazo y luego lo liberó
-Gracias. Pero no es así de simple –Él se aclaró la garganta ligeramente
-La srta Larissa dice que nunca te había visto tan feliz como cuando eras joven y tú y Julia estaban siempre juntas. Ella dice que tus ojos siempre tenían una chispa en ellos. Entonces te fuiste a la universidad y... bueno -él la miró con tristeza- Nunca he visto esa chispa mamá
-Oh, cariño –susurró abrazándolo nuevamente- Es... es tan complicado


Sí, todo con Julia era complicado. No la había visto en cinco años. Sabía por Larissa que Julia que estaría de vuelta en la ciudad el próximo mes más o menos. Ellos iban a abrir otra tienda. Sabía que Larissa estaba orgullosa del éxito que Julia y Jarod habían tenido, con razón, pero intuía que Larissa estaba más feliz con el hecho de que ellos estarían más tiempo alrededor. Sabía que una gran parte de eso era su culpa. Julia permaneció alejada por ella. Tal vez esa era una de las razones por la que siempre había sentido la necesidad de vigilar a Larissa. Larissa era la persona que hubiese deseado tener como madre. Y sabía a ciencia cierta que Ashton estaba mucho más cerca de Larissa de lo que estaba con su propia abuela. Larissa era cálida y atenta, dos cosas notoriamente ausentes de la personalidad de su madre. Sin embargo, Julia iba a regresar a Brook Hill. Seguramente se encontrarían en algún momento ¿Sería tan extraño como por lo general había sido? ¿Entrarían en calor la una con la otra eventualmente? ¿Se atreverían a estar solas? ¿Seguiría estando allí la chispa después de haber pasado otros cinco años? Una parte de ella esperaba que todavía ardiera con intensidad, pero otra parte temía que lo hiciera. Con Ashton lejos, su vida estaba en una encrucijada ¿Se atrevería a hacer un cambio? ¿Sería lo suficientemente fuerte como para enfrentar a su madre? ¿A Stephen? ¿Sería lo suficientemente valiente?
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Mensaje por Anonymus 12/17/2014, 1:33 am

CAPITULO 16


-Entonces ¿qué piensas hermana? -Julia siguió a Jarod por el estacionamiento de tierra. El nuevo centro comercial se estaba construyendo en el lado suroeste de la ciudad, donde la mayoría de las nuevas subdivisiones se levantaban. Brook Hill se había ampliado una vez más y esta parecía una ubicación perfecta para su tienda.
-¿Cuánto margen de maniobra tendríamos en el diseño? -preguntó.
-Toda esta sección en el lado norte todavía no está alquilada. Podríamos tomar tanto como nos guste -él le sonrió- Este podría ser nuestro almacén más grande. Podríamos tomar cuatro o cinco unidades, realmente ampliar nuestro inventario

Sus tres primeras tiendas, aunque no eran exactamente pequeñas, no eran lo suficientemente grandes como para ser comparadas con los grandes supermercados que se encontraban en la mayoría de las subdivisiones. Si alquilaban cinco secciones de este centro comercial, sería enorme en comparación con las otras.

-Esa es una gran inversión –dijo con cautela- Si explota entonces…
-No va a explotar. Hemos hecho nuestra investigación, como siempre. Y si es un éxito, entonces estableceremos un nuevo estándar


Ella confiaba en su sentido de los negocios, siempre lo había hecho. Pero por lo general él era el práctico, el conservador. Ella había querido hacer un gran revuelo con su primera tienda y él le había convencido de lo contrario, manteniéndolo en un rango que pudiesen pagar. Había sido un patrón que había funcionado en tres oportunidades hasta ahora. Esto, esto sería enorme para ellos. No sólo el inventario, sino también acabar la construcción en el interior.


-¿Y el banco? Este sería un préstamo más grande que el de
antes
-Ya lo tengo aprobado, hermana -Ella lo miró, luego miró la
Construcción paseando a su alrededor, sabiendo que seguiría sus instintos
-Está bien –asintió con la cabeza- Entonces vamos a hacerlo.
Otro Natural Foods Market de Volkov


Él extendió la mano y ellos la estrecharon, como sellando un acuerdo de negocios. Lo cual, en cierto modo, lo era. Jarod manejaba la parte comercial de las cosas y el día a día de las tiendas. Julia hacía el diseño de las tiendas y manejaba el inventario. Ambos estaban involucrados en la contratación y cada uno tenía normas que querían. Pagaban más que las otras tiendas de comestibles, pero exigían más. Eso era algo que ella había aprendido en sus primeros días de trabajo en Whole Foods. Mientras caminaban de regreso a la camioneta de Jarod golpeteó su brazo

-¿Qué pasa con Joan y los niños? ¿Aún no ha
decidido?
-Cuando termine la escuela, van a pasar el verano aquí, ver si a
los niños les gusta. Si va bien, entonces vamos a inscribirlos en
la escuela aquí
-Wow ¿Realmente te mudas a Brook Hill de forma permanente?
-Mamá nos necesita –le recordó- Siento que me perdí mucho pasando veinte años en el ejército. Te dejé a cargo de las cosas durante mucho tiempo
-No es como si ella necesitara que la cuidaran en ese entonces -dijo. Sintió una punzada de culpabilidad. También ella había estado alejada, pero por razones muy diferentes.
-¿Qué hay de ti? ¿Has decidido lo que vas a hacer, mientras este proyecto arranca? ¿Quieres que vivamos juntos y alquilemos una casa?
-Creo que me iré a vivir con mamá. Cuando Joan y los niños vengan los fines de semana, bueno, necesitarás tu tiempo con ellos. Y será bueno estar cerca para ayudar a mamá. Sé que a ella le encantará la compañía
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Mensaje por Anonymus 12/17/2014, 1:34 am

CAPITULO 17


Elena se detuvo en seco al verla. Julia estaba tan alta y delgada como siempre, con el cabello al estilo corto. Pero el top que estaba usando dejaba poco a la imaginación. Los ojos hambrientos de Elena vagaron sobre ella, los músculos de sus brazos y espalda se esforzaban con el peso del escritorio que ella y Jarod estaban descargando. Como si sintiera su presencia, Julia se detuvo girando su cabeza y elevando ligeramente las cejas. Elena sonrió tímidamente. No sabía que Julia estaría allí. Larissa no había mencionado cuando llegarían. Estaba a punto de ofrecer una disculpa y hacer un escape rápido cuando Julia le sonrió.


-Un poco de ayuda aquí, si no te importa -Ella se apresuró, sus ojos se encontraron brevemente con los de Julia antes de agarrar una esquina. Ella sonrió a Jarod y asintió.- Me alegro de verte nuevamente
-Yo también –dijo
-Esta… -dijo señalando a Julia- … pensó que podíamos mover este monstruo sin ayuda. Me alegro que hayas venido
-Venía a ver a Larissa. No sabía que ustedes estarían aquí –dijo ella
-Oficialmente me mudo la próxima semana -dijo Julia- Pero necesitaba un escritorio –dijo mirando la pesada pieza mobiliaria que todos tenían cargada- Si puedes ayudarnos a girarla y subirla por las escaleras, eso sería genial
-¿Dónde está tu madre?
-Haciendo lo que mejor sabe hacer… -dijo Jarod- …cocinar -Elena no estaba segura de estar ayudando en absoluto, pero se las arregló para mantener su agarre en uno de los bordes del escritorio. Jarod llevaba la peor parte del peso mientras maniobraba a través de la puerta principal.
-¡No rayen la pared! –expresó Larissa desde la cocina.
-Voy a arreglarlo si lo hacemos -dijo Julia mientras estaba apretujada en la puerta.
-¡Elena! Qué sorpresa -dijo Larissa mientras se acercaba para inspeccionar los daños- Y te pusieron a ayudar
-Sin embargo, no estoy segura de estar haciéndolo -dijo con una sonrisa mientras mantenía una mano sobre el escritorio.
-Aquí –dijo Julia dirigiéndolos hacia la habitación de invitados. Ya había sido transformada, notó Elena. La cama doble y la vieja cómoda habían sido sustituidas por una cama matrimonial y un tocador a juego. No podía imaginar cómo encajaría el escritorio.
-Un poco apretado, hermanita –dijo Jarod con escepticismo.
-Lo sé. Pero lo he medido. Va a encajar
-¿Estoy en el camino? -preguntó Elena cuando ella y Julia estuvieron apretujadas contra la pared, el escritorio estaba apoyado pesadamente contra ellas.
-Hemos estado en lugares más ajustados -murmuró Julia con una sonrisa. Elena sonrió en respuesta. Había pasado tanto tiempo desde que ella y Julia habían estado juguetonas la una con la otra, no sabía cómo reaccionar.
-Ni siquiera vas a tener espacio para caminar por aquí –dijo Jarod mientras ponía el escritorio en la esquina.
-No me importa. Necesito mi escritorio -dijo Julia pasando una mano por la superficie pulida- Ruédalo hacia atrás un poco- dijo mientras agarraba una esquina y la empujaba contra la pared.
-Se ve bien aquí –dijo Elena- ¿Supongo que es un escritorio especial?
-Bueno, no es una pieza antigua de fantasía ni nada –dijo Julia- Cuando tuve mi propia casa, fue la primera pieza mobiliaria que
compré. Antes, cuando las computadoras eran computadoras y no laptops –dijo con una sonrisa- Pero es cómodo y necesito dos laptops así que de esta manera podré extenderme y no violar el espacio de mamá
-Más bien el desbarajuste de tu madre -su madre corrigió. Echó
un vistazo a Elena- ¿Te quedas a comer?
-Oh, no quiero molestar –dijo- Sólo vine a verte. No sabía que
Julia y Jarod ya estarían aquí
-Tú no estás molestando. Preparé un pequeño asado esta mañana. Vamos a tener sándwiches de carne asada –miró a Julia -Bueno, nosotros lo tendremos. Julia tiene algunas rebanadas de tofu marinado. No tengo ni idea de lo que planea hacer con ellos
-Voy a freírlos y servirlos en una tortilla sin gluten con lechuga, pimientos y coles y remataré con mi salsa secreta –dijo Julia- Y va a estar crujiente y fresco y todos ustedes querrán uno
-Me quedo con la carne asada, hermana
-Eres dueño de tiendas de alimentos saludables –dijo Julia- ¿Cómo puedes seguir comiendo de esa manera? –Negó con la cabeza
-Joan cocina comidas sin carne muy a menudo –dijo- Pero trazo la línea con el tofu –dijo- haciendo una mueca. Julia miró a Elena
-¿Tú?
-Bueno, ya que tu madre se tomó todas estas molestias, probablemente también debería tomar el sándwich de carne asada -dijo con una sonrisa.
-Gallina -murmuró Julia. Elena se echó a reír
-Nunca he probado un tofu que me haya gustado. Lo siento
-Entonces tú y Jarod tendrá que probar el mío

Aunque ella y Julia no habían tenido un segundo a solas, la conversación no había sido tensa en lo más mínimo. Había sido agradable, en realidad. Por primera vez en los últimos dieciocho años, no había tensión subyacente entre ellas. Eso había sido un poco desconcertante. Quizás Julia ¿la Había superado? Habían pasado cinco años desde que se habían visto. La última vez, bueno, habían tenido algunos momentos robados en el coche, eso había sido todo. El fuego aún había estado allí. ¿Ahora? Ahora Julia parecía haberlo superado. Tal vez había seguido adelante. Tal vez estaba saliendo con alguien. Tal vez estaba enamorada de alguien. Ese pensamiento trajo un fuerte dolor a su corazón. Estaba siendo egoísta, lo sabía. Julia se merecía una vida, merece ser feliz. Lo que parecía ser mientras charlaba con su madre y hermano, siempre incluyendo a Elena en la conversación.


-Así que ¿mamá dice que el chico genio fue a la facultad de
medicina? -Elena asintió y sonrió
-Sí. Se fue hace tres semanas –se volvió hacia Larissa- Él me dijo
que te dijera que echa de menos tus brownies y si llegas a hacer
una tanda, le prometí que le enviaría un paquete
-Oh, por supuesto que lo haré
-Quince y en la escuela de medicina –dijo Jarod con un movimiento de cabeza- Increíble
-Lo sé. Me ha tomado años acostumbrarme a eso y todavía me sorprende a veces -miró a Julia- Especialmente tomando en cuenta mis habilidades matemáticas -dijo con una risa. Julia también se rió
-Por supuesto, tu madre pensaba que tú me estabas dando tutoría –le recordó- ¿Cuántas veces nos capturaron? -Sus miradas se sostuvieron y Elena sonrió ante la mirada maliciosa en los ojos de Julia
-Sólo nos capturó… en tutoría un par de veces -La mirada que pasó entre ellas trajo un montón de recuerdos haciendo otras cosas de las que temían que su madre las capturara. La alegría abandonó los ojos de Julia y fue reemplazada por algo que Elena había extrañado a muerte. Deseo.
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Mensaje por Anonymus 12/17/2014, 3:49 pm

CAPITULO 18


-Fue muy bueno verlas a Elena y a ti juntas nuevamente –dijo su madre mientras limpiaban la cocina.
-¿Sí?
-Solían ser tan cercanas
-Mamá, por favor –dijo Julia- Te lo dije, es complicado -Su madre asintió con la cabeza
-Sí. Debido a que ella está casada. Lo sé –Julia se detuvo
-¿Qué quieres decir?
-Oh, Julia, no soy estúpida –Julia fingió ignorancia
-No sé de qué estás hablando
-Has estado enamorada de ella desde que eran unas niñas -declaró su madre sin rodeos. Julia tuvo un momento de pánico. Después de todos estos años ¿Estarían a punto de tener la conversación? Jesús, tenía treinta y ocho años ¿Era realmente necesario? Bueno, no quería ser parte de eso. Se volteó para salir de la cocina, pero su madre la llamó.
-¿Julia? -Se detuvo dándole la espalda a su madre
-¿Qué?
-¿No crees que es hora de que me lo digas? -Julia tragó nerviosamente
-¿Decirte que?
-Que eres gay -Julia dejó caer la barbilla hacia su pecho con un gemido silencioso. Oh, Dios mío. Negó lentamente con la cabeza
-Hemos pasado mucho tiempo sin hablar de esto –dijo- No sé por qué quieres sacar el tema ahora
-¿Por qué no has hablado conmigo al respecto? –Julia se dio la vuelta
-¿Cuánto tiempo hace que lo sabes? -Su madre sonrió
-Siempre. El hecho de que nunca hayas tenido citas, nunca hablabas de chicos, eso era una pista. Siempre fuiste una persona muy privada. Pero tú y Elena…
-Elena no es gay –dijo rápidamente. Su madre inclinó la cabeza y sonrió
-Las he visto a las dos desde que tenían diez años, Julia
-Mira, no quiero hablar de ello
-Cariño ¿no crees que una madre sabe cuándo sus hijos se están enamorando?
-Oh, Dios mío -murmuró sintiendo que su rostro se ponía rojo- Realmente no quiero hablar de esto -dijo nuevamente.
-Esta parte de tu vida... ¿por qué no quieres compartirla conmigo? –Julia se encogió de hombros
-¿Por qué nunca me lo preguntaste?
-Pensé que me dirías cuando estuvieses lista. Por supuesto, seguí haciéndome mayor, tú te hacías cada vez mayor. Estuvimos evitando el tema de tu vida personal. Eso fue lo que hicimos, supongo
-Entonces tal vez deberíamos atenernos a eso -sugirió.
-No voy a estar aquí para siempre -dijo su madre- Quiero saber que eres feliz
Soy feliz -dijo ella.
-No, no lo eres. Y tampoco lo es Elena
-Mamá, Elena está casada. Eso no va a cambiar
-La sra Katina era tan... tan exigente con ella. Eras tan joven, probablemente no te diste cuenta de lo mucho que su madre esperaba de ella. Ella siempre se salía con la suya... nunca le permitió ser sólo una niña
-Lo sé. Cuando Elena llegó a la secundaria, nuestro tiempo juntas disminuyó. Sé lo ocupada que la mantenía -Su madre asintió con la cabeza
-Elena también estaba enamorada de ti -declaró. Un rubor fresco cubrió el rostro de Julia
-Mamá... por favor -dijo en voz baja.
-No, Julia. Finalmente estamos hablando de esto después de todos estos años. Quiero saber. Quiero entender
-Oh, Dios mío, no puedo creer que esto esté sucediendo. Julia sacó una silla de la mesa del desayuno y se sentó, decidiendo cumplir con su destino.
-¿Qué quieres saber?
-¿Por qué Elena se casó? -preguntó su madre mientras se sentaba frente a ella. Julia se echó a reír amargamente
-¿Tenía otra opción?
-Sé cómo es la señora Katina, por supuesto, pero de seguro ni siquiera ella obligaría a Elena a eso
-Todo lo que Elena hacía en su vida era dictado por su madre, como bien sabes -dijo ella
-Su matrimonio era una conclusión inevitable -Su madre negó con la cabeza lentamente- Elena siempre tenía esa mirada triste en sus ojos, aún hoy en día. En el exterior, parece estar bien. Pero si nos fijamos en el interior, todo lo que ves es infelicidad -dijo ella- Julia, la noche antes de su boda, ella estaba realmente desconsolada. Traté de calmarla. Nada de lo que le dije le ayudó. Fue entonces cuando lo supe -dijo ella.
-¿Supiste qué?
-Que la persona de la que estaba enamorada no era con la que estaba a punto de casarse –Julia cerró sus ojos y apretó el puente de su nariz con los dedos, deseando estar en otro lugar que aquí teniendo esta discusión con su madre, entre todas las personas. Abrió los ojos, descubriendo que su madre la miraba.
-¿Qué quieres que diga?
-Quiero que me hables de la relación entre ustedes
-Oh, por el amor de Dios, mama ¿qué tipo de relación se puede tener cuando estás en la secundaria? Nosotras éramos unas niñas
-Niñas o no, te colaste lo suficiente en su habitación -Julia sintió que su rostro se volvía a poner rojo una tercera vez y apoyó la cabeza sobre la mesa
-¿En serio? ¿Vamos a tener esta discusión?
-Oh, las dos somos adultas ¿cuál es el problema?
-Tú eres mi madre –dijo Julia mientras levantaba la cabeza- Tengo treinta y ocho años -dijo nuevamente- ¿No es un poco tarde para hablar de mi vida amorosa?
-Oh, Julia, la vida es tan corta. Sólo quiero que seas feliz, eso es todo -Julia la miró a los ojos y sonrió
-Soy lo suficientemente feliz, mamá. Tengo un negocio de éxito, soy super cercana a mi hermano y su familia, tengo un puñado de buenos amigos –dijo- Y ahora tengo la oportunidad de pasar un tiempo de calidad contigo -asintió con la cabeza- Estoy bastante contenta
-Cariño, todo eso es grandioso. Realmente lo es. Sin embargo, tener a alguien en tu corazón… -dijo ella apretando su pecho- …es lo único importante
-Espero algún día encontrar a alguien –dijo Julia- Y no puedo creer que estés tan... tan normal con respecto a esto -dijo ella.
-¿Te refieres a que Elena sea una mujer? Oh, lo reconozco, estuve molesta en ese momento. No era algo que entendía ¿Dos chicas? No sabía qué hacer ni qué decir, así que no dije nada. Pero al verte, la forma en que la mirabas, la forma en que ella te miraba, no hubo dudas del amor entre ustedes
-¿No hubo dudas? Ella se casó. Había un montón de dudas
-Me atrevería a decir que estaba tan asustada de su amor por ti como lo estaba de la idea de casarse con un hombre por quien no tenía ningún interés –Julia se encogió de hombros. Su madre sonrió tristemente- Elena y yo nos hemos acercado mucho estos últimos diez años. Ashton, por supuesto, estaba alrededor. La única vez que había vida en los ojos de Elena era cuando Ashton estaba cerca de ella. Ahora me preocupa, ahora que él se ha ido -se inclinó sobre la mesa y tomó la mano de Julia -Elena ha cambiado. En los últimos cuatro o cinco años, ha salido un poco de su caparazón. Al menos conmigo. Me temo que su madre todavía tiene mano dura sobre ella -apartó la mano mirando al vacío
-Probablemente eras demasiado joven en ese momento para verlo, entenderlo, pero la madre de Elena era mucho más dominante de lo que tú e incluso… Elena… sabían
-¿Qué quieres decir?
-Era como un guion. Cada pequeño detalle. Todo tenía un propósito. Qué lecciones tomaba y cuándo. Clases de música, danza, tenis. Todo estaba arreglado de antemano. Elena no tenía opinión al respecto. Su vestuario, desde el día en que nació hasta bueno, mucho después de su matrimonio, su madre decidía todo. Como has dicho, había escogido a Stephen Cole para ella, al igual que había escogido la universidad para ella, su fecha de la boda, el nombre de su hijo
-¿Ashton?
-Sí. Todo en su vida, cada detalle, fue planeado por su madre. Elena, aunque lo esconde muy bien, no tiene autoestima, le falta confianza. Nunca se le dió la oportunidad de ser ella misma, nunca se le permitió tomar decisiones, buenas o malas –tomó la mano de Julia nuevamente- Solía pensar que para la sra Katina Elena era como una muñeca, un juguete juego. Simplemente la movía de un escenario a otro, todo perfectamente montado y esperando por ella, como una casa de muñecas. Elena solo tenía que estar allí y cumplir su papel. Eso es muy triste para una joven
-Sí. Pero Elena lo permitió. Cuando estuvo más grande, pudo haberlo detenido -dijo Julia recordando el día que Elena le había dicho que se iba a casar. Julia le había suplicado que no lo hiciera, pero ella dudaba que alguna vez hubiese pasado por la mente de Elena decir no.
-Bueno, como he dicho, no tenía confianza. Pero ella ha cambiado. Puedo ver su crecimiento, poco a poco. Ashton ha ayudado. Pero me preocupa, ahora que se ha ido. Por eso, Julia y no por otra cosa, tal vez puedas, al menos, salvar su amistad. Sus viejos amigos de la escuela, bueno, son tan diferentes a Elena. Ellos son en lo que la sra Katina quería convertir a Elena. Me gusta pensar que tuviste un papel importante al mantener los pies de ella sobre la tierra
-Elena nunca encajó en ese molde. Ella lo odiaba ¿Te acuerdas cómo siempre planeaban una gran fiesta de cumpleaños para ella?
-Sí, a la que nunca fuiste invitada
-Cierto. Y ella lo odiaba, pero seguía las reglas del juego. Y al día siguiente, teníamos nuestra propia fiesta de cumpleaños. Sólo nosotras
-Siempre me pediste que hiciera un pequeño pastel para ti –Julia sonrió ante el recuerdo
-Si. Eso era todo lo que ella quería -Su madre le apretó la mano
-Julia, lo que ella quería era estar contigo. Eso era todo –Julia asintió. No era la torta. Nunca fue tan sencillo. Suspiró y apartó la mano de su madre
-Es demasiado tarde para regresar, mamá. Ella está casada, tiene un niño prodigio, ahora tiene su propia vida. Y yo tengo la mía. Estamos tan lejos. No sé si alguna vez podamos recuperar nuestra amistad –Su madre se puso de pie señalando… afortunadamente… el fin de la conversación
-Dale una oportunidad, Julia. Elena te necesita en su vida. Y creo que tú la necesitas a ella
-Mamá…
-¿Por favor? ¿Por mí?
-¿En serio? ¿Vas a jugar esa carta? –Su madre sonrió
-Por supuesto. Cuando tienes mi edad y estás luchando contra el cáncer, puedes jugar mucho con esa carta -Julia se echó a reír
-Está bien. Por tí. Voy a darle una oportunidad
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Mensaje por Anonymus 12/17/2014, 3:50 pm

CAPITULO 19


Elena abrió los ojos perdiendo la esperanza de que el sueño llegara rápidamente por una vez. Stephen estaba acostado a su lado, frente a la pared opuesta, incluso su respiración hacía poco para arrullarla para dormir. Se preguntaba por qué todavía se molestaban en compartir una cama. Ashton se había ido. Era la única razón por la que seguían fingiendo que su matrimonio era... normal. Se mordió el labio. Por supuesto Ashton sabía la verdad. Ella sospechaba desde hacía tiempo que él sabía que sus padres no eran felices. Pero ella, al igual que Stephen, fingieron que él no sabía. Era más fácil así, más fácil que enfrentarse a la realidad. Ella rodó su cabeza levemente, mirando la espalda de Stephen. No podía recordar la última vez que habían tenido relaciones sexuales. Demasiados años para recordar. Siempre había sido capaz de seguir todo mecánicamente, había podido desconectar su mente de su cuerpo. Por alguna razón, la última vez, no pudo. No pudo hacerlo más. Había llorado, casi histéricamente. No había sido capaz de parar y eso le había asustado a él, lo sabía. Pero como casi todo en su vida… en su matrimonio… nunca lo discutieron. Asumía que Stephen ahora tenía una amante ya que esa fue la última vez que trató de tocarla. En público, cumplían con las reglas, ambos fingían que tenían un matrimonio maravilloso. Para el mundo exterior, era la hija perfecta, la esposa perfecta, la madre perfecta. Ella y Stephen todavía compartían la cama. Ella seguía siendo su esposa. Seguía siendo tan infeliz como lo había sido desde hacía dieciséis años, cuando se había casado. Y a pesar de que Ashton había dado su bendición, como lo había llamado, estaba aterrada de hacer un cambio. Aterrorizada de tomar una decisión. Porque las decisiones no le pertenecían a ella. Le pertenecían a su madre, incluso años después de haberse casado. Más recientemente, las
decisiones fueron dejadas a Stephen. Nunca a ella. Era su culpa porque nunca se había enfrentado a su madre, por permitirle tener tanto control. Nunca había aprendido a decirle no. Al crecer, estaba tan condicionada a seguir todos los deseos de su madre, que no se dio cuenta de cuan manipulada estaba realmente. La única parte de su vida que su madre nunca controló fue su tiempo con Julia. Los momentos con Julia eran preciosos y tan escasos, pero no obstante también fueron los momentos más felices de su vida. En los últimos quince años, apenas se habían visto la una a la otra y mucho menos hablado, pero las pocas ocasiones que tuvieron le recordaron una vez más cuan vacía era su vida. Incluso cuando se peleaban, incluso cuando Julia le había dicho que no podía verla nunca más, esos habían sido momentos preciosos ya que eran reales. Bien sea que se estuviesen robando besos o que Julia le estuviese diciendo adiós, su corazón se rompía por igual. Debido a Julia… por mucho que la quería… era alguien que nunca podría tener. Ahora aquí estaban, completando el círculo. Julia estaba de vuelta. En realidad habían sido capaces de interactuar una con la otra de una manera normal. Se había sentido tan bien estar con ella, junto a ella, una vez más. Larissa y Jarod le habían acogido en su familia y disfrutaba compartir una comida con todos ellos. Pero era Julia quien la atraía, como siempre. Julia estaba de vuelta. ¿Cómo
iban a manejarlo? ¿Tratarían de construir una amistad nuevamente? ¿Podrían? ¿Podrían estar a solas y no… Dios… querer rasgar sus ropas la una a la otra? Respiró profundamente recordando cómo había sido con Julia. Siempre tan intenso, su atracción más grande de lo que cualquiera de ellas pudiese controlar. Miró nuevamente la forma dormida de Stephen, preguntándose si él era tan infeliz como ella. O incluso cuestionándose si le importaba. La separación y el divorcio probablemente nunca entraría en su mente. Con sus aspiraciones políticas a punto de ponerse en marcha… iba a postularse para el Senado… no podría permitirse nada que dañara su reputación.
Cerró sus ojos ¿Se atrevería a abordar el tema con él? Podía imaginarse su reacción y la de su madre… si ella anunciaba que lo iba a dejar, dejar el matrimonio ¿Sorprendido? No estaría sorprendido porque ella no era feliz y quería dejarlo… él ya lo sabía. Pero estaría sorprendido de que ella realmente hubiese pronunciado las palabras en voz alta, que en realidad ella considerara dejarlo. ¿Sería lo suficientemente fuerte? ¿Podría luchar contra él y su madre? El ataque de ellos sería implacable, se lo imaginaba. Ella estaría pisando tierra sagrada manchando el nombre Katin y Cole por conseguir un divorcio. Sabía que la única persona en quien confiaba para hablar de esto era Julia pero ¿sería justo hacerla pasar por eso? Ya le había causado tanto dolor. Si ella iba a hacer un cambio y dejar a Stephen, entonces tendría que ser capaz de hacerlo por su cuenta. Oh, pero sería tan bueno tener un amigo en quien apoyarse. ¿Julia haría eso por ella? ¿Sería su amiga? ¿Podría serlo?
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Mensaje por Anonymus 12/18/2014, 4:59 pm

CAPITULO 20


Los ojos de Julia estaban pegados a la pantalla, su mano derecha movía el ratón lentamente mientras añadía una mesa redonda cerca de la barra de delicateses. ¿Funcionaría eso en Brook Hill? ¿Realmente las personas vendrían a la tienda para tomar el desayuno? ¿Almuerzo?


-Hay que hacer algo con todo este espacio -murmuró mientras cambiaba la mesa redonda a una más alta mesa cuadrada. Tres mesas, dos sillas en cada una.
-¿Ocupada? -Levantó la vista, encontrando a Elena quien le miraba desde la puerta. Sonrió rápidamente, sorprendida de verla. Sentándose hacia atrás, le indicó que entrara a su dormitorio-oficina. El escritorio había ocupado el poco espacio que quedaba después que había mudado la cama de su casa. No había espacio para una silla extra.
-Lo siento. Está un poco estrecho
-No quiero interrumpir -dijo Elena- Vine a visitar a Larissa
-Oh -Julia recordó que Elena era amiga de su madre, no de ella. Elena le sonrió, aunque algo nerviosa
-¿Estás trabajando en el diseño?
-Sí -Julia se detuvo y volteó su laptop hacia Elena- Aquí, mira –dijo ella. Salvó lo que había estado trabajando, entones abrió un esquema en una escala más pequeña del interior- Nuestras tiendas son un poco pequeñas, la más grande es de diez mil metros cuadrados y la más pequeña… la primera… sólo siete mil.
Así que esta será enorme para nosotros. Es de más de veinte mil metros cuadrados. El doble de lo que estamos acostumbrados –dijo- No estoy segura de que pueda duplicar nuestro inventario, por lo que tengo que llenar el espacio de alguna manera –se detuvo en el área de delicateses nuevamente- Quiero hacer un área para comer. Como un patio de comidas, con diferentes opciones. No sería del todo vegano o vegetariano –dijo- Nada comercial o de granjas industriales. Eso está fuera de límites. Pero trataremos de comprar localmente siempre que podamos. Tiene que ser orgánico. Una barra de ensalada, un barra de tacos… -se detuvo- Lo siento. Estoy segura que no quieres oír hablar de todo esto
-No. Es emocionante -Julia se echó hacia atrás
-No sé si lo llamaría emocionante, pero me gusta la etapa de planificación -Elena asintió
-Eso se nota -vaciló, sus ojos vagaron alrededor de la habitación antes de volver a Julia -Me preguntaba si... si quieres salir a... a cenar. Esta noche
-Oh, no lo sé -dijo Julia- Sin ánimo de ofender, la última cosa que quiero hacer es cenar contigo y Stephen -dijo ella. Elena negó con la cabeza
-Stephen está... bueno, no importa. Él no está. Él no estará allí -Sus ojos se encontraron y Julia trató de leer a Elena, preguntándose lo que estaba planeando. Finalmente se apartó, mirando hacia su pantalla
-¿Crees que sea una buena idea?
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir, estaríamos solas –Los ojos de Elena se ampliaron
-Te preocupas por...
-Bueno... –Elena sonrió
-No tengo segundas intenciones, si eso es lo que te preocupa. La última vez que nos vimos, estuvimos de acuerdo en que no habría... no habría romance –dijo su voz tranquila- Ya que han pasado cinco años desde que nos vimos la una a la otra y todavía estoy casada... -Julia se mordió el labio inferior y finalmente se encogió de hombros
-Está bien. Tienes razón. De todos modos ya deberíamos estar más allá de eso –Elena se encontró nuevamente con sus ojos
-Te extraño en mi vida. Extraño un montón de cosas -añadió con una sonrisa rápida- Extraño hablar contigo. Extraño que seas mi amiga. No tengo a nadie cercano a mí, alguien con quien pueda hablar –tomó una respiración profunda- Sólo necesito hablar, Julia -Julia asintió con la cabeza, preguntándose si quería ser esa persona en la que Elena se apoyara ¿Podría serlo? Pero como siempre, tenía un momento difícil para decirle no a Elena.
-Está bien ¿Dónde y cuándo? -Ella deslizó un bloc de notas hacia Elena, quien rápidamente anotó su dirección. Después de una ligera pausa, añadió más y luego le regaló a Julia una sonrisa.
-Gracias -Julia asintió nuevamente recogiendo el block cuando Elena se fue, cerrando la puerta detrás de ella. Julia miró la dirección, sin reconocer el nombre de la calle. Ella sonrió ante lo que Elena había escrito debajo de ella. ‘’07:00. Por favor, ven temprano ¡Puedes ayudarme a cocinar!’’
-¿Desde cuándo sabe cocinar? -murmuró ella.

***

-Es un día hermoso ¿no?” Elena se sentó junto a Larissa en su pequeño patio, aceptando el vaso de té con una sonrisa
-Sí. No puedo creer que ya sea mayo -Larissa la miró un momento
-¿Lograste compartir con Julia?
-Sólo un poco. Estaba ocupada. Además, he venido a verte -Elena le recordó. Larissa le sonrió, pero Elena podía ver las preguntas que se formaban en sus ojos. Con los años, Larissa solo había hecho una breve mención sobre del hecho de que ella y Julia ya no se veían más... ni hablaban. Aunque nunca con indiscreción, Elena sabía que Larissa sentía curiosidad con respecto a la brecha entre ellas
-Fueron tan cercanas una vez. Inseparables -Elena miró hacia otro lado
-Nosotras éramos unas niñas. Y no diría exactamente inseparables. Mi madre se aseguró de ello -Larissa se rió un poco -Oh, tu madre trató de mantenerte ocupada ¿verdad? Nunca te dije esto y ciertamente nunca se lo dije Julia… pero tu madre se acercó a mí una vez, insistiendo en que hiciera algo para romper la amistad entre ustedes. Ella sentía que Julia te estaba rebajando, que te impedía formar amistades profundas con las chicas de tu escuela
-Eso no me sorprende -dijo Elena- ¿Qué le dijiste?
-Le dije que ustedes dos tenían una relación especial y que sería cruel mantenerlas alejadas -Larissa negó con la cabeza- Ella no
quería escuchar eso. Me despidió
-¿Qué?
-Sí. Me dijo que me fuera. Que no tendría ni a mí ni a mi hija interfiriendo con tu vida
-Oh, Dios mío. No puedo creerlo ¿Qué hiciste?
-Bueno, no teníamos un lugar donde ir. Hubiésemos estado en la calle. Así que hice lo único en lo que pude pensar. Llamé a tu padre
-Ya que no te fuiste, supongo que él se lo prohibió –dijo Elena.
Mientras crecía, siempre creyó que su madre era la que tenía el control.
-Sí. Y ella no me habló por mes –dijo Larissa- Estaban comenzando la secundaria, creo
-Sí. Fue entonces cuando se duplicaron mis actividades –recordó Elena
-Julia y yo... bueno, no tuvimos mucho tiempo libre -Larissa sostuvo su mirada
-Pero tuvieron el suficiente –Elena frunció el ceño
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir que la amistad no sufrió -Larissa miró hacia otro lado, mirando por encima de su pequeño patio- Julia nunca estuvo así de cerca con nadie más. No en todos esos años. Sospecho que lo mismo fue cierto para ti
-Es cierto -dijo con un suspiro- La extraño
-Lo sé. Ella también te extraña -Larissa regresó su mirada hacia Elena -Te conozco desde hace mucho tiempo, Elena. Debe ser agotador fingir que eres feliz -Elena arqueó una ceja, pero no dijo nada. Larissa al parecer la conocía demasiado bien.- Los ojos no pueden ocultar el verdadero estado del alma -dijo Larissa en voz baja -Miro tus ojos y solo veo tristeza. Incluso la presencia de Ashton no podía suprimir eso en su totalidad -Elena miró hacia otro lado ¿Qué podía decir a eso? Era la verdad.- Sea lo que sea que haya sucedido entre tú y Julia… -continuó Larissa- …sólo espero que puedan encontrar el camino de regreso juntas. La vida es tan corta. No debes malgastarla siendo infeliz. Y no debes malgastarla tratando de complacer a los demás –Elena sintió
como una lágrima se le escapaba y la limpió con impaciencia. Miró a Larissa
-Ya lo sabes ¿no?
-¿Saber qué? ¿Qué te casaste con un hombre que no amabas? Estaba contigo la noche antes de tu boda ¿recuerdas? -Elena asintió.- Te he visto crecer, te he visto enamorarte. Y te he visto yendo a la universidad con lágrimas en los ojos. Te he visto casarte con lágrimas en los ojos. Sí, lo sé -Elena limpió las lágrimas que seguían cayendo, sin saber qué decir
-¿Lo sabe Julia?
-¿Si ella sabe que lo sé? Sí –Elena sonrió mientras aceptaba el pañuelo que Larissa había hecho. Se sonó la nariz, parpadeando para contener las lágrimas
-Y nosotras creyendo que nadie lo sabía -se aclaró la garganta- Supongo que no éramos muy buenas ocultando nuestros sentimientos
-Como le dije a Julia, una madre sabe cuándo su hijo se está enamorando. Especialmente cuando lo hace justo delante de ti
-Lo siento, Larissa. Éramos... éramos unas niñas. Nosotras…
-Te enamoraste. No lo sientas. Pero estoy segura que debió haber sido un momento difícil para tí. Consciente de que tenías que casarte con Stephen, quiero decir
-Ser gay no era una opción para mí –dijo- ¿Puedes imaginar lo que mi madre habría hecho?
-Oh, sí, puedo. Julia y yo sin duda hubiésemos sido arrojadas a la calle -dijo Larissa con una sonrisa- Pero Julia me dijo que no eras gay –Elena miró a Larissa rápidamente
–Julia y yo nunca hablamos mucho sobre eso, realmente. Nosotras no lo etiquetamos. Pero todo lo que siempre soñé tener con alguien, lo tuve con Julia -negó con la cabeza- Pero sabía que no podía conservarlo. Julia aceptó que ella era gay. Yo no pude
-¿Y ahora?
-¿Quieres decir ahora que Julia está de vuelta?
-No. Quiero decir... tu vida ¿Y ahora qué? -Elena miró hacia otro lado, apretando el pañuelo con fuerza en su mano
-Quiero dejar a Stephen -decir las palabras en voz alta parecía haberle quitado de encima algo de presión. Miró a Larissa nuevamente- Quiero el divorcio -Larissa asintió y tomó su mano, sosteniéndola suavemente
-Entonces eso es lo que debes hacer
-Mi madre…
-Es hora de que tu madre deje de dirigir tu vida, Elena. Es tiempo pasado
-Eso es más fácil decirlo que hacerlo
-No. Eso no es cierto. El primer paso siempre es el más difícil. Tu madre lo toma por sentado, Elena. Siempre lo has permitido. Lo vi cuando eras una niña. Lo vi en la secundaria. En la universidad. Tu boda -negó con la cabeza- ¿Tuviste algo que decir en la planificación?
-No. Por supuesto, realmente no me importaba. No quería casarme
-No. Pero te casaste de todos modos. Y tu madre eligió tu casa y lo permitiste. Tenía la esperanza de que cuando te casaras y te mudaras lejos de ella, las cosas cambiarían. Incluso cuando Ashton nació, tenía la esperanza de que ella te dejaría seguir, que te permitiría ser quien realmente eres
-Oh, Larissa... ¿Por qué no fuiste mi madre? -Larissa sonrió y le apretó la mano
-Todas las cosas suceden por una razón, supongo. La vida tiene muchos picos y valles, altas y bajas, simplemente tienes que apreciar las alturas y aprender de los bajones –dijo- Voy a estar aquí para lo que necesites, Elena. Has sido como una hija para mí, lo sabes. Cuando Julia permaneció alejada como lo hizo…
-Lo siento tanto. Ella lo hizo por mí
-Sé que lo hizo. Nunca me lo dijo, pero lo sabía. Podía ver el dolor en sus ojos. Al igual que los veía en los tuyos –Elena respiró profundamente
-No tengo ninguna expectativa para nosotras. Ha pasado tanto tiempo, no sé si podamos lograr recuperarlo todo. Pero espero que podamos salvar la amistad. Realmente la necesito en este momento, Larissa. Es sólo que no sé cuánto confía en mí
-También espero que puedan recuperar la amistad nuevamente. Tienes que tomarlo con calma. Ella se convencerá -Elena sonrió -La invité a cenar -dijo ella- Stephen se ha ido esta semana. Quería hablar con ella acerca de... bueno, de dejar mi matrimonio. Ella es muy independiente y yo soy todo lo contrario. Espero poder aprender de ella
-¿Ella aceptó? -Elena asintió- Después de un poco de insistencia -dijo con una sonrisa- Voy a hacer los espaguetis que me enseñaste. Verduras en vez de albóndigas
-La he visto hacer una especie de salsa blanca, con tofu, que pone sobre la pasta -Larissa sonrió y le dio unas palmaditas en la
Mano- Me alegro de que ella vaya
-Creo que ella quería declinar -admitió Elena.
-Sí, bueno, Julia se ha vuelto algo terca en su vejez –dijo Larissa con una sonrisa.
-¿Perdón? -Se volvieron encontrando a Julia de pie en la puerta, observándolas. Elena se preguntaba cuánto había escuchado mientras los ojos de Julia estudiaban los de ella.- Admitiré la parte de ser terca, pero ¿vieja? -Larissa le sonrió
-Ven y únete a nosotras –ofreció- Hay té
-Creo que voy a tomar una cerveza, si eso está bien –dijo Julia- He hecho tanto daño como he podido en el diseño por un día -miró a Elena- ¿Te está bien o te gustaría algo más?
-Té está bien –dijo- No puedo quedarme por mucho más tiempo. Tengo una cena planeada -dijo con una sonrisa.
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Mensaje por Anonymus 12/18/2014, 5:00 pm

CAPITULO 21


Julia cerró la puerta de su camioneta, mirando hacia la casa que ahora Elena llamaba hogar. Aunque no tan elaborado en absoluto… o imponente… como la mansión, todavía era impresionante y sin duda hacía una declaración en cuanto a su condición social... y su riqueza. Suponía que los terrenos eran de por lo menos una hectárea cada uno con respecto a las casas en ellos de cuatro-cinco mil pies cuadrados. El paisaje era impecable y bien diseñado, dejando que los árboles rodearan la casa. Las flores estacionales fueron plantadas en cada espacio disponible, el color salpicaba alegremente por el césped verde. Dio un paso hacia la acera que se curvaba perfectamente a través de los árboles, dividiendo el césped en el medio. Respiró profundamente mientras se paraba en la puerta, pensando una vez más que esto era una mala idea. Su madre quería que fueran amigas. Elena quería que fueran amigas. Julia no estaba tan segura. Había demasiada historia entre ellas. Demasiado sin resolver. Pero no. Esto era permanente ¿no? Elena estaba casada. Fin de la historia. Con ese pensamiento, oprimió el timbre de la puerta, escuchando el tono sutil y elegante anunciando su presencia. Elena abrió la puerta unos segundos más tarde, luciendo sonrojada.


-Llegaste temprano. Bien. Porque estoy perdida -Julia levantó las cejas
-Bueno, es una casa grande. También me perdería -Elena se echó a reír con sus ojos brillantes
-Muy gracioso. No, perdida en la cocina -aclaró.
-¿Estás cocinando?
-Te dije que lo haría -Los ojos de Julia siguieron su longitud… blusa de seda, pantalones negros, zapatillas negras… como apoyo, joyas y maquillaje en su lugar, todo perfectamente congruente. Luego miró su propia ropa… su mejor par de vaqueros, sus zapatillas de correr, camiseta estampada con Natural Foods Market de Volkov.
-Debiste haberme avisado -dijo ella- No me di cuenta que iba a ser una cena tan formal -levantó una botella- Sin embargo, he traído el vino
-Oh, Julia, no es formal -hizo un gesto hacia su ropa- Es sólo que... no importa -sonrió nuevamente- Por favor, entrar -Julia entró, la puerta de entrada era grande y espaciosa. Se detuvo
-¿Tendré el recorrido? -Elena negó con la cabeza
-Confía en mí. No quieres uno -cerró la puerta y Julia la siguió a través de la casa… sala de estar formal, una mirada rápida hacia una sala de estar menos formal y finalmente la cocina. Julia se detuvo, mirando lo que sólo podría describir como un desastre. Cuatro ollas, dos sartenes y tres tazones… todo eso en diferentes etapas de preparación de comida… desordenando la cocina y encimeras. Se echó a reír.
-¿Qué demonios estás haciendo? -Elena también se rió
-Haciendo la cena -Julia se acercó, inspección los contenidos en las ollas. Una estaba llena de agua y pasta. Otra tenía verduras, todavía sin cocer. Una tercera tenía algún tipo de salsa de tomate. La cuarta... una especie de salsa blanca. Miró a Elena con las cejas levantadas.- Parecía más sencillo cuando tu madre hizo esto
-¿Mi madre?
-Ha estado... bueno... enseñándome a cocinar
-Ya veo
-Y no es como si fueses normal -dijo Elena señalándola
-Un bistec habría sido mucho más fácil. Por supuesto, no sé cómo usar la parrilla de gas -Julia se echó a reír
-Oh, la grave situación de los ricos y mimados -le dio a Elena la
botella de vino que aún sostenía mientras recorría la cocina, tratando de decidir si podría salvar la cena- ¿Pasta? -Elena asintió
–La salsa ha estado hirviendo a fuego lento durante una hora ahora Tu madre dijo que hiciera algunas verduras ya que no comes albóndigas ni nada de eso
-Está bien. Regla número uno. Hierves el agua antes de agregar la pasta -dijo- Si tienes más pasta, creo que puedo... hacer algo con el resto de esto -levantó la pequeña olla que tenía la salsa
Blanca- ¿Qué es esto?
-Tofu
-¿Mi madre te está enseñando a cocinar con tofu? Ni siquiera sabe lo que es el queso de soja -Elena asintió- Y es desagradable -Julia miró la olla nuevamente- Entonces ¿qué hiciste?
-Lo puse en una licuadora -dijo señalando hacia la licuadora en cuestión.
-¿Sin condimentos? -Elena negó con la cabeza.
-Está bien. Bueno, vamos a seguir entonces con la salsa de Tomate –puso la sartén en el fregadero- Voy a necesitar vino -probó la salsa- Un montón de vino” murmuró- Para mí y para la salsa

Una hora más tarde, estaban sentadas en la mesa de desayuno con platos apilados de pasta y verduras, cubiertos con una rica salsa.


-Así que ¿cuánto tiempo pasas con mi madre? –preguntó Julia mientras retorcía la pasta alrededor de su tenedor.
-Esto está muy bueno -dijo Elena- Tu madre no mencionó la adición del vino a la salsa -Julia la miró
-¿Y? -Elena se limpió la boca con una servilleta de tela antes de tomar un sorbo de vino
-La veo, no sé, a menudo, supongo -le sonrió a Julia casi disculpándose- Honestamente, al principio, cuando Ashton era un bebé, me dirigí a tu madre en busca de ayuda. No quería una niñera y mi madre era inútil. Así que ahí fue cuando comenzó. Ashton la ama hasta la muerte, como sabes -hizo una pausa- Y me sentía culpable
-¿Qué quieres decir?
-Sabía que la razón por la que te habías alejado de Brook Hill era por mí. Sabía que Larissa te extraña -levantó la mano- No es que estaba tratando de tomar tu lugar ni nada de eso… -dijo rápidamente- …pero sabía que echaba de menos tener a alguien aquí, tener a alguien para cuidar. Nos volvimos cercanas -Julia levantó una ceja
-¿Qué tan cercanas?
-Lo suficientemente cercanas como para poder contarle cualquier cosa. Es una relación que nunca tuve con mi propia madre -Elena la miró a través de la mesa- Ella sabe lo nuestro, por cierto –Julia Asintió con una sonrisa
-Sí, lo sé. Tuvimos la conversación la otra noche. Me sorprendió de muerte -Elena también sonrió
-A mí también. Pero me alegré de que lo mencionara. Ella fue tan... comprensiva acerca de todo
-Estaba tan segura que enloquecería -dijo.
-Ella vivía con nosotras. Tenía que haber sabido. Es obvio que no éramos tan buenas en ocultarlo -Había tantas cosas que Julia quería decir, queria preguntarle, pero no estaba dispuesta a hacerlo. En lugar de eso, optó por otro tema.
-¿Por qué no me quieres dar un recorrido por la casa? –Elena sonrió levemente y asintió, reconociendo el intento de Julia a cambiar de tema. Puso su tenedor en el plato y agarró su copa de vino
-Porque odio esta casa. No es un hogar. Es sólo una casa que mi madre eligió
-¿Tu madre?
-Sí -Julia negó con la cabeza
-¿Dejas que tu madre escoja tu casa? -Elena sonrió rápidamente
-No sólo eso, ella también la decoró -Julia la miró
-¿Por qué demonios permitiste eso? -Elena miró hacia otro lado
-Porque no me importaba. No me importaba nada. No quería estar casada y no me importaba donde íbamos a vivir -se encogió de hombros- Así que mi madre se encargó de todo -señaló su ropa- Al igual que con esto
-Oh, Dios mío ¿Escoge tu ropa? –Julia negó con la cabeza- ¿Por qué has permitido esto? Elena, no eres una niña. Sé que cuando éramos jóvenes, escogía tu ropa, pero eres un adulto, estás casada. Tienes un hijo
-Sé todo eso, Julia. Lo sé. Es sólo que... -se encogió de hombros- Es más fácil seguirle la corriente que luchar con ella -Julia la miró -Así que todo en tu vida... ¿es tu madre?
-O Stephen
-No puedo creer que sigas permitiendo esto, Elena ¿Por qué aguantas ese tipo de... control? -Julia se levantó de la mesa, olvidando la cena. Se apoyó en el mostrador, su mirada dirigiéndose nuevamente hacia Elena- Todo este tiempo, pensé que todo esto… -dijo señalando la casa- …era lo que querías
-Oh, Julia, sabes que eso no es cierto. Recuerdas cómo era. Mi madre siempre me hizo sentir tan... joven, tan dependiente. Tú, más que nadie, deberías saberlo. Nunca quise casarme
-Pero lo hiciste -respondió Julia rápidamente- Te casaste. Pasaste por todo eso -de repente, todos los años de ira y frustración regresaron nuevamente con todas sus fuerzas y ya no pudo detener las palabras que se atropellaban en su boca- ¿Cómo se siente, Elena? ¿Cómo se siente vivir una mentira? Durante todo este tiempo, viviendo la vida de alguien más... ¿cómo se siente?
-Detente, Julia. No lo hagas
-¿Qué no lo haga? Has sido infeliz durante todos estos años, Elena ¿Para qué? ¿Por tu madre? ¿Por tu familia?
-No había otra opción –dijo- Mi madre se aseguró de que el apellido siempre fuese lo primero
-Una mierda. No es así como funciona en el mundo real
-Es así como funciona en mi mundo
-Es una locura –dijo- Te casaste… permaneciste casada… ¿por el bien de tu apellido? Eso es una locura
-Lo sé
-¿Por qué? ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué pasar por todo eso? -hizo una pausa, mirando los ojos de Elena- ¿Por qué hacerme
pasar por eso? –Elena desvió su mirada
-Por favor, detente, Julia
-No. Quiero saber. Quiero saber por qué lo hiciste ¿Por qué estabas contenta viviendo una mentira? Todos estos años, Elena. Una mentira ¿Cómo fue?
-¿Qué quieres que diga? -le devolvió la mirada nuevamente- ¿Qué quieres que diga?
-No lo sé. No sé lo que quiero que digas -caminó atravesando la habitación, luego regresó a la mesa, con las manos deslizándose a través de su cabello, tratando de darle sentido a sus pensamientos. En su mente, lo único que podía ver era a Elena y a Stephen juntos. Cerró los ojos, con la esperanza de destruir esa imagen pero sin lograrlo. Apretó los puños- Todos estos años casada con él, viviendo con él -dijo en voz baja- ¿Qué se siente, Elena? -miró fijamente hacia sus ojos- ¿Qué se siente cuando te toca? ¿Piensas en mí?
-Julia...no lo hagas. Por favor
-¿Lo hiciste? Cuando te hacía el amor ¿deseabas que fuera yo? ¿Deseabas que fuera yo quien te tocara y no él?
-Julia…
-¿Eran mis manos en tu cuerpo y no las suyas? -ignoró las lágrimas que vio en los ojos de Elena mientras sus palabras seguían saliendo- ¿Alguna vez piensas en mí, Elena? O ¿te has olvidado de mí? ¿Te olvidaste de nosotras? Cuando le haces el amor a Stephen tu…
-¡Basta! -dijo Elena con fuerza, golpeando sus puños sobre la mesa, haciendo sonar la vajilla- Sí, Julia. Sí. Pensaba en ti. Siempre ¿Es eso lo que quieres oír? -limpió las lágrimas de sus mejillas, sus ojos nunca dejaron los de Julia- Odiaba estar con él. Odiaba cuando me tocaba ¿Es eso lo que quieres saber? –Las lágrimas de Elena finalmente la tocaron y Julia se odió a sí misma en ese momento
-Dios, lo siento. Lo siento. No quise…
-No, no lo hagas. No quiero tu compasión -dijo Elena en voz baja- No me lo merezco. Porque todo es verdad -Julia negó con la cabeza
-Lo siento. No tenía derecho a hablarte de esa manera
-Debemos ser capaces de hablar de esto -Elena se secó los ojos con la servilleta y luego la tiró hacia abajo- Nunca hemos hablado de ello. Así que sé que tenías que decir... todo eso. Has sido muy buena en todo, Julia. Siempre. Lamento no haber sido lo suficientemente fuerte como para ponerle fin a todo. Sin embargo, las ruedas estaban en marcha desde el momento en que nací. Es probable que antes. Sabes cómo era -Julia regresó a la mesa y se sentó nuevamente
-Sí. Lo sé. Lo siento -dijo de nuevo. Elena respiró profundamente, con los ojos todavía humedecidos por las lágrimas -Necesito...necesito una amiga, Julia. No tengo a nadie –se aclaró
la garganta- Quiero dejar a Stephen. Quiero el divorcio –Elena hizo una pausa, dejando que sus palabras se asentaran- No puedo seguir con esto. Simplemente no puedo -Julia la miró con incredulidad
-¿Vas a divorciarte de él...? –Elena asintió
-Siempre había pensado que Ashton era la razón por la que permanecí con él. Pero no es cierto. La razón es que he tenido miedo de dejarlo
-¿Miedo? -Julia se acercó y apretó suavemente su brazo- Por favor, dime que no te ha golpeado -Elena negó con la cabeza
-No. Nunca. Pero tengo miedo de lo que diría, de lo que haría. Tengo miedo de lo que mi madre vaya a decir. Ella estará devastada. Y furiosa
-Es tu vida, Elena. No la suya
-Lo sé. Pero no tengo ninguna práctica en esto. No tengo ninguna... ninguna confianza en mí misma
-¿Qué quieres decir?
-Todo en mi vida se ha basado en lo que ha dicho mi madre, lo que hizo, lo que me proporcionó. Todo lo que aprendí, todo lo que… -Julia la detuvo
-No todo, Elena -dijo enfáticamente. Elena sonrió rápidamente
-Pienso en cuando éramos jóvenes, todo lo que hicimos. Todavía me sorprende que haya sido capaz de hacer eso sin estar aterrorizada de que mi madre nos descubriera -Julia se echó a reír
-Eso es porque yo estaba aterrorizada lo suficiente por las dos -Permanecieron en silencio durante un momento, entonces Elena tomó la mano de Julia. Julia vio como sus dedos se entrelazaron y la familiaridad de eso fue tan fuerte, que podría haber sido ayer cuando fueron amantes.
-Te necesito en mi vida, Julia. Como una amiga -Julia asintió.- Voy a dejar a Stephen, pero necesito que sea por mí. No quiero que sea por ti ¿Entiendes? -Julia asintió nuevamente, alzando los ojos para encontrarse con los de Elena.- He sido infeliz y necesito un cambio... por mí. Quería que supieras que no tengo expectativas de nada... contigo. De hecho, no creo que esté lo suficientemente sana emocionalmente para eso de todos modos -le dio una ligera sonrisa y alejó su mano de Julia- Por supuesto, ya no tengo ni idea de cómo te sientes, han pasado tantos años. Tú... tú probablemente tienes a alguien de todos modos -Julia se mordió el labio ¿Lo tenía? ¿Ally contaba? Decidió que sí.
-Yo... yo salgo con alguien. He estado viendo a alguien. Ally –se encogió de hombros- Desde hace un tiempo -se sorprendió por el dolor que vio en los ojos de Elena y quiso regresar sus palabras nuevamente, pero Elena sonrió rápidamente, ocultando sus emociones.
-Bien por ti. Mereces tener a alguien en tu vida –En ese momento, Julia negó con la cabeza
-Ella no es alguien en mi vida, Elena. Ella es... ella es…
-¿Alguien con quien tienes sexo? -Julia se ruborizó y agachó la cabeza. Nunca le había mentido a Elena anteriormente. No tenía necesidad de empezar ahora
-Dios ¿a quién estoy engañando? -levantó la vista, mirándola a los ojos- No lo llamaría salir. Me han dicho que puedo ser una cita fatal. Ya ves, olvido llamar. Olvido las cenas. Ally es simplemente la última mujer con la que he tratado de tener una relación –se encogió de hombros- Pero eso no importa. Como has dicho, ha pasado un montón de años. Creo que estamos más allá de todo eso –se enderezó- Así que, sí, puedo ser tu amiga -La sonrisa de Elena fue genuina “Gracias”
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