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NO DEJES DE BESARME// PSICHOBITCH2

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Mensaje por psichobitch2 6/3/2017, 10:48 pm

Hola chicas, no saben cuanto me alegra regresar de nuevo con ustedes. A veces necesitamos alejarnos de todo lo que nos rodea para poder buscar un equilibrio para un todo y al fin pude ubicarlo, no por completo; pero lo intenté y lo hice.

He estado por acá rondando, leyendo alguna de vuestras historias (sobre todo cuando no puedo dormir, como ahora) y me la he pasado genial con lo que he leído. Ustedes son geniales, unas cracks muy locazas y muy creativas... Me da alegría!

He dejado muchas historias bastante inconclusas, pero tengo mis excusas y aunque mi vida ha dado un enorme giro, espero no volver a defraudarlas dejando las cosas a la mitad.

Repito, a veces la vida te da un empujón para que termines de centrarte en ella y a mi me tiró desde un piso 20 dándome cuenta de grandes cosas y colocándome en un tiempo tan real, que me da gusto estar nuevamente acá.

Agradezco a uds muchos mensajes solicitando mis historias, enviándome saludos y quiero deciros que cada una de ellas las he leído y con un anhelo de volver que ya ven, acá estoy de nuevo.

A mi esposa, por soportar todos estos meses todas mis locuras y ataques de mal humor. A ella por aguantar tantas cosas para poder estar juntas en un gran camino que no ha sido fácil, pero ha valido la pena cada paso.

Os dejo este capítulo que espero disfruten y que no me hayan olvidado.

Dan I love you



P.O.V LENA

Es un día fresco, porque el calor había decidido calmarse un poco y no sofocar demasiado. Sentada en la mesa del cafetín de la estación, mi humeante café expresso estaba ya por desaparecer del vaso. Que agradable sabor al paladar y más, cuando la espera desespera.

Mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo, seguro es otro mensaje de mi mamá. Desde que aprendió a utilizar el "WhatsApp", no me deja de molestar.

"Lena ya abordaste el tren? Recuerda que Sash irá a recogerte a la estación cuando llegues  para llevarte en su auto a casa".

Tuve que leer tres veces la última parte para poder creerlo. Mi mamá seguía con la misma obsesión de creer que Sash es mi novio? Después de tantos años sigue insistiendo con él, solo por el hecho de haber sido muy buenos amigos en la etapa escolar y haber salido un par de veces. Yo siempre fui muy honesta con mis sentimientos hacia él y le había dejado muy en claro que no estaba interesada en formar una relación. Ahora, más aún que ya tengo claros mis gustos, y están muy por encima de enamorarme de un hombre, y menos de él.

El aviso por altavoz de abordar el tren me sacó de mis pensamientos. Después de haber estado en Madrid trabajando para una empresa de alimentos en el área de supervisión de calidad de  productos  por más de 10 meses sin descanso, había podido conseguir por fin dos meses de vacaciones para ir a visitar a mi familia que vive en Valencia. Los pasajes de avión estaban agotados y solo conseguí para viajar por tren. Me demoraría unas 3 horas en llegar a casa, pero era preferible que esperar tres días a que hayan pasajes libre para ir en avión . El mal humor que tenía, aumentó por la noticia de mi madre. Cuando por fin abordé el tren, me dirigí a mi asiento.

Estaba acomodando mi mochila  en los compartimientos superiores, cuando alguien me toca el hombro. Al voltearme para ver de quien se trataba me quedé embelesada por esos ojos azules que me observaban de manera risueña.

-Disculpa creo que ese es mi asiento.

Me dijo con una dulce y ronquecina voz la hermosa chica,  mostrándome su boleto que indicaba  que su asiento era el #25. Entonces saqué el mío de mi bolsillo...que tonta había sido al confundir el número de asiento. El mío era el #23, el que me correspondía, definitivamente no era mi día,  pero al ver tal belleza de mujer todo pensamiento se me olvidaba al instante.

-Disculpa, confundí mi número de asiento, es el 23 el que me corresponde.- Le dije a punto de transpirar.

- No te preocupes suele suceder, y el #23 está por allá.- Me indicó con su encantadora sonrisa señalando el asiento que estaba cruzando el pasillo.

Como me hubiera encantado poder viajar al lado de ella, pero la suerte no suele estar de mi parte y menos hoy día. En fin,  a mi derecha iba un adolescente presumido que se la pasó contándome que había ingresado a la universidad y un montón de cosas más que yo sólo escuchaba por educación. No podía dejar de pensar en aquella mujer, en su delicada y bronceada piel, cabellos lisos de color azabache, recogido en una coleta, sus ojos eran como dos manantiales azules, unos labios muy sexys y más aún con esa sonrisa. Su cuerpo envidiable, con unos pechos algo pequeños y unas caderas hermosas. Verla es lo más cerca que he estado de un ángel.

Después de una hora sin parar, por fin la conversación del adolescente había acabado; desde mi lugar podía ver a la pelinegra. Estaba escuchando música y mirando por la ventana, con su exquisita sonrisa en los labios. Al poco rato me di cuenta que se había quedado dormida. Se veía tan tierna de esa forma. Habían pasado alrededor de veinte minutos cuando ella se despertó y giró su cabeza  hacia mi sitio y nuestros ojos se encontraron solo por unos segundos, me sonrió y desvíe la mirada al instante, sentí como el rubor subía por mi cara hasta quedarme completamente roja como un tomate. No me atrevería a volver a verla, así que sólo miré por mi ventana el resto del viaje.

Pensando en que pronto llegaría a casa y vería de nuevo a mis padres y a la nueva mascota de la familia que por lo que me había contado mi mamá, era un  perrito muy lindo. En ese momento me acordé del mensaje que me había mandado hace horas y el mundo se me cayó a los pies, tendría que lidiar con la presencia de Sash al llegar. Un problema más al que agregar a la lista, ya que aparte de ir a vacacionar, iba con la idea de confesarle a mis padres que me gustaban las mujeres, de por sí me esperaba una mala reacción en especial por parte de mi madre. Ella siempre soñó y me lo decía, que esperaba verme de blanco y con muchos hijos. Sé que ella haría hasta lo imposible para que me casara con Sash, podría hacerlo pero nunca sería feliz.

Inmersa en mis pensamientos me quedé dormida pegada al frío cristal de la ventana. Sentí una mano que me tocaba el hombro y me desperté sobresaltada. Esperaba ver a la morena de nuevo, pero no era ella, era un guardia del tren. Me avisaba que casi todos los pasajeros ya habían bajado del mismo. Solo eso me faltaba, menuda vergüenza. Le di las gracias por despertarme y cogí rápidamente mis pertenencias bajando rápidamente del tren.

Me dirigía hacia el interior de la estación para recoger el equipaje, cuando recordé que Sash debía estar seguro por los alrededores, si me las ingeniaba podía recoger el equipaje y tomar un taxi para llegar a mi casa, sin ser vista por él. Pero parece que la  mala suerte no dejaría de seguirme, justo en la zona de devolución de equipaje se había hecho un tumulto de personas ya que se habían extraviado varias maletas. Los encargados de la devolución estaban tratando de calmarlos y otros seguían devolviendo algunos equipajes. Tuve la esperanza de que me dieran rápido mi maleta, y al menos en eso tuve suerte, vi mi equipaje y pedí que me la entregaran. Pude ver a mi lado a la morena del tren que ya había recogido el suyo y estaba por irse, al menos si supiera su nombre, pensé algo acongojada.

Ya con mis pertenencias encima, estaba lista para irme cuando divisé a Sash a unos veinte metros. Estaba con una rosa en sus manos. Traté de salir de su línea de visión pero él logró verme y me sonrió. Empezó a caminar hacia mí.

Entré en total pánico y por un segundo de imprudencia, corrí hacia la pelinegra y le puse los brazos alrededor de su cuello. Al instante me arrepentí de hacerlo, pero no podía tirarme para atrás, ya estaba hecho. Ella estaba con los ojos abiertos como platos y me miraba entre sorprendida y asustada, la reacción no era para menos. Que un extraño te abrace de la nada, no sucede todos los días.

-¿Qué te sucede, que estás haciendo?

- Hola, me llamo Lena y necesito que me beses en este momento.

- Estás demasiado loca, ¿cierto?

-Creo que sí, pero también estoy en apuros. Ese chico que se está acercando, si me ve besándote tal vez me dejé en paz por fin. Solo un beso rápido, por favor- Pude ver como Sash, se había quedado congelado, con la boca abierta a unos tantos metros al verme abrazada de tan impresionante mujer.

Al momento vi que ella  bajaba su cabeza hacia mí y  nuestros labios se juntaban , muy suavemente pasó su lengua por mis labios, duró solo unos segundos pero me parecieron días, sentí mariposas en todo mi cuerpo por primera vez, no quería que acabara aquel hermoso momento . Ella levantó su cabeza y me vió tiernamente. La sentí algo indecisa, pero volvió a besarme, pero esta vez con más seguridad. Fue un beso con más pasión,  mucho más largo y dulce. Sentí que todo el mundo giraba a mi alrededor, sus labios eran exquisitos hasta el infinito, definitivamente sabia besar de una forma extraordinaria. Sentí que alguien me halaba por el hombro y me despegaba de mi supuesta “novia”. Sash estaba a mi lado con un mirada asesina hacia la chica.

- Lena, que estás haciendo y quien es esta? – me dijo con una voz cargada de ira. Me quedé sin saber que decir, ni siquiera sabía cómo se llamaba ella.

- Pues creo que es algo demasiado claro; está besando a su novia. Me llamo Yulia, mucho gusto - Me quedé igual de sorprendida que Sash y tuve que disimular lo mejor que pude para que sea creíble lo que ella había dicho.

- Como es esto posible, tu mamá no me dijo nada sobre si tenías una relación menos con una “mujer”- Sus palabras estaban cargadas además, de desprecio.

- No le cuento todo a mi madre – En ese momento Yulia sacó su celular y miró un mensaje, se volteó hacia mí y me dijo:

- Lo siento amor, mi papá ha venido a recogerme y me está esperando hace rato, tengo que irme ahora mismo, luego nos vemos - Me dio un tierno beso en la frente, cogió su equipaje y desapareció entre la multitud.

- Ahora sí podremos hablar, como es posible que prefieras estar con una mujer que conmigo – Me dijo en un tono indignado y ofendido.

- Yo nunca te dije que saldría contigo y menos que seríamos una especie de novios a distancia , mi madre es la que te alimentaba con falsas ilusiones -Solo le decía la pura verdad.

- Hasta ahora no te creo que ella sea tu enamorada, si fuera así no te habría dejado sola.

- Ya la escuchaste, su papá la estaba esperando. Además no te tengo que dar explicaciones de mi vida, Sash.

- Esto lo dejaremos para después. Vamos a mi auto, te tengo que llevar a casa como se lo prometí a tu madre.

A pesar de todo, no pude salvarme de que me acompañara a casa, pero al menos el viaje en auto no fue tan malo, prácticamente no nos dijimos ni una palabra. Él llamó a mi mamá y le dijo que yo ya había llegado y que estábamos en camino. No podía dejar de pensar en Yulia y el beso, lo más seguro era que jamás la volvería a ver.

Cuando llegamos a mi casa, Sash me acompañó hasta la puerta y se despidió con un frío adiós. Ahora venía la parte difícil, hablar con mi madre.


P.O.V. YULIA

No puede ser, ya son las dos de la tarde y aún no he llegado a la estación de trenes. Tengo solo media hora para registrar mi equipaje y abordar el tren. Y este tráfico que no me ayuda en nada, y eso que salí con dos horas de anticipación del hotel,  pero aun así no me sirvió de mucho. Fue un milagro que el taxista lograra llegar a las 2:20 a la estación de trenes.

Fui apresurada a registrar mi única maleta que llevaba. Prefería comprar ropa nueva una vez que llegara a Valencia,  además que mi antigua ropa me traía amargos recuerdos. Un cambio de aires me ayudaría mucho para despejar mi mente, con el nuevo trabajo que me esperaba me ayudaría a no pensar en lo sucedido. Lo que me había prometido a mí misma unas 1000 veces era no volver a enamorarme, al menos por un muy largo tiempo, no quería volver a sufrir por amor.

Me quedaban cinco minutos antes que partiera el tren, abordé con mucha prisa y busqué el asiento #25. Pude ver a un a una bonita chica pelirroja en el lugar que me correspondía, tratando de acomodar su mochila en los compartimientos superiores. Me tomé unos segundos para observarla, su piel nívea mostrando el contraste de sus pecas que le daban una sensual tonalidad, su ondulado y largo cabello color cobrizo le iba perfecto.

Le toqué el hombro para llamar su atención y cuando se giró, sentí que todo mi cuerpo se derretía. Su dulce e inocente rostro y sus ojos color verdes con grises me hipnotizaron al instante. Vestía una blusa azul que hacía ver un bonito escote, sus hermosas y bien formadas piernas se veían resaltadas por el pantalón ceñido que llevaba puesto. No sabía que decir, mis palabras se habían desvanecido al instante de solo verla, lo único que se me ocurrió fue decirle que ese era mi asiento. Se le veía un poco aturdida por la equivocación, pero pese a ello no perdía su encantadora mirada.
Se disculpó y le señalé cual debía ser su sitio. Ojalá hubiera podido hablarle algo más; bueno primera cosa que prometo y primera que incumplo porque me acaba de enamorar al solo verla. Amor a primera vista no era precisamente algo que me sucediera muy a menudo, en realidad era la primera vez que me pasaba.

"Yulia, te cambiaste de ciudad para olvidarlo todo y empezar de cero, eso incluía no enamorarte".

Vaya que mi consciencia era más obediente que yo. Empecé a repetirlo en mi cabeza durante un buen rato, mientras escuchaba música en mi iPod. Poco a poco me quedé dormida, soñé con aquella chica despistada, me encontraba  en sus brazos y nos reíamos. Pero así como vienen los sueños también se van y me desperté con una sonrisa por esa linda ilusión que sabía que no se haría realidad. Al menos me daría el gusto de verla una vez más por lo que me volteé para su sitio y ohh sorpresa, su mirada estaba hacia mí, creo que se sorprendió al momento en que nuestros ojos se encontraron. Ella se giró hacia su ventana y creo que hasta se ruborizó. Parecía que no apartaría su vista del vidrio el resto del viaje. Bueno al menos la vi por unos escasos segundos, suspiré desilusionada y saqué mi Smartphone para revisar algún mensaje de mis padres. Por lo visto irían a recogerme a la estación, ya que yo no conocía Valencia y podría perderme si me iba sola a casa. Había nacido en Rusia, Moscú, pero no viví mucho tiempo ahí y desde pequeña a la edad de los siete años mis padres tuvieron que mudarse a España por cuestiones de trabajo, luego fui a estudiar cocina internacional a Barcelona y me quedaba en casa de mis tíos y prácticamente había pasado la mayoría de los años ahí, terminé la universidad, conseguí empleo en Madrid y me quedé unos años hasta hace unas semanas. Los que viajaban a verme todos los meses eran mis papás. 

En fin, aún quedaba algo más de una hora para llegar y seguía con ganas de ir a hablarle a aquella chica, que con solo haberla visto,  los muros que había construido en mi corazón se vinieron abajo. Estaba a punto de hacerlo con la excusa perfecta; le diría que era nueva en la ciudad y no sabía cómo llegar a mi casa, no era para nada una mentira. Ya me había levantado de mi asiento cuando la vi dormida, acurrucada y con su rostro en la fría ventana. Mis ilusiones de nuevo se desvanecieron, bueno debe ser el destino pensé, esa chica no es para ti. Además nada me aseguraba que no tuviera pareja y menos aún que le gustaran las mujeres. Lo único que me reconfortaba sería que al llegar a Valencia tendría mi mente ocupada la mayor parte del día y  no estaría pensando en ella. Seguí escuchando música el resto del viaje mientras me imaginaba una vida perfecta al lado de ella.

El tren por fin había llegado a la estación, mandé un mensaje a mis papás para que me esperaran, me respondieron que ya estaban en el auto hace media hora esperándome afuera de la estación.

Solo tenía que recoger mi pequeña maleta y podría irme, la gente comenzaba a caminar por el pasillo cuando vi que ella seguía durmiendo o al menos eso me pareció, ya que demasiadas personas estaban andando por el pasillo y no tenía suficiente visibilidad, así que hice lo mismo y salí del tren. Fui a la zona de equipajes que al parecer tenían problemas para entregarlos debido a que muchas personas estaban molestas por el extravío de sus pertenencias. Esperé unos diez minutos y la situación no mejoraba, empezaron a entregar algunas maletas entre ellas estaba la mía, la cogí y estaba dispuesta a salir cuando la vi a mi lado a unos pocos metros de distancia, se veía con los ojos enrojecidos como si recién se hubiera despertado, si se había quedado dormida después de todo. Me volteé para seguir mi camino, pero antes me detuve un momento para mandarle un mensaje a mi papá explicándole porque me estaba demorando en salir. Guardé mi celular y seguí mi camino hasta que sucedió algo que me dejó completamente sorprendida.

Aquella chica que me había hecho perder la cabeza, se había plantado al frente mío y me abrazaba por el cuello. No supe cómo reaccionar, por un momento pensé que mi sueño se estaba haciendo realidad. Creí que se trataba de alguna broma, pero al ver su mirada decidida entendí que iba en serio. Al explicarme que quería que le diera un beso para terminar con la obsesión del joven que se acercaba, estaba por negarme, pero había algo en ella que me atraía y me enloquecía desenfrenadamente.

Sin pensarlo la besé rápidamente; un beso corto como ella me había pedido, corto pero suficiente para darme cuenta que me había enamorado de verdad. Levanté la cabeza y la vi con una alegría tremenda, me moría de ganas de seguir besándola. Lentamente me fui acercando y ella al  no poner resistencia, decidí besarla de la forma que me gustaría. Un beso tierno, largo y lleno de amor. Me alegré enormemente al sentir que ella me respondía el beso de la misma forma, nuestras lenguas jugaban entre sí, saboreé sus dulces y deliciosos labios hasta más no poder. Sentía como su corazón palpitaba rápidamente al igual que el mío, me había olvidado de hasta por qué había decidido besarla... nada me importaba en ese momento.

No me lo podía creer, estaba besando a una extraña en medio de un montón de personas, solo estar con ella todo el tiempo posible era para mí el cielo. El mágico momento se vio interrumpido por la separación de su boca, creí que se había arrepentido de aceptar el segundo beso, pero me di cuenta que ese joven la había apartado de mi lado. Aún podía percibir su aliento en mis labios, si no fuera por la interrupción de él, hubiera seguido besándola hasta más no poder.

Él se veía muy aturdido y con ira, le increpó lo que ella estaba haciendo conmigo. Pude ver que ella no sabía que decir pues ni siquiera sabía mi nombre, decidí salvarla y me presenté como su enamorada. Hasta ella se quedó sorprendida, al menos pudo disimular su sorpresa. Pensé sacarla de ese mal momento diciendo que la acompañaría a su casa, pero justo sentí que mi celular vibraba y me acordé de mis padres que llevan casi una hora esperando a que saliera de la estación. Todos mis planes de pedirle su número de teléfono y dirección se fueron al tacho. Con mi mejor sonrisa forzada le tuve que decir que tenía que irme porque mis padres me esperaban afuera de la estación, en un impulso le di un tierno y dulce último beso de despedida en su frente y me despedí con una sonrisa. Cuando me volteé para, irme las lágrimas estaban por salir de mis ojos, en tres horas de viaje me había enamorado perdidamente de Lena, su nombre era igual de hermoso que ella y lo más probable era que nunca más la podría ver de nuevo. No podía creerlo vine a Valencia por un nuevo comienzo y había empezado de la peor forma, enamorándome perdidamente. Llegué al auto de mis padres lo más rápido que pude, estaba tratando de desechar la posibilidad de regresar y buscarla y pedirle su número de celular. Al ver a mis papás sonreí apenas y los abracé muy fuerte. Subimos al auto y empezamos a conversar.

- Mi princesita se ha puesto más linda desde la última vez que la vi.

- No exageres papá, sigo igual que antes- Lo dije con la voz apagada, y mi mamá como toda madre sabía que algo me pasaba.

- Te sucede algo cierto, aparte de la razón por la que decidiste venir a vivir aquí? Dinos que es por favor- Era imposible mentirle, les conté lo que sucedió en el tren y en la estación y que me había enamorado de Lena, terminé hecha un mar de lágrimas.

Mis papás desde el principio habían aceptado mis gustos por las mujeres, nunca se opusieron. El día que se los conté lo único que me dijeron fue, que si realmente yo era feliz con la decisión que tomara, ellos también lo serían.

- Si de verdad el destino te puso a esa chica en tu camino ha de ser por algo. Ya verás que pronto la volverás a ver y podrás hablar con ella.

- Ojalá no suceda eso, porque mi corazón sigue herido por mi antigua relación. Y quiero que primero sane para volver a creer en el amor y poder abrirlo de nuevo.

- Solo el tiempo lo dirá princesa. Nosotros te apoyaremos para que todo te vaya bien y estés feliz. Así que no te preocupes por nada.

- Gracias papás, los amo mucho a ambos - Mamá me secó las lágrimas y me abrazó como cuando solo era una niña.

Después de unos 20 minutos llegamos a casa, era la primera vez que la veía, ya que antes vivíamos en un departamento. Era grande, de 2 pisos y muy elegante. Mis padres habían trabajado mucho para tenerla así. Lo que más me gustó fue que estaba muy cerca de la playa, solo a unos quince minutos en auto. Luego de tantas emociones por el viaje en tren, solo tenía ganas de dormir, además estaba anocheciendo. Mi mamá me había preparado unos deliciosos canelones, ya veo porque me gusta tanto el tema de la cocina; comí un par y me fui a dormir a mi nueva habitación, estaba prácticamente vacía a excepción de una cama y una mesita de noche. Mis padres habían decidido que yo misma la decorara.

Me acosté y me puse a pensar que si hubiera perdido el tren, tal vez no estaría sufriendo de nuevo, pero tampoco la habría conocido y menos sentido sus labios en los míos. Con estos pensamientos terminé durmiéndome al fin. Mañana sería un nuevo día y un nuevo inicio para mi vida (aunque creo que ese nuevo inicio se dio al conocer a Lena). Empezaría a trabajar con mi mamá, desearía que fuera un día mucho más tranquilo que este.

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Mensaje por VIVALENZ28 6/4/2017, 12:09 am

Oh que lindo ya espero con ansias el próximo capítulo Smile
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Mensaje por andyvolkatin 6/4/2017, 1:01 am

Hola Very Happy
que buen inicio
me gusto mucho
espero pronto el sgte capitulo  study
andyvolkatin
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Mensaje por psichobitch2 6/14/2017, 7:30 pm

Hola nenas, pasaba por acá y os dejo el segundo capítulo.
Gracias por sus comentarios chicas: andyvolkatin y VIVALENZ28 , me alegro que les haya gustado la primera entrega y a todos los que leyeron el capítulo, muchas gracias.
Os dejo un abrazo gigante



Capítulo II



Cerró la puerta tras de ella cuando vio a Sash marcharse por aquel camino. Se apoyó contra la misma y cerró los ojos sin poder evitar sentirse un tanto culpable por lo que recién había ocurrido en la estación de trenes.

Debió haber estado un poco trastornada o quizás ya había rebasado el limite de su locura al haber reaccionado de la manera en que lo hizo. Hubiese sido más fácil hablar con el chico, enfrentarlo y decirle que no sentía nada por él, más que una simple amistad. Una amistad que inclusive veía forzada gracias al empeño de su madre por querer emparejarla con una persona que creyó que podía sacarla de aquella soledad en la cual estaba hundida desde hace mucho tiempo. El encuentro no planeado con Yulia, el beso... Acaso era la manera más espontanea y original que se le había ocurrido para salir del enclosetamiento? Definitivamente se le había subido la locura al máximo, el control al mínimo y vaya usted a saber que más se le había descontrolado.

Pero, acaso su palabra no servía como defensa personal hacia su propio ser? O sea, decirle a su familia lo que en verdad era, debía ser un maldito teorema de Pitágoras tan difícil de resolver? Porque ese ataque constante de verla feliz al lado de alguien que nunca iba a darle la felicidad que ella estaba buscando?


De la nada, y evaporando todos los pensamientos en los que se había sumido en apenas segundos, un cocker spaniel saltó hacia sus piernas y comenzó a brincar junto a ella. Debía ser la nueva mascota de la que habló su madre. Era toda una monada y su color castaño claro lo hacían lucir como si fuera de juguete.

- Hola pequeñito! - Saludó la pelirroja al animado perrito. Era un cachorro apenas y no dejaba de lamer a Lena por todos lados. Inessa, su madre, salió a su encuentro y le regaló un caluroso abrazo apenas estuvo a su lado.

- Lena, mi amor! Mira como estás - dijo detallándola de arriba a abajo como si no la hubiera visto en años. El abrazo fue lo más amoroso que necesitaba sentir en ese entonces. Cuanto había extrañado esos brazos... El calor maternal, ese que siempre te complementa cada vez que te sientes el ser más desamparado sobre la tierra, ese, que había recibido todo el tiempo que contaba de vida. La señora de cabellos rubios y tonalidades rojizas, puso al cachorro en el piso y de inmediato comenzó a ladrar y a dar vueltas de felicidad - Y Sash, por qué lo vi partir? - Los ojos de su madre escudriñaban por la ventana.

- Mi niña ha vuelto!! - Ese fue su padre salvándole el pellejo una vez más. Suspiró de felicidad.

Salió a su encuentro y después de un recibimiento en los brazos de Inessa, los de su padre fueron los que en realidad  había extrañado muchísimo más. Él nunca le cuestionaba y siempre apoyaba todas sus decisiones, correctas o no. Le decía que de los errores se aprende y en eso tenía toda la razón.

- Papá, cuanto tiempo sin verte - Le dijo ya soltándose del abrazo - Al fin la empresa ha decidió darme vacaciones y pues, serán dos meses para ponernos al día con todo, vale? Y cómo se llama esta belleza que no ha dejado de mover su colita - Se alzó con el cachorro de nuevo en sus brazos acariciándole el pelaje brillante.

- Tú papá se empeñó en llamarlo Doky - Dijo Inessa alzando los hombros - Dice que lo escucha mucho en la televisión y pues, atiende a ese nombre y está acostumbrado.

"Desde cuando papá ve dibujos animados?"

-A mi me gusta hija, es un perro muy bonito - dijo el pelirrojo un tanto desinteresado - Además, cambiando de nuevo el tema, me parece estupendo que al fin estés de nuevo con nosotros porque tú madre ha planeado hacerte una bienvenida por todo lo alto...

- Lastima que Sash se marchó. Quería confirmar si vendrá el sábado a la fiesta - Y ahí iban de nuevo. Inessa con el absurdo empeño de meterle a Sash por los ojos y ella tan... lesbiana.

- Mamá, no es necesario hacerme una fiesta o lo que sea que hayas preparado, créeme. Son unas vacaciones las que me tiraré con ustedes, no acabo de regresar de un viaje por la vía láctea.

- Ya eso está planeado hija, además van a venir tus tíos y demás familiares que han pedido verte. Y sé que son unas vacaciones, pero eres nuestra hija, a la cual no veíamos desde hace más de siete meses y sabes como soy cuando me propongo reunir a toda la familia - Lena no pudo evitar poner los ojos en blanco mientras su padre negaba con la cabeza y una sonrisa en los labios - Pero, porque no subes a tú cuarto y desempacas? Te avisaré cuando la cena esté lista. Debes estar cansada... los viajes en tren siempre terminan agotando.

Sobre todo cuando lo único que tú mente ha ocupado en cinco horas ha sido la silueta de una hermosa mujer, con un nombre bastante peculiar y una mirada que puede desencadenar los más tormentosos pensamientos, así como en los que se había perdido nuevamente.


Su habitación permanecía intacta desde la última vez que la vio. Inessa era la encargada de mantenerla limpia. Siempre le había gustado aquel espacio de la casa donde podía estar a solas con sus reflexiones o escapadas mentales como a menudo le ocurrían. Una vez que cerró la puerta, se desconectó con el otro lado de la vivienda donde la realidad era una muy distinta a la que ocupaban aquellas cuatro paredes.

Dejó su maleta sobre la cama y se detuvo frente a la ventana. La misma callecita donde a diario solía pasear antes de que el sol saliera por completo para llenar sus pulmones de aire fresco era lo que la había detenido cuando se acercó a la ventana para perderse otro rato más en los recuerdos... aspiró un poco el aire que podía entrar a través del rectángulo y volvió a cerrar los ojos. Muchas anécdotas venían acompañadas de la nostalgia...

...y ahí estaban de nuevo, un par de ojos azules que la detallaban con mucha pasión y deseo o al menos eso creyó pensar. Porque precisamente debía traer a Yulia como parte de sus recuerdos? Como pudo haber sido tan estúpida de no pedirle al menos un número telefónico a su enamorada?

Su sonrisa se amplió cuando recordó aquella palabra. Así la había llamado Yulia delante de Sash... Demonios...

Tenía que buscar una manera de poder decirle a sus padres acerca de sus gustos sexuales. Sabía que tarde o temprano eso iba a suceder. Tampoco podía decirles por telefono, pero... Demonios... Ver a sus padres tan orgullosos de ella, tan entusiasmados por tantos logros en su vida, saber que le va a costar hacerles entender que tiene una existencia que vivir y de la manera que escogió hacerlo.

Se tendió sobre la cama sintiendo como comenzaba a formarse un ligero dolor de cabeza, empezando a sentir muy pesados sus parpados. Trató de no dejar vencerse por el sueño que estaba incitándola pasando por alto, el hambre que su estómago no quería dejar atrás.

Cuando los abrió de nuevo, la figura de su madre delante de ella la sorprendieron un poco hasta el punto de sobresaltarse..

- Lo siento Lena, pero estuve tocando la puerta y como no contestabas decidí entrar - Cuando pudo caer en cuenta, notó que habían pasado dos horas desde que trataba de luchar contra el cansancio por el viaje. Al menos sintió que se había relajado bastante.

- No te preocupes madre, tengo mucha hambre - Estiró sus brazos sentándose en la cama - Y el olor de la cena, trae tonto a mi estómago -Inessa sonrió.

- Entonces, puedes bajar cuando quieras. La cena está lista - Le dijo pero se quedó un rato de pie junto a la puerta haciendo una pausa y volvió a hablarle - Lena, sucedió algo con Sash? - La pelirroja suspiró cansada ya del tema y colocó los pies en el piso.

- No pasó nada madre. Simplemente le pedí que se fuera porque estaba cansada. Ya vendrán momentos en que pueda compartir con él, que podamos disfrutar todos a la vez de la compañía de Aleksandr, te parece?

Al parecer Insessa no había captado el tono irónico con que había dicho sus últimas palabras. Validó la sonrisa de su madre al decirle que la esperaba abajo en la sala comedor junto a su papá y volvió a dejarla sola en la habitación. Botó el aire de frustración que tenía en sus pulmones con más fuerza y supo que tenía que hablar con ellos lo más pronto posible.



Era más de media noche y la luna bañaba la copa de los arboles haciendo que se reflejaran en la terraza de su habitación. Tallando sus ojos cansados se colocó un albornoz y salió. El olor del salitre inundó por completo sus pulmones haciéndola sentirse libre, como nunca antes. Cerró los ojos mientras inhalaba aquel aroma y a su miente vinieron aquellos ojos verdes con grises que la habían impactado, dentro de aquel tren hacia la ciudad; volando a su alrededor. Era como una de esas fantasías mágicas en las que no quieres regresar nunca más a la realidad. De aquellas que sin ninguna premeditación compartes con la misma persona, en cuanto a tiempo y espacio sin contar con esa presencia que tanto anhelas.

Se le dibujó una tonta sonrisa en el rostro cuando la imaginó, como aquel sueño que tuvo cuando se durmió dentro del tren. Se preguntó mentalmente: acaso ella habrá soñado también con ella?

"Que tonterías digo. Yulia, no puedes enamorarte de alguien si no sabes siquiera cuales son sus gustos o acaso no aprendiste la lección con Natasha?"

A lo lejos podía ver el mar siendo bañado por el resplandor de la gran luna acompañado por el ruido que hacía su estomago reclamándole por algo que comer. Ajustó el cordón de su bata y salió de su habitación.

Todo estaba tan oscuro y en competa calma. Oleg como Larissa debían estar durmiendo. El cansancio del viaje había pasado factura y apenas puso la cabeza en la almohada para descansar, se quedó profundamente dormida.

Bajó las escaleras del primer piso. Encendió la luz y pudo disfrutar de la amplitud y elegancia de la nueva cocina de su madre. Tuvo que aceptar que Larissa ha tenido los gustos más exquisitos al momento de decorar y este lado de la casa no había sido la excepción.

Abrió la despensa y sacó una bolsa de pan de sándwich y lo colocó en la mesada mientras iba por los demás ingredientes.

Fue a la heladera y revisó con que podía rellenar su emparedado... y ahí estaba el suculento pastrami esperando para ser devorado por ella.

- Ahora si vas a saber lo que es bueno, pedazo de carne ahumada! - Se preguntó, porque siempre el repentino interés de seguir hablando con la comida.

Dejó en la encimera de la cocina lo que acababa de sacar de la heladera y fue hasta la estantería a por un plato. Escuchó un ruido y al girar, su papá estaba detrás, mirándole desde el marco de la puerta con una sonrisa... la misma que lo llenaba de orgullo cada vez que se la dedicaba.

- Ustedes los chef les gusta cocinar a cualquier hora si es posible, botando la casa por la ventana, cierto? - Yulia llenó su rostro con una sonrisa ya con la mostaza Dijon y la albahaca en sus manos lista para proceder a la preparación.

- Pensé que dormías papá.

- Lo hacía. Creí haber escuchado un ruido y por eso bajé - Sacó una silla de la encimera y se sentó. Sus rubios cabellos comenzaban a teñirse de blanco.

- Siento mucho haberte despertado, pero mi estómago no iba a dejar de sonar hasta que lo hiciera feliz.

Le sonrió en silencio mientras la morena untaba la mostaza sobre la rebanada de pan. Ambos estaban dejando que los pensamientos de cada uno engranaran dejando que el vacío en el espacio los ayudara a canalizar cada pregunta y respuesta que iban a disputarse. La mente de Yulia sabía cual iba a ser el siguiente paso de Oleg, así que decidió relajarse y colocar muchas capaz de pastrami sobre el sándwich buscando una respuesta a la posible interrogante que a continuación formularía su progenitor.

- Qué pasó con tu novia, hija? - Alzó la mirada encontrándose con el mismo azul en los de su padre y la devolvió al pan para cortarlo en dos y dirigirse a la despensa a por un vaso de cristal.

- No es mi novia, papá. Lo fué hasta hace unos seis meses y lo nuestro se terminó porque me falló - Abrió la heladera y se sirvió de una jarra con leche, saboreando un poco antes de cerrarla.

- Entiendo. Sé que no quieres hablar de esto y lamento haberte incomodado con la pregunta...

- No pasa nada papá. Natasha simplemente decidió hacer con su vida lo que mejor le parecía y buscar a alguien más. Tal vez nunca se enamoró de mí, así que obviamente yo estaba sobrando.

Lo menos que deseaba en ese momento era que su padre sintiera lastima de ella. Ella misma había sentido su propia lastima... Podría confesarse que aún le dolía cada vez que hablaban de la que fue su pareja, pero no podía esconderse dentro de una armadura cada vez que tocaban ese tema. Tenía que superarlo de una vez por todas, así ya haya pasado el tiempo considerable para haber dejado de pensar en algo, que siempre estuvo al tanto, no iba a funcionar jamás.

- Sabes, Yulia? A tú madre y a mi nos importa mucho tú felicidad. Nos consta que eres una chica muy educada, responsable y que tienes un corazón que no te cabe en el pecho - comenzaba a sentirse ruborizada - Pero la vida está llena de fracasos... del altibajos, de personas buenas y malas, pero de todo hacemos un aprendizaje y es lo más importante - Hubo una pausa a la que dedicó para saborear su cena - Yulia, estamos aquí para apoyarte en lo que sea... en tu carrera y en las decisiones buenas o malas que tomes.

No pudo evitar derramar una lagrima que rodó por su mejilla hasta perderse, para luego sentir los brazos sobreprotectores de su padre alrededor de su cuerpo. Le fue difícil saber con exactitud en que momento el rubio se había puesto de pie hasta llegar a su lado. Cada vez que se hundía en aquellos pensamientos, se dejaba llevar por el pasado.

Llorar, solo significaba que podía desahogarse de todo el dolor y la rabia que sentía por dentro, pero que al hacerlo en los brazos correctos, sentiría el más grande de los alivios justo como lo estaba sintiendo en aquel instante.

Necesitaba drenar, liberarse de aquella cruel separación y de la traumática relación por la cual tuvo que pasar. Acaso había llegado a la ciudad correcta o debía dejar que el tiempo hiciera su valioso trabajo?



A veces las cosas no siempre salen como lo planeas en tu mente. La decepción es un estado de ánimo del cual muchas personas nunca han sabido como lidiar y llevar a cuestas, más cuando la recibes de algún ser muy querido para ti.

Sus padres eran las unicas personas que la habían apoyado en este mundo, creen en ella y se lo han demostrado.

No pudo pegar un solo ojo en toda la noche buscando la manera de poder decirles que para ella, Sasha no significa nada en su vida. Que estaba muy lejos de lo que ella consideraría una relación duradera; una estabilidad emocional. Es un chico muy amable y cariñoso, muy... como podría decirlo... muy romántico y detallista, persistente y a veces muy empedernido pero en ningún momento de lo que llevaba recorrido en la vida, le ha nacido el sentimiento de poder fijarse en él como hombre, ya esa etapa la había superado hace muchísimo tiempo.

Suspiró pesadamente...Ver a su madre de un lado a otro, con los preparativos de la reunión de bienvenida de este sábado solo le hacían querer levantarse del asiento y salir de casa por algunas horas y poder huir un rato de toda aquella quimera.

- Hola Lena, cómo estás? - Su padre hizo una sombra al posicionarse frente a ella, tapando por segundos los rayos de sol que bañaban su piel - Te noto algo distraída y pensativa. Te sucede algo? - Sergey se sentó junto a ella pero con la vista puesta sobre su esposa que estaba dando inducciones a un chico que no se de donde había salido.

El día estaba muy soleado. El aire se respiraba puro y fresco, era un día hermoso viéndolo desde un punto de vista relajado.

- Estoy bien - suspiró cerrando el libro que traía en sus manos - Insisto papá, a veces pienso que mi madre cree que vivir fuera de casa, a unos cuantos kilómetros de distancia, es como si estuviera viviendo en alguna otra galaxia - Su papá sonrío dándole un toque en la pierna mientras se acomodaba sobre la silla. Su mirada se clavó en ella.

- A ver Lena. Desde que llegaste te he notado algo retraída... alejada. Como si no quisieras estar aquí. Pasa algo en el trabajo?

Su padre y su sexto sentido. Si no es porque dicen que solo las mujeres tienen aquel súper poder podría decir que Sergey era toda una señorita. En el buen sentido de la palabra.

- Claro que me encanta estar acá con ustedes. Fue casi un año que me alejé por cuestiones de trabajo y ahora que los tengo cerca, no quiero que estos dos meses terminen y así poder compartir más tiempo con mi familia - Al menos ese argumento era creíble, y lo era porque extrañaba un montón a sus padres, a su ciudad - Sólo que hay algo que me ronda la cabeza y son cuestiones de trabajo, lo admito, pero... vamos papá. Prometo no pensar en nada de eso mientras esté acá en Valencia, prometido?

Su padre la miró pensativo un rato como dándole el beneficio de la duda, luego le dio un beso en la frente antes de levantarse del lugar que ocupaba junto a ella. Siempre supo como ponerle los pies sobre la tierra cuando algo le afectaba internamente y como hacerla sentir mejor, aunque en el fondo él no supiera el motivo por la cual su mente se estaba debatiendo una batalla campal entre pensamientos y racionalidad.

Tampoco es que haya asesinado a alguien y mucho menos había perpetuado cuatro robos a los mejores bancos del país. Simplemente se sentía atraída por las chicas, nada más... y sobre todo, una en particular que por su estupidez, sus nervios o por todos aquellos sentimientos incoherentes que no sabía que nombres ponerle, no volvería a ver nunca más en su vida. Acaso se puede ser tan tonto y dejar perder las oportunidades así como así?

Tenía que dejar de echarse la culpa por las cosas que pasaron, que no pasarán nunca y por lo que sin duda iban a pasar. Era todo un berenjenal pero en el fondo ella era la única que podía entender el nido que manejaba a diario en su cabeza.

- Solo falta un día y ya me estoy volviendo loca - Dijo su madre al ver que se acercaba con un vaso de limonada en la mano. Tal vez luego, se diera un chapuzón en la alberca. Se le antojaban ganas.

- Tranquila madre, todo va a salir bien... Quien era el chico que estaba contigo? - Preguntó detallando unas rosas que habían en el jardín.

- Ah, el es Boris el chico que el servicio del Catering me envió para poder organizar la reunión de mañana. No quiero imaginar el momento en el que vayas a casarte...

- Si duré diez meses fuera de casa y estás botando la misma por la ventana, supongo que si llego a casarme querrás botar la cuadra entera - Inessa sonrió y ella tuvo que cubrir su frustración bebiendo un sorbo más de la limonada.

- Sé que tienes problemas en el trabajo, tú padre me comentó algo. Sucede algo malo y eso es lo que te preocupa?

"Claro mamá, soy lesbiana y no sé cuanto más pueda ocultarlo. Es más, besé a una chica y ella a mi el día de ayer y Sash nos miró y es por eso que no quiere acercarse a la casa. Algo más en lo que pueda serte útil?"

- No mamá, ya le dije a papá que era algo sin importancia. No vine para pensar en cuestiones de la empresa, vine a distraerme y compartir un tiempo con ustedes, así que no te preocupes. Estoy bien y si me lo permites, me gustaría ayudarte con los preparativos de la reunión. Si contrataste un servicio de catering, quiere decir que habrá mucha comida deliciosa, verdad?

Y ahí estaba de nuevo con su actitud positiva delante de la vida. No quería sentirse opacada por un sentimiento de culpa donde ni siquiera ella tenía nada que ver. Así es la vida y tenía que seguirla a pesar de los pormenores que acarreaba... No había nada malo en ella, al contrario, deseó hacer las cosas bien y estar en paz con ella misma así que...

"Ceviche de pulpo y mango verde? Eso suena muy exquisito para mí" Espera y no sirváis anchoas"
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Mensaje por andyvolkatin 6/15/2017, 12:55 am

Hola Very Happy
buen  capitulo
espero la puedas seguir pronto
esta interesante
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Mensaje por Elen K 6/18/2017, 11:02 pm

Que bueno que volviste!! Se extrañaban tus historias Smile
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Mensaje por psichobitch2 9/16/2017, 3:22 pm

Una pregunta, muchas respuestas y muchas excusas por mi ausencia durante estos tres meses...

Disfruten el siguiente capítulo Rolling Eyes


Capítulo III


Passion Catering apenas contaba con un año de experiencia en el servicio de alimentación para cualquier clase de eventos, a nivel nacional; claro estaba. No era la única empresa encargada de proveer este tipo de servicios, pero se estaba haciendo un nombre en la ciudad de Valencia y provincias aledañas y de eso ya se podía estar orgullosa.

Su única dueña había sido una de las chefs más reconocidas en restaurantes cinco estrellas en la capital moscovita. Una vez que llegó a España con su familia, no quiso quedarse atrás y dejar que su trayectoria quedara en el único país que había reconocido toda su trayectoria en el arte culinario como lo fue su ciudad natal, Moscú.

Para la familia Volkov, desprenderse de sus raíces no fue nada fácil. Larissa Volkova, junto a su marido Oleg y su única hija Yulia, emigraron cuando la niña apenas solo contaba con siete años de edad debido a que su marido, lo transfirieron por causas laborales teniendo así que dejar atrás su ejemplar empleo en uno de los restaurantes mas congregados como era el AQ KITCHEN donde aún conserva grandes amigos que espera poder visitar muy prontamente.

- Yulia, por favor cariño. Necesito que revises esta lista de pedidos a ver cuales tenemos disponibles y poder responder al correo. Es una reunión familiar pero al parecer la dueña quiere botar la casa por la ventana.

La morena de ojos azules como los de su madre, tomó la lista recién impresa en sus manos y comenzó a chequearla, sentándose en una de las sillas expuestas en la oficina de Larissa. La última vez que estuvo ahí, fue en sus últimas vacaciones donde asistió a la inauguración del lugar. Passion Catering marchaba sobre ruedas y se sentía muy orgullosa del trabajo y desempeño de su madre, a ella le debía el amor que sentía por la comida.

- Al parecer solo quieren platillos gourmet. En pocas cantidades pero puedes cubrirles el gusto - La morena no había hecho una pregunta y Larissa no tardó en afirmar.

- Podemos, querrás decir. Supongo que me ayudarás con la preparación de todo esto - Yulia miró fijamente a Larissa mientras está continuaba revisando su bandeja de correos del día, sin inmutarse por lo que había dicho

- Mamá, se supone que vine a pasar unas vacaciones con ustedes. No pensé que me pusieras a trabajar en tú empresa. Aunque no miento que me gustaría... solo para distraerme un poco la mente.

- Sigues pensando en Natasha, no es cierto?

Natasha había sido en algún momento de su vida, parte de un todo; lo más elemental que había tenido cuando pensó que el amor era algo recíproco entre las dos. Aquella chica de melena rubia y ojos color ámbar, dictaminó muchas cosas en su vida, principalmente el hecho de tener a una chica como ella a su lado, y saber que la gente cambia cuando cree que todo tiene un significado del porqué el respirar es esencial para poder vivir. Pero desde hace unos días para acá, el recuerdo de una chica de cabellera cobriza, tan roja como el fuego y de mirada calmada con aquel particular color de orbes, se le había clavado en su mente repitiéndose diariamente lo estúpida que fue por no haber actuado bajo el mismo impulso que la llevó a darle aquel apasionado beso, sintiendo que le había entregado todo, con un movimiento de sus labios.

- Ella ya no es importante en mi vida y solo quiero relajarme y quizás... solo quizás considere hacer del Catering mi lugar favorito para trabajar - Larissa dejó a un lado lo que hacía en su pc portátil.

- Me harías muy feliz con esa decisión, hija. Pero sabes que nunca interfiero en tu vida y que si así lo deseas, las puertas del Passion Catering siempre estarán abiertas para ti.

Había sido una buena idea desde el primer momento en que las puertas del lugar se abrieron para el deleite de algunos interesados ciudadanos. Su marido Oleg y ella, no escatimaron en nada cuando el gusanillo de la curiosidad mordió a Yulia y decidió que quería ser una gran chef como su madre. Verla cocinar a diario, prácticamente criada entre cocineros, despertó en la morena un entusiasmo por la comida. Su padre, dedicado al negocio de las bienes raíces desde muy joven, buscó la manera de que a Yulia le interesaran más los negocios, la parte administrativa, los números y todo aquello con lo que lidiaba a diario. La morena, de vez en cuando acompañaba a Oleg a las oficinas para poner un poco de empeño y no hacer sentir mal a su padre. No podía negar que solo se preocupaba por disfrutar del trabajo de Larissa, pero a veces se tomaba la molestia de acompañar a Oleg a su elegante y tan tensa oficina que acababa aburriéndose totalmente.

Cuando tuvo edad suficiente para decidir, habló claramente con ambos indicándoles cual era el camino que quería seguir.

Al principio Oleg se sintió un tanto decepcionado ya que siempre había soñado con que su única hija siguiera sus pasos, pero no podía negar que al ver a Yulia feliz cada vez que trataba de copiar los platos que hacía y creaba su esposa, compartió la idea de apoyarla  para que hiciera su sueño realidad. Siempre había sido un buen padre y trataba de darle lo mejor tanto a ella como a su mujer. Nunca le faltó el valor de secundarle todos los caprichos a la morena. Pero Yulia no estuvo interesada en asuntos materiales ni banales, solo se concentraba en su carrera y verla hasta donde había alcanzado el éxito, era algo en lo cual le gustaba fanfarronear.

Cuando Yulia contó con la mayoría de edad, buscó establecer su propia vida. Ya no era esa pequeña a la que había que decirle que hacer, y aunque fue una chica muy madura, a través de los años supo que su hija era una chica muy especial.

El carácter de la morena siempre había sido el más jovial, en eso había heredado el buen humor de Oleg quien siempre tenía una sonrisa en el rostro a pesar del mal tiempo y lograba que los problemas se convirtieran en pequeños obstáculos que siempre tenían una solución como conclusión. Con la madurez, se convirtió en una chica muy radical y sin consultar nada a nadie, una noche los sentó a ambos en la sala de estar y les confesó acerca de su sexualidad. Para ninguno de los dos fue una sorpresa el que Yulia haya expuesto la atracción que sentía hacia las mujeres, al contrario. Oleg en una oportunidad le había comentado a su esposa el comportamiento que tenía su hija hacía las mujeres y que si de ser positiva aquella actitud, más bien tendrían muchos problemas de faldas en su puerta, porque su hija se había convertido en toda una chica atractiva y más cuando decidió teñir su cabello del rubio al negro, solo con la finalidad de que sus ojos resaltaran muchísimo más en el juvenil y hermoso rostro que había heredado de su madre; también muy hermosa y que lo hacía suspirar recordando la vez primera que vio a Larissa cuando entró en aquel café, hace veinte años atrás sin poder dejar de suspirar cada vez que a su lado compartía momentos únicos con la única mujer, aquella de la cual se había enamorado.

- Ceviche de pulpo - dijo la morena repasando una vez más la lista - muy mediterráneo y afrodisiaco. Nunca había preparado tal plato, madre.

- Te encantará el sabor y la combinación es muy caribeña, te gustará. Crees que tú padre se moleste si pedimos comida china para cenar? Estoy muy cansada y organizar un menú para alguien en particular me deja agotada mentalmente - Yulia rió por lo más bajo y subió al auto.

- Claro que no se molestará, pero si el arroz no tiene camarones creo que te obligará a que esta noche seas su chef personal como siempre.

La morena puso andar el auto una vez subieron al mismo y una canción de The Cheinsmokers amenizó el camino que tendría como destino EL SALON CANTON, especialidad en comida china y cantonesa.

***********************************

El timbre de la casa comenzó a sonar y con el ruido, Doky empezó a ladrar y a dar saltitos a su alrededor. Su madre estaba arriba duchándose y Sergey había ido a la oficina desde la mañana. Ella acababa de servirse en un vaso, un poco de zumo de naranjas y apenas habían pasado dos días desde su llegada a la ciudad, así que no podía decir que esperaba a alguien.
Doky, el cachorro de quien se había enamorado, no dejaba de ladrar y correr de un lado para otro mientras el timbre volvía a hacer ruido. Bebió un poco y dejó el vaso sobre la encimera y se dirigió hacia la puerta. El día estaba bastante soleado. Al abrir la puerta, la chica del otro lado del pedazo de madera no pudo contener el grito de emoción y le saltó literalmente encima, ambas trastabillando y Lena intentando no perder el equilibrio por sostener a la castaña que se había arrojado a sus brazos en aquel momento.

- No puedo creerlo! Es que mis ojos no pueden creer que seas tú Elena.

La chica no dejaba de abrazar a la pelirroja y a ésta, una sonrisa se le dibujó en los labios dejándose llevar también por la emoción que comenzó a invadirla.

- Nastya! Nastya! Cálmate - Lena reía y la chica comenzaba a darle vueltas en el mismo sitio. Una vez que Lena volvió a sentir el frío del suelo con sus pies descalzos, el abrazo fue deshaciéndose poco a poco sin dejar la sonrisa de lado, ninguna de las dos.

- Porque no me dijiste que habías llegado a la ciudad? Acaso te has olvidado de tu mejor amiga?

La pelirroja cerró la puerta tras ellas tomando entre sus brazos a Doky que no dejaba de ladrar a la recién llegada.

- Ven, vamos a la cocina y claro que no me había olvidado de ti. Apenas y llegué hace una día y medio y estoy poniéndome al corriente con todo - Dijo dejando al cachorro en el piso. Éste comenzó a lamer los pies de la joven que solo iba calzada con unas sandalias estilo romanas - Mamá me ha tenido de corre y corre con una reunión que desea hacerme este sábado como bienvenida, y no me ha dejado tiempo siquiera de respirar. Ya sabes como es.

- Lo sé. Inessa siempre ha sido muy atenta con la niña de sus ojos, cierto? - Lena puso los ojos en blanco y rió bebiendo del vaso que había servido - Sash me ha contado que te fue a recoger a la estación de trenes. De hecho, me lo he conseguido esta mañana haciendo unas compras y su cara no era de estar muy complacido con tu presencia - Lena disimuló un poco su nerviosismo bebiendo de la naranjada. Hasta dónde le había contado Sash de su encuentro en la estación de trenes? - Me dijo que te acompañó a casa y que no ha venido a verte. Que no ha podido. Es bastante extraño para alguien que parece un ser absorbente contigo, Lena - La castaña bajó su vista hacia el vaso - No vas a convidarme de lo que estás bebiendo?

Lena se relajó con lo que su amiga le había solicitado, dándole tiempo de pensar que contestar mientras abría la heladera y servía un poco del mismo zumo que estaba tomando.

- Cuéntame, quién es esta belleza que no ha dejado de ladrarme desde que llegué? Lo has traído tú desde Madrid?? - La chica de cabellos castaños alzó al cachorro en brazos mientras la pelirroja dejaba el vaso con el zumo para su amiga sobre la mesa.

- Se llama Doky y mis papás lo han comprado. Supongo que es mi reemplazo de cuatro patas - Nastya puso sus ojos en blanco soltando al cachorro quien salió corriendo hacia la sala para desaparecer de la vista de ambas chicas.

- Al menos es lindo - La castaña soltó una carcajada y fue a por el vaso de zumo sin quitarle la vista a su amiga la pelirroja - Te quedaste muy callada con el comentario que hice al respecto... sobre Sash. No me digas que lo pusiste en su sitio de una vez por todas.

Debía decirle la verdad sobre lo que había ocurrido en la estación del tren a su llegada a Valencia? Por qué se sentía tan culpable identificarse sexualmente como lesbiana? Nunca había sido participe de colocarle etiquetas a las personas y mucho menos verse con una etiqueta como tal, pero, porque se le estaba haciendo todo tan cuesta arriba? Bendito el momento en el que Sash tuvo que aparecer ese día en la estación... Porque tenía que ser tan persistente sabiendo que ella jamás le ha dado alas para ilusionarse ni mucho menos esperanzas?

- No pasó nada, Nastya. Simplemente fue a recogerme y me molestó el simple hecho de que fuera hacerlo y estuve bastante escéptica con él. Es todo. Además, sabes como es mi madre cuando algo se le mete en la cabeza y hasta que no me vea de la mano con él o de velo y corona, no dejará de insistir.

La chica de melena castaña la escuchaba con mucha atención. Conocía a Lena desde que ambas tenían 12 años y siempre supo que su mejor amiga era un poco escurridiza con los chicos, aunque al parecer estuvo muy colada con aquel rubio llamado Rodrigo que cursaba junto con ellas el segundo año en la secundaria y por el cual la pelirroja se sintió muy afligida una vez que éste tuvo que salir del país con sus padres por motivos de trabajo de estos últimos. Llegó a sentir pena por la pelirroja al verla sufrir de tal manera y después de ese enamoramiento de adolescentes no había conocido algún prospecto del cual Lena estuviera orgullosa de presumir delante de la gente. No. Al contrario, la pelirroja se volvió un tanto introvertida y siempre se le veía estudiando día y noche. Ya fuera en alguna de las bibliotecas públicas de la ciudad o en la universidad. Estaba entregada a sus estudios y a forjarse una carrera hasta que al cumplir los veinte y un años, decidió irse a probar suerte en otra ciudad que no fuera Madrid y fueron las pocas veces que ella y su mejor amiga coincidían en Valencia.

Siempre iban a ser las mejores amigas, aunque Lena no era muy adicta a conservar amistades, de eso estaba segura ya que manejaba un carácter un tanto sosegado y a veces para hacerla salir de ese mundo cultural donde vivía a diario, había que llevarla a trompicones por toda la ciudad para que accediera al menos, salir a tomarse un trago y poner a remojar su intelectual cerebro por lo menos algunas horas, antes de caer en su realidad.

Pero detrás de aquella faceta angelical que emanaba la pelirroja con su larga cabellera roja y sus espectaculares ojos color gris con verdes, ocultaba algo más que no sé porque le costaba sacar a relucir. No! Su amiga no era ninguna asesina en serie, porque jamás en su vida creyó verla matar algún insecto o algo parecido. Siempre se pronunciaba en contra del maltrato animal y de cualquier maltrato sobre la tierra, pero detrás de aquella mirada perdida como la que le estaba regalando a la nada o a la pared con cerámica de flores y frutas que adornaba la cocina, había algo que aún no le había dicho y que averiguaría a ciencia cierta, que había detrás del encuentro entre la ventosa de mar llamada Aleksandr mejor conocido como Sasha y su mejor amiga.

- Te parece si vamos a caminar la ciudad? Así nos ponemos al día y te olvidas un poco de lo que sea que tengas en la cabeza en estos momentos y vemos los nuevos lugares - Lena le regaló una sonrisa sincera - Además, en Valencia han cambiado muchas cosas y si te digo algo, la sección masculina de la ciudad ha evolucionado para mejor.

Nastya había hecho su comentario con segundas intenciones. Tenía un leve presentimiento de que Lena no estaba siendo muy feliz con algo que le preocupaba y como a ella no se le escapaba nada y si lo hacía, trataba de perseguirlo hasta encontrarlo; pues, está vez no había descubierto nada en la carcajada que botó su amiga tras el comentario para luego verla perderse escaleras arriba junto a un pequeño cachorro que al parecer halló en Lena, a su madre perdida.



Después de haberle dejado una nota a su madre de que saldría un rato a recorrer algunas calles de Valencia con Nastya, ambas chicas y un pequeño cachorro se encontraban en la Plaza de la ciudad haciendo un silencioso recorrido mientras se comían unos granizados de frutas. Lena de vez en cuando le dirigía miradas a Doky para que no se perdiera. No estaba al tanto de saber si el cachorro había salido de paseo en otras oportunidades y lo que menos deseaba era llegar a casa con la noticia de que el pobre animal se había extraviado o aún peor... Negó con la cabeza para borrar aquel último pensamiento que se le había formado en la mente para de nuevo volver a concentrarse en el paisaje que tenía a su alrededor.

Plaza la Virgen. Precisamente no era una virgen lo que adornaba aquella fuente que se encontraba a la mitad del lugar y por la gran muchedumbre, tampoco podía decir que significara mucho que en aquel sitio se respirara mucha paz. Pensándolo un poco mejor, debió haber estado en su cama leyendo algún libro... John Green se había convertido en uno de sus autores favoritos y sobre su cama descansaban Las Ciudades de Papel que desde hace una semana atrás había comenzado a leer.

No es que le molestara la idea de caminar al lado de su amiga, la cual tenía mucho tiempo sin ver ni hablar personalmente, solo que... A veces se sentía que ella y Margo tenían la misma misteriosa personalidad. Cuando dejaba que su mente cobrara vida por ella, era tan fácil desaparecer del mundo y todo lo que había a su alrededor pasaba a segundo plano, como muy bien supo que había pasado justamente en ese momento en que cayó en cuenta, de que Nastya venía con su perro Doky en los brazos y este venía escurriendo mucha agua. Acaso...

- Lena, en que demonios estabas pensando? Te llamé varias veces y estabas como, en otro mundo.

Nastya llevaba parte de su franela negra con una imagen de algún grupo de rock, un tanto mojada. Cuando puso al cachorro en el suelo, este comenzó a sacudirse y de manera instantánea, las salpicaduras de agua sucia cayeron en las piernas de ambas ya que vestían con unos shorts muy veraniegos.

- Eres un chico malo... muy malo. No deberías nadar en plazas publicas, eh? - Nastya parsimoniosamente detalló el movimiento en que la pelirroja se agachaba a por Doky, luego ya con este en brazos haciéndole mimos, hizo pensar en que definitivamente a Lena, algo la estaba distrayendo más de lo que suponía que era.

- Puedes explicarme de una vez por todas que es lo que te pasa? Digo, desde que llegamos, si acaso has cruzado una que otra palabra conmigo y luego te dormiste ahí parada de tal manera que pensé que te había poseído algún engendro egipcio mientras tu perro nadaba de felicidad en la fuente. Me ha hecho pasar una vergüenza genuina y casi que tengo que meterme con él a disfrutar de la fiesta de verano que le ha dado por acudir sin ser invitado.

Porqué se estaba comparando con una chica que era muy radical e impulsiva? ella para nada se describía como aquella chica Margo que, aunque aún no diera por terminada la lectura podía describirla de aquella forma y a ella siempre le había costado demostrar un poco todos los sentimientos que puede experimentar un ser humano.

Y ahí estaba nuevamente, perdida en sus pensamientos. Los labios de Nastya modulaban algo que inconscientemente había dejado en un segundo plano como ya había ocurrido antes. Porqué se estaba desgastando mentalmente en pensar lo que era su vida hasta ahora?

- ... y por eso te pido que lo hables conmigo - dijo la castaña mientras trataba de secar su franela con un pañuelo de mano que había sacado de su bolso.

- Hablar contigo de qué? - Unos cuantos pasos dio y se sentó en una banqueta sin dejar que el cachorro tocara el piso para que no se ensuciara demás. Nastya sin dejar de mirarla, se sentó despacio junto a ella, guardando el húmedo pañuelo de nuevo en su bolso, quitándole importancia a lo que había sucedido con su franela favorita del grupo Antrhax.

- Te puedo preguntar algo, Lena? - La pelirroja volteó a verla y notó que había algo de confusión en los ojos verdes de la castaña. Luego asintió para darle paso a la pregunta - Recuerdas a Rodrigo, el chico del cual te enamoraste perdidamente cuando cursamos el 6to grado de primaria? Si?

- Claro que lo recuerdo. Apenas y tenía doce años y fue mi primer amor. A que viene esa pregunta, porque no estoy captando nada... Acaso debo entender algo?

- Puede ser que esté sucediendo algo y tu mente lo esté bloqueando de alguna manera porque me atrevo a decir, que desde que puse un pie dentro de tu casa, hasta ahora, has estado muy distraída. Como perdida dentro de tus pensamientos - La chica sacó un espejo de mano de su bolso y acomodó alguno de sus cabellos que se habían desarreglado por la situación con el cachorro - Cuéntame, no me digas que allá en Madrid hay un chico que te está robando la razón... quién es el hombre que tiene a mi amiga por las nubes?

Cuánto tiempo llevaba así, perdiéndose en sus propios pensamientos? Acaso había vivido así el resto de su vida o solo fue al poner un pie en la ciudad, en aquella estación de trenes.

De inmediato, sus recuerdos se remontaron a hace dos días atrás cuando había llegado desde Madrid, cuando conoció a Yulia. Sus azules ojos los tenía tatuados en su cerebro y ahí entonces venía de nuevo la pregunta. Habrá sido aquella morena de pequeño tamaño la causante de todas sus lagunas mentales recientes?

- Nastya, que dices? No hay ningún hombre que me mantenga en las nubes como estás confirmando - su mirada bajó hacia el cachorro quien al parecer había encontrado calor sobre las piernas de Lena y lamía felizmente la mano de la chica - No tengo tiempo para esas cosas y mucho menos a estas alturas de mi vida en la que el trabajo me consume el cien por ciento.

Las palabras de la pelirroja sonaron tan convincentes que Nastya no indagó más allá del asunto. Tal vez la chica de cabellos cobrizos hablaba en serio  ya que la ultima vez que había charlado con ella, había pasado un año; si su mente no le fallaba y tanto Lena como ella, tenían sus agendas hasta el tope que solo se enviaban correos para saber la una de la otra.

- Has sabido algo de Rodrigo? - fue la pregunta que soltó después de que el silencio se hiciera presente alrededor de ambas.

- Hace algunos meses me enteré que vino a la ciudad con su madre. Su padre estaba muy enfermo y se corrió el rumor que estaba haciendo preparativos para su boda - La castaña usó aquella voz desinteresada que la caracterizaba para decir las cosas. Lena asintió mientras a lo lejos veía correr algunos chicos alrededor de la fuente.

- Se casó?

- No lo sé. Tal vez si, tal vez no. La verdad que solo escuché que había venido a Valencia pero no pude verlo.

- Conocí a alguien...

Los ojos de Nastya brillaron con emoción. Al fin había dado en el punto exacto del porqué su amiga de pecas había estado tan distante. Acaso aquella persona era la que tenia la mente de la pelirroja hecha un nido de pájaros?

-... pero no es de mucha importancia. Digo... es algo muy complicado de explicar.

Nastya dio el último sorbo del granizado haciendo un ruido al sorber la pajilla y puso a un lado su vaso vacío. Se acomodó en la banqueta y miró fijamente a Lena, como si con aquello, la chica soltaría todo de una buena vez.

- Y? Es todo lo que me dirás? Conociste a alguien pero no tiene importancia? - Lena se encogió de hombros, restándole importancia a lo que había dicho.

Por qué había soltado aquello así de la nada? Sabía lo entrometida que podía ser Nastya y hasta que no le sacara la última gota al jugo, no se quedaría en paz. Lo haría conscientemente o quiso decirlo en voz alta sin percatarse que no estaba sola. No. La confianza que había entre ella y Nastya era muy distinta a la que tenía con sus padres. Sergey e Inessa jamás entenderían que sus sentimientos habían cambiado por completo. Que ya no eran los chicos los que llamaban su atención. Tal vez nunca había sido así...

- Estás saliendo con él. Te ha ilusionado y resultó ser un patán?- Quería saberlo todo.

- Eres bastante curiosa, Nastya - Lena dibujó una sonrisa pícara en sus labios y se puso de pie - Ya te dije que es alguien sin importancia. Debo volver a casa a darle un buen baño limpio a Doky - Se izo con el cachorro en sus brazos que ya se había dormido - Mamá debe necesitar ayuda para la reunión de mañana.

- Puedo llevar a alguien? - Dijo para cambiar el tema y no insistir - Sé que es algo familiar, pero, no me gustaría pasar toda la velada hablando con tus tías y tener que soportar a la ventosa de Sasha hablando de todos sus logros... alabándose como un rey.

La pelirroja solo pudo reír por aquel comentario y aunque su amiga no estaba muy lejos de la realidad, ella también necesitaba a alguien a su lado solo para poder esquivar lo que seguramente se convertiría en un día totalmente abrumador.
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Mensaje por Aleinads 9/16/2017, 10:20 pm

Excelente, me encanta que hayas regresado, por favorrrrrrrrr no te pierdas que esta muy interesante!!
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Mensaje por psichobitch2 9/30/2017, 3:45 pm

Capitulo IV

Huir de la realidad. Eso podia hacerlo cuando se sumergia dentro de sus pensamientos tal cual estaba sucediendo de nuevo en aquel momento, mientras de pie junto a la ventana de su habitación, observaba a su madre dar los últimos toques de la reunión que solo tendría como finalidad darle la bienvenida a la ciudad después de haberse alejado un buen tiempo.

Su cachorro, porque así lo había adoptado, jugaba con un muñeco de plástico sobre su cama. Sonrió de medio lado al ver como el animalito retozaba contento, distraído en su mundo. Volvió su vista hacia la ventana, detallando ahora a su padre reunirse con Inessa en el jardín, mientras le ofreció algo de beber en un vaso. Quizás un poco de limonada, por el color del liquido que había dentro del envase de vidrio.
No había dejado de darle vueltas a su cabeza, recordando la intromisión que tuvo al decirle a Nastya que había conocido a "alguien". Ese alguien, quien no era nada más ni nada menos que una morena bajita de ojos azules que se le había dificultado apartar de su mente después de su encuentro en la estación de trenes. Como podía después de dos días ya transcurridos, sentir aun el sabor de los labios de aquella mujer inesperada... aparecida de la nada.

Cerró los ojos y un corto suspiró salió de su boca. Cuanto se le apetecía verla... Al abrirlos, se llevó un gran susto cuando vio a su padre que estaba su lado.
En que momento había logrado llegar ahí tan rápido?

- Lo siento Lena, si te asusté. Pero te llamé desde la puerta y pensé que llevabas tus audifonos puestos porque no me contestabas.

Trance total, papá!

- No escuché cuando llegaste, lo siento. Mamá me necesita?

- Acaba de llegar el servicio de Catering y quiere que bajes un momento para que des el visto bueno de lo que mañana se servirá en la reunión. Ya sabes...

- ...que me gusta la comida, muero por todo lo que tenga que ver con la comida - Interrumpió a su padre cuando este sonrió dejándole un beso en la coronilla.

- Tu madre es muy considerada dejando que pruebes los entremeses. Recuerdas aquella vez cuando cumpliste quince años?

La mente de Lena se trasladó a su fiesta de quince, cuando sin saber que era alérgica a las anchoas, se llevó a la boca un trozo de pollo salteado con éste salado pez. Le dio una reacción inmediata haciendo que toda cara se hinchara y así, toda la fiesta acabó en la sala de emergencias del hospital de la ciudad, dejando; afortunadamente solo un gran susto en la familia Katin.

- Anchoas! - dijo, haciendo que ambos rieran cuando detrás de ellos la puerta de la habitación quedaba abierta, dejando que la brisa se colara por la ventana.

Al llegar al piso de abajo, se escuchaban voces en la cocina. Los ladridos de Doky comenzaron a repercutir dentro de las cuatro paredes una vez que también entró junto a la pelirroja y el padre de ésta. Lena con un sutil Silencio Doky, atrajo la atención de la mujer de cabellos rubios que hablaba con su madre y el mismo chico que había visto en el jardín con ella y a quien Inessa llamó, Boris. La pelirroja saludó con un Buenas tardes que fueron correspondidos por las dos personas invitadas, llevándose a los brazos a su amigo canino con la única intención que dejara de ladrar.

- Lena, cariño. Ella es la dueña del servicio de Catering a quien contraté para que se encargara de vestir la reunión con sus suculentas preparaciones.

Vestir? Acaso era un nuevo termino culinario al tratarse de una fiesta? Pensándolo bien tenia una relación un tanto importante ya que en parte era lo que le daba vida a cualquier celebración. Así como el vestido engalana a la novia cuando ésta celebra su boda. Pero, que tenía que ver un agasajo de bienvenida con una boda? También vestiría su madre el paladar de sus invitados cuando ella se casara... Acaso en algún momento de su vida, llegaría a la etapa del matrimonio?

- Amor, cariño. La Sra Volkova te está saludando.

Sacudió la cabeza para salir de nuevo de su laberinto mental y notó que la mano de la mujer en cuestión, estaba a unos cuantos centímetros de la suya, esperando ser estrechada a modo de saludo.

- Oh! Cuanto lo siento señora. Me distraje un poco. Me llamo Elena y es un placer para mi... señora...

- Volkova - repitió esta - Larissa Volkova, y para mi es un placer que hayan contratado los servicios de Passion Catering- La joven pelirroja y la rubia estrecharon el saludo que había quedado inconcluso unos segundos - Tú madre me hizo llegar una lista con algunos de los entremeses que se repartirán en el transcurso de la noche...

- Lo siento, es que mi madre se toma todo a pecho. No es por nada, pero simplemente es un recibimiento por haber estado mucho tiempo lejos de casa... por razones de trabajo, usted sabe y bueno; mamá ha decidido darme la bienvenida a todo dar - Terminó sus palabras y sonrió de manera nerviosa, contagiando un poco a aquella señora que la miraba con un aire maternal y de mirada muy profunda. Un azul, que podría jurar haber visto antes, pero no volvería a caer de nuevo presa de sus pensamientos tratando de encontrar el parecido.

- Es mi única hija - Dijo Inessa llena de orgullo - Por qué no pasamos al jardín? Creo que Boris ya terminó de colocar las bandejas de prueba para que nos digas, Lena; que se queda y que se va. Es que hace tiempo tuvimos un pequeño accidente por no hacer esto antes- - Dijo Inessa dirigiéndose a Larissa una vez que caminaban directamente al lugar antes indicado.

Lena rodó los ojos quedando algunos pasos atrás de su madre y la dueña del servicio de comidas, acariciando la cabeza de Doky, contando los pasos que habían de ahí al jardín.

Por qué era tan necesario saber la cantidad de pasos que había de un sitio a otro. Posiblemente a la hora de huir todo quedaba calculado entre la distancia y la velocidad que debería emprender para desaparecer. Pero, porqué querría huir si nada de lo que estaba viviendo era nuevo para ella?

Claro, como si todo lo que en ese momento estaba divagando por su mente, ya no lo había pensado antes.

El olor de los entremeses que se encontraban en la mesa frente a ella, se coló por sus fosas nasales despertándole las ganas de comer. Y es que todo lo que había alli se veía tan exquisito y muy delicado para decir verdad. El cachorro trataba de zafarse de sus brazos a como de lugar. Si a ella se le había despertado el apetito no quería imaginarse cuan inquieto estaría el perro por llevarse alguno de aquellos aperitivos al hocico.

- Bien señorita Elena, puede comenzar a degustar cuando quiera - La voz de Boris la sacó del mundo culinario en donde se encontraba, llevando de la mano a su estómago. Acaso su madre los había presentado anteriormente o quizás en alguno de sus trances comunes, había logrado hablar con el chico y no se había percatado de nada?

La pelirroja asintió y ya podía escuchar a su lado el sonido gutural que hacia su madre al degustar los entremeses

-Ummmh! No los he probado todos y estos dos ya me han enamorado.

Larissa le sonrió a Inessa después del comentario acerca de su comida. Tenía que decírselo a Yulia una vez llegara a su encuentro. Era la primera vez que compartía con su hija una experiencia en cuanto a un delivery se trataba. Su negocio era bastante conocido en Valencia, más no había tenido la dicha de compartir su trabajo ni los elogios que recibiría con su única hija, la cual había decidió seguir sus pasos estando más joven.

La familia Katin degustaba con placer cada una de las muestras que ella se había dignado a preparar muy temprano. Aquella chica pelirroja debía tener la misma edad que Yulia, pensó Larissa mientras detallaba cada gesto que hacía al llevarse la comida a la boca. Podía saber solo con aquel detalle, si a la persona le gustaba o no lo que saboreaba el paladar. No había nada más sincero que lo que escondía el rostro de un ser humano cuando estaban distraídas... las verdades que dibujaban cada línea de expresión.

Elena estaba disfrutando de todo aquello y eso que solo había sido la degustación. Tuvo clemencia de Doky y lo complació con dos tartaletas de salmón ahumado. Era como haber visitado la gloria en ese entonces, tal vez era lo que pensaba el animal.

- Es tú... cumpleaños?

Elena desvío la mirada cuando le hicieron aquella pregunta. Boris, el ayudante de Larissa estaba a su lado recogiendo algunas bandejas que habían quedado vacías. La pelirroja terminó de tragar parte del paté de atún que untó sobre una galleta para poder hablar.

- No - El chico le sonrió algo tímido para seguir en lo suyo - He llegado de viaje después de mucho tiempo y  mamá quiere celebrar mi regreso con una reunión - El chico asintió y ella miraba como iba limpiando todo aquello de la mesa.

- Tú mamá es grandiosa, digo - Boris carraspeó - No todas las madres hacen algo así de genial para recibir a un hijo.

- Pues, mi madre es así, ya ves.

Incomodidad.

Eso era justo lo que sentía en aquel justo momento en el que el chico le buscaba conversación. Tal vez quería congeniar un poco más con ella. Al fin y al cabo, era el encargado de que todo quedara perfecto el día de la reunión familiar. Es decir, mañana sábado tendrían que verse de nuevo y tal vez ella tendría que recibirlo si a su madre le daba por ocuparse en cualquier momento.

Una cosa es que fuera un poco retraída, introvertida y escapaba del contacto con las personas para no sentirse acosada con el vaivén de preguntas que la gente siempre solía hacer respecto a la vida de los demás. Tampoco era amante de coleccionar amistades por doquier, pero tampoco era una desadaptada social que no entablaba temas de conversaciones con nadie. Al fin y al cabo, era una mujer adulta y su adolescencia, bastante marcada por la sobreprotección de sus padres, la había dejado bien atrás.

Dos toques había sentido sobre su hombro izquierdo para virar hacia ese lado. Boris la miraba algo preocupado o ansioso, no supo determinar muy bien que significaba la cara del chico hasta que volvió a repetir la pregunta.

- Disculpa, te pregunté si tienes mucho tiempo que te mudaste fuera de Valencia.

Fuera de este mundo, creo que como cinco minutos

-Pues, me fui hace casi ya diez meses por motivos de trabajo, pero regresé a pasar unas largas vacaciones con mis padres. Ya sabes, al final la sangre siempre llama.

Boris le regaló una sonrisa y ella aprovechó para dejar al cachorro en el piso. Ya no había que temer con respecto a que el mantel terminara en el suelo y con él, todos los aperitivos. Ya se encargaría de enseñarle buenos modales a Doky. Los necesitará más adelante.

- Boris, tenemos que irnos. Hay mucho trabajo que hacer.

Larissa la había salvado de lo que seguramente había sido un coqueteo de parte del chico rubio. El joven asintió y terminó de cargar las bandejas en sus manos. Elena no pudo evitar ver el sonrojamiento que se había formado en la cara de Boris y confirmó que si, que aquel chico le estaba coqueteando tímidamente. Rió para sus adentros, porque no había sido de la misma manera en que Sasha lo hacía. El otro chico era bastante directo e incomodo, pero de igual manera no estaba interesada en él. En ninguno de los dos.

- Nos vemos mañana? - Dijo el chico una vez que se detuvo a su lado. Ella no supo que decir y solo asintió. Él tendría que venir para asegurarse de que todo quedara perfecto, no?

Larissa se despidió de ella a lo lejos haciendo un ademán con su mano. Miraba atentamente a la mujer y al chico subirse a una mini van con el nombre del servicio de comidas mientras su madre esperaba que el auto se perdiera calle abajo. Tenía que hablar muy pronto con sus padres antes de que la casa se le llenara de pretendientes y ella no supiera que hacer con su vida.

************

Se despertó por el ruido que había en la parte baja de la casa. Vio de nuevo su reloj digital y apenas eran las seis menos cuarto de la mañana. Debía estar en una de sus peores pesadillas donde despertaba antes de que el sol saliera.

Tallándose los ojos y colocándose el albornoz, salió a duras penas de la cama y bajó. Larissa tenía algunos neceseres junto a la puerta de entrada. Era obvio que le pertenecían a esta porque llevaban el nombre del Catering. Oleg, su padre, terminaba de anudarse la corbata frente al espejo del pasillo cuando un bostezo lo hicieron girar hacia la escalera.

- Buenos días, hija - Saludó el hombre aún sin quitar las manos del trozo de tela color rosa palo.

- No se supone que es sábado? Acaso en Valencia trabajan los sábados o soy yo la que está algo perdida en el tiempo? - De nuevo dejó escapar otro bostezo acomodando su cabello color azabache hacia arriba en una coleta y sentándose en las escaleras.

- Yulia, cielo. Qué haces ahí?

Larissa venía con un estuche en las manos lo cual supuso eran sus cuchillos de chef y caminó hacia donde estaban las otras cosas.

- Pues, acabo de despertar. Mejor, dicho el ruido que haces me ha despertado, ese es el motivo por la cual estoy aquí - Su madre rodó los ojos.

-Pensé que te estarías dando un baño. Recuerdas que día es hoy? - Yulia aún estaba en trance tratando de lidiar el porque el sol aun seguía sin aparecer sobre la faz de la tierra. Su padre terminó de arreglarse la corbata y colocó su saco sobre su torso. Definitivamente ella estaba viajando en una dimensión desconocida.

- Tú madre pidió que la ayudaras con el compromiso que tiene el día de hoy en casa de los Katin, recuerdas?

Katin? Quien demonios eran los Katin y claro que recordaba el compromiso pero... pensó que sería en una hora adecuada para cualquier ser humano sobre el paraíso terrenal.

- Así es querida. Necesito que hoy todo quede a la perfección. Es una familia muy encantadora y su hija...

- Cielo, dónde está mi portafolios? - Larissa nuevamente rodó los ojos. Lidiar con aquel par iba a ser un poco traumático, a pesar de que ambos podían hacerse las cosas por si solos.

Yulia dejó de sentir todo aquel trauma mañanero y se levantó de las escaleras para regresar a su habitación. Le había prometido algo a su madre y no era nada que no hubo hecho antes, así que una buena ducha la terminaría de despertar para conocer a los Katin. Acaso eran una eminencia para que Larissa se preocupara tanto aquella mañana de un día sábado?

Hacía algo de frío en la calle. La mini van de Larissa estaba parqueada en la parte trasera del local. Mientras veía a su madre descargar algunas cosas, ella estaba fumando un cigarrillo para poder entrar en "calor" y liberar un tanto el estrés que ya comenzaba a sentir sin siquiera haber pisado la cocina.

Unas luces delanteras de un auto la cegaron un poco. Apenas iban a ser las siete de la mañana y aquel sitio no daba la iluminación perfecta por como se encontraba situado. El auto se estacionó detrás de la mini van dejando a la vista a un chico delgado y rubio que descendía de él.

- Esto parece un sueño o es la propia Yulia Volkova madrugando? - La morena rodó los ojos y tiró lo que le quedaba del cilindro cancerígeno sobre el asfalto.

- Boris, mi querido Boris. He intentado canalizar mi humor desde las cinco y cuarenta y cinco de la mañana cuando desperté. Así que no hagas que vuelva a recordarlo y termine haciendo un puré de ti, para llevarlo a la fiestecita de hoy.

El chico soltó una carcajada y metió las manos dentro de su chaqueta. Yulia sonrió porque ya no valía la pena estar de malas solo por haber madrugado.

- Hola Boris, que bueno que llegaste - saludó Larissa saliendo de nuevo a por unas cosas dentro de la camioneta - Yulia, no me importaría si me ayudas un poco.

La morena caminó hasta donde su madre se encontraba y esta le puso unas bandejas en las manos. La mujer volvió a perderse por la puerta para ser seguida de su hija y por el chico rubio.

- A que no adivinas, Yulia. Ayer conocí a la chica más hermosa que jamás haya conocido en Valencia y eso que las españolas siempre tiene lo suyo, pero esta... debe ser una diosa del olimpo.

La morena colocó un par de cosas sobre una mesa y le regaló una mirada inquieta al chico.

- Y que tiene de especial esta mujer? Dos brazos y dos piernas? - Sonrió y recorrió el mismo trayecto hasta llegar de nuevo a la mini van. Boris la seguía como su perrito faldero.

- Es hermosa, es una chica salida de otro mundo y precisamente es la hija de los Katin, la familia a la cual tenemos que cocinarles el día de hoy.

De nuevo aquel apellido. Conocía a muchas personas en Madrid, donde se residenciaba actualmente. No había conocido a muchas personas dentro de la ciudad de Valencia y eso es porque se mudó hace mucho tiempo de ahí, pero ya había escuchado aquel apellido un centenar de veces, tal vez estaba exagerando, pero tenían que ser personas bastante importantes o su madre no había tenido muchas ventas en cierto tiempo.

- Sabes, Boris? Deben ser personas importantes para que mi madre se haya tomado desde bien temprano el trabajo. Acaso, es el matrimonio o el cumpleaños de la mujer?

-No. Tengo entendido que la chica se había ido de casa y volvió.

La morena sacó una batidora de pedestal un tanto pesada y con su cadera cerró las puertas de la camioneta ya que llevaba las manos ocupadas. Caminó de nuevo hacia dentro seguida por Boris, que más bien parecía su guardaespaldas.

- Me gustaría que ayudaras más y me siguieras menos. Parece que la reunión de dicha señorita te ha dejado embobado o peor aun, idiotizado. A ver, cuéntame, como se llama la susodicha diosa del olimpo a la que veneras desde que llegaste?

- Creo que se llama....

- Yulia. Van hacer las siente y treinta y no hemos ni encendido el horno ni las estufas. Te necesito dispuesta dentro de poco y tu Boris, arregla lo que ayer quedamos y búscale la lista de los entremeses a Yulia para que esté al tanto de lo que se va a preparar. Los chicos no deben tardar por llegar así que los necesito activos a los dos. Menos habladera y más acción.

La rubia mujer desapareció de la misma manera en que apareció en la amplia dispensa. Ambos chicos se miraron a los ojos y Boris se alzó de hombros para coger un delantal y ponérselo. Larissa necesitaba movimiento en la cocina y Yulia, aunque se encontraba de vacaciones, no podía negar que aquella presión era lo suyo.

Cogió una de las filipinas que su madre tenía colgadas en la cocina y la ajustó a su cuerpo. Se acomodó en cabello hacia arriba y lo cubrió con un pañoleta grande que sacó dentro de los bolsillos del traje en cuestión. Lo dobló, haciendo un triangulo con él y se lo colocó amarrado sobre su cabeza quedando el logo de Gun's and Roses sobre su frente prácticamente. Estaba lista para eso, había nacido para eso. Los trescientos sesenta y cinco días del año olían a gourmet.

Con una pinza extremadamente pequeña, terminó de colocar una ramita de tomillo sobre el queso de cabra ahumado y voilá. Se irguió para mantener una postura normal de nuevo y secó algunas perlitas de sudor que tenía sobre la frente. Llevaba más de seis horas preparando gran variedad de platillos, que no se había percatado que casi todo lo había hecho ella misma.

Amaba ser chef, como su madre. Jamás se cansaría de admitirlo que nació para vivir dentro de una cocina y al detallar aquellos platos ya terminados, no podía sentirse más que satisfecha con su trabajo.

Al fondo, escuchó el sonido de una cámara fotográfica al dispararse. Al girarse, Larissa tenía su teléfono inteligente enfocando cada uno de los platillos que Yulia había terminado de hacer y el sonido repetitivo de la cámara volvía hacerse presente dentro de la cocina. El calor era bastante abrasador, pero la satisfacción lo era aún más.

- Madre, pareces una chiquilla tomándole fotos a la comida que va a meterse a la boca y...

- ... para luego subirla a las redes sociales? - Yulia rodó los ojos mientras se quitaba el pañuelo de la banda de rock de su cabeza.

- Tampoco sabía que eras muy amante de las redes sociales, madre - Larissa esbozó una sonrisa y pasó una mano sobre el hombro de Yulia quien admiraba lo que sobre la mesada había, cada uno de sus aperitivos que con sus manos había realizado.

- Passion Catering tiene sus propias redes sociales y cada plato debe llevar una fotografía de lo bien elaborado que haya quedado. Cómo crees que la gente de Valencia y alrededores conoce de mis capacidades culinarias? - Yula sonrió y sabía que su madre tenía toda la razón - Y ahora, conocerán de lo que es capaz mi única hija de hacer con sus manos y su talento.... Talento que heredó de mi!


El resto de los empleados hacían el trabajo de empacar la comida. Boris también se había ofrecido hacerlo junto con Larissa y es que esta última nunca dejaría que algo se pasara por alto y estaba siempre pendiente hasta del último detalle por más pequeño que fuese.

Había salido a tomar un poco de aire fresco, si así podía llamarle a aquella acción de respirar el aire cálido de la ciudad mezclado con el del cigarrillo que hacía menos de un minuto había encendido. Estaba muy cansada, fatigada.... Pero para ser sincera, estaba emocionada de alguna manera y no esperaba el momento para llegar a la casa de los famosos Katin para escuchar los halagos que aquella familia haría seguramente hacia su madre, porque por más que haya sido la autora principal de la preparación, sabía lo orgullosa que se sentiá de Larissa porque de ella nació la pasión que sentía en ese momento por la cocina.

- Hiciste un buen trabajo - Escuchó a sus espaldas.

Terminó de calar lo que restaba de su cigarro y lo tiró al suelo, colocando sus converse negros con blanco sobre este para que el olor no terminara de expandirse. Pensó que nunca más volvería a escuchar aquella cálida voz.

Frente a ella, había  una chica de mediana estatura de cabellos rubios, casi blancos. Sus ojos eran de un color ámbar muy claros, hacían parecer que la chica tenía una mirada algo rojiza y la cual llamaba mucho la atención. El peculiar piercing que llevaba atravesando sus fosas nasales, le daban el toque de chica ruda sin contar con los numerosos tatuajes que llevaba a lo largo de cada uno de sus brazos.

Vanessa. Catalana de nacimiento y Valenciana de corazón. Con tan solo veintiún años, tenía unas cualidades culinarias que ninguna chica de su edad las poseía, al menos que haya tenido unos estudios en la escuela de Chefs como los había tenido Yulia y por falta de dinero, aquella chica había aprendido de la manera más sencilla: Su abuela le había inyectado aquel gusto por la cocina desde que ella tuvo uso de razón.

- Gracias. Aunque la idea de cada uno de los platillos fueron creados por mamá, yo solo la ayudé a llevarlos a cabo - Se alzó de hombros y se sentó en la parte trasera de la camioneta de su madre que ya estaba lista para cargar con los pedidos.

- Siempre tan humilde, Yulia - Hubo un silencio por algunos segundos - No sabía que te encontrabas de nuevo en la ciudad, hasta esta mañana que te vi y no quise interrumpir tu trabajo. Ya habría tiempo de hablar y ya ves...

- Vanessa, yo... Yo tenía que haberte dicho que...

- Que estabas saliendo con una chica... Lo sabía, es decir. Yulia, todo el tiempo supe que estabas enamorada de alguien más. Tú manera de actuar conmigo y, una chica tan hermosa como tú nunca está sola en la vida y ya vez... Casi, que estuviste a punto de casarte y todo - La morena bajó la mirada y comenzó a jugar con sus manos para luego lanzar un suspiro al aire y pasarse las mismas por toda su cabellera azabache, logrando despeinarse un poco más.

- La vida da muchas vueltas, Vanessa. Jamás pensé que comenzaría a trabajar con mamá una vez que te viniste a Valencia y no todo lo que dices de mi es cierto. Ahora, en este momento, una chica linda así como tu dices, está totalmente sola porque no funcionó lo mío con Natasha.

- Es una pena - Dijo la chica de cabellos casi blancos - Porque eres una chica genial, aunque con un carácter un poco jodido - Ambas rieron y volvió a impregnarse el aire con ese silencio que venía como anillo al dedo porque lo que menos quería era hablar de su relación fracasada con la chica que le destrozó la vida.

- Aquí estás - Dijo Larissa llegando a su encuentro. Vanessa se disculpó y volvió adentro - Ya todo está listo para hacer el despacho. Quería preguntarte, si quieres acompañarme. Muero por halagar tu trabajo, Yulia. Créeme que si no tuvieras un trabajo establecido allá en Madrid, pediría que te quedes trabajando conmigo aquí en el catering. Necesito más personal como tú, que esté dispuesto a sentir la "pasión" por la cocina.

- Tienes a Boris - Dijo levantándose de su asiento improvisado - y a Vanessa - continuó - La chica es buena con lo que hace.

- Lo sé... Sólo fue una idea, es todo.

Aquella conversación había pasado muchas veces. Larissa la necesitaba ahí, con ella pero Yulia no quería pasar el resto de su vida trabajando bajo las faldas de su madre, encargándose de pedidos que la gente quisiera para sus reuniones o fiestas. Ella quería ser la dueña de su propio restaurante, ser aclamada como una chef cinco estrellas en todo el mundo, no quería encasillarse en una ciudad.

Sus pensamientos solían sonar un tanto egoístas y sobre todo con la persona que la había impulsado a tomar la cocina como su única profesión, pero quería viajar por el mundo, conocer la gastronomía en otros estándares, sentirse plena y aunque en verdad, ese día se sentía totalmente satisfecha con lo que había logrado con sus manos, necesitaba proyectarse con otras metas, aquellas que había tenido desde siempre en su mente y las cuales cumpliría en algún momento de su vida.

**********

Salió del cuarto de baño donde el vapor aun estaba presente. Una larga ducha era lo que le hacía falta desde que había pisado aquella ciudad. Apenas y eran horas lo que restaban para que la mayoría de sus familiares comenzaran a llegar y poder comenzar con la reunión de bienvenida de la cual su madre no dejaba de hablar ni de presumir.

No sabía que ponerse. Iba a compartir con sus tíos, algunos primos a quienes no había visto desde hace mucho tiempo pero que ahí estarían diciéndole: tanto tiempo sin verte, Lena. Como has cambiado. Cuando vas a presentarnos algún novio.

Genial.

Enfrentarse a la eterna pregunta de siempre. Por qué el interés en meterse en la vida de alguien y buscarle la pareja ideal para que su vida no se viera como un total fracaso como la de ella? Obviamente que su trabajo era una parte importante en su vida, en su día a día.

Trabajar como supervisora de calidad de productos siempre la había llevado a conocer más allá de lo que mucho de las personas no ven a la hora de tener un producto elaborado en sus manos. A ciencia cierta, su trabajo consistía en que el resto del mundo, o de la ciudad a la cual había sido designada, tuviera una mejor calidad de vida en cuanto a la presentación y calidad de muchos alimentos. Al principio, era algo tedioso para Lena el tener que  lidiar con muchas cosas a la vez solo con el simple hecho de poder garantizar la satisfacción de muchos estándares en cuanto a fabricación, producción, etc. En el transcurso del camino, pudo darse cuenta de cuanto amaba lo que hacía y lo mucho que le encantaba llevar a cabo las inspecciones y todo lo que el área laboral requería y cuando de comida se trataba pues, nadie mejor que ella.

Había confirmado que muchas personas cambiaban a ser vegetarianas solo por el simple hecho de no saber como eran tratados los alimentos, sobre todo las carnes que son productos muy delicados a la hora de ser procesados y llevados a las mesas de los consumidores. Ella también se agregaba a la lista de personas que le gustaba llevar a su mesa productos de buena calidad, aunque debía admitir lo mala cocinera que siempre había sido. En realidad, no era lo suyo.

Admiraba de su madre el sentido común que había desarrollado el estar dentro de cuatro paredes con todo aquel calor y vapor y lo muy bien que se le daba el cocinar, pero no para ella. Estar dentro de una cocina y pasar tiempo creando un simple plato, el cual tardaría horas en hacerlo y minutos para devorarlo, no iba mucho de la mano con su personalidad. En todo aquel tiempo en que aprendió a vivir sola, hacía lo imposible por tocar el área de la cocina lo menos posible.

Si he sobrevivido comiendo emparedados de cualquier clase, puedo hacerlo por el resto de mi vida.

A Sergey, su padre; le encantaba saborear lo que su madre preparaba a diario. Tal vez aquella era la única inspiración que ha tenido Inessa para hacer de la cocina, un lugar placentero. Tal vez era esa la razón por la que a ella no le gustaba cocinar? Necesitaba a alguien en quien inspirarse para que aquella habitación de su apartamento lograra tener algún sentido dentro de sus cuatro paredes?

Me parece algo absurdo, Lena!

- Elena, abre la puerta que deben ser tus tíos que están comenzando a llegar y por favor, trata de que Doki no cruce el patio.

La pelirroja rodó los ojos una vez que seguía su marcha escaleras abajo y percatarse que la voz de su madre venía del fondo del área al cual hace unos minutos trataba de huir dentro de su mente; la cocina.
Tomó al cachorro entre sus brazos y abrió la puerta.

Ambas miradas se cruzaron por algunos segundos mientras batallaban para que el nuevo encuentro no fuera como el anterior.

- Hola -
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Mensaje por andyvolkatin 10/3/2017, 12:27 am

Hola Very Happy
que buen capitulo
esta interesante por fin se encontrarande nuevo
espero la sigas pronto study
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Mensaje por Aleinads 10/13/2017, 10:01 am

Me encanta la forma en que esta historia me hace sentir (feliz) al leer... Muy buen capítulo y can´t wait al siguiente (que espero sea pronto) esta muy interesante y ya quiero saber que pasa cuando se encuentre este par... ¿que rumbo tomaran sus vidas? ♥️ #VuelvePronto
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Mensaje por psichobitch2 10/14/2017, 4:21 pm

Siento mucho tardar entre capítulo y capitulo pero a veces no es fácil lidiar con muchas cosas a la vez. Disfrútenlo y gracias por comentar



Capítulo V


Suspiró y sonrió a medias. Algo así como más por compromiso que por otra cosa.

- Hola, Sash, pasa.

El chico de cabellos dorados entró una vez que la pelirroja le indicó que lo hiciera. Había traído una botella de vino tinto la cual sostenía en su mano izquierda.

El sonido de la puerta al cerrarse detrás de ellos causó una oleada de silencio, El cachorro comenzó a ponerse algo inquieto y no dejaba de mover su cabeza de lado a lado, tratando de husmear a aquel extraño que estaba delante de su dueña.

- Que lindo cachorro. Es tuyo? - Sash intentó acariciar a Doky pero éste ladró, asustando al muchacho por un momento. Lena aguantó sus ganas de reír.

- Es de mis papas. Se llama Doky y no te conoce, por eso te ha ladrado. Ya se acostumbrará.

Acostum...brarse? Pero que carajos... Acaso el cachorro tendría que acostumbrarse a las visitas de aquel insistente personaje? Por qué había dicho aquello si sabía muy bien cuanto tiempo iba a ser su estadía en casa de sus padres y lo mucho que le incomodaba que Sasha viviera acosándola cada vez que un microsegundo de su tiempo se lo permitía?

- Lena... Lena - La voz del rubio la sacó de sus pensamientos donde se perdió por unos segundos - te hice una pregunta.

- Perdón? Lo siento, me quedé algo pensativa. Dime, no pude escucharte.

- Te pregunté si ella estaba aquí - Lena frunció el ceño y le regaló una mirada pensativa al chico.

- A quién te refieres, a mi madre? Por supuesto, ella está en la ...

Pero las palabras de la pelirroja no pudieron completarse en la frase ya que el chico formuló mucho mejor su interrogante.

- Me refiero a ella, a tú enamorada... A la chica del tren.

Lena tragó duro y su mirada por instinto se dirigió hacia el pasillo de la cocina. De alguna manera su mente estaba procesando aquella pregunta que recién, Sash le había formulado.

Cómo no había sido capaz de pensar en esa situación? Acaso el joven estaba dispuesto a darle lata con aquel encuentro un poco desagradable para él? Espera.... Sash tenía un As bajo la manga la cual ella había pasado muy bien en alto. Yulia había dejado de visitar sus pensamientos quien sabe por cuanto tiempo y ahora, el rubio apodado "Ventosa" según su mejor amiga Nastya, estaba sacando a relucir aquella mañana en donde por primera y...única vez, había besado los labios de la hermosa morena. Una chica a la que jamás volvería a encontrarse ni a cruzarse en ningún momento de su vida, pero que Sash volvía a empeñarse en que estuviera presente...

Inocencia o Premeditación?

El joven con tal de jugárselas todas, podía hacer lo que quisiera con ella y lo peor de todo era que tenía que mover sus fichas rápidamente.

- Ella... Ella, no vendrá, Sasha. Y no creo que tampoco lo haga -La pelirroja aclaró su garganta. El joven la miro un poco incrédulo, pero escuchó otra voz bastante familiar que recién llegaba a su encuentro. Notó que Lena se había puesto más pálida de lo normal.

- Aleksandr, cómo has estado? - Inessa fundió en un abrazo al joven quien no dejaba de mirar a los ojos a Lena. Ésta trataba de huirle a esa mirada que no sabia porque, se le hacía tan insoportable.

- Muy bien Inessa - Dijo y le dio un beso en la mejilla - He traído esto para compartir con vosotros - Alzó la botella de vino tinto que aun sostenía en su mano.

- Mira que modales los de Lena y no invitarte a pasar a la sala de estar - La pelirroja rodó los ojos dejando a su mascota de nuevo en el suelo.

- No te preocupes, nos sobra tiempo para ponernos al día. Verdad, Lena?

La chica de cabellos rojos volvió a sacar a relucir la sonrisa ficticia con la que lo había recibido hace escasos segundos.

Cuánto tiempo había dejado de tratar con Sash personalmente? No podía recordarlo, pero no era el mismo chico que le regalaba rosas y poemas hermosos para tratar de conquistar su corazón de una manera romántica y sensible. Sabía en que clase de hombre se estaba convirtiendo y necesitaba moverse estratégicamente y no perder en el intento. Al menos esperaba eso.

Sash pasó su brazo por encima de los hombros de Inessa caminando con ella hacia la cocina. Ambos tenían una relación bastante estrecha ya que para su madre, aquel chico era el mejor partido sobre la tierra, el preferido para optar por el mejor papel en la vida de su única hija: el de su futuro esposo.

La ostia!!


Poco a poco la familia de los Katin se fueron reuniendo. El jardín estaba muy elegantemente iluminado y la decoración, recién había terminado de ser instalada gracias a la propia Inessa, quien no dejaría escapar ningún novedoso detalle y Sergey, quien solo le encantaba ver a su esposa sonreír, también brindaba una mano ayuda.

El servicio del Catering, había llamado para decir que dentro de diez minutos llegarían con la comida. La hora acordada por Larissa e Inessa había sido para las ocho de la tarde y apenas eran las ocho menos diez minutos... Puntualidad.

- Vaya, la ventosa no te quita la mirada de encima - Comentó la castaña mientras bebía un sorbo de su bebida. Lena buscaba no divagar en su mente y perderse por completo. Esa noche más que nunca necesitaba tener sus cinco sentidos en sus respectivos lugares... Y si el sexto se activaba, pues también.

- Hasta ahora no entiendo porque mamá se empeña en que él es un buen chico. Hasta hoy me di cuenta que su mirada guarda muchas cosas y no son nada buenas.

- Whoa!!! Lena, a ver - la castaña le quitó el vaso de vino a la pelirroja y lo revisaba de lado a lado. Lena rodó los ojos y le volvió a quitar la bebida de las manos - No puedo creer que el vino te esté haciendo efecto y ahora es que caigas en cuenta de que Sash no es nada más ni nada menos, que el típico niño bonito que solo está acechando a cualquier presa inocente que caiga en sus redes. Y tú madre, le ha puesto el camino en bandeja de plata. Yo siendo tú, me la pienso mil veces y me regreso a Madrid lo más pronto posible. Mejor aún, me pierdo del mapa.

Nastya no dejaba de tener razón y aunque Lena, no tenía contacto físico-visual con Sash durante mucho tiempo por razones obvias de trabajo y de distancia; sabía que la veía como una carnada y ahora más que nunca, después de haber visto aquella interacción en la estación del tren con Yulia, con una mujer... sí, una mujer.

Estúpida Lena, porque nunca piensas las cosas antes de hacerlas?

Las luces delanteras de un vehículo que estacionó en  la parte trasera del jardín, la trajo de nuevo a la realidad. era una mini van, la misma que había visto el día anterior y la que llevaría los entremeses a la mesa ese mismo día.

- Ahora si que la fiesta comenzó! - Anunció la pelirroja chocando el vaso de su  bebida con el de su amiga.

- Lena, necesito que me ayudes porque el servicio de Catering acaba de llegar - Inessa se dirigió a Nastya - Te la robaré solo unos segundos.

- Por mi puede robársela todo el tiempo que quiera, es más... puede colocarla como mesera toda la noche!! - Lena caminaba a la par que su madre sin evitar escuchar a lo lejos, la risa de su mejor amiga. Al girarse para hacerle una santa señal con su dedo, vio que Sash se paraba al lado de Nastya y extendiendo su vaso, le regaló una de esas sonrisas que a la pelirroja no le estaban gustando para nada.

Adentro, se podía escuchar la algarabía. Los familiares más chicos, como sus primos menores, estaban corriendo de aquí para allá. Doki había tenido prohibido salir hacia el jardín, por lo que los chicos juagaban con él dentro de la casa, siempre con la supervisión de Sergey para que no terminara toda el lugar patas para arriba.

Ahí estaba Boris, pasando por su lado con dos bandejas. El chico le regaló una sonrisa y un "Hola" para seguir con su trabajo. La mujer rubia de ojos azules estaba saludando a su madre, quien sostenía una bandeja repleta de quesos... Se le antojaron de repente pero, algo más en ese momento robó más que su atención.

Cara a cara, sintiendo como su mirada se perdía entre la belleza de aquellos dos orbes azules que no le quitaban para nada la luminosidad sobre los suyos. Posiblemente el haber tomado medio vaso de vino le había causado pesadez en sus parpados y se había dormido en algún rincón de la casa y había comenzado a soñar. Si, debió haber sido eso y ya que la ventosa había sacado el tema de Yulia a relucir, esa era la única información importante que su cerebro pudo registrar más recientemente antes de cerrar los ojos y perderse en un trance.

Pero no... el olor de la comida era real. El color de la mirada azul de Yulia era real, todo estaba pasando de verdad y supo entonces que era el jodido destino que estaba jugando con ella o simplemente alguien había lanzado un cinco y un seis y había gritado: JUMANJI.

Ambas chicas se quedaron como si el tiempo se hubiera detenido en algún momento. Yulia, llevaba consigo dos bandejas en las manos y equilibró para que las mismas no aterrizaran en el suelo y adiós reunión y adiós evaluación de cinco estrellas para Passion Catering.

Llevaba un pañuelo amarrado a su cabeza con la bandera española. Lucía tan hermosa con su cabello en punta de color azabache, que a la vez se dejaba colar por debajo de la bandana que cubría parte de su cabeza.

Tenía que haber sido el uniforme del servicio, porque creyó haber visto también a Boris llevar una remera azul marina con el nombre de la empresa escrito en un costado superior izquierdo con las mismas letras doradas que resaltaban sobre su pecho.

Era increíble que todo aquello estuviera sucediendo...

- Hola ... - Las palabras de Yulia casi no salían de su boca. Tragó una vez más y trató de relajarse mentalmente. Sabía que la pelirroja estaba igual o peor que ella.

- No puedo creer que estés aquí, Yulia. Trab.. trabajas en un servicio de Catering?

- Hola Elena - Interrumpió Larissa dejando que las palabras de Yulia murieran en su boca - Yulia - Dijo mirando a su hija que no le quitaba la vista a la chica pelirroja - Por favor, la Señora Inessa está esperando que los platillos lleguen a la mesa - La mayor de las Volkova sonrió amablemente. Acaso se había percatado de todo?

- Lena, cariño. Puedes indicarle a la chica donde debe dirigirse?

Claro que podía hacerlo más no debía. Afuera estaban su mejor amiga y nada más ni nada menos que Sash. El rubio sabía perfectamente quien era Yulia. Acaso éste al ver a la morena, su frustración de hombre herido lo llevaran a actuar y dar a conocer todo lo que había pasado ese día en la estación del tren?

Cómo pudo y por instinto salió corriendo de ahí dejando a todos sin respuesta alguna. Corrió escaleras arriba, para luego el sonido de la puerta de su habitación hacer un gran estruendo cuando la cerró de golpe. No podía permitirse verse descubierta. Que podía decirle a su madre si Sash lograba desenmascararla delante de ella y Sergey.

Apoyó su cuerpo detrás de la puerta como si con aquel acto, pudiera bloquear por completo aquella entrada, alejándola de todo lo que en ese momento estaba pasando dentro de la casa de sus padres. Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos verdigrises... Era miedo o emoción por haber visto a Yulia de nuevo. No. Definitivamente era un terrible miedo que comenzaba a subir desde sus pies a la cabeza logrando que la hiperventilación se apoderara de ella. Tenía que inventar alguna excusa, porque en cualquier momento su madre subiría a por ella solicitándole una previa a todo el acto que había hecho, como si de una niña de cinco años se tratara.

Caminó hacia la ventana de su cuarto que justamente daba hacia el jardín y pudo ver a Boris y a Yulia organizando todo sobre la mesa. Buscaba con su mirada a Sash y cuando lo encontró, éste no dejaba de ver anonadado a la morena quien al parecer ni se había percatado que el chico estaba ahí tratando de enviarle miles de preguntas acerca de su presencia justo ese día y en esa casa.

Mierda! Mierda!! Mierdaaa!!!


La mirada de Yulia dio justo con la de ella y casualmente al mismo tiempo Sasha también pudo encontrarla ahí, de pie junto a la ventana. La pelirroja echó su cuerpo hacia atrás, tratando de esconderse, pero todo había sido en vano.

La puerta de su habitación comenzaba a sonar con unos golpes y luego de respirar tres veces, abrió encontrándose a Inessa justo del otro lado.
­
- Me puedes decir que fue todo eso, Lena?

La chica de cabellos como el fuego y mirada cautivadoramente verdigris, suspiró lo más profundo que pudo, botando el aire que tenía en sus pulmones y con todas las fuerzas que pudo reunir en aquellos inquietantes minutos, se sentó en su cama. Inessa la siguió pero permaneció de pie.

- Lo siento madre pero esto tenía que habértelo dicho no cuando llegué, sino muchísimo tiempo antes - Tomó un poco de aire - Siento atracción física por las mujeres, me gustan y me considero 100% lesbiana. Sé que no está bien visto en esta sociedad y que mucho menos vas a permitir que tú única hija tenga esta condición... Si, porque una vez escuché a papá y a ti hablar de lo homofóbicos que son y por esa razón me llené de miedo y flaqueé... Hasta hoy, que la vi a ella aparecer por esa puerta. Madre, esa chica que está allá abajo, es la razón por la cual estoy tan distraída últimamente y la razón por la que Sasha, tú estúpido hombre a quien quieres meterme por los ojos como si fuera el mejor tipo de toda España, se marchó enojado el día de mi llegada y cual es la razón, te preguntarás... pues, que me vio besándola a ella en las afueras de la estación del tren justo cuando tu lo enviaste a por mi para que me fuera a recoger y me trajera a casa... Esa es la razón por la que salí corriendo como loca, madre...

Pero el reloj seguía corriendo, segundo tras segundo. Minutos tras minutos dentro de la misma hora. Inessa seguía de pie frente a su hija. Había repetido su nombre como tres o cuatro veces esperando una explicación de aquel acto de desaparición que había hecho hace algunos minutos ya, pero Lena parecía sumida dentro de algún estado catatónico. No fue hasta que hizo tronar sus dedos y colocar ambas manos sobre los hombros de la pecosa para que ésta pudiera reaccionar.

Abría y cerraba los ojos repetidamente, como si se les hubieran secado y caminó hasta su cama y se sentó. Parecía todo un maldito deja-vu, pero no del todo.

- Lo siento mamá, pero me dieron ganas de vomitar. Creo que fue el vino que me hizo daño... eso. Tuve que salir corriendo y... y... vine a mi cuarto. Es todo.

-Oh por dios Lena. Te dije que no tomaras sin antes haber comido - Inessa en verdad logró preocuparse por la mentira creada por su hija. La chica sintió como su madre la abrazó y le tomó la temperatura colocando su mano derecha sobre su frente - Al menos no tienes fiebre. Dime, te sientes mal?

- Algo. Prefiero descansar al menos una media hora y luego bajo - Inessa asintió - Al fin y al cabo, es mi fiesta de bienvenida y no puedo faltar. Solo dame media hora madre, está bien?

- Claro - Asintió la mayor de las Katin ayudando a que la pelirroja se recostara sobre la cama - Apagaré la luz y cuando te sientas mejor, te esperamos abajo. Voy a decirle a tú papá para que no se preocupe.

Lena sintió que la oscuridad la invadió cuando la puerta de su habitación se cerró por completo. No podía negar que su corazón estaba saltando como loco dentro de su pecho... Por un minuto se sintió capaz de decirle toda la verdad a su madre y arruinar aquel momento que estaba dedicado solo para ella.

Pero Yulia estaba ahí. Su Yulia! No sabia porque razón la había acaparado para ella sola pero existía la posibilidad de volver a perderla una vez más.

Se sentó en su cama y gotas de sudor comenzaron a perlarse en su frente. Volvio a pararse en la ventana y solo veía a Boris terminar de colocar una fuente de chocolate y Nastya comer de ella lo que fuera que estuviera al lado de la misma. No veía a Yulia por ninguna parte, ni a Sasha. Probablemente ya la había enfrentado y quien sabe que le había inventado a la morena.

Awww!!

El grito quedó ahogado entre su almohada y su boca. Se sentía presa de sus propios sentimientos y de su propia verdad que guardaba tan dentro. Comenzaba a escocerle la piel y le ardía por tratar de liberarla.

No podía negar lo hermosa que lucía la chica de cabellos oscuros con aquella fachada de chica mala. Era la versión mejorada de la que conoció en la estación central de trenes en Valencia. Aunque podían pasar miles de modas pero seguiría encontrando a la morena, totalmente hermosa.

Porqué justo ahora, Yulia?


P.O.V Yulia

Exhausta, totalmente cansada estaba. El pulso ya reclamaba su debilidad en mi y como pude, terminé de colocar la ramita de tomillo sobre el queso ahumado de cabra y al fin!!!!

No podía creer que había culminado con todo el menú y... auch!!!.. mi espalda necesita un masaje, con urgencia.

Rodé los ojos cuando miré a mamá fotografiar cada uno de los platillos terminados que estaban dispuestos a lo largo de la mesada.

- Madre, pareces una chiquilla tomando fotos de la comida que va a meterse a la boca y...

- ... para luego subirla a las redes sociales?- Me quité el pañuelo que llevaba en la cabeza. Podía sentir como comenzaba a hervirme el cerebro por dentro.

- Tampoco sabía que eras muy amante de las redes sociales, madre - Mamá y su hermosa sonrisa. Me miraba con tanto orgullo. Aunque ella no lo sepa, eso me encanta.

- Passion Catering debe tener sus propias redes sociales y cada plato debe llevar una fotografía de lo bien elaborado que haya quedado. Cómo crees que la gente de Valencia y alrededores conoce de mis capacidades culinarias? - Sonreí porque sabía que mamá tenía razón - Y ahora, conocerán de lo que es capaz mi única hija de hacer con sus manos y su talento.... Talento que heredó de mi!

El resto de los chicos comenzaron a desfilar por la cocina y a felicitarme. En verdad necesitaba respirar un rato y un poco de aire fresco me haría muy bien. Salí de las cuatro paredes donde logré sobrevivir por mas de cinco horas y saqué del bolsillo trasero de mis pantalones de jeans, una cajetilla de cigarrillos y encendí uno. Era estar besando la gloria en ese momento al sentir el humo calarse dentro de mis pulmones y salir de nuevo a lo terrenal. Digan lo que digan, es el mejor relajante que existe sobre este mundo, aunque un día me lleve a la muerte.

Recordé las palabras de Boris acerca de la familia Katin y de los halagos que no dejaba de tener para con la chica que vivía en aquella casa y por la que supongo que el tío tuvo que haber quedado completamente enamorado. Pero viniendo de Boris, posiblemente sea una chiquilla de unos 15 o 16 años de edad. Es lo máximo que puede lograr alcanzar con su intelecto y... comienzo a sonreir de solo pensar en Boris teniendo algún tipo de noviazgo intenso con una pre adolescente.

Saboreo lo que le queda a mi cigarrillo antes de que se consumiera en su totalidad.

- Hiciste un buen trabajo - Escucho a mis espaldas.

Había terminado por completo de fumarme en cigarrillo cuando al suelo fue a parar. Lo aplasté con mi pie izquierdo para que el olor no terminara de expandirse. Aquella voz era bastante inconfundible para mi, aunque tenía algo de tiempo sin escucharla. Me dí la vuelta y como olvidar aquel peculiar piercing que llevaba atravesando sus fosas nasales, y que sin duda alguna podían hacerla pasar como toda la chica ruda que en verdad nunca ha sido, sin contar con los numerosos tatuajes que llevaba a lo largo de cada uno de sus brazos. Sonreí para mis adentros. Era grato volver a toparme con ella.

Vanessa. En Cataluña había nacido hace ya veintiún años pero se le conocía como Valenciana de corazón. Puedo decir con fe de que es una de las mejores sous-chefs que he conocido.

Estuvimos conversando un rato acerca de los que había sido nuestras vidas luego de que me mudara a Madrid. Por su parte, ella permanecía igual de hermosa e inteligente. Lastima que a veces siempre nos enamoramos de la persona equivocada cuando la correcta siempre la tenemos en nuestras narices y vemos como se nos escapa de nuestras manos sin poder hacer nada más al respecto.

Supe lo que ella sentía por mi, y no podía dejar de sentirme culpable por haberla usado como lo hice solo para olvidar el daño que yo misma me hacía con aquella relación.

- Aquí estás - Dijo mamá llegando al estacionamiento. Vanessa se disculpó y volvió adentro. Mi mirada la siguió hasta que la vi perderse en el interior del Catering - Ya todo está listo para hacer el despacho. Quería preguntarte, si quieres acompañarme. Muero por halagar tu trabajo, Yulia. Créeme que si no tuvieras tú trabajo establecido allá en Madrid, pediría que te quedes trabajando conmigo aquí en el local. Necesito más personal como tú, que esté dispuesto a sentir la "pasión" por la cocina.

- Tienes a Boris - Dije poniéndome de pie - y a Vanessa. La chica es buena con lo que hace.

- Lo sé... Sólo fue una idea, es todo.

No quise volver a profundizar aquella conversación que innumerables veces había tenido ya con mamá. Sabía que lo que me pedía era totalmente imposible, aunque no del todo, pero lo que menos necesitaba en ese momento era volver a radicarme en Valencia. tampoco era el mejor momento para decirles, que había renunciado a mi trabajo de chef en el restaurant solo por huir de mi pasado. Un pasado que me causó tantos problemas. Solo quería un tiempo para pensar y saber que hacer de ahora en adelante.

Tomé un taxi. Necesitaba darme un buen baño y comer algo que no supiera a gourmet. Le pedí al taxista luego de que anduvimos cinco minutos sobre la vía, que me dejara cerca del centro comercial. Una vez allí, me llamó la atención una particular peluquería que estaba en toda la esquina antes de doblar.

Me acerqué mientras mis manos iban dentro de los bolsillos de mi chaqueta y mis pasos se movían al ritmo de la música de los noventas que salían de los alto-parlantes que se encontraban dispuestos de lado a lado de la puerta principal del local.

Una chica con una imagen muy a la "Tattoed-Girl"  y de llamativo peinado al estilo muy punk, llamaba la atención de varios turistas que se aglomeraban para ver el corte que en ese momento le ejecutaba a un pibe al estilo mohawk, mientras tarareaba wannabe de las Spice Girls a toda marcha.

Me dejé llevar por la emoción del momento viendo semejante espectáculo y es que no es para menos, la música era contagiosa y el estilo del lugar era bastante moderno y egocéntrico. Me gustó un montón.

Había pasado una hora y media aproximadamente, en realidad no recuerdo muy bien. A la final pude conocer a Ellie la chica con un gran don para cortar el cabello de la manera más rápida que jamás había visto. Su pareja, Rachel pero comúnmente llamada por sus clientes Rae, una chica mucho más ególatra pero con un carácter bastante dócil eran las encargadas realmente de darle vida ha aquellas cuatro paredes de las que no pude lograr salvarme y salir con un corte de cabello perfecto para el calor que comenzaba a sentirse en aquel verano que iba cayendo sobre la ciudad lusitana.

Me sentía llena de energía, renovada por así decirlo. Me gustaba lo que veía en el reflejo de las vitrinas de las tiendas al pasar. Era como mi nueva yo que acababa de salir del algún sitio de donde haya sido que estuviera oculta durante no se cuanto tiempo y supongo que el motivo por el cual las personas me veían extrañamente, era por la sonrisa que había aparecido en mi rostro y que no tenía intenciones de borrar.

Terminé de colocarme la remera que mi madre había querido que usara para representar su restaurant a la hora de hacer la entrega y ya mi cabello estaba a punto de ser adornado por un pañuelo con la bandera de España cuando escuché que habían tocado a la puerta. Con un  Adelante, anuncié la entrada que en ese momento hacía mi padre a la que hasta ahora, era todavía mi habitación. Me extrañó verlo en casa tan temprano.

- Vaya hija, no sabía que habías cortado tú cabello. Te ves hermosa - Dijo acercándose para darme un beso en la mejilla. Luego me ayudó amarrar mi pañuelo mientras terminé de acomodarlo sobre mi cabeza.

- Gracias pa. No sabía que estabas en casa... Sucede algo?

- No. En realidad no tenía nada más que hacer en la oficina y pues, como hoy es sábado y tú madre tiene que hacer una importante entrega del restaurant, pensé que necesitaría ayuda. Pero creo que no ha llegado porque la casa está en silencio - Reí cuando dijo aquel último comentario porque sabía a lo que se refería.

- Acabo de leer un mensaje donde dice que viene en camino. Y pues yo iré con ella...

- Me dijo que la mayoría de los platillos los habías hecho tú - Papá se sentó en la orilla de mi cama - Larissa está muy orgullosa de ver en lo que te has convertido hija, y yo... también. Aunque hubiese querido que...

- Pa - Suspiré y me senté a su lado. En el fondo sabía que él nunca iba a sentirse totalmente complacido de mi trabajo y la única razón era que le había dejado en claro que no quería encerrarme en una oficina, con aire acondicionado, un ridiculo traje formal, detrás de un escritorio; dándole ordenes a todo el mundo para que hicieran lo que él quería que hicieran - Los amo a los dos más que a nada en el mundo, pero lo que elegí ser, es porque me gusta lo que hago, en lo que trabajo a gusto conmigo misma. Sé, que hubieras querido que todo en lo que se ha convertido tu empresa, en un futuro tenga que manejarlo yo, pero creeme que no es lo que me haría feliz.

- Puedo entenderlo Yulia, solo que a veces me pongo a pensar y ya tú madre y yo nos estamos haciendo viejos. Tú decidiste vivir por tú propia cuenta y hay momentos en los que, solo quisiera vivir en una isla, lejos de la realidad, junto a tú madre y no tener que preocuparnos por nada...

- Y que Yulia se encargue de todo y sea la que se amargue la vida - El rió y yo me levanté de la cama. La puerta principal había sonado, eso anunciaba la llegada de Larissa a casa - Papá, aún eres un hombre joven y mamá también. Tienes personas que dependen de tí y directores que puedan hacerse cargo de la empresa por un tiempo mientras te das unas merecidas vacaciones. Estás en todo tú derecho a no esclavizarte, pero yo no quiero encadenarme a algo donde no me sienta cómoda ni feliz... Soy de espíritu libre y lo sabes.

Calidez y sentimiento fue lo que me plasmó en la frente cuando me dejó aquel beso. Ya me tocaría convencer a mamá para que aquello se hiciera realidad porque conociendo a Oleg, jamás había conocido la palabra descanso en su vida.

La tarde comenzaba a caer y el sol ya estaba prácticamente oculto. Las farolas de las calles ya estaban encendidas y todas iluminaban en fila recta mientras que la canción wannabe venía de nuevo a mi mente haciéndome sonreír.

Mamá estacionó la camioneta del Catering frente a una casa de dos plantas muy hermosa. Al parecer, la familia Katin tenía una buena posición social ya que aquel barrio era el más sofisticado de Valencia, según lo que mamá me venía contando por el camino, pero que eran personas muy sencillas y muy atentas y de eso no me cupo la menor duda cuando vía a la señora de la casa saludar con un efusivo abrazo a Larissa. En verdad que no tenía nada de común con las demás personas de la alta sociedad, que solo usan peinados tan altos sobre sus cabezas como para representar algún gremio social o tal vez aquel paradigma ya había pasado de moda.

- Bienvenida nuevamente a mi casa Sra. Volkova. No sabe con cuantas ansias estábamos esperando su llegada - Me miró y me regaló una sonrisa muy hermosa, y muy conocida para mi. Pero seguramente eran de aquellas personas que tienen una cara común y te las encuentras en cualquier parte, siendo agradables.

- Puntual como siempre - Mamá añadió - Mis ojos se paseaban de arriba a abajo por toda la casa.

Boris estaba detrás de mi supongo que haciendo lo mismo, solo sé que Larissa y aquella señora estaban entretenidas en su mundo y yo en el mío hasta que algo, algo que jamás por mi cabeza pasó que sucedería, estaba ocurriendo en ese momento.

Era ella. Lena, la chica de la estación del tren. Estaba justamente de pie frente a mi. Su cara palideció de inmediato cuando sus ojos dieron con los míos y mi respiración, pasó a un segundo plano. Todo cambió de dimensión, de lugar, de espacio... Tal vez el tiempo se detuvo, no lo sé pero era ella, la chica a la que pensé no volver a ver nunca más en lo que me restaba de vida y justamente el destino, volvía a colocármela en el camino y que esta vez estaba totalmente convencida que no iba a dejar pasar la oportunidad de dejarla ir.

- Hola ... - No sabía que demonios decir. Me había dejado sin palabras tal cual y como lo hizo cuando me dio aquel beso en la estación central de trenes. Tragué duro a ver si algo más salía de mi boca, tratando de relajarme para que mis asquerosos nervios no se notaran. Sé que ella también estaba igualmente nerviosa. Podía sentirlo.

- No puedo creer que estés aquí, Yulia. Trab.. trabajas en un servicio de Catering?

- Hola Elena - Interrumpió mi madre, salvando mi cordura por escasos segundos - Yulia - Dijo mirándome fijamente y por más que mis ojos no se apartaban de Lena, podía sentir la mirada azul de mamá clavarse en alguna parte de mi - Por favor, la Sra Inessa está esperando a que los platillos lleguen a la mesa.

- Lena, cariño. Puedes indicarle a la chica donde debe dirigirse?

Pero... Salió corriendo escaleras arriba dejando a todos algo sorprendidos. Entre ellos estaba yo obviamente, queriendo correr detrás de ella. Lo que menos quería era dejarla escapar de nuevo.

- Yulia por favor, ayuda a Boris con las bandejas y no te quedes como una estatua ahí - El tono que mi madre usó y más cuando me hablaba entre dientes, era el mismo que empleaba conmigo cuando sabía que estaba haciendo alguna estupidez frente a las personas.

Sacudí mi cabeza para poder despejarme un poco pero sé que no dio resultado porque estaba haciendo las cosas como si fuera un robot, sin dejar de mirar hacia esas escaleras con la esperanza de que ella bajara al menos para así poder hablar.

Te amo, destino!!
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Mensaje por andyvolkatin 10/14/2017, 11:20 pm

Hola Very Happy
que buen capitulo
hablaran las chicas
espero el sgte capitulo pronto
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Mensaje por Aleinads 10/17/2017, 8:07 pm

Que capitulo tan especial, ahora si quiero saber que pasará... Ya se dio el primer encuentro después del primer beso. ¿y ahora que pasará?
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Mensaje por psichobitch2 10/29/2017, 2:13 pm

Gracias infinitas por su paciencia

A leer!


Capítulo VI

El aire cambió de inmediato cuando salí al jardín. Habían muchas personas allí, incluso algunos chicos que no dejaban de correr a mi alrededor. Una mujer, de unos cuarenta años más o menos, les llamó la atención cuando uno de estos casi me hace perder el equilibrio. No quiero imaginar el desastre que iba armarse. Y fue cuando lo vi. Aquel chico era el mismo del que Lena trataba de esconderse aquel día. No dejaba de mirarme como si fuera una extraterrestre invadiendo su espacio, aunque ganas de desintegrarlo no me faltaban. Desde la primera vez que lo vi, supe que sería una piedra en el zapato de Lena, en el zapato de alguien... Su mirada estaba llena de rencor, podía sentirlo.

Comenzó a buscar a alguien alrededor del jardín al igual que yo. Supongo que buscábamos a la misma persona, pero ninguno de los dos tuvimos suerte. Solamente nuestras miradas eran las que se encontraban y ya se estaba ganando el único numero que rifaría para ganarse uno de mis tantos puñetazos. De pronto, lo vi que desviaba su mirada a un punto en específico que le llamó la atención y mis ojos decidieron seguir el mismo camino. Una frondosa cabellera de color rojo se escondió tras una cortina en la planta de arriba. Ahí estaba ella, y como diera lugar, tenía que hablarle esa misma noche.

- Solo espero que les encanten los platillos, fueron preparados por la mejor chef que he tenido en estos días en el restaurant, mi hija Yulia.

Mamá como siempre haciendo alarde de mis cualidades y mi sonrisa no tardó en aparecer delante de la señora Katin que no dejaba de auscultarme con la vista. Tal vez le llamaba la atención el gran pañuelo que llevaba amarrado en mi cabeza o las enormes ganas que tenía de ver a su hermosa hija de nueva cuenta.

- Pues, puedes contar con un comentario cinco estrellas en el blog del restaurant, querida. A mi familia les ha comenzado a encantar, ya he recibido buenos comentarios desde que bajé de la habitación de mi hija que... - Hizo un sonido con su garganta - espero sepan disculpar, pero se sintió algo indispuesta y en un rato estará con nosotros en la reunion.

- Lástima que no podamos despedirnos de ella - Boris... Pero quién lo había invitado abrir su bocota.

- En otra oportunidad señora Katin - esa fue mi madre. Yo aún no le quitaba la vista de encima a Boris.

- Llámame Inessa. Creo que tenemos la suficiente confianza como para andar con tantos formalismos.

O algo se me tenía que ocurrir en aquel momento o... o era en ese momento. No podía dejar pasar de nuevo otra oportunidad...

- Lo siento, señora. Podría usar su baño? Es que bebí mucha agua antes de salir del restaurant y no creo poder esperar a llegar hasta la casa - Otra vez aquella amable sonrisa sobre mi. Aunque no pude verla, se que mamá tuvo que haber rodado los ojos.

- Te esperamos en la camioneta Yulia, no tardes - puntualizó para luego verla salir seguida de Boris y de la madre de Lena.


Al fin estaba sola dentro de las cuatro paredes con olor a lavanda fresca y a flores silvestres. Dejé de donde había agarrado el frasco del ambientador que para leer mientras hacía un poco de tiempo y tomar todo el coraje necesario. Así que, no contaba con mucho de él y aquel baño tampoco contaba con mucho espacio. Abrí lentamente la puerta y vi que todo estaba solo, al menos en aquel pasillo. Salí y caminaba despacio como si delante de mi hubieran cristales los cuales no quería pisar, a pesar que no me escucharían por la música que venia del jardín.

Dos chicos corrieron delante de mi persiguiendo a un cachorro. Me quedé de piedra pensando que me habían descubierto pero al parecer, ni se fijaron en mi así que decidí seguir en lo que estaba haciendo.

Vi las escaleras y no dude ni un segundo subirlas. Demonios... Ahora como saber cual era la habitación de ella. Solo cuatro puertas podía distinguir en aquel pasillo. Cerré los ojos y suspiré solo para no equivocarme de rectángulo.

Toqué suavemente la primera que estaba cerca de las escalinatas pero nadie contestó. Giré la perilla suavemente y se abrió. Pude confirmar que era otro baño, aunque muchísimo más amplio en el que yo me encontraba hace unos minutos. Volteé de nuevo por donde había venido esperando no ser atrapada infraganti...Menuda vergüenza Yulia la que pasarías.

A continuación, toqué la puerta continua y pegué mi oreja de la madera. No sé que esperaba escuchar pero ya creo que era momento de dejar de ver tantas películas estúpidas cuando el insomnio me atrapaba.

- Mamá, ya te dije que bajaba en un rato.

La puerta se había abierto y de nuevo su cara estaba ahí, frente a mi. La habitación estaba a oscuras o a medias, porque pude notar una pequeña lámpara de mesa encendida.

Quizás no quería ser molestada por nada, o por alguien o solo quería desaparecer.

No otra vez...

La empujé hacía dentro, tomándola de la cintura y coloqué mi mano derecha tapando su boca. Me sentí como una invasora que quería apoderarse de algo que no le pertenecía o que trataba de robar. Los ojos de Lena estaban bien abiertos y una vez dentro, con mi pierna cerré la puerta la cual hizo un sonido algo fuerte. Me hice hacia atrás y me llevé un golpe cuando choque contra el pedazo de madera que había cerrado recién. La respiración de la pelirroja estaba muy agitada y creo que la estaba asfixiando un poco con mi mano.

Sentir su cintura estrecha entre mi brazo izquierdo me llenaba de confianza y de emoción a la vez. Mi mano iba descubriendo lentamente su boca y su rostro se fue apaciguando despacio. Creo que su acelerado corazón ya no daba aquellos golpeteos que juro pude sentirlos, de lo pegada que tenía su cuerpo al suyo.

- Al fin te encontré y no pretendo dejarte ir.

Fueron mis palabras, una vez supe que éramos una sola.


P.O.V Lena


Ahí estaba, a unos cuantos centímetros de mi. Mi cuerpo pegado al suyo. Por un momento pude sentir como su corazón palpitaba junto al mío hasta que sentí que el aire no me estaba llegando a mis pulmones. A pesar de que en la habitación escaseaba la luz, tenía el rostro más hermoso que jamás hubiera visto en todos mis años.

Su mano fue dejando mi boca y en realidad no sé como se sentía ella, pero yo en el fondo sentía como un escalofrío y una emoción que me recorría desde la punta de mis pies hasta quien sabe donde... parecía una sensación infinita.

"Al fin te encontré y no pretendo dejarte ir"

Aquellas palabras retumbaron en mi cabeza. Sentí como si fuegos artificiales salían por la ventana... Era algo mágico, como si estuviera soñando o mis pensamientos se habían perdido una vez más dentro de mi mente. Pero sabía que todo aquello era completamente real. Ella era real... Estaba abrazándome posesivamente y sus labios estaban a escasos centímetros de los míos.

Necesito que me beses.

Era lo único que repetía mentalmente todo el tiempo que duramos tan unidas. Despacio, deshizo el agarre, pero mantuvo la misma posición. Su espalda pegada a la puerta y la distancia se había alargado un tanto.

- Cómo diste con mi habitación? Creo que no deberías estar aquí Yulia. Tú mamá... por que es tu mamá, cierto? - Ella asintió y ahora si que los nervios se estaban apoderando de mi.

Que tal si mi madre entraba por esa puerta y la descubría en mi habitación o peor aún... Si Sasha la haya visto y ahora todo en este momento se está sabiendo allá abajo, en la que se supone es mi fiesta de bienvenida, en donde precisamente....

- Soy la hija de la dueña del catering, ciertamente. No puedo creer que el mundo sea tan pequeño y que después de pensar que nunca más volvería a encontrarte, estás a unos cuantos centímetros de mi! - Mis pensamientos negativos se esfumaron.

Un ruido en la habitación de al lado, me paralizaron momentáneamente. Yulia me miró y tuvo que haber notado mi palidez. Necesitaba que se fuera aunque a la vez no quería perderla de vista nuevamente. Esto definitivamente se me iba a salir de las manos si no era lo suficientemente sincera con mi familia.

- Tienes que irte Yulia. Mamá podría venir y yo le dije que dentro de media hora estaría de nuevo con mi familia, allá abajo - Comenzaba a sudar. Literalmente sentía que mi cuarto parecía un infierno.

- Tú novio está aqui... Acabo de verlo y creo que hoy fui cadáver de su mirada - Tomó mi mano derecha entre la suya - Por qué me besaste Lena, por qué ahora siento que te arrepientes de lo que tu misma iniciaste?

Suspiré profundo porque sé que en el fondo ella tenía toda la razón del mundo. Me puse nerviosa y quería que todo aquello acabara. Que se alejara de mi vida porque no me sentía capaz de lidiar con todo lo que me estaba pasando con ella.

Se que es muy apresurado para decir que siento algo sincero por ti Yulia, pero desde que te vi en la estación del tren, mejor dicho; dentro de aquel tren que nos traía a ambas al mismo destino, no he dejado de pensar en ti y fue como si me flechaste de inmediato. He sentido una atracción hacia las mujeres desde hace algunos años para acá, cuando mi vida cambió y Cristina apareció en mi vida. Pensé que había sido un enamoramiento solamente, que solo me atraía ella por su manera de ser conmigo. Que a medida que la ventosa andante de Sasha se preocupaba por mi y yo me preocupaba en esconder mi sexualidad bien lejos de mi familia, supe que me gustaban las chicas, que no era solo con Cristina sino que me atraían mucho las mujeres, pero existe algo mas grande... un muro que me hace retroceder en todo lo que he avanzado...

- Está bien. Supongo que fue un groso error el haberme escabullido para verte y saber que había significado aquel beso de la estación - Habló porque fui incapaz de pronunciar palabra alguna - Creo que ya te reconciliaste con tu novio y entendió que su novia no anda besando mujeres por ahí a lo loco...

- Yulia, yo. Lo siento.

El sonido de la puerta al cerrarse frente a mi, me dieron una clara respuesta de todo lo que había pasado. Era obvio que jamás volvería a verla ni aquí en esta ciudad, ni en ninguna otra, ni en el universo entero.

Corrí hacia la ventana y la vi quitarse el pañuelo de su cabeza dejando sus cortos cabellos negros despeinarse con la brisa de la noche. Oh por Dios, lucía tan hermosa con aquel corte... Subió a la mini van y lanzó la portezuela... Estaba cabreada, lo se.

Las luces traseras de la camioneta se perdieron calle abajo y no pude dejar de sentirme toda una cobarde solo por el hecho de no hacerles daño a las únicas personas que han confiando en mi toda la vida, desde que aprendí a hablar, hasta ahora.

No pude evitar derramar unas cuantas lágrimas al sentirme tan estúpidamente imbécil!! Si!! Era una estúpida en todo el sentido de la palabra. Acaso tenia que llevar mi vida personal dentro de una maleta o peor aún, dentro de un closet?? Reí internamente porque ciertamente era lo que todos llaman, una "closera" con certificado de maestría incluido.
Es más, la reunión en la que estaba en ese momento, viendo como todos reían y se divertían, era para celebrar que vivía colgada de una gancho de ropa, entre bolas de naftalina esperando a que la humedad de los años me consumiera.

- Y a ti que te pasa? Digo, estás como en la luna. No has soltado ese vaso con el ponche que te traje hace rato el cual supongo debe estar más que caliente y con la mirada perdida en algún punto inexistente del jardín.

Nastya, mi gran amiga. Nastya siempre dando en el clavo.

-Nada. Solo me siento un poco indispuesta, es todo.

Aunque mi mirada seguía perdida en algún punto inexistente del jardín, tal cual como lo había descrito mi castaña amiga, sé que ella no apartaba su mirada verde sobre mi. Bebí un poco del ponche y estaba asquerosamente caliente. Dejé el vaso sobre una mesa y me distraje viendo a mi tío que sacó a bailar a mi prima. Solo quería que todo aquello acabara e internarme en la soledad de mi cuarto para ponerme a pensar en lo estúpida que estaba siendo.

- Quiero hablar contigo Nastya. Es algo que necesito decirle a alguien... de confianza.

- No me digas que estabas garchando con Sasha - Mi cara tuvo que haber sido la más espantosa del siglo por como Nastya casi bota lo que se había llevado a la boca - En serio.

Apenas desapareciste, él se quedó un rato mientras los meseros traían la comida y estaba algo así como que enfurecido. Parecía un león enjaulado o más bien, una ventosa en una pecera pequeña - Ese comentario me sacó una sonrisa - Y ahora, que caigo en cuenta, no sé a donde se metió.

Busqué con mi mirada por todo el jardín y, veía a mi madre servirle a papá algunos entremeses sobre un platito. Algunos chicos corriendo de arriba a abajo persiguiendo a Doky, casi todos estaban ahí disfrutando de la fiesta pero Sasha, él no estaba por ningún lado.. Cuando había dejado la fiesta??? Mi cara cambió de inmediato y me puse de pie. Nastya también, dejando su vaso con la bebida junto a la mía. Acaso Sasha había visto a Yulia subir las escaleras de mi cuarto?

Entré de nuevo a la casa y me puse a buscarlo por todas partes pero...

- Es como si la tierra se lo hubiese tragado, verdad? - Nastya afirmó lo que mi mente estaba procesando en ese momento - Pero no se despidió siquiera. Es algo extraño. Que le habrá pasado, Lena?

- Ven.

Halé a mi mejor amiga por la muñeca de su mano escaleras arriba y entramos las dos en mi habitación. Podía sentir el perfume de Yulia aún dentro de las cuatro paredes... tal vez estaba comenzando a desvariar. Encendí la luz y Nastya me miraba con asombro... Acaso estaba pensando que me había vuelto loca? Pues, actuaba como una.

- Lena, qué pasa? Ya me estás preocupando y sé que la desaparición de Sasha tiene que ver con tu extraña actitud.

- Siéntate, que necesito hablar contigo Nastya por favor.

-Ok, esta bien. Pero termina de decir lo que tengas dentro de tú garganta porque alguna de las dos va a explotar y... Esto se pone interesante - La sonrisa de Nastya se ensanchó más cuando acabó de decir su frase. Creo que estaba más emocionada que yo - Dime que mataste a Sasha y lo enterraste en el sótano.

- No tenemos sótano, Nastya y no seas.... Lesbiana!

- Cómo??? - Se levantó de la cama y se paró frente a mi - No soy lesbiana, Lena. Puede que no haya podido venir con Vladimir porque me dijo que...

- Yo lo soy, Nastya...

Todo quedó en un silencio sepulcral y tragué duro. Mi amiga no dejaba de mirarme con la boca abierta y de pronto, sus labios formaban una curva hacia arriba y todos sus dientes se dejaron ver.

- Lo sabía, lo sabía! - No dejaba de zarandearme por los hombros y su risa comenzaba asustarme.

- Cálmate, que me estás dando miedo - Nastya seguía riendo como loca hasta que se sentó en la orilla de mi cama, haciendo sus dos brazos hacia atrás para apoyarse sobre ellos y de pronto, como cuando cierras el grifo del agua, así se apagó su risa. Caminé hacia la ventana y vi que mamá estaba buscándome por todas partes.

- Necesitamos volver a la fiesta...

- No, no, no. Me vas a dejar con esta incógnita?? Te volviste loca!

- Para! Dentro de una media hora o más, ya deberían de irse todos. Ya tendremos toda la noche para hablar tú y yo... Sólo te pido algo Nastya - Ella me miró como cordero degollado - No me interrumpas en ningún párrafo de lo que voy a decirte.

**

Una vez que la camioneta de repartos del restaurant se estacionó afuera en el garaje de los Volkov, Yulia salió de la misma lanzando de nueva cuenta la puerta lo más duro que pudo.

- Hey, Yulia pero qué te pasa? Espera! - Gritó Larissa un poco confundida por la actitud de la chica.

La morena de cabellos cortos entró como alma que lleva el diablo por la puerta principal y corrió escaleras arriba. El sonido del trancazo que hizo al cerrar, fue parecido al que hizo con la puerta de la camioneta de su madre.

- Eres una estúpida Yulia!!! Una estúpida!! Incrédula!!

La morena de ojos azules, aunque esta vez sus estaban inyectados de sangre por la rabia que sentía, no paraba de dar vueltas dentro de su habitación sintiéndose totalmente frustrada luego de haber tenido aquella conversación con la pelirroja.

Tenía razón en sentirse como lo estaba haciendo en ese momento... sentía la frustración invadirle su cuerpo después de haberse hecho tantas ilusiones con aquella chica que la había besado sin su consentimiento y el que ella también había dado pie al permitir profundizar más ese beso.

Había sido solo un juego de parte de aquella chica que debía sacarse de la cabeza a como diera lugar antes de que siguiera haciéndose daño como lo estaba haciendo cuando muy dentro, mantuvo unas esperanzas que nunca sirvieron para nada.

El sonido de unos golpes en su puerta la hicieron detenerse. Pasó las manos por su cabello para tratar de calmarse un poco. Sabía que del otro lado estaría su mamá esperando alguna explicación de acuerdo a su recién comportamiento... Estaba en ella si decirle la verdad o no.

- Adelante.

La puerta se abrió despacio después de aquella invitación y efectivamente. Allí estaba Larissa asomando su cabeza a través del pedazo de madera. Yulia estaba dándole la espalda, apoyando sus brazos sobre la reja del balcón de la terraza de su habitación.

- Hija, estás bien? - Fueron sus palabras mientras iba acercándose hasta la morena. Una vez ahí, pudo ver que Yulia tenía el rostro un poco colorado, posiblemente de la rabia que sentía con ella misma pero su madre aún desconocía el motivo - Yulia, puedes hablar conmigo. Nunca te había vuelto a ver así desde la última vez, cuando quisiste ir a la fiesta de aquella chica llamada... mmmm! - Colocó su dedo índice sobre su barbilla fingiendo tener un gesto pensativo.

- Irina - Completó Yulia relajando un poco las facciones de su cara.

- Exacto. Tenías doce años y recién tu padre te había castigado porque recibió una llamada del colegio donde el director se quejaba de tú comportamiento. No lo culpo, siempre fuiste una chica un poco rebelde e independiente - Yulia sonrió a medias y esta vez se apoyó con ambos brazos sobre la reja que las separaba del vacío - Formaste el peor de todos los berrinches y te encerraste en tú cuarto y no quisiste comer. Tú padre no sabía porque te afectaba tanto pero yo sí... Te gustaba mucho aquella chica rubia de grandes ojos grises. Yo me di cuenta inmediatamente porque te conozco Yulia.

La mayor de las Volkov, colocó su mano en señal de apoyo sobre el hombro de su única hija a la cual conocía al derecho y al revés y sabía que aquella actitud no pasaba desapercibida para ella. Su hija se había enamorado de nuevo, o al menos había una ilusión en su rostro y creía saber por quien era que la pequeña sentía todas aquellas cosas.

- Es por esa chica pelirroja, cierto?

La pelinegra volvió a tensarse aunque esta vez se relajó rápidamente al botar un suspiro que contenía dentro. Trató de liberarse un poco del mal momento que había vivido y hablar con su mamá. Eso siempre la había ayudado.

- Recuerdas la chica que te dije que había conocido en la estación de trenes? - Larissa asintió no queriendo opacar el momento con palabra alguna - Pues, es la hija de los Katin. Elena. Yo... - jugó con sus manos tratando de controlar su rabia. Larissa apretó con más fuerza su hombro - Yo, pensé que ella sentía algo o... había sentido algo cuando me besó en la estación.

- Qué? - Larissa no estaba comprendiendo muy bien aquella parte de la historia que desconocía. Aunque para ser sinceras, desconocía mucho de aquel encuentro - No entiendo Yulia...

- Cuando conocí a Lena... Elena, estaba dentro del tren que venía a Valencia. Me pareció una chica bastante atractiva y lo es. Sentí por un momento que ella también estaba interesada en mi pero, a la vez no quería hacerme muchas ilusiones porque al fin y al cabo no creo en el amor a primera vista... o al menos eso creía.

La morena bajó su cabeza con algo de pena. Su madre le dio la espalda al barandal y apoyó sus codos en él, mirando hacia algún punto de la casa. Solo quería escuchar a Yulia desahogarse, ya intervendría ella.

- Pasó algo muy peculiar y fue que... ella estaba huyendo de un chico o creo que fue lo que entendí y me pidió que la besara - hizo una pausa - Al principio no sabía si seguirle o no la corriente pero su perfume... tenerla tan cerca de mí. Sus ojos tan hipnotizantes, hicieron que cayera en su juego y la besé... y sentí que también ella me correspondió. Con todo este lio, el chico terminó de acercarse, yo me presenté como su enamorada... siguiendo un simple juego que pensé terminaría ahí, pero no. La pienso a cada momento y hasta hace poco, lamentaba ser tan tonta por no haberle pedido siquiera un número telefónico para poder llamarla... Pero el destino me hizo esta jugada y la encontré de nuevo.

Larissa volteó a verla con una sonrisa en sus labios. Le brindó una fuerte abrazo y pudo sentir como Yulia comenzaba a sollozar, aunque era apenas audible.

- Ese chico estaba ahí de nuevo, en esa fiesta y no dejaba de verme como si quería matarme. Ella salió huyendo de ahí por el simple hecho de que no quiere verme, mamá. Ella solo me usó en ese momento porque cuando volvimos hablar, solo me pidió que me fuera, porque no quería que su familia la descubriera y seguramente, que ese imbécil que se gasta como novio, también.

- Espera - Dijo Larissa separándose del abrazo y mirándola confusa - Dijiste que ibas al baño, no? - Yulia rodó los ojos.

- Eso es lo de menos mamá - Caminó hasta una esquina de la terraza - Sé que todo tiene un porqué y una razón. No tenía que tener su número simplemente porque ella no es como yo. Tal vez estaba peleada con su novio y quiso alejarlo un poco. A veces los hombres se ponen ridiculos...

- Ni me lo digas - Ambas sonrieron - Pero no has pensado en la posibilidad de que sus padres no sepan que es gay? - Yulia se quedó pensativa unos segundos.

- No mamá, estamos en pleno siglo XXI como para que existan personas con la mente tan obtusa. Estoy segura que no es por eso.

- Pude ver como le brillaban los ojos cuando te miraba, Yulia. Y créeme que no creo que haya sido por otra cosa.

- Madre, deja de shipearme - Larissa frunció el ceño sin entender a que se refería la morena, mientras Yulia caminaba hacia su cama - Las chicas como ella, son de las que solo experimentan para saber que es besar a una chica, pero a la final nunca dejarían de amar a un hombre, aunque estos sean los seres más torpes sobre la faz de la tierra.

Larissa le dio un beso en la frente y caminó hacia la puerta del cuarto de Yulia. Una vez abierta, se giró para volver a ver a su hija.

- Estoy casada con uno desde hace más de veinte años y amo cada una de sus torpezas. Todos tenemos derecho de enamorarnos de maneras y de personas distintas, cariño. Una sola chica no puede acabar con la hermosa criatura que eres, la que sé que eres. Ánimo. Eres hermosa y... mi hija, asi que no te faltaran pretendientes... o se dice pretendientas?
Yulia sonrió antes ese último comentario de su madre y vio como esta salió de la habitación, dejando un leve sonido al cerrar. Podía decir que se sentía un poco más relajada y confiada después de aquella charla con su madre.

Se sentó en la orilla de su cama y se quitó la remera que llevaba el nombre del restaurant. La acarició unos pocos segundos y la llevó hasta su nariz. Podía sentir el leve aroma que aún conservaba de Lena cuando la tuvo aferrada muy cerca de su cuerpo. El olor a fresas aun la invadía, sintiendo que podía verla como si su mente le estuviera haciendo una mala jugada. Arrugó la misma y la lanzó lejos de ella, dejándose caer totalmente rendida sobre la cama, sintiendo como sus ojos se iban haciendo tan pesados que posponer ir a la ducha antes de dormir, tendría que esperar muchísimo tiempo.

POV Lena


Cerré la puerta de mi cuarto, apoyando mi frente sobre la fría caoba que estaba frente a mis ojos. Los cerré y podía escuchar como Nastya frotaba sus manos impacientemente. Solté el aire de mis pulmones cargado de exasperación, porque aunque mi mejor amiga sea la más cariñosa, tierna, comprensible del mundo, no deja de ser un barro en el culo incomodándote la vida.

- Vas a venir a sentarte, o es que pretendes mantenerme en ascuas por una eternidad??? - No pude evitar rodar los ojos y sentarme frente a ella, en la silla de mi escritorio.

- Todo comenzó hace mucho tiempo. Salí con una chica llamada Cristina, estando en Madrid y aunque pensé que solo me atraía ella en particular, jamás pensé que me atrajeran las mujeres de manera general, hasta que... hasta que ella me confesó que sentía lo mismo por mi.

- Claro, como no lo sospeché antes? - Lena frunció el ceño - Disculpa, continua.

- Pues, ahora me dices porque llevabas tus sospechas tan aseguradas y el porque de tu comentario - Nastya se levantó de la cama y buscó algo en su chaqueta.

- Cada vez que hablábamos, no dejabas de nombrarla. Recuerdo que todo era, Cristina esto, Cristina aquello - La castaña sacó el encendedor y de inmediato le dio fuego al cigarrillo que sustrajo del bolsillo.

- Apágalo!!! Estás demente???? - Lena le quitó el cigarro de la boca y lo arrojó por la ventana - Mamá me mataría si te ve fumando. No les gusta.

Las castaña rodó los ojos y volvió a sentarse en la cama. Esta vez Lena se unió a ella y se sentaron juntas.

- Recuerdas cuando me preguntaste en la plaza, si había alguien rondando mi cabeza y el porqué de mis pensamientos tan distraídos?

- Por supuesto... No me digas que Cristina vino a la ciudad por ti...

- No. Ella y yo terminamos - interrumpió - La persona que me gusta estuvo hoy aquí.

- Hoy?? - Lena asintió pero Nastya estaba aún algo confundida - Pero si solo estaban tus familiares y, Sash. Acaso es invisible o producto de tu imaginación???

Lena se levantó de la cama ignorando el comentario de su amiga. Corrió la cortina porque comenzaba el viento asomarse por la ventana.

- La chica del Catering, su nombre es Yulia.

- Espera - Nastya se quedó pensativa como tratando de recordar - La del pañuelo en la cabeza y grandes ojos azules?- Lena asintió muda - Pero por Dios!! Claro!! Ahora sé porque Sasha estaba que la derretía con su mirada de rayos X - Lena aguantó la risa - Pensé que no le gustaba la comida o que tal vez tenía gases. Pero, espera.... Porque la ventosa quería matar a la chica si se supone que no debe saber que a ti te molan las mu...jeres? Lena, te estás saltando alguna parte de la historia???

**

Eran las tres de la madrugada y la morena tenia más de media hora que había despertado. Su mirada estaba perdida en el techo de su habitación, no dejaba de pensar en Lena y en las palabras de Larissa, su madre. Y si tenía razón?  Y si tal vez aún existían personas tan cerradas de mente como los padres de la pelirroja y ella solo quería resguardar su sexualidad??

Se levantó de golpe desechando la absurda idea de su cabeza. Se colocó un sweater y abrió la puerta del balcón sintiendo inmediatamente el frío de la madrugada calarse en su cuerpo. Sin importarle, encendió un cigarrillo y le dio una calada para botar el aire y verlo esparcirse a su alrededor.

La imagen de la primera vez que vio a la pelirroja dentro del tren cuando tomó su lugar por equivocación, se le vino a la mente. Era la mujer más hermosa que nunca jamás había visto y una sonrisa llena de melancolía, acompañada de un pensamiento que se le vino a la mente, hicieron que negara divertida apagando la mitad del cigarrillo en el cenicero y volvió a su cama, solo debía esperar a que amaneciera y si el sueño no venía de nuevo a por ella, podría verlo aparecer en cualquier momento dentro de su habitación.

**

La música parecía sacada del baúl de los recuerdos de alguna persona de los años cincuenta. El lugar estaba abarrotado de hombres ya con cierto índice de alcohol dentro de sus venas y el olor a cigarrillo y a mala hierba, se acumulaban dentro de aquellas mohosas y húmedas paredes donde el olor a ranció parecía no importarle a ninguno de los que allí se encontraban.

Mujeres de la mala vida se paseaban con vestidos tan cortos como sus aspiraciones en la vida. Algunas yacían sentadas en las piernas de sus embriagados acompañantes, otras disfrutaban del placer que les brindaban algunas caricias torpes y salvajes en algún rincón oscuro del local, con tal de hacerse con un poco de dinero, mientras que otras permitían ser acariciadas en sus partes más intimas cuando la partida de póker que se llevaba a cabo en una de las tantas mesas, se ponía bastante interesante.

- Más te vale ganar esta partida. Es mucho el dinero que estás debiendo - susurró entre dientes el joven de cabellos castaños y de mirada tan dilatada por los efectos de la marihuana recién consumida.

- Lo sé Pavell. No termines de atormentarme más - El chico pasó su mano libre por su frente. El sudor comenzaba a invadirlo, el calor y la presión no le permitían concentrarse.

Un hombre, de unos cincuenta años, de cabellos negros y con algunas entradas que denotaban que rápidamente iba a quedar calvo, fumaba un cigarrillo sin dejar de girar su anillo de oro que llevaba en su dedo índice de la mano derecha. De vez en cuando sus ojos miraban sus cartas que descansaban boca abajo delante de él, mientras dejaba escapar el humo desde su boca. Una mujer de cabellos castaños y despeinada, no dejaba de frotarle los hombros como si su profesión ahora era la de masajista y de vez en cuando le lanzaba miradas lascivas al chico de cabellos castaños y de mirada dilatada.

- Vamos Sasha. No creo que sea tan complicado pagarle el dinero que le debes a Igor - volvió a hablar Pavell - Tienes high card y la única manera que te gane es que tenga un Full house y no creo. Igor no es muy bueno jugando al póker.

Sasha suspiró y dejó de perder el tiempo lanzando sobre la mesa una reina que corazones rojos, un jack con el mismo símbolo y color, un ocho de corazones negros, un siete de corazones rojos y un seis de trébol.

Pavell no dejaba de mirar a Igor así como Sasha lo estaba haciendo esta vez, con una mirada que no era típica en él. Irradiaba miedo, mucho temor porque de aquella mano dependía su vida.

El hombre de mayor edad tomó sus cartas y las giró suavemente. No tenía ningún tipo de apuro y para él, el tiempo corría sin ninguna prisa y una sonrisa macabra se iba formando en sus labios anchos, poblados por un bigote mal rasurado y dientes amarillentos producto de la nicotina que a diario consumía.

Un As de corazones rojos fue lo primero que atraparon los ojos azules de Sasha y el sonido de la palma de la mano de Igor haciéndose imponente sobre la mesa, lo hicieron volver de nuevo a su maldita realidad.

**


Elena fue la primera en abrir los ojos aquella mañana del domingo. A su lado, dormía su amiga quien toda la noche no dejó de interrogarla con cada detalle que pensaba se le podía pasar por alto acerca de su encuentro con Yulia en la estación. Nastya podía muy bien ser toda una detective o historiadora, nada se le escapaba.

Escuchó algunos murmullos, como risas que provenían de la parte de abajo de la casa de sus padres. Reconocía la voz de su madre que no dejaba de reír y que tal vez se encontraba en la cocina. Su estómago rugió y sintió el deseo de ir a por una buena taza de café.

Miró hacia la cama pero Nastya debía estar en alguna clase de sueño placentero porque tampoco se veía que tenía ningún tipo de intención de despertar en ese momento. Parecía una roca, con la boca abierta y disfrutando de la vida sumergida en la inconsciencia de sus pensamientos.

Bajó las escaleras acomodando su albornoz para luego recoger su melena rojiza en un moño arriba de su cabeza, cuando entró a aquella habitación siendo lo primero que vieron sus ojos fue a su madre hablando con Sash quien al percatarse de su entrada, no dudo en lanzarle una mirada lasciva de abajo hacia arriba sobre su cuerpo. Lena ajustó más su bata y trató de disimular la molestia que apenas, a las 9:35 am de la mañana, ya estaba recorriendo rápidamente su sistema nervioso.

- Buenos días, cariño. Pensé que no ibas a despertar esta mañana - Inessa saludó a Lena sirviéndole una taza de café. La pelirroja no le quitaba la vista de encima al chico y este tampoco a ella - Precisamente conversaba con Sasha acerca de la reunión de anoche y me comenta que quiere invitarte a desayunar, para darte una formal bienvenida. Dice que quiere llevarte...

- Mamá - Interrumpió Lena - Estoy aquí, y no creo que Aleksandr sea mudo como para que no pueda él mismo, comentarme sus planes que tiene para conmigo, según el día de hoy.

La mirada de Elena no era nada encantadora. El joven de rubios cabellos dibujaba una sonrisa casi victoriosa por encima de la taza que en ese momento llevaba a su boca, saboreando gustosamente el plan que desde ese momento estaba por llevar a cabo, donde su único premio iba a ser la mujer que toda su vida lo había rechazado y que afortunadamente, ahora tenía atrapada entre sus manos. Inessa disimuló un poco el tono que empleó su hija para dirigirse con el chico fingiendo que en la heladera había algo demasiado importante que buscar, sintiendo como la tensión pendía de un hilo.

- Para nada, Lenita. Sólo le comentaba a tu mamá, que me gustaría llevarte a desayunar al lugar que tu escojas y por supuesto, pasear parte del día y llevarte a conocer los rincones de Valencia y darte la bienvenida que te mereces. Después de todo, han pasado unos cuantos años desde que no volvías a la ciudad.

Doky comenzó a ladrar y salió corriendo hacia la sala de estar. Unos pasos que venían a toda carrera por las escaleras hicieron que las tres personas que estaban en la cocina, miraran hacia la entrada de esta. Nastya apareció por la puerta un tanto despeinada y al igual que a Lena, su sonrisa se borró de inmediato cuando Sasha se encontró con su mirada.

- Buenos días.... a todos. Hola Sash. Pensé que habías desaparecido de la faz de la tierra, digo; anoche te fuiste sin despedirte de nosotros y nos dejaste muy preocupados.

Nastya, amiga. Eres el ser más irónico que ha nacido en este planeta.

- Lo siento - Sintió como su garganta se secaba y carraspeó un poco - Anoche tuve que atender un asunto importante con mi familia. Por esa razón estoy aquí, para compensar mi ausencia y disculparme con Lena e invitarla a desayunar... fuera.

- Vaya! que amable de tu parte. Eres todo un caballero, verdad Elena?

La pelirroja se había perdido nuevamente en sus pensamientos. Trataba de atar cabos sueltos que en su mente comenzaban a enredarse y necesitaba desenredar cada neurona antes de que su vida se volviera un nido. Quitarse de encima a Aleksandr iba a ser bastante difícil porque claramente sabía cuales eran sus intensiones con ella y al conocer su secreto - aunque a medias - no dudaría en que el chantaje sería su mejor aliado y ella, hasta que punto iba a ceder a jugar aquel jueguito que sabía que desde ese día, había comenzado?

**

Tenía más de media hora sentada detrás del volante del auto de su padre. Era domingo y sabía que este se quedaba en casa junto a su madre. Ella solo estaba de vacaciones -indefinidas - y pronto hablaría con ellos al respecto, pero por ahora, solo tenía en mente hacer algo. Una loca idea se había apoderado de su mente y solo esperaba que no fuera tan loca... al menos.

La casa de los Katin estaba bastante tranquila ese día en la mañana. Había visto salir al señor Katin a recoger el periódico hace apenas seis minutos y medio y no podía negar que su corazón se sobresaltó cuando vio que la puerta principal se había abierto. Solamente esperaba que de allí saliera una sola persona, una chica de cabellos rojos y mirada cautivante. Necesitaba hablar con ella, decirle todo lo que sentía desde ese momento en que sus labios se unieron, desde que la tuvo tan cerca que casi sus respiraciones fueron una sola.

No se atrevía por nada del mundo a plantarse de frente aquella puerta, tocar el timbre y simplemente preguntar por ella. No. Estaba loca si lo hacía.

En sus manos tenía la excusa perfecta para no sentirse una acosadora de segunda mano. La factura por el transporte y servicios que su madre había prestado la noche anterior, era doblada en tres, cuatro, hasta cinco partes, para ser desdoblaba y volver a repetir el proceso...

Miró su reloj y llevaba ya quince minutos allí. Iban a ser casi una hora que se encontraba apostada cual policía de película ochentera esperando poder agarrar a su presa infraganti y el día estaba insoportablemente caluroso como para seguir allí, encerrada.

Llevaba una gorra con el logo de Bass Pro Shops en el frente, la cual ajustó un poco al ras de sus ojos para que el sol no se filtrara más de lo debido. Las puntas de su cabello negro, quedaban algo despeinadas sobresaliendo de la parte trasera de la misma. Vestía una camisa a cuadros azules. Unos mas oscuros y otros más claros, totalmente ajustada a su cuerpo. Sus manos sudaban y sostuvo con sus dientes la factura mientras se las secaba pasándolas por sus piernas, siendo el jean color negro quien absorbiera parte de los nervios que la estaban atacando.

El pedazo de papel volvió a sus manos y cuando estuvo delante de la puerta, supo que era absurdo lo que estaba a punto de hacer. De pronto, sintió la necesidad de correr, pero el daño estaba hecho, su índice había presionado la campana de la casa. Adentro podía escuchar los ladridos de un perro y si huía de allí iba a ser descubierta de todas formas. Así que irguió su postura, levantó la frente y trató de lucir lo más serena posible... la puerta se estaba abriendo delante de sus narices... la misma señora que los había recibido la noche anterior estaba de pie frente a ella, con el pómulo de la puerta en sus manos. Detrás de esta, estaba la única persona por la cual estaba ahí parada en ese momento haciendo el peor ridículo que jamás había hecho por alguien. Por alguien a quien solo llevaba días de conocer y por quien aún no sabía porque la llevaba a comportarse de la manera más cabezona. Sentía que había dejado atrás la adolescencia. Pero que demonios estaba haciendo? Por qué coño se comportaba como una?

Claro!! Era su novio, nunca dejó de serlo y el motivo de haberla besado fue simplemente para darle celos a él. Como pudo su madre ver que en la mirada de aquella chica había algún sentimiento hacia ella...

- Hola, puedo ayudarte en algo? - Preguntó Inessa a Yulia que tragó duro y desvió la mirada de Lena hacia algún otro punto de la casa.

Elena estaba petrificada de nuevo. A su lado, estaba Sash y pudo sentir como este pasó su brazo por encima de sus hombros, haciéndola más a su lado. Este claramente se estaba divirtiendo con la situación y era lo que buscaba hacer. Joderle la vida hasta más no poder... Pero que hacía Yulia ahí, en su casa, a esa hora y justamente en ese jodido momento? No podía negar que cada vez que la encontraba, lucía más radiante que las veces anteriores.

- Soy la chica del Servicio de Catering, recuerda? - Subió un poco más su gorra para que Inessa pudiera reconocerla.

- Claro, que si niña - Inessa reaccionó de inmediato. Alguien se aclaró la garganta en ese momento.

- Y bien, no me digas que trajeron más entremeses y abre bocas. Porque los de ayer estaban muy exquisitos y si es así, me quedo de una vez para comérmelos.

La morena fingió sonreír al comentario de aquella chica castaña de ojos verdes que se detuvo al lado de la señora de cabellos rubios. No recordaba el nombre de la madre de Lena, no recordaba tampoco que la hizo levantarse tan temprano un domingo solo para ver como un montón de ojos la descocían, literalmente.

- Lo siento. Solo vine a traerles la factura del servicio de transporte porque a la dueña se le olvidó entregárselas anoche y debe ser cancelado lo más pronto posible.

Necesitaba salir de allí en voladillas, corriendo. Desaparecerse o tele transportarse. Su plan se había arruinado por completo... Su día se había ido al carajo en tan solo segundos!!! No quería dirigir la mirada hacia donde estaba Lena pero sabía que las dos estaban muy incomodas.

- Vamos amor, o se nos hará tarde - Por fin hablo el rubio, sacando todo el sarcasmo que tenía guardado para la guerra que estaba comenzando -Si nos damos prisa, tal vez no tengamos que unir el desayuno con el almuerzo.

Sash no dejó nunca de abrazar a Lena y esta no hizo nada por quitárselo de encima. Ahora entendía porque Nastya le había apodado la ventosa, iba muy bien con sus cualidades. La castaña pasó por un lado de esta y la haló del brazo, dándole una mirada de que está pasando?

- Lo siento, debo ir por mis cosas - La voz de Lena fue algo más como un susurro y se perdió escaleras arriba. Inessa había desaparecido por el corredor con la factura que había llevado Yulia. Nastya, subió detrás de la pelirroja apenas esta hizo el comentario y ahora solo estaban Sash y Yulia dentro del mismo tablero donde la disputa claramente iba a estar a favor del joven de mirada arrogante.

- Así que eres una mesera, quien lo diría... No parecías una cuando te conocí.

Yulia aún permanecía parada del otro lado de la puerta. Aquel comentario no la ofendió para nada porque para llegar a donde estaba, tuvo que haber pasado por muchos puestos de trabajo, incluyendo ese, el cual aquel estúpido chico creía habérselo arrojado como insulto.

- Me gusta mi trabajo, es lo que soy. Parezco lo que realmente soy. Aunque siendo tú, abriría bien los ojos para saber a quien tengo a mi lado, si es lo que aparenta ser. No crees?

Yulia sonrió con suficiencia al ver que había logrado borrar la patética sonrisita sarcástica del rostro del joven. Había sido un punto fácil de ganar para ella. Ahora estaba participando también dentro del mismo juego sin pensar que ya sumaban tres participantes.
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Mensaje por andyvolkatin 11/1/2017, 1:11 am

Hola Very Happy
muy buen capitulo
espero la sigas pronto
esta interesante study
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Mensaje por Aleinads 12/28/2017, 10:20 am

Esta muy buena la historia, continua pronto!
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