HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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—Necesitas un televisor, por lo menos de sesenta pulgadas y un sistema de audio… «digital» —le aclaro—, 7.1 Dolby Digital. Además, un Blu-ray y también una consola de última generación, como… no sé, un PS4 o un Xbox One…
—¿Algo más? —me dice con una mirada expectante, reposada sobre su brazo y lado derecho, apenas con una camiseta de dormir de tiras y unas cómodas bragas de algodón, por debajo de las sábanas. Yo llevo menos que ella. En Ekaterimburgo hace calor, estamos en verano y yo, odio cualquier cosa que me provoque aún más; excepto ella, ella puede pegarse a mí como una ventosa, no me molesta para nada, pero divago.
Amo el tiempo que paso aquí, pero su casa es muy aburrida. De vez en cuando quisiera dormir con la bulla del televisor en el fondo, en lugar de un vinilo de una banda indie o de los setentas.
—Prefiero mi vida simple —me dice, presentando su caso.
—Vamos, no te pido mucho, Cuervito, es un sacrificio menor —Hago un puchero. A Lena le encantan esas cosas, las encuentra «adorables».
—Te va a costar encontrarme un apodo aceptable y que te guste.
—Me gusta Cuervo.
—No son cuervos.
—Parecen cuervos.
—Pero no lo son, solo son pájaros.
—Los cuervos son pájaros y los tuyos parecen cuervos saliendo de una pluma —insistí— Tú te lo tatuaste, culpa al artista.
—Búscame otro apodo.
—Cómprate una tele —ofrecí como un trato.
—Así que, me llamarás Cuervo hasta que equipe mi casa con la última tecnología, solo para que vengas y la admires a ella mientras me tienes desnuda a tu lado.
No voy a negar que esta mujer sabe jugar, realmente sabe mover sus fichas. Pero hay que encontrar algo más que hacer que no sea verle las pecas de la espalda cuando duerme después de tener relaciones. No que no me gusten sus pecas, tiene exactamente cuarenta y cuatro desde el cuello al coxis y todas son muy lindas, pero… quiero un televisor.
—Podríamos divertirnos —continuo—, ya sabes, ponemos una película, vemos unos quince minutos, tenemos sexo, la volvemos a comenzar, llegamos hasta los cuarenta minutos, volvemos a distraernos y la terminamos de ver a la tercera o cuarta vez.
—Para entretenernos con una película podemos ir al cine —refuta y tiene un buen punto, pero yo tengo uno mejor.
—Pero ahí no podemos llamar mucho la atención, porque ya sabes que pasaría si nos descubren. Además, si la vemos aquí, podemos hacerlo sin ropa, mientras comemos palomitas o sushi, yo sé como te gusta el sushi. Y no tienes que preocuparte de preguntarme cosas en medio de la película, nadie te abucheará.
—Bueno, en eso tienes razón, pero…
—No, no más peros, es una idea genial y si no quieres verla entre semana no tienes que hacerlo, vienen con botón de apagar, ¿sabías?
—Cuando no salgas tú en la tele, querrás decir.
—Bueno, ese es otro plus, puedes ver la alfombra roja y esperar que diga algo en código para que sepas que estoy pensando en ti. Tal vez mencione cuánto me gustan los cuervos o algo así.
Suelta una carcajada suave y niega, lamiéndose el labio inferior, como si se estuviera absteniendo de decir algo que la perjudique después.
—¿Sabes? Eres el colmo, porque ya sabía que vendrías con este tema un día —dice levantándose de la cama, dirigiéndose al delgado mueble de madera que tiene en frente de su cama— ¿Vas a buscarme otro apodo?
—Ya sabes qué tienes que hacer para eso.
Levanta una ceja, sonreía de oreja a oreja, y me da la espalda para abrir las puertas.
—¡Lena, tenías una televisión y nunca me lo dijiste! —Acabo de llamarla por su nombre. Boba, tonta Yulia. ¡Por Dios, eres una idiota!
Cierro los ojos, lo más apretados que puedo, y me maldigo porque no pude pasar ni una noche sin romper la promesa de llamarla Karen.
—¿Te gusta? —me pregunta sin inmutarse por lo que acabo de decir.
—Amm…
—¡Sí te gusta! Vamos acéptalo, es de setenta pulgadas, diez más de las que querías —Todavía sostiene esa increíble sonrisa, tan grande que empiezo a dudar si lo dije en voz alta.
—Me… en-encanta… Em…
—¿Que pasó? ¿No pensaste que cedería tan fácil?
No digo nada, todavía no sé como disculparme.
«Cuervo, perdón por llamarte Lena, en la emoción de la sorpresa olvidé que no debo hacerlo», no funcionará.
—¿Es porque me llamaste Lena, verdad? —dice acercándose y gateando sobre el colchón hasta llegar a mí.
—Lo siento.
—Me gusta cuando lo haces, ya te lo dije, no hace falta que cambies eso.
—Pero quiero hacerlo.
—No sucederá en cinco minutos, tu costumbre es llamarme por mi nombre o mi apellido, y para serte sincera me gusta —Estira su mano hasta mi rostro y me hace a un lado una hila de cabello que caía sobre mi cara— Eres la única persona de la que me gusta escucharlo y no quiero que te preocupes por eso, está bien. Es un nombre, es mi nombre, mi antiguo nombre, pero mío al fin. ¿De acuerdo?
Esta mujer va a matarme lo juro, me va a convertir en malvavisco y me va a derretir en chocolate caliente.
—¿Quieres ser mi novia? —le pregunto en un susurro.
Jamás pensé que su sonrisa podía crecer aún más. Quizá son sus ojos que se entrecierran un poco cuando sus pómulos suben, y que la comisura de su boca me deja ver un poco de sus blancos dientes, lo que la hace más grande, más sincera, más profunda.
—Vamos, no me vas a dejar esperando una respuesta toda la noche ¿o sí?
No se mueve, pero se acerca a mí y junta sus labios con los míos, todavía sin besarme, solo juntándolos y, sin emitir un sonido, asiente, rozándolos apenas, haciendo que mi espalda se llene de puntos diminutos gracias al escalofrío que acaba de atravesar mi columna.
Ella se levanta un poco, sin separarnos, y se inca a horcajadas sobre mí.
Sí, esta mujer va a ser mi muerte, mi gloria y mi muerte, sin duda… pero por lo menos ya tenemos un televisor y yo acabo de pasar de nivel.
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«Novia»
Es un término... extraño, para mi.
A veces lo digo y es como si tuviese una relación de adolescente.
Mi «novia», mi «enamorada», mi «polola», mi «bichito», «cosita», «princesa», «muñeca», «mujercita», «hamburguesita».
Dios, son tan infantiles y ya no somos un par de niñas. Pensándolo bien, «novia» no se escucha tan mal, no después de todos esos ejemplos.
Lena Katina, «mi novia», o mejor dicho, Karen Ronan, «mi novia», suena a que la poseo, es mía y sí, está conmigo, pero las personas no son dueñas de otras; no es como quiero que esto empiece.
Creo que la frase «estoy en una relación con Tal Cual» funciona mucho mejor o también la buena corta «Tal Cual es mi pareja».
Pareja, eso.
Suena a algo de adultos, a algo importante, con valor, algo que debe durar más de cinco minutos, a algo que hacemos juntas como si fuésemos un equipo. Somos una pareja.
—Buenos días —"Qué no lo diga, qué no lo diga, qué no lo diga"—, Yulia.
Uf, bien. Esto va a ser difícil. Aunque debería dejar de preocuparme tanto por como suenan las palabras, finalmente no dictan nuestro comportamiento y ya no tenemos diecisiete años, ¿no?
Debe ser porque desde Sergey no he tenido una relación seria, todas han sido mujeres de una o pocas noches, y ahora tengo a Lena... de «novia» y esto es serio, es de grandes, es épico o tiene el potencial para serlo, sí.
—¿Viste algo devastador en las noticias?
—¿Qué? No, ¿por qué lo dices?
—Bueno, es que fui a bañarme y tenías una cara como si hubieses comido un jarro de Nutella y al regresar llevas una cara de pavor un tanto preocupante.
Basta Yulia, la vas a asustar. Es una miserable palabra, una que tú misma usaste anoche cuando le pediste ser tu «novia». ¡Relájate!
—Ah…, sí. Otro avión se cayó y, la verdad, ya parece como si la los extraterrestres estuvieran en temporada de caza.
—Por suerte no vuelas aquí, conduces —dice mientras se coloca un buzo flojo y grande que le cubre la cola entera. Tal vez ya no tengamos diecisiete años, pero ella sigue teniendo esas largas, tonificadas y níveas piernas, por las que todos mis amigos babeaban entonces —Voy a ir al supermercado. Quiero comprar los ingredientes para cocinar el cerdo a la cerveza que te prometí. ¿Quieres venir?
¿Cómo decirle que no a mi «novia»? Eso, acostumbrémonos al término.
Llegamos al local y ella tomó uno de los carritos y yo la seguía de cerca. Debo decir que me defiendo en la cocina, porque lo hago, siempre supe cocinar, pero hace tiempo que no piso un supermercado y me siento algo perdida.
—Yulia, ¿podrías por favor ayudarme e ir por las cervezas? La sección de licores está ubicada de este pasillo hacia el fondo —me pide con un beso en la mejilla y ¿cómo decir que no con ese gesto a mi «novia»?
Camino directo hacia donde me señaló y me encuentro con un área enorme de vinos, whisky, ron y las cervezas hasta el fondo.
Ahora, que se supone que debo comprar, tengo predilección por una marca en particular, pero he escuchado que la cerveza alemana es la mejor, claro que nunca he ido a Alemania, pero si es tan famosa debe ser por algo.
Escojo dos six-pack y uno de Guinness por si la alemana que llevo no funciona y regreso a la sección de carnes, donde estaba Lena buscando la mejor pierna de cerdo.
—¿Todavía sigues frecuentando a Yulia? —Escucho a una mujer hablando a lo lejos y las miro por detrás de la estantería. Su voz se me hace conocida, pero al estar de espaldas no logro descifrar quién es— Espero que no te estés creando falsas esperanzas sobre cuán serio es esto para ella. Yulia no es el tipo de mujer que tiene relaciones, si sabes a lo que me refiero.
—No me hago ideas. Yulia y yo estamos llevando las cosas con calma y todo va bien, Dinah —Por supuesto, quién más, su ex jefe.
—¿Ves? Te estás haciendo ilusiones con una estrellita del espectáculo que te dejará en unas semanas cuando se canse de su nuevo juguete.
¡¿Estrellita?! Ya sabemos a dónde no vamos a volver en mucho tiempo. ¡¿Y quién diablos se cree llamando a mi novia un «juguete»?!
—No soy un juguete para Yulia, soy su «pareja».
Esa es mi cosita, mi hamburguesa, mi bichito, mi polola. Sí, esa es «mi novia».
—Espero que no te decepcione.
—Perdón, ¿las interrumpo? —digo acercándome peligrosamente hasta los labios de Lena y dándole un grato beso que se siente diez veces mejor porque tiene toda la intensión de cerrarle la boca a esa mujer— Dinah, es un gusto verte, hace tanto tiempo que no me paso por el club.
—Lo he notado, espero verte pronto —me dice y puedo jurar que veo los signos de euros en sus ojos.
—Lo dudo, al menos por un laaargo tiempo —preciso— Ahora tengo una relación con Kay, como podrás ver —digo y antes de que pueda hacer otro comentario añado—: Bebé, compré estas marcas de cerveza, ¿están bien o quieres que vaya por otras? —le digo pasivamente, lo más abnegada que puedo. Lena no es un juguete, que lo sepan todos, es la mujer que me tiene de cabeza, loca, maníaca, idiota, embobada, jamás un juguete.
—Estas están bien, gracias —me dice ocultando una risa, y es que ver la cara que Dinah puso al vernos, tan cariñosas fue un premio inesperado, no le caben más, los ojos en el rostro.
Pero lo mejor de todo, es escuchar a tu «novia» tomarse las cosas tan en serio como tú y llamarnos ante el mundo una pareja.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Desafortunadamente hay un personaje que ya está, pero que más adelante comienza hacerse más pesado que un grano en el trasero, por eso me cae de as mil patadas!
Capítulo 73: Keep Calm
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El Cuervo me enseño ayer sus fotos, son increíbles. Su proyecto cada vez va quedando mejor.
Los días que no pasamos juntas -porque yo regreso a Moscú-, ella toma su auto y viaja; visita pequeños pueblos o cruza la línea estatal buscando escenarios perfectos.
Yo regreso a Ekaterimburgo los viernes en la noche y de vuelta a la costa los martes en la mañana, lo que nos da 3 días y 4 noches juntas y 4 días y 3 noches separadas, todo muy bien repartido, pero lo odio.
Ambas entendemos las demandas que nos hemos puesto personalmente. Yo no abandonaré mi trabajo, ella no dejará su nueva vida. Cosas que ni siquiera necesitamos hablarlas, es así, no hay alternativas.
Sin embargo, son las noches y los días que no compartimos juntas, los que se apoderan de mi nostalgia.
Tener a la persona que has deseado por tanto tiempo -y a quien sabes que amas- lejos… es una de las ironías más crueles que puede tener la vida.
Lo peor será cuando ella deba empezar a viajar a otros estados más apartados, cuando el paseo deba durar muchos más días de los que actualmente tenemos planeados, cuando deba transportarse en avión para llegar allí y poder regresar a tiempo. Y sé que será duro, porque ella no quiere eso.
Quiere vivir del momento, quiere ser libre como un maldito cuervo -que bien le queda el sobrenombre-, quiere poder sentir el viento y quedarse en un minúsculo motel en la carretera, porque el punto de todo esto no es el apuro con el que haga las cosas, sino las experiencias que acumule al hacerlo. Las fotos, no son más que un recuerdo, que un…
…momento de su vida.
Creo que puedo estar loca por decidir esto, pero… tengo que empezar a poner mis cosas en orden.
Toda persona que conozco aseguraría que es demasiado pronto para tomar una decisión así, que una semana de relación no amerita un cambio drástico de vida, pero no estoy planeando mudarme con ella mañana, tampoco en abandonar mi trabajo. Eso sí, si dejo las cosas en orden desde ahora, seguramente en diciembre podría tomarme un año sabático, un año, para viajar, para estar con ella, para compartir esos momentos, para crear recuerdos, para golpearnos con las patas de los muebles desconocidos en esos cuartos de motel.
Una semana.
¡Dios, Yulia, tómate las cosas con calma!
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Hoy Anna me sorprendió.
Llegué a casa después de un extenuante día de trabajo. Eran las siete de la noche y ella estaba ahí esperando a que yo llegara, acurrucada con su Yorkie en el sillón de mi sala de estar.
No odio al animal, la verdad es que Chesca es de esas perritas que son muy bien portadas y no conozco a mascota más limpia que ella. Pero no me gusta que bote su pelo por todas partes y eso es, inevitable.
—¡Hey, Chesca! ¡Ven! —le dije chascando los dedos. Ella alza su cabeza, casi como si fuese un pollo y regresa a verme, saltando de los brazos de su dueña para ladrarme y obligarme a que la cargue rasgando sus patitas en mis piernas.
—Su nombre es Franccesca.
—Tú le dices Franny, yo le digo Chesca —respondí a mi amiga que se notaba completamente decaída— ¿Peleaste con Sergey?
—Algo así —dijo haciéndose a un lado para que tome asiento en el mismo sofá. Yo seguí ese gesto inconscientemente mientras acariciaba el suave y perfumado pelaje de esa inquieta perrita.
—Y, ¿me vas a contar? —Negó moviendo su cabeza de lado a lado y se sentó finalmente e mi lado.
—Necesitamos un lugar dónde quedarnos por unos días —dijo tomando a su bebé de mis manos— No quiero ir a un hotel, no quiero ver paparazzis preguntando ¿por qué?
—Ya sabes que no te hace falta preguntar, esta es tu casa, Anna.
—Gracias, pero igual quería hacerlo, sé que no te gustan las mascotas y no puedo dejar a Franny con él —aclaró— Entiendo si no quieres que nos quedemos, yo podría…
—No hables tonterías —le dije levantándome de inmediato— Mañana le diré a Masha que vaya a comparar una cama para que Chesca duerma y te prepare la habitación grande para que estén más cómodas, por el momento puedes ocupar la de huéspedes.
—Gracias, Yulia. De verdad te lo agradezco.
No es nada, me gusta tenerla aquí y mejor cuando no está el idiota de mi ex con ella.
Unas horas después comenzamos a preparar la cena. La vi un poco más animada, pero todavía con una penumbra en su cara. Necesitaba que me dijera ¿qué pasó?
—Solo dime que no te lastimó.
Una frase que fue seguida de un largo silencio. Pero finalmente abrió sus labios para hablar.
—Lo encontré con Katya en nuestra cama —dijo y yo me corté un dedo por el shock de escuchar esa confesión. Me ayudó desinfectar la herida y a ponerme un curita, todavía sin especificar más detalles sobre ese desagradable evento.
—¿Estás bien? —pregunta al verme reaccionar con dolor al apretar sin querer mi dedo cortado con mi pulgar.
—Gracias por esto, pero la que debería estar preguntando ¿cómo estás? soy yo.
—Amo a Sergey, así que estoy muy herida, pero ya no más. Se acabó, no voy a seguir aguantando que todas estas cosas pasen en mis narices. Por lo menos antes las llevaba a otro lugar, ¡yo que sé! —reclamó molesta— Soy una tonta y pensar que ciegamente le creí a él, cuando me insististe que no había pasado nada con Lena y yo… No fue ella, ¿verdad?
Veo la tristeza e inseguridad en su rostro, me mira con lágrimas corriéndose en sus mejillas, esperando que sea sincera, que no le mienta, que la alivie, porque no quiere estar equivocada una vez más, pero no puedo engañarla para que se sienta mejor por confiar en él cuando eso sucedió.
—No, no fue ella. Lena estuvo en esa fiesta conmigo, lejos de mí, pero ahí… conmigo.
—La odié por tantos años, Yulia. ¡Dios! te culpé por enamorarte de ella, hasta quise aborrecerte a ti también, por elegirla a ella en lugar de a mí —llora pidiéndome perdón con la mirada— Debía saber que lo único que querías es que yo abriera los ojos.
—Lo siento, Anna. No sé cuando Sergey se volvió tan imbécil.
—Fue cuando terminaste con él… cuando finalmente entendió que jamás te recuperaría porque te gustan las mujeres y él tiene algo que le cuelga que lo elimina del juego —reí con ese comentario porque es completamente desagradable imaginarme a su colgante pene entre sus piernas.
—Lo siento, no debí…
—Tranquila, tuve la misma imagen mental —me dijo sonriendo también y limpiando su cara con la manga de su buzo— Creo que me hacía falta verlo con mis propios ojos para darme cuenta de que era la basura que me repetiste tanto, pero… lo amo, no quería…
—Sergey, no se merece tu tiempo ni tu atención, mucho menos tu amor —le aseguré acariciando los castaños cabellos de una llorona y quejosa pequeña, que acompaña a su dueña en su dolor— Eres bienvenida a quedarte aquí, el tiempo que necesites. Es más, mañana vamos por todas tus cosas y te mudas inmediatamente.
Me agradeció y se lanzó a mis brazos, cosa que no es muy común que yo responda, pero mi amiga acababa de confesarme que por fin abandonaría al idiota que la ha herido tanto y no pude dejarla colgada de brazos.
De repente, una bola de pelo empezó a hacerme cosquillas el cuello y ambas reímos al separarnos para darle un poco de atención a mi nueva compañera de habitación. ¡Oh, sí! Seguro viene a dormir conmigo, le dejaré la puerta entreabierta para que pueda entrar.
—Vamos a terminar la cena, que estoy muriendo de hambre —les dije a ambas y bajamos nuevamente a la cocina.
Mañana mismo traeremos sus cosas, solo espero que Sergey no se ponga pesado y venga a mi casa a protestar. Lo menos que quiero es tenerlo de acosador ni con Anna, ni conmigo.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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—Siete enormes maletas llenas de ropa. ¡Siete! Y todavía nos falta ir por todo lo que quedó en los cajones del armario.
—Anna debe tener muchísimo vestuario, creo que tendrás que hacer varios viajes —me dice sin darme muchas esperanzas.
—No lo digas, que solo sacamos las cosas de su alcoba y ahora que lo pienso hay dos habitaciones más en esa casa. No quiero ni pensar que sean sus «extra» clósets.
—Creo que vas a tener que hacerte a la idea, así como hablar con cuidado cuando esté cerca.
Bueno, ¿y cómo te cuento que Anna ya sabe de ti, que además está guardando tu secreto y que está feliz por las dos?
Bien, pues te lo digo y ya, ¿no?
—Em... Cuervito —protesta inmediatamente al escuchar nuevamente su apodo—, ¿recuerdas que te conté sobre la intervención que me hicieron los chicos el otro día?
—Mmm nop, no tengo memoria de esa charla. ¿De qué trató?
—Pues, querían que deje de buscarte y... emm…
Soy una cobarde. Se va a alterar y va a querer escapar nuevamente y yo estoy a dos horas de distancia y…
—Yulia, habla. Empiezas a preocuparme.
—No, todo está bien, Nada de preocupaciones. Es solo que —"Valor, Yulia"—… Okey, lo voy a decir, pero tienes que estar calmada.
Repite mi nombre con una notable angustia, creo que estoy creando una situación muy incómoda e innecesaria, después de todo es Anna… solo Anna.
—Los chicos me pusieron un detective privado y él descubrió que estaba yendo a Ekaterimburgo a verme con una Karen, que eres tú, y nos tomó un montón de fotos…
—¡¿Qué?!
—Tranquila, que no pasa nada, porque el tipo tiene un contrato de confidencialidad únicamente con Anna y le dio la información y las fotos solo a ella, nadie más sabe nada. Creen que sigo buscándote y que estoy «acostándome» por ahí… con alguien.
Listo, ya está… Ahora, no entres en pánico, no pasa nada.
—Lena, habla. Di algo, por favor.
—¿Anna sabe de nosotras? —pregunta bajando el nivel de su alerta— ¿Y qué piensa?
Bien, no lo tomó mal, eso es bueno.
—Dijo que te de un abrazo y que todo estaba bien, que le gusta verme feliz… y a ti también —le aclaro— No dirá nada, no te preocupes.
—Hmm —murmura sorprendida— Así que, ¿todo tranquilo en ese frente? Anna ya sabe que yo soy Karen, me imagino, por las fotos.
—Sí, dijo que te quedaba bien el nuevo estilo que tienes…
—Okey —dice muy relajada—, si tú confías en ella… yo… Todo está bien conmigo, también.
Perfecto, en realidad, es genial. No tengo que pasar preocupada de hablar con ninguna de ellas y arruinarlo todo. ¿Ves?, solo tenías que ser clara y soltar la lengua. No todo es el fin del mundo.
—Entonces, ¿vas a venir este fin de semana o te quedas ayudando a Anna a mudarse?
—No, por supuesto que voy, Anna puede hacer lo que tenga que hacer, sola.
—Pero ella va a querer pasar estos días contigo y yo estoy segura que tú también quieres estar con ella, a fin de cuentas, es tu mejor amiga.
—Pero los fines de semana son tuyos y no me voy a quedar aquí.
—Tráela —me dice, como si me estuviera pidiendo que le lleve una mudada de ropa. ¿Cómo pasamos de una alterada mujer que temía por ser descubierta a una tranquila novia que quiere ver a una antigua amiga?— Es tu cumpleaños y sería genial que puedas pasarla con tu pareja y tu mejor amiga, juntas. Podemos hacer muchas cosas para festejar.
No que no lo había pensado. Digo, lo de hacer muchas cosas, pero nada de eso incluía a Anna.
¿Cómo incluyo a Anna cuando lo único que quiero hacer, es estar desnuda con ella, en su cama, mirando esa enorme televisión que compró para mí?
—No lo sé —digo, todavía negándome a su propuesta.
—Piénsalo, será divertido.
Divertido, eso, eso es lo que temo, el tipo de «diversión» que vamos a tener.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Salimos hace dos horas, pero nos tomó casi tres en llegar a la casa del Cuervo. Todo porque Chesca se puso muy nerviosa y tocó bajarla del auto para que busque un baño por la carretera. Lo que en todo el trayecto nos ha quitado, por lo menos, una hora de viaje. Lo juro, es como viajar con un bebé pequeño.
Al llegar, parqueé el auto en el segundo garaje que Lena arregló para mí y bajamos las maletas ya que, por ser mi festejo de cuarto de siglo, nos quedaremos la semana completa y unos días más.
Chesca se puso como loca cuando llegamos, mucho antes de que tocáramos el timbre para que nos abra la puerta. Al parecer tiene un olfato increíble y el Cuervo le tenía muchas sorpresas preparadas.
Una cama muy confortable, solo para ella, unas galletas de perro que además le quiten el mal aliento, unos juguetes para morder y comida muy exclusiva, a la cual corrió desesperada una vez que Lena empujó la puerta.
—¡Dios, Franny!
Dijo Anna perdiendo el control de su bebé y yo moría de la risa junto con Lena.
—Pasen —dijo ella ayudando a Anna con sus maletas, estaba muy distraída buscando en qué dirección corrió su retoño.
—Lo siento, ha estado como loca todo el viaje y no hablo de la yorkie —digo saludándola con un beso.
—¡Hey!
—Las esperaba hace rato… pero entiendo por qué la demora.
Finalmente mi pelirroja amiga regresó con Chesca en manos e hizo las respectivas presentaciones.
—Fran, esta es Karen, una vieja/nueva amiga.
—¿Kay? Esta es… mi pequeña.
—Es un gusto conocer a Franny… y me alegra mucho verte.
Ambas comparten un momento que yo aprovecho para mejor ir a darme una vuelta por el baño, refrescarme un poco y pasar por un vaso de agua en la cocina. No soy el tipo de persona a la que le gusten los momentos Kodak.
Pero las veo de reojo, después de por lo menos cinco minutos siguen abrazadas, hablando lo que me imagino son disculpas y explicaciones. Ambas tienen mucho que decirse, mucho que entender y cosas que arreglar.
—Tal vez esta noche, tú y yo, pasemos juntas mientras ellas vuelven a amarse… Bueno, no exageremos, mientras se hacen amigas otra vez —digo acariciando esa castaña cabellera— Vamos, nos adueñaremos de la cama del Cuervo, veremos «Hotel para perros», sé que te va a gustar, ven.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 77: Sergey
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Seguirlas a Ekaterimburgo no fue difícil. El estúpido perro de Anna me facilitó no perderlas de vista, lo que si me intriga es que lleguen directo a la casa de alguien y no a un hotel.
Sé que Yulia tiene aquí a sus aventuras esparcidas por la cuidad. Lolitas sin otro talento que mover su trasero por dinero, en pocas palabras sus prostitutas, pero dudo que alguna de ellas sea la dueña de este lugar.
No pude ver quién les abrió la puerta, Anna desapareció al segundo y Yulia le siguió sin mucho esperar.
Ahora estoy aquí, a una cuadra de distancia de mis dos ex novias, pensando en mejor irme a un hotel de lujo a pasar la noche, buscar un poco de «alegría» por ahí y regresar mañana temprano a vigilarlas. Dudo que hoy vuelvan a salir, no creo que Yulia lleve a Anna a su noche de lesbianas.
Todavía me cuesta creer que ella sea una, que le guste más lamer que chupar, seamos realistas, eso es lo que hace, no hay mejor forma de decirlo. Pero yo reniego la idea, ella fue mía por muchos años y sé que le gusta, sé que muere porque alguien se lo vuelva a dar y ese, seré yo.
Todavía recuerdo cuando comenzó a ponerle los ojos a Lena, como todos en ese entonces. Pero ver a la chica que desde un principio se enamoró de ti -la que te rogaba hacerla suya cuando se aburría en clases, la que se escapaba de su casa para ir a visitarte a media noche a tu casa - fijarse en alguien más, es insoportable. Es cuando despiertas y te pones al ataque.
Lena Katina era devorable, todos querían con ella, sobretodo Yulia. Ella no se dio cuenta en ese entonces, no hasta un tiempo después. Yo lo noté en su actitud, en su sarcasmo con doble intención en la forma que tenía de quejarse como si le complaciera hablar de ella, y lo hacía, disfrutaba tenerla en la punta de la lengua. Así que cuando terminamos quise ver como reaccionaria si yo era el que la conquistaba y cuando por fin tuve mi oportunidad, Lena lo detuvo todo por no fallarle a su «amiga», a mi ex, cosa que a Yulia le llamó mucho la atención y fue cuando se dejó llevar por sus «gustos».
No era la primera vez que Yulia y yo terminábamos, pero siempre retomábamos todo unas semanas después. Lo que no sucedió, no pudimos regresar a ese lugar, al punto en que ella se daba por vencida de estar sola y me pedía volver.
Al sexto mes de separáramos se me ocurrió la estupenda idea de ponerla celosa. No había mucho que hacer, habían tantas chicas de la escuela que ella odiaba, era una tarea fácil, relativamente.
Salí con algunas de ellas, pero a Yulia parecía no interesarle. No fue hasta que, dos meses después de graduamos de la escuela, empecé a «gustar» de Anna, que ella puso algo de atención y vino a mí, como loca, a reclamarme mis intenciones.
Sí, la puse celosa, pero estoy seguro de que no fue por mí, sino por su amiga. Nunca le agradó la idea de que yo estuviera con ella, como si no fuese suficiente, como si Anna estuviese destinada a tener a un Dios a su lado, no a un ex. Sin embargo, era su mejor amiga y decidió no interponerse.
Anna y Yulia siempre parecían estar pegadas de la cadera, y yo decidí continuar la relación. Era una de las únicas formas de tenerla cerca y Anna servía para muchas otras cosas más que solo como imán de Yulia.
Pasó un poco más de un año y yo ya quería probar otras experiencias, me estaba cansando de pretender ser el novio perfecto de la chica equivocada. La idea de que Yulia y yo ya éramos historia se fijaba cada vez más en mis pensamientos y sucedió lo inevitable. Ella y Lena discutieron por causa del hermano de Anna, tuvo la primera decepción de ese ser perfecto del cual se estaba enamorando y toda la situación la dejó mal, andaba peor que muerto viviente caminando por el mundo y perdía el control de sus acciones.
Tuvimos una fiesta de ex alumnos de la escuela, unas semanas después y, como ya se le estaba haciendo costumbre, decidió beber de más. Anna estaba de viaje por trabajo y eso me daba la oportunidad perfecta para reconquistarla.
Para ese entonces Fyodor experimentaba con muchas de las drogas que Samir vendía y me pasó un par de pastillas que usé esa noche.
Para ese entonces el único problema que Yulia tenía conmigo era que no me quería para su mejor amiga, pero nos llevábamos bien, a fin de cuentas éramos «amigos».
Yo le sugerí que tal vez sería una buena idea volar un poco y le ofrecí una de las cápsulas, yo tomé la otra y unos minutos estábamos como locos bailando sin parar. Ella se disculpó para ir al baño y yo la seguí hasta una de las habitaciones.
Me le acerqué y empecé a susurrarle cosas al oído. Sabía exactamente como encenderla, no por nada tuvimos años de relación y Yulia siempre fue muy sexual. Comencé a quitarle la ropa y ella puso algo de resistencia, pero yo no daría un paso atrás, la quería, la necesitaba, la tendría, sería mía y no había poder en el mundo que lo impida.
Cuando empezó a empujarme y rasguñarme fue que entendí que sólo había una forma de convencerla y entonces escondí mi rostro mientras la abrazaba y le dije:
—Imagínala. Su piel blanca como la mía, sus ojos color verdes, sus labios rosados sobre tu piel.
Ella fue cambiando su disposición, fue relajándose en mis manos y empezó, a besarme, a acariciarme, a pretender.
Quién creería que la primera mujer con la que le puse los cuernos a mi novia fue su mejor amiga. Aunque ella no se acostó conmigo, sino con ella, con Lena.
Las drogas que yo le ofrecí para que cediera a mis deseos, le permitieron imaginarla, no era yo el que la hacía suya, era su imaginación y la maldita pelirroja que siempre tenía metida en sus pensamientos. Es… un golpe que te destruye, saber que la mujer que haz amado por años, tiene el mejor orgasmo de su vida pensando en alguien más.
Después de que se quedó dormida, me vestí y salí de ese lugar, fue la peor experiencia de mi vida. Hasta empecé a sentirme culpable de que las mejores amigas fueran a tener problemas por mi estúpido juego, pero Fyodor me comentó que, la chica a la que le di la pastilla, seguramente experimentaría pérdida de memoria como uno de los efectos secundarios de combinarla con alcohol. Y así fue, Yulia nunca recordó nada, como si todo hubiese sido un sueño, yo nunca sucedí esa noche, la última que estuvimos juntos.
Después de eso, poco me importó salir con otras mujeres, todas eran lo mismo, una dulce distracción de la relación que odiaba tener. Claro que estar con Anna tiene sus ventajas, la atención de los medios por ejemplo, qué mejor que eso, la razón perfecta para seguir con ella.
Anna es inocente, demasiado. No es tonta, pero cree todo lo que le digo ciegamente. Puedo salirme con la mía contándole una historia y listo, por lo menos así fue hasta Katya.
De esa fiesta, pasaron algunos años de no ver a Lena, en los que Yulia se dedicó a lo mismo que yo, conocer cuerpos y olores de distintas mujeres sin pretensiones de encontrar a alguien especial.
Y yo pensé que ya había dejado mi odio por Lena atrás, hasta que un día fuimos a un espectáculo juntos, Anna, Yulia y yo. Nos hospedamos en el mismo hotel que cierta pelirroja que también tenía un evento en la ciudad esos días, y pude ver cómo ella seguía teniendo un claro poder sobre mi ex.
Yulia se compró un vestido para la noche, específicamente para un evento privado del estudio, donde no podría vigilarla. Estaba hermosa y los celos regresaron a mi sangre recorriéndome el cuerpo entero.
Anna fue a una entrevista y, como siempre, yo ya le había puesto el ojo a una de las fans que estaba como poste en la puerta del hotel.
No fue hasta la madrugada siguiente que Anna entró y encontró la ropa interior de esa boba adolescente y fue que se me ocurrió la mejor idea que pude tener. Culpar a Lena.
Anna no dudó, no discutió, se creyó que me encontré con Lena en el bar, que me ofreció tragos y luego me «obligó» a acostarme con ella. La inocencia pura de mi novia, o su amor por mí, quién sabe, pero funcionó. Fue una linda jugada, ella salió en mi defensa, aunque Yulia le juró que Lena pasó con ella en ese evento toda la noche.
Después de esa noche la mención de su nombre era como llamar al anticristo. Yulia tuvo que alejarse nuevamente de la idea de arreglar las cosas con la pelirroja esa para no perder a Anna y yo... yo gocé cada segundo desde entonces hasta el día que se hizo pública su desaparición.
La verdad es que ese día me pregunté a mi mismo por qué no se me ocurrió hacerlo antes; contratar a alguien que la secuestre y la tire en un acantilado por ahí. Lena Katina encontrada muerta tras un fallido secuestro, sería el fin de ese soñado romance.
Ahora, en cambio, vive a merced de encontrarla, viajando de aquí para allá, esperando verla una vez más.
Y si lo hace, ejecutaré mi nuevo plan y me desharé de una vez de esa molestia en mi vida. Tal vez Yulia nunca sea mía nuevamente, pero Lena no la tendrá jamás. No la merece, nadie más que yo, nadie.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Cuídate mucho y que estés muy bien. XOXO
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 78: A Call
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—Hey, perdón. No quería despertarte —me dijo Lena entrando a la cama. Tal parece que cierta compañera de cuatro patas está abajo ya -a punto de dormir en su nueva cama a un lado de su dueña-, puedo escuchar sus pisadas sobre la madera y unos susurros incomprensibles de Anna.
—Hablaron por mucho tiempo —murmuré moviéndome más hacia mi lado, por suerte Lena no es alérgica. Chesca estuvo jugando como loca entre estas sábanas hasta que nos quedamos dormidas.
Es bueno que esto sucediera así, estoy segura que no será la última charla larga que tengan pero ya van alivianándose las cosas entre ellas, la siento tranquila y feliz.
La mañana siguiente Lena y Anna salieron al parque, Chesca necesitaba un respiro y yo tomar una larga ducha y una taza de café bien negro.
El día estaba tibio, un poco nublado lo cual fue perfecto. Podríamos ir de paseo al desierto, hacer unas fotos y alejarnos un poco, sin cocinarnos en el auto, lo que es mejor sin llamar mucho la atención.
Anna es bastante famosa estos días, el hecho de que haya podido tomarse unas vacaciones es casi un milagro y no queremos estar llenas de prensa por aquí y por allá.
Yo estaba lista para salir cuando ellas regresaron y Anna fue a alistarse mientras Lena y yo nos turnábamos entreteniendo a la yorkie.
—No sabía que te gustaban los perros —me comenta al verme tan afectiva con mi castaña nueva amiga.
—¿Celosa? —le dije abriendo los ojos ese mismo instante— ¡Eso sonó pésimo, perdón! —le dije inmediatamente y reímos juntas después de disculparme con un beso— No me desagradan, pero la diferencia con Chesca es que ella me quiere y además ama a Anna —le explico— Un día mordió a Sergey porque le alzó la voz y, cuando el idiota trató de golpearla, yo le chiflé y corrió hacia mí. No le tocó un pelo ese día, tampoco se atrevía a agredir a Anna desde entonces, le clavó tan duro los dientes que tuvo que ir al hospital para que le cocieran dos puntos.
—Vaya, Franny es tan terrible como su tía.
—Tía, me gusta esa asociación. Tal vez sea lo más cercano que tenga a un hijo.
Jugamos por un tiempo más hasta que escuchamos a Anna bajar apresurada las gradas, con su celular en mano.
—¡Yulia, arrestaron a Samir! —dijo alarmada, le había llamado Fyodor desesperado, buscando algo de dinero para la fianza y para que se comunicará conmigo.
En ese minuto, preparé mis cosas para regresar, si tenían que llamarme a mí, en lugar de mis padres, es porque es algo grave, lo suficiente para que me presente en persona.
Le pedí a Lena que no se preocupe y a Anna que se quede con ella, no quería demorarme en el regreso, viajando con Chesca, así que subí en mi auto tomé la carretera a casa.
Una llamada arruinó todo mi fin de semana. No quiero imaginarme el tipo de problemas en los que se metió ahora y con quien. Solo espero poder ayudarlo sin involucrar las influencias de nadie, mucho menos de mis padres.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 79: Classified
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Llegando al cuartel de policía fui notificada que mi hermano estaba siendo interrogado por varios detectives de Moscú y por unos investigadores de la KGB.
Definitivamente es serio. Hasta que él no pida por un abogado o terminen de hablar con él, no puedo verlo.
Fyodor estaba ahí, esperando a que llegara y muy nervioso. Me contó que Samir se comunicó con él apenas llegó a la comisaría para que coordine la fianza con mis padres, la cual fue negada por la presencia de los agentes federales. Como siempre, el interés de su buen nombre antes de realmente ayudar a su hijo.
El abogado de mi hermano se rehusó a hacerse cargo por ser parte de la firma que representa a la familia y mis padres no quieren conexión con este caso. Lo que me pone en una situación muy incómoda, no tengo ni idea de donde buscar un profesional competente.
—Necesito un abogado, y pasar por un banco para cancelar la fianza —digo en voz alta mientras me rompo la cabeza pensando en quién podría recomendarme uno.
—Llama a Lena, ella sabrá que hacer —me responde Fyodor que se encontraba a dos metros de distancia, no me había dado cuenta de que todavía estaba aquí— Mientras más tiempo pase, esto podría ponerse peor.
¿Cómo diablos sabe él esto y qué podría saber Lena acerca de…? Por su papá, claro él era policía, detective. Debe tener conexiones, influencias.
Busco un lugar con mejor señal y recluido de la gente de la estación para poder hablar con calma.
—Lena, necesito tu ayuda, mi hermano está con unos agentes federales y Fyodor me recordó que… es por… me imagino que tu conoces a un abogado.
—Fyodor… ¡Diablos! Me lo pasas, por favor.
—Necesito el nombre del abogado, no que tengas una charla de corazón a corazón con un viejo amigo del cual todavía te estás escondiendo.
—¡Pásame a Fyodor, Yulia! —levanta su voz enérgica sin darme ninguna explicación.
En ese momento le hice una seña y sin decirle una sola palabra más le entregué el celular.
—Lena —dijo sin sorprenderse de quién lo había convocado, y se dio vuelta contestando con monosílabos en voz muy baja— No… Sí, le pregunté… Nada… Lo sé, pero yo no… Sí, lo recuerdo… Está bien… Okey… —Cortó la llamada y me entregó el aparato sin explicación alguna y dijo—: debo irme Yulia, lo siento.
Iba a marcarle nuevamente a Lena a preguntarle qué diablos fue todo eso, pero entró una llamada de un número desconocido.
—Señorita Volkova, habla Grigori Pávlov, soy el abogado personal de la Señorita Ronan, estoy a dos minutos del cuartel, le sugiero que no emita ningún comentario ni haga solicitud alguna con respecto a su hermano, cuando llegue hablaremos con más calma sobre el caso.
Abogado de Lena, que además conoce su nuevo nombre… No sé si sentirme la persona más estúpida del mundo o traicionada o qué demonios.
—Len…
—No me llames por mi nombre, por favor. Es importante que nadie ahí sepa que estoy involucrada con esto o será más difícil ayudar a Samir.
—Karen, ¿explícame en este instante que está pasando?
—Yulia, Pávlov se encargará de todo y te ayudará, pero no podemos hablar mientras estés en la comandancia. En la noche te llamaré.
Y con eso me colgó. En que pesadilla me metió mi hermano, o mejor dicho, nos metió. Lena, Fyodor, ahora este sabelotodo que se supone solucionará este problema.
Lindo cumpleaños el que tendré mañana. Sí… gracias Samir.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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La espera me tenía, literalmente, desesperada.
¿Cómo diablos te relajas, cuando tu hermano está en un cuarto gris lleno de policías y con un abogado desconocido que podría estar firmando su sentencia de por vida?
Que Lena lo conozca no me dice nada, no da alivio, después de todo, su papá era policía también. Si la recomendación viene de ahí, nada de esto es bueno para Samir.
—Señorita Volkova, vámonos por favor. Hablaremos en mi despacho —dice el abogado al salir, apoyando su mano en el hombro de mi desdeñado hermano.
Yo los sigo sin decir una palabra, me muero por saber qué pasa pero sé el significado de la palabra prudencia.
No hablamos nada en el automóvil, Pávlov nos pidió mantener el silencio con una seña y permanecimos mirando al panorama, cada uno por su respectiva ventana.
El ascensor se abrió en el piso 32 del rascacielos de su firma. Se nota que es exitosa por el lujo de este lugar, lo que de cierta manera me tranquiliza, me siento en buenas manos.
—Bien, ahora sí podemos hablar tranquilos —dice el hombre tomando asiento en la cabecera de una enorme mesa de la sala de reuniones— El asunto es el siguiente. Samir fue llevado a la comisaría con una falsa detención. Por lo cual, no fue difícil sacarlo de la comisaría.
—¿No fue difícil? Pasamos ahí más de tres horas —exclamo aun molesta por toda la situación.
—En las cuales colaboramos con la policía sin involucrar a su hermano en más problemas —dice el hombre, justificando su último comentario.
—¿En qué diablos te metiste Samir?
—Yo...
—Su hermano no se metió en nada y por suerte me llamaron antes de que eso suceda —lo interrumpe el abogado, evitando que dé información de más.
—¿Puede alguien explicarme qué es lo que sucede?
—La policía federal está llevando a cabo una investigación para aprender a miembros de una mafia que se está expandiendo en todo el estado —explica— Sin embargo, este grupo es muy poderoso, tanto, que infiltrarse en él es casi imposible.
—¿Y qué tiene que ver mi hermano con esto?
—Quieren usarlo de informante, por eso le tendieron una trampa y lo arrestaron con falsas acusaciones, para poder intimidarlo y persuadirlo de que acepte el trato a cambio de su libertad.
—Tan falsas no deben ser esas acusaciones, sino ¿por qué te querrían especialmente a ti?
—Yo... tengo una... deuda...
—¡¿Deuda?! ¿Con unos mafiosos? ¿Estás loco, Samir?
—Calma. Todo lo que tenga que ver con asuntos de dinero con ellos es solucionable, lo crean o no, estos tipos suelen tener más palabra que un honesto policía.
—¿Cuánto?
—Yulia...
—¡¿Cuánto?!
—Tres...
—¡¿Trescientos mil?! ¿Qué hiciste, te fumaste el Amazonas?
—Tres millones —me aclara Pávlov y esa es una suma que ni siquiera se me pudo haber pasado por la cabeza en un millón de años.
¿Cómo diablos llegas a deberles tres millones de euros a unos mafiosos?
¡¿Cómo?!
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Tenía once años cuando mi tía Tina nos enseñó a jugar póker, Samir siete.
Era un juego nada más, una forma de distraernos las noches que no había nada que ver en la televisión o que nos aburríamos del Monopolio y las escondidillas.
Aprendí muchas cosas útiles jugándolo, como intuir cuando alguien miente o cómo leer el lenguaje corporal cuando tu oponente trata de ocultar sus jugadas.
Todavía recuerdo las noches de póker con caramelos, cuando era una adolescente. Nos sentábamos en la mesa de juegos de la casa de los Katin y pasábamos, gran parte de los viernes en la noche, con unas cajas de pizza y buena música.
Por eso no sé qué revelación fue más impactante esta tarde, el hecho de que mi hermano debe tres millones de euros a la mafia más peligrosa de Moscú o que adquirió esa deuda en un burdo juego de póker mientras volaba con 5g de cocaína encima, lo que solo quiere decir que, en ese tiempo estaba usando, mucho, y por largo tiempo; su tolerancia es alta y eso para mí no es sorpresa, pero sí es devastador. Él vio con sus propios ojos lo que esa porquería le hizo a Tina.
Pávlov fue paciente al explicarme que hay dos cosas importantes que entender de todo esto. Una, es que si este grupo llega a creer —por un segundo— que Samir accedió a un trato con la policía, está muerto; y dos, que si logramos pagar cinco millones de euros a estos tipos, lo dejarán en paz y hasta prometerán olvidarse de su nombre si no regresa por lo mismo. Pero esa cantidad de dinero es enorme. Tengo éxito, sí, pero apenas estoy por cumplir veinticinco años, trabajo de productora de un programa de televisión por cable; no soy la protagonista de la última película de Angelina Jolie, no le echo agua a las plantas y cosecho dinero.
Esto requerirá mucho más que pedir un préstamo o hablar con mis padres, si es que por algún motivo fuera de este mundo, deciden que les importa su hijo.
—Haré una transferencia a Pávlov, él puede encargarse de todo, de pagar y saldar cuentas con ellos. No necesitas involucrarte. El abogado es de confianza y puede manejar la situación.
—¿Acaso todos se volvieron locos? ¡Son cinco millones, Lena! No puedes hacer una trasferencia de esa cantidad de dinero, tendrías que regresar a Moscú e ir personalmente al banco, la gente se enterará en dos segundos de que regresaste —le recuerdo— Además, yo no estoy tan segura de que lo vayan a dejar en paz por más que se paguen dos millones más de lo que él adeuda, mucho menos la policía —le reclamo vociferando por el auricular. Ni loca voy a dejar que ella se involucre en esto.
—Si lo quieres con vida, eso es lo que hay que hacer. Es el precio, se pega y punto —responde alterada igual que yo— Pávlov arreglará sus problemas legales con la policía, con calma, después. Ahora lo importante es quitarle el precio que tiene su cabeza.
Samir escucha todo mi intercambio de gritos porque está sentado aquí, en mi sala, y no pienso perderlo de vista.
Mensajea a su novia. Solo espero que esté siguiendo las reglas que el abogado puso y que no se le ocurra mencionar nada de nada, a nadie, y eso la incluye.
—No me importa lo que tú creas que se deba hacer, no puedo dejar que pongas un centavo para que este estúpido trato se lleve a cabo.
—¡Yulia, vas a escucharme, quieras o no! Las cosas no son tan simples, este trato seguramente no durará más de 48 horas, así que es mejor hacerlo lo más pronto posible y olvidarnos de este tema —me advierte— Tu hermano debe ir a rehabilitación o mudarse a otra ciudad, a otro país si es necesario…
—¿Esa es tu solución para todo? ¡¿Huir?!
—¡Maldición, Yulia, entiende…!
—¡No Katina, entiende tú!, no te quiero metida en esto —Trato de sonar amenazadora, pero creo que lo único que puedo lograr es demostrar mi ira— Te lo advierto, que no se te ocurra venir a Moscú, ya veré la forma de arreglar todo esto, sin ti.
No puedo permitir que, por las idioteces de mi hermano, ella tenga que dejar todo lo que ha logrado a un lado. Él es mi hermano, no el suyo.
No sé cómo, pero lo resolveré… tengo qué.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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—¿No quiere aceptar tu dinero, Kay?
—No, Anna. No quiere que tenga nada que ver en todo esto… pero yo… debo —le digo a la que ha sido mi compañera de pieza por los últimos dos días.
Es mi responsabilidad aunque ella no lo sepa, aunque nadie lo vaya a saber nunca; tengo que ayudar a Samir ahora, como fallé en hacer hace tres años.
Fue una noche de locos, cuando en medio de un compromiso con la disquera, recibí una foto que no pude comprender.
Era una de esas imágenes que nunca esperas que te llegue a tu celular, menos de un número bloqueado. La foto cruda de un hombre semidesnudo, evidentemente golpeado y ensangrentado, irreconocible.
La borré, asumí que alguien le jugaba una broma de mal gusto a un amigo y se equivocó de número.
Cinco minutos después llegaba otro mensaje, otra foto. El hombre atado de manos por la espalda hincado frente a un balde de agua, con un sujeto —que traía un pasamontañas— empujando su cabeza adentro, torturándolo.
Cerré mis ojos sintiendo asco, todo era tan real, tan brusco, tan cruel y procedí una vez más a borrar el archivo. Sin embargo la tercera imagen que llegó me paralizó por completo.
En primer plano, el verdugo apuntaba al hombre con un arma directo en la sien, y en el fondo, otro tipo sostenía algo en manos, algo a lo que le habían ya disparado y estaba destrozado por completo.
Mi corazón empezó a latir a mil palpitaciones por segundo, el hombre que había ignorado era Fyodor y estaba a punto de morir.
No sabía que hacer, el número estaba bloqueado y era imposible llamar o enviar un mensaje, así que hice lo único que se me ocurrió y fue avisarle a papá, le envié la última foto y él pasó a recogerme al evento inmediatamente.
—La situación es de suma delicadeza Lena —me dijo apenas subí al coche—Sé exactamente quienes están detrás de todo esto y… no son gente con la que se deba jugar.
No voy a mentir, las palabras de mi padre fueron más que desalentadoras. Él era un importante detective, honrado con medallas y reconocimientos, y sin embargo estaba completamente aterrado con la situación de mi antiguo amigo.
Ir a la estación no era alternativa. Según mi padre, hasta ahí tenían títeres metidos. Desde el conserje al capitán, personajes incógnitos llenaban las filas de la policía, así que decidió ir directo a la fuente.
Él y Grigori Pávlov —mi abogado— fueron compañeros en la universidad.
Antes de que papá se uniera a la policía, estudió leyes. Quería ser abogado fiscal, sin embargo su verdadera vocación estaba en la fuerza y no detrás de una mesa en una corte.
Conocí a Grigori desde pequeña y cuando estaba a punto de firmar mi primer contrato con la disquera, él decidió darme la cortesía de asesorarme. Desde entonces es mi abogado de cabecera, casi más importante que un médico. Su firma se encargaba de manejar todos mis asuntos legales y no había otra persona en el mundo —aparte de mi padre— al que le confiara mi vida.
Pero si hay una de las cosas que he aprendido es que, hasta las personas más honorables tienen sus puntos débiles —por así decirlo—; Grigori conocía a varios de los miembros más antiguos de esa mafia, una que no tiene nombre.
Estos son tiempos modernos, no es como en los años de oro, donde las películas como «El Padrino» reflejaban la vida de grupo como el que en ese entonces casi mata a Fyodor.
Pávlov actuó con rapidez y los llamó en ese momento y, frente a nuestras narices, preguntó a cuánto ascendía la deuda.
Un millón. Ese era el precio de la vida de mi amigo, aunque ya no nos hablábamos, no podía ignorar lo que estaba pasándole, porque por alguna razón, él me eligió a mí para ayudarlo.
Hace cuatro años mi carrera no estaba en su punto más alto, un millón era muchísimo dinero, pero lo tenía. Al día siguiente, empeñé algunas joyas que me habían regalado diseñadores conocidos y otras que mis abuelos me heredaron y aunque me dolió deshacerme de esos recuerdos, era lo que debía hacer en ese momento, no había otra opción.
Vacié mi cuenta bancaria y entregué todo a mi abogado. Él se encargaría de la transacción y nos enviaría un mensaje con la dirección para recoger a Fyodor.
Media hora después estábamos en camino al desierto, pasando dos kilómetros de la última gasolinera del estado, buscando entre la tierra y arbustos al casi moribundo chico que me regaló un gracias con lágrimas que brotaban de sus ojos.
Lo llevamos a un hospital de urgencia, uno en un pueblo de por ahí, ya no recuerdo ni su nombre. Lo atendieron con suma discreción, mi padre había alegado que era parte de un caso muy confidencial y que nadie debía enterarse que estaba allí.
Un mes después salió con muletas y regresó a su casa en la ciudad, parcialmente recuperado, pero vivo… al menos físicamente, todavía respiraba.
Fyodor no dejó de pedir disculpas todo el tiempo que estuvo internado, tampoco paró meses después. Se ofreció a pagarme cada centavo y recuperar mis joyas, pero yo le dije que no era necesario.
¿Cuánto importa el dinero, cuando la vida de alguien pende de un hilo?
No me arrepiento de nada, de haber dado cosas que para mí eran invaluables, que me quedara nuevamente sin un centavo, ni siquiera me preocupaba recuperar lo perdido. Lo que hice no fue una inversión.
Fui a visitarlo una noche, Fyodor ya estaba recuperado. Tomamos un par de cervezas y me contó con lujo de detalles lo que había pasado esa noche.
Él y Samir habían viajado a Peterhof, una cuidad de mediano tamaño cerca de San Petersburgo. Participaban en un torneo ilegal de póker y, aunque entraron con poco dinero, en unos días consiguieron triplicar su inversión.
Así mismo, en un solo juego llegaron a endeudarse en más de un millón de euros.
Samir había alegado que una propiedad que no le pertenecía era suya y entraba en el juego. Nadie dudó cuando les enseñó el título de la propiedad que había robado de la oficina de su ausente padre días antes. Ellos aceptaron y lo dejaron terminar la partida.
Fyodor quedó en tercer lugar, pero su deuda bordeaba los ochocientos mil euros.
Samir, él quedó en segundo, pero la propiedad no era suya para pagar y su deuda llegaba a los quinientos mil euros.
Yo no podía creer que hayan sido tan ciegos, tan estúpidos como para no darse cuenta que todo lo que habían ganado los días anteriores era una trampa, que les jugaron sucio desde un inicio y, la movida final, únicamente aseguraba dos peones más en su tablero de ajedrez.
Según Fyodor, Samir aceptó el trato que los mafiosos le hicieron esa noche, trabajaría para ellos hasta pagar su deuda. Estaba atado a servirles y si no cumplía con la cantidad fijada como cuota mensual, su deuda aumentaría con el tiempo.
Él se negó, dijo que alguien podría ayudarlo, que sus amigos no lo abandonarían. Fue por eso que lo apalearon, primero por decirles que no, y segundo porque querían asegurar el pago.
Su cuenta fue saldada y ellos prometieron no volver a tocarlo, a menos que el regresara por ahí, lo cual me prometió que no haría en los días que le quedaban de vida. Yo se lo advertí, no habría una «carta de salir fuera de la cárcel grátis» en un futuro.
Pero Samir, su deuda era menor, pude vender la casa, pude pedir un préstamo, hacer más shows, pude… ayudarlo de alguna forma. No era tanto dinero y desde entonces hice mucho más con mi trabajo, millones más.
La vida de un artista, está llena de hipocresía, de engaños, de manipulaciones, no tiene privacidad, pero… si eres bueno, paga y paga muy bien.
Pude ayudarlo, debí hacerlo y evitar esto, pero dejé a mi vida consumirme, me enfoqué en mis problemas y —odio admitirlo pero— me olvidé de él.
No puedo hacer lo mismo ahora.
Iré a Moscú y solucionaré esto, no importa si me descubren, no importa si todo se va al diablo, no importa si Yulia me odia, no dejaré a Samir olvidado nuevamente, no lo haré.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
A partir de hoy, empieza lo bueno!!
Capítulo 83: Happy Birhtday
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Ojalá entendiera que, si estoy aquí, es porque me importa, porque no voy a dejar que su hermano sufra por mis descuidos pasados.
Claro que no le voy a contar sobre la contrariedad que Samir y Fyodor tuvieron en ese entonces, estoy segura de que me odiará. Saber que su hermano tenía un problema tan grave y que nunca se lo dije… Sí, seré pollo asado para la noche si menciono algo sobre ese día.
Yulia no quiere ni hablarme, sigue sentada en el marco de la ventana mirando afuera como si estuviese lloviendo, pero no. Lo máximo que puede ver desde aquí es el lago, a lo lejos, y ni siquiera lo suficiente como para embobarse con el paisaje.
Yo sigo aquí sentada en su sofá. Tiene una linda casa, moderna, de líneas muy rectas, muebles de cuero color negro, muy bien cuidados. El piso entero de bambú, hasta la cocina. Las paredes completamente blancas y detalles rojos por todo lado, en los almohadones de la sala, en algunas de las sillas que tiene por aquí y por allá, las del bar por ejemplo o los banquillos del desayunador.
Cuadros abstractos en tonos brillantes, accesorios de vidrio o cristal, como las lámparas que cuelgan en la sala y el corredor.
Los ventanales van del piso al techo y únicamente tiene unas persianas que, al parecer, pasan cerradas la mayoría del tiempo. Al momento la única luz que entra, es por la ventana en la cual sigue sentada, mirando a la nada.
Creo que tengo sed, pero también tengo miedo de moverme de este sillón. Cuando me vio en la oficina de Pávlov hoy en la mañana, mientras le entregaba los cinco maletines con el dinero necesario para el trato, puso una cara de ira que jamás imaginé ver en mi vida. Ni siquiera en ella, juro que casi se le salen los ojos de lo fúrica que estaba y estoy segura de que se clavó sus propias uñas en la piel cuando empuñó sus manos.
No estoy segura el porqué sigo respirando en este sillón, pero de un jalón de brazo me sacó de esa oficina, después de gritarle al abogado toda su indiscreción, y me bajó por el ascensor hasta su auto que estaba parqueado en el segundo subsuelo.
Abrió la puerta con su llave automática y me dijo:
—¡Entra en el asiento trasero y acuéstate!
Saldría de ahí peor que criminal escondido de la policía, pero bueno, no quería verla más enojada si la contradecía y simplemente hice lo que me exigió.
Al llegar a su casa, parqueó el auto en el garaje cubierto y me obligó a bajar con un dulce:
—¡Más te vale que no menciones una palabra hasta que me calme!
Nuevamente hice lo que me dijo y caminé tras ella hasta la puerta de entrada.
—¿Viste Empire Records alguna vez?
Asentí, ¿quién no ha visto esa película?, es un clásico y además… Liv Tyler, por favor.
—Tienes prohibido dejar el sofá, ¿entendiste?
Claro que sí, el personaje de Lucas es castigado por su figura paterna a no dejar el sofá por ningún motivo o circunstancia. Lo cual no sucede, él toma uno de los cojines y se va con él. Después de todo no dejó el sofá completamente. Pero si yo hago eso ahora, Yulia me mata.
—¿Podemos ir a comer algo? —pregunta Anna acercándose a su amiga—, creo que ya es hora de que le levantes el castigo, además que no fue solo su idea, yo le dije que debíamos volver.
—Nadie saldrá de esta casa, a menos que sea para volver a Ekaterimburgo y que sean por lo menos las doce de la noche.
Entendido, me quiere lejos, muy lejos, en mi casa, así de lejos.
¿No puede terminar con este juego por lo menos por hoy?
Es su cumpleaños, podríamos festejarlo soplando unas papas fritas.
—Está bien, prepararé algo yo misma —dijo Anna y pasó directo a la cocina. Yo le hice un gesto para que note que moría de sed y me alcance un poco de líquido vital.
—No se te ocurra darle una gota a Katina —dijo Yulia, al parecer me vio comunicándome con ella por medio del reflejo de la ventana.
Yo me coloco el cojín en la cara y espero morir lentamente, ahogada por un bloque cuadrado de tela relleno de plumas. Si no muero así, seguro será por desnutrición o deshidratación.
Una hora después, y con el olor del pastel que Anna horneaba, literalmente estaba dispuesta a correr por mi vida y encerrarme en el baño de visitas, beber toda el agua que saliera de la llave del lavabo y tal vez comer el papel higiénico si no podía salir de ahí en días… Nop, con el agua bastará.
Nuestra pelirroja amiga llega y apaga la luz, ya está atardeciendo y eso le da al momento algo de magia. Estamos a punto de cantarle el cumpleaños feliz y ver si Yulia no nos escupe en la cara o nos lanza el pastel al piso… Mejor será que no cante.
Anna, se acerca, pero antes de que llegue a su metro cuadrado dice:
—No estoy para festejos, si quieres comer pastel hazlo sola, Katina no tiene permiso de probar una miga, ¿entendido?
Mis esperanzas de alimento mueren ahí.
Entonces escucho mi celular con un mensaje y lo saco de mi bolsillo.
«Sé que estás viva, que te mudaste a Ekaterimburgo y que te cambiaste de nombre», decía el texto, recibido de un número bloqueado.
Inmediatamente llega otro que la tensiona aún más.
«Cuánto me hubiera gustado que estuvieras dentro de tu casa cuando ejecuté mi plan, hubiese sido la cereza sobre el pastel… Karen», el mensaje venía con una foto de mi casa desde la vereda de enfrente… estaba en llamas y bomberos luchaban por salvar lo que se pudiera.
Creo que mi rostro habla toda mi angustia y desesperación, porque Yulia se levanta de un salto y se acerca para quitarme el aparato de las manos.
Alguien más sabe de mí, y no está amenazándome con exponer la verdad al mundo, me quiere muerta.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Necesitaba volver, ver ¿qué pasó?, ¿en qué condiciones quedó mi casa?, si es que algo queda de mis cosas. Pero Yulia no dejaría que saliera de Moscú sin ella o antes de asesorarme con mi abogado.
Para ser sincera yo no tenía mis pies en la tierra. Me levanté de ese sofá de un solo golpe, tomé mi chaqueta y estaba a punto de salir por esa puerta, sin siquiera decir una palabra, cuando ella me despertó de un jalón.
—¿A dónde crees que vas?
—Directo al aeropuerto, no tengo intensión de perder el tiempo manejando, tengo que volver a Ekaterimburgo… a mi casa.
—Ya nada queda de ella, no te puedes ir así nada más.
—¡¿Y qué quieres que haga aquí, continuar sentada a tu gusto?! —Me solté de su agarre y abrí la puerta, solo para que ella la empujara y cerrarla con un portazo. Anna no sabía ni que decir no entendía que había sucedido.
—¡Te meterás en problemas si te vas!
—¡Yo no he hecho nada malo! ¿En qué problemas me puedo meter?
—Tú has hecho muchas cosas, Lena. ¿No te das cuenta? Buenas o malas te culparán por esto… —dijo tomando la llave de la mesa y cerró la puerta con seguro para que no pueda volver a abrirla.
—¡Déjame salir!
—¡No! Anna quédate con ella —gritó y fue, apurada al piso de arriba, tomando su teléfono en mano para marcarle a alguien que no supe en ese momento vendría a ayudarme.
Anna me preguntó preocupada qué había pasado y le enseñé el celular, la foto, los mensajes.
Ella, los vio asustada, yo pensé que por lo mismo que Yulia y yo habíamos visto pero no. Su miedo venía de algo que solo ella podría reconocer, algo que ella pudo haberse guardado para sí misma, pero no lo hizo, algo que descubriríamos de sus labios apenas veinte minutos después.
Sonó el timbre y Yulia bajó a abrir la puerta, todavía se encontraba pegada del teléfono. Se acercó, quitó el seguro y dejó a Pávlov entrar.
—Grigori, no sé por qué lo llamaron pero…
—Lena, vamos a hablar con calma aquí. Tenemos que resolver algunos conflictos legales antes de que viajes —dijo dejando el maletín en el suelo y se quitó la chaqueta, arremangándose la camisa— Señorita Volkova, dónde podemos hablar con Lena.
En ese momento Yulia nos llevó hasta su despacho y nos dejó a solas.
Resulta que ella tenía razón al no dejarme salir como loca. Pávlov me explicó que gracias a los mensajes podemos estar seguros de que fue un acto de un pirómano, de la misma manera que, la persona que lo cometió, no es muy brillante y solo con enviar el mensaje podrá ser encontrado fácilmente, pero que mi desventaja es mi identidad.
No puedo volver a Ekaterimburgo como Karen Ronan y presentarme así a la policía.
Dios, ni siquiera había pensado en que tendría que hablar con ellos, pero… esa era mi casa, lo primero que los investigadores harán al determinar que fue un incendio provocado, será hablar con quién vivía ahí, es decir conmigo.
Si voy con mi nombre falso, seré la primera sospechosa.
El segundo punto en mi contra es que acabo de sacar cinco millones de euros para pagar a unos mafiosos. Lo hice dando la excusa en el banco de que quería invertir en bienes raíces y lo haría en efectivo. Fue estúpido de mi parte decirle eso al gerente -quién fue el que me atendió en la mañana y me ayudó a concluir el retiro del dinero-, pero él fue muy insistente y no pude callarlo hasta no darle una razón.
Si la policía se entera qué hice con ese dinero, estaré en peores problemas que usar un nombre que no está registrado con mi número de identidad.
Eso es lo tercero, creerán que uso un nombre falso para evadir impuestos o porque estoy involucrada con un algún acto criminal, lo cual será «confirmado» cuando descubran que les pagué a unos mafiosos cinco millones de euros.
Todo esto es un maldito lío, no tengo otra salida que ir a Ekaterimburgo y confesarlo todo de la forma más clara posible. Además, Pávlov no podrá concluir el arreglo para que dejen en paz a Samir, no con mi dinero, lo cual le complica las cosas a él… y a Yulia.
—¿Puedo pasar? —pregunta Anna con dulzura y temor— Tengo algo que decir con respecto a la persona que envió las amenazas —No terminaba de decir esto cuando Yulia abrió la puerta de par en par y, poniendo su brazo sobre los hombros de su amiga, la forzó a entrar hasta el escritorio, donde hablábamos con Grigori.
—Diles —exigió Yulia, pero Anna seguía temerosa, avergonzada y respiraba con fuerza, como si estuviera a punto de llorar— ¡Vamos, diles!
—¡Yulia, tranquilízate…! —dije y fui interrumpida por una voz muy vaga y triste.
—Sé quién envió los mensajes, señor Pávlov… Fue… Sergey.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Hubiese querido tener más tiempo.
Una noche aunque sea. Libre aún, con oportunidad de pensar si quiero meterme en todo este lío o huir nuevamente.
Si continúo con el plan de Pávlov… tendré que dejar todo por lo que he luchado durante estos meses, atrás.
Lamentablemente es lo único que puedo hacer o en lugar de irme por buscar mi libertad estaré huyendo de la ley como una criminal.
Sin embargo, antes de regresar a Ekaterimburgo, debo crear un registro de mi paradero en el momento del incidente, así como construir una excusa creíble para el retiro de semejante cantidad de dinero esta mañana.
El primer paso, confirmar inmediatamente que la foto que recibí es real. Así que realicé una rápida llamada a mi vecina, Alina, quién lo confirmó, informándome además que los bomberos llegaron a tiempo, sin embargo, se perdió gran parte de la propiedad en el fuego y otra arruinada por la espuma que lo contrarrestaba. También mencionó que la policía estaba preguntando por mi y no supo qué decirles.
Le comuniqué enseguida dónde me encontraba y que había recibido un mensaje amenazante que me asustó muchísimo y por eso necesitaba comunicarme con ella.
Hasta ese momento nada era una mentira y trataríamos de mantenerlo todo de esa manera por cualquier contrariedad futura, la verdad siempre aflora, para que forzar algo que no dará ningún fruto.
Alina me contó entonces que había visto a alguien merodeando afuera de mi casa, horas antes de que sucediera el incendio, y que se había percatado de que estaba en un auto de color gris, pero que no recordaba haber visto alguna marca particular. Según ella lo notó desde el día anterior, estacionado en los alrededores, pero no le había dado mucha importancia.
Escuchar eso fue de verdad perturbador, Sergey había estado vigilándonos, a Anna y a mi, por largo rato. Tal vez, hasta había visto a Yulia la noche anterior, pero ¿cómo fue que llegó hasta ahí?
No dudé de que las había seguido a ambas desde que dejaron Moscú, no podía explicarme otra forma.
Mi vecina me suplicó que no perdiera el tiempo y fuera inmediatamente a la estación de policía, que ella se encargaría de notificar a los oficiales locales, lo que había visto.
Ese era el siguiente paso en el plan. Esa visita era vital para asegurar a las autoridades de mi ubicación en el momento del hecho, así que salí a la comandancia local para reportar las amenazas, pero necesitaba a alguien que pueda confirmar nuestras sospechas, la que descubrió quien había sido el que envió los mensajes, Anna.
Yulia se quedó en su casa reunida con Pávlov para buscar otra salida a lo de Samir. No tenía caso que él me acompañara en un inicio, solo debía denunciar el hecho a las autoridades, no tenía nada que esconder, se supone.
Mi pequeña amiga y yo salimos hasta la entrada para ingresar a la parte posterior de su enorme auto. Su chofer de confianza fue a recogernos, daban ya las siete de la noche.
Como era de esperarse, varios fotógrafos empezaron a seguirnos en medio camino. Seguramente alguien vio las placas del vehículo y alertó del recorrido a los paparazzis, maldita ciudad.
Al bajar en la estación, verían mi rostro, saldría a la luz la noticia de mi súbita aparición. Esto se volvía una pesadilla cada minuto que pasaba.
—Señorita Anna, podría intentar perderlos... —dijo el hombre que nos conducía pero yo lo interrumpí inmediatamente.
—¡No! Esto saldrá a la luz tarde o temprano y no quiero dar la impresión de que estoy huyendo de algo —aclaré a ambos— Solo... sigamos.
Cuando bajé del auto me encontré con por lo menos cinco cámaras y otras seguían apareciendo. Mi antiguo nombre era gritado por todos lados, pidiéndome que pose como si estuviera en una maldita pasarela.
Uno de ellos se atrevió a tomarme del brazo para que voltee a verlo, pero llevo mucho tiempo en el negocio, ya sabía que no debía reaccionar con ese gesto, sin embargo lo vi de reojo. Era uno de los mismos que solía perseguirme eternamente.
—¿Elena? —me preguntó con inmensa sorpresa el Detective Witter, compañero de años de papá en la fuerza, lo conozco desde niña.
—Pavell —respondí recibiendo su abrazo, y él se encargó de apretarme lo suficiente para ocultarme de las cámaras que seguían emitiendo sus cegadores flashes de luz, con cientos de fotos.
Nos hizo pasar a su puesto de trabajo y después de hablar en voz baja con unos policías en una esquina, regresó a nosotras y nos guió a la sala de interrogaciones para que pudiéramos hablar más en calma.
—Sabía que te habían secuestrado, que estabas muer… —se detuvo, sin saber como seguir.
—Siento haberte causado incertidumbre, yo solo necesitaba buscar un nuevo camino —le dije sin ahondar mucho en el tema.
—Me imagino que el motivo por el que te fuiste, no es el mismo por el que estás aquí.
—No —dije y eché un suspiro corto antes de tomar mi teléfono en mano y mostrarle la foto del incendio con el resto de mensajes— Esta es la casa en la que vivía hasta hace dos días, la quemaron hoy y me enviaron esto.
Él la miró con detenimiento y levantó nuevamente la mirada, turnándose entre Anna y yo.
—Esto no es bueno.
—No, no lo es. No creo estar segura… no creo que pueda volver a Ekaterimburgo sin protección.
En ese momento, Witter se levantó de su silla y se acercó al teléfono de su escritorio, marcó un par de números y dijo:
—Necesito comunicarme con la detective Sonya Katina, inmediatamente, por favor.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
En fin, esperemos el siguiente finde muchas gracias y cuídate mucho!! XOXO
katina4ever- Mensajes : 280
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Un abrazo!!!
Capítulo 86: Eva
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Ekaterimburgo es una ciudad para tipos como yo. Mujeres bellísimas por todos lados, juegos de azar, alcohol y más alcohol.
Y pensar yo que venía a averiguar qué es lo que Yulia hacía en esta ciudad cada semana. ¡Por supuesto, lo mismo que yo he hecho los últimos dos días! ¡Unirse al club de la buena vida!
Ahora mismo, voy a ducharme y salgo a desayunar unos crepes con helado o tal vez unos panqueques con banana y miel de maple, y no podría faltar un jugo de naranja y más alcohol para evitar la resaca.
Romina, dulce polaca.
No más dulce que Eva, eso sí. La morena de anoche realmente me volvió loco con su cuerpo de reloj de arena y esos senos, tan redonditos y grandes, como los de mi ex, Yulia.
Pero no, Eva... Ella si que me hizo gozar. Tal vez... Tal vez está empezando a pasarme la enfermedad. Esa maldita obsesión con esa mujer.
No regresé nunca a dónde las seguí al llegar. Encontré a Romina esa misma noche en el restaurante del hotel y después de levantarme con ella y continuar hasta medio día, tuve la suerte de conocer a la dulce Eva... No tuve ni el tiempo, ni las ganas de volver.
¡Bah, qué importa que haga! Creo que está empezando a gustarme más el chocolate que la vainilla. Y es que este chocolate sí que tiene sabor.
La llamaré, todavía tengo su número escrito en la palma de mi mano...
... Espera, ¿dónde diablos está mi teléfono?
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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La noche anterior
—Lena —dijo mi tía con ternura al verme en ese cuarto de interrogaciones.
Sonya Katina, detective del Departamento de Policía de Moscú, Rusia. Cuarta en unirse a la fuerza siguiendo la vocación de la familia.
El primero fue mi abuelo, detective también y comandante general. Después vino mi padre -su hijo mayor y el primero en seguir sus pasos-, Sergey, detective de narcóticos que se mudó a Reutov y Sonya, especializada en desapariciones y secuestros, básicamente trata con todo tipo de amenazas, así que es la indicada para seguir la pista de Lazarev.
Aunque, antes de que pudiera decir un hola, me dio un largo y merecido sermón sobre mi desaparición y lo preocupada que la tuve durante todo este tiempo.
—¿Por qué creen que fue este chico Sergey Lazarev el que envió la amenaza? —nos pregunta cuando le cuento lo sucedido.
—¿Se fija en esta luz de colores, como si un arcoíris estuviera pegando en la esquina? —Le hace notar Anna, ampliando la foto en el celular y comparándola con una suya— Un día que pintaba un vitral, el piso del estudio se manchó de colores, Sergey entró a ver qué hacía y su teléfono se cayó de sus manos, la cámara se cuarteó y la pintura quedó atorada en el corte —explicó con calma y un poco de vergüenza, como si todavía tuviera algo que ver con ese bastardo— La misma marca aparece en todas sus fotos desde ese entonces, todas. Los mensajes fueron enviados desde su celular.
—Entiendo —dice mi tía con ambos aparatos en mano— Necesitaré hacer una copia de algunas de las imágenes para que queden registradas como evidencia y sean estudiadas por el equipo forense. ¿Tengo su permiso?
Yo confirmé inmediatamente que sí, pero Anna dudó. Son sus fotos personales, no debería verlas nadie más. ¡Quién sabe qué le enviaba Sergey!
—No se preocupe señorita Kvitko, no las necesitamos todas, usted puede elegir las que le parezcan menos invasivas.
Con esto, fueron a colectar la evidencia en el departamento de crímenes cibernéticos y yo hice un corto llamado a Yulia a ver cómo iban las cosas con Pávlov.
—Grigori dice que lo mejor será esperar y que Samir se quede a su resguardo hasta que él pueda comunicarse con estos tipos y lleguen a un acuerdo sobre el pago.
—Ya veo —le digo nada más, no es la mejor solución, pero confío plenamente que él cuidará de su hermano sin dudas— No te preocupes, está en las mejores manos.
—¿Cómo va todo por allá?
—Bien, mi tía está tomando la evidencia de los mensajes y seguido saldré para el aeropuerto para esperar el primer vuelo a Ekaterimburgo.
—¿Te molesta si me entrometo en ese plan? —pregunta decaída, ha sido el peor cumpleaños de su vida, estoy segura.
—Para nada, esperaba que lo hicieras.
No hay duda de que cuando llegue a mi destruida casa, todo esto caiga a mi como un meteoro. Definitivamente no hay nadie a quién quiera más a mi lado que a Yulia.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 88: The Impala
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—Hagamos algo, salgamos de este cuarto.
—Pensé que no estarías de humor después de recoger lo poco que quedó de tus cosas —respondo con cierto nivel de culpa. Si no la hubiera buscado cuando decidió irse, nada de esto hubiera pasado.
—Yo también lo pensé, pero… solo son cosas, puedo reemplazarlas.
—Eran los vinilos de tu papá, sus libros, tus álbumes de fotos, tu trabajo.
—Los recuerdos no estaban en las cosas, Yulia. Sé de memoria cada uno de los discos que papá me dejó, los vuelvo a comprar y listo. Mis memorias son de cuando los escuchábamos juntos, de la música. Igual con los libros, todo está en las letras no en las hojas y sobre mis fotos, puedo volver a imprimirlo todo. Tengo las copias que escaneé en la nube, las descargo y ya.
—Tu trabajo… eso, lo perdiste.
—No en realidad, algunas cosas ya las tenía en mi blog guardadas y lo demás lo puedo volver a tomar. Lo más importante es que tengo las cámaras intactas. Eso, la caja fuerte y lo que estaba en el sótano.
No puedo entender cómo sigue así, tan contenta, tan viva…
Yo siento morirme con todo lo que ha pasado los últimos días, mi hermano, el incendio, los mensajes, la mala publicidad... No puedo más...
—Vamos, te llevaré a un lugar que estoy segura que te va a encantar.
Alzo una ceja sin cambiar mis facciones, incrédula, más que eso, desmotivada.
—¿Vamos a pasar los siguientes tres días encerradas en el hotel? —me pregunta estirándome la mano.
—¿Y qué hay de tu tía?
—Dijo que no vayamos muy lejos y a donde quiero llevarte está a un par de cuadras, ¿vamos?
Acepto su mano y ella me jala un poco para levantarme, realmente me siento peso muerto.
Caminamos algunas cuadras -agradezco que estemos cerca del atardecer o hubiésemos muerto bajo el sol-, seguimos hasta un estacionamiento cercado con rejas, hay una entrada a la derecha y caminamos hasta una tienda de…
—¿Zombis?
—¡Ven! —dice dándome un tirón más, me quedé estancada en el piso, este tipo de cosas son de niños, ya pasé mi fase de amor a los zombis cuando tenía dieciocho años… o algo— ¿Cuándo vas a dejar de quejarte por todo?
Entramos, es una tienda cualquiera, existen muchas mejores en Moscú y una espectacular en Reutov.
—Hola Wren —le dice a un tipo disfrazado de doctor, pésimamente maquillado con sangre falsa y moretones que yo pude haber pintado mejor con un marcador permanente.
—¡Kay!, te esperaba ayer. Iba a llamarte por la noche para recordarte de que vinieras a recogerlo —dice guiándonos por una puerta hacia la parte trasera del local y fuera de éste por un portón a una especie de garaje de reparaciones—, lo terminé hace dos días —Continúa su caminata hasta el fondo y de un solo tirón destapa un hermoso Chevrolet Impala convertible del 67', negro con detalles rojos en las líneas laterales, aros con borde blanco, interiores de cuero negros, está completamente restaurado, brillante como si lo hubieran sacado de la fábrica el día de ayer, es la cosa más hermosa que he visto en mi vida.
—Listo para sacarlo a pasear —dice el hombre entregándole las llaves a Lena.
—Feliz cumpleaños, Yulia —me dice acercándose con el llavero que tiene un pentagrama que reconozco perfectamente.
—El de Dean no era descapotable —le digo sin recibir el regalo todavía.
—Lo sé, pero aumenté detalles que sé que te gustan. Amas el color negro con el rojo, además del viento corriendo por tu cabello al manejar, así que… detalles.
—Es demasiado —le respondo y es que…, lo es. No tenía que darme nada.
—¿Me llevas a pasear?
Me regala una sonrisa que, insisto, no sé como puede tener en los momentos por los que estamos pasando.
Este es el auto que siempre quise tener, mi sueño de adolescencia.
Se lo dije mil veces a Sergey y también frente a mis amigos cuando veíamos maratones de Supernatural en la televisión, sentados en el sillón de la casa de Lena, hace casi ocho años.
¿Cómo puede recordar estas cosas? ¿Cómo hizo esto?, ¿Cuándo?
—Sé que te gustó, aunque te resistas a demostrarlo —me dice parándose justo frente a mi— Sé que no ha sido la mejor semana, pero tenemos que seguir, la vida sigue, Yulia. No podemos estancarnos en lo malo —Ahora tambalea esas llaves frente a mis ojos— Todo estará bien, ya verás. ¡Vamos, llévame a pasear, yo invito la cena!
Y así es que tomo finalmente las llaves de mi nuevo coche y nos despedimos del zombi doctor, para salir por la avenida, con el viento en nuestros rostros y una repentina paz.
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» EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)
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