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At Seventeen

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Mensaje por Anonymus 12/19/2014, 1:44 am

CAPITULO 22


Elena jugueteó con el teléfono, girándolo entre sus manos con nerviosismo. Ella y Ashton hablaban todos los días, por lo general tarde en la noche cuando ella o él hacían la llamada. Pero Stephen había regresado de su viaje de negocios y estaba programado que estaría en casa durante dos días antes de que se dirigiera a Austin para reunirse con su jefe de campaña y el personal. Rodó sus ojos ante ese pensamiento, todavía no estaba
segura del por qué… o cuando… se había obsesionado con la política. En cualquier caso, quería hablar con él esta noche. Habían pasado tres días desde que ella y Julia habían hablado y finalmente tuvo sus pensamientos lo suficientemente organizados para intentar una conversación con él. Él estaría anonadado, sin duda. Su incredulidad se transformaría rápidamente en ira, lo sabía. No sería ira porque su matrimonio estaba llegando a su
fin, su matrimonio había terminado hacía años. No, la ira sería porque eso le haría lucir débil, o peor aún, le perjudicaría. Su felicidad no le importaba a él, su única preocupación sería la forma en que esto le afectaría a él y a su carrera. Miró su teléfono y sin más reflexiones marcó el número de Ashton. Tenía que decirle a él primero... decirle que dejaría a su padre. Él respondió rápidamente, sonando sin aliento.


-Hola, mamá -le saludó.
-Hola, cariño ¿Te pillo en un mal momento?
-No. Voy de camino a la biblioteca
-¿Oh? ¿Quieres decir que realmente tienes que estudiar ahora? -bromeó.
-Difícilmente. Estoy dando tutoría –Ella sacudió su cabeza y sonrió
-¿Cómo puedes estar dando tutoría? Acabas de comenzar
-Ya sabes cómo es –dijo vagamente.
-¿No es desafiante? -supuso ella. Lo oyó respirar profundamente antes de hablar.
-Tengo que hablar contigo de algo -dijo sorprendiéndola.
-Por supuesto ¿Qué pasa? -Sólo hubo una ligera vacilación
-Odio estar aquí -dijo en voz baja- Tenías razón. Les permití que me presionaran con esto. No tengo ningún deseo de ser el próximo gran cirujano –dijo él.
-¿Y ya sabes todo eso? No has estado allí mucho tiempo –dijo ella.
-Sí, ya lo sé –Ella hizo una pausa, escogiendo sus palabras cuidadosamente- Cariño ¿es tu edad? –preguntó- Quiero decir ¿te sientes… incómodo? -Él se echó a reír
-Ya estoy acostumbrado a ser el más joven en mis clases, mamá. Además, hay una chica aquí, tiene dieciséis años, así que no soy el único bicho raro
-¡Ashton!
-Lo siento -Ella trató de borrar la sonrisa de su rostro
-Entonces ¿qué quieres hacer?
-Bueno, siempre he estado interesado en la astrofísica. Más específicamente, la ingeniería astronáutica -afirmó.
-En Inglés ¿qué significa eso? -Él se echó a reír- Quiero construir naves espaciales
-Ya veo
-Quiero decir, con mis habilidades matemáticas, realmente debería buscar algo así como la mecánica cuántica o la relatividad. Creo que me gustaría empezar con la astrofísica. Pero en última instancia, me gustaría estar más centrado en el espacio -dijo con evidente entusiasmo en su voz, algo que nunca había escuchado cuando estaba tratando de decidir a qué escuela de medicina asistiría.
-Cariño ¿por qué no nos lo dijiste? ¿Por qué has…?
-Porque eso era lo que todos querían
-Ashton, te lo dije, tienes que hacer lo que te haga feliz
-Lo sé. Pero no quería decepcionar a papá. Y a ellos –añadió refiriéndose a sus abuelos. Ella suspiró
-Está bien. Entonces ¿qué quieres hacer? ¿Quieres venir a casa?
-Me quedaré hasta que termine el semestre y luego volveré a casa por un par de semanas
-¿Un par de semanas?
-He sido aceptado en el MIT –dijo- él “Massachusetts Institute of…
-Sé lo que significa el MIT -dijo con una risa.
-Así que ¿está bien? -preguntó vacilante.
-Por supuesto que está bien. Es tu decisión
-Bien. Porque ya me he puesto en contacto con algunos de los
profesores de allí. Las clases de verano comienzan a mediados de junio y hay una que realmente me gustaría tomar
-Veo que no es algo que estés decidiendo en este momento ¿huh? Lo que sea que te haga feliz
-Gracias, mamá. Bueno, supongo que debería irme. Tutoría, ya sabes
-Sí –hizo una pausa y se mordió el labio, preguntándose si debería mantener su noticia para sí misma- En realidad, hay algo que quiero decirte ¿Tienes unos minutos más?
-Sí, mamá ¿Qué es?- Ella respiró profundamente, sin saber si sólo lo escupía o...
-Voy a dejar a tu padre -dijo ella. Sus palabras fueron recibidas con silencio. Quizás escupirlo no había sido la mejor decisión- Aún no se lo he dicho
-Wow -dijo en voz baja- No sé qué decir
-Lo siento, cariño. Traté…
-No, mamá. No lo hagas. Como te dije antes, sé que no has sido feliz
-No he sido feliz -estuvo de acuerdo- Y ahora que te has ido, es muy evidente –dijo con sinceridad -Así que tengo que hacer un cambio
-Está bien. Entiendo ¿Necesitas que vuelva a casa?
-No, cariño. Voy a estar bien. Yo sólo... quería que lo supieras. Tu padre probablemente te llame. Quería que lo escucharas de mí cerró sus ojos, imaginando su joven y hermoso rostro- Me voy de aquí. Quiero mi propia casa. Algo mucho más pequeño. Cuando vuelvas a casa, por supuesto, podrás quedarte aquí con tu padre... o conmigo –dijo- Sera tu decisión
-Está bien. Ya veremos qué pasa –dijo- De todos modos papá siempre está afuera -Ella asintió con la cabeza, sintiéndose aliviada por habérselo dicho
-Sí, lo es. Bueno, será mejor que te vayas. Hablaré contigo mañana
-Está bien, mamá. Te amo
-Yo también te amo


Arrojó el teléfono a un lado y se apoyó en los cojines del sofá, escuchando el silencio que ahora llenaba la habitación. Agnes ya se había ido, dejando la cena en el horno. Agnes adoraba a Stephen y sin duda habría hecho su favorita, un asado tan tierno que se podría cortar con un tenedor. Suspiró cuando escuchó el pitido de la alarma, señalando que la puerta del garaje se estaba abriendo. Se levantó, dirigiéndose hacia la cocina. Al pasar por el comedor, negó lentamente con la cabeza. Agnes tenía todo listo, incluyendo dos velas que Elena suponía tendría que encender. La mesa era para dieciséis, pero sólo dos cubiertos solitarios engalanaban esta noche. Miró con cariño la silla que Ashton utilizaba, extrañándolo aún más. Fue a través de la cocina, en busca de Stephen. Lo encontró en su estudio con un vaso de whisky en la mano. Se aflojó la corbata alrededor de su cuello, levantando las cejas


-¿Sí?-Ella se aclaró la garganta, tratando de aferrarse a la confianza que había sentido anteriormente
-Tenemos que hablar -dijo ella.
-¿Hablar? -él sonrió con pesar- ¿Nosotros? Bueno, hay algo nuevo -él tomó un trago de su vaso observándola- ¿Qué tienes en mente? –De repente, el discurso ensayado que había estado practicando durante los últimos tres días desapareció de su mente, dejándola con un solo pensamiento.
-Voy a dejarte -Él bajó el vaso que estaba a punto de beber mirándola a los ojos
-¿Tú que?
-No puedo seguir con esto, Stephen. Quiero el divorcio -Él la miró con incredulidad y todas las emociones que había esperado se cruzaron por su rostro en una rápida sucesión
-¿El divorcio?
-Sí -Él bajó el vaso, sin apartar los ojos de ella
-¿Así de fácil? ¿Vienes aquí sin previo aviso y sueltas esa bomba? -él negó con la cabeza- No lo creo
-No es así como así, Stephen. Ninguno de nosotros es feliz en este llamado matrimonio. Ahora que Ashton se ha ido, no parece que tenga sentido continuar
-¿Sin sentido? -él golpeó la mesa con el puño- ¿Crees que me voy a lanzarme para el Senado de los EE.UU. como un hombre recién divorciado? -él negó con la cabeza- Piénsalo otra vez -La ira de Elena salió a la superficie. No estaba segura del por qué se sorprendía por su declaración. Tal vez porque no esperaba que fuese tan absolutamente contundente al respecto.
-Tus aspiraciones políticas no son de interés para mí -dijo ella.
-¿No? Bueno, son de gran preocupación para tus padres –él sonrió con satisfacción mientras le daba una sonrisa condescendiente- Sabes muy bien que no van a permitir que te divorcies. Además, no hay un abogado en esta ciudad que vaya en mi contra
-Dios mío, Stephen ¿cuándo te volviste tan lleno de ti mismo?
-Conozco mi lugar, Elena. Así como tú conoces el tuyo. No hay escapatoria -se puso de pie- Ahora, me gustaría ir a cenar. No habrá más discusión sobre este disparate -Ella lo miró con incredulidad, al darse cuenta que esto era lo que siempre había sido. Él le hablaba de la misma manera en que su Madre le hablaba, diciéndole como serían las cosas. Y con su gracia habitual, ella habría cumplido todos sus deseos sin lugar a dudas, cediendo una y otra vez a su dominio y control. Bueno, no más. Por fin había llegado a su punto de quiebre.
-Disfruta de tu cena -dijo ella
-Voy a estar haciendo mis maletas -giró sobre sus talones, haciendo caso omiso de sus órdenes para que se detuviera. Fue sorprendida por una fuerte mano agarrando su brazo.
-Dije que te detuvieras -expresó con dureza. Ella sacudió su brazo de él
-Y yo dije que me iba
-Estás siendo ridícula -dijo él.
-Llámalo como quieras, eso no cambia nada -apuntó hacia su pecho- Soy miserable ¿Lo entiendes? -Él negó con la cabeza
-No sé nada, Elena. No hablamos. No nos tocamos -pasó los dedos por su cabello, aun sacudiendo la cabeza- Demonios, la última vez que traté de hacer el amor contigo, lloraste -él extendió las manos- ¿Qué se suponía debía hacer?
-¿Eso no te dice algo, Stephen? No hablamos, no nos tocamos, no tenemos sexo- le devolvió la mirada- No tenemos ningún matrimonio. Y cada año que pasa es otro año perdido. Para los dos
-¿Qué estás diciendo? ¿No me amas? -Ella lo miró sorprendida por su pregunta obtusa
-¿Amarte? No estoy segura de que siquiera me gustes -dijo con sinceridad- Y sé que sientes lo mismo. Tú no me amas. Nunca me has amado
-Eso no es cierto
-Es cierto. Nuestros padres nos hicieron esto. Nos empujaron desde que éramos niños. Salimos porque nos dijeron. Nos casamos porque nos dijeron. Nunca tuvimos una verdadera relación -silenciosamente le imploró para que viera la verdad -¿No quieres eso con alguien más? -Él negó con la cabeza
-Es demasiado tarde. Ahora tenemos esta vida. Tenemos un hijo -hizo una pausa mirándola- Y mi carrera política está a punto de comenzar. No necesito esto ahora, Elena
-Lo siento, pero esto es sobre mí y lo que yo necesito. No todo se trata de ti
-Entonces piensa en Ashton. Esto lo aplastará
-Ya le he dicho. Creo que también deberías llamarlo –dijo ella. Él respiró profundamente, soplando hacia fuera con las mejillas hinchadas
-¿Eres realmente seria acerca de esto?
-Sí
-No apresuremos nada, Elena. Si desea separarte, puedo irme. Me he ido mucho de todos modos, puedo…
-No –dijo ella rápidamente
-Me voy. Esta es tu casa. Es mi decisión marcharme
-Pero…
-Todo esto… -dijo señalando la casa- …nunca se ha sentido como un hogar
-No puedes irte de aquí, Elena. Estará por toda la ciudad si lo haces. No puedo tener a la gente…
-No puedo vivir aquí. En este momento, mi salud mental y bienestar es más importante que tu carrera política –Él no tenía respuesta, simplemente la miró con ojos asombrados. Giró sobre sus talones, dejándolo atrás mientras subía lentamente las escaleras hasta su dormitorio. Cerró la puerta sin hacer ruido y se apoyó en ella. Sólo tendría un breve respiro, lo sabía. Era muy probable que ya estuviese en el teléfono con sus padres. Entró en su gran armario, mirando todos los trajes y vestidos bonitos, elegantes y costosos. Sus ojos se deslizaron por las filas y filas de zapatos y negó lentamente con la cabeza. No había nada allí que quisiera. Sólo quería irse.
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Mensaje por Anonymus 12/19/2014, 1:44 am

CAPITULO 23



Julia se puso el casco que Jarod le tendió y lo siguió dentro de su pronta futura tienda de alimentos naturales. Echa polvo como estaba, se veía absolutamente enorme.


-Mi Dios, Jarod ¿Qué demonios vamos a poner aquí? -Él se rió y pasó un brazo alrededor de su hombro
-Eso, hermanita, es tu trabajo. Pero me gusta la idea del patio de comidas -Ella caminó más adentro y giró su libreta. Sacó los diferentes esquemas con los que había estado trabajando, tratando de visualizar donde iría todo.
-Me gustan todas estas ventanas –dijo- Le dará una sensación más espaciosa
-¿Estás segura? Porque ellos dicen que pueden poner una fachada si queremos
-Esto será mejor. Además, tal vez podamos poner algunas plantas naturales aquí, haciendo que luzca un poco más natural -ella lo miró- ¿Los contratistas?
-Todos en fila -dijo- Están a la espera de los planos y los diagramas, por lo que podemos tener nuestras citas y una estimación del tiempo
-¿Tienes tres?
-En realidad, cuatro están haciendo una oferta en esta ocasión -Ella caminó hacia la pared del fondo, visionando los refrigeradores y la sección de alimentos congelados que irían allí. Se dio la vuelta
-Planeé todo con los pasillos yendo perpendicularmente hasta el frente -dijo ella. Se giró en un círculo- Pero en paralelo ¿tal vez? Quiero decir, que es sin duda lo suficientemente grande. Incluso
podríamos tener la parte central de la tienda como de costumbre o tenerlas las dos… o una u otra… en los extremos paralelos –ella lo miró con las cejas levantadas- Sólo para romper un poco
-Mira, siempre las has diseñado. Nunca ha habido un problema. Así que has lo que quieras -él miró a su alrededor y su voz resonó en el gran espacio vacío- Pero cuanto más esperemos, más largo…
-Lo sé, lo sé -dijo ella. Estudió los esquemas nuevamente, deseando otro par de ojos. Se mordió el labio inferior. Siempre podría ir con Elena, ver lo que ella pensaba. Tal vez le haría una llamada, ver si quería almorzar con ellos- Está bien, vamos. Permíteme hacer algunos retoques. Dame otro día, tal vez dos
-Hecho. Voy a informarle a los contratistas -Mientras regresaban a la camioneta de Jarod, dijo Julia
-Mamá dice que te escuchó hablando con un agente de bienes raíces ¿Vas a comprar una casa y no alquilar? -Jarod rió
-Ella escuchó ¿huh? No quería decir nada. Pero Joan piensa que deberíamos seguir adelante y comprar ahora
-Pensé que iban a ver cómo les iba en el verano, ver si a los niños les gustaba -dijo ella.
-Así era. Pero siguen siendo lo suficientemente jóvenes como para hacer un cambio. Crissy todavía no estará en la secundaria por dos años más. Y Kenny, bueno, no podía importarle menos
-Creo que es genial. Sé qué hará muy feliz a mamá saber que estarás aquí -Él la miró
-¿Qué hay de ti? ¿Lista para comprar algo? -Ella negó con la cabeza
-A pesar de lo apretada que estoy en casa de mamá, no creo que quiera comprar algo
-Siempre podemos vender la casa de mamá –dijo- Conseguir algo más grande para las dos
-¿Estás tratando de mantenerme en Brook Hill? -preguntó con una sonrisa. Él se encogió de hombros
-Sería bueno, sí. Nunca hemos vivido en el mismo lugar. A los niños les encanta cuando estás cerca. Tú y Joan se llevan bien. Sería bueno tener a toda la familia junta -dijo él.
-¿Sí?
-Sí. Me perdí de mucho cuando eras una niña. No estuve. Mamá y tú estaban un poco por su cuenta. Sé que fue difícil después de que papá murió -Julia asintió
-Lo fue. Más difícil para mamá, supongo, que para mí
-Sé que no podemos recuperar esos años, pero sería bueno que los tres tuviésemos algo de tiempo juntos. Como una familia -hizo una pausa, su mirada yendo hacia ella y de regreso nuevamente a la carretera– Quiero decir, sé que tienes tu casa y tus amigos en Austin, pero…
-Voy a pensar en ello -dijo sorprendida por su respuesta. Hace unos meses, nunca hubiese siquiera considerado la posibilidad.
-¿En serio? -él sonrió ampliamente- Grandioso


Habían trabajado en estrecha colaboración desde hacía varios años, mientras ponían en marcha su negocio y su relación era más amistosa y profesional que de hermano y hermana, sobre todo al principio. Supuso que era una combinación de la diferencia de edad y el hecho de que él había dejado la casa cuando había tenido dieciocho años, dejándola crecer esencialmente como hija única. Ella miró por la ventana, en realidad no reconocía el paisaje a medida que pasaban ¿Realmente consideraría mudarse de regreso a Brook Hill?


-Oye ¿te importa si invito a Elena a unirse con nosotros en el almuerzo? Quiero una persona de afuera que mire mis diseños
-Oh, sí, eso está bien. A mamá le va a encantar
-Gracias –sacó su teléfono, buscando el número de Elena. La había añadido la otra noche, diciéndose a sí misma que si iba a intentar lo de la amistad, debería al menos incluirla en su lista de contactos.
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Mensaje por Anonymus 12/19/2014, 5:17 pm

CAPITULO 24



-Madre, este no es un buen momento -dijo ella preguntándose por qué había contestado el teléfono en primer lugar.
-¿No es un buen momento? Elena tu padre y yo queremos hablar contigo. Ahora, te esperamos en una hora. Haré que Stella atrase el almuerzo hasta que estés aquí


Su madre desconectó antes de que ella pudiese responder ¿Así había sido desde siempre? ¿Alguna vez había habido un momento en su vida que hubiese ido en contra de los deseos de su madre? Bueno, como le había dicho a Stephen la noche anterior, no más. Llamó a su madre de vuelta inmediatamente.


-Como he dicho, este no es un buen momento. Ya tengo una cita para almorzar


Desconectó como su madre lo había hecho, dándose cuenta de lo infantil que era. Pero, por supuesto, su madre la trataba como a una niña ¿por qué no actuar como una? Esta vez, cuando su madre volvió a llamar, Elena la ignoró mientras se apresuraba hacia su coche. A pesar de sus valientes palabras a Stephen la noche anterior, no estaba realmente preparada para hacerle frente a sus padres. Todavía no. Tal vez tener una charla con Julia y Larissa le darían la fuerza… y la confianza… para hablar con ellos más tarde. Pero no en la mansión. Si ellos querían enfrentarse a ella, tendrían que hacerlo en sus propios términos. El último día de primavera era cálido y bajó la ventana, dejando que el viento levantara su cabello, soplándolo alrededor de su rostro. Se sentía bien. Ella se sentía bien. Tenía una pequeña sensación de libertad en acción y sonrió, con ganas de comer. Había sido sorprendida anteriormente por la llamada y la invitación de Julia para unirse a ellos. Había asumido, después de su última reunión, que tendría que ser ella quien llegar a Julia. Aunque disfrutaba la compañía de Jarod y ciertamente la de Larissa, se trataba efectivamente de Julia a quien estaba deseando ver. Como le había dicho la otra noche, necesitaba una amiga. Y después de lo que había sucedido con Stephen la noche anterior, quería compartir eso con ella. Jarod abrió la puerta con su llamada. La casa estaba fresca y ventilada, con las ventanas abiertas.



-Me alegra verte nuevamente Elena -dijo él- No sé si Julia te advirtió, pero ella está cocinando el almuerzo -dijo con una risa- Puede que tengamos que ir corriendo por una hamburguesa más tarde
-Mientras que no sea tofu -susurró con un guiño.
-¡Elena! -Larissa la envolvió en un fuerte abrazo, que Elena regresó.
-Hola, Larissa, te ves bien
-Mis hijos están aquí cuidando de mí ¿cómo no estarlo? -la llevó adentro y luego la llevó al patio- Jarod, nos traes un poco de té, por favor -Elena miró por encima de su hombro, con la esperanza de ver Julia, pero lo único que escuchó fue el intermitente silbido procedente de la cocina.- ¿Quién sabe lo que ella está planeando? -dijo Larissa- Aunque hizo unos frijoles negros y sopa de verduras muy sabrosos anoche -El pequeño patio estaba cubierto y sacaron las sillas cerca de la casa y fuera del sol. Elena se relajó con un suspiro de satisfacción cuando su mirada recorrió el césped recién cortado, aterrizando en el jardín de flores… el orgullo y la alegría de Larissa.
-Es tan agradable aquí -dijo- Quiero algo como esto -Larissa se acercó más
-¿Le has dicho algo a Stephen?
-Sí. Ayer por la noche
-¿Cómo se lo ha tomado?
-Como era de esperar. Más preocupado por la manera en que eso le va a afectar, no por mí -Larissa asintió con la cabeza
-Sí, estoy segura. El cambio es difícil –sonrió y añadió- Especialmente para los hombres
-Para mí también -dijo Elena pero no dio más detalles. Por mucho que ella y Larissa se hayan acercado, esto no era algo que quería discutir con ella. Simplemente había tanto por entender. Larissa sonrió como si sintiera su vacilación y acertadamente cambió de tema.
-Julia me mostró las especificaciones de su nueva tienda. Quería mi opinión -dijo Larissa- Es tan grande, que se me hizo difícil imaginarlo todo
-¿Están listos para empezar?
-Lo estamos –dijo Jarod mientras llevaba los vasos de té helado- Hay un par de cosas de la que Julia no está segura. Creo que quería que lo vieras
-¿Yo?
-Otra opinión -aclaró él. Echó un vistazo por encima de su hombro y luego hacia ellas- El almuerzo parece seguro -dijo en voz baja- Comida mexicana. Parecen burritos. Están en el horno ahora -Elena se echó a reír
-¿Así que no hay necesidad de correr por hamburguesas?
-¿Correr por hamburguesas? -preguntó Julia desde la puerta- ¿Qué están conspirando ustedes? -Elena la miró a los ojos, devolviéndole su sonrisa fácil
-Plan de respaldo -dijo ella. Julia deslizó su mirada hacia su hermano con las cejas levantadas
-¿Todavía asustado de mi cocina? -Jarod levantó las manos
-¿Qué te hace pensar que fue idea mía?
-Porque no hubiese pasado por la mente de mamá comer otra cosa que yo no ofreciera y Elena es demasiado educada para sugerirlo -golpeó su hombro buen humor - Te va a encantar –dijo con una sonrisa. Su mirada se encontró nuevamente con la de Elena- Después de la comida, si te sobran unos minutos, quiero mostrarte algo -dijo ella. Elena asintió
-Por supuesto -miró a Larissa y luego de regreso a Julia- Quería hablar contigo acerca de algo
-Está bien, seguro -hizo un gesto hacia la puerta- Vamos a comer -Los tres se sentaron alrededor de la mesa de la pequeña cocina mientras Julia les servía. Cada plato contenía un gran burrito de harina, cortado por la mitad, con una generosa porción de frijoles negros al lado.- Burrito de papas y espinacas -dijo Julia- Picante -advirtió. Levantó un tazón- Pico de gallo -dijo- Lo hice esta mañana
-Tomaré algunos -dijo Jarod.
-Yo también -dijo Elena.
-Voy a pasar -dijo Larissa con una sonrisa- Puedo oler los jalapeños desde aquí -El burrito estaba crujiente y Elena lo tomó con las manos así como Julia lo estaba haciendo. Firme y crujiente por fuera, el interior estaba lleno de una mezcla cremosa… picante… de patatas. Tuvo que contener un gemido cuando sus papilas gustativas explotaron.
-Esto es maravilloso -murmuró ella.
-Gracias
-Sí, hermana. Bueno -Julia sonrió
-Me alegro que les guste -La conversación fue escasa ya que todos disfrutaban de su almuerzo. Jarod les habló de sus planes para mudarse con su familia a Brook Hill tan pronto como la escuela terminara y Larissa sonrió ante la noticia. Elena se sorprendió cuando Julia dio a entender que también podría quedarse en Brook Hill por un tiempo. Sabía por Larissa que Julia había planeado quedarse sólo hasta que la tienda se pusiera en marcha. Elena se ofreció a ayudar con la limpieza de la cocina, pero Jarod y Larissa la despidieron con un gesto. En lugar de eso, siguió a Julia hacia su pequeña habitación-oficina. Estaba tan llena como había estado la última vez que había estado allí.
-Lo siento –se disculpó Julia- Me he quedado sin espacio -miró a su alrededor, luego quitó algo de ropa plegada en la cama- Aquí -dijo- Siéntate. Quiero mostrarte algo -Elena hizo lo indicado, pensando que era sólo algo extraño que estuviese sentada en la cama de Julia. Julia trajo su elegante laptop negra y se sentó a su lado.- Necesito una segunda opinión -dijo Julia.
-Está bien. Pero sabes que no hago mercado ¿no? -Julia le echó un vistazo y sonrió
-Sí, estoy segura que el mundo llegaría a su fin si un par de pies Katin entraran en una tienda de comestibles -Elena se rió, sabiendo que Julia le estaba tomando el pelo. No lo tomó como una ofensa
-Supongo que tendré que aprender, sin embargo -dijo en cambio- Una vez que me mude, voy a estar por mi cuenta -Julia bajó la voz
-¿Has hablado con él?
-Sí. Ayer por la noche
-Así que... ¿estás bien?
-Digamos que no me he ocupado de mis padres todavía. Pero con Stephen, sí, estoy bien
-Así que ¿no se sorprendió?
-Sí, estaba bastante sorprendido -admitió- No, por las circunstancias. Nuestro matrimonio estaba condenado al fracaso desde el principio. No, él se sorprendió de que lo sacara a la luz verbalmente -se encontró con la mirada firme de Julia- Le dije lo miserable que era y que no lo amaba. Y no le importó, Julia. Lo único que le importaba era cómo iba a sufrir su reputación. Verás, él está optando para un puesto en el Senado de los EE.UU -Ante eso, Julia Casi resopló
-¿En serio? -sacudió la cabeza- Déjame adivinar ¿tus padres están detrás de eso?
-Sí -Julia se levantó entonces y cerró la puerta de su dormitorio. Elena esperó, sabiendo que Julia estaba tratando de encontrar una manera diplomática de decir lo que estaba pensando. Elena decidió ayudarla.
-No tienes que endulzarlo
-Entonces diles a todos que se vayan a la mierda -dijo ella- ¿En qué momento será acerca de tí? ¿Por qué todo tiene que ser acerca de ellos? -Sin estar sorprendida por las palabras de Julia, Elena estuvo a punto de darle una respuesta estándar, pero no lo hizo. En vez de eso, también se puso de pie, sintiéndose de alguna manera fortalecida por la protección de Julia hacia ella.
-Ya no es acerca de ellos. Estoy cansada, Julia. Estoy cansada de vivir esa vida. Son tantos años desperdiciados. No puedo dejar que pase otro -enderezó sus hombros y sonrió mirando los ojos de Julia a través del pequeño espacio- Le dije a Stephen que me mudaría de la casa. El problema es que realmente no sé cómo hacer eso -admitió.
-¿Qué quieres decir? –Por eso, Elena estaba avergonzada
-Siempre me han hecho todo ¿Cómo una compra una casa? –La sonrisa de Julia se convirtió en una carcajada
-Quieres decir ¿cómo las personas normales lo hacen? –Elena también sonrió
-Sí. Dime
-Bueno, encuentras una zona de la ciudad donde desees vivir, conduces alrededor en busca de casas que están en venta. O bien, echas un vistazo a la sección local de bienes raíces del periódico. O llamas a un agente de bienes raíces y le dices lo que estás buscando -Julia se sentó en la cama y le indicó a Elena que
también tomara asiento- Hay una nueva área subiendo, no muy lejos de la tienda. Realmente tiene viviendas agradables. Los constructores por allí están dejando los árboles y construyendo alrededor de ellos
-¿No es Lost Creek?
-Si. Lo llaman The Woods at Lost Creek. He conducido por allí. Es
Bonito –Julia abrió su libreta- ¿Qué estás buscando? Quiero decir ¿es algo temporal antes de conseguir otra casa enorme de tres pisos por la que no me vas a dar un recorrido? –Elena se rió ante la descripción de Julia
-No. No es temporal. Pero quiero algo que se siente como una casa y no... no alguna…
-¿Visualización neta de riqueza? ¿Entonces qué? ¿Tres dormitorios? ¿Cuatro?
-¿Por qué diablos iba a necesitar cuatro habitaciones? -Julia negó con la cabeza
-Te diré algo ¿qué tal si mañana tomamos un paseo por Lost Creek? Puedes escoger algo que te guste y llamamos a los agentes de bienes raíces y hacemos una cita para mirar
-Lo apreciaría mucho, Julia, pero estoy segura que tienes cosas que hacer –dijo señalando la laptop.
-Una vez que pase las especificaciones a Jarod, entonces él estará a cargo de los contratistas y la licitación. No volveré al juego nuevamente hasta que sea hora de almacenar el inventario y contratar a los empleados –se encogió de hombros- Así que tengo tiempo -Elena asintió y le dedicó una rápida sonrisa
-De acuerdo, trato hecho. Así que me muestras lo que querías que viera -Los ojos de Julia brillaron cuando extendió el plano del piso y Elena se dio cuenta de lo entusiasmada que estaba con el proyecto.
-Probablemente estoy pensando demasiado sobre esto… -dijo Julia- …pero quiero que sea perfecto
-No vas a cambiar de opinión en el patio de comidas ¿verdad?
-No, no. Me encanta. Además de que me va a dar la oportunidad de cocinar. Dudo que haya muchísimos chefs vegano o vegetariano en Brook Hill –le entregó la laptop a Elena- Aquí –dijo señalando hacia el interior de la tienda- Tengo dos posibilidades. Ésta, donde los pasillos son bastante estándar, simétricos –Elena asintió con la cabeza, tratando de tener una idea de la disposición. Julia se inclinó sobre ella y tocó la pantalla y luego la deslizó a través de otro plano- Éste…-dijo ella- …he retocado un poco en cada extremo
-Me gusta. La división –dijo- Y con las naves laterales inclinadas, has creado un espacio abierto aquí… -señaló- …y aquí
-Sí. Así que podríamos poner pantallas o estantes con artículos de la especialidad. Nuestra panadería va a ser realmente pequeña, pero también podríamos poner algunos cubos de pan en este espacio
-Me gusta. Si me pides que elija, elijo éste -dijo ella. Julia asintió
-Si. Yo también. Es diferente a lo que hemos hecho antes, pero no
debemos tener miedo de cambiar las cosas -cerró la laptop y sonrió, mirando los ojos de Elena
-Como dicen, el cambio es bueno -A medida que sus miradas se sostenían, Elena sentía ese viejo y familiar tirón. Se dio cuenta de lo cerca que estaban sentadas y se preguntaba si debía moverse. Julia tomó la decisión por ella cuando se puso de pie, poniendo un poco de distancia entre ellas.- Debo irme -dijo Elena- No hay duda de que mi madre estará buscándome frenéticamente
-¿Oh, sí?
-Ella llamó justo antes de venir aquí. Ella y mi padre exigieron mi presencia para el almuerzo -Julia levantó las cejas con una sonrisa
-En vista de que estás aquí ¿no me digas que negaste su petición?
-Lo hice. Luego apagué rápidamente mi teléfono -dijo ella- Pero supongo que tengo que hacerles frente -La expresión de Julia se
puso serio
-Si necesitas ayuda, yo…
-Tengo que hacerles frente por mi cuenta. Sin embargo, gracias- dijo ella.
-¿Qué pasa con Ashton?
-Lo llamé la otra noche. Ashton es... mi roca -dijo ella- Tanto como siempre lo fuiste tú -Elena fue sorprendida por el ligero rubor en el rostro de Julia.
-No siempre. No he estado exactamente a tu disposición por
un tiempo -dijo Julia. Elena asintió
-¿Sabes cuándo más te necesité? -preguntó ella, su voz baja en el cuarto cerrado.
-Tu boda –Julia casi susurró. Elena asintió nuevamente
-Yo era… era un desastre. Sinceramente, creo que si te hubieses aparecido en ese momento, me hubiese escapado contigo –Vio como Julia visiblemente tragaba antes de tomar una respiración profunda. Trató de sonreír, pero era forzada, Elena lo sabía.
-Ahora me lo dices –dijo Julia.
-Lo siento -Julia negó con la cabeza
-Lo que está hecho, hecho está -dijo- Eso fue hace tantos años, no tiene ningún sentido ir hacia atrás ahora, Elena –se movió en torno a su escritorio alejándose aún más- Estamos más allá de todo eso, ¿no? -Elena asintió con la cabeza, sintiendo un fuerte dolor en el pecho ¿Estaba ella más allá de eso? Julia aparentemente lo estaba. No la culpaba. Sólo que era demasiado dolor para que una persona pudiese tomar antes de cortar cualquier lazo que quedara… emocional o de otro tipo.
-Debería irme -dijo nuevamente dirigiéndose hacia la puerta. Echó un vistazo por encima de su hombro, descubriendo como Julia no dejaba de mirarla- Gracias por el almuerzo -Julia levantó su cabeza en reconocimiento
-No olvides nuestra cita para buscar casa mañana
-Llámame cuando estés libre -Elena cerró la puerta detrás de ella. Quería salir de la casa, pero sabía que sería terriblemente grosero. Entonces se dio la vuelta y se dirigió a la cocina, con la intención de un rápido adiós a Jarod y Larissa.


***
Julia se quedó mirando la puerta cerrada, preguntándose por qué se había ofrecido a ayudar a Elena. Sabía que al regresar a Brook Hill sus caminos se cruzarían. Sabía que Elena y su madre se habían vuelto cercanas. Pero aun así, su plan había sido mantener la distancia. Ese plan había comenzado a desmoronarse la primera semana. Y ahora, mientras más se veían y cuanto más hablaban, su relación pasada estaba siendo impulsada a la primera fila. ¿Querían examinarlo? ¿Estudiarlo? ¿Hablar de ello? Nunca habían hablado realmente sobre eso. Habían andado por las ramas, claro. Mencionaron algunas cositas aquí y allá. Pero nunca una verdadera conversación honesta. No cuando eran niñas y no cuando habían sido adolescentes y ciertamente nunca como adultas. Lo más que había dicho sobre eso era lo que habían dicho la otra noche en la cena. Incluso entonces, sólo habían arañado la superficie. ¿Se atreverían a volver a visitar el pasado estropeándolo todo? ¿De qué serviría? Dolor… para ambas… lo traerían a la superficie, para revivirlo nuevamente ¿Qué propósito tendría eso? No, lo mejor era mantener esta amistad superficial que habían empezado, mantener las cosas a ligera y fáciles, sin profundizar por debajo de la superficie. Porque si lo hacían, si ella permitía que una amistad verdadera creciera con Elena, entonces el apego emocional que una vez tuvieron… aquella que había intentado matar con tantas fuerzas… crecería, juntándolas una vez más. Incluso ahora, podía sentirlo. Esa necesidad de proteger a Elena, esa necesidad de sólo estar cerca de ella, de compartir el espacio con ella, de respirar el mismo aire, de escuchar su voz, de mirarla a los ojos, todas las cosas que había jurado ya había puesto detrás de ella. Las había enterrado pero al parecer no lo suficientemente profundo. Tomó una rápida respiración, entonces la dejó escapar, tratando de expulsar a Elena de sus pensamientos. Con un leve encogimiento de hombros, se sentó en su escritorio y levantó los planos de piso de la tienda. Estudió las líneas nuevamente, incapaz de resistir la tentación de jugar con él un poco más.
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Mensaje por Anonymus 12/19/2014, 5:17 pm

CAPITULO 25



Cuando Elena finalmente se atrevió a encender su teléfono y verificar mensajes, se estremeció al escuchar la voz de su madre. No menos de cuatro mensajes de ella, cada uno más peligroso que la anterior. El quinto mensaje era de su padre. Breve y al grano. Estaban de camino. Por eso, cuando Elena se detuvo en el trayecto de la entrada no se sorprendió al descubrir que el Mercedes negro de su padre ya estaba allí, esperando por ella como una nube ominosa. Lo rodeo, conduciendo el coche hacia la parte trasera y presionando el mando a distancia del garaje. Ya estarían dentro. Afortunadamente, el coche de Stephen no estaba. No estaba segura de querer hacer frente a los tres a la vez. Respiró profundamente, luego hizo una pausa antes de abrir la puerta. Las palabras de Julia se hicieron eco en su mente y casi… casi… esbozó una sonrisa. “Dile a todos que se jodan” Siguió el sonido de las voces que venían de la oficina de Stephen. Sobre todo la voz de su madre. Hoy estaba en una extraña forma de aceptación. Elena permaneció de pie en la puerta, mirando la espalda de su madre mientras ella continuaba su perorata. Al parecer, el divorcio desbarataría todo por lo que ellos habían trabajado. Su padre estaba sentado en el escritorio de Stephen, sus manos sostenían un vaso, probablemente lleno de whisky, asintiendo en los momentos adecuados. Por primera vez se dio cuenta de la enorme experiencia que debía tener en esto. Como si sintiera su presencia, su madre se dio la vuelta, su mirada penetrante haciendo que Elena fuese incapaz de moverse.


-¿Dónde has estado? –exigió ella.
-Te lo dije, tenía una cita para almorzar -dijo ella, su voz sonaba débil a sus propios oídos.
-Y yo te dije que queríamos hablar contigo -Ante esto, Elena entró en la habitación
-Supongo que Stephen te llamó -dijo ella.
-Él ciertamente lo hizo. Sea lo que sea que tengas en tu mente sobre el divorcio… -dijo su madre agitando las manos dramáticamente- …está simplemente fuera de cuestión. No permitiré…
-No es tu decisión. Es mía
-No hay una decisión aquí, Elena. Te prohíbo que arruines tu nombre… nuestro nombre… o el nombre de Stephen. No habrá divorcio
-Madre, no soy feliz. Nunca he sido feliz en mi matrimonio. Nunca. Y no voy a seguir fingiendo lo contrario
-Es un poco tarde para eso. Tu matrimonio es lo que haces de él, pero sigue siendo tu matrimonio. La elección está a dos años. No habrá ninguna otra mención de esto -Elena se volvió lentamente hacia su padre, quien todavía no había dicho ni una palabra. Reunió el poco valor que le quedaba encontrándose con su mirada
-¿Puedo hablar contigo? A solas -Su madre se rió detrás de ella
-Te aseguro que no hay nada que…
-Inessa -dijo su padre con severidad- Déjanos. Ahora


Mientras crecía, Elena había tenido poca interacción con su padre. Su madre dirigía la casa y el personal... y también dirigía a Elena. Supuso que su madre estaba a cargo de todas las cosas de los Katin. Sin embargo, la mirada en el rostro de su madre con esas pocas y simples palabras desmintió todo eso. Su padre demandó y su madre inmediatamente tomó un papel de subordinado, inclinándose un poco antes de salir de la habitación, cerrando la puerta silenciosamente detrás de ella. Elena estaba sorprendida por la transformación.



-Siéntate –dijo su padre. Levantó su copa- ¿Quieres uno?
-No, gracias -dijo mientras se sentaba frente a él. Él se recostó en la silla de Stephen con un profundo suspiro
-Ahora ¿qué es esto del divorcio?
-No estoy contenta. No he sido feliz
-¿Has pensado en la consejería?
-No hay suficiente asesoramiento que pudiese salvar este matrimonio –dijo con sinceridad- No lo amo. Nunca estuve enamorada de él -Su padre la miró con atención
-Entonces ¿por qué te casaste?
-¿Por qué?¿Tenía otra opción? -El negó con la cabeza
-No entiendo -Ella lo miró con incredulidad
-¿Estabas fuera de casa tanto tiempo que no pudiste ver lo que ella estaba haciendo?
-Elena, sé que tu madre es... controladora hasta cierto punto, pero…
-¿Controladora? -se rió con amargura- Eso es un eufemismo -se inclinó hacia adelante- ¿Sabías que cuando tenía diez años, me dijo que Stephen y yo comenzaríamos a salir cuando empezara la secundaria? ¿Sabías que cuando tuvimos nuestra primera cita, ella me dijo que nos casaríamos en cuanto terminara la universidad? -Ella se puso de pie- ¿Sabías que no tuve decisión con respecto a que universidad iría? ¿No tuve elección sobre que estudiaría? -estaba derramando los años de frustración acumulada- Sin elección con respecto a qué lecciones tomaría en el club de campo. Todas eran de ella. Odiaba el baile. Odiaba el golf. Pero no me dejaba renunciar. Eligió la fecha de mi boda, el vestido de boda, la luna de miel. Escogió esta casa. Ella la decoró. Escogió el nombre de mi hijo –Ella respiró profundamente, mirándolo sus ojos sorprendidos- Todo el tiempo traté de expresarle mis decisiones, mis gustos y disgustos, ella los desechaba como si yo fuese invisible. Y con el tiempo, me di por vencida. Me hice invisible. Era más sencillo dejarle tener el control, como dices -se sentó nuevamente- Pero ya no más. No puedo perder un año más en un matrimonio donde no quiero estar. No voy a hacerlo -Él bajó su bebida y se levantó, yendo hacia la ventana y apartando las cortinas. Dudaba que algo más allá de la ventana mantuviese su atención. Él estaba ganando tiempo, meditando sus pensamientos.
-Lo siento -dijo antes de darse la vuelta- No tenía ni idea –caminó alrededor del escritorio y se sentó junto a ella, mirándola a los ojos –No tenía ni idea, Elena. Participabas en muchas actividades, pensé que era lo que querías
-No. Creo que parte de eso era porque ella me quería fuera de la casa, lejos de Julia
-¿Julia Volkova? ¿La hija de Larissa?
-Sí. Ella era mi mejor amiga. Mi única verdadera amiga. Pero ella no era lo suficientemente buena para mí. Mi madre me quería lejos de ella -Él asintió con la cabeza
-Sí, ahora lo recuerdo. Trató de despedir a Larissa una vez -se recostó en la silla, observándola- Estuve fuera mucho tiempo. No vi nada de eso. Supongo que lo debería haber sabido el día de tu boda. Te veías tan triste. En ese momento pensé que era sólo nervios
-No. Lo sentía como una sentencia de muerte
-¿Y Stephen?
-Su madre es tan culpable como la mía. Todos somos culpables -miró hacia otro lado- Stephen no ha sido feliz. Es demasiado orgulloso o terco para admitirlo. No hemos tenido sexo en años -dijo sin rodeos- Supongo que él tiene una amante –Su padre apartó la mirada avergonzado
-No necesito saber acerca de tu vida sexual, Elena -Ella sonrió
-Lo siento, pero quería que supieras como era entre nosotros –Él tomó una respiración profunda
-¿Y Ashton? ¿Cómo va a tomar esto?
-Ya le he dicho. De hecho, él fue quien lo trajo a colación hace unos meses. Él sabía que no éramos felices -Él dejó escapar un suspiro
-Bueno, es obvio que tu madre no está muy emocionada por este giro de los acontecimientos. Cuando Stephen llamó esta mañana, ella estaba histérica. Ella ha abarcado esta carrera por el Senado -dijo con un gesto de la mano- Le dije que lo apoyaría, pero no a expensas tuya, Elena
-Gracias -Él asintió con la cabeza
-Yo me encargaré de tu madre. Ahora ¿qué es lo que necesitas? Te asignaré a mi mejor abogado, por supuesto. Stephen, sin duda, tendrá a alguien de su propia firma encargándose de las cosas por él ¿Qué hay de la casa?
-No la quiero. Quiero mudarme, a un lugar que yo escoja, que yo quiera. Quiero empezar de nuevo
-Está bien, por supuesto -metió la mano en su chaqueta y extrajo una tarjeta- Has oído mencionar a mi asistente Mary Ann anteriormente, pero sé que nunca la has conocido
-Sí. Ella ha estado contigo por años –Él asintió con la cabeza
-Cualquier cosa que necesites, díselo. Haré que mi abogado se ponga en contacto con Stephen y su abogado. Vamos a poner las cosas en marcha -Casi parecía demasiado fácil y no estaba segura de creerle. La expresión de su rostro debió haberle dicho lo mismo.- No estuve allí para ti cuando crecías, Elena. Ahora quiero estar aquí para ti. Voy a hablar con Stephen hoy. No va a luchar contigo… ni conmigo… en esto
-¿Y mi madre? -Él sonrió brevemente
-Puedo controlar lo que haga físicamente -dijo- Pero verbalmente, estoy seguro que tendrá mucho que decir. Esta podría ser una buena oportunidad para ti de demostrarle que ya has crecido
-Qué triste, tomando en cuenta que estoy a punto de cumplir treinta y ocho años -Él asintió con la cabeza
-Ella nunca te dejó crecer, al parecer. Lamento que no tuviésemos otros hijos. Tal vez entonces, su enfoque se habría dividido y no hubieses tenido que soportar la peor parte
-¿Por qué no tuvieron otro hijo? –Él se encogió de hombros
-Simplemente nunca sucedió -él sonrió con tristeza- Y estuve fuera mucho tiempo -se puso de pie y le hizo señas para que hiciera lo mismo. Siendo alguien que nunca mostraba afecto, la sorprendió con un fuerte abrazo- Lo siento -él se apartó rápidamente- Haremos que todo esto funcione
-Gracias


-Un último gesto y salió por la puerta, cerrándola detrás de él. Miró fijamente, esperando que su madre irrumpiera en la habitación, exigiendo respuestas. En su lugar, todo estuvo en silencio hasta que escuchó la voz chillona de su madre, las palabras demasiado confusas para entenderlas. El portazo de una puerta, entonces todo estuvo en silencio, lo que indicaba que era seguro para ella dejar la oficina de Stephen. Si hubiese sabido que su padre sería de este apoyo, habría ido con él años atrás. No estaba segura de lo que le sorprendió más. El hecho de que su padre había aceptado la situación tan rápidamente y sin protesta o el hecho de que la autoridad de su madre… y dominio… no era más que una farsa. Tantos años perdidos sintiéndose impotente e indefensa. Tantas veces se había sentido débil e inepta cuando su madre había rechazado sin esfuerzo sus débiles intentos de rebelión. Y todo había sido una farsa. Sintió como si le hubiesen quitado un peso de sus hombros y sonrió, lo que se convirtió en una carcajada. Y eso se sentía tan bien.
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Mensaje por Anonymus 12/21/2014, 11:34 pm

CAPITULO 26


Cuando Julia le entregó los planos a Jarod al día siguiente… después de haberlos ajustado una vez más… eran cerca de las dos de la tarde. El almuerzo había sido verduras en una pita, apenas lo suficiente para hacer mella en su apetito. Se preguntaba si Elena estaría interesada en una cena temprana. Elena se había ofrecido a recogerla, pero Julia realmente no creía que deberían buscar casas en un Mercedes. Estarían menos propensas a llamar la atención en su muy común camioneta blanca. Tan pronto como se detuvo en la calzada de Elena, Elena
salió por la puerta y se dirigió hacia ella. Julia no pudo evitar la sonrisa en su rostro cuando sus ojos se
encontraron. Esta vestimenta era la más informal que le había visto Elena en quince años. Pantalones color
caqui y mocasines y una blusa de seda azul que casi coincidía con el color de sus ojos… estaba tan hermosa como siempre.


-¿Estás segura que no quieres tomar mi coche? -preguntó Elena antes de subirse.
-Temerosa de ser vista en mi camioneta ¿verdad?
-Por supuesto que no. De todos modos prefiero que tú conduzcas. De esa manera, podre mirar más -dijo con una sonrisa. Julia arqueó una ceja y Elena puso los ojos en blanco –Las casas -Elena aclaró.
-Oh, ya veo -dijo con voz burlona- Hoy soy tu chofer
-Sí. Entonces ¿dónde me llevas?
-Vamos a Lost Creek. Hay un montón de casas bonitas. Algunas son... bueno, algo demasiado arrogantes para mí, pero puede que te gusten –Elena se echó a reír
-¿Arrogantes?
-Lujosas –La sonrisa de Elena se desvaneció un poco
-Quiero algo que se sienta como un hogar. El lugar de mis padres… la mansión… era más un museo que un hogar. Donde vivo ahora, la única vez que me sentí como en casa fue cuando Ashton estaba allí -miró hacia otro lado- Incluso entonces, aún era tan estéril. Eso nunca ha cambiado
-¿Qué estás buscando? -Elena se volteó hacia ella
-Algo normal. Sólo quiero... normal -dijo- No quiero ser atendida de pies a manos. No quiero comida caliente y en la
mesa, esperando la hora apropiada de la cena -hizo una pausa- No sé cómo lavar la ropa -dijo- Y ya sabes que no puedo cocinar. Esas son dos cosas que quiero aprender a hacer
-Sabes, le dije a mi madre que habías nacido en la familia equivocada. Que todas las cosas que el nombre de tu familia y sus riquezas proporcionaban, eran todas las cosas que no querías
-No conocía nada mejor, Julia. No hasta que llegaste a mi vida. Fue entonces cuando me enteré que no importaba lo que era mi nombre o cuánto dinero tenía, la felicidad no se puede comprar. Todas esas cosas dejaron de tener importancia cuando estaba contigo –Julia mantuvo sus ojos fijos en la carretera, temerosa de mirar a Elena. Se sorprendió por su honestidad. Sólo deseaba que esas palabras hubiesen sido dichas dieciséis años atrás. Ante su continuo silencio, Elena aclaró la garganta.- Lo siento -Julia finalmente la miró
-No hay nada que lamentar, Elena. Éramos una niñas. Y no sabíamos qué demonios estábamos haciendo -miró
nuevamente hacia la carretera- Entonces ¿tus padres no te han arrinconado todavía?
-Oh, sí. Ellos me estaban esperando después del almuerzo de ayer
-Dado que todavía vas a buscar casa, supongo que ganaste la primera ronda -dijo ella.
-En realidad, mi padre ganó la primera ronda” dijo Elena- Durante todos estos años, siempre asumí que mi madre tenía la última palabra. Resulta que no era el caso en absoluto. Mi padre era, en su mayoría, ajeno a lo que estaba ocurriendo conmigo
-¿Así que realmente vas a seguir con todo esto? -Elena pareció sorprendida por la pregunta
-¿El divorcio? Sí, Julia. ¿Creías que no lo decía en serio? -Julia se movió al carril derecho y puso la señal de giro.
-Creía que hablabas en serio, pero no estaba segura de sí lo harías -En vez de sentirse ofendida por su declaración, Elena asintió comprendiendo
-Lo sé. Honestamente, tampoco sabía si sería lo suficientemente valiente. Pero me siento libre... -se encogió
de hombros- No espero que lo entiendas. Por muy cercana que fuimos, todavía estabas en el exterior mirando hacia adentro -Esas palabras le escocieron. Sí, siempre había estado en el exterior, no había sido lo suficientemente buena como para entrar completamente en el mundo de Elena. -Sé lo que estás pensando, Julia, pero eso no fue lo que quise decir
-¿No?
-No. Quiero decir, veías lo que estaba sucediendo… sabías cuan manipuladora era mi madre… pero aun así estabas excluida de todo eso. No te estaba pasando a ti
-En cierto modo, me estaba pasando a mí -dijo ella- Porque, en definitiva, todo lo que ella hacía me afectaba también -Elena la sorprendió al llegar al otro lado de la consola y tocar su brazo
-Lo siento, Julia. Lamento no haber sido lo suficientemente fuerte en ese entonces -Julia negó con la cabeza
-Como he dicho, éramos unas niñas. Tenemos que dejarlo ir. Todo está en el pasado. Todo terminado



Dio la vuelta en la entrada de The Woods at Lost Creek sabiendo que no creía sus propias palabras. Podría estar todo en el pasado, pero sabía que no había terminado. Todavía sentía el vínculo, la atracción. Todavía estaba allí. A veces estaba allí como un recordatorio sutil y a veces… cuando sus ojos se encontraban… era cualquier cosa menos sutil. Se preguntaba si era tan obvio para Elena como lo era para ella. También se preguntaba si Elena estaba tratando de ignorarlo, como ella.


Las casas que están en venta en las que la gente sigue viviendo, no podemos ir sin previa cita -explicó ella- Así que pensé que podríamos conducir alrededor y si te gusta una, podríamos llamar al agente de bienes raíces y hacer una cita para ver la casa
-Está bien
-Pero hay algunas que aún están en construcción por lo que el contratista las posee. Nadie vive allí, así que podemos husmear un poco, al menos en el exterior –giró por otra calle, recordando la nueva casa que había visto la otra semana cuando había conducido por todo el lugar- ¿Qué tal esta? -Elena se inclinó más cerca de ella, mirando por la ventana de Julia.
-Parece grande -dijo- Pero me gusta la piedra alrededor de la entrada. Y las vigas de madera
-Sí, pero no es la enorme imitación de mármol que tienes ahora -dijo ella. Elena se echó a reír
-¿Qué quieres decir con que es una imitación de mármol? Mi madre la eligió ¿recuerdas? -Julia negó con la cabeza
-No quiero saber -abrió la puerta- Vamos. Vamos a echar un vistazo -Era realmente grande, pero Julia todavía no estaba segura de qué tamaño estaba buscando Elena. Elena podría pensar que quería una casa más pequeña, pero después de la monstruosidad en la que había crecido y la monstruosidad de tres pisos donde vivía ahora, podría ser sorprendida por algunos de los llamados hogares más pequeños.
-Creo que es demasiado grande -dijo Elena mientras seguía a Julia por los alrededores. La valla que daba hacia la carretera era de hierro forjado. Julia estaba en el travesaño y se asomó por encima.
-Piscina –anunció- Bonito paisaje
-Realmente no consideré una piscina –dijo Elena- ¿Crees que necesito una? -Julia saltó hacia abajo
-¿Todavía vas al club de campo? Supongo que no necesitas una entonces -Julia volvió a la parte delantera seguida por Elena- Pero sabes, a lo mejor en un día caluroso de verano, podrías tener a una amiga de visita ¿No sería agradable saltar en ella y refrescarte? -Elena sonrió
-¿Tú? –Julia movió las cejas burlonamente
-Usaría un bikini -Sus ojos se sostuvieron un buen rato antes de que Elena sonriera
-Estoy pensando que una piscina suena muy bien. De hecho, creo que es mandatario -Julia se echó a reír y Elena se unió a ella.
-¿Quieres ver el interior?
-¿Vas a irrumpir adentro?
-Bueno, pensé en seguir la manera fácil y llamar al agente de bienes raíces –dijo mientras sacaba su teléfono.
Y quince minutos más tarde estaban siguiendo a una muy agradable mujer de mediana edad hacia el interior mientras recitaba todos los atributos de la casa. Sin embargo, tan pronto como estuvieron en el interior, Julia
supo que no sería la que Elena elegiría. Era oscura y lúgubre, incluso cuando la agente de bienes raíces abrió las cortinas para dejar entrar el sol de la tarde, eso hizo poco para iluminar el interior. Observó a Elena, notando el
ligero movimiento de cabeza con cada función que la agente de bienes raíces les mostraba. Elena, finalmente se volteó, mirándola a los ojos con las cejas levantadas.
-Disculpe, pero esto no es exactamente lo que estamos buscando -dijo Julia- ¿Tiene algo un poco más pequeño, un poco más... abierto? ¿Ventilado? ¿Más ventanas en la parte de atrás?
-Con una piscina -añadió Elena mientras sonreía maliciosamente a Julia. La mujer asintió con la cabeza
-Creo que tengo algo en lo que podrían estar interesadas. Tiene sólo tres dormitorios, pero uno de los dormitorios extras es un mini-dormitorio principal agradable. Metros útiles, sin embargo, son sólo dos mil quinientos. No estoy
segura de que quieran algo tan pequeño -Julia sabía que Elena no tenía ni idea de lo que eran dos mil quinientos metros cuadrados
-La casa de mi madre es de mil doscientos -dijo ella- Tu casa actual, supongo que es de más de cinco mil, quizás más cerca de los seis –Elena asintió
-Dos mil quinientos suena como que sería un montón de espacio ¿Podemos ver una?
-Por supuesto, damas. Está a sólo tres cuadras de aquí -Mientras seguían el coche de la agente de bienes raíces por la calle, Elena se volteó en su asiento mirando hacia Julia. Julia levantó las cejas, preguntándose lo que había en su mente.
-Debes pensar que soy tan... no sé ¿cuál es la palabra? ¿Sobreprotegida?
-¿Sobreprotegida? Supongo que podría aplicarse a tí ya que siempre te han hecho las cosas -dijo ella.
-Me siento inadecuada -dijo Elena- O tal vez incompetente encajaría mejor
-Mira, tú no eres una incompetente -dijo ella- Esto es simplemente algo que nunca has tenido que hacer anteriormente. Nunca has estado expuesta a este tipo de cosas. Ese es el precio que pagas por ser uno de los
privilegiados –dijo con una sonrisa, esperando que Elena no se ofendiera por eso.
-Es que... gracias por tomarte el tiempo para hacer esto conmigo. Estaría perdida sin ti -Una vez más, la mirada entre ellas desmintió cualquier noción de que su pasado estaba firmemente en el pasado.
-Haría cualquier cosa por ti, Elena. Lo sabes
-¿Por qué? Te he lastimado tanto ¿Por qué harías cualquier cosa por mí? -Julia regresó la mirada hacia la carretera, agradeciendo que la agente de bienes raíces se hubiese detenido. Estacionó detrás de ella en la calle, sin molestarse en mirar la casa donde les había guiado. Respirando profundamente, se volteó y miró a Elena
-Creo que sabes la respuesta ¿no es así? -Elena la miró a los ojos y asintió lentamente
–Sí –Julia asintió también
-Vamos. Vamos a ver si te gusta ésta -La agente de bienes raíces se dirigió hacia la puerta principal, pero Elena se lo impidió.
-Me gustaría entrar por el garaje -dijo ella.
-Oh. Pero…
-El dueño de la casa entraría por el garaje -dijo Elena- Me gustaría empezar por ahí
-Muy bien. Nos vemos allí. No tengo el control remoto de las puertas del garaje, así que tendré que ir por el frente -Julia golpeó su hombro
-Estás aprendiendo
-También me gusta la piedra en esta ¿Todas tienen garajes para tres coches? -preguntó Elena.
-Me imagino que aquí todas lo tienen -dijo mientras la puerta se abría. La agente de bienes raíces estaba esperando con una amplia sonrisa mientras sostenía la puerta trasera
-Por aquí, damas -Era un pasillo extra ancho, notó Julia mientras seguía a Elena dentro la casa.
-El lavandero está aquí -dijo la agente de bienes raíces abriendo una puerta a la izquierda- No es tan grande como la otra casa, pero lo suficiente como para incluir armarios empotrados y una mesa plegable. Este espacio aquí es para un refrigerador o congelador adicional –explicó ella. Elena miró a Julia con las cejas levantadas.
-Nevera para Cervezas -murmuró con una sonrisa.
-Las habitaciones de invitados están en este lado de la casa –continuó la agente de bienes raíces- Hay un medio baño de aquí -dijo abriendo la puerta rápidamente- El mini-dormitorio principal del que hablé está aquí. Es más grande que un dormitorio estándar y tiene una puerta que abre directamente hacia un gran baño de repuesto. Por supuesto tiene una puerta directa desde el pasillo, así que los huéspedes del tercer dormitorio tienen acceso al
Baño -Julia esperó en el pasillo mientras la agente de bienes raíces le daba un rápido recorrido a Elena por el mini-dormitorio principal y el baño. Abrió otra puerta, encontrando una pequeña habitación de invitados que parecía de tamaño estándar.
-Oh sí y esta es la otra habitación -Julia dio un paso fuera del camino cuando Elena miró dentro.- Regresando por aquí…-dijo dando vuelta por el pasillo antes de entrar a otro pasillo hacia la derecha- …se encuentra la cocina y sala de estar. Los aparatos ya están instalados, pero los puede cambiar si no les gusta el acero inoxidable
-Oh, wow -dijo Elena- Me encanta -La cocina era grande y una isla la separaba de la sala de estar. Más allá de la sala de estar había una pared de ventanas con vista al patio y a la piscina.
-Esta es su sala de estar informal -explicó la agente de bienes raíces- Las puertas francesas salen al patio principal y también hay una puerta lateral aquí, hacia un patio cubierto más pequeño. Y la piscina, por supuesto -Elena se volteó, mirándola a los ojos y Julia pudo sentir su emoción
-Me encanta -susurró Elena mientras seguían a la agente de bienes raíces adentrándose en la casa.
-La gran sala -dijo- Su sala de estar formal. Chimenea de gas. El comedor está aquí. Y hay una pequeña oficina… -dijo abriendo una puerta ubicada inmediatamente después de la de la entrada.
-¿La suite principal? -preguntó Julia.
-Sí, está separada del resto de la casa -dijo ella llevándolas por un corto pasillo frente a la gran sala- Aquí hay otro medio baño -dijo abriendo una puerta- Dos armarios de ropa aquí en el salón -el pasillo tenía forma de L y abrió otra puerta que llevaba a una habitación bien iluminada.- Bonita habitación amplia -les dijo- Como habrán notado, no había cortinas o persianas en la parte de atrás. No hay vecinos detrás de ustedes. En el dormitorio, por supuesto, tenemos cortinas para la privacidad -ella las puso a un lado, dejando al descubierto grandes ventanales con vistas al jardín arbolado.
-¿Es esa una zona verde? -preguntó Julia.
-Sí. El arroyo actualmente baja la colina. Es por eso que hay una verja de hierro forjada a lo largo de la parte trasera, por lo que tendrán una vista de los bosques. Por supuesto hay cercas de privacidad a ambos lados -abrió otra puerta- Aquí atrás está el baño principal. Enorme ducha, bañera jacuzzi… -dijo señalándola- … y … -dijo dramáticamente mientras abría otra puerta- …lo que sueña toda mujer una caminera alrededor del closet
-Es tan grande como mi habitación -murmuró Julia.
-Cajones y estantes construidos aquí en el medio del espacio de pared a pared del closet -Elena entró en el armario, rodeando los cajones centrales y dirigiéndose hacia el otro lado
-Bonito
-¿Bonito? Es una locura -Elena se encogió de hombros.
-Oh, ya veo. Es porque no tengo ni idea de cómo luce tu armario actualmente -dijo ella- Esto podría ser pequeño para ti -Elena le dio una media sonrisa y luego miró a la agente de bienes raíces
-¿Podemos salir al exterior?
-Por supuesto. Les voy a enseñar la piscina y el patio -Julia dio un paso atrás, permitiendo que Elena mirara todo, observándola mientras caminaba lentamente a lo largo del borde de la piscina hacia donde el césped se fusionaba con la zona boscosa en la parte posterior. Se quedó allí de pie mirando hacia el bosque. Julia se preguntaba si estaba escuchando la tranquilidad o si escuchaba los pequeños sonidos de las hojas al crujir y el canto de los pájaros. Elena se volteó, encontrando sus ojos
-Me encanta -Julia asintió. Entonces Elena se dirigió directamente hacia la agente de bienes raíces- La tomo -La agente de bienes raíces… y Julia… la miraron.
-Elena, deberíamos ver el… -comenzó Julia.
-No. Me encanta -dijo
-¿Tiene una tarjeta?
-Por supuesto -dijo la agente de bienes raíces, buscando rápidamente en su bolso para encontrar una.
- Voy a hacer que mi gente se ponga en contacto con usted. Gracias por enseñarla con tan poco aviso –dijo Elena
mientras tomaba su tarjeta.
-Es un placer. Déjeme saber si necesita una segunda visita -tendió su mano- Lo siento. Ni siquiera sé su nombre
-Elena Cole -dijo ella.
-Encantada de conocerla -hizo una pausa- Elena... ¿Cole? ¿No es usted…?
-Sí. Gracias. Como ya he dicho, voy a estar en contacto -Mientras caminaban de vuelta a la camioneta, Julia murmuró
-¿Tu gente? -Elena sonrió
-Mi padre me ha permitido usar su asistente personal. Sé que se supone que debes hacer una oferta y tranzar y todo eso. Así que se lo dejaré a alguien que sepa cómo –Julia puso marcha el motor y salió a la calle
-¿Y supongo que la noticia de que Elena Cole esté buscando para comprar una casa pondrá a trabajar muchas lenguas?
-No importa -dijo Elena- Todo el mundo lo sabrá muy pronto –se inclinó sobre la consola y apretó su brazo- Gracias
por traerme hoy. Realmente, realmente me gusta esta casa. Se sentía... bien, se sentía como si pudiese convertirla
en un hogar
-También me gusta -dijo ella- Así que ¿necesitas estar en alguna parte? ¿O puedo robarte una hora más o menos?
-¿Robarme?
-Me muero de hambre ¿Qué tal una cena temprana? -Elena asintió rápidamente
-Por supuesto. Me encantaría


***


El restaurante mexicano estaba casi vacío a esa hora. Elena siguió a Julia hacia el interior y tomaron una mesa cercana de las ventanas. El mantel estaba manchado pero parecía limpio. Se echó hacia atrás cuando el camarero trajo una cesta de triangulitos y dos cuencos de salsa.



-¿Algo de beber?
-Té helado para mí –dijo Julia.
-Tomaré lo mismo -Cuando estuvieron solas, Julia se acercó más
-¿Supongo que nunca has estado aquí anteriormente?
-¿Qué te hace pensar eso?
-Debido a que estás mirando esa mancha -dijo Julia, frotando la mancha en el mantel cercana a Elena- Y te estás
preguntando si será seguro comer aquí -Elena se echó a reír
–Está bien. Atrapada
-La comida es genial. Jarod me trajo aquí la semana pasada
-Y ¿qué puedes comer aquí? No imagino que el tofu se encuentre en el menú -dijo ella.
-No, pero tienen espinacas y setas enchiladas cubiertas con una salsa de queso crema que son deliciosas -dijo Julia- No es vegano, pero se ajusta a mi dieta vegana -Elena observó mientras Julia tomaba un triangulito y lo cargaba con salsa antes de tomar un bocado. Ella hizo lo mismo, aunque fue un poco más conservadora con la salsa.- Entonces ¿cómo te sientes? -preguntó Julia- ¿Emocionada? ¿Asustada?
-Muy emocionada. Será agradable estar en mi propia -dijo ella- Ashton regresa a finales de mayo. Espero poder estar allí para entonces
-Puede ser. Dado que es propiedad de la constructora, el trato no debe llevarse más de los normales sesenta días -Julia tomó otro triángulo- ¿Tiene Ashton vacaciones de verano o algo así? -Elena negó con la cabeza
-Olvidé de decirte. Ha decidido que la escuela de medicina no es para él
-¿En serio? -Elena se alejó de la mesa cuando el camarero trajo el té
-Gracias
-¿Listas para pedir? -preguntó.
-Oh, ni siquiera he mirado el menú todavía -dijo ella.
-No hay problema. Tómese su tiempo. Les voy a dar unos minutos más -Elena abrió el menú usado,
Explorando los platos
-Ashton realmente fue presionado para ir a la escuela de medicina -levantó la vista- Si puedes creer eso -dijo con sarcasmo.
-Entonces ¿qué es lo que quiere hacer?
-Astrofísica. O ingeniería astronáutica. Una o las dos, no puedo recordar cual -dijo ella.
-Está bien, eso es como una ciencia exacta ¿no? –Elena se echó a reír
-Supongo, ya que dijo que quería construir una nave espacial
-Entonces ¿ha sido duro?… ¿tener un niño prodigio? -Elena asintió
“En cierta forma, sí. Siento que él ha perdió la oportunidad de ser un niño. Había tantas cosas que quería para
él que nunca tuve. Por supuesto, sin emular a mi madre obligándolo a hacer cosas para satisfacerme. Quería que fuera él mismo -tomó un sorbo de té- Es por eso que el cambio de la escuela de medicina hacia la astrofísica es totalmente su elección. Él va a empezar en el MIT este verano
-Wow. Me alegro por él
-Solo estará aquí un par de semanas, por eso sería bueno tener la casa lista -levantó la vista del menú- ¿Te ofenderías si pido enchiladas de pollo?
-Por supuesto que no. Escoge lo que quieres –Después de solicitar su pedido, mordisquearon triangulitos, retrasando la conversación. Elena finalmente rompió el silencio, señalando entre ellas.
-Hace unos meses ¿habrías pensado que estaríamos sentadas aquí, juntas, cenando? -Julia negó con la cabeza
-Hace unos meses estaba contándole a mis amigas por qué me había alejado de Brook Hill
-Lo siento por eso -Julia apartó su disculpa
-Estaba cenando con mis dos mejores amigas. Y me di cuenta que nunca les había hablado de ti... de nosotras, de cuando éramos niñas. Me había convencido años atrás que ya ni siquiera lo recordaba, que no recordaba los
detalles, que no recordaba lo que era estar contigo -Elena no dijo nada. Solo observaba como Julia rompía inconscientemente un triángulo en pequeños pedazos, desmoronándolos en la servilleta.- Fue una sorpresa cuando les estaba contando nuestra historia… una sorpresa porque era obvio que no había olvidado nada. Todo
estaba aún fresco en mi memoria y me sorprendió porque había intentado con tanta fuerza no pensar en ello, sobre tí. Porque... bueno, porque sí -Julia la miró, sus ojos se encontraron, sosteniéndose- Todo estaba todavía allí. Todo. Éramos unas niñas y recuerdo estar sentada en la enorme cocina, esperando en la parte inferior de
las escaleras que la puerta se abriera, esperando que llegaras allí y me invitaras a subir, permitiéndome entrar en
tu mundo –Julia tragó saliva visiblemente y Elena hizo lo mismo- Sólo por un rato. Creo que contarles de eso hizo que todo volviera a casa. Realmente nunca fui parte de tu mundo, Elena Fueron momentos robados aquí y allá, sobre todo cuando nos volvimos mayores -Julia tomó un sorbo de su té antes de continuar- Creo que contarles nuestra historia, finalmente hizo que me diera cuenta. Nunca tuvimos nada y por mucho tiempo me aferré a la esperanza de que tal vez algún día lo tuviéramos. Pero todo fue en vano. Cuando pienso en ello, realmente pasábamos muy poco tiempo juntas. Viví allí durante diez, once años contigo y de todo ese tiempo ¿qué tuvimos? –Elena miró hacia abajo, recogiendo otro triangulo, algo en qué ocupar sus manos
-¿Qué quieres que diga? -preguntó en voz baja. Julia se encogió de hombros
-Supongo que contarles nuestra historia fue lo que requirió para darme cuenta de cuan inútiles fueron las cosas, siempre lo habían sido. Me sentí bien al hablar de ello. Poner las cosas en perspectiva. Eso me ayudó a superarlo
-¿Lo has superado? -Julia se encontró con sus ojos nuevamente
-Sí -Esa palabra hubiese sido una daga en su corazón, si no fuese por el hecho de que sabía que Julia estaba mintiendo. Pero lo dejaría seguir. Tal vez sería más fácil para las dos si fingían que no había nada allí. Así que
asintió con la cabeza.
-Yo también
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Mensaje por Anonymus 12/21/2014, 11:35 pm

CAPITULO 27


Elena estaba de pie en su nueva cocina, su mirada fija en el agua reluciente de la piscina más allá del patio. El sol de la tarde se filtra a través de los árboles, bailando a través de las ondas. A pesar de que estaba tratando de
salir de la sombra de sus padres y su nombre, estaba agradecida por el poder que su padre tenía. En menos de cuatro semanas, la casa era suya. Deseaba que Julia estuviese aquí compartiendo este momento, pero había estado fuera las última semana, atendiendo los negocios en una de sus tiendas. Aunque ella y Julia no habían pasado ni un segundo a solas desde la cena que compartieron, se habían visto a menudo. Elena visitaba Larissa
con frecuencia e incluso había llevado a Larissa a la nueva tienda para ver la construcción. Pero ahora que había cerrado el trato por la casa, ahora que podía mudarse oficialmente, deseaba que Julia estuviese aquí.


-Oh, bueno -murmuró en voz alta.


Ashton volvería a casa mañana. Lo arrastraría para que saliera de compras con ella y Larissa. Larissa se había ofrecido para mirar muebles con ella. Se negaba a contratar un decorador. Quería hacer de su casa un hogar, no un escaparate. Su propia madre le había hablado exactamente tres veces desde que les había dicho acerca del divorcio. Las tres conversaciones habían escalado en palabras duras y enojo entre ellas y cada vez Elena había terminado efectivamente la llamada colgándole a su madre. Infantil, sí, pero simplemente no podía soportar los intentos de su madre para hacerle sentir remordimiento acerca de su elección. Quería seguir adelante con su vida y si eso significa rehuir a su madre, lo haría. Cuando escuchó el golpe de la puerta de un coche, se volvió y se dirigió al garaje, que había dejado abierto. Supuso que la agente de bienes raíces había olvidado algo. Se sorprendió al encontrar a su madre de pie allí.


-¿Así que esto es a lo que te has rebajado? Esta... esta casa es apenas lo suficientemente grande como
para ser considerada dependencias de servicio –Elena la miró con incredulidad y luego se echó a reír cuando
se dio cuenta que su madre estaba hablando en serio
-¿En serio? ¿Realmente dijiste eso?
-Estás dejando tu elegante… hermoso… hogar, el cual está en uno de los más prestigiosos vecindarios de Brook Hill ¿por esto?
-En primer lugar, sí, es elegante. Pero no diría que es hermoso y sin duda no es un hogar. Esto… -dijo señalando detrás de ella- …va a ser un hogar. Y en cuanto a prestigio… -sonrió- … ¿Querrás decir pretencioso?
-Veo que aún no has recuperado la cordura -dijo con su habitual aire de superioridad.
-Sí, lo hice. Fue por eso que dejé mi matrimonio -se dio la vuelta para regresar a su casa- Ahora ¿viniste por el recorrido? ¿O simplemente para menospreciarme?
-Soy tu madre. Pensé que debería ver al menos donde vas a vivir –su madre enderezó los hombros- Es una vergüenza para la familia, por supuesto, esa parece ser su intención -Elena se mordió los labios, negándose a ceder a la culpa con la que su madre era tan buena envolviéndola
-Te daré un recorrido rápido, si lo deseas. No obstante, no necesito… o quiero… ninguna sugerencia de tu parte. Esta será mi casa. No la tuya
-Sé lo que estás insinuando, Elena. Tu padre dice que he interferido en tu vida, lo que las dos sabemos no tiene sentido. Yo solo he…
-Oh, por favor -dijo ella, dándose cuenta que no le tenía más miedo a su madre- Has controlado todo en mi vida. Es tu culpa que me esté divorciando -dijo encantada de ver como su madre jadeaba.
-¿¡Cómo te atreves!? -siseó su madre- No pongas esa culpa sobre mí
-Es tu culpa que esté en trámites de divorcio porque es tu culpa que me casara en primer lugar. Nos presionaron a Stephen y a mí, a ambos. Tú y su madre -caminó hacia adentro, sintiendo que su madre la seguía- Supongo que fue un plan ideado una tarde en algún cóctel en el club de campo
-No me gusta que me hables de esa manera
-Supongo que no. Pero ya he superado el estar acobardada ante ti, Madre. Has controlado y manipulado mi vida por última vez. Me tomó todos estos años darme cuenta que debajo de todo eso, eres una simple matona -señaló
hacia el pasillo- Las habitaciones y el baño están por allí. Por este camino está la cocina -dijo ella, pasando por el
pasillo.
-No sé lo que te pasa, Elena, pero no estás actuando como tú misma. Me hablas como sí…
-Como si estoy cansada de ti tomando todas mis decisiones –dijo Elena- Soy una mujer adulta. Puedo tomar mis propias decisiones -se detuvo en la cocina- Esta es mi parte favorita de la casa. Me encanta la cocina y el bar y la sala de estar informal. Y me encantan todas las ventanas y la piscina -se volvió hacia su madre- Es abierto y aireado y fresco -Su madre miró alrededor de la cocina lentamente
-¿Y quién va a cocinar para ti?
-Estoy aprendiendo a cocinar -dijo ella- Larissa Volkova me esta enseñado -Su madre la miró bruscamente
-¿Larissa? ¿Aún la ves?
-Por supuesto
-¿Y su cáncer?
-Está en remisión -hizo una pausa preguntándose cuánto decirle a su madre- Julia y su hermano Jarod están de vuelta en Brook Hill. Están abriendo una tienda
-¿Una tienda?
-Una tienda de alimentos naturales. Son dueños de otras tres -dijo sintiéndose orgullosa de Julia.
-¿En serio? Bueno, al menos no siguió los pasos de su madre -Elena se mordió el labio, queriendo defender a Larissa, pero sabiendo que su madre sólo le estaba lanzando su cebo
-¿Te gustaría ver la piscina?
-No estoy segura de por qué te molestas con una piscina. Tienes la opción de tres en el club de campo -dijo ella.
-Sí, pero algunos de sus amigos de los bajos fondos no se les permite la entrada en el club de campo -Las dos se voltearon, Elena casi riendo por las palabras de Julia
-Pensé que estabas fuera de la ciudad –Julia puso una caja de pizza y un paquete de seis cervezas en el mostrador
-Sra Katina, luce muy bien -dijo tendiéndole la mano. Su madre se quedó mirando la mano de Julia y por un momento, Elena tuvo miedo de que se negara a reconocerla. Finalmente la tocó brevemente.
-Julia Volkova, ha pasado un largo tiempo -dijo su madre- De hecho, casi no te reconozco –Elena sabía que en un
tiempo, Julia estaba tan aterrorizada de su madre como ella misma lo había estado. Hoy, sin embargo, Julia simplemente rebosaba confianza. Le dio a su madre una sonrisa perezosa mientras recogía las cervezas
-Me lo tomaré como un cumplido -deslizó sus ojos hacia Elena- Es toda tuya ¿huh?
-Sí -echó un vistazo hacia la caja de pizza
-¿La cena?
-Pensé que podríamos bautizar el lugar, si no tienes planes -dijo mientras ponía las cervezas en la nevera- Mi mamá me dijo que hoy cerraste el trato
-Gracias, me encanta la pizza ¿Cuándo regresaste?
-Hace unas horas -Elena se dio cuenta que habían hecho caso omiso de su madre. Se volvió hacia ella
-Te mostraré el resto de la casa, si quieres -ofreció.
-Creo que ya he visto suficiente –miró fijamente a Julia- ¿Y cuánto tiempo has estado de regreso en Brook Hill?
-Oh, no lo sé. Tres meses, me imagino
-Ya veo –sus ojos se estrecharon- Elena, me acompañarías, por favor –Ella miró a Julia
-Ya vuelvo -Su madre permaneció en silencio hasta que llegaron al garaje
-¿Y supongo que tenemos que darle las gracias a Julia Volkova por poner todas estas ideas locas en tu cabeza?
-Madre -advirtió Elena.
-Ella siempre te rebajó, Elena. Siempre. Y ahora está de vuelta y tú…
-Ya basta -dijo Elena con firmeza- No voy a tener esta conversación contigo. Julia es mi amiga. Ella siempre ha sido mi amiga. Mi decisión de divorciarme de Stephen no tiene nada que ver con Julia. Ahora, por favor, me gustaría que te fueras. Una vez que tenga los muebles y todo lo demás, los invitaré a mi padre y a tí. Ashton llega a casa mañana, por cierto
-Sí, me lo dijo Stephen. Una tontería por parte de él dejar la escuela de medicina. Tu padre y yo no soportaremos…
-Es su decisión, no la tuya -dijo con firmeza- Adiós, madre -apretó el botón para cerrar la puerta del garaje, dejando que su madre la mirara con incredulidad.



Negó con la cabeza preguntándose por qué había estado tan asustada de ella todos estos años. Encontró a Julia de pie junto a la piscina y se detuvo en la cocina, mirándola a través de las ventanas. Aunque las dos estaban muy lejos de lo que habían sido en la adolescencia, incluso como adultas jóvenes, Julia seguía siendo tan atractiva para ella como siempre lo había sido. Cuando estaban creciendo, Elena siempre había sido la correcta y formal, su ropa siempre impecable y con lo último de la moda. Julia había sido todo lo contrario… rara vez vestía sin sus jeans o pantalones cortos, el epítome de lo casual y todo lo que Elena había deseado era poder haber sido igual. Las restricciones que su madre tenía sobre ella eran firmes, sin embargo, y sólo en los sueños de Elena había sido capaz de liberarse de esos controles. Sin embargo, aquí estaban otra vez. Julia estaba de vuelta en su vida... de alguna manera. Su intento de amistad era sólo eso, un esfuerzo para reconstruir algo que habían perdido años atrás. Pero debajo de todo eso, estaba esta atracción, este vínculo que siempre había estado allí, a pesar de que Julia negara que aún existiera. Si había una persona en esta tierra que Elena podía leer como un libro, esa era Julia. Finalmente Elena Se movió, notando que la caja de pizza ya no estaba. Miró a su alrededor, viendo las luces del horno encendidas, manteniendo sin duda el calor. Abrió la nevera, que estaba completamente vacía a excepción de las cervezas que Julia había traído. Un paquete de seis que ahora tenía cinco. Tomó uno para ella y se unió a Julia en el patio. Julia le quitó la botella cuando Elena había fallado en su intento para abrirla. Sacó un abridor de su bolsillo y sacó la tapa.



-No es un tapa de rosca –explicó Julia mientras le entregaba la cerveza- Creo que esta es la primera vez que te he visto beber una cerveza
-Tienes razón -Elena tomó un trago, luego tuvo que evitar escupirlo- Dios, esto es horrible -dijo con una mueca.
Julia se echó a reír
-La cerveza es un gusto adquirido, al igual que un buen vino
-Entonces tal vez debería quedarme con el buen vino –dijo atreviéndose a tomar otro sorbo. El sabor no fue mejor la segunda vez.
-Entonces ¿cómo van las cosas con tu madre? –preguntó Julia.
-Mi madre no sabe muy bien qué hacer con el nuevo yo –dijo- Me atrevería a decir que no le agrado mucho
“Pero están hablando
-Estamos hablando. No estamos comunicándonos realmente -aclaró- Mi madre no quiere hablar, o mejor dicho ¿escuchar? Quiere ordenarme cómo deberían ser las cosas
-Como siempre lo ha hecho
-Sí. Es por eso que no se preocupa por el nuevo yo -dijo Elena- Ashton vuelve mañana -Julia asintió
-Sí, eso es lo que dijo mamá
-¿Así que ella te lo dice todo? -Julia levantó las cejas
-¿No te lo ha dicho todo? -Elena asintió ligeramente
-Mencionó que una vez que regresaras, no ibas a quedarte mucho tiempo ¿Te alejaras de Brook Hill otra vez? -Julia la miró a los ojos, aunque brevemente
-No, todavía no. Tenemos programado un entrenamiento para gerentes. Es algo que hacemos una vez al año. Tanto Jarod como yo, por lo general asistimos, pero con la apertura de la nueva tienda, él se va a quedar aquí
-¿Cuánto tiempo estarás fuera?
-Me voy el lunes. Es un evento de dos días, pero iré a mi casa para ver cómo están las cosas. Charlotte y Tracy están planeando una cena para la noche del viernes. Probablemente voy a conducir de vuelta el domingo –ante las cejas levantadas de Elena, Julia aclaró- Las amigas de las que te estaba hablando
-¿Y también son amigas de ¿cómo se llamaba? ¿Ally? –Julia asintió
-Sí, ella estará allí –Elena trató con fuerza mantener su expresión firme, sin embargo evitó la curiosa mirada de Julia. En cambio, se volteó a la piscina.
-No sé si estoy más interesada en conseguir muebles para el interior o muebles para el jardín y una mesa para ponerla aquí –dijo ella- Rara vez utilizaba nuestro patio trasero. Fue diseñado para fiestas y era tan estéril como lo
era el interior -admitió.
-¿Tienes muchas fiestas? -Elena suspiró
-Sí. Stephen se hizo cargo del bufete de abogados de su padre hace muchos años. Gracias a mi padre, sus clientes son más o menos la nata de Brook Hill
-¿Y no extrañas eso?
-Dios, no -Julia se acercó más a la acera, lejos de la piscina. Una ampliación de la acera estaba a un lado y Elena observó mientras Julia la inspeccionaba.
-Gran lugar para una parrilla de gas -dijo ella- Ya sabes, para esos momentos en los que desees echar un filete -Elena le sonrió
-¿Es algo que un vegetariano debería sugerir?
-No. No se lo digas a nadie -bromeó pero la sonrisa no duró mucho tiempo Echó un vistazo hacia la casa- ¿Pizza? -Elena asintió con la cabeza, notando la distancia que pronto había crecido entre ellas. No sabía qué decir para disminuirla.
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Mensaje por Anonymus 12/22/2014, 4:19 pm

CAPITULO 28



Julia estaba en el camino de su entrada, notando que el césped había sido cortado recientemente. Hizo una nota mental para agradecerle a Greg, el hijo del vecino que estaba en la secundaria. Había vivido aquí cuatro años y cada vez que ella estaba lejos, él siempre se hacía cargo de su jardín. Miró el garaje, pero en lugar de usarlo, sacó sus llaves y se dirigió hacia la puerta principal, su bolso de viaje colgaba en su hombro. El encierro de la casa le pegó inmediatamente y abrió las ventanas, dejando entrar un poco de aire fresco. Estaba lo suficientemente caliente afuera por la AC, pero tener la casa encerrada de esta manera, la mantenía fresca por dentro. Se movió a voluntad, aterrizando en la cocina. Abrió la nevera, alegrándose de haber limpiado todos los productos perecederos cuando se había ido tres meses antes. Dos botellas de cerveza y una lata de Coca-Cola eran sus opciones de bebida. Bueno, estaban las botellas de agua, pero agarró una cerveza. Caminaba por la casa sin rumbo, su vista aterrizaba sobre los objetos familiares. Fue por el pasillo, deteniéndose para mirar su dormitorio. Su cama estaba en Brook Hill, por supuesto, dejando un vacío en la habitación. Fue a la habitación de invitados y empujó la puerta abriéndola. Estaba como la había dejado y tiró su bolso sobre la cama. Cuando se mudó a
casa de su madre, no había considerado los arreglos para dormir aquí. Sólo quería estar cómoda y tener su cama con ella era una necesidad. Julia regresó a través de la casa y se quedó en el salón, preguntándose por qué se sentía tan inquieta. Esta inquietud le había seguido durante toda la semana y no había podido sacudírsela. La verdad era que quería estar de vuelta en Brook Hill, por extraño que sonara. Oh, sería bueno ver a Charlotte y a Tracy otra vez, pero no tenía ánimos para fiestas. En realidad, no tenía ánimos para ver a Ally. Finalmente regresó a la cocina y salió por la puerta de atrás, encontrando una silla en la sombra. Se hundió en ella y estiró las piernas, balanceando la botella de cerveza sobre su estómago, mirando el entorno familiar, sin embargo, se sentía tan fuera de lugar. Tal vez desde que había regresado a Brook Hill se había dado cuenta de lo poco que este lugar se parecía a un hogar y como simplemente parecía una casa en la que vivía cuando no estaba rebotando de
tienda en tienda. Pero no quería hacer hincapié en eso. Eso sólo le haría extrañar lo que no tenía. Lo cual, a su vez, traía a Elena a su mente. Admitió que, sí, la echaba de menos. A pesar de que había tensión entre ellas cuando estaban solas, todavía había amistad entre ellas. Esa parte era fácil. Pero tratar de decirse a sí misma constantemente que aún no se sentía atraída por Elena era agotador. Pensó en su fiesta improvisada de pizza, las dos sentadas en el suelo de la cocina de Elena. Sonrió al recordar el rostro de Elena cuando valientemente se terminó la cerveza que no le gustaba. Pero su sonrisa se desvaneció cuando recordó la mirada en los ojos de Elena cuando había mencionado la fiesta... y Ally. Pero que demonios, no sabía lo que Elena quería de ella. Todavía estaba casada, por el amor de Dios. Todavía estaba... casada con un hombre. Julia se levantó bruscamente, poniendo fin a esa línea de pensamiento. Entró en la casa para tomar una ducha. Sabía que ni Charlotte ni Tracy se molestarían si llegaba temprano. Sólo esperaba que fuesen tan comprensivas cuando ella se fuera temprano también.


***


-Bueno, ella regresó –dijo Charlotte abrazando a Julia con cariño- Me alegro de verte nuevamente
-Yo también. Espero que no te importe -dijo- Llegue un poco temprano
-Esperaba que vinieras temprano. Tracy está ocupada en la cocina. Tendremos unos minutos para hablar -Juliaasintió
-Déjame entrar y decir hola
-Te veré en el patio –Julia se asomó en la cocina, encontrando a Tracy inclinada, poniendo algo en el horno
-Huele bien -dijo.Tracy saltó, su rostro reflejando una sonrisa
-Julia, llegaste temprano -dijo mientras se acercaba para darle un abrazo- Te hemos echado de menos
-Gracias. También las eché de menos chicas
-Has estado fuera tres meses y solo nos has llamado dos veces ¿Eso quiere decir que encontraste a alguien que ocupara tu tiempo? -Julia negó con la cabeza
-Sólo he estado ocupada -dijo vagamente.
-¿Así que no te importa que Ally venga esta noche?
-No, por supuesto que no. Será bueno verla. En realidad hablamos por teléfono a principios de esta semana
-Bien. Porque no quiero que las cosas sean incómodas para ti, por si acaso, ya sabes -dijo Tracy con una sonrisa burlona.
-Si estás insinuando que Elena está de regreso en mi vida, entonces no. Nada de eso de todos modos
-¿Pero la has visto?
-Sí. De hecho, he cenado con ella un par de veces -Tracy sonrió ampliamente
-Eso es grandioso. Porque…
-Ya te lo he dicho, no es un cuento de hadas –advirtió Julia.
-Oh, lo sé. Pero tu historia me rompió el corazón. Espero…
-Quedémonos con el presente -dijo rápidamente- Se supone que debo unirme a Charlotte en el patio. Con el pretexto de compartir, pero estoy segura que quiere trabajar la cosa psiquiátrica en mi cabeza -dijo Julia con una sonrisa.
-Sí, esos malditos psicólogos –se rió Tracy
-Siempre quiero saber lo que está pasando por su cabeza -señaló la barra de la cocina- Hay vino -dijo- O cerveza. Lo que tú quieras
-Voy a esperar -dijo Julia. Charlotte estaba sentada a solas en el patio, el ventilador soplaba aire frío alrededor. Le ofreció una silla a su lado.
-Te ves cansada -señaló Charlotte.
-Una semana larga -dijo ella pero Charlotte continuó estudiándola.
-Así que, en nuestras pocas llamadas, fuiste muy evasiva en cuanto a cómo se sentía estar en Brook Hill -Julia suspiró
-Bueno, Dra Rimes, en realidad ha sido mejor de lo que esperaba
-¿En qué sentido? -Julia miró hacia otro lado, preguntándose por qué estaba permitiendo que Charlotte le interrogara como si fuese una de sus pacientes. Tal vez porque quería… necesitaba… hablar.
-He visto a Elena -dijo ella- Muy a menudo, en realidad
-¿Debido a tu madre?
-Al principio, sí -la miró rápidamente- Hemos cenado un par de veces. Y ella compró una casa nueva -Charlotte simplemente enarcó las cejas.- Dejó a Stephen. Le pidió el divorcio -Charlotte se echó hacia atrás
-Wow. No me lo esperaba. De todo lo que nos has dicho, ella era muy robótica con su vida, su matrimonio ¿Qué ha cambiado?
-¿Estás pensando que tengo algo que ver con eso?
-¿Lo eres? -Julia negó con la cabeza
-No. De hecho, dejó en claro que no se trataba de mí. Creo que simplemente ella es mayor ahora, con más confianza en sí misma. Además, su hijo se ha ido, siguió adelante con su vida y creo que se dio cuenta de lo infeliz que era realmente. Esa decisión la tomó antes de que yo apareciera
-¿Así que el momento es sólo una coincidencia?
-Coincidencia o no, tenía que terminar con su matrimonio. Me alegra que lo haya hecho. Ella es una persona completamente diferente. Es más como su viejo yo. Las pocas veces que la había visto en los últimos quince, dieciséis años, había estado... sí, robótica. Pasando por todo mecánicamente
-¿Y han resuelto algo?
-¿Resuelto? ¿Qué quieres decir? -Charlotte negó con la cabeza, pasando a otra pregunta
-¿Ya han hablado de su pasado?
-En realidad no. Se ha sacado a relucir, por supuesto. Pero no lo hemos diseccionado, si eso es lo que quieres decir –Charlotte se acercó más bajando su voz
-¿Todavía sientes algo por ella? -Era una pregunta que Julia se había preguntado a sí misma, pero no se había atrevido a contestar. Sí, todavía se preocupaba por Elena, eso era evidente. Pero esos sentimientos de años atrás, esos sentimientos locos en el que nada más importaba, excepto Elena, seguramente esos sentimientos se habían ido. Le había dicho a Elena que estaba más allá de todo eso. El problema era que sólo una pequeña parte de su corazón realmente creía eso. Aunque ella y Elena no habían estado a solas por mucho tiempo, cuando lo estaban, siempre había una cierta tensión entre ellas ¿Sexual? Tal vez. Aunque había hecho un esfuerzo concertado para dejar su pasada relación en el pasado, había momentos cuando miraba a Elena que parecía que su pasado no estaba tan lejos. Juraba que aún podía recordar el sabor de su piel, el sonido de sus suspiros, el olor almizclado de su excitación. Se volvió hacia Charlotte, sin rehuir su mirada exigente
-Probablemente siempre tendré sentimientos por ella –admitió- La verdad es que estamos caminando un poco sobre cáscaras de huevo alrededor de la otra
-¿Por miedo a qué? –Julia se encogió de hombros- Miedo al pasado
-¿Miedo a que pase nuevamente? –Julia respiró profundamente
-Sí -hizo una pausa- Y miedo de que no pase -Charlotte se acercó y palmeó su rodilla, pero, sorprendentemente, no dijo nada más. Unos minutos más tarde Tracy salió con una botella de vino y tres vasos.
-Pensé que podríamos tomar una copa antes de que los demás lleguen -dijo ella. Las miró con recelo- Charlotte, por favor, dime que no has estado interrogándola hasta la muerte -Julia se echó a reír
-Solo tanto como lo permití -tomó un vaso de Tracy- Gracias
-Así que ¿cuánto tiempo vas a quedarte?
-Me voy en la mañana –dijo ella.
-Oh –dijo Tracy, sonando decepcionada
-Teníamos la esperanza de que te quedaras el fin de semana
-Tengo que volver –dijo Julia.
-Hace algunos meses estabas temiendo ir a Brook Hill. Ahora estás apresurándote para regresar –dijo Charlotte, afirmando lo obvio.
-Jarod y su familia vienen el domingo –dijo- Cierran el trato de su casa el lunes, así que él va a estar de acá para allá mudándose. Tengo que estar allí para los contratistas -explicó ella. No era imperativo que estuviese allí, por supuesto, pero no tenían por qué saberlo. Se sorprendió, sin embargo, que en realidad estaba inventando una excusa para estar allí.
-¿Así que sólo vamos a verte esta noche? -preguntó Tracy.
-Sí. Pero estoy segura que volveré dentro de poco -dijo ella, sabiendo que probablemente ese no sería el caso.



El timbre sonó, interrumpiendo cualquier otra pregunta. Julia estaba agradecida de que la fiesta comenzara. Cuanto más pronto iniciara, mas pronto podría salir de allí. Esa idea, sin embargo, le sorprendía. Estas eran sus dos mejores amigas, después de todo. Con un suspiro, las siguió al interior, dispuesta a entablar una conversación sin sentido con las personas que sólo conocía de pasada. Ally, al parecer, llegaría tarde. Julia se ocupó en la cocina, ayudando a Tracy con los aperitivos y asegurándose de que las copas no estuviesen vacías. Charlotte la estaba observando, pero evitó ser acorralada por ella. Después de haber pasado una hora con una sonrisa de plástico y fingiendo estar interesada en la conversación a su alrededor, Ally mágicamente apareció a su lado. Julia no estaba interesada en reunirse con ella. Sólo había hablado con Ally dos veces en los últimos tres meses y no la había vuelto a ver desde la semana antes de irse a Brook Hill. Recordar que había estado desnuda en ese momento sólo profundizó su aprehensión.


-¿Al menos tendré un abrazo? –Julia abrió los brazos, sintiendo la leve presión del suave cuerpo de Ally contra el de ella, no obstante fue breve. Sin embargo, fue suficiente, para que Julia no perdiera la obvia insinuación por parte de Ally quien rozó su pecho mientras se alejaba.- Te ves tan... atractiva como siempre -e susurró Ally al oído.
-Como tú -respondió ella, dejando que sus ojos vagaran sobre el cuerpo de Ally, aterrizando en el escote sugerente que su blusa proporcionaba. Sugerente… aún así no tentador… y Julia levantó sus ojos, su sonrisa casi una disculpa- Me temo que es una noche corta para mí -dijo ella- Me voy muy temprano en la mañana
-No me importa una noche corta, Julia. Te he echado de menos -Julia se acercó más
-Oh, vamos, Dra Hatcher, seguramente no has tenido problemas en encontrar a alguien con quien compartir tus juguetes -Ally rió deliciosamente
-Por supuesto que no. Pero lo preferiría contigo. Creo que te gusta jugar a ser la difícil de conseguir –dijo ella.
-¿Yo? Soy la que se olvida las citas para cenar ¿recuerdas? Eso no es jugar a hacerse la difícil de conseguir. Creo que tus palabras fueron, desconsiderada y... ¿Cuál era la otra? ¿Egoísta? -La sonrisa de Ally vaciló sólo un poco
-Centrada en sí misma -Julia asintió
-Eso es correcto. Centrada en sí misma -Julia se apoyó en el mostrador, dejando un pequeño espacio entre ellas- Entonces ¿cómo has estado? ¿Ocupada?
-Siempre ¿Y tú? ¿Está avanzando la tienda?
-Sí, justo lo programado -estuvo a punto de lanzarse en una animada discusión de la tienda… cuando se entregarían los congeladores y refrigeradores, cuando empezarían las contrataciones, cuando el inventario comenzaría a rodar… pero recordó que Ally normalmente ponía expresión aburrida cada vez que hablaba de sus tiendas. Afortunadamente, Tracy anunció que la cena estaba lista y Julia siguió hacia el comedor sin decir palabra a Ally.
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Mensaje por Anonymus 12/22/2014, 4:24 pm

CAPITULO 29

Elena se echó a reír cuando apagó todas las velas menos una en su intento de apagar las treinta y ocho


-Oh, no, eso es mala suerte -dijo ella. Ashton se abalanzó y apagó la ultima de ellas, sonriendo como si fuese su cumpleaños.
-¿Fudge de doble chocolate? -Elena se volvió hacia Larissa con las cejas levantadas.
-Lo sé, lo sé. Es el favorito de Ashton. Pero cuando tú y Julia eran niñas, creo que este era el que más me hacía hornear para ti casi todos los años -La sonrisa de Elena vaciló un poco ante la mención de Julia. Tenía la esperanza de que este año, Julia pudiese recordar su cumpleaños o por lo menos reconocerlo, pero no había sabido nada de ella durante toda la semana. Larissa pensaba que Julia regresaría a casa mañana. Y ahora, al igual que otros años, sentía esa tristeza que le abrumaba. Azul. Se sentía azul. Trató de alejarla, pero los ojos de Larissa se suavizaron y extendió una mano para apretar la suya.
-Quiero esta esquina –dijo Ashton, ajeno al estado de ánimo de su madre. Elena apretó la mano de Larissa en respuesta y luego tomó el cuchillo
-Aquí tienes -dijo mientras cortaba cuidadosamente un pedazo grande. Ella y Larissa tomaron pedazos mucho más pequeños y estaba tan delicioso como siempre. Ashton terminó su pedazo en tres grandes bocados, luego tomó la laptop con la que ella siempre lo veía en el sofá.
-Creo que él duerme con esa cosa -susurró ella.
-Parece muy emocionado –dijo Larissa- Mucho más que cuando se dirigió a la escuela de medicina
-Sí. Creo que esto será bueno para él
-¿Y qué hay de ti? Él sólo estará aquí una semana más ¿Va a estar bien en tu nueva casa sola?
-Voy a estar bien. Me encanta hasta ahora. Por supuesto, sabes los pocos muebles que tengo. Eso me mantendrá ocupada y disfruto ir de compras. Especialmente la ropa. Ahora tengo varios pares de vaqueros y pantalones cortos –se acercó más- Ha sido muy agradable no tener a madre conmigo -Larissa se rió en voz baja
-Bueno, por favor, no le digas que te ayudé a elegir tu dormitorio
-No importa. Ella le encontrará fallas de todos modos -Permanecieron en silencio por un momento y Elena sintió la mirada atenta de Larissa sobre ella. Levantó la vista, sintiéndose un poco triste nuevamente.
-¿Te ha llamado Julia? -Elena negó con la cabeza
-No sé por qué esperaba que lo hiciera. No es como si me hubiese llamado en los últimos dieciséis, dieciocho años -tomó su taza de café y luego la bajó nuevamente, sabiendo que el café estaba frío- A pesar de que Julia y yo nos hemos acercado nuevamente... casi se siente como si nos repeliéramos la una a la otra -Larissa asintió con la cabeza
-Sí. Eso es lo que hace la gente cuando tiene miedo de acercarse demasiado -Elena quería compartir algunas cosas con Larissa, pero no estaba segura de cuan apropiado sería considerando que Julia era su hija. Por otra parte, además de Julia, Larissa era su amiga más cercana, a pesar de su diferencia de edad. Echó un vistazo por encima del hombro, asegurándose de que Ashton siguiera absorto en su laptop.
-Esos viejos sentimientos... todavía están allí -dijo en voz baja- Me asusta. Me imagino que también asusta a Julia -Larissa se acercó más, su voz igualmente baja
-¿Así que no tienes ningún deseo de darles la bienvenida otra vez? -Elena sonrió
-¿Darles la bienvenida? -Larissa se ruborizó
-Estaba tratando de decirlo delicadamente -La sonrisa de Elena se desvaneció y jugó con el tenedor entre sus dedos, finalmente bajándolo y colocándolo al lado de lo que quedaba de su pastel
-En este momento, están sucediendo muchos cambios en mi vida, agregar eso a la lista me podría llevar al límite –admitió- Necesito concentrarme en mí. Tengo que recuperarme primero


***


El regreso a casa se hizo casi en silencio y miró a Ashton, quien miraba hacia frente, con el rostro inexpresivo.


-¿Qué pasa? -Él la miró y negó con la cabeza
-Nada
-Estás muy callado -dijo ella. Él se encogió de hombros
-Sólo pensaba
-¿Sobre qué? -presionó. Se volteó para mirarla nuevamente, parpadeando varias veces
-Cuando estabas hablando con la srta Larissa, estuviste hablando sobre todos los cambios en tu vida -dijo él. Ella agarró el volante un poco más fuerte. Así que estaba escuchando, después de todo. Asintió con la cabeza lentamente
-Sí
-Mamá... tú y Julia eran... eran más que amigas –preguntó él, su voz sonaba pequeña e infantil dentro el coche silencioso. En cierto momento, esta pregunta le hubiese enviado en picada. Ahora, quería decirle la verdad, sacarlo todo. Sería un alivio no tener que ocultarle eso a él. Pero ¿realmente él quería saber la respuesta? ¿Era algo que un hijo quería saber acerca de su madre? Él pareció sentir su vacilación.- Está bien, mamá. Me lo puedes decir
-Realmente has crecido ¿no es así?
-¿Ella fue tu primer amor? –Elena sonrió ante su elección de palabras
-Sí. Sí, lo fue -lo miró rápidamente- Sé que eso debe impactarte
-¿Lo sabe papá?
-No -Ella entró en su nuevo camino de entrada a la casa y apretó el botón de la puerta del garaje. Antes de entrar, ella lo miró, observando sus ojos inteligentes que estaban llenos de preguntas.
-¿Es por eso que te estás divorciando de papá?
-No, cariño. Tu padre y yo, bueno, fuimos presionados para casarnos al igual que fuiste presionado para ir a la escuela de medicina -entró en el garaje y estacionó- ¿Recuerdas a principios de primavera, cuando me dijiste que no me veía feliz?
-Sí
-Lo intenté. Todos estos años, realmente traté que funcionara con tu padre. Pero nunca lo amé de la forma en la que necesitas amar si quieres que un matrimonio sobreviva. Y cada año que pasaba, más infeliz era ¿Entiendes?
-Sí. Lo sé, mamá. Me di cuenta -torció sus manos- Pero papá está muy molesto por esto. Dice que no sabe cómo va a lograrlo sin ti -Elena se mordió el labio, tratando de encontrar una manera diplomática de decirle que Stephen
estaba utilizando a Ashton para sus propios fines. Decidió que no podía.
-Eso es ridículo -dijo ella- Agnes se ocupa de él. No yo -salió y cerró la puerta- Lo siento, pero él realmente está preocupado por lo que sus colegas y clientes dirán. Él no va a extrañarme en su vida, Ashton
-Lo siento, mamá -Ella se acercó a él y le dio un fuerte abrazo
-No tienes que disculparte, cariño -lo dejó en libertad- Ahora, solo estarás otra semana aquí. Si deseas pasar un tiempo con tu padre, lo entenderé -Él asintió con la cabeza
-Voy a pasar un par de días allí. No sé su agenda todavía
-Está bien ¿Qué tal si mañana tenemos nuestro día de juego? Tendremos nuestra propia fiesta en la piscina
-Hecho -Ella apartó el cabello de sus ojos
-Espero no haberte decepcionado -dijo ella.
-Nunca podrías decepcionarme, mamá


Más tarde, con Ashton absorto nuevamente en su computadora, llenó un vaso de vino y salió a la piscina. Había comprado algunos muebles, una mesa con una tapa de vidrio grabada y cuatro sillas, un par de tumbonas y un sofá de mimbre con cojines gruesos. Eligió el sofá de dos plazas y estiró sus piernas mientras miraba las luces parpadeantes de la piscina bajo el agua. Era una noche tranquila, con sólo el sonido ocasional de un coche que pasaba. Sus vecinos a cada lado eran mayores, sin hijos. No los había visto mucho y se preguntaba si ellos disfrutaban de sus patios traseros o si preferían quedarse en casa. Mientras ella crecía, la única vez que sus padres utilizaron el jardín y el patio fue para realizar algunas fiestas. Incluso la cubierta… solamente la utilizaba ella y Julia. No podía recordar un solo momento en que sus padres… ni uno o el otro… simplemente salían para sentarse. Y una vez que se casó, rara vez salía, a pesar de que su patio era bastante elaborado. Tal vez ese era el problema. Era elaborado, pero no atractivo. No como el pequeño patio de Larissa, con sus macetas por los alrededores. Eso era lo que ella quería en su patio. Nada especial, simplemente atractivo y acogedor, un lugar donde poder sentarse y contemplar el día. Como ahora. Su cumpleaños. Treinta y ocho años. Dios ¿dónde había ido todos esos años? Se les había escapado sin que ella realmente lo notara. Había pasado por todo mecánicamente, día tras día, semana tras semana, hasta que sus dieciséis años de matrimonio se deslizaron como la arena a través de un reloj de arena. Pero aquí estaba sentada, en su nueva casa, la primera de su
elección. Su nueva vida apenas comenzaba. Cuando sonó el teléfono, perturbando el silencio, casi lo apagó sin mirar. Había evitado a su madre todo el día. El mensaje de voz que había dejado esa mañana era suficiente para manchar su día. Realmente no tenía ganas de hablar con ella. Miró el teléfono y sintió que su pulso se aceleró. No era su madre.


-Hola -dijo ella.
-Hey. Quería desearte feliz cumpleaños -Ella cerró los ojos por un momento
-Te acordaste
-Siempre lo recordé, Elena -dijo Julia en voz baja en su oído- ¿Tuviste un buen día?
-Sí. Ashton y yo fuimos a almorzar. Luego, tu madre nos hizo una cena. Y había hecho un decadente pastel fudge de doble chocolate -dijo con una sonrisa
-Como en los viejos tiempos -agregó ella.
-Lamento habérmelo perdido
-Pareces cansada -dijo ella.
-Ha sido una semana muy larga. Estoy lista para regresar a casa -Elena se sorprendió de que Julia se estuviese refiriendo a Brook Hill como casa. Gratamente sorprendida. Entonces escuchó las voces en el fondo, y ladeó la cabeza, escuchando las risas.
-¿Una fiesta?
-Sí. Una fiesta-cena –dijo Julia.
-Cierto. Tus amigas -dijo ella. Y Ally, la mujer con la que has estado durmiendo, añadió en silencio. Cerró los ojos ante ese pensamiento- Bueno, no quiero retenerte. Deberías volver -se aclaró la garganta rápidamente- Gracias
por llamar. Significa mucho para mí -Colgó antes de que Julia pudiese responder. Sostuvo el teléfono contra su pecho, sintiéndose azul nuevamente.
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Mensaje por Anonymus 12/23/2014, 12:13 am

CAPITULO 30



Julia se dirigió al este de Brook Hill, disfrutando la vista de la salida del sol, que coronaba los altos robles en el horizonte. No se molestó en dar una excusa del por qué se retiraba tan pronto. No había excusa. Simplemente quería estar en casa. El hecho que asociaba Brook Hill con su hogar, ya no le sorprendía. Pero era a Elena a quien quería ver. Por alguna razón, esta última semana lejos había sido interminable, culminando con una cena en la que no quería estar. Y luego estuvo Ally. Una hermosa mujer de largo cabello castaño, divertida, encantadora e inteligente... y Julia no pudo incluso sentir un poquito de atracción ¿Había estado allí alguna vez? Debió haber estado. Se había encontrado a sí misma en la cama de Ally con mucha frecuencia. Pero esa era la medida de su relación. Como le había dicho a Elena una vez, no llamaría a eso tener citas ¿Por eso… cuando Ally le había acorralado en el baño durante la fiesta… sintió rechazo por su intento de seducción? No quería sus besos. No quería las manos de Ally en sus pechos. Un golpe en la puerta del baño les hizo apartarse y no salió huyendo de la fiesta, deteniéndose apenas el tiempo suficiente para despedirse de Charlotte y Tracy. ¿Desconsiderado? Tal vez. Pero en ese momento, parecía el mejor curso de acción. Ella, sin embargo, se refrenó de conducir nuevamente a Brook Hill en ese mismo momento. Consiguió un par de horas de sueño, despertando antes del amanecer. Después de una ducha y café, se sintió de alguna manera fresca para comenzar su viaje de cinco horas. Renovada y, sí, había sido desconsiderada e irreflexiva anoche. Echó un vistazo a su teléfono, sabiendo que les debía una disculpa a Charlotte y a Tracy… y a Ally. Sólo que no creía que lo apreciarían a las seis de la mañana. El tráfico era ligero e hizo buen tiempo, llegando a las afueras de Brook Hill antes del almuerzo. Condujo directamente a la casa de su madre, feliz de estar de regreso. Encontró a su madre en la mesa del desayuno, armando un rompecabezas.



-¿Nuevo hobby? -preguntó después de inclinarse para darle un rápido abrazo.
-Ashton lo dejó para mí -dijo su madre- ¿Tuviste un buen viaje? -Julia sostuvo la nevera abierta, mirando el interior -Si. Semana larga -dijo ella
-¿Has comido?
-Tuve un desayuno tardío ¿Quieres que te prepare algo?
-Está bien. Tengo algunos burritos congelados aquí en el congelador. Voy a bombardear uno rápidamente –tomó una botella de agua y desenroscó la tapa. Hizo una pausa cuando miró el pastel de cumpleaños ubicado en el mostrador. Era consciente de que su madre la observaba.
-¿Llamaste a Elena ayer?
-Fue su cumpleaños. Sí
-Bien. Me alegro que lo recordaras
-Aunque creo que siempre lo celebrábamos al día siguiente ¿no? -levantó la tapa y deslizó un dedo por el glaseado- Mmm –dijo mientras se lamía el dedo.
-Ella parecía un poco decaída ayer -dijo su madre- Me preocupo por ella
-¿Sí? Bueno, pensé en pasar por su casa más tarde -dijo tan tranquilamente como pudo- ¿Ha comprado muebles?
-Algunos. Para su dormitorio y el de Ashton. No hay mucho más, no lo creo -sacudió la cabeza y sonrió- Sólo Dios sabe lo que va a hacer con su cocina. Ella no tiene ni idea -Julia se echó a reír
-Sí, lo sé. Tal vez le dé una mano con eso -desenvolvió un burrito y lo puso en el microondas
-¿Ha llamado Jarod? ¿Sabes a qué hora van a venir mañana?
-Hablé con él el jueves. Dijo que estarían aquí temprano en la tarde. Quería que fueras a su casa te aseguraras de
que había electricidad
-Está bien, seguro -dijo ella. Sacó el burrito y lo presionó, sintiendo un punto frío. Lo puso nuevamente otro minuto- Estás entusiasmada por su traslado aquí ¿verdad?
-Sí. Será bonito ver a los nietos más que un par de veces al año -dijo ella- Ha sido bueno tenerlos a los dos aquí. Sé que tu vida se ha visto alterada por mí
-Oh, mamá. Eso no es cierto. Sinceramente, ha sido un placer estar de regreso. Se siente cómodo aquí. Creo que poner una tienda aquí fue una buena idea -dijo ella.
-Espero que sí



****


Julia se sentía un poco nerviosa… y tal vez un poco tonta... mientras se acercaba a la puerta principal de Elena. Había robado una vela de la torta de cumpleaños en casa de su madre y se había detenido en una panadería, seleccionando un pequeño, pero oh-tan-delicioso pastel de queso bañado en chocolate blanco. Esperó varios minutos antes de tocar el timbre por segunda vez. Finalmente vio movimiento en el interior y dio un paso atrás, ocultando su pastel detrás de ella. Los ojos de Elena se iluminaron y sonrió, trayendo también una sonrisa al rostro de Julia.



-Hola -dijo Elena. Julia asintió y mostró su premio, viendo como los labios de Elena se abrían por la sorpresa.
-Feliz cumpleaños -dijo en voz baja. Elena se tapó la boca con su mano y Julia se sorprendió al ver las lágrimas en sus ojos. Se apartó alejándose de ella y Julia la siguió al interior.- ¿Elena? ¿Qué pasa? -Corrió tras ella, atravesando la gran sala, que notó, todavía no tenía muebles y entró a la cocina. Encontró a Elena apoyada en la barra dándole la espalda y Julia bajó la torta, girando lentamente a Elena, encontrando todavía lágrimas en sus ojos.- ¿Qué pasa? –preguntó nuevamente.
-Tú... tú lo recordaste -susurró Elena- Siempre me traías un pastel el día después de mi cumpleaños –sus ojos se sostuvieron- Nuestra propia fiesta -Julia se acercó limpiando una lágrima de la mejilla de Elena
-Sí ¿Y eso te hace llorar?
-Te he extrañado –Julia respiró profundamente, entonces acercó a Elena hacia ella, envolviéndola entre sus brazos
-Yo también te extrañé -Su abrazo fue apretado, casi desesperado, pero se separaron con culpa cuando escucharon que se abrían las puertas francesas. Ashton, todavía mojado de la piscina, las observaba.
-¿Mamá? -Elena dio un paso hacia atrás alejándose de ella, haciendo señas para que él pasara
-Ashton, cariño, te acuerdas de Julia ¿verdad? -Era mucho más alto de lo que recordaba, pero por supuesto era
cinco años mayor. Sintió como si estuviese siendo inspeccionada de pies a cabeza.
-Recuerdo -dijo él, pero su mirada volvió a su madre- ¿Por qué lloras?
-Por nada, sólo... viejos recuerdos –dijo Elena sonriendo. Él volvió a mirar a Julia de manera acusadora y pensó que le debía una explicación.
-Mira, cuando éramos niñas, no se me permitía asistir a ninguna de las fiestas de cumpleaños de tu madre. Así que
cada año, hacía que mi madre… Larissa… hiciera una torta pequeña y tu madre y yo teníamos nuestra propia pequeña fiesta. Siempre al día siguiente -dijo ella. Señaló el pastel de queso en el mostrador. Él inclinó su cabeza, todavía estudiándola
-¿Por qué no estabas autorizada a ir a sus fiestas? -Julia miró a Elena y se encogió de hombros
-¿Quieres responder a eso?
-Tu abuela no me permitía que la invitara -dijo Elena con sencillez– No me había dado cuenta de lo mojado que estás. Afuera –dijo ella, dándole la vuelta. Elena le tendió la mano a Julia- Ven mira el patio



Niño prodigio o no, Ashton todavía era sólo un niño que corría hacia la piscina zambulléndose en ella. Fue entonces cuando Julia se dio cuenta que Elena llevaba una cubierta playera y no una enorme camiseta. Lo que significaba que llevaba un traje de baño. También se dio cuenta que estaba mirando fijamente mientras sus ojos viajaban sobre Elena.


-Sí, estoy usando un traje de baño -dijo Elena con una sonrisa- Decidimos tener un día de juego y tomar un descanso de las compras
-Y ya veo cuales son tus prioridades -dijo ella- tu patio está amueblado, pero tu casa no -Ashton se colgó en el borde de la piscina mirándolas
-¿Por qué ella no te permitía invitarla?
-¿Sigue con eso? –preguntó Elena.
-Porque era la hija de la criada -suministró Julia- No se suponía que fuésemos amigas
-Oh
-¿Puedes quedarte? -preguntó Elena. Julia negó con la cabeza
-Tengo algunas cosas que hacer. Jarod volverá mañana, traerá a su familia ¿Has conocido a Joan?
-No, no lo he hecho. Sin embargo, Larissa me dice que es la nuera perfecta
-Sí, ella es genial. Y los niños son tolerables -dijo con una risa. Elena también se rió
-Tal vez les invite a nadar este verano
-Sí, estoy segura que les gustaría eso -miró hacia Ashton
-Me alegro de verte nuevamente. Buena suerte en el MIT -Él sonrió
-Gracias
-Te acompaño a la salida -ofreció Elena. De vuelta en la cocina, Elena se acercó a la torta- Siento lo de antes. Fue muy dulce de tu parte -dijo ella- Me conmovió
-Está bien
-¿Quieres un pedazo?
-No. Tú y el niño sabio pueden disfrutar de ella. Debería irme



Permanecieron mirándose la una a la otra y tomó toda la fuerza de voluntad de Julia no empujar a Elena entre sus brazos nuevamente. Era consciente, sin embargo, de un joven muy curioso que las veía desde la piscina. Elena finalmente apartó la mirada, liberándola.
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Mensaje por Anonymus 12/23/2014, 12:18 am

CAPITULO 31



Elena sabía que probablemente no era la mejor idea que había tenido… invitar a Julia para pasar la tarde en la piscina y luego la cena. Puso las toallas perfectamente dobladas en cada silla reclinable, preguntándose si debía llamarla y cancelar. En las últimas dos semanas se habían visto en tres ocasiones, dos veces en casa de Larissa para el almuerzo y una vez para la cena, cuando conoció a la familia de Jarod. Se sorprendió cuando fue incluida en la cena familiar. No sabía si había sido Larissa o Julia. Había disfrutado, sin embargo, ella y Julia no habían tenido ni un solo momento a solas. Recordó la vacilación de Julia cuando la había invitado a venir. Sí, estarían completamente solas, algo que no había ocurrido en casi dos meses, no desde la tarde que habían ido a buscar casa. Si era prudente o no ya verían, pero la echaba de menos. Dios, espero que use un bikini. Sacudió la cabeza y sonrió ante su pensamiento. No, definitivamente sería mejor si Julia no usaba un bikini. De hecho, cuanto más pensaba en ello, la idea de ellas nadando lucía de mal en peor. Ashton ya no estaría allí para actuar como un
chaperón involuntario, solo serían ellas dos.


-Somos adultas por el amor de Dios –murmuró ella.

Además, Ashton la había interrogado extensamente después de la última visita de Julia. Ella le había asegurado que no había nada con Julia. Eran amigas. Nada más. Aunque las valientes palabras de Ashton le deseaban felicidad, podía notar que estaba alterado porque ella y Stephen se estaban divorciando. Sospechaba que aún peor sería descubrir que su madre tenía un romance con otra mujer. Lo que no ocurriría. Ella y Julia, cada una había dicho que no habría un romance. ¿Entonces por qué estaba tan nerviosa? Bueno, no tenía más tiempo para contemplarlo. Escuchó a Julia llegar, escuchó el portazo de su camioneta. Se apresuró a regresar a la casa, echando una última mirada alrededor, asegurándose de que todo estuviese en su lugar antes de abrir la puerta.



-¡Tienes muebles! -exclamó Julia mientras inspeccionaba la gran sala.
-Sí, por fin. Aún no he utilizado ninguno. Me la paso todo el tiempo en la otra habitación -dijo ella dirigiendo a Julia hacia la cocina.
-¿Así que estás disfrutando de tu casa?
-Mucho. Ha sido divertido decorarla de la manera que yo quiera. Por supuesto no he traído a mis padres todavía. Sólo puedo imaginar lo que mi madre va a decir
-Es una casa grandiosa, Elena. Si te gusta, entonces eso es lo que importa
-Me encanta -se echó a reír- De hecho, probablemente podría vivir con sólo mi dormitorio y esto –dijo señalando desde la cocina hacia la sala de estar informal.
-Me alegro que tengas la piscina ¿huh?
-Oh, sí. He disfrutado inmensamente el patio -señaló la bolsa que Julia sostenía- ¿Has traído tu propia cena?
-Vino. No estaba seguro que tendrías -dijo Julia- Pero veo que estás abastecida -dijo ella señalando el estante de vinos de Elena.
-Lo recibí la semana pasada. Realmente no necesitaba uno que contuviera treinta botellas, pero quería uno con un estante de copas -dijo ella.
-Que vamos a tener ¿por cierto?
-¿No confías en mi cocina? –Julia la miró con escepticismo
-¿No recuerdas tu intento de pasta? -Elena se rió y tomó el vino que ella traía
-Bueno, como he dicho, es difícil cocinar para tí. Así que me quedé con la comida italiana y ordené algunos platos en Sapori D' Italia -dijo ella- Tendremos que calentar más tarde
-Buena idea -Permanecieron en silencio por un momento y Elena trató de no mirarla, imaginando lo que Julia llevaría bajo sus ropas.
-¿Te gustaría darte un baño? -preguntó finalmente.
-Por supuesto -Elena levantó las cejas- ¿Bikini? -Julia se echó a reír
-Te mantendrás sacándome eso ¿verdad?
-Por supuesto. Esa es la única razón por la que escogí la piscina -dijo con un guiño, sorprendida de que en realidad estaba coqueteando con Julia. Hablando de jugar con fuego. Pero fuego fue exactamente lo que sintió cuando Julia se quitó la ropa, revelando un pequeño bikini negro. Julia había tenido veinte y un años, la última vez que la había visto... desnuda. Los años habían sido amables con ella. Como una mujer de treinta y ocho años, aún era tan atractiva para ella como siempre. Por fin dejó escapar el aliento cuando Julia se zambulló en la piscina, desapareciendo bajo la superficie.- Oh... vaya -susurró ella.
-Tu turno -Julia se colgó en el borde de la piscina, con el cabello oscuro peinado hacia atrás lejos de su rostro. Elena asintió con la cabeza, sintiendo los ojos de Julia sobre ella mientras se quitaba la cubierta playera. A pesar de que su traje era de una sola pieza, todavía se sentía expuesta. Hizo una pausa, mirando hacia Julia. Sus ojos se encontraron, sosteniéndose y se sorprendió al ver esa antigua mirada familiar de Julia. Ahora, como hacía tantos años, eso hacía que su pulso se acelerara. Se acercó a la orilla de la piscina, deteniéndose sólo un segundo antes de sumergirse. El agua fría ayudó a templar el calor repentino en su cuerpo y salió a la superficie al otro lado, lejos de Julia. Julia la miró con una ceja arqueada- ¿Realmente creímos que esto sería una buena idea?
-Probablemente sea una idea terrible -coincidió Elena- Pero me debías un bikini -dijo con una risa. Por mutuo acuerdo… y en silencio… dejaron el tema de los trajes de baño. Disfrutaron casi una hora en la piscina, la conversación transcurría sobre muchos temas, pero ni una sola vez ahondaron en su pasado o, más importante aún, su presente. Julia había traído un cambio de ropa, así que mientras iba al baño para cambiarse, Elena puso la cena en el horno a temperatura moderada. Se dirigía hacia su dormitorio cuando Julia regresó.
-Abre una botella de vino ¿podrías? -preguntó Elena.
-¿Alguna preferencia?
-Tú eliges -dijo por encima del hombro.


Se detuvo un segundo, tomándose el tiempo para una rápida mirada alrededor de su dormitorio. Le encantaba. Mantenía las cortinas abiertas hasta la hora de dormir; la puesta de sol ahora proyectaba sombras hacia dentro. Por alguna razón, encontró paz en esta casa. No sabía si era el hecho de que estaba sola y por sí misma, libre de hacer lo que quisiera, o si era porque al fin se había escapado de los confines de una vida totalmente controlada. Se sentía relajada, tranquila y en paz. Era casi como si su vida avanzara en cámara lenta y se dio el tiempo para disfrutar… saborear… cada momento. Para ella, esto era tan diferente a la vida que había estado viviendo, simplemente superando cada día, con el deseo de que acabara y luego haciendo todo nuevamente al día siguiente. Se puso un par de sus vaqueros nuevos, preguntándose si Julia se daría cuenta. Incluso en la secundaria, sólo poseía unos cuantos pares de vaqueros, pero eran vaqueros de diseño, la única clase que su madre le permitía llevar. Ahora quería algo más informal, como los que llevaba Julia. Admitía que se sentía un poco cohibida cuando estaba de compras, en un principio iba a los lugares donde su madre siempre la arrastraba. Pero la ropa que estaba allí era justo la que ya tenía en su armario en casa de Stephen, ropa que planeaba donar. No quería tener nada que le recordara esos años perdidos. Así que fue a uno de los grandes almacenes en el centro comercial local, a sabiendas de que su madre se habría sentido inevitablemente avergonzada si alguien la reconocía allí. Escapó sin ser notada, pero se había divertido tanto que había regresado allí tres veces. Su nuevo armario estaba lleno de ropa nueva, en su mayoría informal y sobre todo divertida. Su madre estaría horrorizada. Julia estaba de pie ante las puertas francesas, mirando hacia afuera mientras el anochecer se apoderaba del patio trasero. Las luces de la piscina estaban encendidas, transformando el agua en un azul bonito. Julia se volteó cuando ella se acercó, su mirada fija en el traje de Elena.



-Wow... te ves bien -dijo Julia.
-Gracias. No sé si te lo he dicho, pero no agarré ni un solo artículo de ropa de la vieja casa. Quería un comienzo completamente nuevo
-¿Un poco más informal?
-Sí. Quiero que toda mi vida sea más informal, no sólo mi ropa -dijo ella. Julia ya había llenado dos copas de vino. Elena tomó una y se la entregó a ella, luego tomó la otra para ella. Tocó ligeramente el vaso de Julia y sonrió.- Gracias por venir hoy. He disfrutado pasar tiempo contigo -Julia asintió
-He pasado también un buen momento
-No te importa comer en la barra ¿verdad? No me he molestado en conseguir una mesa de comedor todavía -explicó ella.
-No me importa en absoluto. Como sabes, un comedor formal no es lo mío
-Lo sé. Y, honestamente, he tenido suficiente para toda la vida -dijo ella, sabiendo que era verdad. Su madre había sido una fanática de eso, por supuesto, incluso Stephen insistía en una cena apropiada en el comedor formal. Agnes estaba más que dispuesta a complacerlo. Ella y Ashton lo odiaban y las noches cuando él estaba lejos, comían en la mesa de la cocina, algo que a Agnes le parecía mal.
-Has cambiado, Elena
-¿Lo he hecho? -ella fue al horno y se asomó dentro- Tal vez en el exterior. Tú más que nadie deberías saber que no quería nada de eso
-No, no lo querías. Simplemente no podías decir no a nada de eso -Elena quería estar enojada, pero sabía que era la verdad
-No sabía cómo decir no
-¿Se siente bien decirlo ahora? –Elena asintió
-Se siente... liberador. Por supuesto, mi relación con mi madre está destrozada -dijo- Ella todavía piensa que si me acosa lo suficiente, volveré a mis cabales, como ella dice
-¿Y Stephen? –Elena se sorprendió que Julia hubiese sacado a relucir a Stephen. Ella rara vez mencionaba su nombre
-Él le está dando largas. He dejado de contestar sus llamadas. Él está o muy enojado conmigo o molesto o
dolido, o tratando de hacerme sentir culpable por romper nuestra pequeña familia perfecta –sacudió la cabeza- Todo esto es ridículo
-¿Así que no está listo para firmar?
-No. Y por mucho que mi padre me ha ayudado, estoy tratando que los abogados lo manejen. Pero no voy a esperar mucho tiempo antes de involucrar a mi padre. Estoy lista para que termine de una vez -suspiró- Pero realmente no te invité aquí a hablar de todo eso. Vamos a comer -Cuando tomó los cuatro platos del horno, Elena estaba pérdida en cuanto a la forma de servirlo. Tenía platos y cubiertos, pero en realidad nunca había servido. Julia debió notar su vacilación.
-¿Qué tal si los dejamos en el horno y comemos al estilo buffet? -sugirió ella.
-¿Está bien? -preguntó Elena.
-Comida informal ¿recuerdas? –dijo Julia- Y huele delicioso
-No estaba segura de que ordenar. Hay lasaña vegetariana, espinacas y champiñones fettuccini Alfredo y esto… -dijo levantando la tapa- …es brócoli y champiñones en una salsa de pesto sobre pasta cabello de ángel
-Oh, eso se ve bien. Me encanta el pesto -Elena señaló el último plato
-De ese no vas a querer, pero es algo que me encanta. Linguini con salsa de pescado -Julia sonrió
-Sí, voy a dejar que te quedes con ese tú solita -Llenaron sus platos. Elena sabía que nunca sería capaz de comer todo eso, pero se veía tan delicioso, que quería probarlo todo. Julia trajo la botella de vino y volvió a llenar las copas antes de sentarse. Una vez más chocaron las copas.- Todo se ve maravilloso, Elena. Gracias –El único sonido en la habitación fueron sus gemidos cuando probaron sus primeros bocados. Los -Mmm- de Julia fue todo lo que necesitó escuchar para saber que estaba complacida.- Esto está fabuloso -murmuró Julia mientras masticaba el fettuccini.
-Es mi lugar italiano favorito, aunque no he probado ninguno de estos platos anteriormente, excepto la salsa de almejas -admitió ella.
-¿Sales mucho a comer? Supuse que tenías un... bueno, un cocinero o alguien -dijo Julia.
-Agnes -dijo Elena- Ella complace a Stephen con todos sus caprichos. La cena rara vez la hacía afuera, pero en el almuerzo, me reunía con mi madre, o a veces Stephanie. Había un grupo de nosotras que nos reuníamos una vez al mes
-¿Amigos del club de campo? -adivinó Julia.
-Yo no los llamaría exactamente amigos –dijo mientras probaba la lasaña- Pero no los he visto desde, bueno, desde que dejé a Stephen. Stephanie me llamó una vez, no para ver cómo me iba, sino para hacerme saber que había cometido un gran error y que me arrepentiría muy pronto
-¿Y lo haces?
-Dios, no. Es la mejor cosa que he hecho en mi vida -tomó un sorbo de vino, viendo como Julia hizo girar la pasta
cabello de ángel en su tenedor- ¿Por qué crees que nunca hablamos sobre nosotras? -le preguntó de repente.
-¿Nosotras?
-Quiero decir, en la secundaria, todo lo que hicimos ¿por qué crees que nunca hablamos de ello? -Julia tomó un sorbo de su vino
-Quizás teníamos miedo de eso. Ya sabes, te dije que le estaba contando a mis amigas sobre nosotras –hizo una
pausa- Charlotte es una psicólogo, así que no estoy segura si tenía realmente curiosidad o si estaba practicando su oficio -dijo Julia con una breve carcajada- De todos modos, cuando les conté mi lado de la historia, preguntaron qué pensabas al respecto y lo que habías dicho de todo. Les dije que no hablábamos de eso. Estaban abrumadas de que con todo lo que estaba pasando entre nosotras a esa temprana edad, nunca hubiésemos hablado al respecto -Julia se encogió de hombros- Ella me hizo la misma pregunta ¿Por qué? ¿Por qué no hablamos? Y realmente no tuve una respuesta. Supongo que pensé, de qué había que hablar ¿sabes? Las dos sabíamos lo que estaba pasando y las dos sabíamos cómo iba a terminar -Elena asintió. Sí, lo habían sabido.- Sabíamos que te casarías -continuó Julia- Pero si se mira desde afuera, es extraño que nunca hubiésemos hablado de ello –los ojos de Julia sostuvieron los de ella- ¿Qué había que hablar? Es sólo que...
-Simplemente era – agregó Elena.
-Sí. Simplemente era ¿Qué hubiésemos hablado? Sabíamos lo que estaba pasando -Julia se encogió de hombros- Y éramos unas niñas -suspiró- Locuras -sacudió la cabeza con una sonrisa- No puedo creer que hicimos todo eso y nunca ni una vez…
-… ¿fuimos atrapadas? -Una vez más, sus ojos se sostuvieron
-Si. Atrapadas



Como de costumbre, la tensión subyacente entre ellas estalló. Parecía crecer cada vez que se veían. Elena lo sentía. La mirada en los ojos de Julia le dijo que también lo sentía. Continuaron su comida en silencio y sorprendentemente terminaron la mayoría de la comida en sus platos. Julia finalmente bajó su servilleta y levantó su copa, terminando lo último de su vino.



-La cena fue genial, Elena, pero probablemente debería ponerme en marcha –Elena asintió. Sí, probablemente era
mejor que huyera. No iba a tratar de detenerla.- Te ayudaré a limpiar, por supuesto -continuó Julia.
-No es necesario. Puedo hacerlo. Todavía estoy practicando mis habilidades en la cocina ¿recuerdas?
-¿Segura?
-Sí. Fue bueno pasar tiempo contigo -llevaron los platos al fregadero- Gracias por venir –dijo ella.


Julia titubeó, dando un paso lejos de ella y luego se detuvo, acercándose nuevamente. Fue la cosa más natural del mundo para Elena caer entre sus brazos. Aunque estaba segura que la intención de Julia era darle un abrazo rápido e impersonal, tan pronto como se tocaron, tan pronto como sus cuerpos se pusieron en contacto, eso cambió. Elena cerró sus ojos mientras los brazos de Julia se apretaban a su alrededor y Elena permitió que sus propias manos se deslizaran sobre los hombros de Julia. Se relajó en el abrazo, escondiendo el rostro en el cuello de Julia, aspirando su aroma particular. Antes de poder detenerse a sí misma, movió sus labios rozando su piel igeramente. Escuchó un suspiro y dio un paso más cerca, su cuerpo se derritió cuando sintió la boca de Julia contra su garganta, encontrando su punto más sensible, un lugar que Julia solía conocer tan bien. Su pulso se aceleró, se quedó sin aliento…no podía creer que estaba entre los brazos de Julia.


-No deberíamos hacer esto –murmuró Julia, sus labios cada vez más cerca de la boca de Elena.
-Sí, lo sé -Elena estuvo de acuerdo, su aliento se mezcló con el de Julia. Sus labios estaban tan cerca... pero se detuvieron, sus respiraciones estaban entrecortadas cuando sus ojos se encontraron. Elena sabía que sólo tomaría un beso para romper su voluntad. Julia fue la que se detuvo, desenredándose suavemente de sus brazos. Tomó aire, soplando el aire lentamente.
-Lo siento -dijo Julia- Pero no voy a tener un romance contigo -Elena dio un paso hacia atrás, separándose
-Lo sé. Tampoco quiero un romance -Elena colocó su cabello detrás de las orejas, tratando de tranquilizar su pulso
-Nadie... nadie nunca me ha afectado de la manera en que tú lo haces -admitió. Julia le dio una suave sonrisa- Bueno, sólo has tenido a dos para usar como referencia -dijo ella. Elena alejó sus ojos avergonzada. Trató de alejarse, pero Julia se lo impidió.- ¿Elena? -Elena miró hacia el suelo
-Una vez... una vez cuando llegué a casa y tú y yo hablamos, supe… cuando dijiste que habías estado saliendo… que habías tenido otros amantes. Así que cuando regresé a la escuela, bueno, me acosté con alguien –levantó la
cabeza, enfrentando a Julia- Una chica de una de mis clases -sacudió la cabeza- Fue un desastre. Quería que fueras tú. Dije tu nombre -dijo- Y cuando vi que no eras tú, me puse a llorar. La chica se asustó y huyó –dijo con una carcajada- Nunca me habló nuevamente -Julia se acercó, sus ojos manteniendo cautivos los de Elena. Ahuecó su mejilla, frotando ligeramente el pulgar sobre su labio inferior.
-¿Eres gay, Elena? -susurró Julia. Elena se apoyó en su toque
-Esa siempre ha sido tu pregunta... y tu duda –suspiró alejándose de Julia- No lo sé, Julia. Eso era algo con lo que nunca había podido llegar a un acuerdo. Una pregunta que no quería responder -Julia asintió y metió sus manos en los bolsillos, como si temiera volver a tocar a Elena. Una vez más, Julia buscó sus ojos.
-¿Y ahora? –Elena tragó
-¿Ahora? Ahora estoy tan atraída por ti como en aquel entonces. Y eso me asusta de igual manera
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Mensaje por Anonymus 12/23/2014, 11:27 am

CAPITULO 32



Julia estaba de pie cerca del mostrador de la cocina, mirando por la ventana mientras su madre y Elena charlaban en el exterior. Era un día caluroso y húmedo, con pronóstico de lluvia, pero el desayuno-almuerzo del domingo… comer afuera en el patio… se había convertido en su norma últimamente. Pero viendo que ya era pasado el mediodía, el desayuno-almuerzo hoy sería un almuerzo tardío. Se alejó de la vista y volvió a cortar los hongos. Desde la tarde que habían nadado y cenado, ella y Elena se habían visto frecuentemente, pero nunca a solas. Habían ido a comer un par de veces, llegaban y salían por separado. Jarod había incluido a Elena cuando había organizado una fiesta de pizza para el cumpleaños de Crissy. El sábado pasado, Elena las había invitado a ella y a su madre para comer hamburguesas. Quería que Julia le enseñara a usar la nueva parrilla de gas que había comprado para su patio. Y esta semana, Elena había estado en la tienda dos veces… una para ver cómo se instalaban los congeladores y otra cuando estaban llevando la cocina hacia el patio de comidas. Ninguna de ellas había sugerido cenar a solas y Elena no volvió a invitar a Julia para nadar. Debido a la tensión que había. Todo el tiempo. Julia hizo una pausa, mirando a la nada mientras recordaba a Elena en la tienda, cuan a gusto lucía en sus pantalones cortos y sandalias, sus piernas bronceadas, lo que probaba que pasaba muchas tardes en la piscina. Cuando Elena se había volteado, descubriendo que Julia la observaba, la mirada en sus ojos hizo que Julia quisiera arrastrarla a un cuarto trasero para besarla insensatamente. Y ese era el problema. Sí, Elena aún estaba casada. Y no, no quería un romance con ella. Pero Dios, a veces, la atracción era tan fuerte, que sólo quería sostener a Elena, besarla, tocarla, estar con ella... desnudarse con ella. Y la mirada en los ojos de Elena decía que ella quería lo mismo. Pero ya no eran unas adolescentes, no eran las jóvenes que habían sido cuando sus hormonas en ebullición les habían anulado cualquier sentido común que pudiesen haber tenido. Eran adultas, ambas tan lejos de lo que eran en ese entonces. Habían cambiado… las dos. Sin embargo, a veces, cuando miraba a Elena, nada había cambiado en absoluto. Pero allí estaban, tratando de formar una nueva amistad, tratando de eliminar el abismo que había entre ellas y aprendiendo a confiar nuevamente. Lo que iría muy bien, si no tuviese todavía este deseo… esta necesidad… de conocer a Elena de una manera mucho más íntima.



-¿Soñando despierta? –Julia se volteó, encontrando que Elena la observaba. Aún tenía el cuchillo, pero apenas había hecho mella en los hongos. Sonrió tímidamente.
-Sí, soñando despierta –Elena se acercó, deteniéndose tan sólo unos metros de distancia. Una vez más, la mirada en sus ojos era demasiado para resistir. La mirada de Julia cayó hacia sus labios y Dios, como quería probarlos.
-¿Sobre qué? -La pregunta fue apenas un susurro, haciéndole saber que Elena sabía exactamente con lo que había estado soñando. Julia decidió que sería demasiado peligroso jugar este juego, sin embargo no pudo resistir un poco de tomadura de pelo.
-Bueno, si mi madre no estuviese aquí, te lo demostraría -dijo con una sonrisa. Le entregó el cuchillo a Elena- Termina esto ¿podrías? Tengo que empezar la salsa
-¿Qué estoy haciendo exactamente?
-Sólo cortarlas en rodajas y añadirlas a la sartén con la cebolla


***


Por mucho que Elena amaba a Larissa, este era uno de esos momentos en que deseaba que ella y Julia estuviesen a solas. Esos momentos eran cada vez más y más frecuentes. Por supuesto, ella y Julia no tenían
derecho a estar a solas, no con la dirección que sus pensamientos habían estado tomando últimamente.



-¿Ashton estará aquí más tiempo? -preguntó Larissa.
-No, no. Sólo el fin de semana. Sólo llegaré a verlo la noche del viernes -dijo ella- Él se va con su padre a la boda de un primo la tarde del sábado. Sin embargo, él quiere que vaya y comparta un poco más. Fue tan apresurado cuando lo llevé a Boston, que realmente no tuve la oportunidad de ver nada. Ashton tiene toda una lista de lugares que quiere que vea
-Así que al niño genio le gusta allí -preguntó Julia mientras guardaba los platos.
-Le encanta. Parece animado cada vez que hablo con él –Tan pronto como Julia estuvo fuera del alcance del oído, Larissa se acercó más- ¿Cuánto tiempo van a seguir con esto? -preguntó en voz baja.
-¿Qué quieres decir?
-Caminar de puntillas alrededor de la otra como lo hacen -Elena fingió ignorancia
-¿Es eso lo que estamos haciendo?-
-¿No es así?
-Tal vez estamos dando pasos de bebé -admitió ella. Se puso de pie
-Deberíamos ayudar a Julia a limpiar
-Sí, deberíamos -Larissa tomó sus tres vasos de té- Tengo que admitir que me estoy acostumbrando a la cocina vegetariana -se echó a reír- Por favor, no le digas eso –Julia venía de regreso cuando ellas se acercaron
-No tenían que hacer eso. Ya lo tengo -ofreció.
-Tú cocinaste. Deberíamos limpiar -dijo Elena golpeando juguetonamente su brazo
-Relájate -La llamada a la puerta atrajo las tres miradas hacia la puerta principal.
-Me pregunto quién puede ser -dijo Larissa- Jarod no toca –Julia se encogió de hombros y fue a abrir. Tres mujeres
estaban allí. Elena observó como la expresión de Julia pasó del asombro y la sorpresa a ligera vergüenza.
-¿Qué demonios están haciendo aquí? –preguntó Julia con una sonrisa.
-Queríamos sorprenderte
-Bueno... es... sin duda una sorpresa -dijo Julia al aceptar un abrazo de cada uno de ellas. Dio un paso atrás
-Adelante –Julia miró a su alrededor, observando brevemente los ojos de Elena antes de apartar la mirada- Esta es mi madre –dijo señalando a Larissa- Y esta es una... una amiga, Elena Colen -Julia se volteó hacia una rubia sorprendentemente alta -Esta es la Dra. Charlotte Rimes y su pareja, Tracy Truman. Y esta… -dijo ella, dirigiéndose hacia una mujer hermosa con brillante cabello castaño- …es la Dra. Ally Hatcher -¿Doctora? ¿Ha estado saliendo con una doctora? Elena mantuvo su expresión firme y dio un paso hacia delante, sacudiendo cada una de sus manos
-Encantada de conocerlas a todas –dijo educadamente. Miró a Larissa, quien finalmente se movió hacia adelante. -Siempre es agradable conocer a las amigas de Julia -dijo ella- Bienvenidas a mi casa
-Espero que no estemos interrumpiendo nada… -dijo Ally- …pero queríamos darte una sorpresa
-¿Sólo vinieron en coche por un día? -preguntó Julia.
-No, no. Tenemos habitaciones. Pensamos que tal vez podrías mostrarnos la ciudad -Elena tomó esto como su
señal para irse. Se volvió hacia Larissa
-Debo irme -dijo en voz baja. Ella y Larissa se deslizaron hacia la cocina mientras Julia y sus amigas charlaban. Su pecho se sentía oprimido y no dejaba de mirar a la mujer… Ally… que obviamente estaba muy cómoda con Julia. Su brazo estaba entrelazado posesivamente con el de Julia. Se volteó hacia Larissa y se sorprendió al encontrarse a sí misma envuelta en un fuerte abrazo.
-No huyas de esto -le susurró Larissa al oído- No huyas de Julia –Elena se alejó
-Es tan difícil
-Sí. El amor es difícil. Si no lo fuera, no sería tan especial –Elena la miró impotente y Larissa la abrazó nuevamente- Es todo se arreglará -Elena asintió con la cabeza con escepticismo
-Tal vez –agarró su bolso. Quería simplemente salir disparada de la casa, pero no quería ser grosera- Encantada de conocerlas a todas, pero tengo que irme. Disfruten de su estancia en Brook Hill –dijo mientras les sonreía, evitando cuidadosamente la mirada de Julia. Salió por la puerta en un instante, pero escuchó la voz de Julia detrás
de ella.
-Elena -Se dio la vuelta, encontrando a Julia de pie en la puerta.
-No tienes que irte -dijo Julia. Elena la miró a los ojos, sosteniendo su mirada durante un buen rato cuando las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer
-Sí. Sí tengo que hacerlo
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Mensaje por Anonymus 12/23/2014, 11:27 am

CAPITULO 33



Julia seguía el automóvil de Charlotte, los limpiaparabrisas se movían intermitentemente por la lluvia continua. Echó un vistazo a Ally, que la observaba con una sonrisa que Julia conocía muy bien. Esa sonrisa… y la mano que se deslizaba hacia atrás y adelante a través de su muslo… indicaban solo una cosa.



-Te he echado de menos -dijo Ally- Pensé que si veníamos aquí, no serías capaz de huir esta vez -Julia levantó las cejas
-¿Así que esto fue idea tuya? -había pensado que quizá Charlotte había planeado esto.
-Oh, tomamos demasiado vino la otra noche. Parecía una buena idea en ese momento -dijo Ally con una sonrisa.
-Entonces ¿dónde van a quedarse?
-Tracy encontró un bonito hotel sobre Broadway -los dedos de Ally presionaron su muslo- Sin embargo, no parece haber mucha vida nocturna en esta ciudad -Julia negó con la cabeza
-No, no la hay
-Entonces, supongo que tendremos que encontrar otra manera de matar el tiempo –dijo Ally con una sonrisa seductora. Julia quería sentir algo. Realmente lo quería. Pero el toque de Ally no significaba nada para ella y no iba a pretender lo contrario. Redujo la velocidad, girando por una calle lateral y finalmente se detuvo.
-Tenemos que hablar –dijo ella.
-¿Hablar? -la mano de Ally se deslizó hacia la parte superior a lo largo de su muslo- Julia, te lo aseguro, no conduje cinco horas para hablar
-Lo siento si viniste aquí con la esperanza de que dormiríamos juntas -dijo ella- He tratado de ser honesta contigo desde el principio
-Sí, lo sé. Sólo sexo. Y también fui honesta contigo. No estoy buscando una relación, Julia. Si así fuera, no sería
contigo
-Sí, has sido brutalmente honesta acerca de eso –dijo Julia secamente. Ally sonrió
-¿Pero el sexo? Lo hicimos bastante bien, si mal no recuerdo -Julia miró por la ventana, observando la lluvia, que caía con más fuerza ahora. Estaba cansada. Cansada de juegos, cansada de fingir. Cansada de que sólo fuese
sexo.
-Lo siento -dijo Julia nuevamente- He... he cambiado. No quiero acostarme contigo -Ally la miró desapareciendo la sonrisa seductora de su rostro
-Ella es muy hermosa ¿Sigues enamorada de ella? -Julia levantó las cejas, sorprendida por su suposición.
-Charlotte me habló de ti y Elena. Acerca de su pasado -Ally finalmente retiró la mano del muslo de Julia- ¿Y? ¿Lo
estás? -Julia dejó escapar un profundo suspiro, incapaz de huir de la verdad
-Sí. Sí, lo estoy -Ally soltó una breve carcajada
-Wow. No creía que realmente lo admitirías ¿Enamorada de una mujer casada? Diciéndolo sin rodeos, eso apesta -Julia regresó al tráfico. No tenía ninguna intención de hablar de sus sentimientos hacia Elena con Ally. Regresó
nuevamente hacia Broadway, dirigiéndose hacia su hotel. Charlotte y Tracy estaban esperando por ellas en el vestíbulo.
-¿Se perdieron? -dijo Charlotte con una sonrisa- ¿O están felices de verse la una a la
otra?
-Casi -dijo Ally secamente- Tendremos suerte si podemos convencerla para que cene con nosotras
-Bueno, tenemos un montón de tiempo antes de la cena -dijo Tracy
-Vamos a la barra. Podemos sentarnos y compartir -sugirió con la mirada alterna entre Ally y Julia. Julia asintió
-Por supuesto
-Tengo que correr a mi habitación –dijo Ally- Quiero cambiarme de zapatos. Entré en un charco -Julia no perdió la mirada que Charlotte le dio a Tracy así que no se sorprendió cuando escuchó a Tracy ofrecerse para ir con ella.
-Vamos a tomar una mesa -sugirió Charlotte. Temprano en la tarde de un domingo, el bar estaba casi vacío. Charlotte eligió la mesa más alejada de los dos hombres que veían un partido de béisbol.- Supongo por tu conducta que no estás encantada de vernos -Julia apoyó los codos en la mesa, con la barbilla apoyada en las manos unidas
-Algo de aviso hubiese sido agradable -dijo ella.
-Bueno, entonces no hubiese sido una sorpresa
-¿Y de quién fue la idea?
-Ally en un principio. Pero tengo que admitir, que estaba curiosa en cuanto a lo que sería tu reacción -Julia se acercó más
-No soy una de tus pacientes, Charlotte. Si somos amigas, entonces trátame como a una amiga, no como un experimento –Charlotte lucía sorprendida por sus palabras
-Por supuesto que eres nuestra amiga, Julia. Lamento si sientes que te tengo en mi sofá -hizo una pausa- ¿Así que estás enojada porque estamos aquí?
-¿Enojada? No sé si enojo es lo que estoy sintiendo. Un poca molesta, sí -dijo ella.
-¿Por qué interrumpimos tu tiempo con Elena?
-Jesús, Charlotte, simplemente no puedes evitarlo ¿verdad? –dijo suavizando sus palabras con una sonrisa- Está
bien. Quieres que sea una de tus pacientes, vamos a hacerlo- se echó hacia atrás- Sí. Estoy molesta porque interrumpieron mi tiempo con Elena. Estoy molesta por lo que Elena está pensando en estos momentos. Le
he hablado de Ally. Probablemente está asumiendo que me voy a quedar aquí esta noche
-¿Y no lo harás?
-No, no lo haré -Charlotte la miró sorprendida
-Así que tú y Elena... ¿qué?
-Somos amigas. Hemos hablado un poco... ya sabes, sobre el pasado, sobre nosotras. Estamos tratando de recuperar nuestra amistad. Eso es todo. Ella tiene mucho por hacer. Dejó a Stephen y se mudó. Ella y mi
mamá son muy cercanas, así que esta mucho alrededor
-¿Así que realmente va a seguir con el divorcio?
-Eso parece
-¿Cómo te sientes sobre eso?
-Estoy feliz por ella. Ha tenido una vida miserable
-¿Eres feliz por ella? ¿Estás molesta por eso?
-¿Molesta?
-Molesta porque se casó con él y perdió todos estos años. Años que tú podrías haber tenido -Julia negó con la cabeza
-No pienso en eso de esa manera. En aquel entonces, ella no podía simplemente no casarse con él. Debido a que era quien era. Pero ha cambiado. Las dos hemos cambiado
-Pero ¿todavía tienes sentimientos por ella? -Julia sonrió
-¿Es común decir que siempre he tenido sentimientos por ella?
-¿La atracción está todavía allí?
-Sí
-¿Para las dos? -Julia no tuvo que dudar mucho, recordando la mirada en los ojos de Elena cada vez que
Julia la descubría mirándola intensamente. Asintió con la cabeza
-Sí, para las dos
-Ella es muy bonita. No estoy segura de que esperaba, pero ella es... muy hermosa -Charlotte miró hacia la puerta de la entrada
-Están de vuelta -dijo en voz baja. Después que el camarero tomó sus órdenes y después de servirles, la conversación fue esporádica. Tracy hizo todo lo posible para mantener fluyendo las cosas, pero Julia simplemente no estaba de humor para aplacarla.
-Entonces ¿qué haces para divertirte aquí en Brook Hill?
-¿Qué hago o que hace la mayoría? -preguntó Julia.
-¿Has hecho amigas aquí? -preguntó Ally con una pizca de burla en su voz. Julia movió sus ojos hacia ella, sin humor para juegos
-En realidad no. Elena y yo hemos vuelto a conectar, obviamente. Paso la mayor parte de mi tiempo en la nueva tienda o con mi madre. O con Jarod y su familia -decidió no evitarles detalles de la tiendaen este momento- El interior está saliendo más rápido de lo que esperábamos. Ya he empezado a trabajar en nuestro inventario. Y, por supuesto, he tenido que hacer viajes a las otras tiendas, así que he estado muy ocupada -dijo- Nuestro objetivo es lograr la inauguración en noviembre
-¿Cuánto tiempo vas a permanecer aquí después que se abra? -preguntó Tracy.
-No lo sé todavía. No hemos decidido si vamos a contratar a un gerente o no. Ya que Jarod se ha trasladado aquí permanentemente, podría manejarlo. Eso está todavía en el aire -dijo ella.
-Eso parece lógico, ya que él va a estar viviendo aquí -dijo Charlotte.
-Sí, pero si él es el responsable de la tienda de aquí, de cabo a cabo como lo sería un gerente, entonces me toca encargarme de las otros tres tiendas
-Pero todas tienen administradores ¿no? -Julia asintió
-Todavía nos gusta hacer acto de presencia, al menos, una vez a la semana. Voy a estar viajando mucho, si llega a tocarme a mí
-Parece que te inclinas hacia la contratación de un gerente -dijo Charlotte. Julia asintió
-También tengo que tomar en cuenta a mi madre
-Así que cuéntanos sobre Elena -dijo Ally cambiando de tema abruptamente.
-Pensé que Charlotte ya te había hablado de ella –dijo mirando fijamente a Charlotte.
-Ella me dijo que solían ser amantes. Y que está casada -tomó un sorbo de su bebida con los ojos
fijos en Julia
-¿Estás teniendo una aventura con ella?
-¿Me lo estás preguntando como a una amiga... o porque quieres acostarte conmigo? -Ally sonrió
-Creo que ya has dejado claro que no vas a dormir conmigo -Julia era consciente de la atención absorta de Charlotte y de Tracy y se preguntaba por qué todas parecían tan curiosas sobre su relación con Elena. Deslizó su vaso hacia el centro de la mesa.
-¿Saben qué? He tenido una semana muy ocupada y un largo día. Estoy cansada -se puso de pie- Llámenme mañana cuando estén levantadas. Les voy a mostrar todo, les llevaré hasta la nueva tienda. Hay un pequeño lugar de comida mexicana, tomaremos el almuerzo allí -Se volteó para salir y supo que Charlotte le seguía. Se detuvo en la puerta cuando sintió un ligero toque en su brazo.
-¿Estás bien?
-Sí. Yo...yo tengo que irme. Lo siento –Charlotte apretó su brazo
-¿Necesitas hablar? -Julia negó con la cabeza
-No, estoy bien. Nos vemos mañana -hizo una pausa- Pídele disculpas a Tracy por mí ¿lo harías?
-¿Sólo Tracy?
-Sí. Sólo Tracy




Tan pronto como salió, la lluvia se convirtió en un aguacero. Corrió hacia su camioneta, esquivando los charcos, aún así estaba empapada cuando se metió en su camioneta. Se estiró hacia el asiento trasero, encontrando la toalla de mano que siempre mantenía allí y se secó el rostro y el cabello. Se sentó allí un par de minutos consciente de que había sido muy grosera con sus amigas, sobre todo desde que habían viajado cinco horas para verla.


-No es que las haya invitado -murmuró ella.


Bueno, eso no era una excusa y tendría que hacer las paces con ellas mañana. Pero en este momento quería... sólo quería ver a Elena. Probablemente no era una buena idea, pero condujo en esa dirección de todos modos.
Un trueno retumbó encima de ella cuando llegó a Lost Creek, pero la lluvia había disminuido a una lluvia constante. Se detuvo en la calzada de Elena, dudando, preguntándose si debería irse. Pero seguía viendo esa mirada en los ojos de Elena cuando se fue… una mirada herida bordeada de tristeza que provocó dolor en el
corazón de Julia. Sin pensarlo, corrió bajo la lluvia, apoyando su cabeza contra la puerta de Elena durante unos
segundos. Tocó el timbre y luego llamó a la puerta.



-Elena -gritó- Elena -volvió a llamar- Elena


La puerta se abrió finalmente y Elena se quedó allí, sorprendida... reflejando algo más en su rostro. Julia se había quedado sin palabras. Olvidando que estaba empapada, entró, tirando de Elena en un fuerte abrazo. Los brazos de Elena la acercaron aún más y Julia sintió ese antiguo y Familiar dolor… deseando a Elena con todas sus fuerzas, pero consciente que no podía tenerla realmente. ¿Eso seguía siendo el caso? ¿Quién se movió primero? No lo supo, pero con la boca de Elena a una pulgada de distancia, no pudo resistirse. El fuego se encendió cuando sus labios se encontraron y sostuvo a Elena contra la pared, sus cuerpo tan cercanos que parecían uno. Tuvo que haberse detenido, debió haberse apartado, pero los brazos de Elena la abrazaban con fuerza, con su boca abierta, su lengua se encontró con la de Julia mientras el beso se profundizaba. Las rodillas de Julia se sentían débiles, pero su cuerpo estaba en llamas. Sus manos se deslizaron por el cuerpo de Elena, ahuecando sus pechos, sintiendo sus pezones endurecidos. Elena alejó su boca, respirando con dificultad mientras se presiona
contra Julia.


-Dios... Julia –susurró antes de que su boca encontrara la de Julia nuevamente.


Julia estuvo a punto de patear la puerta con el pie, estuvo a punto de tirar la blusa de Elena sobre su cabeza... y estuvo a punto de llevarla al dormitorio para hacerle el amor. Sin embargo, un fuerte trueno trajo de vuelta su cordura y se alejó de Elena. Sus pechos estaban pesados, ambas respirando con dificultad, ambas excitadas. Pero se quedaron allí en silencio sorprendidas, sus ojos se sostuvieron uno al otro, las preguntas volaron entre ellas… preguntas que ninguna estaba lista para responder. Bajó la mirada hacia los labios de Elena… rojos, humedecidos, casi magullados por sus besos. Se separaron levemente mientras Elena mantenía respiraciones rápidas. Fue la cosa más difícil que jamás hubiese hecho, pero dio un paso más lejos de ella. Sin decir palabra, se volteó, de regreso a la lluvia, las gotas refrescándola, templando su excitación. No miró hacia atrás. Si lo hacía, estaba segura que regresaría hacia Elena, cerrándole esta vez la puerta al mundo. En vez de eso, se metió en su camioneta y se fue.
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Mensaje por Anonymus 12/27/2014, 1:41 pm

CAPITULO 34


Elena miró los papeles en su mano y luego los metió en el sobre, lentamente deslizando su mirada hacia su madre


-¿Él te pidió que le llevaras los papeles del divorcio? ¿Es eso legal?
-Almorcé ayer con Stephen. Él no puede creer que en realidad estés haciendo esto. Él pensaba… todos lo hicimos… que volverías a tus cabales para este momento
-Mamá ¿vamos a tener esta conversación cada vez que vengas aquí? ¿Cada vez? -preguntó ella- Porque nada ha cambiado. Todavía voy a firmar los papeles
-Y cuando te divorcies de él ¿entonces qué? ¿Vas a empezar a tener citas? ¿Vas a recorrer las entrañas calles de Brook Hill tratando de encontrar a alguien con quien tener citas? Ya casi tienes cuarenta años, Elena ¿Qué vas a hacer? –Elena volteó sus ojos dramáticamente
-Apenas tengo treinta y ocho ¿Y eso es lo que más te preocupa? ¿Con quién voy a tener citas? ¿Si son de la clase social correcta?
-Esto no es para tomarse a la ligera, Elena. Hay buscadores de oro en Brook Hill, por si no lo sabías. Es por eso que Stephen es perfecto para tí. Nunca fue una cuestión de dinero o de la posición de su familia. Y quieres tirar todo eso por la borda -dijo ella con su voz cada vez más fuerte- ¿Qué es lo pasa contigo? -Elena estaba harta de este argumento y sólo conocía una manera de ponerle fin a la misma. Se enfrentó a su madre, mirándola a los ojos enojados.
-¿Quieres saber lo que está mal? ¿De verdad? ¿Quieres saber por qué me estoy divorciando de Stephen? -Su madre la miró y creyó ver un atisbo de miedo en sus ojos. No miedo de Elena, pero de lo que estaba a punto de decir. El pulso de Elena latía nerviosamente, pero enderezó los hombros mientras tomaba una respiración profunda.- Soy gay. Gay. Es por eso que me estoy divorciando de él -Dios, se sentía tan bien decirlo. Su madre realmente se quedó sin aliento y se llevó una mano al pecho
-¿Gay? -susurró- Tú no eres gay. Los Katin no son gay –Elena lanzó una sonrisa rápida
-Sí, aparentemente lo son. Uno de ellos por lo menos
-Has perdido la cabeza -dijo su madre lentamente, pronunciando cada palabra con precisión- No puedes ser gay. Tienes un hijo -Elena se echó a reír
-Oh, Dios mío, soy la primera lesbiana en casarse y tener un hijo -dijo con sarcasmo- ¡Llamen a la prensa!
-No hay necesidad de burlarse de mí -dijo su madre- Esto es serio -La sonrisa de Elena se desvaneció
-Sí, lo sé -Entonces su madre comenzó a caminar y Elena esperó su próximo estallido.
-¿A quién le has contado esta historia ridícula? ¿Te imaginas si esto sale a la luz? -Elena rodó los ojos otra vez.- ¿Crees que esto es gracioso? ¿Es esa la excusa que vas a utilizar? ¿No tienes ninguna razón legítima para el divorcio por lo que vas a utilizar esa?
-¿Razón legítima? Estoy en un matrimonio sin amor, uno al que me obligaste a entrar -dijo ella. Los ojos de su madre se clavaron en los suyos
-Tienes un hijo -dijo enfáticamente- Debe haber habido algo de intimidad
-Sí. Porque traté de no ser gay -dijo ella sorprendida de que en realidad estaba teniendo esta conversación con su madre- Stephen y yo no hemos sido... íntimos en años -Su madre parecía estar sin las palabras. Pero sólo fue temporal, ya que su caminata comenzó nuevamente en serio. Elena se preparó para la siguiente batalla.
-¿Supongo que me vas a decir que Julia Volkova no tiene nada que ver con esto? -Elena debió haber sabido
que traería a relucir el nombre de Julia. Era una discusión muy antigua entre ellas. Fingió ignorancia.
-¿Qué quieres decir?
-Oh, vamos, Elena. Julia aparece de nuevo en la ciudad y ¿de repente decides dejar a Stephen? Julia... que nunca se ha casado ¿Crees que soy estúpida?
-Julia no tiene nada que ver con mi decisión de dejar mi matrimonio, como ya te he dicho -dijo creyendo que era la verdad- He querido dejarlo durante años, pero nunca he tenido ningún tipo de apoyo. Julia regresó y su buena disposición de ser una amiga me dio el impulso que necesitaba
-¿Así que admites que te anima?
-Eso no es lo que quise decir, madre. Si quieres señalar con el dedo a alguien, dirígelo hacia Ashton. Él fue el primero en sacar el tema, el primero en darse cuenta de lo infeliz que era. El primero en sugerir que hiciera un cambio -Su madre sonrió con tristeza
-¿Ahora estás culpando a tu hijo? ¿Por qué estás tratando de quitarle la culpa a Julia? -los ojos de su madre se entornaron- Te advertí sobre ella, Elena. Te dije que iba a rebajarte. No me escuchaste. Insistes en dejarla entrar nuevamente a tu vida. Ahora mira lo que ha hecho



Por un momento, Elena sintió como si estuviese en la secundaria, a los quince años y su madre nuevamente sermoneándola sobre tener a Julia como amiga. En aquel entonces, se había parado en silencio mientras su madre le daba una lista de todas las razones por las que Julia Volkova no era lo suficientemente buena como para que Elena desperdiciara su tiempo con ella. Ella había asentido como si estuviese de acuerdo… parte de ella todavía había querido apaciguar a su madre… e incluso había ido tan lejos como para evitar a Julia por un día o dos. Pero eso nunca duraba. La atracción entre ellas era demasiado fuerte. Como ahora. Todavía no se había reconciliado con lo que había ocurrido la otra noche. Había sido consumida por los celos, viendo a Ally con Julia. Su imaginación se había hecho cargo y ella misma se había convencido de que Julia estaba con ella en su habitación del hotel… tocándola, besándola, haciéndole el amor. Casi se había enfermado a sí misma con las imágenes de ellas apareciendo intermitentemente en su mente. Entonces, el fuerte golpe en la puerta, la voz de Julia llamándola. Su corazón estuvo martilleando en su pecho mientras Julia permanecía de pie allí, empapada por la lluvia, aún así sus ojos estaban inundados de esa clase de calor que Elena solía conocer tan bien. No había negación en Julia. No en ese momento. No ahora. Enderezó sus
hombros nuevamente, levantando su barbilla desafiante, mientras miraba a su madre


-Julia ha sido mi única verdadera amiga en toda mi vida. Si quieres culpas, entonces mírate en el espejo. Si
no hubiese sido por ti, nunca me habría casado con Stephen en primer lugar. Entonces no tendrías que sufrir esta vergüenza de un divorcio -Su madre también enderezó los hombros
-No habrá divorcio -dijo enérgicamente- Me niego a dejarte firmar estos papeles -dijo mientras se les arrebataba– No seré el hazmerreír de Brook Hill… ni lo será Stephen… porque tú has decidido repentinamente que eres gay. Eso no pasará -Unos meses atrás, Elena simplemente se hubiese rendido a sus deseos, haciendo caso omiso de su propia felicidad con el fin de calmar a su madre, al igual que o había hecho toda su vida. Supuso que este era el intento de su madre por recuperar el control nuevamente. Pero no iba a funcionar esta vez. La sonrisa de Elena fue tan amenazante como la mirada de su madre
-No eres mi dueña -dijo en voz baja- No hablas por mí. No me controlas. Ya no tienes el poder de prohibirme que haga algo –señaló hacia la puerta- Ahora deja los papeles y vete -Los labios de su madre se fruncieron mientras su mano apretaba posesivamente el sobre. Elena sostuvo su mirada, negándose a dar marcha atrás. Su madre finalmente tiró el sobre de regreso en la mesa, pero no sin antes soltar su última frase de despedida.
-Creo que necesitas ayuda psiquiátrica -Tan pronto como la puerta se cerró, Elena dejó escapar el aliento y se dejó caer en una silla. Sus manos temblaban ligeramente mientras su nerviosismo regresaba con todas sus fuerzas ¿Realmente acabo de decirle a mi madre que soy gay?
-Sí



Negó con la cabeza lentamente. Sí, lo había hecho. Y su madre estaba más preocupada por la opinión pública que el hecho de que su hija había estado en un matrimonio sin amor durante los últimos dieciséis años. Se echó hacia atrás, dejando que una sonrisa llegara a su rostro. En realidad se había enfrentado a su madre, en realidad le había dicho que era gay. Y se sentía tan condenadamente bien. Su mirada se deslizó hacia la mesa donde estaba el sobre. No necesitaba leerlo. El abogado de su padre ya se había encargado de él. Ya que ella no quería la casa ni nada de lo que contenía, Stephen le estaría pagando la mitad. Todo lo demás se había dividido de manera uniforme. Todo lo que tenía que hacer era firmar. Firmar con su nombre y sería libre. Y lo hizo.
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Mensaje por Anonymus 12/27/2014, 1:43 pm

CAPITULO 35


Julia caminó lentamente a través de la tienda vacía, tocando las estanterías vacías mientras caminaba. Casi habían terminado el interior… un par de semanas cuando mucho. Entonces ella y Jarod tendría su propio paseo oficial con el contratista, pero ella se encontraba aquí casi todas las noches, comprobando el trabajo. El patio de comidas resultó ser exactamente como lo había previsto y los estantes inclinados a cada lado de la tienda, añadían una dimensión diferente a los pasillos de la tienda de comestibles estándar. Su mirada recorrió de un lado al otro; se sintió nuevamente abrumada por el espacio. Necesitarían una gran cantidad de inventario para llenarla. El pánico la inundó por un momento. Tal vez era demasiado grande ¿Qué pasaría si no tuviese buena acogida? ¿Qué pasaría si nadie en Brook Hill estuviese interesado en los alimentos naturales?



-Me encanta -Julia se volteó sorprendida por la voz. Elena era la última persona que esperaba allí.
-Es grande
-No es demasiado grande -Julia caminó dirigiéndose hacia la parte trasera donde estaban los refrigeradores. Sintió
que Elena la seguía.
-¿Cómo sabías que estaba aquí? -preguntó finalmente.
-Vi la camioneta al frente. Y probablemente deberías cerrar las puertas si estás aquí sola –dijo Elena con una sonrisa.
-Sí. Nunca se sabe quién pudiese entrar de la calle –bromeó ella. Su sonrisa se desvaneció cuando sus ojos se encontraron- Acerca de la otra noche… -dijo ella- …debo pedir disculpas
-¿Y por qué exactamente vas a pedir disculpas? -Julia miró hacia otro lado
-No las invité aquí. Y Ally y yo... no hay nada entre nosotras, Elena
-No tienes que darme explicaciones –Julia se encontró nuevamente con sus ojos
-¿No tengo que hacerlo? -Elena fue la primera en apartar la mirada
-Ella parecía... muy posesiva contigo -dijo ella- Dejó muy claro que eran más que amigas
-Es solo eso. Realmente ni siquiera somos amigas -dijo ella- Charlotte le habló de ti, de nosotras, de nuestro pasado. Creo que más que nada su curiosidad se despertó
-Y ella quería hacerme saber que ustedes dos también tenían un pasado -declaró Elena. Julia se volvió hacia ella
-A Ally le gustan los juegos. A mí no –Elena se acercó más, alcanzando con su mano la de Julia, entrelazando sus dedos
-Bien. Porque soy demasiado vieja para los juegos –Julia tiró de ella acercándola más, sus ojos se sostuvieron
-¿Qué quieres de mí? –Elena inclinó su cabeza
-Creo que la pregunta es... ¿qué quieres tú de mí? -Julia apretó los dedos de Elena, tirando de ella aún más cerca -Quiero lo que siempre he querido. Pero que nunca pude tener -dijo ella bajando su cabeza y rozando la mejilla de Elena con sus labios- Quiero todo de ti -susurró ella. Deslizó su mano hacia arriba por el cuerpo de Elena, deteniéndose debajo de su pecho- No sólo tu cuerpo –dijo ella, permitiendo que su mano continuara su trayecto, viendo como los ojos de Elena se oscurecían mientras pasaba su pulgar por su pezón- Tu cuerpo, tu alma... tu corazón
-Siempre has tenido mi corazón, Julia –murmuró Elena mientras sus labios se movían hacia la boca de Julia. Julia permitió que el beso se profundizara, su lengua trazó el labio inferior de Elena antes de deslizarse hacia adentro, encontrando la lengua de Elena en una batalla hambrienta. La presionó contra la puerta del refrigerador, empujando su muslo entre las piernas de Elena separándolas. Elena se aferró a ella, pequeños sonidos de placer
provocaron gemidos recíprocos de Julia. Julia se retiró lentamente, sonriendo contra los labios de Elena
-¿Por qué siempre pasa esto? -Elena se alejó de ella, sus miradas encontrándose intensamente
-Porque estamos enamoradas la una de la otra -Julia asintió
-Sí. Siempre –Elena entonces bajó su cabeza, pero no antes de que Julia viera las lágrimas en sus ojos. La abrazó, sosteniéndola con fuerza.
-Lo siento muchisimo –susurró Elena mientras enterraba el rostro en el cuello de Julia- Tantos años perdidos
-No, no llores -dijo Julia en voz baja- Aquí mismo, ahora mismo... nada se ha perdido -la apretó con más fuerza y luego la soltó, elevando su barbilla con su mano- Éramos unas niñas en aquel entonces ¿Qué se suponía que debíamos hacer? ¿Huir? Como dijiste entonces, sabíamos que tus padres nunca lo permitirían
-Debí habérselos dicho
-¿Acerca de nosotras? -Julia negó con la cabeza- No. Tu madre probablemente me hubiese mandado a la cárcel -dijo con una sonrisa- Y mi madre hubiese quedado en la calle –hizo una pausa- Las cosas hubiesen sido diferentes. No tendría mis tiendas. Tu no tendrías a tu chico genio -agregó ella- Tal vez las cosas debieron suceder de esta manera -La mano de Elena rozó el rostro de Julia y luego su cabello
-Quiero estar contigo -susurró ella- Quiero hacer el amor contigo -Como siempre, el corazón de Julia se aceleró, pero negó con la cabeza
-Te lo dije, no voy a tener un...
-Yo... yo he firmado los papeles -dijo Elena- Y se lo dije a mi madre -Julia frunció el ceño
-¿Has firmado los papeles del divorcio?
-Sí -Ella dejó escapar un profundo suspiro
-Tenía tanto miedo de que no siguieras adelante con eso -admitió ella. Entonces levantó las cejas- ¿Qué le dijiste a tu madre?
-Le dije... que era gay -El corazón de Julia casi dejó de latir y la miró con incredulidad. Elena le sonrió.- ¿Estás sorprendida?
-Dios mío, sí –dijo ella- Nunca pudiste admitírmelo a mí
-No pude admitírmelo a mí misma -Elena la corrigió- La otra noche cuando llegaste, todo fue tan claro como el cristal. Odiaba que estuvieses con Ally y lo que podrían estar haciendo. Y cuando apareciste, la mirada en tus ojos... todo estaba tan claro. Esa es la mirada que quiero ver el resto de mi vida
-Dios... Elena -Julia llegó hasta ella acercándola nuevamente, sintiendo como los brazos de Elena rodeaban su
cintura- Quiero que esto sea real
-Es real. Esta vez es real -Julia la besó lentamente, pero se retiró cuando sintió que las manos de Elena se movieron por su cuerpo. Por todo lo que quería con Elena, la tienda no era el lugar para iniciarlo.
-¿Y tu madre? ¿Enloqueció? -Elena asintió, alejándose de Julia
-Por decir lo menos. Sus últimas palabras fueron: Creo que necesitas ayuda psiquiátrica –Julia sonrió
-No puedo creer que se lo dijeras. Dios, me gustaría haber estado allí
-Tú estabas allí en espíritu. No creas que ella no te culpó
-Si sólo tuviera el poder –murmuró mientras acercaba a Elena nuevamente, incapaz de resistirse a ella.
-Ven conmigo a casa –le susurró Elena al oído- Ha pasado tanto tiempo, Julia. Quiero hacer el amor contigo. Esta noche -Julia la besó con fuerza
-Sí. Dios, sí –Ella le tomó la mano, llevándola rápidamente a través de la tienda. Estuvo a punto de cerrar cuando su teléfono sonó. Era Jarod. Tenía toda la intención de ignorarlo, pero Elena asintió.
-Está bien. Respóndele –Ella asintió con la cabeza
-Hey ¿qué pasa? -preguntó ella.
-Es mamá. Estamos de camino al hospital –Julia se quedó helada
-¿Qué pasó?
-No lo sé. La encontramos en el suelo. Estaba aturdida, no responde -Julia tomó la mano de Elena y la apretó
-Estuve allí, no hace ni una hora -dijo ella.
-Diablos, no lo sé, Julia. Tal vez tiene un derrame cerebral o algo así
-Está bien. Estoy en camino -miró a Elena viendo el miedo en sus ojos.
-¿Larissa?
-Sí. Jarod la encontró en el suelo. Él piensa que pudo haber tenido un derrame cerebral o algo así -Elena apretó su mano con fuerza
-Vamos
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Mensaje por Anonymus 12/27/2014, 7:04 pm

CAPITULO 36



Elena miró a través de la sala de espera hacia Joan, la esposa de Jarod. Crissy y Kenny estaban sentados a su lado, los tres con miradas solemnes en sus rostros. Elena estaba sentada en silencio, negándose a creer lo
peor. Con los años, Larissa se había convertido en mucho más que una amiga para ella. Elena estaba más cerca de Larissa que de su propia madre. Cerró los ojos por un segundo, deseando tener el derecho de estar con Julia. Julia lucía tan asustada. Elena había querido consolarla, pero, bueno, no sabía cuánto… si acaso… Jarod y Joan
sabían de su pasada relación. Se preguntaba si pensarían que era extraño que incluso estuviese aquí en primer lugar.



-Sabes que Larissa piensa en ti como a una hija ¿no? -Elena fue sorprendida por la voz de Joan. Sonrió ligeramente
-Te lo agradezco. He conocido a Larissa toda mi vida. A través de los años, ha sido más una madre para mí que mi propia madre -Joan abrió su bolso y sacó unos billetes, entregándolos a Kenny y a Crissy
-¿Por qué no nos traen algo de beber? -miró a Elena con las cejas levantadas, pero Elena negó con la cabeza. Tan pronto como se fueron los chicos, Joan se levantó uniéndose a Elena en su lado de la sala de espera
-¿Puedo sentarme contigo?
-Por supuesto -Joan juntó las manos, dejando escapar un profundo suspiro
-Jarod ha estado tan emocionado de estar de regreso aquí, con su mamá y con Julia. Siente que perdió tanto mientras estaba en el ejército. Él quería un poco de tiempo con ellas. Como una familia
-Larissa es una mujer muy fuerte -le recordó Elena.
-Es sólo que ha pasado por tanto -Joan la sorprendió al extenderse y tomar su mano- Sé que tú y yo no somos exactamente amigas, pero con el paso de los años, Larissa me ha hablado de ti a menudo. Espero no estar fuera de lugar al decir esto, pero su mayor deseo siempre había sido que tú y Julia se reencontraran otra vez -Elena fue sorprendida por sus palabras
-Y yo que pensaba que tú y Jarod no tenían idea de nuestro pasado –dijo ella sintiéndose un poco avergonzada
por saber que era así.
-Sí. Hemos tratado de incluirte en nuestra familia –le apretó la mano y luego la soltó- Julia piensa que esconde las cosas muy bien, pero cuando ella te mira, bueno, tendrías que ser un tonto para no ver cómo ella se siente
-¿Lo saben los niños?
-Ellos saben que su tía Julia es gay, sí. No sé si aún las han vinculado a las dos -sonrió- ¿O estoy siendo presuntuosa? -Esta vez Elena se sonrojó libremente
-No –dijo ella. Afortunadamente, los niños regresaron, poniendo fin a la conversación. Se sentaron al lado
de su madre después de entregarle una Coca-Cola. Elena apoyó la cabeza contra la pared, esperando que Julia regresara. No tuvo que esperar mucho tiempo antes de que Julia y Jarod volvieran a entrar en la sala de espera. Sus ojos volaron hacia los de Julia, encantada de ver que algo de la angustia había desapareció. Se puso de pie
cuando Joan lo hizo, esperando noticias.
-No sabemos mucho… -dijo Jarod- …pero han descartado un ataque
-Es una buena noticia ¿no? -preguntó Joan.
-Supongo -dijo Julia- Van a mantenerla aquí. Quieren hacer más pruebas mañana. Ella no recuerda lo que pasó. Ella dice que estaba viendo la televisión y lo siguiente que supo fue cuando Jarod estuvo allí, ayudándola a
levantar
-¿Cómo está ahora? -preguntó Elena- ¿Está enfocada? ¿Alerta?
-Sí, parece estar bien –dijo Julia- Ella quiere verte –Julia miró hacia Joan- Y luego quiere verte a ti y a los nietos -agregó ella- Sala 2118 -Elena estaba agradecida de que Larissa hubiese pedido a verla y sonrió rápidamente hacia Joan
-No voy a tardarme. Sé que tú y los niños están ansiosos por verla -Elena apretó la mano de Julia mientras pasaba junto a ella y caminaba hacia el pasillo. Giró hacia la derecha, siguiendo las indicaciones de la amplia gama de habitaciones. La puerta estaba abierta, pero llamó suavemente.- ¿Larissa?
-Entra Elena -Larissa estaba sentada erguida, sin lucir deteriorada. Ella sonrió y dio unas palmaditas en la cama, haciendo señas para que Elena se uniera a ella.
-Nos diste a todos un susto -dijo Elena.
-Eso parece. Se han estado quejando conmigo. Sólo tuve un pequeño percance -dijo mientras tomaba la mano de Elena. Elena se sentó en el borde de la cama a su lado, sonriendo mientras Larissa envolvía su mano con la de ella
-Te has desmayado. Fue más que un percance -dijo ella- Tenían miedo de que tuvieses un derrame cerebral -Larissa sacudió la cabeza
-Dudo que cuando deje este mundo, sea a causa de un ataque -dijo ella. Fue entonces cuando Elena lo vio… lo
cansada que Larissa lucía, cuan decaído estaba su rostro. La miró a los ojos y los sostuvo
-¿El cáncer regresó? -susurró ella. Larissa apretó con fuerza sus manos casi dolorosamente
-Sí -Los hombros de Elena se hundieron mientras estiraba su espalda
-¿Cuánto tiempo hace que lo sabes?
-Hace un par de semanas. Ha sido agotador tratar de ocultárselo a Julia y a Jarod, tratando de poner un rostro feliz cada vez que están cerca -dijo ella- Creo que mentalmente me afectó todo esto, la preocupación, intentando
mantenerlo para mí misma -Elena se inclinó y la abrazó
-Podrías haberme dicho -dijo ella.
-Tienes suficientes problemas en tu vida. No quería ser una carga
-Oh, Larissa, has estado allí para mí muchas veces. Nunca serías una carga -Larissa miró hacia otro lado
-No sé si soy lo suficientemente fuerte como para pasar por todo esto otra vez. Los tratamientos te quitan tanto de ti, no sé cuánto más me quede
-Eres fuerte. Eres una luchadora. Lo has vencido dos veces -le recordó Elena.
-Sí, pero tal vez la tercera sea la vencida -dijo con un suspiro- Pero ya basta de eso. Ellos lo sabrán muy pronto, así que estoy segura que hablaremos de esto hasta la muerte –suspiró nuevamente- Es de ti de lo que
quiero hablar. De tí y de Julia -dijo Larissa. Elena asintió
-Estamos... estamos bien –dijo ella.
-No dejes que Julia se quede sola esta noche. Llévatela contigo. Para tu hogar. Cuando vaya a dormir esta noche, quiero saber que mis niñas están juntas -Elena sintió un hilillo de lágrimas bajando por sus mejillas y asintió con la cabeza
-Yo me encargaré de ella -susurró ella.
-Bien. Y ella se ocupará de ti. Así es como debe ser -Larissa se recostó contra las almohadas- De repente estoy muy cansada. Será mejor que traigas a Joan y a mis nietos -Elena se levantó, luego se inclinó y besó su mejilla
-No estarás pensando en dejarnos esta noche ¿verdad? -Larissa sonrió débilmente
-No por el momento. Como has dicho, soy una luchadora
-Está bien. Entonces te veré mañana -se volteó para irse, pero se detuvo- Te amo -Se sorprendió al ver lágrimas
en los ojos de Larissa
-Yo también te amo -Elena se fue rápidamente, temerosa de derramar sus propias lágrimas. Esas eran palabras que nunca le había dicho a su madre. Palabras que su madre nunca le había pronunciado a ella. Se detuvo en la puerta de la sala de espera, sabiendo que la carga ahora era suya ¿Debería decírselo a Julia? ¿Podría escondérselo? No, Julia merecía saberlo. Respiró profundamente, dejando que el aire saliera lentamente, finalmente, abrió la puerta. Sonrió, esperando que su sonrisa llegara a sus ojos mientras miraba a Joan
-Ella pregunta por ti
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Mensaje por Anonymus 12/27/2014, 7:19 pm

CAPITULO 37



-Vaya manera de terminar el día –dijo Julia cuando las llevó de vuelta a la tienda por el coche de Elena. Elena se inclinó sobre la consola y apoyó la mano en el muslo de Julia
-Larissa me dio algunas instrucciones -dijo ella.
-¿Oh, sí?
-Tienes que venir a casa conmigo -Julia se echó a reír
-Ella dijo eso ¿huh?
-Entre otras cosas, sí –Elena se mordió el labio, sabiendo que ahora no era el momento de decirle- No hemos
cenado ¿Qué tal si recogemos algo y lo llevamos a casa?
-¿Estás segura?
-Sí. Tenemos que hablar -dijo vagamente. Julia la miró durante un largo momento y Elena vio las preguntas en sus ojos. Le ofreció una sonrisa rápida- Quiero dormir contigo esta noche -dijo ella- No tenemos que hacer el amor. Sólo quiero estar contigo -Julia cubrió su mano con una de las suyas, presionándola con fuerza contra su muslo
-No he olvidado nuestra anterior conversación -dijo ella. Elena asintió con la cabeza, relajando la mano, dejando que la calidez de Julia se filtrara en ella. Después que Julia se aseguró que sus hamburguesas vegetarianas estaban en el menú del restaurante de comida rápida, escogieron hamburguesas, patatas fritas y coca-colas grandes, algo que rara vez tenía Elena. Ella se adelantó hacia su casa mientras Julia recogía la cena. Era una noche agradable, no tan calurosa. Salió al patio y encendió el ventilador de techo, decidiendo que comerían afuera cerca de la piscina. Sólo deseaba que la conversación fuese más ligera, pero no le escondería a Julia las noticias sobre el cáncer de Larissa. Diez minutos más tarde Julia entró con dos bolsas. Elena tomó una de ellas, oliendo el aroma adictivo de las papas fritas de la comida rápida. Sacó una de la bolsa, masticándola con una sonrisa.
-Esto está muy bueno -dijo ella- ¿Me pregunto por qué no tengo esto más a menudo?
-Porque no es bueno para ti -dijo Julia mientras robaba una de la bolsa. Echó un vistazo al patio, que estaba iluminado
-¿Quieres comer fuera?
-¿Te importa?
-Por supuesto que no. La piscina parece atractiva -dijo ella moviendo sus cejas. Elena sonrió, deseando poder olvidarse de todo y... y desnudarse de una vez. Podía imaginarse la piel reluciente de Julia con el agua cayendo como cascada sobre ella.- ¿Qué pensamientos traviesos están pasando por tu mente? -En ese momento Elena rió
-Inmersión al desnudo -La mirada de Julia sostuvo la de ella
-¿Entonces por qué no lo hacemos? -sugirió ella.
-Tentador... pero tenemos que hablar –dijo ella guiando a Julia hacia exterior. Elena temía haber perdido su apetito, pero un bocado a la hamburguesa la trajo de vuelta con fuerza- Esto está delicioso -murmuró con la boca casi llena.
-Una vez más, no es bueno para ti -dijo Julia mientras mordía su hamburguesa vegetariana- No está mal -dijo
ella antes de sumergir una papa frita en salsa de tomate- Ahora ¿de qué es lo que quieres hablar? -Elena limpió su boca con la servilleta y luego tomó un sorbo de su bebida. No tenía sentido aplazarlo
-Es Larissa -dijo ella. Julia bajó su hamburguesa levantando las cejas
-¿Algo que te dijo? -Elena asintió. Julia la miró, sacudiendo lentamente la cabeza
-¿El cáncer ha vuelto? -supuso ella.
-Lo siento -dijo Elena en voz baja- Ella dice que lo ha sabido desde hace un par de semanas, pero no quería decirlo
-Mierda -murmuró Julia mientras se inclinaba hacia atrás, pasando sus manos por su cabello.
-No me había dado cuenta anteriormente lo cansada que lucía -dijo Elena- Tendida en la cama del hospital, lucía casi frágil. Exactamente no me lo contó… -dijo ella- Le pregunté -Julia asintió
-Sí, ahora que lo dices, últimamente parece muy cansada -dejó escapar un profundo suspiro- Así que ¿cuándo planea darnos la noticia?
-Imagino que mañana. No creo que estaba lista para tratar con eso esta noche -se inclinó sobre la mesa y tomó la mano de Julia
-Lo siento Julia. Pero tu madre es una mujer fuerte. Sólo tenemos que estar ahí para ella y asegurarnos que no se rinda
-Ella ya ha pasado por mucho- dijo Julia- Ahora que Jarod y yo estamos aquí, bueno, esperaba que pudiésemos tener un poco de tiempo con ella
-Julia, esto no es una sentencia de muerte. Ella lo ha vencido dos veces anteriormente
le recordó Elena.
-Sí, lo sé. Pero era más joven. Ahora tiene más de setenta años ¿Aún será lo suficientemente fuerte?
-Si su espíritu está dispuesto, entonces sí -Elena miró su hamburguesa, entonces dobló el papel alrededor de ella –Supongo que debí haber esperado hasta después de comer -dijo ella. Julia tomó una papa frita y la mordisqueó lentamente
-¿Ella quería que me lo dijeras?
-No, pero no iba a escondértelo
-Gracias. Odiaría ser sorprendida mañana. Supongo que debería dejar que Jarod lo sepa -dijo Julia mientras sacaba su teléfono de su bolsillo.
-¿Por qué no esperas hasta la mañana? -sugirió Elena- No hay nada que pueda hacer esta noche -Julia vaciló y luego guardó su teléfono nuevamente
-Tienes razón -sonrió ligeramente- ¿Es por eso que te dijo que debería regresar a casa contigo?
-Sus palabras fueron: Cuando vaya a dormir esta noche, quiero saber que mis niñas están juntas -se sorprendió al ver una bruma de lágrimas en los ojos de Julia.
-Piensa en ti como familia ¿lo sabes? –Elena asintió
-Sí. El sentimiento es mutuo. Mientras crecíamos, a menudo deseaba que ella fuese mi madre -admitió Elena- Siempre fue tan cálida y afectuosa, algo que mi madre nunca fue
-Cariñosa –dijo Julia
-Siempre fue cariñosa conmigo. Incluso ahora -Elena se quedó mirando la piscina, el agua se movía ligeramente haciendo que las luces destellaran bajo la superficie- ¿Sabes que mi madre nunca me ha abrazado? -sintió los ojos de Julia sobre ella y se volteó hacia ella- Ni siquiera cuando era niña. No tengo ningún recuerdo de ella abrazándome
-¿Tu padre? -Elena negó con la cabeza
-No. De hecho, ahora… atravesando el divorcio…es lo más cerca que he estado de él. Por primera vez, en realidad hablamos -permitió que sus dedos se entrelazaran mientras cubría la mano de Julia. Elena se encontró con sus ojos- Tu me enseñaste cómo ser cariñosa -vio como Julia tragaba, al parecer agrupando sus pensamientos.
-Yo... yo estaba locamente enamorada de ti -dijo Julia- Casi al punto de la desesperación. En aquel entonces, estaba consumida por eso… por ti - el pulgar de Julia acariciaba lentamente su mano, fascinándola- Nunca pude hacer el amor con nadie... nunca hubo un momento que no pensara en ti, deseando que fueses tú a quien tocara. Quería que fueras tú. Siempre quise que fueras tú -Julia tenía lágrimas en los ojos. Elena se levantó y se acercó a ella, tirando también de ella. Julia siempre había sido la más fuerte. Se preguntaba hasta qué punto la noticia de su madre estaba afectando ahora sus emociones. Ahuecó su rostro, mirándola a los ojos.- Lo siento -Julia negó con la cabeza
-No. No digamos que lo sentimos. Ya ha terminado. Está en el pasado. No volvamos a decir nuevamente que lo sentimos -Elena rozó la esquina de su ojo, secando una lágrima.- Quiero... quiero pensar en el futuro ahora -continuó Julia- Realmente quiero que mi futuro sea contigo -tomó la mano de Elena y besó la palma- ¿Es
demasiado pronto? Estos últimos cinco o seis meses, he sentido como si hemos llegado a conocernos la una a la otra de una manera diferente. No como cuando éramos jóvenes y simplemente queríamos estar juntas. Siento como si he llegado a conocer tu verdadero yo y que tu has llegado a conocerme -dijo ella- Sé que ahora somos personas diferentes de la que solíamos ser cuando jóvenes, pero la única cosa que sigue igual... es que todavía
estoy locamente enamorada de ti -Elena secó una lágrima de su propio ojo
-Te he lastimado tanto –puso un dedo a través de la boca de Julia cuando intentó hablar- Te prometo que nunca voy a hacerte daño de esa manera nuevamente. Porque también estoy enamorada de ti. Quiero estar contigo. No tuvimos una vid entonces, pero ahora podemos tener una. Una vida, a la luz, sin escondernos. También quieres eso ¿no es así? -Julia se inclinó aún más cerca y rozó sus labios con los de ella
-Lo quiero todo de ti -Elena se deslizó entre sus brazos, atrayendo a Julia en otro beso, permitiendo que se profundizara, sabiendo que no tenían que darse prisa, sabiendo que ya no había ninguna restricción sobre ellas. Sintió que Julia levantó su blusa, exponiendo su piel al aire de la noche antes de que las manos cálidas de Juli se deslizaran alrededor de ella.- Quiero hacer el amor contigo -murmuró Julia mientras sus labios abandonaban la boca de Elena y se trasladaban hacia su cuello, succionando ese punto sensible que sólo Julia conocía.
-Sí –susurró arqueando el cuello y dándole a Julia acceso completo. Gimió cuando las manos de Julia se deslizaron por su piel, ahuecando sus pechos.
-He soñado contigo tantas veces -le susurró Julia al oído. Elena cerró sus ojos mientras los pulgares de Julia hacían círculos en sus pezones
-No tenemos que soñar más, cariño- tomó una respiración profunda y luego aquietó las manos de Julia- Vamos a la
cama


Elena permaneció quieta, contradiciendo el nerviosismo que sentía mientras Julia le quitaba lentamente la ropa. Había pasado tanto tiempo y ya no era una mujer joven. Sus nervios la superaron y detuvo a Julia cuando estuvo a puntote deshacerse de su sujetador.

-Ya no tengo veintiún años -dijo en voz baja. Julia la miró fijamente a los ojos, luego se inclinó y la besó suavemente
-Eres hermosa, Elena. Me encanta la mujer en la que te has convertido -entonces Julia le quitó el sujetador, bajando sus ojos hacia sus pechos. Se alegró al ver como los ojos de Julia se oscurecían- Eres tan hermosa como lo recuerdo


Esas palabras alejaron su nerviosismo y alcanzó la camisa de Julia, tirando de ella por su cabeza. Sus manos se desvistieron a tientas la una a la otra, riendo en voz baja cuando el sujetador de Julia se enredó en su camisa.Las sábanas estaban frescas cuando se acostó, su mirada recorrió el cuerpo de Julia cuando permaneció de pie frente a ella. Julia siempre había sido un poco más alta que ella, un poco más delgada. Viéndola ahora… desnuda… después de todos estos años soñando con ella, se dio cuenta de lo realmente magnífica que era Julia en realidad. Tomó su mano, tirando de ella hacia la cama. Por un instante, tuvo que recordarse a sí misma que no estaba soñando. Julia estaba allí, en su cama. Estaban a punto de hacer el amor. Los años se desvanecieron cuando los besos de Julia se volvieron más exigente y Elena cedió ante ella, dándole la bienvenida al peso de Julia sobre ella. Todos los pensamientos coherentes se perdieron cuando la boca de Julia rozó su pecho, su lengua lamió su pezón volviéndolo duro como roca. Gimió en voz baja mientras Julia jugueteaba con ella, con labios y lengua. Julia finalmente cerró por completo su boca sobre su pezón, succionando suavemente y Elena gimió nuevamente, sosteniendo a Julia contra ella temiendo que se detuviera. Había sido tan terriblemente lejano desde que habían estado juntas, pero lo recordaba como si fuese ayer. La piel de Julia era tan tersa y suave como lo había sido siempre y ahora recorría con sus manos sobre su espalda, atrayéndola aún más cerca de su cuerpo… Julia empujó sus piernas distanciándolas y Elena se abrió para ella, sorprendida por la humedad que sentía entre ellas. Había pasado tanto tiempo desde que había estado excitada sexualmente que casi no lo reconoció. Sus caderas se arquearon involuntariamente hacia Julia.

-Te he echado tanto de menos –murmuró Julia mientras sus labios trazaban besos a lo largo de su cuello hacia su boca. Su beso fue lento, pero profundo y Elena lo saboreó, dejando que Julia hiciera lo que deseara, su cuerpo simplemente se estaba derritiendo debajo de ella... todo por solo un beso. No habían sido los calientes y feroces besos que habían compartido cuando eran más jóvenes, besos que significaban darse prisa… antes de ser atrapadas. No había nadie para atraparlas en este momento, no tenían necesidad de apresurarse. Pero cuando Julia bajó su cabeza nuevamente contra su pecho, cuando su mano se movió entre ellos, la prisa era lo único en lo que Elena estaba pensando.
-Ha pasado tanto tiempo, Julia -susurró ella- Date prisa -Julia levantó la cabeza, su sonrisa suave y lenta, sus ojos nublados por el deseo
-¿Qué me dé prisa? No, cariño. Quiero tomarme mi tiempo -murmuró mientras sus dedos se deslizaron sin esfuerzo dentro de su humedad, rozando su clítoris, haciendo que sus caderas se sacudieran.
-Podemos ir lento la segunda vez -respondió Elena mientras sostenía su mirada- Y la tercera y la cuarta. Pero en este momento, quiero tu boca en mi -Los labios de Julia fueron gentiles por su cuenta
-¿Es eso lo que quieres? -murmuró ella.
-Dios, sí -susurró Elena. Escuchó como Julia se quedaba sin aliento ante sus palabras, vio como sus ojos se oscurecieron aún más. Apenas escuchó el murmullo de Julia
-Entonces eso es lo que quiero -mientras se movía hacia abajo por su cuerpo. Oh, había pasado tanto tiempo. Gimió cuando Julia extendió aún más sus muslos. Sus ojos se cerraron cuando sintió el cálido aliento de Julia sobre ella, cuando sintió el primer toque de su lengua.
-Julia... sí –suspiró abriéndose totalmente cuando la boca de Julia se apoderó de ella, su lengua y sus labios devorándola.


Jadeando en busca de aire, apretó con una mano la sabana y con la otra el hombro de Julia mientras sus caderas se movían violentamente contra el rostro de Julia. Nadie más que Julia le había hecho esto a ella. Los recuerdos regresaron rápidamente, recuerdos de dos jóvenes inventando excusas para besarse, tocarse y por último, hacerse el amor. Dos jóvenes, aprendiendo la una de la otra y enamorándose cada vez más. Ahora, como entonces, Julia sabía exactamente cómo… y dónde… tocarla, llevándola justo al borde, dejando que creciera y creciera hasta que Elena explotaba. Pero ahora, a diferencia de entonces, no tuvo que moderar su respuesta, no tenía que temer ser descubiertas. Arqueó sus caderas nuevamente, sintiendo como Julia la sujetaba mientras succionaba su clítoris dentro de su boca caliente. Al igual que todos esos años, su mundo explotó en deslumbrantes colores y gritó, el sonido procedente de lo más profundo de su alma mientras Julia provocaba su orgasmo, su lengua sólo se detuvo cuando Elena se derrumbó inerte en la cama. Sintió como Julia dejaba pequeños besos en sus muslos, su vientre, sus pechos, su rostro y sintió como su piel caliente cubrió la suya nuevamente. Sus ojos se abrieron y esbozó una sonrisa cuando Julia le besó en la boca.


-¿Estás bien?
-Dios, sí –murmuró alcanzando a Julia y tirando de ella para acercarla- Te amo -Julia apartó el cabello de su rostro, mirándola a los ojos
-Te amo, Elena. Siempre te he amado -Elena asintió
-Sí. Siempre -les dio la vuelta, descansando ahora sobre Julia -Se siente tan increíblemente bien estar contigo -dijo ella- Tenemos la noche para nosotras –susurró mientras la besaba– Sin interrupciones. Sin toques de queda. Tenemos un montón de tiempo para compensar
-Puedes tomar todo el tiempo que quieras, cariño -Elena sonrió mientras se movía hacia abajo, capturando el pezón de Julia con su boca, los recuerdos nuevamente regresaron… su suavidad, su olor, su sabor. Sí, todo el tiempo del mundo. Y tenía la intención de usar cada minuto de él.
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Mensaje por Anonymus 12/29/2014, 5:04 pm

CAPITULO 38


Julia ya le había dado la noticia a Jarod y ahora esperaban, esperaban que el médico terminara. Joan y los niños se habia quedado en casa, pero Elena había querido venir, por lo que la había seguido en su coche. Se sentó junto a Julia, retorciéndose las manos con nerviosismo. Julia las alcanzó y las detuvo, sonriendo levemente.


-Lo siento -dijo Elena en voz baja. Julia se acercó más
-¿Está más preocupada por lo que el médico va a decir o porque adivinará lo que estábamos haciendo anoche? -se rió en voz baja mientras un rubor cubrió el rostro de Elena.
-Tomando en cuenta que ninguna de nosotras parece haber dormido, no habrá mucho que adivinar -La mirada de Julia se posó en la boca de Elena, sus labios
todavía ligeramente hinchados de su noche… y mañana… juntas. Levantó la vista y sus ojos se encontraron, de pronto deseó estar en cualquier lugar, menos en la sala de espera de un hospital. Deseaba estar de regreso en la ducha, donde Elena la había presionado contra la pared, llevándola al orgasmo de una manera tan rápida que parecía un vago recuerdo. Elena sonrió y asintió, reconociendo la dirección de sus pensamientos.
-¿Volkova?- Todos voltearon y la enfermera les hizo señas- Ahora pueden verla. El médico regresará pronto para encontrarse conustedes
-Gracias –dijo ella permitiendo que Jarod y Elena siguieran antes que ella. Su madre, afortunadamente, lucía bien descansada. Julia se inclinó rápidamente y besó su mejilla, notando que su madre ya había tomado la mano de Elena.
-Me siento mucho mejor -dijo ella- No quiero a nadie quejándose sobre mí
-Mamá, sabemos sobre el cáncer -dijo Jarod. Su madre movió sus ojos hacia Elena y sonrió– Nunca pensé que te lo guardarías para ti -dijo ella. Miró a Julia y a Elena, su mirada iba entre ellas
-¿Sería inapropiado de mi parte decir que las dos están radiantes esta mañana? -Julia se sonrojó de pies a cabeza
-¿De verdad, mamá? ¿En serio? ¿Ahora? -Jarod rió
-Por eso es que te ves como no hubieses dormido –Julia miró impotente a Elena, pero Elena simplemente rió y apretó la mano de su madre
-Seguí tu consejo -dijo ella.
-¿Podemos hablar sobre tu salud? -dijo Julia, todavía ruborizada. La sonrisa de su madre se desvaneció
-No hay nada que discutir. Ya conozco mis opciones
-¿Dónde... dónde está?
-Mi mama nuevamente. En esta ocasión seguiré con la cirugía -su madre apartó la mirada de ellos– Debería haberlo hecho antes, supongo, pero perder una mama... bueno, no estaba preparada en ese entonces
-Está bien, si te hacen una mastectomía total, todavía tienes que hacer quimio o radioterapia -preguntó ella.
-El doctor dice que verán cuan invasivo es el cáncer. Eso determinará si voy a necesitar tratamiento adicional -su madre se acostó nuevamente sobre la almohada
-La idea de volver con la quimioterapia nuevamente... bueno, no sé si pueda manejarlo
-Pero…
-No. Estoy cansada de pensar en ello. Daremos un paso a la vez –tomó una respiración profunda- Ahora, vamos a hablar de otra cosa -se volteó hacia Elena
-¿Va a regresar Ashton a casa este fin de semana? -Elena asintió
-Sí, lo veré mañana por la noche -Julia había olvidado que Ashton regresaría a casa
-Es cierto. Él se queda contigo mañana en la noche -dijo ella. Ahora que ella y Elena habían, bueno, reconectado, no quería pasar ni una noche más separada de ella. Elena pareció leer su mente.
-Se marcha la tarde del sábado para ir con Stephen -Su madre se echó a reír
-¿No es el amor magnífico cuando lo que desean es estar juntas constantemente?
-Mamá, por favor –Julia se quejó, sonrojándose nuevamente. Elena se inclinó y besó la mejilla de su madre, con una sonrisa jugando en su boca
-Te lo contaré todo más tarde -dijo Elena lo suficientemente alto como para que Julia escuchara. Su madre se rió deliciosamente. Elena se quedó con la mirada cumplir Julia- Debería irme. El doctor estará aquí pronto. Ni siquiera he comenzado a prepararme para Ashton -Julia asintió
-Te llamaré más tarde –Elena apretó su brazo cariñosamente mientras pasaba y Julia la vio marcharse, sintiendo la mirada de su madre y de Jarod sobre ella. Se volteó hacia ellos con una sonrisa tímida.



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Mensaje por Anonymus 12/29/2014, 5:04 pm

CAPITULO 39


Elena abrazó a Ashton con fuerza, jurando que había crecido otros cuatro centímetros desde que lo había visto.


-Estás más alto que yo- dijo ella.
-Si ¿Qué tal? -Ella lo detuvo con el brazo extendido
-Dios, has crecido ¿Cuándo pasó eso?
-Casi tengo dieciséis años -le recordó. Fue su turno de estudiarla y casi se sonrojó ante su escrutinio- Te ves diferente
-¿Diferente? -¿Podría realmente saber lo que había estado haciendo las dos últimas noches? Seguro que no.
-¿Así que es oficial? ¿El divorcio?
-Sí ¿Supongo que tu padre te lo dijo? –Él asintió con la cabeza
-Hablamos más ahora que cuando vivía aquí -Ella no dijo nada cuando lo llevó a la cocina. Aunque Stephen había sido un padre lo suficientemente bueno, había estado muy ausente en la joven vida de Ashton. Algo que podría relacionar con su propio padre quien rara vez había estado presente mientras ella crecía. La pequeña mesa estaba servida para la cena, pero no se había atrevido a cocinar algo. Decidió obtener su favorito.
-Pizza de Bruno ¿de acuerdo?
-Oh, sí. No he encontrado nada allá que me guste tanto -Ella miró el iPad negro que colocó a su lado. Era raro verlo sin eso o su laptop. A veces aún estaba sorprendida por su inteligencia, preguntándose una vez más cómo ella y Stephen pudieron engendrar un niño prodigio, como lo llamaba Julia. Sacó la pizza del horno donde se había estado calentando y puso la caja sobre la mesa. Él sacó un pedazo y lo tuvo en su boca antes que ella se sentara.- Gracias, mamá- murmuró mientras masticaba.
-Por supuesto. Así que háblame de la escuela -Él puso los ojos en blanco
-Hablamos casi todos los días. Lo sabes todo -Eso era cierto, pero necesitaba un poco de relleno antes de abordar el tema de Julia. Al parecer, Ashton no era solo un come libros. Su mirada se posó en ella casi con incomodidad.
-Dime lo que has estado haciendo –dijo él a cambio- Cuando hablamos, siempre se trata de mí. Papá dice que nunca te ve y que no respondes sus llamadas -Aunque su tono era solo igeramente acusador, eso hizo que se preguntara que era todo lo que Stephen le había estado diciendo. No iba a ocultarle las cosas.
-Dejé de tomar sus llamadas, porque él no quería hablar sobre el divorcio, él quería hablar de reconciliación. Cuando no era receptiva a eso, recurría a la ira o a tratar de hacerme sentir culpable, sobre todo usándote a ti. Así que sí, dejé de responder sus llamadas
-¿A la abuela también? -Ella negó con la cabeza
-Tu abuela y yo tuvimos una… conversación que no siguió como ella quería. Se fue de aquí furiosa y no me ha hablado desde entonces -bajó su pizza- Y por favor dime que tu abuela no te ha estado llamando -Ashton también bajó su pizza
-Ella me llamó. Dijo que estabas teniendo una crisis o algo así –Elena lo miró con incredulidad
-Tienes dieciséis años. Seguramente no estarán tratando de arrastrarte a estos juegos que están jugando -dijo sin
rodeos.
-Mamá, no entiendo muy bien todo lo que está pasando. Sé que no eras feliz. Y te dije que estaría bien con el divorcio. Y lo estoy. Pero están actuando como si tú tuvieras una crisis de la mediana edad y no estuvieses tomando decisiones racionales
-¿Y se supone que vas a intervenir? Eres mi hijo, Ashton. Mi hijo muy, muy inteligente y te amo, pero no estoy teniendo una crisis –respiró profundamente dejando salir el aire lentamente- No sé todo lo que te ha dicho tu abuela, pero tengo algo que decirte -él parecía casi asustado y ella tomó su mano, sosteniéndola con fuerza.
-¿Se trata de Julia? -Ella asintió con la cabeza
-Sí. Se trata de Julia -Dios ¿cómo diría esto sin ir directamente al grano? Tragó con nerviosismo. Tenía que decírselo- Todo lo que se suponía que debía sentir con tu padre... lo siento con ella –hizo una pausa- ¿Entiendes? -Él inclinó ligeramente su cabeza
-Entonces... ¿eres gay? -Ella sostuvo su mirada
-Sí -Su expresión se mantuvo sin cambios durante un largo momento, luego sonrió
-Está bien -Ella arqueó las cejas
-¿Está bien? ¿Eso es todo? - Él se encogió de hombros
-¿Qué quieres que diga?
-Bueno, no lo sé, pero ¿no deberíamos hablar de esto? ¿No tienes preguntas? -Tomó su pizza nuevamente
-He tenido una semana para digerir eso, mamá
-Oh, Dios mío ¿Realmente te lo dijo? ¿Se lo dijo a Stephen también?
-¿Recuerdas este verano cuando me hablaste acerca de tí y Julia y cuando eran más jóvenes? ¿Qué había sido tu primer amor? Supongo que lo supe desde entonces. Cuando ella vino para tu cumpleaños, cuando te vi abrazándola -se encogió de hombros como disculpándose- Nunca vi ni una sola vez que abrazaras a papá de esa manera
-Oh, cariño, lo siento
-Así que cuando ella me llamó y me dijo que habías perdido la cabeza y que tenía que tratar de razonar contigo antes de que todo saliera a la luz, lo supe... bueno, que tú y Julia tenían... -Elena sonrió ante su intento de explicar
-Si hace alguna diferencia, estoy locamente enamorada de ella -dijo con sencillez sin querer ocultarle nada.
-¿Algo que nunca te ocurrió con papá? -Ella negó con su cabeza
-No. Nunca
-Pero entonces ¿por qué ustedes…?
-¿Nos casamos? Te lo dije, tus abuelas tenían nuestro matrimonio arreglado desde que teníamos doce. Cuando alguien te dice algo por mucho tiempo, eventualmente te lo crees. Y yo creía lo que ella decía, que Stephen era perfecto para mí y que seríamos una excelente pareja
-Pero Julia fue de quien…
-¿De quién estaba enamorada? Sí -ella extendió su mano y tocó su rostro- No voy a mentirte. Me he arrepentido muchas veces. Pero no te hubiese tenido. Y te amo muchísimo -Él sonrió dulcemente
-También te amo -él la estudió- ¿Creías que iba a enloquecer?
-¿Enloquecer como tu abuela lo hizo? No, pero no sabía cuan asertivo estarías –dijo con sinceridad- Y necesito que lo aceptes -Él siguió comiendo su pizza
-En mi generación, bueno, está en todas partes. TV, películas, música. Los chicos son más abiertos al respecto. No es la gran cosa -se encogió de hombros- Tengo dos profesores que son gay. No es gran cosa -luego hizo lo que había estado haciendo toda su joven vida… saltar del muchacho que era al adulto que llevaba dentro- Quiero que seas feliz, mamá. No se puede complacer a todos, menos a la abuela. Si Julia es con quien quieres estar y es la persona que te hace feliz, entonces todos los que te amamos deberíamos apoyarte -entonces sonrió, regresando a sus características de niño- ¿Qué tal eso? -Ella le devolvió la sonrisa
-¿Has estado practicando esto? -Él asintió con la cabeza
–Si ¿Lo sabías? -Ella se inclinó y le besó en la mejilla
-No, en absoluto- mintió. Él tomó su tercer pedazo de pizza
-Entonces ¿ella va a venir?
-¿Esta noche? No -hizo una pausa -¿Por qué? ¿Quieres verla? -Él la miró rápidamente, entonces alejó la mirada y ella vio la vergüenza en su rostro
-¿Ustedes están... ya sabes... durmiendo juntas?- Sintió un rubor cubrir su rostro, casi igualando el suyo
-No creo que tengamos que profundizar en eso ¿verdad? -Él se echó a reír
-Eso quiere decir que sí -Ella se metió un trozo de pizza en la boca para evitar responder. Aunque estaba feliz de que él lo aceptara, no tenía intención alguna de hablar de su vida sexual con él.
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Mensaje por Anonymus 12/30/2014, 5:31 pm

CAPITULO 40


Julia estaba dando vueltas en el mismo punto y lo sabía, pero al parecer dijo su madre por cuarta vez.


-El doctor dijo que lo tomaras con calma- le recordó ella.
-¿Y para tí eso significa que debo estar en cama de reposo?
-Sí
-Elena y Ashton van a venir y prefiero compartir con ellos aquí que en mi habitación -dijo su madre mientras se sentaba en el sofá- Después del almuerzo, te prometo que iré a acostarme –Aunque Julia no quería tratarla como a una enferma, había estado presente cuando el doctor le había dicho que había obtenido su terquedad de su madre.-Te lo dije, me siento bien -descansara.


Aún no tenían ninguna explicación de su desmayo. Pero no tuvo más tiempo para discutir. Un par de golpes a la puerta le dijeron que Elena... y Ashton... ya estaban allí. Y no le importaba admitir que estaba un poco nerviosa. Elena le había dicho que planeaba decirle a Ashton acerca de ellas, no quería escondérselo... a nadie. Julia podía enfrentar a la madre de Elena, su padre, incluso a Stephen ¿Pero su hijo? Sabía que lo que realmente temía era que si él no apoyaba esto, si no lo aceptaba, entonces Elena huiría de todo nuevamente, rehuyendo a lo que sentía en su corazón por el bien de otra persona.Su madre debió de notar su vacilación


-Ashton ama muchísimo a su madre -dijo ella
-Lo único que él quiere es verla feliz
-¿Oh? ¿Así que ahora puedes leer mi mente? -dijo mientras se dirigía hacia la puerta.
-Siempre pude leer tu mente -dijo su madre riendo. Tomó una rápida respiración, entonces abrió la puerta, su mirada aterrizó primero en Elena antes de deslizarse hacia Ashton. Se sorprendió al encontrar allí un toque de diversión ¿Era su nerviosismo tan evidente?
-Hey, pasen -dijo dando un paso fuera del camino- Me alegro que hayan podido venir -hizo un gesto con la cabeza- Ella está en la sala de estar en el sofá –Tan pronto como Ashton estuvo fuera del alcance del oído, Julia se volteó hacia Elena- ¿Cómo te fue? -le preguntó en voz baja. Elena tocó su brazo, dejando que sus dedos permanecieran allí
-Todo salió bien -se acercó más- Te extrañé anoche -susurró ella. Julia estaba segura que su alivio era visible
-¿Así que ya no estamos en problemas?
-No estamos en problemas –entonces Elena levantó las cejas- ¿De que tenías miedo? -Julia miró hacia otro lado, escuchando a su madre y a Ashton hablar pero sin escuchar sus palabras. Miró a Elena y sostuvo su mirada
-Tenía miedo de que él... él no lo aceptara y entonces tú... tú me dirías...
-Oh, cariño –murmuró Elena tirando de ella en un apretado e íntimo abrazo- Te amo, Julia. No permitiría que nadie… ni siquiera Ashton… nos separara otra vez -Elena la besó y Julia sintió que todas sus preocupaciones se desvanecieron, haciéndole sentir tonta por ello en primer lugar.
-Vaya, ustedes dos ¿no pueden esperar? -Se separaron sintiéndose culpables, ambas sonrojadas cuando Ashton se quedó mirándolas. Julia abrió la boca para disculparse, pero Elena la detuvo con una risa rápida
-Entonces deja de acercarte sigilosamente hacia nosotras -dijo yendo hacia él y entrelazando su brazo con el de él- ¿Cómo está Larissa? -Julia les siguió al interior, mirando los ojos sonrientes de su madre. Se sonrojó nuevamente.
-Él se ha vuelto tan alto -dijo su madre.
-Lo sé. Está más alto que yo -dijo Elena -¿Cómo te sientes?
-Me siento bien, a pesar de que ésta… - dijo señalando hacia Julia - …insiste en que debería estar en la cama -acarició el lugar a su lado- Ven a sentarte conmigo -dijo su madre invitando y Elena asintió con su cabeza y se sentó a su lado. Julia supo inmediatamente que su madre y Ashton habían estado planeando algo. Ashton la miró.
-¿Hay algo en lo que pueda ayudarte en la cocina? -Julia no podía creer que tenía miedo de este chico de dieciséis años, pero lo estaba
-Claro -dijo mientras se dirigía a la cocina- Yo... uh... estoy haciendo tofu y verduras salteadas -dijo apuntando hacia las verduras ya cortadas- Y lo pondremos sobre la pasta -Él no estaba mirando las verduras
-Mi mamá dice que la amas -Julia se mordió el labio inferior
-Sí. Lo hago
-Dice que ella también te ama -Julia asintió
-Sí -Ashton la miró durante un largo rato, lo suficiente como para que Julia cambiara nerviosamente de un pie a otro- Ella y mi padre... nunca fueron cariñosos entre sí. Nunca -Julia no supo qué decir, así que se limitó a asentir.- ¿Me prometes que no le harás daño?
-Nunca voy a hacerle daño-

***

Elena apretó la mano de Larissa

-¿Crees que Julia necesita ser rescatada?
-Creo que Ashton necesitaba saber si sus intenciones eran buenas -dijo Larissa- ¿Qué hay de ti?
-¿Yo? ¿Qué quieres decir?
-Él dijo que le contaste sobre uds ¿Estás bien con todo eso?
-No fue una sorpresa para él, ya mi madre le había dicho que yo estaba perdiendo la cordura -dijo con una sonrisa tranquila- Pero, sí, estoy bien
-No puedo creer que le hayas dicho a tu madre. Imagino que eso la envió dentro de una espiral
-No hemos hablado desde entonces -admitió- Sigo esperando que mi padre me llame o venga, pero él ha estado llamativamente silencioso
-Bueno, supongo que no es una gran sorpresa para él. Sospechaba… cuando eran más joven… que él, como yo, sabía que había algo más que amistad en tu relación con Julia -Elena negó con la cabeza
-No lo sé. Él no estaba mucho por los alrededores -se encogió de hombros
-¿Qué hay de ti? ¿Realmente cómo te sientes?
-Cansada. Con muy poca energía
-¿Has decidido cuando tendrás la cirugía?
-Vamos a programarlo tan pronto como sea posible. El médico me dijo que podía esperar hasta después de las celebraciones, pero quiero acabar de una vez. Julia y Jarod, tienen la tienda. Sé que querían tener la inauguración en noviembre. No quiero ser una carga para ellos
-Larissa, ellos nunca…
-Lo sé, lo sé. Pero cuanto antes tengo la cirugía, antes podré recuperarme. No quiero que Julia se sienta responsable de mí. Prefiero que esté contigo -Elena se acercó y la abrazó
-Algo resolveremos -dijo ella. Sí, quería que Julia estuviese con ella, todos los días, todas las noches. Pero no a costa de que Larissa estuviese sola.
-¿Están listas para el almuerzo? -llamó Julia desde la cocina.
-¿Me pregunto con qué habrá salido esta vez? -bromeó Larissa.


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Mensaje por Anonymus 12/30/2014, 5:31 pm

CAPITULO 41

Julia patinó hasta detenerse frente a la casa de Elena, sintiéndose a cada minuto como la adolescente hormonal que una vez fue. Había dejado dormida a su madre mientras Joan y los niños la cuidaban. Tenía un par de horas libres antes de que necesitara relevarlos. Mañana… domingo… estaba planeando una cena familiar y seguiría el ejemplo de Elena encargando una variedad de platos de Sapori D'Italia. Pero ahora… en este momento… sólo
quería estar con Elena. Llamó a la puerta y tocó el timbre a la vez. Elena la estaba esperando y abrió sólo unos segundos más tarde. Se quedaron de pie mirandose la una a la otra y la mirada en los ojos de Elena provocaron que su pulso se acelerara. Sí, como cuando eran adolescentes. Y al igual que entonces, Elena tiro de ella hacia adentro, cerrándole la puerta al mundo.


-Estás sola ¿verdad? -preguntó sabiendo que lo estaba. Elena se deslizó entre sus brazos, besándola lenta y suavemente, jugueteando con los labios de Julia antes de alejarse
-Dijiste que teníamos dos horas. No quiero pasarla hablando -dijo Elena con una sonrisa mientras la llevaba hacia su dormitorio. Julia le quitó la camisa en el camino, ciñéndose a Elena tan pronto entraron en el dormitorio. Casi gimió cuando descubrió que no había sujetador y luchó con el suyo, dejándolo caer en el suelo junto a su camisa, antes de atraer a Elena hacia ella, sus pechos triturándose entre sí.
-Dios, te extrañé –murmuró contra los labios de Elena- Anoche fue interminable –Las manos de Elena se movieron entre ellas, desabrochando sus vaqueros y bajando la cremallera, lo suficiente como para lograr que su mano entrara
-Yo también te extrañé -dijo Elena, sus dedos, su mano, deslizándose por sus bragas y tocando su piel. La lengua de Elena era insistente y Julia le permitió tomar el control, su propia lengua bañada por la de Elena. Gimió cuando los dedos de Elena se deslizaron a través de sus rizos húmedos, tocando su clítoris, frotándolo ligeramente.
-Voy a caerme -susurró ella.
-Abre las piernas –dijo Elena haciendo caso omiso de su advertencia. Julia siguió su mandato, tratando desesperadamente de no perder el equilibrio. Apenas tuvo tiempo de pensar cuando los dedos de Elena la llenaron. Se aferró a ella, respirando con dificultad mientras Elena movía sus dedos dentro de ella.- Baja tus vaqueros -pidió Elena, sus ojos eran como fuego mientras miraban a Julia. Julia los empujó por sus muslos hasta sus rodillas, gimiendo en voz alta mientras Elena comenzaba a frotarse contra ella, dentro de ella. Las caderas de Julia se movieron con ella, imitando cada golpe. Trató de besar a Elena, sus lenguas bailaban juntas, pero estaba jadeando por falta de aire y se apoyó pesadamente contra ella, ambas con sus pieles humedecidas por el sudor, jadeando a medida que sus respiraciones disminuían.- Estás tan mojada –susurró Elena- ¿Puedes sentirme dentro de ti?
-Dios, sí -siseó Julia, sus caderas intentando mantener el ritmo- No te detengas
-Nunca –Sus piernas estaban temblando, amenazando con ceder a medida que se empujaban juntas. La mano libre de Elena estaba alrededor de su espalda, sosteniéndola muy cerca y Julia sabía que esa era la única razón por la que todavía estaba en posición vertical. Cada golpe la traía más cerca y cuando sintió el pulgar de Elena frotando su clítoris, echó la cabeza hacia atrás, la presión creciendo cada vez más. Quería aguantar, para ir aún más alto, pero su resolución se hizo añicos cuando su orgasmo la dejó sin aliento. Elena la abrazó con fuerza y Julia se aferró a ella, respirando con dificultad. Apretó sus piernas, manteniendo un poco más los dedos de Elena en su interior.
-Si me dejas ir me voy a caer -murmuró con los ojos todavía cerrados
-Nunca te dejaré ir

***
-Eres insaciable -la acusó Julia cuando se sentaron lado a lado en el patio.
-¿Yo? -Elena rió -Creo que la ducha fue tu sugerencia -Julia giró su cabeza, encontrándose con sus ojos
–No quiero irme
-Y yo no quiero que te vayas -habían pasado la mayor parte delas dos horas haciendo el amor y las dos aún estaban débiles, sus ojos soñadores. Ahora no era el momento para un debate serio. Pero abordó el tema de todos modos- Tengo habitaciones aquí, sabes -Julia levantó las cejas.- Para tí y Larissa -dijo ella. Cuando Julia no dijo nada continuó- La habitación principal más pequeña sería perfecta para ella. Y después de la cirugía, mientras tú y Jarod inauguran y ponen en funcionamiento la tienda, yo podría estar aquí para ella
-No puedo pedirte que hagas eso, Elena
-No me lo estás pidiendo. Lo estoy ofreciendo -se sentó- Larissa es como una madre para mí –dijo ella- Quiero ayudar -tomó la mano de Julia, dejando que sus dedos se entrelazaran- Quiero que estemos juntas, Julia. No simplemente robar unas cuantas horas aquí y allá, como lo hicimos hoy. Eso se siente tanto como... bueno, como si tuviésemos que escaparnos para estar juntas –Julia vaciló
-¿No crees que es demasiado pronto?
-Tenemos dieciséis años de atraso -Julia la estudió por un momento, su mirada se escapó hacia la piscina- ¿Qué crees que vaya a decir ella?
-Creo que estaría encantada –dijo ella- Y le daría cierto propósito. Larissa es alguien que cuida. Necesita sentir que está cuidando de alguien. Me puede enseñar a cocinar, podemos plantar flores juntas -Elena le sonrió- Te conozco. Vas a estar muy ocupada con la tienda y luego te sentirás culpable por haberla dejado sola –Julia asintió
-Sabes, cuando empezamos este proyecto, fue porque pensábamos que era hora de trasladarla dentro de un centro de asistencia –Los ojos de Elena se agrandaron
-¿Hablas en serio? Larissa no necesita estar en uno de esos lugares. No voy a permitirlo –dijo ella, sorprendida de que Julia y Jarod incluso hubiesen hablado de una cosa así.
-Lo sé. Supongo que nos precipitamos un poco. Ninguno de nosotros estábamos a su alrededor por mucho tiempo y parecía que ella se estaba haciendo mayor, parecía cansada todo el tiempo. Había tantas cosas que ya no podía hacer –dijo Julia- Cuando comenzamos este proyecto, ninguno de nosotros esperábamos vivir aquí de forma permanente. Eso, obviamente, cambió desde que Jarod trajo a toda su familia aquí y ahora -Elena tuvo un momento de pánico mientras buscaba los ojos de Julia
-¿Y tú? -se atrevió a preguntar. La expresión de Julia se suavizó
-Te amo, Elena. No hay lugar en este mundo donde preferiría estar que aquí contigo -Elena dejó escapar un suspiro de alivio
-Tenía miedo... bueno, por un momento pensé que ibas a decir que no te quedarías. Quiero decir, sé que tienes un hogar, amigas… - dijo ella.
-Mi hogar es una casa –dijo Julia- Y mis amigas... bueno, después de su breve visita sorpresa el mes pasado, digamos que nuestra relación está un poco tensa. Ally se ha convertido en una buena amiga de ellas y realmente ya no encajo más en su grupo
-¿Por mi culpa?
-No estoy segura de que realmente hubiese encajado alguna vez -dijo Julia- Todas son médicos y abogados y esas cosas. Cuando Tracy, Charlotte y yo estábamos solas, nos llevábamos muy bien. No había nada pretencioso. Pero las cenas -fiestas con ocho o diez o doce personas, no, no estaba en mi zona
de confort
-¿Así que... así que te quedarás entonces? ¿Aquí? ¿Conmigo?
-Si mi madre va a vivir aquí, vamos a tener que alterar los planes sobre nadar desnudas el próximo verano –dijo Julia con una sonrisa.
-Oh, creo que todavía podemos lograr hacerlo a hurtadillas -tiró de Julia acercándola aún más, besándola suavemente, permitiendo que sus labios permanecieran por largo tiempo. Retrocedió cuando su deseo estalló. Sabía que Julia tenía que irse.
-Si estás segura de esto ¿qué te parece mencionárselo a mamá en nuestra cena familiar mañana? -Elena amaba ser incluida en la familia. Todo lo que había aprendido sobre la familia, lo había aprendido de Larissa, no de su propia madre. Su relación con Ashton se había basado en cómo había visto interactuar a Larissa y a Julia, en cómo Larissa trataba a Ashton. Si no hubiese sido por eso, probablemente habría imitado el estilo de crianza de su madre. Sólo podía imaginar el desastre que eso hubiese sido. Cuando no respondió, Julia le dio un codazo- ¿Eso
está bien? -Ella asintió con la cabeza
-Es perfecto
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Mensaje por xlaudik 12/31/2014, 1:23 pm

Me encanta!!! :-P
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Mensaje por Anonymus 12/31/2014, 7:35 pm

CAPITULO 42


Julia puso el último plato en el horno, empujándolos firmemente para conseguir que se ajustaran. Demasiada comida para siete personas, pero no había sido capaz de decidir qué ordenar. Pidió la salsa de almejas que Elena amaba. Pidió pasta y albóndigas para los niños. Lasaña, por supuesto. Vegetales en una salsa al pesto sobre pasta cabello de ángel para ella. Fettuccini Alfredo. Dos y medio de pan de ajo bañado en mantequilla y queso. Cerró la puerta del horno, con la boca salivando.


-Huele bien, hermanita -Jarod miró las dos botellas en el mostrador- ¿Vino?
-Por supuesto ¿Por qué no? -Él tomó una botella, dándole la vuelta en su mano
-¿Celebramos algo?
-Tal vez -El bajó la botella- Te ves bien -dijo- Feliz -Ella sonrió
-Gracias. Lo soy-
-Al igual que Elena. Es obvio lo que sienten la una por la otra -dijo él- Me alegro que las dos lo hayan resuelto -Ella
levantó una ceja con escepticismo
-¿Cómo sabías que había algo por resolver?
-¿Pensabas que era un gran secreto el por qué evitabas venir a Brook Hill? -bajó su voz- Por cierto, los niños saben acerca de ustedes así que no hay necesidad de fingir que no son más que amigas -dijo con una sonrisa.
-Bueno, me alegra saber que mi vida personal está completamente al descubierto -dijo tratando de no sentirse avergonzada. Después de todo, Joan y los niños habían estado allí el día anterior cuando se había colado por un par de horas. Él se apoyó en el mostrador, con los brazos cruzados casualmente
-¿Así que querías hablar acerca de mamá? -Julia miró hacia la otra habitación, donde Elena y Joan estaban sentadas charlando y su madre estaba jugando un juego de mesa con los niños. Tal vez debería tener la opinión de Jarod en lugar de simplemente lanzarles la noticia a todos.
-Elena quiere que mamá y yo vivamos con ella –dijo- Has estado en su casa. Es una especie de plan de nuera de todos modos. De esa manera, ella estaría allí para cuidar de mamá, sobre todo después de su cirugía. Los dos sabemos que estas próximas seis semanas tú y yo estaremos inundados poniendo en funcionamiento la tienda -lo miró inquisitivamente- ¿Qué piensas?
-¿Estás segura? Quiero decir, tú y Elena simplemente acaban de empezar. Tener una tercera persona podría…
-Sí, preferiría tenerla toda para mí y perseguirla desnuda por la sala de estar, si quisiera -dijo con una sonrisa- Pero eso no es una opción en este momento. Mamá no puede vivir contigo. Tienes la casa llena
-Hablamos de mudarla a un centro de asistencia o algo así -dijo él
-Lo sé, pero no creo que sea el momento para eso. Una vez que se haya recuperado de la cirugía, podría estar bien -miró hacia la otra habitación- Además, Elena ya me dijo que eso no era una opción -Jarod asintió
-Sé que Elena se preocupa mucho por ella
-Está más unida con ella que con su propia madre, sí
-Entonces ¿Supongo que aún no le has mencionado esto a mamá?
-No. Pensé que podríamos hablar de ello hoy. Como una familia
-Bueno, ya sabes lo que va a decir
-Sí, que estará en el camino y que no quiere ser una carga y que es perfectamente capaz de vivir sola -dijo ella.
-Y sabes que si no hubiese sido por ese desmayo, creo que estaría bien viviendo sola. Los dos estamos aquí. Podríamos haberla vigilado cada día
-Pero se desmayó -le recordó Julia- Y después de su cirugía, va a necesitar ayuda. Ya es octubre. Cuando tenga lo del inventario y los dos estemos haciendo las contrataciones y los entrenamientos ¿qué vamos a hacer? -se encogió de hombros
-Podríamos contratar a alguien, pero ¿por qué? Elena ha ofrecido su casa para nosotras. Ella se ofreció a cuidar de ella-
-No me gusta poner esa carga sobre ella
-De eso se trata. Elena no piensa en ella como una carga -Julia levantó las cejas cuando Joan se unió a ellos en la pequeña cocina.
-¿Qué están murmurando aquí? -preguntó mientras enlazaba su brazo al de Jarod- ¿Puedo ayudarte en algo?
-Sólo calentando todo -dijo Julia
-¿Los niños tienen hambre?
-Oh, ellos están disfrutando al jugar con tu mamá. No luce tan cansada hoy
-Julia tiene un propuesta -dijo Jarod en voz baja- O más bien Elena la tiene -Joan sonrió
-Y creo que es una buena idea
-¿Ella te lo dijo?- preguntó Julia.
-Sí. Eso permitirá que las dos estén juntas y como estoy segura que sabes, Elena realmente se preocupa por Larissa
-¿Así que todo el mundo está a bordo? Bueno, supongo que sólo tendremos que convencer a mamá-
-Voy a poner la mesa -ofreció Joan - Podremos hablar de ello durante la cena


***

A través de la charla y la conversación trivial, Elena pudo ver que Julia estaba pasando un mal rato tratando de encontrar una apertura para proponer su plan a Larissa. Julia seguía convencida que Larissa se resistiría a ello. Ella, sin embargo, no lo creía. Oh, Larissa probablemente ofrecería algunas débiles excusas del por qué no sería una buena idea, pero al final, estaría de acuerdo con ello. O al menos eso esperaba. Con la comida a punto de terminar… con Kenny arrebatando el último pedazo de pan de ajo… Julia finalmente abordó el tema.


-Mamá, hemos estado hablando acerca de tu arreglo de alojamiento después de la cirugía -dijo ella. Su madre la miró a través de la mesa
-¿Ah, sí? ¿Hemos? -Elena escondió su sonrisa al reconocer la diversión en la voz de Larissa. Julia al parecer no se dio cuenta.
-Bueno, Jarod y yo… -dijo ella- …y Elena y Joan –añadió con una rápida mirada hacia ella.
-¿Y qué decidimos? -Julia la miró indefensa y Elena negó con la cabeza ¿ Realmente Julia estaba temerosa de lo que diría su madre? Bueno, no tenía sentido andarse por las ramas.
-Larissa, quiero que vengas a vivir conmigo -dijo ella- Tú y Julia, ambas -No se sorprendió por la cálida aceptación que vio en los ojos de Larissa. Sospechaba que parte de la ansiedad de Larissa era por temor a que Julia y Jarod sugirieran el alojamiento en el centro de asistencia del que habían hablado anteriormente.
-Te lo agradezco Elena ¿pero no estaría en el camino? Tú y Julia…
-…somos mujeres adultas, no adolescentes -dijo ella- Además, nuestras habitaciones estarán separadas por la mitad de la casa. No escucharas nada -Julia se cubrió el rostro y gimió
-¿En serio? ¿Tenemos que hablar de eso? -Todos rieron mientras Julia se sonrojaba con un rojo brillante.
-Después de la cirugía, vas a necesitar ayuda, mamá -dijo Jarod- Julia y yo, bueno, tenemos la tienda. Todos pensamos que esta es la mejor opción -Larissa se volteó, sus ojos interrogantes
-¿Estás segura, Elena? No quiero ser una carga y no quiero poner en peligro la relación entre Julia y tu
-Estoy segura. Eres más mi familia que cualquier otra persona -sonrió- De hecho, nunca extendería esta oferta a mi madre -Larissa también sonrió y miró rápidamente a Julia
-¿Y estás de acuerdo con esto? –Julia asintió
-Estoy de acuerdo con esto -Larissa miró alrededor de la mesa, mirando a cada uno de ellos, finalmente asintió
-Entonces supongo que también estoy de acuerdo -Julia dejó escapar un suspiro de alivio cuando asintió con la cabeza hacia Elena
-Grandioso. Ahora puedo disfrutar de este muy decadente postre de chocolate que ordene -se puso de pie- ¿Quién dejó espacio? -Los niños fueron los primeros en levantar la mano y Jarod y Joan se unieron.
-Encontraría espacio para cualquier cosa con chocolate- dijo Joan con una sonrisa.
-Te ayudaré -dijo Elena siguiendo a Julia hacia la cocina. Las dos estaban sonriéndose la una a la otra y Elena se acercó, sin importarle realmente que alguien pudiese verlas. En ese momento, necesitaba esta cercanía con Julia.- ¿Y? ¿Estamos bien? -Julia la acercó aún más a ella
-Estamos bien –murmuró moviendo sus labios desde su oreja a través de su rostro hasta su boca. Se besaron lentamente mientras las manos de Elena se movieron hacia los hombros de Julia y alrededor de su cuello.
-Te amo -susurró Elena. Julia se echó hacia atrás lo suficiente para mirarla a los ojos y Elena vio él cúmulo de emociones que habían allí. Gratitud, amor y afecto y sí... deseo. Y ahora, finalmente, eran libres de expresarse todas esas cosas la una a la otra... y ante los demás. No habría más clandestinidad.
-Te amo. Ahora, siempre- susurro Julia. Un beso más y se alejó de sus brazos. Se dio la vuelta, encontrando a Larissa de pie en el borde de la cocina, observándolas. Estaba a punto de pedirle disculpas por tal despliegue público de afecto cuando Larissa les sonrió.
-El amor de la una por la otra simplemente se irradia fuera de ti -dijo ella- Siempre fue así, incluso cuando ambas lo negaban -Larissa miró a Julia, luego hacia ella y sonrió- Y no me importa que se roben besos en mi cocina –Elena la abrazó rápidamente
-Estamos tan acostumbradas de... de ocultar nuestros sentimientos -dijo ella.
-¿Se lo dirás a tu madre? -preguntó ella. Elena asintió
-Sí –miró hacia Julia- Sí, vamos a decirle a mi madre -Julia abrió la nevera, sacando un enorme pastel de
chocolate
-¿Nosotras? -Elena se echó a reír
-Sí, nosotras
-¿Todavía le tienes miedo? -preguntó Larissa. Julia levantó las cejas
-¿Qué te hace pensar que le tengo miedo?
-Oh, Julia, siempre estuviste aterrorizada de la madre de Elena -se rió en voz baja- Por supuesto, ahora sé por qué. Tenías miedo que te descubriera en la habitación de Elena -El rostro de Julia se transformó en un rojo adorable y Elena se preguntó si siempre se ruborizaba cuando su madre se burlaba de ella.
-¿Qué tal postre?- dijo Julia dándole un guiño sutil a Elena.

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Mensaje por Anonymus 12/31/2014, 7:36 pm


CAPITULO 43

Julia sostuvo su mano sobre la parrilla de gas, determinando si estaba lo suficientemente caliente. Tenía una gran variedad de hamburguesas y salchichas vegetarianas y las untaba a cada una con aceite de oliva para evitar que se pegaran. Se volvió cuando un gran chapoteo en la piscina provocó risas a su alrededor. Era uno de esos gloriosos días de comienzo del verano… cielo azul despejado, poco o nada de viento y la temperatura perfecta para disfrutar de la terraza y la piscina. Echó un vistazo a través del patio trasero, sintiéndose orgullosa en el hecho de que… a diferencia de todos los vecinos… ella y Elena mantenían su propio césped. Había estado algo sorprendida por el entusiasmo de Elena, especialmente cuando se trataba de segar, pero Elena había descubierto que era algo que ella disfrutaba. Julia no podía, sin embargo, tomar el crédito por las flores. Eso era completamente trabajo de Elena y su madre. En ese momento las miró, con Jarod y Joan, descansando junto a la piscina, ya que Kenny y Crissy y dos de sus amigos chapoteaban como los niños que eran. Su madre tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras escuchaba la conversación entre Joan y Elena. Julia tenía que admitir que la mudanza de su madre aquí había sido la mejor decisión que podrían haber hecho. Su madre había prosperado después de su cirugía y parecía más joven. Julia volvió a la tarea de voltear las hamburguesas y salchichas, sonriendo mientras escuchaba la risa de los niños. Había regresado a Brook Hill hacía un año y le resultaba difícil imaginar vivir en otro lugar. Ella y Jarod estaban más cerca de lo que jamás habían estado y rara veces tenían desacuerdos sobre sus prácticas de negocios. Sus cuatro tiendas eran prósperas y no podían estar más complacidos. Su relación con Charlotte y Tracy, por otra parte, se había disuelto. A medida que pasaba el tiempo, se hablaban cada vez menos. Ally ahora tenía una novia estable y la última vez que hablaron, las cuatro estaban planeando un crucero juntas. Le gustaría decir que echaba de menos su amistad, pero en realidad no era así. Como le había dicho a Elena, nunca había terminado de encajar entre ellas. Había pretendido ser la persona que ellas querían que fuera y hubiese sido fácil encajar en ese molde. Pero al estar de vuelta en Brook Hill, se había dado cuenta de lo vacío que era todo...de lo vacía que estaba.


-Hey ¿Soñando despierta otra vez? –Sonrió mientras Elena permanecía de pie cerca de ella, sus hombros rozándose
-Si. Soñando despierta –Elena inclinó la cabeza
-¿Eres feliz? Te estás volviendo una cocinera -Julia se echó a reír
-No estoy segura de que realmente puedas llamar a esto cocinar -dijo mientras volteaba las hamburguesas una vez más- ¿Eres feliz? -Elena se acercó más
-Soy muy feliz -dijo ella- Me encanta tener a tu familia alrededor- Nuestra familia –corrigió
-Todo lo que necesitamos es a Ashton para que esté completa -cerró la tapa de la parrilla y apagó el fuego
-Y podrás verlo en tres semanas
-Y estará aquí por todo un mes -dijo Elena sonriendo
-Estoy ansiosa porque tú y él pasen algún tiempo juntos
-Yo también -tomó la mano de Elena y tiró de ella llevándola hacia adentro, haciendo una pausa para mirar por encima del hombro, descubriendo que Jarod las miraba. Él sonrió y negó con la cabeza. Y ella le devolvió la sonrisa. Una vez adentro, atrajo a Elena hacia sus brazos
-Dios, Te amo -susurró besándola suavemente, lentamente. Los brazos de Elena se apretaron a su alrededor
-Te amo. Siempre -Sus ojos se sostuvieron y Julia vio todo lo que necesitaba en la vida, allí mismo, en los ojos de Elena. Era una mirada que había visto por primera vez cuando...
-Tenía diez años -susurró ella. Elena frunció el ceño ante sus palabras pero Julia simplemente sonrió y la besó nuevamente.- Nada... sólo que... te amo

FIN


Nos vemos en otro fic muy pronto Wink espero lo hallan disfrutado mucho, besos y FELIZ AÑO NUEVO
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Mensaje por xlaudik 1/1/2015, 6:44 pm

Gracias x compartirlo :-D
Espero leerte pronto :-P
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Mensaje por Monyk 12/29/2015, 2:13 am

Sí, buena historia.
Gracias por publicarla, en espera de otro Fic.
Saludos!!

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