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JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/21/2020, 3:10 pm

Bien, así como lo había anunciado en la página del foro en instagram @t.a.t.u_fics, hoy martes y también los jueves, se actualizará esta historia.

Espero que les guste porque en particular, a mi me fascinó y por esa razón no pude aguantar hasta que finalice GINGER APPLE. THE STRIPPER para poder postearla, así que, les presento el primer capítulo y ansiosa de leer todos los comentarios al respecto.

De igual manera, quiero que tengan un poco de paciencia con Lena en esta historia... Ya sabrán el porque Crying or Very sad

A leer!!!


JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells Img_2015


Capítulo 1: Eres una soñadora



Hola, soy Elena, tu nueva compañera de cuarto. Esta mañana mudé mis cosas. Supongo que estabas en el trabajo, así que bueno… quise dejarte una nota para que no pensaras que alguien más lo había hecho...bueno, que alguien se había metido a robarte, o algo parecido. De todos modos, fui a comprar comestibles, Elena.

Ah, y si no eres Yulia Volkova, por favor hazle saber. Gracias.


Bueno... la nota en la nevera de era ciertamente, bastante particular. Tenía que admitir que lo primero que pensó cuando vio todas esas cosas nuevas, esparcidas por su apartamento, pensó que alguien había entrado forzadamente y había hecho un desastre. Luego, cuando recuperó su capacidad para pensar racionalmente, recordó que su nueva compañera de cuarto se mudaría con ella hoy, y como si fuera poco, había dejado uno de las hornillas de la estufa encendida esa mañana, después de desayunar.

Su nueva compañera de cuarto era Elena Katina, quien aparentemente había escrito aquella nota similar a un garabato infantil, que no parecía tener forma alguna, incluso sobre el mismo papel rayado donde había sido escrita. Había dibujado algo semejante a un elefante en la esquina inferior derecha y luego pegó la nota a la nevera usando un mini caballo de peluche con patas magnéticas, que Yulia nunca había visto antes. Por supuesto, a la morena le gustaban todas aquellas cositas adorables de felpa y todas coloridas, así que lo tomó entre sus manos y palmeó su cabeza de manera divertida.

El propietario del edificio había sido el encargado de encontrarle a Yulia una compañera de cuarto. La morena ya estaba demasiado ocupada con los ensayos de canto como para recorrer las calles de la ciudad, en busca de alguien que ocupara la vacante de su ex compañera. Sabía que había atormentado a la chica con sus ensayos y que cuando compró aquel cachorro Golden Retriever, bastante hiperactivo, con una afinidad sorprendente por los zapatos, fue la gota que derramó el vaso. Al final, tenía que decidir entre Volky o su compañera de cuarto, y elegir cuál de los dos debía irse, así que después de tomar esa dura decisión, ahora Volky salía de la habitación de Elena, con la lengua colgando y los ojos brillantes.

Oh no, no, no… Pensó Yulia Debe haber destruido algo

Yulia realmente no quería entrar en la habitación de Elena. No se consideraba una espía ni una entrometida, ni nada por el estilo. Bueno, en realidad, algunas personas opinaban que era una chica bastante ruidosa y molesta, pero, definitivamente, no quería que su nueva compañera de cuarto volviera a casa y encontrara sus posesiones más preciadas, en pedazos, y para colmo, regadas por todo el piso de la habitación.

Así que empujó la puerta y entró. Vaya, aquello era el maldito país de las maravillas acaso?

Elena obviamente había desempacado por completo, ya que no había cajas presentes. Pero, joder, ¿cómo podría una habitación estar tan abarrotada de cosas, cuando apenas había sido ocupada unas pocas horas atrás?

Yulia estaba parada en la puerta, algo aturdida, mientras asimilaba todo, dándole palmaditas a Volky distraídamente en su cabeza. En el fondo estaba feliz porque el cachorro no había logrado destrozar nada. Así que era un problema menos.

Yulia observó que la ropa de cama era bastante estampada y colorida, llena de azul y verde, naranja y amarillo. Había lámparas púrpuras a juego con el escritorio y la mesa auxiliar, y también, "Por todos los cielos!!!, había cuatro estanterías a lo largo de las paredes, llenas de libros. Yulia temía por la seguridad de Elena, no quería ser despertada en medio de la noche y encontrar a su compañera de cuarto, muriendo debajo de una estantería llena de cuatro toneladas de libros.

Yulia no pudo resistirse a acercarse para examinar la estantería. La mayor parte eran libros, copias múltiples de clásicos que parecían desgastados y desmoronados. Contó los Viajes de Gulliver y Alicia en el país de las maravillas, todo lo de CS Lewis, Roald Dahl y Dickens, el Dr. Jeckyll y el Sr. Hyde, Black Beauty y Sherlock Holmes. La morena siguió adelante, deslizando sus dedos ligeramente sobre los lomos, y miró el resto del desorden.

Mentalmente se preguntó, si Elena era una acaparadora de cosas. Al caer en cuenta, sus ojos se abrieron de par en par, pensando que posiblemente terminarían en algún episodio de “Compradores Compulsivos” en la televisión y que ella iba a ser tildada como la despistada compañera de cuarto que le había permitido a Elena vivir en una montaña de basura insalubre, durante una cantidad excesiva de tiempo. ¡Ella lloraría y convencería a Elena de que arrojara todos aquellos libros, frente a todo el mundo! Sería una víctima más!!!

Solo que, las cosas de Elena realmente no eran basura. Aquello era totalmente fantástico.

A Yulia le encantaba ver el estante lleno de globos de nieve, relojes de arena y sacapuntas. Le encantaba la colección de sacos de “Hacky” muy coloridos y la pequeña alcancía azul sobre el escritorio. La bandada de animales de cerámica en miniatura que observaba desde una de las estanterías, le recordó a la morena su propia infancia. Sonrió suavemente cuando vio el oso de peluche desgastado, descolorido y ligeramente calvo, sentado en el centro de la cama, con las sábanas enrolladas sobre él.

—Hola.

La ojiazul nunca había saltado tan alto en su vida. Se dio la vuelta, apretando su pecho con fuerza, para encontrarse de frente con una chica de cabellos rojos, enrulados, de pie en la puerta, luciendo un poco ansiosa y apenada.

—Lo siento — Dijo Elena, sonriendo nerviosamente y acariciando a un emocionado Volky en su cabeza —No quise asustarte.

Yulia no sabía a dónde se habían ido sus palabras. Estaba segura que siempre era portadora de un vocabulario completamente funcional, pero esa vez simplemente había desaparecido. La pelirroja se movía de un lado a otro, ahora centrada únicamente en Volky. No miraba a la morena a los ojos.

—Eh…no, está bien. Prometo que no… que no estaba hurgando en tus cosas, ya sabes — Se apresuró a contestar  — A Volky le gusta comer cosas que no debería y solo quería asegurarme... bueno, además… ehmm… tu habitación es increíble.

Elena se sonrojó.

Aquella chica era Elena? Más bien parecía la escena perfecta para que se cometiera un asesinato en serie, donde la linda aspirante a cantante era asesinada por la chica tímida y rara, todo frente a un lindo perro.

—Eres Elena, ¿verdad?— Preguntó la morena, entrando en pánico por un momento debido aquellos pensamientos. Estaba haciendo demasiado teatro.

Elena asintió y sonrió, encontrándose con los ojos de Yulia brevemente antes de regresar a Volky. Le encantaba el perro, al menos.

Yulia inclinó la cabeza y los estudió. Volky se echó boca arriba y Elena se puso en cuclillas para frotarle la barriga, hablándole en voz baja.

—¿Has visto la película, “Bailando nace el amor”?— Preguntó la morena, pensando que centrarse en el perro sería la mejor manera de llamar la atención de Elena.

La pelirroja levantó la vista y sacudió la cabeza.

Yulia le sonrió suavemente; no quería asustar a la chica tan pronto — Bueno, es una película maravillosa con Rita Hayworth. En la trama, el protagonista tiene un perro llamado Volky y bueno… — Yulia se acercó y se arrodilló al otro lado del cachorro, Elena bajó la mirada hacia sus propios pies — Pensé que sería un lindo nombre para un perro – La morena continuó, esperando a ver si la chica iba a hablar de nuevo — Me alegra que te guste. A la mayoría de los extraños sí, pero a los compañeros de cuarto no.

Elena levantó la vista y se encontró con los ojos de Yulia por un momento. Aquel comentario logró confundirla —¿Por qué no le gustaría a nadie?
Yulia rió entre dientes y agitó las orejas de Volky con cariño — Bueno, como te dije, la razón por la que entré aquí, fue para asegurarme de que no hubiera destruido nada. Le gusta comer zapatos y almohadas, y... reproductores de DVD.

Elena sonrió mostrando sus blancos y perfectos dientes haciendo que el corazón de Yulia se acelerara. Esta nueva chica realmente era hermosa.

La ojiazul se puso de pie y Elena observó sus rodillas —Vamos, te ayudaré a guardar tus compras. Así podemos conocernos un poco más — Yulia ofreció esperanzada.

Elena asintió y se puso de pie, siguiendo a Yulia hacia la cocina, donde varias bolsas de compras y un llavero con Scooby-Doo estaban sobre el mostrador.

Yulia observaba como la chica pelirroja vaciaba en silencio algunas de las bolsas y comenzaba a guardarlas. Leche con chocolate, Froot Loops, latas de macarrones con queso, Lucky Charms (cereal). Tenía que abstenerse de hacer una mueca por algunas de las elecciones “dietéticas” que había comprado esta chica.

—Entonces, Elena, ¿cuál es tu comida favorita?— Yulia pensó que aquel era un buen momento para entablar una conversación con la chica tímida.

La voz de Elena era tan leve que la morena tuvo que concentrarse para escucharla.

—Macarrones con queso.

A la morena se le iluminó el rostro con una sonrisa —¡Sé cómo preparar eso! Quiero decir, soy vegetariana, entonces sería, la versión vegana, pero igual tiene un sabor increíble. ¿Podría prepararlo esta noche, si quieres? Te prometo que te gustará.

Elena asintió lentamente –Bueno – Dudó por algunos segundos y luego se encontró con los ojos azules de Yulia nuevamente —¿Cuál es la tuya? Quiero decir, tu comida favorita.

—Hmmm...

Elena se rió por la expresión pensativa de Yulia.

—Pizza y lasaña. Ah, y espagueti con salsa casera – La morena reflexionó. Tantas opciones —¡Oh, espera! Has probado el curry que hacen en este restaurant llamado “El mango Verde”? Es simplemente delicioso... Es exquisito. Es el cielo…. No sé como explicarlo… ¿Lo has probado?

Yulia intentaba desesperadamente controlar su verborrea. Hasta ahora había sido un éxito, pero esta mujer no parecía del tipo que le molestara tanta habladera. Estaba acostumbrada a que sus amigos le dijeran: Joder, cállate mujer, nos estás volviendo locos.

Elena negó con la cabeza —Deberías enseñarme como se hacen.

—Oh, por supuesto. Siempre me salvan cuando llego tarde de los ensayos. Moriría de hambre sino fuera por ellos.

Elena cerró el armario y se volvió para mirar a Yulia —¿Qué, ensayas? Quiero decir, sé que estás en la escuela de artes, pero... ¿qué haces? — Elena miraba y jugaba con el esmalte verde que se desvanecía en sus dedos mientras Yulia la miraba con calma, con una sonrisa que se curvaba en sus labios.

—¿Has visto Cover Girl, Elena?

La chica negó con la cabeza. Yulia le sonrió.

—Bueno, necesito enseñarte todo lo relacionado con Rita Hayworth, inmediatamente. Cover Girl es la historia de una bailarina que abandona a su novio tras ganar un concurso de belleza y convertirse en una famosa modelo de revista, pero pronto descubrirá que la fama y la fortuna no pueden reemplazar al amor verdadero. Comedia, romance, drama — Yulia caminaba alrededor de la cocina. Sus manos gesticulaban vagamente para referirse a algo mientras hablaba. Se detuvo junto a una Elena intrigada y la miró directamente a los ojos —Interpreto a Danny, la protagonista.

—Bueno, ehmmm… debes ser realmente talentosa — Dijo Elena, un poco asombrada.

Yulia se sonrojó —Bueno... deberías venir un día y comprobarlo por ti misma... —Hizo una pausa — ¿Y tú, a que te dedicas? —Elena miró hacia el suelo —Quiero decir, no tienes que contarme si no quieres — Yulia se apresuró aclarar.

—Está bien. No...tengo un trabajo, ni nada. Mi tía me paga el alquiler aquí – La morena asintió, esperando a que la chica continuara pero no lo hizo. Agachó un poco la cabeza para captar los ojos de la chica más alta.

—¿Qué te gusta hacer? ¿Además de ignorar descaradamente las obras legendarias de Hayworth?— Elena sonrió.

—Quizás ella no sea tan buena actriz como crees.

La pelinegra suspiró para calmarse. Aquella chica era una extraña, si al caso iba. No tenía porque enojarse por el comentario que había salido de la boca de la pelirroja. Suspiró internamente…Tranquila Yulia... Todavía se puede hacer algo con esta chica y enseñarle todo acerca de los musicales.

Elena debe haber notado la molestia en el rostro de Yulia, o la expresión de horror, cuando dijo aquello, así que se apresuró a hablar.

—O, si lo es. Es buena actriz, quiero decir… Realmente no sabría decirte. Me gustan más los animales.

La expresión de horror en la morena se transformó en una de divertida confusión. ¿Los musicales y los animales se vinculaban acaso? —¿Te gustan los animales?

—Sí. Todo acerca de animales, en todos los sentidos. También, la literatura.

Yulia asintió con la cabeza — Oh, sí, vi todos tus libros. Es genial. Tienes tantos —Elena sonrió y mantuvo contacto visual.

—Me gustan las librerías antiguas, y recojo cosas al azar de tiendas de segunda mano... mercados de pulgas, ventas de garaje. Bueno… Como si no te hubieras dado cuenta ya.

Yulia se rió y abrió el armario para sacar los ingredientes para preparar los macarrones veganos. Volky entró saltando y Elena sonrió cuando saltó sobre ella, mientras comenzaba a frotar cariñosamente sus costados.

Yulia les sonrió — ¿Quieres llevarlo a caminar? Hay un parque al que voy, casi siempre. Queda a un par de manzanas más abajo.

Elena levantó la vista. Se veía nerviosa — ¿De Verdad?

— ¡Claro! Él te ama, obviamente más que a mí — Yulia miró exageradamente en dirección a Volky y Elena apretó los labios con una sonrisa.

—Bueno.

Yulia le entregó alegremente la correa y observó cómo Elena la enganchaba cuidadosamente en el collar, antes de ser arrastrada por la puerta, por el excitado Golden Retriever. La morena sonrió para sí misma y respiró hondo.

Eso había sido interesante.

Elena era una chica... refrescante, si? Quizás era un poco nerviosa e ingenua, pero amable. Parecía una soñadora, bohemia. A Yulia le gustaban los soñadores. Se preguntaba, de dónde había venido aquella chica. Francamente, Yulia se había sorprendido a sí misma al no expresar con sus labios, cada pregunta que se había formulado en su cabeza como: ¿Por qué no la miraba a los ojos? ¿Por qué era tan callada? ¿Por qué su tía paga la renta por ella? ¿Por qué parece que descendió del cielo mismo?

Con suerte, no había asustado a la chica con su habladuría, además, era la primer compañera de habitación que tenía, que no odiaba a Volky con cada fibra de su ser.


Elena regresó unos veinte minutos más tarde y Volky corrió directamente hacia su cuenco de agua, moviendo la cola salvajemente.

—¡Oye! Volk, ¿Fuiste un buen chico?— Preguntó Yulia, dirigiendo su pregunta a Elena, quien atravesó la sala y entró a la cocina detrás de él.
Elena sonrió — Estuvo maravilloso. ¿Necesitas ayuda?

—Ya está casi listo. Solo tiene que ir al horno durante diez minutos. ¿Podríamos ver una película o algo así?— Ofreció la pelinegra.

—¿Podemos ver…ummm, no importa, en realidad.

Yulia observó a Elena inquietar sus manos otra vez.

—¿No, dime que quieres ver?

Elena vaciló y miró los pies de Yulia —Bueno, probablemente estés harta de Cover Girl, cierto. Iba a decir que podríamos…

—Harta de Cover Girl???!— La mandíbula de Yulia se abrió y sus manos volaron en el aire —¡Dios, no! ¡Nunca! Elena, si alguna vez digo que estoy harta de Cover Girl, quiero que cuides de Volky por mí y me registres en un buen manicomio, ¿de acuerdo?

Elena resopló y luego se sonrojó, cubriéndose la nariz. Yulia solo se rió.

— ¿La verías conmigo, Elena?

Elena asintió, todavía sonrojada, y se dirigió al sofá con Yulia siguiéndole los pasos.


***

— ¿Entonces?— Yulia observaba expectante a Elena tres horas después — ¿Te gustó?

Yulia trató de decirse a sí misma que dependiera de la respuesta, no rompería el vínculo de amistad con su compañera de cuarto. La chica golpeó los bolígrafos con los que había estado jugando contra sus muslos como si fueran baquetas. Sonrió vacilante — Creo que me gustaría ver más, tu versión.

Yulia inclinó la cabeza con una sonrisa y Elena se sonrojó bajo la mirada.

—Me gustas.

Las orejas de Elena estaban carmesí mientras giraba los bolígrafos alrededor de sus dedos — ¿Yo?

Yulia se rió —Quiero decir, creo que espanto a la gente, pero no parece que te esté volviendo loca todavía. Además, Volky te ha estado babeando durante media hora y no lo has empujado fuera del sofá, así que... eres la compañera de habitación, perfecta.

Elena intentó controlar su sonrisa por un momento — Creo que también asusto a la gente — Yulia sonrió suavemente y extendió la mano entre el sofá y la chica, para tomar los bolígrafos de las manos de Elena, buscando persuasivamente los ojos color verdigrises, para que la mujer se los entregara. Elena lo hizo, luego cruzó las manos sobre su regazo.

— ¿Por qué crees que asustas a la gente?— La ojiazul preguntó con curiosidad.

Elena se encogió de hombros y se echó a reír, algo autocrítica — No lo sé. La gente piensa que soy... rara... o loca... o algo así. Probablemente sea alguna de las dos.

Yulia estudió a la chica que ahora jugaba con las pulseras que llevaba alrededor de sus muñecas. Los ojos verdigrises huían de los azules de la pelinegra.

—No eres más rara ni más loca que yo... y eso que soy básicamente psicótica, Elena — Yulia estaba hablando en serio.

Elena rió.

—Realmente, perdí mi cordura en la escuela secundaria y más nunca volvió — Yulia continuó sonriendo — Hablo constantemente. Canto canciones de Disney mientras cocino y bailo con mi aspiradora. El último Halloween, hice doce linternas, una para cada miembro de mis compañeros en ese momento. Eran doce calabazas, Elena – La morena sonrió ampliamente — Todo el mundo tiene un toque de locura en su vida.

Elena no pudo controlar su sonrisa, aunque era algo tímida y con la boca cerrada, se encontró con los ojos de Yulia y la morena le devolvió la sonrisa, luego bostezó y arrugó la nariz con desagrado. Había extrañado tener un compañero de cuarto a quien molestar toda la noche.

—Creo que me voy a la cama ahora. ¿Quieres el control remoto?

Elena sacudió la cabeza y se levantó —No, yo también iré a dormir. Buenas noches, Yulia.

Yulia le devolvió los bolígrafos de Elena con un guiño — Buenas noches, Elena. Duerme bien en tu nueva habitación.


***

Yulia había dicho que se iría a la cama más por costumbre que por la creencia de que realmente dormiría un poco. Desafortunadamente, Cover Girl y su nueva y hermosa compañera de cuarto, no eran la cura para el insomnio. Por eso, solo dos horas después de acostarse, estando aun despierta, escuchó un crujido afuera de la puerta de su habitación.

Realmente no quería admitir que su primer pensamiento había sido que estaba loca por escuchar sonidos inexistentes. Permaneció inmóvil por un minuto, pero luego escuchó otro crujido y los signos reveladores de ligeros pasos por el pasillo. Salió de la cama, fue hacia su puerta y la abrió en silencio.

Elena estaba parada afuera de su propia puerta, al final del pasillo. Parecía ansiosa e insegura, no muy entusiasmada por querer volver a su habitación. Tenía ese oso de peluche que definitivamente había visto mejores días en su vida de felpa, colgando de una de sus manos.

—Elena— Susurró la morena, solo para no aterrorizar a la chica. Salió completamente al pasillo y se dirigió hacia la pelirroja.

Elena la miró con los ojos muy abiertos, obviamente sorprendida.

— ¿Necesitas algo?— Preguntó Yulia —¿Estás bien – Aunque realmente lo que quería preguntarle era: —¿Acaso planeabas matarme mientras dormía? La pelinegra sacudió la cabeza para borrar aquel pensamiento.

Yulia solo quería ayudar. Elena parecía tan confundida y asustada.

La chica dudó, y luego pareció darse cuenta de que estaba sosteniendo su oso, moviéndolo con el fin de ocultarlo detrás de su espalda. Se sonrojó y asintió.

Yulia notó su movimiento y solo le sonrió suavemente —¿Estás segura? Sé que es un lugar nuevo para ti…

—¿Qué es ese sonido?— Elena interrumpió.

Yulia se detuvo y escuchó, mirando a su alrededor — Oh, son solo las tuberías. El edificio es un poco viejo, ya sabes.

Elena asintió con la cabeza — ¿Se detienen?— Preguntó en voz baja.

—No... Bueno, creo que sí. Simplemente te acostumbras después de un tiempo. Solía usar auriculares que me ayudaban a bloquear el sonido, pero hacían que no escuchara la alarma en las mañanas, así que, esa idea fue un desastre total.

En realidad había sido más que un desastre. Ese día se había despertado al mediodía. Se había perdido medio ensayo y entró en pánico cuando pensó que se había quedado completamente sorda y que nunca podría volver a cantar. Le daba escalofríos de solo recordarlo.

Elena se rió nerviosamente y se movió para regresar por la puerta de su habitación —Está bien, perdón si te desperté.

Yulia sonrió —No te preocupes. No lo hiciste. ¿Estarás bien?

—Sí. Buenas noches, Yulia. Otra vez— Elena sonrió al suelo y cerró la puerta en silencio.

Yulia se quedó un rato más cerca de la puerta, solo para asegurarse de que todo estuviera bien antes de regresar a su habitación. Luego se metió en la cama con Volky y trató de recordar cómo había sido la primera vez que escuchó el sonido de las tuberías. Había estado absolutamente aterrorizada con aquel espantoso ruido.

*Hacky: bolsa pequeña y redonda, generalmente llena de bolitas de plástico o arena, que se lanza al aire como parte de un juego competitivo o como una muestra de destreza.

*Rita Hayworth: fue una de las actrices más emblemáticas y glamurosas de la época dorada del cine estadounidense y la diva máxima de Hollywood de la década de 1940.

*Lucky Charms: Cereal con malvaviscos de colores.



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JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells Empty Re: JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/23/2020, 12:44 pm

Hola chicas, no he visto ningún comentario hacia la historia, será que no les gusta? Bueno, subiré este capítulo nuevo a ver, aunque ha recibido muchas lecturas.

Laughing Laughing

A leer!!

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Capítulo 2: Dentro de tú habitación




Cuando Yulia despertó, aún faltaba una hora para que el sol saliera. Se vistió en silencio, luego tomó café y una banana de la cocina, antes de salir por la puerta. Los ensayos del musical marchaban sin problemas. A pesar del cansancio que su cuerpo sentía, no había mucho porque estresarse, aunque si había pensado que ya todo estaba listo para presentar la obra, pero todo era cuestión de ponerle un poco más de esfuerzo.

Salió temprano del teatro esa noche y primeramente pasó por un batido a su lugar favorito antes de regresar a casa. Pensó en enviarle un mensaje de texto a Elena para ver si quería uno, pero se dio cuenta de que aún no tenía el número de la chica, entonces, como ella era una persona bastante precavida y generosa, le compró a la pelirroja uno de todos modos.

Entró por la puerta, sin saber realmente si Elena estaba en casa o no. Atravesó la entrada y pasó por la sala de estar, sonriendo cuando vio a la chica acurrucada como una bola, profundamente dormida en el sofá. Puso el batido en la nevera y sacó algunas cosas para preparar una ensalada para la cena.

Cinco minutos después, Volky entró trotando alegremente a la cocina, y luego una cabeza pelirroja y despeinada, apareció en la línea de visión de la morena, con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Oye — Elena saludó. Aún se notaba el sueño que llevaba en su cara — ¿Cómo te fue en los ensayos?

Yulia agitó las pinzas para ensalada con entusiasmo antes de responder — ¡Hola! ¡Bueno, estuvo maravilloso! Pronto estaremos listos para el estreno, Elena. Sencillamente estará increíble.

—Suena divertido — Comentó la pelirroja, inclinándose sobre la barra de desayuno y sacudiendo la cabeza para acomodar su cabello. Yulia sonreía divertida.

—Muy divertido. Probablemente conocerás a todo mi elenco en algún momento, son simplemente... fantásticos — Dijo entusiasmada — ¡Oh! ¡Te traje un batido de fresa! Está en la nevera si lo quieres — La morena no se molestó en esperar a que Elena respondiera. Simplemente se acercó a la nevera, lo sacó y se lo entregó.

Elena sonrió — Gracias.

La pelinegra la observó un rato mientras continuaba preparando la ensalada —Entonces, ¿cansada, eh? ¿No pudiste volver a dormir anoche?

Elena sorbió de su bebida – Mmm, no. Yo... creo que me va a tomar tiempo acostumbrarme — Dijo en voz baja.

—Bueno, deberías irte a dormir más temprano esta noche. No tengo que trabajar mañana. Podríamos hacer algo? ¿Ya conoces la ciudad?

Elena asintió con la cabeza —Sí, he vivido aquí por...mucho tiempo.

Yulia esperó para ver si decía algo más, pero la chica no dio más detalles —Está bien. Tal vez podríamos pasar el rato en algún lugar, ya sabes, almorzar o algo así. Algunos de mis amigos vendrán mañana por la mañana, así que tendría que ser después de eso.

—Ehh…sí, está bien.

Yulia levantó las cejas — Bueno, creo que deberías intentar contener tu emoción, por favor – Dijo un poco sarcástica.

Elena se sonrojó — No... en serio, suena divertido. Simplemente es que no estoy acostumbrada a... estar con personas, a salir con la gente o que la gente quiera salir conmigo…

Yulia pensó por un momento — Llevaremos a Volky. Le gusta perseguir... bueno, todo lo que ve, supongo. En realidad se vuelve un poco psicótico... – La ojiazul entrecerró los ojos — Sabes, en realidad, tal vez no deberíamos llevarlo.

—Aww, no. Sé que él sabrá comportarse — Dijo Elena, sonriéndole al perro que permanecía acostado contra el lavavajillas — ¿No es así Volky?

Yulia se burló – Ja! Por supuesto que se va a comportar, solo porque estarás tú. Él cree que eres su dueña o algo así.

La morena se agachó junto a Volky y le sostuvo la cabeza con ambas manos, mirándolo directamente a sus felices ojos marrones — Mira, “V”, sé que parece a un ángel, y puedo ver por qué te gusta pasar más tiempo ella — Yulia miró a Elena teñirse de carmesí y le guiñó un ojo — Pero se supone que debes amarme más a mí, que soy tu dueña. ¿De acuerdo? Buen chico.

Yulia se levantó y fue a sentarse junto a Elena en la barra de desayuno con su ensalada — Le gusta fingir que no me entiende. Pero sé que sí. Le enseñé a bailar – La morena dijo orgullosa, metiéndose unos mini tomates en la boca.

Elena arrugó la cara con confusión y diversión — ¿Él baila?

—Oh, sí. Es un profesional. Solo haz que logre sentarse y al decirle la palabra “Baila”, funciona.

En realidad, la ojiazul solo le había enseñado a su perro a bailar porque ella y su amiga Tasha querían ver quién podía hacer que su perro hiciera el truco más genial. Volky por supuesto, aprendió a bailar. El terrier de Tasha aprendió a ladrar más de la cuenta y nunca se ha callado desde entonces.

Elena entrecerró los ojos y estudió a Yulia, tratando de ver si estaba bromeando o no. Yulia captó esto por el rabillo del ojo y sonrió.

—En serio, Elena. Mi perro es un bailarín – La morena pensó que debería ser obvio. Si fuera por ella, le habría enseñado a cantar también, pero los vecinos habrían presentado múltiples quejas en las reuniones de condominio.

La pelirroja se puso de pie y caminó hacia Volky, quien la siguió de inmediato. La chica sonrió, y Yulia se burló de aquella cruel injusticia.

—Perro traidor — Murmuró por lo bajo.

—Está bien, Volky, baila.

Volky no hizo nada. Solo se sentó y observó a Elena, mientras movía su cola. Elena puso los ojos en blanco y suspiró, luego se dio la vuelta — Yo sabía…

—No, vamos, inténtalo de nuevo. Realmente, no estoy mintiendo — Yulia insistió — Baila, Volky. Vamos, bebé, baila.

Volky se levantó un poco sobre sus dos patas, pero perdió un poco el equilibrio. Volvió a saltar sobre las dos patas, con la lengua afuera, en dirección a la pelirroja, quien lo tomó en sus brazos cuando le puso sus delanteras sobre la cintura. Elena sonrió — ¡Dios mío, tu perro baila! ¡Eso es genial!

Yulia se rió entre dientes, un poco sorprendida. Había sido lo más fuerte que ha escuchado hablar a Elena. Se escuchaba tan emocionada. Se veía tan emocionada. Su boca formaba una enorme sonrisa.

—No aprenderá nada más. Ni siquiera sabe “sentarse” cuando se lo pides, pero moverá su pequeño y esponjoso trasero, si le das algo a cambio, claro está — Yulia explicó.

Elena siguió sonriendo y se agachó para frotar la barriga de Volky.

— ¿Has tenido muchas mascotas? Pareces congeniar perfectamente con los animales. Bueno, al menos con los perros –Balbuceó la morena.

—No — Dijo Elena en voz baja, aun sonriendo suavemente.

Yulia asintió y se mordió el labio, esperando a que la chica diera más detalles, pero no llegaron más palabras — Está bien, bueno, me voy a la cama – La ojiazul se deslizó de su taburete y apartó a Volky para poner su tazón en el lavavajillas — Buenas noches Elena.

—Buenas noches, Yul.

Yulia sonrió ante el apodo mientras se dirigía a su habitación. Pensaba en varias maneras de cómo enseñarle a su perro a cantar. En serio, su perro debería poder cantar como esos Huskies que pasan en los vídeos de YouTube. Ya encontraría la manera de hacerlo sin ser sacada a patadas del edificio.


Tres horas después, la morena todavía estaba despierta, sufriendo de algunos déjà vu. Escuchó nuevamente el crujido en el pasillo y no dudó en salir de la cama y abrir la puerta de su habitación. Elena estaba otra vez allí, caminando nerviosamente afuera de la puerta.

— ¿Te está molestando el sonido de las tuberías, otra vez?— Yulia preguntó en voz baja.

Elena se sobresaltó un poco, pero asintió, con los ojos fijos en el suelo. Ni siquiera se molestó en tratar de esconder al oso a sus espaldas esta vez.

Yulia frunció los labios y pensó por un momento antes de hablar – Ven — Finalmente dijo, señalando a Elena para que se uniera a ella — Puedes dormir en mi cama – Dijo. La morena pensaba que las cosas daban menos miedo cuando había alguien a tu lado.

Elena parecía nerviosa, sus ojos todavía estaban enfocados en el suelo.

—Volky está en mi cama — Yulia dijo con indiferencia, tratando de convencer a Elena. No quería tener que rogarle a esta mujer que se metiera en su cama, eso sería un poco... desesperado. Los ojos de Elena parpadearon por un momento — Créeme que estaría excesivamente complacido si te unieras a él — Yulia continuó, sonriendo un poco.

La pelirroja dio un paso vacilante en dirección a Yulia y esta sonrió. Primero permitió que Elena entrara a su habitación y la dirigió al otro lado de la cama, el que no tenía el lugar cálido que Volky había robado. Ambas se deslizaron debajo de las sábanas, sonriendo, mientras la cola del perro golpeaba las mantas, aunque sus ojos permanecían cerrados.

— ¿Puedo apagar las luces?— Preguntó Yulia, sin saber si la luz del pasillo que se filtraba debajo de la puerta sería suficiente para Elena. Solía apagarla, hasta que una noche se levantó a tomar agua y se golpeó el dedo del pie en la oscuridad, lo que le causó que no pudiera bailar durante dos días. Había sido una noche horrible.

—Si — Dijo Elena suavemente.

Yulia apagó las luces y miró en la oscuridad, sonriendo al ver el oso acurrucado en el pecho de la pelirroja.

— ¿Cuál es su nombre?— Yulia susurró, haciendo un gesto hacia el animal de peluche cuando Elena se giró para mirarla.

—Se llama... Osito Pooh – La pelirroja dijo en la oscuridad, sonando avergonzada.

Yulia sonrió abiertamente — Pero no es el Winnie the Pooh, como tal.

—No... Quiero decir, quería uno, pero nunca... conseguí al oso Pooh y este quedó en su lugar.

Yulia se giró para mirar a Elena, que todavía estaba boca arriba con el oso pegado al pecho.

—Yo tengo un león – La morena dijo, sonriendo cuando Elena se giró de lado para mirarla — Su nombre es Fuzzy. ¡Él…hey, no! ¡No te rías! Tenía tres años, cuando me lo regalaron, ok? — Yulia se echó a reír y tocó al osito Pooh en la nariz — De todos modos, no duró mucho. Quiero decir, en serio; no podía seguir el ritmo de Yulia Volkova. De hecho, lo mantuve en mi cama hasta que llegó Volky, hace un año. Luego el perro, se comió una de las piernas de Fuzzy y…

Elena jadeó y Yulia sonrió tranquilizadoramente, agarrando una de sus manos — Y ahora vive en mi armario. Sano y salvo. Felizmente cosido y superando todas las calamidades, solo con tres patas.

Elena se rió entre dientes y enterró su nariz en el oso.

—Muy bien, Elena — Le dijo con falsa severidad — Buenas noches, ahora sí. Basta de vagar por la casa en medio de la noche como si fuera una pesadilla de las que salen en la película “Actividad paranormal”, ¿de acuerdo?

Bravo Yulia, exactamente aquel era tipo de película en la que todos querrían pensar antes de acostarse.

Elena asintió y, para sorpresa de Yulia, besó la pequeña mano que sostenía la de Elena. Yulia se alegró de que su sonrojo no se pudiera ver en el cuarto oscuro.


***

La morena se despertó al día siguiente en una cama vacía, con los brazos envueltos en algo... ¿Osito Pooh? Observó el peluche con el ceño fruncido y se deslizó fuera de la cama, colocando al oso debajo de las sábanas, como si hubiera estado en la habitación de Elena, ese primer día. Luego se puso una sudadera y una camiseta, para lucir presentable ante sus amigos. Se dirigió a la cocina. Elena estaba sentada en la barra de desayuno con sus pantalones cortos para dormir y una camiseta manga larga, comiendo un plato de cereal.

— ¡Buenos días! — Yulia le dijo efusivamente revolviéndole el cabello a Elena mientras caminaba hacia la estufa. Elena se atragantó con los “Lucky Charms” y agachó la cabeza con timidez.

—Buenos días — Dijo aún con la boca llena. La morena se rió y se sirvió un poco de café.

— ¿Dormiste bien?— Preguntó. La ojiazul estaba sorprendida porque apenas Elena se metió a la cama, había agarrado de inmediato el sueño.

Elena asintió con la cabeza — Saqué a Volky esta mañana. Traté de despertarte porque estaba quejándose, pero estabas como... muerta y no quería molestarte — Elena terminó la frase con un tinte rosado en sus mejillas.

Yulia sonrió tranquilizadoramente justo cuando llamaron a la puerta principal. Miró hacia la misma y puso los ojos en blanco.

—Esos son mis amigos. Esta es la primera vez en mi vida que se presentan temprano para algo — Comentó — Te gustarán... solo sé tú misma — Dijo para darle confianza a la pelirroja.

Elena siguió jugando con los malvaviscos en su leche. Sus piernas comenzaron a moverse hacia arriba y hacia abajo, pero se encontró con los ojos de Yulia y asintió.

— ¡Abre la puerta Volkova! ¡Necesito una bolsa de plástico!

Yulia sacudió la cabeza y se echó a reír para calmar la expresión nerviosa de Elena.

— ¡Yulia!— Una voz chillona llegó a través de la puerta — ¡Abre la maldita puerta! ¡Tuve un problema con la comida esta mañana! ¡Un gran error que rápidamente se convertirá en un desastre!

—Santo cielo, Yulia, ¡abre la puerta! — Gritó una tercera voz.

La morena ya se estaba preocupando por los gritos y los golpes estruendosos en la puerta. Finalmente se acercó y la abrió. Elena se concentró en seguir comiendo su cereal.

Yulia se puso a un lado del pedazo de madera y señaló hacia adentro para que sus amigos al fin pudieran entrar — Adelante, damas, caballeros. Gracias por ser pacientes y no molestar a los vecinos, en lo absoluto.

—No estoy para bromas, Yul — Vladimir declaró, corriendo frenéticamente por la sala de estar, sin percatarse de la presencia de la pelirroja.

—Volkova. Necesito una maldita bolsa de plástico ahora mismo.

—¿Por qué… Oh rayos, Oksana! ¿Qué es eso?

Yulia miró, asqueada e intrigada, al animal muerto que Oksana sostenía en un papel, fuera del alcance de la mirada de su otra amiga, Anya.

—Es una rana. Es para mi clase de anatomía y se supone que debemos encontrar insectos muertos para estudiarlos.

Luka puso los ojos en blanco — Las ranas no son insectos. Deberías saberlo, creo. Dice que mientras más grande sea, es mejor para estudiar la materia. Tienes suerte de que ayer le impedimos recoger un armadillo en una bolsa de basura.

—Hablando de bolsas de basura — intervino Oksana en voz alta — Necesito una maldita bolsa de plástico en este momento, carajo!

—Mantén la calma, está bien? – La ojiazul levantó las manos para aplacar a la mujer que sostenía al anfibio muerto, en su sala de estar. Señaló a la rana y luego a la cara de Oksana — No lo dejes caer.

Oksana sonrió y se encogió de hombros — Lo que sea.

Yulia pasó detrás de Elena cuando entró en la cocina y le susurró al oído — Están locos — Elena sonrió para sí misma.

— ¡Oye, hay una nueva persona aquí! — Exclamó Anya, alejándose de Oksana y tomando asiento al lado de Elena en la barra de desayuno. Oksana la siguió y colocó la rana muerta que traía en el papel, sobre la jodida encimera.

—¡Aggg coño! ¡Oksana! — Yulia se lanzó sobre la superficie y arrojó la bendita bolsa en dirección a la chica — ¡Ponlo allí! ¡Eres asquerosa!

Yulia sacudió la cabeza con incredulidad. Dios, estas personas. Entonces se dio cuenta de los movimientos que hacían las piernas de la pelirroja, adelante y hacia atrás, y de la mirada nerviosa que mantenía fija sobre el plato de cereal.

—Anya, Oksana — Dijo Yulia — ¡Luka!— Llamó un poco más fuerte para que el chico en el sofá pudiera escuchar — Ella es Elena Katina, mi nueva y maravillosa compañera de cuarto.

Elena se sonrojó y sonrió con timidez, manteniendo sus ojos centrados en los labios de las personas, en lugar de los ojos.

—Oh rayos, ¿te buscaron a otra persona a quien volver loca? Mierda, Katina, no sabes en lo que te has metido.

—¡Cállate, Oksana! — Yulia se defendió — Probablemente eres una pésima compañera de cuarto para Anya. Acabas de poner una rana muerta en el mostrador de mi cocina.

Oksana puso los ojos en blanco y arrastró a Anya para sentarse en el sofá con ella — Ven. Únete a nosotros, Elena Katina — Dijo ella, girándola sobre la silla de la encimera para que la siguiera hasta el sofá — Necesito averiguar si eras capaz de lidiar con la locura de Volkova.

Elena miró a Yulia, quien le sonrió suavemente y se inclinó para susurrarle, con la intención de que ella solo pudiera escucharla.
—Es inofensiva. De verdad. Como un chihuahua. Puedes ignorarla si no quieres hablar con ella en este momento. Se distraerá con algo más.

Yulia pudo ver que Elena estaba tentada a regresar a su habitación, por lo que se sorprendió cuando la pelirroja se levantó y puso su tazón en el lavavajillas, luego fue y se sentó en uno de los sillones de la sala de estar. Puso los pies debajo de sus piernas y se sacudió el pelo para desenredarlo.

Yulia sonrió y fue a sentarse en la silla de al lado cuando Vladimir finalmente salió del baño, con Volky pisándole los talones.

—Oh Dios, Vladimir — dijo Luka — Olvidé que estabas aquí.

Vladimir asintió revoleando los ojos — Amigos, nunca coman sándwich de Roaf Beef con mantequilla de maní, les caerá mal. Realmente creo que necesito ver a un quiropráctico o a un acupunturista, algo así.

Yulia hizo una mueca. Vladimir se movió para sentarse al lado de Luka y se quedó callado cuando vio a Elena.

— ¡Oh cien puntos, Yul! ¡Muy hermosa tu nueva compañera de cuarto!

— ¡Vlad! — Regañó Yulia — ¡No seas grosero!

—Yulia — comenzó Anya — Es como decirle a un pastel de chocolate que sea de vainilla. Es como, que no fuera a ser menos sabroso. Algo racista.

Elena estaba lo suficientemente distraída con ese comentario como para mirar a Anya a los ojos. La rubia solo le sonrió y Elena se la devolvió un tanto tímida antes de desviar su mirada.

—Entonces, pelirroja, ¿de dónde eres? — Preguntó Oksana, mirando profundamente el alma de Elena.

Yulia pensó que Oksana parecía una psicópata al ver como miraba a la chica. No sabía si intervenir o simplemente dejar que terminara con su investigación. Así que simplemente se apoyó más hacia el lado que estaba más cerca de Elena. Tal vez aprendiera algunas cosas sobre su extraña y nueva compañera de cuarto.

—Soy de aquí — Dijo Elena, en voz baja.

—No pareces muy segura de eso – La rubia comentó. Anya la golpeó en el brazo.

—Debe haber sido maravilloso, crecer en Moscú — Luka dijo con sus ojos azules brillando de alegría –Todos venimos de St. Petersburgo... — Arrugó la nariz y Oksana asintió con la cabeza.

— ¿A qué te dedicas?— Preguntó Vladimir, estirándose y poniendo sus botas sobre la mesa de café.

Yulia luchó contra el impulso de pararse y bajárselos de la misma, pero le gustaba considerarse una persona tolerante y pacífica.

Elena se mordió el labio y comenzó a jugar con la banda de goma alrededor de su muñeca — No hago nada por ahora, no estoy trabajando por los momentos solo... tengo pasatiempos. Libros.

Yulia sonrió —Tiene tantos libros, es increíble. ¡Oh! Y ama a los animales. Volky se ha enamorado de ella.

Oksana asintió y entrecerró los ojos — Estoy segura de que lo ha hecho.

Yulia la estudió con recelo.

— ¿Cómo puedes permitirte vivir en la ciudad, si no tienes trabajo?— Oksana cambió la conversación.

— ¡Oksana! — Exclamó Yulia — ¡No puedes preguntarle eso a la gente.

Yulia quería meterle en ese momento el zapato en la bocota a su amiga. Mejor aún, un collar de electrochoque, o algo así. Cualquier cosa que evitara que la rubia hablara. Quería golpear a Oksana cada vez que abría la boca.

Elena le sonrió a Yulia — Mi tía paga por eso — Les dijo a todos los demás.

Yulia sabía que Oksana no dejaría de cavar hasta que consiguiera que Elena le contara los secretos del universo. Sorprendentemente, la pelirroja continuó.

— Ummm, fui educada en casa después de que salí de la escuela primaria y no pensé que la universidad fuera... apropiada... Para mí.

Elena agachó la cabeza mientras estiraba su banda elástica de un lado a otro rápidamente. Luka la observaba atentamente y golpeaba a Yulia para cambiar de tema.

—Venimos directamente desde mi tienda, antes de llegar aquí — Le dijo el castaño amablemente a Elena —Soy diseñador de interiores. Vladimir es mi ayudante. Oksana, bueno, no tengo idea de por qué está con nosotros. Le gusta fingir que nos odia, luego deja que Anya la arrastre a todos lados, así que...

—Cállate, estrellita parlante. Dios!!! Ya estoy aburrida. ¿Listos para irnos?

Yulia puso los ojos en blanco y se levantó para recoger la rana que aún estaba en la cocina. Oksana la siguió y la empujó detrás de la pared para que nadie pudiera verlas.

—Yulia. ¿Qué pasa con esta chica? ¿Le pasa algo, o es solo una mosca muerta? Porque parece una.

Yulia no sabía si estaba agradecida por lo cariñosas y consideradas que eran sus amigas.

—Qué, no, Oksana — Exhaló exasperada – Ella es simplemente dulce. Creo que es tímida, y le da mucho miedo las personas que no saben que su pijama favorita tiene conejitos rosados y divertidos. Y si le dices mosquita muerta, una vez más, te tiraré por el balcón.

Oksana decidió ignorar la mayor parte de ese comentario — No nos mira a los ojos. Parece una asesina en serie. Una ardiente, despampanante asesina en serie.

—Ella solo es tímida, ok? – La morena le aclaró de nuevo, más firmemente – Solo necesita conocernos mejor.

—¡Excelente! — Oksana sonrió. Yulia estaba asustada — Porque las llevaremos a un club mañana por la noche. Y usen algo más agradable que esa ropa horrorosa que tienen puesta ahorita, Volkova.

Yulia no esperaba nada menos. Negó con la cabeza y se alejó. Vladimir y Anya estaban en la puerta, y vio a Luka estrechar suavemente la mano de Elena y decirle que había sido un placer conocerla. Elena murmuró un “Yo también”, con una sonrisa tímida, mirándolo a los ojos azules.

La puerta se cerró de golpe cuando todos finalmente se fueron y Yulia se recostó con los ojos cerrados sobre la misma. Luego, sacudió la cabeza hacia Elena — Dios, estas personas...

Elena le dio una pequeña sonrisa y fue de nuevo hacia la cocina para servirse más Lucky Charms en el plato.



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Mensaje por Fati20 7/23/2020, 6:17 pm

A mi me ha gustado mucho, es intrigante saber porque lena es tan tímida y q secretos oculta me parece q será muy buena
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Mensaje por VIVALENZ28 7/23/2020, 6:30 pm

Está interesante esta historia, mi curiosidad es si Lena es digamos... especial?
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Mensaje por Volkatinale92 7/25/2020, 4:01 pm

Hola!! Por fin lo leí, gracias me gusta mucho y creo intuir mis o menos que tiene Lena 😉 pero quiero ir leyendo maz a ver sino me equivoco. Esto va a ser un fic donde Yulia seguro va a cuidar mucho se Lena 🥰

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JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells Empty Re: JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells

Mensaje por psichobitch2 7/27/2020, 8:53 am

Guapa, creo que esta historia me hará llorar mucho si mis instintos no me fallan en cuanto a lo que está sufriendo Lena
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/28/2020, 11:39 am

cheers bounce Hola chicas, buen día y feliz martes para todas. Gracias por los comentarios para la historia, en realidad lo aprecio mucho.

Bueno, muchas se preguntan el porqué del actuar de Lena tan extraño y digamos, que la pelirroja en esta historia, tiene una condición muy especial, por lo que Yulia, en un papel que antes no la habíamos visto, tendrá demasiada paciencia con la introvertida pelirroja.

Aprecio mucho que lean y comenten I love you

A leer!!



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Capítulo 3: Lejos, de la loca multitud.




Como era febrero y estaban en Moscú, caminando por las calles, Yulia iba casi congelada. Las cuatro paredes del apartamento, la habían engañado haciéndole creer que afuera hacía más calor de lo que realmente hacía. Ahora, caminaba junto a Elena, tratando de evitar que sus dientes tiritaran. Maldita Siri*, era una mentirosa.

Elena la miró, detallándola por un momento con el ceño fruncido.

— ¿Tienes frío?

Yulia sonrió con pesar y asintió mientras sus dientes chasqueaban — Lo sé, lo sé. Debería haber estado preparada. Siento que estoy en una expedición al Ártico.

Elena se quitó el abrigo de los hombros y se lo puso sobre los de la morena — Ten. Ponte esto – Yulia se sorprendió, pero permitió que la chica más alta la ayudara a deslizar el abrigo sobre sus brazos.

— ¿No te dará frío luego? – Preguntó preocupada.

Elena sacudió la cabeza con una pequeña sonrisa y volvió a jugar con las solapas de sus guantes.

Habían almorzado en el café favorito de Yulia y ahora estaban caminando por el parque. De pronto, Yulia levantó la vista cuando notó que la cabeza de Elena se levantaba y fijaba su mirada sobre algo que apareció en su camino. Los ojos de la pelirroja brillaban repletos de alegría e inocencia. Yulia siguió la línea de visión y se detuvo cuando vio a un hombre vendiendo globos. La ojiazul sonrió.

Yulia no dijo nada. Quería ver si Elena se detenía, pero cuando estaban casi cerca del vendedor, la pelirroja redujo la velocidad, luego se volvió hacia Yulia y se detuvo, mordiéndose el labio.

—Quiero comprar un globo — Soltó, luego hizo una mueca, como si se reprochara mentalmente, del porque había dicho eso.

Yulia sonrió a sabiendas y la acercó al vendedor — ¡Yo también!

Elena parecía sorprendida y emocionada. La morena pidió uno púrpura.

—Ummm, ¿me da uno azul... y… uno amarillo, por favor? ¿Ah, y uno verde?— Dijo con timidez.

Yulia sonrió y puso una mano sobre el hombro de Elena — Creo que mi amiga aquí también necesita un sombrero de globos – La morena la estudió por un momento, luego asintió decididamente — Un león. Definitivamente un león.

Yulia esperaba que aquel tipo supiera lo que estaba haciendo, de lo contrario, el sombrero iba a parecer un montón de salchichas amarillas y Elena realmente no necesitaba lucir algo así sobre su delicada cabecita, o si?

El vendedor les sonrió — Muy bien, ¿también quieres uno para ti?

Yulia comenzó a negar con la cabeza, pero Elena sostuvo la mano que había estado sobre su hombro y la interrumpió en silencio — Si, ella también necesita uno — Miró a Yulia — Un oso. Por favor.

El hombre asintió alegremente e hizo sus sombreros y les entregó sus globos de colores. En realidad parecían animales, lo que hacía que Yulia y Elena parecieran tontas, pero, eso no importaba. Habían quedado fabulosos.

— ¿Ahora qué?— Preguntó Yulia. Su sombrero de globo le quedaba demasiado grande, por lo que se encontraba algo torcido sobre su cabeza. La pelirroja se enfocó en atar la cuerda de uno de sus globos a su muñeca. La morena trató de no sonreír.

—Ummm, podríamos... no sé, ¿tumbarnos al sol un rato? Podría calentarte un poco. Prefiero quedarme aquí afuera, que...

—Perfecto – Yulia aclaró alegremente mientras caminaban. Sonrió cuando Elena arrojó unos billetes en el sombrero de un hombre de la calle, saludándolo cortésmente. Se preguntaba, cómo aquella chica podía ser tan dulce y por qué le costaba tanto compartir con el mundo.

***

— ¡Elena!— Llamó Yulia, saliendo de su habitación una vez que llegaron a casa —Todavía no tengo tu número de teléfono.

Elena estaba acurrucada en una esquina del sofá con uno de sus libros. El rostro de la pelirroja se afligió de pronto.

—No… tengo celular — Dijo algo tímida. Sus ojos volvieron a su libro.

Yulia no podía entender como a estas alturas, una persona no tuviera un teléfono móvil. Ella misma daba por hecho que su vida se vendría abajo si no tuviera un celular. Definitivamente, ya habría acabado viviendo bajo un puente, sobre una caja de cartón, cantándole a los patos de algún lago. Totalmente deprimida.

—No tienes... ¿un teléfono? — Yulia permanecía de pie, frente a la pelirroja con los ojos muy abiertos. Elena comenzaba a sentirse incómoda mientras negaba con su cabeza. La pelinegra, al percatarse del drama que estaba haciendo, aclaró su garganta y cambió su semblante — Ehmmm… ¿Por qué, no?

Elena se encogió de hombros ligeramente — No necesito uno — Dijo en voz baja. Yulia la observó por un momento y fue a sentarse al otro lado del sofá.

— ¿Cómo contactas a la gente? ¿Hablas con tus amigos?— Preguntó Yulia un poco sorprendida y curiosa a la vez. Elena frunció el ceño, todavía con la cara en el libro — ¿Acaso le envías señales de humo?— volvió a indagar pero la chica no respondía. Yulia suspiró —Elena— La pelirroja agachó la cabeza un poco más — ¿Puedes mirarme, por favor?

La pecosa se mordió el labio y levantó los ojos para encontrarse con los cálidos ojos azules de Yulia –Gracias — sonrió —Pero, ¿qué hay de tu tía? ¿No tienes que hablar con ella?

Los ojos de Elena se alejaron, pero volvieron a los de Yulia después de un momento. La chica se encogió de hombros otra vez — Si ella quisiera hablar conmigo, puede llamarme al teléfono fijo.

— ¿No hablas con tú tía?

Elena sacudió la cabeza lentamente –Realmente, no.

Bueno, aquello le parecía bastante extraño, pensó Yulia. Si ella fuera la tía de aquella dulce chica, la llamaría todos los días para asegurarse de que no comiera tantos cereales azucarados y pastelitos rellenos de crema para la cena y que después de jugar en los columpios del parque, toda la tarde, no fuera secuestrada por alguien que vea su comportamiento. De hecho, probablemente ella terminaría supervisando a la pelirroja sin necesidad de ser su tía. Como conclusión, debía conseguirle un teléfono a Elena.

La morena saltó del sofá y se dirigió hacia el mostrador de la cocina, donde agarró su bolso.

—Vamos, Elena. Te conseguiremos un teléfono.

Elena no se movió, solo la miró con los ojos muy abiertos desde su posición en el sofá. Yulia calmó un poco su entusiasmo, fue y volvió a sentarse con el abrigo y el bolso de Elena en las manos.

—Quiero decir, no te estoy obligando, pero sería genial poder enviarte mensajes de texto durante el día, no?

Elena pareció sorprendida. Pasaba sus finos dedos de un lado a otro sobre los bordes de las páginas — ¿Me enviarías un mensaje de texto?

— ¡Por supuesto!— Yulia sonrió abiertamente —Puedes distraerme durante mis descansos en el almuerzo, y llamarte para quejarme de que Oksana es una idiota, o coordinar que comida quieres que traiga a casa... Además, no creo que haya usado alguna vez el teléfono fijo, en mi vida. No estoy completamente segura ni de cómo funciona.

Elena sonrió y se mordió el labio. Yulia esperó por alguna respuesta.

— ¿Puedo ponerle juegos?— Preguntó con sus verdigrises ojos enfocados directamente a los brillantes de Yulia.

— ¡Oh, como un demonio. Tengo que presentarte a mi amigo Viktor! Él puede enseñarte todo lo relacionado sobre este nuevo juego… Angry Birds, creo. Juro que va a consumir tu vida y probablemente nunca más vuelva a saber de ti.

La morena hablaba en serio. Cuando había instalado Andry Birds en su teléfono por primera vez, había perdido contacto con el mundo exterior, literalmente. Elena sonrió y dejó su libro a un lado. Le había parecido una buena idea, poder distraerse con algo más.

Cuando llegaron a casa más tarde, la pelirroja ya tenía un nuevo IPhone, con una carcasa azul y la última versión de Angry Birds instalada.


***

Al día siguiente, después de cenar, Yulia estaba sentada en la sala de estar con Elena, esperando que sus amigos llegaran, para ir al club. Al parecer, el día de ayer había sido la única vez que habían llegado temprano para algo. Yulia estaba convencida que sus amigos, nunca cambiarían su manera de ser, y menos su impuntualidad.

Temprano, Oksana llamó diciendo que a Vladimir le habían clavado algo en el pulgar y tuvieron que llevarlo al hospital, pero aquello verdaderamente no era excusa suficiente para Yulia Volkova.

Suspiró exasperada y miró a su alrededor. Las rodillas de Elena se balanceaban de arriba abajo, concentrada en pellizcar los deshilachados del cinto en su abrigo.

—Elena— Yulia llamó en voz baja. La pelirroja detuvo todos los movimientos y miró hacia arriba, con su mirada fija sobre los labios de Yulia. La morena le dio una pequeña sonrisa y la pelirroja metió sus manos debajo de sus muslos, sonrojándose.

El celular de Yulia vibró justo en aquel momento. Había recibido un mensaje de sus amigas donde decían que venían en taxi. En realidad, quien había escrito “Baja ya, antes que el conductor me saque de mis casillas”, fue Oksana, quien se gastaba el peor de los carácteres en el mundo.

Ambas chicas salieron, tomaron el ascensor y al llegar al taxi, subieron a la parte trasera del auto. No era culpa de Yulia terminar sobre el regazo de la pelirroja. Al parecer, sus amigos habían buscado el auto más pequeño de la ciudad, para poder trasladarse. Oksana y Vladimir parecían demasiado divertidos por eso.

Llegaron al club sin incidentes, bueno, incidentes que no hubieran sido intencionales, como el que Yulia viajara sobre las piernas de la pecosa.

Elena tenía esa mirada ansiosa en su rostro, otra vez. No dejaba de jugar con los puños de su chaqueta. Yulia tuvo que calmarla, colocando sus manos sobre las de la chica, sosteniéndolas, mientras caminaban para ubicar algún lugar cómodo dentro del club.

Yulia miró a Oksana y puso los ojos en blanco. La mujer ya estaba discutiendo con un chico en la barra. Literalmente, apenas acababan de entrar y ya se preguntaba mentalmente, si la rubia ya estaba borracha. Definitivamente, la personalidad de su amiga era la de querer estar discutiendo con cualquier ser que se le atravesara en el camino.

Anya y Oksana regresaron a la mesa con seis tragos y Yulia respiró hondo. Esta iba a ser una larga anoche.

Los ojos de Elena se centraron en el vaso que pusieron frente a ella — Umm, yo no... bebo — Dijo en voz baja. Oksana solo la miró fijamente.

Yulia asintió al darse cuenta y le dio un pequeño empujón a la nerviosa pelirroja en el hombro para tranquilizarla — Vladimir, ¿puedes traerle otra cosa a Elena?

Vladimir parecía confundido. Había quedado en shock. Parecía tener problemas para procesar lo que Elena había dicho. Yulia esperó a que el chico terminara de comprender que no todo el mundo era adicto a las bebidas. Después de un minuto o más, el castaño cerró la boca, asintiendo en silencio y se dirigió a la barra.

Oksana parecía haber recuperado el uso de sus palabras — ¿Por qué mierda no bebes?— Farfulló con incredulidad. Yulia giró los ojos. Realmente, sus amigos no podían entender que existían personas que no bebían ni una sola gota de alcohol?

—Simplemente no…no me gusta — Elena respondió suavemente, encorvándose sobre la mesa y jugando con sus mangas de nuevo — Lo siento — Murmuró.

—Espera, no te disculpes, Elena — Dijo Yulia, con los ojos muy abiertos y mirando a Oksana. Inconscientemente, frotó la espalda de la pelirroja.

Oksana ignoró el comentario de la morena de ojos azules — ¿Qué quieres decir con que no te gusta?

Anya, agarró la cara de Oksana y la giró para mirarla – Oksana, basta – Le dijo lentamente —Déjala tranquila – La rubia puso los ojos en blanco, pero aceptó – Ella es algo, extraña. Es todo – Murmuró la otra rubia de ojos verdes.

—No todos somos alcohólicos como tú, Oksana — Luka comentó. Yulia le sonrió agradecida cuando Vladimir regresó con un agua carbonatada para Elena.

—Gracias – Le dijo la pelirroja en voz baja.

—No hay problema – Vladimir sonrió.

Había transcurrido una hora y ya los tragos comenzaban a correrle por las venas. Anya agarró a Oksana y la arrastró hacia la pista de baile. Luka, quien también es gay, estaba hablando con uno de los bartenders, aunque Yulia no tenía idea del por qué. Nunca había visto a un hombre más varonil preparando bebidas, en su vida. Vladimir, había desaparecido diez minutos después de haber entrado al club, y no sabían nada de él.

La morena se alegró de que Elena pareciera haberse relajado un poco. En realidad, ahora miraba a su alrededor y golpeaba algunas pajitas que traían los cocteles, contra la mesa como si fueran baquetas.

—Te gusta mucho hacer eso con las pajitas? – La ojiazul comentó detallando la acción. Elena disminuyó la velocidad de su golpeteo, miró a Yulia, pero no dijo nada — Es como si no pudieras quedarte quieta — Yulia continuó – Hiperactiva, acaso? – La morena trató de ir con cuidado, realmente, solo era el alcohol lo que ya estaba hablando por ella.

Elena asintió y dejó de hacer el movimiento. Colocó las pajitas sobre la mesa y se agarró cada mano ya que no sabía que más hacer con ellas.

—No está mal – Dijo Yulia al ver como la pelirroja volvía a su mundo —Es lindo.

Elena se sonrojó — Es un... ehmmm…quiero decir, es como un tic... algo así. Como un hábito nervioso. Yo… ahhmmm…mi tía, ella solía odiarlo. Me daba medicamentos para controlar eso.

Yulia frunció el ceño — ¿Cómo así? ¿Para controlarlos?

—Sí. Simplemente, no sé... le parecía algo incómodo... — Elena se quedó en silencio.

Yulia lo pensó y luego recogió las pajitas que Elena había dejado caer sobre la mesa y comenzó a golpear a su propio ritmo, sobre el tablón. Le sonrió a Elena — No es para nada aburrido. Aunque tu tocas mucho mejor que yo, obvio.

Elena se mordió el labio para contener su sonrisa y agarró más pajitas que se juntaban sobre la mesa. Cuando Luka regresó, como era de esperar, sin éxito alguno en su búsqueda por convertir a un hombre heterosexual para hacerlo su cena de una noche, las chicas estaban teniendo una guerra de tambores, con la mesa como instrumento. Bueno, Elena estaba haciendo una guerra de tambores. Yulia solo estaba haciendo el ridículo después de tirar su bebida, cuando trató de usarla como platillo. A ella no le importaba, había logrado que la pelirroja sonriera algo tímida, logrando conmoverla, sin detener lo que hacía, solo por verla reír.

— ¿Saben a dónde fueron Anya y Oksana?— Preguntó el castaño de ojos azules, protegiendo su bebida de la ira de las pajitas de Yulia.

Yulia sacudió la cabeza y dejó de jugar — Probablemente estén teniendo sexo en el baño — Sintió a Elena jadear a su lado y se volvió para mirar a la pelirroja.

— ¿Pueden hacer eso aquí?— preguntó incrédula.

Yulia se echó a reír y levantó las cejas — Sí. ¿Cuándo fue la última vez que pisaste a un club?— La pelirroja se sonrojó y agachó la cabeza. Yulia se reprendió a sí misma por lo que había preguntado. Yulia Volkova, piensa antes de hablar.

La morena tocó la mejilla de Elena con una de sus pajitas — Lo siento. Yo no…

—Nunca había venido. Quiero decir, a un club. Nunca antes había estado en un club — Dijo Elena antes de que Yulia pudiera terminar de decir algo. Luka le había dado la espalda, así que no pudo ser partícipe de la metida de pata que acababa de tener con la otra chica frente a ella.

—Oh! — Yulia se preguntó porque a veces no podía simplemente mantener su boca cerrada. Elena la miró y se encontró con sus ojos azules, dándole a la pelinegra una pequeña y tímida sonrisa, a la que Yulia le devolvió sin problemas.

Anya y Oksana regresaron a la mesa un minuto más tarde, definitivamente parecían haber salido de un túnel de viento o haberse violado en el baño.

—Hola, pelirroja — llamó Oksana desde el final de la mesa — ¿Ya encontraste a alguien a quien te quieras llevar a casa? Quiero decir, sabemos que Yulia es una jodida ermitaña – La morena rodó los ojos — Pero estoy segura de que podemos encontrar un chico lindo para ti.

—Bueno, hagas lo que hagas, no vayas por el barman. No aprecia las buenas cualidades que una persona pueda tener — Luka comentó amargamente.

—En realidad, soy gay — Murmuró Elena, con los ojos en su bebida, soplando burbujas en el agua.

Yulia volvió a tirar su bebida por todo el lugar. Joder, Yulia, compórtate.

—Mierda, joder, cálmate!!! — Dijo Oksana, sonriendo como loca, con los ojos fijos en la cara de Yulia. Elena todavía estaba soplando burbujas a través de su pajita, subiendo la intensidad del aire debido a los nervios.

—¿Eres lesbiana, Katina?— La rubia de ojos azules preguntó en voz alta. Obviamente necesitaba que todo el club la escuchara, solo para estar segura.

Elena miró en su dirección con cautela —Si.

Oksana parecía que aquel momento era la mañana de Navidad. Yulia sintió la necesidad de poner su cuerpo entre el de Elena y el de Oksana para proteger a la chica que estaba a su lado.

— ¿Sabías que bateas para el mismo equipo que Volkova?— La rubia sonreía como el gato de las caricaturas que se comía al canario. Yulia estaba tan sonrojada que parecía un bombillo led, y Elena igual. Luka ignoraba a todos, tratando de secar la bebida que Yulia había tirado sobre sus pantalones.

Elena obviamente no tenía idea de qué decir — Umm, yo... ¿no?

Yulia se cubrió los ojos con las manos para recobrar la calma y no mirar el maldito rostro de Oksana. Se giró para hablar con Elena en voz baja, tratando de calmarse pero sabía que su actitud era algo parecida a la de un adicto al crack.

—Gracias por decirnos, Elena — Dijo simplemente, después de agachar la cabeza para captar los ojos color verdigrises.

Elena asintió vacilante – Ehmm… gracias por la información…Oksana...supongo – La pelirroja arrugó la cara. Yulia no podía creer que la chica le estaba agradeciendo a su amiga por haberle escupido que ella era gay, también.

—Está bien. Te lo habría dicho de todos modos. A Oksana simplemente le gusta meter sus narices en los asuntos que no le importan, porque sabe que somos más inteligentes que ella — Dijo la morena con una sonrisa sarcástica.

Esperaba escuchar un “¡cállate la boca, enana!” pero no sucedió, al contrario, al girar hacia su amiga, la vio pegada a la cara de Anya, fundiéndose en un beso totalmente salvaje.

Buscó la mirada del castaño de ojos azules, pero Luka tenía las palmas de sus manos sobre su rostro, tratando de contener el llanto por haber perdido sus pantalones favoritos por culpa del trago que le lanzó encima cuando escuchó la confesión de Elena.

Lo que haya sido. Ella se sentía mucho más desahogada; más feliz, como si de ahora en adelante, algo pudiera pasar.



*Siri es un asistente inteligente que te ayuda a hacerlo todo más rápido en tus dispositivos Apple. Incluso antes de que se lo pidas.

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Mensaje por Fati20 7/28/2020, 3:40 pm

Me encanta lenita toda dulce, tierna y esa inocencia y que julia sea tan especial con ella. Me gusta mucho
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Mensaje por psichobitch2 7/28/2020, 4:53 pm

Por qué solo la posteas dos días? Comence amar esta historia, ya quiero conocer más de Lena
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Mensaje por Volkatinale92 7/28/2020, 10:22 pm

Cada día más ansiosa por saber más de esta historia

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/30/2020, 1:21 pm

Hola chicas, gusto saludarlas este día jueves... A ver, Psichobitch2, escogí solo dos días porque estoy subiendo un capítulo diario de otra de las historias, pero veré que puedo hacer.

Gracias por los comentarios, chicas Rolling Eyes

A leer!!


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Capítulo 4: Algo me revuelve el pecho.






Días después, Yulia llegó a casa, luego de una jornada fuerte con los ensayos del musical. Esperaba que Elena estuviera en el apartamento, aunque, en realidad la pelirroja no salía a ninguna parte, a menos que fuera a pasear a Volky o comprar comida para llevar al apartamento. Eso le gustaba a la morena, sentir que cada vez que entraba por la puerta alguien la esperaba para poder conversar acerca de como había estado su día, fuera de aquellas cuatro paredes.

Realmente le encantaba el hecho de que ahora dormía mejor una vez que su nueva compañera de piso, había llegado al apartamento. La pelirroja todas las noches, se acostaba tranquila y tímidamente con aquel oso de peluche, a su lado. Yulia, de hecho pensó que aquello era una solución que las beneficiaba a ambas, por lo tanto, era algo lógico y práctico para ella.

Cuando entró por la puerta, sus ojos se posaron en Elena que permanecía sentada en la barra de la cocina, llevando lo que parecían galletas de chispas de chocolate recién hechas, a su boca. La pelirroja miró en dirección a Yulia, siempre manteniendo contacto visual con la chica que estaba frente a ella. La pelinegra disfrutaba de aquellas miradas que se hacían más frecuentes, luego de aquella confesión en el club y porque no, ¿quién no lo haría?

Revolvió el cabello agitado de la pelirroja mientras pasaba y Elena agachó la cabeza como siempre lo hacía, tratando de tragarse la bocanada de galletas. Parecía emocionada, y Yulia esperaba expectante alguna palabra, con una sonrisa en su rostro.

—Yulia— La morena sonrió.

—¿Sí, Elena?— La pelirroja parecía que no podía contener su sonrisa —Te hice galletas sin gluten, de chispas de chocolate para celebrar.

Yulia levantó las cejas sorprendida. Lo más acertado que había visto a Elena preparar para comer, consistía en verter leche en el cereal. La morena bajó la vista hacia el plato. Solo quedaban cuatro galletas.

—Entonces… te comiste… ahmmm… Cómo doce galletas, antes de que llegara a casa? — Elena se sonrojó pero siguió sonriendo.

—Bueno, te tardabas mucho – Dijo para defenderse, empujando el plato frente a Yulia — Y soy una cocinera tan increíble, que no pude resistirme a comerlas casi todas.

¿Elena acababa de hacer una broma? ¿Se estaba burlando de ella? Oh, bien, estaba aprendiendo.

Yulia arrugó la nariz y mordió una de las galletas. Joder, pero aquellas galletas sabían a gloria!! Elena sonrió ante la expresión de Yulia. La pelinegra trató de hacer que su cara se viera menos orgásmica.

—¿A ver, dijiste que eran galletas para celebrar?— Preguntó. Elena asintió con una sonrisa demasiado amplia en su rostro. Yulia la estudió por un momento con una sonrisa también puesta en sus labios. Sabía que Elena estaba esperando que ella le preguntara los motivos, pero esperó a ver si ella misma tenía la voluntad de contarle el porqué de la celebración. Se dio la vuelta, actuando como si nada, mientras se dirigía a su habitación. Elena hizo un ruido ininteligible a manera de protesta.

Yulia se dio la vuelta, con una expresión inocente en su rostro. Elena se estaba mordiendo el labio, y ella no pudo soportarlo más.

—¿Qué estamos celebrando, Elena Katina?— Yulia dejó el plato de galletas encima de la mesa. A veces exageraba un poco al recibir las buenas noticias, así que no quería que el plato fuera a parar al piso, junto a la comida de Volky.

—Conseguí un empleo.

La cara de Yulia se iluminó aún más —¿Espera, conseguiste un empleo?

Elena se rió y asintió – Es en el refugio de animales que está a unas pocas cuadras de acá. Tengo que darles de comer a los perros, pasearlos y…

Elena fue interrumpida cuando Yulia la abrazó. Al principio se tensó un poco, pero la morena no dejaría que nadie rechazara un abrazo suyo. Elena olía a ositos de goma.

—Eso es demasiado genial — Dijo en el cuello de Elena, luego frunció el ceño y se apartó —¡Elena!

La sonrisa de Elena se desvaneció un poco, pero no tuvo la oportunidad de responder.

—¡Sales, consigues un empleo… Demonios, eso me pone muy orgullosa y feliz por ti, y aun así, me dejas solo cuatro galletas para celebrar? Esto es inaceptable — Yulia se puso las manos en las caderas. La pelinegra no estaba bromeando. Elena la miró, un poco divertida y a la vez asustada.

—Ummm, podríamos hacer más... — sugirió en voz baja. Yulia la miró por un segundo, antes de saltar de un lado a otro mientras aplaudía.

—¡Sí! ¡Eso será aún más divertido! ¡Puedes mostrarme cómo las haces! Dios!! – La pelinegra dejó de saltar y respiró hondo. Estaba a punto de llorar por la emoción que sentía por la pelirroja… Si, a veces solía ser un tanto dramática —Estoy tan orgullosa de ti.

Claro, conocía a Elena desde hacía una semana, pero era imposible no sentir cariño por aquella dulce chica. Sabía que la joven tenía problemas para relacionarse con la gente, y el hecho de que saliera y consiguiera un empleo, uno donde estaría trabajando con perros, con cachorros, todo el maldito día, Dios... Yulia simplemente no podía contenerse.

—Qué? No, Yulia, no llores — Elena parecía angustiada ahora. Yulia agitó las manos vagamente frente a ella, aireando sus ojos para que las lágrimas se secaran.

La pelirroja levantó los brazos como si fuera a abrazarla de nuevo, pero pensó que aquello no estaba bien y bajó su cabeza, con los ojos puestos en sus zapatos. Yulia se rió entre lágrimas y envolvió sus brazos alrededor de la pelirroja.

Elena la sostuvo por un minuto, hasta que Yulia se retiró con una sonrisa muy expresiva en su rostro.

—Dios, cálmate mujer — Dijo Elena con una pequeña sonrisa. Yulia se echó a reír y  tomó el plato de galletas, llevándoselo a la cocina.

Tres horas después, ambas estaban tendidas en el sofá, con platos de galletas de chispas de chocolate y mantequilla de maní sobre la mesa de café. Yulia no podía culpar a Elena por haberse comido todas sus galletas antes de que ella llegara. Estaban exquisitas y ya la pelirroja iba por su quinta galleta con chispas de chocolate en ese momento. La cocina había quedado hecha un desastre. Volky estaba todo lleno de harina después de la “pelea” que ellas mismas habían organizado.

La morena giró para  ver a la pelirroja, y ésta solo estaba sentada, mirando a la nada, con sus manos sobre las rodillas y una sonrisa de felicidad en su rostro. En ese momento, eso es todo lo que le importaba a ella.

***

Yulia se movía nerviosamente alrededor de la cocina, cantando, usando con la espátula como micrófono, tratando de mantener ese “alto”, el mayor tiempo posible. Observó a Elena salir de la habitación aún medio dormida, saludándola con el utensilio en la mano. La pelirroja parpadeó varias veces mientras caminaba como sonámbula hacia la barra de desayuno donde recostó su cabeza entre sus brazos. Yulia dejó de cantar y extendió la mano para despeinarle el cabello.

—¿Estás bien?

La pelirroja levantó la cabeza y asintió, sonrojándose un poco — ¿Enviaste a Volky para que me despertara? ¿O simplemente él siempre hace eso...?

Yulia le dio la espalda, sonriendo culpablemente. No es que le haya dicho a Volky “Ve a despertar a Elena”, el perro no era tan inteligente, solo señaló hacia la puerta de la habitación, mencionando el nombre de la pelirroja varias veces para que Volky, saliera corriendo hacia donde ella señalaba. Aparentemente, había recibido el mensaje, ya que estaba despierta.

— ¿Desayuno, Elena?

La pelirroja probablemente tenía demasiado sueño como para notar que Yulia había ignorado por completo su pregunta.

—Ummm, solo comeré las sobras que quedaron de la pizza.

Yulia se dio la vuelta para mirarla. Elena vaciló.

—Y... ¿Cereal?

—¡Elena Katina! ¡No puedes comenzar el día comiendo comida chatarra! Estoy haciendo una tortilla de vegetales ¿Te gustan las cebollas?

La pelirroja arrugó la nariz y Yulia puso los ojos en blanco.

—Usa palabras conmigo, Elena — Le dijo bromeando.

Los ojos verdigrises se encontraron con los de Yulia, incluso mientras la pelirroja jugaba con las llaves sobre el mostrador — No, no me gustan las cebollas. Ni los pimientos... Y soy alérgica a las nueces. Ahmm, es para que tengas futuras... referencias.

Yulia le sonrió complacida con esa respuesta. Se volvió hacia el mostrador y escuchó el ruido de las llaves. Miró por encima del hombro y le guiñó un ojo a Elena, cuyas orejas se pusieron carmesí, y luego reanudó la canción con la que estaba practicando hace rato.

Desafortunadamente, Yulia llegó a la mitad de la segunda estrofa antes de que su voz se quebrara. La morena se congeló y cerró la boca de inmediato. Inmediatamente, se dio la vuelta y miró a Elena, que la observaba atentamente, con el ceño fruncido. Obviamente, ella no sabía la gravedad de la situación. En serio, su voz se había quebrado.

Yulia le habló en un susurro, para no dañarla más — Estará bien. Solo es un pequeño cosquilleo. No necesito ver a un médico. Todavía faltan dos semanas para el estreno de la obra y ni siquiera quiero pensar en enfermarme. Simplemente, me lo voy a tomar con calma, hoy en los ensayos, y también mañana, y todo estará bien.

Elena parecía un poco nerviosa, mirando a Yulia cuidadosamente, asintiendo en silencio. La morena se dio la vuelta cuando escuchó el chisporroteo de la mezcla en la sartén, sacando la tortilla del quemador para servirla en dos platos.

Puso uno delante de Elena – Gracias — Dijo Elena suavemente.

Yulia ni siquiera intentó susurrar esta vez. Emuló con la boca un “de nada”, luego trajo su plato hasta su altura para comer, todo bajo la atenta mirada de Elena. Los padres, amigos y compañeros de cuarto de Yulia, siempre le habían dicho que actuaba un poco psicótica cuando se enfermaba, por lo que Yulia pensó que lo mejor que podía hacer ahora era ignorar cualquier posible resfriado.

Cuando llegó el momento de irse a los ensayos, Yulia juntó sus cosas y se paró junto a Elena, mirando alrededor del apartamento buscando cualquier cosa que pudiera haber olvidado. Se giró para decirle adiós a la chica, cuando la pelirroja la sorprendió con un abrazo. Yulia se sintió desequilibrada, y Elena también, por el gesto impulsivo. Yulia le devolvió el abrazo, pero la chica se alejó. Su cara había tomado un color carmesí y sus ojos recorrían la habitación. Parecía que no podía creer que había hecho aquello.

—Que tengas un lindo día y suerte en el ensayo — Murmuró.

Yulia le sonrió cálidamente —Ten un lindo día en el trabajo — Le susurró — Te escribiré luego.

Elena asintió y volvió a sentarse, jugando con las llaves nuevamente. Yulia la miraba. Luego agarró su té de limón y miel y salió por la puerta.


***


Por supuesto, al día siguiente, la morena fue enviada a casa temprano por órdenes de su director. No es que no se lo esperara cuando sintió que sus pulmones se estaban ahogando, sintiendo el ardor que quemaba su garganta. Por primera vez, desde que Elena comenzó a dormir en su habitación, no pudo pegar un ojo en toda la noche. Por eso, aquel día había madrugado y salió muy temprano al trabajo, antes de que Elena se despertara, esperando que el aire fresco pudiera ayudarle pero desafortunadamente, la jodida Siri, le mintió nuevamente y solo terminó congelándose el trasero.

Entonces, ahora se había sentado en el piso de la cocina, sintiéndose impotente. Había abandonado el sofá, después de levantarse repetidamente en busca de pañuelos y agua. Estaba demasiado cansada como para moverse. El piso se sentía tan bien, aunque un poco frio. Oyó que la puerta principal se abría y se cerraba. Elena probablemente se sorprendería de encontrarla tan temprano en casa, por lo que soltó un gemido para que la chica supiera que estaba allí, muriendo lentamente.

La pelirroja apareció en la puerta de la cocina, segundos después. Parecía divertida, pero luego cambió su cara a una muy preocupada cuando se dio cuenta del estado en el que se encontraba Yulia. La pelinegra solo la miró con los ojos llorosos, haciendo una mueca de tristeza.

—Me enviaron a casa — Murmuró fuertemente, inclinando la cabeza hacia atrás para apoyar su cabeza contra el lavavajillas. Volky se sentó a su lado. En realidad parecía que el animal la estaba comprendiendo.

Elena parecía que no tenía idea de que hacer. Su mirada, arrojaba seria preocupación. Se tocó los pantalones con los dedos varias veces antes de dar un paso vacilante y arrodillarse frente a Yulia.

— ¿Por qué estás sentada en el piso?

— ¡No lo sé! — Yulia se quejó lastimeramente. Elena hizo una mueca.

—Umm...— La pelirroja pensó por un momento, y luego se acercó — Ok, quiero decir, ¿puedo… puedo llevarte hasta el sofá?

Yulia asintió y Elena la ayudó a levantarse con cuidado. Yulia se disolvió en un ataque de tos. La pelirroja le frotó la espalda con cautela hasta que se detuvo y apoyó a Yulia lo suficiente como para llegar hasta el sofá. La pelinegra observó a Elena enderezarse y morderse el labio. Sus ojos recorrían el apartamento. Nuevamente estaba golpeando sus pantalones con sus dedos.

—Estás bien, Elena? — Yulia preguntó. Observó que los dedos de la chica dejaban de moverse, pero ella estaba demasiado cansada como para agregar algo más. Elena giró sobre sus talones y se alejó. Yulia sorbió o intentó hacerlo. Solo salió un ruido chirriante y luego se pasó el brazo por la nariz roja.

De repente, sintió que una manta cayó a su alrededor. Era cálida, y tenía jirafas verdes. Sonrió débilmente. Un minuto después, Elena dejó una taza con algo humeante en la mesa de café, junto a una caja de pañuelos, un libro para colorear, y una caja lápices de colores. Yulia trató de levantar una ceja, y Elena se dio cuenta y se sonrojó.

—Me gusta colorear cuando estoy enferma — Dijo simplemente, antes de escabullirse nuevamente.

Yulia se echó a reír, y luego se dio cuenta de que era lo más doloroso que había experimentado, deteniéndose abruptamente. La pelirroja regresó nuevamente y se sentó en la mesa de café frente a ella.

Levantó una película que no era una de las de Yulia. “Herbie, a toda marcha”, y le dio una pequeña sonrisa.

—Ummm, probablemente la hayas visto. Pero se trata de un increíble auto, y es una aventura realmente genial... Y hay un gran perro esponjoso... Y Lyndsay Lohan.

Yulia dio la mejor sonrisa que pudo sacar. Por supuesto que la había visto, era Yulia Volkova y era amante del cine. Asintió con entusiasmo cuando Elena hizo un gesto hacia el reproductor de DVD. Elena levantó su oso frente a la pelinegra, tímidamente y mordiéndose el labio inferior. Sus orejas se volvieron carmesí. Yulia extendió los brazos débilmente y poniendo un tierno puchero en sus labios.

—Oso Pooh! – Dijo algo aniñada. Elena sonrió y dejó que Yulia tuviera su oso. La morena lo abrazó cerca de su pecho y se acurrucó debajo de las mantas. Cerró los ojos cuando Elena extendió vacilante una mano y le apartó el cabello oscuro de la frente. La última vez que alguien la había cuidado cuando había estado enferma, fue hace unos años, y había sido Vladimir... Bueno, realmente no la había cuidado a ella, prácticamente había ido asaltar el refrigerador y asegurarse de que aun estuviera viva.

Elena se instaló en el extremo opuesto del sofá, y Yulia automáticamente colocó sus pies en el regazo de la otra chica. Los movió en señal de protesta cuando Elena comenzó a tamborilear con sus dedos sobre ellos. Volky se acostó frente al sofá. Yulia habría esperado que él se acostara en el regazo de Elena, pero aparentemente, decidió ser leal… por hoy.

Unos diez minutos después, Yulia se durmió con la cara enterrada en el oso de Elena. Se despertó unas horas más tarde y descubrió que hacía tanto calor allí, que se quejó distraídamente y tiró la manta al suelo. Elena, de quien Yulia se dio cuenta que todavía estaba presente, no dijo nada. Simplemente recogió la manta y la dobló sobre la mesa de café.

—Te las arreglaste para lograr dormir un poco — Elena dijo en voz baja.

—No necesito dormir, necesito mi voz — Murmuró. Dios, se había convertido en una niña irracional —Apaga la televisión — Gimió. Yulia podía escuchar la canción de la película de fondo. Elena obedeció. Los ojos de Yulia estaban cerrados, por lo que no podía ver a la pelirroja, pero si sintió que la música se detuvo.

—¿Quieres ir a la cama?— escuchó una pequeña voz preguntar, y asintió con la cabeza en respuesta, pero no hizo ningún movimiento para ponerse de pie.

—¿Puedo... ahmmm… Está bien si te llevo?

De nuevo, Yulia asintió. Se aferró al oso de peluche con más fuerza cuando sintió los brazos debajo de las rodillas y su espalda, luego sintió que era levantada y se abrazó a la pelirroja que olía aun a ositos de goma. Elena la acomodó en la cama, colocando los medicamentos y pastillas para la tos, pañuelos, sobre la mesa de noche.

—Ummm, buenas noches Yulia — Dijo en voz baja.

Yulia frunció el ceño, con la cara presionada en la almohada. Realmente no tenía idea de lo que estaba sucediendo debido a su estado delirante. Joder, tenía escalofríos y se estaba congelando.

—¿A dónde vas?— Dijo extendiendo un brazo y agitándolo en el aire antes de dejarlo caer sobre la cama nuevamente –Tú duermes aquí — Murmuró Yulia.

Todo quedó completamente en silencio durante un minuto, y luego escuchó un crujido antes de que se apagaran las luces y el otro lado de la cama se hundiera. Podía escuchar a Elena moviendo nerviosamente sus manos, dando pequeños golpes y chasquidos.

—Elena — Yulia exhaló y se dio la vuelta. Joder, tenía tanto frío. Quería volver arroparse con esa manta con diseños de jirafa. En cambio, se acurrucó delirantemente frente a Elena, agarrándola de la camiseta, esperando calor.

Sintió que la pelirroja se tensaba, y le tomó al menos cinco minutos cuando finalmente los brazos de la chica la rodearon y así volver a estar caliente. Elena la acercó un poco más y Yulia dejó caer su cabeza sobre el pecho de la pelirroja, consciente de que su respiración sonaba como una excavadora en marcha, pero no le importaba, porque Elena olía a dulce, a ositos de goma.

[…]

La morena se despertó a la mañana siguiente, bueno ya era de tarde, en una cama vacía. Extendió su brazo alrededor de la cama, tanteando pero se encontró que estaba sola. Un ruido de la puerta llamó su atención. Levantó la cabeza y vio una figura allí. Sus ojos estaban tan borrosos, que hasta podría haber sido un maldito monstruo marino en ese momento. Pero el monstruo marino le habló.

—Te hice una ensalada de frutas — Dijo Elena suavemente, antes de levantar la barbilla y dar un paso adelante — Necesitas comer cosas ligeras. Ahora... levántate, por favor.

Yulia se sentó y se frotó los ojos, dándose cuenta de que, aunque su nariz aún estaba fañosa, su dolor de garganta había desaparecido. Se concentró en Elena, que estaba de pie al lado de la cama, con el tazón en una mano extendida, la boca ligeramente abierta y esperando alguna reacción.

Yulia sonrió lentamente y tomó la fruta — Gracias Elena – La pelirroja suspiró aliviada.

— ¿Te sientes mejor?— Los ojos verdigrises buscaron su rostro, y luego extendió una mano, deteniéndose forzada una vez en el aire, para desviarla hacia la cabecera de la cama de Yulia.

—Si aunque todavía un poco... fañosa — Yulia levantó la vista cuando Elena le quitó la mano — ¿Qué comiste en el desayuno?

Los ojos de Elena cayeron al suelo – Ummm…

La morena levantó una ceja.

—Te hice unas galletas de azúcar para animarte, así que tuve...

—Hiciste galletas para el desayuno y te las comiste todas — Yulia declaró tratando de ocultar su sonrisa mientras se llevaba a la boca un enorme trozo de melón.

— ¡No!— Proclamó Elena, sus ojos brillantes se encontraron con los de Yulia — Las guardé para ti. Tenía...  había masa sobrante... — se detuvo al final con el ceño fruncido.

— ¡Diablos, Elena! ¡No puedes comerte un montón de masa para galletas como desayuno! ¡Eso es ridículo!

— Me gusta — Dijo Elena con una pequeña sonrisa —Es mucho mejor que las mismas galletas.

Yulia puso los ojos en blanco —Te enfermarás. Entonces seré yo quien te tenga que dar mi peluche de tres patas para que te acuestes y te volverás a ser la favorita de Volky. Y además, no me gusta ver a alguien vomitar. Comienzo una reacción en cadena.

Elena parecía una niña que recibe un regaño, balanceándose sobre sus talones, estirando con frecuencia la banda de goma que siempre llevaba en su muñeca.

Yulia la invitó a acercarse con una cálida sonrisa – Ven, ahora, ayúdame a terminar esta fruta, porque pusiste como nueve melones aquí y no puedo comerlos yo sola.

Mentira, Yulia podía comerse cincuenta melones ella sola, todo el día.



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Mensaje por Fati20 7/30/2020, 3:00 pm

Me encanta lo tierna q es lena 😍😍😍. Me encanta la historia
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/4/2020, 3:08 pm

Fati20: A mi también, me encanta demasiado esta historia!!!! Embarassed Embarassed

A leer!!!

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Capítulo 5: Mis osos


Cuando llegó el día de la obra, Yulia ya se había recuperado del todo. Estaba un poco más entusiasmada de lo normal y por obvias razones, aquella era su noche de estreno.

Caminaba como un león enjaulado dentro de su camerino esperando a que sus amigos llegaran antes de que sufriera algún… ¿Paro cardíaco? ¿Asfixia? ¿Epilepsia repentina? Demonios… Estaba demasiado nerviosa.

Cuando la puerta se abrió, Yulia se giró para observar entrar a Luka, quien se detuvo de inmediato y la miró. Dios, será que tenía cara de maniática?

—Sigue caminando, Luka, por qué te detienes, joder? – Dijo una voz detrás de él – En ese pasillo hace demasiado calor. Parece el puto infierno.

Luka puso los ojos en blanco, entrando de lleno en la habitación — Wow! Me encanta tu vocabulario, Oksana.

Anya y la otra rubia lo siguieron hasta la habitación, haciendo que Yulia se concentrara en ellos y dejara de pasear alrededor de las cuatro paredes, con los nervios de punta. Los saludó con una sonrisa nerviosa.

—Entonces, ¿ya se te olvidaron tus líneas? — Oksana preguntó. Parecía estar aburrida, así que comenzó a hurgar las cosas que la pelinegra tenía sobre el tocador.

— ¡Joder, Oksana! – Exclamó el castaño, llevándose una mano contra su pecho — ¡No haces una pregunta como esa, justo antes de una presentación!— La rubia blanqueó los ojos.

—Bueno, solo espero que la respuesta sea no — Dijo distraídamente, llevándose a los bolsillos algunos de los esmaltes de uñas de Yulia.

—Estoy completamente lista para hacer la presentación, muchas gracias de todas maneras, Oksana – Contestó la morena negando con la cabeza mientras rodaba los ojos — En realidad, me he estado preparando durante veintitrés años. O sea, toda mi vida y es normal, estar con los nervios de punta antes de una presentación – Y pensar que antes de que sus amigos llegaran, ya se había diagnosticado toda clase de enfermedades mentales, por el estado en el que se encontraba.

Oksana la observó con algo de orgullo en sus ojos. Sabía que el sueño de Yulia era estar frente a millones de personas, derrochando todo su talento. Disimuladamente, dejó toda la admiración a un lado y siguió hurgando las cosas que Yulia tenía en su repisa.

Luka tomó una de las manos de la pelinegra entre las suyas — Eres una donuts en un plato lleno de aros de cebolla, Yulia. Naciste para esto, y estamos orgullosos de ti. Vas a estar increíble. Oh, y voy a estar filmando todo el espectáculo con la cámara de Vladimir, solo porque Tasha me amenazó con golpearme, sino lo hacía — Yulia lo abrazó sonriendo.

—Gracias Luka – Una vez que lo soltó, la puerta se abrió de nuevo y Lena entró vacilante. Llevaba las manos dentro de los bolsillos del abrigo. Sonrió cuando vio a Yulia. La pelinegra comenzó a caminar hacia ella.

— ¡Hey, es Lena!— Exclamó Anya, quitando a Yulia del medio para detenerse frente a la pelirroja. Solo se quedó allí, con una sonrisa brillante en su rostro y mirándola con sus cálidos ojos azules.

—Hola, Anya — Dijo Lena, también con una sonrisa.

— ¿Cómo estás?— Preguntó la carismática rubia.

Yulia casi se rió. Nunca había escuchado a Anya preguntarle eso a alguien antes en su vida. Eran ese tipo de saludos tan obvios que solía pasar por alto.

Yulia miró a Luka, que parecía un poco nervioso. Oksana, con los bolsillos llenos de las pertenencias de la ojiazul, solo observaba a las dos chicas con una sonrisa. La morena pudo ver los dedos de Lena moviéndose dentro de sus bolsillos.

—Umm, estoy bien. ¿Y tú?

— ¡Estoy genial! Pero tengo que irme ahora porque Oksana dijo que podríamos comprar palomitas de maíz antes de que comience el espectáculo. ¡Entonces, adiós, Lena! ¡Adiós Yulia!

Anya agarró la mano de Oksana y salió por la puerta arrastrando a la otra rubia. Luka se dejó caer en el sofá y la pelinegra caminó hacia la pelirroja, quien la abrazó tan pronto como estuvo lo suficientemente cerca.

—Gracias por venir — Dijo cuando se separaron. Lena sonrió.

—Por supuesto. Hubiera llegado antes, pero Volky, ahmm, masticó los zapatos que quería ponerme... Entonces, tuve que cambiarme el vestido...

—Bueno, te ves maravillosa — Dijo Yulia, sonriendo mientras Lena se sonrojaba y bajaba la vista hacia sus pies — ¿Estarás bien aquí? Quiero decir, ¿Te sientes cómoda con toda la audiencia? —preguntó un poco más tranquila.

Luka no estaba prestando atención. Estaba jugando con la cámara de vídeo que parecía que no se había usado desde la época de Cristóbal Colón.

Las orejas de Lena se pusieron rojas. Perfectamente podían combinar con su cabello. Luego, asintió con timidez.

—Estaré bien. Sé que estarás increíble Yul, y solo trataré de enfocarme en tu voz – Yulia la observó por un momento, buscando algún indicio de que en realidad, la pelirroja se encontraba bien. Sonrió de inmediato cuando los ojos color verde se encontraron con los de ella, volviéndose hacia Luka, mientras aplaudía.

—Ok, ¡Tengo veinte minutos antes de salir, chicos! Luka, podrías escoltar a Lena hasta su asiento? Los veré a todos después del espectáculo. Cenaremos, ¿verdad?

El joven asintió mientras se levantaba.

—Anda, lúcete como toda una estrella, Yulia — Dijo, ofreciéndole a Lena su brazo con una cálida sonrisa. La pelirroja lo tomó y le dejó a Yulia un pequeño saludo antes de que los dos salieran del vestidor. La morena reanudó su paseo, contando los minutos para salir al escenario.


***

El espectáculo había estado perfecto, salvo que la única interrupción durante la obra había venido de una mujer borracha que estaba dentro del público, que parecía tener la impresión de que estaba viendo La Sirenita.

Yulia estaba orgullosa de sí misma y de su elenco, por supuesto. Estaba preocupada de que hubiera demasiada adrenalina fluyendo a través de ella mientras se inclinaban ante el cierre de la cortina, y la orquesta finalizaba de tocar.

En ese momento, había visto a sus amigos entre la audiencia aplaudiendo salvajemente. Vladimir silbaba como un lobo, Oksana estaba tratando de ocultar que estaba llorando, Lena se veía tan orgullosa.


[…]

Llegaron al restaurant, el cual Luka se había dispuesto a pagar por todo lo que consumieran sus amigos. Era un sitio muy agradable y elegante. Tenía un nombre que en realidad, nadie podía pronunciar. A Yulia no le importaba. Ella comería pétalos de rosa si se los pusieran en su plato en ese momento. Era un restaurante bastante concurrido, lo que lo hacía más ruidoso cada vez que se llenaba de más comensales.

—Volkova, tienes una maldita etiqueta con el precio, en tu vestido — Oksana declaró con calma mientras examinaba su menú. Vladimir resopló cuando lo vio.

—Oh! Jesús – La morena se quejó, mirando por encima de su hombro, quitando cuidadosamente la etiqueta. Una vez, también le había pasado lo mismo y al momento de arrancársela, tuvo que caminar hasta su casa con un agujero semi-pornográfico, en la parte posterior de su vestido – Creo que podrían haberme dicho antes, no? — Oksana se burló.

—Tienes suerte de que te lo dijera, ahora — Murmuró.

Yulia suspiró volviendo su atención al menú. Realmente no podía entender la mitad de lo que estaba escrito. Probablemente terminaría con cuatro pedacitos de lo que fuera sobre su plato, rodeada de dos kilos de decoración.

— ¿Qué van a ordenar, chicos? — Preguntó a la mesa en general.

—Gordon Bleu — Luka respondió al instante — Lleno de jamón y pimentón.

Vladimir lo miró y asintió con la cabeza — Sí, yo también voy a pedir eso.

—Filete de cerdo con nueces y queso brie gratinado — Dijo Oksana — Creo. A menos que esto signifique algo así como, pezuñas de cerdo fritas o que se yo.

—Hmmm — Yulia dijo, tratando de sacar esa imagen de su cabeza — ¿Y tú, Lena?

La pelirroja levantó la vista de su menú — Umm, quiero pedir un sándwich de queso asado.

— ¿En serio, pelirroja? ¿Estamos en este restaurante, que fue construido para los reyes y tú vas a pedir un sándwich? — Oksana comentó incrédulamente. Yulia tuvo que admitir, que el queso asado sonaba mejor que las pezuñas de cerdo frito que Oksana probablemente había ordenado, accidentalmente.

Lena frunció el ceño y volvió a enfocar sus ojos en el menú — Realmente no me gusta nada de esto —Dijo en voz baja — Puedo cambiarlo, pediré…

—No — Yulia interrumpió, tomando el menú de la pelirroja y doblándolo por la mitad — Pedirás lo que quieras comer, Lena. Probablemente todos también desearemos haber ordenado del menú infantil.

Lena asintió con los ojos todavía fijos en la mesa. Yulia pidió Tortellinis con Ricotta de Espinacas, y cuando llegó la comida, todos se alegraron al descubrir que habían interpretado el menú correctamente. La salsa en la comida Oksana casi hizo que Anya vomitara, pero, cuando quitó la mayor parte del plato, ahora se veía apetecible. No eran pezuñas de cerdo. Afortunadamente.

Lena comenzó a jugar con sus cubiertos a mitad de la comida. Volteando la cuchara hacia arriba y hacia abajo, balanceando sus dedos sobre las rodillas. Había mucho ruido en el restaurante.

—Lena — Yulia dijo en voz baja, poniendo su mano sobre la cuchara para que la pelirroja no pudiera alcanzarla. La pelirroja se detuvo y siguió masticando su emparedado, con los ojos centrados en la mano de Yulia — Lena, estás bien? – La morena tomó la mano libre de la pelirroja, para evitar que siguiera jugando con los cubiertos. Le sonrió suavemente cuando Lena la miró a los ojos y le hizo un guiño mientras ponía la cuchara junto a Luka, fuera del alcance de la chica.

—Entonces, Lena — comenzó a decir Vladimir en voz alta, mirándolas a las dos con una sonrisa —Yulia estaba bastante sexy en el escenario esta noche, ¿verdad?

Luka se atragantó con su comida y Anya lo golpeó en la espalda. Lena se sonrojó de inmediato, pero sonrió y miró a Yulia.

—Ella estuvo increíble.

Vladimir asintió como si esperara que ella le reclamara algo o que comenzara a imaginar a la pelinegra en algún tipo de fantasía sexual. Yulia lo miraba con el ceño fruncido.

Sorprendentemente, Lena continuó — No creo haber escuchado nunca una voz como la tuya, Yulia. Es tan... es como... no sé, me hace sentir tan feliz por dentro.

Ahora era el turno de Yulia para sonrojarse. Vladimir seguía sonriendo como un tonto.

—Sé que fuiste a una escuela de música, pero, ahmm, también cantabas en la escuela secundaria, ¿verdad?

Yulia todavía intentaba devolverle a la cara, su color normal, así que Anya respondió por ella.

—¡Claro que sí! Ella era la capitana de nuestro grupo de teatro y el coro de la escuela. Ganamos las nacionales el último año, lo cual, creo que fue más por mi baile – Dijo la rubia quedando en silencio mientras pensaba. Continuó — Pero creo que Yul también hizo un buen trabajo con su voz — Oksana asintió sabiamente.

—Oh Dios, Anya, me estás devolviendo recuerdos de la escuela secundaria — Luka se frotó las sienes —Todavía hablas con Parviz, ¿verdad Yulia?

Yulia asintió con la cabeza. Vladimir captó la confusión en el rostro de Lena — El hermanastro de Luka. Mi mejor amigo. Su ex — Explicó sucintamente. Lena frunció el ceño.

—Estoy agradecida por todo lo vivido en la escuela secundaria. Superé todos esos obstáculos y ahora, soy la protagonista de la obra “Cover Girl” en el teatro — Yulia enfatizó su punto, agitando sus manos. Todavía estaba un poco excitada por la presentación de horas atrás — Dejé atrás los malos ratos y estoy exactamente donde quiero estar — Le sonrió a Lena y finalizó colocando con fuerza, la servilleta sobre la mesa.

— ¿Fuiste víctima del bullying?— Lena preguntó. Se veía realmente angustiada. Yulia se mordió el labio y miró a Oksana — Antes, no tenía muchos amigos, y era un blanco fácil, ya sabes. Pero, la gente volvió en sí. Se dieron cuenta, de que algún día sería una estrella famosa, y que tendrían suerte si tenían que bañar a mi perro. Disfruté los últimos dos años de la escuela secundaria. Ah, sí, y Volky si necesita un baño.

Yulia le dio un codazo a Lena en el hombro tranquilizándola un poco, aunque la pelirroja todavía parecía un poco triste.

— ¿Puedo comprarte un helado?— Lena preguntó.

Yulia vaciló un poco, luego sonrió porque, a ver; quién podría decirle que no al helado? El rostro de Lena se iluminó cuando la morena asintió, terminando de comer su sándwich de queso asado.

Después de la cena, todos fueron al centro a comer helados. Yulia se puso a un lado del carrito con Oksana, mientras todos los demás compraban sus conos. Oksana tintineaba los esmaltes de uñas robados del camerino de Yulia, en los bolsillos de su abrigo, despreocupadamente mientras esperaba por el cono.

—Entonces, sabes que le gustas a esa chica ¿verdad? — Yulia levantó una ceja.

—Bueno, así espero. Es mi compañera de cuarto y la idea es que nos llevemos bien… — Oksana se rió, interrumpiéndola.

—No, Volkova. Me refiero a que te mira como si fueras una diosa. Claro, cuando no se esconde como un bicho raro.

—¡Oye! — Yulia la fulminó con la mirada, empujando a la rubia fuera de la vereda. Oksana levantó las manos en defensa. Por una fracción de segundo, la ojiazul consideró empujarla sobre un chico que venía conduciendo una bicicleta justamente en ese momento.

—¡Caray!— Oksana recuperó el equilibrio – Solo estoy bromeando. Cálmate. Ella... – Yulia quedó esperando que otra barbaridad diría la rubia — ...parece demasiado dulce, como si supiera a algodón de azúcar.

De acuerdo, el tipo en la bicicleta estaba casi a la altura de donde ellas estaban paradas conversando. La morena se preparaba para empujar a Oksana hacia esa dirección.

—No, no, no!!! Espera! No me refiero a que sepa a dulce, joder. Me refiero a que es demasiado dulce como persona. Demasiado agradable – La rubia se alejó de Yulia mientras trataba de explicarse.

—No te entiendo ¿Cómo ahora eres tan amable?— Murmuró Yulia.

Oksana solo sonrió, ahora que ya estaba salvo, a unos pocos metros del carril de las bicicletas — Ella es perfecta para ti, Volkova. Solo asegúrate de decirme, cuando finalmente descubras cómo sabe. ¿Está bien?

Yulia se sonrojó y bajó de la vereda cuando Oksana se alejó para tomar el helado cubierto de maní, que le compró Anya. Lena se acercó y le entregó a Yulia un cono de fresa, junto a una pequeña sonrisa. La pelinegra no recordaba cuando había sido la última vez que alguien le había comprado un helado.

Tomó la mano libre de la pelirroja para evitar que le arrancara el dobladillo de la manga de su chaqueta y se unió al resto de sus amigos, para caminar hacia su casa.

***

El siguiente fin de semana, más exactos el domingo por la mañana, estaba Yulia rodando sobre una bola gigante, en su sala de estar. Se había dicho a sí misma que haría algo de yoga, pero descubrió que era más divertido saltar como un niño de cuatro años sobre la esfera color rosa.

Trataba de mantener el equilibrio sobre la misma, con sus manos y rodillas, cuando Lena salió de la habitación, que básicamente compartían.

La chica resopló tan pronto como vio a Yulia y se cubrió la nariz bruscamente. Yulia se sobresaltó, perdió el equilibrio, rodó con la pelota y estrelló el pie contra la pared con tanta fuerza, que se sorprendió de no hacer un agujero. Se tumbó en el suelo con una sonrisa de vergüenza en su cara, escuchando a Lena reír desde la cocina. Finalmente, Lena salió con una taza de cereal y un vaso de leche con chocolate. Se sentó encima de la pelota, junto a Yulia.

— ¿Estás bien?— Yulia entrecerró los ojos, pero sonrió. No le había llevado demasiado tiempo volver a reunir su integridad. La pelirroja no parecía que estuviera demasiado preocupada, ya que estaba tratando de contener su sonrisa. Yulia asintió y se frotó el pie — Porque casi derrumbas nuestro muro.

Yulia se burló — Casi no, Lena. Lo golpeé... un poco, mejor dicho… más o menos.

—Con la fuerza de una bola de demolición… de esas que usan en las construcciones.

Yulia se sentó y miró a Lena con fingida molestia. Observó a la pelirroja llenar sus mejillas con algo de cereal, inflándolas como un hámster.

—Estás muy conversadora esta mañana.

Lena sonrió tímidamente y se encogió de hombros, recorriendo la habitación con la mirada. Hizo un gesto hacia la segunda bola que Yulia había planeado usar, junto con la primera, para rodar por toda la sala.

— ¿Puedo intentar?— Preguntó.

—Por supuesto — Yulia agitó los brazos — Solo no te hagas daño, ni hagas un agujero en la pared. Y no…

—Diablos Yulia, habla por ti misma. No soy tan torpe como tú — Dijo distraídamente, colocando su frente sobre la pelota y comenzando a rodar un poco. Todavía masticaba cereal en su boca.

La morena levantó las cejas y se echó a reír. Sin dudas, le gustaba esta Lena — Está bien, no sé que hablas si fuiste tú quien tropezó ayer con Volky y casi destruyó nuestra mesa de café.

Lena la ignoró y llamó a Volky hacia ella. El perro saltó alegremente por la sala de estar, hasta llegar frente a la pelirroja quien le dio una bolita de cereal azucarado en la boca. Yulia arrugó la nariz.

— ¡Ah, y la semana pasada te escapaste de la cama en medio de la noche para ir al baño, te golpeaste con los pies en la bañera y tiraste toda la cortina de la ducha! Lena, por unos segundos creí que realmente te estaban asesinando allí adentro.

Yulia estaba hablando en serio. De hecho, aquella vez tuvo pesadillas con la película Psicosis, toda la noche. Lena era una de las personas más torpes que había conocido.

—Está bien, soy torpe – La pelirroja estaba de espaldas a la pelota ahora, tratando de mantener el equilibrio sin ninguna de sus extremidades —Pero tu…

Y allí va, pensó Yulia. Lena se deslizó hacia atrás en la pelota, arrojando el plato de cereal por toda la habitación, golpeando su cabeza contra la pared, en un fuerte golpe. Yulia jadeó e intentó ponerse de pie, pero Lena comenzó a reír, y la cara de preocupación de Yulia cambió a una de diversión. Solo esperaba que no haya sufrido ningún trauma neurológico.

Yulia no podía contenerse. La risa de Lena era fuerte y melódica. La pelirroja se estaba agarrando la cabeza, mientras seguía sonriendo por lo que había pasado. A Yulia le encantaba escucharla reír así. Ambas no paraban de hacerlo. Volky comenzó a comer del cereal esparcido por la habitación y la ojiazul tuvo que intervenir antes de que este se enfermara y terminara vomitando en sus zapatos.

—Lena — Yulia trató de sonar molesta, pero se había quedado sin aliento, por haberse reído demasiado — Recoge tu maldito cereal. Deja de enseñarle a mi perro, tus terribles hábitos alimenticios.

Lena se sentó y miró a su alrededor, con el rostro totalmente rojo. Su sonrisa se desvaneció al ver el desastre que había por todas partes —Oh... no. Lo siento.

Yulia la vio comenzar a moverse y recoger el cereal poco a poco del suelo. La morena no evitó arrugar la cara cuando Lena volvió a poner, un puñado de cereal que recogió, de vuelta a la maldita caja. La caja tenía un oso con un sombrero azul.

— ¿Por qué te gustan los osos, Lena?— Preguntó distraídamente, recogiendo las bolitas azucaradas más cercanas a ella.

La pelirroja se limpió las manos en sus pantalones cortos y desapareció detrás del sofá — Ummm, no lo sé — Dijo vacilante – Son… ahmm… se ven esponjosos, ya sabes. Así como que… que… puedes abrazarlos… O algo así.

Yulia sonrió. Trataba de no imaginarse a Lena siendo mutilada por un oso pardo, después de tratar de darle un abrazo.

—Eres como un oso, Lena — Comentó. Yulia no quería levantarse del suelo en ese momento, así que discretamente, alimentaba con un pequeño puñado de cereal, a Volky, manteniendo los ojos en el sofá todo el tiempo, donde se encontraba la pelirroja.

La cabeza de Lena apareció un momento después, seguida de su cuerpo. Su ceño estaba fruncido por no entender la metáfora.

La morena decidió dar más detalles. Al parecer, decirle a alguien que era como un oso, no estaba del todo claro.

—A ver. Eres callada y torpe, obviamente — Ella miraba fijamente a la chica mientras que esta se sentaba en el suelo, del otro lado de la mesa de café. Lena se sonrojó — Quiero decir, los osos no son torpes, pero, ya sabes, podrían noquearte con una patada, un abrazo o algo así, ¿verdad? – Ni ella tenía idea. No era una jodida zoóloga, como para tener ese tipo de información — Además, eres esponjosa, solitaria, ya sabes, soportas cosas.

Lena solo la miró fijamente — ¿Soy esponjosa?

Yulia se echó a reír, golpeando su espalda contra la bola gigante que estaba detrás de ella —Si.

Lena sonrió y se dejó llevar por la imaginación por un momento. Yulia la miró con interés.

—Bueno, entonces tú también eres un oso – La pelirroja finalmente dijo — Los osos pueden ser ruidosos a veces y... asertivos, ya sabes. Creo que rugen, ¿rugen? — Lena miró a Yulia con curiosidad. La pelinegra la miró con una cara exagerada como diciendo “WTF”. En realidad no sabía si los osos rugían, o que tipo de sonido hacían.

Lena se encogió de hombros y continuó felizmente —Pueden ser molestos, ya sabes, como… como perseguirte por el bosque…hasta matarte y que mueras.

Yulia resopló y Lena sonrió. La morena en realidad tendría la persistencia de perseguir a alguien en el bosque hasta matarlo?

—Y a veces eres esponjosa, cuando no te cepillas el cabello. Especialmente por las mañanas. Y tus ojos son grandes cuando despiertas… Y, no sé. El oso Pooh, canta a veces. Y nos damos buenos abrazos de oso.

Yulia la observó con una sonrisa mientras que Lena seguía divagando. Vio como la chica se levantó del sofá y caminó hasta su encuentro para fundirla en un abrazo fuerte.

—Te llamaré Osita Grande, de ahora en adelante – Proclamó la morena, tirando hacia atrás y revolviendo el cabello de Lena. Yulia solo bromeaba. A ella realmente no le gustaban mucho los apodos. Oksana la había llamado “Nerd” durante tres años en la universidad. Lena sonrió y agachó la cabeza antes de encontrarse con los ojos de Yulia.

—Entonces, tú eres Osita Pequeña — Lena dijo lógicamente. Mierda! Yulia, bravo… de nuevo con un apodo.

Sin embargo, no podía negar que le hacía feliz ver la cara de emoción que tenía la pelirroja. Le sonrió y asintió agradablemente.

—Ahora — dijo Yulia, tratando de parecer seria — Recoge el resto de los cereales, o nos invadirán las hormigas.

Lena obedeció y Yulia la ayudó. Esta vez los tiraron a la basura, como las “adultas responsables” que eran. La pelirroja luego jaló a Yulia de nuevo hacia las bolas y comenzó un juego, para ver quién podía rebotar más alto. Más tarde, tuvieron que llamar a Vladimir, cuando Lena hizo un agujero en el panel de yeso con su codo. Pero había valido la pena.


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Mensaje por Fati20 8/4/2020, 4:01 pm

Hay son una ternura total 😍😍 no había leído una historia donde ambas fueran tan tierna y el amor fuera tan bonito
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JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells Empty Re: JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells

Mensaje por Edirbr 8/5/2020, 6:22 pm

Son una ternura estas dos 🤗

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JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells Empty Re: JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/6/2020, 8:12 pm

Oh, siento el retraso... Espero disfruten el capítulo de hoy!

A leer!!!

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Capítulo 6: Bienvenida al mundo real.



Yulia no tenía idea cuando el rollo de caramelo que tenía en su boca, se había acortado tanto.

Recordaba que cuando era niña, solían ser más duraderos, tanto, que hasta pensaba poder usarlo como cinturón, agujetas para sus zapatos… comerlo durante todo el día. Claro, tal vez algunas personas se burlarían de ella por eso, pero aquellas tiras repletas de sabor afrutado, seguramente habían sido fabricadas por los malditos dioses, y a ella le encantaban.

En ese momento, estaba robando algo de todo el arsenal de dulces que guardaba Lena en la alacena, lo que probablemente iba a ser reemplazado por la comida del almuerzo.

Se sobresaltó cuando sonó su teléfono y dejó caer la bola de fruta en el suelo. Mierda ¿Lena habrá adivinado que le estaba robando su asquerosa comida?

— ¿Hola?— Dijo con detenimiento, mirando a su alrededor, buscando algún indicio de que no habían cámaras ocultas dentro de su propio apartamento. Yulia, no seas paranoica.

—Hola, ¿Habla Yulia Volkova?— Preguntó un chico, sonando preocupado.

—Sí, soy Yulia — Respondió, recogiendo el bocadillo del suelo y tirándolo a la basura. Luego se puso a buscar otra cosa mientras tenía el teléfono sobre su oreja. Rayos, Lena tenía cuatro cajas de cupcakes de chocolate. Esto era inaceptable.

Contempló la idea de tirarlos todos a la basura. Cómo podía comer tanta chatarra?

—Mi nombre es Filip. Trabajo con tu amiga Lena. Ahm, te tiene en la lista como contacto de emergencia, y en este momento está teniendo un problema.

Procesó la información durante medio segundo, manteniendo su mirada fija en los cupcakes antes de reaccionar totalmente preocupada.

— ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Ella está bien? ¿La mordió algún animal? — El primer pensamiento que le vino a la cabeza, era que tal vez la había mordido un perro con rabia y seguramente estaba botando espuma por la boca. Rápidamente, empezó a recoger el desastre de la cocina, antes de que el chico respondiera.

—No, físicamente está bien. Está teniendo, algo así como… un ataque de pánico o algo parecido... Un ataque realmente malo. ¿Hay… a ver… no sé. Hay algo mal con ella?— Filip preguntó vacilante.

Yulia estaba a punto de soltar un “¡No!”, pero se dio cuenta de que realmente no tenía ni idea —Voy en camino — Dijo para salir corriendo por la puerta, apenas cerrándola a tiempo para evitar que Volky la siguiera.


A dos cuadras del recorrido, se dio cuenta de que llevaba sus pantalones cortos que usaba para dormir y una camiseta de dibujitos de arco iris, como si tuviera siete años.

Entró en el área de la oficina y se acercó a una mujer que estaba sentada en un escritorio —Hola, soy Yulia — Dijo rápidamente, buscando a su alrededor cualquier señal de la pelirroja o animales sueltos por allí.

—Oh, Yulia, ven conmigo, por favor — La mujer se levantó y la condujo a través de unas puertas dobles. Al cruzar, pudo notar varias perreras a través del pasillo, una habitación más pequeña con una nevera y una mesa. Un tipo alto, que debía ser Filip, se cernía cerca de la puerta. Parecía haberse aliviado al verla.

Yulia examinó la habitación y vio a Lena sentada en el suelo contra la pared del fondo, con las rodillas pegadas al pecho y las manos sobre las orejas. No podía ver la cara de la pelirroja, debido a la posición en la que se encontraba. Se acercó rápidamente para arrodillarse frente a ella. Filip y la recepcionista observaban desde la puerta.
—Lena — La llamó suavemente. Podía escucharla respirando rápidamente, golpeando sus dedos de arriba a abajo sobre sus rodillas. Lena no respondió, posiblemente porque no podía escucharla.

—Oye — Yulia intentó de nuevo extendiendo una mano, posándola sobre la cabeza de Lena. La pelirroja se encogió y comenzó a mecerse un poco, comenzando a llorar ahora. Yulia no tenía idea de qué hacer.

—¿Qué pasó?— La morena se dio la vuelta y le preguntó a Filip. Se sentía impotente. El chico sacudió la cabeza en negación.

— No sé, yo no estaba allí. Había un grupo de niños que entró de pronto, al parecer venían de una excursión, y supongo que hacían mucho ruido, ya sabes, y ella simplemente... vino hasta aquí y no se ha movido de allí…

Lena jadeaba ahora. Yulia se inclinó hacia delante y con cuidado, quitó las manos de la chica de sus oídos. La pelirroja enterró su rostro más profundamente entre sus rodillas y se mecía un poco más rápido.

—Lena, cariño, necesitas respirar — Yulia suplicó —Estás bien. Ya estás a salvo. No hay nadie más en la habitación — Hizo un gesto con uno de sus brazos para que Filip y la recepcionista se fueran, sin apartar los ojos de la cabeza cobriza frente a ella.

—Lena, por favor mírame— Yulia llamó gentilmente. La pelirroja levantó la cabeza hasta que sus ojos pudieron concentrarse en el dibujo que había en la camisa de Yulia. Estaba sin aliento y las lágrimas corrían libremente por sus mejillas.

La morena se acercó para presionarse contra las piernas de Lena.

—Mírame a los ojos, Lena— Yulia persuadió. Los verdigrises de la pelirroja se posaron en los de ella, rojos, nerviosos y asustados. Su cuerpo se balanceaba de un lado a otro cada vez que jadeaba, y sus manos recorrían ansiosamente la parte superior de sus rodillas.

Yulia intentó calmarla y la abrazó con fuerza —A ver…Háblame de tu animal favorito, Lena. El mío es el león. ¿Cuál es el tuyo?

La pelirroja se quejó e intentó apartar las manos, sacudiendo la cabeza y acercándose a la pared. Yulia estaba a punto también de ponerse a llorar.

—No, no, cariño. Escúchame, osita grande. Sé que te gustan los animales, y quiero saber cuál es tu animal favorito — La pelinegra frotó sus pulgares suavemente sobre las manos de Lena, esperando una respuesta.

Lena miraba fijamente el suelo, todavía balanceándose de un lado a otro y moviendo las piernas. Yulia vio las lágrimas gotear sobre la cerámica.

—Mmm…yo no…mmm... perros — Lena tartamudeó entre silabas.

— ¡Está bien! Está bien, cariño — Yulia apretó las manos de Lena con más fuerza — ¿Qué es lo qué más te gusta de los perros?

Lena redujo la velocidad de su balanceo y cerró los ojos con fuerza para concentrarse. Luego se quejó de nuevo.

—Ya, tranquila. Estás bien — Volkova le dijo suavemente. Llevó una de sus manos hasta el cabello de la joven, logrando despeinarla un poco. Lena agachó la cabeza.

—Ellos…son amigables...Y…feli…felices.

Los labios de Yulia se arquearon —Sí, lo son. ¿Qué pasa con Volky? ¿Qué trucos puede hacer?— Solo quería que Lena sonriera. La pelirroja dejó escapar una risa corta y débil.

—Bailar — Su respiración agitada disminuyó y sus ojos se cerraron para concentrarse en respirar.

—Así es — Yulia sonrió suavemente aliviada — ¿Y qué le diste a Volky para el desayuno esta mañana?

Lena no respondía. Seguía balanceándose, con los ojos cerrados. Yulia extendió la mano y agarró su barbilla, inclinándola hacia arriba y esperando hasta que los ojos de Lena se abrieran. Había dejado de llorar, pero estaban rojos y vidriosos. Yulia sonrió alentadoramente.

—Umm, algunos de mis Cheetos, y, ahmm, comida para perros y sirop.

Yulia no pudo evitar fruncir el ceño con sorpresa y disgusto. Lena le dedicó una pequeña sonrisa ante la reacción. Decidió no hacer ningún comentario acerca de cómo Lena estaba arruinando la dieta de su perro, en este momento. Sí, ya encontraría el momento para lidiar con ese problema.

Soltó las manos de la pelirroja y ahuecó la cara de la mujer, secándole las lágrimas con los pulgares. Los ojos de Lena nunca se alejaron de los de ella.

—¿Te sientes mejor?— preguntó, buscando la belleza de aquellos ojos verdigrises.

Lena asintió y se sonrojó. Trató de mirar hacia el piso pero las manos de Yulia sostenían su cabeza en su lugar.

—Bueno — La pelinegra dijo un momento después. Volvió abrazar a la chica y aspiró su olor a ositos de goma. Lena se aferró a ella con fuerza.

—No te limpies los mocos de mi camisa, osita grande —Murmuró contra el cabello cobrizo, con una pequeña sonrisa.

Lena resopló, tratando de no limpiarse los mocos en la camisa de la más bajita. La pelinegra frotó le la espalda para tranquilizarla, luego se apartó y agarró su mano.

—Vamos. Vamos a buscar a Volky e ir a dar un paseo.

Lena parecía tan pequeña y asustada cuando se puso de pie que Yulia quería comenzar a llorar de nuevo. Realmente no tenía idea de qué demonios acababa de pasar, pero sabía que su corazón estaba acelerado y los ojos de Lena aún denotaban nerviosismo.

Una caminata en el parque era exactamente lo que necesitaban.


***

Lena sostenía la correa de Volky cuando el perro salió corriendo, pasando muy de cerca del estanque que había en medio del lugar. La pelirroja simplemente pensó que a Volky no le agradaban los gansos, mientras que Yulia solo sonreía en silencio, esperando el gran momento.

La pelirroja no había hablado, y Yulia no tenía idea de qué decir tampoco. Trajeron un boomerang con ellos, que solo dios sabe de dónde la pelirroja lo había sacado.

Lena le quitó al perro la correa y arrojó el boomerang. El objeto cayó a unos cincuenta metros y nadie parecía sorprendido. Mentalmente la morena se preguntaba si era cierto que aquellas cosas regresaban a ti una vez que las lanzabas al aire o era simplemente algún truco de ciencia ficción.

Volky estaba emocionado. Desafortunadamente, cuando recuperaba cosas, no le gustaba traerlas de vuelta hasta que no fueran destruidas, por lo que Yulia y Lena se sentaron con las piernas cruzadas en la hierba mirando al perro comerse el plástico.

La pelirroja estaba creando una montaña frente a ella con la hierba que arrancaba del suelo. Yulia simplemente se sentó y observaba como crecía el montoncito de hojitas verdes.

—Crecí en un orfanato — Lena soltó de la nada, tan rápido que Yulia tardó varios segundos en darse cuenta de que alguien había hablado. La pelinegra la miró.

—¿Qué dijiste?

Lena respiró hondo y sacudió la tierra que ahora estaba pegada a sus manos — Crecí... en un orfanato — Dijo con cuidado. Yulia asintió después de un momento, mirando a la cara de Lena, lista para escuchar cualquier otra cosa.

—Ni siquiera era... realmente un orfanato. Es a donde iba si no lograbas tener un hogar... Como si nadie te quisiera.

Yulia se acercó y agarró suavemente las manos de la joven, quitándole la suciedad y para luego mantenerlas quietas. Lena finalmente hizo contacto visual.

—Mis padres murieron cuando yo tenía cuatro años, así que... pasé seis años allí, antes de que mi tía me llevara.

—Lo siento, Lena — Dijo suave y sinceramente, apretando las manos de la pelirroja más fuerte. Lena se mordió el labio.

—Estaba... tan lleno de gente. Siempre… había mucho ruido… todo el tiempo. Yo era la más joven y... los otros niños eran muy malos —Yulia frunció el ceño mientras Lena continuaba —Tengo estos... ataques de pánico, donde…donde me siento como si estuviera allí, de regreso. Entonces... eso es lo que... pasó.

Yulia se inclinó más cerca —¿Entonces te abrumaste...?

Lena asintió, mirando su mano sobre la de Yulia. La morena la estudió por un momento.

—Estás muy callada. Quiero decir, no solo ahora, todos los días. Pero... supongo que no es solo timidez, ¿verdad?— De nuevo, Lena asintió —¿Alguna vez has visto a un psicólogo?— De acuerdo, tal vez podría haber tenido un poco más de tacto en este momento, pero a Lena no pareció importarle la pregunta. Ambas vieron a Volky trotar con una pelota de tenis azul de otro perro en la boca. Pequeño ladrón.

—Sí. Realmente no... — Suspiró —No me gusta hablar con la gente.

Yulia se mordió el labio cuando los ojos verdigrises se encontraron con los suyos nuevamente.

—Dijeron que era Asperger cuando era una niña. Pero, no lo es realmente... Después de graduarme de la escuela secundaria, todos dijeron que mi salud emocional estaba atrofiada — Lena se encogió de hombros — Mi tía dice que soy inmadura... Todos los demás simplemente dicen que soy extraña.

—No eres extraña — Yulia dijo de inmediato. Lena levantó las cejas, y sonrió un poco —Quiero decir, que eres así… que no te gustan las personas, lo que sea, ya sabes. Eres vibrante, inocente y feliz, y necesitamos más gente como... OH MIERDA, VOLKY, ¡SAL DEL AGUA!

La morena se levantó y Lena se giró sorprendida de ver a su perro nadando alrededor del estanque lleno de gansos. Resopló y siguió a Yulia hasta la orilla del agua. El borde del estanque estaba helado y lleno de gansos que atacaban a la gente.

La morena se inclinó con las manos sobre las rodillas —¡Vamos Volky! ¡Vamos chico!— gritó con voz de bebé, mientras aplaudía —¡Vamos bebé!

Volky nadaba en dirección opuesta. Lena trató de amortiguar su risa. Yulia gimió y cambió de táctica.

—Volky. ¡Ven! ¡Ven, ahora!— Gritó enojada. Se volvió hacia Lena cuando escuchó a la otra mujer resoplar de nuevo.

—¡Lena! ¡Entra y tráelo!— La sonrisa de Lena se borró.

—¿Perdón?— Preguntó incrédula. Yulia resopló.

—Has sido tú quien lo convirtió en esta bestia desobediente ¡Van a comérselo! ¿Qué pasa con los cocodrilos y las serpientes... Dios, incluso he oído hablar de tiburones de agua dulce!

—No voy a sumergirme en un estanque de treinta grados, Yulia. Tu perro estaba loco incluso antes de que yo llegara aquí... Y estos gansos se están preparando para atacarnos, pero dudo que este pequeño estanque en el medio de la ciudad haya devorado hombres o animales en él.

Yulia se volvió y se alejó unos pasos del agua —Está bien, vámonos — Dijo metódicamente —No le gusta que lo dejen solo, especialmente por ti. Tal vez te siga —Lena puso los ojos en blanco ante la implicación de que Volky la favorecía, pero ella obedeció. Fueron y se sentaron en un banco un poco más alejadas del camino. Yulia se volvió hacia ella, completamente tranquila —De todos modos, estaba diciendo que necesitamos más personas como tú en el mundo, y si no quieres un terapeuta real o algo así, tal vez puedas hablar conmigo.

Lena solo la miró fijamente. Yulia pensó que era lo más lógico del mundo simplemente retomar la conversación donde la había dejado. No estaba segura de por qué Lena comenzó a reír de pronto.

—Dios. Yulia, osita, me haces sentir mejor. Realmente lo haces - Yulia sonrió ante los brillantes ojos de Lena.

Bueno, en resumen de la tarde, habían perdido un boomerang, robaron una pelota de tenis, y su perro probablemente sería comido por un raro tiburón de agua dulce del estanque del Gorky Park, pero sí, aquella había sido una salida totalmente exitosa.


***

Tal vez había sido una idea terrible. Seriamente. Invitar a tus amigos a cenar no debería hacerte sentir que te estás preparando para alguna batalla, o un caos masivo, o algún asesinato en masa.

Los amigos de Yulia le inspiraban muchos sentimientos, y cuando incluyes a Parviz en la mezcla, bueno... Definitivamente era una idea horrible.

Aquel pensamiento viajaba en su cabeza mientras colocaba la mesa, esperando que a sonara el timbre. Muchas cosas podrían salir terriblemente mal esa noche.

Miró hacia la sala de estar y sonrió. Lena estaba concentrada en su juego, aparentemente su familia de Sims seguía muriendo porque su horno se incendió una y otra vez. Ahora Lena se había quedado con varias lápidas en su cocina que no podía mover, por lo que la morena le echó un vistazo a su cara abatida y le dijo que reconstruyera la casa de los Sims antes de que llegaran sus invitados.

Sonó el timbre y Yulia entró en la sala de estar para inclinarse sobre el respaldo del sofá.

—Hey, tú — Dijo, empujando el hombro de Lena con el suyo. La pelirroja detuvo el juego y la miró con una sonrisa nerviosa —Me dirás si estás incómoda, ¿verdad?— Le preguntó. Lena asintió, y luego sacudió su cabello cuando Yulia lo revolvió, con una sonrisa.

—Umm, ¿Preparo algunas bebidas?— Preguntó. Yulia asintió y se movió para alcanzar la puerta, que ahora sonaba como si la hubieran golpeado con un ariete medieval.

—Caray, Volkova, llevamos allí como cuatro horas de pie — Oksana se quejó, arrastrando los pies al entrar y derrumbándose en el sofá. Luka y Anya la siguieron, aunque saludaron a Yulia con un poco más de cortesía y un abrazo.

—¡Hola Yulia!— Parviz proclamó con entusiasmo, envolviéndola en sus brazos. Yulia se rió y lo abrazó con fuerza.

—Hola Parviz. ¿Luka te ha estado cuidando?

El moreno se apartó y sonrió fácilmente cuando Vlad se deslizó por la puerta entre ellos.

—¡Oh, sí! Su departamento es increíble. Excepto, su cama de invitados que es como un bloque de concreto, y la ducha se siente como si disparara balas en tu espalda. Pero, su televisor es enorme, ¡Yul! ¿Lo has visto?

Yulia asintió divertida y sentó a Parviz en uno de los sillones cuando Lena salió de la cocina, mordiéndose el labio, mirándose los pies y llevando todo el alcohol.

—Parviz, esta es Lena. Lena, Parviz— Yulia presentó, agitando sus manos entre ellos. El chico sonrió fácilmente y levantó la mano.

—Hola Lena— La pelirroja abrió la boca, luego la cerró y le dedicó una pequeña sonrisa, buscando el sentido de la vida en las bebidas que sostenía. Oksana parecía aburrida. Yulia sabía que necesitaba alcoholizarla pronto.

—¿Qué nos trajiste, Lena?— Preguntó la ojiazul con entusiasmo, tirando de Lena para sentarse a su lado en el sofá. La pelirroja acaba de poner la bandeja en la mesa de café para que todos pudieran tomar una cerveza o servirse un poco de vino. Yulia le dio unas palmaditas tranquilizadoras en la pierna.

—Entonces, Yulia, ¿qué hay para cenar?— Vlad preguntó ansioso, apoyando los pies en la mesa de café y tomando su cerveza. Luka lo miró con disgusto.

—Bueno, como Lena y yo incendiaríamos el edificio si intentábamos algo más complejo, hicimos espagueti con salsa de tomate y pan de ajo — Dijo.

—... y galletas de mantequilla de maní— Lena añadió en voz baja, sorbiendo su leche.
Yulia sonrió —Y sorprendentes galletas de mantequilla de maní para el postre.

—Oh, que dulce— dijo Parviz, —lo único que come Luka son esas cenas congeladas que saben a champú.

Luka puso los ojos en blanco —Solo sabían así anoche, Parviz, porque explotaste la tuya en el microondas — El moreno solo se encogió de hombros.

—Vimos un cadáver en el camino, Yul — Anya dijo a manera de entablar una conversación. Yulia la miró fijamente. Decidió esperar que le dijera más al respecto, al fin de cuentas, era Anya.

—Era una paloma— Vlad aclaró, cuando la rubia simplemente se sentó allí con una sonrisa en su rostro —Sí, apenas nos detuvimos para que Oksana la guardara en una bolsa de plástico y lo dejó allí.

—Será un gran espécimen para mi clase — La otra rubia les dijo, completamente en serio —Creo que podría regresar y recuperarlo cuando nos vayamos.

Yulia no sabía cómo responder —La cena debería estar lista ahora, muchachos, si quieren pasar al comedor. Lo prepararé en un minuto — Eso fue lo mejor que se le ocurrió.

Para cuando todos estaban comiendo, la conversación sobre el cadáver de los animales había sido abandonada y reemplazada por la contemplación de los posibles asesinos en serie que vivían al otro lado del pasillo del apartamento de Vlad.

—Amigo, te lo digo, huele horrible. Y los vi bajar la ropa la semana pasada, parecía que pesaba doscientas libras.

Parviz escuchó con los ojos muy abiertos. Luka se burló —Sí, o simplemente son débiles e insalubres y no han lavado la ropa en un mes.

—O estaba lleno de partes de cuerpos podridas y picadas — Vlad declaró simplemente.

—¡Está bien! ¡Es suficiente!— Yulia declaró, encontrando difícil tragar su salsa de tomate. Lena estaba observando el diseño en el mantel, dibujando las figuras con sus dedos, y Yulia los golpeó discretamente, mirándola con una ceja levantada. La pelirroja puso su mano en su regazo.

—Entonces, Yul, ¿tienes novia?— Parviz preguntó alegremente, tratando de meter la mitad de su plato de espagueti en su boca.

Yulia negó con la cabeza, aunque Luka habló por ella —No desde la última, ¿cómo se llamaba, Yul? Algo…

—No, no estamos hablando de mis ex novias, Luka, muchas gracias — La morena lo interrumpió antes de que se dejara llevar. Oksana miraba a Lena con una sonrisa.

—¿Qué tal la pelirroja?— Preguntó demasiado inocente.

La pierna de Lena comenzó a rebotar, pero respondió antes de que Yulia pudiera lanzarse sobre la mesa y apuñalar a Oksana en el ojo con su tenedor. Estaba en su mano. Listo. Vamos.

—Nunca he tenido novia — Dijo Lena en voz baja.

Las mandíbulas de todos cayeron. Vlad se recuperó primero —Así que eres una gay recién salida del closet.

Incluso Oksana lo miró como “¿qué demonios?” Anya estaba entretenida alimentando a Volky con grandes piezas de su pan de ajo debajo de la mesa. Yulia no tenía idea de cómo Vlad logró poner la frase “gay recién salida del closet” en la conversación de la cena. Lena tocó el borde de su vestido, de su pierna que rebotaba.

—Umm, ¿no? Yo…yo no he tenido... un... novio tampoco... — se interrumpió, sonrojándose.

—Bueno, eso apesta, porque eres, como, muy bonita — Parviz dijo simplemente, antes de morder su bocado de comida, y salpicando de salsa toda la mesa. Luka y Oksana salieron volando de sus asientos como si hubieran sido escaldados por lava. Yulia se alegró por la distracción.

—Oye — Dijo en voz baja. Lena tragó saliva y siguió mirando su regazo —Lena, mírame.

Yulia le dedicó una sonrisa amable cuando la pelirroja la miró a los ojos —Estás bien — Susurró, deteniendo la pierna que rebotaba y las manos inquietas. Lena asintió, aunque sus orejas todavía estaban rosadas.

—Quiero más leche— Dijo Lena en voz baja.

Yulia pensó por un momento si aquello significaba que quería ir a la cocina sola. Realmente no estaba segura después de todo el fiasco de ayer.

—¿Necesitas ayuda?— Preguntó Yulia. Lena levantó una ceja y se rió suavemente.

—¿Verter un vaso de leche? Umm, creo que puedo manejarlo... gracias, osita.

Yulia se volvió hacia la mesa en general, sonrojándose ligeramente cuando Lena le dio unas palmaditas en la cabeza camino a la cocina.

—¿Ya la invitaste a salir, Yul?— Parviz preguntó tan pronto como Lena estuvo fuera del alcance de la mesa.

La morena parecía incrédula. Miró a Oksana, que levantó las manos inocentemente con una enorme sonrisa en su rostro.

—No fui yo. Lo juro. Ustedes dos emiten algunas vibraciones locas, Volkova.

Yulia sacudió la cabeza con incredulidad mientras Parviz continuaba con su línea de preguntas —Pero, ella me estaba mirando fulminantemente cuando nos presentaste.

Luka lo miró escéptico.

—Menos películas de terror — dijo Luka — Siempre he dicho que hay que tener cuidado con las personas calladas.

Yulia suspiró.

—Lena no fulmina con la mirada — Ella dijo simplemente.

—Pero lo hace — Intervino Oksana —Quiero decir, deberías haber visto sus ojos cuando Parviz dijo que era bonita. Parecían unos malditos láseres, fulminantes.

Ok fin. La conversación necesitaba terminar justo ahora. Yulia sabía que ya se estaban pasando de la raya. Vlad frunció el ceño.

—¿Cómo se ven unos ojos de láser, fulminantes?

Lena regresó a la habitación justo a tiempo para escuchar esa pregunta. Se sentó y miró a Yulia inquisitivamente. La morena solo puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza, y luego robó un sorbo de la leche de Lena, porque el alcohol era lo último que necesitaba en conversaciones como estas.

Todos se fueron después de comerse las galletas de mantequilla de maní. Yulia obligó a Parviz a llevar una bolsa, aunque solo fuera para contrarrestar el sabor a champú de la comida de Luka.

Más tarde se acurrucó en la cama junto a Lena y su oso de peluche, escuchando el suave respirar de la pelirroja que recién se había dormido. Cómo demonios aquella chica había pasado tanto tiempo sin novia o novio? Lena era tan absolutamente maravillosa. Entonces, fue cuando se dio cuenta, que Oksana tenía razón.

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Mensaje por Fati20 8/7/2020, 12:13 am

Cuanta ternura en cada capítulo... Definitivamente esta es de mis historias favoritas, me encanta. Será larga la espera para el próximo capitulo, estoy ansiosa de saber como será la relación de las chicas cuando sea más amorosa 😊
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JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells Empty Re: JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells

Mensaje por psichobitch2 8/8/2020, 12:35 am

Amo esta historia, amo a Lena... Adoro la comprensión que le tiene Yulia y la paciencia... Repito, amo esta historia
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JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells Empty Re: JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/11/2020, 1:14 pm

Feliz Martes! Smile Complacida siempre con sus comentarios, sus lecturas... Excelente día!

A leer!!

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Capítulo 7: Necesitamos un paraguas dentro de la casa.


Yulia estaba ensayando para el show, el que se estrenaría al día siguiente, cuando su teléfono celular sonó. Esbozó una sonrisa cuando apareció el nombre de Lena en la pantalla.

L: YULIA

Y: Lena!

L: ¿ESTÁS MUY OCUPADA EN ESTE MOMENTO!!!???

Y: ¿Por qué estás gritando. Qué sucede?

L: ¡HAY UN PÁJARO DENTRO DE NUESTRO APARTAMENTO!

Y: MIERDA!!! Rayos, Lena, Sácalo!!

L: NO PUEDO ATRAPARLO, NO ME GUSTAN LAS AVES...

Y: OK! Ve hacia otra habitación, Lena ¡Y no dejes que Volky se lo coma! Ya estaba a punto de salir del teatro.

L: ESTÁ BIEN. DATE PRISA!!!

Y: Aww! Llegaré pronto.


No sabía qué esperar encontrar mientras subía las escaleras del edificio que la conducía a su apartamento. ¿Y si el ave resultaba ser un jodido buitre? Demonios! Podría haber ahora mismo un buitre dentro de su apartamento. Espera…Y si no era un buitre sino un águila? O tal vez un pollo, un tucán, una gallina!! Mierda! Lena no había sido lo suficientemente específica.

Entrecerró los ojos cuando detalló a dos figuras sentadas en el pasillo, una vez que terminó de subir. En efecto, eran Lena y su perro.

— ¡Aww, Lena! ¿Cuánto tiempo llevas aquí?— La pelirroja se levantó sintiéndose avergonzada.

—Yo… ahmmm… unas pocas horas — Murmuró — Ese pájaro me estaba poniendo muy nerviosa — Yulia miró hacia la puerta con algo de desconfianza.

—Entonces ¿Sabes qué clase de pájaro es? Porque me estaba imaginando algo como un ganso, gaviotas o... — Dios! ¿Cuál era el plural para referirse a los Albatros? Albatri, acaso?

Lena solo la miró y Yulia sacudió la cabeza para aclarar sus pensamientos. No era el momento para pensar en gramática. Puso su mano sobre el pomo de la puerta y se giró a ver a la pelirroja.

— ¿Vienes?— Lena tragó saliva y asintió levemente.

Una mano se aferró fuertemente al dorso del abrigo de Yulia y con la otra agarró la correa de Volky. La morena no podía culparla. Era muy probable que su perro quisiera atrapar y “jugar con” o tal vez “matar accidentalmente”, cualquier cosa viva que pudiera estar en su apartamento.

Yulia abrió la puerta, entró e inmediatamente una paloma las atacó. El grito de la morena fue muy estruendoso mientras corría por el apartamento hasta el baño principal, arrastrando a Lena y al perro detrás de ella. La pelirroja se cubría con fuerza sus oídos, respirando agitadamente por la boca mientras cerraban la puerta del baño.

— ¡Yulia! Tú grito sonó como si fuera un murciélago. Creo que me lastimaste los oídos.

La pelinegra trató de calmar su corazón acelerado. Volky parecía encantado con todo el ajetreo.

—Lo siento — Exhaló. Estaba mucho más concentrada en el jodido animal que había en la sala, que en la pérdida auditiva temporal de su compañera.

Mierda. Mierda. Mierda. Ahora que iba hacer?

Sacó su teléfono para llamar a Vlad, pero éste no atendió, para variar un poco. Suspiró y le marcó a Oksana, mientras Lena miraba.

—Volkova, ¿Ya la invitaste a salir?

— ¡Cállate Oksana!— Siseó Yulia, mirando a Lena, que se frotaba distraídamente las orejas. Volky se había metido dentro de la bañera.

—Rayos, ¿Qué carajos te pasa?

—Hay una paloma salvaje volando dentro de nuestro apartamento — Hubo silencio por un momento, y luego Oksana se echó a reír.

— ¿Dejaste alguna de las ventanas abiertas? – La rubia casi se ahogaba de la risa. Yulia miró fijamente a Lena.

—Obviamente alguien debió haber dejado una ventana abierta — La pecosa se sonrojó y dejó de jugar con sus orejas – Puedes venir ayudarnos?— Oksana dejó de reír.

—¿Qué! Acaso crees que soy alguna experta en aves, para ti? No soy un maldito guardián del zoológico, Volkova. Hazlo tú misma —Yulia suspiró.

—Oksana…

—Oh, y graba un vídeo, por favor – La rubia interrumpió, antes de reírse otra vez y colgar.

Yulia y Lena se sentaron en silencio en el piso del baño, por un minuto. Ya no había señal de que el pájaro estuviera allí afuera. Por supuesto, eso es lo que él quiere que pienses, Yulia. Seguramente está escondido bajo tu cama, listo para volar sobre tu cabello y picotearte los ojos cuando menos lo esperas.

Luego se acercó a Lena y puso ambas manos sobre las orejas de la chica — ¿Estás bien?— Preguntó.

Lena asintió y agachó la cabeza —Sí, ummm, solo... me retumba un poco —Yulia se rió entre dientes.

—Mi voz puede alcanzar tonos sobrenaturales. Quiero decir, realmente, es una locura.

Se levantó del suelo y asomó la cabeza por el pasillo. Intentó por un momento, canalizar su ninja interno, su Jackie Chan, bueno… cualquier película asiática particularmente donde supieran buen Kung-Fu, mientras salía nuevamente hacia el pasillo. Abrió la puerta del armario para sacar una escoba y un trapeador que nunca había usado en su vida. Le dio la escoba a Lena.

—Bien, voy a enviar a Volky primero. Asustará al pájaro y, bueno, haré que vuele para que sepamos dónde está. Luego, lo espantaremos con las escobas y haremos que salga por la ventana. Ok?

Seguramente ya se había cagado por todos los muebles. Aquel parecía un plan perfecto.

Lena asintió con escepticismo.

Volkova tomó un calcetín del armario, lo hizo una bola y lo arrojó a la sala de estar. Volky saltó de la bañera y dobló la esquina, fuera de la vista ambas chicas. La morena escuchó el aleteo y cargó con su trapeador en alto. Lena estaba justo detrás de ella. Realmente no tenían idea de dónde estaba situado el pájaro, o qué demonios estaba haciendo en su sala.

Yulia miró a Lena y esta le devolvió la mirada, asintiendo lentamente mientras contaban mentalmente hasta tres. Al llegar al tercer dígito, gritaron tan fuerte como pudieron y agitaron sus armas, corriendo a través del pasillo, sacudiendo la cabeza para que nada pudiera caer sobre ellas.

Lena parecía haber visto donde estaba ubicada la paloma, ya que se movía más rápido que la morena. En realidad, la mayoría de las personas se movían más rápido que Yulia.

La pelinegra se unió a ella, y ambas lograron que saliera por la ventana.

— ¡No la lastimes! ¡No la lastimes! ¡Fuera!— Gritaba Yulia — ¡Asegúrate de no golpearla, Lena! ¡Sal bendito pájaro! ¡Espera, no la lastimes!— Lena dejó caer su escoba y casi se arroja por la ventana ella misma, cuando intentaba cerrarla con prisa.

La pelirroja se desplomó contra la pared de la sala de estar, respirando profundamente.

—Mierda! — Jadeó.

Yulia se rió mientras sentía que su corazón se iba a salir. Nunca había oído a Lena maldecir.
Fue y se sentó al lado de la chica, acariciándole el cabello.

—Acabo de ser atacada por un jodido pájaro — Lena la miró y sonrió.

—Eso fue... — Yulia exhaló – Aterrorizante.

—Nunca volveré a abrir una ventana — Lena juró. Yulia apoyó la cabeza sobre el hombro de la pelirroja. Definitivamente estaba de acuerdo con eso. No más ventanas abiertas. No más.

Sí, Yulia deseaba poder quedarse en esa misma posición para siempre, así se sentía bien. Volky estaba de acuerdo, mientras se recostaba sobre sus piernas, con la pelota, hecha de calcetín, en la boca.

Demonios, ahora tenía que limpiar toda la mierda de pájaro que había en su mesita de café.


***

Al día siguiente, después de regresar de sus ensayos diarios, la pelinegra se dirigió a casa con una enorme bolsa de gusanos de goma y una copia de la película “Actividad Paranormal 2”. Lena no la había visto, y sintió que la pelirroja tenía que verla, porque jamás en su vida, ha sabido que es una película de terror. Al principio se mostró algo escéptica y pensó de hecho, que aquella idea le parecía espantosa, quizás las dos terminarían muertas de pánico al final de la noche... pero, para eso estaban los dulces. Los gusanos de goma siempre podrían hacer desaparecer todos los problemas.

—Lena— Yulia llamó distraídamente mientras entraba al apartamento que ahora estaba libre de pájaros extraños.

Lena salió del dormitorio hacia la sala de estar. Yulia la miró, y le arrojó los gusanos de goma sobre la mesa de café para luego colgar su abrigo junto a la puerta.

— ¿Oye, que tal tú día?— Le preguntó. Luego giró a ver a la pelirroja cuando la chica no respondió.

Lena parecía nerviosa. Sus ojos estaban fijos en los pies de Yulia, y sostenía algo detrás de su espalda mientras se movía de lado a lado. La pelinegra caminó hacia ella, lentamente.

— ¿Lena?— La pelirroja respiró hondo.

—Estuvo bien... ehm… mi día, fue bueno.

Yulia asintió levemente y vio a la chica abrir y cerrar la boca varias veces.

—Más palabras, Lena — Dijo con una media sonrisa, agachando la cabeza para llamar la atención de la joven. Lena se balanceó sobre sus talones.

—Tengo una pregunta... que hacerte.

—De acuerdo – Le dijo cálidamente – A ver, pregunta.

—Ummm, pero primero... te traje algo.

Yulia observó a Lena sacar un león de peluche detrás de su espalda. Era adorable, de color amarillo pálido con una melena enorme y esponjosa. La morena sonrió y la tomó de la mano. Lena, ligeramente temblaba. Sus mejillas se habían vuelto carmesí.

— ¡Lena! ¡Esto es tan lindo! ¡Parece una versión de cuatro patas de Fuzzy!

La pelirroja sonrió tímidamente y sacudió la pulsera de goma que siempre llevaba en su muñeca, varias veces — Sí, eso fue lo que pensé. Ummm, Fuzzy está en el armario todo el tiempo… así que pensé que podría tener…ahmm…un... amigo – La pelirroja sacudió la cabeza como si no pudiera creer, que acaba de decir eso.
La ojiazul se echó a reír y pasó los dedos por la melena del león.

—Lo amo. Lo llamaré... Cariñosito — Dijo. Los peluches de Yulia Volkova debían tener siempre nombres adorables. Observó pacientemente cómo Lena se mordía el labio e intentaba encontrar palabras adecuadas, para formular lo que quería decir. Yulia se veía tranquila por fuera, pero, en realidad, por dentro se estaba muriendo de… ¿Emoción? ¿Ansiedad? Al ver que la chica no decía nada. Parecía que Lena estaba sufriendo lo mismo.

—Lena. Está bien. Solo pregúntame, lo que sea, osita grande.

Lena le dedicó una sonrisa incómoda y se metió las manos en los bolsillos. Luego enfocó sus verdigrises ojos sobre los azules de la morena y se lamió los labios.

— ¿Puedo llevarte a una cita?— preguntó, tan calladamente que Yulia tuvo que inclinarse para poderla escuchar. Su corazón dio un salto y trató de evitar sonreír como una tonta en caso de que no hubiese escuchado bien.

— ¿Quieres salir conmigo?— Aclaró Yulia, haciendo todo lo posible por no saltar de emoción. Lena, sorprendentemente, mantuvo el contacto visual mientras asentía ligeramente, golpeando sus dedos de los pies cubiertos por sus calcetines, contra la alfombra.

Yulia permitió que su rostro por fin se expresara, muy lentamente, para no parecer una loca y asustar a Lena. Los ojos de la pelirroja estaban brillantes y llenos de esperanza cuando vio la sonrisa que emergía de los labios de Yulia.

—Me encantaría tener una cita contigo, Lena — Dijo sonriendo y abrazando a Cariñosito con fuerza contra su pecho.

Lena sonrió tímidamente. También parecía que estaba tratando de controlar su alegría. Sus ojos recorrían los de Yulia.

— ¿De verdad?

Yulia asintió enérgicamente —Sí. Mi respuesta es sí.

Lena dejó escapar una especie de sonrisa, medio suspiro y abruptamente abrazó a Yulia. La pelinegra se echó a reír y abrazó a la chica más alta, aplastando al osito entre el pecho de ambas. Podía sentir como la pelirroja temblaba, así que comenzó a frotarle la espalda para calmarla.

—Aww, cariño. Estabas realmente nerviosa — Yulia murmuró suavemente, sonriendo entre el cuello de Lena.

La joven se separó un poco de Yulia, con una tímida sonrisa en sus labios y el carmesí, tiñendo sus mejillas de nuevo, encogiéndose de hombros. Yulia dejó que la pelirroja la tomara del brazo y la arrastrara hacia el sofá. Observó como la chica ponía la película en el reproductor de DVD, y se echó a reír cuando se dejó caer en el sofá llevándose a la boca un puñado de gusanos de goma.

La morena apoyó la cabeza sobre el hombro de Lena y se llenó la boca también, con los dulces. Quizás el hecho de que sintiera que su pecho estaba rebozando de felicidad, contrarrestaría el daño que esa película estaba a punto de infligirle.


***

—Lena, tus pies parecen bloques de hielo.

La pelirroja alejó sus piernas más hacia su lado en la cama — Lo siento – Murmuró quedándose en silencio por unos segundos — ¿Yulia?

—Si – La ojiazul exhaló con los ojos cerrados para que las sombras de su habitación no se convirtieran en espeluznantes demonios, acosadores. La película la había afectado.

— ¿Puedo encender la luz del baño?

Joder, claro que sí. Por todos los cielos, si, un millón de veces. Yulia sonrió contra su almohada — Claro, Lena... Y agarra algunos de mis calcetines. Los mullidos. Están en el cajón superior.

Lena encendió la luz y se puso unos calcetines, luego volvió a meterse debajo de las sábanas y suspiró. Yulia abrió los ojos, podía ver los ojos de Lena en la tenue luz.

—Lena.

—Mmmm…

—Tal vez deberíamos tratar de dormir en camas diferentes. Quiero decir, no sé cuáles sean tus... intenciones... pero... — Yulia observó cómo Lena fruncía el ceño — Lo siento, no quise decir eso. Quiero decir, sería una cita más... romántica, si no tuviéramos, ya sabes, que pasar ocho horas juntas todas las noches — Yulia se sonrojó de inmediato. Estiró la mano hacia el cuerpo entre el de ella y el de Lena, y agitó las orejas de Volky, solo por ocuparse en algo.

—Bueno — Lena estuvo de acuerdo —Voy a... dormir sola, mañana.

Yulia se dio la vuelta para mirarla – Será solo por una noche.

—Una noche — Lena repitió.

Yulia sonrió en la oscuridad mientras trataba de no imaginar cómo sería si tuviera una cámara de visión nocturna, tratando de ubicar algún fantasma o un demonio — Entonces, ¿sabes a dónde me llevarás?

Lena rió entre dientes — Sí. Ummm, no es lujoso, ni nada... Pero creo que te gustará.

—Dime lo que tienes planeado — Empujó a Lena del hombro hasta que la pelirroja se puso de lado para mirarla.

—No — Lena sonrió.

—Lena— Se quejó.

—Yulia.

Yulia resopló y rodó sobre su espalda. Observó a Lena por el rabillo del ojo — ¿Cuándo entonces?

—El sábado... Umm, en la tarde.

Yulia inclinó la cabeza hacia un lado para mirar la expresión divertida de la chica. Probablemente podría intimidarla para sacar alguna información adicional respecto a la cita, pero su mente estaba demasiado ocupada imaginando demonios de pie, sobre su cuerpo dormido, preparándose para matarla.

— ¿Ya tienes los pies calientes?— Preguntó en su lugar —Eres como un reptil, Lena.

Lena resopló entre las sábanas —No, soy un oso — Dijo —Y sí, tus calcetines me dieron calor.

—Tú y Volky están ocupando, como, el noventa y ocho por ciento de la cama. Me estoy deslizando por el borde, Lena. Yo soy el dos por ciento, y me están obligando a caer al piso.

Yulia se quejó, acercándose a Lena mientras se acurrucaba entre la cálida pijama de la pelirroja. Bueno. Ahora sí, si alguna fuerza paranormal iba arrojarla fuera del dormitorio en mitad de la noche, Lena vendría con ella. Había un oso de peluche y un león entre las dos. Lena se rió entre dientes y acarició la cabeza de Yulia.

—Buenas noches, osita pequeña. Debes estar cansada.

Yulia sonrió — Buenas noches, Lena.

Sorprendentemente, no tuvo ninguna pesadilla con la película que vieron esa noche. La morena se quedó dormida en los brazos de Lena, y solo se despertaría cuando Volky decidiera tumbarse sobre su rostro, por la mañana. Sí, echaría de menos que su cama estuviera tan llena, pero, realmente, tenía una cita el sábado.


***

—Estás hablando en serio, Volkova?

— ¡Por supuesto! ¡En serio. Ella me invitó a salir! — Yulia hablaba por su teléfono esa tarde. Estaba acostada en el piso de la sala con los pies apoyados en el sofá. Hablar entretenidamente con Oksana, hacían que su cuerpo hiciera algunas cosas raras, mientras hablaba.

—No te creo. Esa chica es así como una linda conejita. No hay forma de que te haya invitado a salir.

Sonrió al techo cuando escuchó que la puerta principal se abría y se cerraba.

—Cállate, Oksana. Puedes preguntarle tú misma.

Yulia escuchó un ruido fuerte en el otro extremo de la línea. Oksana gimió en la distancia. Lena se sentó con las piernas cruzadas en el sofá frente a los pies de Yulia.

— ¿Oksana? ¿Pasó algo? ¿Debo preocuparme? ¿Hay algún pájaro en tu departamento?— Yulia preguntó, con los ojos muy abiertos.

Oksana volvió a ponerse en la línea – Jesús!! La próxima vez que entre un jodido pájaro en tu departamento, Yulia, ven y llévate al gato de Anya, ok? Seguramente matará todo lo que se le atraviese entre sus malditos ojos de rayos láser, si es que primero no lo mato yo!

Yulia hizo una mueca. Oyó un gato aullando en el fondo.

—De todos modos, dile a la pelirroja que se ponga. Necesito escucharlo de ella misma.

Yulia levantó el teléfono hacia Lena y la golpeó en las costillas con los dedos de los pies –Lena, Oksana no cree que vamos a tener una cita. ¿Puedes decirle tú?— Lena tenía los ojos muy abiertos. Yulia la empujó con el pie otra vez —Solo dile que me invitaste a salir. Si es una perra, simplemente colgará — Yulia sonrió cuando Lena tomó el teléfono. Luego se quedó pendiente de la conversación.

—Hola... si — Lena frunció el ceño —…Oye, no la llames así — Yulia sonrió para sí misma — Umm, le di un león de peluche... Cariñosito... No, no lo es. Deja de llamarla así — Lena se sonrojó de repente y luego apartó el teléfono de su oreja por un minuto antes de devolvérselo a Yulia.

— ¿Qué le dijiste?— Yulia le preguntó a la rubia con recelo. Lena todavía estaba de color rojo brillante cuando comenzó a jugar con los dedos de Yulia.

—Eso no es asunto tuyo, Volkova. Pero ahora te creo.

Yulia puso los ojos en blanco —Te lo dije.

Oksana obviamente la ignoró —Yulia, sé amable con ella. Es dulce y probablemente no sabe lo que está haciendo — Dijo con una voz más suave.

Yulia se sonrojó. Dios, sentía que sus ojos se empezaban a humedecer. Un comentario tierno, salir de la boca de Oksana, podría hacer que Jesús bajara a la tierra. Era algo raro.

—Por supuesto — Yulia dijo en voz baja, mirando a Lena jugar con los dedos de sus pies como si fueran pequeños cerditos.

Cuando Yulia colgó, se levantó del suelo y caminó hacia el respaldo del sofá, revolviendo el cabello de Lena en el camino. La pelirroja solo agachó la cabeza y resopló. Yulia sonrió abiertamente.

—¿Dónde está Volky?— Preguntó la pelirroja, buscando alrededor del apartamento. Yulia también miró a su alrededor. El perro usualmente asaltaba a Lena en el momento en que entraba por la puerta. Parecía extraño.

—Tal vez está durmiendo — Yulia trató de adivinar.

— ¡Oye, Volky! ¡Volky!— Lena llamó dirigiéndose a las habitaciones. Mientras se levantaba para ir a buscarlo, Volky entró a la sala de estar. Caminaba despacio y abatido. Yulia se preocupó al instante.

Se acercó y se agachó con la pelirroja, delante del perro.

—Ha estado un poco callado en los últimos días — Murmuró Lena, frotándole las orejas con cariño.

Yulia se levantó para revisar su plato de comida en la cocina, y estaba lleno. Nunca había visto el cuenco de Volky, permanecer lleno durante más de dos segundos. ¿Qué demonios era eso? Cheetos? Y comida para perros? Con razón.

—No se comió el desayuno — Dijo Yulia, volviendo al lado de Lena. Yulia tampoco comería esa mierda, pero, bueno, no era su plato de comida. Lena la miró preocupada.

—Deberíamos... deberíamos llevarlo al veterinario, ¿verdad? ¿Qué pasa si le ocurre algo?— Los ojos de Lena se enfocaron en el rostro Yulia. La pelinegra le puso una mano en la nuca para calmarla.

—Probablemente solo le duele la barriga, Lena. Pero sí, podemos llevarlo al veterinario. Más vale prevenir que lamentar.

Lena asintió vigorosamente, y luego frotó el esponjoso vientre dorado de Volky mientras Yulia buscaba y recogía sus papeles y la correa. El Golden parecía estar de acuerdo con la caminata de ocho cuadras hasta el veterinario, por lo que Yulia no dejó que Lena lo llevara, ya que era lo que la joven estaba muy dispuesta a hacer.

[…]

Lena había caminado todo el tiempo detrás del perro, todo el camino, lista para cogerlo si se caía, literalmente.

Se sentaron en la sala de espera un rato. Yulia intentaba calmar a Lena. La pelirroja no había dejado de mover la pierna de arriba abajo, desde que se sentaron. Sacó de su cartera un billete y se lo entregó a la chica para que fuera a la máquina de chicles con el fin de que dejara el movimiento. Sentía que iba a volverla completamente loca.

El doctor finalmente las llamó a la pequeña sala de examen, y Yulia suspiró aliviada, siguiendo a Lena al interior.

—A ver, ¿Cómo se encuentra el Sr. Volky, hoy?— Preguntó el veterinario, pasando las manos por los costados del perro y buscando algún síntoma de hinchazón y deshidratación. Yulia miró a Lena, que se mordía el labio y golpeaba ansiosamente el borde de la mesa de aluminio.

—No se siente muy bien — Dijo Yulia, sonriendo levemente cuando la cola de Volky dio un ligero movimiento al oír su voz –Está decaído, quiero decir, es obvio, porque es el perro más impaciente del mundo.

Miró a Lena nuevamente, quien asintió levemente estando de acuerdo.

—Ni siquiera se comió su desayuno, lo cual es totalmente extraño — Yulia terminó.

El doctor asintió, revisando las orejas y las encías de Volky — ¿Ha comido algo raro durante la semana pasada?

Lena se sonrojó y miró hacia las patas de Volky. Yulia se acercó y agarró sus manos.

—Nada que no haya comido antes – La morena respondió — Quiero decir, se ha metido en la basura tantas veces que ya hemos perdido la cuenta, tantos peluches destrozados, DVD’s...

—Estómago de hierro, ¿eh?— El hombre de bata blanca se echó a reír — ¿Qué tal el chocolate? ¿Tal vez uvas, cafeína, cebollas, dulces? ¿Ha comido algo de eso?—Yulia comenzó a sacudir la cabeza, pero Lena se tensó. La morena levantó la vista, viendo su expresión angustiada.

—Le di las cebollas de mi hamburguesa hace unos días. ¿Son malas para él? ¿Hice mal?— Lena hizo un pequeño gemido. Parecía asustada y miraba a Yulia, que puso una mano tranquilizadora en su espalda de inmediato —Yulia, lo siento mucho. No quise...

—Hey! Él está bien — El médico intervino antes de que Lena pudiera enloquecer por cómo estaba matando al perro de Yulia. La morena seguía frotando su espalda. Gentilmente retiró la banda elástica de la muñeca de Lena antes de que ésta pudiera romperla, nuevamente.

—Un par de cebollas de una hamburguesa no habría causado esto — El veterinario continuó —Como dijiste, ha estado comiendo basura antes. Ahora, mirando sus encías, está un poco anémico. Probablemente comió algo cuando lo sacaron a pasear o alguna cosa que no debía, en su casa. Podemos hacerle un análisis de sangre si quieres, pero creo que si te aseguras de que coma bien y le das un día para recuperarse y mucha agua, estará bien.

Lena movía la mandíbula hacia arriba y hacia abajo. Yulia rascó la espalda de Volky.

— ¿Está seguro? Bueno…Definitivamente si ha estado comiendo algunas... cosas no tan buenas — Yulia miró a una tímida Lena, un poco más tranquila —Parece muy triste.

El veterinario sonrió y acarició la cabeza del Golden — Absolutamente. Pero pronto regresará hacer sus locuras, en muy poco tiempo.


Yulia trató de animar a Lena mientras caminaban a casa. Iban a paso muy lento. Tal vez si Lena, hubiera matado a su perro, ella estaría enojada, pero la chica en verdad se veía tan avergonzada. Yulia golpeó su hombro con el de la pelirroja.

—Entonces, no más Cheetos, ¿verdad?— Dijo con una sonrisa.

Lena asintió, con expresión seria en su lugar.

—Lena, él estará bien. Él está... oh Dios, mira, mira eso. Se acaba de comer la goma de mascar de alguien, que estaba en la acera. Mastica chicle, Lena. Tu pensando que habían sido por las cebollas, pero nada tiene que ver con eso. Él…Joder!! Ni siquiera puede tragárselo.

Lena esbozó una sonrisa y Yulia la golpeó en las costillas, mirando a Volky jugar con la goma de mascar, para luego tragarlo. Lena se inclinó hacia delante y le pellizcó la cola esponjosa.

—Oye, Volky, eso es asqueroso. No más Cheetos para ti, perro malo. Te pondré a dieta. Solo comerás comida para perros. Y lo siento por ti.

—Está demasiado mimado — Yulia comentó.

Lena se rió entre dientes — Bueno, sí, aparentemente lo dejabas comer discos de DVD...

Era obvio que Yulia jamás hubo alimentado a su perro con discos de DVD. Sí, dejaba algunos en el piso cuando Volky apenas era un cachorro, pero no significaba que tenía que comérselos. De todos modos, había aprendido la lección, y ahora todo el material que pertenecía a su centro de entretenimiento, estaban bajo llave, en gabinetes debajo de la TV.

Esa noche, Volky solo cenaría comida para perros, por primera vez desde que Lena se había mudado.


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Mensaje por Fati20 8/11/2020, 3:02 pm

Jajajajajaja como me reí con lo del pájaro 🤣🤣🤣🤣. Y luego la ternura de lena pidiendo esa cita, estoy muy emocionada de leer como les va a ir y si tendrán su primer beso y capaz es lena la q de el primer paso como con la cita
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Mensaje por Volkatinale92 8/11/2020, 4:05 pm

Me encanta cada momento de estas chicas 🤗🥰

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/13/2020, 5:11 pm

Hola chicas, lindo Jueves!!! Acá les dejo otro capítulo de esta tierna historia... Espera lo disfruten!

A leer!!

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Capítulo 8: Un cita muy original.



Un llamado en la puerta de su habitación se escuchó aquel sábado por la tarde, haciendo que Yulia se sorprendiera. Pasó sus manos para acomodarse el cabello y luego a lo largo de sus oscuros vaqueros, para aplacar un poco sus nervios.

Al abrir, Elena estaba allí con su abrigo puesto, mordiéndose el labio y en la mano sostenía algunas flores. Las flores más coloridas que Yulia nunca había visto. De verdad, eran como una jungla. Un paraíso tropical, en la mano de la pelirroja.

—Hola — Dijo Elena —Te traje estas… Ahmm, Volky se comió algunas, así que… no sé, espero que esté bien.

Por supuesto que el perro lo había hecho. Yulia sonrió y tomó las flores.

—Son hermosas, Elena.

—Tú eres hermosa — Dijo. Luego se sacudió el cabello, sonrojándose un poco — Quiero decir, que te ves hermosa.

—Gracias, osita grande — Dijo la morena con una pequeña sonrisa. Luego tocó uno de los botones del abrigo de Elena —Tú te ves preciosa también. Debes haberte cepillado el cabello.

Elena vio el brillo en sus ojos y la empujó suavemente por el hombro. Yulia se rió. Realmente no podía decir mucho, ya que ella también había empleado cuatro horas tratando de escoger que se pondría para la cita.

— ¿Nos vamos?— Preguntó algo vacilante la pelirroja, extendiendo su brazo para que Yulia lo agarrara. La morena asintió felizmente y aceptó.

Al salir de la habitación, colocaron las flores en un jarrón en la cocina antes de cruzar la puerta de la calle. Elena llevaba en su espalda una mochila misteriosa y Yulia obviamente que se moría de curiosidad por saber qué había ahí.

Lena se negaba decirle a dónde iban, sin importar cuánto se quejara e hiciera, Yulia. La pelinegra se sorprendió por la actitud de la chica. La gente normalmente le resultaba imposible decirle que NO a ella. La pelirroja parecía estar bien, mientras la arrastraba por las calles de la ciudad.

De repente, Lena se detuvo girándose para ver a Yulia, nerviosamente —Olvidé preguntarte, si estás de acuerdo en tomar el subterráneo. Quiero decir, podría pagar un taxi, pero eso es…— Yulia la interrumpió con un asentimiento y luego arqueó las cejas.

— ¿Por qué no querría tomar el subterráneo? Es un transporte rápido, Elena— Ella misma había tomado el metro muchas veces antes, hasta que finalmente dejó de perderse en las estaciones hace unos cuantos meses atrás. Elena se encogió de hombros y siguió caminando.

— Yo, lo odio un poco. Hay mucha gente — Yulia la miró mientras caminaban — Pero nos llevará hasta allí, y el destino es, ahmm, la parte importante — Yulia sonrió.

—¡Absolutamente! Ahora, este destino del que hablas…— miró expectante a la pelirroja. Elena puso los ojos en blanco y Yulia le apretó el brazo con más fuerza.

Tomaron el subterráneo hasta Bolshaya Gruzinskaya St, y cuando se bajaron, Yulia parecía una niña, saltando sobre sus pies, sin dejar el agarre del brazo de Elena, mientras la pelirroja caminaba tranquilamente con una pequeña sonrisa en su rostro, jugueteando con el guante en su mano libre.

Yulia se detuvo cuando se dio cuenta hacia dónde se dirigían.

—¿Estás bien?

—Me vas a llevar al lago? — Preguntó la pelinegra, mirando a los ojos verdigrises de Lena.
La expresión de la pelirroja se relajó un poco.

—Si — Afirmó con cautela —Umm, ¿Hay algo malo en eso?— Yulia sacudió la cabeza apresuradamente y apretó el brazo de Elena con más fuerza.

—¡No! No, por supuesto que no. Es como... es una cita clásica como en las películas. Es perfecta, Lena.

Yulia estaba asombrada. Nunca había tenido una cita que no tuviera que ver con una cena o una película. O ambos. Sabía que Elena estaba muy atenta a su reacción, así que se aseguró de que sus facciones transmitieran lo bien que estaba con su plan.

—En serio, Elena. Esto es perfecto. Ahora solo quiero saber qué hay en tu bolsa de asesino en serie.

Elena resopló, tal como Yulia quería que lo hiciera, y comenzó a arrastrar a la morena por la calle de nuevo. Llegaron al lago después de unos minutos más de caminata. Como hacía demasiado frío para entrar al agua, (a menos que estuvieras jodidamente loco), solo había algunas personas relajándose en los alrededores.

El paseo marítimo estaba un poco más congestionado y Yulia podía oler desde allí la comida, pero definitivamente estaba contenta de que los paseos no estuvieran funcionando. Claro, era una gran fanática de los paseos en botes, pero estaba haciendo demasiado frío.

Miró a Elena y la encontró tirando de las solapas de sus guantes nerviosamente, mientras estudiaba sus reacciones a todo lo que había alrededor. Simplemente le sonrió y soltó su brazo para tomar la mano mullida y enguantada. Señaló la solapa y le dijo — No— Elena se sonrojó.

—Bueno, si tienes hambre, pensé que podríamos comer cerca del lago — Dijo Elena, con los labios arqueados — Eso es lo que hay en mí… ahmm… bolsa de asesino en serie.

Yulia asintió y respiró el aire mientras Elena sacaba una manta y encontraba un lugar asoleado. Se sentaron con las piernas cruzadas una al lado de la otra, y la pelirroja comenzó a sacar comida de su bolso.

Galletas de mantequilla de maní. Más galletas de mantequilla de maní. Dios, más galletas. Yulia trató de contener su sonrisa. Lena también había guardado sándwiches, patatas fritas, pasta, cereal y leche con chocolate, dejándolos sobre la manta, luego miró a Yulia expectante.

—Elena, creo que tienes un problema — Dijo completamente seria. El rostro de Elena decayó. Parecía angustiada.

— ¿Cuál?— preguntó preocupada.

—Creo que tienes un apego poco saludable a las galletas de mantequilla de maní— Sonrió. Elena procesó por un momento el comentario y luego le arrojó un guante a Yulia, tratando de contener su sonrisa.

—Las amas. Probablemente te comerás más de la mitad — Murmuró la de cabellos rojos, ya desenvolviendo ansiosamente un sándwich.

Yulia acercó el recipiente de plástico lleno de galletas y sacó una. Le arrojó devuelta el guante a Elena — Una galleta, nunca está demás.

***
Elena estaba creando una torre con los aros de cereal mientras Yulia terminaba de comerse el sándwich y más de la mitad de las galletas. Se recostó en la manta con las manos cruzadas sobre su estómago, suspirando con satisfacción. No podían meterse en el lago, pero el sonido de las pequeñas ondas y la brisa era muy relajante. Yulia miró a Elena de reojo, mientras la otra chica la estaba mirando, con las mejillas hinchadas como un hámster, repletas de todo el cereal que pudo meterse a la boca. Yulia sonrió.

— ¿Sabroso?— preguntó sarcásticamente.

Elena asintió descaradamente, levantando los dos pulgares. Yulia se acercó y le pinchó la mejilla.

—No te ahogues, cariño.

Una vez más, Elena asintió, respirando profundamente como si fuera agotador masticar lo que tenía en la boca. Yulia se rió entre dientes y esperó hasta que la pecosa finalmente tragara para hacerle una pregunta.

—¿Vienes mucho aquí, Elena?

Elena se recostó en la manta junto a ella, ambas mirando al cielo, tomando el sol.

—Mmhmm — Ella afirmó. Yulia también.

—Es agradable y tranquilo. Bueno, ahora mismo lo está — Hubo un cómodo silencio antes de que Elena hablara.

—Me escapé aquí — Dijo en voz baja. Yulia volvió la cabeza para mirar el perfil de Elena. La pelirroja sacudía la cabeza de un lado a otro, de modo que su cabello se movía alrededor de su rostro. Yulia se acercó para tocar su oreja, y la chica se quedó quieta, todavía mirando al cielo.

—Vinimos aquí cuando tenía siete años, en un viaje de campo y ese día me sentí... no sé, ¿feliz? No me sentía... encerrada. Es tan espacioso.

—Lo es — Yulia asintió suavemente, mirando el sol reflejarse en los ojos de la chica. Elena continuó.

—Y luego, cuando yo tenía… cuando tenía nueve años, tuve un ataque de pánico cuando algunas de las chicas… algunas de las chicas más grandes estaban… ahm… insultándome. Era mi cumpleaños, así que traté de venir… de venir aquí... pero ni siquiera llegué al subterráneo.

Yulia tomó con cuidado una de las manos apretadas en los bolsillos de Elena, instando a la chica a que continuara. Ella misma había tenido alguna experiencia con chicas malas; no era nada agradable.

—Luego, cuando mi tía me adoptó, venía aquí todo el tiempo. Ella se enojaba, pero... creo que una vez dormí en el paseo marítimo. Y en el lago.

Elena finalmente giró la cabeza para encontrarse con los ojos de Yulia. Yulia solo esperó y la pelirroja sonrió levemente. Los labios de la morena se arquearon cuando vio que la lengua de Elena estaba azul.

—Estoy mejor ahora — Dijo Lena ruborizándose. Luego sonrió cuando vio a Yulia mirando su lengua —Solo quería compartir este recuerdo contigo —Yulia besó la mano que sostenía, con una pequeña sonrisa.

—Gracias, lengua azul.

Elena se mordió la lengua entre los dientes, regalando una sonrisa y se sentó. Llevó a Yulia con ella, dejando sus cosas para caminar por el paseo marítimo, tomadas de las manos. Definitivamente, estaba más concurrido allí. Incluso aunque las atracciones estuvieran cerradas, los puestos de comida, los juegos y la música.

Yulia asimilaba todo. No tenía idea de por qué no había estado aquí antes. Seguro que probablemente no se comería la mitad de lo que se vendía en la feria. Perritos calientes fritos, palomitas de maíz, pinchos de salchichas, en serio, pero Elena y Volky sí. Oh Dios. Aquel pensamiento la hizo sonreír.

Yulia observó a Elena mirar a su alrededor con sus ojos muy abiertos, apretando con más fuerza la mano de la morena cuando la gente se acercaba demasiado.

Se detuvieron para ver a un chico bailar una música bastante movida, luego a un mago, que definitivamente parecía que podía ser un pedófilo. Elena mantenía mucha distancia entre ellos, Yulia no se quejaba, pero aplaudió con alegría cuando el tipo sacó un conejo de peluche de su sombrero “vacío”.

Cuando llegaron al puesto de los Hot Dogs, Elena se dio la vuelta frente a Yulia e insistió en que se detuvieran a tomarse una foto.

Yulia miró el letrero y luego volvió a mirar a Elena —Es un puesto de perritos calientes, Elena. Ya pasamos como diez.

Elena rebotó sobre sus talones y balanceó las manos de Yulia junto a las de ella hacia adelante y hacia atrás. La pelinegra no pudo evitar sonreír.

—No, es aquí…aquí es donde los…perritos calientes… de los… concursos.

—Elena — Yulia arqueó las cejas y le sonrió a la chica, cálidamente. Lena se veía tan emocionada —Más despacio, si? Palabras, ¿de acuerdo?— Los ojos brillantes de Elena se movieron con gracia.

—El 12 de junio, es aquí donde hacen el concurso de comer perros calientes. Es divertido de apreciar. Me gustan los perros calientes. Con salsa de tomate— Yulia se rió.

— ¿Sólo salsa de tomate? ¿Sin mostaza, condimento?—Elena arrugó la cara y negó con la cabeza. Yulia volvió a mirar al carrito de perros.

—Está bien. Vamos a hacer una foto — La morena estaba muy contenta de poder documentar esta salida. Nadie creería que una primera cita podría implicar estar parado al lado de un puesto de perritos calientes durante, diez minutos.

Elena sacó su cámara de su bolsillo trasero, mirando a la gente que caminaba a su alrededor con un poco de ansiedad. Jugueteaba con la correa de la cámara mientras que Yulia solo miraba, pero no se movía para acercársele a nadie. Yulia le quitó gentilmente la cámara del agarre, dejándole un guiño y una sonrisa, y se acercó a una linda pareja que pasaba caminando.

— ¡Hola!— dijo, mirándolos a los ojos. Ellos le sonrieron — ¿Les importaría tomarnos una foto a mi amiga y a mí? Está un poco obsesionada con este carrito de perritos calientes — La morena susurró la última parte e hizo el movimiento “inusual” con su mano libre. Miró a Elena sonrojarse con una brillante e inocente sonrisa.

La pareja se rió y asintió con la cabeza. Yulia saltó hacia Elena y puso su brazo alrededor de la cintura de la mujer más alta.

—No estoy obsesionada. Es que simplemente es genial — Murmuró a través de su sonrisa, envolviendo su brazo alrededor de los hombros de Yulia. La ojiazul agarró la mano que colgaba sobre su hombro y se inclinó hacia el costado de Elena.

—Lo sé — Dijo al oído de la chica —Es lindo.

El chico tomó la foto cuando Yulia le devolvió la sonrisa a la cámara y Elena miraba a Yulia con una sonrisa. Era la foto perfecta.

Después de tomar más fotografías en algunos otros lugares de la feria y ver a Elena recrear un póster de una mujer que se tragaba muchas espadas, sin la espada obviamente, terminaron su caminata junto a una barandilla que separaba el malecón del lago.

Se apoyaron en él y vieron cómo el sol bajaba un poco en el cielo. Yulia esperaba que nadie hubiera robado sus cosas. Bueno… Realmente, eran un Tupperware vacío con aroma a mantequilla de maní y un montón de envoltorios de galletas y sándwiches.

—Esto estuvo perfecto, Elena — Dijo Yulia con sinceridad, volviéndose hacia ella. Elena sonrió tímidamente.

—¿En serio? ¿Te gustó? ¿Te divertiste?— Yulia asintió y envolvió sus manos alrededor de la barandilla frente a ella.

—Esta es la mejor primera cita que he tenido — Decidió no mencionar que solo había tenido algunas primeras citas, ya que la segunda casi nunca llegaba.

Elena no pudo contener su sonrisa y se quedaron en un cómodo silencio, escuchando el sonido de las olas. Elena comenzó a tamborilear a lo largo de la barandilla unos minutos después. Yulia miró sus dedos.

—Yulia— Dijo abruptamente. La morena volvió a mirarla, poniendo una mano sobre la de Lena en la barandilla.

—Elena.

La pelirroja tragó duro y Yulia frunció el ceño.

—Nunca antes me han besado de verdad — Las orejas de Elena estaban de un rojo brillante.

Rayos. ¿A dónde iba esto? Dios mío, deja de mirar sus labios, Yulia. Cálmate. Sólo cálmate.

Se quedó en silencio, hasta que los verdigrises ojos finalmente se encontraron con los de ella. Le sonrió suavemente a chica.

— ¿Qué quieres decir con un beso de verdad?— preguntó en voz baja. Elena vaciló.

—Umm, bueno, algunos de... algunos de los niños adoptivos me besaron, pero... fueron algo rudos, no fueron amables al respecto... — se calló.

Yulia sentía que las manos le temblaban debajo de las suyas. No sabía si debía hacer algún movimiento. Dios, aquello se sentía como de vida o muerte. ¡Alambre rojo o alambre azul! ¡El tiempo se acaba!

La morena sacó una de las manos de Elena de la barandilla y luego se paró frente a ella. Luego más cerca. Y más cerca. Los ojos de Elena estaban fijos en sus ojos todo el tiempo. Puso una mano alrededor del cuello de la pelirroja, acariciando el cabello cobrizo ligeramente, manteniendo su otra mano sobre la barandilla, junto a la de Elena. Luego se inclinó de puntillas y la besó.

El mundo había dejado de girar. O algo así. Realmente, Elena estaba dudando al principio, pero cuando respondió, envolvió su brazo alrededor de la cintura de Yulia. Era perfecto. Jodidamente perfecto.

No pasó mucho tiempo… Bueno, Yulia no quería parecer una puta, que da un beso con lengua en la primera cita, en este caso, en el primer beso de Elena, pero, joder!!! Quería hacerlo una y otra vez.

Miró a Elena, quien negó un poco con la cabeza, despeinándose un poco. Yulia le acomodó el cabello distraídamente, sintiendo un hormigueo en los labios y la cara en llamas. Elena parecía aturdida, sonriendo suavemente, mordiéndose el labio mientras Yulia la miraba.

La ojiazul sonreía como una tonta. Ni siquiera se molestaba en ocultarlo, era imposible. Acaba de besar a la chica más hermosa del mundo.

La sonrisa de Elena se transformó en una sonrisa tonta y atrajo a Yulia en un abrazo. Si iban a ser unas tontas, lo serían juntas.

***

Oksana: Volkova. ¿Estás allí?

Yulia: Sí, Oksana. Son las cinco de la mañana. Domingo. ¿Qué pasa? - Yulia se frotó los ojos para quitarse el sueño y se apoyó contra la cabecera. En serio, ¿Quién envía mensajes de texto a alguien, antes de que salga el sol?

Oksana: ¿Cómo estuvo tu cita?

Yulia: ¿Es broma? ¿Quieres saber cómo estuvo mi cita? Que dulce.

Oksana: Maldita sea. Esta conversación sería más corta si me respondieras.

Yulia: Fue perfecta!!

Oksana: Que asco.

Yulia: Fuimos al lago y a la feria.

Oksana: Asqueroso.

Yulia: Y la besé.

Oksana: Demasiado asqueroso… pero, buen trabajo, Volkova. Ahora, iré a dormir!! Son las cinco de la mañana. Quién envía mensajes de texto a las cinco de la mañana. Seriamente?

Yulia: Idiota.


Yulia estaba a punto de volver a dormirse cuando escuchó un movimiento en la cocina. Seguramente era Volky, que había estado durmiendo con Elena, y debió haber decidido prepararse un bocadillo temprano por la mañana. Ella se levantó para averiguar de todos modos.

Caminó hasta la cocina y encontró a Elena con la boca llena de gusanos de goma, regados en la encimera, un tazón de Froot Loops y helado, todo frente a ella. Yulia se quedó mirando. Oh Dios, quería vomitar.

Elena se giró cuando se dio cuenta de que no estaba sola y levantó una mano a modo de saludo, tratando de tragar apresuradamente todos los dulces.

—Elena. No puedes, ¿Cómo rayos puedes comer así? No es saludable, cariño — Dijo sonriendo levemente cuando la pelirroja agachó la cabeza mientras ella le despeinaba el pelo —Te vas a enfermar.

Elena frunció el ceño y miró su comida.

—Me gusta — Dijo mirando a Yulia a los ojos. La morena arrancó de su mano un gusano de goma y lo mordió por la mitad.

—No me gusta la parte amarilla — Dijo, dejando caer la otra mitad en el colorido y azucarado plato de Elena. Dios, necesitaría una carretilla de insulina para acompañar eso.

Elena tomó una cucharada de cereal helado y se lo comió, gimiendo exageradamente del gusto. Yulia rió entre dientes y empujó ligeramente su hombro.

— ¿Por qué estás despierta tan temprano? Odias las mañanas— Elena volvió a mirar su comida.

—No podía dormir—Yulia caminó hacia el otro lado del mostrador y se apoyó en él, mirando a Elena.

— ¿Es por los ruidos?— La pelirroja negó con la cabeza.

—No. Me acostumbré…Volky ayuda…con eso. Yo estaba…— Elena se sonrojó y comenzó a apilar Froot Loops en el mostrador —Estaba pensando en lo de ayer, una y otra vez— Una sonrisa se abrió camino en el rostro de Yulia mientras escuchaba a la joven.

Tocó la mano de la chica para que la mirara, cuando las torres de cereal se derrumbaron por todo el suelo. Volky inmediatamente limpió los restos.

—Deberíamos hacerlo de nuevo — Dijo Yulia. Elena sonrió —Sé que mis ensayos hacen que las citas nocturnas sean un poco difíciles, pero, ¿qué tal una cita para ir almorzar mañana? ¿Durante tu descanso?—Elena asintió con entusiasmo, tirando la cuchara de su plato. Yulia se rió.

—Oh, Yulia, quería preguntarte algo — Yulia se sirvió un poco de café, ya que no volvería a la cama tan pronto.

—Elena, te acabo de invitar a salir de nuevo. No es necesario que me lo preguntes — Dijo en tono de broma. Elena le lanzó algunos Froot Loops.

—Hay un cachorro en el refugio. Es una mezcla de Border Collie... Y realmente es esponjoso y dulce...— Yulia dejó de jugar con el café y le sonrió con complicidad a Elena.

—Y lo quieres — Dijo. Elena asintió vacilante, observando la reacción de Yulia.

—Pensé que podríamos llamarlo Cornelius, como el de esa película de la que me hablaste. Y, bueno… podría hacerle compañía a Volky cuando no estemos en casa...—Yulia enfocó sus ojos en la cafetera mientras pensaba por un minuto.

Sí, podría permitirse rescatar a un cachorro y darle a Volky un nuevo amigo. Quizás lograra calmar un poco, las locuras de su perro, lo que sería increíble. También podría ser solo el primer paso para tener manadas y más manadas de perros y luego ser arrestada por acaparamiento. Elena parecía el tipo de persona que le gusta tener muchos animales alrededor.

—Te prometo que te gustará — Suplicó Elena en voz baja. Su helado se estaba derritiendo.

Dios, la palabra “NO” ni siquiera era una opción para Yulia. Se volvió hacia Elena con una sonrisa renuente y puso los ojos en blanco.

—Está bien. Trae a Cornelius a casa después del trabajo y veremos cómo se la lleva con Volky.

Los ojos de Elena se iluminaron y un grito emocionado escapó de su boca. Se deslizó con cuidado del taburete de la barra del desayuno y caminó para darle un abrazo a Yulia. La morena estaba feliz.

—Pero no puedes alimentarlo con comida basura. Y tienes que enseñarle modales — Añadió la morena en el hombro de Elena. La pelirroja solo asintió con la cabeza.

—Por supuesto. Lo amarás, Yulia, lo prometo.



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JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells Empty Re: JUST OFF THE KEY OF REASON! // By: Elly-Bells

Mensaje por Volkatinale92 8/13/2020, 5:42 pm

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/18/2020, 1:21 pm

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Capítulo 9: No capto las señales.



—No, Lena, no vamos a apodar a nuestro cachorro, “Nelly”.

No es que hubiera muchas otras opciones, en realidad, con un nombre un tanto extraño como Cornelius. ¿Qué más quedaba? ¿Cornetito? Absolutamente no, joder. Aun así, la ojiazul necesitaba usar un nombre más corto para llamarlo, cuando por alguna u otra razón, se encontrara consumida por una indignación irracional, por el mal comportamiento del cachorro.

Al final resultó que, Cornelius hizo que Volky pareciera un ángel, con unas lindas alas y aureola alrededor. Un perro entrenado por el mismo Dios. Claro… “Corny” o “Nelly” era probablemente la criatura más esponjosa y adorable que existía en esta tierra, aparte de la compañera de Yulia, por supuesto, pero joder, era peor que el demonio. Por decirlo de alguna manera.

Lo primero que había hecho cuando entró por la puerta esa noche, fue orinar alegremente la mesa del comedor. Lena lo levantó y lo llevó de regreso afuera mientras Yulia ponía los ojos en blanco y agarraba a Volky.

La pelirroja lucía un poco avergonzada. Yulia la veía secar la pata de la mesa con una toalla mientras trataba de convencerla de que no le pusiera el apodo de un rapero, con canciones horribles, a su nuevo perro.

—¡Lena! Tenía una canción llamada “Proxeneta Jugosa”. ¡Es inaceptable! ¡Necesitas encontrarle un nombre diferente, lo siento!— Yulia despotricó, levantando a Cornelius mientras el cachorro hundía los dientes en el ambientador que olía a árboles de Navidad. En marzo.

—No sé quién es él, y no sé qué significa proxeneta — Dijo Lena, tirando las toallas de papel y acercándose a Yulia para poder tomar la cara del cachorro en sus manos. Dios, ¿cómo podía un demonio verse tan adorable?

—Selius — Dijo Lena.

Yulia frunció inmediatamente el ceño mientras miraba algo confundida a la pelirroja.

—El sobrenombre, me refiero — Lena aclaró. Bueno, no estaba realmente aclarado, más bien la morena se confundió aún más — Es como, Cornelius pero al revés.

Yulia la miró y trató de deletrear el nombre “Cornelius” al revés, en su mente. No tuvo éxito y solo bufó dándose por vencida, algo exasperada.

Lena sonrió.

El teléfono sonó, y Yulia puso al cachorro en el suelo. Este se fue volando su habitación con Volky y Lena iba pisándoles los talones. Era el teléfono fijo, lo cual era extraño porque nunca en su vida lo había utilizado. Le tomó alrededor de un minuto averiguar qué botón presionar antes de contestar. Dios, se sentía como en la era medieval.

—Hola, estoy buscando a Lena. ¿Está ahí?— Yulia miró hacia la puerta por la que acababa de desaparecer su exuberante compañera de piso.

—Ummm — Se sorprendió. Primero, porque alguien estaba buscando a Lena, y segundo, que Cornelius acababa de salir corriendo de la habitación, directamente a la puerta de vidrio que da al balcón. Hizo una mueca y le indicó a Lena que se acercara.

—Sí, ella está aquí. ¿Puedo preguntar quién llama?— Preguntó Yulia.

—Es Olga. Su tía —Yulia asintió lentamente y Lena la miró confundida. La morena extendió el teléfono con la mano sobre el auricular.

—Tu tía — Le susurró.

Lena abrió los ojos como platos y dio un paso hacia atrás, automáticamente. Casi de inmediato, sus manos comenzaron a jugar con la costura del juguete chirriante que sostenía.

— ¿Qué quiere?— Lena le preguntó a la morena con cautela. Yulia se encogió de hombros y le regaló una sonrisa comprensiva. La pelirroja se acercó el teléfono a la oreja y Yulia suavemente le quitó el juguete mientras iba a sentarse en la barra del desayuno.

— ¿Hola?— Dijo Lena en voz baja. Yulia la vio asentir y tararear un par de veces. No, no estaba escuchando conversaciones ajenas, no era ese tipo de personas. Ella simplemente quería estar segura de que Lena no perdería el control y que tendría otro ataque de pánico.

Lena parecía tranquila hasta ahora, excepto por la mano que golpeaba rápidamente a lo largo del mostrador.

—No, tengo un trabajo — Dijo un poco más fuerte que antes. Sacudía su cabeza de un lado a otro, por lo que su cabello cayó sobre sus ojos.

—Un hogar para animales — Continuó. Yulia miraba atentamente y levantó a Cornelius que en ese momento atacaba sus piernas, abrazándolo contra su pecho, aunque sólo fuera para calmar su exceso de alegría. Volky intentó sin éxito deslizarse hasta la silla para unirse a ellos.

Lena frunció el ceño en ese momento.

—No es... me gusta. No, no es una pérdida de tiempo.

Yulia entrecerró los ojos.

Lena se apartó del mostrador y comenzó a caminar en círculos alrededor de la pequeña cocina.

—No, dejé de tomarlos — Se frotó la frente y suspiró —No creo que los necesite. Yo no… nunca los necesité.

Yulia solo había escuchado a la tía de Lena decir exactamente doce palabras y ya quería abofetear a la perra. La pelirroja suspiró y tarareó un par de veces más antes de colgar. Se pasó las dos manos por el pelo y sacudió la cabeza, poniéndose de pie.

Yulia volvió a dejar a Cornelius con su nuevo mejor amigo Volky, agarró algunos gusanos de goma y volvió a caminar alrededor de la barra del desayuno. Lena se miraba los pies.

—¿Todo bien?— Preguntó con cautela, empujando suavemente a Lena contra el mostrador para que dejara de inquietarse. Lena frunció los labios. La ojiazul colgó un gusano de goma frente a la cara de la chica, para que los ojos verdigrises miraran hacia arriba.

Ella sonrió cuando lo hizo y asintió con la cabeza para que Lena tomara el gusano de goma. La pelirroja tomó la bolsa de las manos de Yulia y se metió un poco en la boca. La morena rió entre dientes.

—Puedes decirme si algo anda mal, Lena.

Lena negó con la cabeza, con las mejillas hinchadas por los dulces. Sus hombros finalmente se relajaron, pero no miraba a Yulia a los ojos.

—Ella sólo…estará... En…en dos semanas.

Yulia puso sus manos sobre los hombros de Lena y se agachó hasta que la joven hizo contacto visual.

—Palabras, cariño. Más despacio.

—Es mi cumpleaños en dos semanas, y ella…ella, eh, puso algo de dinero en mi cuenta para eso... Y dijo que dejará de pagar… Por mis cosas…. Pronto —Yulia asintió.

—¿Es así?— preguntó ella con cuidado. Lena asintió levemente de todos modos.

—Si — Dijo en voz baja.

Yulia la estudió por un segundo, luego ahuecó sus mejillas, se inclinó y la besó en los labios. Lena se sonrojó y sonrió. Yulia también lo hizo. Efecto deseado, logrado.

***

La cita para almorzar al día siguiente estuvo bien, o, bueno, más o menos… sobre todo si tienes a una horda de fanáticos tuyos alrededor. Yulia se sentía mal porque Lena era un manojo de nervios, pero también descubrió que la chica era probablemente una de las personas más protectoras que había conocido. Mantuvo siempre su brazo alrededor de Yulia toda la velada, así que, bueno…esta vez era al revés.

Además, habían planeado una cena para el fin de semana.

Ahora Yulia se estaba preparando para salir del camerino después de haber presentado la obra aquella noche. Se preguntaba quién le había robado todos los esmaltes de uñas de su tocador.

Se miró en el espejo cuando escuchó la puerta abrirse y vio a Lena entrar y pararse detrás de su silla con una pequeña sonrisa.

La pelirroja se inclinó y la besó en la mejilla por detrás.

—Estuviste increíble esta noche — Yulia se sonrojó.

—Dices eso todas las noches — Lena sonrió y se miró los pies.

—Entonces eres increíble todas las noches— Oh Dios. Que tierna. Yulia no sabía si podría manejarlo.

—¿Alguien más viene para acá?— le preguntó a Lena cuando logró recuperarse. La pelirroja se derrumbó en el sofá y negó con la cabeza, revolviendo las revistas viejas y los dulces y el chocolate en la mesa.

—Solo yo. ¿Ya estás lista?

Yulia asintió y salieron por la puerta lateral del teatro donde una fila de fans estaba esperando el autógrafo de Yulia. La ojiazul miró a Lena con sentimiento de culpa, y Lena solo le dio una media sonrisa y la dejó, abriendo la bolsa de caramelos que había acabado de comprar.

—Haz lo tuyo, osita.

Yulia se acercó hasta la cerca y empezó a firmar todas las cosas que le entregaban. Se tomó algunas fotos con algunos fanáticos mientras avanzaba por la línea.

—¡Yulia, estuviste fenomenal esta noche!

—¡Señorita Volkova, es mi ídolo! ¡Se ve hermosa!

—Hey Yulia, esa chica con la que has estado todo el día, está buenísima. ¿Es tu novia?—Yulia sonrió.

—Ella es muy hermosa — Dijo, sin levantar la vista mientras firmaba el iPhone de alguien. Sí, un iPhone. No entendía cómo la gente podía pagar cientos de euros por estos solo para que ella escribiera sobre ellos. Estaba dispuesta a darle un puñetazo a alguien en la cara si pensaran siquiera, escribir en el de ella.

Pero, en fin, estaba agradecida de que la gente la apreciara tanto.

Yulia dio un paso atrás de la barrera cuando estalló una pelea un poco más adelante. Lena inmediatamente estuvo a su lado, luciendo ansiosa e inquieta. Yulia dejó que la tomara del brazo.

—¿Quién diablos eres tú?— Un tipo llamó desde detrás de la barrera. Yulia puso los ojos en blanco. Algunas personas eran simplemente idiotas.

—Oye Yulia, ¿Qué tan ciertos son los rumores de que te crees una diva?

Cabrón.

—¿De verdad eres tan perra con quienes trabajas?

Cabrón.

Yulia simplemente los ignoraba, pero sentía que Lena sujetaba su brazo con más fuerza.

—Deja de ser malo con ella — Gritó la pelirroja hacia la multitud en general. Algunas personas le sonrieron, pero algunas otras solo querían traspasar la barrera, para poder llegar hasta donde la pelinegra se encontraba.

De pronto, empezó la algarabía. Lena trató de retroceder, sin soltar a Yulia. Los gritos eran cada vez más fuertes. La morena esperaba que no hubieran niños pequeños entre la multitud.

—No me gustan las peleas — Dijo Lena cubriéndose las orejas. Yulia se dio cuenta de que la pelirroja básicamente estaba temblando y le indicó al guardaespaldas que estaban listas para partir.

La morena solo miró a Lena mientras se sentaban en el taxi de camino a casa. Ya no temblaba tanto, solo tenía las piernas cruzadas y movía el pie como loca.

—Quizás no deberías, ya sabes, volver a salir conmigo — Yulia sugirió gentilmente. Lena se puso triste inmediatamente y la pelinegra sintió que algo apretaba su corazón.

—Pero, hay mucha gente. ¿Y si... y si te lastiman?— Yulia puso una mano sobre la rodilla de Lena.

—Mírame, Lena — Luego le sonrió suavemente cuando sus ojos verdigrises se encontraron con los suyos —Tengo guardaespaldas y policías rodeándome después de cada espectáculo. Siempre tengo cuidado. No me va a pasar nada. Siempre volveré a casa, ¿de acuerdo?— Lena asintió con lentitud y de mala gana —Pero juro que te llamaré si necesito que golpees a alguien— Añadió Yulia. Lena tuvo que sonreír.

—O puedo golpearlos yo misma — Acotó la morena.

Lena sonrió y apoyó la cabeza en el hombro de la chica más pequeña. Yulia le pasó la mano por el cabello hasta que Lena dejó de temblar y recordó algo que Luka había mencionado el día anterior.

—Luka me envió un mensaje de texto y quiere ir almorzar el viernes. Algo así como una cita doble. Aparentemente encontró un nuevo novio — Yulia se mostró escéptica. Los nuevos “novios” de Luka, solían ser hombres heterosexuales o un tanto imbéciles.

Lena asintió lentamente.

—¿Entonces estás de acuerdo?— Preguntó la morena.

—Sí. Me gusta Luka — Anunció Lena en voz baja, presionando su rostro contra el cuello de Yulia.

Yulia sonrió y la atrajo hacia ella, riendo cuando Lena la besó justo debajo de la oreja.

De pronto se puso seria, mirando fijamente por la ventana, pensando en como esperaría encontrar la casa, después de dejar solos a los demonios que compartían el mismo espacio.

***

Yulia se despertó a la mañana siguiente cuando escuchó a Lena correr a través del pasillo y entrar como un trueno en su habitación. Parpadeó algo somnolienta, lanzando al osito de peluche que Lena le había regalado al suelo mientras que la pelirroja se abalanzó sobre la cama con una caja en sus manos.

—Yulia, tienes un paquete — Dijo completamente emocionada.

Yulia gimió y se dio la vuelta para seguir durmiendo. Lena pellizcó una de sus piernas que sobresalía de las mantas. La morena gimió y se agitó antes de incorporarse de mala gana.
La pecosa le entregó ansiosamente la pequeña caja.

—Oh, son solo mis mamás. Me han estado enviando paquetes de ayuda desde la universidad — Dijo con una sonrisa —Es solo comida chatarra, como... oh, Lena, en realidad, te encantaría — Yulia le tendió el paquete a la pelirroja con las cejas arqueadas. Los ojos de Lena pasaron a ver a los de Volkova.

—¿Quieres que lo abra?— Yulia se encogió de hombros.

—No creo que haya comido nada de lo que me han enviado mis mamás, en siete años— Lena se limitó a mirarla —En serio, Lena, ábrelo para que pueda volver a dormir.

Lena inmediatamente arrancó la cinta de embalaje, rompiendo el cartón en el proceso. Volky y Cornelius entraron corriendo en la habitación y se subieron a la cama. Era como si pudieran oler el desastre.

Efectivamente, Lena sacó Fritos, Twinkies, pasteles de bocadillos de vainilla, mini brownies, Funions, Fruit Roll-Ups y las malditas gomitas de Scooby-Doo. Lena estaba en el cielo. Yulia gimió y empujó a los perros fuera de la cama.

—Tus mamás son increíbles— Dijo Lena distraídamente, mordiendo un Twinkies. Posiblemente aquello iba a ser su desayuno. Yulia hizo una mueca y se recostó de costado frente a Lena.

—¿Cómo fue crecer con ellas?— Preguntó la pelirroja con la boca llena de pastel y crema. Yulia eligió enfocarse en los ojos de la chica en lugar de aquella vista.

—¿Te refieres a crecer con madres homosexuales? Bueno… — comenzó Yulia. Lena la interrumpió.

—No. Como, ahmmm, solo con ellas. Ya sabes, ser feliz teniendo una familia —Yulia la miró con atención. Elena estaba chupando la crema en medio de uno de los pastelillos. Encantador.

—Me apoyaron mucho. Bueno, supongo. Me dieron todo lo que quería, lo que, ya sabes, algunas personas me llaman egocéntrica.

—No eres egocéntrica— Dijo Lena de inmediato. En realidad se escuchó algo como: “broo brees bregronfrensfica”. Yulia se rió entre dientes.

—Osita grande, tienes migajas por toda mi cama. Por favor, contrólate— Lena parecía sinceramente reprendida.

—De todos modos, eso empeoró y no dejó de ser menos intimidante, porque la gente pensaba que yo era mejor que los demás. Pero mis madres eran geniales. Jugaban al Scrabble y al Monopoly conmigo los viernes por la noche, y veíamos maratones de películas.

Yulia miró a Lena. Ella escuchaba y masticaba con atención.

—¿Me contarás más sobre tu tía?— Lena dejó de masticar y empezó a recoger toda la comida para levantarse de la cama. Mierda, pensó Yulia. Mierda. Mierda. Mierda. Alargó la mano y agarró la muñeca de la pelirroja.

—No, no, espera. Lo siento. Cuéntame algo más. ¿Qué te gustaría para tu cumpleaños?—
Lena volvió a sentarse con cautela y volvió a comer.

—No, no tienes que regalarme nada, Yulia — Dijo después de un momento.

Yulia le dio una mirada de “¿Estás bromeando?”.

Realmente, la morena era conocida por exagerar con sus regalos de cumpleaños. Le había comprado a Luka un caballo de carreras hace unos años, cuando él mencionó en algún momento que sería genial tener uno.

Un maldito caballo de carreras.

Pero Yulia simplemente no se podía negar.

—Si no me dices lo que quieres, te conseguiré algo ridículo y estúpido — Iba a decir “Como un caballo de carreras”, pero pensó que a Lena le encantaría.

—Hay una cosa que quiero — Dijo la pelirroja en voz baja, mordiendo otro maldito pastel de crema. Yulia esperó expectante.

—Me… gustaría…me gustaría que fueras mi novia.

Yulia ni siquiera se sorprendió. Ella estaba completamente extasiada, pero no sorprendida. ¿Cómo era que Lena seguía dando estos pasos en la relación? En serio, Volkova, has algo por ella, da un paso adelante tu también. Trató de calmar su corazón para poder responder.

—Por supuesto que seré tu novia, Lena — Sonrió cálidamente a la otra mujer. Su sonrisa estaba partiendo su rostro por la mitad, literalmente.

—¿Estás segura? Porque yo…yo sé que solo hemos tenido, ahmmm, algunas citas. Y nunca he tenido…

—Sí, estoy segura — Yulia interrumpió. Estaba a punto de decir “bésame”, pero volvió a mirar la boca de Lena y se lo pensó mejor. Lena parecía que no estaba al tanto de este hilo de pensamientos, pero la chica se inclinó y le dio a Yulia un beso con la boca abierta, cremoso y achocolatado, justo en los labios.

—Mmm, perfecto — Dijo Yulia, de verdad, fue perfecto. Tiró de Lena para que se tumbara a su lado y lamió la crema de sus propios labios.

Sí, estaba acostada en una cama llena de comida chatarra, con dos perros que se portaban horriblemente, a sus pies y una novia a su lado que se ahogaba con un pastel, pero no quería moverse de allí, por nada del mundo.

***

—No, Luka. No me he olvidado de nuestra cita para almorzar. No lo había olvidado las cuatrocientas veces que has llamado antes, y no lo voy a olvidar en las próximas seis horas. Así que por favor deja de llamar antes de que salga el sol, o lo cancelo. Voy a colgar, ahora.

Yulia escuchó un débil chillido proveniente de la línea cuando terminó la llamada y metió la cabeza debajo de la almohada. Fueron tres horas después las que pasaron, cuando entró arrastrando los pies a la cocina, vestida y esperando a que Lena volviera a casa durante su hora de almuerzo.

Se sentó en el mostrador y se comió las puntas azules de unos gusanos de goma, y volvió a meter los amarillos en la bolsa para Lena. Supo que la pelirroja había llegado cuando Volky y su nuevo compañero, Cornelius, salieron disparados de la cocina para lanzarse contra la puerta principal.

Ella sonrió y esperó a que las exclamaciones de adoración de Lena por los perros, llenaran el apartamento, pero sorprendentemente, no se escucharon. Lena caminó por la sala de estar después de simplemente acariciar sus cabezas. Volky parecía ofendido. Cornelius era demasiado tonto en este momento para darse cuenta.

—Hola Lena — Yulia se bajó del taburete y se acercó a ella, rodeando el cuello de la chica con los brazos para darle un beso. Lena sonrió y la atrajo hacia sí.

—¿Todo bien?— Preguntó Yulia. Volky todavía parecía bastante decepcionado. Lena era su puta héroe.

Lena asintió fácilmente y agarró el bolso de Yulia del mostrador.

—¿Lista para irnos?— ella preguntó. Yulia la tomó de la mano y se dirigieron al ascensor y luego al taxi que las esperaba.

Lena no dijo mucho en el viaje al restaurante, pero Yulia no podía culparla, ya que el taxista parecía un asesino en serie de ochenta años. O que había sido víctima de algún asesino en serie. La pelirroja estaba sorprendentemente tranquila, lo que tenía que ser algo bueno.

Vieron a Luka y a este chico nuevo, Marko, tan pronto como salieron al patio del restaurante. Básicamente, había arcoíris saliendo de sus asientos. Yulia miró de reojo al chico… Luka entrecerró los ojos hacia ella. Esta le guiñó un ojo.

—¿Estás teniendo un derrame cerebral?— Preguntó Luka, indicándoles que se sentaran.

—Luka, sé amable — Marko dijo alegremente, volviéndose hacia Yulia y Lena con una gran sonrisa. Bien, este chico definitivamente era muy alegre —¡He escuchado mucho sobre ustedes!— Exclamó Marko.

Yulia sonrió. Siempre le gustaba contagiarse del entusiasmo de otras personas, era como su droga. Definitivamente estaba recibiendo su dosis.

—Bueno, es genial conocer al chico que capturó el corazón de Luka— Proclamó Yulia. Lena asintió con la cabeza, con los ojos fijos en el cuello de Marko —Y, oye Luka, ¡en realidad es gay!— Yulia continuó con un tono cargado de mucho entusiasmo. Luka puso los ojos en blanco.

—Entonces, ¿qué hay de bueno aquí?— Marko interrumpió, aplaudiendo. Vaya, esa sonrisa definitivamente no iba a ninguna parte.

Yulia abrió su menú cuando Luka comenzó a escupir cada artículo de comida que estaba en la lista. Aparentemente vivía en este lugar.

Observó las manos de Lena por el rabillo del ojo. La chica estaba completamente quieta. Bien. El azúcar debe ser necesario para ella.

—¿Quieres un batido, Lena?— Preguntó la morena, señalando la imagen en el menú —Probablemente te gustará el chocolate. Le ponen crema encima. ¡Oh! Y tienen panqueques con chispas de chocolate — Añadió emocionada. Lena negó con la cabeza.

—No, gracias. Voy a pedir el Club Sándwich.

Yulia se inclinó para poder decirle algo al oído de su novia, mirando de reojo para asegurarse de que Luka y Marko todavía estaban discutiendo sobre a quién pertenecía el último panecillo.

—¿Estás segura de que estás bien, Lena?

Lena se volvió e hizo contacto visual con una sonrisa.

—Yulia, estoy genial. Lo prometo.

Yulia la estudió un poco. Tal vez, actuar todas las noches la estaba volviendo loca o algo así. Dejó ese pensamiento atrás y le devolvió la sonrisa a Lena. La pelirroja puso una mano en la nuca de Yulia y la frotó con dulzura, oh Dios, sí. Definitivamente estaba delirando, porque esto era asombroso.

Trató de controlar su rostro cuando Marko y Luka comenzaron a mirarla de forma extraña. Cambió a una expresión menos orgásmica y los miró con calma.

—Bueno, estoy lista para ordenar.

Al final del almuerzo, Yulia estaba enamorada del nuevo novio de Luka. Había determinado que él y su amigo estarían casados para fin de año, con ella como la… ¿madrina? ¿Dama de honor? Y que los bebés vendrían pronto. Marko se había sonrojado y Luka le dio una patada en la espinilla.

Lena estaba tranquilamente comiendo sus sándwiches y sonriendo ocasionalmente. Apenas y miró las pajitas adicionales que había sobre la mesa. Totalmente normal.

Luka se inclinó sobre la mesa mientras Lena iba al baño y Marko fue con su enorme sonrisa a hablar con alguien que reconoció al otro lado del patio. Las mangas de diseñador de la camisa de Luka, se llenaron de salsa de tomate. Se dirigió a la morena distraídamente mientras frotaba el lugar con unas servilletas.

—Deja de reírte, Yulia, esta camisa costaba trescientos euros.

Yulia hizo una mueca. Sobre todo porque pagó trescientos euros por una camisa.

—Entonces, ¿cómo están tú y Lena?— Preguntó el castaño, aparentemente satisfecho con su trabajo de limpieza. Se inclinó sobre la mesa de nuevo e hizo exactamente lo mismo con la salsa de tomate.

—¡Ah, maldita sea!— Yulia decidió responder a la pregunta de todos modos, entregándole a Luka unas servilletas que mojó con la condensación en su vaso.

—Ella es mi novia ahora — Dijo con orgullo.

Luka detuvo lo que estaba haciendo y miró hacia arriba. Yulia vio que en sus ojos azules surgía una especie de comprensión —Oh—, dijo lentamente, —así que eso lo explica—Yulia frunció el ceño.

—¿Explica qué?— Luka volvió a fregar frenéticamente su manga.

—Está actuando de forma extraña... bueno, no, está actuando de forma normal, lo cual es raro— Yulia lo miró fijamente —Ella se está comportando de mejor manera — Luka aclaró —Ya sabes, baja el tono de la locura.

—No la llames loca— Dijo Yulia de inmediato. Luka le sonrió con complicidad, ahora que había terminado de limpiar su manga nuevamente. La morena cubrió el círculo de salsa de tomate con una servilleta para asegurarse de que no tuvieran más problemas con ella.

—Ella está haciendo algo…mejor dicho, está cambiando por ti. Y…¡Dios mío, acabo de sentarme sobre algo con mostaza!— Exclamó Luka.

Dios, que alguien ayude a este chico con los condimentos.

—¿Qué significa eso?— Preguntó Yulia, mojando una pila de servilletas en su bebida abandonada, a pesar de que el atuendo de Luka estaba arruinado desde hace mucho tiempo.

Luka suspiró frustrado y detuvo sus esfuerzos de limpieza.

—Solo... conócela mejor. Asegúrate de que sepa que no quieres que... cambie. Supongo.

—Tenemos una cita mañana por la noche — Dijo Yulia, mientras Marko regresaba a la mesa, con una sonrisa aún más brillante que antes. Luka le sonrió y miró más allá de la cabeza de Yulia hacia donde Lena regresaba del baño.

—Perfecto — Él dijo.


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