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Ella sabe que la odio // Ash-Quintana

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RAINBOW.XANDER
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Ella sabe que la odio // Ash-Quintana Empty Ella sabe que la odio // Ash-Quintana

Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/12/2023, 4:01 pm

Ella sabe que la odio // Ash-Quintana 16971310


Hola nenas!!! Regreso con una nueva y divertida historia. Esta vez nuestra escritora elegida fue Ash_Quintana y su admirada inspiración. Es una historia fresca, divertida y sobretodo muy romántica 😍😍 y que más podemos esperar de nuestras chicas?

Espero la disfruten y comenten como siempre.
Un beso!




1.Primera cita en el jacuzzi

La gente suele decir que soy alguien difícil de tratar, pero no lo soy. Cada persona tiene sus límites.

Y el mío fue descubrir que mi novio me engañaba mientras sostenía entre mis brazos a la chica con la que lo hizo, dentro de un jacuzzi repleto de latas de cerveza.

Era viernes por la noche y sabía que el sábado por la mañana tendría clases de literatura eslava, pero el festival de poesía en el campus era lo más importante del semestre y yo me había ofrecido a leer unos poemas durante la apertura.

No se dejen engañar. Sí, era de poesía. Pero ninguno de nosotros era muy poético que digamos.

El presidente del centro de estudiantes improvisó una parrilla en el patio, los puestos de comida que se distribuían en cada piso reproducían en sus parlantes distintos temas de pop y un grupo de borrachos se amontonó alrededor del único pino.

—Parece como si el día de la independencia y halloween hubieran tenido un hijo no deseado — dijo Fedor contra mi oreja.

Alcé el rostro al oírlo. Él me sonrió y por el brillo de sus ojos supe que estaba a medio camino de emborracharse. La luz de las farolas en la acera se reflejó en uno de sus aretes en forma de sol. No supe si el otro estaba escondido entre su mata de cabello rojizo o si ya lo habría perdido.

Entre sus manos sostenía una hamburguesa a medio comer.

—Fedor, eres vegano — le recordé.

Él bajó la mirada a su hamburguesa como si acabara de recordar que la estaba comiendo e hizo una mueca de asco.

Le di una palmada en la espalda para consolarlo y con la otra mano alisé mi falda para que no se levantara.

Había salido a tomar aire fresco en lo que acababa la fiesta, pero el viento era terrible esa noche y mis piernas, únicamente abrigadas con unas medias, se estaban congelando.

—¡Eh, Elena!

Un auto se detuvo frente a la entrada del edificio y nos tocó la bocina. Los dos levantamos la cabeza al mismo tiempo y la chica del volante nos sonrió. Alcancé a ver a más personas dentro del auto y la música que llegaba desde el interior del vehículo se mezcló con la que provenía del edificio a mis espaldas.

La reconocí como una de mis compañeras de clase.

—¡La fiesta sigue en el departamento de Nastya! — nos gritó para hacerse oír — ¿Vienes?

Ni siquiera lo tuve que pensar dos veces.

Fedor le entregó su media hamburguesa a alguien dentro del auto y nos apretujamos en los asientos traseros con calefacción.

El departamento de Nastya era grande y viejo. De esos con salones amplios y dormitorios extrañamente ubicados. La música retumbó en mis oídos mientras hice mi camino hasta la mesa con las bebidas y en algún momento de la noche perdí a mi amigo de vista.

—¿Cómo está mi youtuber favorita?

Nastya pasó un brazo por mi cintura y me pegó a ella para unirme a su grupo, que fumaba en el balcón. Ella olía a shampoo y cenizas, y me ofreció su cigarro. Nastya siempre mostraba entusiasmo por meterme a sus conversaciones.

—No soy youtuber — respondí con el cigarro entre mis labios.

Tenía un canal donde subía análisis de películas. Usualmente no enseñaba mi rostro hasta el final del video o durante los streams.

Cuando apenas entré a la carrera, creí que intentaban burlarse de mí. En algunos casos sí fue así, pero con el tiempo me di cuenta de que la mayoría de las personas no lo hacían. De verdad les maravillaba que ese fuera mi trabajo y suponía que era porque había cumplido el sueño de cualquier estudiante de arte: ser económicamente estable.

—¿Dónde está tu novio? — preguntó con interés.

—En casa — mentí.

Mi teléfono se sintió pesado en el bolsillo de mi chaqueta.

Alexey me estaba evitando y no sabía por qué. No había respondido ninguno de mis mensajes en los últimos días y esa mañana desperté con su número bloqueado. Estaba molesta. En especial porque estuvo faltando a clases y no pude verle el rostro para decirle "¿Estás terminando conmigo, o qué?".

De repente mi teléfono vibró y lo saqué del bolsillo más rápido de lo que alguna vez admitiría. Le entregué el cigarro a Nastya y me aparté lo suficiente como para que ella no pudiera ver la pantalla de reojo.

De: Fedor

Ven al baño.

ASAP*

Fedor ha compartido su ubicación.

No pude evitar sentirme un poco decepcionada.

Y luego me preocupé.

Me despedí de los chicos con un gesto de la mano y busqué el baño mientras me imaginaba todo tipo de escenas en mi cabeza. ¿Quizá vomitó? ¿No hay papel? ¿Se le atoró el dedo en el botón del excusado?

Pasé por el medio de una pareja que se besaba delante de la puerta del baño y golpeé.

—¿Fedor?

Pegué mi oreja a la madera un momento. Me pareció escucharlo maldecir y luego algo destrabándose desde el otro lado antes de que se abriera la puerta.

Asomó su nariz y luego su rostro pecoso. Cuando me vio, me sonrió con los ojos cerrados.

—Tengo un problema.

—¿Qué has hecho?

—Creo que maté a alguien.

Parpadeé.

—A ver.

Di un paso para entrar y Fedor se separó de la puerta lo suficiente como para dejarme pasar.

Lo vi alejarse y caminar con nervios de un lado al otro mientras examiné el sitio.

El baño era pequeño y de techo alto, con azulejos negros y lavabo de mármol. No había tina, pero si un...

—¿Jacuzzi?

—Te dije que Nastya tenía dinero. Yo que tú aprovecho y me caso.

Eso no era todo. Dentro del jacuzzi, entre packs de latas de cerveza y refrescos, dormía una chica. Parecía de la misma edad que nosotros, pero no estaba segura. Su cabello, negro y espeso, cubría parte de su rostro.

Llevaba chaqueta de cuero, de esos ecológicos que están repletos de brillos y tachas, y pantalones negros rasgados. Se veía como el tipo de chica que, despierta, sabe cómo darte un puñetazo.

—¿Qué es eso?

—Una chica.

Le entrecerré los ojos

—Fedor ¿Qué has hecho?

—Te juro, Elena... — Se tocó el pecho — Que no he hecho nada — Le echó una mirada al cuerpo inerte y luego la apartó, como si le diera impresión — Estaba por salir cuando ella entró y me vio. Cuando se dio la vuelta para marcharse se cayó y quedó así.

—¿Y cayó en el jacuzzi o qué?

—Se me hizo que iba a estar más cómoda que en el suelo. Perdóname si no todos somos perfectos como tú — respondió ofendido. Se acercó para examinar a la chica y el enfado se le esfumó para ser reemplazado por preocupación — ¿Qué hacemos?

—¿Hacemos? ¿En plural? — dije, pero aún así también me acerqué para ver a la chica.

Fuera, alguien comenzó a golpear.

—¡Ocupado! — gritamos los dos al mismo tiempo.

Le aparté el cabello del rostro y le puse la mano cerca de la nariz. Ella estaba respirando, al menos.

—No sé qué hacer. No soy médico, Fedor.

—Pues somos todos de la facultad ¿No? — respondió como si fuera obvio — Alguien de la fiesta tiene que estar estudiando medicina.

—¿De la fiesta de la facultad de artes? — Pasé el brazo de la muchacha por detrás de mis hombros para levantarla — Ayúdame a sacarla. Vamos a buscarle un cuarto, o algo.

En ese momento pasaron varias cosas al mismo tiempo: Fedor se acercó para ayudarme, el teléfono de la chica comenzó a sonar, ella abrió los ojos, gritó y me empujó. Yo también grité. Caí dentro del jacuzzi y, antes de que pudiera moverme, ella cayó sobre mí.

Sentí cómo el aire abandonaba mis pulmones. Ella no se veía en mejor estado que yo y el timbre de su teléfono aún seguía sonando.

—¿Estás bien? — pregunté desorientada.

Tanteé el suelo del jacuzzi con la mano hasta que di con el móvil y colgué.

O eso pensé, porque una voz masculina comenzó a hablar desde el altavoz.

—Yulia, maldita sea — saludó desde algún lado. Su voz me resultó muy familiar — No puedes hacer un escándalo así sólo porque no te he contestado los mensajes.

—¿Alexey?

—¿Elena?

Levanté el teléfono. No era el mío, pero en la pantalla sí estaba la foto de perfil de mi adorado novio.

Antes de que pudiera siquiera elaborar un pensamiento, él colgó.

El teléfono se bloqueó. Lo solté y busqué el mío para llamarlo. Ni siquiera hubo tono de llamada: fue al buzón de inmediato.

—¿Ustedes dos se conocen? — preguntó la chica, aún sobre mí.

Ahora tenía los ojos abiertos y la espalda recargada contra mi pecho, como si no pensara en moverse. Me dedicó una mirada perezosa detrás de sus largas pestañas oscuras.

—Es mi novio — dije y la empujé. Ella cayó de culo a mi lado y se quejó. Intenté pasar por encima de ella para salir de ahí — O lo era, porque a partir de ahora...

—Estás bromeando ¿No? — preguntó y yo me congelé — Él es mi novio.

*ASAP: As soon as possible o tan pronto como sea posible.
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Mensaje por soy_yulia_volkova 10/12/2023, 8:09 pm

😘🎉 que felicidad que ya tenemos nueva historia para leer 😊 espero que no se odien mucho estas niñas acá 😍😍
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Mensaje por LenaVolkova66 10/12/2023, 11:12 pm

Feliz por demás XD se lee buenísimo el primer capítulo 😃 espero y no se maten por el novio
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Mensaje por Fati20 10/13/2023, 3:14 am

Cariño!!!!! Se te extrañaba demasiado a ti y a una nueva historia y esta se nota q viene con todo, intensa y divertida ya quiero leer más y espero que las 2 le den una buena lección Alexey y de paso nazca el amor verdadero 😏. Muchos saludos 😘😘😘
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Mensaje por Corderito_Agron 10/13/2023, 7:59 pm

Nueva historia siiiiiiii
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/14/2023, 6:01 am

2. Yulia y Taeyeon

Debía de estar borracha.

Muy borracha.

Y había escuchado mal.

Me senté en el borde del jacuzzi y miré a la chica de adentro. Ella se veía tan linda, con sus largas pestañas, labios finos y cabello negro. No había manera de que el inservible de Alexey pudiera salir conmigo y con ella al mismo tiempo.

Era injusto. El universo le daba tanto a quien no se lo merecía.

Al ver que yo no respondía nada, la chica se enserió. Ahora se veía preocupada pese a su borrachera.

—Dime que no es tu novio — dijo.

La puerta se abrió y de ella apareció Nastya con un vaso en la mano. La música invadió el pequeño baño y de pronto me sentí expuesta.

—Cariño ¿Está todo bien? Creo que tu teléfono se conectó a los parlantes por bluetooth — Me gritó para hacerse oír — ¿Ese era Alexey regañándote?

—¿Al bluetooth? — Miré al teléfono de la desconocida en el suelo del jacuzzi y luego a Nastya, quien me observaba con una mezcla de preocupación y curiosidad.

Detrás de ella vi la fiesta. Muchos seguían con lo suyo, pero otros habían girado la cabeza hacia nosotros con curiosidad.

—Estamos por tener un trío — dijo de repente la chica del jacuzzi — O te sumas, o te vas. Pero cierra la puerta.

Nastya nos miró a los tres, pero ni Fedor ni yo dijimos nada. Ella hizo amague de meterse, pero soltó una carcajada, soltó un "sólo bromeo" y se marchó, cerrando la puerta detrás de ella.

—Me voy a casa — dije cuando quedamos solos.

Me levanté, pero me atrapó por el brazo.

—Soy Yulia — dijo de la nada.

Me zafé de su agarre y salí del baño.

No estaba de humor como para hacer amigos. Y menos con las amantes de mi ex novio.

Le dije a Fedor que él podía quedarse si quería, pero metió una excusa sobre cuidarme o qué se yo y me acompañó de regreso a casa. Los dos sabíamos que era porque estaba extrañando a cierta persona que había decidido no acompañarnos hoy.

De regreso en el uber aproveché para enviarle un mensaje cariñoso a mi ahora ex novio.

De: Lena
Para: Alexey
Inútil Nos vemos el lunes.
Imbécil🥰


Cuando llegamos a nuestro departamento las luces de la sala de estar estaban encendidas pese a ser las dos de la mañana. Dejé mis zapatos junto a la puerta y Fedor entró dando zancadas hasta llegar al sofá, donde nuestro otro compañero de piso jugaba una partida en línea.

Nikolay tenía el cabello y los ojos negros. Siempre vestía de ese mismo color y si no lo conocías parecía ser el tipo de chico con el que no te quieres meter. Cuando nuestros padres comenzaron a salir y lo conocí, creí que me iba a llevar mal con él, pero resultó ser el más amigable de nuestro grupo de tres.

—¡Me duele la cabeza! — se quejó Fedor antes de dejarse caer sobre él en el sofá.

Nikolay sólo atinó a soltar su joystick antes de que Fedor se derrumbara sobre sus piernas. Me levantó una ceja a modo de pregunta y yo simplemente me alcé de hombros.

Lo vi apagar su micrófono antes de pasar los brazos por encima de Fedor para seguir jugando.

—¿Cómo les fue? — preguntó sin dejar de ver la pantalla.

—¿Recuerdas a Alexey? — comencé con el chisme.

—Tu novio.

—Sí — Me dejé caer a su lado en el sofá y pegué mi mejilla a su brazo — Me puso los cuernos.

Nikolay activó su micrófono un momento.

—Ya tengo que irme, muchachos. Nos vemos mañana — dijo.

En la pantalla aparecieron algunos saludos del chat y luego él apagó el juego y se quitó los auriculares. El televisor se puso negro un momento antes de encenderse en el canal de noticias.

Bajó el volumen y me miró.

—¿Cómo te has enterado?

Me pasé una mano por el cabello para apartarlo de mi rostro.

Ahora que estaba tranquila, en mi departamento, tenía tiempo para pensar sobre lo que había sucedido y...¿Qué diablos?

—Ella estaba en la fiesta y Alexey la llamó por teléfono — Le expliqué mientras gesticulaba con las manos — Adivina quién atendió.

—¿Hablas en serio?

—Debiste de haber estado ahí — dijo Fedor. Aún estaba echado, con la cabeza sobre las piernas de Nikolay mientras se pellizcaba el caballete de la nariz por el dolor de cabeza. Ahora que tenía el cabello fuera del rostro, me di cuenta de que, en efecto, había perdido su arete — El teléfono se conectó a los parlantes y todo.

Nikolay abrió la boca, sin creérselo. De no haber estado en ese momento yo tampoco me habría creído que alguien podría tener tanta mala suerte.

Estuve agradecida de que el shock del momento no me hizo darme cuenta de lo vergonzoso que fue todo.

—¿Cómo estás tú? — me preguntó.

—Bien, supongo — admití. Ahora sentía un poco de pena y quizá enfado contra Alexey, pero no había nada dolido más allá de mi orgullo. Él no era tan especial para mí. Sólo esperaba que tampoco lo hubiera sido para la otra chica — Sólo enojada.

En momentos como estos me alegraba de nunca tener expectativas en las personas. No me podían decepcionar si nunca esperaba nada de ellos.

Los hombres van y vienen. La estabilidad emocional no.

—Eh... Elena ¿Cómo era la chica? — preguntó de repente.

Esa pregunta me desconcertó.

—No lo sé. Baja, piel bronceada.

Guapa.

—¿Y de casualidad se llama Yulia?

Fedor y yo compartimos una mirada. Nikolay sostuvo el hombro de su amigo para evitar que se cayera y luego señaló la pantalla del televisor.

Ahí estaba.

Ahí estaba, Yulia, la chica de esta noche.

Un programa de chimentos pasaba en bucle un video de ella saliendo de un edificio, rodeada por reporteros y cámaras. El titular decía "YULIA PRESA".

¿Qué?

Le arrebaté el control remoto y le subí el volumen. Era uno de esos programas de la tarde que pasaban grabados por la madrugada.

Prestándole atención, noté que el edificio del que salía era, en realidad, una estación de policía. El video era de esa misma tarde. Ella incluso llevaba los mismos pantalones rotos y la misma chaqueta con tachas de la fiesta.

Se veía como una estrella de rock, incluso luego de ser arrestada. Parecía que apenas si reparaba en la gente siguiéndola.

—¿Quién es ella? — pregunté, como si no acabara de verla hace tan sólo media hora.

Fedor me entregó su teléfono y en la pantalla estaba su biografía de Wikipedia.

¿¡Tenía una biografía en Wikipedia!?

Yulia Volkova.
Actriz, 19 años.
Fecha de cumpleaños: 20 de febrero.


—Ay, no. Es Piscis — se me escapó, como si Fedor no fuera piscis también.

Bajé y bajé. Si era actriz, tenía que conocerla de algún lado. Pero el único sitio en el que actuó fue en una serie que nunca vi.

Debajo del titular de «YULIA PRESA» decía «ARRESTADA POR ALTERACIÓN DEL ORDEN PÚBLICO». Pero el titular cambió de inmediato a «ARRESTADA POR EXCESO DE FACHA, DECLARÓ YULIA».

—...los vecinos llamaron a la policía luego de ver que ella no se marchaba —continuó explicando el conductor.

Los panelistas no dejaban de pisarse para hablar.

—¿Fue a ver a su novio?

—Eso dice ella.

—¡Tengo su instagram!

Una panelista enseñó su teléfono a la cámara y unos segundos después en la pantalla del estudio apareció el perfil de instagram de Alexey. Alguien comenzó a bajar y el conductor pinchó en algunas fotos. En todas salía sólo o con amigos. En ninguna estábamos yo o Yulia.

Yo le había dado tan poca importancia a él que ni siquiera me di cuenta del terrible «amiga, date cuenta» que era eso.

—Entonces, recapitulando — El conductor hizo un acercamiento en una foto de Alexey en la playa — Yulia fue al departamento de este chico, Alexey, su novio. Él no atendió. Los vecinos dicen que se mudó hace una semana y ella al parecer no estaba enterada y tampoco les creyó, así que insistió en que quería verlo.

Entonces el video de Yulia saliendo de la estación de policía fue reemplazado por una fotografía del frente del edificio de Alexey.

—Aquí es dónde vivía él — dijo el conductor.

—Elena, ¿tú sabías que se mudó? — me preguntó Fedor.

Comencé a negar.

—¿Cómo iba a saberlo, si me bloqueó? No tenía idea.

Me iba a volver loca.

Alexey no sólo me había engañado con otra chica, sino que esa chica era una actriz, que además estaba en los programas de chimentos de los canales nacionales. Y ahora él había desaparecido.

—¿Quieres un té? — preguntó Nikolay.

¿Un té?

—Quiero vodka.

—Yo también — se sumó Fedor, como si no acabara de quejarse por su dolor de cabeza.

Nikolay fue por la botella de vodka y los tres nos quedamos viendo el programa.

Pasé el resto de la madrugada bebiendo y mirando las fotos de Yulia mientras me preguntaba cómo había acabado ella en la fiesta de Nastya.

¿Y cómo había tenido Alexey los huevos para hacer eso?

Tenía miedo de que mis amigos vieran esto y sumaran dos más dos. ¿Y si la gente descubría que Alexey engañó a Yulia conmigo? ¿Y si exponían mis redes en la televisión como estaban haciendo con él?

Entonces tuve un momento de claridad.

¿Y si eso atraía suscriptores a mi canal?

-.-.-.

Cuando desperté al día siguiente ya casi era mediodía y la luz de la ventana que entraba desde el balcón me daba en la cara.

Me encontraba en el sofá, con las sábanas entre las piernas y un fuerte dolor de cabeza.

—¡Despierta de una vez y ayúdanos con las cajas!

Fedor dejó caer algo pesado a mi lado y salté fuera del sillón, asustada. Caí al suelo y me quejé. Lo escuché reír y cuando me senté lo vi parado a mi lado, junto a una pila de cajas enormes.

—¿Qué es eso? — pregunté aturdida.

—Las cosas de la chica nueva — dijo — Ve a saludar a tu nueva bestie.

Saqué una goma para el cabello del bolsillo de mi falda y lo recogí en una coleta sin levantarme aún del suelo. Me sentía asquerosa.

Fedor se veía de muy buen humor como para haberse dormido tan tarde y estando borracho.

—¡Ve, ve, ve! — me apremió — Que a los de la mudanza se les paga por hora.

Abroché mi camisa y me coloqué algo en los pies antes de salir. Me crucé con los tipos de la mudanza bajando las escaleras y continué hasta la planta baja.

Solíamos ser cuatro en el departamento, pero la chica que vivía con nosotros se mudó con su novio el año pasado y estuvimos buscando a alguien más desde entonces. Se suponía que hoy debía mudarse con nosotros la chica nueva, pero lo había olvidado.

Ahora, mientras bajaba las interminables escaleras hasta la planta baja, me arrepentía por haber bebido tanto.

Salí al aire libre. El camión de mudanza estaba estacionado frente al edificio y el sol brillaba con fuerza. Usé una de mis manos para hacerme sombra en los ojos y caminé hasta la parte trasera del camión.

Uno de los tipos le pasó unas cajas a una muchacha y ella se volteó para marcharse cuando chocó conmigo.

—¡Lo siento!

—Déjame ayudarte..

Las cajas le tapaban la cara, así que le quité dos de encima. Pude ver su rostro, ahora, y la reconocí de aquella vez que visitó el departamento.

Era de baja estatura, cabello oscuro y ojos rasgados. Sus labios estaban pintados de un rojo intenso.

Ella me sonrió en agradecimiento.

—¿Elena? — me reconoció.

Forcé una sonrisa. Era todo lo que podía ofrecerle recién despierta.

Intenté recordar su nombre mientras nos metíamos al edificio con las cajas.

—Y tú eres...

—Taeyeon — dijo — Un gusto.


🎃🎃🎃
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Mensaje por Corderito_Agron 10/14/2023, 12:08 pm

Hahaha Lena y su mala suerte con esos novios... Nena, una mujer y ya
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Mensaje por Fati20 10/14/2023, 2:24 pm

Jajajaja qué locura toda la situación lo más increíble es q un imbecil así allá tenido esas 2 novias. Ya quiero leer más espero que como siempre los fines de semanas nos puedas dar unos capítulos más cariño, feliz sábado 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/14/2023, 7:44 pm

3. ¿Qué dirías si esta noche te seduzco en mi coche?

Estaba mojada.

Pasé una mano por mi rostro para despegarme el cabello húmedo. Hacía calor y el clima lluvioso sólo lo empeoraba. Me sentía pegajosa y no de una manera que me hubiera gustado.

Perdí mi clase de literatura eslava del sábado, así que tuve que pasar a buscar las notas en la fotocopiadora para leer de qué hablaron esas dos horas antes de la siguiente clase. Por alguna razón pensé "Aún es verano, iré con falda" y no se me ocurrió chequear el clima antes de salir.

Salí del edificio mientras metía los apuntes en mi bolso y escondí las manos dentro del bolsillo de mi sudadera.

La lluvia era torrencial, de esas que parecen que inundarán las calles en un par de minutos, pero no tenía idea de si pensaba parar y debía tomarme el autobús para volver a casa sí o sí.

—¿Necesitas un aventón?

Me detuve en seco al oír una voz masculina a un par de metros. Cosa que está mal. Si están leyendo esto y un día alguien se les acerca para ofrecerles un aventón, corran. No sean estúpidos.

Corran como si les acabaran de preguntar la hora.

Había un muchacho estacionado junto a la acera. Tenía la ventanilla de su auto baja y me costó reconocerlo en un principio, pero entonces algo hizo click en mi memoria.

Era un amigo de Alexey. Lo vi un par de veces en su departamento cuando lo visité.

Entrecerré los ojos con desconfianza. Alexey no había aparecido aún. Uno de sus compañeros de clase me dijo que él simplemente hizo la transferencia a otra universidad y no le di mucha importancia.

Él era mi ex ahora, y cuando sacas la basura, no regresas para ver cómo está.

¿Pero qué estaba haciendo él ahí?

—Ella ya tiene compañía, tonto — Sentí como un brazo se enganchaba con el mío y cuando miré a mi lado me encontré con, ni más ni menos, que Yulia — ¿O nos darás un paseo a las dos?

Él hizo un gesto con la mano para restarle importancia a lo que acababa de decir y subió la ventanilla antes de arrancar.

Miré extrañada cómo desaparecía el auto y luego a Yulia, que sostenía un paragua sobre ambas. Ella estaba completamente seca, a diferencia de mí, y sobria.

Se veía mucho mejor que esa noche en la tina, o en el video saliendo de la estación de policía, si es que acaso eso era posible. Ahora se veía más... despierta.

Ella ladeó la cabeza para verme y me sonrió. Se le marcaron unos hoyuelos a cada lado de sus labios y sus ojos azules brillaron con diversión.

—Pareces un cachorro mojado — me saludó como si fuéramos amigas de toda la vida — Te ves patética.

Bueno, a lo mejor no tan amigas.

—¿Disculpa? — Aparté mi brazo del suyo y retrocedí un paso. Las gotas de lluvia golpearon la espalda de mi sudadera y mis piernas desnudas. Mis calcetines ya estaban húmedos dentro de mis zapatos. Pero así y todo yo seguía viéndome espectacular — ¿Te conozco?

Me acomodé el cabello por detrás del hombro y me dispuse a marcharme.

—No seas tonta. Sube a mi auto.

¿La amante de mi ex novio quería meterme a un auto con ella? Sospechoso.

Continué caminando.

—Lo siento. No firmo autógrafos.

—Elena.

Me detuve en seco.

¿De dónde había sacado mi nombre?

Miré a mi alrededor, pero nadie nos prestaba atención. Con la lluvia la calle estaba desolada salvo por los autos y autobuses que pasaban por la avenida. Me volteé y ahí estaba Yulia, donde la había dejado, con el paraguas sobre ella, completamente seca.

Voy a ser honesta: se veía como el tipo de chica que sólo sabe traerte problemas. De esas que te cruzas antes de entrar al instituto y nunca ha cruzado una palabra contigo, pero sabes que si te metes en una pelea con ella te reiniciará el windows de un puñetazo.

Y por alguna razón esas siempre eran las más bonitas del salón. La novia gótica que todos querían.

—¿Cómo sabes mi nombre? — le pregunté desde mi sitio — Yo no te lo he dicho.

La sonrisa de ella se ensanchó.

—Ah, entonces sí me recuerdas — dijo y me pareció ver cierta satisfacción en su rostro — Se lo pregunté a la chica guapa de la fiesta.

—Que yo sepa a mí no me preguntaste nada.

—¿Cómo se llamaba? Esa rubia — Miró hacia el cielo como si estuviera pensando — Nastya. Qué lindo nombre. Me habló mucho sobre ti y apenas si le pregunté cómo te llamabas.

—¿Qué quieres?

Ella extendió el brazo para señalar un auto negro estacionado en la calle de enfrente.

—Llevarte a tu casa — debió notar el recelo en mi mirada y rodó los ojos — Acércate. No muerdo.

Esto no me gustaba.

En primer lugar, estaba casi segura de que quería meterme a su auto para asesinarme o secuestrarme. En segundo, de no ser así, era Yulia Volkova. Literalmente la conocí inconsciente en un jacuzzi lleno de latas de cervezas luego de que salió de la estación de policía.

¿Podía traerme algo bueno? No.

Pero los hombres tampoco, e igual me gustaban.

La acompañé hasta su auto, pero me negué a sentarme en los asientos traseros. La obligué a abrirme la puerta del copiloto y bajé la ventana por si llegara a necesitar saltar. Revisé mi reflejo en el espejo retrovisor y me retoqué el brillo labial.

Seguía mojada, pero también guapa, y me recordé que cualquier cosa que Yulia pudiera hacer yo podría hacerlo mejor. No me importaba que fuera famosa.

—¿Dónde te llevo? — preguntó cuando encendió el motor.

—Sólo para que sepas — Guardé el labial en mi bolso — Le acabo de decir a Fedor que estoy contigo y él tiene mi ubicación en tiempo real — Mentí — Y voy a dejar mi ADN por todo tu auto. No te dará tiempo de limpiarlo y si lo quemas o lo tiras igual quedarán restos. Así que si me matas te voy a joder la vida.

A ella eso pareció hacerle gracia, pero no lo supe con claridad porque su vista estaba puesta en el frente.

—¿Crees que voy a lastimarte? — preguntó con calma.

—No lo sé ¿Lo harás? — respondí a la defensiva.

—No a menos de que me lo pidas.

Quedé sin palabras por un momento.

—¿Te crees chistosa? ¿Crees que por estar en la tele puedes decir lo que se te da la gana y va a ser gracioso? ¿Por qué quieres hablar conmigo? ¿Nastya te dijo dónde encontrarme?

Ella rodó los ojos.

—No quería hablar contigo. Sólo me dio pena verte mojada.

—Pues a tu novio no le daba pena verme así.

Yulia frenó de golpe en un semáforo en rojo.

Se me quiso.

—¿Hablas en serio? — Giró su rostro hacia mí y esta vez si se veía enojada. No la había visto enfadada ni siquiera en los videos en los que salía de la estación de policía mientras era acosada por reporteros. ¿Debería sentirme honrada? — ¿Te ofrezco llevarte a tu casa y tú aprovechas para echarme en cara que te acostaste con mi novio?

—Bueno, si lo pones así, se ve mal — intenté no sentirme culpable por tener la lengua tan suelta — Pero, técnicamente, también era mi novio. A lo mejor tú eras el cuerno.

No lo aclares, Elena, porque oscureces.

El semáforo se puso en verde y ella avanzó. Permaneció un momento en silencio hasta que decidió encender la radio por lo bajo.

—¿Cuánto llevabas saliendo con Alexey?

Me recargué contra el respaldo del asiento. Mis piernas estaban pegadas al cuero por el agua.

—Siete meses — dije más calmada — ¿Cuánto llevabas tú?

—Tres años.

Ah.

A lo mejor yo sí era el cuerno.

—¿Sabes por qué se fue así? ¿Qué quería su amigo? — intenté desviar el tema.

Yulia negó con la cabeza, volviendo a la calma.

—No lo sé. Molestarte. ¿Aprovecharse de ti? No me dijo mucho cuando hablé con él. Dijo que no tenía idea de que Alexey estaba saliendo con ambas, pero algo me dice que sí ¿Verdad? Y que no es tan amigo de Alexey, porque apenas se enteró que terminaron vino a ofrecerte un paseo.

—Cómo si fuera a aceptarlo — Extendí mi brazo para examinar mis uñas perfectamente arregladas — Te agradezco que me estés llevando, pero no necesito que me rescate ningún caballero en su corcel.

—No soy ningún caballero.

—Una dama.

Cerré mi mano y la vi de reojo sonreír como si le hubiera hecho gracia lo que dije.

—Menos.

Aparté la mirada y me apoyé contra la puerta del copiloto para mirar por la ventana. El agua de la lluvia entraba y golpeaba mi hombro. Me pasé una mano para secarme las gotas y levanté el cristal.

—Eso no explica qué hacías aquí.

Ella dejó de ver el camino un momento para alzarme una ceja.

—¿Será porque estudio aquí? — respondió como si fuera obvio.

—¿"Aquí", dónde? — pregunté sin comprender.

—Aquí — repitió — En la facultad de filosofía y letras — Me miró como si acabara de decirle que me gustaba comer mayonesa del tarro — ¿De verdad no lo sabes? Tenemos literatura eslava los sábados. Y faltaste.

Sentí que todo esto era una broma del destino.

—En mi defensa — intenté justificarme — Somos más de cien en la clase y yo siempre me siento adelante.

No tenía tiempo para fijarme en la gótica del fondo.

Yulia meneó la cabeza como si no pudiera creerlo y giró. Pude reconocer las calles cercanas de mi casa y me erguí en mi asiento. Se estacionó a media calle de mi departamento y desabroché mi cinturón.

—No le dirás a nadie sobre mí ¿Verdad? — quise asegurarme antes de salir.

Ella apagó el motor y apoyó el codo contra la puerta de su lado.

—¿De la chica que es tan narcisista que ni siquiera se dio cuenta de que tenía a una actriz famosa en su salón?

Rodé los ojos.

—Actuar en una serie de mierda no te hace famosa — Abrí la puerta — Me gustaría decir que fue un placer conocerte pero no... — Yulia pasó por encima de mí, estiró el brazo y cerró la puerta de golpe — ¡Oye!

Ella volteó la cabeza para verme y se llevó un dedo a los labios para indicarme que guardara silencio. Le arrugué la frente confundida y entonces señaló la puerta de mi departamento. La seguí con la mirada y me encontré con un grupo de personas aglomeradas en la entrada. Unos tipos con unas cámaras que se veían pesadas y gente con micrófonos en la mano.

—¿Esos son reporteros? — pregunté estupefacta.

Yulia metió la mano debajo de mi asiento y el respaldo bajó de golpe. Solté una palabrota, pero ella no me estaba prestando atención. Parecía demasiado concentrada en ver a los reporteros, como si temiera perderlos de vista.

Apoyó su rodilla en el borde de mi asiento, sin respetar mi espacio personal. Pero yo también estaba lo suficientemente distraída como para pensar en eso.

—¿Les has dicho sobre mí? Yulia ¿Qué sucede contigo? Creí que...

—No les he hablado de ti. No seas imbécil — Apoyó la mano en el respaldo de mi asiento y de repente me sentí acorralada. Había muy poco espacio en este auto y ella estaba muy cerca. Lo suficiente como para que pudiera distinguir los pequeños aretes en forma de daga que llevaba escondidos entre tanto cabello negro y espeso — ¿Crees que voy a gastar tiempo en pantalla hablando de ti cuando puedo hablar de mí? — Volvió a tirar de la palanca bajo mi asiento y el respaldo bajó un poco más — Y tan de mierda no será mi serie si sabes que actúo ahí.

Sentí las mejillas calientes.

—Ni siquiera la veo.

La empujé para apartarla pero ella bajó más el respaldo. Esta vez bajó de golpe hasta quedar casi horizontal. Se me escapó un grito y ella se apresuró a cubrirme la boca, nerviosa.

—Cállate. Nos van a escuchar.

Me quité su mano.

—¡¿Quieres darme un infarto?!

Flexioné una pierna para intentar levantarme, pero sólo conseguí darle un rodillazo a su trasero. Ella se quejó y metió su rodilla entre mis piernas antes de mirar por sobre su hombro para asegurarse de que los reporteros no nos hubieran visto.

La tela de su pantalón de jean se sintió rasposa contra mis muslos.

—Tal vez alguien te vendió — sugirió y apartó la mirada del frente para volver a verme — Son unos pesados, pero luego de unas horas... — se detuvo cuando me vio — ¿Por qué estás roja?

—¿A lo mejor porque estás encima de mí? — sugerí — ¿Y si te quitas?

Ella enderezó su espalda y me miró desde arriba. Por alguna razón eso pareció divertirle. Podía entender por qué la gente la adoraba tanto incluso aunque no hubiera tenido tantos papeles.

Era odiosamente atractiva y tenía un rostro muy expresivo.

—¿Yo te he puesto así?

No había burla en su voz o en su expresión. Se veía como si de verdad le asombrara de manera grata.

Sí, ella me había puesto así, pero no por lo que fuera que su mente sucia estuviera pensando. Simplemente porque me había tomado por sorpresa y me sentía muy expuesta.

—No me gustan las mujeres — dije.

Ahora sí se estaba riendo.

—Las mujeres no, pero yo sí.

—¡No, tú tampoco!

La pateé para alejarla. No usé mucha fuerza, pero su rodilla se resbaló y se cayó del asiento. Ella soltó una palabrota al mismo tiempo que oí un golpe seco y cuando me senté para verla la encontré sobándose la parte trasera de la cabeza.

—¿Cómo vas a solucionar este problema? — le exigí.

—¿Yo? — levantó la cabeza para verme con una mueca de dolor — Esto no es mi culpa. Es culpa de él.

—Es tu culpa. Están aquí por ti. No por él — Los señalé con el dedo — No quiero a desconocidos esperando a que salga o entre de mi casa. Sácalos de ahí.

—Así no son como funcionan las cosas, bebé.

—No me digas así — le advertí.

Ella se alzó de hombros y se acomodó en su asiento.

—Sólo quédate un par de horas en otro sitio. Se cansarán y se marcharán — Se metió una mano entre el cabello para acomodárselo e hizo otra mueca de dolor — Uf, pegas fuerte, eh.

—Yulia, no puedo ir a otro sitio ¡Ésta es mi casa! — volvió a señalar la entrada del departamento — ¿A dónde quieres que vaya? — le pregunté desesperada.

—Ven a mi casa — sugirió como si no fuera la gran cosa.

—¿Disculpa?

—Ven a mi casa — repitió — Pensaré cómo solucionarlo. Puedes quedarte en mi casa hasta que se vayan.

Estaba loca.

No sólo por siquiera pensar que podía ser una buena idea invitar a la amante de su ex novio, sino también por creer que yo podría siquiera considerar el aceptar algo así.

Primero muerta.


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Mensaje por Fati20 10/14/2023, 10:18 pm

Jajajajajaja este capitulo fue GENIAL!!! qué divertidas son ambas y bueno lenita te toca irte con la sexy actriz alguien tiene q sacrificarse 🤣🤣🤣 muero por leer la continuación esta buenísimo. Feliz noche cariño. Ahh y me gusto el nombre del capitulo. 🎶🎵Que se empañen los vidrios y la regla es que goces
Si te falto el respeto y luego culpo al alcohol
Si levanto tu falda, ¿me darías el derecho
A medir tu sensatez? 🎵🎶. También me encanta el detalle final de las calabazas en este que es mi mes favorito 🎃
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Mensaje por soy_yulia_volkova 10/14/2023, 11:11 pm

Jajaja lenitaaaaa terminaste siendo el cuerno mi cielo jajajajaja que cruel pero sirve para que yulita te consuele o al revés? Jajajaja saludos
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/15/2023, 7:23 am

4.Yulia habla de mí en televisión

La casa de Yulia era bonita.

No estaba tan lejos de mi departamento. Tal vez a unos diez minutos alejándose del centro, en un barrio bonito y tranquilo. Era una de esas casas de ladrillitos pequeños que por alguna razón siempre tenían gnomos en el jardín delantero.

Ella se bajó del auto para abrir el portón y regresó unos segundos después para meter el auto.

No tenía idea de qué estaba haciendo yo ahí ¿Por qué acepté su oferta? Debería haber entrado a mi departamento ¿A quién le importaba un par de reporteros? Pude haber llamado a mi padre.

¿Por qué estaba en la casa de Yulia?

–¿Vas a quedarte ahí todo el día?

Yulia abrió la puerta de su lado y cerró. Me quedé sola en el auto hasta que reaccioné y la seguí. Nos metimos al pequeño caminito de piedras que llevaban hasta la puerta de su casa y me quedé pegada junto a ella como si pudiera protegerme de la lluvia, aunque ya no llevara el paraguas.

Dentro estaba caliente. Era totalmente diferente al ambiente nublado y helado de afuera. Las luces estaban encendidas y había una chimenea de gas funcionando debajo del televisor. Una niña miraba un programa, recostada en el sofá y cubierta de mantas hasta el mentón. Se veía igual a Yulia, pero como diez años más pequeña...y rubia.

–¿Dónde está mamá? –preguntó Yulia mientras cerraba la puerta.

La niña señaló detrás de ella, a una puerta, y clavó sus ojos en mí con curiosidad.

–¿Quién es ella?

–Es mi profesora – Mintió y enganchó su brazo con el mío para comenzar a arrastrarme hacia la otra puerta – Dijo que si le daba un beso me aprobaba, pero no le digas a papá.

–No, no es... – comencé a balbucear, pero Yulia siguió tirando de mi. La niña abrió más los ojos y me miró aterrada – No le creas.

Yulia abrió la otra puerta que daba al patio trasero. El frío volvió y temblé. Su madre estaba parada en la pequeña galería que la refugiaba de la lluvia. Cuando se volteó a vernos casi se horrorizó.

–Santo cielo ¿Quién es ella? Está empapada.

–Me llamo Elena – temblé.

Su madre me tomó por los hombros y me obligó a entrar de nuevo a la calentita sala de estar.

–Ve a darte una ducha – me ordenó – Te va a dar algo. Pobre niña – comenzó a empujarme escaleras arriba – Estás helada. Yulia, llévala al baño. Búscale ropa.

–No es necesario – me apresuré a decir.

Intenté oponer resistencia pero ahora Yulia tomó el lugar de su madre y ella me empujó con más fuerza. Subí a regañadientes, temblando y con nervios.

No se me habría pasado por la cabeza que tendría que quitarme la ropa para que se me secara.

Me guio por el pasillo del piso de arriba hasta el baño y se metió conmigo. Corrió la cortina y señaló los grifos.

–El de la izquierda es el agua caliente y el de la derecha es el de la fría. Ahí están las toallas – Señaló un mueble y me miró para asegurarse de que estuviera prestándole atención – Iré a buscarte algo de ropa y cuando salgas ve a mi cuarto así colgamos la tuya frente a la estufa – Me entrecerró los ojos – ¿Qué te pasa?

–¿Tengo que bañarme? – me quejé, aunque tampoco quería quedarme mojada y pegajosa hasta regresar a casa.

–Depende ¿Quieres que mi mamá te pegue? – Negué con la cabeza – Entonces báñate, mugrosa – Pasó a mi lado para marcharse – Y me guardas el agua.

—Ugh. Asquerosa.

La empujé fuera del baño y cerré la puerta con más fuerza de la necesaria antes de colocar el pestillo. Pude oírla reír y eso me irritó un poco.

Dejé mi bolso sobre el lavabo y saqué mi teléfono para escribir un mensaje rápido a Fedor.

Volveré más tarde.

Me quité la sudadera en lo que aguardaba a que él respondiera. Debajo sólo llevaba una camisa blanca y arrugada que tenía algunas manchas de agua.

Dónde estás?

Bajé el teléfono un momento.

¿Iba a quedar muy raro si le decía que estaba en la casa de Yulia, la chica que conocí en la fiesta y decidí stalkear por horas mientras me emborrachaba?

Con Nastya

Eso no es muy heterosexual de tu parte, Lena.

Rodé los ojos.

—Cállate.

Y lo que tú haces con Nikolay tampoco ¿En serio quieres tener esta charla?

Ja, ja. Que graciosa. Diviértete con Nastya. Usen protección.


—Isin priticciín — me burlé mientras me desvestía.

—¿Elena? — llamó Yulia a la puerta y di un respingo — ¿Puedo entrar?

Bajé la mirada a mi pecho desnudo y me cubrí con una mano como si eso hiciera alguna diferencia.

—¡No, claro que no! — me apresuré a responder con la vista fija en la puerta con desconfianza — ¿Qué quieres?

—Te dije que iba a buscarte ropa. Abre la puerta así te la doy.

La perilla giró, pero la puerta no se abrió gracias al pestillo. Suspiré con alivio y continué desvistiéndome.

—Lo siento, ya estoy desnuda.

—Foto o fake.

Me ruboricé pero me apresuré a entrar a la ducha y encender el agua. Un chorro de agua helada me hizo saltar hacia atrás. Casi me resbalé.

—Vete, pervertida. Déjame bañarme en paz.

Pude oírla resoplar desde el pasillo.

—¿Dónde mierda quieres que ponga la ropa si no vas a agarrarla? ¿Por qué te has metido a la ducha si te dije que iba a volver?

—Lo siento, no hablo taka taka — Cerré los ojos a gusto con la nueva temperatura del agua y los abrí un momento después para tomar la botella de shampoo — Uy ¿Qué marca es este? Keras...karas... — Me aparté el agua del rostro.

—Kerastase — me corrigió Yulia con irritación — No puedes usar ese. Me ha costado como cincuenta euros la botella. Toma el sedal o qué se yo.

—¿Cincuenta euros? — miré la botella negra con sorpresa y la abrí para olerla — ¿Lo sacaste en cuotas o qué?

Me dejé una buena cantidad en la mano antes de devolverla a su sitio.

—Elena, la re colorada concha de tu hermana. No uses mi shampoo.

—¡No te escucho! — grité mientras me masajeaba la cabeza — ¡Deja la ropa en el suelo y vete!

Yulia comenzó a refunfuñar, pero al cabo de unos segundos se marchó y pude terminar de bañarme tranquila. Cuando salí me envolví en una toalla.

La pequeña ventana del baño estaba abierta para que el baño se ventilara y el viento que entraba me hizo temblar ahora que ya no estaba bajo la cálida protección del agua. Sequé mi cabello como pude deseando estar en la comodidad de mi casa y abrí la puerta.

Yulia ya no estaba en el pasillo, pero tampoco estaba la ropa. Miré alarmada hacia ambos lados. Nadie a la vista.

¿A dónde debía ir?

No podía salir del baño sin ropa.

¿Me obligaría a volver a ponerme la mía, mojada?

Recogí mis prendas del suelo y salí, descalza e insegura. Me colgué el bolso en el hombro como si estuviera saliendo de paseo y me acerqué a la puerta más cercana que estaba abierta.

—¿Yulia?

Parecía ser un cuarto, aunque no estaba segura si era el de ella. Era grande y una de las paredes estaba cubierta con posters de discos. Su cama era pequeña, de plaza y media, y tanto los muebles como las otras paredes rebosaban con decoraciones y chucherías. Plantas falsas, fotos colgadas, ropa en la cama, la silla y el suelo.

La ventana estaba abierta y la cortina no dejaba de moverse y dejar entrar el agua. Sostuve con fuerza la toalla que me cubría para que no se me cayera y me apresuré hacia la ventana para cerrarla. Cuando corrí la cortina alguien me empujó a un lado.

Yulia cerró la ventana de golpe y acomodó la cortina de vuelta.

—¿En tu casa también te asomas por la ventana en pelotas? — cuestionó antes de girar su rostro para verme.

—No era necesario empujarme ¿Cuánto tienes? ¿Cinco?

Ella sonrió de lado.

—Cinco centímetros dentro de...¡Ay! — se sobó el brazo cuando lo golpeé y me enseñó la palma de su mano para detenerme — Estate quieta. Hay un móvil afuera.

Me detuve.

—¿Un qué?

Ella corrió la cortina sólo unos centímetros y me hizo una seña para que espiara por esa rendija. Me acerqué con recelo y se hizo a un lado para dejarme ver. La sentí detrás de mí y a su perfume caro también.

Fuera la lluvia había parado un poco y una camioneta blanca se estacionaba estacionada frente a la casa. Tenía una antena encima y el logo de un canal de televisión en la puerta corrediza. Una mujer estaba parada delante de las rejas con un paraguas mientras hablaba con la madre de Yulia.

—¿Nos han seguido?

—No lo creo. Probablemente sólo se hayan cansado de esperarte en tu departamento.

—Lo bueno se hace esperar — murmuré por inercia cuando pasó un brazo por encima de mi hombro para cerrar la cortina. Me aparté y mi espalda chocó contra su pecho. Me volteé para verla de frente y me di cuenta de que de alguna manera había acabado acorralada entre ella y la ventana. Fingí que no me daba cuenta — ¿Dónde está la ropa que ibas a prestarme?

—Ah ¿Ahora sí quieres mi ropa? — Apoyó la palma contra la ventana y se inclinó un poco más cerca de mí para examinar mi rostro — Nunca te había visto sin maquillaje — dijo de repente — Te ves linda.

—Ojalá pudiera decir lo mismo de ti — mentí y la empujé para apartarla — Dame ropa. O abriré la ventana y le gritaré a los reporteros que me tienes secuestrada como tu esclava sexual.

—¿Interrumpo algo? — dijo la madre de Yulia desde la puerta.

Yulia me dio la espalda, pero no se movió de delante de mí, como si intentara protegerme de su vista.

—¿Qué hacía el móvil del canal dos frente a la casa? — preguntó Yulia de lo más casual mientras metía las manos en los bolsillos traseros de su pantalón.

¿Por qué estoy mirando su trasero?

Aparté la vista hacia el techo.

—Quieren saber si pueden hacerte una nota rápida al final del programa — respondió su madre desde la puerta — ¿Queres que los deje pasar?

Yulia pareció vacilar un momento. Echó una mirada por sobre su hombro para verme y yo se la devolví.

—Si no los dejo pasar se pondrán mas pesados — Bajó la vista al suelo, a sus botas, y suspiró — Diles que pasen. Podemos usar tu estudio ¿Verdad, mamá?

Su madre asintió, aunque no se veía de buen humor.

—No me gusta esto. Te harán preguntas sobre Alexey.

—Sí, ya sé, mamá — Se alzó de hombros — No te preocupes.

Su madre se acercó para darle un beso en la frente a su hija y cuando abrió los ojos reparó en mí, detrás de ella.

—Viste a esa muchacha, por favor — la regañó antes de marcharse.

Yulia se apresuró a cerrar la puerta detrás de ella.

—¿Vas a dejar que los reporteros se metan? — le pregunté.

—Será un momento — intentó tranquilizarme — Tu quédate en mi cuarto y no sucederá nada. Ten — recogió de su escritorio una pila de ropa doblada y la dejó sobre mi cama — Vístete. Le diré a mamá que te traiga chocolate caliente — Se pasó una mano por el cabello para acomodarlo y abrió la puerta para salir — Voy a arreglar esto. No te preocupes.

¿Por qué sentía que esto podría salir mal muy fácil?

—Hazlo bien o me mato — la animé.

Ella me echó la misma mirada del meme del viejo que siempre que sonríe y que parece que está sufriendo y se marchó.

Unos segundos después oí pasos en las escaleras y conversaciones animadas.

Pegué la oreja a la puerta y pude escuchar cómo se iban instalando en un cuarto cercano. Yulia se oía animada. Le preguntó a la notera sobre su vida y compartieron algunas bromas.

Mi teléfono comenzó a vibrar y me aparté de la puerta para atender. Me coloqué el móvil entre el hombro y la oreja y comencé a vestirme.

—¿Hola?

—Pon el canal dos — me saludó Fedor — Tu novia va a salir en televisión.

—No sé de qué estás hablando. No tengo novia.

—No digas eso delante de Nastya. Es rudo — respondió — Envíale saludos de mi parte. Dile que cumplo en julio, por si quiere regalarme algo caro.

—Dice Nastya que no apoya financieramente a pelirrojos calentones.

—Ah ¿Y tú qué eres?

Arrugué la frente y metí una pierna dentro del pantalón de Yulia. Era de entrecasa y me imaginé que a ella le debía de quedar un poco holgado, pero a mí me iba justo.

Encendí el televisor y coloqué en el canal dos. Yulia no estaba ahí, pero en el titular anunciaban una nota con ella en instantes. Bajé el volumen y puse a Fedor en altavoz para poder vestirme sin estar sosteniendo el teléfono.

—¿Sabes si ya se han ido los reporteros que estaban en el edificio? — le pregunté mientras pasaba la cabeza por el cuello de la camiseta.

—Hace como media hora, creo. Estuvieron toda la tarde tocando timbre. Nikolay estuvo a punto de salir a pelear con ellos y Taeyeon llamó a la policía para que los quitaran de ahí. ¿Piensas volver o te quedarás a dormir en la casa de Nastya?

La pantalla del televisor cambió y Yulia apareció. Ella estaba sentada frente a unos libreros y alguien la estaba ayudando a engancharse el micrófono en su chaqueta. El conductor del programa la saludó y ella respondió algo.

—No, no. Volveré en un rato — me apresuré a responder. Aún tenía que editar un video que planeaba subir mañana y también debía leer la clase que me perdí de literatura eslava — Dile a Nikolay que no se pelee con y nadie. Y por favor, no se paseen por la casa en calzones cuando está Taeyeon.

—¿Qué te hace pensar que yo no me paseo en calzones también? — respondió Taeyeon desde lo lejos, por lo que supuse que Fedor también me puso en altavoz.

—Pórtense bien — dije y colgué.

Me coloqué los calcetines de Yulia y le subí el volumen al televisor antes de sentarme en su cama y envolverme con las mantas para protegerme del frío. Se me escapó un bostezo.

Ella se veía tan tranquila, de buen humor, como si acabaran de visitarle sus amigos. El conductor dijo algo y ella rió antes de responder.

De no haberla visto hace un par de minutos, malhumorada por la llegada de ellos, creería que estaba contenta de estar ahí.

—Quiero decirte algo, Yulia. De amigo a amigo — dijo el conductor desde su estudio y yo rodé los ojos — Nosotros tenemos el nombre de esta chica que estuvo con tu novio ¿Sabes quién es?

—No.

—¿Te gustaría conocerla?

Ella dudó.

—Depende — ladeó la cabeza hacia un lado de buen humor — ¿Es linda? ¿Tiene novio? — hizo una pausa para pensar — Además del mío, obvio.

El conductor sonrió, pero se enserió de inmediato para seguir con las preguntas "informales".

—No hemos podido contactarla, así que no sabemos — Bajé la vista a mi teléfono y me pregunté cuántas notificaciones me aparecerían en instagram si lo abría — ¿Cómo te sientes luego de haber sido rechazada por tu propio novio?

Ah, picante.

—Yo no fui rechazada — respondió Yulia mientras negaba con la cabeza — Cuando rechazas al ferrari por un escarabajo no es porque no quieras el ferrari. Es porque no tienes lo suficiente para mantenerlo.

—¿Ella es el escarabajo?

—Él es el escarabajo — rodó los ojos — El gusano, la cucaracha, el insecto que quieras.

—¿Lo odias?

—Sólo le he perdido el respeto.

—¿Y qué hay de la chica? ¿También le has perdido el respeto?

Arrugué la frente.

¿Por qué estaban tan empeñados en hacerla hablar mal de mí?

—No, no. Por el contrario — le aseguró Yulia — Después del tipo al que tuvo que aguantar, la respeto más.

Ellos continuaron haciéndole más preguntas sobre Alexey y sobre mí, pero de alguna manera se las ingeniaba para cambiar de tema cada vez que intentaban decir mi nombre.

—Qué linda sonrisa que tienes — soltó Yulia de repente, sorprendiéndonos a todos — ¿Alguna vez te lo han dicho?

—¿Yo? — preguntó el conductor. Yulia sonrió y le mantuvo la mirada, como si esperara alguna respuesta de él — Payasa — dijo, aunque estaba sonriendo él también.

—¿Te he dicho que estoy soltera? Desde ayer.

Él comenzó a negar e hizo un gesto con la mano para despedirse.

—Cortemos aquí — dijo de buen humor — Cortemos aquí, antes de que esto escale.

Yulia sonrió con inocencia y él se despidió de ella. La pantalla volvió a mostrarlo sólo a él y pude escuchar como las voces volvían al pasillo.

Me quedé sentada en la cama, envuelta en mantas y esperando a que el notero y los camarógrafos se marcharan para pedirle a Yulia que me llevara de regreso a casa. Pero comenzaron a hablar con ella en el pasillo y la retuvieron tanto tiempo que me quedé dormida sin darme cuenta.

Fue Yulia quien me despertó un par de horas después, con una patada.

Rodé fuera de la cama y caí al suelo con fuerza. Cuando abrí los ojos me encontré con ella sentada sobre su cama, asomándose por el borde para verme con preocupación. Por la ventana ya no entraba la luz del día, sino que estaba oscuro y en su cuarto sólo nos iluminaba la luz de su lámpara.

—Te he matado. Perdón.

Miré a mi alrededor e intenté levantarme, pero estaba enredada entre las sábanas.

—¿Qué hora es?

Ella se arrodilló sobre el colchón y revisó su teléfono. Su cabello caía húmedo sobre sus hombros y ya no olía a su perfume, sino a jabón y shampoo. El shampoo que le usé. Sin maquillaje se veía exactamente igual que con él: malditamente bien.

—La una de la mañana, creo.

Casi me dio algo.

—¿Por qué no me despertaste? ¡Llévame a casa!

Tanteé el suelo para buscar mis zapatos y colocármelos. Ella no se movió ni un centímetro mientras yo comenzaba a recoger mis cosas con frenesí.

—¿Estás loca? Es tarde. Te llevo mañana.

—¡¿Mañana?! No — la señalé en advertencia — De ninguna manera. Llévame ahora.

—Elena, estoy cansada. — Suspiró — Y es de madrugada ¿De verdad me harás abrir el portón de la casa, sacar el auto y volver a salir para cerrarlo? ¿Dos veces? ¿Quieres que nos roben? Duérmete, bella durmiente.

Me arrojó una almohada a la cara.

Recogí la almohada del suelo y se la arrojé de vuelta.

—No voy a dormir contigo.

—¿Quién dijo que ibas a dormir conmigo? Duerme en el suelo.

Se cubrió con una manta y se acostó, dándome la espalda. Me quedé un momento mirándola, sorprendida.

No iba a dormir en el suelo ¿Quién se creía que era?

Le escribí un mensaje rápido a Fedor para avisarle que volvería mañana y volví a examinar a mi alrededor. Recogí almohadas y las dejé en el suelo, junto a su cama, pero no eran suficientes para hacer de colchón, así que bajé hasta la sala de estar.

No había nadie despierto, aunque alguien parecía estar de fiesta en la otra calle, por la música que llegaba. Tomé prestados los cojines del sofá y los sillones. Me tomó dos viajes subirlos todos hasta el cuarto y cuando acabé Yulia estaba despierta de nuevo y me miraba, sentada desde su cama.

Acomodé los cojines para formar un colchón, coloqué una manta encima y almohadones a mi alrededor.

—¿Qué estás haciendo? — me preguntó Yulia.

—Una cama.

—Mi madre te va a matar.

—Pues es todo tu culpa — dije mientras me quitaba los zapatos de nuevo — Por no dejarme dormir en tu cama.

—Ah, no sabía que estabas tan desesperada por meterte en la cama conmigo — respondió Yulia antes de acomodarse más cerca de la pared — Ven. Aquí está caliente.

Alcé la cabeza para verla y le arrugué la frente. Para ella todo era gracioso, pero como yo veía las cosas, me encontraba en la casa de una desconocida que quería que pasara la noche allí.

No me gustaba sentir que no tenía el control de las cosas. Y mucho menos el estar acorralada.

—¿Crees que los reporteros vuelvan a mi casa? — le pregunté.

Yulia se enserió.

—No creo que duren más de una semana. No somos tan interesantes.

Bajé la mirada.

No me gustaba la idea de tener a desconocidos frente a mi casa, sabiendo donde vivía. No me gustaba la idea de gente conociendo mi nombre, mi edad, cómo me veía, dónde estudiaba. Había una razón por la cuál yo no mostraba mi rostro en casi ningún video.

No sabía qué tipo de gente estaba mirándome desde el otro lado de la pantalla.

—¿No hay nada que pueda hacer para detenerlos? — pregunté.

Ella no respondió.

—Lo siento — dijo finalmente.

—Santo cielo. Deja de disculparte — me cubrí con las mantas y me eché en mi cama improvisada, de mal humor — No todo gira alrededor de ti. No es tu culpa. Supéralo.

—No, tienes razón — Yulia volvió a asomarse desde el borde de la cama y su cabello cayó sobre mí — Es mi culpa. Están ahí por mí.

—Están ahí porque soy una estúpida y no me di cuenta de que el infeliz de mi novio estaba saliendo con una maldita actriz — Me cubrí el rostro con las manos, avergonzada — Esto es demasiado conveniente para la trama.

—Es un fanfic ¿Qué esperabas?

Me descubrí el rostro un momento y miré el techo.

Todo esto era mi culpa. Le había dado tan poca importancia a mi relación con Alexey. Tuve que haberme dado cuenta de lo que estaba sucediendo. Tuve que haberle puesto un freno a todo antes. No sólo arruiné una relación, sino que también me expuse a medio país como el cuerno de Yulia.

Algo caliente tocó mi frente. Yulia había apoyado su dedo pulgar con suavidad.

—Deja de preocuparte tanto. Te saldrán arrugas — dijo y cuando la miré ella me estaba sonriendo — Todo saldrá bien.

Miré su rostro. Era una desconocida para mí, pero quería creerle.

—¿Y si sale mal?

—Entonces te rescataré otra vez.


🎃🎃🎃

Buen día nenas y feliz domingo. Tempranito tempranito el capítulo para que despierten con energía 😘 y si Fati20, es el mes de tu cumpleaños 🎂🎂... Disfruta mucho porque también es el día de brujas 😊😊... Luego luego subo otro capítulo.
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Mensaje por Fati20 10/15/2023, 9:42 am

Que buen despertar con un nuevo capitulo y de verdad que estas dos son muy divertidas es inevitable qué se enamoren y esta julia es tan parecida a la real qué con ese tipo de comentarios siempre bromeaba con la prensa. Oh si además de mi mes de cumple es mi mes favorito por eso por ser el mes de terror (mi género favorito) más perfecto no puede ser 😊. Feliz domingo cariño mio aquí estaremos atentas al próximo capitulo 😘😘😘😘
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Mensaje por soy_yulia_volkova 10/15/2023, 3:09 pm

El mes del terror 😱😱 buajajajaja... Bien, Yulita está colgada por Lenita solo que la pelirroja no lo reconoce y entonces porque estaba tres años con un pende@#$ como Alexey?? Jajajaja me encanta la historia
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Mensaje por Corderito_Agron 10/15/2023, 4:47 pm

Amo a Yuli en esta historia porque se parece mucho a la real. Ella es así descarada y nada le suele importar solo le importa Lenita 😐I love you cuándo es tu cumpleaños, fati20?
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/15/2023, 4:52 pm

5. Ay, atrapadaa

Cuando dije que quería irme temprano, no esperaba que Yulia se lo tomara tan en serio.

Esa maldita loca me despertó un domingo a las ocho de la mañana sin ningún tipo de culpa e interrumpió mi sueño candente cuando estaba a punto de ponerse interesante.

—¿Estás demente? — le pregunté mientras me forzaba a abrir los ojos.

Yulia estaba sentada en el borde de su cama, completamente despierta y cambiada. Llevaba ropa deportiva negra y me miraba desde arriba como si yo fuera patética.

Afuera ya era de día, pero aún seguía un poco nublado luego de toda la lluvia del día anterior. Hacía frío, pero de alguna manera había conseguido mantenerme caliente bajo las mantas que Yulia me prestó.

—Dijiste que querías volver temprano — Levantó los brazos para atarse una cola de caballo y me miró de reojo — Puedes seguir durmiendo en tu casa. Levántate.

—Aún así no sería el mismo sueño — me llevé las manos al rostro con derrota.

Lo siento mucho, Jungkook. Nos veremos en otro sueño.

Busqué mi teléfono debajo de la almohada, pero ya no tenía batería. Estaba tan indignada por tener que compartir dormitorio con Yulia que olvidé pedirle un cargador.

—Baja cuando estés lista. — Yulia se levantó para salir, pero se detuvo cuando abrió la puerta y me miró — La lluvia ha parado un poco y saldré a correr, pero quiero dejarte en tu casa primero.

Podría ir por mi cuenta, pero no quería caminar. Ni quedarme aquí sin ella.

—Al menos dame de comer ¿No? — me quejé mientras me levantaba — ¿Llevas chicas a tu casa y las echas a patadas al día siguiente?

Ella se marchó sin decir nada más, pero me pareció ver el atisbo de una sonrisa en su rostro.

Metí todo mi cabello dentro de la capucha del buzo, me la coloqué y la cerré con fuerza. No iba a peinarme si cuando volviera a casa me dormiría de vuelta. Yo no era una princesa antes de las nueve de la mañana.

Comencé a recoger todas mis cosa y encontré mi ropa doblada dentro de una bolsa de compras, ya seca. Olía a humo, pero suponía que esas eran las consecuencias de secarla frente a la chimenea.

Me apoyé contra una pared para colocarme los zapatos y miré hacia abajo.

Junto a mis pies había una papelera, pero dentro, sobre bolas de papel, se encontraban varias fotos. Entrecerré los ojos y fue entonces cuando me di cuenta: eran fotos de Yulia y Alexey.

Me agaché junto a la papelera y recogí algunas. Varias estaban rotas, pero otras no. No sólo eran fotos de ellos mientras salían, sino que habían varias de ellos desde pequeños.

Una Yulia de siete u ocho años parada junto a un Alexey de la misma edad. Ella sonreía de oreja a oreja revelando el diente que le faltaba al frente, probablemente de leche. Alexey pasaba un brazo sobre sus hombros y se aferraba a ella como si fueran los mejores amigos.

En otra foto él le hizo el signo de los cuernos detrás de la cabeza.

—Graciosito.

Tiré las fotos de vuelta en el cesto de basura, sintiendo que estaba cometiendo un crimen. Ella se veía tan feliz en todas. Y ahora se veía como si no le importara tanto todo lo de Alexey. Incluso me molestaba como si fuéramos amigas.

Pero me pregunté qué tan doloroso tuvo que ser el tener que tirar a la basura tantos años de amistad.

Tomé unos lentes de sol del escritorio y bajé para encontrarme con ella en la sala de estar. Me los coloqué encima y cuando ella me vio así, cubierta de pies a cabeza, escondida bajo la capucha de la sudadera y detrás de sus lentes, casi se atragantó con su vaso de agua.

Ella estaba sentada en el brazo del sofá mientras miraba su teléfono cuando yo llegué. Su ropa deportiva consistía en unos leggins y un top del mismo color, así que tuve la desgracia de poder ver su cuerpo completamente en forma frene a mí.

—¿Qué crees que haces? — me preguntó divertida.

—No me mires — le pedí sin quitarme los lentes — Estoy asquerosa.

La seguí fuera de su casa y esta vez sí me abrió la puerta de su auto sin que se lo pidiera, aunque estaba segura de que lo hacía a modo de burla.

Intenté hacerme bolita en el asiento del copiloto y dormir, pero no había espacio suficiente y Yulia encendió la radio durante gran parte del camino y comenzó a cantar.

—¿Puedes apagar esta mierda? — le pedí mientras me pellizcaba la nariz, ya sin los lentes de sol — Tienes un gusto de música horrible.

—Te haces la dura pero yo sé que en secreto estás terriblemente enamorada de mí — Yulia bajó un poco el volúmen sin dejar del conducir — ¿Y tú qué música escuchas?

—A tu mamá en la noche — respondí sin mucha paciencia.

No le iba a perdonar fácil el haber interrumpido mi sueño.

—Dame un respiro, Elena. Sólo quiero ser tu amiga ¿Por qué no me das tu número de teléfono?

Parpadeé y la miré, pero ella no me estaba prestando atención. Su vista estaba puesta en el camino.

—¿Por qué quieres mi número? ¿Eso qué tiene que ver con tu mamá?

Yulia comenzó a reír y los hoyuelos en su mejilla se marcaron.

—Hagamos una playlist colaborativa — Aprovechó un semáforo en rojo para mirar su teléfono y luego me lo entregó para que colocara su número — Así escuchamos lo que quieras la próxima vez.

Me sorprendió un poco que me respondiera con tanta amabilidad e incluso sentí un gramo de culpa, pero luego recordé que ella sólo intentaba coquetear conmigo para molestarme y la desconfianza volvió.

—¿Qué te hace pensar que nos volveremos a ver?

Ella volvió el rostro hacia mí y me sonrió enseñando sus dientes. Sus ojos se cerraron un poco.

—Soy pesimista — Su auto comenzó a bajar la velocidad — Ah, mira. Hemos llegado.

Miré por el parabrisas, pero no estábamos en la calle de mi casa aún.

—¿Llegado a dónde?

—A nuestra primer parada del vuelo con escalas — dijo luego de apagar el motor — Quédate aquí y agenda tu número. Vuelvo en un rato.

La miré con desconfianza, pero tampoco tenía algo para protestarle, así que me quedé en mi asiento. Miré la pantalla de su teléfono un momento y dudé en si darle mi número o no.

No me gustaba la idea de ella molestándome, pero también sabía que no darle mi número no significaba que este desastre fuera a parar. Ella sólo me estaba sacando de los problemas. No causándolos.

Técnicamente, sí, pero bueno.

Agendé mi número y luego me llamé, para que quedara registrado en mi teléfono. La llamada saltó al buzón, evidentemente. Luego lo bloqueé y lo dejé en su asiento.

Yulia volvió quince minutos después y casi se sentó sobre él. Llevaba una bolsa de papel en una mano y una caja con dos vasos en la otra. Le abrí la puerta y se metió con cuidado. La vi dejar los vasos entre los asientos y la bolsa sobre mis piernas.

—Ahora sí — dijo mientras se ponía el cinturón — A tu casa.

Abrí la bolsa con curiosidad. Dentro habían facturas aún calientes, de mis favoritas. Croissants y con azúcar negra.

—¿Esto es para mí?

—No, es para mi conejo. — Rodó los ojos — Dijiste que te diera de comer. Y ayer no cenaste nada.

Me toqué la barriga, totalmente de acuerdo, y metí la mano en la bolsa para sacar un croissant. Había comprado mucho, pero estaba segura de que con el hambre que tenía no iba a dejar nada.

Le ofrecí la bolsa y ella sacó una factura para darle un mordisco.

—Café — dijo y señaló los dos vasos — Con leche y chocolate.

La comida me puso de mejor humor. Cuando llegamos a mi casa casi me había olvidado todo lo malo que pasó en los últimos dos días. Mi estómago estaba lleno y caliente, así que había valido la pena.

Ella se estacionó frente al departamento unos minutos después. Le entregué la bolsa, pero ella negó y me hizo un gesto con la mano para que me la llevara.

—¿El café también me lo llevo? — le pregunté.

Se desabrochó el cinturón y tomó mi vaso de entre los asientos para ofrecérmelo. Cuando lo agarré ella cerró su mano alrededor de la mía, que sostenía el vaso. La miré con alerta y Yulia me mantuvo la mirada.

Entonces, con su otra mano, sacó el lente de sol que colgaba del cuello de mi sudadera.

—Esto me pertenece — dijo y se lo colgó en el escote de su top deportivo.

—Claro, cierto.

Aparté la mirada, completamente roja, y abrí la puerta para salir.

Olvidé despedirme por los nervios y me apresuré a meterme a mi departamento. La vi marcharse luego de cerrar la puerta de cristal del edificio detrás de mí y entonces dejé escapar todo el aire que estuve conteniendo.

Finalmente, casa.

Metí la bolsa de papel en la bolsa de compras donde estaba mi ropa y la colgué de mi hombro. Subí en el ascensor los pisos.

Creí que cuando llegara todos estarían durmiendo, pero no fue así. Debí de haber estado haciendo mucho ruido con mis llaves, porque la puerta se abrió antes de que yo pudiera hacerlo y Fedor apareció frente a mí.

Se veía bastante espabilado, aunque tampoco se había peinado. Afortunadamente llevaba los pantalones puestos y una camiseta que estaba segura que era de Nikolay.

—¿Dónde estabas? — preguntó — Estábamos preocupados.

—Ugh, déjame pasar. Me duele la cabeza — Intenté pasar por debajo de su brazo — Estaba con Nastya. No hacía falta que te preocuparas.

—¿Conmigo? — preguntó una voz femenina desde la sala de estar.

Me congelé.

Cuando levanté la vista me encontré a Nastya, Taeyeon y Nikolay sentados en el sofá de la sala de estar, desayunando.

Nastya no vivía con nosotros, pero entraba y salía cada vez que se le daba la gana. Aún así, no esperaba que viniera un domingo en la mañana a desayunar. Ella era más del tipo que dormía hasta el mediodía.

—Vi las noticias y me preocupé por ti, así que vine a verte — dijo la rubia mientras le untaba manteca a su tostada — La próxima vez ponme en aviso. No puedo cubrirte si no sé nada — Me guiñó un ojo — Uy ¿Esa bolsa es de esa tienda cara del centro comercial? ¿Qué compraste?

Miré con sorpresa la bolsa que colgaba de mi hombro. No me había fijado en el nombre de la tienda, pero si incluso Nastya decía que era cara, debía de serlo.

—No he comprado nada. Sólo puse mi ropa aquí.

Fedor cerró la puerta detrás de mí y bajó la capucha de mi sudadera. Me pasé una mano por el cabello con preocupación, hecho una pajarera.

—¿Con quién estabas? — preguntó el pelirrojo parándose frente a mí — Esa ropa no es tuya.

Nikolay apartó la vista de su teléfono un momento para verme, serio. Él tampoco se había peinado, pero al menos su ropa sí era suya, y no la de Fedor.

—¿Has vuelto con Alexey?

Sabía que no lo preguntó sólo por curiosidad. Por muy serio que quisiera parecer, él no apartaba la vista de su teléfono o la computadora a menos de que estuviera preocupado.

Arrugué la frente.

¿Volver con Alexey? ¿Después de tratarme como una estúpida a mi y a Yulia?

Recordé las fotos en el cesto de basura y sentí una presión extraña en mi pecho.

Dejé la bolsa de papel sobre la mesa y mi vaso de café

—Alexey no ha aparecido aún — dije — Y si apareciera, para lo único que iría a verlo sería para cagarlo a trompadas.

—Lamento mucho todo lo que está pasando, cariño — Nastya se inclinó un poco hacia adelante desde su sitio en el sofá para que la viera y se mordisqueó el labio. No era usual verla con la vista baja, pero debía de estar demasiado preocupada por mi como para haberse levantado tan temprano — No esperaba que Alexey pudiera hacerles esto a ti y a Yulia.

—¿Conoces a Alexey y a Yulia? — le pregunté con sorpresa.

Nunca se lo había presentado a Nastya y tampoco era de hablar mucho sobre la gente con la que salía. La única interacción que sabía que ellos habían tenido alguna vez fue cuando todos jugamos among us antes de que el juego muriera.

Nastya presionó los labios y apartó la vista. Le recé al universo y a Olivia Rodrigo para que no fuera lo que yo estaba pensando. No estaba de humor para soportar otra traición.

—Conozco a ambos desde la primaria — dijo ella.

Bueno, eso no era lo que estaba esperando.

—¿O sea que tú sabías que Alexey estaba jugando a dos puntas? — preguntó Fedor.

—¿¡Tú sabías!?

Intenté pasar por arriba de Nikolay para llegar a ella. Ella retrocedió asustada, pero Taeyeon estaba sentada a su otro lado y Nastya acabó sobre las piernas de mi compañera de piso.

—Ay, lo siento mucho.

—No me quejo — respondió Taeyeon.

Nikolay se levantó y pasó un brazo por mi cintura para impedir que yo le hiciera algo a Nastya. La rubia entonces recordó que estaba en peligro y gritó.

—¡Yo no sabía nada! — gritó aterrada — Las pocas veces que vi a Yulia, ella nunca estaba con él ¿Cómo iba a saber que tú Alexey era también su Alexey? — Levantó las manos para cubrirse por si yo intentaba a llegar a ella de nuevo — Ni siquiera tengo el número de él. Lo reconocí ayer en la tele.

Bajé los hombros y dejé de intentar llegar a Nastya. Nikolay me dio dos palmadas suaves en la cabeza para tranquilizarme y luego me soltó.

No me moví.

—¿Eres amiga de Yulia? — pregunté.

Nastya me miró con desconfianza. Quizá hubiera esperado que le preguntara más sobre su relación con Alexey, pero lo único que me interesaba de él ahora mismo era el saber cuánto había lastimado a Yulia.

—No voy a decirte donde vive, si es lo que quieres — respondió Nastya — Estoy segura de que ella no tuvo nada que ver.

—No quiero su estúpida dirección.

Literalmente había pasado la noche en su cuarto horroroso.

—¿Entonces qué quieres?

No supe qué responder.

Quería saber más de ella, pero no podía decirle eso a Nastya. No podía explicarle por qué. Ni siquiera podía explicármelo a mí.

¿Acaso estaba comenzando a obsesionarme con esa estúpida?

Eso no era muy diva de mi parte.

El teléfono de Nikolay comenzó a sonar y él miró la pantalla, aterrado. Estaba segura de que era la primera vez que alguien lo llamaba en lugar de enviarle mensaje de texto. Él me entregó su móvil y yo lo tomé sin comprender. No fue hasta que vi el nombre en la pantalla que supe por qué.

Era mi padre.

Si él estaba llamando, significaba que algo malo había pasado.

Me aclaré la garganta y me aparté del grupo antes de atender. Me llevé el teléfono a la oreja y entré a mi cuarto.

—¿Papá?

La habitación estaba como la dejé: completamente ordenada, casi sin pertenencias a la vista. Como grababa videos y hacía directos a menudo, no me gustaba tener cosas personales donde pudiera ver la cámara. Todo era blanco y gris, salvo por el set up y el sillón rosa.

—Elena, me gustaría saber por qué no estás respondiendo mis llamadas — me saludó.

—Está sin batería. Lo siento. — Dejé la bolsa de ropa en el suelo y me senté en la cama — ¿Qué sucede?

—¿Estás de broma, no? — se oía enfadado — Me acabo de enterar que estabas saliendo con alguien porque en televisión están diciendo que te metieron los cuernos con... Yulia Volkova ¿Quién es Yulia Volkova?

—Es una actriz, papá.

—Pues no la conozco. Muy buena no ha de ser.

—Sólo ha estado en una serie ¿Ok? Dale un respiro.

Me cubrí el rostro con una mano y cerré los ojos con fuerza.

¡¿POR QUÉ LA ESTOY DEFENDIENDO?!

—¿Estás bien?

Me descubrí el rostro y miré mi equipo.

—Sí, papá. Estoy bien — dije por inercia.

—Sabes que puedes decirme...

—Estoy bien — repetí — En serio. No me importa. Y si me disculpas, voy a cortar. Tengo que editar un video.

Eso no pareció convencerlo.

—Voy a pasar en la semana para verte.

—No hace falta.

Colgué.

Habían pasado meses desde que vi a mi padre por última vez. No quería que viniera a mi departamento a verme como si yo necesitara su ayuda. Nunca la necesité y no lo haría por esta estupidez.

—Siento que me he mudado en el mejor momento.

Levanté la vista y me encontré con Taeyeon en la puerta, cruzada de brazos.

¿Se encogía cada vez que la veía o qué?

Estaba perfectamente peinada y arreglada para ser un domingo de la mañana, al igual que Nastya. Casi que me dio pena estar con el pijama de Yulia.

—Lo siento. Generalmente este sitio es más tranquilo — intenté mirar por encima de su hombro hacia la sala de estar — Espero que esos dos no hayan hecho nada raro mientras no estaba.

—¿Además de desayunar en calzones?

Cerré los ojos y suspiré.

—Eso era lo que me preocupaba.

—Tuvieron que ponerse pantalones cuando llegó Nastya — Le echó una mirada a mi equipo rosa — Aún así es un honor vivir con una youtuber famosa.

—No soy youtuber — repetí con cansancio — Mi cara no sale en los videos. Y tampoco soy famosa.

Ganaba lo suficiente como para vivir de eso. Ni más ni menos. Y tampoco era tanto considerando que compartía departamento con cuatro personas.

Taeyeon giró mi sillón y se sentó en él. Casi me dio un infarto.

—Sigues siendo youtuber y a mi se me hace que eres muy famosa — Se colocó mis auriculares rosas con orejas de gato y encendió su teléfono. Había que admitir que, con su estatura, se veía adorable. Aunque su ropa y su labial en tonos de rojo no combinaban mucho con los tonos pastel de mi escritorio — Ya me gustaría a mi tener tantos fans. Anoche puse tus directos de fondo para hacer tarea — Me enseñó la pantalla de su teléfono con uno de mis streams de twitch — Este pussy_destroyer666 siempre está comentando.

—Y nunca paga nada — me quejé.

En realidad no me molestaba, pero me daba pena admitir que le había tomado cariño al montón de pixeles con los que interactuaba. Sabía que sólo eran números. Que muchos probablemente eran totalmente diferentes en la vida real a cómo se portaban conmigo.

Pero siempre se preocupaban por mí. Muchos eran tan habituales que me había memorizado sus nombres e incluso sabía cosas de ellos que comentaban en el chat. Los consideraba amigos.

Incluso a pussy_destroyer666. Aunque tuviera nombre de pervertido.

El teléfono de Nikolay volvió a vibrar.

Cuando miré la pantalla una notificación push apareció. Era una noticia de un periódico virtual. Una foto de Yulia frente a su casa con el título "¿AHORA ES LESBIANA?"

Se me paró el corazón.

Presioné la noticia y me redireccionó a una página. El mismo titulo y la foto de Yulia. Pero ella no estaba sola. A su lado estaba yo, saliendo de su casa, con la misma sudadera y los lentes de sol.

Era una de hace menos de una hora. Alguien nos estuvo mirando todo este tiempo. Y sacando fotos.


🎃🎃🎃
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Mensaje por Fati20 10/15/2023, 5:02 pm

Corderito_Agron escribió:Amo a Yuli en esta historia porque se parece mucho a la real. Ella es así descarada y nada le suele importar solo le importa Lenita 😐I love you cuándo es tu cumpleaños, fati20?


El 20 de octubre 😊🎃😊
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Mensaje por Fati20 10/15/2023, 5:37 pm

Jajajajaja ahora lesbiana 🤣🤣🤣 este fic es muy divertido me encanta!!! Vamos lenita ya estas enamorada es q es irresistible 😏😏😏
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Mensaje por LenaVolkova66 10/15/2023, 7:57 pm

Lena mami pero es que.se te cae la baba por Julia y la morena te lo está poniendo facil jajajaja Lena, ya no puedes esconderte más. Nastya te dejó desnuda con esa mentira jajajajaja y a fedor no se le pasa ni una jajaja me encanta este fics. Ya casi cerca del cumpleaños de fati 20
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Mensaje por Volkatin_420 10/16/2023, 1:54 pm

Me encanta cuando yuli es deskrada totalmente
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/16/2023, 8:38 pm

6. Como NO hacer un directo en instagram


"No te preocupes. Lo tengo todo solucionado Wink"

Ese fue el mensaje de texto que recibí de Yulia cuando conseguí cargar la batería de mi teléfono.

Tuve miedo de lo que eso podría significar, pero mi domingo estuvo lo suficiente ocupado como para que no tuviera tiempo de preocuparme.

Papá no mintió cuando dijo que estuvo intentando contactarme toda la mañana. Tenía siete llamadas perdidas suyas, cuatro de Nastya, dieciséis de Fedor y dos de Nikolay.

Y mensajes de un número desconocido.

Número sospechoso

Hey
No pude presentarme ayer.
Soy Samuel, el chico en el auto Smile

Sólo quería preguntarte cómo estabas. Pensé que podíamos ser amigos.
Mañana estaré cerca de la facultad, por si quieres que pase a saludar. Podemos ir a comer un helado.

—Qué raros que son los hombres.

Hice zoom en su foto de perfil para asegurarme de que se trataba del mismo chico que me ofreció llevarme en su auto el día anterior, el amigo de Alexey.

¿No tenía vergüenza o qué?

—¿Estás ocupada?

Alguien golpeó la puerta de mi cuarto y apagué la pantalla del teléfono. Cuando abrí me encontré con Nikolay.

Él pasó a mi lado y se metió sin pedir permiso. Se sentó en mi sillón rosa y encendió el monitor. Era un poco fuera de lugar verlo a él, todo de negro, en mi cuarto rosa y blanco.

—Tenemos que hablar.

Me quedé mirándolo desde la puerta.

—Sí, sobre modales.

—No, sobre tu canal de youtube.

Cerré la puerta despacio y lo miré con recelo.

—¿Qué tiene mi canal de youtube?

Nikolay entró a mi canal y se empujó hacia atrás con la silla de ruedas para dejarme ver. Me incliné sobre el escritorio y eché una ojeada.

Todo estaba completamente normal, a simple vista. Dejé caer los hombros con alivio y suspiré.

Por un momento creí que me habían desmonetizado o algo.

Entonces reparé en los números.

Mi último video tenía poco más de 50.000 vistas la última vez que lo revisé, hace dos días.

Ahora tenía 400.000.

Ya podía mentalizarme con todo el dinero en mi cuenta bancaria.

—Ese no es el único — Nikolay comenzó a bajar por todo mi canal. Muchos de los videos subieron sus vistas considerablemente. Incluso el número de suscriptores — Creo que deberías aprovechar esto y sacar más videos.

—Tú sólo dices eso porque te pago por cada video que editas — Le di un caderazo al sillón y Nikolay se fue rodando. Aproveché que el mouse estaba libre y entré a mi cuenta de twitch — Si están aquí sólo por el chisme entonces se irán pronto.

Era tonto pensar que a partir de ahora tendría esos números en todos mis videos. Probablemente el próximo que saque tenga pocas visualizaciones de nuevo.

—¿No lo entiendes?

Levanté la cabeza de la computadora y lo miré por sobre mi hombro. Nikolay seguía recargado en el sillón rosa.

—¿Qué cosa?

—Entiendo que tú no quieras saber nada de Yulia. Pero — Se levantó de su asiento y me enseñó la palma de su mano — Ella es actriz — Ahora me enseñó la otra palma — Y tú haces videos sobre series y películas.

No me gustaba por dónde estaba yendo.

—No.

—¿Por qué no haces una reseña de su serie?

—Dije que no.

—¿Eres telepática o qué? — me preguntó confundido — Haz un video sobre su serie. No tienes que criticarla. Sólo pon su nombre en el video para el click bait.

Bajo ningún concepto. El mundo podría girar alrededor de ella, pero mi canal no. Mi canal giraba alrededor de mí y mi sagrada palabra.

Puse los brazos en jarra.

—No voy a hacer click bait con esa chica. Tengo orgullo ¿Sabes? ¿Cómo voy a poder mirarla a los ojos de nuevo si Yulia se entera que estoy haciendo dinero por hablar de ella? ¿Tienes idea de cómo se va a burlar?

—¿Y tú sí? — Arqueó una ceja — ¿Por qué la volverías a ver, si no se conocen?

Ay, ja, ja.

Me acomodé el cabello detrás de la oreja. De repente como que me volví tímida.

—Creo que cursa algunas clases conmigo, o eso me han dicho. — Presioné los labios y me alcé de hombros, como si no fuera la gran cosa — Pero quién sabe.

Mi respuesta pareció despertar cierta sospecha en él, pero al menos sirvió para dar por terminado el tema.

—Yo solo digo — Recogió el marcador que estaba sobre mi escritorio y lo destapó — El dinero es dinero — Se acercó a la pizarra que colgaba de la pared con todas las ideas para futuros videos y escribió "Yulia" con su caligrafía de mierda — Poner el orgullo por encima del dinero no es muy virgo de tu parte.

—¡No! — Le quité el marcador y rodeé el nombre de Yulia antes de marcar una cruz sobre este — ¡Prohibido hablar de Yulia Volkova! ¡En esta casa sólo se stanea a BTS! y quizá a Dross. Pero sólo después de las diez p.m.

No acepté ni una sola palabra más sobre el tema por parte de mi amigo emo.

Recibí un mensaje de una panelista de un programa de televisión ofreciéndome una entrevista por teléfono el lunes, pero no le respondí. Me preocupó el pensar cómo hizo para conseguir mi número.

Como Yulia prometió, no me llegó ningún mensaje sobre la foto de esa mañana. Nadie sospechó que hubiera sido yo, y suponía que el hecho de estar cubierta de pies a cabeza y con lentes de sol en ese momento jugó a mi favor.

Aún así temí por lo que Yulia pudo haber hecho para tapar todo eso. Ella no se veía como el tipo de persona en la que puedes confiar para que haga algo bien.

Y al día siguiente, cuando la encontré en el salón de clases, pude confirmar que mi temor estaba bien fundamentado.

La sala era una de las pequeñas del cuarto piso, de esas que estaban escondidas entre los innumerables pasillos del fondo. Una de las ventanas estaba abierta y una brisa refrescante entraba y volaba algunos papeles sobre los escritorios.

Me senté delante de todo, como acostumbraba, y Yulia llegó unos segundos después para sentarse a mi lado. El profesor aún no había llegado y a nadie parecía importarle nosotras.

—Buen día.

Yulia apoyó los codos en la mesa de su banco y me sonrió completamente relajada, como si fuéramos amigas de toda la vida. Su cabello se veía encrespado y la taza de café sobre su mesa estaba a medio beber.

Más que relajada, pensé, se veía un poco agotada. Como todos aquí.

—Buenas tardes — la corregí — Son las siete de la tarde — Saqué la grabadora de mi mochila y la dejé sobre la mesa sin encenderla, para poder grabar en audio la clase — ¿Cómo has hecho para solucionar lo de la foto?

Yulia bostezó.

—No fue tan difícil. Sólo tuve que entrar al estudio del canal dos y amenazar a todos con un arma.

—Ah, qué graciosa — Dejé caer mi libro sobre la mesa y el impacto hizo que Yulia diera un respingo que le quitó el sueño. Por un momento se vio como un gato erizado — ¿Les has explicado que fue todo un malentendido?


Yulia se recargó contra el respaldo de su asiento y negó.

—Decir eso sólo te hace ver más sospechoso — Se alzó de hombros — Sólo he sacado provecho de que en la foto no se te veía la cara. A partir de ahora estoy saliendo con una estudiante de intercambio japonesa. Su nombre es Hehe Ayuwoki y nuestra relación es secreta porque ella está casada con un italiano, aunque me ha prometido que sólo lo ha hecho por el pasaporte europeo.

Comencé a ojear el libro sin interés.

—No hay manera de que te hayan creído eso.

—¿A quién le importa si me creen? De lo único que estuvieron hablando hoy en todos los canales de chismes es sobre el Ayuwoki. Una vez más, Yulia Volkova marcando tendencia y dando de comer a los canales de televisión.

La miré de reojo y la encontré con los ojos cerrados, aún recargada contra el respaldo. Parecía como si estuviera intentando descansar la vista al menos cinco minutos antes de que comenzara la clase.

Me pregunté qué tan cargado estuvo su día hoy. Ella tenía un trabajo a tiempo completo y debía venir a clases. Y estos días estuvo lidiando con los medios que no sólo estaban contra ella, sino también contra mí.

Me sentí un poco culpable por no estar lidiando con mis propios problemas por mi cuenta, pero sabía que lo que ellos querían era que yo hablara. Si me metía, sólo empeoraría las cosas.

—Gracias, supongo — Solté casi a la fuerza.

—No me lo agradezcas, princesa. Quiero algo a cambio — Entrecerró los ojos como si aún no pudiera mantenerlos del todo abiertos y me miró — ¿Tienes alguna idea de a dónde ha ido Alexey?

De todas las cosas que esperaba que me pidiera, esa era la última.

—¿Alexey, el tarado que nos metió los cuernos? — pregunté para asegurarme — ¿O Alexey, que si de existir la biblia moderna fuera el hijo de Adán que suplantó a Abel después de que Caín lo matara? ¿O Alexey, el zar de la...?

—No te hagas la estúpida, Elena ¿Dónde está Alexey?

—¿Por qué debería saber dónde está Alexey? — pregunté a la defensiva — Si él se ha esfumado ¿No crees que es porque no quiere que lo encontremos? ¿Por qué quieres encontrarlo?

Ella se alzó de hombros.

—No lo sé ¿No se te hace muy raro que haya desaparecido así, sin dar explicación?

—Lo que a mí me parece es que él aprovechó que se estaba por mudar para terminar con nosotras y ahora tiene miedo de que lo enfrentemos porque lo descubrimos metiéndonos los cuernos.

—A lo mejor tienes razón.

Yulia apartó la mirada y sentí un poco de pena. Recordé las fotos de ellos en el cesto de basura y me recordé que ellos no sólo habían sido pareja, sino también amigos.

Me pregunté cómo reaccionaría yo si de un día para el otro Fedor o Nikolay se marcharan sin decirme nada.

—¿Qué planeas hacer si lo encuentras?

—Supongo que escuchar lo que sea que tenga para decir — La puerta del salón se abrió y el profesor entró. Yulia bajó la voz — Incluso si es una excusa estúpida. O si me dice que ya no me quiere. O que nunca me quiso. Prefiero escucharlo de él en lugar de estar imaginándolo.

Le eché una mirada furtiva al profesor para asegurarme de que no estuviera prestándonos atención, pero él estaba ocupado hablando por teléfono mientras sacaba las cosas de su bolso.

—¿Y si él no quiere hablar contigo?

Ella clavó sus ojos en los míos.

—Que me lo diga en la cara, entonces.

No entendía por qué ella tenía que apegarse tanto a Alexey. Él no era la gran cosa.

Pero si tanto quería quería verlo...

Busqué en mi teléfono el número de Samuel, el amigo de Alexey que me mandó mensaje el domingo. Lo había archivado sin siquiera pensar al respecto, pero ahora agradecía que no se me hubiera ocurrido borrar los mensajes.

Tecleé una respuesta rápida.

Salgo a las 9 del salón 320 n.n

Él no vio el mensaje y me pregunté si tal vez se habría enojado porque lo ignoré hasta último momento.

Pensé que tal vez podría sacarle algo de información, pero si eso no funcionaba entonces ya no tendría cómo ayudar a Yulia. Por ende, ya no era mi problema.

Cuando la clase acabó volví a revisar el chat. Vio el mensaje, pero no lo respondió.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? — preguntó Yulia mientras terminaba de recoger sus cosas — Ya ha anochecido.

Me colgué el bolso en el hombro, entré a instagram y abrí la cámara del teléfono para arreglarme el cabello.

—No, gracias — respondí. Ella levantó la cabeza detrás de mí y al notar que tenía la cámara encendida, enseñó los dientes con una sonrisa — La última vez que estuve en tu auto casi no salgo viva.

La sonrisa de Yulia pasó de inocente a pícara.

—¿Así de bien estuve?

Arrugué la frente y quité con la uña de mi pulgar el exceso de brillo labial.

—¿Sabes una cosa? — aparté la cámara y la miré de frente — Los más presumidos son siempre los que más decepcionan. Estoy segura de que no durarías ni dos minutos conmigo.

Mi respuesta pareció hacerle gracia por alguna razón.

Se acercó a mí y estiró el brazo. Creí que iba a tomarme por el hombro, así que me aparté, pero ella simplemente quitó un pelo de mi abrigo sin mucho interés.

—¿Has estado con una mujer alguna vez, Elena? — preguntó.

Sentí mi cara hervir.

—Tú sabes muy bien la respuesta.

Le mantuve la mirada lo mejor que pude, pero ella, a diferencia de mí, estaba disfrutando esta conversación. Eso me pasaba por intentar seguirle el juego.

Yulia fue la primera en apartar la mirada, pero mi ego bajó tan pronto como se infló cuando noté que estaba mirando al teléfono en mi mano.

—¿Estás en directo?

—¿Qué?

Miré la pantalla cuando comenzaron a aparecer corazones en ella.

🌸Lechuga_quemada: ¿Elena es estúpida o se hace?

🌸Wishwereheather: ¿Esa es Yulia?

🌸NinoDeMarte: ESA ES YULIA?????

🌸lafalopera1: Apenas llego y ya están lloviendo vergazos.

Solté un grito y apagué la pantalla.

Yulia comenzó a reír con fuerza.

No podía creer que acababa de decir todo eso en directo.

Salí del salón lo más rápido que pude como si alejándome de Yulia pudiera deshacer lo que acababa de hacer. Evité ir por el pasillo principal y doblé hacia la izquierda, hasta los salones del fondo, donde casi no había gente. Ahí estaban las escaleras secundarias que nadie usaba porque parecían un túnel del metro.

Me llevé una mano al pecho sintiendo esa adrenalina que sólo me daba cuando hacía algo malo y sabía que habrían consecuencias.

No había nadie en las escaleras, así que me detuve en la mitad y me senté.

Me llevé una mano a la frente como si tuviera fiebre.

—¿Qué hice?

—¿Elena?

Busqué el origen de esa voz.

Unos escalones más abajo había un muchacho. El chico del sábado, en el auto.

—¿Samuel?

Él sonrió.

—Sí. La autora tendría que dejar de meter a tantos personajes en la historia — Se sentó a mi lado en las escaleras — ¿Qué estás haciendo aquí?

—Mira, Samuel, no tengo mucha paciencia hoy, así que vamos al grano — Dejé una de mis manos sobre su hombro — ¿Dónde está Alexey?

-.-.-.-.-.-.-

YULIA

Tenía la ligera sospecha de que Elena no se hacía la estúpida, sino que lo era.

Apenas si había cruzado la puerta de salida del edificio cuando mi teléfono comenzó a vibrar con una llamada. Por un segundo creí que se trataba de Elena. Quizá se había metido en otro problema y necesitaba ayuda.

Pero no era ella, sino Nastya.

Me detuve junto al puesto de diarios para dejar que la gente transitara por la acera y mantuve mi teléfono cerca de la oreja. No solían haber muchos robos en este barrio, pero mujer precavida valía por dos.

—¿Hola?

—Hola, Yulia, querida. ¿Podrías hacerme un favor? — me saludó Nastya — Vi que Lena y tú estaban haciendo un directo hace unos minutos ¿Puedes decirle a esa estúpida que tiene que presionar la cruz para acabar la transmisión?

Levanté una ceja.

—¿No ha cerrado el directo?

—No. Y ahora mismo hay alrededor de dos mil quinientas personas escuchándola discutir.

Me llevé una mano a la boca para ocultar una sonrisa.

—La buscaré. No te preocupes.

—Gracias, tesoro. Asegúrate de quitarle el teléfono. Es peligroso en sus manos.

Corté la llamada y volví a meterme al edificio mientras entraba a instagram. Busqué su usuario y comprobé, justo como Nastya dijo, que ella estaba en directo.

Me metí desde una cuenta falsa y tecleé algo rápido.

🌸¿Alguien sabe dónde está?

🌸pqpreguntabaesi: Escaleras Razz

🌸JaJaLuAr_19: ésta loca de remate lo está amenazando en las escaleras.

¿Amenazando? ¿Amenazando a quién?

Todo se veía oscuro en la pantalla y había demasiada gente a mi alrededor como para poder escuchar lo que estaba sucediendo, así que sólo podía guiarme con los comentarios que dejaban los usuarios.

Subí las escaleras principales hasta el cuarto piso, pero no la encontré en ningún lado, así que corrí hasta el fondo del pasillo del último piso y comencé a bajar las escaleras secundarias de la derecha.

Tampoco nada.

Para cuando llegué a la planta baja estaba agotada, pero el directo aún no había acabado.

Esta vez intenté ir por el pasillo de la izquierda. Me crucé con un tipo en el segundo piso que venía bajando. Se estaba tapando la cara, como si fuera a toser, pero entonces reparé en que en realidad intentaba limpiarse sangre que caía de su nariz con el brazo de su abrigo.

¿Ese era el amigo de Alexey que vi el otro día?

Corrí lo más rápido que pude, alarmada, hasta llegar al último piso.

Lena estaba ahí, parada en el medio de las escaleras, quitándose un pelo del abrigo con calma.

La miré de pies a cabeza en busca de algún signo de pelea, pero su ropa estaba perfectamente limpia y acomodada y su cabello bien peinado.

Se veía como esas muñecas barbie de colección, pero yo sabía que en el fondo era una amargada.

—¿Estás bien? — pregunté aterrada.

Ella dejó caer el pelo con una mueca de asco y me miró confundida.

—¿Qué sucede?

—¿Que qué sucede? — le enseñé mi teléfono con el directo — ¿No sabes presionar la cruz, cono de tránsito? Sigues en directo.

🌸 Svetamivarona: YULIA VOLVIO?

🌸Asereje_Tomlinson: A VER A MI NOVIA

🌸Waterlillies23: prendan la cámara o me voy a imaginar cosas sucias.

🌸Yozelin250807: Reunión de lesbianas.

Elena sacó el teléfono de su abrigo y encendió la pantalla. En la pantalla del mío apareció el rostro horrorizado de Lena y dos segundos después la transmisión acabó.

—Ups, ja, ja — Presionó los labios y volvió a guardar su teléfono — ¿Estabas viendo el directo?

—Yo y la mitad de Latinoamérica para mañana.

Elena parecía intentar mantener la calma, pero era fácil darse cuenta cuándo estaba nerviosa y cuándo no. Y ahora lo estaba.

—Iba a ser una sorpresa, pero supongo que ahora ya lo sabes.

—¿Saber qué? — pregunté ¿Había más? Entonces recordé lo que vi dos pisos más abajo — ¿Por qué estaba el amigo de Alexey aquí? ¿Te estaba molestando? ¿Te ha hecho algo? ¿Por qué le sangraba la nariz?

Lena se alzó de hombros.

—Ay, no sé. Estábamos hablando tranquilos y de la nada le comenzó a sangrar — Dijo. Me olía a mentira. Comencé a preguntarme si tal vez bajo todo ese maquillaje y ropa perfecta no se escondería el demonio — Pero adivina qué.

Me dio miedo preguntar.

—¿Qué?

Ella sonrió con orgullo.

—Ya sé dónde está Alexey.


🎃🎃🎃
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Mensaje por Fati20 10/17/2023, 12:33 am

Como es posible que cada capitulo sea aun más emocionante y divertido qué el anterior 🤣🤣🤣🤣 hay lenita eres un show y Julia toda sexy y atrevida sabe que es irresistible, estoy realmente encantada con la historia y con muchas ganas de leer más. Saludos cariño mio 😘😘😘
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Mensaje por Corderito_Agron 10/17/2023, 7:44 am

🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣 pero porqué Lena es tan despistada en esta vida trama? 🤣🤣🤣😂😂😂 En serio que me dió mucha risa lo del directo en el Instagram y los comentarios. Yulia, creo que tiene de cabeza a esa mujer 🤣🤣😂😂
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Mensaje por Fati20 10/19/2023, 12:10 am

Cariño estas perdida regresa pronto te extrañamos mucho y a la historia 💔💔. Espero que estés bien 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/19/2023, 9:02 pm

7 ¿Me gusta Yulia?

Yulia                    

—¿Yulia? Ja, ja — Elena sonrió a la cámara de su teléfono con el directo en curso y pasó un brazo por sobre los hombros de la empleada de la cafetería — No sé de qué Yulia están hablando. Yo sólo conozco a mi amiga Oksana.                  

Oksana saludó a la cámara algo nerviosa. Detrás de nosotras la fila para comprar el café se alargaba cada vez más. Otra de las empleadas se colocó detrás de la caja registradora contigua y le pidió a los clientes que formaran detrás de ella.                  

Yo miraba el directo desde mi cuenta falsa.                    

🌸IvaSavilich: ¿Cree que somos estúpidas?                  

🌸Pussy_destroyer666: Déjenla, pobrecita. Todavía no salió del closet.                  

🌸InsignificantUser_: Hagamos como que le creemos.                  

La frente de Lena se arrugó en la pantalla de mi teléfono y soltó a la empleada de la cafetería.                  

—¿De qué closet están hablando? Yo no estoy en ningún closet. Adiós.                

La transmisión terminó.                  

Levanté la cabeza de mi teléfono, divertida, pero cuando me encontré con los ojos de Lena ella sólo me devolvió una mirada cargada de odio.                  

—¿Te estás divirtiendo? Disfruta tus últimos segundos de vida, porque voy a destruirte.                  

Uy, quieta.                  

—Me alegra haberlas podido ayudar, chicas — nos interrumpió la empleada de la cafetería — Pero, si me disculpan, voy a trabajar.                

Se quitó mi chaqueta y me la devolvió. Nos hicimos a un lado para dejarla meterse detrás de la barra y tironeé del brazo de Lena fuera de la fila.                  

—No va funcionar — le advertí.                  

La chica era morena, como yo, y tenía casi el mismo tipo de cabello negro pero rizado. Pero obviamente yo era mucho más apuesta. Cualquiera podría reconocerme aunque sólo apareciera unos segundos en cámara.                

—¿Sabes qué? Cambié de opinión — Lena pasó a mi lado sin detenerse — Llévame en tu auto.                  

Comencé a caminar detrás de ella. Un chico que entraba a la cafetería tuvo que apartarse para que no chocáramos con él.                

—No hasta que me digas donde está Alexey — le recordé.                

Esa loca de mierda me había lanzado esa bomba para luego decir "pero primero, debo solucionar esto" y bajar corriendo hasta la cafetería.

Mis piernas estaban destruidas por subir y bajar los cuatro pisos tres veces. Estaba bien que yo hacía ejercicio, pero después de todo un día trabajando y en clase, mi condición física era la peor.                  

—¿Quién es Alexey? — Salimos del edificio y Lena se detuvo frente a mi auto estacionado, como si aguardara a que yo le abriera la puerta. Al ver mi rostro, pareció recordar algo que había olvidado — Ah, ese Alexey. El inservible.                  

Hizo un gesto con la mano para que le abriera la puerta. Rodé los ojos, pero desactivé la alarma y se la abrí. Ella se metió en el asiento del acompañante como si estuviera siendo escoltada al interior de su limosina y me miró a la espera de que le cerrara la puerta.                  

¿Esta chica era broma o iba en serio?

Cerré la puerta con fuerza y la vi hacer una mueca del susto a través de la ventanilla. Luego me enseñó el dedo del medio.                  

Tan delicada y tan sucia.                  

Rodeé el auto y me metí detrás del volante, pero no bajé la ventanilla. Fuera ya era de noche, aunque últimamente estaba sintiendo un poco de paranoia.                  

Nunca me importó exponerme a las cámaras. Mientras más se hablara de mí, más trabajo tendría. Solía pensar que las molestias de ser siempre observada era un precio a pagar por escoger esta vida.

Pero cuando estaba con Elena sentía que recaía cierta responsabilidad sobre mí. Debía protegerla de esas cosas porque ella no había escogido que le sucediera todo esto.

Sólo tuvo la mala suerte de cruzarse conmigo.

—Alexey está con sus padres — dijo Lena.

—¿Y dónde están sus padres? — pregunté mientras arrancaba.

—¿Estás bromeando? ¿Llevas tres años saliendo con él y no sabes dónde viven sus padres?

—Para que sepas, no sé dónde viven sus padres, porque ellos son de otra provincia.

Elena abrió más los ojos sin apartar la vista del camino. Era gracioso verla, porque por mucho que se esforzara en pretender que nada aparte de si misma le importaba, siempre la encontraba haciendo caras por cualquier cosa. Y su maquillaje de muñeca Barbie, en lugar de disimularlo, sólo lo resaltaba más.

—Bueno, supongo que ya no hay nada más que hacer. Qué pena. — No se veía apenada — Ahora que está todo solucionado...

Encendí mi teléfono.

—Siri ¿En qué fecha salen más baratos los vuelos al interior?

—¿Estás bromeando? — Elena lanzó su bolso al suelo con indignación — ¿Vas a sacar un vuelo para ir a verlo?

—Por supuesto — respondí — Los autobuses se tardan mucho y yo tengo trabajo y clases durante la semana.

Ella no respondió, así que aparté un momento la vista del camino para verla. Estaba cruzada de brazos contra el respaldo de su asiento, con la frente arrugada. Me pregunté si siempre que se enfadaba estiraba el labio así.

Extendí el brazo para tomar su mentón.

—¿Y esa cara?

—No me toques — Apartó su rostro y dejé caer mi brazo. Cuando volvió a mirarme, su enfado iba dirigido hacia mí. Noté algo diferente en su mirada. No era la misma que solía dedicarme cuando la sacaba de sus casillas, sino una mucho más fría y seria — No puedo creer que vayas a gastar todo ese dinero en él.

Aparté la vista y continué conduciendo.

—¿El dinero es lo único que te importa a ti? — Giré a la izquierda en la calle donde estaba su casa — Literalmente le diste un puñetazo a un tipo en las escaleras por Alexey.

—¡No lo hice por Alexey, lo hice por ti! — Detuve el auto frente a su departamento y volví a mirarla, esta vez sorprendida. ¿Por mi? — Y para que sepas, no lo golpeé para que me dijera dónde estaba Alexey. Él invadió mi espacio personal y yo le rompí la nariz.

—Eso no tiene sentido. Yo siempre invado tu espacio personal y nunca me has atacado.

Elena no respondió.

De repente su rostro comenzó a tomar color, pero no podía verlo bien entre que era de noche y ella no estaba mirándome a mí, sino al frente, y su cabello anaranjado la cubría.

—Por su puesto que no te he atacado ¿Cómo quieres darme miedo si mides como medio metro? ¿Quieres que te pise?

Levanté una ceja.

—No deberías subestimarme así.

Ella rodó los ojos, pero estaba sonriendo de nuevo.

—A ver, lastímame.                                    

Negué con la cabeza.

—¿Por qué siempre estás a la defensiva con todos? ¿Tus padres traicionaron tu confianza de pequeña, o fue una pareja?

Su sonrisa desapareció.

—No, no así.

Abrí la boca para disculparme, pero la puerta se abrió de golpe. Lena, que estaba apoyada contra ésta, cayó de culo hacia afuera. Me incliné sobre su asiento alarmada cuando una mano la tomó por el brazo y la hizo levantarse.

—¡Ay, Fedor! — se quejó Elena mientras sacudía su falda.

Un muchacho se agachó para asomarse dentro del auto. Era pelirrojo, como ella y me parecía vagamente familiar.

¿Tal vez era su hermano?

—Hola, buenas noches — me saludó. Unos pendientes con forma de luna colgaban de sus orejas — Mi nombre es Fedor. Supongo que tú eres Yulia.

Intenté sonreír.

—Encantada.

—Pues yo no — se enserió — Nos estás trayendo muchos problemas. Aléjate de Elena — Dio un portazo, pero dos segundos después volvió a abrir la puerta para decirme algo más — Me gusta mucho como actúas. Sigue así.

Lo miré confundida.

—Gracias, supongo.

—Que tengas una linda noche.

—Tú igual.

Volvió a dar otro portazo, pero esta vez si se marchó.

Lo vi comenzar a discutir con Elena mientras se metían al departamento y me apoyé un momento sobre el volante, cansada.

Tenía que encontrar a Alexey, pero ahora mismo el simple hecho de pensar en eso me daba dolor de cabeza.

¿Por qué tenía que hacerlo tan difícil?

¿No pudo simplemente cortarme, como una persona normal? ¿Decírmelo en la cara?

Siempre habíamos sido tan cercanos. Tal vez en los últimos meses nos distanciamos un poco por mi trabajo ¿Pero eso le daba el derecho a engañarme de la manera que lo hizo? ¿De borrarse sin dar explicaciones, sin pensar en mí?

Tomé el teléfono y revisé los precios de los vuelos. Elena tenía razón. No podía gastar tanto dinero en alguien que ni siquiera me tuvo en consideración.

—¿Nunca signifiqué nada para ti, o es sólo ahora? — le pregunté a la pantalla con cansancio, casi en un susurro.

Mi teléfono comenzó a vibrar. Nastya estaba llamando.

La puse en altavoz y escondí el rostro entre mis brazos.

—¿La encontraste? — preguntó — A Elena, digo.

—Sí. Ya está en su casa — respondí.

—¿Estás bien? Te escuchas fatal.

Saqué el rostro de su escondite y me froté los ojos.

—Pues gracias. Qué amable. — Acerqué el teléfono un poco y me aclaré la garganta — Estoy cansada. Esa estúpida me hizo subir y bajar los cuatro pisos tres veces — guardé silencio un momento — Gracias por preocuparte, de todas formas. Vete a saber hasta dónde habría dejado el directo si no le hubiera dicho.

Miré al frente. De noche era bastante tranquilo por aquí, aunque no tanto como en mi barrio. Pasaban muchos más autobuses y personas.

Me pregunté cuánto tiempo podría esconderse Elena. No es como si una vez que todos se olvidaran del problema, se solucionaría. Las dos estábamos pendiendo de un hilo.            
                 
—¿Puedo pedirte otro favor, Yulia?

—Me gustaría que no, pero adelante.

Ella no respondió de inmediato. Por un momento temí que tal vez su wi-fi habría fallado, pero entonces volvió a hablar.

—Baja un poco el tono con Elena.

Aparté el teléfono de mi cara.

—¿Disculpa?

—Que bajes un poco el tono. Todos vimos cómo le hablaste en el directo — suspiró — Mira, ya sé que ese es tu personaje para la televisión, lo entiendo. Le coqueteas a la gente. Es parte de tu personalidad...Pero no seas así con ella.

—¿Por qué? ¿Te gusta? — pregunté, tal vez un poco más a la defensiva de lo que pretendía.

—Tú le gustas.

???

¿Escuché mal?

—¿Disculpa?

—Que tú le gustas, Yulia. Deja de hacerte la estúpida. ¿A ti te habría gustado darte cuenta que te gustan las chicas con una tipa que ya tiene novio?

—Yo no tengo novio — la corregí.

—No tienes novio pero las fotos de Alexey siguen en la papelera de tu cuarto. Y tú lo sigues buscando. No coquetees en broma con alguien que te está tomando en serio, estúpida. La vas a marcar más de lo que ya está.

Ah.

Entonces yo tenía razón.

Elena sí tenía un trauma.

—¿Quieres que la evite, entonces?

—No quiero que la evites. Sólo deja de coquetearle antes de que se ilusione contigo.

Aparté la vista con culpa.

—Sí, mamá ¿Algo más?

—Ten una bonita noche, linda. Duerme bien y bebe agua. Adiós.

Colgó, pero yo me quedé un rato con la mirada en el teléfono.

No me gustaba cuando tenía razón.

Dejé el celular en el asiento del copiloto para arrancar el auto y fue entonces cuando lo vi, en el suelo. El bolso de Elena.

-.-.-.-.

Elena

—¿Quieres morir? — me preguntó Fedor una vez que entramos al ascensor — ¿Tienes idea de lo difícil que fue hacer que los reporteros se fueran del departamento la otra vez? Y ahí vas tú, noviando con la causa de nuestra desgracia.

—No estoy noviando. Ella está obsesionada conmigo — Me alcé de hombros y me apoyé contra la pared espejo — ¿Qué quieres que haga si me sigue a todos lados?

Fedor también se apoyó contra la pared, pero la que estaba perpendicular a la mía. Se cruzó de brazos y me observó un momento. No me agradaba verlo tan serio. Él era ese tipo de personas que sabías que si estaba serio, era porque el problema era grande.

—¿Qué dice tu padre sobre esto?

La pregunta me tomó por sorpresa.

—¿Qué tiene que ver mi padre con esto?

La luz del ascensor titiló antes de detenerse en el primer piso.

—Nikolay dijo que ayer te llamó. De seguro quedó preocupado luego de ver nuestro departamento en televisión nacional.                                              

—Pues que se preocupe todo lo que quiera ¿A mí eso en qué me afecta?

Fedor me miró con sorpresa, pero no di el brazo a torcer. Tal vez estaba más molesta de lo que debería con él, pero es que la conversación con Yulia me había dejado de mal humor.

¿Un pasaje de avión?

Que te valga en qué gasta su dinero.

Me pasé las manos por el rostro.

Si tantas ganas tenía de gastar dinero, que me pague la renta ¿No?

—Deja de hacer puchero cuando te enojas. Tienes casi veinte años — me regañó Fedor.

La puerta se abrió y él salió. Yo miré mi reflejo una última vez en el espejo antes de acompañarlo.

¿Yo hacía puchero cuando me enfadaba?

Me toqué el mentón justo como había hecho Yulia unos minutos atrás, cuando me enfadé con ella en el auto.

Casi se me paró el corazón en ese momento. No entendía por qué me ponía tan nerviosa cada vez que ella se me acercaba, ni tampoco por qué se lo permitía. Eso no era muy heterosexual de mi parte.

Dentro del departamento ya estaban Taeyeon y Nikolay. Taeyeon estudiaba en el sofá con el televisor encendido en un video de cuatro horas de una chimenea en 4K. Nikolay, por otro lado, estaba en la cocina. Escuchaba un video desde su tableta, apoyada sobre la mesa, mientras cocinaba algo.

Vivir con tus amigos era como tener el home adorable instalado, pero en la vida real: Entrabas y encontrabas a tus compañeros de piso en distintas partes de la casa haciendo distintas cosas.

—¿Ya llegaron? — preguntó Nikolay desde la cocina.

Fedor se acercó a él y Nikolay estiró un brazo algo confundido, creyendo que iba a abrazarlo, pero el pelirrojo pasó a su lado y metió un pan dentro de la salsa.

—¿Qué estás preparando?

—Pizza sin gluten — Se limpió las manos en su pantalón negro y miró a su amigo — ¿Dónde está el queso?

Fedor se enderezó y nos miró, congelado. Luego se alzó de hombros para indicarnos que se había olvidado.

Nikolay suspiró y se colocó la chaqueta que colgaba de la silla.

—Iré a comprar.

—Yo te acompaño — Fedor se limpió un poco de salsa de la comisura y lo siguió — Cuida la salsa, Elena.

Me apoyé contra el marco de la puerta de la cocina y los vi salir juntos molestándose.

—¿Puedo hacerte una pregunta? — preguntó una voz a mi lado.

Di un brinco y miré a Taeyeon. Ni siquiera la había visto acercarse.

—¿Puedes ponerte un cascabel o algo, por favor? Es difícil verte.

—Is difícil virti — Negó como si yo no tuviera remedio — ¿Puedo hacerte una pregunta? — repitió.

Miré a la puerta por la que acababan de salir los chicos. Aún no sabía si Taeyeon me agradaba o no, pero no quería hablar de más con una desconocida.

—¿Qué quieres? — pregunté con desconfianza.

Taeyeon también miró a la puerta, pero luego señaló el cuarto de los chicos.

—¿Por qué ellos comparten cuarto pero nosotras no?

No entendí su pregunta.

—¿Qué? ¿Estás celosa? ¿Quieres que juntemos nuestras camas?                  

—Esa es otra pregunta que quería hacerte — Taeyeon se apartó de mi y se acercó a la puerta del cuarto de los chicos. La abrió y señaló dentro — ¡¿Por qué hay una sola cama?!

Me tapé la boca. No sé por qué sentí que me estaban atrapando a mí con las manos en la masa, aunque yo no tuviera nada que ver.

Nikolay y Fedor no eran novios. Eso estaba claro. Incluso yo se los había preguntado un par de veces y siempre se mostraban confundidos por mi pregunta.

Hasta Nikolay se mostraba un poco desorientado ante la mínima muestra de afecto de Fedor.

Pero luego estaban las camas.

—Supongo que son muy buenos amigos — le respondí sin saber qué decir.

Yo siempre había pensado que eran amigos con derechos, o algo así. Pero lo más lejos que los vi llegar fue esa vez que Fedor le tomó la mano para pintarle las uñas de negro. Y los dos se veían muy serios como para que hubiera algo romántico de por medio.

—¿Y así eres tú con tus amigas? — preguntó Taeyeon — ¿Por eso le andas diciendo cochinadas a Yulia en el directo?

Me lleva la verga.

¿Todos vieron el directo?

—No era Yulia. Era mi amiga, Oksana — la corregí — Y Yulia no es mi amiga.

—¿Estás saliendo con ella?

—¿Para qué quieres saber?

—Porque quiero invitarla a salir ¿Tienes algún problema con eso?

Presioné los labios. Sentí como si me acabaran de obligar a morder un limón.

—Para nada.

—Me alegro. Entonces voy a llamarla ahora — Sacó el teléfono del bolsillo de su pantalón y comenzó a alejarse hacia su cuarto.

—¿De dónde sacaste su número de teléfono?

Ella me miró por sobre su hombro como si yo fuera poca cosa.

—¿Qué te importa?

Di un paso hacia ella.

—Dame ese teléfono.

—No, watefac.

Volví a dar otro paso hacia ella y Taeyeon alejó su brazo.

Pero se olvidó una cosa.

Que medía menos que un enano de jardín.

Empujé su cara con una mano y le arrebaté el teléfono.

—¡No puedes invitarla a salir! — le advertí y levanté el brazo para que no pudiera recuperar su móvil — Es más. Voy a borrar su número, porque no confío en ti. Tienes cara de ser traicionera.

—¡Dame mi teléfono!

—¡No!

Taeyeon me empujó y caí al suelo de culo. Intentó recuperarlo, pero lo metí dentro de mi camiseta.

—¡¿Crees que no voy a sacarlo de ahí?! — Se sentó sobre mí para impedirme levantarme — ¿Por qué no quieres que le hable?

—¡Porque no puedes! ¿Va? — Me crucé de brazos sobre el pecho, donde tenía escondido el teléfono.

Quise decirle que Yulia era mi amiga, pero incluso pensarlo parecía una falta de respeto. Ella no era mi amiga. Me caía mal. La detestaba. Por su culpa estaba siendo expuesta a un montón de desconocidos. Ella se burlaba de mí y me molestaba porque sabía que eso me ponía nerviosa. Y le encantaba. Le gustaba aprovecharse.                                

—¡¿Sabes qué?! — Me senté de golpe y Taeyeon cayó a mi lado. Ni siquiera había hecho mucha fuerza para apartarla — Llámala, qué no me importa. Espero que sean felices juntas y tengan hijos horrendos — Me quité el teléfono del sostén y lo dejé a su lado — Y crece un poco, ¿quieres? Pesas menos que un niño de primaria.

Taeyeon se apartó el cabello del rostro y tomó su teléfono.

—En realidad, no tengo el número de Yulia — dijo mientras intentaba recuperar el aire — Pero ustedes tienen que coger, o algo. Antes de que te obsesiones más con ella.

—Yo no estoy obsesionada con Yulia.

—Seguro — se burló — ¿Te gustan las chicas, Lena?

Me llevé las manos a la cabeza.

—No lo sé — le confesé — No sé. Tampoco sé si me gusta Yulia.

Taeyeon se sentó, aunque aún se veía un poco agitada. Me preocupaba su salud.

—Pues bésala y averígualo ¿No? Si no te gusta, ya lo sabrás.

—¿Y si me gusta?

—¿Me ves cara de psicóloga o qué?

La vi levantarse y sacudirse el pantalón antes de regresar al sofá, donde estaban sus apuntes. Yo me quedé en el suelo.

¿Y si me gustaba?

¡¿Y si me gustaba la ex novia de mi ex novio?!

El timbre sonó.

Me levanté y descolgué el teléfono.

¿Los chicos habían olvidado la llave?

—¿Hola?

—Ah, menos mal — respondió una voz conocida — Llevo diez minutos tocando todos los timbres. Estaba por darme por vencida.

—¿Yulia?

Taeyeon se levantó del sofá con renovado interés.

—En carne y hueso, preciosa. Dejaste tu bolso en mi auto.

AH.

Yulia, no me digas preciosa. ¿No ves que tengo una crisis de orientación sexual?

—Ya bajo — respondí medio atontada.

Me volví para ver a Taeyeon, quien me estaba mirando. La señalé en advertencia.

—Ni se te ocurra contarle a Fedor — la amenacé y salí.

Bajé las escaleras corriendo, porque no quería esperar el ascensor. Las piernas me mataron pero la adrenalina del momento hizo que no me importara. Cuando llegué a la planta baja ella estaba allí, frente a la puerta de cristal, apoyada contra la pared.

Llevaba mi bolso en su mano y miraba su teléfono.

Se veía bien, no lo iba a negar. Era linda, sabía vestirse y tenía confianza en si misma. Parecía uno de esos bad boys salidos de wattpad.

Abrí la puerta y ella me sonrió.

—Buenas noches, tanto tiempo.

—Sí, buenas mañanas, tardes, días.

Tiré de ella dentro del departamento y cerré la puerta.

Yulia me miró desorientada.

—¿Qué estás haciendo?

—Escúchame — le enseñé mi dedo en advertencia, igual que como hice con Taeyeon — Has cruzado todos mis límites desde que nos hemos conocido y apenas han pasado tres días. Estoy teniendo una crisis de identidad y quiero que te hagas responsable de todo esto.

—¿Yo?

—Sí — dije — Bésame.


🎃🎃🎃

hola chicas!! Siento el retraso pero salí de viaje por cuestiones personales, pero ya se regreso nuevamente, trayendoles otro capítulo divertido, para queo disfruten!

Besos 😘
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

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