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CLASES PARTICULARES

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RAINBOW.XANDER
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Mensaje por Veroska 4/24/2024, 11:28 am

Sin duda Lena pasó ese muro hace rato... Como siempre en todos lados los comentarios son los que crean la imagen que tienen ciertas personas, solo si te atreves a conocerle personalmente sabrás cómo realmente es...

Y Yulia al fin bajó la guardia con Lena, la pelirroja que está más cautiva que nunca... Ahora sí Lenita tiene respuestas a esa intriga y más que tenía de Yulia... Espero se den la oportunidad, Yulia se la de a sí misma y sea feliz... No hay mayor castigo que tú misma y a veces salir es el problema .. lo mejor es cuando hay una pelirroja hermosa que está ahí para sacarla de ese sitio ...
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/25/2024, 8:59 pm

Clases particulares - Profesora Volkova

El fin de semana pasó demasiado deprisa, al menos es lo que se animaba a creer Elena que languidecía esos dos días sin Yulia. Le envió varios mensajes a los que la morena siempre respondió.

Y el domingo, cuando Elena y su hijo regresaron a Kazán y el pequeño ya estaba dormido, Lena no pudo evitar telefonear a Yulia.

«¿Diga?»

«Yulia, soy yo, Elena»

«Lo sé, señorita Katina, le he comprendido al leer la pantalla»

«Ah, ok...»

«¿Qué quería?»

«Hablar...» dijo ella hundiéndose en el sofá, tapada con una gran manta y sus rodillas plegadas hacia su torso.

«Señorita Katina, nos vamos a ver mañana»

«Lo sé, pero...Tenía ganas de escuchar su voz antes de ir a acostarme» dijo pícaramente. Podía imaginarse la cara de Yulia al otro lado de la línea, poniendo los ojos en blanco.

«Es usted infantil»

«¿Cómo está vestida?»

«...»

«Oh, venga, ¿no me diga que nunca ha hecho esto?»

«¿Hacer qué?»

«Llamadas telefónicas de ese tipo, ya sabe...algo calientes»

«Señorita Katina...»

«Veeeeennngaaaa, ¿qué lleva puesto?»

«...»

«¿Yulia?»

«Llevo puesto un camisón de satén en gris oscuro, ¿contenta?»

«¿Y su ropa interior?»

«...»

«¿Y?»

«No llevo»

Elena entonces se incorporó, más atenta que nunca a la conversación.

«¿De verdad?»

«Es tarde, señorita Katina, si sigue insistiendo, mañana llegará tarde»

«¿No quiere saber lo que llevo yo?» dijo con una sonrisa.

«Lleva un top, seguramente claro, y está en braguitas»

Elena desorbitó los ojos y se quedó sin voz algunos segundos antes de recobrarse.

«¿Co...cómo sabe eso?»

«Es usted previsible, querida. Y es del tipo de llevar eso»

Elena se dejó de nuevo caer sobre el sofá.

«Y...¿ya está en la cama?»

«Buenas noches, señorita Katina»

«¡Oh, por favor! Solo eso, dígamelo...» suplicó.

Y después de algunos segundos de silencio.

«Sí. Y si quiere saberlo todo, una de mis manos está ocupada mientras la estoy escuchando...y la otra mantiene el teléfono»

«¿Qu...qué? ¿En serio? Pero...»

No tuvo tiempo de decir nada más, porque Yulia colgó, dejando a Elena con las ganas. Gruñó de frustración antes de volver a marcar el número, pero en el último momento, renunció: Yulia había cerrado el juego.

***

Nunca Elena se había sentido más alegre ante la idea de volver a clase. Había dejado a Samir en el colegio antes de encaminarse hacia la facultad donde Nastya y Vladimir la esperaban.

«¡Hola pelirroja!»

«Hola»

«Hola Elena. ¿Samir está mejor?»

Elena lo interrogó con la mirada, pero Nastya le dio un codazo.

«Ya sabes, el viernes le dije que Samir no estaba muy bien...»

«Ohhh, sí, está mucho mejor, solo un poco de fiebre»

Vladimir arqueó una ceja, pero no insistió más.

«Esta tarde vamos a Rabbit Hole, nos vemos allí con MM y Boris, ¿vienes?»

«No lo sé, no me gusta dejar a Samir solo...»

«Como quieras. ¿Qué tienes esta mañana?»

«Derecho»

«Oh, ya veo...» soltó Nastya con una gran sonrisa. Evidentemente, Vladimir no estaba enterándose de nada y se sintió perdido cuando se dio cuenta de cierta complicidad entre las dos mujeres.

«¿Me he perdido algo?»

«No, Vladimir, pero estás en las nubes, como de costumbre»

***

Sentada en la primera fila, su cabeza entre las manos, miraba fijamente la mesa aún vacía. En algunos minutos aparecería Yulia y Elena no podía negar el enrome paso que había dado en su relación. Todo lo que había conocido sobre esa mujer, sus besos intercambiados, Elena no podía apartar a la bella morena de su cabeza. Las puertas de la clase se abrieron y Yulia hizo su aparición.

Elena estaba subyugada por su elegancia y su prestancia: vestida con un traje chaqueta azul marino con las costuras de la chaqueta en blanco, un perfecto moño y un par de gafas que, definitivamente, hicieron sucumbir a Elena.

Apenas llegó a la mesa, se quitó las gafas.

«Buenos días a todos. Espero que hayáis tenido unas buenas y reparadoras vacaciones, pero también que hayáis estudiado. Os recuerdo que a partir de ahora, solo nos queda poco más de un mes para los exámenes de fin de semestre. Y es por eso...»

Elena no escuchó la continuación del monólogo de Yulia, totalmente acaparada por su físico, escrutando cada centímetro de su cuerpo, de su piel. Ella era perfecta y todavía no podía creerse que esa mujer fuera su novia...en fin, oficiosamente hablando, no había pasado gran cosa dejando de lado algunos besos más o menos profundos...

Y mientras estaba en plena contemplación, su nombre resonó en su cerebro, como un eco antes de sentir que su compañera le daba un codazo en el brazo, lo que sacó definitivamente a la pelirroja de su estupor.

«¿Señorita Katina?»

«¿Eh? ¿Qué?»

Entonces se dio cuenta de que decenas de pares de ojo se habían posado en ella, incluyendo los de Yulia que la miraba con expresión neutra y severa.

«¿Dónde estaba usted?»

«Per...perdón...»

«Decía: ya que parece tan concentrada en la clase, ¿podría, se lo ruego, recordarnos, grosso modo, qué dimos en la última clase antes de las vacaciones?»

Elena desorbitó los ojos antes de ponerse nerviosa por completo. Abrió rápidamente su portafolio y torpemente fue pasando las hojas.

«Yo, euh...»

«¿Sí?»

El tono y la mirada apremiante que sentía sobre ella hicieron que Elena se sintiera totalmente perdida.

«Yo...hablábamos de...»

«¿Algún problema, señorita Katina?» Elena lanzó una fugaz mirada a Yulia que parecía divertirse de la situación manteniendo aún así una máscara de impasibilidad. Se escucharon risitas «Bien, veo que la señorita Katina no ha abierto su apuntes en todas las vacaciones. ¿Qué seriedad, verdad? Señorita Gorbacheva, por favor, ¿puede iluminarnos?»

Tras ella, una estudiante bajita, de apenas 23 años, abrió, entonces, sus apuntes y con cierto aire de superioridad y desdén, pronunció orgullosamente el epígrafe de la última clase, así como un sucinto, pero eficaz resumen. Todo bajo la mirada belicosa de Elena y la de Yulia, más mezquina.

La continuación de la clase transcurrió en una relativa calma con Elena evitando la mirada de Yulia. Cuando el timbre tocó y los alumnos se levantaron todos de una vez, al igual que Elena, Yulia la llamó.

«Señorita Katina, ¿podría quedarse, por favor?»

Sin una palabra, Elena se volvió a sentar bajo la mirada divertida y desdeñosa de esa Gorbacheva y su grupo. Una vez a solas, Yulia se levantó y fue a cerrar la puerta del aula. Elena se quedó sentada, triturando nerviosamente un hilo que sobresalía de su bolso.

«Debería revisar sus prioridades, señorita Katina»

La bella pelirroja alzó el rostro y vio a Yulia, sentada en el borde de la mesa, las piernas cruzadas, cosa que hizo que la falda se le levantara un poco, y dejara ver parte de sus muslos. Elena tragó saliva y no pudo evitar posar su mirada en esos muslos.

«¿Señorita Katina? ¡Señorita Katina!»

Elena se sobresaltó y miró a Yulia que, estaba visiblemente irritada.

«¿Qué?»

«¿Estar concentrada una hora es tan difícil?»

«No, en fin, normalmente no, ¿por qué?»

«Espero, sinceramente, que sus notas mejoren»

«¿Eso qué quiere decir?»

«Quiere decir...» dijo levantándose y dirigiéndose hacia ella «...que espero que sea lo suficientemente madura e inteligente para separar las cosas: aquí estamos en la facultad, usted está aquí para aprender, yo estoy aquí para enseñar»

«Lo sé, sé que...»

«No hay que mezclarlo todo» la cortó en seco.

«Si está insinuando que podría mezclar trabajo y placer...Soy lo bastante inteligente para...»

«Sin embargo, no me lo ha parecido»

«...»

«Señorita Katina, si resulta que...que lo que pasa entre nosotras es un problema o un freno para sus estudios, lo más inteligente será romper todo contacto»

«¡No!» la palabra había escapado de su boca sin poderlo controlar «Quiero decir...voy a estar a la altura, prometido»

Yulia esbozó una sonrisa.

«Señorita Katina, no olvide que antes que nada soy su profesora. Aquí, no debo ser otra cosa más que eso. Ahora, vaya a su próxima clase y que esto no se vuelva a repetir»

«¿Tengo derecho a clases esta tarde?» dijo Elena pícaramente.

«Señorita Ka...»

«¡Otro señorita Katina, y la callaré con un beso!»

«...»

«¿Eso es todo? ¿Puedo marcharme, señorita Volkova?»

«Sí, hasta mañana...»

Se sonrieron y Elena salió. Sí, las semanas y meses que vendrían iban a ser complicados de llevar para las dos mujeres.

Al final del día, Nastya fue a recoger a Elena a la salida de su última clase, francés.

«Hola, pelirroja. Entonces, la vuelta, ¿muy dura?»

«Un calvario, no tengo la cabeza en eso...»

«¿Ah? ¿Por casualidad, la tendrías entre los muslos de una hermosa morena?»

«¡Cállate! Y para tu información, todavía no nos hemos acostado»

«¿De verdad? ¿A qué esperáis? No es que ella sea una mojigata»

«No te engañes, nunca se ha acostado con sus alumnos, nunca»

«Claaaaaro...nunca»

«Escucha...ven» Elena condujo a Nastya hasta su coche, donde ninguna oreja indiscreta pudiera rondar «Lo que te voy a decir queda entre nosotras, ¿ok?»

«¿Qué es todo este circo? ¿Me vas a revelar los códigos de la mafia o qué?»

«¡Nastya! Presta atención. Prométeme que lo que te voy a decir quedará entre nosotras: ni August, ni Vladimir...¡Nadie!»

«Ok, prometido»

Elena entonces suspiró.

«Yulia está casada...»

«Algo nuevo, eso ya lo sabía, tú me lo dijiste»

«No, espera. Ella...estaba casada. Él murió hace tres años en un accidente de coche»

«Oh, ya veo...»

«Y ella nunca se ha tirado a ningún alumno. Solo eran rumores»

«Escucha, comprendo que te guste y que quieras ver en ella un modelo de virtud, pero...Elena, no es tan pura como te gustaría»

«No, escucha, no ha hecho nada. Empezó como un estúpido rumor y desde ese momento, como una especie de protección, ella se aprovecha»

«¡Yo la he visto con August en las duchas!»

«Me aseguró que August es como su hermano y que nunca haría eso. Nastya, ¿estás segura de lo que dices? ¿Estás segura de que era Yulia?»

«¡Sí, evidentemente!»

«¿De verdad?»

«Yo...Sí...Ella...estaba vestida con un traje chaqueta y era morena»

«¿No pudiste ver su cara?»

«Sí, bueno, en verdad no»

Elena reviró los ojos, aliviada.

«Nastya...»

«¡Ok, está bien, he metido la pata! ¡Pero podría haber sido verdad!»

«¿Y nunca pensaste en preguntarle a August antes de montarte películas?»

«...»

«¡Nastya!» lanzó en tono de reproche.

«¡Ok, ok, está bien, he entendido! Entonces, estás colgada por ella»

«Yo no lo diría mejor...No pensaba que sería tan complicado hacer malabares entre lo que hacemos en privado y estar en clase»

«Creía que no os habíais acostado»

«No, aún no hemos hecho nada, pero...en su casa, ella es tan diferente: parece más accesible, más calmada, menos severa...»

«Es normal, aquí es profesora. Si alguien se entera de vuestra relación...»

«¡Somos mayores de edad!»

«Sí, pero su reputación se vería seriamente afectada. Y también la de la universidad...E imagina si sacas el título, todo el mundo pensará que es porque estabas con ella»

«...»

«Ya sabes, no has ido por lo fácil al elegirla a ella...»

«Lo sé, pero uno no manda en esas cosas»

«Te envidio, ¿sabes? He fantaseado con ella tres años...Soñado con hacerle cosas no muy católicas...Y tú, apareces de la nada, y en apenas un mes, ya está a tus pies»

«Más bien soy yo la que está a los de ella. Y te prohíbo que hables o pienses en ella de esa manera, ¿ok?»

«Oh, ¿estás celosa?»

«¡Cállate, Nastya!»

«Oh, dejemos de lado los amantes que no ha tenido...¿Y si hablamos del que sí ha tenido?»

«...»

«Vladimir...Habrá que decírselo»

«Ah, eso. No se acostaron, Vladimir estaba demasiado borracho. Ella lo dejó vegetar en su cama toda la noche. Solo se montó una película»

«Es ella la que te lo ha dicho, por supuesto...»

«¡Hey! Yo...confío en ella»

«Evidentemente, si le preguntamos a Vladimir, no querrá salir con el rabo entre las piernas diciendo que se lo ha inventado todo...»

«Lo sé, fue un plan disparatado...»

«¿La vas a ver esta tarde?»

«No lo creo»

«Relación extraña: confiesa, es ella la que tiene las riendas, eh...»

«Nastya, no vas a vivir tus fantasías a través de mí»

«Solo prométeme que me dirás cuándo pasareis al acto, ¿ok?»

«¡Lárgate!» dijo ella riendo.

***

Cuando entró en su casa, Elena encontró a Samir acostado en el sofá, haciendo zapping, aburrido.

«Hey, chico, ¿un buen día? ¿La escuela?»

«Bien...He sacado un diez en matemáticas»

«Afortunado, yo soy nula en mates...» dijo ella dejándose caer en el sofá al lado de su hijo «Entonces, ¿qué quieres comer?»

«Yulia ha llamado» dijo él como si nada.

«¿Qu...qué?»

«Pensaba que ya habías vuelto. No contestabas al móvil»

«¿Eh?» Elena sacó su teléfono «Mierda, ¡sin batería!» Saltó del sofá para ponerlo a cargar «¿Qué quería?»

«Quería saber si queríamos cenar con ella esta noche»

Elena se quedó quieta antes de mirar su reloj.

«¿Hace mucho tiempo que llamó?»

«No...Media hora. Le dije que la llamarías en cuanto llegaras»

Elena saltó de nuevo del sofá y cogió el teléfono para llamar a Yulia bajo la mirada divertida de Samir.

«¿Yulia? Soy yo. Samir acaba de darme el mensaje. Sí, sí, nos gustaría» dijo ella lanzando una ojeada a su hijo que había fijado de nuevo su mirada en la tele «Ok, ahí estaremos. Hasta luego»

Cuando colgó, Samir se giró hacia ella.

«Entonces, ¿vamos a cenar a su casa?»

«Sí, ¿te parece bien?»

«Tarde para preguntármelo...» dijo él irónicamente.

«Lo siento, me he embalado un poco, ¿eh?»

«No pasa nada, me gusta mucho, es guapa»

«¡Míralo a él!»

«¿Qué?»

«Más guapa que tu madre, ¿eh?» dijo ella dándole un codazo.

«Nooooo, ¡tú eres la más guapa!»

Prosiguió una batalla de cosquillas sobre el sofá que se saldó con la victoria de Samir.

«Venga, ¡ve a ducharte, mocoso!»

Mientras él se encerraba en el cuarto de baño, Elena se dirigió a la habitación de su hijo para sacarle la ropa limpia. Al abrir el armario, encontró el libro que Yulia le había dado a Samir. Estaba envuelto en papel de seda. Frunció el ceño antes de cogerlo y sentarse en el borde de la cama.

Cuando Samir volvió, enrollado en la toalla y con sus cabellos húmedos, se paró en seco.

«¿Qué haces?»

Elena alzó el rostro hacia él.

«¿Me lo explicas?»

El muchacho se mordió el labio inferior, un tic que había, no se sabe cómo, tomado de su padre. Se acercó lentamente y miró el libro que ella mantenía en sus manos.

«Es...»

«¿Por qué lo has guardado en el armario y con este papel? ¿No lo quieres leer?»

«Sí, pero...No puedo» Se sentó al lado de su madre «Lo escuché, ¿sabes? Sé para quién era este libro...»

«...»

«Es triste lo de su bebé...Y pensé que...no debería leerlo...»

«¿Sabes? Yo creo que Yulia sabe lo que ha hecho. Te lo dado porque piensa que eres digno de ello. Es una gran prueba de confianza y de respeto hacia su bebé y hacia ti. Creo que sentiría pena si tú no lo leyeras»

«Di...¿Crees que aceptaría que lo leyéramos juntos, ella y yo?»

«Oh, bueno...¿Por qué no? Si se lo pides...»

«¿Ella y tú...vosotras...os dais besos, no?»

Elena sonrió y estrechó a su hijo contra ella.

«¿Qué piensas tú?»

«Creo que ella es buena, estaría bien»

***

Al final, su cita, pero la presencia de Samir no aseguraba un final de velada más carnal.

«Buenas noches»

«Buenas noches, Yulia. Yo...he traído vino»

«Entrad. ¿Cómo estás Samir?»

«Bien, gracias»

«Venid, poned vuestras chaquetas aquí»

«Hm, ¿qué es ese buen olor?»

«Un sencillo pollo asado y verduras al vapor»

«Bueno, ya es más de lo que yo hago»

«¿No cocina para su hijo?»

«Oh, sabe marcar muy bien el número de la pizzería, ¡la más rápida del oeste!» dijo Samir riendo.

«¡Hey! ¡No es verdad!» Samir la fusiló con la mirada como si dijera "¿Estás de broma?" «Vale, ok...Me declaro culpable»

«Aún no sé cómo no estoy gordo o con cáncer» dijo Samir.

«¡Hey! ¡Normalmente no te quejas!»

«Felizmente, Samir, esta noche tendrás el derecho a una buena cena»

«¡Ah, ah, muy divertida, Yulia, muy divertida! Os habéis juntado contra mí, no es justo»

Y efectivamente, en la mesa, Yulia confirmó su don para la cocina, poniendo de acuerdo a todos los comensales.

«Hm, podría tener un orgasmo culinario ahora, ¡enseguida!»

Yulia creyó ahogarse al escuchar esas palabras, delante de Samir que parecía no haberle hecho caso.

«¿Señorita Katina?»

«¿Qué? ¡Es verdad!» cuando comprendió, al seguir la mirada de la bella morena, que se refería a Samir, ella sonrió «Oh, está acostumbrado a mi fino lenguaje»

«Ya veo...»

«Hey, pero no soy grosera todo el rato»

«No, a veces, solo dices palabrotas cuando se hace daño» dijo Samir.

Yulia habría reído si no hubiera estado tan sorprendida. Cuando la cena acabó, Yulia propuso pasar al salón donde Samir se encontró con una montaña de DVD.

«Oh, ¿puedo mirar?»

«Oh, hay muy pocas películas para niños...»

Samir, sin embargo, se arrodilló y echó un vistazo a los DVD antes de coger uno.

«¡Charlie y la fábrica de chocolate!» dijo moviéndola en su mano, contento.

Elena lanzó una mirada, divertida, a Yulia que creyó oportuno justificarse.

«Siempre me ha gustado esa película» confesó.

«¿Y si la vemos?»

«Ya es tarde, mañana hay clase...Para los tres»

«Por favor, solo el principio...» suplicó Elena, y finalmente, es la mirada de cocker de Samir la que acabó por convencerla. Cogió el DVD y lo metió en el lector antes de sentarse al lado de Elena. Samir se sentó en un sillón.

La película comenzó y algunos minutos más tarde, Elena se acurrucó en el sofá, levantando sus piernas, y tras lanzar una ojeada a Yulia, tocó su muslo con la punta de sus pies. Al sentir el contacto, Yulia arqueó una ceja, y miró a la pelirroja que la miraba con expresión suplicante.

Yulia entonces comprendió y levantó sus brazos, dejando libres sus muslos. Elena sonrió y desplegó sus piernas para apoyarlas suavemente sobre sus muslos. Lentamente, Yulia reposó sus brazos sobre las pantorrillas de Elena, y esta no pudo evitar sonreír.

Al cabo de 30 minutos, Yulia vio que Samir se había quedado dormido. Ella, entonces, se incorporó y dejo caer las piernas de Elena al suelo, esta la miró, incrédula, antes de verla apoyarse en sus brazos e inclinarse sobre la bella pelirroja. Sin una palabra, posó sus labios sobre los de Elena, que no se hizo de rogar y profundizó el intercambio hundiendo sus manos en la negra cabellera de su providencial amante.

Pero Elena cortó el beso.

«Está Samir...»

Yulia sonrió y volvió a su posición inicial. Elena se incorporó un poco y miró a Yulia, con una gran sonrisa en los labios.

«¿Qué?»

«La ha hecho adrede, eh...Sabía que Samir estaba ahí...»

«Cada cosa a su tiempo»

«Nos vamos a ir» dijo ella mientras se levantaba y movía un poco a su hijo. Gruñó un poco antes de abrir los ojos «Nos vamos, cariño»

Su madre le alcanzó la chaqueta y se la puso con gesto cansino antes de seguirla hasta la puerta.

«Yulia, ha sido una...gran velada, gracias»

«De nada. Espero veros pronto»

Intercambió una sonrisa y una mirada con Elena que enrojeció al instante, Samir se estaba quedando dormido de pie, así que Elena acortó la despedida aunque le hubiera gustado compartir un último beso.

***

Ya en el coche, Samir se volvió a dormir, y Elena pensó en los últimos momentos con Yulia, y ese beso que prometía tantas cosas.

Al llegar a casa, arropó a Samir que cayó rendido de inmediato. Después se fue a su habitación con el teléfono en mano. Rápidamente marcó un número y esperó algunos tonos.

«¿Sí?»

«¿Cómo está vestida?» dijo pícaramente.

«Estoy desnuda»

«¿Está de broma?»

«No, acabo de salir de la ducha»

«Interesante...»

«Señorita Katina, es tarde y quiero pensar que mañana estará en condiciones de seguir mi clase»

«Seguiré cualquier cosa que provenga de usted» respondió atrevidamente Elena.

«Tomo nota. Buenas noches, señorita Katina»

«Buenas noches, Yulia, hasta mañana. Oh, oh, ¿Yulia?»

«¿Sí, señorita Katina?»

«¿Le apetece que comamos juntas mañana al mediodía?»

«...»

«¿Entonces?»

«Muy bien, ¿a qué hora?»

«Justo después de su clase. ¿Nos podemos ver en el Rabbit Hole?»

«No, ahí no. Demasiados estudiantes...»

«Ok, ¿entonces dónde?»

«La llamaré a mi despacho, y allí vemos»

«Ok. Buenas noches, señorita Volkova»

La bella morena colgó y Elena se acurrucó entre las sábanas: a pesar de las buenas resoluciones de no mezclar facultad y placer, parecía imposible para ellas separarse la una de la otra...Además, ese pequeño juego instalado le gustaba bastante.


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Mensaje por Fati20 4/25/2024, 9:29 pm

Jajaja hay la señorita Katina esta tremenda ahora parece ella el lobo q se quiere comer a la bella Volkova. Me diverti mucho con sus intentos se sexo telefónico 🤣🤣🤣 espero que pronto pueda llegar a algo ya les toca 😏. Saludos cariño mio 😘😘I love youI love you
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Mensaje por Veroska 4/26/2024, 12:42 am

Fati20 escribió:Jajaja hay la señorita Katina esta tremenda ahora parece ella el lobo q se quiere comer a la bella Volkova. Me diverti mucho con sus intentos se sexo telefónico 🤣🤣🤣 espero que pronto pueda llegar a algo ya les toca 😏. Saludos cariño mio 😘😘I love youI love you

Si, tienes razón, me divertí también con sus intentos de sexo telefónico, ahora anda más atrevida nuestra Lenita, me moría de la risa leyendo este capítulo y es fresco el hecho de que Samir esté cómodo con la situación de su madre y la morena, que de paso le agrada... Es un buen chico con una madre que aún tiene mucho por compartir y que parece Yulia y Lena están a flor de piel... Sigue acorralandola Lenita, puede que se te haga o ella te asombre cuando menos lo espere... Gracias
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Mensaje por Corderito_Agron 4/26/2024, 8:37 am

Dos intentos fallidos hahaha vamos Lenita que tú puedes! A la tercera, cae redondita
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Mensaje por soy_yulia_volkova 4/26/2024, 11:16 am

Jajajaja poor lenita que se quedó con las ganas de sex on phone. Sigue intentando
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Mensaje por LeaAgronsky 4/26/2024, 9:36 pm

Mi sentido pésame a los intentos fallidos de Lena por sexo telefónico jajaj
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Mensaje por psichobitch2 4/27/2024, 11:13 am

Me encanta Samir. Es un niño bastante aplicado y muy lindo y en cuanto a tí Elena, has intentado mucho pero debes ser más paciente con Yulia y más cuando se abrió sentimentalmente como lo hizo I love you
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/28/2024, 10:27 am

Clases particulares - Fantasía                      

«Señorita Katina, cierre la puerta al entrar»                      

Elena obedeció antes de sentarse en el asiento frente al escritorio. Yulia le sonrió, luego se levantó y se apoyó en los reposabrazos de la silla en la que la pelirroja se había sentado. Con sus rostros a escasos centímetros el uno del otro, Elena se contenía para no hacer suyos esos labios.                    

«Creí que no debíamos mezclar...»                      

«...Cállese» soltó ella secamente para, a continuación, deslizar una de sus manos desde su rostro a su cuello, pasando por el hombro y finalmente acabar su carrera en uno de los pechos de la joven. Elena lanzó un suspiró de sorpresa antes de cerrar los ojos un breve instante.                      

«Nueva lección, señorita Katina: tras estarse callada, veamos que puede hacer...sin sus manos»                      

«Sin mis...»                      

Yulia sacó entonces de su escote dos trozos de tela de seda negra que pasó por cada muñeca de Elena, amarrándola a los reposabrazos.                      

«¿Le va el sado-maso?»                      

«Shh...»                      

Yulia se incorporó y regresó a su mesa, balanceando más que de costumbre sus caderas. Se sentó en el borde de su escritorio y, lentamente, fue subiendo su falda por sus muslos, suscitando en Elena un deseo creciente. Se tensó en la silla, apretando los puños, amarrados con las telas. Se mordió los labios de deseo al ver las manos de Yulia vagar sobre su propio cuerpo, yendo y viniendo, rozando las curvas de sus senos, sus caderas, subiendo cada vez más su falda...                      

«Ok, Ok, Yulia, lo he entendido, suélteme...»                      

Como toda respuesta, Yulia sonrió aún más antes de incorporarse y tomar de su mesa un afilado abrecartas. Se acercó a la ojiverde y apuntó el abrecartas en su garganta. Elena podía sentir la punta rozarle la piel. Ni siquiera se atrevía a tragar por miedo a que la hoja la cortara...Durante un cuarto de segundo, tuvo miedo...                      

Después Yulia bajó la hoja hasta chocar con el top. Con un gesto seco, agarró la tela y la cortó a lo largo.                      

«Hey, ¡eso no!»                

Se removió en la silla, pero incapaz de moverse, no pudo sino suspirar.
                     
«Pórtese bien, señorita Katina...»                      

Una vez la camiseta abierta en dos, dejando ante la ávida mirada de Yulia un sujetador azul cielo, Elena se resignó y resopló de frustración cuando escuchó caer al suelo el abrecartas. Entonces, Yulia se arrodilló y separó las piernas de Elena para meterse entre ellas y acercarse un poco más al busto medio desnudo de la bella pelirroja.                      

«Interesante...»                      

«¿Es...es así como siente placer, en serio?»                      

Yulia sonrió, sin tomarse la molestia de responderle, y rozó con sus dedos el escote, siguiendo la línea del sujetador.                      

«Yulia, si no me desata ahora...»                      

«¿Qué?» dijo ella mientras comenzaba a lamer su busto, después la mordisqueó a través de la tela, bajo los gemidos apenas audibles de Elena. Cerraba tan fuerte sus puños que las uñas se hundían en la palma.                      

«Mierda Yulia...Para...»                    

«Silencio» Posó sus manos en el vientre de Elena, y esta ante el gesto no pudo sino contraer los abdominales. A continuación asaltó su pecho, pero esta vez, dejó caer las asillas, dejando ver un poco más de sus pechos.                                                                

«No...he cerrado la puerta...con llave...»

Yulia posó delicadamente sus manos en cada uno de sus pechos, insinuando despacio sus dedos bajo la tela para hacerle bajar poco a poco, muy poco a poco, como un regalo que se quiere descubrir y saborear a pesar de la excitación que suscita.

Y algunos segundos más tarde, el sujetador ya no sujetaba nada, el perfecto busto desnudo de la bella pelirroja estaba al aire. Sin esperar, Yulia pegó sus labios a ellos, acariciando pícaramente con su lengua sus puntas rosadas, bajo la entrecortada respiración de Elena.

«Yul...para, para...» Se arqueó, a su pesar, al sentir los labios y la lengua de Yulia sobre su piel «No, yo...Oh, mierda...» La pelinegra se aplicó, dedicada a cubrir cada parcela de su pecho con su salvaje y cálida saliva «Yu...Yulia...Sigue...»

En ese momento, Yulia paró todo movimiento y se alzó repentinamente.


Elena se despertó sobresaltada, jadeante y sudando. Echó un vistazo a su reloj: las cuatro de la mañana. Entonces miró sus muñecas y casi podía aún sentir los lazos amarrándola a la silla. Ese sueño había sido tan real...

Con dificultad, tragó saliva antes de dirigirse a la cocina y beberse  medio litro de zumo de naranja. Ya había tenido sueños atrevidos, incluso eróticos, pero ese...Parecía tan verdadero, aún podía sentir la respiración de Yulia sobre su mejilla, su cálida lengua sobre su piel.

Entonces pensó que quizás había llegado la hora...Las palabras de Nastya le vinieron a la cabeza: demasiada espera....

Pero se maldijo por tener tales pensamientos mientras metía la cabeza en la nevera para sacar algo de pollo frío. Ya no volvió a coger el sueño...

Los días pasaron y la rutina se instaló entre Yulia y Elena. Habían estado de acuerdo en no dejar ver nada en la facultad. En privado, las cosas eran más sencillas, pero también más complicado: Elena tenía que centrarse en sus clases y exámenes, y no podía dejarse distraer por Yulia, aunque, por las noches intercambiaban íntimos mensajes, un gesto que se había convertido en una pícara costumbre.

«Buenas noches, bella morena...»

«Buenas noches, señorita Katina»

«Entonces, ¿cómo está y qué lleva puesto?»

«Muy bien, y usted cada vez con menos rodeos...»

«¡Venga! Si deja que mi imaginación haga el trabajo, no voy a poder dormir esta noche»

«¿Cómo?»

«Euh, no nada. ¿Entonces?»

«Pijama de dos piezas en satén azul cielo, estoy acostada en mi cama, terminando de corregir vuestros trabajos»

«Ah, super...»

«Por cierto, hablando de esto...Su trabajo no es muy concluyente»

«Ah...»

«¿Le costó entender la última clase?»

«¿Es la profesora o Yulia quien me habla?»

«Las dos. Señorita Katina, nos pusimos de acuerdo que pasara lo que pasara entre nosotras, no interferiría en sus clases, sus notas y sus exámenes»

«Lo sé...Digamos que he estado un poco...en las nubes de un tiempo a esta parte»

«Quizás deberíamos concedernos una pausa...»

«¡No!»
dijo más rápido de lo que hubiera querido «Voy a recuperarme, prometido. Yulia...»

Hubo un momento de silencio, Elena podía escuchar ruido de papeles.                                            

«Muy bien. Pero si las notas no suben de aquí a las vacaciones de Navidad, tomaré cartas en el asunto»

«Ok, ok»

«¿Podríamos discutir esto mañana por la noche alrededor de una cena?»


Elena sonrió y antes de colgar le contestó afirmativamente.

***

«Cariño, esta noche he quedado con Yulia. Ceno en su casa»

«Oh, ok»

«Nastya vendrá a cuidarte»

«Puedo cuidarme solo» dijo enfadado el chico.

«Sí, por supuesto, y yo sé cocinar»

«Ella te gusta, ¿eh?»

Se sentaron en el sofá, mientras veían unos dibujos animados.

«Sí...¿Y tú que piensas?»

«¡Que tú también le gustas!»

Elena sonrió y comenzó una batalla de cosquillas con su hijo, que terminó justo un poco antes de que Nastya llegara. Elena dio las últimas indicaciones a Nastya, pero también a Samir.

«No te preocupes, no te quemaré la casa, ¡prometido!»

«Eso espero»

«Venga, márchate. ¡Y haz muchas locuras!»

«Haré lo que pueda» dijo ella con un guiño antes de coger su bolso y encaminarse hacia el apartamento de Yulia. Ya desde fuera podía sentir un agradable aroma escaparse por la puerta. Casi no había terminado de dar el primer golpe cuando la puerta se abrió dejando ver a una Yulia en delantal.

«Buenas noches, entre»

«Oh, quizás he llegado antes de tiempo»

«¿Qué? Oh, no, acabo de terminar el postre»

«Oh, ¿puedo ayudar?»

«No, no. Todo está controlado. Venga»

Una vez más, Yulia había preparado una hermosa mesa y una cena digna de un gran chef que Elena saboreó con placer. La conversación giró esencialmente sobre las clases y los próximos exámenes.

«¿Está lista?»

«Oh, creo que sí. Durante las vacaciones de Navidad daré un último empujón»

«Sus facilidades no deben impedir que sea constante»

«Oh, lo seré. Por cierto, hablando de Navidad...¿Qué hará?»

«¿Cómo que qué haré?»

«¿Qué hace en Navidad? ¿Familia? ¿Amigos?»

«No, pienso aprovechar para terminar de arreglar la casa de Storybrooke»

«Oh, genial»

«¿Y usted y Samir que hacéis?»

«Oh, bueno, lo de costumbre, veremos películas de Navidad mientras comemos guarradas. Abriremos los regalos a medianoche»

«¿Ya no cree en Papá Noel?»

«No, por mi culpa, lo confieso...Lo llevé a un centro comercial para que lo viera...Y vimos a Papá Noel en el parking colocándose la barba en su sitio después de haberse bebido un litro de vino...»

«Oh, ya veo...»

«Sí, como se puede imaginar la imagen infantil e idílica de Papá Noel se rompió en pedazos»                    

«¿Samir...no verá a su padre por Navidad?»

El tema había carcomido a la joven, quizás por curiosidad malsana que otra cosa. Pero había tenido miedo de la reacción de Elena al evocar ese tema. La bella pelirroja se puso seria antes de espirar.

«Por Dios, no. Ni siquiera sabe que existe. En fin, sí, pero no conoce ni su nombre...»

«¿Y Samir? ¿Sabe sobre su padre?»

«No. Comenzó a hacerse preguntas en el colegio. Cuando los otros niños aprendían a escribir «papá» y «mamá»»

«¿Nunca se lo ha contado?»

«Yo...le he dicho que su padre está muerto. Que era bombero y que se sacrificó por salvar a una familia. Lo convertí en un héroe cuando no es más que un cobarde»

«¿No tiene miedo de que Samir descubra un día la verdad?»

«Me costaba decirle la verdad: que su padre nunca lo amó, que nunca lo quiso tener»

«Efectivamente. ¿Y si un día ese hombre vuelve a su vida?»

«No sé por qué o cómo lo haría. Corté los lazos con todo el mundo, cambié de vida, de ciudad...Nadie sabe dónde estoy. No me encontrará y, francamente, no creo que lo desee. Así que para responderle, no, Samir estará conmigo en Navidad»

«Quizás...podríais venir a mi casa, quiero decir, a Storybrooke»

«...»

Elena desorbitó sus enormes ojos esmeraldas y dibujó una gran sonrisa en su rostro

«¿En serio?»

«¿Por qué no? Creo que me llevo bien con Samir, además mi casa es bastante grande para los tres. Tengo tres habitaciones de invitados»

«¿No compartiremos la misma habitación?» dijo ella tímidamente.

«Samir...»

«Sabe lo nuestro. Y para ser sincera, no está en contra, incluso está feliz ante la situación. Él la aprecia mucho»

«Está...está bien» dijo Yulia un poco sorprendida.

«Diga...Me lo imagino o...¿quiere que pasemos al postre?»

«¿Perdón?»

«No, porque...yo tengo ganas» Elena entonces se levantó y se puso de rodillas delante de Yulia, y apoyó sus manos en sus muslos «Me fascina, señorita Volkova...»

Se inclinó hasta llegar a los labios de la bella morena que consintió alegremente.

«¿Cree que le voy a dar acceso a mi cama así como así?»

«No es necesaria una cama, el sofá será suficiente» sonrió Elena entre beso y beso.

«Señorita Katina, es de una pretensión sin nombre»

«La deseo, hace tres meses que la deseo...»

«¿Es razonable...?»

«No hay vuelta atrás posible, es eso seguro, pero...Después del tiempo que hemos esperado»

«Es su culpa...Es usted la que quería esperar»

«Y con razón...Ahora nos conocemos mejor...La aprecio mucho, señorita Volkova, de verdad la tengo en alta estima...»

«...»

Y sin decir una palabra más, Yulia se levantó, arrastrando a Elena tras ella, dirección a la habitación de la bella morena. En menos que canta un gallo, las prendas volaron y aterrizaron en el suelo y las dos mujeres se encontraron rápidamente desnudas entre las sábanas.                                            

Echadas la una al lado de la otra, Elena acariciaba suavemente la cabellera de la joven.

«Yo...nunca me he acostado con una mujer...» confesó tímidamente Yulia.

«Entonces, por una vez seré yo la que lleve las riendas» sonrió Elena.

«Y será la primera vez...desde mi marido»

Elena le ofreció su mirada más tranquilizadora, acompañada de una gran sonrisa.

«Todo va a ir bien. Y si no fuera así...al menos tendré la satisfacción de verla desnuda»

Tras esas palabras, Elena se incorporó y se puso a horcajadas encima de la morena.

Pidió, implícitamente, el derecho para poder tocarla, besarla y acariciarla, y Yulia se lo concedió cogiendo sus manos entre las suyas, entrelazando sus dedos, antes de posarlas, con un suspiró, sobre sus pechos.

Entonces, Elena se inclinó y la besó lentamente, acariciando con suavidad la bronceada piel de Yulia, rozando con la punta de sus dedos el suave pecho de esta, provocando, aquí y allí, algunos escalofríos y gemidos.

«Hm...¿Es usted silenciosa? Veamos cuánto aguanta callada»

Elena comenzó una cascada de besos desde su pecho hasta su ombligo antes de viajar hacia el interior de los muslos de Yulia, para, finalmente, detenerse en el cálido sexo de su compañera, esta última soltó un gemido sordo al sentir el contacto de la lengua sobre su intimidad. Por reflejo, Yulia posó enérgicamente sus manos en su sexo para frenar la carrera de Elena.

«Oh, Dios...»

Yulia hundió sus manos en la cabellera de Elena, mientras esta acariciaba suavemente su vientre para que ella no se arquease, de forma brutal, pero fue caso perdido: Yulia no podía evitar mover su pelvis cadenciosamente, al sentir la lengua bailar sobre cada pliegue de su sexo.

Yulia, entonces, cortó en seco cualquier movimiento y se incorporó, plantando su mirada en la de Elena.

«Pare, señorita Katina...»

«Es de locos, incluso en pleno acto, continúa llamándome señorita Katina...»

«Deje de...de hacer eso...»

«De acuerdo» dijo ella de forma traviesa.

Elena entonces se incorporó y empujó a Yulia sobre la cama con una sonrisa depredadora, la penetró con dos dedos, arrancando un grito ronco de placer de la joven.

«Shhh...paciencia...»

Las penetraciones se hicieron más intensas, más fuertes, Yulia enarcó las cejas de placer, pero también de dolor ante lo violento del acto. Rodeó con su mano la de Elena que estaba entre sus piernas, esta, sin embargo, no ralentizó la cadencia.

Se deleitó con cada gemido, con cada pequeño grito...Continuó, sin cesar, con sus movimiento hasta que Yulia, con los dedos aferrados a las sábanas, gozó en un ronco sonido. Su cuerpo fue presa de ligeras convulsiones antes de caer de nuevo sobre la cama.

Recobró su respiración y abrió los ojos, justo para ver a Elena saboreando, de forma sensual, el néctar recogido en sus dedos.

«Delicioso...» sonrió, haciendo enrojecer a Yulia. Incorporándose sobre sus codos, Elena contempló el cuerpo desnudo de Yulia, ávida a su vez de saborear su cuerpo.

«¿Harta?» dijo divertida Yulia.

Como toda respuesta, Elena esbozó una sonrisa y reptó a cuatro patas hacia su compañera para besarla fogosamente, su lengua batallando sensualmente con la suya.

Yulia la empujó de espaldas.

«Mi turno»

Separó las piernas de Elena, se colocó entre ellas y cubrió de tiernos besos el cuerpo de su compañera.

«Es bastante ducha en esto...» soltó Elena, entre beso y beso dado por Yulia.

Yulia se afanó para darle tanto placer a su compañera como ella misma había recibido, besándola,  acariciándola, penetrándola...Todo bajo el frescor de la noche otoñal. Y en un concierto de gemidos acabaron acostadas, una al lado de la otra, enlazadas.

«Debería marcharme...» suspiró Elena pegada al cuello de Yulia desde hacía unos diez minutos.

«¿De verdad?»

«Samir...La próxima vez yo te invito a mi casa»

«Es usted bastante confianzuda, señorita Katina...»

«¿Señorita Katina? ¿En serio?» dijo ella incorporándose.

«Absolutamente. Guardar cierta distancia nos evitará cometer descuidos en la facultad»

«Habría que haberlo pensado antes de acostarse conmigo...En cuando a la distancia, volveremos a hablar de ello...»

«...»

Intercambiaron una sonrisa formal.

«Di...¿Te...te ha gustado?»

«Es...diferente»

«¿Diferente de estar con un hombre quieres decir?»

«Sí» dijo ella, enrollando su dedo en una de las mechas pelirrojas de la joven, su otra mano yendo y viniendo sobre su antebrazo, posado en su vientre. «Son sensaciones diferentes, una sensibilidad diferente»

«¿Cómo era él...como marido?»

«¿De verdad quiere hablar de eso ahora?»

«Siento...curiosidad. Me gustaría saber» Yulia rodó un poco para ponerse de espaldas a Elena que, rápidamente, se pegó a ella y rodeó su busto con sus brazos, posando su mentón en el hueco de su cuello. «¿Entonces?»

«Era dulce y tierno...amable, muy amable. Daba una oportunidad a todo el mundo. Era el rey de las segundas oportunidades. Concedía el beneficio de la duda a todo el mundo»

«¿Y como marido?»

«Era...atento y amoroso. A menudo dábamos paseos a cabello, actividad que teníamos en común»

«Oh, ¿en serio? ¿Hace equitación?»

«Hacía. No he vuelto a montar desde su muerte»

«¿No le gustaría?»

«No, realmente no...» Se acurrucó un poco más en los brazos de Elena que apretó el abrazo.

«De verdad tengo que irme» dijo ella viendo que ya era tarde.

Creyó percibir un suspiro por parte de Yulia, pero no hizo caso. Se incorporó y Yulia sintió, de repente, cómo el frío la envolvía. Le hubiera gustado que ese momento durase más tiempo...Pero las cosas eran así.

Elena se levantó y se vistió lentamente mientras Yulia se enrolló en las sábanas para acompañar a la bella pelirroja hasta la puerta. Elena la rodeó con sus brazos y la besó suavemente.

«Me ha encantado esta noche, espero que haya otra bien pronto» dijo mientras distribuía algunos besos por aquí y por allí sobre el rostro de la joven.

«Lo repetiremos, pero me gustaría que hasta las vacaciones respetásemos cierto rigor, sobre todo por las clases»

«La profesora nunca se aleja, ¿eh...?» dijo ella con una sonrisa.

«Señorita Katina, hablo en serio»

«Ok, prometido: nada de veladas, nada de citas...hasta las vacaciones, eso son tres semanas. ¿Tengo aún derecho a llamarla por las noches?» refunfuñó ella.

Yulia no pudo evitar sonreír mientras ponía los ojos en blanco.

«Claro»

«Venga, tengo que irme. Ya concertaremos lo de las vacaciones de Navidad...»

Dio por cerrada la conversación con un beso antes de salir y dejar a una Yulia feliz, pero un poco desorientada.

Y antes de acostarse, cada una envió a la otra un sencillo mensaje «Buenas noches» pero que, sin embargo, llenó de felicidad el corazón de ambas.


🔜

Feliz domingo mis princesas 😍 disfruten hoy los dos capítulos correspondientes y tengan un lindo día. Las adoro
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Mensaje por Veroska 4/28/2024, 1:36 pm

Wao! se te hizo Lenita Embarassed y espero que Yulia se vaya aflojando jejeje, pero es entendible, no quiere que la relación afecte el rendimiento de Lena... que feo que se vaya después de compartir pero tampoco puede dejar de lado el hecho de que es madre y responsable. gracias por el capitulo, sí que me quedé colgada con el anterior pero valió la pena leer este Laughing
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Mensaje por LeaAgronsky 4/28/2024, 5:47 pm

Yo que vivo pendiente de este fic y no me di cuenta de la notificación de que había nuevo capítulo 😮💨 en fin, muy bueno y ya Lena puede estar tranquila jajaja
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/28/2024, 7:48 pm

Clases particulares - Vacaciones

Los días pasaron y Elena respetó su acuerdo con Yulia: se circunscribieron a las clases y a sus llamadas por la noche, justo antes de irse a dormir.

Las vacaciones se acercaban y Elena decidió hablar con Samir. A la vuelta de la escuela, Elena se lo llevó a un restaurante de comida rápida, como todos los viernes por la tarde.

«Entonces... Pronto las vacaciones...»

«Síp»

«Di...¿Qué dirías si hacemos algo diferente este año?»

«¿Quieres decir nada de noche de sofá y DVD de Cuento de Navidad?»

«Bueno...Tengo algo mejor que proponerte» dijo ella contenta.

«Venga, suéltalo» dijo él con expresión suspicaz.

«De hecho...Yulia nos ha invitado a pasar las fiestas con ella, en Storybrooke. ¿Te acuerdas de Storybrooke? Ese pueblo pintoresco que huele a pescado, bellas casas y una super biblioteca en su hogar...»

«Sí, me acuerdo»

Hundió su nariz en sus papas fritas antes de darle un gran sorbo a su coca-cola, mientras Elena esperaba febrilmente la opinión de su hijo.

«Entonces, ¿qué piensas?»

El pequeño dejó su refresco en la mesa, se quedó mirándolo unos segundos, después giró su rostro hacia su madre y le ofreció una gran sonrisa.

«¡Me encantaría!»

Elena soltó un «uf» de alivio.

«Super, entonces, se lo diré a Yulia, ¡estará encantada!»

«Di...¿Es tu novia, verdad?»

«Nosotras...Yo...Sí, en cierto modo. ¿Estás bien con eso? Quiero decir, ya sabes, si te causa algún problema...Podríamos hablarlo y si de verdad te incomoda...»

«Estoy bien con ello» cortó él «Es amable y guapa. Y me llevo bien con ella»

«¡Eso es genial!»

«Y...¿cómo supiste que la amabas?»

«Euh, bueno, no lo sé...Me gustaba: era bonita y...no sé, no es algo que se pueda explicar. Se siente»

«Y ella, ¿cómo supiste que le gustabas?»

«Bueno...Me lo hizo comprender» dijo divertida pensando en los diferentes guiños que la morena pudo hacer para captar su atención «¿Por qué me lo preguntas?»

«No, por nada...»

«Samir...» dijo ella suspicaz.

El pequeño entonces resopló.

«Bah, hay una niña que me gusta mucho en el cole. Es bonita y toca el piano y todo...Y además es super inteligente» dijo contento.

«Oh, oh...Hay por aquí un pequeño que está prendado de una niña, eh...»

«¡Hey!» le dio un golpe en su hombro «¡No te burles!»

«No, todo lo contrario, es encantador»

«De todas maneras, ella ni me nota. Seguramente no sabe ni que existo»

«¿Por qué dices eso? ¡No tienes que subestimar tu potencial de seducción, hijo! Lo has sacado de tu madre, créeme, ¡ella caerá!» dijo con algo de ironía que no se le escapó al muchacho.

«Ok, ¡si lo sé no te digo nada!»

«¡Ok, ok, lo siento! Perdón...entonces, dime, ¿cómo se llama?»

«Grace»

«¿Y cómo es físicamente? ¿Ojos? ¿Cabello?»

«Es rubia con ojos marrones...Tiene una bella sonrisa...»

«¡Vaya por dios, estás colgado, jovencito!»

«¡Para!» dijo él tirándole una patata «De todas maneras...Es demasiado buena para mí»

«¡Ah, no! ¡No digas eso! Eres mi hijo, eres perfecto, ¿me oyes? Eres inteligente, guapo, despierto...No tienes nada que envidiarle a los demás, eres perfecto tal y como eres. Y si ella no es lo suficiente lista para verlo, entonces, olvídala, encontraras otra mejor más tarde»

Samir no pudo sino sonreír, y Elena se la devolvió.

«Entonces...¿tú y Yulia os dais besos como un chico y una chica?»

«Sí, algo parecido...» dijo ella mientras masticaba una patata.

«Pero...entonces no tendré un hermanito o hermanita...» dijo él un poco desilusionado «Porque no podéis, ¿verdad?»

«No...Pero hay otras posibilidades para tener un bebé. Y además, ni Yulia ni yo estamos todavía en eso aún»

«...»

«Hey, ¿qué ocurre?»

«No, nada, yo...¿Por qué te gustan las chicas ahora? Porque...bueno, antes estuvo mi padre...»

Elena sintió el malestar de su hijo y lo reconfortó poniendo su mano en la suya.

«Hey...Ya sabes, con tu padre hubo...algo. Pero eso es pasado. Y...esas cosas, uno no manda en ellas. Aprecio enormemente a Yulia, su compañía y...y el resto. Me llevo bien con ella, estoy bien. Hacía mucho tiempo que no me pasaba»

«¿Eras feliz con papá?»

Elena se crispó, pero, pensando y pensado en todos esos meses juntos, aquel fabuloso verano en Sochi, las semanas que precedieron al anuncio del embarazo, todo era perfecto y sí, era feliz. Hasta que su novio se convirtió en un estúpido egoísta.

«Sí, lo fui. Pero es pasado y tengo que ir hacia delante por mí y también por ti»

Samir le sonrió.

«Bien, entonces vamos a pasar la Navidad en casa de Yulia...¿Está al corriente de nuestras pequeñas costumbres?»

«No, pero nos encargaremos de enseñárselas. Seguramente ella también tendrá cosas que quiera compartir. Le diré que estamos de acuerdo en ir»

«¡Será la ocasión para llevar el libro!» dijo con una gran sonrisa.

Sí, Elena lo pensaba sinceramente, esas vacaciones serían el comienzo de hermosas cosas para los tres.

***

«¡Buenas noches, bella morena!»

«¡Señorita Katina, son más de las 22:00!»

«Lo sé, así estaba segura de encontrarla en la cama. ¿Entonces?»

«...»

«¡Ah, ah, lo sabía!»

«Señorita Katina...»

«Le conté a Samir lo de las vacaciones, está de acuerdo en ir»

«Muy bien, estoy contenta»

«Yo también. Serán las primeras vacaciones de invierno que no pasaremos solos»

«...»

«Hace un tiempo que no nos vemos...quiero decir, fuera de clase»

«Y sus notas dan testimonio de ello. Felicidades por su último trabajo»

«Gracias, ¿tendría derecho a una dulce recompensa por mis esfuerzos?»
Se podía imaginar muy bien los ojos en blanco de Yulia.

«Ya lo veremos. Todavía tendrá que esperar una semana»

«A propósito de eso, creo que nos veremos allí mismo...Tener un chico requiere organización y con las clases y todo lo demás, no tengo demasiado tiempo...»

«No importa, mientras avise de su llegada. Detesto la sorpresa»

«Ok, anotado...La echo de menos...»

«...»

«¿Yulia?»

«Es tarde, señorita Katina»

«Ok...»

«...»

«...»

«¿Cómo está vestida?»


Elena saltó y alegría y se pellizcó el labio inferior.

«Top malva y braguitas negras, ¿y usted?»

«Picardías blanco...»

«Hm, ¿y otra vez nada debajo?»

«No»

«¡Tengo unas ganas de poder constatar eso en una semana!»

«Señorita Katina, lo más sensato sería...estar en habitaciones separadas»

«¿Por qué? ¡Oh, piensa en la sensibilidad de Samir! No se preocupe, ya lo sabe. Y además, ¡sería el colmo que durmiéramos en habitaciones separadas durante estas vacaciones...francamente!»

«Hablaremos a una hora más decente. Buenas noches, señorita Katina»

«Sí, buenas noches»


***

«¡Vivannnnnnnn las vacaciones!» gritó Nastya tirándose en la fría nieve.

«¡Vas a ensuciar mi coche, levanta de ahí!» dijo divertida Elena.

«Aguafiestas. La señora está en una relación seria con alguien, y ya se permite dar órdenes, ¿no?»

«¡Cierra la boca! ¡Estás celosa!»

«No tiene nada que ver...Tienes suerte de pasar las vacaciones con ella...será la primera vez que vais a estar juntas más de dos días seguidos»

«Sí, espero que todo salga bien»

«¿Por qué no ha de ser así?»

«No lo sé...Como tú dices, será la primera vez que estaremos juntas tanto tiempo. Quizás no nos soportemos...»

«O...quizás eso confirme lo que tú piensas desde hace un tiempo: que estáis hechas para estar juntas»

«¿Cómo es posible que seas tan ñoña?»

«La cercanía de la Navidad...me vuelve blandengue»

«¿Lo pasarás con tu abuela?»

«Sí, podríamos vernos, ¿no? ¡Echo de menos a Samir!»

«Ningún problema. Y hablando de eso, voy a buscarlo al cole, es el último día, siempre lo hacemos así»

«Buenas vacaciones, pelirroja...Y supongo que serán más que buenas, eh...» dijo con un guiño.

***

«¡Samirrrrrrrrr, date prisa!» Elena se impacientaba con las maletas en la mano.

«¡Ya voy, ya voy!»

Samir salió de su habitación, la mochila a la espalda.

«¿Qué hay aquí dentro? ¿Ladrillos?»

«No...¡mis regalos!»

«Tus re...Espera, ¿los ha comprado?»

«No, hechos a mano. ¡Espero que a Yulia le guste!»

«¿Has hecho también el mío?»

«¡Sí!»

«Euh,...con todo esto, aún no he tenido tiempo...»

«No es grave, aún tenemos tiempo»

«Y hablando de tiempo...vamos a acabar por llegar tarde y Yulia lo detesta»

«¿Te tiene controlada, eh...?» dijo él con aire burlón.

Elena se contuvo para no tirarle la mochila en plena cara y se conformó con una ligera colleja cuando pasó delante de ella, acompañando el gesto con «¡ah, ah, muy divertido!»

«Hey, ¿no me avergüences delante de Yulia, eh? ¡Sé educado, pórtate bien y mantente limpio!»

El camino era lo suficientemente largo para que Elena le leyera la cartilla a su hijo. Sin embargo, él se había puesto sus cascos y su música, pero Elena logró captar su atención.

«¡Me sé comportar!»

«Lo sé, lo sé...Pero es que...en fin ya sabes...»

«Sí, lo sé, no deseas que ella piense que salgo de un zoo»

«Samir, es importante para mí, lo sabes. Madre soltera, no siempre es la panacea. La gente piensa que por el hecho de estar solas, las madres no pueden educar correctamente a sus hijos. He tenido que batallar duro para probar a los otros que podía ocuparme de ti, de darte lo mejor. Y mírame, de vuelta a las sillas de la facultad para hacer algo con mi vida, pero también para darte una vida menos penosa que la mía. Yo solo...sencillamente no deseo que piensen que soy una mala madre y que tú eres el peor de los hijos»

«Mamá, no te preocupes. Lo comprendo, ya soy grande»

Elena esbozó una sonrisa antes de girar la esquina de la calle Mifflin y divisar a lo lejos la hermosa casa de inmaculada fachada de Yulia. Estacionó justo detrás del Mercedes de la bella morena.

Samir descendió, seguido de una Elena algo estresada. Esas vacaciones eran también el momento para probarse que podían vivir juntas más allá de las clases y de las cenas...

«¿Vienes?»

«Sí»

Se plantó delante de la puerta y, apenas hubo levantado la mano, la puerta se abrió, sorprendiendo a Elena con el puño levantado.

«Ah, euh...Hola»

«Buenos días, señorita Katina, Samir»

«Buenos días Yulia» se emocionó el pequeño.

«Entrad. Os voy a enseñar vuestras habitaciones, podréis dejar vuestras cosas antes de refrescaros»

Elena no mencionó nada cuando Yulia hizo el comentario de las habitaciones y siguió a la joven a la planta de arriba.

«¿No decora su casa por Navidad?» preguntó Samir.

«Oh, realmente no he tenido tiempo de comprar nada, ni siquiera de colocar lo que ya tengo»

«Oh, ¿Y en Storybrooke no hay tiendas que vendan ese tipo de decoración?» se sorprendió Elena.

«Seguramente...»

«¿Podríamos después ir a dar una vuelta?» preguntó entusiasmado el pequeño.

«¿Por qué no? Después de todo, tenemos todo el tiempo. Samir, esta es tu habitación»

Ella abrió la puerta y el pequeño pudo ver una habitación en azul pastel.

«Parece un habitación de niño...»

«Y así es. No es mérito mío, compré la casa tal cual y esta habitación pertenecía al niño de la pareja anterior»

«Me gusta» dijo él dejando su mochila en el suelo. Recorrió la habitación con la mirada.

«Ahora venimos» dijo su madre.

«Ok...»

Yulia dio unos pasos por el pasillo.

«Esta es la suya» Pero Elena la detuvo apoyando su mano en su antebrazo «¿Qué?»

«¿De verdad cree que estaremos en habitaciones separadas? Si...si lo hace por Samir, está todo bien...él está al corriente»

«Señorita Katina, sería prefe...»

«Hey, si he aceptado pasar estas vacaciones con usted es para aprender a conocernos mejor, pero también para ver cómo marcharía entre nosotras, y con Samir. ¿De verdad cree que me plantearía pasar quince días bajo el mismo techo sin compartir su cama?»

«...»

«No la fuerzo, pero...me gustaría mucho que reconsiderara ese punto. Mientras...» soltó su brazo «Tomaré esta habitación» dijo entrando en el cuarto «Voy a tomar una ducha, ¿nos vemos abajo?»

«S...sí»

Elena le guiñó un ojo y Yulia se relajó un poco. Cuando pasó por delante de la habitación de Samir, vio que sacaba de su mochila el libro que ella le había dado. Frunció el ceño.

«¿Puedo entrar?»

«Está en su casa» dijo él con una sonrisa.

«Lo has traído» dijo ella señalando el libro con un dedo.

«Sí, yo...pensaba que...en fin...»

«¿Sí?»

«No, bueno, no he acabado de leerlo»

«Oh...» Y tras algunos minutos de silencio «¿Tienes hambre? Puedo hacer rápidamente unos pancakes antes de salir»

«¡Sí!»

«Ven, sígueme»

Elena nunca hubiera pensado que una escena como esa podría inflar su corazón: tras la ducha, sorprendió a Samir y a Yulia en la cocina, cómplices en la elaboración de pancakes. Samir enarbolaba una nariz enharinada mientras que Yulia rompía hábilmente los huevos. El pequeño, con la espátula en la mano, no esperaba sino la orden de la bella morena para empezar a mezclar.

Elena se quedó un momento mirándolos hasta que Samir notó su presencia.

«¡Mamá! ¿Has visto? ¡Estoy haciendo pancakes!»

«Bravo, hijo, has sobrepasado el nivel culinario de tu madre» dijo con una sonrisa.

«No era difícil» respondió él burlonamente.

«¡Hey! Voy a acabar por sentirme ofendida» se acercó a Yulia y, hombro con hombro, le lanzó algunas miradas «Gracias» acabó por murmurar.

«De nada»

«¿Entonces salimos?»

«Encantada. De todas maneras, tengo que salir para hacer algunas compras. Samir, coge algunos para el camino, pero no se come en mi coche»

«¡De acuerdo!»

Subieron y se dirigieron al centro del pueblo, que no le era extraño a Elena ya que había tenido ocasión de dar una vuelta en Halloween. Yulia les mostró el pueblo y acabaron en la playa donde se erigía una construcción de madera.

«¿Puedo ir mamá?»

«Ve, pero ten cuidado»

El pequeño se dirigió hacia la construcción, mientras las dos jóvenes se sentaron en un banco no muy lejos, sus ojos fijos en el menor movimiento de Samir.

«Gracias otra vez por permitirnos venir en Navidad, es importante para Samir»

«Es un niño encantador»

«¿Sabe? Yo...no he logrado...» hizo una pausa, Yulia se giró entonces hacia ella.

«¿Señorita Katina?»

«Navidad...Me habría gustado tanto que cada año fuera perfecto: con el árbol, los villancicos, los regalos...Incluso el simbolismo de Papá Noel, lo he fastidiado...Nunca he logrado ofrecerle una bonita Navidad»

«Como madre soltera, ha hecho usted un trabajo soberbio con su hijo: es inteligente, espabilado, educado y en plena forma. Pero no puede ser perfecta, puede tener fallos»

«...»

Yulia posó su mano sobre la de Elena y entrelazó sus dedos a los de ella.

«Es usted una buena madre, señorita Katina»

«Gracias»

Se quedaron un momento, dadas de la mano, contemplando a Samir haciendo piruetas y deslizándose, hasta que Yulia alzó el rostro.

«Pronto nevará»

«¿En serio? ¿Es de las que predicen el tiempo solo con mirar al cielo? Pensaba que eso solo pasaba en las pelis...» dijo divertida.

«Señorita Katina, estamos en diciembre»

«¿Vamos a tener nieve?» se entusiasmó Elena como un niña pequeña «¡Adoro la nieve: el trineo, las batallas, los muñecos de nieve! ¡Va a ser genial!»

Yulia no pudo sino sonreír ante tal excitación.

«Hace mucho tiempo que no celebraba la Navidad. La última vez fue con Daniel en Moscú»

«¿Y desde entonces...nada más? ¿No ha celebrado ninguna otra Navidad ni ninguna otra fiesta?»

«Nunca he encontrado la motivación. Cuando se está sola, solo hay dos soluciones: o se sale y se rehace la vida, o se decide permanecer sola...»

«Entonces me siento más que honrada de pasarlas con usted»

Intercambiaron una mirada y una sonrisa antes de volver a entrelazar sus dedos.

«¡Mamá! ¡Mira!»

Miraron hacia Samir que mostraba su habilidad haciendo cabriolas.

«Despacio, Samir...Solo faltaba que se rompiera una pierna» le dijo a Yulia «¿Vamos a hacer algunas compras para decorar su casa?»

«Vale»

Se levantaron, y Yulia los llevó por diferentes tiendas donde se permitió comprar algunas cosas de decoración y caprichos pasajeros y regresaron, los tres, con los brazos llenos de paquetes.

«Bufff, un gran día, pero estoy muerta» dijo Elena dejándose caer en el sofá, mientras Samir y Yulia dejaban los paquetes cerca de la chimenea.

«El día fue duro. Mañana abriremos los paquetes»

«Ok» respondió con una chispa de decepción Samir antes de unirse a su madre en el sofá.

«¿Tenéis hambre?»

«¡Oh, yo haré la cena!» dijo Elena con entusiasmo antes de calmar su impulso al ver a su hijo y a Yulia mirarla con sorpresa «¿Qué? ¡No porque estemos de invitados voy a dejar que me sirvan durante quince días!»

«Señorita Katina, no me molesta, de verdad»

«¡Hey, voy a acabar por ofenderme! ¡No soy tan mala cocinera!»

Evidentemente, al final, la cena fue preparada por Yulia, pero con la ayuda de Elena. La velada fue corta, ya que la fatiga se había apoderado de Samir y de Elena, y se decidió que se acostarían pronto.

Yulia dejó a Elena arropar a su hijo, mirando la escena con expresión enternecida: Elena sentada en el borde de la cama mimaba a un Samir ya dormido. Le dio un beso en la frente antes de apagar la lámpara de la mesilla de noche. Después se levantó y se unió a Yulia en el pasillo.

«Se ha dormido rápido» constató Yulia.

«Ha sido un día intenso para él: las vacaciones, Navidad, el viaje, conocer la casa, el pueblo, las compras...Es mucho para un niño. Mañana, estará mejor»

«Bien. Buenas noches, señorita Katina» dijo ella mientras se alejaba, pero antes de dar un paso más, Elena la detuvo con la mano.

«Hey...No hemos tenido ocasión de hablar...»

«La tendremos. Tenemos quince días para ello» la tranquilizó con una sonrisa.

Elena, entonces, se acercó y la enlazó por la cintura, depositando un furtivo beso en su mejilla. Mantuvo sus brazos a su alrededor.

«Buenas noches, Yulia»

Yulia tomó, entonces, el rostro de la bella ojiverde entre sus manos y la besó tiernamente.

«Buenas noches»

«¿De verdad no hay posibilidad de que duerma con usted?»

«Como acaba de decir, día intenso. Descanse. Mañana será otro día»

Después, la soltó y se encaminó hacia su habitación. Elena sonrió: sí, mañana sería otro día.


🔜

Gracias por leer .. feliz domingo ☺
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Mensaje por Corderito_Agron 4/28/2024, 11:32 pm

Mi mujer me gobierna, ajá... Hajajajs lenita la gobernada
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Mensaje por Fati20 4/28/2024, 11:37 pm

Hay esa julia es una mujer difícil 🤣🤣🤣 pero ya cayo la primera vez y en estos 15 días va a terminar de caer, es una historia muy linda me encanta cuando empiezan con el que llevas puesto 🤣🤣. Saludos cariño de mi corazón espero que allas tenido un lindo domingo y tengas una hermosa noche por aquí te adoramos muchísimos también I love youI love you😘😘😘
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Mensaje por Veroska 4/29/2024, 12:59 am

Jajajaaj ya quedé colgada otra vez! 🤣🤣🤣 Parezco Lena pero en fin, le quedan 15 días para pasar una navidad diferente, para los tres una nueva experiencia... Para dar los primeros pininos de una relación de convivencia, Samir asimile el hecho de la novia de su madre y disfrutar de su compañía... Aww 🥰 lind@ gracias por el capítulo y va ser interesante leer el resto de los 15 días
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Mensaje por LeaAgronsky 4/29/2024, 9:19 am

Definitivamente yulia es muy difícil y se la está poniendo dura a la pobre Lenita, pero se quieren que es lo más importante. Amo a Salir por ser un niño tan maduro... Saludos guapo
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Mensaje por Volkatin_420 4/29/2024, 1:02 pm

Yulia es seria y a Lena le cuesta un poquito 🤏
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Mensaje por psichobitch2 5/1/2024, 11:52 am

Una Lena insistente por compartir con una Yulia seria y dispuesta a llevar las riendas en la relación 😁
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/1/2024, 12:21 pm

Clases particulares - Un día de invierno

Como lo había predicho Yulia, la nieve cayó en abundancia esa tarde-noche, haciendo que a la mañana siguiente todo el paisaje de Storybrooke amaneciera blanco. Y cuando Samir se dio cuenta al levantarse, salió disparado de su habitación para correr hacia la de su madre y saltar sobre ella.

«¡Mamá, MAMÁ! ¡Nieva!»

«Hm...¿Qué?»

«¡Hay nieve por todos lados! ¡Ven a ver!»

Tiró del edredón, descubriendo el cuerpo de la joven. Asaltada por una inesperada corriente fría de aire, se estremeció, pero se levantó para ir a ver el paisaje blanco inmaculado que presentaba el jardín.

«Wow. Ella tenía razón»

«Vamos a poder jugar en la nieve, ¿no?»

«Nosotros...Sí, vamos a hacer eso» Ver a su hijo tan feliz, hinchaba el corazón de Elena. «Venga, corre a vestirte, vamos a divertirnos un poco»

«¡Sí!»

Salió tan rápido como había entrado y Elena apenas tuvo tiempo de ponerse unos vaqueros y un suéter cuando su hijo ya estaba de vuelta en la habitación.

«¿Y Yulia?»

Elena echó una ojeada a su reloj.

«Todavía es temprano, vamos a dejarla dormir. Vamos»

Bajaron las escaleras discretamente y abrieron la puerta principal antes de rodear la casa e ir al jardín, en la parte de atrás.

Sin esperar, Samir corrió hacia un inmenso manzano y comenzó a hacer sus reservas de bolas de nieve, y su madre hacía lo mismo por su lado, detrás de un banco de piedra no muy lejos.

«Sería mejor que te rindieras, chico, ya que si crees que te voy a dar una mínima oportunidad porque eres pequeño y mi hijo, sueñas»

«¡Nada de piedad!» lanzó él, escondido tras el árbol.

«Tú lo has querido»

Elena comenzó las hostilidades lanzando las bolas de nieve como una metralleta. Samir esperó pacientemente a que ella agotara su munición antes de bombardearla a su vez, saliendo por un lateral, rodando por el suelo, como un soldado en combate. Se arrastró hacia un arbusto, más o menos frondoso, recogiendo por el camino más nieve para poder hacer una buena cantidad de bolas.

«¡Ríndete, no estás a la altura!»

«¡Ni lo sueñes!» gritó Samir «¡Granada!» dijo lanzando dos bolas por encima del arbusto que aterrizaron a los pies de Elena.

«¡Maldito pequeño...mocoso!» refunfuñó ella antes de esconderse tras el manzano. La batalla sería cruda y difícil, pero ella estaba bien decidida a no tirar la toalla.

Yulia, sorprendentemente, había dormido bien. Habría podido quedarse en la cama un rato más si esos ruidos de fondo hubiesen cesado. ¿Gritos? No...Risas...Como un eco lejano, cuando uno se está casi despertando y las cosas y los ruidos que nos rodean se van haciendo, poco a poco, más definidos. Frunció el ceño antes de escuchar una risa más alta, más pronunciada.

Entonces se despertó y se incorporó. Mientras se peinaba los cabellos, salió de la cama y miró por la ventana: fuera, en su jardín, vio a Elena y a Samir jugando en la nieve. Parecían correr uno tras otro lanzándose bolas de nieve. Yulia no pudo evitar sonreír ante la cara iluminada por la felicidad que presentaba Elena.

Lanzó una mirada a su reloj y se vistió rápidamente antes de bajar.

Fuera, Elena y Samir finalmente habían abandonado su batalla para consagrase a la construcción de un muñeco de nieve cuando Yulia salió, cubierta por un gran abrigo.

«¡Hey, Yulia!» dijo Samir, con las mejillas rojas por el frío.

Elena se dio la vuelta y le hizo una señal con la mano a la que ella respondió, antes de girarse otra vez hacia el muñeco.

«He hecho chocolate y tostadas si queréis»

«Oh...Muy amable. Samir, ¿hacemos un descanso?»

«Ok»

Llegaron con los pantalones tan empapados como los cabellos.

«¡Gané la batalla!» dijo orgullosamente Samir.

«¿Estás de broma? ¡YO he ganado!»

«No, fui yo»

Yulia se divertía al ver que, al final, no tenía bajo su techo a uno, sino a dos niños.

«Venid a calentaros»

«Ha sido genial, hacía tanto tiempo que no me divertía tanto en la nieve como hoy»

«Tienes razón, chico»

«¿Lo volveremos a hacer después del desayuno? ¿Vendrá Yulia?»

«¿Qué? Euh...Yo....no soy mucho de nieve»

«Venga, es divertido» dijo Elena.

«Yo...ya veré»

Entonces, cada uno se bebió su brebaje, disfrutando del calor del hogar y del chocolate. Y cuando el desayuno acabó y Samir se vestía de nuevo para salir, Elena y Yulia, en la cocina, lavaban y secaban los platos.

«Gracias por este desayuno...»

«Con mucho gusto»

«Venga con nosotros» suplicó la bella pelirroja «Va a ser divertido»

«La nieve es húmeda, fría, pegajosa...¿Qué tiene de agradable?»

«Lo será porque yo estaré ahí» dijo ella pícaramente dándole un ligero golpe con el hombro. Pero ante la expresión poco convencida de Yulia, Elena lo dejó estar «Bueno, entonces hasta luego»

Elena desapareció, se puso su abrigo y se reunió con su hijo en el exterior que ya había retomado la construcción del muñeco.

«¿Yulia no viene?»

«Por el momento no...No es muy fan de la nieve»

«Oh...»

«Bien, vamos...¿Hacemos los brazos? ¡Búscame ramas!»

«¡Ah, no, vamos a hacer los brazos de nieve!»

«¿Qué? No, ¡menudo quebradero de cabeza para hacer que la nieve se mantenga! ¡Poner ramas es más sencillo!»

«Mamá...» gimió el pequeño.

«Hey, me vas a escuchar, ¡soy tu madre!» Un momento de silencio se hizo cuando el pequeño miró fijamente a su madre con una expresión medio divertida, medio consternada por esa autoridad fuera de lugar y que sonaba terriblemente falsa, hasta el punto que la misma Elena se dio cuenta. Ella reviró los ojos y balanceó los brazos. «Ok, ok, ¡adelante con la nieve!»

Samir sonrió, victorioso, y empezó a juntar cerca de él un montón de nieve. Al cabo de diez minutos, alzó la cabeza y esbozó una gran sonrisa.

«Hey...»

Elena entonces se incorporó y miró a su hijo.

«¿Qué?»

Por toda respuesta, él hizo un movimiento con la cabeza y Elena se dio la vuelta para ver a Yulia fuera, envuelta en un gran abrigo, caminando hacia ellos.

Sin decir palabra, la bella morena se colocó al lado de Elena y esta, toda sonriente, le dio un ligero empujón con el hombro. Yulia entonces le sonrió.

«Entonces, ¿qué estáis haciendo?»

«¡Hacemos los brazos del muñeco de nieve!» dijo Samir.

«Sí, pero hay que decir que no está nada claro...Te había dicho que era mejor usar ramas. Con la nieve la vamos a fastidiar» añadió ella ante la expresión perpleja de Yulia que intentaba comprender la situación.

«Y si...¿Y si utilizáis ramas y después las recubrís con nieve? De esa manera se mantendrá»

Samir y Elena intercambiaron una mirada como diciéndose «¿Por qué no lo habíamos pensado antes?» y Elena le sonrió.

«Pero...después de usted, señorita Volkova»

Yulia arqueó una ceja, como si el desafío que le imponía Elena fuese insuperable, echó un vistazo por su jardín y volvió unos segundos más tarde con dos buenas ramas, dio una a Samir mientras que ella plantaba la otra en el lateral izquierdo del muñeco.

«Ahora tú Samir» El pequeño imitó a Yulia y clavó la rama en la nieve «Ahora, solo hay que cubrirlas de nieve»

«¡Adelante!» dijo Elena.

Y los tres se pusieron a la tarea de construir los brazos del muñeco de nieve. Y al cabo de unos buenos quince minutos, su Jack Frost tenía dos hermosos brazos de los que Samir estaba bastante orgulloso.

«¡Ha quedado bonito!»

«Sí, podemos estar orgullosos de nosotros» dijo Elena agarrando a Yulia por los hombros «Y ahora...¿Y si coronamos a nuestra recién llegada, eh Samir?»

Intercambiaron una mirada cómplice, lo que no tranquilizó a Yulia.

«¿Qué...?»

Pero antes de que pudiera decir o hacer alguna cosa, Elena la agarró por la cintura y la tiró sobre la nieve, colocándose a horcajadas sobre ella.

«Venga, Samir, ¡la tengo!»

«¿Qué? ¡Pero...Señorita Katina! ¡Le prohíbo que...!»

Y cuando Samir apareció, con una bola de nieve en cada mano, Yulia luchó para no ver la sentencia caerle encima como una hoja de guillotina.

Y en el momento en que Samir iba a lanzar su munición sobre la bella morena, esta se deshizo, como una anguila, del agarre de Elena, tan rápido y hábilmente que cuando las bolas de nieve cayeron, fue Elena la que las recibió en plena cara.

«¡HEY!» Yulia se arrastró por la nieve para escapar, pero Elena la agarró deprisa. «¿A dónde va de esa manera?» dijo ella pícaramente.

«Señorita Katina, es usted infantil»

«No, soy combativa y usted, señorita Volkova, va a perder esta batalla»

«¿Ah sí? ¿Quién dice que me voy a rendir?»

Sin una palabra más, Elena se levantó y se colocó tras el manzano mientras Samir se escondió tras el muñeco. Yulia estaba al descubierto y en poco segundos, Samir y Elena salieron de sus escondites, al mismo tiempo, y bombardearon con más o menos éxito a la bella morena y, en un momento de despiste, Yulia se llevó una bola bastante grande en plena cara, suspendiendo entonces todo movimiento. Samir se quedó de piedra ante el espectáculo, mientras que Elena, instigadora de ese majestuoso derechazo, se quedó sin voz, sintiéndose mal. El rostro de Yulia estaba empapado, resplandeciente con la nieve fundida, algunos de sus mechones habían recogido algunos copos. Con el rostro paralizado en una estupefacción sin nombre, Elena ya estaba lamentando su gesto.

«Yu...Yulia...» balbuceó ella, imaginándose la bronca que vendría. Yulia la fusiló con la mirada y Elena la vio apretar los puños...Samir se había quedado escondido tras el muñeco, sin atreverse a decir esta boca es mía.

Yulia dio un paso hacia Elena, esta desvió el rostro, cerrando los ojos, imaginándose los rayos de la bella morena abatiéndose sobre ella y finalmente...sintió un golpe frío en su cara. Abrió los ojos y vio a Yulia, con una ligera y taimada sonrisa en su cara, y con una bola de nieve en su mano izquierda.

Elena comprendió que acababa de recibir un fuerte cañonazo de la mano derecha de la bella morena.

«Se lo había dicho, señorita Katina, no juegue conmigo...Me horroriza perder»

«¿Ah sí? No he dicho mi última palabra»

Tras eso, corrió hasta ponerse detrás del manzano, mientras Yulia no se tomó la molestia ni de esconderse. Se precipitó hacia el árbol y, tomada por sorpresa, Elena no pudo hacer nada cuando Yulia la acorraló contra el tronco y acercó su rostro tan cerca al de ella que podía sentir su aliento en su piel.

«Usted...es una mala perdedora» la pelinegra sonrió e inclinó su cabeza ligeramente hacia un lado «Muy...mala...perdedora» Yulia se acercó hasta que sus narices se rozaron, y después sus labios. A Elena le habría gustado acortar esos milímetros, pero quería dejar la iniciativa a Yulia. Entonces, cerró los ojos, esperando el dulce contacto, pero al final, fue la nieve lo que sintió, chorreando por su cara.

Abrió rápidamente los ojos y, con Yulia aún apoyada en ella, se dio cuenta de que la joven acababa de plantarle en la cabeza un montón de nieve.

«¡Hey! ¡Eso no vale!» sin esperar, Elena la echó al suelo y se puso encima de ella «¡Me las va a pagar!»

«¿Y ahora? ¿Quién es la mala perdedora, señorita Katina?» dijo ella con una sonrisa.

Elena entonces se inclinó y la besó sin esperar.

«Tiene los labios helados...»

«¿Mamá?»

Samir acababa de salir de su escondite y vio a su madre encima de Yulia. En ese momento, las dos mujeres se alzaron.

«Creo que quedamos en empate, ¿no?»

«Ciertamente» respondió Yulia, las mejillas enrojecidas «Deberíamos entrar, comienza a hacer frío. Y aún tenemos que decorar la casa, ¿verdad Samir?»

«¡Genial!»

Samir caminó por delante, mientras Elena deslizaba una mano en la de Yulia, que le lanzó una ligera sonrisa divertida.

De vuelta en la casa, cada uno tomó una ducha bien caliente antes de cambiarse y de empezar con las cosas serias: Elena se encargó del exterior mientras Yulia se ocupaba de los pequeños adornos y otras fruslerías de Navidad. Samir, por su parte, se había ofrecido para decorar el interior.

«Su casa está más bonita así» dijo él al constatar el cambio en el salón.

Yulia había acabado de vestir una mesa con los colores de la Navidad, mantel rojo y verde, velas rojas, vajilla blanca, cuando pudo constatar los esfuerzos de Samir para hacer de su casa un hogar más cálido en ese periodo de fiestas.

«Efectivamente. Gracias otra vez Samir»

«Ningún problema. ¿Vamos a ver cómo mi madre se las ingenia fuera?»

«Ponte el abrigo»

Algunos segundos más tarde, pudieron constatar que Elena había puesto guirnaldas en los canalones, una corona de muérdago encima de la puerta de la entrada y Yulia vio con sorpresa un Papá Noel y sus renos en el jardín.

«Buen trabajo, señorita Katina»

«Gracias Yulia. ¡Todo esto me ha abierto el apetito!»

«La comida está lista»

«Está super bonito, mamá. ¡Ahora, solo falta el árbol!»

«Si Yulia está de acuerdo, iremos a buscarlo esta tarde, ¿ok?» dijo ella girándose hacia Yulia.

«De acuerdo»

En la mesa, Samir no escatimaba elogios para la decoración de la casa y se mostraba un experto en lo que al árbol se refería.

«¡Deberá tocar el techo! ¡Tendrá que ser también frondoso!»

«Samir, calma...»

Yulia se divertía viendo a la pequeña pareja.

«Pareces un profesional en el tema, Samir»

«Sí, en casa no tenemos la ocasión para ver un gran árbol, pero aquí, la casa es super grande»

«Estoy contenta de que mi casa te guste»

«Sí...Sería genial una casa como esta para vivir» dijo él mientras se zampaba el resto de su pollo mientras las dos mujeres intercambiaban una rápida mirada cargada de sobreentendidos que las palabras del muchacho había sugerido, y de los que él no tenía consciencia.

Después de un breve momento de tranquilidad, la comida concluyó y Elena ordenó a su hijo que fuera a prepararse para salir.

«Entonces, ¿hay algún sitio donde se puedan encontrar buenos abetos?»

«Solo sé de uno»

«¡Ok!»

Y mientras las dos mujeres quitaban la mesa y se dirigían a la cocina, Elena la aferró pegándose a su espalda.

«Señorita Katina, ¿qué hace?»

«Se ve, ¿no? No hemos tenido mucho contacto...»

«Solo lleva aquí un día»

«¿Eso quiere decir que durante las vacaciones...podría pasar algo?»

«...»

«Hey...» ella relajó el agarre e hizo que se girara hacia ella «Es una broma, ¿ok? No sé lo que la incomoda de esa manera...Es Samir, ¿es eso? Pero ya le he dicho que está al corriente, y está de acuerdo con ello»

«Lo sé, pero...Es la primera vez, después de lo pasado, que vuelvo a celebrar la Navidad...Y que no estoy sola en estas fechas»

Elena entonces le sonrió y le dio un beso en la mejilla.

«Ahora estamos aquí» Deslizó sus labios sobre los carnosos de la bella morena y comenzó un fogoso beso. Pero rápidamente, Yulia la detuvo al escuchar que Samir bajaba.

«Estoy listo»

«Ok, chico, partimos para la operación "Árbol de Navidad"»

«¿La operación "Árbol de Navidad? ¿Eso qué es?» preguntó Yulia.

«Samir adora poner nombre de comando a todo lo que hace»

«¿Vamos?»

«Sí, sí, vamos, ¡adelante!»

El negocio no estaba lejos y Yulia había tomado la decisión de ir caminando. Hombro contra hombro, las dos mujeres miraban a Samir, a unos pasos por delante, saltando de alegría. Elena intentó varias veces coger la mano de la bella morena, pero, a veces no se atrevía o cuando lo hacía era rechazada.

«Aquí es»

Yulia entró, seguida de Samir y después Elena.

«Buenas...¡Oh, Yulia!»

«Marco»

El anciano, de rostro amigable, la abrazó afectuosamente ante la mirada medio de sorpresa, medio de perplejidad de Elena. Así que Yulia creyó oportuno explicarse.

«Elena, le presento a Marco, una amigo de la familia»

«Encantado señora»

«Encantada. ¿Conoce a Yulia desde hace mucho tiempo?»

«Oh, desde que era una niña, una hermosa niña»

«Ah, bien, cuénteme más»

«¡Señorita Katina! No es el momento. Bueno, Marco, buscamos un abeto»

«¿Un abeto?»

«Sí, este encantador muchacho, aquí presente, le gustaría un...»

«...¡un frondoso y gran abeto!» dijo Samir entusiasmado.

«¿Y cómo se llama este encantador pequeño?» preguntó Marco agachándose ante él.

«Me llamo Samir, soy su hijo» dijo señalando con el dedo a Elena.

Marco se alzó y llevó al pequeño grupo a la trasera de la tienda donde se encontraban unos treinta abetos de diferentes medidas y frondosidad.

«Wow» dijo atónito el pequeño que no perdió tiempo en deslizarse entre los árboles.

«Os dejo mirar. Llamadme cuando hayáis encontrado uno a vuestro gusto»

«Gracias Marco»

El hombre desapareció, dejando a las mujeres a solas.

«Entonces, un amigo de la familia, ¿eh?»

«Sí. Es más, usted conoce a su hijo»

«...»

«August»

«¿August? ¿El del Rabbit Hole?»

«Se lo había dicho, ¿no? Que August y yo nos conocíamos desde hacía mucho tiempo»

«...»

«¡Mamá, ven a ver este!» Elena dio por terminada esa espinosa conversación y se dirigió hacia donde estaba su hijo, seguida de cerca por Yulia «¿Qué te parece?»

«Está...está bien. Pero es Yulia a quien deberías preguntar. Después de todo es su salón el que va a ser ocupado por ese abeto»

«¿Yulia?»

El pequeño puso su más hermosa sonrisa, acompañada de sus ojos de cocker, que tanto funcionaban con su madre, constatando que también funcionaban con la bella morena.

«Está bien»

«¡Super!»

«Voy a decirle a Marco que nos lo envíe»

Y una hora más tarde, y después de algunos cambios en los muebles, el árbol encontró su sitio cerca de la chimenea, y Samir no perdió tiempo para decorarlo con la ayuda de Elena y Yulia.

«Está bonito, ¿no?» contempló el pequeño su obra de la que, evidentemente, estaba orgulloso.

«Es magnífico» afirmó Yulia que no había visto decorada su casa por Navidad desde hacía años.

«¿Crees que de verdad a Yulia le gusta? El árbol, quiero decir»

«Ha quedado genial y ella está muy contenta, créeme. Venga, duérmete»

«Mamá...»

«¿Sí?»

«Estoy bien aquí, van a ser unas Navidades geniales»

Elena besó a su hijo en la frente antes de salir, con una sonrisa en los labios. Y cuando estaba decidida a entrar en su habitación, una luz proveniente del cuarto de Yulia llamó su atención. Curiosa, avanzó con silencioso paso para intentar mirar por la abertura de la puerta entreabierta.

La habitación parecía vacía, Elena empujó un poco más y de repente vio a Yulia, de espalda, el torso desnudo, desabotonándose los pantalones.

La bella pelirroja se mordió el labio inferior deleitándose con el espectáculo y cuando Yulia dejó caer los pantalones al suelo dejando a la vista su tanga de encaje negro, Elena contuvo la respiración. Repasó con deseo las curvas de la bella morena hasta olvidar que estaba espiándola.

«¿Le gusta, señorita Katina?»

Cogida con las manos en la masa, se sobresaltó y se quedó de piedra. Después de recobrar su respiración y haberse recompuesto, Elena entró en la habitación para encontrarse ya a Yulia vestida con un picardías color burdeos.

«Euh...¿qué?»

«Decía: ¿le gusta lo que ve, señorita Katina? No pensaba que usted fuera voyeur»

«No, de hecho...No, no es eso...Pero, en fin...»

«Es inútil que se justifique, no serviría de nada»

«...»

«Bien, acérquese, ahora que ya está aquí»

Elena esbozó una sonrisa y, cuando iba a coger a Yulia en sus brazos, esta la frenó poniendo una mano en su torso.

«¿He dicho que haga algo más que entrar?»

«¿En serio?»

«Estoy agotada esta noche...»

«Y yo en plena forma. Podría aguantar por las dos»

«Es inhumanamente imposible creer que me mantendría inactiva, querida»

«¿Ah sí? ¿Dominadora?»

«No tiene idea»

«¿Incluido con las mujeres con las que usted es una novata?»

«Sobre todo con las mujeres con las que soy novata»

«Interesante»

Elena, entonces, deslizó sus manos por las caderas de Yulia y se pegó a ella.

«Juega con fuego, señorita Katina, se va a quemar»

«Entonces, usted me curará...» dijo ella antes de besarla lánguidamente, provocando un ligero gemido a Yulia. Y esta al darse cuenta, la empujó. Elena se limpió la boca con el dorso de la mano, una sonrisa satisfecha en el rostro. La bella morena la agarró por el cuello de la camisa y la tiró violentamente sobre la cama. Elena sonrió...Esa noche, podría disfrutar plenamente de su profesora.

🔜

Hola nenas, feliz día Internacional del trabajador... Nos leemos luego en la otra historia, que también tendrá su capitulo hoy.

Feliz día 🎆
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Mensaje por LeaAgronsky 5/1/2024, 2:20 pm

Los tres se ven lindos compartiendo en familia 😍 feliz día también a ti
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Mensaje por Volkatin_420 5/1/2024, 6:27 pm

Amo los días de nevada 😍 simplemente son geniales. Me encanta Samir porque es tan tierno y vaya... Las chicas pasarán una noche genial y hot
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Mensaje por Corderito_Agron 5/2/2024, 10:02 am

Yulia debería dejar de ser tan quisquillosa y vieja prematura hahahaha
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Mensaje por soy_yulia_volkova 5/2/2024, 3:53 pm

Ambas historias son buenas 😃 así que aprovecho este espacio para aclamar las dos, porque las dos me gustan en las tra tramas..gracias por compartirlas
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Mensaje por Veroska 5/2/2024, 11:33 pm

Oh.. se ve lindo la pequeña familia que se está formando y un niño siempre da el plus de alegría... Y una parte de la diversión de Lena ya va empezar lol y pensar que es apenas el primer día de los 15 de Lenita... Bien! Jajaja gracias Xander por el capítulo, estuvo lindo y feliz día del trabajador atrasado

Oh feliz día atrasado...
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CLASES PARTICULARES - Página 3 Empty Re: CLASES PARTICULARES

Mensaje por Fati20 5/3/2024, 11:10 pm

A mi me parece sexy esa actitud correcta y dominante de Julia 😏😏😏 al final Lena consigue la acción q quiere. Saludos cariño I love youI love you😘😘
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