Ms. Volkova
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Ms. Volkova
Capítulo 1: Primer atisbo de oscuridad.
Hay algunas personas que piensan que su vida es un asco, personas que odian no poder mostrar quienes realmente son, hay personas que ocultan su verdadero yo detrás de una máscara agradable, más acorde a lo que la gente espera de ellos. Ella particularmente siempre había dado la imagen de ser una excelente criminalista, una esposa devota y una madre sin precedentes. Siempre pensó que todos odiarían su verdadero yo, que la tacharían de indigna para la sociedad, su mente albergaba otros pensamientos ajenos a los que hacía públicos día a día a las personas que convivían, trabajaban o simplemente se cruzaban con ella; para todos era un modelo de ciudadana, quizá no se le daba muy bien la política y odiaba la burocracia pero nadie podía negar que era la mejor en su campo.
Deambulaba por los pasillos de ese frío laboratorio, prisionera de pensamientos sangrientos que sabía no podía dejar aflorasen inundando su casi perfecta realidad. Cada figura, cada rostro...era como si quisiese matarlos a todos, saciar su sed de muerte, pero debía controlarse, su alter ago no debía apoderarse de ella, debía permanecer oculto en las tinieblas, en las sombras, en lo más recóndito de su mente. Lo único que podía hacer era refugiarse en su memoria, recordar aquellos tiempos en los que su otro lado salió a la luz sin que nadie pudiese verlo, recordar como en las noches se transformaba en un ser siniestro que mataba a sus anchas sin ser nunca visto, mucho menos atrapado.
Una voz femenina la sacó de su mundo de fantasías, sabía a la perfección de quién se trataba, pues esa voz era inconfundible, más aun lo era su perfume tan peculiar, siempre se había tirado a lo clásico, su perfume lo evidenciaba pues usaba el Clásico de Carolina Herrera; su cabello rubio cayendo sobre sus hombros desnudos, sus ojos claros que lograrían hipnotizar hasta al más astuto mago. Sin embargo ella simplemente la podía imaginar de dos formas, una de ellas era íntegramente desnuda saciando su deseo, sirviéndole como instrumento sexual y la otra era más oscura y terrible, la imaginaba muerta, pensaba cómo sería matarla, la sensación que se apoderaría de su ser al hacerlo, aunque era consciente de que debía doblegar a la bestia brutal que permanecía escondida en su interior, escondida pero luchando cada vez con mayor fuerza para alcanzar la luz.
-Estás bien?, me escuchas?- chascó los dedos delante de su cara, demasiado cerca de su nariz haciendo que volviese a esa realidad que detestaba, a ese mundo que creía no era para ella.
-Qué? discúlpame cariño, es que tu belleza infinita hace que mi mente se pierda en pensamientos pocos sanos- y realmente eran pocos sanos, la imagen de su esposa yaciendo muerta a sus pies era la que más preponderancia tenía.
- Creo que deberías tomarte un descanso y dejarte llevar por esos pensamientos pocos sanos - depositó un beso suave en sus labios a la par que cerraba sus ojos intentando aumentar el placer de aquel pequeño encuentro.
<<Si supieras cuáles son esos pensamientos no me estarías pidiendo que los hiciera realidad, si tan solo supieras quién soy, si conocieras mi verdadero ser, jamás volverías a abrir los ojos por el temor que te causaría mi presencia>>
-No creo que sea el lugar indicado para esto... - sentía como la frialdad de su alma se apoderaba de sus manos y las gotas de sudor helado que comenzaban a empapar su frente.
-Yo creo que es hora de una aventura- sus manos recorrían su pecho, su cuello, su nuca, intentando buscar la afirmación a su propuesta.
- No podemos, recuerda que Viktoria vendrá hoy porque irá conmigo a una escena del crimen, no sé qué es este ataque repentino de amor hacia la criminología- no pudo evitar pensar cómo había llegado ella misma a ese trabajo, no podía estar lejos de la muerte, necesitaba al menos ver unos ojos oscurecidos tras haber perdido el brillo inequívoco que brinda la vida, aunque no hubiese sido ella misma quien los hizo oscurecer.
- Envía a Artem, él podrá hacerlo, además Vika se lleva muy bien con él- iba marcando un sendero de besos directo a su boca.
-Anna Abroskina , tú enviarías a Polina a hacer compras con Viktoria si ella te pidiera que fueses con ella? y peor aún, si fuese a comprar... su vestido de graduación?
- Pero este no es un vestido de graduación.
-Pero si es su primer paso hacia lo que podría ser su profesión- se separó de ella y se sentó en su escritorio.
- Las cosas que hace una por los hijos - bufó y salió en dirección a la sala de evidencias, mientras Yulia Volkova, Dra. en Entomología, licenciada en física y analista en materiales y elementos, volvía a perderse en sus oscuros recuerdos y las imágenes de aquella noche en que debió escapar para siempre de su vida de crimen y masacre, inundaban su mente.
Hay algunas personas que piensan que su vida es un asco, personas que odian no poder mostrar quienes realmente son, hay personas que ocultan su verdadero yo detrás de una máscara agradable, más acorde a lo que la gente espera de ellos. Ella particularmente siempre había dado la imagen de ser una excelente criminalista, una esposa devota y una madre sin precedentes. Siempre pensó que todos odiarían su verdadero yo, que la tacharían de indigna para la sociedad, su mente albergaba otros pensamientos ajenos a los que hacía públicos día a día a las personas que convivían, trabajaban o simplemente se cruzaban con ella; para todos era un modelo de ciudadana, quizá no se le daba muy bien la política y odiaba la burocracia pero nadie podía negar que era la mejor en su campo.
Deambulaba por los pasillos de ese frío laboratorio, prisionera de pensamientos sangrientos que sabía no podía dejar aflorasen inundando su casi perfecta realidad. Cada figura, cada rostro...era como si quisiese matarlos a todos, saciar su sed de muerte, pero debía controlarse, su alter ago no debía apoderarse de ella, debía permanecer oculto en las tinieblas, en las sombras, en lo más recóndito de su mente. Lo único que podía hacer era refugiarse en su memoria, recordar aquellos tiempos en los que su otro lado salió a la luz sin que nadie pudiese verlo, recordar como en las noches se transformaba en un ser siniestro que mataba a sus anchas sin ser nunca visto, mucho menos atrapado.
Una voz femenina la sacó de su mundo de fantasías, sabía a la perfección de quién se trataba, pues esa voz era inconfundible, más aun lo era su perfume tan peculiar, siempre se había tirado a lo clásico, su perfume lo evidenciaba pues usaba el Clásico de Carolina Herrera; su cabello rubio cayendo sobre sus hombros desnudos, sus ojos claros que lograrían hipnotizar hasta al más astuto mago. Sin embargo ella simplemente la podía imaginar de dos formas, una de ellas era íntegramente desnuda saciando su deseo, sirviéndole como instrumento sexual y la otra era más oscura y terrible, la imaginaba muerta, pensaba cómo sería matarla, la sensación que se apoderaría de su ser al hacerlo, aunque era consciente de que debía doblegar a la bestia brutal que permanecía escondida en su interior, escondida pero luchando cada vez con mayor fuerza para alcanzar la luz.
-Estás bien?, me escuchas?- chascó los dedos delante de su cara, demasiado cerca de su nariz haciendo que volviese a esa realidad que detestaba, a ese mundo que creía no era para ella.
-Qué? discúlpame cariño, es que tu belleza infinita hace que mi mente se pierda en pensamientos pocos sanos- y realmente eran pocos sanos, la imagen de su esposa yaciendo muerta a sus pies era la que más preponderancia tenía.
- Creo que deberías tomarte un descanso y dejarte llevar por esos pensamientos pocos sanos - depositó un beso suave en sus labios a la par que cerraba sus ojos intentando aumentar el placer de aquel pequeño encuentro.
<<Si supieras cuáles son esos pensamientos no me estarías pidiendo que los hiciera realidad, si tan solo supieras quién soy, si conocieras mi verdadero ser, jamás volverías a abrir los ojos por el temor que te causaría mi presencia>>
-No creo que sea el lugar indicado para esto... - sentía como la frialdad de su alma se apoderaba de sus manos y las gotas de sudor helado que comenzaban a empapar su frente.
-Yo creo que es hora de una aventura- sus manos recorrían su pecho, su cuello, su nuca, intentando buscar la afirmación a su propuesta.
- No podemos, recuerda que Viktoria vendrá hoy porque irá conmigo a una escena del crimen, no sé qué es este ataque repentino de amor hacia la criminología- no pudo evitar pensar cómo había llegado ella misma a ese trabajo, no podía estar lejos de la muerte, necesitaba al menos ver unos ojos oscurecidos tras haber perdido el brillo inequívoco que brinda la vida, aunque no hubiese sido ella misma quien los hizo oscurecer.
- Envía a Artem, él podrá hacerlo, además Vika se lleva muy bien con él- iba marcando un sendero de besos directo a su boca.
-Anna Abroskina , tú enviarías a Polina a hacer compras con Viktoria si ella te pidiera que fueses con ella? y peor aún, si fuese a comprar... su vestido de graduación?
- Pero este no es un vestido de graduación.
-Pero si es su primer paso hacia lo que podría ser su profesión- se separó de ella y se sentó en su escritorio.
- Las cosas que hace una por los hijos - bufó y salió en dirección a la sala de evidencias, mientras Yulia Volkova, Dra. en Entomología, licenciada en física y analista en materiales y elementos, volvía a perderse en sus oscuros recuerdos y las imágenes de aquella noche en que debió escapar para siempre de su vida de crimen y masacre, inundaban su mente.
Jowy- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 08/01/2016
Edad : 30
Localización : New York
Re: Ms. Volkova
Capítulo 2: Los fantasmas que todo lo vieron.
La llamada de su hija para avisarle que no podría acudir a su esperada "iniciación" en el mundo de la muerte, como Vika solía llamarle, le causó un gran alivio, más aún la que ella le hizo a su esposa anunciándole que no llegaría a casa en al menos uno o dos días pues una escena en Pestovo, una ciudad entre Moscú y St Petersburgo, requería su presencia. Mientras manejaba por la autopista pensaba en aquel hombre y en aquella niña, los únicos testigos vivientes de sus crímenes, los únicos que lograron vivir un tiempo más, los otros habían muerto al instante de ver su cara. Kiril Yegórov ., detective de homicidios de la Ciudad de San Petersburgo lo había visto huir de una escena y había jurado darle caza antes de que volviera a cometer otro crimen, jamás hubiese imaginado que la victima sería él.
Le gustaba hacerse creer a sí misma que nadie jamás la había visto, pero no había mentira más grande, pues dos fantasmas de su pasado la perseguían aún, uno había muerto en sus manos pero aún la torturaba en pesadillas, el otro seguía rondando por la tierra, en algún lugar lejano, a salvo de los peligros de sus sangrientas manos. <<Algún día te encontraré Elena Yegórova, algún día volverás a ver mis ojos como aquella noche cuando viste cómo le volaba la cabeza a tu padre y huiste de mí sin que pudiera encontrarte>>
El vehículo agarró un bache lo que provocó que volviera a la realidad cuando sintió la irregularidad en el camino, sus murallas se hacían cada vez más débiles, las idas a Alcohólicos Anónimos ya no le resultaban igual de útiles que antes, "Para cada afección hay un tratamiento" y era evidente que para la suya... esas terapias enfocadas a curar la adicción al alcohol no le eran 100% eficaces.
Aquella carretera llena de baches le recordaba a su vida, llena de escollos, idas y vueltas, senderos ocultos, atajos y salidas rápidas.
Una infancia difícil, sus inicios en el crimen, su primera víctima, su huida, su boda y su hija; la segunda etapa de su miserable vida había sido planeada meticulosamente, intentando crear una especie de espejismo que ocultara su verdadera faz. Poco a poco “La loba” intentaba volver a la vida, retomar el control de sus actos y someterla al poder de la tentación.
<<Pronto mi sed de sangre será más fuerte que mis fuerzas y volveré a caer en las redes de las tinieblas. Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que si puedo y la sabiduría para conocer la diferencia; viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez; aceptando las adversidades como un camino hacia la paz; pidiendo, como lo hizo Dios, en este mundo pecador tal y como es y no como me gustaría que fuera; creyendo que Tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a Tu voluntad; de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz Contigo en la siguiente. Amen. >> La Oración de la Serenidad escrita por Reinhold Niebuhr se había convertido en su preferida pues creía que reunía todos los deseos de su corazón.
Mientras tanto en una ciudad al noroeste de la Federación de Rusia una detective de homicidios guardaba en un cajón el expediente del asesino sin rostro.
La llamada de su hija para avisarle que no podría acudir a su esperada "iniciación" en el mundo de la muerte, como Vika solía llamarle, le causó un gran alivio, más aún la que ella le hizo a su esposa anunciándole que no llegaría a casa en al menos uno o dos días pues una escena en Pestovo, una ciudad entre Moscú y St Petersburgo, requería su presencia. Mientras manejaba por la autopista pensaba en aquel hombre y en aquella niña, los únicos testigos vivientes de sus crímenes, los únicos que lograron vivir un tiempo más, los otros habían muerto al instante de ver su cara. Kiril Yegórov ., detective de homicidios de la Ciudad de San Petersburgo lo había visto huir de una escena y había jurado darle caza antes de que volviera a cometer otro crimen, jamás hubiese imaginado que la victima sería él.
Le gustaba hacerse creer a sí misma que nadie jamás la había visto, pero no había mentira más grande, pues dos fantasmas de su pasado la perseguían aún, uno había muerto en sus manos pero aún la torturaba en pesadillas, el otro seguía rondando por la tierra, en algún lugar lejano, a salvo de los peligros de sus sangrientas manos. <<Algún día te encontraré Elena Yegórova, algún día volverás a ver mis ojos como aquella noche cuando viste cómo le volaba la cabeza a tu padre y huiste de mí sin que pudiera encontrarte>>
El vehículo agarró un bache lo que provocó que volviera a la realidad cuando sintió la irregularidad en el camino, sus murallas se hacían cada vez más débiles, las idas a Alcohólicos Anónimos ya no le resultaban igual de útiles que antes, "Para cada afección hay un tratamiento" y era evidente que para la suya... esas terapias enfocadas a curar la adicción al alcohol no le eran 100% eficaces.
Aquella carretera llena de baches le recordaba a su vida, llena de escollos, idas y vueltas, senderos ocultos, atajos y salidas rápidas.
Una infancia difícil, sus inicios en el crimen, su primera víctima, su huida, su boda y su hija; la segunda etapa de su miserable vida había sido planeada meticulosamente, intentando crear una especie de espejismo que ocultara su verdadera faz. Poco a poco “La loba” intentaba volver a la vida, retomar el control de sus actos y someterla al poder de la tentación.
<<Pronto mi sed de sangre será más fuerte que mis fuerzas y volveré a caer en las redes de las tinieblas. Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que si puedo y la sabiduría para conocer la diferencia; viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez; aceptando las adversidades como un camino hacia la paz; pidiendo, como lo hizo Dios, en este mundo pecador tal y como es y no como me gustaría que fuera; creyendo que Tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a Tu voluntad; de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz Contigo en la siguiente. Amen. >> La Oración de la Serenidad escrita por Reinhold Niebuhr se había convertido en su preferida pues creía que reunía todos los deseos de su corazón.
Mientras tanto en una ciudad al noroeste de la Federación de Rusia una detective de homicidios guardaba en un cajón el expediente del asesino sin rostro.
Jowy- Mensajes : 22
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Re: Ms. Volkova
Capítulo 3: Cara a Cara con la tentación.
Pestovo es el hogar de unos cuantos cientos de almas, dentro de los cuales se encontraba un asesino. Estacionó el auto frente a la oficina del alguacil, descendió del vehiculo y el frio chocó contra sus mejillas haciendo que un color gelido se apoderara de ellas. – Usted debe ser la sabionda que enviaron a resolver el caso del decapitado- su uniforme y la insignia en su pecho hacían absurdamente evidente quién era
-Supongo que si…y usted es el alguacil- lo escrutó con la mirada como buscando respuestas a una pregunta que su mente no terminaba de formular
–No, yo soy el sheriff del pueblo- sacó la pistola e hizo señales de disparar acompañado con el respectivo ruido ridículo hecho con la boca. Yulia temió encontrarse con el asesino cara a cara tan rápido, creyó que su vida acabaría antes de tener tiempo de pensar en ello, pero solo era un juego hecho por un payaso barato de circo.
-Mijail, te he dicho que no asustes a los turistas, sino este pueblo irá en decadencia. Imagínate los titulares “Falso Sheriff ahuyenta a turistas en un pequeño pueblo Ruso y el alguacil le pega un tiro por echar a perder semejante negocio turístico”
-Oye viejo no es para tanto, además esta no es una cliente, sino la sabionda de la capital, no podía dejar de darme el lujo de darle un sustito- se dirigió hacia unas estructuras viejas que permanecían de pie al fondo del lugar.
-Discúlpelo, le caen mal los de la capital, dice que arruinan la tranquilidad de este sitio, aunque a decir verdad… esto sería un cementerio sin ustedes- le pasó la mano – Grigor Dimitrov, soy el comisario.
-Mucho gusto, Yulia Volkova- vio como su guía soltaba su mano y se adentraba a la comisaría- dónde está el cadáver, quisiera empezar lo antes posible a examinarlo.
-Qué apuro tiene Dra.? Un poco de vodka? – abrió el cajón de su escritorio, sacó una pequeña botella y dos vasos.
-No cree que es demasiado temprano para beber?
-No hay muchas cosas que hacer por aquí… la gente se entretiene con lo que puede o tiene- le extendió un vaso – vamos beba una copa y después la llevo a la escena.
-Acaso quiere emborracharme? Tan malo es lo que hay allá que no quiere que lo vea con mis 5 sentidos a pleno?- tomó el vaso y cuando aquel hombre se descuidó vertió el contenido en una maceta cercana.
-Claro que no, solo un hombre decapitado, uno de los tantos que usted habrá visto en la gran ciudad- bebió de un sorbo su bebida y se dirigieron a una casa vieja cubierta de enredaderas- Bienvenida a la gran Mansión Sidierov - mencionó irónicamente.
-Quién es el muerto?- cuando terminó de decir esto una de las maderas del piso cedió y su pie quedó atrapado por unos segundos.
-Está bien? Déjeme ayudarla, tenga cuidado con donde pisa… esta casa está aquí desde hace 2 siglos, nadie ha hecho mantenimiento en 50 años.
-Gracias por el dato… [lo tendré en cuenta maldito hijo de perra, lo pudiste haber dicho antes, mal nacido cabrón, te atravesaría el pecho con un cuchillo]… gracias
Llegaron a la habitación, en la cama yacía el cuerpo sin vida de un hombre, en el sillón que estaba junto a la ventana se encontraba su cabeza.
-Espeluznante eh! – el comisario se sentó en una silla ubicada no muy lejos de la otra ventana del cuarto mientras mascaba un poco de tabaco- el difunto era Nikolay Siderov, una especie de millonario excéntrico. La verdad se lo veía muy poco, no tenía contactos con nadie más que con la mujer que venía a limpiarle la casa una vez por semana.
-Su nombre?- Yulia había iniciado el análisis del cadáver, quería apresurar su traslado a Mocù, resolver el misterio y volver a disfrutar de la compañía de la mujer con la que podía sacar parte de su lado oscuro.
-Evgenia Plisetskaya, es una mujer mayor, tendrá unos 55 años pero es una luchadora y no ha dejado de trabajar aún estando enferma. Si me pregunta… ella no fue, quería demasiado al viejo Siderov, mejor dicho el dinero que él le pagaba.
-Necesito hablar con el forense de este lugar- el comisario río
-Bromea verdad doc? A duras penas me pagan mi salario y cree que tendríamos un forense?
-Un médico al menos?- recibió una negación por respuesta- Esto es deprimente, gente tirada a su suerte dispuesta a morir? El sueño de cualquier asesino, presa fresca y descuidada.
-Nada y será mejor que se apure Volkova, no queremos un asesino suelto en nuestras calles.
-Eso lo hubiesen pensado antes de llamarme…- una sonrisa leve se dibujó en su rostro.
Pestovo es el hogar de unos cuantos cientos de almas, dentro de los cuales se encontraba un asesino. Estacionó el auto frente a la oficina del alguacil, descendió del vehiculo y el frio chocó contra sus mejillas haciendo que un color gelido se apoderara de ellas. – Usted debe ser la sabionda que enviaron a resolver el caso del decapitado- su uniforme y la insignia en su pecho hacían absurdamente evidente quién era
-Supongo que si…y usted es el alguacil- lo escrutó con la mirada como buscando respuestas a una pregunta que su mente no terminaba de formular
–No, yo soy el sheriff del pueblo- sacó la pistola e hizo señales de disparar acompañado con el respectivo ruido ridículo hecho con la boca. Yulia temió encontrarse con el asesino cara a cara tan rápido, creyó que su vida acabaría antes de tener tiempo de pensar en ello, pero solo era un juego hecho por un payaso barato de circo.
-Mijail, te he dicho que no asustes a los turistas, sino este pueblo irá en decadencia. Imagínate los titulares “Falso Sheriff ahuyenta a turistas en un pequeño pueblo Ruso y el alguacil le pega un tiro por echar a perder semejante negocio turístico”
-Oye viejo no es para tanto, además esta no es una cliente, sino la sabionda de la capital, no podía dejar de darme el lujo de darle un sustito- se dirigió hacia unas estructuras viejas que permanecían de pie al fondo del lugar.
-Discúlpelo, le caen mal los de la capital, dice que arruinan la tranquilidad de este sitio, aunque a decir verdad… esto sería un cementerio sin ustedes- le pasó la mano – Grigor Dimitrov, soy el comisario.
-Mucho gusto, Yulia Volkova- vio como su guía soltaba su mano y se adentraba a la comisaría- dónde está el cadáver, quisiera empezar lo antes posible a examinarlo.
-Qué apuro tiene Dra.? Un poco de vodka? – abrió el cajón de su escritorio, sacó una pequeña botella y dos vasos.
-No cree que es demasiado temprano para beber?
-No hay muchas cosas que hacer por aquí… la gente se entretiene con lo que puede o tiene- le extendió un vaso – vamos beba una copa y después la llevo a la escena.
-Acaso quiere emborracharme? Tan malo es lo que hay allá que no quiere que lo vea con mis 5 sentidos a pleno?- tomó el vaso y cuando aquel hombre se descuidó vertió el contenido en una maceta cercana.
-Claro que no, solo un hombre decapitado, uno de los tantos que usted habrá visto en la gran ciudad- bebió de un sorbo su bebida y se dirigieron a una casa vieja cubierta de enredaderas- Bienvenida a la gran Mansión Sidierov - mencionó irónicamente.
-Quién es el muerto?- cuando terminó de decir esto una de las maderas del piso cedió y su pie quedó atrapado por unos segundos.
-Está bien? Déjeme ayudarla, tenga cuidado con donde pisa… esta casa está aquí desde hace 2 siglos, nadie ha hecho mantenimiento en 50 años.
-Gracias por el dato… [lo tendré en cuenta maldito hijo de perra, lo pudiste haber dicho antes, mal nacido cabrón, te atravesaría el pecho con un cuchillo]… gracias
Llegaron a la habitación, en la cama yacía el cuerpo sin vida de un hombre, en el sillón que estaba junto a la ventana se encontraba su cabeza.
-Espeluznante eh! – el comisario se sentó en una silla ubicada no muy lejos de la otra ventana del cuarto mientras mascaba un poco de tabaco- el difunto era Nikolay Siderov, una especie de millonario excéntrico. La verdad se lo veía muy poco, no tenía contactos con nadie más que con la mujer que venía a limpiarle la casa una vez por semana.
-Su nombre?- Yulia había iniciado el análisis del cadáver, quería apresurar su traslado a Mocù, resolver el misterio y volver a disfrutar de la compañía de la mujer con la que podía sacar parte de su lado oscuro.
-Evgenia Plisetskaya, es una mujer mayor, tendrá unos 55 años pero es una luchadora y no ha dejado de trabajar aún estando enferma. Si me pregunta… ella no fue, quería demasiado al viejo Siderov, mejor dicho el dinero que él le pagaba.
-Necesito hablar con el forense de este lugar- el comisario río
-Bromea verdad doc? A duras penas me pagan mi salario y cree que tendríamos un forense?
-Un médico al menos?- recibió una negación por respuesta- Esto es deprimente, gente tirada a su suerte dispuesta a morir? El sueño de cualquier asesino, presa fresca y descuidada.
-Nada y será mejor que se apure Volkova, no queremos un asesino suelto en nuestras calles.
-Eso lo hubiesen pensado antes de llamarme…- una sonrisa leve se dibujó en su rostro.
Jowy- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 08/01/2016
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Localización : New York
Re: Ms. Volkova
Capítulo 5: Catarsis Carnal
El mismo lugar, la misma chica, las mismas medidas preventivas, todo igual y a la vez todo tan diferente, ella sentía que estaba distinta, algo en su ser empezaba a cambiar. Detuvo su vehículo al costado de la oscura carretera, abrió la puerta murmuró- sube- su voz no era la normal, siempre que estaba con ella intentaba cambiar el tono para que no la pudiese reconocer.
Ella estaba con la ya típica venda cubriendo sus ojos color miel, tan perdida como siempre, tan indefensa, tal como le gustaba - creí que ya no vendrías, has dicho media hora y has tardado casi 2
Ella la tomó del cabello y la atrajo hacia si con gran fuerza- aquí las órdenes y el dinero los doy yo, así que limítate a hacerme feliz- pasó la lengua por su mejilla para luego empujarla hacia su entrepierna donde la chica se encargaría de sacarle la tensión.
Había planeado estos encuentros desde hacía ya 4 años, una Chevrolet chevy vieja, una cabaña en medio de la nada, una máscara que cubriera su rostro y le dejara la suficiente libertad para buscar su placer, una muchacha guapa y dispuesta a satisfacer sus necesidades más oscuras, alguien que fuera solo para ella.
-Cómo te sientes Samara?- ella tenía las manos atadas a la cama con gruesas cadenas, sus ojos vendados y sus labios pintados con un labial rojo carmesí que tentaban al gusto.
-Atrapada, nerviosa, cada encuentro contigo es algo nuevo-
Le dio una bofetada- te hice una pregunta, pero no te dije que la contestaras.
-Perdóname mi ama
Le propinó otra bofetada- creo que se te ha olvidado en estos dos días que no debes hablar sin mi permiso perra. No lo olvides, estás aquí para hacer lo que sea mi voluntad, me entendiste? – ella no contestó- contéstame maldita perra.
-Sí mi ama, estoy aquí para complacerte en todo lo que tu desees- podía sentir como las manos de aquella mujer misteriosa viajaban a través de su cuerpo, marcando senderos ocultos sobre el oscuro látex de su traje.
Empezó a besar su cuerpo, una de sus manos vagaba por su entrepierna mientras la otra se encargaba de propinarle golpes con una fusta en las piernas- dime lo que quieres mujerzuela- sin mas insertó uno de sus dedos en su templo, invadiendo su intimidad, lo que produjo en ella una sensación de dolor que no pudo acallar, un grito ahogado, incómodo
-Maldita!- un duro latigazo en su pierna la hizo guardar silencio
-Cállate o te irá peor, parece que se te olvida quién es la jefe- ahora ya no era su dedo sino su lengua la que vagaba por su cavidad, ella embriagada de placer se estremecía por cada arremetida intentando controlar sus impulsos- solo eres una maldita- abandonó su tarea para ir en busca de su boca. Una fiera lucha de lenguas se desencadenó en ese momento y sus dedos ocuparon su labor nuevamente- dime qué sientes mi dulce Samy?- ella no contestó, sabía que si respondía sin su permiso recibiría una reprimenda- vamos Samy puedes contestarme – una dura embestida por parte de sus falanges hizo que ella gritara de dolor- mmm..... esa no es considerada una respuesta, vamos no seas tímida… qué sientes?- recorrió su cuello con la lengua
-Dolor y placer- sus dedos se agarrotaban, necesitaba libertad pero no podía negar que esa sensación de indefensión intensificaba sus sensaciones.
-A partir de ahora puedes hablar y gritar cuanto quieras- ajustó aún más las cadenas que sujetaban sus muñecas- quieres ver mi rostro?
-Sí, quiero conocerte, por favor- pasó su lengua por sus labios remojándolos.
-Te quitaré la venda de los ojos y verás los míos, para ti seguiré siendo tu ama y te dirigirás a mí como tal. No intentes pasarte de lista- le quitó el pañuelo de la cara, ella abrió los ojos lentamente dejándole ver su color miel, ese que habían llamado su atención la primera vez que la vio.
-Hola ama, al fin te veo- intentó incorporarse lo mas que sus ataduras le permitiesen para robarle un beso pero no lo logró pues ella la empujó contra el colchón.
- Qué demonios haces?
- Tus ojos son tan hermosos, tan profundos, tan llenos de magia- su respiración era irregular, Yulia seguía con sus movimientos en su entrepierna, cesó solo por un instante para agarrar un artefacto de un costado y la penetró con él- bonitas cosas hacen ahora con el plástico y el látex no crees? – ella gemía de placer al sentir sus embestidas, Yulia empezó a juguetear con sus pezones, mordiendo sus aureolas, lamiendo con ímpetu esas montañas que se erguían poderosas sobre un valle de deseo y lujuria.
-Dame un beso, quiero que me beses!!!- ordenó con desesperación, lo que provocó que Yulia le propinara una cachetada con la fusta. Su rostro mostraba una delgada línea de sangre- Porqué lo hiciste? Solo te pedí un beso!
- Aquí las cosas van como yo quiera, no te preocupes tanto, no te quedará ninguna marca en el rostro- pasó su lengua por su herida produciendo que ella sintiera escozor en ese lugar- no me dijiste que te gustaba el dolor?- una última arremetida y llegó el esperado orgasmo.
Una sensación extraña se apoderó de su cuerpo, su visión se tornó borrosa por un segundo, cerró los ojos y cuando volvió a abrirlos no era Samy la que estaba recostada en la cama sino una niña de 14 años, la misma que lo perseguía en sueños, esa que amenazaba con llevarla a la perdición.
-Elena, no permitiré que me destruyas, me oyes? No te lo permitiré!- sujetó con fuerza el cuello de la mujer- maldita desgraciada, muere y déjame en paz, ve con tu maldito padre, muere!!!
Samy no podía respirar, algo no estaba bien y sentía como la desesperación se apoderaba de cada recoveco de su anatomía- su-el-ta-me ahhhh- sus movimientos estaban limitados por sus ataduras y por el peso de aquella mujer que intentaba asesinarla.
-Muere Elena!- aire, precioso aire que traes vida a nuestros pulmones, cuanta falta hacías en aquel cuerpo que luchaba por ti bajo esa bestia.
-No soy Elena.. soy Samy- pudo murmurar con un hilo de voz y fue entonces cuando Yulia retomó contacto con la realidad. Sus manos soltaron su cuello de golpe y el sonido de una tos seca retumbó en cada espacio de aquella vieja cabaña- maldita seas ama, maldita seas, casi me matas, qué demonios te sucede, estás loca???- las lágrimas rodaban por sus mejillas, necesitaba salir de allí- suéltame, suéltame!!!- no podía apartar la vista de aquellos profundos ojos azules que permanecían ocultos bajo una máscara de cuero.
-Creí entender que había pagado por vivir situaciones extremas- no podía permitirse el lujo de perderla, sabía que si la dejaba ir ahora y así como estaba… no volvería a verla.
-Tienes razón- respiraba con dificultad pero sabía que lo que acababa de acontecer era parte posible de su trabajo, después de todo ella no era más que una sumisa al servicio de una dominante.
-Te soltaré y me brindarás todo el placer que puedas, después te llevaré al mismo lugar de siempre- la desamarró y ella la empujó para poder posicionarse arriba.
-Ahora yo controlo la situación- su mano marcó un recorrido regular desde su pecho a su entrepierna, la introdujo entre sus muslos y empezó a masajear- prepárate porque me pagarás lo que hiciste.
El mismo lugar, la misma chica, las mismas medidas preventivas, todo igual y a la vez todo tan diferente, ella sentía que estaba distinta, algo en su ser empezaba a cambiar. Detuvo su vehículo al costado de la oscura carretera, abrió la puerta murmuró- sube- su voz no era la normal, siempre que estaba con ella intentaba cambiar el tono para que no la pudiese reconocer.
Ella estaba con la ya típica venda cubriendo sus ojos color miel, tan perdida como siempre, tan indefensa, tal como le gustaba - creí que ya no vendrías, has dicho media hora y has tardado casi 2
Ella la tomó del cabello y la atrajo hacia si con gran fuerza- aquí las órdenes y el dinero los doy yo, así que limítate a hacerme feliz- pasó la lengua por su mejilla para luego empujarla hacia su entrepierna donde la chica se encargaría de sacarle la tensión.
Había planeado estos encuentros desde hacía ya 4 años, una Chevrolet chevy vieja, una cabaña en medio de la nada, una máscara que cubriera su rostro y le dejara la suficiente libertad para buscar su placer, una muchacha guapa y dispuesta a satisfacer sus necesidades más oscuras, alguien que fuera solo para ella.
-Cómo te sientes Samara?- ella tenía las manos atadas a la cama con gruesas cadenas, sus ojos vendados y sus labios pintados con un labial rojo carmesí que tentaban al gusto.
-Atrapada, nerviosa, cada encuentro contigo es algo nuevo-
Le dio una bofetada- te hice una pregunta, pero no te dije que la contestaras.
-Perdóname mi ama
Le propinó otra bofetada- creo que se te ha olvidado en estos dos días que no debes hablar sin mi permiso perra. No lo olvides, estás aquí para hacer lo que sea mi voluntad, me entendiste? – ella no contestó- contéstame maldita perra.
-Sí mi ama, estoy aquí para complacerte en todo lo que tu desees- podía sentir como las manos de aquella mujer misteriosa viajaban a través de su cuerpo, marcando senderos ocultos sobre el oscuro látex de su traje.
Empezó a besar su cuerpo, una de sus manos vagaba por su entrepierna mientras la otra se encargaba de propinarle golpes con una fusta en las piernas- dime lo que quieres mujerzuela- sin mas insertó uno de sus dedos en su templo, invadiendo su intimidad, lo que produjo en ella una sensación de dolor que no pudo acallar, un grito ahogado, incómodo
-Maldita!- un duro latigazo en su pierna la hizo guardar silencio
-Cállate o te irá peor, parece que se te olvida quién es la jefe- ahora ya no era su dedo sino su lengua la que vagaba por su cavidad, ella embriagada de placer se estremecía por cada arremetida intentando controlar sus impulsos- solo eres una maldita- abandonó su tarea para ir en busca de su boca. Una fiera lucha de lenguas se desencadenó en ese momento y sus dedos ocuparon su labor nuevamente- dime qué sientes mi dulce Samy?- ella no contestó, sabía que si respondía sin su permiso recibiría una reprimenda- vamos Samy puedes contestarme – una dura embestida por parte de sus falanges hizo que ella gritara de dolor- mmm..... esa no es considerada una respuesta, vamos no seas tímida… qué sientes?- recorrió su cuello con la lengua
-Dolor y placer- sus dedos se agarrotaban, necesitaba libertad pero no podía negar que esa sensación de indefensión intensificaba sus sensaciones.
-A partir de ahora puedes hablar y gritar cuanto quieras- ajustó aún más las cadenas que sujetaban sus muñecas- quieres ver mi rostro?
-Sí, quiero conocerte, por favor- pasó su lengua por sus labios remojándolos.
-Te quitaré la venda de los ojos y verás los míos, para ti seguiré siendo tu ama y te dirigirás a mí como tal. No intentes pasarte de lista- le quitó el pañuelo de la cara, ella abrió los ojos lentamente dejándole ver su color miel, ese que habían llamado su atención la primera vez que la vio.
-Hola ama, al fin te veo- intentó incorporarse lo mas que sus ataduras le permitiesen para robarle un beso pero no lo logró pues ella la empujó contra el colchón.
- Qué demonios haces?
- Tus ojos son tan hermosos, tan profundos, tan llenos de magia- su respiración era irregular, Yulia seguía con sus movimientos en su entrepierna, cesó solo por un instante para agarrar un artefacto de un costado y la penetró con él- bonitas cosas hacen ahora con el plástico y el látex no crees? – ella gemía de placer al sentir sus embestidas, Yulia empezó a juguetear con sus pezones, mordiendo sus aureolas, lamiendo con ímpetu esas montañas que se erguían poderosas sobre un valle de deseo y lujuria.
-Dame un beso, quiero que me beses!!!- ordenó con desesperación, lo que provocó que Yulia le propinara una cachetada con la fusta. Su rostro mostraba una delgada línea de sangre- Porqué lo hiciste? Solo te pedí un beso!
- Aquí las cosas van como yo quiera, no te preocupes tanto, no te quedará ninguna marca en el rostro- pasó su lengua por su herida produciendo que ella sintiera escozor en ese lugar- no me dijiste que te gustaba el dolor?- una última arremetida y llegó el esperado orgasmo.
Una sensación extraña se apoderó de su cuerpo, su visión se tornó borrosa por un segundo, cerró los ojos y cuando volvió a abrirlos no era Samy la que estaba recostada en la cama sino una niña de 14 años, la misma que lo perseguía en sueños, esa que amenazaba con llevarla a la perdición.
-Elena, no permitiré que me destruyas, me oyes? No te lo permitiré!- sujetó con fuerza el cuello de la mujer- maldita desgraciada, muere y déjame en paz, ve con tu maldito padre, muere!!!
Samy no podía respirar, algo no estaba bien y sentía como la desesperación se apoderaba de cada recoveco de su anatomía- su-el-ta-me ahhhh- sus movimientos estaban limitados por sus ataduras y por el peso de aquella mujer que intentaba asesinarla.
-Muere Elena!- aire, precioso aire que traes vida a nuestros pulmones, cuanta falta hacías en aquel cuerpo que luchaba por ti bajo esa bestia.
-No soy Elena.. soy Samy- pudo murmurar con un hilo de voz y fue entonces cuando Yulia retomó contacto con la realidad. Sus manos soltaron su cuello de golpe y el sonido de una tos seca retumbó en cada espacio de aquella vieja cabaña- maldita seas ama, maldita seas, casi me matas, qué demonios te sucede, estás loca???- las lágrimas rodaban por sus mejillas, necesitaba salir de allí- suéltame, suéltame!!!- no podía apartar la vista de aquellos profundos ojos azules que permanecían ocultos bajo una máscara de cuero.
-Creí entender que había pagado por vivir situaciones extremas- no podía permitirse el lujo de perderla, sabía que si la dejaba ir ahora y así como estaba… no volvería a verla.
-Tienes razón- respiraba con dificultad pero sabía que lo que acababa de acontecer era parte posible de su trabajo, después de todo ella no era más que una sumisa al servicio de una dominante.
-Te soltaré y me brindarás todo el placer que puedas, después te llevaré al mismo lugar de siempre- la desamarró y ella la empujó para poder posicionarse arriba.
-Ahora yo controlo la situación- su mano marcó un recorrido regular desde su pecho a su entrepierna, la introdujo entre sus muslos y empezó a masajear- prepárate porque me pagarás lo que hiciste.
Jowy- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 08/01/2016
Edad : 30
Localización : New York
Re: Ms. Volkova
Capítulo 6: Confesiones de una sumisa humillada.
Las dos mujeres permanecían sentadas en la estancia de aquella casona, la más joven estaba evidentemente nerviosa, contaba la historia de una serie de maltratos que conllevaban una alta dosis de placer y como su último encuentro había tenido el atenuante de un intento de asfixia.
-Es normal, no me sorprende, como tampoco lo hace el hecho de que te hayas sentido como lo hiciste, no tuviste mucha experiencia antes de que esta mujer misteriosa se pusiese en contacto conmigo para ser tu dueña.
-No es mi dueña Lyuba- repuso algo molesta- los seres humanos no somos mercancía.
-Querida desde el día en que decidiste vender tu cuerpo, entraste al mercado de valores, así que aguántate porque firmaste un contrato de pertenencia exclusiva.
-Ese es otro tema del que quiero hablar contigo- hizo una breve pausa, no sabía cómo decírselo- conocí a alguien.
-Qué estás diciendo?, no te habrás atrevido a… - sus ojos denotaban enfado y preocupación.
-Sí, si me atreví, me entregué a el, sabe que soy una maldita prostituta que vende su cuerpo por unos cuantos miles, que una mujer extraña y loca es mi dueña, sabe lo del contrato, lo sabe todo!- había elevado la voz en demasía por lo que Lyuba le dio una cachetada.
-No vuelvas a levantarme la voz- la contempló con dureza- no sabes lo que has hecho, sacrificaste todo lo que tienes, dinero, joyas, ropas caras por un tipo que ni siquiera sabes si está contigo por amor o por puro sexo.
-Me ama, me dijo que me sacaría de esto, que le diera tiempo…
-También te dijo que te haría su esposa, que vivirían eternamente felices?… si, conozco ese conjunto de mentiras..., tú crees que un hombre en sus cinco sentidos querría casarse con alguien como tu? Eres una puta que cobra caro, esa es la única diferencia que tienes con una callejera, eso y que a ti tienen la libertad de azotarte a su gusto.
-Quiero que rescindas el contrato- se dirigió a la puerta pero se volteó cuando su tutora le contestó con fiereza.
-Entonces vete de mi casa, sin contrato no hay obligación y tu trabajo conmigo terminó. Recoge tus cosas y no quiero verte aquí en la mañana. Ahh y deberás decirle tu decisión a Mss Volk. yo no pienso dar la cara por ti.
-Descuida, no tienes que hacerlo y me iré de tu casa esta misma noche. Gracias por todo.
-Esto no tiene buena pinta, algo muy malo ocurrirá- cogió el teléfono y marcó el número de su abogado- Ashmon? Soy Lyuba Kessler necesito rescindir un contrato.
Capítulo 7: Bienvenido viejo amigo.
Caminaba nuevamente por aquellos pasillos esta vez pensando en sus actos de la noche anterior, porqué había imaginado a Elena Yegórova? Porqué había intentado matar a Sasha? Preguntas sin respuestas aparentes rondaban su cabeza- debo olvidarte, borrarte de mi mente y enterrarte en lo más recóndito de mis recuerdos.
Talón y punta, uno a uno, sus pasos la acercaban a su oficina, los sonidos del exterior parecían distantes y las imágenes meras distorsiones de la realidad. Una vez dentro se sentó en su silla, abrió el cajón que permanecía bajo llave, sacó una carpeta vieja y de entre un sinfín de papeles una identificación, sonrió al ver el nombre y a la vez un halo de oscuridad cubrió su mirada, su pasado, su presente y su futuro estaban sumidos en el engaño. Una voz femenina la sacó de su ensimismamiento, la misma voz que la había interrumpido antes de irse- Yul, que bueno que volviste, cómo te ha ido?- se acercó a ella y le dio un beso, notó el pequeño golpe en su frente – qué te ha pasado?
-Bien, fue bastante fácil pero me resultó imposible volver antes. Oh esto? Un pequeño descuido, ya sabes… una casa vieja que por poco no se cae a pedazos. El cadáver ya llegó?- se alejó de ella intentando cambiar de tema.
- Sí, el comisario de ese pueblo lo trajo y el asesino ya está en manos de Boris. También llegó el nuevo forense, del que nos habló Alexei la semana pasada, lo recuerdas?
-El de San Petersburgo…- realmente no le causaba una gran fascinación el hecho de tener gente nueva a su alrededor.
- El mismo, espera un segundo te lo voy a presentar- salió un segundo para luego volver a entrar en compañía del patólogo- Yul, él es el doctor Leon Ivanov.
Yulia se encontraba de espaldas pero volteó nerviosa y raudamente cuando escuchó la voz de aquel hombre acompañado por el ruido metálico producido por el choque de sus muletas contra el suelo de linóleo blanco.
-Mucho gusto Dra. Volkova.- ese hombre esbozaba una media sonrisa un tanto tétrica, la entomóloga no pudo evitar dar un paso atrás bruscamente cuando lo tuvo finalmente frente a ella.
-El… gusto es… mío Dr. Ivanov- le extendió la mano, estaba temblando y su semblante se había vuelto pálido de pronto.
-Yull, estás bien?- Su esposa se acercó a ella.
-Estoy bien, solo un poco cansada, fue un viaje agotador.
-Quizá debas ir a casa a dormir un poco, yo me encargo de todo aquí- Asintió levemente, agarró sus cosas y se dirigió a la puerta
-Fue un placer conocerlo- hizo una suave reverencia al nuevo forense y salió en dirección al estacionamiento.
Miró su reflejó en el espejo retrovisor, sus ojos estaban rojos y su frente estaba completamente empapada de sudor- porqué has venido a Moscu? Porqué me persigues?- se sobresaltó al oír unos golpes en la ventanilla.
-Ábreme, necesitamos hablar- era él, el mismo hombre que la había puesto tan nerviosa.
-Qué quieres? Porqué has venido?- quitó el seguro y permitió que el recién llegado subiese al vehiculo.
-No te asustes, sabes que las cosas están empezando a cambiar, ya no puedes seguir manteniendo esta situación- Yulia se sujetó la cabeza con las manos sobre el volante y empezó a llorar como una niña desvalida.
-No quiero volver a esa vida, no quiero tener que depender de la muerte para sobrevivir.
-Aunque no lo quieras ya eres dependiente de la muerte, mírate, aquí en este trabajo te encuentras cara a cara con ella a diario, al igual que yo.
-Ayúdame a no volver a matar- lo tomó de la chaqueta y lo atrajo hacia ella- te exijo que me ayudes a que no vuelva a ser Volk.
-No, lo que si puedo hacer es ayudarte a que no te atrapen, recuerda soy tu conciencia y me concierne ayudarte en ciertas cosas… pero no siempre tengo el control de tu voluntad.
Las dos mujeres permanecían sentadas en la estancia de aquella casona, la más joven estaba evidentemente nerviosa, contaba la historia de una serie de maltratos que conllevaban una alta dosis de placer y como su último encuentro había tenido el atenuante de un intento de asfixia.
-Es normal, no me sorprende, como tampoco lo hace el hecho de que te hayas sentido como lo hiciste, no tuviste mucha experiencia antes de que esta mujer misteriosa se pusiese en contacto conmigo para ser tu dueña.
-No es mi dueña Lyuba- repuso algo molesta- los seres humanos no somos mercancía.
-Querida desde el día en que decidiste vender tu cuerpo, entraste al mercado de valores, así que aguántate porque firmaste un contrato de pertenencia exclusiva.
-Ese es otro tema del que quiero hablar contigo- hizo una breve pausa, no sabía cómo decírselo- conocí a alguien.
-Qué estás diciendo?, no te habrás atrevido a… - sus ojos denotaban enfado y preocupación.
-Sí, si me atreví, me entregué a el, sabe que soy una maldita prostituta que vende su cuerpo por unos cuantos miles, que una mujer extraña y loca es mi dueña, sabe lo del contrato, lo sabe todo!- había elevado la voz en demasía por lo que Lyuba le dio una cachetada.
-No vuelvas a levantarme la voz- la contempló con dureza- no sabes lo que has hecho, sacrificaste todo lo que tienes, dinero, joyas, ropas caras por un tipo que ni siquiera sabes si está contigo por amor o por puro sexo.
-Me ama, me dijo que me sacaría de esto, que le diera tiempo…
-También te dijo que te haría su esposa, que vivirían eternamente felices?… si, conozco ese conjunto de mentiras..., tú crees que un hombre en sus cinco sentidos querría casarse con alguien como tu? Eres una puta que cobra caro, esa es la única diferencia que tienes con una callejera, eso y que a ti tienen la libertad de azotarte a su gusto.
-Quiero que rescindas el contrato- se dirigió a la puerta pero se volteó cuando su tutora le contestó con fiereza.
-Entonces vete de mi casa, sin contrato no hay obligación y tu trabajo conmigo terminó. Recoge tus cosas y no quiero verte aquí en la mañana. Ahh y deberás decirle tu decisión a Mss Volk. yo no pienso dar la cara por ti.
-Descuida, no tienes que hacerlo y me iré de tu casa esta misma noche. Gracias por todo.
-Esto no tiene buena pinta, algo muy malo ocurrirá- cogió el teléfono y marcó el número de su abogado- Ashmon? Soy Lyuba Kessler necesito rescindir un contrato.
Capítulo 7: Bienvenido viejo amigo.
Caminaba nuevamente por aquellos pasillos esta vez pensando en sus actos de la noche anterior, porqué había imaginado a Elena Yegórova? Porqué había intentado matar a Sasha? Preguntas sin respuestas aparentes rondaban su cabeza- debo olvidarte, borrarte de mi mente y enterrarte en lo más recóndito de mis recuerdos.
Talón y punta, uno a uno, sus pasos la acercaban a su oficina, los sonidos del exterior parecían distantes y las imágenes meras distorsiones de la realidad. Una vez dentro se sentó en su silla, abrió el cajón que permanecía bajo llave, sacó una carpeta vieja y de entre un sinfín de papeles una identificación, sonrió al ver el nombre y a la vez un halo de oscuridad cubrió su mirada, su pasado, su presente y su futuro estaban sumidos en el engaño. Una voz femenina la sacó de su ensimismamiento, la misma voz que la había interrumpido antes de irse- Yul, que bueno que volviste, cómo te ha ido?- se acercó a ella y le dio un beso, notó el pequeño golpe en su frente – qué te ha pasado?
-Bien, fue bastante fácil pero me resultó imposible volver antes. Oh esto? Un pequeño descuido, ya sabes… una casa vieja que por poco no se cae a pedazos. El cadáver ya llegó?- se alejó de ella intentando cambiar de tema.
- Sí, el comisario de ese pueblo lo trajo y el asesino ya está en manos de Boris. También llegó el nuevo forense, del que nos habló Alexei la semana pasada, lo recuerdas?
-El de San Petersburgo…- realmente no le causaba una gran fascinación el hecho de tener gente nueva a su alrededor.
- El mismo, espera un segundo te lo voy a presentar- salió un segundo para luego volver a entrar en compañía del patólogo- Yul, él es el doctor Leon Ivanov.
Yulia se encontraba de espaldas pero volteó nerviosa y raudamente cuando escuchó la voz de aquel hombre acompañado por el ruido metálico producido por el choque de sus muletas contra el suelo de linóleo blanco.
-Mucho gusto Dra. Volkova.- ese hombre esbozaba una media sonrisa un tanto tétrica, la entomóloga no pudo evitar dar un paso atrás bruscamente cuando lo tuvo finalmente frente a ella.
-El… gusto es… mío Dr. Ivanov- le extendió la mano, estaba temblando y su semblante se había vuelto pálido de pronto.
-Yull, estás bien?- Su esposa se acercó a ella.
-Estoy bien, solo un poco cansada, fue un viaje agotador.
-Quizá debas ir a casa a dormir un poco, yo me encargo de todo aquí- Asintió levemente, agarró sus cosas y se dirigió a la puerta
-Fue un placer conocerlo- hizo una suave reverencia al nuevo forense y salió en dirección al estacionamiento.
Miró su reflejó en el espejo retrovisor, sus ojos estaban rojos y su frente estaba completamente empapada de sudor- porqué has venido a Moscu? Porqué me persigues?- se sobresaltó al oír unos golpes en la ventanilla.
-Ábreme, necesitamos hablar- era él, el mismo hombre que la había puesto tan nerviosa.
-Qué quieres? Porqué has venido?- quitó el seguro y permitió que el recién llegado subiese al vehiculo.
-No te asustes, sabes que las cosas están empezando a cambiar, ya no puedes seguir manteniendo esta situación- Yulia se sujetó la cabeza con las manos sobre el volante y empezó a llorar como una niña desvalida.
-No quiero volver a esa vida, no quiero tener que depender de la muerte para sobrevivir.
-Aunque no lo quieras ya eres dependiente de la muerte, mírate, aquí en este trabajo te encuentras cara a cara con ella a diario, al igual que yo.
-Ayúdame a no volver a matar- lo tomó de la chaqueta y lo atrajo hacia ella- te exijo que me ayudes a que no vuelva a ser Volk.
-No, lo que si puedo hacer es ayudarte a que no te atrapen, recuerda soy tu conciencia y me concierne ayudarte en ciertas cosas… pero no siempre tengo el control de tu voluntad.
Jowy- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 08/01/2016
Edad : 30
Localización : New York
Re: Ms. Volkova
Hola
que buena historia
esta interesante quiero ver que
sigue que papel juega Elena en esta
historia
que buena historia
esta interesante quiero ver que
sigue que papel juega Elena en esta
historia
andyvolkatin- Mensajes : 576
Fecha de inscripción : 27/05/2015
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