Ángel Oscuro // Por: Rainknight
+2
Paralleluniversun
Alexia29
6 participantes
Página 2 de 3.
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Espero la continuación es una combinación muy buena de los tiempos para entender los orígenes y el porke de la venganza de Julia y la fragilidad de Elena
Eac- Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 26/05/2015
Edad : 46
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XX … Cacería nocturna.
Emerger de las tinieblas…
Yulia… ese es su nombre, por primera vez al abrir los ojos lo sabe… este “despertar” es como ningún otro… hay silencio y oscuridad en todo… no hay nada, Yulia flota en el vació y se estremece, así como ahora sabe su nombre, sabe lo que debe hacer. Por primera vez no cierra sus ojos y vuelve a hundirse en la nada… se incorpora lentamente tomando control poco a poco de su magnifico cuerpo nuevo, incorruptible, invencible… insensible.
Lentamente se vuelve y contempla la lejana luz que esta a su espalda… tiene miedo… paso a paso por esa eternidad de tinieblas camina hacia la luz… sabe lo que hay ahí, sabe que le dolerá…
Esa luz es todo aquello a lo que decidió dar las espalda y esconder de si… son sus recuerdos, su memoria... su vida. La luz se expande poco a poco en chispazos que son los recuerdos y vidas de todos aquellos que han caía presas de su hambre… pero en el centro de esas pequeñas luces esta la suya, su propia vida… con forme avanza la luz se hace más y más intensa, dolorosa, Yulia es herida… cada delgado destello es como una filosa navaja que penetra su piel y se ríe de su invulnerabilidad… cada herida abierta no se cierra, no se esfuma, cada herida se convierte en una yaga de dolor y agonía… Yulia cubre sus ojos que arden bajo el fuego de esa luz, su piel se quema pero ella sigue avanzando… el dolor… ¿Qué es este dolor?
Yulia lo sabe, esos son sus recuerdos en el calabozo de su castillo, otra vez esta ahí prisionera de lo que alguna vez fue su hogar, con cadenas que se hincan en la piel viva de sus heridas, toda ella es una herida sangrante y podrida… ¿Por qué vuelve a ese momento y lugar?, ¿Por qué no escapa hacia las sombras? hacia la oscuridad donde el dolor no puede tocarla…
Pero Yulia decide no volver a escapar, tiene que llegar al centro de esa luz, al centro de lo que fue su vida… tiene que saber lo que sucedió… ¿Qué paso al final en esa mazmorra?, ¿en que momento se transformo en esto?... ¿Por qué?
¿Qué fuerza tan terrible la hizo volver de entre los muertos?...
Yulia se arrastra con el cuerpo destrozado por esa luz, toda la intensidad de su vida golpeándola, descarnándola como si fuera el viento ardiente de un huracán, pero Yulia continua adelante.
¿Fue el Diablo quien se hizo presente en esa noche?, ¿fue su alma vendida por unas monedas de venganza?... No, nunca se hizo presente ningún ser de cabeza carnuda y aliento a azufre… caricatura del demonio que Kaunas narraba para asustar a los niños… Pero el demonio si estuvo presente todo ese tiempo, desde el inicio, estuvo ahí en el corazón de todos aquellos que la traicionaron, estuvo ahí en la semilla de su cobardía, estuvo ahí en el fruto de su egoísmo y codicia, estuvo ahí en la ignorancia y el prejuicio… El demonio se hizo presente no era un ser, se hizo presente como un sentimiento y todos lo recibieron, todos lo abrazaron en sus corazones… todos ellos eran el demonio.
Yulia al fin esta ahí, en el centro de su luz y siente sus huesos desaparecer, convertirse en polvo ante esa luz que ya le ha arrancado los ojos, pero no se detiene… esta ahí, la razón y causa de todo este dolor, de toda esa oscuridad. Siente en su pecho que esta ahí… tal como lo sentía también cuando en su mazmorra, en ese agujero excavado en la roca, cuando su cuerpo era una yaga de dolor y agonía y no le quedaban fuerzas para mas… cuando lo único que podía hacer era obligarse a seguir respirando aun que el aire parecía tan duro y pesado como los muros de roca vil que la aprisionaban… cuando el latido de su corazón continuaba tan sólo como un salvaje acto de voluntad… por que igual que ahora, que en este preciso instante en que el dolor la disuelve… no podía rendirse, no podía detenerse…
Ella podía ser algo innombrable sepultado y podrido en el fondo de ese calabozo, pero era la única luz de esperanza para ella… era la única voz que oraba por ella, su corazón no se detendría por que latía por ella… Yulia no moriría por que su vida le pertenecía a ella…
- ¡¡Nadya!!...
El centro de la luz no era un lugar cruel y frió… tal vez por que todo lo que podía ser destrozado de su cuerpo ya había sido arrancado… Yulia estaba de pie otra vez en el centro de la luz, en el centro de su vida y un dolor nuevo golpeo su pecho, un dulce dolor que arranco lágrimas de sus ojos azules como el cielo que estaba mirando.
Era un bosque inmenso, de alegres y frescos árboles que se mecían perezosos en la brisa de la primavera, era un campo de flores tan hermosas que parecían hacer brillar las delicadas nubes con sus multicolores, el lago… su lago semejaba un segundo cielo en su magnifico reflejo. Y en medio de toda esa belleza se encontraba el sol… ella… fresca, pura, radiante… viva. Nadya recostada en medio de ese magnifico campo de flores, cubierta tan sólo con los pétalos que la brisa depositaba sobre la perfección de su piel nacarada y cubierta de pecas que Yulia conocía de memoria en cada detalle.
Ella… la causa de todo… de su pecado, de su perdición, de su miseria… el centro de su vida.
Ella… su vida era ella… mientras ella existiera, Yulia no podría morir jamás.
Cuando la oscuridad al fin cayo sobre Yulia como una bestia victoriosa después de una titánica batalla perdida, cuando de sus ojos azules se extinguió la luz de una vez y para siempre… Ella llenó sus pensamientos y su corazón en un agónico pero monstruoso grito de rebeldía… su cuerpo marchito y quebrado al fin se rendía ante las garras de su fragilidad… su mortalidad… Pero no su espíritu, no su corazón más allá de la profundidad de su pecho… Todos sus sentimientos se fundieron en uno sólo, todo su amor, toda su ira… todo cuanto era ella se convirtió en el fuego del cual su cuerpo marchito se convirtió en crisol y crisálida, un capullo dentro del cual se gesto una criatura que jamás debió existir y caminar sobre el mundo…
Más allá de todo su odio hacia quienes la traicionaron… cuando su corazón volvió a latir fue por ella, cuando la oscuridad derrotada de la muerte se fundió en su ser, fue por ella…
Pero cuando el fuego azul de sus ojos volvió a brillar… ella ya no estaba…
Yulia corrió por ese bosque sabiendo que al final abrazaría a la nada, ella se disolvió en las sombras así como todo ese bosque que sabia no existía desde tiempos inmemorables, ese hermoso bosque junto a su castillo y su lago, todo fue devorado por las llamas… el dolor de sus brazos vacíos, el dolor de su corazón vació golpeó su pecho mientras el fuego que arrasa su bosque ha secado ya sus lagrimas… ese dolor tan grande que agita su pecho y la impulsa, la hace arrastrarse desde la más profunda oscuridad a través de la piedra y la tierra… ese dolor debe apagarse, ese dolor es su hambre…
Yulia rompe la superficie del suelo y sale de la tierra misma como el tronco deforme de un árbol marchito… El último rayo del sol se ha extinguido en el horizonte. La bestia nacida de las sombras tiene hambre… pero esta vez es diferente, esta vez su hambre al fin tiene una razón, un significado… su oscuridad tiene un rayo de luz.
- Elena… -los labios de Yulia sonríen… a pesar de su hambre salvaje, Yulia esta contenta. Ella ha vuelto.
Elena despierta del sueño inquieto en que la fiebre intento perderla, abre los ojos, mares insondables de verdes misterios cuyos secretos empiezan a emerger.
- Yulia… -susurran sus labios heridos por la sed y la fiebre.
Cazadores nocturnos…
- ¡Es como Afganistán! – exclamo un hombre de piel morena y ruda corpulencia. Sus ojos expertos escudriñaban los muros que resguardaban la propiedad de Leonard.
- Si, como el **** Afganistán – asintió Iván -¿tenemos lo necesario?, el tiempo apremia.
- Será un pedazo de pastel, señor… a sus camaradas les dimo una buena tunda sin importar lo sólidos que eran sus cuarteles… esta es una residencia de verano en comparación, esta hecha para mantener fuera a marrulleros, pandilleros y policías, no a un convoy militar armado, no a mi gente.
- El puesto del “Turco” esta vigente, seré muy generoso si demuestras que puedes con él.
- El “Turco” era un asesino, señor, yo soy un comandante. No me conformare con ser su sombra… le traeré a la Rusa, de una pieza, pero a cambio quiero mucho más que esos trajes finos.
- Un comandante ¿eh?... demuéstralo y te haré comandante de algo muy grande, sabes a que me refiero, lo saben todos.
El hombre se irguió en toda su estatura, Iván era un larguirucho pero aquel tipo le sacaba una buena cabeza.
- Esperaremos que cierre un poco mas la noche… je, je, je, je… Dios es generoso con las ovejas descarriadas ¿no?
- ¿Qué? – preguntó Iván, con gestó de fastidio.
- Niebla, señor… esta noche habrá niebla.
* * *
- ¿Yulia…? – pregunta Alexa a la pelirroja mientras en su manos morenas sostiene la nívea mano de la pelirroja.
Los verdes ojos de Elena se encuentran con los ojos de la gitana, tan negros como sus propios misterios, ve sus labios moverse pero no comprende las palabras que la chica le susurra tan cerca de su boca, casi como si quisiera besarla…
-… Yulia… -murmura Elena-… su nombre es Yulia, ese es el nombre de mi ángel… ella vendrá por mi…
Alexa acaricia su frente y descubre que la fiebre ha vuelto, coloca un paño húmedo en ella para refrescarla, las pupilas de la pelirroja están muy dilatadas.
-… ella vendrá por mi… - Elena jadea un poco.
- Pero no te llevara, no lo permitiré… - jura Alexa con solemnidad y besa la mano que sostiene-… Te lo prometo Elena, mi amor… ella no te llevara.
Yulia esta de pie en la copa del árbol más alto, solo la punta de sus pies tocan la delgada rama pero es suficiente, se balancea junto con las ramas mientras la brisa aumenta su fuerza poco a poco y la niebla vuelva a brotar de cada rincón de las sombras, precipitándose del cielo como una mortaja. Yulia siente su corazón saltar en su pecho de ¿alegría?.... ¡si!, dolorosa alegría, tan similar al dolor de su hambre… tan intensa… pero no es hambre, no importa cuanto duela, esto no es hambre… tiene fe en que esto que siente es distinto. Yulia canta a la noche, a las estrellas y la luna, canta con el corazón henchido y una sonrisa en sus labios… no presta atención a sus colmillos que resplandecen bajo la plata de la luna.
Las nubes, el viento y la niebla acuden a su canto.
Desde esa altura contempla la enorme mansión donde Elena ha sido cobijada, con toda claridad escucha el latido de su corazón, el latido agitado y ansioso que anhela su llegada. Ve la luz de la ventana donde ella la espera… Pero esa luz se apaga.
Alexa mira por la ventana con atención, la noche parece volverse luminosa, radiante, es la luz de la luna que hace brillar la niebla que empieza a salir de entre el follaje de los árboles, que viene avanzando por las veredas como un millar de fantasmas… sabe que “eso” esta allá afuera, la oscuridad la asecha. De golpe cierra las cortinas como si eso pudiera protegerlas. Mira hacia atrás, Elena respira agitada en el lecho, la fiebre ha empezado a ceder pero no aquello que la perturba… y es “ella”, lo sabe. Apoya su frente sobre la cortina de tela y siente el frió del cristal traspasarla.
- Yulia – murmura maquinalmente- Mamá… Abuela… ancestros míos… ¡ayúdenme!
Se lleva una mano a su corazón y siente su palpitar agitado en el pecho, entre sus dedos lleva una delgada punta de acero, la consiguió y la pulió con esmero, un delgado punzón que mordió su piel y milímetro a milímetro su puño firme lo empujo hacia su corazón … Sus labios empiezan a moverse en una oración muy antigua, tan antigua que no tiene palabras, sus frases y sus versos son como el sonido de las aves y el viento, como el sonido de la lluvia y el caudal del río… es una oración a divinidades mas antiguas que la memoria de los hombres, una oración que cantaba su pueblo antes de ser esclavo de Egipto, antes de que las pirámides no fueran mas que un sueño… Entre las nubes ennegrecidas el sonido de un trueno se hizo escuchar.
* * *
Elena Kipper se encontraba dormitando en el interior de un vehículo todo terreno compacto. Abrió los ojos con un gesto indefinible en ellos, algo que seria equivalente a saltar a causa de una pesadilla para cualquier otro… pero Elena Kipper no tiene pesadillas, ella es la pesadilla… sin embargo sus sueños están ahí, como siempre, fríos y vacíos… jamás puede recordar lo que sueña, el sólo pensar en ello le produce migraña… ese terrible dolor de cabeza que sólo puede tranquilizar con la sangre de alguien…. Pero todavía no, sólo un poco más, unas cuantas horas más y la sangre bañaría esos hermoso campos… ¿Los pétalos de las flores se tornaran rojas después de que sus raíces beban de los ríos púrpuras?
Alguien quiso indagar en sus sueños cuando era niña, un tipo vestido de blanco con grandes y cómicos anteojos de cristal tan grueso que ella también podía ver sus pensamientos a través de ellos. Era un tipo muy divertido pero charlar con él siempre le causaba migraña… sus preguntas le causaban migraña, sus ejercicios le causaban migraña… y al final él la curo de su migraña… un día pregunto demasiado, busco demasiado en su pequeña mente, le causo la peor migraña de su vida y de pronto se vio curada… pero el pobre tipo terminó con un lápiz clavado en el cuello y su sangre bañando las paredes como si se tratara de la fuente del jardín de ese horrible edificio. Mientras lo veía desangrarse, revolcándose como un pez fuera del agua, los latidos de su migraña simplemente se fueron.
- ¡hazlo otra vez! – le dijo una voz, el acero brillo en su manos… el dolor de su cabeza, el palpitar se movía hacia esa hoja de metal y le daba vida… el dolor se iba cuando la hoja se tintaba de sangre.
- ¡hazlo otra vez! – la voz se extinguió de sus recuerdos. De su mal suelo, como siempre, no había nada… solo el dolor.
Tuvo una visión mientras salía del auto para estirar las piernas, era la pelirroja otra vez, desnuda y recargada sobre el balcón de ese hotelito en Florencia… era una imagen muy erótica, le excitaba, no es que ella le atrajera sexualmente… era su cabello, sus rojos rizos que caían sobre sus hombros y cubrían toda su espalda, se deslizaban por sus largas piernas y empapaban sus generosos pechos… no era su cabello, era su sangre. Hubiera deseado estar en ese balcón con ella aquella tarde y abrirle la garganta de oreja a oreja y que su sangre se mezclara con su cabello y los rayos del sol de la tarde… ahora si era perfectamente hermosa… en su agonía.
También podía adivinar el sensual cuerpo de la gitana, quizás tan atlético como él suyo, esa tarde la imagino recostada entre las sabanas blancas de su lecho, su piel morena en perfecto contraste como una fotografía en blanco y negro… ¡Como hubiera deseado estar ahí!, La pelirroja desangrándose en el balcón y la gitana con sus viseras expuestas y regadas por toda la sabana roja, ardiente de su pasión.
Elena Kipper esta muy excitada por sus pensamientos, casi no puede aguardar para saltar ese muro e iniciar una juego erótico con las pervertidas… un trío sexual en una de esas enormes camas de hierro forjado… las tres desnudas, caricias de una hoja de acero, su pasión al rojo vivo, al rojo sangre… ¡Como las odiaba!... ¡como las amaba!.
Cruzo los brazos sobre su pecho y entonces lo percibió… había algo distinto en el aire, algo diferente, sus instintos de cazador se agudizaron indagando las sombras tratando de entender.
La niebla, una vez más se estaba formando la niebla.
* * *
Hay mucho ruido en el exterior, gritos y golpes, ¿Qué esta sucediendo allá afuera?... Elena se acerca hacia el hueco de una ventana tapiada, cubierta por tablones firmemente fijados, no distingue mucho a través de esas rendijas… escucha un quejido a su espalda, una voz adolorida que le eriza los cabellos ¿Quién esta ahí?... quien sea necesita ayuda. Sin embargo siente sus piernas temblar al acercarse… sabe quien esta ahí… tiene miedo de verla, sin embargo no puede detener sus piernas, tiene que verla.
La paja esparcida por el suelo esta llena de sangre… ella esta tumbada en medio de este charco de sangre que se escurre bajo la puerta de roble que franquea la entrada a esa habitación de pesadilla. Elena se acerca un poco más, aterrada, a pesar de la penumbra puede reconocerla… puede reconocerse a si misma… su cabello es distinto, pero es el mismo, su rostro es diferente pero es ella… la herida en su vientre… la mancha de sangre sobre su vientre esta en el mismo lugar donde ella siente la punción de la suya… Elena se lleva las manos al rostro, para cubrir sus labios y callar un grito cuando la chica agonizante en el suelo abre los ojos, tan verdes como los suyos y la mira directo al rostro… ella también puede verlas.
-… Yulia… - se dibuja en esos labios heridos, sin aliento para formular palabras.
Elena se postra de rodillas junto a la moribunda, ¿junto a si misma?... trata de sostener a esa chica pero no puede… esto es un sueño, lo sabe… No, no es un sueño… es un fantasma, un eco de algo terrible que ya sucedió y que no puede ser cambiado, no puede ser corregido… ¿Por qué esta ahí entonces?, ¿Por qué este sueño viene a ella cada vez..?
Nadya… también comparten el mismo nombre… Nadya Elena agoniza bañada en su propia sangre, su mano se desliza hacia Elena, como queriendo tocarla, como queriendo mostrar que no es un sueño y que ella puede verla… sus labios sin aliento dibujan frases que Elena empieza a comprender…
Nadya se esta extinguiendo envuelta en el silencio… hay un ruido de batallas fuera del castillo, hay ruido de peleas en todas partes, trompetas y acero cantando… pero hay un silencio terrible por encima de esa cacofonía… falta un sonido en la noche, falta algo… Entonces Elena se da cuenta, el sonido que falta era algo que sólo ella podía escuchar y que no se había dado cuenta, un sonido que Nadya podía escuchar y nadie más…
El corazón de Yulia, no puede escuchar el corazón de Yulia sepultado en esa mazmorra… el corazón de Yulia se ha detenido… al fin se ha detenido. Nadya lo sabe, toda su energía por vivir, toda su esperanza se extinguió junto con ese latido.
-… Yulia…. Perdón... – lee en los labios de Nadya mientras un gesto de tristeza y desolación infinita se dibuja en su rostro y se queda en el para siempre… el brillo esmeralda de sus ojos también se ha extinguido.
- No… -suplicó Elena-… no te mueras… no todavía… Ella… ella volverá por ti
Un latido como una explosión lleno la habitación, semejante a un campanario, una y otra vez con furia salvaje hasta que la puerta se vino abajo. Elena aun de rodillas junto a si misma vio saltar esa puerta hecha añicos. Por su marco abierto una figura entro vigorosa a su interior… envuelto en una capa ocultando sus rostro por un momento, pero esta figura también cayo de rodillas junto a Nadya, sus brazos si la rodearon y levantaron del piso… y cuando la oprimió contra su pecho la capucha cayo sobre sus hombros revelando el rostro de un hombre que lloraba.
- ¡¡Perdón, mi señora!!... ¡¡Perdón por nuestra demora!!... ¡¡Perdón por llegar tan tarde…!!
El mundo pareció temblar, un sonido poderoso llenó la noche por completo aun que parecía que nadie podía escuchar… Elena saltó una vez más sorprendida por ese sonido que volvía una y otra vez, cada vez más fuerte, cada vez mas terrible…
- ¡es ella! – Exclamó sabiendo que nadie podía escucharla-… ¡¡es ella!! – grito victoriosa y alegre a pesar de la desgracia de que era testigo -… Es Yulia, es su corazón… ¡¡puedo escuchar su corazón!!…
Entonces su sonrisa se quebró en sus labios… Carlo envolvió el cuerpo Nadya en su capa, con mucho amor y cuidad y la levanto en brazos.
-.. Ella… ella volvió por ti… y tu ya no estas…
- No, nunca me fui… - dijo su propia voz a su espalda. Elena giró en redondo para encontrarse con ella misma. Sus mismos ojos esmeraldas mirándola con una infinita tristeza y soledad.
-… ella sabe que sigo aquí… pero ella no había podido encontrarme… hasta que llegaste tu…
Nadya bajo la mirada y apoyo sus manos en los hombros de Elena, la atrajo hacia si.
- ¡Mi pobre niña del lago!... lo que has tenido que pasar… lo que has tenido que sufrir… y todavía debo pedirte algo mas…
Nadya levanto la vista de nuevo, sus ojos brillaban con un sentimiento indefinible… sus manos la abrazaron por la espalda acerando más a Elena quien se dejaba hacer… se sentía como frente a un espejo que le devolvía una imagen diferente de ella misma, una imagen con vida propia, con propios brazos que amorosos la abrazaban, con labios sensuales que rozaban los suyos…
- ¡Por favor! – Suplicó Nadya casi dibujando esa palabra con sus labios en la boca de Elena-… ¡Por favor, déjame ir con ella!
Y la besó... Dulce y tiernamente sus labios se fundieron, Elena respondió con pasión a ese beso, sus manos también se fundieron a esa espalda, una caricia que comenzaba con en sus bocas se extendió por todo su cuerpo… y era agradable, dulce… eso era amor… de alguna manera sabia que se estaba haciendo el amor a si misma…
Abrió los ojos sabiendo que el castillo y todo ya no estaría ahí… solo brillaba la pequeña lámpara en la mesa de cabecera… estaba de vuelta en Italia, en la casa de Leonard… y ella, Yulia estaba ahí… llamándola.
* * *
Un grupo se seis hombres se deslizo con sigilo por la vereda lateral de la mansión, vestidos de negro y con el rostro cubierto con pasamontañas, aun la piel de sus ojos iba pintada para ocultar casi por completo su presencia en las sombras, eran rápidos y seguros.
Al otro lado de la propiedad la luz de la luna se filtraba tímida a través de la niebla y las puertas abiertas del almacén. Kipper caminó alrededor del auto examinando las reparaciones, los cristales habían sido sustituidos y reparada la suspensión y el motor, la carrocería todavía estaba bastante abollada pero nada importante, hasta complementaba el perfecto disfraz… una vieja y achacosa maquina que alguna vez fue objeto de lujo… ¿Quién pensaría lo que era en realidad?, un misil móvil e indetectable, un misil de diez megatones, diez veces más potente que la bomba que destruyo Hiroshima. Caminó hasta el muro donde cajas de herramientas se encontraban en impecable orden y limpieza, también el cajón de las llaves de todos esos vehículos, no tenia seguro ¿Quién le robaría un auto a Leonard? Abrió el cajón y la sonrisa se borro de su rostro.
- ¿Dónde esta la **** llave?..- murmuró entre dientes, Kipper. -… **** gitana, tienes que haber sido tú ¿Qué estas planeando?
Disimulados a un costado del camino una camioneta blindada aguardaba, estaba reforzada del frente con gruesas barras de acero, listas para violar el portal de la propiedad metros más adelante. Iván, de pie junto al vehículo vigilaba con unos binoculares.
- La niebla es buena y mala a la vez… no pueden vernos, no podemos verlos… y sin radios también estamos sordos… - se quejo.
- Sólo tenemos el reloj y las bengalas… nos apegamos al plan y entramos a la hora convenida, si hay problemas la bengala se podrá ver a través de la niebla… no es diferente de los asaltos a las fortalezas de Afganistán durante las tormentas de arena, ¡tranquilícese!... usted ni siquiera debería estar aquí. Le entregaremos a la chica envuelta para regalo, la cabeza de Kipper y el auto que intente robarse. Y será muy censillo.
- Debo estar…- afirmó Iván-… mi olfato nunca falla, debo estar aquí y ahora… esta obsesión, este irrefrenable deseo de venganza… La rusa, esa **** chiquilla… no puedo, simplemente no puedo sacármela de la cabeza… tiene que devolverme lo que me quito. No lo entiendo, ¿Por qué no puedo permitir que nadie mas la mate?, ¿por que no deje que el Turco hiciera lo suyo cuando la teníamos a la mano?, ¿Por qué estoy obsesionado con ella de esta forma…?... ¡¡Mato a mi hijo!! ¿Es por eso..?... ¿Por qué estoy seguro que es mucho más…? ¿Por qué estoy seguro que me debe mucho más que eso?... ¿Será que tanto odio me ha vuelto loco?
* * *
Alexa abrió los ojos pesadamente, el pecho le dolía como si una saeta de fuego le perforara el corazón pero estaba bien, o al menos así se obligaba a creer. Estaba tumbada en un apartado rincón del pasillo frente a la habitación de Elena, realmente no quería esconderse, no tenia caso, sólo ocultarse de la mirada de cualquier curioso entrometido… la niebla llevaba el pasillo por completo, había sucedido muy rápido o se había dormido más de lo que esperaba… no importaba. Su mano sujeto con firmeza la punta de acero bañada en su sangre, sintió el peso de la pistola en el pequeño bolso que colgaba de su cuello junto con un centenar de joyas de baratijas… joyas sin gran valor monetario… joyas de gran poder, como la determinación en sus negros ojos de profunda mirada… la arcaica sabiduría de un pueblo que ha vivido sin tierra desde el inicio del tiempo, reyes y esclavos a la vez, parias del mundo, exiliados… pero no vencidos, nunca derrotados, guardianes de secretos de épocas en que los dioses caminaban entre los hombres y eran honrados con tributos de sangre… una época en que no existía la palabra escrita y la sabiduría se transmitía de generación en generación por boca de los ancianos… Y Alexa jamás ha olvidado las palabras de su abuela… y nunca como hoy tuvo tanta fe en ellas.
Hoy que contempla frente a si la silueta oscura que se desliza flotando por la niebla, tan tenue que ni la brisa parece tocarla. “Ella”… que parece surgida de un dulce sueño, no inspira miedo, apenas una sombra no más clara que el reflejo de la luna, apenas una ilusión… La silueta se detiene de pronto frente a esa puerta… por primera vez la noche parece agitarse, la niebla y hasta las sombras parecen vibrar… La sombra en su inmovilidad se hace más tangible, deja de ser una silueta para convertirse en “alguien” de pie frente a la puerta de madera en cuyo centro apenas se distingue la marca carmesí de una mano pintada en sangre. Un delgado brazo tan pálido como la luna se extiende hasta esa puerta y sus dedos casi rozan su superficie pulida… pero no la tocan.
- Yulia – murmura quedamente Alexa.
La gitana se incorpora con un poco de dificultad, sabe que su presencia nunca fue oculta para “ella”, simplemente había sido ignorada, menospreciada… como siempre en su vida, y tal vez siempre fue verdad, siempre fue la pequeña e insignificante “gitanilla”, la ladrona, la vagabunda, la exiliada…la lesbiana… apenas nadie. Pero se equivocaron todos, ella es Alexa, por encima de todos los calificativos para ella y su raza, para su suerte y destino… ella es Alexa.
Yulia escucha su nombre venir de esos labios, lo escucha como si fuera un sueño… el corazón de Elena late dentro de esos muros, llamándola, su propio corazón late con fuerza buscando la cercanía de ese otro corazón, romper esa distancia que los ha separado… el tiempo y el abismo de la oscuridad hoy parecía tan frágil… parecía tan al alcance de su mano… los labios de Elena en los suyos, su piel tan dulce, suave y calida tocando la suya, calentando la suya… llenándola de todas esas emociones perdidas hace tanto tiempo… Pero no puede… la distancia que las separa se hace enorme en esa puerta, esta parada frente a un muro infranqueable… no puede, simplemente no puede entrar a esa habitación…
Ella esta ahí… y no puede alcanzarla… otra vez… El hambre, ahora todo lo que le queda es su hambre.
Alexa retrocede un paso… sabía lo que pasaría pero aun así se ha sorprendido, el rostro de Yulia esta frente a ella en un instante, apenas un parpadeo, mas rápido de lo que puede seguir su mirada… esta asustada pero no tiene miedo, sólo lamenta sentirse tan débil en este momento, sólo ruega por que las fuerzas no le fallen… el dolor en su pecho se vuelve mas agrio mientras con ambas manos sostiene la punta de acero que no deja de temblar.
Yulia siente el filo de esa punta de metal en su pecho, siente la sangre que la baña… la misma con que esos caracteres fueron escritos en el borde de la puerta y las ventanas de esa habitación que se ha convertido en el punto mas lejano del mundo para ella… el filo de esa punta se mantiene firme en su pecho. Los negros ojos de la gitana no pierden un ápice de coraje frente a los suyos.
- Mi vida por la de ella… - el eco de la voz de Elena, llega con claridad a su mente mientras las garras brillan en la punta de sus dedos.
Alexa se mantiene firme aun que fascinada por esos ojos azules como las llamas del infierno, ninguna bestia tiene ojos tan feroces como estos, ojos ardientes… ojos que revelan… una soledad infinita… mas allá de la pasión asesina, más allá de una furia animal incontenible… en lo mas profundo de ese fuego helado Alexa contempla la soledad de esta criatura milenaria….
-… su nombre es Yulia, ese es el nombre de mi ángel… - el eco de la voz de Elena también murmura en su cabeza.
¿Un ángel?... ¿Qué otra cosa podría ser?, Para Elena, la dulce e inocente Elena ¿Qué otra cosa podía ver en esta criatura sobrenatural?... un triste ángel caído de la gracia… Alexa la recuerda bien, recuerda el brillo de sus ojos cuando en esa calle perdida de Paris, cuando estaba dispuesta como esta noche a entregar su vida por la de Elena con tan sólo la efímera esperanza de brindarle un instante para escapar… ella cayo del cielo, como un divino ángel con la espada de la justicia para aplastar la maldad de los hombres que querían arrebatársela… Sintió la velocidad y fuerza de aquellos brazos que la arrastraron como a una muñeca lejos del peligro… esa fuerza que hoy estaba dispuesta a desafiar.
- … tu no querías protegerla… sólo la querías para ti. – dijo Alexa mientras con toda su energía se lanzo contra Yulia con la punta de acero por delante.
Yulia sintió el acero penetrar su pecho… alcanzar su corazón… su cuerpo se paralizo justo en ese instante, pero su brazo había sido lo bastante veloz para describir el mortal arco que llevaría sus garras al vientre de Alexa… sin embargo sus garras se contrajeron en ese ultimo y fugas momento… Alexa apenas sintió el golpe en su vientre y se vio proyectada, se estrello contra el muro y cayo de rodillas tosiendo y sin aire… todo giraba a su alrededor… hizo un titánico esfuerzo para no caer en la inconciencia… no podía desmayarse en este momento. Toda su voluntad se concentro en no soltar la punta de acero.
Las piernas de Yulia temblaron mientras retrocedía… su corazón, algo había sucedido en su corazón… un dolor diferente a su hambre… sus garras volvieron a surgir liberadas de ese algo que las había contenido… una visión cruzo sus ardientes ojos, una visión que paralizo sus garras y su fuerza… pero fue tan fugas, tan efímera. Sus garras volvieron a cortar la noche.
Alexa intentó levantarse otra vez pero nuevamente se sintió un juguete en la fuerza de un huracán, una garra se cerró sobre cuello y la levanto como a un guiñapo para estrellarla con brutalidad contra el muro, todo daba vueltas en los ojos de la gitana pero aun así lanzo a ciegas su puño armado buscando volver a herir a la oscuridad, pero otra garra sujetó su muñeca y sus huesos crujieron hasta casi romperse bajo la presión de una fuerza bestial… a pesar de su indomable corazón la punta de acero escapo de sus dedos…
El rostro de Yulia se acerco hasta rozar el de Alexa, la gitana mantuvo firme su mirada sabiendo que era el final. Una lagrima se escapo corriendo por su mejilla.
- Elena… perdóname, Elena… te falle… otra vez te falle… -lloró en silencio la gitana mientras los colmillos de Yulia surgían en sus labios.
-… Ella… Elena si quería protegerte… - dijo Yulia.
Alexa cayó al piso liberada de las garras que la sostenían. Tosió mas recuperando el aire mientras su mano tanteo el suelo buscando su arma… pero encontró el suave contacto de un pie desnudo. Se limpio las lágrimas de los ojos para poder ver.
Elena estaba de pie frente a ella y la miraba en silencio…
Continúa…
Emerger de las tinieblas…
Yulia… ese es su nombre, por primera vez al abrir los ojos lo sabe… este “despertar” es como ningún otro… hay silencio y oscuridad en todo… no hay nada, Yulia flota en el vació y se estremece, así como ahora sabe su nombre, sabe lo que debe hacer. Por primera vez no cierra sus ojos y vuelve a hundirse en la nada… se incorpora lentamente tomando control poco a poco de su magnifico cuerpo nuevo, incorruptible, invencible… insensible.
Lentamente se vuelve y contempla la lejana luz que esta a su espalda… tiene miedo… paso a paso por esa eternidad de tinieblas camina hacia la luz… sabe lo que hay ahí, sabe que le dolerá…
Esa luz es todo aquello a lo que decidió dar las espalda y esconder de si… son sus recuerdos, su memoria... su vida. La luz se expande poco a poco en chispazos que son los recuerdos y vidas de todos aquellos que han caía presas de su hambre… pero en el centro de esas pequeñas luces esta la suya, su propia vida… con forme avanza la luz se hace más y más intensa, dolorosa, Yulia es herida… cada delgado destello es como una filosa navaja que penetra su piel y se ríe de su invulnerabilidad… cada herida abierta no se cierra, no se esfuma, cada herida se convierte en una yaga de dolor y agonía… Yulia cubre sus ojos que arden bajo el fuego de esa luz, su piel se quema pero ella sigue avanzando… el dolor… ¿Qué es este dolor?
Yulia lo sabe, esos son sus recuerdos en el calabozo de su castillo, otra vez esta ahí prisionera de lo que alguna vez fue su hogar, con cadenas que se hincan en la piel viva de sus heridas, toda ella es una herida sangrante y podrida… ¿Por qué vuelve a ese momento y lugar?, ¿Por qué no escapa hacia las sombras? hacia la oscuridad donde el dolor no puede tocarla…
Pero Yulia decide no volver a escapar, tiene que llegar al centro de esa luz, al centro de lo que fue su vida… tiene que saber lo que sucedió… ¿Qué paso al final en esa mazmorra?, ¿en que momento se transformo en esto?... ¿Por qué?
¿Qué fuerza tan terrible la hizo volver de entre los muertos?...
Yulia se arrastra con el cuerpo destrozado por esa luz, toda la intensidad de su vida golpeándola, descarnándola como si fuera el viento ardiente de un huracán, pero Yulia continua adelante.
¿Fue el Diablo quien se hizo presente en esa noche?, ¿fue su alma vendida por unas monedas de venganza?... No, nunca se hizo presente ningún ser de cabeza carnuda y aliento a azufre… caricatura del demonio que Kaunas narraba para asustar a los niños… Pero el demonio si estuvo presente todo ese tiempo, desde el inicio, estuvo ahí en el corazón de todos aquellos que la traicionaron, estuvo ahí en la semilla de su cobardía, estuvo ahí en el fruto de su egoísmo y codicia, estuvo ahí en la ignorancia y el prejuicio… El demonio se hizo presente no era un ser, se hizo presente como un sentimiento y todos lo recibieron, todos lo abrazaron en sus corazones… todos ellos eran el demonio.
Yulia al fin esta ahí, en el centro de su luz y siente sus huesos desaparecer, convertirse en polvo ante esa luz que ya le ha arrancado los ojos, pero no se detiene… esta ahí, la razón y causa de todo este dolor, de toda esa oscuridad. Siente en su pecho que esta ahí… tal como lo sentía también cuando en su mazmorra, en ese agujero excavado en la roca, cuando su cuerpo era una yaga de dolor y agonía y no le quedaban fuerzas para mas… cuando lo único que podía hacer era obligarse a seguir respirando aun que el aire parecía tan duro y pesado como los muros de roca vil que la aprisionaban… cuando el latido de su corazón continuaba tan sólo como un salvaje acto de voluntad… por que igual que ahora, que en este preciso instante en que el dolor la disuelve… no podía rendirse, no podía detenerse…
Ella podía ser algo innombrable sepultado y podrido en el fondo de ese calabozo, pero era la única luz de esperanza para ella… era la única voz que oraba por ella, su corazón no se detendría por que latía por ella… Yulia no moriría por que su vida le pertenecía a ella…
- ¡¡Nadya!!...
El centro de la luz no era un lugar cruel y frió… tal vez por que todo lo que podía ser destrozado de su cuerpo ya había sido arrancado… Yulia estaba de pie otra vez en el centro de la luz, en el centro de su vida y un dolor nuevo golpeo su pecho, un dulce dolor que arranco lágrimas de sus ojos azules como el cielo que estaba mirando.
Era un bosque inmenso, de alegres y frescos árboles que se mecían perezosos en la brisa de la primavera, era un campo de flores tan hermosas que parecían hacer brillar las delicadas nubes con sus multicolores, el lago… su lago semejaba un segundo cielo en su magnifico reflejo. Y en medio de toda esa belleza se encontraba el sol… ella… fresca, pura, radiante… viva. Nadya recostada en medio de ese magnifico campo de flores, cubierta tan sólo con los pétalos que la brisa depositaba sobre la perfección de su piel nacarada y cubierta de pecas que Yulia conocía de memoria en cada detalle.
Ella… la causa de todo… de su pecado, de su perdición, de su miseria… el centro de su vida.
Ella… su vida era ella… mientras ella existiera, Yulia no podría morir jamás.
Cuando la oscuridad al fin cayo sobre Yulia como una bestia victoriosa después de una titánica batalla perdida, cuando de sus ojos azules se extinguió la luz de una vez y para siempre… Ella llenó sus pensamientos y su corazón en un agónico pero monstruoso grito de rebeldía… su cuerpo marchito y quebrado al fin se rendía ante las garras de su fragilidad… su mortalidad… Pero no su espíritu, no su corazón más allá de la profundidad de su pecho… Todos sus sentimientos se fundieron en uno sólo, todo su amor, toda su ira… todo cuanto era ella se convirtió en el fuego del cual su cuerpo marchito se convirtió en crisol y crisálida, un capullo dentro del cual se gesto una criatura que jamás debió existir y caminar sobre el mundo…
Más allá de todo su odio hacia quienes la traicionaron… cuando su corazón volvió a latir fue por ella, cuando la oscuridad derrotada de la muerte se fundió en su ser, fue por ella…
Pero cuando el fuego azul de sus ojos volvió a brillar… ella ya no estaba…
Yulia corrió por ese bosque sabiendo que al final abrazaría a la nada, ella se disolvió en las sombras así como todo ese bosque que sabia no existía desde tiempos inmemorables, ese hermoso bosque junto a su castillo y su lago, todo fue devorado por las llamas… el dolor de sus brazos vacíos, el dolor de su corazón vació golpeó su pecho mientras el fuego que arrasa su bosque ha secado ya sus lagrimas… ese dolor tan grande que agita su pecho y la impulsa, la hace arrastrarse desde la más profunda oscuridad a través de la piedra y la tierra… ese dolor debe apagarse, ese dolor es su hambre…
Yulia rompe la superficie del suelo y sale de la tierra misma como el tronco deforme de un árbol marchito… El último rayo del sol se ha extinguido en el horizonte. La bestia nacida de las sombras tiene hambre… pero esta vez es diferente, esta vez su hambre al fin tiene una razón, un significado… su oscuridad tiene un rayo de luz.
- Elena… -los labios de Yulia sonríen… a pesar de su hambre salvaje, Yulia esta contenta. Ella ha vuelto.
Elena despierta del sueño inquieto en que la fiebre intento perderla, abre los ojos, mares insondables de verdes misterios cuyos secretos empiezan a emerger.
- Yulia… -susurran sus labios heridos por la sed y la fiebre.
Cazadores nocturnos…
- ¡Es como Afganistán! – exclamo un hombre de piel morena y ruda corpulencia. Sus ojos expertos escudriñaban los muros que resguardaban la propiedad de Leonard.
- Si, como el **** Afganistán – asintió Iván -¿tenemos lo necesario?, el tiempo apremia.
- Será un pedazo de pastel, señor… a sus camaradas les dimo una buena tunda sin importar lo sólidos que eran sus cuarteles… esta es una residencia de verano en comparación, esta hecha para mantener fuera a marrulleros, pandilleros y policías, no a un convoy militar armado, no a mi gente.
- El puesto del “Turco” esta vigente, seré muy generoso si demuestras que puedes con él.
- El “Turco” era un asesino, señor, yo soy un comandante. No me conformare con ser su sombra… le traeré a la Rusa, de una pieza, pero a cambio quiero mucho más que esos trajes finos.
- Un comandante ¿eh?... demuéstralo y te haré comandante de algo muy grande, sabes a que me refiero, lo saben todos.
El hombre se irguió en toda su estatura, Iván era un larguirucho pero aquel tipo le sacaba una buena cabeza.
- Esperaremos que cierre un poco mas la noche… je, je, je, je… Dios es generoso con las ovejas descarriadas ¿no?
- ¿Qué? – preguntó Iván, con gestó de fastidio.
- Niebla, señor… esta noche habrá niebla.
* * *
- ¿Yulia…? – pregunta Alexa a la pelirroja mientras en su manos morenas sostiene la nívea mano de la pelirroja.
Los verdes ojos de Elena se encuentran con los ojos de la gitana, tan negros como sus propios misterios, ve sus labios moverse pero no comprende las palabras que la chica le susurra tan cerca de su boca, casi como si quisiera besarla…
-… Yulia… -murmura Elena-… su nombre es Yulia, ese es el nombre de mi ángel… ella vendrá por mi…
Alexa acaricia su frente y descubre que la fiebre ha vuelto, coloca un paño húmedo en ella para refrescarla, las pupilas de la pelirroja están muy dilatadas.
-… ella vendrá por mi… - Elena jadea un poco.
- Pero no te llevara, no lo permitiré… - jura Alexa con solemnidad y besa la mano que sostiene-… Te lo prometo Elena, mi amor… ella no te llevara.
Yulia esta de pie en la copa del árbol más alto, solo la punta de sus pies tocan la delgada rama pero es suficiente, se balancea junto con las ramas mientras la brisa aumenta su fuerza poco a poco y la niebla vuelva a brotar de cada rincón de las sombras, precipitándose del cielo como una mortaja. Yulia siente su corazón saltar en su pecho de ¿alegría?.... ¡si!, dolorosa alegría, tan similar al dolor de su hambre… tan intensa… pero no es hambre, no importa cuanto duela, esto no es hambre… tiene fe en que esto que siente es distinto. Yulia canta a la noche, a las estrellas y la luna, canta con el corazón henchido y una sonrisa en sus labios… no presta atención a sus colmillos que resplandecen bajo la plata de la luna.
Las nubes, el viento y la niebla acuden a su canto.
Desde esa altura contempla la enorme mansión donde Elena ha sido cobijada, con toda claridad escucha el latido de su corazón, el latido agitado y ansioso que anhela su llegada. Ve la luz de la ventana donde ella la espera… Pero esa luz se apaga.
Alexa mira por la ventana con atención, la noche parece volverse luminosa, radiante, es la luz de la luna que hace brillar la niebla que empieza a salir de entre el follaje de los árboles, que viene avanzando por las veredas como un millar de fantasmas… sabe que “eso” esta allá afuera, la oscuridad la asecha. De golpe cierra las cortinas como si eso pudiera protegerlas. Mira hacia atrás, Elena respira agitada en el lecho, la fiebre ha empezado a ceder pero no aquello que la perturba… y es “ella”, lo sabe. Apoya su frente sobre la cortina de tela y siente el frió del cristal traspasarla.
- Yulia – murmura maquinalmente- Mamá… Abuela… ancestros míos… ¡ayúdenme!
Se lleva una mano a su corazón y siente su palpitar agitado en el pecho, entre sus dedos lleva una delgada punta de acero, la consiguió y la pulió con esmero, un delgado punzón que mordió su piel y milímetro a milímetro su puño firme lo empujo hacia su corazón … Sus labios empiezan a moverse en una oración muy antigua, tan antigua que no tiene palabras, sus frases y sus versos son como el sonido de las aves y el viento, como el sonido de la lluvia y el caudal del río… es una oración a divinidades mas antiguas que la memoria de los hombres, una oración que cantaba su pueblo antes de ser esclavo de Egipto, antes de que las pirámides no fueran mas que un sueño… Entre las nubes ennegrecidas el sonido de un trueno se hizo escuchar.
* * *
Elena Kipper se encontraba dormitando en el interior de un vehículo todo terreno compacto. Abrió los ojos con un gesto indefinible en ellos, algo que seria equivalente a saltar a causa de una pesadilla para cualquier otro… pero Elena Kipper no tiene pesadillas, ella es la pesadilla… sin embargo sus sueños están ahí, como siempre, fríos y vacíos… jamás puede recordar lo que sueña, el sólo pensar en ello le produce migraña… ese terrible dolor de cabeza que sólo puede tranquilizar con la sangre de alguien…. Pero todavía no, sólo un poco más, unas cuantas horas más y la sangre bañaría esos hermoso campos… ¿Los pétalos de las flores se tornaran rojas después de que sus raíces beban de los ríos púrpuras?
Alguien quiso indagar en sus sueños cuando era niña, un tipo vestido de blanco con grandes y cómicos anteojos de cristal tan grueso que ella también podía ver sus pensamientos a través de ellos. Era un tipo muy divertido pero charlar con él siempre le causaba migraña… sus preguntas le causaban migraña, sus ejercicios le causaban migraña… y al final él la curo de su migraña… un día pregunto demasiado, busco demasiado en su pequeña mente, le causo la peor migraña de su vida y de pronto se vio curada… pero el pobre tipo terminó con un lápiz clavado en el cuello y su sangre bañando las paredes como si se tratara de la fuente del jardín de ese horrible edificio. Mientras lo veía desangrarse, revolcándose como un pez fuera del agua, los latidos de su migraña simplemente se fueron.
- ¡hazlo otra vez! – le dijo una voz, el acero brillo en su manos… el dolor de su cabeza, el palpitar se movía hacia esa hoja de metal y le daba vida… el dolor se iba cuando la hoja se tintaba de sangre.
- ¡hazlo otra vez! – la voz se extinguió de sus recuerdos. De su mal suelo, como siempre, no había nada… solo el dolor.
Tuvo una visión mientras salía del auto para estirar las piernas, era la pelirroja otra vez, desnuda y recargada sobre el balcón de ese hotelito en Florencia… era una imagen muy erótica, le excitaba, no es que ella le atrajera sexualmente… era su cabello, sus rojos rizos que caían sobre sus hombros y cubrían toda su espalda, se deslizaban por sus largas piernas y empapaban sus generosos pechos… no era su cabello, era su sangre. Hubiera deseado estar en ese balcón con ella aquella tarde y abrirle la garganta de oreja a oreja y que su sangre se mezclara con su cabello y los rayos del sol de la tarde… ahora si era perfectamente hermosa… en su agonía.
También podía adivinar el sensual cuerpo de la gitana, quizás tan atlético como él suyo, esa tarde la imagino recostada entre las sabanas blancas de su lecho, su piel morena en perfecto contraste como una fotografía en blanco y negro… ¡Como hubiera deseado estar ahí!, La pelirroja desangrándose en el balcón y la gitana con sus viseras expuestas y regadas por toda la sabana roja, ardiente de su pasión.
Elena Kipper esta muy excitada por sus pensamientos, casi no puede aguardar para saltar ese muro e iniciar una juego erótico con las pervertidas… un trío sexual en una de esas enormes camas de hierro forjado… las tres desnudas, caricias de una hoja de acero, su pasión al rojo vivo, al rojo sangre… ¡Como las odiaba!... ¡como las amaba!.
Cruzo los brazos sobre su pecho y entonces lo percibió… había algo distinto en el aire, algo diferente, sus instintos de cazador se agudizaron indagando las sombras tratando de entender.
La niebla, una vez más se estaba formando la niebla.
* * *
Hay mucho ruido en el exterior, gritos y golpes, ¿Qué esta sucediendo allá afuera?... Elena se acerca hacia el hueco de una ventana tapiada, cubierta por tablones firmemente fijados, no distingue mucho a través de esas rendijas… escucha un quejido a su espalda, una voz adolorida que le eriza los cabellos ¿Quién esta ahí?... quien sea necesita ayuda. Sin embargo siente sus piernas temblar al acercarse… sabe quien esta ahí… tiene miedo de verla, sin embargo no puede detener sus piernas, tiene que verla.
La paja esparcida por el suelo esta llena de sangre… ella esta tumbada en medio de este charco de sangre que se escurre bajo la puerta de roble que franquea la entrada a esa habitación de pesadilla. Elena se acerca un poco más, aterrada, a pesar de la penumbra puede reconocerla… puede reconocerse a si misma… su cabello es distinto, pero es el mismo, su rostro es diferente pero es ella… la herida en su vientre… la mancha de sangre sobre su vientre esta en el mismo lugar donde ella siente la punción de la suya… Elena se lleva las manos al rostro, para cubrir sus labios y callar un grito cuando la chica agonizante en el suelo abre los ojos, tan verdes como los suyos y la mira directo al rostro… ella también puede verlas.
-… Yulia… - se dibuja en esos labios heridos, sin aliento para formular palabras.
Elena se postra de rodillas junto a la moribunda, ¿junto a si misma?... trata de sostener a esa chica pero no puede… esto es un sueño, lo sabe… No, no es un sueño… es un fantasma, un eco de algo terrible que ya sucedió y que no puede ser cambiado, no puede ser corregido… ¿Por qué esta ahí entonces?, ¿Por qué este sueño viene a ella cada vez..?
Nadya… también comparten el mismo nombre… Nadya Elena agoniza bañada en su propia sangre, su mano se desliza hacia Elena, como queriendo tocarla, como queriendo mostrar que no es un sueño y que ella puede verla… sus labios sin aliento dibujan frases que Elena empieza a comprender…
Nadya se esta extinguiendo envuelta en el silencio… hay un ruido de batallas fuera del castillo, hay ruido de peleas en todas partes, trompetas y acero cantando… pero hay un silencio terrible por encima de esa cacofonía… falta un sonido en la noche, falta algo… Entonces Elena se da cuenta, el sonido que falta era algo que sólo ella podía escuchar y que no se había dado cuenta, un sonido que Nadya podía escuchar y nadie más…
El corazón de Yulia, no puede escuchar el corazón de Yulia sepultado en esa mazmorra… el corazón de Yulia se ha detenido… al fin se ha detenido. Nadya lo sabe, toda su energía por vivir, toda su esperanza se extinguió junto con ese latido.
-… Yulia…. Perdón... – lee en los labios de Nadya mientras un gesto de tristeza y desolación infinita se dibuja en su rostro y se queda en el para siempre… el brillo esmeralda de sus ojos también se ha extinguido.
- No… -suplicó Elena-… no te mueras… no todavía… Ella… ella volverá por ti
Un latido como una explosión lleno la habitación, semejante a un campanario, una y otra vez con furia salvaje hasta que la puerta se vino abajo. Elena aun de rodillas junto a si misma vio saltar esa puerta hecha añicos. Por su marco abierto una figura entro vigorosa a su interior… envuelto en una capa ocultando sus rostro por un momento, pero esta figura también cayo de rodillas junto a Nadya, sus brazos si la rodearon y levantaron del piso… y cuando la oprimió contra su pecho la capucha cayo sobre sus hombros revelando el rostro de un hombre que lloraba.
- ¡¡Perdón, mi señora!!... ¡¡Perdón por nuestra demora!!... ¡¡Perdón por llegar tan tarde…!!
El mundo pareció temblar, un sonido poderoso llenó la noche por completo aun que parecía que nadie podía escuchar… Elena saltó una vez más sorprendida por ese sonido que volvía una y otra vez, cada vez más fuerte, cada vez mas terrible…
- ¡es ella! – Exclamó sabiendo que nadie podía escucharla-… ¡¡es ella!! – grito victoriosa y alegre a pesar de la desgracia de que era testigo -… Es Yulia, es su corazón… ¡¡puedo escuchar su corazón!!…
Entonces su sonrisa se quebró en sus labios… Carlo envolvió el cuerpo Nadya en su capa, con mucho amor y cuidad y la levanto en brazos.
-.. Ella… ella volvió por ti… y tu ya no estas…
- No, nunca me fui… - dijo su propia voz a su espalda. Elena giró en redondo para encontrarse con ella misma. Sus mismos ojos esmeraldas mirándola con una infinita tristeza y soledad.
-… ella sabe que sigo aquí… pero ella no había podido encontrarme… hasta que llegaste tu…
Nadya bajo la mirada y apoyo sus manos en los hombros de Elena, la atrajo hacia si.
- ¡Mi pobre niña del lago!... lo que has tenido que pasar… lo que has tenido que sufrir… y todavía debo pedirte algo mas…
Nadya levanto la vista de nuevo, sus ojos brillaban con un sentimiento indefinible… sus manos la abrazaron por la espalda acerando más a Elena quien se dejaba hacer… se sentía como frente a un espejo que le devolvía una imagen diferente de ella misma, una imagen con vida propia, con propios brazos que amorosos la abrazaban, con labios sensuales que rozaban los suyos…
- ¡Por favor! – Suplicó Nadya casi dibujando esa palabra con sus labios en la boca de Elena-… ¡Por favor, déjame ir con ella!
Y la besó... Dulce y tiernamente sus labios se fundieron, Elena respondió con pasión a ese beso, sus manos también se fundieron a esa espalda, una caricia que comenzaba con en sus bocas se extendió por todo su cuerpo… y era agradable, dulce… eso era amor… de alguna manera sabia que se estaba haciendo el amor a si misma…
Abrió los ojos sabiendo que el castillo y todo ya no estaría ahí… solo brillaba la pequeña lámpara en la mesa de cabecera… estaba de vuelta en Italia, en la casa de Leonard… y ella, Yulia estaba ahí… llamándola.
* * *
Un grupo se seis hombres se deslizo con sigilo por la vereda lateral de la mansión, vestidos de negro y con el rostro cubierto con pasamontañas, aun la piel de sus ojos iba pintada para ocultar casi por completo su presencia en las sombras, eran rápidos y seguros.
Al otro lado de la propiedad la luz de la luna se filtraba tímida a través de la niebla y las puertas abiertas del almacén. Kipper caminó alrededor del auto examinando las reparaciones, los cristales habían sido sustituidos y reparada la suspensión y el motor, la carrocería todavía estaba bastante abollada pero nada importante, hasta complementaba el perfecto disfraz… una vieja y achacosa maquina que alguna vez fue objeto de lujo… ¿Quién pensaría lo que era en realidad?, un misil móvil e indetectable, un misil de diez megatones, diez veces más potente que la bomba que destruyo Hiroshima. Caminó hasta el muro donde cajas de herramientas se encontraban en impecable orden y limpieza, también el cajón de las llaves de todos esos vehículos, no tenia seguro ¿Quién le robaría un auto a Leonard? Abrió el cajón y la sonrisa se borro de su rostro.
- ¿Dónde esta la **** llave?..- murmuró entre dientes, Kipper. -… **** gitana, tienes que haber sido tú ¿Qué estas planeando?
Disimulados a un costado del camino una camioneta blindada aguardaba, estaba reforzada del frente con gruesas barras de acero, listas para violar el portal de la propiedad metros más adelante. Iván, de pie junto al vehículo vigilaba con unos binoculares.
- La niebla es buena y mala a la vez… no pueden vernos, no podemos verlos… y sin radios también estamos sordos… - se quejo.
- Sólo tenemos el reloj y las bengalas… nos apegamos al plan y entramos a la hora convenida, si hay problemas la bengala se podrá ver a través de la niebla… no es diferente de los asaltos a las fortalezas de Afganistán durante las tormentas de arena, ¡tranquilícese!... usted ni siquiera debería estar aquí. Le entregaremos a la chica envuelta para regalo, la cabeza de Kipper y el auto que intente robarse. Y será muy censillo.
- Debo estar…- afirmó Iván-… mi olfato nunca falla, debo estar aquí y ahora… esta obsesión, este irrefrenable deseo de venganza… La rusa, esa **** chiquilla… no puedo, simplemente no puedo sacármela de la cabeza… tiene que devolverme lo que me quito. No lo entiendo, ¿Por qué no puedo permitir que nadie mas la mate?, ¿por que no deje que el Turco hiciera lo suyo cuando la teníamos a la mano?, ¿Por qué estoy obsesionado con ella de esta forma…?... ¡¡Mato a mi hijo!! ¿Es por eso..?... ¿Por qué estoy seguro que es mucho más…? ¿Por qué estoy seguro que me debe mucho más que eso?... ¿Será que tanto odio me ha vuelto loco?
* * *
Alexa abrió los ojos pesadamente, el pecho le dolía como si una saeta de fuego le perforara el corazón pero estaba bien, o al menos así se obligaba a creer. Estaba tumbada en un apartado rincón del pasillo frente a la habitación de Elena, realmente no quería esconderse, no tenia caso, sólo ocultarse de la mirada de cualquier curioso entrometido… la niebla llevaba el pasillo por completo, había sucedido muy rápido o se había dormido más de lo que esperaba… no importaba. Su mano sujeto con firmeza la punta de acero bañada en su sangre, sintió el peso de la pistola en el pequeño bolso que colgaba de su cuello junto con un centenar de joyas de baratijas… joyas sin gran valor monetario… joyas de gran poder, como la determinación en sus negros ojos de profunda mirada… la arcaica sabiduría de un pueblo que ha vivido sin tierra desde el inicio del tiempo, reyes y esclavos a la vez, parias del mundo, exiliados… pero no vencidos, nunca derrotados, guardianes de secretos de épocas en que los dioses caminaban entre los hombres y eran honrados con tributos de sangre… una época en que no existía la palabra escrita y la sabiduría se transmitía de generación en generación por boca de los ancianos… Y Alexa jamás ha olvidado las palabras de su abuela… y nunca como hoy tuvo tanta fe en ellas.
Hoy que contempla frente a si la silueta oscura que se desliza flotando por la niebla, tan tenue que ni la brisa parece tocarla. “Ella”… que parece surgida de un dulce sueño, no inspira miedo, apenas una sombra no más clara que el reflejo de la luna, apenas una ilusión… La silueta se detiene de pronto frente a esa puerta… por primera vez la noche parece agitarse, la niebla y hasta las sombras parecen vibrar… La sombra en su inmovilidad se hace más tangible, deja de ser una silueta para convertirse en “alguien” de pie frente a la puerta de madera en cuyo centro apenas se distingue la marca carmesí de una mano pintada en sangre. Un delgado brazo tan pálido como la luna se extiende hasta esa puerta y sus dedos casi rozan su superficie pulida… pero no la tocan.
- Yulia – murmura quedamente Alexa.
La gitana se incorpora con un poco de dificultad, sabe que su presencia nunca fue oculta para “ella”, simplemente había sido ignorada, menospreciada… como siempre en su vida, y tal vez siempre fue verdad, siempre fue la pequeña e insignificante “gitanilla”, la ladrona, la vagabunda, la exiliada…la lesbiana… apenas nadie. Pero se equivocaron todos, ella es Alexa, por encima de todos los calificativos para ella y su raza, para su suerte y destino… ella es Alexa.
Yulia escucha su nombre venir de esos labios, lo escucha como si fuera un sueño… el corazón de Elena late dentro de esos muros, llamándola, su propio corazón late con fuerza buscando la cercanía de ese otro corazón, romper esa distancia que los ha separado… el tiempo y el abismo de la oscuridad hoy parecía tan frágil… parecía tan al alcance de su mano… los labios de Elena en los suyos, su piel tan dulce, suave y calida tocando la suya, calentando la suya… llenándola de todas esas emociones perdidas hace tanto tiempo… Pero no puede… la distancia que las separa se hace enorme en esa puerta, esta parada frente a un muro infranqueable… no puede, simplemente no puede entrar a esa habitación…
Ella esta ahí… y no puede alcanzarla… otra vez… El hambre, ahora todo lo que le queda es su hambre.
Alexa retrocede un paso… sabía lo que pasaría pero aun así se ha sorprendido, el rostro de Yulia esta frente a ella en un instante, apenas un parpadeo, mas rápido de lo que puede seguir su mirada… esta asustada pero no tiene miedo, sólo lamenta sentirse tan débil en este momento, sólo ruega por que las fuerzas no le fallen… el dolor en su pecho se vuelve mas agrio mientras con ambas manos sostiene la punta de acero que no deja de temblar.
Yulia siente el filo de esa punta de metal en su pecho, siente la sangre que la baña… la misma con que esos caracteres fueron escritos en el borde de la puerta y las ventanas de esa habitación que se ha convertido en el punto mas lejano del mundo para ella… el filo de esa punta se mantiene firme en su pecho. Los negros ojos de la gitana no pierden un ápice de coraje frente a los suyos.
- Mi vida por la de ella… - el eco de la voz de Elena, llega con claridad a su mente mientras las garras brillan en la punta de sus dedos.
Alexa se mantiene firme aun que fascinada por esos ojos azules como las llamas del infierno, ninguna bestia tiene ojos tan feroces como estos, ojos ardientes… ojos que revelan… una soledad infinita… mas allá de la pasión asesina, más allá de una furia animal incontenible… en lo mas profundo de ese fuego helado Alexa contempla la soledad de esta criatura milenaria….
-… su nombre es Yulia, ese es el nombre de mi ángel… - el eco de la voz de Elena también murmura en su cabeza.
¿Un ángel?... ¿Qué otra cosa podría ser?, Para Elena, la dulce e inocente Elena ¿Qué otra cosa podía ver en esta criatura sobrenatural?... un triste ángel caído de la gracia… Alexa la recuerda bien, recuerda el brillo de sus ojos cuando en esa calle perdida de Paris, cuando estaba dispuesta como esta noche a entregar su vida por la de Elena con tan sólo la efímera esperanza de brindarle un instante para escapar… ella cayo del cielo, como un divino ángel con la espada de la justicia para aplastar la maldad de los hombres que querían arrebatársela… Sintió la velocidad y fuerza de aquellos brazos que la arrastraron como a una muñeca lejos del peligro… esa fuerza que hoy estaba dispuesta a desafiar.
- … tu no querías protegerla… sólo la querías para ti. – dijo Alexa mientras con toda su energía se lanzo contra Yulia con la punta de acero por delante.
Yulia sintió el acero penetrar su pecho… alcanzar su corazón… su cuerpo se paralizo justo en ese instante, pero su brazo había sido lo bastante veloz para describir el mortal arco que llevaría sus garras al vientre de Alexa… sin embargo sus garras se contrajeron en ese ultimo y fugas momento… Alexa apenas sintió el golpe en su vientre y se vio proyectada, se estrello contra el muro y cayo de rodillas tosiendo y sin aire… todo giraba a su alrededor… hizo un titánico esfuerzo para no caer en la inconciencia… no podía desmayarse en este momento. Toda su voluntad se concentro en no soltar la punta de acero.
Las piernas de Yulia temblaron mientras retrocedía… su corazón, algo había sucedido en su corazón… un dolor diferente a su hambre… sus garras volvieron a surgir liberadas de ese algo que las había contenido… una visión cruzo sus ardientes ojos, una visión que paralizo sus garras y su fuerza… pero fue tan fugas, tan efímera. Sus garras volvieron a cortar la noche.
Alexa intentó levantarse otra vez pero nuevamente se sintió un juguete en la fuerza de un huracán, una garra se cerró sobre cuello y la levanto como a un guiñapo para estrellarla con brutalidad contra el muro, todo daba vueltas en los ojos de la gitana pero aun así lanzo a ciegas su puño armado buscando volver a herir a la oscuridad, pero otra garra sujetó su muñeca y sus huesos crujieron hasta casi romperse bajo la presión de una fuerza bestial… a pesar de su indomable corazón la punta de acero escapo de sus dedos…
El rostro de Yulia se acerco hasta rozar el de Alexa, la gitana mantuvo firme su mirada sabiendo que era el final. Una lagrima se escapo corriendo por su mejilla.
- Elena… perdóname, Elena… te falle… otra vez te falle… -lloró en silencio la gitana mientras los colmillos de Yulia surgían en sus labios.
-… Ella… Elena si quería protegerte… - dijo Yulia.
Alexa cayó al piso liberada de las garras que la sostenían. Tosió mas recuperando el aire mientras su mano tanteo el suelo buscando su arma… pero encontró el suave contacto de un pie desnudo. Se limpio las lágrimas de los ojos para poder ver.
Elena estaba de pie frente a ella y la miraba en silencio…
Continúa…
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXI … Tormenta.
El protocolo
Sven digitó la clave de seguridad de la caja fuerte mas profunda y segura de su banco, uno de los bancos más antiguos de Europa y de los mas discretos, a pesar de contar con participación económica en casi todos los bancos mundiales modernos el nombre de su institución solo era conocido por muy pocos, así lo dictaba el protocolo.
El protocolo eran un conjunto de reglas y procedimientos que debían ser seguidos al pie de la letra, escritos desde hacia varios siglos, con una finalidad, un objetivo. Las manos de Sven temblaban al saber que al final conocería ese objetivo, todos los misterios se encontraban ocultos aquí, esta caja de seguridad fielmente custodiada por él y sus antecesores. Al fin la ultima puerta se abrió, era una bóveda construida aparte de todas las demás, un espacio sólo para los dueños de esa inimaginable riqueza. Era una habitación de cuatro por cuatro metros, en la pared del fondo se encontraba el cuadro original de “Madame Volkov”.
Sven se limpió las gafas para admirarlo, ha habido docenas de reproducciones hechas por los artistas mas destacados de cada generación, pero aquí estaba la obra original, la imagen que mostraba era en su maestría tan diferente a todos los cuadros que él conocía, sin lugar a dudas el original… ¿tal vez pintado del rostro original?... ese rostro, los matices de su piel, su gesto, el torno de sus ojos… la impresión que tuvo lo dejo congelado por unos instantes, atrapado por esos ojos azules que parecían brillar con una intensidad sobresaliente y al mismo tiempo ser tremendamente oscuros en su gesto, otro mito parecía despejarse al con templar esta obra… el puño de Leonardo D’vinci sin duda creo este cuadro y este era un rostro visto a través de sus ojos y capturado con mayor fidelidad que una cámara fotográfica. No había duda.
¿Por qué reproducir la misma obra para representar generaciones posteriores?, no importa cuan fuerte es la línea de sangre de los Volkov, los rostros cambian con la mezcla de otras sangres, ¿Qué tan semejantes son los descendientes actuales de esta dama que este cuadro los identifica a todos?
<< Yulia Volkova... Idéntica al cuadro como una gota de agua...>>
Bajo el cuadro estaba un rustico mueble de madera en excelentes condiciones, como recién fabricado por artesanales manos, el aroma de sus maderas aun perfumaba el ambiente. Sven abrió sin esfuerzo el mueble y en su interior encontró un legajo de documentos atados con una cinta en el interior de un fólder de piel de cervato. Todo aquello inspiraba un aura de respeto por la antigüedad de aquellos documentos, era su responsabilidad actualizarlos según juzgara conveniente cuando tuviera la oportunidad de verlos, ese era el protocolo, y solo podría verlos en dos situaciones: cuando cediera su puesto al siguiente albacea, la lectura y comprensión de estos documentos eran vitales para transmitir la responsabilidad a su sucesor y comprender la importancia del protocolo... Sven recordaba como en su momento él acompañó a su antecesor para abrir la bóveda y lo espero por horas a que volviera con las ultimas instrucciones de su cargo, su antecesor volvió transformado, lo que leyó en esos documentos lo impacto profundamente, Sven creyó que al igual que él tendría que esperar a la llegada de su sucesión para conocer el misterio de estos papeles... Pero hoy los tenía anticipadamente en sus manos.
“La leyenda de los Volkov.” –leyó en la portada, estaba escrito en latín antiguo, no le era ajeno a su nivel cultural.
“Con Dios nuestro señor como testigo doy fe que todo cuanto esta escrito a continuación es verdad y como primer testimonio de los hechos revelare que la persona que fue retratada como “Madame Volkov” es en efecto el ultimo y único descendiente de la familia Volkov, ella es y será por siempre la misma, sola por si misma, eternamente una y única y quien fue bautizada con el nombre de Yulia Volkova...”
Bajo la lluvia…
Como si una inmensa grieta se abriera en el cielo nocturno, un relámpago lo surco de norte a sur despejando por un instante las tinieblas, la niebla pareció resplandecer en todos los rincones del bosque. Gota a gota la lluvia inició, tímida al principio, pero después cayo generosamente sobre esos campos de flores y frutos. Yulia cayó de rodillas al mismo tiempo que la luz del relámpago se extinguía, junto con el sonido del trueno su corazón palpitó dolorosamente… su mano izquierda se hundió en la grava del sendero mientras y diestra oprimió la herida que la punta de acero de la gitana había logrado hacer en su pecho…
- Elena…- llamó Yulia con esa voz que sólo la pelirroja podía escuchar. Se dejo caer de espaldas sobre la grava mientras la lluvia apretaba y bañaba su rostro como si fueran lágrimas.
-… ¡¡Elena!! …
Alexa tosió sofocada por la falta de aire, cada centímetro de su cuerpo era una palpitación de dolor, sólo rogaba no tener un hueso roto y luchando contra su mareo intento levantarse. La pelirroja se lo impidió, con suavidad pero firmemente sujetó sus hombros y la obligo a recostarse sobre la alfombra.
- ¿Qué haces aquí, pelirroja del demonio?.. ¡Vuelve a la cama!... ¡vuelve a tu habitación!… estarás a salvo ahí… - jadeo la gitana. Entonces sus negros ojos se abrieron un poco más al darse cuenta de algo.
El cabello de Elena caía libremente sobre sus hombros, sin sus caireles y rublos, su gesto estaba desprovisto de la chispa infantil que siempre llevaba consigo, hasta el verde de sus ojos parecía mucho más profundo, como un océano de insondables misterios… los ojos de su Elena era verdes praderas… La chica que tiernamente la reconfortaba no era “su” Elena.
- ¡Shhhh! – salio de esos labios que también sonreían de forma diferente- Esta bien, ¡todo esta bien!... mi pequeña gitana, mi dulce Alexa… no puedes protegerme de ella, no tienes que protegerme de ella… Ella es mi destino.
- ¡¡No!!... no lo permitiré…- Alexa sujetó la mano de Elena luchando por levantarse nuevamente-… ¡tu no caminaras por la oscuridad!... ¡no tu!... Pasara sobre mí antes de llevarte
Sin esfuerzo Elena volvió a recostar a Alexa y besó la morena mano que trataba de detenerla.
- Nunca te rendirás ¿verdad?, eres como un caballero de brillante armadura, lucharas por tu doncella contra ejércitos y dragones… aun que sepas que no puedes ganar, que no tienes nada que ganar… nunca te rendirás, feroz corazón… ¡te pareces tanto a ella!
- Por favor Elena, ¡quédate conmigo!
Elena se inclino, despejo ese rostro de los negros rizos de ese rostro convertido en la mascara de la ansiedad y con suavidad besó esos labios que temblaban de impotencia.
- Esto esta bien, es así como debe ser… lo que viví contigo, lo que fuimos ¡fue algo maravilloso!, no lo olvides Alexa… no me olvides y viviré para siempre, recuerda… recuerda nuestro amor.
- No, Elena, no eres tu quien habla… ¡¡no eres tu!!
Elena cerró los ojos y agacho la cabeza separándose de Alexa, la gitana reunió toda su fuerza para volver a levantarse aun que el pasillo parecía girar alocadamente y las sombras crecían invadiéndolo todo. Se desvaneció por el esfuerzo.
Elena acarició sus cabellos por última vez.
- Mi pequeña Alexa… ¿cuan grande es tu amor?... ¿te levantarías de la tumba por mi?, ¿volverías de entre los muertos por mi?...
Elena se levanto y sin importarle lo ligero de su camisón abrió las puertas de la mansión y salio a la penumbra y la tormenta.
- ¿Eso hiciste tu?... ¿es por eso que estas aquí?... ¿fue por mi o por ti?, ¿fue tu odio o tu amor lo que te hizo volver?... Yulia, mi Yulia… ¿Qué es lo que deparas para mí?
Entre el odio y el amor…
Yulia miraba hacia el cielo, miraba la lluvia caer sobre ella, el estruendo de las gotas al golpear la graba y las hojas de los árboles la ensordecía, la confundía… en noches como esta ella no podía cazar con libertad, podía escuchar cada gota en su viaje por el viento, en su impacto contra cada cosa, podía verlas, una a una, podía ver el resplandor eléctrico de todos los árboles cuando un rayo tan solo surcaba el cielo, podía escuchar su infinito eco rebotando en la bóveda del cielo, la lluvia confundía sus sentidos, los saturaba con tal cantidad de percepciones… en noches como esta sólo podía quedarse al resguardo de las sombras que la cobijaron y aguardar que la providencia le llevara una presa hasta sus garras, alguien a quien no tuviera que asechar.
Y ese alguien llego, por encima del sonido cacofónico de la lluvia escuchó sus pasos por el sendero de graba, escucho el viento acariciar la suave tela que empapada se fundía con su piel, hubiera deseado oler su perfume pero la lluvia lo ahogaba por completo… y por encima de todo, por encima del sonido de la lluvia y el viento, de los rayos y el trueno, escuchaba su corazón.
- Yulia… - dijo Elena arrodillándose junto a ella.
Yulia la miró, y sonrió con genuina alegría, feliz entregándose a esos sentimientos que creía extintos. Su mano acaricio ese rostro que aun que diferente era el mismo de siempre, esa sonrisa y ese brillo esmeralda en esos ojos… el mismo de siempre… era otro lugar, otro tiempo… otra vida
- Nadya… Elena… - murmuro Yulia sin importarle que sus colmillos sobresalieran de sus labios en ese arrebato de pasión que confundía su hambre con otros sentimientos más fuertes… mucho más fuertes.
Elena se aparto el cabello que cubría su rostro con el peso de la lluvia, y descendió hasta alcanzar a su ángel y fundió sus labios con los de ella… suavemente como la brisa… tímidamente como la caída de los copos de nieve en invierno.
* * *
- La oscuridad, se la llevo la oscuridad.
Alexa sentía las lágrimas en el borde de sus ojos pero no podía llorar, la tierra escapaba por entre sus dedos y caía como una cascada marrón sobre el féretro.
- ¡Alexa! – Se escuchó una voz que brotaba del interior del féretro- ¡No me dejes aquí Alexa!
- Lo siento, Camila, ¡lo siento mucho! – sollozó Alexa mientras la tierra que caía de su mano parecía que nunca se iba a terminar.
- ¡Alexa, ayúdame! – insistió esa voz y se distinguieron tenues golpes en el interior- ¡no me abandones!
Alexa sintió tambalearse, el brazo le dolía pero la arena continuaba cayendo.
- ¡Perdóname, no hay nada que pueda hacer!… - Alexa miró hacia el cielo como preguntando a las nubes, esas nubes que lo cubrían todo, el sol apenas arrancaba unos destellos dorados tras ellas filtrándose aquí y allá.
- ¿No hay nada que pueda yo hacer? –preguntó al cielo ennegrecido.
- La oscuridad, se la llevo la oscuridad. No hay nada por hacer más que arrojarle nuestro olvido… ¡sepúltala bien Alexa! Olvida su rostro y su nombre, olvídalo todo de ella y déjala marchar… de la oscuridad nadie vuelve. – dijo Leonard, el anciano caballero que ahora estaba a su lado sin un ápice de su elegancia y dignidad, su rostro se veía vencido por el cansancio, la edad y el tiempo, cruelmente doblado por el peso de un enorme fardo en su espalda, un bulto del cual sobresalían cañones de armas, de todos tipos, de todos tamaños.
Los golpes en el féretro eran cada vez más débiles, los gritos y suplicas de su interior ya casi no se escuchaban. El puño de tierra en su mano seguía cayendo.
- ¡Lo siento, Camila, de verdad lo siento!...
- ¡¡NO!! – grito una niña al otro lado de la tumba abierta. Alexa tembló al ver sus ojos furiosos, no eran los ojos de una niña, su pequeña mano se levanto y señalo a la izquierda de Alexa.
Alexa volvió el rostro hacia donde la niña le señalaba.
Había una chica de pequeña estatura, completamente vestida de negro, de luto, sobre su cabeza llevaba una gasa negra que ocultaba su rostro, estaba de rodillas y parecía orar, levanto el rostro hacia Alexa y a través de la tela sus negros ojos la miraron con compasión.
- Nada puedes hacer, de la oscuridad nadie vuelve…- le dijo, sus delgadas manos levantaron la tela, Camila trato de sonreír tristemente hacia Alexa, como tratando de reconfortarla-… contra la oscuridad nada puedes hacer…
- ¡¡¡Nooooooooooooo!!! – gritó Alexa y saltó al interior de la fosa. Con todas sus fuerzas empezó a apartar la tierra acumulada sobre la tapa de madera… era tanta, sus manos luchaban por apartar esa tierra pero esta seguía cayendo.
- ¡¡Basta!! … ¡¡deténganse!! – Suplicó Alexa- ¡¡Es Elena!! ¡¡Es Elena!! … todavía no ha muerto, todavía no ha muerto…
La tierra seguía cayendo, cada vez más rápido y con más peso, a pesar de su esfuerzo pronto la tierra cubrió sus rodillas.
- ¡¡Basta!! – gritó Alexa con todas sus fuerzas, en el borde del pozo con ambos puños Leonard dejaba escapar la tierra, de sus ojos brotaban lagrimas de sangre.
- Nada puedes contra la oscuridad, la oscuridad se lo lleva todo…
- ¡¡Deténgase por favor!!... ella esta viva… todavía esta viva… todavía esta en la luz… ella es la luz.
La tierra se movió bajo sus pies, la madera crujió y saltó hecha añicos, Alexa se vio aplastada contra el muro del borde de la fosa. Era un lobo inmenso, de pelambre nudoso y rudo, lomo retorcido, deforme como esas fauces llenas de colmillos monstruosos, la bestia se esfumo como si hubiera sido una burbuja de humo, la garra que la oprimía e inmovilizaba contra el borde semejaba algo que alguna vez fue una mano, pequeña y frágil… fría, dura y pálida como el mármol…
Yulia acerco su rostro al de Alexa, todos los colmillos retorcidos del lobo estaban en su boca, los mismos ojos de fuego azul, ardientes brazas de un infierno congelado. Elena se abrazaba a ella, sus cabellos se esparcían sobre el pecho de Yulia como si fueran parte de ella.
- Ella es mía… su destino esta en mi... ¿Por qué no te haces a un lado?, ¿Por qué no te rindes?
Alexa sintió la presión de esa garra cerrar su garganta hasta casi romperla, sintió el fuego de esos ojos quemarla como el hielo. Apretó los dientes lucho con todas sus fuerzas contra esa garra…
- ¡Sabes por que!… ¡¡tú sabes por que!!… ¡¡¡Ella no caminara en la oscuridad!!!
Alexa abrió los ojos sintiendo que todo daba vueltas, despertando de su pesadilla, la garganta le dolía aún, huella de la brutal fuerza que la hubiera vencido.
- … Ella no caminara en la oscuridad… - gimió.
Se obligo a ponerse de pie, logro llegar hasta el marco de la puerta y ahí se detuvo un momento, respirando hondamente para recuperar el equilibrio… todavía estaba muy aturdida y adolorida, debería estar aterrada ante la brutal fuerza de Yulia, sólo un par de empujones y sentía que había sido arrollada por un autobús.
- ¿Qué te ha pasado muchacha?.. ¿Dónde esta tu amiga? – pregunto Leonard.
El anciano apareció de pronto vistiendo una chaqueta cazadora, botas altas y en su mano derecha sostenía una gruesa escopeta de doble cañón.
- ¿Dónde esta mi gente? – volvió a preguntar cuando su mirada se paseo por la explanada frente a la casa.
Alexa se dio cuenta que no estaban ahí los fieles guardias que siempre se paseaban por ese lugar, no se veían las luces de la camioneta en su eterno ir y venir. El corazón le dio un doloroso salto en el pecho al darse cuenta que Yulia no era el único peligro que acechaba en la oscuridad esta noche. La adrenalina corrió por sus venas, mitigando su dolor, sin mediar palabra corrió siguiendo sus instintos, su mano derecha aferro la bolsa que colgaba de su cuello, empuño la pistola en su interior, sus balas podían ser inútiles contra Yulia pero no contra ellos… ellos estaban ahí, se lo decía su corazón… él estaba ahí… Iván Shapovalov.
* * *
La copa de un frondoso árbol de manzanas y el muro de la ruina de lo que alguna vez fuera una fuente eran cobijo suficiente para la lluvia. Elena temblaba de frío empapada hasta los huesos, Yulia sólo la veía temblar manteniéndose a unos pasos de ella.
- Ven acá, sal de la lluvia – le dijo Elena con una sonrisa que no pudo resistir. – tu también te debes estar congelando. – La abrazó en cuanto la tuvo cerca… sintió la tensión de su ángel, la sintió temblar pero no de frió.
- ¿a que le temes? – pregunto mientras la oprimía contra su pecho.
- yo… temo hacerte daño – respondió Yulia mientras oprimía sus puños para ocultar el filo de sus garras, los oprimía con fuerza para controlar el impulso de abrazarla y hundir sus garras en ella para evitarle escapar mientras clavaba sus colmillos en tan delicado cuello.
- ¿Qué significa todo esto…?... mis sueños, mis recuerdos… todo es tan confuso para mi… ¿Quién eres Yulia?... ¿Quién soy yo?, ¿Quién soy realmente?
- ¿Quién eres? – repitió Yulia… libero la fuerza de sus puños y descubrió que sus garras habían desaparecido… sus colmillos se habían ocultado contrayéndose al fondo de su paladar como los de una cobra… sintió el calor de ese abrazo, no su hambre hiriendo su piel como siempre en sustitución del sentido del tacto hace tanto tiempo muerto… Había un calor mágico irradiando de esta doncella… su rostro encontró abrigo en ese pecho, sus brazos encontraron la gloria al abrazar esa cintura… ¿era la lluvia o eran lagrimas las que corrían por su rostro?... era su doncella vestida de sol.
-… Eres un sueño, como un milagro… tu mirada es la brisa de primavera, tu sonrisa es tan calida como el sol de la tarde cayendo sobre mis hombros…
- Recuerdo un campo de flores… recuerdo ese viejo castillo hecho ruinas, pero lo recuerdo como jamás lo había visto… entero, los grandes ventanales de su comedor, su gran salón donde… - Elena empezó a reír-.. ¡Donde tu y yo bailábamos!... ¡¡vivimos en ese castillo!! ¿No es verdad?..
La sonrisa de Elena desapareció de sus labios… bajo un poco la mirada para contemplar ese rostro de mármol pulido que la miraba con ojos de fuego azul… serenas llamas de fuego azul. Esa mano de luna acariciaba su rostro con tacto helado como el hielo.
De pronto Elena se separo de Yulia, retrocedió un par de pasos mientras se llevaba las manos a la cabeza, oprimiéndola, como queriendo detener los recuerdos, imágenes que pasaban muy rápido para ser comprendidas.
-… y en ese castillo… te perdí… no… no te perdí…
<< Yo los declaro Marido y Mujer… >>
-… Te traicione… ¡¡Fue ahí donde te traicione!!… -exclamó Elena llorando y cayendo de rodillas.
Yulia cerró los ojos, arrodillándose junto a ella.
<<… La soga en su cuello la quemaba, sentía sus huesos crujir pero no les permitió romperse, se mantuvo firme aunque la garganta ya estaba totalmente cerrada… sellada. Quiso cerrar los ojos pero no podía, miraba fijamente a lo alto de la torre… Nadya, Tiver y Kaunas… Tyver sonreía…
- Yo los declaro Marido y Mujer… - escuchó claramente a la voz del Obispo Kaunas. >>
- ¡¡… yo te traicione!!
Elena soltó su cabello, la niebla en su mente era cada vez menos espesa… tenia miedo de sus recuerdos, el mismo miedo que sentía Yulia, lo podía sentir… pero este era el momento de afrontarlo juntas. Sus manos descendieron por sus hombros, por su pecho, temblaba violentamente pero esta vez no era por el frió… sus manos llegaron hasta su vientre, sintió la punzada de su herida.
Se vio a si misma en la prisión de esa torre, su vientre abultado… la vida que palpitaba en su interior.
-… Algo más… algo sucedió en ese castillo… -dijo Elena mientras en su boca sentía la mezcla salada de sus lagrimas y la lluvia.
Yulia no se había atrevido a tocarla, hasta ese momento… hasta que vio sus manos posarse sobre su vientre… Casi pudo escuchar con claridad como se rompían todas las cadenas que contenían al monstruo de su hambre, sintió la bestia libre galopar por cada centímetro de su cuerpo como una manada de bestias salvajes destrozándolo todo. Su mano tan pálida como la luna oprimió esas manos níveas en su vientre… sin preocupación por sus garras liberadas…
- ¡No!… -exclamó Yulia entre dientes, su voz era más el siseo de una serpiente que una voz humana-… ¡no!… ¡¡no!!… ¡¡¡No sigas…!!!
La ultima traición… Hace seis siglos…
- ¿Lo escuchas? – dijo esa voz que salía de las sombras.
- No escucho nada… -respondió Yulia con algo semejante a una voz. Jadeaba para poder hablar debido a que sus costillas rotas nunca soldaron debidamente.
La mujer escondida en las sombras escuchó las cadenas tintinear cuando la “cosa” encadenada en el fondo de las mazmorras se movía. Hubiera deseado verla, dar la vuelta al ultimo rincón de la mazmorra y mirarla a los ojos, pero le falto valor, el puro hedor que escapaba de ese agujero ya era bastante suplicio para su estomago. Aun así sonrió con su boca desdentada disfrutando su momento. Mucho le había costado llegar ahí…
- Conoces ese ruido, es un ejercito acampando en tu castillo, listos para hacerlo pedazos hasta sus cimientos. Listos para venir por ti y acabar con tu miseria…
- No escucho nada – repitió Yulia.
- No, nunca escuchas nada… tampoco escuchaste la voz de mi hijo… - la mujer se mordió los labios con un sabor extraño en la boca, gusto, ira, venganza y amargura.
- Lamento mucho la muerte de tu esposo…- dijo Yulia con dificultad, se escuchaba el esfuerzo con que el aire corría por sus pulmones tan herido-… lamento mucho la muerte de tu hijo… lamento mucho que haya decidido ir a la guerra siguiendo a su padre. .
- ¡¡No!!... ¡no lo lamentas!... tu lo mandaste con el ejercito de tu padre… ¡tu lo mandaste cuando te confeso sus sentimientos!... ¡¡el estaba enamorado de ti!!
La cadena tintineo como única respuesta por largos minutos mientras la mujer no pudo reprimir un sollozo.
- El no me amaba… - dijo al fin esa voz quebrada en el fondo de la mazmorra-… él ambicionaba mi castillo… mis tierras… mi riqueza… Sedujo a mis sirvientas para poder llegar hasta mí… era un muchacho muy apuesto… y creyó que eso era lo único que necesitaba para seducir a la hija abandonada de su señor… creyó que yo necesitaba un hombre… ¿lo creyó él o fuiste tu?... ¿Tu lo convenciste de que con ese rostro merecía ser el señor de estas tierras en vez de yo?
- Eres una mujer, ¿Por qué no lo aceptaste?, ¿Por qué nadie te enseño tu lugar?, ¿Por qué no te enseñaron a ser humilde con tu hombre?.... El era un magnifico muchacho… era mi muchacho…
- Lamento mucho que hayas perdido a tu esposo, a tu hijo y a “tu” castillo… lamento mucho que no conocieras tu lugar… mi “Ama de llaves”… lamento mucho haberte recibido en mi castillo cuando te quedaste sola… lamento mucho haber albergado en mi casa a una serpiente ingrata y ponzoñosa…. Y a tu hijo no lo envié a la guerra… él se escondió en las armas para huir de su responsabilidad… huir del hijo de mi sirvienta, ese hijo que tu aun hoy no reconoces como nieto…
- ¿Una serpiente?... ¡**** ramera sodomita!... revuélcate en tu inmundicia y disfruta de tus cadenas, pecadora. Te espera el infierno cuando mueras… pero antes – la mujer se mojo los labios disfrutando de su veneno-… antes hay algo que debes saber… ¿todavía crees que Nadya Elena llora por ti como tu lo haces por ella?... ¿crees que le guarda fidelidad a ti, su impura amante con quien mancho su alma?...
- ¡Calla!... – ordenó Yulia con su voz debilitada y rota.
- ¿Por qué crees que no esta junto a ti en esta mazmorra si tanto te amaba?... Por que encontró mejor lugar en el lecho de nuestro señor…
- ¡Calla!
- Encontró verdadero calor de hombre en sus brazos. No esa falacia estéril que tú le dabas, no esa pantomima de amor hereje y sodomita.
-….¡Ca…calla!
- ¿De verdad crees que es prisionera en esa torre?, vive ahí en una jaula de seda y oro avergonzada de sus pecados pero feliz, en esa torre noche a noche se entrega a su verdadero esposo y señor… Encontró redención a sus pecados en el fruto de su amor…
-….. No… es… verdad
- Sabes que si, siempre has sabido que es así. Nadya Elena va a ser madre, le dará su primogénito a nuestro señor Tiver Smolensk
No se escucho nada, ni un sollozo, ni un tintineo de cadenas, ni siquiera un suspiro… no se escucho nada, pero la mujer rió satisfecha para sus adentros, el silencio es el sonido de un corazón que se ha roto, de un alma que ha muerto.
Entre el odio y el amor… En el presente
Yulia retrocedió tambaleándose, cubriéndose los oídos para no escuchar, cerrando los ojos para no ver… pero todo era inútil.
-…. No quiero… no quiero recordar…
- Lo sabes ¿verdad?... – dijo Elena, sus profundo ojos verdes voltearon hacia el cielo, los rayos ya sólo se veían en la distancia y sus sonidos eran casi un susurro, a pesar de su agonía la tormenta parecía estar en su máximo, el cielo parecía caer sobre el mundo… ¿los Ángeles lloran?, ¿son estas las lagrimas de los ángeles?
- Ya lo sabes… él… él me engendro un hijo.
Elena palpó su vientre, sintió el escozor de su herida, se palpó también el cuello sintiendo todavía el fantasma de la cadena que lo ataba.
-… Me odias ¿verdad?... Ya lo sabias y ahora me odias con la misma fuerza con que una vez me amaste… ¿verdad?
Yulia desistió de tu tonto intento de callar la voz de sus recuerdos, sus memorias sepultadas por siglos… el hambre era una bestia tiránica que la invadía con toda su furia.
- Me odias… lo puedo ver en tus ojos… lo puedo ver en todo tu ser... ¿en que te convirtió tu odio hacia mi?... Pero lo entiendo, todo por lo que pasaste, todo por lo que sobreviviste… todo lo que sufriste… todo lo hiciste por mi. ¿Es por eso que no puedes irte? ¿Tan grande es tu odio que no descansaras hasta… hasta que te devuelva lo que es tuyo, verdad?
Las garras de Yulia resplandecieron con el último fulgor de un trueno agonizante.
-… aquí esta… - dijo Elena, levanto el rostro hacia el cielo y apartando el cabello de sus hombros dejándolos desnudos… la lluvia se detuvo en ese instante, la luna se filtro por entre las nubes y su luz plateada alcanzó a la pelirroja. Magníficamente hermosa, la vaporosa tela de su camisón adherida a su cuerpo transluciendo su figura, su cabello convertido en una cascada de oro rojizo, su busto firme con sus aureolas desafiantes… Una doncella en sacrificio para un oscuro ángel.
-… aquí esta tu corazón, latiendo en mi, tu alma fundida a la mía… tómala… ¡tómame!, ¡hazme tuya! Nuestras almas no pueden ser separadas, lo sabes, arráncame el alma y recupera la tuya... ¡¡Hazme tuya para siempre!!
Entre el odio y el amor… Seis siglos atrás
… Cada latido de su corazón era una agonía interminable, el aire era fuego ardiente quemando su garganta. Sus ojos, ya no había luz en sus ojos… Apenas fue conciente cuando esos brazos la sostuvieron, cuando esa voz quebrada por el llanto susurro a su oído..
- ¿¡Que te han hecho!?... ¿Por qué?... ¿Por qué?
Ilich Katin hizo a un lado su asco y repulsión por lo que veía, tomo en sus brazos el cuerpo destrozado de Yulia, podrido en la inmundicia de su prisión, cargado de cadenas. Nada de eso existía en sus ojos, era la pequeña niña que conoció corriendo por los jardines del castillo, la insolente adolescente que domaba corceles con puño de hierro… su señora.
- … ¿es verdad? – Preguntó Yulia con un hilo de voz.-… ¿es verdad?... ¿un hijo… de él… ella tendrá?…
Ilich miró hacia el cielo a través de esa bóveda de roca y argamasa, hubiera deseado mentir, pero ella con sus ojos muertos sabría la verdad, vería la mentira con la claridad del sol… con el corazón destrozado respondió de la única manera en que sabía hacerlo, con la verdad.
- Es verdad…
Yulia abrió los ojos cuan grandes eran, sus labios temblaron tratando de decir algo, de gritar algo que jamás salio de su garganta. Sólo un ultimo aliento escapo por esos labios, la chispa de su mirada se apago… su corazón palpitó por ultima vez…
Entre el odio y el amor…En el presente
Elena sintió esa heladas manos sostener su rostro, sintió su firmeza y su fuerza… y sintió esa fuerza desvanecerse. Bajo la mirada y encaró ese infierno azul de hielo ardiente. Los ojos de la bestia estaban fijos en los suyos…
La primera vez que vio esos ojos era una niña, lo primero que pensó es que esa niña era un ángel, sólo un ángel podía tener unos ojos como esos, como si el cielo estuviera en ellos… poco a cambiado a pesar de todo… esos ojos eran como el infierno estuviera en ellos y ella… ella seguía siendo tan hermosa como un ángel.
Yulia se acercó lentamente, sintiendo como los latidos de su corazón amenazaban con hacerlo estallar. Los ojos de Elena… los ojos de Nadya… su mirada de serena profundidad que la hechizaba como sus amados bosques, su añorado océano… si, sin lugar a dudas en lo profundo de ese bosque estaba su alma y la quería de regreso en su pecho… quería todo lo que sólo podía encontrar en ella.
El hambre, ahora comprendía perfectamente la magnitud de su hambre, el monstruo de su hambre. Todos sus sentimientos se fundieron en uno sólo, todo su amor, toda su ira… todo su amor convertido en odio, todo su odio ardiendo con la fuerza de su pasión… no había abismo de oscuridad que apagara ese fuego, no había silencio que no se rompiera con su grito, no había tumba que contuviera el latido de su corazón herido.
Sus brazos envolvieron a Elena, sus labios besaron ese delicado cuello sintiendo el palpitar se sus venas, su sangre y su alma corriendo por el… sus colmillos coronaron sus labios mientras el hambre rugía en todo su ser…
-…es por esto que volví de entre los muertos… para hacerte mía… mía para siempre… en la oscuridad para siempre… - murmuro Yulia.
* * *
- ¿¡Dónde están todos!? – preguntó Leonard montando en cólera mientras algunos de sus hombres lo rodeaban, uno de ellos trató de cubrirlo con una paraguas pues estaban en medio de la lluvia pero de un manotazo lo apartó.
- ¡¡Muertos!!… están muertos… - dijo otro hombre que llego corriendo.
Leonard meditó un instante apartando el agua que escurría sobre sus ojos.
- Apaga el silenciador… usen los radios, reúnan a todos… ¿Quién se atrevió a meterse a mi casa?.. ¡¡Mi Casa!!
La tormenta parecía haber terminado y volvía a comenzar aun que los truenos se escuchaban cada vez más lejos. Iván aguantaba la lluvia con estoicismo, tuvo un lapso de optimismo cuando parecía que la lluvia terminaba pero ahora que parecía reanudarse con la misma energía sólo miraba hacia el cielo.
- ¿Qué?... ¿tu también nos haces emboscadas? –preguntó a las nubes. A pesar de todo empezaban a despejarse, esto era tan solo el último chubasco antes de su fin.
- ¡Señor! Ya tenemos señal de radio. – le dijo uno de sus mercenarios.
- ¡**** Coronel! Si que sabe lo que hace… logro que Leonard baje sus defensas. –aplaudió.
- señor, ya tenemos nuevas instrucciones, ¡es momento de entrar! -
- Lo siento Leonard, fuiste un genio de los “negocios” pero tus convicciones han pasado de moda, nada eres frente a una fría maquinaria militar, ni tu ni ninguno de tus “paisanos” el mundo es mío. –pensó Iván mientras saltaba al interior de la camioneta.
- Tenemos una señal de radio… muy fuerte y muy clara, es un “ping”, una señal de localización.
- ¡Perfecto!, hay que seguirla y localizaremos a la rusa.
- No, señor. No es la señal del “ancla” de la chica… esta es muy potente y fuera del sistema de rastreo ordinario… es una frecuencia militar codificada.
- ¿militar codificada?
- Si, de hecho… la pude localizar por accidente cuando estaba barriendo todo el espectro, no es nuestra… es una señal en código ruso.
- ¿Ruso?.... ¡¡el auto!!, ¡es la señal del auto por todos los cielos!... Podemos localizar el auto. Guarda el código, ahora podremos rastrear el auto a donde quiera que se mueva. ¡¡Vamos por la chica!!... ahora es lo más importante, que Kipper se encargue del auto… el plan del Coronel ha sido muy bueno hasta ahora, hay que apegarnos a él.
La gitana y el ángel…
Primero la niebla, ahora la lluvia... ¿Qué más faltaba? Se preguntaba Alexa mientras corría por el sendero, las fuerzas empezaban a agotársele y seguía corriendo casi a ciegas, lo único que tenía para guiarse era su instinto, sus corazonadas… y si era lo único que tenía sólo podía confiar en ellas ciegamente. Sacó la pistola del bolso y la empuño con ambas manos como Alexei le había enseñado.
- ¿los rusos o el monstruo?... ¿a quien prefieres encontrar primero? – rió Alexa más por el efecto de la adrenalina en la sangre que por lo sarcástico de la situación - … los rusos, que sean primero los rusos, al menos a ellos se les puede meter una bala…
Sintió un golpe seco en el pecho, ni siquiera alcanzó a gritar cuando el mundo dio varios giros, las nubes, el follaje de los árboles, las lejanas luces de la casa, el cielo estrellado, la luna, todo paso por sus ojos a vertiginosa velocidad.
- ¡¡Ok!!... primero el monstruo… - se dijo a si misma sorprendida de su propia frialdad, lamentándose de la misma, el dolor de huesos rotos era lo que seguía.
Y efectivamente lo siguiente que sintió fue la peor paliza de su vida, cientos de golpes llovieron por todo su cuerpo. Por un leve instante perdió el sentido para recuperarlo de inmediato por esa golpiza que parecía no detenerse, sintió un tirón y todo se detuvo, estaba colgada casi de cabeza, enredada de manera imposible contra las ramas de un gran árbol, suspendida a varios metros del suelo.
La niña de la niebla…
Nadya luchó tan fuerte como pudo, pero sus energías ya estaban agotadas, agonizaba, sentía asfixiarse con el trozo de tela que entraba por su boca para callar sus gritos, vio el brillo del acero y el rostro de “él” en una cruel mueca que no acababa de convertirse en sonrisa… el dolor, la laceración en su vientre… ¿un llanto?... ¿era eso el llanto de un bebe?
Elena abrió los ojos sintiendo la herida de su vientre palpitar, se estremeció de frió y se descubrió tumbada a la sombra de un árbol que la guarecía de una lluvia agonizante. Estaba empapada hasta los huesos. Se levantó de golpe ignorando un poco el dolor. ¿Dónde estaba? Un fuerte mareo la obligo a apoyarse del árbol.
Lo ultimo que recordaba era su lecho, las tibias sabanas que la abrigaban y… las voces… esa voz que la llamaba hacia la noche y esa otra que parecía surgir de ella misma, de un lugar muy profundo en su interior.
<-¡Por favor, déjame ir con ella! >
¿Ella…?... ¿su ángel?... Un recuerdo muy fugas llego a su mente, la feroz mirada de su ángel le congelo el corazón, el fuego azul de sus ojos brillando como nunca antes lo había visto… Sacudió la cabeza apartando esa imagen que chocaba con sus sentimientos.
El bosque estaba muy oscuro… la sensación de felicidad que la había inundado todo el día había desaparecido, en su lugar había una sensación de zozobra… de tristeza. Se enfureció al sentir ganas de llorar sin saber por que.
- Alexa… - llamó quedamente sin esperar respuesta. Esta vez estaba sola… No, se equivocaba, frente a ella se encontraba sentada sobre sus piernas una pequeña niña que observaba el bosque con gesto meditabundo que no correspondía a su edad.
- ¡Marina!... ¿Qué haces aquí?... ¿te perdiste?
- Es mi casa, ¿Cómo me voy a perder? –respondió ella con un gesto de fastidio.
- ¡Huy!.. Perdón .. –rió Elena genuinamente contenta de encontrarse con alguien conocido.
- ¿Quieres acompañarme a la casa?, creo que yo si estoy perdida…
- Hay hombres malos… hombres malos… no te subas a ningún coche… ningún coche es seguro.
- ¿De que hablas? –preguntó Elena con gesto preocupado.
- Corre… - dijo Marina poniéndose de pie de un salto.
- ¿Qué?
La oscuridad se rompió como el cristal cuando ases de luz surgieron por todos lados.
- ¡¡Correeee!! - gritó la niña mientras pasaba junto a ella como una exhalación, Elena tardó un instante en reaccionar, oprimió su vientre para mitigar el dolor y corrió tras Marina sorprendida por la velocidad de la niña, parecía que nunca la alcanzaría.
La gitana y el ángel…
Alexa reaccionó al fin, sacudió la cabeza para aclarar su visión, error, sintió un millar de alfileres clavándose en todas direcciones. Miro hacia arriba o mejor dicho hacia abajo y alcanzó a ver a lo lejos el brillo metálico de la pistola medio perdida entre los arbustos.
- Qu.. Quédate ahí hasta que sea el turno de los rusos, ¿eh?... ahora... ¿Cómo me voy a bajar de aquí?
Frente a ella una silueta se deslizo entre el follaje y las ramas, casi reptando como si fuera la sombra de una serpiente gigantesca, la sombra pareció solidificarse al salir del follaje sin el menor ruido.
- ¿No lo has comprendido?, Elena es mía ahora –espetó Yulia mientras la sujetaba del cabello jalándola hacia si.
Alexa se mordió los labios por el dolor pero logro mover su brazo, golpeado, magullado y todo pero entero, al menos sin una fractura de consideración, su mano alcanzó la punta de acero que firmemente ató a sus ropas. El acero busco el pecho de Yulia nuevamente.
-… Ella... ¡¡Ella nunca será tuya!!
La punta logró a penetrar en el hombro de Yulia, pero la hija de la luna alcanzó a sujetar ese brazo antes de que el acero buscara nuevamente su objetivo. Yulia sintió otra vez esa parálisis extenderse por su brazo, su fuerza se extinguió momentáneamente mientras sentía como si un relámpago corriera por todo su cuerpo… la mano de Alexa logró escapar de su presa.
El acero volvió a buscar el pecho de Yulia, pero esta vez ella fue mas rápida y a pesar de la parálisis que la había debilitado le dio un formidable golpe con el revés de su otra mano. A pesar de su fuerza minada fue suficiente para arrancar a Alexa de las ramas del árbol y proyectarla contra el suelo, la gitana pareció perderse entre el follaje de los arbustos.
La niña de la niebla.
Elena se olvidó del dolor mientras el miedo lleno su garganta, corrió como nunca antes lo había hecho, hubiera dejado atrás a la misma Alexa y sus olímpicas piernas… Pero aun así no podía alcanzar a Marina.
De pronto sintió las piernas temblar, sobre el corazón un peso enorme, aplastante… Marina parecía correr a través de un túnel de luz llamándola. Las fuerzas se le habían agotado demasiado pronto.
- No te detengas – le urgió Marina con el rostro cubierto de lagrimas-… no te detengas
- ¿A dónde… a donde me llevas? – jadeó Elena a punto de desfallecer.
La niña ya no estaba ahí, pero si las luces a su espalda y el sonido de pasos. Elena hizo acopio de sus ultimas fuerzas y corrió un poco mas saliendo de entre los árboles, entro en un claro y a lo lejos distinguía el sonido del rió… tal vez si alcanzaba a llegar a el... Pero sus piernas se doblaron vencidas al fin. Cayo de bruces al suelo y sólo alcanzo a arrastrarse hasta un montículo de piedra.
Se sintió perdida cuando las luces la cubrieron por completo.
En un ultimo intento por huir trató de ponerse de pie apoyándose en el montículo de piedra… sus ojos se abrieron grandemente y saltó hacia atrás al reconocerlo, era una lapida.
- ¡¡NO!! –Exclamó asustada, sorprendida e incrédula - ¡No puede ser!... ¡no puede ser!
Fuertes brazos cayeron sobre ella y la sujetaron pidiéndola de pie sin esfuerzo.
Una mano sujetó con rudeza su rostro mientras una luz lo bañaba, a través de una mascara unos ojos la examinaron cuidadosamente.
- Con cuidado… esta en shock… la queremos viva y entera, no lo olviden. – ordenó el hombre.
- ¿Qué secretos escondes pequeña?, ¿Por qué eres tan valiosa?
Sin esfuerzo Elena fue conducida a una camioneta que los aguardaba sobre el camino. Pero sus ojos no podían apartarse de la lapida.
“Marina Venzzo (1985 – 1993) Mi amada hija, mi princesa sin reino”
La gitana y el ángel….
Alexa se estrello de bruces contra los matorrales del suelo… tosió tratando desesperadamente de recuperar el aliento… Levantó la cabeza y agradeció al cielo que su arma, la punta, estuviera sólo a un par de metros de ella, haciendo uso de toda su fuerza empezó a arrastrarse tratando de alcanzarla.
<- Mi vida por la de ella… -> le ofreció Elena, Yulia contemplaba con curiosidad a aquella chica de indomable espíritu que se arrastraba penosamente buscando su ridícula arma.
- ¿Por qué?... ¿Por qué no te rindes?
Alexa estiró la mano y al fin alcanzo a sentir el arma, sus dedos se cerraron con toda su voluntad en esa pieza de acero, sangre y magia… toda su esperanza estaba puesta es lograr levantarse antes de que “ella” decidiera terminar con ese juego… muy tarde, los pies de Yulia se posaron frente a su rostro sin ningún ruido, en un parpadeo, como si siempre hubieran estado ahí. Nuevamente sintió era garra sujetar su cuello y levantarla como si fuera una muñeca de trapo.
- Ella me ofreció su vida a cambio de la tuya… ¿Por qué no lo agradeces y te vas?
Alexa era más alta que Yulia, logró poner los pies en el piso y agradeció la arrogancia del monstruo, su brazo izquierdo se movió con lentitud, con calma y sangre fría, se apoyo en el hombro de Yulia, sus negros ojos desafiaron ese infierno azul.
- … ¡Por que la amo!… – Alexa sujetó el cuello de Yulia con la izquierda, para atraparla, su diestra lanzó un golpe con todas sus fuerzas hacia el corazón de la hija de la luna… con toda su fuerza, toda su voluntad, todo su corazón.
No fue suficiente.
Yulia fue más rápida, más fuerte, arrojó a Alexa por el aire antes de que el acero la alcanzara, la gitana volvió a ver la noche deslizarse junto a ella a gran velocidad, esta vez no hubo un árbol que se interpusiera en su caída. Se hundió en las negras aguas del rió que cruzaba el bosque, el frió impacto tuvo la virtud de devolverle la conciencia y algo de fuerzas, choco contra el fondo no muy profundo, todo su cuerpo temblaba por el esfuerzo y los golpes, todo él era una herida, el agua helada sólo le dio fuerzas para alcanzar la orilla, se aferro como pudo a la vegetación pues la corriente acrecentada por la lluvia la estaba venciendo, sintió sus pies perder el fondo.
- Nada puedes contra la oscuridad, la oscuridad se lo lleva todo…
Quiso gritar, quiso luchar, pero sus fuerzas habían llegado al límite, los matorrales a los que se había sujetado se escaparon de sus dedos, la corriente aumentada por la lluvia amenazaba con arrastrarla y la gitana no encontraba fuerzas para oponerse…
Otra vez esa garra la sujetó y la sacó del rió para arrojarla al suelo. Alexa apenas podía respirar, jadeo y tosió dificultosamente.
- Elena es mía, nada puedes hacer… Atesora el regalo que ella te hizo, compró tu vida con la suya, vete de aquí hija de los gitanos y olvídanos… ¿no te das cuenta que aquí sobras?... Sólo yo soy dueña de su vida, sólo yo soy dueña de su destino… ¡¡Solo yo puedo amarla!!
-… ¿amarla?... – jadeo Alexa- ¡Tu no la amas!... tu no puedes amarla… la dejarías vivir…
Alexa se revolvió sobre si misma, vano intento de cualquier cosa, apenas tenia fuerzas para jadear.
-… si de verdad la amaras… la dejarías vivir… Pero no… has venido noche tras noche ha arrancarle la vida pedazo a pedazo… cada amanecer mi niña despierta agonizando… apenas un aliento de vida le dejas cada vez que vienes a ella… ¿Cómo te atreves a decir que la amas?...
Yulia levanto su brazo, las garras brillaron en la punta de sus dedos… pero no encontró fuerza para descargar el mortal golpe, no encontró voluntad.
-… lo que tu… sucia y vil criatura de la oscuridad sientes no puede ser amor…. Tu no puedes sentir amor… sólo sientes tu hambre… Tu sólo deseas beber su sangre, arrancarle el alma… matarla… ¿es así como la amas?...
-… tu… no lo sabes…
<<… sus labios probaron el sabor de la piel de Elena, la delicada columna de su cuello, la vida que palpitaba agónica en sus venas.
- … te odio… - lloró Yulia con sus colmillos a flor de sus labios-… te he odiado tanto…
La pelirroja de desvaneció en sus brazos, como si un esfuerzo titánico la hubiera vencido al fin… sus largos cabello se recogieron en rizos y el gesto pacifico de su rostro se transformo en sueños. Yulia la deposito con amor al cobijo del viejo árbol, mudo testigo de su dolor.
El hambre era incontenible en sus venas… pero la pasión en su pecho era más grande, mucho mas grande.
-… Te odio… y te amo… seis siglos… mil años… toda la eternidad no será suficiente para limpiar de mi corazón el pecado que he cometido… por ti… sólo por ti…
Se aparto de ella y escucho su corazón, ese latido que parecía iluminar la noche con cada palpitación… ahora tan débil, tan frágil… ella, Elena no resistiría un beso más, el toque de sus colmillos nuevamente sin importar cuan delicado y suave fuera… la mataría.
Y su vida, la gloriosa vida de Elena y Nadya fundidas en una sola correrían por sus propias venas, en su corazón, y tal vez encontraría en ellas su alma… al fin su propia alma volvería a colmar su pecho. Pero ella… Elena nunca más volvería a ver la luz, nunca mas su sonrisa llenaría el mundo… Seria suya para siempre… pero para siempre en la oscuridad.
- ¿Es esto lo que quería?... ¿fue por esto que volví?...
Se miró las manos… podía sentir, había un sin numero de pasiones y sentimientos nuevos corriendo por sus venas, en su pecho, un fantasma del alma que alguna vez tuvo… Todo eso gracias a la sangre de Elena… casi como si pudiera volver a vivir…
Casi… una ilusión como todas… la mas hermosa e intensa ilusión que jamás había sentido, pero sólo una ilusión al final… como todas. >>
- … tu no puedes amarla… Pero te ofrezco mi vida… a cambio de la de ella… tómame a mi en lugar de ella ¿eh?... ¡hazlo!... Olvida tu trato con ella y tómame… Demuestra que la puedes amar y déjala vivir… Por que… escúchame bien monstruo, si ella muere y yo sobrevivo… te buscare, te cazare hasta el fin del mundo… y sé como destruirte… sé cosas de ti que ni te imaginas… yo puedo destruirte…
- ¿Por qué haces esto?... ¿no vez cuan fácilmente podría acabar contigo ahora?, ¿Por qué no te rindes y nos dejas en paz?
- ¿Lo harías tu?... ¿si estuvieras en mi lugar te rendirías?… si fueras tu en mi lugar ¿te dejarías vencer por un monstruo como tu?, ¿te dejarías vencer por una partida de maniáticos que quisieran lastimarla?, ¿la abandonarías cuando ella más te necesita?... si de verdad la amaras sabrías…
-… me quedaría con ella sin importar lo que pasara, así rompieran mis huesos y me arrojaran a un oscuro agujero, así me marcaran con fuego y humillación… así me traicionara… yo nunca… nunca me rendiría… yo volvería a su lado… así tuviera que levantarme de la tumba. – dijo Yulia.
Alexa sonrió.
- ¿Así fue como sucedió verdad? - preguntó la gitana- … ¿fue así como te convertiste en “esto”, verdad?... Tu… la amabas… tu la amabas.
- No lo sabes, no puedes imaginar lo que sucedió con nosotras… lo que nos hicieron… Lo que hice… ahora lo comprendo… nadie me arranco el alma, yo misma lo hice, yo misma me arranque el corazón por que quería quitarme todo este dolor… el dolor de no tenerla…
- Déjala vivir… por favor, por el amor que una vez le tuviste… sólo déjala vivir
- ¡Es por eso!… - pensó Yulia - por eso que no puedo matarla, que no puedo quitarle lo último que le queda de vida… Por que la amo, sin importar cuanto he odiado su traición… yo la amo… Mis recuerdos… tanto miedo tengo de mis recuerdos… Pero debo recordar, debo saber que sucedió esa noche… mi primera noche…
Los ojos de Alexa se apartaron de Yulia, su gesto tembló al mirar a través de la noche, las sombras y los árboles… muy a lo lejos, apenas unos diminutos resplandores que se ocultaban tras la lluvia, la lluvia que estaba terminado.
Yulia siguió su mirada, la cacofonía del sonido de la lluvia en el follaje de los árboles había ocultado los sonidos de sus pasos, de sus vehículos, sus aromas también habían sido lavados de la brisa, ellos habían sido ocultados por la tormenta… pero ahora poco a poco sus sentidos volvían a expandirse por todo el bosque, poco a poco los secretos que ocultó la tormenta empezaban a salir a la luz… con su propia luz.
- ¡Elena!… - exclamó todavía sin aliento la gitana.
Alexa sintió el golpe del viento en el rostro, el follaje de los árboles se agito con violencia mientras el agua cumulada en sus hojas saltaba como una torrencial nueva lluvia. Contra la silueta de la luna en el horizonte se dibujo la imagen de una negra y gigantes ave depredadora.
Una segunda camioneta había arribado, por lo menos una docena de hombres formaban un semicírculo con sus armas listas, armas de alto poder, hombres listos para la guerra. Elena caminó erguida sin demostrar su miedo, respiraba hondamente pues sentía que el aire no era suficiente en sus pulmones, las piernas le temblaban y tal vez hubiera caído si no la sostuvieran tan firmemente. Escucho un solitario aplauso, recargado sobre uno de los autos Iván Shapovalov aplaudía feliz.
- ¡Bravo! – Exclamó jubiloso- ¡¡Bravo!!
Con arrogantes pasos se acercó a ella, su mano enguantada apartó los cabellos del rostro de Elena.
- ¡Al fin!, al fin pequeña… tu yo tenemos mucho de que hablar… ¡mucho!
Elena sintió una punzada en su pecho, un dolor muy intenso que nublo si mirada y de pronto se sintió como entre sueños… como si ella no estuviera ahí. Pero podía verlo todo con absoluta claridad, vio el rostro de Iván descomponerse de su sonrisa de triunfo… vio su gesto transformarse en algo indefinido, sus ojos… algo había en sus ojos… ¿miedo?
-… Tu… tu… yo te conozco… yo… - Iván sintió las palabras temblar en sus labios sin alcanzar a salir, una idea, una imagen creándose en su mente sin alcanzar a definirse. Atónito estudiaba ese rostro, esos profundos ojos verdes que lo miraban con ira contenida, los rizos de esos cabellos que sostenía en la mano se habían disuelto. Los labios de Elena se movieron y una voz se escucho, una voz que parecía venir de un lugar muy lejano, un lugar perdido en el tiempo.
- ¿Me recuerdas, Tiver?, ¿aún me recuerdas Tiver Smolensk?
Continúa…
El protocolo
Sven digitó la clave de seguridad de la caja fuerte mas profunda y segura de su banco, uno de los bancos más antiguos de Europa y de los mas discretos, a pesar de contar con participación económica en casi todos los bancos mundiales modernos el nombre de su institución solo era conocido por muy pocos, así lo dictaba el protocolo.
El protocolo eran un conjunto de reglas y procedimientos que debían ser seguidos al pie de la letra, escritos desde hacia varios siglos, con una finalidad, un objetivo. Las manos de Sven temblaban al saber que al final conocería ese objetivo, todos los misterios se encontraban ocultos aquí, esta caja de seguridad fielmente custodiada por él y sus antecesores. Al fin la ultima puerta se abrió, era una bóveda construida aparte de todas las demás, un espacio sólo para los dueños de esa inimaginable riqueza. Era una habitación de cuatro por cuatro metros, en la pared del fondo se encontraba el cuadro original de “Madame Volkov”.
Sven se limpió las gafas para admirarlo, ha habido docenas de reproducciones hechas por los artistas mas destacados de cada generación, pero aquí estaba la obra original, la imagen que mostraba era en su maestría tan diferente a todos los cuadros que él conocía, sin lugar a dudas el original… ¿tal vez pintado del rostro original?... ese rostro, los matices de su piel, su gesto, el torno de sus ojos… la impresión que tuvo lo dejo congelado por unos instantes, atrapado por esos ojos azules que parecían brillar con una intensidad sobresaliente y al mismo tiempo ser tremendamente oscuros en su gesto, otro mito parecía despejarse al con templar esta obra… el puño de Leonardo D’vinci sin duda creo este cuadro y este era un rostro visto a través de sus ojos y capturado con mayor fidelidad que una cámara fotográfica. No había duda.
¿Por qué reproducir la misma obra para representar generaciones posteriores?, no importa cuan fuerte es la línea de sangre de los Volkov, los rostros cambian con la mezcla de otras sangres, ¿Qué tan semejantes son los descendientes actuales de esta dama que este cuadro los identifica a todos?
<< Yulia Volkova... Idéntica al cuadro como una gota de agua...>>
Bajo el cuadro estaba un rustico mueble de madera en excelentes condiciones, como recién fabricado por artesanales manos, el aroma de sus maderas aun perfumaba el ambiente. Sven abrió sin esfuerzo el mueble y en su interior encontró un legajo de documentos atados con una cinta en el interior de un fólder de piel de cervato. Todo aquello inspiraba un aura de respeto por la antigüedad de aquellos documentos, era su responsabilidad actualizarlos según juzgara conveniente cuando tuviera la oportunidad de verlos, ese era el protocolo, y solo podría verlos en dos situaciones: cuando cediera su puesto al siguiente albacea, la lectura y comprensión de estos documentos eran vitales para transmitir la responsabilidad a su sucesor y comprender la importancia del protocolo... Sven recordaba como en su momento él acompañó a su antecesor para abrir la bóveda y lo espero por horas a que volviera con las ultimas instrucciones de su cargo, su antecesor volvió transformado, lo que leyó en esos documentos lo impacto profundamente, Sven creyó que al igual que él tendría que esperar a la llegada de su sucesión para conocer el misterio de estos papeles... Pero hoy los tenía anticipadamente en sus manos.
“La leyenda de los Volkov.” –leyó en la portada, estaba escrito en latín antiguo, no le era ajeno a su nivel cultural.
“Con Dios nuestro señor como testigo doy fe que todo cuanto esta escrito a continuación es verdad y como primer testimonio de los hechos revelare que la persona que fue retratada como “Madame Volkov” es en efecto el ultimo y único descendiente de la familia Volkov, ella es y será por siempre la misma, sola por si misma, eternamente una y única y quien fue bautizada con el nombre de Yulia Volkova...”
Bajo la lluvia…
Como si una inmensa grieta se abriera en el cielo nocturno, un relámpago lo surco de norte a sur despejando por un instante las tinieblas, la niebla pareció resplandecer en todos los rincones del bosque. Gota a gota la lluvia inició, tímida al principio, pero después cayo generosamente sobre esos campos de flores y frutos. Yulia cayó de rodillas al mismo tiempo que la luz del relámpago se extinguía, junto con el sonido del trueno su corazón palpitó dolorosamente… su mano izquierda se hundió en la grava del sendero mientras y diestra oprimió la herida que la punta de acero de la gitana había logrado hacer en su pecho…
- Elena…- llamó Yulia con esa voz que sólo la pelirroja podía escuchar. Se dejo caer de espaldas sobre la grava mientras la lluvia apretaba y bañaba su rostro como si fueran lágrimas.
-… ¡¡Elena!! …
Alexa tosió sofocada por la falta de aire, cada centímetro de su cuerpo era una palpitación de dolor, sólo rogaba no tener un hueso roto y luchando contra su mareo intento levantarse. La pelirroja se lo impidió, con suavidad pero firmemente sujetó sus hombros y la obligo a recostarse sobre la alfombra.
- ¿Qué haces aquí, pelirroja del demonio?.. ¡Vuelve a la cama!... ¡vuelve a tu habitación!… estarás a salvo ahí… - jadeo la gitana. Entonces sus negros ojos se abrieron un poco más al darse cuenta de algo.
El cabello de Elena caía libremente sobre sus hombros, sin sus caireles y rublos, su gesto estaba desprovisto de la chispa infantil que siempre llevaba consigo, hasta el verde de sus ojos parecía mucho más profundo, como un océano de insondables misterios… los ojos de su Elena era verdes praderas… La chica que tiernamente la reconfortaba no era “su” Elena.
- ¡Shhhh! – salio de esos labios que también sonreían de forma diferente- Esta bien, ¡todo esta bien!... mi pequeña gitana, mi dulce Alexa… no puedes protegerme de ella, no tienes que protegerme de ella… Ella es mi destino.
- ¡¡No!!... no lo permitiré…- Alexa sujetó la mano de Elena luchando por levantarse nuevamente-… ¡tu no caminaras por la oscuridad!... ¡no tu!... Pasara sobre mí antes de llevarte
Sin esfuerzo Elena volvió a recostar a Alexa y besó la morena mano que trataba de detenerla.
- Nunca te rendirás ¿verdad?, eres como un caballero de brillante armadura, lucharas por tu doncella contra ejércitos y dragones… aun que sepas que no puedes ganar, que no tienes nada que ganar… nunca te rendirás, feroz corazón… ¡te pareces tanto a ella!
- Por favor Elena, ¡quédate conmigo!
Elena se inclino, despejo ese rostro de los negros rizos de ese rostro convertido en la mascara de la ansiedad y con suavidad besó esos labios que temblaban de impotencia.
- Esto esta bien, es así como debe ser… lo que viví contigo, lo que fuimos ¡fue algo maravilloso!, no lo olvides Alexa… no me olvides y viviré para siempre, recuerda… recuerda nuestro amor.
- No, Elena, no eres tu quien habla… ¡¡no eres tu!!
Elena cerró los ojos y agacho la cabeza separándose de Alexa, la gitana reunió toda su fuerza para volver a levantarse aun que el pasillo parecía girar alocadamente y las sombras crecían invadiéndolo todo. Se desvaneció por el esfuerzo.
Elena acarició sus cabellos por última vez.
- Mi pequeña Alexa… ¿cuan grande es tu amor?... ¿te levantarías de la tumba por mi?, ¿volverías de entre los muertos por mi?...
Elena se levanto y sin importarle lo ligero de su camisón abrió las puertas de la mansión y salio a la penumbra y la tormenta.
- ¿Eso hiciste tu?... ¿es por eso que estas aquí?... ¿fue por mi o por ti?, ¿fue tu odio o tu amor lo que te hizo volver?... Yulia, mi Yulia… ¿Qué es lo que deparas para mí?
Entre el odio y el amor…
Yulia miraba hacia el cielo, miraba la lluvia caer sobre ella, el estruendo de las gotas al golpear la graba y las hojas de los árboles la ensordecía, la confundía… en noches como esta ella no podía cazar con libertad, podía escuchar cada gota en su viaje por el viento, en su impacto contra cada cosa, podía verlas, una a una, podía ver el resplandor eléctrico de todos los árboles cuando un rayo tan solo surcaba el cielo, podía escuchar su infinito eco rebotando en la bóveda del cielo, la lluvia confundía sus sentidos, los saturaba con tal cantidad de percepciones… en noches como esta sólo podía quedarse al resguardo de las sombras que la cobijaron y aguardar que la providencia le llevara una presa hasta sus garras, alguien a quien no tuviera que asechar.
Y ese alguien llego, por encima del sonido cacofónico de la lluvia escuchó sus pasos por el sendero de graba, escucho el viento acariciar la suave tela que empapada se fundía con su piel, hubiera deseado oler su perfume pero la lluvia lo ahogaba por completo… y por encima de todo, por encima del sonido de la lluvia y el viento, de los rayos y el trueno, escuchaba su corazón.
- Yulia… - dijo Elena arrodillándose junto a ella.
Yulia la miró, y sonrió con genuina alegría, feliz entregándose a esos sentimientos que creía extintos. Su mano acaricio ese rostro que aun que diferente era el mismo de siempre, esa sonrisa y ese brillo esmeralda en esos ojos… el mismo de siempre… era otro lugar, otro tiempo… otra vida
- Nadya… Elena… - murmuro Yulia sin importarle que sus colmillos sobresalieran de sus labios en ese arrebato de pasión que confundía su hambre con otros sentimientos más fuertes… mucho más fuertes.
Elena se aparto el cabello que cubría su rostro con el peso de la lluvia, y descendió hasta alcanzar a su ángel y fundió sus labios con los de ella… suavemente como la brisa… tímidamente como la caída de los copos de nieve en invierno.
* * *
- La oscuridad, se la llevo la oscuridad.
Alexa sentía las lágrimas en el borde de sus ojos pero no podía llorar, la tierra escapaba por entre sus dedos y caía como una cascada marrón sobre el féretro.
- ¡Alexa! – Se escuchó una voz que brotaba del interior del féretro- ¡No me dejes aquí Alexa!
- Lo siento, Camila, ¡lo siento mucho! – sollozó Alexa mientras la tierra que caía de su mano parecía que nunca se iba a terminar.
- ¡Alexa, ayúdame! – insistió esa voz y se distinguieron tenues golpes en el interior- ¡no me abandones!
Alexa sintió tambalearse, el brazo le dolía pero la arena continuaba cayendo.
- ¡Perdóname, no hay nada que pueda hacer!… - Alexa miró hacia el cielo como preguntando a las nubes, esas nubes que lo cubrían todo, el sol apenas arrancaba unos destellos dorados tras ellas filtrándose aquí y allá.
- ¿No hay nada que pueda yo hacer? –preguntó al cielo ennegrecido.
- La oscuridad, se la llevo la oscuridad. No hay nada por hacer más que arrojarle nuestro olvido… ¡sepúltala bien Alexa! Olvida su rostro y su nombre, olvídalo todo de ella y déjala marchar… de la oscuridad nadie vuelve. – dijo Leonard, el anciano caballero que ahora estaba a su lado sin un ápice de su elegancia y dignidad, su rostro se veía vencido por el cansancio, la edad y el tiempo, cruelmente doblado por el peso de un enorme fardo en su espalda, un bulto del cual sobresalían cañones de armas, de todos tipos, de todos tamaños.
Los golpes en el féretro eran cada vez más débiles, los gritos y suplicas de su interior ya casi no se escuchaban. El puño de tierra en su mano seguía cayendo.
- ¡Lo siento, Camila, de verdad lo siento!...
- ¡¡NO!! – grito una niña al otro lado de la tumba abierta. Alexa tembló al ver sus ojos furiosos, no eran los ojos de una niña, su pequeña mano se levanto y señalo a la izquierda de Alexa.
Alexa volvió el rostro hacia donde la niña le señalaba.
Había una chica de pequeña estatura, completamente vestida de negro, de luto, sobre su cabeza llevaba una gasa negra que ocultaba su rostro, estaba de rodillas y parecía orar, levanto el rostro hacia Alexa y a través de la tela sus negros ojos la miraron con compasión.
- Nada puedes hacer, de la oscuridad nadie vuelve…- le dijo, sus delgadas manos levantaron la tela, Camila trato de sonreír tristemente hacia Alexa, como tratando de reconfortarla-… contra la oscuridad nada puedes hacer…
- ¡¡¡Nooooooooooooo!!! – gritó Alexa y saltó al interior de la fosa. Con todas sus fuerzas empezó a apartar la tierra acumulada sobre la tapa de madera… era tanta, sus manos luchaban por apartar esa tierra pero esta seguía cayendo.
- ¡¡Basta!! … ¡¡deténganse!! – Suplicó Alexa- ¡¡Es Elena!! ¡¡Es Elena!! … todavía no ha muerto, todavía no ha muerto…
La tierra seguía cayendo, cada vez más rápido y con más peso, a pesar de su esfuerzo pronto la tierra cubrió sus rodillas.
- ¡¡Basta!! – gritó Alexa con todas sus fuerzas, en el borde del pozo con ambos puños Leonard dejaba escapar la tierra, de sus ojos brotaban lagrimas de sangre.
- Nada puedes contra la oscuridad, la oscuridad se lo lleva todo…
- ¡¡Deténgase por favor!!... ella esta viva… todavía esta viva… todavía esta en la luz… ella es la luz.
La tierra se movió bajo sus pies, la madera crujió y saltó hecha añicos, Alexa se vio aplastada contra el muro del borde de la fosa. Era un lobo inmenso, de pelambre nudoso y rudo, lomo retorcido, deforme como esas fauces llenas de colmillos monstruosos, la bestia se esfumo como si hubiera sido una burbuja de humo, la garra que la oprimía e inmovilizaba contra el borde semejaba algo que alguna vez fue una mano, pequeña y frágil… fría, dura y pálida como el mármol…
Yulia acerco su rostro al de Alexa, todos los colmillos retorcidos del lobo estaban en su boca, los mismos ojos de fuego azul, ardientes brazas de un infierno congelado. Elena se abrazaba a ella, sus cabellos se esparcían sobre el pecho de Yulia como si fueran parte de ella.
- Ella es mía… su destino esta en mi... ¿Por qué no te haces a un lado?, ¿Por qué no te rindes?
Alexa sintió la presión de esa garra cerrar su garganta hasta casi romperla, sintió el fuego de esos ojos quemarla como el hielo. Apretó los dientes lucho con todas sus fuerzas contra esa garra…
- ¡Sabes por que!… ¡¡tú sabes por que!!… ¡¡¡Ella no caminara en la oscuridad!!!
Alexa abrió los ojos sintiendo que todo daba vueltas, despertando de su pesadilla, la garganta le dolía aún, huella de la brutal fuerza que la hubiera vencido.
- … Ella no caminara en la oscuridad… - gimió.
Se obligo a ponerse de pie, logro llegar hasta el marco de la puerta y ahí se detuvo un momento, respirando hondamente para recuperar el equilibrio… todavía estaba muy aturdida y adolorida, debería estar aterrada ante la brutal fuerza de Yulia, sólo un par de empujones y sentía que había sido arrollada por un autobús.
- ¿Qué te ha pasado muchacha?.. ¿Dónde esta tu amiga? – pregunto Leonard.
El anciano apareció de pronto vistiendo una chaqueta cazadora, botas altas y en su mano derecha sostenía una gruesa escopeta de doble cañón.
- ¿Dónde esta mi gente? – volvió a preguntar cuando su mirada se paseo por la explanada frente a la casa.
Alexa se dio cuenta que no estaban ahí los fieles guardias que siempre se paseaban por ese lugar, no se veían las luces de la camioneta en su eterno ir y venir. El corazón le dio un doloroso salto en el pecho al darse cuenta que Yulia no era el único peligro que acechaba en la oscuridad esta noche. La adrenalina corrió por sus venas, mitigando su dolor, sin mediar palabra corrió siguiendo sus instintos, su mano derecha aferro la bolsa que colgaba de su cuello, empuño la pistola en su interior, sus balas podían ser inútiles contra Yulia pero no contra ellos… ellos estaban ahí, se lo decía su corazón… él estaba ahí… Iván Shapovalov.
* * *
La copa de un frondoso árbol de manzanas y el muro de la ruina de lo que alguna vez fuera una fuente eran cobijo suficiente para la lluvia. Elena temblaba de frío empapada hasta los huesos, Yulia sólo la veía temblar manteniéndose a unos pasos de ella.
- Ven acá, sal de la lluvia – le dijo Elena con una sonrisa que no pudo resistir. – tu también te debes estar congelando. – La abrazó en cuanto la tuvo cerca… sintió la tensión de su ángel, la sintió temblar pero no de frió.
- ¿a que le temes? – pregunto mientras la oprimía contra su pecho.
- yo… temo hacerte daño – respondió Yulia mientras oprimía sus puños para ocultar el filo de sus garras, los oprimía con fuerza para controlar el impulso de abrazarla y hundir sus garras en ella para evitarle escapar mientras clavaba sus colmillos en tan delicado cuello.
- ¿Qué significa todo esto…?... mis sueños, mis recuerdos… todo es tan confuso para mi… ¿Quién eres Yulia?... ¿Quién soy yo?, ¿Quién soy realmente?
- ¿Quién eres? – repitió Yulia… libero la fuerza de sus puños y descubrió que sus garras habían desaparecido… sus colmillos se habían ocultado contrayéndose al fondo de su paladar como los de una cobra… sintió el calor de ese abrazo, no su hambre hiriendo su piel como siempre en sustitución del sentido del tacto hace tanto tiempo muerto… Había un calor mágico irradiando de esta doncella… su rostro encontró abrigo en ese pecho, sus brazos encontraron la gloria al abrazar esa cintura… ¿era la lluvia o eran lagrimas las que corrían por su rostro?... era su doncella vestida de sol.
-… Eres un sueño, como un milagro… tu mirada es la brisa de primavera, tu sonrisa es tan calida como el sol de la tarde cayendo sobre mis hombros…
- Recuerdo un campo de flores… recuerdo ese viejo castillo hecho ruinas, pero lo recuerdo como jamás lo había visto… entero, los grandes ventanales de su comedor, su gran salón donde… - Elena empezó a reír-.. ¡Donde tu y yo bailábamos!... ¡¡vivimos en ese castillo!! ¿No es verdad?..
La sonrisa de Elena desapareció de sus labios… bajo un poco la mirada para contemplar ese rostro de mármol pulido que la miraba con ojos de fuego azul… serenas llamas de fuego azul. Esa mano de luna acariciaba su rostro con tacto helado como el hielo.
De pronto Elena se separo de Yulia, retrocedió un par de pasos mientras se llevaba las manos a la cabeza, oprimiéndola, como queriendo detener los recuerdos, imágenes que pasaban muy rápido para ser comprendidas.
-… y en ese castillo… te perdí… no… no te perdí…
<< Yo los declaro Marido y Mujer… >>
-… Te traicione… ¡¡Fue ahí donde te traicione!!… -exclamó Elena llorando y cayendo de rodillas.
Yulia cerró los ojos, arrodillándose junto a ella.
<<… La soga en su cuello la quemaba, sentía sus huesos crujir pero no les permitió romperse, se mantuvo firme aunque la garganta ya estaba totalmente cerrada… sellada. Quiso cerrar los ojos pero no podía, miraba fijamente a lo alto de la torre… Nadya, Tiver y Kaunas… Tyver sonreía…
- Yo los declaro Marido y Mujer… - escuchó claramente a la voz del Obispo Kaunas. >>
- ¡¡… yo te traicione!!
Elena soltó su cabello, la niebla en su mente era cada vez menos espesa… tenia miedo de sus recuerdos, el mismo miedo que sentía Yulia, lo podía sentir… pero este era el momento de afrontarlo juntas. Sus manos descendieron por sus hombros, por su pecho, temblaba violentamente pero esta vez no era por el frió… sus manos llegaron hasta su vientre, sintió la punzada de su herida.
Se vio a si misma en la prisión de esa torre, su vientre abultado… la vida que palpitaba en su interior.
-… Algo más… algo sucedió en ese castillo… -dijo Elena mientras en su boca sentía la mezcla salada de sus lagrimas y la lluvia.
Yulia no se había atrevido a tocarla, hasta ese momento… hasta que vio sus manos posarse sobre su vientre… Casi pudo escuchar con claridad como se rompían todas las cadenas que contenían al monstruo de su hambre, sintió la bestia libre galopar por cada centímetro de su cuerpo como una manada de bestias salvajes destrozándolo todo. Su mano tan pálida como la luna oprimió esas manos níveas en su vientre… sin preocupación por sus garras liberadas…
- ¡No!… -exclamó Yulia entre dientes, su voz era más el siseo de una serpiente que una voz humana-… ¡no!… ¡¡no!!… ¡¡¡No sigas…!!!
La ultima traición… Hace seis siglos…
- ¿Lo escuchas? – dijo esa voz que salía de las sombras.
- No escucho nada… -respondió Yulia con algo semejante a una voz. Jadeaba para poder hablar debido a que sus costillas rotas nunca soldaron debidamente.
La mujer escondida en las sombras escuchó las cadenas tintinear cuando la “cosa” encadenada en el fondo de las mazmorras se movía. Hubiera deseado verla, dar la vuelta al ultimo rincón de la mazmorra y mirarla a los ojos, pero le falto valor, el puro hedor que escapaba de ese agujero ya era bastante suplicio para su estomago. Aun así sonrió con su boca desdentada disfrutando su momento. Mucho le había costado llegar ahí…
- Conoces ese ruido, es un ejercito acampando en tu castillo, listos para hacerlo pedazos hasta sus cimientos. Listos para venir por ti y acabar con tu miseria…
- No escucho nada – repitió Yulia.
- No, nunca escuchas nada… tampoco escuchaste la voz de mi hijo… - la mujer se mordió los labios con un sabor extraño en la boca, gusto, ira, venganza y amargura.
- Lamento mucho la muerte de tu esposo…- dijo Yulia con dificultad, se escuchaba el esfuerzo con que el aire corría por sus pulmones tan herido-… lamento mucho la muerte de tu hijo… lamento mucho que haya decidido ir a la guerra siguiendo a su padre. .
- ¡¡No!!... ¡no lo lamentas!... tu lo mandaste con el ejercito de tu padre… ¡tu lo mandaste cuando te confeso sus sentimientos!... ¡¡el estaba enamorado de ti!!
La cadena tintineo como única respuesta por largos minutos mientras la mujer no pudo reprimir un sollozo.
- El no me amaba… - dijo al fin esa voz quebrada en el fondo de la mazmorra-… él ambicionaba mi castillo… mis tierras… mi riqueza… Sedujo a mis sirvientas para poder llegar hasta mí… era un muchacho muy apuesto… y creyó que eso era lo único que necesitaba para seducir a la hija abandonada de su señor… creyó que yo necesitaba un hombre… ¿lo creyó él o fuiste tu?... ¿Tu lo convenciste de que con ese rostro merecía ser el señor de estas tierras en vez de yo?
- Eres una mujer, ¿Por qué no lo aceptaste?, ¿Por qué nadie te enseño tu lugar?, ¿Por qué no te enseñaron a ser humilde con tu hombre?.... El era un magnifico muchacho… era mi muchacho…
- Lamento mucho que hayas perdido a tu esposo, a tu hijo y a “tu” castillo… lamento mucho que no conocieras tu lugar… mi “Ama de llaves”… lamento mucho haberte recibido en mi castillo cuando te quedaste sola… lamento mucho haber albergado en mi casa a una serpiente ingrata y ponzoñosa…. Y a tu hijo no lo envié a la guerra… él se escondió en las armas para huir de su responsabilidad… huir del hijo de mi sirvienta, ese hijo que tu aun hoy no reconoces como nieto…
- ¿Una serpiente?... ¡**** ramera sodomita!... revuélcate en tu inmundicia y disfruta de tus cadenas, pecadora. Te espera el infierno cuando mueras… pero antes – la mujer se mojo los labios disfrutando de su veneno-… antes hay algo que debes saber… ¿todavía crees que Nadya Elena llora por ti como tu lo haces por ella?... ¿crees que le guarda fidelidad a ti, su impura amante con quien mancho su alma?...
- ¡Calla!... – ordenó Yulia con su voz debilitada y rota.
- ¿Por qué crees que no esta junto a ti en esta mazmorra si tanto te amaba?... Por que encontró mejor lugar en el lecho de nuestro señor…
- ¡Calla!
- Encontró verdadero calor de hombre en sus brazos. No esa falacia estéril que tú le dabas, no esa pantomima de amor hereje y sodomita.
-….¡Ca…calla!
- ¿De verdad crees que es prisionera en esa torre?, vive ahí en una jaula de seda y oro avergonzada de sus pecados pero feliz, en esa torre noche a noche se entrega a su verdadero esposo y señor… Encontró redención a sus pecados en el fruto de su amor…
-….. No… es… verdad
- Sabes que si, siempre has sabido que es así. Nadya Elena va a ser madre, le dará su primogénito a nuestro señor Tiver Smolensk
No se escucho nada, ni un sollozo, ni un tintineo de cadenas, ni siquiera un suspiro… no se escucho nada, pero la mujer rió satisfecha para sus adentros, el silencio es el sonido de un corazón que se ha roto, de un alma que ha muerto.
Entre el odio y el amor… En el presente
Yulia retrocedió tambaleándose, cubriéndose los oídos para no escuchar, cerrando los ojos para no ver… pero todo era inútil.
-…. No quiero… no quiero recordar…
- Lo sabes ¿verdad?... – dijo Elena, sus profundo ojos verdes voltearon hacia el cielo, los rayos ya sólo se veían en la distancia y sus sonidos eran casi un susurro, a pesar de su agonía la tormenta parecía estar en su máximo, el cielo parecía caer sobre el mundo… ¿los Ángeles lloran?, ¿son estas las lagrimas de los ángeles?
- Ya lo sabes… él… él me engendro un hijo.
Elena palpó su vientre, sintió el escozor de su herida, se palpó también el cuello sintiendo todavía el fantasma de la cadena que lo ataba.
-… Me odias ¿verdad?... Ya lo sabias y ahora me odias con la misma fuerza con que una vez me amaste… ¿verdad?
Yulia desistió de tu tonto intento de callar la voz de sus recuerdos, sus memorias sepultadas por siglos… el hambre era una bestia tiránica que la invadía con toda su furia.
- Me odias… lo puedo ver en tus ojos… lo puedo ver en todo tu ser... ¿en que te convirtió tu odio hacia mi?... Pero lo entiendo, todo por lo que pasaste, todo por lo que sobreviviste… todo lo que sufriste… todo lo hiciste por mi. ¿Es por eso que no puedes irte? ¿Tan grande es tu odio que no descansaras hasta… hasta que te devuelva lo que es tuyo, verdad?
Las garras de Yulia resplandecieron con el último fulgor de un trueno agonizante.
-… aquí esta… - dijo Elena, levanto el rostro hacia el cielo y apartando el cabello de sus hombros dejándolos desnudos… la lluvia se detuvo en ese instante, la luna se filtro por entre las nubes y su luz plateada alcanzó a la pelirroja. Magníficamente hermosa, la vaporosa tela de su camisón adherida a su cuerpo transluciendo su figura, su cabello convertido en una cascada de oro rojizo, su busto firme con sus aureolas desafiantes… Una doncella en sacrificio para un oscuro ángel.
-… aquí esta tu corazón, latiendo en mi, tu alma fundida a la mía… tómala… ¡tómame!, ¡hazme tuya! Nuestras almas no pueden ser separadas, lo sabes, arráncame el alma y recupera la tuya... ¡¡Hazme tuya para siempre!!
Entre el odio y el amor… Seis siglos atrás
… Cada latido de su corazón era una agonía interminable, el aire era fuego ardiente quemando su garganta. Sus ojos, ya no había luz en sus ojos… Apenas fue conciente cuando esos brazos la sostuvieron, cuando esa voz quebrada por el llanto susurro a su oído..
- ¿¡Que te han hecho!?... ¿Por qué?... ¿Por qué?
Ilich Katin hizo a un lado su asco y repulsión por lo que veía, tomo en sus brazos el cuerpo destrozado de Yulia, podrido en la inmundicia de su prisión, cargado de cadenas. Nada de eso existía en sus ojos, era la pequeña niña que conoció corriendo por los jardines del castillo, la insolente adolescente que domaba corceles con puño de hierro… su señora.
- … ¿es verdad? – Preguntó Yulia con un hilo de voz.-… ¿es verdad?... ¿un hijo… de él… ella tendrá?…
Ilich miró hacia el cielo a través de esa bóveda de roca y argamasa, hubiera deseado mentir, pero ella con sus ojos muertos sabría la verdad, vería la mentira con la claridad del sol… con el corazón destrozado respondió de la única manera en que sabía hacerlo, con la verdad.
- Es verdad…
Yulia abrió los ojos cuan grandes eran, sus labios temblaron tratando de decir algo, de gritar algo que jamás salio de su garganta. Sólo un ultimo aliento escapo por esos labios, la chispa de su mirada se apago… su corazón palpitó por ultima vez…
Entre el odio y el amor…En el presente
Elena sintió esa heladas manos sostener su rostro, sintió su firmeza y su fuerza… y sintió esa fuerza desvanecerse. Bajo la mirada y encaró ese infierno azul de hielo ardiente. Los ojos de la bestia estaban fijos en los suyos…
La primera vez que vio esos ojos era una niña, lo primero que pensó es que esa niña era un ángel, sólo un ángel podía tener unos ojos como esos, como si el cielo estuviera en ellos… poco a cambiado a pesar de todo… esos ojos eran como el infierno estuviera en ellos y ella… ella seguía siendo tan hermosa como un ángel.
Yulia se acercó lentamente, sintiendo como los latidos de su corazón amenazaban con hacerlo estallar. Los ojos de Elena… los ojos de Nadya… su mirada de serena profundidad que la hechizaba como sus amados bosques, su añorado océano… si, sin lugar a dudas en lo profundo de ese bosque estaba su alma y la quería de regreso en su pecho… quería todo lo que sólo podía encontrar en ella.
El hambre, ahora comprendía perfectamente la magnitud de su hambre, el monstruo de su hambre. Todos sus sentimientos se fundieron en uno sólo, todo su amor, toda su ira… todo su amor convertido en odio, todo su odio ardiendo con la fuerza de su pasión… no había abismo de oscuridad que apagara ese fuego, no había silencio que no se rompiera con su grito, no había tumba que contuviera el latido de su corazón herido.
Sus brazos envolvieron a Elena, sus labios besaron ese delicado cuello sintiendo el palpitar se sus venas, su sangre y su alma corriendo por el… sus colmillos coronaron sus labios mientras el hambre rugía en todo su ser…
-…es por esto que volví de entre los muertos… para hacerte mía… mía para siempre… en la oscuridad para siempre… - murmuro Yulia.
* * *
- ¿¡Dónde están todos!? – preguntó Leonard montando en cólera mientras algunos de sus hombres lo rodeaban, uno de ellos trató de cubrirlo con una paraguas pues estaban en medio de la lluvia pero de un manotazo lo apartó.
- ¡¡Muertos!!… están muertos… - dijo otro hombre que llego corriendo.
Leonard meditó un instante apartando el agua que escurría sobre sus ojos.
- Apaga el silenciador… usen los radios, reúnan a todos… ¿Quién se atrevió a meterse a mi casa?.. ¡¡Mi Casa!!
La tormenta parecía haber terminado y volvía a comenzar aun que los truenos se escuchaban cada vez más lejos. Iván aguantaba la lluvia con estoicismo, tuvo un lapso de optimismo cuando parecía que la lluvia terminaba pero ahora que parecía reanudarse con la misma energía sólo miraba hacia el cielo.
- ¿Qué?... ¿tu también nos haces emboscadas? –preguntó a las nubes. A pesar de todo empezaban a despejarse, esto era tan solo el último chubasco antes de su fin.
- ¡Señor! Ya tenemos señal de radio. – le dijo uno de sus mercenarios.
- ¡**** Coronel! Si que sabe lo que hace… logro que Leonard baje sus defensas. –aplaudió.
- señor, ya tenemos nuevas instrucciones, ¡es momento de entrar! -
- Lo siento Leonard, fuiste un genio de los “negocios” pero tus convicciones han pasado de moda, nada eres frente a una fría maquinaria militar, ni tu ni ninguno de tus “paisanos” el mundo es mío. –pensó Iván mientras saltaba al interior de la camioneta.
- Tenemos una señal de radio… muy fuerte y muy clara, es un “ping”, una señal de localización.
- ¡Perfecto!, hay que seguirla y localizaremos a la rusa.
- No, señor. No es la señal del “ancla” de la chica… esta es muy potente y fuera del sistema de rastreo ordinario… es una frecuencia militar codificada.
- ¿militar codificada?
- Si, de hecho… la pude localizar por accidente cuando estaba barriendo todo el espectro, no es nuestra… es una señal en código ruso.
- ¿Ruso?.... ¡¡el auto!!, ¡es la señal del auto por todos los cielos!... Podemos localizar el auto. Guarda el código, ahora podremos rastrear el auto a donde quiera que se mueva. ¡¡Vamos por la chica!!... ahora es lo más importante, que Kipper se encargue del auto… el plan del Coronel ha sido muy bueno hasta ahora, hay que apegarnos a él.
La gitana y el ángel…
Primero la niebla, ahora la lluvia... ¿Qué más faltaba? Se preguntaba Alexa mientras corría por el sendero, las fuerzas empezaban a agotársele y seguía corriendo casi a ciegas, lo único que tenía para guiarse era su instinto, sus corazonadas… y si era lo único que tenía sólo podía confiar en ellas ciegamente. Sacó la pistola del bolso y la empuño con ambas manos como Alexei le había enseñado.
- ¿los rusos o el monstruo?... ¿a quien prefieres encontrar primero? – rió Alexa más por el efecto de la adrenalina en la sangre que por lo sarcástico de la situación - … los rusos, que sean primero los rusos, al menos a ellos se les puede meter una bala…
Sintió un golpe seco en el pecho, ni siquiera alcanzó a gritar cuando el mundo dio varios giros, las nubes, el follaje de los árboles, las lejanas luces de la casa, el cielo estrellado, la luna, todo paso por sus ojos a vertiginosa velocidad.
- ¡¡Ok!!... primero el monstruo… - se dijo a si misma sorprendida de su propia frialdad, lamentándose de la misma, el dolor de huesos rotos era lo que seguía.
Y efectivamente lo siguiente que sintió fue la peor paliza de su vida, cientos de golpes llovieron por todo su cuerpo. Por un leve instante perdió el sentido para recuperarlo de inmediato por esa golpiza que parecía no detenerse, sintió un tirón y todo se detuvo, estaba colgada casi de cabeza, enredada de manera imposible contra las ramas de un gran árbol, suspendida a varios metros del suelo.
La niña de la niebla…
Nadya luchó tan fuerte como pudo, pero sus energías ya estaban agotadas, agonizaba, sentía asfixiarse con el trozo de tela que entraba por su boca para callar sus gritos, vio el brillo del acero y el rostro de “él” en una cruel mueca que no acababa de convertirse en sonrisa… el dolor, la laceración en su vientre… ¿un llanto?... ¿era eso el llanto de un bebe?
Elena abrió los ojos sintiendo la herida de su vientre palpitar, se estremeció de frió y se descubrió tumbada a la sombra de un árbol que la guarecía de una lluvia agonizante. Estaba empapada hasta los huesos. Se levantó de golpe ignorando un poco el dolor. ¿Dónde estaba? Un fuerte mareo la obligo a apoyarse del árbol.
Lo ultimo que recordaba era su lecho, las tibias sabanas que la abrigaban y… las voces… esa voz que la llamaba hacia la noche y esa otra que parecía surgir de ella misma, de un lugar muy profundo en su interior.
<-¡Por favor, déjame ir con ella! >
¿Ella…?... ¿su ángel?... Un recuerdo muy fugas llego a su mente, la feroz mirada de su ángel le congelo el corazón, el fuego azul de sus ojos brillando como nunca antes lo había visto… Sacudió la cabeza apartando esa imagen que chocaba con sus sentimientos.
El bosque estaba muy oscuro… la sensación de felicidad que la había inundado todo el día había desaparecido, en su lugar había una sensación de zozobra… de tristeza. Se enfureció al sentir ganas de llorar sin saber por que.
- Alexa… - llamó quedamente sin esperar respuesta. Esta vez estaba sola… No, se equivocaba, frente a ella se encontraba sentada sobre sus piernas una pequeña niña que observaba el bosque con gesto meditabundo que no correspondía a su edad.
- ¡Marina!... ¿Qué haces aquí?... ¿te perdiste?
- Es mi casa, ¿Cómo me voy a perder? –respondió ella con un gesto de fastidio.
- ¡Huy!.. Perdón .. –rió Elena genuinamente contenta de encontrarse con alguien conocido.
- ¿Quieres acompañarme a la casa?, creo que yo si estoy perdida…
- Hay hombres malos… hombres malos… no te subas a ningún coche… ningún coche es seguro.
- ¿De que hablas? –preguntó Elena con gesto preocupado.
- Corre… - dijo Marina poniéndose de pie de un salto.
- ¿Qué?
La oscuridad se rompió como el cristal cuando ases de luz surgieron por todos lados.
- ¡¡Correeee!! - gritó la niña mientras pasaba junto a ella como una exhalación, Elena tardó un instante en reaccionar, oprimió su vientre para mitigar el dolor y corrió tras Marina sorprendida por la velocidad de la niña, parecía que nunca la alcanzaría.
La gitana y el ángel…
Alexa reaccionó al fin, sacudió la cabeza para aclarar su visión, error, sintió un millar de alfileres clavándose en todas direcciones. Miro hacia arriba o mejor dicho hacia abajo y alcanzó a ver a lo lejos el brillo metálico de la pistola medio perdida entre los arbustos.
- Qu.. Quédate ahí hasta que sea el turno de los rusos, ¿eh?... ahora... ¿Cómo me voy a bajar de aquí?
Frente a ella una silueta se deslizo entre el follaje y las ramas, casi reptando como si fuera la sombra de una serpiente gigantesca, la sombra pareció solidificarse al salir del follaje sin el menor ruido.
- ¿No lo has comprendido?, Elena es mía ahora –espetó Yulia mientras la sujetaba del cabello jalándola hacia si.
Alexa se mordió los labios por el dolor pero logro mover su brazo, golpeado, magullado y todo pero entero, al menos sin una fractura de consideración, su mano alcanzó la punta de acero que firmemente ató a sus ropas. El acero busco el pecho de Yulia nuevamente.
-… Ella... ¡¡Ella nunca será tuya!!
La punta logró a penetrar en el hombro de Yulia, pero la hija de la luna alcanzó a sujetar ese brazo antes de que el acero buscara nuevamente su objetivo. Yulia sintió otra vez esa parálisis extenderse por su brazo, su fuerza se extinguió momentáneamente mientras sentía como si un relámpago corriera por todo su cuerpo… la mano de Alexa logró escapar de su presa.
El acero volvió a buscar el pecho de Yulia, pero esta vez ella fue mas rápida y a pesar de la parálisis que la había debilitado le dio un formidable golpe con el revés de su otra mano. A pesar de su fuerza minada fue suficiente para arrancar a Alexa de las ramas del árbol y proyectarla contra el suelo, la gitana pareció perderse entre el follaje de los arbustos.
La niña de la niebla.
Elena se olvidó del dolor mientras el miedo lleno su garganta, corrió como nunca antes lo había hecho, hubiera dejado atrás a la misma Alexa y sus olímpicas piernas… Pero aun así no podía alcanzar a Marina.
De pronto sintió las piernas temblar, sobre el corazón un peso enorme, aplastante… Marina parecía correr a través de un túnel de luz llamándola. Las fuerzas se le habían agotado demasiado pronto.
- No te detengas – le urgió Marina con el rostro cubierto de lagrimas-… no te detengas
- ¿A dónde… a donde me llevas? – jadeó Elena a punto de desfallecer.
La niña ya no estaba ahí, pero si las luces a su espalda y el sonido de pasos. Elena hizo acopio de sus ultimas fuerzas y corrió un poco mas saliendo de entre los árboles, entro en un claro y a lo lejos distinguía el sonido del rió… tal vez si alcanzaba a llegar a el... Pero sus piernas se doblaron vencidas al fin. Cayo de bruces al suelo y sólo alcanzo a arrastrarse hasta un montículo de piedra.
Se sintió perdida cuando las luces la cubrieron por completo.
En un ultimo intento por huir trató de ponerse de pie apoyándose en el montículo de piedra… sus ojos se abrieron grandemente y saltó hacia atrás al reconocerlo, era una lapida.
- ¡¡NO!! –Exclamó asustada, sorprendida e incrédula - ¡No puede ser!... ¡no puede ser!
Fuertes brazos cayeron sobre ella y la sujetaron pidiéndola de pie sin esfuerzo.
Una mano sujetó con rudeza su rostro mientras una luz lo bañaba, a través de una mascara unos ojos la examinaron cuidadosamente.
- Con cuidado… esta en shock… la queremos viva y entera, no lo olviden. – ordenó el hombre.
- ¿Qué secretos escondes pequeña?, ¿Por qué eres tan valiosa?
Sin esfuerzo Elena fue conducida a una camioneta que los aguardaba sobre el camino. Pero sus ojos no podían apartarse de la lapida.
“Marina Venzzo (1985 – 1993) Mi amada hija, mi princesa sin reino”
La gitana y el ángel….
Alexa se estrello de bruces contra los matorrales del suelo… tosió tratando desesperadamente de recuperar el aliento… Levantó la cabeza y agradeció al cielo que su arma, la punta, estuviera sólo a un par de metros de ella, haciendo uso de toda su fuerza empezó a arrastrarse tratando de alcanzarla.
<- Mi vida por la de ella… -> le ofreció Elena, Yulia contemplaba con curiosidad a aquella chica de indomable espíritu que se arrastraba penosamente buscando su ridícula arma.
- ¿Por qué?... ¿Por qué no te rindes?
Alexa estiró la mano y al fin alcanzo a sentir el arma, sus dedos se cerraron con toda su voluntad en esa pieza de acero, sangre y magia… toda su esperanza estaba puesta es lograr levantarse antes de que “ella” decidiera terminar con ese juego… muy tarde, los pies de Yulia se posaron frente a su rostro sin ningún ruido, en un parpadeo, como si siempre hubieran estado ahí. Nuevamente sintió era garra sujetar su cuello y levantarla como si fuera una muñeca de trapo.
- Ella me ofreció su vida a cambio de la tuya… ¿Por qué no lo agradeces y te vas?
Alexa era más alta que Yulia, logró poner los pies en el piso y agradeció la arrogancia del monstruo, su brazo izquierdo se movió con lentitud, con calma y sangre fría, se apoyo en el hombro de Yulia, sus negros ojos desafiaron ese infierno azul.
- … ¡Por que la amo!… – Alexa sujetó el cuello de Yulia con la izquierda, para atraparla, su diestra lanzó un golpe con todas sus fuerzas hacia el corazón de la hija de la luna… con toda su fuerza, toda su voluntad, todo su corazón.
No fue suficiente.
Yulia fue más rápida, más fuerte, arrojó a Alexa por el aire antes de que el acero la alcanzara, la gitana volvió a ver la noche deslizarse junto a ella a gran velocidad, esta vez no hubo un árbol que se interpusiera en su caída. Se hundió en las negras aguas del rió que cruzaba el bosque, el frió impacto tuvo la virtud de devolverle la conciencia y algo de fuerzas, choco contra el fondo no muy profundo, todo su cuerpo temblaba por el esfuerzo y los golpes, todo él era una herida, el agua helada sólo le dio fuerzas para alcanzar la orilla, se aferro como pudo a la vegetación pues la corriente acrecentada por la lluvia la estaba venciendo, sintió sus pies perder el fondo.
- Nada puedes contra la oscuridad, la oscuridad se lo lleva todo…
Quiso gritar, quiso luchar, pero sus fuerzas habían llegado al límite, los matorrales a los que se había sujetado se escaparon de sus dedos, la corriente aumentada por la lluvia amenazaba con arrastrarla y la gitana no encontraba fuerzas para oponerse…
Otra vez esa garra la sujetó y la sacó del rió para arrojarla al suelo. Alexa apenas podía respirar, jadeo y tosió dificultosamente.
- Elena es mía, nada puedes hacer… Atesora el regalo que ella te hizo, compró tu vida con la suya, vete de aquí hija de los gitanos y olvídanos… ¿no te das cuenta que aquí sobras?... Sólo yo soy dueña de su vida, sólo yo soy dueña de su destino… ¡¡Solo yo puedo amarla!!
-… ¿amarla?... – jadeo Alexa- ¡Tu no la amas!... tu no puedes amarla… la dejarías vivir…
Alexa se revolvió sobre si misma, vano intento de cualquier cosa, apenas tenia fuerzas para jadear.
-… si de verdad la amaras… la dejarías vivir… Pero no… has venido noche tras noche ha arrancarle la vida pedazo a pedazo… cada amanecer mi niña despierta agonizando… apenas un aliento de vida le dejas cada vez que vienes a ella… ¿Cómo te atreves a decir que la amas?...
Yulia levanto su brazo, las garras brillaron en la punta de sus dedos… pero no encontró fuerza para descargar el mortal golpe, no encontró voluntad.
-… lo que tu… sucia y vil criatura de la oscuridad sientes no puede ser amor…. Tu no puedes sentir amor… sólo sientes tu hambre… Tu sólo deseas beber su sangre, arrancarle el alma… matarla… ¿es así como la amas?...
-… tu… no lo sabes…
<<… sus labios probaron el sabor de la piel de Elena, la delicada columna de su cuello, la vida que palpitaba agónica en sus venas.
- … te odio… - lloró Yulia con sus colmillos a flor de sus labios-… te he odiado tanto…
La pelirroja de desvaneció en sus brazos, como si un esfuerzo titánico la hubiera vencido al fin… sus largos cabello se recogieron en rizos y el gesto pacifico de su rostro se transformo en sueños. Yulia la deposito con amor al cobijo del viejo árbol, mudo testigo de su dolor.
El hambre era incontenible en sus venas… pero la pasión en su pecho era más grande, mucho mas grande.
-… Te odio… y te amo… seis siglos… mil años… toda la eternidad no será suficiente para limpiar de mi corazón el pecado que he cometido… por ti… sólo por ti…
Se aparto de ella y escucho su corazón, ese latido que parecía iluminar la noche con cada palpitación… ahora tan débil, tan frágil… ella, Elena no resistiría un beso más, el toque de sus colmillos nuevamente sin importar cuan delicado y suave fuera… la mataría.
Y su vida, la gloriosa vida de Elena y Nadya fundidas en una sola correrían por sus propias venas, en su corazón, y tal vez encontraría en ellas su alma… al fin su propia alma volvería a colmar su pecho. Pero ella… Elena nunca más volvería a ver la luz, nunca mas su sonrisa llenaría el mundo… Seria suya para siempre… pero para siempre en la oscuridad.
- ¿Es esto lo que quería?... ¿fue por esto que volví?...
Se miró las manos… podía sentir, había un sin numero de pasiones y sentimientos nuevos corriendo por sus venas, en su pecho, un fantasma del alma que alguna vez tuvo… Todo eso gracias a la sangre de Elena… casi como si pudiera volver a vivir…
Casi… una ilusión como todas… la mas hermosa e intensa ilusión que jamás había sentido, pero sólo una ilusión al final… como todas. >>
- … tu no puedes amarla… Pero te ofrezco mi vida… a cambio de la de ella… tómame a mi en lugar de ella ¿eh?... ¡hazlo!... Olvida tu trato con ella y tómame… Demuestra que la puedes amar y déjala vivir… Por que… escúchame bien monstruo, si ella muere y yo sobrevivo… te buscare, te cazare hasta el fin del mundo… y sé como destruirte… sé cosas de ti que ni te imaginas… yo puedo destruirte…
- ¿Por qué haces esto?... ¿no vez cuan fácilmente podría acabar contigo ahora?, ¿Por qué no te rindes y nos dejas en paz?
- ¿Lo harías tu?... ¿si estuvieras en mi lugar te rendirías?… si fueras tu en mi lugar ¿te dejarías vencer por un monstruo como tu?, ¿te dejarías vencer por una partida de maniáticos que quisieran lastimarla?, ¿la abandonarías cuando ella más te necesita?... si de verdad la amaras sabrías…
-… me quedaría con ella sin importar lo que pasara, así rompieran mis huesos y me arrojaran a un oscuro agujero, así me marcaran con fuego y humillación… así me traicionara… yo nunca… nunca me rendiría… yo volvería a su lado… así tuviera que levantarme de la tumba. – dijo Yulia.
Alexa sonrió.
- ¿Así fue como sucedió verdad? - preguntó la gitana- … ¿fue así como te convertiste en “esto”, verdad?... Tu… la amabas… tu la amabas.
- No lo sabes, no puedes imaginar lo que sucedió con nosotras… lo que nos hicieron… Lo que hice… ahora lo comprendo… nadie me arranco el alma, yo misma lo hice, yo misma me arranque el corazón por que quería quitarme todo este dolor… el dolor de no tenerla…
- Déjala vivir… por favor, por el amor que una vez le tuviste… sólo déjala vivir
- ¡Es por eso!… - pensó Yulia - por eso que no puedo matarla, que no puedo quitarle lo último que le queda de vida… Por que la amo, sin importar cuanto he odiado su traición… yo la amo… Mis recuerdos… tanto miedo tengo de mis recuerdos… Pero debo recordar, debo saber que sucedió esa noche… mi primera noche…
Los ojos de Alexa se apartaron de Yulia, su gesto tembló al mirar a través de la noche, las sombras y los árboles… muy a lo lejos, apenas unos diminutos resplandores que se ocultaban tras la lluvia, la lluvia que estaba terminado.
Yulia siguió su mirada, la cacofonía del sonido de la lluvia en el follaje de los árboles había ocultado los sonidos de sus pasos, de sus vehículos, sus aromas también habían sido lavados de la brisa, ellos habían sido ocultados por la tormenta… pero ahora poco a poco sus sentidos volvían a expandirse por todo el bosque, poco a poco los secretos que ocultó la tormenta empezaban a salir a la luz… con su propia luz.
- ¡Elena!… - exclamó todavía sin aliento la gitana.
Alexa sintió el golpe del viento en el rostro, el follaje de los árboles se agito con violencia mientras el agua cumulada en sus hojas saltaba como una torrencial nueva lluvia. Contra la silueta de la luna en el horizonte se dibujo la imagen de una negra y gigantes ave depredadora.
Una segunda camioneta había arribado, por lo menos una docena de hombres formaban un semicírculo con sus armas listas, armas de alto poder, hombres listos para la guerra. Elena caminó erguida sin demostrar su miedo, respiraba hondamente pues sentía que el aire no era suficiente en sus pulmones, las piernas le temblaban y tal vez hubiera caído si no la sostuvieran tan firmemente. Escucho un solitario aplauso, recargado sobre uno de los autos Iván Shapovalov aplaudía feliz.
- ¡Bravo! – Exclamó jubiloso- ¡¡Bravo!!
Con arrogantes pasos se acercó a ella, su mano enguantada apartó los cabellos del rostro de Elena.
- ¡Al fin!, al fin pequeña… tu yo tenemos mucho de que hablar… ¡mucho!
Elena sintió una punzada en su pecho, un dolor muy intenso que nublo si mirada y de pronto se sintió como entre sueños… como si ella no estuviera ahí. Pero podía verlo todo con absoluta claridad, vio el rostro de Iván descomponerse de su sonrisa de triunfo… vio su gesto transformarse en algo indefinido, sus ojos… algo había en sus ojos… ¿miedo?
-… Tu… tu… yo te conozco… yo… - Iván sintió las palabras temblar en sus labios sin alcanzar a salir, una idea, una imagen creándose en su mente sin alcanzar a definirse. Atónito estudiaba ese rostro, esos profundos ojos verdes que lo miraban con ira contenida, los rizos de esos cabellos que sostenía en la mano se habían disuelto. Los labios de Elena se movieron y una voz se escucho, una voz que parecía venir de un lugar muy lejano, un lugar perdido en el tiempo.
- ¿Me recuerdas, Tiver?, ¿aún me recuerdas Tiver Smolensk?
Continúa…
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXII … El peso de todos los pecados… (Primera parte)
Los pecados de la soberbia…
<< - ¿Es este el final de los tiempos? – preguntó con genuinas lagrimas en los ojos el hombre de quien todos esperaban la respuesta a esa pregunta.
El sumo pontífice de la Iglesia Católica, el Papa. Sus ojos cansados miran por la ventana, en la distancia a las fueras de la ciudad las columnas de humo se elevan hacia el cielo como los fuegos de ritos paganos, las hogueras donde los cadáveres son calcinados y reducidos a cenizas que mas tarde, al ocaso serán arrojados a pozos donde él en persona extenderá las bendiciones y las oraciones de clemencia por sus pecados, y todos lo pecados que un tuvieron tiempo de ser confesados… ya no hay suficientes sacerdotes para las comuniones, ya no hay suficientes monjas para cuidar a los enfermos… y eso que tampoco ya no hay tantas ciudades que deben ser cuidadas y confesadas. A los pies del Sumo Pontífice, las calles de su otrora gloriosa ciudad están llenas de carruajes que acarrean a los muertos por docenas.
Mas allá de lo que siempre soñó, lo que siempre anhelo, el poder y la riqueza que ahora posee… ahora contempla la magnitud de un verdadero poder, de un verdadero juicio, una verdadera ley que no media de un ejercito para hacerse cumplir y valer… ¡Que pequeño resulta su poder entre los hombres y las naciones ahora!, ¡que pequeño e insignificante es su autoridad ante la “Muerte Negra”!... que pecados tan grandes se han cometido que el “Todo Poderoso” ha dado la espalda al mundo y su sombra cae sobre todas las naciones por igual, hombres y mujeres, niños y adultos, ricos y pobres, la plaga no ha perdonado ni las fronteras de los herejes. Esta no es la gloria con que había deseado fervientemente gobernar, esta no es la huella que planeaba dejar en el mundo, sabe en lo más profundo de su corazón que ha fallado, “El Señor” le ha arrebatado el poder para guiar estas almas a la salvación y los condeno a todos al sufrimiento… ¿fue su culpa?, ¿fue demasiada su ambición?, ¿fue demasiado tolerante con la ambición de los demás?... La responsabilidad es toda suya, él era el pastor, él debió guiarlos por otro camino que no desatara la furia del Señor de esta manera… Si, al final todos están pagando por sus pecados, no hay nadie que levante su rostro hacia el cielo y reclame lo injusto de este juicio, todos han fallado… pero él más que ninguno, por que él era el pastor… y sabe perfectamente donde estuvo su mayor error… cuando un puñado de tierra valió más que la vida y el alma de un par de niñas… cuando debió proteger en vez de conquistar.
El es el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, él tiene conocimientos que ningún otro hombre tendrá jamás, él sabe la verdad de todas las cosas. El sabe por que esta pasando todo esto, un secreto que no puede y no debe ser revelado jamás. Hoy él no es más que un hombre que necesita una palabra que le devuelva la fe… humildad, como todas las grandes lecciones del Señor, la “Muerte Negra” les ha enseñado la humildad, así que hasta un hombre tan poderoso como él puede pedir ayuda para reconfortar su fe… vuelve su rostro hacia el hombre que pacientemente aguarda.
- Todo cuanto pides te será dado, las notas de Crédito son validas, que de las arcas de la Iglesia te sean pagadas todas y cada una de las notas de crédito que han avalado la riqueza de tu señor y sus herederos… y aun más, todas esas riquezas de todas esas tierras muertas y vacías te serán devueltas… No quiero esa deuda más sobre mis hombros, si los tuyos son los bastante fuertes para cargar con ese peso ¡llévatelo y has con él lo que desees!... que poco vale el oro en estos días… los días en que el oro es mas abundante que los hombres… Pero dime una cosa Ilich Katin.. tu que estuviste ahí y lo viste todo… ¿Es el final de los tiempos?, ¿es el ocaso de la creación?
Ilich Katin levanto la mirada hacia el Santo Papa, sonrió confiado sabiendo la respuesta a esa pregunta, una pregunta que él mismo se ha hecho durante mucho tiempo y cuya respuesta repentinamente llego a él, la respuesta le llego tan claramente que lo hizo llegar a las puertas de este palacio y lograr la audiencia con este hombre, lograr lo que al fin a conseguido y que parecía impensable en otro momento.
- No mi señor… No es el fin de los tiempos, es sólo una dura prueba pero no es el fin.
La claridad y seguridad de esa voz logro devolver el color a esas viejas y cansadas mejillas. Sin embargo son tiempos oscuros, tiempos en que la fe necesita un poco de ayuda, un ultimo empujón para volver a creer.
- ¿Cómo lo sabes?
- Por que esa noche Yulia hizo algo, algo que simbolizo que ella cree en el futuro.
- ¿Qué fue?
Ilich contó brevemente lo sucedido aquella terrible noche.
El santo Padre escucho con atención y después reflexiono unos momentos en silencio, asintió convencido de la conclusión de Ilich.
- Ella aun cree en el futuro… Por favor, Ilich Katin, tu que estuviste ahí… cuéntame todo, todo lo que sucedió el día que Yulia Volkova murió… >>
Sven se quitó las gafas y se froto los ojos… había perdido la noción del tiempo enfrascado en la lectura de los viejos documentos resguardados en su secreto…
- ¿Es verdad todo esto…? – se pregunto a si mismo. Se puso de pie para estirar los músculos mientras el último trago de su taza de café desaparecía en sus labios- “la fe necesita un poco de ayuda”… testimonios y pruebas para creer en lo increíble… para tener fe…
Sven miró de cerca la pintura en el muro, el magistral arte que capto esa mirada, no cualquiera podía capturar esa mirada, por alguna razón ese trabajo no fue encargado a cualquiera… al contemplar el cuadro Sven sabía lo que había en esos ojos, en ese gesto, en ese rostro.
- Yulia Volkova, la misma, sola por si misma, eternamente una y única…
- Su avión esta listo, Señor. –le dijo desde el pasillo su joven asistente.
Sven le dirigio una mirada cansada mientras en su mente formulaba un plan de acción. Vio el gesto del muchacho y sonrió ¿es ese el mismo gesto que tuvo él cuando vio a su predecesor justo después de leer los documentos?, ¿hoy tiene el mismo gesto que él tuvo?
- Esta bien, tendrán que aguardar un poco más… Tengo un trabajo para ti, algo complicado pero es necesario que seas tú quien lo realice.
Sven escribió una nota y la entregó al muchacho.
- Debes ir a Roma de Inmediato, a la biblioteca del Vaticano, Busca a estas personas y te ayudaran. Quiero que consultes cierta información, ciertas notas que se han tomado de “Los rollos del Mar Muerto”
El muchacho no pudo disimular el gesto de sorpresa.
- Necesitamos saber un poco mas sobre cierto tema que fue retirado de la Biblia, los libros apócrifos.
- ¿Los libros Apócrifos?
- Si, los libros “no-revelados” de la Biblia. Como bien sabes “La Biblia” es una colección de libros y textos históricos aprobados por la Iglesia, cuando se llevo acabo su colección se formaron logias que decidieron que libros deberían incluirse y cuales no, comúnmente se cree que los libros no incluidos eran aquellos que no podían ser probados en veracidad o carecer de importancia religiosa o histórica. Pero también fueron descartados aquellos que contenían información demasiado peligrosa para la “Fe”… Libros cuyos textos ponían entre dicho toda la estructura de la Iglesia Cristiana, verdades demasiado profundas como para ser reveladas a cualquier mortal. La mayoría de esos libros fueron destruidos durante la edad Media, pero algunos secretos eran demasiado importantes para desaparecer sin huella… Los Rollos del Mar Muerto incluyen referencias y textos de algunos de los más importantes libros Apócrifos perdidos. La verdad sigue estando ahí, oculta entre las sobras pero aún ahí para quien sabe buscar la verdad.
- ¿Y cual es la “verdad” que debo investigar?
- La naturaleza de los ángeles, la verdad sobre los inmortales.
* * *
Iván estaba atrapado en los ojos de esta chica, era ella, Elena Katina, la chica que mató a su hijo, la chica que… ¿Por qué la odiaba con esa furia animal?... La primera vez que la vio sintió deseos de matarla, deseos de destruirla como nunca antes lo había sentido, cuando su hijo le revelo sus intenciones sintió deseos de aplaudir, ¿Quién mejor que la bestia de su hijo para esta niña?... nunca espero que ella lo asesinara. Conocía su rostro perfectamente, cada gesto, cada mirada… esta chica parada frente a él era ella… y no… era alguien distinto, alguien que lo miraba con el mismo odio que él sentía, y esa voz… ¿de donde salió esa voz?
- ¿Me recuerdas, Tiver?, ¿aún me recuerdas Tiver Smolensk?
Iván quedo congelado escuchándola, el nombre pronunciado por sus labios retumbo en su cabeza como el badajo de una campana, Iván escupió el cigarrillo que fumaba, acercó más su rostro al de ella, como queriendo sumergirse en esos océanos de insondable rencor.
- ¿Me recuerdas, Tiver? –repitió Elena.
- Tu… ¿Tiver?... Conozco ese nombre… Pero no es el mío, yo soy Iván, mírame bien perra, soy Iván Shapovalov… ¿acaso eres tu la que olvido mi rostro?
- Sé quien eres… mas allá de tu nombre, mas allá de tu rostro… yo.. – Elena palpó su vientre sintiendo el hormigueo doloroso de su herida, estaba sangrando-… ¡¡yo sé quien eres!!…
Sorpresivamente Elena saltó sobre Iván, sus manos, sus uñas buscaron su rostro, sus ojos… Los hombres que la sostenían no esperaban esa reacción, parecía tan débil y tan frágil, escapo de sus manos. Elena se prendió del cuello de Iván con una fuerza imposible de superar, él se doblo por el embate, su garganta se cerro pajo la presión de esos puños de hierro. Los mercenarios a los que se les había escapado ya habían reaccionado saltando sobre ella, pero parecía que sus fuerzas combinadas no eran suficientes, uno levanto la culata de su arma, pero dudo un instante, tenían ordenes de no lastimarla, el rostro de Iván ya se había tornado púrpura luchando inútilmente por liberarse. El coronel se echo el arma al hombro y con velocidad prendió a Elena del cuello con su antebrazo, tuvo que hacer uso de toda su fuerza para lograr que soltara a su patrón.
Iván cayó al suelo tosiendo y jalando aire con dificultad, un hilo de sangre escurrió por sus labios.
- ¡Ella si que te odia con toda el alma! – rió Kipper.
Iván levanto el rostro con los ojos llenos de lágrimas hacia la exterminadora rusa. Elena alcanzó a darle un puntapié en plena cara que volvió a sentarlo en el suelo. Se escucharon risas contenidas de los mercenarios, Kipper reía a mandíbula batiente, el coronel arrastró a Elena unos pasos más lejos del ruso, también mordiendo los labios para no reír.
Iván tomó la pistola de su cinturón y ardiendo de rabia se levanto y apuntó al rostro de Elena. Ella sonrió con gesto desafiante.
- Cobarde… -le escupió al rostro.
- ¡Señor! – exclamó el Coronel sin saber que mas decir, en un acto de sangre fría sostuvo a Elena cuidando de estar fuera de la línea de fuego-… no pierda la cabeza, señor, usted la necesita para algo. No se precipite.
- ¡¡Nada!! no necesito nada de ti – Espetó Iván.
- ¿Por qué no lo haces entonces, cobarde?, ¿Por qué no me matas de una vez?, ¿¡que esperas!?... hazlo antes de que… Ella venga por ti.
- ¿Ella? – Esta vez el rostro de Iván se descompuso en un gesto de terror, la pistola empezó a temblar en sus manos.
- La recuerdas ¿verdad?... a ella no la has olvidado. – Elena sonrió.
Iván retrocedió sorprendido, mirando su mano sin comprender, su mano que temblaba tan agresivamente que un mercenario se acerco a él para sujetarlo temiendo un accidente, Iván Lo aparato de un empujón.
- ¿De que hablas, mujer?... ¿Qué estas diciendo?... – la voz de Iván temblaba en su labios- ¿¡Quien es ella!?
- La has visto en tus sueños ¿verdad?, su recuerdo te ha perseguido desde que tienes uso de razón ¿verdad?, hay noches en que despiertas gritando de terror con sueños inconclusos, ¿verdad?... Hay noches en que pones esa pistola en tu frente para acabar con esos sueños y la única razón por la que no jalas el gatillo es por que tienes un miedo mortal a que “al otro lado” esos sueños se vuelvan realidad.
- ¿¡Como lo sabes!? ¿¡Como diablos lo sabes!?... ¿¡Que significa todo eso, mujer!?...
Iván miro a todos, el gesto de sorpresa y desconcierto pintado en sus rostros, incluso la curiosidad pintada en el rostro de Kipper. El sintió sus lágrimas fluyendo, sus manos temblando, estaba aterrado como un niño.
- ¿Qué me pasa?- bramó para si- ¡¡Soy Iván Shapovalov!!, no le temo a nada ni a nadie… no le temo a nada ni a nadie…
Levantó el arma nuevamente, su mano temblaba todavía con gran violencia. El coronel opto por soltar a Elena y apartarse por completo.
- Tu… Tiver, realmente fuiste tu el culpable de todo, el culpable de nuestros pecados, siempre creí que eras el diablo… pero al final eres como todos nosotros… sólo un títere, sólo su títere y al final tu también fuiste traicionado…
Iván se limpio el sudor y las lagrimas y sostuvo la pistola con ambas manos.
- Vendiste tu alma por nada, vendiste nuestras almas por nada… Tu me obligaste a traicionarla, tu me obligaste ha manchar lo que era nuestro… Y me engañaste, me hiciste traicionarla por un destino peor que la muerte…
Elena avanzó hacia él, con los puños crispados, sus ojos ardiendo en un fuego verde que congelo a todos los presentes, aun Kipper se sentía atrapada por la pasión que irradiaba esa chica.
- La persona mas hermosa y noble del mundo se convirtió en algo innombrable por ti… convertiste todo su amor en odio… lograste que ella me odiara…
Elena se detuvo, bajo la mirada para ocultar sus lágrimas. El cañón de la pistola estaba a centímetros de su cabeza. Nadie respiraba.
-… lograste que ella me odiara… ella me odia… nunca podrá perdonarme lo que sucedió…
Iván retrocedió tambaleante, una parte de él parecía comprenderlo todo, recordarlo todo, pero nada era claro, nada tenia sentido… ese nombre, ese nombre con que Elena lo llamaba… ¿Tiver?... ¿Por qué le era tan conocido?, ¿Por qué sabía que era suyo?, si alguien gritara ese nombre en la calle él volvería el rostro, lo sabía… Tenía miedo, un miedo mortal lo estaba consumiendo… y él odiaba tener miedo… Levantó el arma y dejo que su rencor lo llenara, que el rencor dominara su miedo. Jalo el gatillo, el arma se agito en su mano cuando el plomo ardiente broto de ella.
* * *
“La ventana de la información” brillaba como nunca iluminada por imágenes de todo el mundo, cuando el presidente Ruso mando instalar esa red de monitores conectados a todos los rincones del mundo fue un acto de vanidad más que de utilidad, cada vez que alguien entrara a su oficina tenia que ser impresionado por ella, en esta época, en este siglo la información en la mayor arma… y él tenia información de todo el mundo, simultáneamente, instantáneamente… como si en verdad sus ojos y su mente pudieran procesar y obtener utilidad de ello… no, pero tenia un extenso departamento de “inteligencia” que si lo hacia… Hoy esa ventana, monumento a la vanidad del poder es útil por primera vez desde que fue concebida.
El teléfono sobre su escritorio zumbo levemente mientras se iluminaba, tomó el aparato y lo llevo a su oído.
- Dame una buena noticia por favor, Galoyan… -pidió.
- El clima es excelente… llegaremos antes de lo previsto y nadie nos ha dirigido la palabra siquiera.
- Poca gente en el mundo se atrevería a discutir con un Portaaviones nuclear ¿no te parece?. Acabo de colgar con el presidente Americano, me habló en nombre de los demás miembros de la OTAN... ¿Qué hace mi portaviones más poderoso vagando sin rumbo?... ¿Me pregunto si es verdad que tenemos un dispositivo nuclear extraviado?...
- Lo saben.
- No podíamos mantenerlo en secreto mucho tiempo.
- Sus portaviones se están moviendo ¿verdad?
- Muy poco… es el cielo lo que me preocupa.
- ¿El cielo?
- Ese viejo proyecto que alguna vez hicimos en conjunto… se uso la paranoia del público para justificarlo y ocultar la verdad.
- “Guerra de las galaxias”… ¿Qué tan avanzado quedo?
- Mucho… se supone que era una red defensiva de ambas potencias para prevenir una “invasión extraterrestre”, ¿lo recuerdas?... éramos muy jóvenes cuando se realizo, ¡como nos reímos de la ingenuidad de la gente!... ¡¡Una invasión extraterrestre!!... ¿Cómo pudo la gente tragarse ese cuento?...
- Sonaba muy genuino en esa época…
- Hubo doce satélites, se han desarmado cuatro, quedan ocho… nosotros controlamos tres… Satélites de baja altura y orbita errática, cada uno capas de poner seis misiles nucleares en el patio trasero de cualquier país en el mundo… mas rápido de lo que cualquier misil trans-continental puede lograr… más rápido de lo que cualquier misil antiaéreo pueda alcanzar… los cinco satélites se han activado… he dado la orden de activar los nuestros.
- Me equivoque ¿verdad?... realmente el clima esta muy turbio.
- Así es, Sergey Galoyan, se viene una tormenta.
La ultima traición, hace seis siglos
- Cuando tu hijo nazca tú morirás, lo sabes ¿verdad?
Nadya asintió, estaba postrada al pie de lo alguna vez fue un ventanal, ahora cubierto de tablones, su rostro permanecía pegado a él de una forma incomoda y dolorosa, la cadena atada en su cuello la asfixiaba y su respiración se escuchaba por toda la habitación, pero en ese pequeño rincón se encontraba la grieta, la hendidura en la madera que le permitía ver fuera de su prisión, podía ver hacia las mazmorras.
- ¿Cómo pudiste perder tu alma por ella?, eras una princesa, eras todo lo que todas nosotras soñamos ser, tenias todo lo que anhelábamos… Pudiste desposarte con Tiver cuando el puso los ojos en ti y ahora serías dueña y ama de todas estas tierras. ¿Por qué te dejaste pervertir?, ¿Por qué dejaste que tu alma se manchara con el pecado?
- Es mi alma… - respondió al fin Nadya-… es mi corazón, para dárselo a quien yo quiera… a quien yo ame.
- Eso no es amor, eso no puede ser amor… ella no es un hombre, no te dará hijos, no te dará nombre ni hogar… ¡Mira lo que ella te ha dado!. – hablaba la monja que hoy hacia la limpieza de su prisión.
-… o lo que yo le di a ella… -suspiró Nadya, su mano acarició el tablón como enviando esa caricia más allá de su confinamiento. Sintió una punzada en su vientre- mi padre fue el traidor, fui yo la única que debió ser encarcelada, ella pudo hacer lo que quisiera, huir, quedarse, entregarme y asegurar su lugar entre los nobles… pero ella decidió protegerme, huir conmigo, perderse conmigo…
- Si, ella debió entregarte, debió cuidar mejor su futuro… su obsesión contigo debió ser enorme.
- Ella me ama…
- Como digas… pero ¿Qué será de ella cuando sepa que engendras un hijo de él?
- No, ella no lo sabrá… no debe saberlo nunca… Cuando nazca yo moriré y Tiver liberara a Yulia en otro reino, en un lugar muy lejos de aquí y será exiliada, ella nunca volverá, nunca lo sabrá… Ella sobrevivirá…
La monja terminó su labor, con disgusto miró a la chica prisionera de ese rincón en la torre, tan cerca del cielo y tan lejos de Dios.
- La verdad es que ya es un milagro el que ella siga con vida… después de todo lo que le hicieron.
- Ella me prometió que sobreviviría, ella siempre me ha cumplido.
- Que cruel has sido entonces, deberías liberarla de su promesa y dejarla morir en paz.
Nadya volvió su rostro hacia la monja, siempre eran distintas, nunca venia la misma mujer, tal vez con la cruel intención de que jamás hiciera amistad con ninguna, algunas le hablaban con la morbosa curiosidad de saber cuan cierto era lo que se contaba de ella, otras eran secas y hoscas en su labor y no le dirigían la palabra, pero a pesar de todo Nadya creía conocer el rostro de todas las monjas que la habían atendido menos el de esta.
- Tiver me dijo encerró a Yulia en las mazmorras, sólo eso… ¿Qué mas a pasado con ella?
- Oh, el Señor Tiver Smolensk cumplió con lo que te dijo, no la mando ejecutar como correspondía por ley y de hecho intervino para que en su sentencia no se aplicara la pena de muerte… Instruyo al verdugo para que fuera cuidadoso, muy cuidadoso y no la matara cuando le rompieron las piernas…
- ¿¡Qué le hicieron!? – exclamó Nadya casi saltando sobre la monja, la mujer retrocedió un paso para escapar de sus manos, permaneció en el limite de la cadena. No fue necesario pedir ayuda, Nadya se derrumbo con ambas manos oprimiendo su abultado vientre-… ¿Qué fue lo que le hicieron? – pregunto con gesto de suplica y desesperación.
La monja sonrió para sus adentros y se agacho para tener el rostro de Nadya frente a ella.
-… ¡Calla! –Le ordenó poniendo un sucio dedo entre sus labios-… voy a contártelo todo.
Un piso más abajo Tiver, Kaunas y la partera aguardaban en silencio muy atentos a los ruidos que se escuchaban más arriba.
- ¿Funcionara? – preguntó Kaunas, su rostro estaba pálido, cansado con profundas ojeras, el sueño había huido de él hacia mucho tiempo, las pesadillas eran una constante, el oro ya no era suficiente para callar su conciencia.
- ¡Tiene que funcionar! – Exclamó Tiver, lanzando una mirada de desprecio a la mujer-.. Esa criatura debió nacer hace semanas.
- Mi señor –dijo la mujer como respondiendo a la acusación de esos ojos- es la naturaleza, uno nunca sabe realmente, pero ya es tiempo, ya es tiempo.
- Eso me dices desde hace días… ¡Ellos ya están aquí! Ahora mismo están acampados cómodamente en mis tierras, aplastando mis cultivos, bebiéndose mis aguas y comiéndose mis reservas… Debo presentar al heredero ahora mismo o perderé mis derechos sobre estas tierras, ¡Iremos a la guerra!
Se escucharon presurosos pasos por la escalinata, la monja gritaba pidiendo ayuda. La partera rápidamente se lanzo escaleras arriba tan rápido como su voluminoso cuerpo se lo permitía, en sus labios llevaba una oración.
- Se ha vuelto loca – asintió la monja con amplia sonrisa. El obispo Kaunas respondió con otra sonrisa un tanto desdibujada.
Tiver clavo su mirada en el techo, así aguardo inmóvil por un largo tiempo. Afuera se escuchaba el bramido cada vez más fuerte e insolente de la multitud expectante.
- No puedo salir con las manos vacías. –le dijo a Kaunas- … ellos esperan que llegue con las manos vacias o una mujer parturienta, no me darán un día más, una hora más, nos quitaran todo, debo bajar con el heredero en mis manos y vivo… La cabeza de todos esta en juego.
Tiver decidió no esperar mas y se lanzó escaleras arriba seguido por el obispo, ahí se encontró con ese cuadro, Nadya tumbada en el camastro improvisado, dos monjas la sujetaban con fuerza a pesar de sus desfallecientes fuerzas. La partera masajeaba su abultado vientre con desesperación.
- ¡¡Malditoooo!! – le escupió Nadya mil maldiciones al rostro de Tiver.
- No puede… no quiere dejarlo nacer –dijo la partera con gesto de impotencia.
- ¡¡Nunca será tuyo!!... nunca será tu hijo… - le gritó Nadya.
Tiver escucho las maldiciones de Nadya, la multitud a los pies de la torre gritando, a Kaunas llorando en un rincón como un niño y la partera gimiendo disculpas.
- Se acabo, sé lo que tengo que hacer… me da igual si nace muerto o vivo… ¡¡Ya me da igual!!
Tiver saltó sobre Nadya con su cuchillo en mano, la punta del hierro tanteo el vientre de la pelirroja.
- Mi señor… ¿Qué locura vas a hacer? – corrió tras él, Kaunas sin atreverse a detenerlo.
- Lo he hecho docenas de veces, en el campo de batalla, cuando las yeguas se ponen necias y mal, he sacado docenas de potrillos de sus vientres… una mujer no será diferente.
- ¡¡Tiver!! - gritó Nadya Elena-… tú, **** cobarde, pagaras por esta injuria, pagaras por todos tus pecados, pagaras por toda tu maldad… Te juro que una vida no será suficiente para que pagues por toda tu maldad…
La mano enguantada de Tiver callo la boca de Nadya, sintió la furia y el dolor de esos dientes níveas tratando de morderlo inútilmente a través de la carnaza de los guantes. Rió con satisfacción al sentir la presión de esa mordida crecer a la vez que su cuchillo penetró en el vientre de la chica.
La sangre salpicó todos los rostros… se escuchó el llanto de una criatura que recién veía la luz en el mundo.
Una vida no es suficiente.
Iván cerró los ojos al mismo tiempo que jalaba el gatillo de la pistola, fue un instante en que toda su cólera lo dominó. Se maldijo por su debilidad y su cobardía, jalo el gatillo sin pensar en la razón por la cual deseaba capturar viva a Elena… ¿de verdad había una razón?... quería recuperar a su hijo, lo deseaba con toda su voluntad… ¿Qué era lo que planeaba?... ¿violar a Elena y engendrar en ella su semilla, era lo justo ¿no?, ella se lo quito, ella se lo debía devolver… ¿Cómo se formó esa idea en su mente?, ¿Por qué esa obsesión?.... Había mucho más en esa obsesión que sólo su deseo de recuperar lo que le fue arrebatado… algo más había ahí, algo que no alcanzaba a comprender.
Sintió el latigazo de la explosión del arma sacudir su mano, fue liberador, lo que tenia que hacerse, lo que planeaba, todo ya no importaba, ya no había marcha atrás… pero este latigazo fue diferente, en un instante se convirtió en algo mas el ladrido de su arma, fue un latigazo cruel y poderoso que resintió en los huesos del codo y del hombro, una fuerza tremenda que lo sacudió arrancándole el arma de las manos al mismo tiempo que se disparaba. La bala sin rumbo se perdió en la nada.
Iván abrió los ojos sorprendido para encontrarse con el terror.
Ese rostro le golpeo sus recuerdos, todos ellos, ese rostro de pesadilla que lo perseguía desde su infancia, desde que tenía memoria. Esos ojos azules ardiendo en un fuego helado… Iván abrió la boca en un rictus de horror primitivo, un nombre acudió a sus labios, un nombre que no pronunciado jamás con estos labios y que sin embargo siempre repetía en sus pesadillas.
-… Yulia…
La hija de la luna estaba frente a Iván, sus delgadas prendas apenas cubrían su cuerpo semejando mas una madeja de telarañas envolviendo su desnudes. Etérea como salida de un sueño, como surgida de sus pesadillas.
Iván sintió esas garras como de acero penetrar en su chaleco blindado e hincarse en su pecho, sintió esa fuerza salvaje que lo levanto del piso y lo estrello contra el techo blindado de una camioneta. Esos dedos como ganchos de hierro se enredaron en su cabello y frente a si tenía el rostro del terror como nunca antes lo había experimentado.
Esa fría y hermosa belleza de un rostro que parecía pulido en mármol, esos ojos de fuego azul que le congelaban el alma… y esos colmillos… esos colmillos que se clavaron en su pecho desnudo.
<< - Tiver Smolensk… Un castillo que magníficamente coronaba el centro del valle, con un hermoso lago a su costado que reflejaba las nubes del cielo como un espejo, un lugar mágico que parecía suspendido entre dos mundos. La envidia, ese castillo no debería ser de nadie, ¡Sólo de él!… Elena… ¿Nadya?... es ella misma, pero no, es distinta, el mismo cabello, casi el mismo rostro, diferente gesto, diferente mirada aun en los mismos ojos, un hermoso vestido tejido en seda y oro, opaca en su belleza y gracia a toda la corte, la chica es un sol ¿será así de ardiente en la cama? Él tiene que saberlo, la desea, la ambiciona, Nadya sólo puede ser suya…. Dos chicas que caminan tomadas de la mano, es Elena, otra vez, no es Nadya, y la otra… la otra voltea su rostro hacia él, un magnifico rostro de singular belleza pero con un brillo malicioso en sus ojos, ojos tan azules como el cielo ¡es ella!, el mismo rostro pero endurecido como el mármol, pálido como el mármol, con brazos tan fuertes como una estatua de Mármol… Yulia… su nombre es Yulia y ella, ella posee todo lo que él desea… esas riquezas que por derecho debieron ser suyas, ese castillo que debería ser suyo… esa chica que debería ser su mujer… debería ser su mujer… el juicio, esos ojos que en la distancia lo alcanzan con su odio y rencor pero que a él le causa risa, Yulia se agita suspendida en el cadalso con la soga al cuello y Elena que llora en sus brazos suplicando… Esas riquezas, ese castillo, esa mujer, todo es suyo…. Elena encadenada como un animal, su vientre hinchado en la espera de su heredero, la llave de todas sus riquezas está en su vientre… Vio un ejército que se extendía hasta el horizonte, espadas desnudas de aquellos que han venido a robarle lo que es suyo, lo que tomó por el derecho divino de su linaje…
- … Muéstranos al heredero, y que el Obispo Kaunas jure sobre él que es verdad, que mis ojos reconozcan la sangre de Boodan Vladis en él. – La voz de un Caballero desde el interior de su armadura.
… Los ojos de Elena inyectados en sangre, sin un ápice de belleza en esas esmeraldas, sus dientes hundiéndose inútilmente en la carnaza de sus guantes mientras cubre su boca para no escucharla gritar… el hierro brilla en sus manos, brilla carmesí en la luz de las velas, Kaunas dibuja en sus labios palabras que no escucha… ¡al fin!... el heredero, su primogénito, su hijo…
El fuego lo consume todo, todo lo que era suyo, el sonido de la guerra y la traición se escucha más allá… ella… es Yulia, ella la que murió en sus mazmorras, es ella que se muestra magnifica, sus heridas, sus cicatrices, sus marcas, todo ha desaparecido de su piel que se revela brillante como la luz de la luna, y con esos ojos que semejan ventanas del infierno del cual ha escapado.
Es la noche que nace de su pecho, es la noche sin luna ni estrellas, es la oscuridad como jamás a existido… la noche sin esperanza.
- …una vida no será suficiente para que pagues por toda tu maldad… >>
Iván sintió el golpe contra el suelo, su vista se aclaro como saliendo de un túnel muy oscuro, se llevo las manos al pecho de forma instintiva, había una herida que sangra con abundancia, su corazón que palpita dolorosamente con una sensación helada en el, como si un cruel puño de hielo lo hubiera oprimido para exprimir hasta la ultima gota de su vida. Alcanzo a ver como la sombra parecía disolverse entre las líneas de fuego de las balas, con la visión nublada reconoce a Kipper encima de él…
Kipper se levanta y apunta con sus armas al bosque, a un lugar y a otro, buscando. Los vigorosos brazos del coronel mercenario logran bajar a Iván de la cima de la camioneta para proyectarlo en su interior, sus hombres han logrado rodear la camioneta, sus armas están listas y las lámparas de sus cañones barren los matorrales sin encontrar rastro de su blanco.
- ¡Señor!... señor… ¿se encuentra bien? – preguntó el coronel mientras examinaba la herida, no era profunda pero si dolorosa.
- … Llévenme de aquí… -jadeo Iván- ¡¡Llévenme de aquí!!
Los mercenarios miraron a su alrededor, en el suelo sólo estaban un par de cadáveres horriblemente mutilados.
- ¿La rusa? –preguntó el coronel.
- ¡Se la llevo, maldición, se la llevo en nuestras narices!– le respondieron.
Kipper permanecía inmutable parada en el toldo de la camioneta, sus azules ojos, fríos como el acero, quedaron fijos en las sombras entre los árboles por un instante que pareció congelado en el tiempo. De pronto y sin previo aviso saltó de la camioneta para internarse en el follaje.
- Llévenme de aquí – casi suplico Iván.
El coronel lanzó una maldición al aire, cerró la camioneta y dio algunas órdenes, escogió un grupo de sus hombres y presuroso siguió los pasos de Kipper y la Pelirroja.
Continua....
Los pecados de la soberbia…
<< - ¿Es este el final de los tiempos? – preguntó con genuinas lagrimas en los ojos el hombre de quien todos esperaban la respuesta a esa pregunta.
El sumo pontífice de la Iglesia Católica, el Papa. Sus ojos cansados miran por la ventana, en la distancia a las fueras de la ciudad las columnas de humo se elevan hacia el cielo como los fuegos de ritos paganos, las hogueras donde los cadáveres son calcinados y reducidos a cenizas que mas tarde, al ocaso serán arrojados a pozos donde él en persona extenderá las bendiciones y las oraciones de clemencia por sus pecados, y todos lo pecados que un tuvieron tiempo de ser confesados… ya no hay suficientes sacerdotes para las comuniones, ya no hay suficientes monjas para cuidar a los enfermos… y eso que tampoco ya no hay tantas ciudades que deben ser cuidadas y confesadas. A los pies del Sumo Pontífice, las calles de su otrora gloriosa ciudad están llenas de carruajes que acarrean a los muertos por docenas.
Mas allá de lo que siempre soñó, lo que siempre anhelo, el poder y la riqueza que ahora posee… ahora contempla la magnitud de un verdadero poder, de un verdadero juicio, una verdadera ley que no media de un ejercito para hacerse cumplir y valer… ¡Que pequeño resulta su poder entre los hombres y las naciones ahora!, ¡que pequeño e insignificante es su autoridad ante la “Muerte Negra”!... que pecados tan grandes se han cometido que el “Todo Poderoso” ha dado la espalda al mundo y su sombra cae sobre todas las naciones por igual, hombres y mujeres, niños y adultos, ricos y pobres, la plaga no ha perdonado ni las fronteras de los herejes. Esta no es la gloria con que había deseado fervientemente gobernar, esta no es la huella que planeaba dejar en el mundo, sabe en lo más profundo de su corazón que ha fallado, “El Señor” le ha arrebatado el poder para guiar estas almas a la salvación y los condeno a todos al sufrimiento… ¿fue su culpa?, ¿fue demasiada su ambición?, ¿fue demasiado tolerante con la ambición de los demás?... La responsabilidad es toda suya, él era el pastor, él debió guiarlos por otro camino que no desatara la furia del Señor de esta manera… Si, al final todos están pagando por sus pecados, no hay nadie que levante su rostro hacia el cielo y reclame lo injusto de este juicio, todos han fallado… pero él más que ninguno, por que él era el pastor… y sabe perfectamente donde estuvo su mayor error… cuando un puñado de tierra valió más que la vida y el alma de un par de niñas… cuando debió proteger en vez de conquistar.
El es el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, él tiene conocimientos que ningún otro hombre tendrá jamás, él sabe la verdad de todas las cosas. El sabe por que esta pasando todo esto, un secreto que no puede y no debe ser revelado jamás. Hoy él no es más que un hombre que necesita una palabra que le devuelva la fe… humildad, como todas las grandes lecciones del Señor, la “Muerte Negra” les ha enseñado la humildad, así que hasta un hombre tan poderoso como él puede pedir ayuda para reconfortar su fe… vuelve su rostro hacia el hombre que pacientemente aguarda.
- Todo cuanto pides te será dado, las notas de Crédito son validas, que de las arcas de la Iglesia te sean pagadas todas y cada una de las notas de crédito que han avalado la riqueza de tu señor y sus herederos… y aun más, todas esas riquezas de todas esas tierras muertas y vacías te serán devueltas… No quiero esa deuda más sobre mis hombros, si los tuyos son los bastante fuertes para cargar con ese peso ¡llévatelo y has con él lo que desees!... que poco vale el oro en estos días… los días en que el oro es mas abundante que los hombres… Pero dime una cosa Ilich Katin.. tu que estuviste ahí y lo viste todo… ¿Es el final de los tiempos?, ¿es el ocaso de la creación?
Ilich Katin levanto la mirada hacia el Santo Papa, sonrió confiado sabiendo la respuesta a esa pregunta, una pregunta que él mismo se ha hecho durante mucho tiempo y cuya respuesta repentinamente llego a él, la respuesta le llego tan claramente que lo hizo llegar a las puertas de este palacio y lograr la audiencia con este hombre, lograr lo que al fin a conseguido y que parecía impensable en otro momento.
- No mi señor… No es el fin de los tiempos, es sólo una dura prueba pero no es el fin.
La claridad y seguridad de esa voz logro devolver el color a esas viejas y cansadas mejillas. Sin embargo son tiempos oscuros, tiempos en que la fe necesita un poco de ayuda, un ultimo empujón para volver a creer.
- ¿Cómo lo sabes?
- Por que esa noche Yulia hizo algo, algo que simbolizo que ella cree en el futuro.
- ¿Qué fue?
Ilich contó brevemente lo sucedido aquella terrible noche.
El santo Padre escucho con atención y después reflexiono unos momentos en silencio, asintió convencido de la conclusión de Ilich.
- Ella aun cree en el futuro… Por favor, Ilich Katin, tu que estuviste ahí… cuéntame todo, todo lo que sucedió el día que Yulia Volkova murió… >>
Sven se quitó las gafas y se froto los ojos… había perdido la noción del tiempo enfrascado en la lectura de los viejos documentos resguardados en su secreto…
- ¿Es verdad todo esto…? – se pregunto a si mismo. Se puso de pie para estirar los músculos mientras el último trago de su taza de café desaparecía en sus labios- “la fe necesita un poco de ayuda”… testimonios y pruebas para creer en lo increíble… para tener fe…
Sven miró de cerca la pintura en el muro, el magistral arte que capto esa mirada, no cualquiera podía capturar esa mirada, por alguna razón ese trabajo no fue encargado a cualquiera… al contemplar el cuadro Sven sabía lo que había en esos ojos, en ese gesto, en ese rostro.
- Yulia Volkova, la misma, sola por si misma, eternamente una y única…
- Su avión esta listo, Señor. –le dijo desde el pasillo su joven asistente.
Sven le dirigio una mirada cansada mientras en su mente formulaba un plan de acción. Vio el gesto del muchacho y sonrió ¿es ese el mismo gesto que tuvo él cuando vio a su predecesor justo después de leer los documentos?, ¿hoy tiene el mismo gesto que él tuvo?
- Esta bien, tendrán que aguardar un poco más… Tengo un trabajo para ti, algo complicado pero es necesario que seas tú quien lo realice.
Sven escribió una nota y la entregó al muchacho.
- Debes ir a Roma de Inmediato, a la biblioteca del Vaticano, Busca a estas personas y te ayudaran. Quiero que consultes cierta información, ciertas notas que se han tomado de “Los rollos del Mar Muerto”
El muchacho no pudo disimular el gesto de sorpresa.
- Necesitamos saber un poco mas sobre cierto tema que fue retirado de la Biblia, los libros apócrifos.
- ¿Los libros Apócrifos?
- Si, los libros “no-revelados” de la Biblia. Como bien sabes “La Biblia” es una colección de libros y textos históricos aprobados por la Iglesia, cuando se llevo acabo su colección se formaron logias que decidieron que libros deberían incluirse y cuales no, comúnmente se cree que los libros no incluidos eran aquellos que no podían ser probados en veracidad o carecer de importancia religiosa o histórica. Pero también fueron descartados aquellos que contenían información demasiado peligrosa para la “Fe”… Libros cuyos textos ponían entre dicho toda la estructura de la Iglesia Cristiana, verdades demasiado profundas como para ser reveladas a cualquier mortal. La mayoría de esos libros fueron destruidos durante la edad Media, pero algunos secretos eran demasiado importantes para desaparecer sin huella… Los Rollos del Mar Muerto incluyen referencias y textos de algunos de los más importantes libros Apócrifos perdidos. La verdad sigue estando ahí, oculta entre las sobras pero aún ahí para quien sabe buscar la verdad.
- ¿Y cual es la “verdad” que debo investigar?
- La naturaleza de los ángeles, la verdad sobre los inmortales.
* * *
Iván estaba atrapado en los ojos de esta chica, era ella, Elena Katina, la chica que mató a su hijo, la chica que… ¿Por qué la odiaba con esa furia animal?... La primera vez que la vio sintió deseos de matarla, deseos de destruirla como nunca antes lo había sentido, cuando su hijo le revelo sus intenciones sintió deseos de aplaudir, ¿Quién mejor que la bestia de su hijo para esta niña?... nunca espero que ella lo asesinara. Conocía su rostro perfectamente, cada gesto, cada mirada… esta chica parada frente a él era ella… y no… era alguien distinto, alguien que lo miraba con el mismo odio que él sentía, y esa voz… ¿de donde salió esa voz?
- ¿Me recuerdas, Tiver?, ¿aún me recuerdas Tiver Smolensk?
Iván quedo congelado escuchándola, el nombre pronunciado por sus labios retumbo en su cabeza como el badajo de una campana, Iván escupió el cigarrillo que fumaba, acercó más su rostro al de ella, como queriendo sumergirse en esos océanos de insondable rencor.
- ¿Me recuerdas, Tiver? –repitió Elena.
- Tu… ¿Tiver?... Conozco ese nombre… Pero no es el mío, yo soy Iván, mírame bien perra, soy Iván Shapovalov… ¿acaso eres tu la que olvido mi rostro?
- Sé quien eres… mas allá de tu nombre, mas allá de tu rostro… yo.. – Elena palpó su vientre sintiendo el hormigueo doloroso de su herida, estaba sangrando-… ¡¡yo sé quien eres!!…
Sorpresivamente Elena saltó sobre Iván, sus manos, sus uñas buscaron su rostro, sus ojos… Los hombres que la sostenían no esperaban esa reacción, parecía tan débil y tan frágil, escapo de sus manos. Elena se prendió del cuello de Iván con una fuerza imposible de superar, él se doblo por el embate, su garganta se cerro pajo la presión de esos puños de hierro. Los mercenarios a los que se les había escapado ya habían reaccionado saltando sobre ella, pero parecía que sus fuerzas combinadas no eran suficientes, uno levanto la culata de su arma, pero dudo un instante, tenían ordenes de no lastimarla, el rostro de Iván ya se había tornado púrpura luchando inútilmente por liberarse. El coronel se echo el arma al hombro y con velocidad prendió a Elena del cuello con su antebrazo, tuvo que hacer uso de toda su fuerza para lograr que soltara a su patrón.
Iván cayó al suelo tosiendo y jalando aire con dificultad, un hilo de sangre escurrió por sus labios.
- ¡Ella si que te odia con toda el alma! – rió Kipper.
Iván levanto el rostro con los ojos llenos de lágrimas hacia la exterminadora rusa. Elena alcanzó a darle un puntapié en plena cara que volvió a sentarlo en el suelo. Se escucharon risas contenidas de los mercenarios, Kipper reía a mandíbula batiente, el coronel arrastró a Elena unos pasos más lejos del ruso, también mordiendo los labios para no reír.
Iván tomó la pistola de su cinturón y ardiendo de rabia se levanto y apuntó al rostro de Elena. Ella sonrió con gesto desafiante.
- Cobarde… -le escupió al rostro.
- ¡Señor! – exclamó el Coronel sin saber que mas decir, en un acto de sangre fría sostuvo a Elena cuidando de estar fuera de la línea de fuego-… no pierda la cabeza, señor, usted la necesita para algo. No se precipite.
- ¡¡Nada!! no necesito nada de ti – Espetó Iván.
- ¿Por qué no lo haces entonces, cobarde?, ¿Por qué no me matas de una vez?, ¿¡que esperas!?... hazlo antes de que… Ella venga por ti.
- ¿Ella? – Esta vez el rostro de Iván se descompuso en un gesto de terror, la pistola empezó a temblar en sus manos.
- La recuerdas ¿verdad?... a ella no la has olvidado. – Elena sonrió.
Iván retrocedió sorprendido, mirando su mano sin comprender, su mano que temblaba tan agresivamente que un mercenario se acerco a él para sujetarlo temiendo un accidente, Iván Lo aparato de un empujón.
- ¿De que hablas, mujer?... ¿Qué estas diciendo?... – la voz de Iván temblaba en su labios- ¿¡Quien es ella!?
- La has visto en tus sueños ¿verdad?, su recuerdo te ha perseguido desde que tienes uso de razón ¿verdad?, hay noches en que despiertas gritando de terror con sueños inconclusos, ¿verdad?... Hay noches en que pones esa pistola en tu frente para acabar con esos sueños y la única razón por la que no jalas el gatillo es por que tienes un miedo mortal a que “al otro lado” esos sueños se vuelvan realidad.
- ¿¡Como lo sabes!? ¿¡Como diablos lo sabes!?... ¿¡Que significa todo eso, mujer!?...
Iván miro a todos, el gesto de sorpresa y desconcierto pintado en sus rostros, incluso la curiosidad pintada en el rostro de Kipper. El sintió sus lágrimas fluyendo, sus manos temblando, estaba aterrado como un niño.
- ¿Qué me pasa?- bramó para si- ¡¡Soy Iván Shapovalov!!, no le temo a nada ni a nadie… no le temo a nada ni a nadie…
Levantó el arma nuevamente, su mano temblaba todavía con gran violencia. El coronel opto por soltar a Elena y apartarse por completo.
- Tu… Tiver, realmente fuiste tu el culpable de todo, el culpable de nuestros pecados, siempre creí que eras el diablo… pero al final eres como todos nosotros… sólo un títere, sólo su títere y al final tu también fuiste traicionado…
Iván se limpio el sudor y las lagrimas y sostuvo la pistola con ambas manos.
- Vendiste tu alma por nada, vendiste nuestras almas por nada… Tu me obligaste a traicionarla, tu me obligaste ha manchar lo que era nuestro… Y me engañaste, me hiciste traicionarla por un destino peor que la muerte…
Elena avanzó hacia él, con los puños crispados, sus ojos ardiendo en un fuego verde que congelo a todos los presentes, aun Kipper se sentía atrapada por la pasión que irradiaba esa chica.
- La persona mas hermosa y noble del mundo se convirtió en algo innombrable por ti… convertiste todo su amor en odio… lograste que ella me odiara…
Elena se detuvo, bajo la mirada para ocultar sus lágrimas. El cañón de la pistola estaba a centímetros de su cabeza. Nadie respiraba.
-… lograste que ella me odiara… ella me odia… nunca podrá perdonarme lo que sucedió…
Iván retrocedió tambaleante, una parte de él parecía comprenderlo todo, recordarlo todo, pero nada era claro, nada tenia sentido… ese nombre, ese nombre con que Elena lo llamaba… ¿Tiver?... ¿Por qué le era tan conocido?, ¿Por qué sabía que era suyo?, si alguien gritara ese nombre en la calle él volvería el rostro, lo sabía… Tenía miedo, un miedo mortal lo estaba consumiendo… y él odiaba tener miedo… Levantó el arma y dejo que su rencor lo llenara, que el rencor dominara su miedo. Jalo el gatillo, el arma se agito en su mano cuando el plomo ardiente broto de ella.
* * *
“La ventana de la información” brillaba como nunca iluminada por imágenes de todo el mundo, cuando el presidente Ruso mando instalar esa red de monitores conectados a todos los rincones del mundo fue un acto de vanidad más que de utilidad, cada vez que alguien entrara a su oficina tenia que ser impresionado por ella, en esta época, en este siglo la información en la mayor arma… y él tenia información de todo el mundo, simultáneamente, instantáneamente… como si en verdad sus ojos y su mente pudieran procesar y obtener utilidad de ello… no, pero tenia un extenso departamento de “inteligencia” que si lo hacia… Hoy esa ventana, monumento a la vanidad del poder es útil por primera vez desde que fue concebida.
El teléfono sobre su escritorio zumbo levemente mientras se iluminaba, tomó el aparato y lo llevo a su oído.
- Dame una buena noticia por favor, Galoyan… -pidió.
- El clima es excelente… llegaremos antes de lo previsto y nadie nos ha dirigido la palabra siquiera.
- Poca gente en el mundo se atrevería a discutir con un Portaaviones nuclear ¿no te parece?. Acabo de colgar con el presidente Americano, me habló en nombre de los demás miembros de la OTAN... ¿Qué hace mi portaviones más poderoso vagando sin rumbo?... ¿Me pregunto si es verdad que tenemos un dispositivo nuclear extraviado?...
- Lo saben.
- No podíamos mantenerlo en secreto mucho tiempo.
- Sus portaviones se están moviendo ¿verdad?
- Muy poco… es el cielo lo que me preocupa.
- ¿El cielo?
- Ese viejo proyecto que alguna vez hicimos en conjunto… se uso la paranoia del público para justificarlo y ocultar la verdad.
- “Guerra de las galaxias”… ¿Qué tan avanzado quedo?
- Mucho… se supone que era una red defensiva de ambas potencias para prevenir una “invasión extraterrestre”, ¿lo recuerdas?... éramos muy jóvenes cuando se realizo, ¡como nos reímos de la ingenuidad de la gente!... ¡¡Una invasión extraterrestre!!... ¿Cómo pudo la gente tragarse ese cuento?...
- Sonaba muy genuino en esa época…
- Hubo doce satélites, se han desarmado cuatro, quedan ocho… nosotros controlamos tres… Satélites de baja altura y orbita errática, cada uno capas de poner seis misiles nucleares en el patio trasero de cualquier país en el mundo… mas rápido de lo que cualquier misil trans-continental puede lograr… más rápido de lo que cualquier misil antiaéreo pueda alcanzar… los cinco satélites se han activado… he dado la orden de activar los nuestros.
- Me equivoque ¿verdad?... realmente el clima esta muy turbio.
- Así es, Sergey Galoyan, se viene una tormenta.
La ultima traición, hace seis siglos
- Cuando tu hijo nazca tú morirás, lo sabes ¿verdad?
Nadya asintió, estaba postrada al pie de lo alguna vez fue un ventanal, ahora cubierto de tablones, su rostro permanecía pegado a él de una forma incomoda y dolorosa, la cadena atada en su cuello la asfixiaba y su respiración se escuchaba por toda la habitación, pero en ese pequeño rincón se encontraba la grieta, la hendidura en la madera que le permitía ver fuera de su prisión, podía ver hacia las mazmorras.
- ¿Cómo pudiste perder tu alma por ella?, eras una princesa, eras todo lo que todas nosotras soñamos ser, tenias todo lo que anhelábamos… Pudiste desposarte con Tiver cuando el puso los ojos en ti y ahora serías dueña y ama de todas estas tierras. ¿Por qué te dejaste pervertir?, ¿Por qué dejaste que tu alma se manchara con el pecado?
- Es mi alma… - respondió al fin Nadya-… es mi corazón, para dárselo a quien yo quiera… a quien yo ame.
- Eso no es amor, eso no puede ser amor… ella no es un hombre, no te dará hijos, no te dará nombre ni hogar… ¡Mira lo que ella te ha dado!. – hablaba la monja que hoy hacia la limpieza de su prisión.
-… o lo que yo le di a ella… -suspiró Nadya, su mano acarició el tablón como enviando esa caricia más allá de su confinamiento. Sintió una punzada en su vientre- mi padre fue el traidor, fui yo la única que debió ser encarcelada, ella pudo hacer lo que quisiera, huir, quedarse, entregarme y asegurar su lugar entre los nobles… pero ella decidió protegerme, huir conmigo, perderse conmigo…
- Si, ella debió entregarte, debió cuidar mejor su futuro… su obsesión contigo debió ser enorme.
- Ella me ama…
- Como digas… pero ¿Qué será de ella cuando sepa que engendras un hijo de él?
- No, ella no lo sabrá… no debe saberlo nunca… Cuando nazca yo moriré y Tiver liberara a Yulia en otro reino, en un lugar muy lejos de aquí y será exiliada, ella nunca volverá, nunca lo sabrá… Ella sobrevivirá…
La monja terminó su labor, con disgusto miró a la chica prisionera de ese rincón en la torre, tan cerca del cielo y tan lejos de Dios.
- La verdad es que ya es un milagro el que ella siga con vida… después de todo lo que le hicieron.
- Ella me prometió que sobreviviría, ella siempre me ha cumplido.
- Que cruel has sido entonces, deberías liberarla de su promesa y dejarla morir en paz.
Nadya volvió su rostro hacia la monja, siempre eran distintas, nunca venia la misma mujer, tal vez con la cruel intención de que jamás hiciera amistad con ninguna, algunas le hablaban con la morbosa curiosidad de saber cuan cierto era lo que se contaba de ella, otras eran secas y hoscas en su labor y no le dirigían la palabra, pero a pesar de todo Nadya creía conocer el rostro de todas las monjas que la habían atendido menos el de esta.
- Tiver me dijo encerró a Yulia en las mazmorras, sólo eso… ¿Qué mas a pasado con ella?
- Oh, el Señor Tiver Smolensk cumplió con lo que te dijo, no la mando ejecutar como correspondía por ley y de hecho intervino para que en su sentencia no se aplicara la pena de muerte… Instruyo al verdugo para que fuera cuidadoso, muy cuidadoso y no la matara cuando le rompieron las piernas…
- ¿¡Qué le hicieron!? – exclamó Nadya casi saltando sobre la monja, la mujer retrocedió un paso para escapar de sus manos, permaneció en el limite de la cadena. No fue necesario pedir ayuda, Nadya se derrumbo con ambas manos oprimiendo su abultado vientre-… ¿Qué fue lo que le hicieron? – pregunto con gesto de suplica y desesperación.
La monja sonrió para sus adentros y se agacho para tener el rostro de Nadya frente a ella.
-… ¡Calla! –Le ordenó poniendo un sucio dedo entre sus labios-… voy a contártelo todo.
Un piso más abajo Tiver, Kaunas y la partera aguardaban en silencio muy atentos a los ruidos que se escuchaban más arriba.
- ¿Funcionara? – preguntó Kaunas, su rostro estaba pálido, cansado con profundas ojeras, el sueño había huido de él hacia mucho tiempo, las pesadillas eran una constante, el oro ya no era suficiente para callar su conciencia.
- ¡Tiene que funcionar! – Exclamó Tiver, lanzando una mirada de desprecio a la mujer-.. Esa criatura debió nacer hace semanas.
- Mi señor –dijo la mujer como respondiendo a la acusación de esos ojos- es la naturaleza, uno nunca sabe realmente, pero ya es tiempo, ya es tiempo.
- Eso me dices desde hace días… ¡Ellos ya están aquí! Ahora mismo están acampados cómodamente en mis tierras, aplastando mis cultivos, bebiéndose mis aguas y comiéndose mis reservas… Debo presentar al heredero ahora mismo o perderé mis derechos sobre estas tierras, ¡Iremos a la guerra!
Se escucharon presurosos pasos por la escalinata, la monja gritaba pidiendo ayuda. La partera rápidamente se lanzo escaleras arriba tan rápido como su voluminoso cuerpo se lo permitía, en sus labios llevaba una oración.
- Se ha vuelto loca – asintió la monja con amplia sonrisa. El obispo Kaunas respondió con otra sonrisa un tanto desdibujada.
Tiver clavo su mirada en el techo, así aguardo inmóvil por un largo tiempo. Afuera se escuchaba el bramido cada vez más fuerte e insolente de la multitud expectante.
- No puedo salir con las manos vacías. –le dijo a Kaunas- … ellos esperan que llegue con las manos vacias o una mujer parturienta, no me darán un día más, una hora más, nos quitaran todo, debo bajar con el heredero en mis manos y vivo… La cabeza de todos esta en juego.
Tiver decidió no esperar mas y se lanzó escaleras arriba seguido por el obispo, ahí se encontró con ese cuadro, Nadya tumbada en el camastro improvisado, dos monjas la sujetaban con fuerza a pesar de sus desfallecientes fuerzas. La partera masajeaba su abultado vientre con desesperación.
- ¡¡Malditoooo!! – le escupió Nadya mil maldiciones al rostro de Tiver.
- No puede… no quiere dejarlo nacer –dijo la partera con gesto de impotencia.
- ¡¡Nunca será tuyo!!... nunca será tu hijo… - le gritó Nadya.
Tiver escucho las maldiciones de Nadya, la multitud a los pies de la torre gritando, a Kaunas llorando en un rincón como un niño y la partera gimiendo disculpas.
- Se acabo, sé lo que tengo que hacer… me da igual si nace muerto o vivo… ¡¡Ya me da igual!!
Tiver saltó sobre Nadya con su cuchillo en mano, la punta del hierro tanteo el vientre de la pelirroja.
- Mi señor… ¿Qué locura vas a hacer? – corrió tras él, Kaunas sin atreverse a detenerlo.
- Lo he hecho docenas de veces, en el campo de batalla, cuando las yeguas se ponen necias y mal, he sacado docenas de potrillos de sus vientres… una mujer no será diferente.
- ¡¡Tiver!! - gritó Nadya Elena-… tú, **** cobarde, pagaras por esta injuria, pagaras por todos tus pecados, pagaras por toda tu maldad… Te juro que una vida no será suficiente para que pagues por toda tu maldad…
La mano enguantada de Tiver callo la boca de Nadya, sintió la furia y el dolor de esos dientes níveas tratando de morderlo inútilmente a través de la carnaza de los guantes. Rió con satisfacción al sentir la presión de esa mordida crecer a la vez que su cuchillo penetró en el vientre de la chica.
La sangre salpicó todos los rostros… se escuchó el llanto de una criatura que recién veía la luz en el mundo.
Una vida no es suficiente.
Iván cerró los ojos al mismo tiempo que jalaba el gatillo de la pistola, fue un instante en que toda su cólera lo dominó. Se maldijo por su debilidad y su cobardía, jalo el gatillo sin pensar en la razón por la cual deseaba capturar viva a Elena… ¿de verdad había una razón?... quería recuperar a su hijo, lo deseaba con toda su voluntad… ¿Qué era lo que planeaba?... ¿violar a Elena y engendrar en ella su semilla, era lo justo ¿no?, ella se lo quito, ella se lo debía devolver… ¿Cómo se formó esa idea en su mente?, ¿Por qué esa obsesión?.... Había mucho más en esa obsesión que sólo su deseo de recuperar lo que le fue arrebatado… algo más había ahí, algo que no alcanzaba a comprender.
Sintió el latigazo de la explosión del arma sacudir su mano, fue liberador, lo que tenia que hacerse, lo que planeaba, todo ya no importaba, ya no había marcha atrás… pero este latigazo fue diferente, en un instante se convirtió en algo mas el ladrido de su arma, fue un latigazo cruel y poderoso que resintió en los huesos del codo y del hombro, una fuerza tremenda que lo sacudió arrancándole el arma de las manos al mismo tiempo que se disparaba. La bala sin rumbo se perdió en la nada.
Iván abrió los ojos sorprendido para encontrarse con el terror.
Ese rostro le golpeo sus recuerdos, todos ellos, ese rostro de pesadilla que lo perseguía desde su infancia, desde que tenía memoria. Esos ojos azules ardiendo en un fuego helado… Iván abrió la boca en un rictus de horror primitivo, un nombre acudió a sus labios, un nombre que no pronunciado jamás con estos labios y que sin embargo siempre repetía en sus pesadillas.
-… Yulia…
La hija de la luna estaba frente a Iván, sus delgadas prendas apenas cubrían su cuerpo semejando mas una madeja de telarañas envolviendo su desnudes. Etérea como salida de un sueño, como surgida de sus pesadillas.
Iván sintió esas garras como de acero penetrar en su chaleco blindado e hincarse en su pecho, sintió esa fuerza salvaje que lo levanto del piso y lo estrello contra el techo blindado de una camioneta. Esos dedos como ganchos de hierro se enredaron en su cabello y frente a si tenía el rostro del terror como nunca antes lo había experimentado.
Esa fría y hermosa belleza de un rostro que parecía pulido en mármol, esos ojos de fuego azul que le congelaban el alma… y esos colmillos… esos colmillos que se clavaron en su pecho desnudo.
<< - Tiver Smolensk… Un castillo que magníficamente coronaba el centro del valle, con un hermoso lago a su costado que reflejaba las nubes del cielo como un espejo, un lugar mágico que parecía suspendido entre dos mundos. La envidia, ese castillo no debería ser de nadie, ¡Sólo de él!… Elena… ¿Nadya?... es ella misma, pero no, es distinta, el mismo cabello, casi el mismo rostro, diferente gesto, diferente mirada aun en los mismos ojos, un hermoso vestido tejido en seda y oro, opaca en su belleza y gracia a toda la corte, la chica es un sol ¿será así de ardiente en la cama? Él tiene que saberlo, la desea, la ambiciona, Nadya sólo puede ser suya…. Dos chicas que caminan tomadas de la mano, es Elena, otra vez, no es Nadya, y la otra… la otra voltea su rostro hacia él, un magnifico rostro de singular belleza pero con un brillo malicioso en sus ojos, ojos tan azules como el cielo ¡es ella!, el mismo rostro pero endurecido como el mármol, pálido como el mármol, con brazos tan fuertes como una estatua de Mármol… Yulia… su nombre es Yulia y ella, ella posee todo lo que él desea… esas riquezas que por derecho debieron ser suyas, ese castillo que debería ser suyo… esa chica que debería ser su mujer… debería ser su mujer… el juicio, esos ojos que en la distancia lo alcanzan con su odio y rencor pero que a él le causa risa, Yulia se agita suspendida en el cadalso con la soga al cuello y Elena que llora en sus brazos suplicando… Esas riquezas, ese castillo, esa mujer, todo es suyo…. Elena encadenada como un animal, su vientre hinchado en la espera de su heredero, la llave de todas sus riquezas está en su vientre… Vio un ejército que se extendía hasta el horizonte, espadas desnudas de aquellos que han venido a robarle lo que es suyo, lo que tomó por el derecho divino de su linaje…
- … Muéstranos al heredero, y que el Obispo Kaunas jure sobre él que es verdad, que mis ojos reconozcan la sangre de Boodan Vladis en él. – La voz de un Caballero desde el interior de su armadura.
… Los ojos de Elena inyectados en sangre, sin un ápice de belleza en esas esmeraldas, sus dientes hundiéndose inútilmente en la carnaza de sus guantes mientras cubre su boca para no escucharla gritar… el hierro brilla en sus manos, brilla carmesí en la luz de las velas, Kaunas dibuja en sus labios palabras que no escucha… ¡al fin!... el heredero, su primogénito, su hijo…
El fuego lo consume todo, todo lo que era suyo, el sonido de la guerra y la traición se escucha más allá… ella… es Yulia, ella la que murió en sus mazmorras, es ella que se muestra magnifica, sus heridas, sus cicatrices, sus marcas, todo ha desaparecido de su piel que se revela brillante como la luz de la luna, y con esos ojos que semejan ventanas del infierno del cual ha escapado.
Es la noche que nace de su pecho, es la noche sin luna ni estrellas, es la oscuridad como jamás a existido… la noche sin esperanza.
- …una vida no será suficiente para que pagues por toda tu maldad… >>
Iván sintió el golpe contra el suelo, su vista se aclaro como saliendo de un túnel muy oscuro, se llevo las manos al pecho de forma instintiva, había una herida que sangra con abundancia, su corazón que palpita dolorosamente con una sensación helada en el, como si un cruel puño de hielo lo hubiera oprimido para exprimir hasta la ultima gota de su vida. Alcanzo a ver como la sombra parecía disolverse entre las líneas de fuego de las balas, con la visión nublada reconoce a Kipper encima de él…
Kipper se levanta y apunta con sus armas al bosque, a un lugar y a otro, buscando. Los vigorosos brazos del coronel mercenario logran bajar a Iván de la cima de la camioneta para proyectarlo en su interior, sus hombres han logrado rodear la camioneta, sus armas están listas y las lámparas de sus cañones barren los matorrales sin encontrar rastro de su blanco.
- ¡Señor!... señor… ¿se encuentra bien? – preguntó el coronel mientras examinaba la herida, no era profunda pero si dolorosa.
- … Llévenme de aquí… -jadeo Iván- ¡¡Llévenme de aquí!!
Los mercenarios miraron a su alrededor, en el suelo sólo estaban un par de cadáveres horriblemente mutilados.
- ¿La rusa? –preguntó el coronel.
- ¡Se la llevo, maldición, se la llevo en nuestras narices!– le respondieron.
Kipper permanecía inmutable parada en el toldo de la camioneta, sus azules ojos, fríos como el acero, quedaron fijos en las sombras entre los árboles por un instante que pareció congelado en el tiempo. De pronto y sin previo aviso saltó de la camioneta para internarse en el follaje.
- Llévenme de aquí – casi suplico Iván.
El coronel lanzó una maldición al aire, cerró la camioneta y dio algunas órdenes, escogió un grupo de sus hombres y presuroso siguió los pasos de Kipper y la Pelirroja.
Continua....
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXII … El peso de todos los pecados… (segunda parte)
Bailando con el diablo.
Los hombres de Leonard se movían de un lado a otro cargando sus armas, Alexa los observaba con atención mientras el anciano caballero atendía sus heridas, Fernando estaba tumbado a su lado jugando con una pistola en las manos.
- Menuda golpiza le dieron, necesitare tomar unas radiografías para asegurar que no tenga fracturas, al menos los huesos grandes parecen estar están enteros.
- Menudo arsenal tiene aquí guardado.
- Lo necesario para protegerme.
- ¿Espera que lo ataque la fuerza aérea?, eso es un misil antiaéreo, los he visto en televisión.
- Te sorprendería lo que puedes encontrar en Internet en estos días. No esperaba ser atacado por nadie a estas alturas de mi vida… esto es un recuerdo, las sobras de un negocio que alguna vez tuve.
- ¿Trafico de armas?
- Preguntas demasiado, Alexa. –advirtió Fernando.
- No es un secreto para nadie. Yo conseguía armas para la resistencia. –asintió Leonard.
- ¿Cuál resistencia?
Leonard se encogió de hombros.
- No lo imagino a usted en ese negocio, es medico ¿verdad?
- Cirujano… fui cirujano en mi juventud.
- ¿Cómo?...
- Bailando con el Diablo, mi niña, el diablo te seduce a la manera antigua, bailando contigo… Estas en la fiesta y se acerca a ti sin mas y te invita a bailar…. Era yo un joven e inocente medico enlistado en las fuerzas de la ONU, los “cascos azules” quería recorrer el mundo y llevar mi talento a los necesitados, pero el diablo Eligio como pista de baile una guerra, cualquier guerra, de la mano me condujo y cuando me di cuenta estaba yo haciendo cirugías y tratando de salvar vidas en medio de las balas… niños, eran niños los que se desangraban en mis manos y yo con mis precarios instrumentos tan sólo podía verlos morir…
Así es el baile del diablo, te deslumbra con sus movimientos, te hace ver tan pequeño, tan inútil con todos tus talentos y habilidades… después te amenaza con abandonarte en la pista, se burla de ti porque no puedes seguir sus pasos…
Nos dan ordenes de retirarnos cuando ya salimos en televisión, cuando los medios de verdad creen que estas ahí para lograr algo… ¿en verdad crees que las vidas de esa gente le importan a alguien?, íbamos ahí por el petróleo, el hierro... lo que fuera que hubiera en esas tierras. La gente no importaba… la gente no importaba, lo único que importaba es que el gobierno de esas tierras fuera “amigable” con los gigantes.
No podía abandonar a esa gente, quería hacer mas, mas que curar sus heridas y sanar sus enfermos… acepte bailar con el diablo y él vino a mi disfrazado de benefactor, sus pasos me hipnotizaron, me hechizaron, caí en el engaño… si lograba que esa gente tuviera las armas para defenderse tal vez los dejarían en paz… El diablo nunca cambia de ritmo, tu empiezas a bailar al ritmo de él… cuando me di cuente era yo un eslabón más en la cadena que quería romper.
Quise dejarlo muchas veces, pero el dinero era tanto… siempre había un pueblo que necesitara mis armas, siempre había un enemigo de quien defenderse, siempre había una guerra que valía la pena luchar… El diablo baila con mucha elegancia, una vez que le tomas el paso no lo puedes dejar… y es un bailarín muy celoso…
Hace mucho tiempo rompí la cadena, la vida al fin me sonrió rompiendo la amargura que me envolvía, me case y tuve una hija maravillosa… mi pequeña princesa. Decidí terminar con todo y me aleje de esos “negocios”… pero ellos me alcanzaron, los revolucionarios y los terroristas tienen una filosofía muy simple: estas con ellos o contra ellos, me consideraron un traidor cuando me negué a continuar consiguiéndoles armas… pusieron una bomba en mi auto…
Romper mi eslabón costo la vida de mi esposa y mi única hija… mi princesa.
- ¿S-su única hija? – preguntó Alexa, sorprendida.
- Marina… mi pequeña princesa… - Leonard sonrió con lagrimas en los ojos, su cansada mano acaricio los cabellos de la gitana-… hoy tendría tu edad…
El anciano se puso de pie con un arma en las manos, sus hombres ya estaba listos.
- Creí que el baile ahí había terminado, pero realmente cuando bailas con el diablo nunca termina… gracias por escucharme… se siente bien. A veces un extraño puede ser el mejor amigo para escuchar una confesión ¿no?... Ahora quédense aquí, y no se preocupe, volveré con su amiga, se lo prometo.
Lagrimas de ángeles.
El coronel corría con todo el sigilo que podía, agazapándose lo más posible al amparo de los arbustos. Casi tropiezan en un cuerpo tirado a mitad del sendero, no fue necesario examinarlo, estaba mutilado de una forma que revolvió sus curtidos estómagos.
Otro hombre señalo un árbol, entre sus ramas mas altas se podía ver otro cuerpo colgado de cabeza, totalmente inmóvil en una posición imposible para un ser vivo.
- ¿Qué es esto?, Señor, ¿¡que estamos cazando!? – preguntó uno de sus hombres mordiéndose las mangas de su traje para contener el asco.
- No… somos nosotros, nos están cazando a nosotros… -dijo el otro mientras se santiguaba.
- Silencio –ordenó el coronel-.. No es hora de acobardarnos, no pienso volver sin la rusa al menos. Ojos y oídos bien abiertos.
El coronel lucía más confiado de lo que estaba, en sus adentros temblaba igual que un niño, pero el arma en sus manos le daba valor.
- Señor, ya hemos visto esto antes… en Borneo, en los bosques negros… ella no era humana, era un “wilkolak”
- ¡Cierren el pico o yo mismo les cortare la garganta!
Continuo avanzando sigilosamente, se detuvo e hizo la indicación a sus hombres de que se detuvieran tras él. Frente a ellos Elena Kipper se encontraba de pie mirando hacia lo alto, hacia una dirección indefinible. Con sumo cuidado el mercenario se acerco a ella.
- Puedo verla – dijo Kipper sin apartar la vista de las sombras.
- ¿Dónde? – pregunto el militar.
- Ahí… justo ahí donde las sombras son más intensas… puedo ver el silencio a su alrededor.
El hombre agudizo su oído por instinto y se dio cuenta de que hablaba… no había un solo sonido en la noche, ningún animal o insecto parecía turbar esa serenidad, ni siquiera el sonido de las hojas de los árboles al mecerse en sus ramas.
- Nos esta mirando. –sonrió Kipper.
- Maldición, ¿Dónde?
El hombre siguió nuevamente la mirada de Kipper… su comprensión aumento, ahí estaban las ramas de los árboles, su follaje meciéndose bajo el peso de las gotas de agua que acumularon durante la lluvia… esas frondosas ramas tienen vida… excepto en un lugar, una sombra profunda parece ocultar todo movimiento, todo reflejo, era como observar un vacío en medio de las mismas sombras, un punto donde la oscuridad en verdad parecía más intensa… excepto por dos diminutas luces azules.
-… nos esta mirado… - repitió Kipper.
* * *
Elena se sintió liberada cuando vio la determinación en la mirada de Iván, al fin todo esto iba a terminar, escucho el estruendo del arma al dispararse y exhalo un ultimo aliento esperando el impacto de la bala.
- ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que morí? – Se preguntó- … ha sido una espera muy larga…
Recordó su infancia, recordó esa noche en el lago, las ruinas del magnifico castillo que parecía no terminar de caerse nunca, recordó la chica pelirroja que lloraba bajo las aguas..
- ¿Por qué lloras? – le preguntó inclinándose demasiado sobre la borda y sin saber como cayó a las frías aguas del lago.
-… estoy muriendo… se dijo a si misma cuando veía la luz de la luna alejarse cada vez mas, esfumarse en la superficie del lago.
Debió haber muerto esa noche si ella no hubiera estado ahí… si ella no hubiera entrado en su cuerpo y… ¿Quién era ella realmente?... ahora lo sabia, su nombre, su propio nombre en un rostro que casi podía ser el de ella misma… su propio rostro si se hubiera mirado en esa época en que el castillo estaba de pie y victorioso… la época en que Yulia caminaba bajo el sol y le sonreía y era mucho más que el triste ángel oscuro que ha conocido.
- Nadya Elena …- murmuro en su mente… - la niña perdida en las sombras… ¿yo?... ¿ese es mi nombre pero… soy yo…?
El bosque brillaba con luz propia, su hermoso bosque, las estrellas en el cielo, las flores en el campo y ella… Yulia recostada en la capa de piel de lobos que cazo para ella, su piel bronceada brilla al reflejo de la luz de la fogata, es tan hermosa que parece un poema y esta ahí para ella, sólo para ella… entonces se da cuenta que Yulia también la mira con el mismo brillo en sus ojos, extasiada en su belleza como ella misma… eran la una para la otra… eso era magia, una magia que no podría romper nada ni nadie… ni el tiempo ni la distancia… ni la muerte…
Yulia, lo que realmente sucedió… ella tenia que saberlo, ella tenia que saber por que la traiciono…
- …Yulia… ven a mi –suplicó en silencio Elena-… que tu rostro sea lo ultimo que mis ojos vean, que seas tu quien me arranque la vida… ven a mi, mi ángel oscuro… ven por mi…
Escucho el disparo del arma, pero la bala nunca la alcanzo, su corazón se agito al reconocerla a ella, a su ángel, era como un fantasma, apenas una sombra negra y platinada que se movía demasiado rápido para alcanzar a ser vista, Iván era un juguete en sus manos, lo vio elevarse en el aire y perderse de vista, se escucho un golpe metálico a su espalda.
Iván estaba ahí sobre una de las camionetas, nadie alcanzo a reaccionar cuando la sombra le arranco su chaleco blindado como si fuera de papel y sólo el alarido del ruso logró sacarlos de su asombro… Elena lo vio claramente, los dulces labios de Yulia transformados en las fauces de una bestia, sus colmillos penetrando sin esfuerzo en el pecho de Iván como buscando arrancarle el corazón de una mordida… el cuerpo de Yulia se movía y contorsionaba como el de una serpiente.
Fue la chica rubia, esa que apareció de la nada y cuyo rostro le parecía familiar la que reacciono primero, sus balas se perdieron en la noche sin alcanzar a su blanco.
Ni siquiera pudo gritar cuando unos brazos la levantaron del suelo, de pronto la copa de los árboles paso bajo sus pies a gran velocidad y después sintió caer, una interminable caída que parecía no tener fin… se preparaba para un golpe terrible pero su cuerpo se hundió entre la suavidad del follaje perfumado, en un parpadeo se vio rodeada por flores.
Era una especie de pozo, el cielo plomizo se dibujaba en lo alto, Yulia de pie en el borde la miraba sin un gesto que delatara sus pensamientos. Como siempre, pareció desvanecerse en un suspiro.
- ¡Lo siento!... –dijo Elena a la oscuridad- ¡siento mucho todo lo que sucedió esa noche!, todo lo que sucedió después… fue mi culpa, todo eso fue mi culpa…
Yulia ya no estaba, pero Elena sabía que la escuchaba sin importar que tan bajo murmurara, ella es un ángel, ella podía escucharlo todo. .
- Lo recuerdo todo… - susurro-… ya recuerdo todo… Merezco tu rencor, tu odio… te traicione…
Sin importarle nada se dejo caer hundiendo su rostro entre las piernas, ya no había mas lagrimas en sus ojos, pero había suficiente dolor en su corazón para hacerla llorar aun así.
-… Perdóname Yulia… vuelve a mi…
Entre la copa de los árboles ahora observa. Ellos la miran, cazador y presa, ¿de quien es cada papel?. Ellos con sus armas y su odio, su envidia y su ambición… El, sobre todo él… esa vieja maldad que no muere. El destello de las armas le advierte a penas a tiempo para quitarse del camino de las balas… ella no debe ser herida, no debe ser tocada esta noche, lo sabe.
Es la guerra, otra vez, no hay razón para ser sigilosa, para ser cuidadosa, esta noche puede ser ella misma, se deja dominar por sus instintos, por su hambre, sus garras se tintan de carmesí otra vez, las balas rozan su piel en ese absurdo intento de ellos por protegerse, vinieron por Elena pero sólo encontraran la muerte… y su hambre.
¿Qué es su hambre?
<< Yulia no cedió en su esfuerzo hasta sentir sus huesos crujir hasta casi romperse… ya no tenía fuerza ni para eso, ni para llorar, se derrumbo al fin derrotada por el dolor de la carne que no menguaba ni se confundía con el dolor de su alma… se dejo caer bajo el peso de sus cadenas e incapaz de librarse de ellas… su corazón sin embargo seguía galopando en su pecho como un potro salvaje… ¿Cuántas veces vio el rostro de Nadya Elena iluminarse al cargar los hijos recién nacidos de sus peones?, ¿Cuántas veces la sorprendió con la vista hechizada por los niños que jugaban en los jardines?, ¿Cuántas veces vio ese hermoso rostro sumirse en una sombra de tristeza por los sueños a los que había renunciado… por ella?
Ahí sumida en la oscuridad y con el dolor a flor de piel, los ojos de Yulia se llenaron de lagrimas cuando la imagen de Elena lleno sus pensamientos como siempre… pero ahora veía su rostro iluminado con esa sonrisa tierna que ella conocía bien, esa sonrisa que siempre iluminaba su rostro cuando la pasión de la intimidad las hacia una, pero ahora esa sonrisa era por el fruto que aguardaba en su vientre para ver la luz… la veía tan hermosa caminando por sus jardines entre las flores bajo los rayos del sol del atardecer que jugaba y se fundía con el resplandor de sus cabellos.
Sus manos amorosas acariciando su vientre, sus labios tal vez cantando una canción de cuna… se imagino a si misma abrazándola por la espalda, imagino sus manos acariciar ese abultado vientre y sentir el palpitar de la vida simiente en el… sus labios fundirse mientras el atardecer cae sobre ella y el amanecer acarrea una promesa… pero la ilusión es cruel al volver a su mazmorra, bajo esas cadenas que no puede romper, ese cuerpo marchito que jamás volverá a ponerse de pie y esos brazos en carne viva que jamás volverán a abrazarla… y ese hijo que no es el fruto de su amor… Pero Nadya Elena esta en la cima de esa torre con el fruto de él en su vientre y su sueño mejor a punto de cumplirse…
Su corazón dolía, su alma le dolía… un alarido animal salio de sus labios al luchar nuevamente con esa cadena que simbolizaba todo lo que las separaba… el dolor de la agonía no era suficiente para contenerla… ahora lo sabía, se estaba muriendo y en esos instantes comenzó a sentirlo, ese dolor tan profundo en su corazón y mas allá… ese dolor que dejaba su alma al irse desprendiendo de su corazón, ese vació tan enorme que la noche era una sombra insignificante a su lado, el vacío por la ausencia de Nadya Elena… ese dolor por un vacío que jamás podrá llenarse… eso era el preludio de su hambre… el preludio de su fracasada muerte… ese dolor en su corazón que la acompañara por toda la eternidad…>>
Los fragmentos del pasado hacen eco en la mente de la hija de la luna mientras sus garras cortan el viento, el acero y la carne.
Es la experiencia de una docena de batallas la que ha retrazado el instante de la muerte del coronel, esta en el suelo con una profunda herida en el cuello, apenas sintió el golpe y el arma escapo de sus manos casi partida en dos por las navajas que al mismo tiempo cercenaron su cuello, poco valió sus ágiles y precisos movimientos… eso que los ataco era simplemente más rápido, mas fuerte, mas letal… y era hermosa.
Ahí, de pie bajo la luz de la luna y en medio de los reflejos plateados del bosque empapado de lluvia ella semeja una Valkiria, parece tan diminuta, tan frágil, sus vestidos destrozados e irreconocibles la envuelven como un manto de sombras que juegan en la brisa en el caprichoso vaivén de su cabello, sus manos convertidas en garras impecablemente limpias a pesar de la sangre derramada… ese rostro de una serenidad inmutable, ni un solo gesto de pasión o ira se dibuja en el, sólo en sus ojos, el fuego azul de sus ojos revela una pasión tan intensa que lo conmueve, una pasión más allá de la ira, del dolor o del miedo… lo que sea que hay en sus ojos es infinito… son los ojos de una Valkiria, los ojos de un ser divino… es una criatura celestial, el coronel sonríe en su agonía… no es como lo esperaba, pero esta satisfecho, es así como deseaba terminar sus días, es así como deseaba morir.
Yulia libera sus colmillos del cuello del infeliz que se atrevió a seguirla, esta vez no se esta alimentando, no permite que el alma de aquel fluya hacia su corazón, no hay tiempo, no puede darles esa oportunidad, la herida mortal que han dejado sus colmillos es suficiente para ella… hay un alma que si busca, una que no desea dejar escapar, pero él no esta ahí… el cobarde a huido como siempre… se voltea encarando las sombras, ¿ha caído en una trampa?, ella esta al descubierto, bajo la luz de la luna en cambio su “presa” se refugia en las sombras de los árboles, sus posiciones se han invertido, siente los azules ojos de esa chica rubia que la mira sin una pizca de miedo e inseguridad, casi oculta en las sombras… si cualquier cosa pudiera esconderse de ella y menos en las sombras.
Esta oscuridad es para los ojos de Yulia como el medio día, incluso la luz de la luna es hiriente, con toda claridad escucha el jadeo de su respiración, el regular latido de su corazón a esa distancia es tan claro como el redoble de un tambor… su aroma, no puede percibir su aroma por que la chica se ha colocado contra el viento… esa chica sería invisible a los limitados sentidos de casi cualquier cazador, excepto de ella.
Al mismo tiempo se cruzan en el aire, la bala ardiente buscando su blanco, las garras heladas cortando el viento…
La bala fallo pero logró desviar el golpe mortal de la criatura, Kipper salta y rueda por los matorrales sintiendo la sangre y la adrenalina golpeando su corazón y sus sienes, sin perder compostura ni vertical, apenas su rodilla toca el suelo su arma ya escupe fuego… no alcanzo a ver a la criatura moverse, es demasiado rápida para seguir sus movimientos, así que se anticipa a ellos, los intuye, los predice, su única oportunidad es colocar una bala en cualquier lugar antes de que la criatura este ahí… sonríe excitada, divertida, esto es mejor de lo que esperaba, mucho mejor, tres disparos de su arma se pierden en la nada pero bien, apenas con el rabillo del ojo alcanzo a ver la sombra desaparecer justo donde sus balas impactaran… ha dejado su espalda descubierta a propósito, no hay tiempo para girar, para apuntar, pero conoce el ángulo exacto que la criatura aprovechara… su diestra ya esta bajo la axila y su arma vacía su contenido a un blanco que sabe esta ahí aun sin haberlo escuchado o visto.
Yulia retrocede con las balas rozando su costado y una más que se perdió en la caricia de sus cabellos apenas sin tocarla. Esta rubia no es una presa ordinaria, es la clase de presa de quien huiría, si el hambre no fuera tan atroz la dejaría ir… orgullo o vergüenza no son sentimientos de su corazón, sigue la regla del cazador y sin ningún prejuicio busca la presa más fácil… pero no esta noche, esta noche no esta cazando, la esta protegiendo… esta protegiendo a Elena.
Y esta presa por difícil que sea no es rival para sus habilidades.
Los ojos del coronel se cierran para siempre con esta imagen, esa sombra que se mueve tan rápido que es imposible seguirla con la mirada, parece omnipresente, se desvanece de un lugar para aparecer en otro, Kipper corriendo y saltando, ágil y veloz en la plenitud de su capacidad física, nunca antes había visto a una persona tan bien entrenada… ni siquiera arroja sus armas o pierde el tiempo en recargarlas, sólo la deja caer en cuanto están vacías y otra más ocupa su lugar en esas manos que se mueven como centellas, gira, salta, retrocede, avanza, todo en un movimiento continuo y sin pausa, como una bailarina de valet en una pieza bien ensayada, una danza mortal que llegara a su fin en cualquier instante.
- Al fin… Kipper… encontraste la horma de tu zapato. – fue el ultimo pensamiento del militar al morir.
Kipper escucha el sonido del río unos metros más adelante, sólo le quedan un par de armas mas, dos escuadras pequeñas en sus botas, salta por un borde del terreno, gira al tocar el suelo y mientras se desliza hacia abajo rumbo a las aguas extrae sus ultimas armas, sus pulgares liberan los seguros al mismo tiempo percibe a esa sombra cruzar sobre ella… la criatura estará ahí, al frente… dispara con la esperanza de que sus balas la alcancen antes de que sus pies toquen el suelo, antes de que tenga un punto de apoyo para poder moverse y esquivar los disparos.
Pero las balas siguen de largo, la sombra se ha detenido entre las ramas de los árboles adivinando este último movimiento, cae frente a ella apenas el último proyectil a pasado. Kipper vuelve a jalar el gatillo pero no lo logra, siente sus huesos crujir cuando un zarpazo le arranca el arma de las manos…
-… ¿Qué eres, criatura?, ¿de que infierno saliste? – le pregunta Kipper sin el menor asomo de miedo en sus ojos.
Yulia la observa con cierta curiosidad, como única respuesta la toma por los hombros y sin esfuerzo a pesar del último intento de Kipper por luchar, sus colmillos penetran en ese cuello…
<<… Ya no temblaba, ya no tenia miedo. Todo había terminado. La pequeña niña esperaba sentada en cuclillas mientras las voces se acercaban cada vez más y el estruendo de los pasos anunciaba la llegada de “ellos”.
La niña no podía apartar los ojos del cadáver del hombre que estaba tumbado frente a ella. La sangre que manaba de su pecho y espalda, la sangre que empapaba sus manos, esa sangre que se mezclaba con la suya de las heridas abiertas en sus pequeñas manos que sostenían el trozo de cristal…
El… al principio venia por las noches con ese sabor podrido en la boca que aplastaba contra sus labios y la mordía y la golpeaba hasta que se quedaba quieta y entonces… le hacia “la cosa mala”, la lastimaba tanto que no podía caminar y sangraba mucho…
- Es muy torpe – decía mamá a los vecinos- siempre se esta cayendo.
Pero ella sabia, sabía que “él” le hacia cosas malas, pero todos le tenían miedo por su pistola y su uniforme, aun que hacia mucho tiempo que él ya no trabajaba, ya no salía de casa, sólo bebía y le hacia cosas malas cada vez más.
- Papito… ya no, Papito... ya no…
Mamá volvía de trabajar y si la veía lastimada y sangrante montaba en cólera y la golpeaba con el cordón eléctrico de un viejo radio que ya no funcionaba. La golpeaba y la “curaba” con vinagre en sus “partes”.
A veces él despertaba y volvía a lastimarla y mamá sólo miraba apretando los dientes, con los ojos inyectados de furia y el cordón eléctrico en sus manos, lista para castigarla por dejarse hacer “la cosa mala”, pero nunca decía nada.
- Papito… ya no, Papito... ya no…
La botella de Papá cayo al piso, se rompió, Papá se enfureció como nunca, la arrojo al piso sobre los cristales de la botella rota, Mamá estaba ahí con el cordón eléctrico en sus manos, esperando, esperando para descargar su ira, su frustración, su rencor.
- Papito… ya no, Papito... ya no…
Su pequeña mano se encontró con el cristal mas largo… Papá encima de ella…
Papá dejo de moverse cuando el cristal al fin se rompió dentro de él, como diminutos diamantes el resto estaba incrustado entre sus dedos tintos de carmesí, por su sangre y la sangre de él.
Mamá sólo gritaba.
Vinieron los vecinos que nunca veían nada… y lo sabían todo. Y vinieron ellos, los hombres de blanco y se la llevaron, la encerraron en un lugar sucio y triste, mujeres de blanco cuidaron de ella, lavaron sus heridas y la encerraron por varias noches, nunca más volvió a ver a Mamá y Papá.
Vinieron por ella otra vez. Se la llevaron a un lugar bonito y la vistieron como a ella le gustaba, con ropa que parecía de Mamá, pero que era de su talla, esa ropa pequeña y de colores sobrios que la hacían ver como a Mamá cuando trabajaba.
Le dieron una navaja y la mandaron a una habitación donde un hombre la esperaba, un hombre que quiso hacerle otra vez “la cosa mala”… entonces supo por que le dieron la navaja, y la usó.
Los hombres vinieron otra vez por ella, y le sonreían, le dieron dulces y la cuidaron muy bien, de vez en cuando le volvían a dar esa ropa que tanto le gustaba y le devolvían su navaja, ya sabía que otra vez vendría un hombre malo a lastimarla, pero ellos eran sus amigos y le daban su navaja para que la usara.
Después ya no era una niña, y ya no era una navaja lo que le daban, era una hermosa pistola, la cual sabía desarmar hasta el último tornillo para limpiarla, esconderla y usarla.
La dejaban ir por la calle y le daban una foto. Ella caminaba hasta encontrar al hombre que le mostraban y se acercaba a él a pesar de estar rodeado y vigilado por otros hombres, ¿Quién le teme a una hermosa niña, rubia y bonita que vende su cuerpo por unos cuantos rublos? Era rápida y precisa con su pistola. Sus amigos empezaron a cuidarla más.
Ya no caminaba por las calles con la ropa que parecía de Mamá, ahora le enseñaban en serio como usar una pistola, y cualquier otra arma. Sus amigos decían que tenía talento, que ella era muy especial.
La querían, por fin se sentía querida, sólo tenía que seguir haciendo lo suyo, lo que era su talento.
Ella había nacido para matar… >>
Kipper cae al suelo retorciéndose de dolor, se lleva una mano al cuello para cubrir su herida, se enrosca en una posición fetal y sin poderlo evitar las lágrimas escapan de sus ojos, sus labios se quiebran en un alarido de dolor que precede al llanto.
- ¡Papito… ya no, Papito... ya no!… - llora por primera vez en mas de veinte años.
Yulia retrocede tambaleándose, el dolor, es suyo el dolor de esa niña torturada por su padre, es el mismo dolor de sus huesos rotos y las heridas sangrantes, es el mismo odio de los ojos de esa madre, el mismo odio de los ojos de quienes la traicionaron… Un dolor que supera su hambre.
Su mejilla arde, lo siente a flor de piel en ese ínfimo instante en que la vida parece invadirla cuando esta devorando el alma de alguien. La superficie del agua del rió resplandece en tonos dorados. Yulia siente en su pecho como su corazón ahora palpita acelerado por la sangre nueva que corre en sus venas repleta de vida… pero que en unos instantes empezara a detenerse… el sol anuncia su presencia en el horizonte, el agua ha reflejado un rayo dorado hacia su rostro… un haz de luz invisible a los ojos de los hombres, pero no a los suyos, sus ojos y su piel perciben la llegada del amanecer.
<<… ¿Qué te hizo volver de entre los muertos… fue tu odio o tu amor?...>>
<<… - ¡¡… yo te traicione!! …>>
<<… ¿Buscas una razón para tu existencia…. Una razón que justifique el pecado que cometiste… Podrá ella volver a amarte cuando sepa lo que hiciste?...>>
- Yo la amaba… - grita Yulia a las voces de sus recuerdos.
<<… -… si de verdad la amaras… la dejarías vivir… Pero no… has venido noche tras noche ha arrancarle la vida pedazo a pedazo… Tu sólo deseas beber su sangre, arrancarle el alma… matarla… ¿es así como la amas?... >>
- Ella vivirá…
<< Una bebe, tan pequeña, tan tierna, tan frágil… tan hermosa… tiene el rostro de su madre, el rostro de Nadya… pero en sus venas… la sangre de él... Yulia siente el hambre estremecerse en su corazón, ese insoportable dolor que hace surgir sus colmillos… Esta niña, ¿Qué debería sentir por ella? ¿odio… amor?, es el fruto de una traición, es el fruto del odio y la maldad…
- Si una de las dos sobrevive, lo nuestro sobrevivirá…
Es lo ultimo que queda de ella, de Nadya Elena… es lo ultimo que sobrevive de ella, de ambas… Su hambre es tanta… simplemente no puede resistir a su hambre, al dolor de no tenerla…
- ¿Podrá ella volver a amarte cuando sepa lo que hiciste?...>>
El horizonte arde como si una llamarada se extendiera por todo el, una llamarada que no tardara en alcanzarla.
-… Elena… - Murmuran los árboles mientras se sacuden con la brisa que ella deja atrás.
Iván presiona la gasa contra su pecho, la herida le duele horrores, en su vida ha recibido toda clase de heridas, disparos y puñaladas fueron lo común en su juventud, nada le ha dolido como esto, tiembla y su frente se ha perlado de un sudor helado aun que siente los síntomas de la fiebre.
-.. ¿Tiver Smolensk? – murmura Iván con los dientes castañeando-…. Si… lo recuerdo… las recuerdo. Sus ojos estaban inundados de lágrimas de miedo.
<<Traicionado, derrotado, el castillo ardiendo hasta sus cimientos, su ejército derrotado… El derrotado, el poderoso Tiver Smolensk ha caído. La sangre baña su rostro, siente la herida lacerante que lo cruza, la visión perdida del ojo destrozado.
… Nunca había “amado” a nadie como amó a Nadya Elena, nunca había odiado a nadie como odió a Yulia Volkova… ¿Cómo fue que el destino se burlo de él de esa manera?...
La bebe aun estaba manchada de sangre cuando la presentó al caballero cruzado que altaneramente representaba “la voz y voluntad del Santo Papa”.
- La heredera… -dijo Tiver.
- Es una hembra, no es digna de nada – dijo el cruzado sin siquiera mirarla.
El mundo se derrumbo bajo los pies de Tiver, el destino le hizo una ultima jugada, la ley era clara, Tiver necesitaba “El Heredero” para reclamar las tierras de su mujer… Un heredero varón, una niña no le servia de nada.
- Las propiedades de los Vladis y los Volkov son confiscadas en este momento por decreto Papal y … - el cruzado no tuvo oportunidad de terminar, si su espada no hubiera sido lo bastante rápida hubiera perdido la cabeza. Tiver si lo hizo aun que metafóricamente.
- ¡¡Mucho he luchado por estas tierras, por este reino, si lo quieres tendrás que tomarlo por la fuerza!! – Desafió Tiver a los cruzados mientras sus caballeros iniciaron la batalla.
La ciudad ardió, el castillo ardió…
Y ella volvió de entre los muertos. Era ella, renacida, vuelta a la vida por algún sortilegio maligno, por algún pacto con el demonio, era ella y en sus ojos se miraba el infierno del cual había escapado o era emisaria.
- ¡¡Piedad!! -suplicó con un hilo de voz.
Pero no hay piedad en los ojos de ella, la que volvió de entre los muertos, Yulia Volkova. Su delicada mano lo sujeta del cuello para ponerlo de pie, siente las garras ocultas en la punta de sus dedos penetrar su carne. Tiembla al ver ese rostro que no muestra emoción alguna, ni siquiera una pizca de odio… Sabe que es el fin y suplica sin palabras.
Sus suplicas son opacadas por un llanto, un suave y delicado llanto capas de llamar la atención de ella.
Yulia mira hacia el amasijo de mantas que fue arrojado con descuido en un rincón, no puede resistirse al llamado de ese llanto. Tiver es arrastrado sin esfuerzo por Yulia, ella camina con pasos que parecen no tocas el suelo, se desliza en el viento mas que caminar… se detiene, por única vez Tiver contempla una señal de emoción en su gesto, tal vez un temblor repentino la invade pero se desvanece tan pronto que parece solo una ilusión.
Yulia se inclina sobre la bebe, descubre su rostro sin atreverse a tocarla al principio, como asombrada, como maravillada con el milagro de esa pequeña criatura que llora buscando a su madre. Al fin esa mano tan pálida como la luna se sumerge entre las mantas para tomar a la bebe.
-..¡¡Nooo!! –exclama Iván. Su esperanza, su ultima esperanza de recuperar todo es hacer valer el derecho de la sangre primigenia de la niña, que la iglesia ceda ante el derecho del ultimo descendiente de una familia extinguida… aún puede reclamar sus riquezas mientras conserve a la niña… su ambición es más grande que su miedo.
Su ambición es nada en las manos de Yulia, Iván es arrojado con fuerza irresistible mas allá del otro lado de la habitación, su espalda cruje como un tablón roto cuando se estrella contra el marco de una puerta de roble la cual salta hecha astillas igual que sus huesos en el interior de su cuerpo.
El dolor deja caer un manto oscuro sobre los ojos del tirano derrotado… su ultima visión es la imagen de Yulia sosteniendo a la niña cuyo llanto al fin ha cesado… ve su rostro acercarse al pequeño cuerpo de la bebe, la sostiene como un fruto, ve sus colmillos brillar bajo la luz de la luna que se filtra por la ventana… >>
Iván esta temblando mientras la fiebre lo hace presa, no sabe si lo que ven sus ojos es real o fruto de su delirio… No esta en el castillo, ha vuelto al interior de la camioneta, pero esta se ha detenido bruscamente. Se escuchan voces, gritos y golpes que lo hacen dudar ¿todavía es la guerra?, ¿esos ruidos son el sonido de las espadas?… La portezuela se abre y hombres armados entran por él y lo sacan a rastras.
Se desvanece mientras escucha una voz.
- Soy Troy Maccubbin, INTERPOL. Iván Shapovalov, por los delitos de delincuencia organizada, delitos contra la salud y la moral, etc, etc, esta usted bajo arresto.
Elena y el ángel caído, emergiendo de las sombras.
En la soledad del pozo, Elena escucha como los disparos han cesado, todo ha terminado.
<<- ¿¡Qué quieres de mi!?... tendrás lo que quieras… ¡¡sólo dime lo que quieres!! - le gritó a ¿Iván?.... no, ha Tiver>>
Yulia estaba muriendo, la soga se apretaba en su cuello cada vez más…
<< - Un heredero – fue la respuesta >>
- Sabiendo que era un mentiroso y un traidor… yo le di ese heredero… tuve un hijo con él a cambio de que te dejara vivir… Si hubiera sabido lo que te harían hubiera preferido morir ahí mismo contigo.
Elena levanto el rostro hacia las sombras agonizantes. Sabe que Yulia esta ahí, omnipresente.
- Lo que hice… lo que hice fue por amor… nunca te traicione realmente, todo lo que sucedió, todo lo que hice fue tratando de salvarte… yo no sabia lo que te hicieron, no sabia lo que te iba a pasar… yo sólo quería salvarte… yo te amaba… todo lo que hice fue por amor… Quería que lo supieras antes de… Yulia, te he amado desde siempre, todo ha sido muy confuso para mis, mis recueros, todo esto… pero te sigo amando hoy como entonces… sigo siendo tuya como entonces, así que hazlo, ¡tómame!... pon fin a la angustia de mi corazón, pon fin a esta incertidumbre, por el odio que sientes, por todo ese rencor… no quiero sentirlo mas, prefiero morir en tus brazos.
Los labios de Elena fueron cubiertos por esos dedos fríos como la noche, sin vida.
-… tú… - Yulia se arrodilló frente a Elena, sentía como su corazón latía cada vez más despacio, más débilmente-… - No digas más… todavía hay cosas que no sabes… cosas que no viste… Yo también he empezado a recordar todo lo que sucedió… Tú siempre fuiste mi luz, mi sol, mi vida, mi amor… yo volvería a vivir todo eso por ti, volvería a padecer eso por ti…-
La tomó entre sus brazos y sin miedo la atrajo hacia si, su hambre por monstruosa que fuera, ahora era una bestia encadenada, enjaulada, reducida, temblorosa bajo el cielo carmesí. Y Elena, era tan suave, tan delicada, tan hermosa… ¿Cuánto ha pasado desde la última vez que genuinamente la abrazó y se dejo arropar por sus brazos, por sus labios?, ¿Cuándo fue la ultima vez que bebió de su sonrisa esa miel embriagadora que colmaba su corazón de dicha?... ¿Cuándo fue la ultima vez que se sintió amada?
-… Ahora todo es tan claro para mi, ahora lo comprendo todo... quien soy y lo que soy… No tengas miedo, no tengas miedo nunca más, yo voy a protegerte… soy tu ángel guardián, antes te falle pero ya no, de hoy en adelante Yo te protegeré… yo siempre te amare…
El primer rayo del sol cruzo el horizonte.
Continúa…
Bailando con el diablo.
Los hombres de Leonard se movían de un lado a otro cargando sus armas, Alexa los observaba con atención mientras el anciano caballero atendía sus heridas, Fernando estaba tumbado a su lado jugando con una pistola en las manos.
- Menuda golpiza le dieron, necesitare tomar unas radiografías para asegurar que no tenga fracturas, al menos los huesos grandes parecen estar están enteros.
- Menudo arsenal tiene aquí guardado.
- Lo necesario para protegerme.
- ¿Espera que lo ataque la fuerza aérea?, eso es un misil antiaéreo, los he visto en televisión.
- Te sorprendería lo que puedes encontrar en Internet en estos días. No esperaba ser atacado por nadie a estas alturas de mi vida… esto es un recuerdo, las sobras de un negocio que alguna vez tuve.
- ¿Trafico de armas?
- Preguntas demasiado, Alexa. –advirtió Fernando.
- No es un secreto para nadie. Yo conseguía armas para la resistencia. –asintió Leonard.
- ¿Cuál resistencia?
Leonard se encogió de hombros.
- No lo imagino a usted en ese negocio, es medico ¿verdad?
- Cirujano… fui cirujano en mi juventud.
- ¿Cómo?...
- Bailando con el Diablo, mi niña, el diablo te seduce a la manera antigua, bailando contigo… Estas en la fiesta y se acerca a ti sin mas y te invita a bailar…. Era yo un joven e inocente medico enlistado en las fuerzas de la ONU, los “cascos azules” quería recorrer el mundo y llevar mi talento a los necesitados, pero el diablo Eligio como pista de baile una guerra, cualquier guerra, de la mano me condujo y cuando me di cuenta estaba yo haciendo cirugías y tratando de salvar vidas en medio de las balas… niños, eran niños los que se desangraban en mis manos y yo con mis precarios instrumentos tan sólo podía verlos morir…
Así es el baile del diablo, te deslumbra con sus movimientos, te hace ver tan pequeño, tan inútil con todos tus talentos y habilidades… después te amenaza con abandonarte en la pista, se burla de ti porque no puedes seguir sus pasos…
Nos dan ordenes de retirarnos cuando ya salimos en televisión, cuando los medios de verdad creen que estas ahí para lograr algo… ¿en verdad crees que las vidas de esa gente le importan a alguien?, íbamos ahí por el petróleo, el hierro... lo que fuera que hubiera en esas tierras. La gente no importaba… la gente no importaba, lo único que importaba es que el gobierno de esas tierras fuera “amigable” con los gigantes.
No podía abandonar a esa gente, quería hacer mas, mas que curar sus heridas y sanar sus enfermos… acepte bailar con el diablo y él vino a mi disfrazado de benefactor, sus pasos me hipnotizaron, me hechizaron, caí en el engaño… si lograba que esa gente tuviera las armas para defenderse tal vez los dejarían en paz… El diablo nunca cambia de ritmo, tu empiezas a bailar al ritmo de él… cuando me di cuente era yo un eslabón más en la cadena que quería romper.
Quise dejarlo muchas veces, pero el dinero era tanto… siempre había un pueblo que necesitara mis armas, siempre había un enemigo de quien defenderse, siempre había una guerra que valía la pena luchar… El diablo baila con mucha elegancia, una vez que le tomas el paso no lo puedes dejar… y es un bailarín muy celoso…
Hace mucho tiempo rompí la cadena, la vida al fin me sonrió rompiendo la amargura que me envolvía, me case y tuve una hija maravillosa… mi pequeña princesa. Decidí terminar con todo y me aleje de esos “negocios”… pero ellos me alcanzaron, los revolucionarios y los terroristas tienen una filosofía muy simple: estas con ellos o contra ellos, me consideraron un traidor cuando me negué a continuar consiguiéndoles armas… pusieron una bomba en mi auto…
Romper mi eslabón costo la vida de mi esposa y mi única hija… mi princesa.
- ¿S-su única hija? – preguntó Alexa, sorprendida.
- Marina… mi pequeña princesa… - Leonard sonrió con lagrimas en los ojos, su cansada mano acaricio los cabellos de la gitana-… hoy tendría tu edad…
El anciano se puso de pie con un arma en las manos, sus hombres ya estaba listos.
- Creí que el baile ahí había terminado, pero realmente cuando bailas con el diablo nunca termina… gracias por escucharme… se siente bien. A veces un extraño puede ser el mejor amigo para escuchar una confesión ¿no?... Ahora quédense aquí, y no se preocupe, volveré con su amiga, se lo prometo.
Lagrimas de ángeles.
El coronel corría con todo el sigilo que podía, agazapándose lo más posible al amparo de los arbustos. Casi tropiezan en un cuerpo tirado a mitad del sendero, no fue necesario examinarlo, estaba mutilado de una forma que revolvió sus curtidos estómagos.
Otro hombre señalo un árbol, entre sus ramas mas altas se podía ver otro cuerpo colgado de cabeza, totalmente inmóvil en una posición imposible para un ser vivo.
- ¿Qué es esto?, Señor, ¿¡que estamos cazando!? – preguntó uno de sus hombres mordiéndose las mangas de su traje para contener el asco.
- No… somos nosotros, nos están cazando a nosotros… -dijo el otro mientras se santiguaba.
- Silencio –ordenó el coronel-.. No es hora de acobardarnos, no pienso volver sin la rusa al menos. Ojos y oídos bien abiertos.
El coronel lucía más confiado de lo que estaba, en sus adentros temblaba igual que un niño, pero el arma en sus manos le daba valor.
- Señor, ya hemos visto esto antes… en Borneo, en los bosques negros… ella no era humana, era un “wilkolak”
- ¡Cierren el pico o yo mismo les cortare la garganta!
Continuo avanzando sigilosamente, se detuvo e hizo la indicación a sus hombres de que se detuvieran tras él. Frente a ellos Elena Kipper se encontraba de pie mirando hacia lo alto, hacia una dirección indefinible. Con sumo cuidado el mercenario se acerco a ella.
- Puedo verla – dijo Kipper sin apartar la vista de las sombras.
- ¿Dónde? – pregunto el militar.
- Ahí… justo ahí donde las sombras son más intensas… puedo ver el silencio a su alrededor.
El hombre agudizo su oído por instinto y se dio cuenta de que hablaba… no había un solo sonido en la noche, ningún animal o insecto parecía turbar esa serenidad, ni siquiera el sonido de las hojas de los árboles al mecerse en sus ramas.
- Nos esta mirando. –sonrió Kipper.
- Maldición, ¿Dónde?
El hombre siguió nuevamente la mirada de Kipper… su comprensión aumento, ahí estaban las ramas de los árboles, su follaje meciéndose bajo el peso de las gotas de agua que acumularon durante la lluvia… esas frondosas ramas tienen vida… excepto en un lugar, una sombra profunda parece ocultar todo movimiento, todo reflejo, era como observar un vacío en medio de las mismas sombras, un punto donde la oscuridad en verdad parecía más intensa… excepto por dos diminutas luces azules.
-… nos esta mirado… - repitió Kipper.
* * *
Elena se sintió liberada cuando vio la determinación en la mirada de Iván, al fin todo esto iba a terminar, escucho el estruendo del arma al dispararse y exhalo un ultimo aliento esperando el impacto de la bala.
- ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que morí? – Se preguntó- … ha sido una espera muy larga…
Recordó su infancia, recordó esa noche en el lago, las ruinas del magnifico castillo que parecía no terminar de caerse nunca, recordó la chica pelirroja que lloraba bajo las aguas..
- ¿Por qué lloras? – le preguntó inclinándose demasiado sobre la borda y sin saber como cayó a las frías aguas del lago.
-… estoy muriendo… se dijo a si misma cuando veía la luz de la luna alejarse cada vez mas, esfumarse en la superficie del lago.
Debió haber muerto esa noche si ella no hubiera estado ahí… si ella no hubiera entrado en su cuerpo y… ¿Quién era ella realmente?... ahora lo sabia, su nombre, su propio nombre en un rostro que casi podía ser el de ella misma… su propio rostro si se hubiera mirado en esa época en que el castillo estaba de pie y victorioso… la época en que Yulia caminaba bajo el sol y le sonreía y era mucho más que el triste ángel oscuro que ha conocido.
- Nadya Elena …- murmuro en su mente… - la niña perdida en las sombras… ¿yo?... ¿ese es mi nombre pero… soy yo…?
El bosque brillaba con luz propia, su hermoso bosque, las estrellas en el cielo, las flores en el campo y ella… Yulia recostada en la capa de piel de lobos que cazo para ella, su piel bronceada brilla al reflejo de la luz de la fogata, es tan hermosa que parece un poema y esta ahí para ella, sólo para ella… entonces se da cuenta que Yulia también la mira con el mismo brillo en sus ojos, extasiada en su belleza como ella misma… eran la una para la otra… eso era magia, una magia que no podría romper nada ni nadie… ni el tiempo ni la distancia… ni la muerte…
Yulia, lo que realmente sucedió… ella tenia que saberlo, ella tenia que saber por que la traiciono…
- …Yulia… ven a mi –suplicó en silencio Elena-… que tu rostro sea lo ultimo que mis ojos vean, que seas tu quien me arranque la vida… ven a mi, mi ángel oscuro… ven por mi…
Escucho el disparo del arma, pero la bala nunca la alcanzo, su corazón se agito al reconocerla a ella, a su ángel, era como un fantasma, apenas una sombra negra y platinada que se movía demasiado rápido para alcanzar a ser vista, Iván era un juguete en sus manos, lo vio elevarse en el aire y perderse de vista, se escucho un golpe metálico a su espalda.
Iván estaba ahí sobre una de las camionetas, nadie alcanzo a reaccionar cuando la sombra le arranco su chaleco blindado como si fuera de papel y sólo el alarido del ruso logró sacarlos de su asombro… Elena lo vio claramente, los dulces labios de Yulia transformados en las fauces de una bestia, sus colmillos penetrando sin esfuerzo en el pecho de Iván como buscando arrancarle el corazón de una mordida… el cuerpo de Yulia se movía y contorsionaba como el de una serpiente.
Fue la chica rubia, esa que apareció de la nada y cuyo rostro le parecía familiar la que reacciono primero, sus balas se perdieron en la noche sin alcanzar a su blanco.
Ni siquiera pudo gritar cuando unos brazos la levantaron del suelo, de pronto la copa de los árboles paso bajo sus pies a gran velocidad y después sintió caer, una interminable caída que parecía no tener fin… se preparaba para un golpe terrible pero su cuerpo se hundió entre la suavidad del follaje perfumado, en un parpadeo se vio rodeada por flores.
Era una especie de pozo, el cielo plomizo se dibujaba en lo alto, Yulia de pie en el borde la miraba sin un gesto que delatara sus pensamientos. Como siempre, pareció desvanecerse en un suspiro.
- ¡Lo siento!... –dijo Elena a la oscuridad- ¡siento mucho todo lo que sucedió esa noche!, todo lo que sucedió después… fue mi culpa, todo eso fue mi culpa…
Yulia ya no estaba, pero Elena sabía que la escuchaba sin importar que tan bajo murmurara, ella es un ángel, ella podía escucharlo todo. .
- Lo recuerdo todo… - susurro-… ya recuerdo todo… Merezco tu rencor, tu odio… te traicione…
Sin importarle nada se dejo caer hundiendo su rostro entre las piernas, ya no había mas lagrimas en sus ojos, pero había suficiente dolor en su corazón para hacerla llorar aun así.
-… Perdóname Yulia… vuelve a mi…
Entre la copa de los árboles ahora observa. Ellos la miran, cazador y presa, ¿de quien es cada papel?. Ellos con sus armas y su odio, su envidia y su ambición… El, sobre todo él… esa vieja maldad que no muere. El destello de las armas le advierte a penas a tiempo para quitarse del camino de las balas… ella no debe ser herida, no debe ser tocada esta noche, lo sabe.
Es la guerra, otra vez, no hay razón para ser sigilosa, para ser cuidadosa, esta noche puede ser ella misma, se deja dominar por sus instintos, por su hambre, sus garras se tintan de carmesí otra vez, las balas rozan su piel en ese absurdo intento de ellos por protegerse, vinieron por Elena pero sólo encontraran la muerte… y su hambre.
¿Qué es su hambre?
<< Yulia no cedió en su esfuerzo hasta sentir sus huesos crujir hasta casi romperse… ya no tenía fuerza ni para eso, ni para llorar, se derrumbo al fin derrotada por el dolor de la carne que no menguaba ni se confundía con el dolor de su alma… se dejo caer bajo el peso de sus cadenas e incapaz de librarse de ellas… su corazón sin embargo seguía galopando en su pecho como un potro salvaje… ¿Cuántas veces vio el rostro de Nadya Elena iluminarse al cargar los hijos recién nacidos de sus peones?, ¿Cuántas veces la sorprendió con la vista hechizada por los niños que jugaban en los jardines?, ¿Cuántas veces vio ese hermoso rostro sumirse en una sombra de tristeza por los sueños a los que había renunciado… por ella?
Ahí sumida en la oscuridad y con el dolor a flor de piel, los ojos de Yulia se llenaron de lagrimas cuando la imagen de Elena lleno sus pensamientos como siempre… pero ahora veía su rostro iluminado con esa sonrisa tierna que ella conocía bien, esa sonrisa que siempre iluminaba su rostro cuando la pasión de la intimidad las hacia una, pero ahora esa sonrisa era por el fruto que aguardaba en su vientre para ver la luz… la veía tan hermosa caminando por sus jardines entre las flores bajo los rayos del sol del atardecer que jugaba y se fundía con el resplandor de sus cabellos.
Sus manos amorosas acariciando su vientre, sus labios tal vez cantando una canción de cuna… se imagino a si misma abrazándola por la espalda, imagino sus manos acariciar ese abultado vientre y sentir el palpitar de la vida simiente en el… sus labios fundirse mientras el atardecer cae sobre ella y el amanecer acarrea una promesa… pero la ilusión es cruel al volver a su mazmorra, bajo esas cadenas que no puede romper, ese cuerpo marchito que jamás volverá a ponerse de pie y esos brazos en carne viva que jamás volverán a abrazarla… y ese hijo que no es el fruto de su amor… Pero Nadya Elena esta en la cima de esa torre con el fruto de él en su vientre y su sueño mejor a punto de cumplirse…
Su corazón dolía, su alma le dolía… un alarido animal salio de sus labios al luchar nuevamente con esa cadena que simbolizaba todo lo que las separaba… el dolor de la agonía no era suficiente para contenerla… ahora lo sabía, se estaba muriendo y en esos instantes comenzó a sentirlo, ese dolor tan profundo en su corazón y mas allá… ese dolor que dejaba su alma al irse desprendiendo de su corazón, ese vació tan enorme que la noche era una sombra insignificante a su lado, el vacío por la ausencia de Nadya Elena… ese dolor por un vacío que jamás podrá llenarse… eso era el preludio de su hambre… el preludio de su fracasada muerte… ese dolor en su corazón que la acompañara por toda la eternidad…>>
Los fragmentos del pasado hacen eco en la mente de la hija de la luna mientras sus garras cortan el viento, el acero y la carne.
Es la experiencia de una docena de batallas la que ha retrazado el instante de la muerte del coronel, esta en el suelo con una profunda herida en el cuello, apenas sintió el golpe y el arma escapo de sus manos casi partida en dos por las navajas que al mismo tiempo cercenaron su cuello, poco valió sus ágiles y precisos movimientos… eso que los ataco era simplemente más rápido, mas fuerte, mas letal… y era hermosa.
Ahí, de pie bajo la luz de la luna y en medio de los reflejos plateados del bosque empapado de lluvia ella semeja una Valkiria, parece tan diminuta, tan frágil, sus vestidos destrozados e irreconocibles la envuelven como un manto de sombras que juegan en la brisa en el caprichoso vaivén de su cabello, sus manos convertidas en garras impecablemente limpias a pesar de la sangre derramada… ese rostro de una serenidad inmutable, ni un solo gesto de pasión o ira se dibuja en el, sólo en sus ojos, el fuego azul de sus ojos revela una pasión tan intensa que lo conmueve, una pasión más allá de la ira, del dolor o del miedo… lo que sea que hay en sus ojos es infinito… son los ojos de una Valkiria, los ojos de un ser divino… es una criatura celestial, el coronel sonríe en su agonía… no es como lo esperaba, pero esta satisfecho, es así como deseaba terminar sus días, es así como deseaba morir.
Yulia libera sus colmillos del cuello del infeliz que se atrevió a seguirla, esta vez no se esta alimentando, no permite que el alma de aquel fluya hacia su corazón, no hay tiempo, no puede darles esa oportunidad, la herida mortal que han dejado sus colmillos es suficiente para ella… hay un alma que si busca, una que no desea dejar escapar, pero él no esta ahí… el cobarde a huido como siempre… se voltea encarando las sombras, ¿ha caído en una trampa?, ella esta al descubierto, bajo la luz de la luna en cambio su “presa” se refugia en las sombras de los árboles, sus posiciones se han invertido, siente los azules ojos de esa chica rubia que la mira sin una pizca de miedo e inseguridad, casi oculta en las sombras… si cualquier cosa pudiera esconderse de ella y menos en las sombras.
Esta oscuridad es para los ojos de Yulia como el medio día, incluso la luz de la luna es hiriente, con toda claridad escucha el jadeo de su respiración, el regular latido de su corazón a esa distancia es tan claro como el redoble de un tambor… su aroma, no puede percibir su aroma por que la chica se ha colocado contra el viento… esa chica sería invisible a los limitados sentidos de casi cualquier cazador, excepto de ella.
Al mismo tiempo se cruzan en el aire, la bala ardiente buscando su blanco, las garras heladas cortando el viento…
La bala fallo pero logró desviar el golpe mortal de la criatura, Kipper salta y rueda por los matorrales sintiendo la sangre y la adrenalina golpeando su corazón y sus sienes, sin perder compostura ni vertical, apenas su rodilla toca el suelo su arma ya escupe fuego… no alcanzo a ver a la criatura moverse, es demasiado rápida para seguir sus movimientos, así que se anticipa a ellos, los intuye, los predice, su única oportunidad es colocar una bala en cualquier lugar antes de que la criatura este ahí… sonríe excitada, divertida, esto es mejor de lo que esperaba, mucho mejor, tres disparos de su arma se pierden en la nada pero bien, apenas con el rabillo del ojo alcanzo a ver la sombra desaparecer justo donde sus balas impactaran… ha dejado su espalda descubierta a propósito, no hay tiempo para girar, para apuntar, pero conoce el ángulo exacto que la criatura aprovechara… su diestra ya esta bajo la axila y su arma vacía su contenido a un blanco que sabe esta ahí aun sin haberlo escuchado o visto.
Yulia retrocede con las balas rozando su costado y una más que se perdió en la caricia de sus cabellos apenas sin tocarla. Esta rubia no es una presa ordinaria, es la clase de presa de quien huiría, si el hambre no fuera tan atroz la dejaría ir… orgullo o vergüenza no son sentimientos de su corazón, sigue la regla del cazador y sin ningún prejuicio busca la presa más fácil… pero no esta noche, esta noche no esta cazando, la esta protegiendo… esta protegiendo a Elena.
Y esta presa por difícil que sea no es rival para sus habilidades.
Los ojos del coronel se cierran para siempre con esta imagen, esa sombra que se mueve tan rápido que es imposible seguirla con la mirada, parece omnipresente, se desvanece de un lugar para aparecer en otro, Kipper corriendo y saltando, ágil y veloz en la plenitud de su capacidad física, nunca antes había visto a una persona tan bien entrenada… ni siquiera arroja sus armas o pierde el tiempo en recargarlas, sólo la deja caer en cuanto están vacías y otra más ocupa su lugar en esas manos que se mueven como centellas, gira, salta, retrocede, avanza, todo en un movimiento continuo y sin pausa, como una bailarina de valet en una pieza bien ensayada, una danza mortal que llegara a su fin en cualquier instante.
- Al fin… Kipper… encontraste la horma de tu zapato. – fue el ultimo pensamiento del militar al morir.
Kipper escucha el sonido del río unos metros más adelante, sólo le quedan un par de armas mas, dos escuadras pequeñas en sus botas, salta por un borde del terreno, gira al tocar el suelo y mientras se desliza hacia abajo rumbo a las aguas extrae sus ultimas armas, sus pulgares liberan los seguros al mismo tiempo percibe a esa sombra cruzar sobre ella… la criatura estará ahí, al frente… dispara con la esperanza de que sus balas la alcancen antes de que sus pies toquen el suelo, antes de que tenga un punto de apoyo para poder moverse y esquivar los disparos.
Pero las balas siguen de largo, la sombra se ha detenido entre las ramas de los árboles adivinando este último movimiento, cae frente a ella apenas el último proyectil a pasado. Kipper vuelve a jalar el gatillo pero no lo logra, siente sus huesos crujir cuando un zarpazo le arranca el arma de las manos…
-… ¿Qué eres, criatura?, ¿de que infierno saliste? – le pregunta Kipper sin el menor asomo de miedo en sus ojos.
Yulia la observa con cierta curiosidad, como única respuesta la toma por los hombros y sin esfuerzo a pesar del último intento de Kipper por luchar, sus colmillos penetran en ese cuello…
<<… Ya no temblaba, ya no tenia miedo. Todo había terminado. La pequeña niña esperaba sentada en cuclillas mientras las voces se acercaban cada vez más y el estruendo de los pasos anunciaba la llegada de “ellos”.
La niña no podía apartar los ojos del cadáver del hombre que estaba tumbado frente a ella. La sangre que manaba de su pecho y espalda, la sangre que empapaba sus manos, esa sangre que se mezclaba con la suya de las heridas abiertas en sus pequeñas manos que sostenían el trozo de cristal…
El… al principio venia por las noches con ese sabor podrido en la boca que aplastaba contra sus labios y la mordía y la golpeaba hasta que se quedaba quieta y entonces… le hacia “la cosa mala”, la lastimaba tanto que no podía caminar y sangraba mucho…
- Es muy torpe – decía mamá a los vecinos- siempre se esta cayendo.
Pero ella sabia, sabía que “él” le hacia cosas malas, pero todos le tenían miedo por su pistola y su uniforme, aun que hacia mucho tiempo que él ya no trabajaba, ya no salía de casa, sólo bebía y le hacia cosas malas cada vez más.
- Papito… ya no, Papito... ya no…
Mamá volvía de trabajar y si la veía lastimada y sangrante montaba en cólera y la golpeaba con el cordón eléctrico de un viejo radio que ya no funcionaba. La golpeaba y la “curaba” con vinagre en sus “partes”.
A veces él despertaba y volvía a lastimarla y mamá sólo miraba apretando los dientes, con los ojos inyectados de furia y el cordón eléctrico en sus manos, lista para castigarla por dejarse hacer “la cosa mala”, pero nunca decía nada.
- Papito… ya no, Papito... ya no…
La botella de Papá cayo al piso, se rompió, Papá se enfureció como nunca, la arrojo al piso sobre los cristales de la botella rota, Mamá estaba ahí con el cordón eléctrico en sus manos, esperando, esperando para descargar su ira, su frustración, su rencor.
- Papito… ya no, Papito... ya no…
Su pequeña mano se encontró con el cristal mas largo… Papá encima de ella…
Papá dejo de moverse cuando el cristal al fin se rompió dentro de él, como diminutos diamantes el resto estaba incrustado entre sus dedos tintos de carmesí, por su sangre y la sangre de él.
Mamá sólo gritaba.
Vinieron los vecinos que nunca veían nada… y lo sabían todo. Y vinieron ellos, los hombres de blanco y se la llevaron, la encerraron en un lugar sucio y triste, mujeres de blanco cuidaron de ella, lavaron sus heridas y la encerraron por varias noches, nunca más volvió a ver a Mamá y Papá.
Vinieron por ella otra vez. Se la llevaron a un lugar bonito y la vistieron como a ella le gustaba, con ropa que parecía de Mamá, pero que era de su talla, esa ropa pequeña y de colores sobrios que la hacían ver como a Mamá cuando trabajaba.
Le dieron una navaja y la mandaron a una habitación donde un hombre la esperaba, un hombre que quiso hacerle otra vez “la cosa mala”… entonces supo por que le dieron la navaja, y la usó.
Los hombres vinieron otra vez por ella, y le sonreían, le dieron dulces y la cuidaron muy bien, de vez en cuando le volvían a dar esa ropa que tanto le gustaba y le devolvían su navaja, ya sabía que otra vez vendría un hombre malo a lastimarla, pero ellos eran sus amigos y le daban su navaja para que la usara.
Después ya no era una niña, y ya no era una navaja lo que le daban, era una hermosa pistola, la cual sabía desarmar hasta el último tornillo para limpiarla, esconderla y usarla.
La dejaban ir por la calle y le daban una foto. Ella caminaba hasta encontrar al hombre que le mostraban y se acercaba a él a pesar de estar rodeado y vigilado por otros hombres, ¿Quién le teme a una hermosa niña, rubia y bonita que vende su cuerpo por unos cuantos rublos? Era rápida y precisa con su pistola. Sus amigos empezaron a cuidarla más.
Ya no caminaba por las calles con la ropa que parecía de Mamá, ahora le enseñaban en serio como usar una pistola, y cualquier otra arma. Sus amigos decían que tenía talento, que ella era muy especial.
La querían, por fin se sentía querida, sólo tenía que seguir haciendo lo suyo, lo que era su talento.
Ella había nacido para matar… >>
Kipper cae al suelo retorciéndose de dolor, se lleva una mano al cuello para cubrir su herida, se enrosca en una posición fetal y sin poderlo evitar las lágrimas escapan de sus ojos, sus labios se quiebran en un alarido de dolor que precede al llanto.
- ¡Papito… ya no, Papito... ya no!… - llora por primera vez en mas de veinte años.
Yulia retrocede tambaleándose, el dolor, es suyo el dolor de esa niña torturada por su padre, es el mismo dolor de sus huesos rotos y las heridas sangrantes, es el mismo odio de los ojos de esa madre, el mismo odio de los ojos de quienes la traicionaron… Un dolor que supera su hambre.
Su mejilla arde, lo siente a flor de piel en ese ínfimo instante en que la vida parece invadirla cuando esta devorando el alma de alguien. La superficie del agua del rió resplandece en tonos dorados. Yulia siente en su pecho como su corazón ahora palpita acelerado por la sangre nueva que corre en sus venas repleta de vida… pero que en unos instantes empezara a detenerse… el sol anuncia su presencia en el horizonte, el agua ha reflejado un rayo dorado hacia su rostro… un haz de luz invisible a los ojos de los hombres, pero no a los suyos, sus ojos y su piel perciben la llegada del amanecer.
<<… ¿Qué te hizo volver de entre los muertos… fue tu odio o tu amor?...>>
<<… - ¡¡… yo te traicione!! …>>
<<… ¿Buscas una razón para tu existencia…. Una razón que justifique el pecado que cometiste… Podrá ella volver a amarte cuando sepa lo que hiciste?...>>
- Yo la amaba… - grita Yulia a las voces de sus recuerdos.
<<… -… si de verdad la amaras… la dejarías vivir… Pero no… has venido noche tras noche ha arrancarle la vida pedazo a pedazo… Tu sólo deseas beber su sangre, arrancarle el alma… matarla… ¿es así como la amas?... >>
- Ella vivirá…
<< Una bebe, tan pequeña, tan tierna, tan frágil… tan hermosa… tiene el rostro de su madre, el rostro de Nadya… pero en sus venas… la sangre de él... Yulia siente el hambre estremecerse en su corazón, ese insoportable dolor que hace surgir sus colmillos… Esta niña, ¿Qué debería sentir por ella? ¿odio… amor?, es el fruto de una traición, es el fruto del odio y la maldad…
- Si una de las dos sobrevive, lo nuestro sobrevivirá…
Es lo ultimo que queda de ella, de Nadya Elena… es lo ultimo que sobrevive de ella, de ambas… Su hambre es tanta… simplemente no puede resistir a su hambre, al dolor de no tenerla…
- ¿Podrá ella volver a amarte cuando sepa lo que hiciste?...>>
El horizonte arde como si una llamarada se extendiera por todo el, una llamarada que no tardara en alcanzarla.
-… Elena… - Murmuran los árboles mientras se sacuden con la brisa que ella deja atrás.
Iván presiona la gasa contra su pecho, la herida le duele horrores, en su vida ha recibido toda clase de heridas, disparos y puñaladas fueron lo común en su juventud, nada le ha dolido como esto, tiembla y su frente se ha perlado de un sudor helado aun que siente los síntomas de la fiebre.
-.. ¿Tiver Smolensk? – murmura Iván con los dientes castañeando-…. Si… lo recuerdo… las recuerdo. Sus ojos estaban inundados de lágrimas de miedo.
<<Traicionado, derrotado, el castillo ardiendo hasta sus cimientos, su ejército derrotado… El derrotado, el poderoso Tiver Smolensk ha caído. La sangre baña su rostro, siente la herida lacerante que lo cruza, la visión perdida del ojo destrozado.
… Nunca había “amado” a nadie como amó a Nadya Elena, nunca había odiado a nadie como odió a Yulia Volkova… ¿Cómo fue que el destino se burlo de él de esa manera?...
La bebe aun estaba manchada de sangre cuando la presentó al caballero cruzado que altaneramente representaba “la voz y voluntad del Santo Papa”.
- La heredera… -dijo Tiver.
- Es una hembra, no es digna de nada – dijo el cruzado sin siquiera mirarla.
El mundo se derrumbo bajo los pies de Tiver, el destino le hizo una ultima jugada, la ley era clara, Tiver necesitaba “El Heredero” para reclamar las tierras de su mujer… Un heredero varón, una niña no le servia de nada.
- Las propiedades de los Vladis y los Volkov son confiscadas en este momento por decreto Papal y … - el cruzado no tuvo oportunidad de terminar, si su espada no hubiera sido lo bastante rápida hubiera perdido la cabeza. Tiver si lo hizo aun que metafóricamente.
- ¡¡Mucho he luchado por estas tierras, por este reino, si lo quieres tendrás que tomarlo por la fuerza!! – Desafió Tiver a los cruzados mientras sus caballeros iniciaron la batalla.
La ciudad ardió, el castillo ardió…
Y ella volvió de entre los muertos. Era ella, renacida, vuelta a la vida por algún sortilegio maligno, por algún pacto con el demonio, era ella y en sus ojos se miraba el infierno del cual había escapado o era emisaria.
- ¡¡Piedad!! -suplicó con un hilo de voz.
Pero no hay piedad en los ojos de ella, la que volvió de entre los muertos, Yulia Volkova. Su delicada mano lo sujeta del cuello para ponerlo de pie, siente las garras ocultas en la punta de sus dedos penetrar su carne. Tiembla al ver ese rostro que no muestra emoción alguna, ni siquiera una pizca de odio… Sabe que es el fin y suplica sin palabras.
Sus suplicas son opacadas por un llanto, un suave y delicado llanto capas de llamar la atención de ella.
Yulia mira hacia el amasijo de mantas que fue arrojado con descuido en un rincón, no puede resistirse al llamado de ese llanto. Tiver es arrastrado sin esfuerzo por Yulia, ella camina con pasos que parecen no tocas el suelo, se desliza en el viento mas que caminar… se detiene, por única vez Tiver contempla una señal de emoción en su gesto, tal vez un temblor repentino la invade pero se desvanece tan pronto que parece solo una ilusión.
Yulia se inclina sobre la bebe, descubre su rostro sin atreverse a tocarla al principio, como asombrada, como maravillada con el milagro de esa pequeña criatura que llora buscando a su madre. Al fin esa mano tan pálida como la luna se sumerge entre las mantas para tomar a la bebe.
-..¡¡Nooo!! –exclama Iván. Su esperanza, su ultima esperanza de recuperar todo es hacer valer el derecho de la sangre primigenia de la niña, que la iglesia ceda ante el derecho del ultimo descendiente de una familia extinguida… aún puede reclamar sus riquezas mientras conserve a la niña… su ambición es más grande que su miedo.
Su ambición es nada en las manos de Yulia, Iván es arrojado con fuerza irresistible mas allá del otro lado de la habitación, su espalda cruje como un tablón roto cuando se estrella contra el marco de una puerta de roble la cual salta hecha astillas igual que sus huesos en el interior de su cuerpo.
El dolor deja caer un manto oscuro sobre los ojos del tirano derrotado… su ultima visión es la imagen de Yulia sosteniendo a la niña cuyo llanto al fin ha cesado… ve su rostro acercarse al pequeño cuerpo de la bebe, la sostiene como un fruto, ve sus colmillos brillar bajo la luz de la luna que se filtra por la ventana… >>
Iván esta temblando mientras la fiebre lo hace presa, no sabe si lo que ven sus ojos es real o fruto de su delirio… No esta en el castillo, ha vuelto al interior de la camioneta, pero esta se ha detenido bruscamente. Se escuchan voces, gritos y golpes que lo hacen dudar ¿todavía es la guerra?, ¿esos ruidos son el sonido de las espadas?… La portezuela se abre y hombres armados entran por él y lo sacan a rastras.
Se desvanece mientras escucha una voz.
- Soy Troy Maccubbin, INTERPOL. Iván Shapovalov, por los delitos de delincuencia organizada, delitos contra la salud y la moral, etc, etc, esta usted bajo arresto.
Elena y el ángel caído, emergiendo de las sombras.
En la soledad del pozo, Elena escucha como los disparos han cesado, todo ha terminado.
<<- ¿¡Qué quieres de mi!?... tendrás lo que quieras… ¡¡sólo dime lo que quieres!! - le gritó a ¿Iván?.... no, ha Tiver>>
Yulia estaba muriendo, la soga se apretaba en su cuello cada vez más…
<< - Un heredero – fue la respuesta >>
- Sabiendo que era un mentiroso y un traidor… yo le di ese heredero… tuve un hijo con él a cambio de que te dejara vivir… Si hubiera sabido lo que te harían hubiera preferido morir ahí mismo contigo.
Elena levanto el rostro hacia las sombras agonizantes. Sabe que Yulia esta ahí, omnipresente.
- Lo que hice… lo que hice fue por amor… nunca te traicione realmente, todo lo que sucedió, todo lo que hice fue tratando de salvarte… yo no sabia lo que te hicieron, no sabia lo que te iba a pasar… yo sólo quería salvarte… yo te amaba… todo lo que hice fue por amor… Quería que lo supieras antes de… Yulia, te he amado desde siempre, todo ha sido muy confuso para mis, mis recueros, todo esto… pero te sigo amando hoy como entonces… sigo siendo tuya como entonces, así que hazlo, ¡tómame!... pon fin a la angustia de mi corazón, pon fin a esta incertidumbre, por el odio que sientes, por todo ese rencor… no quiero sentirlo mas, prefiero morir en tus brazos.
Los labios de Elena fueron cubiertos por esos dedos fríos como la noche, sin vida.
-… tú… - Yulia se arrodilló frente a Elena, sentía como su corazón latía cada vez más despacio, más débilmente-… - No digas más… todavía hay cosas que no sabes… cosas que no viste… Yo también he empezado a recordar todo lo que sucedió… Tú siempre fuiste mi luz, mi sol, mi vida, mi amor… yo volvería a vivir todo eso por ti, volvería a padecer eso por ti…-
La tomó entre sus brazos y sin miedo la atrajo hacia si, su hambre por monstruosa que fuera, ahora era una bestia encadenada, enjaulada, reducida, temblorosa bajo el cielo carmesí. Y Elena, era tan suave, tan delicada, tan hermosa… ¿Cuánto ha pasado desde la última vez que genuinamente la abrazó y se dejo arropar por sus brazos, por sus labios?, ¿Cuándo fue la ultima vez que bebió de su sonrisa esa miel embriagadora que colmaba su corazón de dicha?... ¿Cuándo fue la ultima vez que se sintió amada?
-… Ahora todo es tan claro para mi, ahora lo comprendo todo... quien soy y lo que soy… No tengas miedo, no tengas miedo nunca más, yo voy a protegerte… soy tu ángel guardián, antes te falle pero ya no, de hoy en adelante Yo te protegeré… yo siempre te amare…
El primer rayo del sol cruzo el horizonte.
Continúa…
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXIII … Fragmentos de la eternidad…
No tengas miedo,
no tengas miedo nunca más,
yo voy a protegerte…
soy tu ángel guardián,
antes te falle pero ya no,
de hoy en adelante Yo te protegeré…
yo siempre te amare…
Elena, los ojos de la eternidad…
-Yo siempre te amare…
Esa voz que parecía venir de sus sueños parecía resonar no sólo en sus oídos, si no en todo cuanto la rodeaba, estaba ahí en viento que agitaba la copa de los arboles, estaba en la fragancia de las flores, estaba ahí en el radiante y cálido sol que abrigaba su cuerpo semidesnudo hundido entre el follaje de esas flores que parecían cantar con alegría a ese instante perfecto, hasta el cielo era de un azul inmaculado y puro… casi tan cristalino como los hermosos ojos que su ángel alguna vez tuvo… Elena sintió un alfiler helado clavase en su pecho… los ojos de su ángel eran ardientes, fríos y… crueles… pero alguna vez fueron tan hermosos como ese cielo despejado que ahora la bañaba con bendiciones… Se sentía flotar como en un sueño… y supo que estaba soñando… entonces abrió los ojos dejando que el verde resplandor de la yerba se fundiera con su mirada…
No fue sorpresa descubrir que todo estaba ahí como lo había soñado… o como lo había visto con los ojos cerrados… incluso más… un sonriente y diminuto rostro la miraba fijamente a los ojos esperando su despertar.
-Marina… murmuro la pelirroja.
-¿Te duele?
-Todo y mucho…
-Tuve un sueño… -dijo la niña.
-¿Puedes soñar?-quiso preguntar Elena, pero en cambio de sus labios salió-¿Qué fue lo que soñaste?
Marina levanto el rostro y sus ojos apuntaron hacia un rincón todavía oscuro del pozo donde Elena se encontraba.
-Vinieron muchas personas, gente muy rara… me pidieron que te llevara con ellos, que te mostrara.
Marina se puso de pie con un salto, con la agilidad propia de una niña, una niña incansable, inmortal.
-“somos de lo que están hechos los sueños”-recordó Elena, las frases inmortales de Shakespeare. ¿Cómo es que nunca se dio cuenta de que nadie más podía ver a Marina?, ¿Qué nadie más hablaba de esta niña?, ¿Cómo es que nunca se dio cuenta que cuando caminaba jamás tocaba el suelo?... ¿tanto se ha acostumbrado a las sombras, que ya las confunde con la gente que aun esta aquí?...
<< Las pequeñas manos de la rolliza niña de cabellos rizados y ardientes se apoyaron en el borde de la barda y con esfuerzo miró al otro lado… unos brazos la sujetaron y sin esfuerzo la pusieron de pie sobre la barda.
-Es un lugar muy triste ¿no? –le dijo al oído su padre, Sergey Katin.
Elena paseo su mirada por los escombros abandonados de una construcción en ruinas, cenizas y rocas era todo lo que quedaba, ni el follaje silvestre parecía querer regresar a esa tierra.
-¿Qué paso aquí?-preguntó la pequeña Elena, con esa elocuencia que no era propia de su edad.
-Un incendio, amor, era una casa muy vieja, muy mal cuidada, el fuego creció muy rápido, antes de que se diera cuenta nadie, antes de que nadie pudiera hacer nada… era una casa para niños sin hogar, por eso nadie quiere esta propiedad, le temen.
Elena miro a su padre frunciendo el seño, el sol de daba en el rostro al voltear hacia arriba.
-¿La compraremos nosotros?
-No lo sé, es muy buen precio pero hay mucho trabajo que hacer… y tiene muy malos recuerdos.
-Pero los niños siguen jugando ahí.
Sergey meneo con la cabeza y suspiro resignado, una mujer se les acerco, llevaba consigo una carpeta repleta de papeles que oprimía contra su pecho como una especie de escudo, con falsa sonrisa se dirigió a Sergey.
-¿Qué opina?... Es un excelente precio por…
-No, gracias pero no, el precio es inmejorable pero… en casa sólo tengo que lidiar con el fantasma de mi esposa. –Respondió Sergey con amplia sonrisa, bromeando.
La mujer se encogió de hombros y se retiro gustosa de alejarse de ese sitió. Sergey paseo su mirada por los escombros. Elena cantaba una canción de juego de niños, una canción que jamás había escuchado y movía su pequeña cabeza a los compas de un extraño ritmo. Sergey se agacho para estar a su altura y acaricio su cabello.
-Amor, fíjate bien… aquí no hay nadie. Estas viendo sombras. >>
A pesar de la pesadez y dolor que recorría todo su cuerpo, Elena se puso de pie y siguió a la niña.
… Sombras… así decía Papá… veo las sombras de la gente que ya no está, escucho sus voces… y si no pongo atención las confundo con gente real, gente que aun vive… como me paso contigo ¿verdad? –dijo Elena.
Marina no le respondió, siguió caminando avanzando por un oscuro túnel que apenas era iluminado por delgadas columnas de luz que acá y allá aparecían, respiraderos de un túnel secreto.
Elena se detuvo de pronto, la luz que caía sobre un muro descubría algo, primero con timidez, después con decisión, al final con un poco de ira, los dedos de Elena se clavaron entre el follaje que cubría los muros, arrancándolo, seco y marchito, olvidado por el tiempo, la roca volvió a ver la luz del sol. Las raíces y el tiempo casi habían borrado los grabados de la roca, pero aun se distinguía la mano del hombre en esas paredes.
- ¿Esto querías mostrarme, Marina? – preguntó a la niña que silenciosa la miraba.
La niña no decía nada, tan solo mantenía la mirada fija en Elena, en sus labios se dibujaba un puchero como si estuviera a punto de llorar, pero sus ojos parecían perdidos en la distancia.
-¿Qué Lugar es este?... ¿Por qué me trajiste aquí?
-¿Puedes escucharlos? –Preguntó al fin la niña-… ¿puedes escuchar como lloran?... ¿puedes verlos?
Elena bajo la mirada…
-Si, Marina, puedo verlos, puedo escucharlos… pero ellos casi nunca pueden verme ni escucharme… ellos no saben que estamos aquí, por eso Papá decía que eran sombras, como recuerdos de la gente que se quedo atrapada en estos muros, en esos lugares donde… Marina, ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es lo quieres?
-Ya te lo dije, quiero ir con Mamá… Pero ellos dicen que no, que nunca saldremos de aquí-al fin las lagrimas cubrieron el rostro de la niña en silenciosos pucheros-¡Nunca volveré con mamá!...
Marina se sentó en el piso, Elena hizo lo mismo tenía muchas molestias, la garganta y el pecho le dolían fuertemente, así como un profundo mareo y debilidad la acosaban...
-Nunca me habían hablado… -dijo Marina- pero desde que llegaste han venido en mis sueños, me pidieron que te trajera aquí, que te mostrara esto…
-¿Qué es todo esto?- Elena volvió al muro, ahora el follaje parecía retirarse sólo, desprenderse de sus raíces y secarse antes de tocar el suelo, una infinidad de símbolos aparecieron frente a sus ojos, símbolos de una época antiquísima, un lenguaje escrito de una época olvidada.
-… es una historia… de cómo llegaron aquí, túneles construidos por los romanos, como refugios durante el avance de sus conquistas, túneles sin fin que después usaron los cristianos para ocultarse de su persecución… Dios mío, hay tanto dolor en estos túneles, tanta sangre y muerte…
-…Elena… - llamó la pequeña Marina.
-… Ellos vinieron después, vinieron buscando refugio en el mismo lugar donde se ocultaron sus abuelos, vinieron huyendo de la persecución… -Las manos de Elena recorrían los símbolos de los muros, leyéndolos con las manos al igual que con sus ojos.
-… ¡Elena!… -volvió a llamar Marina.
-… Eran perseguidos por la iglesia, por los nobles, todos aquellos que eran diferentes, los gitanos, los judíos, los extranjeros de religiones paganas… los homosexuales… todos fueron perseguidos y…
-…¡¡Elena!!
Elena se volvió, de alguna manera sabía lo que iba a encontrar, pero aún así se pego al muro justo como estaba Marina con sus pequeños ojos asustados.
-… son ellos… no te asustes… sólo son sus sombras… sólo son sombras…
Un desfile sin fin de cuerpos tullidos, mutilados y heridos, plagados de enfermedades y torturas, cargados de cadenas y dolor, un desfile de hombres y mujeres con la mas infinita desesperación en sus rostros avanzaban por el túnel cargados de cadenas… El látigo y el garrote eran la rienda que los conducía más adentro de esos túneles, hombres vestidos con armaduras oxidadas y maltrechas los conducían a punta de golpes. Uno de ellos con puñal en mano grababa sobre el muro la crónica de esos días, días en que los hombres caminaban a la oscuridad sin remedio, escribía en la lengua de sus padres, una lengua que la iglesia cristiana erradico del mundo al exterminar su raza, su fe y adoptar sus hijos quitándoles su herencia y su pasado… pero no a todos, este hombre es un fantasma de esa época… un fantasma viviente que trae el recuerdo de su pasado para dejar un mensaje hacia el futuro… el filo de la navaja corre por los muros hasta llegar al rostro de Elena, ella no puede evitar abrir más su ojos incapaz de moverse mientras esa sombra del pasado vuelve a escribir ese mensaje en el muro como lo ha hecho desde siglos atrás. Finalmente quedan frente a frente, ese rostro oculto tras el casco de hierro… esos ojos perdidos en las manchas negras que oscurecen su rostro y que revelan que la “peste” lo ha alcanzado…
-… la muerte negra… sangre del corazón oscuro… pesar… pesar… pesar a todos los hombres, no hay frontera, no hay país, no hay raza, no hay fe que se libre del juicio… pesar y muerte para todos… otra vez… otra vez… como fue… como será… como será… hasta el juicio del ángel oscuro… nuestra maldad es su maldad… nuestro odio es su odio… espejo del cielo, juez de las tinieblas, el ángel es el portador de la palabra de Dios…y Dios ha dicho “mueran por sus pecados”… sin redención, sin esperanza… sin fe… corazón oscuro, perdónanos, corazón oscuro, libéranos…
Ahora todos lloraban postrados de rodillas o tumbados en el suelo, ya no había distinción entre harapos y armaduras, todos plagados de manchas oscuras sobre su cuerpos, pálidos y marchitos, retorcidos como ramas secas, lagrimas negras brotaban de sus ojos. Al fondo, muy al fondo de los túneles que se extendían como laberintos, había hogueras enormes donde los cuerpos de los fallecidos eran arrojados, ancianos, niños, jóvenes, la peste negra no perdonó a nadie…
-.. ¡Vayámonos de aquí, Elena… vayámonos pronto! – suplicó Marina con los ojos inundados de lagrimas.
Elena caminó entre los cuerpos que se retorcían y suplicaban, la bóveda de los túneles había desaparecido sobre sus cabezas pero el cielo era tan negro como la media noche sin estrellas. Llovía una suave briza que todo manchaba… diminutas gotas negras… El cielo se movía, la oscuridad tenía vida propia y se agitaba en la cúspide de forma perezosa pero imponente.
-… ¿Yulia?...
Era ella en la cúspide del cielo, como postrada de rodillas en la cima de algo, una montaña formada por las nubes, inmensa y pura como una deidad venida de tiempos primigenios, su piel desnuda y pálida resplandecía como la luna en ese cielo sin estrellas… en su pecho de una espantosa herida brotaba hacia el cielo un caudal interminable de sangre negra como el cielo mismo… un torrente sin fin de sangre que se fundía con las nubes, esa era la lluvia que sobre el rostro de Elena caía.
-… sangre del corazón oscuro…
-Elena, vayámonos de aquí… llévame a la luz… este lugar no me gusta-volvió a suplicar con miedo, Marina.
Elena tomó su pequeña mano y con firmeza volvió sobre sus pasos, ignorando a los cuerpos que se retorcían a sus pies o las hileras de aquellos que cargados de cadenas avanzaban por ese túnel que había vuelto a ser único y solitario. Siguió avanzando hasta que los arcos de luz del sol que se filtraban por acá y allá en la cima del túnel se hacían más numerosos. Siguió avanzando hasta que la luz cayo por completo sobre ella y su calor fue como un manto que purifico de oscuridad su alma…
-¿Por qué lloras? –preguntó Marina.
Elena levanto el rostro hacia el cielo, como si tuviera la inmensa necesidad de beber de esa luz.
-Ella no camina en la oscuridad… ella es la oscuridad.
Cuando Elena bajo la vista no se sorprendió de encontrar su mano vacía, firmemente cerrada en un puño, el tacto de la diminuta mano de Marina era su propia mano… lo sabía.
-Yo siempre te amare…
Esa voz que parecía venir de sus sueños parecía resonar no sólo en sus oídos, si no en todo cuanto la rodeaba, estaba ahí en viento que agitaba la copa de los arboles, estaba en la fragancia de las flores, estaba ahí en el radiante y cálido sol que abrigaba su cuerpo semidesnudo hundido entre el follaje de esas flores que parecían cantar con alegría a ese instante perfecto, hasta el cielo era de un azul inmaculado y puro… casi tan cristalino como los hermosos ojos que su ángel alguna vez tuvo… y supo que estaba soñando… entonces abrió los ojos dejando que el verde resplandor de la yerba se fundiera con su mirada…
No fue sorpresa descubrir que todo estaba ahí como lo había soñado… o como lo había visto con los ojos cerrados… incluso más… su mirada examinó con atención el muro a su espalda, esa pared de ladrillos de barro cubierta por flores y yerba silvestre, ese muro tras el cual se escondía la salida de uno de esos túneles abandonados por los romanos, usados como catacumbas en la edad media, abandonados y sellados en un intento de callar el dolor que se ha quedado atrapado ahí adentro.
Con esfuerzo se puso de pie, su corazón bombeo con fuerza la sangre a través de toda su humanidad, sintió el latido de la vida hasta la punta de sus cabellos. De pie al fin, por un instante disfruto del baño de luz radiante del sol… ella pertenecía al sol, a la luz… lo sabía, era la “Doncella Vestida de Sol” y ese cielo azul y despejado era una promesa… una promesa de amor de unos ojos tan claros como ese cielo.
Sintiendo una vitalidad nacida de su corazón y no de ese cuerpo enfermo y cansado, sus manos se aferraron al follaje de las ramas de flores que caían por el borde del pozo, lentamente pero con paso firme empezó a trepar por esos muros que la habían ocultado y protegido durante el fin la madrugada. No le importó lo alto y lejano que se veía la cima, Elena continuo subiendo.
-Yulia… yo también… yo también sé quien soy al fin… y lo que soy. Yo también te falle, pero ya no, no importa en qué profundo infierno se encuentre tu alma… voy por ti… yo también, yo siempre te amare.
En la biblioteca del vaticano.
Un verdadero laberinto se oculta en las profundidades del vaticano, muy diferente a lo que el joven asistente de Sven esperaba encontrar, privilegiado caminaba por estrechos senderos de cristal y acero que resguardaban secretos antiquísimos, algunos innombrables y desconocidos para el resto del mundo.
-La inmortalidad ha obsesionado al hombre desde sus inicios, los hombres más doctos y cultos del mundo siempre se han formulado la misma pregunta… ¿es un mito?, ¿el elixir de la eterna juventud es un cuento de niños?, si existe a una respuesta a esa pregunta esta aquí, entre estos libros antiquísimos. –dijo el monje que lo guiaba, su apariencia era de un anciano doblado por la edad y marchito, pero su andar era vigoroso al igual que firmes sus manos y palabras, el joven se dio cuenta que había equivocado su juicio sobre él, era mucho más joven de lo que aparentaba tan sólo su espalda estaba curvada por las incesantes horas de lecturas sobre manuscritos de extremo cuidado y las arrugas de su rostro tan blanco eran producto del esfuerzo en focalizar e interpretar símbolos casi desaparecidos de las superficies de pergaminos milenarios.
-La inmortalidad… los inmortales, ¿el hombre en verdad puede alcanzar la inmortalidad?
-El alma es inmortal, muchacho, indestructible pues viene del aliento de Dios y lo que Dios ha creado sólo Dios lo puede destruir… ¿Qué pecado puede ser tan grande que Dios destruya un alma… si no destruyo el alma de “ella”?.
-¿Cómo?, perdón, no comprendí.
Una bóveda más se abrió, enormes repisas parecían elevarse hasta alcanzar el cielo artificialmente pintado sobre esa bóveda.
-La Biblia es el libro más antiguo que narra la historia del hombre, su paso por el mundo desde hace aproximadamente cuatro mil años antes de Cristo, es el único libro que tiene una consecución histórica claramente definida, por eso es utilizado para comparar y determinar la veracidad de otros textos antiguos, ubicarlos correctamente en algún periodo de la historia, sin importar que estos libros sean meramente bocetos históricos o leyendas de religiones paganas, la Biblia es un libro tan grande que en sus páginas contiene fragmentos de otras culturas y civilizaciones. Esto no fue un accidente, cuando la Biblia fue recopilada se cuido mucho lograr esta secuencia, los libros que no concordaban con el contexto histórico fueron desechados y etiquetados como “apócrifos”, la mayoría en verdad son textos falsos o no comprobables, pero algunos fueron sustituidos o retirados por ser peligrosos para la fe. “Ella” es el enemigo y su historia fue borrada y casi olvidada en los textos de la Biblia, su nombre fue trastocado y la historia quedo inconclusa, sólo unos cuantos libros apócrifos quedaron con el relato de esas historias. Pero quedaron suficientes fragmentos para saber que algo muy importante hacia falta, algo que describe al mundo dentro y fuera de la fe católica.
-¿Ella?... una mujer.
-La mujer, la portadora de todos los males, la que carga con todos los pecados… siempre es una mujer, ¿no fue Eva quien se dejo seducir por la serpiente y causo la caída de Adán?, ¿no fue la Reyna de Sava la perdición del Sabio Salomón?, ¿No fue Dalila quien corto los cabellos de Sansón?, ¿no es siempre una mujer el símbolo de la traición?. El hombre está a la derecha de Dios, es su diestra, pero la mujer siempre está a su izquierda… la mujer siempre será la “siniestra”. ¿No has observado que el símbolo que representa el sexo femenino tiene una flecha que apunta hacia abajo en cambio el del sexo masculino es una cruz que apunta al cielo?... el hombre es la bondad y la mujer es la traición, así ha sido por siglos. La mujer siempre ha sido relegada, sojuzgada, dominada.
Pero la verdad es que toda la historia de la humanidad y la aversión machista del hombre a la mujer sólo revelan una cosa… la inmensa envidia que tenemos hacia ellas, por que la mujer es en verdad más cercana a Dios que nosotros los hombres, sólo ellas tienen el verdadero poder de la creación, la capacidad de dar la luz a otro ser… ellas deben ser sus favoritas… ¿no es así con todos los padres? ¿No es siempre la niña la favorita de un padre? Y ese favoritismo es algo que jamás perdonaremos… y así es como comienza la historia.
El sacerdote se detuvo, sus manos expertas se introdujeron entre los libros para localizar uno de grueso volumen y lo puso en manos del joven.
-Primero que nada, para poder comprender los misterios de la biblia deberás conocer su origen y comprenderlo… Los primeros libros de la biblia nacieron antes de la invención de la escritura, fueron transmitidos de padre a hijo por la tradición oral, de boca en boca… es obvio que la historia ha sido trastocada en cada generación, para ayudar a la memoria de los narradores nació el primer lenguaje escrito, el lenguaje grafico de iconos, se dibujaban símbolos que representaban lo que el narrador necesitaba recordar… pero muchos pueblos murieron sin poder transmitir estas historias, dejando sólo fragmentos en leyendas locales y los símbolos grabados en los muros de sus primeros templos, símbolos cuyo significado cambio del original… de su nacimiento hasta el momento en que esta historia fue finalmente escrita ¿Cuántas modificaciones ha sufrido?, ¿Cuántos símbolos fueron mal comprendidos?...
Un nuevo libro cayó sobre los brazos del joven, los ojos del anciano recorrían las inmensas pilas de libros ordenados en un catalogo que parecía sólo comprensible a él.
-¿Nunca te preguntaste en qué momento fueron creados los ángeles?.. El génesis habla de la creación de la luz, del cielo y de la tierra, de las bestias y de los hombres, pero ¿y los ángeles?, ¿en qué momento creo Dios a los ángeles?... ¿en qué momento creó al infierno?, ¿Cuándo fue la guerra del cielo?.... No hubo tal guerra ¿Quién podría sostener una guerra contra Dios?, ¿Necesitaba Dios de un ejército de ángeles para la lucha?… ¡¡Es Dios, no un reyezuelo humano o mortal!!, ¿Qué ejercito de ángeles o demonios podría oponerse a la voluntad que creo el cielo y la tierra? … la “Guerra del cielo” es un cuento de niños, un libro apócrifo que no encontró valides para aparecer en la Biblia pero si muy conveniente para ser contado como historia de espantos para el pueblo... y en los primeros días de la iglesia, el pueblo necesitaba ser aterrado.
Aquí está la historia “convenientemente” eliminada de la Biblia, la creación de la obra maestra de Dios, una pareja única en el paraíso, en el universo, destinados a gobernar por sobre toda la creación, una pareja creada a la imagen y semejanza de su creador… sus verdaderos hijos: Adán y Lilith…
-¿Lilith?... ¿no Eva?, ¿es el mismo Adán?
-Así es, Lilith, la primera esposa de Adán, creada del mismo barro que él, al mismo tiempo que él, semejante a él, su igual… y les dio el mayor regalo de todos… el libre albedrio… la libertad más absoluta… el viento, la lluvia, la aguas, las nubes, todo está sometido a su divina voluntad, todo excepto el hombre… Dios puede ordenarle a una montaña que se incline y ella se inclinara, puede ordenarle a un mar que se seque y él se secara pero puede ordenarle cualquier cosa al hombre y este siempre podrá responder “NO”.
Pero ella en particular lo sedujo… no me mal interpretes, se dejo seducir como un padre, fascinado por la magnífica belleza de su creación, de su hija, Lilith fue ante sus ojos su favorita, tan así que él la llego a llamar “La luz más bella”, “Luzbel”… -el anciano sonrió paladeando la palabra y dejándola flotar en el ambiente y sus pensamientos.
-Y le concedió un regalo adicional, en su vientre alojo el milagro para concebir la vida y el alma, ella entre todas las criaturas creadas por el señor podía volver a crear la obra maestra del señor: un hombre con alma y espíritu, idéntico a ellos.
Adán y Lilith poblaron el paraíso con hermosos niños que regocijaron al señor y despertaron la envidia y celos de Adán.
-¿La envidia?... no imagino a Adán como ser egoísta y celoso… aun cuando el mejor regalo fue para ella.
-¿No?, ¿acaso no ves el egoísmo y el celo en todos sus hijos? ¿no ves su herencia en el corazón de todos los hombres?… Adán no pudo contener su envidia y busco el modo de imponer cierto dominio sobre Lilith ¡Grave error!... porque ella no lo permitió, no podía permitirlo, no era su inferior, era su igual… creada del mismo barro que él y al mismo tiempo ¿recuerdas? así que contradiciendo los deseos del Señor se separó de Adán… ¿lo traiciono?... Así fue como Adán lo vio, y reclamo al Señor haberle dado una pareja tan rebelde.
El Señor intervino y le pidió a Lilith que volviera con él, ella se negó y renegó de la existencia de un ser tan mezquino… y ella cometió el más grande de los pecados… le pidió a Dios que lo destruyera, le dijo que su creación era envidiosa, codiciosa y mezquina, que había cometido un error con él, que lo destruyera y que volviera a crearlo…
¡¡Le pidió a Dios que lo matara!! ¿Comprendes? La muerte no existía en el paraíso, Dios creó todo para que fuera eterno… pero ella deseaba que Adán desapareciera… que muriera. Lilith engendró a la muerte, eso fue lo que enfureció a Dios, ella que tenía el poder de crear la vida… creo a la muerte.
Ese debió ser el peor momento para nuestro Señor, su hija, su favorita, le pedía que cometiera el peor de los pecados… así que la desterró del paraíso y la condeno a nunca más poder estar en su presencia.
Así que Lilith se marcho lejos del señor y algunos de sus hijos la siguieron. Los que se quedaron pidieron no volver con su padre Adán, ¿por dolor o por vergüenza? No lo sabemos pero lo que sabemos es que nuestro señor les dio cobijo en su regazo… los primeros hombres, nacidos de la pareja original, de la chispa original de la creación, divinos en su origen e inmortales… estos son los ángeles.
-¿Qué paso con Lilith?
-Lilith se marcho, pero algunos de sus hijos le fueron más leales y consideraron el juicio de Dios injusto, y se fueron con ella, compartiendo su misma condena… Símbolos… la creación, el génesis y los primeros capítulos de la biblia son producto de la interpretación de símbolos –dijo el anciano mientras ponía otro grueso libro en las manos del joven.
-Dios era representado como él sol… por consiguiente Lilith y sus hijos fueron condenados a nunca más caminar bajo la luz del sol… fueron desterrados a la oscuridad… así Lilith y sus hijos más fieles fueron condenados a reinar en las tinieblas. Como ves, la guerra del cielo nunca existió, todo en realidad fue un problema “domestico”.
-Luzbel… príncipe de las tinieblas… -repitió el joven casi hipnotizado por las palabras del anciano y empezando a tambalearse por el peso de los libros acumulados.
-En fin, Adán se quedo sólo en la creación, dando lastima como cualquier marido abandonado…Al final el Señor se compadeció de él, pero se cuido de no cometer el mismo error. Dios dedujo que dos seres iguales no podían convivir, siempre habrá uno que tenga que ceder, así que esta vez creo a la mujer de una costilla de Adán… no del barro original como a Lilith… Así Adán tenía derechos sobre ella porque fue creada a partir de él y por ello le “pertenecía”... Eva le pertenece a Adán, es su mujer y existe para servirlo… y así también fue creado el machismo.
Pero tanto Eva como sus hijos por la forma en que ella fue creada, perdieron parte de su divina semejanza con el señor, al final el deseo de Lilith se cumplió y los descendientes de Adán y Eva tienen que padecer la muerte. El paraíso como fue concebido, un lugar eterno, ya no existía. Lilith triunfo sobre la creación… es por ello que Luzbel es el enemigo del hombre y de la obra de Dios... Pero no es su enemiga, el Señor en su infinita bondad no ha destruido a su creación, a su hija más bella… tal vez esperando su redención.
-Entonces los hijos de Lilith y Adán… son los ángeles y los demonios… descendientes de la primera generación e inmortales… ¿pero a donde fueron desterrados si sólo existía el paraíso?
Un nuevo y pesado libro cayó sobre los demás, el joven empezó a tambalearse por el peso.
-Al infierno, el paraíso era un estado del mundo donde todo era eterno e ilimitado, otro mundo fue creado en su lugar, semejante pero efímero, temporal… como la vida de los nuevos hombres, el infierno es un lugar de transición donde los hombres caminan, viven y sufren, donde la maldad heredada de nuestro padre Adán debe ser limpiada de nuestras almas. Muchacho, ¡este mundo en el cual vivimos es el infierno! ¿No lo reconoces?, ¿no vez el dolor y el sufrimiento en cada rincón, en cada esquina, en cada ciudad, en cada cultura?... Este es el infierno, un lugar donde venimos a sufrir y padecer… pero no para siempre, sólo hasta que seamos dignos, sólo hasta que dejemos atrás todo aquello que nos hizo mezquinos, egoístas y ambiciosos… cuando dejemos atrás las pasiones que causaron la caída de Adán y seamos tal como el Señor esperaba que fuéramos abandonaremos este mundo y volveremos al paraíso… por eso nuestra carne es débil y muere, pero nuestras almas son inmortales… para caminar por este mundo una y otra vez hasta limpiar el pecados de nuestra esencia… hasta que volvamos a ser dignos de su amor.
Lilith y sus hijos vinieron a este mundo, desterrados, condenados a nunca volver al paraíso, condenados a existir eternamente pero sólo de noche, lejos de la mirada de Dios. Fue con ellos que Caín mezclo su sangre cuando huyo después de asesinar a su hermano, maldad engendrando maldad… pecado engendrando pecado, sangre inmortal mezclada con sangre mortal... Así por cientos, miles de generaciones. La semilla de la inmortalidad puede estar en la sangre de cualquiera, en tu propia sangre… esperando el momento para germinar… cuando el pecado del hombre sea tan grande, tan terrible, que tu alma aborrecerá al señor y sus hijos y abrace la semilla de Lilith y su herencia… entonces y sin saber cómo, después de tu muerte no habrá reencarnación, abrirás los ojos al mundo como un ser único e imposible, sin la inmortalidad de tu alma, pero sin la mortalidad de tu carne… serás un oscuro ángel, hermoso, eterno pero sin esperanza ni redención.
-Siempre hay esperanza, siempre hay oportunidad de redención… la bondad del señor es infinita ¿no?, siempre habrá esperanza de redención. –dijo el joven profundamente pálido.
El anciano soltó una sonora carcajada que después silenció cubriendo su rostro con la túnica.
-¡Perdón amigo mío!… eres un muchacho muy joven e impresionable. No era mi intención envolverte con esa historia de esta manera… pero es un tema que me ha apasionado desde siempre, su investigación ha sido el trabajo de mi vida y me emociona hablar de ello.
El anciano puso sus manchadas manos sobre los hombros del joven, sonrió afablemente.
-Siempre hay redención… siempre que la deseemos, el Señor no puede obligarnos a ello ¿recuerdas?... libre albedrio… Pero los ángeles oscuros han abandonado toda fe, toda ambición, toda esperanza… la redención simplemente no les interesa, despojados de todas las pasiones mundanas han sido despojados también de toda necesidad de esperanza… ellos no “viven”, tan sólo “existen”, inmutables por toda la eternidad…
Esta es una historia muy diferente a todo lo que has escuchado antes ¿verdad?, el hombre común no está preparado para escuchar esta historia, en otra época hubiera derrumbado los simientes de la fe cristiana y el mundo tal como lo conocemos no existiría… algunos secretos deben ser guardados, sólo unos cuantos deben conocer la verdad y perpetuarla… los “illuminati”, los “iniciados”…
Pero al final esto es una historia… como tantas otras de otros tantos libros que hablan de un mismo tema, cada religión, cada mito, cada leyenda lo cuenta de forma diferente… algunos los llaman ángeles, semi-dioses, titanes o dioses menores… seres que descienden de línea directa de un creador supremo, esta es nuestra versión de los inmortales… pero no es la única. Te sepultaría bajo libros sin fin si quisieras conocerlas todas… Son sólo leyendas, pero como todas las leyendas tienen un fondo de verdad, un origen trastocado por el tiempo y la interpretación de cada generación que le toco contarlo… Pero hay algo cierto…
Hace diez mil años el hombre primitivo concibió la idea de los “dioses”, pero en aquel entonces los dioses eran su visión de la naturaleza en su forma más poderosa, así el huracán era el dios del viento, o los glaciares eran los dioses del frio y esa esfera de fuego que se suspende en el cielo y que intuían era el origen de la vida y las cosas buenas era el dios del Sol… ¿en qué momento los Dioses se volvieron humanos?, ¿en qué momento el hombre primitivo vio a un semejante como un dios?... ¿Sera que alguna vez conoció a un ser semejante a si mismo pero de naturaleza tan extraordinaria y sobresaliente que sólo podía ser un Dios?... Un dios al que veneraban con sacrificios de sangre y al que le construyeron templos o pirámides para protegerlo del sol... de los ojos de Dios.
Las primeras culturas del mundo convergieron en la mistificación de los sacrificios de sangre a los dioses, como los Druidas, los Mayas, los Aztecas, etc… seres inmortales de apariencia humana, seres que existieron y desaparecieron y cuyos mitos se propagaron a generaciones posteriores hasta deformarlos en leyendas y mitos increíbles. ¿Qué hay de cierto tras todas esas leyendas?... tal vez encuentres esas respuestas en estos libros o tal vez sólo caigas en la ilusión de un engaño… pues la mayor parte de la historia de la humanidad siempre ha sido un engaño.
El ángel derrotado…
Marcel arrojo su cigarrillo cuando la camioneta se detuvo frente a él, era negra, de cristales polarizados, imposible mirar su interior, no hacía falta. La portezuela se abrió dando paso a un anciano de singular figura, alto como una torre y a pesar de la edad se mantenía erguido aun que sus hombros que se curvaban por el peso de los años, su fría mirada se paseó por las ventanas del edificio frente a ellos, mirada fría como el acero, recargó su peso en su inseparable bastón y con un gesto interrogó al mercenario Francés.
-Ellos la encontraron primero, es una vieja casa “segura” de la KGB… entro un equipo de reconocimiento, nadie salió. Nuestro contacto nos informó y retiro a sus agentes… tenemos un par de horas para actuar.
-Retira a tu gente, se están haciendo notorios, toma un par de hombres y veamos que hay. –ordenó Peter Kürten, mientras se encaminaba hacia la entrada del edificio… Marcel decidió tomar un par de hombres más antes de seguirlo.
¡¡¡Magnifica!!!... aun ahora así se veía, su cabellera rubia caía sobre un rostro que miraba al suelo perdido en el vacio de sus pensamientos, esa dorada cascada estaba manchada en el rojo de la sangre seca que semejaba una siniestra sombra que coronaba el aura de su cabeza. Estaba tumbada en cuclillas apoyando la espalda en el muro, sus brazos estaban lacerados, cubiertos de araños y rasguños, delgados hilos de sangre escurrían hasta la punta de sus dedos, sus pies desnudos estaban heridos y sucios, hermosos, toda ella era hermosa, aun con esos cristales rotos en las manos, manchados en sangre que no era la suya, esos cristales que sostenía como puñales, como extensiones de sus propias manos… aún derrotada y herida, al fondo de ese pasillo cubierto de cadáveres y manchado de sangre, ella lucía hermosa.
Como la primera vez que la vio…
>>>Sólo una diminuta niña de cabellos dorados como el sol y ojos de azul frío como el acero. Se miraba tan diminuta dentro de esa bata blanca con las manos vendadas y aun manchadas de sangre, dejándose hacer por la enfermera que temerosa la curaba, esa mujer que con un sexto sentido “intuición femenina” se sabía en peligro, se sentía encerrada en una jaula con un tigre.
Una criatura única en el mundo, un accidente casi imposible de repetir, su padre fue un soldado violento e indisciplinado, con heridas en su alma y su mente infringidas en una guerra perdida en los desiertos de Afganistán, su madre era una enfermera curtida e insensibilizada de las improvisadas salas de cirugía de un frente de guerra, frustrada en sus sueños y amargada de la vida, huyo del infierno de su familia para ir a vivir a un infierno de dolor, sangre y muerte con olor a pólvora y carne quemada. ¿Cuándo odio y rencor hay en sus genes?, ¿Cuánta de esa crueldad es parte de su sangre?, ¿Se puede heredar el odio como se hereda el color del cabello y el matiz de los ojos?
De la unión bizarra de estos seres nació una niña tan hermosa como el sol, crisol donde el odio, el dolor y la frustración de sus padres convergieron para dar forma a un carácter sombrío, silencioso y letal. Su padre encontró en ella el desahogo furioso y sexual que su mente dañada engendró, violada por el hombre que debió cuidar y amar su virtud, su madre encontró en ella el desahogo de su frustración y el objeto de su amargura y odio, castigada por ser víctima, castigada por ser torturada, torturada por dejarse torturar… odiada por quienes más debieron amarla. ¿Cómo puede crecer un niño en ese mundo?
Elena Kipper, es su nombre, nació en la cúspide de la evolución humana, en el seno de una sociedad sofisticada… vuelta al principio de la evolución, empujada por el mismo mundo en que fue criada a volver al principio, a volver a la barbarie, al salvajismo, obligada a extraer de lo más profundo de sí misma ese instinto primitivo y salvaje de la humanidad, ese instinto con que el hombre de las cavernas sobrevivió a las bestias como el Dientes de sable, el mamut y los osos siberianos… esa parte del ser humano tan sepultada por la civilización y la cultura…
-… es un monstruo, lo que esta niña a vivido ha dañado su mente de una forma irreversible, no tiene concepto de bien y del mal, amor y odio son la misma cosa para ella, el sexo y la muerte se han fundido en su psique… es sólo una niña pero cuando empiece a despertar sus instintos sexuales… lo que ella vivió es la receta perfecta para crear a un monstruo, un asesino serial.
-Es muy hermosa…-dijo Kürten al mirarla a través del cristal de su habitación.
-Si, pero no tenemos recursos ni medios para intentar sanar su mente o su alma, es una bomba de tiempo que explotara en cualquier momento… sus órganos por otro lado pueden ser muy útiles todavía, su hígado, sus riñones, su corazón, sus corneas están en excelente estado, esta desnutrida y anémica pero nada que no se pueda resolver, sus órganos son excelentes, su mente es la que ya no funciona… ¿Qué te parece? Ingreso con heridas leves pero puedo cambiar el reporte, heridas profundas y decir que se desangro sin remedio… trae a tus cirujanos y toma lo que necesites… el resto irá a la fosa común.
Peter Kürten se rasco la cabeza, todavía sus abundantes cabellos rubios como los de esa niña se revolvieron entre sus dedos.
-Camarada, hay una razón por la que un medico como usted este mendigando unos cuantos rublos en su posición o que su gran país se haya fragmentado como lo hizo… no tienen visión de la oportunidad. Tiene una bomba en las manos, lista para explotar y quiere desarmarla y venderla por piezas a un céntimo de su valor
-¿Un céntimo de su valor?-arqueo los ojos intrigado el médico.
-Usted y sus amigos del “partido”… ¿Cuánto pagarían por ver desaparecer al cerdo de Politosvky antes de las elecciones?
El médico miró a su alrededor preocupado, se había asegurado de la privacidad de esa platica pero no podía evitar ponerse nervioso ahora que tocaban un tema más delicado.
- Politosvky, como muchos otros grandes hombres del partido es aficionado a los “melocotones”… frutas en delicada flor… ¡niñas pues!... y paga muy bien por ellas.
-¿Cómo lo sabe? –pregunto el médico sumamente pálido.
-En unos días Politosvky se encontrara en Moscú, ya reservo una habitación en el “mesón” de una amiga y le ha pedido para la cena un delicioso “melocotón”… no importa el precio, él desea a una hermosa niña rubia y de mirada celeste… un ángel, no una bolchevique común… una niña como esta.
-¿Cómo lo sabe?
-El mesón es mío en realidad… uno de tantos donde he dado alojo a las niñas que por cuestiones de salud no me han sido viables para el otro “negocio”… esta niña es justo lo que necesito pero… creo que han subestimado su valor… ¿no siente curiosidad por saber qué pasará cuando Politosvky intente “jugar” con esta niña?... ¿explorara la bomba?
El médico se quitó las gafas masticando la idea.
-A ciencia cierta no sabemos lo que puede suceder…
-Vale la pena intentarlo ¿no?...
-¿Convertir a una niña en un asesino?
-¿Convertir a una niña en un asesino?... ¡¡ja!! Una inocente y maleable mente… dañada, despojada de todo concepto del bien y del mal… libre de convencionalismos morales… libre para dejar salir su oscuridad a voluntad… ¿Qué maravillas podemos hacer con esta arcilla?... pongamos la bomba en su sitio, dejemos que explote o se extinga… puedo apostar que nos asombrara, ella ya es un asesino, ya es un monstruo… pero podemos convertirla en algo mejor.
Kürten apoyó su mano sobre el cristal, como queriendo tocarla.
-Si… podemos convertirla en algo mejor.<<<
-… podíamos convertirte en algo mucho mejor…- dijo Peter Kürten avanzando por ese pasillo, Marcel y sus hombres dudaron un instante antes de seguirlo a pesar de estar fuertemente armados pero Kürten les indico con una señal que esperarán.
-…Tu… ninguno de esos idiotas podía verte con claridad como lo hice yo, como te reconocí yo, una pequeña y dulce niña de cabello rubio como el mío, de ojos azules como los míos, de tez blanca como la mía… fuerte y capas de evolucionar y sobrevivir a todo, como yo… una digna mujer de raza Aria como yo… un ser superior de descendencia divina… ellos veían un monstruo, yo te vi cual eras… un ángel caído de alas lastimadas esperando el momento de volver a ocupar tu lugar en el cielo…
Kürten se detuvo frente a ella, Kipper levanto el rostro lentamente y lo miro a los ojos, un frio arco eléctrico pareció saltar de uno a otro, como dos bestias que se reconocen mutuamente.
-La viste ¿verdad?... te enfrentaste a ella y sobreviviste ¿no es verdad?
Kürten tendió una mano hacia Kipper, sin miedo, sabiendo que él era la única persona en el mundo a quien ella no podía matar. La rubia bañada en sangre miró sus propias manos y dejo caer los cristales con que había apuñalado a la media docena de los soldados que la habían localizado. Su mano parecía tan delicada y frágil en las manos manchadas por la edad de Kürten.
-¿Qué es ella?-al fin los labios de Kipper se abrieron.
-Ella es la razón por la que existió “La Sociedad del Tule”, la respuesta a las plegarias de Hitler, ella es la evolución final de la raza Aria, un ser que esta mas allá del bien y del mal, que existe entre la vida y la muerte sin distinción, un ángel le llamamos ahora… un ser que en otras épocas era visto como un dios, un ser a quien los hombres comunes le rendían tributo y sacrificios de sangre, inmortal e invencible hasta el final de los tiempos… ella es nuestro destino, Kipper, el divino secreto de su sangre es nuestro destino.
Alexa, La sin razón del corazón…
El sol brillaba en lo alto con singular alegría, una alegría que aun que se reflejaba en cada flor silvestre no alcanzaba al corazón de una gitana de piel morena, cabello negro como la noche y ensortijado como los misterios del alba. Sin fuerzas se recostó sobre el cobre de “su” auto, recargando la espalda en el parabrisas nuevo, recién instalado. Su auto ya era cómico de ver, sus molduras abolladas, raspadas por un centenar de impactos, ninguno demasiado aparatoso pero que si le habían restado esa aura de magnifico orgullo y arrogancia que tenía cuando recién lo robo, al menos el motor aun ronronea con esa potencia que las había sacado de apuros.
-Debemos irnos-dijo Fernando, ya con bastante inquietud pintada en el rostro.
Alexa quiso decir algo que no hubo palabra que acudiera a sus labios. Tampoco movió un musculo.
-Lo siento, amiga… ella no vendrá… los Polis están en todos lados, si Leonard la encontró primero no debes preocuparte, ella estará bien, lo mejor que podemos hacer es movernos de aquí, en cualquier momento pueden alcanzarnos.
- Tú, entre todos los monstruos… ¿Qué hiciste con mi niña? –pensó Alexa. De mala gana bajo del cofre del auto y se metió en el del lado del copiloto.
-No nos alejemos demasiado… ella está por aquí, lo sé
-¿Sexto sentido de hechicera?… -trató de bromear Fernando, de muy buena gana se instaló tras el volante y oprimió el acelerador. Los arboles parecieron pasar cada vez más rápido a los lados del camino.
-Estas sangrado… -dijo Fernando, Alexa le dedico una mirada muy vaga, como si no comprendiera sus palabras, como si le hubiera hablado en un idioma ajeno a ella.-… tu pecho, estas sangrando en tu pecho.
Alexa se miró la blusa y se percato de una flor carmesí que se había dibujado sobre el nacimiento de su busto izquierdo, a la altura de su corazón… recordó la profunda punción que ella misma se hizo… recordó la punta de acero que penetro por su mano en su pecho… las oraciones acudieron a su mente, canticos de antigüedad milenaria… ¿lo haría de nuevo?, ¿se atrevería a pasar por ello otra vez si tuviera nuevamente la oportunidad de enfrentar a ese demonio de ojos azules para proteger a su pelirroja?
-Elena, no estoy huyendo, no te estoy abandonando, te encontrare, luchare por ti, contra quien sea, contra lo que sea…
Alexa recordaba con toda claridad el rostro de Yulia, el brillo de sus ojos, dos llamas ardientes que eran ventana abierta a los rincones del infierno, a los secretos de su corazón. Recordaba perfectamente el agitar de esas llamas cuando le dijo:
-.. Si la amaras, la dejarías vivir…
¿Cómo es que aún está viva? ¿Cómo pudo sobrevivir a la fiereza de ese monstruo de leyendas milenarias?, una criatura de la oscuridad que llora con lagrimas de fuego, eso era Yulia, lo podía ver, lo podía sentir.
>>-… me quedaría con ella sin importar lo que pasara, así rompieran mis huesos y me arrojaran a un oscuro agujero, así me marcaran con fuego y humillación… así me traicionaran… yo nunca… nunca me rendiría… yo volvería a su lado… así tuviera que levantarme de la tumba. – dijo Yulia. <<
- Alguna vez fuiste una mujer… una mujer como yo, ¿la amaste?… ¿la amaste como yo la amo?...
<<…yo volvería a su lado… así tuviera que levantarme de la tumba. – dijo Yulia. <<
-Si, la amaste… ¿tal vez más que yo?…-los ojos se le llenaron de lagrimas-¿Qué oscura historia hay entre ustedes?, ¿Qué secretos se esconden tras tus ojos esmeralda, mi Elena? ¿Debo rendirme?, ¿debo dejarte ir?... ¿y si tu destino está en ese monstruo?... Siempre he sabido que tu no eras para mi, que tu corazón realmente nunca ha sido mio... pero ¿debo rendirme?... Yulia… ¿si estuvieras en mi lugar…te rendirías tu?
-¡¡Detente!! –dijo Alexa con mucha firmeza, Fernando reaccionó sin comprender oprimiendo el freno del auto como si se tratara de un chiquillo que ha sido sorprendido en una travesura.
-No me iré sin Elena
-¡Por favor, mujer!, ¿Dónde piensas encontrarla en todo este bosque?
-No lo sé, pero debo hacerlo antes de que se ponga el sol… es su única oportunidad… ella… ella no caminara en la oscuridad… no mientras yo siga aquí para ella… ¿entiendes?... no voy a abandonarla.
Continua...
No tengas miedo,
no tengas miedo nunca más,
yo voy a protegerte…
soy tu ángel guardián,
antes te falle pero ya no,
de hoy en adelante Yo te protegeré…
yo siempre te amare…
Elena, los ojos de la eternidad…
-Yo siempre te amare…
Esa voz que parecía venir de sus sueños parecía resonar no sólo en sus oídos, si no en todo cuanto la rodeaba, estaba ahí en viento que agitaba la copa de los arboles, estaba en la fragancia de las flores, estaba ahí en el radiante y cálido sol que abrigaba su cuerpo semidesnudo hundido entre el follaje de esas flores que parecían cantar con alegría a ese instante perfecto, hasta el cielo era de un azul inmaculado y puro… casi tan cristalino como los hermosos ojos que su ángel alguna vez tuvo… Elena sintió un alfiler helado clavase en su pecho… los ojos de su ángel eran ardientes, fríos y… crueles… pero alguna vez fueron tan hermosos como ese cielo despejado que ahora la bañaba con bendiciones… Se sentía flotar como en un sueño… y supo que estaba soñando… entonces abrió los ojos dejando que el verde resplandor de la yerba se fundiera con su mirada…
No fue sorpresa descubrir que todo estaba ahí como lo había soñado… o como lo había visto con los ojos cerrados… incluso más… un sonriente y diminuto rostro la miraba fijamente a los ojos esperando su despertar.
-Marina… murmuro la pelirroja.
-¿Te duele?
-Todo y mucho…
-Tuve un sueño… -dijo la niña.
-¿Puedes soñar?-quiso preguntar Elena, pero en cambio de sus labios salió-¿Qué fue lo que soñaste?
Marina levanto el rostro y sus ojos apuntaron hacia un rincón todavía oscuro del pozo donde Elena se encontraba.
-Vinieron muchas personas, gente muy rara… me pidieron que te llevara con ellos, que te mostrara.
Marina se puso de pie con un salto, con la agilidad propia de una niña, una niña incansable, inmortal.
-“somos de lo que están hechos los sueños”-recordó Elena, las frases inmortales de Shakespeare. ¿Cómo es que nunca se dio cuenta de que nadie más podía ver a Marina?, ¿Qué nadie más hablaba de esta niña?, ¿Cómo es que nunca se dio cuenta que cuando caminaba jamás tocaba el suelo?... ¿tanto se ha acostumbrado a las sombras, que ya las confunde con la gente que aun esta aquí?...
<< Las pequeñas manos de la rolliza niña de cabellos rizados y ardientes se apoyaron en el borde de la barda y con esfuerzo miró al otro lado… unos brazos la sujetaron y sin esfuerzo la pusieron de pie sobre la barda.
-Es un lugar muy triste ¿no? –le dijo al oído su padre, Sergey Katin.
Elena paseo su mirada por los escombros abandonados de una construcción en ruinas, cenizas y rocas era todo lo que quedaba, ni el follaje silvestre parecía querer regresar a esa tierra.
-¿Qué paso aquí?-preguntó la pequeña Elena, con esa elocuencia que no era propia de su edad.
-Un incendio, amor, era una casa muy vieja, muy mal cuidada, el fuego creció muy rápido, antes de que se diera cuenta nadie, antes de que nadie pudiera hacer nada… era una casa para niños sin hogar, por eso nadie quiere esta propiedad, le temen.
Elena miro a su padre frunciendo el seño, el sol de daba en el rostro al voltear hacia arriba.
-¿La compraremos nosotros?
-No lo sé, es muy buen precio pero hay mucho trabajo que hacer… y tiene muy malos recuerdos.
-Pero los niños siguen jugando ahí.
Sergey meneo con la cabeza y suspiro resignado, una mujer se les acerco, llevaba consigo una carpeta repleta de papeles que oprimía contra su pecho como una especie de escudo, con falsa sonrisa se dirigió a Sergey.
-¿Qué opina?... Es un excelente precio por…
-No, gracias pero no, el precio es inmejorable pero… en casa sólo tengo que lidiar con el fantasma de mi esposa. –Respondió Sergey con amplia sonrisa, bromeando.
La mujer se encogió de hombros y se retiro gustosa de alejarse de ese sitió. Sergey paseo su mirada por los escombros. Elena cantaba una canción de juego de niños, una canción que jamás había escuchado y movía su pequeña cabeza a los compas de un extraño ritmo. Sergey se agacho para estar a su altura y acaricio su cabello.
-Amor, fíjate bien… aquí no hay nadie. Estas viendo sombras. >>
A pesar de la pesadez y dolor que recorría todo su cuerpo, Elena se puso de pie y siguió a la niña.
… Sombras… así decía Papá… veo las sombras de la gente que ya no está, escucho sus voces… y si no pongo atención las confundo con gente real, gente que aun vive… como me paso contigo ¿verdad? –dijo Elena.
Marina no le respondió, siguió caminando avanzando por un oscuro túnel que apenas era iluminado por delgadas columnas de luz que acá y allá aparecían, respiraderos de un túnel secreto.
Elena se detuvo de pronto, la luz que caía sobre un muro descubría algo, primero con timidez, después con decisión, al final con un poco de ira, los dedos de Elena se clavaron entre el follaje que cubría los muros, arrancándolo, seco y marchito, olvidado por el tiempo, la roca volvió a ver la luz del sol. Las raíces y el tiempo casi habían borrado los grabados de la roca, pero aun se distinguía la mano del hombre en esas paredes.
- ¿Esto querías mostrarme, Marina? – preguntó a la niña que silenciosa la miraba.
La niña no decía nada, tan solo mantenía la mirada fija en Elena, en sus labios se dibujaba un puchero como si estuviera a punto de llorar, pero sus ojos parecían perdidos en la distancia.
-¿Qué Lugar es este?... ¿Por qué me trajiste aquí?
-¿Puedes escucharlos? –Preguntó al fin la niña-… ¿puedes escuchar como lloran?... ¿puedes verlos?
Elena bajo la mirada…
-Si, Marina, puedo verlos, puedo escucharlos… pero ellos casi nunca pueden verme ni escucharme… ellos no saben que estamos aquí, por eso Papá decía que eran sombras, como recuerdos de la gente que se quedo atrapada en estos muros, en esos lugares donde… Marina, ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es lo quieres?
-Ya te lo dije, quiero ir con Mamá… Pero ellos dicen que no, que nunca saldremos de aquí-al fin las lagrimas cubrieron el rostro de la niña en silenciosos pucheros-¡Nunca volveré con mamá!...
Marina se sentó en el piso, Elena hizo lo mismo tenía muchas molestias, la garganta y el pecho le dolían fuertemente, así como un profundo mareo y debilidad la acosaban...
-Nunca me habían hablado… -dijo Marina- pero desde que llegaste han venido en mis sueños, me pidieron que te trajera aquí, que te mostrara esto…
-¿Qué es todo esto?- Elena volvió al muro, ahora el follaje parecía retirarse sólo, desprenderse de sus raíces y secarse antes de tocar el suelo, una infinidad de símbolos aparecieron frente a sus ojos, símbolos de una época antiquísima, un lenguaje escrito de una época olvidada.
-… es una historia… de cómo llegaron aquí, túneles construidos por los romanos, como refugios durante el avance de sus conquistas, túneles sin fin que después usaron los cristianos para ocultarse de su persecución… Dios mío, hay tanto dolor en estos túneles, tanta sangre y muerte…
-…Elena… - llamó la pequeña Marina.
-… Ellos vinieron después, vinieron buscando refugio en el mismo lugar donde se ocultaron sus abuelos, vinieron huyendo de la persecución… -Las manos de Elena recorrían los símbolos de los muros, leyéndolos con las manos al igual que con sus ojos.
-… ¡Elena!… -volvió a llamar Marina.
-… Eran perseguidos por la iglesia, por los nobles, todos aquellos que eran diferentes, los gitanos, los judíos, los extranjeros de religiones paganas… los homosexuales… todos fueron perseguidos y…
-…¡¡Elena!!
Elena se volvió, de alguna manera sabía lo que iba a encontrar, pero aún así se pego al muro justo como estaba Marina con sus pequeños ojos asustados.
-… son ellos… no te asustes… sólo son sus sombras… sólo son sombras…
Un desfile sin fin de cuerpos tullidos, mutilados y heridos, plagados de enfermedades y torturas, cargados de cadenas y dolor, un desfile de hombres y mujeres con la mas infinita desesperación en sus rostros avanzaban por el túnel cargados de cadenas… El látigo y el garrote eran la rienda que los conducía más adentro de esos túneles, hombres vestidos con armaduras oxidadas y maltrechas los conducían a punta de golpes. Uno de ellos con puñal en mano grababa sobre el muro la crónica de esos días, días en que los hombres caminaban a la oscuridad sin remedio, escribía en la lengua de sus padres, una lengua que la iglesia cristiana erradico del mundo al exterminar su raza, su fe y adoptar sus hijos quitándoles su herencia y su pasado… pero no a todos, este hombre es un fantasma de esa época… un fantasma viviente que trae el recuerdo de su pasado para dejar un mensaje hacia el futuro… el filo de la navaja corre por los muros hasta llegar al rostro de Elena, ella no puede evitar abrir más su ojos incapaz de moverse mientras esa sombra del pasado vuelve a escribir ese mensaje en el muro como lo ha hecho desde siglos atrás. Finalmente quedan frente a frente, ese rostro oculto tras el casco de hierro… esos ojos perdidos en las manchas negras que oscurecen su rostro y que revelan que la “peste” lo ha alcanzado…
-… la muerte negra… sangre del corazón oscuro… pesar… pesar… pesar a todos los hombres, no hay frontera, no hay país, no hay raza, no hay fe que se libre del juicio… pesar y muerte para todos… otra vez… otra vez… como fue… como será… como será… hasta el juicio del ángel oscuro… nuestra maldad es su maldad… nuestro odio es su odio… espejo del cielo, juez de las tinieblas, el ángel es el portador de la palabra de Dios…y Dios ha dicho “mueran por sus pecados”… sin redención, sin esperanza… sin fe… corazón oscuro, perdónanos, corazón oscuro, libéranos…
Ahora todos lloraban postrados de rodillas o tumbados en el suelo, ya no había distinción entre harapos y armaduras, todos plagados de manchas oscuras sobre su cuerpos, pálidos y marchitos, retorcidos como ramas secas, lagrimas negras brotaban de sus ojos. Al fondo, muy al fondo de los túneles que se extendían como laberintos, había hogueras enormes donde los cuerpos de los fallecidos eran arrojados, ancianos, niños, jóvenes, la peste negra no perdonó a nadie…
-.. ¡Vayámonos de aquí, Elena… vayámonos pronto! – suplicó Marina con los ojos inundados de lagrimas.
Elena caminó entre los cuerpos que se retorcían y suplicaban, la bóveda de los túneles había desaparecido sobre sus cabezas pero el cielo era tan negro como la media noche sin estrellas. Llovía una suave briza que todo manchaba… diminutas gotas negras… El cielo se movía, la oscuridad tenía vida propia y se agitaba en la cúspide de forma perezosa pero imponente.
-… ¿Yulia?...
Era ella en la cúspide del cielo, como postrada de rodillas en la cima de algo, una montaña formada por las nubes, inmensa y pura como una deidad venida de tiempos primigenios, su piel desnuda y pálida resplandecía como la luna en ese cielo sin estrellas… en su pecho de una espantosa herida brotaba hacia el cielo un caudal interminable de sangre negra como el cielo mismo… un torrente sin fin de sangre que se fundía con las nubes, esa era la lluvia que sobre el rostro de Elena caía.
-… sangre del corazón oscuro…
-Elena, vayámonos de aquí… llévame a la luz… este lugar no me gusta-volvió a suplicar con miedo, Marina.
Elena tomó su pequeña mano y con firmeza volvió sobre sus pasos, ignorando a los cuerpos que se retorcían a sus pies o las hileras de aquellos que cargados de cadenas avanzaban por ese túnel que había vuelto a ser único y solitario. Siguió avanzando hasta que los arcos de luz del sol que se filtraban por acá y allá en la cima del túnel se hacían más numerosos. Siguió avanzando hasta que la luz cayo por completo sobre ella y su calor fue como un manto que purifico de oscuridad su alma…
-¿Por qué lloras? –preguntó Marina.
Elena levanto el rostro hacia el cielo, como si tuviera la inmensa necesidad de beber de esa luz.
-Ella no camina en la oscuridad… ella es la oscuridad.
Cuando Elena bajo la vista no se sorprendió de encontrar su mano vacía, firmemente cerrada en un puño, el tacto de la diminuta mano de Marina era su propia mano… lo sabía.
-Yo siempre te amare…
Esa voz que parecía venir de sus sueños parecía resonar no sólo en sus oídos, si no en todo cuanto la rodeaba, estaba ahí en viento que agitaba la copa de los arboles, estaba en la fragancia de las flores, estaba ahí en el radiante y cálido sol que abrigaba su cuerpo semidesnudo hundido entre el follaje de esas flores que parecían cantar con alegría a ese instante perfecto, hasta el cielo era de un azul inmaculado y puro… casi tan cristalino como los hermosos ojos que su ángel alguna vez tuvo… y supo que estaba soñando… entonces abrió los ojos dejando que el verde resplandor de la yerba se fundiera con su mirada…
No fue sorpresa descubrir que todo estaba ahí como lo había soñado… o como lo había visto con los ojos cerrados… incluso más… su mirada examinó con atención el muro a su espalda, esa pared de ladrillos de barro cubierta por flores y yerba silvestre, ese muro tras el cual se escondía la salida de uno de esos túneles abandonados por los romanos, usados como catacumbas en la edad media, abandonados y sellados en un intento de callar el dolor que se ha quedado atrapado ahí adentro.
Con esfuerzo se puso de pie, su corazón bombeo con fuerza la sangre a través de toda su humanidad, sintió el latido de la vida hasta la punta de sus cabellos. De pie al fin, por un instante disfruto del baño de luz radiante del sol… ella pertenecía al sol, a la luz… lo sabía, era la “Doncella Vestida de Sol” y ese cielo azul y despejado era una promesa… una promesa de amor de unos ojos tan claros como ese cielo.
Sintiendo una vitalidad nacida de su corazón y no de ese cuerpo enfermo y cansado, sus manos se aferraron al follaje de las ramas de flores que caían por el borde del pozo, lentamente pero con paso firme empezó a trepar por esos muros que la habían ocultado y protegido durante el fin la madrugada. No le importó lo alto y lejano que se veía la cima, Elena continuo subiendo.
-Yulia… yo también… yo también sé quien soy al fin… y lo que soy. Yo también te falle, pero ya no, no importa en qué profundo infierno se encuentre tu alma… voy por ti… yo también, yo siempre te amare.
En la biblioteca del vaticano.
Un verdadero laberinto se oculta en las profundidades del vaticano, muy diferente a lo que el joven asistente de Sven esperaba encontrar, privilegiado caminaba por estrechos senderos de cristal y acero que resguardaban secretos antiquísimos, algunos innombrables y desconocidos para el resto del mundo.
-La inmortalidad ha obsesionado al hombre desde sus inicios, los hombres más doctos y cultos del mundo siempre se han formulado la misma pregunta… ¿es un mito?, ¿el elixir de la eterna juventud es un cuento de niños?, si existe a una respuesta a esa pregunta esta aquí, entre estos libros antiquísimos. –dijo el monje que lo guiaba, su apariencia era de un anciano doblado por la edad y marchito, pero su andar era vigoroso al igual que firmes sus manos y palabras, el joven se dio cuenta que había equivocado su juicio sobre él, era mucho más joven de lo que aparentaba tan sólo su espalda estaba curvada por las incesantes horas de lecturas sobre manuscritos de extremo cuidado y las arrugas de su rostro tan blanco eran producto del esfuerzo en focalizar e interpretar símbolos casi desaparecidos de las superficies de pergaminos milenarios.
-La inmortalidad… los inmortales, ¿el hombre en verdad puede alcanzar la inmortalidad?
-El alma es inmortal, muchacho, indestructible pues viene del aliento de Dios y lo que Dios ha creado sólo Dios lo puede destruir… ¿Qué pecado puede ser tan grande que Dios destruya un alma… si no destruyo el alma de “ella”?.
-¿Cómo?, perdón, no comprendí.
Una bóveda más se abrió, enormes repisas parecían elevarse hasta alcanzar el cielo artificialmente pintado sobre esa bóveda.
-La Biblia es el libro más antiguo que narra la historia del hombre, su paso por el mundo desde hace aproximadamente cuatro mil años antes de Cristo, es el único libro que tiene una consecución histórica claramente definida, por eso es utilizado para comparar y determinar la veracidad de otros textos antiguos, ubicarlos correctamente en algún periodo de la historia, sin importar que estos libros sean meramente bocetos históricos o leyendas de religiones paganas, la Biblia es un libro tan grande que en sus páginas contiene fragmentos de otras culturas y civilizaciones. Esto no fue un accidente, cuando la Biblia fue recopilada se cuido mucho lograr esta secuencia, los libros que no concordaban con el contexto histórico fueron desechados y etiquetados como “apócrifos”, la mayoría en verdad son textos falsos o no comprobables, pero algunos fueron sustituidos o retirados por ser peligrosos para la fe. “Ella” es el enemigo y su historia fue borrada y casi olvidada en los textos de la Biblia, su nombre fue trastocado y la historia quedo inconclusa, sólo unos cuantos libros apócrifos quedaron con el relato de esas historias. Pero quedaron suficientes fragmentos para saber que algo muy importante hacia falta, algo que describe al mundo dentro y fuera de la fe católica.
-¿Ella?... una mujer.
-La mujer, la portadora de todos los males, la que carga con todos los pecados… siempre es una mujer, ¿no fue Eva quien se dejo seducir por la serpiente y causo la caída de Adán?, ¿no fue la Reyna de Sava la perdición del Sabio Salomón?, ¿No fue Dalila quien corto los cabellos de Sansón?, ¿no es siempre una mujer el símbolo de la traición?. El hombre está a la derecha de Dios, es su diestra, pero la mujer siempre está a su izquierda… la mujer siempre será la “siniestra”. ¿No has observado que el símbolo que representa el sexo femenino tiene una flecha que apunta hacia abajo en cambio el del sexo masculino es una cruz que apunta al cielo?... el hombre es la bondad y la mujer es la traición, así ha sido por siglos. La mujer siempre ha sido relegada, sojuzgada, dominada.
Pero la verdad es que toda la historia de la humanidad y la aversión machista del hombre a la mujer sólo revelan una cosa… la inmensa envidia que tenemos hacia ellas, por que la mujer es en verdad más cercana a Dios que nosotros los hombres, sólo ellas tienen el verdadero poder de la creación, la capacidad de dar la luz a otro ser… ellas deben ser sus favoritas… ¿no es así con todos los padres? ¿No es siempre la niña la favorita de un padre? Y ese favoritismo es algo que jamás perdonaremos… y así es como comienza la historia.
El sacerdote se detuvo, sus manos expertas se introdujeron entre los libros para localizar uno de grueso volumen y lo puso en manos del joven.
-Primero que nada, para poder comprender los misterios de la biblia deberás conocer su origen y comprenderlo… Los primeros libros de la biblia nacieron antes de la invención de la escritura, fueron transmitidos de padre a hijo por la tradición oral, de boca en boca… es obvio que la historia ha sido trastocada en cada generación, para ayudar a la memoria de los narradores nació el primer lenguaje escrito, el lenguaje grafico de iconos, se dibujaban símbolos que representaban lo que el narrador necesitaba recordar… pero muchos pueblos murieron sin poder transmitir estas historias, dejando sólo fragmentos en leyendas locales y los símbolos grabados en los muros de sus primeros templos, símbolos cuyo significado cambio del original… de su nacimiento hasta el momento en que esta historia fue finalmente escrita ¿Cuántas modificaciones ha sufrido?, ¿Cuántos símbolos fueron mal comprendidos?...
Un nuevo libro cayó sobre los brazos del joven, los ojos del anciano recorrían las inmensas pilas de libros ordenados en un catalogo que parecía sólo comprensible a él.
-¿Nunca te preguntaste en qué momento fueron creados los ángeles?.. El génesis habla de la creación de la luz, del cielo y de la tierra, de las bestias y de los hombres, pero ¿y los ángeles?, ¿en qué momento creo Dios a los ángeles?... ¿en qué momento creó al infierno?, ¿Cuándo fue la guerra del cielo?.... No hubo tal guerra ¿Quién podría sostener una guerra contra Dios?, ¿Necesitaba Dios de un ejército de ángeles para la lucha?… ¡¡Es Dios, no un reyezuelo humano o mortal!!, ¿Qué ejercito de ángeles o demonios podría oponerse a la voluntad que creo el cielo y la tierra? … la “Guerra del cielo” es un cuento de niños, un libro apócrifo que no encontró valides para aparecer en la Biblia pero si muy conveniente para ser contado como historia de espantos para el pueblo... y en los primeros días de la iglesia, el pueblo necesitaba ser aterrado.
Aquí está la historia “convenientemente” eliminada de la Biblia, la creación de la obra maestra de Dios, una pareja única en el paraíso, en el universo, destinados a gobernar por sobre toda la creación, una pareja creada a la imagen y semejanza de su creador… sus verdaderos hijos: Adán y Lilith…
-¿Lilith?... ¿no Eva?, ¿es el mismo Adán?
-Así es, Lilith, la primera esposa de Adán, creada del mismo barro que él, al mismo tiempo que él, semejante a él, su igual… y les dio el mayor regalo de todos… el libre albedrio… la libertad más absoluta… el viento, la lluvia, la aguas, las nubes, todo está sometido a su divina voluntad, todo excepto el hombre… Dios puede ordenarle a una montaña que se incline y ella se inclinara, puede ordenarle a un mar que se seque y él se secara pero puede ordenarle cualquier cosa al hombre y este siempre podrá responder “NO”.
Pero ella en particular lo sedujo… no me mal interpretes, se dejo seducir como un padre, fascinado por la magnífica belleza de su creación, de su hija, Lilith fue ante sus ojos su favorita, tan así que él la llego a llamar “La luz más bella”, “Luzbel”… -el anciano sonrió paladeando la palabra y dejándola flotar en el ambiente y sus pensamientos.
-Y le concedió un regalo adicional, en su vientre alojo el milagro para concebir la vida y el alma, ella entre todas las criaturas creadas por el señor podía volver a crear la obra maestra del señor: un hombre con alma y espíritu, idéntico a ellos.
Adán y Lilith poblaron el paraíso con hermosos niños que regocijaron al señor y despertaron la envidia y celos de Adán.
-¿La envidia?... no imagino a Adán como ser egoísta y celoso… aun cuando el mejor regalo fue para ella.
-¿No?, ¿acaso no ves el egoísmo y el celo en todos sus hijos? ¿no ves su herencia en el corazón de todos los hombres?… Adán no pudo contener su envidia y busco el modo de imponer cierto dominio sobre Lilith ¡Grave error!... porque ella no lo permitió, no podía permitirlo, no era su inferior, era su igual… creada del mismo barro que él y al mismo tiempo ¿recuerdas? así que contradiciendo los deseos del Señor se separó de Adán… ¿lo traiciono?... Así fue como Adán lo vio, y reclamo al Señor haberle dado una pareja tan rebelde.
El Señor intervino y le pidió a Lilith que volviera con él, ella se negó y renegó de la existencia de un ser tan mezquino… y ella cometió el más grande de los pecados… le pidió a Dios que lo destruyera, le dijo que su creación era envidiosa, codiciosa y mezquina, que había cometido un error con él, que lo destruyera y que volviera a crearlo…
¡¡Le pidió a Dios que lo matara!! ¿Comprendes? La muerte no existía en el paraíso, Dios creó todo para que fuera eterno… pero ella deseaba que Adán desapareciera… que muriera. Lilith engendró a la muerte, eso fue lo que enfureció a Dios, ella que tenía el poder de crear la vida… creo a la muerte.
Ese debió ser el peor momento para nuestro Señor, su hija, su favorita, le pedía que cometiera el peor de los pecados… así que la desterró del paraíso y la condeno a nunca más poder estar en su presencia.
Así que Lilith se marcho lejos del señor y algunos de sus hijos la siguieron. Los que se quedaron pidieron no volver con su padre Adán, ¿por dolor o por vergüenza? No lo sabemos pero lo que sabemos es que nuestro señor les dio cobijo en su regazo… los primeros hombres, nacidos de la pareja original, de la chispa original de la creación, divinos en su origen e inmortales… estos son los ángeles.
-¿Qué paso con Lilith?
-Lilith se marcho, pero algunos de sus hijos le fueron más leales y consideraron el juicio de Dios injusto, y se fueron con ella, compartiendo su misma condena… Símbolos… la creación, el génesis y los primeros capítulos de la biblia son producto de la interpretación de símbolos –dijo el anciano mientras ponía otro grueso libro en las manos del joven.
-Dios era representado como él sol… por consiguiente Lilith y sus hijos fueron condenados a nunca más caminar bajo la luz del sol… fueron desterrados a la oscuridad… así Lilith y sus hijos más fieles fueron condenados a reinar en las tinieblas. Como ves, la guerra del cielo nunca existió, todo en realidad fue un problema “domestico”.
-Luzbel… príncipe de las tinieblas… -repitió el joven casi hipnotizado por las palabras del anciano y empezando a tambalearse por el peso de los libros acumulados.
-En fin, Adán se quedo sólo en la creación, dando lastima como cualquier marido abandonado…Al final el Señor se compadeció de él, pero se cuido de no cometer el mismo error. Dios dedujo que dos seres iguales no podían convivir, siempre habrá uno que tenga que ceder, así que esta vez creo a la mujer de una costilla de Adán… no del barro original como a Lilith… Así Adán tenía derechos sobre ella porque fue creada a partir de él y por ello le “pertenecía”... Eva le pertenece a Adán, es su mujer y existe para servirlo… y así también fue creado el machismo.
Pero tanto Eva como sus hijos por la forma en que ella fue creada, perdieron parte de su divina semejanza con el señor, al final el deseo de Lilith se cumplió y los descendientes de Adán y Eva tienen que padecer la muerte. El paraíso como fue concebido, un lugar eterno, ya no existía. Lilith triunfo sobre la creación… es por ello que Luzbel es el enemigo del hombre y de la obra de Dios... Pero no es su enemiga, el Señor en su infinita bondad no ha destruido a su creación, a su hija más bella… tal vez esperando su redención.
-Entonces los hijos de Lilith y Adán… son los ángeles y los demonios… descendientes de la primera generación e inmortales… ¿pero a donde fueron desterrados si sólo existía el paraíso?
Un nuevo y pesado libro cayó sobre los demás, el joven empezó a tambalearse por el peso.
-Al infierno, el paraíso era un estado del mundo donde todo era eterno e ilimitado, otro mundo fue creado en su lugar, semejante pero efímero, temporal… como la vida de los nuevos hombres, el infierno es un lugar de transición donde los hombres caminan, viven y sufren, donde la maldad heredada de nuestro padre Adán debe ser limpiada de nuestras almas. Muchacho, ¡este mundo en el cual vivimos es el infierno! ¿No lo reconoces?, ¿no vez el dolor y el sufrimiento en cada rincón, en cada esquina, en cada ciudad, en cada cultura?... Este es el infierno, un lugar donde venimos a sufrir y padecer… pero no para siempre, sólo hasta que seamos dignos, sólo hasta que dejemos atrás todo aquello que nos hizo mezquinos, egoístas y ambiciosos… cuando dejemos atrás las pasiones que causaron la caída de Adán y seamos tal como el Señor esperaba que fuéramos abandonaremos este mundo y volveremos al paraíso… por eso nuestra carne es débil y muere, pero nuestras almas son inmortales… para caminar por este mundo una y otra vez hasta limpiar el pecados de nuestra esencia… hasta que volvamos a ser dignos de su amor.
Lilith y sus hijos vinieron a este mundo, desterrados, condenados a nunca volver al paraíso, condenados a existir eternamente pero sólo de noche, lejos de la mirada de Dios. Fue con ellos que Caín mezclo su sangre cuando huyo después de asesinar a su hermano, maldad engendrando maldad… pecado engendrando pecado, sangre inmortal mezclada con sangre mortal... Así por cientos, miles de generaciones. La semilla de la inmortalidad puede estar en la sangre de cualquiera, en tu propia sangre… esperando el momento para germinar… cuando el pecado del hombre sea tan grande, tan terrible, que tu alma aborrecerá al señor y sus hijos y abrace la semilla de Lilith y su herencia… entonces y sin saber cómo, después de tu muerte no habrá reencarnación, abrirás los ojos al mundo como un ser único e imposible, sin la inmortalidad de tu alma, pero sin la mortalidad de tu carne… serás un oscuro ángel, hermoso, eterno pero sin esperanza ni redención.
-Siempre hay esperanza, siempre hay oportunidad de redención… la bondad del señor es infinita ¿no?, siempre habrá esperanza de redención. –dijo el joven profundamente pálido.
El anciano soltó una sonora carcajada que después silenció cubriendo su rostro con la túnica.
-¡Perdón amigo mío!… eres un muchacho muy joven e impresionable. No era mi intención envolverte con esa historia de esta manera… pero es un tema que me ha apasionado desde siempre, su investigación ha sido el trabajo de mi vida y me emociona hablar de ello.
El anciano puso sus manchadas manos sobre los hombros del joven, sonrió afablemente.
-Siempre hay redención… siempre que la deseemos, el Señor no puede obligarnos a ello ¿recuerdas?... libre albedrio… Pero los ángeles oscuros han abandonado toda fe, toda ambición, toda esperanza… la redención simplemente no les interesa, despojados de todas las pasiones mundanas han sido despojados también de toda necesidad de esperanza… ellos no “viven”, tan sólo “existen”, inmutables por toda la eternidad…
Esta es una historia muy diferente a todo lo que has escuchado antes ¿verdad?, el hombre común no está preparado para escuchar esta historia, en otra época hubiera derrumbado los simientes de la fe cristiana y el mundo tal como lo conocemos no existiría… algunos secretos deben ser guardados, sólo unos cuantos deben conocer la verdad y perpetuarla… los “illuminati”, los “iniciados”…
Pero al final esto es una historia… como tantas otras de otros tantos libros que hablan de un mismo tema, cada religión, cada mito, cada leyenda lo cuenta de forma diferente… algunos los llaman ángeles, semi-dioses, titanes o dioses menores… seres que descienden de línea directa de un creador supremo, esta es nuestra versión de los inmortales… pero no es la única. Te sepultaría bajo libros sin fin si quisieras conocerlas todas… Son sólo leyendas, pero como todas las leyendas tienen un fondo de verdad, un origen trastocado por el tiempo y la interpretación de cada generación que le toco contarlo… Pero hay algo cierto…
Hace diez mil años el hombre primitivo concibió la idea de los “dioses”, pero en aquel entonces los dioses eran su visión de la naturaleza en su forma más poderosa, así el huracán era el dios del viento, o los glaciares eran los dioses del frio y esa esfera de fuego que se suspende en el cielo y que intuían era el origen de la vida y las cosas buenas era el dios del Sol… ¿en qué momento los Dioses se volvieron humanos?, ¿en qué momento el hombre primitivo vio a un semejante como un dios?... ¿Sera que alguna vez conoció a un ser semejante a si mismo pero de naturaleza tan extraordinaria y sobresaliente que sólo podía ser un Dios?... Un dios al que veneraban con sacrificios de sangre y al que le construyeron templos o pirámides para protegerlo del sol... de los ojos de Dios.
Las primeras culturas del mundo convergieron en la mistificación de los sacrificios de sangre a los dioses, como los Druidas, los Mayas, los Aztecas, etc… seres inmortales de apariencia humana, seres que existieron y desaparecieron y cuyos mitos se propagaron a generaciones posteriores hasta deformarlos en leyendas y mitos increíbles. ¿Qué hay de cierto tras todas esas leyendas?... tal vez encuentres esas respuestas en estos libros o tal vez sólo caigas en la ilusión de un engaño… pues la mayor parte de la historia de la humanidad siempre ha sido un engaño.
El ángel derrotado…
Marcel arrojo su cigarrillo cuando la camioneta se detuvo frente a él, era negra, de cristales polarizados, imposible mirar su interior, no hacía falta. La portezuela se abrió dando paso a un anciano de singular figura, alto como una torre y a pesar de la edad se mantenía erguido aun que sus hombros que se curvaban por el peso de los años, su fría mirada se paseó por las ventanas del edificio frente a ellos, mirada fría como el acero, recargó su peso en su inseparable bastón y con un gesto interrogó al mercenario Francés.
-Ellos la encontraron primero, es una vieja casa “segura” de la KGB… entro un equipo de reconocimiento, nadie salió. Nuestro contacto nos informó y retiro a sus agentes… tenemos un par de horas para actuar.
-Retira a tu gente, se están haciendo notorios, toma un par de hombres y veamos que hay. –ordenó Peter Kürten, mientras se encaminaba hacia la entrada del edificio… Marcel decidió tomar un par de hombres más antes de seguirlo.
¡¡¡Magnifica!!!... aun ahora así se veía, su cabellera rubia caía sobre un rostro que miraba al suelo perdido en el vacio de sus pensamientos, esa dorada cascada estaba manchada en el rojo de la sangre seca que semejaba una siniestra sombra que coronaba el aura de su cabeza. Estaba tumbada en cuclillas apoyando la espalda en el muro, sus brazos estaban lacerados, cubiertos de araños y rasguños, delgados hilos de sangre escurrían hasta la punta de sus dedos, sus pies desnudos estaban heridos y sucios, hermosos, toda ella era hermosa, aun con esos cristales rotos en las manos, manchados en sangre que no era la suya, esos cristales que sostenía como puñales, como extensiones de sus propias manos… aún derrotada y herida, al fondo de ese pasillo cubierto de cadáveres y manchado de sangre, ella lucía hermosa.
Como la primera vez que la vio…
>>>Sólo una diminuta niña de cabellos dorados como el sol y ojos de azul frío como el acero. Se miraba tan diminuta dentro de esa bata blanca con las manos vendadas y aun manchadas de sangre, dejándose hacer por la enfermera que temerosa la curaba, esa mujer que con un sexto sentido “intuición femenina” se sabía en peligro, se sentía encerrada en una jaula con un tigre.
Una criatura única en el mundo, un accidente casi imposible de repetir, su padre fue un soldado violento e indisciplinado, con heridas en su alma y su mente infringidas en una guerra perdida en los desiertos de Afganistán, su madre era una enfermera curtida e insensibilizada de las improvisadas salas de cirugía de un frente de guerra, frustrada en sus sueños y amargada de la vida, huyo del infierno de su familia para ir a vivir a un infierno de dolor, sangre y muerte con olor a pólvora y carne quemada. ¿Cuándo odio y rencor hay en sus genes?, ¿Cuánta de esa crueldad es parte de su sangre?, ¿Se puede heredar el odio como se hereda el color del cabello y el matiz de los ojos?
De la unión bizarra de estos seres nació una niña tan hermosa como el sol, crisol donde el odio, el dolor y la frustración de sus padres convergieron para dar forma a un carácter sombrío, silencioso y letal. Su padre encontró en ella el desahogo furioso y sexual que su mente dañada engendró, violada por el hombre que debió cuidar y amar su virtud, su madre encontró en ella el desahogo de su frustración y el objeto de su amargura y odio, castigada por ser víctima, castigada por ser torturada, torturada por dejarse torturar… odiada por quienes más debieron amarla. ¿Cómo puede crecer un niño en ese mundo?
Elena Kipper, es su nombre, nació en la cúspide de la evolución humana, en el seno de una sociedad sofisticada… vuelta al principio de la evolución, empujada por el mismo mundo en que fue criada a volver al principio, a volver a la barbarie, al salvajismo, obligada a extraer de lo más profundo de sí misma ese instinto primitivo y salvaje de la humanidad, ese instinto con que el hombre de las cavernas sobrevivió a las bestias como el Dientes de sable, el mamut y los osos siberianos… esa parte del ser humano tan sepultada por la civilización y la cultura…
-… es un monstruo, lo que esta niña a vivido ha dañado su mente de una forma irreversible, no tiene concepto de bien y del mal, amor y odio son la misma cosa para ella, el sexo y la muerte se han fundido en su psique… es sólo una niña pero cuando empiece a despertar sus instintos sexuales… lo que ella vivió es la receta perfecta para crear a un monstruo, un asesino serial.
-Es muy hermosa…-dijo Kürten al mirarla a través del cristal de su habitación.
-Si, pero no tenemos recursos ni medios para intentar sanar su mente o su alma, es una bomba de tiempo que explotara en cualquier momento… sus órganos por otro lado pueden ser muy útiles todavía, su hígado, sus riñones, su corazón, sus corneas están en excelente estado, esta desnutrida y anémica pero nada que no se pueda resolver, sus órganos son excelentes, su mente es la que ya no funciona… ¿Qué te parece? Ingreso con heridas leves pero puedo cambiar el reporte, heridas profundas y decir que se desangro sin remedio… trae a tus cirujanos y toma lo que necesites… el resto irá a la fosa común.
Peter Kürten se rasco la cabeza, todavía sus abundantes cabellos rubios como los de esa niña se revolvieron entre sus dedos.
-Camarada, hay una razón por la que un medico como usted este mendigando unos cuantos rublos en su posición o que su gran país se haya fragmentado como lo hizo… no tienen visión de la oportunidad. Tiene una bomba en las manos, lista para explotar y quiere desarmarla y venderla por piezas a un céntimo de su valor
-¿Un céntimo de su valor?-arqueo los ojos intrigado el médico.
-Usted y sus amigos del “partido”… ¿Cuánto pagarían por ver desaparecer al cerdo de Politosvky antes de las elecciones?
El médico miró a su alrededor preocupado, se había asegurado de la privacidad de esa platica pero no podía evitar ponerse nervioso ahora que tocaban un tema más delicado.
- Politosvky, como muchos otros grandes hombres del partido es aficionado a los “melocotones”… frutas en delicada flor… ¡niñas pues!... y paga muy bien por ellas.
-¿Cómo lo sabe? –pregunto el médico sumamente pálido.
-En unos días Politosvky se encontrara en Moscú, ya reservo una habitación en el “mesón” de una amiga y le ha pedido para la cena un delicioso “melocotón”… no importa el precio, él desea a una hermosa niña rubia y de mirada celeste… un ángel, no una bolchevique común… una niña como esta.
-¿Cómo lo sabe?
-El mesón es mío en realidad… uno de tantos donde he dado alojo a las niñas que por cuestiones de salud no me han sido viables para el otro “negocio”… esta niña es justo lo que necesito pero… creo que han subestimado su valor… ¿no siente curiosidad por saber qué pasará cuando Politosvky intente “jugar” con esta niña?... ¿explorara la bomba?
El médico se quitó las gafas masticando la idea.
-A ciencia cierta no sabemos lo que puede suceder…
-Vale la pena intentarlo ¿no?...
-¿Convertir a una niña en un asesino?
-¿Convertir a una niña en un asesino?... ¡¡ja!! Una inocente y maleable mente… dañada, despojada de todo concepto del bien y del mal… libre de convencionalismos morales… libre para dejar salir su oscuridad a voluntad… ¿Qué maravillas podemos hacer con esta arcilla?... pongamos la bomba en su sitio, dejemos que explote o se extinga… puedo apostar que nos asombrara, ella ya es un asesino, ya es un monstruo… pero podemos convertirla en algo mejor.
Kürten apoyó su mano sobre el cristal, como queriendo tocarla.
-Si… podemos convertirla en algo mejor.<<<
-… podíamos convertirte en algo mucho mejor…- dijo Peter Kürten avanzando por ese pasillo, Marcel y sus hombres dudaron un instante antes de seguirlo a pesar de estar fuertemente armados pero Kürten les indico con una señal que esperarán.
-…Tu… ninguno de esos idiotas podía verte con claridad como lo hice yo, como te reconocí yo, una pequeña y dulce niña de cabello rubio como el mío, de ojos azules como los míos, de tez blanca como la mía… fuerte y capas de evolucionar y sobrevivir a todo, como yo… una digna mujer de raza Aria como yo… un ser superior de descendencia divina… ellos veían un monstruo, yo te vi cual eras… un ángel caído de alas lastimadas esperando el momento de volver a ocupar tu lugar en el cielo…
Kürten se detuvo frente a ella, Kipper levanto el rostro lentamente y lo miro a los ojos, un frio arco eléctrico pareció saltar de uno a otro, como dos bestias que se reconocen mutuamente.
-La viste ¿verdad?... te enfrentaste a ella y sobreviviste ¿no es verdad?
Kürten tendió una mano hacia Kipper, sin miedo, sabiendo que él era la única persona en el mundo a quien ella no podía matar. La rubia bañada en sangre miró sus propias manos y dejo caer los cristales con que había apuñalado a la media docena de los soldados que la habían localizado. Su mano parecía tan delicada y frágil en las manos manchadas por la edad de Kürten.
-¿Qué es ella?-al fin los labios de Kipper se abrieron.
-Ella es la razón por la que existió “La Sociedad del Tule”, la respuesta a las plegarias de Hitler, ella es la evolución final de la raza Aria, un ser que esta mas allá del bien y del mal, que existe entre la vida y la muerte sin distinción, un ángel le llamamos ahora… un ser que en otras épocas era visto como un dios, un ser a quien los hombres comunes le rendían tributo y sacrificios de sangre, inmortal e invencible hasta el final de los tiempos… ella es nuestro destino, Kipper, el divino secreto de su sangre es nuestro destino.
Alexa, La sin razón del corazón…
El sol brillaba en lo alto con singular alegría, una alegría que aun que se reflejaba en cada flor silvestre no alcanzaba al corazón de una gitana de piel morena, cabello negro como la noche y ensortijado como los misterios del alba. Sin fuerzas se recostó sobre el cobre de “su” auto, recargando la espalda en el parabrisas nuevo, recién instalado. Su auto ya era cómico de ver, sus molduras abolladas, raspadas por un centenar de impactos, ninguno demasiado aparatoso pero que si le habían restado esa aura de magnifico orgullo y arrogancia que tenía cuando recién lo robo, al menos el motor aun ronronea con esa potencia que las había sacado de apuros.
-Debemos irnos-dijo Fernando, ya con bastante inquietud pintada en el rostro.
Alexa quiso decir algo que no hubo palabra que acudiera a sus labios. Tampoco movió un musculo.
-Lo siento, amiga… ella no vendrá… los Polis están en todos lados, si Leonard la encontró primero no debes preocuparte, ella estará bien, lo mejor que podemos hacer es movernos de aquí, en cualquier momento pueden alcanzarnos.
- Tú, entre todos los monstruos… ¿Qué hiciste con mi niña? –pensó Alexa. De mala gana bajo del cofre del auto y se metió en el del lado del copiloto.
-No nos alejemos demasiado… ella está por aquí, lo sé
-¿Sexto sentido de hechicera?… -trató de bromear Fernando, de muy buena gana se instaló tras el volante y oprimió el acelerador. Los arboles parecieron pasar cada vez más rápido a los lados del camino.
-Estas sangrado… -dijo Fernando, Alexa le dedico una mirada muy vaga, como si no comprendiera sus palabras, como si le hubiera hablado en un idioma ajeno a ella.-… tu pecho, estas sangrando en tu pecho.
Alexa se miró la blusa y se percato de una flor carmesí que se había dibujado sobre el nacimiento de su busto izquierdo, a la altura de su corazón… recordó la profunda punción que ella misma se hizo… recordó la punta de acero que penetro por su mano en su pecho… las oraciones acudieron a su mente, canticos de antigüedad milenaria… ¿lo haría de nuevo?, ¿se atrevería a pasar por ello otra vez si tuviera nuevamente la oportunidad de enfrentar a ese demonio de ojos azules para proteger a su pelirroja?
-Elena, no estoy huyendo, no te estoy abandonando, te encontrare, luchare por ti, contra quien sea, contra lo que sea…
Alexa recordaba con toda claridad el rostro de Yulia, el brillo de sus ojos, dos llamas ardientes que eran ventana abierta a los rincones del infierno, a los secretos de su corazón. Recordaba perfectamente el agitar de esas llamas cuando le dijo:
-.. Si la amaras, la dejarías vivir…
¿Cómo es que aún está viva? ¿Cómo pudo sobrevivir a la fiereza de ese monstruo de leyendas milenarias?, una criatura de la oscuridad que llora con lagrimas de fuego, eso era Yulia, lo podía ver, lo podía sentir.
>>-… me quedaría con ella sin importar lo que pasara, así rompieran mis huesos y me arrojaran a un oscuro agujero, así me marcaran con fuego y humillación… así me traicionaran… yo nunca… nunca me rendiría… yo volvería a su lado… así tuviera que levantarme de la tumba. – dijo Yulia. <<
- Alguna vez fuiste una mujer… una mujer como yo, ¿la amaste?… ¿la amaste como yo la amo?...
<<…yo volvería a su lado… así tuviera que levantarme de la tumba. – dijo Yulia. <<
-Si, la amaste… ¿tal vez más que yo?…-los ojos se le llenaron de lagrimas-¿Qué oscura historia hay entre ustedes?, ¿Qué secretos se esconden tras tus ojos esmeralda, mi Elena? ¿Debo rendirme?, ¿debo dejarte ir?... ¿y si tu destino está en ese monstruo?... Siempre he sabido que tu no eras para mi, que tu corazón realmente nunca ha sido mio... pero ¿debo rendirme?... Yulia… ¿si estuvieras en mi lugar…te rendirías tu?
-¡¡Detente!! –dijo Alexa con mucha firmeza, Fernando reaccionó sin comprender oprimiendo el freno del auto como si se tratara de un chiquillo que ha sido sorprendido en una travesura.
-No me iré sin Elena
-¡Por favor, mujer!, ¿Dónde piensas encontrarla en todo este bosque?
-No lo sé, pero debo hacerlo antes de que se ponga el sol… es su única oportunidad… ella… ella no caminara en la oscuridad… no mientras yo siga aquí para ella… ¿entiendes?... no voy a abandonarla.
Continua...
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXIV … Semilla de Eternidad.
Yulia, en el alba de la oscuridad… hace seis siglos.
… Ellos llegaron como lo prometieron, cuando el sol tintaba de rojo el cielo, preludio del baño de sangre que se esparciría sobre la tierra. Unas cuantas monedas de oro para abrir las mazmorras donde nadie quiere entrar, solo un puñado de hombres sin futuro, aferrados a un gramo de fe. Los condujo antorcha en mano por esos oscuros pasillos que odiaba transitar, hasta esa última mazmorra que odiaba atender. Ella aun estaba ahí… lo que quedaba de ella… pero ya no por mucho, su vida al fin se extinguía, al fin la oscuridad de la noche sin tiempo la alcanzaría más rápido que el ocaso al sol. Ese hombre que vino de tan lejos, tan sólo vino para verla morir.
Cuanto debió amar a esa niña, que sin dudarlo la tomo en sus brazos y aparto sus cabellos de ese rostro que alguna vez fue hermoso… limpio sus mejillas y algo le susurró al oído.
Y ella finalmente murió…
Murió junto con en el atardecer, junto con la esperanza, la guerra alcanzo las murallas del castillo, las espadas y los gritos se elevaron como una marea que todo lo llenaba. Las cadenas no cedieron al golpe de las espadas, Ilich Katin no tuvo el coraje para mutilar el ya destrozado cuerpo… un soldado envolvió el cuerpo en una capa, lo baño con aceite y lo cubrió con paja seca. El fuego llenó el agujero que era la última mazmorra, el fuego que debió devorarlo todo, consumirlo todo, borrarlo todo convirtiéndolo en cenizas…
Pero hay pecados tan grandes que no pueden ser perdonados, ni expiados por el fuego, hay pecados tan grandes que el cielo mismo debe cerrar los ojos y permitir que los hijos del infierno caminen entre los hombres llevando la justicia del fuego azul del averno.
El fuego azul de los ojos de ella… la que se había podrido en esa mazmorra, la había muerto ahogada en su dolor y su inmundicia, la que había surgido de entre las llamas…
Ella estaba ahí, ¡de pie!, esas piernas deformes y por los huesos destrozados estaban erguidas nuevamente, perfectas como dos columnas de mármol, ese rostro era nuevamente el mismo rostro que conoció de quien fuera su ama, hermoso arrogante, altivo… sólo el bronceado de su piel había desaparecido por completo, al igual que todas las heridas y cicatrices, ese rostro parecía brillar de tan perfecto en sus líneas y formas, esa palidez parecía la única huella de su estancia en las mazmorras, tan lejos del sol por tanto tiempo… esa palidez que superaba la palidez cadavérica.
El hombre se sintió clavado en su lugar, incapaz de correr, huir… estaba fascinado con la belleza de esta aparición sobrenatural… esas manos se levantaron hacia el cómo llamándolo, esos brazos de frio y duro mármol lo envolvieron en un abrazo, cuando el miedo al fin lo hizo reaccionar esos brazos eran cadenas irrompibles, una decena de agujas se clavaron en su espalda como las garras de águila en su presa… la diminuta niña semejaba una estatua de mármol, solida, dura, fría e inamovible… invencible ante sus fuerzas… esos labios que debieron ser tan dulces para ser besados se curvaron en una sonrisa siniestra y de entre ellos brotaron un par de colmillos como nunca antes había visto… apenas sintió la mordida cuando ella acuno el rostro en su cuello como una amorosa amante en un beso apasionado… esos colmillos de cobra penetrara su garganta y su corazón, bebiera su sangre y su alma… y sus pecados, todos ellos flotan en el aire ante sus ojos… su cobardía, su lujuria, su egoísmo, su furia, su ambición, su remordimiento.
Ella vino por todos sus pecados, todos sus secretos son arrancados del corazón al igual que su alma… es tan pequeño, tan frágil como una bocanada de humo, y así se disuelve en el viento.
Los azules ojos de ella se abren, su fuego azul inunda las sombras ocres de la mazmorra que arde en un fuego que se esparce junto con el choque de las espadas… nuevamente es ella, ya no él… el alma de ese hombre se disuelve lentamente en su corazón que palpita con la furia de una bestia desencadenada.
Todo era como un sueño, estaba ahí caminando entre las sombras, sin saber de dónde venía, hacia donde iba, nada importaba, tan sólo ese terrible dolor que palpitaba por todo su cuerpo, en cada rincón de su ser… sólo el instinto guiaba sus pasos por las sombras, su sigilo de cazador nocturno, sin dimensión ni conciencia de sí misma… sólo era consciente de esa hambre atroz y desgarradora que debía saciar… y encontró presa en el pobre infeliz que no huyo a tiempo de las mazmorras tentado por la avaricia, a través de sus ojos pudo ver el final de la tortura, la extinción de la vida de … ¿Quién murió en ese pozo mal oliente?, ¿de quién era ese rostro destrozado por el dolor y la soledad?...
El cadáver del hombre que vigilaba las mazmorras yace a sus pies, vacio como el cascaron de un ave que ha emprendido el vuelo. Los pensamientos que inundan su mente poco a poco empiezan a desaparecer, a opacarse al igual que las memorias de aquel de quien bebió su vida y su alma… su instinto le dicta que debe volver a la oscuridad de donde salió, sepultarse bajo tierra y aguardar hasta que el hambre sea tan atroz que la haga surgir otra vez de esas tinieblas… pero no.
Sus pasos la conducen de regreso al pozo, sus pensamientos son como islas entre lagunas de indiferencia… casi todos… ahí está al fin, el lugar donde esa doncella dolorida dejo escapar su último aliento en un alarido silencioso que gritaba a la eternidad un nombre… el nombre de…
El dolor palpitó en su pecho con furia salvaje…
Dolía, estar ahí dolía de una forma incomprensible y cruel. ¿Quién murió en ese pozo?... ¿Quién estuvo prisionera y encadenada en este oscuro rincón del mundo?... Sus instintos le gritaban que huyera de ahí, que buscara refugio en un lugar tan oscuro solitario como pudiera encontrar… Pero había algo más fuerte ahí, algo en ese pozo que la llamaba…
<< Una mano encadenada, lastimada y herida se levantaba hacia la grieta en lo alto de ese muro… esa grieta por donde se filtraba un delgado rayo de luna…>>
¿Qué era esa visión?, ¿de quién era esa mano?...
La criatura saltó al interior de ese pozo aun humeante, sus pálidas manos se hunden en la ceniza de la madera carbonizada y encuentra las cadenas que esclavizaron esas muñecas. Cadenas vacías, manchadas de sangre quemada y hollín, hunde sus manos nuevamente en ese amasijo de brazas y encuentra el resto de las cadenas, más cenizas y trozos de leña a un ardiente… y nada más.
Se mira las manos, se ha quemado, el calor de las brazas ha ulcerado sus manos hasta casi exponer el hueso pero no hay dolor, no hay sangre, no hay nada… sus manos muertas son incapaces de sentir el calor del fuego o el frio del viento, la frescura de la lluvia… y el paso del tiempo.
Nada encontró en esas cenizas, ahora el horror empieza a tomar forma en su mente, en su corazón, no hay nadie en ese pozo pues es ella misma quien ha muerto ahí, es ella quien fue consumida por el fuego como antes fue consumida por la avaricia, la codicia, el odio y la maldad de los hombres… fue ella quien se consumió en ese pozo.
¿Quién fue ella?... a su mente vienen los recuerdos hurtados del alma de aquel hombre, se ve a sí misma encadena y hundida en su propia inmundicia, ve su propio dolor y miseria… de pronto ya no son los recuerdos de él, ahora son sus propios recuerdos… ¿Qué crimen fue tan grande para ser castigada así?...
Cae de rodillas entre las brazas, entre las últimas llamas que deberían torturar su cuerpo con el dolor de llagas ardientes… pero no siente nada… tal vez porque el dolor que lleva por dentro es más grande que cualquier tortura que el fuego le pueda dar…
Ese dolor que se convierte en un nombre en sus labios…
Sus colmillos brillaron en la oscuridad igual que sus garras, gritó ese nombre a la noche con una voz que nadie podía escuchar, pero que respondió el cielo y las nubes en lo alto, las alimañas en sus madrigueras y agujeros y hasta las bestias respondieron con sus aullidos y bramidos en los bosques. Ese nombre que era el origen de todo su dolor…
-¡¡¡Nadyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…!!!!!
…Una casita en la pradera, época actual.
Elena abrió los ojos… ¿fue un sueño más?... ese grito desesperado que hizo eco en la eternidad hasta ese día en que al fin llego a sus oídos tantos siglos después, tantas vidas después…
Y nuevamente no sabía dónde estaba. Tuvo ganas de reír, eso era ya tan habitual que no le sorprendía, su vida se había convertido en una serie de lagunas confusas y de recuerdos olvidados… y de recuerdos de una vida pasada, tan intensos que la confundían sobre la verdadera época en que estaba viviendo… Sólo había dos cosas de las que estaba cierta: su nombre era Nadya Elena, aun que sus apellidos eran tan vagos… a veces era mas Nadya y otras veces era Elena… ¿importaba su nombre? uno u otro, era ella, simplemente ella… ¿y quién era ella?... La segunda cosa que tenía muy cierta, ella era la luz en los ojos de Yulia… Yulia la amaba.
Sonrió, se dejo envolver por esa cálida sensación tal como los rayos del sol que entraban por la ventana abierta la bañaban con bendiciones. Sus ojos recorrieron el lugar, reconociéndolo, de alguna forma lo había visto en sueño… ¿o en delirios?. Era una habitación rustica, de madera tallada, no pulida… hecha a mano de una forma rudimentaria pero eficiente, era una choza, alto tejado de vigas y paja que mantendrían fresco el lugar en el abrazador verano y retendría el calor en el frio invierno. Sobre las paredes estaban colgadas ollas de cobre, bolsas de piel y caña, había en el fondo una chimenea que a la vez era improvisada estufa de hierro y alimentada por maderas. No había una sola bombilla eléctrica, interruptor o nada, en el muro, a un lado de la puerta de la entrada estaba colgada una lámpara de petróleo, muy vieja pero en perfectas condiciones.
La choza era perfectamente intemporal, un rincón en el tiempo donde todo parece haberse detenido. Hizo un esfuerzo y logro levantarse de esa rustica cama, hecha a mano y… ¿con amor?, era difícil dejarla, había en ella una sensación de tranquilidad y calma, como una extensión de los brazos que la construyeron… esta cama fue hecha para alguien, ese improvisado colchón fue hecho para alguien… alguien que fue muy amado.
Sus pies tocaron el suelo y se encontró con un tapete de piel de cordero. Estaba desnuda pero no se sintió incomoda, se sintió tan natural como todo lo que la rodeaba, más por respeto que por pudor cometió el crimen de cubrirse con la sabana de la cama y dio unos pasos vacilantes al principio, pero poco a poco se sintió más fuerte y animosa.
Abrió la puerta y sintió la brisa fresca de las montañas acariciar su rostro, agitar sus cabellos, los aromas del bosque la inundaron y por su mente cruzo la idea de dejar caer la sabana y dejar que esa brisa acariciara todo su cuerpo, que el bosque le hiciera el amor como hacía tiempo no era amada…
-Una ninfa… soy una ninfa-rió Elena dejándose llevar por sus fantasías…
-Al fin despierta, Señorita. –dijo una voz al otro lado de la casa, era una voz agradable y conocida, la voz de un anciano. Elena no se sobresalto aun que muy vagamente recordaba ese rostro. El hombre venía caminando por el sendero del bosque, llevaba un atado de leña seca al hombro y una vieja hacha en la mano derecha, a pesar de la edad que se reflejaba en todo su ser caminaba aun con paso firme y ágil aun que la espalda ya se inclinaba mas por el peso de los años que por su carga.
Elena devoró cuanto puso ese hombre en su plato, poca atención presto a la risa alegre del anciano que se deleitaba viéndola comer, caldo de cordero, rodajas de pan y queso, un poco de vino un tanto agrio por su juventud pero exquisito en la combinación de todo, el aire de las montañas y el aroma del fuego de madera en la estufa disparaba su hambre en proporciones titánicas… hacia mucho que no probaba bocado por su propia mano, lo tenía muy cierto.
El anciano brevemente le “refresco” la memoria… o menor dicho puso coherencia a los vagos recuerdos de la pelirroja. La había encontrado dando tumbos por el bosque, herida y presa de una fiebre tremenda, delirando. El era un hombre sencillo y de campo, ermitaño prácticamente… la llevo a su cabaña y cuido de ella.
-¿¡Dos semanas!? –exclamó Elena.
El anciano asintió
-Dos semanas has estado bailando con la muerte, niña, estabas tan agotada que literalmente has dormido por dos semanas… aun cuando parecías despertar, podía verlo en tus ojos, cuando te sentaba allá afuera en la mecedora para que el bosque y el sol te curarán, aun cuando tus ojos parecían perderse en el horizonte, yo podía darme cuenta, estabas profundamente dormida.
-Cuantas molestias… Señor, no sé qué decir.
-Estas despierta ahora… al fin, tienes una hermosa sonrisa, muy dulce, cuidaría de ti por años con sólo ver esa sonrisa. Al principio pensé en llevarte al pueblo, conseguir que alguien te llevara a un hospital o algo… pero me di cuenta que sólo estabas cansada, herida más es tu corazón que en tu cuerpo… necesitabas el bosque, no un hospital. El bosque es mágico, el bosque puede curarlo todo…
El anciano continúo comiendo, con calma, disfrutando de cada bocado, de cada trago de vino, de cada instante en que la brisa se colaba por la ventana y le acariciaba ese rostro curtido por la edad y la intemperie… Elena admiro a ese hombre, tal vez por el vago recuerdo de sus delirios en que se encontraba acunada en sus brazos viejos pero poderosos y que él la alimentaba como a un bebe. La sensación de libertad y realización que emanaban de él era embriagadora, era un hombre libre de las ataduras del tiempo, los relojes, los caprichos, las modas… un hombre que vivía para si mismo, disfrutando de cada instante de su rudimentaria vida… nada parecía poseer y a la vez parecía poseerlo todo, como si cada rincón, cada instante de este mundo hubiera sido hecho sólo para él. Un hombre en la serena plenitud de su vida.
Pero a pesar de la serenidad que la rodeaba, había una zozobra en el corazón de Elena,
-¿Que ha sido de ti, mi gitana… donde estas Alexa?
Sangre de gitanos.
Alexa… mira su rostro en un espejo de hierro negro ¿Qué es lo que ve?, las cicatrices han sanado al fin, casi desaparecido algunas y otras se quedaran ahí para siempre. Estaba en el interior de una vieja caravana, tan antigua como su pueblo mismo, una vieja y conocida caravana.
-¿Qué quieres de la vida? –le pregunto una voz a su espalda.
El rostro de esa anciana apenas se distinguía en el reflejo del mismo espejo, esos ojos muertos, cubiertos por un velo blanco… Alexa tiene miedo de mirar directo a esos ojos, sabe en su corazón que esos ojos ya no pueden ver nada de este mundo pero ¿que cosas en el otro mundo si pueden ver? Se siente transparente frente a esa mirada.
-Lo mismo que todos… ser feliz. –responde la joven gitana.
-Entonces búscate un buen hombre… alguien como Fernando, júntate con él y llénalo de hijos.
Alexa soltó una carcajada.
-Nada de eso es lo que busco… nada de eso me trae felicidad.
-Dónde está tu felicidad Shuvihani?.
-No soy una Shuvihani, una hechicera, Mi hermana Sofía fue la heredera.
-Alexei dejo esto para ti.
La anciana le entrego una delgada pieza de acero y plata, Alexa reconoció en el acto su arma, la misma que había perdido en Francia.
-¿Alexei?... ¿pero como…?
-Puedes fabricar una semejante pero nunca será igual. Esta fue la herencia de tu abuela, se ha pasado de generación en generación de Shuvihani a Shuvihani, de madre a hija desde el principio de los tiempos, tu abuela no se la dio a tu madre, tampoco se la dio a tu hermana, la guardo para ti. Ella siempre supo que eras tú quien la necesitaría.
-Yo ya he fabricado la mía… de la forma antigua.
-Confía en la herencia de tu sangre, niña. La sangre de todas las Shuvihani de tu familia han bendecido este hierro, el espíritu y la magia de docenas de Shuvihani están en ella. Tu destino es luchar contra la oscuridad, tú debes salvar a la doncella vestida de sol, tu debes salvar el amanecer.
-¿Qué?... ¿de qué doncella me hablas?.
-Tú sabes bien de quien te hablo, tu abuela la vio llegar antes de que tú nacieras. Ella ha quien has entregado tu corazón.
Alexa se sonrojo sorprendida.
-Tu abuela al igual que tu madre siempre supo de tu naturaleza, y la razón de tu naturaleza, naciste para amar a aquella a quien debías proteger, porque sólo amándola como la amas serías capaz de hacer lo que tienes que hacer… No puedes negarte a ti misma, la amaste con sólo verla, sin saber su nombre ni su pasado, la amaste como el sol ama al amanecer, la reconociste como tu destino y te volviste su guardián sin proponértelo.
-¿Cómo lo sabes?... ¿de verdad es tan grande el poder de las Shuvihani?.
La anciana rió de buena gana.
-Lo sabia tu abuela, lo veía en sueños, de la misma forma en que lo veía su madre antes que ella y como lo vio tu madre, como debía verlo Sofía, tu hermana si en verdad fuera la heredera… Tu lo has visto en sueños, cuando eras niña, sueños que has olvidado, que tu madre te hizo olvidar.
Alexa abrió grande los ojos, como si de pronto un balde de agua helada hubiera caído sobre ella, no sólo haciéndola despertar de un letargo, si no limpiando el polvo acumulado de memorias muy antiguas. Como si un hechizo se hubiera roto y un telón que ocultaba su pasado se hubiera abierto.
-¡Elena!... yo conocía a Elena, es verdad, yo conocía a Elena… ahora lo recuerdo… pero siempre creí que ese sueño… la chica de mis sueños era…
-Siempre creíste que la doncella de tus sueños era tu abuela ¿verdad?, se parecía tanto ¿verdad?
Alexa recordó el primer pensamiento que tuvo cuando conoció a Elena, la recordó sentada en el marco de la ventana, con la mirada perdida en el horizonte, tal vez en las nubes, tal vez en la nada, su cabello rojo agitado por la briza y sus ojos verdes y enormes como parajes de hermosas praderas… ese gesto en su rostro, esa sensación de soledad imposible… El mismo Alexei a veces también se quedaba cautivado por ese gesto, esos instantes en que semejaba una imagen fuera del tiempo, como una fotografía que nunca envejece… era la imagen de su abuela.
-Entonces encontraste a Alexei primero… ¿por qué te dio esto?, ¿qué puede importarle a él nada?
-Le importas tu… Siempre son dos… -dijo la anciana- lo han sido por muchas generaciones, un varón y una dama… siempre dos tan opuestos, tan iguales, siempre se han odiado y amado con la misma fuerza, como sólo pueden hacerlo dos gemelos… Cuando nacieron ustedes fuero la luz de los ojos de tu padre pero la sombra en la sonrisa de tu madre… para tu abuela era la señal del final de los tiempos.
-Si esta es una historia que conto mi abuela… olvídela, ella estaba mal ¿recuerda?... ella escuchaba voces y veía…
-Veía cosas que nadie más podía ver, escuchaba cosas que nadie más escuchaba… sabia cosas que nadie jamás supo… y si, estaba enferma ¿Quién puede mantener su cordura después de toda una vida de escuchar susurros en la nada?... Todas las Shuvihani han terminado locas…
-Esquizofrenia… mi abuela estaba enferma de esquizofrenia, no era una adivina, no era una gran bruja… ella tan sólo engañaba a la gente como lo hacia mi madre y como la hace mi hermana… era sólo una farsante más.
-Tu madre no fue gemela como tampoco lo fue tu hermana… ellas tienen el “Don” pero no es ni la mitad de fuerte que el tuyo… No culpes a tu madre y hermana por mentir y engañar pues siempre han buscado hacer el bien para nuestros hermanos, cuando todos esperan tanto de ti, más de lo que puedes dar, cuando la fe y la fuerza de una tribu depende tanto de alguien.. ese alguien tiene que hacer algo más, incluso engañar… La FE nace del engaño, de creer en algo que no puedes comprobar… pero si tienes suficiente FE eso en lo que crees puede hacerse realidad y el engaño desaparece.
-Las historias que contaba mi abuela… no podían ser ciertas.
-¿No, Alexa?, ¿Por qué tus ojos dicen otra cosa?, tus ojos revelan que has visto la oscuridad, has visto esa vieja y triste maldad que camina con disfraz de hombre para hacernos presas de su hambre y su soledad. Tú has visto a aquellos que han sido condenados a nunca más caminar bajo la luz del sol… ¿no es por eso que viniste a mi?... ¿no viniste para que te contara todo lo que tu madre te quiso ocultar?
-Yo… he visto la oscuridad… más de una vez, he estado frente a ella y sé su nombre.
-Las voces que escuchaba tu abuela, fue su silencio lo que le revelo tu destino… fue poco después de que nacieron ustedes, fue poco después de que tu naturaleza se empezó a revelar con tus juegos de niña… un día despertó y esas voces se habían callado… ¿lo recuerdas ahora?
Alexa asintió con lágrimas en los ojos.
-Fue la última vez que vi a mi abuela… me abrazó y lloró mucho, me dijo que “la Luz se ha liberado de su prisión”, me dijo “protégela, amala, en el momento más oscuro no la abandones”... Era Elena, ella me hablaba de Elena ¿verdad?
-Tu abuela vio algo más… tuvo un sueño terrible que la mató de tristeza… Ella vio lo que está pasando ahora, ella supo que era el tiempo de que la maldad absoluta volvería, lo que ella me contó me ha obligado a hacer este viaje para encontrarte y empujarte a tu destino…
-¿Lo que está pasando ahora?
-¿No lo has visto?, ¿no has visto las noticias en la televisión, en los diarios?, ¿no viste lo que paso en Francia?... Los doctores dicen que ya termino, que la “pararon”, dicen que tienen “la cura” para eso… pero no saben nada, nunca supieron lo que sucedió hace seis cientos años y no lo saben ahora, ni con toda su ciencia y sus libros. Y apenas es el comienzo… otra vez… La muerte negra, hija, la muerte negra ha regresado.
El espíritu del bosque.
Elena salió de la cabaña para tomar asiento en una vieja mecedora a la sombra de los arboles por entre cuyas hojas el sol se filtraba en delicados rayos que besaban tímidos su rostro mientras la brisa la refrescaba. La sabiduría de ese hombre se simbolizaba en ese momento, Elena sentía como si un espíritu del bosque, un aliento mágico brotara de todas las cosas para darle una caricia sanadora, poco a poco sentía sus fuerzas volver, de la herida de su vientre apenas quedaba un pequeño cosquilleo.
-Estoy fabricando ladrillos de barro-explicó él con una sonrisa que se distendió en su arrugado pero jovial rostro- extraigo el barro de un pozo, debe ser arcilla roja, los macero y hago cubos con moldes, se les deja secar por el sol y después se apilan en torres con leños y carbón a manera de hornos, se dejan arden hasta que el barro se funde y se integran en bloques o ladrillos sólidos… son muy buenos para el invierno, retienen el calor y en el verano se mantienen frescos… De niño aprendí el oficio, hoy en mi retiro vivo de ello, ladrillos hechos a mano a la forma tradicional no industrializados, todavía hay gente que aprecia el trabajo de las manos de un artesano.
La mano del hombre se extendió por la explanada a un costado de su cabaña, había varias columnas de ladrillos de barro apiladas con brazas ardiendo alegremente en su interior. El viento empujaba el humo en sentido contrario a ellos, el anciano había sido sabio al elegir el lugar donde Elena descansaba.
-Vamos pequeña… aún debes descansar.
-Creo que he dormido más que suficiente- dijo Elena, aun que con honestidad se sentía como si aun necesitara dormir una semana entera.
El anciano rió entre dientes.
-No te preocupes, hoy puedes dormir aun mucho mas… ella siempre viene pasada la media noche… estarás despierta cuando ella esté aquí.
Elena levanto sorprendida la mirada hacia ese hombre, el brillo de sus ojos fue su única respuesta y se alejo con un hacha en los hombros.
-Ella siempre viene después de la media noche. –le repitió una voz a su lado.
-¿sigues conmigo, Marina?... creí que te quedarías con tu padre.
-Sigo con él… pero ahora quiero estar contigo.
-¿Entonces Yulia viene todas las noches?
-Todas las noches
Elena sonrió, inclino su cabeza para dejar que la briza acariciara su nuca.
-Ojala pudiera estar aquí conmigo ahora mismo… ojala pudiera tomar su mano y caminar por estos bosques… como antes lo hacíamos…
-Tú nunca caminaste con Yulia de la mano…
Elena miro el rostro de esa niña eterna, Marina miraba el bosque con un aire de tristeza en los ojos.
-Lo sé… no fui yo a quien Yulia prometió proteger… no fui yo por quien Yulia murió… ¿Qué debo hacer?, ¿Quién soy yo entonces?... Todo me es tan claro cuando Yulia está conmigo…
-Cuando Yulia está contigo… no eres tú, simplemente no eres tu
-¿Quién soy entonces?... ¿Quién soy?
-Duerme… deja que los recuerdos de ella lleguen a ti, tal vez encuentres las respuesta en esos sueños y tal vez entonces puedas… puedas llevarme con Mamá.
Marina se acerco a Elena y sus labios besaron su frente con el cándido gesto de una niña, Elena sabía que esa caricia sólo era la brisa…
Nadya Elena, semilla de eternidad… (Hace seiscientos años)
-Yo siempre te amare…
Nadya se obligo a abrir los ojos sintiendo como sus propios parpados la quemaban, sus manos temblaban en una fiebre imposible y su promesa se desvanecía en el viento como un sueño. Ahí tumbada entra la paja y la inmundicia de su propia sangre veía como la vida se le escapaba gota a gota a través de su vientre. Veía como la vida se le escapaba del pecho latido a latido de su corazón que dejaba escapar su alma.
-…siempre…-la inmensidad de esa palabra resonó en su pecho como el repicar de una campana inmensa e insondable, vacía-… te amare…
Si le hubieran quedado más lagrimas, hubiera llorado, si le quedara un gramo de fuerza habría luchado… habría intentado cruzar esa puerta que se quedo abierta, en su delirio se veía luchando, arrastrándose escaleras abajo, tratando con toda su vitalidad por llegar hasta ella… hasta Yulia.
Pero en cada parpadeo volvía a la prisión de la torre, esa celda que ya no podía aprisionarla más.
-… No quiero morir… no todavía… no todavía… Yulia, debo verte, debo decírtelo… debo dártelo…
Sintió una convulsión en su vientre herido, un dolor que la hizo morder la paja y delirar.
El techo de la torre se desvaneció como una nube disuelta por el viento, el sol se asomo radiante sobre ella, su calor acarició su rostro. Sus ojos se abrieron tan grandes como eran, ahí estaba la barca de sus sueños, la proa asomó por el hueco del techo desvanecido, velas tan inmensas que cubrían todo el cielo… una barca tan resplandeciente como hecha de estrellas, más luminosa que el mismo sol. La barca que llevaría su alma hacia la misma luna donde su madre la aguardaba.
Nadya lloró sin lágrimas…
-No… todavía no… Yulia… mi Yulia…
Abrió los ojos ardiendo en fiebre, los labios tan secos como la arena… el corazón tan vacio… el techo de la torre una vez más cubriéndola y ocultándola de la luz de las estrellas y la luna.
La puerta se abrió con brusquedad, espadas en mano cuatro hombres entraron presurosos, cubiertos sus rostros con capuchas. Se detuvieron frente a ella, sorprendidos, horrorizados. Uno de ellos se quitó la capucha y se arrodillo junto a ella.
-¡¡Mi señora!!... –gimió Carlo- ¿Qué le han hecho?
Nadya le obsequio una sonrisa y con lo que le quedaba de fuerzas su mano ensangrentada tomó la de él y la colocó sobre su vientre. El gitano tembló al palpar la herida abierta… y algo más.
-Príncipe de los gitanos… te lo suplico… termina lo él ha comenzado… Yulia… mi Yulia debe saber… ella debe saber…
Los ojos de Nadya parecieron apagarse, su vista se nublo. El gitano tomó su rostro y sintió su pulso desvanecerse poco a poco.
-¡Mi Señora!.. ¡Mi Señora!... ¿Qué me estas pidiendo?
El tiempo se escapaba como los grados de arena corriendo hacia el infinito, como la sangre escapando de la herida abierta… Carlo lo comprendió al instante, con la sangre fría y el temple de los de su extirpe, se subió las mangas y empuño la daga que llevaba consigo.
El llanto de un recién nacido fue opacado por el furor de la batalla que a los pies de la torre se encarnizaba.
El regreso del monstruo
La luz penetro en el interior de la camioneta hiriendo sus ojos. Un tirón en la cadena que le ataba las manos le indico que iniciaba la rutina, docenas de veces ha pasado por esto, pero de alguna forma sabe que hoy es todo nuevo. Iván se pone de pie y con cortos pasos sale del vehículo y salta a tierra. Mira a su alrededor para descubrir que se encuentra en un aeropuerto, en una pista vacía y muy lejana de todas las demás. Esta rodeado por un pequeño ejército de hombres uniformados como policía especial. Casi se siente alagado por ese trato.
Un policía se le acerca y lo revisa cuidadosamente, hasta el interior de su boca en busca de algo que pudiera ser considerado un arma o herramienta. Iván ríe quedamente ante la pantomima bien llevada.
-Te llevan de regreso a casa-dijo Troy en un ruso muy aceptable pero de cargado acento extranjero- si por mí fuera en lo que te queda de vida jamás volverías a ver tu patria...
-¡Agente McCubbin! –le reprendió otro agente junto a él, se le notaba un mayor rango.
-Si de mí dependiera jamás volverías a ver la luz, jamás volverías a ver nada que no fuera una pared de concreto hasta que se te pudran los ojos por la humedad y el salitre. –prosiguió Troy ignorando a su superior.
-¡¡Troy, es suficiente!! –replico el superior.
-Pero si te aseguro una cosa, si me entero que tu asqueroso trasero vuelve a arrastrarse un metro fuera de tu frontera te cazare como a un cerdo y lo último que veras será mi arma y tus sesos esparcidos por el suelo…
Iván le dirigió una gélida sonrisa e ignorándolo siguió al policía que lo condujo al interior del avión que lo esperaba.
-Troy, te has extralimitado, puede haber serias quejas contra ti… -gruño entre dientes el oficial superior.
-No habrá quejas ni nada… a este cerdo se lo tragara la tierra cuando llegue a su patria, si es que llega. Lo volveré a encontrar por aquí, tenlo por seguro. Todo esto es una farsa y lo saben ¿Cómo le estamos permitiendo escapar?
-Nada podemos hacer, las políticas internacionales de cooperación…
Troy se dio la vuelta y dejo hablando solo a su superior.
A bordo del avión Iván se liberaba de las cadenas.
-De prisa camarada-le urgió un oficial mientras le entregaba un uniforme que Iván empezó a vestir ayudado por otros hombres.
-¿Quién es el señuelo?-pregunto Iván.
De una cabina apareció otro hombre con grandes similitudes es sus rasgos y complexión física, casi podría pasar por hermano de Iván, ya iba vestido con el uniforme de reo y se colocó las cadenas de las que se había liberado Iván.
-Buen trabajo… si mi madre viviera, ¡le escupiría la cara! –rió el ruso tratando de controlar su euforia.
-Camarada, esto es un favor extraordinario… los altos mandos están muy molestos.
-Si, pero soy el único que puede recuperar el control de las cosas ¿verdad?... fue un grave error mandar a Kipper y lo saben. Siempre termino arreglando las porquerías de los “altos mandos”
-El tiempo apremia, por eso no pudimos esperar a llegar la madre patria para arreglar su fuga. No puede perder el tiempo.
-¿Tiempo?- Iván se miró al espejo para comprobar su imagen, el disfraz de policía con el que abandonaría el avión antes de su despegue… no pudo reprimir el deseo de abrir su chaqueta y camisa y acariciar las cicatrices en sus pecho, las huellas de las garras que le arrancaron el chaleco blindado, las huellas de los colmillos que penetraron su pecho.
-… Tiempo… camarada… es apenas el tiempo justo, es el tiempo de ajustar cuentas… muy viejas cuentas.
El espíritu de las sobras….
El brillo de las estrellas coronaba la noche, la invitaban a salir y fundirse con ellas, Elena sonrió, no hubo ni siquiera una ráfaga de briza, ni siquiera el parpadeo de la pequeña llama del mechero que iluminaba tenuemente la choza… ella simplemente ya estaba ahí, como si hubiera estado ahí desde siempre, desde mucho antes de que la choza fuera construida.
-Yulia
Una mano tan blanca como el brillo de la luna acaricio esa mejilla sonrosada y cubierta de pecas.
Una mano tan cálida como el sol acaricio ese rostro de mármol y baño de luz el interior de esa alma extraviada en la oscuridad.
Yulia se inclina lentamente hacia Elena, ve sus ojos transformarse, cambiar de ese tono de primavera al mismo tono del fondo del océano, ve esos caireles disolverse en lacios y lustrosos cabellos como una cascada de oro carmesí… la reconoce aun en ese rostro que ya no es distinto al que recordaba… ella estaba ahí, su Elena… y sus labios la llamaban en silencio… eran sólo unos cuantos centímetros lo que las separaba… pero era el final de un camino que le había tomado seis cientos años cruzas… al fin, el final de sus pasos y de su soledad estaba ahí, en esos labios los cuales se entregaron a los suyos como en aquella lejana época en que el sol, su luz y calor las bendecía… por fin el sol, su luz y su calor habían vuelto a ella, habían vuelto desde el interior del corazón de ella. Yulia sintió los brazos de Elena jalarla hacia si con una fuerza que ella no podía resistir… Sintió el latido de ese corazón en sus labios, ese latido que alcanzaba su propio corazón… esos brazos la envolvieron con la misma pasión que los suyos la envolvían a ella.
Al fin, después de casi una eternidad sus labios se separaron… Yulia contemplo su propio reflejo en el esmeralda de esa mirada, y no tuvo miedo… ¿Cómo podía tener miedo de esos ojos?.... ¿y su hambre?...
Elena suspiro con el corazón henchido… con el calor del beso aun en sus labios, con el sabor de Yulia aún en sus labios…
-Te amo…
Yulia cerró los ojos al escuchar el susurro de esos labios... su corazón palpitó con violencia, con… ¡alegría!... se abrazó a Elena, sin miedo, acuno su rostro en el arco de su cuello y se dejo embriagar por el perfume de su piel… la hija de la luna sintió como todo su cuerpo palpitaba con cada latido de su corazón marchito… pero este vez no había dolor, no había hambre... el latido de su corazón no era esta vez el tiránico rugido del monstruo de su hambre, esta vez era un latido de vida… un latido de amor… era el palpitar de un corazón humano.
Su fe rendía frutos, el amor de Elena podía transformarla… el amor de Elena llenaba de luz su oscuridad.
Por primera vez en seis siglos lloró de felicidad en los brazos de su amada.
Continua…
Yulia, en el alba de la oscuridad… hace seis siglos.
… Ellos llegaron como lo prometieron, cuando el sol tintaba de rojo el cielo, preludio del baño de sangre que se esparciría sobre la tierra. Unas cuantas monedas de oro para abrir las mazmorras donde nadie quiere entrar, solo un puñado de hombres sin futuro, aferrados a un gramo de fe. Los condujo antorcha en mano por esos oscuros pasillos que odiaba transitar, hasta esa última mazmorra que odiaba atender. Ella aun estaba ahí… lo que quedaba de ella… pero ya no por mucho, su vida al fin se extinguía, al fin la oscuridad de la noche sin tiempo la alcanzaría más rápido que el ocaso al sol. Ese hombre que vino de tan lejos, tan sólo vino para verla morir.
Cuanto debió amar a esa niña, que sin dudarlo la tomo en sus brazos y aparto sus cabellos de ese rostro que alguna vez fue hermoso… limpio sus mejillas y algo le susurró al oído.
Y ella finalmente murió…
Murió junto con en el atardecer, junto con la esperanza, la guerra alcanzo las murallas del castillo, las espadas y los gritos se elevaron como una marea que todo lo llenaba. Las cadenas no cedieron al golpe de las espadas, Ilich Katin no tuvo el coraje para mutilar el ya destrozado cuerpo… un soldado envolvió el cuerpo en una capa, lo baño con aceite y lo cubrió con paja seca. El fuego llenó el agujero que era la última mazmorra, el fuego que debió devorarlo todo, consumirlo todo, borrarlo todo convirtiéndolo en cenizas…
Pero hay pecados tan grandes que no pueden ser perdonados, ni expiados por el fuego, hay pecados tan grandes que el cielo mismo debe cerrar los ojos y permitir que los hijos del infierno caminen entre los hombres llevando la justicia del fuego azul del averno.
El fuego azul de los ojos de ella… la que se había podrido en esa mazmorra, la había muerto ahogada en su dolor y su inmundicia, la que había surgido de entre las llamas…
Ella estaba ahí, ¡de pie!, esas piernas deformes y por los huesos destrozados estaban erguidas nuevamente, perfectas como dos columnas de mármol, ese rostro era nuevamente el mismo rostro que conoció de quien fuera su ama, hermoso arrogante, altivo… sólo el bronceado de su piel había desaparecido por completo, al igual que todas las heridas y cicatrices, ese rostro parecía brillar de tan perfecto en sus líneas y formas, esa palidez parecía la única huella de su estancia en las mazmorras, tan lejos del sol por tanto tiempo… esa palidez que superaba la palidez cadavérica.
El hombre se sintió clavado en su lugar, incapaz de correr, huir… estaba fascinado con la belleza de esta aparición sobrenatural… esas manos se levantaron hacia el cómo llamándolo, esos brazos de frio y duro mármol lo envolvieron en un abrazo, cuando el miedo al fin lo hizo reaccionar esos brazos eran cadenas irrompibles, una decena de agujas se clavaron en su espalda como las garras de águila en su presa… la diminuta niña semejaba una estatua de mármol, solida, dura, fría e inamovible… invencible ante sus fuerzas… esos labios que debieron ser tan dulces para ser besados se curvaron en una sonrisa siniestra y de entre ellos brotaron un par de colmillos como nunca antes había visto… apenas sintió la mordida cuando ella acuno el rostro en su cuello como una amorosa amante en un beso apasionado… esos colmillos de cobra penetrara su garganta y su corazón, bebiera su sangre y su alma… y sus pecados, todos ellos flotan en el aire ante sus ojos… su cobardía, su lujuria, su egoísmo, su furia, su ambición, su remordimiento.
Ella vino por todos sus pecados, todos sus secretos son arrancados del corazón al igual que su alma… es tan pequeño, tan frágil como una bocanada de humo, y así se disuelve en el viento.
Los azules ojos de ella se abren, su fuego azul inunda las sombras ocres de la mazmorra que arde en un fuego que se esparce junto con el choque de las espadas… nuevamente es ella, ya no él… el alma de ese hombre se disuelve lentamente en su corazón que palpita con la furia de una bestia desencadenada.
Todo era como un sueño, estaba ahí caminando entre las sombras, sin saber de dónde venía, hacia donde iba, nada importaba, tan sólo ese terrible dolor que palpitaba por todo su cuerpo, en cada rincón de su ser… sólo el instinto guiaba sus pasos por las sombras, su sigilo de cazador nocturno, sin dimensión ni conciencia de sí misma… sólo era consciente de esa hambre atroz y desgarradora que debía saciar… y encontró presa en el pobre infeliz que no huyo a tiempo de las mazmorras tentado por la avaricia, a través de sus ojos pudo ver el final de la tortura, la extinción de la vida de … ¿Quién murió en ese pozo mal oliente?, ¿de quién era ese rostro destrozado por el dolor y la soledad?...
El cadáver del hombre que vigilaba las mazmorras yace a sus pies, vacio como el cascaron de un ave que ha emprendido el vuelo. Los pensamientos que inundan su mente poco a poco empiezan a desaparecer, a opacarse al igual que las memorias de aquel de quien bebió su vida y su alma… su instinto le dicta que debe volver a la oscuridad de donde salió, sepultarse bajo tierra y aguardar hasta que el hambre sea tan atroz que la haga surgir otra vez de esas tinieblas… pero no.
Sus pasos la conducen de regreso al pozo, sus pensamientos son como islas entre lagunas de indiferencia… casi todos… ahí está al fin, el lugar donde esa doncella dolorida dejo escapar su último aliento en un alarido silencioso que gritaba a la eternidad un nombre… el nombre de…
El dolor palpitó en su pecho con furia salvaje…
Dolía, estar ahí dolía de una forma incomprensible y cruel. ¿Quién murió en ese pozo?... ¿Quién estuvo prisionera y encadenada en este oscuro rincón del mundo?... Sus instintos le gritaban que huyera de ahí, que buscara refugio en un lugar tan oscuro solitario como pudiera encontrar… Pero había algo más fuerte ahí, algo en ese pozo que la llamaba…
<< Una mano encadenada, lastimada y herida se levantaba hacia la grieta en lo alto de ese muro… esa grieta por donde se filtraba un delgado rayo de luna…>>
¿Qué era esa visión?, ¿de quién era esa mano?...
La criatura saltó al interior de ese pozo aun humeante, sus pálidas manos se hunden en la ceniza de la madera carbonizada y encuentra las cadenas que esclavizaron esas muñecas. Cadenas vacías, manchadas de sangre quemada y hollín, hunde sus manos nuevamente en ese amasijo de brazas y encuentra el resto de las cadenas, más cenizas y trozos de leña a un ardiente… y nada más.
Se mira las manos, se ha quemado, el calor de las brazas ha ulcerado sus manos hasta casi exponer el hueso pero no hay dolor, no hay sangre, no hay nada… sus manos muertas son incapaces de sentir el calor del fuego o el frio del viento, la frescura de la lluvia… y el paso del tiempo.
Nada encontró en esas cenizas, ahora el horror empieza a tomar forma en su mente, en su corazón, no hay nadie en ese pozo pues es ella misma quien ha muerto ahí, es ella quien fue consumida por el fuego como antes fue consumida por la avaricia, la codicia, el odio y la maldad de los hombres… fue ella quien se consumió en ese pozo.
¿Quién fue ella?... a su mente vienen los recuerdos hurtados del alma de aquel hombre, se ve a sí misma encadena y hundida en su propia inmundicia, ve su propio dolor y miseria… de pronto ya no son los recuerdos de él, ahora son sus propios recuerdos… ¿Qué crimen fue tan grande para ser castigada así?...
Cae de rodillas entre las brazas, entre las últimas llamas que deberían torturar su cuerpo con el dolor de llagas ardientes… pero no siente nada… tal vez porque el dolor que lleva por dentro es más grande que cualquier tortura que el fuego le pueda dar…
Ese dolor que se convierte en un nombre en sus labios…
Sus colmillos brillaron en la oscuridad igual que sus garras, gritó ese nombre a la noche con una voz que nadie podía escuchar, pero que respondió el cielo y las nubes en lo alto, las alimañas en sus madrigueras y agujeros y hasta las bestias respondieron con sus aullidos y bramidos en los bosques. Ese nombre que era el origen de todo su dolor…
-¡¡¡Nadyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…!!!!!
…Una casita en la pradera, época actual.
Elena abrió los ojos… ¿fue un sueño más?... ese grito desesperado que hizo eco en la eternidad hasta ese día en que al fin llego a sus oídos tantos siglos después, tantas vidas después…
Y nuevamente no sabía dónde estaba. Tuvo ganas de reír, eso era ya tan habitual que no le sorprendía, su vida se había convertido en una serie de lagunas confusas y de recuerdos olvidados… y de recuerdos de una vida pasada, tan intensos que la confundían sobre la verdadera época en que estaba viviendo… Sólo había dos cosas de las que estaba cierta: su nombre era Nadya Elena, aun que sus apellidos eran tan vagos… a veces era mas Nadya y otras veces era Elena… ¿importaba su nombre? uno u otro, era ella, simplemente ella… ¿y quién era ella?... La segunda cosa que tenía muy cierta, ella era la luz en los ojos de Yulia… Yulia la amaba.
Sonrió, se dejo envolver por esa cálida sensación tal como los rayos del sol que entraban por la ventana abierta la bañaban con bendiciones. Sus ojos recorrieron el lugar, reconociéndolo, de alguna forma lo había visto en sueño… ¿o en delirios?. Era una habitación rustica, de madera tallada, no pulida… hecha a mano de una forma rudimentaria pero eficiente, era una choza, alto tejado de vigas y paja que mantendrían fresco el lugar en el abrazador verano y retendría el calor en el frio invierno. Sobre las paredes estaban colgadas ollas de cobre, bolsas de piel y caña, había en el fondo una chimenea que a la vez era improvisada estufa de hierro y alimentada por maderas. No había una sola bombilla eléctrica, interruptor o nada, en el muro, a un lado de la puerta de la entrada estaba colgada una lámpara de petróleo, muy vieja pero en perfectas condiciones.
La choza era perfectamente intemporal, un rincón en el tiempo donde todo parece haberse detenido. Hizo un esfuerzo y logro levantarse de esa rustica cama, hecha a mano y… ¿con amor?, era difícil dejarla, había en ella una sensación de tranquilidad y calma, como una extensión de los brazos que la construyeron… esta cama fue hecha para alguien, ese improvisado colchón fue hecho para alguien… alguien que fue muy amado.
Sus pies tocaron el suelo y se encontró con un tapete de piel de cordero. Estaba desnuda pero no se sintió incomoda, se sintió tan natural como todo lo que la rodeaba, más por respeto que por pudor cometió el crimen de cubrirse con la sabana de la cama y dio unos pasos vacilantes al principio, pero poco a poco se sintió más fuerte y animosa.
Abrió la puerta y sintió la brisa fresca de las montañas acariciar su rostro, agitar sus cabellos, los aromas del bosque la inundaron y por su mente cruzo la idea de dejar caer la sabana y dejar que esa brisa acariciara todo su cuerpo, que el bosque le hiciera el amor como hacía tiempo no era amada…
-Una ninfa… soy una ninfa-rió Elena dejándose llevar por sus fantasías…
-Al fin despierta, Señorita. –dijo una voz al otro lado de la casa, era una voz agradable y conocida, la voz de un anciano. Elena no se sobresalto aun que muy vagamente recordaba ese rostro. El hombre venía caminando por el sendero del bosque, llevaba un atado de leña seca al hombro y una vieja hacha en la mano derecha, a pesar de la edad que se reflejaba en todo su ser caminaba aun con paso firme y ágil aun que la espalda ya se inclinaba mas por el peso de los años que por su carga.
Elena devoró cuanto puso ese hombre en su plato, poca atención presto a la risa alegre del anciano que se deleitaba viéndola comer, caldo de cordero, rodajas de pan y queso, un poco de vino un tanto agrio por su juventud pero exquisito en la combinación de todo, el aire de las montañas y el aroma del fuego de madera en la estufa disparaba su hambre en proporciones titánicas… hacia mucho que no probaba bocado por su propia mano, lo tenía muy cierto.
El anciano brevemente le “refresco” la memoria… o menor dicho puso coherencia a los vagos recuerdos de la pelirroja. La había encontrado dando tumbos por el bosque, herida y presa de una fiebre tremenda, delirando. El era un hombre sencillo y de campo, ermitaño prácticamente… la llevo a su cabaña y cuido de ella.
-¿¡Dos semanas!? –exclamó Elena.
El anciano asintió
-Dos semanas has estado bailando con la muerte, niña, estabas tan agotada que literalmente has dormido por dos semanas… aun cuando parecías despertar, podía verlo en tus ojos, cuando te sentaba allá afuera en la mecedora para que el bosque y el sol te curarán, aun cuando tus ojos parecían perderse en el horizonte, yo podía darme cuenta, estabas profundamente dormida.
-Cuantas molestias… Señor, no sé qué decir.
-Estas despierta ahora… al fin, tienes una hermosa sonrisa, muy dulce, cuidaría de ti por años con sólo ver esa sonrisa. Al principio pensé en llevarte al pueblo, conseguir que alguien te llevara a un hospital o algo… pero me di cuenta que sólo estabas cansada, herida más es tu corazón que en tu cuerpo… necesitabas el bosque, no un hospital. El bosque es mágico, el bosque puede curarlo todo…
El anciano continúo comiendo, con calma, disfrutando de cada bocado, de cada trago de vino, de cada instante en que la brisa se colaba por la ventana y le acariciaba ese rostro curtido por la edad y la intemperie… Elena admiro a ese hombre, tal vez por el vago recuerdo de sus delirios en que se encontraba acunada en sus brazos viejos pero poderosos y que él la alimentaba como a un bebe. La sensación de libertad y realización que emanaban de él era embriagadora, era un hombre libre de las ataduras del tiempo, los relojes, los caprichos, las modas… un hombre que vivía para si mismo, disfrutando de cada instante de su rudimentaria vida… nada parecía poseer y a la vez parecía poseerlo todo, como si cada rincón, cada instante de este mundo hubiera sido hecho sólo para él. Un hombre en la serena plenitud de su vida.
Pero a pesar de la serenidad que la rodeaba, había una zozobra en el corazón de Elena,
-¿Que ha sido de ti, mi gitana… donde estas Alexa?
Sangre de gitanos.
Alexa… mira su rostro en un espejo de hierro negro ¿Qué es lo que ve?, las cicatrices han sanado al fin, casi desaparecido algunas y otras se quedaran ahí para siempre. Estaba en el interior de una vieja caravana, tan antigua como su pueblo mismo, una vieja y conocida caravana.
-¿Qué quieres de la vida? –le pregunto una voz a su espalda.
El rostro de esa anciana apenas se distinguía en el reflejo del mismo espejo, esos ojos muertos, cubiertos por un velo blanco… Alexa tiene miedo de mirar directo a esos ojos, sabe en su corazón que esos ojos ya no pueden ver nada de este mundo pero ¿que cosas en el otro mundo si pueden ver? Se siente transparente frente a esa mirada.
-Lo mismo que todos… ser feliz. –responde la joven gitana.
-Entonces búscate un buen hombre… alguien como Fernando, júntate con él y llénalo de hijos.
Alexa soltó una carcajada.
-Nada de eso es lo que busco… nada de eso me trae felicidad.
-Dónde está tu felicidad Shuvihani?.
-No soy una Shuvihani, una hechicera, Mi hermana Sofía fue la heredera.
-Alexei dejo esto para ti.
La anciana le entrego una delgada pieza de acero y plata, Alexa reconoció en el acto su arma, la misma que había perdido en Francia.
-¿Alexei?... ¿pero como…?
-Puedes fabricar una semejante pero nunca será igual. Esta fue la herencia de tu abuela, se ha pasado de generación en generación de Shuvihani a Shuvihani, de madre a hija desde el principio de los tiempos, tu abuela no se la dio a tu madre, tampoco se la dio a tu hermana, la guardo para ti. Ella siempre supo que eras tú quien la necesitaría.
-Yo ya he fabricado la mía… de la forma antigua.
-Confía en la herencia de tu sangre, niña. La sangre de todas las Shuvihani de tu familia han bendecido este hierro, el espíritu y la magia de docenas de Shuvihani están en ella. Tu destino es luchar contra la oscuridad, tú debes salvar a la doncella vestida de sol, tu debes salvar el amanecer.
-¿Qué?... ¿de qué doncella me hablas?.
-Tú sabes bien de quien te hablo, tu abuela la vio llegar antes de que tú nacieras. Ella ha quien has entregado tu corazón.
Alexa se sonrojo sorprendida.
-Tu abuela al igual que tu madre siempre supo de tu naturaleza, y la razón de tu naturaleza, naciste para amar a aquella a quien debías proteger, porque sólo amándola como la amas serías capaz de hacer lo que tienes que hacer… No puedes negarte a ti misma, la amaste con sólo verla, sin saber su nombre ni su pasado, la amaste como el sol ama al amanecer, la reconociste como tu destino y te volviste su guardián sin proponértelo.
-¿Cómo lo sabes?... ¿de verdad es tan grande el poder de las Shuvihani?.
La anciana rió de buena gana.
-Lo sabia tu abuela, lo veía en sueños, de la misma forma en que lo veía su madre antes que ella y como lo vio tu madre, como debía verlo Sofía, tu hermana si en verdad fuera la heredera… Tu lo has visto en sueños, cuando eras niña, sueños que has olvidado, que tu madre te hizo olvidar.
Alexa abrió grande los ojos, como si de pronto un balde de agua helada hubiera caído sobre ella, no sólo haciéndola despertar de un letargo, si no limpiando el polvo acumulado de memorias muy antiguas. Como si un hechizo se hubiera roto y un telón que ocultaba su pasado se hubiera abierto.
-¡Elena!... yo conocía a Elena, es verdad, yo conocía a Elena… ahora lo recuerdo… pero siempre creí que ese sueño… la chica de mis sueños era…
-Siempre creíste que la doncella de tus sueños era tu abuela ¿verdad?, se parecía tanto ¿verdad?
Alexa recordó el primer pensamiento que tuvo cuando conoció a Elena, la recordó sentada en el marco de la ventana, con la mirada perdida en el horizonte, tal vez en las nubes, tal vez en la nada, su cabello rojo agitado por la briza y sus ojos verdes y enormes como parajes de hermosas praderas… ese gesto en su rostro, esa sensación de soledad imposible… El mismo Alexei a veces también se quedaba cautivado por ese gesto, esos instantes en que semejaba una imagen fuera del tiempo, como una fotografía que nunca envejece… era la imagen de su abuela.
-Entonces encontraste a Alexei primero… ¿por qué te dio esto?, ¿qué puede importarle a él nada?
-Le importas tu… Siempre son dos… -dijo la anciana- lo han sido por muchas generaciones, un varón y una dama… siempre dos tan opuestos, tan iguales, siempre se han odiado y amado con la misma fuerza, como sólo pueden hacerlo dos gemelos… Cuando nacieron ustedes fuero la luz de los ojos de tu padre pero la sombra en la sonrisa de tu madre… para tu abuela era la señal del final de los tiempos.
-Si esta es una historia que conto mi abuela… olvídela, ella estaba mal ¿recuerda?... ella escuchaba voces y veía…
-Veía cosas que nadie más podía ver, escuchaba cosas que nadie más escuchaba… sabia cosas que nadie jamás supo… y si, estaba enferma ¿Quién puede mantener su cordura después de toda una vida de escuchar susurros en la nada?... Todas las Shuvihani han terminado locas…
-Esquizofrenia… mi abuela estaba enferma de esquizofrenia, no era una adivina, no era una gran bruja… ella tan sólo engañaba a la gente como lo hacia mi madre y como la hace mi hermana… era sólo una farsante más.
-Tu madre no fue gemela como tampoco lo fue tu hermana… ellas tienen el “Don” pero no es ni la mitad de fuerte que el tuyo… No culpes a tu madre y hermana por mentir y engañar pues siempre han buscado hacer el bien para nuestros hermanos, cuando todos esperan tanto de ti, más de lo que puedes dar, cuando la fe y la fuerza de una tribu depende tanto de alguien.. ese alguien tiene que hacer algo más, incluso engañar… La FE nace del engaño, de creer en algo que no puedes comprobar… pero si tienes suficiente FE eso en lo que crees puede hacerse realidad y el engaño desaparece.
-Las historias que contaba mi abuela… no podían ser ciertas.
-¿No, Alexa?, ¿Por qué tus ojos dicen otra cosa?, tus ojos revelan que has visto la oscuridad, has visto esa vieja y triste maldad que camina con disfraz de hombre para hacernos presas de su hambre y su soledad. Tú has visto a aquellos que han sido condenados a nunca más caminar bajo la luz del sol… ¿no es por eso que viniste a mi?... ¿no viniste para que te contara todo lo que tu madre te quiso ocultar?
-Yo… he visto la oscuridad… más de una vez, he estado frente a ella y sé su nombre.
-Las voces que escuchaba tu abuela, fue su silencio lo que le revelo tu destino… fue poco después de que nacieron ustedes, fue poco después de que tu naturaleza se empezó a revelar con tus juegos de niña… un día despertó y esas voces se habían callado… ¿lo recuerdas ahora?
Alexa asintió con lágrimas en los ojos.
-Fue la última vez que vi a mi abuela… me abrazó y lloró mucho, me dijo que “la Luz se ha liberado de su prisión”, me dijo “protégela, amala, en el momento más oscuro no la abandones”... Era Elena, ella me hablaba de Elena ¿verdad?
-Tu abuela vio algo más… tuvo un sueño terrible que la mató de tristeza… Ella vio lo que está pasando ahora, ella supo que era el tiempo de que la maldad absoluta volvería, lo que ella me contó me ha obligado a hacer este viaje para encontrarte y empujarte a tu destino…
-¿Lo que está pasando ahora?
-¿No lo has visto?, ¿no has visto las noticias en la televisión, en los diarios?, ¿no viste lo que paso en Francia?... Los doctores dicen que ya termino, que la “pararon”, dicen que tienen “la cura” para eso… pero no saben nada, nunca supieron lo que sucedió hace seis cientos años y no lo saben ahora, ni con toda su ciencia y sus libros. Y apenas es el comienzo… otra vez… La muerte negra, hija, la muerte negra ha regresado.
El espíritu del bosque.
Elena salió de la cabaña para tomar asiento en una vieja mecedora a la sombra de los arboles por entre cuyas hojas el sol se filtraba en delicados rayos que besaban tímidos su rostro mientras la brisa la refrescaba. La sabiduría de ese hombre se simbolizaba en ese momento, Elena sentía como si un espíritu del bosque, un aliento mágico brotara de todas las cosas para darle una caricia sanadora, poco a poco sentía sus fuerzas volver, de la herida de su vientre apenas quedaba un pequeño cosquilleo.
-Estoy fabricando ladrillos de barro-explicó él con una sonrisa que se distendió en su arrugado pero jovial rostro- extraigo el barro de un pozo, debe ser arcilla roja, los macero y hago cubos con moldes, se les deja secar por el sol y después se apilan en torres con leños y carbón a manera de hornos, se dejan arden hasta que el barro se funde y se integran en bloques o ladrillos sólidos… son muy buenos para el invierno, retienen el calor y en el verano se mantienen frescos… De niño aprendí el oficio, hoy en mi retiro vivo de ello, ladrillos hechos a mano a la forma tradicional no industrializados, todavía hay gente que aprecia el trabajo de las manos de un artesano.
La mano del hombre se extendió por la explanada a un costado de su cabaña, había varias columnas de ladrillos de barro apiladas con brazas ardiendo alegremente en su interior. El viento empujaba el humo en sentido contrario a ellos, el anciano había sido sabio al elegir el lugar donde Elena descansaba.
-Vamos pequeña… aún debes descansar.
-Creo que he dormido más que suficiente- dijo Elena, aun que con honestidad se sentía como si aun necesitara dormir una semana entera.
El anciano rió entre dientes.
-No te preocupes, hoy puedes dormir aun mucho mas… ella siempre viene pasada la media noche… estarás despierta cuando ella esté aquí.
Elena levanto sorprendida la mirada hacia ese hombre, el brillo de sus ojos fue su única respuesta y se alejo con un hacha en los hombros.
-Ella siempre viene después de la media noche. –le repitió una voz a su lado.
-¿sigues conmigo, Marina?... creí que te quedarías con tu padre.
-Sigo con él… pero ahora quiero estar contigo.
-¿Entonces Yulia viene todas las noches?
-Todas las noches
Elena sonrió, inclino su cabeza para dejar que la briza acariciara su nuca.
-Ojala pudiera estar aquí conmigo ahora mismo… ojala pudiera tomar su mano y caminar por estos bosques… como antes lo hacíamos…
-Tú nunca caminaste con Yulia de la mano…
Elena miro el rostro de esa niña eterna, Marina miraba el bosque con un aire de tristeza en los ojos.
-Lo sé… no fui yo a quien Yulia prometió proteger… no fui yo por quien Yulia murió… ¿Qué debo hacer?, ¿Quién soy yo entonces?... Todo me es tan claro cuando Yulia está conmigo…
-Cuando Yulia está contigo… no eres tú, simplemente no eres tu
-¿Quién soy entonces?... ¿Quién soy?
-Duerme… deja que los recuerdos de ella lleguen a ti, tal vez encuentres las respuesta en esos sueños y tal vez entonces puedas… puedas llevarme con Mamá.
Marina se acerco a Elena y sus labios besaron su frente con el cándido gesto de una niña, Elena sabía que esa caricia sólo era la brisa…
Nadya Elena, semilla de eternidad… (Hace seiscientos años)
-Yo siempre te amare…
Nadya se obligo a abrir los ojos sintiendo como sus propios parpados la quemaban, sus manos temblaban en una fiebre imposible y su promesa se desvanecía en el viento como un sueño. Ahí tumbada entra la paja y la inmundicia de su propia sangre veía como la vida se le escapaba gota a gota a través de su vientre. Veía como la vida se le escapaba del pecho latido a latido de su corazón que dejaba escapar su alma.
-…siempre…-la inmensidad de esa palabra resonó en su pecho como el repicar de una campana inmensa e insondable, vacía-… te amare…
Si le hubieran quedado más lagrimas, hubiera llorado, si le quedara un gramo de fuerza habría luchado… habría intentado cruzar esa puerta que se quedo abierta, en su delirio se veía luchando, arrastrándose escaleras abajo, tratando con toda su vitalidad por llegar hasta ella… hasta Yulia.
Pero en cada parpadeo volvía a la prisión de la torre, esa celda que ya no podía aprisionarla más.
-… No quiero morir… no todavía… no todavía… Yulia, debo verte, debo decírtelo… debo dártelo…
Sintió una convulsión en su vientre herido, un dolor que la hizo morder la paja y delirar.
El techo de la torre se desvaneció como una nube disuelta por el viento, el sol se asomo radiante sobre ella, su calor acarició su rostro. Sus ojos se abrieron tan grandes como eran, ahí estaba la barca de sus sueños, la proa asomó por el hueco del techo desvanecido, velas tan inmensas que cubrían todo el cielo… una barca tan resplandeciente como hecha de estrellas, más luminosa que el mismo sol. La barca que llevaría su alma hacia la misma luna donde su madre la aguardaba.
Nadya lloró sin lágrimas…
-No… todavía no… Yulia… mi Yulia…
Abrió los ojos ardiendo en fiebre, los labios tan secos como la arena… el corazón tan vacio… el techo de la torre una vez más cubriéndola y ocultándola de la luz de las estrellas y la luna.
La puerta se abrió con brusquedad, espadas en mano cuatro hombres entraron presurosos, cubiertos sus rostros con capuchas. Se detuvieron frente a ella, sorprendidos, horrorizados. Uno de ellos se quitó la capucha y se arrodillo junto a ella.
-¡¡Mi señora!!... –gimió Carlo- ¿Qué le han hecho?
Nadya le obsequio una sonrisa y con lo que le quedaba de fuerzas su mano ensangrentada tomó la de él y la colocó sobre su vientre. El gitano tembló al palpar la herida abierta… y algo más.
-Príncipe de los gitanos… te lo suplico… termina lo él ha comenzado… Yulia… mi Yulia debe saber… ella debe saber…
Los ojos de Nadya parecieron apagarse, su vista se nublo. El gitano tomó su rostro y sintió su pulso desvanecerse poco a poco.
-¡Mi Señora!.. ¡Mi Señora!... ¿Qué me estas pidiendo?
El tiempo se escapaba como los grados de arena corriendo hacia el infinito, como la sangre escapando de la herida abierta… Carlo lo comprendió al instante, con la sangre fría y el temple de los de su extirpe, se subió las mangas y empuño la daga que llevaba consigo.
El llanto de un recién nacido fue opacado por el furor de la batalla que a los pies de la torre se encarnizaba.
El regreso del monstruo
La luz penetro en el interior de la camioneta hiriendo sus ojos. Un tirón en la cadena que le ataba las manos le indico que iniciaba la rutina, docenas de veces ha pasado por esto, pero de alguna forma sabe que hoy es todo nuevo. Iván se pone de pie y con cortos pasos sale del vehículo y salta a tierra. Mira a su alrededor para descubrir que se encuentra en un aeropuerto, en una pista vacía y muy lejana de todas las demás. Esta rodeado por un pequeño ejército de hombres uniformados como policía especial. Casi se siente alagado por ese trato.
Un policía se le acerca y lo revisa cuidadosamente, hasta el interior de su boca en busca de algo que pudiera ser considerado un arma o herramienta. Iván ríe quedamente ante la pantomima bien llevada.
-Te llevan de regreso a casa-dijo Troy en un ruso muy aceptable pero de cargado acento extranjero- si por mí fuera en lo que te queda de vida jamás volverías a ver tu patria...
-¡Agente McCubbin! –le reprendió otro agente junto a él, se le notaba un mayor rango.
-Si de mí dependiera jamás volverías a ver la luz, jamás volverías a ver nada que no fuera una pared de concreto hasta que se te pudran los ojos por la humedad y el salitre. –prosiguió Troy ignorando a su superior.
-¡¡Troy, es suficiente!! –replico el superior.
-Pero si te aseguro una cosa, si me entero que tu asqueroso trasero vuelve a arrastrarse un metro fuera de tu frontera te cazare como a un cerdo y lo último que veras será mi arma y tus sesos esparcidos por el suelo…
Iván le dirigió una gélida sonrisa e ignorándolo siguió al policía que lo condujo al interior del avión que lo esperaba.
-Troy, te has extralimitado, puede haber serias quejas contra ti… -gruño entre dientes el oficial superior.
-No habrá quejas ni nada… a este cerdo se lo tragara la tierra cuando llegue a su patria, si es que llega. Lo volveré a encontrar por aquí, tenlo por seguro. Todo esto es una farsa y lo saben ¿Cómo le estamos permitiendo escapar?
-Nada podemos hacer, las políticas internacionales de cooperación…
Troy se dio la vuelta y dejo hablando solo a su superior.
A bordo del avión Iván se liberaba de las cadenas.
-De prisa camarada-le urgió un oficial mientras le entregaba un uniforme que Iván empezó a vestir ayudado por otros hombres.
-¿Quién es el señuelo?-pregunto Iván.
De una cabina apareció otro hombre con grandes similitudes es sus rasgos y complexión física, casi podría pasar por hermano de Iván, ya iba vestido con el uniforme de reo y se colocó las cadenas de las que se había liberado Iván.
-Buen trabajo… si mi madre viviera, ¡le escupiría la cara! –rió el ruso tratando de controlar su euforia.
-Camarada, esto es un favor extraordinario… los altos mandos están muy molestos.
-Si, pero soy el único que puede recuperar el control de las cosas ¿verdad?... fue un grave error mandar a Kipper y lo saben. Siempre termino arreglando las porquerías de los “altos mandos”
-El tiempo apremia, por eso no pudimos esperar a llegar la madre patria para arreglar su fuga. No puede perder el tiempo.
-¿Tiempo?- Iván se miró al espejo para comprobar su imagen, el disfraz de policía con el que abandonaría el avión antes de su despegue… no pudo reprimir el deseo de abrir su chaqueta y camisa y acariciar las cicatrices en sus pecho, las huellas de las garras que le arrancaron el chaleco blindado, las huellas de los colmillos que penetraron su pecho.
-… Tiempo… camarada… es apenas el tiempo justo, es el tiempo de ajustar cuentas… muy viejas cuentas.
El espíritu de las sobras….
El brillo de las estrellas coronaba la noche, la invitaban a salir y fundirse con ellas, Elena sonrió, no hubo ni siquiera una ráfaga de briza, ni siquiera el parpadeo de la pequeña llama del mechero que iluminaba tenuemente la choza… ella simplemente ya estaba ahí, como si hubiera estado ahí desde siempre, desde mucho antes de que la choza fuera construida.
-Yulia
Una mano tan blanca como el brillo de la luna acaricio esa mejilla sonrosada y cubierta de pecas.
Una mano tan cálida como el sol acaricio ese rostro de mármol y baño de luz el interior de esa alma extraviada en la oscuridad.
Yulia se inclina lentamente hacia Elena, ve sus ojos transformarse, cambiar de ese tono de primavera al mismo tono del fondo del océano, ve esos caireles disolverse en lacios y lustrosos cabellos como una cascada de oro carmesí… la reconoce aun en ese rostro que ya no es distinto al que recordaba… ella estaba ahí, su Elena… y sus labios la llamaban en silencio… eran sólo unos cuantos centímetros lo que las separaba… pero era el final de un camino que le había tomado seis cientos años cruzas… al fin, el final de sus pasos y de su soledad estaba ahí, en esos labios los cuales se entregaron a los suyos como en aquella lejana época en que el sol, su luz y calor las bendecía… por fin el sol, su luz y su calor habían vuelto a ella, habían vuelto desde el interior del corazón de ella. Yulia sintió los brazos de Elena jalarla hacia si con una fuerza que ella no podía resistir… Sintió el latido de ese corazón en sus labios, ese latido que alcanzaba su propio corazón… esos brazos la envolvieron con la misma pasión que los suyos la envolvían a ella.
Al fin, después de casi una eternidad sus labios se separaron… Yulia contemplo su propio reflejo en el esmeralda de esa mirada, y no tuvo miedo… ¿Cómo podía tener miedo de esos ojos?.... ¿y su hambre?...
Elena suspiro con el corazón henchido… con el calor del beso aun en sus labios, con el sabor de Yulia aún en sus labios…
-Te amo…
Yulia cerró los ojos al escuchar el susurro de esos labios... su corazón palpitó con violencia, con… ¡alegría!... se abrazó a Elena, sin miedo, acuno su rostro en el arco de su cuello y se dejo embriagar por el perfume de su piel… la hija de la luna sintió como todo su cuerpo palpitaba con cada latido de su corazón marchito… pero este vez no había dolor, no había hambre... el latido de su corazón no era esta vez el tiránico rugido del monstruo de su hambre, esta vez era un latido de vida… un latido de amor… era el palpitar de un corazón humano.
Su fe rendía frutos, el amor de Elena podía transformarla… el amor de Elena llenaba de luz su oscuridad.
Por primera vez en seis siglos lloró de felicidad en los brazos de su amada.
Continua…
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXV … Crepúsculo Esmeralda.
Theres no time for us
Theres no place for us
What is this thing that builds our dreams yet slips away
From us
Who wants to live forever....?
Theres no chance for us
Its all decided for us
This world has only one sweet moment set aside for us
Who wants to live forever?
Who dares to love forever?
When love must die
But touch my tears with your lips
Touch my world with your fingertips
And we can have forever
And we can love forever
Forever is our today
Who wants to live forever?
Forever is our today
Who waits forever anyway?
-“ Who wants to live forever” by Queen.
Sinfonía bajo la luna.
La luna dominaba el cielo nocturno, más inmensa y radiante de lo que jamás había visto, su presencia en el cielo era un milagro que hacia mucho que no admiraba… hacia siglos que no admiraba… siglos.
-… tanto tiempo… -murmuró con un suspiro Elena, mientras sentía el corazón agitarse en su pecho.
Siglos en que esos rayos plateados fueron su única compañía, las delicadas columnas de luz que se filtraban por los pliegues de las aguas del lago… No podía creer que la espera había terminado al fin, que su prisión se hubiera roto, que sus sueños se hubieran cumplido… No podía creerlo todavía y sin embargo estaba ahí.
Casi con miedo volteo el rostro para encontrarse con ella, su temor era infundado, ella no era una ilusión, ella en verdad estaba ahi, Yulia contemplaba la luna con ese gesto de indiferencia que sin embargo no engañaba a la pelirroja… bajo ese gesto pétreo, bajo esa perfecta mascara de mármol algo estaba sucediendo. Lo podía sentir en la pequeña mano que entrelazaba sus dedos con los de ella y que ahora compartía su calor.
-… tanto tiempo… -repitió Yulia.
-¿Qué eres, Yulia…? – quiso preguntar Elena pero no encontraba palabras, después de seis siglos de ausencia no sabía que decir en su reencuentro… por que ese era verdaderamente su reencuentro, no una especie de sueño tormentoso y confuso como había sido antes, ahora todos sus recuerdos estaban plenos y frescos… tal vez fue ese largo sueño lo que termino por hacerlos surgir y volver a su mente y corazón… O tal vez era simplemente ella… Yulia, esa mágica criatura quien al fin los había rescatado de las tinieblas y le había mostrado quien era en realidad… Esa criatura tan mágica como la luna, su presencia, su existencia era como la de la misma luna, no había explicaciones en el mundo para entender que era ella… y como la luna, no eran necesarias, no importaban, simplemente estaba ahí… desde siempre.
-Recuerdo… los campos de trigo de mi padre… recuerdo como era el lago cuando jugábamos de niñas… recuerdo la primera vez que te vi…
-… ¿Qué es lo que recuerdas?... –preguntó Yulia después de un pequeño silencio, su mirada no se apartaba de la luna, como si en ella hubiera encontrado refugio…
-Recuerdo tu carruaje, los corceles que te trajeron… recuerdo tu vestido, era turquesa, la tela era muy bonita, quisieron igualar el color de tus ojos pero no pudieron… ¿Cómo hubieran podido?... recuerdo bien tu mirada… era triste y sola… yo me pregunte ¿Cómo podías tener el cielo en tus ojos y no sonreír?... tu dolor me dolía… Por eso quise verte sonreír, tenias que hacerte mi amiga, lo deseé con todas mis fuerzas… la vida se me iba en ello… tenias que ser mi amiga…
Yulia al fin apartó su mirada de la majestad plateada de ese cielo inmaculado, pero todavía son atreverse a mirar a Elena.
-… ¿lo recuerdas, verdad?... ¿recuerdas como nos conocimos?
Yulia no contesto.
-Recuerdo nuestro primer baile… te recuerdo como corrías con el vestido arremangado por los jardines del castillo y tu padre… tu padre desesperado corriendo tras de ti para reprimirte y enseñarte como se comporta una dama… recuerdo que corrí contigo y que nos castigaron a ambas por arruinar nuestros vestidos… lo sabía, sabía que nos castigarían juntas y yo quería pasar esa noche contigo donde quiera que nos castigaran… y nos encerraron en un granero… ¿recuerdas?... ¿recuerdas a nuestros padres que no terminaban de reír en toda la noche por nuestra travesura?... ¿recuerdas que pasamos esa noche en vela platicando con la luna?... ¿verdad que lo recuerdas?..
Yulia no contesto, su mirada ahora se dirigió al suelo, sus labios se movieron pero no hubo palabras en ellos.
-Recuerdo la primera vez que montaste un caballo…
Yulia al fin levanto el rostro, pero la indiferencia de su gesto parecía de una persona que escucha una historia ajena ella, era el rostro de alguien que por casualidad escucha en el murmullo del viento algunas frases sueltas que no tienen ninguna importancia ni significado… Elena sintió un nudo en la garganta.
-… recuerdo como lloraste hasta convencer a tu hermano que te enseñara… él te llevo en ancas para que lo dejaras en paz, pero en cuanto se descuido tu subiste al caballo sola y te caíste apenas en los primeros pasos… te recuerdo llorando más de rabia que de dolor… ¿Te acuerdas, te acuerdas de los establos y los caballos… tus caballos?... ¿recuerdas como te amaba tu hermano y tu padre?... ¿verdad que si?
Yulia no contesto, se había ido… se había convertido tal vez en una ráfaga de viento, o en el efímero destello de la luna sobre una nube extraviada en el cielo…
Elena se abrazó a si misma sintiendo el frió de la noche y de la soledad, ese frió en que Yulia vive, eternamente en la noche. Ella volverá, lo sabe tan segura como que el sol nacerá cada amanecer, juntas emprenderán el camino de regreso de esa noche helada, tomadas de la mano cruzaran el lago oscuro que las separa, tiene FE en que su amor triunfara. Su ojos se volvieron a las estrellas y la luna como enviando una oración.
-Recuerdo… recuerdo cuando me enamore de ti…
Crepúsculo en las torres
La chimenea ardía desprendiendo su luz y calor como un vaporoso abrigo en el interior de una habitación muy antigua, seis hombres ahí reunidos degustaban un vino que semejaba tan antiguo como la habitación misma.
- No hay mucho que decir… Es momento de tomar una decisión, Kürten se ha vuelto errático e impredecible.
- Siempre ha sido impredecible, por eso ha perdurado, ¿Quién ha podido meterse en la cabeza de ese hombre?, ¿Quién ha podido deducir sus motivos, sus acciones? Ni el mismo Hitler era capaz de predecirlo. El era su cachorro, su fiel destructor, su as bajo la manga para poder controlar los incontables tentáculos políticos de su régimen… “El Cazador Lila”, ¡como daba miedo saberte es su lista!
- El ayudo a reconstruir el partido nazi después de la “caída”, él coordino el exilio y anonimato de todos los que lograron escapar, ¿fue por lealtad al partido?, todos los viejos generales le cedieron el poder de sus tropas a cambio de ayuda para encontrar la libertad en Centroamérica… ¿alguna vez alguien fue consciente de la cantidad de poder que ese hombre estaba acumulando?... ¡es un genio!
- Era un genio… como Hitler, el exceso de poder lo ha perdido… tanta planificación, tanta logística, es como en la guerra, justo cuando casi toda Europa era nuestra comenzaron los excesos de arrogancia, los excesos de confianza y comenzaron las derrotas… Francia era nuestra, Inglaterra estaba de rodillas, Rusia estaba en retirada… ¿Cómo pudimos perder en aquella época?... Hoy teníamos al mundo comiendo de nuestra mano, como perros feroces lanzándose mordidas unos a otros esperado que lanzáramos la gran chuleta para destrozarse unos a otros por ella… la gran chuleta.. la gran bomba… ¿Cómo fue que Kürten dejo perder la bomba?, ¿Por qué no la ha recuperado?... ¿Por qué ha dejado vivir tanto tiempo a Iván Shapovalov?... ¡¡Arrogancia!! Pura y simple arrogancia, su incapacidad de aceptar que ha perdido el control… como Hitler.
- Si, Peter Kürten ha sido un héroe… pero su tiempo ha pasado, ha hecho un magnífico trabajo por sesenta años, pero hay que aceptar que el hombre tiene noventa años… hace mucho que debió jubilarse…
La gruesa puerta de roble de la habitación se abrió de par en par sin previo aviso. Los cuatro hombres se pusieron de pie en el acto, toda arrogancia desapareció de sus personas, por esa puerta cruzó con paso firme a pesar del bastón y la notable fatiga de su rostro, la leyenda misma de quien hablaban, Peter Kürten.
Como una sola voz se escucho la exhalación de todos cuando reconocieron a la menuda figura que tras él iba, nunca la habían visto en persona, nunca habían visto una fotografía de ella y su descripción era tan vaga… sin embargo ¿Quién más podía ser?, tras el viejo coronel de la SS aquella hermosa señorita de cabellos dorados y ojos tan fríos como los del Nazi, sólo podía ser Elena Kipper.
Y eso solo significaba una cosa.
-¿Así de fácil penetras la seguridad de mi refugio?, ¿así de fácil llegas a una reunión secreta hasta para ti?... Mejor aún… traes a tu “hija” para hacer el trabajo sucio como siempre… casi me siento alagado por eso. –dijo uno de los hombres tragando fuerte la bilis y aclarándose la garganta.
Kürten tomó una silla y ocupo un lugar en la mesa, con un gesto los demás volvieron a ocupar sus lugares.
-Una partida de idiotas, eso son todos ustedes… ¿en verdad creen que pueden hacer o decir cualquier acción o palabra que no haya yo esperado de antemano? Sí, soy un anciano, mis reflejos ya no son lo de antes, ni mi vista, ni mis oídos, ni mi fuerza... Por eso escojo cuidadosamente mis actos, escojo cuidadosamente lo que escucho y lo que veo…¿Jubilarme?...¡¡estoy en mi mejor momento!!... y pueden tranquilizarse, no pienso matar a nadie de esta mesa, desafortunadamente no puedo prescindir de ustedes en este momento, son las cabezas del movimiento Neonazi, no tengo el tiempo ni la energía para controlar la guerra de poderes que la ausencia de cualquiera de ustedes dejaría.
-¿Kipper es una muestra de humildad?
-Kipper es una garantía de buena fe… un gesto mío y todos aquí morirán del modo más doloroso y divertido posible. Sin embargo doy mi palabra que ella no matara a nadie… hoy…
Elena Kipper permaneció de pie a la derecha de Kürten, enfundada en un traje de piel negra que se adherida a su figura como una segunda piel le daba un aire de sensualidad que era contrarrestado por su eterna gabardina bajo la cual ocultaba cualquier cantidad de armas. La tención en el aire sólo disminuyo un par de grados, los ojos vigilantes de Kipper tras sus gafas amarillas estaban atentos a absolutamente todo, ella no era “un perro” de Kürten, era su guardián, no mataría a nadie por orden de él, pero si lo haría por puro gusto si observaba algo, si percibía cualquier cosa que representara peligro para ambos… y todos sabían que en su paranoia ella veía el peligro en cualquier parte.
-Nos ha tomado seis décadas pero hemos logrados colocarnos en importantes puestos de los gobiernos de América, Rusia, Francia e Italia, hemos vendido y comprado posiciones políticas a gente “confiable”… gente lista para ser reclutados cuando la guerra empiece.
-“Confiable” es una palabra peligrosa… ¿realmente son confiables?-Preguntó uno de los hombres, cruzó las manos sobre la mesa y miro a todos, sabía que tal vez serían sus ultimas palabras y tal vez por eso se atrevió a hablar con honestidad, ha exponer sus dudas-… Hemos cuidado la lista de gente a quienes les hemos dado el impulso para ocupar los cargos políticos que poseen, pero hemos sido muy discretos… todos ellos tienen el mismo perfil: Tenacidad, voluntad, ambición ilimitada, nada escrupulosos, dispuestos a todo por conseguir mas poder y todos son arios… pero cuando las cosas se pongan calientes ¿Qué garantía tenemos de que se unirán al partido? ¿De verdad se olvidaran de sus banderas y la nación que les vio nacer?... ¿Qué garantía hay de que no nos traicionara?... la gente se vuelve patriota en el momento más inconveniente.
El anciano coronel nazi se puso de pie, y camino alrededor de la mesa examinando la habitación y su decorado, ese clima no le sentaba a sus piernas y le dolían las articulaciones, disfruto de ese dolor sabiendo que muy pronto todo cambiaria.
-O mas favorable… su duda es razonable, pero no nos engañemos, nuestros nuevos reclutas sólo nos traicionaran por lo mismo que los integro a la lista… por pura ambición, olvídense del nacionalismo y esas patrañas de la moral. La gente sólo es fiel al poder. Y nosotros les ofreceremos ese poder… un verdadero poder, les ofreceremos algo, una meta para premiar su lealtad, algo que no puede ser comprado con nada.
Kürten sintió todas las miradas interrogantes clavarse en su espalda, dejo que un instante de silenció antecediera a sus palabras para darles tiempo de comprender perfectamente lo que iba a revelarles.
-Hace setenta años la sociedad del Thule le dio a Hitler su mejor arma: una doctrina de FE, él se convirtió en un líder casi religioso cuando en sus discursos promovió la superioridad de la raza Aria y el destino manifiesto de nuestra soberanía, pero la raza Aria estaba degradada de su sangre original, siglos de mezclar nuestra sangre con razas inferiores nos volvió débiles, cuando Hitler llego al poder e inicio la guerra encomendó al Thule que buscara por todos medios en todos los rincones del mundo la forma de devolver la pureza a nuestra sangre. El tenia la confianza de que lo lograrían fácilmente y que pronto tendría a su disposición un ejercito imbatible... un magnifico ejercito de Arios puros, hermosos soldados invencibles, ajenos al dolor, al miedo y a la muerte, seres mas allá del bien y del mal... Hitler soñaba con un Reich que duraría mil años.
-Pero todo fue un engaño- dijo otro de los hombres- la sociedad del Thule se perdió entre investigaciones absurdas y experimentos erráticos, usted bien sabe de todos esos fracasos, los miles de experimentos que se realizaron en los campos de concentración que usted dirigía, las expediciones a los más oscuros rincones de África. El Thule prometió más de lo que podía cumplir.
-Sin embargo Herr Kürten tiene razón, le dieron a Hitler su mejor arma y con la cual logro alcanzar el poder y sacar a Alemania del oscuro agujero donde la derrota de la guerra del 14 (primera guerra mundial) nos hundió. Hitler nos dio algo en que creer, y la FE es un arma muy poderosa.
-Ha pasado mucho tiempo desde entonces, he continuado con esas investigaciones... y al final lo tenemos, sabemos ahora como lograr un Ario puro.
-He escuchado eso en rumores… -dijo uno de los hombres-… tus experimentos con los trasplantes de órganos, toda esa investigación que se hizo en los campos de concentración… ¿de verdad han dado frutos?...
Elena Kipper sonrió burlonamente.
-El fruto llego de una forma inesperada, como tenía que ser al final, casi accidental... Del mismo modo en que los Faraones construyeron sus pirámides y templos, de la misma forma en que la iglesia cristiana forjo el imperio mas grande, de la misma forma lo haremos nosotros, mas alla de una promesa de poder político o militar, nosotros podremos ofrecer una envestidura de divinidad ¿Quién no lo desea?, ¿Quién no ha soñado con verdaderamente convertirse en un ser superior… vivir para siempre?, no una promesa de inmortalidad en otra vida si no en esta misma. Gobernar sobre los mortales no como un rey si no como un Dios. La bandera de la swástica volverá a hondear en el viento con su significado mas claro que nunca… “inconquistable”.
La leyenda de los Dioses Oscuros
La anciana retiro del fuego el caso de hierro y vertió parte de su contenido en una taza la cual dio a Alexa.
-Sabe muy mal, si eso te preguntas, pero te gustara…
Alexa olfateó el interior no muy convencida de beberlo.
-¿Qué clase de droga es esto?
-¿Te acobardas ahora?... es sólo un té para recordar, para que recuperes los sueños que tu madre te hizo olvidar…
-¿Y estás segura que ese Te no fue lo que volvió loca a mi abuela?
-¿Cómo no iba a volverse loca con todas esas voces persiguiéndola, con esas pesadillas? ¿Cómo no iba a volverse loca después de tanto remordimiento? Cuando comprendió sus sueños, cuando al fin entendió lo que las voces le decían ya era muy tarde, ya estaba muy enferma… y sólo quedabas tú. Pero tu madre decidió otra cosa, pero tu abuela siempre lo supo, ella sabía todo sobre ti… incluso tu futuro, tu destino.
-¿Y encontrare ese destino en este brebaje?
-No, tu futuro depende de que comprendas mejor el pasado, depende de que recuerdes los sueños que tu madre te hizo olvidar… el futuro se teje día a día, no puedes escapar a tu destino, pero puedes cambiar la forma de encararlo… y mejor aún, puedes decidir… decidir lo que debes hacer.
-Sé lo que debo hacer, buscar a Elena y protegerla… pero no sé cómo hacerlo, ¿Cómo puedo protegerla de la oscuridad? ¿Dónde podemos huir si “ella” puede alcanzarnos en cualquier lado?
Nada me interesa realmente si no saber como puedo proteger a Elena de su oscuridad ¿como puedo salvarla de un destino que parece querer perseguir?
La anciana tomó las manos de Alexa alrededor de la taza y con gentileza la obligo a llevarse el brebaje a los labios.
-Bebe mi niña, deja que los recuerdos de un pasado más allá de tu nacimiento te digan tu destino… ¿Deseas saber sobre los “Dioses Oscuros”?... te diré todo lo que sé…
…Éramos esclavos junto con los judíos y otros pueblos más bajo el yugo de los Egipcios, y junto con ellos huimos bajo la guía de Moisés… y los traicionamos, caminamos por tanto tiempo, por tantos lugares y al final llegamos al borde del desierto mas cruel, la tierra prometida estaba al otro lado, pero primero debíamos vagar sin rumbo por cuarenta años, ese era un castigo para los que no creyeron en la promesa del pacto con Dios, pero ese pacto no era nuestro, así que no aceptamos tal castigo y decidimos ir por nuestra cuenta, por nuestro lado y así los abandonamos y desde entonces fuimos castigados también a vagar por siempre sin rumbo, sin jamás encontrar una tierra que fuera nuestra… así nos convertimos en los “Gitanos”, el nombre de nuestro pueblo se ha interpretado de muchas maneras pero sólo significa: “los exiliados de Egipto”.
Pero hubo una razón para esa traición… nosotros no creíamos en los pactos con los dioses, por que nosotros conocimos a los verdaderos dioses con quienes los Faraones hicieron su pacto y por el cual nos volvimos esclavos. Un pacto que se convirtió en traición.
Todos al principio éramos pueblos nómadas, viajábamos siguiendo las crecientes del Nilo, recolectando y cazando en sus riveras, entonces los dioses eran el viento, el sol y el río. Pero eran dioses crueles que no escuchaban, su voluntad nos hacia títeres, a veces sequías interminables o tormentas e inundaciones y nos llenaba de sufrimiento y desolación.
Fue entonces que una nueva plaga empezó a hacernos presa, una maldad antigua que caminaba con forma de hombre pero instintos de bestia, un ser que controlaba las bestias y los vientos, un ser que invocaba la bruma y la tormenta con cantos que ninguna voz podía imitar… Estos seres eran dioses, tenían que serlo aun que huyeran de la luz del sol y nos cazaran como presas… Los primeros reyes los llamaron “Los Dioses Oscuros”…
Pero estos dioses tenían oídos y voces, a diferencia del río, el sol y el viento, se podía hablar con ellos… pactar con ellos.
Ellos se alimentaban de las almas, las bebían a través de la sangre y así los primeros reyes hicieron un pacto con ellos… a cambio de adoración, a cambio de sacrificios y a cambio de templos ellos nos protegerían de los Dioses con los que no podíamos pactar.
Los pueblos que accedieron al pacto se plantaron al fin a las orillas del Nilo y ahí iniciaron la construcción de un templo para los Dioses Oscuros, no un templo cualquiera, tenia que ser tan grande como una montaña, tan grande que todos los pueblos de la rivera del Nilo supieran que ahí estaban los Dioses y sus protegidos… Así se comenzó la contracción de las primeras pirámides y así nació… Egipto.
Pero pronto Egipto se dio cuenta que la labor que se habían impuesto era demasiado para ellos, así que se lanzaron a la conquista de los pueblos nómadas que no se aliaron al pacto… el primero de ellos fuimos nosotros.
Así, uno a uno todos los pueblos fueron sometidos y esclavizados, y así se construyeron todas las ciudades y pirámides, sangre de esclavos construyo esas ciudades, sangre de esclavos fue dada de tributo a los Dioses. Y ahí estuvo la primera traición, pues los Dioses en verdad nunca protegieron a Egipto de nada, y nunca tampoco habitaron esas pirámides.
La verdad es que ese pacto nunca existió.
¿De que le servia el oro, las joyas y las especias a los Dioses Oscuros?... de nada. ¿De que le servían los sacrificios de doncellas en los altares?... de nada, ellos seguían cazando a placer sin hacer caso algunos de las ofrendas. Nosotros supimos que nunca existió ese pacto, fue un engaño de los Faraones para que sus pueblos se unieran en la fundación de esa ciudad, en la construcción de ese imperio… mientras todos estuvieran unidos construyendo esa gran ciudad y esas gloriosas pirámides ellos serían reyes… y también ambicionaron ser Dioses.
Mandaron construir las pirámides sabiendo que sus vidas terminarían antes de se concluyeran, que pasarían generaciones antes de que se vieran terminadas… lo sabían, y ellos mismos se obligaron a creer que el pacto era cierto.
Si se repetía la mentira tantas veces por tantos años, por tantas vidas, algún día ellos, Los Dioses Oscuros, “los que viven para siempre” tal vez escucharían y tal vez en gratitud devolvieran el favor y entonces compartirían el secreto de su magia.
Es por ello que los Faraones hicieron momificar sus cuerpos, esperando que algún día un Dios Oscuro les devolviera el aliento de la vida a sus cuerpos marchitos. Pero nunca sucedió.
Las grandes ciudades de Egipto volvieron al polvo antes de que ningún Dios se dignara mirar al más orgulloso o humilde de los Faraones.
Esa es la verdad, a los Dioses Oscuros nada les interesa del mundo del hombre, somos sus presas, nuestras almas su alimento y no más. Ellos han existido desde siempre, y continúan entre nosotros, con diferentes nombres, con diferentes rostros... en los mares de Grecia habitan en las rocas de los arrecifes donde sus voces y sus cantos nublan la inteligencia de los marinos y los atraen a las rocas donde sus barcos se destrozan. En los bosques nórdicos cazan con la brutalidad de las bestias y les llaman “Gente lobo”… algunos simplemente cazan en la oscuridad al enfermo o al extraviado, sin dejar nunca huella de su presencia. Son el mismo monstruo, desde siempre, el mismo de todas las leyendas antiguas… Pero nosotros los conocimos en esa época en que creíamos que eran Dioses… y los conocimos bastante bien…
-…. –Alexa se llevo las manos a la cabeza, una cacofonía de voces la llenaba contando esa misma historia en tantos idiomas, de tantas maneras, en lenguas que jamás había escuchado.
La anciana percibió ese momento aun con su vista extinta, o tal vez lo percibió por que una parte de Alexa estaba ahí, justo donde sus ojos miraban ahora. Sus marchitas manos tomaron la punta de hierro y plata, y tomo las manos de Alexa para unirlas.
-Escucha los cantos antiguos, escucha las historias que cantaron por siglos desde el inicio del tiempo… recuerda el canto de tu abuela… y canta conmigo, canta por que nuestra voz es el eco de muchas voces… voces que vienen del alba del tiempo… escucha y canta la verdad del mundo… escucha la voz de tu destino.
Crepúsculo esmeralda…
Yulia se había ido… sin embargo.
-… Recuerdo cuando me enamore de ti… - Elena sabía que continuaba ahí, que podía escucharla
- El sol ardía y quemaba alegre sobre los campos de trigo, tu y yo estábamos bajo la sombra de ese árbol de manzanas… recuerdo que estaba triste… por que debía casarme con tu hermano… estaba feliz por que tu y yo así estaríamos juntas siempre… pero estaba triste por que… no quería casarme con él… por que era un hombre bueno y muy valiente, era el príncipe que toda doncella hubiera soñado pero… no lo quería, no deseaba sus brazos, no deseaba su calor… no lo deseaba a él…
Con delicadeza una manta cubrió los hombros de Elena, Yulia esta frente a ella de nuevo, había vuelto tan sigilosamente como se fue, como si nunca se hubiera ido, como si sólo hubiera sido la confusión de un parpadeo.
Elena sonríe con una luz en sus labios que conmueve un gesto indefinible en ese rostro de mármol… sus ojos parecieron temblar como si estuvieran a punto de liberar una lagrima. Elena se abrigó en la manta como lo hacia con la capa de piel de lobos que Yulia alguna vez cazo y como lo hacía también en aquel entonces extendió la manta para abrigarla también a ella, Yulia se dejo arropar por esos brazos, se acuno sobre el pecho de la pelirroja y dejo que su calor la reconfortara, busco su rostro para deleitarse con los profundos parajes de esa mirada pero en cambio encontró nuevamente esos labios que se bebieron los suyos con una sed de seis siglos de ausencia.
-… no lo deseaba a él… Yo podía sentir tu mirada tratando de entrar en mi corazón, sentí como deseabas consolarme aun que no supieras como… y yo deseaba que lo hicieras, que me abrazaras y me dijeras que todo estaba bien… pero entonces te levantaste y sentí un miedo enorme de que te fueras… fue ahí donde supe que los únicos brazos que anhelaba eran los tuyos, que el único calor que me reconfortaba era el de tu corazón, que la única persona a quien yo amaba… eras tu… ¡Era todo una locura! pero era la verdad. Quise decírtelo en ese momento, quise detenerte conmigo para siempre pero sólo pude decirte… No te vayas… ¿lo recuerdas, verdad?
-….
Elena la oprimió contra su pecho, sintiendo su cuerpo helado apenas empezando a contagiarse de su calor… era más pequeña que ella, mas delgada, exactamente como lo había sido hacia seis siglos, ¿Cuánta oscuridad hay en ella?, ¿Cuánto frío nocturno ha congelado sus recuerdos y sus sentimientos?... ¿y si no pudiera alcanzar su corazón, su verdadero corazón? ¿En verdad el camino a la oscuridad no tiene retorno?... es cuestión de FE, Elena oprime a la pequeña Yulia contra su pecho, sobre su corazón, la abrigara en sus brazos y la colmara de besos hasta que el sol vuelva a brillar en ella, hasta que la oscuridad se aparte por completo de sus ojos de cielo… o hasta que ambas se hundan en tinieblas. Como fuera, ella no la soltaría… no volvería a soltarla jamás.
Fugaces recuerdos de espadas de hierro y furia asomaron por esa verde mirada, como crueles señas que a veces la voluntad no lo es todo, pero Elena no permitió que crueles recuerdos empañaran ese momento…
-… recuerdo… -murmuro al fin Yulia-… ese día, recuerdo el trigo bailando con el viento, las copas de los árboles cantando, recuerdo el sol brillando en tus ojos… yo quería huir de ti, de los sentimientos que me causabas, yo también deseaba que fueras para mi… sólo para mi, y tu me detuviste… yo te prometí que me quedaría contigo para siempre, que siempre te protegería…
Yulia levanto la mirada apartándose un poco del pecho de Elena sin romper su abrazo, esa cadena que era mucho más fuerte que ella, sus manos se deslizaron hasta sumergirse en esa cabellera de cascada de oro rojizo, sus labios rozaron suavemente los labios de ella…
- Lo recuerdo todo, mi doncella vestida de sol… ahora lo recuerdo todo… Como llegaste en mi noche más oscura, cuando la muerte de mi padre me convirtió en la ultima de mi familia… esa noche en que me sentía como una insignificante hoja al viento perdida en la noche y que deseaba que la noche misma entrara en mi corazón y terminara con todo, con mi vida, mi dolor y mi soledad… esa noche viniste a mi con tu traje de seda y oro y me di cuenta que no estaba sola, en la noche más oscura el sol podía brillar para mi… sólo para mi…
Yulia escapo de lo brazos de Elena como si hubiera sido una corriente de viento, se escurrió de sus manos como si fuera agua del río. Sólo un par de pasos, como si de pronto el abrazo de Elena le fuera intolerable.
-… La noche cayó sobre mi… -la voz de Yulia tembló en el viento, distinta, como el sonido de un cristal al romperse-… caí en la oscuridad… y no pude volver a encontrarte… volví de ese lugar frío y oscuro para encontrarme con más oscuridad y tristeza… no había nada… llegue a creer que todo había sido un sueño, mi vida, mis recuerdos… Tu… especialmente tu… todo había sido una ilusión, una vida de alguien que no era yo… llegue a pensar que Yulia Volkova jamás existió, que todos esos recuerdos eran tan sólo el sueño de una criatura como yo, yo solo era un ser de oscuridad y hambre… todos esos momentos no pudieron ser míos, nunca existieron… y me convertí en la oscuridad, me convertí en nada…
Elena trató de alcanzarla, de volver a atraparla en su abrazo como una mariposa nocturna que ha escapado de su abrigo… pero Yulia parecía intangible como una sombra.
-Pero esa fantasía era tan hermosa… tan dolorosa… no quise renunciar a ella, no quise renunciar a todo… mi nombre, ese nombre que tal vez no significaba nada era mío y estaba unido al tuyo… aun que fueras una fantasía… sólo quise quedarme con ese nombre y creer que esa fantasía era verdad, quise de verdad creer que alguna vez fui alguien… que alguna vez fui amada… que alguna vez ame… y hoy estas aquí, y toda esa fantasía era verdad, todos mis recuerdos son ciertos…
Por fin Yulia se dejo atrapar nuevamente, su rostro en las manos de Elena doblego su fuerza para levantar la mirada y ver más allá de noche, mirar esos ojos como mares de inmensos misterios
-Es verdad, todo es verdad… estas aquí conmigo, estoy aquí contigo… después de tanto tiempo volvemos a estar juntas… Te suplico que cumplas tu promesa… te exijo que cumplas tu promesa… quédate conmigo, quédate conmigo para siempre.
El rostro de mármol de Yulia era una inmutable mascara, pero el fuego de sus ojos, esas llamaradas azules se agitaban con la vida de una hoguera, todos sus sentimientos y pasiones se veían a través de esas ventanas.
-Para siempre… ¿Qué es para siempre?... –dijo Yulia mientras su mano acarició ese rostro y lentamente descendió por ese terso cuello empapado de pecas como la noche esta empapada de estrellas. Llego hasta su pecho, hasta donde su corazón latía.
-… te fuiste… y te volverás a ir… no estas atada a este mundo, ya no, eres una viajera que algún día emprenderá ese hermoso viaje en la barca de estrellas… entonces te iras de mi lado para siempre… y yo para siempre me quedare aquí… sin ti.
-¡No!... no sé como, de alguna manera yo siempre me quedare contigo… nunca te dejare…
-¿Nunca?... “Siempre” y “nunca” son solo palabras… significan lo mismo, no significan nada como ahora… mira el Horizonte, ¿lo vez?, esta amaneciendo, el sol vuelve y yo me iré con la noche y no hay nada que podamos hacer….
- Pero volverás… volverás junto con la luna y las estrellas, sé que volverás. Y yo así puedo volver… cuando la noche me alcance puedo volver a ti otra vez, como lo he hecho ahora… Ten Fe, Yulia, yo también puedo volver como tú… lo sé por que mi corazón siempre volverá contigo, sin importar que tan lejos, sin importar el tiempo, tú y yo… siempre seremos tú y yo…
-… ¿Siempre?...
- Nada importa en este momento… quédate en mis brazos mientras dure la noche, quédate conmigo mientras puedas… que la eternidad puede durar tanto como un suspiro, y un suspiro a tu lado puede durar para siempre… quédate en mis brazos amada mía, que tu ausencia por larga que haya sido hoy ha terminado, en este momento siento que tu ausencia ha sido nada y que este momento durara para siempre… quédate conmigo en mis brazos y déjame amarte y convertir este momento en algo eterno…
Yulia no dijo nada, aun que tenía mucho que decir, pero no en ese momento, no en ese instante, mientras los labios de Elena le daban de beber el sol mismo y sus manos incursionaban bajo sus prendas impregnando el calor de sus caricias a su piel fría de luna, ella misma se sorprendió al sentir sus manos haciendo a un lado las prendas de la doncella vestida de sol y librando de obstáculos el camino de sus labios que ahora exploraban esa piel sabor a primavera… El corazón de Elena resonaba en la noche como la campana de una Iglesia, el jadeo de sus labios eran como un coro celestial de ángeles vestidos de estrellas…
Ella era la eternidad…
Las aves cantaban alegremente esa mañana, cuando los primeros rayos del sol al fin iluminaron el rostro de Elena. Despertó otra vez con esa sensación de alegría sin límites latiendo en el centro de su pecho… Soltó una risa alegre al descubrir que nuevamente no sabía donde estaba… rió alegremente por lo que le pareció un largo rato, como si ese instante, ese amanecer fuera una hermosa broma. Estaba envuelta en una manta empapada de gotas de roció… desnuda como una ninfa. Suspiró a la par que los recuerdos de ese hermoso sueño cobraban forma… no había sido un sueño, sin importar que todas sus memorias estuvieran perdidas en una indefinible bruma no había sido un sueño y era los más hermoso que jamás había vivido.
Envuelta en la manta caminó de regreso a la choza, la humedad del pasto en sus pies terminó por despejar sus pensamientos, esfumar el sueño de sus ojos. Se sentía tremendamente cansada pero inmensamente feliz.
Se detuvo de golpe… su corazón latió con fuerza en su pecho, la manta casi resbalo de sus hombros pero se aferro a ella no por el frió de la mañana, si no por que su calor era lo único que la mantuvo de pie mientras la brisa helada de la sorpresa la congelaba… caminó con rapidez, empezó a correr y al fin de detuvo sin atreverse a dar el paso final.
A un lado de la puerta de la choza, envuelto en una manta, sentado sobre la rustica mecedora hecha a mano como todo en ese lugar, estaba el anciano que había cuidado de ella. Por su gesto tranquilo parecía dormir, pero su pecho no se movía, la vitalidad de su gesto se había esfumado, sus manos sin fuerza ni voluntad caían libres a sus costados.
Elena tocó ese rostro ajado por el tiempo, estaba más frío que la noche, esos ojos estaban vacíos…
Sus piernas se doblaron, cayo de rodillas frente al anciano y se abrazo a su pecho mientras las lagrimas corrieron por sus mejillas… lo sabía, de alguna manera lo sabía.
-… No… no… Yulia… ¿Por qué?... ¿Por qué?...
Continúa….
Theres no time for us
Theres no place for us
What is this thing that builds our dreams yet slips away
From us
Who wants to live forever....?
Theres no chance for us
Its all decided for us
This world has only one sweet moment set aside for us
Who wants to live forever?
Who dares to love forever?
When love must die
But touch my tears with your lips
Touch my world with your fingertips
And we can have forever
And we can love forever
Forever is our today
Who wants to live forever?
Forever is our today
Who waits forever anyway?
-“ Who wants to live forever” by Queen.
Sinfonía bajo la luna.
La luna dominaba el cielo nocturno, más inmensa y radiante de lo que jamás había visto, su presencia en el cielo era un milagro que hacia mucho que no admiraba… hacia siglos que no admiraba… siglos.
-… tanto tiempo… -murmuró con un suspiro Elena, mientras sentía el corazón agitarse en su pecho.
Siglos en que esos rayos plateados fueron su única compañía, las delicadas columnas de luz que se filtraban por los pliegues de las aguas del lago… No podía creer que la espera había terminado al fin, que su prisión se hubiera roto, que sus sueños se hubieran cumplido… No podía creerlo todavía y sin embargo estaba ahí.
Casi con miedo volteo el rostro para encontrarse con ella, su temor era infundado, ella no era una ilusión, ella en verdad estaba ahi, Yulia contemplaba la luna con ese gesto de indiferencia que sin embargo no engañaba a la pelirroja… bajo ese gesto pétreo, bajo esa perfecta mascara de mármol algo estaba sucediendo. Lo podía sentir en la pequeña mano que entrelazaba sus dedos con los de ella y que ahora compartía su calor.
-… tanto tiempo… -repitió Yulia.
-¿Qué eres, Yulia…? – quiso preguntar Elena pero no encontraba palabras, después de seis siglos de ausencia no sabía que decir en su reencuentro… por que ese era verdaderamente su reencuentro, no una especie de sueño tormentoso y confuso como había sido antes, ahora todos sus recuerdos estaban plenos y frescos… tal vez fue ese largo sueño lo que termino por hacerlos surgir y volver a su mente y corazón… O tal vez era simplemente ella… Yulia, esa mágica criatura quien al fin los había rescatado de las tinieblas y le había mostrado quien era en realidad… Esa criatura tan mágica como la luna, su presencia, su existencia era como la de la misma luna, no había explicaciones en el mundo para entender que era ella… y como la luna, no eran necesarias, no importaban, simplemente estaba ahí… desde siempre.
-Recuerdo… los campos de trigo de mi padre… recuerdo como era el lago cuando jugábamos de niñas… recuerdo la primera vez que te vi…
-… ¿Qué es lo que recuerdas?... –preguntó Yulia después de un pequeño silencio, su mirada no se apartaba de la luna, como si en ella hubiera encontrado refugio…
-Recuerdo tu carruaje, los corceles que te trajeron… recuerdo tu vestido, era turquesa, la tela era muy bonita, quisieron igualar el color de tus ojos pero no pudieron… ¿Cómo hubieran podido?... recuerdo bien tu mirada… era triste y sola… yo me pregunte ¿Cómo podías tener el cielo en tus ojos y no sonreír?... tu dolor me dolía… Por eso quise verte sonreír, tenias que hacerte mi amiga, lo deseé con todas mis fuerzas… la vida se me iba en ello… tenias que ser mi amiga…
Yulia al fin apartó su mirada de la majestad plateada de ese cielo inmaculado, pero todavía son atreverse a mirar a Elena.
-… ¿lo recuerdas, verdad?... ¿recuerdas como nos conocimos?
Yulia no contesto.
-Recuerdo nuestro primer baile… te recuerdo como corrías con el vestido arremangado por los jardines del castillo y tu padre… tu padre desesperado corriendo tras de ti para reprimirte y enseñarte como se comporta una dama… recuerdo que corrí contigo y que nos castigaron a ambas por arruinar nuestros vestidos… lo sabía, sabía que nos castigarían juntas y yo quería pasar esa noche contigo donde quiera que nos castigaran… y nos encerraron en un granero… ¿recuerdas?... ¿recuerdas a nuestros padres que no terminaban de reír en toda la noche por nuestra travesura?... ¿recuerdas que pasamos esa noche en vela platicando con la luna?... ¿verdad que lo recuerdas?..
Yulia no contesto, su mirada ahora se dirigió al suelo, sus labios se movieron pero no hubo palabras en ellos.
-Recuerdo la primera vez que montaste un caballo…
Yulia al fin levanto el rostro, pero la indiferencia de su gesto parecía de una persona que escucha una historia ajena ella, era el rostro de alguien que por casualidad escucha en el murmullo del viento algunas frases sueltas que no tienen ninguna importancia ni significado… Elena sintió un nudo en la garganta.
-… recuerdo como lloraste hasta convencer a tu hermano que te enseñara… él te llevo en ancas para que lo dejaras en paz, pero en cuanto se descuido tu subiste al caballo sola y te caíste apenas en los primeros pasos… te recuerdo llorando más de rabia que de dolor… ¿Te acuerdas, te acuerdas de los establos y los caballos… tus caballos?... ¿recuerdas como te amaba tu hermano y tu padre?... ¿verdad que si?
Yulia no contesto, se había ido… se había convertido tal vez en una ráfaga de viento, o en el efímero destello de la luna sobre una nube extraviada en el cielo…
Elena se abrazó a si misma sintiendo el frió de la noche y de la soledad, ese frió en que Yulia vive, eternamente en la noche. Ella volverá, lo sabe tan segura como que el sol nacerá cada amanecer, juntas emprenderán el camino de regreso de esa noche helada, tomadas de la mano cruzaran el lago oscuro que las separa, tiene FE en que su amor triunfara. Su ojos se volvieron a las estrellas y la luna como enviando una oración.
-Recuerdo… recuerdo cuando me enamore de ti…
Crepúsculo en las torres
La chimenea ardía desprendiendo su luz y calor como un vaporoso abrigo en el interior de una habitación muy antigua, seis hombres ahí reunidos degustaban un vino que semejaba tan antiguo como la habitación misma.
- No hay mucho que decir… Es momento de tomar una decisión, Kürten se ha vuelto errático e impredecible.
- Siempre ha sido impredecible, por eso ha perdurado, ¿Quién ha podido meterse en la cabeza de ese hombre?, ¿Quién ha podido deducir sus motivos, sus acciones? Ni el mismo Hitler era capaz de predecirlo. El era su cachorro, su fiel destructor, su as bajo la manga para poder controlar los incontables tentáculos políticos de su régimen… “El Cazador Lila”, ¡como daba miedo saberte es su lista!
- El ayudo a reconstruir el partido nazi después de la “caída”, él coordino el exilio y anonimato de todos los que lograron escapar, ¿fue por lealtad al partido?, todos los viejos generales le cedieron el poder de sus tropas a cambio de ayuda para encontrar la libertad en Centroamérica… ¿alguna vez alguien fue consciente de la cantidad de poder que ese hombre estaba acumulando?... ¡es un genio!
- Era un genio… como Hitler, el exceso de poder lo ha perdido… tanta planificación, tanta logística, es como en la guerra, justo cuando casi toda Europa era nuestra comenzaron los excesos de arrogancia, los excesos de confianza y comenzaron las derrotas… Francia era nuestra, Inglaterra estaba de rodillas, Rusia estaba en retirada… ¿Cómo pudimos perder en aquella época?... Hoy teníamos al mundo comiendo de nuestra mano, como perros feroces lanzándose mordidas unos a otros esperado que lanzáramos la gran chuleta para destrozarse unos a otros por ella… la gran chuleta.. la gran bomba… ¿Cómo fue que Kürten dejo perder la bomba?, ¿Por qué no la ha recuperado?... ¿Por qué ha dejado vivir tanto tiempo a Iván Shapovalov?... ¡¡Arrogancia!! Pura y simple arrogancia, su incapacidad de aceptar que ha perdido el control… como Hitler.
- Si, Peter Kürten ha sido un héroe… pero su tiempo ha pasado, ha hecho un magnífico trabajo por sesenta años, pero hay que aceptar que el hombre tiene noventa años… hace mucho que debió jubilarse…
La gruesa puerta de roble de la habitación se abrió de par en par sin previo aviso. Los cuatro hombres se pusieron de pie en el acto, toda arrogancia desapareció de sus personas, por esa puerta cruzó con paso firme a pesar del bastón y la notable fatiga de su rostro, la leyenda misma de quien hablaban, Peter Kürten.
Como una sola voz se escucho la exhalación de todos cuando reconocieron a la menuda figura que tras él iba, nunca la habían visto en persona, nunca habían visto una fotografía de ella y su descripción era tan vaga… sin embargo ¿Quién más podía ser?, tras el viejo coronel de la SS aquella hermosa señorita de cabellos dorados y ojos tan fríos como los del Nazi, sólo podía ser Elena Kipper.
Y eso solo significaba una cosa.
-¿Así de fácil penetras la seguridad de mi refugio?, ¿así de fácil llegas a una reunión secreta hasta para ti?... Mejor aún… traes a tu “hija” para hacer el trabajo sucio como siempre… casi me siento alagado por eso. –dijo uno de los hombres tragando fuerte la bilis y aclarándose la garganta.
Kürten tomó una silla y ocupo un lugar en la mesa, con un gesto los demás volvieron a ocupar sus lugares.
-Una partida de idiotas, eso son todos ustedes… ¿en verdad creen que pueden hacer o decir cualquier acción o palabra que no haya yo esperado de antemano? Sí, soy un anciano, mis reflejos ya no son lo de antes, ni mi vista, ni mis oídos, ni mi fuerza... Por eso escojo cuidadosamente mis actos, escojo cuidadosamente lo que escucho y lo que veo…¿Jubilarme?...¡¡estoy en mi mejor momento!!... y pueden tranquilizarse, no pienso matar a nadie de esta mesa, desafortunadamente no puedo prescindir de ustedes en este momento, son las cabezas del movimiento Neonazi, no tengo el tiempo ni la energía para controlar la guerra de poderes que la ausencia de cualquiera de ustedes dejaría.
-¿Kipper es una muestra de humildad?
-Kipper es una garantía de buena fe… un gesto mío y todos aquí morirán del modo más doloroso y divertido posible. Sin embargo doy mi palabra que ella no matara a nadie… hoy…
Elena Kipper permaneció de pie a la derecha de Kürten, enfundada en un traje de piel negra que se adherida a su figura como una segunda piel le daba un aire de sensualidad que era contrarrestado por su eterna gabardina bajo la cual ocultaba cualquier cantidad de armas. La tención en el aire sólo disminuyo un par de grados, los ojos vigilantes de Kipper tras sus gafas amarillas estaban atentos a absolutamente todo, ella no era “un perro” de Kürten, era su guardián, no mataría a nadie por orden de él, pero si lo haría por puro gusto si observaba algo, si percibía cualquier cosa que representara peligro para ambos… y todos sabían que en su paranoia ella veía el peligro en cualquier parte.
-Nos ha tomado seis décadas pero hemos logrados colocarnos en importantes puestos de los gobiernos de América, Rusia, Francia e Italia, hemos vendido y comprado posiciones políticas a gente “confiable”… gente lista para ser reclutados cuando la guerra empiece.
-“Confiable” es una palabra peligrosa… ¿realmente son confiables?-Preguntó uno de los hombres, cruzó las manos sobre la mesa y miro a todos, sabía que tal vez serían sus ultimas palabras y tal vez por eso se atrevió a hablar con honestidad, ha exponer sus dudas-… Hemos cuidado la lista de gente a quienes les hemos dado el impulso para ocupar los cargos políticos que poseen, pero hemos sido muy discretos… todos ellos tienen el mismo perfil: Tenacidad, voluntad, ambición ilimitada, nada escrupulosos, dispuestos a todo por conseguir mas poder y todos son arios… pero cuando las cosas se pongan calientes ¿Qué garantía tenemos de que se unirán al partido? ¿De verdad se olvidaran de sus banderas y la nación que les vio nacer?... ¿Qué garantía hay de que no nos traicionara?... la gente se vuelve patriota en el momento más inconveniente.
El anciano coronel nazi se puso de pie, y camino alrededor de la mesa examinando la habitación y su decorado, ese clima no le sentaba a sus piernas y le dolían las articulaciones, disfruto de ese dolor sabiendo que muy pronto todo cambiaria.
-O mas favorable… su duda es razonable, pero no nos engañemos, nuestros nuevos reclutas sólo nos traicionaran por lo mismo que los integro a la lista… por pura ambición, olvídense del nacionalismo y esas patrañas de la moral. La gente sólo es fiel al poder. Y nosotros les ofreceremos ese poder… un verdadero poder, les ofreceremos algo, una meta para premiar su lealtad, algo que no puede ser comprado con nada.
Kürten sintió todas las miradas interrogantes clavarse en su espalda, dejo que un instante de silenció antecediera a sus palabras para darles tiempo de comprender perfectamente lo que iba a revelarles.
-Hace setenta años la sociedad del Thule le dio a Hitler su mejor arma: una doctrina de FE, él se convirtió en un líder casi religioso cuando en sus discursos promovió la superioridad de la raza Aria y el destino manifiesto de nuestra soberanía, pero la raza Aria estaba degradada de su sangre original, siglos de mezclar nuestra sangre con razas inferiores nos volvió débiles, cuando Hitler llego al poder e inicio la guerra encomendó al Thule que buscara por todos medios en todos los rincones del mundo la forma de devolver la pureza a nuestra sangre. El tenia la confianza de que lo lograrían fácilmente y que pronto tendría a su disposición un ejercito imbatible... un magnifico ejercito de Arios puros, hermosos soldados invencibles, ajenos al dolor, al miedo y a la muerte, seres mas allá del bien y del mal... Hitler soñaba con un Reich que duraría mil años.
-Pero todo fue un engaño- dijo otro de los hombres- la sociedad del Thule se perdió entre investigaciones absurdas y experimentos erráticos, usted bien sabe de todos esos fracasos, los miles de experimentos que se realizaron en los campos de concentración que usted dirigía, las expediciones a los más oscuros rincones de África. El Thule prometió más de lo que podía cumplir.
-Sin embargo Herr Kürten tiene razón, le dieron a Hitler su mejor arma y con la cual logro alcanzar el poder y sacar a Alemania del oscuro agujero donde la derrota de la guerra del 14 (primera guerra mundial) nos hundió. Hitler nos dio algo en que creer, y la FE es un arma muy poderosa.
-Ha pasado mucho tiempo desde entonces, he continuado con esas investigaciones... y al final lo tenemos, sabemos ahora como lograr un Ario puro.
-He escuchado eso en rumores… -dijo uno de los hombres-… tus experimentos con los trasplantes de órganos, toda esa investigación que se hizo en los campos de concentración… ¿de verdad han dado frutos?...
Elena Kipper sonrió burlonamente.
-El fruto llego de una forma inesperada, como tenía que ser al final, casi accidental... Del mismo modo en que los Faraones construyeron sus pirámides y templos, de la misma forma en que la iglesia cristiana forjo el imperio mas grande, de la misma forma lo haremos nosotros, mas alla de una promesa de poder político o militar, nosotros podremos ofrecer una envestidura de divinidad ¿Quién no lo desea?, ¿Quién no ha soñado con verdaderamente convertirse en un ser superior… vivir para siempre?, no una promesa de inmortalidad en otra vida si no en esta misma. Gobernar sobre los mortales no como un rey si no como un Dios. La bandera de la swástica volverá a hondear en el viento con su significado mas claro que nunca… “inconquistable”.
La leyenda de los Dioses Oscuros
La anciana retiro del fuego el caso de hierro y vertió parte de su contenido en una taza la cual dio a Alexa.
-Sabe muy mal, si eso te preguntas, pero te gustara…
Alexa olfateó el interior no muy convencida de beberlo.
-¿Qué clase de droga es esto?
-¿Te acobardas ahora?... es sólo un té para recordar, para que recuperes los sueños que tu madre te hizo olvidar…
-¿Y estás segura que ese Te no fue lo que volvió loca a mi abuela?
-¿Cómo no iba a volverse loca con todas esas voces persiguiéndola, con esas pesadillas? ¿Cómo no iba a volverse loca después de tanto remordimiento? Cuando comprendió sus sueños, cuando al fin entendió lo que las voces le decían ya era muy tarde, ya estaba muy enferma… y sólo quedabas tú. Pero tu madre decidió otra cosa, pero tu abuela siempre lo supo, ella sabía todo sobre ti… incluso tu futuro, tu destino.
-¿Y encontrare ese destino en este brebaje?
-No, tu futuro depende de que comprendas mejor el pasado, depende de que recuerdes los sueños que tu madre te hizo olvidar… el futuro se teje día a día, no puedes escapar a tu destino, pero puedes cambiar la forma de encararlo… y mejor aún, puedes decidir… decidir lo que debes hacer.
-Sé lo que debo hacer, buscar a Elena y protegerla… pero no sé cómo hacerlo, ¿Cómo puedo protegerla de la oscuridad? ¿Dónde podemos huir si “ella” puede alcanzarnos en cualquier lado?
Nada me interesa realmente si no saber como puedo proteger a Elena de su oscuridad ¿como puedo salvarla de un destino que parece querer perseguir?
La anciana tomó las manos de Alexa alrededor de la taza y con gentileza la obligo a llevarse el brebaje a los labios.
-Bebe mi niña, deja que los recuerdos de un pasado más allá de tu nacimiento te digan tu destino… ¿Deseas saber sobre los “Dioses Oscuros”?... te diré todo lo que sé…
…Éramos esclavos junto con los judíos y otros pueblos más bajo el yugo de los Egipcios, y junto con ellos huimos bajo la guía de Moisés… y los traicionamos, caminamos por tanto tiempo, por tantos lugares y al final llegamos al borde del desierto mas cruel, la tierra prometida estaba al otro lado, pero primero debíamos vagar sin rumbo por cuarenta años, ese era un castigo para los que no creyeron en la promesa del pacto con Dios, pero ese pacto no era nuestro, así que no aceptamos tal castigo y decidimos ir por nuestra cuenta, por nuestro lado y así los abandonamos y desde entonces fuimos castigados también a vagar por siempre sin rumbo, sin jamás encontrar una tierra que fuera nuestra… así nos convertimos en los “Gitanos”, el nombre de nuestro pueblo se ha interpretado de muchas maneras pero sólo significa: “los exiliados de Egipto”.
Pero hubo una razón para esa traición… nosotros no creíamos en los pactos con los dioses, por que nosotros conocimos a los verdaderos dioses con quienes los Faraones hicieron su pacto y por el cual nos volvimos esclavos. Un pacto que se convirtió en traición.
Todos al principio éramos pueblos nómadas, viajábamos siguiendo las crecientes del Nilo, recolectando y cazando en sus riveras, entonces los dioses eran el viento, el sol y el río. Pero eran dioses crueles que no escuchaban, su voluntad nos hacia títeres, a veces sequías interminables o tormentas e inundaciones y nos llenaba de sufrimiento y desolación.
Fue entonces que una nueva plaga empezó a hacernos presa, una maldad antigua que caminaba con forma de hombre pero instintos de bestia, un ser que controlaba las bestias y los vientos, un ser que invocaba la bruma y la tormenta con cantos que ninguna voz podía imitar… Estos seres eran dioses, tenían que serlo aun que huyeran de la luz del sol y nos cazaran como presas… Los primeros reyes los llamaron “Los Dioses Oscuros”…
Pero estos dioses tenían oídos y voces, a diferencia del río, el sol y el viento, se podía hablar con ellos… pactar con ellos.
Ellos se alimentaban de las almas, las bebían a través de la sangre y así los primeros reyes hicieron un pacto con ellos… a cambio de adoración, a cambio de sacrificios y a cambio de templos ellos nos protegerían de los Dioses con los que no podíamos pactar.
Los pueblos que accedieron al pacto se plantaron al fin a las orillas del Nilo y ahí iniciaron la construcción de un templo para los Dioses Oscuros, no un templo cualquiera, tenia que ser tan grande como una montaña, tan grande que todos los pueblos de la rivera del Nilo supieran que ahí estaban los Dioses y sus protegidos… Así se comenzó la contracción de las primeras pirámides y así nació… Egipto.
Pero pronto Egipto se dio cuenta que la labor que se habían impuesto era demasiado para ellos, así que se lanzaron a la conquista de los pueblos nómadas que no se aliaron al pacto… el primero de ellos fuimos nosotros.
Así, uno a uno todos los pueblos fueron sometidos y esclavizados, y así se construyeron todas las ciudades y pirámides, sangre de esclavos construyo esas ciudades, sangre de esclavos fue dada de tributo a los Dioses. Y ahí estuvo la primera traición, pues los Dioses en verdad nunca protegieron a Egipto de nada, y nunca tampoco habitaron esas pirámides.
La verdad es que ese pacto nunca existió.
¿De que le servia el oro, las joyas y las especias a los Dioses Oscuros?... de nada. ¿De que le servían los sacrificios de doncellas en los altares?... de nada, ellos seguían cazando a placer sin hacer caso algunos de las ofrendas. Nosotros supimos que nunca existió ese pacto, fue un engaño de los Faraones para que sus pueblos se unieran en la fundación de esa ciudad, en la construcción de ese imperio… mientras todos estuvieran unidos construyendo esa gran ciudad y esas gloriosas pirámides ellos serían reyes… y también ambicionaron ser Dioses.
Mandaron construir las pirámides sabiendo que sus vidas terminarían antes de se concluyeran, que pasarían generaciones antes de que se vieran terminadas… lo sabían, y ellos mismos se obligaron a creer que el pacto era cierto.
Si se repetía la mentira tantas veces por tantos años, por tantas vidas, algún día ellos, Los Dioses Oscuros, “los que viven para siempre” tal vez escucharían y tal vez en gratitud devolvieran el favor y entonces compartirían el secreto de su magia.
Es por ello que los Faraones hicieron momificar sus cuerpos, esperando que algún día un Dios Oscuro les devolviera el aliento de la vida a sus cuerpos marchitos. Pero nunca sucedió.
Las grandes ciudades de Egipto volvieron al polvo antes de que ningún Dios se dignara mirar al más orgulloso o humilde de los Faraones.
Esa es la verdad, a los Dioses Oscuros nada les interesa del mundo del hombre, somos sus presas, nuestras almas su alimento y no más. Ellos han existido desde siempre, y continúan entre nosotros, con diferentes nombres, con diferentes rostros... en los mares de Grecia habitan en las rocas de los arrecifes donde sus voces y sus cantos nublan la inteligencia de los marinos y los atraen a las rocas donde sus barcos se destrozan. En los bosques nórdicos cazan con la brutalidad de las bestias y les llaman “Gente lobo”… algunos simplemente cazan en la oscuridad al enfermo o al extraviado, sin dejar nunca huella de su presencia. Son el mismo monstruo, desde siempre, el mismo de todas las leyendas antiguas… Pero nosotros los conocimos en esa época en que creíamos que eran Dioses… y los conocimos bastante bien…
-…. –Alexa se llevo las manos a la cabeza, una cacofonía de voces la llenaba contando esa misma historia en tantos idiomas, de tantas maneras, en lenguas que jamás había escuchado.
La anciana percibió ese momento aun con su vista extinta, o tal vez lo percibió por que una parte de Alexa estaba ahí, justo donde sus ojos miraban ahora. Sus marchitas manos tomaron la punta de hierro y plata, y tomo las manos de Alexa para unirlas.
-Escucha los cantos antiguos, escucha las historias que cantaron por siglos desde el inicio del tiempo… recuerda el canto de tu abuela… y canta conmigo, canta por que nuestra voz es el eco de muchas voces… voces que vienen del alba del tiempo… escucha y canta la verdad del mundo… escucha la voz de tu destino.
Crepúsculo esmeralda…
Yulia se había ido… sin embargo.
-… Recuerdo cuando me enamore de ti… - Elena sabía que continuaba ahí, que podía escucharla
- El sol ardía y quemaba alegre sobre los campos de trigo, tu y yo estábamos bajo la sombra de ese árbol de manzanas… recuerdo que estaba triste… por que debía casarme con tu hermano… estaba feliz por que tu y yo así estaríamos juntas siempre… pero estaba triste por que… no quería casarme con él… por que era un hombre bueno y muy valiente, era el príncipe que toda doncella hubiera soñado pero… no lo quería, no deseaba sus brazos, no deseaba su calor… no lo deseaba a él…
Con delicadeza una manta cubrió los hombros de Elena, Yulia esta frente a ella de nuevo, había vuelto tan sigilosamente como se fue, como si nunca se hubiera ido, como si sólo hubiera sido la confusión de un parpadeo.
Elena sonríe con una luz en sus labios que conmueve un gesto indefinible en ese rostro de mármol… sus ojos parecieron temblar como si estuvieran a punto de liberar una lagrima. Elena se abrigó en la manta como lo hacia con la capa de piel de lobos que Yulia alguna vez cazo y como lo hacía también en aquel entonces extendió la manta para abrigarla también a ella, Yulia se dejo arropar por esos brazos, se acuno sobre el pecho de la pelirroja y dejo que su calor la reconfortara, busco su rostro para deleitarse con los profundos parajes de esa mirada pero en cambio encontró nuevamente esos labios que se bebieron los suyos con una sed de seis siglos de ausencia.
-… no lo deseaba a él… Yo podía sentir tu mirada tratando de entrar en mi corazón, sentí como deseabas consolarme aun que no supieras como… y yo deseaba que lo hicieras, que me abrazaras y me dijeras que todo estaba bien… pero entonces te levantaste y sentí un miedo enorme de que te fueras… fue ahí donde supe que los únicos brazos que anhelaba eran los tuyos, que el único calor que me reconfortaba era el de tu corazón, que la única persona a quien yo amaba… eras tu… ¡Era todo una locura! pero era la verdad. Quise decírtelo en ese momento, quise detenerte conmigo para siempre pero sólo pude decirte… No te vayas… ¿lo recuerdas, verdad?
-….
Elena la oprimió contra su pecho, sintiendo su cuerpo helado apenas empezando a contagiarse de su calor… era más pequeña que ella, mas delgada, exactamente como lo había sido hacia seis siglos, ¿Cuánta oscuridad hay en ella?, ¿Cuánto frío nocturno ha congelado sus recuerdos y sus sentimientos?... ¿y si no pudiera alcanzar su corazón, su verdadero corazón? ¿En verdad el camino a la oscuridad no tiene retorno?... es cuestión de FE, Elena oprime a la pequeña Yulia contra su pecho, sobre su corazón, la abrigara en sus brazos y la colmara de besos hasta que el sol vuelva a brillar en ella, hasta que la oscuridad se aparte por completo de sus ojos de cielo… o hasta que ambas se hundan en tinieblas. Como fuera, ella no la soltaría… no volvería a soltarla jamás.
Fugaces recuerdos de espadas de hierro y furia asomaron por esa verde mirada, como crueles señas que a veces la voluntad no lo es todo, pero Elena no permitió que crueles recuerdos empañaran ese momento…
-… recuerdo… -murmuro al fin Yulia-… ese día, recuerdo el trigo bailando con el viento, las copas de los árboles cantando, recuerdo el sol brillando en tus ojos… yo quería huir de ti, de los sentimientos que me causabas, yo también deseaba que fueras para mi… sólo para mi, y tu me detuviste… yo te prometí que me quedaría contigo para siempre, que siempre te protegería…
Yulia levanto la mirada apartándose un poco del pecho de Elena sin romper su abrazo, esa cadena que era mucho más fuerte que ella, sus manos se deslizaron hasta sumergirse en esa cabellera de cascada de oro rojizo, sus labios rozaron suavemente los labios de ella…
- Lo recuerdo todo, mi doncella vestida de sol… ahora lo recuerdo todo… Como llegaste en mi noche más oscura, cuando la muerte de mi padre me convirtió en la ultima de mi familia… esa noche en que me sentía como una insignificante hoja al viento perdida en la noche y que deseaba que la noche misma entrara en mi corazón y terminara con todo, con mi vida, mi dolor y mi soledad… esa noche viniste a mi con tu traje de seda y oro y me di cuenta que no estaba sola, en la noche más oscura el sol podía brillar para mi… sólo para mi…
Yulia escapo de lo brazos de Elena como si hubiera sido una corriente de viento, se escurrió de sus manos como si fuera agua del río. Sólo un par de pasos, como si de pronto el abrazo de Elena le fuera intolerable.
-… La noche cayó sobre mi… -la voz de Yulia tembló en el viento, distinta, como el sonido de un cristal al romperse-… caí en la oscuridad… y no pude volver a encontrarte… volví de ese lugar frío y oscuro para encontrarme con más oscuridad y tristeza… no había nada… llegue a creer que todo había sido un sueño, mi vida, mis recuerdos… Tu… especialmente tu… todo había sido una ilusión, una vida de alguien que no era yo… llegue a pensar que Yulia Volkova jamás existió, que todos esos recuerdos eran tan sólo el sueño de una criatura como yo, yo solo era un ser de oscuridad y hambre… todos esos momentos no pudieron ser míos, nunca existieron… y me convertí en la oscuridad, me convertí en nada…
Elena trató de alcanzarla, de volver a atraparla en su abrazo como una mariposa nocturna que ha escapado de su abrigo… pero Yulia parecía intangible como una sombra.
-Pero esa fantasía era tan hermosa… tan dolorosa… no quise renunciar a ella, no quise renunciar a todo… mi nombre, ese nombre que tal vez no significaba nada era mío y estaba unido al tuyo… aun que fueras una fantasía… sólo quise quedarme con ese nombre y creer que esa fantasía era verdad, quise de verdad creer que alguna vez fui alguien… que alguna vez fui amada… que alguna vez ame… y hoy estas aquí, y toda esa fantasía era verdad, todos mis recuerdos son ciertos…
Por fin Yulia se dejo atrapar nuevamente, su rostro en las manos de Elena doblego su fuerza para levantar la mirada y ver más allá de noche, mirar esos ojos como mares de inmensos misterios
-Es verdad, todo es verdad… estas aquí conmigo, estoy aquí contigo… después de tanto tiempo volvemos a estar juntas… Te suplico que cumplas tu promesa… te exijo que cumplas tu promesa… quédate conmigo, quédate conmigo para siempre.
El rostro de mármol de Yulia era una inmutable mascara, pero el fuego de sus ojos, esas llamaradas azules se agitaban con la vida de una hoguera, todos sus sentimientos y pasiones se veían a través de esas ventanas.
-Para siempre… ¿Qué es para siempre?... –dijo Yulia mientras su mano acarició ese rostro y lentamente descendió por ese terso cuello empapado de pecas como la noche esta empapada de estrellas. Llego hasta su pecho, hasta donde su corazón latía.
-… te fuiste… y te volverás a ir… no estas atada a este mundo, ya no, eres una viajera que algún día emprenderá ese hermoso viaje en la barca de estrellas… entonces te iras de mi lado para siempre… y yo para siempre me quedare aquí… sin ti.
-¡No!... no sé como, de alguna manera yo siempre me quedare contigo… nunca te dejare…
-¿Nunca?... “Siempre” y “nunca” son solo palabras… significan lo mismo, no significan nada como ahora… mira el Horizonte, ¿lo vez?, esta amaneciendo, el sol vuelve y yo me iré con la noche y no hay nada que podamos hacer….
- Pero volverás… volverás junto con la luna y las estrellas, sé que volverás. Y yo así puedo volver… cuando la noche me alcance puedo volver a ti otra vez, como lo he hecho ahora… Ten Fe, Yulia, yo también puedo volver como tú… lo sé por que mi corazón siempre volverá contigo, sin importar que tan lejos, sin importar el tiempo, tú y yo… siempre seremos tú y yo…
-… ¿Siempre?...
- Nada importa en este momento… quédate en mis brazos mientras dure la noche, quédate conmigo mientras puedas… que la eternidad puede durar tanto como un suspiro, y un suspiro a tu lado puede durar para siempre… quédate en mis brazos amada mía, que tu ausencia por larga que haya sido hoy ha terminado, en este momento siento que tu ausencia ha sido nada y que este momento durara para siempre… quédate conmigo en mis brazos y déjame amarte y convertir este momento en algo eterno…
Yulia no dijo nada, aun que tenía mucho que decir, pero no en ese momento, no en ese instante, mientras los labios de Elena le daban de beber el sol mismo y sus manos incursionaban bajo sus prendas impregnando el calor de sus caricias a su piel fría de luna, ella misma se sorprendió al sentir sus manos haciendo a un lado las prendas de la doncella vestida de sol y librando de obstáculos el camino de sus labios que ahora exploraban esa piel sabor a primavera… El corazón de Elena resonaba en la noche como la campana de una Iglesia, el jadeo de sus labios eran como un coro celestial de ángeles vestidos de estrellas…
Ella era la eternidad…
Las aves cantaban alegremente esa mañana, cuando los primeros rayos del sol al fin iluminaron el rostro de Elena. Despertó otra vez con esa sensación de alegría sin límites latiendo en el centro de su pecho… Soltó una risa alegre al descubrir que nuevamente no sabía donde estaba… rió alegremente por lo que le pareció un largo rato, como si ese instante, ese amanecer fuera una hermosa broma. Estaba envuelta en una manta empapada de gotas de roció… desnuda como una ninfa. Suspiró a la par que los recuerdos de ese hermoso sueño cobraban forma… no había sido un sueño, sin importar que todas sus memorias estuvieran perdidas en una indefinible bruma no había sido un sueño y era los más hermoso que jamás había vivido.
Envuelta en la manta caminó de regreso a la choza, la humedad del pasto en sus pies terminó por despejar sus pensamientos, esfumar el sueño de sus ojos. Se sentía tremendamente cansada pero inmensamente feliz.
Se detuvo de golpe… su corazón latió con fuerza en su pecho, la manta casi resbalo de sus hombros pero se aferro a ella no por el frió de la mañana, si no por que su calor era lo único que la mantuvo de pie mientras la brisa helada de la sorpresa la congelaba… caminó con rapidez, empezó a correr y al fin de detuvo sin atreverse a dar el paso final.
A un lado de la puerta de la choza, envuelto en una manta, sentado sobre la rustica mecedora hecha a mano como todo en ese lugar, estaba el anciano que había cuidado de ella. Por su gesto tranquilo parecía dormir, pero su pecho no se movía, la vitalidad de su gesto se había esfumado, sus manos sin fuerza ni voluntad caían libres a sus costados.
Elena tocó ese rostro ajado por el tiempo, estaba más frío que la noche, esos ojos estaban vacíos…
Sus piernas se doblaron, cayo de rodillas frente al anciano y se abrazo a su pecho mientras las lagrimas corrieron por sus mejillas… lo sabía, de alguna manera lo sabía.
-… No… no… Yulia… ¿Por qué?... ¿Por qué?...
Continúa….
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXVI - El lado oscuro de la luna.
(primera parte)
Peregrina del tiempo.
Yulia observa las estrellas, el cielo es tan limpio, la luna es una majestad que se desliza en la noche como una barca en oscuro oleaje. Todo ha cambiado… ella ha cambiado.
El tiempo… Los hombres son pequeñas criaturas atadas al tiempo, los ha visto nacer, crecer y morir sin percatarse cuanto tiempo ha pasado, para ella es como si todo sucediera en una misma noche. La vida de ellos, su existencia no tenía importancia, como tampoco tiene importancia el hielo en los árboles, el calor abrasador de las noches veraniegas, los ciclos de la luna… nada. ¿Qué es el tiempo para un ser que nunca envejece, que nunca se marchita, que nunca cambia?... Yulia no percibe el paso del tiempo, no lo siente en absoluto, la eternidad es una noche sin fin para ella. Ella sólo puede sentir su hambre.
Pero ahora ella ha cambiado, aun es incapaz de sentir el paso del tiempo, pero ahora le angustia. Sentimientos nuevos inundan su corazón, sentimientos olvidados… ya no le importa si esas sensaciones son reales o tan solo recuerdos haciendo eco en su hambre para parecer reales, no importa, ella sufre.
<<… Era la criatura más hermosa que jamás hubiera existido, era tan pequeña y tan frágil, apenas una chispa de luz es esa oscuridad… era la hija de Nadya… la sangre de Nadya corre por sus venas… y también la sangre de él… El, que ha profanado todo cuanto Yulia había amado… que le ha quitado todo…
El hambre… todo lo que le queda es el hambre, más terrible y cruel de lo que jamás conoció en las mazmorras, el dolor que se esparce por sus venas es tan terrible como el hierro ardiente quemando sus muñecas, como la barra de hierro que rompió sus piernas… el dolor del hambre es tan terrible como esas innumerables noches de soledad infinita en ese agujero… y en aquel entonces ella tenia una esperanza, una luz entre todas esa oscuridad… Nadya estaba ahí, lejos de su vista, pero estaba ahí y la sentía en cada instante, en cada latido doloroso de su corazón, dándole fuerza y esperanza cuando ya no le quedaba nada más…
Pero ella… se ha ido… ella ya no esta, la luz se extinguió, la esperanza se extinguió… sólo le queda esa hambre monstruosa… y esta delicada niña en sus manos… Esa niña que era todo lo que quedaba de Nadya en el mundo…
-… ¿ella podrá perdonarte cuando sepa lo que hiciste?...>>
Yulia contempla esa ciudad atreves del cristal, parece inmensa, parece celestial con todas esas luces… y en realidad es tan frágil, tan delicada, ella podría esparcir la oscuridad en esa ciudad tan fácilmente, tan rápidamente… cierra los ojos y escucha la cacofonía de esa ciudad, cientos de voces, de sonidos metálicos. Y un sonido en particular, un hermoso latido que parece venir de las allá de las montañas, es el corazón de Elena.
Siente el nacimiento de una lagrima en el borde de sus ojos… esto es sólo una ilusión, un recuerdo, pero lo disfruta, se aferra él y lo deja ser… ¿Quién sabe?, si pudiera ver su rostro reflejado en un espejo tal vez vería que realmente si hay una lagrima.
Gira en redondo con suaves pasos, tan lentamente como puede, imitando tan perfectamente cómo puede el grácil movimiento de una doncella… imitando ser una doncella.
Sven, aguarda muy inquieto a unos pasos tras ella, siente su corazón palpitando salvajemente en su pecho, nada en el mundo lo habría preparado para esto, no ahora que sabe la verdad.
Ella viste un fino atuendo de terciopelo negro, pantalón y chaqueta al corte de algo semejante a un traje de montar con botas altas pero blusa púrpura de hermosos encajes e incrustaciones de rubí en la chaqueta. Cuello alto que cubre su garganta hasta el mentón en alas de encaje, un sobrero español de pana negra con tul que semeja una cascada transparente de sombras que disimulan la palidez de ese rostro sin ocultarlo.
Extravagantemente europeo.
Es elegante y chocante a la vez, la excentricidad de la nobleza europea antigua llevada a un punto de quiebra donde en si misma resalta y se diluye en el anonimato. El perfecto disfraz para que un ser como ella pudiera pasar desapercibido.
Sven lo comprendió al fin, la naturaleza de las prendas que siempre debían estar a la mano en cada residencia de los Hoteles Volkov, ella, había algo en ella que llamaba la atención fuertemente, que alertaba los instintos naturales del hombre y que delataba peligro, algo que nada ocultaría una vestimenta común, más discreta. Este atuendo por el contrario diluía esa sensación de peligro con el efecto natural de verse “extraña y extravagante”, era como el follaje dorado tras el cual se oculta un tigre, las sombras de terciopelo oscuro tras las cuales se oculta un monstruo.
-¿Sabes quién soy yo?-pregunto Yulia.
Sven asintió encontrando dificultad en poner orden a sus palabras.
-Sí, mi señora. Sé quién es usted.
Fuego en el cielo, infierno en el corazón.
Enormes lenguas de fuego se elevaron hacia el cielo, un manto dorado y carmesí envolvió la cabaña con el abrazo amoroso de una madre y como si se tratara de un niño que vuelve a su regazo, la cabaña se encogió sobre si misma y se dejo arropar por las llamas, comenzó a derrumbarse lentamente.
Elena limpio las lagrimas de sus ojos, le dio la espalda a la choza envuelta en llamas y por ultima vez colocó su mano sobre esos ladrillos recién horneados, recién utilizados. Con ellos improviso una cripta donde colocó el cuerpo del anciano que había cuidado de ella… que había muerto por ella. Quiso elevar una oración pero ninguna acudió a sus labios. Sólo pudo evocar la imagen del hombre cuando vivía, esa serena vitalidad que lo rodeaba como un aura inmutable y etérea. Esa indefinible inteligencia y sabiduría que irradiaban sus ojos, esa mirada que parecía haber visto mas cosas en cielo y en la tierra de las que nadie jamás conocería. Tal parecía que ese hombre viviría para siempre… y sin embargo el beso de su ángel oscuro rompió esa ilusión de inmortalidad.
-… Perdón… -fue lo único que escapo de sus labios en vez de la ansiada oración-… perdón mil por todo… y gracias mil por todo…
Tomó una bolsa de lona que estaba a su lado y donde había guardado apenas lo necesario que podía cargar y se la echo al hombro, inició su viaje por ese sendero que conducía al interior de ese bosque y al misterio.
-¿Por qué, Yulia?... él fue tan bueno conmigo… ¿Por qué lo hiciste?
-Ella es la muerte. –respondió una vocecita a su lado.
Elena apenas volteo para mirarla, sabía quien era. Marina caminaba junto a ella con pies que no tocaban el suelo, con un vestido que no se agitaba con la brisa, con ese rostro de niña que jamás alteraría el tiempo.
-Siempre lo he sabido… cuando ella vino a mí por vez primera lo sabía. Yo debí morir esa noche, cuando mi vida no era nada, ya estaba muerta pero no lo sabía, mi corazón estaba vacío y la vida era un lastre para mi alma… Pero esa noche ella vino a mi y me protegió de ellos… me protegió de esa maldad y me obsequio un ultimo vistazo de la vida… pero sólo un leve vistazo, sólo algo bueno que llevarme al olvido… siempre supe que ella volvería por mi, que moriría en sus manos y estaba bien… Ella es la muerte, es mi muerte.
Es tan hermosa que sólo podía ser un dulce ángel… un ángel con una cruel misión pero era un ángel al fin… ¿Me equivoque?... Cada vez que ella ha venido a mi, cada vez que estoy segura que al fin se ha acabado mi tiempo y que viene a cumplir con nuestra cita… ella no es el dulce ángel que yo creía, entonces hace cosas terribles… la he visto matarlos… la he visto… ¿en verdad me protege? ¿O realmente lo hace por que es tan egoísta que nadie más que ella puede matarme?… soy su capricho, mi vida sólo puede terminar en sus manos…
Elena se cubrió el rostro con ambas manos, fue un gesto repentino, involuntario, como si quisiera aparta de su mirada algo terrible… algo que no pudo cegar de sus ojos por que no estaba en el bosque, algo que no pudo callar en sus oídos por que era una voz que no venía en el viento.
<<-… ¡¡Es nuestra hija!! … ¡¡Yulia, no lo hagas!!… ¡¡es nuestra hija!!….
Yulia estaba de rodillas en un lugar tan alto que parecía que podía tocar la luna, sus ojos de fuego azul lloraban lagrimas negras… lagrimas de sangre negra… sangre que bañaba su pecho desnudo… sus colmillos brillaban más que su piel en la luz de la luna mientras negras nubes cubrían todo el cielo… El eco del llanto de un bebé se extinguía en el viento…>>
Sombras más que imágenes, ecos más que palabras. Elena empezó a temblar ante este nuevo “recuerdo”, esta nueva revelación.
-… ella no es un ángel… ella es un monstruo…
Elena se sorprendió de sus propias palabras, se sintió aniquilada por sus propias palabras.
-… es un monstruo…
-… Ella es lo que es… y es un ángel, ¿Quién eres tu para cuestionar a los ángeles? -le replico Marina.
Elena se volvió para encarar a Marina, busco algo en esa mirada que venía realmente de un lugar muy distante.
-… hay algo que ella no me ha dicho ¿verdad?... hay un secreto que esconde, ella hizo algo terrible, algo tan terrible que puede avergonzar a un ángel…
-¿Y lo que le hicieron?... ¿lo que les hicieron a ambas?... ¡Todos hacen cosas horribles a la gente! ¡Se supone que nos deberíamos amar como hermanos!... eso me enseñaron en la iglesia... eso nos enseñan a todos, pero todos odian, todos matan, todos destruyen… Hasta Papá… hasta Papá ha hecho cosas horribles… lo sé, ahora lo sé… por eso vinieron y quemaron a Mamá ese día… los pecados de Papá los pago Mamá… pero no importa ya, nada importa, yo sólo quiero ir con Mamá…
Marina se dejo caer de cuclillas y empezó a llorar desconsolada. Elena se arrodillo junto a ella y con duda acarició el cabello de la niña etérea… se sorprendió al sentir su cabello, fresco y sedoso. Marina dejo de llorar, sorprendida… miró a Elena que le obsequio una sonrisa de consuelo y sin pensarlo se arrojo a sus brazos y acuno su pequeña cabeza en el pecho de la pelirroja, Elena la abrazo y oprimió contra su corazón, el aroma a flores de su cabello era tan real, el palpitar de ese cuerpecito era tan real…
- pero ella prometió protegerte... ella te ama… Es un ángel que viene de un lugar muy oscuro y triste, ha estado sola tanto tiempo... y te ha esperado por tanto tiempo… –murmuro Marina más calmada.
-¿Cómo lo sabes?... ¿Cómo sabes tantas cosas?
-No lo sé, simplemente lo sé… tal ves me lo contaron las otras sombras, tal vez lo escuche en su corazón… la noche sin fin tiene tantos secretos…
Elena desvió la mirada.
-Ahora todo es confuso para mi de nuevo… a veces todo es tan claro, es como un paisaje oculto en la bruma… a veces se despeja y a veces se enturbia más… Veo a Yulia como entre sueños, a veces dudo que sea verdad, a veces dudo que ella exista… ¿y si es un sueño?, una fantasía, ¿que tal si Yulia en realidad no existe?... Siempre he tenido la sensación de no ser yo quien vive esta vida… de que el rostro que veo en el espejo no es el mió…
-No eres tu cuando estas con ella… -asintió Marina-… cuando vas en busca de Yulia, no eres tú… ¿Quién eres, Elena?... ¿Quién eres realmente?
-Como siempre…- sonrió tristemente Elena-… siempre he sido la misma… soy Nichya, soy nadie… no soy tan distinta de ti ¿sabes?... soy un fantasma, son la sombra de alguien que murió hace mucho tiempo, aun antes de que Yulia me encontrara… morí en ese otro bosque, ahí donde me quitaron a mi padre y mis hermanos… ahí donde me quitaron todo… ahí fue donde verdaderamente morí… había sido un fantasma desde entonces, hasta que Yulia llego a mi la noche en que iba a perder lo ultimo que me quedaba de vida…. Y ella… Ella que es la muerte me obsequio una nueva vida… en más de una forma….Todo lo mejor de mi vida vino después de esa noche… Alexa… Alexa ¡como me hace falta tu fuerza!... que pequeña me siento sin ti…
-Alexa… tu amiga la gitana.
-… Ella y yo somos fiesta… -sonrió tenuemente la pelirroja-…siempre dice eso, sin importar lo que pase, sin importar que el mundo se este cayendo… yo no comprendía bien lo que quería decirme, ella siempre esta riendo, siempre esta activa y saltando y bailando y parece que nunca se cansa… creí que ella se refería a eso, ha lo alocada que es su vida, pero ahora recuerdo que ella no era así, cuando Alexei me llevo con ella no era así… Su vida junto con la mía se transformo esa noche, ahora lo entiendo, ella es así por que estaba conmigo y…. y me ama…
-¿Y tu… que sientes por Alexa?...
Elena se mordió los labios. Recordó la primera vez que se miro a un espejo, que tuvo el valor de mirar su rostro una vez más… fue después de la noche en que Yulia la salvó, recordó a Alexa abrazándola por la espalda, la primera vez que le hizo el amor… la primera vez que alguien le hacia el amor… Se sintió tan bien, sus caricias eran tan honestas, tan dulces, dormir en sus brazos a pesar de lo equivocado que podía parecer era tan agradable… era una nueva vida y no podía desperdiciar nada…
El amor de Alexa fue el primer trago de miel después de tanta amargura. El amor de Alexa ha llenado cada rincón de su nueva vida, cuando juntas por esa carretera sólo se dejaban llevar por el loco impuso de escapar, no de sus perseguidores si no de ellas mismas, de ese pasado que ambas estaban dejando atrás, el horizonte era nuevo, el amanecer era nuevo… la vida era nueva y era buena por que ella estaba a su lado. No supo en que momento se abandono totalmente a la pasión por ella, los momentos en que se amaban y se entregaban sin recato ni temor al reproche de las miradas de otros… Esos momentos de éxtasis en que su corazón hablaba a través de sus labios con honestidad y verdad.
- Te amo –le susurraba entre besos y sentía a la gitana agitarse contra su pecho con tan sólo escuchar esas palabras.
Sin embargo también estaba ahí su ángel oscuro, aquella que vino de tan lejos en el tiempo, aquella que ha esperado una eternidad por volverse a reunir con ella. Recuerda su rostro entre sueños, recuerda como su corazón se agita con solo tenerla cerca, con sólo tocarla… todos sus recuerdos parecen imágenes perdidas en la niebla pero hay uno en especial que le define todo… ve su mano acariciar ese rostro de mármol… escucha su propia voz diciendo unas palabras que brotan de su corazón.
<<-… Te amo…->>
Elena se muerde lo labios sin saber que contestar a la niña etérea… Marina le sonríe como si comprendiera el torbellino que se agita en su corazón, la toma de la mano y poniéndose de pie le dice:
- Sólo camina… sigue adelante que el camino es todavía muy largo. Todo estará bien, ya lo veras.
La muerte negra.
Los ojos de Trevor estaban enrojecidos por el cansancio, le daban el aspecto de sufrir un terrible resfriado, la realidad es que había dormido unas pocas horas desde su llegada a Italia y la fatiga ya comenzaba a hacer estragos. Sin embargo no abandonaba su puesto frente a los innumerables monitores de pc donde los avances de su investigación se presentaban enviados desde varios lugares del mundo.
-¿Un arma de ataque inicial?.... ¿Qué esta diciendo Coronel? –Al fin Trevor se giro en su silla y encaro al hombre de pie junto a él. Troy aguardaba en silencio hundido también en un mar de papeles y mal ocultando el bollo que estaba comiendo cuando ese personaje enfundado en uniforme militar de alcurnia irrumpió en la improvisada oficina.
-Seré más claro… la plaga de Paris ¿fue un ataque biológico? Sospechamos de un ataque terrorista que se salió de control.
- Si esta “cosa” es un arma biológica… ¡olvídelo!, no es un arma de ataque inicial, ¡¡es la llave del armagedon!! Yo la llamaría más bien “El arma definitiva”.
Trevor dio un sorbo a su taza de café, ¡horrible!, estaba helada de las horas que llevaba abandonada y hasta había apagado un cigarrillo en ella. Como sea solo deseaba darle tiempo a ese hombre de digerir sus palabras.
-Un arma definitiva en toda extensión… no sobreviviremos a ella. Por suerte para todos dudo mucho que sea un arma. No fue un hombre el que disparo esta arma, fue la suerte o el destino… la mala noticia es que el arma esta cargada y lista para volver a ser disparada… la pregunta es ¿Qué fue lo que la disparo y cuando volverá a suceder?
-¿Por qué se esta considerando la idea de un “arma de ataque inicial”?... no escuchaba ese termino desde el fin de la guerra fría.- Se atrevió a preguntar Troy.
- Cuando un portaviones nuclear armado hasta los dientes se pasea por el mediterráneo al mismo tiempo que sucede un evento catastrófico como “La Plaga de Paris” pone a pensar a mucha gente, la guerra fría nunca se “congelo” del todo y tememos que empiece a “calentarse”.
-¡Me encantan las parábolas!... seamos concretos y le daré respuestas concretas. ¿Temen que los rusos estén planeando algo como un ataque a gran escala con esta “cosa” y el portaviones sea realmente un “arma de ataque inicial”?... No, olviden esa idea… con toda franqueza ni siquiera hemos podido demostrar que “la plaga de Paris” sea un evento biológico.
-Si no es un evento biológico ¿Qué demonios es? –pregunto el Coronel con notable irritación.
-¿Voluntad divina? –respondió Trevor encogiéndose de hombros.
-¿Se burla de mi?
- En octubre de 1348, Felipe VI pidió a la Facultad de Medicina de París que se definiese sobre las causas que habían provocado la temible epidemia de la peste, que parecía amenazar con el exterminio de la Humanidad. Los doctores dictaminaron que se debía a una triple conjunción de Saturno, Júpiter y Marte. Este veredicto se convirtió en la versión oficial y fue reproducido y traducido a diversos idiomas, llegando a ser aceptado incluso por los médicos árabes de Córdoba y Granada.
-La epidemia del siglo XIV fue causada por la peste bubónica, ¿me toma por un ignorante?
-La peste bubónica surgió a raíz del exceso de cadáveres en las calles ¿comprende? La mitad de la humanidad ya estaba muerta cuando la Peste Bubónica hizo su aparición, sólo fue un ave de rapiña que llego a disputarse los cadáveres dejados por el verdadero asesino… No, Coronel, la verdadera causa de la “Muerte Negra” jamás fue conocida.
-¿Y entonces contra quien nos defendemos?
Trevor volvió a sus monitores.
-El Papa y los reyes de Europa mandaron a sus ejércitos contra los herejes del otro lado del mundo, los herejes mandaron sus ejércitos contra los “infieles”… alguien tenía que pagar por la ira de Dios, alguien tenía que morir para calmar la ira de Dios… Todos esos ejércitos murieron antes de trabar combate, cristianos, Judíos, Budistas, Hinduista, Islámicos, ¡todos murieron sin distinción! … ¿comprende la anécdota?
Muertos por un poder que nos juzga en nuestra arrogancia… Sucedió antes Coronel, no sólo en la edad media, ha sucedido cientos de veces, civilizaciones enteras han desaparecido casi sin dejar rastro, como los Mayas, una civilización en la cúspide de su esplendor, tenían registros históricos, astronómicos y matemáticos muy precisos… pero no dejaron registros de lo que les sucedió, no hay un solo códice que narre como fue que esa civilización llego a su fin, no tuvieron tiempo de hacerlo como si hubieran desaparecido de un día para otro… como si esta misma plaga los hubiera asolado…
Esas civilizaciones, grandes ciudades estaban contenidas, confinadas en medio de desiertos y bosques, tal vez por eso la “Plaga” no se extendió más allá… Pero en la edad media los caminos eran más accesibles, las grandes ciudades más próximas, la “Plaga” tuvo oportunidad de extenderse más lejos y mas rápido… Ese es el verdadero horror, hoy en día es tan fácil llegar a cualquier rincón del mundo… Si surge un nuevo brote ¿Qué detendrá a la plaga para exterminarnos a todos?... ¿Qué pueden hacer sus soldados, sus ejércitos, sus armas contra ello?
El coronel se inclino hasta casi rozar el oído de Trevor y le susurro.
- ¿Qué tal una detonación nuclear en el corazón del nuevo brote? Si todos los contaminados y todos a su alrededor ya están condenados ¿Qué mas da si los incineramos en un instante junto con la “plaga”?...
-¡El protocolo Omega!... eso fue producto de una mente perturbada, la ONU nunca aprobaría una cosa así…
-La ONU nunca había enfrentado una cosa así… Sr. Horn, usted no es el único trabajando en este proyecto, hay todo un colegio multidisciplinario trabajando… El protocolo Omega ya fue puesto en consideración y esta por ser aprobado… Sólo hay una gran traba.
-No pueden justificar a la gente que una ciudad sea incinerada en un instante por un brote infeccioso…
-No, así que para encubrir el acto usaremos una pantalla…
-¿Por eso quiere que atestigüe que “La Plaga de Paris” es un arma de ataque inicial?, para poder justificar un descabellado protocolo de seguridad que alguien invento en la paranoia de la guerra fría?
-Es más simple que eso. No hay armas nucleares en manos de grupos terroristas, es decir… no había.
Troy sintió que la sangre se le iba a las piernas cuando escucho la última palabra del militar.
- Suena terrible pero estamos preparándonos para el protocolo Omega, matar a miles para salvar a millones. El próximo brote de la “Plaga” será recibido con una ojiva nuclear que literalmente caerá del cielo… ningún lanzamiento transcontinental, ningún bombardero, ningún rastro de donde venga… para el mundo será el mas terrible acto terrorista de la historia.
- ¡Los satélites!... ¿han activado los satélites?, ¡por Dios! Llevan años abandonados allá arriba… conozco muy poca gente que conserve un auto tan viejo. Deben ser sólo chatarras voladoras. ¿Cómo se atrevieron a activar esos vejestorios?
-Ya estaban arriba y se activaron bien… la tecnología es muy vieja pero fueron lo mejor de su momento. Nos iban a proteger contra una invasión extraterrestre ¿recuerda?
-…hablando de Paranoicos de la guerra fría… el que puso esas cosas en el cielo ¿no es la misma persona que ideo el “maravilloso” protocolo Omega?
-Usted lo dijo, si enfrentamos la voluntad de Dios… la enfrentaremos con todo nuestro poder.
-Ahora más que nunca estoy seguro que estamos bajo juicio… y tal vez el juicio definitivo… Dios nos proteja.
-… o Dios nos destruya –sonrió el militar.
La ultima cruzada.
Fernando y otro gitano observaron atónitos la punta mellada de un cincel. Después de feroces golpes sobre la juntura de la caja del portaequipajes del Mercedes de Alexa, sólo habían obtenido esto.
-¿Qué diablos es lo que hay dentro?- preguntó el gitano- Nunca había visto esto, es acero de la mas alta calidad, perfectamente compactado y laminado… necesitamos equipo industrial para abrirlo, equipo muy pesado. Esta cosa es más sólida que una caja fuerte, lo que este dentro fue puesto ahí para no salir jamás.
-¿Y que necesidad hay de sacarlo? –dijo Alexa a espaldas de ellos, ambos saltaron por la sorpresa. La gitana arrojo su bolsa de viaje al asiento trasero.
-¿Nos vamos ya?-pregunto Fernando.
-Me voy… -dijo ella-… siento mucho todas las molestias, Fernando, algún día te pagare por todo esto.
-¿Me pagaras por todo esto?.... ¿¡Estas loca!?... la mitad de nuestros amigos están muertos, mi trabajo, mi vida esta arruinada… ¡Camila esta muerta también!... ¿Cómo puedes pagar por todo lo que ha sucedido?... Duermo abrazado a la escopeta esperando que en cualquier momento un ejército venga por mi cabeza…
-Ya te diste cuenta que estar conmigo es peligroso, ¡mejor!. No necesitas excusas para quedarte y rehacer tu camino… De verdad lo siento mucho por todo.
-Tu no sientes nada… y no te iras sin mi, espera mientras recojo algunas cosas.
-No te va a gustar donde yo voy.
-Nunca me ha gustado ningún lugar donde he dirigido mis pasos. Alexa, no tengo idea de lo que esta pasando, nada quieres decirme y esta bien, es algo entre tu amiga y tu… respeto tus sentimientos y locuras. Pero no voy a dejarte sola en este momento y tú tampoco me vas a dejar botado aquí, prometiste darme un aventón a Roma, allá nos separaremos y por supuesto que será después de que encontremos a tu novia.
Alexa le dirigió una mirada cansada… había un genuino gesto de preocupación ese rostro. Hacía mucho tiempo, cuando ambos eran más jóvenes y aun bajo el regazo de sus familias en la caravana hubo una fiesta, bastante alcohol… un poco de audacia y Fernando la beso… No fue desagradable, de hecho hasta le gusto… pero sólo por un instante… Fernando probó que la dulzura de esos labios era tan grande como la fuerza de su puño.
-…. Perdóname Alexa… es que siempre me has gustado, siempre he estado enamorado de ti…-le dijo el muchacho muy apenado.
Pasó un largo tiempo antes de que la amistad entre ellos volviera a ser casi como antes, pero nunca más fue igual… Fernando se fue de la caravana cuando se anunció el casamiento de Alexa.
-¿Por qué él y no yo?- reclamó sin rencor el gigante muchacho-… yo siempre he estado enamorado de ti.
-Por eso… -dijo Alexa-… por que a ti si te quiero, pero no de esa forma, nunca podré verte mas que como a un amigo y no quiero lastimarte con algo que nunca será… por él no siento nada, puedo aprender a quererlo como se supone debería ser… contigo nunca sería así.
Fernando lo comprendió y se marcho aun que jamás perdió el contacto.
-¿Sigues enamorado de mi, tonto? –le pregunto Alexa a quemarropa.
Fernando se apoyo en el cofre del auto para poder ocultar su cabeza entre sus robustos brazos.
-Siempre… -respondió en un suspiro-… no me juzgues mal, no tengo otra intención más que verte bien… antes que nada soy tu amigo.
Alexa subió al auto y lo arranco.
-Ve por tus cosas tonto... – le dijo con una triste sonrisa.
Fernando sonrió y voló al interior del camión caravana donde un primo lo alojaba.
-Gracias tonto… es bueno saber que no soy la única que hace estupideces por amor…
Pisó a fondo el acelerador y el auto salio disparado por el rustico camino, pronto se encontró con la cinta asfáltica y ahí literalmente voló.
-… lo siento mucho, tonto… pero donde yo voy no hay camino de retorno…
De entre los muertos…
El ventilador eléctrico ronroneaba por sus tornillos mal ajustados, la brisa que producía apenas era suficiente para mitigar el bochorno de la tarde. Iván estaba tumbado en un sillón frente a la ventana abierta, una botella casi vacía de vodka en la mano y un cigarrillo en sus labios se consumía lentamente, la camisa abierta y su mano libre jugaba con las cicatrices en su pecho, las cicatrices dejadas por Yulia. Cuatro hombres a su alrededor lo miraban con curiosidad y respeto.
-Imposible encontrar a Kürten, esta muy protegido y se esta moviendo muy rápido. Esta usando todos sus recursos.-dijo uno de los hombres, vestía un traje de corte italiano muy elegante, pero por el sofocante calor de la tarde lo estaba maldiciendo.
-No esperaba menos del Nazi, esta bien, sólo esta preparando la cosecha… ¿la chica?- respondió Iván.
-Tenemos espías en todos los poblados de la zona, imposible que nos eluda por más tiempo, ella sigue ahí estamos seguros, pero estamos usando muchos recursos en su cacería ¿es tan importante? ¿No deberíamos enfocarnos más en encontrar la bomba?
- Ella mato a mi hijo…
-Comprendemos el dolor de su perdida, comprendemos su deseo de venganza pero no es momento…
-Primero la quiero a ella… debe devolverme lo que me quito… Todo volverá a mi cuando ella este en mi poder, cuando vuelva a encadenarla como un perro y… y…
<< La luz se filtraba por las rendijas de los tablones, el tintineo de la cadena clavada al muro era el único sonido que se escuchaba… eso y sus propios jadeos.
Ella lucia tan hermosa, tan magnifica a pesar de su ruina, su cabello se revolvía con la paja, su piel tan suave y perfumada… su sabor tan distinto a todas las mujeres que había poseído… Ella tan sólo se dejaba hacer, su hermoso cuerpo permanecía inerte, como una muñeca de trapo sin voluntad… ese rostro tan bello, esos ojos tan inmensos se negaban a mirarlo… Ella tan sólo miraba hacia el muro, sin un solo gesto en su rostro, casi sin respirar… era como si ella no estuviera ahí… No estaba ahí, su cuerpo era tan sólo una magnifica pieza de carne y piel en la cual se masturbaba… su mente, su espíritu estaban en otro lugar, un lugar tan distante que él no podía alcanzar…
No le importaba más que en su orgullo, él la hubiera deseado ver llorar, verla humillarse, verla suplicar… al final verla vencida, conquistada… verla disfrutar de su acto… disfrutar de la forma en que él la poseía… Que disfrutara del calor de un hombre… arrancarle para siempre las caricias de Yulia y hacerla suya…
Ahí esta su cuerpo para ser sometido… pero no ella. No importaba, al final sólo deseaba una cosa y la obtendría… sólo deseaba un hijo… >>
Iván se pasó la mano por el rostro… estaba temblando violentamente, todos los miraban, dio un vigoroso trago a la botella, el liquido resbalo por sus labios y bañó su pecho… corrió sobre las cicatrices.
-… un hijo… ella me debe un hijo… -dijo con labios temblorosos que lo llenaron de ira.
-¿Qué piensas hacer? ¿Tener un hijo con ella? –preguntó burlón el hombre.
-… Si… así debió ser… así será…
<< … el rostro estaba sucio, manchado de barro, los cabellos mal cortados a navaja y revueltos… pero esos ojos, tan azules como cielo despejado… era el rostro de un ángel pero el gesto de un demonio… la cómica caricatura de un muchacho montada a caballo, espada en mano y el corcel parecía fundirse con ella. El castillo a su espalda guardaba el tesoro que él ansiaba pero ella esta ahí como una montaña infranqueable… su nombre era... >>
-¿Se siente bien, Camarada? –Preguntó el hombre al fin-… sus heridas pueden haberse infectado…
-¿Infectado? –Repitió Iván mientras sentía el escozor del alcohol sobre las suturas-… si, se han infectado…
<<… Las cadenas eran tan pesadas, las heridas eran brutales y sin embargo ella se estaba poniendo de pie… Aún destrozada su espíritu no se doblegaba en lo absoluto… una furia indecible ardía en esos ojos… Ella estaba de pie, herida, encadenada pero desafiante… él sintió miedo… sintió una ira enorme por sentir miedo de esa muchacha que jugaba a ser un varón… esa muchacha que quería arrebatarle su herencia… su destino.
Le ordenó al verdugo que le rompiera las piernas… que la dejara tullida, invalida, que nunca más volviera a ponerse de pie… Y después rió como un poseído… reía para ocultar su miedo…. >>
-Kürten la ha vigilado, le ha seguido la pista todo el tiempo, no ha apartado sus ojos de ella ¿no lo ven?... la bomba esta en posesión de ella… Elena Katina y su amiguita la gitana tiene la bomba. La están llevando camino a Roma… Pero nosotros recuperaremos la bomba, nosotros la llevaremos a Roma y moveremos la balanza de nuestro lado… el plan de Kürten es perfecto, dejémoslo seguir con él, pero en el ultimo momento le arrebataremos el pastel… Como ve, Camarada, no hay nada personal en mi cacería por Katina… ella es la llave del destino.
<<… era el mismo rostro pero limpio del barro y el polvo, despojado de sus gestos y su tez bronceada por el sol… era como una mascara de mármol… y sus ojos… eran los mismos ojos, el mismo azul intenso… pero ya no era el azul del cielo, era el infierno lo que ardía en el interior de esos ojos de llamas azuladas… Era ella… otra vez ella… la que se negaba a morir en el pozo… Ella, siempre ella… otra vez ella… Sus garras penetraron su pecho y sus colmillos… el fuego brillaba en sus colmillos… y su nombre era…>>
Iván abrió los ojos al sentir como el Vodka escurría por sus labios sin control, como penetraba por su garganta con ese agradable escozor pero también se filtraba por sus pulmones provocándole una repentina arcada y acceso de tos… Todos los miraban con gesto de preocupación y miedo… Iván tosió fuertemente para sacar el vodka que lo había atragantado, el dolor en su pecho fue como de lava ardiendo… su mano se crispo repentinamente mientras una holeada de furia y terror lo llenaban… su fuerza multiplicada por el odio y el miedo hizo estallar la botella en su mano.
Incrédulo, el zar de la droga y la prostitución de toda Rusia se miró la mano herida con los cristales de la botella clavados en la palma. Al fin con toda claridad la causa de su horror estaba en sus labios, al fin esa pesadilla que lo ha perseguido desde niño ha tomado forma en su mente y su nombre era…
- Yulia Volkova…
Carroñeros de la miseria.
Elena alcanzo un camino pavimentado al fin, siguió la pista de asfalto con la esperanza de llegar a algún poblado no muy distante. El camino era solitario pero no le presto atención a ese hecho, su mente divagaba por los paisajes del camino, se obligaba a pensar en cualquier cosa con tal de no volver a sus cavilaciones sobre su futuro, sobre Yulia ni Alexa… sobre nada. En verdad quería desprenderse otra vez de la realidad.
Una destartalado camión apareció a lo lejos, pronto la alcanzo, Elena estaba tan concentrada en el camino que apenas se dio cuenta cuando estuvo junto a ella. Por la ventana del copiloto un hombre asomaba medio cuerpo y le gritaba cosas que no entendía.
- Hola, guapa. ¿Por qué tan sola? –le gritó el hombre en una variedad de italiano.
Elena sólo le devolvió la mirada, en sus ojos transparentes se adivinaba que no entendía. El hombre repitió el saludo en un par de idiomas hasta al fin atino a hablar en ruso.
-¿Eres turista?
Elena asintió.
- ¡¡Ja, ja!!.. ¡es turista! –le dijo a otro sujeto, en el interior de la cabina del camión viajaban dos hombres más.
- Oye… te podemos llevar a donde gustes, el próximo pueblo esta muy lejos, a pie es un par de días.
El tipo había hablado en una mezcla de ruso con otras lenguas pero comprensible al fin. Elena sintió desconfianza de esos hombre, de hecho empezó a asustarse.
- y el camino es muy solitario… por aquí solo viajan contrabandistas ¿sabes?... ¿comprendes la palabra?
Elena asintió, miró a su alrededor ya muy preocupada, en verdad no había ningún refugio si pretendía huir. Ese hecho disipo sus miedos, un triste consuelo la lleno… tal vez ese era el final de su camino, ni Iván, ni el nazi… ni Yulia… su vida terminaría siendo violada por tres gamberros a mitad de un camino en la tierra de nadie.
Los escucho reír e intercambiar palabras apresuradas en una mezcla de idiomas que semejaba la lengua natal de Alexa, pero distinta. La suerte estaba echada, el camión acelero un poco y se cerró cortando el camino. Elena soltó la bolsa y corrió tan rápido como pudo… ¿Por qué no guardo un arma en la bolsa, aun que fuera ese viejo cuchillo de cocina? No había hacia donde huir pero no se los pondría fácil.
Escucho los pasos de ellos alcanzarla, sintió unos brazos abrazar sus piernas, cayó pero con perfecta sangre fría tomo una piedra del tamaño de su puño en la caída. Se volvió pateando y luchando por liberarse del hombre que la había atrapado. La sonrisa de él se encontró con la roca.
Y todo se oscureció al tiempo que su cabeza resonaba como una campana.
Tuvo la sensación de ser arrastrada, no del todo inconciente pero si lo bastante aturdida para luchar. Otro golpe la hizo reaccionar, había sido arrojada sobre un suelo de viejos tablones. Abrió los ojos y se dio cuenta que estaba en el interior del camión, un ultimo rayo de luz se extinguió cuando la puerta se cerro sumiéndola en tinieblas.
Su mirada en el último momento se encontró con una escena conocida. Una docena de rostros la miraban, asustadas, una docena de chicas, algunas casi niñas estaban sentadas o tumbadas por doquier.
- Otra vez… -rió quedamente Elena-… otra vez soy mercancía.
La ultima cruzada.
- ¿¡Por que gran Madre!?... ¿Por qué se fue sin mi? –pregunto Fernando a la anciana ciega.
- Tú la viste ¿verdad? Conociste a la chica a quien Alexa entrego su corazón.
-Si, si la conozco…
-¿Y no te diste cuenta, no lo notaste?... tu tienes ojos buenos y sanos ¿no te diste cuenta quien era ella?
-Abuela yo no sé nada. Nadie me dice nada, ¡es tan frustrante!.
-Igual que Alexei, ¡pobre tonto! Yo sin ojos la reconocí al instante.
-¿La abuela de Alexa?... ¿se refiere a eso, gran Madre?, Si me sorprendió mucho el parecido.
-La abuela de Alexa fue mi mejor amiga, mi mentora, yo era una chiquilla que se sentaba junto con las demás a escuchar sus historias, a aprender de ella… Y la conocí muy bien, conocí sus secretos muy bien… Cuando la madre de Alexa decidió alejar a su hija de su destino yo la apoye, ¡pobre niña! No tenía por que pasar por todo esto… no tenía por que pagar esa deuda… Pero nadie escapa a su destino. Alexa ha decidido enfrentarlo, siempre fue así, yo sólo le mostré lo que necesitaba saber. Ella sabe lo que le espera.
-¿lo que le espera?... ¿Qué le mostraste Gran Madre?
- Alexa ha visto su muerte.
-¿Alexa morirá?
-Todos, muchacho, todos moriremos… Alexa luchara no por la vida de quien ama, si no por su alma. –La anciana sonrió con tristeza-… su abuela esta orgullosa de su niña… a pesar de ser mujer es un Caballero… Un Caballero andante en pos de una cruzada… una batalla inútil pero no se rendirá sin plantar la cara aun que sabe que morirá… pero morirá feliz por que lo habrá hecho por su amada.
Fernando negó con la cabeza.
-¡Están locas!… ¡todas ustedes están locas!… Iré por Alexa y su amiga… novia… ¡lo que sea!... y las sacare del problema, como siempre lo he hecho, ¿Cuántas veces no salve a esa loca de que le rompieran la cara?... voy de nuevo.
La anciana escucho los presurosos pasos del gitano alejarse, por la dirección que tomó adivino sus planes y entre sus cascados dientes ahogo una risa.
-… el fiel escudero de un caballero… ¿y tu, muchacho, la llamas loca?, haces exactamente lo mismo. Tu también vas en pos de una batalla que sabes perdida, ha plantar la cara y morir por quien amas, sin nada a cambio mas que tu propio honor…
La anciana levanto la mirada al cielo, como si pudiera ver las nubes de tormenta que se cernían.
-… el momento del juicio se aproxima… pero hay esperanza, mientras la nobleza en el corazón de los hombres no desaparezca hay esperanza.
En un lugar muy distante, en el interior de una lujosa oficina, un hombre de rasgos notoriamente germánicos, examinaba el monitor de su computadora con el teléfono en la mano.
-… es cierto Sven, los satélites están activos y operando. Lo peor, los misiles están armados y apuntando hacia Europa central. Se supone que estos monstruos no existen… ¿si divulgamos la noticia de su existencia?
- No significara nada, la tensión internacional aumentara, presionara a los grupos terroristas ha precipitarse en conseguir la bomba. Harán locuras… La ONU acepto volverlos a activar, pero ¿Quién fue el propuso la idea?, ¿Quién la llevo acabo?... fue muy rápido, el miedo a la “plaga de París” fue un buen mediador pero esto fue orquestado y llevado acabo por un grupo…
-¿NeoNazis en el interior de la ONU? ¿En los sistema de defensa de Francia, USA e Inglaterra?
-Están en todas partes. No cualquiera tenía acceso a estos satélites, quienes los controlan..
-Tengo a la mano la información de Gran Bretaña, Inglaterra… hay un “comité de honor” que selecciona y decide quienes están al mando del arsenal nuclear y de los satélites.
-Los satélites estuvieron inactivos mucho tiempo, se consideraron “juguetes caros” y su seguridad debió ser la más relajada de todas. Esta es la grieta que Kürten necesitaba para infiltrar su gente… el “comité de honor” son los vigilantes de los usuarios del arsenal nuclear, pero ¿Quién vigila a los vigilantes?
- Malas noticias, Sven, no lo pudimos prever antes, necesitábamos una crisis mundial como esta para darnos cuenta de esto aun que estaba a la vista.
-¿Qué encontraste?
- Dame un segundo, estoy corroborando con la base de datos de USA…. ¡Dios mío!, creo que tienes razón. El “comité de honor” británico y su símil norteamericano tienen algo en común… sus miembros… no hay gente de color, latinos, judíos u otros en sus filas… todos son Ingleses o Norteamericanos de raza blanca…“puros”…
- ¿Arios?…
- Todos calificarían como tal… tienes toda la razón ¿Quién vigila a los vigilantes?
-Nosotros, esa es nuestra misión encomendada por el Papa hace seis siglos… somos “La Legión de la Rosa”, la ultima legión de los caballeros templarios, de todas las aventuras que hemos vivido, de todas las misiones que hemos cumplido, al fin tenemos la misión definitiva. El armagedon esta por ocurrir nuevamente y es nuestra misión detenerlo.
Sven colgó el aparato telefónico una vez concluida su conversación. Miró por la ventanilla del avión privado en que viajaba.
-Tantos secretos… -murmuró-… el mundo tiene tantos secretos. Que pequeños somos ante la creación.
-¿Nuestra misión? –preguntó su joven asistente.
-Hace seis siglos el Papa hizo un pacto con Dios, la ultima incursión de las legiones de la Iglesia en un intento de recuperar la tierra Santa fue un fracaso… un terrible fracaso que la “Muerte Negra” coronó con la extinción de casi todas las legiones de cruzados… Pero hubo un hombre que por misteriosas circunstancias recibió el titulo de “Caballero” de manos del propio Papa, “Ilich Katin, caballero de la orden de la Rosa”.
- La “Rosa” se usaba para designar a una dama cuyo nombre no podía mencionarse.
-Así es, el nombre de la “Rosa” no puede mencionarse por que es indigno debido a la magnitud del pecado cometido…
Sven caminó hacia el centro de la cabina del avión, los asientos habían sido removidos para colocar en su lugar un cilindro de acero de casi dos metros de largo firmemente sujeto al piso. Su mano se posó con cierto nerviosismo sobre la superficie sabiendo lo que en su interior contenía.
- El Papa intento corregir con eso un error por él cometido, intentó salvar lo que quedaba del mundo con esa ultima cruzada… y tal vez lo logro en aquel entonces, sin embargo aquí estamos de nuevo, ya no cabalgamos con brillantes armaduras, ya no libramos batallas en los paramos, ahora luchamos de una forma diferente pero seguimos siendo los mismos, la misma legión creada ese triste día… Nuestra misión es salvar un alma… una sola alma.
- ¿Un alma?... ¿existimos solo para salvar un alma?
- Una sola alma… que sin embargo es el destino del mundo. El alma de Yulia Volkova.
Carroñeros de la miseria.
Elena era conducida junto con las demás chicas a través de un pasillo casi en penumbras, un fuerte olor a humedad impregnaba el ambiente. De vez en vez alguna se quejaba o suplicaba en diferentes idiomas, algunos muy familiares a Elena, lenguas de su región. Pero en general se notaba que la voluntad de las chicas hacia mucho que había sido quebrada. Ella sólo se dejaba conducir, ya conocía todo esto, ya lo había vivido alguna vez aun que de forma diferente. En aquel entonces las chicas iban por su propia voluntad, engañadas con la esperanza de encontrar un mundo mejor al que habían dejado atrás… esperanzas tontas, pero al menos sabían en lo que se metían.
Esto era diferente, sabía que existía, había escuchado las historias como parte de las amenazas con que las intimidaban. Ahora lo vivía en carne propia.
La condujeron hasta un gran patio de tierra erosionada y muerta, un enorme edificio que semejaba una hacienda abandonada, cuatro hileras de grandes portones la rodeaban, tres pisos de altura pero sólo se veían habitados la planta baja y la el primer piso, hombres armados con viejas carabinas se paseaban por los techos vigilando la propiedad.
Una puerta fue abierta, era una cuarto grande vio mejores tiempo… ahora viejo y podrido como un reflejo de la maldad que en el existe. Había más chicas en su interior, todas parecía dormir o se veían aturdidas, tumbadas en colchonetas tejidas de paja, artesanía local. Ahí las empujaron los hombres que las habían llevado.
Elena miro a las chicas que venían con ella reunirse en un rincón y llorar, ella lo contemplaba todo como si no estuviera ahí, como si fuera una sombra en la pared sin participación en aquel horror, casi con la misma indiferencia de la primera vez. Se acerco a la única ventila que tenia la habitación, una rendija de luz por donde se filtraba el aire fresco de afuera y la luz del sol de la tarde.
- ¿Qué es esto, Marina?... ¿es la respuesta a mis preguntas? ¿Otra vez me esta pasando esto para que comprenda la verdad?... ¿Qué es lo que debo entender, que es lo que debo hacer?
No hubo respuesta, Marina no estaba ahí en sus piernas como lo esperaba Elena.
La puerta se abrió de nuevo y aparecieron tres hombres, una llevaba en mano una jeringa y una gran ampolleta, se apresuro a tomar a las chicas que lloraban en el rincón y una por una las inyecto.
- Todo esta muy bien, buna mercancía –dijo un hombre al fin en un idioma que Elena entendía. Le entrego un rollo de billetes a otro hombre, Elena lo reconoció como uno de los que iban en el camión.
- Falta una… -dijo el de las jeringas.
- Es ella –dijo el del camión, señalándola, - Elena no comprendía su lengua pero sus gestos eran evidentes-.. La recogimos en el camino, venia sola. Muy linda ¿no?... ella sola vale por todas.
El hombre de la jeringa la tomó del brazo y la jalo hacia él con la jeringa ya preparada.
-¡No quiero esa porquería! –dijo al fin Elena, luchando un poco por liberar su brazo, fue inútil, recibió la inyección. No puso demasiada resistencia, ¿Qué podía hacer?, ¿hacia donde podía huir? Prefirió no ser lastimada por el momento. Sólo tenía que tener paciencia.
-Tú, ¿de donde vienes? –pregunto el hombre de los billetes.
Elena no le respondió, sólo le encaro fijando su mirada en él.
-¿Venia sola, eh?, por el camino… -preguntó al hombre del camión, este repitió su historia tal vez por décima vez, ya se le escuchaba aburrido.
- ¿Eres de Lituania? –preguntó el de los billetes, Elena no respondió-… Iván Shapovalov
Elena no pudo evitar un parpadeo al escuchar ese nombre.
- ¡Si!... ja, ja, ja… Tal vez te debo algo extra por esta chiquilla.. –rió el de los billetes. – Busquen a Iván, díganle que tenemos su tesoro.
La puerta volvió a cerrarse, Elena se tambaleo aturdida, la droga empezaba a correr por sus venas y filtrarse en su cerebro.
-Es lo que tenía que pasar ¿verdad Marina?... para que lo comprendiera… ¡monstruos! ¡Todos son monstruos!... pero todo estará bien… - Elena sintió el frió congelar sus miembros y sus dientes empezaron a temblar, las sombras se llenaron de colores y la rendija en el muro era una cascada de fuego que las bañaba a todas…
-… todo estará bien… cuando caiga la noche, cuando llegue la oscuridad…
(primera parte)
Peregrina del tiempo.
Yulia observa las estrellas, el cielo es tan limpio, la luna es una majestad que se desliza en la noche como una barca en oscuro oleaje. Todo ha cambiado… ella ha cambiado.
El tiempo… Los hombres son pequeñas criaturas atadas al tiempo, los ha visto nacer, crecer y morir sin percatarse cuanto tiempo ha pasado, para ella es como si todo sucediera en una misma noche. La vida de ellos, su existencia no tenía importancia, como tampoco tiene importancia el hielo en los árboles, el calor abrasador de las noches veraniegas, los ciclos de la luna… nada. ¿Qué es el tiempo para un ser que nunca envejece, que nunca se marchita, que nunca cambia?... Yulia no percibe el paso del tiempo, no lo siente en absoluto, la eternidad es una noche sin fin para ella. Ella sólo puede sentir su hambre.
Pero ahora ella ha cambiado, aun es incapaz de sentir el paso del tiempo, pero ahora le angustia. Sentimientos nuevos inundan su corazón, sentimientos olvidados… ya no le importa si esas sensaciones son reales o tan solo recuerdos haciendo eco en su hambre para parecer reales, no importa, ella sufre.
<<… Era la criatura más hermosa que jamás hubiera existido, era tan pequeña y tan frágil, apenas una chispa de luz es esa oscuridad… era la hija de Nadya… la sangre de Nadya corre por sus venas… y también la sangre de él… El, que ha profanado todo cuanto Yulia había amado… que le ha quitado todo…
El hambre… todo lo que le queda es el hambre, más terrible y cruel de lo que jamás conoció en las mazmorras, el dolor que se esparce por sus venas es tan terrible como el hierro ardiente quemando sus muñecas, como la barra de hierro que rompió sus piernas… el dolor del hambre es tan terrible como esas innumerables noches de soledad infinita en ese agujero… y en aquel entonces ella tenia una esperanza, una luz entre todas esa oscuridad… Nadya estaba ahí, lejos de su vista, pero estaba ahí y la sentía en cada instante, en cada latido doloroso de su corazón, dándole fuerza y esperanza cuando ya no le quedaba nada más…
Pero ella… se ha ido… ella ya no esta, la luz se extinguió, la esperanza se extinguió… sólo le queda esa hambre monstruosa… y esta delicada niña en sus manos… Esa niña que era todo lo que quedaba de Nadya en el mundo…
-… ¿ella podrá perdonarte cuando sepa lo que hiciste?...>>
Yulia contempla esa ciudad atreves del cristal, parece inmensa, parece celestial con todas esas luces… y en realidad es tan frágil, tan delicada, ella podría esparcir la oscuridad en esa ciudad tan fácilmente, tan rápidamente… cierra los ojos y escucha la cacofonía de esa ciudad, cientos de voces, de sonidos metálicos. Y un sonido en particular, un hermoso latido que parece venir de las allá de las montañas, es el corazón de Elena.
Siente el nacimiento de una lagrima en el borde de sus ojos… esto es sólo una ilusión, un recuerdo, pero lo disfruta, se aferra él y lo deja ser… ¿Quién sabe?, si pudiera ver su rostro reflejado en un espejo tal vez vería que realmente si hay una lagrima.
Gira en redondo con suaves pasos, tan lentamente como puede, imitando tan perfectamente cómo puede el grácil movimiento de una doncella… imitando ser una doncella.
Sven, aguarda muy inquieto a unos pasos tras ella, siente su corazón palpitando salvajemente en su pecho, nada en el mundo lo habría preparado para esto, no ahora que sabe la verdad.
Ella viste un fino atuendo de terciopelo negro, pantalón y chaqueta al corte de algo semejante a un traje de montar con botas altas pero blusa púrpura de hermosos encajes e incrustaciones de rubí en la chaqueta. Cuello alto que cubre su garganta hasta el mentón en alas de encaje, un sobrero español de pana negra con tul que semeja una cascada transparente de sombras que disimulan la palidez de ese rostro sin ocultarlo.
Extravagantemente europeo.
Es elegante y chocante a la vez, la excentricidad de la nobleza europea antigua llevada a un punto de quiebra donde en si misma resalta y se diluye en el anonimato. El perfecto disfraz para que un ser como ella pudiera pasar desapercibido.
Sven lo comprendió al fin, la naturaleza de las prendas que siempre debían estar a la mano en cada residencia de los Hoteles Volkov, ella, había algo en ella que llamaba la atención fuertemente, que alertaba los instintos naturales del hombre y que delataba peligro, algo que nada ocultaría una vestimenta común, más discreta. Este atuendo por el contrario diluía esa sensación de peligro con el efecto natural de verse “extraña y extravagante”, era como el follaje dorado tras el cual se oculta un tigre, las sombras de terciopelo oscuro tras las cuales se oculta un monstruo.
-¿Sabes quién soy yo?-pregunto Yulia.
Sven asintió encontrando dificultad en poner orden a sus palabras.
-Sí, mi señora. Sé quién es usted.
Fuego en el cielo, infierno en el corazón.
Enormes lenguas de fuego se elevaron hacia el cielo, un manto dorado y carmesí envolvió la cabaña con el abrazo amoroso de una madre y como si se tratara de un niño que vuelve a su regazo, la cabaña se encogió sobre si misma y se dejo arropar por las llamas, comenzó a derrumbarse lentamente.
Elena limpio las lagrimas de sus ojos, le dio la espalda a la choza envuelta en llamas y por ultima vez colocó su mano sobre esos ladrillos recién horneados, recién utilizados. Con ellos improviso una cripta donde colocó el cuerpo del anciano que había cuidado de ella… que había muerto por ella. Quiso elevar una oración pero ninguna acudió a sus labios. Sólo pudo evocar la imagen del hombre cuando vivía, esa serena vitalidad que lo rodeaba como un aura inmutable y etérea. Esa indefinible inteligencia y sabiduría que irradiaban sus ojos, esa mirada que parecía haber visto mas cosas en cielo y en la tierra de las que nadie jamás conocería. Tal parecía que ese hombre viviría para siempre… y sin embargo el beso de su ángel oscuro rompió esa ilusión de inmortalidad.
-… Perdón… -fue lo único que escapo de sus labios en vez de la ansiada oración-… perdón mil por todo… y gracias mil por todo…
Tomó una bolsa de lona que estaba a su lado y donde había guardado apenas lo necesario que podía cargar y se la echo al hombro, inició su viaje por ese sendero que conducía al interior de ese bosque y al misterio.
-¿Por qué, Yulia?... él fue tan bueno conmigo… ¿Por qué lo hiciste?
-Ella es la muerte. –respondió una vocecita a su lado.
Elena apenas volteo para mirarla, sabía quien era. Marina caminaba junto a ella con pies que no tocaban el suelo, con un vestido que no se agitaba con la brisa, con ese rostro de niña que jamás alteraría el tiempo.
-Siempre lo he sabido… cuando ella vino a mí por vez primera lo sabía. Yo debí morir esa noche, cuando mi vida no era nada, ya estaba muerta pero no lo sabía, mi corazón estaba vacío y la vida era un lastre para mi alma… Pero esa noche ella vino a mi y me protegió de ellos… me protegió de esa maldad y me obsequio un ultimo vistazo de la vida… pero sólo un leve vistazo, sólo algo bueno que llevarme al olvido… siempre supe que ella volvería por mi, que moriría en sus manos y estaba bien… Ella es la muerte, es mi muerte.
Es tan hermosa que sólo podía ser un dulce ángel… un ángel con una cruel misión pero era un ángel al fin… ¿Me equivoque?... Cada vez que ella ha venido a mi, cada vez que estoy segura que al fin se ha acabado mi tiempo y que viene a cumplir con nuestra cita… ella no es el dulce ángel que yo creía, entonces hace cosas terribles… la he visto matarlos… la he visto… ¿en verdad me protege? ¿O realmente lo hace por que es tan egoísta que nadie más que ella puede matarme?… soy su capricho, mi vida sólo puede terminar en sus manos…
Elena se cubrió el rostro con ambas manos, fue un gesto repentino, involuntario, como si quisiera aparta de su mirada algo terrible… algo que no pudo cegar de sus ojos por que no estaba en el bosque, algo que no pudo callar en sus oídos por que era una voz que no venía en el viento.
<<-… ¡¡Es nuestra hija!! … ¡¡Yulia, no lo hagas!!… ¡¡es nuestra hija!!….
Yulia estaba de rodillas en un lugar tan alto que parecía que podía tocar la luna, sus ojos de fuego azul lloraban lagrimas negras… lagrimas de sangre negra… sangre que bañaba su pecho desnudo… sus colmillos brillaban más que su piel en la luz de la luna mientras negras nubes cubrían todo el cielo… El eco del llanto de un bebé se extinguía en el viento…>>
Sombras más que imágenes, ecos más que palabras. Elena empezó a temblar ante este nuevo “recuerdo”, esta nueva revelación.
-… ella no es un ángel… ella es un monstruo…
Elena se sorprendió de sus propias palabras, se sintió aniquilada por sus propias palabras.
-… es un monstruo…
-… Ella es lo que es… y es un ángel, ¿Quién eres tu para cuestionar a los ángeles? -le replico Marina.
Elena se volvió para encarar a Marina, busco algo en esa mirada que venía realmente de un lugar muy distante.
-… hay algo que ella no me ha dicho ¿verdad?... hay un secreto que esconde, ella hizo algo terrible, algo tan terrible que puede avergonzar a un ángel…
-¿Y lo que le hicieron?... ¿lo que les hicieron a ambas?... ¡Todos hacen cosas horribles a la gente! ¡Se supone que nos deberíamos amar como hermanos!... eso me enseñaron en la iglesia... eso nos enseñan a todos, pero todos odian, todos matan, todos destruyen… Hasta Papá… hasta Papá ha hecho cosas horribles… lo sé, ahora lo sé… por eso vinieron y quemaron a Mamá ese día… los pecados de Papá los pago Mamá… pero no importa ya, nada importa, yo sólo quiero ir con Mamá…
Marina se dejo caer de cuclillas y empezó a llorar desconsolada. Elena se arrodillo junto a ella y con duda acarició el cabello de la niña etérea… se sorprendió al sentir su cabello, fresco y sedoso. Marina dejo de llorar, sorprendida… miró a Elena que le obsequio una sonrisa de consuelo y sin pensarlo se arrojo a sus brazos y acuno su pequeña cabeza en el pecho de la pelirroja, Elena la abrazo y oprimió contra su corazón, el aroma a flores de su cabello era tan real, el palpitar de ese cuerpecito era tan real…
- pero ella prometió protegerte... ella te ama… Es un ángel que viene de un lugar muy oscuro y triste, ha estado sola tanto tiempo... y te ha esperado por tanto tiempo… –murmuro Marina más calmada.
-¿Cómo lo sabes?... ¿Cómo sabes tantas cosas?
-No lo sé, simplemente lo sé… tal ves me lo contaron las otras sombras, tal vez lo escuche en su corazón… la noche sin fin tiene tantos secretos…
Elena desvió la mirada.
-Ahora todo es confuso para mi de nuevo… a veces todo es tan claro, es como un paisaje oculto en la bruma… a veces se despeja y a veces se enturbia más… Veo a Yulia como entre sueños, a veces dudo que sea verdad, a veces dudo que ella exista… ¿y si es un sueño?, una fantasía, ¿que tal si Yulia en realidad no existe?... Siempre he tenido la sensación de no ser yo quien vive esta vida… de que el rostro que veo en el espejo no es el mió…
-No eres tu cuando estas con ella… -asintió Marina-… cuando vas en busca de Yulia, no eres tú… ¿Quién eres, Elena?... ¿Quién eres realmente?
-Como siempre…- sonrió tristemente Elena-… siempre he sido la misma… soy Nichya, soy nadie… no soy tan distinta de ti ¿sabes?... soy un fantasma, son la sombra de alguien que murió hace mucho tiempo, aun antes de que Yulia me encontrara… morí en ese otro bosque, ahí donde me quitaron a mi padre y mis hermanos… ahí donde me quitaron todo… ahí fue donde verdaderamente morí… había sido un fantasma desde entonces, hasta que Yulia llego a mi la noche en que iba a perder lo ultimo que me quedaba de vida…. Y ella… Ella que es la muerte me obsequio una nueva vida… en más de una forma….Todo lo mejor de mi vida vino después de esa noche… Alexa… Alexa ¡como me hace falta tu fuerza!... que pequeña me siento sin ti…
-Alexa… tu amiga la gitana.
-… Ella y yo somos fiesta… -sonrió tenuemente la pelirroja-…siempre dice eso, sin importar lo que pase, sin importar que el mundo se este cayendo… yo no comprendía bien lo que quería decirme, ella siempre esta riendo, siempre esta activa y saltando y bailando y parece que nunca se cansa… creí que ella se refería a eso, ha lo alocada que es su vida, pero ahora recuerdo que ella no era así, cuando Alexei me llevo con ella no era así… Su vida junto con la mía se transformo esa noche, ahora lo entiendo, ella es así por que estaba conmigo y…. y me ama…
-¿Y tu… que sientes por Alexa?...
Elena se mordió los labios. Recordó la primera vez que se miro a un espejo, que tuvo el valor de mirar su rostro una vez más… fue después de la noche en que Yulia la salvó, recordó a Alexa abrazándola por la espalda, la primera vez que le hizo el amor… la primera vez que alguien le hacia el amor… Se sintió tan bien, sus caricias eran tan honestas, tan dulces, dormir en sus brazos a pesar de lo equivocado que podía parecer era tan agradable… era una nueva vida y no podía desperdiciar nada…
El amor de Alexa fue el primer trago de miel después de tanta amargura. El amor de Alexa ha llenado cada rincón de su nueva vida, cuando juntas por esa carretera sólo se dejaban llevar por el loco impuso de escapar, no de sus perseguidores si no de ellas mismas, de ese pasado que ambas estaban dejando atrás, el horizonte era nuevo, el amanecer era nuevo… la vida era nueva y era buena por que ella estaba a su lado. No supo en que momento se abandono totalmente a la pasión por ella, los momentos en que se amaban y se entregaban sin recato ni temor al reproche de las miradas de otros… Esos momentos de éxtasis en que su corazón hablaba a través de sus labios con honestidad y verdad.
- Te amo –le susurraba entre besos y sentía a la gitana agitarse contra su pecho con tan sólo escuchar esas palabras.
Sin embargo también estaba ahí su ángel oscuro, aquella que vino de tan lejos en el tiempo, aquella que ha esperado una eternidad por volverse a reunir con ella. Recuerda su rostro entre sueños, recuerda como su corazón se agita con solo tenerla cerca, con sólo tocarla… todos sus recuerdos parecen imágenes perdidas en la niebla pero hay uno en especial que le define todo… ve su mano acariciar ese rostro de mármol… escucha su propia voz diciendo unas palabras que brotan de su corazón.
<<-… Te amo…->>
Elena se muerde lo labios sin saber que contestar a la niña etérea… Marina le sonríe como si comprendiera el torbellino que se agita en su corazón, la toma de la mano y poniéndose de pie le dice:
- Sólo camina… sigue adelante que el camino es todavía muy largo. Todo estará bien, ya lo veras.
La muerte negra.
Los ojos de Trevor estaban enrojecidos por el cansancio, le daban el aspecto de sufrir un terrible resfriado, la realidad es que había dormido unas pocas horas desde su llegada a Italia y la fatiga ya comenzaba a hacer estragos. Sin embargo no abandonaba su puesto frente a los innumerables monitores de pc donde los avances de su investigación se presentaban enviados desde varios lugares del mundo.
-¿Un arma de ataque inicial?.... ¿Qué esta diciendo Coronel? –Al fin Trevor se giro en su silla y encaro al hombre de pie junto a él. Troy aguardaba en silencio hundido también en un mar de papeles y mal ocultando el bollo que estaba comiendo cuando ese personaje enfundado en uniforme militar de alcurnia irrumpió en la improvisada oficina.
-Seré más claro… la plaga de Paris ¿fue un ataque biológico? Sospechamos de un ataque terrorista que se salió de control.
- Si esta “cosa” es un arma biológica… ¡olvídelo!, no es un arma de ataque inicial, ¡¡es la llave del armagedon!! Yo la llamaría más bien “El arma definitiva”.
Trevor dio un sorbo a su taza de café, ¡horrible!, estaba helada de las horas que llevaba abandonada y hasta había apagado un cigarrillo en ella. Como sea solo deseaba darle tiempo a ese hombre de digerir sus palabras.
-Un arma definitiva en toda extensión… no sobreviviremos a ella. Por suerte para todos dudo mucho que sea un arma. No fue un hombre el que disparo esta arma, fue la suerte o el destino… la mala noticia es que el arma esta cargada y lista para volver a ser disparada… la pregunta es ¿Qué fue lo que la disparo y cuando volverá a suceder?
-¿Por qué se esta considerando la idea de un “arma de ataque inicial”?... no escuchaba ese termino desde el fin de la guerra fría.- Se atrevió a preguntar Troy.
- Cuando un portaviones nuclear armado hasta los dientes se pasea por el mediterráneo al mismo tiempo que sucede un evento catastrófico como “La Plaga de Paris” pone a pensar a mucha gente, la guerra fría nunca se “congelo” del todo y tememos que empiece a “calentarse”.
-¡Me encantan las parábolas!... seamos concretos y le daré respuestas concretas. ¿Temen que los rusos estén planeando algo como un ataque a gran escala con esta “cosa” y el portaviones sea realmente un “arma de ataque inicial”?... No, olviden esa idea… con toda franqueza ni siquiera hemos podido demostrar que “la plaga de Paris” sea un evento biológico.
-Si no es un evento biológico ¿Qué demonios es? –pregunto el Coronel con notable irritación.
-¿Voluntad divina? –respondió Trevor encogiéndose de hombros.
-¿Se burla de mi?
- En octubre de 1348, Felipe VI pidió a la Facultad de Medicina de París que se definiese sobre las causas que habían provocado la temible epidemia de la peste, que parecía amenazar con el exterminio de la Humanidad. Los doctores dictaminaron que se debía a una triple conjunción de Saturno, Júpiter y Marte. Este veredicto se convirtió en la versión oficial y fue reproducido y traducido a diversos idiomas, llegando a ser aceptado incluso por los médicos árabes de Córdoba y Granada.
-La epidemia del siglo XIV fue causada por la peste bubónica, ¿me toma por un ignorante?
-La peste bubónica surgió a raíz del exceso de cadáveres en las calles ¿comprende? La mitad de la humanidad ya estaba muerta cuando la Peste Bubónica hizo su aparición, sólo fue un ave de rapiña que llego a disputarse los cadáveres dejados por el verdadero asesino… No, Coronel, la verdadera causa de la “Muerte Negra” jamás fue conocida.
-¿Y entonces contra quien nos defendemos?
Trevor volvió a sus monitores.
-El Papa y los reyes de Europa mandaron a sus ejércitos contra los herejes del otro lado del mundo, los herejes mandaron sus ejércitos contra los “infieles”… alguien tenía que pagar por la ira de Dios, alguien tenía que morir para calmar la ira de Dios… Todos esos ejércitos murieron antes de trabar combate, cristianos, Judíos, Budistas, Hinduista, Islámicos, ¡todos murieron sin distinción! … ¿comprende la anécdota?
Muertos por un poder que nos juzga en nuestra arrogancia… Sucedió antes Coronel, no sólo en la edad media, ha sucedido cientos de veces, civilizaciones enteras han desaparecido casi sin dejar rastro, como los Mayas, una civilización en la cúspide de su esplendor, tenían registros históricos, astronómicos y matemáticos muy precisos… pero no dejaron registros de lo que les sucedió, no hay un solo códice que narre como fue que esa civilización llego a su fin, no tuvieron tiempo de hacerlo como si hubieran desaparecido de un día para otro… como si esta misma plaga los hubiera asolado…
Esas civilizaciones, grandes ciudades estaban contenidas, confinadas en medio de desiertos y bosques, tal vez por eso la “Plaga” no se extendió más allá… Pero en la edad media los caminos eran más accesibles, las grandes ciudades más próximas, la “Plaga” tuvo oportunidad de extenderse más lejos y mas rápido… Ese es el verdadero horror, hoy en día es tan fácil llegar a cualquier rincón del mundo… Si surge un nuevo brote ¿Qué detendrá a la plaga para exterminarnos a todos?... ¿Qué pueden hacer sus soldados, sus ejércitos, sus armas contra ello?
El coronel se inclino hasta casi rozar el oído de Trevor y le susurro.
- ¿Qué tal una detonación nuclear en el corazón del nuevo brote? Si todos los contaminados y todos a su alrededor ya están condenados ¿Qué mas da si los incineramos en un instante junto con la “plaga”?...
-¡El protocolo Omega!... eso fue producto de una mente perturbada, la ONU nunca aprobaría una cosa así…
-La ONU nunca había enfrentado una cosa así… Sr. Horn, usted no es el único trabajando en este proyecto, hay todo un colegio multidisciplinario trabajando… El protocolo Omega ya fue puesto en consideración y esta por ser aprobado… Sólo hay una gran traba.
-No pueden justificar a la gente que una ciudad sea incinerada en un instante por un brote infeccioso…
-No, así que para encubrir el acto usaremos una pantalla…
-¿Por eso quiere que atestigüe que “La Plaga de Paris” es un arma de ataque inicial?, para poder justificar un descabellado protocolo de seguridad que alguien invento en la paranoia de la guerra fría?
-Es más simple que eso. No hay armas nucleares en manos de grupos terroristas, es decir… no había.
Troy sintió que la sangre se le iba a las piernas cuando escucho la última palabra del militar.
- Suena terrible pero estamos preparándonos para el protocolo Omega, matar a miles para salvar a millones. El próximo brote de la “Plaga” será recibido con una ojiva nuclear que literalmente caerá del cielo… ningún lanzamiento transcontinental, ningún bombardero, ningún rastro de donde venga… para el mundo será el mas terrible acto terrorista de la historia.
- ¡Los satélites!... ¿han activado los satélites?, ¡por Dios! Llevan años abandonados allá arriba… conozco muy poca gente que conserve un auto tan viejo. Deben ser sólo chatarras voladoras. ¿Cómo se atrevieron a activar esos vejestorios?
-Ya estaban arriba y se activaron bien… la tecnología es muy vieja pero fueron lo mejor de su momento. Nos iban a proteger contra una invasión extraterrestre ¿recuerda?
-…hablando de Paranoicos de la guerra fría… el que puso esas cosas en el cielo ¿no es la misma persona que ideo el “maravilloso” protocolo Omega?
-Usted lo dijo, si enfrentamos la voluntad de Dios… la enfrentaremos con todo nuestro poder.
-Ahora más que nunca estoy seguro que estamos bajo juicio… y tal vez el juicio definitivo… Dios nos proteja.
-… o Dios nos destruya –sonrió el militar.
La ultima cruzada.
Fernando y otro gitano observaron atónitos la punta mellada de un cincel. Después de feroces golpes sobre la juntura de la caja del portaequipajes del Mercedes de Alexa, sólo habían obtenido esto.
-¿Qué diablos es lo que hay dentro?- preguntó el gitano- Nunca había visto esto, es acero de la mas alta calidad, perfectamente compactado y laminado… necesitamos equipo industrial para abrirlo, equipo muy pesado. Esta cosa es más sólida que una caja fuerte, lo que este dentro fue puesto ahí para no salir jamás.
-¿Y que necesidad hay de sacarlo? –dijo Alexa a espaldas de ellos, ambos saltaron por la sorpresa. La gitana arrojo su bolsa de viaje al asiento trasero.
-¿Nos vamos ya?-pregunto Fernando.
-Me voy… -dijo ella-… siento mucho todas las molestias, Fernando, algún día te pagare por todo esto.
-¿Me pagaras por todo esto?.... ¿¡Estas loca!?... la mitad de nuestros amigos están muertos, mi trabajo, mi vida esta arruinada… ¡Camila esta muerta también!... ¿Cómo puedes pagar por todo lo que ha sucedido?... Duermo abrazado a la escopeta esperando que en cualquier momento un ejército venga por mi cabeza…
-Ya te diste cuenta que estar conmigo es peligroso, ¡mejor!. No necesitas excusas para quedarte y rehacer tu camino… De verdad lo siento mucho por todo.
-Tu no sientes nada… y no te iras sin mi, espera mientras recojo algunas cosas.
-No te va a gustar donde yo voy.
-Nunca me ha gustado ningún lugar donde he dirigido mis pasos. Alexa, no tengo idea de lo que esta pasando, nada quieres decirme y esta bien, es algo entre tu amiga y tu… respeto tus sentimientos y locuras. Pero no voy a dejarte sola en este momento y tú tampoco me vas a dejar botado aquí, prometiste darme un aventón a Roma, allá nos separaremos y por supuesto que será después de que encontremos a tu novia.
Alexa le dirigió una mirada cansada… había un genuino gesto de preocupación ese rostro. Hacía mucho tiempo, cuando ambos eran más jóvenes y aun bajo el regazo de sus familias en la caravana hubo una fiesta, bastante alcohol… un poco de audacia y Fernando la beso… No fue desagradable, de hecho hasta le gusto… pero sólo por un instante… Fernando probó que la dulzura de esos labios era tan grande como la fuerza de su puño.
-…. Perdóname Alexa… es que siempre me has gustado, siempre he estado enamorado de ti…-le dijo el muchacho muy apenado.
Pasó un largo tiempo antes de que la amistad entre ellos volviera a ser casi como antes, pero nunca más fue igual… Fernando se fue de la caravana cuando se anunció el casamiento de Alexa.
-¿Por qué él y no yo?- reclamó sin rencor el gigante muchacho-… yo siempre he estado enamorado de ti.
-Por eso… -dijo Alexa-… por que a ti si te quiero, pero no de esa forma, nunca podré verte mas que como a un amigo y no quiero lastimarte con algo que nunca será… por él no siento nada, puedo aprender a quererlo como se supone debería ser… contigo nunca sería así.
Fernando lo comprendió y se marcho aun que jamás perdió el contacto.
-¿Sigues enamorado de mi, tonto? –le pregunto Alexa a quemarropa.
Fernando se apoyo en el cofre del auto para poder ocultar su cabeza entre sus robustos brazos.
-Siempre… -respondió en un suspiro-… no me juzgues mal, no tengo otra intención más que verte bien… antes que nada soy tu amigo.
Alexa subió al auto y lo arranco.
-Ve por tus cosas tonto... – le dijo con una triste sonrisa.
Fernando sonrió y voló al interior del camión caravana donde un primo lo alojaba.
-Gracias tonto… es bueno saber que no soy la única que hace estupideces por amor…
Pisó a fondo el acelerador y el auto salio disparado por el rustico camino, pronto se encontró con la cinta asfáltica y ahí literalmente voló.
-… lo siento mucho, tonto… pero donde yo voy no hay camino de retorno…
De entre los muertos…
El ventilador eléctrico ronroneaba por sus tornillos mal ajustados, la brisa que producía apenas era suficiente para mitigar el bochorno de la tarde. Iván estaba tumbado en un sillón frente a la ventana abierta, una botella casi vacía de vodka en la mano y un cigarrillo en sus labios se consumía lentamente, la camisa abierta y su mano libre jugaba con las cicatrices en su pecho, las cicatrices dejadas por Yulia. Cuatro hombres a su alrededor lo miraban con curiosidad y respeto.
-Imposible encontrar a Kürten, esta muy protegido y se esta moviendo muy rápido. Esta usando todos sus recursos.-dijo uno de los hombres, vestía un traje de corte italiano muy elegante, pero por el sofocante calor de la tarde lo estaba maldiciendo.
-No esperaba menos del Nazi, esta bien, sólo esta preparando la cosecha… ¿la chica?- respondió Iván.
-Tenemos espías en todos los poblados de la zona, imposible que nos eluda por más tiempo, ella sigue ahí estamos seguros, pero estamos usando muchos recursos en su cacería ¿es tan importante? ¿No deberíamos enfocarnos más en encontrar la bomba?
- Ella mato a mi hijo…
-Comprendemos el dolor de su perdida, comprendemos su deseo de venganza pero no es momento…
-Primero la quiero a ella… debe devolverme lo que me quito… Todo volverá a mi cuando ella este en mi poder, cuando vuelva a encadenarla como un perro y… y…
<< La luz se filtraba por las rendijas de los tablones, el tintineo de la cadena clavada al muro era el único sonido que se escuchaba… eso y sus propios jadeos.
Ella lucia tan hermosa, tan magnifica a pesar de su ruina, su cabello se revolvía con la paja, su piel tan suave y perfumada… su sabor tan distinto a todas las mujeres que había poseído… Ella tan sólo se dejaba hacer, su hermoso cuerpo permanecía inerte, como una muñeca de trapo sin voluntad… ese rostro tan bello, esos ojos tan inmensos se negaban a mirarlo… Ella tan sólo miraba hacia el muro, sin un solo gesto en su rostro, casi sin respirar… era como si ella no estuviera ahí… No estaba ahí, su cuerpo era tan sólo una magnifica pieza de carne y piel en la cual se masturbaba… su mente, su espíritu estaban en otro lugar, un lugar tan distante que él no podía alcanzar…
No le importaba más que en su orgullo, él la hubiera deseado ver llorar, verla humillarse, verla suplicar… al final verla vencida, conquistada… verla disfrutar de su acto… disfrutar de la forma en que él la poseía… Que disfrutara del calor de un hombre… arrancarle para siempre las caricias de Yulia y hacerla suya…
Ahí esta su cuerpo para ser sometido… pero no ella. No importaba, al final sólo deseaba una cosa y la obtendría… sólo deseaba un hijo… >>
Iván se pasó la mano por el rostro… estaba temblando violentamente, todos los miraban, dio un vigoroso trago a la botella, el liquido resbalo por sus labios y bañó su pecho… corrió sobre las cicatrices.
-… un hijo… ella me debe un hijo… -dijo con labios temblorosos que lo llenaron de ira.
-¿Qué piensas hacer? ¿Tener un hijo con ella? –preguntó burlón el hombre.
-… Si… así debió ser… así será…
<< … el rostro estaba sucio, manchado de barro, los cabellos mal cortados a navaja y revueltos… pero esos ojos, tan azules como cielo despejado… era el rostro de un ángel pero el gesto de un demonio… la cómica caricatura de un muchacho montada a caballo, espada en mano y el corcel parecía fundirse con ella. El castillo a su espalda guardaba el tesoro que él ansiaba pero ella esta ahí como una montaña infranqueable… su nombre era... >>
-¿Se siente bien, Camarada? –Preguntó el hombre al fin-… sus heridas pueden haberse infectado…
-¿Infectado? –Repitió Iván mientras sentía el escozor del alcohol sobre las suturas-… si, se han infectado…
<<… Las cadenas eran tan pesadas, las heridas eran brutales y sin embargo ella se estaba poniendo de pie… Aún destrozada su espíritu no se doblegaba en lo absoluto… una furia indecible ardía en esos ojos… Ella estaba de pie, herida, encadenada pero desafiante… él sintió miedo… sintió una ira enorme por sentir miedo de esa muchacha que jugaba a ser un varón… esa muchacha que quería arrebatarle su herencia… su destino.
Le ordenó al verdugo que le rompiera las piernas… que la dejara tullida, invalida, que nunca más volviera a ponerse de pie… Y después rió como un poseído… reía para ocultar su miedo…. >>
-Kürten la ha vigilado, le ha seguido la pista todo el tiempo, no ha apartado sus ojos de ella ¿no lo ven?... la bomba esta en posesión de ella… Elena Katina y su amiguita la gitana tiene la bomba. La están llevando camino a Roma… Pero nosotros recuperaremos la bomba, nosotros la llevaremos a Roma y moveremos la balanza de nuestro lado… el plan de Kürten es perfecto, dejémoslo seguir con él, pero en el ultimo momento le arrebataremos el pastel… Como ve, Camarada, no hay nada personal en mi cacería por Katina… ella es la llave del destino.
<<… era el mismo rostro pero limpio del barro y el polvo, despojado de sus gestos y su tez bronceada por el sol… era como una mascara de mármol… y sus ojos… eran los mismos ojos, el mismo azul intenso… pero ya no era el azul del cielo, era el infierno lo que ardía en el interior de esos ojos de llamas azuladas… Era ella… otra vez ella… la que se negaba a morir en el pozo… Ella, siempre ella… otra vez ella… Sus garras penetraron su pecho y sus colmillos… el fuego brillaba en sus colmillos… y su nombre era…>>
Iván abrió los ojos al sentir como el Vodka escurría por sus labios sin control, como penetraba por su garganta con ese agradable escozor pero también se filtraba por sus pulmones provocándole una repentina arcada y acceso de tos… Todos los miraban con gesto de preocupación y miedo… Iván tosió fuertemente para sacar el vodka que lo había atragantado, el dolor en su pecho fue como de lava ardiendo… su mano se crispo repentinamente mientras una holeada de furia y terror lo llenaban… su fuerza multiplicada por el odio y el miedo hizo estallar la botella en su mano.
Incrédulo, el zar de la droga y la prostitución de toda Rusia se miró la mano herida con los cristales de la botella clavados en la palma. Al fin con toda claridad la causa de su horror estaba en sus labios, al fin esa pesadilla que lo ha perseguido desde niño ha tomado forma en su mente y su nombre era…
- Yulia Volkova…
Carroñeros de la miseria.
Elena alcanzo un camino pavimentado al fin, siguió la pista de asfalto con la esperanza de llegar a algún poblado no muy distante. El camino era solitario pero no le presto atención a ese hecho, su mente divagaba por los paisajes del camino, se obligaba a pensar en cualquier cosa con tal de no volver a sus cavilaciones sobre su futuro, sobre Yulia ni Alexa… sobre nada. En verdad quería desprenderse otra vez de la realidad.
Una destartalado camión apareció a lo lejos, pronto la alcanzo, Elena estaba tan concentrada en el camino que apenas se dio cuenta cuando estuvo junto a ella. Por la ventana del copiloto un hombre asomaba medio cuerpo y le gritaba cosas que no entendía.
- Hola, guapa. ¿Por qué tan sola? –le gritó el hombre en una variedad de italiano.
Elena sólo le devolvió la mirada, en sus ojos transparentes se adivinaba que no entendía. El hombre repitió el saludo en un par de idiomas hasta al fin atino a hablar en ruso.
-¿Eres turista?
Elena asintió.
- ¡¡Ja, ja!!.. ¡es turista! –le dijo a otro sujeto, en el interior de la cabina del camión viajaban dos hombres más.
- Oye… te podemos llevar a donde gustes, el próximo pueblo esta muy lejos, a pie es un par de días.
El tipo había hablado en una mezcla de ruso con otras lenguas pero comprensible al fin. Elena sintió desconfianza de esos hombre, de hecho empezó a asustarse.
- y el camino es muy solitario… por aquí solo viajan contrabandistas ¿sabes?... ¿comprendes la palabra?
Elena asintió, miró a su alrededor ya muy preocupada, en verdad no había ningún refugio si pretendía huir. Ese hecho disipo sus miedos, un triste consuelo la lleno… tal vez ese era el final de su camino, ni Iván, ni el nazi… ni Yulia… su vida terminaría siendo violada por tres gamberros a mitad de un camino en la tierra de nadie.
Los escucho reír e intercambiar palabras apresuradas en una mezcla de idiomas que semejaba la lengua natal de Alexa, pero distinta. La suerte estaba echada, el camión acelero un poco y se cerró cortando el camino. Elena soltó la bolsa y corrió tan rápido como pudo… ¿Por qué no guardo un arma en la bolsa, aun que fuera ese viejo cuchillo de cocina? No había hacia donde huir pero no se los pondría fácil.
Escucho los pasos de ellos alcanzarla, sintió unos brazos abrazar sus piernas, cayó pero con perfecta sangre fría tomo una piedra del tamaño de su puño en la caída. Se volvió pateando y luchando por liberarse del hombre que la había atrapado. La sonrisa de él se encontró con la roca.
Y todo se oscureció al tiempo que su cabeza resonaba como una campana.
Tuvo la sensación de ser arrastrada, no del todo inconciente pero si lo bastante aturdida para luchar. Otro golpe la hizo reaccionar, había sido arrojada sobre un suelo de viejos tablones. Abrió los ojos y se dio cuenta que estaba en el interior del camión, un ultimo rayo de luz se extinguió cuando la puerta se cerro sumiéndola en tinieblas.
Su mirada en el último momento se encontró con una escena conocida. Una docena de rostros la miraban, asustadas, una docena de chicas, algunas casi niñas estaban sentadas o tumbadas por doquier.
- Otra vez… -rió quedamente Elena-… otra vez soy mercancía.
La ultima cruzada.
- ¿¡Por que gran Madre!?... ¿Por qué se fue sin mi? –pregunto Fernando a la anciana ciega.
- Tú la viste ¿verdad? Conociste a la chica a quien Alexa entrego su corazón.
-Si, si la conozco…
-¿Y no te diste cuenta, no lo notaste?... tu tienes ojos buenos y sanos ¿no te diste cuenta quien era ella?
-Abuela yo no sé nada. Nadie me dice nada, ¡es tan frustrante!.
-Igual que Alexei, ¡pobre tonto! Yo sin ojos la reconocí al instante.
-¿La abuela de Alexa?... ¿se refiere a eso, gran Madre?, Si me sorprendió mucho el parecido.
-La abuela de Alexa fue mi mejor amiga, mi mentora, yo era una chiquilla que se sentaba junto con las demás a escuchar sus historias, a aprender de ella… Y la conocí muy bien, conocí sus secretos muy bien… Cuando la madre de Alexa decidió alejar a su hija de su destino yo la apoye, ¡pobre niña! No tenía por que pasar por todo esto… no tenía por que pagar esa deuda… Pero nadie escapa a su destino. Alexa ha decidido enfrentarlo, siempre fue así, yo sólo le mostré lo que necesitaba saber. Ella sabe lo que le espera.
-¿lo que le espera?... ¿Qué le mostraste Gran Madre?
- Alexa ha visto su muerte.
-¿Alexa morirá?
-Todos, muchacho, todos moriremos… Alexa luchara no por la vida de quien ama, si no por su alma. –La anciana sonrió con tristeza-… su abuela esta orgullosa de su niña… a pesar de ser mujer es un Caballero… Un Caballero andante en pos de una cruzada… una batalla inútil pero no se rendirá sin plantar la cara aun que sabe que morirá… pero morirá feliz por que lo habrá hecho por su amada.
Fernando negó con la cabeza.
-¡Están locas!… ¡todas ustedes están locas!… Iré por Alexa y su amiga… novia… ¡lo que sea!... y las sacare del problema, como siempre lo he hecho, ¿Cuántas veces no salve a esa loca de que le rompieran la cara?... voy de nuevo.
La anciana escucho los presurosos pasos del gitano alejarse, por la dirección que tomó adivino sus planes y entre sus cascados dientes ahogo una risa.
-… el fiel escudero de un caballero… ¿y tu, muchacho, la llamas loca?, haces exactamente lo mismo. Tu también vas en pos de una batalla que sabes perdida, ha plantar la cara y morir por quien amas, sin nada a cambio mas que tu propio honor…
La anciana levanto la mirada al cielo, como si pudiera ver las nubes de tormenta que se cernían.
-… el momento del juicio se aproxima… pero hay esperanza, mientras la nobleza en el corazón de los hombres no desaparezca hay esperanza.
En un lugar muy distante, en el interior de una lujosa oficina, un hombre de rasgos notoriamente germánicos, examinaba el monitor de su computadora con el teléfono en la mano.
-… es cierto Sven, los satélites están activos y operando. Lo peor, los misiles están armados y apuntando hacia Europa central. Se supone que estos monstruos no existen… ¿si divulgamos la noticia de su existencia?
- No significara nada, la tensión internacional aumentara, presionara a los grupos terroristas ha precipitarse en conseguir la bomba. Harán locuras… La ONU acepto volverlos a activar, pero ¿Quién fue el propuso la idea?, ¿Quién la llevo acabo?... fue muy rápido, el miedo a la “plaga de París” fue un buen mediador pero esto fue orquestado y llevado acabo por un grupo…
-¿NeoNazis en el interior de la ONU? ¿En los sistema de defensa de Francia, USA e Inglaterra?
-Están en todas partes. No cualquiera tenía acceso a estos satélites, quienes los controlan..
-Tengo a la mano la información de Gran Bretaña, Inglaterra… hay un “comité de honor” que selecciona y decide quienes están al mando del arsenal nuclear y de los satélites.
-Los satélites estuvieron inactivos mucho tiempo, se consideraron “juguetes caros” y su seguridad debió ser la más relajada de todas. Esta es la grieta que Kürten necesitaba para infiltrar su gente… el “comité de honor” son los vigilantes de los usuarios del arsenal nuclear, pero ¿Quién vigila a los vigilantes?
- Malas noticias, Sven, no lo pudimos prever antes, necesitábamos una crisis mundial como esta para darnos cuenta de esto aun que estaba a la vista.
-¿Qué encontraste?
- Dame un segundo, estoy corroborando con la base de datos de USA…. ¡Dios mío!, creo que tienes razón. El “comité de honor” británico y su símil norteamericano tienen algo en común… sus miembros… no hay gente de color, latinos, judíos u otros en sus filas… todos son Ingleses o Norteamericanos de raza blanca…“puros”…
- ¿Arios?…
- Todos calificarían como tal… tienes toda la razón ¿Quién vigila a los vigilantes?
-Nosotros, esa es nuestra misión encomendada por el Papa hace seis siglos… somos “La Legión de la Rosa”, la ultima legión de los caballeros templarios, de todas las aventuras que hemos vivido, de todas las misiones que hemos cumplido, al fin tenemos la misión definitiva. El armagedon esta por ocurrir nuevamente y es nuestra misión detenerlo.
Sven colgó el aparato telefónico una vez concluida su conversación. Miró por la ventanilla del avión privado en que viajaba.
-Tantos secretos… -murmuró-… el mundo tiene tantos secretos. Que pequeños somos ante la creación.
-¿Nuestra misión? –preguntó su joven asistente.
-Hace seis siglos el Papa hizo un pacto con Dios, la ultima incursión de las legiones de la Iglesia en un intento de recuperar la tierra Santa fue un fracaso… un terrible fracaso que la “Muerte Negra” coronó con la extinción de casi todas las legiones de cruzados… Pero hubo un hombre que por misteriosas circunstancias recibió el titulo de “Caballero” de manos del propio Papa, “Ilich Katin, caballero de la orden de la Rosa”.
- La “Rosa” se usaba para designar a una dama cuyo nombre no podía mencionarse.
-Así es, el nombre de la “Rosa” no puede mencionarse por que es indigno debido a la magnitud del pecado cometido…
Sven caminó hacia el centro de la cabina del avión, los asientos habían sido removidos para colocar en su lugar un cilindro de acero de casi dos metros de largo firmemente sujeto al piso. Su mano se posó con cierto nerviosismo sobre la superficie sabiendo lo que en su interior contenía.
- El Papa intento corregir con eso un error por él cometido, intentó salvar lo que quedaba del mundo con esa ultima cruzada… y tal vez lo logro en aquel entonces, sin embargo aquí estamos de nuevo, ya no cabalgamos con brillantes armaduras, ya no libramos batallas en los paramos, ahora luchamos de una forma diferente pero seguimos siendo los mismos, la misma legión creada ese triste día… Nuestra misión es salvar un alma… una sola alma.
- ¿Un alma?... ¿existimos solo para salvar un alma?
- Una sola alma… que sin embargo es el destino del mundo. El alma de Yulia Volkova.
Carroñeros de la miseria.
Elena era conducida junto con las demás chicas a través de un pasillo casi en penumbras, un fuerte olor a humedad impregnaba el ambiente. De vez en vez alguna se quejaba o suplicaba en diferentes idiomas, algunos muy familiares a Elena, lenguas de su región. Pero en general se notaba que la voluntad de las chicas hacia mucho que había sido quebrada. Ella sólo se dejaba conducir, ya conocía todo esto, ya lo había vivido alguna vez aun que de forma diferente. En aquel entonces las chicas iban por su propia voluntad, engañadas con la esperanza de encontrar un mundo mejor al que habían dejado atrás… esperanzas tontas, pero al menos sabían en lo que se metían.
Esto era diferente, sabía que existía, había escuchado las historias como parte de las amenazas con que las intimidaban. Ahora lo vivía en carne propia.
La condujeron hasta un gran patio de tierra erosionada y muerta, un enorme edificio que semejaba una hacienda abandonada, cuatro hileras de grandes portones la rodeaban, tres pisos de altura pero sólo se veían habitados la planta baja y la el primer piso, hombres armados con viejas carabinas se paseaban por los techos vigilando la propiedad.
Una puerta fue abierta, era una cuarto grande vio mejores tiempo… ahora viejo y podrido como un reflejo de la maldad que en el existe. Había más chicas en su interior, todas parecía dormir o se veían aturdidas, tumbadas en colchonetas tejidas de paja, artesanía local. Ahí las empujaron los hombres que las habían llevado.
Elena miro a las chicas que venían con ella reunirse en un rincón y llorar, ella lo contemplaba todo como si no estuviera ahí, como si fuera una sombra en la pared sin participación en aquel horror, casi con la misma indiferencia de la primera vez. Se acerco a la única ventila que tenia la habitación, una rendija de luz por donde se filtraba el aire fresco de afuera y la luz del sol de la tarde.
- ¿Qué es esto, Marina?... ¿es la respuesta a mis preguntas? ¿Otra vez me esta pasando esto para que comprenda la verdad?... ¿Qué es lo que debo entender, que es lo que debo hacer?
No hubo respuesta, Marina no estaba ahí en sus piernas como lo esperaba Elena.
La puerta se abrió de nuevo y aparecieron tres hombres, una llevaba en mano una jeringa y una gran ampolleta, se apresuro a tomar a las chicas que lloraban en el rincón y una por una las inyecto.
- Todo esta muy bien, buna mercancía –dijo un hombre al fin en un idioma que Elena entendía. Le entrego un rollo de billetes a otro hombre, Elena lo reconoció como uno de los que iban en el camión.
- Falta una… -dijo el de las jeringas.
- Es ella –dijo el del camión, señalándola, - Elena no comprendía su lengua pero sus gestos eran evidentes-.. La recogimos en el camino, venia sola. Muy linda ¿no?... ella sola vale por todas.
El hombre de la jeringa la tomó del brazo y la jalo hacia él con la jeringa ya preparada.
-¡No quiero esa porquería! –dijo al fin Elena, luchando un poco por liberar su brazo, fue inútil, recibió la inyección. No puso demasiada resistencia, ¿Qué podía hacer?, ¿hacia donde podía huir? Prefirió no ser lastimada por el momento. Sólo tenía que tener paciencia.
-Tú, ¿de donde vienes? –pregunto el hombre de los billetes.
Elena no le respondió, sólo le encaro fijando su mirada en él.
-¿Venia sola, eh?, por el camino… -preguntó al hombre del camión, este repitió su historia tal vez por décima vez, ya se le escuchaba aburrido.
- ¿Eres de Lituania? –preguntó el de los billetes, Elena no respondió-… Iván Shapovalov
Elena no pudo evitar un parpadeo al escuchar ese nombre.
- ¡Si!... ja, ja, ja… Tal vez te debo algo extra por esta chiquilla.. –rió el de los billetes. – Busquen a Iván, díganle que tenemos su tesoro.
La puerta volvió a cerrarse, Elena se tambaleo aturdida, la droga empezaba a correr por sus venas y filtrarse en su cerebro.
-Es lo que tenía que pasar ¿verdad Marina?... para que lo comprendiera… ¡monstruos! ¡Todos son monstruos!... pero todo estará bien… - Elena sintió el frió congelar sus miembros y sus dientes empezaron a temblar, las sombras se llenaron de colores y la rendija en el muro era una cascada de fuego que las bañaba a todas…
-… todo estará bien… cuando caiga la noche, cuando llegue la oscuridad…
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXVI - El lado oscuro de la luna.
(Segunda parte)
Devorador de pecados.
- Monstruos… todos son unos monstruos…
<< La cadena incrustada en el muro pesaba tanto, la correa de cuero en su cuello se apretaba cada vez más, asfixiándola, pero sin lograr ahogarla. Sin matarla. Ella moriría, si, cuando el fruto de su vientre viera la luz. ¿Por qué sonreía?, ¿Por qué estaba feliz?... ¿¡Por que cantaba!?
Sus labios perlados en sudor susurraban una vieja canción de cuna, sus manos palpaban con cariño al ser que se gestaba dentro de ella, sintiéndolo moverse al sonido de su voz, al contacto de sus caricias.
Afuera los campos de flores eran pisoteados, los huertos agotados, las aguas del lago ensuciadas, los estanques se convertían en lodazales, los jardines se convertían en plazas y los pajares en prostíbulos. El mundo creado por él, el reino que él quería gobernar, sólo avaricia, sólo codicia… maldad… y esa criatura en su vientre era fruto de él…
¿Por qué cantaba feliz sabiendo quien era el padre de esa criatura?
Como si aquella pelirroja enclaustrada en la torre pudiera escucharla volvió su rostro hacia Elena, la distancia del tiempo era un espejo donde se veía cara a cara… la misma cara, diferente rostro, los mismos ojos, diferente mirada… era ella misma y al mismo tiempo no…
-… en sus venas correrá la sangre de él, pero en su corazón solo se alojara el alma de ella y la mía… por que es hija de nuestro amor… >>
-… Nuestra hija… es nuestra hija… -murmuró Elena en pleno delirio.
La puerta de la improvisada prisión se abrió de golpe, dos hombres asomaron sin entrar, iban armados como siempre, grandes carabinas al hombro y gruesos garrotes de madera empuñados.
-¿Qué pasa ahí? –pregunto uno con rudeza.
Una chica sostenía a Elena recostada en sus piernas, sin nada mas a mano tan sólo acariciaba sus cabellos para darle consuelo. También se veía aturdida por la droga como las demás, pero tal vez la costumbre en su consumo la hacia más resistente y lucida que sus compañeras.
-Es un mal viaje… -respondió la chica-… creo que es su primera vez y esta pasándolo mal…
El hombre se inclino sobre ella y la sujeto por el cuello para verla a los ojos y sentir su pulso.
- Si, es sólo un mal viaje… se le pasara. –asintió.
Elena pareció reaccionar al sentir el puño en su cuello, ella también sujeto la pañoleta que el hombre tenía atada al suyo y lo jalo sorpresivamente haciéndolo caer sobre ella, poniendo su rostro a la altura de sus ojos… esos inmensos ojos verdes distorsionados por algo más que las drogas.
-… ¡Bestia!… ¡monstruo!… ya viene la noche… tu maldad tendrá castigo… les arrancara el corazón por sus pecados… les arrancara el corazón por su maldad… Todos… todos van a morir… Mi ángel… mi pobre Ángel Oscuro devorará sus pecados…
El hombre resbalo torpemente mientras se liberaba de Elena. Levantó el garrote para descargar un golpe sobre la pelirroja, pero no pudo hacerlo… Elena se había puesto de pie como revitalizada por una fuerza extraña… sus cabellos caían libres sobre sus hombros, sus rizos habían desaparecido, aún en la penumbra que dejaba entrever la luz que pobremente se filtraba por el tragaluz del muro y la puerta abierta se veía claramente.
-… ¡Feroz corazón!… -dijo Elena mientras sin esfuerzo sujetaba la mano alzada del hombre con la que blandía el garrote amenazante-… ruega perdón por tus pecados, llora a los que por tu mano han muerto… tu tiempo se acaba.. la noche vendrá por ti y se comerá tu podrida alma… escucha bien mis palabras… ¡Por tu maldad no veras el amanecer nunca más!…
El hombre no encontró ánimos en golpearla, ¿atemorizado?, sólo atino a darle un fuerte empujón que la lanzo contra las demás chicas que se habían amontonado al fondo de la prisión temiendo ser golpeadas. Elena se desplomo sin fuerzas entre ellas. La puerta volvió a cerrarse de golpe.
-… mi Ángel Oscuro… estas son las cadenas que te atan… tanta maldad… tantos pecados… tanto odio… No encontraras paz en el mundo… -lloró Elena.
-… Te encontró a ti…- dijo Marina-.. Tu eres la luz para ella, tu eres su amanecer… ¡no te pierdas en el odio!, ¡no te pierdas en el rencor!... ¿De verdad deseas que Yulia venga por ti? Sabes lo que pasara… sabes lo que ella hará…
- ¡Lo sé!... Sé lo que pasara cuando ella venga por mí…
-¿De verdad deseas que ella…?
-¡¡No!!... sólo quiero que venga… quiero estar con ella… no quiero estar aquí… Pero ella es la muerte.
-Cuando Yulia venga por ti… todos morirán, ¡¡todos!!... –Marina se volvió para mirar a las demás chicas que lloriqueaban asustadas- Yulia sólo te protegerá a ti, ella no hace distinción, todos morirán… ¿Es lo que deseas?...
-¿Qué es lo que debo hacer?
-Eres la luz, Elena… tu eres la luz… cuando llegue la oscuridad tu deberás brillar más… debes brillar tanto que tu luz alcance el corazón de la muerte… el corazón de Yulia…
-¡¡Basta!! –Gritó la misma chica de antes y que nuevamente la sujetaba en el suelo -¡¡Basta!! –repitió.
Elena parpadeo asustada… como despertando de un sueño.
-¡Cállate ya! –Lloró la chica- nos estas asustando a todas
- No… no lo permitiré, no dejare que les haga daño…
* * *
Peter Kürten se despojo de la mascarilla de oxigeno que cubría su rostro y dio un poderoso bufido de molestia. Agito los brazos para desentumecerlos a causa de las agujas de los sueros que tenia conectados.
- ¿Todo esta preparado entonces? -pregunto.
- Hasta el último detalle - respondió Kipper con gesto divertido.
-¡Odio todo esto! ¡odio envejecer!... ¡Doctor! ¿Cómo puedo librarme de todo esto?, creí que todo estaba bien.
El medico empujo con suavidad a Kürten para obligarlo a continuar con el reposo. Se acomodo las gafas y reviso la tablilla que llevaba en manos.
- No deberíamos tener de que preocuparnos… los transplantes de “Células Madre” a su corazón, hígado y riñones han funcionado perfectamente, tiene el corazón de un toro pero… en estas ultimas semanas no ha comido, no ha dormido, no ha seguido su rutina de ejercicios y no ha abandonado sus suplementos alimenticios… Herr Kürten, no importa todo lo que hemos hecho por su cuerpo, usted tiene más de noventa años, no puede seguir el ritmo de vida de un adolescente… tantas presiones, tanto estrés... su cuerpo esta fallando… su cuerpo es como un buque, le hemos conseguido piezas nuevas a su motor pero el resto de la estructura ya se esta venciendo…
- Lo sé… lo sé… ya no hay mas medicinas para mi… no mas transplantes ni tratamientos mágicos… ¡necesito un cuerpo nuevo!
- Estamos listos Herr Kürten… todo esta preparado para cuando usted lo disponga. Sólo tráiganos al espécimen.
- El espécimen… -Suspiro el viejo Nazi-… el tiempo, mi querida Kipper… siempre jugué con el tiempo, desde que escapamos de Alemania nunca considere al tiempo como una herramienta, solo planeaba el día… un día a la vez… siempre tuve la certeza de que cada amanecer iba a ser el ultimo… Sin embargo aun estoy aquí, justo en este momento, el día que pensé jamás lograría ver ha llegado… y al final es posible que no lo vea… antes de este día no me importaba… pero hoy… ¡no puedes fallar Kipper!... ella es la razón de tu vida, debes traérmela… ella es tu destino.
Kürten tocio secamente, una enfermera le acerco un vaso de agua a los labios. Kipper se mostraba indiferente a los achaques del anciano.
- El secreto no es para todos… sólo unos cuantos elegidos compartirán el premio… de hecho sólo tu lo mereces… tu y yo Kipper, gobernare el nuevo mundo que surgirá de las cenizas de la guerra y tu… Tu mi querida niña, serás total y absolutamente el verdadero “ángel de la muerte”… sé que lo ambicionas tanto como yo… lo vi en tus ojos desde la primera vez que mataste… matar te libera, matar calma el dolor, matar clarifica tu mente… naciste para matar… como yo… si, yo fui el exterminador de Hitler, él vio en mi el mismo potencial que vi en ti… me dio la misma oportunidad que yo te di… y prevalecí, sobreviví a todos los asesinos de esa época, y a los que vinieron después… por que todos ellos mataban siguiendo ordenes, siguiendo planes, mataban por obediencia… pero tu y yo lo hacemos por otra razón… matamos por que podemos, por que matar es nuestro placer, matar es una oración en nuestros corazones… El secreto no es para todos Kipper… la inmortalidad no es para corazones débiles… la semilla de la inmortalidad solo puede florecer en un corazón que palpite más allá del odio y del amor, mas allá de aquello que llamamos furia… sólo un corazón como el nuestro podrá albergar el “don oscuro”… sólo el corazón de aquellos que sean capaces de asesinar al mundo entero pueden ser inmortales… sólo tu y yo.
- Yo sólo quiero tenerla frente a mi otra vez… ahora que la conozco, ahora que ella me conoce… dices que ella es un “ángel de la muerte”… no más, sólo puede haber uno… y soy yo…
Kürten sonrió complacido.
- De joven hubiera dicho lo mismo… pero créeme que al llegar a mi estado lo desearas todo, volver a caminar erguido y ágil, con el poder de matar tan sólo con mis manos… Pero dime, dime una vez más… ¿como es ella?
- Tal como lo dijiste… su belleza no es humana… todo en ella delata a un depredador…
- Je, je… los idiotas de la Iglesia cristiana mitificaron las historias de ellos, convirtiendo su existencia en leyendas absurdas… ocultando la verdad bajo velos fantásticos y torpes… pero ella es real y por lo tanto existe en un mundo real…
- Es un depredador… visión nocturna perfecta, el oído extremadamente desarrollado, garras y colmillos, fuerza y velocidad inhumana… sus características físicas la separan del hombre común como un tigre sería separado de un cordero.
- Ella es diferente a nosotros, ¡superior!... pero no invencible… no cuando la conoces, por que el mito es la mayor parte de su fuerza, la leyenda es su mejor camuflaje… sin eso es un rival formidable pero no imbatible.
- Es muy rápida, pero no más que una bala. Es insensible al dolor y no parece tener órganos vitales vulnerables… pero su cuerpo no es invulnerable a las heridas, no es invulnerable a ser mutilada por una bala del calibre adecuado… no importa que tan rápido se regenere de sus heridas… sólo necesito herirla lo suficiente para que se quede quieta el tiempo suficiente para contenerla… ¡La haré pedazos! Le arrancare los miembros y veremos que tan rápido le crecen de nuevo… No te prometo traértela “viva”… por que voy a poner a prueba el limite de su inmortalidad.
* * *
- ¿Me llamaste, Gran Madre? –pregunto un muchacho de proporciones robustas y sólidas.
La anciana ciega estaba sentada frente al fuego de una pequeña hoguera improvisada en el campamento donde los camiones caravana de su comunidad estaban reunidos.
- ¿Qué camino siguió Fernando?
- Como usted lo dijo, se fue siguiendo el nacimiento del sol… -respondió el muchacho.
- La caravana esta lista para marcharse, ¿verdad?
- De la orden y en menos de veinte minutos nos podemos poner en marcha.
- ¿Puedes distinguir las formas que dibuja el fuego?
El muchacho se rasco la cabeza aturdido por la pregunta y algo preocupado, se acerco a las llamas y por mas que forzó su imaginación no lograba ver nada más que una caprichosa flor dorada que se retorcía con el viento.
-… así es el destino de los hombres… aun que podamos verlo se mueve tan rápido y es tan cambiante que realmente predecir el futuro de nadie es cuestión de suerte.
- ¿Quiere decir que no me casare con Rosita?
- No, tonto… quiere decir que tal vez me equivoque… hay algo que no había visto antes, el silencio… el silencio de las voces me dice algo que no había comprendido… La voz se callo por que ya no es prisionera… se ha liberado… se ha liberado y tal vez es lo que debería de pasar. Ella debe ser liberada por completo, pero ella no se ha dado cuenta… como todas las sombras, ella no comprende que ha muerto…
- ¿Y eso afecta lo que me predijo sobre yo y Rosita?
- ¡Muchacho!... diles que levanten el campamento, que se marchen de regreso a España… pero tu me debes llevar con Fernando y Alexa… Alexa debe saber la verdad, merece saber que no esta luchando en vano…
* * *
Elena estaba sentada en el piso como las demás, las miradas de todas esquivaban las miradas de todas, avergonzadas del destino que les deparaba y sin fuerzas para oponerse, la droga las tenía en un estado de somnolencia. Elena recargaba la espalda contra la puerta de madera y con el rostro semioculto entre los brazos que apoyaba en sus piernas recogidas. Su mirada estaba fija en la línea carmesí que los últimos rayos del sol dibujaban sobre los ladrillos del tragaluz de su prisión. Junto con la luz sus fuerzas también se agotaban, no había logrado dormir a pesar de la droga y tal vez por ello ahora que la temida hora del oscurecer llegaban también sus fuerzas se habían agotado. Sus parpados eran cada vez mas pesados…
Despertó con sobresalto… levanto la cabeza tratando de entender que había sido. Ahí estaba de nuevo, débil y lejano, muy lejano. Era un sonido imposible de reconocer, imposible de escuchar y sin embargo ahí estaba… el pecho de la pelirroja se lleno de sentimientos confusos y encontrados… había escuchado el latido de un corazón.
-… Yulia… puedo escucharte… escucho tu corazón empezando a latir de nuevo… ¿es así como me encuentras siempre? ¿Tu también puedes escuchar mi corazón?…
A pesar de todo una sonrisa se dibujó en sus labios.
Las chicas se sobresaltaron un poco, hasta ahí donde la somnolencia de la droga les permitía reacción. Elena se sorprendió ¿ellas también podían escucharlo? .. Otro sonido la sacó de sus cavilaciones, era el sonido del cerrojo de la puerta. Se aparto de la puerta apenas a tiempo cuando esta se abrió y con brusquedad entraron cuatro hombres, uno de ellos llevaba la jeringa y volvió a inyectar a las chicas, los otros las examinaron rápidamente. Uno tomó el rostro de Elena con una mano para mirarla bien.
-Tu eres la lituana ¿verdad?... ven conmigo. –le ordenó.
Elena siguió al hombre por el patio interior de aquella ruina, no hubo necesidad de que los otros gorilas la sujetaran, no había lugar hacia donde escapar todos los pasillos estaban custodiados por mas tipos con viejas carabinas al hombro y sendos garrotes rústicos en las manos. Entraron al edificio y descendieron por un pasillo apenas iluminado por la luz del agonizante atardecer, algunas lámparas de petróleo empezaban a encenderse.
Sin poder evitarlo Elena se detuvo frente a una celda improvisada con maya ciclónica en lo que debió ser una bodega o granero de la época de aquella fortaleza abandonada. En su interior una docena de cuerpos se encontraban tumbados sobre viejos costales y mantas sucias, en un rincón un improvisado retrete rebosaba de inmundicia. Las precarias condiciones de aquella prisión no parecían alterar a sus ocupantes… sus miradas vacías y gestos perdidos le decían la razón, estaban drogados hasta el tope y lo mas terrible de todo es que eran sólo niños, sus sexos indefinibles por la edad y la suciedad.
-¿Qué lugar es este?... Dios mío… ¿Cómo puede existir un lugar como este?, ¿Cómo puede existir gente como esta?- sollozó Elena crispando sus manos de impotencia sobre la maya.
Por primera vez un robusto tipo la tomo del brazo y la obligo a seguir adelante.
Una enorme puerta más se abrió, era una habitación muy amplia, relativamente lujosa, al menos tenia todos los muebles necesarios para ser una estancia cómoda y la ocre luz de una bombilla eléctrica, tal vez la única en todo el lugar.
- ¡Katina! –Exclamó una voz conocida-… ¡al fin nos volvemos a reunir!.
Elena se volvió para encarar esa voz… esa voz que alguna vez tuvo otro rostro, el cual no recuerda, otro nombre el cual no acude a su mente. Hoy simplemente es:
- Iván Shapovalov…
* * *
Solo quedan cenizas de esa cabaña, derrumbada bajo su propio peso, vacía y sin razón de ser. Yulia observa la ruina de aquel lugar… lo comprende, el reproche escrito en esas cenizas, en la improvisada cripta donde el cadáver de aquel hombre poco a poco se convertirá en polvo. Levanta el rostro hacia el cielo y sólo las estrellas la miran… es una noche sin luna, pero las estrellas están ahí, y la acusan… ellas que han estado en el cielo desde siempre, ellas que siempre lo ven todo… Aquella noche ellas fueron testigos, sólo las estrellas siguen ahí para recordar ese pecado… siempre estarán ahí las estrellas para acusarla por lo que hizo.
Sus manos tan pálidas como la luna ausente acarician los ladrillos de la cripta construida por las manos de Elena.
- Debes decírselo... ella debe saber. –dijo una pequeña voz a su espalda.
- No… - respondió Yulia.
Se volvió para mirar a Marina, la niña estaba sentada en el pasto con gesto triste en su rostro que es de la niña que aparenta pero cuyos ojos delatan la edad que realmente tiene… o debería tener si… Esa niña que no produce ruido alguno al caminar, que carece de aromas o perfumes en su piel, esa niña cuya voz parece surgir de sus labios pero que realmente sus palabras jamás viajan con el viento… esa niña que realmente no esta ahí y sin embargo…
- No quiero que lo sepa… no quiero que lo sepa nunca… nunca.
Marina bajo la mirada.
- Creo que ella ya lo sabe… pero no quiere recordarlo… no quiere creerlo… Ella también tiene algo más que decirte, algo más que contarte.
-… tuvo un hijo con ese hombre… Mientras yo agonizaba en las mazmorras de nuestro castillo ella tuvo un hijo con él…
- Sientes que te traiciono, pero no fue así… ¡lo sabes!
- No… ella no me traiciono nunca… al principio pensé que así fue… deseaba que hubiera sido así… ¡Deseaba que ella me hubiera traicionado!...
* * *
- ¿Alguna vez has sentido que odias a alguien aun sin haberlo conocido?... ¿alguna vez has odiado a alguien tanto que destruirías su vida lentamente, poco a poco tan solo para darte el placer de verlo agonizar y sin saber de donde nace tanto odio?- dijo Iván.
Iván sirvió un vaso de vodka y se puso de pie, iba a darle un trago pero dudó con el vaso en los labios, dio un paso hacia Elena y le ofreció la copa.
- Tu también me odiaste con sólo verme ¿verdad?... lo vi en tus ojos cuando te conocí, una pequeña niña que se escondía tras su padre… ¿lo recuerdas?
- Eras el diablo… siempre supe que eras el diablo… ahora sé que no eres más que un pobre diablo. Te tuve miedo, pero ahora sólo me das lastima.
- Lo sé…
Elena dio un paso al frente y con gesto decidido tomo el vaso de la mano de Iván y la vació de un trago, sintió el fuego del alcohol correr por su garganta y pese a su rudeza la reconfortó.
- No eres más que un pobre diablo asustado de tu sombra… ya no te odio, te tengo lastima… ¡Mírate!... ¿de que te sirve todo tu dinero, todo tu poder, toda tu gente?... no estas en paz, nunca estarás en paz… pobre infeliz asustado de su propia sombra.
- Palabras feroces viniendo de ti… palabras vacías… estas en mis manos, sabes lo que te espera, ya hay un sótano esperándote, tiene una cadena empotrada al muro ¿recuerdas la cadena?... si, lo leo en tus ojos… la recuerdas.
-También recuerdo tu miseria…
-Es bueno recordar, es bueno saber de donde viene tanto odio y por que… No lo niego, niña, tengo miedo, mucho miedo… y odio tener miedo. Pero todo eso se acabara esta noche… Te sientes muy valiente por que sabes que “ella” vendrá por ti ¿verdad?... la estas esperando con ansia. Y yo también.
-Tu no sabes lo que es el odio… tu no sabes lo que es el verdadero odio… Odiar a alguien con tanta furia que tu corazón vuelve a latir aun después de muerto, odiar a alguien con tanta furia que te levantes de entre los muertos… tu no sabes cuanto te odia ella… no conoces todavía la magnitud de su odio por ti… Ahora ella saber quien eres, ella vendrá por ti…
Iván sirvió otra copa y la vació de un solo trago, empezó a reír entre dientes.
-No, mi niña… no es a mi a quien odia de esa manera… no fue por mi que ella se convirtió en ese monstruo…
Con una nueva copa en la mano se acercó a Elena.
-Cuando ella me… mordió… je, je… algo sucedió en mi… debes haberlo sentido tu también ¿no?.. Como si una puerta se abriera… esa vieja puerta al sótano que siempre ha estado cerrada, había algo escondido ahí pero no sabíamos que era, sólo podíamos asomarnos por el agujero de la cerradura y podíamos ver siluetas y sombras… Pero de pronto esa puerta se abrió, y todo en nuestra vida cobro un sentido, todo fue claro… ahí en ese sótano estaba la otra mitad de nuestras vidas… Ella abrió esa puerta… Y ahora lo sé…
Esta vez dio un trago pequeño a la copa, dejo que el sabor del vodka inundara sus sentidos, dejo que lo regocijara. Su dedo índice toco el pecho de Elena mientras leía en esos verdes ojos que la verdad estaba en la punta de sus labios y lo disfruto como nunca.
-… ella no volvió de entre los muertos por mi… no era a mi a quien odiaba con tanta furia… Ella volvió por ti…
Elena retrocedió un paso huyendo del contacto con ese hombre.
-… Ella volvió por ti… tanto te odiaba en su lecho de muerte que no pudo quedarse ahí… todo ese odio la convirtió en lo que es… Y tú sabes lo que ella es…
- ¡Cállate!…
- Pero claro que no sabes lo que hizo… por que yo me le adelante… cuando ella volvió de la tumba… tu ya estabas muerta… ¡Muerta!...
- ¡¡Cállate!! .. –gritó Elena mientras se tapaba los oídos.
Iván la tomo por las muñecas liberando sus oídos, con su mirada busco sus ojos.
- ¡Lo sabes!.. ¡¡Ella volvió para matarte!! … No se convirtió en un ángel bondadoso y justiciero, se convirtió en un monstruo que asesina a todo aquel que se atraviese en su camino…
- ¡Mientes!... ella es un ángel… ella es mi ángel…
- Si, niña, créetelo niña... pero en el fondo sabes la verdad, lo veo en tus ojos… Y eso que no sabes lo paso después… no podrías saberlo pues ya estabas muerta… ¿o tal vez si?... tal vez lo viste convertida en una sombra… tal vez es por eso que estas aquí… por eso estoy yo aquí también… Estamos atrapados en un círculo que no se cierra por que Ella no ha muerto… ¡¡Que gran sarcasmo tiene el destino!!
Iván soltó a Elena, ella se cubrió el rostro… ¿intentando bloquear tal vez los recuerdos que sin parar salían de ese sótano recién abierto?
-… El circulo no se cerrar hasta que ella este muerta… muerta para siempre… No debí jugar con ella en aquel tiempo… debí matarla... debí acabar con su miseria piadosamente… Te hubiera liberado de ella y tal vez nuestra historia hubiera sido diferente… pero la deje vivir, vivir mientras su odio crecía y crecía… hasta que fue imposible matarla…
-… tal vez es una penitencia por lo que fue mi culpa… si hubiera matado a Yulia, ella no habría hecho lo que hizo… ¿es por eso que las odio tanto?... para tener la fuerza de hacer lo que sigue, lo que es necesario… Ruega por que tu ángel no demore, por que llegue con prontitud… el destino es sarcástico… seré yo quien te salve de ella, y en gratitud me devolverás lo que me quitaste, me darás un hijo… ¡¡ja, ja, ja!!... no importa cuanto te odie… ¡¡al final seré yo quien te salve de ella!!
* * *
-… ¡Deseaba que ella me hubiera traicionado!...
Yulia se dejo caer en cuclillas con la espalda apoyada en la cripta improvisada. Lloraba mirando las estrellas y el reflejo de estas es su rostro eran sus únicas lagrimas.
-… ¡ojala me hubiera traicionado!... Así se hubiera salvado de tanto dolor, la prisión se hubiera convertido en su castillo… y ese hijo hubiera nacido con su amor… Pero ese niño fue engendrado con odio y blasfemia, ella no fue amada… fue violada… Y yo no pude protegerla, yo le había prometido protegerla siempre pero… no pude hacerlo, nunca pude hacerlo… Y lo odie, la odie a ella, lo odie a él, los odie a todos… y me odie a mi misma…
- Es así como existes… con tanto odio dentro de ti, tanto odio corriendo en tu corazón… sólo podrás librarte de ese odio cuando hables con ella… cuando le digas la verdad a ella…
-… y ella me odiara…
-No lo sabes… no lo sabe ella misma… Pero tienes que hacerlo o ese odio hará de ti lo que temes… Ese odio te vencerá y destruirás la razón por la que volviste…
Marina se arrodillo frente a Yulia, su manita acaricio esa mejilla de mármol y se humedeció con las lagrimas que no estaban ahí y que sin embargo corrían.
- Tu volviste por que la amas… no fue tu odio lo que te levanto de la tumba… fue tu amor, un amor tan grande que no pueden encadenarte a las tinieblas para siempre… Yulia, rompe esas cadenas y ve con ella… ve hacia la luz…
Yulia sonrió… se sorprendió a si misma con ese gesto en el rostro que ya no era suyo, un gesto que sólo era la imitación de aquello que hacen los hombres… pero no, esa sonrisa era suya, era real… la vida que palpitaba en su corazón era real… aun que ella fuera una criatura de las sombras, ella vivía en la luz… la Luz de Elena.
Yulia se puso de pie en un movimiento tan rápido que no habría sido captado por ningún ojo humano. Marina la miró extrañada, su gesto era nuevamente pétreo, una mascara de mármol.
-… su corazón… -dijo Yulia-… su corazón esta agitado, asustado… ¿Quién se atreve a molestar a mi niña?
Las estrellas se opacaron con la sombra batiente de las alas de un ángel.
Continúa…
(Segunda parte)
Devorador de pecados.
- Monstruos… todos son unos monstruos…
<< La cadena incrustada en el muro pesaba tanto, la correa de cuero en su cuello se apretaba cada vez más, asfixiándola, pero sin lograr ahogarla. Sin matarla. Ella moriría, si, cuando el fruto de su vientre viera la luz. ¿Por qué sonreía?, ¿Por qué estaba feliz?... ¿¡Por que cantaba!?
Sus labios perlados en sudor susurraban una vieja canción de cuna, sus manos palpaban con cariño al ser que se gestaba dentro de ella, sintiéndolo moverse al sonido de su voz, al contacto de sus caricias.
Afuera los campos de flores eran pisoteados, los huertos agotados, las aguas del lago ensuciadas, los estanques se convertían en lodazales, los jardines se convertían en plazas y los pajares en prostíbulos. El mundo creado por él, el reino que él quería gobernar, sólo avaricia, sólo codicia… maldad… y esa criatura en su vientre era fruto de él…
¿Por qué cantaba feliz sabiendo quien era el padre de esa criatura?
Como si aquella pelirroja enclaustrada en la torre pudiera escucharla volvió su rostro hacia Elena, la distancia del tiempo era un espejo donde se veía cara a cara… la misma cara, diferente rostro, los mismos ojos, diferente mirada… era ella misma y al mismo tiempo no…
-… en sus venas correrá la sangre de él, pero en su corazón solo se alojara el alma de ella y la mía… por que es hija de nuestro amor… >>
-… Nuestra hija… es nuestra hija… -murmuró Elena en pleno delirio.
La puerta de la improvisada prisión se abrió de golpe, dos hombres asomaron sin entrar, iban armados como siempre, grandes carabinas al hombro y gruesos garrotes de madera empuñados.
-¿Qué pasa ahí? –pregunto uno con rudeza.
Una chica sostenía a Elena recostada en sus piernas, sin nada mas a mano tan sólo acariciaba sus cabellos para darle consuelo. También se veía aturdida por la droga como las demás, pero tal vez la costumbre en su consumo la hacia más resistente y lucida que sus compañeras.
-Es un mal viaje… -respondió la chica-… creo que es su primera vez y esta pasándolo mal…
El hombre se inclino sobre ella y la sujeto por el cuello para verla a los ojos y sentir su pulso.
- Si, es sólo un mal viaje… se le pasara. –asintió.
Elena pareció reaccionar al sentir el puño en su cuello, ella también sujeto la pañoleta que el hombre tenía atada al suyo y lo jalo sorpresivamente haciéndolo caer sobre ella, poniendo su rostro a la altura de sus ojos… esos inmensos ojos verdes distorsionados por algo más que las drogas.
-… ¡Bestia!… ¡monstruo!… ya viene la noche… tu maldad tendrá castigo… les arrancara el corazón por sus pecados… les arrancara el corazón por su maldad… Todos… todos van a morir… Mi ángel… mi pobre Ángel Oscuro devorará sus pecados…
El hombre resbalo torpemente mientras se liberaba de Elena. Levantó el garrote para descargar un golpe sobre la pelirroja, pero no pudo hacerlo… Elena se había puesto de pie como revitalizada por una fuerza extraña… sus cabellos caían libres sobre sus hombros, sus rizos habían desaparecido, aún en la penumbra que dejaba entrever la luz que pobremente se filtraba por el tragaluz del muro y la puerta abierta se veía claramente.
-… ¡Feroz corazón!… -dijo Elena mientras sin esfuerzo sujetaba la mano alzada del hombre con la que blandía el garrote amenazante-… ruega perdón por tus pecados, llora a los que por tu mano han muerto… tu tiempo se acaba.. la noche vendrá por ti y se comerá tu podrida alma… escucha bien mis palabras… ¡Por tu maldad no veras el amanecer nunca más!…
El hombre no encontró ánimos en golpearla, ¿atemorizado?, sólo atino a darle un fuerte empujón que la lanzo contra las demás chicas que se habían amontonado al fondo de la prisión temiendo ser golpeadas. Elena se desplomo sin fuerzas entre ellas. La puerta volvió a cerrarse de golpe.
-… mi Ángel Oscuro… estas son las cadenas que te atan… tanta maldad… tantos pecados… tanto odio… No encontraras paz en el mundo… -lloró Elena.
-… Te encontró a ti…- dijo Marina-.. Tu eres la luz para ella, tu eres su amanecer… ¡no te pierdas en el odio!, ¡no te pierdas en el rencor!... ¿De verdad deseas que Yulia venga por ti? Sabes lo que pasara… sabes lo que ella hará…
- ¡Lo sé!... Sé lo que pasara cuando ella venga por mí…
-¿De verdad deseas que ella…?
-¡¡No!!... sólo quiero que venga… quiero estar con ella… no quiero estar aquí… Pero ella es la muerte.
-Cuando Yulia venga por ti… todos morirán, ¡¡todos!!... –Marina se volvió para mirar a las demás chicas que lloriqueaban asustadas- Yulia sólo te protegerá a ti, ella no hace distinción, todos morirán… ¿Es lo que deseas?...
-¿Qué es lo que debo hacer?
-Eres la luz, Elena… tu eres la luz… cuando llegue la oscuridad tu deberás brillar más… debes brillar tanto que tu luz alcance el corazón de la muerte… el corazón de Yulia…
-¡¡Basta!! –Gritó la misma chica de antes y que nuevamente la sujetaba en el suelo -¡¡Basta!! –repitió.
Elena parpadeo asustada… como despertando de un sueño.
-¡Cállate ya! –Lloró la chica- nos estas asustando a todas
- No… no lo permitiré, no dejare que les haga daño…
* * *
Peter Kürten se despojo de la mascarilla de oxigeno que cubría su rostro y dio un poderoso bufido de molestia. Agito los brazos para desentumecerlos a causa de las agujas de los sueros que tenia conectados.
- ¿Todo esta preparado entonces? -pregunto.
- Hasta el último detalle - respondió Kipper con gesto divertido.
-¡Odio todo esto! ¡odio envejecer!... ¡Doctor! ¿Cómo puedo librarme de todo esto?, creí que todo estaba bien.
El medico empujo con suavidad a Kürten para obligarlo a continuar con el reposo. Se acomodo las gafas y reviso la tablilla que llevaba en manos.
- No deberíamos tener de que preocuparnos… los transplantes de “Células Madre” a su corazón, hígado y riñones han funcionado perfectamente, tiene el corazón de un toro pero… en estas ultimas semanas no ha comido, no ha dormido, no ha seguido su rutina de ejercicios y no ha abandonado sus suplementos alimenticios… Herr Kürten, no importa todo lo que hemos hecho por su cuerpo, usted tiene más de noventa años, no puede seguir el ritmo de vida de un adolescente… tantas presiones, tanto estrés... su cuerpo esta fallando… su cuerpo es como un buque, le hemos conseguido piezas nuevas a su motor pero el resto de la estructura ya se esta venciendo…
- Lo sé… lo sé… ya no hay mas medicinas para mi… no mas transplantes ni tratamientos mágicos… ¡necesito un cuerpo nuevo!
- Estamos listos Herr Kürten… todo esta preparado para cuando usted lo disponga. Sólo tráiganos al espécimen.
- El espécimen… -Suspiro el viejo Nazi-… el tiempo, mi querida Kipper… siempre jugué con el tiempo, desde que escapamos de Alemania nunca considere al tiempo como una herramienta, solo planeaba el día… un día a la vez… siempre tuve la certeza de que cada amanecer iba a ser el ultimo… Sin embargo aun estoy aquí, justo en este momento, el día que pensé jamás lograría ver ha llegado… y al final es posible que no lo vea… antes de este día no me importaba… pero hoy… ¡no puedes fallar Kipper!... ella es la razón de tu vida, debes traérmela… ella es tu destino.
Kürten tocio secamente, una enfermera le acerco un vaso de agua a los labios. Kipper se mostraba indiferente a los achaques del anciano.
- El secreto no es para todos… sólo unos cuantos elegidos compartirán el premio… de hecho sólo tu lo mereces… tu y yo Kipper, gobernare el nuevo mundo que surgirá de las cenizas de la guerra y tu… Tu mi querida niña, serás total y absolutamente el verdadero “ángel de la muerte”… sé que lo ambicionas tanto como yo… lo vi en tus ojos desde la primera vez que mataste… matar te libera, matar calma el dolor, matar clarifica tu mente… naciste para matar… como yo… si, yo fui el exterminador de Hitler, él vio en mi el mismo potencial que vi en ti… me dio la misma oportunidad que yo te di… y prevalecí, sobreviví a todos los asesinos de esa época, y a los que vinieron después… por que todos ellos mataban siguiendo ordenes, siguiendo planes, mataban por obediencia… pero tu y yo lo hacemos por otra razón… matamos por que podemos, por que matar es nuestro placer, matar es una oración en nuestros corazones… El secreto no es para todos Kipper… la inmortalidad no es para corazones débiles… la semilla de la inmortalidad solo puede florecer en un corazón que palpite más allá del odio y del amor, mas allá de aquello que llamamos furia… sólo un corazón como el nuestro podrá albergar el “don oscuro”… sólo el corazón de aquellos que sean capaces de asesinar al mundo entero pueden ser inmortales… sólo tu y yo.
- Yo sólo quiero tenerla frente a mi otra vez… ahora que la conozco, ahora que ella me conoce… dices que ella es un “ángel de la muerte”… no más, sólo puede haber uno… y soy yo…
Kürten sonrió complacido.
- De joven hubiera dicho lo mismo… pero créeme que al llegar a mi estado lo desearas todo, volver a caminar erguido y ágil, con el poder de matar tan sólo con mis manos… Pero dime, dime una vez más… ¿como es ella?
- Tal como lo dijiste… su belleza no es humana… todo en ella delata a un depredador…
- Je, je… los idiotas de la Iglesia cristiana mitificaron las historias de ellos, convirtiendo su existencia en leyendas absurdas… ocultando la verdad bajo velos fantásticos y torpes… pero ella es real y por lo tanto existe en un mundo real…
- Es un depredador… visión nocturna perfecta, el oído extremadamente desarrollado, garras y colmillos, fuerza y velocidad inhumana… sus características físicas la separan del hombre común como un tigre sería separado de un cordero.
- Ella es diferente a nosotros, ¡superior!... pero no invencible… no cuando la conoces, por que el mito es la mayor parte de su fuerza, la leyenda es su mejor camuflaje… sin eso es un rival formidable pero no imbatible.
- Es muy rápida, pero no más que una bala. Es insensible al dolor y no parece tener órganos vitales vulnerables… pero su cuerpo no es invulnerable a las heridas, no es invulnerable a ser mutilada por una bala del calibre adecuado… no importa que tan rápido se regenere de sus heridas… sólo necesito herirla lo suficiente para que se quede quieta el tiempo suficiente para contenerla… ¡La haré pedazos! Le arrancare los miembros y veremos que tan rápido le crecen de nuevo… No te prometo traértela “viva”… por que voy a poner a prueba el limite de su inmortalidad.
* * *
- ¿Me llamaste, Gran Madre? –pregunto un muchacho de proporciones robustas y sólidas.
La anciana ciega estaba sentada frente al fuego de una pequeña hoguera improvisada en el campamento donde los camiones caravana de su comunidad estaban reunidos.
- ¿Qué camino siguió Fernando?
- Como usted lo dijo, se fue siguiendo el nacimiento del sol… -respondió el muchacho.
- La caravana esta lista para marcharse, ¿verdad?
- De la orden y en menos de veinte minutos nos podemos poner en marcha.
- ¿Puedes distinguir las formas que dibuja el fuego?
El muchacho se rasco la cabeza aturdido por la pregunta y algo preocupado, se acerco a las llamas y por mas que forzó su imaginación no lograba ver nada más que una caprichosa flor dorada que se retorcía con el viento.
-… así es el destino de los hombres… aun que podamos verlo se mueve tan rápido y es tan cambiante que realmente predecir el futuro de nadie es cuestión de suerte.
- ¿Quiere decir que no me casare con Rosita?
- No, tonto… quiere decir que tal vez me equivoque… hay algo que no había visto antes, el silencio… el silencio de las voces me dice algo que no había comprendido… La voz se callo por que ya no es prisionera… se ha liberado… se ha liberado y tal vez es lo que debería de pasar. Ella debe ser liberada por completo, pero ella no se ha dado cuenta… como todas las sombras, ella no comprende que ha muerto…
- ¿Y eso afecta lo que me predijo sobre yo y Rosita?
- ¡Muchacho!... diles que levanten el campamento, que se marchen de regreso a España… pero tu me debes llevar con Fernando y Alexa… Alexa debe saber la verdad, merece saber que no esta luchando en vano…
* * *
Elena estaba sentada en el piso como las demás, las miradas de todas esquivaban las miradas de todas, avergonzadas del destino que les deparaba y sin fuerzas para oponerse, la droga las tenía en un estado de somnolencia. Elena recargaba la espalda contra la puerta de madera y con el rostro semioculto entre los brazos que apoyaba en sus piernas recogidas. Su mirada estaba fija en la línea carmesí que los últimos rayos del sol dibujaban sobre los ladrillos del tragaluz de su prisión. Junto con la luz sus fuerzas también se agotaban, no había logrado dormir a pesar de la droga y tal vez por ello ahora que la temida hora del oscurecer llegaban también sus fuerzas se habían agotado. Sus parpados eran cada vez mas pesados…
Despertó con sobresalto… levanto la cabeza tratando de entender que había sido. Ahí estaba de nuevo, débil y lejano, muy lejano. Era un sonido imposible de reconocer, imposible de escuchar y sin embargo ahí estaba… el pecho de la pelirroja se lleno de sentimientos confusos y encontrados… había escuchado el latido de un corazón.
-… Yulia… puedo escucharte… escucho tu corazón empezando a latir de nuevo… ¿es así como me encuentras siempre? ¿Tu también puedes escuchar mi corazón?…
A pesar de todo una sonrisa se dibujó en sus labios.
Las chicas se sobresaltaron un poco, hasta ahí donde la somnolencia de la droga les permitía reacción. Elena se sorprendió ¿ellas también podían escucharlo? .. Otro sonido la sacó de sus cavilaciones, era el sonido del cerrojo de la puerta. Se aparto de la puerta apenas a tiempo cuando esta se abrió y con brusquedad entraron cuatro hombres, uno de ellos llevaba la jeringa y volvió a inyectar a las chicas, los otros las examinaron rápidamente. Uno tomó el rostro de Elena con una mano para mirarla bien.
-Tu eres la lituana ¿verdad?... ven conmigo. –le ordenó.
Elena siguió al hombre por el patio interior de aquella ruina, no hubo necesidad de que los otros gorilas la sujetaran, no había lugar hacia donde escapar todos los pasillos estaban custodiados por mas tipos con viejas carabinas al hombro y sendos garrotes rústicos en las manos. Entraron al edificio y descendieron por un pasillo apenas iluminado por la luz del agonizante atardecer, algunas lámparas de petróleo empezaban a encenderse.
Sin poder evitarlo Elena se detuvo frente a una celda improvisada con maya ciclónica en lo que debió ser una bodega o granero de la época de aquella fortaleza abandonada. En su interior una docena de cuerpos se encontraban tumbados sobre viejos costales y mantas sucias, en un rincón un improvisado retrete rebosaba de inmundicia. Las precarias condiciones de aquella prisión no parecían alterar a sus ocupantes… sus miradas vacías y gestos perdidos le decían la razón, estaban drogados hasta el tope y lo mas terrible de todo es que eran sólo niños, sus sexos indefinibles por la edad y la suciedad.
-¿Qué lugar es este?... Dios mío… ¿Cómo puede existir un lugar como este?, ¿Cómo puede existir gente como esta?- sollozó Elena crispando sus manos de impotencia sobre la maya.
Por primera vez un robusto tipo la tomo del brazo y la obligo a seguir adelante.
Una enorme puerta más se abrió, era una habitación muy amplia, relativamente lujosa, al menos tenia todos los muebles necesarios para ser una estancia cómoda y la ocre luz de una bombilla eléctrica, tal vez la única en todo el lugar.
- ¡Katina! –Exclamó una voz conocida-… ¡al fin nos volvemos a reunir!.
Elena se volvió para encarar esa voz… esa voz que alguna vez tuvo otro rostro, el cual no recuerda, otro nombre el cual no acude a su mente. Hoy simplemente es:
- Iván Shapovalov…
* * *
Solo quedan cenizas de esa cabaña, derrumbada bajo su propio peso, vacía y sin razón de ser. Yulia observa la ruina de aquel lugar… lo comprende, el reproche escrito en esas cenizas, en la improvisada cripta donde el cadáver de aquel hombre poco a poco se convertirá en polvo. Levanta el rostro hacia el cielo y sólo las estrellas la miran… es una noche sin luna, pero las estrellas están ahí, y la acusan… ellas que han estado en el cielo desde siempre, ellas que siempre lo ven todo… Aquella noche ellas fueron testigos, sólo las estrellas siguen ahí para recordar ese pecado… siempre estarán ahí las estrellas para acusarla por lo que hizo.
Sus manos tan pálidas como la luna ausente acarician los ladrillos de la cripta construida por las manos de Elena.
- Debes decírselo... ella debe saber. –dijo una pequeña voz a su espalda.
- No… - respondió Yulia.
Se volvió para mirar a Marina, la niña estaba sentada en el pasto con gesto triste en su rostro que es de la niña que aparenta pero cuyos ojos delatan la edad que realmente tiene… o debería tener si… Esa niña que no produce ruido alguno al caminar, que carece de aromas o perfumes en su piel, esa niña cuya voz parece surgir de sus labios pero que realmente sus palabras jamás viajan con el viento… esa niña que realmente no esta ahí y sin embargo…
- No quiero que lo sepa… no quiero que lo sepa nunca… nunca.
Marina bajo la mirada.
- Creo que ella ya lo sabe… pero no quiere recordarlo… no quiere creerlo… Ella también tiene algo más que decirte, algo más que contarte.
-… tuvo un hijo con ese hombre… Mientras yo agonizaba en las mazmorras de nuestro castillo ella tuvo un hijo con él…
- Sientes que te traiciono, pero no fue así… ¡lo sabes!
- No… ella no me traiciono nunca… al principio pensé que así fue… deseaba que hubiera sido así… ¡Deseaba que ella me hubiera traicionado!...
* * *
- ¿Alguna vez has sentido que odias a alguien aun sin haberlo conocido?... ¿alguna vez has odiado a alguien tanto que destruirías su vida lentamente, poco a poco tan solo para darte el placer de verlo agonizar y sin saber de donde nace tanto odio?- dijo Iván.
Iván sirvió un vaso de vodka y se puso de pie, iba a darle un trago pero dudó con el vaso en los labios, dio un paso hacia Elena y le ofreció la copa.
- Tu también me odiaste con sólo verme ¿verdad?... lo vi en tus ojos cuando te conocí, una pequeña niña que se escondía tras su padre… ¿lo recuerdas?
- Eras el diablo… siempre supe que eras el diablo… ahora sé que no eres más que un pobre diablo. Te tuve miedo, pero ahora sólo me das lastima.
- Lo sé…
Elena dio un paso al frente y con gesto decidido tomo el vaso de la mano de Iván y la vació de un trago, sintió el fuego del alcohol correr por su garganta y pese a su rudeza la reconfortó.
- No eres más que un pobre diablo asustado de tu sombra… ya no te odio, te tengo lastima… ¡Mírate!... ¿de que te sirve todo tu dinero, todo tu poder, toda tu gente?... no estas en paz, nunca estarás en paz… pobre infeliz asustado de su propia sombra.
- Palabras feroces viniendo de ti… palabras vacías… estas en mis manos, sabes lo que te espera, ya hay un sótano esperándote, tiene una cadena empotrada al muro ¿recuerdas la cadena?... si, lo leo en tus ojos… la recuerdas.
-También recuerdo tu miseria…
-Es bueno recordar, es bueno saber de donde viene tanto odio y por que… No lo niego, niña, tengo miedo, mucho miedo… y odio tener miedo. Pero todo eso se acabara esta noche… Te sientes muy valiente por que sabes que “ella” vendrá por ti ¿verdad?... la estas esperando con ansia. Y yo también.
-Tu no sabes lo que es el odio… tu no sabes lo que es el verdadero odio… Odiar a alguien con tanta furia que tu corazón vuelve a latir aun después de muerto, odiar a alguien con tanta furia que te levantes de entre los muertos… tu no sabes cuanto te odia ella… no conoces todavía la magnitud de su odio por ti… Ahora ella saber quien eres, ella vendrá por ti…
Iván sirvió otra copa y la vació de un solo trago, empezó a reír entre dientes.
-No, mi niña… no es a mi a quien odia de esa manera… no fue por mi que ella se convirtió en ese monstruo…
Con una nueva copa en la mano se acercó a Elena.
-Cuando ella me… mordió… je, je… algo sucedió en mi… debes haberlo sentido tu también ¿no?.. Como si una puerta se abriera… esa vieja puerta al sótano que siempre ha estado cerrada, había algo escondido ahí pero no sabíamos que era, sólo podíamos asomarnos por el agujero de la cerradura y podíamos ver siluetas y sombras… Pero de pronto esa puerta se abrió, y todo en nuestra vida cobro un sentido, todo fue claro… ahí en ese sótano estaba la otra mitad de nuestras vidas… Ella abrió esa puerta… Y ahora lo sé…
Esta vez dio un trago pequeño a la copa, dejo que el sabor del vodka inundara sus sentidos, dejo que lo regocijara. Su dedo índice toco el pecho de Elena mientras leía en esos verdes ojos que la verdad estaba en la punta de sus labios y lo disfruto como nunca.
-… ella no volvió de entre los muertos por mi… no era a mi a quien odiaba con tanta furia… Ella volvió por ti…
Elena retrocedió un paso huyendo del contacto con ese hombre.
-… Ella volvió por ti… tanto te odiaba en su lecho de muerte que no pudo quedarse ahí… todo ese odio la convirtió en lo que es… Y tú sabes lo que ella es…
- ¡Cállate!…
- Pero claro que no sabes lo que hizo… por que yo me le adelante… cuando ella volvió de la tumba… tu ya estabas muerta… ¡Muerta!...
- ¡¡Cállate!! .. –gritó Elena mientras se tapaba los oídos.
Iván la tomo por las muñecas liberando sus oídos, con su mirada busco sus ojos.
- ¡Lo sabes!.. ¡¡Ella volvió para matarte!! … No se convirtió en un ángel bondadoso y justiciero, se convirtió en un monstruo que asesina a todo aquel que se atraviese en su camino…
- ¡Mientes!... ella es un ángel… ella es mi ángel…
- Si, niña, créetelo niña... pero en el fondo sabes la verdad, lo veo en tus ojos… Y eso que no sabes lo paso después… no podrías saberlo pues ya estabas muerta… ¿o tal vez si?... tal vez lo viste convertida en una sombra… tal vez es por eso que estas aquí… por eso estoy yo aquí también… Estamos atrapados en un círculo que no se cierra por que Ella no ha muerto… ¡¡Que gran sarcasmo tiene el destino!!
Iván soltó a Elena, ella se cubrió el rostro… ¿intentando bloquear tal vez los recuerdos que sin parar salían de ese sótano recién abierto?
-… El circulo no se cerrar hasta que ella este muerta… muerta para siempre… No debí jugar con ella en aquel tiempo… debí matarla... debí acabar con su miseria piadosamente… Te hubiera liberado de ella y tal vez nuestra historia hubiera sido diferente… pero la deje vivir, vivir mientras su odio crecía y crecía… hasta que fue imposible matarla…
-… tal vez es una penitencia por lo que fue mi culpa… si hubiera matado a Yulia, ella no habría hecho lo que hizo… ¿es por eso que las odio tanto?... para tener la fuerza de hacer lo que sigue, lo que es necesario… Ruega por que tu ángel no demore, por que llegue con prontitud… el destino es sarcástico… seré yo quien te salve de ella, y en gratitud me devolverás lo que me quitaste, me darás un hijo… ¡¡ja, ja, ja!!... no importa cuanto te odie… ¡¡al final seré yo quien te salve de ella!!
* * *
-… ¡Deseaba que ella me hubiera traicionado!...
Yulia se dejo caer en cuclillas con la espalda apoyada en la cripta improvisada. Lloraba mirando las estrellas y el reflejo de estas es su rostro eran sus únicas lagrimas.
-… ¡ojala me hubiera traicionado!... Así se hubiera salvado de tanto dolor, la prisión se hubiera convertido en su castillo… y ese hijo hubiera nacido con su amor… Pero ese niño fue engendrado con odio y blasfemia, ella no fue amada… fue violada… Y yo no pude protegerla, yo le había prometido protegerla siempre pero… no pude hacerlo, nunca pude hacerlo… Y lo odie, la odie a ella, lo odie a él, los odie a todos… y me odie a mi misma…
- Es así como existes… con tanto odio dentro de ti, tanto odio corriendo en tu corazón… sólo podrás librarte de ese odio cuando hables con ella… cuando le digas la verdad a ella…
-… y ella me odiara…
-No lo sabes… no lo sabe ella misma… Pero tienes que hacerlo o ese odio hará de ti lo que temes… Ese odio te vencerá y destruirás la razón por la que volviste…
Marina se arrodillo frente a Yulia, su manita acaricio esa mejilla de mármol y se humedeció con las lagrimas que no estaban ahí y que sin embargo corrían.
- Tu volviste por que la amas… no fue tu odio lo que te levanto de la tumba… fue tu amor, un amor tan grande que no pueden encadenarte a las tinieblas para siempre… Yulia, rompe esas cadenas y ve con ella… ve hacia la luz…
Yulia sonrió… se sorprendió a si misma con ese gesto en el rostro que ya no era suyo, un gesto que sólo era la imitación de aquello que hacen los hombres… pero no, esa sonrisa era suya, era real… la vida que palpitaba en su corazón era real… aun que ella fuera una criatura de las sombras, ella vivía en la luz… la Luz de Elena.
Yulia se puso de pie en un movimiento tan rápido que no habría sido captado por ningún ojo humano. Marina la miró extrañada, su gesto era nuevamente pétreo, una mascara de mármol.
-… su corazón… -dijo Yulia-… su corazón esta agitado, asustado… ¿Quién se atreve a molestar a mi niña?
Las estrellas se opacaron con la sombra batiente de las alas de un ángel.
Continúa…
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXVI - El lado oscuro de la luna (segunda parte - continuación).
<<- Para ti, soy lo que tu quieras… si me quieres caballero, seré caballero, si me quieres como un ángel, seré un ángel… Pero siempre, no importa lo que pase, lo que venga, yo siempre estaré contigo para protegerte… yo siempre estaré aquí para ti… >>
Una promesa de hace seis siglos.
Ecos de la Eternidad
Roma… hace seis siglos
-… ¿Entonces… no tienes en tus manos forma de probar tu fe en el futuro?- Pregunto el sumo pontífice de la iglesia católica, el santo Papa. Su semblante era gris, incluso se veía más cansado y acabado que cuando Ilich Katin inicio su relato.
- No, su santidad… la niña, la heredera de los Vladis se ha perdido... la hija de Nadya Elena fue…
El santo padre levanto la palma de su mano con cansancio… no quería escuchar mas.
- Y sin embargo todavía tienes fe…
- Tengo fe en mi señora… sin importar en lo que ella se ha convertido, ella…
- Ella esta más allá de nuestra comprensión y juicio… ella ha renunciado a todo, su fe, su vida, su alma y… su amor. Para ella ya no hay redención, no hay perdón, no hay esperanza… Destinada a caminar por siempre oculta a los ojos del Seño quien todo lo ve… siempre en las tinieblas, no sólo en las sombras de la noche, si no eternamente en ese valle sin fin de los “No Muertos”, ahí donde nuestro Señor no posa su mirada… ¡que triste fin para una familia tan digna!
- Usted cerro los ojos cuando ella estuvo en ese calabozo… -replico entre dientes, Katin.
- Y es por eso que yo también debo cargar con todo esto, con todo este luto y todas estas muertes… soy el pastor que ha perdido su rebaño, no tengo rostro que darle a nuestro señor cuando me llame a rendir cuentas… ¡Dios!, que caro estamos pagando la osadía y la codicia…
El Papa se levanto de su trono y caminó hasta la ventana abierta, las sombras de la noche ya habían caído y eran tan pocas las antorchas que iluminaban el en otro tiempo majestuoso patio… en las colinas brillaban como mortecinas estrellas las hogueras donde se consumían los cadáveres acarreados de los pueblos y las ciudades vecinas… ya ni siquiera había suficiente leña para darle mejor fin a tantos cuerpos… tantas almas.
-… Ella es la muerte negra… y esta allá afuera, en cualquier lugar, a su paso solo queda desolación… ¡y tiene todo el tiempo del mundo para caminar por todos los rincones del mundo!… Pero nada es eterno en esta tierra, todo caminante encuentra el fin de sus pasos aun que pueda caminar por interminables siglos… Y ella encontrara su fin algún día… y tristemente será para siempre.
-¿Para siempre?
- Si, ella no encontrara con su “amada” Nadya Elena ni siquiera en el infierno para continuar su impío idilio… Ella renuncio a la verdadera inmortalidad al abrazar la “inmortalidad” de los “No Muertos”… ella murió esa noche en verdad, su alma se desvaneció en el viento como el aliento de un moribundo… cuando su cuerpo incorruptible caiga nada quedara de ella que se levante, nadie se presentara ante nuestro señor para rendir sus pecado… cuando ese día llegue será como si Yulia Volkova jamás hubiera existido…
- Ni siquiera en la muerte… ellas jamás podrán reunirse ni siquiera en la muerte… - Ilich Katin bajo la mirada con pena.
El Papa descargo un golpe sobre el marco de la ventana.
- ¡No tienes a la niña y sin embargo tienes fe en el futuro!... Pero la fe no necesita pruebas, es en la mayor desesperación que la fe encuentra su raíz más fuerte… Ilich Katin, todavía tengo mucho que aprender… aprender sobre la fe… Si tú tienes fe, ¡yo también tendré fe!
El sonido del golpe provoco que la guardia personal del Papa entrara presurosa rompiendo los protocolos de etiqueta. Al ver todo en orden el capitán de la guardia se disculpó y se dispuso a retirarse.
- ¡Capitán! – le detuvo el Papa – necesito su espada y su presencia.
El soldado obedeció sin chistar.
- Ilich Katin, arrodíllate –ordenó, acto seguido con la espada del capitán tocó ambos hombros del fiel sirviente de la casa de los Volkov.
- Ilich Katin, por el poder que me confiere la fe…. Te nombro Caballero y dispongo que tu y tus descendientes estarán ahora y siempre al servicio de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana y al servicio de aquella, la ultima descendiente de noble familia que también alguna vez presto este juramento y cuyo nombre no volverá a ser mencionado en un recinto sagrado hasta que su alma se reconcilie con nuestro Señor, Así te nombro “Caballero de la Rosa”…
El Papa aparto la espada dando por finalizado el improvisado nombramiento. Ahora fue su mano la que se poso sobre el hombro de Katin y fue la voz de un anciano la que broto de esos labios.
-Así queda a tu disposición enteramente la fortuna de los Vladis y los Volkov, no solo lo que “La Rosa” logró rescatar con las notas de crédito, si no también el valor total de esas tierras y feudos. Ese oro que considero maldito será ahora pasado a tus hombros, para ser usado por ti a tu juicio en el entendimiento de que nada de él te pertenece salvo la renta que de el dispongas. Ese oro causo su caída y la nuestra, veremos si tu inteligencia logra que ese oro salve su alma y la nuestra… Una tarea nada fácil Ilich Katin, pues según los antiguos libros ella ya no tiene un alma que pueda ser salvada.
Vilnius, Lituania… época actual.
- Señor, hemos llegado
Sven despertó con un ligero sobresalto, la fatiga al fin lo había sumido en un sueño profundo después de sólo haber dormitado los últimos días. Por costumbre echo un vistazo a la carátula del teléfono móvil, había una infinidad de mensajes y correos electrónicos que requerían su atención, pero siguiendo su línea de prioridades los dejo para mas tarde. Ágilmente salio del auto contento de estirar las piernas al fin.
El paisaje que se presento ante sus ojos superaba lo que esperaba.
- Habrá que caminar un poco, los vehículos no pueden llegar hasta allá. Todo el equipo es portable, no hay problema. –dijo su interlocutor, un hombre de aspecto rudo pero pulcro.
Sven asintió y un pequeño sequito de hombres emprendió la marcha con velocidad. El desvió un poco sus pasos para subir una pequeña loma y tener una mejor visión del paisaje.
Un inmenso bosque se extendía sin fin a izquierda y derecha, el camino se convertía en apenas una vereda entre la vegetación y los extensos campos de flores silvestres, un lago semejaba un espejo del cielo donde ecos de las nubes se paseaban perezosas y reflejaban parte de “eso”… allá, al frente, junto donde se dirigían los hombres estaba ese legendario gigante de roca postrado de rodillas, la torre inclinada, sus ventanales y portón superior abierto realmente semejaban el cráneo de una gigantesca cabeza con el llanto congelado en el tiempo.
- Lo que queda del “Castillo Volkov” – dijo su joven asistente a sus espaldas.
- Aquí… - murmuró Sven Katin, descendiente de Ilich Katin-… fue aquí donde todo empezó… y es aquí donde encontrara su final…
Eclipse de luna, la niña vestida de sol…
Elena… su nombre significa “Bella como el sol”, y el sol en verdad parece brillar en ella aun en la penumbra de esa prisión, como una estatua de mármol y oro rojizo, una estatua que semeja un faro en las tinieblas, un faro vigilante, su mirada esmeralda no se aparta de la rendija del muro por donde la noche brilla se filtra en murmullos y platinados destellos. Las chicas que comparten esa prisión la observan intrigadas, saben que hay algo diferente en esa pelirroja, algo indefinible… ella sabe algo, tiene un secreto en su corazón que las hace temblar y ahora la observan en silencio.
Ese rostro bellamente cubierto de pecas se ilumina y se entristece al mismo tiempo, sus ojos tiemblan como si fueran a dejar escapar lagrimas aun que una sonrisa se ha dibujado en sus labios, toda ella es contradicción cuando extraordinariamente un manto de niebla empieza a filtrarse por esa reducida ventana.
-… todos van a morir… -murmura en un idioma que nadie entiende, pero que todas comprenden.
Nacido de un instinto primitivo el miedo llena sus corazones.
Eclipse de luna, El arribo de la oscuridad.
Dos hombres caminan por el inmenso patio interior del viejo edificio, el piso es tan irregular que deben tener mucho cuidado con sus pasos, de tan viejo que esta lleno de agujeros y bordes de infinidad de ladrillos desaparecidos o pulverizados por el tiempo. Las pesadas escopetas en los hombros y los machetes en el cinturón hacen peligroso una caída, un tropiezo. Ambos se conocen de tanto tiempo atrás que ya no hay palabras nuevas entre ellos, no son propiamente amigos, calaña como ellos no tiene amigos, así que solo hacen su ronda en esta noche tan particular… Y el piso es tan difícil de ver, al fin uno de ellos se da cuenta de que ya no distingue con claridad ni siquiera sus rodillas.
- Niebla… -murmura con asombro el otro.
Uno se frota los ojos para estar seguro, de pronto en esta noche sin luna la oscuridad parece cobrar vida, se mueve voluptuosa a su alrededor inundándolo todo con un manto lechoso haciéndose mas densa y oscura a cada instante. Las pocas luces del edificio se han vuelto solo manchones brillantes en una distancia indefinible, su luz es apenas suficiente para distinguir una estrella solitaria suspendida en las tinieblas y nada más.
Echan mano de sus linternas de bolsillo, una esta inservible la otra apenas dibuja un circulo de luz a un par de metros y no mas. De pronto es como si todo hubiera desaparecido, como si el edificio se hubiera esfumado en la nada y un desolador y vacío valle ocupara su lugar, tan vacío que la luz no alcanza a iluminar nada por que no hay nada que iluminar.
Casi nada…
Una pequeña silueta parece dibujarse en la niebla, al principio parece solo una sombra más, un capricho de la densidad de la niebla, pero la figura se acerca cada vez más, haciéndose nítida, reconocible, viene con un andar inseguro, lento, cansado por la edad, innumerables años curvan esa espalda. Innumerables años de dolor han apagado el brillo de esa mirada.
-..¿madre?... – pregunta atónito el hombre-… ¿madre… de verdad eres tu?...
La anciana extiende sus fatigados brazos a él, sus nudosas manos se sostienen de su abrigo, sin fuerzas para continuar, sin fuerzas para seguir de pie… el hombre se entrega a ese abrazo.
-¡Madre!... ¡madre!... – solo alcanza a decir con la mente en blanco. Acaricia ese rostro marcado por el tiempo y lo oprime contra su pecho mientras siente que el corazón le estalla…
<< La anciana tiene los ojos cerrados, como si durmiera, pero su pecho no se mueve, sus manos están cruzadas sobre su vientre dándole un aire de serenidad y una manta es lo único que la cubre… ¿es un sueño? ¿de verdad él estuvo ahí ese día?... dicen que si, un que sus recuerdos son vagos… él estaba totalmente alcoholizado ese día, tan embrutecido por el licor barato que la imagen de su madre muerta no logro hacerlo reaccionar… tambaleante se acerco a su lecho, beso su frente con frialdad y coloco dos monedas sobre sus ojos y se marcho… cuando la borrachera se hubo disipado varios días después llego a creer que había sido un sueño… pero su madre si falleció aquel día y fue sepultada en la fosa común pues nadie reclamo su cuerpo. >>
El hombre ha vivido desde entonces entre el remordimiento y la apatía por ese recuerdo confuso, a veces cuando el alcohol lo satura se pregunta que es lo que ella quería decirle, reprocharle… a veces desea que esos ojos lo hubieran mirado por ultima vez… como ahora, ahora que esa anciana se abraza amorosa a su pecho y lo mira con un helado fuego azul.
El corazón… le duele tanto el corazón, tanto frió en su pecho… un puño helado que le oprime hasta dejarlo vacío…
El otro hombre volvió sobre sus pasos, sólo fue un parpadeo y perdió de vista a su acompañante.
-… Por nada del mundo se separen… - les habían ordenado. Refunfuño por su descuido, confiado en el círculo de luz que se proyectaba al frente. Pero la luz había caído y la niebla…
Sintió una corriente helada en su espalda cuando tropezó con la lámpara abandonada en el suelo, aun encendida, pero su bombilla eléctrica empezó a opacarse, todo empezó a volverse más y más oscuro…
Quiso gritar el nombre de su compañero, pero lo ignoraba, quiso gritar su apodo, pero no lo recordaba, todo era un mar de confusión en su mente, cientos de malos recuerdos llenaban sus ojos, y todo se volvía más oscuro cada vez… y más frió… estaba de rodillas en el suelo y el corazón le dolía… era como si una centena de ladrillos estuvieran sobre su pecho, ladrillos más fríos que el hielo.
Cazador
No importaba el cansancio, no importaba el frió, no importaba el hambre… cuando caía la oscuridad y él no estaba en casa… ese dolor tan profundo en su pecho era el terror, el más grande terror que podía imaginar… se sentaba en la borde de la cama y empezaba a rezar, con todo su corazón, con toda su fe… rezaba por que llegara el amanecer… que llegara el sol sin él.
Pero nunca fue escuchada, las oraciones de una niña nada valían al cielo, sin importar que todos decían que Dios ama a los niños nunca un ángel bajo del cielo para protegerla… pero él siempre llegaba, siempre estaba ahí… Tambaleándose, apestando a alcohol y vomito. Su madre se escapaba sumisa a otra habitación… él comenzaba a desnudarse con la lujuria pintada en su rostro.
-… ¡¡Por favor!!... –lloraba ella, suplicaba ella-… ¡¡ya no, Papito!!
No hubo nadie en el cielo que respondiera su plegaria, el cielo era una farsa, pero tal vez hubo alguien en el infierno que si la escucho, un oscuro y pervertido ángel que ascendió desde las ardientes tinieblas y le mostró la verdad del mundo…
Sólo se tenía a ella, sólo ella misma podría poner fin a este horror… ella misma era su propio ángel guardián y se convirtió en ese ángel oscuro cuando las sangre de su padre baño su rostro, cuando el gesto de terror se plasmo en el rostro de aquella que se hacia llamar su madre…
Ella perdió la inocencia… no el día que su padre la violo por primera vez… la perdió el día en que puso fin a su infierno, el día en que puso fin a la vida de ese hombre que se supone debía amarla y protegerla… ese día ella dejo de ser una niña para convertirse en…
- Ángel de la muerte…
Elena Kipper abrió los ojos al escuchar su nombre, su verdadero nombre.
Iván Shapovalov la miraba con aire divertido, estaba ebrio pero no demasiado, lo suficiente para controlar el miedo que lo invadía y al que apestaba. Ella estaba sentada en el piso, con las piernas recogidas... ¿tal vez meditando?... viste su traje de faena favorito, una sola pieza de piel negra que se adhiere a su cuerpo, elástica y resistente como una segunda piel, todas sus armas dispuestas, pero esta vez no lleva el chaleco blindado que especialmente la KGB mando hacer para ella, para su singular anatomía… las balas no son problema esta vez… ella se decidió por conservar la ligereza y la velocidad.
- Nunca he visto a alguien tan rápido con las armas como a ti, nunca había visto a alguien desmembrar a un hombre con una navaja de afeitar… nunca hasta que te conocí. ¿Estas lista para el reto definitivo?
Kipper se puso de pie con fluida flexibilidad, llevaba una nueva arma en las manos.
-¿Eso es el arma secreta de Kürten?... ¿eso es lo que le mando el tipo de Brasil?...
La rubia como única respuesta encendió un pequeño interruptor en su cinturón, el audífono en su oído emitió un tenue zumbido como señal de operación, fue señal para que en varios lugares del edificio un centenar de audífonos se encendieran.
- Ella esta aquí –dijo Kipper.
Iván asintió, en silencio, con la habilidad de profesionales un pequeño ejército de hombres armados hasta los dientes salió de varias habitaciones y en un instante a pesar de la niebla y la oscuridad ya ocupaba su posición planificada. El ruso se acerco a ella y le murmuro al oído lo más quedamente que pudo.
- Hice lo mió, es tu turno… pero si siento que estas fallando, que no estas a la altura… volare este maldito lugar con todos adentro… quemare este lugar contigo y el monstruo adentro.
Kipper le devolvió una sonrisa helada como respuesta y seguida por otros seis de sus hombres se interno en la niebla.
Nuevamente la oscuridad de la noche trae consigo a un monstruo, Kipper sabe que no hay plegarias que puedan ser escuchadas por nadie en el cielo, nunca ha habido ángeles ahí que acudan a proteger el sueño de los niños, el cielo es una gran farsa, la fe es una farsa… sólo existe un ángel para enfrentar a este monstruo, sólo existe ella… sólo ella misma podra poner fin a este nuevo horror…
Alexa
Amar a alguien a quien no debes amar, amarla con toda su devoción y su alma, amarla de tal forma que sin pensarlo la defendería de ese monstruo que camina en la noche eterna. ¿Cómo puede amar tanto a alguien?...
Siempre ha sido así… La gitana, hija de gitanos, de una familia que desciende desde el origen del tiempo y casi incorruptible en sus costumbres y mitos… heredera de secretos que hasta hace poco creyó solo mitos y leyendas de una época antiquísima, una época en que los dioses caminaban entre los hombres y devoraban sus almas sin dejar nada a cambio.
El viento de la tarde agita los largos cabellos de la gitana mientras el oro del ocaso se refleja en sus ojos tan negros como la noche simiente. Sus pies descalzos se hunden en la frescura del follaje silvestre a la orilla del camino, ella necesita ese frió contacto con el mundo, con la tierra, el suelo devuelve literalmente sus pies a la tierra para mantener la cordura.
-¿Me estoy volviendo loca? –pregunta al viento.
El manto dorado que cubre al paisaje en ese último instante de luz al fin se extingue, las sombras comienzan a cobrar dominio sobre el mundo hasta donde alcanza la vista de la gitana, los sonidos nocturnos empiezan a llenar el vacío dejado por la luz.
Y en algún lugar del mundo “ella” esta abriendo los ojos, un viejo y pervertido terror vuelve a caminar entre los hombres, vuelve para hacer presa a los hombres… y de ella.
- Elena… Elena… ¿Dónde estas mi amor?... ¿¡donde!?
Ya no hay nada más que admirar en el horizonte, las nubes carmesí se han vuelto manchas negras que ocultan las silentes estrellas, es una noche sin luna… ¿otra noche sin esperanza?. Alexa se deja caer sin fuerzas sobre el follaje que cubre el piso, es suave y es cómodo, incluso es perfumado… Por un instante desea que todo termine ahí, que su cuerpo sea absorbido por la tierra y las plantas y su alma se libere de ese yugo y se remonte libre para alcanzar las estrellas. Que su corazón se libre al fin de tanta soledad… extiende su mano al cielo, tratando de alcanzar las estrellas, de tocarlas… pero son tan distantes y tan mágicas… ¡como desea poder extender su mano y tocarla a ella!... acariciar el manto de estrellas que cubren su piel, oler el perfume natural que se desprende de su cabello, ser bañada por el resplandor esmeralda de esa mirada.
¿Y si ella ya no esta?... ¿y si el monstruo…?
- ¡¡Noooo!!... – escapa de sus labios.
Su mano se cierra en un puño que golpea su frente como dando convicción y fuerza a sus pensamientos.
- Ella esta bien… ella esta bien… lo sé... lo sé… Yulia no…
Alexa siente una punzada en el pecho con sólo mencionar ese nombre, con recordar ese rostro, esa fría y ardiente mirada que no es de ninguna criatura de este mundo. El monstruo tiene nombre, el monstruo le ha hablado…
<<-… vete de aquí hija de los gitanos y olvídanos… ¿no te das cuenta que aquí sobras?... Sólo yo soy dueña de su vida, sólo yo soy dueña de su destino… ¡¡Solo yo puedo amarla!!... >>
-.. La ama… Yulia la ama… - empezó a reír la gitana-… ¿y que hay de ti Elena?...
A su memoria volvió ese día en Paris, esa escultura en el museo de Louvre, la escultura “Amore e Psiche”, esos rostros de mármol, ese beso congelado en el tiempo, la carita de Elena atrapada por la magia de esa escultura.
<<-¿Un ser divino puede enamorarse de un mortal?->> pregunto ella…
¿Qué quiso decir?, ¿Cómo fue que Elena logró escapar de la masacre del club nocturno aquella noche?... creyó que había sido un milagro… ahora comprendía la verdad… Había sido “ella”… Yulia. ¿Elena entrego su corazón a esa criatura “mágica” de angelical belleza?... ¿esa caprichosa gentileza del monstruo para con ella ha confundido sus sentimientos?
No… la verdad es más simple, más dolorosa…
Ellas siempre han sido ellas… peregrinas en el tiempo, destinadas a encontrarse… destinadas para amarse…
¿Qué historia se oculta tras ellas?... ¡Tanto dolor en el corazón de Elena!... ahora lo comprende, es el dolor de una pena, una tragedia más allá de su nacimiento… una tragedia marcada en su alma tal vez siglos atrás…
- Elena es la reencarnación de alguien… alguien a quien yulia amó… alguien que amó a Yulia… Elena y Yulia… por toda la eternidad…
Alexa se muerde los nudillos mientras sus propias palabras hacen un eco doloroso en su corazón. La noche se arrastra interminable.
-… me estoy volviendo loca… - ríe para vencer el llanto que pugna por imponerse.
Entonces algo logra penetrar en sus pensamientos, se incorpora intrigada… hay algo extraño en el cielo, algo inusual y que escaparía a la vista de cualquiera que no haya tenido la vista puesta en la cúpula celeste por tanto tiempo.
Las nubes se están moviendo de una forma extraña, caprichosa, se contraen como formando un remolino, se mueven de una forma que no obedece al viento.
- ¡Eres tu… ¿verdad?!... ¡¡Eres tu!!...
Alexa corrió con esa agilidad tan propia de ella, ni siquiera se detuvo a abrir la portezuela del auto, limpiamente saltó dentro de este y arranco el motor. Todos sus temores, todas sus dudas habían desaparecido, su dolor se había convertido en furia y decisión.
- Solo quiero lo justo… que me lo digas en mi cara, me lo merezco, si no merezco tu amor al menos merezco tu honestidad…
Cazador - Presa
La mitad de su vida ha sido un cazador, siendo apenas un niño aprendió el uso de la carabina y no de la misma forma que otros niños pastores de su pueblo disparando contra calabazas y aves, él mato un lobo. Ese poder sobre la vida y la muerte se le metió en los huesos y dejo las labores pastoriles por las de la cacería. Creció, se convirtió en hombre y dejo de ser un simple cazador, pocas presas que cazar, poca paga… la mafia le ofreció mucho más por su talento, a los veintiún años era un cazador de hombres, un asesino de poca monta, pero asesino al fin… y muy en su interior un cazador.
Fueron sus ojos instintos entrenados en el bosque y el desierto lo que lo alertaron, lo que le hicieron reconocer la bestia oculta en la bruma. Reconoció el olor a muerte en el aire, reconoció un cadáver donde otros ojos sólo verían un bulto abandonado en la niebla… reconoció la sigiles de la sombra que se alejo de ese bulto cuando él apareció… reconoció a su presa con tan solo un leve atisbo que otros ojos ni siquiera hubieran captado. Sus instintos se impusieron a la razón que le dictaba gritar, preguntar por un nombre, en vez de eso su brazo se levanto en el ángulo adecuado y sin componer figura jalo el gatillo. La bala sonó con el estruendo del trueno y se perdió en la niebla.
El cazador avanzó unos pasos decidido, sus sentidos alerta, los oídos bien abiertos para captar cualquier sonido, incluso su olfato devoraba la niebla tratando de captar un rastro de sangre en el aire… la conmoción provocada por su disparo comenzaba, un centenar de pasos y gritos empezaba a escucharse lentamente como el sonido de la marea… apenas percibió esa sombra… giró tan rápido como pudo… apenar sintió el golpe que le arrebato la carabina de las manos, el grito de dolor y sorpresa se ahogo en su garganta a la par que un segundo golpe se impactaba en su cuello… la niebla se tinto de rosa, impregnada por el torrente de su sangre.
Demasiada gente, demasiadas armas, demasiados ojos y oídos… Yulia vio caer el cuerpo del cazador sin vida antes de tocar el suelo… demasiados hombres… Su instinto le dictaba escapar, ese no era un territorio de cacería, ellos no eran presas, su hambre había sido saciada por ahora, no había razón para continuar ahí… Ese hombre que ahora yace a sus pies era un cazador que se convirtió en presa… Es tan fácil cambiar de rol… Debe irse ahora o ella misma será al fin presa de los hombres…
La niebla es tan espesa que aun sus extraordinarios ojos no pueden penetrarla mejor que los ojos de ellos, pero puede escuchar cada sonido, cada respiración, cada latido, ese mar de sonidos que crean un mapa exacto de todo cuanto la rodea… Y entonces empieza a llover.
Yulia levanta el rostro hacia el cielo, casi sorprendida… el agua no viene de las nubes suspendidas en el cielo, las nubes que alimentan la niebla que su canto a formado… Esta lluvia cae del cielo acompañada por sonidos de metal. El sonido de motores llenan la noche entorpeciendo aun más sus sentidos, el olor a diesel satura su olfato…
Debe irse… este no es un territorio de caza… Es tan fácil dejar de ser el cazador y convertirse en la presa.
- Elena… - llama Yulia con esa voz que no escucha nadie, salvo el viento, la niebla y la lluvia… y ella.
Aun por encima de toda esa orgía de sonidos, por encimas de las voces, de las pisadas, los jadeos… por encima de los miles de ecos producidos por las gotas de lluvia, puede escucharlo perfectamente… y quizás es lo único que distingue perfectamente en medio de esa cacofonía, el sonido de ese corazón que ha hecho latir el suyo.
-… no me iré sin ti…
Continua....
<<- Para ti, soy lo que tu quieras… si me quieres caballero, seré caballero, si me quieres como un ángel, seré un ángel… Pero siempre, no importa lo que pase, lo que venga, yo siempre estaré contigo para protegerte… yo siempre estaré aquí para ti… >>
Una promesa de hace seis siglos.
Ecos de la Eternidad
Roma… hace seis siglos
-… ¿Entonces… no tienes en tus manos forma de probar tu fe en el futuro?- Pregunto el sumo pontífice de la iglesia católica, el santo Papa. Su semblante era gris, incluso se veía más cansado y acabado que cuando Ilich Katin inicio su relato.
- No, su santidad… la niña, la heredera de los Vladis se ha perdido... la hija de Nadya Elena fue…
El santo padre levanto la palma de su mano con cansancio… no quería escuchar mas.
- Y sin embargo todavía tienes fe…
- Tengo fe en mi señora… sin importar en lo que ella se ha convertido, ella…
- Ella esta más allá de nuestra comprensión y juicio… ella ha renunciado a todo, su fe, su vida, su alma y… su amor. Para ella ya no hay redención, no hay perdón, no hay esperanza… Destinada a caminar por siempre oculta a los ojos del Seño quien todo lo ve… siempre en las tinieblas, no sólo en las sombras de la noche, si no eternamente en ese valle sin fin de los “No Muertos”, ahí donde nuestro Señor no posa su mirada… ¡que triste fin para una familia tan digna!
- Usted cerro los ojos cuando ella estuvo en ese calabozo… -replico entre dientes, Katin.
- Y es por eso que yo también debo cargar con todo esto, con todo este luto y todas estas muertes… soy el pastor que ha perdido su rebaño, no tengo rostro que darle a nuestro señor cuando me llame a rendir cuentas… ¡Dios!, que caro estamos pagando la osadía y la codicia…
El Papa se levanto de su trono y caminó hasta la ventana abierta, las sombras de la noche ya habían caído y eran tan pocas las antorchas que iluminaban el en otro tiempo majestuoso patio… en las colinas brillaban como mortecinas estrellas las hogueras donde se consumían los cadáveres acarreados de los pueblos y las ciudades vecinas… ya ni siquiera había suficiente leña para darle mejor fin a tantos cuerpos… tantas almas.
-… Ella es la muerte negra… y esta allá afuera, en cualquier lugar, a su paso solo queda desolación… ¡y tiene todo el tiempo del mundo para caminar por todos los rincones del mundo!… Pero nada es eterno en esta tierra, todo caminante encuentra el fin de sus pasos aun que pueda caminar por interminables siglos… Y ella encontrara su fin algún día… y tristemente será para siempre.
-¿Para siempre?
- Si, ella no encontrara con su “amada” Nadya Elena ni siquiera en el infierno para continuar su impío idilio… Ella renuncio a la verdadera inmortalidad al abrazar la “inmortalidad” de los “No Muertos”… ella murió esa noche en verdad, su alma se desvaneció en el viento como el aliento de un moribundo… cuando su cuerpo incorruptible caiga nada quedara de ella que se levante, nadie se presentara ante nuestro señor para rendir sus pecado… cuando ese día llegue será como si Yulia Volkova jamás hubiera existido…
- Ni siquiera en la muerte… ellas jamás podrán reunirse ni siquiera en la muerte… - Ilich Katin bajo la mirada con pena.
El Papa descargo un golpe sobre el marco de la ventana.
- ¡No tienes a la niña y sin embargo tienes fe en el futuro!... Pero la fe no necesita pruebas, es en la mayor desesperación que la fe encuentra su raíz más fuerte… Ilich Katin, todavía tengo mucho que aprender… aprender sobre la fe… Si tú tienes fe, ¡yo también tendré fe!
El sonido del golpe provoco que la guardia personal del Papa entrara presurosa rompiendo los protocolos de etiqueta. Al ver todo en orden el capitán de la guardia se disculpó y se dispuso a retirarse.
- ¡Capitán! – le detuvo el Papa – necesito su espada y su presencia.
El soldado obedeció sin chistar.
- Ilich Katin, arrodíllate –ordenó, acto seguido con la espada del capitán tocó ambos hombros del fiel sirviente de la casa de los Volkov.
- Ilich Katin, por el poder que me confiere la fe…. Te nombro Caballero y dispongo que tu y tus descendientes estarán ahora y siempre al servicio de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana y al servicio de aquella, la ultima descendiente de noble familia que también alguna vez presto este juramento y cuyo nombre no volverá a ser mencionado en un recinto sagrado hasta que su alma se reconcilie con nuestro Señor, Así te nombro “Caballero de la Rosa”…
El Papa aparto la espada dando por finalizado el improvisado nombramiento. Ahora fue su mano la que se poso sobre el hombro de Katin y fue la voz de un anciano la que broto de esos labios.
-Así queda a tu disposición enteramente la fortuna de los Vladis y los Volkov, no solo lo que “La Rosa” logró rescatar con las notas de crédito, si no también el valor total de esas tierras y feudos. Ese oro que considero maldito será ahora pasado a tus hombros, para ser usado por ti a tu juicio en el entendimiento de que nada de él te pertenece salvo la renta que de el dispongas. Ese oro causo su caída y la nuestra, veremos si tu inteligencia logra que ese oro salve su alma y la nuestra… Una tarea nada fácil Ilich Katin, pues según los antiguos libros ella ya no tiene un alma que pueda ser salvada.
Vilnius, Lituania… época actual.
- Señor, hemos llegado
Sven despertó con un ligero sobresalto, la fatiga al fin lo había sumido en un sueño profundo después de sólo haber dormitado los últimos días. Por costumbre echo un vistazo a la carátula del teléfono móvil, había una infinidad de mensajes y correos electrónicos que requerían su atención, pero siguiendo su línea de prioridades los dejo para mas tarde. Ágilmente salio del auto contento de estirar las piernas al fin.
El paisaje que se presento ante sus ojos superaba lo que esperaba.
- Habrá que caminar un poco, los vehículos no pueden llegar hasta allá. Todo el equipo es portable, no hay problema. –dijo su interlocutor, un hombre de aspecto rudo pero pulcro.
Sven asintió y un pequeño sequito de hombres emprendió la marcha con velocidad. El desvió un poco sus pasos para subir una pequeña loma y tener una mejor visión del paisaje.
Un inmenso bosque se extendía sin fin a izquierda y derecha, el camino se convertía en apenas una vereda entre la vegetación y los extensos campos de flores silvestres, un lago semejaba un espejo del cielo donde ecos de las nubes se paseaban perezosas y reflejaban parte de “eso”… allá, al frente, junto donde se dirigían los hombres estaba ese legendario gigante de roca postrado de rodillas, la torre inclinada, sus ventanales y portón superior abierto realmente semejaban el cráneo de una gigantesca cabeza con el llanto congelado en el tiempo.
- Lo que queda del “Castillo Volkov” – dijo su joven asistente a sus espaldas.
- Aquí… - murmuró Sven Katin, descendiente de Ilich Katin-… fue aquí donde todo empezó… y es aquí donde encontrara su final…
Eclipse de luna, la niña vestida de sol…
Elena… su nombre significa “Bella como el sol”, y el sol en verdad parece brillar en ella aun en la penumbra de esa prisión, como una estatua de mármol y oro rojizo, una estatua que semeja un faro en las tinieblas, un faro vigilante, su mirada esmeralda no se aparta de la rendija del muro por donde la noche brilla se filtra en murmullos y platinados destellos. Las chicas que comparten esa prisión la observan intrigadas, saben que hay algo diferente en esa pelirroja, algo indefinible… ella sabe algo, tiene un secreto en su corazón que las hace temblar y ahora la observan en silencio.
Ese rostro bellamente cubierto de pecas se ilumina y se entristece al mismo tiempo, sus ojos tiemblan como si fueran a dejar escapar lagrimas aun que una sonrisa se ha dibujado en sus labios, toda ella es contradicción cuando extraordinariamente un manto de niebla empieza a filtrarse por esa reducida ventana.
-… todos van a morir… -murmura en un idioma que nadie entiende, pero que todas comprenden.
Nacido de un instinto primitivo el miedo llena sus corazones.
Eclipse de luna, El arribo de la oscuridad.
Dos hombres caminan por el inmenso patio interior del viejo edificio, el piso es tan irregular que deben tener mucho cuidado con sus pasos, de tan viejo que esta lleno de agujeros y bordes de infinidad de ladrillos desaparecidos o pulverizados por el tiempo. Las pesadas escopetas en los hombros y los machetes en el cinturón hacen peligroso una caída, un tropiezo. Ambos se conocen de tanto tiempo atrás que ya no hay palabras nuevas entre ellos, no son propiamente amigos, calaña como ellos no tiene amigos, así que solo hacen su ronda en esta noche tan particular… Y el piso es tan difícil de ver, al fin uno de ellos se da cuenta de que ya no distingue con claridad ni siquiera sus rodillas.
- Niebla… -murmura con asombro el otro.
Uno se frota los ojos para estar seguro, de pronto en esta noche sin luna la oscuridad parece cobrar vida, se mueve voluptuosa a su alrededor inundándolo todo con un manto lechoso haciéndose mas densa y oscura a cada instante. Las pocas luces del edificio se han vuelto solo manchones brillantes en una distancia indefinible, su luz es apenas suficiente para distinguir una estrella solitaria suspendida en las tinieblas y nada más.
Echan mano de sus linternas de bolsillo, una esta inservible la otra apenas dibuja un circulo de luz a un par de metros y no mas. De pronto es como si todo hubiera desaparecido, como si el edificio se hubiera esfumado en la nada y un desolador y vacío valle ocupara su lugar, tan vacío que la luz no alcanza a iluminar nada por que no hay nada que iluminar.
Casi nada…
Una pequeña silueta parece dibujarse en la niebla, al principio parece solo una sombra más, un capricho de la densidad de la niebla, pero la figura se acerca cada vez más, haciéndose nítida, reconocible, viene con un andar inseguro, lento, cansado por la edad, innumerables años curvan esa espalda. Innumerables años de dolor han apagado el brillo de esa mirada.
-..¿madre?... – pregunta atónito el hombre-… ¿madre… de verdad eres tu?...
La anciana extiende sus fatigados brazos a él, sus nudosas manos se sostienen de su abrigo, sin fuerzas para continuar, sin fuerzas para seguir de pie… el hombre se entrega a ese abrazo.
-¡Madre!... ¡madre!... – solo alcanza a decir con la mente en blanco. Acaricia ese rostro marcado por el tiempo y lo oprime contra su pecho mientras siente que el corazón le estalla…
<< La anciana tiene los ojos cerrados, como si durmiera, pero su pecho no se mueve, sus manos están cruzadas sobre su vientre dándole un aire de serenidad y una manta es lo único que la cubre… ¿es un sueño? ¿de verdad él estuvo ahí ese día?... dicen que si, un que sus recuerdos son vagos… él estaba totalmente alcoholizado ese día, tan embrutecido por el licor barato que la imagen de su madre muerta no logro hacerlo reaccionar… tambaleante se acerco a su lecho, beso su frente con frialdad y coloco dos monedas sobre sus ojos y se marcho… cuando la borrachera se hubo disipado varios días después llego a creer que había sido un sueño… pero su madre si falleció aquel día y fue sepultada en la fosa común pues nadie reclamo su cuerpo. >>
El hombre ha vivido desde entonces entre el remordimiento y la apatía por ese recuerdo confuso, a veces cuando el alcohol lo satura se pregunta que es lo que ella quería decirle, reprocharle… a veces desea que esos ojos lo hubieran mirado por ultima vez… como ahora, ahora que esa anciana se abraza amorosa a su pecho y lo mira con un helado fuego azul.
El corazón… le duele tanto el corazón, tanto frió en su pecho… un puño helado que le oprime hasta dejarlo vacío…
El otro hombre volvió sobre sus pasos, sólo fue un parpadeo y perdió de vista a su acompañante.
-… Por nada del mundo se separen… - les habían ordenado. Refunfuño por su descuido, confiado en el círculo de luz que se proyectaba al frente. Pero la luz había caído y la niebla…
Sintió una corriente helada en su espalda cuando tropezó con la lámpara abandonada en el suelo, aun encendida, pero su bombilla eléctrica empezó a opacarse, todo empezó a volverse más y más oscuro…
Quiso gritar el nombre de su compañero, pero lo ignoraba, quiso gritar su apodo, pero no lo recordaba, todo era un mar de confusión en su mente, cientos de malos recuerdos llenaban sus ojos, y todo se volvía más oscuro cada vez… y más frió… estaba de rodillas en el suelo y el corazón le dolía… era como si una centena de ladrillos estuvieran sobre su pecho, ladrillos más fríos que el hielo.
Cazador
No importaba el cansancio, no importaba el frió, no importaba el hambre… cuando caía la oscuridad y él no estaba en casa… ese dolor tan profundo en su pecho era el terror, el más grande terror que podía imaginar… se sentaba en la borde de la cama y empezaba a rezar, con todo su corazón, con toda su fe… rezaba por que llegara el amanecer… que llegara el sol sin él.
Pero nunca fue escuchada, las oraciones de una niña nada valían al cielo, sin importar que todos decían que Dios ama a los niños nunca un ángel bajo del cielo para protegerla… pero él siempre llegaba, siempre estaba ahí… Tambaleándose, apestando a alcohol y vomito. Su madre se escapaba sumisa a otra habitación… él comenzaba a desnudarse con la lujuria pintada en su rostro.
-… ¡¡Por favor!!... –lloraba ella, suplicaba ella-… ¡¡ya no, Papito!!
No hubo nadie en el cielo que respondiera su plegaria, el cielo era una farsa, pero tal vez hubo alguien en el infierno que si la escucho, un oscuro y pervertido ángel que ascendió desde las ardientes tinieblas y le mostró la verdad del mundo…
Sólo se tenía a ella, sólo ella misma podría poner fin a este horror… ella misma era su propio ángel guardián y se convirtió en ese ángel oscuro cuando las sangre de su padre baño su rostro, cuando el gesto de terror se plasmo en el rostro de aquella que se hacia llamar su madre…
Ella perdió la inocencia… no el día que su padre la violo por primera vez… la perdió el día en que puso fin a su infierno, el día en que puso fin a la vida de ese hombre que se supone debía amarla y protegerla… ese día ella dejo de ser una niña para convertirse en…
- Ángel de la muerte…
Elena Kipper abrió los ojos al escuchar su nombre, su verdadero nombre.
Iván Shapovalov la miraba con aire divertido, estaba ebrio pero no demasiado, lo suficiente para controlar el miedo que lo invadía y al que apestaba. Ella estaba sentada en el piso, con las piernas recogidas... ¿tal vez meditando?... viste su traje de faena favorito, una sola pieza de piel negra que se adhiere a su cuerpo, elástica y resistente como una segunda piel, todas sus armas dispuestas, pero esta vez no lleva el chaleco blindado que especialmente la KGB mando hacer para ella, para su singular anatomía… las balas no son problema esta vez… ella se decidió por conservar la ligereza y la velocidad.
- Nunca he visto a alguien tan rápido con las armas como a ti, nunca había visto a alguien desmembrar a un hombre con una navaja de afeitar… nunca hasta que te conocí. ¿Estas lista para el reto definitivo?
Kipper se puso de pie con fluida flexibilidad, llevaba una nueva arma en las manos.
-¿Eso es el arma secreta de Kürten?... ¿eso es lo que le mando el tipo de Brasil?...
La rubia como única respuesta encendió un pequeño interruptor en su cinturón, el audífono en su oído emitió un tenue zumbido como señal de operación, fue señal para que en varios lugares del edificio un centenar de audífonos se encendieran.
- Ella esta aquí –dijo Kipper.
Iván asintió, en silencio, con la habilidad de profesionales un pequeño ejército de hombres armados hasta los dientes salió de varias habitaciones y en un instante a pesar de la niebla y la oscuridad ya ocupaba su posición planificada. El ruso se acerco a ella y le murmuro al oído lo más quedamente que pudo.
- Hice lo mió, es tu turno… pero si siento que estas fallando, que no estas a la altura… volare este maldito lugar con todos adentro… quemare este lugar contigo y el monstruo adentro.
Kipper le devolvió una sonrisa helada como respuesta y seguida por otros seis de sus hombres se interno en la niebla.
Nuevamente la oscuridad de la noche trae consigo a un monstruo, Kipper sabe que no hay plegarias que puedan ser escuchadas por nadie en el cielo, nunca ha habido ángeles ahí que acudan a proteger el sueño de los niños, el cielo es una gran farsa, la fe es una farsa… sólo existe un ángel para enfrentar a este monstruo, sólo existe ella… sólo ella misma podra poner fin a este nuevo horror…
Alexa
Amar a alguien a quien no debes amar, amarla con toda su devoción y su alma, amarla de tal forma que sin pensarlo la defendería de ese monstruo que camina en la noche eterna. ¿Cómo puede amar tanto a alguien?...
Siempre ha sido así… La gitana, hija de gitanos, de una familia que desciende desde el origen del tiempo y casi incorruptible en sus costumbres y mitos… heredera de secretos que hasta hace poco creyó solo mitos y leyendas de una época antiquísima, una época en que los dioses caminaban entre los hombres y devoraban sus almas sin dejar nada a cambio.
El viento de la tarde agita los largos cabellos de la gitana mientras el oro del ocaso se refleja en sus ojos tan negros como la noche simiente. Sus pies descalzos se hunden en la frescura del follaje silvestre a la orilla del camino, ella necesita ese frió contacto con el mundo, con la tierra, el suelo devuelve literalmente sus pies a la tierra para mantener la cordura.
-¿Me estoy volviendo loca? –pregunta al viento.
El manto dorado que cubre al paisaje en ese último instante de luz al fin se extingue, las sombras comienzan a cobrar dominio sobre el mundo hasta donde alcanza la vista de la gitana, los sonidos nocturnos empiezan a llenar el vacío dejado por la luz.
Y en algún lugar del mundo “ella” esta abriendo los ojos, un viejo y pervertido terror vuelve a caminar entre los hombres, vuelve para hacer presa a los hombres… y de ella.
- Elena… Elena… ¿Dónde estas mi amor?... ¿¡donde!?
Ya no hay nada más que admirar en el horizonte, las nubes carmesí se han vuelto manchas negras que ocultan las silentes estrellas, es una noche sin luna… ¿otra noche sin esperanza?. Alexa se deja caer sin fuerzas sobre el follaje que cubre el piso, es suave y es cómodo, incluso es perfumado… Por un instante desea que todo termine ahí, que su cuerpo sea absorbido por la tierra y las plantas y su alma se libere de ese yugo y se remonte libre para alcanzar las estrellas. Que su corazón se libre al fin de tanta soledad… extiende su mano al cielo, tratando de alcanzar las estrellas, de tocarlas… pero son tan distantes y tan mágicas… ¡como desea poder extender su mano y tocarla a ella!... acariciar el manto de estrellas que cubren su piel, oler el perfume natural que se desprende de su cabello, ser bañada por el resplandor esmeralda de esa mirada.
¿Y si ella ya no esta?... ¿y si el monstruo…?
- ¡¡Noooo!!... – escapa de sus labios.
Su mano se cierra en un puño que golpea su frente como dando convicción y fuerza a sus pensamientos.
- Ella esta bien… ella esta bien… lo sé... lo sé… Yulia no…
Alexa siente una punzada en el pecho con sólo mencionar ese nombre, con recordar ese rostro, esa fría y ardiente mirada que no es de ninguna criatura de este mundo. El monstruo tiene nombre, el monstruo le ha hablado…
<<-… vete de aquí hija de los gitanos y olvídanos… ¿no te das cuenta que aquí sobras?... Sólo yo soy dueña de su vida, sólo yo soy dueña de su destino… ¡¡Solo yo puedo amarla!!... >>
-.. La ama… Yulia la ama… - empezó a reír la gitana-… ¿y que hay de ti Elena?...
A su memoria volvió ese día en Paris, esa escultura en el museo de Louvre, la escultura “Amore e Psiche”, esos rostros de mármol, ese beso congelado en el tiempo, la carita de Elena atrapada por la magia de esa escultura.
<<-¿Un ser divino puede enamorarse de un mortal?->> pregunto ella…
¿Qué quiso decir?, ¿Cómo fue que Elena logró escapar de la masacre del club nocturno aquella noche?... creyó que había sido un milagro… ahora comprendía la verdad… Había sido “ella”… Yulia. ¿Elena entrego su corazón a esa criatura “mágica” de angelical belleza?... ¿esa caprichosa gentileza del monstruo para con ella ha confundido sus sentimientos?
No… la verdad es más simple, más dolorosa…
Ellas siempre han sido ellas… peregrinas en el tiempo, destinadas a encontrarse… destinadas para amarse…
¿Qué historia se oculta tras ellas?... ¡Tanto dolor en el corazón de Elena!... ahora lo comprende, es el dolor de una pena, una tragedia más allá de su nacimiento… una tragedia marcada en su alma tal vez siglos atrás…
- Elena es la reencarnación de alguien… alguien a quien yulia amó… alguien que amó a Yulia… Elena y Yulia… por toda la eternidad…
Alexa se muerde los nudillos mientras sus propias palabras hacen un eco doloroso en su corazón. La noche se arrastra interminable.
-… me estoy volviendo loca… - ríe para vencer el llanto que pugna por imponerse.
Entonces algo logra penetrar en sus pensamientos, se incorpora intrigada… hay algo extraño en el cielo, algo inusual y que escaparía a la vista de cualquiera que no haya tenido la vista puesta en la cúpula celeste por tanto tiempo.
Las nubes se están moviendo de una forma extraña, caprichosa, se contraen como formando un remolino, se mueven de una forma que no obedece al viento.
- ¡Eres tu… ¿verdad?!... ¡¡Eres tu!!...
Alexa corrió con esa agilidad tan propia de ella, ni siquiera se detuvo a abrir la portezuela del auto, limpiamente saltó dentro de este y arranco el motor. Todos sus temores, todas sus dudas habían desaparecido, su dolor se había convertido en furia y decisión.
- Solo quiero lo justo… que me lo digas en mi cara, me lo merezco, si no merezco tu amor al menos merezco tu honestidad…
Cazador - Presa
La mitad de su vida ha sido un cazador, siendo apenas un niño aprendió el uso de la carabina y no de la misma forma que otros niños pastores de su pueblo disparando contra calabazas y aves, él mato un lobo. Ese poder sobre la vida y la muerte se le metió en los huesos y dejo las labores pastoriles por las de la cacería. Creció, se convirtió en hombre y dejo de ser un simple cazador, pocas presas que cazar, poca paga… la mafia le ofreció mucho más por su talento, a los veintiún años era un cazador de hombres, un asesino de poca monta, pero asesino al fin… y muy en su interior un cazador.
Fueron sus ojos instintos entrenados en el bosque y el desierto lo que lo alertaron, lo que le hicieron reconocer la bestia oculta en la bruma. Reconoció el olor a muerte en el aire, reconoció un cadáver donde otros ojos sólo verían un bulto abandonado en la niebla… reconoció la sigiles de la sombra que se alejo de ese bulto cuando él apareció… reconoció a su presa con tan solo un leve atisbo que otros ojos ni siquiera hubieran captado. Sus instintos se impusieron a la razón que le dictaba gritar, preguntar por un nombre, en vez de eso su brazo se levanto en el ángulo adecuado y sin componer figura jalo el gatillo. La bala sonó con el estruendo del trueno y se perdió en la niebla.
El cazador avanzó unos pasos decidido, sus sentidos alerta, los oídos bien abiertos para captar cualquier sonido, incluso su olfato devoraba la niebla tratando de captar un rastro de sangre en el aire… la conmoción provocada por su disparo comenzaba, un centenar de pasos y gritos empezaba a escucharse lentamente como el sonido de la marea… apenas percibió esa sombra… giró tan rápido como pudo… apenar sintió el golpe que le arrebato la carabina de las manos, el grito de dolor y sorpresa se ahogo en su garganta a la par que un segundo golpe se impactaba en su cuello… la niebla se tinto de rosa, impregnada por el torrente de su sangre.
Demasiada gente, demasiadas armas, demasiados ojos y oídos… Yulia vio caer el cuerpo del cazador sin vida antes de tocar el suelo… demasiados hombres… Su instinto le dictaba escapar, ese no era un territorio de cacería, ellos no eran presas, su hambre había sido saciada por ahora, no había razón para continuar ahí… Ese hombre que ahora yace a sus pies era un cazador que se convirtió en presa… Es tan fácil cambiar de rol… Debe irse ahora o ella misma será al fin presa de los hombres…
La niebla es tan espesa que aun sus extraordinarios ojos no pueden penetrarla mejor que los ojos de ellos, pero puede escuchar cada sonido, cada respiración, cada latido, ese mar de sonidos que crean un mapa exacto de todo cuanto la rodea… Y entonces empieza a llover.
Yulia levanta el rostro hacia el cielo, casi sorprendida… el agua no viene de las nubes suspendidas en el cielo, las nubes que alimentan la niebla que su canto a formado… Esta lluvia cae del cielo acompañada por sonidos de metal. El sonido de motores llenan la noche entorpeciendo aun más sus sentidos, el olor a diesel satura su olfato…
Debe irse… este no es un territorio de caza… Es tan fácil dejar de ser el cazador y convertirse en la presa.
- Elena… - llama Yulia con esa voz que no escucha nadie, salvo el viento, la niebla y la lluvia… y ella.
Aun por encima de toda esa orgía de sonidos, por encimas de las voces, de las pisadas, los jadeos… por encima de los miles de ecos producidos por las gotas de lluvia, puede escucharlo perfectamente… y quizás es lo único que distingue perfectamente en medio de esa cacofonía, el sonido de ese corazón que ha hecho latir el suyo.
-… no me iré sin ti…
Continua....
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
continuación
La fuerza empieza a volver a él, ha sido un acto de voluntad pero ha logrado someter su estrés, sus planes están caminando y ahora solo deja que las cosas sucedan, improvisar con lo imprevisto ha sido su mayor talento… es hora de confiar enteramente en el.. Peter Kürten, ex – coronel de la SS, “el Cazador Lila” toma asiento en un mullido sillón casi tan viejo como él. Se siente increíblemente bien al comparase con el hombre sentado frente a él, sentado de por vida en una silla de ruedas, tan arrugado y enjuto, sólo los ojos de ese hombre revelan la vitalidad que todavía hay en su interior, ojos que brillan en un rostro bronceado por los soles tropicales, ojos que revelan innumerables secretos por él descubiertos.
- Maldito bastando – dijo sin animosidad, apenas un hilo de rencor en su voz el hombre postrado en la silla de ruedas frente a él, un hombre tan anciano que fuera del brillo intenso de sus ojos parecía a punto de convertirse en polvo como la ultima reliquia de una época ya ida,- ¿De verdad crees que lograras lo que el Füller fallo?...
- Todo esta listo Herr Kart Drexler- respondió Kürten- y lo hice venir exclusivamente para supervisarlo todo. Se lo merece, todo es producto de su investigación.
- Te diré lo mismo que le dije a tu lacayo Francés: ¡olvídalo!, si encontraste a esa “criatura” ¡déjala en paz!...
* * *
- ¡Contacto! – se escucho una voz en un invisible rincón del edificio, sonidos de fuego y acero le siguieron.
Kipper se asomó sobre el barandal del pasillo desde el que vigilaba y con señas dio instrucciones a un grupo de sus hombres, los mercenarios corrieron a cumplirlas. Un pequeño ejercito que se movía con velocidad y precisión.
- La niebla se ha despejado… ¿cortamos el agua? –preguntó alguien a su espalda.
- No, que continué hasta que se seque el río… ella no puede “vernos” en la lluvia. –respondió la Rusa, después dirigió una mirada hacia Iván.
Iván hizo una seña a un par de sus hombres y se dirigieron al interior del edificio.
- ¿Conectaron todo? -preguntó el ruso.
- Todo esta listo, lo revise personalmente… ¿en verdad va a volar esto?, sólo hay una ruta de escape, nadie más podrá salir de aquí a tiempo, ni siquiera Kipper.
- Kipper no me interesa… vamos por Katina, sólo quiero a Katina… Kipper tiene sus planes y yo los míos. Todo debe acabar esta noche…
* * *
- La inmortalidad ha sido ambicionada desde siempre, los Faraones sacrificaron pueblos enteros buscando un pacto con los inmortales… pero nunca sucedió… ¿Vas a apostar tu vida a una leyenda más vieja que la fundación de Egipto? –dijo Drexler
- Tengo mas de noventa años… todo cuanto podía ambicionar de la vida ya lo he cumplido, lo que aun puedo lograr ya no esta en manos de un hombre, debo convertirme en algo superior, en algo magnifico y eterno… por que lo que sigue me tomara un par de siglos lograr, pero al final un mundo diferente surgirá de las cenizas de la guerra que viene, un mundo que me vera no como un líder o un gobernante… estaré por encima de todo y de todos… ¡seré un dios!
Karl Drexler empezó a reír hasta que una tos seca lo interrumpió.
* * *
¿Es todavía el efecto de la droga?... La pequeña Elena camina por ese viejo sendero que ha visto el tiempo correr casi sin cambios, un sendero en medio del bosque que alguna vez fue un amplio camino que conducía a ese viejo gigante postrado de rodillas que parece llorar eternamente… ¿Por qué nunca se dio cuenta?... “El Castillo Volkov”… ¡que lugar tan triste y solitario!... sin nadie que quiera acercarse a él, sin nadie que quiera cruzar por esos bosques… “La leyenda de los Volkov”… se ha contado por tanto tiempo, por tantas generaciones, siempre en susurros, siempre en solitario…
- Aquí comenzó todo, de aquí nació esa vieja maldad… -murmuran.
La pequeña Elena no pude evitarlo, se queda cautivada ante la imagen de la ruina de ese castillo, las flores han vuelto a crecer en todos sus rincones, un ligero trazo de belleza para ocultar las cicatrices, las heridas de otro tiempo… pero el castillo se niega a caer, a derrumbarse, se niega dejar de dar testimonio de los horrores que le toco ver… por un instante parece recuperar su majestuosidad, iluminarse con las antorchas como hace seis siglos y Elena casi podría jurar que puede verlas en la cima de esa torre, entre sedas, luces y flores… dos doncellas, dos princesas… dos amantes.
El mundo era de ellas, no por el oro que poseían sus familias, no por las tierras que se extendían hasta más allá del horizonte, no por este majestuoso castillo… el mundo era de ellas por que se tenían la una a la otra y la noche era una con ellas… sólo la luna era testigo de sus caricias a flor de piel y sus sueños de mares de estrellas… ¿a quien hacia daño ese amor?
La pequeña niña que ahora es Elena llora mientras la imagen se desvanece y comprende el gesto de dolor en que se convirtió la torre, comprende al gigante que llora para la eternidad.
¿Es tan grande la ambición y codicia del hombre para destruir algo que era tan hermoso?... ¿es tan grande su egoísmo?
Elena lo escucha de nuevo, es ese llanto que parece llenar la bóveda celeste, como si todas las estrellas y la luna hicieran eco de ese dolor… ¿o tal vez lloraban junto con ella?
Ella… ahora tiene nombre... ahora tiene historia, ya no es una extraña, Elena camina por encima de las flores y la hierba silvestre… el lago brilla bañado en plata por la luz de la luna, es un espejo inmenso que parece convertirse en un segundo cielo donde la luna y las estrellas nadan como peces… ella esta ahí, siempre ha estado ahí… extiende su manita penetrando las frías aguas… la helada caricia le da una idea de lo que ha sido esa prisión… seis siglos perdida en esa soledad.
- Nadya… -pronuncian sus pequeños labios.
La doncella que llora en soledad en lo profundo del lago le devuelve la mirada, el lago es un espejo donde se reflejan las estrellas, la luna y ella misma… Nadya es un reflejo de ella misma, de cómo será, tal vez sin sus caireles, pero es el mismo cabello, tal vez es diferente su mirada, pero son sus mismos ojos… Elena sabe que se esta viendo a ella misma…
Nadya extiende su mano con miedo desde lo profundo… en lo profundo del lago seis siglos de distancia se desvanecen cuando sus dedos se entrelazan…
-… solo quiero verla una vez más… -le dijo Nadya, su voz es la misma que la de ella, casi siente que es ella misma hablándose no desde el lago si no desde el interior de su corazón.
-… Sólo una vez más… para decirle que la amo… que siempre la he amado… no importa lo que paso… lo que pasara… ella debe saber que yo…
Elena saltó en su lugar cuando escuchó el fuego de las armas, el sueño, si es que lo fue, se ha desvanecido… volvió su mirada hacia la gruesa puerta de madera, el resto de las chicas empezaron a inquietarse a pesar del efecto de la droga, torpemente se arremolinaron en una esquina de la habitación, sólo ella permaneció en su sitio, temerosa. El sonido de las armas creció… su corazón palpita con la misma violencia de esos cañones.
-… ha comenzado… ha comenzado… Todos van a morir…
* * *
Chorros de luz barrían la noche, cascadas luminosas que arrancaban a cada gota de esa lluvia artificial las estelas multicolores de un arco iris, millones de arco iris llenaban su vista en todas direcciones… los extraordinarios ojos de Yulia que pueden penetrar la sombra mas oscura estaban ciegos inundados de tantos destellos y luces que los ojos de los hombres jamás captarían. Y cada sonido, cada eco que esas gotas producían al caer también saturaban sus oídos con una parafernalia de tañidos como si se encontrara en el interior de un campanario. Ni siquiera los aromas alcanzaban a escapar de ese torrente interminable de lluvia… Yulia se movía torpemente esquivando la luz y serpenteando por entre los efímeros rincones de sombras. Su única guía ese latido que se imponía por encima de todo… ese latido que no escuchaba con sus oídos si no con su corazón.
El latido doloroso de su hambre había vuelto… ese dolor se encajaba en su pecho con algo semejante ha… miedo… Su instinto le gritaba que debía escapar, ese era un territorio de caza pero ella ya no era el cazador… Al fin lo inevitable sucedió… Un arco de luz la alcanzo mientras se deslizaba pegada al muro, sin vista clara de a donde dirigirse se movía con extrema lentitud para ella… El mercenario que la descubrió sólo alcanzo a ver una sombra deslizarse en el umbral de su visión, pero años de entrenamiento, docenas de refriegas le han desarrollado el mismo instinto del cazador… sabe reconocer a su presa al instante.
- ¡¡Contacto!! –gritó triunfal mientras su arma escupió fuego, el plomo ardiente cruzo el espacio para perseguir esa sombra… una docena de luces rompieron las sombras como un cristal negro, ráfagas de fuego barrieron cada rincón que las lámparas no alcanzaban a iluminar…
* * *
Elena empezó a temblar en el centro de la habitación, el sonido de las armas crecía y se movía de un lugar a otro…
-… ¿Yulia?...
La imagen de Yulia irguiéndose sobre el techo de la camioneta aplastada en Paris se hizo presente, el fuego de las armas lloviendo sobre ella, y también la imagen de ella herida en esas mismas calles, sangre negra brotando de sus heridas…
<< El cielo estaba cubierto de nubes negras… nubes que nacían del pecho abierto de Yulia… la lluvia negra cayo sobre el ejercito de sangre y hierro que luchaba al pie de una montaña… no, no era una montaña, era un magnifico castillo envuelto en llamas y derrumbándose… era como un gigante que caía de rodillas llorando por los horrores que en su interior se han cometido… un gigante que llora por que … todos van a morir… hay un llanto que se eleva por encima del estruendo de espadas y truenos… es el llanto de un bebe… todos van a morir >>
Elena corrió hacia la puerta y con toda su fuerza la golpeó sin apenas sacudirla, esa puerta era un muro que se había sostenido firme por décadas ¿Qué podía hacer su humilde fuerza con ella?
- Yulia… ¡Yulia!… - llamó mordiéndose los labios-… ¿Qué fue lo que hiciste?... ¿Qué fue tan terrible?
<<.. Todos van a morir…>>
* * *
- ¡¡Tanto miedo le tienes a la muerte!! … ¡tantos son tus pecados!... Tal es la carga de tu conciencia que eres incapaz de encarar a Dios… -la cascada voz de Drexler parecía alcanzar la potencia que tuvo en su juventud cuando los oídos de Hitler estaban prestos a sus teorías e historias, como deseaba que los oídos de Kürten lo estuvieran ahora-Bien sabes que al renunciar a la mortalidad de tu carne también renuncias a la inmortalidad de tu alma… No sobrevivirás, por que no hay vida en lo que pretendes convertirte… sólo existirás para siempre… pero nada es eterno, cuando la muerte caiga sobre tu “magnifico” cuerpo… no habrá un alma que le sobreviva… de ti no quedara nada, como si nunca hubieras existido…. La inmortalidad NO existe.
Peter Kürten devolvió una sonrisa y una mirada de burla y tal vez un destello de decepción.
- La vida es mucho más que el latido de un corazón o un sentimiento en lo que llaman conciencia… Para muchos yo he muerto desde la guerra, perdí mi alma cuando era un niño ¿lo olvidas?... Me llamaban “la maquina”, un solo latido humano no hay en este corazón ¿lo recuerdas?... ustedes así se burlaban de mi a mis espaldas… Pues hay vida en mi, una forma de vida diferente a la tuya y a la de nadie, sé que sobreviviré, lo que se levante de entre los muertos con mi rostro, seguiré siendo yo… por que a diferencia de “Ella” yo no seré producto de un accidente o un capricho de la naturaleza o la evolución, seré un producto de mi propia voluntad… yo siempre seré yo…
* * *
Garras como de cristal se incrustaron en la roca y la argamasa, Yulia adhirió su cuerpo al techo de ese pasillo donde busco refugiarse de la lluvia… ráfagas de plomo ardiente pasaron bajo ella buscando alcanzar a aquella sombra que los mercedarios apenas alcanzaron a ver… la luz inclemente penetraba a todos los rincones desde varios ángulos, el sonido de la lluvia aun aturdía sus oídos dificultando localizar a sus perseguidores, y la luz la cegaba pero por lo menos aquí adentro los reflejos multicolores de las gotas de lluvia no la cegaban por completo, podía ver, con dificultad pero podía ver… y sin embargo fue el aroma de ellos lo que le aviso que estaban pasando justo bajo ella.
El pasillo comunicaba de un extremo a otro del edificio, era muy amplio y alto, era un arco sin ángulos donde apoyarse o esconderse… la figura oscura en ese techo estaba tan perfectamente inmóvil que se había mimetizado con la roca, a pesar de todo su entrenamiento y experiencia los mercenarios no fueron capaces de distinguir a su presa hasta que cayo sobre ellos… los roles cambiaban nuevamente y los cazadores se volvieron presas de esas garras de cristal y colmillos de marfil… por un leve instante…
No bien había caído el último hombre cuando ráfagas de fuego volvieron a surcar el espacio en dirección a esa sombra que se movía demasiado rápido para enfocarla con claridad.
Otro grupo de hombres penetro por el otro extremo del pasillo, con una coordinación precisa ambos grupos lograron llegar al centro del pasillo y pese a las ráfagas de sus armas, su coordinación fue tal que no hubo heridos entre ellos. Ni un solo rincón de ese pasillo fue descuidado y sin embargo.
- ¿Dónde esta? – se preguntaron mutuamente.
Todas las armas se silenciaron, el sonido de la lluvia sólo era enturbiado por los pasos de los mercenarios que ocupaban nuevos lugares, cerrando un cerco, formando un muro impenetrable.
-… Esta adentro… - escucharon por sus auriculares a la voz de Kipper.
Miraron sobre el bode del muro, en el límite donde se iniciaba la curva superior, había un delgado tragaluz, una casi invisible ventila.
- Imposible que algo pueda pasar por ahí… ¿estamos cazando una serpiente?
* * *
-Guarda tus discursos, yo también tengo más de noventa años y no te temo en lo absoluto- dijo Drexler -ya he vivido lo que tenía que vivir y más, yo no le temo a la muerte, no le temo al juicio que me espera… y he visto más mundo que tu, yo viaje a cada rincón del mundo buscando descifrar los secretos que crees conocer… pero hay tanto que ignoras, tantas cosas que no pueden ponerse en un papel, cosas que sólo cuando las has visto puedes comprender su grandeza… y su verdadero horror, algo más terrible que las leyendas… Yo lo vi… con mis propios ojos, cuando estuvimos en África... los horrores que descubrimos en África…
- Tu ultimo informe nos llego de allá, destruiste todo y desapareciste, ingeniosamente creaste la ruta de escape a Brasil que seguirían todos los demás cuando Berlín cayo… Fue titánico rehacer toda tu investigación solo con tus informes, pero lo logramos… lo que descubriste en África no era relevante.
- Después de África decidimos destruirlo todo, nadie debía volver a conocer esos secretos malditos, esa época quedo sepultada por las ruinas del tiempo y así debieron quedarse… Que necios fuimos al volver a interpretar las leyendas y mitos de esas épocas… todas las religiones les dieron la espalda, todas las religiones los estigmatizaron como demonios… había una razón que en nuestra arrogancia pretendimos ignorar… Te lo repito Kürten, ella no es la inmortalidad, no existe la vida eterna… ella es la oscuridad mas absoluta… ¡déjala en paz!
* * *
Elena apoyo la cabeza contra la puerta, sentía la fiebre adueñarse de ella nuevamente, era la droga, sus efectos no se diluían por completo… había cierta claridad en su confusión, cierta serenidad que se imponía a la reptante angustia y zozobra de su pecho… era conciente de algo que no había percibido antes…
<<… cuando estas con ella no eres tu… >> había dicho Marina.
“Ella” no había surgido como siempre, “ella” la que porta todos los recuerdos de esa vida hace seis siglos, “ella” quien si había caminado por esos hermosos parajes de la mano de Yulia no esta ahí… seguía dormida u oculta en su interior con todos sus misterios… ¿Por qué?... ¿Por qué sus palabras la han estremecido?
- Todos van a morir…
<<… en el fondo sabes la verdad… Y eso que no sabes lo que paso después… no podrías saberlo pues ya estabas muerta… ¿o tal vez si?... tal vez lo viste convertida en una sombra… >> dijo Iván.
- ¿Lo que paso después?... ¿Si lo viste verdad?… si sabes lo que sucedió después… algo que no quieres recordar… ¿por eso te has escondido hoy, verdad?... Por que lo que Yulia esta haciendo te revelaría lo que paso esa noche ¿verdad?... ¿Qué paso esa noche, Nadya?... ¿Qué fue tan terrible que Yulia y tu quieren ocultarlo?...
- ¿Qué quieres esconder? – pregunto Elena con labios temblorosos.
<<-… Sólo una vez más… para decirle que la amo… que siempre la he amado… no importa lo que paso… lo que pasara… ella debe saber que yo… >>
La puerta se abrió de par en par, Elena levanto el rostro… Iván la miraba con un gesto indefinible, ¿divertido?, ¿asustado?... ¿Esa sonrisa quería esconder una mueca de horror?
- Tráiganla – le ordeno a los hombres que la acompañaban.
La sujetaron por los brazos y la sacaron casi cargándola por su aturdimiento, Elena echo una mirada atrás viendo a las demás chicas asustadas.
* * *
-… “Ella” no es un monstruo, no hay maldad en ella, no hay bondad, ella es una fuerza de la naturaleza, terrible y magnifica a la vez… mensajera de un poder superior… portadora de un juicio… Ella es el destino, estas tentando el destino… tu ambición de poder puede ser otra vez la gota que derrame la copa, el colmo de la ambición de nuestra raza, nuestra generación… La causa que provoque el final de los tiempos… otra vez… y esta vez para siempre.
Peter Kürten rió ahora.
-Los años no han sido buenos contigo, la demencia senil ha reemplazado la aguda inteligencia del científico que fuiste… ¿lo has olvidado ya?. Recuerda cuando ustedes eran una partida de fanáticos que buscaba resolver la ecuación del infinito… ¿Quién tomaba en serio sus investigaciones, sus teorías? El “Thule” era el colmo del fanatismo, como una religión viciosa a la que se aferraba el viejo gobierno Alemán derrotado de la primera guerra, al “Thule” se le permitió existir por que distraía al pueblo y al gobierno… eran el opio de los intelectuales, siempre buscando una señal cósmica que hiciera tolerable el amargo sabor de la derrota… antes de que Hitler les prestara oídos ustedes eran nada…
- Hitler sólo escucho de nosotros lo que quería escuchar, lo que podía utilizar… Nosotros éramos mucho más que “brujos” como nos llamaban… éramos auténticos científicos.
- Yo recuerdo perfectamente su lema: “Mantén abierta la mente a posibilidades imposibles”, ahora te lo digo yo… mantén abierta tu mente, ojos y oídos, yo seré la culminación de tu obra, yo “domare” esa fuerza de la naturaleza como le llamas… ¡yo me convertiré en un dios!
* * *
Yulia reptaba por entre las vigas de madera que sostenían ese techo, desdeño la invitación que le hacían los arcos de luz acá y allá que se filtraban por los bordes del techo, tragaluces y ventilas, barrotes de hierro los cubrían pero no eran obstáculo para ella. La libertad estaba en ellos, al otro lado estaba el interminable bosque, estaba la noche libre de esa lluvia artificial y lejos de las luces eléctricas de los hombres, lejos de sus armas y su persecución… ahí ella podía volver a ser el cazador y no la presa… pero ese corazón latía en lo más profundo de esta fortaleza… ese corazón que latía cada vez más agitado.
<<- Yulia… ¡Yulia!… ¿Qué fue lo que hiciste?... ¿Qué fue tan terrible? >>
Por encima de la cacofonía de ese infierno, esa voz llego a Yulia con absoluta claridad.
- ¡No!... tu no debes saberlo nunca…
<<… la criatura más hermosa que jamás hubiera visto… tan pequeña... tan frágil… tan poderosa… la hija de ella, la hija Nadya… y la sangre de él corriendo por sus venas, su maldad corriendo por sus venas… esta pequeña criatura era lo ultimo que queda de Nadya… de su amor… y la deseaba, el rugido de las espadas, de los gritos de ira y dolor no eran tan intensos, sólo el rugido de su hambre… esa bestia desatada en su corazón que rugía sin freno y sus garras destrozándola por dentro… pero esta niña… este bebe… la vida que latía en ella era un sol en esas tinieblas, era el final de su hambre… era todo lo que deseaba y amaba en el mundo… la niña calló su llanto cuando sintió la caricia de sus labios sobre su diminuto pecho desnudo… sus pequeñas manitas, sus deditos se enredaron en su cabello mientras esos colmillos se erguían en sus labios… tan delicados, tan finos, capaces de penetrar esa suave piel sin apenas ser sentidos… una gota de sangre en los labios de Yulia…
- ¡No, Yulia no lo hagas!... ¡es nuestra hija!.... >>
El sonido de la lluvia no la deja escuchar casi nada… las luces eléctricas están por todas partes… aun sin la lluvia en ese recinto el eco de los arco iris penetras por todos los rincones, ojos que pueden arrancar cualquier secreto a las tinieblas ahora estén ciegos entre luces y reflejos, ellos se acercan cada vez más… No necesita de sus sentidos para saber lo que hay ahí… al otro lado de la puerta atrancada con hierro y cadenas…
-… ¿Nuestra hija?... ¿Cómo podía ser posible… como podía suceder tal milagro?...
- Si tu volviste de entre los muertos… ¿Por qué no?... – volvió a escuchar a Marina.
- ¿Nuestra hija?... ese bebé…
- Era el fruto de un amor tan grande que no pudo ser sepultado en una tumba… que no pudo ser sepultado bajo un lago… que no puede ser sepultado por el paso del tiempo…. No fue tu odio lo que te hizo volver… fue tu amor… volviste por que la amas…
<<… sólo una diminuta gota de sangre, apenas nada, apenas un suspiro…
Yulia sintió el sol naciendo en su pecho, esa luz tan intensa que las tinieblas parecieron disolverse en un amanecer imposible… Nadya sostenía su mano y corrían sin freno por entre los campos de trigo, el sol se elevaba en el horizonte y el cielo era una inmensidad azul inmaculada, los trigales se extendían como un océano de oro… y la risa de Nadya Elena llenaba el viento, las espigas de trigo se perdían en esos cabellos que parecían fundirse con el sol… Ella se detuvo dejándose caer entre los trigales jalando a Yulia con ella… la claridad del cielo era perfecta en el mar de sus ojos, el la gloria de sus labios que ríen con la inocencia de una niña… y toda inocencia desaparece cuando sus labios devoran los suyos… El mundo nace una y otra vez en sus labios…
… sólo una diminuta gota de sangre, apenas nada, apenas un suspiro… Y Yulia esta de rodillas otra vez, su fuerza doblegada al fin por un poder que no comprende, que no quiere comprender… Nadya Elena se ha ido… nunca más volverán a ser… Y lo único que queda de ella, de su amor, es esta pequeña niña cuya sangre ha quemado su corazón… >>
-… Nuestra hija… - al fin comprende ese grito en el viento que venia de ninguna parte, de ninguna voz… ese grito que surgió de la sangre misma de la niña.
-… fue por nuestro amor… no pude protegerte, no pude estar a tu lado, pero nunca te abandone, ni siquiera cuando me torturaron… ni cuando me encadenaron en esa inmunda prisión… todo ese dolor, toda esa ordalía, podía soportarlo todo por permanecer a tu lado, sólo saber que estabas ahí me mantenía con vida… hasta que te fuiste… hasta que mi corazón se rindió… pero no nuestro amor, nuestro amor no podía ser vencido ni con la muerte y así volví… pero tu ya no estabas… cuando ya no había ninguna cadena que pudiera detenerme… tu ya no estabas… Y todo mi amor se convirtió en odio… y me convertí en la sombra de la muerte… para todos.
Pálidas manos se apoyaron contra esa gruesa puerta de roble, invencible e infranqueable, reforzada con hierro y argamasa…
-… Tu ausencia era el dolor mas grande… nada en este mundo existe si tu no estas en él… entonces los deje perder, todos mis recuerdos, todos mis sueños, todo lo que fue mi vida… todo lo deje perder en la niebla del olvido, lo sepulte en lo más profundo de las tinieblas de mi corazón… incluso a ella, esa pequeña niña que era todo lo que quedaba de ti… esa niña que no debería existir… que no podía existir… incluso ella debía desaparecer… todos, todos debían morir… ¿podrás perdonarme por lo que hice?... ¿podrás volver amarme cuando sepas lo que paso esa noche?...
Lo que hay tras esa puerta es la maldad de los hombres, su codicia y sus armas, su odio y su ambición… todo aquello que hace seis siglos destruyo su mundo y todo lo que amaban, las separo y condeno a las tinieblas… pero hace seis siglos ella era sólo una doncella enamorada de su mejor amiga… hoy es algo innombrable y terrible… hoy no hay cadena que pueda aprisionarla, no hay muro que pueda interponerse… su amor ha vuelto y ella sigue aquí para luchar por el… aún sin estar segura de su perdón… ella prometió que la protegería para siempre…
La puerta crujió al astillarse, el hierro cedió y los goznes se desprendieron de la argamasa y la roca, las cadenas resistieron pero no así las argollas que las sostenían, la puerta se abrió de par en par antes de derrumbarse en su ruina, incapaz de contener esa pequeña pero imparable y oscura fuerza de la naturaleza…
La luz de un centenar de lámparas baño a la pequeña figura de Yulia, arrancando destellos de sus garras de cristal y los colmillos de marfil en sus labios… el fuego azul de sus ojos era más intenso que todas esas luces, ese fuego azul congelo aquellos corazón curtidos en el fragor de mil batallas.
Kipper abrió fuego mientras sentía envidia de esa fuerza sobrehumana.
Continua...
La fuerza empieza a volver a él, ha sido un acto de voluntad pero ha logrado someter su estrés, sus planes están caminando y ahora solo deja que las cosas sucedan, improvisar con lo imprevisto ha sido su mayor talento… es hora de confiar enteramente en el.. Peter Kürten, ex – coronel de la SS, “el Cazador Lila” toma asiento en un mullido sillón casi tan viejo como él. Se siente increíblemente bien al comparase con el hombre sentado frente a él, sentado de por vida en una silla de ruedas, tan arrugado y enjuto, sólo los ojos de ese hombre revelan la vitalidad que todavía hay en su interior, ojos que brillan en un rostro bronceado por los soles tropicales, ojos que revelan innumerables secretos por él descubiertos.
- Maldito bastando – dijo sin animosidad, apenas un hilo de rencor en su voz el hombre postrado en la silla de ruedas frente a él, un hombre tan anciano que fuera del brillo intenso de sus ojos parecía a punto de convertirse en polvo como la ultima reliquia de una época ya ida,- ¿De verdad crees que lograras lo que el Füller fallo?...
- Todo esta listo Herr Kart Drexler- respondió Kürten- y lo hice venir exclusivamente para supervisarlo todo. Se lo merece, todo es producto de su investigación.
- Te diré lo mismo que le dije a tu lacayo Francés: ¡olvídalo!, si encontraste a esa “criatura” ¡déjala en paz!...
* * *
- ¡Contacto! – se escucho una voz en un invisible rincón del edificio, sonidos de fuego y acero le siguieron.
Kipper se asomó sobre el barandal del pasillo desde el que vigilaba y con señas dio instrucciones a un grupo de sus hombres, los mercenarios corrieron a cumplirlas. Un pequeño ejercito que se movía con velocidad y precisión.
- La niebla se ha despejado… ¿cortamos el agua? –preguntó alguien a su espalda.
- No, que continué hasta que se seque el río… ella no puede “vernos” en la lluvia. –respondió la Rusa, después dirigió una mirada hacia Iván.
Iván hizo una seña a un par de sus hombres y se dirigieron al interior del edificio.
- ¿Conectaron todo? -preguntó el ruso.
- Todo esta listo, lo revise personalmente… ¿en verdad va a volar esto?, sólo hay una ruta de escape, nadie más podrá salir de aquí a tiempo, ni siquiera Kipper.
- Kipper no me interesa… vamos por Katina, sólo quiero a Katina… Kipper tiene sus planes y yo los míos. Todo debe acabar esta noche…
* * *
- La inmortalidad ha sido ambicionada desde siempre, los Faraones sacrificaron pueblos enteros buscando un pacto con los inmortales… pero nunca sucedió… ¿Vas a apostar tu vida a una leyenda más vieja que la fundación de Egipto? –dijo Drexler
- Tengo mas de noventa años… todo cuanto podía ambicionar de la vida ya lo he cumplido, lo que aun puedo lograr ya no esta en manos de un hombre, debo convertirme en algo superior, en algo magnifico y eterno… por que lo que sigue me tomara un par de siglos lograr, pero al final un mundo diferente surgirá de las cenizas de la guerra que viene, un mundo que me vera no como un líder o un gobernante… estaré por encima de todo y de todos… ¡seré un dios!
Karl Drexler empezó a reír hasta que una tos seca lo interrumpió.
* * *
¿Es todavía el efecto de la droga?... La pequeña Elena camina por ese viejo sendero que ha visto el tiempo correr casi sin cambios, un sendero en medio del bosque que alguna vez fue un amplio camino que conducía a ese viejo gigante postrado de rodillas que parece llorar eternamente… ¿Por qué nunca se dio cuenta?... “El Castillo Volkov”… ¡que lugar tan triste y solitario!... sin nadie que quiera acercarse a él, sin nadie que quiera cruzar por esos bosques… “La leyenda de los Volkov”… se ha contado por tanto tiempo, por tantas generaciones, siempre en susurros, siempre en solitario…
- Aquí comenzó todo, de aquí nació esa vieja maldad… -murmuran.
La pequeña Elena no pude evitarlo, se queda cautivada ante la imagen de la ruina de ese castillo, las flores han vuelto a crecer en todos sus rincones, un ligero trazo de belleza para ocultar las cicatrices, las heridas de otro tiempo… pero el castillo se niega a caer, a derrumbarse, se niega dejar de dar testimonio de los horrores que le toco ver… por un instante parece recuperar su majestuosidad, iluminarse con las antorchas como hace seis siglos y Elena casi podría jurar que puede verlas en la cima de esa torre, entre sedas, luces y flores… dos doncellas, dos princesas… dos amantes.
El mundo era de ellas, no por el oro que poseían sus familias, no por las tierras que se extendían hasta más allá del horizonte, no por este majestuoso castillo… el mundo era de ellas por que se tenían la una a la otra y la noche era una con ellas… sólo la luna era testigo de sus caricias a flor de piel y sus sueños de mares de estrellas… ¿a quien hacia daño ese amor?
La pequeña niña que ahora es Elena llora mientras la imagen se desvanece y comprende el gesto de dolor en que se convirtió la torre, comprende al gigante que llora para la eternidad.
¿Es tan grande la ambición y codicia del hombre para destruir algo que era tan hermoso?... ¿es tan grande su egoísmo?
Elena lo escucha de nuevo, es ese llanto que parece llenar la bóveda celeste, como si todas las estrellas y la luna hicieran eco de ese dolor… ¿o tal vez lloraban junto con ella?
Ella… ahora tiene nombre... ahora tiene historia, ya no es una extraña, Elena camina por encima de las flores y la hierba silvestre… el lago brilla bañado en plata por la luz de la luna, es un espejo inmenso que parece convertirse en un segundo cielo donde la luna y las estrellas nadan como peces… ella esta ahí, siempre ha estado ahí… extiende su manita penetrando las frías aguas… la helada caricia le da una idea de lo que ha sido esa prisión… seis siglos perdida en esa soledad.
- Nadya… -pronuncian sus pequeños labios.
La doncella que llora en soledad en lo profundo del lago le devuelve la mirada, el lago es un espejo donde se reflejan las estrellas, la luna y ella misma… Nadya es un reflejo de ella misma, de cómo será, tal vez sin sus caireles, pero es el mismo cabello, tal vez es diferente su mirada, pero son sus mismos ojos… Elena sabe que se esta viendo a ella misma…
Nadya extiende su mano con miedo desde lo profundo… en lo profundo del lago seis siglos de distancia se desvanecen cuando sus dedos se entrelazan…
-… solo quiero verla una vez más… -le dijo Nadya, su voz es la misma que la de ella, casi siente que es ella misma hablándose no desde el lago si no desde el interior de su corazón.
-… Sólo una vez más… para decirle que la amo… que siempre la he amado… no importa lo que paso… lo que pasara… ella debe saber que yo…
Elena saltó en su lugar cuando escuchó el fuego de las armas, el sueño, si es que lo fue, se ha desvanecido… volvió su mirada hacia la gruesa puerta de madera, el resto de las chicas empezaron a inquietarse a pesar del efecto de la droga, torpemente se arremolinaron en una esquina de la habitación, sólo ella permaneció en su sitio, temerosa. El sonido de las armas creció… su corazón palpita con la misma violencia de esos cañones.
-… ha comenzado… ha comenzado… Todos van a morir…
* * *
Chorros de luz barrían la noche, cascadas luminosas que arrancaban a cada gota de esa lluvia artificial las estelas multicolores de un arco iris, millones de arco iris llenaban su vista en todas direcciones… los extraordinarios ojos de Yulia que pueden penetrar la sombra mas oscura estaban ciegos inundados de tantos destellos y luces que los ojos de los hombres jamás captarían. Y cada sonido, cada eco que esas gotas producían al caer también saturaban sus oídos con una parafernalia de tañidos como si se encontrara en el interior de un campanario. Ni siquiera los aromas alcanzaban a escapar de ese torrente interminable de lluvia… Yulia se movía torpemente esquivando la luz y serpenteando por entre los efímeros rincones de sombras. Su única guía ese latido que se imponía por encima de todo… ese latido que no escuchaba con sus oídos si no con su corazón.
El latido doloroso de su hambre había vuelto… ese dolor se encajaba en su pecho con algo semejante ha… miedo… Su instinto le gritaba que debía escapar, ese era un territorio de caza pero ella ya no era el cazador… Al fin lo inevitable sucedió… Un arco de luz la alcanzo mientras se deslizaba pegada al muro, sin vista clara de a donde dirigirse se movía con extrema lentitud para ella… El mercenario que la descubrió sólo alcanzo a ver una sombra deslizarse en el umbral de su visión, pero años de entrenamiento, docenas de refriegas le han desarrollado el mismo instinto del cazador… sabe reconocer a su presa al instante.
- ¡¡Contacto!! –gritó triunfal mientras su arma escupió fuego, el plomo ardiente cruzo el espacio para perseguir esa sombra… una docena de luces rompieron las sombras como un cristal negro, ráfagas de fuego barrieron cada rincón que las lámparas no alcanzaban a iluminar…
* * *
Elena empezó a temblar en el centro de la habitación, el sonido de las armas crecía y se movía de un lugar a otro…
-… ¿Yulia?...
La imagen de Yulia irguiéndose sobre el techo de la camioneta aplastada en Paris se hizo presente, el fuego de las armas lloviendo sobre ella, y también la imagen de ella herida en esas mismas calles, sangre negra brotando de sus heridas…
<< El cielo estaba cubierto de nubes negras… nubes que nacían del pecho abierto de Yulia… la lluvia negra cayo sobre el ejercito de sangre y hierro que luchaba al pie de una montaña… no, no era una montaña, era un magnifico castillo envuelto en llamas y derrumbándose… era como un gigante que caía de rodillas llorando por los horrores que en su interior se han cometido… un gigante que llora por que … todos van a morir… hay un llanto que se eleva por encima del estruendo de espadas y truenos… es el llanto de un bebe… todos van a morir >>
Elena corrió hacia la puerta y con toda su fuerza la golpeó sin apenas sacudirla, esa puerta era un muro que se había sostenido firme por décadas ¿Qué podía hacer su humilde fuerza con ella?
- Yulia… ¡Yulia!… - llamó mordiéndose los labios-… ¿Qué fue lo que hiciste?... ¿Qué fue tan terrible?
<<.. Todos van a morir…>>
* * *
- ¡¡Tanto miedo le tienes a la muerte!! … ¡tantos son tus pecados!... Tal es la carga de tu conciencia que eres incapaz de encarar a Dios… -la cascada voz de Drexler parecía alcanzar la potencia que tuvo en su juventud cuando los oídos de Hitler estaban prestos a sus teorías e historias, como deseaba que los oídos de Kürten lo estuvieran ahora-Bien sabes que al renunciar a la mortalidad de tu carne también renuncias a la inmortalidad de tu alma… No sobrevivirás, por que no hay vida en lo que pretendes convertirte… sólo existirás para siempre… pero nada es eterno, cuando la muerte caiga sobre tu “magnifico” cuerpo… no habrá un alma que le sobreviva… de ti no quedara nada, como si nunca hubieras existido…. La inmortalidad NO existe.
Peter Kürten devolvió una sonrisa y una mirada de burla y tal vez un destello de decepción.
- La vida es mucho más que el latido de un corazón o un sentimiento en lo que llaman conciencia… Para muchos yo he muerto desde la guerra, perdí mi alma cuando era un niño ¿lo olvidas?... Me llamaban “la maquina”, un solo latido humano no hay en este corazón ¿lo recuerdas?... ustedes así se burlaban de mi a mis espaldas… Pues hay vida en mi, una forma de vida diferente a la tuya y a la de nadie, sé que sobreviviré, lo que se levante de entre los muertos con mi rostro, seguiré siendo yo… por que a diferencia de “Ella” yo no seré producto de un accidente o un capricho de la naturaleza o la evolución, seré un producto de mi propia voluntad… yo siempre seré yo…
* * *
Garras como de cristal se incrustaron en la roca y la argamasa, Yulia adhirió su cuerpo al techo de ese pasillo donde busco refugiarse de la lluvia… ráfagas de plomo ardiente pasaron bajo ella buscando alcanzar a aquella sombra que los mercedarios apenas alcanzaron a ver… la luz inclemente penetraba a todos los rincones desde varios ángulos, el sonido de la lluvia aun aturdía sus oídos dificultando localizar a sus perseguidores, y la luz la cegaba pero por lo menos aquí adentro los reflejos multicolores de las gotas de lluvia no la cegaban por completo, podía ver, con dificultad pero podía ver… y sin embargo fue el aroma de ellos lo que le aviso que estaban pasando justo bajo ella.
El pasillo comunicaba de un extremo a otro del edificio, era muy amplio y alto, era un arco sin ángulos donde apoyarse o esconderse… la figura oscura en ese techo estaba tan perfectamente inmóvil que se había mimetizado con la roca, a pesar de todo su entrenamiento y experiencia los mercenarios no fueron capaces de distinguir a su presa hasta que cayo sobre ellos… los roles cambiaban nuevamente y los cazadores se volvieron presas de esas garras de cristal y colmillos de marfil… por un leve instante…
No bien había caído el último hombre cuando ráfagas de fuego volvieron a surcar el espacio en dirección a esa sombra que se movía demasiado rápido para enfocarla con claridad.
Otro grupo de hombres penetro por el otro extremo del pasillo, con una coordinación precisa ambos grupos lograron llegar al centro del pasillo y pese a las ráfagas de sus armas, su coordinación fue tal que no hubo heridos entre ellos. Ni un solo rincón de ese pasillo fue descuidado y sin embargo.
- ¿Dónde esta? – se preguntaron mutuamente.
Todas las armas se silenciaron, el sonido de la lluvia sólo era enturbiado por los pasos de los mercenarios que ocupaban nuevos lugares, cerrando un cerco, formando un muro impenetrable.
-… Esta adentro… - escucharon por sus auriculares a la voz de Kipper.
Miraron sobre el bode del muro, en el límite donde se iniciaba la curva superior, había un delgado tragaluz, una casi invisible ventila.
- Imposible que algo pueda pasar por ahí… ¿estamos cazando una serpiente?
* * *
-Guarda tus discursos, yo también tengo más de noventa años y no te temo en lo absoluto- dijo Drexler -ya he vivido lo que tenía que vivir y más, yo no le temo a la muerte, no le temo al juicio que me espera… y he visto más mundo que tu, yo viaje a cada rincón del mundo buscando descifrar los secretos que crees conocer… pero hay tanto que ignoras, tantas cosas que no pueden ponerse en un papel, cosas que sólo cuando las has visto puedes comprender su grandeza… y su verdadero horror, algo más terrible que las leyendas… Yo lo vi… con mis propios ojos, cuando estuvimos en África... los horrores que descubrimos en África…
- Tu ultimo informe nos llego de allá, destruiste todo y desapareciste, ingeniosamente creaste la ruta de escape a Brasil que seguirían todos los demás cuando Berlín cayo… Fue titánico rehacer toda tu investigación solo con tus informes, pero lo logramos… lo que descubriste en África no era relevante.
- Después de África decidimos destruirlo todo, nadie debía volver a conocer esos secretos malditos, esa época quedo sepultada por las ruinas del tiempo y así debieron quedarse… Que necios fuimos al volver a interpretar las leyendas y mitos de esas épocas… todas las religiones les dieron la espalda, todas las religiones los estigmatizaron como demonios… había una razón que en nuestra arrogancia pretendimos ignorar… Te lo repito Kürten, ella no es la inmortalidad, no existe la vida eterna… ella es la oscuridad mas absoluta… ¡déjala en paz!
* * *
Elena apoyo la cabeza contra la puerta, sentía la fiebre adueñarse de ella nuevamente, era la droga, sus efectos no se diluían por completo… había cierta claridad en su confusión, cierta serenidad que se imponía a la reptante angustia y zozobra de su pecho… era conciente de algo que no había percibido antes…
<<… cuando estas con ella no eres tu… >> había dicho Marina.
“Ella” no había surgido como siempre, “ella” la que porta todos los recuerdos de esa vida hace seis siglos, “ella” quien si había caminado por esos hermosos parajes de la mano de Yulia no esta ahí… seguía dormida u oculta en su interior con todos sus misterios… ¿Por qué?... ¿Por qué sus palabras la han estremecido?
- Todos van a morir…
<<… en el fondo sabes la verdad… Y eso que no sabes lo que paso después… no podrías saberlo pues ya estabas muerta… ¿o tal vez si?... tal vez lo viste convertida en una sombra… >> dijo Iván.
- ¿Lo que paso después?... ¿Si lo viste verdad?… si sabes lo que sucedió después… algo que no quieres recordar… ¿por eso te has escondido hoy, verdad?... Por que lo que Yulia esta haciendo te revelaría lo que paso esa noche ¿verdad?... ¿Qué paso esa noche, Nadya?... ¿Qué fue tan terrible que Yulia y tu quieren ocultarlo?...
- ¿Qué quieres esconder? – pregunto Elena con labios temblorosos.
<<-… Sólo una vez más… para decirle que la amo… que siempre la he amado… no importa lo que paso… lo que pasara… ella debe saber que yo… >>
La puerta se abrió de par en par, Elena levanto el rostro… Iván la miraba con un gesto indefinible, ¿divertido?, ¿asustado?... ¿Esa sonrisa quería esconder una mueca de horror?
- Tráiganla – le ordeno a los hombres que la acompañaban.
La sujetaron por los brazos y la sacaron casi cargándola por su aturdimiento, Elena echo una mirada atrás viendo a las demás chicas asustadas.
* * *
-… “Ella” no es un monstruo, no hay maldad en ella, no hay bondad, ella es una fuerza de la naturaleza, terrible y magnifica a la vez… mensajera de un poder superior… portadora de un juicio… Ella es el destino, estas tentando el destino… tu ambición de poder puede ser otra vez la gota que derrame la copa, el colmo de la ambición de nuestra raza, nuestra generación… La causa que provoque el final de los tiempos… otra vez… y esta vez para siempre.
Peter Kürten rió ahora.
-Los años no han sido buenos contigo, la demencia senil ha reemplazado la aguda inteligencia del científico que fuiste… ¿lo has olvidado ya?. Recuerda cuando ustedes eran una partida de fanáticos que buscaba resolver la ecuación del infinito… ¿Quién tomaba en serio sus investigaciones, sus teorías? El “Thule” era el colmo del fanatismo, como una religión viciosa a la que se aferraba el viejo gobierno Alemán derrotado de la primera guerra, al “Thule” se le permitió existir por que distraía al pueblo y al gobierno… eran el opio de los intelectuales, siempre buscando una señal cósmica que hiciera tolerable el amargo sabor de la derrota… antes de que Hitler les prestara oídos ustedes eran nada…
- Hitler sólo escucho de nosotros lo que quería escuchar, lo que podía utilizar… Nosotros éramos mucho más que “brujos” como nos llamaban… éramos auténticos científicos.
- Yo recuerdo perfectamente su lema: “Mantén abierta la mente a posibilidades imposibles”, ahora te lo digo yo… mantén abierta tu mente, ojos y oídos, yo seré la culminación de tu obra, yo “domare” esa fuerza de la naturaleza como le llamas… ¡yo me convertiré en un dios!
* * *
Yulia reptaba por entre las vigas de madera que sostenían ese techo, desdeño la invitación que le hacían los arcos de luz acá y allá que se filtraban por los bordes del techo, tragaluces y ventilas, barrotes de hierro los cubrían pero no eran obstáculo para ella. La libertad estaba en ellos, al otro lado estaba el interminable bosque, estaba la noche libre de esa lluvia artificial y lejos de las luces eléctricas de los hombres, lejos de sus armas y su persecución… ahí ella podía volver a ser el cazador y no la presa… pero ese corazón latía en lo más profundo de esta fortaleza… ese corazón que latía cada vez más agitado.
<<- Yulia… ¡Yulia!… ¿Qué fue lo que hiciste?... ¿Qué fue tan terrible? >>
Por encima de la cacofonía de ese infierno, esa voz llego a Yulia con absoluta claridad.
- ¡No!... tu no debes saberlo nunca…
<<… la criatura más hermosa que jamás hubiera visto… tan pequeña... tan frágil… tan poderosa… la hija de ella, la hija Nadya… y la sangre de él corriendo por sus venas, su maldad corriendo por sus venas… esta pequeña criatura era lo ultimo que queda de Nadya… de su amor… y la deseaba, el rugido de las espadas, de los gritos de ira y dolor no eran tan intensos, sólo el rugido de su hambre… esa bestia desatada en su corazón que rugía sin freno y sus garras destrozándola por dentro… pero esta niña… este bebe… la vida que latía en ella era un sol en esas tinieblas, era el final de su hambre… era todo lo que deseaba y amaba en el mundo… la niña calló su llanto cuando sintió la caricia de sus labios sobre su diminuto pecho desnudo… sus pequeñas manitas, sus deditos se enredaron en su cabello mientras esos colmillos se erguían en sus labios… tan delicados, tan finos, capaces de penetrar esa suave piel sin apenas ser sentidos… una gota de sangre en los labios de Yulia…
- ¡No, Yulia no lo hagas!... ¡es nuestra hija!.... >>
El sonido de la lluvia no la deja escuchar casi nada… las luces eléctricas están por todas partes… aun sin la lluvia en ese recinto el eco de los arco iris penetras por todos los rincones, ojos que pueden arrancar cualquier secreto a las tinieblas ahora estén ciegos entre luces y reflejos, ellos se acercan cada vez más… No necesita de sus sentidos para saber lo que hay ahí… al otro lado de la puerta atrancada con hierro y cadenas…
-… ¿Nuestra hija?... ¿Cómo podía ser posible… como podía suceder tal milagro?...
- Si tu volviste de entre los muertos… ¿Por qué no?... – volvió a escuchar a Marina.
- ¿Nuestra hija?... ese bebé…
- Era el fruto de un amor tan grande que no pudo ser sepultado en una tumba… que no pudo ser sepultado bajo un lago… que no puede ser sepultado por el paso del tiempo…. No fue tu odio lo que te hizo volver… fue tu amor… volviste por que la amas…
<<… sólo una diminuta gota de sangre, apenas nada, apenas un suspiro…
Yulia sintió el sol naciendo en su pecho, esa luz tan intensa que las tinieblas parecieron disolverse en un amanecer imposible… Nadya sostenía su mano y corrían sin freno por entre los campos de trigo, el sol se elevaba en el horizonte y el cielo era una inmensidad azul inmaculada, los trigales se extendían como un océano de oro… y la risa de Nadya Elena llenaba el viento, las espigas de trigo se perdían en esos cabellos que parecían fundirse con el sol… Ella se detuvo dejándose caer entre los trigales jalando a Yulia con ella… la claridad del cielo era perfecta en el mar de sus ojos, el la gloria de sus labios que ríen con la inocencia de una niña… y toda inocencia desaparece cuando sus labios devoran los suyos… El mundo nace una y otra vez en sus labios…
… sólo una diminuta gota de sangre, apenas nada, apenas un suspiro… Y Yulia esta de rodillas otra vez, su fuerza doblegada al fin por un poder que no comprende, que no quiere comprender… Nadya Elena se ha ido… nunca más volverán a ser… Y lo único que queda de ella, de su amor, es esta pequeña niña cuya sangre ha quemado su corazón… >>
-… Nuestra hija… - al fin comprende ese grito en el viento que venia de ninguna parte, de ninguna voz… ese grito que surgió de la sangre misma de la niña.
-… fue por nuestro amor… no pude protegerte, no pude estar a tu lado, pero nunca te abandone, ni siquiera cuando me torturaron… ni cuando me encadenaron en esa inmunda prisión… todo ese dolor, toda esa ordalía, podía soportarlo todo por permanecer a tu lado, sólo saber que estabas ahí me mantenía con vida… hasta que te fuiste… hasta que mi corazón se rindió… pero no nuestro amor, nuestro amor no podía ser vencido ni con la muerte y así volví… pero tu ya no estabas… cuando ya no había ninguna cadena que pudiera detenerme… tu ya no estabas… Y todo mi amor se convirtió en odio… y me convertí en la sombra de la muerte… para todos.
Pálidas manos se apoyaron contra esa gruesa puerta de roble, invencible e infranqueable, reforzada con hierro y argamasa…
-… Tu ausencia era el dolor mas grande… nada en este mundo existe si tu no estas en él… entonces los deje perder, todos mis recuerdos, todos mis sueños, todo lo que fue mi vida… todo lo deje perder en la niebla del olvido, lo sepulte en lo más profundo de las tinieblas de mi corazón… incluso a ella, esa pequeña niña que era todo lo que quedaba de ti… esa niña que no debería existir… que no podía existir… incluso ella debía desaparecer… todos, todos debían morir… ¿podrás perdonarme por lo que hice?... ¿podrás volver amarme cuando sepas lo que paso esa noche?...
Lo que hay tras esa puerta es la maldad de los hombres, su codicia y sus armas, su odio y su ambición… todo aquello que hace seis siglos destruyo su mundo y todo lo que amaban, las separo y condeno a las tinieblas… pero hace seis siglos ella era sólo una doncella enamorada de su mejor amiga… hoy es algo innombrable y terrible… hoy no hay cadena que pueda aprisionarla, no hay muro que pueda interponerse… su amor ha vuelto y ella sigue aquí para luchar por el… aún sin estar segura de su perdón… ella prometió que la protegería para siempre…
La puerta crujió al astillarse, el hierro cedió y los goznes se desprendieron de la argamasa y la roca, las cadenas resistieron pero no así las argollas que las sostenían, la puerta se abrió de par en par antes de derrumbarse en su ruina, incapaz de contener esa pequeña pero imparable y oscura fuerza de la naturaleza…
La luz de un centenar de lámparas baño a la pequeña figura de Yulia, arrancando destellos de sus garras de cristal y los colmillos de marfil en sus labios… el fuego azul de sus ojos era más intenso que todas esas luces, ese fuego azul congelo aquellos corazón curtidos en el fragor de mil batallas.
Kipper abrió fuego mientras sentía envidia de esa fuerza sobrehumana.
Continua...
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Me gusta mucho esta historia, no la abandones por favor
Lesdrumm- Admin
- Mensajes : 516
Fecha de inscripción : 03/08/2014
Localización : Trapped in some parallel universe
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Aquí la conti, sorry por la demora esque se me malogro la compu naaaa esa escusa es muy usada jajaja mentira, a algunos si les pasa lo mio eran otras cosas aqui mas conti espero les siga gustando como a mi
Capitulo XXVI - El lado oscuro de la luna.
Iván iba al frente guiando con presurosos pasos, todos los demás lo seguían en silencio, Elena sentía el corazón golpeando su pecho como nunca, estaba muy sofocada. Descendieron por varias escaleras y al final llegaron a una gran habitación, el sótano del edificio. Un fuerte aroma golpeo el rostro de la pelirroja, haciéndola reaccionar un poco. Miro a su alrededor mientras recorrieron un largo pasillo abierto entre infinidad de barriles de madera dispuestos por doquier.
-¿Combustible? –preguntó Elena al reconocer el aroma al fin.
- Cientos de galones de combustible, y varios kilos de dinamita… ¿adivinas para que? –rió Iván.
Elena salto sorpresivamente y logro liberarse de los hombres que la sujetaban.
- ¡Maldito monstruo! –le gritó al ruso y se lanzó contra él pero fue sujeta de nuevo aun que ahora no con tanta facilidad.
- Si, es para ella… esta aquí y lo sabes, ¿escuchas eso? … la estaba esperando… como tu, la he esperado por siglos… y al fin esta aquí, para terminar lo que empezamos, lo que se quedo pendiente… Aquí, esta noche el verdadero monstruo morirá, aquí se acaban mis pesadillas y tú esperanza, Volkova morirá por última vez y para siempre…
- ¡No te será tan fácil!… ella no es un monstruo, es un ángel… no lo permitiré… - Elena intento liberarse, luchó con todas sus fuerzas.
Iván la miró con gesto divertido, empuñó la pistola que llevaba e el cinturón y descargo un golpe sobre ella.
Elena se doblego aturdida, sintió un hilo de sangre correr por su frente.
-… otra vez… esta pasando otra vez… -murmuro antes de caer en la inconciencia.
* * *
-… No es más rápida que una bala… no es tan invulnerable que no la vuele en pedazos con este calibre… - gruño para si “El ángel de la muerte”.
Saetas de plomo ardiente cruzaron el espacio en todas direcciones, trozos de roca y argamasa saltaron por el aire arrancados de los viejos muros. Yulia jamás se había movido tan rápido, jamás había usado su fuerza con tal brutalidad… nunca antes de esa noche había tenido necesidad de conocer sus limites… El cristal de sus garras se lleno de sangre.
<<-..Aun la liebre es un enemigo peligroso para el lobo, cuando es acorralada; Por eso debes cazar en sigilo, que nunca te vean llegar. Mátalos en silencio, mátalos rápido, que nunca sepan que estas ahí… >>
Nada le importaba a Yulia… paso por encima de esos hombres y sus armas, como una ráfaga de viento helado y cortante, varios cadáveres quedaron en su camino… otra puerta de roble cede ante su fuerza, otro pasillo más, el sonido de la lluvia la confunde, las luces la ciegan pero más allá ese corazón la guía como un faro en la niebla, esta tan cerca…
pero esas armas… sus piernas de pronto pesan tanto… cae… sus brazos parecen volver a llenarse de cadenas…
- ¿Duele? – preguntó Kipper, sólo ha susurrado quedamente, pero ella sabe que puede escucharla a la perfección, aun por encima de todos los sonidos que hacen orgía esta noche, puede escucharla.
Yulia observa los impactos de bala en su cuerpo… no hay dolor, ese cuerpo marchito carece de otro dolor que no sea su hambre… sin embargo su cuerpo se ha doblado como si esas heridas significaran algo.
Una bala salta de su pierna, a penas logro penetrar en su cuerpo y ya huye de el como todo… la pequeña ojiva de metal brilla en el suelo bañada en sangre negra y reflejos de luna…
-¿Plata?... –Yulia casi ríe al reconocer el metal.
-¿Es radioactiva para ti? ¿es toxica para ti? ¿es sagrada para ti?... ¡no lo sé, ni me importa!… si puede herirte entonces es mi arma…
Kipper y sus hombres aguardan con paciencia en el cobijo de un muro, saben que cualquier error y esas garras los alcanzaran más rápido de lo que puedan empuñar sus armas. Yulia se pone de pie lentamente, el sonido de las otras balas cayendo de su cuerpo suena como melodía… una ultima bala cae y nuevamente esta libre de ese asqueroso metal…
Cazador – presa, que fácil es cambiar de papel…
<<… Ella es perfecta… ella es un sueño… ella es su vida, y ahora es por siempre suya ¿o es al contrario, ella, Yulia Volkova es quien le pertenece a Nadya Elena?... No importaba, sólo importaba este momento en que duerme en sus brazos, piel a piel, sus piernas entrelazadas y sus corazones todavía agitados por el fuego de la pasión recién consumida… Ella parece dormir, con esa sonrisa en los labios… pero en realidad sueña despierta… no necesitan palabras, Yulia sabe cuales son sus sueños ahora que la libertad es suya, ahora que ya no tienen que esconderse de quienes pueden murmurar y con envidia separarlas, ahora que el futuro es tan brillante y misterioso… ahora que sólo se tienen la una a la otra… sólo hay un sueño que Elena desea cumplir…
Yulia lo ha visto en sus ojos, en su rostro… esa noble envidia de aquellas que en sus brazos cargan el fruto del amor con sus hombres… la ha visto perderse embelezada en los pequeños niños cuando le permiten cargarlos… Elena desea ser madre…
Esta noche que brilla en magia Elena se permite soñar con un imposible… pero no puede culparla por esa esperanza… ¿no era acaso hace poco un sueño imposible el que pudieran vivir su amor con esa libertad?... ¿Por qué no soñar esta noche mágica que todo es posible?...
Yulia cierra sus brazos con mas pasión, la comprime contra ella como queriendo fundirla a su ser, encadenarla a su existencia para siempre… No hay un sueño que Elena anhele que Yulia no este dispuesta a concederle… de cualquier forma, a cualquier precio… Y ella buscara la forma de concederle el sueño de ser madre…
Y entonces la magia de la noche se rompió, y los sueños de amor se terminaron, y su mundo se termino… Ellos no las dejaron escapar… los sueños se convirtieron en solo sueños y sus vidas se convirtieron en pesadillas…
Se la arrebataron, mancillaron su amor… pero le dieron a ella lo que anhelaba… la hicieron madre… Madre de un hijo de él… >>
El mundo ha cambiado, ha existido desde hace tanto tiempo y lo ha visto todo, los ha visto morir y renacer, ha visto el mundo evolucionar, sus guerras, sus conquistas y sus fracasos… pero lo ha visto todo escondida en las sombras, lo ha visto todo con total indiferencia y apatía, muy pocas veces ha sentido curiosidad por ellos… pocas veces ha decidido intervenir… ha dejado al mundo del hombre ser… ella ya no es parte de ellos, ya nada de lo que ellos hagan le interesa… durante seis siglos sólo le ha importado su hambre… y ellos sólo le han importado como alimento…
Pero el mundo ha cambiado… ella ha cambiado… tan fácilmente podría convertirse en una sombra y escurrirse a la libertad fuera de esos muros y dejarlos atrás como siempre, solos con sus envidias, sus rencores, su odio y sus armas… Ella puede irse cuando quiera y simplemente esperar como sólo ella puede esperar, no necesita de cacerías inútiles ni venganzas ni absurdos juegos de poder… sólo tiene que alejarse a la oscuridad y dejar que el tiempo haga lo suyo, lo inevitable… todos ellos morirán con el paso del tiempo, morirán por el mismo odio que alimenta sus corazones, morirán por la misma violencia con que han elegido vivir, o morirán de vejez… de miles de formas todos ellos morirán sin que ella necesite mover un solo dedo… sólo tiene que sentarse a esperar, por que ella existirá para siempre…
Pero ya no puede actuar con esa indiferencia, por que una vez más existe algo en el mundo que le importa, hay alguien en el mundo que le da sentido a la existencia de la luna y las estrellas, alguien que la ha contagia de su propia vida… Ella ha vuelto en un milagro inesperado y por ello Yulia una vez más es parte del mundo y como todas las criaturas en el mundo… debe luchar para sobrevivir…
- Arrogante y entupida mujer… yo soy el cazador aquí… ¡voy a matarlos a todos!
Se escucho una voz que penetro como un cristal en el corazón de todos, algunos oídos incluso sangraron.
Los hombres de Iván se cubrieron los oídos al escuchar esa voz que les hizo temblar las mandíbulas, Elena cayó al piso encogiéndose en posición fetal automáticamente y cubriéndose los oídos también…
- ¡¡Malditaaaa seaaaaa!!... ¡Kipper no lo lograra!… -gritó aterrado Iván.
Los hombres miraban hacia arriba como si intentaran ver a través de los muros y el techo para saber que ocurría.
- Ella sólo necesita un instante… un descuido… ¡tal vez ya la hizo pedazos y ya viene por mi!... ¡¡hay que volar esto y largarnos ya!!
Iván corrió hasta el final del pasillo y accionó un interruptor, un centenar de luces rojas aparecieron en las interminables filas de barriles, la carátula de un reloj digital empezó su marcha. Sus hombres lo alcanzaron en un instante y abrieron una gruesa puerta de hierro.
Elena se puso de pie aún aturdida por el golpe… en su rostro se dibujo un gesto de rencor al ver los hombres huir cobardemente.
-¡¡Valiente partida de palurdos!! … ¿Dónde están sus bravatas ahora… ¡¡cobardes!!? -
Elena empezó a correr volviendo sobre sus pasos.
- Yulia… Yulia… tienes que ayudarme… - gimió Elena mientras corría escaleras arriba. Se estrujaba la mente tratando de ubicarse entre esos pasillos, las prisiones, los enrejados… las chicas y los niños encerrados en esta fortaleza, destinados a una muerte cruel por un puro acto de cobardía y venganza…
Llego a un pasillo de roca y se pego al muro incapaz de ver con claridad entre esa penumbra, tratando de reconocer el lugar… todos los pasillos se parecían.
- ¡Yulia, ayúdame a salvarlos!... –rogó entre dientes-No puedo dejarlos… si mueren aquí será por mi culpa… ¿mi culpa?..
<<… Yulia estaba postrada de rodillas en la cima del mundo, fuego, sangre y acero eran batidos allá abajo como una escena del infierno… el cielo era una inmensa nube negra que parecía girar en torno a ella… negras alas se extendían hacia el infinito… el ángel oscuro nacía a la noche eterna… sus labios se abrieron exclamando el bramido de una bestia milenaria mientras garras de cristal hicieron saltar al cielo chorros de sangre negra de un corazón palpitante… Yulia gritaba al cielo su nombre…>>
-… ¡Fue mi culpa!… ¡también fue por mi culpa lo que sucedió esa noche!… - exclamó Nadya Elena-… Hasta en eso estamos unidas Yulia… en la luz y en la oscuridad estamos unidas Yulia… Tu y yo siempre estaremos unidas… ¡ayúdame a salvarlas!…
- ¡¡Katina!!... ¡¡tráiganme a Katina!!… - Exclamo Iván con toda su furia, al ver a sus hombres correr frenéticos por el túnel de escape.
Sólo uno de ellos se detuvo, por un instante, lo miró y viendo que nadie más atendía al llamado de su patrón le respondió emprendiendo de nuevo veloz carrera.
- No me paga tanto para eso, Señor…
- ¡Malditos cobardes!... – rugió el ruso.
El corazón le latía en el pecho salvajemente, la sangre le zumbaba en los oídos, sentía el miedo correr por sus venas a cada rincón de su cuerpo y sin embargo volvió a empuñar su arma y regreso sobre sus pasos, abrió la puerta de hierro, el reloj seguía su marcha, no había forma de detenerlo.
- Así es mejor… todo debe acabar esta noche… de un modo u otro, todo termina aquí entre nosotros Volkova…
Reanudo su carrera siguiendo los pasos de Elena.
Romance en el lado oscuro de la luna
En el lado oscuro de la luna
Ahí donde jamás ha brillado el sol ni las estrellas
Ahí donde la esperanza es palabra muerta
No existe el ayer ni existirá el mañana
Es ahí donde exiliada esta mi alma.
Dulce ángel de luz y alas blancas
Has venido a mi como un milagro
Las sombras se rompen en tus manos
Cual negros cristales de filo acerado
Pero tus alas heridas sangran
Larga fue la jornada
¿y que has encontrado?
¿Qué queda de mi que pueda ser amado?
Los días de luz se han marchado,
De nuestra risa ya no queda eco
De mi corazón ni un suspiro
De nuestro amor ni un recuerdo
Nada queda de mi que pueda ser amado…
- ¿Y quedara de mi sin ti?
- Egoísta y embustera
- Prometiste nunca rendirte y te encuentro derrotada
- Prometiste nunca olvidarme y de tu corazón me encuentro ausente
- ¿para que quiero el sol si no puedo ver tu rostro?
- ¿para que quiero sus caricias si no son las tuyas?
- ¿para que quiero la esperanza si tu ya no estas?
- ¿para que quiero la luz si tu estas en la oscuridad?
- Voy a ti pequeña embustera
- Para beber de tus labios el veneno de tus mentiras convertido en besos
No abandones esa luz…
¡Quédate en lo celeste, quédate en lo plateado!
Estoy muy lejos de tu calor
Estoy muy lejos de tu esperanza
Estoy muy lejos de tu amor
Tu mirada de celeste esmeralda
Se romperá en lágrimas de ámbar
del lado oscuro de la luna prisionera soy…
Herida, mancillada,
Quebrada, torturada,
Corazón sangrante
Y con el alma asesinada
Solo me queda la noche
Solo me queda la desesperanza
Solo me queda el silencio
Solo me queda la soledad
Mi ángel de luz
Abandóname en esta oscuridad
Mancillare con mi oscuridad la luz de tu mirada…
Mancillare con mi frío la calidez de tu sonrisa…
Mancillare con mi soledad tu esperanza…
Mancillare con mi odio la pureza de tu amor…
Quédate a mi lado y sabrás de la oscuridad
Navegaremos sin rumbo
por ese mar triste de la media noche
Me bañare el rostro en las lágrimas de tu decepción…
Me apuñalare el alma con tu dolor…
Nada queda de mi que puedas amar…
- Quedas tu…
- Con esa sonrisa que ya no se dibuja en tus labios
- Pero que me alcanza y me toca calida aun en este frió helado
- Quedan las lagrimas de fuego azul de tus ojos
- Que queman mi corazón con tu tristeza
- Melancolía que vamos a desterrar
- No le temo a la noche sin fin y sin estrellas
- Por que en mi cielo solo se necesita una estrella
- Y esa estrella eres tu.
- No le temo a la desesperanza
- Por que mi esperanza eres tu
- No le temo a la soledad
- Si la comparto contigo
- No le temo al silencio
- Si tus palabras se vuelven mudas
- Por mis labios en los tuyos
- Quedas tu para por mi ser amada
- Por que aun en la oscuridad,
- Fuimos por siempre destinadas a ser una…
- Y nuestro amor vivirá la eternidad…
- Un romance en el lado oscuro de la luna…
Continua....
Capitulo XXVI - El lado oscuro de la luna.
Iván iba al frente guiando con presurosos pasos, todos los demás lo seguían en silencio, Elena sentía el corazón golpeando su pecho como nunca, estaba muy sofocada. Descendieron por varias escaleras y al final llegaron a una gran habitación, el sótano del edificio. Un fuerte aroma golpeo el rostro de la pelirroja, haciéndola reaccionar un poco. Miro a su alrededor mientras recorrieron un largo pasillo abierto entre infinidad de barriles de madera dispuestos por doquier.
-¿Combustible? –preguntó Elena al reconocer el aroma al fin.
- Cientos de galones de combustible, y varios kilos de dinamita… ¿adivinas para que? –rió Iván.
Elena salto sorpresivamente y logro liberarse de los hombres que la sujetaban.
- ¡Maldito monstruo! –le gritó al ruso y se lanzó contra él pero fue sujeta de nuevo aun que ahora no con tanta facilidad.
- Si, es para ella… esta aquí y lo sabes, ¿escuchas eso? … la estaba esperando… como tu, la he esperado por siglos… y al fin esta aquí, para terminar lo que empezamos, lo que se quedo pendiente… Aquí, esta noche el verdadero monstruo morirá, aquí se acaban mis pesadillas y tú esperanza, Volkova morirá por última vez y para siempre…
- ¡No te será tan fácil!… ella no es un monstruo, es un ángel… no lo permitiré… - Elena intento liberarse, luchó con todas sus fuerzas.
Iván la miró con gesto divertido, empuñó la pistola que llevaba e el cinturón y descargo un golpe sobre ella.
Elena se doblego aturdida, sintió un hilo de sangre correr por su frente.
-… otra vez… esta pasando otra vez… -murmuro antes de caer en la inconciencia.
* * *
-… No es más rápida que una bala… no es tan invulnerable que no la vuele en pedazos con este calibre… - gruño para si “El ángel de la muerte”.
Saetas de plomo ardiente cruzaron el espacio en todas direcciones, trozos de roca y argamasa saltaron por el aire arrancados de los viejos muros. Yulia jamás se había movido tan rápido, jamás había usado su fuerza con tal brutalidad… nunca antes de esa noche había tenido necesidad de conocer sus limites… El cristal de sus garras se lleno de sangre.
<<-..Aun la liebre es un enemigo peligroso para el lobo, cuando es acorralada; Por eso debes cazar en sigilo, que nunca te vean llegar. Mátalos en silencio, mátalos rápido, que nunca sepan que estas ahí… >>
Nada le importaba a Yulia… paso por encima de esos hombres y sus armas, como una ráfaga de viento helado y cortante, varios cadáveres quedaron en su camino… otra puerta de roble cede ante su fuerza, otro pasillo más, el sonido de la lluvia la confunde, las luces la ciegan pero más allá ese corazón la guía como un faro en la niebla, esta tan cerca…
pero esas armas… sus piernas de pronto pesan tanto… cae… sus brazos parecen volver a llenarse de cadenas…
- ¿Duele? – preguntó Kipper, sólo ha susurrado quedamente, pero ella sabe que puede escucharla a la perfección, aun por encima de todos los sonidos que hacen orgía esta noche, puede escucharla.
Yulia observa los impactos de bala en su cuerpo… no hay dolor, ese cuerpo marchito carece de otro dolor que no sea su hambre… sin embargo su cuerpo se ha doblado como si esas heridas significaran algo.
Una bala salta de su pierna, a penas logro penetrar en su cuerpo y ya huye de el como todo… la pequeña ojiva de metal brilla en el suelo bañada en sangre negra y reflejos de luna…
-¿Plata?... –Yulia casi ríe al reconocer el metal.
-¿Es radioactiva para ti? ¿es toxica para ti? ¿es sagrada para ti?... ¡no lo sé, ni me importa!… si puede herirte entonces es mi arma…
Kipper y sus hombres aguardan con paciencia en el cobijo de un muro, saben que cualquier error y esas garras los alcanzaran más rápido de lo que puedan empuñar sus armas. Yulia se pone de pie lentamente, el sonido de las otras balas cayendo de su cuerpo suena como melodía… una ultima bala cae y nuevamente esta libre de ese asqueroso metal…
Cazador – presa, que fácil es cambiar de papel…
<<… Ella es perfecta… ella es un sueño… ella es su vida, y ahora es por siempre suya ¿o es al contrario, ella, Yulia Volkova es quien le pertenece a Nadya Elena?... No importaba, sólo importaba este momento en que duerme en sus brazos, piel a piel, sus piernas entrelazadas y sus corazones todavía agitados por el fuego de la pasión recién consumida… Ella parece dormir, con esa sonrisa en los labios… pero en realidad sueña despierta… no necesitan palabras, Yulia sabe cuales son sus sueños ahora que la libertad es suya, ahora que ya no tienen que esconderse de quienes pueden murmurar y con envidia separarlas, ahora que el futuro es tan brillante y misterioso… ahora que sólo se tienen la una a la otra… sólo hay un sueño que Elena desea cumplir…
Yulia lo ha visto en sus ojos, en su rostro… esa noble envidia de aquellas que en sus brazos cargan el fruto del amor con sus hombres… la ha visto perderse embelezada en los pequeños niños cuando le permiten cargarlos… Elena desea ser madre…
Esta noche que brilla en magia Elena se permite soñar con un imposible… pero no puede culparla por esa esperanza… ¿no era acaso hace poco un sueño imposible el que pudieran vivir su amor con esa libertad?... ¿Por qué no soñar esta noche mágica que todo es posible?...
Yulia cierra sus brazos con mas pasión, la comprime contra ella como queriendo fundirla a su ser, encadenarla a su existencia para siempre… No hay un sueño que Elena anhele que Yulia no este dispuesta a concederle… de cualquier forma, a cualquier precio… Y ella buscara la forma de concederle el sueño de ser madre…
Y entonces la magia de la noche se rompió, y los sueños de amor se terminaron, y su mundo se termino… Ellos no las dejaron escapar… los sueños se convirtieron en solo sueños y sus vidas se convirtieron en pesadillas…
Se la arrebataron, mancillaron su amor… pero le dieron a ella lo que anhelaba… la hicieron madre… Madre de un hijo de él… >>
El mundo ha cambiado, ha existido desde hace tanto tiempo y lo ha visto todo, los ha visto morir y renacer, ha visto el mundo evolucionar, sus guerras, sus conquistas y sus fracasos… pero lo ha visto todo escondida en las sombras, lo ha visto todo con total indiferencia y apatía, muy pocas veces ha sentido curiosidad por ellos… pocas veces ha decidido intervenir… ha dejado al mundo del hombre ser… ella ya no es parte de ellos, ya nada de lo que ellos hagan le interesa… durante seis siglos sólo le ha importado su hambre… y ellos sólo le han importado como alimento…
Pero el mundo ha cambiado… ella ha cambiado… tan fácilmente podría convertirse en una sombra y escurrirse a la libertad fuera de esos muros y dejarlos atrás como siempre, solos con sus envidias, sus rencores, su odio y sus armas… Ella puede irse cuando quiera y simplemente esperar como sólo ella puede esperar, no necesita de cacerías inútiles ni venganzas ni absurdos juegos de poder… sólo tiene que alejarse a la oscuridad y dejar que el tiempo haga lo suyo, lo inevitable… todos ellos morirán con el paso del tiempo, morirán por el mismo odio que alimenta sus corazones, morirán por la misma violencia con que han elegido vivir, o morirán de vejez… de miles de formas todos ellos morirán sin que ella necesite mover un solo dedo… sólo tiene que sentarse a esperar, por que ella existirá para siempre…
Pero ya no puede actuar con esa indiferencia, por que una vez más existe algo en el mundo que le importa, hay alguien en el mundo que le da sentido a la existencia de la luna y las estrellas, alguien que la ha contagia de su propia vida… Ella ha vuelto en un milagro inesperado y por ello Yulia una vez más es parte del mundo y como todas las criaturas en el mundo… debe luchar para sobrevivir…
- Arrogante y entupida mujer… yo soy el cazador aquí… ¡voy a matarlos a todos!
Se escucho una voz que penetro como un cristal en el corazón de todos, algunos oídos incluso sangraron.
Los hombres de Iván se cubrieron los oídos al escuchar esa voz que les hizo temblar las mandíbulas, Elena cayó al piso encogiéndose en posición fetal automáticamente y cubriéndose los oídos también…
- ¡¡Malditaaaa seaaaaa!!... ¡Kipper no lo lograra!… -gritó aterrado Iván.
Los hombres miraban hacia arriba como si intentaran ver a través de los muros y el techo para saber que ocurría.
- Ella sólo necesita un instante… un descuido… ¡tal vez ya la hizo pedazos y ya viene por mi!... ¡¡hay que volar esto y largarnos ya!!
Iván corrió hasta el final del pasillo y accionó un interruptor, un centenar de luces rojas aparecieron en las interminables filas de barriles, la carátula de un reloj digital empezó su marcha. Sus hombres lo alcanzaron en un instante y abrieron una gruesa puerta de hierro.
Elena se puso de pie aún aturdida por el golpe… en su rostro se dibujo un gesto de rencor al ver los hombres huir cobardemente.
-¡¡Valiente partida de palurdos!! … ¿Dónde están sus bravatas ahora… ¡¡cobardes!!? -
Elena empezó a correr volviendo sobre sus pasos.
- Yulia… Yulia… tienes que ayudarme… - gimió Elena mientras corría escaleras arriba. Se estrujaba la mente tratando de ubicarse entre esos pasillos, las prisiones, los enrejados… las chicas y los niños encerrados en esta fortaleza, destinados a una muerte cruel por un puro acto de cobardía y venganza…
Llego a un pasillo de roca y se pego al muro incapaz de ver con claridad entre esa penumbra, tratando de reconocer el lugar… todos los pasillos se parecían.
- ¡Yulia, ayúdame a salvarlos!... –rogó entre dientes-No puedo dejarlos… si mueren aquí será por mi culpa… ¿mi culpa?..
<<… Yulia estaba postrada de rodillas en la cima del mundo, fuego, sangre y acero eran batidos allá abajo como una escena del infierno… el cielo era una inmensa nube negra que parecía girar en torno a ella… negras alas se extendían hacia el infinito… el ángel oscuro nacía a la noche eterna… sus labios se abrieron exclamando el bramido de una bestia milenaria mientras garras de cristal hicieron saltar al cielo chorros de sangre negra de un corazón palpitante… Yulia gritaba al cielo su nombre…>>
-… ¡Fue mi culpa!… ¡también fue por mi culpa lo que sucedió esa noche!… - exclamó Nadya Elena-… Hasta en eso estamos unidas Yulia… en la luz y en la oscuridad estamos unidas Yulia… Tu y yo siempre estaremos unidas… ¡ayúdame a salvarlas!…
- ¡¡Katina!!... ¡¡tráiganme a Katina!!… - Exclamo Iván con toda su furia, al ver a sus hombres correr frenéticos por el túnel de escape.
Sólo uno de ellos se detuvo, por un instante, lo miró y viendo que nadie más atendía al llamado de su patrón le respondió emprendiendo de nuevo veloz carrera.
- No me paga tanto para eso, Señor…
- ¡Malditos cobardes!... – rugió el ruso.
El corazón le latía en el pecho salvajemente, la sangre le zumbaba en los oídos, sentía el miedo correr por sus venas a cada rincón de su cuerpo y sin embargo volvió a empuñar su arma y regreso sobre sus pasos, abrió la puerta de hierro, el reloj seguía su marcha, no había forma de detenerlo.
- Así es mejor… todo debe acabar esta noche… de un modo u otro, todo termina aquí entre nosotros Volkova…
Reanudo su carrera siguiendo los pasos de Elena.
Romance en el lado oscuro de la luna
En el lado oscuro de la luna
Ahí donde jamás ha brillado el sol ni las estrellas
Ahí donde la esperanza es palabra muerta
No existe el ayer ni existirá el mañana
Es ahí donde exiliada esta mi alma.
Dulce ángel de luz y alas blancas
Has venido a mi como un milagro
Las sombras se rompen en tus manos
Cual negros cristales de filo acerado
Pero tus alas heridas sangran
Larga fue la jornada
¿y que has encontrado?
¿Qué queda de mi que pueda ser amado?
Los días de luz se han marchado,
De nuestra risa ya no queda eco
De mi corazón ni un suspiro
De nuestro amor ni un recuerdo
Nada queda de mi que pueda ser amado…
- ¿Y quedara de mi sin ti?
- Egoísta y embustera
- Prometiste nunca rendirte y te encuentro derrotada
- Prometiste nunca olvidarme y de tu corazón me encuentro ausente
- ¿para que quiero el sol si no puedo ver tu rostro?
- ¿para que quiero sus caricias si no son las tuyas?
- ¿para que quiero la esperanza si tu ya no estas?
- ¿para que quiero la luz si tu estas en la oscuridad?
- Voy a ti pequeña embustera
- Para beber de tus labios el veneno de tus mentiras convertido en besos
No abandones esa luz…
¡Quédate en lo celeste, quédate en lo plateado!
Estoy muy lejos de tu calor
Estoy muy lejos de tu esperanza
Estoy muy lejos de tu amor
Tu mirada de celeste esmeralda
Se romperá en lágrimas de ámbar
del lado oscuro de la luna prisionera soy…
Herida, mancillada,
Quebrada, torturada,
Corazón sangrante
Y con el alma asesinada
Solo me queda la noche
Solo me queda la desesperanza
Solo me queda el silencio
Solo me queda la soledad
Mi ángel de luz
Abandóname en esta oscuridad
Mancillare con mi oscuridad la luz de tu mirada…
Mancillare con mi frío la calidez de tu sonrisa…
Mancillare con mi soledad tu esperanza…
Mancillare con mi odio la pureza de tu amor…
Quédate a mi lado y sabrás de la oscuridad
Navegaremos sin rumbo
por ese mar triste de la media noche
Me bañare el rostro en las lágrimas de tu decepción…
Me apuñalare el alma con tu dolor…
Nada queda de mi que puedas amar…
- Quedas tu…
- Con esa sonrisa que ya no se dibuja en tus labios
- Pero que me alcanza y me toca calida aun en este frió helado
- Quedan las lagrimas de fuego azul de tus ojos
- Que queman mi corazón con tu tristeza
- Melancolía que vamos a desterrar
- No le temo a la noche sin fin y sin estrellas
- Por que en mi cielo solo se necesita una estrella
- Y esa estrella eres tu.
- No le temo a la desesperanza
- Por que mi esperanza eres tu
- No le temo a la soledad
- Si la comparto contigo
- No le temo al silencio
- Si tus palabras se vuelven mudas
- Por mis labios en los tuyos
- Quedas tu para por mi ser amada
- Por que aun en la oscuridad,
- Fuimos por siempre destinadas a ser una…
- Y nuestro amor vivirá la eternidad…
- Un romance en el lado oscuro de la luna…
Continua....
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXVII - La noche del corazón oscuro. (Primera parte)
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
<<… mientras una de las dos viva, nuestro amor sobrevivirá... >>
Yulia sostiene en sus manos la cadena vacía, manchada de hollín y sangre quemada… su propia sangre. Esa cadena que significo tanto dolor, tanta desesperación… al fin es libre de esa cadena, libre de todas las cadenas que la ataron.
Observa su mano y la siente irreal, ve lo ultimo que queda de las heridas de las brazas ardientes que se hincaron en su piel cuando rebusco entre las cenizas, ya no hay heridas, se han esfumado como si nunca hubieran existido. Su mano es blanca y perfecta como el brillo de la luna. Las heridas del fuego no le han causado ni un gramo de dolor, no han dejado una sola huella, como si jamás hubiera sucedido.
Yulia Volkova es un nombre que le parece tan irreal como las heridas que se han esfumado, solo sonidos al viento, es algo que fue y desapareció… sin embargo ese algo se niega a morir dentro de si, ese nombre es como un eco que retumba sin extinguirse del todo. Hay algo en su corazón, algo doloroso, se retuerce y crece como una larva.
- Nadya… Nadya Elena… -murmura con una voz que no recuerda como suya, una voz que no puede ser escuchada por nadie.
Ese nombre recorre su cuerpo como un latido de su bizarro corazón, es como una llave que abre puertas en su mente, Yulia Volkova deja de ser un nombre cualquiera, se convierte en alguien, imágenes, sensaciones, sentimientos, olores, sabores… son tantas las cosas que inundan su mente que se desbordan sin poder ser contenidas.
Yulia es alguien, alguien que alguna vez fue amado, alguien que desafió al mundo tomada de la mano de Nadya, alguien que compartió esa sonrisa, que bebió de ella, que vivió por ella… que murió por ella.
<<… Siempre estaré aquí para ti... >>
Yulia, invicta, se levanta de entre los muertos como la luna nueva surge de la luna menguante, su corazón late de nuevo y en él palpita todo su amor por Nadya…
Pero ¿que es este dolor en su pecho?...
Nadya Elena... Aquella quien tuvo un hijo con él… el hombre que destruyo sus sueños.
¿Es realmente amor lo que palpita en su corazón?... ¿realmente fue por amor que aun esta aquí entre los hombres?... Lo que sea que hay en su corazón duele, duele como jamás a sentido dolor alguno… Ella, Nadya, solo ella tiene la respuesta a ese dolor…
La noche abrió sus brazos para recibir a la innombrable hija de la luna.
Lluvia negra… hoy…
Elena avanzaba tan rápido como podía con el cuerpo pegado al muro, la oscuridad era casi completa pero de vez en vez destellos sucedían acá y allá cegándola, a pesar de todo se sentía tranquila, dueña de si misma aun que temblaba… ¿acaso ya se había acostumbrado a esas situaciones, ha bailar entre las balas?... el sonido de los disparos resonaba en las paredes dificultándole ubicar donde estaba sucediendo la acción, a veces parecía que disparaban exactamente frente a ella… al fin distinguió una puerta conocida, entreabierta por donde la luz dibujaba un arco borrosamente. Corrió hacia ella y penetro en un pasillo apenas iluminado por una lámpara de aceite, una hilera de puertas de madera estaban ahí, cerradas únicamente con pasadores de hierro colado, lo reconoció al instante, era una de las prisiones donde había estado. Se apresuro a abrir los pasadores.
En el interior de cada celda había una docena de chicas, asustadas y apretujadas en un rincón.
-¡Vamos!- les gritó Elena- es hora de escapar…
Todas la miraron con ojos nublados y expectantes.
Elena les grito en cuanta lengua vino a su mente, pero nadie reaccionaba, solo la miraban asustadas. El sonido de los disparos no ayudaba en nada. Elena penetro en la celda y con fuerza nacida de la desesperación tomo un par de chicas por los brazos y a tirones las arrastro fuera de la celda, todas empezaron a llorar y gritar.
-¡Por favor! –Suplico Elena-… ayúdenme, vamos a morir si nos quedamos aquí..
- Solo ellas, estupida chiquilla, solo ellas… tu vienes conmigo. – Se escucho la voz de Iván. También venía por el pasillo con el cuerpo pegado al muro pero su arma apuntándole.
Elena lo encaro desafiante.
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
Ilich Katin pego el cuerpo al muro jadeando por el esfuerzo, la carrera y el dolor… sentía las lagrimas llenar sus ojos otra vez, su estomago retorcerse aún por la nausea de la prisión que había visto.
- ¡Dios!... ¡Dios!.. dame fuerzas… -suplicaba entre dientes-.. ¿Cómo pudieron tenerte ahí, mi señora?, ¿Cómo pudieron hacerte cosas tan horribles?... ¿Por qué no llegue antes?, ¿Por qué no estuvimos aquí para defenderte?
- ¿Qué hacemos ahora, Primo? –pregunto el soldado.
Ilich miró hacia la torre.
-Todo esta perdido para Tiver… una niña no le concede ningún derecho de herencia, esta peleando una batalla perdida… Carlo debe rescatar a Nadya Elena, nosotros iremos por la niña… la hija de Nadya debe estar con él…
- ¡Es una locura!, ¿Cómo lograremos llegar hasta él?, hay un ejercito de por medio…
- Ya estamos en el castillo, hay que ir por los accesos de la servidumbre… ¡vamos!... en unos minutos la batalla llegara hasta nosotros, debemos llegar a Tiver antes que ellos ¿sabes lo que le harán a la niña, verdad?
-No debe quedar un solo heredero posible… van a matarlos a todos.
* * *
Carlo avanzó sin vacilar trepando por ese muro, sus dedos como garfios de acero se enganchaban entre la rocas y ladrillos, su inseparable daga en los dientes y una cuerda atada en la cintura, sólo tenía que trepar un par de niveles, nada para lo que estaba acostumbrado el magnifico ladrón y príncipe de los gitanos. Abajo los soldados fieles a Yulia se habían despojado de sus armaduras para aligerar sus pesos y ganar agilidad, estaban listos para seguirlo pero carentes de su habilidad esperaban a que la cuerda estuviera asegurada.
Al fin alcanzo el arco de una ventana, desde ahí podía escuchar el fragor creciente de la batalla al otro lado del muro del castillo. Dio gracias a eso cuando se asomo por el borde y vio a un par de soldados atentos a las mirillas por las cuales sus flechas estaban listas esperando blancos seguros al otro extremo. Fue rápido y silencioso, el corazón le batía en el pecho haciéndole temblar las manos pero no su voluntad. Había visto salir hacia unos instantes a Tiver y su sequito y sabía que no tardaría alguien en volver a la celda de Nadya… no había tiempo para dudar o ser cobarde. Al instante media docena de aguerridos soldados estaban junto a él y sin mayor oposición llegaron a la celda en la punta de la torre, el camino de regreso sería diferente…
Nada lo había preparado para lo que encontró ahí…
Lluvia negra… hoy…
El acero brillo en las manos de Kipper, el agua corría por su rostro, estaba agazapada tras un objeto voluminoso que no distinguía en esa oscuridad, ni sus gafas amarillas le ayudaban ahora, la penumbra se llenaba de relámpagos, estruendos de disparos y gritos agónicos.
- ¡Al fin!... abrimos las puertas del infierno y el diablo anda suelto entre los hombres... –rió para sus adentros.
Un alarido fue acompañado por la silueta de un cuerpo que corría frenético sin dirección, se estrello contra un muro, se derrumbo agónico mientras luchaba por mantener sus viseras dentro de él, pero estas escapaban por una herida abierta de extremo a extremo de su abdomen.
Kipper miro… mejor dicho admiro los últimos estertores del hombre.
Con ágil movimiento salió de su escondite, ambas manos empuñando armas, disparó intuyendo la ubicación de su enemigo y corrió para alcanzar uno de los pasillos.
- Iván, no me falles, has lo tuyo… acobárdate y traicióname… ja, ja… ¡eres tan predecible!…
Alcanzo el pasillo apenas a tiempo, sintió esa presencia que se movía con agilidad imposible a punto de alcanzarla, rodó por el piso y casi juraría que escucho el aire ser corado por esas garras implacables. Su arma ilumino ese rostro con un par de disparos. La sombra pareció esfumarse ahí mismo para reaparecer al otro extremo del pasillo. Kipper le apunto con ambas armas pero no disparo.
Distancia suficiente para no fallar, no con su puntería pero esa criatura se movía tan rápido que esa distancia era suficiente para intuir el disparo y esquivarlo, tendría al monstruo encima antes de poder asegurar su siguiente tiro… Pero tal vez la criatura este herida… ¿Cuántas balas puede esquivar?, ¿Qué tan rápido puede moverse?.
-¿Qué eres en verdad? –le pregunto- ¿Qué clase de criatura eres… un ángel, un demonio, un monstruo?.
Yulia estaba agazapada en el extremo del pasillo, en una posición imposible para cualquiera, semejaba un tigre al asecho, con todos sus músculos tensos y listos para saltar sobre su presa… lista para esquivar esa bala… pero la rubia no era tan simple como sus hombres, ella estaba lista, la estaba esperando. No había necesidad de jugar. Se irguió lentamente, para que Kipper pudiera ver todos y cada uno de sus movimientos.
- Soy lo que soy… -respondió.
Kipper aguzo más su concentración. La criatura quería engañarla, quería darle una falsa confianza, distraerla con su voz. No podía perder las riendas del juego.
- ¡Ven por mi, maldita!
Disparo una vez, la bala se incrusto en el muro… había sido un disparo perfecto, aun así tal como esperaba fallo, Kipper sonrió al mismo tiempo que su segunda arma le quemaba el rostro con la ceniza de un nuevo disparo… apostó todo a un movimiento, el mismo que ella haría si tuviera esa maravillosa velocidad, el cañón de su arma estaba ahí antes que Yulia.
El impacto de la bala lanzo a Yulia contra el muro, recibió el proyectil demasiado cerca, sólo un instante y sus garras habrían puesto fin a ese juego. Intentó volver a su ataque pero más disparos volvieron a empujarla contra la roca.
Miro sus heridas, no había dolor en ellas, pero aun así sus piernas se vencieron, lentamente se deslizo hasta llegar al suelo.
- Esta vez soy yo quien traerá a los demonios del pasado para ti…
Kipper tomo otra arma del repertorio de su cinturón, algo semejante a un puñal y con certero movimiento lo clavo en el pecho de Yulia.
- ¡¡Gracias mil por traer a mi padre!!... ¡¡Gracias mil por devolverme mi infancia!!... ¡¡Gracias mil por recordarme lo que soy!!
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
Nadya agonizaba en los brazos de Carlo, toda su fuerza de voluntad se concentraba en su mirada, en el débil aliento de su voz.
-… Termina lo que él empezó…
- ¿Qué me esta pidiendo, mi señora?- dijo el gitano con voz temblorosa.
La mano de Nadya empapada en su propia sangre tomó la mano del gitano y lo guió hacia la horrible herida de su vientre. El aparto su mano incrédulo, Nadya le dibujo una sonrisa, la más dulce sonrisa que jamás había visto en su rostro.
- …No debe morir conmigo… ¡por favor!... –suplico Nadya con palabras sin sonido en sus labios.
Carlo asintió, nunca como ahora necesitó su sangre fría y todo el temple de su carácter. Empuño su navaja y se mordió los labios, el metal brillo con el reflejo de un trueno, no fue un brillo siniestro, la hoja de metal semejo una blanca paloma que se posaría sobre el vientre de Nadya, en el nido ensangrentado de donde había brotado la vida, de donde brotaría de nuevo.
La mano de Nadya volvió a sujetar el puño del gitano, como si con su toque pudiera disolver las dudas y el dolor de él. Esa débil voz la escucho más con su corazón que con sus oídos.
- … Tiene su sangre ¿verdad?, de mi Yulia... también tiene su sangre… tu nos casaste… mezclando nuestra sangre hiciste la magia ¿verdad?... No importa nada… lo que paso… son hijos de Yulia también… ¿verdad?
- Si, mi señora… si usted cree con todo su corazón en ello, así será. Son hijos de Yulia…también.
- …Que los perdone… por la forma en que fueron concebidos, ellos no tienen culpa de nada... que los ame… que los ame como me amó a mi… son todo... todo lo quedara de mi...
El último gramo de fuerza de Nadya guió la navaja a su destino. La noche se lleno con el llanto de un nuevo ser.
Lluvia negra… hoy…
Elena encaro el rostro de Iván, ese gesto estupido que divagaba en la furia y el miedo. El mismo rostro de siempre, mas allá del color de sus ojos, más allá de su cabello distinto, diferentes labios, diferente todo… y sin embargo era el mismo, siempre el mismo… Ese mismo rostro con que subió a la torre aquel día y casi con lágrimas en los ojos le imploraba por que diera a luz… la obligo a dar a luz… Arranco a la hija de Yulia de su vientre y entonces el destino también le escupió a la cara al descubrir que la diminuta criatura era una niña… Tan estupido, necio y pusilánime, jamás se dio cuenta que había alguien más en su vientre…
La mano de Iván temblaba violentamente, sentía el frió del acero tan quemante como si fuera de hielo… vio el cabello de Elena convertirse en una cascada dorada, todos sus rizos se habían esfumado, diluido, el tono de sus ojos se había vuelto ardiente, decidido, furioso… Ella no era Elena, no la niña que conocía y fue la perdición de su hijo… Esta era la misma mujer que en otra vida había conocido.
-¡Nunca más!... –dijo ella.
Iván retrocedió un paso impresionado por la fuerza de carácter que emanaba de ella, después rió de si mismo y su cobardía, avanzo ese paso retrocedido y con firmeza apunto su arma hacia las piernas de la pelirroja.
- No tienes opción, esto volara de un momento a otro… vendrás conmigo aun que tenga que llevarte a rastras.
Jalo el gatillo en un instante que pareció eterno, el arma ladro y escupió fuego en su mano…
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
Las puertas fueron atrancadas, los más leales de los hombres de Tiver montaron guardia frente a ella mientras afuera se escuchaba la lucha.
Tiver retrocedió hasta llegar al amplio sillón que debía ocupar el amo del castillo y se dejo caer en él, abatido, derrotado. La bebe en sus brazos lloraba pero su llanto no competía con la furia del hombre.
- ¿Por qué no han llegado los refuerzos?, ¿Dónde están los ejércitos del Ducado?- pregunto Tiver. No hubo respuesta
- Traicionado… mi Tío me ha traicionado, los Turcos me han traicionado, los nobles me han traicionado… ¿Ningún aliado cruzara espadas conmigo?
- ¿Aliado?... –preguntó el Obispo Kaunas- ¿Qué Aliado?... en tu arrogancia le escupiste la cara a todos, los humillaste, confundiste su prudencia con debilidad y ahora descubres que has confundido tu tiranía con lealtad. Toda la fuerza que te respaldaba entre uno y otro bando era este ejercito de Cruzados que ahora piden tu cabeza… ¡Maldigo la hora en que me engatusaste!, ¡maldigo la hora en que creí en ti!... Dame a esa inocente criatura, no eres digno de ser su padre…
El Obispo avanzo decido a arrebatarle la niña, pero Tiver blandió su espada amenazante.
-Atrás mentecato… ¿crees que me engañas?, esta niña puede ser tu salvoconducto, tu reivindicación ante los ojos del “Obispo ejecutor”… ¡No!, estamos juntos en esto y así lo estaremos hasta que nos lleve el infierno.
- ¡¡Entrégame a la niña!! -grito a sus espalda Ilich Katin.
Una docena de espadas brillaron y apuntaron al valiente hombre, ocultos tras unas cortinas estaban el resto de los fieles soldados a Yulia.
-No cometas más locuras –advirtió Ilich- Aún puedes escapar, puedes huir del castillo y ponerte a salvo con tu riqueza… volver después con otro ejercito, no sé… pero puedes sobrevivir esta noche… si me entregas a la niña.
-Tu eres Ilich Katin, ¿no?, el perro fiel de Oleg Volkov… ¿Cómo lograste entrar?
-De la misma forma en que te ofrezco salir, hay pasadizos ocultos, pero pueden ser descubiertos de un momento a otro, sólo dame a la niña… ¡decide rápido! El tiempo apremia.
Tiver oprimió al bebe contra su pecho.
-Es mentira, no hay escape del castillo, esta niña todavía puede comprarme la vida y estas tierras, solo necesito…
-No te permitirán negociar, no la dejaran vivir… Estas tierras ya no le pertenecen a nadie más que a la iglesia… No mandaron a un ejercito como este para rescatar a una niña… ¡¡vinieron por las tierras!!... No sobrevivirá nadie, no puede sobrevivir nadie. ¿No lo ve?.. Nadie puede sobrevivir y contar lo que aquí sucedió, la actuación de la Iglesia sería cuestionada.
-¡¡Es mi hija!! … ven por ella, y si es nuestro destino morir aquí, ¡morirá por mi mano!
Tiver sacudió su espada en dirección a él, fue la orden para que sus hombres atacaran a Ilich, de tras las cortinas salieron los soldados de Yulia. Tiver corrió escaleras arriba, a la habitación más alta del castillo, una trampa sin salida…. Las espadas sacaron chispas al iniciar su baile.
* * *
Yulia miro hacia lo alto, la torre se levantaba imponente pero… la gente peleaba y moría a su alrededor, gritos y sangre por doquier, la locura del hombre en su mas clara expresión, sin embargo para ella no había gente, no había espadas, no había furia, no había nada… Sólo estaba esa torre… vacía.
Por encima de toda esa locura, de todos los sonidos de la noche y su cacofónica batalla, ella podía escuchar el corazón de Nadya… como si pudiera tocarlo… pero ahora… solo queda el silencio, el silencio de una torre vacía…
No importa cuan hermosa sea la noche…
Las estrellas
nunca mas volverán a brillar en sus ojos.
El atardecer bañara las nubes con oro fundido
pero nunca mas ese resplandor se mezclara con su cabello
Nunca mas el esmeralda del bosque
será espejo en sus ojos.
Nunca mas habrá una corona de flores en su cabeza
Nunca más esos fragantes pétalos
Perfumaran sus cabellos.
No importa cuan grande es su pasión…
Nunca más sus manos se entrelazaran,
mientras ven agonizar la tarde
Nunca más sus labios volverán a encontrarse
Nunca más por ese gesto sus corazones volverán a hechizarse.
No importa cuan hermosa sea la luna…
Nunca más volverá a cubrir de magia su piel desnuda,
nunca mas el bosque nocturno se llenara con su voz
clamando su nombre como cuando la pasión las desbordaba.
No importa cuan grande es su amor
Ellas no volverán a ser una… nunca más.
Nadya ya no estaba ahí, Yulia sintió como ese vació en su corazón crecía cada vez más, tan grande y profundo como la noche misma, una soledad tan cruel e imponente como ese abismo infinito que carecía del consuelo de las estrellas, solo oscuridad, solo frío, solo soledad, solo dolor… tan inmenso como fue la magnitud de su amor por ella, ese vació que urgía ser llenado, ese doloroso vació que semejaba una bestia encadenada que arañaba y mordía las paredes de su corazón y se extendía a cada rincón de su cuerpo … era como una cruel sensación de hambre, un hambre como jamás en la eternidad ha existido…
Lluvia negra… hoy…
Elena saltó por el hueco de una puerta, con agilidad y fuerza nacida de la desesperación, sintió el viento quemante de una bala rozar su pierna pero no hubo dolor, agradeció al cielo la mala puntería de Iván.
- Maldición, no tenemos tiempo para juegos… ¡vamos a morir todos si no salimos de aquí! –grito el ruso en el colmo de la desesperación.
- ¡Moriremos entonces! –Respondió Elena mientras corría por otro pasillo.-… no, los niños no – gimió desesperada- ¿¡donde están los niños!?
Una luz golpeo su rostro, la cegó, Elena instintivamente se lanzo al suelo sin pensarlo, escucho el sonido de un disparo y algo quemo su espalda. Se deslizo dolorosamente por el suelo de tierra apisonada hasta los pies de un hombre que vestía un atuendo de campesino, una carabina temblaba en sus manos.
* * *
-... ¡¡Gracias mil por recordarme lo que soy!!... –el puño de Kipper sujetó los cabellos de Yulia para obligarla a mirarle a la cara.
-¡Yo me hice a mi misma!, ¡yo renací de mis cenizas!... ¡¡Yo soy el ángel de la muerte!!
Los ojos de Yulia brillaron más intensamente en ese rostro perfecto de mármol pulido, Kipper intentó reaccionar, sus piernas se flexionaron en un intento de saltar, alejarse… ese brillo como el de dos hogueras desbordando llamas azules era lo más cercano a una sonrisa. Una trampa.
El puño de Yulia atrapo el cuello de Kipper, su fuerza sobrenatural se impuso y sometió la fuerza de la más perfecta asesina de la KGB. Kipper no lucho contra ese brazo, sabia que era inútil competir contra el poder de ese garfio… sus manos ya empuñaban nuevas pistolas en un movimiento tan veloz que no hubiera captado el ojo humano… pero Yulia tuvo todo el tiempo del mundo para anularlo.
Ahora fue Kipper quien se estrello contra el piso dolorosamente, arrojada por los aires como por la fuerza de un huracán. Perdió un arma al impactarse, puso toda su voluntad en no soltar la otra y toda su habilidad en no romperse un hueso… Estaba sin aliento, los músculos paralizador por el golpe y aturdida.
Yulia se puso de pie con dificultad, el veneno de la plata en su sangre la paralizaba, las balas escapaban de su cuerpo lentamente… muy lentamente a su pesar. Sus garras de cristal brillaron en la punta de sus dedos.
- Solo eres polvo… -le dijo a Kipper.
La rusa luchaba por aclarar su visión y recuperar el aliento, aterrada escucho esa voz por encima del repicar de un millón de campanas en su cabeza.
Yulia se acerco lentamente a Kipper, cuidando no ponerse en la línea de fuego de esa arma. Entonces se detuvo, giro el rostro esforzándose en escuchar ¿en oler?.
- Tiver Smolensk …
* * *
El hombre parpadeo también con el rostro quemado por el fuego del disparo, bajo el cañón de su carabina hacia Elena pero no pudo volver a accionarla, un disparo le impacto en el pecho haciéndolo saltar hacia atrás. El cuerpo sin vida golpeo contra los cristales de una ventana pintada de negro para ahogar la luz del exterior, la noche brilló a través del hueco abierto en el muro.
Elena se puso de pie y saltó a través de esa ventana mientras el sonido de más disparos se escuchaba a sus espaldas, escucho los bramidos de Iván pero los ignoro, su mente estaba frenética buscando como llegar a la celda donde había visto a los niños. Cayo desde la altura de un piso, la adrenalina en sus venas la hizo ignorar el dolor de la caída, apenas toco el piso ya estaba corriendo al otro lado del patio interior de aquel edificio, se había lastimado un tobillo y cogeaba un poco pero el dolor era secundario en su desesperación, había mucha confusión entre los vigilantes, los veía correr de un lado a otro con sus lámparas en lo alto pero tras una cortina de lluvia.
Iván saltó tras ella sin dudarlo el pánico estaba empezando a dominarlo. Corrió tras ella sin atreverse a disparar, algún otro idiota podía devolverle el fuego en esa confusión. Tropezó con algo, la lluvia en el rostro no le daba claridad, en plena caída extendió un brazo lo más que pudo y corrió con suerte, alcanzo a sujetar un pie de Elena derribándola también.
Ella se revolvió en el fango del suelo para encararlo, de un puntapié en el rostro logró librarse de él, pero resbaló al intentar ponerse de pie, solo logro arrastrarse para alejarse un poco, Iván levanto su arma y le apunto, su mirada le decía todo… su venganza ya no era tan importante, ella tenía que morir.
La lluvia artificial se detuvo, nuevos estruendos hicieron eco en la noche.
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
Tiver Smolensk atranco la única puerta a la más alta habitación del castillo, miró a su alrededor y se vio perdido, no había más salidas, no había más escape que el que llevaba en los brazos.
- Negociare tu vida… tu inútil existencia servirá de algo, ¡me sacara de aquí!.. ¡me sacara de aquí! –Rió enloquecido el tirano-… solo debo negociar bien… solo debo negociar bien..
Los cristales multicolores del ventanal principal estallaron en un millar de pedazos, Tiver levanto el brazo para protegerse de la lluvia de fragmentos. Al apartar el brazo sus ojos se abrieron tan grandes que parecían a punto de escapar de su rostro
- ¡¡Dios Mio!!... ¡No puede ser!… ¡no puede ser!…
Continúa…
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
<<… mientras una de las dos viva, nuestro amor sobrevivirá... >>
Yulia sostiene en sus manos la cadena vacía, manchada de hollín y sangre quemada… su propia sangre. Esa cadena que significo tanto dolor, tanta desesperación… al fin es libre de esa cadena, libre de todas las cadenas que la ataron.
Observa su mano y la siente irreal, ve lo ultimo que queda de las heridas de las brazas ardientes que se hincaron en su piel cuando rebusco entre las cenizas, ya no hay heridas, se han esfumado como si nunca hubieran existido. Su mano es blanca y perfecta como el brillo de la luna. Las heridas del fuego no le han causado ni un gramo de dolor, no han dejado una sola huella, como si jamás hubiera sucedido.
Yulia Volkova es un nombre que le parece tan irreal como las heridas que se han esfumado, solo sonidos al viento, es algo que fue y desapareció… sin embargo ese algo se niega a morir dentro de si, ese nombre es como un eco que retumba sin extinguirse del todo. Hay algo en su corazón, algo doloroso, se retuerce y crece como una larva.
- Nadya… Nadya Elena… -murmura con una voz que no recuerda como suya, una voz que no puede ser escuchada por nadie.
Ese nombre recorre su cuerpo como un latido de su bizarro corazón, es como una llave que abre puertas en su mente, Yulia Volkova deja de ser un nombre cualquiera, se convierte en alguien, imágenes, sensaciones, sentimientos, olores, sabores… son tantas las cosas que inundan su mente que se desbordan sin poder ser contenidas.
Yulia es alguien, alguien que alguna vez fue amado, alguien que desafió al mundo tomada de la mano de Nadya, alguien que compartió esa sonrisa, que bebió de ella, que vivió por ella… que murió por ella.
<<… Siempre estaré aquí para ti... >>
Yulia, invicta, se levanta de entre los muertos como la luna nueva surge de la luna menguante, su corazón late de nuevo y en él palpita todo su amor por Nadya…
Pero ¿que es este dolor en su pecho?...
Nadya Elena... Aquella quien tuvo un hijo con él… el hombre que destruyo sus sueños.
¿Es realmente amor lo que palpita en su corazón?... ¿realmente fue por amor que aun esta aquí entre los hombres?... Lo que sea que hay en su corazón duele, duele como jamás a sentido dolor alguno… Ella, Nadya, solo ella tiene la respuesta a ese dolor…
La noche abrió sus brazos para recibir a la innombrable hija de la luna.
Lluvia negra… hoy…
Elena avanzaba tan rápido como podía con el cuerpo pegado al muro, la oscuridad era casi completa pero de vez en vez destellos sucedían acá y allá cegándola, a pesar de todo se sentía tranquila, dueña de si misma aun que temblaba… ¿acaso ya se había acostumbrado a esas situaciones, ha bailar entre las balas?... el sonido de los disparos resonaba en las paredes dificultándole ubicar donde estaba sucediendo la acción, a veces parecía que disparaban exactamente frente a ella… al fin distinguió una puerta conocida, entreabierta por donde la luz dibujaba un arco borrosamente. Corrió hacia ella y penetro en un pasillo apenas iluminado por una lámpara de aceite, una hilera de puertas de madera estaban ahí, cerradas únicamente con pasadores de hierro colado, lo reconoció al instante, era una de las prisiones donde había estado. Se apresuro a abrir los pasadores.
En el interior de cada celda había una docena de chicas, asustadas y apretujadas en un rincón.
-¡Vamos!- les gritó Elena- es hora de escapar…
Todas la miraron con ojos nublados y expectantes.
Elena les grito en cuanta lengua vino a su mente, pero nadie reaccionaba, solo la miraban asustadas. El sonido de los disparos no ayudaba en nada. Elena penetro en la celda y con fuerza nacida de la desesperación tomo un par de chicas por los brazos y a tirones las arrastro fuera de la celda, todas empezaron a llorar y gritar.
-¡Por favor! –Suplico Elena-… ayúdenme, vamos a morir si nos quedamos aquí..
- Solo ellas, estupida chiquilla, solo ellas… tu vienes conmigo. – Se escucho la voz de Iván. También venía por el pasillo con el cuerpo pegado al muro pero su arma apuntándole.
Elena lo encaro desafiante.
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
Ilich Katin pego el cuerpo al muro jadeando por el esfuerzo, la carrera y el dolor… sentía las lagrimas llenar sus ojos otra vez, su estomago retorcerse aún por la nausea de la prisión que había visto.
- ¡Dios!... ¡Dios!.. dame fuerzas… -suplicaba entre dientes-.. ¿Cómo pudieron tenerte ahí, mi señora?, ¿Cómo pudieron hacerte cosas tan horribles?... ¿Por qué no llegue antes?, ¿Por qué no estuvimos aquí para defenderte?
- ¿Qué hacemos ahora, Primo? –pregunto el soldado.
Ilich miró hacia la torre.
-Todo esta perdido para Tiver… una niña no le concede ningún derecho de herencia, esta peleando una batalla perdida… Carlo debe rescatar a Nadya Elena, nosotros iremos por la niña… la hija de Nadya debe estar con él…
- ¡Es una locura!, ¿Cómo lograremos llegar hasta él?, hay un ejercito de por medio…
- Ya estamos en el castillo, hay que ir por los accesos de la servidumbre… ¡vamos!... en unos minutos la batalla llegara hasta nosotros, debemos llegar a Tiver antes que ellos ¿sabes lo que le harán a la niña, verdad?
-No debe quedar un solo heredero posible… van a matarlos a todos.
* * *
Carlo avanzó sin vacilar trepando por ese muro, sus dedos como garfios de acero se enganchaban entre la rocas y ladrillos, su inseparable daga en los dientes y una cuerda atada en la cintura, sólo tenía que trepar un par de niveles, nada para lo que estaba acostumbrado el magnifico ladrón y príncipe de los gitanos. Abajo los soldados fieles a Yulia se habían despojado de sus armaduras para aligerar sus pesos y ganar agilidad, estaban listos para seguirlo pero carentes de su habilidad esperaban a que la cuerda estuviera asegurada.
Al fin alcanzo el arco de una ventana, desde ahí podía escuchar el fragor creciente de la batalla al otro lado del muro del castillo. Dio gracias a eso cuando se asomo por el borde y vio a un par de soldados atentos a las mirillas por las cuales sus flechas estaban listas esperando blancos seguros al otro extremo. Fue rápido y silencioso, el corazón le batía en el pecho haciéndole temblar las manos pero no su voluntad. Había visto salir hacia unos instantes a Tiver y su sequito y sabía que no tardaría alguien en volver a la celda de Nadya… no había tiempo para dudar o ser cobarde. Al instante media docena de aguerridos soldados estaban junto a él y sin mayor oposición llegaron a la celda en la punta de la torre, el camino de regreso sería diferente…
Nada lo había preparado para lo que encontró ahí…
Lluvia negra… hoy…
El acero brillo en las manos de Kipper, el agua corría por su rostro, estaba agazapada tras un objeto voluminoso que no distinguía en esa oscuridad, ni sus gafas amarillas le ayudaban ahora, la penumbra se llenaba de relámpagos, estruendos de disparos y gritos agónicos.
- ¡Al fin!... abrimos las puertas del infierno y el diablo anda suelto entre los hombres... –rió para sus adentros.
Un alarido fue acompañado por la silueta de un cuerpo que corría frenético sin dirección, se estrello contra un muro, se derrumbo agónico mientras luchaba por mantener sus viseras dentro de él, pero estas escapaban por una herida abierta de extremo a extremo de su abdomen.
Kipper miro… mejor dicho admiro los últimos estertores del hombre.
Con ágil movimiento salió de su escondite, ambas manos empuñando armas, disparó intuyendo la ubicación de su enemigo y corrió para alcanzar uno de los pasillos.
- Iván, no me falles, has lo tuyo… acobárdate y traicióname… ja, ja… ¡eres tan predecible!…
Alcanzo el pasillo apenas a tiempo, sintió esa presencia que se movía con agilidad imposible a punto de alcanzarla, rodó por el piso y casi juraría que escucho el aire ser corado por esas garras implacables. Su arma ilumino ese rostro con un par de disparos. La sombra pareció esfumarse ahí mismo para reaparecer al otro extremo del pasillo. Kipper le apunto con ambas armas pero no disparo.
Distancia suficiente para no fallar, no con su puntería pero esa criatura se movía tan rápido que esa distancia era suficiente para intuir el disparo y esquivarlo, tendría al monstruo encima antes de poder asegurar su siguiente tiro… Pero tal vez la criatura este herida… ¿Cuántas balas puede esquivar?, ¿Qué tan rápido puede moverse?.
-¿Qué eres en verdad? –le pregunto- ¿Qué clase de criatura eres… un ángel, un demonio, un monstruo?.
Yulia estaba agazapada en el extremo del pasillo, en una posición imposible para cualquiera, semejaba un tigre al asecho, con todos sus músculos tensos y listos para saltar sobre su presa… lista para esquivar esa bala… pero la rubia no era tan simple como sus hombres, ella estaba lista, la estaba esperando. No había necesidad de jugar. Se irguió lentamente, para que Kipper pudiera ver todos y cada uno de sus movimientos.
- Soy lo que soy… -respondió.
Kipper aguzo más su concentración. La criatura quería engañarla, quería darle una falsa confianza, distraerla con su voz. No podía perder las riendas del juego.
- ¡Ven por mi, maldita!
Disparo una vez, la bala se incrusto en el muro… había sido un disparo perfecto, aun así tal como esperaba fallo, Kipper sonrió al mismo tiempo que su segunda arma le quemaba el rostro con la ceniza de un nuevo disparo… apostó todo a un movimiento, el mismo que ella haría si tuviera esa maravillosa velocidad, el cañón de su arma estaba ahí antes que Yulia.
El impacto de la bala lanzo a Yulia contra el muro, recibió el proyectil demasiado cerca, sólo un instante y sus garras habrían puesto fin a ese juego. Intentó volver a su ataque pero más disparos volvieron a empujarla contra la roca.
Miro sus heridas, no había dolor en ellas, pero aun así sus piernas se vencieron, lentamente se deslizo hasta llegar al suelo.
- Esta vez soy yo quien traerá a los demonios del pasado para ti…
Kipper tomo otra arma del repertorio de su cinturón, algo semejante a un puñal y con certero movimiento lo clavo en el pecho de Yulia.
- ¡¡Gracias mil por traer a mi padre!!... ¡¡Gracias mil por devolverme mi infancia!!... ¡¡Gracias mil por recordarme lo que soy!!
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
Nadya agonizaba en los brazos de Carlo, toda su fuerza de voluntad se concentraba en su mirada, en el débil aliento de su voz.
-… Termina lo que él empezó…
- ¿Qué me esta pidiendo, mi señora?- dijo el gitano con voz temblorosa.
La mano de Nadya empapada en su propia sangre tomó la mano del gitano y lo guió hacia la horrible herida de su vientre. El aparto su mano incrédulo, Nadya le dibujo una sonrisa, la más dulce sonrisa que jamás había visto en su rostro.
- …No debe morir conmigo… ¡por favor!... –suplico Nadya con palabras sin sonido en sus labios.
Carlo asintió, nunca como ahora necesitó su sangre fría y todo el temple de su carácter. Empuño su navaja y se mordió los labios, el metal brillo con el reflejo de un trueno, no fue un brillo siniestro, la hoja de metal semejo una blanca paloma que se posaría sobre el vientre de Nadya, en el nido ensangrentado de donde había brotado la vida, de donde brotaría de nuevo.
La mano de Nadya volvió a sujetar el puño del gitano, como si con su toque pudiera disolver las dudas y el dolor de él. Esa débil voz la escucho más con su corazón que con sus oídos.
- … Tiene su sangre ¿verdad?, de mi Yulia... también tiene su sangre… tu nos casaste… mezclando nuestra sangre hiciste la magia ¿verdad?... No importa nada… lo que paso… son hijos de Yulia también… ¿verdad?
- Si, mi señora… si usted cree con todo su corazón en ello, así será. Son hijos de Yulia…también.
- …Que los perdone… por la forma en que fueron concebidos, ellos no tienen culpa de nada... que los ame… que los ame como me amó a mi… son todo... todo lo quedara de mi...
El último gramo de fuerza de Nadya guió la navaja a su destino. La noche se lleno con el llanto de un nuevo ser.
Lluvia negra… hoy…
Elena encaro el rostro de Iván, ese gesto estupido que divagaba en la furia y el miedo. El mismo rostro de siempre, mas allá del color de sus ojos, más allá de su cabello distinto, diferentes labios, diferente todo… y sin embargo era el mismo, siempre el mismo… Ese mismo rostro con que subió a la torre aquel día y casi con lágrimas en los ojos le imploraba por que diera a luz… la obligo a dar a luz… Arranco a la hija de Yulia de su vientre y entonces el destino también le escupió a la cara al descubrir que la diminuta criatura era una niña… Tan estupido, necio y pusilánime, jamás se dio cuenta que había alguien más en su vientre…
La mano de Iván temblaba violentamente, sentía el frió del acero tan quemante como si fuera de hielo… vio el cabello de Elena convertirse en una cascada dorada, todos sus rizos se habían esfumado, diluido, el tono de sus ojos se había vuelto ardiente, decidido, furioso… Ella no era Elena, no la niña que conocía y fue la perdición de su hijo… Esta era la misma mujer que en otra vida había conocido.
-¡Nunca más!... –dijo ella.
Iván retrocedió un paso impresionado por la fuerza de carácter que emanaba de ella, después rió de si mismo y su cobardía, avanzo ese paso retrocedido y con firmeza apunto su arma hacia las piernas de la pelirroja.
- No tienes opción, esto volara de un momento a otro… vendrás conmigo aun que tenga que llevarte a rastras.
Jalo el gatillo en un instante que pareció eterno, el arma ladro y escupió fuego en su mano…
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
Las puertas fueron atrancadas, los más leales de los hombres de Tiver montaron guardia frente a ella mientras afuera se escuchaba la lucha.
Tiver retrocedió hasta llegar al amplio sillón que debía ocupar el amo del castillo y se dejo caer en él, abatido, derrotado. La bebe en sus brazos lloraba pero su llanto no competía con la furia del hombre.
- ¿Por qué no han llegado los refuerzos?, ¿Dónde están los ejércitos del Ducado?- pregunto Tiver. No hubo respuesta
- Traicionado… mi Tío me ha traicionado, los Turcos me han traicionado, los nobles me han traicionado… ¿Ningún aliado cruzara espadas conmigo?
- ¿Aliado?... –preguntó el Obispo Kaunas- ¿Qué Aliado?... en tu arrogancia le escupiste la cara a todos, los humillaste, confundiste su prudencia con debilidad y ahora descubres que has confundido tu tiranía con lealtad. Toda la fuerza que te respaldaba entre uno y otro bando era este ejercito de Cruzados que ahora piden tu cabeza… ¡Maldigo la hora en que me engatusaste!, ¡maldigo la hora en que creí en ti!... Dame a esa inocente criatura, no eres digno de ser su padre…
El Obispo avanzo decido a arrebatarle la niña, pero Tiver blandió su espada amenazante.
-Atrás mentecato… ¿crees que me engañas?, esta niña puede ser tu salvoconducto, tu reivindicación ante los ojos del “Obispo ejecutor”… ¡No!, estamos juntos en esto y así lo estaremos hasta que nos lleve el infierno.
- ¡¡Entrégame a la niña!! -grito a sus espalda Ilich Katin.
Una docena de espadas brillaron y apuntaron al valiente hombre, ocultos tras unas cortinas estaban el resto de los fieles soldados a Yulia.
-No cometas más locuras –advirtió Ilich- Aún puedes escapar, puedes huir del castillo y ponerte a salvo con tu riqueza… volver después con otro ejercito, no sé… pero puedes sobrevivir esta noche… si me entregas a la niña.
-Tu eres Ilich Katin, ¿no?, el perro fiel de Oleg Volkov… ¿Cómo lograste entrar?
-De la misma forma en que te ofrezco salir, hay pasadizos ocultos, pero pueden ser descubiertos de un momento a otro, sólo dame a la niña… ¡decide rápido! El tiempo apremia.
Tiver oprimió al bebe contra su pecho.
-Es mentira, no hay escape del castillo, esta niña todavía puede comprarme la vida y estas tierras, solo necesito…
-No te permitirán negociar, no la dejaran vivir… Estas tierras ya no le pertenecen a nadie más que a la iglesia… No mandaron a un ejercito como este para rescatar a una niña… ¡¡vinieron por las tierras!!... No sobrevivirá nadie, no puede sobrevivir nadie. ¿No lo ve?.. Nadie puede sobrevivir y contar lo que aquí sucedió, la actuación de la Iglesia sería cuestionada.
-¡¡Es mi hija!! … ven por ella, y si es nuestro destino morir aquí, ¡morirá por mi mano!
Tiver sacudió su espada en dirección a él, fue la orden para que sus hombres atacaran a Ilich, de tras las cortinas salieron los soldados de Yulia. Tiver corrió escaleras arriba, a la habitación más alta del castillo, una trampa sin salida…. Las espadas sacaron chispas al iniciar su baile.
* * *
Yulia miro hacia lo alto, la torre se levantaba imponente pero… la gente peleaba y moría a su alrededor, gritos y sangre por doquier, la locura del hombre en su mas clara expresión, sin embargo para ella no había gente, no había espadas, no había furia, no había nada… Sólo estaba esa torre… vacía.
Por encima de toda esa locura, de todos los sonidos de la noche y su cacofónica batalla, ella podía escuchar el corazón de Nadya… como si pudiera tocarlo… pero ahora… solo queda el silencio, el silencio de una torre vacía…
No importa cuan hermosa sea la noche…
Las estrellas
nunca mas volverán a brillar en sus ojos.
El atardecer bañara las nubes con oro fundido
pero nunca mas ese resplandor se mezclara con su cabello
Nunca mas el esmeralda del bosque
será espejo en sus ojos.
Nunca mas habrá una corona de flores en su cabeza
Nunca más esos fragantes pétalos
Perfumaran sus cabellos.
No importa cuan grande es su pasión…
Nunca más sus manos se entrelazaran,
mientras ven agonizar la tarde
Nunca más sus labios volverán a encontrarse
Nunca más por ese gesto sus corazones volverán a hechizarse.
No importa cuan hermosa sea la luna…
Nunca más volverá a cubrir de magia su piel desnuda,
nunca mas el bosque nocturno se llenara con su voz
clamando su nombre como cuando la pasión las desbordaba.
No importa cuan grande es su amor
Ellas no volverán a ser una… nunca más.
Nadya ya no estaba ahí, Yulia sintió como ese vació en su corazón crecía cada vez más, tan grande y profundo como la noche misma, una soledad tan cruel e imponente como ese abismo infinito que carecía del consuelo de las estrellas, solo oscuridad, solo frío, solo soledad, solo dolor… tan inmenso como fue la magnitud de su amor por ella, ese vació que urgía ser llenado, ese doloroso vació que semejaba una bestia encadenada que arañaba y mordía las paredes de su corazón y se extendía a cada rincón de su cuerpo … era como una cruel sensación de hambre, un hambre como jamás en la eternidad ha existido…
Lluvia negra… hoy…
Elena saltó por el hueco de una puerta, con agilidad y fuerza nacida de la desesperación, sintió el viento quemante de una bala rozar su pierna pero no hubo dolor, agradeció al cielo la mala puntería de Iván.
- Maldición, no tenemos tiempo para juegos… ¡vamos a morir todos si no salimos de aquí! –grito el ruso en el colmo de la desesperación.
- ¡Moriremos entonces! –Respondió Elena mientras corría por otro pasillo.-… no, los niños no – gimió desesperada- ¿¡donde están los niños!?
Una luz golpeo su rostro, la cegó, Elena instintivamente se lanzo al suelo sin pensarlo, escucho el sonido de un disparo y algo quemo su espalda. Se deslizo dolorosamente por el suelo de tierra apisonada hasta los pies de un hombre que vestía un atuendo de campesino, una carabina temblaba en sus manos.
* * *
-... ¡¡Gracias mil por recordarme lo que soy!!... –el puño de Kipper sujetó los cabellos de Yulia para obligarla a mirarle a la cara.
-¡Yo me hice a mi misma!, ¡yo renací de mis cenizas!... ¡¡Yo soy el ángel de la muerte!!
Los ojos de Yulia brillaron más intensamente en ese rostro perfecto de mármol pulido, Kipper intentó reaccionar, sus piernas se flexionaron en un intento de saltar, alejarse… ese brillo como el de dos hogueras desbordando llamas azules era lo más cercano a una sonrisa. Una trampa.
El puño de Yulia atrapo el cuello de Kipper, su fuerza sobrenatural se impuso y sometió la fuerza de la más perfecta asesina de la KGB. Kipper no lucho contra ese brazo, sabia que era inútil competir contra el poder de ese garfio… sus manos ya empuñaban nuevas pistolas en un movimiento tan veloz que no hubiera captado el ojo humano… pero Yulia tuvo todo el tiempo del mundo para anularlo.
Ahora fue Kipper quien se estrello contra el piso dolorosamente, arrojada por los aires como por la fuerza de un huracán. Perdió un arma al impactarse, puso toda su voluntad en no soltar la otra y toda su habilidad en no romperse un hueso… Estaba sin aliento, los músculos paralizador por el golpe y aturdida.
Yulia se puso de pie con dificultad, el veneno de la plata en su sangre la paralizaba, las balas escapaban de su cuerpo lentamente… muy lentamente a su pesar. Sus garras de cristal brillaron en la punta de sus dedos.
- Solo eres polvo… -le dijo a Kipper.
La rusa luchaba por aclarar su visión y recuperar el aliento, aterrada escucho esa voz por encima del repicar de un millón de campanas en su cabeza.
Yulia se acerco lentamente a Kipper, cuidando no ponerse en la línea de fuego de esa arma. Entonces se detuvo, giro el rostro esforzándose en escuchar ¿en oler?.
- Tiver Smolensk …
* * *
El hombre parpadeo también con el rostro quemado por el fuego del disparo, bajo el cañón de su carabina hacia Elena pero no pudo volver a accionarla, un disparo le impacto en el pecho haciéndolo saltar hacia atrás. El cuerpo sin vida golpeo contra los cristales de una ventana pintada de negro para ahogar la luz del exterior, la noche brilló a través del hueco abierto en el muro.
Elena se puso de pie y saltó a través de esa ventana mientras el sonido de más disparos se escuchaba a sus espaldas, escucho los bramidos de Iván pero los ignoro, su mente estaba frenética buscando como llegar a la celda donde había visto a los niños. Cayo desde la altura de un piso, la adrenalina en sus venas la hizo ignorar el dolor de la caída, apenas toco el piso ya estaba corriendo al otro lado del patio interior de aquel edificio, se había lastimado un tobillo y cogeaba un poco pero el dolor era secundario en su desesperación, había mucha confusión entre los vigilantes, los veía correr de un lado a otro con sus lámparas en lo alto pero tras una cortina de lluvia.
Iván saltó tras ella sin dudarlo el pánico estaba empezando a dominarlo. Corrió tras ella sin atreverse a disparar, algún otro idiota podía devolverle el fuego en esa confusión. Tropezó con algo, la lluvia en el rostro no le daba claridad, en plena caída extendió un brazo lo más que pudo y corrió con suerte, alcanzo a sujetar un pie de Elena derribándola también.
Ella se revolvió en el fango del suelo para encararlo, de un puntapié en el rostro logró librarse de él, pero resbaló al intentar ponerse de pie, solo logro arrastrarse para alejarse un poco, Iván levanto su arma y le apunto, su mirada le decía todo… su venganza ya no era tan importante, ella tenía que morir.
La lluvia artificial se detuvo, nuevos estruendos hicieron eco en la noche.
La caída del Castillo Volkov… hace seis siglos.
Tiver Smolensk atranco la única puerta a la más alta habitación del castillo, miró a su alrededor y se vio perdido, no había más salidas, no había más escape que el que llevaba en los brazos.
- Negociare tu vida… tu inútil existencia servirá de algo, ¡me sacara de aquí!.. ¡me sacara de aquí! –Rió enloquecido el tirano-… solo debo negociar bien… solo debo negociar bien..
Los cristales multicolores del ventanal principal estallaron en un millar de pedazos, Tiver levanto el brazo para protegerse de la lluvia de fragmentos. Al apartar el brazo sus ojos se abrieron tan grandes que parecían a punto de escapar de su rostro
- ¡¡Dios Mio!!... ¡No puede ser!… ¡no puede ser!…
Continúa…
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Gebial
Wow me encanta,no he dejado de alucinar con esta historia, que me tiene clavadisima.por favor continúa que esta increíble. Felicitaciones me quito el sombrero.
Zanini-volk- Invitado
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Hola aquí les dejo otro cap. doble de este hermoso fic, sera el ultimo de este año por motivos obvios no podre subir mas hasta el próximo año sin mas, les deseo una Feliz Navidad y un Prospero Año Nuevo que la pasen bonito junto a sus seres queridos nos estaremos leyendo
Capitulo XXVII - La noche del corazón oscuro.
(segunda parte)
El ángel del corazón oscuro… hace seis siglos.
- ¡¡Dios Mio!!... ¡No puede ser!… ¡no puede ser!…
Alas de oscuridad, inmensas como una ventana en el cielo que se abre a la noche, la oscuridad hace majestad en aquel palacio de oro, seda y terciopelo, ¡que pequeño es el poder del hombre ante los designios del destino!. Tiver Smolensk cayó de espaldas aferrando a la bebe contra su pecho, la espada insolente escapo de sus manos y ni siquiera una sola oración acudió a sus labios.
En medio de esa oscuridad que se agita como un millar de alas de cuervo Yulia Volkova desciende de la nada, como nacida de las tinieblas mismas que la preceden, a otros ojos inmaculados de pecado y maldad ella podría ser hermosa como ninguna mujer en el mundo ha sido. No hay prenda alguna que profane el resplandor de su piel como si la luna misma hubiera penetrado por esa ventana destrozada, pero la divinidad se disuelve en la imagen de una adolescente de formas incipientes, virginales, curvas suaves pero firmes, perfectas, una sola marca no mancha esa perfección escultural de mármol pulido con brillo de luna, es como si todos los grandes maestros de la antigua Grecia hubieran reunido sus artes y talentos en crear la mas hermosa escultura de una núbil que de tal perfección el mismo Hades, dios del inframundo, conmovido le hubiera concedido el don de la vida en un soplo de fuego azul extraído de la más profunda hoguera de sus dominios, ese fuego infernal que arde en esos ojos que alguna vez fueron reflejo de un cielo despejado.
Piso de maderas pulidas y alfombras orientales, tales lujos no son dignos de tan delicados pies que con gracia indefinible apenas parecen pisarlos, ella camina casi sin tocar el piso, el pétalo de una rosa podría deslizarse entre esos pies y la alfombra sin encontrar obstáculo. Ella misma parece una fantasía, una ilusión surgida de un sueño que se convierte en pesadilla a medida que se acerca como deslizándose en el viento más que caminando.
Tiver cierra los ojos mientras sus corazón amenaza con estallar en su pecho, cierra los ojos con tal violencia que siente como si sus parpados pudieran aplastar dolorosamente sus globos. Vuelve a abrirlos rogando despertar de cruel sueño…
¡Que el bebe no haya sido aún arrancada del vientre de Nadya! ¡que ese bebe no haya sido una inútil fémina sino un glorioso varón! ¡Que los ejércitos a las puertas de su castillo no hayan desenvainado sus espadas!... ¡¡Que ella, Yulia Volkova, no hubiera ya muerto en su calabozo!!... ¡¡Que ella no haya muerto aun y siga encadenada al mundo de los vivos por ese lastre de su cuerpo mancillado!!... ¡¡Que ese ángel vengador jamás hubiera cruzado las puertas del inframundo para plantarle cara por sus pecados!!
Pero abre sus ojos y ella esta ahí, todo esta ahí, irreversiblemente, irremediablemente, inexorablemente… Ese rostro que ha perdido todo gesto de humanidad, ha perdido del fruncir desafiante de sus cejas, ha perdido el brillo natural de esa mirada, ha perdido el calor de esa sonrisa… ha perdido todo… en cambio en lo profundo de esas pupilas arde el fuego de todo su odio por él,.. por todos. Esos labios que alguna vez antojaban ser besados se abren como si fueran a pronunciar sentencia… y no se equivoca, pero es una sentencia silenciosa que se dibuja en el filo de terribles colmillos… crueles garfios creados para arrancarle el alma.
Silencio…
El sonido de las espadas llega a ellos como un eco lejano, la cacofonía de la guerra parece escucharse en la distancia como un recuerdo… por encima de todos esos sonidos hay silencio… Ella, la diminuta criatura a la cual se aferra con toda su alma el tirano, ha cesado su llanto.
Diminutos y puros ojos que apenas han visto la luz atrapan los ardientes ojos del ángel oscuro.
La pequeña bebé mira a Yulia como si la reconociera… ¿Qué hay en la memoria de los recién nacidos antes de que los nuevos recuerdos del mundo los sustituyan?, ¿Por qué ríen los infantes en la soledad y el silencio?, ¿será que sus inocentes ojos todavía pueden ver sombras del lugar donde se forjaron sus almas? ¿Pueden ver a los ángeles?... ¿Qué es lo que este ángel recién venido al mundo ve en el rostro de Yulia?
¿Será que reconoce a aquella que inundaba los pensamientos de su madre cuando estaba en su vientre? ¿Será que las oraciones de Nadya y su fe han rendido frutos? ¿será que reconoce a aquella quien por un acto de magia gitana, fe y amor, comparte su sangre y su alma?
¿La bebe parece sonreír o es el capricho del baile de la débil luz de las velas en su rostro?
¿Y qué es lo que Yulia ve en ella?
Las garras de cristal se contraen bajo las uñas, esa garra de bestia cazadora se convierte otra vez en una delicada mano de brutal e incontenible fuerza que doblega la desesperación de Tiver para arrebatarle a la niña con engañosa suavidad. Se escucha el sonido de un hueso dislocado y un alarido que no acaba de convertirse en grito del tirano.
Renacimiento…hoy…
¿Cuánto dura el ultimo instante de la vida?
Elena cerró los ojos cegada por el fogonazo de la pistola de Iván… No es oscuridad lo que encuentra su visión ciega, la luz se retuerce en un millar de formas y colores… No es el destello de un arma lo que ve, es la luz de la luna que se filtra entre las aguas, todo es familiar y en calma... es el lago, lo reconoce, nuevamente esta en él pero ahora no esta sobre sus aguas en la barca de su padre, no es el rostro de una adolescente la que esta sumergido en las aguas, es el rostro de una niña la que la mira con curiosidad creciente.
La niña que accidentalmente cae… se sumerge en las frías aguas de su prisión… muere… Ella no puede permitirlo ¿de donde surgió esa magia?
Intenta detener su caída al frío abismo de esas aguas, pero no tiene manos que la sostengan así que la atrapa con su propio corazón, con su propia alma… apenas un soplo de vida queda en esa niña, no hay nada que le impida entrar en ella, convertirse en ella, abrir sus ojos y luchar por sobrevivir… por salvarla... por salvarse… por liberarse de esa prisión.
¿Por qué esa niña entre todas las criaturas del mundo pudo concederle su libertad?
Hubiera deseado escapar para siempre de ahí, pero la niña rescatada de las aguas atraviesa un muro que ella no puede cruzar y tristemente ha vuelto ahí, bajo las aguas donde sólo la luna la puede alcanzar… Pero la niña con su vida renovada la mira, ella puede verla con claridad, hay un vínculo entre ellas… Nadya sabia que esa niña volvería, esa niña la rescataría de su prisión como ella la rescato de la muerte.
Debía tener fe, la misma fe que ha tenido por seis siglos esperando que algún día Yulia pudiera encontrarla. Y su fe rindió tristes frutos, fue un hilo de sangre, tan delgado como un cabello, fue la sangre de Elena encontrando camino a las aguas del lago cuando la maldad de los hombres también quiso asesinarla.
Elena ahora era una adolescente que agonizaba al igual que hace aquella primera vez… pero esta vez no hubo muro ni barrera, fue la sangre de ella diluyéndose en el agua lo que abrió su prisión. ¿Qué magia hay en su sangre?
Por fin tienen una respuesta, al fin comprende el por que de todas personas en el mundo, de todos aquellos que alguna vez se acercaron al lago, de todos los que murieron en el lago, solo ella, Nadya Elena Katina ha podido liberarla.
Ellas comparten mucho más que sólo su nombre…
Pero era el último instante de su vida… la pistola ha sido disparada, la bala surca el vació inexorable… ¿Cuánto dura el ultimo instante de la vida? Para ella, Nadya Elena ha durado sus dos vidas y mucho más, por que todo esta al fin en su mente y su alma, su vida ha dejado de ser un rompecabezas de recuerdos desordenados, desde su nacimiento hace seis siglos, su prisión en las eternas aguas de aquel valle olvidado por Dios y su reencarnación en la niña cuyo cuerpo ahora habita, apenas un parpadeo y ha recorrido dos vidas y mucho más… ¿Esta es la recompensa por su fe?
- Carlo… ¡que grande era tu magia!... Descendiente de hechiceras, ni tu mismo conocías el poder de tu magia… Ella debe saberlo, Yulia debe saber el milagro que aquella noche hiciste… Nuestro amor fue más grande que toda esa maldad… ella debe saberlo...
La bala cual saeta de fuego cruza frente a sus ojos para impactarse en el suelo apenas unos centímetros de ella, apenas nada. Iván vuela por sobre su cabeza mientras tras él se alza victoriosa una columna de fuego, humo y escombros, el sonido de la explosión le llega un instante después.
En el marco de las llamas, contrastando en sombras y fuego una pequeña figura se tambaleaba al intentar ponerse de pie.
- ¡¡Yulia!!
La prisión de cristal… hace seis siglos.
¿Qué importaba una herida más en ese cuerpo?, con lagrimas brotando de sus ojos Carlo aplico su daga a la correa de cuero que habían puesto en el cuello de Nadya, aun así tuvo cuidado en su corte por no tocar esa delicada piel, fallo una pequeña herida queda en esa garganta ¿Qué importaba?... ella había muerto.
- ¿Qué haces? ¡¡Debemos salir!! –le urgió un soldado.
- No la dejare aquí, su cuerpo no se pudrirá en esta prisión.
- ¡¡Es un niño!!... ¡es un varón! ¿Sabes lo que significa?
- Si, si Tiver sabe de su existencia podrá exigir su herencia…
Carlo acomodo el cuerpo de Nadya en una manta, uso paja para cubrir las heridas de su vientre y contener lo que quedaba de sangre. Antes de empezar a cubrirla limpió con su propio pañuelo una mancha de sangre de ese rostro.
<<… por el amor que le tienes a tu hermana… ¿puedes casarnos?>>
El gitano se mordió el puño para controlarse y doblegar sus lágrimas. Procedió rápidamente a envolver el cadáver y se lo echo al hombro como un fardo cuando hubo terminado.
Presurosos descendieron por la misma escalera hasta llegar a la parte baja de la torre, los guardias de ahí no fueron problema.
Temerarios salieron por la puerta principal, la locura ya había hecho presa de los soldados y sirvientes ahí, en la confusión no fue difícil escurrirse a esos senderos ocultos que la puerta de escape oculta.
-¿Deberíamos esperar a los otros? –pregunto el soldado que llevaba al bebé en brazos.
- No, debemos escapar ahora. El niño, Tiver no debe sabe que existe o lo perseguirá hasta el fin del mundo… Nunca nadie debe saber que este niño existe... no le dejare a ese tirano nada… ni el cadáver de ella.
Rodearon el castillo y amparados por las sombras lograron llegar al lago. A lo lejos la batalla del castillo había logrado penetrar sus muros, el fuego empezaba a dominar sus ventanas y muros.
- Gitano… debemos volver, nuestros hermanos necesitan nuestras espadas. Ilich Katin nos necesita
Carlo mismo sentía deseos de empuñar su navaja y volver sobre sus pasos pero…
- Si… deben volver, ¡rescaten a Yulia!... y díganle lo que ha pasado. Y díganle también que yo tengo a su hijo.
El soldado no pudo evitar un gesto de sorpresa.
- Sólo denle ese mensaje, ella comprenderá… Yo custodiare a su hijo hasta que ella venga por él, ella sabrá encontrarme.
El soldado le entrego el bebé a Carlo y asintió.
- Tienes razón gitano, llévate a este niño tan lejos como puedas, que de nosotros no saldrá palabra alguna de su existencia a otra persona que no sea nuestra Señora.
Carlo vio a los hombres partir de regreso. Algo en su corazón le decía que nunca más los volvería a ver.
Debía actuar rápido, no podía cargar con el niño y el cuerpo de Nadya al mismo tiempo, tomó una decisión. Con sumo cuidado escondió al niño entre los arbustos y cargo de nueva cuenta con Nadya y se interno en las aguas del lago. Ese inmenso ojo de agua que conocía como la palma de su mano, su campo de juegos cuando era niño y el padre de Yulia les brindaba asilo y él y Yulia se aventuraban en esas aguas engañosas, poco profundas y de pronto pozos sin fondo… cuando Yulia y él eran hermanos.
El agua le llegaba al pecho cuando al fin encontró el lugar que buscaba, un lugar tan lejos del castillo, de los senderos, un pozo al cual jamás le encontraron fondo. El valiente gitano se permitió llorar en es momento de soledad.
- Aquí encontraras descanso, mi señora, que las hadas del bosque y del lago velen tus sueños hasta el día que Yulia venga por ti o puedan reunirse en otra vida.
Nunca supo por que, pero empezó a entonar una canción que le escucho a su abuela cuando niño, la Shuvihani de su tribu, una canción para proteger el alma de los muertos creía él.
Nadya se hundió lentamente en las frías aguas del lago, mientras ese cántico milenario, esa oración creada antes de la edificación de las pirámides protegería su alma, resguardándola, aprisionándola en ese lago como una crisálida en espera de su resurrección.
Renacimiento… hoy
Elena Kipper apuntaba a la oscuridad con puño vacilante, el arma temblaba en sus manos sin encontrar blanco donde liberar su maldad convertida en plata ardiente. Tanta maldad, tanto odio, tanto miedo dentro de ese corazón, Yulia que había bebido parte de su alma la comprendía perfectamente, el origen de toda esa furia, era demasiada, no había espacio en su corazón para otro sentimiento, solo el odio, a su destino, a su vida, a sus padres a todo… no había camino de retorno para ella, nunca lo hubo, Elena Kipper no era un ser humano, Yulia entre todas las criaturas de la creación lo comprendía, tal vez por que un monstruo puede reconocer a un monstruo.
Yulia sentía como sus piernas poco a poco se paralizaban, el veneno de la plata corriendo en su sangre, debía huir, ellos, los hombres vendrán a buscarla cuando este indefensa y buscaran el medio para destruirla, así ha sido por siempre, así será por siempre, debe buscar un rincón oscuro y profundo, meterse en él y esperar, las balas saldrán de su cuerpo repelidas por su naturaleza sobrenatural y cuando vuelva a caer la noche ella se levantara como cada noche con la luna nueva. Pero la maldad encarnada en esa mujer de rubios cabellos debía extinguirse, ese corazón palpitante de odio debía encontrar reposo… esa alma tan intensa debía ser suya… pero con cuidado, no era un pichón asustado su nueva presa, era un lobo acorralado y feroz.
Entonces los sonidos de la lluvia artificial se extinguieron, fue como si un velo cayera de sus ojos y sus sentidos entorpecidos por la saturación de señales, sonidos y luces volvieron a expandirse… y entonces lo percibió a él.
- Tiver Smolensk …
Era su presencia, su voz, el aroma de su sangre, la esencia de su maldad y Elena estaba con él, el corazón agitado de Elena le llamaba con urgencia.
Tan rápido como el veneno de la plata en su sangre se lo permitía comenzó a correr. Exprimió cada gramo de fuerza para cruzar esos pasillos, nada en el mundo era más importante, ni Kipper ni sus hombres ni las nuevas heridas que recibió al cruzar por entre ellos con su velocidad y agilidad menguada, corrió como el viento hasta encontrarse con el cristal reforzado en malla de acero de una ventana, la argamasa envejecida por la erosión y los años cedió a su fuerza e impulso pero agotando aun más sus fuerzas… sus piernas tocaron el piso empapado de fango, casi en el limite de su resistencia y al fin ahí estaba ella… y él.
Ella no estaba asustada como lo había creído, estaba furiosa, desafiante, tal como la recordaba, tal como era ella, la dulce y tierna niña se transformaba en un león cuando era necesario, Iván retrocedía un par de pasos, aturdido por un puntapié recibido en el rostro y su espíritu reducido por esa mirada esmeralda que lo apuñalaba con el rencor añejado por seis siglos. El le apuntaba con un arma. No le quedaba fuerza para usar sus garras ni nada, sólo siguió corriendo hasta que sus piernas se doblegaran, lo impactó secamente, tan rápido y brutal como pudo… y eso fue todo, ahí se derrumbo.
Ahora esta desvalida como jamás lo había estado. Casi no había voluntad en sus brazos o piernas, ni en nada, su cuerpo poco a poco adquiría el letargo, la inmovilidad de un cadáver, los sonidos se apagaban, la luz se extinguía lentamente.
Escuchó los pasos de los hombres viniendo hacia ellas, debe tomar a Elena y salir de ahí… ¿Qué es eso? ¿Es el galope de los caballos? ¿las espadas que brillan nuevamente? ¿Son ellos otra vez?... Vienen a llevársela de su lado otra vez… le romperán los huesos y quemaran su piel mientras la encadenan otra vez en ese oscuro rincón… y a ella volverán a engañarla con amenazas y falsas esperanzas, la torturaran y la violaran… otra vez… No puede permitir que eso suceda de nuevo, no hay vida en su cuerpo, pero su voluntad puede lograr lo imposible, si tiene Fe, por que la voluntad lo es todo, ahora lo sabe con toda claridad, lo siente en lo más profundo del dolor de su hambre, lo reconoce… se levanto de entre los muertos por que la amaba, por que en ese momento tan cruel y doloroso no podía abandonarla, no la dejaría sola… ella se lo prometió, siempre estaría con ella, siempre estaría ahí… Por encima de todo su dolor y su rencor, de toda su ira… ella volvió de la muerte por que la amaba.
Sus brazos empezaron a moverse con la rigidez de la piedra, empezó a incorporarse con apenas un soplo de fuerza.
- ¡¡Huye!! –quiso gritarle a la pelirroja, pero no había aliento para sus palabras. Ellos están cada vez más cerca pero sus piernas son completamente inútiles -… Elena, huye… -lloró de impotencia- ¿Por qué?... ¿¡por que nunca puedo protegerte!?
El ángel del corazón oscuro… hace seis siglos.
El Obispo Kaunas se derrumba en un rincón de la habitación cuando la pelea comienza, las espadas se cubren de sangre prontamente. Ilich Katin y los soldados que lo acompañan retroceden superados numéricamente. Se cubre la cabeza, los oídos para no escuchar los gritos ni el choque del hierro, pero un sonido supera todo, los golpes que hacen crujir la puerta principal, la suerte esta echada, los cruzados han penetrado el castillo y ahora están por derriban la ultima barrera… Kaunas ve desaparecer a Tiver escaleras arriba, arrinconarse en la ultima pieza del castillo como una rata. Sólo tiene una oportunidad y decide jugar su ultima carta.
Corre hacia la puerta y antes de que alguien pueda detenerlo quita la tranca que la sostiene y abre las hojas de par en par. Su ropa eclesiástica contiene por un instante a los caballeros en maltrechas armaduras que afuera pugnan por entrar.
- ¡¡Daos prisa!!... ¡el traidor esta arriba!... Por ahí, por esas escaleras. –Les grita.
Ilustración 1Capitulo XXVII - La noche del corazón oscuro. (Primera parte)
Los soldados penetran siguiendo las instrucciones y confundiendo a Kaunas con un aliado, los hombres de Tiver presentan batalla a los nuevos invasores olvidando por un momento a Ios hombres de Ilich, que aprovechando la confusión vuelven al pasillo oculto intentando escapar, todos menos Ilich que sin dudarlo se lanza escaleras arriba, su primo duda un momento en escapar o seguir los pasos de Ilich, al instante lo sigue. La escaramuza termina tan pronto como empezó, los hombres de Tiver se rinden en un santiamén viendo la causa perdida.
Ilich y Kaunas se topan cara a cara en los primeros pasos de la escalera, Kaunas sostiene la mirada del joven sirviente de los Volkov.
- La niña…-dice Kaunas-… no hay tiempo, vamos por ella.
Los Katin asienten aceptando la tregua y siguiendo la pantomima del Obispo.
A tropel subieron las escaleras cuyo tamaña parecía enorme y el tiempo eterno, la ultima puerta estaba cerrada pero no sería obstáculo alguno.
Estaban por arremeter contra ella cuando esta cedió arrancada de su marco, trozos de madera saltaron por todas partes. Tiver Smolensk, el terrible tirano cayo pesadamente al suelo, su cuerpo estaba torcido de una forma terrible. Su rostro estaba deformado en un grito de horror que no podía escapar de sus labios.
- ¡Dios nos ampare!… ¡Dios nos libre!… ¡Dios nos perdone!… -exclamó Kaunas en un chillido.
Ilich Katin no tuvo palabras para lo que vio. El resto de los soldados tropezaron, congelados en el sitio por donde habían entrado y atropellados por los que presurosos venían detrás.
Yulia sostenía a la bebé en sus brazos, su desnudes no ocultaba en lo mínimo su naturaleza ultraterrena, la sombras se movieron envolviéndola, como si tuvieran vida propia, agitándose como alas de cuervo a su alrededor. Apartó la mirada de la niña y la dirigió hacia los hombres.
El Obispo Kaunas cayo de rodillas mientras la mitad de su rostro se deformaba en un rictus.
- ¿M-mi Señora?... –murmuró el valiente joven Katin sintiendo como el corazón se le encogía.
Yulia lo miro sin un solo gesto en su rostro, pero el brillo de sus ojos parecía decir tantas cosas, Las sombras terminaron por envolverla y de pronto la oscuridad salió por ese ventanal destrozado como si la noche misma hubiera entrado para llevársela en brazos.
-¡Mi señora!.. ¡Mi Señora!... ¿Qué te han hecho, mi Señora?... ¿en que te han convertido?
Amanecer a la media noche… hoy
El ultimo aliento de fuerza al fin se extinguió del cuerpo de Yulia, sin alcanzar a levantarse volvió a derrumbarse ahí sobre el fango, cerró los ojos cuando la oscuridad extendió un manto sobre ella tan denso que ni su extraordinaria mirada podía penetrarlo, y junto con este también la cubrió el silencio.
No es la muerte, aun que se le pareciera tanto… es sólo un letargo, un espacio perdido en el tiempo donde no existe nada mas que ella. Un lugar donde la soledad es más que absoluta, ese misterioso rincón del universo donde cada amanecer la arrastraba. No es la muerte, aun que se le pareciera tanto… es la desesperanza.
Y aquí esta la bestia, encadenada en su corazón, rugiendo con esa brutalidad que hace retumbar las paredes de su prisión, agitando sus cadenas con tal violencia que parecería que en cualquier momentos el acero puede ceder a su fuerza, a los dientes deformes que las muerden sin piedad… es el hambre, el vació… Yulia creía conocer bastante bien a este monstruo… pero se ha equivocado, no existe ese monstruo atrapado dentro de ella… Por que ahora Yulia abre sus ojos y se descubre a si misma encadenada, ella es el monstruo, la bestia… tanto odio, tanto rencor, tanta furia, como jamás corazón alguno debió albergar… ella esta ahí, encadenada y atrapada en las sombras mientras Nadya era victima de un destino atroz y Yulia, su protectora, no podía hace absolutamente nada…
No hay un monstruo encadenado en la oscuridad, es ella, es Yulia Volkova quien llora llena de ira en las tinieblas. Se derrumba al fin, cae de rodillas casi aplastada por el peso de sus cadenas… ni todas las heridas de su agonía se comparan con el dolor de esa soledad… Los labios de la doncella de hierro tiemblan al intentar una oración.
Les quitaron todo menos su amor, les quitaron todo menos su esperanza… Yulia, la que camina en la eternidad, la que se levanto de entre los muertos… aún le queda la Fe, por que aquella a quien creyó jamás volver a encontrar ha vuelto, hoy mas que nunca sabe que no debe dudar de su Fe.
Y la Fe reconforta, recompensa…
¿Qué es ese rayo de luz que parece venir del cielo?, ¿Qué es esa aura que de pronto despeja las sombras de su prisión? ¿Qué es esa calidez que rompe el frió y la soledad como si de un cristal se tratara?
Yulia levanta el rostro… esa luz es tan dulce, es ella… lo siente, lo sabe… esa luz es su amor.
…
Tibios brazos la sostuvieron, la rodearon y acunaron, su rostro encontró la suavidad de un pecho de corazón palpitante de alegría, una mano aparto los cabellos humedecidos y el fango de su rostro. No tuvo que abrir los ojos para sentir ese sol radiante bañándola. Un gesto venido de lo más profundo de su pasado, como un fantasma, acudió a sus labios y dibujo una sonrisa.
-… Elena…
- Yulia… mi Yulia… viniste a mí…
Yulia abrió los ojos, el fuego en su interior ardía distinto, ya no era frió, ya no parecía surgir del infierno… era un fuego azul que ardía con el calor de la esperanza.
-¿Nadya?… - dibujo en sus labios al reconocerla por completo, esos cabellos que eran cascada de oro, ese gesto tierno y firme que contrastaba con ese rostro de niña, esa inmensidad oceánica de sus ojos. Era ella, totalmente ella.
La pelirroja se inclino sobre Yulia hasta que sus labios se fundieron en una sola sonrisa, la doncella vestida de sol besó a la hija de la luna y la calidez de su corazón cruzó el abismo de tiempo, soledad y oscuridad que la separaba, el sol brillaba nuevamente en el corazón marchito de Yulia, la vida penetro en ella como si su propia sangre volviera a correr por sus venas, como si nunca más volviera a sentir el hambre por el alma de nadie más por que había recuperado la suya.
-… No… - dijo al fin la pelirroja
-… No soy Nadya… no soy Elena… no soy ninguna de ambas y soy ambas al mismo tiempo… mi nombre puede ser uno u el otro o ninguno… pero si soy aquella que te amó con toda su alma hace tanto tiempo, aquella a quien también entregaste tu alma… y soy quien te ama ahora, hoy y para siempre… Yo soy Lena…
Continua...
Capitulo XXVII - La noche del corazón oscuro.
(segunda parte)
El ángel del corazón oscuro… hace seis siglos.
- ¡¡Dios Mio!!... ¡No puede ser!… ¡no puede ser!…
Alas de oscuridad, inmensas como una ventana en el cielo que se abre a la noche, la oscuridad hace majestad en aquel palacio de oro, seda y terciopelo, ¡que pequeño es el poder del hombre ante los designios del destino!. Tiver Smolensk cayó de espaldas aferrando a la bebe contra su pecho, la espada insolente escapo de sus manos y ni siquiera una sola oración acudió a sus labios.
En medio de esa oscuridad que se agita como un millar de alas de cuervo Yulia Volkova desciende de la nada, como nacida de las tinieblas mismas que la preceden, a otros ojos inmaculados de pecado y maldad ella podría ser hermosa como ninguna mujer en el mundo ha sido. No hay prenda alguna que profane el resplandor de su piel como si la luna misma hubiera penetrado por esa ventana destrozada, pero la divinidad se disuelve en la imagen de una adolescente de formas incipientes, virginales, curvas suaves pero firmes, perfectas, una sola marca no mancha esa perfección escultural de mármol pulido con brillo de luna, es como si todos los grandes maestros de la antigua Grecia hubieran reunido sus artes y talentos en crear la mas hermosa escultura de una núbil que de tal perfección el mismo Hades, dios del inframundo, conmovido le hubiera concedido el don de la vida en un soplo de fuego azul extraído de la más profunda hoguera de sus dominios, ese fuego infernal que arde en esos ojos que alguna vez fueron reflejo de un cielo despejado.
Piso de maderas pulidas y alfombras orientales, tales lujos no son dignos de tan delicados pies que con gracia indefinible apenas parecen pisarlos, ella camina casi sin tocar el piso, el pétalo de una rosa podría deslizarse entre esos pies y la alfombra sin encontrar obstáculo. Ella misma parece una fantasía, una ilusión surgida de un sueño que se convierte en pesadilla a medida que se acerca como deslizándose en el viento más que caminando.
Tiver cierra los ojos mientras sus corazón amenaza con estallar en su pecho, cierra los ojos con tal violencia que siente como si sus parpados pudieran aplastar dolorosamente sus globos. Vuelve a abrirlos rogando despertar de cruel sueño…
¡Que el bebe no haya sido aún arrancada del vientre de Nadya! ¡que ese bebe no haya sido una inútil fémina sino un glorioso varón! ¡Que los ejércitos a las puertas de su castillo no hayan desenvainado sus espadas!... ¡¡Que ella, Yulia Volkova, no hubiera ya muerto en su calabozo!!... ¡¡Que ella no haya muerto aun y siga encadenada al mundo de los vivos por ese lastre de su cuerpo mancillado!!... ¡¡Que ese ángel vengador jamás hubiera cruzado las puertas del inframundo para plantarle cara por sus pecados!!
Pero abre sus ojos y ella esta ahí, todo esta ahí, irreversiblemente, irremediablemente, inexorablemente… Ese rostro que ha perdido todo gesto de humanidad, ha perdido del fruncir desafiante de sus cejas, ha perdido el brillo natural de esa mirada, ha perdido el calor de esa sonrisa… ha perdido todo… en cambio en lo profundo de esas pupilas arde el fuego de todo su odio por él,.. por todos. Esos labios que alguna vez antojaban ser besados se abren como si fueran a pronunciar sentencia… y no se equivoca, pero es una sentencia silenciosa que se dibuja en el filo de terribles colmillos… crueles garfios creados para arrancarle el alma.
Silencio…
El sonido de las espadas llega a ellos como un eco lejano, la cacofonía de la guerra parece escucharse en la distancia como un recuerdo… por encima de todos esos sonidos hay silencio… Ella, la diminuta criatura a la cual se aferra con toda su alma el tirano, ha cesado su llanto.
Diminutos y puros ojos que apenas han visto la luz atrapan los ardientes ojos del ángel oscuro.
La pequeña bebé mira a Yulia como si la reconociera… ¿Qué hay en la memoria de los recién nacidos antes de que los nuevos recuerdos del mundo los sustituyan?, ¿Por qué ríen los infantes en la soledad y el silencio?, ¿será que sus inocentes ojos todavía pueden ver sombras del lugar donde se forjaron sus almas? ¿Pueden ver a los ángeles?... ¿Qué es lo que este ángel recién venido al mundo ve en el rostro de Yulia?
¿Será que reconoce a aquella que inundaba los pensamientos de su madre cuando estaba en su vientre? ¿Será que las oraciones de Nadya y su fe han rendido frutos? ¿será que reconoce a aquella quien por un acto de magia gitana, fe y amor, comparte su sangre y su alma?
¿La bebe parece sonreír o es el capricho del baile de la débil luz de las velas en su rostro?
¿Y qué es lo que Yulia ve en ella?
Las garras de cristal se contraen bajo las uñas, esa garra de bestia cazadora se convierte otra vez en una delicada mano de brutal e incontenible fuerza que doblega la desesperación de Tiver para arrebatarle a la niña con engañosa suavidad. Se escucha el sonido de un hueso dislocado y un alarido que no acaba de convertirse en grito del tirano.
Renacimiento…hoy…
¿Cuánto dura el ultimo instante de la vida?
Elena cerró los ojos cegada por el fogonazo de la pistola de Iván… No es oscuridad lo que encuentra su visión ciega, la luz se retuerce en un millar de formas y colores… No es el destello de un arma lo que ve, es la luz de la luna que se filtra entre las aguas, todo es familiar y en calma... es el lago, lo reconoce, nuevamente esta en él pero ahora no esta sobre sus aguas en la barca de su padre, no es el rostro de una adolescente la que esta sumergido en las aguas, es el rostro de una niña la que la mira con curiosidad creciente.
La niña que accidentalmente cae… se sumerge en las frías aguas de su prisión… muere… Ella no puede permitirlo ¿de donde surgió esa magia?
Intenta detener su caída al frío abismo de esas aguas, pero no tiene manos que la sostengan así que la atrapa con su propio corazón, con su propia alma… apenas un soplo de vida queda en esa niña, no hay nada que le impida entrar en ella, convertirse en ella, abrir sus ojos y luchar por sobrevivir… por salvarla... por salvarse… por liberarse de esa prisión.
¿Por qué esa niña entre todas las criaturas del mundo pudo concederle su libertad?
Hubiera deseado escapar para siempre de ahí, pero la niña rescatada de las aguas atraviesa un muro que ella no puede cruzar y tristemente ha vuelto ahí, bajo las aguas donde sólo la luna la puede alcanzar… Pero la niña con su vida renovada la mira, ella puede verla con claridad, hay un vínculo entre ellas… Nadya sabia que esa niña volvería, esa niña la rescataría de su prisión como ella la rescato de la muerte.
Debía tener fe, la misma fe que ha tenido por seis siglos esperando que algún día Yulia pudiera encontrarla. Y su fe rindió tristes frutos, fue un hilo de sangre, tan delgado como un cabello, fue la sangre de Elena encontrando camino a las aguas del lago cuando la maldad de los hombres también quiso asesinarla.
Elena ahora era una adolescente que agonizaba al igual que hace aquella primera vez… pero esta vez no hubo muro ni barrera, fue la sangre de ella diluyéndose en el agua lo que abrió su prisión. ¿Qué magia hay en su sangre?
Por fin tienen una respuesta, al fin comprende el por que de todas personas en el mundo, de todos aquellos que alguna vez se acercaron al lago, de todos los que murieron en el lago, solo ella, Nadya Elena Katina ha podido liberarla.
Ellas comparten mucho más que sólo su nombre…
Pero era el último instante de su vida… la pistola ha sido disparada, la bala surca el vació inexorable… ¿Cuánto dura el ultimo instante de la vida? Para ella, Nadya Elena ha durado sus dos vidas y mucho más, por que todo esta al fin en su mente y su alma, su vida ha dejado de ser un rompecabezas de recuerdos desordenados, desde su nacimiento hace seis siglos, su prisión en las eternas aguas de aquel valle olvidado por Dios y su reencarnación en la niña cuyo cuerpo ahora habita, apenas un parpadeo y ha recorrido dos vidas y mucho más… ¿Esta es la recompensa por su fe?
- Carlo… ¡que grande era tu magia!... Descendiente de hechiceras, ni tu mismo conocías el poder de tu magia… Ella debe saberlo, Yulia debe saber el milagro que aquella noche hiciste… Nuestro amor fue más grande que toda esa maldad… ella debe saberlo...
La bala cual saeta de fuego cruza frente a sus ojos para impactarse en el suelo apenas unos centímetros de ella, apenas nada. Iván vuela por sobre su cabeza mientras tras él se alza victoriosa una columna de fuego, humo y escombros, el sonido de la explosión le llega un instante después.
En el marco de las llamas, contrastando en sombras y fuego una pequeña figura se tambaleaba al intentar ponerse de pie.
- ¡¡Yulia!!
La prisión de cristal… hace seis siglos.
¿Qué importaba una herida más en ese cuerpo?, con lagrimas brotando de sus ojos Carlo aplico su daga a la correa de cuero que habían puesto en el cuello de Nadya, aun así tuvo cuidado en su corte por no tocar esa delicada piel, fallo una pequeña herida queda en esa garganta ¿Qué importaba?... ella había muerto.
- ¿Qué haces? ¡¡Debemos salir!! –le urgió un soldado.
- No la dejare aquí, su cuerpo no se pudrirá en esta prisión.
- ¡¡Es un niño!!... ¡es un varón! ¿Sabes lo que significa?
- Si, si Tiver sabe de su existencia podrá exigir su herencia…
Carlo acomodo el cuerpo de Nadya en una manta, uso paja para cubrir las heridas de su vientre y contener lo que quedaba de sangre. Antes de empezar a cubrirla limpió con su propio pañuelo una mancha de sangre de ese rostro.
<<… por el amor que le tienes a tu hermana… ¿puedes casarnos?>>
El gitano se mordió el puño para controlarse y doblegar sus lágrimas. Procedió rápidamente a envolver el cadáver y se lo echo al hombro como un fardo cuando hubo terminado.
Presurosos descendieron por la misma escalera hasta llegar a la parte baja de la torre, los guardias de ahí no fueron problema.
Temerarios salieron por la puerta principal, la locura ya había hecho presa de los soldados y sirvientes ahí, en la confusión no fue difícil escurrirse a esos senderos ocultos que la puerta de escape oculta.
-¿Deberíamos esperar a los otros? –pregunto el soldado que llevaba al bebé en brazos.
- No, debemos escapar ahora. El niño, Tiver no debe sabe que existe o lo perseguirá hasta el fin del mundo… Nunca nadie debe saber que este niño existe... no le dejare a ese tirano nada… ni el cadáver de ella.
Rodearon el castillo y amparados por las sombras lograron llegar al lago. A lo lejos la batalla del castillo había logrado penetrar sus muros, el fuego empezaba a dominar sus ventanas y muros.
- Gitano… debemos volver, nuestros hermanos necesitan nuestras espadas. Ilich Katin nos necesita
Carlo mismo sentía deseos de empuñar su navaja y volver sobre sus pasos pero…
- Si… deben volver, ¡rescaten a Yulia!... y díganle lo que ha pasado. Y díganle también que yo tengo a su hijo.
El soldado no pudo evitar un gesto de sorpresa.
- Sólo denle ese mensaje, ella comprenderá… Yo custodiare a su hijo hasta que ella venga por él, ella sabrá encontrarme.
El soldado le entrego el bebé a Carlo y asintió.
- Tienes razón gitano, llévate a este niño tan lejos como puedas, que de nosotros no saldrá palabra alguna de su existencia a otra persona que no sea nuestra Señora.
Carlo vio a los hombres partir de regreso. Algo en su corazón le decía que nunca más los volvería a ver.
Debía actuar rápido, no podía cargar con el niño y el cuerpo de Nadya al mismo tiempo, tomó una decisión. Con sumo cuidado escondió al niño entre los arbustos y cargo de nueva cuenta con Nadya y se interno en las aguas del lago. Ese inmenso ojo de agua que conocía como la palma de su mano, su campo de juegos cuando era niño y el padre de Yulia les brindaba asilo y él y Yulia se aventuraban en esas aguas engañosas, poco profundas y de pronto pozos sin fondo… cuando Yulia y él eran hermanos.
El agua le llegaba al pecho cuando al fin encontró el lugar que buscaba, un lugar tan lejos del castillo, de los senderos, un pozo al cual jamás le encontraron fondo. El valiente gitano se permitió llorar en es momento de soledad.
- Aquí encontraras descanso, mi señora, que las hadas del bosque y del lago velen tus sueños hasta el día que Yulia venga por ti o puedan reunirse en otra vida.
Nunca supo por que, pero empezó a entonar una canción que le escucho a su abuela cuando niño, la Shuvihani de su tribu, una canción para proteger el alma de los muertos creía él.
Nadya se hundió lentamente en las frías aguas del lago, mientras ese cántico milenario, esa oración creada antes de la edificación de las pirámides protegería su alma, resguardándola, aprisionándola en ese lago como una crisálida en espera de su resurrección.
Renacimiento… hoy
Elena Kipper apuntaba a la oscuridad con puño vacilante, el arma temblaba en sus manos sin encontrar blanco donde liberar su maldad convertida en plata ardiente. Tanta maldad, tanto odio, tanto miedo dentro de ese corazón, Yulia que había bebido parte de su alma la comprendía perfectamente, el origen de toda esa furia, era demasiada, no había espacio en su corazón para otro sentimiento, solo el odio, a su destino, a su vida, a sus padres a todo… no había camino de retorno para ella, nunca lo hubo, Elena Kipper no era un ser humano, Yulia entre todas las criaturas de la creación lo comprendía, tal vez por que un monstruo puede reconocer a un monstruo.
Yulia sentía como sus piernas poco a poco se paralizaban, el veneno de la plata corriendo en su sangre, debía huir, ellos, los hombres vendrán a buscarla cuando este indefensa y buscaran el medio para destruirla, así ha sido por siempre, así será por siempre, debe buscar un rincón oscuro y profundo, meterse en él y esperar, las balas saldrán de su cuerpo repelidas por su naturaleza sobrenatural y cuando vuelva a caer la noche ella se levantara como cada noche con la luna nueva. Pero la maldad encarnada en esa mujer de rubios cabellos debía extinguirse, ese corazón palpitante de odio debía encontrar reposo… esa alma tan intensa debía ser suya… pero con cuidado, no era un pichón asustado su nueva presa, era un lobo acorralado y feroz.
Entonces los sonidos de la lluvia artificial se extinguieron, fue como si un velo cayera de sus ojos y sus sentidos entorpecidos por la saturación de señales, sonidos y luces volvieron a expandirse… y entonces lo percibió a él.
- Tiver Smolensk …
Era su presencia, su voz, el aroma de su sangre, la esencia de su maldad y Elena estaba con él, el corazón agitado de Elena le llamaba con urgencia.
Tan rápido como el veneno de la plata en su sangre se lo permitía comenzó a correr. Exprimió cada gramo de fuerza para cruzar esos pasillos, nada en el mundo era más importante, ni Kipper ni sus hombres ni las nuevas heridas que recibió al cruzar por entre ellos con su velocidad y agilidad menguada, corrió como el viento hasta encontrarse con el cristal reforzado en malla de acero de una ventana, la argamasa envejecida por la erosión y los años cedió a su fuerza e impulso pero agotando aun más sus fuerzas… sus piernas tocaron el piso empapado de fango, casi en el limite de su resistencia y al fin ahí estaba ella… y él.
Ella no estaba asustada como lo había creído, estaba furiosa, desafiante, tal como la recordaba, tal como era ella, la dulce y tierna niña se transformaba en un león cuando era necesario, Iván retrocedía un par de pasos, aturdido por un puntapié recibido en el rostro y su espíritu reducido por esa mirada esmeralda que lo apuñalaba con el rencor añejado por seis siglos. El le apuntaba con un arma. No le quedaba fuerza para usar sus garras ni nada, sólo siguió corriendo hasta que sus piernas se doblegaran, lo impactó secamente, tan rápido y brutal como pudo… y eso fue todo, ahí se derrumbo.
Ahora esta desvalida como jamás lo había estado. Casi no había voluntad en sus brazos o piernas, ni en nada, su cuerpo poco a poco adquiría el letargo, la inmovilidad de un cadáver, los sonidos se apagaban, la luz se extinguía lentamente.
Escuchó los pasos de los hombres viniendo hacia ellas, debe tomar a Elena y salir de ahí… ¿Qué es eso? ¿Es el galope de los caballos? ¿las espadas que brillan nuevamente? ¿Son ellos otra vez?... Vienen a llevársela de su lado otra vez… le romperán los huesos y quemaran su piel mientras la encadenan otra vez en ese oscuro rincón… y a ella volverán a engañarla con amenazas y falsas esperanzas, la torturaran y la violaran… otra vez… No puede permitir que eso suceda de nuevo, no hay vida en su cuerpo, pero su voluntad puede lograr lo imposible, si tiene Fe, por que la voluntad lo es todo, ahora lo sabe con toda claridad, lo siente en lo más profundo del dolor de su hambre, lo reconoce… se levanto de entre los muertos por que la amaba, por que en ese momento tan cruel y doloroso no podía abandonarla, no la dejaría sola… ella se lo prometió, siempre estaría con ella, siempre estaría ahí… Por encima de todo su dolor y su rencor, de toda su ira… ella volvió de la muerte por que la amaba.
Sus brazos empezaron a moverse con la rigidez de la piedra, empezó a incorporarse con apenas un soplo de fuerza.
- ¡¡Huye!! –quiso gritarle a la pelirroja, pero no había aliento para sus palabras. Ellos están cada vez más cerca pero sus piernas son completamente inútiles -… Elena, huye… -lloró de impotencia- ¿Por qué?... ¿¡por que nunca puedo protegerte!?
El ángel del corazón oscuro… hace seis siglos.
El Obispo Kaunas se derrumba en un rincón de la habitación cuando la pelea comienza, las espadas se cubren de sangre prontamente. Ilich Katin y los soldados que lo acompañan retroceden superados numéricamente. Se cubre la cabeza, los oídos para no escuchar los gritos ni el choque del hierro, pero un sonido supera todo, los golpes que hacen crujir la puerta principal, la suerte esta echada, los cruzados han penetrado el castillo y ahora están por derriban la ultima barrera… Kaunas ve desaparecer a Tiver escaleras arriba, arrinconarse en la ultima pieza del castillo como una rata. Sólo tiene una oportunidad y decide jugar su ultima carta.
Corre hacia la puerta y antes de que alguien pueda detenerlo quita la tranca que la sostiene y abre las hojas de par en par. Su ropa eclesiástica contiene por un instante a los caballeros en maltrechas armaduras que afuera pugnan por entrar.
- ¡¡Daos prisa!!... ¡el traidor esta arriba!... Por ahí, por esas escaleras. –Les grita.
Ilustración 1Capitulo XXVII - La noche del corazón oscuro. (Primera parte)
Los soldados penetran siguiendo las instrucciones y confundiendo a Kaunas con un aliado, los hombres de Tiver presentan batalla a los nuevos invasores olvidando por un momento a Ios hombres de Ilich, que aprovechando la confusión vuelven al pasillo oculto intentando escapar, todos menos Ilich que sin dudarlo se lanza escaleras arriba, su primo duda un momento en escapar o seguir los pasos de Ilich, al instante lo sigue. La escaramuza termina tan pronto como empezó, los hombres de Tiver se rinden en un santiamén viendo la causa perdida.
Ilich y Kaunas se topan cara a cara en los primeros pasos de la escalera, Kaunas sostiene la mirada del joven sirviente de los Volkov.
- La niña…-dice Kaunas-… no hay tiempo, vamos por ella.
Los Katin asienten aceptando la tregua y siguiendo la pantomima del Obispo.
A tropel subieron las escaleras cuyo tamaña parecía enorme y el tiempo eterno, la ultima puerta estaba cerrada pero no sería obstáculo alguno.
Estaban por arremeter contra ella cuando esta cedió arrancada de su marco, trozos de madera saltaron por todas partes. Tiver Smolensk, el terrible tirano cayo pesadamente al suelo, su cuerpo estaba torcido de una forma terrible. Su rostro estaba deformado en un grito de horror que no podía escapar de sus labios.
- ¡Dios nos ampare!… ¡Dios nos libre!… ¡Dios nos perdone!… -exclamó Kaunas en un chillido.
Ilich Katin no tuvo palabras para lo que vio. El resto de los soldados tropezaron, congelados en el sitio por donde habían entrado y atropellados por los que presurosos venían detrás.
Yulia sostenía a la bebé en sus brazos, su desnudes no ocultaba en lo mínimo su naturaleza ultraterrena, la sombras se movieron envolviéndola, como si tuvieran vida propia, agitándose como alas de cuervo a su alrededor. Apartó la mirada de la niña y la dirigió hacia los hombres.
El Obispo Kaunas cayo de rodillas mientras la mitad de su rostro se deformaba en un rictus.
- ¿M-mi Señora?... –murmuró el valiente joven Katin sintiendo como el corazón se le encogía.
Yulia lo miro sin un solo gesto en su rostro, pero el brillo de sus ojos parecía decir tantas cosas, Las sombras terminaron por envolverla y de pronto la oscuridad salió por ese ventanal destrozado como si la noche misma hubiera entrado para llevársela en brazos.
-¡Mi señora!.. ¡Mi Señora!... ¿Qué te han hecho, mi Señora?... ¿en que te han convertido?
Amanecer a la media noche… hoy
El ultimo aliento de fuerza al fin se extinguió del cuerpo de Yulia, sin alcanzar a levantarse volvió a derrumbarse ahí sobre el fango, cerró los ojos cuando la oscuridad extendió un manto sobre ella tan denso que ni su extraordinaria mirada podía penetrarlo, y junto con este también la cubrió el silencio.
No es la muerte, aun que se le pareciera tanto… es sólo un letargo, un espacio perdido en el tiempo donde no existe nada mas que ella. Un lugar donde la soledad es más que absoluta, ese misterioso rincón del universo donde cada amanecer la arrastraba. No es la muerte, aun que se le pareciera tanto… es la desesperanza.
Y aquí esta la bestia, encadenada en su corazón, rugiendo con esa brutalidad que hace retumbar las paredes de su prisión, agitando sus cadenas con tal violencia que parecería que en cualquier momentos el acero puede ceder a su fuerza, a los dientes deformes que las muerden sin piedad… es el hambre, el vació… Yulia creía conocer bastante bien a este monstruo… pero se ha equivocado, no existe ese monstruo atrapado dentro de ella… Por que ahora Yulia abre sus ojos y se descubre a si misma encadenada, ella es el monstruo, la bestia… tanto odio, tanto rencor, tanta furia, como jamás corazón alguno debió albergar… ella esta ahí, encadenada y atrapada en las sombras mientras Nadya era victima de un destino atroz y Yulia, su protectora, no podía hace absolutamente nada…
No hay un monstruo encadenado en la oscuridad, es ella, es Yulia Volkova quien llora llena de ira en las tinieblas. Se derrumba al fin, cae de rodillas casi aplastada por el peso de sus cadenas… ni todas las heridas de su agonía se comparan con el dolor de esa soledad… Los labios de la doncella de hierro tiemblan al intentar una oración.
Les quitaron todo menos su amor, les quitaron todo menos su esperanza… Yulia, la que camina en la eternidad, la que se levanto de entre los muertos… aún le queda la Fe, por que aquella a quien creyó jamás volver a encontrar ha vuelto, hoy mas que nunca sabe que no debe dudar de su Fe.
Y la Fe reconforta, recompensa…
¿Qué es ese rayo de luz que parece venir del cielo?, ¿Qué es esa aura que de pronto despeja las sombras de su prisión? ¿Qué es esa calidez que rompe el frió y la soledad como si de un cristal se tratara?
Yulia levanta el rostro… esa luz es tan dulce, es ella… lo siente, lo sabe… esa luz es su amor.
…
Tibios brazos la sostuvieron, la rodearon y acunaron, su rostro encontró la suavidad de un pecho de corazón palpitante de alegría, una mano aparto los cabellos humedecidos y el fango de su rostro. No tuvo que abrir los ojos para sentir ese sol radiante bañándola. Un gesto venido de lo más profundo de su pasado, como un fantasma, acudió a sus labios y dibujo una sonrisa.
-… Elena…
- Yulia… mi Yulia… viniste a mí…
Yulia abrió los ojos, el fuego en su interior ardía distinto, ya no era frió, ya no parecía surgir del infierno… era un fuego azul que ardía con el calor de la esperanza.
-¿Nadya?… - dibujo en sus labios al reconocerla por completo, esos cabellos que eran cascada de oro, ese gesto tierno y firme que contrastaba con ese rostro de niña, esa inmensidad oceánica de sus ojos. Era ella, totalmente ella.
La pelirroja se inclino sobre Yulia hasta que sus labios se fundieron en una sola sonrisa, la doncella vestida de sol besó a la hija de la luna y la calidez de su corazón cruzó el abismo de tiempo, soledad y oscuridad que la separaba, el sol brillaba nuevamente en el corazón marchito de Yulia, la vida penetro en ella como si su propia sangre volviera a correr por sus venas, como si nunca más volviera a sentir el hambre por el alma de nadie más por que había recuperado la suya.
-… No… - dijo al fin la pelirroja
-… No soy Nadya… no soy Elena… no soy ninguna de ambas y soy ambas al mismo tiempo… mi nombre puede ser uno u el otro o ninguno… pero si soy aquella que te amó con toda su alma hace tanto tiempo, aquella a quien también entregaste tu alma… y soy quien te ama ahora, hoy y para siempre… Yo soy Lena…
Continua...
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXVII - La noche del corazón oscuro.
Conclusión
Hace seis siglos… Huellas de la oscuridad.
Era sólo un niño, pero su aguda inteligencia le había valido para que sus padres, nobles de la lejana tierra de Lituania, provincia del imperio Ruso, lo enviaran al Vaticano por consejo del Obispo. Este niño había nacido y crecido en moderada opulencia y ciertamente ambicionaba mucho más de la vida, el palacio del Duque hacia ver miserable el castillo que lo vio nacer y se prometió algún día poseer un palacio que opacara al Ducado… Pero aquí, en el Vaticano la majestuosidad de los palacios, el oro y oropel le han mostrado que esas lejanas riquezas no se comparan con la riqueza de los siervos de Dios.
La ambición empujaría al joven Kaunas a convertirse en Obispo y tal vez, con el suficiente tiempo y oro, algún día aspirar a ser el sumo pontífice… ¿Por qué no?... El Papa Kaunas…
Pero necesitaba oro, mucho más del que su familia tenía… y sabía como conseguirlo… en los libros, en el conocimiento… pero debía conocer muchas más cosas de las que le enseñaban, las cosas que estaban en los libros prohibidos, los libros ocultos en los laberintos subterráneos de las catacumbas del Vaticano. Esos libros que se supone fueron quemados hacia mucho tiempo…
Este rollo que tenía entre manos era muy difícil de leer, de una lengua diferente al latín que conoce, más antigua, más hereje… pero es un escrito de un sabio de la antigüedad, lo suficientemente sabio como para que sus palabras hayan sido atesoradas por aquellos que se considerarían sus enemigos. Entiende poco, pero se esmera, su imaginación infantil se agita ante las pocas palabras sueltas que comprende y empieza a formar una historia… una terrible historia de una plaga… una vieja maldad que anida en la sangre de una criatura que jamás debió caminar sobre el mundo…
- Nosferatu…
Hoy… Lena, la peregrina del sol en lado oscuro de la luna.
El mundo se caía en pedazos, el fuego se extendía por entre las ruinas, una nueva explosión ilumino el cielo cubierto por negros nubarrones de humo, siluetas entre el reflejo de las llamas y sombras corrían en todas direcciones y en medio de ese caos, como si un mágico rayo de luz descendiera del cielo directamente sobre ellas, Yulia y Lena brillaban en esa oscuridad con un aura de paz.
Los azules ojos de la hija de la luna ardían tibiamente en su fuego sobrenatural, sin un solo ápice de la furia salvaje de la bestia que mora en su interior, Lena toma esa débil mano que intenta alcanzar su mejilla y la ayuda… el frió contacto de esos dedos en su rostro la llenan de calidez que le devuelve besando uno a uno sus dedos.
-… debes irte… debes escapar… -murmura apenas con hilo de voz el ángel oscuro.
Lena le sonrió mientras la oprimía contra su pecho.
- Nunca más… -le respondió.
Ellos venían, se acercaban sigilosos pero decididos, sus armas empuñadas, sus almas negras vendidas por unas piezas de oro y promesas que jamás serán cumplidas.
Lena se puso de pie sin esfuerzo cargando consigo a una indefensa Yulia, tan ligera como un sueño.
- Nunca más permitiré que nos separen… -
Otra explosión, otra columna de humo y escombros saltando por el aire e iluminando la bóveda de nubes negras sobre ellas. Lena paseo su mirada por todo aquel panorama y negó con la cabeza, enfurecida.
- ¡Las chicas!... ¡los niños!...
Los escombros empezaron a caer, Lena agradeció esta pequeña distracción además de la confusión que ya reinaba, agradeció la ligereza de Yulia y la nueva vitalidad que corría por sus venas. Sosteniéndola contra su pecho corrió hacia donde el humo y las sombras podían ocultarla.
Iván sacudió la cabeza aturdido y se puso de pie de un salto, el zumbido de una bala lo hizo agacharse, otra explosión lo obligo a echar las rodillas al suelo, miro a su alrededor y maldijo.
- ¡Esto no esta bien!... no debió ser así, todo debió haber reventado de un solo golpe, todos deberíamos estar bailando cubiertos de llamas y mutilados… ¿Qué paso?... ¿¡Elena!?... ¿Dónde estas?... ¡je, je, je Aquí esta mi arma!…
Tomó la pistola del fango, la sacudió, amartillo y barrió con ella todo el horizonte… y las vió.
- ¡¡Mueran malditas!!... ¡¡muéranse las dos de una vez y para siempre!!
* * *
Lena entornaba los ojos tratando de ver atreves del humo, el fuego y las sombras, su corazón latía tan fuerte que sentía salírsele del pecho, el corazón de Yulia en cambio aprecia haberse detenido, latía muy lentamente y sin fuerzas, si esas tenues llamas de sus los ojos no brillaran opacamente pensaría lo peor.
- … Debes escapar, Lena, no permitas que nuestra historia acabe aquí… - dijo Yulia. Su labios no se movieron pero Lena pudo escuchar perfectamente-… si una de las dos sobrevive, nuestro amor sobrevivirá.
- No uses mis propias palabras, Yulia, no permitiré que nos separen de nuevo… no de nuevo… no voy a esperar un día más para estar contigo… ni un día más.
Yulia levanto el rostro hacia ese sol esmeralda de su mirada, su mano tan etérea como la brisa alcanzo esa mejilla sonrosada por el esfuerzo, deseó con todas sus fuerzas poder sentir el calor de esa piel, esa vitalidad que la inundaba… deseó con todo su corazón volver a sentir su amor. Y con todo lo que le quedaba de fuerza se abrazó a ella, sus manos se encadenaron a su cuello, su rostro alcanzo el de Lena y fugazmente besó sus labios y la cubrió con su cuerpo mientras el impacto de las balas destrozaba su espalda.
Lena fue incapaz de resistir la fuerza de esos disparos, ambas fueron empujadas un par de metros y cayeron todavía firmemente sujetas la una a la otra.
- ¡¡Yulia!!.. ¡¡Yulia!!... – gimió desesperadamente Lena.
Yulia había caído sobre ella, todavía cubriéndola.
* * *
Iván sostuvo su arma con el gatillo oprimido, la escuadra automática en sus manos dejo salir sus ardientes mensajeros uno tras otro en una ráfaga imparable hasta quedar vacía. El ruso apenas parpadeo triunfal cuando vio caer a Yulia y Lena victimas de sus disparos, de pronto sintió un gancho de hierro prenderlo del cuello y derribarlo limpiamente.
El brazo que lo había derribado ahora lo sostenía del pecho inmovilizándolo mientras frente a su rostro una docena de balas silbaron en todas direcciones iluminando con fuego tenuemente su paso.
- ¡¡Maldito imbecil!! -le espetó Kipper al oído- ¡quédate abajo, grandísimo idiota!
-T-tu gente… esta fuera de control…
Kipper empezó a reír, era una risa cantarina, hermosa, casi inocente, era la risa de una niña subida a un carrusel. ¿Cómo podía reírse de esa manera?, ¿Cómo era posible que ella pudiera reír como una niña divertida en un juego inocente?
- Lo estas disfrutando ¿verdad?... ¿esta fuera de control o así lo planeaste?...
- Kürten planea, tu planeas, todos planean… al final todos los planes se van al carajo…yo sólo improviso –dijo la rusa mientras se ponía de pie de un salto con la agilidad de una pantera, de algún bolsillo extrajo una luz de bengala y la encendió levantándose, los disparos cesaron al instante y varias bengalas más se encendieron, con precisión militar los mercenarios de Kipper formaron un semicírculo en torno a donde se encontraban Yulia y Lena aun que no se podía distinguir nada. La rusa empezó a avanzar con suma precaución con su arma por el frente, sus hombres la imitaron.
* * *
Lena sintió los brazos sin voluntad de Yulia liberarla de su protector abrazo. Pero ella no aflojo el suyo, se arrodillo buscando un lugar hacia donde escapar. Una nueva explosión iluminó todo, lo ultimo que quedaba en pie del edificio termino por derrumbarse lanzando sus escombros en todas direcciones.
Las siluetas dejaron de serlo, figuras bien claras se dibujaron a su alrededor, estaban completamente rodeadas, parecían empuñar antorchas y avanzaban sigilosamente con sus armas listas. La oscuridad y el polvo de los escombros volvieron a ocultarlas brevemente.
La cabeza de Yulia descansaba sobre su pecho, acaricio sus cabellos que antes se agitaban con vida propia y que ahora caían tristemente sobre ese bello rostro. Sintió consuelo en ella, en tenerla en sus brazos, pero también sintió como la furia empezaba a llena su pecho... los niños y las chicas atrapadas en esas jaulas como animales... todos ahora sepultados bajo los escombros sin que ella hubiera podido hacer nada por ellos... cerró los ojos aferrandoce a Yulia mientras imágenes volvían a su mente, imágenes de espadas y hombres que con brutalidad llegaron a ellas y las separaron destruyendo sus sueños, Yulia suspendida en el aire con la soga en el cuello, muriendo lentamente, todo lo que le hicieron, todo a lo que sobrevivió por ella... cosas tan terribles que la convirtieron en esta mágica criatura que agoniza en sus brazos… la maldad de los hombres la convirtió en esto… la maldad de aquellos que ahora la llaman monstruo…
Pero la maldad de los hombres no se extinguió hace seis siglos, su maldad continua, su ambición continua, en medio del fuego y el rencor, de avaricia y la codicia, ellas están ahí nuevamente luchando por un amor que no pudo ser, que nunca podrá ser… Sin soltar a Yulia, Lena se incorporo sin miedo a las armas ni a su maldad, con determinación.
-Nunca mas... -dijo Lena -...Nunca mas volverán a separarnos... no lo permitiré...
- … Perdóname…-dijo Yulia sin palabras- Perdóname por fallarte una vez más… No puedo… nunca he podido protegerte… Debes irte, debes escapar
Los ojos de Yulia eran sólo un par de diminutas chispas azules, casi extintas.
- ¡Tonta!… ¡Que tonta siempre has sido!... Tú me has protegido siempre, cuando esos días amargos sucedieron, el solo saber que estabas ahí me daba fuerza para continuar, el solo saber que existías, que abrías los ojos cada mañana aun que ya no pudiera verme en ellos me daba la fuerza para vivir un día más… por que sentía tu corazón junto a mi en cada momento, en cada instante… tu amor me alcanzaba desde donde quiera que estuvieras… aun ahí, en esa horrible prisión donde te metieron, aun desde ahí me protegías… tu fuerza era mi fuerza, mi doncella de hierro… hoy más que nunca tu fuerza es mi fuerza…
Tomó el rostro de Yulia y clavo su mirada en la profundidad de aquel iris opaco, hasta alcanzar esa tenue chispa azul que se extinguía lentamente… le sonrió con tal seguridad que el rostro de la hija de la luna le devolvió esa sonrisa con aire de sorpresa.
-… tu corazón me protegió de todo… ¡mírame!... estoy aquí, contigo, y ahora soy yo quien te protegerá, soy yo quien te dará fuerzas…
Besó sus labios con furia, con toda la pasión contenida en esa prisión bajo las aguas del lago, con todo ese fuego que sobrevivió a la profundidad helada, con toda la pureza del brillo de la luna. Los colmillos de Yulia saltaron por reflejo al percibir el sabor de la vida y la sangre de la pelirroja.
Lena hundió sus dedos entre los cabellos revueltos y marchitos, se descubrió el cuello desgarrando la blusa que mal le cubría y oprimió el rostro de su amada ahí donde palpitaba su vida invitando al beso mortal.
- ¡Tómame!... –le ordenó con voz firme-…¡Llévame en tu corazón por siempre!… Protege nuestro amor de tanto odio, protege nuestro amor de tanta maldad… mi ángel oscuro, trae la justicia a este triste mundo, has que paguen por sus pecados… ¡¡Se libre mi Ángel Oscuro!!...
Lena exclamo un gemido jubiloso, como el que escapaba de sus labios cuando la pasión alcanzaba su clímax en los brazos Yulia hacia seis siglos… esos brazos que nuevamente la encadena como para no dejarla ir jamás, esos labios que nuevamente beben su alma pero ya no en una metáfora… un frío puño se cerraba sobre su corazón exprimiéndole vida…
Corazón oscuro, la muerte negra… hace seis siglos.
Garras de cristal se incrustaron en las grietas de la roca y la argamasa, con toda facilidad, sin esfuerzo alguno Yulia alcanzo el techo más alto del castillo Volkov, su hogar. El mundo podía verse en todas direcciones, un horizonte sin límite y esto fue lo que vio:
El mundo brillaba en color ocre y sangre, los campos de trigo, los campos de flores, las copas de los árboles, los senderos del bosque… todo era una imagen del infierno tal como el Obispo Kaunas lo describía… el infierno se había desatado entre los hombres, y ellos corrían de un lado a otro con sus espadas y lanzas en mano, manchados de sangre y hollín, el olor de su odio y su miedo llegaba hasta ella… El corazón le dolía como jamás dolor alguno la había desgarrado. Ahí estaban todos ellos, los que las traicionaron, los que las cazaron, los que las destruyeron… los que las odiaron por ser diferentes, los que odiaron su amor por ser diferente, todos ellos estaban ahí danzando entre la sangre y el fuego… el cielo era una inmensa nube negra que crujía con la misma ira de Dios entre relámpagos de una tormenta que no se decidía por caer.
Nadya ya no estaba en este mundo, y todo lo que veía era todo lo que quedaba. El cielo rugió de nuevo como un inmenso verdugo esperando la voz de un juez.
Yulia se irguió sobre este mundo, sosteniendo en un brazo a la diminuta niña que vio luz es esta oscuridad. Y el corazón le dolió aun más… No era odio, no era rencor… ese dolor no era nada… era la nada… ese dolor era el vació que su alma había dejado al disolverse en el viento y las sombras, ese dolor era su soledad.
La niña se estremeció cuando una dedo tan helado como el hielo acarició su mejilla, sus pequeños ojos se entreabrieron y miraron el fuego azul de los ojos de Yulia, esos maravillosos ojos que ahora podían penetrar la oscuridad y el misterio, los ojos de la niña parecían oscuros pero ella podía ver que serían tan verdes como los de su madre, igual la escasa pelusa en su cabeza crecería y se tornaría como ese oro rojizo de las hojas de los árboles en otoño, su piel sería tan blanca como la leche y un mar de pecas se extendería por todo su ser… será idéntica a su madre en casi todo… excepto en lo que se parecía a él.
Si esta niña llegara a crecer…
Yulia se inclino sobre la niña, como si fuera a besarla… iba a hacerlo, pero con el beso mortal de sus colmillos asesinos… ya no había piedad en su corazón, ni amor o ternura… en su corazón solo latía el dolor de su hambre.
<<-… es todo lo que queda de mi… ->>escucho con toda claridad una voz en el viento. Una voz que sabía que no venía de ningunos labios.
<<-… es todo lo que queda de nuestro amor…>>
Esa voz no venia del viento ni de la noche… venía de una diminuta gota de sangre que la caricia de sus colmillos en el diminuto pecho había robado… apenas nada. Pero el mundo entero estaba en esa gota de sangre.
Yulia se tambaleo cuando la vida misma de Nadya la envolvió, penetro en ella y se fundió con su vida hasta tal punto que se convirtió en ella… en su corazón Yulia se convirtió en Nadya…
<<…la madre que agonizaba en la cama, sus labios fríos y secos murmurando frases de amor y esperanza son aliento… >>
<< La hermosa niña de ojos azules que bajó del carruaje del amigo de Papá y cuyo rostro era tan triste que la hizo olvidar su propia tristeza >>
<< La pista de baile en el salón dorado del castillo del duque donde el sol se colaba a raudales por los altos ventanales y esa niña de ojos azules que ya se empezaba a convertir en una señorita bailaba con tal elegancia que Nadya no podía apartar los ojos de ella y un sentimiento oscuro se cernía en su corazón por el príncipe que con ella se deslizaba en ese baile, ¿celos?... ¿celos de ella por su belleza y gracia o de él por que puede tomarla por el talle, sostener su mano y embriagarse con su perfume?>>
<< El agua corría por la piel desnuda de su amiga y sus pecosas manos que enjabonaban su espalda, temblando de inquietud, disfrutando y alargando ese momento, deseando abrazarla y sentirla toda… los contradictorios sentimientos que día a día creían más en su corazón… >>
Era Nadya con su corazón y alma totalmente desnuda en una diminuta gota de sangre…
<<-… no es mi príncipe… no es mi caballero… es mucho más… es mi ángel, una criatura divina solo para mi, para cuidarme y protegerme… solo para amarme a mi…>>
- ¿Protegerte?... –murmuro Yulia con una voz que no podría escuchar hombre alguno, pero que se elevo hasta lo más alto del cielo y fue respondida por los truenos, las nubes mismas se agitaron.
<<… La torre, Tiver haciendo esa promesa… vida para ella y la chica que abajo en un improvisado campo de ejecución pende colgada del cuello… Tanto dolor, tanta ira latiendo en su pecho… La mentira y la traición se consuman… Yulia vivirá a cambio de un hijo que Nadya… ella… debe engendrar…>>
Yulia suelta a la niña, se aleja de ella mientras sus garras sostienen su cabeza, jadea con violencia tratando de arrancarse de la mente los recuerdos y la vida de Nadya… sabe lo que viene y no quiere verlo… no quiere estar ahí… Pero no puede evitarlo…
<<… El esta ahí mancillando su cuerpo, sembrando su semilla, desquitando su envidia y su odio… pero el corazón de Nadya esta muy lejos, esta junto a ella en ese calabozo… >>
- ¡¡No pude protegerte…!! – lloró el ángel oscuro y los cielos respondieron con rayos y truenos, las nubes se dejaron caer en un sinfín de lagrimas por las lagrimas que jamás volverían a correr en su rostro.
<<… Otra vez es Nadya, tumbada en la paja, con el sol filtrándose en delgados hilos de luz, y su vientre abultado… sus manos acarician su vientre, a esa niña dentro de él… Y sonríe, es feliz a pesar de todos… ¿Por qué?... en medio de toda esa desgracia ¿Cómo puede ser feliz?
-… en sus venas correrá su sangre, pero en su corazón estará tu alma… por que desde que se gesto en mi, todos mis pensamientos han ido hacia ti… todo mi amor esta contigo… será tu alma la que llene este pequeño corazón… tu alma y la mía… y será nuestro, este bebe será al final el fruto de nuestro amor… >>
Los labios de Yulia se abrieron para exclamar el grito de dolor más grande que jamás se escucho en el mundo, el cielo mismo no se contuvo más y desato su furia sobre los hombres, rayos y truenos acompañaron una tormenta que podía medirse con un huracán.
Yulia se dejo caer de rodillas oprimiendo a la niña en sus brazos, protegiéndola de la tormenta que su voz había causado. En su corazón el dolor era tan grande, el hambre tan monstruosa… lo que venía… lo sabía, lo intuía… más dolor del que podría soportar, más hambre de la que podía contener… tenía que pararlo, tenía que detenerlo… y sólo la sangre de la niña podría calmar ese dolor… no unas gotas, toda, absolutamente toda la sangre de esta niña, toda su alma podrían detener ese dolor…
Ahí, en la cima del mundo, Yulia volvió a sentir el odio y la ira contra todos aquellos que la traicionaron y las destruyeron… todos ellos debían de pagar por sus pecados…
La niña empezó a llorar, los colmillos de Yulia brillaron en el reflejo de los truenos y sus garras de cristal cortaron el viento.
Sólo el alma de la niña calmaría ese dolor y odio salvaje en su corazón… Pero no tomaría la vida de ella, ella era lo último que quedaba de ellas… Ella era la hija que jamás podrían tener.
Sus propias garras penetraron en su pecho desnudo, destrozaron piel, carne y hueso y atraparon al cruel monstruo que latía caprichoso ahí exigiendo la vida de ella y de un solo tirón lo arranco de su pecho.
Yulia levanto al cielo como una ofrenda a su oscuro corazón.
La sangre negra escurrió por su brazo, pero luego comenzó a evaporarse, convertirse en una especie de humareda que se elevo para mezclarse con las nubes y fundirse con la lluvia. Y la lluvia se volvió negra.
Pero el corazón siguió latiendo, expulsando la sangre negra que se elevaba como si ardiera y se quemara en negras llamaradas. Seguía latiendo sin detenerse y seguía doliendo sin detenerse y cada vez más, hasta que se consumió por completo en su mano.
Yulia se quedo ahí con el brazo extendido hacia el cielo, las gotas de lluvia negra bañando su rostro y su cuerpo… la herida en su pecho se ha desvanecido sin dejar huella… y su cruel corazón seguía latiendo en su interior. Ella lo supo por instinto, como sabe todas las cosas que ahora le son naturales… ese corazón no se detendrá jamás, ese dolor no se detendrá jamás.
Conserva un último recuerdo de la vida de Nadya que latió en su corazón… el último instante que vieron sus ojos...
<< El rostro de Tiver y su cuchillo manchado de sangre… Kaunas, las monjas y todos los demás tan sólo mirando… tan sólo mirando…>>
La lluvia negra cae sobre todos los hombres, la lluvia envenenada con su sangre…
- Todos van a morir… -sentencio.
El ángel oscuro
Lena sintió desvanecerse, sus piernas fallaron y empezó a caer en un pozo oscuro y frío, ahí estaba Yulia, en medio de esa oscuridad, encadenada y maltrecha, su vida era un delgado hilo de luz que se filtraba por una grieta en el muro una grieta por la cual la luna acompañaba su soledad. Lena se arrodillo junto a ella y la abrazó… apoyo su cabeza en su hombro y dejo que la luna le mostrara lo hermosa que todavía era, bajo esas cicatrices, bajo esas heridas, bajo esa inmundicia sus ojos aun brillaban como el amanecer.
-… estoy aquí… contigo… -le dijo sabiendo que ella no podía oírle.
Yulia aparto la mirada del tenue rayo y se inclino sobre su hombro, Lena casi sintió esa mirada clavada en ella.
-… por siempre… te amare por siempre… -dijo Yulia.
Lena se estremeció… ¿podía Yulia verla ahora?, era solo un fantasma, una peregrina sin tiempo, no sabia como había llegado ahí, o tal vez estaba ahí por era el lugar donde su corazón con toda su voluntad quería estar…
Yulia le sonrió.
Lena respondió esa sonrisa con la propia… ¡claro que podía verla!, ¡claro que podía escucharla!... ¿Dónde más estaba el corazón de Yulia si no junto a ella?... El milagro, los milagros eran tan fáciles cuando el amor lo llenaba todo… como ella la llenaba.
- Nunca podrán separarnos. –le dijo Lena y Yulia asintió.
La luz de la luna se extinguió, su hilo se hizo más y más delgado hasta que desaprecio… Lena continuaba cayendo en ese pozo sin fin… pero no tenía miedo, no importa donde cayera Yulia siempre estaría con ella, mas allá de esta oscuridad, más allá de la muerte, mas allá del tiempo… Ella y Yulia jamás volverían a separase.
La luna volvió a brillar sobre ella, era una cascada de luz plateada que descendió del cielo, vio esa silueta descender con la luz, figura delgada y frágil… eterna, negras alas en el contraste de la luz y sombras que se extienden a lo largo del horizonte. Lena extiende su mano al vació y siente la calidez de esa mejilla, se siente bañada por ese fuego azul de esos ojos que la miran con devoción.
- mi ángel oscuro… ¿de que terrible lugar has venido?
Yulia negó con una sonrisa…
- Vengo del cielo… vengo de tu amor…
Y sus brazos la envolvieron, sostenida por su ángel Lena sintió como la oscuridad se apartaba de ella, sintió como Yulia se remontaba en el cielo con ella en brazos.
- ¿A donde me llevas?…
- Conmigo… sólo te llevo conmigo.
Lena abrió los ojos, el mundo seguía ardiendo, los escombros humeando, los hombres con su armas y su codicia seguían ahí… pero ya nada importaba. Yulia la sostenía en sus brazos contemplando su rostro.
- ¡Eres tan hermosa!...- Exclamó Yulia con una voz que hizo eco en el mundo.
Todo pareció vibrar, como el tañido de una campana expandiéndose en todas direcciones incluso alcanzando las estrellas. Ahora fue Yulia quien apretó a Lena contra su pecho, sosteniéndola sin esfuerzo alguno. Lena vio maravillada como la noche parecía cobrar vida, cientos, miles de diminutas mariposas negras empezaron a revolotear a su alrededor, parecían caer del cielo, salir de todas partes, emerger de cualquier sombra… cientos, miles de ellas volando a su alrededor.
No eran mariposas, eran como diminutas plumas que se agitaba y aleteaban sin forma… cada vez más y mas… empezaron a unirse sin perder su individualidad, se unieron sobre ellas como formando un escudo… y después se extendieron hacia el cielo como si fueran brazos… más y más diminutas mariposas se unían extendiéndose hasta que formaron…
- Alas… Yulia… ¡son tus alas!… -Lena tocó las alas del ángel oscuro y sintió la textura casi sedosa de las plumas que se agitaban caprichosamente.
Las alas se abrieron hacia el cielo y vigorosamente se agitaron mientras Lena cerraba los ojos para sentir el fresco del viento en su rostro… de pronto todo era silencio, todo ese infierno había quedado atrás. Abrió los ojos para ver esa vieja construcción convertida en una ruina, ardiendo y humeando en la distancia como si sólo hubiera sido un sueño… un mal recuerdo que se deberá perder en el olvido junto con todos los demás, junto con el castillo, junto con la torre, junto con las cadenas y el dolor…
Estaba en el cielo, en los brazos de su ángel.
Kipper bajo su arma sin apartar la mirada del cielo, sus hombres apenas reaccionaron abriendo fuego inútilmente contra esa silueta que parecía una diminuta ave en la distancia. Iván se puso de pie tras ella.
- Las dejaste ir, las perdiste… -dijo casi sin aliento por el asombro.
- Apenas nuestro segundo encuentro- le respondió ella sin apartar la mirada de ese lejano punto.-… sin embargo, yo gano esta vez…
Kipper extrajo de su cinturón algo parecido a una daga con la que había apuñalado a Yulia, con sumo cuidado la colocó dentro de un estuche de metal.
-¿Qué es eso?...
- Un trofeo para Kürten… una muestra de su corazón.
- ¿Para que quiere eso?
Kipper sonrió mientras miraba hacia el cielo nuevamente aun que ya no veía rastro de las siniestras alas.
- Para engendrar un ángel…
La muerte negra
- Todos vamos a morir…
El Obispo Kaunas murmuró incomprensiblemente, esta postrado en un lecho que se ha negado a abandonar, la mita de su rostro parece una mascara de piel macerada, escurrida sobre sus huesos, un brazo y una pierna totalmente inútiles, muertas, la mitad de su cuerpo empieza a retorcerse seca y marchita… Fue el primero en ser tocado por la justicia divina, lo sabe y resignado lo acepta… Su único ojo vivo conserva indeleble la imagen del ángel oscuro… la imagen de ella.
Docenas de veces escucho al anciano de las mazmorras santiguarse y murmurar:
<<- Dios nos ampare el día que Yulia Volkova muera…->>
¡Cuanta sabiduría tenían sus palabras!
Ese día llego y un ángel oscuro se levanto en su lugar, todo comenzó con la lluvia negra, las aguas del lago se envenenaron, todos los que bebieron de el comenzaron a enfermar y después todos lo que estaban cerca de los enfermos. Unos cuantos días después de esa terrible noche y el cementerio se ha llenado… los soldados, los cruzados han recogido sus carpas, se han olvidado hasta del oro y han empezado a marcharse. Quieren irse de regreso a la tierra que los vio nacer y alejarse lo más posible de esta tierra maldita donde recibieron enfermedad y muerte a cambio del favor de sus armas…
Solo Kaunas sabe lo inútil de su huida, ellos ya llevan la oscuridad en su sangre, y la llevaran de regreso a sus tierras y la regaran por todo pueblo y ciudad que crucen. Por que solo él sabe lo que vio esa noche, en su juventud leyó sobre esa vieja maldad en los libros de historias paganas, ese terrible ángel de alas oscuras, lo llamaban:
- Nosferatu… “el portador de la enfermedad y la peste”…
En el siglo XIV sucedió una de las más grandes catástrofes demográficas de la historia de la humanidad. Entre 1348 a 1400 casi noventa millones de personas murieron, casi la mitad de la población del mundo… se dice que fue el Apocalipsis, castigo divino, la disposición de los astros, la “Peste Bubónica”… todos lo llamaron “La Muerte Negra”.
Continua...
Conclusión
Hace seis siglos… Huellas de la oscuridad.
Era sólo un niño, pero su aguda inteligencia le había valido para que sus padres, nobles de la lejana tierra de Lituania, provincia del imperio Ruso, lo enviaran al Vaticano por consejo del Obispo. Este niño había nacido y crecido en moderada opulencia y ciertamente ambicionaba mucho más de la vida, el palacio del Duque hacia ver miserable el castillo que lo vio nacer y se prometió algún día poseer un palacio que opacara al Ducado… Pero aquí, en el Vaticano la majestuosidad de los palacios, el oro y oropel le han mostrado que esas lejanas riquezas no se comparan con la riqueza de los siervos de Dios.
La ambición empujaría al joven Kaunas a convertirse en Obispo y tal vez, con el suficiente tiempo y oro, algún día aspirar a ser el sumo pontífice… ¿Por qué no?... El Papa Kaunas…
Pero necesitaba oro, mucho más del que su familia tenía… y sabía como conseguirlo… en los libros, en el conocimiento… pero debía conocer muchas más cosas de las que le enseñaban, las cosas que estaban en los libros prohibidos, los libros ocultos en los laberintos subterráneos de las catacumbas del Vaticano. Esos libros que se supone fueron quemados hacia mucho tiempo…
Este rollo que tenía entre manos era muy difícil de leer, de una lengua diferente al latín que conoce, más antigua, más hereje… pero es un escrito de un sabio de la antigüedad, lo suficientemente sabio como para que sus palabras hayan sido atesoradas por aquellos que se considerarían sus enemigos. Entiende poco, pero se esmera, su imaginación infantil se agita ante las pocas palabras sueltas que comprende y empieza a formar una historia… una terrible historia de una plaga… una vieja maldad que anida en la sangre de una criatura que jamás debió caminar sobre el mundo…
- Nosferatu…
Hoy… Lena, la peregrina del sol en lado oscuro de la luna.
El mundo se caía en pedazos, el fuego se extendía por entre las ruinas, una nueva explosión ilumino el cielo cubierto por negros nubarrones de humo, siluetas entre el reflejo de las llamas y sombras corrían en todas direcciones y en medio de ese caos, como si un mágico rayo de luz descendiera del cielo directamente sobre ellas, Yulia y Lena brillaban en esa oscuridad con un aura de paz.
Los azules ojos de la hija de la luna ardían tibiamente en su fuego sobrenatural, sin un solo ápice de la furia salvaje de la bestia que mora en su interior, Lena toma esa débil mano que intenta alcanzar su mejilla y la ayuda… el frió contacto de esos dedos en su rostro la llenan de calidez que le devuelve besando uno a uno sus dedos.
-… debes irte… debes escapar… -murmura apenas con hilo de voz el ángel oscuro.
Lena le sonrió mientras la oprimía contra su pecho.
- Nunca más… -le respondió.
Ellos venían, se acercaban sigilosos pero decididos, sus armas empuñadas, sus almas negras vendidas por unas piezas de oro y promesas que jamás serán cumplidas.
Lena se puso de pie sin esfuerzo cargando consigo a una indefensa Yulia, tan ligera como un sueño.
- Nunca más permitiré que nos separen… -
Otra explosión, otra columna de humo y escombros saltando por el aire e iluminando la bóveda de nubes negras sobre ellas. Lena paseo su mirada por todo aquel panorama y negó con la cabeza, enfurecida.
- ¡Las chicas!... ¡los niños!...
Los escombros empezaron a caer, Lena agradeció esta pequeña distracción además de la confusión que ya reinaba, agradeció la ligereza de Yulia y la nueva vitalidad que corría por sus venas. Sosteniéndola contra su pecho corrió hacia donde el humo y las sombras podían ocultarla.
Iván sacudió la cabeza aturdido y se puso de pie de un salto, el zumbido de una bala lo hizo agacharse, otra explosión lo obligo a echar las rodillas al suelo, miro a su alrededor y maldijo.
- ¡Esto no esta bien!... no debió ser así, todo debió haber reventado de un solo golpe, todos deberíamos estar bailando cubiertos de llamas y mutilados… ¿Qué paso?... ¿¡Elena!?... ¿Dónde estas?... ¡je, je, je Aquí esta mi arma!…
Tomó la pistola del fango, la sacudió, amartillo y barrió con ella todo el horizonte… y las vió.
- ¡¡Mueran malditas!!... ¡¡muéranse las dos de una vez y para siempre!!
* * *
Lena entornaba los ojos tratando de ver atreves del humo, el fuego y las sombras, su corazón latía tan fuerte que sentía salírsele del pecho, el corazón de Yulia en cambio aprecia haberse detenido, latía muy lentamente y sin fuerzas, si esas tenues llamas de sus los ojos no brillaran opacamente pensaría lo peor.
- … Debes escapar, Lena, no permitas que nuestra historia acabe aquí… - dijo Yulia. Su labios no se movieron pero Lena pudo escuchar perfectamente-… si una de las dos sobrevive, nuestro amor sobrevivirá.
- No uses mis propias palabras, Yulia, no permitiré que nos separen de nuevo… no de nuevo… no voy a esperar un día más para estar contigo… ni un día más.
Yulia levanto el rostro hacia ese sol esmeralda de su mirada, su mano tan etérea como la brisa alcanzo esa mejilla sonrosada por el esfuerzo, deseó con todas sus fuerzas poder sentir el calor de esa piel, esa vitalidad que la inundaba… deseó con todo su corazón volver a sentir su amor. Y con todo lo que le quedaba de fuerza se abrazó a ella, sus manos se encadenaron a su cuello, su rostro alcanzo el de Lena y fugazmente besó sus labios y la cubrió con su cuerpo mientras el impacto de las balas destrozaba su espalda.
Lena fue incapaz de resistir la fuerza de esos disparos, ambas fueron empujadas un par de metros y cayeron todavía firmemente sujetas la una a la otra.
- ¡¡Yulia!!.. ¡¡Yulia!!... – gimió desesperadamente Lena.
Yulia había caído sobre ella, todavía cubriéndola.
* * *
Iván sostuvo su arma con el gatillo oprimido, la escuadra automática en sus manos dejo salir sus ardientes mensajeros uno tras otro en una ráfaga imparable hasta quedar vacía. El ruso apenas parpadeo triunfal cuando vio caer a Yulia y Lena victimas de sus disparos, de pronto sintió un gancho de hierro prenderlo del cuello y derribarlo limpiamente.
El brazo que lo había derribado ahora lo sostenía del pecho inmovilizándolo mientras frente a su rostro una docena de balas silbaron en todas direcciones iluminando con fuego tenuemente su paso.
- ¡¡Maldito imbecil!! -le espetó Kipper al oído- ¡quédate abajo, grandísimo idiota!
-T-tu gente… esta fuera de control…
Kipper empezó a reír, era una risa cantarina, hermosa, casi inocente, era la risa de una niña subida a un carrusel. ¿Cómo podía reírse de esa manera?, ¿Cómo era posible que ella pudiera reír como una niña divertida en un juego inocente?
- Lo estas disfrutando ¿verdad?... ¿esta fuera de control o así lo planeaste?...
- Kürten planea, tu planeas, todos planean… al final todos los planes se van al carajo…yo sólo improviso –dijo la rusa mientras se ponía de pie de un salto con la agilidad de una pantera, de algún bolsillo extrajo una luz de bengala y la encendió levantándose, los disparos cesaron al instante y varias bengalas más se encendieron, con precisión militar los mercenarios de Kipper formaron un semicírculo en torno a donde se encontraban Yulia y Lena aun que no se podía distinguir nada. La rusa empezó a avanzar con suma precaución con su arma por el frente, sus hombres la imitaron.
* * *
Lena sintió los brazos sin voluntad de Yulia liberarla de su protector abrazo. Pero ella no aflojo el suyo, se arrodillo buscando un lugar hacia donde escapar. Una nueva explosión iluminó todo, lo ultimo que quedaba en pie del edificio termino por derrumbarse lanzando sus escombros en todas direcciones.
Las siluetas dejaron de serlo, figuras bien claras se dibujaron a su alrededor, estaban completamente rodeadas, parecían empuñar antorchas y avanzaban sigilosamente con sus armas listas. La oscuridad y el polvo de los escombros volvieron a ocultarlas brevemente.
La cabeza de Yulia descansaba sobre su pecho, acaricio sus cabellos que antes se agitaban con vida propia y que ahora caían tristemente sobre ese bello rostro. Sintió consuelo en ella, en tenerla en sus brazos, pero también sintió como la furia empezaba a llena su pecho... los niños y las chicas atrapadas en esas jaulas como animales... todos ahora sepultados bajo los escombros sin que ella hubiera podido hacer nada por ellos... cerró los ojos aferrandoce a Yulia mientras imágenes volvían a su mente, imágenes de espadas y hombres que con brutalidad llegaron a ellas y las separaron destruyendo sus sueños, Yulia suspendida en el aire con la soga en el cuello, muriendo lentamente, todo lo que le hicieron, todo a lo que sobrevivió por ella... cosas tan terribles que la convirtieron en esta mágica criatura que agoniza en sus brazos… la maldad de los hombres la convirtió en esto… la maldad de aquellos que ahora la llaman monstruo…
Pero la maldad de los hombres no se extinguió hace seis siglos, su maldad continua, su ambición continua, en medio del fuego y el rencor, de avaricia y la codicia, ellas están ahí nuevamente luchando por un amor que no pudo ser, que nunca podrá ser… Sin soltar a Yulia, Lena se incorporo sin miedo a las armas ni a su maldad, con determinación.
-Nunca mas... -dijo Lena -...Nunca mas volverán a separarnos... no lo permitiré...
- … Perdóname…-dijo Yulia sin palabras- Perdóname por fallarte una vez más… No puedo… nunca he podido protegerte… Debes irte, debes escapar
Los ojos de Yulia eran sólo un par de diminutas chispas azules, casi extintas.
- ¡Tonta!… ¡Que tonta siempre has sido!... Tú me has protegido siempre, cuando esos días amargos sucedieron, el solo saber que estabas ahí me daba fuerza para continuar, el solo saber que existías, que abrías los ojos cada mañana aun que ya no pudiera verme en ellos me daba la fuerza para vivir un día más… por que sentía tu corazón junto a mi en cada momento, en cada instante… tu amor me alcanzaba desde donde quiera que estuvieras… aun ahí, en esa horrible prisión donde te metieron, aun desde ahí me protegías… tu fuerza era mi fuerza, mi doncella de hierro… hoy más que nunca tu fuerza es mi fuerza…
Tomó el rostro de Yulia y clavo su mirada en la profundidad de aquel iris opaco, hasta alcanzar esa tenue chispa azul que se extinguía lentamente… le sonrió con tal seguridad que el rostro de la hija de la luna le devolvió esa sonrisa con aire de sorpresa.
-… tu corazón me protegió de todo… ¡mírame!... estoy aquí, contigo, y ahora soy yo quien te protegerá, soy yo quien te dará fuerzas…
Besó sus labios con furia, con toda la pasión contenida en esa prisión bajo las aguas del lago, con todo ese fuego que sobrevivió a la profundidad helada, con toda la pureza del brillo de la luna. Los colmillos de Yulia saltaron por reflejo al percibir el sabor de la vida y la sangre de la pelirroja.
Lena hundió sus dedos entre los cabellos revueltos y marchitos, se descubrió el cuello desgarrando la blusa que mal le cubría y oprimió el rostro de su amada ahí donde palpitaba su vida invitando al beso mortal.
- ¡Tómame!... –le ordenó con voz firme-…¡Llévame en tu corazón por siempre!… Protege nuestro amor de tanto odio, protege nuestro amor de tanta maldad… mi ángel oscuro, trae la justicia a este triste mundo, has que paguen por sus pecados… ¡¡Se libre mi Ángel Oscuro!!...
Lena exclamo un gemido jubiloso, como el que escapaba de sus labios cuando la pasión alcanzaba su clímax en los brazos Yulia hacia seis siglos… esos brazos que nuevamente la encadena como para no dejarla ir jamás, esos labios que nuevamente beben su alma pero ya no en una metáfora… un frío puño se cerraba sobre su corazón exprimiéndole vida…
Corazón oscuro, la muerte negra… hace seis siglos.
Garras de cristal se incrustaron en las grietas de la roca y la argamasa, con toda facilidad, sin esfuerzo alguno Yulia alcanzo el techo más alto del castillo Volkov, su hogar. El mundo podía verse en todas direcciones, un horizonte sin límite y esto fue lo que vio:
El mundo brillaba en color ocre y sangre, los campos de trigo, los campos de flores, las copas de los árboles, los senderos del bosque… todo era una imagen del infierno tal como el Obispo Kaunas lo describía… el infierno se había desatado entre los hombres, y ellos corrían de un lado a otro con sus espadas y lanzas en mano, manchados de sangre y hollín, el olor de su odio y su miedo llegaba hasta ella… El corazón le dolía como jamás dolor alguno la había desgarrado. Ahí estaban todos ellos, los que las traicionaron, los que las cazaron, los que las destruyeron… los que las odiaron por ser diferentes, los que odiaron su amor por ser diferente, todos ellos estaban ahí danzando entre la sangre y el fuego… el cielo era una inmensa nube negra que crujía con la misma ira de Dios entre relámpagos de una tormenta que no se decidía por caer.
Nadya ya no estaba en este mundo, y todo lo que veía era todo lo que quedaba. El cielo rugió de nuevo como un inmenso verdugo esperando la voz de un juez.
Yulia se irguió sobre este mundo, sosteniendo en un brazo a la diminuta niña que vio luz es esta oscuridad. Y el corazón le dolió aun más… No era odio, no era rencor… ese dolor no era nada… era la nada… ese dolor era el vació que su alma había dejado al disolverse en el viento y las sombras, ese dolor era su soledad.
La niña se estremeció cuando una dedo tan helado como el hielo acarició su mejilla, sus pequeños ojos se entreabrieron y miraron el fuego azul de los ojos de Yulia, esos maravillosos ojos que ahora podían penetrar la oscuridad y el misterio, los ojos de la niña parecían oscuros pero ella podía ver que serían tan verdes como los de su madre, igual la escasa pelusa en su cabeza crecería y se tornaría como ese oro rojizo de las hojas de los árboles en otoño, su piel sería tan blanca como la leche y un mar de pecas se extendería por todo su ser… será idéntica a su madre en casi todo… excepto en lo que se parecía a él.
Si esta niña llegara a crecer…
Yulia se inclino sobre la niña, como si fuera a besarla… iba a hacerlo, pero con el beso mortal de sus colmillos asesinos… ya no había piedad en su corazón, ni amor o ternura… en su corazón solo latía el dolor de su hambre.
<<-… es todo lo que queda de mi… ->>escucho con toda claridad una voz en el viento. Una voz que sabía que no venía de ningunos labios.
<<-… es todo lo que queda de nuestro amor…>>
Esa voz no venia del viento ni de la noche… venía de una diminuta gota de sangre que la caricia de sus colmillos en el diminuto pecho había robado… apenas nada. Pero el mundo entero estaba en esa gota de sangre.
Yulia se tambaleo cuando la vida misma de Nadya la envolvió, penetro en ella y se fundió con su vida hasta tal punto que se convirtió en ella… en su corazón Yulia se convirtió en Nadya…
<<…la madre que agonizaba en la cama, sus labios fríos y secos murmurando frases de amor y esperanza son aliento… >>
<< La hermosa niña de ojos azules que bajó del carruaje del amigo de Papá y cuyo rostro era tan triste que la hizo olvidar su propia tristeza >>
<< La pista de baile en el salón dorado del castillo del duque donde el sol se colaba a raudales por los altos ventanales y esa niña de ojos azules que ya se empezaba a convertir en una señorita bailaba con tal elegancia que Nadya no podía apartar los ojos de ella y un sentimiento oscuro se cernía en su corazón por el príncipe que con ella se deslizaba en ese baile, ¿celos?... ¿celos de ella por su belleza y gracia o de él por que puede tomarla por el talle, sostener su mano y embriagarse con su perfume?>>
<< El agua corría por la piel desnuda de su amiga y sus pecosas manos que enjabonaban su espalda, temblando de inquietud, disfrutando y alargando ese momento, deseando abrazarla y sentirla toda… los contradictorios sentimientos que día a día creían más en su corazón… >>
Era Nadya con su corazón y alma totalmente desnuda en una diminuta gota de sangre…
<<-… no es mi príncipe… no es mi caballero… es mucho más… es mi ángel, una criatura divina solo para mi, para cuidarme y protegerme… solo para amarme a mi…>>
- ¿Protegerte?... –murmuro Yulia con una voz que no podría escuchar hombre alguno, pero que se elevo hasta lo más alto del cielo y fue respondida por los truenos, las nubes mismas se agitaron.
<<… La torre, Tiver haciendo esa promesa… vida para ella y la chica que abajo en un improvisado campo de ejecución pende colgada del cuello… Tanto dolor, tanta ira latiendo en su pecho… La mentira y la traición se consuman… Yulia vivirá a cambio de un hijo que Nadya… ella… debe engendrar…>>
Yulia suelta a la niña, se aleja de ella mientras sus garras sostienen su cabeza, jadea con violencia tratando de arrancarse de la mente los recuerdos y la vida de Nadya… sabe lo que viene y no quiere verlo… no quiere estar ahí… Pero no puede evitarlo…
<<… El esta ahí mancillando su cuerpo, sembrando su semilla, desquitando su envidia y su odio… pero el corazón de Nadya esta muy lejos, esta junto a ella en ese calabozo… >>
- ¡¡No pude protegerte…!! – lloró el ángel oscuro y los cielos respondieron con rayos y truenos, las nubes se dejaron caer en un sinfín de lagrimas por las lagrimas que jamás volverían a correr en su rostro.
<<… Otra vez es Nadya, tumbada en la paja, con el sol filtrándose en delgados hilos de luz, y su vientre abultado… sus manos acarician su vientre, a esa niña dentro de él… Y sonríe, es feliz a pesar de todos… ¿Por qué?... en medio de toda esa desgracia ¿Cómo puede ser feliz?
-… en sus venas correrá su sangre, pero en su corazón estará tu alma… por que desde que se gesto en mi, todos mis pensamientos han ido hacia ti… todo mi amor esta contigo… será tu alma la que llene este pequeño corazón… tu alma y la mía… y será nuestro, este bebe será al final el fruto de nuestro amor… >>
Los labios de Yulia se abrieron para exclamar el grito de dolor más grande que jamás se escucho en el mundo, el cielo mismo no se contuvo más y desato su furia sobre los hombres, rayos y truenos acompañaron una tormenta que podía medirse con un huracán.
Yulia se dejo caer de rodillas oprimiendo a la niña en sus brazos, protegiéndola de la tormenta que su voz había causado. En su corazón el dolor era tan grande, el hambre tan monstruosa… lo que venía… lo sabía, lo intuía… más dolor del que podría soportar, más hambre de la que podía contener… tenía que pararlo, tenía que detenerlo… y sólo la sangre de la niña podría calmar ese dolor… no unas gotas, toda, absolutamente toda la sangre de esta niña, toda su alma podrían detener ese dolor…
Ahí, en la cima del mundo, Yulia volvió a sentir el odio y la ira contra todos aquellos que la traicionaron y las destruyeron… todos ellos debían de pagar por sus pecados…
La niña empezó a llorar, los colmillos de Yulia brillaron en el reflejo de los truenos y sus garras de cristal cortaron el viento.
Sólo el alma de la niña calmaría ese dolor y odio salvaje en su corazón… Pero no tomaría la vida de ella, ella era lo último que quedaba de ellas… Ella era la hija que jamás podrían tener.
Sus propias garras penetraron en su pecho desnudo, destrozaron piel, carne y hueso y atraparon al cruel monstruo que latía caprichoso ahí exigiendo la vida de ella y de un solo tirón lo arranco de su pecho.
Yulia levanto al cielo como una ofrenda a su oscuro corazón.
La sangre negra escurrió por su brazo, pero luego comenzó a evaporarse, convertirse en una especie de humareda que se elevo para mezclarse con las nubes y fundirse con la lluvia. Y la lluvia se volvió negra.
Pero el corazón siguió latiendo, expulsando la sangre negra que se elevaba como si ardiera y se quemara en negras llamaradas. Seguía latiendo sin detenerse y seguía doliendo sin detenerse y cada vez más, hasta que se consumió por completo en su mano.
Yulia se quedo ahí con el brazo extendido hacia el cielo, las gotas de lluvia negra bañando su rostro y su cuerpo… la herida en su pecho se ha desvanecido sin dejar huella… y su cruel corazón seguía latiendo en su interior. Ella lo supo por instinto, como sabe todas las cosas que ahora le son naturales… ese corazón no se detendrá jamás, ese dolor no se detendrá jamás.
Conserva un último recuerdo de la vida de Nadya que latió en su corazón… el último instante que vieron sus ojos...
<< El rostro de Tiver y su cuchillo manchado de sangre… Kaunas, las monjas y todos los demás tan sólo mirando… tan sólo mirando…>>
La lluvia negra cae sobre todos los hombres, la lluvia envenenada con su sangre…
- Todos van a morir… -sentencio.
El ángel oscuro
Lena sintió desvanecerse, sus piernas fallaron y empezó a caer en un pozo oscuro y frío, ahí estaba Yulia, en medio de esa oscuridad, encadenada y maltrecha, su vida era un delgado hilo de luz que se filtraba por una grieta en el muro una grieta por la cual la luna acompañaba su soledad. Lena se arrodillo junto a ella y la abrazó… apoyo su cabeza en su hombro y dejo que la luna le mostrara lo hermosa que todavía era, bajo esas cicatrices, bajo esas heridas, bajo esa inmundicia sus ojos aun brillaban como el amanecer.
-… estoy aquí… contigo… -le dijo sabiendo que ella no podía oírle.
Yulia aparto la mirada del tenue rayo y se inclino sobre su hombro, Lena casi sintió esa mirada clavada en ella.
-… por siempre… te amare por siempre… -dijo Yulia.
Lena se estremeció… ¿podía Yulia verla ahora?, era solo un fantasma, una peregrina sin tiempo, no sabia como había llegado ahí, o tal vez estaba ahí por era el lugar donde su corazón con toda su voluntad quería estar…
Yulia le sonrió.
Lena respondió esa sonrisa con la propia… ¡claro que podía verla!, ¡claro que podía escucharla!... ¿Dónde más estaba el corazón de Yulia si no junto a ella?... El milagro, los milagros eran tan fáciles cuando el amor lo llenaba todo… como ella la llenaba.
- Nunca podrán separarnos. –le dijo Lena y Yulia asintió.
La luz de la luna se extinguió, su hilo se hizo más y más delgado hasta que desaprecio… Lena continuaba cayendo en ese pozo sin fin… pero no tenía miedo, no importa donde cayera Yulia siempre estaría con ella, mas allá de esta oscuridad, más allá de la muerte, mas allá del tiempo… Ella y Yulia jamás volverían a separase.
La luna volvió a brillar sobre ella, era una cascada de luz plateada que descendió del cielo, vio esa silueta descender con la luz, figura delgada y frágil… eterna, negras alas en el contraste de la luz y sombras que se extienden a lo largo del horizonte. Lena extiende su mano al vació y siente la calidez de esa mejilla, se siente bañada por ese fuego azul de esos ojos que la miran con devoción.
- mi ángel oscuro… ¿de que terrible lugar has venido?
Yulia negó con una sonrisa…
- Vengo del cielo… vengo de tu amor…
Y sus brazos la envolvieron, sostenida por su ángel Lena sintió como la oscuridad se apartaba de ella, sintió como Yulia se remontaba en el cielo con ella en brazos.
- ¿A donde me llevas?…
- Conmigo… sólo te llevo conmigo.
Lena abrió los ojos, el mundo seguía ardiendo, los escombros humeando, los hombres con su armas y su codicia seguían ahí… pero ya nada importaba. Yulia la sostenía en sus brazos contemplando su rostro.
- ¡Eres tan hermosa!...- Exclamó Yulia con una voz que hizo eco en el mundo.
Todo pareció vibrar, como el tañido de una campana expandiéndose en todas direcciones incluso alcanzando las estrellas. Ahora fue Yulia quien apretó a Lena contra su pecho, sosteniéndola sin esfuerzo alguno. Lena vio maravillada como la noche parecía cobrar vida, cientos, miles de diminutas mariposas negras empezaron a revolotear a su alrededor, parecían caer del cielo, salir de todas partes, emerger de cualquier sombra… cientos, miles de ellas volando a su alrededor.
No eran mariposas, eran como diminutas plumas que se agitaba y aleteaban sin forma… cada vez más y mas… empezaron a unirse sin perder su individualidad, se unieron sobre ellas como formando un escudo… y después se extendieron hacia el cielo como si fueran brazos… más y más diminutas mariposas se unían extendiéndose hasta que formaron…
- Alas… Yulia… ¡son tus alas!… -Lena tocó las alas del ángel oscuro y sintió la textura casi sedosa de las plumas que se agitaban caprichosamente.
Las alas se abrieron hacia el cielo y vigorosamente se agitaron mientras Lena cerraba los ojos para sentir el fresco del viento en su rostro… de pronto todo era silencio, todo ese infierno había quedado atrás. Abrió los ojos para ver esa vieja construcción convertida en una ruina, ardiendo y humeando en la distancia como si sólo hubiera sido un sueño… un mal recuerdo que se deberá perder en el olvido junto con todos los demás, junto con el castillo, junto con la torre, junto con las cadenas y el dolor…
Estaba en el cielo, en los brazos de su ángel.
Kipper bajo su arma sin apartar la mirada del cielo, sus hombres apenas reaccionaron abriendo fuego inútilmente contra esa silueta que parecía una diminuta ave en la distancia. Iván se puso de pie tras ella.
- Las dejaste ir, las perdiste… -dijo casi sin aliento por el asombro.
- Apenas nuestro segundo encuentro- le respondió ella sin apartar la mirada de ese lejano punto.-… sin embargo, yo gano esta vez…
Kipper extrajo de su cinturón algo parecido a una daga con la que había apuñalado a Yulia, con sumo cuidado la colocó dentro de un estuche de metal.
-¿Qué es eso?...
- Un trofeo para Kürten… una muestra de su corazón.
- ¿Para que quiere eso?
Kipper sonrió mientras miraba hacia el cielo nuevamente aun que ya no veía rastro de las siniestras alas.
- Para engendrar un ángel…
La muerte negra
- Todos vamos a morir…
El Obispo Kaunas murmuró incomprensiblemente, esta postrado en un lecho que se ha negado a abandonar, la mita de su rostro parece una mascara de piel macerada, escurrida sobre sus huesos, un brazo y una pierna totalmente inútiles, muertas, la mitad de su cuerpo empieza a retorcerse seca y marchita… Fue el primero en ser tocado por la justicia divina, lo sabe y resignado lo acepta… Su único ojo vivo conserva indeleble la imagen del ángel oscuro… la imagen de ella.
Docenas de veces escucho al anciano de las mazmorras santiguarse y murmurar:
<<- Dios nos ampare el día que Yulia Volkova muera…->>
¡Cuanta sabiduría tenían sus palabras!
Ese día llego y un ángel oscuro se levanto en su lugar, todo comenzó con la lluvia negra, las aguas del lago se envenenaron, todos los que bebieron de el comenzaron a enfermar y después todos lo que estaban cerca de los enfermos. Unos cuantos días después de esa terrible noche y el cementerio se ha llenado… los soldados, los cruzados han recogido sus carpas, se han olvidado hasta del oro y han empezado a marcharse. Quieren irse de regreso a la tierra que los vio nacer y alejarse lo más posible de esta tierra maldita donde recibieron enfermedad y muerte a cambio del favor de sus armas…
Solo Kaunas sabe lo inútil de su huida, ellos ya llevan la oscuridad en su sangre, y la llevaran de regreso a sus tierras y la regaran por todo pueblo y ciudad que crucen. Por que solo él sabe lo que vio esa noche, en su juventud leyó sobre esa vieja maldad en los libros de historias paganas, ese terrible ángel de alas oscuras, lo llamaban:
- Nosferatu… “el portador de la enfermedad y la peste”…
En el siglo XIV sucedió una de las más grandes catástrofes demográficas de la historia de la humanidad. Entre 1348 a 1400 casi noventa millones de personas murieron, casi la mitad de la población del mundo… se dice que fue el Apocalipsis, castigo divino, la disposición de los astros, la “Peste Bubónica”… todos lo llamaron “La Muerte Negra”.
Continua...
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Que genial
Woow es increíble esta historia, realmente apasionante, me estremece cada vez que la ley.y feliz navidad alexia pásala bien con todos tus seres queridos.
Zanini-volk- Invitado
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXVIII - Una por siempre.
Soy la captora de tu alma,
tu vida late en mi corazón
así como la mía late en el tuyo
Tu y yo somos una,
siempre hemos sido una…
este es nuestro destino,
sin importar lo que pase,
sin importar lo que venga…
ven a mi y bebe mi alma
sacia tu sed de vida en mi corazón
encuéntrate a ti misma en mi
y déjame volver a donde pertenezco
en ti
llevare mi luz a tu oscuridad
llevare mi calor a tu helado pecho
llevare mi amor a tu soledad
Tu yo somos una por siempre.
Canción de cuna… ayer
La lluvia ha cesado, un viento helado silva en la copa de los muñones calcinados de los árboles y se deja sentir en los huesos de los sobrevivientes que se afanan en mantener vivas sus hogueras y lejos de los muros del castillo. Un horror ha sucedido ahí, todos están muertos.
Solo un alma viva queda dentro de los muros del castillo, el alma de una niña que duerme inquieta en los brazos de un ángel.
Yulia se ha envuelto en la capa de alguien que murió en el toque de sus labios, ella no puede sentir el viento helado de la madrugada pero oculta el resplandor de su palidez ha sus presas y protege a la niña que lleva en el regazo. La niña que ahora contempla iluminada por las llamas.
El agua de la lluvia corre por los muros del castillo, filtrándose a lugares donde nunca antes llego, en su interior el fuego ha consumido casi todo y ahora devora lo último de las vigas y soportes que mantenían su estructura. Al fin la madera quemada sede al peso de la roca, la argamasa es arrastrada por la corriente del agua que fluye por esas paredes y como exhalando un grito de agonía el castillo se colapsa, derrumbándose hacia su interior como atrapando en sus entrañas los terribles sucesos de los que fue testigo. La torre se inclina pero no cede… en un capricho la imagen que queda es como la de un gigante postrado de rodillas llorando los pecados que en su interior se vivieron.
El rostro del gigante parece mirarla directamente a ella, Yulia le sostiene la mirada, esas cuencas vacías que fueron los ventanales de la prisión donde Nadya dio a luz a la niña que ahora sostiene.
El estruendo ha desperado a la niña, se agita asustada y se aferra al manto que la cubre, busca el calor de cuerpo que la sostiene sin encontrarlo, la niña llora sintiendo soledad en ese frió cadáver.
Yulia duda en acariciar sus mejillas, sus manos son tan frías… no hay calor que pueda brindarle a esta niña… siente el hambre naciendo nuevamente en su corazón a pesar de todas las almas que esta noche ha arrancado... nunca serán suficientes.
El cielo empieza a llenarse de lenguas de fuego, un resplandor dorado da aura a las montañas, es el inicio del amanecer. Yulia puede sentir como su corazón empieza a latir lentamente, sabe por instinto que debe buscar refugio en la mas profunda oscuridad, más allá de la vista de los hombres y la luz del sol… lejos de esta niña, lejos de lo ultimo que queda de Nadya.
El mundo será consumido por la oscuridad, el veneno de su sangre ya corre libre entre los hombres y les hará pagar por sus pecados, por todo lo que les hicieron… pero ¿Qué será de esta niña?
Nunca más debe volver a sus brazos si es que ha de sobrevivir…
Yulia sabe lo que tiene que hacer… sus labios se mueven como haciendo una oración, es un cántico misterioso, sin letra ni música escrita… su voz es un sonido que no escuchan los hombres pero que se armoniza con los sonidos del mundo, es como el silbido del viento en las montañas, como el canto de ríos al correr en sus causes, como el coro de la lluvia al bañar los bosques, es un canto que nace tan natural en sus labios como la naturaleza canta a través de todas las cosas del mundo.
La niña deja de llorar y sus dulces ojos miran al ángel que canta para ella, no puede escuchar esa voz o tal vez si… ¿Quién sabe lo que puede ver o escuchar un ángel que recién abre sus ojos al mundo?... pero encuentra en esa voz la calidez que esa piel helada no puede brindarle, esa voz que vibra tan profundo dentro de ella y aniquila el veneno de la oscuridad que también en ella había penetrado.
La niña sonríe al sentir la ternura de esa voz… la voz de su otra madre.
Canción de cuna… hoy
Lena abre los ojos, las estrellas brillan en lo alto la brisa acaricia sus cabellos, delgados brazos la sostienen con delicadeza… parece flotar, el rostro de Yulia la mira atentamente y le sonríe, inmensas alas parecen cubrir todo el horizonte del cielo en un suave aleteo, no se agitan como las alas de un ave, más bien parecen deslizarse entre las estrellas dejando una estela de luces y sombras como las aletas de un pez surcando las aguas. Lena flota en la noche sostenida del abrazo amoroso y protector de su ángel oscuro.
Descienden como en una caída suave, etérea, Lena cierra los ojos otra vez y se siente soñar, se siente ajena al cuerpo que la contiene, como si su alma pudiera escapar de ese capullo… escapar y fundirse con la esencia de Yulia… una sola alma… sonríe, su sueño es tan hermoso que no quiere despertar… Yulia suavemente la deposita en un piso de madera que cruje bajo su peso, madera podrida, petrificada, hace siglos que nada se ha posado sobre ella.
Lena abre los ojos nuevamente y mira a su alrededor y reconoce la ruina donde esta, altos muros que se elevan hasta perderse con las sombras del cielo, enormes ventanales que alguna vez tuvieron vitrales hermosos, apenas quedan filos cristalinos en sus bordes, el techo se vino abajo hace tanto tiempo, unas vigas parecen suspendidas en el cielo sin mas sostén que un milagro… hileras de bancas se encuentran arrumbadas a los costados del muro, empujadas asta ahí por su propio deterioro, su propia putrefacción y decadencia… voltea hacia atrás y mira lo que alguna vez fue un altar, apenas un rincón que se conserva reconocible como si el tiempo mismo le rindiera respeto, ahí esta la huella en el muro de un crucifico de bronce. Alguna vez esto fue una iglesia.
Las negras alas del ángel se recogen sobre sí mismas, empiezan a desintegrarse, las plumas empezaron a desprenderse y esparcirse en las sombras como si se tratara de cenizas, de copos de nieve oscura flotando en el viento, disolviéndose hasta desaparecer, en un instante esas magnificas alas han desaparecido por completo, como si nunca hubieran existido.
- No debiste hacerlo… -dijo Yulia.
- Es así como quería morir… -responde Lena, su mano temblorosa acaricia ese rostro que ahora parece vibrar en su caricia-… morir en ti… ser una contigo…
Yulia cierra los ojos y su rostro busca refugio en esa mano que le brinda calor, buscando esa caricia, disfrutando esa caricia.
- No hay nada en mi… no queda nada en mi que no sea una sombra… sólo soy la sombra de lo que fui…
- Pero eres tú… y eso me basta… tu amor, por oscuro y frio que sea… es tu amor y lo quiero para mí, es mío… Yulia, no voy a perderte otra vez… no otra vez… si es así como puedo estar contigo ¡que así sea!... soy tuya mi ángel oscuro… ven a mi… tómame de una vez y para siempre…
Lena sostuvo el rostro de Yulia y la jalo hacia sí, besó esos labios helados de cripta y luego dirigió esos labios hacia su cuello, la hizo recorrer la columna de su cuello como el beso cálido de la amante que alguna vez fue… cuando sintió esos labios abrirse temblorosos como los pétalos de una flor envolvió su espalda con sus brazos, entrelazo sus piernas con la de ella, los dedos de sus manos se mesclaron con sus cabellos… exhalo un agitado suspiro, gimió cuando en éxtasis cuando sintió el frio de sus colmillos deslizarse sobre su piel… fría y mortal caricia… mágico beso que tomaría todo lo que ella era, todo cuanto era su vida y se lo entregaría sin reservas ni recatos, se entregaba a sí misma en ese beso… todo lo que anhelaba era morir haciéndole el amor…
-… no… -apenas murmuro Yulia.
Sus garras arrancaron astillas del suelo cuando en brusco movimiento logro no escapar de los brazos de Lena sino de la pasión asesina que casi la dominaba… Se miró las manos y sintió horror de sí misma… manos que hacia un instante se perdían en las curvas y tibieza de la sensualidad de Lena, manos que querían acariciar y tocar la intimidad de su corazón… no eran manos, eran las garras de una bestia que no sabe de caricias, solo un instante más y esas manos hubieran hecho lo único para lo que estaban hechas… desgarrar esa piel que esperaba amor… sus colmillos se negaban a ocultarse, dominando sus labios que ya no sabían besar con otra pasión que no fuera acompañada de esos puñales de marfil que buscaban encontrar el corazón de su presa para destrozarlo, vaciarlo… matarlo.
Lena la miraba, sin fuerzas para perseguirla… semidesnuda toda su piel transpiraba deseo… el olfato del ángel oscuro se embotaba con el perfume de esa piel que la llamaba… esos cabellos revueltos esparcidos en todas direcciones como una aura de fuego que enmarca ese rostro sonrojado por la pasión… que la llama… Esos ojos esmeraldas que la miran con amor e indulgencia…
-… está bien… mi amor… todo está bien… -dice Lena con la voz temblorosa y el pecho agitado-… sólo ven a mi… -su delicada mano se extiende hacia ella.
Yulia no puede resistirse… la desea… la ama… quiere fundirse en esa piel, quiere perder su rostro entre esos cabellos… quiere sentir esos labios en todo su ser… Pero la bestia que existe dentro de ella también la anhela con furia asesina…
-… no… no tu… tu no caminaras a la oscuridad de mi mano…
-¡Pero lo deseo!... ¡no quiero que sea de otro modo!… -la voz de Lena se quiebra en un llanto desesperado, de la nada o de su pasión saca las fuerzas suficientes para lanzarse a los brazos de su ángel y aferrarse a ella.
- No quiero volver a perderte nunca más… que nunca más nadie vuelva a separarnos… que nada vuelva a separarnos…
Yulia la abraza, siente en sus labios la caricia de sus cabellos, siente en su pecho el calor de ella, su luz…
-… estoy muriendo… lo sabes ¿verdad?- Lena contiene su llanto y la mira a los ojos, ese fuego azul arde como dos antorchas en la oscuridad… no hay furia en esos ojos… hay tantas cosas pero al fin ya no hay furia.
- Lo sé…
-… Ahora sé lo que hiciste… lo que paso en el castillo… tú fuiste la muerte negra…
- No quería que lo supieras… tu eres la razón por la que existo, la razón por la que no pude irme cuando la muerte me alcanzo… tu eres mi mundo… Cuando te perdí nada me importó, sólo quería que ese dolor se fuera, sin ti ese mundo no me importo que desapareciera… No hice distinción, niños, mujeres, ancianos… inocentes y pecadores… mi sangre mato a todos por igual… Estoy más allá de cualquier perdón por mi pecado…
-¿Y es por eso que no me aceptas?...
-No soy digna de tu amor… me he convertido en una sombra, en un recuerdo… cuando el veneno de mi sangre se esparció por cada pueblo, por cada ciudad, yo sólo los vi morir a todos… los vi morir sin hacer absolutamente nada, sin sentir absolutamente nada…
- No es verdad… puedo ver como el dolor te consume, el remordimiento, veo como luchas contra tu naturaleza… como ansias volver a ser como eras antes… como ansias volver a mí.
- No… en mi no queda nada… yo… no puedo sentir nada… -Yulia desgarra lo que queda de las prendas que la cubren, la tela oscura se desprende como una ráfaga de niebla, de las heridas no queda huella, el mas mínimo rastro ha desaparecido y su pálida piel reluce en su inmaculada perfección… en su inhumana perfección.
Y desprende un cristal azul de uno de los ventanales rotos, el trozo recién cortado brilla libre del polvo que los siglos le han acumulado. Lleva la hoja hasta su pecho y el filo cristalino corre a lo largo de él, de su piel de luna brota nuevamente la sangre oscura en un delicado hilo que se desvanece sin siquiera alcanzar el suelo, la herida desaparece tan rápido como fue dibujada.
- Compréndelo, me he convertido en algo distinto… Yo no puedo sentir nada…
Lena le sonríe con dulzura, toma el cristal de sus manos y mira profundamente a sus ojos. El cristal se hunde propia piel en la parte desnuda de su brazo, Yulia detiene su mano y el cristal antes de que la herida se haga más grande, es apenas un punto rojizo, penas un pinchazo.
- ¡No!... –suplica Yulia.
- Lo sentiste ¿verdad?... sentiste mi dolor…
Yulia contempla el cristal y la herida en el brazo de Lena… y asiente.
- Puedes sentirlo... lo que me duele te duele a ti porque me amas…
El cristal escapa de ambas manos, dedos entrelazados, pálidos de luna, sonrosados como el amanecer, el cristal se rompe en el suelo y se esparce a sus pies como lagrimas. Lena sostiene esa mano y la jala hacia sí, Yulia no se resiste ante su delicada fuerza, se reconforta nuevamente en su abrazo… y tiene miedo, casi sonríe al sentir ese temor en su pecho… ¿miedo de que?... en brazos de Lena no hay nada que temer.
-… por mucho tiempo fue así, pero ya no… mi vida, mi alma, todo está en ti… desde que volviste mi corazón volvió a sentir… como antes, como era antes de convertirme en lo que soy… Y ahora lamento lo que sucedió, lo que hice… pero el pecado que cometí no tiene perdón… yo no puedo ser perdonada… no merezco que hayas vuelto a mí, no merezco ser amada por ti…
Lena podía ver sus lagrimas, no esas cristalinas perlas de roció que correrían por sus mejillas en otro tiempo, veía el dolor autentico de ese corazón que al fin después de seis siglos vuelve a latir con amor.
-… Voy a morir, Yulia… lo siento, mi alma parece esfumarse cada día más… el milagro que nos ha vuelto a unir es tan diáfano… y no quiero que sea así… no quiero volver a dejarte… nunca más… Tómame Yulia… bebe mi alma y estaremos juntas para toda la eternidad.
- No… no será así… te convertirás en un recuerdo, en una sobra dentro de mí, tu presencia se convertirá en ausencia y serás dolor otra vez… y te odiare… te odiare por todo el dolor que me traes y me odiare a mi misma por amarte… tomare todo lo que somos y lo esconderé dentro de mí, tan dentro que no pueda volver a encontrarlo jamás… me olvidare de ti y de mi… y volveré a ser como era antes de volver a encontrarte… solo oscuridad y hambre… nada.
-¿y entonces…?... ¿Qué podemos hacer entonces?
Yulia la oprime contra su pecho, ojos que han visto la eternidad se cierran como para mirar dentro de ella, buscar en la sabiduría que los siglos deberían haberle mostrado, busca en los recuerdos de incontables vidas que ha tomado… busca en cualquier lugar dentro de ella que pueda darle esperanza…
Un delgado rayo de luna acude a su memoria, un instante en que con el cuerpo destrozado y encadenada estaba postrada bajo ese rayo de luna, y que temblaba por la fiebre y el dolor de las heridas… y ese rayo de luna parecía darle toda la fuerza que necesitaba cuando sentía que ya no había nada mas… “ella volverá a ti” parecía prometer.
Abre los ojos y ella está ahí… tomo seis siglos pero la luna ha cumplido su promesa…
- Tener fe… -dice el ángel oscuro para sorpresa de sí misma-… sólo debemos tener fe y no pensar en mañana… no existe… sólo existe este momento… tu y yo somos este momento… es todo... eso es todo… Te amo.
Los caballeros de la última cruzada.
Cuando Alexa escucho el sonido de las armas no le quedo duda, Elena esta ahí, pero los caminos del bosque eran un verdadero laberinto, el potente motor del auto rugía sin poder ganar terreno con suficiente rapidez en esos caminos de terracería, podía ver la mole en ruinas de una vieja construcción que en otra época fue una glamorosa hacienda pero no podía llegar a ella, no podía encontrar el camino así que desesperada dejo el auto oculto entre los matorrales y cruzo esa distancia a pie por senderos solo para hombres y bestias.
Era una fortaleza, en su interior había mucha agitación, gritos y disparos, pero eso no asusto a la gitana, no hay fortaleza inexpugnable, siempre hay una salida, siempre hay una entrada, corrió alrededor de ella sin preocuparse por ser vista, parecía que la gente en su interior tenía problemas mayores. Y encontró la entrada, gruesos tubos plásticos venían del bosque y entraba por un tragaluz, ágilmente trepo por el muro hasta él y apenas encontró lugar para serpentear entre ellos, estaban fríos, agua corría en su interior bombeada seguramente por ese motor que ahogaba los demás sonidos, había oscuridad adentro pero Alexa no perdió los ánimos y continuo arrastrándose muy segura de encontrar a la pelirroja ahí adentro, su corazón se lo decía.
El muro se termino y casi cae de cabeza de no ser por los mismos tubos a los cuales se aferro, dejo que sus ojos se acostumbraran a la penumbra, distinguió un pasillo y corrió por el buscando una salida, una gruesa puerta de madera le cerró el paso, pero no estaba atrancada con mucho cuidado empujo y felizmente descubrió que estaba abierta, pero el rechinido de sus goznes fue audible aún sobre el sonido de la guerra que había afuera. El olor a combustible le abofeteo el rostro hasta casi sacarle lágrimas de los ojos de tan intenso.
De la nada una mano apareció para sujetarle del cuello y jalarla hacia adentro con violencia, sin poder evitarlo se encontró boca abajo en el piso y con el frio acero de una pistola en su nuca.
-¿Alexa?- se escucho una voz conocida.
La sangre se le helo a la gitana al mismo tiempo que su corazón daba un salto, sentimiento más contradictorio no había sentido jamás. Levanto la mirada y lo vio, Alexei parado frente a ella con una barra de hierro en las manos listo para descargar un mortal golpe.
Una fuerte mano la levanto del piso con la misma eficiencia con que la había derribado.
- ¿Dónde está su amiga, señorita Palmieri? – preguntó Troy.
Ella los miró sin responder, asustada y sorprendida, reconoció al agente que había salvado en Francia… ¿le devolvería el favor?, Alexei bajo su improvisada arma. Miró a su alrededor y no necesito ser una experta para reconocer donde estaba, era el corazón de una bomba. Troy repitió la pregunta.
- ¡Esta aquí, en algún lugar! –al fin respondió.
- ¡Bendito! – Exclamo Alexei – nunca eres de mucha ayuda, ¿eh?
- Tenemos que salir de aquí cuanto antes, esto va a volar en cualquier momento- dijo Troy examinando una de las cargas de dinamita con su mecanismo de tiempo improvisado.
- ¡Oye, James Bond de segunda! ¿No se supone que estas entrenado para desarmar estas cosas?
- Ves muchas películas niño, no es tan fácil y esto esta tan mal hecho que seguramente estallara por accidente más que por intención… los malditos relojes ni siquiera están sincronizados. Voy a intentar algo, vayan por la chica y salgan de aquí cuanto antes.
- ¡Ok! Boss, tu eres el jefe.- dijo Alexei imitando un saludo militar, alegre de alejarse de ese lugar. Tomó por el brazo a su hermana y se dirigieron presurosos a hacia una escalera.
- ¡No se detengan a oler las flores, en cuanto la encuentren salgan inmediatamente… si esto vuela, no importa en qué lugar estén aquí adentro, volaran también!
Troy volvió su concentración hacia el dispositivo.
- Malditos terroristas de cuarta… ¿Dónde aprendieron a hacer esto?, ¿por internet?
Alexa siguió a su hermano hasta que recobro el control de sí misma, dio un tirón para librarse de su brazo y el se volvió contra ella enfurecido, pero al instante la derribo mientras bólidos de plomo se impactaron en el muro a su lado.
- Mira hermanita, no es momento para viejos rencores, vamos por Nichya y salgamos de aquí “cagando leches” ¿eh?... ¡y cuida tu maldito trasero! por que eres mi sangre y si alguien va a matarte ¡ese debo ser yo!
Alexa asintió sin decir palabra y siguió a su hermano hasta llegar a un lugar donde varias puertas se veían atrancadas de forma provisional, una estaba abierta y en su interior se veían siluetas.
Alexa corrió hacia ahí con el corazón a punto de salirse de su pecho. Abrió de golpe y vio a las chicas amontonadas al fondo, asustadas y drogadas.
- ¡Dios mío!... ¿qué lugar es este?
- Una granja… -respondió Alexei –una granja de esclavos.
El gitano abrió otra puerta para encontrarse con otra escena similar, y otra, y otra.
- ¡Nichyaaaa! – gritó metiéndose entre las chicas y sacando a la luz a aquellas cuya silueta en las sombras semejaba a la pelirroja.
- Elena… su nombre es Elena. –le corrigió Alexa, imitándolo.
Escucharon pasos presurosos, a plena carrera tras ellos, Alexei se volvió soltando a la chica que examinaba y empuño la barra de hierro defensivamente. Algunas chicas habían dominado su miedo y por curiosidad empezaron a asomarse de sus celdas.
Troy llego corriendo ágil como el viento, apenas se detuvo para tomar aire.
-¿lo lograste? –preguntó Alexei.
- ¡¡Agarren a las chicas!! … -respondió y tomó por los brazos a las primeras que vio y continúo corriendo.
- Creo que no pudo –murmuró Alexa. Alexei pasó como una exhalación junto a ella siguiendo los pasos de Troy.
La gitana miró a su alrededor y vio un centenar de ojos sobre ella, también sujetó por los brazos a un par de chicas y salió corriendo casi llevándolas a rastras.
- ¡¡Corran!! – gritó y como un rebaño todas las chicas la siguieron.
El amanecer de la oscuridad… ayer.
Ilich Katin fue tomado prisionero, los soldados lo arrojaron al interior de una habitación separado de los soldados fieles al tirano derrocado. Afuera el fragor de la batalla había terminado, pero aun se escuchaba agitación, la lluvia había terminado también… ¿Cuánto faltaba para el amanecer?
Las sombras se empezaban a volver grises lentamente y el helado de la madrugada apretaba. Katin sintió algo, se estremeció en el borde de la somnolencia en que su amargura lo había sumergido y levanto el rostro hacia la oscuridad todavía dominante.
Ella estaba ahí.
Había cubierto la palidez resplandeciente de su piel bajo una andrajosa capa, la capucha apenas dejaba al descubierto la mitad de su rostro y en lo profundo de esa sombra sus ojos brillaban con la intensidad del fuego. Katin abrió la boca sin saber que decir, ninguna palabra acudió a su mente. Entonces escucho el sonido de una respiración muy suave, casi inaudible. Oculta bajo la túnica la pequeña figura del bebé de Nadya se movió suavemente.
-… la niña… -murmuró al fin Katin.
Yulia tan sólo lo miraba como si fuese una estatua de mármol sin ningún pensamiento en su mente. Sólo entonces prestó atención a la niña, como si también despertara de un sueño. Extrajo a la niña de entre la capa y la observo por última vez para después entregarla a Katin. Miro a su alrededor como dándose cuenta por primera vez de donde estaba.
Se deslizo como una sombra hacia la puerta de roble, estaba cerrada por fuera, atrancada, Katin tardo un instante en reaccionar y seguirla. Ella sin esfuerzo empujo la puerta con ambas manos, lentamente, la madera crujió y salto convertida en astillas al instante, apenas un parpadeo y Yulia se esfumo como si al penetrar la tenue luz del pasillo se hubiera disuelto en las sombras.
Katin parpadeo un instante para aclarar su mirada y con cierto temor salio de la habitación, en el pasillo se encontró con el cadáver de un guardia, parecía dormir tumbado contra el muro a no ser por el gesto de horror que indeleble la muerte le dejo en el rostro. Yulia lo aguardaba al final del pasillo, Katin tuvo que correr para alcanzarla, cuando estaba a punto de hacerlo ella volvió a desaparecer. El joven Katin corrió por esos pasillos libres de obstáculos adivinando la ruta de su señora hasta alcanzar la salida.
La ultima puerta estaba abierta, afuera se veían algunos hombres corriendo de acá para allá cargando cubetas de aguas y cuanto objeto de valor pudieran, luchaban contra un incendio y rescataban o robaban lo más posible. Una palidez plomiza se dibujaba desde la salida hasta la mitad del último pasillo, Yulia estaba parada en el borde de esa luz, esta vez no se esfumo cuando Katin la alcanzo.
-¿Mi, Señora…?- preguntó él.
Yulia extendió su mano señalando la salida.
- No queda nada en estas tierras para ti ni para ella… vete y has tuyo lo que fue mió, llévate a esta niña, cuida de ella como si fuera tu hija y venera en ella el recuerdo de su madre… y el mió.
- ¿Qué será de usted, mi señora?
- De mi lo que tenia que ser ya fue…
Katin intento leer algo en esa mirada, pero difícilmente podía sostener sus ojos en ella, Yulia pareció convertirse nuevamente en una estatua, totalmente inmóvil… sin vida. El joven arropo a la bebe con harapos que había recogido en el camino por los pasillos y sin mirar atrás salió. En la confusión que reinaba no le prestaron atención, caminó presuroso con la niña en brazos como si fuera un fardo más de ese botín y cuando se hubo alejado lo suficiente empezó a correr. Cuando se dieran cuenta de su escape irían tras él, era inevitable, tenía que pensar rápido, hacer un plan… miro hacia el cielo… estaba amaneciendo, lo comprendió perfectamente, ahora estaba sólo… el ángel oscuro no podía ayudarlo mas.
Yulia lo vio escabullirse entre la gente, hubiera querido seguir tras él un poco más… pero en vez de avanzar tuvo que retroceder un paso por que la luz lentamente venía hacia ella. Sintió como los latidos de su corazón empezaban a detenerse… extendió su mano hacia ellos, hacia la niña, como queriendo tocarla una vez más… la luz acaricio su mano descubierta por la túnica, una fina capa de humo empezó a brotar de su piel mientras se contraía rugosamente, quemada por la tenue luz del amanecer… Aparto la mano de la luz presurosamente.
Miró la quemadura con detenimiento… no había dolor alguno en su mano, había reaccionado instintivamente para proteger su cuerpo, pero no había dolor… no había nada, ni siquiera la sensación de la calidez de la niña… nada.
Comprendía todo por instinto, por intuición… el amanecer nunca más sería benévolo con ella… era una criatura de la oscuridad, una sombra entre las sombras.
Le dio la espalda a la niña, a Ilich Katin y a todo, le dio la espalda a ese amanecer que le traía la imagen de la sedosa cabellera de Nadya Elena dibujada en las nubes ígneas del cielo. Le dio la espalda a todo cuanto había sido, todo cuanto recordaba… sintió como el vacio la invadía por completo, como la soledad se expandía absoluta en su alma y se convertía en dolor, el dolor de su hambre… su corazón se detenía lentamente, se sumergió en la oscuridad de una grieta en la cual apenas cabria una serpiente, su nuevo cuerpo se deslizaba sin problema ahí donde solo las sabandijas y bichos parecían encontrar cabida y estos antiguos moradores huían de su presencia encontrándola en sus instintos más repulsiva que ellos mismos.
Cerró los ojos con el último latido de su corazón, y junto con la oscuridad absoluta todo cuando era ella quedo prisionero en esa oscuridad, como encerradas en la habitación más profunda de su mente… y solo se quedo con una llave para volver a abrir esa puerta… su propio nombre, sus labios murmuraron:
- Yulia Volkova…
El amanecer de la oscuridad… hoy
- Yulia Volkova…. –murmuró Lena, mientras apoyaba su cabeza en el pecho de Yulia, ella la envolvió con sus brazos, las vigas del techo crujían con la mínimo movimiento de Lena, pero sin causarle la mas mínima preocupación, no en los brazos de su ángel. Estaban en lo que quedaba del techo de la iglesia, la vía láctea se dibujaba perfecta en esta noche sin luna.
-… tu nombre de pronto me dice tantas cosas, tantos recuerdos… la vida que nos quitaron… ¿y si hubiéramos podido llegar a Roma?... ¿alguien habría perdonado… nuestro amor?
- No teníamos por que pedirle perdón a nadie… nadie tenía por qué saberlo.
- Hubiera deseado envejecer junto a ti… hubiera deseado que nuestros hijos…
Lena sintió un escalofrió con esa palabra, su mirada busco los ojos de Yulia, la hija de la luna tenía la mirada perdida en el infinito, parecía que nada podía afectarla, nada movía un solo musculo de ese rostro perfecto… pero sus ojos eran transparentes.
- Nuestros hijos… -murmuró ahora Yulia.
-¿Qué fue de nuestros hijos? –pregunto Lena haciendo énfasis en la primera palabra.
- No lo sé… no quise saberlo… mientras estuvieran lejos de mi estarían a salvo.
Yulia extendió la mano hacia lo que alguna vez fue la entrada de la iglesia.
-¿Los ves, a los que están ahí?
- Si… veo sus sombras… los vi cuando estábamos abajo, nos miraban asustados… pobre gente ¿Qué les paso?, ¿Por qué vuelven a esta iglesia después de tanto tiempo?
- Por mi culpa… yo los mate… mi sangre les hizo eso. Esto era un pueblo muy grande, una pequeña ciudad como tantas que había entonces. La muerte negra llego con un solitario caballero que agonizante lo encontraron en el camino, lo trajeron aquí, lo cuidaron, le dieron de beber y comer, curaron sus heridas y en cambio él les contagio de la peste… Esta ciudad recibió la muerte negra a cambio de su bondad… Yo estuve aquí cuando todos enfermaron, yo los vi morir…
- La maldad del mundo es siempre la misma ¿verdad?... así fue cuando estuvimos juntas, así era antes de que naciéramos, así ha sido siempre desde aquel día… tu lo has visto todo ¿verdad?... has visto cosas que nadie jamás podrá ver… pero siempre está ahí… la maldad, esa maldad que nos separo… esa maldad que hoy nos quiere separar… el hombre solo sabe existir en maldad ¿verdad?... solo sabe de violencia, de odio, de codicia… destruyen todo por la codicia… destruyen todo lo que no entienden, todo lo que es diferente… el mundo siempre ha sido así, ¿verdad?
-Siempre… -asintió Yulia.
- Entonces no fue tu culpa… en algún momento de alguna manera alguien tenía que castigar esa maldad, lo que paso, paso… y fue hace tanto tiempo.
- ¿tiempo?... que importa el tiempo, míralos, ellos siguen aquí… todas las noches vienen a orar a su vieja iglesia suplicando que Dios interceda por ellos y aleje a la muerte negra de aquí, oran porque sus enfermos sanen y todo sea olvidado… Así como yo oraba a todas horas a Dios que te perdonara por amarme, que enviara un ángel a salvarte de esa prisión… le rogué que sólo yo pagara por nuestro pecado… pero nunca escucho… Tal vez no hay un Dios en los cielos que escuche nuestras plegarias… por eso vine a este pueblo, por eso me quede hasta que todos murieron… quería ver que el señor se apiadara de gente tan buena, que enviara un ángel de luz a arrancar la oscuridad al menos de este puedo… quería ver a cualquier enviado del cielo que bajara a plantarme cara y respondiera mis preguntas… ¿Por qué?... ¿Por qué tanta maldad entre los hombres?, ¿Por qué tanto odio?, ¿Por qué el señor permite que cosas tan terribles sucedan?... ¿Por qué permitió todo lo que nos paso… y que me convirtiera en esto?... ¿Cómo es que permitió que yo, la más oscura criatura del mundo, le hiciera eso a sus hijos más nobles?
- Ellos no saben que ya termino, no saben que están muertos.
- No, no lo saben… todas las noches vienen a orar para que sean curados… y ya no hay nada que curar… ¿Cómo es que el señor es tan cruel?
- Debemos mostrarles el camino a la luz, mostrarles que ya nada les queda aquí
-¿Puedes hacerlo?
- No sé como… Pero debe haber una forma, tú deberías de saberlo
-Yo solo sé de oscuridad… todo lo que es luz me es ajeno.
Lena se voltio hacia Yulia y la abrazo fuertemente, las vigas volvieron a crujir y una fina capa de polvo se desprendió de toda la estructura.
- No, tu vendrás conmigo a la luz… de alguna forma encontrare el camino para ti…
- Es tan fácil abrazar las sombras… tan fácil caer en el odio y la oscuridad…
- Lo sé, es tan fácil dejarse llevar por el rencor y buscar revancha. Sé lo que te pedí… “has justicia” te dije y sabes a lo que me refería… esos hombres, esa maldad… todas esas inocentes atrapadas en esas celdas, todas muriendo por el capricho y maldad de Iván… alguien tenía que ponerle un alto… por todo lo que nos hizo en el pasado, por todo lo que en esta vida está haciendo… no era venganza o tal vez si… sólo quería que supieran que su maldad tiene un costo… es un hombre tan poderoso que parece lejos de la justicia de los hombres, nadie más que tu tiene el poder y el juicio para esa maldad, tú que has vivido toda esa maldad en tu propia carne, en tu propia vida… ¿Quién si no tu, mi ángel oscuro, podría hacer justicia en ellos?
- ¿La vida de esas chicas es importante para ti?
- La vida de cualquier persona es importante para mí.
- Esas chicas… no murieron en la casa
-¿Qué dices?
- Los inocentes escaparon esta noche…
- ¿De verdad?... ¿están a salvo en verdad?
- No lo sé… solo sé que salieron de la casa.
- Escaparon como nosotras creímos escapar aquella vez… no, ellos las perseguirán y volverán a encadenarlas o matarlas, no permitirán que huyan y le cuenten a nadie lo que les han hecho … ¡van a perseguirlas!
- ¿Qué deseas que haga?
Lena miro esos ojos de fuego azul ardiendo con tal intensidad, no había odio en esa mirada, había pasión y amor como nunca antes había visto en los ojos de nadie… era una criatura mágica e inmortal… ¿divina?... un ángel oscuro que podía decidir su destino si lo deseara, si tuviera una razón para hacerlo… ese era el camino de regreso a la luz, al fin lo comprendió. Echo sus brazos al cuello y beso sus labios con todo su amor… después le susurro algo tan quedamente que ni siquiera el viento escucho sus palabras, pero ella sí.
La iglesia carcomida por el tiempo, último vestigio de una época ida, última huella de un pecado cometido siglos atrás se derrumbo al fin cuando las alas de un ángel se elevaron hacia el cielo buscando su redención.
Continúa…
Soy la captora de tu alma,
tu vida late en mi corazón
así como la mía late en el tuyo
Tu y yo somos una,
siempre hemos sido una…
este es nuestro destino,
sin importar lo que pase,
sin importar lo que venga…
ven a mi y bebe mi alma
sacia tu sed de vida en mi corazón
encuéntrate a ti misma en mi
y déjame volver a donde pertenezco
en ti
llevare mi luz a tu oscuridad
llevare mi calor a tu helado pecho
llevare mi amor a tu soledad
Tu yo somos una por siempre.
Canción de cuna… ayer
La lluvia ha cesado, un viento helado silva en la copa de los muñones calcinados de los árboles y se deja sentir en los huesos de los sobrevivientes que se afanan en mantener vivas sus hogueras y lejos de los muros del castillo. Un horror ha sucedido ahí, todos están muertos.
Solo un alma viva queda dentro de los muros del castillo, el alma de una niña que duerme inquieta en los brazos de un ángel.
Yulia se ha envuelto en la capa de alguien que murió en el toque de sus labios, ella no puede sentir el viento helado de la madrugada pero oculta el resplandor de su palidez ha sus presas y protege a la niña que lleva en el regazo. La niña que ahora contempla iluminada por las llamas.
El agua de la lluvia corre por los muros del castillo, filtrándose a lugares donde nunca antes llego, en su interior el fuego ha consumido casi todo y ahora devora lo último de las vigas y soportes que mantenían su estructura. Al fin la madera quemada sede al peso de la roca, la argamasa es arrastrada por la corriente del agua que fluye por esas paredes y como exhalando un grito de agonía el castillo se colapsa, derrumbándose hacia su interior como atrapando en sus entrañas los terribles sucesos de los que fue testigo. La torre se inclina pero no cede… en un capricho la imagen que queda es como la de un gigante postrado de rodillas llorando los pecados que en su interior se vivieron.
El rostro del gigante parece mirarla directamente a ella, Yulia le sostiene la mirada, esas cuencas vacías que fueron los ventanales de la prisión donde Nadya dio a luz a la niña que ahora sostiene.
El estruendo ha desperado a la niña, se agita asustada y se aferra al manto que la cubre, busca el calor de cuerpo que la sostiene sin encontrarlo, la niña llora sintiendo soledad en ese frió cadáver.
Yulia duda en acariciar sus mejillas, sus manos son tan frías… no hay calor que pueda brindarle a esta niña… siente el hambre naciendo nuevamente en su corazón a pesar de todas las almas que esta noche ha arrancado... nunca serán suficientes.
El cielo empieza a llenarse de lenguas de fuego, un resplandor dorado da aura a las montañas, es el inicio del amanecer. Yulia puede sentir como su corazón empieza a latir lentamente, sabe por instinto que debe buscar refugio en la mas profunda oscuridad, más allá de la vista de los hombres y la luz del sol… lejos de esta niña, lejos de lo ultimo que queda de Nadya.
El mundo será consumido por la oscuridad, el veneno de su sangre ya corre libre entre los hombres y les hará pagar por sus pecados, por todo lo que les hicieron… pero ¿Qué será de esta niña?
Nunca más debe volver a sus brazos si es que ha de sobrevivir…
Yulia sabe lo que tiene que hacer… sus labios se mueven como haciendo una oración, es un cántico misterioso, sin letra ni música escrita… su voz es un sonido que no escuchan los hombres pero que se armoniza con los sonidos del mundo, es como el silbido del viento en las montañas, como el canto de ríos al correr en sus causes, como el coro de la lluvia al bañar los bosques, es un canto que nace tan natural en sus labios como la naturaleza canta a través de todas las cosas del mundo.
La niña deja de llorar y sus dulces ojos miran al ángel que canta para ella, no puede escuchar esa voz o tal vez si… ¿Quién sabe lo que puede ver o escuchar un ángel que recién abre sus ojos al mundo?... pero encuentra en esa voz la calidez que esa piel helada no puede brindarle, esa voz que vibra tan profundo dentro de ella y aniquila el veneno de la oscuridad que también en ella había penetrado.
La niña sonríe al sentir la ternura de esa voz… la voz de su otra madre.
Canción de cuna… hoy
Lena abre los ojos, las estrellas brillan en lo alto la brisa acaricia sus cabellos, delgados brazos la sostienen con delicadeza… parece flotar, el rostro de Yulia la mira atentamente y le sonríe, inmensas alas parecen cubrir todo el horizonte del cielo en un suave aleteo, no se agitan como las alas de un ave, más bien parecen deslizarse entre las estrellas dejando una estela de luces y sombras como las aletas de un pez surcando las aguas. Lena flota en la noche sostenida del abrazo amoroso y protector de su ángel oscuro.
Descienden como en una caída suave, etérea, Lena cierra los ojos otra vez y se siente soñar, se siente ajena al cuerpo que la contiene, como si su alma pudiera escapar de ese capullo… escapar y fundirse con la esencia de Yulia… una sola alma… sonríe, su sueño es tan hermoso que no quiere despertar… Yulia suavemente la deposita en un piso de madera que cruje bajo su peso, madera podrida, petrificada, hace siglos que nada se ha posado sobre ella.
Lena abre los ojos nuevamente y mira a su alrededor y reconoce la ruina donde esta, altos muros que se elevan hasta perderse con las sombras del cielo, enormes ventanales que alguna vez tuvieron vitrales hermosos, apenas quedan filos cristalinos en sus bordes, el techo se vino abajo hace tanto tiempo, unas vigas parecen suspendidas en el cielo sin mas sostén que un milagro… hileras de bancas se encuentran arrumbadas a los costados del muro, empujadas asta ahí por su propio deterioro, su propia putrefacción y decadencia… voltea hacia atrás y mira lo que alguna vez fue un altar, apenas un rincón que se conserva reconocible como si el tiempo mismo le rindiera respeto, ahí esta la huella en el muro de un crucifico de bronce. Alguna vez esto fue una iglesia.
Las negras alas del ángel se recogen sobre sí mismas, empiezan a desintegrarse, las plumas empezaron a desprenderse y esparcirse en las sombras como si se tratara de cenizas, de copos de nieve oscura flotando en el viento, disolviéndose hasta desaparecer, en un instante esas magnificas alas han desaparecido por completo, como si nunca hubieran existido.
- No debiste hacerlo… -dijo Yulia.
- Es así como quería morir… -responde Lena, su mano temblorosa acaricia ese rostro que ahora parece vibrar en su caricia-… morir en ti… ser una contigo…
Yulia cierra los ojos y su rostro busca refugio en esa mano que le brinda calor, buscando esa caricia, disfrutando esa caricia.
- No hay nada en mi… no queda nada en mi que no sea una sombra… sólo soy la sombra de lo que fui…
- Pero eres tú… y eso me basta… tu amor, por oscuro y frio que sea… es tu amor y lo quiero para mí, es mío… Yulia, no voy a perderte otra vez… no otra vez… si es así como puedo estar contigo ¡que así sea!... soy tuya mi ángel oscuro… ven a mi… tómame de una vez y para siempre…
Lena sostuvo el rostro de Yulia y la jalo hacia sí, besó esos labios helados de cripta y luego dirigió esos labios hacia su cuello, la hizo recorrer la columna de su cuello como el beso cálido de la amante que alguna vez fue… cuando sintió esos labios abrirse temblorosos como los pétalos de una flor envolvió su espalda con sus brazos, entrelazo sus piernas con la de ella, los dedos de sus manos se mesclaron con sus cabellos… exhalo un agitado suspiro, gimió cuando en éxtasis cuando sintió el frio de sus colmillos deslizarse sobre su piel… fría y mortal caricia… mágico beso que tomaría todo lo que ella era, todo cuanto era su vida y se lo entregaría sin reservas ni recatos, se entregaba a sí misma en ese beso… todo lo que anhelaba era morir haciéndole el amor…
-… no… -apenas murmuro Yulia.
Sus garras arrancaron astillas del suelo cuando en brusco movimiento logro no escapar de los brazos de Lena sino de la pasión asesina que casi la dominaba… Se miró las manos y sintió horror de sí misma… manos que hacia un instante se perdían en las curvas y tibieza de la sensualidad de Lena, manos que querían acariciar y tocar la intimidad de su corazón… no eran manos, eran las garras de una bestia que no sabe de caricias, solo un instante más y esas manos hubieran hecho lo único para lo que estaban hechas… desgarrar esa piel que esperaba amor… sus colmillos se negaban a ocultarse, dominando sus labios que ya no sabían besar con otra pasión que no fuera acompañada de esos puñales de marfil que buscaban encontrar el corazón de su presa para destrozarlo, vaciarlo… matarlo.
Lena la miraba, sin fuerzas para perseguirla… semidesnuda toda su piel transpiraba deseo… el olfato del ángel oscuro se embotaba con el perfume de esa piel que la llamaba… esos cabellos revueltos esparcidos en todas direcciones como una aura de fuego que enmarca ese rostro sonrojado por la pasión… que la llama… Esos ojos esmeraldas que la miran con amor e indulgencia…
-… está bien… mi amor… todo está bien… -dice Lena con la voz temblorosa y el pecho agitado-… sólo ven a mi… -su delicada mano se extiende hacia ella.
Yulia no puede resistirse… la desea… la ama… quiere fundirse en esa piel, quiere perder su rostro entre esos cabellos… quiere sentir esos labios en todo su ser… Pero la bestia que existe dentro de ella también la anhela con furia asesina…
-… no… no tu… tu no caminaras a la oscuridad de mi mano…
-¡Pero lo deseo!... ¡no quiero que sea de otro modo!… -la voz de Lena se quiebra en un llanto desesperado, de la nada o de su pasión saca las fuerzas suficientes para lanzarse a los brazos de su ángel y aferrarse a ella.
- No quiero volver a perderte nunca más… que nunca más nadie vuelva a separarnos… que nada vuelva a separarnos…
Yulia la abraza, siente en sus labios la caricia de sus cabellos, siente en su pecho el calor de ella, su luz…
-… estoy muriendo… lo sabes ¿verdad?- Lena contiene su llanto y la mira a los ojos, ese fuego azul arde como dos antorchas en la oscuridad… no hay furia en esos ojos… hay tantas cosas pero al fin ya no hay furia.
- Lo sé…
-… Ahora sé lo que hiciste… lo que paso en el castillo… tú fuiste la muerte negra…
- No quería que lo supieras… tu eres la razón por la que existo, la razón por la que no pude irme cuando la muerte me alcanzo… tu eres mi mundo… Cuando te perdí nada me importó, sólo quería que ese dolor se fuera, sin ti ese mundo no me importo que desapareciera… No hice distinción, niños, mujeres, ancianos… inocentes y pecadores… mi sangre mato a todos por igual… Estoy más allá de cualquier perdón por mi pecado…
-¿Y es por eso que no me aceptas?...
-No soy digna de tu amor… me he convertido en una sombra, en un recuerdo… cuando el veneno de mi sangre se esparció por cada pueblo, por cada ciudad, yo sólo los vi morir a todos… los vi morir sin hacer absolutamente nada, sin sentir absolutamente nada…
- No es verdad… puedo ver como el dolor te consume, el remordimiento, veo como luchas contra tu naturaleza… como ansias volver a ser como eras antes… como ansias volver a mí.
- No… en mi no queda nada… yo… no puedo sentir nada… -Yulia desgarra lo que queda de las prendas que la cubren, la tela oscura se desprende como una ráfaga de niebla, de las heridas no queda huella, el mas mínimo rastro ha desaparecido y su pálida piel reluce en su inmaculada perfección… en su inhumana perfección.
Y desprende un cristal azul de uno de los ventanales rotos, el trozo recién cortado brilla libre del polvo que los siglos le han acumulado. Lleva la hoja hasta su pecho y el filo cristalino corre a lo largo de él, de su piel de luna brota nuevamente la sangre oscura en un delicado hilo que se desvanece sin siquiera alcanzar el suelo, la herida desaparece tan rápido como fue dibujada.
- Compréndelo, me he convertido en algo distinto… Yo no puedo sentir nada…
Lena le sonríe con dulzura, toma el cristal de sus manos y mira profundamente a sus ojos. El cristal se hunde propia piel en la parte desnuda de su brazo, Yulia detiene su mano y el cristal antes de que la herida se haga más grande, es apenas un punto rojizo, penas un pinchazo.
- ¡No!... –suplica Yulia.
- Lo sentiste ¿verdad?... sentiste mi dolor…
Yulia contempla el cristal y la herida en el brazo de Lena… y asiente.
- Puedes sentirlo... lo que me duele te duele a ti porque me amas…
El cristal escapa de ambas manos, dedos entrelazados, pálidos de luna, sonrosados como el amanecer, el cristal se rompe en el suelo y se esparce a sus pies como lagrimas. Lena sostiene esa mano y la jala hacia sí, Yulia no se resiste ante su delicada fuerza, se reconforta nuevamente en su abrazo… y tiene miedo, casi sonríe al sentir ese temor en su pecho… ¿miedo de que?... en brazos de Lena no hay nada que temer.
-… por mucho tiempo fue así, pero ya no… mi vida, mi alma, todo está en ti… desde que volviste mi corazón volvió a sentir… como antes, como era antes de convertirme en lo que soy… Y ahora lamento lo que sucedió, lo que hice… pero el pecado que cometí no tiene perdón… yo no puedo ser perdonada… no merezco que hayas vuelto a mí, no merezco ser amada por ti…
Lena podía ver sus lagrimas, no esas cristalinas perlas de roció que correrían por sus mejillas en otro tiempo, veía el dolor autentico de ese corazón que al fin después de seis siglos vuelve a latir con amor.
-… Voy a morir, Yulia… lo siento, mi alma parece esfumarse cada día más… el milagro que nos ha vuelto a unir es tan diáfano… y no quiero que sea así… no quiero volver a dejarte… nunca más… Tómame Yulia… bebe mi alma y estaremos juntas para toda la eternidad.
- No… no será así… te convertirás en un recuerdo, en una sobra dentro de mí, tu presencia se convertirá en ausencia y serás dolor otra vez… y te odiare… te odiare por todo el dolor que me traes y me odiare a mi misma por amarte… tomare todo lo que somos y lo esconderé dentro de mí, tan dentro que no pueda volver a encontrarlo jamás… me olvidare de ti y de mi… y volveré a ser como era antes de volver a encontrarte… solo oscuridad y hambre… nada.
-¿y entonces…?... ¿Qué podemos hacer entonces?
Yulia la oprime contra su pecho, ojos que han visto la eternidad se cierran como para mirar dentro de ella, buscar en la sabiduría que los siglos deberían haberle mostrado, busca en los recuerdos de incontables vidas que ha tomado… busca en cualquier lugar dentro de ella que pueda darle esperanza…
Un delgado rayo de luna acude a su memoria, un instante en que con el cuerpo destrozado y encadenada estaba postrada bajo ese rayo de luna, y que temblaba por la fiebre y el dolor de las heridas… y ese rayo de luna parecía darle toda la fuerza que necesitaba cuando sentía que ya no había nada mas… “ella volverá a ti” parecía prometer.
Abre los ojos y ella está ahí… tomo seis siglos pero la luna ha cumplido su promesa…
- Tener fe… -dice el ángel oscuro para sorpresa de sí misma-… sólo debemos tener fe y no pensar en mañana… no existe… sólo existe este momento… tu y yo somos este momento… es todo... eso es todo… Te amo.
Los caballeros de la última cruzada.
Cuando Alexa escucho el sonido de las armas no le quedo duda, Elena esta ahí, pero los caminos del bosque eran un verdadero laberinto, el potente motor del auto rugía sin poder ganar terreno con suficiente rapidez en esos caminos de terracería, podía ver la mole en ruinas de una vieja construcción que en otra época fue una glamorosa hacienda pero no podía llegar a ella, no podía encontrar el camino así que desesperada dejo el auto oculto entre los matorrales y cruzo esa distancia a pie por senderos solo para hombres y bestias.
Era una fortaleza, en su interior había mucha agitación, gritos y disparos, pero eso no asusto a la gitana, no hay fortaleza inexpugnable, siempre hay una salida, siempre hay una entrada, corrió alrededor de ella sin preocuparse por ser vista, parecía que la gente en su interior tenía problemas mayores. Y encontró la entrada, gruesos tubos plásticos venían del bosque y entraba por un tragaluz, ágilmente trepo por el muro hasta él y apenas encontró lugar para serpentear entre ellos, estaban fríos, agua corría en su interior bombeada seguramente por ese motor que ahogaba los demás sonidos, había oscuridad adentro pero Alexa no perdió los ánimos y continuo arrastrándose muy segura de encontrar a la pelirroja ahí adentro, su corazón se lo decía.
El muro se termino y casi cae de cabeza de no ser por los mismos tubos a los cuales se aferro, dejo que sus ojos se acostumbraran a la penumbra, distinguió un pasillo y corrió por el buscando una salida, una gruesa puerta de madera le cerró el paso, pero no estaba atrancada con mucho cuidado empujo y felizmente descubrió que estaba abierta, pero el rechinido de sus goznes fue audible aún sobre el sonido de la guerra que había afuera. El olor a combustible le abofeteo el rostro hasta casi sacarle lágrimas de los ojos de tan intenso.
De la nada una mano apareció para sujetarle del cuello y jalarla hacia adentro con violencia, sin poder evitarlo se encontró boca abajo en el piso y con el frio acero de una pistola en su nuca.
-¿Alexa?- se escucho una voz conocida.
La sangre se le helo a la gitana al mismo tiempo que su corazón daba un salto, sentimiento más contradictorio no había sentido jamás. Levanto la mirada y lo vio, Alexei parado frente a ella con una barra de hierro en las manos listo para descargar un mortal golpe.
Una fuerte mano la levanto del piso con la misma eficiencia con que la había derribado.
- ¿Dónde está su amiga, señorita Palmieri? – preguntó Troy.
Ella los miró sin responder, asustada y sorprendida, reconoció al agente que había salvado en Francia… ¿le devolvería el favor?, Alexei bajo su improvisada arma. Miró a su alrededor y no necesito ser una experta para reconocer donde estaba, era el corazón de una bomba. Troy repitió la pregunta.
- ¡Esta aquí, en algún lugar! –al fin respondió.
- ¡Bendito! – Exclamo Alexei – nunca eres de mucha ayuda, ¿eh?
- Tenemos que salir de aquí cuanto antes, esto va a volar en cualquier momento- dijo Troy examinando una de las cargas de dinamita con su mecanismo de tiempo improvisado.
- ¡Oye, James Bond de segunda! ¿No se supone que estas entrenado para desarmar estas cosas?
- Ves muchas películas niño, no es tan fácil y esto esta tan mal hecho que seguramente estallara por accidente más que por intención… los malditos relojes ni siquiera están sincronizados. Voy a intentar algo, vayan por la chica y salgan de aquí cuanto antes.
- ¡Ok! Boss, tu eres el jefe.- dijo Alexei imitando un saludo militar, alegre de alejarse de ese lugar. Tomó por el brazo a su hermana y se dirigieron presurosos a hacia una escalera.
- ¡No se detengan a oler las flores, en cuanto la encuentren salgan inmediatamente… si esto vuela, no importa en qué lugar estén aquí adentro, volaran también!
Troy volvió su concentración hacia el dispositivo.
- Malditos terroristas de cuarta… ¿Dónde aprendieron a hacer esto?, ¿por internet?
Alexa siguió a su hermano hasta que recobro el control de sí misma, dio un tirón para librarse de su brazo y el se volvió contra ella enfurecido, pero al instante la derribo mientras bólidos de plomo se impactaron en el muro a su lado.
- Mira hermanita, no es momento para viejos rencores, vamos por Nichya y salgamos de aquí “cagando leches” ¿eh?... ¡y cuida tu maldito trasero! por que eres mi sangre y si alguien va a matarte ¡ese debo ser yo!
Alexa asintió sin decir palabra y siguió a su hermano hasta llegar a un lugar donde varias puertas se veían atrancadas de forma provisional, una estaba abierta y en su interior se veían siluetas.
Alexa corrió hacia ahí con el corazón a punto de salirse de su pecho. Abrió de golpe y vio a las chicas amontonadas al fondo, asustadas y drogadas.
- ¡Dios mío!... ¿qué lugar es este?
- Una granja… -respondió Alexei –una granja de esclavos.
El gitano abrió otra puerta para encontrarse con otra escena similar, y otra, y otra.
- ¡Nichyaaaa! – gritó metiéndose entre las chicas y sacando a la luz a aquellas cuya silueta en las sombras semejaba a la pelirroja.
- Elena… su nombre es Elena. –le corrigió Alexa, imitándolo.
Escucharon pasos presurosos, a plena carrera tras ellos, Alexei se volvió soltando a la chica que examinaba y empuño la barra de hierro defensivamente. Algunas chicas habían dominado su miedo y por curiosidad empezaron a asomarse de sus celdas.
Troy llego corriendo ágil como el viento, apenas se detuvo para tomar aire.
-¿lo lograste? –preguntó Alexei.
- ¡¡Agarren a las chicas!! … -respondió y tomó por los brazos a las primeras que vio y continúo corriendo.
- Creo que no pudo –murmuró Alexa. Alexei pasó como una exhalación junto a ella siguiendo los pasos de Troy.
La gitana miró a su alrededor y vio un centenar de ojos sobre ella, también sujetó por los brazos a un par de chicas y salió corriendo casi llevándolas a rastras.
- ¡¡Corran!! – gritó y como un rebaño todas las chicas la siguieron.
El amanecer de la oscuridad… ayer.
Ilich Katin fue tomado prisionero, los soldados lo arrojaron al interior de una habitación separado de los soldados fieles al tirano derrocado. Afuera el fragor de la batalla había terminado, pero aun se escuchaba agitación, la lluvia había terminado también… ¿Cuánto faltaba para el amanecer?
Las sombras se empezaban a volver grises lentamente y el helado de la madrugada apretaba. Katin sintió algo, se estremeció en el borde de la somnolencia en que su amargura lo había sumergido y levanto el rostro hacia la oscuridad todavía dominante.
Ella estaba ahí.
Había cubierto la palidez resplandeciente de su piel bajo una andrajosa capa, la capucha apenas dejaba al descubierto la mitad de su rostro y en lo profundo de esa sombra sus ojos brillaban con la intensidad del fuego. Katin abrió la boca sin saber que decir, ninguna palabra acudió a su mente. Entonces escucho el sonido de una respiración muy suave, casi inaudible. Oculta bajo la túnica la pequeña figura del bebé de Nadya se movió suavemente.
-… la niña… -murmuró al fin Katin.
Yulia tan sólo lo miraba como si fuese una estatua de mármol sin ningún pensamiento en su mente. Sólo entonces prestó atención a la niña, como si también despertara de un sueño. Extrajo a la niña de entre la capa y la observo por última vez para después entregarla a Katin. Miro a su alrededor como dándose cuenta por primera vez de donde estaba.
Se deslizo como una sombra hacia la puerta de roble, estaba cerrada por fuera, atrancada, Katin tardo un instante en reaccionar y seguirla. Ella sin esfuerzo empujo la puerta con ambas manos, lentamente, la madera crujió y salto convertida en astillas al instante, apenas un parpadeo y Yulia se esfumo como si al penetrar la tenue luz del pasillo se hubiera disuelto en las sombras.
Katin parpadeo un instante para aclarar su mirada y con cierto temor salio de la habitación, en el pasillo se encontró con el cadáver de un guardia, parecía dormir tumbado contra el muro a no ser por el gesto de horror que indeleble la muerte le dejo en el rostro. Yulia lo aguardaba al final del pasillo, Katin tuvo que correr para alcanzarla, cuando estaba a punto de hacerlo ella volvió a desaparecer. El joven Katin corrió por esos pasillos libres de obstáculos adivinando la ruta de su señora hasta alcanzar la salida.
La ultima puerta estaba abierta, afuera se veían algunos hombres corriendo de acá para allá cargando cubetas de aguas y cuanto objeto de valor pudieran, luchaban contra un incendio y rescataban o robaban lo más posible. Una palidez plomiza se dibujaba desde la salida hasta la mitad del último pasillo, Yulia estaba parada en el borde de esa luz, esta vez no se esfumo cuando Katin la alcanzo.
-¿Mi, Señora…?- preguntó él.
Yulia extendió su mano señalando la salida.
- No queda nada en estas tierras para ti ni para ella… vete y has tuyo lo que fue mió, llévate a esta niña, cuida de ella como si fuera tu hija y venera en ella el recuerdo de su madre… y el mió.
- ¿Qué será de usted, mi señora?
- De mi lo que tenia que ser ya fue…
Katin intento leer algo en esa mirada, pero difícilmente podía sostener sus ojos en ella, Yulia pareció convertirse nuevamente en una estatua, totalmente inmóvil… sin vida. El joven arropo a la bebe con harapos que había recogido en el camino por los pasillos y sin mirar atrás salió. En la confusión que reinaba no le prestaron atención, caminó presuroso con la niña en brazos como si fuera un fardo más de ese botín y cuando se hubo alejado lo suficiente empezó a correr. Cuando se dieran cuenta de su escape irían tras él, era inevitable, tenía que pensar rápido, hacer un plan… miro hacia el cielo… estaba amaneciendo, lo comprendió perfectamente, ahora estaba sólo… el ángel oscuro no podía ayudarlo mas.
Yulia lo vio escabullirse entre la gente, hubiera querido seguir tras él un poco más… pero en vez de avanzar tuvo que retroceder un paso por que la luz lentamente venía hacia ella. Sintió como los latidos de su corazón empezaban a detenerse… extendió su mano hacia ellos, hacia la niña, como queriendo tocarla una vez más… la luz acaricio su mano descubierta por la túnica, una fina capa de humo empezó a brotar de su piel mientras se contraía rugosamente, quemada por la tenue luz del amanecer… Aparto la mano de la luz presurosamente.
Miró la quemadura con detenimiento… no había dolor alguno en su mano, había reaccionado instintivamente para proteger su cuerpo, pero no había dolor… no había nada, ni siquiera la sensación de la calidez de la niña… nada.
Comprendía todo por instinto, por intuición… el amanecer nunca más sería benévolo con ella… era una criatura de la oscuridad, una sombra entre las sombras.
Le dio la espalda a la niña, a Ilich Katin y a todo, le dio la espalda a ese amanecer que le traía la imagen de la sedosa cabellera de Nadya Elena dibujada en las nubes ígneas del cielo. Le dio la espalda a todo cuanto había sido, todo cuanto recordaba… sintió como el vacio la invadía por completo, como la soledad se expandía absoluta en su alma y se convertía en dolor, el dolor de su hambre… su corazón se detenía lentamente, se sumergió en la oscuridad de una grieta en la cual apenas cabria una serpiente, su nuevo cuerpo se deslizaba sin problema ahí donde solo las sabandijas y bichos parecían encontrar cabida y estos antiguos moradores huían de su presencia encontrándola en sus instintos más repulsiva que ellos mismos.
Cerró los ojos con el último latido de su corazón, y junto con la oscuridad absoluta todo cuando era ella quedo prisionero en esa oscuridad, como encerradas en la habitación más profunda de su mente… y solo se quedo con una llave para volver a abrir esa puerta… su propio nombre, sus labios murmuraron:
- Yulia Volkova…
El amanecer de la oscuridad… hoy
- Yulia Volkova…. –murmuró Lena, mientras apoyaba su cabeza en el pecho de Yulia, ella la envolvió con sus brazos, las vigas del techo crujían con la mínimo movimiento de Lena, pero sin causarle la mas mínima preocupación, no en los brazos de su ángel. Estaban en lo que quedaba del techo de la iglesia, la vía láctea se dibujaba perfecta en esta noche sin luna.
-… tu nombre de pronto me dice tantas cosas, tantos recuerdos… la vida que nos quitaron… ¿y si hubiéramos podido llegar a Roma?... ¿alguien habría perdonado… nuestro amor?
- No teníamos por que pedirle perdón a nadie… nadie tenía por qué saberlo.
- Hubiera deseado envejecer junto a ti… hubiera deseado que nuestros hijos…
Lena sintió un escalofrió con esa palabra, su mirada busco los ojos de Yulia, la hija de la luna tenía la mirada perdida en el infinito, parecía que nada podía afectarla, nada movía un solo musculo de ese rostro perfecto… pero sus ojos eran transparentes.
- Nuestros hijos… -murmuró ahora Yulia.
-¿Qué fue de nuestros hijos? –pregunto Lena haciendo énfasis en la primera palabra.
- No lo sé… no quise saberlo… mientras estuvieran lejos de mi estarían a salvo.
Yulia extendió la mano hacia lo que alguna vez fue la entrada de la iglesia.
-¿Los ves, a los que están ahí?
- Si… veo sus sombras… los vi cuando estábamos abajo, nos miraban asustados… pobre gente ¿Qué les paso?, ¿Por qué vuelven a esta iglesia después de tanto tiempo?
- Por mi culpa… yo los mate… mi sangre les hizo eso. Esto era un pueblo muy grande, una pequeña ciudad como tantas que había entonces. La muerte negra llego con un solitario caballero que agonizante lo encontraron en el camino, lo trajeron aquí, lo cuidaron, le dieron de beber y comer, curaron sus heridas y en cambio él les contagio de la peste… Esta ciudad recibió la muerte negra a cambio de su bondad… Yo estuve aquí cuando todos enfermaron, yo los vi morir…
- La maldad del mundo es siempre la misma ¿verdad?... así fue cuando estuvimos juntas, así era antes de que naciéramos, así ha sido siempre desde aquel día… tu lo has visto todo ¿verdad?... has visto cosas que nadie jamás podrá ver… pero siempre está ahí… la maldad, esa maldad que nos separo… esa maldad que hoy nos quiere separar… el hombre solo sabe existir en maldad ¿verdad?... solo sabe de violencia, de odio, de codicia… destruyen todo por la codicia… destruyen todo lo que no entienden, todo lo que es diferente… el mundo siempre ha sido así, ¿verdad?
-Siempre… -asintió Yulia.
- Entonces no fue tu culpa… en algún momento de alguna manera alguien tenía que castigar esa maldad, lo que paso, paso… y fue hace tanto tiempo.
- ¿tiempo?... que importa el tiempo, míralos, ellos siguen aquí… todas las noches vienen a orar a su vieja iglesia suplicando que Dios interceda por ellos y aleje a la muerte negra de aquí, oran porque sus enfermos sanen y todo sea olvidado… Así como yo oraba a todas horas a Dios que te perdonara por amarme, que enviara un ángel a salvarte de esa prisión… le rogué que sólo yo pagara por nuestro pecado… pero nunca escucho… Tal vez no hay un Dios en los cielos que escuche nuestras plegarias… por eso vine a este pueblo, por eso me quede hasta que todos murieron… quería ver que el señor se apiadara de gente tan buena, que enviara un ángel de luz a arrancar la oscuridad al menos de este puedo… quería ver a cualquier enviado del cielo que bajara a plantarme cara y respondiera mis preguntas… ¿Por qué?... ¿Por qué tanta maldad entre los hombres?, ¿Por qué tanto odio?, ¿Por qué el señor permite que cosas tan terribles sucedan?... ¿Por qué permitió todo lo que nos paso… y que me convirtiera en esto?... ¿Cómo es que permitió que yo, la más oscura criatura del mundo, le hiciera eso a sus hijos más nobles?
- Ellos no saben que ya termino, no saben que están muertos.
- No, no lo saben… todas las noches vienen a orar para que sean curados… y ya no hay nada que curar… ¿Cómo es que el señor es tan cruel?
- Debemos mostrarles el camino a la luz, mostrarles que ya nada les queda aquí
-¿Puedes hacerlo?
- No sé como… Pero debe haber una forma, tú deberías de saberlo
-Yo solo sé de oscuridad… todo lo que es luz me es ajeno.
Lena se voltio hacia Yulia y la abrazo fuertemente, las vigas volvieron a crujir y una fina capa de polvo se desprendió de toda la estructura.
- No, tu vendrás conmigo a la luz… de alguna forma encontrare el camino para ti…
- Es tan fácil abrazar las sombras… tan fácil caer en el odio y la oscuridad…
- Lo sé, es tan fácil dejarse llevar por el rencor y buscar revancha. Sé lo que te pedí… “has justicia” te dije y sabes a lo que me refería… esos hombres, esa maldad… todas esas inocentes atrapadas en esas celdas, todas muriendo por el capricho y maldad de Iván… alguien tenía que ponerle un alto… por todo lo que nos hizo en el pasado, por todo lo que en esta vida está haciendo… no era venganza o tal vez si… sólo quería que supieran que su maldad tiene un costo… es un hombre tan poderoso que parece lejos de la justicia de los hombres, nadie más que tu tiene el poder y el juicio para esa maldad, tú que has vivido toda esa maldad en tu propia carne, en tu propia vida… ¿Quién si no tu, mi ángel oscuro, podría hacer justicia en ellos?
- ¿La vida de esas chicas es importante para ti?
- La vida de cualquier persona es importante para mí.
- Esas chicas… no murieron en la casa
-¿Qué dices?
- Los inocentes escaparon esta noche…
- ¿De verdad?... ¿están a salvo en verdad?
- No lo sé… solo sé que salieron de la casa.
- Escaparon como nosotras creímos escapar aquella vez… no, ellos las perseguirán y volverán a encadenarlas o matarlas, no permitirán que huyan y le cuenten a nadie lo que les han hecho … ¡van a perseguirlas!
- ¿Qué deseas que haga?
Lena miro esos ojos de fuego azul ardiendo con tal intensidad, no había odio en esa mirada, había pasión y amor como nunca antes había visto en los ojos de nadie… era una criatura mágica e inmortal… ¿divina?... un ángel oscuro que podía decidir su destino si lo deseara, si tuviera una razón para hacerlo… ese era el camino de regreso a la luz, al fin lo comprendió. Echo sus brazos al cuello y beso sus labios con todo su amor… después le susurro algo tan quedamente que ni siquiera el viento escucho sus palabras, pero ella sí.
La iglesia carcomida por el tiempo, último vestigio de una época ida, última huella de un pecado cometido siglos atrás se derrumbo al fin cuando las alas de un ángel se elevaron hacia el cielo buscando su redención.
Continúa…
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXIX - El ocaso de la eternidad.
¿Es que en verdad se vive aquí en el mundo?
! Nada es para siempre aquí!
Solo un momento en el mundo,
si es de jade se hace astillas,
si es de oro se rompe,
si es plumaje de ketzalli se rasga,
! Nada es para siempre aquí!
Solo un momento en el mundo.
- Nezahualcóyotl.
El Congo, África 1944… Lo Inconquistable
La lluvia parece que nunca dejara de caer, se extiende por días enteros y a veces cuando brevemente se detiene los arboles continúan con su labor descargando el torrente que se queda acumulado en su follaje y eso que es el periodo más seco conocido en más de setenta años, una de las ramificaciones del rio del Congo ha descendido a un límite que no se volverá a ver en muchos años, Kart Drexler y sus hombres lo saben, corren contra el tiempo y maldicen la lluvia que los apantana y amenaza con levantar el cauce del rio y ocultar nuevamente este sendero protegido por las aguas.
Karl ve al fin coronados sus esfuerzos al alcanzar los muros de un gran cañón, sus ojos expertos pueden leer bajo el musgo, bajo la vegetación acuática y las raíces de los arboles el diseño de una ruina oculta bajo las aguas por ¿milenios?. Semejante a la ciudad de Petra, un templo tallado en la roca misma, de una época en que el hombre robó este terreno a la naturaleza y convirtió el cauce del rio en un camino que conducía desde otras ciudades de las cuales ya no queda huella, la selva se ha tragado casi todo rastro de esta civilización.
El follaje es apartado con rudeza, la entrada a este antiguo templo pronto es revelada, bajo la verde muralla se revela una cavidad del tamaño de una catedral, escalones tallados en roca son vueltos a pisar por botas alemanas de un batallón expedicionario del ejército Nazi, comandado por el Teniente Kart Drexler, cazador de tesoros de la orden de los caballeros del Thule.
Lámparas de aceite iluminan por primera vez en siglos esos muros, se han preservado bien, magníficamente. Karl dispone a sus hombres para que fotografíen todo cuanto puedan, sus ojos no alcanzan a abarcar todas las maravillas que ahí se revelan, paredes inmensas talladas con símbolos, no son los glifos ni los símbolos de los Egipcios o los sumerios, no son como símbolos idiomáticos de las primeras culturas conocidas, no son el inicio de un rudimentario lenguaje escrito. Son símbolos perfectamente comprensibles, un lenguaje antiguo muy bien estructurado, lógico, flexible y preciso, es la escritura de una civilización que alcanzo una cúspide cultural e intelectual sobresaliente, una civilización con grandes conocimientos de arquitectura, astronomía, medicina… los muros de este templo son como una guía al compendio de estos conocimientos… este no era un simple templo de adoración a dioses antiguos, esto alguna vez fue una biblioteca, alguna vez contuvo tal vez rollos de pergaminos o papel o libros tal vez con la suma de sus conocimientos, con su historia… todo lo que el rio, la selva y el tiempo se llevo cuando desaparecieron… tal vez miles de años antes de que Egipto fuera un sueño.
Karl sonríe cada vez más asombrado, sobre la bóveda del techo han grabado una imagen del cielo, las estrellas y los planetas, no es la vista del cielo nocturno, es un trazo perfecto de los planetas alrededor del sol y la tierra perfectamente señalada, es una fecha cósmica, un derroche de vanidad y al mismo tiempo una pincelada de arte, es la fecha en que fue construida esta biblioteca, grabada en el techo en un alarde de precisión matemática y astronómica que no cualquiera podría interpretar… solo mentes privilegiadas podrían caminar por este santuario del conocimiento… ¿o acaso hubo una época en que todas las mentes de esta ciudad fueron así de agudas, así de preparadas? Tuvieron que pasar más de seis mil años tal vez para que Galileo Galilei e Isaac Newton volvieran a inventar las ecuaciones que dieron origen al grabado de ese techo… una fecha en el tiempo y espacio astronómico, una fecha en el nivel de avance de percepción matemática y artística... ¿Qué sucedió con esta civilización que desapareció casi sin dejar rastro más que en leyendas?, ¿compartieron la suerte de Lemuria y la Atlantida o fueron parte de alguna de ambas?...
- ¡Tanto por aprender!, ¡tanto por investigar!... una vida no es suficiente. –Karl se queja, se lamente y a la vez se exalta.
Un murmullo crece en las voces de sus hombres, crece como la marea y estalla como una tormenta, gritos y vítores devuelven a Karl al mundo presente, lo sustraen de la lectura de esos muros y lo percibe en el aire, lo puede leer en los ojos de sus hombres, es sus gritos de júbilo. Con agilidad corre hacia donde ellos señalan victoriosos.
Ellos no saben lo que han venido a buscar, y sin embargo lo han reconocido con solo verlo, no saben que es pero saben que es la razón por la que están ahí, la razón por la que existen, por la que existe su pueblo y su raza. Aquí en las entrañas de una tierra perdida y olvidada por el tiempo encuentran su razón de ser. Así lo creen.
Karl mismo no pude evitar caer de rodillas al verlo, sus ojos recorren los símbolos grabados en ese muro tan alto que parece no tener fin y extraviarse en la oscuridad del techo ¿o descender de esa oscuridad?... lo que lee le confirma que al fin lo ha encontrado. Sobre todos los símbolos, coronando esa escritura esta un único símbolo, es el escudo mismo del ejército nazi… la swastica.
Hoy…
Los labios de anciano Karl Drexler tiemblan al pronunciar el significado de ese símbolo en negro y fondo rojo como la sangre, que hoy corona el muro alto de esta inmensa bodega convertida en laboratorio, el mismo símbolo al cual sirvió en una juventud ya hace mucho tiempo, el mismo símbolo que encontró en ese templo en el fondo del Congo, la swatica.
- Inconquistable…
- ¡Si!... ¡inconquistable! – bramó Peter Kürten con los brazos en alto y un brillo acerado en sus ojos. – Nos tomo sesenta años volver a estar de pie y listos, y no solo reescribiremos nuestra historia, borraremos nuestra vergüenza… al fin la raza superior verá la luz y seremos dignos de nuestro escudo… ¡seremos inconquistables!
Todos los hombres ahí reunidos dejaron de hacer sus labores para volverse hacia ellos al escuchar la voz de Kürten y ahora respondían a sus palabras con una ovación como en los tiempos de Hitler. Karl empezó a reír lastimosamente, asfixiándose en su propia saliva.
Una enfermera acudió al instante a asistirlo con una mascarilla de oxigeno que el anciano rechazo débilmente.
- No te mueras ahora, viejo amigo –rió Kürten- la inmortalidad está al alcance de nuestras manos. Aguanta y veras al fin el nacimiento de un Reich que durara mil años.
- … no comprendieron nada… -jadeo Karl-… siguen equivocados en todo… No tienes idea de lo que pretenden hacer… la swastica no era un escudo, no era un objetivo, no era un premio… no era un símbolo para usar de estandarte… era una advertencia, solo eso… era la advertencia de una civilización que desapareció… ¡como desaparecerá la nuestra si continuas adelante con esa locura!... No era un secreto lo que estaba grabado en ese muro, no era una invitación a volver a intentarlo, ellos quisieron evitar que volviera a suceder… era una advertencia… lo que ahí estaba era INCONQUISTABLE.
- Ya no – dijo Elena Kipper a espaldas de ellos.
Aun tenía puesto su uniforme de campaña, aun tenía sangre y heridas en el rostro, pero nada de esto parecía importarle. Entregó a Kürten el estuche de acero.
-… ¿una gota de sangre de su corazón? –preguntó Karl.
Kipper se inclinó sobre el anciano, sujeto su rostro entre las manos, con suavidad, clavó su mirada en los ojos de él.
- … Tu hija, ¿no? …- sonrió Karl.-… no es de tu sangre, pero es como verte a ti cuando eras joven, es como si hubieras vuelto a nacer en ella… ¿es así de loca y despiadada como lo fuiste tú?... ¿ella es tu exterminadora como tú lo fuiste del Fhürer?
Kipper sonreía fascinada en los ojos de Karl.
- Ella es aun peor que yo… -rió Kürten-… tuvo una mejor educación.
- Y te tuvo a ti…. dime muchacha ¿es esto lo que quieres? ¿Vivir eternamente en la muerte?
- Solo una cosa envidió de “ella”… no es ni su poder o su aparente inmortalidad… es su capacidad para “beber” el alma de sus víctimas… verdaderamente “beber” sus vidas, tomar sus vidas por completo, todas sus risas, todos sus llantos, todos sus recuerdos, hasta la última pasión, hasta el último secreto… no es sólo convertir a alguien en un cadáver, es convertirme en él en el último instante de su vida y quedarme con su vida en mis venas ¡por siempre!...
La cabeza de Karl cayó pesadamente sobre su hombro, la enfermera volvió a reaccionar pero Kürten la detuvo con un gesto. Tomo una copa de cristal de una charola de plata dispuesta para él y se dirigió a todos los hombres quienes murmuraban desconcertados al anciano.
- Desdeño la inmortalidad, pero presto un gran servicio al Fhürer y a mi… y a todos nosotros. Una vida dedicada a investigar “lo Inconquistable”… decidí darle una muerte digna y honorable a pesar de su demencia senil, aquí donde se culmina la investigación de su vida, donde se coronan todos sus esfuerzos y sacrificios… donde renacerá la raza aria… y murió sin dolor y de la mano del mismísimo “ángel de la muerte”… Herr Karl Drexler, descansa en paz… te lo has ganado.
* * *
¿Hace cuanto que esta despierta?...todo parece un sueño, un dulce y abrigador sueño… Elena parpadea y se estira perezosamente sintiendo el contacto de sabanas limpias y frescas arropando su piel. Hay una cúpula sobre ella, es un techo muy alto, tiene adornos de arabescos y diseños góticos dorados. ¿De verdad no es un sueño?... Se incorpora lentamente y siente una gran pesadez que poco a poco se desvanece. De los bordes de la cúpula del techo cae una gasa semitransparente que envuelve la inmensa cama en la cual se siente tan pequeña, la habitación se dibuja a través de sus pliegues como a través de la bruma… aparta las sabanas de sí, su piel desnuda recibe la caricia de un clima templado.
Se escucha un sonido, hay alguien en esa habitación, una cantarina voz de extraño asentó se escucha pero Elena no le presta atención, no se molesta en intentar comprender la lengua en que ahora le hablan… el mundo cambia tan rápido de un instante a otro. No siente pudor por su desnudes, al contrario, la disfruta… se disfruta a sí misma.
Una muchacha de piel morena corre con gracia por la habitación al otro lado de la gasa que da privacidad a la cama, la habitación es redonda y de grandes ventanales por los cuales el cielo azul se asoma y se deja escuchar el mar, como si afuera no hubiera nada más que eso… cielo y mar. Una campanilla ha sonado en algún lugar y una puerta de madera se abre.
Para Elena apenas ha sido un parpadeo y se da cuenta que hay gente ahí, no tiene miedo, está a salvo y lo sabe aunque no tiene idea de donde esta ni como llego ahí. Son tres mujeres las que están ahí, llevan una mesa de servicio de la cual se desprenden aromas que le hablan directo al estomago, está hambrienta. Duda sólo un instante y después abre las cortinas de gasa, radiantes sonrisas la esperan al otro lado. Una de las mujeres, la mayor de las tres, le habla en un par de idiomas antes de ser comprendida, las otras dos la ayudan a salir de la cama, Elena está muy débil aun que poco a poco empieza recuperar fuerzas.
-…fruta? – termina diciendo la mujer, palabras que a pesar de ser comprensibles Elena simplemente había ignorado todavía sintiéndose dentro de un sueño. Un plato de cerámica blanca es colocado en sus manos, contiene diversas frutas frescas y algunas secas bañadas en una mescla de miel con leche. Las devora literalmente mientras sus pasos la llevan hacia las ventanas… frente a ella efectivamente solo hay mar y cielo.
Las mujeres se las ingenian para vestirla mientras come, con una especie de túnica blanca, un vestido que cae en cascada de un hombro dejando el otro al descubierto, se ciñe a su figura con listones como si fuese una túnica griega.
-…Afrodita!! – alcanza a distinguir nuevamente de las exclamaciones de las chicas. Un gesto severo de la mayor las hace callar.
- ¿Qué lugar es este? – pregunta al fin Elena, en su lengua natal. Tal vez porque realmente no le interesaba la respuesta, sin embargo la mujer le respondió con su eterna sonrisa.
- Es la villa Volkov, estamos en la costa del mar Tirreno… - levanto un brazo y señalo al horizonte- Roma esta a una hora de aquí…
-… Roma…- murmura Elena. Por alguna razón siente un estremecimiento.
Casi de forma reverencial la mujer toca el hombro de Elena y le indica amablemente el pasillo al otro lado de la puerta.
- Vamos, debemos prepararte… pronto oscurecerá, ella vendrá por ti cuando las estrellas dominen el cielo.
Elena la miro interrogante aunque ya sabía la respuesta, no necesito palabras.
- Madam Volkov vendrá por ti.
-¿Por qué….?... ¿Por qué tengo tanto miedo?
* * *
Troy apago el cigarrillo apenas después de un par de caladas, el tabaco no le servía… tal vez un trago.
- Dinos Troy, ¿Qué fue lo que sucedió? – dijo un hombre con atuendo militar frente a él.
- No lo sé –se encogió de hombros.
El militar volvió el rostro fatigado hacia Trevor sentado a un lado de Troy, un par de personas más estaban en la habitación, el humo de los cigarrillos llenaban todo.
- Debió esperar los refuerzos… ¿Quién se cree que es?, el “Llanero Solitario” es un héroe en América no aquí. –bufo alguien más.
- En lo que a mí respecta Troy es un héroe… rescatar 45 jóvenes de la esclavitud…
- Solo por protocolo… ¡eso jamás sucedió! ¿Comprende?, yo también respeto el coraje del agente McCubin y celebro que haya tenido “buen” fin su aventura… pero es un hecho que muchos inocentes murieron esa noche… si hubiera esperado los refuer..
- ¡Todos estaríamos muertos! –al fin exclamó Troy- Cuando los refuerzos llegaron ya todo había terminado, los que estábamos a salvo… simplemente lo logramos…
- Troy, todos los jóvenes que rescataste están muy intoxicados, narcotizados con lo más barato que hay… lo que cuentan… es la histeria colectiva más bizarra que jamás he escuchado. –Trevor no resistió más y se sirvió una copa de la botella de brandy que había sobre la mesa.
- Esto no es un interrogatorio oficial, lo sabes, sabes cómo se maneja esto, no es tu primera vez como “topo”… hay cosas que la gente simplemente no puede saber, no debe saber… Nosotros protegemos al ciudadano común de los horrores del mundo, aun entre nosotros hay secretos y secretos sobre los secretos… Hay cosas que no sabes Troy, que no deberías saber…
- Histeria colectiva –dijo Troy arrebatando la copa de las manos de Trevor- todo lo que sucedió allá fue histeria colectiva… no tengo idea de lo que realmente paso…
- Cuéntanos tu histeria… déjanos intentar interpretar de lo que creíste ver.
- Lo que “creí ver”… -Troy rió entre dientes-… vi un… vi un ángel…
* * *
Aguas perfumadas y calientes, una inmensa tina de mármol donde cómodamente Elena cavia junto con dos niñas adolecentes que se esmeraban en frotar su piel con esponjas marinas empapadas de shampo.
- ¿Era así con las emperatrices romanas?… -rió Elena mientras otra doncella le acercaba una copa de vino labrada en oro.
- No. Era así con los amantes del emperador. –le dijo la mujer.
Elena la miro sonrojándose.
- Lo siento… no fue mi intención ser entrometida… -respondió la Mujer visiblemente preocupada por el desliz de sus palabras.
Elena se sumergió por completo bajo las aguas y después emergió incorporándose saliendo de la tina, completamente segura de la perfección de su figura.
- Pero es la verdad… soy la amante de… la emperatriz de este reino ¿no?
La mujer bajo la vista turbada.
- No fue mi intención ser entrometida y mucho menos ofenderla... mi ruso es muy pobre, no supe expresarme correctamente. – la mujer temblaba.
Pero Elena le respondió con una dulce sonrisa y delicadamente apenas rozo la mejilla de la mujer.
- Está bien. Es la verdad, soy la amante de Madam Volkov, ¿no es esa la razón de que sea tratada de este modo?
- Este es el centro de descanso y recreación más exótico de Europa… altos mandatarios, hombres y mujeres muy poderosos vienen por un instante de fantasía, ser servidos como emperadores del antiguo imperio… Nos toca a nosotros brindarles esa fantasía, no juzgar a quienes vienen o con quien...Por favor, continuemos con la fantasía.
- Los Romanos acostumbraban tener amantes del mismo sexo ¿no?... era lo común, los senadores solían tener una docena de muchachitos a su “servicio” casi como objetos de lujo, ¿no? – Elena rió con franqueza mientras las doncellas la secaban y vestían nuevamente.
- Si, era lo común… ellos no se preocupaban por la homosexualidad… era tan común como el agua de lluvia… Pero usted no es un objeto de lujo y Madame Volkov no es nuestra emperadora… ni usted es su amante.
Elena miró extrañada hacia la mujer mientras las doncellas le calzaban sandalias de piel de cervato e hilo de seda y oro.
- Ella es una diosa… y usted es su vida… su amor.
* * *
Troy vació la copa de un trago y rechazo el ofrecimiento de volver a llenarla.
- Ustedes saben cómo suceden las cosas cuando se está bajo fuego… el entrenamiento sale a flote, si te detienes a pensar lo que estás haciendo te llenarías de pánico… y morirías a la primera… no lo recuerdo muy bien… ¡por dios!... no había visto cosas así fuera de mi entrenamiento en sudamerica… pero eso era una guerrilla, guerra al fin y al cabo... pero ahí… niños y niñas encerrados como animales ¡peor que animales!... había fuego, disparos, estaban en pleno combate contra “algo” cuando sacamos a los niños…
Había una estúpida bomba de napalm improvisada… la dinamita debería pulverizar el combustible e inflamarlo en el aire… una plasma de fuego debería de extenderse por todo el lugar y reducir a cenizas absolutamente todo… una bomba para quemar hasta los huesos a todo aquel que estuviera no solo en la fortaleza si no en sus alrededores… quien la construyo tenía mucho miedo de que el objetivo sobreviviera ¿pero quién podría sobrevivir a la mitad de eso?...
- Tu lo hiciste...
- Todavía estaba lucido en ese momento… no podía parar los relojes, no todos, así que solo interrumpí la secuencia, la dinamita exploto sin pulverizar el combustible… este solo se quemo y exploto por separado… como sea el edificio se vendría abajo pero sin marea de fuego. Había una oportunidad si lográbamos salir a tiempo… pero las chicas, los niños… Recuerdo que corríamos y disparaba a diestra y siniestra abriéndonos paso… había tanta confusión con las explosiones y todo que casi logramos salir sin problema, todo mundo ya quería largarse del lugar… nos hicimos de un camión en plena fuga, derribo los portones y de pronto ya estábamos corriendo por el bosque esquivando los escombros que caían del cielo.
Debíamos seguir moviéndonos, el camión se averió al derribar los portones, no aguanto mucho… y nos perseguían, la adrenalina estaba al tope, para esa altura yo estaba tan dopado como todos por pura adrenalina… trate de refugiarnos en algún logar, ni siquiera sé ahora si era una zanja, una barda o tal vez el maldito camión hecho pedazos… no sé… pero ellos nos rodearon, salieron de quien sabe donde… no iban a dejarnos con vida, no podíamos contar lo que ahí habíamos visto… Yo ya no tenía balas… y era la única maldita arma.
… he estado en situación de combate tantas veces… esto debería ser más fácil… recordar los hechos… lo que sucedió.
- Nunca lo es Troy… ¡vamos!... ¿Qué sucedió entonces?
-… nos dispararon… de frente y a quemarropa… yo no podía hacer nada, trataba de mantenerlos a todos juntos… pero el pánico, trataron de huir hacia el bosque, trataron de correr entre ellos… y ellos empezaron a cazarnos como a animales… y yo no podía hacer nada…mi maldita arma sin municiones…
Troy dudo nuevamente y volvió a llenarse la copa, le dio un trago corto antes de continuar.
-… No sé cómo decirlo… la noche… la oscuridad cobro vida…
* * *
El sol había desaparecido en el horizonte hacia tiempo… la brisa del mar era fresca y jugaba con los risos de Elena, ella simplemente se dejaba acariciar por ella. Estaba en un puerto, barcas de antiguos diseños estaban mas allá meciéndose entre las olas y visibles en esta oscuridad por las antorchas en lo alto de los riscos que bordeaban este mar. Toda la villa estaba construida sobre la ladera de estos riscos, como si fuera realmente un pequeño pueblo de casas blancas interconectadas entre sí, cada uno con su propio espacio individual que les daba la sensación de soledad a cada una.
- ¿Tengo miedo? – volvió a preguntarse la pelirroja mientras se estremecía.-… ¿a que le tengo miedo?... Yulia nunca me ha causado miedo… no a ella… junto a ella todo está bien…
- Yulia… ven a mí… mi ángel oscuro, aparta de mí este sentimiento. –dijo en voz alta sin querer.
Las doncellas sentadas a su lado la miraron sin comprender sus palabras pero adivinando su significado, se pusieron de pie expectantes como si ese hubiera sido su deseo y corrieron a la orilla del puerto donde empezaron a saltar y señalar al horizonte.
Elena se puso de pie y conteniendo su emoción caminó hacia ellas, ahí donde señalaban se veía la silueta de una embarcación de velas que se acercaba, semejaba un ave negra volando lentamente a ras de las aguas con estrellas sobre si, la luz de antorchas. Sintió el corazón latir fuertemente en su pecho.
La barca ya estaba tan cerca que las antorchas del muelle la iluminaban claramente. Al frente, una figura envuelta en una túnica negra parecía ser el centro de la embarcación a pesar de su pequeña estatura. Manos tan blancas como la luna salieron de bajo esa túnica para apartar la capucha que cubría su cabeza, rebeldes cabellos se agitaron caprichosos y en contra de la voluntad del viento, un rostro de belleza perfecta asomo de las sombras con unos ojos tan ardientes que brillaban con luz propia.
Hermosa, perfecta, mortal y eterna… como si la luna misma se hiciera mujer cada noche y bajara del cielo… una diosa… ¿Qué otra cosa podía ser ella a los ojos de los mortales?...
- Mi ángel oscuro… -murmuró Elena mientras sentía como el sueño volvía a apoderarse de ella, como si Yulia y todo se convirtiera en un sueño donde ella sólo se dejaba llevar.
Yulia extendió un brazo hacia ella, llamándola.
Las doncellas se apresuraron a asegurar la plancha de paso entre el muelle y la barca, después se prestaron a ayudar a Elena a cruzar. Pero se detuvieron congeladas por la sorpresa… La pelirroja que con paso firme caminó sobre la plancha hacia Yulia no era la chica que habían dejado hacia solo un instante… Sus rizos habían desaparecido, su gesto inocente se había esfumado, incluso sus ojos brillaban de forma distinta.
Lena tomo la mano de Yulia, sonriendo ahora ella fue quien la jalo hacia sí mientras la besaba, la hija de la luna no puso resistencia y casi floto hasta que los brazos de la pelirroja la abrigaron… por increíble que parecía era Yulia ahora quien parecía desvalida y sin voluntad en los brazos de Lena, mirando su rostro expectante. Sus labios se entreabrieron y recibieron los labios de ella.
Lena besó a Yulia con infinita pasión ahí, en medio del mar mediterráneo, ignorando por completo las miradas de los marinos de la barca y las doncellas del muelle. El mar estaba calmo y la luna ya era majestad en el cielo.
- Despertaste… - dijo Yulia.
- He vuelto a ti… ¿Dónde más esta mi destino?
Yulia la abrazo imponiendo su fuerza sobrenatural en un tierno juego, Lena lucho entre risas sabiendo inútil todo escape.
La barca se separo del puerto e inicio su paseo por las tranquilas aguas, una gruesa manta había sido dispuesta en la cubierta, grandes platones con frutas, golosinas naturales y demás bocadillos estaban ahí, como surgidos de la nada. Yulia y Lena se recostaron ahí disfrutando el escenario de los grandes riscos que bordeaban la costa iluminados aquí y allá por faroles eléctricos tan lejanos que se mimetizaban con las antorchas sin romper el efecto de plena paz.
-… es así como debió ser… ¿verdad?... si lo hubiéramos logrado entonces, llegar a Roma y después…-suspiró Lena, acurrucándose entre los brazos de Yulia.
- Es así como es ahora… -respondió Yulia, hundió su rostro entre esos cabellos y dejo que ese perfume la llenara por completo… No era el cielo repleto de estrellas, no era la luna que matizaba de plata las olas del mar, no era la sombra de los riscos dibujando un poema en el horizonte… no había nada en toda esa noche que despertara en ella el más mínimo sentimiento, todo le era tan indiferente como ha sido siempre… Pero todo era distinto… era ella, Lena en el abrigo de unos brazos que esta noche son tibios por su calor compartido, la noche es mágica porque ella sonríe y se enamora de las estrellas en sus brazos… Lena es el centro de su universo, su razón de existir… su todo… sus labios corren por esa mejilla hasta encontrar la boca hambrienta de pasión de ella.
Sus dedos se entrelazan con ternura y fogosa pasión, el esmeralda de esos ojos la tiene prisionera mientras su mano es guiada lentamente por ese pecho salpicado de pecas como la noche es de estrellas… mas allá del interior de las prendas, siente el vigor de sus pezones anhelantes de esa caricia que lentamente se hace más intensa… Yulia siente como el corazón de Lena se acelera y a momentos parce detenerse… su mano ya no necesita guía alguna, reconoce claramente el camino… como un peregrino se pasea por esos muslos que se tensan eléctricamente a su paso… como a un oasis el peregrino encuentra la humedad del valle entre sus piernas, Lena la atrae más, sus manos esparcen su calor en el mármol de su espalda, de su cadera… Yulia se detiene, sus labios cabalgan sobre el cuello de Lena, sigue la línea de las pulsaciones de ese corazón que parece querer saltar de ese pecho para fundirse con el monstruo que late en el suyo… El hambre palpita en cada centímetro de su cuerpo… implacable cada latido pide más, exige más… Lena se aferra a ella, tiembla y palpita entera en sus brazos… es tan hermosa… tan entregada… es un fragmento de la noche convertido en día, es trozo del sol que se pasea en su noche oscura… Yulia despega sus labios de esa piel, de esa cascada de fuego cuando siente el orgasmo de Lena alcanzar su climax… y sus colmillos listos para rasgar la noche convertida en fuego… Pero Lena aprisiona sus cabellos con fuerza, con pasión que doblega la resistencia de la hija de la luna… sus ojos brillan en un fuego verde tan intenso como los suyos…
-…¡hazlo!... –gime Lena con un hilo de voz.
Yulia tiembla aferrándose a ella cuidando que sus garras no la profanen.
-… ¡hazlo!... lo deseo… ¡te deseo!... ¡házmelo!…
Yulia se abandona a su pasión, sus colmillos penetran a Lena con una mezcla de furia y pasión… Yulia se abandona a la pasión salvaje del monstruo que suplica y exige en su pecho… No tiene miedo, tiene fe… la bestia en su interior ha sido domada.
Sus manos se funden piel a piel, sus piernas se entrelazan, sus corazones se acoplan… Lena entrega su vida y Yulia recupera la suya… por un instante único en el tiempo dos seres que se aman se reencuentran… el peregrinar en las sombras y la oscuridad termina… por un efímero instante la eternidad encuentra su fin.
* * *
- ¡¡Abajo!! – Gritaba Troy - ¡Quédense abajo! –
Algunas chichas hacían caso, tal vez porque ya no tenían voluntad para más… Pero ellos seguían acercándose agazapados entre los árboles y los accidentes del camino. Troy disparo una vez más y con más suerte que puntería otro asesino mordía el polvo… era su última bala, pero ellos no lo sabían, había apostado todo a eso… que algunos se acercaran lo suficiente para hacerse de sus armas o municiones… mal plan, lo supo desde el principio pero era lo único que tenia… y aquí venían, ya no podía devolver el fuego, ellos lo comprendieron en un instante y comenzaron a avanzar ya totalmente francos disparando a todo lo que se movía.
- Quédense abajo – dijo ya sin convicción… tal vez debió decir “corran”. Una niña interrumpió sus pensamientos, estaba a su lado, con los ojos fijos en las luces que se acercaban disparando sin piedad… se puso de pie e intento correr, Troy pudo detenerla pero no lo hizo… tal vez la idea no era tan mala… Una bala fue certera y la derribo… la niña cayó en los brazos te Troy, él la vio morir en un instante con una gran mancha de sangre en el pecho.
Hubiera deseado gritar de ira, cargar contra ellos… pero algo lo detuvo, sintió esa mirada sobre él, un frio tan helado que le calo hasta los huesos… ¿Qué era eso? ¿Quién?
La pelirroja estaba ahí, pero como una ilusión, un fantasma surgido de la oscuridad… parecía flotar envuelta en sombras… sombras tan solidas como si un nubarrón tremendamente oscuro la envolviera como un manto. Podía ver los ojos de ella mirándolo, una fría cólera ardiendo en sus ojos que parecían brillar como los de…
¿Qué sucedió entonces?... Las sombras se movían a su alrededor, la noche se movía a su alrededor, ella no estaba sola… alguien más estaba junto a ella… no… estaba tras ella… no, no… estaba frente a ella… ¿Qué era esto? ¿Qué efecto tienen las sombras en su visión?... ella parecía estar todas partes alrededor de la Pelirroja… ¿era real?... ¿en verdad las sombras se mueven a su alrededor como gigantescas alas de un… ángel?
La pelirroja… ¿Cómo describirla?... un fantasma envuelto y protegido por esa oscuridad, una diosa venida del mito, de leyendas paganas, levanto un brazo apuntando con dedo de fuego hacia ellos, una diosa que dictaba sentencia…
La oscuridad obedeció al instante… ¿Cómo pudo pensar que ese otro ser era una chica? Era la oscuridad misma, la noche misma con garras heladas que destrozaron todo… los despedazaron a todos.
Había lágrimas en el rostro de la pelirroja, lagrimas de ira, lagrimas de rencor, lagrimas de tristeza, lagrimas de dolor… Infinita piedad fundida con infinito rencor, era como una diosa liberando a todos los demonios del infierno.
Y en medio de todo surgió ella también…la gitana… la hermana de Alexei.
Sin miedo se acerco a la pelirroja y algo dijo, la gitana la encaró temeraria… y de pronto el monstruo pareció surgir de la nada tras ella. ¿un monstruo?... parecía una chica mas, también penas vestida con girones de algo que ahora mas semejaba un sudario… como si fuera una más de las chicas encerradas en esas jaulas… pero tan hermosa y perfecta… monstruosamente hermosa y perfecta… esa criatura que semejaba ser una chica definitivamente no era de este mundo.
La gitana le dijo algo también, y no le temía, ¡la desafiaba!. Por un momento parecía que el monstruo iba a atacarla, pero no lo hizo, sólo se deslizo… no caminaba, no al menos como cualquier otra criatura natural… parecía que solamente flotaba a ras del suelo, la pelirroja se acerco a la gitana y toco su mejilla… la acaricio… mientras la otra “chica” la abrazaba por la espalda… con ternura, con amor… la despiadada criatura que había hecho pedazos a esos hombres era ahora un ¿ángel?... un ángel de oscuras alas que salieron de quien sabe dónde, de la oscuridad misma.
Solo un parpadeo y ya se habían ido, tal como llegaron.
Alexa seguía ahí, de rodillas… la valiente gitana lloraba como una niña.
-… un ángel… -dijo Troy volviendo al presente.
Miro los rostros de quienes lo escuchaban, sus gestos le produjeron risa. El brandy se había agitado en su copa y en la botella.
-… al menos puedo decir que estoy ebrio.
* * *
El sol se ha ido… el aroma y los sonidos del bosque se han ido… y el calor y contacto de su piel se han ido… aun que Lena sigue aquí con ella… Religiosamente volvió a acudir a la iglesia casa domingo, iba de la mane de ella… Nadya la arrastraba hasta el templo sagrada para orar en la misa de los domingo para después escaparse a lo que se había convertido en su verdadera fe y religión… amarla, ahí en la soledad del bosque, bajo los rayos del sol y la rivera del lago, ahí donde hacia oración recitando versos con su labios fundidos a su piel, donde podía ver el rostro de dios en la profundidad de esos ojos cuyo infinito amor la bañaban…
Todo se había ido…
Pero no ella, Lena seguía ahí en sus brazos, el vino de una vasija desapareció en sus labios ávidamente. Con gesto tierno Lena le ofreció el último trago de vino acercándolo a sus labios. Yulia sólo respondió con una mirada que lo dijo todo. Lena rió como una niña traviesa y arrojo la vasija al mar. Flotó un instante antes de hundirse mientras Lena buscaba refugio en los brazos de Yulia y la manta en que se envolvían…
La noche era cálida… pero Lena tenía frio… por la pérdida de sangre. Ni un solo gesto se dibujo en el rostro de Yulia pero sus pensamientos era transparentes para Lena.
-… El tiempo que esto dure… es así como quiero estar…es así como quiero morir.
Yulia miró a las estrellas.
-¿Qué fue lo que me sucedió?... ¿Cómo me convertí en esto?... ¿volverás a mí en otra vida, con otro rostro y otro misterio?... Quiero morir contigo… que juntas naveguemos por siempre en la barca de estrellas… que juntas lleguemos al puerto de la luna... o a cualquier lugar donde nuestro amor no sea un pecado… donde no seamos juzgadas por lo que somos o lo que fuimos…
- Se me acaba el tiempo… Yulia, puedo sentirlo… y no es por ti… es como si… Este no es mi tiempo, no es mi vida… no es mi cuerpo… todo en este mundo me rechaza y me está matando lentamente… como si mi alma se estuviera disolviendo lentamente… disolviéndome hasta desaparecer…
Lena se abrazó a Yulia buscando consuelo a sus propios temores, y también ella era transparente para Yulia.
- ¿Y si en verdad es así?... si tu alma se disuelve para nunca más volver… ¿es este el precio que tienes que pagar por volvernos a reunir?... Estamos juntas por última vez y nunca más… ¿es ese nuestro destino?
- No… -Lena dejo escapar unas lagrimas-… ¡este es nuestro destino!... estar juntas es nuestro destino, hemos cruzado el oscuro lago de la muerte para volvernos a reunir, y lo volveremos a hacer… de una forma u otra lo volveremos a lograr… ten fe mi amor… no pierdas la fe en nuestro amor.
La luna brilla en silencio y en silencio llora.
Continua....
¿Es que en verdad se vive aquí en el mundo?
! Nada es para siempre aquí!
Solo un momento en el mundo,
si es de jade se hace astillas,
si es de oro se rompe,
si es plumaje de ketzalli se rasga,
! Nada es para siempre aquí!
Solo un momento en el mundo.
- Nezahualcóyotl.
El Congo, África 1944… Lo Inconquistable
La lluvia parece que nunca dejara de caer, se extiende por días enteros y a veces cuando brevemente se detiene los arboles continúan con su labor descargando el torrente que se queda acumulado en su follaje y eso que es el periodo más seco conocido en más de setenta años, una de las ramificaciones del rio del Congo ha descendido a un límite que no se volverá a ver en muchos años, Kart Drexler y sus hombres lo saben, corren contra el tiempo y maldicen la lluvia que los apantana y amenaza con levantar el cauce del rio y ocultar nuevamente este sendero protegido por las aguas.
Karl ve al fin coronados sus esfuerzos al alcanzar los muros de un gran cañón, sus ojos expertos pueden leer bajo el musgo, bajo la vegetación acuática y las raíces de los arboles el diseño de una ruina oculta bajo las aguas por ¿milenios?. Semejante a la ciudad de Petra, un templo tallado en la roca misma, de una época en que el hombre robó este terreno a la naturaleza y convirtió el cauce del rio en un camino que conducía desde otras ciudades de las cuales ya no queda huella, la selva se ha tragado casi todo rastro de esta civilización.
El follaje es apartado con rudeza, la entrada a este antiguo templo pronto es revelada, bajo la verde muralla se revela una cavidad del tamaño de una catedral, escalones tallados en roca son vueltos a pisar por botas alemanas de un batallón expedicionario del ejército Nazi, comandado por el Teniente Kart Drexler, cazador de tesoros de la orden de los caballeros del Thule.
Lámparas de aceite iluminan por primera vez en siglos esos muros, se han preservado bien, magníficamente. Karl dispone a sus hombres para que fotografíen todo cuanto puedan, sus ojos no alcanzan a abarcar todas las maravillas que ahí se revelan, paredes inmensas talladas con símbolos, no son los glifos ni los símbolos de los Egipcios o los sumerios, no son como símbolos idiomáticos de las primeras culturas conocidas, no son el inicio de un rudimentario lenguaje escrito. Son símbolos perfectamente comprensibles, un lenguaje antiguo muy bien estructurado, lógico, flexible y preciso, es la escritura de una civilización que alcanzo una cúspide cultural e intelectual sobresaliente, una civilización con grandes conocimientos de arquitectura, astronomía, medicina… los muros de este templo son como una guía al compendio de estos conocimientos… este no era un simple templo de adoración a dioses antiguos, esto alguna vez fue una biblioteca, alguna vez contuvo tal vez rollos de pergaminos o papel o libros tal vez con la suma de sus conocimientos, con su historia… todo lo que el rio, la selva y el tiempo se llevo cuando desaparecieron… tal vez miles de años antes de que Egipto fuera un sueño.
Karl sonríe cada vez más asombrado, sobre la bóveda del techo han grabado una imagen del cielo, las estrellas y los planetas, no es la vista del cielo nocturno, es un trazo perfecto de los planetas alrededor del sol y la tierra perfectamente señalada, es una fecha cósmica, un derroche de vanidad y al mismo tiempo una pincelada de arte, es la fecha en que fue construida esta biblioteca, grabada en el techo en un alarde de precisión matemática y astronómica que no cualquiera podría interpretar… solo mentes privilegiadas podrían caminar por este santuario del conocimiento… ¿o acaso hubo una época en que todas las mentes de esta ciudad fueron así de agudas, así de preparadas? Tuvieron que pasar más de seis mil años tal vez para que Galileo Galilei e Isaac Newton volvieran a inventar las ecuaciones que dieron origen al grabado de ese techo… una fecha en el tiempo y espacio astronómico, una fecha en el nivel de avance de percepción matemática y artística... ¿Qué sucedió con esta civilización que desapareció casi sin dejar rastro más que en leyendas?, ¿compartieron la suerte de Lemuria y la Atlantida o fueron parte de alguna de ambas?...
- ¡Tanto por aprender!, ¡tanto por investigar!... una vida no es suficiente. –Karl se queja, se lamente y a la vez se exalta.
Un murmullo crece en las voces de sus hombres, crece como la marea y estalla como una tormenta, gritos y vítores devuelven a Karl al mundo presente, lo sustraen de la lectura de esos muros y lo percibe en el aire, lo puede leer en los ojos de sus hombres, es sus gritos de júbilo. Con agilidad corre hacia donde ellos señalan victoriosos.
Ellos no saben lo que han venido a buscar, y sin embargo lo han reconocido con solo verlo, no saben que es pero saben que es la razón por la que están ahí, la razón por la que existen, por la que existe su pueblo y su raza. Aquí en las entrañas de una tierra perdida y olvidada por el tiempo encuentran su razón de ser. Así lo creen.
Karl mismo no pude evitar caer de rodillas al verlo, sus ojos recorren los símbolos grabados en ese muro tan alto que parece no tener fin y extraviarse en la oscuridad del techo ¿o descender de esa oscuridad?... lo que lee le confirma que al fin lo ha encontrado. Sobre todos los símbolos, coronando esa escritura esta un único símbolo, es el escudo mismo del ejército nazi… la swastica.
Hoy…
Los labios de anciano Karl Drexler tiemblan al pronunciar el significado de ese símbolo en negro y fondo rojo como la sangre, que hoy corona el muro alto de esta inmensa bodega convertida en laboratorio, el mismo símbolo al cual sirvió en una juventud ya hace mucho tiempo, el mismo símbolo que encontró en ese templo en el fondo del Congo, la swatica.
- Inconquistable…
- ¡Si!... ¡inconquistable! – bramó Peter Kürten con los brazos en alto y un brillo acerado en sus ojos. – Nos tomo sesenta años volver a estar de pie y listos, y no solo reescribiremos nuestra historia, borraremos nuestra vergüenza… al fin la raza superior verá la luz y seremos dignos de nuestro escudo… ¡seremos inconquistables!
Todos los hombres ahí reunidos dejaron de hacer sus labores para volverse hacia ellos al escuchar la voz de Kürten y ahora respondían a sus palabras con una ovación como en los tiempos de Hitler. Karl empezó a reír lastimosamente, asfixiándose en su propia saliva.
Una enfermera acudió al instante a asistirlo con una mascarilla de oxigeno que el anciano rechazo débilmente.
- No te mueras ahora, viejo amigo –rió Kürten- la inmortalidad está al alcance de nuestras manos. Aguanta y veras al fin el nacimiento de un Reich que durara mil años.
- … no comprendieron nada… -jadeo Karl-… siguen equivocados en todo… No tienes idea de lo que pretenden hacer… la swastica no era un escudo, no era un objetivo, no era un premio… no era un símbolo para usar de estandarte… era una advertencia, solo eso… era la advertencia de una civilización que desapareció… ¡como desaparecerá la nuestra si continuas adelante con esa locura!... No era un secreto lo que estaba grabado en ese muro, no era una invitación a volver a intentarlo, ellos quisieron evitar que volviera a suceder… era una advertencia… lo que ahí estaba era INCONQUISTABLE.
- Ya no – dijo Elena Kipper a espaldas de ellos.
Aun tenía puesto su uniforme de campaña, aun tenía sangre y heridas en el rostro, pero nada de esto parecía importarle. Entregó a Kürten el estuche de acero.
-… ¿una gota de sangre de su corazón? –preguntó Karl.
Kipper se inclinó sobre el anciano, sujeto su rostro entre las manos, con suavidad, clavó su mirada en los ojos de él.
- … Tu hija, ¿no? …- sonrió Karl.-… no es de tu sangre, pero es como verte a ti cuando eras joven, es como si hubieras vuelto a nacer en ella… ¿es así de loca y despiadada como lo fuiste tú?... ¿ella es tu exterminadora como tú lo fuiste del Fhürer?
Kipper sonreía fascinada en los ojos de Karl.
- Ella es aun peor que yo… -rió Kürten-… tuvo una mejor educación.
- Y te tuvo a ti…. dime muchacha ¿es esto lo que quieres? ¿Vivir eternamente en la muerte?
- Solo una cosa envidió de “ella”… no es ni su poder o su aparente inmortalidad… es su capacidad para “beber” el alma de sus víctimas… verdaderamente “beber” sus vidas, tomar sus vidas por completo, todas sus risas, todos sus llantos, todos sus recuerdos, hasta la última pasión, hasta el último secreto… no es sólo convertir a alguien en un cadáver, es convertirme en él en el último instante de su vida y quedarme con su vida en mis venas ¡por siempre!...
La cabeza de Karl cayó pesadamente sobre su hombro, la enfermera volvió a reaccionar pero Kürten la detuvo con un gesto. Tomo una copa de cristal de una charola de plata dispuesta para él y se dirigió a todos los hombres quienes murmuraban desconcertados al anciano.
- Desdeño la inmortalidad, pero presto un gran servicio al Fhürer y a mi… y a todos nosotros. Una vida dedicada a investigar “lo Inconquistable”… decidí darle una muerte digna y honorable a pesar de su demencia senil, aquí donde se culmina la investigación de su vida, donde se coronan todos sus esfuerzos y sacrificios… donde renacerá la raza aria… y murió sin dolor y de la mano del mismísimo “ángel de la muerte”… Herr Karl Drexler, descansa en paz… te lo has ganado.
* * *
¿Hace cuanto que esta despierta?...todo parece un sueño, un dulce y abrigador sueño… Elena parpadea y se estira perezosamente sintiendo el contacto de sabanas limpias y frescas arropando su piel. Hay una cúpula sobre ella, es un techo muy alto, tiene adornos de arabescos y diseños góticos dorados. ¿De verdad no es un sueño?... Se incorpora lentamente y siente una gran pesadez que poco a poco se desvanece. De los bordes de la cúpula del techo cae una gasa semitransparente que envuelve la inmensa cama en la cual se siente tan pequeña, la habitación se dibuja a través de sus pliegues como a través de la bruma… aparta las sabanas de sí, su piel desnuda recibe la caricia de un clima templado.
Se escucha un sonido, hay alguien en esa habitación, una cantarina voz de extraño asentó se escucha pero Elena no le presta atención, no se molesta en intentar comprender la lengua en que ahora le hablan… el mundo cambia tan rápido de un instante a otro. No siente pudor por su desnudes, al contrario, la disfruta… se disfruta a sí misma.
Una muchacha de piel morena corre con gracia por la habitación al otro lado de la gasa que da privacidad a la cama, la habitación es redonda y de grandes ventanales por los cuales el cielo azul se asoma y se deja escuchar el mar, como si afuera no hubiera nada más que eso… cielo y mar. Una campanilla ha sonado en algún lugar y una puerta de madera se abre.
Para Elena apenas ha sido un parpadeo y se da cuenta que hay gente ahí, no tiene miedo, está a salvo y lo sabe aunque no tiene idea de donde esta ni como llego ahí. Son tres mujeres las que están ahí, llevan una mesa de servicio de la cual se desprenden aromas que le hablan directo al estomago, está hambrienta. Duda sólo un instante y después abre las cortinas de gasa, radiantes sonrisas la esperan al otro lado. Una de las mujeres, la mayor de las tres, le habla en un par de idiomas antes de ser comprendida, las otras dos la ayudan a salir de la cama, Elena está muy débil aun que poco a poco empieza recuperar fuerzas.
-…fruta? – termina diciendo la mujer, palabras que a pesar de ser comprensibles Elena simplemente había ignorado todavía sintiéndose dentro de un sueño. Un plato de cerámica blanca es colocado en sus manos, contiene diversas frutas frescas y algunas secas bañadas en una mescla de miel con leche. Las devora literalmente mientras sus pasos la llevan hacia las ventanas… frente a ella efectivamente solo hay mar y cielo.
Las mujeres se las ingenian para vestirla mientras come, con una especie de túnica blanca, un vestido que cae en cascada de un hombro dejando el otro al descubierto, se ciñe a su figura con listones como si fuese una túnica griega.
-…Afrodita!! – alcanza a distinguir nuevamente de las exclamaciones de las chicas. Un gesto severo de la mayor las hace callar.
- ¿Qué lugar es este? – pregunta al fin Elena, en su lengua natal. Tal vez porque realmente no le interesaba la respuesta, sin embargo la mujer le respondió con su eterna sonrisa.
- Es la villa Volkov, estamos en la costa del mar Tirreno… - levanto un brazo y señalo al horizonte- Roma esta a una hora de aquí…
-… Roma…- murmura Elena. Por alguna razón siente un estremecimiento.
Casi de forma reverencial la mujer toca el hombro de Elena y le indica amablemente el pasillo al otro lado de la puerta.
- Vamos, debemos prepararte… pronto oscurecerá, ella vendrá por ti cuando las estrellas dominen el cielo.
Elena la miro interrogante aunque ya sabía la respuesta, no necesito palabras.
- Madam Volkov vendrá por ti.
-¿Por qué….?... ¿Por qué tengo tanto miedo?
* * *
Troy apago el cigarrillo apenas después de un par de caladas, el tabaco no le servía… tal vez un trago.
- Dinos Troy, ¿Qué fue lo que sucedió? – dijo un hombre con atuendo militar frente a él.
- No lo sé –se encogió de hombros.
El militar volvió el rostro fatigado hacia Trevor sentado a un lado de Troy, un par de personas más estaban en la habitación, el humo de los cigarrillos llenaban todo.
- Debió esperar los refuerzos… ¿Quién se cree que es?, el “Llanero Solitario” es un héroe en América no aquí. –bufo alguien más.
- En lo que a mí respecta Troy es un héroe… rescatar 45 jóvenes de la esclavitud…
- Solo por protocolo… ¡eso jamás sucedió! ¿Comprende?, yo también respeto el coraje del agente McCubin y celebro que haya tenido “buen” fin su aventura… pero es un hecho que muchos inocentes murieron esa noche… si hubiera esperado los refuer..
- ¡Todos estaríamos muertos! –al fin exclamó Troy- Cuando los refuerzos llegaron ya todo había terminado, los que estábamos a salvo… simplemente lo logramos…
- Troy, todos los jóvenes que rescataste están muy intoxicados, narcotizados con lo más barato que hay… lo que cuentan… es la histeria colectiva más bizarra que jamás he escuchado. –Trevor no resistió más y se sirvió una copa de la botella de brandy que había sobre la mesa.
- Esto no es un interrogatorio oficial, lo sabes, sabes cómo se maneja esto, no es tu primera vez como “topo”… hay cosas que la gente simplemente no puede saber, no debe saber… Nosotros protegemos al ciudadano común de los horrores del mundo, aun entre nosotros hay secretos y secretos sobre los secretos… Hay cosas que no sabes Troy, que no deberías saber…
- Histeria colectiva –dijo Troy arrebatando la copa de las manos de Trevor- todo lo que sucedió allá fue histeria colectiva… no tengo idea de lo que realmente paso…
- Cuéntanos tu histeria… déjanos intentar interpretar de lo que creíste ver.
- Lo que “creí ver”… -Troy rió entre dientes-… vi un… vi un ángel…
* * *
Aguas perfumadas y calientes, una inmensa tina de mármol donde cómodamente Elena cavia junto con dos niñas adolecentes que se esmeraban en frotar su piel con esponjas marinas empapadas de shampo.
- ¿Era así con las emperatrices romanas?… -rió Elena mientras otra doncella le acercaba una copa de vino labrada en oro.
- No. Era así con los amantes del emperador. –le dijo la mujer.
Elena la miro sonrojándose.
- Lo siento… no fue mi intención ser entrometida… -respondió la Mujer visiblemente preocupada por el desliz de sus palabras.
Elena se sumergió por completo bajo las aguas y después emergió incorporándose saliendo de la tina, completamente segura de la perfección de su figura.
- Pero es la verdad… soy la amante de… la emperatriz de este reino ¿no?
La mujer bajo la vista turbada.
- No fue mi intención ser entrometida y mucho menos ofenderla... mi ruso es muy pobre, no supe expresarme correctamente. – la mujer temblaba.
Pero Elena le respondió con una dulce sonrisa y delicadamente apenas rozo la mejilla de la mujer.
- Está bien. Es la verdad, soy la amante de Madam Volkov, ¿no es esa la razón de que sea tratada de este modo?
- Este es el centro de descanso y recreación más exótico de Europa… altos mandatarios, hombres y mujeres muy poderosos vienen por un instante de fantasía, ser servidos como emperadores del antiguo imperio… Nos toca a nosotros brindarles esa fantasía, no juzgar a quienes vienen o con quien...Por favor, continuemos con la fantasía.
- Los Romanos acostumbraban tener amantes del mismo sexo ¿no?... era lo común, los senadores solían tener una docena de muchachitos a su “servicio” casi como objetos de lujo, ¿no? – Elena rió con franqueza mientras las doncellas la secaban y vestían nuevamente.
- Si, era lo común… ellos no se preocupaban por la homosexualidad… era tan común como el agua de lluvia… Pero usted no es un objeto de lujo y Madame Volkov no es nuestra emperadora… ni usted es su amante.
Elena miró extrañada hacia la mujer mientras las doncellas le calzaban sandalias de piel de cervato e hilo de seda y oro.
- Ella es una diosa… y usted es su vida… su amor.
* * *
Troy vació la copa de un trago y rechazo el ofrecimiento de volver a llenarla.
- Ustedes saben cómo suceden las cosas cuando se está bajo fuego… el entrenamiento sale a flote, si te detienes a pensar lo que estás haciendo te llenarías de pánico… y morirías a la primera… no lo recuerdo muy bien… ¡por dios!... no había visto cosas así fuera de mi entrenamiento en sudamerica… pero eso era una guerrilla, guerra al fin y al cabo... pero ahí… niños y niñas encerrados como animales ¡peor que animales!... había fuego, disparos, estaban en pleno combate contra “algo” cuando sacamos a los niños…
Había una estúpida bomba de napalm improvisada… la dinamita debería pulverizar el combustible e inflamarlo en el aire… una plasma de fuego debería de extenderse por todo el lugar y reducir a cenizas absolutamente todo… una bomba para quemar hasta los huesos a todo aquel que estuviera no solo en la fortaleza si no en sus alrededores… quien la construyo tenía mucho miedo de que el objetivo sobreviviera ¿pero quién podría sobrevivir a la mitad de eso?...
- Tu lo hiciste...
- Todavía estaba lucido en ese momento… no podía parar los relojes, no todos, así que solo interrumpí la secuencia, la dinamita exploto sin pulverizar el combustible… este solo se quemo y exploto por separado… como sea el edificio se vendría abajo pero sin marea de fuego. Había una oportunidad si lográbamos salir a tiempo… pero las chicas, los niños… Recuerdo que corríamos y disparaba a diestra y siniestra abriéndonos paso… había tanta confusión con las explosiones y todo que casi logramos salir sin problema, todo mundo ya quería largarse del lugar… nos hicimos de un camión en plena fuga, derribo los portones y de pronto ya estábamos corriendo por el bosque esquivando los escombros que caían del cielo.
Debíamos seguir moviéndonos, el camión se averió al derribar los portones, no aguanto mucho… y nos perseguían, la adrenalina estaba al tope, para esa altura yo estaba tan dopado como todos por pura adrenalina… trate de refugiarnos en algún logar, ni siquiera sé ahora si era una zanja, una barda o tal vez el maldito camión hecho pedazos… no sé… pero ellos nos rodearon, salieron de quien sabe donde… no iban a dejarnos con vida, no podíamos contar lo que ahí habíamos visto… Yo ya no tenía balas… y era la única maldita arma.
… he estado en situación de combate tantas veces… esto debería ser más fácil… recordar los hechos… lo que sucedió.
- Nunca lo es Troy… ¡vamos!... ¿Qué sucedió entonces?
-… nos dispararon… de frente y a quemarropa… yo no podía hacer nada, trataba de mantenerlos a todos juntos… pero el pánico, trataron de huir hacia el bosque, trataron de correr entre ellos… y ellos empezaron a cazarnos como a animales… y yo no podía hacer nada…mi maldita arma sin municiones…
Troy dudo nuevamente y volvió a llenarse la copa, le dio un trago corto antes de continuar.
-… No sé cómo decirlo… la noche… la oscuridad cobro vida…
* * *
El sol había desaparecido en el horizonte hacia tiempo… la brisa del mar era fresca y jugaba con los risos de Elena, ella simplemente se dejaba acariciar por ella. Estaba en un puerto, barcas de antiguos diseños estaban mas allá meciéndose entre las olas y visibles en esta oscuridad por las antorchas en lo alto de los riscos que bordeaban este mar. Toda la villa estaba construida sobre la ladera de estos riscos, como si fuera realmente un pequeño pueblo de casas blancas interconectadas entre sí, cada uno con su propio espacio individual que les daba la sensación de soledad a cada una.
- ¿Tengo miedo? – volvió a preguntarse la pelirroja mientras se estremecía.-… ¿a que le tengo miedo?... Yulia nunca me ha causado miedo… no a ella… junto a ella todo está bien…
- Yulia… ven a mí… mi ángel oscuro, aparta de mí este sentimiento. –dijo en voz alta sin querer.
Las doncellas sentadas a su lado la miraron sin comprender sus palabras pero adivinando su significado, se pusieron de pie expectantes como si ese hubiera sido su deseo y corrieron a la orilla del puerto donde empezaron a saltar y señalar al horizonte.
Elena se puso de pie y conteniendo su emoción caminó hacia ellas, ahí donde señalaban se veía la silueta de una embarcación de velas que se acercaba, semejaba un ave negra volando lentamente a ras de las aguas con estrellas sobre si, la luz de antorchas. Sintió el corazón latir fuertemente en su pecho.
La barca ya estaba tan cerca que las antorchas del muelle la iluminaban claramente. Al frente, una figura envuelta en una túnica negra parecía ser el centro de la embarcación a pesar de su pequeña estatura. Manos tan blancas como la luna salieron de bajo esa túnica para apartar la capucha que cubría su cabeza, rebeldes cabellos se agitaron caprichosos y en contra de la voluntad del viento, un rostro de belleza perfecta asomo de las sombras con unos ojos tan ardientes que brillaban con luz propia.
Hermosa, perfecta, mortal y eterna… como si la luna misma se hiciera mujer cada noche y bajara del cielo… una diosa… ¿Qué otra cosa podía ser ella a los ojos de los mortales?...
- Mi ángel oscuro… -murmuró Elena mientras sentía como el sueño volvía a apoderarse de ella, como si Yulia y todo se convirtiera en un sueño donde ella sólo se dejaba llevar.
Yulia extendió un brazo hacia ella, llamándola.
Las doncellas se apresuraron a asegurar la plancha de paso entre el muelle y la barca, después se prestaron a ayudar a Elena a cruzar. Pero se detuvieron congeladas por la sorpresa… La pelirroja que con paso firme caminó sobre la plancha hacia Yulia no era la chica que habían dejado hacia solo un instante… Sus rizos habían desaparecido, su gesto inocente se había esfumado, incluso sus ojos brillaban de forma distinta.
Lena tomo la mano de Yulia, sonriendo ahora ella fue quien la jalo hacia sí mientras la besaba, la hija de la luna no puso resistencia y casi floto hasta que los brazos de la pelirroja la abrigaron… por increíble que parecía era Yulia ahora quien parecía desvalida y sin voluntad en los brazos de Lena, mirando su rostro expectante. Sus labios se entreabrieron y recibieron los labios de ella.
Lena besó a Yulia con infinita pasión ahí, en medio del mar mediterráneo, ignorando por completo las miradas de los marinos de la barca y las doncellas del muelle. El mar estaba calmo y la luna ya era majestad en el cielo.
- Despertaste… - dijo Yulia.
- He vuelto a ti… ¿Dónde más esta mi destino?
Yulia la abrazo imponiendo su fuerza sobrenatural en un tierno juego, Lena lucho entre risas sabiendo inútil todo escape.
La barca se separo del puerto e inicio su paseo por las tranquilas aguas, una gruesa manta había sido dispuesta en la cubierta, grandes platones con frutas, golosinas naturales y demás bocadillos estaban ahí, como surgidos de la nada. Yulia y Lena se recostaron ahí disfrutando el escenario de los grandes riscos que bordeaban la costa iluminados aquí y allá por faroles eléctricos tan lejanos que se mimetizaban con las antorchas sin romper el efecto de plena paz.
-… es así como debió ser… ¿verdad?... si lo hubiéramos logrado entonces, llegar a Roma y después…-suspiró Lena, acurrucándose entre los brazos de Yulia.
- Es así como es ahora… -respondió Yulia, hundió su rostro entre esos cabellos y dejo que ese perfume la llenara por completo… No era el cielo repleto de estrellas, no era la luna que matizaba de plata las olas del mar, no era la sombra de los riscos dibujando un poema en el horizonte… no había nada en toda esa noche que despertara en ella el más mínimo sentimiento, todo le era tan indiferente como ha sido siempre… Pero todo era distinto… era ella, Lena en el abrigo de unos brazos que esta noche son tibios por su calor compartido, la noche es mágica porque ella sonríe y se enamora de las estrellas en sus brazos… Lena es el centro de su universo, su razón de existir… su todo… sus labios corren por esa mejilla hasta encontrar la boca hambrienta de pasión de ella.
Sus dedos se entrelazan con ternura y fogosa pasión, el esmeralda de esos ojos la tiene prisionera mientras su mano es guiada lentamente por ese pecho salpicado de pecas como la noche es de estrellas… mas allá del interior de las prendas, siente el vigor de sus pezones anhelantes de esa caricia que lentamente se hace más intensa… Yulia siente como el corazón de Lena se acelera y a momentos parce detenerse… su mano ya no necesita guía alguna, reconoce claramente el camino… como un peregrino se pasea por esos muslos que se tensan eléctricamente a su paso… como a un oasis el peregrino encuentra la humedad del valle entre sus piernas, Lena la atrae más, sus manos esparcen su calor en el mármol de su espalda, de su cadera… Yulia se detiene, sus labios cabalgan sobre el cuello de Lena, sigue la línea de las pulsaciones de ese corazón que parece querer saltar de ese pecho para fundirse con el monstruo que late en el suyo… El hambre palpita en cada centímetro de su cuerpo… implacable cada latido pide más, exige más… Lena se aferra a ella, tiembla y palpita entera en sus brazos… es tan hermosa… tan entregada… es un fragmento de la noche convertido en día, es trozo del sol que se pasea en su noche oscura… Yulia despega sus labios de esa piel, de esa cascada de fuego cuando siente el orgasmo de Lena alcanzar su climax… y sus colmillos listos para rasgar la noche convertida en fuego… Pero Lena aprisiona sus cabellos con fuerza, con pasión que doblega la resistencia de la hija de la luna… sus ojos brillan en un fuego verde tan intenso como los suyos…
-…¡hazlo!... –gime Lena con un hilo de voz.
Yulia tiembla aferrándose a ella cuidando que sus garras no la profanen.
-… ¡hazlo!... lo deseo… ¡te deseo!... ¡házmelo!…
Yulia se abandona a su pasión, sus colmillos penetran a Lena con una mezcla de furia y pasión… Yulia se abandona a la pasión salvaje del monstruo que suplica y exige en su pecho… No tiene miedo, tiene fe… la bestia en su interior ha sido domada.
Sus manos se funden piel a piel, sus piernas se entrelazan, sus corazones se acoplan… Lena entrega su vida y Yulia recupera la suya… por un instante único en el tiempo dos seres que se aman se reencuentran… el peregrinar en las sombras y la oscuridad termina… por un efímero instante la eternidad encuentra su fin.
* * *
- ¡¡Abajo!! – Gritaba Troy - ¡Quédense abajo! –
Algunas chichas hacían caso, tal vez porque ya no tenían voluntad para más… Pero ellos seguían acercándose agazapados entre los árboles y los accidentes del camino. Troy disparo una vez más y con más suerte que puntería otro asesino mordía el polvo… era su última bala, pero ellos no lo sabían, había apostado todo a eso… que algunos se acercaran lo suficiente para hacerse de sus armas o municiones… mal plan, lo supo desde el principio pero era lo único que tenia… y aquí venían, ya no podía devolver el fuego, ellos lo comprendieron en un instante y comenzaron a avanzar ya totalmente francos disparando a todo lo que se movía.
- Quédense abajo – dijo ya sin convicción… tal vez debió decir “corran”. Una niña interrumpió sus pensamientos, estaba a su lado, con los ojos fijos en las luces que se acercaban disparando sin piedad… se puso de pie e intento correr, Troy pudo detenerla pero no lo hizo… tal vez la idea no era tan mala… Una bala fue certera y la derribo… la niña cayó en los brazos te Troy, él la vio morir en un instante con una gran mancha de sangre en el pecho.
Hubiera deseado gritar de ira, cargar contra ellos… pero algo lo detuvo, sintió esa mirada sobre él, un frio tan helado que le calo hasta los huesos… ¿Qué era eso? ¿Quién?
La pelirroja estaba ahí, pero como una ilusión, un fantasma surgido de la oscuridad… parecía flotar envuelta en sombras… sombras tan solidas como si un nubarrón tremendamente oscuro la envolviera como un manto. Podía ver los ojos de ella mirándolo, una fría cólera ardiendo en sus ojos que parecían brillar como los de…
¿Qué sucedió entonces?... Las sombras se movían a su alrededor, la noche se movía a su alrededor, ella no estaba sola… alguien más estaba junto a ella… no… estaba tras ella… no, no… estaba frente a ella… ¿Qué era esto? ¿Qué efecto tienen las sombras en su visión?... ella parecía estar todas partes alrededor de la Pelirroja… ¿era real?... ¿en verdad las sombras se mueven a su alrededor como gigantescas alas de un… ángel?
La pelirroja… ¿Cómo describirla?... un fantasma envuelto y protegido por esa oscuridad, una diosa venida del mito, de leyendas paganas, levanto un brazo apuntando con dedo de fuego hacia ellos, una diosa que dictaba sentencia…
La oscuridad obedeció al instante… ¿Cómo pudo pensar que ese otro ser era una chica? Era la oscuridad misma, la noche misma con garras heladas que destrozaron todo… los despedazaron a todos.
Había lágrimas en el rostro de la pelirroja, lagrimas de ira, lagrimas de rencor, lagrimas de tristeza, lagrimas de dolor… Infinita piedad fundida con infinito rencor, era como una diosa liberando a todos los demonios del infierno.
Y en medio de todo surgió ella también…la gitana… la hermana de Alexei.
Sin miedo se acerco a la pelirroja y algo dijo, la gitana la encaró temeraria… y de pronto el monstruo pareció surgir de la nada tras ella. ¿un monstruo?... parecía una chica mas, también penas vestida con girones de algo que ahora mas semejaba un sudario… como si fuera una más de las chicas encerradas en esas jaulas… pero tan hermosa y perfecta… monstruosamente hermosa y perfecta… esa criatura que semejaba ser una chica definitivamente no era de este mundo.
La gitana le dijo algo también, y no le temía, ¡la desafiaba!. Por un momento parecía que el monstruo iba a atacarla, pero no lo hizo, sólo se deslizo… no caminaba, no al menos como cualquier otra criatura natural… parecía que solamente flotaba a ras del suelo, la pelirroja se acerco a la gitana y toco su mejilla… la acaricio… mientras la otra “chica” la abrazaba por la espalda… con ternura, con amor… la despiadada criatura que había hecho pedazos a esos hombres era ahora un ¿ángel?... un ángel de oscuras alas que salieron de quien sabe dónde, de la oscuridad misma.
Solo un parpadeo y ya se habían ido, tal como llegaron.
Alexa seguía ahí, de rodillas… la valiente gitana lloraba como una niña.
-… un ángel… -dijo Troy volviendo al presente.
Miro los rostros de quienes lo escuchaban, sus gestos le produjeron risa. El brandy se había agitado en su copa y en la botella.
-… al menos puedo decir que estoy ebrio.
* * *
El sol se ha ido… el aroma y los sonidos del bosque se han ido… y el calor y contacto de su piel se han ido… aun que Lena sigue aquí con ella… Religiosamente volvió a acudir a la iglesia casa domingo, iba de la mane de ella… Nadya la arrastraba hasta el templo sagrada para orar en la misa de los domingo para después escaparse a lo que se había convertido en su verdadera fe y religión… amarla, ahí en la soledad del bosque, bajo los rayos del sol y la rivera del lago, ahí donde hacia oración recitando versos con su labios fundidos a su piel, donde podía ver el rostro de dios en la profundidad de esos ojos cuyo infinito amor la bañaban…
Todo se había ido…
Pero no ella, Lena seguía ahí en sus brazos, el vino de una vasija desapareció en sus labios ávidamente. Con gesto tierno Lena le ofreció el último trago de vino acercándolo a sus labios. Yulia sólo respondió con una mirada que lo dijo todo. Lena rió como una niña traviesa y arrojo la vasija al mar. Flotó un instante antes de hundirse mientras Lena buscaba refugio en los brazos de Yulia y la manta en que se envolvían…
La noche era cálida… pero Lena tenía frio… por la pérdida de sangre. Ni un solo gesto se dibujo en el rostro de Yulia pero sus pensamientos era transparentes para Lena.
-… El tiempo que esto dure… es así como quiero estar…es así como quiero morir.
Yulia miró a las estrellas.
-¿Qué fue lo que me sucedió?... ¿Cómo me convertí en esto?... ¿volverás a mí en otra vida, con otro rostro y otro misterio?... Quiero morir contigo… que juntas naveguemos por siempre en la barca de estrellas… que juntas lleguemos al puerto de la luna... o a cualquier lugar donde nuestro amor no sea un pecado… donde no seamos juzgadas por lo que somos o lo que fuimos…
- Se me acaba el tiempo… Yulia, puedo sentirlo… y no es por ti… es como si… Este no es mi tiempo, no es mi vida… no es mi cuerpo… todo en este mundo me rechaza y me está matando lentamente… como si mi alma se estuviera disolviendo lentamente… disolviéndome hasta desaparecer…
Lena se abrazó a Yulia buscando consuelo a sus propios temores, y también ella era transparente para Yulia.
- ¿Y si en verdad es así?... si tu alma se disuelve para nunca más volver… ¿es este el precio que tienes que pagar por volvernos a reunir?... Estamos juntas por última vez y nunca más… ¿es ese nuestro destino?
- No… -Lena dejo escapar unas lagrimas-… ¡este es nuestro destino!... estar juntas es nuestro destino, hemos cruzado el oscuro lago de la muerte para volvernos a reunir, y lo volveremos a hacer… de una forma u otra lo volveremos a lograr… ten fe mi amor… no pierdas la fe en nuestro amor.
La luna brilla en silencio y en silencio llora.
Continua....
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXX - Némesis.
Berlín, 1945
Adolfo Hitler se dejo caer pesadamente sobre lo que quedaba de un lujoso sillón de maderas finas y piel, raido y corroído por el tiempo y el maltrato, la habitación vibró y una lluvia de polvo cayó sobre los dos hombres que se encontraban ahí.
- Están cada vez más cerca, si vamos a irnos debemos hacerlo ahora – urgió el joven frente al tirano.
- No, la trampa es perfecta, los más cobardes e inútiles están aquí creyendo que junto a mi están a salvo, siguen creyendo que de verdad un nuevo batallan vendrá a rescatarnos, que la fuerza aérea todavía tiene mil aviones que lanzar sobre el enemigo… si me voy descubrirán la trampa, los aliados deben creer que todo termina aquí o nos perseguirán hasta el fin del mundo… y todavía hay mucho por hacer.
- Puedo sacarlo en secreto, lo tengo todo listo.
- Peter, continua con el plan, nuestra misión es más grande que esta guerra… me fallaron todos, me fallo el ejercito, me fallaron mis generales, me fallo el Thule ¿Dónde está el ejercito de soldados inmortales que me prometieron?... ¡Idiotas! La inmortalidad no es para un soldado, es para un dios… me hubiera gustado tocarla, vivir para siempre, entonces no dudaría en salir de esta cloaca y esperar una segunda oportunidad, pero mi tiempo se ha acabado… estoy muy enfermo, Peter… estoy muriendo…
- ¿Es por eso que se esta rindiendo?
- ¡Yo no me rindo nunca!, pero esta es mi guerra y solo yo puedo ganarla… pero lo que aquí iniciamos no terminara conmigo ni con esta guerra, es solo una pausa, comenzara de nuevo y venceremos pues es nuestro destino… cambiaremos el mundo, ese es el destino de la raza Aria… una época dorada vendrá sobre la humanidad, cuando hayamos extirpado a todas las degeneradas razas inferiores… nuevamente será un mundo gobernado por los Dioses… un mundo que yo no alcanzare a ver…
Hitler se puso de pie nuevamente, sus fuerzas repuestas en el breve descanso.
- Peter Kürten, es hora de que te marches, tu, muchacho, con todo el vigor de la juventud y los años que tienes por delante debes continuar nuestra labor… no puedes fallar.
- Si, mi Führer.
- Una cosa más, mi querido muchacho… tu siempre fuiste mi más fiel mensajero, mi ángel de la muerte… no precise de un hijo por que te tenia a ti… cuando llegue tu momento, cuando estés ahí en el regodeo de las naciones que nos han vencido, cuando tengas el puño en el gatillo de tu arma, no dudaras en hacer lo necesario, lo sé… Pero quiero darte esta orden de todas maneras aun que esta de sobre… quiero hacerlo porque será una forma de estar ahí…
- Ordena, mi Führer, serás obedecido.
- ¡Mátalos a todos!... a los herejes de piel morena, a los negros, a los amarillo, a los rojos, a los desviados, a los judíos… ¡a todos aquellos que no sean de nuestra raza!... ¡¡Mátalos a todos!!
Ángel de la venganza.
Eran sus mismos ojos pero era otra mirada, era su mismo rostro pero su gesto era tan diferente, eran sus mismos cabellos pero ni siquiera sus rizos permanecían. Alexa levanto la mano hacia ella, como queriendo alcanzarla, queriendo tocarla en esa distancia… como si pudiera sacudir el viento como a la superficie del agua, limpiarlo de basura y turbiedad, recomponer la imagen de ella agitando la superficie del agua… pero no había nada ahí, más que ella…
- Tú no eres Elena… -dijo la gitana.
Aquella extraña bajo la mirada del cielo hacia donde había dirigido sus ojos para no ver… lagrimas corrieron por su mejillas con abundancia… miró a la gitana con una infinita ternura y lucho por controlarse.
- Alexa… ¿Qué es lo que dices?... soy yo.
- Tú no eres Elena.
- ¿Elena?... –repitió inaudiblemente la pelirroja- … No, no lo soy… no soy aquella a quien conociste… tu solo conociste una parte de mi… una parte incompleta.
- ¡Mentira! – Exclamo Alexa- … no sé quien seas, pero no eres ella… ¡devuélveme a mi Elena!
- ¿Tu Elena? –Lena dio un paso atrás, sintió un estremecimiento sacudirla hasta lo más profundo-… yo…. Yo no soy tu Elena… yo no soy tuya…
El dolor fue como una puñalada en el corazón de Lena, se cubrió el pecho como protegiéndolo con sus manos.
-… yo no soy tuya… - repitió sintiendo como cada palabra le quemaba los labios.
Alexa sintió el frio helado de la noche golpear su espalda, ella estaba ahí, aun sin voltearse lo sabia… la punta de acero estaba en su mano, estaba lista para pelear contra lo que fuera pero en ese momento supo que no había oportunidad, no tenia caso… nada podía contra el poder de la noche encarnada en el ángel oscuro.
Las garras de cristal brillaron a la luz de las estrellas.
- … no… - susurró Lena.
Yulia detuvo su golpe mortal convirtiéndolo en una suave brisa. Los negros ojos de la gitana la encararon, penetrando en su rostro impasible pero penetrando sus secretos.
- No a ella… - Lena limpio sus lagrimas y con paso firme se acerco a la gitana.
- Mi amada Alexa… tienes razón… ya no soy aquella de quien te enamoraste, ya no soy aquella que te amaba con locura… lo siento… Mírame ahora, esta es quien soy ahora… Ya no soy tan diferente de Yulia, ahora soy una con Yulia… mira lo que hemos hecho…
Con un triste gesto Lena señalo la matanza resiente, asesinos caídos, mutilados, desangrados, hombres que alcanzaron el mismo fin que ellos mismos dieron a otros.
- Fui yo quien hizo esto… no Yulia… ella ha sido solo un instrumento, tan inocente como puede ser un arma… ella fue mi arma… fui yo quien deseo que esto pasara… Tanta maldad no puede quedarse así, impune y sin freno… ya no… pero al responder a esa maldad con otra maldad superior ¿en qué me convierte a mi?...
- Mi Elena nunca podría hacer esto…
- Así es… ya no soy tu Elena.
- ¡Tu nunca has sido mi Elena! –la gitana la señalo con dedo de fuego.
Lena cerró los ojos sintiendo ese dolor desgarrando su corazón.
- Eso ya no importa… eso nunca ha importado… Alexa, por el amor que todavía te tengo te pido que me perdones, por el amor que me tienes te pido que me olvides…
Lena tomo el rostro de Alexa entre sus manos, la gitana perdió su fuerza y su coraje con ese gesto, cuando sus labios se unieron para compartir las lagrimas que corrían rebeldes por sus rostros sintió morir.
-… perdóname mi amor por ser tan débil… -murmuró Elena, en un diáfano instante en que como un capricho del viento sus rizos habían retornado al igual que su gesto de niña y todo el corazón palpitando en su dulce boca.
Así como vino se había ido.
- Nunca más vuelvas a buscarme… -dijo Lena mirando hacia el horizonte, las negras alas del ángel oscuro la envolvieron como un tornado de oscuridad viviente y en un instante ambas habían desaparecido.
Alexa se derrumbo sin fuerzas para llorar, sólo sentía como sus lagrimas corrían sin freno por su rostro… el tiempo parecía haberse detenido… se sentía al borde de un abismo a punto de caer en cuanto le fallaran por completo las fuerzas, deseó abandonarse a ese destino… pero no. Había algo que la retenía, algo que había visto pero que no clarificaba en su mente.
Era la mirada de Yulia, había algo en su horrible mirada que parecía contarle un secreto que no podía comprender.
-… perdóname mi amor por ser tan débil…
- No… yo no me perdonare si la débil soy yo, yo siempre estaré aquí para ti, yo siempre te protegeré.
El secreto del Castillo Volkov.
La sombra retorcida de la torre del castillo Volkov apuntaba hacia el montículo de piedras que los obreros habían colocado a modo de guarnición, complejos instrumentos de óptica y telemetría estaban dispuestos apuntando al lago.
- Por fortuna poco ha cambiado la geografía de este lugar en seis siglos. Pero aún así la tarea es casi imposible. –dijo un hombre mientras revisaba en su libreta de apuntes los progresos de su trabajo.
- Lo comprendo, sin embargo debo agotar todos los recursos, dragare el lago si es preciso, ya tengo un equipo evaluando ese proyecto.
- Hay algo en este lugar que no me agrada, me hormiguea la espalda y da escalofríos… hay muchos recuerdos atrapados en estas piedras, hay mucho dolor en el aire… la leyenda de este lugar debe ser fabulosa.
- Muchos malos recuerdos, eso es lo que hay.
- Después de seis siglos es lo único que encontraremos, sólo la ruina de este castillo. Lo que hubo aquí fue saqueado, los cadáveres de aquella vieja batalla fueron incinerados cuando empezó la peste, toda la comarca fue abandonada. El tiempo ha borrado casi todo lo que sucedió aquí… No desperdicie su dinero, aquí no hay nada.
- No es mi dinero, no es mi voluntad. Yo solo soy un sirviente.
El hombre se encogió de hombros y volvió a sus apuntes. Un muchacho apareció corriendo justo en la dirección donde los instrumentos apuntaban, jadeante intento hablar pero no tenia aliento, solo pudo entregar una computadora portátil al hombre.
- Tranquilo muchacho –rió el hombre - ¿Qué me traes aquí? – Abrió la pantalla del computador y tuvo que buscar refugio en la sombra para que la luz del sol no interfiriera con la imagen.
- ¡Caray!, pues parece que me tragare mis palabras, ¡el equipo al fin encontró algo!…
- ¿Qué es? –pregunto Sven puliendo sus gafas.
- No… no puede ser…
- Esta ahí… Joe bajo para verificarlo… está ahí… es profundo, muy profundo, las corrientes son muy fuertes, hay una grieta que desemboca al mar y el agua es traicionera a esa profundidad, Joe tuvo que usar una cuerda de seguridad para bajar pero dice que está ahí… él lo vio con sus propios ojos. – dijo el muchacho recobrando el aliento.
El hombre manipulo los controles del computador mejorando la imagen que se mostraba en la pantalla. Sven también estudiaba con atención la imagen.
- Yo… no sé… no es lo que esperábamos encontrar, creo que deberíamos llamar a la policía.
Roma
El vestido era largo y vaporoso, transparente, abierto por el frente dejaba al descubierto sus largas y torneadas piernas a cada paso, el escote generoso se mecía en pliegues sedosos sobre sus pechos apenas cubiertos por la ropa interior negra de encaje. El calor sofocante de las calles de Roma la acariciaba toda, sus pies disfrutaban la comodidad de unas elegantes sandalias de tiras acharoladas que se enredaban en sus tobillos y pantorrillas. Lena se detuvo frente a una puerta de cristal donde su imagen era devuelta y magnificada, el sol agonizante a su espalda enmarcaba en un fuego ocre sus cabellos. El maquillaje en su rostro era impecable, apenas el suficiente para enmarcar sus ojos dándole un aspecto felino.
La puerta se abrió, Lena acepto la invitación y sin ápice de duda penetro al lugar. Era una joyería que mostraba en vitrales exquisitos diseños. No había competencia en belleza, todos en su interior contuvieron el aliento al verla entrar, caballeros enfundados en trajes de impecable corte, damas en vestidos de diseñador de alto renombre… elegancia y belleza artificial, belleza como solo el dinero puede comprar… Lena en su “extraño” y audaz atuendo opaco al más fino diamante. Al instante una charola de plata apareció de la mano de una doncella de encantadora sonrisa, Lena acepto una copa de champaña y la vació de un solo trago mientras el desenfado de su gesto causaba estremecimiento.
Un reflejo purpura capto su atención, tras un cristal una esmeralda despedía el ultimo rayo del sol con una delicada llamarada sobre su superficie.
- Le viene perfecto, madame. –dijo un elegante caballero a su espalda. A un gesto suyo un empleado de la joyería rápidamente extrajo el collar de su exhibidor para colocarlo en un marco de terciopelo sobre el mostrador frente a ella.
- Cadena de otro florentino, engarce de rubíes y la mas magnifica esmeralda cristalina que he visto… el artista que creó esta joya estaba pensando en usted. –dijo el caballero mientras con finas maneras que no aceptaban replica poso la joya en el pecho de Lena… ella acepto la gentileza con una sonrisa coqueta y levantando el cabello permitió al hombre engarzar la cadena a su cuello.
- ¡Es magnífica! – dijo con genuina admiración.
Lena contemplo la joya, en verdad le quedaba perfecta… su sonrisa ilumino el cristal que la reflejaba y lleno aún mas de radiantes destellos a todas las demás joyas cuando contemplo en el reflejo de la noche que el sol se había ido por completo.
- He notado que audazmente camina en solitario por estas calles, no concibo que una dama como usted deba padecer esto… ni que deba desprenderse de una gema concebida solo para usted. –Dijo él con galantería- Permítame presentarme y hacerle un obsequio.
- Sin lugar a dudas es usted un hombre envidiable, de noble cuna –respondió Lena- Pero debo aclararle que no estoy sola y no necesito de su generosidad pues podría resultar ofensiva para alguien. Un hombre de su clase comprenderá que no pretendo ser descortés.
El hombre soltó una risita condescendiente.
- Madame, su belleza y su atuendo me han confundido… o tal vez no, ¿tal vez mi oferta deba ser mucho más generosa?... Soy un hombre de recursos y grandes apetitos, usted ha saturado mis sentidos esta noche, no cejare fácilmente.
- ¿Mi atuendo? – Lena volvió a examinarse en los espejos-… ¿me equivoque al elegir estas prendas?... todo es tan confuso a veces… quería verme hermosa… quería que me deseara, que sintiera la vida palpitar en su pecho con solo verme…
- He ahí pues su triunfo, la vida palpita en mi pecho con grosero vigor, la deseo y pagare cualquier precio por poseerla… basta de juegos, creí que me reconocería, soy un hombre poderoso… muy poderoso, puedo poner el cielo o el infierno a sus pies con solo un tris.
El hombre la sujetó por la muñeca con fuerza, imponiendo su voluntad. Todas las miradas se volvieron a otra dirección, fingiendo ignorar lo que ahí sucedía.
- Y así se acaba toda la elegancia y glamor de sus palabras, al final todo se define en su capricho y sus deseos. ¿Es lo que cree que soy, un juguete solo para complacerlo? Sin voluntad para negarse, con precio tan bajo que puede pagarse con oro y joyas…
El puño de Lena se cerró sobre la solapa del hombre y tiro de él haciéndolo tambalear por la sorpresa de su reacción. Un fuego esmeralda brillo frio en sus ojos.
- No estoy sola… no soy tu juguete ni tu capricho… no me importa quién seas, ni que tan “poderoso” seas… no tienes nada que ofrecerme, no eres nadie para mí y si continuas molestándome… en verdad no serás nada.
Al otro lado del espejo
¿Qué le ha pasado al bosque?... sigue tan terrible, tan oscuro… el sol brilla en lo alto pero su luz no es más que un globo ígneo en el cielo incapaz de irradiar luz o calor ahí abajo, los arboles se mueven balanceándose en su altura inconcebible que parecen tocar el cielo y crujen como alaridos eternos. Pero el bosque se ha inundado, aguas negras cubren casi todo el follaje de los matorrales y han ahogado a las flores que accidentalmente crecen en los costados de esos troncos gruesos como casas.
Alexa camina con el agua hasta su cintura, a veces le llega al pecho y otras veces penas supera sus rodillas, pero es tan oscura que no puede ver nada de bajo… y lo agradece, no quiere ver las extrañas criaturas que serpentean entre sus piernas. Sólo avanza con esa determinación que se ha grabado en su corazón como una cicatriz.
Reconoce los arboles, reconoce el camino, sabe dónde está y sabe a dónde dirigirse. Ahí está ese claro en medio de la nada… y ahí está ella.
- Elena… - susurra con hilo de voz por el esfuerzo del camino recorrido.
Las aguas negras llegan hasta los hombros de la pelirroja, sin embargo ella no presta atención a estas, su mirada es triste dirigida hacia ese sol impotente, sus brazos parecen encadenados al nudoso lomo deforme de la bestia cuya cabeza descansa sobre el hombre de ella. El monstruo mueve las orejas reconociendo la voz de Alexa y levanta su cabeza en dirección a ella.
El miedo parece congelar a la gitana, pero esta se repone y con decisión continua avanzando, las aguas son más profundas en ese valle, más profundas de lo que creía y las bestias que nadan en esta agua se vuelven más agresivas.
La bestia tan solo la mira, sus colmillos salen de ese hocico deforme pero no hay amenazas ni gruñidos para ella ahora. La bestia tan solo la mira.
- Este no es lugar para ti… - dijo Elena.
- Ni para ti tampoco… ven conmigo y vayámonos de este infierno.
- No es el infierno… es mi hogar… es el hogar de ella… Es aquí donde me quedare para siempre.
- Entonces me quedare contigo.
Elena al fin baja la mirada del sol, sus ojos brillan como nada en ese bosque tenebroso.
- No puedes… ¿no lo vez?... Esta es la oscuridad, este es mi destino… yo quiero estar aquí, no voy a abandonarla… nunca más volveré a abandonarla…
- ¿Y entonces me abandonas a mi?... Pues yo no, si es aquí donde quieres estar ¡esta bien!... pero yo nunca voy a abandonarte… Yo siempre estaré aquí para ti…
- Mi gitana… mi tonta y amada gitana… Así fue como empezó todo… con una promesa de amor. Te libero de esa promesa, te libero de mi, te libero de todo… sobrevive mi gitana, sobrevive… si una de las dos vive, nuestro amor por siempre vivirá...
-… tú no eres ella… tú no eres ella… -lloró Alexa, mientras luchaba por alcanzar a Elena, pero las aguas eran tan pesadas, la distancia parecía cada vez más grande… el bosque cada instante más oscuro….
Troy observaba atentamente atreves del cristal de una ventana disimulada de espejo, al otro lado era una habitación esterilizada, repleta de instrumentos y una camilla en la cual Alexa permanecía inmóvil, pese a las protestas de la enfermera a quien venció con su terquedad, estaba sentada con las piernas cruzadas y encogidas, las manos entrelazadas como si orara pero en abandono sobre su regazo, su espalda inclinada hacia el frente y su cabeza meciéndose adelanta y atrás en profunda concentración.
- El mundo ha desaparecido para ella, y no es una situación clínica, sólo ha decidió ignorarnos. –suspiro Trevor junto a Troy.
- ¿Y qué hay de sus muestras de sangre?... ¿has encontrado lo que buscaban?
- No solo nosotros, la mitad del mundo está analizando sus muestras, el primero que encuentre algo levanta la mano… veremos quién se lleva el “novel” este año. Pero mucho me temo que no encontraremos nada más que lo obvio…
- ¿Lo obvio?
- Ella es inmune a la plaga, sin mayor razón que el azar. Es como si estuviéramos tratando de ver algo que simplemente no es para nuestros ojos… ¡es la fatiga! Me estoy volviendo supersticioso.
- No es el único, Roma está recibiendo más visitantes en estos días que en los últimos diez años. Y no digamos las mezquitas y el muro de los lamentos. De pronto hasta los más escépticos se empiezan a santiguar. Se necesito de una plaga para que todo mundo volviera a acordarse de sus dioses ¿no?
- Y que abandonen la falsa “FE” de la ciencia – Trevor rió con una sonora carcajada-… voy a tomar una siesta antes de que lleguen los análisis preliminares de la sangre de la chica… no vaya a ser que vea “ángeles” en los resultados.
Troy lo observo alejarse. Recargo su frente en el cristal y disfruto de esa frescura en su frente filtrándose hasta sus ideas.
- Lo obvio… ¿Por qué es tan difícil aceptar lo obvio?... “la falsa FE de la ciencia”… ¡La falsa FE de la ciencia!...
Entro en la habitación de Alexa y tomando una silla se sentó frente a la chica apoyando los brazos en el respaldo.
- No te he dado las gracias... por lo de aquella vez en París ¿recuerdas? Te debo una.
-…
- ¿Cómo puedo devolverte el favor?... En el bosque, viste algo ¿verdad? Algo más que todos los demás que estuvimos ahí… hablaste con “eso”… con ¿ella?
Alexa detuvo su movimiento rítmico.
- Si, la he visto antes, nunca tan claramente como hoy pero la he visto… tu sabes mucho más que yo al respecto. Dime Alexa ¿Qué fue lo sucedió allá?... dime como puedo ayudarte.
- Nadie puede ayudarnos.
- ¿Cómo te sientes? Te veo fuerte, pero después de todo lo que has pasado ¿puedes caminar?
- Nunca me has visto correr.
- De hecho si… levántate.
- ¿Qué?
- Voy a sacarte de aquí, vamos a buscar a tu amiga.
- ¿Con toda esa seguridad?
- No vamos a salir por la puerta del frente.
Roma
Grandes avenidas repletas de aparadores de cristal y luces eléctricas y de neón, el sonido de música moderna en una docena de idiomas parecía ascender por esas calles, Lena suspiró resignada, había equivocado el camino, esta era la roma frívola que no le interesaba conocer… ¿Por qué sus pasos la habían guiado hasta aquí?
<<… tú y yo somos fiesta…>>
-… fiesta… Eso es lo que busco aquí ¿fiesta?... ¿Por qué no?
<<.. el viento acariciaba su rostro, agitaba sus cabellos, era libre como nunca antes lo había sentido, el eco su propia risa se extinguía opacado por el rugir del motor de ese auto que Alexa conducía por los hermosos paisajes de tierras que jamás creyó conocer…. Alexa >>
Nuevamente se sorprendió caminando por una callejuela oscura, vacía, no tuvo necesidad de volver el rostro, ahí estaba el sonido de neumáticos y el suave ronroneo de un motor fino, un enorme automóvil se emparejo a ella, había un par de hombres en los asientos delanteros, un rostro conocido atrás.
- Basta de juegos – dijo el hombre desde su interior.
Lena se volvió para encararlo.
- Por última vez te lo voy a pedir… ¡sube de una buena vez!
Los hombres bajaron del auto le cerraron el paso al frente y atrás, la portezuela fue abierta.
- Pobres y pequeños hombres, la ilusión del poder los embriaga, el dinero es el único poder que conocen… - Lena hablo en ruso.
- ¿Qué dijo?... ¿alguien entendió? –pregunto el hombre desde el interior del auto.
- Dije… que vas a morir – Lena bajo el rostro, cerró los ojos y sintió una lagrima correr por su mejilla- ¿Por qué?... ¿Por qué lo hice?... ¿Hay tanto rencor dentro de mí? ¿Hay tanto odio?
Una cadena de oro volvió a ser colocada en su cuello, frías manos acariciaron su espalda.
- ¿Esto es lo que querías? –dijo Yulia suavemente en su oído.
- No…
Lena acaricio la gema en su garganta, una esmeralda que devuelve brillos dorados como la sangre, los labios de Yulia se deslizan sobre su hombro, siente el filo de esos colmillos. No necesita mirar a su alrededor para ver los cadáveres tumbados en la calle y en el interior del auto. Siente el filo de esos colmillos sobre su cuello… siente su piel arder, el corazón galopar sin freno en su pecho, su vida retumbar como el oleaje de un mar embravecido… ¿es miedo o deseo?... sujeta los cabellos de Yulia y la jala hacia si… ella misma empuja esos colmillos en su piel, ella misma se hace penetrar por Yulia, no hay dolor en el acto, su corazón se encoge al sentir la fría caricia que conoce tan bien… que anhela.
Yulia retrocede, Lena se estremece por primera vez a causa del frio, apenas un par de puntos en su piel quedan del mortal beso.
-… si… esto es lo que quería… -aceptó sabiendo que no había nada que pudiera ocultarle a ella. Volvió a acariciar la joya en su pecho… pensaba tanto.
- Dime lo que quieres de mi… pídeme lo que quieras… -dijo Yulia.
- Quiero quedarme contigo para siempre.
El brillo en los ojos de Yulia fue su única respuesta, lagrimas etéreas de un rostro que ya no puede llorar. Lena sonrió como si hubiera hecho una travesura, tomo la mano de Yulia y volvió sobre sus pasos.
- La noche es nuestra.
El Vaticano.
Los pasos producen un eco inmortal en las bóvedas de una iglesia construida por uno de los más grandes arquitectos del renacimiento, esa fue la intención, así como el extraordinario efecto óptico de las pinturas que en esas curvas adquieren una profundidad y vida que antecedieron a la tecnología de la tercera dimensión de las fotografías modernas, el hombre que pinto esto, que construyo esto en verdad parecía tocado por la mano de Dios.
- Al fin su santidad ha dado una fecha, no fue fácil agendar tantos nombres tan importantes. –dijo un hombre que vestía ropaje de cardenal.
- Así es, pero nadie se resiste a un llamado del santísimo Papa, ¿verdad? –rió entre dientes Peter Kürten.
- Ha sido muy difícil lograr la cooperación de su santidad en esto, es muy suspicaz el viejo zorro.
- Al final es un anciano ingenuo, la benevolencia le ha cegado, los pecados secretos de la iglesia son demasiado peso para sus hombros… ¿Cómo podía resistirse a saldar una vieja deuda con el mundo? Hace sesenta años la iglesia católica ayudó a oficiales de alto rango del ejército NAZI a escapar hacia América o refugiarse en las investiduras eclesiásticas… a cambio de oro. “Oro para asistir a los caídos en desgracia, los hijos de la guerra”… la Iglesia acepto soborno por parte nosotros los nazis para fungir como puerta trasera.
- En ese momento fue una decisión inteligente, los necesitados eran muchos, la ayuda de América llegaba tan lentamente y era muy mezquina.
- Estaban metidos hasta el cuello en todo, trabajaban de la mano con Mussolini, se horrorizaban con el exterminio de las razas inferiores pero se frotaban las manos con el mundo que estábamos dejando para ustedes, libres de herejes y rebeldes a la iglesia, apostaron por volver a conquistar el mundo con el poder que tenían en la edad media… fallamos y ustedes fallaron, el verdadero soborno fue nuestro silencio, no podían permitir que el mundo supiera de los “sucios tratos” de la honorable iglesia católica con el partido nazi, esos secretos que se sabrían cuando las personas indicadas llegaran a juicio.
- El mundo se estaba yendo al infierno, los valores morales, el respeto por la iglesia, el temor a Dios… todo se estaba perdiendo en frivolidad, veíamos al mundo corromperse cada vez más y si… nuestro poder cada vez más disminuido. Sabíamos lo que iba a suceder, lo sabíamos en aquel entonces como lo sabemos ahora… Se viene un desastre bíblico, una gran inundación, una gran plaga, una peste… un gran exterminio como sólo Dios puede hacerlo… lo sabíamos en aquel entonces.
Cuando Mussolini y Hitler vinieron a nosotros, lo supimos… ustedes eran esa plaga bíblica que esperábamos ¿Cómo podíamos negarnos a la voluntad del señor?
Vimos con horror todo lo que hicieron, la gran guerra que jamás termino realmente, una marea de muerte que purificaría al mundo, pero esta vez podíamos controlarla si estábamos en ella, si podíamos operar desde adentro… ese fue nuestro plan original, no esperábamos que la corrupción nos venciera como lo hizo… ayudarlos a escapar cuando todo estaba perdido fue en cierta manera para salvarnos a nosotros mismos, lo acepto.
Kürten rió sonoramente, disfrutando el eco de su propia carcajada en esa caja de resonancia perfecta.
- ¿Así que por eso ahora cooperan nuevamente?, ¿Por qué el mundo se está yendo al carajo otra vez?
- Si… una vez más hemos fracaso en el trabajo del señor, un nuevo desastre bíblico debe limpiar al mundo, el “viejo” cree genuinamente que puede ayudar a cambiarlo ahora y de forma más gentil pero todo volverá a ser los mismo… el mundo debe ser colapsado otra vez, las cosas deben de cambiar… nosotros debemos de cambiar.
- En esta fecha la mayoría de los líderes del mundo estarán en el vaticano, a puerta cerrada y en secreto, el Papa los exhortara en un plan de cooperación mutua y podrá a disposición para los países más pobres un fondo multimillonario aportado por los neo-nazis… perdón... aportado por la iglesia católica… y entonces, cuando todos estén brindando por la paz mundial… je,je,je… el mundo será sacudido por el acto terrorista más siniestro de la historia, una bomba atómica será detonada en el vaticano.
El mundo se quedara sin sus líderes y entonces la iglesia católica deberá levantarse del caos para imponer el orden de la fe mientras mis ejércitos imponen el orden de la política. Y tú, viejo amigo, tú que nos ayudaste a escapar hace sesenta años, tú que has sido relegado y olvidado, al fin encontraras justicia, los cardenales que sobrevivirán al atentado han sido elegidos por ti, para que ellos después te elijan a ti como el nuevo y ultimo sumo pontífice de la iglesia… el nuevo y ultimo Papa.
- ¿El ultimo Papa?...
- Si, nunca más existirá otra papa, porque investidura divina caerá sobre tus hombros y gobernaras la iglesia católica hasta el final de los tiempos.
- ¿Entonces es verdad lo que se rumora? ¿Lo has logrado ya?
- Si, mi amigo, lo he logrado… cuando llegue el momento tú estarás entre los inmortales.
Roma
La música reverbera en los muros, las luces hacen multitud de arcoíris en los cristales y espejos, el licor corre a raudales al igual que las risas y la adrenalina. Lena baila sobre una mesa, la música la llena por completo y se abandona a su hipnótico ritmo, el mundo ha desaparecido de su mente por breves instantes… La gente aplaude, canta y baila en una noche llena de magia…
<<.. Tu y yo somos fiesta…>>
Lena baila con más furia y abandono, deja que la música llegue hasta lo más profunde sí misma, que ocupe todo el espacio de su mente y su corazón… que no quede lugar para ella. Pero ella siempre esta ahí…
<<… siempre estaré aquí para ti… >>
Levanta la mirada hacia la oscuridad, hacia ese rincón donde las luces nunca alcanzan, ese punto ciego perdido en el mundo, ese rincón en el que nadie mira… Puede verla, Yulia se esconde a la vista de todos, menos de ella. Yulia la observa con esos ojos que pueden penetrar todos los misterios de la noche. Lena extiende su mano hacia ella, como una súplica.
Una mano de porcelana y uñas como de cristal se encuentra con la suya, como surgida de la nada, su fuerza es firme como una estatua de mármol, Lena desciende de esa mesa con la seguridad de esos brazos que la reciben. Hay protestas en la mesa sobre la cual bailaba, chicos y chicas suplican por un poco más de ese baile, un poco más de la magia de esa pelirroja de corazón ardiente que lleno de ilusión sus corazones…
Lena atrae hacia si a Yulia, sus brazos la atrapan y sin el menor pudor busca sus labios y encuentra un apasionado beso que la hija de la luna nunca creyó ser capaz de responder.
-… Yulia… nunca olvides esto… nunca olvides nuestro amor.
Se suelta de ese abrazo y corre entre la gente, de pronto la música es solo un ruido insoportable y amargo, las risas son insulsas y vacías, de pronto no quiere estar ahí. Las puertas de una salida trasera se abren y la noche la recibe con su cálida frescura de la brisa del mediterráneo. Lena aspira profundamente para despejar la confusión que se agita en su mente.
-… Alexa… ¿Dónde estás, mi gitana? – le pregunta a las estrellas.
El oscuro callejón parece responder con el movimiento sutil de siluetas que se refugian en el amparo de su oscuridad, ahí bajo esa farola que hoy no funciona. Lena dirige hacia ahí sus pasos, con seguridad, siente lagrimas correr por su rostro nuevamente pero las ignora, siente esa punzada en el pecho pero la ignora.
- Fuerte… debo ser fuerte –se dice a sí misma.
Las sombras se revelan con claridad, una chica de su edad se encuentra de rodillas, un leve hilo de sangre corre por sus labios, un hombre parado frente a ella se arregla las ropas mientras el acero brilla en su puño, ambas la miran con indiferencia, otro más le cierra el paso con amplia sonrisa, sacude frente a ella entre sus dedos un par de sobres de papel tan diminutos que semejan envoltorios de goma de mascar.
- ¿Necesitas esto? – Escucha una voz de esa sonrisa falsa-… ¿tienes dinero u piensas pagar de otra forma?... – La sonrisa se hace más pronunciada, casi imposible de contener en esa boca.
Lena escucha el latido de su propio corazón, creciendo cada vez más, como el sonido de una ola que se estrella contra los riscos de granito del mediterráneo, una inmensa ola cuyo estruendo y poder lo eclipsa todo.
La chica ha echado a correr hacia un instante, los hombre han dejado de susurrar y empiezan a levan la voz apenas conteniéndose de gritar, hay miedo en sus ojos, y furia. El acero brilla a la luz de las estrellas, Lena apenas distingue esa voz.
-… si no quieres que te arranque el corazón!! –
El acero se refleja en el esmeralda de sus ojos, Lena le mira buscando algo en esos ojos grises, algo que rompa esa oscura malignidad… pero no encuentra nada.
- ¿Por qué tanta maldad? ¿Por qué tanto odio?... ¿por qué tanto miedo?... – dice en ruso. Nadie entiende sus palabras, el gesto de sorpresa en esos rostros es casi cómico.
Lena levanta la mano como esperando recibir algo.
- Su corazón… Yulia, dame su corazón.
La visera sangrante, palpitante apareció en su mano, chorros de sangre aun brotaban por las arterias en cada latido. El hombre se llevo las manos al pecho incrédulo, apenas había sentido un golpe seco, el acero parecía nunca terminar de caer, escapado de sus manos. El hombre murió mientras miraba como aun latía su corazón en el puño de Lena.
Los hombres empezaron a gritar… Lena bajo el rostro mientras sus lágrimas corrían sin freno para fundirse con la noche y la sangre, con un gesto pidió silencio… y hubo silencio.
El corazón al fin dejo de latir.
-¿Es esto lo que querías? – preguntó Yulia.
Todos estaban muertos.
- Si… es esto…
Lena dejo escapar el corazón, su mano estaba empapada en sangre. Yulia tomo esa mano ensangrentada y la beso, sus labios recorrieron con ternura y pasión cada milímetro manchado de purpura hasta que quedo perfectamente limpia.
- Dime lo que quieres de mi… pídeme lo que quieras… -dijo Yulia.
- Quiero quedarme contigo para siempre… -lloró Lena-... ¡Quiero que nunca más volvamos a separarnos!
Limpio sus lágrimas y fugazmente besó los labios de la luna.
- ¿Lo escuchas?... ¿escuchas su corazón?
Yulia levanto el rostro, agudizo sus oídos, el sonido de los pasos de los insectos estaba ahí, el sonido de las nubes meciéndose en el viento estaba ahí… pero
- ¿escuchas el corazón de Tiver? – Lena miraba hacia las estrellas- él está aquí… Me está buscando todavía, nos está buscando todavía.
Yulia negó con un movimiento de cabeza.
- No puedo escucharlo…
- ¡Yo sí!... yo si puedo escucharlo ahora, yo podría encontrarlo..
- ¿Por eso venimos aquí?... ¿eso es lo que quieres?
- Su maldad no se detendrá, nos ha seguido por la vida y la muerte… nos odia tanto como nosotras nos amamos ¿lo ves?... estábamos destinadas a encontrarnos… y a encontrarlo a él.
- ¿Eso es lo que quieres?
Lena se limpio las lágrimas de los ojos.
<< Las chicas morirían bajo el fuego de esas armas, los había visto suceder tantas veces. Matar para los hombres se ha vuelto tan fácil, cada vez más… tal vez ese era su destino, hacer tan fácil el matarse unos a otros hasta que no quede ninguno. Yulia contemplaba la cacería sobre las chicas que a Lena tanto le importaban.
– Tanta maldad, tanto odio… tanto miedo… -dijo Lena, algo en su voz había cambiado- ¿Por qué?... ¿Por qué siempre es así?... ¡siempre será así!
Yulia lo sintió todo, por completo, sin necesidad de que su sangre corriera por sus labios, sintió toda la pasión de Lena agitarse en su pecho, tanto dolor que parecía a punto de hacer explotar su corazón.
- Yulia… Mátalos… ¡mátalos a todos!... >>
- mátalos a todos… -quiso gritar, Lena, pero apenas un murmullo escapo de sus labios.
- ¿Qué es lo que estas pidiendo, Lena?... ¿tú me estas pidiendo que lo mate?... Yo puedo hacerlo… -dijo Yulia-… lo he hecho tantas veces, por tantos años, por mas años de lo que la vida de un hombre jamás alcanzara… Puedo hacerlo porque yo… no existo, no hay vida dentro de mí que sienta remordimiento o pena por nadie… puedo matar a quien sea, hombres, mujeres o niños, sin sentir absolutamente nada, ni remordimiento, ni pena, ni dolor… puedo porque yo soy nada… Pero ¿tu, Lena?... tu corazón late con amor, con vida… tu eres todo lo que queda de mi… amor, fe, esperanza… tú no puedes pedirme esto, tu no…
Yulia tomo la mano de Lena y la colocó en su pecho.
- Siénteme… hay vida dentro de mí, al fin, después de una eternidad de oscuridad viniste a mí y me devolviste la vida… tu vida que compartes conmigo, tus alegrías, tu dolor, tu tristeza y tu furia. Siento tu furia pero no siento tu venganza… ¿Por qué me pides hacer algo que te dolerá?
- Porque es necesario… Esto es lo que quiero…
Los ojos de Lena ardieron con tanta furia que por un instante parecieron brillar como heladas hogueras de fuego verde.
- Quiero que recuperes todo lo que nos quitaron…
Continúa….
Berlín, 1945
Adolfo Hitler se dejo caer pesadamente sobre lo que quedaba de un lujoso sillón de maderas finas y piel, raido y corroído por el tiempo y el maltrato, la habitación vibró y una lluvia de polvo cayó sobre los dos hombres que se encontraban ahí.
- Están cada vez más cerca, si vamos a irnos debemos hacerlo ahora – urgió el joven frente al tirano.
- No, la trampa es perfecta, los más cobardes e inútiles están aquí creyendo que junto a mi están a salvo, siguen creyendo que de verdad un nuevo batallan vendrá a rescatarnos, que la fuerza aérea todavía tiene mil aviones que lanzar sobre el enemigo… si me voy descubrirán la trampa, los aliados deben creer que todo termina aquí o nos perseguirán hasta el fin del mundo… y todavía hay mucho por hacer.
- Puedo sacarlo en secreto, lo tengo todo listo.
- Peter, continua con el plan, nuestra misión es más grande que esta guerra… me fallaron todos, me fallo el ejercito, me fallaron mis generales, me fallo el Thule ¿Dónde está el ejercito de soldados inmortales que me prometieron?... ¡Idiotas! La inmortalidad no es para un soldado, es para un dios… me hubiera gustado tocarla, vivir para siempre, entonces no dudaría en salir de esta cloaca y esperar una segunda oportunidad, pero mi tiempo se ha acabado… estoy muy enfermo, Peter… estoy muriendo…
- ¿Es por eso que se esta rindiendo?
- ¡Yo no me rindo nunca!, pero esta es mi guerra y solo yo puedo ganarla… pero lo que aquí iniciamos no terminara conmigo ni con esta guerra, es solo una pausa, comenzara de nuevo y venceremos pues es nuestro destino… cambiaremos el mundo, ese es el destino de la raza Aria… una época dorada vendrá sobre la humanidad, cuando hayamos extirpado a todas las degeneradas razas inferiores… nuevamente será un mundo gobernado por los Dioses… un mundo que yo no alcanzare a ver…
Hitler se puso de pie nuevamente, sus fuerzas repuestas en el breve descanso.
- Peter Kürten, es hora de que te marches, tu, muchacho, con todo el vigor de la juventud y los años que tienes por delante debes continuar nuestra labor… no puedes fallar.
- Si, mi Führer.
- Una cosa más, mi querido muchacho… tu siempre fuiste mi más fiel mensajero, mi ángel de la muerte… no precise de un hijo por que te tenia a ti… cuando llegue tu momento, cuando estés ahí en el regodeo de las naciones que nos han vencido, cuando tengas el puño en el gatillo de tu arma, no dudaras en hacer lo necesario, lo sé… Pero quiero darte esta orden de todas maneras aun que esta de sobre… quiero hacerlo porque será una forma de estar ahí…
- Ordena, mi Führer, serás obedecido.
- ¡Mátalos a todos!... a los herejes de piel morena, a los negros, a los amarillo, a los rojos, a los desviados, a los judíos… ¡a todos aquellos que no sean de nuestra raza!... ¡¡Mátalos a todos!!
Ángel de la venganza.
Eran sus mismos ojos pero era otra mirada, era su mismo rostro pero su gesto era tan diferente, eran sus mismos cabellos pero ni siquiera sus rizos permanecían. Alexa levanto la mano hacia ella, como queriendo alcanzarla, queriendo tocarla en esa distancia… como si pudiera sacudir el viento como a la superficie del agua, limpiarlo de basura y turbiedad, recomponer la imagen de ella agitando la superficie del agua… pero no había nada ahí, más que ella…
- Tú no eres Elena… -dijo la gitana.
Aquella extraña bajo la mirada del cielo hacia donde había dirigido sus ojos para no ver… lagrimas corrieron por su mejillas con abundancia… miró a la gitana con una infinita ternura y lucho por controlarse.
- Alexa… ¿Qué es lo que dices?... soy yo.
- Tú no eres Elena.
- ¿Elena?... –repitió inaudiblemente la pelirroja- … No, no lo soy… no soy aquella a quien conociste… tu solo conociste una parte de mi… una parte incompleta.
- ¡Mentira! – Exclamo Alexa- … no sé quien seas, pero no eres ella… ¡devuélveme a mi Elena!
- ¿Tu Elena? –Lena dio un paso atrás, sintió un estremecimiento sacudirla hasta lo más profundo-… yo…. Yo no soy tu Elena… yo no soy tuya…
El dolor fue como una puñalada en el corazón de Lena, se cubrió el pecho como protegiéndolo con sus manos.
-… yo no soy tuya… - repitió sintiendo como cada palabra le quemaba los labios.
Alexa sintió el frio helado de la noche golpear su espalda, ella estaba ahí, aun sin voltearse lo sabia… la punta de acero estaba en su mano, estaba lista para pelear contra lo que fuera pero en ese momento supo que no había oportunidad, no tenia caso… nada podía contra el poder de la noche encarnada en el ángel oscuro.
Las garras de cristal brillaron a la luz de las estrellas.
- … no… - susurró Lena.
Yulia detuvo su golpe mortal convirtiéndolo en una suave brisa. Los negros ojos de la gitana la encararon, penetrando en su rostro impasible pero penetrando sus secretos.
- No a ella… - Lena limpio sus lagrimas y con paso firme se acerco a la gitana.
- Mi amada Alexa… tienes razón… ya no soy aquella de quien te enamoraste, ya no soy aquella que te amaba con locura… lo siento… Mírame ahora, esta es quien soy ahora… Ya no soy tan diferente de Yulia, ahora soy una con Yulia… mira lo que hemos hecho…
Con un triste gesto Lena señalo la matanza resiente, asesinos caídos, mutilados, desangrados, hombres que alcanzaron el mismo fin que ellos mismos dieron a otros.
- Fui yo quien hizo esto… no Yulia… ella ha sido solo un instrumento, tan inocente como puede ser un arma… ella fue mi arma… fui yo quien deseo que esto pasara… Tanta maldad no puede quedarse así, impune y sin freno… ya no… pero al responder a esa maldad con otra maldad superior ¿en qué me convierte a mi?...
- Mi Elena nunca podría hacer esto…
- Así es… ya no soy tu Elena.
- ¡Tu nunca has sido mi Elena! –la gitana la señalo con dedo de fuego.
Lena cerró los ojos sintiendo ese dolor desgarrando su corazón.
- Eso ya no importa… eso nunca ha importado… Alexa, por el amor que todavía te tengo te pido que me perdones, por el amor que me tienes te pido que me olvides…
Lena tomo el rostro de Alexa entre sus manos, la gitana perdió su fuerza y su coraje con ese gesto, cuando sus labios se unieron para compartir las lagrimas que corrían rebeldes por sus rostros sintió morir.
-… perdóname mi amor por ser tan débil… -murmuró Elena, en un diáfano instante en que como un capricho del viento sus rizos habían retornado al igual que su gesto de niña y todo el corazón palpitando en su dulce boca.
Así como vino se había ido.
- Nunca más vuelvas a buscarme… -dijo Lena mirando hacia el horizonte, las negras alas del ángel oscuro la envolvieron como un tornado de oscuridad viviente y en un instante ambas habían desaparecido.
Alexa se derrumbo sin fuerzas para llorar, sólo sentía como sus lagrimas corrían sin freno por su rostro… el tiempo parecía haberse detenido… se sentía al borde de un abismo a punto de caer en cuanto le fallaran por completo las fuerzas, deseó abandonarse a ese destino… pero no. Había algo que la retenía, algo que había visto pero que no clarificaba en su mente.
Era la mirada de Yulia, había algo en su horrible mirada que parecía contarle un secreto que no podía comprender.
-… perdóname mi amor por ser tan débil…
- No… yo no me perdonare si la débil soy yo, yo siempre estaré aquí para ti, yo siempre te protegeré.
El secreto del Castillo Volkov.
La sombra retorcida de la torre del castillo Volkov apuntaba hacia el montículo de piedras que los obreros habían colocado a modo de guarnición, complejos instrumentos de óptica y telemetría estaban dispuestos apuntando al lago.
- Por fortuna poco ha cambiado la geografía de este lugar en seis siglos. Pero aún así la tarea es casi imposible. –dijo un hombre mientras revisaba en su libreta de apuntes los progresos de su trabajo.
- Lo comprendo, sin embargo debo agotar todos los recursos, dragare el lago si es preciso, ya tengo un equipo evaluando ese proyecto.
- Hay algo en este lugar que no me agrada, me hormiguea la espalda y da escalofríos… hay muchos recuerdos atrapados en estas piedras, hay mucho dolor en el aire… la leyenda de este lugar debe ser fabulosa.
- Muchos malos recuerdos, eso es lo que hay.
- Después de seis siglos es lo único que encontraremos, sólo la ruina de este castillo. Lo que hubo aquí fue saqueado, los cadáveres de aquella vieja batalla fueron incinerados cuando empezó la peste, toda la comarca fue abandonada. El tiempo ha borrado casi todo lo que sucedió aquí… No desperdicie su dinero, aquí no hay nada.
- No es mi dinero, no es mi voluntad. Yo solo soy un sirviente.
El hombre se encogió de hombros y volvió a sus apuntes. Un muchacho apareció corriendo justo en la dirección donde los instrumentos apuntaban, jadeante intento hablar pero no tenia aliento, solo pudo entregar una computadora portátil al hombre.
- Tranquilo muchacho –rió el hombre - ¿Qué me traes aquí? – Abrió la pantalla del computador y tuvo que buscar refugio en la sombra para que la luz del sol no interfiriera con la imagen.
- ¡Caray!, pues parece que me tragare mis palabras, ¡el equipo al fin encontró algo!…
- ¿Qué es? –pregunto Sven puliendo sus gafas.
- No… no puede ser…
- Esta ahí… Joe bajo para verificarlo… está ahí… es profundo, muy profundo, las corrientes son muy fuertes, hay una grieta que desemboca al mar y el agua es traicionera a esa profundidad, Joe tuvo que usar una cuerda de seguridad para bajar pero dice que está ahí… él lo vio con sus propios ojos. – dijo el muchacho recobrando el aliento.
El hombre manipulo los controles del computador mejorando la imagen que se mostraba en la pantalla. Sven también estudiaba con atención la imagen.
- Yo… no sé… no es lo que esperábamos encontrar, creo que deberíamos llamar a la policía.
Roma
El vestido era largo y vaporoso, transparente, abierto por el frente dejaba al descubierto sus largas y torneadas piernas a cada paso, el escote generoso se mecía en pliegues sedosos sobre sus pechos apenas cubiertos por la ropa interior negra de encaje. El calor sofocante de las calles de Roma la acariciaba toda, sus pies disfrutaban la comodidad de unas elegantes sandalias de tiras acharoladas que se enredaban en sus tobillos y pantorrillas. Lena se detuvo frente a una puerta de cristal donde su imagen era devuelta y magnificada, el sol agonizante a su espalda enmarcaba en un fuego ocre sus cabellos. El maquillaje en su rostro era impecable, apenas el suficiente para enmarcar sus ojos dándole un aspecto felino.
La puerta se abrió, Lena acepto la invitación y sin ápice de duda penetro al lugar. Era una joyería que mostraba en vitrales exquisitos diseños. No había competencia en belleza, todos en su interior contuvieron el aliento al verla entrar, caballeros enfundados en trajes de impecable corte, damas en vestidos de diseñador de alto renombre… elegancia y belleza artificial, belleza como solo el dinero puede comprar… Lena en su “extraño” y audaz atuendo opaco al más fino diamante. Al instante una charola de plata apareció de la mano de una doncella de encantadora sonrisa, Lena acepto una copa de champaña y la vació de un solo trago mientras el desenfado de su gesto causaba estremecimiento.
Un reflejo purpura capto su atención, tras un cristal una esmeralda despedía el ultimo rayo del sol con una delicada llamarada sobre su superficie.
- Le viene perfecto, madame. –dijo un elegante caballero a su espalda. A un gesto suyo un empleado de la joyería rápidamente extrajo el collar de su exhibidor para colocarlo en un marco de terciopelo sobre el mostrador frente a ella.
- Cadena de otro florentino, engarce de rubíes y la mas magnifica esmeralda cristalina que he visto… el artista que creó esta joya estaba pensando en usted. –dijo el caballero mientras con finas maneras que no aceptaban replica poso la joya en el pecho de Lena… ella acepto la gentileza con una sonrisa coqueta y levantando el cabello permitió al hombre engarzar la cadena a su cuello.
- ¡Es magnífica! – dijo con genuina admiración.
Lena contemplo la joya, en verdad le quedaba perfecta… su sonrisa ilumino el cristal que la reflejaba y lleno aún mas de radiantes destellos a todas las demás joyas cuando contemplo en el reflejo de la noche que el sol se había ido por completo.
- He notado que audazmente camina en solitario por estas calles, no concibo que una dama como usted deba padecer esto… ni que deba desprenderse de una gema concebida solo para usted. –Dijo él con galantería- Permítame presentarme y hacerle un obsequio.
- Sin lugar a dudas es usted un hombre envidiable, de noble cuna –respondió Lena- Pero debo aclararle que no estoy sola y no necesito de su generosidad pues podría resultar ofensiva para alguien. Un hombre de su clase comprenderá que no pretendo ser descortés.
El hombre soltó una risita condescendiente.
- Madame, su belleza y su atuendo me han confundido… o tal vez no, ¿tal vez mi oferta deba ser mucho más generosa?... Soy un hombre de recursos y grandes apetitos, usted ha saturado mis sentidos esta noche, no cejare fácilmente.
- ¿Mi atuendo? – Lena volvió a examinarse en los espejos-… ¿me equivoque al elegir estas prendas?... todo es tan confuso a veces… quería verme hermosa… quería que me deseara, que sintiera la vida palpitar en su pecho con solo verme…
- He ahí pues su triunfo, la vida palpita en mi pecho con grosero vigor, la deseo y pagare cualquier precio por poseerla… basta de juegos, creí que me reconocería, soy un hombre poderoso… muy poderoso, puedo poner el cielo o el infierno a sus pies con solo un tris.
El hombre la sujetó por la muñeca con fuerza, imponiendo su voluntad. Todas las miradas se volvieron a otra dirección, fingiendo ignorar lo que ahí sucedía.
- Y así se acaba toda la elegancia y glamor de sus palabras, al final todo se define en su capricho y sus deseos. ¿Es lo que cree que soy, un juguete solo para complacerlo? Sin voluntad para negarse, con precio tan bajo que puede pagarse con oro y joyas…
El puño de Lena se cerró sobre la solapa del hombre y tiro de él haciéndolo tambalear por la sorpresa de su reacción. Un fuego esmeralda brillo frio en sus ojos.
- No estoy sola… no soy tu juguete ni tu capricho… no me importa quién seas, ni que tan “poderoso” seas… no tienes nada que ofrecerme, no eres nadie para mí y si continuas molestándome… en verdad no serás nada.
Al otro lado del espejo
¿Qué le ha pasado al bosque?... sigue tan terrible, tan oscuro… el sol brilla en lo alto pero su luz no es más que un globo ígneo en el cielo incapaz de irradiar luz o calor ahí abajo, los arboles se mueven balanceándose en su altura inconcebible que parecen tocar el cielo y crujen como alaridos eternos. Pero el bosque se ha inundado, aguas negras cubren casi todo el follaje de los matorrales y han ahogado a las flores que accidentalmente crecen en los costados de esos troncos gruesos como casas.
Alexa camina con el agua hasta su cintura, a veces le llega al pecho y otras veces penas supera sus rodillas, pero es tan oscura que no puede ver nada de bajo… y lo agradece, no quiere ver las extrañas criaturas que serpentean entre sus piernas. Sólo avanza con esa determinación que se ha grabado en su corazón como una cicatriz.
Reconoce los arboles, reconoce el camino, sabe dónde está y sabe a dónde dirigirse. Ahí está ese claro en medio de la nada… y ahí está ella.
- Elena… - susurra con hilo de voz por el esfuerzo del camino recorrido.
Las aguas negras llegan hasta los hombros de la pelirroja, sin embargo ella no presta atención a estas, su mirada es triste dirigida hacia ese sol impotente, sus brazos parecen encadenados al nudoso lomo deforme de la bestia cuya cabeza descansa sobre el hombre de ella. El monstruo mueve las orejas reconociendo la voz de Alexa y levanta su cabeza en dirección a ella.
El miedo parece congelar a la gitana, pero esta se repone y con decisión continua avanzando, las aguas son más profundas en ese valle, más profundas de lo que creía y las bestias que nadan en esta agua se vuelven más agresivas.
La bestia tan solo la mira, sus colmillos salen de ese hocico deforme pero no hay amenazas ni gruñidos para ella ahora. La bestia tan solo la mira.
- Este no es lugar para ti… - dijo Elena.
- Ni para ti tampoco… ven conmigo y vayámonos de este infierno.
- No es el infierno… es mi hogar… es el hogar de ella… Es aquí donde me quedare para siempre.
- Entonces me quedare contigo.
Elena al fin baja la mirada del sol, sus ojos brillan como nada en ese bosque tenebroso.
- No puedes… ¿no lo vez?... Esta es la oscuridad, este es mi destino… yo quiero estar aquí, no voy a abandonarla… nunca más volveré a abandonarla…
- ¿Y entonces me abandonas a mi?... Pues yo no, si es aquí donde quieres estar ¡esta bien!... pero yo nunca voy a abandonarte… Yo siempre estaré aquí para ti…
- Mi gitana… mi tonta y amada gitana… Así fue como empezó todo… con una promesa de amor. Te libero de esa promesa, te libero de mi, te libero de todo… sobrevive mi gitana, sobrevive… si una de las dos vive, nuestro amor por siempre vivirá...
-… tú no eres ella… tú no eres ella… -lloró Alexa, mientras luchaba por alcanzar a Elena, pero las aguas eran tan pesadas, la distancia parecía cada vez más grande… el bosque cada instante más oscuro….
Troy observaba atentamente atreves del cristal de una ventana disimulada de espejo, al otro lado era una habitación esterilizada, repleta de instrumentos y una camilla en la cual Alexa permanecía inmóvil, pese a las protestas de la enfermera a quien venció con su terquedad, estaba sentada con las piernas cruzadas y encogidas, las manos entrelazadas como si orara pero en abandono sobre su regazo, su espalda inclinada hacia el frente y su cabeza meciéndose adelanta y atrás en profunda concentración.
- El mundo ha desaparecido para ella, y no es una situación clínica, sólo ha decidió ignorarnos. –suspiro Trevor junto a Troy.
- ¿Y qué hay de sus muestras de sangre?... ¿has encontrado lo que buscaban?
- No solo nosotros, la mitad del mundo está analizando sus muestras, el primero que encuentre algo levanta la mano… veremos quién se lleva el “novel” este año. Pero mucho me temo que no encontraremos nada más que lo obvio…
- ¿Lo obvio?
- Ella es inmune a la plaga, sin mayor razón que el azar. Es como si estuviéramos tratando de ver algo que simplemente no es para nuestros ojos… ¡es la fatiga! Me estoy volviendo supersticioso.
- No es el único, Roma está recibiendo más visitantes en estos días que en los últimos diez años. Y no digamos las mezquitas y el muro de los lamentos. De pronto hasta los más escépticos se empiezan a santiguar. Se necesito de una plaga para que todo mundo volviera a acordarse de sus dioses ¿no?
- Y que abandonen la falsa “FE” de la ciencia – Trevor rió con una sonora carcajada-… voy a tomar una siesta antes de que lleguen los análisis preliminares de la sangre de la chica… no vaya a ser que vea “ángeles” en los resultados.
Troy lo observo alejarse. Recargo su frente en el cristal y disfruto de esa frescura en su frente filtrándose hasta sus ideas.
- Lo obvio… ¿Por qué es tan difícil aceptar lo obvio?... “la falsa FE de la ciencia”… ¡La falsa FE de la ciencia!...
Entro en la habitación de Alexa y tomando una silla se sentó frente a la chica apoyando los brazos en el respaldo.
- No te he dado las gracias... por lo de aquella vez en París ¿recuerdas? Te debo una.
-…
- ¿Cómo puedo devolverte el favor?... En el bosque, viste algo ¿verdad? Algo más que todos los demás que estuvimos ahí… hablaste con “eso”… con ¿ella?
Alexa detuvo su movimiento rítmico.
- Si, la he visto antes, nunca tan claramente como hoy pero la he visto… tu sabes mucho más que yo al respecto. Dime Alexa ¿Qué fue lo sucedió allá?... dime como puedo ayudarte.
- Nadie puede ayudarnos.
- ¿Cómo te sientes? Te veo fuerte, pero después de todo lo que has pasado ¿puedes caminar?
- Nunca me has visto correr.
- De hecho si… levántate.
- ¿Qué?
- Voy a sacarte de aquí, vamos a buscar a tu amiga.
- ¿Con toda esa seguridad?
- No vamos a salir por la puerta del frente.
Roma
Grandes avenidas repletas de aparadores de cristal y luces eléctricas y de neón, el sonido de música moderna en una docena de idiomas parecía ascender por esas calles, Lena suspiró resignada, había equivocado el camino, esta era la roma frívola que no le interesaba conocer… ¿Por qué sus pasos la habían guiado hasta aquí?
<<… tú y yo somos fiesta…>>
-… fiesta… Eso es lo que busco aquí ¿fiesta?... ¿Por qué no?
<<.. el viento acariciaba su rostro, agitaba sus cabellos, era libre como nunca antes lo había sentido, el eco su propia risa se extinguía opacado por el rugir del motor de ese auto que Alexa conducía por los hermosos paisajes de tierras que jamás creyó conocer…. Alexa >>
Nuevamente se sorprendió caminando por una callejuela oscura, vacía, no tuvo necesidad de volver el rostro, ahí estaba el sonido de neumáticos y el suave ronroneo de un motor fino, un enorme automóvil se emparejo a ella, había un par de hombres en los asientos delanteros, un rostro conocido atrás.
- Basta de juegos – dijo el hombre desde su interior.
Lena se volvió para encararlo.
- Por última vez te lo voy a pedir… ¡sube de una buena vez!
Los hombres bajaron del auto le cerraron el paso al frente y atrás, la portezuela fue abierta.
- Pobres y pequeños hombres, la ilusión del poder los embriaga, el dinero es el único poder que conocen… - Lena hablo en ruso.
- ¿Qué dijo?... ¿alguien entendió? –pregunto el hombre desde el interior del auto.
- Dije… que vas a morir – Lena bajo el rostro, cerró los ojos y sintió una lagrima correr por su mejilla- ¿Por qué?... ¿Por qué lo hice?... ¿Hay tanto rencor dentro de mí? ¿Hay tanto odio?
Una cadena de oro volvió a ser colocada en su cuello, frías manos acariciaron su espalda.
- ¿Esto es lo que querías? –dijo Yulia suavemente en su oído.
- No…
Lena acaricio la gema en su garganta, una esmeralda que devuelve brillos dorados como la sangre, los labios de Yulia se deslizan sobre su hombro, siente el filo de esos colmillos. No necesita mirar a su alrededor para ver los cadáveres tumbados en la calle y en el interior del auto. Siente el filo de esos colmillos sobre su cuello… siente su piel arder, el corazón galopar sin freno en su pecho, su vida retumbar como el oleaje de un mar embravecido… ¿es miedo o deseo?... sujeta los cabellos de Yulia y la jala hacia si… ella misma empuja esos colmillos en su piel, ella misma se hace penetrar por Yulia, no hay dolor en el acto, su corazón se encoge al sentir la fría caricia que conoce tan bien… que anhela.
Yulia retrocede, Lena se estremece por primera vez a causa del frio, apenas un par de puntos en su piel quedan del mortal beso.
-… si… esto es lo que quería… -aceptó sabiendo que no había nada que pudiera ocultarle a ella. Volvió a acariciar la joya en su pecho… pensaba tanto.
- Dime lo que quieres de mi… pídeme lo que quieras… -dijo Yulia.
- Quiero quedarme contigo para siempre.
El brillo en los ojos de Yulia fue su única respuesta, lagrimas etéreas de un rostro que ya no puede llorar. Lena sonrió como si hubiera hecho una travesura, tomo la mano de Yulia y volvió sobre sus pasos.
- La noche es nuestra.
El Vaticano.
Los pasos producen un eco inmortal en las bóvedas de una iglesia construida por uno de los más grandes arquitectos del renacimiento, esa fue la intención, así como el extraordinario efecto óptico de las pinturas que en esas curvas adquieren una profundidad y vida que antecedieron a la tecnología de la tercera dimensión de las fotografías modernas, el hombre que pinto esto, que construyo esto en verdad parecía tocado por la mano de Dios.
- Al fin su santidad ha dado una fecha, no fue fácil agendar tantos nombres tan importantes. –dijo un hombre que vestía ropaje de cardenal.
- Así es, pero nadie se resiste a un llamado del santísimo Papa, ¿verdad? –rió entre dientes Peter Kürten.
- Ha sido muy difícil lograr la cooperación de su santidad en esto, es muy suspicaz el viejo zorro.
- Al final es un anciano ingenuo, la benevolencia le ha cegado, los pecados secretos de la iglesia son demasiado peso para sus hombros… ¿Cómo podía resistirse a saldar una vieja deuda con el mundo? Hace sesenta años la iglesia católica ayudó a oficiales de alto rango del ejército NAZI a escapar hacia América o refugiarse en las investiduras eclesiásticas… a cambio de oro. “Oro para asistir a los caídos en desgracia, los hijos de la guerra”… la Iglesia acepto soborno por parte nosotros los nazis para fungir como puerta trasera.
- En ese momento fue una decisión inteligente, los necesitados eran muchos, la ayuda de América llegaba tan lentamente y era muy mezquina.
- Estaban metidos hasta el cuello en todo, trabajaban de la mano con Mussolini, se horrorizaban con el exterminio de las razas inferiores pero se frotaban las manos con el mundo que estábamos dejando para ustedes, libres de herejes y rebeldes a la iglesia, apostaron por volver a conquistar el mundo con el poder que tenían en la edad media… fallamos y ustedes fallaron, el verdadero soborno fue nuestro silencio, no podían permitir que el mundo supiera de los “sucios tratos” de la honorable iglesia católica con el partido nazi, esos secretos que se sabrían cuando las personas indicadas llegaran a juicio.
- El mundo se estaba yendo al infierno, los valores morales, el respeto por la iglesia, el temor a Dios… todo se estaba perdiendo en frivolidad, veíamos al mundo corromperse cada vez más y si… nuestro poder cada vez más disminuido. Sabíamos lo que iba a suceder, lo sabíamos en aquel entonces como lo sabemos ahora… Se viene un desastre bíblico, una gran inundación, una gran plaga, una peste… un gran exterminio como sólo Dios puede hacerlo… lo sabíamos en aquel entonces.
Cuando Mussolini y Hitler vinieron a nosotros, lo supimos… ustedes eran esa plaga bíblica que esperábamos ¿Cómo podíamos negarnos a la voluntad del señor?
Vimos con horror todo lo que hicieron, la gran guerra que jamás termino realmente, una marea de muerte que purificaría al mundo, pero esta vez podíamos controlarla si estábamos en ella, si podíamos operar desde adentro… ese fue nuestro plan original, no esperábamos que la corrupción nos venciera como lo hizo… ayudarlos a escapar cuando todo estaba perdido fue en cierta manera para salvarnos a nosotros mismos, lo acepto.
Kürten rió sonoramente, disfrutando el eco de su propia carcajada en esa caja de resonancia perfecta.
- ¿Así que por eso ahora cooperan nuevamente?, ¿Por qué el mundo se está yendo al carajo otra vez?
- Si… una vez más hemos fracaso en el trabajo del señor, un nuevo desastre bíblico debe limpiar al mundo, el “viejo” cree genuinamente que puede ayudar a cambiarlo ahora y de forma más gentil pero todo volverá a ser los mismo… el mundo debe ser colapsado otra vez, las cosas deben de cambiar… nosotros debemos de cambiar.
- En esta fecha la mayoría de los líderes del mundo estarán en el vaticano, a puerta cerrada y en secreto, el Papa los exhortara en un plan de cooperación mutua y podrá a disposición para los países más pobres un fondo multimillonario aportado por los neo-nazis… perdón... aportado por la iglesia católica… y entonces, cuando todos estén brindando por la paz mundial… je,je,je… el mundo será sacudido por el acto terrorista más siniestro de la historia, una bomba atómica será detonada en el vaticano.
El mundo se quedara sin sus líderes y entonces la iglesia católica deberá levantarse del caos para imponer el orden de la fe mientras mis ejércitos imponen el orden de la política. Y tú, viejo amigo, tú que nos ayudaste a escapar hace sesenta años, tú que has sido relegado y olvidado, al fin encontraras justicia, los cardenales que sobrevivirán al atentado han sido elegidos por ti, para que ellos después te elijan a ti como el nuevo y ultimo sumo pontífice de la iglesia… el nuevo y ultimo Papa.
- ¿El ultimo Papa?...
- Si, nunca más existirá otra papa, porque investidura divina caerá sobre tus hombros y gobernaras la iglesia católica hasta el final de los tiempos.
- ¿Entonces es verdad lo que se rumora? ¿Lo has logrado ya?
- Si, mi amigo, lo he logrado… cuando llegue el momento tú estarás entre los inmortales.
Roma
La música reverbera en los muros, las luces hacen multitud de arcoíris en los cristales y espejos, el licor corre a raudales al igual que las risas y la adrenalina. Lena baila sobre una mesa, la música la llena por completo y se abandona a su hipnótico ritmo, el mundo ha desaparecido de su mente por breves instantes… La gente aplaude, canta y baila en una noche llena de magia…
<<.. Tu y yo somos fiesta…>>
Lena baila con más furia y abandono, deja que la música llegue hasta lo más profunde sí misma, que ocupe todo el espacio de su mente y su corazón… que no quede lugar para ella. Pero ella siempre esta ahí…
<<… siempre estaré aquí para ti… >>
Levanta la mirada hacia la oscuridad, hacia ese rincón donde las luces nunca alcanzan, ese punto ciego perdido en el mundo, ese rincón en el que nadie mira… Puede verla, Yulia se esconde a la vista de todos, menos de ella. Yulia la observa con esos ojos que pueden penetrar todos los misterios de la noche. Lena extiende su mano hacia ella, como una súplica.
Una mano de porcelana y uñas como de cristal se encuentra con la suya, como surgida de la nada, su fuerza es firme como una estatua de mármol, Lena desciende de esa mesa con la seguridad de esos brazos que la reciben. Hay protestas en la mesa sobre la cual bailaba, chicos y chicas suplican por un poco más de ese baile, un poco más de la magia de esa pelirroja de corazón ardiente que lleno de ilusión sus corazones…
Lena atrae hacia si a Yulia, sus brazos la atrapan y sin el menor pudor busca sus labios y encuentra un apasionado beso que la hija de la luna nunca creyó ser capaz de responder.
-… Yulia… nunca olvides esto… nunca olvides nuestro amor.
Se suelta de ese abrazo y corre entre la gente, de pronto la música es solo un ruido insoportable y amargo, las risas son insulsas y vacías, de pronto no quiere estar ahí. Las puertas de una salida trasera se abren y la noche la recibe con su cálida frescura de la brisa del mediterráneo. Lena aspira profundamente para despejar la confusión que se agita en su mente.
-… Alexa… ¿Dónde estás, mi gitana? – le pregunta a las estrellas.
El oscuro callejón parece responder con el movimiento sutil de siluetas que se refugian en el amparo de su oscuridad, ahí bajo esa farola que hoy no funciona. Lena dirige hacia ahí sus pasos, con seguridad, siente lagrimas correr por su rostro nuevamente pero las ignora, siente esa punzada en el pecho pero la ignora.
- Fuerte… debo ser fuerte –se dice a sí misma.
Las sombras se revelan con claridad, una chica de su edad se encuentra de rodillas, un leve hilo de sangre corre por sus labios, un hombre parado frente a ella se arregla las ropas mientras el acero brilla en su puño, ambas la miran con indiferencia, otro más le cierra el paso con amplia sonrisa, sacude frente a ella entre sus dedos un par de sobres de papel tan diminutos que semejan envoltorios de goma de mascar.
- ¿Necesitas esto? – Escucha una voz de esa sonrisa falsa-… ¿tienes dinero u piensas pagar de otra forma?... – La sonrisa se hace más pronunciada, casi imposible de contener en esa boca.
Lena escucha el latido de su propio corazón, creciendo cada vez más, como el sonido de una ola que se estrella contra los riscos de granito del mediterráneo, una inmensa ola cuyo estruendo y poder lo eclipsa todo.
La chica ha echado a correr hacia un instante, los hombre han dejado de susurrar y empiezan a levan la voz apenas conteniéndose de gritar, hay miedo en sus ojos, y furia. El acero brilla a la luz de las estrellas, Lena apenas distingue esa voz.
-… si no quieres que te arranque el corazón!! –
El acero se refleja en el esmeralda de sus ojos, Lena le mira buscando algo en esos ojos grises, algo que rompa esa oscura malignidad… pero no encuentra nada.
- ¿Por qué tanta maldad? ¿Por qué tanto odio?... ¿por qué tanto miedo?... – dice en ruso. Nadie entiende sus palabras, el gesto de sorpresa en esos rostros es casi cómico.
Lena levanta la mano como esperando recibir algo.
- Su corazón… Yulia, dame su corazón.
La visera sangrante, palpitante apareció en su mano, chorros de sangre aun brotaban por las arterias en cada latido. El hombre se llevo las manos al pecho incrédulo, apenas había sentido un golpe seco, el acero parecía nunca terminar de caer, escapado de sus manos. El hombre murió mientras miraba como aun latía su corazón en el puño de Lena.
Los hombres empezaron a gritar… Lena bajo el rostro mientras sus lágrimas corrían sin freno para fundirse con la noche y la sangre, con un gesto pidió silencio… y hubo silencio.
El corazón al fin dejo de latir.
-¿Es esto lo que querías? – preguntó Yulia.
Todos estaban muertos.
- Si… es esto…
Lena dejo escapar el corazón, su mano estaba empapada en sangre. Yulia tomo esa mano ensangrentada y la beso, sus labios recorrieron con ternura y pasión cada milímetro manchado de purpura hasta que quedo perfectamente limpia.
- Dime lo que quieres de mi… pídeme lo que quieras… -dijo Yulia.
- Quiero quedarme contigo para siempre… -lloró Lena-... ¡Quiero que nunca más volvamos a separarnos!
Limpio sus lágrimas y fugazmente besó los labios de la luna.
- ¿Lo escuchas?... ¿escuchas su corazón?
Yulia levanto el rostro, agudizo sus oídos, el sonido de los pasos de los insectos estaba ahí, el sonido de las nubes meciéndose en el viento estaba ahí… pero
- ¿escuchas el corazón de Tiver? – Lena miraba hacia las estrellas- él está aquí… Me está buscando todavía, nos está buscando todavía.
Yulia negó con un movimiento de cabeza.
- No puedo escucharlo…
- ¡Yo sí!... yo si puedo escucharlo ahora, yo podría encontrarlo..
- ¿Por eso venimos aquí?... ¿eso es lo que quieres?
- Su maldad no se detendrá, nos ha seguido por la vida y la muerte… nos odia tanto como nosotras nos amamos ¿lo ves?... estábamos destinadas a encontrarnos… y a encontrarlo a él.
- ¿Eso es lo que quieres?
Lena se limpio las lágrimas de los ojos.
<< Las chicas morirían bajo el fuego de esas armas, los había visto suceder tantas veces. Matar para los hombres se ha vuelto tan fácil, cada vez más… tal vez ese era su destino, hacer tan fácil el matarse unos a otros hasta que no quede ninguno. Yulia contemplaba la cacería sobre las chicas que a Lena tanto le importaban.
– Tanta maldad, tanto odio… tanto miedo… -dijo Lena, algo en su voz había cambiado- ¿Por qué?... ¿Por qué siempre es así?... ¡siempre será así!
Yulia lo sintió todo, por completo, sin necesidad de que su sangre corriera por sus labios, sintió toda la pasión de Lena agitarse en su pecho, tanto dolor que parecía a punto de hacer explotar su corazón.
- Yulia… Mátalos… ¡mátalos a todos!... >>
- mátalos a todos… -quiso gritar, Lena, pero apenas un murmullo escapo de sus labios.
- ¿Qué es lo que estas pidiendo, Lena?... ¿tú me estas pidiendo que lo mate?... Yo puedo hacerlo… -dijo Yulia-… lo he hecho tantas veces, por tantos años, por mas años de lo que la vida de un hombre jamás alcanzara… Puedo hacerlo porque yo… no existo, no hay vida dentro de mí que sienta remordimiento o pena por nadie… puedo matar a quien sea, hombres, mujeres o niños, sin sentir absolutamente nada, ni remordimiento, ni pena, ni dolor… puedo porque yo soy nada… Pero ¿tu, Lena?... tu corazón late con amor, con vida… tu eres todo lo que queda de mi… amor, fe, esperanza… tú no puedes pedirme esto, tu no…
Yulia tomo la mano de Lena y la colocó en su pecho.
- Siénteme… hay vida dentro de mí, al fin, después de una eternidad de oscuridad viniste a mí y me devolviste la vida… tu vida que compartes conmigo, tus alegrías, tu dolor, tu tristeza y tu furia. Siento tu furia pero no siento tu venganza… ¿Por qué me pides hacer algo que te dolerá?
- Porque es necesario… Esto es lo que quiero…
Los ojos de Lena ardieron con tanta furia que por un instante parecieron brillar como heladas hogueras de fuego verde.
- Quiero que recuperes todo lo que nos quitaron…
Continúa….
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXXI – El Eclipse del sol.
Primera parte
Certero puñal con hoja de odio
Macilla cruel el pecho núbil
Doncella mancilla,
Virtud arruinada
Por un gramo de amor entregaste
Tu fe, tu corazón y tu alma
Por una promesa escrita en palabras
Que se ha llevado el viento
Por un conjuro de amor
Que se disolvió en el tiempo
La luz se ha extinguido
Tu vida se ha apagado
Tu mirada de esmeralda promesa
En las estrellas se ha vaciado
La luna llora tu candidez
La luna maldice tu sin razón
La luna extraña el latido de tu corazón
Simiente de oscuridad.
- ¿Es así como sucedió, Yulia?... ¿es así como empezó todo?, Recuerdo la forma en que me miraste aquel día, el ultimo día en estuviste bajo el sol… recuerdo tu impotencia, tu dolor, tu odio, tus ojos pidiéndome perdón por que no había nada que pudieras hacer… solo morir… la soga en tu cuello, estabas tan herida, tan lastimada y aun así no te rendías, recuerdo como luchabas contra esa soga que estaba a punto de romperte el cuello… y recuerdo tus ojos, la forma en que me mirabas… me pedias ser fuerte, me pedias seguir adelante… Y entonces te traicione pensando que era lo mejor para ti… accedí casarme con él, darle un hijo… pero en realidad le di nuestras vidas y nuestro futuro…
Recuerdo como te dejaron caer, solo tenias fuerza para llorar, y la forma en que me mirabas… tu lo sabías, todo lo que iba a suceder con nosotras a partir de ese momento… mi doncella de hierro … sólo tenias que cerrar los ojos y dejarte morir, pero en vez de eso me miraste, no apartaste tus ojos de mi aun que la vergüenza ya no me dejaba verte… pudiste dejarte morir esa tarde, con todo lo que te hicieron esa noche… pero no tu, luchaste contra la muerte con todas tus fuerzas, con toda tu voluntad… con todo tu odio… y al final la venciste, pero ¿en que se convirtió todo tu amor?, ¿en que se convirtió todo tu odio?... ¿en qué te convertiste? mi ángel oscuro… el mundo se sumergió en la oscuridad de la muerte negra, tú eras la muerte negra… ¿de verdad este es tu destino?, ¿vagar por toda la eternidad en la noche por que ni el cielo ni el infierno tiene un lugar para un ser como tú?... – lloró Lena, mientras sentía su corazón empezar a latir con fuerza, impulsado por una fuerza que no era la suya…
Ellos estaban ahí bailando con el diablo, como cada noche, han vendido su alma y corazón por unas cuantas monedas y la fantasía de poder y una vida fácil. Estaban ahí buscando la muerte aun que suplicaban no encontrarla todavía… pero la muerte los encontró a ellos, no es como la esperaban, no es el filo del acero ni el calor de una bala… la muerte vino a ellos con el rostro de la inocencia y unos ojos de un verde esmeralda que los engaño semejando una dulce promesa.
- Dime lo que quieres de mi… -Pidió la doncella de la noche.
Hubiera deseado pedirle que la llevara lejos de ahí, que la abrigara bajo sus alas oscuras y la llevara tan alto que solo estuvieran ellas y las estrellas… pero la oscuridad estaba ahí, en su corazón, podía sentirla crecer cada vez más como el rio de la vida, podía sentir como todos esos recuerdos se fusionaban en un solo instante, en un solo sentimiento, como el miedo se transformaba en dolor y en odio… en ira. ¿De dónde viene tanta maldad?, ¿de dónde viene esa oscuridad?... la ira corre por su venas con el estruendo de una locomotora desbocada hinchando su corazón con odio y… vitalidad. ¿Es así como sucedió?... Yulia agonizante, su vida solo pende de la fuerza de su voluntad y su esperanza…y entonces se entera por labios venenosos del precio pagado por mantener su miserable existencia... la mujer que amaba, aquella por quien a soportado lo indecible… está a punto de dar luz al hijo de su verdugo… ¿Cómo describir lo que en ese momento exploto en el corazón de Yulia?... todo su amor convertido en odio, un odio tan grande que su corazón volvió a latir después de muerto… ¿es así como sucedió? ¿Ese dolor es cercanamente parecido al dolor y rencor que ahora llena el pecho de la doncella vestida de sol? Una sombra cubrió su rostro cuando sus labios liberaron esa pasión que ahogaba su alma.
- … mátalos a todos… - Ordeno Lena.
Y todos murieron…
No hay piedad en el corazón de la noche, no hay contemplación para la vida, no hay ira, no hay dolor, no hay odio, no hay pasión… Yulia es la muerte silenciosa que se arrastra por la oscuridad en la cacería del más débil, es el más amargo y oscuro destino de aquel que imprudente se interna sus pasos en el reino de las sombras, es la ráfaga de viento corta la piel la carne y hasta el hueso con garras de cristal, es colmillos que succionan la sangre y la vida en una inhalación cruel y dolorosa que revienta corazones en un helado vacio… Yulia es la muerte sin origen ni causa, como la caída de un rayo, el viento de un huracán o el rio que se desborda.
Yulia solo es la muerte…
Yulia contempla ahora ese rostro que por siempre debía ser radiante, que por siempre debía ser la imagen misma de la promesa del amanecer. El rostro de Lena está manchado con sombras y lágrimas.
Lena llora en silencio.
-.... Yo puedo hacerlo… -dijo Yulia-… no hay vida dentro de mí que sienta remordimiento… puedo matar a quien sea, hombres, mujeres o niños, sin sentir absolutamente nada, ni remordimiento, ni pena, ni dolor… puedo porque yo soy nadie…
- ¿En verdad… en verdad no sientes nada?
Yulia acaricio el rostro de Lena, una lagrima fue capturada por sus dedos. Contempla el reflejo multicolor de la luna en ella, una imagen que solo sus ojos pueden ver, que jamás podrá compartir con nadie… de todas las cosas hermosas de la noche hoy compartió la más terrible… ¿Qué es lo que se agita en su pecho ahora? ¿Qué es esa sensación tan distinta a su hambre?.. ¿Es acaso vergüenza?
-… nunca antes… pero no hoy… puedo sentirlo, puedo sentir tu dolor y tu tristeza… Por primera vez siento vergüenza por mis actos.
Lena desvaneció las lagrimas de sus ojos, con apenas un gesto la sonrisa volvió a su rostro y nuevamente su mirada era radiante como el amanecer… tan efímero el tiempo que comparten para desperdiciarlo en llanto… ya han llorado demasiado, ya no más.
- No quiero hablar más de esto… no esta noche… - dijo Lena en ese callejón siniestro, mientras sus labios se daban gusto con toda la geografía del rostro de Yulia -… ¡esta noche somos fiesta!…
La fuga.
Alexei detuvo el auto en la calle que le había indicado Troy, aguardo sólo un instante cuando el agente del Interpol seguido por su hermana abordaron presurosos.
- ¡Hermanita! – saludo con cierto sarcasmo en su voz.
- Ya te gusto el papel de agente secreto ¿eh? – respondió ella. Alexei se encogió de hombros como única respuesta
- ¿A dónde vamos…? ¿Qué le paso a tu nariz?
Troy comprobaba que la hemorragia de su apéndice nasal había parado, su pañuelo esta tinto en carmesí.
- ¡No te interesa!.. Solo conduce.
* * * (Minutos antes)
- ¡Por aquí, deprisa! – Ordeno Troy mientras arrancaba una rejilla de ventilación en lo alto de un muro.
Alexa resoplo al ver el pequeño ducto.
- No fue exageración cuando dijiste que no saldríamos por la puerta principal ¿eh?
Troy intentó ayudarla poniendo sus manos como apoyo para sus pies, no fue necesario, la gitana ágilmente resorteo sobre sus piernas y limpiamente desapareció en el interior del ducto. Por un breve instante sus torneadas piernas cruzaron frente a los ojos de Troy.
-Tienes práctica en esto ¿verdad? – dijo Troy forzándose a reaccionar y rápidamente la siguió aun que con un poco de dificultad pues sus hombros apenas cabían por el ducto.
- Esta muy oscuro… ok, piensas en todo –dijo Alexa y empezó a avanzar siguiendo el túnel de aluminio.
Troy había encendido una linterna de bolsillo y la luz ilumino el camino a seguir… y algo mas, Alexa se detuvo un instante, la larga falda típica de su indumentaria le impedía moverse así que la recogió e hizo un nudo con la tela más arriba de sus muslos para tener libertad de movimientos y comenzó a avanzar.
- Hay una bifurcación ¿hacia dónde vamos, izquierda o derecha?
- … este… este… derecha… ¡No!, no… a la izquierda –respondió Troy.
- Ok, izquierda… ¿estás seguro? – Alexa miro hacia atrás para comprobar la instrucción de Troy-… ¿¡¡¡Qué estas mirando!!!?
-… este... yo… pues yo…
ZOOOOOCK!!!
- ¡¡¡Auch!!!
- ¡Deme esa lámpara inmediatamente!
- ¡Esta bien!... ¡está bien!... lo siento… no pude evitarlo.
- A la izquierda ¿verdad?... ¡y cuidado con las manos!
- hay mi nariz... si, a la izquierda… (Alexei tenía razón, no solo tiene el carácter de una mula… patea como tal)
* * *
El auto avanzaba trabajosamente por un camino rural que se apartaba cada vez más de la carretera principal.
- ¿Estás segura que es por aquí? Yo no veo nada –pregunto Alexei.
- Es por aquí, estoy segura… reconozco ese árbol y esos arbustos.. –dijo Alexa después de un instante.
- ¿No podrías reconocer un señalamiento vial, el nombre de una carretera o un lugar? –protesto Troy.
- ¿Ves acaso algún señalamiento vial o el nombre de nada alrededor?
- Buen punto.
- Mmmh… Alexa, creo que alguien encontró “tu” auto antes que nosotros- Alexei señalo una delgada columna de humo más adelante.
- ¡Es ahí! Justo ahí deje mi auto... –asintió la gitana- ¡oprime el acelerador!
- Esperemos que siga ahí –dijo Troy y extrajo su arma para comprobar el cargador, Alexa le dirigió una mirada de desconfianza.
- ¿Por qué tanto interés en mi auto?
- Si te lo dijera, tendría que matarte.
- ¡Voy primero!… -rió Alexei.
- ¡Imbécil!...-Alexa le echo una mirada asesina- ¡hey!, conozco esta caravana.
- Yo también, es de la amiga de la abuela. ¿Dónde dejaste el auto?
- Debía estar justo aquí.
Todos bajaron del auto en cuanto se detuvo, una camioneta estaba aparcada en el llano con su caravana remolque, una pequeña fogata ardía alegremente y sentada frente a ella en su mecedora estaba la anciana ciega acompañada de un muchacho de robusta apariencia.
- Llevo mucho tiempo esperándote, Alexa.
- Gran madre… ¿Dónde está mi auto?
- Ese auto es la maldad fabricada por las manos del hombre… no busques más ese auto, no busques más a esa chica y vete tan lejos como puedas y vive lo que queda de nuestro tiempo como mejor te plazca… el tiempo es breve.
- Abuela, de verdad, no estamos para profecías. ¿Quién se ha llevado mi auto?
- ¿Qué no lo vez, niña necia? – la anciana apunto hacia el cielo su nudoso dedo, todos dirigieron la mirada hacia donde ella señalaba-… Los ángeles han despertado y se preparan para romper sus sellos. El tiempo del hombre es breve, muy breve…
Alexa, Troy, Alexei y el muchacho contemplaron la inmensidad de un cielo azul y limpio del campo abierto… ni siquiera una nube enturbiaba esa serenidad.
- Creo que a la abuela no le está sentando bien la vejes… - suspiro Alexei.
En la placidez de tu sueño.
El silencio se extingue…el viento huele a paja y heno, madera y fango, y fuego. El fuego lo envuelve todo, lo devora todo, el cielo es más negro que la noche misma, no hay estrellas en la cúpula de plata, solo una inmensa nube de oscuridad con reflejos de bronce ardiente y las lenguas de fuego que se elevan hasta acariciar sus cimientes…silencio y oscuridad nuevamente, el fuego se ha ido, se ha ido desde hace mucho, mucho tiempo, la noche esta plagada de cantarino silencio, esos sonidos que parecen no significar nada y que sin embargo delatan la existencia de si misma. Desde lo más profundo de su ser un agónico grito primitivo es exclamado, una desesperación más allá de todo freno logra lo imposible…despierta, poco a poco sus extremidades cobran movilidad rompiendo el letargo… Yulia abrió los ojos…
La oscuridad más profunda parecía envolverlo todo, pero no a sus ojos, la madera crujía, rechinaba mientras el suave vaivén de la marea parecía arrullarla. El último rayo del sol cae al mismo tiempo que el primer latido de su corazón palpita…
Todos sus sentidos deberían dispararse en busca de una presa, el monstruo que palpita en su pecho exige saciar su hambre, esa hambre que se extiende por cada milímetro de su ser. Pero en este momento todos sus sentidos están cautivados… incluso el latido de su corazón ya no es irregular y extraño… lo que hay en su pecho palpita con el ritmo acompasado de un corazón real, sigue la pauta y la sincronía del corazón de ella… su perfume invade cada rincón de las sombras, su piel, su cuerpo desnudo no resplandece como el suyo, pero tiene ese brillo apagado que delata su calor. Su respiración tranquila es un murmullo en el que Yulia se deleita.
Ha volteado el rostro y se sorprende a si misma con una sonrisa en los labios, Lena está ahí, a su lado, en un sueño tan profundo… ¿Cuándo fue la última vez que despertó con ella a su lado?... ¿Cuándo fue la última vez que durmió en sus brazos?…
El tiempo ya no tenía ningún sentido para ella, las innumerables noches de soledad parecían ser una sola y eterna noche que nunca tenía inicio ni fin, un letargo suspendido en el tiempo… Pero ahora un nuevo sentimiento brota en su pecho… la inquietud por el tiempo… las noches vuelven a tener principio y fin, la agonía de ese lapso de tiempo que esta sin ella… lo efímeros que son los momentos en que están juntas…
¿Por qué no pueden quedarse así para siempre?
La noche anterior…
-… ¡esta noche somos fiesta!…
Se dejo arrastrar por Lena a cada antro que cruzara en su camino, esta vez la pelirroja no la soltó un instante, no le permitió esconderse en las sombras, la obligo a bailar con ella a la vista de todos, sin importar que alguien pudiera reconocer su verdadera naturaleza… la beso frente a todos, la amo frente a todos… hasta que el amanecer las alcanzo.
La barca estaba en el muelle del rio, esperando a Lena para conducirla de regreso a la costa, a la villa Volkov. Yulia llevo en brazos a una Lena exhausta por las aventuras corridas y la deposito con infinita ternura en el lecho.
- Duerme – le pidió Yulia- quiero verte dormir antes de irme…
- No
Lena despertó del sopor en que los brazos de Yulia la hundían, la gasa de su atuendo resbalo por sus brazos, su generoso busto quedo al descubierto, sus pezones erguidos y desafiantes.
- No quiero que te vayas –ordeno la pelirroja, mientras sus últimas prendas se deslizaban por sus torneadas piernas.
Yulia se inclino sobre ella mientras una caricia que nació sobre esa sonrosada mejilla se extendía por todo ese cuerpo de diosa griega, dibujo arabescos en sus piernas y alcanzo la humedad de su pasión. Sus labios eran prisioneros de ese cuello que parecía encadenarla. Las manos de Lena se habían colado bajo sus propias prendas y estas ya caían al piso mientras el rechinido de la madera apagaba el eco de sus suspiros.
- Debo irme, el día esta por nacer y yo… debo irme…
Su fuerza sobre humana no pudo resistir cuando Lena la arrojó sobre el lecho y a horcadas se sentó sobre ella mientras reía como una niña traviesa.
- No hoy… -rió Lena, luego su gesto se puso serio, la pasión ardía en sus ojos-… quédate conmigo… ¡por favor no te vayas!…
Lena acarició sus cabellos, beso su rostro, su boca descendió por su cuello, mordió sus hombros y sus pechos núbiles… descendió por su vientre…
Yulia acariciaba esa maraña de cabellos como una llamarada salvaje que descendía cada vez más en su cuerpo, esa espalda cubierta de pecas que era tan dulce y frágil… sus garras brotaron incontenibles y se clavaron firmemente en la madera de la cabecera del lecho cuando Lena alcanzo su intimidad… El primer rayo del sol rompió el horizonte cuando el último latido del corazón de Yulia exploto en los labios de Lena.
Cielo estrellado.
Un Sleeping cayó al lado de la gitana, quien contemplaba la noche alejada de la fogata del campamento. Troy se sentó a su lado.
- ¿Siempre estás preparado para todo? – pregunto Alexa.
- En mi profesión nunca sabes donde puedes terminar el día. Tu hermano se adueño del auto, ronca lo suficiente como para no querer estar cerca de él.
- Me gustaría ser como él, a veces parece que la vida no le preocupa en absoluto, que puede ir al día sin la más mínima preocupación.
- No son nada cercanos, ¿verdad?
- Más de lo que te imaginas, somos gemelos… pero tan opuestos, es como si el lazo de sangre que nos une al mismo tiempo nos encadena. Somos gitanos, solo podemos ser libres.
Troy encendió un cigarrillo y ofreció otro a Alexa, ella dudo un instante pero acepto.
- ¿Qué es lo que quieres de mi? –preguntó la gitana mientras arrojaba una gran bocanada de humo.
- Estoy perdido, las cosas como han sucedido, la “misión” que me encomendaron… desde el principio supe que había algo muy grande en todo esto, algo indefinible, una especie de propósito superior… es una intuición ¿sabes?... pero después de lo que vivimos esa noche. El mundo tal como lo conozco ya no es el mismo.
- y de pronto quieres creer en la magia y los milagros, de pronto las profecías del fin del mundo ya no son cuentos para asustar niños. – Alexa rió.
- Leonard, el hombre que las protegió… fue él quien me dio la pista para llegar a ustedes esa noche. Tu sabes la clase de hombre que es él.
- Es todo un caballero… me advirtieron que me cuidara de él pero se comporto como nadie por nosotras.
- Antes de la trágica muerte de su esposa e hija era un hombre muy temido y poderoso, un hombre capaz de enfrentarse a cualquiera. Me hizo ir a la capilla del hospital y me dijo donde podía encontrarlas… me pidió que fuera solo, no había nadie más en quien confiar, ni siquiera en sus propios hombres… él estaba asustado, muy asustado, ¿Qué puede asustar a un hombre como él?
- Ese hombre sabe muchas cosas… ha visto muchas cosas. El la conoce, sabía de ella antes de que viniera por Elena, él me lo advirtió… me advirtió sobre la oscuridad.
- Lo que vimos esa noche no fue histeria colectiva, y no es la primera vez que tú la vez… tu amiga estaba con ella, te vi hablar con ella… nunca en mi vida había tenido tanto miedo, no lo tolero, debo comprender para curarme de este miedo.
- Nunca podrás comprenderlo, lo siento, eres un hombre educado, atrapado en un mundo que solo conoce el acero y la electricidad, que observan las estrellas o el fondo del mar y piensan que son todos los misterios que les faltan por conocer. No hay lugar para la magia en tu mundo y es por eso que jamás podrás comprender.
- Puedo intentarlo.
Alexa se puso de pie tomando bajo el brazo el sleeping que Troy le había ofrecido.
- Cuando el éxodo… el Faraón se resistía a que Moisés y su gente y nosotros abandonáramos Egipto y rompiéramos las cadenas de la esclavitud, se resistió a todas las plagas que Dios le envió como muestra de su voluntad… se resistió a todas excepto a una, la última noche Moisés nos pidió marcar las puertas de nuestras casas con sangre… el ángel de la muerte vendría a Egipto y exterminaría a todos los primogénitos, al caer la noche esa marca sería nuestra única protección contra él… el ángel oscuro… el ultimo mensajero de Dios. Algo muy terrible sucedió esa noche por que a la mañana siguiente el mismo Faraón nos libero.
- Conozco ese capítulo de la Biblia.
- Ahí tienes pues… las plagas de Egipto están cayendo en todas partes del mundo y no escuchamos, desastre tras desastre vemos día a día y no escuchamos… el ángel oscuro está entre nosotros, lo has visto… el último mensajero de Dios. Algo muy terrible esta por suceder y eso puede asustar incluso a un hombre como Leonard.
- ¿O sea que se viene un cataclismo bíblico?... ¿esa chica… esa criatura… es una especie de mensajero de…?
- Ahí tienes pues… ¿La plaga de Paris no fue prueba suficiente? Ustedes los hombres “educados” no pueden comprender nada. – Alexa se alejo caminando hacia las trémulas brazas de la hoguera.
Troy la vio alejarse dejándose hechizar por un instante de su perfecta figura, hombre al fin. Después extendió su propio sleeping ahí mismo.
- Si lo comprendo Alexa, pero es tan difícil de creer… y aceptar que estoy aquí en medio de todo, siendo testigo de todo… cuando tu abuela señalo el cielo se me congelo la espalda… “los ángeles listos para romper sus sellos”… los malditos satélites de la “guerra de las galaxias” y el estúpido protocolo “omega”… tu auto y esa bomba en su interior… y Roma, ¿Por qué se llevaron el auto a Roma, porque precisamente a Roma?... como si todo obedeciera a un plan maestro… Peter Kürten, nadie más cercano a ser el anticristo que tu, hasta tienes tu propio “ángel de la muerte”… ¿todo esto forma parte de tu plan?... ¿este es el final de un proyecto que te ha tomado sesenta años lograr?... o si, podría apostarlo…
Alexa se tumbo dentro del sleeping, podía escuchar suavemente los ronquidos de su hermano dentro del auto y rió quedamente. Luego no pudo evitar mirar a las estrellas.
- Elena… -murmuro con una sonrisa, y una calidez indescriptible lleno su corazón antes de que un golpe de amargura le robara una lágrima.
<< -… yo no soy tuya… - dijo Lena-… ya no soy tu Elena… por el amor que todavía te tengo te pido que me perdones, por el amor que me tienes te pido que me olvides… … perdóname mi amor por ser tan débil… Nunca más vuelvas a buscarme >>
- No… yo no me perdonare si la débil soy yo, yo siempre estaré aquí para ti, yo siempre te protegeré... yo siempre te amare. –juró Alexa a las estrellas.
- Es lo mismo que yo le prometí a tu abuela. –dijo una cascada voz.
Alexa no tuvo que voltear para adivinar la presencia de la anciana ciega.
-¿Lo sabías, verdad?... Tu abuela fue el más grande amor de mi vida.
Alexa asintió.
- Ella sabía de mis… gustos aún antes de que yo me diera cuenta, ella era la única que me apoyaba. Pero fue hasta que falleció que yo me di cuenta que ella era mi alma gemela… en todos los sentidos.
La anciana sonrió.
- Para nosotros fue mejor mantener el secreto, y fue fácil, La Shuvihani (hechicera) y su aprendiz, ¿Qué más natural que siempre estuvieran juntas?
- Al menos ustedes tuvieron una vida que compartieron juntas.
- ¿Tu lo crees?... ¿Cómo crees que fue para mí cuando ella se caso?, aceptar que tenía que casarse y tener hijos, tener descendencia… ¿sabes que casi enloquecí de celos y dolor en su noche de bodas? Pero me hice fuerte por ambas, acepte la vida como nos toco vivirla, acepte todo a cambio de ser parte de ella… aun que fuera una minúscula parte. Pero también sería injusto decir que valió la pena todo, tienes razón, con todo tuvimos una vida juntas. Y todo sacrificio tuvo su recompensa… tú estás aquí, la hija de su hija… lo que alguna vez me causo tanto dolor hoy me llena de alegría, porque aun que tu madre y tu no fueron de mi sangre… tienen la sangre de ella y todo mi amor.
- Gracias… - murmuro Alexa con un nudo en la garganta.
- Ya tuviste lo mejor de la vida con tu… pareja, con Elena, por poco que haya sido, por efímero, ya tuvieron una vida juntas ¿lo entandes?... es hora de dejarla ir. Ella se ha perdido en la oscuridad, ¿Qué más puedes hacer?
- Lo mismo que hiciste tu cuando mi abuela se caso… seguiste a su lado y tuviste fe. Tú prometiste estar con ella, nunca abandonarla y protegerla, siempre estar ahí para ella… ¡siempre!
- Con todo mi corazón deseaba que respondieras otra cosa, pero haces lo que tienes que hacer, ese es tu destino… Alexa, tu camino no tiene retorno, lo único que tienes para luchar contra la oscuridad es tu amor y tu fe… pero también hay esperanza… La mujer que amas es especial en más de un sentido, es como era tu abuela ¿lo notaste?...
- Si, antes creía que estaba enferma, como decían que lo estaba la abuela… escuchaba voces y veía cosas… ahora sé que es algo distinto, que es…
- Ella puede ver y oír los ecos de aquellos que se han ido, puede ver y oír a los que aun están entre nosotros… y aun más…
- Ella tiene recuerdos de otra vida… recuerdos tan intensos que la confunden y la convierten en la persona que fue… en esa vida.
- No son recuerdos, Alexa. Cuando tu abuela murió, tu madre decidió terminar con el legado y el compromiso de tu familia, de tu línea de sangre… por eso se esmero en hacerte olvidar los sueños que tenias de niña y bloquearlos, por eso decidió que la nueva Shuvihani no fueras tú como te correspondía si no a tú hermana… que casi no tenía “el don”. No lo hizo por maldad, lo hizo por amor… el peso del destino sobre sus hombros era demasiado grande y quiso protegerte.
- Gran Madre, todos esos sueños fueron muy confusos, todos esos recuerdos realmente no me han servido de nada…
- Es que debiste tener una vida para aprender de ellos, para entender su significado… y debiste conocer la historia, saber de tu linaje.
- ¿Mi linaje?... soy una Palmieri, antiguos reyes gitanos y desciendo de las Shuvihani. Eso fue importante hace algunas décadas… hoy a nadie le importa, nuestras costumbres se están perdiendo.
- No, hija. Hoy tu sangre es Palmieri sin duda, pero hace algunos siglos tu sangre vino de alguien que fue adoptado por la familia Palmieri… Todos ustedes tienen prohibido volver a la tierra de donde son originarios, pero su tierra los llama con voces que solo ustedes pueden oír, tu hermano no resistió el llamado y acudió… y fue tu hermano quien la trajo a ella hacia ti.
- Abuela, estoy muy confundida… ¿no puedes ser más concreta?, me duele la cabeza con tus historias.
- Solo una historia más hija, solo una… y comprenderás todo.
Esta es la leyenda de los Volkov…
Continua.....
Primera parte
Certero puñal con hoja de odio
Macilla cruel el pecho núbil
Doncella mancilla,
Virtud arruinada
Por un gramo de amor entregaste
Tu fe, tu corazón y tu alma
Por una promesa escrita en palabras
Que se ha llevado el viento
Por un conjuro de amor
Que se disolvió en el tiempo
La luz se ha extinguido
Tu vida se ha apagado
Tu mirada de esmeralda promesa
En las estrellas se ha vaciado
La luna llora tu candidez
La luna maldice tu sin razón
La luna extraña el latido de tu corazón
Simiente de oscuridad.
- ¿Es así como sucedió, Yulia?... ¿es así como empezó todo?, Recuerdo la forma en que me miraste aquel día, el ultimo día en estuviste bajo el sol… recuerdo tu impotencia, tu dolor, tu odio, tus ojos pidiéndome perdón por que no había nada que pudieras hacer… solo morir… la soga en tu cuello, estabas tan herida, tan lastimada y aun así no te rendías, recuerdo como luchabas contra esa soga que estaba a punto de romperte el cuello… y recuerdo tus ojos, la forma en que me mirabas… me pedias ser fuerte, me pedias seguir adelante… Y entonces te traicione pensando que era lo mejor para ti… accedí casarme con él, darle un hijo… pero en realidad le di nuestras vidas y nuestro futuro…
Recuerdo como te dejaron caer, solo tenias fuerza para llorar, y la forma en que me mirabas… tu lo sabías, todo lo que iba a suceder con nosotras a partir de ese momento… mi doncella de hierro … sólo tenias que cerrar los ojos y dejarte morir, pero en vez de eso me miraste, no apartaste tus ojos de mi aun que la vergüenza ya no me dejaba verte… pudiste dejarte morir esa tarde, con todo lo que te hicieron esa noche… pero no tu, luchaste contra la muerte con todas tus fuerzas, con toda tu voluntad… con todo tu odio… y al final la venciste, pero ¿en que se convirtió todo tu amor?, ¿en que se convirtió todo tu odio?... ¿en qué te convertiste? mi ángel oscuro… el mundo se sumergió en la oscuridad de la muerte negra, tú eras la muerte negra… ¿de verdad este es tu destino?, ¿vagar por toda la eternidad en la noche por que ni el cielo ni el infierno tiene un lugar para un ser como tú?... – lloró Lena, mientras sentía su corazón empezar a latir con fuerza, impulsado por una fuerza que no era la suya…
Ellos estaban ahí bailando con el diablo, como cada noche, han vendido su alma y corazón por unas cuantas monedas y la fantasía de poder y una vida fácil. Estaban ahí buscando la muerte aun que suplicaban no encontrarla todavía… pero la muerte los encontró a ellos, no es como la esperaban, no es el filo del acero ni el calor de una bala… la muerte vino a ellos con el rostro de la inocencia y unos ojos de un verde esmeralda que los engaño semejando una dulce promesa.
- Dime lo que quieres de mi… -Pidió la doncella de la noche.
Hubiera deseado pedirle que la llevara lejos de ahí, que la abrigara bajo sus alas oscuras y la llevara tan alto que solo estuvieran ellas y las estrellas… pero la oscuridad estaba ahí, en su corazón, podía sentirla crecer cada vez más como el rio de la vida, podía sentir como todos esos recuerdos se fusionaban en un solo instante, en un solo sentimiento, como el miedo se transformaba en dolor y en odio… en ira. ¿De dónde viene tanta maldad?, ¿de dónde viene esa oscuridad?... la ira corre por su venas con el estruendo de una locomotora desbocada hinchando su corazón con odio y… vitalidad. ¿Es así como sucedió?... Yulia agonizante, su vida solo pende de la fuerza de su voluntad y su esperanza…y entonces se entera por labios venenosos del precio pagado por mantener su miserable existencia... la mujer que amaba, aquella por quien a soportado lo indecible… está a punto de dar luz al hijo de su verdugo… ¿Cómo describir lo que en ese momento exploto en el corazón de Yulia?... todo su amor convertido en odio, un odio tan grande que su corazón volvió a latir después de muerto… ¿es así como sucedió? ¿Ese dolor es cercanamente parecido al dolor y rencor que ahora llena el pecho de la doncella vestida de sol? Una sombra cubrió su rostro cuando sus labios liberaron esa pasión que ahogaba su alma.
- … mátalos a todos… - Ordeno Lena.
Y todos murieron…
No hay piedad en el corazón de la noche, no hay contemplación para la vida, no hay ira, no hay dolor, no hay odio, no hay pasión… Yulia es la muerte silenciosa que se arrastra por la oscuridad en la cacería del más débil, es el más amargo y oscuro destino de aquel que imprudente se interna sus pasos en el reino de las sombras, es la ráfaga de viento corta la piel la carne y hasta el hueso con garras de cristal, es colmillos que succionan la sangre y la vida en una inhalación cruel y dolorosa que revienta corazones en un helado vacio… Yulia es la muerte sin origen ni causa, como la caída de un rayo, el viento de un huracán o el rio que se desborda.
Yulia solo es la muerte…
Yulia contempla ahora ese rostro que por siempre debía ser radiante, que por siempre debía ser la imagen misma de la promesa del amanecer. El rostro de Lena está manchado con sombras y lágrimas.
Lena llora en silencio.
-.... Yo puedo hacerlo… -dijo Yulia-… no hay vida dentro de mí que sienta remordimiento… puedo matar a quien sea, hombres, mujeres o niños, sin sentir absolutamente nada, ni remordimiento, ni pena, ni dolor… puedo porque yo soy nadie…
- ¿En verdad… en verdad no sientes nada?
Yulia acaricio el rostro de Lena, una lagrima fue capturada por sus dedos. Contempla el reflejo multicolor de la luna en ella, una imagen que solo sus ojos pueden ver, que jamás podrá compartir con nadie… de todas las cosas hermosas de la noche hoy compartió la más terrible… ¿Qué es lo que se agita en su pecho ahora? ¿Qué es esa sensación tan distinta a su hambre?.. ¿Es acaso vergüenza?
-… nunca antes… pero no hoy… puedo sentirlo, puedo sentir tu dolor y tu tristeza… Por primera vez siento vergüenza por mis actos.
Lena desvaneció las lagrimas de sus ojos, con apenas un gesto la sonrisa volvió a su rostro y nuevamente su mirada era radiante como el amanecer… tan efímero el tiempo que comparten para desperdiciarlo en llanto… ya han llorado demasiado, ya no más.
- No quiero hablar más de esto… no esta noche… - dijo Lena en ese callejón siniestro, mientras sus labios se daban gusto con toda la geografía del rostro de Yulia -… ¡esta noche somos fiesta!…
La fuga.
Alexei detuvo el auto en la calle que le había indicado Troy, aguardo sólo un instante cuando el agente del Interpol seguido por su hermana abordaron presurosos.
- ¡Hermanita! – saludo con cierto sarcasmo en su voz.
- Ya te gusto el papel de agente secreto ¿eh? – respondió ella. Alexei se encogió de hombros como única respuesta
- ¿A dónde vamos…? ¿Qué le paso a tu nariz?
Troy comprobaba que la hemorragia de su apéndice nasal había parado, su pañuelo esta tinto en carmesí.
- ¡No te interesa!.. Solo conduce.
* * * (Minutos antes)
- ¡Por aquí, deprisa! – Ordeno Troy mientras arrancaba una rejilla de ventilación en lo alto de un muro.
Alexa resoplo al ver el pequeño ducto.
- No fue exageración cuando dijiste que no saldríamos por la puerta principal ¿eh?
Troy intentó ayudarla poniendo sus manos como apoyo para sus pies, no fue necesario, la gitana ágilmente resorteo sobre sus piernas y limpiamente desapareció en el interior del ducto. Por un breve instante sus torneadas piernas cruzaron frente a los ojos de Troy.
-Tienes práctica en esto ¿verdad? – dijo Troy forzándose a reaccionar y rápidamente la siguió aun que con un poco de dificultad pues sus hombros apenas cabían por el ducto.
- Esta muy oscuro… ok, piensas en todo –dijo Alexa y empezó a avanzar siguiendo el túnel de aluminio.
Troy había encendido una linterna de bolsillo y la luz ilumino el camino a seguir… y algo mas, Alexa se detuvo un instante, la larga falda típica de su indumentaria le impedía moverse así que la recogió e hizo un nudo con la tela más arriba de sus muslos para tener libertad de movimientos y comenzó a avanzar.
- Hay una bifurcación ¿hacia dónde vamos, izquierda o derecha?
- … este… este… derecha… ¡No!, no… a la izquierda –respondió Troy.
- Ok, izquierda… ¿estás seguro? – Alexa miro hacia atrás para comprobar la instrucción de Troy-… ¿¡¡¡Qué estas mirando!!!?
-… este... yo… pues yo…
ZOOOOOCK!!!
- ¡¡¡Auch!!!
- ¡Deme esa lámpara inmediatamente!
- ¡Esta bien!... ¡está bien!... lo siento… no pude evitarlo.
- A la izquierda ¿verdad?... ¡y cuidado con las manos!
- hay mi nariz... si, a la izquierda… (Alexei tenía razón, no solo tiene el carácter de una mula… patea como tal)
* * *
El auto avanzaba trabajosamente por un camino rural que se apartaba cada vez más de la carretera principal.
- ¿Estás segura que es por aquí? Yo no veo nada –pregunto Alexei.
- Es por aquí, estoy segura… reconozco ese árbol y esos arbustos.. –dijo Alexa después de un instante.
- ¿No podrías reconocer un señalamiento vial, el nombre de una carretera o un lugar? –protesto Troy.
- ¿Ves acaso algún señalamiento vial o el nombre de nada alrededor?
- Buen punto.
- Mmmh… Alexa, creo que alguien encontró “tu” auto antes que nosotros- Alexei señalo una delgada columna de humo más adelante.
- ¡Es ahí! Justo ahí deje mi auto... –asintió la gitana- ¡oprime el acelerador!
- Esperemos que siga ahí –dijo Troy y extrajo su arma para comprobar el cargador, Alexa le dirigió una mirada de desconfianza.
- ¿Por qué tanto interés en mi auto?
- Si te lo dijera, tendría que matarte.
- ¡Voy primero!… -rió Alexei.
- ¡Imbécil!...-Alexa le echo una mirada asesina- ¡hey!, conozco esta caravana.
- Yo también, es de la amiga de la abuela. ¿Dónde dejaste el auto?
- Debía estar justo aquí.
Todos bajaron del auto en cuanto se detuvo, una camioneta estaba aparcada en el llano con su caravana remolque, una pequeña fogata ardía alegremente y sentada frente a ella en su mecedora estaba la anciana ciega acompañada de un muchacho de robusta apariencia.
- Llevo mucho tiempo esperándote, Alexa.
- Gran madre… ¿Dónde está mi auto?
- Ese auto es la maldad fabricada por las manos del hombre… no busques más ese auto, no busques más a esa chica y vete tan lejos como puedas y vive lo que queda de nuestro tiempo como mejor te plazca… el tiempo es breve.
- Abuela, de verdad, no estamos para profecías. ¿Quién se ha llevado mi auto?
- ¿Qué no lo vez, niña necia? – la anciana apunto hacia el cielo su nudoso dedo, todos dirigieron la mirada hacia donde ella señalaba-… Los ángeles han despertado y se preparan para romper sus sellos. El tiempo del hombre es breve, muy breve…
Alexa, Troy, Alexei y el muchacho contemplaron la inmensidad de un cielo azul y limpio del campo abierto… ni siquiera una nube enturbiaba esa serenidad.
- Creo que a la abuela no le está sentando bien la vejes… - suspiro Alexei.
En la placidez de tu sueño.
El silencio se extingue…el viento huele a paja y heno, madera y fango, y fuego. El fuego lo envuelve todo, lo devora todo, el cielo es más negro que la noche misma, no hay estrellas en la cúpula de plata, solo una inmensa nube de oscuridad con reflejos de bronce ardiente y las lenguas de fuego que se elevan hasta acariciar sus cimientes…silencio y oscuridad nuevamente, el fuego se ha ido, se ha ido desde hace mucho, mucho tiempo, la noche esta plagada de cantarino silencio, esos sonidos que parecen no significar nada y que sin embargo delatan la existencia de si misma. Desde lo más profundo de su ser un agónico grito primitivo es exclamado, una desesperación más allá de todo freno logra lo imposible…despierta, poco a poco sus extremidades cobran movilidad rompiendo el letargo… Yulia abrió los ojos…
La oscuridad más profunda parecía envolverlo todo, pero no a sus ojos, la madera crujía, rechinaba mientras el suave vaivén de la marea parecía arrullarla. El último rayo del sol cae al mismo tiempo que el primer latido de su corazón palpita…
Todos sus sentidos deberían dispararse en busca de una presa, el monstruo que palpita en su pecho exige saciar su hambre, esa hambre que se extiende por cada milímetro de su ser. Pero en este momento todos sus sentidos están cautivados… incluso el latido de su corazón ya no es irregular y extraño… lo que hay en su pecho palpita con el ritmo acompasado de un corazón real, sigue la pauta y la sincronía del corazón de ella… su perfume invade cada rincón de las sombras, su piel, su cuerpo desnudo no resplandece como el suyo, pero tiene ese brillo apagado que delata su calor. Su respiración tranquila es un murmullo en el que Yulia se deleita.
Ha volteado el rostro y se sorprende a si misma con una sonrisa en los labios, Lena está ahí, a su lado, en un sueño tan profundo… ¿Cuándo fue la última vez que despertó con ella a su lado?... ¿Cuándo fue la última vez que durmió en sus brazos?…
El tiempo ya no tenía ningún sentido para ella, las innumerables noches de soledad parecían ser una sola y eterna noche que nunca tenía inicio ni fin, un letargo suspendido en el tiempo… Pero ahora un nuevo sentimiento brota en su pecho… la inquietud por el tiempo… las noches vuelven a tener principio y fin, la agonía de ese lapso de tiempo que esta sin ella… lo efímeros que son los momentos en que están juntas…
¿Por qué no pueden quedarse así para siempre?
La noche anterior…
-… ¡esta noche somos fiesta!…
Se dejo arrastrar por Lena a cada antro que cruzara en su camino, esta vez la pelirroja no la soltó un instante, no le permitió esconderse en las sombras, la obligo a bailar con ella a la vista de todos, sin importar que alguien pudiera reconocer su verdadera naturaleza… la beso frente a todos, la amo frente a todos… hasta que el amanecer las alcanzo.
La barca estaba en el muelle del rio, esperando a Lena para conducirla de regreso a la costa, a la villa Volkov. Yulia llevo en brazos a una Lena exhausta por las aventuras corridas y la deposito con infinita ternura en el lecho.
- Duerme – le pidió Yulia- quiero verte dormir antes de irme…
- No
Lena despertó del sopor en que los brazos de Yulia la hundían, la gasa de su atuendo resbalo por sus brazos, su generoso busto quedo al descubierto, sus pezones erguidos y desafiantes.
- No quiero que te vayas –ordeno la pelirroja, mientras sus últimas prendas se deslizaban por sus torneadas piernas.
Yulia se inclino sobre ella mientras una caricia que nació sobre esa sonrosada mejilla se extendía por todo ese cuerpo de diosa griega, dibujo arabescos en sus piernas y alcanzo la humedad de su pasión. Sus labios eran prisioneros de ese cuello que parecía encadenarla. Las manos de Lena se habían colado bajo sus propias prendas y estas ya caían al piso mientras el rechinido de la madera apagaba el eco de sus suspiros.
- Debo irme, el día esta por nacer y yo… debo irme…
Su fuerza sobre humana no pudo resistir cuando Lena la arrojó sobre el lecho y a horcadas se sentó sobre ella mientras reía como una niña traviesa.
- No hoy… -rió Lena, luego su gesto se puso serio, la pasión ardía en sus ojos-… quédate conmigo… ¡por favor no te vayas!…
Lena acarició sus cabellos, beso su rostro, su boca descendió por su cuello, mordió sus hombros y sus pechos núbiles… descendió por su vientre…
Yulia acariciaba esa maraña de cabellos como una llamarada salvaje que descendía cada vez más en su cuerpo, esa espalda cubierta de pecas que era tan dulce y frágil… sus garras brotaron incontenibles y se clavaron firmemente en la madera de la cabecera del lecho cuando Lena alcanzo su intimidad… El primer rayo del sol rompió el horizonte cuando el último latido del corazón de Yulia exploto en los labios de Lena.
Cielo estrellado.
Un Sleeping cayó al lado de la gitana, quien contemplaba la noche alejada de la fogata del campamento. Troy se sentó a su lado.
- ¿Siempre estás preparado para todo? – pregunto Alexa.
- En mi profesión nunca sabes donde puedes terminar el día. Tu hermano se adueño del auto, ronca lo suficiente como para no querer estar cerca de él.
- Me gustaría ser como él, a veces parece que la vida no le preocupa en absoluto, que puede ir al día sin la más mínima preocupación.
- No son nada cercanos, ¿verdad?
- Más de lo que te imaginas, somos gemelos… pero tan opuestos, es como si el lazo de sangre que nos une al mismo tiempo nos encadena. Somos gitanos, solo podemos ser libres.
Troy encendió un cigarrillo y ofreció otro a Alexa, ella dudo un instante pero acepto.
- ¿Qué es lo que quieres de mi? –preguntó la gitana mientras arrojaba una gran bocanada de humo.
- Estoy perdido, las cosas como han sucedido, la “misión” que me encomendaron… desde el principio supe que había algo muy grande en todo esto, algo indefinible, una especie de propósito superior… es una intuición ¿sabes?... pero después de lo que vivimos esa noche. El mundo tal como lo conozco ya no es el mismo.
- y de pronto quieres creer en la magia y los milagros, de pronto las profecías del fin del mundo ya no son cuentos para asustar niños. – Alexa rió.
- Leonard, el hombre que las protegió… fue él quien me dio la pista para llegar a ustedes esa noche. Tu sabes la clase de hombre que es él.
- Es todo un caballero… me advirtieron que me cuidara de él pero se comporto como nadie por nosotras.
- Antes de la trágica muerte de su esposa e hija era un hombre muy temido y poderoso, un hombre capaz de enfrentarse a cualquiera. Me hizo ir a la capilla del hospital y me dijo donde podía encontrarlas… me pidió que fuera solo, no había nadie más en quien confiar, ni siquiera en sus propios hombres… él estaba asustado, muy asustado, ¿Qué puede asustar a un hombre como él?
- Ese hombre sabe muchas cosas… ha visto muchas cosas. El la conoce, sabía de ella antes de que viniera por Elena, él me lo advirtió… me advirtió sobre la oscuridad.
- Lo que vimos esa noche no fue histeria colectiva, y no es la primera vez que tú la vez… tu amiga estaba con ella, te vi hablar con ella… nunca en mi vida había tenido tanto miedo, no lo tolero, debo comprender para curarme de este miedo.
- Nunca podrás comprenderlo, lo siento, eres un hombre educado, atrapado en un mundo que solo conoce el acero y la electricidad, que observan las estrellas o el fondo del mar y piensan que son todos los misterios que les faltan por conocer. No hay lugar para la magia en tu mundo y es por eso que jamás podrás comprender.
- Puedo intentarlo.
Alexa se puso de pie tomando bajo el brazo el sleeping que Troy le había ofrecido.
- Cuando el éxodo… el Faraón se resistía a que Moisés y su gente y nosotros abandonáramos Egipto y rompiéramos las cadenas de la esclavitud, se resistió a todas las plagas que Dios le envió como muestra de su voluntad… se resistió a todas excepto a una, la última noche Moisés nos pidió marcar las puertas de nuestras casas con sangre… el ángel de la muerte vendría a Egipto y exterminaría a todos los primogénitos, al caer la noche esa marca sería nuestra única protección contra él… el ángel oscuro… el ultimo mensajero de Dios. Algo muy terrible sucedió esa noche por que a la mañana siguiente el mismo Faraón nos libero.
- Conozco ese capítulo de la Biblia.
- Ahí tienes pues… las plagas de Egipto están cayendo en todas partes del mundo y no escuchamos, desastre tras desastre vemos día a día y no escuchamos… el ángel oscuro está entre nosotros, lo has visto… el último mensajero de Dios. Algo muy terrible esta por suceder y eso puede asustar incluso a un hombre como Leonard.
- ¿O sea que se viene un cataclismo bíblico?... ¿esa chica… esa criatura… es una especie de mensajero de…?
- Ahí tienes pues… ¿La plaga de Paris no fue prueba suficiente? Ustedes los hombres “educados” no pueden comprender nada. – Alexa se alejo caminando hacia las trémulas brazas de la hoguera.
Troy la vio alejarse dejándose hechizar por un instante de su perfecta figura, hombre al fin. Después extendió su propio sleeping ahí mismo.
- Si lo comprendo Alexa, pero es tan difícil de creer… y aceptar que estoy aquí en medio de todo, siendo testigo de todo… cuando tu abuela señalo el cielo se me congelo la espalda… “los ángeles listos para romper sus sellos”… los malditos satélites de la “guerra de las galaxias” y el estúpido protocolo “omega”… tu auto y esa bomba en su interior… y Roma, ¿Por qué se llevaron el auto a Roma, porque precisamente a Roma?... como si todo obedeciera a un plan maestro… Peter Kürten, nadie más cercano a ser el anticristo que tu, hasta tienes tu propio “ángel de la muerte”… ¿todo esto forma parte de tu plan?... ¿este es el final de un proyecto que te ha tomado sesenta años lograr?... o si, podría apostarlo…
Alexa se tumbo dentro del sleeping, podía escuchar suavemente los ronquidos de su hermano dentro del auto y rió quedamente. Luego no pudo evitar mirar a las estrellas.
- Elena… -murmuro con una sonrisa, y una calidez indescriptible lleno su corazón antes de que un golpe de amargura le robara una lágrima.
<< -… yo no soy tuya… - dijo Lena-… ya no soy tu Elena… por el amor que todavía te tengo te pido que me perdones, por el amor que me tienes te pido que me olvides… … perdóname mi amor por ser tan débil… Nunca más vuelvas a buscarme >>
- No… yo no me perdonare si la débil soy yo, yo siempre estaré aquí para ti, yo siempre te protegeré... yo siempre te amare. –juró Alexa a las estrellas.
- Es lo mismo que yo le prometí a tu abuela. –dijo una cascada voz.
Alexa no tuvo que voltear para adivinar la presencia de la anciana ciega.
-¿Lo sabías, verdad?... Tu abuela fue el más grande amor de mi vida.
Alexa asintió.
- Ella sabía de mis… gustos aún antes de que yo me diera cuenta, ella era la única que me apoyaba. Pero fue hasta que falleció que yo me di cuenta que ella era mi alma gemela… en todos los sentidos.
La anciana sonrió.
- Para nosotros fue mejor mantener el secreto, y fue fácil, La Shuvihani (hechicera) y su aprendiz, ¿Qué más natural que siempre estuvieran juntas?
- Al menos ustedes tuvieron una vida que compartieron juntas.
- ¿Tu lo crees?... ¿Cómo crees que fue para mí cuando ella se caso?, aceptar que tenía que casarse y tener hijos, tener descendencia… ¿sabes que casi enloquecí de celos y dolor en su noche de bodas? Pero me hice fuerte por ambas, acepte la vida como nos toco vivirla, acepte todo a cambio de ser parte de ella… aun que fuera una minúscula parte. Pero también sería injusto decir que valió la pena todo, tienes razón, con todo tuvimos una vida juntas. Y todo sacrificio tuvo su recompensa… tú estás aquí, la hija de su hija… lo que alguna vez me causo tanto dolor hoy me llena de alegría, porque aun que tu madre y tu no fueron de mi sangre… tienen la sangre de ella y todo mi amor.
- Gracias… - murmuro Alexa con un nudo en la garganta.
- Ya tuviste lo mejor de la vida con tu… pareja, con Elena, por poco que haya sido, por efímero, ya tuvieron una vida juntas ¿lo entandes?... es hora de dejarla ir. Ella se ha perdido en la oscuridad, ¿Qué más puedes hacer?
- Lo mismo que hiciste tu cuando mi abuela se caso… seguiste a su lado y tuviste fe. Tú prometiste estar con ella, nunca abandonarla y protegerla, siempre estar ahí para ella… ¡siempre!
- Con todo mi corazón deseaba que respondieras otra cosa, pero haces lo que tienes que hacer, ese es tu destino… Alexa, tu camino no tiene retorno, lo único que tienes para luchar contra la oscuridad es tu amor y tu fe… pero también hay esperanza… La mujer que amas es especial en más de un sentido, es como era tu abuela ¿lo notaste?...
- Si, antes creía que estaba enferma, como decían que lo estaba la abuela… escuchaba voces y veía cosas… ahora sé que es algo distinto, que es…
- Ella puede ver y oír los ecos de aquellos que se han ido, puede ver y oír a los que aun están entre nosotros… y aun más…
- Ella tiene recuerdos de otra vida… recuerdos tan intensos que la confunden y la convierten en la persona que fue… en esa vida.
- No son recuerdos, Alexa. Cuando tu abuela murió, tu madre decidió terminar con el legado y el compromiso de tu familia, de tu línea de sangre… por eso se esmero en hacerte olvidar los sueños que tenias de niña y bloquearlos, por eso decidió que la nueva Shuvihani no fueras tú como te correspondía si no a tú hermana… que casi no tenía “el don”. No lo hizo por maldad, lo hizo por amor… el peso del destino sobre sus hombros era demasiado grande y quiso protegerte.
- Gran Madre, todos esos sueños fueron muy confusos, todos esos recuerdos realmente no me han servido de nada…
- Es que debiste tener una vida para aprender de ellos, para entender su significado… y debiste conocer la historia, saber de tu linaje.
- ¿Mi linaje?... soy una Palmieri, antiguos reyes gitanos y desciendo de las Shuvihani. Eso fue importante hace algunas décadas… hoy a nadie le importa, nuestras costumbres se están perdiendo.
- No, hija. Hoy tu sangre es Palmieri sin duda, pero hace algunos siglos tu sangre vino de alguien que fue adoptado por la familia Palmieri… Todos ustedes tienen prohibido volver a la tierra de donde son originarios, pero su tierra los llama con voces que solo ustedes pueden oír, tu hermano no resistió el llamado y acudió… y fue tu hermano quien la trajo a ella hacia ti.
- Abuela, estoy muy confundida… ¿no puedes ser más concreta?, me duele la cabeza con tus historias.
- Solo una historia más hija, solo una… y comprenderás todo.
Esta es la leyenda de los Volkov…
Continua.....
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Re: Ángel Oscuro // Por: Rainknight
Capitulo XXXI – El Eclipse del sol.
Segunda parte.
Bautizo de luna… hace seis siglos
Hacia frio, el bosque estaba helado como nunca antes lo había sentido. Carlo había caminado por senderos desconocidos aun para él, su intuición e instinto eran su única guía en ese laberinto de arboles siguiendo caminos que solo las bestias habían forjado, lejos, muy lejos de por donde nadie pudiera perseguirlo y quitarle su tesoro. La noche cayó nuevamente sobre ellos y el frio le urgía brindar protección a la criatura que llevaba en brazos, la manta de viaje no era suficiente.
Con el límite de sus fuerzas encendió una fogata ocultando su brillo lo mejor que pudo, el fuego podía mantener lejos a las bestias pero también podía llamar la atención de aquellos que lo persiguieran. El gitano temblaba bañado en sudor y debilitado, estaba enfermo, lo sabía y con preocupación comprobó la salud del bebe, él parecía estar bien, pero dormía demasiado, lo alimentó con miel silvestre y se tumbo bajo la protección de un árbol y alimento al fuego sintiendo sus manos temblar.
- El niño, debes proteger al niño, que nunca llegue a las manos de Tiver… le pidió Nadya en su agonía…
- Mi señora… -suspiro Carlo-… nadie le hará daño a tu hijo, ¡lo juro por la sangre de mis ancestros!
Pero el bosque era muy frio y su fiebre lo hacía temblar… esto era una enfermedad como nunca antes había conocido, podía sentir la muerte clavándose en sus huesos cada vez más a cada momento.
- Sobreviví a la guerra, a las espadas y flechas… y será una fiebre del bosque lo que me ponga fin…-rió quedamente el gitano-… ¡Señor!... abuelos míos… ha sido una buena vida, ni un solo día desperdiciado, no remilgo de morir aquí y ahora… solo pido fuerzas para llevar este niño hasta la protección de mi familia… no pido mas… no pido mas…
La fiebre lo venció, de pronto el bosque se volvió un lugar extraño, desconocido, como si los arboles se hubiera elevado mas allá del cielo y se hubieran tragado las estrellas, el fuego era una diminuta llama azul de la que no se desprendía ningún calor o esperanza.
- Han llegado – gimió Carlo al sentir más que ver un centenar de ojos sobre él.
Pero no eran ojos de hombre lo que lo vigilaban, eran las bestias horrendas de este bosque de pesadilla, lobos deformes de sombras monstruosas lo rodeaban y vigilaban lejos de la vista, perdidos en las sombras de un bosque que parecía estar hecho de la oscuridad misma. Carlo oprimió al niño contra su pecho y con la otra mano empuño su puñal… no tenía fuerzas para sostener su espada, ni ponerse de pie.
-… no mas… no pido mas… - gruño entre dientes, no había un ápice de miedo en su pecho, más bien ira y frustración-… no pido más que cumplir mi palabra…
- Este es el hijo de la mujer que mi hermana, Yulia, amó más que a su vida… y eso mismo tomare de ustedes si intentan llevárselo… tomare sus vidas…
Titánico esfuerzo y el gitano estuvo de pie. Los ojos de las bestias bailaban en lo profundo de las sombras de los arboles… un par de ojos emergieron de esa penumbra, ojos que ardían en un fuego azul infernal como la diminuta fogata que también se negaba valientemente a extinguirse.
El puñal escapo de la mano sin fuerzas del gitano, él mismo cayó de rodillas sin soltar al bebe que misteriosamente empezó a agitarse en sus brazos aun que sin exclamar llanto.
- ¡Mi señora!... Yulia…- balbuceó Carlo.
Yulia estaba frente a él, vestía la túnica desgarrada de un fraile, el capuchón cubría su cabeza, pero el brillo de sus ojos dominaba la penumbra de la sombra que apenas disimulaba la palidez marmolea de su rostro.
-… así que eres tu quien viene por mi… agradezco al cielo que de entre todos los ángeles de la hueste celestial seas tú quien se apiade de mi alma y me conduzca por el valle de sombras al reino de los cielo… Pero mi señora…
Carlo descubrió de la manta al pequeño niño y lo mostró a la hija de la luna.
- ¿Qué será de tan inocente criatura?... es el hijo de tu enemigo, del hombre que te condujo a tan triste fin, pero también es el hijo de ella… de aquella por quien desafiamos al cielo y al infierno cuando las case inspirado por el profundo amor que se tenían… ¿Qué destino espera a este niño que no es culpable de los pecados del padre y si merecedor de todo el amor de su madre.. Tu esposa?
Yulia se acerco un paso, casi flotando en el aire, irreal… su mano resplandeció en es penumbra acercándose para tocar al bebe... pero no lo hizo, se detuvo a escasos centímetros de su rostro, de esos ojos expectantes que la miraban como reconociéndola. Ella retrocedió del mismo modo en que avanzo, como si sus pies no tocaran el suelo, como si fuera parte de la bruma del bosque. El capuchón cubría casi por completo su rostro, el fuego de sus ojos había desaparecido, sus parpados se habían cerrado para apartar de si la visión de ese bebe… y todo lo que en él veía… el rostro de aquella que jamás volvería a su lado.
Carlo vio esos labios con palidez de luna moverse suavemente mientras una melodía salía de ellos, era un cantico como jamás había escuchado uno igual… se dio cuenta que en realidad no lo escuchaba, lo sentía, cada centímetro de su ser escuchaba esa melodía más vieja que el tiempo mismo… más antigua que la oscuridad.
-…
Carlo saltó de improvisto, puñal en mano y agitado… las brazas del fuego extinto dejaban morir su ultima luz mientras en el horizonte el sol anunciaba su llegada. En su regazo el niño dormía plácidamente… la fiebre se había ido, su debilidad se había ido… una vitalidad nueva corría por sus venas al igual que un hambre feroz.
Rápidamente recogió su improvisado campamento y oculto las cenizas de la fogata y toda huella de su presencia en ese lugar. Se oriento hacia dónde dirigir sus pasos y emprendió la marcha. Hecho una última mirada a su alrededor, ahí donde Yulia había venido a él para conocer y contemplar por última vez a aquel que debió ser su hijo. Carlo sonrió al sentir la vida palpitando en su pecho, una sensación muy lejana de la agonía del día anterior.
- Gracias, Yulia, mi señora… cuidare de este niño como si fuera mío, le daremos todo el amor que ustedes le hubieran brindado y siempre conocerá sus raíces, algún día le contare la historia de su origen, la historia de los Volkov.
Semilla de eternidad.
- Tan pequeña… tan poderosa… siempre creí que sería oscura como las más profunda de las noches o radiante como una chispa del sol… y es tan insignificante en su apariencia como una gota de lluvia… pero al final tenía que ser así ¿Cómo los diamantes, no?... translucida perfecta... “ellos” la llamaron “lagrima de ángel”… una sola gota inyectada en el corazón y la muerte puede ser vencida… pero también es singularmente peligrosa, una gota derramada en agua, en cualquier cantidad de agua y es la muerte desatada, la plaga bíblica más terrible, “la muerte negra”.
Peter Kürten sostiene en sus manos una diminuta ampolleta de cristal.
Elena Kipper miraba por la ventana hacia la cúpula de San Pedro, pensaba que tal vez sería bueno visitarla antes de que fuera reducida a escombros.
- Esta lista ¿quieres probarlo? –murmuro Kürten.
- No.
- ¿No?... hay que arreglar cuentas con el pequeño monstruo, no podemos tolerar que exista alguien más como nosotros, otro inmortal. Debes acabar con “ella”, para destruirla debes enfrentarla de igual a igual.
- ¡Ella no es mi igual!... ¡nadie es mi igual!... Voy a cazarla, voy a vencerla, voy a destruir su inmortalidad así como soy… voy a mostrarles que soy superior a cualquier inmortal… algún día probare tus “Lagrimas de ángel” pero no será hoy, ni pronto… ¿no lo vez?, Cuando la muerte ya no pueda tocarme, cuando me convierta en un ser “superior” ¿Qué caso tendrá arrancar la vida de nadie? Cuando tome las vidas para alimentarme entonces ya no significara nada tomar una vida, será tan excitante como abrir un paquete de caramelos… Matar es lo único que sé hacer, es lo único que me gusta hacer, es lo que soy… mató porque quiero, porque puedo… porque esto es lo que soy… Me encargare de tu pequeño monstruo tal como soy, no te preocupes… solo hay un ángel de la muerte y soy yo.
- Si tuviera cuarenta años menos… - suspiro Kürten- yo tampoco la tomaría, pero estoy viejo, me estoy extinguiendo, mis fuerzas se han acabado. Estoy listo para iniciar una nueva existencia.
- ¿Y porque no de una vez? –dijo una voz ansiosa. Kipper le echo una mirada desdeñosa a aquel hombre que vestía riguroso traje eclesiástico.
-¿Qué pasa, temes no alcanzar tu dosis antes de que el Señor te llame a rendir cuentas? No te preocupes, en este momento hay doce ampolletas más… si, como los doce apóstoles, solo existirán doce inmortales, no mas… el mundo solo necesita doce dioses para ser gobernado… no más. Una para mí, una para Kipper, una ti, viejo amigo, nuestro futuro Sumo Pontífice. Y las demás serán el premio a aquellos que loguen ser dignos, cualquiera puede alcanzar la vida eterna, cualquiera que logre encumbrarse hasta lo más alto, cualquier que demuestre ser digno… después de que el mundo se hunda en fuego y sangre decidiré quiénes serán sus nuevos dioses…
- ¿Por qué no ahora?, ¿Por qué no en este momento?
- Porque necesito que camines bajo el sol todavía. Primero alcanza el Papado, toma el trono de San Pedro y gobierna la iglesia católica… y entonces la inmortalidad será tuya.
El obispo apretó los labios conteniendo una súplica.
- ¿Cuándo recuperaras tu bomba? La reunión será en unos cuantos días…
- La bomba nunca la perdí… después de planear veinte formas diferente de cómo lograr traerla desde Francia hasta aquí, sin que un traidor la vendiera, sin que una pandilla de terroristas intentara arrebatármela, sin que los agentes de gobierno que no he podido comprar o que están en la nomina de otros, pudieran alcanzarla, sucedió un milagro… una estúpida niña se la robo, alguien totalmente desconocida para todos, y en sus manos la bomba ha hecho su viaje hasta aquí… ¿no es extraordinario cuando el destino juega de tu lado?... amigo, la bomba esta en Roma y es lo bastante potente para volar en pedazos el Vaticano donde quiera que se detone.
- Entonces debo salir de Roma inmediatamente.
- Así es, amigo, así es… y prepárate. Ese favor que nos hicieron hace sesenta años cuando sacaste a mis muchachos, el alto mando Nazi, rumbo a América, se te será redituado.
El Obispo apenas se despidió cuando presuroso prácticamente corrió hacia su auto.
- ¿Y este hombre es digno de ser un “dios” en tu nuevo régimen? – rió Kipper.
- Esta en el lugar adecuado, con la ambición adecuada… una vez que la Iglesia este bajo su control nos servida para dar la primera lección: Que los dones que yo doy también los puedo quitar… que aun los inmortales pueden caer bajo las alas del ángel de la muerte… Elena, mi niña, destruye al pequeño monstruo ahora, de la forma que sea, aprende como destruir su inmortalidad porque ese será tu trabajo en el nuevo mundo… muéstrales que nadie escapa al ángel de la muerte.
Siempre
- ¿Por qué no puede ser así para siempre?
Se pregunta una y otra vez Yulia mientras contempla a Lena dormir como tantas veces lo hizo en otra época, recuerda como era ver el amanecer en su cabello, los primeros rayos del sol penetrando esa ventana iluminando centímetro a centímetro su piel de leche y miel… la noche brilla en sus ojos como en aquel entonces brillaba el amanecer.
Acaricia ese rostro con la misma suavidad con que la tocaría un rayo de luna.
- Quédate a mi lado, doncella vestida de sol, quédate a mi lado por siempre… ¡por favor no te vayas!
Pero el latido de ese corazón no puede mentirle, ese sonido que estremece a la noche como el repicar de una celestial campana se hace cada vez más débil, lentamente su vigor se diluye como se diluyen las sombras al amanecer…
La brisa de la noche le limpia el rostro de su tristeza, toda ella resplandece bajo la luz de la luna y el brillo de las estrellas del mediterráneo… no cubrió su desnudez con las prendas que disimularían su palidez de mármol, no quiere perder la sensación de las caricias de Lena en ella.
Con pasos suaves camina sobre el cabo que mantiene al barco unido al puerto. Al pie del mismo se encuentra una niña que la observa en silencio.
No hay necesidad de palabras entre ellas, tan solo se miran por un instante.
Yulia sigue su camino, escucha ese pequeño y tierno corazón que late en el pesado sueño de la fatiga, la respiración tranquila e inocente. Un niño yace dormido sobre unas hojas de cartón que lo protegen del frio del suelo, hay un hematoma en su rostro y algunas cicatrices no muy viejas. Yulia se arrodilla junto a él… sabe lo que encontrara en su alma.
Escucha otros pasos acercándose, los escucha llegar por la calle con paso tambaleante e inundado en el aroma de alcohol barato. Ella acaricia esos cabellos sucios y los aparta de ese rostro que debería brillar con la luz de las promesas del futuro.
- Nunca más volverán a lastimarte –prometió Yulia- nunca más volverás a estar solo, ni tendrás miedo, frio o hambre…
Sus colmillos se dibujaron bajo sus labios.
* * *
La luna ya brilla en lo más alto del cielo, Elena aguarda en la punta del barco, justo ahí donde la luna se miraba fiel en las aguas como en un espejo. El castillo Volkov se ha ido, pero la tormenta en la oscuridad sigue ahí aun que ya no puede verla… Yulia se ha ido, su lugar vacio aun conserva los pliegues de las sabanas sobre las que su pasión fue recibida, aun su tacto es frio, siempre fue frio… Lena se envolvió en una manta y salió del camarote, los marinos que custodian la embarcación desaparecen de su vista como siempre, esperando hasta ser llamados, como si no estuvieran ahí, como si sólo estuviera ella, el barco, el mar y la luna.
Yulia llego por su espalda y la abrazo por la cintura apoyando la cabeza en su hombro, la mano de la pelirroja salió de entre la manta y se hundió en esos cabellos rebeldes que se agitaban gustosos en su contacto con vida propia.
- Lo has hecho ya… -murmuró la pelirroja, tratando que su voz sonara natural, que no reflejara los sentimientos que embargaban su corazón… pero su voz vibro a punto de quebrarse con solo evocar a Yulia… sus garras… sus colmillos… el fuego helado de sus ojos… ¿Quién fue su víctima esta noche? - Por eso vienes a mí siempre después de media noche… siempre después de hacer lo que tienes que hacer…
* * *
El niño se movió inquieto en sus sueños.
- … ni nunca más veras el sol de una mañana… ni sentirás la caricia del viento, ni escucharas tu propia risa, nunca sabrás lo que es la caricia del amor, ni crecerá tu fuerza cuando tengas que aferrarte a la esperanza… nunca más veras un mañana… nunca más serás tú…- murmuraba la hija de la luna.
Los pasos ya estaban ahí… Yulia se inclino hasta que sus labios tocaron esa frente sucia por el trabajo y el descuido.
El hombre se quedo con una maldición en su labios, trabajador de los muelles de toda la vida, ha escuchado todas las leyendas que hay que saber sobre las extrañas criaturas del mar… frente a él esta una sirena, una bruja de mar, una ninfa de las mareas… es tan hermosa y se ve tan frágil que parece un reflejo de la luna sobre las olas. La ve besar con delicadeza la frente de ese haragán que la suerte le dio por hijo y entonces toda su mágica belleza desaparece… una garra de mármol atrapa su nuca en apenas un parpadeo, ese rostro de angelical belleza se transforma en una boca llena de colmillos que penetran su cuello sin misericordia. Un puño de hielo oprime su corazón vaciándole la vida y el alma.
Su cuerpo es recibido por las aguas del rio y es arrastrado sin rumbo.
Yulia contemplo las aguas hasta que el cuerpo del hombre se perdió de vista, luego sus pasos la llevaron nuevamente junto a quien debió ser su víctima, sueños inquietos lo aquejan, amenazan despertar al niño, como si un instinto primitivo le advirtiera de la cercanía de este depredador sobrenatural. Yulia se sentó junto a él y empezó a cantar suavemente, una melodía que no podía ser escuchada pero que llegaba a los rincones más íntimos del niño devolviéndole la calma y sumiéndolo en el sueño profundo de su inocencia.
* * *
-… ¿no hay otra forma para ti?… ¿otra forma de…?
Yulia solo respondió oprimiéndola más fuerte contra su pecho, dejándose penetrar por el calor que irradiaba su cuerpo.
-… No, no la hay…
- ¿y… la sangre de… animales tal vez… corderos o no sé, otra cosa que no sea un hombre?
- Lena, no me alimento de sangre… me alimento del alma que está en la sangre, de almas de hombres… no hay otra cosa para mi… Lo siento, pero esto es lo que soy.
-… está bien… - Lena besó sus cabellos y se entrego por completo a su abrazo-… la próxima vez llévame contigo.
- No…
- Quiero estar contigo cuando lo hagas, compartir tu dolor, quiero estar contigo aun en tu momento más oscuro… porque te amo, y amo todo de ti… incluso eso.
¿Qué sentimiento es este que se agita en su pecho?... ha estado ahí desde hace poco, algo tan semejante a su hambre, tan semejante a la agonía… es miedo, miedo por la pregunta que desde entonces necesita hacer… miedo por la respuesta que pueda recibir.
- ¿Quieres convertirte en algo como yo… ser como yo?
- Quiero estar contigo para siempre.
- No sé como sucedió, ¿Por qué yo entre toda la gente?... he visto la guerra, he visto el dolor, he visto la esclavitud… he visto a tanta gente padecer y sufrir tanto como yo… incluso más… ¿Por qué de entre todos ellos sólo yo me convertí en esto?... No sé cómo se crea un ser como yo… y aun que pudiera, no te convertiría a ti… no a ti.
Yulia liberó su abrazo, hizo voltear a Lena y miro sus ojos, dejándose hipnotizar por la belleza de esos mares en calma.
- Si te convirtieras en algo como yo… caminarías en la oscuridad como yo lo hago, tu existencia dependería de la muerte… no habría un alma en tu corazón y necesitarías por siempre de arrancar esa alma de alguien más solo para tener un instante de vida que se escapa tan rápido que parece que nunca lo tomaste para ti… pero sin embargo de esa alma siempre se queda una parte en ti… todo aquellos que morirán por tu hambre siempre estarán ahí, siguiéndote como sombras trémulas… Es tu vida lo que da luz a mi existencia, es tu vida lo que me da vida a mí misma… si te convirtieras en algo como yo… esa vida se extinguirá, esa luz se extinguirá… serás como yo, poco menos que una sombra… y lo que somos, nuestro amor se perderá para siempre.
- Yo solo… quiero estar contigo para siempre…
Lena dejo caer la manta, cerró los ojos y ladeo su cabeza ofreciendo su cuello desnudo.
- ¡Ven aquí y muéstrame tu oscuridad!... muéstrame tu amor…
Yulia no pudo dominar el latido salvaje de su corazón hambriento, no pudo doblegar la voluntad de esa voz que la llamaba, no pudo contener sus colmillos penetrando esa suave piel que veneraba. Había lágrimas en su rostro, lo sabía, esas lágrimas marchitas que sus ojos jamás podrían volver a liberar, volvían a correr por sus mejillas… no eran sus propias lagrimas, eran las lagrimas de ella, de Lena, que compartían como una sola… se equivoco, si eran sus lagrimas.
Roma
Roma no es todo glamur e historia, como todas las grandes ciudades tiene sus zonas marginadas, destinadas para aquellos que prefieren el cobijo del anonimato o las sombras. El auto de Troy se detuvo frente a un viejo y destartalado taller mecánico cuya edificación parecía tambalearse bajo el peso de los rayos del sol.
Alexa bajo primero y con grandes zancadas alcanzo el portal y parándose sobre la punta de los pies miró hacia el interior.
- ¡Esta aquí! ¡Esta aquí! – exclamo con alegría. La visión de su auto era tan reconfortante como reencontrarse con un viejo amigo.
- ¡Alexa! – Saludo Fernando desde el interior, el gigante se apresuro a abrir el portón –ah… tu también estas aquí –saludo con desgano a Alexei.
- Así que este es el auto… - dijo Troy mientras lo examinaba con ojo crítico, después de haber hecho las presentaciones. En el taller se encontraba Fernando y un par de adolecentes vivaces que aprendían la noble labor del mecánico.
- ¿Qué es esto? – pregunto al abrir la cajuela.
- No es un equipo de sonido –meneo la cabeza Fernando- Acero de alta calidad, no hemos podido más que barrenarlo en un par de sitios… mi primo salió a conseguir un soplete industrial que le prestaran. No debe tardar en volver.
- No tenemos tiempo para eso –resoplo Alexa-… me gustaría quedarme a saludar a tu primo pero demo irme, si el auto puede moverse me basta.
- Creo que no es conveniente mover el auto ahora – dijo Troy examinando con cuidado toda la parte posterior del vehículo.
- Espera, yo voy contigo –dijo Fernando.
- No, ya has hecho bastante por mi… nuestro trato era llegar a Roma y aquí estamos.
- Hermanita, creo que Troy habla en serio… no debes mover el auto ahora. –susurro Alexei.
- ¿Por qué demonios no? –Protesto de mala gana la gitana- ¡tengo que encontrar a Elena!, el tiempo apremia.
- Hablo con mucha seriedad, chica, no debemos mover el auto… confía en mí, te ayudare con lo de tu amiga pero por ahora este auto… ¿Qué es eso? –dijo Troy.
Un par de camionetas negras entraron en el taller, de su interior salieron tipos portando armas largas. Troy ya empuñaba también su arma que semejaba un juguete en comparación de aquellas que ya le apuntaban.
- Este es el final del juego, Troy, solo entrega tu arma y saldrán de una pieza.
Usando sus botas vaqueras y sombrero tejano, Iván salió de otro vehículo estacionado afuera.
Alexa echo una mirada al interior de su auto, suspiro resignada al ver que no estaban puestas las llaves.
- ¡No hagas una tontería, hermanita, el juego termina aquí! – exclamo entre dientes Alexei.
- ¡Maldición Alexa!, solo cinco minutos en mi vida y ya me metiste en problemas ¡¡OTRA VEZ!!-Bufó Fernando.
- ¿Saben cuantas veces tuve este auto frente a mis narices y jamás le preste atención? Kürten es un genio, hay que reconocerlo.
- ¿Por qué de repente todo mundo quiere mi auto?
Iván cerró la cajuela con cuidado y dio cariñosas palmadas sobre la lámina.
- Diez megatones escondidos en su cajuela, una bomba diez veces más potente que la de Hiroshima. Dime muchacha ¿todavía estas ansiosa por subir al auto y pisar el acelerador?
- Déjame adivinar cómo nos encontraste. – dijo Troy.
- No hay que ser un genio, fue por el pequeño Alexei, por supuesto.
- ¡¡Sabandija traidora!! – Alexa giro tan rápido que nadie alcanzo a reaccionar, su puño se estampo contra el rostro de su hermano. El gitano cayó al suelo como un fardo.
- ¿Lo noqueaste?... ja, ja, ja, ja… ¡lo han golpeado cientos de veces pero nunca nadie lo ha noqueado de un solo golpe!... buena derecha muchacha.
La familia perdida... hace seis siglos.
Una pequeña fogata en el interior del bosque, oculta su luz entre ramas y apenas lo suficiente mente viva para infundir calor a esos hombres, los sobrevivientes de la misión de rescate al castillo Volkov. Ilich Katin está en el centro de ellos, más cerca del fuego tratando de callar el débil llanto de la bebe en sus brazos.
- Dame esa niña, se nota que jamás has sido padre. - dijo su primo y con una ternura que contrastaba con su osca figura tomo a la bebe, de un fardo saco miel y leche los cuales mezclo hábilmente en un cuenco y con ellos alimento a la criatura usando su propio dedo empapándolo en la mezcla. Todos observaban su maniobra, sorprendidos.
- Eres toda una nodriza - rieron.
Ilich Katin, medito un instante mientras observaba la escena.
-¿Que fue de tu familia, primo?
- Mis Hijos han crecido y muerto en batalla, mi mujer me espera en la frontera, le pedí que se marchara allá cuando volvimos... creo que volveremos a las tierras de nuestros antepasados, moriremos ahí llorando todo lo que ganamos y perdimos en este reino.
- Que así sea, pero no te irás con las manos vacías. Te encomendare una última misión a nombre de la noble familia que hoy ha muerto.
- No esperes mucho de mi, esta noche me he quebrado... lo que quedaba de mi espíritu se quemo junto el castillo y su bandera, se quemo junto con el cadáver de nuestra señora.
- No, aun queda algo que puedes salvar, algo que puede llenar de alegría tus últimos años y recompensar tu lealtad... Esta niña, la hija de Nadya Elena Vladis, esta niña debió ser el fruto de la unión de tan nobles familias... hoy es causa de discordia, pero es un ser inocente y lo único que queda de ellos... Has de esta niña tu hija y huye con ella tan lejos como puedas.
- ¿Que dices?...
- No puede quedarse conmigo, además de que no sé cuidar a un bebe ni tengo mujer que me asista, los hombres del duque y los cruzados me perseguirán tan pronto sepan de mi fuga... debo llegar a Roma y reclamar al Papa lo que ha sucedido, intentar que la justicia devuelva lo que nos han quitado... no puedo cargar con esta niña, debes hacerlo tú.
- Misión más dulce no esperaba para terminar mis días- sonrió el soldado mientras la niña dormía plácidamente en su pecho- Cuidare de ella como si fuera mía y aguardare tu regreso para hacerle saber quién es y de donde viene, será prudente mantener su nombre y origen en secreto pues los años por venir son inciertos.
- Eres sabio, primo, debo partir entonces... - Ilich Katin cargó con apenas lo necesario para su viaje y se internó en el bosque en sentido contrario a la dirección que esos hombres en breve tomarían. Miro hacia atrás un instante.
El viaje a Roma le tomaría años, todo en el futuro era tan incierto, solo había una certeza en su pecho, era la última vez que vería a su primo y a esa niña... murmuro una oración cargada de fe por el futuro e inicio su viaje.
Esa niña jamás pisaría las tierras que la vieron nacer, pero seis siglos después su descendencia no podría escapar al llamado de su destino.
Seis siglos después…
Lena duerme otra vez, Yulia la sostiene en sus brazos con la fragilidad con que sostendría una flor. Duerme demasiado y sabe por qué… Lena está muriendo.
-… hubiera sido bueno que le contaras… - murmuró Marina.- sería bueno que ella supiera que hoy perdonaste la vida de un niño… de un inocente.
- ¿De verdad lo hice?... ¿Qué diferencia hay? Ese niño crecerá, marginado y solo, el hambre y la soledad endurecerá su corazón, se llenara de rencor contra el mundo que le toco vivir y entonces su inocencia morirá, seguirá los pasos de su padre y se convertirá en él… y algún día, por enfermedad, por accidente o por maldad él morirá… Tal vez lo mejor hubiera sido que tomara su vida hoy…proteger su inocencia para siempre.
- Pero no lo hiciste, y si verdaderamente creyeras en todo lo que acabas de decir no hubieras dudado un instante en tomar su vida… no lo hiciste porque sabes que puede haber una vida mejor para él… no lo hiciste porque Lena te ha devuelto lo que habías perdido… te devolvió la esperanza.
-… ¿tu todavía tienes esperanza en que pueda llevarte con tu madre?
- Si – el rostro de Marina se ilumino. - Tú eres un ángel de la oscuridad… si tú no puedes llevarme con ella ¿Quién podrá?
Yulia se arrodillo para ver a los ojos a la niña etérea, para permitirle que ella viera los suyos.
- Lo siento, pequeña, pero no puedo hacerlo… tu madre está en un lugar donde yo no puedo llegar.
Marina asintió, sus pequeños ojos, su expresión de eterna inocencia se oscurecieron, una idea que llevaba tanto tiempo dando vueltas en su cabeza al fin tomo forma concreta, real.
-… No puedes liberarme de esto… liberarme de la vida… no puedes hacerlo porque ya estoy muerta, ¿verdad?
Yulia asintió, limpió una lágrima de ese rostro de niña, Marina se lanzó a sus brazos sin poder contener su llanto.
- Estoy muerta…. –lloró-… Creí que todo esto era un sueño, creí que algún día iba a despertar y que mamá y papá estarían ahí conmigo, que volvería a abrazarlos y volveríamos a ser felices… pero el sueño no se acababa nunca… nunca se acabara… nunca se acabara…
- Siento mucho no poder ayudarte, siento mucho no ser ese ángel que tú has creído… si estuvieras viva yo podría conducirte a la muerte, mostrarte ese camino en el cual tal vez vuelvas a encontrar a tu madre … Pero no hay vida en ti que pueda quitarte, no hay nada que pueda hacer por ti… y lo siento.
- ¡No es justo!…
Ya no estaba… Yulia se quedo un instante así, mirando hacia el vacio que la pequeña niña fantasma había dejado en su lugar.
- ¿Y si yo pudiera morir?... cuando se extinga tu vida, Lena, cuando llegue el momento en que partas ¿Cómo poder seguirte?...
Sus ojos miraron el horizonte, sobre el mar, apenas una tenue luminosidad empieza a dibujarse ahí, el amanecer se anuncia una vez más… para sus ojos no es una luz de esperanza, para sus ojos no es un tenue resplandor, son llamaradas de un infierno que brotan sobre el filo de las aguas, lenguas de fuego que cruzaran el cielo y quemaran sus ojos antes de que el sol asome si quiera.
Las garras de Yulia se incrustaron en la madera del barandal del barco… ¿y si se quedara ahí así? Mirar el amanecer por última vez, ver la luz del sol iluminar ese rostro de cielo mientras su corazón se detiene por última vez… ¿es el sol lo único que puede destruirla verdaderamente? ¿y si sobreviviera a eso como ha sobrevivido a todo, incluso al fuego?
No habrá nada que sobreviva de ella cuando llegue el momento, no hay un alma inmortal en ella, la inmortalidad de su alma fue sacrificada por la inmortalidad de su cuerpo… pero una vez que su cuerpo se destruya, de ella no quedara nada… como si nunca hubiera existido.
Yulia toma a Lena en brazos y la conduce al lecho que han compartido dulcemente, acaricia sus cabellos y besa sus labios tan fugazmente como la briza.
- Lo hare… cuando tu ya no estés conmigo lo hare… sin ti prefiero dejar de existir… sin ti, prefiero ser verdaderamente nada…
Yulia reapareció en cubierta vestida con sus botas altas de montar, su pantalón de pana negra y blusa blanca de seda y encaje, imitando el movimiento de los hombres, sus pasos hicieron eco en la duela de madera, se paro en medio de la cubierta y azoto un pie contra esta, el barco resonó como una campana, el capitán del barco comprendió que su presencia era requerida.
- ¿Alguna orden mi señora? –preguntó suavemente temiendo importunar los pensamientos de su ama.
- Llévenla de vuelta a la villa.
No le importó que a pesar de que disimulo el movimiento de sus piernas perfectamente para realizar ese salto, para parecer un movimiento natural y humano, la distancia que separaba al barco del muelle era imposible para cualquiera. Aterrizo sonora y limpiamente sobre la roca. Sus paso resonaron con eco normal mientras se perdía entre esas calles.
- La esperanza… si… ya no es más una palabra, es una promesa, el futuro por incierto que sea, por efímero que sea… está ahí, voy a obsequiarte un futuro tranquilo, un futuro en paz… Habiendo tanta maldad en el corazón de los hombres, nunca más un inocente volverá a ser mi presa, no habiendo tantos seres oscuros, tantos monstruos peores que yo… eso que nos quitaron ahora voy a devolvértelo… aquel que nos persiguió y nos hizo tanto daño debe pagar por sus pecados. Debe dejarnos en paz… Tiver Smolecks… Ivan Shapovalov… quien quiera que seas, voy a encontrarte en cualquier rincón donde te escondas, antes de que puedas volver a poner tus manos sobre ella… Esta vez serás tú quien será la presa, serás tú quien será cazado.
Continua...
Segunda parte.
Bautizo de luna… hace seis siglos
Hacia frio, el bosque estaba helado como nunca antes lo había sentido. Carlo había caminado por senderos desconocidos aun para él, su intuición e instinto eran su única guía en ese laberinto de arboles siguiendo caminos que solo las bestias habían forjado, lejos, muy lejos de por donde nadie pudiera perseguirlo y quitarle su tesoro. La noche cayó nuevamente sobre ellos y el frio le urgía brindar protección a la criatura que llevaba en brazos, la manta de viaje no era suficiente.
Con el límite de sus fuerzas encendió una fogata ocultando su brillo lo mejor que pudo, el fuego podía mantener lejos a las bestias pero también podía llamar la atención de aquellos que lo persiguieran. El gitano temblaba bañado en sudor y debilitado, estaba enfermo, lo sabía y con preocupación comprobó la salud del bebe, él parecía estar bien, pero dormía demasiado, lo alimentó con miel silvestre y se tumbo bajo la protección de un árbol y alimento al fuego sintiendo sus manos temblar.
- El niño, debes proteger al niño, que nunca llegue a las manos de Tiver… le pidió Nadya en su agonía…
- Mi señora… -suspiro Carlo-… nadie le hará daño a tu hijo, ¡lo juro por la sangre de mis ancestros!
Pero el bosque era muy frio y su fiebre lo hacía temblar… esto era una enfermedad como nunca antes había conocido, podía sentir la muerte clavándose en sus huesos cada vez más a cada momento.
- Sobreviví a la guerra, a las espadas y flechas… y será una fiebre del bosque lo que me ponga fin…-rió quedamente el gitano-… ¡Señor!... abuelos míos… ha sido una buena vida, ni un solo día desperdiciado, no remilgo de morir aquí y ahora… solo pido fuerzas para llevar este niño hasta la protección de mi familia… no pido mas… no pido mas…
La fiebre lo venció, de pronto el bosque se volvió un lugar extraño, desconocido, como si los arboles se hubiera elevado mas allá del cielo y se hubieran tragado las estrellas, el fuego era una diminuta llama azul de la que no se desprendía ningún calor o esperanza.
- Han llegado – gimió Carlo al sentir más que ver un centenar de ojos sobre él.
Pero no eran ojos de hombre lo que lo vigilaban, eran las bestias horrendas de este bosque de pesadilla, lobos deformes de sombras monstruosas lo rodeaban y vigilaban lejos de la vista, perdidos en las sombras de un bosque que parecía estar hecho de la oscuridad misma. Carlo oprimió al niño contra su pecho y con la otra mano empuño su puñal… no tenía fuerzas para sostener su espada, ni ponerse de pie.
-… no mas… no pido mas… - gruño entre dientes, no había un ápice de miedo en su pecho, más bien ira y frustración-… no pido más que cumplir mi palabra…
- Este es el hijo de la mujer que mi hermana, Yulia, amó más que a su vida… y eso mismo tomare de ustedes si intentan llevárselo… tomare sus vidas…
Titánico esfuerzo y el gitano estuvo de pie. Los ojos de las bestias bailaban en lo profundo de las sombras de los arboles… un par de ojos emergieron de esa penumbra, ojos que ardían en un fuego azul infernal como la diminuta fogata que también se negaba valientemente a extinguirse.
El puñal escapo de la mano sin fuerzas del gitano, él mismo cayó de rodillas sin soltar al bebe que misteriosamente empezó a agitarse en sus brazos aun que sin exclamar llanto.
- ¡Mi señora!... Yulia…- balbuceó Carlo.
Yulia estaba frente a él, vestía la túnica desgarrada de un fraile, el capuchón cubría su cabeza, pero el brillo de sus ojos dominaba la penumbra de la sombra que apenas disimulaba la palidez marmolea de su rostro.
-… así que eres tu quien viene por mi… agradezco al cielo que de entre todos los ángeles de la hueste celestial seas tú quien se apiade de mi alma y me conduzca por el valle de sombras al reino de los cielo… Pero mi señora…
Carlo descubrió de la manta al pequeño niño y lo mostró a la hija de la luna.
- ¿Qué será de tan inocente criatura?... es el hijo de tu enemigo, del hombre que te condujo a tan triste fin, pero también es el hijo de ella… de aquella por quien desafiamos al cielo y al infierno cuando las case inspirado por el profundo amor que se tenían… ¿Qué destino espera a este niño que no es culpable de los pecados del padre y si merecedor de todo el amor de su madre.. Tu esposa?
Yulia se acerco un paso, casi flotando en el aire, irreal… su mano resplandeció en es penumbra acercándose para tocar al bebe... pero no lo hizo, se detuvo a escasos centímetros de su rostro, de esos ojos expectantes que la miraban como reconociéndola. Ella retrocedió del mismo modo en que avanzo, como si sus pies no tocaran el suelo, como si fuera parte de la bruma del bosque. El capuchón cubría casi por completo su rostro, el fuego de sus ojos había desaparecido, sus parpados se habían cerrado para apartar de si la visión de ese bebe… y todo lo que en él veía… el rostro de aquella que jamás volvería a su lado.
Carlo vio esos labios con palidez de luna moverse suavemente mientras una melodía salía de ellos, era un cantico como jamás había escuchado uno igual… se dio cuenta que en realidad no lo escuchaba, lo sentía, cada centímetro de su ser escuchaba esa melodía más vieja que el tiempo mismo… más antigua que la oscuridad.
-…
Carlo saltó de improvisto, puñal en mano y agitado… las brazas del fuego extinto dejaban morir su ultima luz mientras en el horizonte el sol anunciaba su llegada. En su regazo el niño dormía plácidamente… la fiebre se había ido, su debilidad se había ido… una vitalidad nueva corría por sus venas al igual que un hambre feroz.
Rápidamente recogió su improvisado campamento y oculto las cenizas de la fogata y toda huella de su presencia en ese lugar. Se oriento hacia dónde dirigir sus pasos y emprendió la marcha. Hecho una última mirada a su alrededor, ahí donde Yulia había venido a él para conocer y contemplar por última vez a aquel que debió ser su hijo. Carlo sonrió al sentir la vida palpitando en su pecho, una sensación muy lejana de la agonía del día anterior.
- Gracias, Yulia, mi señora… cuidare de este niño como si fuera mío, le daremos todo el amor que ustedes le hubieran brindado y siempre conocerá sus raíces, algún día le contare la historia de su origen, la historia de los Volkov.
Semilla de eternidad.
- Tan pequeña… tan poderosa… siempre creí que sería oscura como las más profunda de las noches o radiante como una chispa del sol… y es tan insignificante en su apariencia como una gota de lluvia… pero al final tenía que ser así ¿Cómo los diamantes, no?... translucida perfecta... “ellos” la llamaron “lagrima de ángel”… una sola gota inyectada en el corazón y la muerte puede ser vencida… pero también es singularmente peligrosa, una gota derramada en agua, en cualquier cantidad de agua y es la muerte desatada, la plaga bíblica más terrible, “la muerte negra”.
Peter Kürten sostiene en sus manos una diminuta ampolleta de cristal.
Elena Kipper miraba por la ventana hacia la cúpula de San Pedro, pensaba que tal vez sería bueno visitarla antes de que fuera reducida a escombros.
- Esta lista ¿quieres probarlo? –murmuro Kürten.
- No.
- ¿No?... hay que arreglar cuentas con el pequeño monstruo, no podemos tolerar que exista alguien más como nosotros, otro inmortal. Debes acabar con “ella”, para destruirla debes enfrentarla de igual a igual.
- ¡Ella no es mi igual!... ¡nadie es mi igual!... Voy a cazarla, voy a vencerla, voy a destruir su inmortalidad así como soy… voy a mostrarles que soy superior a cualquier inmortal… algún día probare tus “Lagrimas de ángel” pero no será hoy, ni pronto… ¿no lo vez?, Cuando la muerte ya no pueda tocarme, cuando me convierta en un ser “superior” ¿Qué caso tendrá arrancar la vida de nadie? Cuando tome las vidas para alimentarme entonces ya no significara nada tomar una vida, será tan excitante como abrir un paquete de caramelos… Matar es lo único que sé hacer, es lo único que me gusta hacer, es lo que soy… mató porque quiero, porque puedo… porque esto es lo que soy… Me encargare de tu pequeño monstruo tal como soy, no te preocupes… solo hay un ángel de la muerte y soy yo.
- Si tuviera cuarenta años menos… - suspiro Kürten- yo tampoco la tomaría, pero estoy viejo, me estoy extinguiendo, mis fuerzas se han acabado. Estoy listo para iniciar una nueva existencia.
- ¿Y porque no de una vez? –dijo una voz ansiosa. Kipper le echo una mirada desdeñosa a aquel hombre que vestía riguroso traje eclesiástico.
-¿Qué pasa, temes no alcanzar tu dosis antes de que el Señor te llame a rendir cuentas? No te preocupes, en este momento hay doce ampolletas más… si, como los doce apóstoles, solo existirán doce inmortales, no mas… el mundo solo necesita doce dioses para ser gobernado… no más. Una para mí, una para Kipper, una ti, viejo amigo, nuestro futuro Sumo Pontífice. Y las demás serán el premio a aquellos que loguen ser dignos, cualquiera puede alcanzar la vida eterna, cualquiera que logre encumbrarse hasta lo más alto, cualquier que demuestre ser digno… después de que el mundo se hunda en fuego y sangre decidiré quiénes serán sus nuevos dioses…
- ¿Por qué no ahora?, ¿Por qué no en este momento?
- Porque necesito que camines bajo el sol todavía. Primero alcanza el Papado, toma el trono de San Pedro y gobierna la iglesia católica… y entonces la inmortalidad será tuya.
El obispo apretó los labios conteniendo una súplica.
- ¿Cuándo recuperaras tu bomba? La reunión será en unos cuantos días…
- La bomba nunca la perdí… después de planear veinte formas diferente de cómo lograr traerla desde Francia hasta aquí, sin que un traidor la vendiera, sin que una pandilla de terroristas intentara arrebatármela, sin que los agentes de gobierno que no he podido comprar o que están en la nomina de otros, pudieran alcanzarla, sucedió un milagro… una estúpida niña se la robo, alguien totalmente desconocida para todos, y en sus manos la bomba ha hecho su viaje hasta aquí… ¿no es extraordinario cuando el destino juega de tu lado?... amigo, la bomba esta en Roma y es lo bastante potente para volar en pedazos el Vaticano donde quiera que se detone.
- Entonces debo salir de Roma inmediatamente.
- Así es, amigo, así es… y prepárate. Ese favor que nos hicieron hace sesenta años cuando sacaste a mis muchachos, el alto mando Nazi, rumbo a América, se te será redituado.
El Obispo apenas se despidió cuando presuroso prácticamente corrió hacia su auto.
- ¿Y este hombre es digno de ser un “dios” en tu nuevo régimen? – rió Kipper.
- Esta en el lugar adecuado, con la ambición adecuada… una vez que la Iglesia este bajo su control nos servida para dar la primera lección: Que los dones que yo doy también los puedo quitar… que aun los inmortales pueden caer bajo las alas del ángel de la muerte… Elena, mi niña, destruye al pequeño monstruo ahora, de la forma que sea, aprende como destruir su inmortalidad porque ese será tu trabajo en el nuevo mundo… muéstrales que nadie escapa al ángel de la muerte.
Siempre
- ¿Por qué no puede ser así para siempre?
Se pregunta una y otra vez Yulia mientras contempla a Lena dormir como tantas veces lo hizo en otra época, recuerda como era ver el amanecer en su cabello, los primeros rayos del sol penetrando esa ventana iluminando centímetro a centímetro su piel de leche y miel… la noche brilla en sus ojos como en aquel entonces brillaba el amanecer.
Acaricia ese rostro con la misma suavidad con que la tocaría un rayo de luna.
- Quédate a mi lado, doncella vestida de sol, quédate a mi lado por siempre… ¡por favor no te vayas!
Pero el latido de ese corazón no puede mentirle, ese sonido que estremece a la noche como el repicar de una celestial campana se hace cada vez más débil, lentamente su vigor se diluye como se diluyen las sombras al amanecer…
La brisa de la noche le limpia el rostro de su tristeza, toda ella resplandece bajo la luz de la luna y el brillo de las estrellas del mediterráneo… no cubrió su desnudez con las prendas que disimularían su palidez de mármol, no quiere perder la sensación de las caricias de Lena en ella.
Con pasos suaves camina sobre el cabo que mantiene al barco unido al puerto. Al pie del mismo se encuentra una niña que la observa en silencio.
No hay necesidad de palabras entre ellas, tan solo se miran por un instante.
Yulia sigue su camino, escucha ese pequeño y tierno corazón que late en el pesado sueño de la fatiga, la respiración tranquila e inocente. Un niño yace dormido sobre unas hojas de cartón que lo protegen del frio del suelo, hay un hematoma en su rostro y algunas cicatrices no muy viejas. Yulia se arrodilla junto a él… sabe lo que encontrara en su alma.
Escucha otros pasos acercándose, los escucha llegar por la calle con paso tambaleante e inundado en el aroma de alcohol barato. Ella acaricia esos cabellos sucios y los aparta de ese rostro que debería brillar con la luz de las promesas del futuro.
- Nunca más volverán a lastimarte –prometió Yulia- nunca más volverás a estar solo, ni tendrás miedo, frio o hambre…
Sus colmillos se dibujaron bajo sus labios.
* * *
La luna ya brilla en lo más alto del cielo, Elena aguarda en la punta del barco, justo ahí donde la luna se miraba fiel en las aguas como en un espejo. El castillo Volkov se ha ido, pero la tormenta en la oscuridad sigue ahí aun que ya no puede verla… Yulia se ha ido, su lugar vacio aun conserva los pliegues de las sabanas sobre las que su pasión fue recibida, aun su tacto es frio, siempre fue frio… Lena se envolvió en una manta y salió del camarote, los marinos que custodian la embarcación desaparecen de su vista como siempre, esperando hasta ser llamados, como si no estuvieran ahí, como si sólo estuviera ella, el barco, el mar y la luna.
Yulia llego por su espalda y la abrazo por la cintura apoyando la cabeza en su hombro, la mano de la pelirroja salió de entre la manta y se hundió en esos cabellos rebeldes que se agitaban gustosos en su contacto con vida propia.
- Lo has hecho ya… -murmuró la pelirroja, tratando que su voz sonara natural, que no reflejara los sentimientos que embargaban su corazón… pero su voz vibro a punto de quebrarse con solo evocar a Yulia… sus garras… sus colmillos… el fuego helado de sus ojos… ¿Quién fue su víctima esta noche? - Por eso vienes a mí siempre después de media noche… siempre después de hacer lo que tienes que hacer…
* * *
El niño se movió inquieto en sus sueños.
- … ni nunca más veras el sol de una mañana… ni sentirás la caricia del viento, ni escucharas tu propia risa, nunca sabrás lo que es la caricia del amor, ni crecerá tu fuerza cuando tengas que aferrarte a la esperanza… nunca más veras un mañana… nunca más serás tú…- murmuraba la hija de la luna.
Los pasos ya estaban ahí… Yulia se inclino hasta que sus labios tocaron esa frente sucia por el trabajo y el descuido.
El hombre se quedo con una maldición en su labios, trabajador de los muelles de toda la vida, ha escuchado todas las leyendas que hay que saber sobre las extrañas criaturas del mar… frente a él esta una sirena, una bruja de mar, una ninfa de las mareas… es tan hermosa y se ve tan frágil que parece un reflejo de la luna sobre las olas. La ve besar con delicadeza la frente de ese haragán que la suerte le dio por hijo y entonces toda su mágica belleza desaparece… una garra de mármol atrapa su nuca en apenas un parpadeo, ese rostro de angelical belleza se transforma en una boca llena de colmillos que penetran su cuello sin misericordia. Un puño de hielo oprime su corazón vaciándole la vida y el alma.
Su cuerpo es recibido por las aguas del rio y es arrastrado sin rumbo.
Yulia contemplo las aguas hasta que el cuerpo del hombre se perdió de vista, luego sus pasos la llevaron nuevamente junto a quien debió ser su víctima, sueños inquietos lo aquejan, amenazan despertar al niño, como si un instinto primitivo le advirtiera de la cercanía de este depredador sobrenatural. Yulia se sentó junto a él y empezó a cantar suavemente, una melodía que no podía ser escuchada pero que llegaba a los rincones más íntimos del niño devolviéndole la calma y sumiéndolo en el sueño profundo de su inocencia.
* * *
-… ¿no hay otra forma para ti?… ¿otra forma de…?
Yulia solo respondió oprimiéndola más fuerte contra su pecho, dejándose penetrar por el calor que irradiaba su cuerpo.
-… No, no la hay…
- ¿y… la sangre de… animales tal vez… corderos o no sé, otra cosa que no sea un hombre?
- Lena, no me alimento de sangre… me alimento del alma que está en la sangre, de almas de hombres… no hay otra cosa para mi… Lo siento, pero esto es lo que soy.
-… está bien… - Lena besó sus cabellos y se entrego por completo a su abrazo-… la próxima vez llévame contigo.
- No…
- Quiero estar contigo cuando lo hagas, compartir tu dolor, quiero estar contigo aun en tu momento más oscuro… porque te amo, y amo todo de ti… incluso eso.
¿Qué sentimiento es este que se agita en su pecho?... ha estado ahí desde hace poco, algo tan semejante a su hambre, tan semejante a la agonía… es miedo, miedo por la pregunta que desde entonces necesita hacer… miedo por la respuesta que pueda recibir.
- ¿Quieres convertirte en algo como yo… ser como yo?
- Quiero estar contigo para siempre.
- No sé como sucedió, ¿Por qué yo entre toda la gente?... he visto la guerra, he visto el dolor, he visto la esclavitud… he visto a tanta gente padecer y sufrir tanto como yo… incluso más… ¿Por qué de entre todos ellos sólo yo me convertí en esto?... No sé cómo se crea un ser como yo… y aun que pudiera, no te convertiría a ti… no a ti.
Yulia liberó su abrazo, hizo voltear a Lena y miro sus ojos, dejándose hipnotizar por la belleza de esos mares en calma.
- Si te convirtieras en algo como yo… caminarías en la oscuridad como yo lo hago, tu existencia dependería de la muerte… no habría un alma en tu corazón y necesitarías por siempre de arrancar esa alma de alguien más solo para tener un instante de vida que se escapa tan rápido que parece que nunca lo tomaste para ti… pero sin embargo de esa alma siempre se queda una parte en ti… todo aquellos que morirán por tu hambre siempre estarán ahí, siguiéndote como sombras trémulas… Es tu vida lo que da luz a mi existencia, es tu vida lo que me da vida a mí misma… si te convirtieras en algo como yo… esa vida se extinguirá, esa luz se extinguirá… serás como yo, poco menos que una sombra… y lo que somos, nuestro amor se perderá para siempre.
- Yo solo… quiero estar contigo para siempre…
Lena dejo caer la manta, cerró los ojos y ladeo su cabeza ofreciendo su cuello desnudo.
- ¡Ven aquí y muéstrame tu oscuridad!... muéstrame tu amor…
Yulia no pudo dominar el latido salvaje de su corazón hambriento, no pudo doblegar la voluntad de esa voz que la llamaba, no pudo contener sus colmillos penetrando esa suave piel que veneraba. Había lágrimas en su rostro, lo sabía, esas lágrimas marchitas que sus ojos jamás podrían volver a liberar, volvían a correr por sus mejillas… no eran sus propias lagrimas, eran las lagrimas de ella, de Lena, que compartían como una sola… se equivoco, si eran sus lagrimas.
Roma
Roma no es todo glamur e historia, como todas las grandes ciudades tiene sus zonas marginadas, destinadas para aquellos que prefieren el cobijo del anonimato o las sombras. El auto de Troy se detuvo frente a un viejo y destartalado taller mecánico cuya edificación parecía tambalearse bajo el peso de los rayos del sol.
Alexa bajo primero y con grandes zancadas alcanzo el portal y parándose sobre la punta de los pies miró hacia el interior.
- ¡Esta aquí! ¡Esta aquí! – exclamo con alegría. La visión de su auto era tan reconfortante como reencontrarse con un viejo amigo.
- ¡Alexa! – Saludo Fernando desde el interior, el gigante se apresuro a abrir el portón –ah… tu también estas aquí –saludo con desgano a Alexei.
- Así que este es el auto… - dijo Troy mientras lo examinaba con ojo crítico, después de haber hecho las presentaciones. En el taller se encontraba Fernando y un par de adolecentes vivaces que aprendían la noble labor del mecánico.
- ¿Qué es esto? – pregunto al abrir la cajuela.
- No es un equipo de sonido –meneo la cabeza Fernando- Acero de alta calidad, no hemos podido más que barrenarlo en un par de sitios… mi primo salió a conseguir un soplete industrial que le prestaran. No debe tardar en volver.
- No tenemos tiempo para eso –resoplo Alexa-… me gustaría quedarme a saludar a tu primo pero demo irme, si el auto puede moverse me basta.
- Creo que no es conveniente mover el auto ahora – dijo Troy examinando con cuidado toda la parte posterior del vehículo.
- Espera, yo voy contigo –dijo Fernando.
- No, ya has hecho bastante por mi… nuestro trato era llegar a Roma y aquí estamos.
- Hermanita, creo que Troy habla en serio… no debes mover el auto ahora. –susurro Alexei.
- ¿Por qué demonios no? –Protesto de mala gana la gitana- ¡tengo que encontrar a Elena!, el tiempo apremia.
- Hablo con mucha seriedad, chica, no debemos mover el auto… confía en mí, te ayudare con lo de tu amiga pero por ahora este auto… ¿Qué es eso? –dijo Troy.
Un par de camionetas negras entraron en el taller, de su interior salieron tipos portando armas largas. Troy ya empuñaba también su arma que semejaba un juguete en comparación de aquellas que ya le apuntaban.
- Este es el final del juego, Troy, solo entrega tu arma y saldrán de una pieza.
Usando sus botas vaqueras y sombrero tejano, Iván salió de otro vehículo estacionado afuera.
Alexa echo una mirada al interior de su auto, suspiro resignada al ver que no estaban puestas las llaves.
- ¡No hagas una tontería, hermanita, el juego termina aquí! – exclamo entre dientes Alexei.
- ¡Maldición Alexa!, solo cinco minutos en mi vida y ya me metiste en problemas ¡¡OTRA VEZ!!-Bufó Fernando.
- ¿Saben cuantas veces tuve este auto frente a mis narices y jamás le preste atención? Kürten es un genio, hay que reconocerlo.
- ¿Por qué de repente todo mundo quiere mi auto?
Iván cerró la cajuela con cuidado y dio cariñosas palmadas sobre la lámina.
- Diez megatones escondidos en su cajuela, una bomba diez veces más potente que la de Hiroshima. Dime muchacha ¿todavía estas ansiosa por subir al auto y pisar el acelerador?
- Déjame adivinar cómo nos encontraste. – dijo Troy.
- No hay que ser un genio, fue por el pequeño Alexei, por supuesto.
- ¡¡Sabandija traidora!! – Alexa giro tan rápido que nadie alcanzo a reaccionar, su puño se estampo contra el rostro de su hermano. El gitano cayó al suelo como un fardo.
- ¿Lo noqueaste?... ja, ja, ja, ja… ¡lo han golpeado cientos de veces pero nunca nadie lo ha noqueado de un solo golpe!... buena derecha muchacha.
La familia perdida... hace seis siglos.
Una pequeña fogata en el interior del bosque, oculta su luz entre ramas y apenas lo suficiente mente viva para infundir calor a esos hombres, los sobrevivientes de la misión de rescate al castillo Volkov. Ilich Katin está en el centro de ellos, más cerca del fuego tratando de callar el débil llanto de la bebe en sus brazos.
- Dame esa niña, se nota que jamás has sido padre. - dijo su primo y con una ternura que contrastaba con su osca figura tomo a la bebe, de un fardo saco miel y leche los cuales mezclo hábilmente en un cuenco y con ellos alimento a la criatura usando su propio dedo empapándolo en la mezcla. Todos observaban su maniobra, sorprendidos.
- Eres toda una nodriza - rieron.
Ilich Katin, medito un instante mientras observaba la escena.
-¿Que fue de tu familia, primo?
- Mis Hijos han crecido y muerto en batalla, mi mujer me espera en la frontera, le pedí que se marchara allá cuando volvimos... creo que volveremos a las tierras de nuestros antepasados, moriremos ahí llorando todo lo que ganamos y perdimos en este reino.
- Que así sea, pero no te irás con las manos vacías. Te encomendare una última misión a nombre de la noble familia que hoy ha muerto.
- No esperes mucho de mi, esta noche me he quebrado... lo que quedaba de mi espíritu se quemo junto el castillo y su bandera, se quemo junto con el cadáver de nuestra señora.
- No, aun queda algo que puedes salvar, algo que puede llenar de alegría tus últimos años y recompensar tu lealtad... Esta niña, la hija de Nadya Elena Vladis, esta niña debió ser el fruto de la unión de tan nobles familias... hoy es causa de discordia, pero es un ser inocente y lo único que queda de ellos... Has de esta niña tu hija y huye con ella tan lejos como puedas.
- ¿Que dices?...
- No puede quedarse conmigo, además de que no sé cuidar a un bebe ni tengo mujer que me asista, los hombres del duque y los cruzados me perseguirán tan pronto sepan de mi fuga... debo llegar a Roma y reclamar al Papa lo que ha sucedido, intentar que la justicia devuelva lo que nos han quitado... no puedo cargar con esta niña, debes hacerlo tú.
- Misión más dulce no esperaba para terminar mis días- sonrió el soldado mientras la niña dormía plácidamente en su pecho- Cuidare de ella como si fuera mía y aguardare tu regreso para hacerle saber quién es y de donde viene, será prudente mantener su nombre y origen en secreto pues los años por venir son inciertos.
- Eres sabio, primo, debo partir entonces... - Ilich Katin cargó con apenas lo necesario para su viaje y se internó en el bosque en sentido contrario a la dirección que esos hombres en breve tomarían. Miro hacia atrás un instante.
El viaje a Roma le tomaría años, todo en el futuro era tan incierto, solo había una certeza en su pecho, era la última vez que vería a su primo y a esa niña... murmuro una oración cargada de fe por el futuro e inicio su viaje.
Esa niña jamás pisaría las tierras que la vieron nacer, pero seis siglos después su descendencia no podría escapar al llamado de su destino.
Seis siglos después…
Lena duerme otra vez, Yulia la sostiene en sus brazos con la fragilidad con que sostendría una flor. Duerme demasiado y sabe por qué… Lena está muriendo.
-… hubiera sido bueno que le contaras… - murmuró Marina.- sería bueno que ella supiera que hoy perdonaste la vida de un niño… de un inocente.
- ¿De verdad lo hice?... ¿Qué diferencia hay? Ese niño crecerá, marginado y solo, el hambre y la soledad endurecerá su corazón, se llenara de rencor contra el mundo que le toco vivir y entonces su inocencia morirá, seguirá los pasos de su padre y se convertirá en él… y algún día, por enfermedad, por accidente o por maldad él morirá… Tal vez lo mejor hubiera sido que tomara su vida hoy…proteger su inocencia para siempre.
- Pero no lo hiciste, y si verdaderamente creyeras en todo lo que acabas de decir no hubieras dudado un instante en tomar su vida… no lo hiciste porque sabes que puede haber una vida mejor para él… no lo hiciste porque Lena te ha devuelto lo que habías perdido… te devolvió la esperanza.
-… ¿tu todavía tienes esperanza en que pueda llevarte con tu madre?
- Si – el rostro de Marina se ilumino. - Tú eres un ángel de la oscuridad… si tú no puedes llevarme con ella ¿Quién podrá?
Yulia se arrodillo para ver a los ojos a la niña etérea, para permitirle que ella viera los suyos.
- Lo siento, pequeña, pero no puedo hacerlo… tu madre está en un lugar donde yo no puedo llegar.
Marina asintió, sus pequeños ojos, su expresión de eterna inocencia se oscurecieron, una idea que llevaba tanto tiempo dando vueltas en su cabeza al fin tomo forma concreta, real.
-… No puedes liberarme de esto… liberarme de la vida… no puedes hacerlo porque ya estoy muerta, ¿verdad?
Yulia asintió, limpió una lágrima de ese rostro de niña, Marina se lanzó a sus brazos sin poder contener su llanto.
- Estoy muerta…. –lloró-… Creí que todo esto era un sueño, creí que algún día iba a despertar y que mamá y papá estarían ahí conmigo, que volvería a abrazarlos y volveríamos a ser felices… pero el sueño no se acababa nunca… nunca se acabara… nunca se acabara…
- Siento mucho no poder ayudarte, siento mucho no ser ese ángel que tú has creído… si estuvieras viva yo podría conducirte a la muerte, mostrarte ese camino en el cual tal vez vuelvas a encontrar a tu madre … Pero no hay vida en ti que pueda quitarte, no hay nada que pueda hacer por ti… y lo siento.
- ¡No es justo!…
Ya no estaba… Yulia se quedo un instante así, mirando hacia el vacio que la pequeña niña fantasma había dejado en su lugar.
- ¿Y si yo pudiera morir?... cuando se extinga tu vida, Lena, cuando llegue el momento en que partas ¿Cómo poder seguirte?...
Sus ojos miraron el horizonte, sobre el mar, apenas una tenue luminosidad empieza a dibujarse ahí, el amanecer se anuncia una vez más… para sus ojos no es una luz de esperanza, para sus ojos no es un tenue resplandor, son llamaradas de un infierno que brotan sobre el filo de las aguas, lenguas de fuego que cruzaran el cielo y quemaran sus ojos antes de que el sol asome si quiera.
Las garras de Yulia se incrustaron en la madera del barandal del barco… ¿y si se quedara ahí así? Mirar el amanecer por última vez, ver la luz del sol iluminar ese rostro de cielo mientras su corazón se detiene por última vez… ¿es el sol lo único que puede destruirla verdaderamente? ¿y si sobreviviera a eso como ha sobrevivido a todo, incluso al fuego?
No habrá nada que sobreviva de ella cuando llegue el momento, no hay un alma inmortal en ella, la inmortalidad de su alma fue sacrificada por la inmortalidad de su cuerpo… pero una vez que su cuerpo se destruya, de ella no quedara nada… como si nunca hubiera existido.
Yulia toma a Lena en brazos y la conduce al lecho que han compartido dulcemente, acaricia sus cabellos y besa sus labios tan fugazmente como la briza.
- Lo hare… cuando tu ya no estés conmigo lo hare… sin ti prefiero dejar de existir… sin ti, prefiero ser verdaderamente nada…
Yulia reapareció en cubierta vestida con sus botas altas de montar, su pantalón de pana negra y blusa blanca de seda y encaje, imitando el movimiento de los hombres, sus pasos hicieron eco en la duela de madera, se paro en medio de la cubierta y azoto un pie contra esta, el barco resonó como una campana, el capitán del barco comprendió que su presencia era requerida.
- ¿Alguna orden mi señora? –preguntó suavemente temiendo importunar los pensamientos de su ama.
- Llévenla de vuelta a la villa.
No le importó que a pesar de que disimulo el movimiento de sus piernas perfectamente para realizar ese salto, para parecer un movimiento natural y humano, la distancia que separaba al barco del muelle era imposible para cualquiera. Aterrizo sonora y limpiamente sobre la roca. Sus paso resonaron con eco normal mientras se perdía entre esas calles.
- La esperanza… si… ya no es más una palabra, es una promesa, el futuro por incierto que sea, por efímero que sea… está ahí, voy a obsequiarte un futuro tranquilo, un futuro en paz… Habiendo tanta maldad en el corazón de los hombres, nunca más un inocente volverá a ser mi presa, no habiendo tantos seres oscuros, tantos monstruos peores que yo… eso que nos quitaron ahora voy a devolvértelo… aquel que nos persiguió y nos hizo tanto daño debe pagar por sus pecados. Debe dejarnos en paz… Tiver Smolecks… Ivan Shapovalov… quien quiera que seas, voy a encontrarte en cualquier rincón donde te escondas, antes de que puedas volver a poner tus manos sobre ella… Esta vez serás tú quien será la presa, serás tú quien será cazado.
Continua...
Alexia29- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/12/2014
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.