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BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER

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Mensaje por mary 10/16/2019, 2:50 pm

Pobre Jul morira pronto y quedarán mas rosadas que nalgas de bebé

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mary
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Mensaje por Kamila 10/16/2019, 8:14 pm

🔥🔥🔥Siento que me quemo jajaa

Kamila

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Mensaje por Vera Rivero 10/16/2019, 9:02 pm

En serio Julia creía que Lena con sólo una vez iba a quedar satisfecha? XD

Vera Rivero

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/18/2019, 12:54 pm

Jajajaja!! Bueno, al parecer estas dos chicas son puro fuego.... pero esperen.... Mejor dejo que lean el siguiente capítulo

A leer!!!


Capítulo 25: No todo es felicidad


Domingo 7 am.

Unos débiles rayos de luz comenzaban a iluminar el gran desastre que había quedado en la habitación de Yulia. Cobijas, almohadas, ropa, zapatos, adornos, libros, latas de Red Bull, todo, absolutamente todo, estaba regado en los alrededores del suelo. Cualquier persona que entrara a ese lugar concluiría que un huracán, un tornado o algo sobrenatural había hecho paso por allí.

Lo único cierto era que aquella destrucción, había sido obra del par de chicas que ahora dormían tranquilamente sobre la cama, una sobre la otra; mientras una sábana las cubría de pies a cabeza.

Para ellas… o más bien para Elena, no había sido suficiente hacer el amor solo sobre la cama, ella quería hacerlo en todas las posiciones y en todos los lugares posibles de la habitación. Yulia, al principio, no estuvo para nada de acuerdo con la idea, pero al final ganó la ternura con que la chica más joven se lo pedía, y no tuvo de otra que aceptar. Ellas terminaron haciéndolo sobre suelo, sobre las cuatro paredes... incluida la puerta, dentro de la bañera, dentro de la ducha, y por último, dentro del closet de la ropa.

Desde hace dos horas todo se había calmado, y la habitación estaba en completo silencio. De repente, uno de los celulares que había sobre la mesita de noche, comenzó a sonar.

*Ring* *Ring* *Ring* Timbraba, pero el pequeño montón que había sobre la cama ni siquiera se movía.

*Ring* *Ring* *Ring* El teléfono sonaba repetidas veces, y fue así, hasta que finalmente después de treinta timbradas, una mano salió debajo de las cobijas, acariciando el lado vacío de la cama.

La mano se movía por todas partes en búsqueda del teléfono y como no podía encontrarlo, tuvo que descubrirse la cabeza... allí aparecía Elena, tenía los ojos entrecerrados, estaba despeinada y parecía
completamente desubicada, bostezó mientras miraba hacia a la cama, luego hacia la mesita de noche y vio el móvil aun vibrando, lo cogió, presionó el botón de contestar y lo colocó sobre su oreja.

¡Vaya!... hasta que por fin contestas!— Le gritó alguien desde la otra línea de muy mal humor.

Elena solo murmuró un —Si— y su cabeza volvió a caer sobre el pecho de Yulia.

¿Si? Yulia que demonios, no juegues conmigo. ¡Vamos!

—Mmm... ¿Quién es?— Preguntó Elena. Su voz era áspera y perezosa.

¿Elena?

—Ajaaá— Murmuró.

Hola Elena, soy Irina. Puedes comunicarme con Yul, debo decirle algo muy importante.

Al escuchar que era Irina, Elena volvió a levantar la cabeza y le echó una miradita a Yulia para ver si se había despertado, pero ésta ni siquiera se movía —Irina, espera un momento si, voy a tener que despertarla.

Por favor— Respondió Irina por último, mientras Elena dejaba el celular encima de la cama y comenzaba a susurrarle a Yulia.

—Yul, despierta— Le acariciaba la mejilla —Yul ¡Yulia!— Seguía llamándola y ahora le palmeaba las mejillas, la sacudía de los hombros con una fuerza moderada a la que cualquier persona reaccionaria pero ésta no respondía, a nada, a absolutamente nada, y eso logró que Elena empezara a llenarse de pánico.

Elena volvió a coger el teléfono y habló —Irina?... Yulia…Yulia no despierta— Su voz fue temblorosa.

Como que no? Sacúdela, dale una palmada en la frente, pellízcale los brazos, pellízcale las mejillas pero eso sí, la que está golpeada no. Vamos hazlo, la necesito despierta…

Elena iba haciendo todo lo que Irina le decía, pero aun así nada parecía funcionar, Yulia no respondía, y ella comenzaba a temblar y a sentirse desesperada, su corazón bombeaba con más fuerza. De repente recordó las palabras de Yulia anoche, y empezó a imaginarse lo peor.

—Irina, Yul-Yul está muerta— Gritó, sus ojos se iban llenando de lágrimas —No reacciona. Tienes que hacer algo, ayúdame por favor...— Gritaba asustada mientras palmeaba las mejillas con más fuerza de la normal.

Irina no entendía nada de lo que Elena acababa de decirle, trataba de hablarle y calmarla pero la chica no le daba ningún espacio, ni decía nada coherente y eso la frustró... —ELENA, ¡CÁLLATE!— Le gritó fuertísimo, logrando que la chica al otro lado de la línea quedara en silencio mientras unas lagrimitas se hacían camino por sus rosadas mejillas —Elena!— Irina suspiró —Perdóname por gritarte pero debes calmarte si? Yul no está muerta, no digas tonterías.

—Pero...pero no se mueve, no reacciona… no hace nada.

Eso no quiere decir que está muerta Lena, solo tienes que calmarte. Comprueba si respira— Irina le pidió y Elena de inmediato acercó un dedo sobre las fosas nasales de Yulia, sintió el pequeño aire golpeando en su piel y se calmó un poco.

—Si, respira pero…

Pero nada— Irina interrumpió —comprueba sus latidos— Esta vez ella se apoyó sobre el pecho de Yulia y suspiró cuando escuchó unos latidos tranquilos.

—Su corazón late normal… pero por qué no responde a nada?

Dime algo, Yul se cayó o se golpeó la cabeza con algo antes de que se acostaran a dormir?

—No.

Comió algo raro.

—No... Solo la comida que le preparé: Pasta y arroz frito.

Mmmm… entonces, ella tomó algo?

Esa pregunta dejó fría a Elena, claramente ella sabía la respuesta pero no sabía si decirle a Irina y solo se quedó en silencio.

Elena?, Me escuchaste. Te pregunté si Yul tomó algo?

—Eh… ah…— Elena tartamudeaba —No, si, no... si.

Qué?— Irina le preguntó confundida. —Tomó algo sí o no?

Silencio.

Elena?

—Si, si lo hizo— Elena suspiró —Tomó… Red Bull.

Red Bull? Pero el Red Bull no te hace caer como una piedra, se supone que es un energizante para que tu cuerpo esté activo. Eso no explica nada.

—Y… si... tomó más de 10 latas?

10 latas?— Irina pegó el grito en el cielo —Tomó 10 latas?

—… Si— Respondió Elena, soltando una risita nerviosa.

Y por qué y para qué? No me digas que se tomó más de 10 latas y luego se acostó a dormir.

—Mmm… no. Yul estaba muy cansada y yo le hice tomar el Red Bull para darle energías y… ah…eh..uh...

Para qué?

—quehicieramoselamortodalanoche— Dijo lo más rápido que pudo pero para su mala suerte, para Irina fue tan claro como el agua y empezó a reír tan fuerte que Elena tuvo que alejar un el teléfono de su oreja.

¡Oh por Dios!— Gritaba burlona. Elena fruncía el ceño al otro lado de la línea de solo escuchar como reía. No le veía ninguna gracia a la situación, en este momento Yulia parecía sin vida en la cama y no era tiempo para burlas.

—¡Yah!... Deja de reírte.

Lo siento Elena pero…— Seguía riendo —¿Le diste Red Bull para eso?

—Si— Respondió molesta.

Bien Elena, esto es demasiado para mí, pero mmm… oh dios!! Mira, Yul no está muerta… o bueno si, pero solo de cansancio. No te asustes. Está bien?

—Si.

Bien, ahora hagamos algo, olvidemos lo que me acabas de contar y vas a hacer algo por mi.

—¿Qué?

Necesito que levantes a tú amor como sea posible, ella abandonó la Universidad el viernes y el estúpido profesor quiere que le entregue unos trabajos que son demasiado importantes, así que, vas a ir a la cocina, vas a llenar un vaso de agua fría y se lo vas a echar en la cara.

—¡Estás loca! No voy a hacer eso! Se enojaría conmigo!

No lo hará. Confía en mi.

—¡No!— Elena gritó, por supuesto que no le haría eso a Yulia y comenzó a pensar en algo para despertarla. La miró al rostro, se mordió el labio y empezó a dejar besitos húmedos en él —Yul bebé, despierta si?— Le dejó un besito en la boca —Vamos bebé, no voy a echarte agua fría— Dijo y atrapó los labios de Yulia entre los suyos; mientras con la yema de los dedos hacia un camino por los pechos, el abdomen, más abajo del ombligo hasta que atrapó su clítoris y comenzó a hacer círculos con sus dedos alrededor de él.

Solo unos segundos bastaron para que Yulia comenzara a reaccionar y a gemir casi inaudible, gracias a los toques de Elena. De un momento a otro, bostezó y entrecerró los ojos.

Elena suspiró aliviada y apoyó su barbilla en la de ella —Yul-Yul, por qué no despertabas, me tenías asustada— le preguntó, pero Yulia no respondía nada y sus parpados solo se abrían y se cerraban —Yul, te sientes bien?— Yulia asintió débilmente y trató de darle una pequeña sonrisa, pero no lo logró.

Elena dedujo que Yulia no estaba en las mejores condiciones, ni para mover un dedo así que cogió de nuevo el teléfono y lo puso en alta voz —Irina está en el teléfono, quiere decirte algo sobre la Universidad— Yulia asintió lento —Irina, Yul-Yul te escucha en este momento, háblale.

Gracias a Dios— Irina exclamó —Yulia Volkova! Buenos días... o debo decir buenísimos?— Preguntó burlona, logrando que Elena soltara una risita ante el comentario y Yulia solo medio sonriera.

—H-o-o-la Ni…na— Yulia respondió, pero su voz era carrasposa, gruesa y demasiado débil. No parecía ella.

D E M O N I O S. Eres tú? ¿Qué rayos le pasó a tu magnifica voz? Esa chica sí que te hizo gritar!

—Hey— Elena gimió.

Irina rió y se aclaró la garganta —Está bien, está bien, ya no digo nada.

—¿Qué pasó?— Preguntó Yulia.

Yul, con todas las cosas que pasaron ayer y anteayer, se me había olvidado decirte que el profesor Ilya terminó furioso cuando abandonaste su clase. El tipo no se hallaba de lo enojado que quedó con tu actitud y gracias a eso, toda la clase recibió una cátedra sobre el respeto a los profesores y a su trabajo.

—Ilya es un estúpido— Afirmó Yulia.

Lo sé, yo pienso lo mismo pero déjame decirte que ese mismo estúpido me entregó un trabajo extremadamente largo para que te lo diera a ti, y sabes qué, debes presentarlo mañana frente a toda la clase.

—Noooo— Yulia Gimió. —Tengo mi cara destruida y es imposible que pueda hablar duro. Es más, ni siquiera tenía pensado ir esta semana a la universidad. ¡Me veo terrible!

Ese es tu problema, Volkova. Y yo no puedo ayudarte más, y ni pienses que voy a realizar tus deberes. Iré a tu casa más tarde a llevarte el trabajo, estamos?

—Si, si, gracias Irina.

No es nada. Y tú Elena, deja de ser tan salvaje por Dios— Gritó riendo antes de colgar la llamada. Yulia rió ante el comentario, y Elena le palmeó el hombro suave antes de volver a recostar su cabeza en su pecho.


***

—Irina lo dijo molestando Lenita, no te enojes— Le dije en un tono mimado, ella levantó la cabeza y me miró con esa preciosa sonrisa de ojos que tanto me gustaba.

—No me enojaré, si me das mi beso de los buenos días— Juntó los labios en un puchero y comenzó a acercarse a mí. Mis ojos se cerraron, nuestros labios se tocaron y ahí comenzó el más delicioso de los besos.

Duramos así unos segundos, ella se bajó de mí, acostándose a mi lado y el movimiento hizo que sus pechos quedaran un poco descubiertos. De inmediato, me mordí el labio cuando un hermoso recuerdo vino a mi cabeza.

—Oye Lena— Sonreí picara y empecé a girarme lento porque el cuerpo, si me movía rápido, probablemente me quebraría en dos. Quedé acostada de lado y levanté una ceja —Yo también te daré el beso de los buenos días— Le guiñé un ojo, provocando que se sonrojara.

Me fui acercando lentamente; mientras veía como ella cerraba los ojos y abría la boca, esperando que mi lengua entrara en ese lugar, pero lastimosamente esa no esa no era mi idea, y solo le di un beso en la frente.

Elena abrió los ojos como platos, mientras su frente se arrugaba —Yah— Gritó.

—¿Qué pasa?— Me hice la confundida, pero solo estaba jugando con ella para llegar a mi objetivo.

—Dame mi beso como se debe— Juntó sus labios y los estiró otra vez, para que yo los besara.

—Lena, todos los besos no tienen que ser en la boca— Le dije sonriendo —Mejor...— Cogí la sabana con que se cubría, y se la bajé hasta el ombligo, dejando sus pechos descubiertos. Dios! No me cansaría de decir que amaba los pechos de Elena, no eran ni grandes ni pequeños, eran firmes y redondos... simplemente perfectos —Le daré los buenos días a mis esposas.

Apenas dije eso, Elena abrió la boca, supongo que sorprendida pero aun con el ceño fruncido —Es enserio?— Preguntó.

Asentí sonriendo con cierta malicia y me fui acercando lentamente a sus pechos ¡Wow! Elena sí que era sensible y se excitaba rápido, ni siquiera le había tocado algo y sus pezones empezaban a ponerse erectos.
Vi como apretaba los ojos y se mordía el labio inferior con bastante fuerza.

Llegué a un pecho, dejando un besito en el pezón y luego lo envolví con mi lengua, metiéndolo en mi boca, succionándolo y estirándolo solo una vez. Un chillido leve salió de su boca e inmediatamente se la tapó con las manos. Si, estaba súper sensible.

Me pasé a su otro pecho repitiendo la misma labor, para finalmente dar una lamida entre ellos, inclinarme para darle un beso en la boca y volver a mi lugar.

Elena se volvió a cubrir con la sábana, apretándola contra su pecho —Pensé que a ellas solo les ibas a dar un beso y ya, no todo el paquete— Dijo totalmente seria. Quería soltar una carcajada de solo verla en esa actitud. ¿Ella estaba celosa de sus pechos? Ay Dios!

—Ellas son mis amadas esposas, así que tienen un trato especial— Moví las cejas de arriba abajo pero a ella no le hacia ninguna gracia y su cara no cambiaba.

—Y yo que soy para ti?— Preguntó de la nada.

—¿Qué eres para mí?— Ella asintió. Yo sabía perfectamente a que se refería —Bueno, eso ya deberías de saberlo, no?— Negó —No?, bien, pues yo recuerdo perfectamente que el segundo día que llegaste aquí, entraste a esta habitación, me estrellaste contra la ventana, me diste un súper mordisco en el labio y me dijiste que ibas a ser 'mi novia'— Sonrió —Bien, pues creo que después de todo lo que pasó anoche y esta mañana, eso que dijiste ya es una realidad.

—Oh… no me recuerdes eso, es muy vergonzoso— Sus mejillas se tiñeron de rosa, y se cubrió el rostro con las manos.

—Oh no Lena! Es inevitable no acordarme de eso, porque sabes algo, esas palabras hacían eco en mi mente casi todos los días. A veces ni siquiera podía conciliar el sueño sabiendo que estabas a unos cuantos metros de mi habitación.

—Lo siento.

—No lo sientas, bebé— La atraje hacia mí y besé la coronilla de su cabeza. Nuestros ojos chocaron, y nos quedamos mirándonos fijamente. Desde hace tiempo quería preguntarle algo, y lo haría en este momento —Lena… quiero que me cuentes como fue que empezó todo esto, quiero decir, como es eso de que te enamoraste de mi por una foto.

—Nuuu Yul— Gimió.

—Vamos Lena, quiero saberlo.

Ella parpadeó bajando la mirada, tomó aire y suspiró —Está bien pero… no te vayas a burlar de mi.

—No lo haré— Le aseguré.

—Bueno… mmm… todo comenzó la primera vez que Oleg fue a mi casa, mamá lo había invitado a cenar pero ellos aún no estaban en una relación— Como que no eran novios? Pero si papá me dijo en ese tiempo que llevaban seis meses...

—Perdóname Lena pero… hace cuánto tiempo fue eso.

—Mmm… Creo que hace un año— Un año? Abrí los ojos como platos. Elena estaba enamorada de mi desde hace un año? —Recuerdo que ese día cenaron, bueno, cenamos, después fuimos a la sala, mamá conversaba con él de trabajo y cosas triviales hasta que llegó el tema de la familia: Ya sabes... las historias, los recuerdos, fotos. Primero lo hizo mamá y luego tú papá. Él nos mostró fotos de tus abuelos, de tú madre y después de ti— Sonrió —Yul, juro que cuando te vi, casi me muero y no solo porque te veías hermosa, fue porque cuando vi tu foto inmediatamente algo se disparó dentro de mí y deseé conocerte al instante. Sin que Oleg y mamá se dieran cuenta, le tomé una foto a tu foto y de inmediato corrí a mi habitación a buscarte en Facebook— Soltó una risita y pude ver como esas mejillas cada vez se le pintaban más de rosa —Te encontré y tú me aceptaste como tu amiga a los dos días.

—Wow! Tú y yo somos amigas en Facebook desde hace un año?— Pregunté sorprendida, y ella asintió. Como es posible… pero si yo nunca la noté. Bueno… yo nunca notaba a nadie más aparte de Natalya o mis amigas.

—Si, y gracias a eso me enteré de muchas cosas tuyas… ya sabes… de lo que hacías, lo que te gustaba, tus amigos… Natalya. Yul, juro que todos los días pasaba a mirar lo que colocabas, no podía irme a la cama sin hacerlo, y cuando te veía en el chat, los dedos me picaban de la ansiedad porque quería al menos escribirte un ‘Hola’ o alguna letra pero nunca era capaz. Una vez que fui a la empresa para almorzar con mamá, yo estaba en la recepción hablando con la secretaria y de repente tú apareciste a mi lado preguntando por Oleg. Dios... sentía que me iba dar un infarto, mis pulsaciones se aceleraron, sentí un cosquilleo en el estómago y las piernas me flaquearon cuando te tuve ahí. No me entendía nada de lo que me pasaba, para mí era absurdo, pero cada vez era más fuerte y te convertiste en mi amor platónico. No dormía en las noches, de día pensaba en ti, y hasta sentía que me faltaba el aire a veces. Algo dentro de mí, me decía que podías llegar a ser algo más en mi vida. No eras una opción tan lejana porque sabía que a ti te gustaban las chicas, eras la hija del jefe de mi madre y algún día nos cruzaríamos. Nunca perdí la esperanza y a los cuatro meses, como por cosa del destino, mamá me dijo que había iniciado en una relación con Oleg. Uh! nunca estuve más nerviosa con esa noticia, quiero decir, ahora estabas un paso más cerca de mí— Gimió con una sonrisa —Cuando llegó el día de vivir aquí y conocerte de verdad… estoy segura de que si hubiese respondido a tu saludo, hubiese tartamudeado como una idiota de lo nerviosa que estaba. Quería gritar de la emoción y abrazarte cuando te tuve frente a mí, pero no podía porque no quería parecer una loca, ni ser tan obvia…— Soltó una risita —pero todo falló y mi cordura se fue al carajo cuando te vi espiándome por la ventana, ahí supe que eras una pequeña pervertida y encontré mi oportunidad para acercarme a ti, esta vez de la manera más loca posible. Pero, no pude controlarme Yul, fue inevitable y por eso seguí molestándote y molestándote todo el tiempo.

—WOW— Fue lo único que pude decir. Estaba en shock, era casi imposible creer que detrás de toda esa locura, las cosas hubieran sido como Elena las contaba.

—Piensas que estoy loca, cierto?— Me preguntó.

—No bebé, tú no estás loca— Sonreí y revolví su cabello —Lo loco es que así se dieran las cosas… pero como te lo dije, fue el destino, y contra él no se puede discutir.

—Fue culpa de esa foto— Dijo sonriendo.

—Puedes mostrármela de nuevo?— Pregunté, pero ella de inmediato cogió su celular de encima de la mesita y se lo escondió contra el pecho, justo debajo de la cobija. Eso me pareció muy extraño y levanté una ceja —¿Qué pasa?

—No quiero que veas mi celular— Apretaba más la cobija.

—Por qué?— Fruncí el ceño.

—Es que…— Ella tartamudeaba tratando de decirme algo, pero yo solo veía como su agarre en la sabana perdía fuerza y en un movimiento rápido, aproveché para meter la mano debajo de la cobija y se lo arrebaté. Ella comenzó a gritar y trataba de quitármelo mientras yo me reía carcajadas… y aunque me doliera de la garganta hasta el dedo pequeño del pie, no dejé que me lo quitara. Ella finalmente se dio por vencida y se acostó boca arriba, cruzada de brazos y bufando.

—Por qué te enojas?— Le dije riendo —Acaso tienes cosas pervertidas aquí?— Volví a soltar una risita pero de inmediato la dejé, cuando vi sus ojos cristalinos —Lena?— Acaricié su mejilla y la obligué a mirarme —Vas a llorar por eso?— Le pregunté, pero no me contestó nada y solo veía como su nariz se iba arrugando más y más. Mierda… que hice. —Elena?


—No quiero que veas mi teléfono porque te vas a enojar conmigo— Finalmente me dijo, con lágrimas en los ojos.

—De que hablas, bebé?— Ella pegó un pequeño gemido y se tapó los ojos con su brazo —Bebé? Elena Katina!— Suspiré sabiendo que no iba hablarme, así que decidí descubrir cuál era el motivo por el que según ella, yo me enojaría. Entonces, toqué la pantalla del celular y lo primero que vi cuando se iluminó, fue la foto que ella me mostró aquel día en el rio, la misma donde ella y yo nos besábamos, la misma que yo ni sabía cuándo había pasado.

Sonreí cuando recordé la picardía con que ella me lo había mostrado ese día en el rio. Yo aseguraba en ese tiempo que Elena era una psicópata.

—Bebé, en serio crees que me voy a enojar por esto?— Le puse el celular enfrente y vi como suavemente se destapaba un ojo, miró la foto y asintió.

—Yo... me aproveché de ti ese día— Susurró y volvió a taparse.

¡Oh por Dios! Con esta actitud no me quedaba ninguna duda de que Elena aún era una niña, era tan absurdo que a estas instancias pensara en que yo me enojaría por eso.

No le respondí nada y en lugar de eso moví algunas cosas en el celular y le quité el brazo de los ojos.

—Sabes algo Elena— Ella me miró —Ya te has aprovechado mucho de mí, así que es hora de que yo me aproveche de ti.

Esas palabras hicieron que sus ojos y su boca se abrieran como platos. Ella estaba a punto de decirme algo pero no se lo permití y me lancé a su boca, hundiendo mi lengua en aquel lugar donde siempre era bien recibida. Coloqué el celular frente a nosotras y el sonido de la cámara se hizo presente... No pude evitar sonreír y comencé a disfrutar de la suavidad de aquella boca, que sin ninguna duda, sería mi más grande adicción de ahora en adelante.

Nos besábamos pero no con ferocidad, ni deseo. Nos besábamos lento, con ternura... con amor. Ese era el beso que lo expresaba todo y el que cada segundo, era capturado por su celular.

Pasaron casi cinco minutos y tuvimos que separarnos por falta de aire. De inmediato Elena me arrebató el celular de las manos y comenzó a mirar las fotos una por una. Para mí era imposible describir la expresión en su rostro mientras veía las capturas. No sabía si estaba feliz o estaba triste. Su mueca era indescriptible.

Junté mi cabeza a la suya, para ver las fotos con ella y vi como que se detenía en una, ahí se veía su labio inferior atrapado entre los míos. Ella la miraba fijamente y pasaba el dedo por la pantalla, dibujando el contorno.

—Ese será tu nuevo fondo de pantalla?— Pregunté.

Ella me miró y sin decirme nada, dejó un beso en mi mejilla y volvió a su celular. Supuse que eso beso era un 'si' y cerré los ojos por un instante. No pasaron más de cinco segundos para que los abriera de nuevo, y me sorprendí cuando vi a Elena a punto de postearla en su Facebook.

—Qué vas a hacer?— Pregunté.

—Subiré esta foto. Quiero que todos vean lo hermosa y adorable que es mi novia.

Pero que rayos? —Elena, vamos, no puedes subir eso.

Frunció el ceño con un puchero —¿Por qué?

Me aclaré la garganta —Bebé, se nota en cada centímetro de nuestros rostros lo que estábamos haciendo. Solo mira, estamos despeinadas, tenemos las mejillas rosadas, los labios un poco hinchados y aunque ese no sea mi perfil golpeado, me veo terrible— Gemí.

—No digas tonterías Yul-Yul, Tú ni con mil golpes en la cara te verías mal, y en cuanto lo otro, nos vemos perfectas, y es mejor que se enteren de que esta foto fue tomada después de que tú y yo hicimos el amor, así esos estúpidos de mis amigos dejarán de enamorarme y escribirme cosas desagradables. Desde ahora todos mis amigos sabrán que estoy muerta de amor por una chica llamada Yulia Volkova, y que yo soy solo de ella— me dio un beso en la frente, en la nariz, en la boca y comenzó a subir la foto.

En cuanto la foto se publicó con la descripción 'I dont wanna miss a thing' el nombre de la canción que yo le dediqué. Una lluvia de ‘Likes’y ‘comentarios’ empezaron a aparecer en ella. La mayoría le colocaban corazones, sonrisas, unas personas la felicitaban, otras se mostraban sorprendidas por medio de caritas y frases... y otros colocaban signos de pregunta, por supuesto la mayoría chicos.

Elena dejó su celular encima de la mesita y se tiró a darme besos en mi hoyuelo, yo no hacía más que reír ante la ternura de mi novia y también porque el maldito cuerpo me dolía con cualquier movimiento así fuera el más mínimo.

Nos quedamos abrazadas, disfrutando del momento, hasta que sentí como me olfateaba el cuello.

—¡Hueles mal!— Me dijo.

—Oh si... y a que huelo?

—Mmm— Volvió a olfatearme, provocándome cosquillas —Mal, muy mal— reía.

Solté una carcajada y también la olfateé —Tú también hueles mal.

—No es cierto, tú eres la que huele muy mal.

—Bueno, pues déjame decirte que ese es el aroma de tus orgasmos— Reí —Y tú también hueles a ellos pero mezclados con fresa.

—No es cierto— Me respondió mimada y otra vez comenzamos a reír como tontas; mientras nos olfateábamos todo el cuerpo y hacíamos muchas muecas de desagrado. Un rato después lo dejamos, y volví a cerrar mis ojos, tenía demasiado sueño.

De repente sentí como se movía de mi lado, se quitaba la cobija y comenzaba a sentarse en la cama. Fruncí el ceño porque no quería que se fuera, la quería conmigo todo el día en la cama.

—A dónde vas?— Le pregunté.

—Voy a prepararte un delicioso desayuno— Me dijo, y cuando intentó pararse, de inmediato saqué fuerzas de donde no tenía, la tomé del brazo y la devolví a la cama de un jalón. Ella cayó boca arriba, completamente desnuda y asombrada.

Quejándome de dolor en el cuerpo me moví y me hice encima de ella, sosteniéndome de las manos y sonriendo picara.

—Sabes algo, hoy quiero desayunar un delicioso orgasmo de Elena Katina.

—Qué demonio...— El que demonios lo cambió por un fuerte gemido cuando me bajé a su entrepierna, posé mis manos en su abdomen y mi boca se acercó a sus pliegues.

Estaba a punto de lanzarme a mi desayuno… y de repente. Gritaron mi nombre y oí unos pasos golpeando en el pasillo. Me quedé estática entre las piernas de Elena, los pasos cada vez se acercaban y para mi maldita suerte, miré la puerta y estaba sin seguro.

Comencé a temblar, y mi cuerpo se tensó cuando los pasos se detuvieron en mi puerta.

—Yulia? Estoy en casa hija, voy a pa...

—¡NOOOOO!— Dije un grito que me terminó de desgarrar la garganta. Hice una mueca por el dolor; mientras me agarraba la garganta y Elena inmediatamente se acercó a mí.

—Hija?, eres tú? Puedo pasar?

—Papá no entres, estoy...— ¡Mi garganta!. Miré a Elena para que me ayudara a pensar en algo, pero ella solo sonreía —Vistiéndome.

—Bueno, no voy a entrar, pero por qué tienes la voz así. Estás sufriendo un resfriado?

—Ajá.

—Jumm, suenas terrible, voy a prepararte algo para eso. Ya has desayunado?

—Dile que no alcanzaste— Dijo Elena burlándose, y no dudé en pegarle una palmada en la frente. Ella se quejó y se quedó sobándose.

—No papá.

—Bueno entonces te espero abajo para el desayuno. Está bien?...Te amo.

—Si papá, también te amo.

Suspiré aliviada cuando escuché como papá se alejaba de mi puerta, y casi a la velocidad de un rayo, me levanté de la cama pero de repente sentí un sudor frio por todo el cuerpo, todos mis huesos sonaron, una resaca me inundó la cabeza y unas ganas de vomitar se apoderaron de mí. Mi cuerpo se debilitó y estuve a punto de caer al suelo, pero las manos de Elena me atraparon a tiempo. Ella me agarró de las caderas, sosteniéndome fuerte y mi cabeza cayó en su hombro.

—Yul?— Me llamó e inclinó la cabeza hacia atrás para mirarme —... Vas a morir?

Reí divertida por lo que me acaba de preguntar y negué sobre su hombro —No Lena, es solo que... creo que no debí haberme movido tan rápido.

—Lo siento— Me dijo, y luego sentí sus labios posándose en mi cabeza.

—Está bien bebé, con un baño de agua tibia se me pasará, te lo prometo— Le aseguré. Nos volvimos a dar un pequeño beso y emprendimos rumbo a la ducha. Una vez allí, Lena preparó la bañera a temperatura media, y después ambas nos metimos a disfrutar y a sentir de como el agua calmaba el dolor en nuestros cuerpos.

Pasaron más de quince minutos, yo empezaba a quedarme dormida, hasta que sentí unas caricias en mi mejilla y abrí los ojos. Mi novia me miraba sonriente, y ese brillo que noté en sus ojos ayer, ahora era mucho más notorio.

—No podemos quedarnos aquí Yul-Yul, así que duchémonos porque Oleg te está esperando y mi mamá me debe estar buscando como loca.

Asentí dándole una débil sonrisa y nos levantamos para ir a la ducha, debo admitir que el agua tibia me sirvió mucho, sentía el cuerpo menos pesado, mucho más relajado, y gracias a Dios, las resaca del grandioso Red Bull desapareció junto con las ganas de vomitar.

Salimos de la ducha, Elena se fue a su habitación para vestirse y yo me quedé en la mía, buscando en el suelo que diablos ponerme. Mi habitación parecía un campo de guerra, nuestra próxima vez seria en la habitación de Elena. Eso era seguro!

Encontré ropa ligera, unos jeans negros y una camiseta blanca que me quedaba algo grande, pero no me importaba, hoy no saldría de mi casa ni loca. Mis únicos planes para hoy serian, desayunar y luego dormir, almorzar y luego dormir, comer y luego... dormir. Qué maravilla de plan, justo lo que necesito.

Salí de mi habitación y en ese mismo momento, mi hermoso bebé también salía. El olor a fresas de su cabello y su cuerpo inundó mis fosas nasales. La miré de pies a cabeza y se veía hermosa con esos shorts blancos y esa camisa del mismo color que le quedaba igual de grande que la mía.

Se quedó bajo la puerta y vi como trataba de posar sexy para mí —Me darías un besito antes de bajar?— Me acerqué sonriendo, la tomé de las mejillas y choqué mis labios con los suyos, haciendo que el beso sonara por todo el pasillo.

—Bajemos ya Katina, muero de hambre— Me acaricié el estómago.

Elena entrelazó mi mano con la suya y comenzó a jalarme hacia las escaleras —Y yo muero por contarle a mamá lo nuestro.

'¿Qué?' Pensé en voz alta, y fue inevitable que me detuviera en seco cuando la oí decir eso.

Ella me quedó mirando extrañada y se acercó a mí —Qué pasa?

—Elena, no podemos decirle a Inessa.

—Pero... por qué, tú me lo prometiste ayer…

—Si Elena, y lo vamos a hacer, pero no ahora— En cuanto dije esas palabras. El brillo de sus ojos fue cambiando y ahora parecía llena de tristeza. No puedo negar que me sentí mal, pero no podíamos hacer esto solo así, necesitábamos hablarlo nosotras y tener un plan. Me solté de su agarré y volví a tomar su rostro entre mis manos —Mi vida entiéndeme por favor, para mi papá y para Inessa yo soy la novia de Naty.

No podemos llegar y soltarles todo como sí nada. Primero tengo que hablar con papá sobre Natalya y lue...

—Pero podemos explicárselo ahora!— Gimió.

—No Lena, si vamos a hacer esto lo haremos bien. No quiero que haya una confusión y después se forme un gran problema aquí en la casa, creo que ya he tenido suficiente, no toleraría algo más... Estamos de acuerdo?

Asintió triste.

—Primero, hablare con papá y le explicaré todo, estoy casi que segura que él nos apoyará y nos ayudará dar el siguiente paso para decírselo a tú mamá. Y no sé, para ese instante me gustaría que fuese especial, en una cena o algo parecido. No lo crees?

—Creo que es una buena idea— Suspiró —Lo siento Yul, tienes toda la razón. A veces suelo hacer las cosas sin pensarlas... lo haremos como tú digas— Tiró sus brazos a mi cuello y se apretó fuerte contra mí, logrando que yo gimiera de dolor —Lo siento— Dijo riendo. Nos dimos un último beso y ella se adelantó a bajar las escaleras.

La seguí y la miraba saltar mientras corría por la sala, como lo haría una niña pequeña. Vi cómo se detenía frente a la cocina, miró adentro y luego entró.

La estúpida sonrisa no desaparecía de mi rostro, y se hizo aún más grande cuando llegué a la puerta de la cocina y vi como Inessa la envolvía en un abrazo, y comenzaba a mimarla.

—Mi amor, te ves preciosa, radiante y llena de vida. Dime, qué te tiene tan feliz— Inessa le preguntaba.

—Muchas cosas mamá— Le respondió Elena, sonriendo como siempre lo hacía.

—Oh! entonces déjame terminar este desayuno y ya me sentaré contigo para que lo hablemos. Te parece?— Elena asintió y se sentó en la mesa a mirar su celular.

Estaba a punto de girarme para ir a buscar a Ginger, pero de repente...

—¡YULIA VOLKOVA!— Gritaron. Gritó mi papá…

Diablos! No lo pude evitar y las piernas me flaquearon, las manos comenzaron a temblarme, el sudor se hacía presente de nuevo, las ganas de vomitar volvían.

Elena también se levantó del asiento y se quedó estática, solo mirándome, de igual manera que lo hacia Inessa con la única diferencia que ella tenía cara de asombro y la boca abierta...

—Por qué no vienes a saludar a tú padre— Lo oí cuando me preguntaba desde la sala, y también a sus pasos cuando golpeaban contra el suelo. Llegó a mi espalda, hubo un silencio... y su mano se posó en mi hombro. Si... era mi fin —Yul?

Me giré en cámara lenta hacia mi padre y mis ojos veían como cada centímetro de su expresión radiante y su sonrisa iba cambiando a una mueca de horror, puro y absoluto horror.

—¡Yulia! Por Dios!... qué te pasó¡?— Atrapó mi rostro entre sus manos... Y Oh Señor, nunca había visto a papá tan preocupado antes. Sus ojos se iban llenando de lágrimas y sé que estaba a punto de llorar —
Intentaron robar la casa? Intentaron hacerte algo? Dime quien te hizo esto, Yulia?— Gritó completamente enojado y afectado.

—Papá cálmate, puedo expli...

—¡Dímelo ahora!— Me volvió a gritar, sacudiéndome levemente por los hombros. Su respiración era pesada y podía escuchar como los latidos de su corazón se agitaban. Él miró hacia atrás de mí, supongo que a Inessa y a Elena. Me agarró de la mano y me haló hacia su habitación. Me sentó en la cama y comenzó a caminar de izquierda a derecha.

—Quiero que en este instante me lo digas todo, Yulia Volkova. Y cuando digo todo, me refiero a todo!

—Papá... yo.

*Toc* *Toc*

El sonido de la puerta nos interrumpió, se abrió y Elena entró, cerró tras ella y se sentó a mi lado con la cabeza gacha. Traté de hacer que me mirara pero no levantaba la cabeza, ni se movía. Miré a papá y él tenía su mirada clavada en ella...

—Elena, sal de aquí— Le pedí pero ella no dijo nada y solo negó — Elena, qué haces..— Susurré.

—Nadie se va ir de aquí— Papá ordenó.

Tengo que confesar que este era el momento más atemorizante de mi vida, mucho más que cuando le confesé mi sexualidad, papá estaba realmente furioso.

—Por qué estás aquí Elena? Acaso fuiste tú quien golpeó a Yulia de esa forma?

—Papá por favo..

—Silenció Yulia!. Responde Elena.

Elena levantó la cabeza, me miró y asintió. Pero que mierda! qué estaba haciendo...

Fruncí el ceño —Eso no es cierto papá, ella no lo hizo— Le aseguré, y me puse de pie. Papá ni siquiera me miró y enfocó su mirada solo en Elena.

—Por qué lo hiciste Elena, que tienes contra mi hija, dime. Qué ha hecho Yulia para ganarse tu odio y ahora tus golpes? Por favor, respóndeme ahora.

—Papá, de que rayos hablas?— Traté de entrometerme.

Él me volteó a mirar y con solo ver su mirada, estuve segura de que quería ahorcarme, estrangularme y tal vez lanzarme por un precipicio.

—De que hablo? El jueves te encontré llorando en tú habitación, no me quisiste decir que te pasaba, y luego me dijiste de la nada que Elena te odiaba...

Oh gran mierda.. Esto era suficiente... —Estoy enamorada de Elena— Le corté.

La expresión en su rostro de inmediato se serenó ante mi confesión y procedió a apoyarse contra la puerta, mirándonos. Volví a sentarme al lado de Elena, entrelacé su mano con la mía y empecé a hablar —Han pasado muchas cosas papá, y sé que debo explicártelas pero por ahora, solo voy a decirte que estoy enamorada de ella, y no te lo hice saber ese día porque primero debía aclarar muchas cosas. Era algo que no te podía soltar así como así. Lo siento mucho.

Papá suspiró, se tomó la cabeza y comenzó a acariciarse la nuca. Estaba a punto de contestarme pero en ese momento golpearon la puerta e Inessa entró a la habitación.

—Disculpen chicos, puedo saber qué pasa?— Miró a papá —Si mi hija está aquí, supongo que está involucrada en algo, y si es así, quisiera saberlo.

—No es nada cariño— Papá contestó, sonriendo —Las chicas solo me contaban porque Yulia tiene esos golpes, es todo.

—Y por qué tienes esos golpes, cielo?— Ella me preguntó.

—Intentaron robarle el teléfono— Papá respondió por mí.

—Oh Dios, que clase de persona haría algo así por un teléfono. Déjame verte — se acercó a mí, me tomó de la barbilla y comenzó a examinarme —Yul, esto se ve muy mal— Dijo negando —Hagamos algo, vamos a tomar el desayuno y después de eso te pondré unos pañitos de agua fría para que la hinchazón baje. Te parece, cielo?

Asentí.

—Bien, es todo... Vamos chicas, vamos a desayunar— Dijo papá por último, antes que todos nos dirigiéramos al comedor.

El desayuno se desarrollaba en completo silencio, Papá no quitaba la miraba de mí, ni de Elena que estaba a mi lado. Realmente era muy incómodo. Inessa, solo intercambiaba miradas a todos pero no se atrevía a preguntar nada. Lo que si era seguro, es que ella no se había creído el cuento de que intentaron robarme. Sé que ella sospechaba que había algo más.

Todos terminamos de desayunar, Inessa recogió la mesa y en ese instante papá aprovechó y nos habló.

—Tenemos que sentarnos todos y hablar sobre este tema con más calma— Ambas asentimos —Imagino que ustedes tienen que pensar muy bien lo que van a decir así que... vayan a sus habitaciones. Yo me quedaré con Inessa en la sala— Solté todo el aire que había contenido y tomé la mano de Elena.

—Gracias Oleg— Le dijo ella un poco apenada.

—No me agradezcas nada Elena. Primero tenemos que hablarlo. Ahora suban— Él ordenó bastante serio, y se levantó rumbo a la cocina.

Nosotras no tuvimos que pensarlo dos veces y de inmediato, subimos a su habitación. Le dije a Elena que no cerrara la puerta, para no levantáramos ninguna sospecha de su mamá.

Ambas nos sentamos en la cama y de la nada, Elena comenzó a reír —Creo que tu idea no está resultando muy bien— Me dijo.

—Si... pero al menos papá ya sabe una parte de la historia y ahora tendré que explicárselo antes de lo planeado— Suspiré, dejándome caer al colchón. Elena también lo hizo y en el instante en que iba a dejar un beso en mi mejilla, escuchamos el timbre de la casa y nos volvimos a sentar.

—Debe ser Irina— Me dijo.

—Bebé, puedes dejar que ella hable conmigo aquí, ya sabes, mi habitación está destruida y...

—Está bien, esta también es tu habitación— Tiró sus brazos a mi cuello y me abrazó fuerte. Se acercó a mi oreja y me preguntó —Voy a tener que ordenar tú habitación.

—Tienes que hacerlo— Dije mientras le devolvía el abrazo y cerraba los ojos, embriagándome de su aroma.

Nos separamos cuando escuchamos pasos en el pasillo, y de nuevo me dejé caer sobre la cama.

De repente... Escuché los gritos de Nastya.

—Lena, vi la foto que subiste a Facebook y no lo pude evitar, he venido a que me cuentes todo.

De inmediato volví a sentarme en la cama, y la vi parada en la puerta sin saber qué hacer. Ella me quedó mirando y solo puedo tartamudear un 'Hola' mientras reía nerviosa.
Elena y yo soltamos una risita, pero luego todo quedó en silencio y supuse que querían hablar sobre la foto, así que me levanté de la cama rumbo a la puerta, pero una suave y delicada mano atrapó la mía, y me detuvo.

—Quédate— Oí la voz de Elena. Volteé a mirar hacia atrás y la vi sonriéndome. Miré a Nastya y ella también lo hizo. —Quédate y acuéstate, necesitas dormir— palmeó el lado de su cama, y vaya que si lo necesitaba, estaba que me caía del sueño. Con mucho gusto hice caso a las palabras de mi novia, me quité los zapatos y me lancé a la cama boca abajo.

Ellas también se quitaron los zapatos y se sentaron en el lado de la cama que quedó libre.

Acomodé bien la cabeza en la almohada, cerré los ojos y me dejé caer en el más profundo de los sueños.

...

20 minutos después.

—Bebé Volkova. Despierta. Hey!— Alguien me daba empujoncitos en el hombro, y en lo más lejano podía escuchar unas risas —Maldita sea Yulia Volkova. Si no despiertas ahora mismo voy a dejarte el perfil izquierdo igual o más lleno de golpes que el derecho— Oí como me amenazaban.

—Yul-Yul, bebé, Irina está aquí, despierta— Esta vez sentí una mordidita en los labios, seguido de una lamida en el cuello y fui abriendo los ojos lentamente; mientras bostezaba y gemía.

—Eres una maldita Volkova, si no te hacen cosas pervertidas o cariñitos no te despiertas— Escuché como Irina me decía, ganándose una risita de Elena y Nastya.

Bostecé de nuevo, rascándome los ojos y me senté —Cuanto dormí?— Le pregunté a Elena.

—No mucho, creo que solo fueron veinte minutos.

—20 minutos?— Miré a Irina —Maldita sea, no dormí nada por tu culpa.

—Si, si... fue mi culpa— Dijo mirando a Elena, quien de inmediato le sacó la lengua. Irina soltó una risa y levantó una carpeta que tenía en la mano —Este es el trabajo que debes realizar— Me la entregó pero ni siquiera la abrí. —Si no vas a ir a clase, aunque creo que es lo mejor porque no te ves nada bien, al menos has el intento de enviarlo por Email. Estamos en último semestre y cualquier mala calificación es un paso en falso.

—Lo sé— Contesté, y en ese preciso momento el timbre de la casa volvió a sonar.

Irina y yo nos miramos... y no sé porque diablos, pero empecé a tener un mal presentimiento. Irina abrió las manos en señal de pregunta, y le hice una pequeña seña con la boca para que se asomara por las escaleras. Ella de inmediato lo captó, salió de la habitación y no pasaron más de cinco segundos para que regresara corriendo.

Me asusté cuando la vi entrar así y me levanté de la cama, tomándola por los hombros —¿Qué te pasa?— Le pregunté.

Irina intercambió miradas con Elena y conmigo, y me dijo justo lo que yo estaba sospechando…

—Es Sveta...



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Mensaje por Fati20 10/18/2019, 4:44 pm

Hay q lindas son juntas, julia de verdad q es feliz con su lena pervertida. Ahora la cosa esta en q la demente de sveta va as decirle todo a la inessa y dejándolas en mal
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Mensaje por mary 10/18/2019, 6:20 pm

Queeeeeeee no manches esa vieja de nuevo a rruinar todo ash

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Mensaje por Vera Rivero 10/18/2019, 10:29 pm

Comencé a leer este capítulo cuando estaba en el trabajo y de repente empecé a reír a carcajadas cuando Lena gritaba que Julia estaba muerta 😂 y pues tuve que dejar de leer porque ya me miraban raro jajajaja
P.d. era obvio que la tal Sveta no iba a quedarse tranquila

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Mensaje por Kamila 10/19/2019, 7:12 am

La piedra en el zapato esa tipa

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/20/2019, 11:44 am

Hola chicas, feliz Domingo!!! No sé uds, pero siento que debo lanzarle una granada a Sveta en este capitulo. Quién está de acuerdo???


A leer!!!

PD: Doble actualización HOY!!!!!




Capítulo 26: Amenaza


—Es Sveta...

—¡No Yul-Yul!— Elena  gimió y se levantó de la cama, tirándose a mis brazos —Sveta va a separarnos. Le dirá todo lo que pasó a mamá y luego ella y yo… tendremos que irnos de aquí— ¡No quiero, no lo permitas por favor!

—Bebé, eso no va a pasar. Te lo juro!— Le aseguré, tratando de calmarla —No lo voy a permitir.

—¿Disculpen?— Nastya salió detrás de mí —Lo siento chicas pero... puedo saber qué es lo que ocurre?

—No le contaste a Nastya?— Le susurré a Lena en el oído.

Ella negó —No alcancé.

—Amiga de Elena, este no es un buen momento para contarte toda la historia. Lo único que debes saber por ahora, es que no podemos permitir que Sveta hable con Inessa.

—Pero...

—Luego te diremos— Le dije a Nastya pero no sabía si ese luego se iba cumplir o lo escucharía todo cuando Sveta nos delatara. Aparté a Elena de mí, limpié unas lagrimitas que tenía en las mejillas y la obligué a mirarme —Deja de llenarte la cabeza con tonterías y escúchame bien, ni ella, ni nadie nos va a separar. Te amo Elena, te amo y no lo voy a permitir, está bien?— Asintió —Y si ha venido a delatarnos... simple, que lo haga y ya— Dije derrotada.

—¿Qué estás diciendo, enana?— Nina me preguntó —No, no y no. Ni creas que vamos a darle el gusto a esa mujer de que se divierta con ustedes. No podemos permitir que se salga con la suya!— Dijo enojada.

—Pero Nina, qué podemos hacer...— Le pregunté.

—Podemos...

—¡Elena!

Uh? Todas nos miramos.

—¡Elena!—   ¿Inessa?  —Lena, Sveta ha venido a buscarte. Ven aquí.

Oh demonios… no…

—Noooo— Elena chilló —mamá está llamándome, hagan algo por favor— Juntó las manos rogándonos a Nina y a mí.

—Tranquilízate Lena— Nastya le dijo y la abrazó.

—Lena!— Inessa la llamó de nuevo... Y demonios, no podía soportarlo más. Tomé a Elena de la mano y la arrastré conmigo hacia la puerta, pero por supuesto, Irina se interpuso en mi camino, abriéndose de pies y manos y no me dejó salir.

—¿Qué diablos crees que haces?— Me preguntó.

—Se acabó Nina! no haremos nada!.. Iré allá y yo misma voy a contarle todo a Inessa. Quítate.

—¡No! tenemos que pensar en algo.

No? Esa no era la palabra correcta para mí en este momento. Le metí un empujón que la mandó contra la puerta de mi habitación y salí de allí como un toro.  Esto era suficiente, Sveta se podía ir a la mismísima mierda... Nada me detendría, Iba más decidida que nunca a afrontar lo que fuese que sucediera.

Bajamos las escaleras y en cuanto pisé el primer escalón...mierda! me detuve en seco, logrando que Elena se estrellara conmigo y se golpeara la frente contra la parte de atrás de mi cabeza. Todo, pero todo mi maldito valor se fue al carajo cuando en la sala vi a Inessa y a papá conversando muy a gusto con Sveta. Reían y le acariciaban los brazos como si ella fuera una tercera hija o parte de la familia.

De repente ellos nos voltearon a mirar, papá serio, Inessa sonriendo cariñosamente y Sveta también con una sonrisa, pero esta solo mostraba maldad.

—¡Lena!— Dijo exagerando. Se levantó del sofá, aún con esa malvada sonrisa y comenzó acercarse a nosotras. La seguí con la mirada y no sé cómo diablos lo había hecho, pero el maldito corte que Elena le hizo en la mejilla, ni siquiera se le notaba... había desaparecido. Llegó a mi lado, y como era de suponerse, la sonrisa desapareció de su cara —Subir una foto a la red después de haber follado— Negó con la cabeza e hizo una mueca —ridículo— Me apartó de Elena con su hombro, y la envolvió en el típico abrazó que siempre le daba. —Amiga! que gusto me da verte— Dijo para que papá e Inessa la vieran, pero luego se le acercó al odio y comenzó a susurrarle —Supongo que tu mamá aún no sabe que eres lesbiana, cierto?— Le dio una sonrisa, disfrutando del nerviosismo de mi novia —Bien, tu silencio me lo confirma, así que...— La cogió de la mano y le dio un beso en la mejilla —manos a la obra— Dijo  muy divertida y se la llevó a la sala arrastrada mientras Lena solo me miraba. La sentó entre Inessa y papá y ella tomó lugar en el sillón que estaba diagonal a ellos.

Demonios, no sé qué me pasaba, el corazón me golpeaba, las manos me temblaban, pero no podía despegar los pies del suelo, estaba paralizada en ese lugar, casi como un adorno más de la sala.

De repente, escuché unos pasos detrás de mí y luego un aliento pegando contra mi oreja —¿Por qué Elena está allí sola?— Era Irina.

—Inessa, Oleg— Sveta habló, se puso de pie y comenzó a recorrer de izquierda a derecha el espacio de la sala.

—Oh por Dios, haz algo— Le susurré casi inaudible e Irina me devolvió un ‘imposible’ en el mismo tono.

—Como les estaba diciendo, mi Lena me pidió que viniera hoy para que le ayude a confesarles a ustedes algo que no la deja dormir y que se ha guardado desde hace mucho tiempo. Cierto amiga?— Le preguntó. La muy estúpida sonreía de medio lado mientras torturaba a mi novia con su secreto. Yo solo podía ver como Lena se mantenía callada y con la cabeza gacha —Bueno, Lena no responde porque quiere que yo se los diga, así que Oleg, Ine...— Soltó una risita, ganándose un quejido de Inessa.

—!Sveta! hazlo rápido que me estoy muriendo de la curiosidad. ¿Qué es eso que mi niña se ha guardado durante tanto tiempo.

—Inessa, Oleg, lo que Elena quiere confesarles… es que ella… — Sonrió y me miró — Ella...— Maldita sea... ¡No!

—¡Ella está enamorada de alguien!— ¿Uh?  Todos volteamos a mirar a las escaleras, y Nastya aparecía de la nada, soltando una risita nerviosa mientras se hacía a mi lado. Me quedé mirándola, tratando de preguntarle por medio de expresiones que diablos había hecho pero no me respondía nada.

—No te pudiste inventar algo más inteligente?— Irina le dijo entre dientes pero Nastya la ignoró y se acercó a la sala  —Lena está enamorada Inessa, eso era lo que quería confesarte.

Inessa se sorprendió y se cubrió la boca con ambas manos mientras miraba el perfil de Elena —Estás enamorada, mi amor?— Elena dudó en responder pero luego asintió lento —Oh por Dios— Inessa aplaudió emocionada —Yo ya estaba pensando que eso nunca sucedería. Tú nunca me habías hablado de amor, nunca habías dicho de alguien especial y ahora... Oh mi cielo... dime ya por favor ¿quién es ese chico tan afortunado que se ha robado tú corazón?

¿Chico afortunado? Esto es enserio ¿Por qué siempre suponen que debe ser del sexo contrario?

—¿Chico?— susurró Irina —¡Qué gran mierda!

—Dime mi amor ¿Quién es el chico, es de la Facultad de Veterinaria?

Elena me miró, tragó saliva y vi como sus ojos se iban colocando colorados, las lágrimas estaban a punto de brotar de allí  —No!— Ella le respondió en un tono muy bajo y no pude evitar que mi corazón se acelerara —No es de la Facultad... y… —  Hizo una pausa —no… es… un... chi...

—¡Elena espera!— Mi papá de repente entró en la conversación. Se puso de pie y tomó la mano de Inessa —Antes de que Elena te lo diga, yo debo comentarte algo muy urgente.

Inessa enarcó una ceja —Cariño, podría ser después, esto es muy importante para mí y para mi hija.  Esperemos a que Lena nos cuente quién es el chico?

—No cariño, te prometo que será rápido y volveremos con Elena en unos instantes.

Inessa suspiró un poco disgustada, pero al final se levantó del sofá —Espérenme un momento chicas. No se vayan a mover de aquí— Les advirtió, sobre todo a Elena, papá aprovechó y de inmediato la arrastró a la habitación.

La sala se quedó en completo silencio, todas las miradas estaban posadas en Sveta que solo bebía tranquilamente de un vaso mientras miraba a Elena sonriendo.

—Vaya Elena, yo iba directo al grano… pero tu amiguita— Señaló a Nastya —revolvió las cosas y ahora tendrás que explicarle a tú mamá que no estás enamorada de ningún chico porque siempre has sido una maldita lesbiana— Se le burló, haciendo que los ojos de Elena empezaran a soltar lágrimas.

—Maldita lesbiana?— Irina se le acercó y Sveta retrocedió apretando la mandíbula —Que acaso tú no lo eres?... O es que te haces pasar por lesbiana?— Sveta se quedó callada. Esto me parecía sospechoso —No contestas? bien, entonces si Elena es una maldita lesbiana tú eres la peor, la más perra y la más maldita de todas las malas perdedoras. Para qué haces todo esto, por qué no aceptas de una buena vez que no significas nada para Elena... no le importas!

—¡Cállate estúpida!— Ella le susurró a Nina.

Irina rió mientras negaba —Sabes algo... No lo haré. Eso no, pero si hay algo que voy a hacer ahora mismo. Yul!— Irina me señaló la puerta y yo me quedé mirándola pero no entendí nada y abrí las manos en señal de confusión  —Ábrela.

Iba a preguntarle de nuevo para qué pero no fue necesario hacerlo, cuando vi cómo se le lanzó a Sveta encima, le cubrió la boca con la mano y la empezó a arrastrar hacia la puerta. Sveta comenzó a patalear y de inmediato reaccioné, corrí a la puerta y la abrí de par en par mientras veía como Irina luchaba para que la loca no se zafara de su agarre. De un momento a otro, Nastya corrió a ayudar a Irina, cogió a Sveta de los pies y entre las dos la sacaron al jardín de la casa.

Yo también salí corriendo, mirando toda la locura silenciosa que se había formado de la nada.

—Yulia, trae tu auto y ábrenos la maldita puerta— Irina me ordenó.

—¿Qué?

—¡Hazlo ya, maldita sea!—  Irina me gritó... y rayos... salí corriendo al garaje, saqué el auto y me bajé rápido para abrir la puerta trasera, las chicas luchaban para meter a Sveta y finalmente las tres cayeron adentro, gimiendo como locas.

—Malditas, suéltenme— Sveta gritaba muy fuerte.

—Yulia, súbete y arranca ya, demonios— Esta vez fue Nastya quien me lo dijo y no di espera, me subí al auto a toda prisa, temblando como gelatina.

—A dónde vamos?— Les pregunté.

—A cualquier lugar, pero hazlo ya. Larguémonos de aquí, maldita enana.

Bien, no tenía idea de dónde ir pero prendí el auto a toda prisa y estaba a punto de pisar el acelerador, pero en ese momento Elena llegaba azotándose contra la ventana del copiloto, respirando fuerte. Le abrí la puerta para que ella entrara y de inmediato desaparecimos de allí...


......** ......


Casi media hora después de conducir como una desquiciada, fuimos a dar a un bosque en las afueras de la cuidad. Yo no sabía qué camino tomar y con la gritería que había en la parte de atrás de mi auto, había sido imposible pensar en algo coherente.

Me bajé rápido para abrir la puerta trasera del auto, y cuando lo hice, Irina y Nastya cayeron al suelo junto con Sveta. Ellas dos se levantaron y todas nos alejamos un poco mientras veíamos a Sveta ponerse de pie.

Dios… ella sí que daba miedo. El pecho de esa mujer subía y bajaba, rechinaba los dientes, su ceño estaba fruncido, tenía los puños apretados, todo pero todo esto, mientras tenía su mirada clavada en mí.

—Esto lo planeaste tú, maldita— Me gritó y corrió hacia mí con el fin de golpearme, pero Irina alcanzó a empujarla y le hizo perder el equilibrio.

—Ni siquiera te atrevas a tocar a Yulia de nuevo— Le gritó, advirtiéndole. Sveta se levantó de nuevo, completamente despeinada, mirándonos mal a todas, pero sobre todo a mí.

—Tú no te metas— Le gritó a Nina —El problema es con esa hija de puta— Me apuntó.

—Entonces si es mi maldito problema. Y más vale que te calmes porque si no te arranqué el cabello ayer en ese Bar, no dudaré en hacerlo ahora mismo.

—Nina, cálmate por favor— Le pedí. Yo sabía que Irina era capaz de eso y más... así que no podía permitirlo, todas podríamos terminar en la cárcel —Eso no será necesario— Añadí y luego miré a Sveta —En cuanto a ti, ayer Elena te dejó bastante claro que no te acercaras nunca jamás a nosotras, y eso también incluye a Inessa, mi casa y todos los lugares en donde estemos.

—Yo hago lo que quiero, ustedes no me ordenan nada cabronas, y mucho menos tú Elena— La gritó —solo eres una ingenua, ridícula y tonta que juega a ser la amante de esta perra— Me señalaba —Dime, de verdad crees que ella siente algo por ti? ¡Tiene una maldita novia!

—¡Ellas terminaron!— Elena le gritó con la voz entrecortada, aferrándose con fuerza a mi mano.

—Oh... no me digas. Cuando fue la última vez que las vimos juntas! Cinco días? Seis? Oh. No me digas que ésta terminó con su novia hace cinco días y ya está follando contigo? Eso es lo que quieres por pareja Elena, una maldita guarra?

—Será mejor que te calles— Le pedí. Esta mujer ya me estaba sacando de quicio.

—Puedes estar segura que cuando se canse de meterte los dedos, te va a dejar igual que como lo hizo con su novia. Oh! Y sabes que es lo mejor? que no esperará ni siquiera un día para irse a follar con otras!

—Cállate— Elena le gritó y comenzó a sollozar, trató de zafarse de mi agarre, pero no se lo permití y la atraje hacia mí. Ella no me quería mirar y pude darme cuenta que las palabras de Sveta la habían afectado bastante.

—Elena, ella solo quiere herirnos. ¡No la escuches!. Te aseguro que eso no va a pasar mi amor, yo no te voy a dejar por...

—Oh! Es enserio?— De nuevo gritó, interrumpiéndome. Empezó a reír a carcajadas y a aplaudir —De verdad le acabas de decir eso, Volkova? Eso no va pasar? ¡Por Dios! ¡Que zorra eres! Supongo que eso mismo le decías a la retrasada de tú novia antes de que Elena llegara. Eres una mierda Yulia Volkova. Ya veo que a ti solo te atraen las mujeres tontas y estúpidas como Natalya y Elena!

Suficiente. Esta mujer había pasado el límite. Me acerqué y le clavé los nudillos en la boca y la nariz, con toda la fuerza que quedaba dentro de mí. Ella se tambaleó hacia atrás varias veces hasta que finalmente perdió el equilibrio y cayó al suelo.

Quedé allí parada en medio de todas, con la mirada perdida en el pasto, temblando de la rabia, exhalando sin control... en pocas palabras... Estaba ida.  Jamás pero jamás en mi vida me había atrevido a tocar a alguien.

Escuché como ella empezaba a llorar y por la esquina de mi ojo logré ver el pasto llenó de sangre. Debo confesar que me asusté cuando la miré de lleno y vi como la sangre chorreaba por su garganta y terminaba en su blusa.

Sin pensarlo, me le acerqué e intenté ayudarla a poner de pie pero me devolvió de un empujón.

—Tenemos que llevarte a un hospital— Le dije.

—No necesito ningún hospital— Se levantó cubriéndose la nariz, pero entre sus dedos se veía como se filtraba la sangre —Te vas a arrepentir de esto maldita. Todas ustedes se van a arrepentir de esto. Y tú Elena, tú más!

—Ya detente loca— Irina le dijo mientras caminaba al auto. Abrió la puerta del conductor pero no entró —Te voy a dar un consejo muy útil: Cállate o deja de hablar tonterías.  Y ya por favor, entiende de una buena vez que hagas lo que hagas Elena no va estar contigo. Entendido?—  Sacó un pañuelo doblado de la chaqueta y se lo tiró a los pies —Si por las dudas no entiendes, yo te lo haré entender. Vámonos chicas.

Entramos al auto aun escuchando las barbaries de Sveta, y antes de que Irina arrancara, ella se acercó a la ventana de Elena.

—Tal vez no fue hoy Elena, pero te aseguro que le haré saber a tu mamá que siempre has sido una maldita lesbiana, y que para colmo ahora anda follando con su hermanastra! Te lo aseguro Elena, no podrás esconder a tu mamá de mí para siempre...  Te lo juro.


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Mensaje por mary 10/20/2019, 12:52 pm

Wuuuuuuuuuuua maldita vieja Como la odio xfa que tenga su merecido y que no se salga con la suya falta muchos capítulos?

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Mensaje por Vera Rivero 10/20/2019, 3:47 pm

Que absurda la actitud de las chicas 😒
Inesa no es homofóbica y parece una persona sensata

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/20/2019, 6:22 pm

Chicas, último capítulo por hoy. Mari, no faltan muchos, creo que como cuatro nada más y finaliza la historia.

A leer!!


Capítulo 27: ¡Mierda!


Incomodidad. Silencio. Tensión. Esas eran las palabras correctas para describir lo que pasaba en el auto en este momento. Hace media hora habíamos abandonado el lugar y desde eso, ninguna de nosotras había dicho nada, nadie parecía querer hacerlo y bueno, era comprensible después de toda la basura que Sveta nos había gritado, y sobre todo lo último que le había dicho a Lena.

Eso tenía tan descolocada a mi novia que en lo que iba del camino, lo único que había hecho era soltar lagrimitas y gemidos ahogados contra mi cuello. No podía negar que me dolía mucho verla así, quería animarla o decirle algo que lograra calmarla pero en este momento… era casi imposible. Yo no podía crear una frase coherente en mi cabeza y además, estaba muerta de miedo pensando en lo que podría venirse.

De pronto mis pensamientos se esfumaron cuando vi a Nina abandonando el tráfico y desviándose a un callejón. Debo decir que me pareció muy extraño pero decidí no preguntarle nada.  Entonces, ella se detuvo, apagó el auto y se quedó mirándome en el espejo retrovisor.

—Parece que terminé de joderlo todo...— Dijo negando con la cabeza —Estoy tratando de pensar en algo para ayudarlas, pero lo único que se me viene a la mente son las palabras de esa loca.

—Esto no es tú culpa, Irina— Le dije —Creo que antes debo agradecerte porque si no hubieras reaccionado de esa manera, esa chica se hubiera salido con la suya.

—Si, pero gracias a eso ahora ustedes están obligadas a confesarlo. Y no pueden pasar de hacerlo hoy, porque no sabemos que tenga planeado esa mujer.

—Ella tiene razón— Nastya la señaló  —Aunque aún no sé toda la historia sobre Sveta, comprendí lo que trató de hacer y eso no era justo para ustedes, ni tampoco para sus padres— Irina asintió en acuerdo —Está claro que esa mujer es una demente y no se va a detener. Y mucho menos lo hará con lo que pasó hoy.

Demonios... Las chicas tienen razón.  Esto era una bomba con cuenta regresiva, o la explotamos nosotras o Sveta lo hace.

—Entonces Yul— Irina volvió a hablarme —Vamos a tu casa?... o prefieres que vayamos a otro lugar para pensar en algo?

—Lena...— La moví  —escuchaste?— Le pregunté. Ella solo me abrazó más fuerte, no me respondió nada pero luego sentí su nariz haciéndome cosquillas en el cuello y supuse que eso había sido un 'si'.

Ella era la pieza principal en esta situación y ahora, yo necesitaba una respuesta clara de lo que pensaba sobre esto. Entonces me incliné hacia atrás, logrando que ella sacara la cabeza de mi cuello y puse una mano en su barbilla para que me mirara.

Apenas esos ojos rojizos y llenos de lágrimas chocaron con los míos. No pude evitar maldecir una vez a más a la jodida de Sveta.  Si ella no hubiera aparecido hoy, mi novia no estaría en estas malditas condiciones y probablemente estaría riendo como cuando recién nos despertamos.

En ese momento recordé que en los cajones de mi auto siempre mantenía una caja de pañitos, así que me incliné para sacar unos cuantos y comencé a limpiar sus mejillas con mucha delicadeza.

—Cálmate bebé. Dime que quieres hacer?— Le pregunté.

Ella detuvo los sollozos y exhaló para poderme hablarme —Yo... quiero que sigamos tu plan... pero…— Volvió a agachar la cabeza  —las chicas tienen razón… Debemos ir a casa— Me susurró, y de nuevo, escondió su rostro en mi cuello.

Pegué el suspiro más largo de mi vida, la abracé con todas mis fuerzas y volví a acurrucarme con ella. Irina y yo nos miramos y eso fue suficiente para que retomara el camino.

Dos horas después, las chicas ya se habían ido a sus casas, y ahora, Elena y yo estábamos frente a la puerta de la nuestra, mirando horrorizadas el timbre.

No tenía idea de lo que pasaba por la mente de mi novia en este momento pero si sabía que la mía estaba vuelta un caos. Solo esperaba que Inessa fuera tolerante con este tema y lo entendiera.

Suspiré para calmarme un poco y luego puse mi mano sobre el timbre, pero sin presionarlo. —Estás lista, Lena?

Ella asintió junto con un murmullo y lo hice, timbré.  Entrelacé su mano con la mía y solo tres segundos después, la puerta se abrió de par en par… y  ahí apareció Inessa con el ceño totalmente fruncido.

—¿¡Ustedes donde estaban!? ¿Y por qué desaparecieron de la nada? Oleg y yo estábamos a punto de ir a buscarlas!

—Mamá…

—¿Y las demás?— dijo buscando detrás de nosotras —¿Dónde están?...¿Dónde está Sveta?

—Sveta tuvo que irse de urgencia, nosotras la acompañamos e Irina y Nastya se quedaron en el camino— Le respondió Elena.

—Oh... pero por qué tenían que irse justo cuando me ibas a contar sobre el chico que te gusta—  Demonios…  —Sigues en plan de decírmelo, cierto? No, es que ni siquiera debo preguntártelo, tienes que decírmelo.

—Mamá, yo...

—Lo hará— Dije de repente  —... Lo haremos.

—¡¿Cómo?!— Inessa se mostró sorprendida —Tú también sabes quién es el chico que le gusta mi hija?

Asentí con la cabeza y desvié la mirada a mi mano cuando sentí que Elena me la apretaba con mucha fuerza. Me estaba causando dolor.

Volví a mirar a Inessa y la vi con los ojos clavados en nuestras manos. Ella señalaba nuestro agarre mientras sonreía alegre —¡Estás cuidando de mi hija como un pequeño bebé!. Eso me gusta Yul, no quisiera que a mi hermosa niña le sucediera lo mismo que a ti en esas calles tan peligrosas.

—Nunca lo permitiría— Le dije segura.

—Te lo agradezco mucho, mi cielo— Me acarició la mejilla  —Bueno bueno, por qué estamos hablando en la puerta, mejor entremos a la sala y me cuentan todo sobre ese chico.

Maldita sea con el ‘chico’. Esto va a ser peor de lo que pensé.

Elena me arrastró al sofá principal muy nerviosa mientras Inessa iba en busca de papá. No tuvimos oportunidad de decirnos nada porque ellos llegaron rápido, se sentaron en los sofás libres y la sala quedó en silencio.

Elena y yo nos miramos una vez más, apreté su mano y le di una pequeña sonrisa para que empezara a hablar. Ella también me sonrió y después suspiró.

—Mamá... antes de decirte quien es la persona que me gusta… yo... quiero contar…

—Elena, espera!—  ¡Por el infierno! En esta no tienes que interrumpir papá!  —Inessa, creo que no disponemos de tiempo suficiente para hablar de eso ahora. Creí que me habías llamado para hablar del otro tema.

—Pero Oleg, esto también es importante— Ella le respondió.

—Lo sé cariño, pero sabes que el tiempo que nos queda es corto. Allá tendremos todo el tiempo del mundo para hablarlo, te parece?

Allá?  De que rayos están hablando?

—Pero Oleg...— Ella gimió disgustada.

—¡Cariño!— Papá le levantó una ceja tratando de que ella aceptara.

Inessa lo miró, después a Elena y suspiró  —Está bien.

—¿Puedo saber de qué están hablando?— Pregunté.

—Tú padre se los dirá, mi cielo. Mientras iré a la cocina para ver cómo va el pastel.

¿Pastel? ¿Qué pastel?

—Perfecto— Papá le respondió.

Inessa caminó hacia la cocina, y extrañamente, vi que él la siguió con la mirada.

—¿Qué está pasando, papá?

Él volteó a mirarme, y joder, ahí estaba de nuevo esa cara de enojo de hace unas horas. Si, la misma que utilizó cuando me vio los golpes en el rostro.

—Ustedes, explíquenme ya que carajos era lo que estaba sucediendo ahora?— Susurró enojado —¡Elena!, tu madre me tiene loco desde hace dos horas con el tema del supuesto ‘chico’.

—Papá eso fue un mal entendido. Queremos contarles toda la verdad en este instante.

—No. chica…

—Viene mamá— Elena lo interrumpió.

Papá de inmediato se quedó callado, y con mucho disimulo, se acercó un poco más a nosotras —Ahora no es un buen momento para contar nada, ni siquiera se les ocurra—  Nos advirtió en voz baja y volvió a tomar lugar contra el sofá cuando Inessa llegaba.

—Ya les dijiste a las niñas, cariño— Ella le preguntó.

—¿Eh? No no, te estaba esperando— Sonrió un poco nervioso y luego se aclaró la garganta —Chicas, eh... necesitamos que hagan sus maletas rápido porque saldremos de la ciudad.

¿Eh?... Pero...  pero...  —De que estás hablando?

—Hace dos horas tu abuela me llamó para invitarnos a un almuerzo. Ya que en tus vacaciones no pudimos ir a visitarlos por mis viajes, le dije que si iríamos y además que  nos quedaremos esta semana con ellos— ... — Elena todavía tiene una semana de vacaciones, Inessa y yo no tenemos nada programado en la empresa, y tú, ni creas que voy a dejarte ir a la Universidad con el rostro golpeado, eso se prestaría para malos comentarios. De hecho, ya mandé un correo electrónico al encargado de tu facultad explicándole la situación—Joder —Además, esta es una excelente oportunidad para que los abuelos por fin conozcan a las nuevas integrantes de la Familia Volkov— Dijo exagerado.

—¡Si!— Elena gritó triunfal.

—Ve a empacar rápido Yulia. Mi madre dijo que se enojaría si no llegamos a tiempo a su almuerzo.  Y tú sabes cómo es ella cuando está enojada.

—Oh, si es así. Tú y yo también debemos empacar rápido Oleg, no quiero que mi suegra se enoje conmigo antes de conocerme—  Le dijo Inessa. Ambos caminaron hacia la habitación y antes de entrar, Inessa se giró y apuntó a Lena con el dedo —Tú y yo dejaremos el tema del chico después del viaje— Le dio un guiño y luego entró a la habitación, cerrando la puerta.

—¡No es un chico!— Elena le dijo en un gemido, me abrazó por la cintura y apoyó su barbilla en mi hombro. Yo solo sonreí un poco triste, todavía mirando la puerta.

—Yul-Yul?

—¿Mmm?

—Nos vamos una semana de la ciudad. ¿Crees que sea una señal que nos mandan del cielo?

—¿De qué hablas mi amor?— Volteé a mirarla.

—Hablo de que ya no correremos peligro con Sveta si nos vamos de la ciudad durante unos días. Y además, ahora tendremos mucho más tiempo para seguir tranquilas con tu plan.

—Plan? Ya no hay plan Elena. Que tal si Sveta se aparece ahora? O qué tal que contacte a tu mamá cuando estemos allá?

—Si hay plan, aún quiero la cena. Y no creo que Sveta tenga alientos de aparecerse aquí. Ella debe estar en un hospital en este momento— Soltó una risita —Y tampoco tiene como contactarse con mamá, ella no tiene su número de celular.

—No lo sé, Lena— Dije para nada convencida. Esto claramente no era una buena idea.

—Vamos Yul, ahora lo quiero así— Me dijo con ojos de cachorrito.

Me quedé dudando por un momento pero luego llegué a la conclusión de que si lo hacíamos ahora, tal vez ese viaje se iría a la mierda. Además, papá nos advirtió que aún no dijéramos nada. Esto es extraño.

—Esta bien Lena— Finalmente le respondí y le dejé un besito en su frente —Si quieres hacerlo de esa forma entonces así será. Solo espero que no sea una mala decisión.

—No lo será— Me sonrió.

Le di un besito en la boca y me levanté del sofá, sosteniendo su mano.

—Vámonos a empacar.

—¿Puedo ayudarte, si, si? Por favor.

—Claro que si— Le respondí,  y la arrastré rápido por las escaleras para ir a mi habitación.

Cuando llegamos allí y abrí la puerta... —¡CARAJO!— Pensé en voz alta.  No me acordaba que mi estúpida ropa estaba regada por todas partes, y tras de eso, Elena y yo habíamos hecho el amor encima de ella y ahora no tenía idea que prendas que estaban limpias.

Gemí y me azoté la frente contra el marco de la puerta, no tenía idea de dónde empezar y a la maravillosa Elena solo se le ocurrió reírse de mí.

—¿Qué te parece tan gracioso?— Le fruncí el ceño   —¡Todo esto es tu culpa!— Le dije enojada... Obviamente fingiendo.

—Jumm!... querrás decir 'nuestra culpa'— Me contestó burlona.  Entró a la habitación en puntillas tratando de no pisar mi ropa y comenzó a recogerla y a tirarla a la cama. Yo la seguí y me senté sobre la esquina de la cama a mirarla.

—Pero yo ni siquiera quería— Gemí de nuevo, tratando de parecer inocente.

—Ah no— Me miró con una ceja levantada. Se acercó, tiró la ropa que tenía en la mano sobre mi cama y se sentó a horcajadas sobre mis muslos —Y entonces porque me gritabas que no parara?— Acercó sus labios a los míos y comenzó a gemir —Oh... oh Elena sí, así.  Más rápido, más rápido mi bebé, así me gusta.

¡Oh por Dios! Juro que mis mejillas estaban coloradas en este momento. Por qué tenia que gemir así precisamente cuando la tengo encima —E-le-na— Tartamudeé, haciendo que ella soltara una risita burlona  —Ser-á me-jor...—  Mierda —será mejor que te bajes de mi ahora o no voy a responder por lo que pueda pasarte.

—¡Wow!— Exclamó sorprendida. La chica pervertida que me espiaba desnuda desde la ventana está a punto de salir de nuevo?— ¿Desnuda? Oh mi dios, no me lo recuerdes —Pensé que con lo de anoche y lo de hoy había sido suficiente mi Yul-Yul — Me dio un lengüetazo en el cuello y tuve que apretar las piernas por el corrientazo que sentí bajo mis bragas —Dime bebé, acaso quieres quedarte muda para siempre?
Uhg!

—Oh por Dios Elena, ya cállate— La quité de encima de mí, tirándola a la cama y empecé a recoger mi ropa tan rápido como podía. Esto era demasiado para mí y la cachonda solo se burlaba.

—Qué pasa Yul-Yul, aun estás caliente?

—Si. Demasiado. Muchísimo. Feliz?— Le dije enojada —Y ya no me hables de eso por favor. Si lo haces de nuevo voy a terminar arrancándote la ropa.

—Eso me gustaría— Me respondió picara...  ¡Que maldita!...

Ella vio la mueca que hice y soltó una carcajada. Se acercó a mí, envolvió sus manos en mi cuello y me dejó un beso en los labios.

—Mejor empaquemos...—  Gracias a Dios... Sacó unas maletas de mi closet y comenzó a doblar mi ropa mientras yo la recogía del suelo.

......** ......

Un rato más tarde, Papá y yo nos encontrábamos en el jardín guardando el equipaje de todos en la camioneta, Inessa aún estaba dentro de la casa ultimando detalles de unos postres que había preparado para los abuelos, y mi chica, ella solo era ella, correteaba y jugeteaba como una niñita por todo el jardín con Ginger y Prince. Se reía de lo que hacían ellos y se veía hermosa. Definitivamente, así me gustaba verla y no como hace unas horas.

—Yul, estas segura de que llevas bastantes abrigos, recuerda que donde la abuela hace mucho frío.

—Si papá.

—Y Elena?

—Por supuesto. Creo que hasta lleva un traje de esquimal— Le dije bromeando.

Papá se tomó la barriga y luego soltó una carcajada tremenda, era mucho peor que las mías. Elena nos volteó a ver, me sacudió la mano lindamente en forma de saludo y me dio una sonrisa. Papá lo vio.

—Aún no puedo creer que esto haya pasado— Me dijo mientras la miraba —Es que es… tan irreal. Nunca pensé que a la pequeña Lena le gustaran las niñas, y mucho menos pensé verte a ti enamorada de alguien que no fuera Naty— Me miró —Debo imaginarme que ya fuiste sincera con ella y se lo dijiste, cierto?

Asentí

—Y como lo tomó?

Me señalé la cara.

—¿¡Qué!?... Naty... Natalya fue quien te golpeó así?— Me preguntó sorprendido.

Negué.

—No papá... Naty solo me hizo el golpe de la ceja— Le dije burlona. Pero por la cara que hizo él, debo decir no le causó ninguna gracia.

—¿¡Qué me estás diciendo Yulia!? Tú en que carajos te metes. Contéstame ahora quien te hizo los demás golpes?— Me alzó la voz.

Joder. No te enojes... otra vez  —Unas chicas que no...no conozco y...y .. Sveta.

—Unas chicas que no conoces? De Sveta? ¡Explícate!

—Papá, te dije que lo hablaríamos después.

—Explícate ahora— Me ordenó.

Ufffffff. Bien... —El viernes... le conté a Naty que estaba enamorada de Elena, discutimos en su auto, ella me golpeó  y después yo terminé muy mal por eso,  me embriagué y terminé en un Bar robándole las bebidas a unas chicas.  Y por supuesto ellas me golpearon.

—Oh dios mío— susurró incrédulo.

—Y ayer, Sveta me golpeó en el mismo Bar porque... ella también está enamorada de Elena... y me vio besándola.

—Oh Yulia... Te juro, escúchame bien, te juro que nunca jamás en la vida te voy a volver a dejar sola, y mucho menos con Elena.

—Hey!... No digas tonterías— Gemí.

—Tonterías?, Tú crees que son tonterías?— Esta vez me gritó —....  Pues para mí no! A ti nunca nadie te había puesto una mano encima, y ahora, las dos veces que te he dejado a solas con ella, te he encontrado en condiciones deplorables.

—Pero no ha sido culpa de Elena!

—Ah no? y entonces porque todo lo que me acabas contar está ligado a Elena? Contéstame?

—Ashs...  ya, cálmate si?— Le pedí —Estas cosas han pasado solo por mí y por mi maldita culpa— Él se quedó callado —Te dije que te lo diría todo papá pero este no es el momento. Solo quiero estar con Elena, de verdad lo quiero y quiero que tú me apoyes en esto.

—No lo sé Yul... quiero decir, tú siempre tendrás mi apoyo en todo pero esto sobre Elena... lo veo muy difícil. Inessa no cabe de la dicha pensando que a Elena le gusta un chico y lo peor es que ya se imaginó como es físicamente el 'príncipe' de su hija, como lo ha estado llamando desde que ustedes desaparecieron. Alto, guapo, de ojos marrones, fuerte... así se lo imagina, hasta ya me habló de cenas con el futuro novio de su hija. Por eso no quiero que se lo digan aún, no tengo idea de cómo lo tomará.

—¡Tendrá que aceptarlo papá! Tiene que aceptar el hecho de que Elena es lesbiana! Cuando tú le dijiste que Naty era mi novia, a ella no pareció molestarle vivir con alguien como yo. No le importó mi sexualidad.

—Tú eres tú, y Elena es su hija, es un caso muy diferente! Que no se moleste por ti, no quiere decir que no lo haga por Elena. No confundas las cosas. Esto es algo que debemos hablar con mucha calma, Yulia.

Te diré que planeé este viaje para que Inessa se mantenga ocupada con mis padres y así ustedes y yo, podamos pensar en cómo darle esta noticia. Está bien?— Asentí con la cabeza gacha, a punto de llorar —Oh no... Ven aquí mi bebé— Me abrazó —Te quiero mucho mi amor, perdóname por lo que ha pasado durante este día, por gritarte en la habitación y por regañarte, pero lo he hecho porque estoy preocupado. No quiero que hagas las cosas mal y no quiero que haya un mal entendido en nuestra familia. Esto no es algo fácil de asimilar y lo sabes.

—Lo sé.

—Ya mi vida. No quiero que te pongas así. Mi bebé siempre ha sido una chica fuerte, pequeña pero muy fuerte— Ambos reímos y nos apartamos del abrazo —Esto se solucionará. Lo prometo. Por ahora termina de guardar esas últimas maletas en la cajuela y entren al auto, yo iré por Inessa para irnos, está bien?— Asentí sonriendo, él me dejó un beso en la frente y se dirigió a casa.

Terminé de ordenar y de guardar todo en la camioneta y le hice señas a Lena para que viniera, subimos al asiento trasero incluidos Ginger y Prince, y procedí a contarle a ella lo que había hablado con papá.

Terminó bastante preocupada pero le aseguré que con el apoyo de él todo iba a estar bien. Después de eso jugueteamos un rato con los cachorros, hasta que nuestros padres llegaron y subieron al auto.

—Tendremos que hacer una parada en el supermercado— Papá le dijo a Inessa. Nos miró a Lena y a mí por el espejo retrovisor y entrecerró los ojos —Alguien se bebió todas mis latas de Red Bull y necesitaré unas para el camino—   Mierda...  —¿¡Quién de ustedes fue!?

—Fue ella— Oí que gritaron.

Volteé a mirar a la chica que estaba a mi lado, y la muy tonta me estaba señalando con ambas manos. ¡Maldita traidora!

—Yulia Volkova, las bebidas energizantes son para deportistas, para gente que se trasnocha estudiando, trabajando o haciendo algo productivo. Tú no haces nada por la vida, no entiendo porque te las bebiste todas y además en un lapso de tiempo tan corto. Y no me digas que es por el estudio porque apenas llevas dos días de clase!

Bueno, si lo que papá quería era dejarme en ridículo frente a su novia y Elena, entonces lo estaba logrando muy bien porque ambas no paraban de reír.

—¿Por qué te las tomaste todas? ¿Acaso querías envenenarte?— Ashhh. Detente por favor.

—Es porque hizo mucho ejercicio— Elena le respondió.

—Yulia y ejercicio, no concuerdan, Y tú— Me señaló por el espejo —Ahora tendrás que comprarme un pack con tu dinero. De acuerdo?

—Si... papá— respondí como niñita regañada, ganándome más la burla de cierta persona que estaba a mi lado.

Papá también rió, nos ordenó que sujetáramos bien a los cachorros y arrancó el auto. Elena trató de recostarse en mi hombro pero por traidora, le fruncí el ceño y me alejé de su lado recostándome sobre la puerta y apoyando la cabeza sobre la ventana. Ella pegó un gemidito y me pinchó el muslo disimuladamente tratando de llamar mi atención, pero no le hice caso y cerré los ojos... dejándome caer en el más profundo de los sueños...

A mitad de camino me despertaron frente a un súper mercado para comprar el dichoso pack de Red Bull, Elena me acompañó y seguía tratando de llamar mi atención pero yo aún estaba en mi plan de hacerme la enojada y la ignoraba. Era tan gracioso verla gimiendo mientras me seguía por los pasillos del super. Al final no aguanté mucho y cuando pasamos por el lado de los baños, la empujé ahí dentro y devoré su boca como por cinco minutos. Hubieran sido más pero mi celular sonó y era papá preguntando porque nos demorábamos tanto.

Tres largas horas después, papá estaba parqueando el auto en el jardín de los abuelos. No di espera a nada ni a nadie y me bajé corriendo a la velocidad de un rayo hacia la entrada. Comencé a tocar la puerta repetidas veces y en solo  segundos,  la puerta se abrió y mi abuela apareció sonriendo de oreja a oreja.

—¡Abuela!— Grité a punto de lanzarme a abrazarla, pero ella me esquivó y al instante ya me tenía agarrada de una oreja y arrastrándome dentro de la casa.

—¿Qué jodidos te pasó en la cara, Yulia Volkova?

—¡Ouch! ¡Ouch! Abuela que haces? ¡Me duele!

—Esa es la idea— Me contestó, y como si no fuera suficiente, me retorció la oreja, haciéndome gritar más del maldito dolor.

Cuando llegamos a la sala ni siquiera fue cuidadosa y me lanzó al sofá más grande.  Preciso donde estaba mi abuelo sentado.

—Mírale la cara a tu nieta— Ella le gritó. Su cara botaba llamas.

—Yulia Volkova — Dijo mi abuelo serio.  Oh no me vayas a maltratar tú también —¡Me alegra verte cariño!— soltó una carcajada, confundiéndome y me envolvió en un abrazo. Dios... acaso estaban dementes
—No le hagas caso a tu abuela que tu padre ya nos contó por teléfono lo que te sucedió. Debes tener mucho cuidado mi Yulia, una chica tan bella como tú no puede estar en las calles sola, está bien?

—Si— Le respondí devolviéndole el abrazo. ¡Ya me había asustado!

Iba a preguntarles cómo se encontraban pero en ese mismo instante entraron los demás con el equipaje y mis abuelos fueron hacia ellos. Yo me quedé sentada en el sofá viendo como todos se abrazaban y se daban la bienvenida. No pude evitar sonreír cuando vi a mi abuela mirando a Elena de pies a cabeza, pellizcándole las mejillas y acariciándole la cabeza como si fuera un cachorrito. Elena me miraba tratando de pedir ayuda pero yo solo me le burlaba.

—¡Pero que hermosa eres!— Mi abuela le dijo. Luego me miró y.... mierda... tuve que agachar la cabeza y mirarme las uñas porque me vio sonriéndole a Lena como estúpida.

Mi abuelo les indicó a todos que se sentaran en la sala mientras la abuela iba por unos refrescos a la cocina. Papá le contaba a él, todo lo que había sucedido en la empresa en los dos últimos meses. Elena y yo no entrabamos en la conversación, lo único que hacíamos era mirarnos y mirarnos. De vez en cuando ella me tiraba pequeñas sonrisas y demonios… sus labios, quería chuparlos, morderlos y estirarlos. Después del delicioso beso en el supermercado, no nos habíamos vuelto a tocar ni un dedo y yo ya me estaba desesperando. Aún me sentía caliente después de escucharla gemir en mi habitación.

Esperé a que mi abuela regresara con los refrescos y rápidamente le rodé los ojos a Elena en dirección hacia la cocina. Ella me levantó una ceja como si no hubiera entendido.  Entonces, comencé a girar el cuello disimuladamente a la misma dirección con el mismo fin, pero nada, Lena no captaba.  Así que me aclaré la garganta, giré la cabeza del todo y maldita sea... casi me rompo el bendito cuello cuando me encontré a mi abuela de frente, mirándome con los ojos entrecerrados.

—¿Te duele la cabeza?— Me preguntó, intercambiando miradas entre Elena y yo.

—Eh… Si, es que no dormí bien— le contesté, puse mis manos sobre el cuello y comencé a mover la cabeza en círculos.

—Bueno, si es así entonces te voy a mostrar la habitación que te preparé para que descanses. Y a ti también preciosa— Le dijo a Elena.

Ambas fuimos a coger las maletas que quedaron en la entrada y luego seguimos a mi abuela. Por alguna razón mientras subíamos las escaleras, mi abuela se devolvió y se hizo detrás de nosotras, nos hizo señas con las manos para que siguiéramos y a mí me miró como lo hizo hace unos segundos en la sala. Extraño pero lo dejé pasar...

Llegamos a la primera habitación del pasillo y le dijo a Elena que se detuviera.

—Hermosa, esta será tú habitación— Le abrió la puerta y la hizo pasar. Yo me quedé en la puerta viendo como le mostraba el lugar y le indicaba donde podía guardar todas sus cosas, por último le mostró el baño y al parecer Lena se quedó allí porque mi abuela salió sola, sonriendo de oreja a oreja.

—Esa chica es tan bella y adorable. No lo crees?— Me preguntó con cierto tonito y sonriendo con picardía.

—Si— solo dije para no levantar sospechas y seguí caminando por el pasillo.  Llegamos a la última habitación y mi abuela me abrió la puerta.

—Mi cielo, a ti no tengo nada que explicarte nada— Entramos, tiré mi maleta sobre la cama y comencé a sacar mi ropa. Ella se acercó a ayudarme  —Yulia, quiero preguntarte algo?

—Claro— Le dije despreocupada.

—Por qué...

—¡Yulia!—  Gritaron desde afuera —Yul-Yul, donde estás?— Rayos.

Mi abuela me miró extraño —¿Yul-Yul?— me dijo con burla, yo le rodé los ojos.

—¡Estoy en la última habitación!—  Grité.

Me quedé mirando la puerta y cuando ella llegó, se detuvo en seco y se asustó cuando vio a mi abuela.

—Oh... oh... lo siento—  le sonrió.

—No te preocupes hermosa, pasa por favor— La abuela palmeó el colchón. Vi que Elena dudó entrar a la habitación pero se decidió a hacerlo y se sentó en la cama.

—Necesitas hablar con Yulia, hija?

—¿Eh? no, no. Solo la estaba buscando... es que no quiero estar sola en la habitación— Le respondió nerviosa.

—Veo que ustedes se llevan muy bien, y eso me alegra mucho— La abuela sonrió —Cuando Oleg me contó que tenía una novia y se mudaría a casa junto con su hija. Temí por su reacción — Me señaló  —Ella siempre ha sido una amante de la privacidad y creí que convivir con más personas, le sería una situación difícil de llevar. Sobre todo porque no te conocía ni a ti, ni a tu madre y también por el hecho de que ambas son adolescentes y los adolescentes si que son difíciles de llevar— dijo irónica —En fin, me gusta cómo se ven juntas— A Elena se le sonrojaron las mejillas con eso que dijo mi abuela. ¡Hermosa!

Mi abuela se fue a sentar a su lado y comenzó a acariciarle la cabeza —Tienes que ser una buena hermana mayor con esta pequeña. Y sobre todo protegerla sobre cualquier cosa, de acuerdo Yul?

—No tengas duda de eso— Le contesté sonriendo.

—Oh bueno, y a todas estas... Dónde está mi linda Naty. ¿Por qué no viniste con ella?

Ah mierda...¡Genial! ¡ Perfecto!. Excelente abuela.  Primero haces que Elena sonría y se sonroje. Y ahora con tu gran pregunta, logras que frunza el ceño y agache la cabeza. ¡Perfecto!

—Yo... rompí con Naty.

La abuela levantó una ceja y me sonrió divertida —Ajá...  claro. ¿Qué pasó? La dejaste embarazada y no quisiste tomar la responsabilidad— Rió —No bromees conmigo y dime sobre Naty.

—No estoy bromeando— Le contesté seria —Te estoy diciendo la verdad abuela. Terminé con Naty, y lo hice porque me enamoré de otra chica.

Fui directo al grano. No quería tocar este tema con Elena presente.

—Uh... Yulia esto… esto me sorprende. Tú y Naty… ya sabes...  ¡Ella era la chica perfecta para ti!

—Abuela...

—¡Yulia! Natalya es una gran chica. ¡Cómo pudiste dejarla por otra!?— Ella me alzó la voz y maldita sea, Elena se paró de la cama furiosa y salió de la habitación.

Mi abuela se quedó mirando extraño.

—Lo sé abuela pero tenía que hacerlo. Y te pido que por favor no toquemos ese tema ahora, ni mucho menos lo comentes con nadie.

—No lo haré, no te preocupes. Lo siento por meterme Yulia, es solo que me sorprendió.

—Está bien.

—Voy a bajar para ver cómo va el almuerzo. No tardo en llamarte—  Me dijo por último y salió de la habitación. Me asomé a la puerta y esperé a que bajara las escaleras, y de inmediato me metí a la habitación de Lena. Ella estaba tirada en la cama, mirando el techo.

—Lena...

—Parece que va a ser difícil reemplazar a Natalya. Tú abuela la adora— Dijo sin mirarme.

—No digas tonterías— Le dije mientras me acercaba. Me senté a su lado y me incliné sobre su cuerpo. Su rostro quedó a centímetros del mío —Tú no eres el reemplazo de nadie.  Y mi abuela dijo eso porque aprecia mucho a Naty. Ella es la única chica que toda mi familia ha conocido, incluso antes de que fuera mi novia.

—Entiendo— Me respondió sin ánimos.

—Mi bebé, vamos, no te pongas así. Tú eres una chica muy dulce y especial, y cuando lo confesemos todo, ellos también te van a amar—  Le dije, acerqué mi rostro y la besé suavemente en los labios. Los abrí y los cerré solo dos veces, y luego me aparté  —Jesús... Ya los extrañaba— Le dije sonriendo.

Me miró seria pero después soltó una risita y esta vez fue ella quien se inclinó para seguir con otro beso, uno lento pero muy apasionado, justo como me gustaban... Y justo como me calentaban. Dios... ayúdame.

El beso se estaba tornando más caliente, y cuando Elena me mordió el labio inferior, no pude evitar que una de mis manos se metiera bajo su blusa. Fui subiendo y subiendo lentamente hasta que mis dedos chocaron con su sujetador. Elena soltó una risita y estaba a punto de meter mi  mano para tomarle un pecho, pero...

—Yulia, Elena, el almuerzo está listo— Inessa nos gritó.

—Yah— Gemí por tremenda interrupción. Lena me abrazó por el cuello y me pegó a ella para mimarme.

—Pobre bebé caliente. Mamá la interrumpió— Rió.

—Tendré oportunidad luego— Le aseguré moviendo las cejas.

Nos levantamos de la cama y fuimos al primer piso para sentarnos en el comedor principal a disfrutar del delicioso banquete. En la mesa había de toda clase de platos: Carne cocida, papas en salsas, brócolis salteados con ajo, espinacas, repollo, brotes se soja, berenjenas agridulce con verduras, arroz blanco y ensalada de vegetales.

Tenía tanta hambre que me serví de cada uno y empecé a comer sin control. Acababa de terminar el tercer plato y estaba a punto de meterme los cubiertos a la boca con el primer bocado del cuarto, pero el bocado quedó a mitad de camino cuando escuchamos un golpe en la puerta.  Me ofrecí a atender ya que estaba más cerca de la entrada y como vi que no tenía ningún mirador,  solo abrí.

¡Mierda!

Qui... quien es ella?

Frente a mi había una chica hermosa!  Cabello negro y largo, ojos marrones claros, nariz respingada, labios gruesos piernas largas.  Muchísimo más alta que yo. Y... esperen... Me está sonriendo?... A mí?

—Yulia?—  Uh? —Yulia eres tú!— Pegó un gritó y lo siguiente que supe, era que la tenía encima con sus manos en mi cuello y sus pies en mis caderas. Empecé a retroceder hasta el sofá porque iba a perder el equilibrio y ambas caímos sobre él, ella sentada sobre mis caderas mientras me besaba las mejillas.

—Mi Yulia, te extrañé mucho— Gritó emocionada.

No entendía una mierda de lo que estaba pasando y como pude, me senté con ella encima. Miré al comedor en busca de una explicación racional, pero con lo único que me encontré fue con puras caras sonrientes, excepto...  la de Elena por supuesto. ¡Ella se veía furiosa! Tenía las cejas fruncidas al límite, apretaba los dientes y los nudillos los tenia blancos por la fuerza que ejercía en los puños.

—Yulia, soy yo, Tori. Te acuerdas de mí?

Tori? Pero quién diablos es Tori..

No sabía quien diablos era Tori así que la miré para detallarla bien... Y coño... Mis ojos se abrieron como platos. Ella era Tori? Por Dios pero… Si la última vez que la vi era una cría... Wow... Ya no se veía como esa pequeña de diez años que solía pedirme que  jugara con ella… el tiempo había pasado y la había vuelto toda una mujer. ¡Estaba hermosa!

—¡Ho... hola… Tori… qué grande estás!— le respondí tartamudeando, y muy nerviosa

Ella sonrió, me quitó algunos mechones de la cara y se sorprendió cuando vio mis hematomas —Oh Dios! Qué te pasó?— Gimió preocupada y entonces, pasó una tierna y delicada caricia por todos mis golpes, eso logró que de mí saliera un suspiro y que mis ojos se cerraran.

De repente escuché como azotaron una silla del comedor,  y por la esquina de mi ojo, vi a Elena corriendo al segundo piso.

—Lena!— Inessa le gritó, pero ella no se devolvió.

Demonios... no de nuevo.

Miré a papá en busca de ayuda, y el de inmediato actuó —Tori, pequeña ven aquí— Le dijo. Tori se bajó de mí dándome un último beso en la mejilla y se acercó a ellos. Vi que todos empezaron saludarla y en ese momento aproveché para ir tras de Elena.

Entré a la habitación y esta vez la vi tirada sobre la cama pero boca abajo, ocultando su rostro en la almohada mientras se agarraba fuerte de ella.

Me acerqué y me senté a su lado, dándole caricias a su espalda —Lena!

—¡Vete de aquí!— Me gritó con la voz entrecortada —Sveta tenía razón, tú vas a cambiarme por la primer chica que veas.

Carajo —Lena, eso no es cierto.

—¡Y entonces quien es esa chica?! Y por qué la mirabas así? — Sacó el rostro de la almohada —Acaso te gustó?— Me preguntó y volvió a esconderse.

—Elena... Ella es una amiguita de la infancia. Cada vez que venía a pasar tiempo con mis abuelos solía divertirme y jugar con ella. Y la miré así porque ni siquiera la reconocía, no la he visto desde hace mucho tiempo ya que ella se fue a vivir con sus padres a otra ciudad. Y por supuesto que no me gusta, ella es como una hermanita para mí!

—¿¡Qué!?— Diablos —Nunca jamás vuelvas a decir eso!

Joder, no sé qué fue lo que dije pero Elena se sentó en la cama y me cogió a almohadazos. Traté de protegerme tumbándome a la cama pero fue peor porque ella se sentó encima de mí y comenzó a golpearme mucho más fuerte  que antes.

—No vuelvas a decir que es una ‘Hermanita’ para ti. Solo yo puedo serlo. ¿Entiendes?

—¡Sí!... si. Ouch! detente Elena— Me seguía golpeando.

—¿Dilo, quién es tu única hermanita?— Me preguntó a punto de darme un almohadazo.

—Tú, tú mi amor— Le respondí asustada. Ella soltó la almohada, se bajó de mí y se volvió a acostar boca abajo muy enojada.

¡Vaya! esta chica si que es salvaje.

—Lena?— me acerqué a ella, me acosté a su lado también boca abajo y pasé una mano por sus caderas, mirando su rostro escondido —relájate un poco. Tú y solo tú eres mi hermanita, mi bebé, mi novia, mi amor, mi todo…Te amo Lena — Le dije exagerando y le dejé un sonoro beso en la mejilla, ella pegó un gemidito y sacó el rostro de la almohada para mirarme, ahora ambas quedamos enfrentadas.

—Eres una tonta... pero me gusta que me digas así— me dijo con una mueca disfrazada de sonrisa.

—Qué te diga qué? que te amo?— Asintió mimada —Te amo— Le volví a decir y comencé a darle muchos besitos en la mejilla. Ella rió —Y no vuelvas a darme almohadazos porque me voy a enojar contigo— Le dije divertida.

Me sacó la lengua, y luego se inclinó rápido, atrapando mi labio inferior entre sus dientes —Te haré cosas peores si esa o alguna otra chica se acerca a ti.

Tragué saliva audible y me reí un tanto nerviosa por su linda amenaza... y claro, también porque temía que mi labio fuera a ser arrancado o mordido como aquella vez...

—Tú eres mía, Yulia Volkova. Desde el primer día que supe de tu existencia me lo propuse y no voy a permitir que nadie me quite lo he conseguido. Entiendes?— Succionó mi labio, le dio un ligero apretón y luego lo estiró entre sus dientes pero sin soltarlo —Entiendes?

—Si, amor— Le dije muy nerviosa.

—Chicas?— Tocaron la puerta. Elena rió soltándome el labio. Ella se quedó sentada en la cama y yo fui a abrir, era papá.

—Elena, será mejor que bajes ya mismo porque tu mamá está muy preocupada por ti.

Elena asintió con una sonrisa, nos miramos por última vez y le hice un 'Te amo' con los labios al que sonrió para luego retirarse de la habitación.

Papá y yo nos acercamos a las escaleras, viendo como ella se unía al comedor y se acariciaba la barriga frente a Inessa mientras hacía una mueca de dolor.

—¿Celos?— Papá me preguntó en un tono burlón.

—Demasiados.

—Eso no es bueno en una relación y además creo que tú no sabes lidiar con esto.

—Tienes razón, pero esto también fue por algo que Sveta le dijo.  Tengo que hablar con ella.

—Ya hija, solo olvidémoslo. Por ahora solo volvamos al comedor— Me dijo, pasando una mano protectora por mis hombros y dejándome un beso en la cabeza.

Cuando bajamos y llegamos al comedor, Inessa me preguntó si también me había sentido mal con la comida, yo solo negué y le dije que había ido al segundo piso por otra razón.

Tori salió de la cocina en compañía de mi abuela y justamente, se sentó a mi lado. Elena que estaba frente a  nosotras, de inmediato la miró mal.

Seguimos disfrutando de la comida mientras mi amiga comenzaba a contarnos lo que había sido de su vida en todo este tiempo, sus estudios, sus nuevos amigos, la convivencia en la cuidad. Luego recordó los momentos de nuestra antigua amistad y en cada relato me abrazaba, apoyaba la cabeza en mi hombro cariñosamente, me besaba las mejillas. Yo no podía evitar reírme y ciertamente no era por lo que ella contaba, si no de ver a Elena, su cara estaba roja como un tomate, cualquiera que la viera diría que estaba a punto de estallarle la cabeza.

—Y cuántos años tienes ahora Tori— Papá le preguntó.

—Tengo 18— Respondió. Y de pronto, se escuchó una palmada fuertísima en la mesa. Todos clavamos la mirada en la dueña de esa mano. Ella solo sonreía nerviosa.

—¿Te sientes bien, Elena?— Inessa le preguntó.

—Si... Es que...es—  No sabe que decir. Sonreí —Es... que había un bichito y quería posarse al lado de mi... plato— Nos dijo a todos,  se limpió las manos fuera de la mesa con mucho disimulo y nos dio una sonrisa... Mentirosa.

Tori continuó relatando todo sobre su vida mientras todos le prestaban atención, menos yo, mis ojos estaban pegados en Elena que solo seguía con la mirada todo lo que mi amiga hacía. Solté una risa silenciosa, y  girando la cabeza, me volví a encontrar con la cara de mi abuela. Me hice la tonta pero vi como volvía a intercambiar miradas entre Elena y yo, y mi novia ni siquiera se daba cuenta. Diablos!

—Abuelos, Oleg, Inessa, Chicas, tengo que irme ya— Dijo Tori después de dos largas horas conversando —Faltan unas horas para que anochezca y odio caminar así en el bosque.

—Oh mi Tori, tienes mucha razón.  Y por eso Yulia te va acompañar— Ah? pero qué rayos le pasa a la abuela. Claro que para mí no es ningún problema acompañar a Tori pero Elena...

—Te voy a dar un abrigo— Le dijo a Tori y fueron hacia su habitación.

Inessa, papá y el abuelo se pararon de la mesa y Lena y yo, nos quedamos mirándonos, ella estaba un poco triste.

—Lena, confía en mi— Le dije. En ese mismo instante mi abuela se acercó, miró a Elena y me dio un guiño —Elena, preciosa. Ve por un abrigo para que vayas con Yul y Tori.

—En serio?—Le dijo Elena con una sonrisa.

—Si, si. Ve rápido, preciosa—  Elena me dio una sonrisa y de inmediato subió corriendo las escaleras. Mi abuela se sentó a mi lado, mirándome... sonriente.

—No me voy a cansar de decir que es hermosa— Dijo al aire  —Elena tiene pareja?— Escuché eso perfectamente pero no le hablé y me quedé mirando un punto muy interesante en la pared —No te hagas la tonta que te estoy hablando a ti, Yulia.

—No lo sé— Me encogí de hombros.

—Como que no sabes? Llevas viviendo con ella lo suficiente como para saberlo, y además ya comprobé que se llevan bien.

—Si, pero ella no me cuenta esas cosas— Le dije para que me dejara en paz. Yo era terrible mintiendo.

—Entonces voy a preguntarle a Inessa. Su…

—Hey!— La detuve, tapandole la boca —No hagas eso por favor. Ella... si, si tiene pareja y no le preguntes a Inessa porque no lo sabe!

—Mmm... ves que no era difícil decírmelo— Rió —Y quién es?¿ Y por qué Inessa no lo sabe?

—Yul, nos vamos?—  Ufff...  Gracias a Dios. Te amo Tori, te amo!

—Lo haré después, abuela—  Le dije. Huí del comedor lo más rápido posible y salí con Tori al jardín. Esperamos unos segundos y Elena llegó... con el ceño fruncido. Celos, celos y celos.

—Caminamos o le pido la camioneta a papá?— Les pregunté a ambas.

—Caminemos— dijo Tori —Así puedo hablar más tiempo contigo— Me dio un guiño, enredó su brazo en el mío y me arrastró para que empezáramos a caminar. Elena se hizo a mi lado... enojada —Yul, cuando la abuela me llamó y me dijo que estabas aquí, casi me muero!— Gritó —Extrañaba tanto verte— Me sonrió lindamente y me dejó el beso número 100 del día en mi mejilla.

Inconscientemente le devolví la sonrisa y  —¡Ouch! Mierda!— Pegué un gemido, haciendo que Tori se detuviera en frente de mi bastante preocupada.

—Qué pasó Yul?

—Pasa que ella— Señalé a Elena —Me acaba de pellizcar.

—Yah, por qué haces eso?— Elena gimió pero no le hice caso.

—Y todo porque está celosa de ti. Y sabes que hizo anteriormente cuando te vio abrazándome, me cogió a almohadazos en la habitación.

—Wow... Enserió?— dijo Tori entre carcajadas —Es por eso que estabas tan enojada en el comedor?— Le preguntó.

—Yah! ¡No te burles de mí!— Le gritó Elena, se cruzó de brazos y arrugó la nariz.

—Lo siento Elena pero te veías muy graciosa y muy muy pero muy obvia.

—¡Déjame en paz!— Elena le volvió a gritar.

—Ya bebé— Le di un pico en la nariz, uno en la boca y entrelacé su mano con la mía. Todo bajó la mirada atenta de Tori —Tori, Elena es mi novia y está celosa de tí así que es mejor que no me toques— Le dije divertida.

—Oh, no lo haré Elena— Tori le mostró las manos —Además, no tienes por qué estar celosa, a mí no me gustan las chicas y tengo un novio.

—Lo siento— Elena agachó la cabeza.

Tori sonrió —No te preocupes. Espero que ahora tú y yo podamos llevarnos bien— Elena le asintió sonriendo —Oigan... pero como es eso de que ustedes dos son novias?

—Es una historia muy larga— Le respondí.

—El camino es largo así que cuéntenmelo todo…

—Yo lo haré— Le dijo Lena y comenzó a relatar toda la historia sobre nosotras mientras nos encaminábamos por la vereda que adentraba en el bosque.

Cada palabra que salía de la boca de mi novia dejaba sorprendida a Tori. A Elena no se le ocurrió censurar los desnudos de la historia y gracias a eso yo era la burla de mi amiga, me recordó a la estúpida de Yul cuando también le conté y honestamente, a mí no me parecía gracioso.

Pronto llegamos a casa de los abuelos de Tori y Elena finalizaba la historia diciéndole que aún no le habíamos dicho nada a Inessa.

—Wow, debo decir que al principio me pareció muy divertido todo lo que le hiciste a Yulia pero la parte final de la historia no lo es. Esa chica realmente está loca. Deben contarlo todo lo más pronto.

—Si, y lo haremos antes de volver a casa. Eso es seguro—  Le respondí.

—Ok chicas. Gracias por acompañarme y estaré visitándolas durante la semana para que me cuenten como les va— Me despedí de Tori y con el abrazo que se dieron ella y Elena, supe que ahí surgiría una gran amistad.

Retomamos el camino y el sol ya comenzaba guardarse, pero antes de que cayera la noche por completo, quería mostrarle a Lena una pequeña cascada de aguas cristalinas que había cerca de aquí y que yo visitaba cuando era pequeña.

Pronto llegamos y Elena abrió los ojos como platos cuando vio lo hermoso que era. La abracé por las caderas, ella me abrazó por el cuello y nos quedamos en silencio viendo como el agua caía y formaba espuma cuando golpeaba en el pequeño lago.

Nos quedamos abrazadas por un rato viendo lo hermoso que era el lugar, hasta que algo vino a mi mente.

—En serio crees todo eso que dijo Sveta sobre mí?—  Le pregunté. Ella me miró a los ojos y negó —Entonces por qué trataste de apartarte de mí cuando te lo dijo, y por qué me dijiste eso en la habitación?

—Lo siento— Me respondió agachando la cabeza.

—Respóndeme.

—Lo hice porque no quería escucharla decir esas cosas sobre ti. Me estaba lastimando— Me miró —De verdad no creo eso sobre ti.

—¿Por qué?— Le insistí.

—Porque sé que si yo no te hubiera molestado como lo hice o no te hubiera obligado a todas esas cosas que pasaron desde que llegué a tú casa, tú nunca te hubieras enamorado de mí, seguirías siendo la novia perfecta de Natalya y a mí solo me verías como la niñita que solo comparte un espacio contigo.

—Lena...

—Tú nunca me hubieras prestado atención y tampoco hubieras lastimado a Natalya por mí, de eso estoy segura— Me dijo abrazándome más fuerte y apoyando su cabeza en mi hombro.

—¿Quieres que sea honesta contigo?— Le pregunté. Ella asintió —Creo que tienes un poco de razón. Y te lo digo porque yo nunca he sido el tipo de persona que engaña, miente, falta el respeto, grita, pelea o lastima a alguien más y mucho menos a alguien que quiero. Siempre he tratado de estar alejada de los problemas porque sencillamente no se lidiar con ellos. Soy torpe para eso. No soy una perra— Reí —ni una guarra, ni me ando acostando con chicas a cada momento. Ya te dije que la única chica que ha estado en mi vida ha sido Natalya. En cuanto a si me enamoré de ti porque me obligaste, en eso no tienes nada de razón, creo que igual lo hubiera hecho pero hubiéramos podido manejar mucho mejor las cosas. Pero ya Lena, olvidado, simplemente fue algo que pasó y ahora estoy contigo, y quiero que sepas que no voy a dejarte, por nadie. Ni siquiera si me amarran, me torturan o me arrancan los labios. No lo haré. Es una promesa.

—Y si algún día llegaras a romper tú promesa. ¿Podrías hacer que no me duela tanto— Me dijo a punto de llorar —¡Por favor!

—No te va a doler nada mi amor— Me reí —no voy a romper mi promesa. Desde ahora en adelante te juro que cada día vas a ser la chica más feliz del mundo. No tengo pensado dejarte en paz. Te metiste en lo más profundo de mi corazón y va a ser muy difícil que alguien pueda sacarte de ahí. Créeme Elena.

—Lo hago, te creo. Y… yo no voy a prometerte nada porque no es necesario hacerlo. Si te amaba y no tenía ojos para nadie más cuando no te tenía cerca, ahora que estás conmigo... ni siquiera pienses que te vas a librar de mí. Te amo y lo haré siempre— No pudo aguantar más y las lágrimas brotaron de sus ojos.

—No llores mi amor, no me gusta ver llorar a nadie. Y yo también te amo, Lena — Le dije dejando un beso en la coronilla de su cabeza

—Tengo miedo— Susurró —No lo pensé antes pero ahora tengo miedo, después de lo que te dijo tu papá, tengo mucho miedo de que mi mamá me rechace y te rechace cuando le digamos todo.

—No importa lo que pase. Si nos acepta, perfecto y si no, igual me tendrá que ver la cara donde quiera que te lleve, donde quiera que estés porque no te voy a dejar, ya te lo dije—  Quité su cabeza de mi hombro y tomé su rostro entre mis manos —Soy tu novia, Elena— Sonreímos —Soy tu novia bebé, y eso ni nada ni nadie lo va a cambiar—... Terminé con la distancia entre nosotras y atrapé sus labios.

Comenzamos a besarnos, sus lágrimas se mezclaron pero nada importaba, este era, el beso, el sello final, el contrato que desde hoy empezaríamos...  Nada me iba a separar de esta chica, nada nos separaría...

......** ......

Volvimos a casa y cuando entramos, los vimos a todos en la sala frente a la TV, Papá e Inessa se abrazaban mientras estaban recostados sobre un sofá cama, mis abuelos estaban en otro, los cachorros en sus camitas acurrucados uno junto al otro. No pude evitar pensar que esta vista era perfecta. Solo faltábamos Lena y yo y esto se completaría.

En el camino aquí habíamos decido que mañana hablaríamos con papá en privado y después nos sentaríamos todos en la sala, eso incluía a mis abuelos para finalmente decirles toda la verdad. Finalmente la verdad...

—Chicas, llegaron a tiempo—  dijo mi abuelo —Estamos esperándolas para que veamos una película que compré hoy.

—Genial!— Le contesté y nos acercamos. Mi abuela nos señaló el sofá principal que estaba vacío y tendido con una manta. Nos dijo que era para el frio. Y si, tenía toda la razón, el frio era de muerte.

Lena y yo nos quitamos los abrigos y nos metimos bajo la manta. Papá colocó la película en el reproductor y apagó las luces... La acción comenzó...

Yo no era muy fanática de las películas de horror y tal parece que la chica a mi lado tampoco. Ella estaba espantada hasta el cuello y lo más gracioso es que no habían corrido ni veinte minutos de la cinta.

La película seguía corriendo y cada vez que había un ruido en alguna escena, ella daba saltitos y se apegaba más a mí. Yo me mordía el labio inferior con fuerza y ciertamente no lo hacía porque estaba asustada sino porque en cada roce que nos dábamos, sus maravillosos pechos se frotaban en mis brazos. Además, el olor a fresas natural de su cuerpo me estaba matando lentamente.

De pronto una escena bastante fuerte salió y Elena aterrorizada subió su píes encima de los míos, se prendió de mi brazo y lo apretó con fuerza. La miré y no pude evitar sentir una gran ternura cuando vi que sus ojitos estaban casi llorosos.

Miré a mis abuelos y a la pareja para asegurarme que no estuvieran viéndome, y en ese momento aproveché para clavarle un beso en los labios.

Ella me dio una sonrisa y se acorrucó en mi hombro para volver a mirar la película pero yo... simplemente no podía. Era imposible prestarle atención. Lo único que tenía en mente era en meterme debajo de la manta y hacer el amor con ella.

—¿Te está gustando la película?— Me dijo en un susurro.

Yo solo pude clavar mi mirada en sus labios e inconscientemente me lamí los míos —Sí, si… me encanta…  me fascina— Le dije.

Ella me sonrió, me dio un beso rápido y se quedó mirándome. Mierda, sé que anoche y al amanecer habíamos hecho el amor sin parar pero la tensión sexual entre nosotras era tanta que era insoportable.

—Necesito...— Le susurré en el cuello y le di besitos inaudibles que fueron subiendo hasta su oreja —... tocarte— Le susurré de nuevo, totalmente excitada. Ella me miró mordiéndose el labio y apretó los dedos de los pies, sé que ella también lo estaba sintiendo.

—Vamos a la habitación— Me susurró, pero su voz se cortaba.

Miré de nuevo a todos y vi que estaban demasiado concentrados como para darse cuenta de que Lena y yo faltaríamos. Nos quitamos la manta y subimos en puntillas las escaleras. Mi mente estaba nublada, solo quería llegar a esa habitación y tener a Elena entre mis brazos.

Por fin logramos nuestro escape y cuando abrimos la puerta, me lancé encima de ella, atrapando sus labios. Cerré con seguro y nos tiramos sobre la cama, yo encima de ella.

Elena empezó a respirar con fuerza y de inmediato le levanté la camisa y empecé a dejarle besos húmedos y lengüetazos por todo el abdomen. Ella pegó un gemidito y se llevó las manos a la boca —Yul— Gimió —Nos pueden oír.

Yo ni siquiera la escuchaba, solo empecé a quitarle la camisa despacio mientras la seguía besando en el abdomen y mi lengua caminaba entre sus pechos. Su respiración se disparó, me agarró del cabello y me hundió en uno de sus pechos.

Yo disfrutaba de ese delicioso pezón mientras ella gemía, quería que estuviera más excitada que nunca y mientras me deleitaba en aquel botón rosa, bajé mi mano y la metí dentro de sus bragas.

Comencé a frotarla mientras dejaba sus pechos y tomaba su boca, Elena empezó a gemir en mi oreja y de repente.

—¡OH DIOS MIO!— Alguien gritó.

Nos quedamos paralizadas y casi en cámara lenta, miramos hacia la puerta… y allí estaba Inessa, totalmente horrorizada, a punto de llorar....

Y a su lado... mi abuela, girando la llave de la habitación en su dedo índice… mientras sonreía.

¡Mierda!



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Mensaje por Vera Rivero 10/20/2019, 11:41 pm

😯 Las cosas no siempre salen como uno las planea dicen por ahí

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Mensaje por mary 10/21/2019, 12:56 am

😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱 no puede ser

Enviado desde Topic'it
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/21/2019, 2:10 pm

Hola chicas... Feliz inicio de semana. Lunes aburrido??? Bueno, acá tienen un capítulo más para que se entretengan un poco Twisted Evil

A leer!!!



Capítulo 28: Voy a ser tu esposa


—Dios mío... Ustedes... ustedes...— Inessa trató de hablar, agarrándose del marco de la puerta. Su labio inferior palpitaba, sus manos temblaban, sus pies también lo hacían, parecía que pronto iba a perder el equilibrio. Qué... diablos le estaba pasando?

Saqué mi mano de las bragas de Elena y me puse de pie tan rápido como pude, quedándome paralizada al pie de la cama. No tenía idea de que hacer, como reaccionar, que decir. ¡Maldita sea mi vida!

Miré a Lena en busca de ayuda, pero ella estaba igual o peor de asustada que yo. Se estaba cubriendo el torso con la manta y se levantó muy despacio de la cama, mirando fijamente a Inessa.

—Mamá...  yo...yo puedo...explicarte—  Su voz fue frágil y temblorosa.

—Tú...— La mirada de Inessa fue decayendo, al igual que sus hombros... Oh señor que... quitó una mano del marco de la puerta, se la puso en el pecho.... y Dios mío...ella cayó al suelo.

—¡MAMÁ!— Elena gritó fuertísimo, saltando toda la cama. Llegó al lado de Inessa, se agachó y comenzó a llorar sin control.

En ese momento mi corazón golpeó con una fuerza inmensa, mi respiración se aceleró, mis manos empezaron a moverse solas. Esto no estaba pasando, esto en realidad no podía estar pasando.

—¡Mamá! ¡Háblame por favor! ¡Mamá! — Elena le gritaba mientras la sacudía por todos lados.

A mi abuela se le había desaparecido la sonrisa de la cara, no reaccionaba, solo estaba allí, paralizada en la puerta viendo la gran mierda que había causado.

—¡Yul! mamá!— Elena me sacó del asombro y de inmediato corrí para ayudarla.

Llegué a Inessa pero no me daba ninguna señal, ella no se movía, estaba completamente inconsciente.

Yo no tenía idea de que hacer en estos casos, solo le levanté la cabeza, la recosté sobre mis rodillas y comencé a gritar.

—¡PAPÁ! ¡ABUELO!¡ VENGAN POR FAVOR!— Dije varias veces.

Empecé a sacudirla, a llamar su nombre, a palmearle las mejillas… pero nada, no obtenía ninguna respuesta de su parte. Ella parecía sin vida, parecía muerta.

Elena no hacía más que llorar y ahora me tenía agarrada de la camiseta, sacudiéndome  —Yul, despierta a mamá, despiértala por favor— Me pedía ahogada en lágrimas.

Estar en medio de toda esta situación y ver a Elena así, fue tan desgarrador que no pude aguantarlo y comencé a sollozar.

Toda esta maldita mierda había sido mi culpa. Mi maldita culpa.

Oí pasos fuertes viniendo de los escalones, y en contados segundos, papá estaba ahí, como una estatua mirando a su novia tendida en el suelo.

—¿Qué... qué pasó?— Nos gritó y sin pensarlo se tiró al lado de Inessa —¿Qué ocurrió?— Nos volvió a preguntar totalmente alterado, intercambiando miradas entre todas. Elena se alejó del cuerpo de su mamá y me abrazó por la espalda. Sus lágrimas comenzaron a humedecer toda mi camisa.

—¡RESPONDAN!— Papá nos gritó de nuevo, y como no obtuvo respuesta, comenzó a hablarle a Inessa —Cariño, despierta por favor, despierta—  Le decía desesperado.

Mi abuelo llegó en ese momento, omitió las preguntas y fue al lado de papá —¿Qué es lo que ha pasado?

—Papá, haz algo  por favor— Mi papá dijo casi rogándole. Mi abuelo era un doctor retirado y era el único que podía ayudarnos en esta situación.

—Cálmate Oleg, cálmense chicas, cálmense todos— Tomó las manos de Inessa y empezó a tomarle el pulso, a revisar su mirada, sus vías respiratorias.

—¿Qué fue lo que pasó?— Papá volvió a preguntar, pero esta vez, mirando a mi  abuela —¡HABLA!

Ella se sacudió por el grito y lo miró asustada —Yo... yo... solo quería hacer caer a la mentirosa de tu hija!

—¿De qué estás hablando?— Mi papá le volvió a preguntar, y luego me miró —De qué está hablando mi mamá, Yulia.

Levanté la mirada, Elena me abrazó más fuerte... y se lo dije —Mi abuela quitó el seguro de la puerta...e Inessa... nos vio besándonos... sobre la cama... ya sabes... a punto de tener relaciones.

—¡Oh dios mío!— Exclamó él, agarrándose la cabeza. Ahora si se veía más desesperado que antes.

—MAMÁ, POR QUÉ HICISTE ESO?— Le gritó a mi abuela.

—Es suficiente, Oleg— Mi abuelo le dijo con autoridad —No le hables así a tu madre.

—Lo siento papá es que... ¡Cómo se te ocurre hacer algo así, mamá!

—¡Dije que es suficiente!— El abuelo le volvió a repetir en voz alta —Tranquilízate, Inessa se encuentra bien. Solo ha sufrido un desmayo por el asombro de ver a las chicas. En unos minutos va a despertar.

—Y si no? Debo llevarla a un hospital…— Papá le dijo. Cargó a Inessa con mucho cuidado y empezó a bajar las escaleras.

De inmediato todos fuimos tras él. Vimos cómo pasó la sala y estaba a punto de abrir la puerta pero...

—¡Detente ahí!— Mi abuelo lo paró de un grito.

—Oleg Volkov, debes tranquilizarte por favor. Ya te dije que Inessa se encuentra bien, solo ha sido un desmayo!

—¡Pero papá!

—Pero papá nada. Ven aquí y acuéstala en el sofá— Le ordenó bastante enojado.

A papá no le quedó de otra y tuvo que obedecer.

La sala quedó en completo silencio, lo único que se escuchaba eran los sollozos de Elena.

Papá y ella estaban agachados al lado de Inessa, mientras mi abuelo la examinaba con más calma.

La abuela se sentó en uno de los sofás a mirar, y yo, me quedé viendo todo desde una distancia considerable.

No podía evitar pensar... ¿Qué iba a suceder cuando ella despertara? Esto se había complicado más que antes. Gracias abuela, de verdad muchas gracias.

—Cómo no pudiste pensar en las consecuencias de esto, mamá— Le dijo mi papá —¡Pudo ser peor!

—Eso se lo debiste decir a Yulia antes de que pensara en mentirme sobre Elena. Ella pensó que yo era tonta, que no me iba a dar cuenta de las cosas, de cómo la miraba, de cómo ambas se miraban— dijo enojada —Y ahora también se atreve a hacer travesuras en mi casa, con todos presentes. Tu hija no es más que una caliente. Y déjame decirte que no es la primera vez que la encuentro haciendo esas cosas!

Por Dios...

—Si ese era el punto, pudiste haberlo hablado con Yulia y con Elena a solas, no tenías por qué haber arrastrado a Inessa a esto.  Ella no sabía que a Elena le gustaban las niñas, y menos sabía que estaba iniciando algo con Yulia.  Las chicas estaban pensando en cómo confesárselo, y yo las iba a ayudar!

—¡Pues entonces debieron ser sinceras conmigo! ¡Y tú debiste decírmelo por teléfono!

—Esas no son cosas que se dicen por teléfono!

—¡Es suficiente!— Mi abuelo tuvo que gritar de nuevo. Y esta vez, más enojado que antes —Todas fueron culpables de esta situación.

Demonios...

—Tú— Me señaló —No tenías por qué estar haciendo esas cosas con Elena con todos presentes, y menos si Inessa no sabía nada sobre su relación. No eres más que una irresponsable y una sinvergüenza, Yulia.

Miró a mi abuela.

—Oleg tiene toda la razón, pudiste haberlo hablado con Yulia a solas, no tenías por qué haber arrastrado a Inessa contigo. Cariño, entiende que pudiste haberle causado un infarto.

—Lo sé lo sé, y lo siento mucho. No pensé que esto fuera a llegar a tanto, al menos con la mamá de Naty no fue así.

Oh maldita mierda! Acaso quiere hundirme más de lo que ya lo ha hecho.

Mi abuelo suspiró por lo testaruda que era mi abuela, y fue a sentarse a uno de los sofás. Ella no replicó nada más, solo se quedó mirándome bastante mal, y de nuevo, todo quedó en silencio.

Me deslicé por la pared, dejándome caer al suelo y me cubrí la cara con las manos, no pude evitar que las lágrimas salieran de nuevo. Tenía rabia conmigo misma, aunque mi abuela tenía mucho que ver en esto, mi abuelo tenía toda la razón, yo había sido una total irresponsable.

De repente sentí que unos brazos me rodearon y una mano levantó mi barbilla.  Cerré los ojos fuertemente.

—Yulia?—... Era papá.

—Yul, mírame— Yo no quería, pero tuve que hacerlo.

—Todo esto es por mi cul...

—Shhhss— Me calló —Ni siquiera pienses en decir esa palabra. Ya lo hecho, hecho está, y nada lo va a cambiar. Ahora te necesito más fuerte que nunca para que cuando Inessa despierte, tengas toda la seguridad del mundo y puedas explicarle lo que sucedió. Está bien?

Asentí.

El me limpió las mejillas con un pañuelo, y en ese mismo momento, escuchamos cuando Inessa comenzó a quejarse.

—Abuelo, abuelo, mamá está despertando—  Elena le dijo. Ella se alejó de Inessa, y papá y el abuelo se acercaron.

—Inessa, soy el abuelo. Me recuerdas?— Ella se agarró la cabeza como si le doliera, y segundos después, asintió suave  —¿Cómo te sientes?— Él le preguntó. Ella no respondió, en vez de eso trató de sentarse pero mi abuelo la tomó de los hombros y no la dejó —No te muevas por favor. ¿Dime como te encuentras?

—Estoy bien abuelo… Solo me siento un poco mareada.

—Eso es normal. Trata de respirar y exhalar con mucha calma.

Él comenzó a trabajar con ella, mi abuela se acercó a ver y Lena mientras solo me miraba. Ya no estaba llorando pero su linda carita aún reflejaba mucho miedo, dolor y preocupación.

Estúpida Yulia, ella no se merecía esto.

El abuelo terminó de examinar el estado de Inessa, y con la ayuda de papá la ayudaron a sentar, ella se quedó mirando a Elena, la detalló por unos segundos y después me buscó a mí con la mirada.

—¡Oh dios mío, eso no fue un sueño— Dijo mientras se cubría el rostro con las manos.

—¿Cariñó?. ¿Estás bien?— Mi papá le preguntó a punto de tomarle una mano, pero no pudo porque ella lo esquivó y se levantó rápidamente, mirándonos a Elena y a mí.

—No, no estoy bien. No después de lo que vi en esa habitación— Terminó por decir y corrió a encerrarse a la habitación de mis abuelos que estaba en la sala.

—Cariñó, espera!— papá le gritó, pero no consiguió que ella se detuviera.

Elena gimió, se tiró al sofá y escondió el rostro en sus rodillas. No pasaron más de dos segundos cuando volví a escuchar sus sollozos.

Me acerqué tan rápido como pude y la abracé con todas mis fuerzas. Ella dejó su posición y se prendió de mí, igual o mucho más fuerte que antes.

—Mamá, me odia.

Sus palabras salieron tan descontroladas que mi abuelo se acercó a nosotras y le acarició la cabeza.

—No digas eso pequeña. Esta es una situación bastante difícil pero Inessa va a tener que entenderlo, solo tienes que darle un poco de tiempo.

—Mi amor escúchame— Le pedí, haciendo que me mirara a los ojos —Tienes que calmarte. Necesitamos estar fuertes para que entremos ahí y le expliquemos todo.

Ella negó.  

—No puedo. Ella me odia.

—Bebé... por supuesto que no.

—Elena— Mi papá habló —Inessa no te odia, no digas barbaridades. Eres su hija, su tesoro. Ustedes tienen que entrar ahí y hacerse cargo de sus actos. Ella es tu madre y tiene derecho a saber toda la verdad. No importa lo que pase después de eso, respetaré cualquier decisión que tome. Ahora, lo más importante es que seas honesta con ella y contigo misma, ve y saca todo eso que has llevado contigo durante tanto tiempo.

—Pero... y si ella no me acepta? y si me lleva lejos de ti?— Me susurró.

—Mi vida, ya te dije que pase lo pase no me voy a separar de ti. Te lo prometí— Sonreí y me incliné dejándole un beso en la frente —Papá tiene razón. Solo vamos allí y soltemos todo.

—Está bien— Me dijo no muy segura.

Ya Inessa lo sabía, ya no podíamos darle más vuelta a este asunto. La tomé de la mano y la arrastré hacia la habitación.

Antes de entrar, nos detuvimos en la puerta... y le pedí a Dios que nos ayudara. Que me ayudara a encontrar las palabras correctas... que Inessa me aceptara.

Suspiré, giré la manija y abrí muy suave.

Inessa estaba sentada sobre el borde de la cama, con la cabeza gacha y la mirada perdida en el suelo.

—Podemos entrar?— Le pregunté.

Ella no me respondió, ni siquiera miró, entonces, cerré la puerta y nos acercamos.

—Mamá... perdóname... por favor— Elena se arrodilló, apoyando la cabeza sobre los muslos.

Ella no la miraba, no le respondía, estaba como una estatua de cera mirando el suelo.

—Inessa...— Esta vez yo me arrodillé en una reverencia —Desde lo más profundo de mi, pido que perdones mis errores y te ruego que por favor dejes que Elena yo te expliquemos todo.

Hubo un silencio bastante largo, podía jurar que lo único que se escuchaba en la habitación eran los latidos de nuestros corazones.

Me incliné hacia atrás, aún arrodillada y vi a Inessa acariciando el cabello de Elena, a mí me miraba fijamente.

—Las voy a escuchar, pero no así arrodilladas, vengan a sentarse— Nos dijo muy seria.

Me puse de pie, Elena también lo hizo y ambas fuimos a la cama.

Inessa de nuevo quitó su mirada de nosotras y sus ojos se clavaron en el colchón.

—Mamá...— Elena suspiró y acercó lento una mano para entrelazarla con la de ella, Inessa no se opuso a eso y selló la unión. Esto me aliviaba un poco —Lo siento mucho, perdóname por eso, perdóname por no haberlo dicho antes.

—Elena...

—Siempre me han gustado las chicas, mamá, siempre...— Lena no pudo aguantar y las lágrimas brotaron de sus ojos.

Inessa  tampoco pudo evitarlo y se dejó llevar junto a su hija. La envolvió en sus brazos y se quedaron en esa posición mientras le daba palmaditas en la espalda.

—¿Por qué no me lo dijiste Elena? ¿por qué dejaste pasar tanto tiempo?

—Porque tenía mucho miedo mamá, porque veía como en la escuela, en la calle y a donde fuera todo el mundo juzgaba a los demás por tener gustos diferentes. Porque cuando conversaba contigo siempre salía el tema de como tenía que ser la típica familia, siempre me decías que debía conseguirme un buen hombre para mi vida. Todas esas palabras me hacían sentir muy mal y cada día me frenaban y me llenaban de más y más miedo.

—Oh Elena por Dios. Lo siento mucho, mi amor. Yo nunca imaginé algo así porque tú no parecías alguien que le gustaran las chicas. Sé que nunca me hablabas de chicos o de amor pero eso no era algo para dudar de tu sexualidad.

—Lo siento mucho.

—No lo sientas, Lena. Eso también fue mi responsabilidad.

—Inessa— Esta vez hablé yo —siento mucho que...— Mierda... como decir esto — que... hayas... tenido que ver lo de hace un momento— Diablos... Ella rió negando. .  —Cuando te dijimos en casa que te contaríamos sobre el 'chico'— Hice un gesto con los dedos —En realidad íbamos a confesarte esto... y que era yo de quien Lena estaba enamorada.

—Pero... y cómo pasó? En que momento tú y mi hija...— Movió las manos tratando de juntarlas, haciendo referencia al 'sexo'   —ya sabes...— dijo en un gemido —Además, tú hasta hace unos días estabas con Natalya en casa. Acaso...— Frunció el ceño  —estás utilizando a mi hija?

—No, no Inessa por favor, no pienses eso.

—Entonces, explícame las cosas desde un principio? ¿Cómo empezó todo entre tú y mi hija?!

Desde el principio?  Por supuesto que no!. Si le cuento eso... ahora si le va a dar algo.

—Solo...

—Todo lo empecé yo mamá— Elena me interrumpió, saliendo del abrazo —Yul... ya me gustaba desde antes de que nos fuéramos a vivir con ellos.

—¿Qué? ¿Cómo es eso posible? ¿Ustedes ya se conocían?

Ambas negamos.

—¿Entonces?

—El día que Oleg fue por primera vez a nuestra casa y nos mostró la foto de Yul, ella me gustó mucho, en realidad muchísimo. Yo comencé a buscar información sobre ella y todo lo que veía hacía que me gustara más y más cada día.

—Oh. Ahora entiendo porque insistías tanto en conocer a la familia de Oleg. Y el día de la mudanza estaba tan nerviosa, hasta fue la primera en empacar todo— Eso me lo dijo a mí, yo solo sonreí.

—Mamá, yo le hice muchas cosas a Yul desde que llegamos a casa...— Oh por Dios Elena... —Yo fui quien le mord...

—Lena, espera— La detuve.  En realidad estaba pensando en contarle todo eso?  —No es necesario— Le dije tratando de que me entendiera.

Ella me miró un poco confundida pero luego me dio una sonrisa y asintió.

—En realidad, solo pasó Inessa. Elena fue una chica un tanto 'especial' conmigo y en este poco tiempo logró que me enamorara de ella.

—Y Natalya? ¡Natalya es tu novia!— Me volvió a repetir.

—No Inessa, ya no lo es. Ella y yo ya terminamos... hace solo unos días.

Ella suspiró mientras negaba.

—No lo hice antes porque... Naty es una buena chica y yo tenía mucho miedo de lastimarla. Desde hace un tiempo nuestra relación no venía nada bien, ni siquiera teníamos contacto físico de ninguna forma y yo no podía seguir engañándome, ni a ella. Quise olvidar lo que estaba sintiendo por Elena por el bien de nosotras pero no pude soportarlo y decidí terminar la relación.

—Oh Dios. Tú le dijiste a Naty que estabas enamorada de mi hija?

Asentí.

—Oh Jesús. Ahora Natalya debe odiar a Elena con todas sus fuerzas. ¿Qué tal si ella quiere cobrar venganza y golpeé a mi hija?

—No Inessa, Naty no es ese tipo de persona. Si se enfadó muchísimo conmigo cuando se lo confesé pero ella no sería capaz de hacer tal cosa.

—¿Estás segura? Porque si te soy sincera, no te creí, ni creo que esos golpes que tienes en el rostro hayan sido de alguien que quiso robarte. Ahora estoy más que segura que tienen algo que ver con Natalya.

—Tienes razón—  Si estábamos sincerándonos debía hacerlo como correspondía —Nadie intentó robarme. Y Naty si me golpeó, pero lo hizo porque me lo merecía.

—Y Sveta también la golpeó— Añadió Elena.

—¿¡Sveta!? ¿¡Tú amiga Sveta!?

—Si, la misma. Y ella ya no es mi amiga

—No entiendo. Y Sveta por qué te golpeó, Yul?

—Verás Inessa, a Sveta también le gustaba Elena…

—¿Qué?... Sveta también es…

—Si— Elena le contestó —Y cuando Yul me confesó que me quería, ella nos vio besándonos, se puso muy celosa y le metió esos golpes en la mejilla. Y también me amenazó, diciéndome que te contaría a ti que yo era lesbiana y que Yul y yo teníamos algo.

—Pero…qué. Ella... cómo pudo hacerte eso?— Dijo sorprendida. ¿Qué demonios estaba haciendo Elena? —Y por qué no me dijiste nada está mañana cuando fue a casa, todo parecía tan normal. ¡Yo la hubiera puesto en su lugar!

—No mamá, yo tenía mucho miedo y no podía decirte nada porque ella estaba ahí solo con el fin de delatarnos.

—Esa chica tonta. Como pudo hacerte sufrir así frente a mí y frente a todos— Dijo enojada —No la quiero volver a ver por la casa y mucho menos cerca de ti.

Elena asintió sonriendo y se volvió a tirar a los brazos de Inessa. Esta pequeña mentirosa. Sabía que había entendido mi punto de no contar todo tan explícito, pero ahora logró trastocar todo a favor nuestro.

Ellas se separaron nuevamente, Elena vino a mi lado, recostándose en mi hombro y entrelazó su mano con la mía.

—Mamá ya te he confesado toda la verdad, sabes mis gustos, sabes que amo a una chica y es Yul— Sonrió —Me aceptarás, nos aceptarás?

Inessa se puso extremadamente seria. ¡Perfecto! No nos aceptaría.

—Elena, eres mi hija, mi amor por ti es infinito pero...— Pero? No por favor... Sonrió —Por supuesto que te acepto tal y como eres, no tengo ningún prejuicio acerca de tu sexualidad... En cuanto a tú relación con Yulia— Se volvió a poner seria. Demonios ... —No voy a oponerme. Si estás enamorada de una chica y es ella— Me señaló —entonces no tengo ninguna objeción.

—De verdad?— Lena chilló, estaba incrédula, al igual que yo.

—Claro que sí. Solo les voy a pedir que sean un poco más prudentes. Ya sé que su relación va en segundo plano… y que están jóvenes y tienen necesidades pero traten de no… ya saben. No quiero desmayarme de nuevo.

—Si mamá— Elena le dijo y se le tiró encima a comerla a besos.

Yo solo sonreí y me quedé viendo la linda escena. Sé que para Inessa era algo difícil de aceptar pero el amor que sentía por Elena era infinito y su felicidad era lo más importante.
Elena se separó del abrazo de Inessa y esta vez vino a tirarse encima de mí. Ambas caímos a la cama sin dejar de mirarnos.

Esto era perfecto.

—Te amo— Nos dijimos al mismo tiempo. Estábamos tan felices que ambas comenzamos a reír. Esto había sido una locura.

—Me alegra verlas felices chicas. Y espero que cuides y entiendas bien a mi hija, Yulia, ella es más joven que tú y a veces puede ser llegar a ser muy caprichosa, así que mucho cuidadito con una discusión. No quisiera verlas enojadas y sin hablarse por toda la casa.

—No te preocupes, Inessa. Estoy segura de que eso no va a suceder.

—Bien, entonces no siendo más, vamos a la sala y démosle la noticia a todos. Deben estar preocupados.

Nos levantamos de la cama y antes de ir a la puerta, Inessa nos detuvo y nos envolvió en un abrazo.

—Las amo mucho— Nos dijo y besó la cabeza de ambas.

—Y nosotras a ti— Le repliqué. No podía negar que el abrazo de Inessa se sentía casi como el de mi madre.

Lena y yo le devolvimos el beso pero en las mejillas y cuando fuimos a abrir la puerta de la habitación, mi abuela, el abuelo y mi papá, cayeron al suelo.

Estaba de más decir que los atrapamos espiando nuestra conversación?. Ay Dios…

Todos se levantaron muy apenados, en especial papá que solo se organizaba la ropa y se aclaraba la garganta repetidas veces. Era demasiado gracioso.

—Chicas, por aquí— Mi abuelo nos señaló los sofás pero nadie se sentó. Todos nos quedamos de pie a mitad de la sala.

—Inessa— Papá la llamó. Pero por qué había puesto la voz tan gruesa? —Tengo que decirte que yo ya sabía acerca de la relación de las chicas desde esta mañana, y sea cual sea la decisión que hayas tomado, ya sea alejarte de mí y o alejar a Elena de mi hija, quiero que sepas que ellas cuentan conmigo y tienen todo mi apoyo.

¡Wow que valiente!

Inessa sonrió al ver a papá tan serio. Nos miró a Lena y a mí y nos dio un guiño.

—También tienen todo mi apoyo, cariño— Ella le respondió y a papá se le hizo una sonrisa bastante ancha en la cara.

—Oh pero… Inessa, eso es genial—  El gritó demasiado feliz y la envolvió en un tierno abrazo —Tenía mucho miedo de tu reacción, cariño. Pensé que odiarías a Yul después de esto.

—No digas eso por favor. Es solo que... me sorprendí.

—Lo siento mucho cariño, tuviste que enterarte de la relación de las chicas de esa manera... por culpa de mamá.

—De que estás hablando tú, traidor— Le gritó mi abuela —No fue mi culpa. Es tan obvio que fueron este par de chicas calientes y con las hormonas alborotadas— Por favor... No de nuevo…

—¡Cariño por fa…— Mi abuelo trató de llamarle la atención, pero por supuesto, ella siguió.

—Aun así no fue tan malo Inessa. Lo importante es que estás bien y lo mejor fue que tomaste la noticia de este par con mucha calma.

—Claro que si abuela, te lo agradezco— Le dijo Inessa un tanto sarcástica, haciéndonos reír a todos.

—También tienen mi apoyo— Mi abuela nos dijo sonriendo —Es más, si quieren casarse mañana mismo pueden hacerlo.

—¡Si!— Elena gritó y se lanzó encima de mí.

Ya estoy empezando a creer que mi abuela quiere cagarme la vida.

—Hey!— Gemí —Tengo 22 años, Elena 18, ni siquiera hemos terminado la universidad, no tenemos trabajo y tú ya quieres casarnos?— Le grité.

—Pero eso no me importa, yo quiero casarme contigo— Elena me frunció el ceño.

—Ya, ya chicas— Mi abuelo como siempre tratando de poner todo en su lugar —Mejor vayan a descansar mientras la abuela y yo preparamos la cena. Además...

Elena no dejó que terminara de escuchar lo que mi abuelo decía y me arrastró por las escaleras, empujándome a su habitación.

Cerró la puerta de nuevo con seguro, me abrazó por el cuello y comenzamos a retroceder  —Mi sueño de todas las noches se ha hecho realidad.

—Ah sí— Le dije sonriendo.

—Si, oficialmente soy la novia de Yulia Volkova.

—Wow, que afortunada ella.

—Si. Y sabes que descubrí de mi novia?— Llegamos a la pared y Elena me empujó contra la ventana. Agarró mis manos y las colocó sobre mi cabeza.

No le dije nada por eso, pero ya estaba empezando a asustarme —¿Qué... qué descubriste— Mi voz entre cortó...

—Que ella no se quiere casar conmigo— Hizo un puchero… pero luego…. Sonrió maliciosa ¿Uh...? —Y creo…— Sacó la lengua, pasándola por la comisura de mis labios, muy sensual —que voy a tener— Atrapó mi labio inferior y lo chupó, sosteniéndolo entre sus dientes —que volver a repetir unos cuantos movimientos— Comenzó a apretar sus dientes, haciéndome sentir dolor —para que ahora eso se cumpla

— Terminó de decirme, moviendo las cejas de arriba abajo.

¡Oh rayos!... Con esta chica me va a esperar un futuro salvaje, lleno de acción… y lleno de dolor.

—Voy a ser tu esposa Yulia Volkova,  lo quieras o no...


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Mensaje por mary 10/21/2019, 8:29 pm

Fascinante I love you😍😍😍😍

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Mensaje por Vera Rivero 10/21/2019, 9:39 pm

Me divirtió la escena donde los Abuelos de Julia y su Papá cayeron al suelo 😂😂

Y ahora que es lo que hará la tal Sveta? Porque supongo que querrá hablar con Inessa e imagino que esta la pondrá en su sitio y al ver que perdió cómo reaccionará? 🤔

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Mensaje por andyvolkatin 10/22/2019, 3:19 am

Hola Very Happy
que buenos capitulos
no abri el foro unos dias
y me encuentro con varios
esta historia me gusta y esta emocionante
espero la sigas pronto
( cuando Natalya le hiba a decir algo a Yulia ella la interrumpio y le dijo que no necesitaba explicacion que era)
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Mensaje por Fati20 10/22/2019, 12:25 pm

Me fasino esa parte de Yulia volkova voy a ser tu esposa tal cual cuando le dijo q seria su novia
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/22/2019, 6:02 pm

Feliz martes, chicas!!!  Capítulo bien extenso.... I love you

A leer!!!


Capítulo 29: Promesa



—¡Si quiero!... ¡Si voy a ser tú esposa!— Le dije para calmarla. Mi labio aún corría peligro de ser lastimado. Estaba apretado entre sus dientes. Y conociendo lo salvaje que Elena podría llegar a ser, sé que no tendría compasión de mí.

—Jumm— Gimió y comenzó a soltar una risita mientras negaba con la cabeza.

Definitivamente esto no iba nada bien.

—Sabes Yulia Volkova— Se puso seria, clavando su mirada en la mía. Puedo jurar que mis pies ya se estaban convirtiendo en gelatina —Eso que dijiste sonó desesperado, nada honesto.

Uh?

Vi como sus ojos comenzaban a dilatarse, su agarre en mis manos se intensificaba, en su cara se iba haciendo una sonrisa muy macabra.

Elena?

—¡Mentirosa!— Me gritó y me tiró todo su cuerpo encima, terminando de estamparme más contra la ventana.

Grité, quejándome por el golpe, pero no duró mucho porque sin darme oportunidad, ella volvió atrapar mi labio con más furia que antes.

—Lena... qué haces? ¡Suéltame!

—¡No te voy a soltar! No, no y no. ¡Eres una mentirosa!— Me volvió a gritar y comenzó a morderme más duro.

El miedo me estaba invadiendo y la sangre se me subía a la cabeza. Elena comenzaba a comportarse como la psicópata loca pero extremadamente sexy, que me acorralaba los primeros días.

—Lena…por favor…me duele... ¡Suéltame!— Le rogué —Mira bebé, no estoy mintiéndote. Si quiero casarme contigo. ¡Te lo juro!

—Ah sí?— Levantó una ceja y comenzó a girarme lentamente en dirección a la cama.

No me soltaba el labio, no me soltaba las manos, no se despegaba de mí. Y para completar, su sonrisa maléfica no desaparecía de su rostro.... ¿Qué demonios pretendía?

—Lena...

—Será mejor que te calles— Me advirtió.

—Lena pero…

—¡Que te calles!— Me tomó de los hombros y me dio un empujón que me hizo retroceder, golpearme contra el borde de la cama y rebotar en ella.

No tuve tiempo de reclamarle nada porque en unos segundos, ya la tenía sentada en mi regazo y atrapando mis manos arriba de mi cabeza.

—¿Qué haces?— Le grité enojada. Esto ya no tenía nada divertido.

—Solo estoy preparando el territorio para mi próxima meta, Yulia.

—¿Ah? A qué te refieres?

—Me refiero a esto.

Me soltó las manos y lentamente, se desamarró el nudo de la manta que le cubría el torso.

Oh. Por. Dios... Sus pechos... sus hermosos pechos. Míos... míos y solo míos.

Me pasé la lengua por los labios de solo recordar que hace unos momentos los tenía y los saboreaba dentro de mi boca. ¡Eran mi perdición!

—Yulia!— Me agarró la barbilla fuerte y me obligó a mirarla —Si tú, escúchame bien, no me pides que me case contigo hoy mismo. Te juro que nunca jamás en la vida— Se señaló los pechos con su mano libre —podrás volver a probarlos, o tocarlos y mucho menos mirarlos.

—Pero Elena...

—¡Cállate!. Y además de eso, le diré a mi madre que me violaste cuando ellos se fueron esa semana de viaje. También le diré que en ese tiempo tú aun estabas con Natalya y también le diré que ahora estoy embarazada de ti!

—¿¡Qué!? Pero... pero ese día yo no te obligué a nada, además, tú sabias que Natalya era mi novia. ¡Y yo ni siquiera puedo embarazarte! ¡No seas infantil Elena!

—Si, si lo que sea. De todas formas lo harás, porque no podrías resistirte a mis pechos.

—¡No lo haré!— Le grité.

—Ah no?— Me frunció el ceño.

—¡No!

—Eso lo veremos— Me contestó enojada. Me empujó la cabeza hacia arriba y se zambulló en mi garganta a la velocidad de un rayo. Comenzó a lamerme, a besarme, a chuparme con mucha fuerza.

La tomé de los hombros, intentando apartarla, pero fue imposible cuando sentí su lengua danzando mi lugarcillo especial.

—Oh Lena— Eso, se me escapó en un gemido. Ella lo notó, soltó una risita y luego sentí sus dientes estirando mi piel. ¡Maldita sea! ¡Yo no iba a poder con esto!

No aguanté y mis manos fueron a dar a su espalda. Debo decir que fue una mala jugada porque cuando ella sintió mi toque, de inmediato se apartó de mí y me volvió a tomar de la barbilla haciendo que nuestros ojos chocaran de nuevo.

—Lo harás?— Me preguntó aún enojada.

—Lena…

—¡Prometiste que siempre estarás conmigo!

—Y así será— Le contesté, apartando su mano de mi barbilla. Me senté, acercando mi rostro, envolví mis manos en sus caderas y suspiré —Me encantaría compartir contigo el resto de mi vida Lena. No te estoy mintiendo.

—¿Entonces, por qué no me propones que me case contigo?

—Lena, no crees que estamos un poco jóvenes para eso?— Le dije para que entendiera —Y apenas llevamos un día de novias!

—¿Y? Te amo, me amas, nuestros padres lo saben todo y lo aprueban, ya tenemos dos bebés.

Me reí. No pude evitar hacerlo. No podía creer que en realidad ella me estuviera diciendo esto…Y, todo gracias a mi abuela. Gracias!

Preferí no contestarle nada. En silencio, tomé su blusa de una esquina de la cama y la pasé por su cabeza y por sus manos. Ella me ayudó.

—Elena Katina, te hice una promesa y la voy a cumplir. No lo dudes— Suspiré —Aún estamos muy muy jóvenes y es muy deprisa para casarnos. Primero, debemos compartir más, compartir con otros, conocernos mejor y conocer el mundo mejor.

—Pero eso podemos hacerlo juntas. Yo te conozco bien, me gusta todo de ti, me gusta cómo eres.

—Eso es grandioso Lena. Gracias. De verdad muchas gracias— Me acerqué a sus labios y dejé un beso —Tú también me gustas muchísimo, como eres, lo que eres y con todas tus locas facetas—  Sonreímos  —Lo que quiero decir, es que primero debemos darnos tiempo a nosotras mismas, para el estudio, para el trabajo, para los amigos y para todo lo que se venga.

Me alejé un poco de ella, llevé mis manos a mi cuello y me desabroché la cadenita que tenía allí.

Ese era el recuerdo más preciado que me había dejado mi madre. El que desde hace ocho años llevaba conmigo.

—No nos casaremos Elena, no aún— Le sonreí —Pero sé que lo haremos en un futuro, eso te lo aseguro—  Le di un guiño y noté como sus mejillas se iban tiñendo de rosa. Hermosa como siempre —Por eso quiero que lleves esto— Le mostré la cadenita —Era de mi mamá, me la dio unos días antes de… morir— Mi voz se entrecortó, y no pude evitar que mis ojos se colocaran llorosos. Ella me abrazó por el cuello e hizo que recostara la cabeza en su pecho —Es lo más preciado que tengo de ella, y lo he cuidado como un tesoro toda mi vida.

—Lo sé— Me contestó con una voz debíl.

—Ahora quiero que lo tengas tú— Le dije separándome. Ella me miró extrañada pero no le expliqué nada, solo le puse la cadenita en el cuello, sin todavía abrocharla —No será mañana, ni esta semana, ni la siguiente pero algún día serás mi esposa, Elena. Y con esto— Junté ambos lados de la cadena y la abroché, haciendo sonar un click  —cerramos el trato— Le dije y volví a sonreírle.

Ella me devolvió la sonrisa pero segundos después, comenzó a soltar sollozos, sacudía la cabeza ligeramente, parecía que se estuviera ahogando o tuviera hipo.

Solté una risa bastante audible porque sabía que estaba a punto de llorar.

Le froté ambos brazos para darle calidez, y finalmente, de sus dos ojazos hermosos, comenzaron a salir unas lagrimitas.

—Aww bebé. Ven aquí— La atraje a mí, abrazándola tan fuerte como podía.

Ella trató de decirme algo, pero simplemente sus lágrimas no la dejaban.

Esta vez no solté una risa, sino una carcajada. Joder. Me llenaba de vida hacer feliz a las personas y más si era alguien a quien quería. Más si era ella.

—Gracias Yul—Yul. Voy a cuidarlo mejor de lo que tú lo has hecho. Te lo juro— Habló sobre mi hombro —Gracias por enamorarte de mí. Gracias. Me haces muy feliz.

—Y tú a mí, mi vida. Mucho— Una risita se le salió, levantó el rostro con las mejillas plenamente infladas y se acercó para dejarme un beso en mi hoyuelo.

—Te gusta?— Le pregunté, moviendo la lengua para que se pronunciara.

Ella asintió.

—Es mi parte favorita de tu físico— Me dijo sonriendo —¿Y yo? ¿Qué es lo que más te gusta de mí?

—Mmm…— Hice como si estuviera pensando —Todo. Quiero decir, cada parte de ti es perfecta. Demasiado perfecta— Dije lo último con la vista pegada a sus pechos.

—Yah!— Ella gimió, arrugando la nariz —¡Eres una pervertida!

—Si, y tú una santa— Le di otro guiño —La verdad es que me encanta cuando sonríes, Lena. La forma que toman tus ojos y todo tu rostro cuando lo haces es simplemente… perfecto. Es oro. Y te hace ver adorable.

—Owwww. Tú eres más adorable con tu carita de bebé— Me pinchó la nariz y comenzó a picotearme los labios.

No dejé que lo hiciera por mucho y atrapé sus labios por completo mientras me dejaba caer a la cama. Necesitaba disfrutar de ellos. Creo que nunca me cansaría. Eran tan llenitos y suaves.

—¿Quieres seguir con lo que estábamos?— Me preguntó entre el beso. Su voz fue insinuante.

—No, definitivamente no es buena idea con mi abuela por ahí suelta. Mejor bajemos a esperar la cena. Tengo hambre.

—Pero si te comiste casi cuatro platos en el almuerzo.

—Si, pero mi noche fue muy agitada y a una chica no se le ocurrió otra cosa que darle a mi pobre estomago puro Red Bull… Y orgasmos, por supuesto.

—Eso es asqueroso.

—No fue asqueroso cuando lo hacíamos.

—No hables de comida y orgasmos al mismo tiempo. Me dan nauseas. Mejor bajemos a comer— Me dijo sonrojada.

Ambas nos levantamos de la cama, salimos de la habitación y bajamos al primer piso.

Debo confesar que no me sentía nada bien, ahora si me moría de la vergüenza. Todos los ojos del comedor, excepto los de mi abuela que no estaba, se clavaron en Lena y en mí cuando nos acercábamos.

Si, estaba bien que ya nos hubieran aceptado pero igual no dejaba de ser extraño. Ni vergonzoso.

Nos deslizamos en las sillas y papá que estaba de frente, junto a Inessa, nos quedó mirando.

O bueno… a Elena. Después vi, como en su cara se iba formando una sonrisa.

—¿Esa es la cadenita de mi difunta esposa?— Dijo señalando el pecho de Elena.

Elena se asustó y agachó la mirada.

—Yul—Yul… me la dio. Estás… molesto?

—Oh no. Claro que no Elena. Si mi pequeña te la dio debe ser por una razón muy importante. Solo espero que la cuides muy bien.

—No te preocupes. Lo haré— Ella le respondió y luego se acercó a clavarme un beso en la mejilla.

—Hey, hey. Ustedes!— Escuché la voz de mi abuela.

Todos volteamos a mirar a la cocina, y allí estaba recostada en la puerta —No quiero demostraciones de amor en mi mesa. Acaso no es suficiente con que anden de pervertidas en mi habitación de invitados.

—Mamá, podrías olvidar ese tema ya. ¡Por favor!— Papá le pidió.

—No seas idiota Oleg. ¿Qué tiene de malo que reprenda a estas niñas por sus perversiones?— Dios mío. Tuve que golpearme la cabeza contra la mesa… Mi abuela era demasiado.

—Dime Elena, qué tan buena es mi nieta en la cama?

—¡Cariño!— —¡Mamá!— Gritaron mi papá y mi abuelo al mismo tiempo.

Elena se sonrojó al máximo y amortiguó una risita con las manos. Yo solo negaba con mi frente pegada a la mesa.

—Ten un poco de respeto, por favor— Mi papá le señaló a Inessa que exhalaba y suspiraba fuerte. Creo que otra vez se estaba empezando a marear.

—Aishh no es para tanto. Es bueno hablar de estos temas y más si estamos en familia. Nosotros como mayores debemos educar a los jóvenes sobre el sexo.

—Si, pero tú no estás educando. Estas cogiendo todo de burla y haciendo preguntas que nos incomodan tanto a nosotros, como a Yulia y a Elena.

—Tú no hables por los demás. A Elena no parece incomodarle— Ambas se guiñaron un ojo. Jumm. Este par juntas, ni siquiera puedo imaginármelo… que peligro —Además, Inessa ya lo sabe todo, no tiene que ser incomodo porque como madre, debe aceptar la realidad de la sexualidad de Elena, y, creo que le debe interesar mucho sobre las relaciones sexuales que ella mantiene.

—Detente ya mamá. Inessa se acaba de enterar, está aceptándolo y aún necesita tiempo para procesarlo.

—Ya cariño.

Inessa calmó a papá.

—No voy a negar que es un poco incómodo el tema, pero ya lo he aceptado. Y ya lo dije, no tengo ningún problema con los gustos de mi hija, ni mucho menos con que mantenga una relación con Yulia. De hecho, me agrada que las cosas sean así— Suspiró.

—Creo que fue normal haberme desmayado cuando las vi en la habitación. Es decir, quien no se sorprendería de ver a su hija casi desnuda junto a su hermanastra?— Rió nerviosa —Y sobre todo cuando desde esta mañana sus  ‘amigas’— Hizo un gesto con los dedos —me estaban diciendo que a ella le gustaba un chico.

—Es comprensible— Respondió la abuela riendo.

—En cuanto a tu intimidad— Miró a Elena —Por supuesto que me interesa saber.

No querrás saberlo.

—En realidad no tengo mucho que contar, mamá— ¡Si claro! Es insaciable! —Mi primera vez ha sido Yul… y fue algo muy lindo y normal.

—Normal? — Preguntó la abuela —O sea que no es nada buena en la cama?

—¡Oh por Dios. ¡Es suficiente!— Gritó mi abuelo —Si mi nieta es buena o no en la cama eso a ti no te interesa— Se levantó de la silla hacia a mi abuela, y la arrastró adentro de la cocina. Comenzaron a discutir, pero no de mala forma. Ella solo se reía.

—Hubiera preferido que Sveta nos delatara y no mi abuela. Así no tendría que soportar ni aguantar sus indiscreciones, ni mucho menos sus burlas— Inessa y Elena rieron.

—Inessa, lo siento… de nuevo— Mi papá la abrazó —Creo que a mamá se le zafó un tornillo.

—Oh, Oleg, no digas eso. Es cruel— Ella le respondió.

—Un tornillo se te va a zafar a ti del golpe que te voy a dar. Respétame— Le gritó mi abuela, acercándose a la mesa. Puso toda la comida sobre la mesa y luego le metió tremenda palmada a papá en la cabeza. El solo frunció el ceño mientras todos reíamos.

—¿Quién te crees para llamarme loca?— Le volvió a decir, se sentó junto a nosotras y sirvió los platos.

Disfrutamos de la cena tranquilamente, bueno, no era tan tranquilo. En realidad todos se burlaban de mí, y por supuesto, gracias a los chistes pesados de mi abuela. Insistía en saber cómo era ‘su nieta’ en la cama.

Y como nada raro, Elena le siguió el jueguito. Le dijo que yo me cansaba muy rápido. Era sumamente vergonzoso.

……**……


Dos horas más tarde, de conversar, hablar, reírse y burlarse de mí, todos se fueron a sus habitaciones para descansar.

El reloj ya marcaba las 11: 30 de la noche, Lena y yo ya nos habíamos duchado y ahora estábamos en su habitación, a oscuras y con solo la luz de la noche alumbrándonos por la ventana. Arropadas hasta el cuello, con las piernas entrelazadas y abrazadas mientras nos mirábamos. Nuestros bebecitos también estaban acostados con nosotras.

—La confesión fue bien, no? Como lo esperábamos— Me dijo.

—Si… No tanto por lo de mi abuela, pero me alegra que la reacción de Inessa haya sido así.

—Me encanta la abuela y adoro a mi mamá. ¡Ella es genial! No puedo esperar a que volvamos a casa y ponga a la idiota de Sveta en su lugar.

—Sveta se puede ir a la… ¡Mierda mi celular!— Me senté en la cama, gritando.

—Yah!— Elena también me siguió y me palmeó suave en el brazo —Por qué gritas así? ¡Me asustas!

—Lo siento. Es que ni siquiera he sacado mi teléfono de la maleta y Nina dijo que la llamáramos para contarle todo. Nastya también. Acaso no recuerdas?

—Uhg… si, pero no hables tan fuerte.

—Voy a ir a mi habitación por él— Me desarropé.

—Espera. No es necesario que vayas. Podemos llamarlas desde el mío— Me dijo.

Se levantó, buscó el teléfono dentro de su maleta y volvió a la cama para arroparse conmigo.

Prendió su celular y tenía una infinidad de llamadas y de mensajes, incluidos los de sus redes sociales.

Ella me miró.

—El número de Nina?

—No vas a leer esos mensajes primero?— Ella negó —¿Por qué?¿Quieres que me volteé para que puedas leerlos?— Le dije haciendo el ademán.

—Claro que no. No seas tonta.

—Entonces?

—Es que hay mensajes de mis familiares, y obviamente es para preguntarme por la foto que subí contigo. La mayoría de ellos les disgusta ese tipo de actos…y honestamente no quiero leer quejas por eso.

—Dijiste que no te importaba.

—Claro que me importa, Yulia. Son mi familia.

—Lena, después de que tengas el apoyo de tu madre, los demás quedan en segundo plano. Si en realidad son una familia y te aprecian, lo entenderán, al igual que tus amigos y toda la gente que te rodea. No te mates la cabeza por eso— Le dije despreocupada —Mira Lena, para mí también fue difícil, sobre todo con la familia de mamá, pero al final lo aceptaron y mírame, aquí sigo, estoy viva, soy feliz y tengo los mejores amigos y amigas del mundo.

—Y yo?

—Así también será para ti Katina, ya sobreviste a tú mayor miedo que era decírselo a Inessa, lo demás es… solo un plus.

Ella suspiró preocupada pero luego me miró y me regaló esa sonrisa que tanto me gustaba.

—Tienes razón, Yul—Yul— Me dijo y comenzó a abrir mensaje por mensaje.

Me los mostró, sin ella leerlos, y la verdad es que no todo era tan malo como lo esperaba, algunos de sus familiares escribieron frases de apoyo, otros simplemente pedían una explicación y otros… si fueron un poco más severos.

Luego abrió algunos de los mensajes de sus redes sociales, y esos, si comenzó a leerlos en voz alta.

Hey Lena, siempre he soñado con tener un trio, y tú y tu novia, están que arden. ¿Me ayudarás, cierto?. Ja ja ja Es broma. Te quiero muchoHea.

—Dile que acepto— Le dije moviendo las cejas de arriba abajo.

—Por supuesto que no!— Me sacó la lengua y siguió leyendo.

Katina, no tenía idea de que pateabas para el otro equipo, y debo decirte que es un poco decepcionante porque me encantas. Mmm… Crees que aún te puedas enamorar de un chico?Boris.

—¡Que ridículo!— Rodé los ojos.

—Celosa?

—Si, si. Mejor sigue— Se rió.

O.M.G Elena, sabía que eras rara pero no a tal extremo! LOL. Solo te diré una cosa: Me encanta el perfil tu noviaFydia.

—A mí también— Me dijo y se inclinó para darme un besito en el cuello.

Oh por Dios… lo hizo justo en mi lugar especial  y una corriente corrió por todo mi cuerpo y se detuvo en mi centro. ¡Maldita sea!

Lena, si hubiera sabido antes que te gustaban las chicas, créeme que ahora serias mi novia :*Katya.

—Ja, ja, ja. Esa chica es mucho más graciosa que el ridículo de hace unos instantes.

—Ella es linda.

—Bueno, pues entonces vete con ella— Le dije y me volteé dándole la espalda.

Elena, siempre me has gustado y pensé que yo también te gustaba... – ¿Qué? Es real lo que estoy leyendo?

Me volteé de nuevo enojada y le arrebaté el celular. Comencé a leer todo en voz alta.

Elena, siempre me has gustado y pensé que… yo también te gustaba. La forma en que me mirabas y me sonreías, cuando hablabas conmigo. ¿Qué te pasó? Lo de la foto es una clase de apuesta? Acaso te sientes confundida. Por favor hablemos…Misha.

La miré mal, con el ceño fruncido hasta el límite. —Explícame, qué demonios es esto? Y quién es ese jodido— Ella sonrió.

—Es un chico al que le gusto, pero por supuesto nada que ver con él. Solo me he comportado amable, es todo.

—Bien, entonces voy a bajarlo de su nube.

Le di responder al mensaje y escribí —No es ninguna apuesta, ni estoy confundida, amo a mi novia y ahora soy su prometida. No te hagas ilusiones conmigo, aquí el único confundido eres tú. ¡Púdrete!—  Lo envié una vez, y lo repetí casi tres veces… por si las dudas.

Elena me quitó el cel y leyó lo que escribí —Oh Yulia, por qué fuiste tan cruel?

—Para que deje de ser idiota. Y sabes algo, ya no quiero seguir leyendo tus mensajitos. Mejor— Le volví a quitar el celular —Voy a llamar a Nina.

—Buuu… está bien— Dijo en un gemido y se recostó en mi hombro. Me abrazó por el estómago y subió toda su pierna sobre las mías.

Buena chica!

Marqué, timbró dos veces e Irina contestó.

—Hola.

—Irina…

—¿Quién habla?

— Yul.

—¡Oh maldita sea!. Sabes por cuantas malditas horas te estado llamando?

—Nina…

—Llevo más de diez horas tratando de comunicarme contigo. Hasta fui a tu casa como a las 8 de la noche para ver si algo te había pasado pero nadie me abrió. ¿Estás bien? ¿Elena está bien? ¿Tú papá, Inessa? ¿Por qué me llamas de un número desconocido? ¿Dónde rayos estaban? ¿Qué pasó con la confesión?¿Todo fue bien?

—Nina… calma por favor.

—No puedo Yul!— Me gritó agitada.

—Suena muy preocupada— Me dijo Lena —Ponle altavoz, pero bájale volumen— Lo hice, y volví a hablar con ella.

—Nina, de verdad siento mucho no haber contestado tus llamadas, es solo que el día estuvo muy agitado y olvidé completamente mí teléfono.

—Está bien, está bien— Suspiró— Como te encuentras? ¿Qué pasó con la confesión? ¿En dónde diablos estás?

—Estoy donde mi abuela….

—Qué demonios? —  Me interrumpió —Y qué haces allá? Te exiliaron de tu casa? Inessa no te aceptó?

—No Nina, todo fue bien. ¡Inessa nos aceptó!— Le dije contenta.

—¡Sí!— Ella gritó y mucho más a la lejanía, se escuchó otro, al parecer era su mamá que la estaba callando —Enana, yo lo sabía. Pero vamos, cuéntame todo. ¿Cómo fue?

—Es bastante largo, así que solo te voy a comentar lo más relevante.

—Bien.

—Cuando llegamos a casa no pudimos decir nada, ya que a mi papá le dio por venir a donde mis abuelos.

—Si.

—Llegamos y todo iba bien, normal, ya no teníamos miedo porque estábamos alejadas de Sveta… pero no contábamos con que en esta casa había alguien con ojos de halcón y más peligroso que ella.

—Déjame adivinar… tú abuela?

—La misma. Ella había captado durante el día el trato entre Lena y yo y se dio cuenta de que andábamos en algo. Al comenzar la noche, todos decidieron ver una película, Lena y yo estábamos demasiado excitadas como para estar en la sala con ellos, y a escondidas, o al menos eso creímos, subimos a su habitación y comenzamos a besarnos y ya sabes…

—A coger.

—No digas coger!— Elena la regañó.

—Wow, tú estás escuchando nuestra conversación?— Irina le preguntó.

—Si, y no digas coger. Íbamos a hacer el amor.

—Hey, hey, no nos desviemos del tema— Les dije –La cosa es que mi abuela sabía que entre Lena y yo pasaba algo, y se le ocurrió la maravillosa idea de llevar a Inessa a la habitación para que nos viera… ya sabes.

— Follando.

—¡Irina!

—No Nina, aún no llegábamos hasta ese límite, pero Lena ya estaba medio desnuda y mi mano dentro de su bragas.

—Oh por Dios. Jajajajajajaj. O sea que Inessa las descubrió follando por culpa de tu abuela?

—Sí, pero ya te dije que aún no estábamos follando.

—Yah.


Follando no… haciendo el amor – Corregí para que Elena no se molestara.

Las carcajadas de Irina cada vez eran más fuertes. Lena y yo no podíamos evitar reír. La verdad es que era muy gracioso.

—Yul, siempre supe que tu abuela era la ley, pero no a tal extremo. Jajajajaja ¿Y qué pasó después?

—Inessa se desmayó, a los minutos despertó un poco aturdida por lo que había visto y fue a encerrarse a la habitación de mis abuelos. Pensamos que no nos iba a aceptar por la actitud que tomó, pero al final entramos a esa habitación, le dijimos todo… y ella nos aceptó.

—Wow, fue la mejor manera de enterarse— Se burló –Me alegra que todo haya ido bien Yul, y sobre para Elena. ¿Me oyes niña salvaje?

—Si, y no me llames así.

—Ajá. Yul, cuando vea a tu abuela le voy a clavar los labios en las mejillas. ¡Es mi héroe!

—Ja! Claro… yo pienso que está loca.

—Por supuesto que no. Es buena onda. Quisiera verla.

—Por qué no vienes a quedarte con nosotras. Estaremos una semana.

— Elena te está volviendo idiota, cierto? Ya estamos estudiando por si no lo recuerdas, y si perderse una clase es un problema, perder una semana sería un suicidio. No puedo…

—Vamos Nina. Claro que puedes. Nuestras vacaciones fueron un desastre y no pudimos hacer absolutamente nada divertido. Te prometo que recuperaremos esa semana de Universidad como sea. Ven por favor.

—Si llegó a repetir el maldito semestre, te hundes conmigo.

—Me hundo contigo— Estuve de acuerdo —Entonces, vienes o no?

—Voy.

—Genial!


—Yo quiero que Nastya también venga— Dijo Lena, con voz mimada.

—Quieres llamarla?—  Le pregunté.

Ella asintió.

Nina, voy a cortar y te vuelvo a marcar en unos segundos. Ya escuchaste que Lena quiere llamar a Nastya.

No hay problema— Dijo por último, y cortó la llamada.

Le pasé el teléfono a Lena y mientras ella le marcaba a Nastya, aproveché para irme a mi habitación. Busqué mi teléfono dentro mi maleta y efectivamente tenía casi 150 llamadas perdidas de Nina.

Limpié mi teléfono mientras volvía a la habitación y me tiré a la cama otra vez, a esperar que Lena terminara de hablar con Nastya.

—Nastya dice que si viene, pero ella no sabe cómo llegar aquí.

—Mmm…Déjame arreglarlo— Le marqué a Nina de nuevo, pero esta vez de mi teléfono mientras Nastya esperaba en el de Lena.

—Qué onda.

—Nina, la amiga de Lena también vendrá, podrías recogerla?

—Sí, dale mi número y dile que me llame ahora mismo para ponernos de acuerdo.

—Bien, entonces te espero. Si pueden venir en la mañana bien temprano seria genial.

—Lo haré. Adiós enana.

— Adios Nina. Nos vemos
—  Me despedí.

Elena terminó de darle toda la información a Nastya, guardó el teléfono debajo de la almohada y se acostó de lado. Yo también lo hice.

—Hora de dormir— Me dio un pico en la boca, y rápidamente, entrelazó sus pies con los míos y metió su rostro en el hueco de mi cuello.

—Te amo, Yul.

Le di un besito en la cabeza, la abracé y cerré los ojos —Yo también Katina.

Ella soltó una risita.

—¿Por qué la risita? Por Katina?— Le dije divertida.

—No. Es porque… esta es la segunda vez que duermo contigo… en esta posición.

—De qué hablas?

—Es que… un día yo… me aproveché de que tú estabas borracha y me metí a tu habitación. Me acosté a tú lado, te robé muchos besos en la boca…te tomé la primera foto donde nos estamos besando y también pasé la noche contigo, ya sabes, de esta misma forma.

—Jumm… acaso te faltó hacerme algo más?

—Mmmm… no lo cre…Oh sí!— Dijo como si hubiera recordado algo demasiado importante.

Me asustó.

—¿Qué te pasa?

—Pasa que tú y yo…— Metió las manos debajo de mi camisa, acariciándome el abdomen mientras su respiración recorría mi cuello —dejamos un jueguito pendiente.

—¿Qué… J—ue—gu—ito?— Mi voz tembló. Ahora su bendita lengua se estaba paseando por mi garganta y me provocaba cosquillas.

—Mañana te lo diré.

—¿¡Qué!?...Noo…Lenita, dime ya— Gemí.

—No. Duérmete ya Yul-Yul—  Dejó de acariciarme y se quedó quietecita.

Demonios… Esta chica sí que sabía controlarme.

Creo que ahora no voy a poder dormir por estar pensando en el maldito juego.

……**……

Lunes 8 am


—Hey, hey tú. Arriba, arriba, bella durmiente.

—Ahhhhh... No molestes, abuela— Le dije gimiendo y me cubrí con la cobija hasta la cabeza.

—Hazme el favor y te levantas ya!— Me quitó mi almohada y comenzó a golpearme con ella en la cabeza.

—Abuela, por Dios.

—Abuela nada. Te levantas y te duchas rápido. Necesito que me hagas unas compras.

—Ashh— Metí un grito y me senté furiosa, y también muy mareada. Miré al lado de mi cama y estaba totalmente vacío —¿Dónde está Elena? ¿Qué hiciste con ella?— Le pregunté asustada.

—No hables estupideces, Elena está desayunando con los demás— Me quitó toda la cobija, la dobló y fue a guardarla al closet —Dúchate y bajas a desayunar, necesito que vayas al supermercado a comprarme algunas cosas que me hacen falta para preparar el almuerzo que tengo pensado.

—Si señora— Le respondí rendida.

Ella salió de la habitación burlándose y yo no tuve otra salida que la ducha.

Media hora después, me dirigía al comedor mientras le marcaba a Nina. Quería saber si todo iba bien y si venía en camino.

Le timbré aproximadamente unas diez veces, pero no obtuve ninguna respuesta. Supuse que venía manejando así que lo dejé para luego.

Llegué a la sala, y vi a papá con el abuelo viendo TV, fui a saludarlos a cada uno con un beso en la mejilla y de ahí, fui a la cocina donde se escuchaba movimiento de todas las chicas.

Inessa me vio entrando y me regaló una amplia sonrisa. Su hermosa hija también lo hizo.

—Yul!— Ella se acercó a abrazarme —Cómo amaneciste, mi cielo?

—Muy bien. Y tú?

—Demasiado bien gracias a Dios— Ambas sonreímos —Ve a sentarte pequeña, te voy a servir el desayuno.

Ella volvió a la encimera de la cocina y comenzó a buscar algunos platos en los cajones. Lena, se acercó para darme un besito de buenos días y me arrastró al comedor.

Yo me senté pero ella no.

—¿Te gusta cómo me veo?— Me preguntó, dándose una vuelta y mostrándome la ropa que se había puesto. Dios mío... era más que obvio que me gustaba, de hecho me encantaba. Se veía hermosa con esa blusita azul de mangas y ese short negro con puntos blancos que se ajustaba perfectamente a sus largas piernas.

—Claro que sí. Te ves preciosa Lena.

—Ya lo sabía— Me guiñó un ojo.

En ese momento, Inessa llegó a nuestro lado y me dejó un rico plato de frutas, unas tostadas y un jugo de naranja.

Ella volvió a la cocina, y no sé si en realidad podría acostumbrarme a esto pero... de nuevo Elena  me arrebató el tenedor y comenzó a alimentarme.

Terminé de desayunar, fuimos a la cocina para dejar el plato, mi abuela me lo recibió y aprovechó para darme la lista de lo que tenía que comprar.

Le pedí las llaves de la camioneta a papá y me fui con Lena, no sin antes decirle que estuviera pendiente de la llegada de Irina.


......** ......

—Amo las compras— Elena cantaba y saltaba como una niñita pequeña por los pasillos del supermercado.

Nuestro carrito iba lleno de todo, menos de lo que teníamos que comprar. Ella estaba como loca llenándolo de puros malvaviscos, bananas, chupetas, gomitas. Todos los dulces que encontraba.

De repente vi que se detuvo en la sección de chocolate, se quedó mirando toda la estantería y finalmente de lo más alto, bajó un frasco de chocolate líquido. Me volteó a mirar y me dio una sonrisa mientras movía las cejas de arriba abajo, demasiado insinuante.

Se acercó a dejarlo en el carrito, sin quitar esa sonrisa pervertida del rostro.

—¿Por qué la sonrisita Elena?— Le fruncí el ceño. Con ella no me podía confiar.

—Mmm... Por nada bebé. Es solo que me imagino en unos años así mismo, ya sabes, a tu lado, saliendo a cenar, divirtiéndonos, haciendo las compras para nuestro propio hogar.

Bueno, se vio bastante convencida diciéndome eso, pero sé qué no era la respuesta real, a mi pregunta.

No voy a descansar hasta que me lo diga hoy.

—Bien Lena, creo que ya fueron suficientes dulces. Mejor vamos a comprar lo que dice en la lista porque no quiero que mi abuela me regañe por olvidar algo.

—Está bien— Me respondió y volvió a adelantarse por todo el pasillo, por supuesto saltando como niñita.

Pronto regresábamos a casa con todas las compras hechas, Elena iba comiendo algunos dulces, bastante concentrada debo decir. Mis ojos se pegaron en el espejo retrovisor y de ahí en sus labios, cada vez se veían más gruesos y rojos gracias al tinte de las golosinas... Una tentación.

Llegamos a casa y en la entrada, vi mi auto parqueado. Eso quería decir que Nina y Nastya, ya habían llegado.

Tomé algunas bolsas de las compras y me adelanté a la puerta. Cuando abrí, los vi a todos sentados en la sala riendo a carcajadas. Y cuando digo todos, eran todos, incluida mi amiga Tori y la gran pero no menos importante: Varvara. No se que demonios hacía ella aquí, y tampoco me dio tiempo de preguntarle, porque apenas me vio, se lanzó a abrazarme y me hizo caer todas las bolsas que llevaba en la mano.

—Enanita del cielo ¿Dime que estas bien?

—Ashh Varvara me estás lastimando el rostro— Me quejé.

—Oh, lo siento, lo siento— Me dejó libre y comenzó a mirarme y acariciarme la cara —¿Qué diablos te pasó?

—Nada importante, Varb. Luego te cuento— Miré a papá —Podrías ir a la camioneta y ayudar a Lena con las demás bolsas.

—Claro— Me contestó él mientras salía de la casa.

Irina, Nastya y Tori se acercaron a saludarme, cada una de un abrazo muy cálido y menos doloroso que el de Varvara.

Todas me ayudaron a recoger las bolsas y se alejaron con ellas a la cocina. Yo me quedé con Nina.

—¿Qué hace Varb aquí?

—Anoche la llamé para decirle que no iríamos a estudiar y que necesitábamos que no se perdiera ninguna clase para que nos ayudara, pero...— Irina rodó los ojos —Varvara es tan pesada y molesta, que decidió que ella también tenía que venir. No le he contado nada sobre Elena, nada sobre Naty. Tú veras si lo haces.

—Bueno, por las clases no creo que tengamos problema, aún están Vika y las demás chicas. Y sobre Elena, yo se lo diré, Varvara es una de mis mejores amigas y tiene derecho. De cualquier manera todos lo van a saber pronto.

—Eso sí. Eres tan popular en la Universidad que eso no me sorprendería— Nina sonrió —Oye Yul pero....

—Oh Dios mío— Varvara llegó otra vez a nuestro lado, con los ojos abiertos de par en par, mirando como idiota a la puerta —¿¡Quién es esa Diosa!?

Nina y yo miramos a la puerta, y por supuesto ahí estaba Elena.

Irina soltó una carcajada cuando vio que rodé los ojos.

—Esa chica— Señaló a Elena —es la hija de la novia de Oleg, o sea, es la hermana de Yulia. Linda, no?— Le dijo Irina a propósito.

Pero que día...

—¿Linda? Por Dios esa chica está como quiere. ¡Es hermosa!

—¿Qué pasó con Nastya, ya se te acabó el gusto por ella?— Nina se reía.

—Nastya es linda, pero esta chica es preciosa, es un tesoro. Yulia, dime que no es heterosexual, por favor!

—Lo siento mucho, Varvara, pero si lo es. Y de hecho su novio es bastante guapo.

—Noooooooo— Varb chilló y se arrodilló en el suelo —¡La he perdido!— Dijo casi llorando. Irina tuvo que taparse la boca para amortiguar el sonido de la risa.

No había duda de que Varvara era una maldita payasa.

Elena se acercó a nosotras, y abrazó a Yul tan fuerte como pudo. Varvara al verla cerca, se puso de pie, se sacudió las rodillas, se aclaró la garganta y comenzó a sonreírle.

—Me alegra que estés aquí con nosotras, Irina.

—A mi mucho más, Lena.

—Hola— Varvara se entrometió, sonriéndole a Lena. La gigante estaba plenamente sonrojada, mirando a mi novia.

—Ella es Varvara, Elena. Es una vieja amiga, y también estudia con nosotras.

—Un gusto— Elena le tendió la mano que estaba sin bolsas y Varvara de inmediato la atrapó. Vi unas gotitas de sudor en su frente mientras miraba como Lena le sonreía.

—U—n gu…sto, E——le—na— Dijo descontrolada.

Elena sonrió junto a Irina de ver el nerviosismo de Varvara, y luego se giró hacia mí —Voy a dejar estas bolsas en la cocina y ya regreso, si?

Asentí con una sonrisa, y ella se acercó para chocar sus labios con los míos.

Elena se alejó de nosotras y en ese momento el mundo de Varvara, se derrumbó por completo.

—Ell—a t—e dio—un —beso en la bo—ca?— Preguntó incrédula, sosteniendo una mano en el pecho.

—Dios… Varvara eres idiota o estás ciega. Por supuesto que se lo dio en la boca, y sabes algo, también se los ha dado en lugares en donde ni tú te imaginas— Irina le dijo burlona.

—Yu—lia, tú estás tirándote a tu hermanastra?... Heterosexual?

—Si se la está tirando y no es heterosexual. Ahora es su novia. Y de hecho es más gay que nosotras tres juntas.

—Pero, pero y Natalya?!

—Ya Varb, Naty y yo terminamos. Nuestra relación venía muy mal desde hace un tiempo... es todo!

—Es mejor que vuelvas a Nastya, Varb—  Nina le guiñó un ojo.

—Mejor vengan a conocer sus habitaciones— Les dije, y subimos al segundo piso.

En realidad no había más habitaciones, solo quedaba una disponible y era la mía.

—Ustedes dormirán aquí.

—Y eso de quién es?— Irina señaló la ropa que estaba encima de mi cama.

—Es mía, pero ya la quitaré de ahí.

—Y tú donde dormirás?— Preguntó Nina.

—Con Lena.

—Y Nastya?

—Conmigo y con Lena. Nuestra cama es grande, nosotras pequeñas y podemos acomodarnos perfectamente.

—Y mejor por qué no duermes tú con Nina y yo con Elena y Nastya— Me dijo Varvara, sonriendo bastante insinuante.

—En tus sueños— Le respondí. Recogí la ropa de la cama y salí de la habitación para que ellas se acomodaran.

Fui a la de Lena para dejar la ropa, y me encontré con ella, sentada en la cama junto a Nastya y Tori.

—Hola— Saludé. Entré del todo y tiré toda mi ropa como trapos sucios a uno de los cajones del closet. Quien querría ponerse a doblarla en este instante.

—Lena, nos acaba de decir que todo fue bien con la confesión, pero queremos detalles!— Me dijo mi amiga llena de emoción.

—Es cierto. Queremos detalles chicas— Nastya exclamó, también muy contenta.  Vi que se levantó de la cama, vino caminando hacia mí con los brazos abiertos y se lanzó a mi cuello, abrazándome con mucha fuerza.

Mi única reacción fue abrir los ojos como platos, y no precisamente por la fuerza que ejercía, sino porque sentí sus pechos aplastándose contra mí. Diablos, eran extremadamente grandes y me estaban causando malos pensamientos.

Mis mejillas ya ardían...

—Eres la chica que hace feliz a mi amiga y te lo agradezco mucho, Yul— Me dijo, mientras me daba un beso en cada mejilla.

Elena frunció el ceño, azotó un pie contra el suelo y se vino hacia nosotras bien enojada. Tori solo reía.

—Yah Nastya!— La empujó, y luego ella fue quien se colgó de mí —No la abraces así!

—Yah, Elena ¿Qué te pasa? Estás celosa de mí?

—No... es solo que— Le señaló los pechos —…están asfixiando a Yul.

Nastya se sonrojó y bajó la cabeza apenada.

Nina y Varb llegaron a la habitación.

—¡Enanita, no desayuné y tengo hambre. Aliméntame!— Varvara, dijo acariciándose el estómago.

—Ashh— Irina le palmeó la cabeza —Ella si desayunó— Me dijo, y luego vino a sentarse junto a Tori —¿De qué hablan?

—Nada— Le respondió Nastya aun apenada. Se acercó a la ventana y se quedó mirando los alrededores —Es muy bonito por aquí. ¿Podríamos ir a conocer?— Se volteó viéndome a mí.

—Claro— Le respondí despreocupada y luego miré la hora en mi celular. Eran las 10 am, muy temprano para salir a caminar —Después del almuerzo podemos hacerlo.

—Por aquí cerca hay una quebrada. Podemos ir a divertirnos allí— Irina dijo para todas —De hecho pensé que era buena idea y traje las tiendas de campaña. La última vez que intentamos acampar fue un fracaso, y todo por la culpa de alguien.

Dijo mirando a Elena con el ceño fruncido, y ésta solo rió.

—Me gusta la idea. Me encanta!— Varvara gritó.

—Bien, entonces necesitamos comprar cosas. Vienes conmigo Yul?— Nina me preguntó.

Asentí.

—Y yo?— Varvara gimió.

—Tú te quedas. Ve preparando ropa ligera para el campamento. De hecho háganlo todas— Les dijo Nina, y de inmediato bajamos las escaleras para salir de la casa.



Básicamente fuimos al supermercado donde había estado con Lena hace unos minutos, y mientras comprábamos bebidas alcohólicas, comidas, pilas y cosas necesarias para el campamento, yo le iba contando a mi amiga, todos los detalles de lo que había sucedido anoche.

Esta chica parecía una loca, reía duro por todos los pasillos y la gente la miraba extraño. Era un verdadero espectáculo.

Finalmente unas horas después, volvimos a casa y vimos a todos que recién comenzaban a disfrutar del almuerzo.

Mi abuela, nos hizo sentar junto a ellos, yo por supuesto al lado de mi novia, y comenzamos a comer.

Me fijé en todas las personas de la mesa y no pude evitar sentirme aliviada. En realidad era grato ver a mi padre feliz, estar en compañía de mis abuelos, de mis mejores amigas, de la gente que quiero.

Aunque por otra, un rinconcito de mi corazón, no dejaba de sentirse culpable, ni sacarme a Natalya de la cabeza. Deseaba que ella se encontrara mejor.



Todos terminamos de almorzar, le agradecimos a mi abuela y a Inessa por la delicia y fuimos a reposar a la sala mientras charlábamos.

Las historias de mi abuelo solían ser entretenidas.

Pronto el tiempo pasó y el reloj de la sala ya marcaba las 2 pm. Buena hora para disfrutar del agua.

—Papá, Inessa, abuelos— Me puse de pie —Las chicas y yo nos iremos a la quebrada para bañar y acampar.

—Vienes a visitarme y ya quieres irte?— Mi abuela me regañó, haciendo reír a todos.

—Fue mi idea, abuela— Irina levantó la mano un poco asustada.

—Mmm solo porque eres tú te perdono, Irina. A Yulia no.

—Podrías dejarme en paz— Le pedí, ya cansada de sus burlas.

—¡NO! Mejor ven aquí y le das un abrazo a tu abuelita— Me dijo burlona. Se puso de pie y abrió las manos... Jesús!  Aunque estaba demasiado loca, era mi abuela y la adoraba.

Me acerqué a abrazarla y esta vez no me gané una burla de su parte sino una bendición.

—Cuídate mucho. Te quiero— Me dijo.

—Yo también. Aunque no lleve ni 24 horas aquí y ya sea tu rata de laboratorio.

Se rió.

—No digas eso, mi vida. Es solo que es muy divertido molestarme. Eres muy calmada y tengo que aprovecharme de eso— Me dio un beso en la cabeza junto con un guiño.

—Deberían de irse ya para que disfruten del sol— Dijo mi abuelo para todas.

Las chicas de inmediato subieron a las habitaciones a bajar las maletas y yo fui a la cocina para traer las bebidas y toda la comida que habíamos comprado.

Salimos al jardín, nos despedimos de los que se quedaban en la casa y fuimos a mi auto.

—Yo conduzco— Dijo Irina, entrando al asiento del conductor.

Me quedé viendo dentro del auto, y era más que obvio que no cabíamos todas.

—Tori, tú ve adelante con Nina. Lena tú me cargas a mí, y tú— Señalé a Varvara —Cargas a Nastya.

—Pero…— Varvara quiso decirme algo pero al final se quedó muda.

Tori entró al asiento del copiloto, Lena y yo también atrás y cuando era el momento de Varb, la vi muy nerviosa tratando de tomar a Nastya por las caderas.

Finalmente Nastya se sentó en sus muslos y el auto quedó en silencio. El corazón de Varvara latía a mil por hora.

—Cinturón?— Irina le preguntó a Tori. Ella le guiñó un ojo —Cinturón?— Me dijo a mí y Elena me abrazó más fuerte de la cintura —Varvara, abraza a Nastya, bien fuerte por favor. No queremos accidentes—Le dije riéndose.

Varvara tragó saliva y pasó ambas manos por las caderas de Nastya. Ambas se sonrojaron.

—Todo en su lugar— Dijo Nina sonriéndome, o más bien burlándose de Varvara. Prendió el auto y emprendimos camino.

Nos tardamos menos de quince minutos en llegar a la quebrada ya que era relativamente cerca de la casa de los abuelos.

Entre todas comenzamos a armar las tiendas de campaña y cuando terminamos, fuimos adentro para colocarnos ropa más ligera. Al rato todas salimos con shorts y blusas sin mangas, a excepción de Tori, que fue la única que se decidió a usar bikini.

Elena y Nastya se sentaron a conversar a la orilla del lago, Varvara y Tori a unos metros de ellas a tomar el sol. Irina estaba haciendo algo dentro de su tienda de campaña, y yo me senté sola, a unos metros de todas a mirar los alrededores.

Ayer en la noche había estado aquí con Lena, pero definitivamente todo se veía más agradable y claro a la luz del sol, las hojas de los árboles, las flores, el agua cristalina... Una maravilla.

El calor comenzó a golpear fuerte, entonces me incliné un poco a la nevera portable que estaba a solo unos metros de mí, y saqué una cerveza. Vi que Irina salió de su tienda y se quedó unos minutos atrás de Elena y de Nastya.

Me parece que estaba escuchando lo que hablaban. Sonreí.

Vi que soltó una risa pero logró cubrirla con una mano. ¿Qué demonios estarán hablando ese par?

Nina, dejó de espiar la conversación de las chicas, acercándose a mí. También sacó una cerveza de la nevera y se sentó a mi lado.

—Parece que se te olvidó decirme algo?— Enarqué una ceja.

—¿Qué?

—Que te vas a casar. O al menos, eso es lo que le está diciendo Elena a Nastya— Le dio un sorbo a la cerveza. Yo me reí.

—Es... algo entre Lena y yo, Nina. Le hice la promesa de que nos casaríamos pero obviamente no todavía. Somos muy jóvenes para eso.

—Bien Yulia, aclárame este asunto porque estoy confundida. Siempre te he conocido como una persona honesta, y creo que lo sigues siendo pero… En realidad, crees que puedes cumplirle una promesa así?

— Le has visto su cuello?

Asintió —Tiene la cadena de tu madre.

—Esa es mi promesa, y ya está sellada, Nina... aunque sé que estás pensando que es algo tonto y apresurado...

—No es tonto. Creo que es bonito y dulce a la vez. Cuando amas, amas y es todo. Y tampoco pienso que sea apresurado. Es solo que…en tú relación anterior nunca hiciste algo así.

—No sé por qué estoy haciendo esto, pero Elena hace que actué así. Tienes razón, es algo que jamás pensé, ni hablé cuando estuve con Naty. Y eso que  llevábamos todo ese tiempo conociéndonos!

—A veces, hay personas que tienen tanto poder sobre nosotros que nos llevan a cometer locuras. Y si no cometiste esas locuras con Naty, es porque ella no era la persona correcta para acompañarte el resto de tu vida. Tampoco estoy diciendo que Elena lo sea. El día de mañana podrías conocer a alguien más y marcharte de su vida. Y no digo que ella también podría dejarte, porque... tú si eres ese amor que le va a durar toda la vida.

Sonreí —Espero que así sea.

—Así será— Me dijo y colocó su lata frente a la mía para que las chocáramos —Ya no pienses en Naty. Las rupturas duelen, pero el dolor no dura toda la vida. Tú sabes que ella es una chica genial y encontrará a alguien que la ame y que la haga feliz, igual o mucho más de lo que fue contigo.

—Tienes razón— Tomé un sorbo de cerveza y me quedé mirando a Elena. Nunca romperé mi promesa.

—Yul, tú sabes si la amiga de Elena es gay o algo?

—No tengo idea. ¿Por qué?

—Curiosidad.

—Ja! Curiosidad?... Dime Nina, te gusta?— Le dije moviendo las cejas de arriba abajo. Ella hizo una mueca.

—Claro que no. Es linda pero no— Negó —Es que creo que a Varb le gusta. Cuando la vio, antes venir a la casa, su reacción fue peor que cuando vio a Elena, y ahora que le tocó cargarla, claramente viste como estaba de nerviosa. Además no ha dejado de mirarla en lo que lleva conociéndola.

—También creo que le gusta. ¿Por qué no vas a preguntarle a Nastya?

—Y por qué no vas tú que la conoces mejor que yo?

—Yo no la conozco. No he cruzado menos de 20 palabras con ella.

—Ashh, entonces ve y pregúntale a Elena.

—Está bien— Le respondí sin dudarlo.

Fui donde las chicas y me senté junto a Lena, ambas me sonrieron.

—Siento interrumpirlas pero... Nastya, Nina, quiere saber si puede preguntarte algo?

—A mí?— Le pareció extraño y miró a Irina —Voy?— La señaló.

—Si. Es solo una pregunta—  Le respondí.

Nastya se puso de pie y caminó hacia donde mi amiga. Ella solo me miró mal y me hizo un —fuck you— con el dedo. Elena lo vio.

—¿Qué están tramando ustedes?

—No es nada malo. Es solo que Nina quiere saber si Nastya, es gay o algo así.

—¿Y por qué?

—Porque creemos que a Varvara le gusta. ¿Tú sabes algo?

Asintió —Nastya es BI y también creo que tu amiga le parece linda.

—¿Qué?— Me reí —¡Eso es genial!

Ella me tomó de la barbilla sonriendo y chocó sus labios en los míos.

—Me gusta este lugar. Es lindo.

—A mí también— Suspiré —Cuando era pequeña, siempre solía venir a este lago con papá y mamá. Entrabamos al agua y jugábamos— Dije con nostalgia, mientras lanzaba una roca a la quebrada —Extraño esos tiempos.

Elena se quedó en silencio, y después sentí cuando me envolvió en sus brazos.

—Son lindos recuerdos que quedarán siempre en tu memoria, y que tienes la oportunidad de recrear tu misma, haciendo tu propia historia. Si quieres podemos entrar al agua y jugar?

Sonreí.

No le respondí nada, le tomé una mano, me levanté y la arrastré conmigo dentro del lago. Ambas comenzamos a lanzarnos agua y a reír sin ninguna razón. Las demás chicas al vernos, corrieron y se unieron a nosotras.

Nina sacó de la tienda una pelota inflable y se tiró con ella al agua para que empezara la diversión.

Todas nos estábamos divirtiéndonos, y en un momento donde las chicas estaban luchando por conseguir la pelota. De repente, Elena me jaló, me cubrió la boca y me llevó detrás de una gran roca. Ese lugar era más hondo que en donde estábamos.

Ella rápidamente se quitó la blusa y quedó solo con la parte de arriba del bikini.

—Lena, qué haces?— Le dije confundida. Ella solo sonrió y me abrazó por el cuello.

—Quiero que recreemos un momento nuestro que no se terminó.

—Cuál?

—El que no terminamos en el río por culpa que mi pie— Empezó a quitarse la parte de arriba del bikini hasta quedar con el torso desnudo.

No tuve que volver a preguntarle algo para saber lo que quería. Me acordaba perfectamente que antes de que se hiriera por mi culpa, yo estaba comiéndole el cuello.

Los recuerdos explotaron como bombas en mi cabeza y me lancé con todo a su garganta.

Ella alzó la cabeza, dándome más espacio para atacar y mi lengua, mi boca y mis dientes, comenzaron a trabajar en su blanca piel.

Elena gimió cuando le di el primer mordisco y sentí cuando sus uñas se clavaron en mi espalda.

Pasé la lengua hacia su cuello y alterné entre succionar y morder un lugarcito el cual la hacía gemir un poco más duro que antes.

Mi chica paseó sus manos de mi espalda a mi cabeza, las enredó en mi cabello y me apretó fuerte. De nuevo fui dejando besos por su garganta, por el hueco de su cuello, por el inicio de sus pechos.

Sus pezones rosas ya estaban listos y erectos para que mi lengua los abrazara, pero no pude hacerlo, cuando de repente, escuché el sonido de una cámara y después, un pelotazo chocando en toda mi cabeza.

Me volteé dejando a Lena detrás de mí para que nadie le viera el torso desnudo, y vi a todas las chicas en frente de nosotras, apuntándonos con sus celulares.

—Este video le va a encantar a tu abuela— Dijo Irina riéndose y sin dejar grabarme.

—Y este va para mi colección porno— Dijo Varvara, ganándose una mala mirada de Nastya.

—¿Qué hacen idiotas? ¡Dejen de grabar!— Les dije enojada.

Ninguna dejó de hacerlo, y no tuve otra opción que voltearme otra vez hacia Lena con mucho cuidado de que no la vieran.

La hice meter dentro del agua, le ayudé a colocar el sujetador del bikini y luego la camisa. Ella estaba toda rosada de la pena.

—Necesitan alguna medicina para la calentura o algo así. Porque de pasar a jugar tranquilamente con una pelota, a follar dentro del agua tras una gran roca, debe ser demasiado grave— Irina dijo burlándose.

—Yah— Elena gimió, se salió del agua bastante enojada y se metió en nuestra tienda de campaña. Fui tras ella pero no entré.

Ella estaba arropada de pies a cabeza.

—Amor?

—Esas idiotas nos interrumpieron.

—Elena, qué haces? Por favor sal de aquí que estas mojando toda la cobija.

Ella cayó en cuenta de su error y se salió rápido de la tienda. Se metió de nuevo al agua junto a las chicas y comenzó a corretearlas.

Al final no pudo alcanzar a ninguna, y fue ella la que terminó en la mitad de todas, cubierta por una avalancha de agua.

Siguieron jugando, yo volví con ellas y nos salimos un rato después, cuando el frio comenzó a golpear fuerte.

Nos cambiamos por ropa de dormir pero bien abrigadas e hicimos una fogata para preparar algo de comer.

Irina preparó la deliciosa comida y cuando ya eran más de las 8 de la noche, decidimos rodear la fogata para calentarnos un poco.

—¿Que haremos ahora?— Preguntó Varvara.

Nadie le contestó, Irina solo se puso de pie y fue a la nevera para traer las cervezas. Yo me arrunché más a mi novia que me tenía abrazada por la espalda.

—¿Por qué no me hablan, idiotas?— Varb, volvió a gemir.

Irina nos pasó unas cervezas en latas. Destapó una de botella y se la metió en la boca a Varvara.

—Tómatela ya— Le ordenó.

—Y por qué?— Varb, le frunció el ceño.

—Porque vamos a jugar— Le dijo dándole un guiño.

Irina prácticamente le hizo beber la botella en un minuto y nos hizo sentar a un lado de la fogata para el supuesto juego.

No sé qué demonios tenía planeado, pero ni yo iba a besar a ninguna de ellas, ni iba a dejar que ellas besaran a Elena, eso nunca.

—Bien, vamos a jugar.

—Como se supone que vamos a jugar esto?— Le pregunté —Ni Elena, ni yo vamos a besar a nadie y Tori no es gay como ustedes.

—Yo quiero jugar— Tori me respondió —Quiero probar algo nuevo.

—Esa es la actitud— Irina le dijo y ambas chocaron sus manos.

Miré a Nastya y a Varvara pero ellas eran calladas. Al parecer este juego no les molestaba en lo absoluto.

—Como no hay objeción de alguien importante. Voy a acomodarnos— Dijo Nina. Se puso de pie y empezó a acomodarnos.

A Lena y a mí nos puso de frente, al igual que Varvara y a Nastya, ella se hizo al lado de Lena e hizo a Tori a mi lado.

—Yo seré la juez de este juego y decido lo que harán. Ok?— Todas asentimos —Yul— Me pasó la botella —Tú tiras primero.

Puse la botella en el suelo y la giré. Ella dio vueltas y vueltas, y se detuvo en Nastya y en… Varvara. Irina comenzó a aplaudir y a reírse como idiota. Creo que ahora entiendo cuál es su punto con este juego.

—Bien, yo decido que ustedes... van a darse un beso muy apasionado.

—¿¡Qué!?— Ambas gritaron apenadas. Pero se notaba que si querían.

—Si no lo hacen. Tienen que meterse al agua ahora mismo.

—Estás loca? Podría congelarme!— Le dijo Varb.

—No es mi problema. Háganlo!

Varvara dejó escapar un suspiro bastante largo, apretó los puños y se lanzó encima de Nastya. Los labios de ambas chocaron, y al parecer algo se apoderó de ellas porque ese beso, empezó más que apasionado.

Todas nosotras comenzamos a reír, pero a medida que pasaban los segundos, nuestras risas fueron cambiando a quejidos, ya que el beso de ese par se estaba convirtiendo en algo asqueroso. Al final Irina tuvo que separarlas.

La siguiente en tirar fue Tori, y su botella, cayó con en ella misma y al otro lado con Irina. Solo se dieron un beso cortito en los labios.

El próximo tiró fue Varvara, sorpresivamente la botella nos señaló a Lena y a mí. Las chicas volvieron a sacar sus celulares y nos grabaron mientras nos dábamos un besito, casi igual al de Nastya y Varvara pero obviamente el nuestro no era asqueroso.

El juego siguió y siguió. Todas las botellas apuntaban a Nastya y a Varvara y definitivamente nosotras ya no podíamos lidiar con sus besos.

Cada quien se fue a sus tiendas de campaña y ese par quedaron besándose como si nada al lado de la fogata.

Lena y yo nos arropamos y nos abrazamos de igual manera que lo habíamos hecho anoche, y empezamos a reírnos.

—Creo que Nastya y Varvara se llevarán muy bien de ahora en adelante.

—Yo también. Solo escucha— Le dije para que hiciéramos silencio. Afuera se escuchaba el picoteó de labios de esas dos. De repente escuchamos unos gemidos, claramente de Nastya, y segundos después la voz de Irina.

—Hey ustedes— Ella les gritó —Si tienen muchas ganas de follar, vayan a su tienda de campaña, se la llevan y lo hacen lejos de aquí. O cúbranse la maldita boca.

—¡Wow!— Elena exclamó y comenzó a reír.

Tal parece que Varvara y Nastya entraron a una tienda porque la llamarada de la fogata se apagó. El silencio reinó y afuera solo se escuchaba la corriente del agua.

—Ese juego las dejó muy calientes— Me dijo mi novia entre risitas.

—Irina es una maldita. Ella tenía planeado el tal jueguito solo para esas dos.

—No puedo esperar a que juguemos el nuestro— Me dijo en cierto tonito. Le alumbré el rostro con mi celular y estaba sonriendo muy picara.

—Dime de que se trata. No juegues conmigo!— Gemí, haciendo un puchero el cual besó.

—No!— Dijo cortante.

—Lena!

—No!

—Por favor!

—Está bien. Pero no te diré todo. Solo te daré una pista.

—Mmm... Está bien!—  Dije aburrida. Yo no quería una maldita pista.

—El juego contiene...—  Lamió con su lengua muy muy lento desde mi garganta hasta mi oreja, y tomó mi lóbulo entre sus dientes  —Tú canción favorita... mis pechos, y mucho, mucho chocolate… untado en ellos.



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Mensaje por mary 10/22/2019, 8:08 pm

Jajajjaja esas amigas estan bien locas que capítulo me gusto mucho

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Mensaje por Fati20 10/23/2019, 12:20 pm

Excelente el capitulo muy divertido y esta lena es demasiado genial siempre con su picardia. Ya quiero leer el jueguito
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/23/2019, 12:59 pm

Hola chicas, feliz día para todas.... Gracias a todas, una vez más por la receptividad que ha tenido el fics, por sus comentarios por todo.

A partir de hoy, solo quedarán dos capítulos que tal vez mañana postee para finalizar con la historia.

Gracias infinitas, por el apoyo Razz Embarassed I love you

A leer!!


Capítulo 30: Jugando


Una semana después, ya conducíamos de regreso a la cuidad. La Familia Volkov, Katin íbamos en la camioneta liderando el camino, mientras que Irina, Nastya y Varvara nos seguían de cerca en mi auto.

Llevábamos más de tres horas de recorrido y en todo ese tiempo yo no me hallaba, me dolían los huesos, tenía nauseas, me sentía mareada y para completar el panorama, mi novia prácticamente dormía como un bebé sobre mí, sus manos sujetaban mi cuello, su cabeza descansaba en mi hombro y todo el peso de su cuerpo recaía en mis muslos. Mi pobre trasero estaba paralizado y ya ni lo sentía.

Inessa me echaba miraditas por el espejo retrovisor y se reía de mi ceño fruncido. Ella sabía que no la estaba pasando muy bien.

Pronto mi auto y las chicas desaparecieron por la carretera y nosotros llegamos a casa. Papá parqueó la camioneta en la entrada del garaje y de inmediato se bajó para sacar las maletas de la cajuela.

—Yul, será mejor que despiertes a esa pequeña, ya no estamos en los tiempos donde podíamos llevarla cargada a su habitación— Me dijo Inessa, bajando del auto. Abrió la puerta trasera por el lado donde yo estaba y de inmediato los cachorros saltaron al jardín.

Inessa esperó un momento con la puerta abierta, y como vio que no me moví, me quedó mirando con una ceja enarcada —No piensas despertar a Elena?

—No, se ve tan tierna así dormida que no podría. Yo la llevaré a su habitación.

—¿Qué?— Preguntó con una mueca divertida  —Vamos Yul, no seas bromista y despierta a esa chica.

—¿Bromeando? No estoy bromeando, Inessa. Voy a llevarla a su habitación— Dije seria

Inessa negó y comenzó a reír.

—Inessa, por qué te ríes… acaso estás dudando de mis capacidades?— Enarqué una ceja.

—Claro que no, mi vida— Respondió sin dejar la risita —Es que...— Pensó en decirme algo, pero dudó y se quedó callada —No... Mejor déjame ayudarte— Se acercó a Elena, le acomodó bien la cabeza sobre mi hombro y le cruzó los brazos para que rodearan mucho mejor mi cuello —Listo. Sal con cuidado.

Agarré a Elena de los muslos y cuando Inessa la sostuvo de la espalda, me comencé a deslizar en el asiento, hasta que mis pies tocaron el suelo. Tomé aire, tomé fuerzas y me levanté con ella. ¡Vaya!, esta chica estaba mucho más pesada que antes.

—Estás segura que puedes, Yul?— Inessa me preguntó preocupada... y  era obvio, Elena era más grande que yo, en todos los aspectos...

—Necesitas ayuda?— Papá preguntó acercándose.

Negué rápido y comencé a caminar a la casa. Inessa me abrió la puerta y entré casi corriendo,  llegué a las escaleras, volví a sacar todas las fuerzas que tenía escondidas y comencé a subir escalón por escalón.

Mis pobres pies dolían como si estuvieran siendo torturados pero a la final lo logramos y llegamos a la habitación de Lena. Inessa acomodó bien la cama, las almohadas y yo me arrodillé en la cama y acosté a mi chica con mucho cuidado para que no se despertara.

—¡Que guapa eres!— Inessa me felicitó, aplastándome las mejillas. Me tomó de la mano y me hizo sentar en la cama junto a ella, se quedó mirándome por unos segundos y vi como en sus labios se hacía una sonrisa.

—Gracias, Yulia. De verdad muchas gracias.

—Mmm...No es nada Inessa, en realidad no me costó mucho subirla hasta aquí.

—No lo estoy diciéndolo por eso, tontita— Me palmeó el hombro mientras reía —Lo digo porque nunca había visto a mi hija tan feliz. Esta semana... conocí a una nueva Elena, a una más espontanea, alocada, mucho más libre… y sobre todo a una muy enamorada. Su sonrisa nunca fue tan reluciente como la de estos días. Y definitivamente reluce mucho más cuando sonríe para ti— Me incliné sonriendo. Ella miró a Elena y suspiró —Hubiera querido hablar con mi niña mucho antes sobre sus sentimientos y no dejar que pasara todo este tiempo.... Elena, sufría mucho con su secreto y lastimosamente yo no me daba cuenta y la hundía más con mis tontos consejos.

—No te culpes Inessa, olvídalo. Ahora Elena es quien puede ser y debes apoyarla con eso, y en todo lo que se venga.

—Por supuesto que lo haré, la voy a apoyar y no voy a permitir que nadie la lastime. ¡Ni siquiera tú¡— Dijo apuntándome con su dedo y frunciéndome el ceño. Retrocedí asustada mientras reía nerviosa.

—No... lo haré, nunca.

Inessa siguió mirándome con el ceño fruncido por unos segundos, pero luego sus labios formaron una sonrisa. Gracias a Dios —Eso espero, y también que cuides mucho a mi bebé.

Asentí.

En ese instante, su celular sonó. Ella se sacudió y lo sacó rápido de su bolsillo para no despertar a Lena, lo revisó durante unos segundos y luego vi como negaba varias veces. Extraño.

—Pasa algo?— Le pregunté.

—No... Es solo que me han llegado mensajes de algunas tías de Elena, pidiéndome explicaciones por una foto que ella subió a internet donde se está besando con una chica— Me mostró el celular y allí tenía la foto de nosotras —Me la han estado enviando desde el lunes.

—A Elena también le han escrito cosas durante toda la semana. Algunas buenas y otras no tanto, pero es algo normal.

—Supongo que sí. Voy a tener que hablar con ellos. Como familia merecen una explicación.

Asentí.

Ella guardó el celular, y se puso de pie —Es suficiente por hoy mi cielo, voy a bajar para ayudarle a tu padre a desempacar.

—Muchas gracias por todo Inessa. Por comprender y por apoyarnos. Por esta increible semana.

—No tienes que agradecerme nada Yulia, somos una familia y por ustedes haría lo que fuera. Si necesitas o si necesitan algo, no duden en pedírmelo, yo con mucho gusto lo haré. Ustedes tienen mi bendición.

—Gracias— Le dije sonriendo.

—Bueno, bueno ya es hora de que las deje, tú rostro se ve cansado y mañana tú y esa dormilona empiezan a estudiar así que… a descansar— Se inclinó dejando un beso en mi cabeza y luego se subió a la cama para darle uno a Lena.

Fue a la puerta, la abrió y desapareció de la habitación.

Me levanté de la cama sin dejar la sonrisa, caminé junto a Lena y me agaché a mirarla por un tiempo... Aún me costaba creer que esto estuviera pasando, qué esta niña alocada pero tierna me tuviera a sus pies.  Inessa tenía razón, y por supuesto yo no iba a hacerle daño.

Me acerqué a darle un beso en los labios y cuando me separé, ella estaba con los ojos bien abiertos y sonriendo.

—¡Tú no puedes robarme besos, pervertida! Solo yo puedo hacerlo— Me dijo haciendo un puchero.

—¿No estabas dormida?— Levanté una ceja. Ella rió —¿Y cómo qué pervertida? ¿Quién es la pervertida? ¿Tú qué te aprovechaste de mi ebria y te metiste a mi habitación a besarme el estómago, a robarme muchos besos húmedos, a tomarme fotos y luego a chantajearme? ¿O yo por darte un solo besito en la boca?

—Yo— Respondió mimada —Y no solo me aproveché de ti ese día, lo hice todas las noches, hasta cuando me dijiste esas cosas feas y nos enojamos yo aún entraba a tú habitación y te daba un beso en la boca. No podía dejar de hacerlo— Gimió.

—Oww...Eso es lindo— Le dije y le clavé otro beso en el puchero —Y yo pensando que me odiabas.

—Eso nunca!— Gritó, haciéndome reír.

—Bueno ya— Me senté en la cama —ponte una pijama y nos acostamos a dormir porque mañana tenemos que estudiar.

—Noooo— Gimió —No quiero levantarme. ¿Por qué no me pones la pijama tú?

—¿Quieres que yo te ponga una pijama?— Asintió —Bueno… Está bien— Me levanté al closet, cogí un short, una blusa y volví a su lado —Bien bebé Lena, vamos a ponerte la pijama— Dejé la ropa a un lado de la cama, y comencé a desabrocharle el botón del jean, luego el cierre...Diablos... sus bragas son rosa! Tal vez como mis mejillas en este instante.

—Yul, estás bien?— Me dijo con una risita. No le contesté nada, y comencé a bajarle el jean, evitando mirar sus bragas. Finalmente logré quitárselo, lo doblé y lo puse encima de la mesita.

—La blusa— Dijo alzando las manos y no pude evitar reírme. Tomé su blusa desde el inicio y la deslicé por todo su torso. Mi mirada chocó en su sujetador… también rosa.

—Ese también tienes que quitarlo— Señaló el sujetador.

—¿Por qué me torturas de esta forma?— Le dije frunciendo el ceño —¿Quieres que vea tus pechos para que me desespere más de lo que estoy por el supuesto juego—  Si, ella me venía vacilando toda la semana con el dichoso jueguito. Desde que me lo dijo el día del campamento, no quiso darme ninguna otra pista más.

—No, no quiero que te desesperes. Si jugaremos, pero te dije que el día lo decido yo. Necesitamos estar solas en casa para hacerlo. Ahora quítamelo— Volvió a señalar el sujetador. Tragué saliva mientras llevaba mis manos al broche que estaba adelante, y temblando, dejé libre sus pechos. Decidí mirar a todos los lugares menos a ellos porque seguro perdería el control. Lo dejé encima de la mesita y cogí la blusa de la pijama.

—Inclínate— Le pedí para pasarla por su cabeza, pero ella me la arrebató y la tiró al suelo. —¿¡Qué haces, Elena!?— Fruncí el ceño.

—No quiero ponerme pijama. Voy a dormir así porque me siento más cómoda—  Se inclinó, pero solo para agarrar la cobija y cubrirse.

—Hey— Abrí la boca sorprendida —pequeña aprovechada, solo querías que yo te desnudara!

—Si— Me guiñó un ojo, me tiró un beso y se acostó de lado para volver a dormir…

Mi boca quedó abierta... Esta chica siempre tan astuta!

Recogí la blusa, cogí el short y negué yéndome al baño, no podía creer que esta chica fuera capaz de tales cosas... aunque bueno, de ahora en adelante ya nada que viniera de ella me iba a sorprender. Me puse la pijama que se suponía que era para ella, y fui a acostarme a su lado. Ella me cubrió con la cobija mientras yo escondía mi rostro en su cuello y cerraba los ojos. Apagó la lámpara, y lo último que sentí cuando cerré los ojos, fue un beso en la cabeza y un —te amo— en un susurro.

......** ......

Al día siguiente.

10: 30 am.

Desde hace dos horas estaba levantada dándole los últimos retoques a mi habitación. Ya había recogido todo, arreglado mi closet, mi baño... parecía como nueva, lo único que tenía por arreglar era toda la ropa sucia y las cobijas que tenía encima de mi cama, listas para llevarlas a la habitación de lavado.

Ginger y Prince me miraban desde la puerta, con sus lenguas colgando y por supuesto yo sabía por qué.

Bajé con ellos a la cocina, les serví sus platos de comida y fui a acostarme un rato en el sofá. La casa estaba en completo silencio, ya que todos aún dormían.

Comencé a tratar de recordar cuando demonios Elena y yo habíamos jugado con chocolate, pero mi mente estaba en blanco, solo recordaba que al día siguiente yo había amanecido con una resaca terrible y con chupones en todo el cuello.

De repente, escuché unos pasos y me incliné a mirar, era Elena, iba envuelta en la cobija y entraba a la cocina, luego salió, miró por toda sala y frunció el ceño cuando me vio mirándola.  

—¿Por qué te levantaste tan temprano?— Me preguntó mientras se acercaba. Llegó y se acostó encima de mí, cruzando los brazos y apoyando su barbilla sobre sus manos —Aún es muy temprano, vuelve a dormir.

Sonreí y comencé a acariciarle el cabello —Temprano no es, son las 10: 30— Le señalé el reloj de la sala  —Y me levanté porque mi habitación estaba hecha un desastre y tenía que organizarla.

—Yo quería organizarla contigo— Dijo triste  —Aunque...— Fue sonriendo poco a poco —podemos desorganizarla de nuevo y luego ordenarla otra vez— Movió las cejas de arriba abajo.

—No, no y no. Es un no rotundo.

—¿Pero por qué!?— Gimió.

—Porque tú no quieres darme más pistas sobre el juego.

—Si te doy una más, desordenamos tú habitación de nuevo?

—Trato— Le mostré mi meñique, y ella lo atrapó.

—Bueno… mmm — Ella pensaba... se quedó en silencio casi por un minuto hasta que finalmente habló de nuevo.

—Fue en la noche.

Y eso fue todo ...

—Estás jodiéndome. Eso no es una pista, Elena!

—Claro que sí— Negué frunciendo el ceño —Bueno… entonces… mmm…. ya sé. Estábamos aquí acostadas, de hecho en esta misma posición...  yo regaba chocolate por tu garganta, te limpiaba con mi lengua, probaba tus labios, te besaba y te besaba. Luego me quité la camisa para ti, el sujetador y unté mis pe...

—Ah sí?...— Diablos —Y eso cuando pasó?— .... Inessa apareció frente a nosotras, cruzada de brazos mientras nos miraba con los ojos entrecerrados, Elena soltó una risita nerviosa, se bajó lentamente de mí y de inmediato ambas nos sentamos mirando al suelo.

—Parece que ustedes me omitieron muchos detalles sobre cómo empezaron a relacionarse.

—Claro que no mamá, solo le estoy contando a Yul un sueño que tuve…es todo— Elena le dijo avergonzada.

—Y qué clase de sueños son esos! Mejor vayan a la cocina ya, y hacen el desayuno antes de que empiece a interrogarlas.  

—Si señora!— Elena le gritó, me agarró de una mano y me llevó arrastrada a la cocina. Cerró la puerta y escuchamos como Inessa se quedó riendo en la sala…  Ella sabía que eso no había sido un sueño...

Elena caminó hasta la encimera para hacer el desayuno mientras yo iba al refrigerador cogía una manzana y me paraba a su lado a mirar todo lo que hacía. Me sorprendía que una chica tan joven fuera tan sabia y delicada para cocinar... cortaba unas verduras en rodajas con tanta exactitud.

—Inessa te enseñó?— Le pregunté curiosa.

—Si— Me respondió sin dejar de cortar. Pero luego se detuvo y me quedó mirando —Me he dado cuenta que tú no sabes hacer nada. Es por qué no quisiste aprender o por qué nadie te enseñó?

—Supongo que fue porque nadie me enseñó. Cuando mamá murió, papá nunca dejó que yo moviera un dedo, él siempre se encargaba de todo.

—Tu mamá te enseñaba?

—Mmmm... si, pero como te dije... después de su muerte nunca volví a saber nada de la cocina.

—Entonces, ten— Me pasó el cuchillo —Empieza ya. Yo seré tu maestra.

—Pero...

—Pero nada. De ahora en adelante yo tomaré las decisiones en esta relación y si te vas a casar conmigo no puedes ser una buena para nada, así que empieza— Me dijo cortante y se fue al comedor de la cocina a mirarme con el ceño fruncido.

Quise contestarle pero al ver su cara de maldad pura, no tuve de otra y comencé a cortar las verduras... Honestamente, no quería que esta chica se colocara de mal humor. Daba miedo...

......** ......

—Este desayuno— Mi papá probaba, hacia muecas muy desagradables  —sabe muy muy mal. Definitivamente no pueden poner a mi hija a cocinar, es demasiado mala— Decía e Inessa y Elena reían.

—Wow... Me aguanté una semana las burlas de mi abuela y ahora tú sigues. Gracias papá, muchas gracias por tu apoyo— Le dije enojada y me fui a sentar el sofá. Elena me siguió con su plato en la mano.

—Es mentira Yul, sabe delicioso— Se llevó una cucharada a la boca, empezó a masticar y su cara era tan obvia, mi desayuno no era nada comestible. ¡Era una porquería!

—Deja eso— Le dije arrebatándole el plato —Ve al baño y escupe lo que tienes en la boca— Ella se levantó y corrió a la habitación de papá.

En ese instante mi celular sonó, era Nina.

-Hey- Contesté.

-¿Supongo que debo recogerte para ir a la universidad?

-Claro, pero debes recogerme temprano porque también tenemos que llevar a Elena a la universidad.


-Ok. A qué horas voy?

-A las 12 00 pm está bien.

-Bien, pero déjame advertirte que voy en mi auto porque el tuyo está algo asqueroso por culpa de Varvara.

-De qué rayos me hablas?

-Ayer, cuando veníamos de donde tu abuela, Nastya y Varvara no dejaban de besarse y tocarse en tu auto, después ocuparon todo el asiento trasero y yo tuve que salirme cuando comenzaron a quitarse la ropa.

-¿Qué? Y por qué no hiciste nada?- ¿por qué diablos lo permitiste?

-No tengo tiempo para darte explicaciones. Nos vemos-
 Y me colgó.

......** ......

—Donde está la maldita de Varvara— Grité cuando entré al salón de clases. Todos mis compañeros me miraron y comenzaron a reírse. Los ignoré a todos, miré por todos lados y aún no estaba. Necesitaba que llegara ya, para hacerle el reclamo por haber follado en mi auto. Maldita asquerosa! Ni siquiera yo lo había estrenado para eso.

Fui a sentarme y Nina reía mientras me seguía.

—Ya deja de fruncir ese ceño Yul, te ves horrible— Me dijo Vika acariciándome la frente. —¿Qué tienes?

—Es Varvara— Irina entró a la conversación —Cogió con una chica en el auto de Yul y el asiento trasero quedó muy mal.

—Wow— Viktoria comenzó a reír —Oh mira— señaló la ventana del pasillo, ahí venia Varvara.

Entró muy sonriente al salón, cogió una silla y la puso frente a mí —¿Qué ondas chicas— Dijo como si nada. Qué hija de puta!

—Tú, idiota— Le grité parándome de la silla. Todos en salón nos voltearon a ver —¡Tienes que mandar a lavar mi maldito auto!

—Qué está pasando aquí?— El profesor entraba al salón en ese instante. Maldita Varvara te has salvado —¿Qué pasa Volkova, por qué tan alterada?

—No es nada profesor— Le dije, sentándome de nuevo. La idiota de Varvara se me burló y corrió el asiento al lado de Irina.

***

Clase tras clase era lo mismo, Irina, Varvara y yo estábamos más que perdidas, no entendíamos una mierda de lo que hablaban los profesores y todo por la excelente semana donde mi abuela. De todas maneras… no me arrepentía.

Finalmente en las últimas dos clases nos dieron las horas libres y decidimos ir a sentarnos a las mesas de la cafetería. Todas pidieron algo de comer, excepto yo, solo me dedicaba a  mirar mal a Varvara.

—Ya deja de mirarme así, enana. Lo que pasó en tu auto fue una necesidad del momento, Nastya y yo teníamos que hacerlo en ese instante o si no algo iba a explotar dentro de nosotras— Dijo lo último riendo e hizo que tanto Irina como Viktoria rieran.

—Necesidad del momento? Por Dios Varvara, toda la semana estuviste con ella. Esa noche en el campamento, al otro día en el lago, después cuando volvimos a casa hiciste que Elena y yo nos tuviéramos que ir a dormir con Irina, después cuando mi abuela te descubrió en los baños... y ahora vienes a decirme que fue una necesidad del momento... en mi maldito auto?

—Tú no entiendes estás cosas Yulia, así es el amor a primera vista.

—Amor a primera vista?— Irina se le burló —Y cuando llegamos a casa de la abuela y viste a Elena casi te mueres.

—Lo admito, pero Elena no logró golpear mi corazón como lo hizo Nastya. Además... Elena ya tenía dueña— Dijo señalándome.

Mi cara estaba seria, mi ceño fruncido, a mí no me causaba ninguna gracia.

—Oye Yul— Vika me llamó y corrió su silla más cerca de mí —Es cierto que dejaste a Naty?—  Enarqué una ceja, interrogándola  —Escuché cuando Oksana se lo decía a unas chicas de su facultad— Diablos...

—Si— Suspiré —si es cierto… —  Dije con la cabeza gacha.

—Uh!...Bueno, solo voy a decirte que me sorprende. Cuando lo escuché quería llamarte pero pensé que era mejor preguntártelo personalmente.

—Entiendo.

—Puedo preguntarte algo, Yul?— De repente Varvara me habló. Asentí... muy insegura. ¿Por qué Varvara estaba siendo seria?  Esto no era bueno —Naty... ya sabe que estás en una relación con Elena?—  Uh...?

—No...— Dije negando. Estaba pensando en decírselo... pero no tan pronto. Creo que eso la lastimaría más.

—Sé lo que estás pensando Yul, pero deberías hacerlo— Me dijo Nina de repente. —Es mejor que seas honesta tú, antes de que alguien le vaya con el chisme, si es que ya no lo sabe.

—Estoy de acuerdo. Y Viktoria tiene razón, gracias a Oksana, mucha gente de aquí ya sabe que le montaste el cuerno con tu hermanita— Añadió Varvara.

—Me gustaría saber cómo está Naty, pero creo que me odia por ser tu cómplice— Dijo Yul, mirándome.

—No creo que Naty te odie Yul, si no me odia a mi después de todo, porqué te odiaría a ti?— Le dije.

—No lo sé, lo siento. De igual manera quisiera verla y saber cómo está. Después de todo, es mi amiga y ella me apoyó mucho cuando Anya se fue.

—Entonces vamos— Me puse de pie. Irina me miró con una ceja enarcada —Vamos a ver a Naty.

—Segura?— Preguntó.

Me encogí de hombros y asentí con una sonrisa...

—Está bien— También sonrió y se levantó de la silla.

—Y yo?— Varvara preguntó, haciendo un mohín.

—Tú te quedas aquí. Adiós— Le dijo Nina sacándole la lengua, cogimos nuestras maletas y desaparecimos de la Universidad.

.....**…..

Veinte minutos después, estábamos en la empresa donde Naty hacía sus prácticas. Aún eran las 4: 30 de la tarde, ella no nos había contestado el teléfono y suponíamos que seguía aquí.

Fuimos a la recepción.

—Buenas tardes, en que les puedo ayudar— Nos preguntó la secretaria.

—Buenas... buscamos a Natalya Ivanova... Una practicante? Dile que somos Volkova y Kozlova— Le dijo Nina.

—Un momento por favor— Le respondió la chica, cogió el teléfono y marcó. Unos segundos después comenzó a hablar.

-Señorita Ivanova, en la recepción están las chicas, Volkova y Kozlova, buscándola, las hago pasar?- Le preguntaba la secretaria.

-...-

-Bien, gracias señorita Ivanova-
Le contestó la chica y colgó el teléfono.

—La señorita Ivanova, las atenderá en su oficina. Está en el tercer piso, la oficina número 7, que tengan un buen día— Nos dio una sonrisa. Nina le guiñó un ojo y riendo, la empujé para que fuéramos en busca de Naty.

Irina se hizo detrás de mí bastante asustada cuando llegamos a la puerta de su oficina, pero no tuvimos que tocar porque Naty de inmediato nos abrió. Una sonrisa bastante amplia se hizo en su cara cuando nos vio.

—Chicas...— Abrió la puerta del todo para que siguiéramos. Irina aún caminaba detrás de mí, prendida de mi hombro. Como diablos esta chica, podía temerle a Naty?

Naty no quedó mirando mientras sonreía y le levantó una ceja a Nina —¿Y a ti que te pasa? Por qué te escondes de mí?

—Eh.. eh— Irina salió detrás de mí, tartamudeando. Se aclaró la garganta, haciendo que Naty sonriera más amplio —No me odias?— Le dijo casi en un susurro.

Naty soltó una risa, y de inmediato envolvió a Irina en un abrazo. Debo confesar que me sentí muy aliviada.

—Que tonta!— Le dijo Naty, palmeándole el hombro y luego se inclinó para dejarle un beso en la mejilla. Se acercó a mí e hizo lo mismo, pero... se quedó mirándome fijamente. —Esto— Llevó su mano a mi rostro y pasó su dedo por mi ceja. Allí me había quedado una pequeña marca del golpe causado por ella — Te quedó una cicatriz— sus dedo pasó por mi mejilla, por mis labios y lo detuvo allí —Lo siento mucho.

—Naty!

—Shss— Apretó su dedo contra mis labios —Sé que ya lo hablamos, pero no dejo de sentirme culpable.

Oh mi Dios, esta chica era increíble... como podía hablarme de culpabilidad a mí.... —Naty— tomé su mano, alejándola de mis labios —no me digas eso por favor, me haces sentir como la peor basura del mundo.

—Tú no eres ninguna basura, y te lo vuelvo a repetir, nada justifica que yo te haya dejado la ceja así. Creo que dejé marcado tu lindo rostro— Oh mierda... Sus ojos se clavaron en los míos y mis mejillas empezaron a arder, las de ella también se estaban tiñendo de rosa.

—Oh, lo siento— dijo quitándome la mirada.

Irina resopló —Que cursis— Dijo y fue a sentarse en el sofá de la oficina.

Natalya seguía sonrojada... y esto no era nada bueno.  Me aclaré la garganta.

—Naty, te traje esto— Le dije y le estiré la pequeña bolsa que llevaba en la mano. Adentro había una copa llena de helado de chocolate que le compré en el camino.

Ella la abrió, destapó la copa y me sonrió —Me conoces— Me guiñó un ojo, tomó la cuchara y comenzó a comerlo mientras íbamos a sentarnos con Irina. Ella se hizo frente a nosotras.

—Cómo has estado?—Nina le preguntó con mucho entusiasmo.

—Muy bien y muy ocupada trabajando. Creo que ya dejaré de ser practicante y entraré a trabajar en unos días por medio de la empresa. Me darán una oficina más grande que esta— Nos dijo muy contenta. Me agradaba verla así.

—Wow. Eso es maravilloso!— Le dije. Ella sonrió.

—Bueno y que me cuentan de ustedes? Cómo está la universidad? Las chicas?

Nina comenzó a responderle cada pregunta que Naty hacía, y yo, no podía dejar de mirarla. Naty se veía tan bien y no hablo de lo físico, porque eso es algo obvio,  me refería a su aura y a sus emociones. Mi corazón palpitaba aliviado.

—Y cómo has llevado lo de Anya, aún piensas en ella?— Natalya le preguntó. Nina sonrió sin muchas ganas y negó.

—Si pienso en ella... pero no como antes, ha pasado más de un mes y medio desde que se fue y lo estoy superando. No puedo morirme por eso— Naty me quedó mirando. Este tema era demasiado incómodo.

—Me alegra— Contestó un poco triste  —Espero lograr lo mismo que tú...— ¡Ya dejen de hablar de esto!

—Y tú, Yul?. Cómo estás?

—Eh.. Bien, si— Dije nerviosa... Ahora como iba a decirle lo de Elena cuando sus ánimos habían caído a un maldito hoyo.

—Vi unas fotos en las redes sociales de Varb, estuvieron donde la abuela...— Me hizo el comentario.

—Oh si y nos divertimos demasiado— Dijo Nina, tratando de mejorar el ambiente.

—Lo noté... Y a ti... te vi muy cercana con... Elena— Dijo mirándome. Era el momento.

—Estoy con Elena...— Suspiré —He iniciado algo con ella.

—Oh…— rió un poco nostálgica, bajó su mirada al helado y comenzó a jugar con la cuchara.

Nos quedamos en silencio, uno bastante incómodo.  Casi un minuto después, ella volvió a hablar.

—Gracias Yul, gracias por ser sincera conmigo— Finalmente me dijo.

—¿No vas a golpearme?— Traté de bromear. Era buena idea? Si?... idiota!

Natalya rió, dejó de jugar con el helado y siguió comiéndolo —Por supuesto que no tonta. Ya no tiene ningún caso— Me sacó la lengua, yo solté una carcajada.

—Yah— Natalya me cubrió la boca con su mano —No te rías tan duro. Hay gente trabajando en las otras oficinas— Gimió, arrugando la nariz.

—Naty, te quiero mucho, en realidad muchísimo. Gracias por ser como eres— Me tiré a abrazarla de nuevo y dejé un beso sonoro en su mejilla.

—Ya Yul, no hablemos más de eso— Me alejó —Mejor cuéntame cómo está....

Los minutos seguían pasando. El ambiente en la oficina de Naty había vuelto a lo alto y ahora, reíamos y hablábamos de todos los temas que se nos venían a la cabeza.

Una hora después, mi teléfono sonó de nuevo. Miré la pantalla y apareció la cara de mi novia muy sonriente. Pedí permiso a las chicas y salí de la oficina para contestar.

-Lena!

-Yul-Yul- Me respondió alegre. Esta chica siempre con su energía por los cielos. – Terminé mis clases hace unas horas y estoy en casa. Ya casi vienes?-  Miré mi teléfono: 6: 30 pm.  

-Claro que si Lena. En quince minutos estaré ahí.

-Está bien, No te demores… tengo una sorpresa para ti. Te amo.

-Yo igual-
dije y colgué.  Entré de nuevo a la oficina.

—Debo irme chicas. Nos veremos luego.

—Espera, y en que te irás?— Nina me preguntó.

—En un taxi.

—En un taxi?… por supuesto que no— Me dijo y metió las manos en su chaqueta, ahí sacó las llaves de su auto —ten. Vete en él.

—Y tú… en que te irás?

—Yo la llevo— Naty me respondió —Vete tranquila, que yo me quedare con Nina.

—Genial chicas. Entonces, nos vemos— Me despedí de cada una con un cálido abrazo y salí de la oficina hacía mi casa.

.....**…..

Solo me tomó unos cuantos minutos llegar a mi hogar, apagué mi auto en la entrada del garaje. Me sorprendí cuando no vi la camioneta de papá. Ellos usualmente siempre llegaban de trabajar a las 5 pm.

Caminé a la casa, metí la llave en la puerta y abrí.

Dios... que estaba pasando. Todo estaba completamente oscuro a excepción de la sala, que estaba alumbrada por dos lámparas. El silencio reinaba, ni siquiera los cachorros se escuchaban.

Cerré la puerta lentamente, sin hacer mucho ruido y me acerqué. Levanté una ceja extrañada, cuando vi que en el suelo, sobre la alfombra, había una manta blanca tendida.

Dejé mi maletín sobre el sofá y me agaché para levantar la manta pero…

—Te estaba esperando—  Esa voz me hizo detener.

Me levanté, me giré... y mi corazón comenzó a latir a mil por hora cuando vi a Elena, vestida con una bata de baño, su cabello rojo y ondulado caía por sus hombros, sus labios estaban completamente rojos y en su mano tenía una copa de champagne que parecía ya acabarse.

Se acercó a mí, caminando lento, me abrazó por el cuello, tirando de mi nuca y sus labios quedaron golpeando contra mi nariz. Su aliento a alcohol me hizo cerrar los ojos.

Me fue llevando hacía el sofá, yo aún tenía los ojos cerrados... el olor a fresas de su cuerpo me tenía en otro mundo.

Sentí cuando mis piernas chocaron contra el borde del sofá, y ella me empujó sobre él haciéndome caer sentada. Se subió a horcajadas sobre mí y me dio a beber el pequeño trago de champagne que quedaba en la copa. La dejó a un lado nuestro y comenzó a rozar sus labios con los míos.

—Te extrañé mucho— Dijo dejando un beso en mi frente.

—Yo también Lena… pero..— Miré a mi alrededor —Qué es todo esto?— Susurré confundida.

—Te dije que habíamos dejado un juego pendiente— Su voz sonó un poco ronca —Y vamos a terminarlo ahora.

Se levantó de mí y empezó a desamarrarse la bata de bañó, las tiras cayeron y mi corazón palpitó todavía más rápido cuando vi la línea de su cuerpo desnudo. Entre sus pechos, su ombligo y su sexo. Se acercó de nuevo, me tendió una mano.

—Vamos, voy a desnudarte— Me susurró. Mi cuerpo no reaccionaba, yo solo me dejaba llevar por ella. Comenzó a quitarme la chaqueta —Levanta las manos— Me dijo y me quitó la blusa. Se quedó mirando mi sujetador y sonrió —A mí también me encantan— dijo muy picara. Se agachó, desabrochando mis jeans, me los quitó y todo lo dejó encima del sofá.

De nuevo acercó su rostro al mío, me abrazó por las caderas y lentamente me fue tumbando a la manta que estaba sobre la alfombra. Puso una almohada sobre mi cabeza y se quedó encima de mí, me miraba fijamente.

—Mamá y Papá no vendrán hoy, así que la noche es nuestra— Me dijo y de inmediato, cerré los ojos cuando sentí su boca posarse en la mía. Comenzamos con pequeños picoteos que hacían eco en toda la sala, el beso subía de tono, ella tomaba mi labio inferior y lo acariciaba con mucha delicadeza. Sentí como sus manos me recorrían el cuello, bajaban y se quedaban sobre mis pechos, sobre el sujetador.

En un movimiento rápido logró desabrocharme el sujetador, lo quitó y lo puso sobre el sofá, dejando mis pechos descubiertos, ella se alejó de mi boca, y sentí su lengua lamiendo mi barbilla, bajaba por mi garganta, por mi cuello hasta que su respiración golpeó contra mis pechos.

Sentí su mano posarse sobre ellos, y mi boca se abrió para soltar un jadeo. Ella soltó una risita mientras su mano comenzaba a moverse lentamente sobre mi pecho.

Quitó su mano y comenzó a llenarme de besos, eran suaves, húmedos... Sus labios llegaron a uno de mis pezones y lo lamió, provocándome un fuerte gemido. Mis manos caminaron entre su cabello pero sin apretarlo.

Su boca trabajaba en mis pezones ya duros y de repente, con su rodilla comenzó abrirse lugar entre mis muslos, comenzó con movimientos suaves sobre mi centro, logrando que yo empezara a empaparme.

—Ahhh!— Gemí, ella se quedó quieta, mirando lo que había logrado en mí y bajó su rostro hasta mis muslos, comenzó a besarlos por dentro y por fuera... hasta que sentí cuando su lengua lamió sobre mi braga.

—Elena!— Grité y esta vez sí le apreté el cabello. Estaba muy sensible, quería sentir su lengua dentro de mí.

Lentamente cogió mis bragas de lado a lado y comenzó a bajármelas hasta que salieron de mis pies y las puso con mis otras prendas.

Ella se puso de pie, y esta vez, dejó caer totalmente su bata, quedando completamente desnuda. Mi respiración aumentó, una corriente sacudía mi cuerpo. Ella caminó hasta la pequeña mesita de la sala y trajo con ella el frasco de chocolate que había comprado aquella vez que fuimos al supermercado.

—Oficialmente el juego comienza en este instante— Me dijo entre risas y se sentó sobre mis caderas, su sexo húmedo golpeaba contra mi piel.

Quitó la tapita del frasco y comenzó a derramar chocolate sobre mis labios, mi garganta, mis pechos... todo mi torso estaba cubierto con líneas de chocolate. Ella se inclinó, sacando la lengua y comenzó a limpiar el chocolate que había regado en todo mi cuerpo.

Primero atrapó mis labios y comenzó a chuparlos como si fueran un dulce. Era una sensación increíble. Hizo lo mismo con mi garganta y mi cuello... con mis pechos... su lengua lamía mis pezones. Sentí sus dientes, alternando entre morderme sin hacer daño y una lamida.

Volvió a inclinarse y vertió el chocolate sobre mi abdomen. Su lengua comenzó a limpiarme de nuevo, lamía las esquinas de mis caderas, otra ráfaga de chocolate llegó y esta vez fue en mi pubis.

Ella comenzó a lamerme en ese lugar muy lento hasta que se posó en mi centro, me abrió las piernas y de nuevo comenzó a besarme el interior de los muslos. Yo gemía pidiéndole que lo hiciera, la necesitaba en ese lugar.

Ella lo hizo, su lengua tocó esta vez mis pliegues y solté un grito, sentí cuando me penetró con ella y empezó un vaivén, mi cuerpo se estremecía, mis manos agarraron fuerte la almohada, cada vez me sentía más empapada y Elena lo tomaba todo.

Su lengua encontró mi clítoris y comenzó a jugar con él, sus manos recorrían mi abdomen pegajoso y mis pechos, las mías dejaron la almohada y bajaron para sostener su cabeza en aquel lugar. Todo en mi palpitaba.

Los movimientos de su lengua sobre mi clítoris se hicieron más fuertes y sentí cuando sus dedos penetraron en mis pliegues. De nuevo, el vaivén de su mano empezó y yo sentía el máximo de los placeres.

Sentí como gotas de chocolate caían sobre mi pubis de nuevo, y como mi novia disfrutaba de ello... Finalmente el éxtasis me envolvió y gritando dejé salir todo de mí, llegando al orgasmo.

Elena se alejó, hizo un camino de besos por todo mi cuerpo y se encontró con mi boca.

—Tú sabor y el chocolate hacen la mezcla perfecta— Me dijo y se quedó mirándome jadear intensamente. Cerré los ojos para poder asimilar todo lo que acaba de ocurrir y sentí sus manos acariciándome todo el rostro, con mucha delicadeza.

Finalmente tuve unos minutos para recuperarme y me quedé mirándola —Cuando demonios jugamos esto?— Mi voz estaba ronca.  

—El mismo día que Irina te rompió el labio, pero estabas demasiado ebria como para recordarlo ahora— Soltó una risa.

—¿Y yo también tuve mi oportunidad?— Le pregunté enarcando una ceja.

—Por supuesto que sí— Se acostó a mi lado. Yo me moví, quedando encima de ella.

—Y mi canción?— Le dije cuando recordé que ella me lo había dicho.

—No tendrás tú canción, tendremos nuestra canción— me dijo sonriendo, tomó el control del sofá y lo presionó contra la TV... La canción que yo le dediqué en el Bar comenzó a sonar... —Esa es una canción perfecta para que me hagas el amor. Y aunque no es tu favorita, es una de tus favoritas— Me guiñó un ojo y me pinchó la nariz.

—Espero que la pongas a repetir porque esta noche no te dejaré pegar un ojo.

—Estás segura?

—Si. Acuéstate boca abajo— Le pedí. Ella de inmediato me obedeció —Creí que tú tomarías las decisiones en esta relación.

—Yo las tomaré, es solo que te estoy dejando disfrutar por unos minutos.

Me reí, y sin más que decir, tomé todo su cabello y lo hice a un lado, dejando su nuca desprotegida. Me incliné y dejé un beso en ese lugar, noté un ligero escalofrío que recorría su piel.

—El primer beso que obtuve de ti fue en ese lugar— Me dijo.

—Y luego que pasó?

—Nos besamos, mientras íbamos a mi cama y te dije que quería hacer el amor contigo.

—Tenías miedo. Lo pude ver en tus ojos— Le dije mientras iba dejando besos por su nuca, y bajaba por toda su espina dorsal. Ella suspiraba.

—Iba a tener mi primera vez… con la persona que era mi obsesión ¿Qué querías?

Dejé de besarla e hice que se volteara boca arriba de nuevo.

—Era? Ya no soy tu obsesión?— Le pregunté. Comencé a dejar besos en su barbilla y en su cuello.

—Si lo eres, pero ahora eres mía— Me dijo sonriendo, tomó el frasco de chocolate del suelo, me guiñó un ojo y regó el líquido por su cuello.

Pasé un dedo por su cuello, quitando un poco de chocolate y lo metí en su boca. Ella lo lamió, mirándome a los ojos de la manera más sensual que nunca había visto.

Bajé a su cuello y comencé a limpiar todo el chocolate con mi lengua y a estirar su piel con mis dientes.

Mis manos bajaron y tomaron uno de sus pechos, comencé a acariciarlos hasta que sus pezones endurecieron. Le quité el frasco de chocolate de las manos y lo regué en uno de sus pezones.

Ella me sonrió, invitándome a que lo probara y yo no lo dudé un instante. Mi cabeza bajó y se clavó en ese botón lleno de chocolate. Lo enredé en mi lengua, disfrutando del sabor y comencé a succionarlo repetidas veces.

—Mmmm…— Elena gimió y puso una mano en mi nuca, sosteniéndome. Mis labios, chupaban una y otra vez.

Llené su otro pecho de chocolate y mi lengua comenzó a pasearse por él. Cada vez los gemidos de Elena eran más fuertes.

Mientras mi boca volvía a tomar su pezón lleno de chocolate, las yemas de mis dedos acariciaban sus caderas y bajaban para posarse sobre sus pubis.

Ella abrió las piernas y mis dedos encontraron su clítoris, se sentía, duro y muy abultado... Comencé a hacer movimientos circulares sobre él. Elena me abrazó por el cuello y comenzó a moverse.

Bajé dos dedos hacia sus pliegues, sin dejar de estimular su clítoris con mi pulgar y los metí muy despacio, resbalaron fácilmente gracias que estaba muy húmeda.

Su cuerpo se tensó y mis dedos comenzaron a moverse muy despacio, mi boca dejó sus pechos y tomaron sus labios. Le di un beso suave, sin ninguna prisa.

Nuestros ojos chocaron y ambas reímos entre el beso.

Cada vez, mis dedos tomaban más velocidad, su respiración aumentaba, junto con sus jadeos y gemidos. Ya estaba a punto de llegar.

Bajé completamente la cabeza hasta sus muslos, necesitaba probarla. Mi lengua encontró su clítoris, y comencé a lamerlo muy despacio.

Mis dedos entraban y salían de sus pliegues, mis labios succionaban su clítoris y mis manos, acariciaban sus pechos...

Su excitación cada vez era más fuerte y sus fluidos abundaban, su respiración, sus gemidos. Finalmente sentí como mis dedos iban quedando apretados, sus manos se agarraban de mi cabello y soltaba todo su orgasmo en mi boca y en mis manos.

Poco a poco fui bajando el ritmo de mis embestidas... la probé una vez más y subí, tumbándome en su cuerpo, besando su garganta.

Nos miramos a los ojos mientras ella jadeaba intensamente y de repente vi como los suyos comenzaban a ponerse rojos y llorosos. Unas lágrimas comenzaron a caer de ahí.

—Elena, qué pasa?— Le dije preocupada. Me le quité de encima y me senté, sin dejar de mirarla  — Te hice daño? Te dolió algo?

—No!— Me dijo a punto de llorar y de inmediato se levantó, y se sentó a horcajadas sobre mí. Abrazándome tan fuerte por el cuello como nunca lo había hecho.

Yo también la abracé y ella comenzó a llorar libremente.

—Por qué lloras Lena? ¿Qué pasa?

—Me haces la persona más feliz del mundo— Me apretó más fuerte. Yo sonreí y comencé a acariciarle el cabello —Y quiero que me hagas feliz siempre.

—Lo haré Lena, no tienes por qué pedírmelo.

—Quiero convertirme en tu todo Yul. Quiero que te enamores de mi como nunca lo has hecho. Quiero conocerte y que me conozcas en todas mis facetas, tierna, cariñosa, peligrosa, salvaje— Soltó una risa —

Quiero ser única para ti. Quiero verte cerrar los ojos todas las noches, esperar a que duermas, ver tus gestos mientras sueñas, quiero que cuando despiertes, te topes con mis besos todas las mañanas. Quiero pelear, llorar y reír a tu lado. Quiero que confíes en mí. Quiero que hagamos cosas locas y que queden grabadas en nuestras memorias. Quiero tocarte, besarte, poner mis pechos sobre los tuyos mientras te abrazo y hacemos el amor.  Quiero dejarte sin aliento y ver cómo te calmas. Lo quiero todo contigo… y solo contigo.

—Elena!

—Quiero una familia contigo, y no esta que tenemos. Quiero que tú y yo formemos una familia.

—Elena.

—Cállate!— se inclinó a mirarme y me tapó la boca con sus dos manos —No me digas nada porque de todas maneras te voy a obligar a hacerlo si no quieres— Todavía soltaba lagrimitas.

Levanté la mano para quitar las suyas de mi boca, pero no me dejó y antes me apretó más

—Me perteneces Volkova. Eres mía y lo serás por siempre.

Levanté mi mano y limpié sus lágrimas. Ella quitó sus manos de mi boca, recogió la manta del suelo junto al frasco de chocolate y se puso de pie, tendiéndome una mano —Ahora vámonos— Dijo sollozando.

—¿A dónde vamos?— Susurré tomando su mano. Ahora, mientras sollozaba, ella sonreía y mordía su labio inferior. Como diablos podía esta niña cambiar de estados tan rápido, hace solo unos segundos estaba llorando!

—Hemos hecho el amor en mi habitación, en la cocina, en tu habitación, lo acabamos de hacer en la sala… — Soltó una risita —La noche es joven Yul y la casa aún tiene muchos lugares por estrenar— Me guiñó un ojo, miró a los alrededores de la sala y se quedó mirando el comedor principal.

Devolvió su mirada a mi mientras sonreía... y Oh dios mio.

—Hoy serás mi cena Yul-Yul.


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Mensaje por mary 10/24/2019, 2:49 am

Pinche Lena es mas caliente que el sol de verano

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 10/24/2019, 1:51 pm

Bueno chicas, todo dependerá de mi gripe si subo el capítulo final en la tarde o el día de mañana... Pero si, ya solo queda un solo capítulo.

Una vez más, gracias infinitas por estar siempre alli!! Las quiero

A leer!!!



Capítulo 31: Felicidad


Meses después...



—¿Yul-Yul?

—¡Yul!?

—¡Yul-Yul por favor, necesitas descansar, ven a dormir ya!

Oh por Dios... Elena gemía, se quejaba, chillaba, le daba golpes a mi cama, saltaba en ella. Esta chica me iba a enloquecer!

—Yul, ya quítate de ahí!

Me venía pidiendo lo mismo desde hace unas horas pero yo la ignoraba y seguía en mi escritorio sin quitar los ojos del computador. En unas horas era la presentación final de mi tesis y necesitaba estar preparada al máximo.

—Yulia, Yulia, Yulia, Yulia, Yulia, Yulia…— Maldita vida.

Lamentablemente ella no me ayudaba mucho y la poca paciencia que me quedaba ya estaba por el suelo.

—¡Yulia, me estás escuchando!?

—Yul?

—Yulia?

—¡Yulia Volkova!

Apreté los puños con fuerza y suspiré tratando de calmarme. Paciencia, paciencia, Yulia.

—¡Maldita sea, deja de ignorarme ya!— Esta vez me gritó enojada.

Por el espejo vi que cogió una de mis almohadas y comenzó a hacer una rabieta con ella. La azotaba contra el colchón, contra la pared.

Volví mi mirada a la pantalla, negando por sus niñerías pero al instante sentí esa almohada chocando contra mi cabeza.

El golpe me sacudió un poco, pero no me distraje y seguí leyendo los documentos con mucha calma.

Y al parecer eso la enojó más  —¿¡Uhrggh! ¿¡Vas a seguir ignorándome!?— Se quejó nuevamente y segundos después, la otra almohada voló,  pero esta vez chocó contra mi portátil y lo hizo caer al suelo.

No pude evitarlo y estrellé mis puños contra el escritorio. Me levanté furiosa del escritorio, recogí una de las almohadas y caminé hasta quedar en el borde de la cama. Inmediatamente ella se quedó quieta y me quedó mirando asustada.

—Tú crees que estoy jugando, por Dios! Estoy estudiando, necesito concentración y tu tonta gritería no me deja hacerlo! Si quieres ir a dormir pues ve tú, yo estoy ocupada Elena! ¡No me jodas!— Le dije bastante alterada y con mucha rabia azoté la almohada contra la cama.

Los últimos días habían sido difíciles para mí, nada me salía bien, estaba muy sensible y me enojaba por cualquier situación. Hoy no era la excepción.

Iba a volver al escritorio pero su voz me detuvo.

—Son las 4:30 de la mañana, ¡maldita sea! estás no son horas de estar estudiando!— Cogió la almohada que yo había tirado a la cama y me la lanzó de nuevo en la cara —¡Lees esa maldita cosa todos los días, es lo único que has hecho durante todo este tiempo y no soporto que me ignores más. Es suficiente!

—¡Lo hago porque se me olvida!— Le grité.

—¡Se te olvida porque lo lees todos los días!

—¡Y por eso tengo que volver a leerlo!

—¡Y por eso se te vuelve a olvidar... porque eres una tonta—  Se puso de pie, apretaba los puños, los dientes.

—¡Y tú una fastidiosa— Le dije totalmente fuera de mis cabales. Recogí la almohada que me había tirado y sin dudarlo, se la clavé en la cara, sin medir la fuerza.

Ella cayó a la cama bastante sorprendida, su boca se torció, sus ojos comenzaron a tornarse cristalinos y de repente, soltó unas lagrimitas junto con unos quejidos.

—¡Eres una idiota!— Me gritó y luego saltó de mi cama para salir hacía el pasillo.

Volví al escritorio, tomándome la cabeza, tratando de concentrarme de nuevo en la lectura, pero los gemidos y jadeos que comenzaron a venir de su habitación, inundaron mis oídos y así era imposible.

Y ahora que mierda hice. Después de todo Elena no tenía la culpa de mi maldito estrés. Tenía que disculparme.

Salí, llegué a la puerta de su habitación y giré la manija para abrirla pero ella tenía  puesto el seguro.

—Lena, ábreme— Le dije mientras giraba la manija varias veces —Vamos, ábreme ya— Escuché cuando dejó de sollozar pero no hubo más movimientos —Vamos, Lena, ábreme. Discúlpame por favor, estoy muy estresada y tú no me ayudas en nada.

—¡Eres una tonta!— Me gritó.

De repente, la puerta se abrió de par en par y ella me agarró de la camisa y me jaló hacía el interior de la habitación, tropecé contra el borde de la cama y caí en ella. Elena saltó sobre mí furiosa y puso una almohada en mi cabeza, tratando de ahogarme.

—¡Nunca. Jamás. En. La. Vida. Vuelvas. A. golpearme. Y. Menos. Con. Una. Almohada!—  Con su trasero golpeaba mi estómago y con sus manos me apretaba el rostro cada vez más. Me estaba quedando sin aire, no podía respirar.

Entonces, la agarré de las muñecas y como pude logré zafarme un poco la almohada y tomar aire por la boca.

—¡Papá!, ¡Inessa! ¡Ayúdenme! ¡Elena está loca! ¡Quiere asesinarme!

Esos gritos la enojaron más y quitó la almohada de mi cara pero ahora para golpearme con ella.

—Elena, detente!— Le rogué pero por supuesto no se detuvo y siguió dándome almohadazos hasta que finalmente papá e Inessa entraron a la habitación bastante agitados.

—¿¡Dios mío... qué haces, hija?— Le dijo Inessa, y entre ella y papá se acercaron para quitármela de encima. Papá se quedó reteniéndola mientras pataleaba e Inessa vino a levantarme de la cama.

—¿Qué es lo que está pasando?— Inessa le habló en un tono severo.

Elena, lloró, manoteó, pataleó y logró que papá la soltara.  De inmediato corrió a resguardarse en los brazos de Inessa.

—Mamá, Yulia y yo estamos teniendo nuestra primera pelea— Le dijo entre sollozos, su voz se cortaba. Inessa comenzó a acariciarle cabello, consolándola y luego me lanzó una mirada punzante. Diablos —Y también hubo violencia doméstica, mami. Ella me golpeó.

—¿¡Qué!?— A Inessa se le brotaron los ojos al escuchar eso —¿Cómo  te atreviste a golpear a mi hija!?— Me gritó.

—Pero... pero... eso es mentira!...— Tartamudeé asombrada. Ahora se haría la victima!

—¡Es verdad! Ella me golpeó, mamá! En mi hermoso rostro.

—Pero fue con una almohada, Inessa— Gemí —Y además, ella fue quien me golpeó primero y me tumbó el computador de la mesa!

—¡No es cierto!— Gritó Elena saliendo del abrazo de Inessa, volvió a coger la almohada de la cama y comenzó a golpearme una vez más en la cabeza y en todo el cuerpo.

Cogí la almohada de una esquina y comencé a forcejear, tratando de quitársela. Parecíamos dos niñatas.

—¡Es suficiente!— Papa gritó y se acercó a arrebatarnos la almohada —Déjense ya de niñerías y díganme qué hacen despiertas a estas horas peleando y haciendo ruido! Son las 4:30 am!

—Estaba estudiando para la presentación de mi Tesis que es hoy, y está chica— Señalé a Elena —Empezó a molestar y a tirarme almohadas.

—Porque todo el día ha estado leyendo una y otra vez lo mismo y se la ha pasado ignorándome!— Replicó ella.

—Porque necesito concentrarme!— Le respondí.

—Pero lo ha leído como 2000 veces!—....  Otra vez estábamos empezando a gritar.

—Hey! hey!, chicas ya! ¡No empiecen de nuevo!— Inessa interrumpió haciéndose entre nosotras —Yul, es mejor que te duermas ya cariño, no es sano que te fuerces tanto y sobre todo si tienes que madrugar... Aunque bueno, ya es madrugada pero aún tienes tres horas para dormir.

Asentí.

Inessa se quedó mirando a Elena con el ceño fruncido —Y tú, deja lloriquear y hacer berrinches por cualquier cosa, ya estás muy grandecita para esta clase de escenas.

—Estoy de acuerdo— Dijo mi papá burlándose. Se acercó a la cama, quitó las sabanas y señaló el colchón —A dormir ya!

Elena caminó hasta el borde con la cabeza agachada y se metió lentamente, arropándose de pies hasta la barbilla. Justo como una niñita regañada.

—Y tú no vienes?—  me dijo Papá.

Negué —Tengo el computador prendido.

—Yo lo apago. Ven aquí ahora— Señaló el lado vacío del colchón.

No tuve de otra. Fui a la cama y me acosté boca arriba al lado de Elena. Ella de inmediato me arropó hasta la barbilla, enredó sus pies en los míos, acostó su cabeza sobre mi hombro y envolvió un brazo en mi cintura.  Parecía una serpiente.

Papá e Inessa soltaron una risita al ver eso.

No había duda de que esta chica estaba loca.

—Así me gusta verlas. Y no queremos escuchar más peleas— Dijo Inessa. Apagó la luz principal y ambos salieron de la habitación.

Todo quedó en completo silencio. Solo las manecillas del reloj y la luz de la lamparita nos acompañaban.

Traté de zafarme de su agarre y acostarme de lado para darle la espalda pero ella me retuvo en el abrazo y puso una mano en mi mejilla, obligándome a mirarla.

—Perdóname... por favor?— Me dijo un tanto mimada y comenzó a acariciarme tiernamente la mejilla.

No le contesté y rodé los ojos a otro lado. Tonta bipolar!

—¡Yul, lo siento mucho! por favor— Gimió —quiero que sepas que no me enojé porque haces tu trabajo, sé lo importante que es para ti y para tu vida pero no quiero que te enfermes. Las últimas semanas te has desvelado mucho, duermes menos de dos horas, te saltas las comidas, estás más delgada, tienes ojeras y ni siquiera sales de esta habitación ¡Y tampoco me prestas suficiente atención... eso no me gusta!— Me dijo desesperada.

—Elena, vamos… no te presto atención? Mantengo contigo las 24/7. Me levantó contigo, desayuno contigo, me ducho contigo, veo TV contigo, almuerzo contigo, duermo contigo... todo lo hago junto a ti y dices que no te presto atención?— Gemí.

—Peroo....

—Y mis desvelos, mi delgadez y mis ojeras no son solo culpa de mi Tesis, también es porque tú mantienes con ganas de hacerlo casi todos los días y a veces me tienes horas enteras sin dormir...— Le dije enojada.

—Hey!— Me manoteó en el hombro. Sus mejillas comenzaron a ruborizarse!  —Lo siento. Por favor perdóname por comportarme así! ¡Es que no lo puedo evitar!

—Estás loca!

—Yullll!

—Ya ya, está bien— Dije calmada —Hoy termina todo Lena, y sabes que después de esto recuperaremos el tiempo perdido, nos iremos de viaje, regresaremos para mi graduación, disfrutaremos de la navidad con los abuelos... haremos lo que tú quieras, bebé— Le di un besito en la nariz. Si quería seguir con vida, era mucho mejor tenerla contenta.

—Uh! ¿Lo que yo quiera?— Movía las cejas. Su tono fue bastante pícaro.

—Si amor, lo que tú quieras— Le respondí rodando los ojos. En realidad no entendía para que me lo preguntaba si de todas maneras siempre me tocaba seguir sus 'ordenes', y cuando me daba por negarme, se colocaba violenta como hace unos segundos y mi pobre labio inferior era el que pagaba los platos rotos. En estos meses ya lo había hecho sangrar unas cuantas veces.

—¡Yay!— Dijo picoteando mis labios. Apagó la lámpara, volvió a mi lado y me abrazó más fuerte que antes  —Hoy todo te saldrá bien Yul-Yul, estoy segura— Me susurró por última vez, junto con un beso en la frente...

Claro... primero no me deja estudiar y ahora está segura que todo me saldrá bien.  Solo espero que así sea.


.....**…..


—Volkova, Kozlova y Sokolova...— Los ojos de los estudiantes, profesores y directivos de la Universidad, absolutamente todos, estaban puestos en nosotras.

El auditorio estaba en silencio. Nuestra presentación de la Tesis ya había sido realizada y ahora esperábamos nuestra calificación final. Era todo… o nada.

Yul, Varb y yo sudábamos de lo nerviosas que estábamos, sobre todo Varvara, su frente parecía una cascada, además, estaba pálida.

—Dios... creo que no nos vamos a graduar— Le susurró a Irina. Irina sonrió nerviosa y luego le metió un pellizco para que se callara.

—Han hecho un excelente trabajo.

—Si— Susurró Varvara triunfal. Irina y yo por fin pudimos soltar el aire que conteníamos desde que empezamos.

—Tanto el proyecto escrito, como  la presentación, el funcionamiento, todo está bastante claro y realizado a la perfección. Su calificación es de 4.8. Felicitaciones señoritas, ya pueden retirarse— Dijo el profesor sonriéndonos.

—¡Gracias!— Le dijo Varvara emocionada y con los puños al aire.

Nina y yo fuimos más discretas, tomamos los equipos del escritorio y abandonamos el auditorio.

En las afueras, mientras caminábamos hacía el aparcamiento. No podíamos dejar de reír como estúpidas. ¡Esto era maravilloso!

Llegamos a los autos y como siempre Varvara haciendo el ridículo.

—¡Por fin! Por fin mueres para mi Universidad!— Gritaba como una demente, algunas personas que estaban en el lugar la miraban extraño, otras se burlaban.

—¡Haremos algo para celebrar este logro, chicas!—  Nos preguntó mientras bailaba sola.

Nina me miró cuestionándome, pero solo me encogí de hombros.

—Vamos Yul, quiero celebrar y emborracharme hasta no poder caminar.

—Varvara tiene razón— Dijo Nina —Deberíamos ir al Bar a tomar unas cuantas copas, ya nadie recuerda lo que pasó así que... no serás la burla— Dijo sonriendo.

—Ja, Ja! Que graciosa— Le respondí sarcástica —Puede ser...— Dije sin mucha ganas, la verdad es que en este momento solo quería llegar a mi casa y comer, ducharme y tomar una siesta. Nada más…

—Bien, entonces nos vemos a las 8 pm, allá— Me guiñó un ojo y se fue hacía su auto en compañía de Varb. Yo subí al mío y conduje a casa.


.....**…..


No podía dejar de sonreír mientras caminaba hacia la puerta. Metí la llave en la cerradura y…. —¡Familia lo logré!— Fue lo primero que grité cuando la abrí.

La sala estaba vacía, pero segundos después, Elena salió corriendo de la cocina y se lanzó abrazarme.

—¡Yul-Yul!— Picoteaba mis labios emocionada mientras me hacía retroceder hasta el sofá. Caímos encima de él y ella comenzó a darme besos por todo el rostro —Yo sabía que lo lograrías, bebé. ¡Yo lo sabía!

— Me decía.

—Hija por favor, déjanos un poco de Yulia para nosotros— Inessa le dijo mientras llegaba junto a papá.

Elena se levantó de mi un poco apenada e Inessa se acercó para abrazarme y felicitarme, papá miraba todo desde la distancia.

Cuando Inessa se separó de mí, él se acercó y se sentó a mi lado muy callado.  Me miró fijamente por unos minutos y de la nada, vi como sus ojos se iban tornando cristalinos. Mi corazón se encogió y comenzó a martillar más rápido. Esos ojos llorosos me hacían recordar como miraba a mamá en sus últimos días con vida.

—Estoy... muy orgulloso de ti...— Me dijo pausado. Sus ganas de romper en llanto eran tan notorias en su voz.

Inessa y Elena se sentaron en una de las sillas frente a nosotros y se quedaron observándonos en total silencio.

—De todo lo que has logrado, de lo que has hecho... de lo que eres...

Por Dios... esto no era cierto.

Suspiré cuando un nudo comenzaba a molestarme en la garganta.

—Si tú madre estuviera con vida, sé que estaría igual o mucho más orgullosa de que lo lograste— Unas lágrimas rodaron por sus mejillas.

—Papi? — Mi voz se cortó.

—Gracias por hacerme tan feliz, mi tesoro. Te amo mucho mi bebé— No pudo más y lloró del todo, yo no dudé en abrazarlo.

También estaba a punto de llorar. Esto era demasiado para mí.

—Espero que de ahora en adelante tus sueños y tus metas se sigan cumpliendo. Que sigas siendo esa persona honesta, responsable y respetuosa— Asentí —Dios me ha bendecido contigo. Sé que este logro te costó mucho esfuerzo pero hoy te has demostrado a ti misma de lo que eres capaz. Que Dios te bendiga hoy y siempre y te llene de mucha más sabiduría porque que un futuro no muy lejano, todo lo que tengo quedará en tus manos— Besó mi cabeza.

—Gracias. Muchas gracias por todo papá, por estar siempre conmigo, por cuidarme, por darme lo que siempre quiero, por apoyarme y por enseñarme el valor de las cosas. Esto no lo hubiera logrado sin ti— Solté una lagrimita mientras reía —Gracias, y por favor sigue cuidando de mi.

—Siempre lo haré mi pequeña, hasta donde Dios me permita hacerlo— Me dijo un poco más calmado.

Comenzamos a sonreír aún abrazados y nos separamos cuando oímos unos olfateos y unos quejidos, venir de nuestro lado. Miramos a Inessa y a Lena, y ambas no podían con las lágrimas, sobre todo mi novia que sollozaba y sacudía la cabeza como una niña pequeña.

—Lenita— Abrí mis manos y de inmediato, ella se soltó de Inessa y vino a abrazarme de nuevo. Se sentó en mis muslos, tomó mis mejillas entre sus manos y dejó un beso en mi frente.

—Yo también estoy muy orgullosa de ti Yul-Yul, y me siento muy afortunada de tener una novia tan hermosa e inteligente como tú.

—Gracias Lena, yo también soy muy afortunada de tenerte—  Estiré mis labios para que me diera otro beso y sin pensarlo… los atrapó.

—Oh no, ya basta de cursilerías que voy a terminar llorando a mares— dijo Inessa mientras se secaba las lágrimas  —Mejor seguiré en lo mío—  Dijo y se levantó hacia la cocina.

Papá la siguió con la mirada hasta que entró y después nos miró.

—Chicas, mmm... quiero contarles algo, pero...— Volvió a mirar a la cocina —no aquí, pueden ir a su habitación para que lo hablemos?— Dijo un poco nervioso.

—Ya?— Le pregunté confundida —¿Quieres que vamos ya?

—Si— Me contestó. Se levantó y fue hacía su habitación.

Elena y yo nos miramos un poco confundidas pero obedecimos y subimos a mi habitación.

—Mmmm, te extrañé mucho, muchísimo— Lena me dijo mientras nos acostábamos en mi cama, ella encima de mí —Estuve orando por ti desde que te fuiste para que todo saliera bien.

—Solo fueron unas horas de ausencia pero yo también te extrañé. Gracias por preocuparte— Sonreí, inclinándome para dejarle un beso en la frente.

Elena cerró los ojos y se quedó así por unos instantes. De repente recuerdos de todo lo que había sucedido tiempo atrás comenzaron a inundarme.

Hace 6 meses exactamente, cuando llegaba del último día de clases papá me confesaba que tenía una novia, con hija abordo y yo no lo había tomado muy bien. Pero ahora, aquí estaba, feliz por mi nueva familia y muriendo de amor por la hija de mi madrastra.  Gracioso. Sobre todo por como empezaron las cosas.

—En que piensas?— Me preguntó y apoyó su barbilla en la mía. Me quedé mirándola a los ojos y era inevitable no ver ese brillo que siempre estaba ahí... Ese brillo que se iluminaba más... cada vez que me miraba.

—En ti, en lo que pasó, en lo que ha pasado durante estos meses… en lo mucho que te amo.

Ella sonrió, puse una mano en su nuca y me incliné de nuevo, pero esta vez para que nuestros labios se juntaran.

Ella también deslizó sus manos por mi nuca y mi cabello, y me tiró hacía su rostro profundizando el beso.

—Siento que muero cada vez que la palabra 'Te amo' sale de tu boca— Me dijo entre el beso. Sonreí de nuevo para reanudarlo pero no pudimos cuando sentimos movimientos en la cama. Ambas  miramos a nuestros pies y ahí estaban nuestras bolas de pelo o nuestros 'bebés' como Elena los llamaba… dando vueltas y saltando.

—¡Yah! chicos!... estaba besando a su madre. ¡Cómo diablos me interrumpen!— Gemí.

Elena soltó una risita y se inclinó para tomarlos a ambos y colocarlos sobre mi pecho.

—Explíquenle a mamá por qué interrumpieron nuestro sexy beso?— Les dijo como si los estuviera regañando. Ambos comenzaron a ladrarle.

—Hey Lena— La llamé y estiré los labios para que me volviera a besar, pero Prince se adelantó y me dio un lengüetazo.

—Nooooooooooo!!!!— Grité asqueada pero luego comencé a reír a carcajadas.

—¡Prince que has hecho!? Esa boca es solo para mi— Elena gimió disgustada.

—Wow!. Es el mejor beso que me han dado en toda mi vida—  dije mirando a Prince, mientras le acariciaba la cabeza tiernamente

Elena frunció el ceño —¿Acaso estás diciendo que Prince besa mejor que yo?

Asentí sonriendo. El ceño de mi novia se frunció más y más y de la nada, me agarró de las muñecas y las subió arriba de mi cabeza sosteniéndolas fuerte.

—Prince, a ella le encantan tus besos así que ven a besar a tu nueva novia— Le ordenó y de inmediato la bola de pelos blanca, se inclinó y comenzó a lamerme toda la boca.

Gemí y luché para tratar de soltarme pero era imposible. Elena siempre era más fuerte que yo.

—¡Elena!— Grité ahogada mientras sentía la lengua de Prince hurgando en mis fosas nasales —Urgh Yah, suéltame, Lena!— Volví a decirle, pero ella no hacía más que reír.

—Lena, me hace cosquillas— Le dije por último hasta que finalmente me soltó.

—¿Qué tal estuvo ese beso, ah?— Se reía.

—Niña tonta!— Le grité. No tuve compasión y me le subí encima, atrapándola de igual manera que lo había hecho conmigo.

—Prince, Ginger aquí!—  Los llamé.

Ellos se acercaron y comenzaron a lamerle todo el rostro, incluidas las orejas.

Elena reía, lagrimeaba, lloraba de la risa.  

—Yah! Volkova, me están llenando de baba! Asco—  Gritó en medio de carcajadas.

Finalmente la dejé libre cuando vi todo su rostro cubierto de baba y me alejé para ver su cara brillante. Era asqueroso.

—Eres muy mala, voy a llorar— Me dijo haciendo un puchero.

—Awww mi bebé—  Le dije mimada, la ayudé a sentar y tomé unos pañitos que tenía encima de mi mesa para limpiarle el rostro.

En ese instante, apareció papá en la habitación y se sentó junto a nosotras.

—Oh... por qué tienen el rostro tan brillante?

—Estábamos jugando con los bebés— Le respondió Elena.

Dejé los paños llenos de baba en la mesa y me acomodé de frente a papá.

Él nos quedó mirando por unos segundos y luego se aclaró la garganta. Su cara se puso seria.

Mierda... esto era como un maldito deja vu. ¿Acaso tiene una nueva noticia para mí? Cómo lo hizo hace cuatro meses?

—Chicas... yo... yo... yo lo que....

Dios... Ya estaba empezando a tartamudear.

—¡Papá!, te conozco bien, así que déjate de rodeos y dinos de una buena vez lo que sea que vayas a contarnos!— Lo regañé. Es que era tan jodidamente desesperante.

—Ya, ya... está bien— Suspiró. —Chicas... como ustedes saben... han pasado seis meses desde que tú— Se refirió a Lena —y tú mamá vinieron a vivir aquí y por ende un año que ella y yo llevamos de relación

— Elena asintió —Bien... mmm... lo he estado pensando mucho y... veo que aquí en la casa todo está yendo perfecto, en el trabajo, en sus estudios… así que... Ehmmm— Del bolsillo de la camisa sacó una cajita. Mierda! La abrió y adentro había un anillo, decorado con un pequeño diamante azul. No era cierto! —Quiero pedirle a Inessa que se case conmigo.

—¡Ahhhhhhhhhhhhhh!— Elena pegó un grito de los mil demonios, asustándonos a ambos. —Oh por dios...oh por dios— Se levantó y comenzó a saltar en la cama, se echaba aire con las manos.

Papá reía.

Cayó de nuevo a la cama, de rodillas y siguió gimiendo —¡Es hermoso!. Es tan hermoso— Se apretaba las mejillas.

—Yul-Yul, quiero uno igual, pero que el diamante sea rosa, por favor, por favor— Ahora juntaba sus manos mientras me rogaba. Por dios...  

—Quiero su opinión chicas, Están de acuerdo con que Inessa y yo nos casemos?—  Papá movía la cajita.

—Estoy completamente de acuerdo— Le dije sonriendo.

—Yo también, muchísimo— Le dijo Lena emocionada. Le arrebató la cajita a papá y comenzó a detallar el anillo.

—Reservé la azotea del restaurante 'Felai' para esta noche. Le pediré que se case conmigo en ese lugar.

—Owww... Podemos ir a espiarlos?— Elena le preguntó bastante inocente.

—Prefiero que no— Le contestó papá muy sereno —Yo les enviaré un mensaje con la respuesta que me de Inessa. Estamos de acuerdo?

—Claro que sí— Ambas respondimos al mismo tiempo.

—Inessa, aceptará papá, no estés nervioso— Le dije y me acerqué para abrazarlo. Elena se unió, y luego papá salió de la habitación escondiendo bien la cajita en sus bolsillos.

Elena y yo nos volvimos a acostar en la cama, y por supuesto, ella encima de mí.

—No puedo esperar a que tú también me propongas matrimonio.

Ay... no de nuevo! Por Dios… Habrá un minuto en la vida en el que está chica no me hable de matrimonio?

—Mmmm... si matrimonio... eso lo hablaremos luego, mejor tomemos una siesta que tengo mucho sueño— La bajé de mí y me acosté boca abajo, cerrando los ojos para evadir el tema.

Elena insistía e insistía casi todos los días en que le pidiera matrimonio lo más pronto posible... y lo peor, es que no me lo pedía jugando...

—¡Que tonta!— Pegó un gemido, pero al final se acostó igual que yo, me abrazó por la cintura y tomó la siesta conmigo.


Horas después...


—Yul? Elena? ya nos vamos?— Papá me movía por los hombros. Abrí los ojos despacio y oh Dios... estaba guapísimo. Ese traje negro, esa corbata... todo le caía perfecto.

—Oh papá!— Sonreí sentándome en la cama —¡Te ves asombroso!

—Gracias mi cielo— Me dijo un poco apenado —Yul, te vengo a avisar que Inessa y yo ya nos vamos, en el microondas queda tu cena y la de Elena, los cachorros ya comieron y, no tengo que repetirte que quedas a cargo de la casa.

Asentí... pero luego recordé la ida al Bar con las chicas —Oh papá.. Yo... se me había olvidado decirte que saldré con Lena y las chicas... ahora.

—¿Mmmm...— Lena se despertó —A dónde vamos?— Preguntó entre dormida.

—Irina y Varvara quieren celebrar el logro de la Tesis así que vamos a un... Bar— Le expliqué a ambos.

Papá de inmediato me frunció el ceño.

—No pueden ir a celebrar a otro lugar que no sea un Bar? No quiero que cometas una locura y esta vez te dejen sin ojos!

—Aihhss... No seas exagerado y no te preocupes papá que no voy a emborracharme— Le aseguré, pero él no se veía muy convencido.

—Se van un Taxi, ni creas que te vas a llevar el auto!

—Pero ya te dije que no me voy a emborrachar!— Gemí.

—Y yo ya te dije que se van a ir en un Taxi y punto. Pórtense bien y dejen todo con seguro.

Se despidió con un beso y un abrazo a cada una y luego abandonó mi habitación.

Un taxi teniendo mi auto. ¡Maldita sea!

—Por qué no me habías dicho que saldríamos?—   Lena caminó hacia al baño.

—Se me había olvidado y la verdad es que ahora que nos hemos quedado solas, menos tengo ganas de ir pero... no quiero decepcionar a mis amigas.

—Ah sí? ¿Y para qué quieres quedarte a solas conmigo?— Me dijo muy picarona antes de abrir la puerta.

—Porque quiero que aprovechemos el tiempo desde ya. Hoy me dijiste que las últimas semanas lo único que había hecho era ignorarte y eso no me gustó... porque en realidad tiene algo de cierto— Le dije triste.

Ella soltó la manija, vino a mi lado y tomó mi mano —Ya acabo todo, y tiempo para las dos tendremos de sobra, ahora vamos a ducharnos y a pasar un buen rato con tus amigas, te lo mereces.

—Estás segura?— Pregunté. Ella asintió y me jaló de nuevo al baño con ella.

Tomamos una ducha, nos vestimos y dos horas después, llegábamos al Bar. El lugar estaba repleto, típico de un día viernes... y más cuando la mayoría de estudiantes comenzábamos las ‘vacaciones’. Bueno… para mí ya eran permanentes.

Comenzamos a buscar a las chicas por todo el lugar, Elena me sostenía fuerte y miraba para todos lados un poco asustada. Desde el día del escándalo que hubo aquí... gracias a Sveta, Lena quedó un poco aturdida y no le gustaba venir, siempre que salíamos prefería ir al cine, a jugar bolos o hacer otras cosas.

—¡Oh no!... ¡Vámonos ya de aquí!— De repente gimió y su agarre en mi mano se hizo más fuerte. La miré y sus ojos estaban clavados en una mesa... donde estaba Nina... y a su lado... Natalya... —Yul, vámonos por favor, allí está Natalya... ella no me puede ver. ¡No quiero que vuelva a pasar algo!

—Hey Lena nada va a pasarnos— Traté de tranquilizarla, pero su rostro solo mostraba terror mientras miraba a mi Ex novia —Elena, no puedes seguir escondiéndote de Naty para siempre, ya pasó un buen tiempo de lo sucedido. Olvídalo!

—¡No puedo! Le robé a su novia en sus propias narices, como voy a olvidarlo. Tengo miedo. Vámonos!— Comenzó a jalarme de nuevo hacía la salida.

Hice que nos detuviéramos en la puerta del Bar y comencé a reír mientras recordaba que siempre era lo mismo, Elena tenía miedo de estar frente a Natalya porque en estos cuatro meses que pasaron, nunca se 'disculpó' con ella y cada vez que íbamos a su oficina o a su casa para intentarlo, se llenaba de miedo y salía corriendo del lugar.

—Mi vida, no crees que este sea un buen momento para por fin 'disculparte' con ella? Aunque ya te he dicho más de 'diez mil’ veces que no es necesario— Exageré las palabras para ver si por fin lo entendía.

—No, y no lo sé— Agachó la cabeza.

Bueno... no habíamos venido aquí para nada, así que tomé su mano y comencé arrastrarle de nuevo,  esta vez, a la mesa donde estaban las chicas. Lena volvió a apretar mi mano bastante y se hizo detrás de mí mientras nos acercábamos.

Cuando llegamos a la mesa, todas nos quedamos mirando sin decir alguna palabra. Sin duda era demasiado incómodo.

—Vámonos— Me susurró al oído. Natalya no dejaba de mirarla —Por favor...

No!

—Hola chicas— Finalmente dije muy despreocupada y deslicé una de las sillas para que Elena se sentara, se la mostré, pero ella ni siquiera trató de moverse de mi lado.

La mesa seguía en silencio, había mucha seriedad… hasta que de la nada...

—¡Felicitaciones Yul!—  Natalya gritó con su voz de delfín y se lanzó a abrazarme por el cuello, alejando a Elena de mí. Me sorprendí, pero al instante le devolví el abrazo y la atrapé por la cintura —Lo lograste, Yulia. Estoy muy muy orgullosa de ti—  Me decía mientras regaba besos por cada centímetro de mis mejillas.

—Gracias Naty— Ella volvió al lado de Nina. Yo me deslicé en una silla, Elena finalmente también lo hizo, pero no dejaba de agachar la cabeza en ningún instante.

Sé que era difícil para ella estar aquí pero Natalya seguía siendo mi amiga y teníamos que superar lo que había pasado entre nosotras como fuera.

Yul me alzó una ceja señalando a Elena, pero yo solo pude darle una sonrisa de disculpa.

Natalya lo vio.

—Hola Elena— De repente le dijo. Elena levantó la cabeza lentamente mientras Irina y no nos mirábamos expectantes a lo que sucedería. Aunque estábamos tranquilas, ya que sabíamos que Natalya no sería capaz de decir algo hiriente —Cómo est…?

—Natalya, yo...— Elena la interrumpió —yo lo... siento— Dijo casi inaudible y suspirando.  Natalya me dio una sonrisa y negó —Perdóname por lo que pasó con Yulia, yo puedo darte una expli...

—No necesito que me expliques nada—  Naty la cortó, pero lo hizo muy calmada. Sonreía. —Lo entiendo. Yul y yo dejamos el pasado atrás y tú también deberías de hacerlo.

—Pero…

—No es necesario, ya te lo dije.

Elena asintió bastante lento pero le dio finalmente le respondió con una pequeña sonrisa.

—Ves… no era necesario tener miedo— Le susurré al oído y le di un besito en la mejilla. Eso la tranquilizó un poco.

—Huh... estamos aquí para divertirnos, cambien esas caras chicas!— Nina se levantó de la mesa —Voy  por las bebidas. ¿Me acompañas Lena?— Le preguntó. Elena asintió y se fueron a la Barra. Natalya las siguió con la mirada.

—Elena…— Aún las miraba —Es muy linda— Volvió a mí. —Está justo en el punto— Enfatizó cada palabra y luego me guiñó un ojo.

—¿Qué?— Le pregunté divertida. Esta era Natalya Ivanova?

—Amo a las chicas, Yulia, y Elena no está nada mal, hasta podría quitártela.

—Ah!?— Dije sin poder creerlo. Acaso Naty me estaba tomando el pelo? —Me lo dices enserio?

—Sobre lo hermosa que es Elena... pues sí, eso nadie lo puede negar, y sobre si podría quitártela... Mmm… obvio no, no hace falta.

—¡Gracias a Dios!— Exclamé exagerando. Natalya soltó una risita.

—Sabes Yul... cuando me dijiste meses atrás que estabas empezando algo con ella, me dije a mi misma Yulia, no va a durar más de una semana con Elena, son como polos opuesto y es muy infantil para sus gustos pero veo estaba muy equivocada. Ha pasado tiempo y parece que vas muy enserio.

—No me gusta hablar de eso y menos contigo, me incomodas mucho.

—Ja! Ja! Urgh! Yul, deja de ser dramática!

—Uhmm pero es que… es extraño y muy difícil. Eres mi Ex novia!

—Exacto, tu ex. Solo trata.

Suspiré.

—Trataré— Le respondí.  Estiré las manos y le di un apretón en las mejillas, Natalya me manoteó mientras se quejaba y luego comenzamos a reír.

En la lejanía veía como Irina nos miraba de reojo... que extraño.

—Oye Naty, últimamente te veo mucho con Nina— Le dije insinuante, esperando alguna expresión o molestia en su cara, pero estaba igual —Ya ni siquiera tiene tiempo para mí, ahora todo es Natalya, Natalya y Natalya.

—Uhmmm… Estás celosa porque te estoy robando a tu mejor amiga, Volkova?

—Por supuesto, ella es mi confidente, mi mano derecha pero parece que ya no.

—Ya no?

—No, ya no. A veces se da el lujo de mentirme y lo hace solo para ir a verte. Tengo mis contactos Natalya…Dime, acaso, ustedes andan en algo?— Le pregunté picara.

—Eso a ti no te importa— Me respondió cortante, con mucho veneno. Pero yo conocía a esta chica como la palma de mi mano y sé que algo me ocultaba.

—Oh vamos, que te cuesta decir....!

—Chicas, llegó por quien suspiraban— De repente fui cortada por Varvara que llegaba a la mesa en compañía de Nastya.

Natalya volvió a darme un guiño triunfal y se levantó para saludar a las chicas. Lena y Nina volvieron con las bebidas, todas se sentaron y empezamos a charlar sobre muchas cosas, en especial nuestro nuevo logro universitario.            

A medida que la conversación avanzaba, yo sonreía internamente cuando veía que Elena se soltaba cada vez más, tomaba confianza y participaba en los temas.

No podía negar que me agradaba verla en esa onda, siendo ella.

—Bien, ahora solo nos falta graduarnos y luego tendremos que buscar un empleo, pero claro... eso no será necesario porque la futura CEO aquí presente— Varvara me señaló —Nos dará unos excelentes puestos en su empresa. Espero que a mí me des la vicepresidencia.

—La vicepresidencia?— Preguntó Natalya burlona. No aguantó la risa y explotó, logrando contagiarnos  a todas. Menos a Varvara por supuesto que  solo quedó seria.

—Ja, quiere la vicepresidencia... Sobre todo con lo inteligente que es— Dijo Irina sarcástica.

Varvara frunció el ceño y se enojó mucho más cuando vio que su noviecita no la apoyaba y solo reía como idiota junto a las demás.

—No te rías, deberías de estar de acuerdo conmigo— Le dijo a Nastya —¿¡Y tú de qué hablas, Kozlova!? Yo soy demasiado inteligente!

—Si claro... si Yul y yo no te hubiéramos metido en el grupo de la Tesis, probablemente nunca hubieras pasado el último semestre.

—¡Blasfemia!— Le gritó Varvara.

—¡Ninguna blasfemia!— Irina se la devolvió. La gente de las mesas aledañas ya comenzaban a mirarnos —Tú no nos ayudaste en nada con el trabajo, no te reunías con nosotros cuando debías y todo por estar jodiendo con Nastya. Cuando ibas a la casa de Yul, solo te la pasabas metida en la cocina mientras nosotras quemábamos neuronas. En la última semana no tenías idea de nada de lo que habíamos hecho, y Yulia, se pasó de buena gente contigo, te explicó todos y cada uno de los puntos del trabajo... te salvó. Agradécele!

—Oh!— Varvara se quedó con una mano en el aire. Iba a contestarle algo a Irina, pero parece que había quedado sin palabras  —Está bien, lo admito, lo admito—  Movía las manos, dándose por vencida —
Todo es tan cierto, gracias mi enanita— Se acercó y me clavó un beso en la mejilla —Pero bueno, el caso es que ya pasamos esa etapa y ahora necesitamos buscar un empleo... Y, ahí es donde entra mi preciosa Yulia. Todas en esta mesa sabemos que será la futura CEO de OVCía, una mujer importante, bella y exitosa, y como yo soy una de sus mejores amigas, me tiene que dar un puesto de alto rango, por ejemplo… Como de vicepresidenta. Y a Irina...— La miró con el ceño fruncido —A ella le puedes dar el puesto de mensajera— Me dijo a mí.

No lo pude evitar y solté una carcajada. Bueno, yo no era la única. Nuestra mesa era un total descontrol. La gente en los alrededores estaba más pendiente de lo que hablábamos que de la música.

—Si Yul, te da el puesto a la vicepresidencia, probablemente ni mensajera pueda llegar a ser, ya que la empresa se irá a la bancarrota al minuto de que tú hayas tomado el cargo.

—¿Qué!?— Varvara se paró enojada, apretaba los puños —¿Cómo puedes decir algo así!?— Comenzó a gritarle a Nina —Vamos, ven a pelear!

Irina ni siquiera le prestaba atención, solo se carcajeaba. Aunque no puedo negar que sería interesante ver a ese par peleando.

—Hey Varb, ya!— Natalya sonrió —Deja de hablar tonterías y vamos a divertirnos!— Se levantó animada y jaló de las manos a Nina y a Varb hacía la pista de baile.

Llegaron, pero Varvara se devolvió corriendo para llevarse a Nastya, y Nastya aprovechó para llevarse a mi novia arrastrada, dejándome sola en la mesa.

Me quedé mirando a las chicas mientras comenzaban a bailar y sobre todo a mi novia que solo negaba y sonreía mientras me miraba.

Pasé unos minutos así, hasta que sentí cuando alguien me abrazó por detrás, rodeando mi cuello. Vi como Elena fruncía el ceño de inmediato.

—Hace tiempo que no vienes por aquí y ni siquiera te dignas a saludarme Volkova, que ingrata eres— Sentí cosquillas cuando me susurraron al oído. Era Olga. Me dio un beso en la mejilla y luego se dio la vuelta para sentarse a mi lado.

—Olga! perdóname pero te vi tan ocupada que no quise molestarte— Dije sin dejar de mirar a Elena, su mirada echaba chispas y eso me tenía preocupada.

—Si claro... ¿Qué es lo que ves?— Me preguntó y siguió mi mirada —Uh Dios... a esa chica solo le faltan los cuernos y una sexy cola porque el fuego ya lo tiene en los ojos. Me está matando con la mirada— Se burló.

Elena se soltó fuerte del agarre de Nastya e iba a venir a la mesa pero Irina la cogió de la muñeca y la detuvo. Vi que le dijo algo al oído hasta que Elena por fin asintió, se calmó y volvió con ellas... se veía tan graciosa mirándome de reojo.

—¿Ella es tu chica? ¿Por la qué te golpearon ese día?— Olga rió.

—Si— Solté una risa cuando me acordé de esa noche —es ella...

—Uhmm, ese día no la había visto bien pero vaya que valió la pena el golpe que te dio esa loca... — Claro que valió la pena. Todos valieron la pena —¿Qué pasó con ella?

—Con la loca?— Asintió —La verdad... no tengo idea que le pasó. Después de que me golpeó esa noche, volvió a mi casa al otro día a amenazarme a mí y a mi novia con decirle a nuestros padres que nosotras andábamos, no lo pudo hacer, nosotras nos fuimos de la ciudad y de ahí jamás volvimos a saber de su existencia.

—Mmm... si, Nina vino y me contó algo sobre eso... pero bueno, lo importante es que no volvió a molestarlas.

Asentí... Irina había venido al Bar a hablar sobre mí y nunca me lo dijo... esto era sospechoso.

—Mmm Olga... ehh— Está era mi oportunidad! —ah... ¿Cuándo vino Nina a contarte?

—Cuándo?...Mmm...— Pensaba —Fue una semana después del incidente contigo— Me contestó tranquila. Tengo que seguir.

—Y vino otras veces, quiero decir... ha venido al Bar frecuentemente?

—Ahhh... ehh— Olga pensaba… luego se puso bastante nerviosa. —Si... si ha veni...

Te tengo!


—¿Con Natalya?—Le pregunté sin siquiera darle oportunidad de terminar.

—Ehhh.... mmm…

—Deja de tartamudear y dime de una buena vez!—  Subí el tono de mi voz, asustándola. Olga era una presa fácil y me soltaría todo.

—Ehhh... yoo…

—¡Olga!

—Está bien, está bien— Suspiró —Ehhh.... Tú y Natalya ya no tienen nada, cierto? Todas son amigas, veo que la paz abunda por estos lares... exceptuando la mirada asesina de tu novia, así que... Bien, te lo diré. Si ha venido con Natalya, de hecho siempre vienen ellas dos... solas. ¡Y tienen mucha química!

—¿Tienen mucha química?¿Las has visto comportándose extraño? ¿Muy cercanas, o ...— Tragué saliva —Besándose?

—Ahhh... ehhh la verdad es que... ahhh…

—¡Dime!— Le dije gritando. La curiosidad me estaba matando.

Olga se sacudió y empezó a darse aire con las manos —Ehh... los primeros días no, solo charlaban, reían, lo normal... pero luego eso fue cambiando y las veía mucho más cercanas y ... la última vez que las vi... o sea la semana anterior... se dieron un beso, pero fue un piquito solamente!— Trató de explicarme.

Maldita Irina, ahora lo entiendo todo, su lejanía, sus malditas salidas sin decirme a donde iba.

Mi ceño se frunció solo y ni quiera sabía por qué.

—Yul?... Yul, te enojaste?

—Por qué estás enojada?— Irina llegó a nuestro lado y se sentó.  Olga intercambió miradas entre nosotras, gimió un 'Diablos' y salió corriendo a la barra. Nina quedó completamente confundida —¿Qué demonios le pasa?— Me preguntó señalándola.

—Por qué no me dijiste que andabas con Natalya?— Mi tono fue serio y calmado.

¿Qué me pasa!?

—Porque no ando con Natalya—Me replicó tranquila.

—¡Olga me dijo que ustedes se besaron!— Gemí disgustada. Irina me levantó una ceja y me sonrió.

—¿Acaso estás celosa?

—No Nina... es que... por qué no me lo dijiste!?— Gemí de nuevo, agarrándome la cabeza.

—No te lo dije por eso mismo, porque no quería que te enojaras conmigo como lo estás haciendo ahora. Natalya es tu Ex... Y sé que esto es demasiado raro, pero... todo este tiempo que he pasado junto a ella me he sentido extraña... y sé que a Naty también le pasa lo mismo. Lo siento—  Agachó la cabeza.

—Nina?— Por Dios... esta no era mi intención.. —Irina...yo no estoy enojada porque te gusta Naty, es solo que...¿ para qué diablos me lo escondías? No tienes derecho, idiota!

—Ya te lo dije, es tu Ex novia, yo soy tu amiga, ella era la mejor amiga de mi ex novia... mierda! todo es raro.

—Demasiado raro... demasiado, pero... tengo que confesarte que me agrada en cierta forma—  Ella me miró extrañada —No hay mejor persona para ti que Naty, y no hay mejor persona para Naty que tú. Alguna vez me lo dijiste, que ella encontraría a alguien, y si eres tú... esto es más que genial. De igual manera sigues siendo una idiota por escondérmelo.

—Me perdonas?— Hizo una carita bastante tierna. Maldita Irina.

—No seas tonta, no tengo nada que perdonarte— Le dije y me prendí de su cuello como una garrapata.

—Vamos a la pista— Dije contenta y la arrastré junto a las demás.

Irina fue con Naty, mientras yo llegaba por detrás de mi novia y la abrazaba por las caderas.

—Huele a vainilla, señorita— Le dije mientras olfateaba su cabello, bajé a su cuello y por último sus hombros. Ella se giró, envolvió sus manos en mi cuello y apoyó su frente en la mía. No dejaba de sonreír.

—Gracias a mi novia, ella me duchó, echó de su shampoo en mi cabello, enjabonó mis brazos, mis pechos, mi abdomen... y— Cerré los ojos mientras recordaba los momentos en la deliciosa ducha —me hizo de todo... ya que es un poco pervertida.

—Debe ser porque la novia de esa chica es demasiado sexy y el triple de pervertida— Dije mientras buscaba su boca.

—Seguro!— Respondió y sus labios me dieron la bienvenida.

Comenzamos a besarnos de manera lenta, suave, tierna. No teníamos prisa para nada. Eran sus labios, los míos...

De repente, Varvara y Nastya empezaron a hacer murmullos, me imaginé que hacía nosotras y nos tuvimos que separar.

Pero... resultó que los ruidos no iban para nosotras, si no para Nina y Natalya que estaban bastante juntas. Sus labios casi se tocaban  mientras se movían al ritmo de la canción.

—Wow, eso no me lo esperaba— Lena me dijo asombrada, me miró fijamente, supongo que para buscar alguna reacción de mi parte, pero solo le di una sonrisa y la abracé más fuerte.

La música prendió el ambiente y todas nos enloquecimos bailando.

Media hora después, Lena y yo volvimos a la mesa bastante cansadas, bebimos un poco de agua y nos quedamos mirando a las chicas. Todas estaban sonrientes, saltando, cantando,  Varvara gritaba, hacía unos bailes ridículos ya que el alcohol le había ganado la batalla. Ella era la única del grupo que estaba en esa condición.

—Por la felicidad— Miré a mi novia y tenía una copa de vino en sus manos, levantada hacía mí.

—Por la felicidad— Le dije. Cogí mi vaso de agua, lo choqué con su copa y bebimos.

Miré la hora en mi teléfono y apenas eran las 10 : 30 pm, el tiempo se estaba pasando muy lento. Me faltaba el aire, me sentía mareada y en mi mente no dejaba de pensar en cómo le estaba yendo a papá en su cena.

Necesitaba salir de aquí.

—¿Podemos ir a otro lugar, bebé?. Creo que necesito aire— Le pregunté. Elena puso una mano en mi frente y en mis mejillas midiéndome la temperatura y luego asintió.

Nos despedimos de las chicas desde lejos, salimos del Bar y comenzamos a caminar tomadas de la mano... disfrutando del silencio.

Mi corazón palpitaba a mil, este día había sido casi perfecto. Lo único que faltaba era que llegara ese mensaje de papá confirmando su matrimonio con Inessa para completarlo.

Mis amigas eran felices, mi familia era feliz y yo... por supuesto que también lo era... y todo gracias a esta chica que iba a mi lado, a esta chica que sonreía mientras miraba el cielo.

Tras caminar unos 20 minutos, nos topamos con una pizzería y nos acercamos a comprar un par de porciones. No quisimos comerlas en el lugar y seguimos caminando mientras disfrutábamos de ellas.

Nos encontramos con un parque y Elena me jaló, adentrándome en él. Buscamos un lugar debajo de un gran árbol para sentamos y ella se movió para acomodarse entre mis piernas y tomó mis manos, llevándolas a rodear su cintura.

Nos quedamos en silencio mirando lo que pasaba a los alrededores, aún había algunas personas, compartiendo, riendo, charlando, disfrutando, mirando el cielo despejado y lleno de estrellas, disfrutando del aire, del olor de la naturaleza.

Me recosté del todo contra el árbol, haciendo que Elena se apoyara sobre mí y de inmediato el olor de su cabello volvió a inundar mis fosas nasales.

Exhalé profundo y luego suspiré, ganándome una risita suya.

—¿Qué haces con mi cabello, Yul?

—Solo lo estoy disfrutando... es que huele... delicioso— Le dije apartándolo hacía un lado y luego le clavé un beso en el cuello. Ella se sacudió como si hubiera sentido cosquillas —¿Aún tienes hambre? ¿Quieres que te compre algo más? ¿Una bebida? ¿Un helado?

Sacudió la cabeza.

—No, ya no tengo hambre, y menos quiero un helado. Tengo mucho frio— Me contestó y pegó su mejilla contra la mía. La tenía helada.

La apreté más a mí, puse mis manos sobre las suyas para darle calor y besé su mejilla, ella volvió a sonreír se giró y besó mis labios con mucha suavidad.

—¡Un beso con sabor a pizza!

—Delicioso— Le contesté y me incliné para darle un mordisquito a su labio inferior.

—Te amo mucho. Cada momento que he pasado contigo durante este tiempo ha sido maravilloso para mí.

—Y para mí también. Muchísimo— Le repliqué.

—Siento mucho lo de esta mañana... lo de la pelea— Me miraba fijamente.

—No digas eso Lena. Eso ni siquiera fue una pelea, fue una tontería.

—Claro que si lo fue, y fue mi culpa por estresarte con mis tonterías pero es que entiende que necesitaba tenerte cerca de mí para poder pegar un ojo. Te necesito cada noche en mi cama, necesito que me des un beso en la frente, me arropes, me digas buenas noches y me digas ‘Te amo’ como siempre lo haces... pero los últimos días no lo hacías y yo ya estaba cansada de que fueras un zombie pegado a un computador.

—Ya no seré un zombie pegado a un computador, te dije que eso fue hasta hoy. Y discúlpame tú a mí por haberte golpeado así.

—Está bien— Me contestó mimada, como siempre lo hacía. Inclinó la cabeza y comenzó a ronronear con su nariz en mi cuello, haciéndome cosquillas. Siguió y siguió por mi garganta, luego por toda la línea de mi mandíbula hasta que se topó con mi barbilla y me dio un mordisquito.

—Hey, ya te estás poniendo inquieta y estamos en público— La regañé. Ella se ruborizo, se apoyó en mi hombro y se quedó mirando diagonal a mí por un largo rato.

Decidí mirar, y a unos metros de nosotras había una pareja con un bebé. Jugaban con él y lo sostenían mientras el daba pasitos tratando de caminar. Lindo!

—Me gustaría que fuéramos así en unos años—  No dejaba mirar al bebé. Por Dios... quien quiere casarse o tener bebés tan joven. A esta niña le falta un tornillo —Pero yo quiero unas niñas. Quiero que seamos mamás de muchas niñas!—  Gimió—Quiero que las traigamos a pasear a este parque cada fin de semana a divertirse. Quiero que...

Mierda!

Me rasqué la cabeza como si nada pasara... Todo era silencio.

—¡Yul! tú nunca me dices nada cuando te hablo de estas cosas.¿¡Acaso no me quieres!?

—Hey Lena, si te quiero, te amo pero...

*Ring*

*Ring*

Mi celular sonó.... Gracias a Dios...

Elena gimió y se cruzó de brazos enojada mientras yo hacía lo posible por sacar rápido el teléfono de mi bolsillo.

Era papá.

-Pa...?

-¡Chicas, Inessa aceptó! ¡Ella aceptó!
- Gritó emocionado. Elena dejó de hacer niñerías y ahogó un grito entre sus manos.

-Era de esperarse papá, ustedes se aman y merecen esta oportunidad. Te quiero mucho, dile a Inessa que también y felicitaciones a ambos.

-Gracias mi bebé.

-Cuando será la boda?-
Elena le preguntó. La chica ya estaba a punto de llorar.

-¡Oh! aún no hemos decidido la fecha, pero supongo que será pronto. Muy pronto!

—Oww... se oye tan feliz...
— Elena no cabía de la dicha. Y para que lo voy a negar... yo tampoco.

-Que así sea papá. Te amo. Los amo.

- Y nosotros a ustedes- Esa fue Inessa... emocionadísima! –Muchísimo.

-Mami, te quiero mucho. Felicitaciones!- Le dijo Lena.

-Y yo a ti mi amor, muchas gracias.

-Bien chicas, cuídense mucho y nos vemos en casa más tarde para celebrar-
Dijo mi papá.

Lena y yo dimos un 'adiós' al mismo tiempo y papá colgó el teléfono.

—Oh mi Dios... son tan hermosos! No puedo creer que vayan a casarse!—  Juntaba las manos en su pecho. La típica pose de niña enamorada. Por Dios...

—Yulia ¿¡Cuándo diablos vas a proponerme matrimonio!?— Se convirtió en una fiera y se lanzó encima de mí, tirándome al pasto. Mi cabeza rebotó contra la tierra y el impacto que me hizo dar fue tan fuerte que quedé mareada.

—Ouch! Por qué eres tan brusca, Elena!?— Gemí mientras me sobaba la parte de atrás de la cabeza.

Ella solo me miraba frunciendo el ceño.

—Yulia ¿Dime cuando te vas a casar conmigo?! ¿Cuándo vas a proponerme matrimonio!?— Me volvió a repetir... muy enojada.

Su rostro siempre era tan gracioso cuando estaba enojada. Decidí bromear.

—¿Y si no te lo propongo... nunca?

—¿Qué acabas de decir?— Me agarró una oreja. Mierda... —¿Qué demonios acabas de decir!?— La Elena salvaje y peligrosa comenzaba a salir de nuevo.

—Lena... yo... Ouch!— Comenzó a jalarla y poco a poco la retorcía.

—¿¡Estás jodiéndome!?

—Si... Lena... ouch estoy jodiendo… es una broma... no hagas eso— Mi voz salió temblorosa.

—Oww... Eres una gallinita, Yulia, pero así te amo.. Mucho mucho mucho—Se inclinó a picotearme los labios y luego se bajó para acostarse a mi lado. No dejaba de mirarme a los ojos.

—Si no te casas conmigo, ¡te asesino!— Me advirtió... y esta vez lo hizo bastante seria.

—Y si me asesinas ¿quién será el padre de mis hijas?— Le dije aun bromeando. Con Lena siempre era peligroso… pero divertido.

—Yo no seré el padre de tus hijas seré la madre, Yul!— Volvía con sus quejidos —Oh espera! ¿Estás diciéndome que si tendremos hijas?

—Claro que tendremos hijas. De hecho una gran familia,  pero tú serás el padre y asunto arreglado!

—¿¡Qué!?— Se sentó con cara de sorprendida, parecía indignada —Pero tú no puedes tomar las decisiones en esta relación, te dije que yo lo haría.

—Pues no!— Le respondí cortante y me puse de pie, lista para correr —Desde hoy no tomarás ninguna pero ninguna decisión sobre mí. Soy mayor que tú y no voy a recibir órdenes de una niñita.

—¡Cómo!?

—Y menos de una tan berrinchosa y fastidiosa como tú!

—¡Ahora si te asesino!— Gritó levantándose tan rápido que de inmediato comencé a correr a la velocidad de un rayo.

—Si te atrapo, date por muerta— Me gritaba desde la lejanía mientras yo corría y corría sin dejar de reír a carcajeadas.

Algunas personas que estaban sentadas en los alrededores, nos miraban y se reían.

Elena no dejaba de seguirme, me tuvo dándole vueltas al parque casi por cinco minutos hasta que mis pies no resistieron y caí boca abajo al pasto, sin aire, jadeando.  Cerré los ojos por un momento, respiré profundo pero se cortó cuando sentí un peso extra en mí y unos perfectos pechos contra mi espalda.

—¿Por qué corrías así? No me dejaste explicar que te asesinaría pero a besos—  Me dijo y  comenzó a picotearme en la nuca. Solté una risita porque me estaba haciendo cosquillas, me sacudí y me volteé, quedando encima de ella. Su frente estaba un poco húmeda de sudor y sus mejillas sonrosadas gracias al pequeño correteo de hace unos segundos. Supongo que yo estaba igual.

—No me importa quien tome las decisiones en esta relación, o si soy el ‘padre de tus hijas’— Puso la voz gruesa cuando lo dijo. Me reí —Solo quiero estar contigo… para siempre— Murmuró.

El silencio reinó mientras nos mirábamos directo a los ojos. Ella con ese brillo tan notorio como todos los días. Corté la distancia, apoyando su frente en la mía, su nariz rozándome, sus labios rozando los míos.  

—Yo también Elena— Susurré y tomé sus labios una vez más. Nunca me cansaría de ellos.

Unas gotitas de agua empezaron a caer sobre nosotras y sobre todo el lugar. Nos paramos rápidamente, entrelazamos nuestras manos y corrimos hacía la calle principal, buscando refugio.

Logramos tomar uno de los tantos taxis que parqueaban mientras la gente huía de la lluvia y fuimos a casa.  En todo el camino no hacíamos más que bromear y reír, el conductor nos puso un poco de música para pasar el rato hasta que logramos llegar a casa.

Pagué la tarifa, caminamos hasta la entrada y cuando abrí la puerta, música fue todo lo que inundó mis oídos. Papá e Inessa estaban a mitad de la sala, bailando como dos enamorados.

Elena pegó un gemido junto con un saltó y corrió hacía ellos, abrazándolos.  Por supuesto ambos no dudaron en recibirla y la apretujaron.

Mientras miraba todo apoyada en la puerta, como cada uno reía tan genuino, como la felicidad se dibujada en sus rostros. No pude evitar pensar una vez más que hace seis meses, en un día como hoy, solo habíamos sido papá y yo en esta casa durante 8 años, pero ahora… ya no éramos solo la familia Volkov. Ahora éramos la familia Volkov-Katin y parece que así sería por mucho tiempo…

Mi papá me lanzó una mirada, una sonrisa y abrió una de sus manos, incitándome a ir con ellos.

Una lagrimita cayó por mis ojos, le devolví la sonrisa y corrí para unirme a ese abrazo. Sentí un beso en mi cabeza dado por papá y luego uno más húmedo en mi mejilla dado por mi novia.

Sencillamente… esto era todo. Este día estuvo lleno de cosas buenas, el cumplimiento de mi mayor logro, la noticia de papá y su propuesta, ver a mis amigas cumpliendo sus metas y a otras dándose una oportunidad en el amor.  Felicidad. Como lo había dicho mi novia en el Bar.  Sencillamente… esta era la felicidad.


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