Un amor entre mafias //Por: Zaeta
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Zaeta
12 participantes
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Pelea!!
Ya se que se viene una gran pelea!!!
Ay lena estas buscando lo que no se te ha perdido. Celooooos!!!
Ay lena estas buscando lo que no se te ha perdido. Celooooos!!!
Zanini-volk- Invitado
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Wooow!! Mas que genial! Muy bueno =D solo espero que mi Lenita no confunda mucho a ese chico :$
Gracias!! Saludos enormes!!!
Te leemos muy pronto!!!
Gracias!! Saludos enormes!!!
Te leemos muy pronto!!!
katina4ever- Mensajes : 280
Fecha de inscripción : 03/07/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Fascinante capítulo *_*
Vale Berríos.- Mensajes : 119
Fecha de inscripción : 10/10/2015
Edad : 32
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Zanini-Volk, dicen por ahi que el que busca encuentra... ya veremos que es lo que tendrá nuestra querida pelirroja.
Katina4ever, gracias, me encantan tus palabras... y respecto a lo segundo, ya veremos.
Vale Fernandez, gracias por comentar, de verdad sus palabras me hacen feliz.
CAPITULO XX
Pasaron los días después del altercado, Lena aprovechaba para coquetearle a Nicolaij cada que la morena estaba cerca y el muchacho regresaba con gusto el juego. Estaba segura de que Yulia lo notaba y sobre todo, tenía la idea de que esta se encelaba, no le había dirigido la palabra desde entonces, ni siquiera cuando coincidían en el desayuno o en la comida se dignaban a saludarse.
Ya era la hora de la comida, decidió regresar temprano para no tener que verla… por mucho que quisiera, el tenerla tan cerca se había vuelto incómodo. Para su sorpresa en la mesa había otro servicio frente a ella. Escuchó las voces venir de las escaleras y resistió el impulso de voltear a ver.
-eres imposible, Volkova- decía una voz juguetona que Lena conocía muy bien.
Aparentemente no solo ella había pensado en comer mucho antes, sino también Yulia y su… tan “distinguida” acompañante. -Seguramente solo ha llegado para calentarle la cama-pensó indignada.
-Vaya, Elena… pensábamos que vendrías más tarde- dijo la joven al verla. Le dio un beso en la mejilla y luego paso a sentarse justo frente a ella. No la soportaba… Yulia por su lado terminó ignorándola y solo ocupó su asiento regalándole, a criterio de Lena, una boba sonrisa a Isela.
-Hola, Isela…- respondió.
-oye… he oído a los soldados decir que tienes un amorío con un agente… tienes que contármelo- le animaba hipócritamente como si realmente le interesara. Pero la morena se había tensado, incluso la había escuchado resoplar, y no perdería la oportunidad de fastidiarla.
-es un chico lindo- empezó a decir. –Guapo, respetuoso…- decía con su mejor sonrisa. –no sé dónde había estado todo este tiempo…
-¡fantástico!-le aclamó Isela- después de esa gran descripción espero que sepa besar…
-sin duda besa muy bien, a las pruebas me remito- murmuró la pelirroja, haciendo que por primera vez Yulia volteara a verla.
Su mirada en primera instancia fría y orgullosa reflejó por un momento algo parecido al dolor y decepción. Y allí estaba de nuevo la punzada en el pecho, esta vez, Lena se sentía culpable.
-¿son novios?- le preguntó la morena.
-aun no… estoy esperando a que me lo pida- mintió. Y el dolor en su pecho se acrecentó, pero no estaba dispuesta a detenerse ahora. Gracias a Dios que había terminado de comer, se levantó y después de agradecer salió al pórtico. Necesitaba aire… comenzaba a sentirse ansiosa, como si algo estuviera a punto de pasar. Vio a Nicolaij caminando en su dirección, ella le sonrió y el hizo lo mismo. Escuchó la chillante voz de Isela acercarse, de seguro estaba a punto de marcharse y seria despedida por la morena. Sin pensarlo dos veces bajó del pórtico con aparente emoción y corrió hacia el chico quien la recibió en brazos. La hizo girar un par de veces en el aire antes de regresarla al suelo. Tal como lo había planeado, sus movimientos fueron observados por Yulia desde el pórtico.
Escuchó el sonido de un auto, pudo ver de soslayó que Isela se alejaba, pero no había oído el ruido de la puerta al cerrar… significaba entonces que Yulia seguía de pie en el pórtico. La pelirroja besó la mejilla de Nicolaij con lentitud, cerca de la comisura de los labios, como queriéndose dar su tiempo… y Nicolaij, por su parte bajó el rostro hasta el cuello de Lena, inhalando su aroma y luego besándolo. Volvió a erguirse buscando los labios de la pelirroja, esta intentó girarse pero Nicolaij la tomó del cuello obligándola a recibir el beso. Apretaba los labios contra los de ella, y Lena intentaba empujarlo pero le era inútil, él la tenía firmemente agarrada de la cintura.
-suéltala- bramó la morena sumamente molesta acercándose a grandes zancadas.
El chico se separó de Lena y casi de inmediato la soltó. –Alfa…
-lárgate- ordenó con voz grave. Si las miradas mataran Nicolaij ya estaría muerto…
-ha terminado sus labores y ha venido a verme- le interrumpió la pelirroja, que aunque estaba agradecida porque había llegado en el momento justo, no desaprovecharía la chispa de celos que acababa de aparecer en la morena.
Yulia la tomó del brazo sin mirarla y la haló de regreso a la mansión.
-Suéltame, Volkova… me estas lastimando- chillaba intentando zafarse del agarre.
La llevó a rastras hasta su despacho, casi la aventó hacia el sofá y luego cerró la puerta. -¡No ha tenido suficiente con que Nicolaij la besara a la fuerza sino que encima lo defiende!- pensaba furibunda.
-¿Qué es lo que te pasa?- le exigió la pelirroja
-Te he advertido de Nicolaij, ¿y tú lo dejas hacer lo que él quiera? ¡Te estaba forzando, Lena!- gritaba dando manotazos al aire. –nadie puede tratarte de esa manera, eres mi protegida…
-relájate…-habló con calma.- además puedo defenderme yo sola…- alegó.
-¿así? Lo siento, ahora lo recuerdo… tus débiles manoteos debieron ser una táctica muy especial- ironizó.
-así le gusta que lo besen- sostuvo fuerte y claro. –tal vez cuando todo esto termine me vaya con él…
-¡No!- refutó- no abandonaras esta casa hasta que yo lo diga, Katina, así tengas que quedarte eternamente, ¡no te iras!- gritó descontrolada.
Jamás, en todo el tiempo que llevaba de conocerla, había visto a la morena perder los estribos de esa manera. Estaba completamente fuera de sí.
-no… no tienes ningún derecho sobre mí- chilló un tanto asustada.
-no confió en Nicolaij… te prohíbo que vuelvas a verlo- escupió.
La pelirroja se levantó para encararle.- ¡no eres mi dueña!
Yulia la cogió de los hombros. –no volveré a decirlo… mantente alejada de él- dijo con voz ronca, sin querer se había acercado demasiado a Lena, podía sentir su respiración, sus latidos… contuvo el impulso de besarla como minutos antes lo había hecho Nicolaij, por fin la liberó para después salir del despacho azotando la puerta a su paso.
La pelirroja se dejó desplomar sobre el sofá, y permaneció allí un tiempo inmóvil, si Yulia no hubiese salido en el momento justo la hubiese besado… cerró los ojos, imaginando como sería volver a sentir esos labios sobre los suyos.
Escuchó un par de ruidos que la sacaron de su ensimismamiento, salió del despacho pensando que la morena había vuelto por otro round. Para su sorpresa fue con Nicolaij con quien se encontró.
-¿pero qué estás haciendo aquí?- preguntó escandalizada- ¡vete! Si Yulia te ve se pondrá furiosa.
-lo dudo- se mofo. –Lena, quería disculparme, me porte como un patán-decía.
-está bien, te disculpo, pero por favor, ¡vete ya!- chillaba.
-no, no me iré sin ti- dijo sujetándola de los brazos.
-¿Qué…?
La morena empuñaba el arma y disparaba, solo eso, y cuando las balas se agotaban cambiaba el cartucho por uno nuevo.
-¿Qué haces aquí? Pensé que estarías con Isela-murmuró Sven que se había colocado a su lado.
-lo he cancelado… no estaba de humor-gruñó.
- no estas de humor… por esa razón ibas a estar con Isela, ¿no?- le inquirió- o… ¿Qué te ha pasado para que descargues tu furia con los pobres blancos?- preguntó divertido mientras cargaba su pistola.
Yulia bajó el arma y respiró hondo. –he visto a Nicolaij besar a Lena…
-¡¿Qué?!- exclamó- pero… no lo creo, ¿segura que él no la ha forzado?
-eso es lo increíble- gritó- ¡él la besa a la fuerza y cuando lo obligo a que la suelte ella lo defiende!
-es natural…
-¿natural? ¿Cómo me dices eso?-chilló exasperada.
-no te exaltes- le calmó el chico. –mira, seguro Lena lo defendió para que no lo mataras a golpes…
-no solo lo defendió…- dijo comenzando a hablar más calmadamente.-me ha dicho que se ira con el…
-vamos Volkova… ¿Qué esperabas? ¿Que la chica te profesara amor incondicional después de todo? Obviamente esta dolida… e intentará que a ti te duela-afirmó. –Pero de eso a que en realidad se vaya con Nicolaij…-bufó- lo dudo mucho, jamás lo haría…- concluyó. – ¿Domen?- lanzó la cuestión al aire al ver al chico acercarse corriendo.- ¿Qué haces aquí? ¿También vienes a eliminar tu frustración?-bromeó.
-Yulia…- musitó al llegar a su lado. Se veía no solo preocupado, sino pálido.
-¿Qué pasa?- le preguntó con el ceño fruncido.
El chico hizo una mueca, parecía temer la futura reacción de la morena. –es… Lena…
-habla de una vez- le urgió Sven. Pero fue Yulia quien lo sujetó de las solapas de la camisa y lo sacudió.
-se ha ido con Nicolaij… se han ido- repitió sintiendo como la ojiazul lo soltaba.
-se fue…-susurró aún con el rostro inmutable. Desvió su mirada hacia Sven.- ¿no que jamás lo haría?- dijo furiosa. Se giró de nueva cuenta a Domen. –prepara todo, saldremos de inmediato- masculló. El chico asintió y junto con Sven salieron casi corriendo del campo de tiro.
Buscó en su saco algo parecido a una cajita de metal, como un celular. Lo encendió mientras caminaba con prisa hacia su auto, estaba segura de encontrarla, le había visto el rastreador puesto hacia unas horas. Ese rastreador que le había hecho pasar por un collar en navidad…
Se colocó el bluetooth en el oído y llamó al celular de Domen.
-¿la tienes?- preguntó el chico del otro lado de la línea.
-si… sígueme…
La ubicación de la pelirroja se mantenía estática, hacia un rato en el que había dejado de moverse y ella ya se estaba acercando, habían llegado a un complejo de bodegas donde raramente había gente. Desde unos cuatrocientos metros logró ver el auto de Nicolaij estacionado, decidió aparcarlo allí, no había tránsito en ese lugar, y escuchar el ruido de un motor los alertaría… no, ella quería tomarlos por sorpresa. Esperó a Domen y Sven, les hizo señas para que estacionaran su auto justo detrás del de ella.
-yo entrare por el frente, ustedes vaya por los lados…- ordenó la pelinegra poniéndose en marcha.
Llevaba el arma en la mano, segura de que Nicolaij estaría en guardia… al llegar a la bodega notó la puerta levemente inclinada, no estaba cerrada, la empujó despacio asomando lentamente la cabeza y luego el cuerpo. Era un lugar pequeño, lleno de escombro y material de construcción, vislumbró una escalera que llevaba a una oficina improvisada y una mesa en el centro. Allí estaba Lena de espaldas a ella, pero, al contrario de como esperaba encontrársela, estaba atada de manos y pies y encima amordazada. Paso un rápido vistazo pero no veía a Nicolaij… entonces debía estar en la parte superior, no había prisa, esperaría a que bajara, y casi como si lo hubiese invocado, el chico bajó arrogantemente con una botella de agua.
-qué bueno que has despertado, pensé que tal vez podías tener sed- dijo agitando la botella frente a la pelirroja. Esta solo se retorció en su asiento. -¿no? Bueno, más para mí…-agregó bebiéndose todo el contenido.- Iván me pidió que fuese amable contigo… tienes un no sé qué, que todos quieren acostarse contigo… incluso la mismísima Yulia -terció mientras le rozaba las piernas con la punta de la pistola, poniendo aún más nerviosa a Lena. –Apuesto a que eres buena… ¿lo eres verdad?-le preguntó obteniendo solamente una mirada de odio por parte de la pelirroja. Este la golpeó en el rostro haciéndola girar violentamente.- Contéstame cuando te hable… ¡bah! …De todas formas las mujeres solo sirven para eso…
La pelirroja se retorcía cada vez más en su asiento. Y Nicolaij reía sonoramente viendo sus infructuosos intentos por aflojarse las cuerdas.
Volkova salió rápidamente de su escondite hacia Nicolaij, estaba furibunda, este la escucho y volteó a verla. De inmediato alzó su arma con intensión de disparar, hubo una detonación y su arma cayó al suelo.
-¿pero qué…?- alcanzó a decir. Sven había aparecido a un costado, reputado como el mejor en las armas. –has… has venido… Iván vendrá pronto y los matará a todos- gritó amenazante.
Yulia lo miró fríamente. –cuando el venga, nosotros nos habremos ido… ahora…-dijo arrojando su arma lejos. –te daré el honor de pelear contra mí.
La pelirroja se estremeció al oír la voz de la morena, alguien más se le acercó y le quitaba la mordaza. –Tranquila, soy yo- le calmó Domen.
-¿honor? ¿Con una lisiada?- se burló- ¿Qué si yo gano?- preguntó.
-no ganaras…- el chico enarcó una ceja. –pero, si sucediera podrás irte…
-y me la llevare- dijo refiriéndose a Lena.
-jamás… Domen y Sven tienen la orden de regresarla a la mansión.
-después de matarte los matare a ellos- aseguró.
La morena alzó el ceño. –suerte con eso…
Nicolaij se abalanzó contra Yulia con los puños desenvainados lanzando golpes que hasta ahora la morena había esquivado fácilmente. La ojiazul alzó la pierna izquierda y lo alejó de un golpe con esta. Ahora ella fue quien avanzó buscando golpear al chico, él pudo detener los primeros golpes, pero Yulia consiguió romper su guardia e impactar varias veces en el tórax y en el rostro haciéndolo caer finalmente al suelo.
-se ha terminado… he ganado- anunció. Se volvió hacia la pelirroja a quien Domen había desatado.
Sven se paró a lado de Nicolaij apuntándole a la cabeza. –yo te aconsejo que ni respires…- pero por el contrario, Nicolaij se echó a reír.
-¿Qué me harás Volkova? ¿Encerrarme como a los otros?- preguntaba. –cuando Shapovalov ascienda al poder nos liberara, y ¡te aseguró que escupiré en tu cadáver!-gritó. –Y Lena… nos divertiremos tanto con ella….-alardeó con sorna.
-¿Por qué estás tan seguro de que te encerrare?- le preguntó con una sonrisa que le heló la sangre. –no, Nicolaij, no mereces el encierro… eres un traidor- aseveró
-¿Qué hay de tu consejo? Son ellos quienes deciden…-alegó con terror.
Por primera vez la morena se dirigió a Lena quien mantenía la cabeza agachada. La tomó del mentón y la encaró. Había intentado esconder el golpe en su pómulo derecho. La cólera se apoderó de ella, se giró nuevamente hacia Nicolaij golpeándolo repetidamente hasta que este cayó de bruces al suelo.
-¡Yulia, detente!- suplicaba la pelirroja.
-¿Por qué?- le inquirió con los ojos inyectados de sangre. -¿Por qué intercedes por él? ¡Mira lo que te ha hecho!
-no es por él-afirmó con los ojos cristalinos. –es por ti… tú no eres así…
La morena resopló y tomó a Lena del brazo. –Él ya está muerto…- le susurró al oído. –El consejo lo castigara horriblemente…-musitó.
-entonces ten piedad- le insistió.
-¿piedad? Él no te hubiera mostrado piedad- objetó molesta.
-no eres igual a él…
Ella bufó, resoplando fuertemente, miraba intermitente a sus camaradas sopesando su veredicto- Denle “piedad”-les ordenó.
Los chicos asintieron y entonces volvió a tomar a la pelirroja del brazo halándola bruscamente.
Cuando llegaron al auto de la morena se oyó una detonación. La pelirroja se sobresaltó, eso no había sido otra cosa que un disparo… se volvió hacia la morena en busca de una respuesta.
-“tu piedad”- musitó. Subió a su auto seguida de la pelirroja.
Domen y Sven se les unieron al poco tiempo, justo antes de salir del complejo de bodegas se toparon con dos camionetas negras, una de ellas invadió el carril de la morena. Esta lo esquivó saliéndose del camino brevemente y aceleró, las camionetas se darían la vuelta para seguirlos… observó por el retrovisor, Domen también había conseguido evadirlos. Su celular sonó, se llevó el bluetooth al oído.
-separémonos.- ordenó y colgó.
Se volvió una carrerilla, una camioneta se había ido detrás de Domen y la otra venia persiguiéndolas. Tomó una calle mucho más transitada y en un acto temerario invadió el carril de la izquierda, los autos pitaban y la esquivaban y ella ni se inmutaba. Le dio un vistazo a la pelirroja que estaba casi aterrada.
-ponte el cinturón…-mandó.
No requería que se lo pidiesen dos veces, la morena viró violentamente, haciendo derrapar el auto, justo después de que Lena se colocara el cinturón. Entraron a un callejón angosto, la camioneta se frenó en la entrada al no conseguir maniobrar correctamente. Pudo bajar la velocidad una vez que los habían perdido.
Faltaba mucho para llegar a la mansión, la persecución solo las había alejado más. Lena se sentía incomoda, sobre todo por lo que le había gritado horas antes, el que había creído que era un persona de confiar estaba muerto, y no es que le doliera, pero si estaba impresionada con los últimos sucesos.
-Yulia…-susurró.
La ojiazul frenó de golpe. –Que te quede claro, Elena… si estás aquí es solo porque jure cuidar de ti, pero no quiero que vuelvas a dirigirme la palabra…
-Yulia yo…
-¡cállate!- gritó- no me importa lo que tengas que decir, ¡me traicionaste al irte!
-¡yo no me fui!- exclamó.
-¡maldita sea!- chilló arremetiendo contra el volante- ¡no quiero oírte!- gritó una vez más. Su celular volvió a sonar, respiró hondo y contestó. -¿Qué pasa Domen?
-Volk, ¿Por qué estas detenida? Sven ha interceptado la señal de sus vehículos, van por ti-escupiendo todo de una vez.
-bien. –dijo poniendo el coche en marcha.
Katina4ever, gracias, me encantan tus palabras... y respecto a lo segundo, ya veremos.
Vale Fernandez, gracias por comentar, de verdad sus palabras me hacen feliz.
CAPITULO XX
Pasaron los días después del altercado, Lena aprovechaba para coquetearle a Nicolaij cada que la morena estaba cerca y el muchacho regresaba con gusto el juego. Estaba segura de que Yulia lo notaba y sobre todo, tenía la idea de que esta se encelaba, no le había dirigido la palabra desde entonces, ni siquiera cuando coincidían en el desayuno o en la comida se dignaban a saludarse.
Ya era la hora de la comida, decidió regresar temprano para no tener que verla… por mucho que quisiera, el tenerla tan cerca se había vuelto incómodo. Para su sorpresa en la mesa había otro servicio frente a ella. Escuchó las voces venir de las escaleras y resistió el impulso de voltear a ver.
-eres imposible, Volkova- decía una voz juguetona que Lena conocía muy bien.
Aparentemente no solo ella había pensado en comer mucho antes, sino también Yulia y su… tan “distinguida” acompañante. -Seguramente solo ha llegado para calentarle la cama-pensó indignada.
-Vaya, Elena… pensábamos que vendrías más tarde- dijo la joven al verla. Le dio un beso en la mejilla y luego paso a sentarse justo frente a ella. No la soportaba… Yulia por su lado terminó ignorándola y solo ocupó su asiento regalándole, a criterio de Lena, una boba sonrisa a Isela.
-Hola, Isela…- respondió.
-oye… he oído a los soldados decir que tienes un amorío con un agente… tienes que contármelo- le animaba hipócritamente como si realmente le interesara. Pero la morena se había tensado, incluso la había escuchado resoplar, y no perdería la oportunidad de fastidiarla.
-es un chico lindo- empezó a decir. –Guapo, respetuoso…- decía con su mejor sonrisa. –no sé dónde había estado todo este tiempo…
-¡fantástico!-le aclamó Isela- después de esa gran descripción espero que sepa besar…
-sin duda besa muy bien, a las pruebas me remito- murmuró la pelirroja, haciendo que por primera vez Yulia volteara a verla.
Su mirada en primera instancia fría y orgullosa reflejó por un momento algo parecido al dolor y decepción. Y allí estaba de nuevo la punzada en el pecho, esta vez, Lena se sentía culpable.
-¿son novios?- le preguntó la morena.
-aun no… estoy esperando a que me lo pida- mintió. Y el dolor en su pecho se acrecentó, pero no estaba dispuesta a detenerse ahora. Gracias a Dios que había terminado de comer, se levantó y después de agradecer salió al pórtico. Necesitaba aire… comenzaba a sentirse ansiosa, como si algo estuviera a punto de pasar. Vio a Nicolaij caminando en su dirección, ella le sonrió y el hizo lo mismo. Escuchó la chillante voz de Isela acercarse, de seguro estaba a punto de marcharse y seria despedida por la morena. Sin pensarlo dos veces bajó del pórtico con aparente emoción y corrió hacia el chico quien la recibió en brazos. La hizo girar un par de veces en el aire antes de regresarla al suelo. Tal como lo había planeado, sus movimientos fueron observados por Yulia desde el pórtico.
Escuchó el sonido de un auto, pudo ver de soslayó que Isela se alejaba, pero no había oído el ruido de la puerta al cerrar… significaba entonces que Yulia seguía de pie en el pórtico. La pelirroja besó la mejilla de Nicolaij con lentitud, cerca de la comisura de los labios, como queriéndose dar su tiempo… y Nicolaij, por su parte bajó el rostro hasta el cuello de Lena, inhalando su aroma y luego besándolo. Volvió a erguirse buscando los labios de la pelirroja, esta intentó girarse pero Nicolaij la tomó del cuello obligándola a recibir el beso. Apretaba los labios contra los de ella, y Lena intentaba empujarlo pero le era inútil, él la tenía firmemente agarrada de la cintura.
-suéltala- bramó la morena sumamente molesta acercándose a grandes zancadas.
El chico se separó de Lena y casi de inmediato la soltó. –Alfa…
-lárgate- ordenó con voz grave. Si las miradas mataran Nicolaij ya estaría muerto…
-ha terminado sus labores y ha venido a verme- le interrumpió la pelirroja, que aunque estaba agradecida porque había llegado en el momento justo, no desaprovecharía la chispa de celos que acababa de aparecer en la morena.
Yulia la tomó del brazo sin mirarla y la haló de regreso a la mansión.
-Suéltame, Volkova… me estas lastimando- chillaba intentando zafarse del agarre.
La llevó a rastras hasta su despacho, casi la aventó hacia el sofá y luego cerró la puerta. -¡No ha tenido suficiente con que Nicolaij la besara a la fuerza sino que encima lo defiende!- pensaba furibunda.
-¿Qué es lo que te pasa?- le exigió la pelirroja
-Te he advertido de Nicolaij, ¿y tú lo dejas hacer lo que él quiera? ¡Te estaba forzando, Lena!- gritaba dando manotazos al aire. –nadie puede tratarte de esa manera, eres mi protegida…
-relájate…-habló con calma.- además puedo defenderme yo sola…- alegó.
-¿así? Lo siento, ahora lo recuerdo… tus débiles manoteos debieron ser una táctica muy especial- ironizó.
-así le gusta que lo besen- sostuvo fuerte y claro. –tal vez cuando todo esto termine me vaya con él…
-¡No!- refutó- no abandonaras esta casa hasta que yo lo diga, Katina, así tengas que quedarte eternamente, ¡no te iras!- gritó descontrolada.
Jamás, en todo el tiempo que llevaba de conocerla, había visto a la morena perder los estribos de esa manera. Estaba completamente fuera de sí.
-no… no tienes ningún derecho sobre mí- chilló un tanto asustada.
-no confió en Nicolaij… te prohíbo que vuelvas a verlo- escupió.
La pelirroja se levantó para encararle.- ¡no eres mi dueña!
Yulia la cogió de los hombros. –no volveré a decirlo… mantente alejada de él- dijo con voz ronca, sin querer se había acercado demasiado a Lena, podía sentir su respiración, sus latidos… contuvo el impulso de besarla como minutos antes lo había hecho Nicolaij, por fin la liberó para después salir del despacho azotando la puerta a su paso.
La pelirroja se dejó desplomar sobre el sofá, y permaneció allí un tiempo inmóvil, si Yulia no hubiese salido en el momento justo la hubiese besado… cerró los ojos, imaginando como sería volver a sentir esos labios sobre los suyos.
Escuchó un par de ruidos que la sacaron de su ensimismamiento, salió del despacho pensando que la morena había vuelto por otro round. Para su sorpresa fue con Nicolaij con quien se encontró.
-¿pero qué estás haciendo aquí?- preguntó escandalizada- ¡vete! Si Yulia te ve se pondrá furiosa.
-lo dudo- se mofo. –Lena, quería disculparme, me porte como un patán-decía.
-está bien, te disculpo, pero por favor, ¡vete ya!- chillaba.
-no, no me iré sin ti- dijo sujetándola de los brazos.
-¿Qué…?
La morena empuñaba el arma y disparaba, solo eso, y cuando las balas se agotaban cambiaba el cartucho por uno nuevo.
-¿Qué haces aquí? Pensé que estarías con Isela-murmuró Sven que se había colocado a su lado.
-lo he cancelado… no estaba de humor-gruñó.
- no estas de humor… por esa razón ibas a estar con Isela, ¿no?- le inquirió- o… ¿Qué te ha pasado para que descargues tu furia con los pobres blancos?- preguntó divertido mientras cargaba su pistola.
Yulia bajó el arma y respiró hondo. –he visto a Nicolaij besar a Lena…
-¡¿Qué?!- exclamó- pero… no lo creo, ¿segura que él no la ha forzado?
-eso es lo increíble- gritó- ¡él la besa a la fuerza y cuando lo obligo a que la suelte ella lo defiende!
-es natural…
-¿natural? ¿Cómo me dices eso?-chilló exasperada.
-no te exaltes- le calmó el chico. –mira, seguro Lena lo defendió para que no lo mataras a golpes…
-no solo lo defendió…- dijo comenzando a hablar más calmadamente.-me ha dicho que se ira con el…
-vamos Volkova… ¿Qué esperabas? ¿Que la chica te profesara amor incondicional después de todo? Obviamente esta dolida… e intentará que a ti te duela-afirmó. –Pero de eso a que en realidad se vaya con Nicolaij…-bufó- lo dudo mucho, jamás lo haría…- concluyó. – ¿Domen?- lanzó la cuestión al aire al ver al chico acercarse corriendo.- ¿Qué haces aquí? ¿También vienes a eliminar tu frustración?-bromeó.
-Yulia…- musitó al llegar a su lado. Se veía no solo preocupado, sino pálido.
-¿Qué pasa?- le preguntó con el ceño fruncido.
El chico hizo una mueca, parecía temer la futura reacción de la morena. –es… Lena…
-habla de una vez- le urgió Sven. Pero fue Yulia quien lo sujetó de las solapas de la camisa y lo sacudió.
-se ha ido con Nicolaij… se han ido- repitió sintiendo como la ojiazul lo soltaba.
-se fue…-susurró aún con el rostro inmutable. Desvió su mirada hacia Sven.- ¿no que jamás lo haría?- dijo furiosa. Se giró de nueva cuenta a Domen. –prepara todo, saldremos de inmediato- masculló. El chico asintió y junto con Sven salieron casi corriendo del campo de tiro.
Buscó en su saco algo parecido a una cajita de metal, como un celular. Lo encendió mientras caminaba con prisa hacia su auto, estaba segura de encontrarla, le había visto el rastreador puesto hacia unas horas. Ese rastreador que le había hecho pasar por un collar en navidad…
Se colocó el bluetooth en el oído y llamó al celular de Domen.
-¿la tienes?- preguntó el chico del otro lado de la línea.
-si… sígueme…
La ubicación de la pelirroja se mantenía estática, hacia un rato en el que había dejado de moverse y ella ya se estaba acercando, habían llegado a un complejo de bodegas donde raramente había gente. Desde unos cuatrocientos metros logró ver el auto de Nicolaij estacionado, decidió aparcarlo allí, no había tránsito en ese lugar, y escuchar el ruido de un motor los alertaría… no, ella quería tomarlos por sorpresa. Esperó a Domen y Sven, les hizo señas para que estacionaran su auto justo detrás del de ella.
-yo entrare por el frente, ustedes vaya por los lados…- ordenó la pelinegra poniéndose en marcha.
Llevaba el arma en la mano, segura de que Nicolaij estaría en guardia… al llegar a la bodega notó la puerta levemente inclinada, no estaba cerrada, la empujó despacio asomando lentamente la cabeza y luego el cuerpo. Era un lugar pequeño, lleno de escombro y material de construcción, vislumbró una escalera que llevaba a una oficina improvisada y una mesa en el centro. Allí estaba Lena de espaldas a ella, pero, al contrario de como esperaba encontrársela, estaba atada de manos y pies y encima amordazada. Paso un rápido vistazo pero no veía a Nicolaij… entonces debía estar en la parte superior, no había prisa, esperaría a que bajara, y casi como si lo hubiese invocado, el chico bajó arrogantemente con una botella de agua.
-qué bueno que has despertado, pensé que tal vez podías tener sed- dijo agitando la botella frente a la pelirroja. Esta solo se retorció en su asiento. -¿no? Bueno, más para mí…-agregó bebiéndose todo el contenido.- Iván me pidió que fuese amable contigo… tienes un no sé qué, que todos quieren acostarse contigo… incluso la mismísima Yulia -terció mientras le rozaba las piernas con la punta de la pistola, poniendo aún más nerviosa a Lena. –Apuesto a que eres buena… ¿lo eres verdad?-le preguntó obteniendo solamente una mirada de odio por parte de la pelirroja. Este la golpeó en el rostro haciéndola girar violentamente.- Contéstame cuando te hable… ¡bah! …De todas formas las mujeres solo sirven para eso…
La pelirroja se retorcía cada vez más en su asiento. Y Nicolaij reía sonoramente viendo sus infructuosos intentos por aflojarse las cuerdas.
Volkova salió rápidamente de su escondite hacia Nicolaij, estaba furibunda, este la escucho y volteó a verla. De inmediato alzó su arma con intensión de disparar, hubo una detonación y su arma cayó al suelo.
-¿pero qué…?- alcanzó a decir. Sven había aparecido a un costado, reputado como el mejor en las armas. –has… has venido… Iván vendrá pronto y los matará a todos- gritó amenazante.
Yulia lo miró fríamente. –cuando el venga, nosotros nos habremos ido… ahora…-dijo arrojando su arma lejos. –te daré el honor de pelear contra mí.
La pelirroja se estremeció al oír la voz de la morena, alguien más se le acercó y le quitaba la mordaza. –Tranquila, soy yo- le calmó Domen.
-¿honor? ¿Con una lisiada?- se burló- ¿Qué si yo gano?- preguntó.
-no ganaras…- el chico enarcó una ceja. –pero, si sucediera podrás irte…
-y me la llevare- dijo refiriéndose a Lena.
-jamás… Domen y Sven tienen la orden de regresarla a la mansión.
-después de matarte los matare a ellos- aseguró.
La morena alzó el ceño. –suerte con eso…
Nicolaij se abalanzó contra Yulia con los puños desenvainados lanzando golpes que hasta ahora la morena había esquivado fácilmente. La ojiazul alzó la pierna izquierda y lo alejó de un golpe con esta. Ahora ella fue quien avanzó buscando golpear al chico, él pudo detener los primeros golpes, pero Yulia consiguió romper su guardia e impactar varias veces en el tórax y en el rostro haciéndolo caer finalmente al suelo.
-se ha terminado… he ganado- anunció. Se volvió hacia la pelirroja a quien Domen había desatado.
Sven se paró a lado de Nicolaij apuntándole a la cabeza. –yo te aconsejo que ni respires…- pero por el contrario, Nicolaij se echó a reír.
-¿Qué me harás Volkova? ¿Encerrarme como a los otros?- preguntaba. –cuando Shapovalov ascienda al poder nos liberara, y ¡te aseguró que escupiré en tu cadáver!-gritó. –Y Lena… nos divertiremos tanto con ella….-alardeó con sorna.
-¿Por qué estás tan seguro de que te encerrare?- le preguntó con una sonrisa que le heló la sangre. –no, Nicolaij, no mereces el encierro… eres un traidor- aseveró
-¿Qué hay de tu consejo? Son ellos quienes deciden…-alegó con terror.
Por primera vez la morena se dirigió a Lena quien mantenía la cabeza agachada. La tomó del mentón y la encaró. Había intentado esconder el golpe en su pómulo derecho. La cólera se apoderó de ella, se giró nuevamente hacia Nicolaij golpeándolo repetidamente hasta que este cayó de bruces al suelo.
-¡Yulia, detente!- suplicaba la pelirroja.
-¿Por qué?- le inquirió con los ojos inyectados de sangre. -¿Por qué intercedes por él? ¡Mira lo que te ha hecho!
-no es por él-afirmó con los ojos cristalinos. –es por ti… tú no eres así…
La morena resopló y tomó a Lena del brazo. –Él ya está muerto…- le susurró al oído. –El consejo lo castigara horriblemente…-musitó.
-entonces ten piedad- le insistió.
-¿piedad? Él no te hubiera mostrado piedad- objetó molesta.
-no eres igual a él…
Ella bufó, resoplando fuertemente, miraba intermitente a sus camaradas sopesando su veredicto- Denle “piedad”-les ordenó.
Los chicos asintieron y entonces volvió a tomar a la pelirroja del brazo halándola bruscamente.
Cuando llegaron al auto de la morena se oyó una detonación. La pelirroja se sobresaltó, eso no había sido otra cosa que un disparo… se volvió hacia la morena en busca de una respuesta.
-“tu piedad”- musitó. Subió a su auto seguida de la pelirroja.
Domen y Sven se les unieron al poco tiempo, justo antes de salir del complejo de bodegas se toparon con dos camionetas negras, una de ellas invadió el carril de la morena. Esta lo esquivó saliéndose del camino brevemente y aceleró, las camionetas se darían la vuelta para seguirlos… observó por el retrovisor, Domen también había conseguido evadirlos. Su celular sonó, se llevó el bluetooth al oído.
-separémonos.- ordenó y colgó.
Se volvió una carrerilla, una camioneta se había ido detrás de Domen y la otra venia persiguiéndolas. Tomó una calle mucho más transitada y en un acto temerario invadió el carril de la izquierda, los autos pitaban y la esquivaban y ella ni se inmutaba. Le dio un vistazo a la pelirroja que estaba casi aterrada.
-ponte el cinturón…-mandó.
No requería que se lo pidiesen dos veces, la morena viró violentamente, haciendo derrapar el auto, justo después de que Lena se colocara el cinturón. Entraron a un callejón angosto, la camioneta se frenó en la entrada al no conseguir maniobrar correctamente. Pudo bajar la velocidad una vez que los habían perdido.
Faltaba mucho para llegar a la mansión, la persecución solo las había alejado más. Lena se sentía incomoda, sobre todo por lo que le había gritado horas antes, el que había creído que era un persona de confiar estaba muerto, y no es que le doliera, pero si estaba impresionada con los últimos sucesos.
-Yulia…-susurró.
La ojiazul frenó de golpe. –Que te quede claro, Elena… si estás aquí es solo porque jure cuidar de ti, pero no quiero que vuelvas a dirigirme la palabra…
-Yulia yo…
-¡cállate!- gritó- no me importa lo que tengas que decir, ¡me traicionaste al irte!
-¡yo no me fui!- exclamó.
-¡maldita sea!- chilló arremetiendo contra el volante- ¡no quiero oírte!- gritó una vez más. Su celular volvió a sonar, respiró hondo y contestó. -¿Qué pasa Domen?
-Volk, ¿Por qué estas detenida? Sven ha interceptado la señal de sus vehículos, van por ti-escupiendo todo de una vez.
-bien. –dijo poniendo el coche en marcha.
Zaeta- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Noooo, me vas a dejar sin uñas, por qué lo dejas así?
Saludos!!
Saludos!!
Monyk- Mensajes : 188
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Muy interesante!
Ya lo decía yo,ayyy por andar de casquisuelta,che que esa morena tiene carácter!!!
Genial zaeta que buen capítulo.
Genial zaeta que buen capítulo.
Zanini-volk- Invitado
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Ay noooo!! Siempre los malos entendidos y los celos! Ay Lenita, Lenita....muero por leer la conti!!
katina4ever- Mensajes : 280
Fecha de inscripción : 03/07/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Que impresión, me dejaste azorada, ya quiero ver que sigue, esa Volkova trás de que la trata indiferentemente quiere que la otra le jure amor eterno, que estrés, y encima ahora es ella la enojada, baaaah!
Vale Berríos.- Mensajes : 119
Fecha de inscripción : 10/10/2015
Edad : 32
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Siento que despues de esto me odiaran... espero que no.
CAPITULO XXI
Llegaron a la mansión sin mayores inconvenientes, Domen, Sven y Steven se hallaban ya esperándolas. La morena bajó como alma que lleva el diablo.
-cálmate- le pidió Steven.
-no me digas lo que tengo que hacer- gruñó siguiendo su marcha hasta la casa. Todos la siguieron, incluyendo Lena que se había quedado por un momento rezagada.
-comprendo que estés molesta, pero te estas adelantando a juzgar- hablaba Steven.
-dejen de seguirme- chilló escabulléndose hasta su despacho.
-Yulia, trata de escuchar- suplicó Sven.
La morena se volvió parando a todos de golpe. – ¡déjenme sola, maldita sea! Y a ti- dijo señalando a Lena. –No te quiero ver- sentenció encerrándose finalmente en su despacho.
-ella cree que me fui…-susurró la pelirroja.
-¿y no fue así?- le inquirió Domen con dureza.
-no ha sido así- corrigió Steven apoyando su mano en el hombro de Lena. –Sven, lleva a Elena a la enfermería, que la revisen y le hagan un examen toxicológico.
-¡lo sabía!- exclamó el chico- yo sabía que no podrías dejarnos- alegó feliz el muchacho.
-Sven… llévala- repitió Steven.- Domen, encárgate de las guardias por mí, por favor -suplicó y Domen se retiró. El chico sacó una llave de su bolsillo y la introdujo en la puerta, la giró y abrió.
-creí haber dicho que quería estar sola…-masculló la morena. Sentada al otro extremo de su escritorio, con una botella de whisky en la mano.
El chico sonrió. –recuerda que es mi responsabilidad protegerte, incluso, de ti misma- aseveró. –Y temo que puedas arrepentirte después…-dijo tomando asiento delante de ella.
-habla entonces, ya que tantas ganas tienes- dijo mientras tomaba directamente de la botella.
-Nicolaij la drogó, así es como se la ha llevado-afirmó, sabía que con Yulia no debía tener preámbulos, que lo mejor siempre había sido hablarle de frente y sin tapujos. –no te ha traicionado…
-yo se lo advertí… le dije que se alejara de él-espetó.
-lo has hecho… -sonrió. -¿en verdad creíste que te haría caso? Yulia… ella te dijo que te amaba y tú la mandaste al carajo…
-porque la amo… la amaba- corrigió.
-pero ella no lo sabe- objetó. –pasó una semana llorándote en su cuarto, sin salir… Sven tuvo que convencerla de comer…
-no se le notó… cuando regresé ya estaba con Nicolaij- argumentó dolida. -¿Cómo sabes que fue drogada?- preguntó.
-Vladimir Kerzhacov…-dijo- siguió a Nicolaij hasta la mansión y asegura que lo vio cargando a Lena inconsciente y así la metió al auto. Vlad lo encaró pero Nicolaij le supo inyectar antes el fármaco y… se durmió como un bebé-explicó. Aprovechó que la morena dejó caer la botella en el escritorio para alejarla de su alcance.
-saber eso… no lo mejora…-susurró viendo de reojo a la botella de Whisky. –no quiero verla… necesito alejarla si se puede…
-si eso quieres… te recomiendo que esperes a la tormenta- decía con serenidad y calma.- según mis informes Shapovalov desconoce el paradero de la familia de Lena, pero estarán vigilándonos, en medio de la tormenta podremos moverla sin que la sigan. –razonaba. –porque… aún quieres protegerla, ¿no?- preguntó.
-es mí protegida… solo eso…-masculló- ahora devuélveme la botella y lárgate- ordenó.
El chico hizo una mueca dejando la botella en el escritorio. –solo no te embriagues…-recomendó y salió.
En la enfermería estaban Lena y Sven esperando la prueba de sangre.
-¿para qué me harán estudios?- preguntó cabizbaja.
-pues… solo es para cerciorarnos de que no te ha dado algo más, para estar seguros. –dijo sonriéndole.
-Yulia… está muy molesta conmigo, ¿verdad?-le cuestionó con los ojos llorosos.
-bueno, es que, ella creyó que te habías ido con Nicolaij- empezó a decir. –de alguna forma, ha sentido que la abandonaste…
-yo no quería irme…-respondió sollozando.
-vamos, tranquila… Steven está empeñado a explicárselo a Yulia, seguro cuando se calme entenderá…
Lena no estaba conforme, tenía que ser ella quien le explicara las cosas a la morena. Por primera vez se mostraba tan arrepentida, si le hubiese hecho caso se habría alejado de Nicolaij y nada de esto le estaría pasando. Al regresar a la mansión corrió al despacho siendo detenida por Steven.
-¡déjame pasar, tengo que hablar con ella!- chilló arremetiendo contra Steven.
-no quiere verte- le dijo calmadamente.
-pero es que no sabe lo que paso- dijo exasperada.
-ya lo sabe…-agregó. –lo siento Elena, ahora mismo no es el mejor momento… y tengo que pedirte que te mantengas alejada de ella-agregó.
-Elena, es por ti… no sabes lo impulsiva que es Yulia, si la desobedeces podría hacer algo de lo que luego se arrepienta. Es mejor que te mantengas al margen- dijo mientras la sujetaba de los hombros. –te prometo que intercederé por ti…
Lena se quedó estática, ¿Qué se quedara al margen?, ¿Qué clase de consejo era ese? –No… no podemos permanecer en el mismo techo sin hablar, tiene que salir en algún momento- alegó
-no lo harán… -terció Steven bajando la mirada. –ha ordenado tu traslado en cuanto sea posible… siempre estaremos al pendiente, nunca te faltará nada- se apresuró a decir, como si eso la hiciera sentir mejor.
-¡Ella me hará falta!- replicó con desesperación.
Steven negó con la cabeza. –no quiero tener que encerrarte en tu habitación, entiende que es por tu bien…
La pelirroja se dejó caer de rodillas llorando incontrolablemente, no podía imaginarse la vida sin Yulia, sin su Yulia… -por favor… no me separes de ella… por favor- decía entre sollozos. Los muchachos la miraban apenados, pero aunque les conmoviera verla así, no podían desobedecer a la morena. -¡Yulia!- comenzó a gritar en dirección al despacho. Allí estaba la puerta, sabía que todo su alboroto se había escuchado desde un comienzo, pero la morena no salió en ningún momento. – ¡Yulia, por favor, escúchame!- rogaba.
-Sven, llévatela por favor, si es necesario dale un calmante- le ordenó Steven.
Sven cargó a Lena pese a sus manotazos e intentos de liberarse, intentaba tranquilizarla pero no lo escuchaba.
-¡Elena, por favor, no quiero sedarte! ¡Tranquilízate!- le gritó dejándola caer en su cama.
-¿Cómo quieres que me tranquilice? Yo la amo… la amo tanto- dijo volviendo a llorar.
-dale tiempo- dijo arreglándose la chaqueta. –y quédate aquí… no seas imprudente porque, puede resultar peor para ti- recomendó saliendo de allí.
Varios días pasaron, prácticamente le habían negado a Lena la salida de su cuarto llevándole siempre sus alimentos. Todo lo que necesitara estaría allí… le helada se empezaba a sentir, hacia tanto frio que inclusive dentro de la casa se tenía que usar ropa abrigada, pero la tormenta aun no golpeaba de lleno… nevaba y corría un viento helado. Eso lo sabía porque la ventana era el único portal al exterior que no le habían quitado. Ahora sí, estaba presa… pero a pesar de todo, no deseaba irse de aquel lugar, porque eso significaría nunca más volver a ver a Yulia Volkova.
Ese día la visitó Steven, por supuesto le preguntó por Yulia pero el solo negó con la cabeza.
-está bien, si eso quieres saber…-respondió. –Pero, vengo a cumplir mi orden- dijo haciendo una mueca con la boca.- empaca tus cosas, te iras esta noche…
-Steven…
-por favor, Elena… quiero que salgas de aquí caminando y no sedada…-le advirtió por cualquier drama que estuviese a punto de ver. La pelirroja solo asintió con el llanto acumulándose en sus ojos, mas no dijo nada. El chico se dio media vuelta y giró el pomo de la puerta. –vendré por ti más tarde, cuando estemos listos- agregó y finalmente salió.
Comenzó empacando sus cosas, todos los recuerdos se aglomeraban en su mente, encontró aquella bella cajita que había recibido en navidad, ahora vacía… se quitó el collar que había lucido todo ese tiempo colocándolo nuevamente en la cajita. Eso era lo único que dejaría atrás…
Sonrió con tristeza, si tan solo pudiera ir a ese sitio donde todo fue perfecto, al invernadero. El clima estaba empeorando cada vez más, sería una locura… pero quería hacerlo, lo necesitaba. -no necesito un tulipán… una rosa me basta- susurró dejando escapar una lagrima. Se colocó un abrigo encima y salió silenciosamente de su habitación, nadie debía verla, nadie debía enterarse que no estaba en su cuarto. Bajó a la sala, caminaba con cautela hacia la puerta trasera de la casa pero antes de salir unas voces llamaron su atención, la voz de la morena. Contuvo la respiración y su corazón se detuvo, oía también las voces de Domen y Sven, parecían discutir con ella.
-no quiero hablar más sobre el tema- gruñó molesta.
-claro, solo lo esquivas- dijo Sven malhumorado. –si tan solo la vieras, está destrozada…
-te arrepentirás después- interrumpió Domen.
-he tomado mi decisión al respecto- dijo sonando tranquila.- y más les vale acatarlo- amenazó.
Lena oyó los pasos, la discusión había acabado, abrió la puerta y salió lo más silencioso posible. Cuando la morena llegó al pasillo sintió la gélida brisa, volteó hacia donde segundos antes había estado la pelirroja.
Estaba nerviosa, estuvo a punto de ser descubierta por la morena… sacó las llaves de su bolsillo, las había conservado todo ese tiempo, alzó la vista buscando el vehículo encontrándolo estacionado junto con otros más. No había nadie, corrió hasta el auto y lo abordó. Se dirigió a los establos despacio, había caído nieve y el auto no tenía neumáticos para la situación… tal vez si tenía suerte no hubiese nadie y así fue, todos se habían refugiado en sus habitaciones con el frio que había. Los caballos tenían calefacción, lamentó por un momento el sacar a Dante a la helada.
Acarició la cabeza del animal. –Hace frio… -le dijo. –Pero, ¿me llevarías al invernadero?- le preguntó como si el equino le entendiera. Dante relinchó y agitó la cabeza repetidas veces en vertical, la pelirroja le sonrió. –gracias…
Abrió la puerta dejando salir al animal, le colocó la silla y lo acarreó al exterior, una vez allí lo palmeo en el costado con suavidad.
-vamos, antes de que esto empeore- le urgió mirando hacia el cielo.
Todo estaba considerablemente más oscuro, y la tormenta estaba cada vez más cerca. Empezaba a caer nieve y el viento le dificultaba ver. Oyó a alguien gritar a los lejos que faltaba un caballo. La habían descubierto. Golpeó a Dante en el costado con el talón. -¡corre!- le urgió sujetando con fuerza las riendas. No podía permitir que la atraparan apenas empezando su aventura. Obligó a Dante a seguir corriendo pese a que no veía nada a causa de la tormenta. Fue entonces que se dio cuenta de su grave error, el animal frenó de golpe y lamentablemente Lena no pudo aferrarse a las riendas, cayendo por la peña.
CAPITULO XXI
Llegaron a la mansión sin mayores inconvenientes, Domen, Sven y Steven se hallaban ya esperándolas. La morena bajó como alma que lleva el diablo.
-cálmate- le pidió Steven.
-no me digas lo que tengo que hacer- gruñó siguiendo su marcha hasta la casa. Todos la siguieron, incluyendo Lena que se había quedado por un momento rezagada.
-comprendo que estés molesta, pero te estas adelantando a juzgar- hablaba Steven.
-dejen de seguirme- chilló escabulléndose hasta su despacho.
-Yulia, trata de escuchar- suplicó Sven.
La morena se volvió parando a todos de golpe. – ¡déjenme sola, maldita sea! Y a ti- dijo señalando a Lena. –No te quiero ver- sentenció encerrándose finalmente en su despacho.
-ella cree que me fui…-susurró la pelirroja.
-¿y no fue así?- le inquirió Domen con dureza.
-no ha sido así- corrigió Steven apoyando su mano en el hombro de Lena. –Sven, lleva a Elena a la enfermería, que la revisen y le hagan un examen toxicológico.
-¡lo sabía!- exclamó el chico- yo sabía que no podrías dejarnos- alegó feliz el muchacho.
-Sven… llévala- repitió Steven.- Domen, encárgate de las guardias por mí, por favor -suplicó y Domen se retiró. El chico sacó una llave de su bolsillo y la introdujo en la puerta, la giró y abrió.
-creí haber dicho que quería estar sola…-masculló la morena. Sentada al otro extremo de su escritorio, con una botella de whisky en la mano.
El chico sonrió. –recuerda que es mi responsabilidad protegerte, incluso, de ti misma- aseveró. –Y temo que puedas arrepentirte después…-dijo tomando asiento delante de ella.
-habla entonces, ya que tantas ganas tienes- dijo mientras tomaba directamente de la botella.
-Nicolaij la drogó, así es como se la ha llevado-afirmó, sabía que con Yulia no debía tener preámbulos, que lo mejor siempre había sido hablarle de frente y sin tapujos. –no te ha traicionado…
-yo se lo advertí… le dije que se alejara de él-espetó.
-lo has hecho… -sonrió. -¿en verdad creíste que te haría caso? Yulia… ella te dijo que te amaba y tú la mandaste al carajo…
-porque la amo… la amaba- corrigió.
-pero ella no lo sabe- objetó. –pasó una semana llorándote en su cuarto, sin salir… Sven tuvo que convencerla de comer…
-no se le notó… cuando regresé ya estaba con Nicolaij- argumentó dolida. -¿Cómo sabes que fue drogada?- preguntó.
-Vladimir Kerzhacov…-dijo- siguió a Nicolaij hasta la mansión y asegura que lo vio cargando a Lena inconsciente y así la metió al auto. Vlad lo encaró pero Nicolaij le supo inyectar antes el fármaco y… se durmió como un bebé-explicó. Aprovechó que la morena dejó caer la botella en el escritorio para alejarla de su alcance.
-saber eso… no lo mejora…-susurró viendo de reojo a la botella de Whisky. –no quiero verla… necesito alejarla si se puede…
-si eso quieres… te recomiendo que esperes a la tormenta- decía con serenidad y calma.- según mis informes Shapovalov desconoce el paradero de la familia de Lena, pero estarán vigilándonos, en medio de la tormenta podremos moverla sin que la sigan. –razonaba. –porque… aún quieres protegerla, ¿no?- preguntó.
-es mí protegida… solo eso…-masculló- ahora devuélveme la botella y lárgate- ordenó.
El chico hizo una mueca dejando la botella en el escritorio. –solo no te embriagues…-recomendó y salió.
En la enfermería estaban Lena y Sven esperando la prueba de sangre.
-¿para qué me harán estudios?- preguntó cabizbaja.
-pues… solo es para cerciorarnos de que no te ha dado algo más, para estar seguros. –dijo sonriéndole.
-Yulia… está muy molesta conmigo, ¿verdad?-le cuestionó con los ojos llorosos.
-bueno, es que, ella creyó que te habías ido con Nicolaij- empezó a decir. –de alguna forma, ha sentido que la abandonaste…
-yo no quería irme…-respondió sollozando.
-vamos, tranquila… Steven está empeñado a explicárselo a Yulia, seguro cuando se calme entenderá…
Lena no estaba conforme, tenía que ser ella quien le explicara las cosas a la morena. Por primera vez se mostraba tan arrepentida, si le hubiese hecho caso se habría alejado de Nicolaij y nada de esto le estaría pasando. Al regresar a la mansión corrió al despacho siendo detenida por Steven.
-¡déjame pasar, tengo que hablar con ella!- chilló arremetiendo contra Steven.
-no quiere verte- le dijo calmadamente.
-pero es que no sabe lo que paso- dijo exasperada.
-ya lo sabe…-agregó. –lo siento Elena, ahora mismo no es el mejor momento… y tengo que pedirte que te mantengas alejada de ella-agregó.
-Elena, es por ti… no sabes lo impulsiva que es Yulia, si la desobedeces podría hacer algo de lo que luego se arrepienta. Es mejor que te mantengas al margen- dijo mientras la sujetaba de los hombros. –te prometo que intercederé por ti…
Lena se quedó estática, ¿Qué se quedara al margen?, ¿Qué clase de consejo era ese? –No… no podemos permanecer en el mismo techo sin hablar, tiene que salir en algún momento- alegó
-no lo harán… -terció Steven bajando la mirada. –ha ordenado tu traslado en cuanto sea posible… siempre estaremos al pendiente, nunca te faltará nada- se apresuró a decir, como si eso la hiciera sentir mejor.
-¡Ella me hará falta!- replicó con desesperación.
Steven negó con la cabeza. –no quiero tener que encerrarte en tu habitación, entiende que es por tu bien…
La pelirroja se dejó caer de rodillas llorando incontrolablemente, no podía imaginarse la vida sin Yulia, sin su Yulia… -por favor… no me separes de ella… por favor- decía entre sollozos. Los muchachos la miraban apenados, pero aunque les conmoviera verla así, no podían desobedecer a la morena. -¡Yulia!- comenzó a gritar en dirección al despacho. Allí estaba la puerta, sabía que todo su alboroto se había escuchado desde un comienzo, pero la morena no salió en ningún momento. – ¡Yulia, por favor, escúchame!- rogaba.
-Sven, llévatela por favor, si es necesario dale un calmante- le ordenó Steven.
Sven cargó a Lena pese a sus manotazos e intentos de liberarse, intentaba tranquilizarla pero no lo escuchaba.
-¡Elena, por favor, no quiero sedarte! ¡Tranquilízate!- le gritó dejándola caer en su cama.
-¿Cómo quieres que me tranquilice? Yo la amo… la amo tanto- dijo volviendo a llorar.
-dale tiempo- dijo arreglándose la chaqueta. –y quédate aquí… no seas imprudente porque, puede resultar peor para ti- recomendó saliendo de allí.
Varios días pasaron, prácticamente le habían negado a Lena la salida de su cuarto llevándole siempre sus alimentos. Todo lo que necesitara estaría allí… le helada se empezaba a sentir, hacia tanto frio que inclusive dentro de la casa se tenía que usar ropa abrigada, pero la tormenta aun no golpeaba de lleno… nevaba y corría un viento helado. Eso lo sabía porque la ventana era el único portal al exterior que no le habían quitado. Ahora sí, estaba presa… pero a pesar de todo, no deseaba irse de aquel lugar, porque eso significaría nunca más volver a ver a Yulia Volkova.
Ese día la visitó Steven, por supuesto le preguntó por Yulia pero el solo negó con la cabeza.
-está bien, si eso quieres saber…-respondió. –Pero, vengo a cumplir mi orden- dijo haciendo una mueca con la boca.- empaca tus cosas, te iras esta noche…
-Steven…
-por favor, Elena… quiero que salgas de aquí caminando y no sedada…-le advirtió por cualquier drama que estuviese a punto de ver. La pelirroja solo asintió con el llanto acumulándose en sus ojos, mas no dijo nada. El chico se dio media vuelta y giró el pomo de la puerta. –vendré por ti más tarde, cuando estemos listos- agregó y finalmente salió.
Comenzó empacando sus cosas, todos los recuerdos se aglomeraban en su mente, encontró aquella bella cajita que había recibido en navidad, ahora vacía… se quitó el collar que había lucido todo ese tiempo colocándolo nuevamente en la cajita. Eso era lo único que dejaría atrás…
Sonrió con tristeza, si tan solo pudiera ir a ese sitio donde todo fue perfecto, al invernadero. El clima estaba empeorando cada vez más, sería una locura… pero quería hacerlo, lo necesitaba. -no necesito un tulipán… una rosa me basta- susurró dejando escapar una lagrima. Se colocó un abrigo encima y salió silenciosamente de su habitación, nadie debía verla, nadie debía enterarse que no estaba en su cuarto. Bajó a la sala, caminaba con cautela hacia la puerta trasera de la casa pero antes de salir unas voces llamaron su atención, la voz de la morena. Contuvo la respiración y su corazón se detuvo, oía también las voces de Domen y Sven, parecían discutir con ella.
-no quiero hablar más sobre el tema- gruñó molesta.
-claro, solo lo esquivas- dijo Sven malhumorado. –si tan solo la vieras, está destrozada…
-te arrepentirás después- interrumpió Domen.
-he tomado mi decisión al respecto- dijo sonando tranquila.- y más les vale acatarlo- amenazó.
Lena oyó los pasos, la discusión había acabado, abrió la puerta y salió lo más silencioso posible. Cuando la morena llegó al pasillo sintió la gélida brisa, volteó hacia donde segundos antes había estado la pelirroja.
Estaba nerviosa, estuvo a punto de ser descubierta por la morena… sacó las llaves de su bolsillo, las había conservado todo ese tiempo, alzó la vista buscando el vehículo encontrándolo estacionado junto con otros más. No había nadie, corrió hasta el auto y lo abordó. Se dirigió a los establos despacio, había caído nieve y el auto no tenía neumáticos para la situación… tal vez si tenía suerte no hubiese nadie y así fue, todos se habían refugiado en sus habitaciones con el frio que había. Los caballos tenían calefacción, lamentó por un momento el sacar a Dante a la helada.
Acarició la cabeza del animal. –Hace frio… -le dijo. –Pero, ¿me llevarías al invernadero?- le preguntó como si el equino le entendiera. Dante relinchó y agitó la cabeza repetidas veces en vertical, la pelirroja le sonrió. –gracias…
Abrió la puerta dejando salir al animal, le colocó la silla y lo acarreó al exterior, una vez allí lo palmeo en el costado con suavidad.
-vamos, antes de que esto empeore- le urgió mirando hacia el cielo.
Todo estaba considerablemente más oscuro, y la tormenta estaba cada vez más cerca. Empezaba a caer nieve y el viento le dificultaba ver. Oyó a alguien gritar a los lejos que faltaba un caballo. La habían descubierto. Golpeó a Dante en el costado con el talón. -¡corre!- le urgió sujetando con fuerza las riendas. No podía permitir que la atraparan apenas empezando su aventura. Obligó a Dante a seguir corriendo pese a que no veía nada a causa de la tormenta. Fue entonces que se dio cuenta de su grave error, el animal frenó de golpe y lamentablemente Lena no pudo aferrarse a las riendas, cayendo por la peña.
Zaeta- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Tienes razón... no te odio! ja ja ja
Pobre Lena, espero la rescaten pronto.
Saludos!!
Pobre Lena, espero la rescaten pronto.
Saludos!!
Monyk- Mensajes : 188
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Que....
Osea.... Por dios y ahora que?
No se puede sufrir más!!!
Que buen capítulo, corto pero bueno.
No se puede sufrir más!!!
Que buen capítulo, corto pero bueno.
Zanini-volk- Invitado
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Vamos, vamos!! No lo dejes ahí! Esti se pone cada vez mas interesante! Muy buen capítulo! Te leemos pronto
katina4ever- Mensajes : 280
Fecha de inscripción : 03/07/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Dios pero q julia mas terca ya quiero mas conti saludos
flakita volkatina- Mensajes : 183
Fecha de inscripción : 07/06/2015
Edad : 30
Localización : Costa Rica
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Vamos! Por favor vuelve!
katina4ever- Mensajes : 280
Fecha de inscripción : 03/07/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Zaeta, regresa pronto porfa.
Saludos!!
Saludos!!
Monyk- Mensajes : 188
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Siento la tardanza, ya no les hare mas larga la espera ;-)
CAPITULO XXII
Yulia había estado viendo hacia la ventana, era una feroz tormenta, sonrió con ironía, apoyó la frente contra el cristal. Tenía una mala sensación, pero como no sentirse mal, en solo un momento diría adiós para siempre a la única persona que había amado y se negaba a verla partir. Su cuerpo temblaba, a decir verdad, había estado temblando todo el día sin saber claramente porque, lo había atribuido al frio, pero su habitación estaba cálida, no tenía lógica. Miró su reloj y suspiró. Volvió la vista a la ventana, la nevada se había intensificado, no podía ver más allá de diez metros, y seguro empeoraría. Llamaron a su puerta con un ritmo singular, casi apresurados para ser contestados.
-¡Yulia!- gritaron del otro lado.
Reconoció la voz de Steven, con aparente calma se dirigió a la puerta y la abrió. Enarcó una ceja al ver al muchacho preocupado. -¿pasa algo?- se aventuró a preguntar.
Él hizo una mueca. –Lena no está…
-bien- dijo girándose creyendo que todo eso era parte del procedimiento.
-no, Yulia… no la encontramos, en ninguna parte.
-¿Qué? ¿Acaso se te ha perdido?- inquirió con enfado.
-y no solo ella…- recalcó- también Dante está desaparecido- informó.- he mandado a un grupo a buscarla en el bosque- aseguró. –pero con la helada será difícil, no sé si…
Su discurso fue interrumpido por un golpe propinado por la morena. –Tu única tarea era cuidarla- gritó con furia. –Más vale que la encuentre- masculló. Sacó el rastreador y lo activó señalando como su ubicación la habitación de su costado. Entró, sobre la cama estaba la cajita junto con el collar. Sin collar no había que rastrear, salió de la mansión en busca de su auto. Condujo como endemoniada hasta los establos donde había un séquito de agentes. Como si su vida dependiera de ello, y es que realmente lo hacía, corrió al establo y ensilló a la preciosa Galatea tan rápido como pudo.
-no podré ver por dónde voy, y tú eres la única que podría encontrar al tonto de Dante- le dijo a la yegua al momento de montarla.
Estaba furiosa, la pelirroja la había desobedecido por última vez, pero la haría conocer la furia de Volkova, tenía que ir por ella al invernadero solo por sus jueguitos y para colmo tenia frio, había salido tan apurada de la mansión que había olvidado abrigarse mejor, también su pierna sufría la inclemencia del tiempo. Iba moderadamente rápido, calculaba que pronto llegaría a la peña y a partir de allí tendría que seguir a pie, no quería comprometer a la yegua más de lo que ya lo había hecho. Una sombra caminaba calmadamente hacia ellos, Yulia se acercó identificando enseguida al caballo negro sin jinete, pero… ¿y Lena? Fue entonces que saltó de Galatea sintiéndose realmente preocupada, revisó con un vistazo la silla de Dante, no estaba bien ajustada… sin Dante no habría podido llegar al invernadero, ni a ningún lado. ¿Dónde estaba entonces?
-regresa- le gritó a Galatea dándole una fuerte palmada cerca de la cola. Ajustó nuevamente la silla de Dante. –Llévame a ella- musitó en suplica.
Iba a un trote lento todo lo contrario a ella que llevaba el corazón acelerado, comenzaba a temblar de nuevo, mas por preocupación que de frio, y las ráfagas de aire le dificultaban la visión, la capa de nieve había aumentado considerablemente en tan poco tiempo. El caballo se detuvo y casi por instinto retrocedió, estaba al borde de la peña. La morena desmontó, pero le era imposible ver más allá de dos o tres metros.
-Lena- gritó, esperando que la pelirroja mostrara su ubicación… pero nada. -¡Lena!- volvió a gritar notando como esta vez se le desgarraba la voz. Comenzó a bajar la peña con cuidado, casi a gatas tanteando pues no se veía el camino. Tenía el corazón en la mano, cerraba los ojos imaginando que se encontraría a Lena calentita en el invernadero, pero para ello tenía que atravesar la peña. Abrió los ojos, y por un lapso de segundos, el viento se detuvo… y solo le basto eso para ver como la pelirroja yacía inconsciente entre la nieve, bajó hasta ella tan rápido como su pierna adolorida se lo permitía.
Al llegar a ella la tomó en brazos, estaba fría y pálida, respirando agitadamente, su abrigo se había desgarrado en la caída y un hilillo de sangre le caía desde la sien.
-Maldita sea, Lena, ¡¿Qué hiciste?!- le reprendió.- ¡Lena despierta, por favor!-suplicaba dándole palmaditas en las mejillas pero esta no respondía.
Jamás había estado tan asustada en su vida, pero tenía que calmarse por el bien de Lena, respiró hondo. La cargó, y pese al insufrible dolor en su pierna cada vez que la apoyaba, logró subir la peña junto con la pelirroja. Le ordenó a Dante ponerse en cuclillas y de esa forma montarlo. Una vez arriba del caballo llevó una detallada inspección de la condición de Lena. La sangre había dejado de salir hacia mucho, no parecía tener fracturas, pero le preocupaba el cuadro de hipotermia que comenzaba a presentar. La apretó más contra su cuerpo intentándole dar todo el calor que pudiese dar, pero ella misma estaba ya muy fría, culpa del maldito clima.
-¿Yu… Yulia?- preguntó la pelirroja apenas con voz audible.
La morena se giró, apenas y había abierto los ojos, le besó la frente y como el alma le regresaba al cuerpo, y volvió a verla. –soy yo… tranquila, estarás bien- musitó para luego verla caer de nuevo en su sueño.
Sacó con torpeza su celular y llamó a la mansión. –Steven… que “Doc” me espere en el establo, Lena tiene hipotermia, que lleve lo necesario…
Tal y como lo había pedido, ya las estaban esperando, Domen se adelantó a recibir a la pelirroja, cargándola hasta el pabellón que estaba caliente. La morena desmontó de un salto a Dante y se lo encargó a uno de los agentes que hacia guardia.
-¿Qué tal está?- inquirió al llegar al pabellón.
-podría hacer más por ella en la enfermería- contestó el “Doc” colocándole una manta eléctrica.
-¿Qué esperamos entonces?- chilló cargándola de nuevo. La Llevó a su auto casi corriendo recostándola en el asiento trasero, ella y el “Doc” irían adelante. No le importaba conducir fuera de los límites recomendados para una nevada, según ella no tenía tiempo para tonterías. Aparcó de un derrape justo frente de la enfermería. La cargó hasta el interior dejándola sobre una camilla.
-bien, bien, ahora ve a que te revisen- ordenó el doctor.
-¿Qué? No voy a irme- replicó. Estaba asustada, no quería dejarla…
-Yulia…- comenzó a decir.- tu eres la líder de la organización y de todo Rusia… pero aquí, mando yo-agregó con autoridad.- así que ve, además aquí solo me estorbaras - dijo. Dos enfermeras lo auxiliaban y otras dos se dirigieron a la morena para sacarla y llevársela a otra sala.
-le tomaremos la temperatura- dijo una de las enfermeras pero Yulia la esquivo.
-Estoy bien- alegó.
-¿necesitan ayuda, chicas?- preguntó Domen entrando a la habitación.
La morena lo miró por encima del hombro. –bien, hagan lo que tengan que hacer, pero dense prisa- les urgió.
El termómetro marcó 36º centígrados. –no hay de qué preocuparse- decía una de las enfermeras. –pero por si acaso debe tomar líquidos calientes y le daremos unos antibióticos.
-bien, ¿ya me puedo ir?- preguntó con fastidió.
La otra enfermera asintió. –sí, ya se puede ir…
-vete a descansar, Volk… -terció Domen con seriedad. –Trasladaremos a Elena cuando se estabilice, tal como querías- dijo en un tono que escondía reproche.
Era cierto, tal vez si no se hubiese encaprichado con la idea de sacarla de su vida, de olvidarla, todo eso se hubiese podido evitar. Se sintió tan miserable como aquella vez que se escondió tras su despacho mientras la pelirroja gritaba por verla… tenía que verla en esas condiciones para sentir el verdadero miedo de perderla… no podía afrontarlo dos veces.
-no seas absurdo- replicó. –Debo cuidar de Elena…-musitó a lo que el chico sonrió, después salió de la habitación seguida de Domen integrándose a la sala de espera donde estaba Sven.
-y bien… ¿Dónde la encontraste?- le inquirió Sven.
-en la peña… creo que Dante la derribó- dijo en respuesta. – ¿Galatea regresó con bien?- le cuestionó, hasta ahora se acordaba de la pobre yegua.
-llegó poco antes que ustedes, ¡vaya! En verdad que ni lo has notado- exclamó divertido.
-Sven, vámonos…-dijo Domen y sus ojos bailaron hasta la morena.- dice que cuidara a Elena- comentó sonriente.
-¿enserio?- preguntó pero Yulia ni lo escuchó, había clavado su mirada en la puerta de la habitación donde se encontraba Lena. –Yulia…
-¿Yulia?- insistió Domen
-¿mmm? ¿Qué?- preguntó confundida.
Justo iban a repetir todo cuando el Doctor apareció en escena. Salió con su acostumbrado semblante calmado. Miró a Yulia y suspiró.
-¿Qué? ¿Cómo está? ¿Está bien?- inquiría la morena atropelladamente.
El “Doc” le hizo un ademan para que se calmara. –Está bien, tendrá algo de fiebre en las siguientes horas, pero le atenderemos, es normal- decía. –tiene varios golpes, pero son superficiales… ¿Qué le ha pasado?
-escapó en plena tormenta y el caballo la hizo caer en terreno accidentado- resumió Sven.
-¿ha caído del caballo?- repitió el “Doc”.- ha corrido con mucha suerte… pudo haber sido mucho peor… muchísimo peor- se volvió hacia Yulia. –creí haberte dicho que cuidaras mejor de tus invitados.- le increpó.
Yulia por su parte bajó la cabeza avergonzada. Era la primera vez que los presentes la veían hacer un gesto como ese.
-lo se… ¿ya puedo verla?
-está bien, así mato dos pájaros de un tiro- expuso- también debo monitorearte…
La morena se encogió en hombros. –como quiera…
Las enfermeras terminaban de acondicionar la habitación, colocando almohadas y frazadas en la otra cama, miraron a la morena quien había avanzado hasta la pelirroja sin decir nada.
-Tal vez duerma hasta mañana- le dijo una de las enfermeras. –tenga. –dijo extendiéndole con la mano un vaso que humeaba. –es té
La ojiazul asintió. –gracias…-dijo dejándolo sobre la mesita de noche. Se volvió de nuevo hacia la pelirroja. Se reclinó sobre ella dándole un beso en la frente. Después de un rato sintió como le ardían los ojos, se llevó la mano a la frente para cerciorarse, tenía fiebre. Bebió el té y se recostó en la cama vacía. No supo cuan cansada estaba hasta que su cabeza tocó la almohada, casi de inmediato se durmió. Escuchó un ruido en la habitación y abrió los ojos. Steven estaba a lado de su cama.
-tienes fiebre-murmuró- “Doc” me ha pedido que te traiga té y tus pastillas- explicó dejando el vaso humeante y las pastillas en la mesita de al lado.
La morena se levantó y sentó en el borde de la cama. –Steven…- le llamó, pues el muchacho le daba la espalda. –quiero pedirte disculpas…
El chico sonrió. Se giró para quedar de frente a Yulia mostrando en su rostro un ligero enrojecimiento. –no hay problema, sabía mucho antes de entrar a tu habitación que saldría de allí con un golpe en el rostro… -la ojiazul sonrió- ¿y sabes cómo lo sabía?- preguntó capcioso. Y la morena negó con la cabeza.
-¿me dirás que eres vidente?- le inquirió divertida.
-no… pero crecimos juntos- decía jalando una sillita para sentarse. –pasamos por las mismas cosas, y las enfrentamos juntos. Para todos ha sido difícil, todas las personas a las que hemos amado y las cuales nos han amado están muertas- expuso con seriedad. –es natural, supongo, hacer cosas estúpidas pretendiendo proteger a las personas que queremos…
-¿a qué viene esto? ¿Es una especie de terapia?
-mmm no…-contestó riendo. –más bien es una plática entre amigos… porque sé que estas debatiéndote interiormente sobre qué hacer… y la verdad es que, no eres la indicada para decidir si sacarla o no de tu vida- dijo arrastrando las palabras.- la única que puede tomar esa decisión es Elena…
-pero ella no tiene idea de…
-claro que la tiene- le interrumpió.-no es ninguna tonta, además como yo lo veo, tú le haces más daño alejándola de ti, que ellos con sus amenazas o intentos infructuosos…
La morena se frotó los ojos con el pulgar e índice.- puede que tengas razón-murmuró cerrando los ojos.
-¡la tengo!- aseguró. Alzó su mano y le tocó la frente. –tal vez tengas que darte una ducha para bajar la fiebre…
Yulia abrió los ojos con pesadez, miró por encima del hombro del chico a la pelirroja. –no sé, no quiero dejarla…
-ve- le animó.- me quedare hasta que vuelvas.
La ojiazul asintió, se levantó y con los ojos entrecerrados se dirigió a la puerta. Domen y Sven llegaron rato después a la enfermería creyendo que encontrarían a la pelinegra, pero fue su sorpresa encontrarse solo con Steven.
-¿y Elena, como sigue?- preguntó Sven con curiosidad.
-tiene fiebre, pero ha estado cediendo… según el “Doc” despertará en cualquier momento- respondió Steven. Y Lena fue abriendo los ojos, como si de una predicción certera se tratase.
-¡hey, has regresado al mundo de los vivos!- exclamó Domen acercándose a la pelirroja.
-bienvenida- terció Sven.
La pelirroja los miró sin entender, su rostro denotaba la confusión pero luego recordó… había salido a escondidas de la casa rumbo al invernadero, cerró los ojos y se maldijo mentalmente, había olvidado la peligrosa peña y obligado a Dante a correr como loco, por eso había caído de él. Pero no solo eso, tenía en mente un pasaje borroso, pero no podía ser verdad… Yulia abrazándola y besándola en la frente, prometiéndole que estaría bien… no podía ser cierto, ¿o sí? Sacudió la cabeza temiendo que ese sueño pudiera darle falsas esperanzas. Si aquello fuese cierto la morena estaría allí, pero solo se encontraban los tres amigos de esta.
-¿Dónde estoy?- preguntó suavemente. Tenía miedo, miedo a que le dijeran que se encontraba lejos de Yulia.
Los muchachos se miraron los unos a los otros haciendo que Lena se tensara.
-va, pues… ¿no lo reconoces?, es la enfermería- respondió Sven.
Lena suspiró. -¿Qué me ha pasado? Digo… sé que me caí y eso pero…
-tuviste un cuadro de hipotermia, gracias al cielo que Yulia te encontró-declamó Steven.
-¿Yulia?- su corazón dio un vuelco. ¿Habría sido real su sueño? Sonrió de solo pensarlo.
-no te pongas muy feliz, se ha molestado muchísimo con nosotros, y contigo- alegó Domen.
Steven lo miró con cierta molestia, no debía decirle eso a Lena, que de inmediato borró la ilusión de su rostro. La puerta se abrió despacio, solo esperaba a ver a Steven ahí, pero se sorprendió encontrar a todos sus amigos. Los miró brevemente, se sentía cansada, pero era obra de la fiebre. Sus ojos se posaron en los de Lena quien la veía sin parpadear, como si no quisiera perderse ni un segundo de lo que estaba viendo. Varios segundos perdidas entre sí, atrapadas en la mirada de la otra.
CAPITULO XXII
Yulia había estado viendo hacia la ventana, era una feroz tormenta, sonrió con ironía, apoyó la frente contra el cristal. Tenía una mala sensación, pero como no sentirse mal, en solo un momento diría adiós para siempre a la única persona que había amado y se negaba a verla partir. Su cuerpo temblaba, a decir verdad, había estado temblando todo el día sin saber claramente porque, lo había atribuido al frio, pero su habitación estaba cálida, no tenía lógica. Miró su reloj y suspiró. Volvió la vista a la ventana, la nevada se había intensificado, no podía ver más allá de diez metros, y seguro empeoraría. Llamaron a su puerta con un ritmo singular, casi apresurados para ser contestados.
-¡Yulia!- gritaron del otro lado.
Reconoció la voz de Steven, con aparente calma se dirigió a la puerta y la abrió. Enarcó una ceja al ver al muchacho preocupado. -¿pasa algo?- se aventuró a preguntar.
Él hizo una mueca. –Lena no está…
-bien- dijo girándose creyendo que todo eso era parte del procedimiento.
-no, Yulia… no la encontramos, en ninguna parte.
-¿Qué? ¿Acaso se te ha perdido?- inquirió con enfado.
-y no solo ella…- recalcó- también Dante está desaparecido- informó.- he mandado a un grupo a buscarla en el bosque- aseguró. –pero con la helada será difícil, no sé si…
Su discurso fue interrumpido por un golpe propinado por la morena. –Tu única tarea era cuidarla- gritó con furia. –Más vale que la encuentre- masculló. Sacó el rastreador y lo activó señalando como su ubicación la habitación de su costado. Entró, sobre la cama estaba la cajita junto con el collar. Sin collar no había que rastrear, salió de la mansión en busca de su auto. Condujo como endemoniada hasta los establos donde había un séquito de agentes. Como si su vida dependiera de ello, y es que realmente lo hacía, corrió al establo y ensilló a la preciosa Galatea tan rápido como pudo.
-no podré ver por dónde voy, y tú eres la única que podría encontrar al tonto de Dante- le dijo a la yegua al momento de montarla.
Estaba furiosa, la pelirroja la había desobedecido por última vez, pero la haría conocer la furia de Volkova, tenía que ir por ella al invernadero solo por sus jueguitos y para colmo tenia frio, había salido tan apurada de la mansión que había olvidado abrigarse mejor, también su pierna sufría la inclemencia del tiempo. Iba moderadamente rápido, calculaba que pronto llegaría a la peña y a partir de allí tendría que seguir a pie, no quería comprometer a la yegua más de lo que ya lo había hecho. Una sombra caminaba calmadamente hacia ellos, Yulia se acercó identificando enseguida al caballo negro sin jinete, pero… ¿y Lena? Fue entonces que saltó de Galatea sintiéndose realmente preocupada, revisó con un vistazo la silla de Dante, no estaba bien ajustada… sin Dante no habría podido llegar al invernadero, ni a ningún lado. ¿Dónde estaba entonces?
-regresa- le gritó a Galatea dándole una fuerte palmada cerca de la cola. Ajustó nuevamente la silla de Dante. –Llévame a ella- musitó en suplica.
Iba a un trote lento todo lo contrario a ella que llevaba el corazón acelerado, comenzaba a temblar de nuevo, mas por preocupación que de frio, y las ráfagas de aire le dificultaban la visión, la capa de nieve había aumentado considerablemente en tan poco tiempo. El caballo se detuvo y casi por instinto retrocedió, estaba al borde de la peña. La morena desmontó, pero le era imposible ver más allá de dos o tres metros.
-Lena- gritó, esperando que la pelirroja mostrara su ubicación… pero nada. -¡Lena!- volvió a gritar notando como esta vez se le desgarraba la voz. Comenzó a bajar la peña con cuidado, casi a gatas tanteando pues no se veía el camino. Tenía el corazón en la mano, cerraba los ojos imaginando que se encontraría a Lena calentita en el invernadero, pero para ello tenía que atravesar la peña. Abrió los ojos, y por un lapso de segundos, el viento se detuvo… y solo le basto eso para ver como la pelirroja yacía inconsciente entre la nieve, bajó hasta ella tan rápido como su pierna adolorida se lo permitía.
Al llegar a ella la tomó en brazos, estaba fría y pálida, respirando agitadamente, su abrigo se había desgarrado en la caída y un hilillo de sangre le caía desde la sien.
-Maldita sea, Lena, ¡¿Qué hiciste?!- le reprendió.- ¡Lena despierta, por favor!-suplicaba dándole palmaditas en las mejillas pero esta no respondía.
Jamás había estado tan asustada en su vida, pero tenía que calmarse por el bien de Lena, respiró hondo. La cargó, y pese al insufrible dolor en su pierna cada vez que la apoyaba, logró subir la peña junto con la pelirroja. Le ordenó a Dante ponerse en cuclillas y de esa forma montarlo. Una vez arriba del caballo llevó una detallada inspección de la condición de Lena. La sangre había dejado de salir hacia mucho, no parecía tener fracturas, pero le preocupaba el cuadro de hipotermia que comenzaba a presentar. La apretó más contra su cuerpo intentándole dar todo el calor que pudiese dar, pero ella misma estaba ya muy fría, culpa del maldito clima.
-¿Yu… Yulia?- preguntó la pelirroja apenas con voz audible.
La morena se giró, apenas y había abierto los ojos, le besó la frente y como el alma le regresaba al cuerpo, y volvió a verla. –soy yo… tranquila, estarás bien- musitó para luego verla caer de nuevo en su sueño.
Sacó con torpeza su celular y llamó a la mansión. –Steven… que “Doc” me espere en el establo, Lena tiene hipotermia, que lleve lo necesario…
Tal y como lo había pedido, ya las estaban esperando, Domen se adelantó a recibir a la pelirroja, cargándola hasta el pabellón que estaba caliente. La morena desmontó de un salto a Dante y se lo encargó a uno de los agentes que hacia guardia.
-¿Qué tal está?- inquirió al llegar al pabellón.
-podría hacer más por ella en la enfermería- contestó el “Doc” colocándole una manta eléctrica.
-¿Qué esperamos entonces?- chilló cargándola de nuevo. La Llevó a su auto casi corriendo recostándola en el asiento trasero, ella y el “Doc” irían adelante. No le importaba conducir fuera de los límites recomendados para una nevada, según ella no tenía tiempo para tonterías. Aparcó de un derrape justo frente de la enfermería. La cargó hasta el interior dejándola sobre una camilla.
-bien, bien, ahora ve a que te revisen- ordenó el doctor.
-¿Qué? No voy a irme- replicó. Estaba asustada, no quería dejarla…
-Yulia…- comenzó a decir.- tu eres la líder de la organización y de todo Rusia… pero aquí, mando yo-agregó con autoridad.- así que ve, además aquí solo me estorbaras - dijo. Dos enfermeras lo auxiliaban y otras dos se dirigieron a la morena para sacarla y llevársela a otra sala.
-le tomaremos la temperatura- dijo una de las enfermeras pero Yulia la esquivo.
-Estoy bien- alegó.
-¿necesitan ayuda, chicas?- preguntó Domen entrando a la habitación.
La morena lo miró por encima del hombro. –bien, hagan lo que tengan que hacer, pero dense prisa- les urgió.
El termómetro marcó 36º centígrados. –no hay de qué preocuparse- decía una de las enfermeras. –pero por si acaso debe tomar líquidos calientes y le daremos unos antibióticos.
-bien, ¿ya me puedo ir?- preguntó con fastidió.
La otra enfermera asintió. –sí, ya se puede ir…
-vete a descansar, Volk… -terció Domen con seriedad. –Trasladaremos a Elena cuando se estabilice, tal como querías- dijo en un tono que escondía reproche.
Era cierto, tal vez si no se hubiese encaprichado con la idea de sacarla de su vida, de olvidarla, todo eso se hubiese podido evitar. Se sintió tan miserable como aquella vez que se escondió tras su despacho mientras la pelirroja gritaba por verla… tenía que verla en esas condiciones para sentir el verdadero miedo de perderla… no podía afrontarlo dos veces.
-no seas absurdo- replicó. –Debo cuidar de Elena…-musitó a lo que el chico sonrió, después salió de la habitación seguida de Domen integrándose a la sala de espera donde estaba Sven.
-y bien… ¿Dónde la encontraste?- le inquirió Sven.
-en la peña… creo que Dante la derribó- dijo en respuesta. – ¿Galatea regresó con bien?- le cuestionó, hasta ahora se acordaba de la pobre yegua.
-llegó poco antes que ustedes, ¡vaya! En verdad que ni lo has notado- exclamó divertido.
-Sven, vámonos…-dijo Domen y sus ojos bailaron hasta la morena.- dice que cuidara a Elena- comentó sonriente.
-¿enserio?- preguntó pero Yulia ni lo escuchó, había clavado su mirada en la puerta de la habitación donde se encontraba Lena. –Yulia…
-¿Yulia?- insistió Domen
-¿mmm? ¿Qué?- preguntó confundida.
Justo iban a repetir todo cuando el Doctor apareció en escena. Salió con su acostumbrado semblante calmado. Miró a Yulia y suspiró.
-¿Qué? ¿Cómo está? ¿Está bien?- inquiría la morena atropelladamente.
El “Doc” le hizo un ademan para que se calmara. –Está bien, tendrá algo de fiebre en las siguientes horas, pero le atenderemos, es normal- decía. –tiene varios golpes, pero son superficiales… ¿Qué le ha pasado?
-escapó en plena tormenta y el caballo la hizo caer en terreno accidentado- resumió Sven.
-¿ha caído del caballo?- repitió el “Doc”.- ha corrido con mucha suerte… pudo haber sido mucho peor… muchísimo peor- se volvió hacia Yulia. –creí haberte dicho que cuidaras mejor de tus invitados.- le increpó.
Yulia por su parte bajó la cabeza avergonzada. Era la primera vez que los presentes la veían hacer un gesto como ese.
-lo se… ¿ya puedo verla?
-está bien, así mato dos pájaros de un tiro- expuso- también debo monitorearte…
La morena se encogió en hombros. –como quiera…
Las enfermeras terminaban de acondicionar la habitación, colocando almohadas y frazadas en la otra cama, miraron a la morena quien había avanzado hasta la pelirroja sin decir nada.
-Tal vez duerma hasta mañana- le dijo una de las enfermeras. –tenga. –dijo extendiéndole con la mano un vaso que humeaba. –es té
La ojiazul asintió. –gracias…-dijo dejándolo sobre la mesita de noche. Se volvió de nuevo hacia la pelirroja. Se reclinó sobre ella dándole un beso en la frente. Después de un rato sintió como le ardían los ojos, se llevó la mano a la frente para cerciorarse, tenía fiebre. Bebió el té y se recostó en la cama vacía. No supo cuan cansada estaba hasta que su cabeza tocó la almohada, casi de inmediato se durmió. Escuchó un ruido en la habitación y abrió los ojos. Steven estaba a lado de su cama.
-tienes fiebre-murmuró- “Doc” me ha pedido que te traiga té y tus pastillas- explicó dejando el vaso humeante y las pastillas en la mesita de al lado.
La morena se levantó y sentó en el borde de la cama. –Steven…- le llamó, pues el muchacho le daba la espalda. –quiero pedirte disculpas…
El chico sonrió. Se giró para quedar de frente a Yulia mostrando en su rostro un ligero enrojecimiento. –no hay problema, sabía mucho antes de entrar a tu habitación que saldría de allí con un golpe en el rostro… -la ojiazul sonrió- ¿y sabes cómo lo sabía?- preguntó capcioso. Y la morena negó con la cabeza.
-¿me dirás que eres vidente?- le inquirió divertida.
-no… pero crecimos juntos- decía jalando una sillita para sentarse. –pasamos por las mismas cosas, y las enfrentamos juntos. Para todos ha sido difícil, todas las personas a las que hemos amado y las cuales nos han amado están muertas- expuso con seriedad. –es natural, supongo, hacer cosas estúpidas pretendiendo proteger a las personas que queremos…
-¿a qué viene esto? ¿Es una especie de terapia?
-mmm no…-contestó riendo. –más bien es una plática entre amigos… porque sé que estas debatiéndote interiormente sobre qué hacer… y la verdad es que, no eres la indicada para decidir si sacarla o no de tu vida- dijo arrastrando las palabras.- la única que puede tomar esa decisión es Elena…
-pero ella no tiene idea de…
-claro que la tiene- le interrumpió.-no es ninguna tonta, además como yo lo veo, tú le haces más daño alejándola de ti, que ellos con sus amenazas o intentos infructuosos…
La morena se frotó los ojos con el pulgar e índice.- puede que tengas razón-murmuró cerrando los ojos.
-¡la tengo!- aseguró. Alzó su mano y le tocó la frente. –tal vez tengas que darte una ducha para bajar la fiebre…
Yulia abrió los ojos con pesadez, miró por encima del hombro del chico a la pelirroja. –no sé, no quiero dejarla…
-ve- le animó.- me quedare hasta que vuelvas.
La ojiazul asintió, se levantó y con los ojos entrecerrados se dirigió a la puerta. Domen y Sven llegaron rato después a la enfermería creyendo que encontrarían a la pelinegra, pero fue su sorpresa encontrarse solo con Steven.
-¿y Elena, como sigue?- preguntó Sven con curiosidad.
-tiene fiebre, pero ha estado cediendo… según el “Doc” despertará en cualquier momento- respondió Steven. Y Lena fue abriendo los ojos, como si de una predicción certera se tratase.
-¡hey, has regresado al mundo de los vivos!- exclamó Domen acercándose a la pelirroja.
-bienvenida- terció Sven.
La pelirroja los miró sin entender, su rostro denotaba la confusión pero luego recordó… había salido a escondidas de la casa rumbo al invernadero, cerró los ojos y se maldijo mentalmente, había olvidado la peligrosa peña y obligado a Dante a correr como loco, por eso había caído de él. Pero no solo eso, tenía en mente un pasaje borroso, pero no podía ser verdad… Yulia abrazándola y besándola en la frente, prometiéndole que estaría bien… no podía ser cierto, ¿o sí? Sacudió la cabeza temiendo que ese sueño pudiera darle falsas esperanzas. Si aquello fuese cierto la morena estaría allí, pero solo se encontraban los tres amigos de esta.
-¿Dónde estoy?- preguntó suavemente. Tenía miedo, miedo a que le dijeran que se encontraba lejos de Yulia.
Los muchachos se miraron los unos a los otros haciendo que Lena se tensara.
-va, pues… ¿no lo reconoces?, es la enfermería- respondió Sven.
Lena suspiró. -¿Qué me ha pasado? Digo… sé que me caí y eso pero…
-tuviste un cuadro de hipotermia, gracias al cielo que Yulia te encontró-declamó Steven.
-¿Yulia?- su corazón dio un vuelco. ¿Habría sido real su sueño? Sonrió de solo pensarlo.
-no te pongas muy feliz, se ha molestado muchísimo con nosotros, y contigo- alegó Domen.
Steven lo miró con cierta molestia, no debía decirle eso a Lena, que de inmediato borró la ilusión de su rostro. La puerta se abrió despacio, solo esperaba a ver a Steven ahí, pero se sorprendió encontrar a todos sus amigos. Los miró brevemente, se sentía cansada, pero era obra de la fiebre. Sus ojos se posaron en los de Lena quien la veía sin parpadear, como si no quisiera perderse ni un segundo de lo que estaba viendo. Varios segundos perdidas entre sí, atrapadas en la mirada de la otra.
Zaeta- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Siii, la encontraron y veremos si se decide Yulia.
Saludos!!
Saludos!!
Monyk- Mensajes : 188
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Vamos!! Continúa pronto, no lo dejes así!!
katina4ever- Mensajes : 280
Fecha de inscripción : 03/07/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Esa Yulia me cae mal >:-@
Vale Berríos.- Mensajes : 119
Fecha de inscripción : 10/10/2015
Edad : 32
Que buen capítulo
Era de esperarse... Aunque ella yulia sea una dura,pues es un ser humano y ama lena,que se quiera hacer la tonta pues es otra cosa. Buen capítulo
Zanini-volk- Invitado
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
CAPITULO XXIII
-será mejor irnos, tenemos trabajo- sugirió Steven.
-tal vez podamos quedarnos otro rato- terció Domen tanteando a la morena.
-salgan- dijo esta en tono imperativo.
Los chicos rieron por lo bajo a excepción de Steven quien solo rodo los ojos, y quien terminó por empujarlos a la salida y cerrar él mismo la puerta.
-Yulia, yo… quiero explicarte, déjame explicarte- suplicaba la pelirroja. –no me fui de tu lado, jamás me alejaría de ti, yo no quería, Nicolaij… él…
-él te ha llevado a la fuerza… lo sé-completó suspirando. Se había dirigido hacia una mesa donde sirvió un vaso con agua.
-entonces… ¿Por qué quieres sacarme de tu vida?- le preguntó con tristeza.
La morena le extendió el vaso y un par de píldoras. –tómalas, te las ha enviado el Doctor. –le dijo. Había decidido enmendar sus errores, tal vez comportarse cordial con la pelirroja sería el primer paso.
Lena la miró con un atisbo de decepción, ¿es que Yulia había decidido solo ignorarla? Miró las pastillas para luego ingerirlas ambas de un solo trago.
Yulia la observaba en silencio. En un extraño impulsó se inclinó sobre la pelirroja hasta tocarse con sus frentes.
-estas…-murmuró llevando ambas manos al rostro de la pelinegra.- tienes mucha fiebre- dijo preocupada.
La morena sonrió. – ¿te preocupas por mí, en vez de preocuparte por ti…?
-es porque te amo- respondió olvidándose de la situación. No lo había pensado antes de responder, de hecho se le había escapado. De pronto se arrepintió cuando Yulia se alejó, pero no fue muy lejos, acercó una silla a la cama y la ocupó.
Debía sentirse realmente mal, su postura naturalmente erguida terminó por encorvarse. Lena alzó el brazo posando su mano en la mejilla de la morena. Se estremeció cuando la ojiazul tomó su mano entre las suyas besándole repetidas veces el palmar.
-he cometido tantos errores contigo… nunca quise hacerte daño- agachó la cabeza. –y… solo eso he conseguido…
-Yulia…- musitó- solo quiero estar a tu lado… quiero amarte aunque tú no lo hagas, de…déjame quedarme, no me eches de tu vida por favor- suplicó sollozando levemente.
-¿eso es lo que quieres?- preguntó aun cabizbaja.- corres un gran riesgo a mi lado…
-no me importa…-se apresuró a decir- estar contigo es lo que más deseo…
-yo también lo deseo… -murmuró.-quería sacarte de mi vida porque creía que te hacia un bien alejándote de mí-admitió con pesadez.- pero solo he conseguido lastimarte amor mío.
“Amor mio”. Esas palabras quedaron resonando en la mente de la pelirroja, aunque inocentes habían hecho que su corazón se detuviera, que contuviera el aliento. Cuando por fin se decidió en hablar la morena se había puesto de pie y vuelto a acercar a ella. Pero esta vez no reparó solo en chocar sus frentes, esta vez tomó el rostro de la pelirroja con sus manos y besó sus labios tiernamente.
-yo también…-susurró separándose a unos cuantos centímetros del rostro de Lena.
Cuando la pelirroja logró salir de su sorpresa preguntó- ¿tú también, que?
La morena le sonrió- te amo… -susurró para volver a besarla, esta vez desbordando sobre ella todo el amor que sentía. Acariciaba con sus manos el rostro de su hermosa pelirroja sintiendo humedad en su tacto. Se detuvo y la observó. -¿Por qué lloras?- le dijo mientras limpiaba el camino de lágrimas.
Lena negó con la cabeza. –No es nada…-respondió con una sonrisa. –Son de felicidad- confesó abrazándose a ella.
Yulia resopló aun apegada a Lena- aun me interesa saber qué hacías rumbo al invernadero, ¿huías?-le inquirió curiosa.
-no huía- se defendió separándose de Yulia para mirarla de frente. –Iba a regresar pero la tormenta me atrapó antes de llegar- confesó.
-¿entonces? ¿Cuál era el objetivo?- preguntó una vez más mientras jugaba con uno de los rizos de la pelirroja.
Se sentía apenada, y es que no había objetivo, solo quería ir al lugar y ya, pasar un tiempo allí porque lo deseaba. –yo… solo quería una rosa…
-¿una rosa? ¿Para qué?- preguntó confundida.
-Porque una rosa me hubiese bastado- respondió tímidamente. Y la ojiazul lo recordó.
** -¿eso que traes ahí, es la rosa que prometiste?- preguntó intentando ver lo que guardaba celosamente.
Negó con la cabeza. –una rosa… es buen detalle… pero todos y todas regalan rosas- citó lo que una vez le había dicho la misma pelirroja. Dejó a la vista lo que había llevado detrás de sí, un hermoso Tulipán rojo que le entregó a Lena con un beso.
Yulia frunció el ceño cuando la pelirroja comenzó a reír a carcajadas. –Así que esto era… - dijo abrazando a la ojiazul- con la rosa me hubiese bastado**
-fue muy imprudente- le reprochó- casi muero de la preocupación- reclamaba al tiempo en que le cubría el rostro de besos.
-Yulia…- dijo deteniéndola. –tienes mucha fiebre…
-eso es totalmente culpa tuya- dijo apuntándola con el dedo.
-perdóname, mi amor- musitó sonriente acariciándole los cabellos a la morena.
A Yulia se le encogió el corazón, su pelirroja le recordaba que aún tenía pendiente el pedir perdón… pero como podría Lena perdonarla, si ella misma no era capaz de hacerlo. Eran de las pocas veces en las que no sabía qué hacer. Bajó la mirada víctima de su propia culpabilidad, Lena lo notó, sujetó su barbilla alzándole el rostro.
-¿Qué pasa?-preguntó con un dejo de preocupación.
-yo… no merezco esto, tengo tanto porque pedirte perdón- decía en voz baja.
Lena la abrazó nuevamente. –Déjalo ya, olvídalo como lo he hecho yo…-susurró.
-no.- dijo terminante.- debo hacerlo. Tienes derecho a saber porque te separé de tu familia… porque te he… mancillado…-respiró con pesadez.- te traje aquí y me aproveche de ti por solo desearlo, porque tenía el poder y podía hacerlo… desde donde estoy siempre he conseguido lo que quiero y yo te quería, ardía por poseerte. Mírame Lena.- le pidió pues la pelirroja había desviado la mirada a mitad de su discurso.- Te has olvidado del monstruo que soy…-admitió con dolor.- y aunque te amo, nunca podré borrar lo que hice… esos actos son mi sombra. Jamás podré olvidarlo, me siento terrible, pero no tengo justificación.
-entonces quieres que te odie, ¿es eso?
-no…- respondió volviendo a sentirse miserable por pretender aun el amor de la pelirroja.
-entonces, nada de eso importa si te tengo conmigo- sentenció. –Te amo, sin arrepentimientos ni rencores- aseguró. –no vuelvas a sentirte así… no quiero…
La morena se separó de ella y la miró a los ojos. –soy un monstruo y tú… tú eres un ángel…
Ella alzó una mano para acariciarle la mejilla- no es así, has cambiado…-afirmó.- ¿dormirías conmigo?- preguntó dulcemente. Yulia asintió.
La pelirroja se corrió un poco, fue hasta entonces que sintió lo adolorida que estaba, pero no reparó en ello, dejó que la morena se acostara a su lado, esta le paso la mano por la espalda y Lena terminó por recostarse en su pecho.
Se quedaron dormidas rápidamente, Lena no supo cuánto tiempo había dormido cuando despertó. Buscó rápidamente a la morena, allí estaba, abrazándola, no había sido un sueño. Sonrió, alzó la mano para tocarle la frente… ya no había fiebre.
-te amo Yulia-susurró
-¡vaya! Qué suerte tiene la piltrafa- exclamaron detrás de ella.
Lena se sobresaltó y se volvió- yo… usted…-balbuceaba
El “Doc” inclinó la cabeza sonriendo exageradamente. –Solo venía a darte de alta-explicó dándose media vuelta para salir de allí.
-espere… no le diga a nadie, por favor…
-¿decirle a nadie? Yo no sé nada- dijo encogiéndose en hombros y saliendo.
-así que, ya estas dada de alta- musitó la morena mientras se estiraba.
La pelirroja se había sobresaltado de nuevo. -¿Qué les pasa a todos hoy, eh? Me quieren matar de un susto- dijo llevándose la mano al pecho.
Yulia rio. –así tendrás la conciencia Katina-dijo tocándole la punta de la nariz con el dedo índice. –Será mejor que te abrigues antes de salir, hace mucho frio afuera… -agregó levantándose de la cama. –Ahora vuelvo…- dijo antes de salir de la habitación.
Observó la habitación, ahí estaba su ropa, y su abrigo, pero este último estaba inservible, roto por todas partes. Para cuando la morena regresó ella ya estaba vestida. Yulia le sonrió y se acercó a ella con una bufanda y un abrigo nuevo en las manos, primero le pasó la bufanda por el cuello y después le ayudo a colocarse el abrigo.
La morena la tomó de la mano conduciéndola a la salida. En menos de diez minutos ya estaban de vuelta en la mansión.
-¿tienes hambre?- le preguntó la morena mientras la abrazaba por detrás.
-sí, algo- respondió girando la cabeza por encima del hombro y plantándole un beso en los labios a su interlocutora.
-ternurita, están de cariñositas- se burlaba Sven entrando a la sala. Ganándose la mirada molesta de Yulia y sonrojando a la pelirroja.
-no te preocupes por él, es un envidioso- sentenció la morena.
-¿envidioso yo? Pero si voy a casarme- exclamó.
Yulia se encargó de quitarle a Lena el abrigo y la bufanda, no era necesario dentro de la casa.
-¿Cómo te sientes Elena?- preguntó Sven.
-mejor, gracias por preguntar- contestó sonriente ante las atenciones de la morena.
-tenemos hambre, ¿nos acompañas a comer?- le invitó de pronto.
El chico se sorprendió- ¿es enserio Volkova? Tu nunca me has invitado a comer- dijo escondiendo un tono de reproche.
La pelirroja se volvió hacia ella. -¿jamás has invitado a tus amigos a comer?
Yulia se encogió en hombros. –Aquí comen en navidad y en año nuevo… ¿no cuenta?- preguntó viendo como Lena soltaba una carcajada con ganas. Tomó aire y resopló. –Ve, llámalos a todos- refiriéndose a Sven.
El chico pegó un salto y casi corriendo salió de la mansión seguramente a llamar a sus otros dos amigos. La morena rio volviéndose para abrazar a la pelirroja.
-no es mi culpa si nunca se sintieron con el derecho de venir…-dijo a modo de disculpa.
-mi lobita…- le susurró al oído. –Hay cosas que tal vez des por sentadas, pero en ocasiones tienes que exteriorizarlas o los demás no te entenderán…
-no me hace falta que me entiendan los demás, solo tú…-añadió besándola suavemente.- te amo…
La llevó al sofá sentándola sobre sus piernas, la pelirroja había estado riendo entre besos pero ahora hundía sus dedos en la caballera de la ojiazul apretándola contra ella. Así estuvieron un rato hasta que el grupo elite arribó al lugar. Uno de los chicos carraspeó la garganta haciéndolas separarse sumamente coloradas, mas por el acaloramiento que por vergüenza.
-¿has planeado que haremos con Elena el día “D”?- preguntó Steven de pronto.
Yulia sujetó la mano de la pelirroja. –no te iras, ¿verdad?- dijo retóricamente. Pues aunque la morena decretase su traslado ella se negaría y haría lo imposible por permanecer a su lado.
Lena negó con la cabeza. –Jamás-aseveró con pasión.
-bien- sonrió- lo que haremos será…
Todos asintieron después de escuchar a la morena, y lo más importante Lena la apoyaba. Ahora estaba feliz en su alcoba abrazando a su pelirroja.
-así que, soy la pieza vulnerable en tu plan, ¿no?-musitó aún en sus brazos.
Yulia rio, suspiró y pensó. –si… y no
-¿si, y no?- le preguntó colocándose sobre ella.- ¿Qué clase de respuesta es esa?- le susurró mientras le besaba el cuello.
-deja de hacer eso si quieres que te conteste- chilló cerrando los ojos. La pelirroja sonrió.
-está bien, contesta- le animó sentándose a un lado de ella.
La morena abrió los ojos de golpe, se levantó apoyándose con ambas manos sobre la cama mirando a Lena con desconcierto. –Esperaba que no me hicieras caso- dijo en un puchero. Lena rio.
-tenemos toda la noche, Volkova…
-que conste…- se rascó la cabeza. –ahhh- suspiró- eres mi punto débil, lo sabes… y te aprovechas de ello- le recriminó con una sonrisa. La pelirroja agitó su cabellera en símbolo jactancioso. –pero a la vez, eres mi fortaleza. Conozco muy bien mis capacidades, se lo que puedo o no hacer…-agregó sopesando una balanza imaginaria.- pero contigo siento que no hay imposibles. Tengo tanto miedo de no estar a tu lado…-alzó la mano para acariciarle la mejilla.- que te aseguro que no le daré ninguna oportunidad a Iván. Nada ni nadie podrá separarme de ti. –la cogió de la lateral de su cuello y la atrajo hacia sí besándola con vehemencia. –Hay…-decía agitada, interrumpiendo su beso, algo que en un principio le molesto a la pelirroja. –hay algo que quiero que tengas- abrió una gaveta de su buró sacando una cajita que Lena conocía, la de su collar.
-Yulia…
-me gustaría que esta vez fuera para siempre- Lena había hecho a un lado su cabello así que solo lo colocó y abrochó. –prometo compensar todo lo que te he hecho.
-no necesitas compensarme nada, Yul… solo estando junto a ti soy la mujer más feliz- alegó.
La morena sonrió.- lo hecho, hecho está-terció solemne, Lena la observó ceñuda sin comprender a que se refería.- ven conmigo.
La halaba con delicadeza, llevándola al extremo de la mansión que no conocía. Abrió una puerta doble apareciendo ante la vista de la pelirroja un salón que aunque vacío estaba hermoso, el candelabro y las luces apostadas a los lados. Sin soltarla de la mano la llevo hasta el piano que descansaba en un costado, sentándola en el sillín.
-¿Qué hacemos aquí?- aunque maravillada por el lugar seguía preguntándose qué ideaba la morena.
Yulia no contestó, le levantó el mentón dándole un corto pero tierno beso en los labios. Se volvió de nuevo al piano levantándole la tapa.- cierra los ojos- le solicitó suavemente.
Lena obedeció. Oyó el ruido de un papel, sonreía mientras trataba de adivinar qué pasaría.
-ábrelos…
Giró el rostro hacia donde había escuchado la voz, y abrió los ojos. Frente a ella, se había arrodillado la morena con un ramo de rosas rojas entre las manos, pero le contrastaban once tulipanes rosas dibujando un corazón.
-Yulia… ¡son hermosas!-exclamó. Tomó el ramo y abrazo a la morena casi derribándola.
Yulia rio. –Has pasado por alto un detalle- susurró, volviéndole a mostrar el arreglo.
Abrió un poco más los pétalos de la rosa del centro haciéndole ver el tenue brillo de lo que allí se encontraba. Con cuidado lo desprendió, Lena contuvo un grito de emoción cuando lo vio, la ojiazul tomó su mano izquierda y suavemente le fue deslizando el anillo en el dedo anular.
-espero no me lo tomes a mal… -comenzó a decir.- tal vez es demasiado- se rascó la cabeza. –pero así me siento.
-¿Qué es lo que quieres decirme?- le cuestionó con una hermosa sonrisa que delataba sus sospechas.
La morena se mordió el labio y continuó. -¿Aceptarías…?-Maldición, no pensaba que fuera tan difícil.- ¿Quisieras ser… mi novia?- recalcó esto último.
Lena se abalanzó a sus brazos, esta vez consiguiendo derribarla, repartiéndole besos por todo el rostro.
-¡Si, Yulia! ¡Sí! ¡Mil veces sí!-gritaba evidentemente emocionada. Comenzaba a derramar algunas lágrimas en el camino, pero la morena estaba segura que eran de felicidad.
CAPITULO XXIV
Sonrió satisfecha, abrazando a su amante pelirroja y la besó. Cuando se dieron cuenta ya estaban desnudas dándose calor como desesperadas, ansiosas por sentirse.
-te juro, que no estaba en mis planes hacerte el amor en el salón- terció la morena haciendo conciencia de donde estaban.- te amo, Katina… perdóname la falta de romance…
-ha sido perfecto- susurró adormilada en su desnudo pecho.
La morena comenzó a reír, se volvió hacia Lena y la agitó suavemente.- vamos, no podemos quedarnos aquí…
-¿Por qué no?- chilló estirándose, se sentó observando a su acompañante vestirse.
-tenemos un itinerario apretado, ¿recuerdas?- agregó con una sonrisa, pero ante esto la pelirroja frunció el ceño. –Lena… -dijo suavizando su voz al darse cuenta de la molestia de su amada. –ya lo hablamos.
-lo sé- le interrumpió esta. –y he prometido seguir tus indicaciones, aunque no me parezcan…
-solo así me sentiré tranquila- musitó tomándole el rostro con las manos. –Lo sabes, ¿no?- Lena asintió. –te amo con locura, y hare lo que sea necesario para mantenerte a salvo.
-yo te amo mucho más…-susurró abrazándola por la cintura. –más te vale Volkova patearle el trasero a ese Iván y que se entere que contigo no debe meterse- agregó en un divertido tono.
-sí amor- le complació riendo. –ahora vámonos, que hace falta enseñarte un lugar más…
-¿más sorpresas?- le inquirió con una coqueta sonrisa.
- mjm… -asintió- pero vístete, no puedes andar así desnuda…- dijo haciéndole la observación. De inmediato la pelirroja se cubrió con las manos, sonrojada, había olvidado su falta de ropa.
Se vistió rápidamente, no porque sintiera pudor, sino porque ansiaba saber que otra sorpresa le tendría preparada la morena. Salieron del enorme salón y subieron otro piso, hasta llevarla a una habitación de proporciones enormes. Tenía un recibidor, una sala, la cama, el armario que no era sino otra habitación, el baño que incluía un antójable jacuzzi, y otra puerta que daba hacia el balcón.
Lena se quedó asombrada mirando a su alrededor hasta que sus ojos se posaron en los de Yulia. -¿Qué es esto?- preguntó aun sin entender.
La morena enarcó las cejas. -¿no es obvio? Es nuestra alcoba- exclamó. – no quería que siguiéramos teniendo habitaciones separadas cuando… desde hace mucho tiempo dormimos juntas…
-¿todo esto, nuestra habitación?- cuestionó nuevamente incrédula. –es… es enorme…- dio unos pasos por la habitación, era tan grande como un departamento, pero mucho más lujoso.
-bueno, no quería que tuvieras problemas con el espacio- confesó rascándose la cabeza. – ¿Me he desmedido?- preguntó con un gesto tierno.
-es fabuloso- afirmó al cabo de unos segundos. Con un movimiento abrió la puerta del balcón, apenas vislumbraba desde allí el techo del establo, pues el espeso follaje lo cubría. Miraba todo aquel paisaje como hipnotizada, sintió los brazos de la morena posesionarse de su cintura y se giró.
-¿te gusta?- preguntó en apenas un susurro.
-si- afirmó con una sonrisa que a ojos de la morena era la más hermosa que pudiera recibir. Se besaron con ternura por varios minutos antes de dirigirse a su nueva cama.
Poco antes del día “D” se organizó en la mansión un operativo donde varios vehículos, escoltando el de Lena, salían fuertemente armados con destino desconocido. Solo el grupo elite sabía a donde se dirigían. Yulia se había tranquilizado muchísimo con aquello. Todo fuese por su querida pelirroja.
Había pasado el resto de los días entrenando y debatiéndose con Domen, limitándose en usar su pierna derecha. Tendría que hacer lo posible por mantenerla alejada del enfrentamiento, Shapovalov haría lo mismo con la propia.
Por fin, el momento había llegado. –Bonita forma de pasar un cumpleaños- pensó. Abandonó su habitación con paso firme, se encontró con sus tres amigos en el pórtico junto con otros soldados, todos callados, solo se miraron un par de veces, asintieron y se dispersaron. Las puertas de la propiedad estaban abiertas pero altamente resguardadas, los miembros del consejo empezaban a hacer su aparición uno por uno en sus lujosos autos y fuertemente resguardados, como si ellos tuvieran algo que temer. Ella solo bufó. Algunos de ellos se acercaban para saludarle, otros pasaban de largo, aun no le perdonaban el haberlos vencido en batalla. Los soldados, todos ellos uniformados de negro y con boina, se comenzaban a conglomerar cerca del zócalo. Ya estaban todos listos, solo faltaba Shapovalov para comenzar. Ella ya lo esperaba solitaria en medio, supo por fin que había llegado pues los soldados se movían hacia los costados dejándole pasar con cinco hombres como escolta.
Llevaba consigo un aire altivo y arrogante, pero lo que más le desagradaba era esa sonrisa burlona con la que se pavoneaba.
-¿y tú amiga?- le preguntó refiriéndose claramente a Lena.
Yulia gruño.- no es de tu incumbencia- masculló.
Shapovalov rio con sorna.- ¿en serio crees que no sé dónde está?
La tranquilidad que había mantenido hasta ese momento se vino abajo. Se paralizó solo de pensar que algo pudiera sucederle a Lena. Sacudió la cabeza disipando las absurdas ideas.
-les he ordenado a mis hombres traerla de inmediato. Quiero que tenga el honor de presenciar el sacrificio- escupió. –tus intentos por alejarla fracasaron…
La morena sonrió. Shapovalov había mordido el anzuelo y su enorme ego le estaba devolviendo ahora la tranquilidad. –No habrá tal…- afirmó.
-ya veremos si sigues sonriendo- le reto con la mano para que se acercara, la morena negó con la cabeza.
-Iván Shapovalov, ¿a qué has venido?- preguntó en voz alta para que la oyeran todos.
-¡a retarte!- gritó. –Le regresaré la gloria a esta organización, les daré un verdadero líder- exclamó y unos cuantos aclamaron su dicho, Yulia los observaba en silencio.
-¿estas consciente que serás castigado por sublevación, independientemente del resultado de esta pelea?
-lo estoy- aseguró.
La ojiazul se dirigió ahora a los miembros del consejo. –es un reto formal, si este hombre me vence tendrá el derecho a dirigir esta organización –los hombres frente a ella asintieron. Terminado el protocolo volvió a encarar a Shapovalov. La última pelea entre ellos.
Ambos recortaron sus distancias, lanzaban golpes potentes pero ninguno había dado de lleno, Yulia lanzó un golpe largo con la derecha, Shapovalov no solo la detuvo sino que aprovechó para darle media vuelta y aplicarle una llave sujetándole los brazos. La morena se inclinó hacia adelante para luego dejarse caer de espaldas. Iván la soltó en el suelo, Yulia dio reveses con el codo antes de pararse, Shapovalov la barrió desde el piso haciéndole caer nuevamente. Se abalanzó hacia ella para golpearla pero ésta rodo alejándose de él, dio un giro y se puso de pie.
-lo haces bien Iván, estuviste entrenando, ¿cierto?
-tampoco lo haces mal, Volkova…
Shapovalov volvió al ataque, esquivaban y detenían los golpes del otro, en ocasiones el golpe terminaba haciendo contacto, de vez en vez se separaban para respirar y observarse. La contienda estaba reñida, ambos eran buenos, Iván era mucho más violento que la morena pero ella lo compensaba en velocidad y estrategia. Ninguno había usado las piernas en la batalla, pero si aquello continuaba así probablemente se verían obligados a hacerlo. Algunos cortes aparecieron en su rostro, nada grave podían continuar sin problemas, a Iván ya se le veía cansado y en cierto grado desesperado por no poder concluir la pelea.
-¿Qué paso, Iván? Pensé que me darías una demostración de cómo pelear- se burló, se había alejado un poco para descansar del ritmo de la pelea.
Iván gruñó, pero los gritos de una pelirroja mujer lo hicieron volverse hacia atrás. Los soldados volvían a replegarse a los costados para permitirles el paso a dos hombres altos y fornidos que llevaban casi a rastras a la mujer que gritaba para que la liberaran.
-¡Demonios!- exclamó en voz baja.
Los hombres se detuvieron frente a Shapovalov, soltaron a la mujer para después apuntarle con un arma en la cabeza, esta solo se sujetaba la cabeza mientras sollozaba. Iván regresó la vista hacia el frente con un aire a triunfo.
-te lo dije… ahora estoy en una encrucijada…- hablaba mientras hacia una mueca.- no sé a quién matar primero… si a ti… o a ella
La pelirroja ahogó un grito haciendo que la morena la mirara, sus ojos iban de Iván a la chica, de la chica a Iván… finalmente sonrió. – ¿de dónde sacas que me mataras? Llevas intentándolo todo este tiempo y no has podido…
Shapovalov se giró hacia la chica furibundo propinándole una patada con la pierna izquierda que le alzó el rostro y le hizo caer de espaldas.
-¡Hey!- chilló la morena impotente.
-¡ja! Ahora si te importa lo que le haga, ¿no? Me preguntaba cuanto tiempo sostendrías esa actitud tuya tan arrogante.
-maldito, ella no puede defenderse- masculló. Apretaba la mandíbula y los puños muy enojada.
-¿y…? ¿Qué harás para detenerme?- le inquirió retadoramente.
La morena acortó la distancia, la pelea comenzaba de nuevo con una lluvia de golpes, Shapovalov había sujetado a la ojiazul golpeándola con la rodilla en repetidas ocasiones sobre su costado, cuando se pudo zafar recibió de refilón la potente patada de este. Aquella ultima patada había sido lanzada con la intención de golpearle la pierna dañada, por suerte no fue así. Iván estaba desesperándose poco a poco, no podía creer que aún no pudiese vencer a Yulia Volkova, estaba tan exasperado por finalizar la batalla que comenzaba a tirar patadas, pese a saber que no estaba en las mejores condiciones. Yulia acababa de detener una patada con la pierna izquierda, bajó el cuerpo y en un rápido movimiento le entregó a Shapovalov un izquierdazo que lo dejó aturdido, aprovecho entonces para arremeter contra él, golpeaba su cuerpo y rostro, Iván intentó recomponerse lanzando un par de golpes que dieron en la morena, pero esta ni se inmutó, siguió golpeando sin piedad a su contrincante hasta que cayó al suelo.
-ríndete, o te mataré- le amenazó. Iván permaneció callado. Se abalanzó contra él, lanzándole puñetazos que le daban de lleno en el rostro ya que ni siquiera podía cubrirse.
-¡Me rindo!- gritó justo antes de recibir otro golpe.
Yulia se detuvo, se puso de pie y alejó de él cuanto pudo. Miró a la pobre mujer aún inconsciente que sangraba de la frente.
-llévenla a la enfermería- ordenó. De inmediato dos hombres la levantaron y se la llevaron, mientras otros cuatro sujetaban a los matones de Iván.
Este había levantado la vista descubriendo que aquella mujer pelirroja no era Elena Katina, se enfureció al sentirse engañado, por haber caído tan estúpidamente en la trampa de la morena.
**-¿has planeado que haremos con Elena el día “D”?- preguntó Steven de pronto.
Yulia sujetó la mano de la pelirroja. –no te iras, ¿verdad?- dijo retóricamente. Pues aunque la morena decretase su traslado ella se negaría y haría lo imposible por permanecer a su lado.
Lena negó con la cabeza. –Jamás-aseveró con pasión.
-bien- sonrió- lo que haremos será… plantar un señuelo, les haremos creer que Lena fue trasladada…
-¿y cómo dices que haremos eso?- preguntó Domen frunciendo el ceño.
La ojiazul se giró hacia Steven. –No sé de donde tengas que sacarla- dijo en un gesto serio.- pero quiero que consigas a su doble. Haremos toda la pantomima, llevarla a una casa de seguridad fuertemente custodiada, que la vean… si Shapovalov pretende algo será con el objetivo equivocado.
-bien, plantamos el señuelo…-le interrumpió Sven.- pero, ¿y Elena?
-se quedará- contestó con seriedad. –para esos días Lena será un soldado más… confió en que te verás excelente con el uniforme- le dijo por lo bajo. –además de ustedes quiero a doce hombres más para ser su guardia, de extrema confianza Steven, no me importa el rango que tengan, que estén dispuestos a dar su vida, ¿me entiendes?
El chico asintió. –No te preocupes Yulia, tengo a las personas adecuadas- terció sonriendo.
-Yulia…- le llamó Domen. –y en caso de…
-si eso llegara a pasar- le interrumpió. –sé que podrán sacarla de aquí sin mayores inconvenientes.
La pelirroja se giró hacia Yulia, había sobre entendido la orden dada en el supuesto caso en el que la morena fuese derrotada. Volvió a tomarle la mano apretándosela un poco. –no… yo me quedo contigo
-está bien- acercó la mano de la pelirroja a sus labios depositándole un beso.- no llegaremos a eso… **
-Iván Shapovalov ha sido derrotado-anunció el Alfa y todos le vitorearon.
“Derrotado”… no, no podía terminar así, él siempre tenía un as bajo la manga, en este caso, un arma en el tobillo, lo desfundó impulsado por el odio y apuntó a la morena. Esta se giró presintiendo lo que su hermano estaba por hacer. Se oyó la detonación… los soldados corrieron hacia Shapovalov para detenerle, pero ya era tarde. Iván sonrió de satisfacción al darse cuenta que por lo menos el disparo había dado donde más dolía.
Yulia palideció, la pelirroja estaba frente a ella sujetándosele de los hombros.
La boina de soldado se le había desprendido al correr dejándole ver su cabello. Alzó la vista encontrándose con esos ojos azules que tanto amaba, se acercó lentamente hacia su rostro pero flaqueo antes de alcanzar sus labios.
La morena la sujetó recostándola suevamente. –Lena, mi amor… -decía con voz temblorosa. –estarás bien... –le aseguró mirándose después las manos ensangrentadas. –Yo… ¡perdóname!- chilló sin poder contener las lágrimas. –no tenías… ¡no debías! ¡¿Por qué?!- reclamó dolida y asustada.
Lena la miró con calma, le tomó el rostro con las manos y la besó. –Porque te amo… -le susurró comenzando a cerrar los ojos.
-¡no, no te atrevas! No vayas a dejarme…- alzó la vista, parecía buscar algo o a alguien con los ojos. Cargó a Lena y prácticamente corrió con todas sus fuerzas mientras le hablaba. –No cierres los ojos- le suplicaba.
-Yulia… dime que me amas…
-¡no, no te despidas! No te vas a ninguna parte- chillaba.-¡¡Dominic!!- gritó cuando entró a la enfermería.
El anciano ya las esperaba con una camilla, la ojiazul recostó allí a la pelirroja siguiéndola hasta el quirófano.
-Yul… dilo…-suplicó con un hilo de voz.
Le besó la mano. –Te amo… más que a nada en el mundo…- susurró. La mano de una enfermera la detuvo. Solo pudo ver a Lena perderse tras las puertas del quirófano y con ella su alma…
Después de varias dolorosas horas de angustia el Doctor salía del quirófano, ya se habían reunido en la sala de espera Steven, Sven y Domen.
-Dominic… ¿Cómo está?- arremetió la morena. Incluso al “Doc” le sorprendió, Yulia jamás le llamaba por su nombre.
El Doctor dio un largo suspiro. –seré honesto contigo, hemos hecho todo lo posible, extrajimos la bala, pero es posible que no pase de esta noche. –pronunció desairado.
Como balde de agua fría, no… lo sintió muchísimo peor. Sujetó a Dominic de la bata alzándole brevemente. – ¡Retráctate!- gritó- ¡Di que estará bien!- chilló sacudiéndolo con violencia. -¡Dilo! ¡Maldita sea, dilo!- soltó al médico dejándose caer de rodillas. –Es mi culpa…- susurraba mientras lloraba.
-no Yulia… ha sido nuestra- se disculpó Steven. –todos fuimos contra Shapovalov… olvidamos completamente a Elena…
Pero la morena no escuchaba, se había ensimismado en sus pensamientos, en su culpa…
-será mejor irnos, tenemos trabajo- sugirió Steven.
-tal vez podamos quedarnos otro rato- terció Domen tanteando a la morena.
-salgan- dijo esta en tono imperativo.
Los chicos rieron por lo bajo a excepción de Steven quien solo rodo los ojos, y quien terminó por empujarlos a la salida y cerrar él mismo la puerta.
-Yulia, yo… quiero explicarte, déjame explicarte- suplicaba la pelirroja. –no me fui de tu lado, jamás me alejaría de ti, yo no quería, Nicolaij… él…
-él te ha llevado a la fuerza… lo sé-completó suspirando. Se había dirigido hacia una mesa donde sirvió un vaso con agua.
-entonces… ¿Por qué quieres sacarme de tu vida?- le preguntó con tristeza.
La morena le extendió el vaso y un par de píldoras. –tómalas, te las ha enviado el Doctor. –le dijo. Había decidido enmendar sus errores, tal vez comportarse cordial con la pelirroja sería el primer paso.
Lena la miró con un atisbo de decepción, ¿es que Yulia había decidido solo ignorarla? Miró las pastillas para luego ingerirlas ambas de un solo trago.
Yulia la observaba en silencio. En un extraño impulsó se inclinó sobre la pelirroja hasta tocarse con sus frentes.
-estas…-murmuró llevando ambas manos al rostro de la pelinegra.- tienes mucha fiebre- dijo preocupada.
La morena sonrió. – ¿te preocupas por mí, en vez de preocuparte por ti…?
-es porque te amo- respondió olvidándose de la situación. No lo había pensado antes de responder, de hecho se le había escapado. De pronto se arrepintió cuando Yulia se alejó, pero no fue muy lejos, acercó una silla a la cama y la ocupó.
Debía sentirse realmente mal, su postura naturalmente erguida terminó por encorvarse. Lena alzó el brazo posando su mano en la mejilla de la morena. Se estremeció cuando la ojiazul tomó su mano entre las suyas besándole repetidas veces el palmar.
-he cometido tantos errores contigo… nunca quise hacerte daño- agachó la cabeza. –y… solo eso he conseguido…
-Yulia…- musitó- solo quiero estar a tu lado… quiero amarte aunque tú no lo hagas, de…déjame quedarme, no me eches de tu vida por favor- suplicó sollozando levemente.
-¿eso es lo que quieres?- preguntó aun cabizbaja.- corres un gran riesgo a mi lado…
-no me importa…-se apresuró a decir- estar contigo es lo que más deseo…
-yo también lo deseo… -murmuró.-quería sacarte de mi vida porque creía que te hacia un bien alejándote de mí-admitió con pesadez.- pero solo he conseguido lastimarte amor mío.
“Amor mio”. Esas palabras quedaron resonando en la mente de la pelirroja, aunque inocentes habían hecho que su corazón se detuviera, que contuviera el aliento. Cuando por fin se decidió en hablar la morena se había puesto de pie y vuelto a acercar a ella. Pero esta vez no reparó solo en chocar sus frentes, esta vez tomó el rostro de la pelirroja con sus manos y besó sus labios tiernamente.
-yo también…-susurró separándose a unos cuantos centímetros del rostro de Lena.
Cuando la pelirroja logró salir de su sorpresa preguntó- ¿tú también, que?
La morena le sonrió- te amo… -susurró para volver a besarla, esta vez desbordando sobre ella todo el amor que sentía. Acariciaba con sus manos el rostro de su hermosa pelirroja sintiendo humedad en su tacto. Se detuvo y la observó. -¿Por qué lloras?- le dijo mientras limpiaba el camino de lágrimas.
Lena negó con la cabeza. –No es nada…-respondió con una sonrisa. –Son de felicidad- confesó abrazándose a ella.
Yulia resopló aun apegada a Lena- aun me interesa saber qué hacías rumbo al invernadero, ¿huías?-le inquirió curiosa.
-no huía- se defendió separándose de Yulia para mirarla de frente. –Iba a regresar pero la tormenta me atrapó antes de llegar- confesó.
-¿entonces? ¿Cuál era el objetivo?- preguntó una vez más mientras jugaba con uno de los rizos de la pelirroja.
Se sentía apenada, y es que no había objetivo, solo quería ir al lugar y ya, pasar un tiempo allí porque lo deseaba. –yo… solo quería una rosa…
-¿una rosa? ¿Para qué?- preguntó confundida.
-Porque una rosa me hubiese bastado- respondió tímidamente. Y la ojiazul lo recordó.
** -¿eso que traes ahí, es la rosa que prometiste?- preguntó intentando ver lo que guardaba celosamente.
Negó con la cabeza. –una rosa… es buen detalle… pero todos y todas regalan rosas- citó lo que una vez le había dicho la misma pelirroja. Dejó a la vista lo que había llevado detrás de sí, un hermoso Tulipán rojo que le entregó a Lena con un beso.
Yulia frunció el ceño cuando la pelirroja comenzó a reír a carcajadas. –Así que esto era… - dijo abrazando a la ojiazul- con la rosa me hubiese bastado**
-fue muy imprudente- le reprochó- casi muero de la preocupación- reclamaba al tiempo en que le cubría el rostro de besos.
-Yulia…- dijo deteniéndola. –tienes mucha fiebre…
-eso es totalmente culpa tuya- dijo apuntándola con el dedo.
-perdóname, mi amor- musitó sonriente acariciándole los cabellos a la morena.
A Yulia se le encogió el corazón, su pelirroja le recordaba que aún tenía pendiente el pedir perdón… pero como podría Lena perdonarla, si ella misma no era capaz de hacerlo. Eran de las pocas veces en las que no sabía qué hacer. Bajó la mirada víctima de su propia culpabilidad, Lena lo notó, sujetó su barbilla alzándole el rostro.
-¿Qué pasa?-preguntó con un dejo de preocupación.
-yo… no merezco esto, tengo tanto porque pedirte perdón- decía en voz baja.
Lena la abrazó nuevamente. –Déjalo ya, olvídalo como lo he hecho yo…-susurró.
-no.- dijo terminante.- debo hacerlo. Tienes derecho a saber porque te separé de tu familia… porque te he… mancillado…-respiró con pesadez.- te traje aquí y me aproveche de ti por solo desearlo, porque tenía el poder y podía hacerlo… desde donde estoy siempre he conseguido lo que quiero y yo te quería, ardía por poseerte. Mírame Lena.- le pidió pues la pelirroja había desviado la mirada a mitad de su discurso.- Te has olvidado del monstruo que soy…-admitió con dolor.- y aunque te amo, nunca podré borrar lo que hice… esos actos son mi sombra. Jamás podré olvidarlo, me siento terrible, pero no tengo justificación.
-entonces quieres que te odie, ¿es eso?
-no…- respondió volviendo a sentirse miserable por pretender aun el amor de la pelirroja.
-entonces, nada de eso importa si te tengo conmigo- sentenció. –Te amo, sin arrepentimientos ni rencores- aseguró. –no vuelvas a sentirte así… no quiero…
La morena se separó de ella y la miró a los ojos. –soy un monstruo y tú… tú eres un ángel…
Ella alzó una mano para acariciarle la mejilla- no es así, has cambiado…-afirmó.- ¿dormirías conmigo?- preguntó dulcemente. Yulia asintió.
La pelirroja se corrió un poco, fue hasta entonces que sintió lo adolorida que estaba, pero no reparó en ello, dejó que la morena se acostara a su lado, esta le paso la mano por la espalda y Lena terminó por recostarse en su pecho.
Se quedaron dormidas rápidamente, Lena no supo cuánto tiempo había dormido cuando despertó. Buscó rápidamente a la morena, allí estaba, abrazándola, no había sido un sueño. Sonrió, alzó la mano para tocarle la frente… ya no había fiebre.
-te amo Yulia-susurró
-¡vaya! Qué suerte tiene la piltrafa- exclamaron detrás de ella.
Lena se sobresaltó y se volvió- yo… usted…-balbuceaba
El “Doc” inclinó la cabeza sonriendo exageradamente. –Solo venía a darte de alta-explicó dándose media vuelta para salir de allí.
-espere… no le diga a nadie, por favor…
-¿decirle a nadie? Yo no sé nada- dijo encogiéndose en hombros y saliendo.
-así que, ya estas dada de alta- musitó la morena mientras se estiraba.
La pelirroja se había sobresaltado de nuevo. -¿Qué les pasa a todos hoy, eh? Me quieren matar de un susto- dijo llevándose la mano al pecho.
Yulia rio. –así tendrás la conciencia Katina-dijo tocándole la punta de la nariz con el dedo índice. –Será mejor que te abrigues antes de salir, hace mucho frio afuera… -agregó levantándose de la cama. –Ahora vuelvo…- dijo antes de salir de la habitación.
Observó la habitación, ahí estaba su ropa, y su abrigo, pero este último estaba inservible, roto por todas partes. Para cuando la morena regresó ella ya estaba vestida. Yulia le sonrió y se acercó a ella con una bufanda y un abrigo nuevo en las manos, primero le pasó la bufanda por el cuello y después le ayudo a colocarse el abrigo.
La morena la tomó de la mano conduciéndola a la salida. En menos de diez minutos ya estaban de vuelta en la mansión.
-¿tienes hambre?- le preguntó la morena mientras la abrazaba por detrás.
-sí, algo- respondió girando la cabeza por encima del hombro y plantándole un beso en los labios a su interlocutora.
-ternurita, están de cariñositas- se burlaba Sven entrando a la sala. Ganándose la mirada molesta de Yulia y sonrojando a la pelirroja.
-no te preocupes por él, es un envidioso- sentenció la morena.
-¿envidioso yo? Pero si voy a casarme- exclamó.
Yulia se encargó de quitarle a Lena el abrigo y la bufanda, no era necesario dentro de la casa.
-¿Cómo te sientes Elena?- preguntó Sven.
-mejor, gracias por preguntar- contestó sonriente ante las atenciones de la morena.
-tenemos hambre, ¿nos acompañas a comer?- le invitó de pronto.
El chico se sorprendió- ¿es enserio Volkova? Tu nunca me has invitado a comer- dijo escondiendo un tono de reproche.
La pelirroja se volvió hacia ella. -¿jamás has invitado a tus amigos a comer?
Yulia se encogió en hombros. –Aquí comen en navidad y en año nuevo… ¿no cuenta?- preguntó viendo como Lena soltaba una carcajada con ganas. Tomó aire y resopló. –Ve, llámalos a todos- refiriéndose a Sven.
El chico pegó un salto y casi corriendo salió de la mansión seguramente a llamar a sus otros dos amigos. La morena rio volviéndose para abrazar a la pelirroja.
-no es mi culpa si nunca se sintieron con el derecho de venir…-dijo a modo de disculpa.
-mi lobita…- le susurró al oído. –Hay cosas que tal vez des por sentadas, pero en ocasiones tienes que exteriorizarlas o los demás no te entenderán…
-no me hace falta que me entiendan los demás, solo tú…-añadió besándola suavemente.- te amo…
La llevó al sofá sentándola sobre sus piernas, la pelirroja había estado riendo entre besos pero ahora hundía sus dedos en la caballera de la ojiazul apretándola contra ella. Así estuvieron un rato hasta que el grupo elite arribó al lugar. Uno de los chicos carraspeó la garganta haciéndolas separarse sumamente coloradas, mas por el acaloramiento que por vergüenza.
-¿has planeado que haremos con Elena el día “D”?- preguntó Steven de pronto.
Yulia sujetó la mano de la pelirroja. –no te iras, ¿verdad?- dijo retóricamente. Pues aunque la morena decretase su traslado ella se negaría y haría lo imposible por permanecer a su lado.
Lena negó con la cabeza. –Jamás-aseveró con pasión.
-bien- sonrió- lo que haremos será…
Todos asintieron después de escuchar a la morena, y lo más importante Lena la apoyaba. Ahora estaba feliz en su alcoba abrazando a su pelirroja.
-así que, soy la pieza vulnerable en tu plan, ¿no?-musitó aún en sus brazos.
Yulia rio, suspiró y pensó. –si… y no
-¿si, y no?- le preguntó colocándose sobre ella.- ¿Qué clase de respuesta es esa?- le susurró mientras le besaba el cuello.
-deja de hacer eso si quieres que te conteste- chilló cerrando los ojos. La pelirroja sonrió.
-está bien, contesta- le animó sentándose a un lado de ella.
La morena abrió los ojos de golpe, se levantó apoyándose con ambas manos sobre la cama mirando a Lena con desconcierto. –Esperaba que no me hicieras caso- dijo en un puchero. Lena rio.
-tenemos toda la noche, Volkova…
-que conste…- se rascó la cabeza. –ahhh- suspiró- eres mi punto débil, lo sabes… y te aprovechas de ello- le recriminó con una sonrisa. La pelirroja agitó su cabellera en símbolo jactancioso. –pero a la vez, eres mi fortaleza. Conozco muy bien mis capacidades, se lo que puedo o no hacer…-agregó sopesando una balanza imaginaria.- pero contigo siento que no hay imposibles. Tengo tanto miedo de no estar a tu lado…-alzó la mano para acariciarle la mejilla.- que te aseguro que no le daré ninguna oportunidad a Iván. Nada ni nadie podrá separarme de ti. –la cogió de la lateral de su cuello y la atrajo hacia sí besándola con vehemencia. –Hay…-decía agitada, interrumpiendo su beso, algo que en un principio le molesto a la pelirroja. –hay algo que quiero que tengas- abrió una gaveta de su buró sacando una cajita que Lena conocía, la de su collar.
-Yulia…
-me gustaría que esta vez fuera para siempre- Lena había hecho a un lado su cabello así que solo lo colocó y abrochó. –prometo compensar todo lo que te he hecho.
-no necesitas compensarme nada, Yul… solo estando junto a ti soy la mujer más feliz- alegó.
La morena sonrió.- lo hecho, hecho está-terció solemne, Lena la observó ceñuda sin comprender a que se refería.- ven conmigo.
La halaba con delicadeza, llevándola al extremo de la mansión que no conocía. Abrió una puerta doble apareciendo ante la vista de la pelirroja un salón que aunque vacío estaba hermoso, el candelabro y las luces apostadas a los lados. Sin soltarla de la mano la llevo hasta el piano que descansaba en un costado, sentándola en el sillín.
-¿Qué hacemos aquí?- aunque maravillada por el lugar seguía preguntándose qué ideaba la morena.
Yulia no contestó, le levantó el mentón dándole un corto pero tierno beso en los labios. Se volvió de nuevo al piano levantándole la tapa.- cierra los ojos- le solicitó suavemente.
Lena obedeció. Oyó el ruido de un papel, sonreía mientras trataba de adivinar qué pasaría.
-ábrelos…
Giró el rostro hacia donde había escuchado la voz, y abrió los ojos. Frente a ella, se había arrodillado la morena con un ramo de rosas rojas entre las manos, pero le contrastaban once tulipanes rosas dibujando un corazón.
-Yulia… ¡son hermosas!-exclamó. Tomó el ramo y abrazo a la morena casi derribándola.
Yulia rio. –Has pasado por alto un detalle- susurró, volviéndole a mostrar el arreglo.
Abrió un poco más los pétalos de la rosa del centro haciéndole ver el tenue brillo de lo que allí se encontraba. Con cuidado lo desprendió, Lena contuvo un grito de emoción cuando lo vio, la ojiazul tomó su mano izquierda y suavemente le fue deslizando el anillo en el dedo anular.
-espero no me lo tomes a mal… -comenzó a decir.- tal vez es demasiado- se rascó la cabeza. –pero así me siento.
-¿Qué es lo que quieres decirme?- le cuestionó con una hermosa sonrisa que delataba sus sospechas.
La morena se mordió el labio y continuó. -¿Aceptarías…?-Maldición, no pensaba que fuera tan difícil.- ¿Quisieras ser… mi novia?- recalcó esto último.
Lena se abalanzó a sus brazos, esta vez consiguiendo derribarla, repartiéndole besos por todo el rostro.
-¡Si, Yulia! ¡Sí! ¡Mil veces sí!-gritaba evidentemente emocionada. Comenzaba a derramar algunas lágrimas en el camino, pero la morena estaba segura que eran de felicidad.
CAPITULO XXIV
Sonrió satisfecha, abrazando a su amante pelirroja y la besó. Cuando se dieron cuenta ya estaban desnudas dándose calor como desesperadas, ansiosas por sentirse.
-te juro, que no estaba en mis planes hacerte el amor en el salón- terció la morena haciendo conciencia de donde estaban.- te amo, Katina… perdóname la falta de romance…
-ha sido perfecto- susurró adormilada en su desnudo pecho.
La morena comenzó a reír, se volvió hacia Lena y la agitó suavemente.- vamos, no podemos quedarnos aquí…
-¿Por qué no?- chilló estirándose, se sentó observando a su acompañante vestirse.
-tenemos un itinerario apretado, ¿recuerdas?- agregó con una sonrisa, pero ante esto la pelirroja frunció el ceño. –Lena… -dijo suavizando su voz al darse cuenta de la molestia de su amada. –ya lo hablamos.
-lo sé- le interrumpió esta. –y he prometido seguir tus indicaciones, aunque no me parezcan…
-solo así me sentiré tranquila- musitó tomándole el rostro con las manos. –Lo sabes, ¿no?- Lena asintió. –te amo con locura, y hare lo que sea necesario para mantenerte a salvo.
-yo te amo mucho más…-susurró abrazándola por la cintura. –más te vale Volkova patearle el trasero a ese Iván y que se entere que contigo no debe meterse- agregó en un divertido tono.
-sí amor- le complació riendo. –ahora vámonos, que hace falta enseñarte un lugar más…
-¿más sorpresas?- le inquirió con una coqueta sonrisa.
- mjm… -asintió- pero vístete, no puedes andar así desnuda…- dijo haciéndole la observación. De inmediato la pelirroja se cubrió con las manos, sonrojada, había olvidado su falta de ropa.
Se vistió rápidamente, no porque sintiera pudor, sino porque ansiaba saber que otra sorpresa le tendría preparada la morena. Salieron del enorme salón y subieron otro piso, hasta llevarla a una habitación de proporciones enormes. Tenía un recibidor, una sala, la cama, el armario que no era sino otra habitación, el baño que incluía un antójable jacuzzi, y otra puerta que daba hacia el balcón.
Lena se quedó asombrada mirando a su alrededor hasta que sus ojos se posaron en los de Yulia. -¿Qué es esto?- preguntó aun sin entender.
La morena enarcó las cejas. -¿no es obvio? Es nuestra alcoba- exclamó. – no quería que siguiéramos teniendo habitaciones separadas cuando… desde hace mucho tiempo dormimos juntas…
-¿todo esto, nuestra habitación?- cuestionó nuevamente incrédula. –es… es enorme…- dio unos pasos por la habitación, era tan grande como un departamento, pero mucho más lujoso.
-bueno, no quería que tuvieras problemas con el espacio- confesó rascándose la cabeza. – ¿Me he desmedido?- preguntó con un gesto tierno.
-es fabuloso- afirmó al cabo de unos segundos. Con un movimiento abrió la puerta del balcón, apenas vislumbraba desde allí el techo del establo, pues el espeso follaje lo cubría. Miraba todo aquel paisaje como hipnotizada, sintió los brazos de la morena posesionarse de su cintura y se giró.
-¿te gusta?- preguntó en apenas un susurro.
-si- afirmó con una sonrisa que a ojos de la morena era la más hermosa que pudiera recibir. Se besaron con ternura por varios minutos antes de dirigirse a su nueva cama.
Poco antes del día “D” se organizó en la mansión un operativo donde varios vehículos, escoltando el de Lena, salían fuertemente armados con destino desconocido. Solo el grupo elite sabía a donde se dirigían. Yulia se había tranquilizado muchísimo con aquello. Todo fuese por su querida pelirroja.
Había pasado el resto de los días entrenando y debatiéndose con Domen, limitándose en usar su pierna derecha. Tendría que hacer lo posible por mantenerla alejada del enfrentamiento, Shapovalov haría lo mismo con la propia.
Por fin, el momento había llegado. –Bonita forma de pasar un cumpleaños- pensó. Abandonó su habitación con paso firme, se encontró con sus tres amigos en el pórtico junto con otros soldados, todos callados, solo se miraron un par de veces, asintieron y se dispersaron. Las puertas de la propiedad estaban abiertas pero altamente resguardadas, los miembros del consejo empezaban a hacer su aparición uno por uno en sus lujosos autos y fuertemente resguardados, como si ellos tuvieran algo que temer. Ella solo bufó. Algunos de ellos se acercaban para saludarle, otros pasaban de largo, aun no le perdonaban el haberlos vencido en batalla. Los soldados, todos ellos uniformados de negro y con boina, se comenzaban a conglomerar cerca del zócalo. Ya estaban todos listos, solo faltaba Shapovalov para comenzar. Ella ya lo esperaba solitaria en medio, supo por fin que había llegado pues los soldados se movían hacia los costados dejándole pasar con cinco hombres como escolta.
Llevaba consigo un aire altivo y arrogante, pero lo que más le desagradaba era esa sonrisa burlona con la que se pavoneaba.
-¿y tú amiga?- le preguntó refiriéndose claramente a Lena.
Yulia gruño.- no es de tu incumbencia- masculló.
Shapovalov rio con sorna.- ¿en serio crees que no sé dónde está?
La tranquilidad que había mantenido hasta ese momento se vino abajo. Se paralizó solo de pensar que algo pudiera sucederle a Lena. Sacudió la cabeza disipando las absurdas ideas.
-les he ordenado a mis hombres traerla de inmediato. Quiero que tenga el honor de presenciar el sacrificio- escupió. –tus intentos por alejarla fracasaron…
La morena sonrió. Shapovalov había mordido el anzuelo y su enorme ego le estaba devolviendo ahora la tranquilidad. –No habrá tal…- afirmó.
-ya veremos si sigues sonriendo- le reto con la mano para que se acercara, la morena negó con la cabeza.
-Iván Shapovalov, ¿a qué has venido?- preguntó en voz alta para que la oyeran todos.
-¡a retarte!- gritó. –Le regresaré la gloria a esta organización, les daré un verdadero líder- exclamó y unos cuantos aclamaron su dicho, Yulia los observaba en silencio.
-¿estas consciente que serás castigado por sublevación, independientemente del resultado de esta pelea?
-lo estoy- aseguró.
La ojiazul se dirigió ahora a los miembros del consejo. –es un reto formal, si este hombre me vence tendrá el derecho a dirigir esta organización –los hombres frente a ella asintieron. Terminado el protocolo volvió a encarar a Shapovalov. La última pelea entre ellos.
Ambos recortaron sus distancias, lanzaban golpes potentes pero ninguno había dado de lleno, Yulia lanzó un golpe largo con la derecha, Shapovalov no solo la detuvo sino que aprovechó para darle media vuelta y aplicarle una llave sujetándole los brazos. La morena se inclinó hacia adelante para luego dejarse caer de espaldas. Iván la soltó en el suelo, Yulia dio reveses con el codo antes de pararse, Shapovalov la barrió desde el piso haciéndole caer nuevamente. Se abalanzó hacia ella para golpearla pero ésta rodo alejándose de él, dio un giro y se puso de pie.
-lo haces bien Iván, estuviste entrenando, ¿cierto?
-tampoco lo haces mal, Volkova…
Shapovalov volvió al ataque, esquivaban y detenían los golpes del otro, en ocasiones el golpe terminaba haciendo contacto, de vez en vez se separaban para respirar y observarse. La contienda estaba reñida, ambos eran buenos, Iván era mucho más violento que la morena pero ella lo compensaba en velocidad y estrategia. Ninguno había usado las piernas en la batalla, pero si aquello continuaba así probablemente se verían obligados a hacerlo. Algunos cortes aparecieron en su rostro, nada grave podían continuar sin problemas, a Iván ya se le veía cansado y en cierto grado desesperado por no poder concluir la pelea.
-¿Qué paso, Iván? Pensé que me darías una demostración de cómo pelear- se burló, se había alejado un poco para descansar del ritmo de la pelea.
Iván gruñó, pero los gritos de una pelirroja mujer lo hicieron volverse hacia atrás. Los soldados volvían a replegarse a los costados para permitirles el paso a dos hombres altos y fornidos que llevaban casi a rastras a la mujer que gritaba para que la liberaran.
-¡Demonios!- exclamó en voz baja.
Los hombres se detuvieron frente a Shapovalov, soltaron a la mujer para después apuntarle con un arma en la cabeza, esta solo se sujetaba la cabeza mientras sollozaba. Iván regresó la vista hacia el frente con un aire a triunfo.
-te lo dije… ahora estoy en una encrucijada…- hablaba mientras hacia una mueca.- no sé a quién matar primero… si a ti… o a ella
La pelirroja ahogó un grito haciendo que la morena la mirara, sus ojos iban de Iván a la chica, de la chica a Iván… finalmente sonrió. – ¿de dónde sacas que me mataras? Llevas intentándolo todo este tiempo y no has podido…
Shapovalov se giró hacia la chica furibundo propinándole una patada con la pierna izquierda que le alzó el rostro y le hizo caer de espaldas.
-¡Hey!- chilló la morena impotente.
-¡ja! Ahora si te importa lo que le haga, ¿no? Me preguntaba cuanto tiempo sostendrías esa actitud tuya tan arrogante.
-maldito, ella no puede defenderse- masculló. Apretaba la mandíbula y los puños muy enojada.
-¿y…? ¿Qué harás para detenerme?- le inquirió retadoramente.
La morena acortó la distancia, la pelea comenzaba de nuevo con una lluvia de golpes, Shapovalov había sujetado a la ojiazul golpeándola con la rodilla en repetidas ocasiones sobre su costado, cuando se pudo zafar recibió de refilón la potente patada de este. Aquella ultima patada había sido lanzada con la intención de golpearle la pierna dañada, por suerte no fue así. Iván estaba desesperándose poco a poco, no podía creer que aún no pudiese vencer a Yulia Volkova, estaba tan exasperado por finalizar la batalla que comenzaba a tirar patadas, pese a saber que no estaba en las mejores condiciones. Yulia acababa de detener una patada con la pierna izquierda, bajó el cuerpo y en un rápido movimiento le entregó a Shapovalov un izquierdazo que lo dejó aturdido, aprovecho entonces para arremeter contra él, golpeaba su cuerpo y rostro, Iván intentó recomponerse lanzando un par de golpes que dieron en la morena, pero esta ni se inmutó, siguió golpeando sin piedad a su contrincante hasta que cayó al suelo.
-ríndete, o te mataré- le amenazó. Iván permaneció callado. Se abalanzó contra él, lanzándole puñetazos que le daban de lleno en el rostro ya que ni siquiera podía cubrirse.
-¡Me rindo!- gritó justo antes de recibir otro golpe.
Yulia se detuvo, se puso de pie y alejó de él cuanto pudo. Miró a la pobre mujer aún inconsciente que sangraba de la frente.
-llévenla a la enfermería- ordenó. De inmediato dos hombres la levantaron y se la llevaron, mientras otros cuatro sujetaban a los matones de Iván.
Este había levantado la vista descubriendo que aquella mujer pelirroja no era Elena Katina, se enfureció al sentirse engañado, por haber caído tan estúpidamente en la trampa de la morena.
**-¿has planeado que haremos con Elena el día “D”?- preguntó Steven de pronto.
Yulia sujetó la mano de la pelirroja. –no te iras, ¿verdad?- dijo retóricamente. Pues aunque la morena decretase su traslado ella se negaría y haría lo imposible por permanecer a su lado.
Lena negó con la cabeza. –Jamás-aseveró con pasión.
-bien- sonrió- lo que haremos será… plantar un señuelo, les haremos creer que Lena fue trasladada…
-¿y cómo dices que haremos eso?- preguntó Domen frunciendo el ceño.
La ojiazul se giró hacia Steven. –No sé de donde tengas que sacarla- dijo en un gesto serio.- pero quiero que consigas a su doble. Haremos toda la pantomima, llevarla a una casa de seguridad fuertemente custodiada, que la vean… si Shapovalov pretende algo será con el objetivo equivocado.
-bien, plantamos el señuelo…-le interrumpió Sven.- pero, ¿y Elena?
-se quedará- contestó con seriedad. –para esos días Lena será un soldado más… confió en que te verás excelente con el uniforme- le dijo por lo bajo. –además de ustedes quiero a doce hombres más para ser su guardia, de extrema confianza Steven, no me importa el rango que tengan, que estén dispuestos a dar su vida, ¿me entiendes?
El chico asintió. –No te preocupes Yulia, tengo a las personas adecuadas- terció sonriendo.
-Yulia…- le llamó Domen. –y en caso de…
-si eso llegara a pasar- le interrumpió. –sé que podrán sacarla de aquí sin mayores inconvenientes.
La pelirroja se giró hacia Yulia, había sobre entendido la orden dada en el supuesto caso en el que la morena fuese derrotada. Volvió a tomarle la mano apretándosela un poco. –no… yo me quedo contigo
-está bien- acercó la mano de la pelirroja a sus labios depositándole un beso.- no llegaremos a eso… **
-Iván Shapovalov ha sido derrotado-anunció el Alfa y todos le vitorearon.
“Derrotado”… no, no podía terminar así, él siempre tenía un as bajo la manga, en este caso, un arma en el tobillo, lo desfundó impulsado por el odio y apuntó a la morena. Esta se giró presintiendo lo que su hermano estaba por hacer. Se oyó la detonación… los soldados corrieron hacia Shapovalov para detenerle, pero ya era tarde. Iván sonrió de satisfacción al darse cuenta que por lo menos el disparo había dado donde más dolía.
Yulia palideció, la pelirroja estaba frente a ella sujetándosele de los hombros.
La boina de soldado se le había desprendido al correr dejándole ver su cabello. Alzó la vista encontrándose con esos ojos azules que tanto amaba, se acercó lentamente hacia su rostro pero flaqueo antes de alcanzar sus labios.
La morena la sujetó recostándola suevamente. –Lena, mi amor… -decía con voz temblorosa. –estarás bien... –le aseguró mirándose después las manos ensangrentadas. –Yo… ¡perdóname!- chilló sin poder contener las lágrimas. –no tenías… ¡no debías! ¡¿Por qué?!- reclamó dolida y asustada.
Lena la miró con calma, le tomó el rostro con las manos y la besó. –Porque te amo… -le susurró comenzando a cerrar los ojos.
-¡no, no te atrevas! No vayas a dejarme…- alzó la vista, parecía buscar algo o a alguien con los ojos. Cargó a Lena y prácticamente corrió con todas sus fuerzas mientras le hablaba. –No cierres los ojos- le suplicaba.
-Yulia… dime que me amas…
-¡no, no te despidas! No te vas a ninguna parte- chillaba.-¡¡Dominic!!- gritó cuando entró a la enfermería.
El anciano ya las esperaba con una camilla, la ojiazul recostó allí a la pelirroja siguiéndola hasta el quirófano.
-Yul… dilo…-suplicó con un hilo de voz.
Le besó la mano. –Te amo… más que a nada en el mundo…- susurró. La mano de una enfermera la detuvo. Solo pudo ver a Lena perderse tras las puertas del quirófano y con ella su alma…
Después de varias dolorosas horas de angustia el Doctor salía del quirófano, ya se habían reunido en la sala de espera Steven, Sven y Domen.
-Dominic… ¿Cómo está?- arremetió la morena. Incluso al “Doc” le sorprendió, Yulia jamás le llamaba por su nombre.
El Doctor dio un largo suspiro. –seré honesto contigo, hemos hecho todo lo posible, extrajimos la bala, pero es posible que no pase de esta noche. –pronunció desairado.
Como balde de agua fría, no… lo sintió muchísimo peor. Sujetó a Dominic de la bata alzándole brevemente. – ¡Retráctate!- gritó- ¡Di que estará bien!- chilló sacudiéndolo con violencia. -¡Dilo! ¡Maldita sea, dilo!- soltó al médico dejándose caer de rodillas. –Es mi culpa…- susurraba mientras lloraba.
-no Yulia… ha sido nuestra- se disculpó Steven. –todos fuimos contra Shapovalov… olvidamos completamente a Elena…
Pero la morena no escuchaba, se había ensimismado en sus pensamientos, en su culpa…
Zaeta- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 16/08/2015
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
, Nooo.
No puedes dejar morir a la pelirroja.
Continua pronto porfa, Saludos!!
No puedes dejar morir a la pelirroja.
Continua pronto porfa, Saludos!!
Monyk- Mensajes : 188
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Oooh!!!
Rayos que gran capítulo!!!
Chaleee y ahora?
Osea nos haces sufrir en la espera y nos das un golpe de esta magnitud.
Chaleee y ahora?
Osea nos haces sufrir en la espera y nos das un golpe de esta magnitud.
Zanini-volk- Invitado
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
hayy noooooo.. aunq debo decirt q ya me imaginaba eso q algo mas o m3ns asi pasaria.. xf mas conti
flakita volkatina- Mensajes : 183
Fecha de inscripción : 07/06/2015
Edad : 30
Localización : Costa Rica
Re: Un amor entre mafias //Por: Zaeta
Lamento haber tardado tanto. Ya no tardare, porque les traigo el final. Me diverti mucho escribiendo esta historia, espero que a ustedes les haya gustado leerla.
Gracias a quienes comentaron, son todos muy lindos. Hasta la proxima.
CAPITULO XXV FINAL
Dos semanas después…
-Yulia… está todo listo- anunció Steven desde la puerta.
La ojiazul asintió. –Bien… ¿el consejo ha decidido?- preguntó al salir de la mansión.
-lo condenaron a muerte- respondió. –sé que no te hace feliz… pero le han otorgado a Sven y a Domen su custodia… ellos decidirán la forma.
-pues no, no me hace feliz… - dijo abordando su auto. –En estos momentos me preocupan más los padres de Lena…-musitó seriamente.
-¿segura que no quieres que vaya contigo?- preguntó interesado.
Ella negó con la cabeza. –no… debo hacerlo sola- encendió el vehículo y se alejó.
Todo el camino hasta la casa donde residían los Katin estuvo pensando en la mejor forma de darles la noticia… o como ella lo pensaba, la menos desagradable. Estacionó el auto justo frente a la casa, no esperaba que nadie la recibiera, bajó del coche y llamó a la puerta.
La joven Katina fue quien abrió la puerta, su mirada delataba su desconcierto ante la presencia de la morena. Ante su silencio se asomó el resto de los miembros de la familia, todos miraban a la ojiazul inquisidoramente.
-señorita Volkova- aclamó la señora Inessa. -¿Qué la trae por aquí?
-quisiera hablar con ustedes… ¿puedo pasar?
-claro… esta es su casa después de todo- dijo la madre de los Katin haciéndose a un lado para que la morena pasara. –Pasemos a la sala- agregó al ver que tanto su marido como sus hijos no se movían.
Fue la primera en sentarse, sabía que debía decir, pero no sabía cómo… mientras la familia se ordenaba ella jugaba persistentemente con sus dedos.
-¿y mi hermana?- terció Katya mirando a Yulia con desconfianza.
-yo… ella…
**Contra todo pronóstico, Lena había pasado la noche. Yulia había permanecido a su lado en todo momento, se negaba simplemente a dejarla sola… no podía ni quería. Dominic le había explicado que aun cuando sobreviviera la noche las posibilidades para que despertara eran casi nulas… solo un milagro podría hacerla despertar. “Solo un milagro…” aquello se repetía en su mente. Diariamente juntaba las manos y rezaba como nunca lo había hecho en su vida, rezaba por ese milagro… **
-¿Qué pasa con mi hija?- inquirió Sergey con un semblante de pocos amigos.
-¿le ha pasado algo malo?- intervino Inessa de inmediato.
La ojiazul los miró. -¿Cómo decirles?- pensó.
**La herida había sanado, su cuerpo se recuperaba pero ella… ella seguía sin despertar. La morena lloraba a su lado en silencio, no podía soportar verla así, postrada en una cama tal vez para siempre. Todo por su culpa… se odiaba, se cubrió el rostro con las manos. Pensó en que diría Lena si la viera llorar al pie de su cama, tal vez se burlaría de ella y después la consolaría.
-Ojala fuese yo y no tú… preferiría haber muerto que verte a ti herida.-susurró. **
-¿Dónde está mi hermana?- le volvió a inquirir Katya con mayor urgencia.
La morena sacudió la cabeza. - perdonen no pretendía asustarlos- se disculpó. –Elena está bien- aclaró.
**-no vuelvas a decirlo… ni en broma…
Alzó la vista aun apesadumbrada. La pelirroja la miraba con un dejo de reproche en los ojos.
-Lena…- dijo poniéndose de pie y llenando a la pelirroja de dulces besos. –mi amor, te amo… ¡te amo tanto!- exclamaba.
Lena sonrió pero enseguida volvió a su antiguo semblante. –no me gustó nada lo que dijiste…
-lo sé…-aceptó avergonzada. –pero es cierto… sin ti mi vida no tendría sentido, no sería vida Lena…
-tampoco mi vida sin ti, Volkova- dijo atrayéndola hacia sí, y besándola en los labios. **
-pues vaya forma de hacérnoslo saber- le increpó Sergey- asustándonos de esa manera…
-entonces, ¿en qué podemos ayudarla?- preguntó la madre de los Katin.
-bien…- dijo volviendo a jugar con sus dedos, lo que hizo reír a Katya. –yo, necesito su… “aprobación”.
Inessa sonrió alegremente pero los demás se le quedaron viendo con una gran interrogante.
-¿aprobación para qué?- cuestionó el señor Katin.
Yulia dudó. – pues… vera…- tomó aire- Estoy enamorada de su hija, y quiero casarme con ella- dijo arrastrando las palabras.
-¡¿Qué?!- Chilló Sergey- ¡no! ¿Mi hija con otra mujer? Jamás había oído tal...
-¡Cállate Sergey!- ordenó su esposa.
El hombre muy sorprendido se giró hacia su esposa. –pero Inessa, ella… ambas son mujeres…
-¡¿y…?!- le inquirió con autoridad. –si hay amor de por medio no hay nada que puedas hacer… ¿acaso no recuerdas cuando mi padre te negó el verme solo porque no éramos del mismo nivel? estás haciendo lo mismo y no te lo voy a permitir…
-es muy diferente- insistió.
-¿en qué, papá? Ni siquiera te has preguntado por lo que siente mi hermana…-le recalcó Katya.
-señor Katin…- le llamó la morena. –He venido hasta aquí para pedir su aprobación, porque sé que es lo correcto- suspiró. –pero sepa que no me importa sino la consigo, de igual forma me casare con su hija… y algo le puedo prometer, la hare la mujer más feliz. –sentenció con decisión.
Inessa volvió a sonreír, y Sergey se quedó atónito. Su mujer le dio un codazo en el costado y este por fin reaccionó.
-ya veo… al parecer mi familia ya te ha dado su apoyo…- dijo mirando a su mujer e hijos. –Solo tengo una condición- señaló.
-bien…
-queremos estar presentes cuando lo formalicen- dijo con seriedad.
La morena sonrió. –No esperaba menos. Los espero esta noche. Será una sorpresa para Lena- afirmó con gusto. –debo irme… aun debo arreglar algunas cosas. Enviare por ustedes- aseguró mientras caminaba hacia la salida.
-Yulia…- le llamó Inessa haciendo que detuviera su marcha. –Sé qué harás feliz a mi hija…
Volvió a sonreír. –no tanto como ella a mi…
No se molestó en estacionar el auto, le dio las llaves a un agente para que se encargara mientras ella casi corría hacia la mansión.
-¿Lena…?- preguntó al aire al entrar al lobby.
-estamos en la sala- le respondieron.
Rodo los ojos, ya se imaginaba la respuesta. Caminó hacia la sala y efectivamente, Lena estaba acompañada por todos sus amigos.
-¿A dónde has ido?- le preguntó su pelirroja colgándosele del cuello- y sin escolta…
La ojiazul rio. –Ya no hay guerra, amor… no necesito escolta. Una junta muy importante- aclaró.
-pudiste haberme dicho…- la besó. –no me gusta despertar y no tenerte a mi lado-susurró.
-seguimos aquí- terció Sven haciéndolas reír.
La morena lo ignoró. –necesito que te pongas muy bonita para mí, tendremos invitados esta noche.
Lena abrió los ojos sorprendida. -¿Qué tramas?- le cuestionó entrecerrando los ojos, algo que juzgó la morena como adorable.
-confía en mí- dijo besándola. –Ustedes también están invitados- dijo dirigiéndose a sus amigos. –Ana y Olga también lo están…
Los chicos alzaron las cejas sorprendidos, se miraron unos a otros y sonrieron.
La noche cayó rápidamente, Lena esperaba junto con Yulia en el comedor cuando aparecieron los “invitados”.
-¡¿Mamá, Papá?!- chilló la pelirroja corriendo a abrazarlos. – ¡Katya, Sergey!- exclamó al ver a sus hermanos. -¿Qué hacen aquí?- preguntó con una gran sonrisa en el rostro.
-pues, Yulia nos ha invitado- respondió su madre.
Lena se giró hacia la morena que no dejaba de sonreír. –de nuevo… ¿Qué estas tramando?
-¿yo? Nada…- dijo encogiéndose en hombros.
La pelirroja volvió a entrecerrar los ojos como en la tarde haciéndola reír. –no importa… lo descubriré.
Steven, Sven, Olga, Domen y Ana llegaron y saludaron, presentándose a la familia de Elena. Después de un rato todos tomaron asiento y comenzaron una amena cena. De vez en vez Lena le lanzaba miradas a Yulia y tomaba su mano bajo la mesa, gesto según ella desapercibido por sus padres. Pero estos ya estaban bastante consientes de la situación.
-bueno… creo que, se preguntan porque los he hecho venir- dijo la morena poniéndose de pie.
-creo que la única que se lo pregunta es Elena- dijo Sven por lo bajo ganándose la dura mirada de los presentes.
-pues si… me parece que tiene razón, aparentemente todos saben a qué han venido menos yo- dijo la pelirroja fingiendo molestia.
-Lena…- le llamó la morena ofreciéndole la mano la cual sujetó por inercia. Estaba fría y sudaba, la pelirroja la miró extrañada. –No hay nada en este mundo que me haga más feliz que estar a tu lado- comenzó a decir.
-Yul…
-tal vez me equivoco al suponer que sientes lo mismo- Lena negó de inmediato con la cabeza. Sonrió. –En ese entonces…-hizo una pausa mientras se arrodillaba.- me gustaría que aceptaras ser la señora de Volkova... ¿te gustaría casarte conmigo?- dijo mostrando el reluciente anillo de diamante en su estuche.
-Yulia…-alcanzó a decir antes de que las lágrimas se le escaparan de los ojos. Se arrojó a los brazos de la morena haciendo que se tambaleara.
-¿es eso un sí?- preguntó sonriente.
-Sí, ¡acepto! Quiero ser tu esposa- exclamaba besándola. Para después reparar en la mirada de sus padres. –Papá yo…
Su padre alzó la mano en señal de no querer explicaciones. –Tranquila, tu prometida fue tan amable en pedir mi aprobación antes… y ya se la he dado- resolvió sonriéndole a su hija.
-tú…- musitó la pelirroja volviéndose hacia la morena. –Eres increíble, te amo- susurró abrazándose a ella y después besarla tiernamente.
-también te amo, Lena. Prometo hacerte la mujer más feliz- aseguró.
-ya lo soy- afirmó besándola nuevamente.
Gracias a quienes comentaron, son todos muy lindos. Hasta la proxima.
CAPITULO XXV FINAL
Dos semanas después…
-Yulia… está todo listo- anunció Steven desde la puerta.
La ojiazul asintió. –Bien… ¿el consejo ha decidido?- preguntó al salir de la mansión.
-lo condenaron a muerte- respondió. –sé que no te hace feliz… pero le han otorgado a Sven y a Domen su custodia… ellos decidirán la forma.
-pues no, no me hace feliz… - dijo abordando su auto. –En estos momentos me preocupan más los padres de Lena…-musitó seriamente.
-¿segura que no quieres que vaya contigo?- preguntó interesado.
Ella negó con la cabeza. –no… debo hacerlo sola- encendió el vehículo y se alejó.
Todo el camino hasta la casa donde residían los Katin estuvo pensando en la mejor forma de darles la noticia… o como ella lo pensaba, la menos desagradable. Estacionó el auto justo frente a la casa, no esperaba que nadie la recibiera, bajó del coche y llamó a la puerta.
La joven Katina fue quien abrió la puerta, su mirada delataba su desconcierto ante la presencia de la morena. Ante su silencio se asomó el resto de los miembros de la familia, todos miraban a la ojiazul inquisidoramente.
-señorita Volkova- aclamó la señora Inessa. -¿Qué la trae por aquí?
-quisiera hablar con ustedes… ¿puedo pasar?
-claro… esta es su casa después de todo- dijo la madre de los Katin haciéndose a un lado para que la morena pasara. –Pasemos a la sala- agregó al ver que tanto su marido como sus hijos no se movían.
Fue la primera en sentarse, sabía que debía decir, pero no sabía cómo… mientras la familia se ordenaba ella jugaba persistentemente con sus dedos.
-¿y mi hermana?- terció Katya mirando a Yulia con desconfianza.
-yo… ella…
**Contra todo pronóstico, Lena había pasado la noche. Yulia había permanecido a su lado en todo momento, se negaba simplemente a dejarla sola… no podía ni quería. Dominic le había explicado que aun cuando sobreviviera la noche las posibilidades para que despertara eran casi nulas… solo un milagro podría hacerla despertar. “Solo un milagro…” aquello se repetía en su mente. Diariamente juntaba las manos y rezaba como nunca lo había hecho en su vida, rezaba por ese milagro… **
-¿Qué pasa con mi hija?- inquirió Sergey con un semblante de pocos amigos.
-¿le ha pasado algo malo?- intervino Inessa de inmediato.
La ojiazul los miró. -¿Cómo decirles?- pensó.
**La herida había sanado, su cuerpo se recuperaba pero ella… ella seguía sin despertar. La morena lloraba a su lado en silencio, no podía soportar verla así, postrada en una cama tal vez para siempre. Todo por su culpa… se odiaba, se cubrió el rostro con las manos. Pensó en que diría Lena si la viera llorar al pie de su cama, tal vez se burlaría de ella y después la consolaría.
-Ojala fuese yo y no tú… preferiría haber muerto que verte a ti herida.-susurró. **
-¿Dónde está mi hermana?- le volvió a inquirir Katya con mayor urgencia.
La morena sacudió la cabeza. - perdonen no pretendía asustarlos- se disculpó. –Elena está bien- aclaró.
**-no vuelvas a decirlo… ni en broma…
Alzó la vista aun apesadumbrada. La pelirroja la miraba con un dejo de reproche en los ojos.
-Lena…- dijo poniéndose de pie y llenando a la pelirroja de dulces besos. –mi amor, te amo… ¡te amo tanto!- exclamaba.
Lena sonrió pero enseguida volvió a su antiguo semblante. –no me gustó nada lo que dijiste…
-lo sé…-aceptó avergonzada. –pero es cierto… sin ti mi vida no tendría sentido, no sería vida Lena…
-tampoco mi vida sin ti, Volkova- dijo atrayéndola hacia sí, y besándola en los labios. **
-pues vaya forma de hacérnoslo saber- le increpó Sergey- asustándonos de esa manera…
-entonces, ¿en qué podemos ayudarla?- preguntó la madre de los Katin.
-bien…- dijo volviendo a jugar con sus dedos, lo que hizo reír a Katya. –yo, necesito su… “aprobación”.
Inessa sonrió alegremente pero los demás se le quedaron viendo con una gran interrogante.
-¿aprobación para qué?- cuestionó el señor Katin.
Yulia dudó. – pues… vera…- tomó aire- Estoy enamorada de su hija, y quiero casarme con ella- dijo arrastrando las palabras.
-¡¿Qué?!- Chilló Sergey- ¡no! ¿Mi hija con otra mujer? Jamás había oído tal...
-¡Cállate Sergey!- ordenó su esposa.
El hombre muy sorprendido se giró hacia su esposa. –pero Inessa, ella… ambas son mujeres…
-¡¿y…?!- le inquirió con autoridad. –si hay amor de por medio no hay nada que puedas hacer… ¿acaso no recuerdas cuando mi padre te negó el verme solo porque no éramos del mismo nivel? estás haciendo lo mismo y no te lo voy a permitir…
-es muy diferente- insistió.
-¿en qué, papá? Ni siquiera te has preguntado por lo que siente mi hermana…-le recalcó Katya.
-señor Katin…- le llamó la morena. –He venido hasta aquí para pedir su aprobación, porque sé que es lo correcto- suspiró. –pero sepa que no me importa sino la consigo, de igual forma me casare con su hija… y algo le puedo prometer, la hare la mujer más feliz. –sentenció con decisión.
Inessa volvió a sonreír, y Sergey se quedó atónito. Su mujer le dio un codazo en el costado y este por fin reaccionó.
-ya veo… al parecer mi familia ya te ha dado su apoyo…- dijo mirando a su mujer e hijos. –Solo tengo una condición- señaló.
-bien…
-queremos estar presentes cuando lo formalicen- dijo con seriedad.
La morena sonrió. –No esperaba menos. Los espero esta noche. Será una sorpresa para Lena- afirmó con gusto. –debo irme… aun debo arreglar algunas cosas. Enviare por ustedes- aseguró mientras caminaba hacia la salida.
-Yulia…- le llamó Inessa haciendo que detuviera su marcha. –Sé qué harás feliz a mi hija…
Volvió a sonreír. –no tanto como ella a mi…
No se molestó en estacionar el auto, le dio las llaves a un agente para que se encargara mientras ella casi corría hacia la mansión.
-¿Lena…?- preguntó al aire al entrar al lobby.
-estamos en la sala- le respondieron.
Rodo los ojos, ya se imaginaba la respuesta. Caminó hacia la sala y efectivamente, Lena estaba acompañada por todos sus amigos.
-¿A dónde has ido?- le preguntó su pelirroja colgándosele del cuello- y sin escolta…
La ojiazul rio. –Ya no hay guerra, amor… no necesito escolta. Una junta muy importante- aclaró.
-pudiste haberme dicho…- la besó. –no me gusta despertar y no tenerte a mi lado-susurró.
-seguimos aquí- terció Sven haciéndolas reír.
La morena lo ignoró. –necesito que te pongas muy bonita para mí, tendremos invitados esta noche.
Lena abrió los ojos sorprendida. -¿Qué tramas?- le cuestionó entrecerrando los ojos, algo que juzgó la morena como adorable.
-confía en mí- dijo besándola. –Ustedes también están invitados- dijo dirigiéndose a sus amigos. –Ana y Olga también lo están…
Los chicos alzaron las cejas sorprendidos, se miraron unos a otros y sonrieron.
La noche cayó rápidamente, Lena esperaba junto con Yulia en el comedor cuando aparecieron los “invitados”.
-¡¿Mamá, Papá?!- chilló la pelirroja corriendo a abrazarlos. – ¡Katya, Sergey!- exclamó al ver a sus hermanos. -¿Qué hacen aquí?- preguntó con una gran sonrisa en el rostro.
-pues, Yulia nos ha invitado- respondió su madre.
Lena se giró hacia la morena que no dejaba de sonreír. –de nuevo… ¿Qué estas tramando?
-¿yo? Nada…- dijo encogiéndose en hombros.
La pelirroja volvió a entrecerrar los ojos como en la tarde haciéndola reír. –no importa… lo descubriré.
Steven, Sven, Olga, Domen y Ana llegaron y saludaron, presentándose a la familia de Elena. Después de un rato todos tomaron asiento y comenzaron una amena cena. De vez en vez Lena le lanzaba miradas a Yulia y tomaba su mano bajo la mesa, gesto según ella desapercibido por sus padres. Pero estos ya estaban bastante consientes de la situación.
-bueno… creo que, se preguntan porque los he hecho venir- dijo la morena poniéndose de pie.
-creo que la única que se lo pregunta es Elena- dijo Sven por lo bajo ganándose la dura mirada de los presentes.
-pues si… me parece que tiene razón, aparentemente todos saben a qué han venido menos yo- dijo la pelirroja fingiendo molestia.
-Lena…- le llamó la morena ofreciéndole la mano la cual sujetó por inercia. Estaba fría y sudaba, la pelirroja la miró extrañada. –No hay nada en este mundo que me haga más feliz que estar a tu lado- comenzó a decir.
-Yul…
-tal vez me equivoco al suponer que sientes lo mismo- Lena negó de inmediato con la cabeza. Sonrió. –En ese entonces…-hizo una pausa mientras se arrodillaba.- me gustaría que aceptaras ser la señora de Volkova... ¿te gustaría casarte conmigo?- dijo mostrando el reluciente anillo de diamante en su estuche.
-Yulia…-alcanzó a decir antes de que las lágrimas se le escaparan de los ojos. Se arrojó a los brazos de la morena haciendo que se tambaleara.
-¿es eso un sí?- preguntó sonriente.
-Sí, ¡acepto! Quiero ser tu esposa- exclamaba besándola. Para después reparar en la mirada de sus padres. –Papá yo…
Su padre alzó la mano en señal de no querer explicaciones. –Tranquila, tu prometida fue tan amable en pedir mi aprobación antes… y ya se la he dado- resolvió sonriéndole a su hija.
-tú…- musitó la pelirroja volviéndose hacia la morena. –Eres increíble, te amo- susurró abrazándose a ella y después besarla tiernamente.
-también te amo, Lena. Prometo hacerte la mujer más feliz- aseguró.
-ya lo soy- afirmó besándola nuevamente.
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Fecha de inscripción : 16/08/2015
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