Girls love(GL)_FICS❤️
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

5 participantes

Página 1 de 2. 1, 2  Siguiente

Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/4/2019, 5:46 pm

Buen día chicas,

Que grato es estar de regreso con un nuevo fics, una nueva historia, una que en particular es romántica, graciosa, muy fresca....y si vieron la película, podrán darse cuenta lo bella que es la trama. Una chica, que solo tenía un  objetivo en mente, pero que sin buscarlo, encontró el verdadero motivo de su gran viaje.

Espero como siempre, sus hermosos comentarios

A leer!!




“Todo bajo control”

≈1≈


Moscú, Russia. “Paul’s Restaurant”




El aroma de la gastronomía italiana dominaba el ambiente del restaurant cinco estrellas ubicado en la calle Arbat. El sitio perfecto para aquellas parejas que desean pasar un íntimo momento a solas, degustando la selecta variedad del mejor vino y el mejor ambiente romántico para entrar en sintonía con tu pareja.

Así es, lo mejor de lo mejor. La noche perfecta, el sitio perfecto, el ambiente perfecto y el novio perfecto. Todo era ideal para el momento más esperado por Elena Katina. Había esperado tanto esta noche, que el día anterior pasó la mayor parte de la tarde recorriendo las calles de la ciudad y observando cada vitrina en busca del vestido perfecto para lucir en la cena con su novio desde hace cuatro hermosos años, Aleksandr Pávlov quien la había citado en el lugar pues, “tenía una propuesta que hacerle”. Si, leyeron bien. “Propuesta” es la palabra clave aquí.

Todo iba de acuerdo al plan. Luciría el mejor vestido que Louis Vuitton le pudiese ofrecer, se colocaría sus “Stilettos Dior” y completaría su vestuario con sutiles ondas en su pelirroja cabellera junto a una ligera capa de maquillaje para acentuar sus facciones. Nada podría desencajar esa noche, ni en ella.

—Dos copas de Moet Chandon, y tráenos la botella a la mesa, por favor — el mesero tomó nota del pedido y se retiró no sin antes despedirse con una leve reverencia.

—Vaya, ¿Qué celebramos esta noche?

—Cariño, ¿te he mencionado ya lo esplendida que te ves esta noche?—el halago logró ruborizar un poco las mejillas de la pelirroja, quien solo atinó a sonreírle por el cumplido—Es una hermosa noche, perfecta como tú.

—Sasha, por favor no sigas. Sabes todo lo que me cuesta aceptar cumplidos, pero gracias cariño tu tampoco lo has hecho mal esta noche.

Y era cierto. El joven cirujano vestía de etiqueta como siempre. Traje Kiton (K-5) color gris plomo, camisa blanca a rayas azul oscuro complementado a la perfección con una corbata Winston’s azul marino. Era inevitable suspirar con su presencia, el traje solo lograba resaltar las fuertes facciones que marcaban su rostro y haciendo notar aún más la profundidad de su mirada color miel.

El joven castaño agradeció el halado con una media sonrisa para su novia.

—Me encanta que aún después de todo este tiempo, sigas ruborizándote por un simple cumplido. Deberías estar acostumbrada, mi novia es la mujer más hermosa de toda la ciudad—sonrió nuevamente y tomó su mano para dejarle un suave beso en los nudillos—Te he invitado esta noche porque tengo algo muy importante que decirte y espero que estés de acuerdo conmigo, con que esto es lo mejor que nos pueda ocurrir y que ya es hora de dar el siguiente paso.

La joven pelirroja se encontraba ansiosa por lo que estaba a punto  de escuchar, el momento había llegado.

—Esta tarde estuve en una reunión con los coordinadores del Russian Surgical Care y me ofrecieron una propuesta que era imposible de rechazar. La proposición se trata de convertirme en el nuevo cirujano plástico principal de la clínica, trabajaría de la mano con los mejores especialistas en estética —toda la información fue expuesta por el castaño con una sonrisa gigante y ojos llenos de brillo.

Elena no sabía cómo reaccionar, esta era una gran oportunidad para su novio, esto le traería reconocimiento en todo el país y podría ser un hombre sumamente exitoso. Debía sentirse feliz, y lo estaba, pero no era ese el sentimiento que esperaba tener en ese momento. Se suponía que su felicidad sería en base a una propuesta diferente. Esperaba una proposición de matrimonio.

Le tomó unos segundos regresar de sus desilusionados pensamientos y recobró la compostura suficiente para mirarlo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, pero sonrió para su emocionado novio.

—Wow, eso es genial cariño. Es increíble que algo así este sucediendo, felicidades amor —tomó una de sus manos y la apretujó suavemente para hacerle sentir su emoción.

—Lo es ¿Verdad?, estoy tan feliz. Mañana debo tomar un vuelo con destino a Dublín para agilizar el papeleo y culminar las negociaciones con los socios de la clínica. Lo más probable es que me tome el fin de semana para finalizar todo y regresar a Moscú —la expresión de sorpresa de la pelirroja era innegable, eso no se lo esperaba.

—¿Dublín? ¿Y qué sucederá con la cena que habíamos planeado con mi padre? Sabes que hace meses que no lo veo y él estaba ilusionado con vernos este sábado.

—Lo sé, lo sé, pero no puedo cancelar esto cariño, es necesario que esté presente, los irlandeses son estrictos con respecto a las personas y faltar a una reunión tan importante por una cena no sería bien visto. Tal vez, puedas planear un fin de semana para que visitemos a tu papá el próximo mes.

—Sí, quizá haga eso. Lo siento, no sé en que estaba pensado, claro que debes ir—el castaño sonrió nuevamente y llevó su mano hasta el bolsillo interno de su chaqueta mientras el mesero se acercaba con las copas y la botella de Champangne.

—Sé que no te gusta cuando tengo que viajar por negocios, pero siempre eres comprensiva y no me reprochas. Sabes que estoy agradecido por cómo eres conmigo. Soy un hombre muy afortunado por tenerte y es por eso que quiero regalarte algo con lo que puedas recordarme mientras no estoy aquí—sacó de su bolsillo una pequeña caja de terciopelo rojo.

«Oh.my, Oh. My.God. Este es, este es el momento. Me propondrá matrimonio» La pelirroja miraba a su novio con los ojos muy abiertos y con gran expectación.

—Sasha, ca…

—Lena… Elena, compré esto pensando en ti, para que lo lleves con orgullo y siempre te acuerdes de mi y lo mucho que te amo— tomó la pequeña caja y la abrió para mostrar su contenido.

—Sasha, es pre… ¿Aretes?—preguntó entre confundida y decepcionada— ¿Me compraste unos aretes de diamante?

—Se lo mucho que te fascina ese tipo de accesorios. Te vi como los observabas la vez pasada cuando estábamos en ese local de joyería fina. Lucías tan ilusionada que quise complacerte y regalártelos —sonrió con ternura a su novia.

Y no era mentira, Elena si estaba ilusionada observando la pedrería de esa tienda en especial, pero no precisamente miraba los zarcillos, no. Ella estaba sumergida en la belleza de la colección de anillos de compromiso que allí exhibían.

—Vaya… Son…—sentía un vacío en el pecho y no lograba dialogar con fluidez—Son preciosos cariño, me encantan. Muchas gracias Sasha—sonrió, pero ni ella sabía por qué lo hacía. Un reflejo, tal vez.

—Me alegra que te gustaran, es mi manera también de disculparme por estar lejos estos días—levantó su copa y con una sonrisa le dijo con su mirada a la pelirroja para que lo imitara—Brindemos por este nuevo comienzo, y por el futuro exitoso que nos espera. Soy feliz de que puedas acompañarme en el proceso. ¡Salute!

—¡Salute!—coreó la pelirroja y chocó su copa con la del castaño.

—¿Y por qué no te los pones?

—Oh, lo siento—tomó uno de los pendientes y lo colocó en su oreja izquierda, hizo lo mismo con el derecho—Vale, listo.

—Estupendo, te quedan hermosos cariño.

—Gracias—musitó.

El móvil del castaño vibró en la mesa y él lo tomó para revisar.

—Vaya, es un mensaje de Bill, quiere que vaya hasta su oficina.

—¿Debes ir? Pero si ni hemos comido—el móvil vibró nuevamente y el castaño ya no le prestaba atención a  la chica—Sasha, te estoy hablando.

—Lo siento, lo siento. Es que dice que me tiene nuevas noticias sobre el ascenso—dijo sin mirarla a los ojos.

—Sasha, ¿podrías mirarme al menos?—dijo con el enojo ya mezclándose con la decepción anterior—¿Qué es tan importante que no puede esperar hasta después de cenar?

—Cariño, debes entenderme. No llamaría si no fuese important..—el móvil sonó nuevamente y el castaño miro a su novia como pidiendo permiso.

—Vale, supongo que podemos seguir celebrando en casa.

—¡Gracias cariño! Por eso es que soy tan feliz junto a ti, siempre haces lo mejor para nosotros, aun tomando en cuenta mi caótica agenda— El joven cirujano se levantó de su asiento y le dio un corto beso a su novia—Lo siento, de verdad cariño. Te lo compensaré. Adiós, te quiero.

Tomó la llamada, dejó su tarjeta de crédito en la mesa y se fue rápidamente sin siquiera mirar atrás.

—Adiós. Yo también te quiero—dijo la pelirroja a nadie en particular pues ya se encontraba sola en la mesa con una botella de champagne y copas a medio consumir. «Hermosa velada» llamó con un sutil movimiento de muñeca al mesonero y le indicó que se cobrara la cuenta de la tarjeta.


~~*~~


—Buenos días princesa, ¿Cómo estas hoy?—la voz un poco áspera y grave se escuchó a través del auricular telefónico.

—Hola papá. Estoy bien. ¿Cómo has estado tú?

—Oh, bien querida. Sabes que tu padre es fuerte como el roble. Cuéntame cariño, ¿a qué debo tu llamada?

La pelirroja no sabía el por qué pero sentía nostalgia cada vez que escuchaba a su padre y el hecho de tener que informarle que la cena que con ilusión había preparado para él sería cancelada, la hacía sentir aun peor.

—Lo dices como si yo no te llamara seguido papá. No seas tan exagerado.

—Cariño, seamos honestos. Tú no llamas a menos que tengas algo importante que notificar y no es que me moleste, ya eres una mujer adulta y tienes muchas cosas más importantes que hacer que estar al pendiente de este viejo.

—Papá, no hables así por favor. Tu sabes cuánto te amo y que siempre tengo tiempo para ti.

—Está bien, querida. Yo también te amo a ti, pero cuéntame, ¿Qué tienes para decirme que no puede esperar a la cena del sábado?

—Hemm… Bueno, papá. Es que uh.. no sé cómo decirlo.

—Dímelo cariño, no puede ser tan malo.

—Papá, sobre el sábado…

—Aleksandr se irá de viaje de nuevo y no se podrá realizar la cena.

Vaya eso si que no lo esperaba. La pelirroja alejó la bocina de su teléfono y lo miró con ojos sorprendidos. ¿Tan predecible es la situación?

—Sí. ¿Cómo lo supiste?—preguntó sin poder ocultar su sorpresa.

—Es normal querida, tu novio es un hombre ocupado. No es la primera vez. ¿Qué le surgió esta vez?

—Nada malo. Irá a formalizar las negociaciones con los socios en Dublín para convertirse en el cirujano principal del centro estético en Moscú. La propuesta se la informaron ayer y me lo contó en la noche cuando cenábamos. Fue… lindo—dijo y terminó con un suspiro decepcionado.

—¿Dublín? Vaya, no imaginaba que esa clínica tuviera esa clase de conexiones en Irlanda. Dale felicitaciones de mi parte. Pero dime algo hija, ¿Por qué no te noto emocionada con este hecho? ¿Está bien su relación?

—No, todo está bien papá. Nuestra relación es perfecta—y con esas palabras sintió nuevamente el vacío en su pecho—Es solo que, esperaba otro tipo de propuesta ayer por la noche, no sé. Tal vez solo estoy siendo exagerada.

—Entiendo. Después de cuatro años de relación es natural que desees que lleguen al siguiente paso y que te pida matrimonio—Elena volvió a impresionarse por la perspicacia de su padre— Pero ten en cuenta hija, que ya no estamos en la edad media. Es el siglo veintiuno, ya las mujeres de hoy en día no esperan a que su novio les compre un anillo y se lo proponga. Si tanto deseas comprometerte, ¿Por qué no das el primer paso tú?

—¿Qué? A que te refieres con “Dar el primer paso” ¿Insinúas que le proponga yo casarnos?

La pelirroja no salía de la sorpresa que le dio al escuchar esas palabras de su padre. Claro que lo había pensado antes, pero no era así. Se supone que el hombre es que haga ese protocolo, no la mujer. Eso es inaceptable, no tiene sentido.

—Tampoco es para que lo tomes como si te dijera que te le arrodilles y le ruegues que se case contigo, Elena. Solo digo que las cosas ya no son como antes y ese tradicionalismo se ha perdido—la pelirroja iba a contestar pero su padre volvió a hablar—Aunque, hablando de tradición. En Irlanda existe un día del año en el que las mujeres pueden pedirles matrimonio a sus novios y serán bendecidas con un matrimonio fructífero y felicidad infinita. Llámalo superstición, pero es una tradición que acostumbran celebrar los veintinueve de febrero en ese país desde el siglo V.

Elena se encontraba impactada con la información que acababa de recibir. ¿Es normal en otro país que la mujer sea la que proponga el matrimonio? Y no solo eso, sino también que es bien visto por la comunidad irlandesa. Tal vez debería considerarlo, de igual manera eso sería una grata sorpresa para su novio al llegarle de improvisto en Dublín. Tal vez… ¡No! Pero, que estaba pensando ella. No se rebajaría a ese nivel, si ha esperado tres años, un poco mas no tiene por qué ser tan tortuoso.

—De ninguna manera papá. No viajaré a Dublín para pedirle que se case conmigo. No estoy desesperada, nuestra relación está muy bien así—espetó a su padre por teléfono.

—Bueno querida, yo solo quería decirlo para que no te sintieras tan mal, no es como que el cielo se vaya a caer por que una mujer haga lo que normalmente el hombre de la relación haría. Digo, ¿no es por ello que las féminas han luchado tantos años ante la ley y la sociedad? Igualdad, a eso me refiero.

—Bueno, sí. Pero no es igual papá. Es algo con lo que he soñado toda mi vida, la vida perfecta con el novio prefecto, el matrimonio perfecto después de una propuesta perfecta. Comprar mi propio anillo no entra en mis planes.

—Está bien hija, no insistiré, pero deberías considerarlo. Yo te apoyaré sea cual sea la decisión que tomes, eres mi niña y yo solo quiero verte feliz.

—Gracias papá, y en verdad discúlpame por lo de este sábado. Podemos hacer algo el próximo mes, Sasha ha mencionado sobre ir a visitarte un fin de semana luego que regrese de Dublín.

—Me parece bien princesa. Hablamos luego hija, el señor Boris ha llegado y debo tener una reunión con él. Te quiero.

—Yo también te quiero, papi. Llamaré pronto—y colgó la llamada.

La tradición irlandesa le había trastornado los pensamientos.

Esa tarde mientras consultaba algunas páginas web para obtener información sobre el veintinueve de febrero, empezó a cambiar su forma de razonar con respecto a la propuesta.

Es cierto, ya no es la edad media y estamos en pleno apogeo del siglo XXI, por que esperar tanto si ella también es una mujer adulta de veintiocho años, capaz y exitosa. Y bueno sea o no una superstición, el hecho de que al hacerlo ese día en ese país en específico, le traería bendiciones a su matrimonio, eso era un plus.

Se retiró sus gafas de pasta gruesa estilo vintage y miró hacia el techo de su habitación.

Tal vez no sea una idea tan descabellada, definitivamente, tal vez…



Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por VIVALENZ28 8/4/2019, 6:34 pm

Ohh se ve interesante Very Happy
VIVALENZ28
VIVALENZ28

Mensajes : 921
Fecha de inscripción : 04/08/2014

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Eac 8/4/2019, 8:00 pm

La introduccion de parte de Lena y su vida, tendremos hoy otro capitulo mas??

Eac

Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 26/05/2015
Edad : 46

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por mary 8/5/2019, 6:40 pm

🤗

Enviado desde Topic'it
mary
mary

Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/7/2019, 12:14 am

Hola chic@s, hoy es martes y creo que actualizaré. Ayer pude haber subido un capítulo más, pero se me complicaron las cosas con el  trabajo, así que acá estoy para llevarles un segundo capítulo.

Cuéntenme, que tal hasta ahora la historia???

A leer!!


“Una travesía problemática”

≈2≈


…Pasajeros con rumbo a Dublín/ Irlanda, por favor diríjanse a la puerta de abordaje 35-B por el pasillo 21.

La voz se escuchó por todo el área de espera en el “Aeropuerto Internacional de Moscú-Sheremétievo”

Elena se puso de pie rápidamente y tomó sus pertenencias junto al mini bolso Luis Vuitton de cuero negro. Con su pasaporte y boleto en mano se dirigió al lugar indicado por el intercomunicador.

El sonido de sus pasos eran rápidos aun estando calzada con stilletos de trece centímetros. Un viaje largo no iba ser impedimento para lucir bien y a la moda. Vestía un traje de falda entallado a las caderas color café y una camisa de corte femenino color marfil, estilo que gritaba a los cuatros vientos el buen gusto y el vinel económico que posee la pelirroja. Graduada en Diseño de interiores, no podría esperarse menos en cuanto a su forma de vestir.

—¿Me permite su pasaporte y boleto, por favor?—pregunta la recepcionista. La pelirroja le entrega lo solicitado—Nombre y apellido.

—Elena Katina.

—Srta. Katina, me temo que ha habido un error con el proceso de compra de su pasaje, solo los miembros asociados con la aerolínea Skycanner pueden obtener asientos privilegiados en esta ocasión; ya que, no nos quedan asientos en primera clase, debido a un imprevisto con el servicio militar del país. Ha surgido una situación en la embajada de Dublín y se ha tomado el área de primera clase para  ubicarlos —la recepcionista parecía estar nerviosa ante el ceño fruncido de la pelirroja — Con todo el respeto, en nombre de la Aerolínea, le pido disculpas por no haberle notificado con anticipación.

Una de las facetas que caracterizan la personalidad de la pelirroja es su compulsión por el control y el orden. Para ella es inadmisible este tipo de errores, pues según su forma de pensar, todo debe estar planeado con la organización. Sin imprevistos ni sorpresas. Pero eso no pasaría esta vez, «¿Ahora qué haré?» No se sentaría en clase turista durante tantas horas de viaje, no era su culpa que la administración de la aerolínea fuese tan mediocre.

—Espere un momento, está usted diciéndome que no podré tomar mi vuelo en primera clase debido a que a los representantes de nuestro país han tomado la decisión de precisamente tomar este avión y sin previo aviso. Y como el tiempo de ellos es más importante que el de cualquier civil, ¿Merecen un mejor trato que nosotros los ciudadanos que pagamos su sueldo y comodidades con el pago de nuestros impuestos?

—Srta. Katina, le ruego nos disculpe por este atropello. SkyCanner, le ofrece un paquete de ciento cincuenta mil puntos de viajero frecuente y además se le dará servicio completo de primera clase aun cuando esté en el área de turistas.

Elena no tenía otra opción que aceptar, pues de otra forma no lograría llegar a tiempo a Dublín, era irse como turista con servicios privilegiados o esperar al siguiente vuelo dentro de un par de horas, lo cual no era una opción por el tiempo que le tomaría, además que el otro vuelo tenía dos escalas lo que la atrasaría mucho más.

—Supongo que no tengo mejor opción en vista de que la aerolínea posee tan deficiente sistema de control viatico.

—Gracias por entender Srta. Katina, es un placer que haya decidido volar con nosotros. Puede pasar, por favor.

La pelirroja tomó asiento en el lugar que le correspondía. «Al menos estoy al lado de la ventana» pensó. A su lado se sentó un señor que debía estar en sus sesenta o sesenta y cinco años de edad, a simple vista podría notarse que no se la llevaba bien con los vuelos pues parecía estar nervioso y la piel estaba pálida.

—Buenas tardes Srta —musitó.

—Buenas tardes — contestó con una pequeña sonrisa de cortesía.

…A todos los pasajeros con destino a Dublín, se les agradece por favor, abrochar sus cinturones de seguridad. El avión se encuentra a punto de despegar…

Elena se colocó correctamente el cinturón, tomó los audífonos y los conectó a su iPhone para iniciar con el sonido de su lista de canciones para relajarse. Tomó también sus gafas oscuras y reclinó su cabeza hacia atrás cuando sintió como el avión empezaba a moverse.

Se dispuso a dormir las horas que restaban hasta  llegar al país donde haría uno de sus sueños realidad, aunque no sea tan ortodoxo o de la forma que esperaba, pero ya eso había dejado de importarle.

Habían transcurrido solo dos horas cuando se sintió un estruendo que logró despertarla. Retiró los audífonos de sus oídos y escuchó como las aeromozas le indicaban a cada pasajero que hacer en este tipo de situaciones.

Miró a su lado y notó a través de la ventana, la acumulación de nubes grises y dio un respingo cuando un relámpago azotó contra el viento. No era un plano muy agradable para la vista ni para su tranquilidad.

…A todos los pasajeros se les informa que deben mantener la calma, todo está bajo control… por favor, manténganse en sus asientos.

Otro relámpago hizo eco en todo el avión y se sintió como empezaba a moverse todo por las vibraciones fuertes que se generaban por los truenos, niños llorando, el anciano de al lado había empezado a hiperventilar, se respiraba caos en el ambiente. La pelirroja estaba a punto de entrar en un ataque de pánico, pero recurrió a sus ejercicios de relajación para intentar mantener la calma.

«Voy a comprometerme, voy a comprometerme. No pienso morir sin comprometerme»

…A todos los pasajeros, se les informa que debido a las turbulencias presentadas a causa de la tormenta eléctrica, se realizará una escala en Gales debido a que por las cuestiones climáticas el paso a Dublín se encuentra temporalmente cerrado…por favor mantengan la calma y no se preocupen, Skycanner se encargará se asegurar su vuelo desde Gales en cuanto la situación sea sostenible…

¿QUE? No, no, no, esto no podía estarle pasando a ella. No, no este día. Precisamente hoy.

—¿En Gales?—dijo ya con el nerviosismo en la voz — No, no podemos aterrizar en Gales.

—Ya, al menos aterrizaremos —dijo el anciano de al lado.

—Sí, pero me retrasaré.

El señor se giró para mirarla con las cejas altas por lo que acababa de escuchar.

—Podríamos morir en este avión ¿Y a usted solo le preocupa el atraso?

—Si… bueno. Es que usted no sabe, pero yo necesito llegar a Dublín lo antes posible para pedirle matrimonio a mi novio.

El hombre aún más incrédulo no supo si reírse, así que optó por girarse nuevamente e ignorar esas palabras «Esta juventud ya no aprecia el valor de las tradiciones»

~~*~~


Gales Aeropuerto Internacional.

El aeropuerto se encontraba atestado de personas reclamando por el retraso, algunos preocupados por sus familiares, otros simplemente tomando una siesta, en fin. No había donde sentarse, casi no había espacio en el cual movilizarse.

La joven diseñadora caminaba con dificultad entre las personas que entorpecían su paso para llegar hasta el área de atención al cliente.

…El aeropuerto central de Gales, les informa a todos aquellos pasajeros con destino a Dublín, que todos los vuelos hacia dicho destino se encuentran cancelados por cuestiones de seguridad a causa del clima.

—Oiga, puede moverse, por favor. Necesito pasar —reprochó a un señor que se interponía en su camino hacia la fila.

Logró adentrarse entre la marea de personas, hasta ubicarse frente a la chica que hacía de recepcionista.

—¿Entonces, no hay vuelos hasta mañana?

—Mañana —asiente la rubia.

—¿Mañana?

La rubia la mira sin dejar de masticar vulgarmente su goma de mascar.

—Eso es lo que he dicho ¿Verdad  Rhonda?—le pregunta a su compañera con una ceja levantada y la aludida asiente sin darle mayor importancia.

—Bueno, eso a mí no me sirve. Verán, voy a Dublín a declararme a mi prometido y no puede ser otro día que no sea el veintinueve de este mes. Pues, es año bisiesto y es una tradición y, debo comprarme el vestido, encontrar el anillo y reservar en el restaurante. Así que, entre nosotras chicas, entenderán porque necesito estar allí hoy— dijo con una falsa sonrisa.

—Uhh.. ¿De verdad?—dijo mirándola con ojos grandes. La pelirroja asiente manteniendo la sonrisa—Rhonda, ¿Por qué no llamas a la central del aeropuerto de Dublín y le pides que abran una pista de aterrizaje solo para la Sra.?

—Lo haré en seguida —respondió la aludida que esta vez si miró a su compañera, y las dos con una sonrisa irónica miraron a la pelirroja sin moverse de su lugar.

«Perras» las insultó mentalmente la joven pelirroja mientras se daba la vuelta y empezaba a caminar.

Se dirigió a la salida junto con su equipaje y tomó un taxi hasta el otro aeropuerto. La lluvia que caía era torrencial.

Al llegar, pagó al taxista y se encaminó hasta el área de atención al cliente.

—Un vuelo hacia Dublín por favor.

—Están cancelados—respondió el chico entretenido con su historieta.

—¿Pero, qué mierda sucede en este país?—espetó

—Yo culpo al Gobierno, pero esta vez es el clima quien ayuda—respondió el chico.

—Vale, tomaré un barco. ¿A dónde debo dirigirme para llegar al muelle más cercano?

Luego de que el chico le diera la información, emprendió camino en taxi hacia el muelle más cercano de la zona.

Mientras caminaba por los inestables tablones debajo de la incesante llovizna y ya con la ropa totalmente empapada,  logró ubicar un hombre que ejecutaba nudos en la cuerda que mantenía el bote encallado al muelle. Y se acercó a él.

—Buenas tardes Señor, imagino que es usted el capitán de este…¿Barco? En fin, necesito llegar a Dublín hoy mismo, no importa el costo.

El anciano capitán del barco… Si a eso se le puede llamar barco, pues de milagro se mantenía a flote. La miró escépticamente como si no creyera lo que acababa de escuchar.

—Madame, con este clima sería demasiado peligroso navegar entre el oleaje para llegar hasta allá. Debería esperar a que la tormenta se calme…—intentó razonar, hablando con un tosco español que apenas y lograba darse a entender.

—Yo no le pregunté si sería peligroso o no. Tampoco le solicité el reporte climatológico. Dije que necesito que me lleve a Dublín, no importa el precio —repitió.

El anciano sin nada más que perder ante la tozuda mujer frente a él, decidió tomar el riesgo, pues en su experiencia estaba seguro de que no llegarían muy lejos. Tomó sus cosas y empezó a caminar hacia su “barco”

—Entre por acá Srta. Tome… —le ofreció un impermeable amarillo junto a un chaleco salvavidas que parecía haber sido usado por generaciones y generaciones antes — le recomiendo que resguarde sus pertenencias en bolsas plásticas que están en aquella esquina —señaló aquel hombre con buena intención.

—Gracias —respondió fríamente, pues entre tantos problemas no se encontraba con un cálido y amable humor.

El capitán se colocó en su lugar frente al timón y encendió la máquina para lentamente empezar a moverse. El navío generó un fuerte sonido metálico que provenía de la cadena del ancla o podría ser por el viejo motor.

La pelirroja que se encontraba caminando hacia la esquina señalada para buscar el plástico que protegería su amada maleta Vuitton, hizo un traspié cuando el barco realizó un movimiento brusco por el oleaje descontrolado.

«Este será un largo viaje»

La lluvia no cesaba y cada minuto parecía aumentar aquel torrente que mojaba todo a su paso. La tormenta seguía igual de imponente, provocando una constante inestabilidad en el barco.

—Srta, es imposible seguir avanzando con este clima, continuar solo sería un suicidio —anunció el anciano—la dejaré en “Laois”, allí podría con suerte, conseguir un taxi o tren que la lleve hacia donde se dirige.

—¿Laois?

—Sí, es una pequeña Isla. Esta allí en frente, observe —señaló el lugar.

En la lejanía podía observarse tierra pero no veía ningún muelle donde poder anclar para poder bajarse ¿Pretende que camine en estos zapatos por arena de playa?

—Pero no veo donde pueda anclar, Sr.

—No se preocupe. Subiendo la colina que está detrás, podrá observar un único camino que la llevará a la Taberna Volk’s… allí conseguirá a alguien para que la traslade hacia la estación o el teléfono para llamar a la línea de taxi.

«Genial, simplemente genial. Ya puedo decirle adiós a mis Dior de gamuza»

—Gracias, por su ayuda —agradeció al anciano que al menos logró dejarla más cerca de su destino. Una vez pagada la tarifa que le solicitó, tomó sus cosas y se bajó a tierra.

Se quedó un momento pensando en porque se tomaba tantos problemas por una tonta superstición, mientras veía como el barco se alejaba por entre la neblina del mar. «No he llegado tan lejos para dar marcha atrás ahora, me comprometeré si o si»

Dio la espalda al mar y empezó a caminar hacia la colina. Si, con sus zapatos de aguja. Decidió no molestarse en colocarse el impermeable si igualmente se encontraba empapada de cuerpo completo. Al menos su equipaje seguía a salvo.

Mientras caminaba por el empinado camino empedrado, se tomó unos minutos para observar el paisaje que la rodeaba, puesto que ya había dejado de llover y las nubes se habían esparcido lo suficiente como para obtener un poco de iluminación solar. Las verdes praderas dominaban todo el terreno. El aire aunque húmedo, era refrescante. A la distancia podía escucharse el sonido de las olas chocando con las rocas.  

De no ser por su prisa en llegar a la ciudad, le habría encantado quedarse un rato más a disfrutar del paisaje. Cuando ya se encontraba a medio camino del empedrado que rodeaba la colina, en la distancia logró divisar una “pintoresca taberna de color azul” que la hacía resaltar entre el paisaje de alrededor. No había nada más cerca.

La pelirroja siguió su camino hacia la taberna y cuando estuvo a una corta distancia pudo apreciar mejor su estructura. Lucía como un bar tradicional que puedes encontrar en cualquier sitio del país, solo que esta se diferenciaba por el color azul turquesa con el que estaban pintadas las paredes y la luz amarilla que se extendía a través de las ventanas clásicas de madera y cristal. Era un lugar lindo, en realidad. Continuó sus pasos y al llegar a la puerta, cerró los botones de su empapado abrigo y tomó tres respiraciones profundas para calmarse y enfrentarse a lo que sea con lo que se encontrara en el interior.

Tomó unas dos profundas respiraciones aferrándose a la manilla de la puerta y abrió…


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Fati20 8/7/2019, 12:50 am

Va muy muy bien, estoy ansiosa por ver como es la pero alidad de lena y como se llevaran sube otro
Fati20
Fati20

Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por mary 8/7/2019, 4:20 am

Interesante

Enviado desde Topic'it
mary
mary

Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Eac 8/7/2019, 8:23 pm

Si fuera superticiosa Lena sabria que el compromiso con el novio no combiene

Eac

Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 26/05/2015
Edad : 46

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por VIVALENZ28 8/7/2019, 10:38 pm

Jejeje tuve que ver la película para familiarizarme, vendrán cosas muy graciosas Very Happy
VIVALENZ28
VIVALENZ28

Mensajes : 921
Fecha de inscripción : 04/08/2014

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/8/2019, 1:57 am

“Necesito un taxi”



≈3≈




Al abrirse la puerta, la poca luz natural del exterior iluminó un poco la estancia, haciendo que unas pocas personas voltearan sus cabezas para ver de quien se trataba.

—Yuju… ¡Hola! —anunció cortamente la pelirroja desde la puerta sin recibir más que miradas curiosas como respuesta. Totalmente ignorada, empezó a caminar y a observar a su alrededor.

En el interior de la taberna se podía escuchar la risa rasposa de un par de hombres en el local. A diferencia del exterior, el ambiente dentro de la taberna era un tanto más diferente, el aroma del habano y roble podía sentirse perfectamente.

El estilo de los muebles era antiguo, me atrevería a decir que hasta un poco medieval. En la barra principal podían apreciarse diferentes tipos y marcas de cerveza local; ni que decir del whisky y otros licores de mayor calibre alcohólico. Habían pocas personas, siendo la mayoría hombres lo que reinaba y todos con más que unas pocas canas en su cabellera y vello facial.

La pelirroja se adentró con pasos decididos hasta dos señores sentados cerca de la barra de pedidos.

—Se puede sacar al hombre dentro del té, pero no se puede sacar al hombre dentro del agua…—contaba uno mientras los otros reían.

—¿Está abierto?— «Bueno esa no fue la pregunta más astuta de mi parte» razonó un poco avergonzada. Tras haber echado un vistazo alrededor, divisó un hombre que tenía apariencia de ser confiable.

Un par de ancianos que se encontraban sentados algunos asientos más lejos, murmuraban entre ellos el origen de la recién llegada...

«Australiana»

«Sud-africana»

—En realidad, soy rusa —repuso con una pequeña sonrisa la pelirroja sin mirarlos y dirigiéndose a su objetivo —Elena Katina, de Moscú —extendió su mano al señor de traje y cabello blanco. Este estrechó su mano y dio un asentimiento como respuesta —Me gustaría saber cómo llegar a Dublín desde aquí, ¿Hay alguna buseta o línea de taxi a la que pueda acudir?

Mientras la diseñadora esperaba respuesta por parte de los aludidos, no se había percatado de una joven pelinegra que la observaba desde el otro lado de la barra con el ceño fruncido, pero no de enojo, sino intriga.

—1987.  Respondió uno de los hombres.

—¿Cómo dice?

—1987, es el año en que el último autobús partió de aquí hasta Dublín.

—No, no, no. El tren dejó de utilizarse en el ochenta y cinco…—respondió el otro, llevando la contraria a su compañero —El autobús estuvo en función hasta el noventa y cinco.

—No, en el ochenta y siete.

La pelirroja al ver que los dos hombres no se ponían de acuerdo en una teoría, decidió inspeccionar alrededor a ver quien le podría servir de ayuda. Y fue recién allí, el momento en el que se percató de la pequeña pelinegra que se encontraba preparando un trago de cerveza y luego se dispuso a utilizar el periódico. Decidió acercarse a ella.

—Disculpa —la pelinegra levantó su mirada de la lectura para mirarla. Sus ojos eran azules, pero no era cualquier azul. Era una mezcla de gris con turquesa que se escondían entre un par de hermosas y largas pestañas  — me preguntaba, ¿Existe alguna línea de taxis por aquí?

La pelinegra mantuvo su gesto inexpresivo y se dio la vuelta para buscar algo entre las perchas, cerca de la repisa. Tomó un papel y se lo entregó a la pelirroja.

—Estupendo, gracias.

La pelinegra no respondió y regresó a su lectura. En cuanto la pelirroja se dio la vuelta para buscar el teléfono móvil en su bolso, la pelinegra levantó la mirada y la observó por un momento. Se dio la vuelta y desapareció por una de las puertas detrás de ella.

—Genial, mi móvil está a punto de quedar sin batería—refunfuñó la pelirroja.

—Señorita… —musitó un joven y cuando la pelirroja lo miró, éste le señaló la esquina detrás de ella. Era un teléfono fijo.

—Ah, Gracias. Dijo con una sonrisa.

Caminó hasta el teléfono y al lado se encontraba un regordete hombre que la observaba.

—Hola—dijo mientras él empinaba una cerveza—¿Qué tal?

—Hola —respondió ella mientras le daba la espalda para empezar a marcar el número de la línea de taxis que aparecía en el papel.

—Bueno... ¿que se le ofrece?— se escuchó una voz femenina al otro lado de la línea.

—Hola. Buenas, necesito un taxi para dirigirme a Dublín, por favor.

—¿Y de dónde llama?

—Pues estoy en un lugar que se lama Louis, no… Laos, espere.. Laois, si, Laois.

—Lo siento, pero no acostumbramos a llevar a pelirrojas extranjeras.

—¿Cómo que no pueden llevar pelirrojas extranjeras?—se quejó indignada.

—Lo siento.

—Espere... ¿Cómo sabe el color de mi pelo?

La pelirroja se dio la vuelta y a su espalda se encontraba la pequeña pelinegra ojiazul con la bocina del otro teléfono en su oído, apoyada en el marco de la puerta por la que había desaparecido hace unos instantes y la miraba con una sonrisa de lado completamente divertida con la expresión que le daba la pelirroja.

Los hombres del bar se reían a carcajadas por la broma que le hacían a la recién llegada.

—Entiendo. Así que usted es la taxista —preguntó aun con el teléfono en su oído mientras miraba con sarcasmo y una ceja levantada a la pelinegra.

En cuanto notó que la otra colgaba y colocaba el auricular en su lugar, la pelirroja imitó su acción rápidamente para no parecer una tonta.

—Verá, necesito que me lleve a Dublín.

—¿A Dublín? —respondió la pelinegra con la ceja un levantada.

—Mjm… Exactamente.

La pelinegra empezó a acercarse nuevamente hasta la barra y apoyó el codo sobre la madera para poder apoyar el mentón en una de sus manos y mirar directamente a los ojos de la pelirroja. Quien no le huía a la profundidad de esa mirada azul.

—Bien, Elena de Moscú. Voy a contarte una historia de Dublín. Dublín es una ciudad de oportunistas y traidores que te apuñalan por la espalda. Es donde se concentra lo peor del género humano para corromper lo hermoso de este país.

La pelinegra la miró con una sonrisa ladina y la pelirroja solo podía devolverle la mirada con el ceño fruncido por la intriga.

—No te llevaría a Dublín, ni que me ofrecieras quinientos euros —continuó la pelinegra mientras tomaba un puñado de frutos secos del tazón que se ofrecía para los clientes y se llevó unos pocos a la boca.

—Por la mierda… Por quinientos euros vendería  a  mi mujer — dijo uno de los hombres en la barra.

—Pues lo siento, no tendrías mucho que vender —respondió otro causando más risas en el establecimiento.

—Está bien—dijo la pelirroja con una sonrisa de negocios—¿Hay alguien que quiera llevarme a Dublín por quinientos euros?—preguntó manteniendo su sonrisa y pavoneado su ego descaradamente a la pelinegra. Pero esta solo la seguía mirando divertida.

—Seiscientos. Soy su hombre señorita —el viejo regordete al lado del teléfono se levantó y así como se puso de pie, se fue de cabeza al suelo quedando inconsciente por la cantidad de alcohol que quizás allá consumido desde no sé cuantas horas antes.

—Es de mala suerte emprender un viaje en viernes—dijo un hombre.

—En sábado—respondió otro.

—Bien. Es tarde, ya encontraré a alguien que pueda llevarme por la mañana —musitó orgullosamente la pelirroja— ¿Conocen algún hotel cercano en el que pueda hospedarme?

Recorrió con la mirada a cada hombre en busca de una respuesta y sin conseguirla, preguntó de nuevo.

—¿Una pensión? Tal vez ¿una tasca?—los miró esta vez con un poco de desesperación y se fijó en la pelinegra mesonera que irguió su espalda para observarla de brazos cruzados y una mirada significativa.

Entonces fue cuando la pecosa comprendió la situación.

—Claro…Esto es también una tasca, entiendo — suspiró resignada y se acercó hasta donde la pelinegra se encontraba — bueno, me mostrarás las habitaciones ¿o debo soportar otra de tus bromitas para que me atiendas?

—Sígueme.

La pelinegra le dio la espalda a la pecosa y desapareció a través de la puerta que fue por la que se había introducido la última vez. En vista de que no había otra opción, Elena empezó a caminar detrás de ella arrastrando su maleta.

La pelinegra se dio la vuelta rápidamente como si se le hubiese olvidado algo y caminó unos pasos de regreso hasta la pelirroja.

—Permíteme que te ayude con la maleta.

—Gracias — Musitó la pelirroja sorprendida por el momento de amabilidad que hasta ahora poco agradable mujer, había estado interactuando con ella.

Siguieron su camino y la pelirroja se permitió un poco de tiempo para examinar a la menuda mujer de la que no conocía su nombre aun, que avanzaba frente a ella. Su cabello negro era largo y lacio pero al final se rizaba un poco en suaves bucles. Vestía casual con un jean de mezclilla azul oscuro algo desgastado, pero que se ajustaban a sus pequeñas curvas. Usaba una camisa blanca y encima un suéter de lana color negro doblado de mangas hasta tres cuartos. No usaba tenis converse como lo habría esperado, sino unas botas de cuero marrón. Debía admitir que tenía una buena vista de espalda.

—Este es el baño —Señaló la pelinegra sin detenerse— debes procurar halar la cadena dos veces, en serio. Hazlo.

—Igual que en un hotel de lujo. Ja. —dijo la pelirroja negando y sacudiendo a los lados su cabeza en negación.

Al entrar en la habitación, Elena recorrió con la mirada cada rincón del pequeño cuarto.

Y vaya que le hacía honor al “pequeño”.  Fácilmente esa habitación era más pequeña que el closet de su apartamento. La decoración era simple, tradicional, como todo en ese lugar. El estampado floral en las paredes resaltaba. Un cuadro que colgaba de la pared, un pequeño ropero en una de las esquinas, un armario, una cama individual y al lado una mesita de noche con una lámpara al estilo de los 80´s.

«Al menos huele a limpio y se ve limpio» habló para sus adentros la pecosa mientras se sentaba en la cama y probaba el colchón.

—He visto que en el bar tenían una carta—se dirigió a la pelinegra refiriéndose al menú del día.

—Está cerrado—dijo sin mayor explicación y dándose la vuelta para encararla.

—Está cerrado—asintió la pelirroja— Vale. Pero, supongo que debido a la famosa y tradicional hospitalidad irlandesa y su generosidad, yo pensaba que…

—Te prepararé un bocadillo de jabón —dijo la pelinegra con una pequeña sonrisa sarcástica y se salió por la puerta.

La pecosa frunció el ceño y asomó la mitad de su cuerpo por entre el marco de la puerta para hablarle en voz alta a la exasperante chica. «¿A qué mierda se refiere con prepararme jabón?»

—¿Qué es jabón?—preguntó pero ya la pelinegra estaba lejos—El jabón es para lavar no para comer — gritó y regresó a la habitación cerrando la puerta con fuerza.

Una vez dentro, buscó nuevamente su móvil en el bolso.

—Genial. Sin batería—refunfuñó. Miró a los lados en busca de alguna toma en la cual poder conectar el cargador del móvil.


~~*~~


Mientras tanto en la cocina.

Una pelinegra se desplazaba con rapidez entre las alacenas en busca de los elementos que necesitaría para preparar el sándwich para la quisquillosa y mimada pecosa. Tomó un pan de la bolsa y lo cortó por la mitad, agregó algo de mayonesa y se trasladó hasta el refrigerador para obtener un poco de jamón.

Era una chica linda, debía aceptarlo, pero solo esa poca muestra de carácter que ofreció, era suficiente para ella saber que no debía involucrarse con ese tipo de mujeres. La ambición era algo que hacía a las personas tomar decisiones egoístas y de eso sabía muy bien la pelinegra.

En la habitación, Elena revisaba cada rincón, hasta por debajo de la cama. Se quedó un momento analizando todo y como si de un chasquido se tratara, una idea fugaz pasó por su mente. «Detrás de la cama seguramente está»

Usó todas sus fuerzas y empezó a tirar con fuerza del espaldar para moverla un poco. Intentó, intentó, e intentó con tanta fuerza que al lograr moverla fue demasiado y al ser una habitación tan pequeña, la cama chocó con las puertas del armario, haciendo que éste se abriera de golpe por las dos puertecillas dejando caer todo lo que había dentro.

El estruendo fue tan fuerte que los clientes de la taberna miraron todos hacia el techo de donde provenía aquel sonido. Sacudieron sus cabezas mientras negaban y tomaban otro trago de cerveza.

La pequeña ojiazul, imitó la acción pero con su ceño fruncido y deteniendo lo que estaba haciendo. «¿Qué demonios está haciendo?» se preguntó

Elena se lanzó a la cama y ubicó el toma corriente, pero al mover una de sus piernas, hizo que la pequeña lámpara también cayera al piso y el cable de la electricidad al que estaba conectada, se tensó causando que un marco cayera y junto con unas botellas vacías que se encontraban en una de las repisas.

El golpe de todas las cosas que cayeron fue fuerte, dañando la estructura del techo en donde se encontraban los clientes de la taberna. Un gran pedazo de yeso cayó encima de la barra asustando a los hombres que allí estaban.

Elena miró hacia los lados, observando el caos que había causado en su habitación y se encogió de hombros «Ya luego lo ordenaré todo» pensó. Tomó su cargador y se dispuso a conectarlo en la toma.

Al conectar el dispositivo se generaron unos chispazos y la pelirroja se apartó rápidamente entre cortos gritos de susto.

La carga eléctrica generada por un dispositivo adicional (el cargador) originó una falla eléctrica en todo el establecimiento, quedando a oscuras.

«Ahg, extranjeras» suspiró con desgana la pelinegra y se encaminó hasta las alacenas de abajo para buscar la linterna. La tomó y encendió, para ahora buscar las velas. «Por el amor de Dios» refunfuñó y se dirigió a las escaleras para ir a la habitación de Elena con el plato de comida en mano.

Mientras tanto, la pelirroja sin mayor preocupación, tomó la linterna que guardaba en casos de emergencia en su maleta y empezó a revisar entre las cosas que habían caído del armario. Se encontró con un cuadro que enmarcaba una foto en la que aparecían dos chicas y un chico abrazados. La de la izquierda innegablemente era la exasperante pelinegra de ojos azules que sonreía pero no como las sonrisas que le había ofrecido a ella, esta era genuina y denotaba alegría. En medio, se encontraba una rubia muy guapa de ojos cafés y al lado izquierdo de ésta se ubicaba el chico, alto y de cabello negro, también sonreía y se le marcaban óyelos en las mejillas.

De pronto la puerta se abre de golpe y por ella entra la pequeña, y la pelirroja ahogó un grito de susto.

—¿Qué demonios estás haciendo?—pregunta a la pelinegra sin verla, pues Elena sin intención la había cegado levemente con la luz de su linterna al apuntarla directamente al rostro.

—Trataba de cargar el móvil— se explicó la pelirroja algo nerviosa.

La pelinegra la examinó un poco en la oscuridad y vio que en sus manos sostenía el cuadro con la foto. Un torrente de molestia la inundó.

—Dame eso, es personal — se lo arrebató bruscamente de las manos y le entregó el plato con su sándwich.

—Ah, ah… Me ha fundido el iPhone — le reprochó la pelirroja.

—¡Y tú has fundido la electricidad de todo el pueblo, idiota!—alzó un poco la voz y salió por la puerta cerrándola con fuerza al mismo tiempo.

—¡Serás animal! Pues más idiota serás tú— gritó con enojo la pelirroja. Iluminó el plato con su linterna y observó el sándwich —Entonces si era un sándwich de jamón, estúpida.


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Eac 8/8/2019, 2:09 am

Pobre Lena fuera de lugar. Julia tiene historia con la chica de la foto

Eac

Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 26/05/2015
Edad : 46

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por VIVALENZ28 8/8/2019, 4:05 am

Jajajajaja esa parte fue graciosa la de corte de luz xD
VIVALENZ28
VIVALENZ28

Mensajes : 921
Fecha de inscripción : 04/08/2014

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por mary 8/8/2019, 4:43 am

Jajjajaja estuvo bueno el capítulo

Enviado desde Topic'it
mary
mary

Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por mary 8/11/2019, 3:53 am

Cuando capítulo?

Enviado desde Topic'it
mary
mary

Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/11/2019, 4:18 pm

Buen día, chicas!! Domingo y  uds lo saben porque mañana da pereza que sea Lunes!!! Mad Bueno, pero les voy a subir algunos capítulos para que no piensen en que lo aburrido está por venir!!

A leer!!



Yo te llevaré

≈4≈



Un nuevo día llegó y con la aparición del sol alzándose sobre el mar, el cantar de las aves era el único sonido que podría percibirse en el lugar…

Habían pasado ya cuarenta minutos que Elena había despertado y empezado a ordenar sus cosas para alistarse y enfrentar el nuevo día junto a las adversidades que intentaran obstruir su camino a Dublín. Se sentía con energía, a pesar de no haber logrado dormir más de cuatro horas por la noche, pues para el momento en el que terminó de arreglar el caos que había causado en la habitación por su búsqueda del toma de corriente, fue cuando por fin pudo recostar su cuerpo a la cama. Los pensamientos sobre lo que estaba haciendo, las cosas que había pasado el día anterior por hacer algo de lo que aunque estaba decidida a lograr su cometido, algo en su interior le decía que no estaba bien forzar las cosas.

¿Por qué eso es lo que hacía, no? Forzar a su novio a comprometerse. No. Ella no estaba obligando a nadie, solo daría el paso que en algún momento Aleksandr lo haría de igual manera, simplemente le estaba facilitando las cosas porque lo ama y después de tanto tiempo ya era hora de tener una vida juntos. Esos eran los razonamientos que mantuvieron en vela a la pelirroja.

Elena terminó  de cepillar sus dientes mientras se observaba en el pequeño espejo del baño de huéspedes. Salió del cuarto de baño para dirigirse nuevamente a su habitación. Al llegar, revisó su móvil que permanecía sin batería. Entre las cavilaciones de la noche anterior decidió que avisar a su novio y avisarle que se hallaba en Irlanda era la mejor opción, ya no sería en Dublín que le notificara, pues en vista de la suerte que ha tenido era mejor que él estuviese enterado por si lo llegase a necesitar luego, pero no le diría de sus planes, únicamente se enteraría de su estancia en dicho país.

La pelirroja salió de la habitación vestida con la misma ropa del día anterior, pues con lo agotada que se sentía no se molestó en despojarse nada más que de sus stilettos y aflojarse la falda. Bajó hasta el área del bar en busca del teléfono fijo para realizar sus llamadas.

En el lugar no había nadie más que ella «Genial, al menos la exasperante pelinegra  no será lo primero que vea en el día». Ubicó el teléfono cerca de la gran ventana para tener mejor señal, con vista a la entrada y fue hasta allí. Marcó el número de su novio y esperó tres tonos antes de que se escuchara la voz al otro lado.

—Buenos días cariño, —saludó con voz suave el hombre de la otra línea— Iba a llamarte en un rato más, pensaba que aun dormías. ¿Cómo estás?

—Buenos días Sasha, si es que no he podido dormir bien y me he despertado con el alba — respondió a través de un suspiro— Me encuentro bien. Tengo una sorpresa para ti.

—Vaya y ¿Qué podría ser?

—¡Estoy en Irlanda!—exclamó al teléfono con una pequeña sonrisa.

—¿¡Que estás en Irlanda!?—el joven cirujano estaba realmente sorprendido y extrañado a la vez.

—¡Sí! Quería darte una sorpresa cuando llegase a Dublín pero el viaje ha resultado un auténtico desastre —dijo amargamente— Ahora me alegro de que alguien sepa en donde estoy.  Es que en serio, no imaginas lo que aquí llaman “cena” y ni hablar de la supuesta “hospitalidad irlandesa”.

—Estoy impaciente por verte—anunció el joven.

—Yo también deseo verte.

—¿Cuándo llegas?

—Supongo que estaré allí por la tarde, si encuentro un taxi. Son cuatro horas de viaje en auto hasta Dublín.

—Es una gran sorpresa cariño. Te quiero

—Yo también de te quiero Sasha, adiós.

Elena terminó la llamada y empezó a caminar hasta las escaleras, pero unas voces lejanas llamaron su atención y se detuvo para averiguar de dónde provenían. Observó por la ventana detrás de ella y vio a la pequeña pelinegra, quien parecía estar discutiendo por los gestos de su rostro y el continuo movimiento de sus manos. A su lado, se encontraba un hombre mayor de brazos cruzados que sacudía su cabeza en negación. Se acercó para escuchar un poco mejor.

—Lo siento, te he dado mucho tiempo para pagar tu deuda—reprochaba el hombre.

—Pero me falta muy poco, solo me faltan los putos intereses —repuso la pelinegra tratando de llegar a un acuerdo— Vamos Seith, sé razonable.

—Lo siento. Vamos chicos, empiecen a sacar las cosas —se dirigió a los otros hombres cerca del camión que vestían gabardinas y esperaban órdenes.

—Pero no puedes llevarte la cocina, ¿De dónde voy a sacar el dinero entonces?

—Paga todo o no hay trato, Volkova. Ya he sido lo suficientemente paciente contigo por respeto a tu padre. Pagas ahora o de lo contrario me llevo la cocina al camión.

—Dame un mes—respondió esta vez la pelinegra mirando con ojos de súplica al hombre que parecía no querer cambiar de opinión.

—Una semana.

—¿¡Una semana!? Dios —pasó las manos por su cabello —Diez días y te garantizo los novecientos euros.

La pelirroja decidió que eso había sido suficiente información para ella. Se dio la vuelta y regresó a su habitación para tomar su set de higiene personal para empezar a alistarse después de la ducha.

Mientras tanto, en la entrada seguía la discusión entre la pelinegra y el hombre.

—Son mil, Volkova, al retrasarte los intereses aumentan.

—Claro, claro el interés del interés ¿no?—comentó ya con desgano, no le parecía justo que la tratara de esa manera teniendo conocimientos sobre la difícil época en la que se encontraba —Dios, mil euros, diez días. Está bien, vale. Los tendrás.

—Hecho.

La pelinegra selló el trato con un apretón de manos y se despidió del hombre para adentrarse al interior de la tasca en busca de su boleto de salvación. «Entonces la rusita ha conseguido a la taxista que la llevará al maldito Dublín». Subió las escaleras y fue directamente hasta la habitación de la pelirroja.


Mientras tanto, Elena se retiraba la toalla para quedar prácticamente desnuda, pues solo llevaba puesto su hipster de algodón rosa. Abrió su maleta para buscar las prendas que usaría. De pronto la puerta se abre de golpe causando un grito de susto en ella al ver de quien se trataba, intentó cubrirse un poco el pecho y su intimidad con sus manos.

—De acuerdo, solo porque estás desesperada —dijo la pelinegra con una sonrisa socarrona.

—¿Qué?—la pelirroja salió de la impresión para tomar nuevamente la toalla y cubrirse.

—Has encontrado tu taxi. Te llevaré a Dublín.

—¿Quieres salir de aquí?—espetó. La pelinegra se dio la vuelta para darle la espalda mientras seguía hablando.

—Quinientos euros como me dijiste. ¿Sí o no?

—Oh, pero… ¿Cuál es tu nombre?—preguntó a la desvergonzada mujer.

—Volkova.

—Bien, Volkova. Pues si no recuerdo mal, a ti no te agrada Dublín. Me parece que lo dejaste perfectamente claro anoche. No quiero causarte ninguna molestia —dijo en tono desinteresado pues no quería darle el gusto de verla agradecida, ya sabía el verdadero motivo de su amabilidad.

—No es ninguna molestia—respondió fría pero con una sonrisa de labios.

—¿Qué parte de salirte de aquí no has entendido?

—Solo tienes que decirme si quieres que te lleve o no.

—Sí puedes llevarme, ahora salte de aquí —refunfuñó y la empujó para que saliera de la habitación.

—Bien, te espero en diez minutos — la pelinegra salió cerrando la puerta detrás de ella.

—Cristo, es insufrible —se retiró la toalla  e iba a colocarse el sujetador cuando la puerta se abrió de golpe nuevamente y la pelinegra cabeza de Volkova se asomó por el marco provocando otro susto en la rusita que no le dio tiempo de colocarse la toalla y solo se cubrió con el brazo.

—Por cierto, son ciento veinte euros por la habitación y cincuenta por el desastre de anoche —dijo con una sonrisa divertida—Ahora me voy — Cerró la puerta antes de que la pelirroja pudiese responderle.

—¡Que estoy desnuda joder!—gritó a la puerta por donde la pequeña había salido.

~~*~~

Al salir de la tasca/taberna, Elena venía caminando en sus Stilettos Prada color negro no tan altos, apenas unos diez centímetros. Vestía vaqueros azules que abrazaban cada tramo de sus piernas perfectamente, la blusa a cuadros diminutos negros y con corte de camisa, era más suelta y la llevaba remangada hasta por encima de los codos. En uno de sus brazos llevaba su abrigo largo color marrón claro y con su otra mano arrastraba su maleta Louis Vuitton. Se detuvo de golpe al encontrarse a la pequeña pelinegra recostada sobre los costados de lo que se supone debe ser un auto.

—Por favor, dime que esa cosa va a llevarnos hasta la esquina y allí es donde se encuentra el verdadero taxi.

El auto detrás de la pelinegra era un antiguo Renault rojo, nada extravagante. La pelirroja no esperaba un Aston Martin pero al menos un taxi normal entraba en sus expectativas. Volkova sonrió.

—Debes saber que esta preciosidad es un Renault IV, es un clásico.

—Mmm, los peores temores se confirman—murmuró mientras caminaba hacia ella.

—Vamos, es  confiable—dio unos golpes al capot—¿Lo ves? Sólido como una roca.

—Oh vaya, sin nada extravagante que estorbe —dijo con falso interés y caminó hacia el maletero.

—No le hagas caso cariño, no sabe lo que dice—le susurró al auto. La pelirroja quien esperaba atrás se aclaró la garganta.

—¿Te importa?—hizo un gesto con su mirada a sus maletas para dar a entender a la pelinegra sin necesidad de  palabras que abriera la compuerta.

—Ah, claro.

—Gracias.

Volkova abrió la compuerta y tomó la maleta de la rusita y le dio algunos golpes al notar que la mancuerna no bajaba.

—¿Cómo funciona esto?—dio unos golpes más, la pelirroja ensanchó la mirada al ver lo brusca que era con su maleta.

—¡He! Que es delicada. Fue un regalo de mi novio —se la quitó de las manos para acomodarla ella misma y regresársela para que la subiera al maletero.

—¿Te regala una maleta?—preguntó viéndola extrañada.

—Es Vuitton.

—¿Qué?

—Hem, Louis Vuitton—dijo como si eso fuese suficiente explicación.

—¿En serio?—solo levantó una de sus cejas demostrando aun mas su desconocimiento.

—Si…— la miró buscando algún signo de comprensión y al no encontrar nada puso los ojos en blanco y se dirigió a la puerta del copiloto.

—Ah, así que eres Louis. Bueno Louis, te ayudaré a subirte al coche —le hablaba con sarcasmo a la maleta—Le ponen nombre y todo, esta mujer está como una cabra.

Antes de que Elena lograra introducirse en el auto dos de los ancianos que estaban en la taberna la noche anterior la interceptaron.

—No debería viajar hoy, señorita—dijo uno.

—¿Porque no debería?—los miró extrañada.

—Ha pasado un gato negro a su lado. Es de mala suerte viajar cuando eso pasa.

—Pamplinas, eso es solo una superstición —le restó importancia al comentario.

—Es verdad, son diez años de mala suerte—dijo el otro anciano. Mientras ellos conversaban, Volkova que ya se encontraba dentro del coche, encendió el motor y al pisar el acelerador  la maquina hizo un estruendoso sonido y del escape salió humo. Parecía un tren locomotor antiguo, lo que sorprendió tanto a la pelirroja como a los hombres.

—Y viajando en ese auto necesitará toda la buena suerte posible. Culminó la frase riendo pues se refería al estado del automóvil.

—Gracias, pero no se preocupen no creo en esas tonterías — dijo despidiéndose con la mano e ingresó al auto. Los ancianos seguían riendo y sacudiendo sus cabezas.

—Hasta luego chicos—Se despidió Volkova y emprendió camino abajo por la carretera de la colina.

—Bueno, por fin estamos en camino—dijo la pelirroja un tiempo después de salir.

—Ajá.

—Hoy es veintisiete de febrero. Aún tengo un día para llegar a Dublín así que ¿Dónde estamos?—se giró para mirar a la pelinegra quien comía una hamburguesa sin ningún tipo de modales y con la otra mano conducía.

—Ash..—fue completamente ignorada.

En el viejo reproductor de CD se escuchaba algún tipo de banda de Rock Irlandés a alto volumen, lo que estaba sacando de sus casillas a la pelirroja, pero siguió hablando.

—Quizás llegue antes de que cierren las tiendas.

—A eso viajas a Dublín, ¿Para ir de compras?—preguntó Volkova con comida en la boca.

—No, voy a…—se detuvo para apagar el sonido— Para que te enteres, voy a Dublín para declararme a mi novio. Está en una junta de negocios, es cirujano plástico. Hemos solicitado un apartamento hermoso para vivir juntos y creí que me pediría matrimonio, pero me equivoqué.

—¿Si?—la miró por un momento.

—Si… y resulta que ustedes aquí tienen una tradición en la que el día veintinueve de febrero pueden declararse a sus novios. En un año bisiesto.

—¿Si?—preguntó de nuevo divertida.

—Si—respondió con una sonrisa. Volkova apretaba sus labios para no estallar en una poderosa carcajada—Así que pensé ¿Por qué no?

—¡Claro!—dijo con euforia.

—En fin, ¡Woho! Será romántico.

—¡Wohoo!— la imitó con un poco de burla. No pudo contenerse más y empezó a reírse, a lo que la pelirroja respondió con otra risa pero con menos furor—Es lo más estúpido que he escuchado en mi vida —Elena paró de reír de golpe y endureció sus facciones.

—No, no lo es—dijo entre dientes.

—Sí, lo es —repuso Volkova entre risas.

—No. Es una tradición, una romántica tradición.

—Es un día en el que las mujeres desesperadas intentan atrapar a un hombre que no quiere comprometerse —rió—Tienes que saber que si un hombre quiere declararse lo haría sin ningún problema, seguro —siguió comiendo de su hamburguesa.

Elena se sentía indignada con lo que había dicho, ella definitivamente No…Estaba….Desesperada!!! Tomó lo que restaba de la hamburguesa y la arrojó por la ventana.

—Idiota—le mostró la punta de su lengua y empezó a reír al ver como Volkova había quedado con la boca formando una perfecta “O” con sus labios.
Volkova volvió la vista al camino con un semblante serio y encendió el reproductor nuevamente a todo volumen. Elena estaba harta de su infantil comportamiento y extrajo el CD para también lanzarlo por la ventana.

—¡Nadie toca mi música!—exclamó molesta la pelinegra y detuvo el coche de golpe provocando que Elena se golpeara la frente con el tablero.

—¡Oye! ¿Qué demonios sucede contigo?

Volkova no respondió y salió del coche dando un portazo. Elena la imitó y se bajó para seguirla, pues la pelinegra se había alejado un poco cuesta abajo.

—Tú no sabes nada sobre Aleksandr y sobre mi—le gritó a su espalda—Eres una cínica. Una cínica solitaria y amargada.

—Mejor eso que ser estúpida. “Año bisiesto” Wohoo ¿Quieres casarte conmigo? Wohoo Tengo una maleta que se llama Louis Wohoo!—Dijo con voz de niña y con burla a una estupefacta pelirroja por tal conducta tan impropia de una mujer que debe estar rondando los veintitantos casi treinta.

—¿Quien te crees que eres? Con que derecho te atreves a juzgarme de esa manera. Y por Dios que edad tienes ¿Cinco?—Espetó con furia—Bien pues se acabó, a partir de ahora no hablaremos. No quiero saber tu opinión, te pago para que me lleves así que, sube—señaló hacia atrás al auto aparcado en la colina.

—Por mi vale, perla —dijo  y empezó a subir hacia el coche.

—¿A qué viene eso de perla? Agh…—frunció su seño y la siguió cuesta arriba.

Al llegar en donde se encontraron con una pequeña sorpresa. Una manada de vacas se encontraban a medio camino de la carretera interrumpiendo completamente el paso. «Con un demonio» pensó la pelirroja que cerraba con fuerza los ojos por el enojo que crecía cada vez más en ella.


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Eac 8/11/2019, 6:39 pm

Jajajaja Julia le dijo la verdad esta desesperada por declararse al novio, esperamos la continuacion o un mibi marathon

Eac

Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 26/05/2015
Edad : 46

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/11/2019, 8:45 pm

Holaaa!!! acá les dejo otro capítulo...

Disfrútenlo


A leer!!


¡Mi Bebé!

≈5≈


Yulia ya con una actitud calmada, sacó una manzana del bolsillo de su abrigo y se sentó en una gran roca cerca del montón de vacas. Cruzó sus piernas y empezó a comerla mientras miraba con fingido desinterés a la pelirroja quien se encontraba en estado de shock e intercalaba miradas entre la manada y la mujer tranquila frente a ella.

Elena sintió una corriente de indignación por la actitud de la pelinegra.

—¿Qué, no piensas hacer nada? —reclamó. Yulia volvió su mirada a los animales y luego regresó a verla.

—Estoy haciendo algo —dijo con una diminuta sonrisa—Espero a que ellas decidan empezar a moverse —se encogió de hombros.

—Por el amor de Dios —Elena puso los ojos en blanco por la respuesta y se encaminó hacia la manada de vacas.

Yulia no despegaba su mirada de ella, le gustaba verla exasperada. Esperen… ¿Le gustaba? Bueno, la rusita era chistosa y se veía tan fuera de su zona que le causaba gracia. Sí, eso era. Solo le parecía graciosa cuando arrugaba el entrecejo y la miraba como si de sus ojos dispararan rayos laser. Esos pensamientos rondaban por la mente de la pequeña pelinegra.

—Hola, vacas. Hemm…—Lena les habló a la manada con voz amable como si se dirigiese a un grupo de personas— Escuchen, pasé las últimas veinticuatro horas en el infierno y no voy a permitir que un par de vacas gordas lo empeoren aún más, así que si saben lo que es bueno para ustedes, más vale que empiecen a moverse —las amenazó con autoridad.

—Me sorprende que sepas hablar tan fluido el lenguaje vacuno —mencionó Yulia conteniendo la risa mientras observaba como la pelirroja empezaba a arrear con torpeza a las vacas.

Por supuesto, Elena ignoró su comentario y siguió en la labor de mover a las criaturas blancas con negro.

—¡Ahora! —acompañó la orden con un aplauso—Así es. Bien vacas. Muévanse, muévanse…— Elena las animaba y trataba de guiarlas fuera del camino.

—¿Por qué no les propones algo a ellas? —dijo Yulia con burla haciendo referencia a su plan de propuesta a su novio siendo ignorada nuevamente por la pelirroja que se encontraba plenamente concentrada el arrear a la manada.

Por increíble que pareciese, la manada vacuna empezó a movilizarse lentamente hacía un costado.

—¡Sí! Vamos, caminen. Vaya ustedes son…grandes —dijo con los ojos abiertos como plato cuando una descarrilada se acercó demasiado a ella asustándola —Whoa… solo, solo muévanse. Vamos, caminen —dijo apartando con una mano temerosa a la vaca que se había desviado hacia ella.

—Sí, ahora se están moviendo — dijo la pelinegra sin pizca de ánimos. No admitiría que estaba un poco impresionada por la persistencia de la rusita y el buen resultado que estaba obteniendo —Debe ser tu personalidad —ironizó.

—La tuya es mucho más repulsiva —contraatacó —Así que si quieres intentarlo, seguro las espantas con solo acercarte —Yulia la miró entre divertida y enojada.

La manada terminó de alejarse del camino y Elena sonrió en gesto de victoria.

—Eso, así es. ¡Lo logré! Bien hecho chicas, sigan caminando no se queden sentadas como una palurda irlandesa.

Yulia se atoró con la manzana que masticaba y la miró con una ceja alzada en reproche. Elena, quien estaba de espaldas a ella se giró y extendió los brazos a los lados.

—De nada —dijo sarcásticamente con una sonrisa de orgullo. Yulia le sonrío de regreso con fastidio.

Elena comenzó a caminar de regreso hasta donde se encontraba la pelinegra y el auto sin fijarse donde pisaba.

—Te aconsejo que prestes atención… —Yulia fue interrumpida por la cara de asco de la rusita al darse cuenta que había pisado un gran montón de estiércol con el tacón de sus zapatos—…donde pisas.

Ante la frustración de la pelirroja mientras sacudía su pie, Yulia estalló en una fuerte carcajada, acompañada de muchas más.

—Son Stilettos de seiscientos dólares… —dijo Elena con desgana, controlando su furia interior.

—Ponlos a lavar en la lavadora, estarán bien —comentó Yulia con voz rasposa por la risa y terminando de comer su manzana.

—¿Qué los meta en la lavadora? ¿¡En la lavadora!?—explotó con molestia e incredulidad la pelirroja mientras apoyaba  mitad de su cuerpo al capó del auto para limpiar su zapato—Estos zapatos no se lavan.

Sin intención, al momento de apoyar completamente su peso en el auto éste empezó a moverse  en caída debido a que se encontraban en un camino empinado.

Elena trató de detenerlo como pudo, pero solo lograba que se deslizara más rápido, apuró su andar y rodeó el auto para intentar abrir la puerta del conductor y frenar, pero para su mala suerte al halar el picaporte aplicó mayor fuerza de la necesaria y terminó con la pieza rota en su mano.

Yulia al escuchar el sonido de las ruedas se levantó de donde estaba y empezó a correr hacia el auto que avanzaba cada vez más hacia abajo.

—¡Pero qué rayos!

Elena se encontraba estática con los labios formando una perfecta “O” y siendo cubierto por una de sus manos y la otra con la pieza de la puerta.

—Cariño. ¡Te tengo, bebé! Te tengo —Yulia llegó hasta el auto en movimiento y se lanzó encima del capó, siendo arrastrada cuesta abajo con el auto. Le costó mantenerse sujeta y terminó soltándose —
¡Bebéééééé! —gritó arrodillada al suelo llevando sus manos a la cabeza mientras observaba como el auto se alejaba cada vez más con rapidez.

Elena observaba todo el espectáculo con algo de culpa y empezó a caminar hasta la pelinegra.

—¡Te vas a lastimar! —le gritó Yulia al auto con impotencia.

—¡Detenlo! ¡Mi cartera está ahí! —dijo la rusita también levantando la voz.

El auto continúo rodando con potencia hasta desviarse hasta uno de los matorrales y siguiendo su camino hasta caer estrepitosamente a una pequeña laguna.

Yulia y Elena, quienes continuaron corriendo en persecución del auto llegaron hasta donde éste había caído.

—¡Oh my God! ¡Mi bebé! —Se lamentó la pelinegra—Mi hermoso Renault IX ¡Mira lo que le hiciste! —le espetó a la pelirroja quien había llegado un poco después de ella.

—¿¡Lo que yo hice!? —respondió incrédula.

—¡No podías esperar a las vacas! ¿No?

—¿Y tú no podías ayudarme?

Las dos mujeres se encontraban en un enfrentamiento de miradas enojadas de la que ninguna quería ser la perdedora. Yulia fue la primera en voltear nuevamente hacia el auto.

—¡Mierda! Costará al menos doscientos sacarlo de ahí —apuntó —Y no pienso pagarlo. ¡Lo pagarás tú!

—¿Qué demonios? — Elena la miró y levantó una ceja —Ni loca. ¡Tendrás que matarme para sacarme un centavo más!

—¿Es eso una sugerencia? —sonrió de lado Yulia cruzándose de brazos.

Elena llevó sus manos a la cintura para colocar los brazos en jarras e intentó responder el comentario venenoso con algo peor, pero había asuntos más importantes que atender. Como sacar sus cosas del auto antes de que éste terminara de hundirse y arruinara sus pertenencias.

Se encaminó hasta el maletero y empezó a tomar sus cosas.

—¿Qué haces? ¿No piensas ayudarme con esto por lo menos? — preguntó a la estoica pequeña que la miraba desde la distancia con el ceño arrugado y  con los brazos aun cruzados.

—Creo que eres bien capaz de tomar a  Louis sin ayuda —respondió con desgana.

Elena no tenía ánimos de seguir la disputa, así que, continúo en lo suyo.

~~*~~

La pelirroja empezó a subir el corto cerro por el que había caído el auto dejando atrás a la grosera y egoísta pelinegra.

Yulia dejó de enfocarse en la perdida de su Renault y reaccionó ante el alejamiento de la pelirroja. «En que mierda estoy pensando, necesito su dinero. No puedo dejarla ir». Razonó.

Corrió hasta ella, pues la rusita ya había avanzado una buena distancia empezando ya a caminar por la carretera, llevando consigo su maletín, bolso y abrigo.

—¿A dónde vas? —preguntó la pelinegra.

—Dublín —respondió entre dientes Elena sin dirigirle la mirada.

Yulia se detuvo y miró hacia donde estaba su auto y luego a la espalda de la pelirroja, luchando entre dejar su preciado Renault allí o seguirla a ella y buscar una solución.

—Espera… espera. Escucha — Intentó detenerla pero Elena no dejó de caminar—Esto tiene solución.  Buscamos un teléfono, pedimos un remolque, nos subimos al auto y cuando te des cuenta, estarás en Dublín…

Elena puso los ojos en blanco deteniéndose y girando su cuerpo hacia la pelinegra.

—Sólo cálmate un poco ¿Quieres? —Razonó Yulia tratando de calmarla.

Elena no dijo nada, solo volvió su vista al frente y empezó a caminar de nuevo en línea recta.

«¡Jesus!» susurró Yulia siguiéndole el paso ya que, la pelirroja no tenía pensado seguir su plan.

~~*~~

El cielo estaba empezando a nublarse y pronto caería la tarde por lo que el ambiente se tornaba con vientos fríos. Razón por la cual tanto Elena como Yulia se amarraron sus abrigos, pero seguían sus pasos.

En un momento dado, una minivan pasó por su lado y Elena emocionada corrió un poco detrás de ella para pedir un aventón.

—¡Espere! ¡Oiga!

—¡No me subiría ahí si fuera tú! —gritó Yulia a la rusita emocionada porque la minivan se había detenido.

—¿Y por qué debería importarme tu opinión?—respondió. Yulia se encogió de hombros.

—De acuerdo, ve…

Del auto se bajó un hombre joven, alto y delgado con una sonrisa.

—¿Todo bien cariño?—preguntó el hombre.

—Hola —saludó con una pequeña sonrisa Elena recuperando el aliento por el apuro.

—¿Necesitas transporte?

—Sí, voy a Dublín.

—¡Oh! “En la bella ciudad de Dublín donde las chicas son como un jazmín” —canturrió el hombre manteniendo su sonrisa.

—Sí —Respondió Elena extrañada pero devolviendo la sonrisa con educación. Yulia, quien estaba a unos pasos de distancia, solo puso los ojos en blanco y negó con su cabeza.

—Que coincidencia…—dijo el joven observando con picardía a la pelirroja— porque yo voy justamente ahí. Déjame ayudarte con tu maleta.

—Oh, gracias. Te lo agradezco, es muy lindo de su parte.

—No es nada —respondió tomando la maleta que le era entregada y abriendo el compartimiento de la van.

—Y ni siquiera tuve que pedirlo —dijo mirando hacia atrás en dirección a la pelinegra que solo levantó sus cejas como respuesta y restándole importancia con un encogimiento de hombros mientras caminaba alejándose un poco de ellos.

El hombre abrió rápidamente el compartimiento y uno de los chicos que allí se encontraban la tomó inspeccionando el material del maletín.

—Buenas tardes señorita —dijeron los dos chicos a la vez.

—Oh, vaya. Buenas tardes—respondió la pelirroja.

—Es una excelente valija, si me permite decirlo señorita. Muy lujosa—mencionó el conductor del auto parado a su lado —De la mejor calidad, se nota al solo verla.

Elena quien solo asentía en aprobación y orgullosa por su maletín no notó la rapidez con la que el joven cerró la compuerta y se deslizó a su asiento de conductor.

Se giró hasta donde se encontraba Yulia y empezó a despedirse.

—Bueno, diría que fue un placer, pero las dos sabemos que…—el hombre encendió el auto y emprendió la marcha. Elena reaccionó ante el sonido y se giró solo para ver como el auto se alejaba con su maleta— Esperen… ¡No! ¡Vuelvan aquí! No pueden…

Empezó a correr y se detuvo pues, ellos ya iban lejos.  Quedó estática en su posición sin poder creerse lo que estaba sucediendo.

Yulia, quién ya presentía que todo eso pasaría desde el primer momento, llevó sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo y empezó a caminar pasando por un lado de la rusita, ya que ella seguía en el lugar con una clara expresión de estupefacción por su estupidez.

Luego de unos minutos en los que Elena al fin entró en razón y empezó a buscar con su mirada a Yulia, se percató de que ésta ya se encontraba a muchos pasos de distancia de ella. Tomó una respiración profunda y empezó a aminar.

Después de una hora de continua caminata en sus Stilettos, la pelirroja leyó un pequeño y desgastado letrero que mencionaba una parada en un bar cercano llamado “BIG TOM’S”. Al entrar, justo al lado de la entrada se encontraba Yulia sentada cómodamente en uno de los sillones con las piernas cruzadas y un tarro de cerveza en su mano.

—Ahí estás —Dijo Yulia haciendo notar su presencia a la pelirroja —Apenas termine mi bebida, pediremos un remolque.

—¿Pediremos? ¡Ja! —Bufó molesta Elena —¡Olvídate de mí! Haré una llamada, pediré un taxi de verdad y me iré de aquí. Así que déjame en paz.

Yulia levantó las cejas y sonrío de lado —Okay perla —dijo y tomó un trago de cerveza mientras seguía con la mirada a la rusita.

Elena se giró un momento solo para fulminarla con la mirada y regresó a la barra a donde se dirigía para hablar con el encargando. Era un hombre robusto que vestía una camiseta del equipo de futbol nacional. En su espalda se distinguía el número diez en grande y sobre él, su nombre. “Eoghan”

—Disculpe… ohm… ¿Iogam?—lo llamó con inseguridad de si había pronunciado bien el nombre. El aludido se dio la vuelta para enfrentarla.

—Oghan. —pronunció con una cara seria pero amable.

—Oh, ham… ¿Tiene un teléfono, por favor?—Preguntó. El encargado señaló detrás de ella—Gracias.

—Ten un buen viaje —dijo Yulia quien había observado toda la escena, con cara divertida y comía tranquilamente del tazón de frutos secos. A pesar de aparentar desinterés, la pelinegra mantenía su atención en las acciones de Elena.

Ya había avanzado el tiempo unas cuantas horas mientras ellas caminaban por un largo tramo de hectáreas verdes y con flores coloridas que rodeaban el camino. La carretera se mostraba solitaria, pues no había nadie más que ellas dos en esa vía.

La pelirroja cuando llegó hasta el teléfono, tenía a un señor por delante quien lo ocupaba por lo que impacientemente se colocó detrás a esperar que el susodicho terminara su eufórica conversación. Mientras esperaba, a un lado de su cuerpo se localizaba una puerta a medio cerrar de la cual provenían risas masculinas.

Elena curiosa por naturaleza,  empezó a buscar de quien podría provenir dichas risas y al asomar su cabeza por la puerta pudo observar a los tres hombres que habían robado su maleta. Los mismos tres hombres que ahora se encontraban jugando y bromeando entre ellos con su ropa interior de marca.

La pelirroja miró hacia donde estaba Yulia en busca de apoyo pero ésta al notar que se volteaba, había fingido estar entretenida observando por la otra ventana y comer más frutos secos. Elena tomó todo el valor dentro de ella y la furia de su enojo e indignación y empezó a caminar hacia la mesa donde los revoltosos hombres se encontraban.

—Gracias por cuidarme la maleta, pero me la llevo de vuelta. Gracias —dijo con voz firme y tomando las prendas esparcidas por la mesa y la tanga que uno de los hombres tenía en su cabeza para guardarlas dentro de la maleta.

Los tres hombres altos y de fría expresión facial se levantaron  para rodearla y el más cercano a Elena la tomó de la muñeca con fuerza. La pelirroja hizo un gesto de dolor y se tragó el miedo que empezaba a sentir.

—¿Está segura de eso Señorita?—dijo entre dientes  y con la mandíbula endurecida el hombre que le sostenía de la muñeca.

—¡Suélteme!—intentó zafarse del agarre—Yo… Yo llamaré al embajador ruso…—empezó a decir pero su voz fue bajando de tono pues los hombres se acercaban a ella cada vez más.

—Ohm ¿Esto es de él? —se burló uno de los hombres con su sostén en la mano.

Elena se soltó del tipo que la sujetaba y le arrebató su ropa al otro que estaba frente a ella.

—Yo…—retrocedió unos pasos —Yo…

La pelirroja seguía dando pasos hacia atrás mientras ellos se acercaban. Sus expresiones eran cada vez más serias causando pánico en ella. Se encontraba tan nerviosa que no se había percatado de que los hombres ya no la observaban a ella sino a la pequeña mujer de aspecto imperturbable que había cruzado la puerta.

—Se acabó la diversión muchachos —dijo Yulia acercándose a Elena —Devuélvanle sus cosas.

El tipo frente a la pelirroja apartó con su brazo a Elena para enfrentarse directamente a Yulia. La diferencia de estaturas era notable, pero la pelinegra se mantenía imperturbable mirándolo a los ojos.

—¿Y quién diablos eres tú?— espetó con bravuconería el hombre.

—Nadie. Sólo busco la paz —respondió Yulia tranquilamente dando un paso adelante.

Elena miraba la escena con los ojos expandidos como platos. Ahora sí sentía pánico, pero no por ella, sino por la salud de la pequeña pelinegra que estaba dando la cara por ella.

—¿Sí? Pues puedes buscar la paz en otro lado —dijo el hombre lanzando un golpe directo al rostro de  Yulia, quien con agilidad logró esquivarlo al agacharse.

Yulia tomó impulso con uno de sus brazos apoyados en el piso para darle una patada al hombre en la rodilla haciéndolo perder el equilibro. Se levantó y lo tomó de su chaqueta para empujarlo contra la mesa de pool que estaba más cercana.

Los otros dos hombres se abalanzaron sobre ella, pero la pelinegra fue más rápida y tomó uno de los palos de pool y con destreza impresionante le dio un golpe justo en la cara al que estaba frente a ella. Éste desorientado por el dolor, llegó hasta donde Elena se encontraba, pero antes de hacer cualquier movimiento la pelirroja tomó la botella de cerveza ubicada a su costado y lo golpeó en la cabeza.

Al mismo tiempo Yulia golpeaba fuerte con el palo al tercer hombre pero este  no se dejaba caer pues se cubría con su brazo las partes a donde la pelinegra le atinaba. En un instante Elena y ella cruzaron miradas por unos segundos y la pelirroja entendió el mensaje pues imitó el primer movimiento de Yulia, golpeando al hombre en la parte trasera de la rodilla. Yulia aprovechó el momento para golpearlo en la nariz y el tipo cayó al suelo gimiendo de dolor.

La pelirroja miró a la pequeña con una sonrisa generada por la adrenalina del momento pues Yulia se la devolvió de igual manera.

Sin darse cuenta el primer tipo que habían empujado a la mesa de pool se había levantado y se dirigía a Elena. Cuando Yulia se percata del movimiento se movió rápidamente para golpear al hombre en la nariz con su puño. Sin embargo, el golpe no fue fulminante pues el tipo solo se limpió la sangre que empezaba a brotarle y la atacó de nuevo, pero Yulia no se dejaba intimidar y con un chasquido de fastidio de su boca realizó una maniobra de defensa en la que se dio la vuelta tomando el brazo del hombre y con uno de sus brazos libres golpearlo con el codo en sus costillas. El hombre adolorido no puso mayor resistencia por lo que Yulia tomó ventaja y con una demostración increíble de fuerza impulsó con su cuerpo al hombre para que cayera de espaldas al piso.

Satisfecha, la pelinegra se sacudió las manos y los miró con superioridad. Por su parte Elena no salía de la impresión y sin pestañear, se dirigió a la ojiazul.

—¡Whoa! Eso fue…—exclamó mirando alrededor como los hombres se retorcían en el piso—Eso fue impresionante.

—¡Auch!—se quejó Yulia con gesto de dolor. Con la adrenalina no se había dado cuenta que uno de los tres hombres había logrado golpearla  en uno de sus costados. Elena al escucharla se preocupó y se acercó a ella.

—¿Estás bien? Donde t…—iba a preguntarle donde le dolía pero fue interrumpida por la ruidosa entrada del encargado del bar quien al examinar el desastre las miró con rabia contenida.

—¡Fuera de aquí!—les exigió.

—Está bien… No hay problema — se levantó Yulia empezando a caminar. Por el contrario Elena intentaba razonar con el hombre que debería estar preocupado por las mujeres, siendo atacadas por brabucones.

—Hola. Yo solo…—El robusto hombre cruzó sus brazos y se plantó con el ceño fruncido frente a Elena quien esta vez sí se sintió intimidada, pues no había quien la ayudara —…Yo solo tomaré mis cosas y me iré.


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por mary 8/11/2019, 10:31 pm

Jajajajajaja que buena está

Enviado desde Topic'it
mary
mary

Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por VIVALENZ28 8/12/2019, 6:23 am

Smile Smile esta buenisimo jajajaja y lo que falta xD
VIVALENZ28
VIVALENZ28

Mensajes : 921
Fecha de inscripción : 04/08/2014

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/14/2019, 2:28 am

Hola chic@s. Pasé de nuevo por acá para dejarles un capítulo más para que lo disfruten, este martes un poco lluvioso.

Abrazos!

A leer!!!



El Ballycarbery.

≈6≈



Después de haber sido amablemente echadas a patadas del bar por causar disturbios. Las chicas  se dirigieron hasta la carretera para seguir su camino hacia la estación de trenes. Al atravesar los pintorescos senderos, solo se escuchaba el sonido causado por el choque de las piedras con el tacón de los Stilettos pertenecientes a la pelirroja quien arrastraba su recién recuperada maleta Louis Vuitton  mientras suspiraba con la vista perdida al frente de ella.

A su vez, Yulia quién la observaba desde atrás, debido a que iba algunos pasos atrasada. La morena se preguntaba qué tan increíble debía ser aquél hombre a la que tan persistentemente la rusita quiere proponerle matrimonio. A su modo de ver las cosas una mujer no debía ser quien tomara aquella responsabilidad, esa no era “la tradición”. Pero Yulia no era quién para juzgar pues nunca ha estado interesada por los chicos antes y solo una vez se sintió lo completamente segura de su amor como para sentar cabeza con una pareja.

Mientras detallaba la fina espalda de la mujer frente a ella  no podía evitar sentirse impresionada por cómo había soportado toda la travesía subida en aquellos zapatos que aún cuando no eran tan altos, le seguían pareciendo lo más incómodo para caminar sobre empedrado de la carretera. Pero aún más impresionante le parecía el temple que mostraba ante cualquier situación como lo sucedido con aquellos brabucones. Elena de Rusia no era solo una cara bonita y cuerpo escultural, toda esa belleza era opacada por esa forma de ser y aquella tonta idea desesperada de aferrarse a una estúpida creencia local. Todo esto la llevó a preguntarle lo siguiente:

—Debe ser muy especial ¿Eh?

—¿Quién? —respondió Elena como si hubiese regresado de un mundo muy lejano y la pregunta la tomara desprevenida.

—Tu novio —dijo Yulia con la mirada fría y algo extrañada por lo distraída de la chica.

Y lo estaba, en todo el trayecto silencioso Elena no había pensado en la razón por la que había emprendido este viaje sino que rememoraba los movimientos limpios y precisos que había  realizado la morena para defenderla y defenderse ella misma de aquellos hombres. En como por unos instantes sus miradas habían quedado sujetas la una a la otra antes de ser interrumpidas. La pelirroja sentía que debía agradecerle, pero su orgullo no se lo permitiría, después de todo, Yulia no lo había hecho sola, ella también le ayudó y fue su culpa por no haberla advertido bien sobre aquellos ladronzuelos.

—Oh, sí. Aleksandr —Reaccionó y le respondió con una sonrisa — Sí, lo es. Es… Es cirujano —le dijo con la emoción fingida que debería estar sintiendo.

Al volver su rostro al frente arrugó su entrecejo pensando porque había estado pensando en la prepotente irlandesa (si es que era nativa) en vez de su novio. Mientras tanto, Yulia a espaldas de la pelirroja hizo un gesto burlesco con su lengua por la respuesta que había recibido.

Siguieron su camino hasta llegar a la pequeña estación de  trenes. El lugar era pintoresco como todo lo que había podido apreciar en ese país. Frente a la entrada se situaba una pequeña banca y un lindo cocker spaniel blanco y negro que jugaba persiguiendo algún roedor.

Juntas se adentraron a la estación y Elena se acercó hasta la ventanilla de boletos donde se encontraba un hombre canoso que debía pasar los cuarenta y cinco años. Sin embargo, se notaba el cuidado que daba a su cuerpo pues lucia impecable con su uniforme pulcramente arreglado.

—Hola. ¿A qué hora sale el próximo tren a Dublín?

—Llega justo a tiempo—responde con toda la calma del mundo el viejo hombre —El próximo tres sale en dos horas y cuarenta y tres minutos, cielo —completó la frase con una sonrisa.

—Genial —dijo con una sonrisa de alivio Elena. Yulia solo observaba el paisaje fuera de la estación.

—A Dublín no es barato, ha de ser usted una perla.

—¿Disculpe?—pregunta sin entender la referencia.

—“Perla” rica, con efectivo… “Cash”

Y con eso Elena comprendió por que la pequeña “irlandesa” la llamaba de esa forma cuando recalcaba que era ella quien pagaba. Se giró hacia Yulia y le lanzó una mirada de rayos laser a lo que la morena solo respondió con una sonrisa de lado y encogimiento de hombros.

Elena le entregó el dinero al hombre y éste a cambio le tendió sus boletos. La rusita agradeció al recibirlo y salió rápidamente al exterior para sentarse en la banca frente a la entrada.

Yulia  se acercó hasta ella  y se sentó a su lado de piernas cruzadas y con los brazos apoyados cómodamente en el espaldar de la banca.  A su lado izquierdo estaba el cocker spaniel sentado observándolas.

—Hey amigo —lo saludó y le acarició un poco el pelaje al canino. Luego se acomodó nuevamente para dirigir su atención a la pelirroja quien estaba absorta observando un punto fijo a la distancia — Ballycarbery.

—Lo mismo para ti  —respondió la rusita en tono acusador y con una ceja arqueada. Yulia blanqueó sus ojos.

—Ballycarbery, también conocido como “La Roca Dunamesa”—dijo haciendo referencia a los restos de lo que debió haber sido un gran castillo en la antigüedad y que se localizaba en la punta de la colina frente a ellas —El castillo Ballycarbery es una de las diez maravillas de Irlanda. Según me dijeron.

Elena, aunque se sentía intrigada por la belleza frente a ella, estaba decidida a no moverse de ese asiento hasta abordar el tren.

Yulia por su parte, solo trataba de incitarla a ir hacia el castillo para pasar el tiempo hasta la llegada del tren.

—Solo son quince minutos hasta arriba.

—Uh. No quiero perder el tren.

—Buena excusa. No perderse el tren.

—No.

—Solo faltan dos horas y media — mencionó  Yulia, al aire pues ninguna de las dos miraba a la otra —Las horas se pasaran volando.

Elena empezó a dudar un poco pues la verdad era que le encantaría ir a dar un paseo por ese lugar. Miró solo por un momento a Yulia para decir firmemente:

—Me quedaré aquí.

—Como quieras —respondió Yulia con desgana.

—Sí — la pelirroja no levantó la mirada hasta que sintió como la morena se levantaba del banco y empezaba a caminar.  El canino cerca de la banca se quejó con un aullido  que llamó la atención de Elena —Hola pequeño —le saludó dándose cuenta de su presencia, acercando su mano para acariciar su cabeza pero el perro mostró sus dientes y le ladró en objeción.

La pelirroja dio un brinco de susto y se levantó decidiendo mejor acompañar a la morena.

—¡Yulia! —gritó — Espera. ¡Me encantan los castillos!

~~*~~

—Es hermoso —exclamó sin despegar la vista del follaje.

Yulia, quien caminaba con las manos dentro de los bolsillos de su abrigo, se giró un poco a ella para llevar su vista al punto que admiraba la pelirroja y luego dirigir su mirada de nuevo a la chica.

—Lamento que no vayas a llegar a Dublín antes de  que cierren las tiendas —dijo.

—Tengo otros intereses además de las compras, Yulia —replicó la rusita en tono neutro pero arrugando un poco el entrecejo —Tengo una vida. Un trabajo.

Ante la mención, Yulia aprovechó para conocer un poco más de su compañera de viaje.

—¿A qué te dedicas? —preguntó con genuino interés.

—Diseño y Ambientación de apartamentos —anunció con una sonrisa de orgullo la rusita. Yulia asintió.

—Ambientas apartamentos, eso es… —Yulia no tenía la menor idea de lo que eso significaba. Con una pequeña media sonrisa de incredulidad preguntó—Es.. ¿Qué es eso?

La falta de conocimiento sobre el tema pudo haber sido un motivo de burla que Elena habría aprovechado para divertirse a costas de la morena, pero en contra de todo pronóstico esto solo le causó ternura y dejó escapar una pequeña risa para disponer a explicar la labor que realizaba para ganarse la vida.

—Bueno. Cuando alguien vende un apartamento o una casa, le agrego y ajusto los muebles a juego con el diseño del lugar para dejarlo lo más atractivo posible para el futuro comprador.

Yulia asintió comprendiendo y sintiendo curiosidad.

—Y digo, ¿Esas personas se quedan todo eso cuando lo compran?—preguntó la morena mirándo a la pelirroja a los ojos.

—Oh, no. Todas esas cosas son retiradas luego —Explicó Elena no entendiendo muy bien porque la morena preguntaba aquello—Yo solo les muestro las posibilidades de cómo se vería el apartamento amueblado y como aprovechar los espacios adecuadamente. Lo embellezco.

Ante la aclaratoria, Yulia detiene su andar y frunce el entrecejo procesando la información.

—Espera un momento. Entonces haces eso en tu trabajo, ¿Si?

—Si.

—Compran la casa. ¿Correcto?

—Si —afirma la pelirroja nuevamente y deteniendo sus pasos al igual que lo ha hecho Yulia.

—Y luego vuelves y te llevas todo lo que les has mostrado anteriormente, ¿correcto?—Ante la nueva duda Elena responde con una afirmación. Yulia le lanza una sonrisa burlona mostrando sus blancos dientes
— Ah. Eres una estafadora.

Elena se queda paralizada ante lo dicho pensando sobre la acusación por parte de la morena y frunciendo el ceño al igual que sus labios preparando un buen argumento.

—¿Que? No, no soy una estafadora —le replica a la espalda de la pequeña morena frente a ella pues había retomado sus pasos—¿Sabes? Esto es típico de ti. Piensas lo peor de todo. —acusó la pelirroja.

—No —responde segura Yulia sin girarse. La rusita sin darse por vencida en la conversación aumenta sus pasos hasta localizarse a la par de la morena para caminar a su lado y enfrentarla.

—¿No? Me encantaría saber a quién consideras bueno. Dijo sarcásticamente.

—Se me ocurren unas cuantas cosas buenas sobre ti, Elena de Rusia.

La pelirroja gira su rostro para mirarla con escepticismo ante el halago no sabiendo si fue real o sarcasmo.

—Claro.

—Contéstame esto —dijo Yulia volviéndose a ella para preguntar y causando que la pelirroja se sorprendiera un poco deteniéndose nuevamente—Si tu apartamento se incendiara, tu hermoso apartamento. ¿Qué te llevarías?

—¿Qué?—pregunta la pelirroja sin entender el propósito de la pregunta fuera de tema. Yulia cierra los ojos unos segundos para respirar y repetir la pregunta.

—Si tu casa se incendiara y tuvieras sesenta segundos para salir ¿Qué llevarías contigo?—explicó esta vez las pausadamente —Vamos, dime.

—Yo… —balbuceó pues la pregunta la tomó desprevenida y su mente se volvió blanca ante las posibilidades y sin poder dar una respuesta inmediata a la morena.

—Vamos —incitó impaciente Yulia— ¿Seria un chihuahua en el edredón?—se burló ante la falta de respuesta de la pelirroja.

Elena le dirigió una mirada incendiaria imposibilitada a dar una respuesta por el momento.

—No jugaré este juego contigo —dijo y retomó su andar por el camino dejando atrás a la morena quien la observaba con una sonrisa burlesca.

—Ahí lo tienes, ¿Ves? —se rió ligeramente ante la frustración de la pelirroja.

—¿Y tú que llevarías? —preguntó harta de la burla de la pequeña mujer. Yulia solo le devolvía la mirada sin mediar palabra—Anda,  ¿Tu que llevarías? Tu hermosa hostería se incendia ¿Qué te llevarás?

—Uh uh… —Yulia asentía pero sin mostrar interés en responder a la pelirroja que ahora parecía algo histérica al ser prácticamente ignorada.

Elena aun en sus Stilettos logró alcanzar a Yulia e igualar su paso mientras subía por la no tan inmensa colina. Se encaminaban por un sendero que parecía existir principalmente para la visita turística.

La rusita se maravillaba con la vista de las praderas por un lado y el verde bosque que se extendía al otro lado del camino. Aún se encontraban algo lejos de la cúspide pero se sentía tranquila ante la experiencia de observar tan maravilloso paisaje.

—Las llamas suben por las escaleras. Tienes sesenta segundos—Insistió y la morena la miró— Oh, las botellas de alcohol el bar empiezan a explotar ¿Qué vas a tomar?

—Sé exactamente lo que “agarraría”—dijo la morena.

—¿Si? ¿Qué?

Yulia la miró nuevamente sin responder y Elena le devolvió la mirada retándola. Unos segundos después la morena sonrió con suficiencia.

—No te diré —dijo sin más y siguió su camino cuesta arriba dejando a una curiosa y estoica Elena con la boca abierta en sorpresa por el descaro de la pequeña mujer.

Luego de unos segundos en ese estado inmóvil, Elena logra comprenderla. Según ella…

—Oh, así que criticas, pero no sabes cómo aceptar las críticas hacia ti ¿No?—dijo alzando una ceja y caminando detrás de la pequeña.

La pelirroja debía admitir que la conversación había sido entretenida aún cuando la morena era una insufrible. Yulia no respondió aquello último pero mantenía su sonrisa pues también le entretenía conversar con la rusita, aunque esto no lo admitiría, por supuesto.

Elena había estado tan enfocada en la conversación con su compañera que no se había dado cuenta que ya se encontraban al final de la colina.

—Woah, ¡Esto es hermoso! ¡Es un Castillo!—exclamó la pelirroja que se encontraba admirando los alrededores y detallando los restos de la estructura de lo que antes sería el castillo Ballycarbery.

—Te lo dije —dijo Yulia manteniendo su sonrisa.

—Entonces… ¿Cuál es la historia de este lugar?—preguntó curiosa.

Yulia seguía frente a ella unos pasos delante pues se dirigían hasta la punta de una de las torres. Siendo la intención de la morena mostrarle una vista completa a la rusita.

—Bueno, hace cientos de años —Empezó a relatar la morena para Elena— …Había una linda chica llamada Grainne. Había sido prometida en matrimonio con un tipo llamado Fionn que era un viejo y malhumorado caudillo. Con suficiente edad para ser su padre o abuelo y por tanto, ella no estaba enamorada de él.

Una noche, en una fiesta conoció a un joven  y apuesto guerrero, Diarmuid. Fue amor a primera vista, pero ¿Qué podía hacer ella? Pues, echó en las bebidas de los invitados una poción para dormirlos. Una vez cumplida la parte del plan, la pareja huyó hacia el otro lado del río Shannon.

Elena se encontraba absorta en la voz de la pequeña morena que contaba la romántica historia con expresiones encantadoras y dirigiendo la mirada hacia ella en ocasiones para enfatizar sus palabras. Seguían caminando y cada vez estaban más cerca del sitio final.

—Fionn despertó y enloqueció al ver que Grainne había desaparecido. Se fue con su ejército a buscarla, pero la gente de los pueblos de Irlanda…—hizo una pausa para detener su andar y Elena la imitó mirándola atenta. Yulia empezó a contar lo siguiente del relato con fervor como si sintiese todas las emociones de aquel momento. Luego de unos segundos continuaron andando—… se compadeció de Diarmuid y Grainne. Los escondieron en los bosques, en sus graneros y castillos donde dormían una noche y luego seguían su camino al amanecer…—Elena se sentía hipnotizada por la voz de la morena y como la llevaba dentro de la historia. Involuntariamente una sonrisa se escapaba de ella.

—Vamos —dijo Yulia ofreciendo su mano con una sonrisa,  pues se habían topado con la escalera que las llevaría hasta el balcón del castillo y quería asegurarse de que la pelirroja no tropezara con algún escalón.

—¿Es seguro?—preguntó un poco inquieta la pelirroja tomando la mano de Yulia que se sentía cálida al contacto.

—Claro —aseguró. Caminaban una detrás de la otra sin soltarse de las manos. Yulia la sujetaba con seguridad y continuó con el relato — Lo único que hicieron fue dormir porque Diarmuid era tan bondadoso que se sentía culpable por haber engañado a Fionn y por respeto a él, no llegó más lejos con la joven.

Yulia se detuvo un momento para mirar a la pelirroja alzando una ceja sugestivamente para asegurarse que entendía a lo que se estaba refiriendo.

—Lo tengo, comprendo —respondió devolviendo una mirada significativa y soltando la mano de Yulia para seguir adelante.

—Oh sí —respondió la morena con una sonrisa mientras observaba sigilosamente la vista que le ofrecía la pelirroja de lindo y bien formado trasero. No podrían culparla ¿O Sí?

Cuando llegaron hasta el balcón del castillo, Elena que antes se había sentido maravillada por el paisaje que observaba mientras se hacían camino hasta el castillo, ahora se encontraba estupefacta ante la majestuosidad de la vista que le ofrecía aquel lugar desde la altura en la que se encontraban. El atardecer no demoraría mucho más en llegar y las grandes praderas verdes brillaban ante la luz del sol radiante que las bañaba. Tanto ella como Yulia se detuvieron casi al borde contemplando tal maravilla con una sonrisa en sus ojos.

Con la vista al frente, la morena continúo la historia—Y luego vinieron a este castillo y contemplaron esta vista.

—¡Vaya! —exclamó la pelirroja aun deslumbrada.

—Y se dice que al no poder resistirse ante semejante belleza…—Elena apartó su mirada del paisaje un momento para contemplar a la mujer a su lado mientras hablaba. La luz del sol iluminaba los rasgos de la morena y resaltando el azul de sus ojos. Momentáneamente, Elena sintió que podía perderse en aquellos orbes—…aquí, en este lugar… Ellos consumaron su amor —finalizó Yulia girándose en la última frase para observar a la pelirroja que la contemplaba atentamente.

Sus miradas conectaron unos segundos que parecieron horas. Yulia mantenía una sonrisa mientras que Elena se mantenía inexpresiva asimilando toda la información que había sido dicha por la morena, en su historia. De pronto las piezas encajaron en su lugar y la pelirroja parpadeó repetidas veces, comprendiendo lo que según ella había tratado de decir.

—Oh…Por….Dios —dijo impactada sacudiendo su cabeza a los lados— Te me estas insinuando…


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Eac 8/14/2019, 3:52 am

Uyyy, conexion en la miradas!!!

Eac

Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 26/05/2015
Edad : 46

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Fati20 8/14/2019, 4:07 am

Jajajajajajaja q cómica lena con eso de te me estas insinuando, espero leer mas Very Happy
Fati20
Fati20

Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por mary 8/15/2019, 3:06 am

Jajajjajaja Lena tontita

Enviado desde Topic'it
mary
mary

Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/16/2019, 2:08 am

Hola chicas, un abrazo gigante, un beso más enorme aún....


A leer!!



Capítulo 7: "Volkova-Katina"

≈7≈



—¿Qué? —Yulia reaccionó mirando con extrañeza y estupefacción lo que acababa de decir la rusita—¿Cómo rayos llegaste a esa loca conclusión?

—¡JA! —Elena bufó— Es obvio. “Yo soy la joven que está a punto de comprometerse y no puede resistirse a una atractiva extraña”. ¡Oh! ¡Vamos! Es tonto.

Yulia seguía observándola, ahora sintiéndose divertida por la divagación de Elena. Definitivamente esta chica no dejaba de sorprenderla.

—Espera… ¿Qué? —esta vez preguntó con risa y Elena la encaró.

—¿En verdad creías que eso podía funcionarte? —interrogó con una ceja levantada con arrogancia —Además te recuerdo que tengo un N-O-V-I-O. ¿Entiendes? Un hombre, no juego para el otro equipo.

Ante la innecesaria aclaratoria, la morena paró de reír pues no le parecía que la chica se hiciera una idea equivocada de algo que era absolutamente imposible. ¿Ella insinuándose? ¡Por favor! Ni en sus más locos sueños. Volviéndose al frente con la mirada al paisaje explicó.

—No te hagas ilusiones querida,  la historia es cierta —Regresó su vista al rostro de la pelirroja y frunciendo sus cejas dijo— Pero definitivamente, esto no se trata sobre ti. Así que, deja los delirios de princesa para quien esté verdaderamente interesado —su cara cambió ante el gesto confundido de Elena y sonrió de lado—Además, ¿Quién dijo que tu eres mi tipo? Es cierto que si me interesan las mujeres, pero créeme, que no las de tu tipo.

Elena quedó inmóvil por un momento. ¡Vaya! No pensaba que la ojiazul aceptara lo que había dicho sobre su orientación sexual tan fácilmente. Solo lo había mencionado para darle credibilidad a sus sospechas respecto a la insinuación a través de su historia. Esperaba que lo tomara como ofensa de alguna manera, pero no que lo confesara tan relajadamente.

La pelirroja no sabía si sentirse más impresionada por la audacia de la morena ante la seguridad y confianza que denotaba  sobre sus preferencias o por el hecho de que ella, Elena Katina no era de su tipo. ¡Ella era el tipo de cualquiera! Mujer u hombre.

—¿No? —preguntó y no podría definir si era respecto a la insinuación o sobre ella no siendo capaz de estar entre los estándares de la pequeña.

—Nope —dijo y la pelinegra de nuevo sonrió con malicia—Eres muy arrogante y…

Yulia iba a decir algo más pero prefirió no hacerlo en vista de la mirada incendiaria que recibía por parte de la pelirroja. Volvió su rostro al frente evitando su mirada e intentó no estallar en una carcajada pero no pudo evitar responder cuando la mujer preguntó sobre lo segundo.

—¿Arrogante y exactamente qué más?

— Oh, bueno. Esa es difícil… ¿Y también Rusita?

Elena iba a responder las falsas acusaciones de la pelinegra, pero cuando estaba por responder se escuchó el sonido del tren que a la distancia avisaba su llegada a la estación.

—¡Demonios! ¡Es el tren!

—Elen…—Yulia iba a decirle que tuviera cuidado al bajar pues en sus altos zapatos era peligroso ir tan deprisa por el sendero, pero Elena solo estaba preocupada por no perder el tren que la llevaría hasta su novio.

—Espere…¡Tengo un boleto! ¡Espere! —gritaba la pelirroja mientras bajaba a toda prisa  por el sendero.

Yulia rápidamente seguía sus pasos detrás de ella y sin pensarlo mantenía extendidas sus manos por si la pelirroja resbalaba.

Siendo el clima tan impredecible como lo es en Irlanda, la lluvia no se hizo esperar mientras las dos mujeres seguían su carrera camino abajo. Elena en un momento de cordura se retiró sus zapatos para evitar alguna caída una vez que notó que el camino se volvía cada vez más  difícil con la fuerte lluvia que caía sobre ellas.

—Tenías que llevarme ahí arriba ¿No? — espetó enojada a la ojiazul que trataba de seguirle el paso y sin ella detener su rápido andar—¡Una de las siete maravillas de Irlanda!

Yulia puso sus ojos en blanco, pero sin perder el ritmo. De un momento a otro y aun con todo el empeño que había tenido la morena en mantenerse cerca de la pelirroja para que no cayera, no pudo evitar que en el apuro de Elena, esta aumentara su velocidad tomando una buena distancia de ella, por lo tanto cuando la rusita pisó un pedazo de tierra blanda y resbaló cayendo de espaldas al lodo y rodando camino abajo, Yulia no pudo hacer nada para evitarlo.

—¡Oh, No! — dijo con preocupación y corrió con más fuerza.

—¡Rayos! —gritaba la pelirroja mientras seguía rodando sin control —¡Yulia!

Elena detuvo al fin su descenso cuando chocó de frente a un charco de lodo el cual llenó todo su rostro de tierra.

Yulia se detuvo al llegar junto a ella y observó que no se quejaba de ningún dolor, por lo que sintió como la preocupación abandonaba su cuerpo para dar espacio a la incontrolable risa que se generaba en su interior al ver el deplorable estado de la arrogante rusita, pero logró contenerse lo suficiente para mantener su rostro lo más neutro posible.

—Bueno… Al menos eso te ayudó a bajar más rápido ¿no? —dijo sin intenciones de molestarla pero sin poder evitar el tono burlesco con el que salió esa frase de su boca. Extendió su mano a la pelirroja para ayudarla a levantarse —Aquí, déjame ayudarte.

Elena le dedicó una mirada enfurecida a la pequeña pelinegra frente a ella y rechazó su ayuda echando a un lado la mano que le ofrecía.

—¡Te odio! —dijo mientras se levantaba y acomodando un poco su ropa que había quedado arruinada, continuó su camino hasta la estación.

Yulia sintiéndose un poco herida, pues solo trataba de ayudarla, se quedó en silencio y volvió a tomar sus pasos detrás de ella observándola con el ceño fruncido.

~~*~~

Lamentablemente cuando las dos mujeres por fin lograron llegar hasta la estación, solo lograron llegar a tiempo para observar como el tren ya se alejaba de la salida, dejándolas sin oportunidad de tomarlo.

Yulia no lograba entender el sentimiento de malestar que le embargaba mientras observaba  a la pelirroja de pie con la vista fija en la parte trasera del tren que se alejaba cada vez más. Tal vez no haya sido la mejor de sus ideas haberla incitado a conocer aquellas antiguas ruinas, pero era Elena quien había decidido a la final unírsele. Se quedó mirando aquella mujer empapada y con la ropa sucia por aquella desafortunada caída. Se sentía mal y no sabía exactamente por qué.

Por otro lado, Elena trataba de contenerse para no explotar en un ataque de ira pues había perdido su última oportunidad de llegar a Dublín ese día y todo por haber tomado la estúpida decisión de conocer aquel estúpido castillo en ruinas. Se sentida molesta consigo misma y aún más molesta con aquella mujer por haberle metido la tonta idea sobre subir la colina. Tendría que haberse quedado en aquella banqueta como inicialmente lo había decidido tan rotundamente.

No pudo evitar dejar salir una lágrima debido a la frustración que sentía y el frio que empezaba a calarse hasta por sus huesos. Cerró sus ojos y trató de idear un nuevo plan sobre que hacer a continuación, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de una persona aclarando su garganta detrás de ella.

—Hace algunos años podría haber intentado que demorara un poco más en salir, pero como dicen ahora “el tiempo es dinero” —dijo un hombre desconocido de mediana edad quien había observado la lamentable escena.

Elena giró su cuerpo para quedar frente a la morena y aquel hombre desconocido. Lo detalló y parecía ser el vigilante,  pues portaba su uniforme con una pequeña placa dorada en su costado.

Yulia, quien solo continuaba observando a la pelirroja, se sintió aún peor al notar como sus ojos se veían enrojecidos.

—Elena, debes calmarte — Yulia habló calmadamente y trató de acercarse a la mujer.

Elena la detuvo antes de que lograra dar siquiera un paso hacia ella levantando una de sus manos. Cerró sus ojos y apoyó su cuerpo a la pared. Ya nada podía ser peor, se sentía agotada, derrotada. Ella solo deseaba llegar a la ciudad para por fin comprometerse con su novio. No entendía por qué todo le estaba saliendo tan mal.

El sentimiento de impotencia logró romperla un poco y llevó su mano hacia sus labios para detener el sollozo que amenazaba con salir. Mientras Yulia solo la observaba impotente.

—Oh vamos cariño, no te preocupes —trató de consolar el hombre quien también había notado los ojos de la pelirroja y como ahora trataba de calmar el llanto —Te llevaremos a donde necesitas ir —Elena no respondía, por lo que se dirigió a la mujer de menor estatura— El pronóstico decía que el día iba a ser soleado.

Yulia despegó su mirada de la pelirroja y observó al hombre. Debía ser el vigilante. A simple vista parecía ser un hombre mayor, pero sin dudas aun conservaba su juventud, pues llevaba perfectamente arreglado su cabello castaño claro y no se notaba ni una sola arruga en su rostro. Era alto e indudablemente atractivo.

—¿Quién es usted? —interrogó la pelirroja.

—Mi nombre es Liam Kavanagh, vigilante encargado.  ¿Puedo saber a dónde deseaban ir?

—No es importante. Podría indicarnos donde se encuentra el teléfono para llamar un taxi, ¿por favor?

—Por supuesto, pero me temo que debido a la hora sería muy difícil encontrar uno disponible para venir hasta acá. Lo mejor sería que esperaran hasta mañana para irse, yo conozco el lugar perfecto donde podrían quedarse.

Elena, quien a pesar de no haber prestado mucha atención a la conversación, abrió sus ojos ante la mención de tener que esperar un día más.

—¿Está usted completamente seguro de que no existe ninguna posibilidad de conseguir transporte? —preguntó acercándose a ellos.

—Me temo que no, señorita, pero como les decía. Conozco un lugar donde pueden hospedarse y pasar la noche. Es seguro —dijo con una sonrisa amable.

—¿Y ese lugar queda muy lejos de aquí?

—Está a unos veinte minutos caminando. Es mi casa.

Elena dirigió su mirada a los orbes azules de la pelinegra quien para su sorpresa la observaba.  Se mostró insegura, pues no quería pasar por lo mismo que le había ocurrido con aquellos brabucones.

Yulia entendió que la decisión era de ella, así que considerando que debido a las circunstancias actuales su mejor opción era aceptar lo que el vigilante les proponía, con un leve asentimiento hacia la pelinegra, desconectó sus miradas para dirigirse al hombre.

—Está bien, es muy amable de su parte Sr. Kavanagh. Por favor guíenos el camino.

El apuesto vigilante sonrió nuevamente y les dio tiempo para que tomaran sus cosas antes de partir hacia aquella casa.

~~*~~

—Aquí estamos —dijo  el castaño con orgullo mientras señalaba la cabaña frente a ellos—  La mejor hostería de todo Tipperary.

La casa no era muy grande. Era de diseño típico irlandés y se encontraba ubicada a poca distancia de un pequeño lago rodeado de césped.  A la altura del techo se podía observar el humo proveniente de la chimenea lo que alivió tanto a Yulia como a Lena, pues podrían quitarse aquel frio que las abrazaba en esos momentos.

—Es un lugar muy lindo —mencionó educadamente la pelirroja. Yulia asintió de acuerdo con sus palabras.

—Gracias. Por favor, pasen.

El vigilante se detuvo en la entrada y abrió la puerta para darle paso a las jóvenes quienes un poco apenadas se introdujeron en el interior deteniéndose para esperar a que el hombre les indicara que hacer.

El interior de la cabaña era acogedor. Las paredes cubiertas de un color beige  y piso de madera oscura. Los muebles parecían ser antiguos, pero le daban el toque hogareño necesario. El ambiente era cálido gracias a la chimenea ubicada en medio de la sala. Para la diseñadora Elena Katina, podría haber sido una aberración la distribución de las áreas el hecho de tener la chimenea, la sala y el comedor tan cerca de un mismo espacio, pero en esos momentos solo pensaba en lo humilde pero bien arreglada que  se encontraba esa casa.

—Tenemos visitas — anunció en voz alta el castaño y ante el sonido de personas entrando, más el grito del hombre un joven rubio asomó mitad de su cuerpo por la puerta de la cocina y sonrió grandemente —Buenas noches cariño.

El rubio salió completamente y empezó a acercarse hacia ellas. Yulia y Elena quedaron inmóviles al escuchar como el vigilante se dirigía al otro hombre con ternura.

—¡Jesus! Pero miren como están de empapadas —el rubio se llevó una de sus manos al pecho y las dos mujeres no pudieron evitar mirar su dedo anular portando una banda de oro —Pobrecitas, ¿Dónde las encontraste Liam?

—Buenas noches.

—Buenas noches.

Dijeron ambas mujeres con una pequeña sonrisa y el vigilante se acercó hasta el rubio para pasar uno de sus brazos por la cintura del más alto y dejar un suave beso en su mejilla.

—Hola cariño, ellas no lograron tomar el último tren de la estación y al notarlas en esas condiciones, me fue inevitable ofrecerles hospedaje en nuestro hogar.

—Oh, que lamentable situación —el rubio colocó su mano sobre la del otro hombre que sujetaba su cintura. Y le sonrió—Están de suerte chicas, hace unos momentos vinieron por acá una pareja de mochileros buscando alojo para pasar la noche, pero les rechacé. ¡No estaban casados! Y lo dijeron sin ningún tipo de vergüenza, así que los saqué rápidamente.

Yulia y Elena se miraron un momento con los ojos como platos observando como el rubio decía aquello con disgusto.

—Lo correcto es lo correcto. Llueva o no llueva—continuó el rubio mientras el hombre a su lado asentía de acuerdo.

Elena giró para observar a Yulia quien se había acercado hasta estar junto a ella y ésta se encogió de hombros. La pelirroja entendía la situación así que contra su voluntad tendría que aparentar estar emparejada y rezó por que Yulia le siguiera la corriente.

—Toda la razón cariño. Bueno chicas, como verán, este hombre aquí a mi lado es Noah. Mi esposo. Querido, ellas son las señoras… —dio espacio para que las mujeres se presentaran.

—Katina.

—Volkova —Dijeron ambas al unísono con una sonrisa.

— Volkova-Katina—repuso rápidamente Elena con una falsa sonrisa a lo que Yulia solo la observó por un corto momento y luego se volvió a la pareja para aclarar.

—Nos casamos hace poco y aún nos cuesta un poco acostumbrarnos a llevar nuestros apellidos juntos —agregó con una sonrisa y Elena la acompañó con un asentimiento—Provengo de una larga línea de Volkov, rusos. Rogamos que algún día podamos formar una hermosa familia para continuar con la herencia familiar y el orgullo del apellido.

La pareja de esposos las miraba con cariño y les sonreían cálidamente.

—Mi nombre  es Elena y ella es mi esposa Yulia —las presentó mientras pasaba uno de sus brazos por los hombros de la pelinegra.

—Encantadoras. Las llevaré hasta su habitación —dijo el rubio. Se dio la vuelta para guiarles el camino.

—Gracias —dijo la pelirroja.

—Después de ti, amor —mencionó caballerosamente Yulia con una falsa sonrisa mientras Liam las observaba.

—Gracias, solecito…—agradeció entre dientes la pelirroja manteniendo la falsa sonrisa y empezando a caminar.

Yulia la siguió detrás con una sonrisa divertida.

—¿Te ayudo con la maleta, amorcito? —dijo a su espalda con tono dulzón. Elena no respondió y solo puso sus ojos en blanco mientras seguían al hombre por el pasillo.

—Bueno, esta es su habitación —dijo el rubio señalando la puerta a su lado—No es la más grande ni lujosa, pero encontrarán todo lo necesario para sentirse más cómodas.

—Gracias.

—Gracias —nuevamente ambas mujeres hablaron al mismo tiempo.

—Son tan adorables—chilló el joven observándolas con emoción —Venga, las dejo para que se preparen. La cena será en un rato.

Cuando el rubio se alejó una distancia en la que no podían ser escuchadas, Elena le dedicó una mirada de odio a la morena y le dio la espalda para abrir la puerta y entrar rápidamente a la habitación.

Yulia solo pudo reír ante su actitud y la siguió dentro.

La habitación tal como lo había expresado el joven llamado Noah, no era grande, pero ese no era el detalle que tenía a la pelirroja con los brazos en jarras y con el ceño fruncido. No. Lo que la tenia de esa forma era el hecho de que en la habitación solo había una cama y ella se rehusaba completamente ante la idea de tener que compartirla con la arrogante mujer insoportable.


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Fati20 8/16/2019, 3:01 am

Jajajaja buenísima sube otroooooo por favor
Fati20
Fati20

Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER Empty Re: AÑO BISIESTO EN DUBLIN // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 1 de 2. 1, 2  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.