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MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER

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MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER - Página 2 Empty Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER

Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/30/2020, 12:41 pm

Fati20: Lena solo es una frustrada que en vez de disfrutar la vida solo está jodiendo a la pobre Yulia. Jajaja! Saludos y un abrazote.

Vera Rivero: Pues, no será un maratón el día de hoy pero subiré dos capítulos para que no se queden con las ganas. Un abrazo.

Aleinads: Hola, pues también espero que disfrutes el día de hoy estos capítulos. Saludos y gracias por comentar.

Kamila: Ahora es que le falta a la pobre morocha por padecer jajaja! Un abrazo.

VIVALENZ28: Hola nena, bienvenida a los comentarios. Gracias por estar por acá. Saludos.

Y a todos, les envío un abrazo inmenso y gracias por pasarse por acá y leer.

Hoy les dejaré dos capítulos para que disfruten y se entretengan.

A leer!!

MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER - Página 2 2020-011


Cinco



La clase continuó con normalidad para Elena, pero desgraciadamente no fue así para Yulia. De nuevo las miradas de sus compañeros recaían sobre ella, incluso la maestra le observaba de vez en cuando y ni que decir de sus amigas Inna y Tasha que vivían todo el espectáculo en primera fila. Cada minuto que pasaba se maldecía internamente, no solo por lo que sucedía a su alrededor, también por la cercanía con Elena Katina. El calor corporal de la mujer no le dejaba pensar con coherencia y el increíble aroma a fresas que emanaba su cuerpo lo tenía impregnado en las fosas nasales al punto de fastidiarle. Por el rabillo del ojo analizaba cada centímetro de su anatomía, empezando por sus pies y terminando en su cuello donde se notaban algunas marcas de chupados, que trataron ser cubiertos con maquillaje.  Seguro los hizo el idiota con quien estaba en el Sugar Rock— Se dijo así misma, recordando la desagradable escena en la Barra, donde Aleksey le comía los labios y la garganta sin control. De pronto, se sintió asqueada  ¡Demonios! ¿Por qué dejé que me besara? ¿Y para que la besé? ¡Debo estar infectada de gérmenes! ¡Probablemente tragué saliva de toda la Universidad! ¡Que asco! Pensó de nuevo y de inmediato, se corrió unos centímetros de Katina, logrando impactar con el hombro de Inna quien velozmente le miró.

—No te sientes cómoda con ella a tu lado, ¿verdad?— Le preguntó en un susurró.  La incomodidad en el rostro de la morena era más que obvia así que para Inna no fue necesaria una respuesta de su parte. Se giró para susurrarle al oído de su novia y luego volvió a ella. —Cambiemos de lugar— Le dijo, tomando sus cosas y poniéndose de pie.

El rostro de Yulia se mostró confundido por la repentina acción, pero al segundo obedeció y tomó su lugar. Inna ocupó el asiento, contemplando a Elena a los ojos, esperando a que le dijera algo como lo había hecho con aquel chico, pero no fue así. Katina ni siquiera se inmutó o hizo algún gesto, en vez, bajó la mirada y corrió su silla unos pasos… al lugar donde se encontraba antes.

Los ojos de Yulia fueron testigos de aquella escena y fue inevitable que su confusión creciera el doble, ¿Por qué Katina no había protestado? Definitivamente algo no cuadraba.
Entonces, recordó aquellas palabras de Tasha en el campus. Por alguna razón, Katina siempre está mirándonos, pero nunca nos ha hecho daño o hemos sido víctimas potenciales para ella.  Yulia se preguntó de nuevo: ¿Por qué? ¿Acaso había pasado algo entre ellas tres que ni Tasha, ni Inna mencionaron antes? Era muy extraño.

Aún con miles de pensamientos rodeando su cabeza, Yulia se permitió divagar en otros temas y prestar atención a la clase hasta que dio por terminada.

—¿Me acompañas al bloque de Inna y después vamos a la cafetería?— Tasha le preguntó.

Yulia asintió junto a una sonrisa, terminaron de guardar sus cosas en las maletas y las tres se dirigieron a la salida. Antes que pudiera cruzar la puerta del auditorio, la mano de Yulia fue atrapada, retrasándole unos pasos de sus amigas que no se dieron cuenta y siguieron su camino con normalidad. Yulia no tenía que ser adivina para saber que Katina, era quien le detuvo. Y lo comprobó al girarse.

—¿Qué quieres, Katina?— Le preguntó con calma.

Elena no respondió, esperó unos minutos a que el auditorio quedara vacío, cerró la puerta y soltó la mano de Yulia en un tirón, retrocediendo unos pasos para luego observarle de brazos cruzados.

Yulia no pudo evitarlo y sonrió con una pizca de burla. ¿Qué diablos había hecho para ganarse a esta mujer? Claro… A parte de haberle besado sin permiso.

—Te lo vuelvo a preguntar y con mucha seriedad, Katina ¿Qué quieres de mi?— Le repitió  —¿Alguien te pagó para que me jodieras? Si es así dime cuanto y yo te doy el triple de dinero para que me dejes en paz. Porque eso de que también te cambiaste de clase y perseguirme hasta aquí solo porque te besé en tu casa, lo encuentro muy trillado.

—No es solo porque me besaste, es porque me faltaste al respeto y nunca nadie lo había hecho, Volkova.

La seriedad con que Elena lo había dicho, solo logró que Yulia rodara sus ojos en el mismo modo burlesco.

—¿Te falté al respeto? ¡Vamos, Katina! Solo fue un beso y ya. No te lo tomes tan serio. Haz de cuenta que estamos empatadas y no volvamos a cruzarnos nunca.

Para Yulia no tenía caso seguir en ese lugar debatiendo estupideces. Así que decidida a irse, tomó el pomo de la puerta y lo giró para pero Katina llegó primero antes de pudiera abrirla.

—No estamos empatadas de nada— Gritó y le empujó por los hombros, alejándola de la puerta para apoyarse en ella y bloquearle la salida. Yulia seguía con su rostro relajado, no tenía caso buscar pleito con Katina. Ya había entendido que a la chica solo le gustaba llamar la atención —Yo nunca estoy empatada con nadie, Yulia Volkova. Siempre voy adelante de todos. Aquí mando yo y se hace lo que yo diga. Soy la realeza, una Reina ¿Entiendes?

Yulia negó con la cabeza, de nuevo, con humor.  Katina sonaba patética  —Podrás ser la Reina de todos los demás en este lugar pero no la mía, Katina. Ya me di el lujo de coronar a mi propia Reina y gracias al cielo no se parece ni un poco a ti. Ahora quítate por favor, voy a salir— le pidió con amabilidad, pero Katina, no lo hizo y se aferró más a la puerta. Le quedó mirando fijamente, sus ojos parecían echar fuego como si algo en aquellas palabras le hubiera herido profundamente.

Yulia no iba a luchar más contra la terquedad de la chica y se dirigió al escenario del auditorio, sentándose en las pequeñas escaleras. No iba a malgastar su tiempo, esperaría en ese lugar hasta que ella se cansara y se largara. Sacó su teléfono, navegó un poco en él hasta que unos minutos después oyó un portazo.

Yulia miró hacia la salida y sonrió cuando vio que efectivamente Elena ya no se encontraba.

Salió del auditorio, miró por el pasillo y se sintió aliviada mientras observaba la silueta de Katina alejándose. No recordaba que diablos exactamente le había dicho hace unos segundos pero agradecía a lo que fuere porque eso hizo que la chica le dejara en paz.

Su teléfono sonó, era un mensaje de Tasha.

¿Dónde estás? Te estamos esperando en la cafetería.

Estoy saliendo del auditorio. Tuve un pequeño problema, pero ya voy para allá.

Le envió.

Guardó su teléfono, siguió su camino por el pasillo, y de repente, se encontró persiguiendo a Elena cada vez que avanzaba. No era su intención, por supuesto. Katina estudiaba en la misma clase que Inna así que por obvias razones llevaban el mismo rumbo.

Los ojos de Yulia se encogían al ver como la multitud de estudiantes en los pasillos, hombres y mujeres se esparcían para darle paso a la mujer. Era casi como un camino real.
Lamentablemente sus palabras eran ciertas, la chica era oro en este lugar y cualquiera se moriría por obtener algo suyo.

—Lo que hace una cara bonita y un par de pechos— Yulia se dijo así misma en voz alta, negando con la cabeza.

Continuó su camino observando la espalda y el caminar sensual y femenino de Katina. Del que no pudo disfrutar por más tiempo ya que el chico de la Barra, Aleksey, se atravesó en el camino de la pelirroja y la arrastró hacía el verdoso y desértico bosque de la Universidad. Yulia quiso ignorar lo que había visto y seguir a su llamado, pero la curiosidad fue más fuerte que su cordura y fue tras de ambos, deteniéndose en un gran bloque de cemento en el cual se ocultó mientras observaba a la pareja apoyándose tras un árbol.

Los ojos de Yulia eran testigos de como las manos, el cuerpo y los labios de Katina, acorralaban al chico contra la madera. Él le abrazaba por la cintura, con sus manos hurgando hacia su trasero; mientras que ella lo hacía por el cuello, despeinando su cabello con desesperación.

Con cada segundo que pasaba, el beso subía y subía más de tono y se volvía más desagradable para los ojos de Yulia. Negaba de incredulidad junto con una mueca de asco en su rostro a la vez que observaba como Aleksey se dejaba caer al pasto, tumbando a Elena sobre su regazo y metiéndole sus manos bajo el vestido.

En ese instante entendió que la situación entre los dos iba para largo y retomó el camino que le dirigía a la cafetería.

En una mesa cerca del lugar de comidas, Yulia pudo ver a distancia a Tasha y a Inna,  acompañadas por un grupo de chicas que a simple vista se les notaba la belleza y finura. A medida que se acercaba a ellas, comenzó a sentirse nerviosa puesto que conocer a tantas mujeres lindas de un solo momento no era nada fácil. Era humana, y ni siquiera su novia podía culparle por eso.

Finalmente logró acercarse a la mesa y de inmediato los ojos de aquellas chicas que no le conocían, se posaron en ella. Su rostro se puso pálido. ¡Vaya que eran más lindas de cerca!

—¡Por fin llegaste, Yul! ¡Siéntate!— Inna le recibió con aquella emoción que le caracterizaba, palmeando la única silla vacía de la mesa y la que se situaba a su lado. Yulia ocupó el asiento, mirando a Yul y sintiéndose torpe e inútil por no saber que hacer ni que decir. Ella, notándolo, ayudó.

—Ivy, Kari, Sveta, ella es mi amiga, Yulia Volkova, de Artes. Es nueva en la Universidad— Tasha le presentó ante todas.

—Yo te vi en el campus— Karina le señaló— Eres la chica a quien Elena Katina le dio la bienvenida hace dos semanas. ¡Tremendo beso el que te dio!— Dijo con tono humorístico, logrando que Yulia se sonrojara y la mesa estallara en risas. Si, y con eso corroboraba una vez más que toda la Universidad sabía de ella gracias a eso. Grandioso Katina!

—Dime... ¿Qué se sintió? ¿Es verdad que es una de las siete maravillas del mundo?— Karina continuó.

Inna le dio una mirada de disculpa a Yulia, por la inmadurez de su amiga, pero ésta con un gesto dijo que estaba bien.

—No voy a mentirte. Si se sintió bien, pero no es una de las siete maravillas del mundo— Respondió, ganándose unas risas y un guiño de Karina.

—Es la primera vez que veo a Katina, atacar a una chica de esa forma— Svetlana opinó.

—Si es que a eso se le puede llamar ataque—  Ivka añadió con burla —Quiero decir, después de todo un beso de la chica más deseada de la Universidad no es tan malo.

—Ni que se siente en tu regazo, tampoco— Dijo Karina —Como me hubiera gustado un recibimiento así de su parte. Katina está como para comérsela de día y noche.

Apenas escuchó esas palabras, a la mente de Yulia vino la escena del bosque. Oh si, y en este momento el idiota ese se le debe estar comiendo el postre de la tarde.

—No lo digo por eso, chicas— Svetlana volvió a hablar, mirando a Yulia —Es que Elena no usa esas formas como ataque y menos a una chica. Ella siempre se caracteriza por humillar y desprestigiar a todo el mundo. Que te haya besado es realmente extraño.

—En realidad me besó por una apuesta. Ella misma me lo dijo —Yulia, finalmente explicó.

—¡¿Qué?! ¡¿Y eso cuando pasó?! ¡¿Por qué no me lo dijiste?!— Tasha protestó, ganando una risita de su parte.

—Creí que no valía la pena Tasha, pero ahora te lo estoy contando. Ella me dijo que uno de sus amigos le había ofrecido una buena cantidad de dinero por besar a una chica... Y también que era lo más asqueroso que había hecho en su vida. Eso es todo.

—Maldita homofóbica— Karina dijo negando —No sabe de lo que se pierde con una chica, sobre todo conmigo.

—Ya cállate. No digas burradas— Tasha le palmeó la frente y empezaron una pequeña pelea de manotazos a la que Ivka y Svetlana se unieron alentando a cada una.

Inna riendo, se acercó al oído de Yulia para disculparse —Lo siento si nuestras amigas te parecen extrañas, pero así son ellas. No podemos hacer nada.

—No te preocupes. Son muy simpáticas— Respondió, viendo como seguían luchando.

Minutos después la mesa estaba completamente calmada y todas disfrutaban de la comida mientras conversaban temas triviales. Yulia había congeniado perfectamente con las tres chicas, pero sobre todo con Karina, quien siempre le ponía una pizca de diversión y perversión a todo.  Sin duda le recordaba a Anya y a unos amigos más de St. Petersburgo.

Por un momento, Yulia abandonó la conversación y sin querer miró alrededor, encontrándose con la fría mirada de Katina. Quien no dejó de observarle fijamente con cierto mal humor hasta que desapareció hacia los baños del bloque. El estómago de Yulia se revolvió y quiso vomitar todo en ese instante de solo imaginar cuan follada estaba Elena Katina debajo de la ropa. Le daba asco el solo pensar que la chica se pasaría el resto de la tarde en este lugar llena de fluidos y oliendo a sexo.

—¿Pasa algo?— Inna le preguntó.  Yulia se giró para mirarla, negó con una sonrisa y se acomodó de nuevo en la silla. Ver de nuevo a Elena y tener a Inna a su lado, hizo que recordara la escena del auditorio.

Yulia se aventuró a hablarle sobre el tema —¿Te puedo preguntar algo?— Inna asintió —¿Tuviste alguna relación con Katina antes? ¿Eran amigas o algo por el estilo?

—Mmm... No ¿Por qué?— Inna pareció confundida.

—Pues por lo que pasó en el auditorio. Viste como Katina llegó y paró al chico de la silla como si nada para estar a mi lado, pero luego tú y yo cambiamos de lugar y a ti no fue capaz de decirte absolutamente nada. Parece que te temiera.

Inna soltó una pequeña risa al escuchar lo último. Elena Katina, ¿temerle? Imposible.

—No creo que Katina me tema, Yul. Creo que es solo una cuestión de respeto. Estudiamos juntas desde hace dos años y durante ese tiempo nunca me he llevado mal con ella o tenido un cruce inesperado. Siempre está ahí... mirándome como si yo le agradara, lo mismo con Tasha. Algunas veces trata de saludarnos y nosotros le correspondemos por respeto, pero en realidad no sé porque lo hace. Imagino que tal vez causamos una buena impresión en ella. Hasta hemos recibido invitación de las fiestas que realiza.

—Pues que bien por ustedes, lastimosamente yo no corrí con la misma suerte.

—¿Lo dices por el beso? ¿Y por lo de hoy?— Inna preguntó interesada —¿Y cuándo fue que te confesó que había sido una apuesta? Eso no nos lo dijiste— Dijo con un poco de molestia al recordarlo.

Yulia sonrió al verle el ceño fruncido y acarició su frente, haciendo que desapareciera. Pero pronto un carraspeo proveniente tras de Inna, le borró la sonrisa y le hizo alejar su mano. Se movió un poco y vio a Tasha, con cara de pocos amigos, mirándole con una ceja enarcada.

—Que bonito, Volkova. Aprovechas que estoy ocupada para apuñalarme por la espalda, ¿eh?

—Hey no, Tasha. Solo estaba tratando de... trataba de...— Yulia se volvió un lio, su lengua se trabó y toda la mesa explotó en risas.

—Amor, déjate de tonterías— Inna le dijo juguetonamente a Tasha y le atrajo para que le abrazara por la espalda.

—No estaba tratando de hacer algo indebido Tasha, solo trataba de que Inna...

—Cálmate, Volkova— Tasha le cortó —Ya sé, no te preocupes — Le dijo sonriendo, haciendo que Yulia se calmara.

Tasha se alejó para continuar su conversación con las otras chicas e Inna continuó con el interrogatorio.

—¿Vas a contarme?—  Yulia asintió.

Comenzó su relato de lo que había pasado en la Sección de física, en la casa de Katina y lo de hoy en el auditorio siendo lo más breve posible ya que Inna pronto iría a su nueva clase. Al terminar de contar, Inna no parecía sorprendida con sus palabras. Era Katina, de ella cualquier cosa se podía esperar.

—Solo te puedo aconsejar que las veces que te cruces a Katina en el camino, no la retes. Ella actúa sin pensar y la única perjudicada vas a ser tú. Creo que cometiste un grave error al acorralarla en su cocina, Elena no se quedará de brazos cruzados y te lo puedo asegurar. Será mejor que te cuides.

—¿Qué podría hacerme? ¿Asesinarme o algo parecido?— Yulia se burló —No voy a permitir que esa ególatra me tome como juguetito, Inna. Se está subiendo al tren equivocado.

—Ojalá y no seas tú la que se equivoque, Yul— Inna suspiró, le dio una sonrisa y se adentró en la otra conversación que había en la mesa.

Yo nunca me equivoco— Se dijo Yulia a sí misma, pero en realidad no estaba segura.

...

Más tarde en casa, se encontraba sentada en la sala, aburrida y sin tener nada que hacer. La TV estaba apagada, para ella nunca había nada interesante que ver. Ningún miembro de su familia se encontraba en casa y eso hacía más patético su momento. Miró el reloj, solo diez minutos más, diez minutos, pensó, pues ya casi era la hora de su video llamada con Miroslava.

Hoy más que otros días se sentía ansiosa de verle y hablarle. Los cariños entre Tasha e Inna en la cafetería eran dolorosos para ella. Añoraba estar así con su chica lo más pronto.

Los diez minutos se cumplieron y Yulia corrió a su habitación,  lanzándose a su cama y prendiendo el portátil lo más pronto posible. Acomodó una almohada para apoyar su barbilla, la abrazó y esperó unos segundos hasta que su novia apareció en la pantalla.

— ¡Wow que sexy te ves hoy!—  Yulia exclamó emocionada. Miroslava tenía el cabello húmedo y su cuerpo solamente cubierto en una toalla blanca. Señal de que recién salía de la ducha.

La chica no pudo evitar sonrojarse por las palabras de su novia y rió por lo bajo —Siento recibirte en esta facha. No pude aguantar el calor tan infernal y tuve que refrescarme.

—Creo que es la mejor forma en la que me has recibido, amor. Aunque esta video llamada va a ser difícil para mí, sabiendo que debajo de esa toalla no traes nada puesto—  Yulia le dijo, moviendo la cejas de arriba a abajo en modo sugerente.

Miroslava quiso tomarle el pelo y comenzó a bajarse la toalla poco a poco, dejando una parte de sus pechos al descubierto. Yulia se abrazó más fuerte a la almohada. Sus pupilas se dilataron al instante.

La rubia miró a la pantalla, vio los ojos de su novia llenos de deseo y quiso seguir con la tortura. Empezó a bajar la toalla mucho más, exhibiendo su blanca piel hasta la cintura. Yulia se lamió los labios y se aferró mucho más a la tela acolchonada mientras miraba los redondos y perfectos pechos de su novia a través de la pantalla.

Se dio cuenta que Miroslava comenzaba a sentirse excitada de lo que estaba haciendo cuando sus rozados pezones se colocaron erectos de repente.

— ¿Estás sola?—  le susurró.

Con cierta timidez, Miroslava asintió cubriendo un poco la parte desnuda de su cuerpo con los brazos.

Yulia comenzó a sentirse excitada. Hace más de un mes que no tenía actividad sexual y tener la imagen de su novia medio desnuda, le hacía perder la cabeza y le daba ideas locas así estuvieran detrás de una pantalla.

—Desnúdate— Dijo sin pensarlo —Déjame verte completamente sin la toalla.

Miroslava sintió miedo ante el pedido de su novia, pero a la vez, también le encantaba la idea de que le viera como Dios la trajo al mundo. Era merecido después de tanto tiempo alejada.

Aún sintiéndose tímida, terminó despojándose de la toalla y la dejó sobre la cama.

Yulia se mordió el labio, abriendo sus ojos como platos —¡Diablos! Cómo quisiera estar contigo en este momento y hacerte el amor toda la noche— Dijo desesperada. Soltó el aire de su boca y pasó una de sus manos por su larga cabellera negra. Sin duda estaba más que afectada.

Miroslava tampoco se quedaba atrás. Ella estaba igual o peor que su novia  —Ni siquiera me digas eso porque voy a empezar a tocarme imaginándote conmigo.

—Tócate, amor. Tócate para mi— Yulia le dijo completamente fuera de sí.

Miroslava miró a la pantalla, corroborando en la mirada perdida de Yul lo que decía.

–Piensa que soy yo quién te toca. Hazlo amor. Vamos, cierra tus ojos e imagíname acariciando tus pechos.

Aquellas palabras volvieron un lio la cabeza de Miroslava y de inmediato se tiró boca arriba a la cama, cerrando los ojos y cubriendo sus pechos con ambas manos.

—Acaríciate mi vida... hazlo— Yulia susurró por último, viendo como su novia iniciaba el excitante espectáculo.

Las manos de la chica más joven comenzaron con movimientos circulares sobre la redonda piel, sus dedos tocando lentamente la punta de sus pezones, apretándolos.

—Mmmmm– Empezaba a gemir — ¡Me encanta, Yul!—  Humedecía sus labios con la lengua y le mordía de vez en cuando.

Yulia observaba con cara de satisfacción plena la escena tras la pantalla, las palpitaciones en su cuello, la picazón en sus dedos y las punzadas en su centro comenzaban a surgir.  Lo único que deseaba en aquel momento era traspasar la LED y tocar a su novia de la manera que ella se lo mostraba.

Miroslava comenzó a bajar una de sus manos por su estómago; mientras que la otra seguía dando caricias a su pecho. Yulia veía todo con sumo cuidado, como los dedos de su novia caminaban en su pubis, casi en su centro. Sus piernas se doblaron contra la cama, quedando totalmente abiertas.

—Hazlo, bebé... Toma tu clítoris y masajéalo suave para que sientas placer… ¡Hazlo!— Su lado más pervertido seguía saliendo a la luz y no cabía la menor duda de que a Miroslava le encantaba oírle. Su cuerpo reaccionaba de inmediato ante aquellas morbosas palabras  —Mete los dedos en tus pliegues y muévelos tan lentamente como puedas. Imagíname haciéndolo, bebé— Dijo una vez más y los gemidos de su novia se hicieron más fuerte.

El nombre de Yulia comenzó a ser gritado por sus cuerdas vocales. El movimiento lento de los dedos a intensificarse y el agarre en su pecho izquierdo a ser notable.

Yulia no pudo más con la excitación y metió una mano dentro de sus pantalones, empezando a tocarse lentamente. Miroslava seguía gimiendo fuertemente, hasta finalmente un gran orgasmo la inundó, haciéndola gritar fuertemente de satisfacción. Sus pies y manos cayeron sobre la cama, cansada, y su respiración alocada, tratando de calmarse. Yulia seguía con las manos dentro de sus bragas, viendo como su novia recuperaba el aliento.

Cuando posó su mirada sobre la pantalla, Yulia vio reflejado todo lo que le había hecho sentir. No había sido algo real entre las dos pero no importaba. La imagen despeinada, sonrojada y extasiada de Miroslava lo compensaba todo.

—¡Wow! ¡Qué orgasmo tuve! No puedo creer que hice esto— Dijo ella apenada, cubriendo su desnudez con la toalla.

Yulia iba a contestarle, pero fue interrumpida por el timbre de su casa.

—No vayas a irte. Voy a ver quien es— Le dijo.

Sacó la mano de sus pantalones, la limpió en su pantalón y bajó rápidamente al primer piso.

Llegó a la puerta, la abrió y se sorprendió al encontrarse con el hermoso rostro... pero desagradable presencia de Elena Katina.



Rolling Eyes  Rolling Eyes  Es en serio, Elena?? Es en serio?? Como jodes!!!

Me encantan Tasha e Inna. Alguien más está de acuerdo con esta linda parejita??  

Nos leemos luego. Espero ver comentarios! Besos
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Mensaje por VIVALENZ28 4/30/2020, 1:40 pm

Jajajaja pobre Yulia tan concentrada que estaba y viene Katina no quiero imaginar que pasará espero el siguiente capítulo Very Happy
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Mensaje por Fati20 4/30/2020, 1:50 pm

Cada capítulo está más desconcertante, no entendemos a lena que le pasa q quiere, como se besa y hace de todo con el andrey y julia como fue q le falto el respeto. Y ese misterio de porque no es mala con inna y tasha. Hay tantas dudas pero es super emocionante cuando están juntas. Ahora si q quedamos con muchísimas ganas de más porque se nos fue entre q lena con el otro y julia con la novia
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Mensaje por Aleinads 4/30/2020, 2:29 pm

Ay no... Pobre Yulia, se sacó la lotería tóxica Katina jajajaja esta buenísimo
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Mensaje por Kamila 4/30/2020, 4:06 pm

Wow 🤩🤩🤩 q emocionante.. Con q saldrá Elena esta vez🤔

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/30/2020, 5:15 pm

Hola chicas, pues como lo prometido es deuda. En Instagram @t.a.t.u_fics indiqué que hoy serán dos capítulos y bueno, acá les dejo el siguiente. Gracias miles por amar el capítulo, la historia y quiero que sepan que los amo porque aman leer.

Un fuerte abrazo a tod@s!!!


Seis




—¡¿Tú?!—   El cuerpo de Yulia se puso tenso. Tantas personas sobre la faz de la tierra y tenía que ser Katina la que llegaba frente a su puerta a arruinarle la noche. Jodida suerte —Pero... ¿Qué diablos haces aquí? — Le preguntó fastidiada.

Elena sonrió feliz al ver su frustración —Veo que te alegra verme, Volkova. ¿No me invitas a pasar?—  Dijo con sarcasmo.

Ni siquiera esperó una respuesta por parte de Yulia, y la empujó de la puerta para escabullirse dentro de la casa —Buenas noches. Buenas señor Volkov, señora Volkova —Comenzó a gritar hacia la cocina, a las escaleras, al jardín, a todas partes repetidas veces.

Yulia llegó por su espalda, tomando sus brazos y girándola hacia ella.

—¿Qué diablos crees que haces, Katina?—  Le dijo enojada.

Elena volvió a soltar una risita  —Saludando a tu familia. No es obvio— Dijo burlona.

—Mi familia no está. Y no te di permiso de entrar a mi casa. ¡Lárgate ahora!— Yulia trató de llevarla hacia la puerta que aún seguía abierta, pero Elena se escapó fácilmente de su agarre y fue a sentarse en el sofá.

Yulia se cruzó de brazos ¿Qué demonios pretendía esta mujer?

—Katina, ¿qué haces?—  Le repitió.

Elena le ignoró y volvió a ponerse de pie para ir a un gran estante donde se encontraban varios retratos de la familia. Observó con atención cada foto, deteniéndose en una de Yulia.  Una sonrisa se formó en sus labios.

—Katina, por favor, vete en este instante. Tengo un asunto pendiente y no voy a perder el tiempo contigo.

Elena continuó ignorando sus palabras y comenzó a fisgonear por toda la casa mientras ella le seguía.

—Oye, ¿Acaso estás sorda?— Yulia le gritó y nuevamente le agarró del brazo cuando pretendía entrar a la cocina.

Elena le miró, sin dejar esa sonrisa que le sacaba de quicio —No, te estoy escuchando perfectamente. Y no tengo planes de irme— Le respondió y se soltó de nuevo para entrar.

Yulia miró asombrada como la chica iba hacia el refrigerador, abría la puerta y comenzaba a devorar una bandeja con uvas que eran de ella. Definitivamente la mujer no tenía vergüenza.

—¿Masha te dio mi dirección o me equivoco?— Yulia se recostó sobre el marco de la puerta, cruzada de brazos. Pues ya no tenía de otra, más que esperar a que terminara de devorar sus uvas.

Elena cerró la puerta del refrigerador, echó algunas uvas más en su boca y se acercó hasta ella mientras masticaba —Si, fue mi querida amiga— Respondió y con su lengua, tiró unas cuantas semillas de uva al rostro de Yulia.

Salió de la cocina y caminó hasta el estudio, fisgoneando el interior.

—¿A qué viniste? ¿Solo a comerte mis uvas y a darte un tour por mi casa o qué?—  Yulia le preguntó aún desde la puerta.

Elena dejó el estudio, se devolvió de nuevo hasta ella y le tiró unas cuantas semillas más en el rostro —No— Le contestó divertida y se dirigió al cuarto de lavado.

Yulia suspiró profundo. La mujer ya comenzaba a desesperarle. Además, un show de desnudos por parte de su novia le seguía esperando en su habitación y Katina le estaba robando su tiempo —¿Ya terminaste de revisar mi casa? Si es así, eres tan amable y te largas por donde viniste ¿Por favor?

Elena abandonó el cuarto, aún con la sonrisa y negó con la cabeza excesivamente —No he terminado. Me falta el segundo piso— dijo y esta vez desapareció por la escalera.

Yulia no podía creerlo. De inmediato corrió tras ella.  Cuando llegó al pasillo, no la vio por ningún lado pero la puerta de la habitación de sus padres estaba abierta.

—Linda habitación— De repente, Elena salió de allí, y siguió con la de Lenin.

Yulia seguía en el pasillo esperando que la mujer terminara y decidiera largarse...

Elena salió de nuevo, esta vez dirigiéndose hacia su habitación, pero Yulia corrió a detenerla y se encerró con seguro antes de que pudiera entrar.

—Volkova, quiero ver tu habitación. Déjame seguir...— Elena comenzó a golpear la puerta fuertemente.

Yulia se asustó, rápidamente tomó el portátil de su cama y corrió a encerrarse en su baño. No quería que Miroslava escuchara a la mujer.

¿Bebé?

—Te demoraste mucho, mi amor ¿Quién era?
— Preguntó Miroslava.

Los gritos de Elena comenzaban a escucharse hasta el baño.

¿De dónde viene ese ruido? ¿Qué es? ¿Y por qué estás en el baño?—  Le volvió a preguntar confundida.

Yulia no sabía que excusa inventar. Vaciló un rato hasta que por fin algo vino a su mente. —Tengo a mis amigas de la Universidad en el pasillo. Querían entrar a la habitación y tuve que encerrarme aquí para que no te vieran.

—Volkova, ábremeeeee— Elena seguía.

Que inoportunas. Te hablaré más tarde, ¿está bien?— Yulia asintió sin pensarlo —Voy a ducharme de nuevo. Te amo— Miroslava lanzó un beso y desapareció de la pantalla.

Yulia salió rápidamente del baño, dejó el portátil sobre su escritorio y abrió la puerta.

Elena entró como una bala.

—¿Qué hacías, Volkova? ¿Escondiendo revistas porno?— Le dijo divertida y empezó a fisgonear toda la habitación. Revisó el baño, el closet, sus paredes.

Miró la cama y de pronto, se tiró boca abajo en ella, abriendo las manos y los pies en todo el ancho. Yulia le miraba desde la puerta, sin saber que hacer.

—Me gusta tu cama, Volkova. Es acolchada y calientita—  Elena cerró los ojos, disfrutando del colchón.  Y de pronto una imagen de la mujer en paños menores y en la misma posición llegó a la cabeza de Yulia. Sin duda el efecto Miroslava no había pasado.

—Katina, es suficiente. ¿Dime a qué has venido?—  Yulia le tomó un brazo, levantándola de la cama. Salieron al pasillo y Elena se soltó de su agarre.

—He venido a que te arrodilles ante mí y me pidas disculpas— Dijo la chica sonriendo.

Yulia soltó una carcajada. ¿Era real lo que le pedía? —¿Y cómo disculpas de qué?— Preguntó con humor.

—Por esconderte detrás de un bloque a espiarme.

En cuanto escuchó eso, la sonrisa de Yulia de inmediato se esfumó de su rostro. ¿Cómo diablos se dio cuenta? Mierda.

—Eso… Eso fue sin querer Katina. Solo tuve curiosidad y después me largué de ahí— Le dijo con sinceridad.

Elena negó con la cabeza y apuntó al suelo. Su rostro ahora había cambiado a uno serio —O te arrodillas y me pides disculpas. O te vuelvo a cachetear. Tú escoges— Dijo con aires de grandeza.

Yulia rió de medio lado, cruzándose de brazos. Jamás dejaría que esta mujer le tocara de nuevo.

Contraatacó.

—O te largas de mi casa, o te largas de mi casa— Le dijo amenazante.  Le dio la espalda y tomó camino al primer piso, yendo hacía la puerta.

Esperó a que Elena apareciera por las escaleras y de inmediato le señaló la calle.

—Vete ahora, Katina.

Elena negó divertida mientras sonreía y se giró hacía el Jardín. Lugar que le faltaba por explorar.

Sintiéndose derrotada, Yulia cerró la puerta y apoyó la frente sobre ella. Katina sí que era una chica terca y sobre todo difícil. ¿Cómo rayos la iba a sacar de ahí?

Retomó camino al jardín, y vio a la pelirroja rodeando la piscina. Se acercó al borde, pero a una distancia considerable.

—¿Por qué haces esto, Elena?— Le preguntó.

Elena se detuvo, se acercó y le quedó mirando fijamente mientras enarcaba una ceja.

Su mirada era retadora y brillante.

—Ya te lo dije, Volkova. Vine a que te disculpes conmigo. Arrodíllate— Dijo divertida y de nuevo, apuntando al suelo.

—No voy a disculparme contigo por nada. Tú eres quien debería hacerlo— El semblante de Yulia ya no tenía nada de relajado. Su paciencia iba en los límites —Eres una completa desconocida que viene a mi casa a hacerse la chistosa, a irrumpir sin permiso en todos lados y a comerte mis cosas. Eres una atrevida Katina. Empezaste esto pero ahora quieres que yo te pida perdón cuando he sido la víctima.

—Tú no eres víctima de nada. Si no recuerdas también entraste a mi casa sin permiso, gritándome y reclamándome como si me mantuvieras o fueras algo mío— Elena también comenzaba a enfadarse.

—Eso fue por tu culpa. Porque crees que puedes hacer lo que se te venga en gana con cualquiera pero conmigo no, mujer. Te equivocas. Y vete ya porque estoy perdiendo la paciencia.

Yulia se tomó las sienes y empezó a acariciarse. Había pasado del clímax genial al enfado total.

—No me voy a ir hasta que te vea arrodillada frente a mí—  Elena le gritó y de inmediato Yulia se le acercó tanto como pudo, tomándole la barbilla con fuerza, y obligándola a mirarla.

Elena por primera vez en su vida sintió miedo de alguien que no fueran sus padres.

—Si alguna vez me arrodillo ante ti no será para pedirte perdón ni por órdenes tuyas. Lo haré para abrirte las piernas y meterte mi lengua y mis dedos tan profundo como pueda, ¿entendido?

Yulia le soltó, sacó su celular para marcar algo y lo llevó a su oreja. Elena ni siquiera reaccionaba. Las palabras de Yulia le habían dejado totalmente perdida.

—Buenas noches, si, llamo porque una mujer completamente loca se metió a mi casa y no quiere irse. ¿Podría mandar una patrulla, por favor? Claro, la dirección es...

—¿Estás llamando a la policía?— Elena por fin reaccionó y le arrebató el teléfono antes de que pudiera dar la información de la casa.

—Entrégamelo, Katina— Yulia le pidió, pero Elena negó y colgó la llamada  —Dame mi teléfono— Le repitió, esta vez acercándose de nuevo, y de inmediato, Elena retrocedió unos pasos y lo puso sobre la piscina, amenazando con tirarlo.

—Eres una asquerosa, Volkova. ¿Cómo puedes hablarme así?—  Le dijo, recordándole las palabras de hace un momento —Jamás dejaría que una mujer me tocara de ninguna forma y menos tú.

—Sí, si, Katina. Me olvidaba que eres una homofóbica de primera y te encantan los penes — Yulia dijo sin darle mucha importancia —Ahora entrégame mi teléfono y vete. Hemos tenido suficiente.

Yulia se acercó para arrebatarle el teléfono pero Elena la esquivó y aprovechó para empujarla por la espalda, haciéndola caer dentro de la piscina.

Elena comenzó a carcajearse y a aplaudir descontroladamente mientras veía a Yulia luchando por salir del agua.

—¿Está fría?— Elena se burló.

Yulia finalmente pudo tomar el control de su cuerpo y comenzó a salir a gatas hacia el pasto, chorreando agua por doquier. El pantalón de pijama y la blusa quedaron pegados a su cuerpo.

—Ves, Volkova. Yo siempre voy adelante de todos y de ti— Elena le dijo.

Yulia le miró desde el suelo con el ceño fruncido. Elena sospechó que Yulia se le iba a lanzar encima y así fue, la chica empapada se puso de pie y se tiró pero antes de que pudiera atraparla, Elena ya había comenzado a correr alrededor de toda la piscina.

Elena corría y corría, gritándole que se detuviera pero Yulia estaba decidida a atraparla y no le hacía caso.

Luego de unas cuantas vueltas, Elena bajó la intensidad por la falta de aire, miró atrás para ver a Yulia pero la chica ya estaba encima de ella, abrazándola por la cintura.

Ambas cayeran al suelo, Yulia arriba logrando que todo su cuerpo húmedo mojara la espalda de Katina.

—Quítate de encima. Estás muy fría— Dijo Elena divertida, manoteando y pataleando, tratando de quitársela de encima, pero el agarre de Yulia era muy fuerte.

Yulia bajó la cabeza, restregando todo su cabello en el perfil derecho de la chica mientras ella no paraba de reír como una niña pequeña.

Notándolo, Yulia se detuvo y se alejó un poco, mirando como la mujer reía tan genuinamente.

De pronto sintió un aura distinta en ella, uno muy agradable que logró desaparecer su rabia al instante.

—¿Te divierte mucho?— Yulia le preguntó también en tono divertido. Elena le miró de reojo ya que no podía voltear su cabeza y asintió cómodamente.

—¿Y ahora qué harás, Volkova?— Le preguntó en tono retador.

Yulia no le respondió y en vez, se aferró más a sus caderas, sacándole un pequeño gemido el cual le hizo sonrojar, pero que no fue notable para Yulia.

—Es tu turno— Yulia le dijo. Se inclinó y comenzó a arrastrarla, tratando de llevarla hasta la piscina que solo estaba a un metro de distancia.

Elena de nuevo inició una gritadera, pidiendo ayuda a las casas vecinas mientras se aferraba con fuerza al pasto del jardín para no ser movida. Pero sus intentos eran inútiles. Yulia logró arrastrarla hasta el filo de la piscina, intentó tirarla dentro pero antes, Elena la abrazó por el cuello y ambas cayeron al agua.

Se hundieron, pero después de unos segundos salieron a flote, Elena aún abrazando el cuello de Yulia mientras tosía y tosía cantidades de agua. Yulia pensó que estaba bromeando, pero se dio cuenta que no era así al ver como sus mejillas se iban colocando rojas. Rápidamente rodeó su espalda y comenzó a darle unos golpecitos que poco a poco hicieron que la chica se recupera.

—¿Te encuentras mejor?— Le preguntó preocupada.

Elena inclinó la cabeza, le miró y asintió suavemente. Yulia sintió culpabilidad al ver los ojos llorosos de la chica. Parecía vulnerable en ese momento. No era la misma Elena Katina engreída ni narcisista de hace minutos.

De repente se sintió culpable, no sabía porque razón pero ahí estaba, lamentándose por actuar así.

Yulia quiso soltarse para ir al borde de la piscina, pero las manos de Elena no dejaron su cuello, antes se aferraron más a él.

Yulia sintió escalofríos en ese momento —¿Te vengarás de mí?—  Le preguntó, esperando a que reaccionara como una fiera y tratara de hundirla en el agua pero no, Elena negó sin fuerzas y después, le quedó mirando fijamente.

El silencio que envolvió todo el Jardín hizo que Yulia comenzará a sentirse nerviosa. Tragó saliva observando la mirada penetrante de Katina en sus ojos, su nariz... su boca.

Los segundos pasaron lentamente y… —Voy a... yo... — Elena comenzó a susurrar. Parecía nerviosa —Yo... te...Tengo que irme—  Finalmente dijo y se alejó unos metros de ella.

Yulia quedó confundida. ¿Que rayos había sido eso?

—Oye, Katina.... ¿Te pasa....

—¡ Yulia Volkova!—  De repente alguien gritó.

Los ojos de Yulia se abrieron como platos, miró hacía la puerta y su madre estaba allí, cruzada de brazos mientras le observaba con los ojos entrecerrados, a su lado Lenin con una sonrisa de oreja a oreja y más atrás Viktoria, mirándole con el ceño ligeramente fruncido.

—Sal de allí y ven aquí— Su madre le dijo en un tono neutro para después entrar a la casa seguida de los demás.

Yulia sabía que esto no era nada bueno. ¿Y ahora qué diablos iba a decirles?

Salió de la piscina, ayudó a Elena y ambas entraron a la casa en silencio.

Al cruzar la sala, su madre llegó con una toalla grande y envolvió a la chica en ella, regalándole una cálida sonrisa —Soy Larissa Volkova, mucho gusto — Se presentó.

—Elena... Elena Katina— Le respondió la chica con una sonrisa tímida.

—Estás muy empapada.

Elena aún sintiéndose tímida, sonrió lentamente mientras se acunaba más en la tela.

—Yulia— Su madre le habló —Ve a cambiarte y trae algo de ropa para tu amiga— le dijo seria.

—No es necesario, Señora Volkova— Elena comenzó a negar en exceso —Yo debo irme a mi casa ya— Intentó quitarse la toalla pero Larissa la mantuvo en su espalda.

—Te irás, Elena, pero no así. Deja que mi hija te traiga algo—  Miró a Yulia y le hizo ademán para que lo hiciera.

Yulia asintió y rápidamente subió al segundo piso, seguida por Lenin. En cuanto entraron a la habitación, Lenin se tiró a la cama mientras Yulia comenzaba a buscar ropa cómoda en su closet.

—¿Qué hace ese bebé aquí, Yul? ¿Y por qué estabas con ella en la piscina? ¿Acaso no se odian?

—Yo no odio a nadie, Lenin. Y aún no sé la razón exacta de porqué vino. Llegó, se metió sin permiso, comió mis uvas, entró a todas las habitaciones, me pidió que me arrodillara ante ella.

—¿Qué?— Lenin soltó una carcajada.

—Sí, así como lo oyes. Luego fue al jardín, me pidió de nuevo que me arrodillara, intenté llamar a la policía, me quitó mi teléfono, me tiró a la piscina y después las dos terminamos como nos encontraron tú y mamá.

—Pues estaban tan cerca que pensé que se estaban besando. Creo que te vas a ganar una buena sermoneada de mi mamá.

—Yo también lo creo— Yulia suspiró —Voy a llevarle ropa a esa chica para que se vaya tan pronto a su casa. Es extraña, sabes. No la entiendo— Yulia sacó una sudadera, una chaqueta ligera y bajó al primer piso, encontrándose a su hermanita en la puerta de la cocina fisgoneando dentro.

—Bebé— Yulia se agachó a su lado.

Viktoria de inmediato se giró, mirándole con el ceño fruncido.

Yulia enarcó una ceja —¿Por qué me miras así?

—¿Por qué estabas con esa chica fea y tonta en la piscina? Te vi abrazándola —  Viktoria le reclamó sin dejar su mala cara. Yulia soltó una risita. En St. Petersburgo, cuando no era Miroslava quien le celaba, era la pequeña que tenía en frente.

—No la estaba abrazando, bebé. Nos caímos a la piscina y tuve que rodearle la espalda y darle unos golpecitos porque se estaba ahogando— Le explicó.

Pero Viktoria no se convenció —No me gusta esa chica— Le dijo.

—Ya me di cuenta. Y la verdad es que a mí tampoco me gusta mucho, mucho. Solo le entregaré esto— Le mostró la ropa —Y después que se la ponga se irá, ¿Si?— Viktoria asintió y corrió a la sala para prender la TV mientras Yulia entraba a la cocina.

En el comedor se encontraba Elena, bebiendo lo que parecía una taza caliente de chocolate mientras charlaba con su madre —Disculpen— Yulia interrumpió. Se acercó a Elena y le entregó la ropa  —Creo que esto te quedará.

Elena la recibió, aún pareciendo tímida —Ven, voy a mostrarte donde puedes cambiarte. Sígueme por aquí— La madre de Yulia salió de la cocina y Elena salió detrás como un pequeño cachorro.

Yulia las siguió, sintiéndose extrañada por la nueva actitud de Katina. Vio como su madre la guiaba hasta el baño del primer piso, la dejó y volvió para acercarse a ella.

—¿Me quieres explicar qué estabas haciendo a estas horas en la piscina, con toda la ropa puesta y abrazando a una linda chica que no es tu novia? ¿Acaso es tu amante?

—¡No mamá!— Yulia se quejó —No te imagines tales cosas. Ella no es nada mío, ni siquiera es mi amiga.

—¿Ah si? ¿Y entonces?

Yulia iba a contestarle, pero en ese momento Elena salió, vistiendo su ropa. Sus ojos la estudiaron de pies a cabeza, a ella siempre solía quedarle holgada esa sudadera y la camisa pero a Elena le quedaba a la perfección. Marcaba sus curvas completamente.

—¿Quieres una bolsa para guardar esa ropa?— Larissa le señaló a Elena las prendas empapadas que llevaba en la mano.

Ella negó.

—Así está bien, Señora Volkova, no se preocupe. Muchas gracias por el chocolate y por todo. Debo irme ahora— Elena le dio una sonrisa y se dirigió hacia la puerta con la cabeza gacha.

Yulia fue empujada por su mamá para que le acompañara.

Al llegar a la puerta, Yulia se detuvo y vio por segunda vez el gran mercedes rojo parqueado en su Jardín.

Elena se subió en él, pero no arrancó y robó unas cuantas miradas a Yulia.

Yulia se acercó, deduciendo que tal vez la chica quería decirle algo. Rodeó el auto y se agachó contra su ventana.

—Esto no ha terminado, ¿sabes?— Elena le dijo con una risa divertida —Aún no me has pedido mis disculpas.

Yulia también sonrió —Pues te quedarás esperándolas.

—Eso lo veremos— Elena le contestó retadoramente y la empujó del pecho, haciéndola caer sentada al pasto.

El auto arrancó a la velocidad de un rayo... y Yulia quedó en el piso, mojada, llena de tierra y lamentándose.

Sin duda, Katina era terrible.



Razz Razz  Ay Yulia... no te estoy viendo muy bien parada!
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Mensaje por Fati20 4/30/2020, 5:53 pm

Este capítulo estuvo muy divertido, cuantas locuras hacen esas 2 y aunque lo nieguen les encantan pelear se divierten muchísimo lo que sigue siendo un misterio es lena con su obsesión con julia. Muchísimas gracias por estos 2 capítulos nos hacían mucha falta, aquí seguiremos pendiente cuando regreses
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Mensaje por Kamila 4/30/2020, 6:50 pm

Que guerra le ha declarado Katina a julia jejeje me encantan sus encuentros 😂😂😂 las amo

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Mensaje por Aleinads 4/30/2020, 8:22 pm

Lena parece una niña caprichosa y Yulia cae en su juego... Pobre jajaja, pero estuvo muy bueno este también, me dio risa y me da una curiosidad impresionante a donde va todo esto!!
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Mensaje por Vera Rivero 5/1/2020, 1:59 am

Es obvio que ambas ya se gustan 🤭
ahora la pregunta es ¿Quién va a admitirlo primero? ¿Será Julia la que haga que Elena cambie su jodida forma de ser? Jajajajaja

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Mensaje por Bet bet 5/1/2020, 2:25 am

Hola buen día.
Querida escritora:
Arte expresión de sensaciones puras entre mezcladas con texturas, colores, visiones, letras, todo lo imaginable e inimaginable.
Recreación para revivir aquellas experiencias, reflejar la más honesta subjetividad, contrastes, dualidades, pasiones, instintos, visceralidad, sentimientos y emociones que estremecen, éxtasis y extravagancias que se desbordan, si un personaje tiene ese exquisito carisma que transmite vivacidad y su razón de ser entonces es glorioso.
"Gracias por regalarnos personajes en cada fic que apasionan".
Saludos y un gran abrazo, cuídate.
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Mensaje por Aixa 5/2/2020, 11:25 pm

Muy buenos capítulos, me encanta esta historia

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Mensaje por psichobitch2 5/3/2020, 1:23 pm

Me encanta esta historia, esta trama, absolutamente todo. Elena es la "bitch" que siempre había querido plasmar en algún relato.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/3/2020, 2:27 pm

Fati20: Lena, obsesionada y Yulia de masoquista. Así funcionan. Abrazos!

Kamila: Jaja! Estas dos se están dando más guerra que Irak y Estados Unidos. La diferencia es que en realidad, los países si se odian. Saludos.

Aleinads: No comas ansias, nena. Créeme que la historia a partir de hoy, dará un giro muy dramático. Un abrazo.

Vera Rivero: Jaja! El orgullo siempre es una cosa tan tonta que hasta en la vida real, funciona de la peor manera. Saludos.

Bet bet: Gracias, siempre tus palabras son tan halagadoras y hermosas. Muy inspiradoras, para ser sincera. Un fuerte abrazo, un beso!

Aixa: Gracias por comentar. Un abrazo.

Psichobitch2: Jaja! Que alegría porque opino lo mismo. He leído fics donde Lena siempre tan sumisa que provocaban ganas de ahorcarla por ser tan tonta. Abrazos.


A todos, y a las que siempre saludo, gracias infinitas por comentar, por leer, por amar la historia y siempre estar acá.  

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A leer!


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Siete





—Yul... ¿Qué te dijo, mamá?— Lenin entró a la habitación de su hermana y se acostó en el lado vacío de la cama.

Hace unos minutos había visto como su madre y ella se encerraban en la cocina para hablar de la pequeña escena del Jardín y la curiosidad no le dejaba en paz. Tenía que saberlo. Se acomodó en la almohada, esperó unos segundos por la respuesta, pero Yulia no le contestó, parecía ida mientras jugaba y le daba vueltas al control de la TV.

—¡Hey! ¡Te estoy hablando!— Le dijo, esta vez, quitándole la distracción de sus manos.

Ella le miró —Ya te escuché, tonto— Dijo sonriendo, luego suspiró —Y durante la hora que estuvimos encerradas me dio una cátedra sobre la lealtad y el respeto en una relación. Como si yo no supiese eso ya.

—Mamá, siempre tan exagerada— Lenin negó con la cabeza.

—En realidad cree que yo estoy engañando a Miroslava con esa chica. ¿Puedes creerlo? Me dijo que ya lo sospechaba desde que me vio la mordedura en los labios y que hoy lo reiteró. ¿Y sabes qué más? Que si quería empezar algo serio con Elena, primero fuera correcta y dejara las cosas claras con mi novia. ¡Ja!— Yulia soltó una risotada mientras se sentaba y golpeaba el colchón. El solo recordar su propio rostro cuando su madre le decía eso era muy gracioso. Lenin también reía.

—Oye, yo también lo hubiera creído. Sobre todo porque desde el ángulo en que estábamos parecía que tú y ella se estaban besando. Además, ella parecía un oso koala en tu cuello y tú también la abrazabas.

—No la estaba abrazando— Yulia aclaró —La chica se ahogaba y solo le ayudaba con unos golpecitos en su espalda. Es todo. No tendría por qué hacer eso, ni mucho menos besarla.

—¿Estás segura?— Lenin preguntó pícaro  —Si yo la hubiera tenido así como tú estabas con ella, no la habría dejado salir viva de esa piscina. Esa mujer es hermosa, una tentación.

—Pues si, es hermosa. Eso ningún mortal lo puede negar— Estuvo de acuerdo —Pero si por alguna razón yo le hubiese hecho algo indebido ya estarían velándome en este momento. Ya te he dicho que la mujer es homofóbica a morir y me hubiera ahogado en el acto.

—La madre de mis hijos no puede ser de mente cerrada. Katina queda abortada de mi lista por completo.

—¡¿Qué?!— Yulia se sorprendió —¿Estabas pensando en hacer a Katina mi cuñada?

—Solo bromeo— Lenin rió —No me gustan las chicas que van por ahí de hombre en hombre y Katina parece serlo. Jamás estaría con alguien así, por más buena que esté. Aunque aguantaría pasar una linda noche con ella.

—Eres asqueroso— Yulia le palmeó el hombro mientras reía y se dejó caer nuevamente en la cama sin dejar de mirarle.

—¿Tú no lo harías? ¿Si Katina te ofreciera una divertida y sexosa noche la aceptarías?

—Por supuesto que no, Lenin ¿Qué son esas preguntas?— Yulia respondió sin pensarlo y nuevamente le cogió a golpes mientras él se burlaba. Siempre que hablaban de sexo, tenía la misma reacción. Era incomodo

—¡Vamos, Yulis! ¿Vas a decirme que no te gustaría? ¿De verdad?— Él siguió molestando.

—Oye, no lo sé— Yulia se quejó —¿Por qué lo haría con Katina o alguna otra mujer si tengo una novia para eso?

—Olvídate de tu novia y respóndeme— Lenin insistió.

—Ehmm... no sé, probablemente si, después de una borrachera seguro que lo haría, sobria jamás.

—¿Entonces fue un ‘SI’?— Lenin preguntó, soltando una carcajada. Yulia negaba divertida mientras lo miraba. Su hermano siempre era el que disfrutaba cuando se trataba de estos temas.

—Ya te lo dije, sobria jamás. No podría serle infiel a mi chica con absolutamente nadie. Ni siquiera por una noche.

—Eso no lo asegures, Yul. Tú no sabes lo que vaya a pasar en el futuro. Además, tienes a una novia que está lejos, que solo ves por medio de una pantalla, tal vez te aburras y tus sentimientos puedan cambiar.

—Mis sentimientos no van a cambiar por eso, Lenin— Yulia aseguró —Solo tendré que esperar tres meses más para por fin volver a estar con ella.

—Y luego se separarán de nuevo, y se vuelve un circu...—

—No— Yulia le cortó —Me quedaré a vivir en St. Petersburgo.

—¿Estás bromeando?— Él le preguntó incrédulo, viendo como Yulia negaba —¿Dejarás a la familia? ¿La Universidad?  ¿Me dejarás aquí solo?

—Vendré a visitarlos— Yulia se burló —Ya lo he pensado bien y es lo que quiero. Estoy en edad de decidir por mí. Continuaré en mi antigua Universidad, conseguiré un empleo con algún amigo de papá, me compraré un apartamento y estaré día y noche con mi novia.

—¡Joder! ¿Tan bien te lo hace en la cama que dejarás a tu familia por ella?

—¿En realidad quieres saber eso?— Yulia le preguntó en tono juguetón.

Lenin negó, haciendo una mueca de disgusto —La verdad es que no quiero imaginarme a mi hermana y a su novia en pleno acto. Eso no es nada placentero.

—Ya vas aprendiendo, hermanito— Yulia se acercó y le acarició una mejilla con ternura. Algo así como orgullo.

— Hey... pero volviendo al tema, nunca pensé que tú quisieras independizarte primero que yo. Creo que aún eres muy joven Yul, piénsalo bien. Miroslava podría ser no la indicada.

—Por ahora es la indicada y me quiero arriesgar, hermano. Estoy enamorada de la chica, perdidamente. Lo admito. Quiero hacerlo.

—No sé que decirte, la verdad— Lenin se quedó pensativo por un momento. Le parecía una locura que una chica de 20 años como Yul quisiera darlo todo por una chica más joven que ella. Él en sus pasadas relaciones nunca había tenido un pensamiento o un sentimiento similar, era incapaz de dar un consejo —¿Lo hablarás con papá y mamá, verdad?— Finalmente preguntó.

—Lo hablaré con ellos mientras esté segura de que tengo todo solucionado en St. Petersburgo. Anya vendrá la próxima semana a visitarme y ahí le pediré que se encargue de conseguirme lo necesario para volver a la ciudad sin ningún problema.

—¿Crees que ellos acepten que te vayas? Y si lo hacen ¿Sabes cómo se pondrá Viktoria?— Dijo con cierta preocupación. Pues para él no era un secreto que Yulia era sumamente indispensable en la vida de su hermanita menor.

—Para serte sincera, ella es quien más me preocupa. Pero he pensado que después de que consiga muchos amiguitos aquí y comparta con ellos, ya no me necesitará tanto. Además, no me separaré del todo de ella, puedo llevármela a vivir conmigo y traerla cuando quiera.

—Te ves muy segura de lo que dices, pero el tiempo y el destino dirán si se cumplen tus deseos. Yo espero que no. Tres meses se pasarán rápido y no quiero que te vayas.

—Awww, ¿Te pones sentimental?— Yulia le molestó.

—Si, muchísimo— Dijo Lenin, fingiendo llanto para luego empezar a sonreír —Mejor llama a tu noviecita y dile que se venga ella a vivir acá. Aceptaré que tengan sexo todas las noches y aguantaré que no me dejen dormir con sus gritos.

—Eres un sucio, ¿lo sabías? Que yo sepa nunca en mi vida he permitido que mi familia sea testigo de un momento así, a comparación de ti. Y si, llamaré a mi novia en este instante.

Yulia se levantó de la cama hacia la mesita de noche, negando con la cabeza mientras que Lenin seguía en la misma posición burlándose de si mismo.  Su hermana tenía razón, a ella nunca le había escuchado con Miroslava en un momento íntimo, solo lo dijo por molestarla. Pero lo de él si era cierto. Gracias a Dios, Viktoria nunca había sido testigo.

—A ver... ¿Dónde estás?— Yulia se dijo a si misma mientras rebuscaba en los cajones de su mesa. El teléfono no estaba ahí. Caminó hacia el escritorio, hacia su tocador, fue a su closet, buscó por unos minutos, luego en el baño... pero no se encontraba —¿Dónde diablos dejé mi teléfono?— Gimió a mitad de su habitación y apoyó las manos en su cintura, tratando de recordar.

Lenin le miraba divertido.

—¡Demonios!— De pronto gritó.

Lenin saltó de la cama bastante asustado —¿Qué? ¿Qué te pasa?

—Mi teléfono está tirado en el Jardín. Acompáñame a buscarlo— Yulia respondió y rápidamente ambos salieron corriendo de la habitación.

Al llegar al jardín, comenzaron la intensa búsqueda del aparato. Cada uno en un extremo de la piscina analizando el pasto.

Se tomaron unos minutos, incluso miraron dentro de la piscina pero no se encontraba dentro. Yulia comenzaba a desesperarse.

—¿Traes tu teléfono? Por favor márcale— Le pidió a Lenin quien asintió, sacó el celular de su sudadera, marcó y puso el altavoz. El timbre comenzaba a sonar normal pero no había rastros del teléfono —¿Estás segura que lo dejaste aquí y no en tu habitación?

—Si, aquí quedó. Cuando intenté llamar a la policía, Katina me lo arrebató y lo sostuvo por un buen tiempo. Debió habérsele caído cuando me le tiré encima.

—¿Y si no? Yo no lo veo. ¿Qué tal si Katina se lo llevó?

—Mierda, no digas eso— Yulia dijo alterada. Se quedó pensativa por unos momentos. Si era posible lo que decía Lenin. Era más que posible. Si su teléfono no estaba aquí nadie más que Katina lo tenía en su poder —¡Diablos! ¡Katina lo tiene! ¡Katina lo tiene!— Chilló y se arrodilló en el suelo, tomándose la cara. Que Elena tuviera en sus manos algo tan preciado como su teléfono era horroroso, suicida. Podría hacerla su esclava para siempre. —Lenin, tengo que ir por mi teléfono ahora mismo. No hay tiempo—  Se levantó y entró corriendo a la casa.

Llegó a la habitación, se puso unos converse, una chaqueta, tomó las llaves de la moto de la mesita y salió disparada hacía la calle.

Lenin siguiéndola. —Hermana... son las 10 pm. No es buena idea conducir a esta hora, es peligroso.

Yulia no lo escuchaba, rápidamente abrió la puerta del garaje, sacó la moto y se montó en ella.

—Yul, ¿me escuchas?

—Si te escucho. Pero nada va a detenerme. Miroslava, si a ella le da por llamarme y Katina le contesta estoy muerta, perdida, acabada. Katina me hundirá cuatro metros bajo tierra. Esa mujer es mala y si no me doy prisa lo hará. Además, tengo cosas muy personales e íntimas en ese teléfono, mías y de Miroslava, si esa mujer las llega a descubrir...¡oh mierda! ¡Ni siquiera puedo imaginarlo!— Se puso el casco, prendió la moto y arrancó a toda fuerza.

Lenin no tuvo de otra que entrar a casa para esperar.

Yulia iba tan decidida que no le tomó mucho tiempo llegar a la casa de la pelirroja. Bajó de la moto y de inmediato fue a la bocina, siendo recibida por la misma voz femenina y agradable de la otra vez.

Buenas noches, casa de la familia Katin, ¿Con quién tengo el gusto?

—Buenas noches. Soy Yulia Volkova y vengo en busca de Elena.

—Enseguida regreso, Señorita Volkova— La voz le contestó para luego solo escuchar silencio.

Yulia se retiró del pequeño aparato, mirando a los alrededores y abrazándose a si misma para darse calor. La noche era muy fría, la calle estaba completamente oscura, era terrorífico estar en ese lugar. No entendía como diablos había pasado de la perfecta calidez de su habitación a estar parada a las afueras de un vecindario en medio de la nada.

Oh si... Elena Katina, esa era la principal y grandiosa razón.

¿Señorita Volkova?—  La voz sonó de nuevo.

Yulia se acercó —¿Si?

La señorita Katina no tiene deseos de atender a nadie en este momento. Por favor, vuelva otro día.

—¡¿Qué?! No... Oiga, señora... ¡Espere!  ¡Tengo que verle!

Lo siento, señorita Volkova, no puedo hacer nada. Yo solo sigo órdenes. Buenas noches— Dijo la voz proveniente de la bocina y el led se apagó.

Yulia se alejó de nuevo, dándose golpecitos en la frente y palabreando internamente a Elena por ser tan maldita con ella. La mujer la tenía cazada y parecía que no le iba soltar prontamente.

Pero de algo estaba segura, y era que no se la iba a dejar tan fácil a Katina. Se subió de un salto a la moto y comenzó a rodear toda la casa, analizando los muros para ver cual estaba más fácil de escalar. Si, se iba a meter como fuera posible para recuperar su preciado teléfono.

Finalmente encontró una pared que parecía accesible y parqueó el vehículo a solo centímetros del cemento.

—Tendré que pararme sobre ti y dejarte aquí solita, mi bebé. No tardaré, lo prometo— Le dijo a la moto, clavándole un beso en el tanque. Se bajó, subió el cierre de su chaqueta hasta el cuello, trepó la Yamaha y comenzó a escalar el muro como pudo hasta lograr caer al otro lado. Ahí todo se veía peor que afuera, más terrorífico.

Pudo divisar entre los arboles unas tenues luces a casi cien metros de distancia. Se dirigió a paso lento a ellas, mirando al suelo y a los alrededores con cautela. En esa oscuridad cualquier cosa podría ocurrir.

Finalmente llegó a lo que parecía la parte trasera de la casa. Analizó todo el lugar hasta que vio un pequeño balcón en el segundo piso, afuera alcanzaba a iluminarse un poco por la ventana.

Caminó cerca, mirando hacia arriba y deduciendo como iba a trepar hasta allá. Observó una vez más con sumo cuidado y sonrió cuando vio un barrote a cuadros pegado a la pared que hacía parte del decorado.

Comenzó a escalar con sumo cuidado, hasta que finalmente llegó al balcón. Se agachó y gateó hasta una puerta de cristal corrediza que estaba abierta hasta la mitad y era cubierta por unas cortinas blancas de lino.

Yulia se asomó cuidadosamente y casi le da un infarto cuando vio a través de las cortinas el cuerpo desnudo de Elena. Su corazón martilló fuerte, al punto de tener que ponerse una mano en el pecho. No pudo dejar de mirarla, era imposible. La mujer era una Diosa, perfecta de pies a cabeza.

La chica comenzó a caminar desnuda por toda la habitación, secándose el cabello con una toalla y  deteniéndose en el espejo grande que había en una de las paredes. Se miró en él mientras empezaba a empapar su piel de una crema blanca.

Yulia quería morirse, lo que estaba viendo era digno de una película erótica.  El sudor ya comenzaba a caminar por su frente.

Elena terminó de hidratar su piel, volvió a la cama y se vistió con lo que estaba encima de ella: Unas braguitas de color purpura suave y una blusa de tiras blancas, corta que solo alcanzaba a cubrir sus pechos.

Los ojos de Yulia se abrieron de par en par cuando Elena se sentó contra el espaldar de la cama y de su mesita tomó un teléfono el cual comenzó a revisar. Era su teléfono, su maldito teléfono. El dibujo de una estrella en la carcasa lo delataba.

Yulia quiso entrar, pero en ese momento tocaron la puerta.

—Pasa— Elena gritó desde adentro. La puerta se abrió y Fedora, la encargada de la casa se asomó.

—Lena, tus padres han llamado para avisar que estarán fuera por una semana más. Al parecer otro negocio surgió.

—Está bien, Fedo. Gracias por avisarme, igual con negocios o sin negocios nunca están aquí— Dijo Elena como si no le importara y sin dejar de mirar el teléfono. Fedora asintió para luego retirarse.

Yulia se sintió más aliviada sabiendo que los padres de la chica no estaban, esperó unos segundos a que la encargada se alejara un poco más de la puerta y con cuidado empezó a entrar a gatas a la habitación, mirando a la pelirroja mientras se acercaba pero la chica estaba tan concentrada en el teléfono que ni siquiera se daba cuenta.

Llegó al filo de la cama y decidida, se lanzó encima del colchón, logrando que Elena se asustara y soltara un grito mientras intentaba salir de la cama. Yulia actuó rápido y la acostó de nuevo, subiéndose ahorcajadas en sus caderas y atrapando sus muñecas arriba de la cabeza para que no se le escapara. Los ojos de Elena destilaron miedo, pero poco a poco fueron retomando su brillo cuando vio a la persona que tenía encima.

—¿Qué haces aquí, Volkova? ¿Cómo entraste?— Preguntó calmada, sin siquiera intentar luchar.

La mirada de Yulia recorrió su rostro, su cuello, sus pechos... ¡Diablos! Gracias al movimiento brusco la blusa se le había subido un poco y se le notaba un pedazo de piel redonda.

La cabeza le ardió junto con sus ojos y mejillas.  Estaba en una cama, encima de una mujer semidesnuda que hace segundos acaba de ver desnuda. Esto no estaba pasando.

—¿Por qué te sonrojas, Volkova? ¿Te gusta mucho lo qué ves?—  Le preguntó con una voz extremadamente sexual, seguido, de una risita.

Yulia se estremeció. Era demasiado para ella. Tomó aliento de lo más profundo de su cuerpo y se incorporó, haciendo un gesto serio.

—Solo estoy aquí por mi teléfono. Suéltalo— Le dijo y apretujó la muñeca de Elena la cual agarraba el aparato fuertemente —Vamos, Katina, hazlo. No quiero lastimarte. Suéltalo— Dijo una vez más, pero la chica no lo hizo. En vez, reía con humor.

Ella sabía que si Yulia le soltaba una muñeca e intentaba quitárselo, saldría ganando la batalla.

—Vamos, Volkova. Quítamelo— Le retó, ahora sonriendo de una forma sexy. A Yulia no le gustaba que jugaran con ella y comenzó a apretarle mucho más la muñeca, pero al parecer eso no causaba ningún efecto en Elena porque la chica seguía con la sonrisa.

—Si no sueltas mi teléfono, voy a gritar para que la encargada venga a ayudarme.

—¿Eres tonta, Volkova?— Dijo burlona —Ella trabaja para mi y si te encuentra aquí, llamará a los guardias para que vengan a sacarte a patadas. Te metiste a mi casa y a mi habitación sin autorización de nadie, creerán que eres una ladrona y te irá muy mal.

Yo no vi ningún guardia, pero si lo hay tiene razón. Yulia se dijo mentalmente.

—Bien... entonces si no sueltas mi teléfono en este instante, juro que voy a besarte y te pegaré todos mis gérmenes gays que tanto odias.

Yulia pensó que con esa amenaza lograría algo, pero no fue así.

—¡Ja!, no seas ridícula, Volkova. Podrás hacer lo que quieras ahora pero mañana será otro día, lastimosamente para ti.

—Te lo advertí— Yulia dijo enojada y se inclinó para tomar su boca, pero se detuvo a centímetros cuando vio que ella no se iba a oponer.  De inmediato se quitó de encima por completo y se quedó de pie junto a la cama mientras la pelirroja también se incorporaba.

Tuvo que mirar al suelo, era imposible sostenerle la mirada a la mujer teniendo en cuenta la ropa que le cubría.

—Ya dejémonos de juegos, ¿por favor? Te lo pido, Katina— Yulia le dijo, aún con los ojos pegados en la alfombra, tratando de hacerla cambiar de parecer.

Elena sonrió nuevamente y caminó hasta el tocador, cerca de su closet.  Yulia solo podía ver por la esquina de sus ojos los desnudos pies de la mujer.

—Está bien, Volkova— Escuchó la voz de Katina y de inmediato le miró, sus ojos viajaron al tocador, ahí encima se encontraba su teléfono —Tómalo. Se acabó el juego. Solo tómalo— Le señaló el aparato y se alejó unos centímetros.

Yulia caminó con cautela hasta el tocador sin dejar de mirarla, tomó el teléfono boca abajo y cuando lo volteó hacía la pantalla, vio que no era el suyo. Katina le había puesto su carcasa a otro.

—Este no es mi maldito teléfono— Yulia dijo enojada.

Katina sonrió de manera maliciosa —Exacto, Volkova. Ese no es tu teléfono— le dijo y se acercó a empujarla dentro de su gran closet. Yulia cayó contra un montón de ropa y ahí Elena aprovechó para cerrar la puerta con llave.

Detrás de una caja de maquillaje sacó el teléfono de Yulia y volvió a la cama, escuchando los gritos amortiguados provenientes de su closet.

—Estás demente, Katina. ¡Déjame salir de aquí! ¡Ahora mismo! – Yulia gritaba, pero Elena ni se inmutaba, solo estaba pendiente del teléfono, tratando de adivinar la contraseña de bloqueo de algunas aplicaciones.

Los gritos de Yulia fueron continuos, aproximadamente por veinte minutos lo hizo hasta que se dio por vencida. Se arrodilló contra la puerta del closet, resignada a que por más de que le rogara a Katina, no cambiaría de parecer.

El silencio regresó a la habitación, Elena notándolo se levantó de la cama y tocó la puerta de su closet.

—¿Qué pasa, Volkova? ¿Por qué no me sigues rogando?— Preguntó, pero del otro lado no recibía respuesta.

También se sentó contra la puerta, colocando su oreja sobre ella. El silencio era absoluto en el lado de Yulia.

—Volkova, te dejaré salir si me dices cual es la contraseña para todas las aplicaciones.

—Ni en tus sueños— Contestaron del otro lado.

Elena rió, intentó una vez más colocar una contraseña para ver las fotos, pero el teléfono comenzó a timbrar.

La respiración de Yulia se puso pesada. Había dos probabilidades: Era Lenin, algún otro amigo o la que le aterraba por sobre todas las cosas... Miroslava.

Rápidamente se levantó.

—Katina, no contestes, ¿Por favor? Haré lo que me pidas, lo que tu desees pero no lo hagas— Rogó.

Elena soltó una risita – ¿Lo que yo quiera?

—Lo que quieras— Respondió Yulia, escuchando aún el timbre.

—Sabes algo, Volkova… Demasiado tarde— Dijo y contestó el teléfono, colocándolo en altavoz.

¡Hola mi amor!— La voz de Miroslava.

Yulia quiso golpearse contra el suelo cuando escuchó la voz de su novia. Maldita Elena Katina. ¡Maldita!

¿Yul? ¿Amor? ¿Estás ahí?

Yulia optó por quedarse en silencio, hablar solo empeoraría las cosas.

Yulia, ¿estás ahí?

¿Yulia?

¿Yul?

—No, no está aquí— Elena le contestó —Tu novia quedó tan sucia después de nuestra sesión de sexo que tuvo que ir a la ducha. Aún no hemos terminado, así que llama mañana, y si lo haces después de las diez mucho mejor. Tendremos otra sesión como desayuno. Adiós…



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Mensaje por Kamila 5/3/2020, 2:48 pm

Hostia hostia!!!! Elena es una hija de la chingada 😂😂😂 Sea ha pasado, estas dos mujeres son la patada😂😂😂 há sido maravilhoso este capítulo tía

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Mensaje por Aleinads 5/3/2020, 3:49 pm

¿Matarla? Matarla sería poco... Pero que perraaa!!! Y me encanta!!
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Mensaje por Fati20 5/3/2020, 3:53 pm

Estuvo buenísimo pobre julia no tiene descanso, aunque bueno seamos honestas no se la paso tan mal viendo a lena desnuda. Me parece buenísimo q contestó el celular. Ahora solo queda la gran incógnita que hara julia porque esto sí fue grave para ella 😄😄😄. A esperar con ansias el siguiente
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Mensaje por Aixa 5/3/2020, 6:15 pm

Noooooo, esa Lena se pasa, su e otro capitulo porfís 🙏🙏🙏

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Mensaje por VIVALENZ28 5/3/2020, 10:49 pm

ay no pobre Yulia, Lena es la maldad en persona, que pasará con esa llamada????? ansiosa por leer el proximo capítulo Very Happy
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/5/2020, 3:09 pm

Hola chicas, cómo han estado:

Kamila: Toda una bitch es Lena, jajaja. Gracias por comentar. Un abrazo.

Aleinads: Siii!!! Perra y todo pero les está gustando esta Lena “rebelde”. A mi igual. Abrazos.

Fati20: Bien, creo que con este capítulo me imaginé a Lena como Dios la trajo al mundo, y ufff, el calor me atacó de pronto. Un beso.

Aixa: Hola, buen, acá tenés otro capítulo. Gracias por comentar. Abrazos.

VIVALENZ28: Vale, no te hago esperar más porque sé que estás ansiosa. Un beso.

Los demás que leen y siempre están allí, muchas gracias por tomarse unos minutos y disfrutar.

Recuerden que pueden seguirme en Instagram a través de @t.a.t.u_fics

A leer!


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Ocho





— Maldita seas, Katina... ¿Qué hiciste?—  Yulia se levantó llena de furia y comenzó una lucha de empujones contra la puerta. Todo su cuerpo, en especial su hombro derecho, impactaba fuertemente en la madera. Estaba fuera de sus cabales, lo que Katina acaba de hacer había pasado los limites.

Elena se asustó tanto que se alejó unos metros de la puerta, viendo como se movía de lado a lado a punto de derrumbarse. El teléfono seguía timbrando sin parar y el sonido de los golpes cada vez aumentaba. Todo parecía volverse un caos.

Con rapidez fue al baño, se envolvió en una bata de color blanca y corrió hasta la puerta de su habitación, lista para que en cualquier momento llamar a los guardias si la situación se descontrolaba más de lo que ya estaba.

—¡Ya detente, Volkova! ¡Si no lo haces le contestaré de nuevo a esa estúpida y le diré cosas peores. Tú decides—  Le amenazó, pero Yulia no se detuvo. Al contrario, comenzó a golpear con más fuerza de lo normal, logrando agrietar la madera.

Yulia no paraba, estaba tan cegada por la rabia que nada le importaba en ese instante. Pero pronto, el fuerte dolor que comenzó a sentir en el hombro le hizo parar y cayó al suelo contra la puerta, tomando su brazo y lagrimeando de frustración.

Notando que los ataques se habían detenido, Elena regresó al closet en puntillas, nuevamente juntando su oreja en la madera. Al otro lado se escuchaba la respiración descontrolada de Yulia y unos diminutos quejidos.

—¿Es todo, Volkova? ¿Es lo único que tienes?— Elena trató de provocarla otra vez —¿Te imaginas como está tu noviecita en este momento? No, disculpa, tu “Reinita”, si, debió creerse todo lo que le dije y seguramente ahora está llorando y ahogándose en su pena por tener a una basura de pareja como tú.

El silencio continuaba dentro del closet, Yulia podía escuchar cada palabra de la mujer y aunque le lastimaba a montones, había quedado exhausta y sin fuerzas tanto física y mentalmente como para intentar algo o contestarle siquiera. Tampoco valía la pena. Katina ya lo había jodido todo.

¿Qué pasa, Volkova? ¿Estás muerta? ¡Contesta!— Elena gritó y pateó la puerta con violencia, se dio cuenta de que sus intentos eran inútiles e irritada regresó a la cama quitándose la bata para luego cubrirse de pies a cabeza con la cálida sabana. Apagó su lámpara y cerró los ojos mientras dejaba invadir sus oídos con los pequeños gemidos provenientes del closet.

Al siguiente día, Fedora, la encargada de la casa, entró en silencio a la habitación de Elena y en su mesita dejó una bandeja con jugo de naranja, frutas y tostadas. Sus alimentos favoritos y los mismos que le preparaba todas las mañanas.

Se acercó a la cama, empujándola con suavidad de los hombros para despertarla.

—Lena, el desayuno está aquí—  Avisó mientras le movía.

Elena comenzó enderezándose y abriendo los ojos poco a poco al mismo tiempo que una linda sonrisa se formaba en su rostro.

—Siempre estás consintiéndome, Fedo— Le dijo, y luego envolvió en un abrazo a la encargada antes de sentarse en la cama.

—Es mi deber— Fedo respondió también con una sonrisa, tomó la bandeja y la deslizó sobre sus piernas —¿Quieres que llame a Katya para que tome el desayuno contigo?

Elena asintió, a punto de tomar su vaso pero rápidamente se retractó, negando con la cabeza exageradamente y haciendo que el rostro de Fedora se mostrara confundido —No, no..., eh... Déjala en su habitación tranquila. Yo... recordé que tengo algo que hacer, ¿me das un momento a solas, por favor?— Pidió nerviosa.

Fedora asintió, aún sin entender su repentina reacción. Salió de la habitación y de inmediato Elena dejó el desayuno sobre la cama y se envolvió en la bata para luego correr hacia el baño.

Una vez allí, se miró en el espejo y amarró su cabello en una cola alta.  Empezó a asearse el rostro, cepilló sus dientes y después salió hacía el tocador, donde se puso un maquillaje ligero para después pararse frente a la puerta del closet. Abrió con lentitud y lo primero que encontró fue a una Yulia tirada en el suelo y plenamente dormida sobre su montón de ropa nueva.  Sus ojos la estudiaron, Yul se había quitado la chaqueta y en su brazo derecho se podía observar un hematoma grande y demasiado notable. Estaba rojizo y purpura.

Elena sintió un pinchazo en el corazón al ver el golpe y entró a la habitación, agachándose a su lado y mirando de cerca lo que había causado indirectamente. De nuevo llegaba ese sentimiento de culpabilidad que tanto odiaba.

—Eres una tonta— Susurró sin dejar de mirarla y llevó su mano sobre la piel rojiza, acariciando con delicadeza.

Estudió el rostro de Yulia, también tenía los ojos hinchados, casi como si hubiera llorado durante toda la noche – Te pusiste así de loca solo por esa chica...— murmuró con algo de ira —Imbécil— dijo y salió del closet hacía la puerta de la habitación.

—Fedo, por favor llama a los guardias y diles que vengan ahora mismo— Gritó hacia el primer piso.

Los dos hombres que cuidaban la casa desde anoche no tardaron menos de diez segundos en llegar.

Elena los acribillaba con la mirada.

—A sus órdenes, señorita Katina— Dijo uno de ellos, siendo cuidadoso y haciendo una reverencia exagerada.

Elena señaló el closet —Ve y abre esa puerta— Le ordenó.

El guardia asintió y caminó hasta el lugar indicado. Abrió con normalidad y de inmediato su ceño se frunció al ver el cuerpo de Yulia allí tirado.

—Esa chica saltó los muros del jardín ayer en la noche, caminó hasta la casa y entró por mi ventana como si nada a violar mi privacidad. ¿Me pueden explicar dónde estaban ustedes cuando eso sucedió?— Elena les reclamó claramente enojada.

Ambos hombres se quedaron en silencio, mirando al suelo. Katina era tan autoritaria que causaba pánico.
—Si, como siempre no hay nada que decir. No le diré nada a mis padres y espero que esto no se vuelva a repetir si quieren continuar trabajando para esta familia. Ahora, muévanse y saquen a esa chica de la casa.

El guardia que se encontraba en la puerta entró a la habitación, mientras el otro se agachaba al lado de Yulia a mirarla.

—Hey, tú, despierta— Le dijo pinchando sus mejillas con suavidad.

En ese instante el otro hombre también llegó, tomando a Yulia de los brazos sin ningún cuidado —No creo que haya tiempo para despertarla. Saquémosla de aquí antes de que Katina nos despida— Le dijo a su compañero que de nuevo asintió.

Con mucha prisa ambos tomaron a Yulia de cada brazo y la levantaron, obligándola a despertarse. La sacaron de la habitación arrastrada hacia el pasillo, Elena siguiéndoles.

Bajaron las escaleras y se detuvieron al ver a Katya y Fedora cerrando el paso. Elena observaba todo desde el segundo piso.

—¿Qué hacen con esa chica? ¿De dónde la sacaron? Déjenla ya— La encargada se acercó a Yulia, mirando su rostro cansado y adormilado. Obligó a los guardias a que la sentaran con cuidado en el primer escalón.

—¡Es Yul!— Katya gritó emocionada, pegando saltitos y se tiró a abrazar a Yulia por el cuello, quien miraba con confusión todo lo que pasaba a su alrededor.

—Fedo, deja que los guardias saquen a esa mujer de aquí. Anoche se metió a la casa sin permiso, entró a mi habitación y me atacó...— Elena le dijo, mirando la espalda de Yulia con el ceño fruncido.

—¿Qué te pasó en el brazo, Yul? Está muy rojo— Katya le preguntó y posó sus manitas en la herida, pero sin hacerle daño.

Yulia negó, en señal de que nada pasaba —Me golpeé con la puerta. No te preocupes— Dijo regalándole una sonrisa para tranquilizarla.

—¿Eres la chica de anoche?— Fedo le preguntó por lo bajo. Yulia asintió —Será mejor que te vayas— Le susurró.

Elena lo escuchó.

—Si, será mejor que te vayas ya mismo, Volkova si no quieres que llame a la policía y te haga arrestar.

Fedo, Katya y Yulia se levantaron, ésta última tomando su brazo y quejándose un poco de dolor mientras miraba al segundo piso, buscando la mirada de Elena.

—Entrégame mi teléfono para que pueda irme. Y también mi chaqueta.

Elena se giró, desapareció por el pasillo y regresó segundos después con las pertenencias de Yulia en sus manos.

—Aquí están— Le dijo, y sin ninguna consideración, tiró ambas cosas hacia la puerta principal del primer piso —Saquen a esa imbécil de aquí ya— Con mucha severidad gritó a los guardias y nuevamente desapareció por el pasillo hacia su habitación.

Los hombres intentaron acercarse a Yulia una vez más, pero la encargada les detuvo.

—No es necesario, chicos, váyanse a descansar. Yo me encargo— Los guardias asintieron para luego retirarse de la casa.

Fedo volvió su atención a Yulia.

—No sé que se traen tú y Elena pero es mejor que te vayas, hija. Y por favor ve a un doctor. Tu brazo no se ve muy bien— Le aconsejó amablemente.

Yulia asintió y caminó hasta el lugar donde había quedado su teléfono y la chaqueta para luego salir de la casa. Katya le siguió hasta la puerta.

—¿Mi hermana fue quien te golpeó?— La pequeña preguntó. Yulia se agachó a su altura, sonriéndole.

—No, ella no me hizo nada, ya te dije que fui yo. No te preocupes.

—Pero...

—Pero... nada— Yulia la cayó colocando un dedo en sus labios —Entra a la casa. Yo debo irme ahora. Ve, ve— le giró y le dio unos empujoncitos en la espalda pero Katya se escapó y se acercó para abrazarle del cuello y clavarle un besito en la mejilla.

—Cuídate mucho, Yul— Le dio una sonrisa y se giró de nuevo para entrar a la casa.

Yulia quedó mirando la puerta con una sonrisa tonta. Era inevitable, la niña desbordaba una ternura inmensa.

Finalmente se puso de pie y miró su teléfono para enterarse de la hora pero no pudo, la pantalla estaba totalmente quebrada. Suspiró profundo, guardó el teléfono en la chaqueta, sacó las llaves de la moto y corrió hacia la salida. Era momento de volver a casa.

En menos de media hora, Yulia logró llegar a su hogar. Cruzó la sala corriendo y subió al primer piso, yendo al cuarto de pinturas y encerrándose allí. Lo primero que hizo fue sacar el teléfono destruido de su chaqueta y marcarle con apuro a su novia. Durante el camino de regreso no había dejado de imaginarse lo que pensaba ella, lo que sintió al escuchar las palabras de Elena.

Yulia estaba desesperada, caminaba de lado a lado alrededor de la habitación mientras los timbrazos se hacían presentes. Su corazón latía desenfrenado, tenía un mal presentimiento. La llamada se fue al buzón de mensajes y de nuevo insistió, obteniendo la misma respuesta tres veces seguidas.

—Nena, háblame. No puedes dudar de mí— Dijo en voz alta y marcó de nuevo. Finalmente después de unos timbrazos, la voz de Miroslava sonó en el auricular.

¡¿Para qué me llamas?! ¡¿Acaso vas a darme detalles de como estuvo tu follada mañanera?! ¡¿Eso quieres?!—  Sonó furiosa y su voz quebrada, Yulia pudo darse cuenta de que había estado llorando.

—Mi amor, cálmate y escúchame, eso fue un mal entendido. No es lo que piensas, nada de eso es verdad— Explicó.

¿No es verdad? Entonces, ¿Cuál es la verdad? ¿Por qué una mujer tenía tu teléfono? ¿Quién era esa perra que me contestó?— Miroslava preguntaba alterada.

Yulia se quedó callada por un momento pensando en las palabras correctas para decirle. Recostó la cabeza sobre la pared, cerrando los ojos para reflexionar. Explicarle la situación no era nada sencillo. La verdadera razón no podía decírsela, contarle todo sobre Elena solo empeoraría las cosas. Lo mejor era inventar algo simple y fácil de explicar, así no estuviera en sus principios.

—La que te contestó era una de mis amigas — Soltó, apretando los parpados, rogando para que su mentira fuera lo suficientemente buena —¿Recuerdas que anoche ellas estaban aquí. Pues cuando me llamaste una de ellas me arrebató el teléfono, me encerró en mi closet y te dijo esas cosas que por supuesto no son verdad!— Yulia se quejó diciendo lo último.

¿No son verdad?— Una risa sarcástica se escuchó en el auricular —¿Y te dejó encerrada en el closet toda la noche que no pudiste aclararme las cosas si no hasta ahora? ¡Que coincidencia! Púdrete, Yulia. Eres una maldita mentirosa, una desgraciada. ¡¿Me crees estúpida?! Después del montón de intentos que te hice, llamé a la casa y tu mamá me confirmó que no estabas en ningún lado, ni en tu habitación. Ella ni siquiera sabía que te habías ido a esas horas. Es tan obvio que estuviste revolcándote con alguna zorra. Ni...

¬—Miroslava...

¡Cállate! Ni siquiera debiste tomarte la molestia de llamarme, mejor te hubieras quedado follando toda la tarde y noche incluida. No trates de comunicarte conmigo de nuevo, nunca lo hagas. ¡Me das asco!— Miroslava gritó con más fuerza de lo común y de inmediato la línea se silenció.

Yulia sintió ganas de golpearse a sí misma, esa llamada solo había servido para empeorar las cosas. Su mente no pudo con tanta presión y en un arrebato de ira estrelló su teléfono contra una de las paredes de la habitación, terminando de destruirlo por completo.

Descontrolada, caminó por todo el lugar, tomando todos sus lienzos, sus pinturas, sus pinceles y lanzándolos por todas partes, convirtiendo el cuarto en un verdadero caos.
De pronto, Lenin apareció en la puerta, sorprendiéndose de ver lo que su hermana le había hecho a su propio cuarto.

—¿Qué está pasándote?— Le preguntó. Yulia le miró, su rostro estaba sucio, pálido y sudoroso. No se veía nada bien —¿Qué diablos te pasa, hermana? ¿Por qué estás así? Se acercó y la envolvió en un abrazo. ¿Qué tienes?

— Elena Katina, esa maldita perra lo hizo de nuevo.

Lenin se alejó para mirarla al rostro y sin querer la tomó de los brazos, lastimando su golpe y haciendo que gimiera de dolor —¿Qué? ¿Qué tienes? Déjame ver— Le obligó a quitarse la chaqueta y descubrió el horrible hematoma –Ella te golpeó así?— Le preguntó con notorio enojo.

—No, eso me lo hice yo misma.

—¿Cómo que tú misma? ¿Qué fue lo que pasó anoche? ¿Por qué no llegaste a dormir?— Lenin se encontraba demasiado angustiado.

—Katina, me encerró en su closet toda la noche— Yulia le dijo, mirando todo el desastre que había causado. Se paseó de nuevo por el cuarto y comenzó a recoger lo que había tirado mientras seguía hablando –Cuando llegué a su casa se negó a recibirme así prácticamente tuve que escabullirme por un muro que da paso a su gigante jardín —Lenin se recostó contra la ventana que daba a la calle, atento a las palabras y movimientos de su hermana –Me acerqué pero obviamente no podía llamar a la puerta principal porque me hubieran echado, entonces tuve que filtrarme por un balcón y preciso al que daba a la habitación de Katina.  La vi con mi teléfono y entré a quitárselo pero todo terminó mal, yo dentro de su closet y ella con mi aparato. Lo que temí, sucedió, Miroslava llamó y Elena le dijo que algo como que era mi amante y que no interrumpiera porque estábamos follando, ya ni siquiera lo recuerdo. Me llené de furor y comencé a golpear la puerta tratando de salir pero lo único que logré fue dañarme el brazo. En todo caso, me quedé encerrada toda la noche en ese lugar y ahora mi novia me odia y no quiere saber nunca más de mí— Yulia recordó lo último y de nuevo tiró un lienzo que sostenía en sus manos contra la pared.

¬—Esa mujer está loca y tú nunca debiste ir a su casa— Lenin le regañó y se acercó para ayudarle a colocar la chaqueta de nuevo —Baja a comer algo y luego dúchate para ponerte algo de hielo en ese brazo. Se ve horrible.

—Y me duele horrible— Yulia añadió con una mueca —No comentes nada de esto frente a mi mamá, ni nadie.

—No lo haré. Vamos— Lenin la tomó de la mano y  la sacó del cuarto, arrastrándola por todas las escaleras hasta llegar a la cocina.

Yulia se sentó en el comedor mientras Lenin iba al microondas y sacaba unos sándwiches ya preparados.

—Mamá los había preparado para ti— Le dijo y se los llevó junto con un vaso de jugo. Él se sentó a su lado —Esta mañana me interrogó sobre tu paradero pero yo le dije que no sabía nada.

—Era lo mejor— Le dijo Yul, empezando a comer —De igual manera tendré que prepararme mentalmente cuando regrese.

—Y creo que ya no tarda, —Lenin miró el reloj de la cocina—Hace bastante rato que salió para averiguar sobre la escuela de Viktoria, seguro ya viene en camino.

—¿Por qué no fuiste con ella?  Te he dicho que siempre la acompañes a donde vaya, no me gusta que ande sola en esta maldita ciudad.

—Quería estar aquí para cuando tú llegaras. Me tenías muy preocupado.

Yulia se metió el último bocado de su sándwich a la boca y se recostó en el asiento, dejando caer su cabeza hacia atrás. Suspiró profundo.

—Yo soy quien debería estar preocupada— Susurró —Mi novia me odia y dijo que nunca más recibiría una llamada mía, ¿Cómo diablos voy a convencerle de que todo es una mentira? ¿Qué explicación voy a darle?

—Ya no pienses en eso, Miroslava necesita tiempo para calmarse— Lenin le animó.

En ese momento, unas voces femeninas comenzaron a escucharse desde la sala.  Yulia y Lenin se miraron, su madre y su hermanita finalmente habían llegado.

—¡Hijo, estamos en casa!—  Larissa Volkova avisó.

Lenin también le respondió —Estoy en la cocina, ma'

Yulia se sintió más que nerviosa al escuchar los pasos de su madre acercándose. Ni siquiera estaba preparada para el nuevo sermón que le tendría por pasar la noche fuera de casa.

—¿Yulia ya lle...— Larissa se detuvo cuando llegó a la puerta. Dejó la pregunta inconclusa cuando vio a su hija en el comedor, con ojeras, sucia, pálida y sudorosa.

Entró del todo y se sentó frente a ella.

—¿Tendrías la amabilidad de decirme en donde te encontrabas anoche? ¿Y por qué te fuiste sin avisarme? ¡Te estuvimos llamando sin parar!— Dijo con un poco de enfado pero también sonaba preocupada.

Yulia se quedó callada, realmente no sabía que decir.

—¿Vas a decirme algo? ¿O debo tomar mis sospechas como ciertas?

—¿Y qué estas sospechando, ma’?— Lenin le preguntó.

—Pues que Yulia no aguantó que le interrumpiéramos su momento en la piscina con esa chica Elena y se fue para terminar de pasar la noche con ella.

—¿De nuevo estás con eso, mamá?— Yulia se quejó —Te dejé tan claro como el agua que no tengo nada con esa chica y mucho menos me interesa como mujer. Y no, no pasé la noche con ella, estuve con una amiga que necesitaba mi ayuda para unas pinturas, no pensé que me demoraría y por eso no te avisé pero lastimosamente el trabajo nos tomó toda la noche. Y no contesté mi teléfono porque quedó abandonado en el cuarto de pintura, es todo.

—Si claro...— Larissa rodó los ojos pero luego soltó una risita —En tu cara se nota que estuviste trabajando toda la noche— Dijo con doble sentido, logrando que Lenin se descontrolara y soltara una carcajada.

Yulia inmediatamente cambió de tema.

—¿Podríamos hablar de otra cosa? Cómo por ejemplo, ¿encontraste escuela para Viktoria? — Preguntó.

—Oh si, que linda manera de zafarse de las cosas— Su mamá le dijo burlona —Y si, ya encontramos escuela para tu hermana. A partir de la próxima semana empieza y tú serás quien la lleve y la traiga. Ella solo quiere ir acompañada de ti.

—Si por Viktoria fuera nosotros no existiríamos, solo tiene ojos para ésta enana— Lenin dijo y a propósito le dio una palmada a Yulia en su brazo golpeado, haciéndola retorcerse de dolor.

Larissa la miró sospechosa cuando vio como se mordía los labios —¿Estás bien?

—Si, ma’ muy bien — Yulia se fue levantando lentamente del asiento, acariciándose el lado lastimado. No quería tener que explicar a su madre sobre el golpe –Subiré a ducharme, bajaré en un momento— Dijo, besó la mejilla de Larissa y escapó por las escaleras.

Al entrar a su habitación, lo primero que se encontró fue a Viktoria saliendo del baño con apuro.

—Vika, ¿qué haces?— Le preguntó.

En cuanto la niña le vio, se le lanzó encima, atrapándola con sus manitas por el cuello.  Yulia se sentó en el borde de la cama, con ella sobre su regazo.

—¿Dónde estabas anoche, Yuli? Mamá, Papá, Lenin y yo estábamos muy preocupados porque no aparecías — Le confesó, sus ojitos poco a poco se iban tornando rojos y unas lagrimitas comenzaban a formarse allí.

Yulia sonrió, consiente del amor tan grande que su hermanita sentía por ella. Se acostó de lado en la cama, haciéndolo con Viktoria también para luego pasar un brazo protector por su pequeña cintura y mirarla fijamente.

Sus lagrimitas cayeron y Yulia rápidamente las atrapó desapareciéndolas con su pulgar.

—Ya estoy aquí, bebé. Solo desaparecí porque esa tonta chica de anoche se llevó mi teléfono y tuve que ir a recuperarlo, anoche no pude salir de su casa y por eso llegué hasta ahorita.

—No te vuelvas a ir así, Yul. Yo te quiero mucho y no quiero que te pase nada— La pequeña le dijo y se acurrucó contra su pecho, escondiendo el rostro entre su cuello.

Una sonrisa se formó en el rostro de Yulia una vez más mientras le empezaba a dar pequeñas caricias en su espalda. Inevitablemente la conversación de anoche con Lenin llegó de nuevo a su mente, él tenía razón, Viktoria estaba tan apegada y acostumbrada a su presencia que notoriamente no soportaría una despedida de su parte. No podía dejarla...

—¿Tú me quieres mucho?—  Yulia se alejó un poco al preguntar y soltó una risita al ver el rostro sonriente de su hermana. Esa sonrisa obviaba la respuesta y por supuesto era más que un simple “mucho” —Mamá me contó que la próxima semana empezarás la escuela, ¿estás contenta?

—¡Si!— Viktoria dijo emocionada y rápidamente se sentó en la posición india. Yulia se apoyó en un codo para prestarle atención —La escuela es muy muy grande y bonita, y también hay muchos niños y niñas. Hay un parque para juegos, salones para pintar, piscina... ¡Ya quiero estar allá para hacer amigos y jugar!

—¿Solo para hacer amigos y jugar? ¿Qué tal para aprender y ser más inteligente de lo que ya eres?

—Si, para eso también, pero primero quiero tener nuevos amigos. La única que juega conmigo a lo que me gusta eres tú, Lenin es muy tonto y nunca sabe lo que quiero y no me gusta jugar con mamá y papá porque tampoco entienden nada.

—Bueno... en eso tienes razón— Yulia rió —Sabes... conozco a una niña muy agradable que también podría ser tu amiga. Prometo que te la voy a presentar un día de estos.

—¿Y quién es?— Viktoria preguntó curiosa.

—Se llama Katya... y creo que tiene tu misma edad, ¿te gustaría conocerla?— Viktoria asintió —¡Perfecto!— Yulia exclamó con felicidad y se le lanzó encima, empezando a hacerle cosquillas por todo su cuerpo mientras ella reía sin parar.

...

Horas más tarde, Masha se encontraba en el andén de su jardín en espera de Yulia. Ya eran un poco más de las 12:45 de la tarde y su amiga no aparecía. No dejaba de mirar su reloj de mano, temiendo que le hubiera pasado algo en el camino y por eso no llegaba para ir a la Universidad.

Sacó su celular del bolso, le marcó a Yulia pero fue recibida por la contestadora de mensajes.

—¿Seguro que esa chica viene a recogerte? ¡Ya se hace tarde!— Su padre le gritó desde una de las ventanas de la casa. Masha levantó la mano y con un gesto le hizo entender que estaba bien.

Volvió su mirada a la carretera, intercambiándola a su reloj, hasta que segundos después Yulia apareció y parqueó frente a ella.

—¿Por qué tardaste tanto?— Masha le reclamó en tanto Yulia se quitó el casco. Pero supo al instante que no había sido buena idea cuando vio el rostro de su amiga totalmente serio ¿Qué... te pasó? ¿Estás... enojada? Le preguntó nerviosa.

Yulia exhaló y miró hacia la carretera durante unos instantes. El ambiente no era bueno —Si, lo estoy. Tú me tienes muy furiosa.

—¡¿Qué?! ¡¿Y yo qué hice?!— Masha se alarmó y de inmediato buscó su mirada —¿Qué pasó?— Chilló.

—Te advertí que yo no debía ser tema tuyo y de Elena Katina, pero resulta que le dijiste muchas cosas sobre mí, incluida la dirección de mi casa. ¡¿Por qué hiciste eso?!

—Yo...yo...— Masha comenzó a tartamudear. Su amiga claramente no se veía muy a gusto —Yo... no pude evitarlo, Yul. Elena vino ayer después de clase a pedirme todo sobre ti, me dijo que quería conocerte y ser tu amiga, yo no le vi nada de malo a eso.

—Eres tan ingenua, Masha. ¡Katina no quiere ser mi amiga, ni conocerme, ni nada bueno conmigo. Por alguna razón que solo ella sabe, lo único que tiene como meta es joderme de alguna forma! Anoche se metió a mi casa sin permiso, invadió cada lugar de ella, me tiró a mi piscina y después se robó mi teléfono. Quise ir a recuperarlo a su casa pero todo se volvió un caos y terminé encerrada dentro de su closet toda la noche. ¡Oh! ¿Y sabes qué hizo también? ¡Le dijo a mi novia por teléfono que yo la engañaba con ella, y ahora mi chica me odia y yo no puedo hacer nada para que me crea la verdad porque la tengo a mil malditas millas lejos de mi!

—Jesús... yo nunca lo imaginé, Yul. Ella solo vino aquí, muy interesada por saber de ti y sobre tu novia. Me dijo que tú le habías hablado sobre ella en el salón de música. Pensé que sus intenciones eran buenas. Elena es una buena chica…

—¿Elena una buena chica? ¿Te lavó el cerebro o qué?— Yulia comenzaba a mostrarse alterada —¿Acaso no escuchas todo lo que se dice de ella en la Universidad? ¿Lo qué me hizo a mi recién llegué? Pues si no lo sabías, me besó por que sus amigos le dieron dinero— Masha agachó la cabeza, de eso ya estaba enterada y por la boca de la propia Elena —Katina — es una mujer sin sentimientos, incluso le habla con altanería y de mala gana a su hermanita. ¡No le importa comportarse como la perra que es frente a la niña!

—¡Ya Yulia! ¡Eso si no te lo voy a permitir!— Masha se mostró firme ante el comentario  —Elena podrá tener muy mala reputación pero no todo lo que se dice de ella es verdad. Mucha gente exagera e inventa cosas porque le tienen envidia. Ella ha sido mi amiga durante mucho tiempo y la conozco bien, si, no te voy a negar que desde hace unos años ha cambiado un poco pero conmigo siempre ha sido la misma chica tonta y juguetona de siempre. Y eso de que le habla mal a su hermana es una vil mentira tuya, Elena adora a Katya, la ama con todas sus fuerzas. Yo siempre he estado ahí viéndolo todo.

—Pues no fue lo que yo vi, se portó grosera con la niña en frente de mí y hoy lo hizo de nuevo. Es como si no le importara nada y creo que la pequeña tiene miedo de ella.

—¿Miedo? Katya no le tiene miedo, ella adora compartir con Elena y viceversa. Sabes Yulia, no voy a discutir contigo, ni te voy a permitir que hables así de mi amiga. Adiós— Masha se despidió enojada y comenzó a caminar hacia la carretera principal.

Yulia suspiró profundo mientras la veía alejarse. Podría ser cierto que Masha no le había dado su información a Katina con mala intención, más bien esa chica jugaba a las dos caras con ella.

No quería estar en malos términos con su amiga. Arrancó la moto y le detuvo el paso.

— Discúlpame por favor. Me alteré por todo lo que pasó pero quiero decirte que no lo estoy inventando. No debí hablarte así, tú no tienes la culpa del comportamiento de Elena— Masha miraba a todos lados menos a ella.

—Sé que mi amiga es extraña y se ha vuelto mucho más extraña con tu llegada, pero te advierto que conmigo no es mala persona y mi pensamiento no va a cambiar.

—No estoy pidiendo que cambies tu pensamiento o que dejes de ser su amiga, solo te estoy diciendo que todo lo que te conté es verdad. No sé que razones tenga Katina para hacer esas cosas frente a mí y otras frentes a ti, solo ella lo sabe. No miento y no quiero que te enojes conmigo por terceros. Discúlpame por favor.

—Y tú a mi— Masha finalmente bajó la guardia y se acercó a Yulia para abrazarla —No me gusta pelear, Yul. Lo siento por haberle dado a Elena tu información, no sabía lo que planeaba.

—Si, ya. Aclaremos esto después y mejor súbete rápido que vamos muy tarde— Yulia dijo un poco más calmada, se puso el casco, esperó a que Masha estuviera lista y arrancó a toda velocidad por la carretera.


...


—¡Por fin terminó el aburrimiento!— Tasha gritó y alzó las manos en señal de celebración, logrando que todo el salón de artes estallara en carcajadas. Las primeras tres horas de clase acaban de cumplirse y ahora era la oportunidad para descansar un poco antes de volver a iniciar.

Yulia estaba cabizbaja, aunque había logrado despejarse un poco de todo lo malo que había ocurrido durante la noche anterior, la mañana y la tarde de hoy aún no se sentía bien. Además, su brazo todavía dolía con intensidad. Tasha notó el comportamiento distante, triste y serio de Yulia, y se acercó a ella, pasando un brazo amistoso y cariñoso por sus hombros.

—¿Qué te pasa hoy, Yul? Te ves un poco ida ¿Quieres hablar?

Yulia negó y luego le dio una sonrisa que no duró mucho. Lo que menos quería era traer el tema de vuelta —Estoy bien, son solo cosas mías. No te preocupes.

—Bien, bien... Cómo digas— Tasha respondió sonriente —Al menos ¿Vas a la cafetería?

Yulia negó nuevamente —Gracias, Tash... pero necesito unos minutos a solas, necesito hacer algunas llamadas.

—Está bien. Tomate tu tiempo y soluciona lo que tengas. No me gusta verte así— Y sin más que decir, Tasha se despidió de Yulia para luego desaparecer por la puerta del salón con el resto de chicas de la clase.

Yulia terminó de recoger sus materiales del escritorio y también salió hacia el pasillo, buscando un lugar libre del bullicio para poder limpiar su mente de todo.

Caminó y caminó por todo el campus, llegando al solitario bosque donde uno de los cientos de árboles le sirvió como techo.

Se acostó boca arriba en el pasto y lo primero que hizo fue sacar su nuevo teléfono de la mochila. Buscó el número de su novia y no dudó para marcarle, lastimosamente no obtuvo respuesta en ninguno de sus intentos.

Resignada, se sentó contra la madera y cerró los ojos, permitiendo que el silencio la inundara, la brisa le acobijara y los olores de la naturaleza se filtraran por sus fosas nasales.

Los minutos pasaron, Yulia comenzaba a quedarse dormida, pero pronto unos pasos a su alrededor no se lo permitieron. Aunque aún seguía con los parpados cerrados, escuchaba las pisoteadas que poco a poco se acercaban hasta que las sintió detenerse a unos centímetros suyos.  No tenía que abrir los ojos para darse cuenta de quien estaba con ella, el olor adictivo y característico a fresas que emanaba aquel cuerpo, le delataban. Elena Katina, estaba allí.

Lo que Yulia menos quería era iniciar un nuevo conflicto con la mujer así que optó por quedarse en silencio y en la misma posición. Ignorarla.

—Hola, Volkova— La pelirroja soltó una risita y tomó lugar a su lado, totalmente pegada a su cuerpo. Sus brazos y piernas tocándose. Yulia no se movió, aunque sentía la piel de la chica rozando con la suya —¿Estás enojada?— Le preguntó con cinismo y riendo.

Yulia se dijo mentalmente que el descaro de la mujer no tenía límites. Y sin duda, no tenía una pizca de vergüenza.

—¡Volkova, mírame!— Elena gimió con disgusto y le pellizcó una mejilla a Yulia quien de inmediato se alejó unos centímetros y abrió los ojos para mirarla con el ceño fruncido.

—¡¿Qué diablos quieres ahora?! ¡¿No puedes dejarme en paz?!— Yulia le dijo en un tono neutro y acariciándose donde le había pellizcado.

—Solo quiero hablar contigo de lo que pasó anoche — Elena respondió en el mismo tono. Parecía que sus intenciones no eran discutir o pelear pero con ella nada estaba seguro.

—No tenemos nada de que hablar. Y mejor déjame sola, estaba muy bien sin tu maldita presencia— Yulia volvió a su antigua posición pero sin cerrar los ojos, su vista se clavaba en las hojas verdes de los árboles.

—No seas así, Volkova. Solo quería saber cómo estaba tu brazo. Te pusiste tan loca ayer que pudiste haberlo fracturado o algo así.

—¿Ahora te preocupas por mí? Que linda— Yulia le dijo con sarcasmo mientras Elena le miraba fijamente su perfil.

—No estoy preocupada. Es solo que no entiendo porque te volviste así solo por lo que le dije a la tonta de tu novia ¿Acaso eres tan mal pareja que ella me creería algo como eso?

—Tú no entiendes nada, Katina y no voy a contestar a ninguna de tus estúpidas preguntas. Mejor lárgate porque me voy a sacar de quicio y no tomaré responsabilidad de lo que te haga.

—¿Qué me harás según tú?— Elena preguntó con humor —Déjame adivinar, estás así porque tu noviecita lo creyó todo— Dijo y soltó una carcajada que mezcló con aplausos. Yulia la miró con el ceño fruncido mientras se burlaba y quiso matarla en el instante, sus manos le ardían —¡Dios... Volkova! Esa chica ahora buscará venganza y te montará el cuerno. Seguro buscará a quien follar mientras te imagina a ti engañándola.

—¡Ya detente! ¡Cállate! Te prohíbo hablar así de mi novia. Vete Katina, solo vete.

—¿Tanto la quieres?— Elena le susurró, ahora sin burla y mirándola fijamente de nuevo. Yulia suspiró. La mujer sin duda estaba loca. Primero llegaba a burlarse, luego se preocupaba por ella. ¿Qué demonios pretendía? ¿Sufría de bipolaridad?

—Si, Katina— Yulia le respondió tranquilamente. Sin ganas de argumentar o armar una controversia ante el comportamiento de la chica. De pronto recordó las palabras de Masha acerca de ella y la manera en que se reía en la piscina anoche. Si, tal vez tenía facetas diferentes que solo mostraba a sus más cercanos y que por razones ajenas también quería descubrir.

Tomó una flor de color rosa que estaba en frente suyo y la miró durante unos instantes. Luego giró a Elena.

—Eres una mujer hermosa, Katina y podrías conseguir a la persona que quisieras para pasar el rato o para divertirte, pero cuando llegue el día en el que te enamores de verdad, tal vez entiendas el porqué de mi reacción— Yulia movió algunos mechones detrás de la oreja de Elena y puso la rosa en aquel lugar. La estudió y no podía negarlo... Combinaban de maravilla

—Espero que te haya quedado claro. Y espero que algún día dejes de comportarte así de mal y muestres a la verdadera Elena, que sé que allí adentro…— Señaló su corazón —hay una muy especial— Le dijo por última vez, se levantó y se fue.

Elena ni siquiera pudo moverse o decir algo, esta vez, fue ella la que quedó en jaque por las palabras de Yulia.


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Mensaje por Kamila 5/5/2020, 3:43 pm

Hostia... Está Loca Elena pero, me encanta há sido maravilhoso este capítulo tía.

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Mensaje por Fati20 5/5/2020, 3:52 pm

En este capítulo me dio lastima con julia de verdad ya lena de pasa y lo peor es q es obvio q pone más loca al pensar q julia está esta enamorada de su novia, supongo q en realidad julia le interesa desde un principio más de lo q creemos y por eso le enfurece q julia quiera a otra. No queda más q esperar con ansias más de la historia para entender. Gracias por el capítulo 😘


Última edición por Fati20 el 5/6/2020, 4:49 am, editado 3 veces
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Mensaje por Aleinads 5/5/2020, 11:02 pm

completamente anonadada, pasan tantas cosas a la vez!! Sigue prontooo
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Mensaje por Aixa 5/6/2020, 2:00 am

Maldita bipolaridad de Lena 😠😠😠 pero presiento que algo le debió de haber pasado para que ella se comporte así con Yulia 😔😔 y pobre Volkova aún le dice novia a pesar de que Miroslava ya no quiere saber nada de ella 😔😔😔

Aixa

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Mensaje por DIAMANTEKAV 5/6/2020, 2:39 pm

Ufff me gusta mucho esta historia quiero leer más y más, Elena me desespera y mucho pero creo que en el fondo esta enamorada de Julia solo que no lo quiere aceptar, esperando ansiosa el próximo

DIAMANTEKAV

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