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MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA

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RAINBOW.XANDER
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/11/2022, 5:59 pm

Una chica rodeada de lujos necesita que la atiendan, necesita ser tratada como una flor y una reina, como toda su vida a Yulia Volkova la habían criado. Estando en una prestigiosa preparatoria para "niños adinerados" Yul (como todos le decían de cariño) era la chica más respetada y admirada del recinto, con buenas calificaciones, un guapísimo y excelente novio, y a diferencia de muchos, ella tenía su futuro asegurado desde antes de nacer. Auto precioso, buen cuerpo, como sus amigos decían: Su vida era un paraíso. Nunca imaginó que un día de verano antes de entrar a clases se daría cuenta que afuera de su burbuja perfecta no todos corrían la misma suerte que ella.

Elena Katina, era una chica sacrificada desde pequeña. Su orientación sexual jamás fue problema en su familia. Agradecida, a pesar de tener pocas cosas. Su padre había fallecido, su hermano era un caso perdido pero su madre… Esa mujer era su gran heroína trabajaba horas y horas para darle lo que ella no pudo tener… educación. Para ayudar a su madre con los gastos del hogar, tomó tres trabajos diferentes, levantándose temprano todo los días, no podía negar que ese estilo de vida la estaba agotando. Cuando se dio cuenta que su mamá estaba desgastándose por darle todo, decidió dejarlo todo y ayudarla en su trabajo en aquella preciosa mansión.

Tanto "princesa" como "sirvienta" iban a chocar en muchos sentidos; a Yulia le hacía falta una dosis de realidad y a Elena, bueno, a ella le hacía falta todo lo que Yulia poseía. Yulia no tenía ni el más mínimo interés en las mujeres. Estaba realmente “enamorada” de su novio pero al ver lo extraña, misteriosa y ¿atractiva? que era la nueva sirvienta algo dentro de ella cambió, sin saber cuál es la verdadera razón de que Elena sea tan callada.

A ambas la existencia se les iba a complicar mucho más cuando se dieran cuenta que la vida las unirá en más de un sentido… ¿Podrán soportarlo? ¿Podrán luchar contra lo inevitable? No importa, después de todo Elena Katina nunca sería lo suficientemente buena para Yulia, o al menos eso pensaba ella...

_________________________________________________

Holaaa!!! Cómo están? Me extrañaron? 😁😁 Nah'... Bien, acá les dejo el prólogo de esta nueva historia que comienza hoy. Es fresca, divertida y romántica y lo más importante y no menos interesante es que está adaptado al YULENA que siempre las derrite a todas (me incluyo)

Disfruten de esta pequeña entrada y en un rato, subiré el primer capítulo.

Un beso enorme!!!! ♥♥
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Mensaje por katina4ever 1/11/2022, 6:24 pm

Holaaaaa!! Un gusto leerte nuevamente! Claro que te extrañamos!!! Muchas gracias y estaremos atentas querida!! 😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/11/2022, 7:42 pm

Problema de cafetería
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Apoyó la cabeza en la entrada de su hogar, pequeño pero lindo hogar. Tenía sus ojos entrecerrados por el sueño, se sentía cansada y eso que aún no empezaba su jornada laboral. ¡Eran solo las 6:45 de la mañana! Su madre acababa de salir para tomar un autobús que la dejase cerca de la mansión de los Volkov, cerca, sí, porque después le quedaban 10 minutos caminando por un sendero para llegar a aquel sector de la ciudad tan exclusivo.

Suspiró y con la mano apoyada por los muebles para no caer, se dirigió a la cocina para preparar su desayuno y el de su hermana menor. Sonrió apenas, esa niña de solo 10 años junto a su madre le hacían sentir orgullosa, pero no podía decir lo mismo de Iván, su hermano mayor. ¿Estaría comiendo bien? ¿Habría alcanzado su sueño? 

Mientras el agua hervía fue a darse una ducha que la despertara como lo hacía cada mañana al igual que la pregunta “¿Por qué mierda estoy trabajando en mis vacaciones de verano?”

Cuando el reloj marcó las 7:30 am, 40 minutos más tarde, ya estaba lista para irse. Procuró dejar preparado el desayuno para su hermana sobre la mesa en el comedor, era pequeña para usar el fuego o eso ella creía. Le tenía prohibido usar fósforos y elementos peligrosos mientras un adulto no estuviese a su lado. Fue hasta su habitación y depositó un beso en su frente ¡Que adorable niña!
 
-¿Te vas ya, Lena? –ella asintió, no le gustaba dejarla sola todo el día porque temía muchas cosas. Los profundos ojos claros de su hermana le preguntaron algo que pudo entender, con solo verlos - Sí, nada de usar cuchillos ni contestar llamadas, tampoco exceso de TV. Si necesito algo te llamaré y si alguien quiere asaltar la casa me meteré en nuestro sitio secreto ¿Puede venir Alina a jugar conmigo? - frunció el ceño.

-“Solo ella y nadie más. Si su madre te invita a almorzar que ella te venga a buscar y a dejar” - Sabía el lenguaje que expresaban sus manos.

-Lo sé, lo sé, te amo hermanita –besó profundamente su mejilla. El beso de la buena suerte para que su día fuese perfecto laboralmente.

POV. ELENA

Angustia, sí, era eso lo que podía sentir en mi pecho mientras montaba mi bicicleta para ir a la cafetería a trabajar, un Starbucks que quedaba a veinte minutos de mi casa. Desde que tengo uso de razón las cosas nunca fueron fáciles para nosotros. Mi padre se partía la espalda trabajando en un supermercado y mi mamá pasaba todo el día trabajando como parte del servicio doméstico en la mansión de los emblemáticos Volkov ¡Que se pudra su compañía, sus acciones y cada mierda que poseían bajo su gran firma! Sentía que no era tratada como realmente se lo merecía o ¿Es que acaso era menos digno el trabajo de una empleada de hogar que el de un empresario multimillonario? 

Luego de maldecirlos cada día pedía perdón al cielo. Si mi madre perdía su empleo de seguro mi familia sufriría las consecuencias. Yo ayudaba en los gastos con los 3 empleos que tenía, pero desde que papá falleció en aquel accidente… todo en casa había cambiado, incluso yo.

Saludé a todos cuando llegué pero de inmediato me puse tras la barra para ir preparando los pedidos cuando fuesen llegando. Siempre era puntual, me había ganado bonos por eso, después de todo ¿Quién me contrataría por mi defecto? Gracias a Dios tenía 3 empleos que me daban en total el mismo sueldo que el que hacía mi madre. Me agotaba, sí, pero podía darle muchas cosas incluso a mi hermanita menor. No podía exigir algo más.

Román, el cajero de este turno, empezó a contarme sobre su fin de semana hasta que llegó el primer cliente que pedía su frappuccino. Así empezó mi mañana.

………........................

El cabello se levantaba cada vez que daba un paso, pero no era algo vulgar sino todo lo contrario, pareciera que estaba dentro de un video musical y ella era la protagonista. Los hombres que caminaban cerca, se volteaban a verla. Caminaba como una modelo, sonreía con sus labios voluminosos y de color rojo. No tenía una gran estatura pero estaba bien dotada de todas partes. Destacar dentro de la ciudad no era tan fácil para alguien común, pero para Yulia Volkova y sus amigas, todo era fácil.

Los rayos de sol se estaban volviendo algo molestos, hacía calor, estaba lleno de turistas extranjeros y, aunque podía hablar 6 idiomas a la perfección, detestaba el hecho que ocuparan las calles que le pertenecían a los rusos.

-Yulia, podríamos pasar a beber algo ¿No? Me duelen los pies – Hizo un puchero - No estoy acostumbrada a caminar tanto.

- Solo han sido como 5 minutos – entrecerró los ojos - Además, te favorecerá para los glúteos.

- ¡Pero no cuando llevo tacones! Son Jimmy Choo. Son nuevos ¿Comprendes? – Cansada de sus quejas, trató de buscar algún lugar donde pudiesen pedir una bebida fría. Cuando localizó el lugar, caminaron hasta él y se sentaron en unos sofás cerca del viento helado que emanaba del aire acondicionado. Pasaron unos minutos y nadie se acercaba ¿Qué clase de lugar era este? - ¡¿Alguien puede atender en este lugar?!

Extrañada, una empleada miró al resto de sus compañeros. En este local las personas hacían sus pedidos en la caja ¿En qué mundo vivía la rubia que gritaba? Por su apariencia y tipo de ropa ya debía imaginarse cuál, pero ¿Por qué se sorprendía? En la ciudad llovían las mujeres como ella. Yulia y su amiga se acercaron al mesón un poco molestas, viendo el menú que estaba frente a sus ojos.

- Buenos días ¿Qué es lo que desean pedir? – Román esbozó una sonrisa lo más amable posible. Estando como cajero se acostumbró a fingir frente a cientos de clientes ególatras.

-Quiero un café descafeinado frío, con crema batida pero descremada, no me gusta muy dulce y… - Yulia seguía observando el menú pero la mujer que estaba un poco más hacia el fondo llamó su atención. Los mechones rojizos caían con gracia en su frente, se veía concentrada mirando la variedad de café que había cerca pero el gesto de su boca le sorprendió ¿Acaso se reía de su amiga? ¿Acaso una cliente no podía cuidar de su figura y pedir el café que realmente quería?

- Un café descafeinado con crema batida descremada, con la mitad de la ración de azúcar y que esté frío ¿Podrás con eso lindura? – Lena volteó hacia Román y asintió. Dio una vista rápida a las clientas y trató de disimular la mueca que apareció en su boca pero no lo logró ¿Cuál era la maldita necesidad de las personas como ellas en ser tan altaneras?

Yulia pidió un frappuccino y luego de pagar por su orden se fue hacia las mesas que estaban al lado de la ventana. Realmente la vista era preciosa desde acá, podía verse el lago y las personas jugar en la arena. Quizás por fuera no lo pareciera pero Yulia Volkova no era tan altanera como las personas que la rodeaban. Curiosa volteó para ver si podía ver si hacían su pedido. El cajero no estaba pero la chica que al parecer era la única que preparaba órdenes a esta hora, lo hacía afanosamente. La concentración que desprendían sus ojos verdes le sorprendía, de hecho le parecieron muy bellos. Dio un respingo de pronto, la chica se había volteado hacia ellas y se estaba acercando con una bandeja en la mano. Caminaba erguida, había cordialidad en su forma de ser, sorprendente para solo una empleada de su categoría.

Lo extraño fue que en silencio dejó el pedido para cada una, usualmente solían decir algo más como un “Que lo disfrute” o algo por el estilo.

- ¡Maldita sea! –soltó el vaso de café abruptamente. El contenido se esparció contra el suelo, sus adorables sandalias “Jimmy Choo” y el pantalón de la empleada - ¡Me quemé! Pedí un café frío ¿Acaso no sabes la diferencia entre el frío y el caliente?

-Cálmate Svetlana, por favor –Yulia avergonzada, observó el rostro de la mujer que las atendía que parecía asesinar con sus ojos a su amiga, más solo se limitó a agacharse, sacar un paño amarillo de su pantalón y limpiar el resto de café que había sobre las baldosas - Fue un error, al parecer.

-Menudo error, me quemé los labios, mira, mira – Estiró el labio inferior como si hiciera un puchero ¡Parecía una niña! - Escúchame tú, Katina –leyó el apellido en la placa que colgaba del uniforme de la “sirvienta”- Pondré una queja contra ti en este local, estos labios forman parte de esta mujer que vez acá, mi imagen lo es todo ¡Soy modelo, idiota! 

Yulia miró el techo de la cafetería ¡Que se la tragara la tierra! Una de las cosas que le habían enseñado sus padres era ser cortés con los demás empleados y personas que no tuvieron su misma suerte, Svetlana y su familia eran todo lo contrario. Sonrojada miró a la empleada de ojos verdes. Esa tal Katina, tenía la mandíbula tensa al igual que su ceño. Lentamente se paró frente a Svetlana, la preciosa rubia parecía haberse intimidado con ella. “Va a pegarme” susurró pero no, la muchacha rubia agachó la cabeza en un gesto cortés en forma de reverencia, más no dijo nada. Solo se volteó y caminó de vuelta a la barra para hacerle un gesto al cajero con la mano.

- Siento el error de mi colega. Se está haciendo su pedido de nuevo, le devolveremos su dinero señorita porque el café correrá por cuenta nuestra - cuando Román se fue, la pelinegra miró intensamente a su amiga con un reproche. Yulia era la única en la faz de la tierra capaz de decirle lo que no le parecía justo.

- Svetlana, compórtate por el amor de Dios, sabemos que tu cuerpo vale oro pero fue un error.

-Mis Jimmy Choo, fueron regalos de mi papá –dio un suspiro dramático y miró con un puchero hacia afuera - No miento cuando digo que pondré un reclamo con esa mujer ¿Es que acaso no pide disculpas? Le comieron la lengua los ratones.

POV. ELENA

Tenía los dedos muy tensos mientras preparaba de nuevo el pedido de la rubia loca. ¡Solo fue un error! No podía dejar de pensar en mi hermana y el hecho de no estar a su lado en sus vacaciones. Si mi madre no podía cuidarla debía hacerlo yo pero tampoco poseía tiempo. Hoy día no me sentía bien y mi habitual paciencia parecía haberse evaporado. Cerré los ojos, conté hasta 10 y coloqué el vaso correcto en la bandeja pero, cuando volteé, me di cuenta que afuera caminaba alguien que yo conocía. Mi rostro se desfiguró por completo y aunque quería correr, mis dedos no me obedecían para lo que quería hacer. Cuando por fin sostuve mi libreta y lápiz, le dije a Román que debía salir urgente y que entregase el pedido por mí a esa descerebrada mujer.

Me saqué el delantal de Starbucks y corrí hacia la salida ¡Mi hermano estaba aquí!
……….....................

Yulia curiosa vio como aquella empleada salía disparada. Bravo, no pensó que una simple visita a la cafetería Starbucks le diese tanta entretención. 

Por su parte, Elena alcanzó el hombro de Iván, e hizo la suficiente fuerza para hacerlo voltear. Sorprendido, su hermano la observó de pies a cabeza pero no más que ella, de seguro ella si podía estar mucho más sorprendida ¡Ni siquiera lucía como lo recordaba!

-¿Te conozco? ¿Perdón? – dijo Iván. Sus duras palabras pero más su tono tan frío e impersonal, le dolieron.

-“Te extrañamos en casa, Iván, deberías volver” 

-¿Para estar con una familia que no puede darme lo que necesito? ¡Pues mírame! –Las personas que pasaban cerca volteaban sus rostros curiosos ante el espectáculo que estaba dando - No me preguntes cómo pero tengo dinero, estando en casa es imposible tener un poco de dignidad, no gracias, en serio, te repito la pregunta ¿Te conozco? – A Lena se le hizo un nudo en la garganta.

- “Por favor no hables así, mi madre y Ekaterina te echan bastante de menos” – Iván miró el gesto de sus manos con vergüenza.

-No sigas, si me ves ahora es solamente coincidencia, no quiero volver a esa vida de mierda ¡Ni siquiera es vida!

-Ahhh mmmm –se pudo escuchar salir de la boca de la pelirroja. Tragó el nudo de su garganta - “Vuelve a casa por favor, somos una familia, somos tú familia”

-Desde el accidente de papá, ya no soy parte de sus vidas –miró hacia todas partes con desconfianza, luego centró sus ojos igualmente verdes a la mujer que tenía en frente - Me voy, te pido por favor no cometas la estupidez de decirle a Inessa que estoy en la ciudad de nuevo –antes de irse se dio vuelta - Por cierto, si alguna vez vuelves a verme, no te me acerques con ese uniforme de empleada barata de Starbucks y... – Hizo un gesto con las manos -... No trates de comunicarte con ellas, me da vergüenza.

Gracias a Dios se fue y emprendió un camino sin dar vuelta atrás. La angustia se apoderaba del rostro de Lena de forma notable y los transeúntes se daban cuenta de ello ¿Qué hacía parada una preciosa joven mirando hacia el frente con los ojos húmedos? Yulia tenía la boca abierta, desde adentro no podía ver nada pero le chocaba, de cierta forma, ver que esa mujer se comunicaba con las manos. 

“Vete a la mierda Iván, realmente vete a la misma mierda” pensó llena de impotencia. Inessa se partía la cabeza y el cuerpo para darles de todo al igual que ella ¿Cómo podía negar de dónde provenía? 

De pronto sus ojos por un “no sé qué” se dirigieron hacia una de las ventanas de la cafetería, notando como aquella pelinegra la miraba con preocupación. Un gruñido se concentró en su garganta por vergüenza ¡¿Pero qué mierda hacía mirando a esa mujer?!

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🤐🤐🤐🤐🤐

Un abrazo!!! A cuidarse, queridas ♥♥♥
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Mensaje por Fati20 1/12/2022, 12:39 am

Que maravilla que regresaste tan rápido eso es de lo que más amo de ti!!!! Así uno puede superar la tristeza del anterior. La historia suena buenísima me agrada q haces esas variaciones siempre la modelo creída es lena pero aquí es julia. Esperare con ansias el próximo capitulo saludos 😘😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/12/2022, 8:42 pm

Decisión
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Entró con los hombros tensos al igual que sus puños. Se sentía patética pero lo que más le molestaba no era eso, la falta de tacto y la manera en la que su hermano se había referido a la situación económica de su familia le dolió en el alma. Inessa, su madre, se esforzaba tanto para darles lo que podía ¿Cómo podía negar aquello? Además ¿Qué culpa tenía el accidente como para usarlo de argumento para no ser más un Katin?

Se sentía observada pero no volteó a ver, solo se dedicó en silencio (no había otra forma) en preparar cada uno de los pedidos. Generalmente tenía muy buen ánimo, su “discapacidad” no le suponía ningún mal humor, pero ahora no andaba contenta ni tenía paciencia para soportar otra chorrada de parte de algún cliente como la cabeza hueca de la rubia y su amiga.

Román le preguntó si estaba bien. Ésta solo asintió. Podía oír todo, solo era muda y estaba en tratamiento. ¿Los motivos? Más adelante podían ser explicados. 

Cuando dejó el frappuccino de vainilla sobre la barra, frunció el entrecejo al ver a la mujer que estaba allí. La observaba con preocupación ¡Cómo no! Había observado como su hermano le gritaba aunque de seguro no tenía idea de lo que ella quería decirle a Iván con el lenguaje de señas. Quería decirle “Aquí tienes, disfrútalo” pero solo asintió con educación.

- Gracias, yo ahm... –la pelinegra quería decir algo pero ¿Qué iba a decirle? ¿Qué por qué discutía con ese hombre? ¿Si acaso se sentía bien?

- ¡Yulia vámonos! Me duelen mis pies y tengo que cambiarme de zapatos, gracias a esa mujer con la que hablas es que quedé con los dedos pegajosos ¡Santo cielo! –Hizo un movimiento con su pelo tan dramático que Volkova sintió vergüenza. Sonrojada volteó a ver a la empleada “Katina” pero esta estaba dada vuelta mirando otra cosa, solo podía ver su perfil y las cejas fruncidas. 

-Está bien –susurró cogiendo el vaso de frappuccino y mirándola con curiosidad ¿Por qué lo había pedido si ya se había bebido uno? Había tenido la necesidad de estar cerca de esa pobre mujer a la que, primero su amiga la había insultado y segundo, otro hombre le había gritado.

POV. ELENA

Poco después cuando el reloj marcó la 1 de la tarde, fui hasta al baño para cambiarme de uniforme, mi segundo empleo empezaba a las 14 horas en punto. Me despedí de los demás con la mano, mañana estaría aquí a la misma hora de siempre. Me subí a la bicicleta y me fui tranquilamente por la ciclo vía que estaba al lado del lago, las palmeras, todo aquello sobre la arena. Mi mente comenzó a perderse en cosas desagradables, recuerdos del accidente hace 3 años, las palabras de Iván esta mañana, el hecho de dejar sola a mi hermana en sus vacaciones, un sinfín de cosas que se mezclaban entre sí. Meneé la cabeza agotada y presté atención a mi alrededor antes de chocar con un peatón o un perro y su dueño. A diferencia de mi hermano mayor, yo amaba de donde venía, mi familia, mi hogar, era lo que me había rodeado toda la vida y lo que me hacía ser quien soy ahora, más, a pesar de todo y la fuerza para salir adelante, no podía mentir, me estaba agotando estos últimos días más de la cuenta.

Estacioné la bicicleta y la amarré con la cadena, los ladrones podían estar a la vuelta de la esquina y no era una boba para permitir que me quitasen mi medio de transporte.

-Hola Katina ¿Quieres almorzar? –murmuró Peterson, un colega extranjero de quién aun no aprendía su nombre - Ve atrás ¿Sí? –asentí.

Mi segundo trabajo era un restaurante de comida rápida. Vendían papas fritas, hamburguesas, tacos, pero la especialidad de la casa era el pollo en 3 variedades: alitas, pollo frito y nuggets. Yo me encargaba de muchas cosas pero al igual que Starbucks, no tenía mucha interacción con los clientes porque no podía hablarles, tampoco podía llevar un cartel sobre mi cabeza que dijera “Soy muda, soy especial”. Luego de terminar de almorzar y usar el cepillo dental, cerré los ojos, respiré profundamente y me dije a mi misma que no iba a permitir que el desagradable episodio de la mañana arruinara lo que me daba sustento económico.

……….............

Cuando llegó cansada a las 11 de la noche a casa, Ekaterina corrió a abrazarla fuertemente. Era una niña bastante cariñosa e inocente aunque muy enterada de lo que pasaba a su alrededor. Lena suspiró agotada pero con una sonrisa dando gracias a Dios que su hermana había “sobrevivido” otro día sola en casa. Entusiasmada sostuvo su mano y la jaló hacia la mesa para mostrarle lo que había hecho. Orgullosa empezó a recitar los ingredientes que contenía el sándwich además de repetirle mil veces a esos preocupados ojos verdes que no había empleado nada de fuego.

-La especialidad de la casa, pruébala, aquí te dejé té servido como sé que te gusta –le quitó el bolso de la espalda y lo fue a dejar a su habitación - Iré al baño y me sentaré a comer contigo –gritó desde su pequeña alcoba.

Cuando dio el primer mordisco, los ojos de ella se llenaron de lágrimas. ¿Cómo no amar y luchar por su familia? A pesar de todo, Katya era una niña feliz y sana, en su escuela era muy buena estudiante, no importaba la hora que llegase porque siempre la estaría esperando con algo para darle de comer.

“Iván de mierda, algún día volverás a tu familia” pensó molesta. Si él poseía dinero y no era capaz de cooperar en nada en casa, lamentablemente no iba a insistirle más. Si no quería que lo buscara, bien, pero cuando Iván Katin se diera cuenta que estaba equivocado, quizás fuese muy tarde.

Vieron TV abrazadas en el pequeño sofá hasta que el sonido de las llaves en la puerta le indicó que Inessa estaba de vuelta. Se veía pálida y con ojeras, podía engañar a Ekaterina pero no a ella, porque los ojos de su madre no mentían, algo le había sucedido.

- “Katya ¿Puedes ir a la cocina a prepararle un té a mamá?” –le indicó con las manos. Su hermana asintió. Desde el accidente es que los demás en casa aprendieron el lenguaje de señas - “¿Qué te pasó mamá?” –sostuvo su rostro con ambas manos para examinarla.

-Me siento cansada cariño, hoy no fue una cocinera, hubo una cena de la única hija del señor Volkov y la familia de su novio… - Suspiró - entonces yo tuve que cocinar y lavarlo todo - Su hija gruñó.

- "¿Eso además de todo lo habitual que tienes que hacer?” –Apretó los puños y continuó- “Será mejor que comas mamá”

-¿Cómo estuvo tu día? – Inessa aceptó gustosa el sándwich que su pequeña le había preparado, además de una taza de té.

Al oír esa fatídica pregunta cerró los ojos. No podía decirle la verdad porque terminaría por romper el corazón de las 2 mujeres más importantes de su vida.
Solo le explicó que había sido perfecto como siempre.

Esa noche fue muy extraña para Lena. Apenas había podido dormir y las pocas horas conciliadas fueron pesadillas influenciadas por recuerdos del accidente. El impacto de frente del camión contra el auto, las ventanas estallar, el golpe hacia adelante y con cada maldita vuelta que dio. El no poder haber hecho algo para salvar a su padre todo porque había quedado inconsciente. Pero quizás su poco sueño se debió al hecho de haber escuchado a su madre toser constantemente además de ir con la misma frecuencia al baño para vomitar. Si ella estaba cansada, Inessa peor porque llevaba años marcados en su espalda y manos por su trabajo como ama de llaves. Cuando sintió que al fin se había quedado dormida, caminó decididamente de puntillas hasta su habitación y apagó la alarma del reloj en un mueble rústico al lado de la cama. La miró con un nudo atascado en la garganta mientras dormía.

“No voy a dejar que te sigas exponiendo mamá ¿O crees que soy idiota? tu salud está cayendo cada día más y no vas a parar hasta verte postrada en un hospital” pensó antes de retirarse de allí.

Se dejó caer en la cama mirando su teléfono celular, eran las 4:30 am, podía seguir durmiendo si lo intentaba hasta una hora más tarde cuando sonase la alarma. 

………..................

Todo en la casa era silencio. Podía moverse tan ligeramente como una pluma si lo deseaba para no despertar a los demás. Eran las 6 de la mañana y en media hora había logrado ducharse y comer algo ligero. Observó el papel que dejó anotado sobre la mesa, rogando a Dios que su madre comprendiera porque hacía las cosas cuando lo leyera y que no cometiese el estúpido error de ir a buscarla. El encuentro con Iván le había hecho valorar aún más a las personas que amaba ¡No había vuelta atrás! 

………...............

Suavidad, perfume femenino, tranquilidad y silencio. Yulia poco a poco fue abriendo los ojos hasta que la imagen borrosa de su habitación se hizo nítida. El día de ayer había sido bastante curioso, desde el mediodía con lo del Starbucks pero luego en la tarde cuando llegó, su novio y su familia vinieron a cenar aquí en su casa. La cena había sido un poco formal porque los Volkov y los Smirnov solían comer de esa manera todo el tiempo, habían hablado de política, la actualidad nacional, el mercado, la bolsa de valores y las enormes ganas de ver a Pavell comprometido con Yulia. ¿Acaso no era muy joven para eso?

Bostezó estirándose completamente sobre el colchón. Todas las mañanas amanecía perfectamente al igual que los comerciales de la TV, incluso su cabello estaba ordenado y su aspecto impecable. 

Sostuvo el teléfono del servicio doméstico y le comunicó a la primera mujer (todas tenían un rango asignado con un número) que quería su desayuno habitual justo al lado de la cama. Ingresó a la tina para darse un baño con sales perfumadas y mucha espuma. 

Su día a día era perfecto, sin preocupaciones ni molestias, tenía horarios asignados y ordenados para cada cosa que quería hacer. Por ejemplo, hoy era martes 29 de julio del 2014, hoy su agenda electrónica le indicaba que tenía durante la mañana a las 11 AM, clases de yoga, en la tarde a las 15 en punto práctica de tenis, a las 17 en punto práctica de golf en el campo precioso que poseían. Hacía muchas actividades dependiendo del día, su secretaria personal se encargaba de armarlo todo.

Yulia Volkova estaba relajadamente tendida allí disfrutando del agua caliente y el aroma de rosas rojas, pero no tenía idea que cuando decidiera salir, sostener su bata de seda japonesa y abrir la puerta para tomar su desayuno, su mundo iba a cambiar completamente, pero no solo el de ella, el de Elena también.

....................................................................................

Aquí comienza lo bueno!!!!
🤗🤗
Las adoro!
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Mensaje por Fati20 1/13/2022, 11:40 am

Una historia qué se ve será muy diferente a lo que hemos leído antes. Estoy emocionada que dices q viene lo bueno 😊 espero con ansias el próximo, saludos querida 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/13/2022, 7:19 pm

Recorrido por la mansión
_________________________________________________

El olor a las tostadas, el pastel de chocolate bajo en calorías, el juego de naranjas exportadas, la leche descremada y tibia. Todo estaba tal cual Yulia lo había pedido, a un costado de su cama. Sonrió encantada antes de sentarse al borde del colchón para comer todo lo que podía de allí. Le gustaba que las cosas mantuvieran un orden, que las cosas pudieran controlarse, sí, definitivamente era una mujer que no le gustaban los imprevistos ni las sorpresas. Su día a día era perfecto, muchas personas le decían que era la princesa de cuentos de hadas en la vida real porque todo se mantenía en armonía, la relación con sus padres, su maravillosa situación económica y social, pero también su relación con Pavell.

Una vez terminada su comida, se paró y caminó hacia una puerta cerca de la cama. No era un simple armario, al contrario, era otra habitación un poco más pequeña que la original pero ostentosa, llena de más de 70 pares de zapatos, zapatillas y botas, joyas, miles de accesorios y prendas 100% de las mejores marcas y diseñadores del mundo aunque tenía algunas prendas de ropa de bajo costo que usaba para sentirse como el “ser humano común”. Sin contar que cada mes la diseñadora de la familia le decía qué cosas estaban fuera de moda y debían ser desechadas o renovadas. Fresca y preparada para el entrenamiento de tenis, bajó a pasos lentos por la escalera pero, la armonía había sido quebrada por una discusión del comedor principal. ¡Ese era su padre! Nunca gritaba y debía ser algo grande como para haberlo hecho. Abrió una de las enormes puertas del comedor y se llevó una mano a la boca al descubrir quiénes estaban peleando.

-¡Cómo es posible que seguridad haya dejado entrar a una desconocida a mi hogar! - Gritó Oleg Volkov. Los ojos verdes de la “empleada” de Starbucks eran fríos y calculadores ¡Era una psicópata! Con mucha agilidad sacó una libreta de su bolsillo, un lápiz y comenzó a escribir. Era rápida.

-“Voy a tomar el lugar de mi madre, Inessa Katina, al menos hasta que se recupere” 

-¿Es que acaso no puedes hablar como las personas normales? – preguntó Oleg.

-Papá… - Yulia susurró asustada.

Elena volvió a escribir en su libreta- “Soy muda señor, pero soy eficiente de mil y un maneras, por cierto, le sorprendería saber que soy normal”

Por supuesto que no iba a permitir que su mamá trabajara si apenas podía moverse, años y años le estaban pasando la cuenta y aquello sentimentalmente no la tenía bien, su familia era su todo. Oleg Volkov la miró de pies a cabeza como si se tratara de un producto al que evaluar antes de comprar. Bien, Elena Katina tenía buena apariencia, buen físico, algo flacucha pero se veía fuerte y dada la posición de su cuerpo muy segura de sí misma. Inessa era una de sus mejores empleadas ¡¿Cómo podía perderla?! Dando un gruñido le hizo un gesto con el dedo para que lo siguiera, eso Lena lo tomó como buena señal pero no relajó los hombros.

En cambio, en ese instante se atrevió a girar un poco la cabeza a quien había irrumpido la conversación con una voz tan conocida. Frenó de golpe porque los pies no le obedecían, se había paralizado ante la mirada preocupada de esa muchacha. No era posible… esa… esa chica ¡Esa chica era la única heredera de los Volkov!

Yulia, curiosa e intrigada caminó sin ser vista hasta poder llegar a la gran oficina de su padre, ahí puso la oreja contra la puerta para oír todo pero ¿Qué podría escuchar más que la voz de su padre? Era evidente que Elena se había sorprendido al verla, incluso había cesado por unos segundos su caminar. Pasaron varios minutos pero cuando sintió que iban a abrir la puerta, corrió hacia el comedor principal para fingir que leía una revista de moda. 

Recibió una llamada telefónica a su celular, era su padre.

~“Princesa, reúnete en la sala de estar principal en la entrada de nuestro hogar, por favor”~

Por su cabeza pasaron mil posibilidades de lo que querría decir su padre, quizás incluso iba a cortar la cabeza de la extraña nueva empleada y reírse sobre su cadáver. “¡Pero que mierda!” se dijo a sí misma, si bien su padre, el gran Oleg Volkov era conocido por un carácter fuerte en el mundo de los negocios y una actitud arrolladora con los débiles, era incapaz de asesinar a alguien al menos que pusiera en peligro su familia.

El aviso fue para todos, los 2 jardineros, los otros 4 empleados del servicio doméstico y ella.

Cuando entró por un amplio pasillo lateral, vio parada en el primer escalón a la “empleada Katina”. Tenía la espalda erguida y la vista al frente junto a una mirada seria. Sus ojos de inmediato captaron su presencia y parecieron cambiar de color por un segundo. Yulia se paró delante de los demás con las manos tomadas tras su espalda. 

POV. ELENA

¿Qué había hecho para tener que llegar a esta situación? Todo hubiese sido mucho más fácil si nadie dentro de la mansión me conociera, pero no, tendría que servirle a la amiga de la caprichosa rubia, a la mujer que me había visto discutir con mi hermano afuera de la cafetería. La ciudad era lo suficientemente grande como para no volver a toparme con esa mujer, pero no, aquí estaba frente a un pequeño grupo de personas, exhibida como si fuese un mono de circo. Sus ojos parecían tener compasión de mí pero ¿Por qué? El solo pensar la razón hizo que entrecerrara mis ojos y la mirase de una manera seria en todo su esplendor. Tembló ¡Bravo! La había intimidado.

-Quiero que escuchen esto con cuidado –el señor Volkov me señaló con un dedo- Esta mujer aquí a mi lado se llama Elena Katina y es hija de la señora Inessa, por razones de salud ella tomará el lugar de su madre al menos hasta que comiencen las clases a finales de agosto, sistemas de pago y esas cosas quedan zanjadas entre ella y yo así que no quiero que anden haciendo comentarios por detrás de las paredes – lo harían igual, estaba segura - Por razones personales no puede hablar así que no la fuercen a hacerlo ni se burlen de ello porque las sanciones serán duras, se comunicará con una libreta y un lápiz al menos que alguien de ustedes sepa el lenguaje de señas ¿Entendido? –todos asintieron, me miraban con recelo, por supuesto porque era la nueva - Ahora debo retirarme y como sé que todos mis empleados están ocupados – señaló a su hija con el dedo- Yulia, tú le enseñarás las reglas de la casa, los usos de las cosas y la mansión en general para que comprenda el sistema de cómo funciona todo. La chica cerró los ojos con impaciencia, luego volvió a abrirlos junto a una sonrisa falsa.

-Está bien padre, pero te recuerdo que tengo clases de tenis y…

-Hijita, tú instructor ha sido avisado, hoy no tendrás la práctica –y con eso el tema quedó más que terminado.

…………

A Yulia le costaba caminar sabiendo que tras suyo estaba la “empleada Katina” observándola. Jamás había cancelado las clases de tenis y se sentía molesta con ella, aunque por otra parte le parecía muy buen gesto que quisiera tomar el lugar de su madre. El mismo Oleg Volkov había llamado a los tres empleos de Lena para avisar que estaría trabajando con él y que volviesen a contratarla cuando decidiera volver. De buena gana aceptaron el trato. ¡El multimillonario Volkov se había tomado la molestia de hablarles! Eso era una historia que no solía ser contada, por lo tanto se consideraban privilegiados. Yulia fue hasta la cocina y le indicó el teléfono allí sobre la pared.

-Este es un teléfono –escuchó un sonido que salió de la garganta de la pelirroja - Quiero decir, es un comunicador que tiene varios botones. Como podrás ver acá al lado están el significado de los números, por ejemplo, el uno es de la habitación de mis padres, si están llamando desde allí es porque solicitan tus servicios, en este caso, los servicios de cocina porque estamos en la cocina –Lena puso los ojos en blanco, no le gustaba cuando explicaban cosas obvias - Se prenderá con una luz roja con el botón 1, eso quiere decir que mis padres te necesitan en su habitación, el botón 2 es mi habitación y así…. Nuestros teléfonos tienen los botones de los servicios, lavandería, aseo y otro tipo de cosas para comunicarnos con nuestros empleados en cada rincón de la mansión. Si te toca cocinar, estás acá y suena el teléfono con el botón de mi habitación encendiéndose, debes apretar el botón y obedecer a lo que pida.

Elena sacó su libreta, anotó algo y se lo puso frente a los ojos. Era muy rápida escribiendo.

- “Podríamos avanzar hacia algo que no sean los teléfonos ¿O no?”

-Pues cada cosa es importante, en tu caso como no puedes hablar solo recibirás órdenes y emitirás un sonido con la garganta a modo de sí o de no ¿Te quedó claro? – Lena escribió algo. Se sentía molesta.

-“Como usted lo ordene, señorita Volkova”

Así fueron avanzando, le fue indicando las tareas que usualmente hacía su madre que eran las que debía hacer ella de hoy en adelante. Quizás podría mover muebles para limpiarlos porque era más joven y fuerte que la propia Inessa. El estómago de Lena estaba apretado cada segundo más a medida que avanzaban por las estancias de la mansión. Era demasiado grande y llena de cosas ostentosas, quizás el solo jarrón chino de la entrada costaría tres veces su sueldo reunido de los tres trabajos que poseía. Había una sala de juegos que podía ser fácilmente 5 veces el tamaño de su pequeña casa, una sala que tenía 6 pistas de bowling, 2 mesas de pool, Xbox, PlayStation, y una infinidad de juegos conectados a una gran pantalla de 50 pulgadas, mesa para jugar a las cartas, tragamonedas y muchas más cosas. Pero no podía tocar nada, a los empleados se les prohibía usar la sala de juegos y la piscina.

-Las canchas de básquetbol y soccer pueden ser utilizadas siempre y cuando pidan permiso previo, el gimnasio también está prohibido, pueden entrar para limpiar las cosas - Lena le tendió frente a sus ojos la libreta.

-“Solo 5 empleados para todo esto ¿Verdad?” –la pelinegra asintió y vio curiosa como volvía a escribir - “Pues, me parece un abuso tremendo de poder” - Yulia infló su pecho molesta y cruzó los brazos bajo ellos.

-Las decisiones administrativas de mi hogar no te competen, solo obedece si no quieres perder el empleo –aunque lo dijo de forma calmada, la intención tras sus palabras era dura.

Elena entrecerró los ojos, quizás Yulia en momentos de aprietos se comportaba igual que su descabellada amiga. Todo por el bien de su mamá, todo por su bien, pensó y asintió pero se dio la vuelta y fue ella quien dio por terminado el recorrido. Sabía dónde estaban las 8 habitaciones más sus respectivos baños, sabía lo que su madre hacía así que partiría por eso. No tenía idea que a Yulia le gustaba su mundo estructurado y tranquilo, Elena Katina, la nueva empleada, representaba un desafío porque no podía hablar ¿Cuándo pensó en su vida una cosa como tal? 

En la cocina la empleada número uno, de apellido Nickson, le entregó la lista de las cosas que había que hacer ¡¿De todo esto se encargaba solamente Inessa?! Podía ver un brillo de malicia en los ojos de esa mujer, la quería poner a prueba y de seguro verla caer. Pero ella era más fuerte, si ser una mujer muda no había acabado con su vida ¿Por qué esto la iba a derrumbar? Sostuvo una cubeta con detergente y agua, se amarró su rojo cabello en una cola sobre la cabeza y así se puso a limpiar unos vidrios del primer piso. Hacía bastante calor, podía sentir los rayos solares quemar contra su piel pero no se quejaba, todo sacrificio tenía un costo. Yulia, que había montado uno de sus vehículos se quedó observando a la mujer que afanosamente pasaba el limpiador sobre los cristales.

Ella ni en otra vida haría aquello porque dañaba la piel, era por eso que le causaba curiosidad como otros por un buen sueldo podían hacer trabajos sacrificados. Aunque a veces prefería hacer “vista gorda” y no saber lo que había detrás de todo su mundo.

Lena sintió un escalofrío en toda su espalda como nunca antes, volteando hacia otro lado de forma rápida. Frunció el ceño, y gruñó ¿Hasta cuándo esa mujer la miraría como una atracción de circo? 

¡Trágame tierra! Yulia sonrojada por haber sido descubierta espiando, arrancó su deportivo hacia la salida a través de todo el jardín que parecía un parque privado.

La vida daría muchas vueltas. Muy pronto Elena se daría cuenta de todas las cosas buenas y malas tras aquel mundo de los ricos. Si solo era Yulia la que la miraba extrañada, pronto serían muchos pares de ojos ¿Podría soportar ese desafío?

-“Quizás seas igual que tu amiga” pensó antes de seguir con sus tareas domésticas.

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Hasta mañana, bellezas!
💛💚💛💚💛
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Mensaje por Fati20 1/13/2022, 7:33 pm

Hay se sintió super corto 😣 bueno q esperar mañana a ver como esta va a seguir avanzando. Saludos querida 😘😘
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Mensaje por Elena Sonda 1/13/2022, 11:10 pm

Jaja, me "dormi" un día y ya se avanzó la historia...😁 Muy buena x cierto

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/15/2022, 2:26 pm

Decorando
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Miró la puerta de su casa, su pequeña pero acogedora casa. Eran las 10 de la noche y le dolía demasiado la espalda pero en sus labios surcaba una sonrisa, todo el dolor y cansancio ella lo obtenía y no su madre, eso era satisfactorio.

Cuando abrió la puerta, Inessa estaba sentada de brazos cruzados en el único sofá de la sala de estar. Estaba seria, con el ceño fruncido y los labios apretados, por supuesto no le causaba gracia ver a su hija llegar a esta hora y no por un tema de sus dos empleos en la semana sino porque había usurpado su lugar en la mansión de los Volkov.

Con una mano le indicó que se sentara a su lado, el mensaje era claro, conversarían sobre la hoja que ahora se encontraba en su regazo. 

-¿Por qué lo hiciste?

- “Porque estás mal de salud, te estás desgastando ¿Acaso creíste que iba a permitirlo?” –Luego de mirar sus manos, su madre la miró triste a los ojos.

-Pero toda mi vida he hecho esto, mi amor. Ni siquiera me causa gracia que pierdas tus vacaciones hundida en tres empleos, el único deber de tu hermana y el tuyo es estudiar y ser lo que yo y tu padre no pudimos – se le quebró la voz pero a esas alturas los ojos de Lena ya estaban llenos de lágrimas mirando el suelo. No soportaba que su madre se angustiara por lo que era inevitable, ella trabajaba porque era una necesidad, porque su padre había fallecido y alguien tenía que tomar su lugar.

- “Pero es lo que tenemos y hay que aceptarlo” –luego de hablarle con el lenguaje de señas suspiró, sonidos, gruñidos, era todo lo que su maldito cuerpo por ahora le permitía hacer- “Y ya perdí a mi papá ¿Quieres que te pierda a ti?” –la abrazó para depositar un beso en su cabeza por un largo rato mientras la sentía sollozar. Quería decirle que estuviese bien, que iban a salir juntas pero no podía pronunciarlo, aun no.

Fue así como cansada se quedó dormida entre sus brazos. Su hija poseía bastante fuerza como para levantarla y acomodarla bajo la ropa de la cama. Inessa estaba con principios de depresión pero solo ella podía darse cuenta, era por eso y mucho más que iba a reemplazarla lo que fuese necesario en la mansión Volkov. Sabía que le daban más trabajo por ser una mujer joven pero aun así era excesivo lo que originalmente se le daba a Inessa. ¿Y si convencía a los Volkov de los beneficios de tener otro empleado más? Podría aplicar algunos conocimientos administrativos que aprendió trabajando en Starbucks, la comida rápida del pollo y repartidora de periódicos (el empleo de los fines de semana). 
Lena le dio las buenas noches hablando en su propia cabeza.

-“Eres mi heroína… te amo mamá, descansa” –depositó un beso en su frente y se fue de allí hasta la habitación de Ekaterina para darle las buenas noches también. 

La paga en la mansión de los Volkov era un poco más de lo que ganaba por los tres empleos juntos, tenía sus pro y sus contra pero prefería observar los pro que esto le daría.

………….

Horas más tarde cuando la alarma sonó a las 5:30 de la mañana, volvió a hacer lo mismo de ayer. Se duchó rápido, comió algo y después de ir al baño le dejó una nota en la mesa a su madre. Mientras andaba en bicicleta hacia la mansión de los Volkov, se puso a pensar que tenía más o menos un plazo de un mes allí para trabajar, puesto que era 23 de julio y estaría hasta finales de agosto.

Hoy no quería que la única heredera de los Volkov la mirase. Desde que la sorprendió viéndola después de la discusión con Iván, era que se sentía transparente ante sus ojos y le perturbaba pensar eso.

7 de la mañana en punto y ya estaba allí en el despacho del señor Volkov. El hombre la observaba sorprendido porque no creyó que acudiría al otro día, pensó que terminaría arrepintiéndose pero, su puntualidad le agradó de sobremanera, además seguía manteniendo la postura segura y firme. Así pasó una semana donde todos los días hacía todo lo que le ordenaban y de manera eficaz, era puntual y al final de cada día la felicitaban. Había conocido a la señora Larissa Volkova, la esposa de Oleg, pero prácticamente no se había topado a Yulia porque había evitado su presencia para hacer el ambiente y el trabajo mucho más llevadero. Inessa había aceptado, aunque no el 100%, que su hija tomase su lugar hasta recobrar las fuerzas.

POV. ELENA

El calendario marcaba el 30 de julio. Las instrucciones hasta el mediodía eran las mismas pero luego cambiarían, al menos eso me informó la sirvienta número uno. Había llegado exactamente a las 7 de la mañana hoy y me puse a la cocina porque creo que era mi especialidad o eso los demás lo habían comentado. Ordené la mesa del comedor donde usualmente el señor y la señora Volkov tomaban su desayuno antes de ir a trabajar. Prolijidad y elegancia; palabras que siempre recordaba cuando colocaba los cubiertos del lado correcto, los paños y servilletas, el té importado de la India y cada una de las cosas que comían a esta hora. Cuando escuché la campanilla del servicio, caminé hasta el comedor llevando un carrito con las bandejas de plata que traían sus pedidos. Con cuidado les dejé todo encima pero cuando me agaché a modo de despedida, el señor Volkov me detuvo.

-Elena, hoy tus tareas van a cambiar y supongo que te lo han comunicado ¿Verdad? –Asentí concentradamente - De las tareas domésticas se encargará otra señora del servicio doméstico pero necesitamos tu ayuda.

-Lo que sucede es que el servicio que contratamos para decorarlo tuvo un contratiempo y no podrá hacerlo, queremos saber si puedes hacerlo tú, prometemos pagarte una buena cantidad por eso – continuó Larissa, mostrándome una invitación - Hoy tenemos una cena con accionistas y empresarios en nuestra mansión, incluso viene el alcalde de la ciudad, todo debe salir a la perfección ¿Qué dices? 

¿Decorar todo un salón en solo una tarde? Estaba parada a su lado, ellos habían dejado su desayuno allí, en cambio me miraban preocupados tratando de explicar mi “misión”. Eran 120 invitados repartidos en 20 mesas de 6 personas cada una. Solo llevaba una semana aquí haciendo un trabajo impecable, decían que confiaban en mí y que la verdad se sentían un poco desesperados porque todo resultara bien. Quizás tenían sus razones para estarlo, los Volkov eran una de las familias más ricas del país y eso se podía ver tan solo en lo enorme que era su mansión, el tipo de vida que llevaban también. ¿Podría hacerlo? Pensé en el pago extra que me darían por esto y mis pensamientos se volvieron en un rotundo sí.

Tomé mi libreta, escribí sobre ella y se las mostré.

-“¿A qué hora comienzo?”

…………........................

Yulia había recibido a las 5 de la tarde una llamada de su madre desde la oficina informándole que la nueva empleada Katina no estaría disponible para cumplir cualquier orden ajena al menos el día de hoy, es decir, tenía prohibido que se le ocurriera a Yulia que le hiciera el desayuno, que fuera de compras o encargos. Después de cortar la comunicación, la morena miró ofendida su teléfono celular ¿Quién creía que era? Ella tampoco le había pedido algo a la “empleada muda” esta semana, de todas sus cosas se encargaban otras sirvientas aunque no sabía algo, durante la semana el desayuno que la sirvienta número uno subía hasta su habitación lo había preparado ella, Elena.

Como si fuese a cometer un crimen, salió despacio de su habitación hasta el primer piso, luego deseando no ser vista caminó hasta el precioso y enorme salón que había anexo a la mansión unos cuantos metros dentro de la propiedad. ¿Realmente iba a poder decorarlo todo ella? La llamada de su madre la había dejado curiosa, quizás también estaba siendo influenciada por las escasas ocasiones que la había visto estos días y el hecho que aún no podía creer que fuese muda. 

Abrió una puerta pequeña en la parte trasera del salón, caminó por un pasillo y asomó el rostro para ver las 20 mesas. Su boca se abrió enormemente. No teniendo control de su cuerpo comenzó a dar pasos por el precioso suelo de madera hasta pasearse entre las sillas. Se notaba que aún quedaba por terminar pero se veían muy bien las mesas puestas con los manteles blancos, los centros de mesa de flores y velas que flotaban en un pocillo de vidrio para cada una. 

Iba a tocar una rosa blanca pero el roce de un dedo en su hombro la hizo saltar y gritar muy alto

-¡Mierda! –Se volteó para ver a la “nueva empleada” de brazos cruzados y la mirada seria- ¡Hey tú! Me asustaste – estaba un poco despeinada. Lena anotó en su libreta.

-“¿Divertida mirando el lugar?” –pero el rostro de ella no reflejaba simpatía, de seguro su presencia allí no le causaba gracia.

-Puedo entrar donde lo desee, después de todo me pertenece –el “cómo” había levantado su barbilla era característica de las personas altaneras. ¡Vaya! Y eso que Lena había querido no topársela pero ella iba a su encuentro de forma gratuita - ¿Estás decorando todo tú sola? –asintió, tenía los brazos a cada lado pero una de sus manos sujetaba la libreta con el lápiz - Vamos a ver si lo logras, son las 5 de la tarde, te quedan 3 horas porque a las 9 ya entrarán los invitados de mis padres.

Elena inclinó la cabeza hacia un lado después de escribir - “Le aseguro que esos invitados quedarán aún más sorprendidos que usted, con el resultado final”.

-Pero… pero ¡¿Cómo?! Mírate, eres solo una persona, salvo por el servicio de encargado de la comida, nadie más está en esto ¿Crees que podrás? – Yulia sabía cuán importante era esta cena para su familia, ser anfitriones no era algo que pudiesen tomar a la ligera, el salón debía estar a la misma altura que el servicio que hubiese brindado el hotel más costoso - No te creo…

Elena torció su cuello unas cuentas veces mientras respiraba profundo para no perder la paciencia. Había estado tranquila y en silencio colocando todo en su lugar, incluso lo hizo con una sonrisa porque confiaba en que todo saldría precioso. Pero luego había pillado a esa intrusa en el salón mirando todo antes que estuviese listo ¡Había matado la ilusión!

Yulia lucía realmente preocupada y de eso se había dado cuenta.

-Vendrán importantes personas, mis padres a pesar de estar muy poco conmigo, sé que me aman y que si tienen lo que tienen es porque se han esforzado desde siempre… - pensó mirando perdidamente como una vela que había tocado flotaba en el agua - No sé yo pero papá y mamá son diferentes a otras familias ricas que puedas conocer, después te darás cuenta porqué pero… - La miró fijamente y con una actitud serena susurró - Espero sepas que esta reunión es importante para ellos.

Lena pestañeó varias veces antes de tender su mano a modo de saludo. Confundida, Yulia la capturó y la meció como si hubiese cerrado un trato. La textura de su piel era muy suave, pensó Lena, su mano es firme, suave y caliente, pensó Yulia. No fue necesario que ella escribiera en su libreta, la pelinegra había comprendido el mensaje que había en esos profundos ojos verdes. “Lo haré, todo quedará muy bien, confía en mí”.

………............................................

La morena colocó en sus orejas unos pendientes de diamantes mientras escuchaba a su novio hablar sobre cómo había tenido que lidiar con un grupo de incompetentes que no habían podido arreglar el Lamborguini que tenía, que ahora estaba en una mecánica especializada y muy bien recomendada. Pavell Smirnov tenía la misma edad que ella y eran del mismo tipo de familia y situación socioeconómica, ambos eran los más respetados y adorados donde estudiaban, por supuesto que el mundo los envidiaba porque los más “populares” eran una pareja.

Con una sonrisa se giró para que él pudiese ver su vestido para la cena, mientras este había silbado encantado y embobado por su novia. Pavell era un hombre encantador y de buenos valores, sinceramente era un chico que la amaba y no pensaba en las miles de mujeres que día a día se le ofrecían, con su “mariposa” le bastaba en todos los sentidos.
Seductoramente la abrazó y susurró contra sus labios.

-Estás tan hermosa que no quiero dejarte bajar, podríamos hacer otras cosas ¿No te parece? –sus ojos cafés brillaban maliciosos. Yulia cerró los ojos imaginándose todo lo que podía hacer con él.

- Mmh me fascina pero –besó sus labios un poco antes de separarse de mala gana - Está la cena y debemos bajar, somos los “herederos” principales y nos espera todo el mundo. 

Tomados de la mano bajaron juntos y caminaron por el precioso sitio hacia el salón. Mientras más daba pasos sobre el camino de piedra más su corazón estaba acelerado. ¿Habría logrado lo que Elena se había propuesto? Había muchas cosas que de seguro no sabía que debían ir en un salón, su vestimenta era clara indicadora que no pertenecía ni conocía este mundo ¿Y si lo había arruinado todo?

-¿Qué sucede cariño? – interrogó Pavell. 

-Nada, es solo que… es una cena importante y espero no arruinar nada –sonrió pero antes de entrar al salón dio una gran bocanada de aire - Dios por favor, que todo sea un éxito, por favor.

Cuando cruzaron la gran entrada sintió ganas de llorar, sí, llorar de la emoción. Los más importantes empresarios y economistas estaban sonriendo a gusto y tomando champagne en el cóctel antes de la cena. En distintas estancias había flores preciosas que decoraban el salón, finas figuras de hielo, cada asiento tenía su propio lazo dorado. Servilletas, servicios de plata, copas y todo ese tipo de cosas estaban de la manera correcta y como se esperaba en un evento así.

-Qué lindo todo ¿No habías dicho que el servicio de decoración tuvo un problema? - Yulia lo miró emocionada.

-Pues, este es muy especial, vamos, saludemos a mis padres –cuando los identificó se dio cuenta que conversaban con una mujer que estaba de espaldas, una mujer con vestido elegante y cabello rojizo en rulos, que caía libremente sobre su hombro derecho, claro que todo lo estaba escuchando con la cabeza baja.

Esta noche el cuento de “LA CENICIENTA” iba a comenzar...

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Hola chicas!! Feliz sábado de doblete... 🎉🎉 Lamento no haber podido subir el capítulo, pero hoy, como siempre les traeré los correspondientes a este día.
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Mensaje por Fati20 1/15/2022, 2:58 pm

Que bueno que ya apareciste y estas bien, con muchas ganas de esos 2 capítulos, la historia se va poniendo mejor y mejor, saludos y besos 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/15/2022, 7:45 pm

Superficialidad & Pool Party
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Yulia dio unos cuantos pasos pero, cuando alzó un poco la voz para captar la atención de sus padres, no solo ellos voltearon sino la mujer que los acompañaba también. Una muchacha como ella estaba acostumbrada desde bebé, a ver este tipo de eventos, trajes, hombres y mujeres, pero por alguna razón que desconocía, ver a Elena con ese vestido le hizo remover algo, no sabía si era pena, asombro u otra cosa. Era obvio que ella no pertenecía a este mundo ¿Se sentiría bien? Tembló de forma inconsciente, sus ojos verdes la observaron de pies a cabeza sin hacer una mueca alguna.

-¿Estás bien amor? ¿Tienes frío? – Pavell le susurró al oído. Lena lo miró fijamente y lo analizó, por supuesto. Desde el “Rolex” que tenía en su muñeca hasta los zapatos, su traje, todo era costoso y no le sorprendía que Yulia estuviese con un chico de ese tipo - Vamos a saludar a tus padres.

-¡Cariño! – Larissa estiró los brazos para capturar al muchacho - Te ves increíble - Pavell sonrío tímido.

-Muchas gracias, no estoy a la altura suya ni la del señor Volkov pero se hace lo que se puede.

-Mi princesa, estás cada día más hermosa – Yulia se mordió los labios mirando al suelo. Era la “niña de papá” y siempre recibía adulaciones de su parte, de hecho fue sorprendente que aceptara a Pavell como su novio porque siempre gritó a los cuatro vientos que nadie se merecía a su hija - Bueno yo les voy a presentar a….

Pero la nueva empleada no estaba a su lado, ni por detrás, en ninguna dirección en la que sus ojos trataban de abarcar en este salón. De inmediato comenzaron a llegar importantes figuras hacia ellos para saludarlos, era increíble lo cómoda que la pelinegra se sentía en este ambiente y la destreza que poseía para hablar temas de política, economía y sociedad. Había sido educada en casa hasta los 10 años con los mejores profesionales, su nivel de conocimiento era sorprendente. Podía hablar 6 idiomas a la perfección (incluyendo el inglés): español, alemán, francés, ruso y coreano. Estaba acostumbrada a fiestas como esta y a servir de intérprete a sus padres cuando no manejaban el idioma de sus invitados. El cóctel siguió con normalidad aunque los ojos de ella trataran de buscar a la nueva empleada. Lo hacía disimuladamente para no preocupar a Pavell, no quería darle falsos motivos para que sospechara de ella o algo por el estilo. Pero no, incluso en eso se había sacado la lotería, Pavell Smirnov no era celoso porque era bastante seguro de sí mismo, porque quizás nadie nunca le dio motivos o no había llegado el preciso momento para serlo.

Llegó la hora donde el servicio contratado fue colocando los platos para la cena. Mozos elegantes y peinados perfectos se acercaban para servir una copa de vino o champagne según el invitado lo deseara. Los 3 Volkov, más Pavell y sus padres, además del alcalde de la ciudad y su esposa, compartirían una mesa más grande que la de los demás por ser “más importante”. Susurrando a un oído estaba Oleg, dando instrucciones a alguien para que trajera un nuevo asiento. ¿Quién se sumaría a cenar con ellos? De pronto apareció al lado de un mozo ella, Elena, con la barbilla alta y la mandíbula tensa. Nadie se daba cuenta pero por extraño que pareciera Yulia sí lo hacía, esa chica lucía como enferma ¿Sería la razón por haberse ausentado más de media hora?

-Disculpen, pero quería presentarles a la mujer que hizo esta decoración posible – Larissa comenzó a hablar.

-Te quedó perfecto ¿Lo hiciste solo tú? –Comentó el alcalde. Lena asintió ajustándose un poco el vestido, algo un tanto ansiosa. Agachó la cabeza y se incorporó al asiento frente al de Yulia - Eres bastante tímida.

-Está enferma de la garganta y casi no le sale la voz, por favor no la fuercen a hablar – Oleg le guiñó imperceptiblemente el ojo a la pelirroja para que se diera cuenta de las intenciones que habían tras sus palabras. Lo único que Volkov sabía es que ella era muda desde que tuvo un accidente, pero para evitar preguntas prefirió mentir un poco, por supuesto que Katina lo agradeció en el alma.

Cuando les trajeron el primer plato, Elena trató de disimular la sonrisa sarcástica que quería formar sus labios. Unos “crepes rellenos con setas y salsa de ajo” acompañado de una porción de verduras, habría sido seleccionada como entrada. Sabía que los platos gourmet o de cenas de gala eran sofisticados pero lo consideraba una “burrada”. Yulia apretaba los dedos de sus pies a la espera de ver como ella escogería los cubiertos, pero fue sorprendida en el acto por Elena. Sus ojos dejaron de mirar el plato y los fijó en ella, la pelinegra la observaba como si se tratara de un animal exótico. Tosió y con el ceño fruncido cogió los cubiertos que correspondían para esta comida. 

La comida siguió con normalidad, salvo porque ella solo se limitaba a sonreír, asentir o negar. Normalidad ¿En serio? Con los puños apretados sostenía el cuchillo y tenedor para cortar su medallón de ternera, nunca pensó que su cuerpo reaccionara de esta forma en un ambiente que no era el suyo. 

POV. ELENA

Tenía que tratar de tragar con cuidado mi comida mientras escuchaba temas que los encontraba superficiales y patéticos. Sostuve con cuidado una copa de vino francés mientras estudiaba a las personas que estaban acá. Los padres tanto del novio de Yulia, como los suyos, miraban atentos lo que el “distinguido” alcalde hablaba. Yo simulaba interés porque en realidad no tenía tema de conversación, mi mundo era distinto y quizás tenía un resentimiento predispuesto con los que si tenían recursos. Sentía sobre mí de vez en cuando la mirada de ella y me ponía nerviosa, como si ante sus ojos fuera transparente y pudiese ver mis miedos, mis intimidades profundas. Limpié con cortesía mis labios pero mis ojos quedaron fijos en las manos de la “heredera” y su novio, la forma en que se acariciaban. Apreté mis labios, cielo santo, tuve recuerdos, recuerdos de ella y lo que fue, recuerdos de sus palabras y el vacío que dejó. Tosí y volví mis ojos ahora hacia las personas que estaban frente a mí, apellidados algo así como “Smirnov”.

................................

-Con mi esposo fuimos a Tailandia para ver cómo iban nuestras inversiones en el mercado textil y bueno… creo que vamos por buen camino.

-¿Cómo está tu hijo mayor? - Preguntó Larissa.

-Oh increíble, en su luna de miel por medio oriente, pero creo que pasarán a Inglaterra como punto final.

-Su meta es crear su propia empresa y marca en el mundo de los vuelos comerciales y privados, algo así como una aerolínea donde sea el mayor accionista, estoy orgulloso realmente – Pavell me miró fijamente con una sonrisa, tenía desplante - Disculpa mi descortesía ¿Y tú a qué te dedicas? –parecía entusiasmado.

Saqué mi libreta y escribí en silencio, mi estómago lo tenía muy revuelto.

-“Nada, aún soy estudiante”

-Pero espero cuando salgas tengas un buen futuro, si decides invertir hazlo en algo que seas buena, supongo que tu apellido tendrá renombre y tus padres estarán orgullosos, uno siempre está contento que los hijos sean mejor que uno, sobre todo porque los míos están en caminados en grandes puestos de la política – dijo el alcalde. Escribí con cuidado y les mostré la libreta a todos, fingía tocar mi garganta por un dolor.

-“Me permiten un momento, me ausentaré unos minutos y vuelvo”.

………................................


Transpirando como nunca antes, Lena caminaba por un pasillo entre las mesas. Conversaciones iban y venían a sus oídos, haciéndola sentir peor y quizás miserable. Fingió estar revisando que toda la decoración estuviese en orden, sonreía fingidamente cuando alguien que pasaba cerca la saludaba con un gesto en el rostro. Tan frívolos, tan superficiales. Justo cuando observaba una figura de hielo escuchó que alguien joven y femenino murmuraba que había perdido 300 mil euros en una mala inversión en acciones, cosa poca que no le afectaba para nada. ¡¿COSA POCA?! Eso era la gloria para muchos ciudadanos. Un nudo se formó en su garganta, caminó rápido hacia el exterior y de pronto un aire helado llenó sus pulmones de golpe. Escuchaba la música del salón a lo lejos pero sus pensamientos se fueron perdiendo en las sonrisa de su madre y padre, todo el esfuerzo que hicieron por darle lo que podían. Nunca pasó hambre ni frío pero sí tuvieron que privarse de muchas cosas porque no había dinero, las prioridades por lo esencial era importante.

Tenía los ojos llenos de lágrimas, había escuchado en tan pocos minutos cosas realmente ridículas. Dinero, dinero y más dinero, acciones, inversiones, viajes al extranjero. Sonrió con burla a sí misma ¿Qué esperaba? Era una reunión de gente que se manejaba con la economía nacional e internacional, en cambio ella solo era una simple empleada de clase baja vestida con un vestido que su jefe Oleg Volkov le había dado para la ocasión. Siempre creyó que hacía lo mejor en esfuerzo pero obviamente no alcanzaría ni el 1% de lo que la gente acá poseía. Miró sus manos, el vestido, esta no era ella. Apenas llevaba una semana trabajando aquí, su lugar era estar sirviendo para los demás y no comer junto a ellos, era su culpa. Se secó la lágrima que caía, se sentía enferma y aunque no quería admitirlo tanto trabajo a ella le estaba pasando la cuenta. Decidida apretó el puño, ella no era ninguna niñita ni alguien débil, era una mujer esforzada que hacía de todo por su familia a diferencia del imbécil de su hermano Iván. Se levantó con el pensamiento de ir a despedirse para volver a casa pero como lo hizo tan rápido, escuchó un quejido y algo caerse tras suyo. Asustada volteó y se dio cuenta con temor que la “señorita Volkova” trataba de pararse.

-Ahhh mmm –trató de hablar pero no podía obviamente. Con cuidado la sostuvo del brazo izquierdo y la levantó, abría la boca para decir lo siento pero no podía, lo que la frustraba más.

-Yo, digo emmm –retocaba su cabello - Mis padres me mandaron para saber que te pasaba –era una mentira, ella misma se había excusado diciendo que iría a retocarse el maquillaje - ¿Estás bien? - Después de unos segundos sacó su libreta y escribió con pereza.

-“Muy bien, gracias por preguntar señorita Volkova”.

-Tenemos la misma edad, es algo extraño la verdad porque...

-“Soy una simple empleada en su hogar, hay reglas básicas de comportamiento social” –puso frente a sus ojos la hoja. Todo lo que podía oír Yulia de esa mujer era su respiración y un quejido que dio asustada. La semilla de la intriga crecía en ella porque la nueva empleada era más misteriosa de lo que pudiese imaginar.

-Te veías pálida, como si te temblaran las manos –la observó de pies a cabeza - Gracias por hacer que el salón se viera como nuevo, cualquiera que lo diría no pensaría que lo hizo una sola persona.
 
Pasaron unos segundos en un silencio incómodo. Elena la miraba de reojo pensando “¿Qué hace en este lugar?” “¿Por qué habla conmigo?”. Gruñó el tan solo imaginar que sintiera lástima por ella ¡Pues estaba orgullosa de quien era! Pobre o no podía decir que había salido viva de un accidente y aun así ayudar a su familia. Yulia tembló porque pudo sentir el gruñido de ella resonar en su pecho y garganta. Escribió y se lo mostró.

-“Esta empleada se va a su hogar, mi deber solo era decorar el salón, la cena y los invitados están a gusto con el servicio, no tengo nada más que hacer”- La morena frunció el ceño, era evidente que se sentía incómoda.

-Pero disfruta de la comida, estoy segura que te la mereces - Elena jadeó y con furia escribió sobre la libreta, tan fuerte que casi llegaba a romper la hoja.

-“¿Me la merezco como un perro se merece su hueso? ¿Cómo un mendigo tiene su limosna?” – siguió escribiendo para mostrar - “No me merezco nada más que lo que me pagará mi trabajo, la cena es cosa suya y la he aceptado pero no tengo porque estar aquí para hablar de cosas que no me interesan en lo más mínimo”. 

-Pues esas cosas que no te interesan en lo más mínimo es lo que compone mi mundo - ¿Realmente estaba herida por saber que por primera vez alguien no estaba interesado en su mundo? - Pues haz lo que creas correcto, después de todo, acá solo se habla de inversiones y lo que maneja el mercado, temas que no manejas, por supuesto – No lo había querido decir con mala intención y aunque era la verdad, después de segundos se dio cuenta que había sonado muy despectivo de su parte. Con insolencia, Elena la observó de pies a cabeza, podía ser una chica linda pero después de todo no era distinta a los demás de su especie y clase social.

-“Perdone mi sinceridad pero de todas formas usted no es diferente a su amiga, son realmente iguales”.
 
Después de mostrarle la hoja la arrugó con sus propias manos, la guardó en su bolso y se giró rápido para salir de allí. Iría a despedirse de los invitados en la mesa y se iría a su casa, donde al menos podría compartir con personas que amaba y eran como ella. El reloj marcaba las doce de la noche cuando desapareció de la vista de Yulia. La pelinegra vio esa espalda tensar el vestido, la ira de la chica era sorprendente porque a pesar de no hablar podía emanarla por los poros, por su mirada y el gesto de sus cejas. Pero ella no estaba lejos de eso, le temblaba la barbilla, sentía un nudo en su garganta y su orgullo herido.
¡Nadie “inferior” le había dicho lo que pensaba! ¿Qué se creía Elena Katina? Esperó un poco para no topársela de nuevo y, cuando decidió que era hora de entrar, se fijó que en el césped había una pulsera de plata brillando con la luz de la luna y los grandes faroles cerca. Cuidadosamente se agachó para sostenerla entre sus manos, estaba segura que era de Elena. Sin embargo le sorprendió leer la inscripción en ella.

~“Lo que no te mata te hace más fuerte”~ 

A Cenicienta se le había caído algo y ahora estaba camino a su casa para volver a ser lo que era. El cuento apenas estaba comenzando...

.....................................................................................

Yulia asomó curiosa el rostro por aquel salón, suspirando cuando se dio cuenta que la nueva empleada ya no estaba. En su propia muñeca llevaba puesto el brazalete que había encontrado tirado sobre el césped con el fin de no perderlo, era precioso realmente.

Cuando se acercó a la mesa sus padres la miraban preocupados, incluso su novio ¿Por qué había tardado tanto? Con una sutil sonrisa sostuvo la mano de Pavell, aunque tenía que aplicar un poco de actuación para convencerlos que todo estaba bien.

-Me sentía un poco con náuseas –la mano de su novio se tensó de inmediato, de seguro pensó que podía estar embarazada lo que sería un caos a la edad de Yulia y la suya - Debe ser el yogurt que me comí en la mañana, quizás no se revisó la fecha de vencimiento –mientras sus padres estaban hablando ella le dio una mirada fugaz a su novio- Pavell, tranquilo porque no es lo que piensas, puedo asegurártelo.

-Que agradable saberlo, no porque no fuese a hacerme cargo sino... – Yulia rió bajito.

-Tranquilo, es lo mismo que pienso yo –besó sus labios rápidamente para no ser descortés con los demás, no a todos les era agradable verlos o escucharlos haciendo eso.

Esa noche en su habitación, Yulia se acomodó al borde de su cama mirando la pulsera entre sus dedos bajo la luz tenue de su lámpara. Era preciosa y debía tener un significado enorme para la dueña de ella. ¿Sería de Elena Katina? De pronto sus pensamientos viajaron hacia los recuerdos de esta noche, cuando ambas parecían discutir afuera del salón. El poder que emanaban sus ojos verdes, esa ira que no podía verbalizarla sino escribirla pero también manifestarla con la forma de observarla. Llegó a temblar pensando en cómo la miraba, en la impotencia seguramente que tenía porque no podía hablar. La chispa de la curiosidad y la intriga se alimentaba dentro de ella, esa necesidad por saber lo que había detrás de su mudez. Nunca antes se había interesado por alguien del servicio doméstico. De forma inconsciente su cerebro no parecía importarle los empleados y personas de ese tipo. Pero nunca antes había tenido en la mansión alguien como ella.

-Que se joda –gruñó y prácticamente asustada se paró frente a un espejo que la reflejaba de cuerpo entero, un espejo que solo le faltaba que le dijera “nadie es más hermosa que tú”- Yo ¿Parecida a Svetlana? Eso es imposible…. Imposible – más, recordó el cómo la había tratado de que no sabía sobre ciertos temas, su tono despectivo y como su amiga actuó ese día en la cafetería.

………......................................................

Era sábado, 3 de agosto.

Lena andaba con ropa deportiva por su casa porque no tenía ni la más mínima intención de ponerse algo apretado, quería relajarse. Ekaterina había preparado el desayuno y lo llevó al sofá para ver con su hermana una película mientras comían. Inessa había salido de casa hacia el supermercado, ella tenía el permiso de sus 2 mujeres para descansar todo lo que quisiera. Era extraño, sí, porque ya no trabajaba los fines de semana. ¡Era placentero!

-¡Pero qué ridículo! Como puede responderle a Dora la exploradora – dijo Katya mirando a su hermana que le hablaba con las manos.

- “Pero cuando eras pequeña hacías lo mismo” –sonreía.

-Menos mal no lo recuerdo.

-“Mentirosa” –la aplastó contra el sofá para hacerle cosquillas, mientras su hermana reía le daba las gracias a Dios porque milagrosamente ella había salido ilesa del accidente, al menos podía hablar y ni siquiera un rasguño había tenido.

El sonido del timbre las hizo parar. Erguida y con el pelo despeinado caminó hacia la puerta y la abrió. Hubiese deseado estar adecuadamente vestida en este minuto en el que aquel hombre la observaba con amabilidad.

-Ahhh –tosió y le hizo una señal para que entrara, pero aprovechó de hablarle con el lenguaje de señas a Katya - “Dile que vengo en un minuto” – cuando la muchacha desapareció dirigió su mirada a aquel imponente hombre.

-Dice mi hermana que espere un poco ¿Desea un té?

-No gracias, vengo de mi hogar y he desayunado allí – miraba a su alrededor con curiosidad, quería temblar pero si lo hacía ofendería a la amable niña frente a él ¡Qué pequeño era esto! Podía apostar que su habitación era más grande que esto y es que tampoco los Katin tenían la culpa de que los Volkov vivieran en una mansión desproporcionadamente grande. A pesar del tamaño, todo estaba limpio, el ambiente afuera no era muy lindo pero por cómo mantenían un orden dentro parecía otro mundo. Realmente eran humildes - ¿Cómo te llamas pequeña?

-Ekaterina Katina y tengo 10 años ¿Usted es el jefe de mi hermana? –Asintió antes que apareciera de nuevo Lena con otro atuendo y con una libreta y lápiz a mano - Me retiro, con permiso.

La sonrisa de Oleg se amplió al ver los modales de esa niña ¡Eran perfectos! Se acordaba de sus sobrinos que parecían verdaderos monstruos a la misma edad, niños que gritaban, que faltaban el respeto por todo a sus padres y pedían siempre cosas sin siquiera un toque de amabilidad. Ambos se acomodaron en el sofá. Esto sería rápido porque Volkov era un hombre ocupado.

-Quería darte de nuevo las gracias por lo de la cena, estos días no pude hacerlo porque he tenido que moverme de un lado a otro pero ahora que tengo tiempo vine personalmente a tu casa… aunque tengo la duda ¿Cómo pudiste hacerlo tan rápido y tan bien? - Elena escribió veloz y legiblemente sobre su libreta.

-“Trabajando en tres empleos donde la velocidad era importante, le aseguro que aprendí como hacer las cosas bien y rápido”.

-Eres increíble, los invitados quedaron fascinados y muchos tenían incluso pensado contratar el mismo servicio… toma – le entregó un sobre blanco - Puedes abrirlo después, es el pago por haber decorado todo.

-“Muchas gracias señor” – Oleg se paró pero antes de despedirse le habló.

-¿Sabes Elena? Creo que tienes razón, nuestro hogar es muy grande y la cantidad de personas en el servicio doméstico no alcanzan, es decir, todas las tareas se cumplen pero ellos se agotan, debo contratar dos más… -pausó- A todo esto ¿Cómo se encuentra la señora Katina? - Elena le mostró la hoja.

-“Muy bien, su estado de salud ha mejorado un poco, está más relajada en estos días que podrían llamarse sus vacaciones”.

-Increíble…. Elena, el miércoles quiero pedirte un favor –asintió- Ese día no tendrás que encargarte del aseo ni nada, pero…
……………........................................

La música resonaba por todo el lugar, al menos nadie de sus vecinos se quejaría porque cada mansión era un mundo distinto, sobre todo la de los Volkov que parecía sumergida en un parque. Tanto era el poder que tenía esta familia que hasta había contratado a un DJ de importancia mundial ¡David Guetta! El francés era el encargado de colocar los efectos de sonido y música que alentaban a los muchachos a divertirse como cualquier adolescente de su edad. No solía hacer eventos privados pero la cantidad que estaban ellos dispuestos a pagar por él, lo valía. Eran casi 100 adolescentes que habían asistido a la “Pool Party” de Yulia Volkova, amigos en común con su novio y gente que realmente daba confianza invitar.

Las vacaciones en menos de un mes acabarían así que había que disfrutar el verano como se pudiera. Muchos bailaban en una pista preciosamente instalada cerca, otros bebían tragos costosos con hielo especial, algunos conversaban al lado de la piscina mientras muchos nadaban dentro de ella. Yulia estaba recostada en una silla de playa conversando con su novio y algunos amigos, estaba acostumbrada a ser el centro de atención pero era distinto, con ellos no parecía altanera ni gritaba a los cuatro vientos lo millonaria que era.

-Iré a hablar por teléfono con mis representantes, amor – Pavell le susurró cerca de su rostro - Por mientras, podías esperarme en la piscina –ambos miraron ese lugar, no habían tantas personas y el agua estaba temperada - Ustedes no la miren demasiado, esta belleza es mía –le decía a sus amigos bromeando, no sentía celos de ninguno de ellos por supuesto.

Yulia llamó a sus amigas para que se quitaran la ropa y caminaran hacia la piscina. Sabía que muchos las miraban babosos de pies a cabeza y aunque le gustaba la idea de despertar el interés en ellos, sus ojos estaban solamente para Pavell.

-Olga ¿Ves este brillante en medio de mi bikini? –le dijo Svetlana a la chica que se inclinó para admirarlo - Viene incrustado un diamante, no suelo comprar cualquier prenda, agradezco que mi madre apoye esto, siempre salimos de compras en tiendas exclusivas aunque bueno, nunca estaré tan a la altura de Yulia –la aludida puso los ojos en blanco, ni ella misma se sentía superior a sus amigas ¿Por qué deberían ofenderse las demás? Más, no podía pasar en alto el tono con que Svetlana había hablado, eso no le gustó para nada.

-¿Vamos a lanzarnos o no?

-Mis uñas se romperán, bajaré por la escalera – contestó Sveta.

-Aguafiestas –le hizo una mueca y se dirigió a las demás - Nosotras lancémonos –Yulia se puso en posición como todas - una, dos…..

No supo en que minuto dejó de escuchar el conteo, sintió que las demás se habían lanzado de cabeza al agua pero ella no. Como una cámara lenta que graba todo lo que pasa ante su lente, Yulia sintió que uno de los mozos chocó contra ella justo cuando iba a lanzarse. El desbalance de su cuerpo la hizo tropezar cuando saltaba, golpeando su cabeza contra el borde de la piscina.

Gimió pero de un segundo a otro se vio sumergida bajo el agua. No podía tocar el fondo porque era 2 metros y medio profunda, sabía nadar muy bien pero las náuseas y el aturdimiento le borraron cualquier rastro de sus conocimientos en natación. El ruido y el alcohol en algunos jóvenes producía que ninguno de ellos prestara atención, las amigas de Yulia se lanzaban aguas entre ella y el mozo estaba preocupado en seguir repartiendo los bebestibles.

Comenzó a tragar agua, movía como podía sus brazos y piernas para salir a flote pero no había podido, simplemente no podía más. Gimió asustada y cuando sintió que iba a desmayarse, dos brazos fuertes la sujetaron por la cintura y la llevaron a la superficie.

Su cabeza salió al aire y pudo escuchar gritos. No tenía idea pero había manchas de sangre en la orilla donde se había golpeado y que empezaba a salir de nuevo al costado de su frente. No podía describir lo segura que se sentía contra ese cuerpo, sentía una mano que viajaba por toda su espalda con suave rapidez para dejar que ella siguiera escupiendo el agua. Pavell la había salvado, debía ser él porque su cuerpo respondía con el corazón latiendo cada vez que su novio la tocaba. Cansada y asustada dejó que le levantara su rostro con una mano mientras que con otra la sujetaba contra su cuerpo caliente. Pero la sorpresa fue mayor cuando se dio cuenta que esos ojos verdes no eran los de su novio. Con delicadeza le corrió el cabello de su rostro para mirar su herida, más, el gemido asustado de Yulia, hizo que la mirara de nuevo a los ojos.

Cenicienta había salvado su vida...

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Lena sufrirá un poco con toda esta gente a su alrededor!!

Nos leemos mañana!
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Mensaje por Fati20 1/15/2022, 9:39 pm

Hay mi pobre lenita espero q no sean tan malos con ella, los papás de julia parecen buenas personas y la misma julia dentro de todo no tiene mal corazón. Espero con ansias q pasara ahora q lenita salvo a jul de muerte segura, saludos querida 😘😘😘 hasta mañana
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/16/2022, 12:57 pm

¡Santo Cielo!
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POV. ELENA

Su cuerpo estaba pegado al mío temblando. De sus labios salía un poco de agua cuando tocía pero sus ojos, demonios, sus ojos estaban fijos en mí como si temiera de algo. Pero después de todo ¿A quién le era grato estar al borde de un ahogamiento? Seguía repasando mi mano por su espalda para ayudarla, pero no quería pensar que mantenía ese movimiento porque su piel era extremadamente suave como la seda. Incliné mi rostro hacia un lado, hice un movimiento con mis cejas porque no podía hablar pero eso le daba a entender que le quería preguntar algo. Trató de separarse de mí pero como se había tambaleado se aferró de nuevo a mis hombros, realmente estando débil parecía pequeña y despojada de toda esa fuerza que le daba el dinero. 

Oleg Volkov había sido bien claro, quería que fuese salvavidas en la “pool party” porque nunca estaba demás alguien que estuviese para cuidar a los demás, con alcohol alguien se podía descontrolar y caer. 

Como Yulia casi no podía caminar, la tomé entre mis brazos y a pesar que hizo un quejido la llevé hacia su habitación. Todos me observaban con la boca abierta, otros estaban preocupados e iban tras de mí haciendo preguntas. Alguien gritaba ¡Llamen a Pavell! No creo haberme metido en problemas por llevarla hasta su cuarto ¿O sí?

…….....................................................

Lo único que la pelinegra podía ver eran los pechos de la mujer casi contra su rostro. Se sentía con náuseas, tenía miedo porque había sido un golpe duro pero la seguridad que le brindaban los brazos de ella era quizás “aterradora”. Solo sus amigas subieron con ella a la habitación para ver que todo estuviese en orden. Con cuidado, Lena la depositó sobre la cama. Había sido la gloria apoyar la cabeza sobre sus suaves almohadas.

-¡¿Qué le pasó a Yulia?! – entró Pavell a la habitación. Su forma alterada de hacerlo pareció preocupar a la morena que, recién se había acomodado en la cama y ya estaba derramando lágrimas, Elena se volteó seriamente y le hizo un gesto para que bajara el tono de su voz.

-¿Te conozco? – Svetlana miraba a Lena con los ojos entrecerrados. Su rostro le era familiar pero no podía recordar quien era porque olvidaba a quienes eran “inferiores” según ella. Pero Elena la ignoraba completamente porque la había reconocido de inmediato.

-Parece que se pegó cuando saltaba, ella la sacó del agua porque se ahogaba ¿Eres la salvavida?

-Mmmm hummm –la pelirroja hizo un sonido asintiendo. Todo a su alrededor le importaba poco, solo le preocupaba que el novio de Yulia pudiese alterarla más.

La pelirroja desapareció unos segundos y luego volvió con una maletita de primeros auxilios que Oleg le había dicho donde la tenían. Sacó lo necesario para hacer una curación. Todas habían salido porque “odiaban” ver sangre excepto Pavell que le hacía cariño en la mano a su novia mientras le susurraba cosas para tranquilizarla. Los ojos de la morena se dirigieron de nuevo a quien era su sirvienta. Le era perturbador tenerla "semi-desnuda" sosteniendo algodón en sus dedos para limpiarle la herida. Miró los pechos de la chica, suaves y grandes. Sonrojada, volteó a su novio para sonreírle, no le gustaba verlo angustiado y aunque comenzaba a sentirse mejor, sabía que debía quedarse un poco en cama.

-¿Tienes náuseas?

-Me duele y me mareé pero me siento un poco mejor, no creo que sea necesario ir al hospital por eso.

-Debes ir, por favor, un golpe así no es algo que puedas tomar a la ligera –quizás no estaba tan mal en sus palabras, lo haría pero al otro día para descartar cualquier lesión. 

Lena seguía en lo suyo, la herida en la frente de la “heredera” no era grande para requerir puntos pero concordaba con el novio de ella en que era bueno hacerse un chequeo para descartar alguna cosa. No tenía idea que su respiración le daba sobre los labios a Elena. Estaba muy cerca colocando un parche y algodón sobre su frente que incluso podía sentir su perfume. Cuando acabó, Pavell le dio las gracias, ella asintió con una leve sonrisa y le mostró su libreta a Yulia para que leyera.

-“Por favor, quédate quieta una hora descansando, luego si deseas bajas pero aléjate un poco de los demás” –escribía bajo la sorprendida mirada de Smirnov - “Estaré sentada cerca de la piscina, si necesitas algo me lo comunicas”.

-Muchas gracias, Elena –antes de irse, la pelirroja la miró de pies a cabeza. Ahora realmente le estaba prestando atención a su cuerpo y podía decir que se veía muy bien en su bikini, pero no era su estilo mirar chicas que estaban comprometidas o eran muy distintas a ella, eso lo decía por ahora. Cuando se fue, miró a su novio - ¿Por qué tienes esa cara mi amor?

-¿Por qué escribe en la libreta? –Se cruzó de brazos - No creo que lo que haya dicho Oleg sea cierto. 

En ese minuto su novia suspiró y le contó la verdad, desde porqué estaba trabajando en la mansión hasta que era muda después de un accidente o algo por el estilo. El semblante del muchacho parecía preocupado, no por celos sino por Lena en sí, porque su historia parecía preocupante.

Cerca de la piscina tanto chicos como una que otra chica sonreían pestañeando repetidas veces. La salvavidas que estaba sentada cerca, observaba todo a su alrededor. Su cuerpo era increíble y su mirada mucho mejor, se veía tan seria y su perfil era precioso. Muchos se preguntaban su nombre pero nadie se atrevía a acercarse porque parecía muy ocupada vigilándolo todo. Una hora más tarde apareció Yulia con Pavell de la mano, varios se acercaron para saber cómo estaba y ella en una sonrisa explicaba que mucho mejor. Se acomodó en una reposadera y aceptó gustosa un jugo natural de frambuesa. Nada ni nadie harían que su fiesta se arruinara, se conformaba con estar rodeada de quienes la querían. Había tenido deseos de bailar pero no podía moverse mucho, tenía la frente un poco hinchada.

-Yulia –se acercó una amiga - ¿Sabes quién es esa mujer? –Indicó a la salvavidas - Es preciosa y tengo ganas de acostarme con ella – la morena escupió todo el juego y la miró con asombro, sabía que su amiga tenía diferente orientación sexual como muchas ahí presentes pero sus palabras fueron muy directas - ¿Qué?

-Que zorra, amiga, no te acuestes con lo primero que ves, quien sabe lo que pueda tener – de vez en cuando la miraba desde su silla. Elena lucía seria mirando hacia el frente, su cuerpo era delgado pero sexy y parecía muy ocupada en su tarea. La curiosidad aumentaba dentro de ella ¿Quién sabe? Quizás su voz realmente concordaba con toda esa belleza que emanaba.

-No es la primera vez que lo hago, en algún momento me acercaré y le preguntaré… tiene cara de ser increíble para un buen revolcón. 

¿Cuánto le habría pagado su padre para tenerla allí? Hoy no la había visto en todo el día así que suponía que eso equivalía a todo el trabajo. Todos se habían puesto a bailar cuando David Guetta puso una canción que los provocó a más no poder. Dando grititos fueron hasta la pista pero ella no podía, si se movía se marearía. Vio en el rostro de Pavell con entusiasmo y para darle la tranquilidad le dijo que fuera a bailar con los demás, ella estaría observando todo. Se había negado en un principio pero la pelinegra lo había convencido de que no se tenía a “Guetta” todos los días en tu casa. Obviamente los invitados serían la envidia de los que anhelaron por estar invitados. Las fiestas de los Volkov eran leyendas porque cada año eran mejores incluso los “16” de Yulia habían tenido como invitado principal a Paramore, y P. Diddy.

Los ojos de Lena miraban la piscina que ahora estaba vacía, la tentación era tan grande que necesitó unirse a ella. Dando un certero clavado se hundió en el agua y nadó con mucha fuerza, le gustaban las piscinas porque nadar le daba un sentido de libertad enorme, incluso si podía lo hacía en el mar aunque detestaba el agua salada. Cuando salió a flote vio a Yulia sentada donde ella estuvo ¿Qué hacía allí? No tenía idea que al salir de la piscina su traje de baño se amoldaba muy bien a su cuerpo. Sacudió el cabello y caminó hacia ella, incluso aceptó la toalla que la “heredera” le tendía.

-Necesitaba agradecerte por salvarme, me estaba ahogando –miraba hacia un lado mientras ella repasaba rápidamente la toalla por todo su cuerpo, no tenía deseos de mirar hacia otras partes indebidas - Espera aquí un poco –llamó a un mozo y en menos de 5 minutos ya le tenía su pedido - Muchas gracias … -observó a Elena - Toma, debes comer algo, eso está permitido para la salvavidas, debes tener fuerza para salvar la vida de alguna otra torpe que se caiga al agua como yo - de pronto la pelirroja sonrió un poco antes de sostener el sándwich y masticarlo con gusto. La verdad era que sí tenía hambre y esa “mimada” le había acertado. Estuvieron así un rato sin hablarse ni mirarse mientras ella comía todo.

-Ahora no podrás lanzarte a la piscina después de una hora - como si hiciera arte de magia, sacó la libreta tras la nuca de Yulia y escribió sobre ella.

-“Eso es un mito”…-siguió escribiendo- “¿Qué hace hablando conmigo, señorita Volkova? Le recuerdo que soy una inculta en temas de política y economía” –avergonzada la muchacha se miró los dedos de los pies. Se había acordado de cuando la había insultado. 

Lena observaba como a pesar de la noche se notaba que sus mejillas se habían sonrojado, pero luego sus ojos bajaron lentamente por todo su cuerpo hasta fijarse sin querer en su muñeca. Fue en ese minuto que su rostro se desfiguró completamente y la ira llenó sus pulmones, trató de tranquilizarse porque no podía gritar, solo saldrían sonidos lamentables. Con mucha rapidez escribió sobre una hoja, Yulia sintió miedo, estaba enojada porque su cuerpo emanaba esa energía poderosa.

-“¿De dónde sacaste esa pulsera?”

-La encontré…. A… afuera del salón en esa cena –entonces era de ella, por su molestia podía adivinarlo. Rápidamente se la sacó pero era inútil, sus dedos eran torpes. La escuchó gruñir y a pesar de toda la rabia que sentía, Lena sostuvo su muñeca de forma delicada y con sus dedos le sacó aquella preciada pulsera. Sus dedos habían dado el roce perfecto para molestarla - ¿Qué significado tiene esa frase para ti? – Elena suspiró y le mostró la libreta.

-“No creo que eso le importe, está rompiendo los protocolos de sirvienta y jefa, señorita Volkova”.

Y sin decir más se colocó la pulsera antes de apartarse de Yulia. No le gustaba que tratara de conversar más de lo debido, esa mujer era completamente diferente a ella y sus mundos no encajaban desde ninguna esquina. La muchacha la vio alejarse hasta entrar en la mansión, sintiendo en su pecho algo extraño con eso. Quería saber la historia detrás de esa pulsera, quería saberlo todo sobre su sirvienta y claro, eso no le gustaba nada.

..............................................................................................

“Lunes 11 de agosto 2014” 

Leyó la fecha en el calendario de la cocina con atención y recordó la conversación que había tenido anoche con su madre. Inessa aceptaba a duras penas que su hija la reemplazara y perdiera sus vacaciones trabajando, pero no iba a tolerar que siguiera haciendo lo mismo en época escolar. Como en 2 semanas más iniciaban las clases, iba a retomar su lugar pero gracias a las conversaciones que Oleg había tenido con Lena, la carga iba a ser mucho menos pesada y tendrían más espacio para poder descansar, además, su hija debía enfocarse en el estudio para que tuviera las notas suficientes para postular a una buena universidad.

Con cuidado fue colocando todas las frutas seleccionadas en los platillos sobre la bandeja. La comida era comida pero cuando se la servía a otros le gustaba ser muy meticulosa con ello, además, estaba en una mansión donde se pedía ese cuidado. Colocó la tasa de mocachino a un costado, los agregados para el pan a otro lado y así armó una preciosa bandeja de comida para el desayuno con unas flores para decorarla aún más. Supuso para quien era y se armó de paciencia para subir en silencio por la escalera. Apenas la había visto estos días, prefería evitarla porque quisiera o no ante sus ojos se sentía miserable, expuesta, desnuda y débil. Gracias a Dios la habitación de ella estaba en el segundo piso y no el cuarto como el de sus padres, así era más fácil llevarle sus pedidos. Estando tras la puerta dio otro gran suspiro antes de tocar la puerta tres veces, tal como había dejado explicito para saber que era el servicio doméstico. Nadie atendía, nadie decía algo así que volvió a tocar tres veces más. Pero había silencio. ¿Había preparado la comida por nada? ¿Lo había hecho para molestarla o se había quedado dormida?

Con cuidado abrió la puerta, la manilla la bajó lentamente hasta poder entrar, tenía la vista en el suelo y así cerró la puerta pero cuando alzó la vista sus ojos se abrieron mucho, lo bastante para verse más redondos.

Los sentidos de su cuerpo se perdieron y por lo tanto la fuerza que ejercía con un brazo desapareció. La bandeja se estrelló contra el suelo y el sonido hizo que Yulia se volteara para ver qué había pasado. La muchacha tenía puesto los audífonos por eso no había escuchado cuando golpearon la puerta, supuso que el desayuno tardaría más en estar listo. Pero lo que tenía a Lena con la boca abierta y los ojos en ella era el hecho que estaba totalmente desnuda. Las mejillas a Katina se le tiñeron de un tinte rojo, los de ella también. Ambas estaban congeladas sin decir palabra alguna, bueno, Lena era muda.

Por unos segundos hizo un rápido escáner a su cuerpo y aunque trató de no motivarse, era imposible, ella era una mujer en todos sus sentidos y había que decirlo, preciosa sí, muy preciosa. Con la respiración agitada llevó lentamente las manos hacia donde no quería ser vista, un brazo utilizó para cubrir sus pechos, la otra la dejó entre sus piernas. Lena pestañeó dos veces antes que Yulia pudiese reaccionar y diera el grito más fuerte de su vida. Nadie podía oírla, sus padres no estaban y los empleados estaban esparcidos en casa.

Los ojos de ella se llenaron de lágrimas porque se sentía estúpida, el corazón de Katina se apretó porque no quería hacerla sentir mal, todo era un accidente. Con la vista agachada y fija en el suelo fue recogiendo los trozos de comida. Las lágrimas corrían por su cara, era lo más vergonzoso que le había pasado.

-¡¿Por qué mierda no avisas?! ¡Eres una idiota! ¡Sal de aquí! –corrió hacia su cama y se tapó con una bata que había dejado allí. Iba a vestirse pero Elena había entrado sin avisar. No se iba, no, seguía empeñada en recoger el desastre que había quedado en el suelo- ¡Lárgate! ¡No quiero verte! –cuando gruñó, se incorporó rápidamente y la miró con el ceño fruncido, sintió que corría peligro, Elena cogió la libreta de su bolsillo y escribió rápidamente.

-“No fue mi intención hacerla sentir tan miserable, toqué la puerta y no me contestó por lo que supuse que no estaba, no se preocupe iré por otro desayuno y lo dejaré en una mesilla afuera”- Yulia se secó las lágrimas.

-Voy a hacer que te despidan, mi padre va a saber esto y mi novio también… te irás de esta mansión, sirvienta incompetente –sus palabras cesaron cuando vio como el semblante a la pelirroja le había cambiado por completo. Lucía débil como si hubiera tocado un punto sensible de ella. Elena con los labios apretados y dándose su tiempo para escribir, le mostró la hoja de la libreta.

-“Cumpla con su deber señorita Volkova, pero por si de algo le sirve… no tiene de que avergonzarse, usted tiene un cuerpo bonito”.

Esas palabras hicieron que se sonrojara aún más, que se sintiera aturdida y sin poder responderle algo. Hasta no sacar todo no se iba, así que cuando terminó dio media vuelta y cerró lentamente la puerta. No sabía que le afectaba más, el hecho de haberse sentido tan expuesta y patética frente a ella, o el hecho que había tenido reparos en mirarla para decirle que era bonita aun cuando ella le había dicho que sería despedida. Rendida se sentó al borde de la cama para mirar el suelo en silencio, esto no podía haber pasado, los imprevistos en su vida no existían porque todo se mantenía en orden, nada salía de lo previamente acordado a su alrededor; era lo que quería siempre. ¿Por qué le sucedían estas cosas desde que había aparecido esa mujer en su vida?

El desayuno lo llevó otra empleada, Lena se había excusado que se había caído con una alfombra en mal estado y le dolía la rodilla. El resto del día fue una pesadilla para la pobre “cenicienta”, le temblaban las manos y la barbilla cuando hacía sus deberes porque temía que apareciera Oleg o Larissa para reprenderla, para acusarla de depravación y expulsarla, lo que sería un hecho. ¿Qué podría decirle a su madre? ¡Había sido una idiota por haber entrado sin esperar una señal! Era una lección esencial para cualquier empleo. Cuando pudo almorzar no quiso hacerlo dentro sino en algún lugar del enorme parque que tenían.

Y así entre tropezones y errores llegó la hora de la cena donde debía llevarle la comida a la familia Volkov. Yulia tenía razón en decir que sus padres no eran como los demás millonarios porque al menos salían un poco más temprano de su trabajo siempre para comer con la única hija que tenían. 

Sudando bajo su ropa y con la garganta apretada, salió empujando el carrito donde llevaba encima la comida en bandejas de plata. Era como un camino hacia la muerte, porque en cuanto pusiera un pie allí, de seguro iban a despedirla. Este lugar era la gran fuente de dinero y trabajo para su familia, ahora iba a tener que ingeniárselas. Como iba a contarle a Inessa lo que había pasado sin ver en su rostro la decepción, porque ¡Dios santo! Eso era peor que todo lo demás. Abrió las dos puertas de ese gran comedor. Al fondo de la mesa estaba todo puesto tanto como los manteles y cubiertos para ellos. Sintió la mirada firme de Yulia pero no la observó a los ojos, incluso ella se sentía más ridícula o avergonzada que la pelinegra estando desnuda. Trató de pensar en otra cosa, no quería botar la comida frente a personas tan importantes como los Volkov.

-Muchas gracias Elena – Oleg entrecerró los ojos al ver que tenía banditas en algunos dedos - ¿Qué te ha sucedido en las manos? – extrañada, la pelirroja levantó la vista hacia Yulia. Sus ojos verdes la hicieron sonrojar tanto que sentía que se ahogaba. Elena sacó su libreta y escribió.

-“Me caí esta mañana con la bandeja cuando iba a entregarle el desayuno a su hija”.

-¿Te sientes bien? ¿Te enterraste trozos de vidrio? – Interrogó Larissa. Lena asintió lentamente, no quería preocuparlos por algo que tenía solucionado ya. Sus ojos de nuevo se quedaron fijos en los de Yulia, si ella hablaba sería su fin ¿Por qué ya no lo había hecho?

-Mami, papi, tengo algo que contarles –cuando dijo aquello, pudo percibir la angustia de la empleada muda. Sus dedos temblaron y sus ojos se nublaron. Se le apretó la garganta sorprendiéndose a sí misma ¿Estaba sintiendo pena por la notoria debilidad que florecía en esa mujer?

-¿Qué pasó princesa? –sostuvo su mano mientras que con la otra extendía una copa de vino para que Katina le sirviera. Yulia miró a su empleada, recordó lo que hizo la semana pasada y cambió su discurso inmediatamente.

-Elena me salvó la vida la semana pasada en la “pool party”. Me estaba ahogando y me sacó a flote, lo de que me pegué en mi armario fue mentira, la marca que tengo aquí es porque me pegué en la orilla.

-Mi amor ¡Santo Cielo! ¿Y ahora es que lo dices? ¿Te hiciste exámenes? –asintió rápidamente.

Lena la miró fijamente unos segundos tratando de asimilar lo que acababa de pasar. Yulia Volkova, la “heredera” no la había acusado por su error sino que había contado un hecho “heroico” que la dejaba bien ante los ojos de sus padres. El señor Volkov la quedó mirando y sonrió de oreja a oreja, el pedirle que fuera la salvavidas esa noche había sido la mejor idea que hubiese tenido.

Después de dejar la comida como correspondía se retiró con educación de allí, su pecho temblaba con los latidos del corazón, latidos que llegaba a sentir en su cabeza. No había perdido el empleo ¡No lo había hecho! Sonrió como boba mientras quitaba el delantal negro que se colocaba cada vez que estaba en la cocina o haciendo aseo. 

No iba a decepcionar a su madre, todo seguiría en orden y se esforzaría más por ser mejor en esto. Se sentó en un taburete de la enorme cocina para tragar su propia comida, sí, tragar, porque tenía un hambre de mil demonios y la adrenalina le daba más apetito que de costumbre. Estaba en eso cuando alguien en la cocina hizo sonar la campanilla, quizás ya habían terminado su cena y era hora de retirar los platos.

No estaba ni el señor ni la señora Volkov… excepto Yulia. La heredera la miraba como un gato que miraba concentradamente su juguete. Sin entender que quería, se acercó hasta su lado.

-Tranquila, no te voy a hacer algo pero… -sonrojada le hablaba. Las palabras se tropezaban en sus labios - Quiero discutir un asunto contigo - Elena atolondradamente escribía.

-“Sus padres pueden estar cerca”.

-Es mejor que salgamos de acá –no esperó una respuesta, esto más que nada era una orden. 

En silencio ambas caminaban al lado de la otra, Lena suponía muy bien lo que la “heredera” quería conversar y no le gustaba la idea, era bastante vergonzoso recordar lo que había pasado en la mañana, las lágrimas de ella, la idea de sentirse desprotegida ante ella que en realidad nada malo le haría. Había una banca de piedra donde Yulia se sentó pero Lena, ella solo se acomodó en el suelo porque no era capaz de estar a la misma altura de ella. La pelinegra inclinó el rostro y la observó con atención ¿Quería siempre marcar la línea que las separaba? Elena alzó la vista y la sorprendió observándola ¿Acaso no hablaría? Sin esperar más, sacó su libreta y escribió con cuidado cada palabra, no quería que reaccionase mal.

-“Perdón por lo ocurrido esta mañana, he transgredido tu espacio personal y me siento terrible por ello, no volverá a pasar”.

-Lo entiendo y lo vi en tus ojos, no fue algo que quisieras hacer a propósito –una imagen rápida pasó por su cabeza ¿Cómo sería ella tratando de seducirla estando desnuda? Casi se ahogó en su propia saliva por el pensamiento totalmente fuera de lugar que tuvo, y es que ambas eran mujeres, además que tenía novio -  Digo ah, mmm, debí aclarar que me dejaran el desayuno en mi puerta, creí que tardarían más y por eso me había duchado – los ojos perdidos de la muchacha buscaban algo a su alrededor, pero de pronto la recordó desnuda y la vio de arriba hacia abajo. Tras esa ropa se escondía un cuerpo precioso, pero no sabía si esa mujer tenía la misma belleza interior en este mundo tan pedante como el de los ricos - ¿Es importante este trabajo para la señora Katina?

-“Después de que se murió mi papá se hizo mucho más importante” – había sido tarde cuando se dio cuenta de su error, le había revelado una de sus preocupaciones. Rayó la hoja y cambió la hoja en la libreta ¡Por qué tenía que ser transparente ante ella!

-Por un momento pensé en decirles a mis padres lo sucedido pero no lo hiciste a propósito, además luego de salvarme la vida no podría hacer semejante acto de desconocimiento a lo que pasó esa noche…. Solo quiero pedirte un favor – Lena asintió para que continuara - Olvida esa imagen de mí, apenas puedo estar ante tus ojos soportando la tentación de querer esconderme tras un muro… Y aunque parezca absurdo, y sé que ambas somos mujeres, me sentí incómoda y vulnerable. A mí no me gustaría saber que alguna joven sirvienta de mi novio lo vio sin ropa así que por favor olvida lo ocurrido - Elena formó una sonrisa tensa en sus labios.

-“Si quisiera mirarla con perversión, en esa habitación habría ocurrido otra cosa” –siguió escribiendo, podía sentir que la pobre muchacha respiraba apenas - “De aquí en adelante no recordaré lo sucedido, puede estar segura de ello”.
 
Y habiendo escrito eso, se levantó de allí para sacudir el césped en su pantalón. Una cosa era lo que había escrito pero algo muy distinto era lo que pensaba ¿Realmente podría borrar la imagen de la heredera desnuda con todo el sol bañando su piel? Pues claro que no.
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Domingo doble, chicas!!!! Gracias por comentar, por compartir, por estar... Por leer, sobre todo.

Nos leemos en un rato!!
 
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Mensaje por Fati20 1/16/2022, 2:26 pm

Ya las cosas se van poniendo más interesante entre las chicas 😃 a esperar con ansias el próximo capitulo
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/16/2022, 4:19 pm

Piscina, otra vez
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Con molestia lanzó el pañuelo que ocupaba para limpiar los vehículos de la familia Volkov, que por cierto debía tratar con cuidado por su alto valor económico. Sentía que le ardía la piel, el sudor corría desde su frente hasta las mejillas pasando por su cuello también. Parada estaba observando los modelos mientras jadeaba, ni siquiera si reunía todo el dinero que ganaría en su vida podría comprar uno. Podía identificarlos, aquí en el enorme garaje había un Rolls Royce, Ferrari, Lamborguini, Audi, Bugatti y un Aston Martin, eso sí ni siquiera contaba la limusina blanca y negra. Le dolía el estómago pensando en todos los millones que debía tener el señor Volkov en su cuenta, quizás si un día quería cumplir una fantasía podía bañarse en una piscina con dinero, pero no ella, ella solo debía quedarse a mirar y limpiarlos.

Caminó hacia la piscina de la mansión (enorme por cierto como todo lo demás aquí), una de sus tareas era limpiar y le gustaba hacerlo, siempre aprovechaba de darse un baño sin que los demás se lo prohibieran. Pero llegando allí se dio cuenta que había una sirena en el agua, una mujer que sabía nadar muy bien y que parecía disfrutarla. Sí, debía ser una sirena porque se quedó absorta en su belleza hasta que ella se dio cuenta de su presencia.

-¡Me asustaste! – Yulia flotaba sin problemas - ¿Qué haces aquí? - Lena le mostró la libreta.

-“Vengo a limpiar el agua de la piscina, además quien sabe, quizás te vuelves a pegar y necesitarás de mi ayuda” – Yulia observó su cabello despeinado, las mejillas rojas producto del esfuerzo, parecía una niña que hubiese jugado con tierra y por alguna razón le causó ternura.

-Ya quisieras que me ahogara, pero no, eso no sucederá – sonrió antes de seguir nadando. 

Lena había quedado descolocada, no era usual que la “heredera” le dedicara una sonrisa haciendo medias lunas sus ojos, una sonrisa sincera y espontánea además. Pero de pronto la muchacha se sumergió bruscamente captando su atención. Pensó que empezaría a nadar bajo el agua por toda la piscina pero no, de hecho se había quedado un minuto así y seguía sumergida inerte.

¡Santa mierda! ¡Por eso no había que escupir al cielo! Sacarse los zapatos fue todo lo que alcanzó a hacer antes de lanzarse para sacarla a flote mientras la muchacha se quejaba sorprendida. Ambas flotaban, Lena la abrazaba por la cintura con el ceño fruncido y la pelinegra, bueno, Yulia estaba con los labios abiertos por el asombro.

-Estaba haciendo una prueba para ver cuánto podía aguantar la respiración…. ¡Lo arruinaste! – Pero sus ojos se concentraron en el cuerpo de la pelirroja, llevaba la ropa puesta y de seguro en el bolsillo de su pantalón la libreta que usaba que quedó destruida - Yo…. Ah, tengo una libreta de notas que te puedo dar, no quise…. Oh mm ¿Preocuparte?

Elena no sabía si sentirse estúpida o afortunada. Ambas estaban pegadas la una de la otra, las manos de la “heredera” estaban en sus brazos para sujetarse de ellos. Disimuladamente repasó el cuerpo de ella en lo que sobresalía a flote, pero solo duró un segundo porque había recordado el cuerpo que había tras ese bikini. Yulia parpadeaba apenas, Lena era muy fuerte y a pesar de estar en la piscina podía sentir el calor que irradiaba todo su cuerpo. Sus ojos verdes eran asombrosos, tenían una historia que contar y era fácil perderse. Le sorprendía ver que los ángulos de su rostro y cuerpo en general eran muy buenos. Después de unos segundos absortas en la otra, reaccionaron.

-Hoy viene a cenar mi novio – susurró - Sería bueno que por favor no le mencionaras lo del accidente del lunes.

Una sonrisa traviesa apareció en los labios de la sirvienta muda. Yulia captó el mensaje ¡Se estaba imaginando su cuerpo sin ropa! No podía negar que tenía una dentadura muy linda y una sonrisa perfecta ¡Estaba sonriendo por primera vez! Cerca de la orilla la soltó antes de afirmarse del reborde de piedras y salir de allí con fuerza. La camiseta de manga corta se pegaba a su cuerpo y marcaba sus pechos, así también como el pantalón mojado. La morena se quedó dentro del agua hasta que Lena había desaparecido, no había sido buena idea jugar a sumergirse y aguantar la respiración porque el contacto con ese cuerpo la había descolocado, y claro, obviamente no había sido bueno lo que sintió.

Esa noche estaba la familia Volkov reunida a la mesa para cenar con Pavell como invitado. El chico era adorado por sus “suegros”, además de tener muy buenos modales, poseía conocimientos muy amplios de economía, política y sociedad. Elena ingresó con el carrito que llevaba las bandejas de plata y los diferentes platos, se sentía más observada de lo normal y por eso levantó la vista para saber que estaba pasando. Le sorprendió ver que Pavell Smirnov no dejaba de mirarla, pero no era una mirada despectiva sino más bien cálida. No sabía que el “chico rico” tenía conocimiento de su estado.

-¿Cocinaste todo esto tú sola? – le pregunto Larissa a Elena sorprendida, Lena mostró la hoja de la pequeña libreta rosa.

-“Las cocineras se veían muy agotadas, espero sea de su agrado”.

-¿Esa libreta no es tuya? – Pavell entrecerró los ojos divertido - Es rosada – Lena se sintió fugazmente ridícula.

-Oh lo que sucede es que sin querer amm... – Yulia no podía decirle lo que había pasado en esa piscina - Llevaba jugo en mi mano y tropecé con ella y le arruiné su libreta, por eso le he pasado esa, no es un color que a todos les agrade pero bueno… - Oleg se dio cuenta que Lena tenía las mejillas rojas pero no era por vergüenza o algo por el estilo, la muchacha se había quemado seguramente cuando limpió los vidrios. Era una chica de esfuerzos, no podía estar haciendo toda su vida trabajos menores y pronto comenzarían las clases.

- Elena, quisiera preguntarte algo ¿Cuándo entras a clases? – Preguntó Oleg.

-“En 2 semanas señor” –el hombre asintió pensativo. Elena Katina al principio no había sido una buena opción para tenerla como “reemplazante” de su madre, pero estos días demostró que era una chica con capacidades increíbles, un talento oculto.

-Puedes irte si quieres, tienes la piel irritada y luces muy cansada, toma –sin que nadie viese la cantidad exacta, le entregó un billete dentro del bolsillo de su delantal - Cómprale unas flores a tu madre para que se recupere totalmente y un pastel a tu hermana, esa niña es dulce.

La sonrisa instantánea en el rostro de Lena volvió a dejar aturdida a Yulia, lucía tan contenta cuando se trataba de su familia. No era tan fría ni tan idiota como creyó los primeros días que estuvo en esta mansión, y es que era cierto que aún quería saber que había detrás de su mudez, pero además quería saber que significaba esa pulsera que traía siempre y cómo era su mundo.

-El mundo detrás de cenicienta –susurró perdida en sus pensamientos, Pavell besó fugazmente su cuello sin que sus suegros lo vieran.

-¿Soñando con cuentos Disney, amor? –murmuró.
……….....................................................................

Elena llegó más temprano de lo que creía. En la mesita cerca de la entrada había una nota escrita por su madre, habían ido donde su abuela y por lo tanto podía decir que tenía unos minutos de “absoluta libertad”. No parecía muy alegre como cualquier chica de su edad cuando le dicen que tiene la casa para ella sola, Lena desde siempre le gustaba compartir con su familia y mucho más después que ocurrió lo del accidente. 

POV. ELENA

Lancé mis zapatos a cualquier sitio de mi habitación, me quité la ropa y me metí a la ducha con agua caliente para poder relajarme un momento. El día había sido curiosamente satisfactorio, todo se mantuvo en orden excepto porque me había lanzado al agua cuando Yulia nadaba en la piscina. Era una mujer que me perturbaba porque a veces podía ser tan detestable como su amiga (que sí, en más de una ocasión había ido a la mansión pero evité que me viera) pero otras podía ser alguien que inspiraba amabilidad. 

Tenerla pegada contra mi cuerpo en el agua, su mirada confundida, su pelo mojado y largo, podía tener personalidad fuerte si lo quería pero era menuda, cualquiera podría hacerle daño si aplicaba fuerza bruta.

Salí de la ducha, acomodé la toalla alrededor de mi cuerpo y me senté a la orilla de la cama para reflexionar. ¿Qué habrá querido averiguar Oleg Volkov con el día que ingresaba a clases? Había dejado muy claro el día que hablé con él (cuando empecé) que solo trabajaría hasta dos días antes de iniciar el periodo escolar, pero su pregunta, sus ojos, algo no me terminó de cuadrar. Iba a vestirme pero la puerta de mi habitación se abrió de par en par para dar paso a una imagen que hizo mi noche. Con el pelo liso, seco y cayendo de una forma muy sensual sobre sus hombros, estaba Yulia caminando hacia mí con la vista fija, con los dedos retorciendo un mechón de su pelo. Mis ojos bajaron de inmediato a sus pies, sus tobillos y pantorrillas, mi análisis era completo y tan lento que mi cuerpo se erizaba. No alcancé a mirar más porque las manos de la “heredera” descansaban en mis hombros, haciéndome reaccionar para mirarla fijamente, sonreía, estaba desnuda abrazada a mí y me sonreía. La yema de sus dedos acariciaba mi labio inferior, su pequeña caricia calentaba todos mis músculos pero en aquel instante que tenía esa ferviente necesidad de tocar sus pechos….
…….......................................................

La pelirroja despertó cuando se dio un cabezazo contra la pared de baldosas delante de ella. ¡Santo cielo! Se había quedado dormida mientras se duchaba, al menos ya no tenía champú ni jabón sobre su cuerpo. El corazón latía más acelerado, sus puños estaban apretados igual que su dentadura.

-Agh –un quejido ronco salió de su boca. No podía haber soñado con ella, menos con su cuerpo desnudo que había visto por accidente. Era precioso y deseable en todos los sentidos. Era una chica de carne y hueso, no un palo de fierro, pero esa mujer era su opuesto en varias maneras, desde la clase social y el sentido de ver la vida, además que la morena tenía un novio y meterse con mujeres comprometidas y heterosexuales no era lo suyo.
Con molestia se secó el cuerpo, caminó hasta su habitación y se metió a la cama para hundir el rostro en su almohada. No le había gustado para nada el sueño ni la dulce sensación de ella estando desnuda. Había sido un maldito error haberla visto sin ropa porque había roto los límites que sus clases sociales les daban.
¡Quería gritar pero no saldría nada más que lamentos patéticos! ¿Por qué le enojaba tanto su sueño?

Quizás Elena Katina no era capaz de admitir que era imposible quitarse la imagen de la pelinegra desnuda, que en estos últimos días era lo que más pasaba por su mente o que la falta de una compañía femenina tenía a sus sentidos más vivos que nunca. 
Dio vuelta la cabeza para mirar el techo y ponerse a reflexionar. De todas formas ¿Qué tanta importancia debía darle a lo sucedido? Yulia era la hija bonita de los ricos jefes de su madre, lindo cuerpo pero nada más. Cualquier hombre o mujer (lesbiana obvio) en su lugar le habría pasado lo mismo así que no debía alarmarse, era la reacción cualquiera de alguien, luego dejaría de trabajar allí y todo volvería a su lugar. Sí, eso era y con aquel pensamiento se quedó más tranquila para conciliar el sueño después de un día tan agotador.

Pobre cenicienta, esto solo era el comienzo.

..........................................................................................

Y esa noche de la cena, esa noche donde Lena se había ido antes, Oleg se dio cuenta que tenía que salvar a esa chica.

Dos días después...

El sol radiante y las risas de los niños jugando cerca no reflejaba el mismo sentimiento que el de ella. Miró a su costado y sonrió levemente al ver a su novio beber relajadamente una soda mientras se mantenía descansando en la hamaca de la playa. En una semana toda la alegría de la libertad llegaría a su fin, las vacaciones de verano terminarían y tendrían que someterse a la rutina de las tareas y trabajos académicos. Eso sumado a la noticia que le había dado Pavell en la cena hace dos noches atrás. Su novio aprovecharía estos últimos días de vacaciones para acompañar a su padre en reuniones con los principales accionistas europeos del banco del que eran dueños los Smirnov. Después de todo él era heredero de toda esa riqueza también. 

Dando un gran suspiro se volteó para broncearse la espalda, el aire salino llenaba sus pulmones mientras el calor exquisito la envolvía por completo. Pero nada de esto sería realmente perfecto si no tenía en sus manos un vaso de jugo de frambuesa. Con delicadeza se levantó y le susurró a su chico que iría a un puesto de jugos naturales unos pasos más lejos, compraría uno para cada uno. Mientras caminaba, otros hombres se volteaban a verla, Yulia no era la típica belleza rubia y ojos azules de las pasarelas, sus rasgos y color de piel levemente bronceada captaba la atención, además su actitud era increíble, desprendía confianza en sí misma aun cuando solo llevaba bikini y caminaba hacia un simple puesto de jugos.

-Dos de frambuesa por favor –sonrió tendiendo los billetes al hombre frente suyo. Para entretenerse mientras esperaba las bebidas, se dedicó a observar el agua del mar y las olas que rompían en la orilla. Agua, agua… piscina… ¿Elena? ¿Estaría haciendo el aseo de la mansión? Se la imaginó trabajando mientras ella tenía el privilegio de disfrutar su libertad - Pobre cenicienta –susurró antes de recibir con una sonrisa los jugos - Gracias y guarde el cambio –caminó apurada donde estaba el sector VIP de la playa, deliciosas sombras y hamacas pero se llevó una no grata sorpresa. Parado estaba un hombre apretando la mano de su novio, sus ojos no eran sinceros y aunque quizás era un juicio acelerado, no estaba equivocada- Hola cariño, aquí tienes tu jugo.

-Amor, te presento al empleado de mi padre y un chico muy bueno, se llama Iván –el rostro de Yulia quedó sin expresiones solamente porque ella luchó por no abrir la boca, sorprendida. Este chico lo conocía ¡Era el hombre que había discutido con Elena afuera de Starbucks!- Yul…

-Lo siento, que mal educada soy –tendió su mano con actitud positiva- Yulia Volkova –algo en este hombre no le gustaba para nada.

-El gusto es mío –guiñó el ojo y volvió a concentrarse en Pavell Smirnov. Por supuesto que Iván conocía a Yulia Volkova, era la única hija de la familia donde su “madre” hacía aseo hace años. Madre y pasado que no estaba interesado en reconocer.

La pelinegra sin mucha confianza se tendió en la hamaca para beber su jugo. Estaba pensando en el rostro de la “empleada muda” y las emociones que la surcaron cuando movía desesperada sus manos para comunicarse con él. Apenas conocía a Lena pero por la energía que irradiaban podía decir que el chico malo de la discusión era el hombre que hablaba con su novio. Minutos más tarde se despidió de ambos y se alejó. Pavell se le acercó y besó su cuello, no le gustaba ver a su novia tan perdida en sus pensamientos.

-¿Así acabará nuestra cita? ¿Qué sucede?- Yulia rozó sus labios con los de él.

-Nada, es solo que me angustió mucho negar tu oferta para ir de viaje, espero que entiendas que tu padre tiene razón, debes concentrarte en la reunión porque junto a tu hermano manejarán todo y yo sería más bien una distracción.

-Tacaña, serías la mejor –besó su mejilla, luego su cuello y el hombro- ¿Te importaría si nos vamos al mejor hotel que quede cerca? Muero por…. – Yulia captó el mensaje y sonrió, si debía despedirse de su novio esta tarde lo haría haciendo la actividad favorita de ambos, hacer el amor.
……....................................................................................

Él ya no estaba pero la heredera seguía tendida en la cama de ese hotel con sueño marcado en su cara. Pavell Smirnov debía tomar el vuelo de su jet privado en unos minutos así que podía decir que a partir de esta noche tenía que disfrutar lo que queda de vacaciones a solas o con sus amigas. Por causalidad extendió su cuerpo para capturar el teléfono en la mano y después de unos segundos dar un gritito. Su padre le había dejado un mensaje por Line diciendo que la pasaría a buscar en una dirección específica para ir de vuelta a casa. ¡Se había olvidado que le pidió aquello! Pero el hacer el amor con su novio no estaba en sus planes y tampoco le diría a su padre que la pasara a buscar al hotel. Se duchó en menos de 3 minutos, se peinó y apurada salió corriendo. No le importaba estar sin maquillaje porque sus padres eran los únicos que la habían visto de forma natural. Miró su reloj cuando llegó a la dirección acordada ¡Genial! Había sido puntual y solo le restaba esperar sentada en la banca de piedra de aquel parque, pero cuando quiso sentarse el lujoso Roll Royce apareció frente a ella captando la atención de los demás. Entusiasmada abrió la puerta pero su rostro se deformó cuando vio quien conducía.

-¿Qué haces tú aquí? –El asiento del copiloto tenía una hoja pegada en la cabecera que decía “Sabía que dirías esto, tu madre fue quien me envió a buscarte en este auto, sube que iremos a casa”- Se supone que mi papá vendría a buscarme - Lena sacó otra hoja y se la mostró.

-“Suponía que dirías esto también, pero ha ido de urgencias a una reunión con tu madre así que me encargó esta misión”.

Yulia maldijo por lo bajo y luego sin decir otra cosa se metió al lujoso vehículo. De reojo a medida que avanzaban por la avenida, observaba la concentración de Katina para conducir. Se veía seria y muy responsable, una actitud totalmente diferente de cualquier chica de su edad con un auto de lujo como este. Quizás era porque no le pertenecía y no tendría los medios si quiera para pagarle un neumático, o tal vez se debía a que tampoco le causaba gracia venir a buscarla. Da igual, de todas formas ¿Qué debía preocuparle? Para eso le pagaban. Pero no pudo hacer como que no existía cuando su presencia era evidente, además haber visto a ese hombre junto a Pavell, le daba aún más curiosidad saber sobre quien era Elena Katina.

-Te importaría si nos bajamos en esta cafetería ¿No? Te invito un café- la pelirroja frenó a un costado, sostuvo un lápiz y la libreta para escribir.

-“No creo que mi ropa esté a la altura de una cafetería de lujo, señorita Volkova”

-Es para gente normal, además no quiero llegar a mi casa ahora ¿Por favor? –pestañeó repetidas veces para convencerla, pero Lena no era fácil (aparentemente) de dejarse manipular por ella.

No sabía como pero terminó aceptando un café de la heredera Volkov. Había trabajado muy duro y consideraba que sería una falta de respeto declinar la oferta, pero era inevitable sentirse incómoda si pagaba ella la cuenta. Silenciosa, la morena jugaba con la servilleta mientras esperaba el pedido, parecía inquieta por algo y por más que, aunque trataba Elena de entenderla no era posible ¿Estaba así porque se sentía incómoda con ella en un lugar como este? ¿Era muy pobre para estar a la altura suya? ¿Quería hablar de algo pero no sabía qué? Resoplando comenzó a escribir sobre su libreta pero las palabras de la boca de Yulia brotaron solas como una cascada de gran vertiente.

-¿Te cansaste el día de hoy en la casa? No tuviste que nadar para salvarme del agua aunque repito, eso no volverá a suceder jamás –Elena asintió, por supuesto que se había cansado - Lo lamento… - observó la mesa incómoda unos segundos pero en ese momento llegaron a la mesa con sus pedidos - Gracias – Elena asintió gentilmente al camarero, chico que sonrió de forma bobalicona cuando se percató de cuan atractiva era esta chica - Ammm dije gracias, puede retirarse. 

-“Supongo que la pasó muy bien con su novio, no lleva maquillaje y su cabello está húmedo” –al leer eso Yulia se sonrojó tanto que temió que su piel se confundiera con el material de terciopelo rojo del asiento. ¡Cómo podía hacer un comentario así! Además no llevaba maquillaje ¡No lo llevaba! - “Lamento mis palabras, estuvieron fuera de lugar” –ella también se sentía como principiante, no sabía que decir así que prefería enfocarse en beber su café helado.
Yulia sonrió forzadamente.

-Supongo que no tendrás el atrevimiento de hacer este tipo de comentarios a mi padre ¿No? – Elena negó, claro que no lo haría - Bien, espero te guste el café helado y no me observes –pero cuando dijo eso Lena deseó mirarla más tiempo. Para ser sinceros Yulia Volkova era agradable de ver incluso sin el maquillaje puesto, le causaba gracia su vanidad.

No hablaron mucho pero extrañamente no fue desagradable el silencio, al contrario. Yulia observó a Lena, sus ojos verdes con gris concentrados en los dibujos abstractos que hacía en su libreta, la actitud seria y la posición recta de su cuerpo. No pudo evitar hacerle una pregunta y es que llevaba toda la tarde pensando en ello.

-Disculpa que… bueno, te haga una pregunta – Elena se acomodó en el asiento con los brazos cruzados - Pero, amm ¿Quién era el hombre con el que discutías afuera de la cafetería Starbucks el mes pasado? – Lena no movió ni un solo músculo, parecía una piedra totalmente seria - Yo amm ¿Conoces a un Iván? - Elena rápidamente escribió.

-“Sí ¿Cuál es tu problema con eso?”

-No seas ruda, es solo que –bebió su café y la miró - Ese hombre tiene contacto con la familia de mi novio –era una mujer lo suficientemente detallista como para darse cuenta que la mandíbula de la chica se había tensado mucho. Como si tuviese un apetito voraz, tragó rápido el café helado - Con calma sino te ahogarás.

-“Necesito llegar ahora a su casa, su padre quiere hablar a solas conmigo” - Yulia dejó de mirar la hoja para luego observar ese par de ojos.

-¿Podrías desalterarte un poco? Disculpa si te nombré a ese sujeto pero lo reconocí cuando habló con mi novio, eso es todo - la pelirroja no volvió a escribir.

Pagó la cuenta y ambas silenciosas subieron al Roll Royce de vuelta a la mansión. Yulia no podía saber cuánto le afectaban sus palabras a la pecosa. ¿Así que Iván se codeaba con los ricos? ¡Ese imbécil no donaba ni un puto rublo a la familia! Más rápido comenzó a andar en el vehículo, con mayor ganas quería seguir trabajando para darle todo el dinero que Iván nunca le dio a su familia, pero no tenía idea que mientras más rápido llegase hoy a la mansión, más rápido Oleg Volkov le cambiaría la vida...

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Qué pasará 😯 con ese cambio??

Nos leemos mañana!


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Mensaje por Fati20 1/16/2022, 5:19 pm

Oleg la va a inscribir en la misma escuela que julia así la ayuda y cuida a su hija. Eso me imagino yo q pasara 🤔 ya quiero leer q pasara y q convivan más 😃. Saludos 😘😘😘
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Mensaje por Elena Sonda 1/16/2022, 7:21 pm

Ufff qué sorpresa, imagino que Pavell no es bueno, ya más adelante lo sabemos 😬

Elena Sonda

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/17/2022, 7:52 pm

¿Ego Pisoteado?
_____________________________________________

Cuando manejaba de vuelta a casa su mente vagaba en recuerdos de su hermano, muy pocas veces (desde que tenía memoria) lo vio sonreír o expresarse con afectividad, quizás siendo niño descubrió que otros tenían mejor situación económica. Deseó tener juguetes costosos como otros, le pidió a Santa Claus regalos que nunca llegaron, no lo sabía con exactitud. Yulia la miraba de reojo, ahora el rostro de Elena lucía afligida más que molesta, el hecho que fuese muda aumentaba sus ganas de saber que había detrás de esa fachada seria, que cosas pasaban por la mente de quién no podía expresarse como lo deseaba cada vez que quería.

Sin decirle alguna palabra llegaron a la mansión. Elena estacionó el costoso vehículo en el garaje y cuando giró la llave para apagarlo, se dio cuenta que Yulia tenía la vista seria y fija al frente. Antes que se bajara, le dio un vistazo lento de arriba abajo como si tratara de leer la mente de esa mujer, los ojos verdes a ella se le abrieron sorprendidos porque no esperaba que la heredera quisiera inspeccionarla de esa forma.

-Adiós –murmuró Yulia cerrando la puerta y desapareciendo por un costado sin darse cuenta que ella la observaba con curiosidad. ¿Qué demonios quería?

Callada se dirigía al cuarto de casilleros donde tenía sus pertenencias, pero afuera estaba parado Oleg Volkov con una mirada tranquila. Quizás leyó su expresión facial porque habló de inmediato.

-Sé que no me esperabas acá, volví antes de la reunión.

-“¿Necesita algo señor?”

-Quiero que me acompañes a la oficina. Tengo preguntas y propuestas que pueden interesarte – el estómago se apretó con aquella sensación de la intriga. Katina sentía curiosidad sobre qué cosas podría decir. Apenas atravesaron una de las salas de estar principales, Yulia corrió a abrazar a su padre. Lena miraba de reojo la situación, no sabía si eran celos pero ella también tenía deseos de poder abrazar a su papá, era imposible lo que la ponía aún más frustrada. Incluso en relaciones personales ella le ganaba, genial.

-Estaré ocupado hablado con Elena, espero nadie me interrumpa ¿Podrás dar ese aviso?

-Por supuesto papá –le dio un vistazo rápido a la “cenicienta” y se fue caminando hacia su habitación, bastaba solo una llamada para darles la orden a todos de que el señor Volkov tenía una reunión privada pero ¿Qué podía ser? ¿Por qué le interesaba tanto saberlo?

..................................................................………

A pesar de haber entrado con anterioridad a esta oficina, los ojos de la muchacha observaban con detalle todo lo que decoraba el lugar. Había lujo, por supuesto, tecnología pero un sentido muy grande por la literatura porque los estantes estaban llenos de libros, tanto antiguos como nuevos y en otros idiomas. Sonrió de forma sarcástica, este no era su mundo y era imposible llegar a ser como el gran Oleg Volkov y su esposa. El hombre frente suyo se sentó en un asiento de cuero color beige, enorme y giratorio que le daba aún más aire de superioridad del que ya tenía, pero, a diferencia de otros ricos, Volkov parecía ser generoso o más cercano con el resto. De su cajón y en silencio sacó unos papeles, carpetas y las puso sobre el escritorio con cuidado.

-Estamos en confianza, nada de lo que hables acá saldrá a menos que tú lo decidas ¿Confías en mi palabra? –Katina asintió sin dudarlo, por alguna razón le creía - Bien, como hay confianza quiero preguntarte varias cosas. Me surge una duda, el hecho que seas muda ¿Es permanente? ¿Estás en tratamiento? - Lena sostuvo una libreta y comenzó a escribir con paciencia.

-“No es permanente, solo fui unas semanas a unos especialistas pero no tengo los medios para seguirlos costeando, mi problema no es físico sino psicológico” –siguió escribiendo- “El accidente fue un trauma tan fuerte que algo pasó en mi cerebro que aunque quiera no puedo hablar”.

-Mmh –asentía como si tramase algo- ¿Y qué piensas hacer con tu futuro? Digo, es tu último año de escuela ¿Cómo son tus calificaciones?- la chica sonrió tímida pero escribió, era lo único que podía hacer.

-“Estoy dentro de las mejores de mi clase y sobre mi futuro…” –iba a escribir pero su mirada se quedó perdida en el vacío. Por supuesto que no sabía qué sería su futuro, no sabía si las universidades le darían becas cuando su escuela no tenía una gran reputación, además, si estudiaba habría menos ingresos y más gastos, por lo tanto sería un problema.

El silencio de Lena hizo que Oleg mirara los papeles sobre su escritorio. Detrás de esa chica había una mente brillante, podía apostar que Inessa y su esposo fallecido habían hecho un trabajo increíble con ella, que sus calificaciones eran buenas porque realmente sabía y no porque la educación de donde estudiara fuera realmente mediocre. ¿Qué había en Oleg para sentirse motivado a ayudarla? Quizás era el hecho del impacto que le provocó la actitud por ayudar a su madre, no lo sabía.

-Quiero proponerte cosas, necesito que las pienses y mañana me des una respuesta, no lo sé ¿Quizás te cambian la vida?

¿Quizás? Esa noche de inmediato le contó a su madre y hermana lo que el señor Volkov le había propuesto. ¿Cómo podía rechazar esa oferta? Implicaba muchas cosas y desafíos, pero todo era por velar su futuro. Una luz, una luz se habría paso y le daba esperanza de ayudar aún más a su familia, al menos así se lo había hecho entender el señor Volkov. Lo sorprendente era que su esposa también estaba de acuerdo en todo ¿Por qué? Esa noche apenas pudo dormir, se giraba de un lado a otro mientras sudaba a pesar de que tuviese la ventana abierta. ¿Debía aceptar o rechazarlo todo? Cuando sintió que aún no podía quedarse dormida a pesar de ser las 3 AM, se inclinó para recoger una caja de zapatos donde guardaba algunas fotos y pertenencias. Miró unas hojas que su padre le había confiado, unos bocetos y dibujos de una pasión que no quería que nadie más en la familia supiera que tenía. Gustos que se habían pasado a ella como hija. El hecho de tener constantemente después del accidente un lápiz y cuaderno para comunicarse, le dio instancias para realizar los mismos bosquejos mientras las ideas se representaban en dibujos nuevos e innovadores. Pero esto no sería considerado como talento ¿O sí?

Guardó todo, apagó la luz y se inclinó hacia la pared hasta que tuvo el sueño que tanto le faltaba. Mañana sería un interesante día donde daría que responder.

……...........................................................................

Era día viernes, ayer le había dado una respuesta al señor Volkov y creía que lo que le dijo fue lo mejor. Llevaba el almuerzo de la señorita Volkova en una bandeja sobre su mano igual que las meseras de los restaurantes lujosos, pero cuando llegó al comedor la vio sentada con su equipo deportivo. Seguramente había llegado hace poco de sus clases de tenis pero más que cansada parecía triste.

-Aah –suspiró. Ni siquiera levantó la vista cuando Lena le dejó el plato sobre la mesa. La pelirroja inclinó su cabeza curiosa ¿Qué le pasaba? Se escondió tras una puerta pero Yulia seguía mirando su plato de comida sin probar un bocado- Amm mmm - Si algo le pasaba el señor y la señora Volkov iban a culparla. En silencio dejó una hoja frente a los ojos de ella.

-“Come ahora o se terminará enfriando tu comida”

-No tengo apetito –susurró soltando el tenedor, Lena le mostró otra hoja.

-“Hay gente que desearía tanto poder comerse un plato como este, vamos, come por favor” – Yulia alzó los ojos, la mirada penetrante de sus ojos verdigrises la ponía nerviosa.

-No quiero entrar a clases, necesito a mi novio aquí conmigo, mis amigas fueron de viaje para aprovechar los últimos días así que estoy sola.
 
Lena se acercó lentamente a su rostro, tanto que Yulia comenzó a inclinarse hacia atrás. El perfume de “cenicienta” la envolvía por completo y hacía que dentro de su estómago se removiera algo. De pronto, Elena casi le estampó una hoja en la cara para que la leyera.

-“Entienda que hay personas con problemas muchos más fuertes que el suyo, tiene tanto dinero ¿A que no puede entretenerse con algo sencillo?”

-¿Es eso un desafío? 

Pero con una sonrisa traviesa Elena se dio vuelta con la bandeja y salió de allí. Después de reflexionar durante todos los días que estuvo haciendo el reemplazo de su madre, y que pronto iba a llegar a su fin, llegó a la conclusión que no podía esperar mucho de Yulia Volkova, su mundo era ese y estaba acostumbrada, no iba a reaccionar de otra forma.
Durante la tarde donde encontró al fin un descanso, decidió reposar en el césped donde un enorme árbol le daba sombra, mañana sería el último día aquí o eso había acordado con Oleg Volkov pero ¿Volvería a trabajar mientras estudiase? Quizás no y eso le preocupaba, más recordó que su jefe le había dicho que le subiría el sueldo a Inessa para compensar lo que ella no iba a poder entregarle. 

~“Por supuesto que a mi mamá ni a Katya les va a faltar algo”~ pensó tranquila. 

Sus párpados comenzaron a caer, el cansancio se hizo más fuerte que nunca y cuando iba a aferrarse a esa última gota de sueño para quedarse dormida, sintió un peso caer a su lado. Con el ceño fruncido abrió los ojos, notando la figura de Yulia sentada a su lado que la miraba con la ceja arriba. ¿Qué quería ahora?

-He tratado de entretenerme con cosas sencillas, pero no sé qué es sencillo, supongo que tú debes saberlo- Elena se levantó mal humorada y acomodó su cuerpo para quedar en la misma posición que ella. Comenzó a escribir, sí como no, era lo único que sabía hacer.

-“Si quiere decir que soy pobre, bueno, quizás esté cerca de serlo”.

-No quise decir eso, es que como tú dijiste…. –se sintió tan incómoda que llegó a sonrojarse. Katina sonrió complacida, quizás podría llegar a ser un hobbie el querer molestarla. Tomó su lápiz y comenzó a escribir sobre una hoja.

-“Hay cosas muy sencillas para disfrutar, por ejemplo el silencio, la naturaleza, una buena bebida helada, sentada sin hacer algo”.

-¿Cómo disfrutar de una charla? Escuché que mañana terminas de ser sirvienta –no supo como pero detrás de su espalda sacó un paquete de galletas y dos Coca Cola en lata. Una pequeña sonrisa se dibujó en la esquina de los labios de Katina, siempre en casa decía que su adicción eran las galletas y que quién le llegara con una de ellas cuando se sentía cansada, iba a casarse. Sí claro, un dicho que no se ajustaba a la situación - Disfrutemos de una charla entonces, me gustaría que terminásemos de mejor manera – inclinó la cabeza como un cachorro - Quiero decir que mañana te irás y no sé por qué pero sí me importa lo que digan los demás y no, no quiero que te vayas a tu realidad pensando que soy como mi amiga porque no es así…. Yo te agradezco eternamente que hayas salvado mi vida cuando me ahogaba en la piscina, valoro el hecho que trabajes por tu madre e incluso hace unas horas que me hayas dicho que comiera –le costaba decir las palabras, era muy extraña la situación cuando estaba con ella, como que sentía un aire bastante hostil por parte de Lena pero al mismo tiempo no podía culparla, este no era su mundo.

-“Yo no sé qué puedo agradecerte pero te daré un consejo” –siguió escribiendo mientras de sus labios colgaba media galleta- “No pienses que todo está asegurado, un día lo que creemos que tenemos puede desaparecer de golpe” - Yulia iba a responder pero Lena siguió escribiendo - “Perdí mi voz, mi padre y muchas cosas en un accidente automovilístico, quizás tú tienes bastante dinero pero hay otras cosas, muchas otras cosas que se pierden y el dinero no puede pagar”.

-¿A qué te refieres? –susurró angustiada. Dudó si seguía escribiendo o no, pero la verdad es que no volvería a ver a esta guapa chica otra vez.

-“Una pareja, Yulia, un accidente puede hacer que una pareja te olvide”.

Esa confesión no se la esperaba en lo absoluto, Yulia Volkova estaba prácticamente segura de que Pavell ante cualquier adversidad no iba a abandonarla como si nada, se había ganado al mejor hombre como novio. ¿Alguna persona se había alejado de Elena por ser muda? ¿Habría influido aquello para que tampoco pudiese avanzar en una mejoría? Bajó la vista y quedaba una sola galleta en el paquete, ambas habían comido por igual y no se sentía capaz de arrebatarla de su sitio. En silencio la sostuvo y la partió en dos mitades iguales, tendiéndole una a la chica delante suyo.

-Por una vida donde aprendamos a valorar lo que tenemos –dijo sinceramente. Yulia podía ser engreída algunas veces pero apreciaba nacer donde había nacido y sabía que a pesar de todo, Elena valoraba lo suyo - Salud - Lena sostuvo la galleta, escribió con una mano algo en la libreta y se lo mostró.

-“Salud”

Algo tan sencillo y quizás bobo para otros había logrado que Elena sonriera por primera vez de forma sincera, de una manera que no reflejaba hostilidad ni nada por el estilo. Vaya ¿Quién lo diría? Cenicienta era una caja de Pandora.

.............................................................................................................

No, ella no trabajaba los días sábados pero este si vendría porque así lo había acordado con el señor Volkov en un principio. No era un día para hacer el aseo sino darle el pago del mes y afinar detalles de cuáles serían las condiciones en las que a partir del lunes trabajaría Inessa. 

Por supuesto que el reemplazo de su hija significó un gran descanso, el estrés había disminuido y se sentía mucho mejor para comenzar otra vez aunque ¿Cómo no hacerlo cuando Oleg quería asegurarle el futuro a Elena Katina? Sus argumentos eran válidos, esa chica era un genio que no podía perderse en el camino solo por no poseer dinero.

Después de la charla final, “cenicienta” abrió la puerta de la oficina de Oleg Volkov con sentimientos extraños. El lunes empezaría el último año escolar, el acuerdo con su ex jefe le daba esperanzas de continuar estudios más adelante y aunque se sentía avergonzada por la ayuda no podía haberse negado a ello, había que aferrarse a los recursos. Con educación se despidió de las demás sirvientas que en un principio se mostraron hostiles, más ahora sentían pena porque aquella chica muda era muy correcta. Observó cada rincón de la mansión desde la entrada principal, había sido una experiencia muy extraña el servirle a los Volkov, había visto la riqueza en la que se sumergían y las costumbres que tenían.

Cuando salió y caminó sobre el suelo de piedras que atravesaba el parque hasta los grandes muros, se dio cuenta que alguien estaba sentada sobre el mismo árbol donde ayer estuvo con…. Era ella, era Yulia. Se detuvo para observar que estaba haciendo y no pudo evitar sentirse satisfecha con lo que veía. La morena abrazaba sus rodillas, mantenía sus ojos cerrados y solo se dedicaba a “escuchar” el silencio. ¡Estaba siguiendo sus consejos! El sol apenas atravesaba las ramas del árbol, aquellos pequeños rayos iluminaban un poco su cabello y le daban un aire de pureza extrañamente formidable. “Qué bonita” pensó Lena, Yulia realmente era una chica bonita si se lo proponía, aun no podía olvidar el brindis de la galleta porque había sido una muestra que en el fondo ella tenía corazón.

……………..................................................................................................

Lunes 24 de agosto 2014, marcaba el calendario.

Yulia estiró su mano para apagar el despertador que no dejaba de sonar a su lado. 6:30 am sería a partir de ahora el horario para levantarse así que debía acostumbrarse. Dejó un exquisito champú sobre su cabellera mientras enjabonaba su cuerpo por completo, el agua se escurría de pies a cabeza arrastrando la espuma hasta sus delicados pies. Hoy también empezaría a tomar desayuno con sus padres, ya nadie se lo llevaría a la cama porque así eran las reglas en esta casa. 

-Pero que hermosa se ve mi hija.

-Nuestra niña es una princesa – Larissa le tiró un beso a Yulia, indicándole donde sentarse - ¿Cómo te sientes para este día de clases?

-Conociendo como es el lugar donde estudio, empezarán desde el primer día de clases dándonos tareas y cosas difíciles –hizo una mueca y le dio una gran mordida a un pastel.

-Si quieres ser alguien en la vida debes empezar con las cosas difíciles desde ahora, además, eres la primera de clase, no sé de qué te quejas – la chica hizo una mueca de fastidio provocando la risa de sus padres.

A clases se iría en el Astor Martin blanco que era de su madre, quería imponer el estilo desde el primer día porque era el referente de moda de varias personas. Era cierto, como le comentó a Elena, le importaba demasiado la opinión pública y aunque sabía que habían chicas que no la soportaban, la mayoría la respetaba o seguía. De un beso en la mejilla se despidió de sus padres y emprendió rumbo a la preparatoria. Hace dos años se quiso implementar el sistema de uniforme pero la mayoría se negó a la idea a verse todos iguales, el preparar la vestimenta distinta para cada día tenía su diversión porque entre chicas les gustaba competir. Heidelberg High School se destacaba por ser un establecimiento de educación privada con prestigio a nivel nacional, la mayoría tenía buenas calificaciones pero solo pocos alcanzaban la cima de ser los mejores (Como Yulia y Pavell), asistían los hijos de las familias más ricas de la ciudad y los cupos para entrar eran peleados a muerte. 

Las personas iban ingresando al lugar, algunos estaban parados afuera conversando pero todos sabían lo que estaba pasando, esperaban la llegada de la pareja modelo, Yulia Volkova y Pavell Smirnov. Un precioso Chevrolet Camaro negro se estacionó a un costado pero no abrió las puertas hasta que un Aston Martin se detuvo a su lado. Como dos estrellas de cine, ambos bajaron de sus vehículos y se acercaron para darse un beso.

-Es hermoso, quiero tener un novio como él, tener el dinero de Yulia – una de las tantas chicas murmuró a su grupito de amigos observando a la pareja.

-¿De qué hablas? Tienes dinero y mucho.

-Pero o sea ¿Hola? Ella es Yulia Volkova, nieta del fundador de esta escuela, hija del mayor accionista en el área del entretenimiento y mundo hotelero, hija de Larissa Volkova productora principal de Universal Studios Rusia y Sony. Por favor, los Volkov nadan en dinero y sí, así lo dice internet –murmuró celosa.

Saludando a sus amigos principales estuvieron Pavell y Yulia hasta que consideraron que era la hora correcta para entrar a clases. Como no les gustaba estar separados eligieron el mismo horario. Todos se fueron acomodando en sus asientos porque pronto comenzaría la clase de química y el profesor que le hacía clases a los de último año en esta asignatura no era de lo más agradable. Svetlana y sus otras dos amigas se voltearon hacia Yulia para comentarles como les fue en Asia.

-O sea as-que-ro-so esos puestos de comida frita en China o Tailandia, calorías, suciedad ¿Tú crees que era carne? Yo creo que cocinaban perros –la morena meneaba el rostro, por supuesto que Svetlana Kutznesova no vería el lado bueno de las cosas, solo se centraría en los detalles irrelevantes. Así se mantuvieron conversando entre todos hasta que los murmullos cesaron, un hombre sin mucho cabello y muy alto entraba serio.

-Buenos días estudiantes, haremos esto rápido… -centraba su atención en cada uno de los 30 alumnos de este curso- Todos ustedes son inteligentes y capaces en muchas cosas pero mis clases no son fáciles, me gusta que los chicos de último año estén preparados para lo que será la universidad, un lugar donde no tendrán solo sexo y alcohol como los engañan en las películas baratas de Hollywood.

-Que rudo –susurró alguien sin ser oído.

-Si tomaron química es por algo, si muestran interés y veo resultados esto será más llevadero… muy bien –se giró hacia la pizarra pero alguien tocó la puerta. Podía ver al director haciéndole una señal con los dedos para que abriera y conversaran - Me esperan un segundo….

Todos retomaron su charla en donde había quedado. Yulia apretaba el lápiz con la mano derecha y la otra sobre el cuaderno pensando que no temería a química, era la mejor de la clase y siempre se esmeraba en estudiar para dejarle en claro al resto que era inteligente y que no era la favorita de los profesores por ser una Volkov sino por ser la alumna ejemplar. Pero de pronto todos volvieron a silenciar cuando entró el profesor Petrov seguido de una muchacha de tamaño promedio con el ceño fruncido y la mandíbula apretada. Nadie la conocía y por eso murmuraban dando sus propias opiniones frente a lo que era evidente, había una compañera nueva. La mandíbula de Yulia se cayó al suelo (de forma figurada) al igual que la de Sveta. Pavell le dio un codazo a su novia para captar su atención pero era evidente que había quedado demasiado sorprendida para creer lo que estaba pasando.

-Llegó atrasada porque tenía una charla con el director de nuestra escuela pero no se volverá a repetir –se hizo a un lado para que todos pudiesen ver a la nueva estudiante - Su nombre es Elena Katina y fue transferida durante la semana a nuestra preparatoria Heidelberg… puedes sentarte allí – le indicó un asiento vacío al lado de una muchacha que no parecía contenta con la noticia.

-Profesor Petrov, mi amiga está enferma pero estoy reservando este lugar para…

-Dije que se sentará allí al menos que quiera que le haga un examen sorpresa ¿Entendido? –los ojos ambar de la muchacha fulminaron a la nueva, quien de inmediato había captado que no era bienvenida en esa silla.

Cada uno de los estudiantes en esa sala siguió con la mirada a la “nueva” hasta que se acomodó en su sitio, Sveta seguía con la boca abierta porque la había reconocido, ¡era la jodida sirvienta de Starbucks! Yulia miraba su cuaderno con los dientes apretados al igual que sus puños ¡Su padre nunca le avisó de esto! Era imposible que una chica del nivel económico de Elena estuviese aquí por sus propios medios, la beca no se la daban a cualquiera. ¡Oleg usó sus influencias! La clase comenzó y aunque sabían que no era fácil, para muchos era inevitable mirar de vez en cuando a la chica nueva. Como tal era la atracción del lugar y captaba la atención pero no precisamente por algo positivo, más bien era curiosidad del resto.

-¿La sirvienta muda está aquí? –Susurró Pavell al oído de su novia - ¿Qué quieren tus padres?- Yulia gruñó y miró a su chico.

-No lo sé, pero tendré una larga charla con ellos esta noche, esto debe ser una broma.

POV. ELENA

Nadie podía imaginarse que sabía cuándo alguien en esta sala ponía los ojos sobre mí. Yo sabía que esto ocurriría, cuando apenas di mi sí ante la petición de Oleg Volkov de darme la beca para estudiar en la mejor preparatoria, sabía que me enfrentaría a un mundo que no era el mío. Pero él, ese hombre recalcó que estudiar aquí sería una plataforma perfecta para estar en las mejores universidades, Heidelberg High School tenía un prestigio inigualable, era uno de los mejores centros de educación del país y él fácilmente podía tener una charla con el director para que evaluase mis competencias y me dejase entrar aun cuando los cupos se habían cerrado en junio. Por lo poco que pude ver en lo que llevaba aquí adentro, me estaba mezclando con gente que no pensaría como yo, ni vería el mundo como yo lo hacía, los autos afuera estacionados fueron lo primero, más, mi cerebro me gritaba que esto era solo la punta del iceberg.

-Como ven, esta ecuación nos habla de la polaridad y… -concentré todos mis sentidos en ese hombre que hacía clases, desde hoy iba a luchar por la oportunidad que el señor Volkov me estaba dando.
………..................................................................................................

El profesor explicaba cómo hacer el ejercicio, tal como lo mencionó Yulia en el desayuno, todo había partido rápido en el primer día. Eligió varios alumnos para que pasaran al pizarrón a realizarlo pero nadie lo hacía bien, esto era un desafío. Todos se voltearon a mirar a Yulia para que pasara a hacerlo, era evidente que solo alguien podía destacarse cuando nadie resolvía las cosas. Elena seguía con la mirada hacia la pizarra, nada podía distraerla.

-Debes pasar adelante –susurró Pavell a su novia.

-Este hombre hizo una ecuación muy difícil, Pasha, creo que... –comenzó a sudar ¡Era primera vez que fracasaría en algo! - Creo que no puedo hacerlo, no puedo… - El maestro Petrov sonrió con malicia cuando vio que Volkova no podía hacerlo.

-Ya que nadie puede hacerlo –casi reventó el plumón contra la mesa de “cenicienta”- Supongo que vuestra compañera nueva puede hacerlo –levantó engreído una ceja - ¿Te atreves? –Katina tenía en la mente solo una cosa- ¿Tienes miedo de fracasar como tus compañeros? –Tomó de inmediato el marcador de pizarra, pareció analizarlo bastante rato antes de levantarse ante él- ¿Enserio lo harás?

Asintió, respiró profundamente y se paró tras el ejercicio que había dejado escrito. 30 pares de ojos miraban expectantes lo que podría ser un hecho divertido, creían que todos merecían ser perdonados porque nadie podía resolverlo pero ella, la nueva, sí podía ser juzgada si fracasaba. Podía ser esta escuela de prestigio pero había de forma muy explícita reglas contra los nuevos.

-¿No puedes hacerlo? – Lena le dio una significativa mirada que le transmitió un mensaje. “Cállese y mire”.

-Si yo no pude, ella no podrá hacerlo, es solo una sirvienta – Yulia pensó inquieta y aunque no quería juzgarla por ser de otra clase, era realmente cierto que cualquier persona inferior no podría llegar a la altura de alguien que toda su vida recibió educación de calidad. Más, los prejuicios son prejuicios y después de un minuto de haber empezado, Elena Katina se hizo a un lado para mostrarle a todos lo que había escrito. El profesor tragó saliva.

-No, no es posible… -tomó las manos de la nueva y las dio vueltas para ver si tenía escrito una ayuda, pero nada, no había nada, todo era correcto - Pues bien clase, supongo que alguien si me caerá bien este semestre, Yulia Volkova debería cuidarse la espalda, tenemos competencia aquí.

Todos sorprendidos miraban como un partido de tenis el rostro de la morena y luego la de la nueva chica genio. Elena giró la cabeza hacia donde los demás lo hacían también. No, esto… esto no era… ¿Esto era real? Allí sentada al lado de su novio estaba la figura de una chica de brazos cruzados que no se parecía a la que disfrutó el fin de semana del silencio y la sencillez. ¡Yulia Volkova era su compañera! ¡Maldita sea!

Su cara era de pocos amigos ¿Cómo no? Frente a todos sus compañeros, “cenicienta” había pisoteado en su primera clase sin querer el ego de la heredera. Esto recién estaba comenzando…

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Rayos! Yulia y Lena se enfrentarán en la preparatoria así que, ahora es que la guerra comienza!! 🤗🤗🤗

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Mensaje por Fati20 1/18/2022, 3:56 am

Me imagine que tomaría este rumbo la historia se pondrá seguro muy interesante e intensa, solo espero que no le hagan maldades a lena los niños ricos envidiosos. Estuvo buenísimo el capitulo espero el de mañana. Saludos querida mía 😘😘😘
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MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA Empty Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/18/2022, 7:37 pm

Acto suicida ¿O valentía?
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Llegó la hora del almuerzo después de la tercera clase de la mañana. Todos comenzaron a reunir sus pertenencias para dejarla en los casilleros y caminar hacia el enorme casino de la escuela donde se disponían múltiples mesas. Elena caminaba tranquila hacia su casillero, sabía que más de alguien la quedaba mirando y no le importaba en lo absoluto, trabajando tuvo que lidiar con miradas despectivas de los clientes y de seguro esta no sería la excepción. Pero había algo que ella no sabía, es que muchas de esas miradas de pasillo eran de muchachas o muchachos que quedaban sorprendidos de la belleza y seriedad que irradiaba la chica nueva.

Cuando abrió su casillero se dio cuenta que había un sobre blanco a su nombre. Extrañada, la sostuvo entre sus manos para abrirlo y leerlo porque no era capaz de esperar.

~ “Aquí tienes una tarjeta de crédito para que pagues tu almuerzo todos los días de aquí hasta que termine el periodo escolar. Es parte de la beca que te he dado y espero la aceptes con humildad. Atte: Oleg Volkov~

Sabía que detrás de tanta amabilidad había algo puntual que motivaba al señor Volkov a ayudarla y quería preguntarle el “por qué” cuando estuviesen juntos de nuevo. No conocía el establecimiento y como era muy grande comenzó a caminar para cualquier parte con tal de encontrar el casino. Observaba con atención alrededor suyo las cosas que tenía cerca mientras caminaba, sí, este si era un establecimiento educacional digno, era limpio, completo y solo conocía una parte porque no había entrado al gimnasio, las piscinas olímpicas, las salas de música, anfiteatro y esas cosas que la hacían tan envidiable a los ojos de los que solo podían costear educación pública.

Cuando al fin se dio cuenta donde estaba el casino, entró pero se quedó con la boca abierta al ver que era precioso. A un costado, había una infinidad de tipos de comida para colocar en el plato, al otro lado estaban las mesas y los asientos de una madera preciosa, estos últimos incluían un acolchado beige. En su escuela anterior todo era mucho más pequeño y de plástico.

Se acercó a la comida y sirvió una porción de lasaña italiana con crema de champiñones, ensalada de papas, pan cortado en rodajas, una lata de Sprite Zero y un platillo de mousse de chocolate con coco rallado. Cuando llegó a la caja incluso la persona allí que no superaba los 30 años, un hombre, la saludó con una cortesía y aceptó la tarjeta de crédito a su nombre.
 
-Que tenga un buen almuerzo. Provecho –asintió y se volteó pero se encontró con un problema, todo parecía ocupado. Pero no tardó demasiado en encontrar a Yulia y su mesa. 
 
La mesa evidentemente popular se conformaba de ella, Pavell y tres amigos, Sveta y dos amigas más, además de otras personas que los rodeaban solo para escucharlos hablar. Apretó los labios, las reglas estaban establecidas y no podía pasar por su cabeza el estar cerca de la heredera, su piso social estaba muy alto. Un poco nerviosa encontró un asiento vacío y no le interesó caminar rápido hasta allí, la mesa se encontraba en un rincón cerca de la ventana. 
 
-¿Quién eres tú? –alzó la vista al muchacho delante suyo, un chico con el pelo alborotado y lentes de contacto muy extravagantes. Con cuidado, miró a los demás perpleja, había sentado su trasero en la mesa de los únicos renegados de esta escuela, personas con recursos pero a pesar de eso eran etiquetados de “raros”. Elena escribió en una libreta.

-“No había otro lugar vacío, lo siento”

-¿Por qué no hablas, niñita? –sin entender parpadeó al chico, pero una chica de pelo corto color ciruela lo detuvo.

-Cálmate un poco, vas a asustarla más –Lena se inclinó hacia atrás con las cejas fruncidas ¿Tenerles miedo? Por supuesto que no, solo los encontraba totalmente diferentes al perfil del estudiante que la prestigiosa escuela Heidelberg esperaba tener - Tranquila mujer, acá no nos comemos a los nuevos ¿O sí? – con una sonrisa falsa, la pelirroja observó su plato y comenzó a comer.

Mientras tanto en la otra mesa, Yulia revolvía el tenedor en su ensalada. No podía dejar de pensar cómo “cenicienta” podía resolver una ecuación química que nadie, ni ella misma, pudo hacer. Se había sentido humillada y sobre todo el profesor de la asignatura había logrado dejar la semilla de la competencia en ella ¡No iba a dejarse pisotear por Katina!
 
-¿En qué piensas preciosa? Has estado así desde que tu sirvienta muda hizo lo de la pizarra.

-No es más mi sirvienta, además eso solo fue suerte –levantó la barbilla y trató de terminar su comida pero uno de los amigos de Smirnov murmuró divertido que podía jurar que encontró a la nueva sentada con los “desechados” de la escuela - Mierda –susurró asustada siguiendo con la vista la de sus amigos. Podía sentirse humillada pero el hecho de que alguien nuevo como “cenicienta” se sentara con ellos era lapidarse socialmente para el resto del año. No, no quería que le pasara eso por no saber las “leyes” de este lugar.

-Henry ¿Vamos? Quiero hacer algo interesante –dijo Svetlana. Yulia frunció el ceño y pálida siguió la mirada de su amiga. Todos los de la mesa parecieron seguirla así que también se paró para saber qué haría.

-No te preocupes, no comemos carne humana, te has mantenido todo el rato callada que ya me caes bien –aunque la chica masticaba con la boca abierta, Elena trataba de verle un lado amable a ella, era la única de la mesa que le prestaba atención, el resto comía o hablaba cosas extrañas como visitar un cementerio de noche o alquilar un garaje para montar una banda de rock - Primera pelea del año –no alcanzó a procesar el significado de sus palabras cuando alguien pareció aplastar la mesa cuando apoyó su mano en ella - ¿Qué quieres plástica? Estamos tratando de comer.

-Me parece increíble que la única nueva de este año vaya directamente a sentarse con los fenómenos, parecías una genio en la clase pero creo que me equivoqué, te aviso chica, estás acabada.

-Aleja tu cuerpo querida, queremos tragar comida aquí y no devolverla.

-Cállate maldita lesbiana –murmuró con la ceja alzada mientras la otra chica le tiraba un beso para fastidiarla, por supuesto que un comentario sobre su condición sexual no iba a ofenderla, al parecer Katina no es la única lesbiana en la escuela - Yo te conozco, sí… te conozco, te vi en Starbucks una vez, eras la sirvienta que derramó un café en mis sandalias Jimmy Choo, imbécil – notó como su tono de voz era tan alto, todo el casino silenció para oír lo que pasaba. Yulia llegó junto a los demás, pero no se podía acercar demasiado, si lo hacía estaría arruinada - No sé cómo le hiciste para entrar a este lugar pero espero te quede claro una cosa, no será fácil para alguien de tu tipo.

Se volteó satisfecha con haberla humillado frente a los demás, gritarle al resto para imponer su superioridad, le encantaba pero nadie esperó que de inmediato la nueva chica se parara con fuerza. Solía ser paciente pero si quería llegar bien a fin del año escolar, no iba a dejarse acabar por nadie ni mucho menos alguien como Svetlana Kutznesova. 
Katina estaba sacando su libreta y su lápiz. Yulia se llevó una mano a la boca rogando que no cometiera una estupidez. ¡Iba a acabar consigo misma!

-“Oksana ¿Puedes leer esto por mí?” –no la conocía pero esa chica de cabello rojo con mechones amarillos, parecía lo más amigable aquí. En silencio aceptó.

Oksana sostenía la libreta cada vez que Elena terminaba de escribir.

-Sin temor a nada debo decir que sí, felizmente soy la empleada de Starbucks que te derramó café, fue sin intención y no, hoy he decidido que no lo siento en lo absoluto –algunos soltaron una risita. Sveta tenía el rostro colorado. Lena le entregó a Oksana otra hoja que acababa de escribir - Soy nueva, escuchen todo el mundo, soy nueva pero muy capaz de sorprender.

-Por favor ¡Además eres muda! – Elena Katina asintió.

-Sí, soy muda y además becada, trabajé como empleada y lo volvería a hacer por mi familia –incluso la pelirroja de mechones y los rudos de su mesa quedaron boca abierta. Nadie, jamás nadie en la historia de esta escuela se habría atrevido a hablar esto frente a todo el mundo. ¿Era un acto de valentía o un acto suicida? - Que sepa todo el mundo que no tengo vergüenza de decir de dónde vengo, pero que también sepan que yo, Elena Katina, no soy fácil de pisotear…- Lena le estampó el papel prácticamente en la cara a Svetlana.

-“Menos por una persona como tú”.

Terminó de beber su jugo, miró a cada uno de los amigos de Yulia e incluso a ella con especial dedicación antes de retirarse solitariamente del casino. No sabía si había hecho lo correcto pero la adrenalina corría por todo su cuerpo, estaba sudando y le latía el corazón muy rápido. Solo llevaba un día y ya había tenido problemas pero como el mismo Oleg Volkov le dijo cuándo conversaron sobre la beca. “Jamás temas decir lo que eres, no te dejes vencer por el resto, nadie sabe, quizás un día estés en la cima”.

Los ojos de Yulia se llenaron de lágrimas pero lo supo disimular muy bien cuando le comentó a su novio que necesitaba ir al baño. El resto, todo el casino seguía sumido en un silencio incómodo mientras Oksana Pavlova y los demás “raros” de su mesa pensaban lo que la chica nueva había hecho. ¡Santa mierda!

A Sveta la vena se le marcaba en el cuello mientras daba grandes pisadas hacia la salida seguida por sus dos amigas. Si alguien era más diva y podía llegar a caer mal era ella, Yulia al menos le sonreía al resto.

..............................

La morena estaba sola sentada sobre la tapa de un retrete en un baño de chicas donde no muchas solían entrar. Tenía la cabeza hundida entre sus manos mientras sollozaba por la tensa situación que había tenido que pasar Lena en su primer almuerzo en Heidelberg. Mucha valentía quizás pero en sus ojos verdes pudo ver un rayo que le decía que podía ser débil si tocaban un punto débil. 

-No debiste arruinarte así en tu primer día, cenicienta, no debiste –se secó las lágrimas pero ¿Por qué le daba tanta angustia esa pobre chica? ¿Por qué se sentía tan sensible? De pronto alguien tiró con cuidado una hoja bajo la puerta, captando de inmediato su atención.

~ “¿Por qué no debí decir nada? ¿Desde cuándo soy “Cenicienta”?~

¡MIERDA! ¡Elena estaba tras la puerta!

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Capitulo corto lo sé! Uy alguien ya se enteró que le dicen "cenicienta"... 😳😳
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Mensaje por Elena Sonda 1/18/2022, 9:33 pm

Jaja Yulia pillada 😅... Me encanta la valentía de Lena, muchos quisiéramos tenerla 😬

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Mensaje por Fati20 1/18/2022, 10:53 pm

Jajajajajaja quedo al descubierto con lo de cenicienta. Muy bien por lena de poner en su sitio a esos idiotas aunque seguro la van a molestar mucho pero ella podrá con ellos ya con lo que ha vivido es fuerte. Y julia lastima q se vera entre la espada y la pared entre lo q esperan sus amigos y lo q realmente siente, espero que las cosas mejoren. Saludos querida 😘😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/19/2022, 8:14 pm

Discusiones
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Yulia se llevó las manos a los labios para no ser oída, pero Elena era muda, no sorda ni mucho menos tonta. A los segundos después llegó otra hoja debajo de la puerta que tenía escrito “Derribaré esa puerta”. Con el rostro rojo por la vergüenza la abrió tan solo un poco, pero fue Lena quien sostuvo su mano para sacarla de allí con fuerza. No lucía enojada, su rostro estaba sin expresiones esperando una respuesta a sus dudas. Mierda ¿Cómo iba a explicarle porque le decía “cenicienta” sin sonar despectiva?
La pelirroja levantó una ceja esperando que hablase, no tenía paciencia ni menos tiempo.

-¿Qué quieres? – Katina señaló las hojas que sostenía con sus manos - ¿Quieres las hojas de vuelta? Haberlo dicho antes –aunque trató de bromear, Lena lo tomó como una burla hacia su mudez. Ahora sí parecía enfadada - Dos cosas, primero que haces aquí habiendo tantos baños y segundo quiero que me expliques porque escuchas conversaciones ajenas - Elena escribió rápido.

-“Porque te seguí y contestando lo segundo, porque hablabas en alto” -volvió a señalar la hoja que tenía Yulia.

La morena dio un largo suspiro, caminó hacia la puerta y la aseguró para que ninguna chica entrase al baño. Sabía que todos los demás cubículos estaban vacíos, los comprobó por si misma así que una conversación podrían mantener. Un poco nerviosa caminaba de un lado a otro para buscar las palabras adecuadas pero ¿Por qué no mejor era sincera? Recordando el “brindis de la galleta” se volteó para mirarla tranquila, era momento de explicarle las cosas que preguntaba.

-No debiste decir de dónde vienes, la única vez que se matriculó una chica de tu clase social, terminó yendo a un psicólogo por depresión… Elena, acá las personas pueden tener un estrato económico alto pero pueden ser realmente perros si lo desean, sino fíjate lo poco y nada de cómo fue Svetlana contigo –su gruñido aunque fue bajo resonó allí - Yo sé que quieres respeto, lo entiendo, pero no fue la forma de gritarle al mundo que eres pobre para imponerlo- Elena la miró de forma tan penetrante que la pelinegra tragó saliva.

-“No me voy a dejar pisotear con nadie, es mejor que sepan de dónde vengo porque no quiero gente falsa” –había tachado la palabra “falsa”, lo que le hacía entender que se refería a ella. Parada allí se sintió idiota ¿La estaba realmente tratando de falsa o se tomaba muy en serio lo que ni siquiera era correcto? - “¿Por qué me dices cenicienta?” - Yulia miró la punta de sus preciosos zapatos de tacón.

-¿Debo decirlo? 

-Ajam – incluso ese pequeño sonido que podía emitir con los labios sellados la había dejado mareada.

-Me recuerdas a la cenicienta pero una versión moderna, sobre todo esa noche que ayudaste con la cena de mis padres y te vestiste con vestido caro pero te fuiste de allí apurada… incluso ahora –susurraba - Que estás metiéndote en mi mundo en esta escuela.

Por un momento la pelirroja trató de entenderla. Debía estar asustada pensando que alguien descubriría que se conocían con anterioridad, aquí en Heidelberg High School debían ser realmente malas personas como para que ella temiese ¿O simplemente le daba vergüenza? Incluso en ese caso era entendible, nadie tan jodidamente millonario quisiera mezclarse con alguien como ella. No sabía que decir sobre esto, su cabeza le daba visiones de Yulia Volkova de las cuales no estaba segura. Por ejemplo, quizás no se preocupaba de ella porque le interesara su bienestar sino que le atormentaba que supieran que fue su sirvienta como bien también podía ser todo lo contrario. No supo entender porque su mano se levantó por voluntad propia hacia el rostro de ella y la posó en su mejilla lentamente. Yulia dejó de respirar, la observaba con los ojos muy abiertos pero callada. Tomó la mano de Yulia, sostuvo el dedo índice de ella y se lo pasó por los labios dando pequeños golpecitos, quería decir que mirase sus labios pero no había sido capaz de pensar en los efectos que había producido para ambas ese pequeño contacto de los dedos de la heredera. Elena modulaba sin emitir ruido alguno.

-“No… te… preocupes… por mí… para evitar… problemas…” - en ese minuto no tenía ánimos de escribir, Yulia debía leerle los labios - “Para evitarlos…. Simplemente evitaré… tu mirada… tus amigos…. Tu mundo… no nos conocemos… para… los… demás… no te conozco” – increíblemente el corazón a la heredera se le partía -“Así ambas estaremos mejor”.

La soltó y de inmediato sus ojos perdieron un brillo. No era posible que un ser humano en un segundo reflejase otra cosa pero ahora mismo ella la miraba como si no la conociera. Si iba a protegerse de los niños ricos de Heidelberg, no lo haría con la constante preocupación de Yulia por si se enteraban o no que se conocían. La “heredera” sintió muchas ganas de llorar, no podía ser posible que precisamente la opinión de alguien a quien conocía hace 2 meses, tuviera tanta importancia. ¡Las cosas no debían ser de esta manera! Elena la miró y le entregó una hoja.

-“Todo será más fácil así”.

-No pienses que soy como ellos, te estás equivocando bastante Elena Katina –apretaba sus puños - Además ¿Qué es ese discurso de “soy nueva pero muy capaz de sorprender”? –Lena la estaba ignorando, ya había dicho que actuaría como si no la conociera - Respóndeme Katina si no quieres que salga diciéndoles a todos que le estuviste sirviendo a Yulia… –antes de abrir la puerta del baño de chicas, Elena gruñó, caminó hacia ella y la acorraló en una esquina entre su cuerpo y la pared de baldosas. Sus ojos se abrieron enormes, la presencia de esa mujer era impresionante. Lena comenzó a modular, sin emitir ruido alguno ella debía leerle los labios.

-“Ya te sorprendí con que esta pobretona es una genio, no quieras averiguar más de mí Yulia Volkova porque te repito, estás cruzando las barreras de nuestras clases sociales” –Vaya, Volkova se sorprendía de ser tan buena leyendo labios - “Este es solo el primer día ¿Crees que cenicienta es capaz de seguir sorprendiendo a la heredera?” 

Volvió la mirada fría y hostil, tal como si realmente no se conocieran. Se volteó y salió de allí. Yulia tenía la garganta seca, una conversación que podía haberse efectuado en buenos términos había terminado tan… ¿Pasional? La chica silenciosa de la mansión realmente tenía un carácter fuerte, lo había demostrado desde que frente a toda la escuela declaró su clase social. Era una rebelde y estaba segura que los “raros” iban a adorarla. Se miró al espejo con los ojos entrecerrados.

-Bien, si quieres seguir con esto lo haremos a tu manera, no nos conocemos Elena Katina y tú, tú serás mi competencia directa en la escuela –con fuerza cerró la puerta del baño de chicas tras de sí. Esta guerra apenas comenzaba.
………….................................................

Oleg miraba unos informes sobre el canal televisivo HBO. Quería adquirirlo para salvarlo de un quiebre del cual nadie sabía, además siendo el dueño podía cambiar los puestos de las personas que estaban dentro que no hacían nada bueno en el área programática. Desde pequeño a Volkov le gustó este mundo, sentado horas frente a la TV pensando todo el trabajo que había detrás de la realización en cada programa, película y canal de TV. Manejar empresas afiliadas a esto era su tarea, ver que funcionaran en un orden correcto e hicieran “trizas” a la competencia le fascinaba, aunque claro siempre hablando en un contexto de juego limpio. Estaba tranquilo leyendo cuando un golpe en su puerta llamó su atención. Cuando vio que su hija aparecía en su oficina, una sonrisa boba se le dibujó en el rostro. Junto a su esposa, les había costado bastante tener un hijo y hasta habían desistido pero ella era un milagro del cual estaba orgulloso en muchos sentidos.

-Lamento venir a tu oficina papá, si te molesto podemos hablar en casa.

-Hoy llegaré tarde cariño, pero llegará tu madre así que podrían pasar un tiempo juntas que creo que les hace falta –la chica asintió, el trabajo consumía a sus padres como para pasar un rato a solas que no fuese las comidas - Dime que necesitas –la morena se había acomodado en el asiento giratorio frente al escritorio.

-Creo que sabes a que vine papá –murmuró sin muchas expresiones, no podía entender porque su padre sonreía como inocente - ¡Papá! ¿Cómo pudiste enviar a Elena a Heidelberg? Es… no es su mundo.

-¿Y por qué no tiene derecho a estudiar en un lugar prestigioso? Esa chica es una genio, iba a perderse en el colegio anterior y me pareció correcto ayudarla.

-¿Sabes lo que hizo? Hoy en el casino de la escuela le dijo a todo el mundo que era pobre, que estaba becada y no se iba a dejar pisotear por nadie, ya enfrentó a Svetlana ¡Solo en su primer día! ¡La van a arruinar el resto del año!

La sonrisa en Oleg se desvaneció por un segundo pensando en la situación ¿Qué le habrían hecho para que sintiera deseos de decir aquello? Luego sonrió otra vez, esa chica le recordaba a él hace 33 años atrás (Oleg tenía 50). Le había dicho en una conversación que debía defenderse y no dejarse pisotear, al parecer se lo había tomado muy literal, bien, tenía una visita que hacer esta noche.

-Papá, en serio deja de sonreír así ¿No te importa la opinión de tu princesa? –Había hecho un gesto con la boca que parecía puchero - Lo mejor para ella no es Heidelberg, es una escuela buena pero pública de la ciudad donde hayan chicos como ella – Oleg respiró unos segundos hasta soltar el aire.

-Lo que creo que pasa cariño, es que crees que es tu competencia directa, tienes celos pero te recuerdo que no todo en esta vida está perfecto – indicó con la enorme ventana tras su espalda, parecía una pared de vidrio de más de dos metros de ancho y alto - Allá afuera el mundo no es una burbuja, fuera de nuestra realidad existen otro tipo de personas… lo que debes hacer es estudiar para tu prestigioso futuro, no para ganarle a Elena porque tus conocimientos se esfumarán. ¿Qué importa si dijo lo que dijo? ¿Por qué tendría que aparentar algo que no es? No hubieras actuado así si dijese que es una “nueva millonaria” o hija de importantes políticos porque tememos que descubran que era tu sirvienta.

-Pavell ya lo sabe, es mi novio - susurró Yulia.

-Deja que Elena aprenda a desenvolverse en este mundo ¿Quién dice que el día de mañana no formará parte de él?

-Eso es imposible –frunció las cejas- ¿Con qué recursos?

-Amor –le sostuvo ambas manos sobre el escritorio - No tienes idea pero frente a tus ojos tienes el ejemplo de que un buen cerebro más increíbles oportunidades hacen de una persona alguien en esta vida… la razón por la que apoyo tanto a Elena es porque me veo reflejado en ella… si ves que tus abuelos son ricos es porque yo quise que lo fueran, porque la verdad princesa es que fui pobre como una rata - los ojos de Yulia se llenaron de lágrimas ¡Eso era imposible! El gran Oleg Volkov ¿Había sido pobre? - Si no tienes deseos de interactuar con Elena, no lo hagas, deja que ella viva su vida y tú la tuya… pero te pido como hombre pero también como tú padre en que no la subestimes ni la mires en menos, jamás.
 
.....................................................................................................

Miró con atención el reloj sobre su muñeca, si no se iba ahora terminaría llegando tarde a clases y no, por supuesto que no le gustaba la impuntualidad en nadie. Llevaba una semana en Heidelberg y aunque quería pasar desapercibida en clases no podía, si bien no hablaba o los profesores no la interrogaban, sentía las miradas de sus compañeros sobre ella. 

El sistema era así, había 100 alumnos por nivel, cada curso del último nivel tenía dos secciones de 50 alumnos y cada uno de esos cursos (cálculo, filosofía, física, etc.) tenía distintos horarios. Cada alumno podía armarse el horario como le gustara pero el de Elena por alguna razón era igual al de Yulia ¡La tenía en todas sus clases! Quizás Oleg no tenía conocimiento de otro horario distinto al de su hija y había pedido que la acomodaran igual. 
De todas formas a estas alturas daba lo mismo, con ella había actuado tal cual le había dicho, nadie podía sospechar que fue sirvienta en su casa o que la conocía. A la hora del almuerzo se escondía en un cuarto desocupado que había descubierto para no tener que compartir con los demás, entrar en el casino significaba una lluvia de miradas que en el fondo la hacían sentir incómoda.

Cuando cerró el casillero vio allí apoyada a la muchacha de pelo color rojo con amarillo que ahora usaba extensiones del mismo color. Estaba con los brazos cruzados y el rostro inclinado, podía apostar que no era de su mismo nivel.

-Hola Lena, no te he visto en todos estos días ¿Cómo has estado? –podía ser grosera e irse, pero esa chica parecía realmente amable. La pelirroja sacó una libreta y escribió.

-“Bien, sobreviviendo a la selva escolar”

-La única vez que te vi fue ese día en el almuerzo, eres increíble ¿Lo sabías? Sería bueno que te sentaras a comer con nosotros, digo yo… si es que no te desagrada la idea como al resto de los 400 alumnos en esta escuela –no podía entender cómo podían aislar a 6 estudiantes solo por ser diferente al resto, quizás porque no vestían a la moda, tenían otra visión del mundo. Lo sorprendente es que eran de buena situación económica e incluso así los tenían clasificados como “raros”. Elena le mostró la hoja.

-“Voy a pensarlo ¿Misma mesa de ese día?”

-Genial, sí, supongo que nos vemos allí cenicienta – sonriendo se dio vuelta y caminó hacia los pasillos, dejando a Katina con un mal gesto en su rostro. Quizás Yulia no había abierto la boca ¿O sí? 

Cuando entró en la sala se dio cuenta que varios miraban con atención su asiento, otros trataban de ignorarla disimuladamente pero no podían, era evidente que algo estaba pasando aquí. Caminó como si nada hacia su mesa y cuando vio dos arañas en la silla todo el curso se rió, menos Yulia y Pavell que no les causaba gracia este tipo de cosas. Unas arañas pollito (tarántulas) ¿En serio querían asustarla con eso? Con una sonrisa las sostuvo y se puso a jugar con ella mientras esperaban a la profesora de biología. Todos se quedaron mirando ¿A qué clase de persona le gustaban esos “bichos”? Para no dejarlas tiradas por allí las guardó en su mochila, más tarde podría encontrarles un hogar.

-Esa pobretona es muy rara… no me gusta nada – comentó Sveta.

-Físicamente no está mal, digo, si hablara y tuviera dinero creo que follaría con ella Comentó un chico del grupo -Tendría que ser muy importante como para querer acostarme con una tipa como esa, o sea, mi reputación y nivel ante todo – miró a Yulia que estaba entre los brazos de su novio, arrugando su nariz con un toque de ¿Desagrado? - Quizás como otras personas si pueden hacerlo.

-¿A qué te refieres?

-A Yulia, ella lo tiene todo, creo que es la mujer con más suerte sobre esta tierra –a Volkova muchos admiraban pero no tenía idea que gente a la que consideraba cercana podían apuñalarla por la espalda con tal de tener un poco de lo que ella poseía.

Durante las clases de la mañana no hubo momento donde los ojos verdes de la pelirroja se despegaran de la pizarra. A diferencia de los demás, ella podía anotar cada maldita palabra que los profesores hablaban porque estaba acostumbrada a utilizar un lápiz y un papel, eso no había pasado desapercibido por su compañera de asiento que mascullaba y tachaba palabras cada vez que no podía anotar algo. Incluso entre los profesores se había esparcido la noticia que una muchachita pobre de último año era una chica muy inteligente, algunos de los maestros de Elena le preguntaron curiosos, cosas durante sus clases la semana pasada y sí, la muchacha a través de una hoja o en la pizarra respondía con elocuencia, causando molestia en Yulia Volkova, como no ¡La inteligente de la clase era ella y nadie más!

El timbre de la 1 de la tarde les dio el aviso a todos que debían ir a almorzar, disponían solo una hora. Quedó pensando en la peli teñida de Oksana y la invitación para comer con ellos en la mesa. Sus amigos raros y los otros excéntricos ¿Estarían de acuerdo con eso? “No prejuzgues Katina, no caigas en ese juego” pensó y salió de allí hacia su casillero, luego al casino. Cuando pagaba con la tarjeta de crédito que Oleg le había obsequiado, se sentía una vividora o algo por el estilo, pero recordaba que era parte de la beca y debía tener amor propio, se lo merecía. Miradas y más miradas sintió sobre ella, desde que hizo la fila con la bandeja para elegir su comida hasta la caja, incluso muchos silenciaron porque por primera vez después de la discusión con Svetlana en este sitio, ella almorzaría aquí.

La mesa no podía distinguirla pero sonrió instantáneamente al ver que la cabellera de la muchacha la había salvado. Justo en ese momento Yulia caminaba en dirección contraria, sus miradas se encontraron y por un segundo frenaron. Ambas podían palpar la tensión, la “guerra” que existía pero no se había declarado de forma directa. Por un instante, quizás por menos de un segundo, los labios de la chica más famosa de Heidelberg se abrieron para saludarla de forma involuntaria, pero ese color verde tan característico en los ojos de la muchacha se perdieron hacia otra dirección. Maldita sea ¿Por qué le dolía?

-Al fin llegas cenicienta – Yulia que caminaba cerca apretó los puños ¡Solo ella le decía cenicienta. Maldita sea! - Espero no te sientas incómoda, pensé que no vendrías.

-“No es tan cómodo comer en un cuarto de aseo abandonado”.

-Chicos, quiero que sepan que Elena almorzará con nosotros siempre, si la ven salúdenla y viceversa.

-Te has convertido en su niñera, “Oksy” –la apodaron así por el juego de palabras con su nombre - ¿Cómo te han tratado desde esa “súper” confesión de la semana pasada?

-“Como una persona que viene de otro planeta, no me importa de todas formas”.

-Bill, Jin, Amber, Leonid, “T.O.P” y yo somos considerados los extraños en esta escuela… somos diferentes a la imagen que se espera de un alumno tipo Heidelberg - la pelirroja le mostró la hoja.

-“¿Por qué no los han echado?” –tomó su tenedor, el cuchillo y se dispuso a comer, Oksana terminó de tragar.

-Porque nuestros padres dan importantes contribuciones a esta escuela y….

Yulia comía sin apetito alguno. Era imposible ver con claridad desde su mesa a la mesa de los “fenómenos”, por más que trataba de concentrarse en las conversaciones de su grupo le era imposible cuando la curiosidad podía mucho con ella. Pavell la abrazaba de lado pero ni eso la tenía de vuelta a la realidad. “Cenicienta” era una palabra que ella le había puesto a Elena ¿Por qué Oksana se le había ocurrido llamarla así? Con suerte la había visto una vez ¿A qué confianza quería llegar?

-Oksana es lesbiana y con novia… pero tengo entendido que Elena también es lesbiana… –murmuró metiéndose un gran trozo de tarta para quedarse callada.

Varios comenzaban a pararse, la última hora de clases del día comenzaría en breve y los baños se llenaban de personas que querían lavarse los dientes.
…………..........................................................................

Un paso, otro paso, miraba sus pies mientras se dirigía hacia la puerta principal de la escuela. Hoy el día le había dado una importante lección, las apariencias engañaban bastante, todos tienen prejuicios que pueden ser deshechos. No podía decir ni afirmar que se haría amiga de las personas “raras” de Heidelberg pero en el almuerzo no le arrancaron los brazos ni comieron su cerebro, al menos algunos de ellos conversaron con ella y parecían pacientes mientras esperaban que ella escribiera sus respuestas. Con otra persona quizás habrían sido hostiles y se habrían encerrado en su mundo pero como ella había declarado ante todo el mundo lo “pobre” que era, la consideraban distinta, a su manera.

-¿Almuerzas mañana con nosotros? – Oksana caminó a su lado. Era una chica muy linda, un poco ruda pero no “macho” para vestirse, si se ponía a pensar como hombre era una pérdida que fuese homosexual, algo que muchos le dijeron a ella cuando confesó su orientación sexual. Asintió a su pregunta - Nos vemos mañana –dijo entusiasmada antes de subirse a una moto que manejaba otra mujer. “Su novia” pensó curiosa, había analizado la reacción de los demás que estaban cerca y muchos ignoraron la situación pero otros miraban “asqueados”, ambas se habían dado un beso. 

Cuando llegara a casa se sentaría en la mesa junto a Katya para hacer cada una sus deberes, claro, de distinto tipo de exigencia. Estaba tan concentrada en sus pensamientos que tardó un poco en escuchar que alguien clamaba su atención, era una voz femenina, podía apostar eso. 

Varios alumnos que salían por la puerta principal de Heidelberg miraron hacia quien gritaba “Elena”. Incluso Yulia que caminaba con su grupo de amigos, dejaron de ser perseguidos porque muchas cabezas giraron hacia la figura de una chica muy guapa y de sonrisa encantadora. Ojos cafés, el pelo castaño claro caído con gracia sobre sus hombros, delgada, muy hermosa.

Volkova de inmediato buscó a “Cenicienta” pero no tardó en verla con una sonrisa sincera y muy contagiosa, esa chica caminaba rápido hacia la pelirroja para recibirla entre sus brazos. ¡¿Quién demonios era ella?! 

Ella no había dicho que tenía novia ¿O sí la tenía?

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Celos??? 🤣🤣
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Mensaje por Fati20 1/19/2022, 9:13 pm

Esas mujeres q le quieren robar a lena a julia vale que abuso usar su apodos de cenicienta y ahora está misteriosa chica, los celos aquí son geniales así julia podrá ir aclarando lo q en realidad siente, quiero leer massss 💔💔💔. Toca esperar a mañana, saludos querida 😘😘
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