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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/19/2022, 9:41 pm

EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Img_2018


Elena Katina, autora de la popular serie de misterio The Masters, se da con una situación: no parece ser capaz de seguir escribiendo. Así que cuando su vieja amiga y acaudalada viuda, Nastya la invita a pasar el verano en Ryn, Kasajistán, Lena decide que puede ser justo lo que necesita para acabar con su bloqueo de escritora.

Dejando atrás el calor de Kasajo y a su novia Svetlana, Lena se retira al desierto de alta montaña, y pronto se encuentra rodeada por los amigos excéntricos de Nastya, y otros artistas. Pero es la sheriff local, Yulia Volkova, quien pronto acapara su atención. No pasa mucho tiempo hasta que Lena descubre que Yulia sale con todas las jóvenes turistas que acuden a la barranca del río cada verano, y que no tiene intención de sentar cabeza.

Luego una visita inesperada de la novia de Elena sacudirá todo. Dudando entre la seguridad y el deseo, Lena no tiene idea de que camino tomar. Mientras que Yulia no puede creer que de verdad se ha enamorado... por primera vez en su vida.

Nos leemos pronto, mis amores I love you
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por Fati20 4/19/2022, 9:54 pm

Querida mía!!! Qué felicidad ya tenerte activa con una nueva historia q estoy segura estará increíble ya quiero leerla. Hasta mañana muchos saludos 😘😘😘
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por katina4ever 4/20/2022, 10:00 pm

Genial!! Esto se lee muy bien y que bueno poder saber de ti y poder leerte nuevamente!! Saludos nena!!! Razz Razz
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/21/2022, 7:51 pm

CAPÍTULO PRIMERO
____________________________________________

Se sentó en el tráfico preguntándose por qué se le había ocurrido viajar a través de Kazajo durante las horas pico. Ajustó el aire acondicionado, respiró hondo y trató de no pensar en el paquete de cigarrillos que guardaba con ella, por si acaso.

— Si no estuviera tan condenadamente caliente — murmuró, ajustando el ventilador hacia ella. No era más que mediados de mayo, pero el calor del verano ya se mostraba a sí mismo. Miró cariñosamente a los cigarrillos y luego forzó sus ojos de nuevo a la carretera. No sabía por qué se atormentaba con ellos. Había estado en varias etapas de dejar de fumar en los últimos dos años, finalmente y capaz de contar los días entre los cigarrillos en lugar de horas, esta vez, habían sido cuatro días. Bueno, tres días, nueve horas y un puñado de minutos. Pero, ¿quién llevaba la cuenta?

Su celular sonó, afortunadamente distrayéndola de la necesidad de nicotina que iba a tener. Sonrió cuando vio el número que se mostraba. Nastya se había ido casi tres meses, y se sorprendió de lo mucho que extrañaba a su amiga.

— Hola — saludó.

— Hey, chiquilla — Elena sonrió.

— No me puedes llamar chiquilla. Tengo treinta y siete.

— Sí, y yo tengo cincuenta y siete años, eso te hace una chiquilla, querida.

Elena se echó a reír. Nastya había estado llamándole chiquilla desde que se habían conocido, hace ocho años. Fingía estar ofendida, pero, sinceramente, echaría de menos el nombre cariñoso si su amiga dejara de decírselo.

— Entonces, ¿cómo es el desierto? ¿Aún echas de menos a la ciudad?

—Te lo dije, esto no es el desierto. De hecho, ni siquiera estoy en Kalmukia. Me he movido más arriba, en la montaña y ahora estoy mirando a través de un cañón, viendo los hermosos acantilados de arenisca que inspiraron a Georgia O'Keefe en sus pinturas. Demonios Elena, deberías verlas por las mañanas. Es impresionante — La pelirroja asintió.

— Así que supongo que eso significa que estás pintando. ¿Cómo te va con eso?

— Oh, cariño, me gusta muchísimo la libertad de expresarme de esta manera. Ha sido muy edificante estar aquí, ni siquiera puedo describirlo.

Elena sacudió la cabeza. Había conocido a Anastasia Isaeva en una clase de escritura hace ocho años, cuando la rica viuda decidió que estaba lista para escribir su primera novela. Un poco excéntrica, bien, muy excéntrica pero habían congeniado a pesar de la diferencia de edad de veinte años. Y con el paso de los mismos, Elena había visto como Nastya intentaba con la escritura, la escultura, la cerámica y ahora la pintura.

— Hay un artista en mi interior, que espera salir — decía la mayor en más de una ocasión. Así, Elena la animaba en todas sus actividades, a pesar de que sabía que su amiga no tenía una onza de talento artístico. A Nastya le hacía feliz probar y eso era lo que realmente importaba.

— Bueno, me alegro de que estés disfrutando — Elena avanzaba lentamente a lo largo del tráfico — ¿Tienes planes de regresar pronto? Echo de menos nuestras cenas semanales.

— Oh, claro que te echo de menos, Elena, pero no echo de menos la ciudad en absoluto. De hecho, me he mudado de la casa de campo aquí en Ryn después de sólo unos pocos días, me trasladé a una de las casas de verano al pie de la montaña — Hizo una pausa — Un grupo interesante de personas viven aquí, Lena. Artistas todas. Y, me parece que me he encontrado a mí misma en una meca lesbiana.

—Oh, Nastya, por favor! Tu gaydar no existe — Elena encendió el aire acondicionado de nuevo ya que el tráfico volvió a pararse.

—Eso no es justo. Estabas fingiendo ser hetero. Eso debería ser ilegal.

—No estaba fingiendo ser hetero!

—Lena, querida, ¡todavía pretendes serlo!

—¡No lo hago! El hecho de que no he anunciado públicamente que soy gay no significa que me esté escondiendo. ¡Por el amor de Dios! ¿Es necesario que la gente sepa todo acerca de ti?

—Por supuesto que no. Ahora dime, ¿cómo va el libro?

Elena cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás, sacudiéndola en silencio.

—Ya viene.

—Supongo que eso significa que todavía tienes el bloqueo del escritor.

—No me gusta ese término, Nastya. No hay tal cosa como el bloqueo del escritor. O tienes una historia que contar o no se tiene. No tiene nada que ver con el llamado bloqueo del escritor.

—¿Y?
La pelirroja se deslizó a través del tráfico, con los ojos mirando al frente.

—Y supongo que no tengo una historia que contar.

—Cariño, ¿por qué no te tomas un descanso?

—¿Un descanso de qué? ¿No escribir?

—Un desligue de ahí, de la ciudad. Ven a quedarte conmigo por un tiempo — sugirió la mayor — Ryn es un pueblo precioso.

—¿En Kasajistán? Nastya, en verano, el calor de Kazajo es suficiente, luego, no quiero ir al desierto — Nastya se rió.

—Estaba a 5°C cuando me levanté esta mañana. Era una maravilla. ¿A cuánto estaba allí a las 8 a.m.? ¿24°C y húmedo?

—Oh, Nastya, no es sólo eso — Miró con cansancio el tráfico —¿Qué se supone que debo hacer con Svetlana?

—¡Dios mío, ¿es que todavía está en la foto?

—Ella vive conmigo, Nastya. Por supuesto que está en la imagen.

—Algo que todavía no logro comprender. No es como si estuvieras enamorada de la mujer.

—Siento mucho que no lo veas, pero yo la quiero, Nastya.

—Te encanta el chocolate también.

Lamentablemente, Elena sabía que tenía razón, pero se negó a dar a su amiga más munición en lo que se refería a Svetlana.

Después de dos años de noviazgo informal, el complejo de departamentos donde vivía Sveta se vendió y el alquiler casi se duplicó. Elena hizo lo que sentía que cualquier amigo haría. Le ofreció su casa hasta que Svetlana pudiera encontrar algo más. La rubia se mudó a la habitación de Elena, no la de invitados, y ahora, seis meses después, la pelirroja supuso que había dejado de buscar un lugar propio.

Y no estaba tan mal, de verdad. Se llevaban bien. Y Sveta sabía cocinar, algo que ella odiaba hacer. Así que, aunque el sexo no era alucinante o frecuente era suficiente para mantener su relación.

—¿Y? ¿Qué dices? — preguntó Nastya, sacudiendo a Lena de sus cavilaciones.

—¿Kasajistán?

—Sería bueno para ti, Lena. Un cambio de escenario.

—No sé, Nastya — Miró el tráfico sin fin por delante de ella y suspiró, su mirada se desviaba hacia el escondite de cigarrillos — Dime otra vez cómo está la temperatura hoy.
________________________________________________

Hola mis nenas hermosas y fieles. Gracias nuevamente por darle la oportunidad a otra excelente historia.

No tengo el nombre del autor o autora original de esta adaptación y si alguna de uds la había leído antes y conoce quién escribió semejante obra, díganme para darle el mérito que merece, por ahora, disfruten del primer capítulo.

Pregunta: les gustó el poster que identifica el fic?
🤔
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Mensaje por Fati20 4/21/2022, 10:10 pm

Es un placer y enorme felicidad leer una nueva historia que se ve q estará muy interesante. El póster me gusto esta bueno querida 😘😘😘 espero leer más muy pronto estuvo cortito
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/23/2022, 5:09 pm

CAPITULO DOS  
___________________________________________________

—¿Kasajistán? ¿Pero por qué?

Elena miró a su cama, que estaba llena de ropa que había sacado de su armario y cajones. Pantalones vaqueros, pantalones cortos y casi todas las camisetas  de su propiedad. ¿Acaso realmente confiaba en el consejo de Nastya sobre el equipaje? Ropa casual, querida. Toda casual. Tal vez no estaría de más echar algunos pantalones y una blusa elegante...o dos.

—¿Lena?

—¿Hmm?— Miró a Sveta, olvidando que ella estaba aún en la habitación —Lo siento. ¿Qué?

—¿Te pregunté por qué vas a Kasajistán? — la pelirroja hizo una pausa.

—Para escribir. Tengo plazo hasta octubre y apenas he escrito hasta la página veinte. Nastya parece pensar que un cambio de escenario haría maravillas.

—Seguramente no vas a estar fuera hasta octubre, Elena.

—No. Pero siempre puedes venir de visita, ya sabes — Aquellas palabras salieron antes de que la pelirroja pudiera detenerlas dentro de su boca. Nastya parecía pensar que era la presencia de Svetlana en su departamento y en su vida, lo que estaba causando el bloqueo del escritor en su amiga. Por supuesto, Elena no tenía un bloqueo de escritor, según sus palabras.

—Bueno, supongo que podría tomar un largo fin de semana aquí y allá. Incluso, podría tomar unas largas vacaciones en julio, tal vez — Elena sacudió la cabeza.

—Ya veremos. Puede que no tenga tiempo para más de un fin de semana ocasional, Sveta. Esto realmente va a ser un viaje de trabajo.

—Nunca he estado en Kalmukia.

—Nastya ya no está en Kalmukia. Hay algunos pequeños pueblos en las montañas, está en Ryn — Elena dobló la ropa que había tirado en la cama, sorprendida por la emoción que sentía.

Tal vez su amiga tenía razón. Un cambio de escenario podría ser justo lo que necesitaba para poner en marcha su escritura.

—Bueno, yo sé que te voy a extrañar — dijo Sveta mientras se movía detrás de Elena, acercándola.

La pelirroja resistió el impulso de quedarse rígida. En su lugar, se volteó en los brazos de Sveta, dio la bienvenida a sus suaves besos. Ni siquiera protestó cuando la rubia la tiró a la cama, con su peso aplastante sobre las prolijamente dobladas camisetas. Cuando la mano de la rubia se deslizó dentro de sus bragas, Lena observó distraída que había que volver a doblar sus camisetas de nuevo, tal vez incluso lavarlas y secarlas para quitar las arrugas.

Me pregunto si tengo que llevar una chaqueta...

…………………................................................................

Nastya estudió su pintura, preguntándose por qué sus acantilados de piedra arenisca no se parecían en nada a la vista que se extendía ante ella. Bueno, los colores estaban allí, por lo menos.

—Parece encantador, Simone.

Nastya se volvió, sonriendo a la joven menuda que con paciencia le enseñaba a pintar y que insistía en llamarla Simone. Harmony llevaba su habitual blanco. Hoy era un largo vestido cómodo, sus sandalias y dedos de los pies pintados, sólo se asomaban por debajo del dobladillo.

—¿Adorable? Yo no iría tan lejos — dijo.

—Debes tener paciencia. Tu combinación de colores son magníficos hoy en día — Harmony le entregó un pequeño cristal que estaba apretando — Aquí. Aprieta firmemente. Siente la energía — dijo en voz baja.

Nastya hizo lo que le dijo, imaginando pulsos de energía vibrante del cristal que tenía en la mano. Guardaría el cristal después, para agregarlo a la creciente colección que tenía. Harmony y Sunshine parecían tener una fuente inagotable de ellos.

—Ariel me ha dicho que tienes una amiga que va a venir. Debes estar emocionada.

—Sí, una joven amiga de Kasajo. Es una escritora. Encajará aquí perfectamente.

—Yo no leo mucho, me temo. ¿Qué ha escrito?

—Escribe una serie de detectives privados. Está trabajando en su ejemplar número siete. Los personajes son Pavell y Daryna. Pretenden ser una pareja casada en los libros — Harmony negó con la cabeza.

—Lo siento. Nunca he oído hablar de ellos — Nastya se encogió de hombros.

— Los tres primeros libros de la serie fueron los más vendidos. Los últimos tres, bueno, nunca le digas a Elena esto, pero los tres últimos realmente apestaban.

—Ven a cenar esta noche, Simone. Sunshine dice que Ariel anda con una nueva jovencita y queremos conocerla — Nastya resopló.

—No sé para qué. Al final estará con otra nueva jovencita la próxima semana —Harmony se rió.

—Creo que le gusta estar ocupada, ¿no?

Nastya sonrió. Sí, a Yulia o "Ariel", como Harmony y Sunshine la llamaban estaba siempre ocupada con las mujeres jóvenes que parecían acudir a ella.

Se había convertido en amiga de la sheriff del condado, pero hacía mucho tiempo había perdido la cuenta del número de mujeres que Yulia había tenido alrededor.

………………………...............................................................

Nastya se abanicaba mientras esperaba el avión de Elena. Su sombrero de paja y gafas de sol de gran tamaño no hacían nada para evitar el sol del mediodía en la bahía. Por mucho que había disfrutado de su estancia en Kalmukia y pasar interminables horas visitando las galerías de arte, se alegraba de haberse mudado más arriba, en las montañas. No hacía frío, por cualquier medio, no en este momento del año, pero las temperaturas durante el día llegaban a los 27°C. Aquí en Kalmukia bajo un cielo sin nubes, se imaginó que ya estaba por encima de 32°C, recordándole el maldito calor de Kasajo. Tal vez por eso sólo dos personas habían desafiado almorzar en su patio.

El restaurante del aeropuerto, famoso por sus hamburguesas con chile verde, estaba abarrotado, y por supuesto el aire acondicionado pasaba a un segundo plano. Pero Nastya estaba ansiosa de ver a su amiga, así que se sentó en el borde de la terraza, viendo como un avión se preparaba para aterrizar.

—Vuelo cuatrocientos treinta y nueve de Kasajo, aterrizando.

—Finalmente —, murmuró. Se puso de pie, viendo como el avión tocaba tierra, las ruedas rebotaron una sola vez, y luego rodaron sin problemas el resto de la pista corta. Era un pequeño jet, transportando a una veintena de personas, pero para este día miércoles dudaba que estuviera medio lleno.

Pasando al borde del patio, miró hacia el sol mientras miraba la escotilla abierta y las escaleras de descenso. Elena fue la cuarta en desembarcar, con una gran mochila al hombro, haciendo que Nastya sonriera, sin darse cuenta de lo mucho que había extrañado a su joven amiga. Vio como Lena apartó el pelo rojo de su frente, poniéndose sus propias gafas de sol.

—Lena — Nastya saludó, mirando como la pelirroja se cubría los ojos y levantaba una mano en señal de saludo.

Nastya bajó las escaleras del patio, sus sandalias hacían clic en el asfalto caliente mientras se apresuraba hacia el avión. De pronto se vio envuelta en un fuerte abrazo, y luego sorprendida por un golpe rápido en su antebrazo.

—Dijiste que no estaba caliente aquí —, Elena le recordó. Sus ojos se movían sobre el asfalto brillante a su alrededor. La castaña sonrió.

—Te dije que no estaba caliente, donde me alojaba. ¿Por qué crees que me mudé a la montaña?

Lena se giró en un círculo para ver su entorno, sus ojos se abrieron a las hermosas mesas y mesetas en la distancia. Se volvió hacia su amiga, deslizando sus gafas de sol en la parte superior de su cabeza.

—Pero es hermoso, Nastya. No había estado aquí desde hace diez años o más.

—Estamos en un aeropuerto, querida. No es hermoso. Fuera de aquí, — señaló — Si que es hermoso — Cogió del brazo a Lena —¿Cuánto equipaje traes? — La pelirroja le dio una sonrisa irónica.

—Dos maletas un poco grandes — la castaña meneó la cabeza.

—Te dije que empacaras casual, ¿no? Jeans, shorts y similares — Se señaló a sí misma — He usado estos mismos pantalones capri tres veces esta semana — Lena sonrió.

—No creo que eso es algo que deba ser publicado. Lavas la ropa, ¿verdad? Quiero decir, sé que tienes un ama de casa en Kasajo, pero sabes cómo lavar la ropa, ¿no es así?

—No soy tan mimada, Elena. Por supuesto que sé lavar. Sólo decidí no hacerlo — Elena rodó los ojos.

—No me digas que tienes a alguien que lo hace por ti?

—Bueno, por supuesto que sí. Me niego a rebajarme a ese nivel. Ella viene una vez a la semana y ha funcionado muy bien. De hecho, estoy pensando en que venga más a menudo. Es una cocinera maravillosa — la pelirroja asintió con la cabeza.

—¿Podré tomar ventaja de este servicio?

—Mi casa es tu casa, querida — dijo Nastya con un ademán de mano.

—Este podría ser un buen verano, después de todo.

—Me alegro de que no te empeñes en hacer cosas en Kalmukia hoy. Está demasiado caliente como para caminar por las calles — Lena sonrió.

—Pero me dijiste, que es un calor seco.

—Eso fue sólo al llegar aquí. Vendremos una noche cuando se enfríe un poco, comeremos Beshbarmak, quedarnos una noche, y luego ir a las galerías la mañana siguiente. Y sé que estoy haciendo el ridículo, Elena, ya que he comprado en Kasajo antes, cuando estaba a 38°C. Tal vez sea mi edad. Me parece que no puedo tolerar más el calor.

Elena estudió a su amiga cuando salió de Kalmukia y se dirigió a la carretera interestatal. Nastya se veía diferente. Pero tal vez era sólo la ropa casual, la blusa sin mangas. Lena levantó las cejas un poco asombrada. El brillante lápiz labial rojo de Nastya, faltaba. Se acercó un poco más. ¡Dios mío! ¿No tenía ningún tipo de maquillaje?

—¿Qué estás haciendo?

—Quítate esas gafas de sol ridículas.

—¿Para qué?— Elena se acercó y se las quitó, con los ojos muy abiertos.

—Oh, Dios mío.

—¿Qué?

—La Nastya que conozco ni siquiera salía de su habitación sin maquillaje, y mucho menos de su casa. ¿Qué tienes? ¿Qué te ha pasado?

—Dame eso —, dijo la mayor, cogiendo las gafas de sol de las manos de Lena y poniéndolos devuelta en su rostro — Nada ha sucedido. Esto es sólo una nueva etapa en mi vida, querida.

—Creí que la pintura era la nueva fase.

—Sí, lo es. Y he conocido a gente maravillosa aquí, todo tipo de gente... Terrenal.

—¿Terrenal? — Nastya agitó la mano.

—Me refiero a personas naturales, pacíficas.

—Oh Dios, no has dejado de afeitarte, ¿verdad?

—No, todavía me afeito y me baño, Elena. Pero tienes razón. ¿Puedes verme en Kasajo, así en público?

—Es decir, ¿Has dejado de usar maquillaje? ¿Por qué?

—He renunciado a mí misma con respecto a mi manera de maquillarme, sí. Era como si estuviera tratando en ocultar el verdadero yo debajo del maquillaje, la ropa y diamantes.

Los ojos de Lena viajaron a los dedos de Nastya. Faltaban los tres anillos, que la pelirroja nunca la había visto sin ellos — Nastya, por favor, dime que no te has unido a una secta y te han estado lavando el cerebro.

La castaña se rió, golpeando la pierna de la chica cariñosamente.

—Oh, Lena, cariño, nada tan emocionante, me temo. Tengo cincuenta y siete años, y por primera vez en más años de los que recuerdo, estoy en medio de extraños. Ellos no saben nada de mi pasado, de mi marido, de la riqueza que tengo. Un día, mientras yo todavía estaba en Kalmukia, me vestía, maquillaba mi cara, buscaba el elegante vestido perfecto, para llevar a la cena, viendo mis joyas y de pronto me di cuenta. Nadie me conocía aquí. No tenía que vestirme para la ocasión. Si quería llevar los pantalones cortos de lino fresco que había comprado, nadie pensaría que estaba mal vestida.

—Nastya, he estado diciéndote durante años que no tenías que vestirte para la ocasión. Él ya no está.

—Oh, lo sé. Pero era un hábito después de veinticinco años. Todos sus supuestos amigos todavía piensan que me casé con él sólo por su dinero. Así que tenía que ser muy cuidadosa — Elena sonrió.

—Bueno, él tenía treinta años más que tú.

—Te lo diré ahora, Lena, nunca estuve enamorada de él. Me importaba y aprendí a quererlo a través de los años, pero nunca fue mi amor. Y algo de lo que sus amigos se sorprenderían es que él era un hombre muy fuerte, pero era impotente — Susurró la última palabra. La pelirroja sonrió.

—Por lo tanto, te casaste con él por su dinero — Nastya se encogió de hombros.

—Yo crecí en la Kostroma, San Petersburgo. Era un logro sólo para graduarse en la preparatoria.

—Tenías veinticinco años cuando lo conociste. Difícilmente fue en la prepa.

—Veinticuatro años y no importaba. Yo todavía estaba en Kostroma. La mejor camarera que el salón de la ciudad había tenido, en caso que no lo haya mencionado antes.

—Lo hiciste, pero todavía no entiendo porque te has dejado de repente de preocupar por tu aspecto — Nastya se rió.

—Lena, querida, la simple verdad es que no podía seguir haciendo lo mismo por más tiempo. ¿No lo ves? En Kasajo, cerca de nuestros viejos amigos, en torno a las mujeres de nuestros amigos, tuve que jugar un papel. Y yo era buena en eso, lo admito. Pero aquí, ya no aplica.

—Pero Nastya, no puedes simplemente dejarte llevar sólo porque estás lejos de tus amigos normales y tu vida normal.

—Lena, ¿me veo como si me dejo llevar?

—En realidad, no, te ves maravillosa —, admitió Lena. Su piel normalmente pálida tenía un brillo saludable. Incluso su estilo de pelo había cambiado. El estilo de pelo rociado con aerosol, aburrido que normalmente lucía, lo había cortado y dejado natural.

Bueno, lo más natural que una botella de tinte marrón le consiguiera.

—Gracias. Me siento de maravilla. Y no puedo esperar para que los conozcas a todos. Pero Lena, tienes que prometer que mantendrás un diálogo con mente abierta.

—Nastya, yo soy la persona más abierta que conoces.

—En tus sueños, cariño — La mayor señaló la ventana — Ese es el Río Ural. Nos encontraremos con el lago pronto, pero los cañones de por aquí son magníficos. No vas a creer los colores, Lena.

Elena miró por la ventana, por primera vez, admirando el paisaje mientras subían más arriba en las montañas. Difícil creer que esa misma mañana, ella estaba luchando con el tráfico alrededor del aeropuerto de Kasajo y ahora aquí estaba, lejos de la ciudad y todo su ruido y bullicio.

Nastya desaceleró cuando la carretera llegó a una intersección. Señaló rápidamente a su derecha — Peski está hacia allá — dijo mientras se metía en el carril de la izquierda — Ryn es por este camino.

—¿Qué es exactamente Ryn?

—Oh, es sólo un punto en el mapa, en realidad. Tienen unas muy bonitas casas de campo, sin embargo. Me quedé allí tres días. Pero la zona está llena de casas de veraneo, más propios y de alquiler para artistas. Tuve la suerte de encontrar una para rentar durante el verano — Miró rápidamente a Lena — Me está costando una pequeña fortuna, pero apenas importa. Bien vale la pena. No puedo esperar para que veas la vista en las mañanas. El amanecer sólo trae todo a la vida. Ahora sé por qué Georgia O'Keefe encontró inspiración allí.

—¿En Ryn — preguntó Elena —¿Dónde estás viviendo?

—Oh, sí, querida. Los lugareños dicen que ella venía a menudo a pintar los acantilados. Incluso hay fotos de ella en la panadería — Elena se mordió el labio inferior.

—¿Hay árboles reales, Nastya? Aparte de estos — dijo, señalando a los pequeños árboles que adornaban el paisaje.

—¿Árboles?

—Quiero decir, no me llevas a un desierto con acantilados, ¿verdad? — Nastya se rió.

—Te lo prometo, no hay desierto. Bueno, lo llaman el alto desierto, pero en realidad, hay árboles. Es muy hermoso, Lena. Y más arriba en las montañas, hay pinos y bosque.

La pelirroja asintió, disfrutando del paisaje que pasaba a toda velocidad cuando Nastya llevó el camino más profundamente en el desierto. Podría ser divertido, pensó. Y si no lo era, siempre podría encabezar regresar a Kasajo en cualquier momento.

—Entonces, háblame acerca de estas nuevas amigas tuyas — Lena sugirió — ¿Y por qué tengo que tener la mente abierta?

—Bueno, están Sunshine y Harmony. No tengo ni idea de cuales sean sus nombres reales o su edad. Están en algún lugar entre veinte y cuarenta. Muy terrenales. Están acá por los cristales.

—¿Sunshine y Harmony? ¿Es una broma?

—Oh, no. Harmony me está enseñando a pintar. Es muy talentosa. Ella tiene su propia galería en Kalmukia.

—¿Harmony? ¿Quién nombra a su hija Harmony? — Nastya suspiró.

—Lena, que te dije de mantener una mente abierta. Son muy agradables. Ahora está su amiga Starlight, que es un poco extraña — Elena rodó los ojos.

—Estás jugando conmigo, ¿verdad? ¿Starlight?

—Obviamente, esos no son sus nombres reales, Lena. Esos son sólo los que usan. Harmony tiene la costumbre de nombrar así a las personas. Puedo seguir?

—Está bien. ¿Quién más?

—Bueno, no puedo esperar a que conozcas a la sheriff.

—¿La sheriff? ¿Eres amiga del sheriff?

—Sí. Es algo especial. Te lo juro, Lena, si tuviera curiosidad por jugar para tu equipo, ella sería a la que escogería. Tiene este magnetismo que... No sé como explicarlo.

—¡Dios mío, Nastya!

—Lo digo en serio. No creas que no he pensado en darle al lesbianismo una oportunidad, sólo por culpa de ella — Lena se echó a reír.

—No le das una oportunidad, Nastya. O lo eres o no lo eres.

—Bueno, eso no ha detenido a un desfile de jóvenes chicas lanzársele, la mayoría de ellas heteros y curiosas. Al parecer, es muy talentosa.

—¿Y qué? ¿Les enseña sexo? — La mayor sonrió.

—¿Qué harías tú, querida, si las chicas de veinte años estuvieran pidiéndote compartir tu cama?

—Nastya, tengo treinta y siete años de edad. Las de veinte y tantos no ruegan por compartir mi cama. Y si lo hicieran, las envío directo al hogar de su madre, eso es lo que yo haría.

Nastya asintió mientras hacía un desvío en la carretera.

—Sí. Me temo que sí, chiquilla. Yulia, sin embargo, no parece tener ese problema — Nastya miró a Elena — Por supuesto, ella no tiene treinta y siete años. De hecho, no tengo ni idea de que edad tiene tampoco. Es joven, estoy segura — la pelirroja respiró hondo.

—Bueno, por lo que has mencionado tres son hadas de la tierra y una maniática sheriff del sexo. ¿Has conocido cualquier persona normal, Nastya? — La castaña se echó a reír, ya que alcanzaron una subida.

—Para eso te tengo a ti, cariño.

—Oh, Dios mío — murmuró Lena. Se agarró al tablero, mientras sus ojos exploraban la inmensidad delante de ella. Nastya asintió.

—Esas fueron exactamente mis palabras, según creo, cuando las vi por primera vez — Lena señaló.

—¿Las montañas de allí, es Peski?

—No, no. Peski es hacia el este — Nastya hizo un gesto a su ventana — Esto es realmente el sur, de dónde venimos. El Pico de Chara tiene más de tres mil metros de altura. Sin embargo, los principales cañones están a nuestro norte. Aprenderás mucho más sobre la zona de Yulia. Ella estuvo de acuerdo en ser tu guía turística. Es muy conocedora de la zona.

—Espera. ¿Yulia? ¿La persona que muere por el sexo?

—Es realmente muy agradable, Elena.

—Uh-huh. Y vamos a tener tanto en común. Estoy en una monógama relación de compromiso. Y ella se dedica a enseñarle a las chicas heterosexuales cómo tener relaciones sexuales. Sabes lo que pienso sobre las mujeres promiscuas, Nastya. Te meten en problemas de una manera u otra, a morir.

—Bueno, solo si tu dejas a un lado su vida sexual, creo que verás que tienen algo en común. Aparte de ti, ella es probablemente la persona más normal que conozco aquí. Es por eso que sé que van a llevaser bien.

—Nastya, ya sabes cómo soy. Nunca he estado de acuerdo con el tema del sexo casual — dijo haciendo un gesto con el brazo — Creo que es repugnante, en realidad. Quiero decir, no somos animales. No vamos a coger como conejos.

—Obviamente no lo eres, querida.

—¿Y qué se supone que significa eso?

—Sabes lo que eso significa, no es necesario que te lo deletree.

Elena cogió el tablero de nuevo cuando Nastya giró en un camino de tierra lleno de baches.

—Ya sabes a dónde vas, ¿no?

—Por supuesto. Si nos hubiéramos quedado en la carretera principal, iríamos a Ryn. Vamos a ir allí mañana y yo te mostraré por aquí. Este camino nos llevará a nuestra casa de verano, Lena. Te va a encantar.

—Estoy segura de que si, Nastya. Pero, ¿tienes algún vecino? — preguntó mientras miraba alrededor de los árboles, las rocas y otras pequeñas cosas.

—No vecinos cercanos como en la ciudad, por supuesto que no. La casa donde nos quedamos tiene más de doscientas hectáreas. He caminado la mayor parte de ellas — Elena la miró. La Nastya que conocía no caminaba. De hecho, era conocida por subir en su coche y conducir hasta el final de la entrada de su casa para comprobar el correo.

Cerró los ojos. ¡Dios, espero que no le hayan lavado el cerebro con algún culto terrenal!

—¿Qué?

Lena sacudió la cabeza.

—Nada, es que... ¿ahora caminas?

—Ya te digo, querida, esta es la mejor cosa que he hecho en mi vida, por mí misma. Me conoces desde hace años, Elena. Tú sabes que yo en realidad nunca he estado en contacto con la naturaleza y toda esa mierda — dijo con una carcajada — Pero aquí, en realidad estoy aprendiendo hasta los nombres de las plantas, ¿Puedes creer eso?

—Bueno, no puedo creerlo — murmuró la pelirroja, mientras miraba — Mi Dios.

—Oh, si. Hermoso.

La gran casa de adobe quedó a la vista, pero no era la casa lo que llamó la atención de la pelirroja. No, los acantilados que se extendían detrás de la casa. La piedra arenisca roja que reflejaba el sol de la tarde, lo que la hizo entrecerrar los ojos mientras los admiraba.

—Oh, Nastya, ahora veo por qué te encanta estar aquí.

—Te dije que mi vista era increíble. La casa está construida de manera que los acantilados son visibles desde casi todos los ángulos.

Tan pronto como Nastya se estacionó, Elena estaba fuera, con los brazos extendidos. El calor que esperaba estaba ausente. Era agradable, seco. El aire olía a fresco.

—¿Árboles de pino, Nastya?— preguntó.

—Pinos de piñón y matorrales de roble, principalmente. Hay algunos pinos ponderosa mezclados, sobre todo en las zonas más húmedas y más arriba en las montañas.
Lena sonrió.

—¿Y sabes los nombres de los árboles? Oh dios.

____________________________________________

Hola mis hermosas chicas 💘 les dejo otro buen capítulo para que disfruten!
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Mensaje por Fati20 4/23/2022, 6:54 pm

Ya quiero q lena y julia se conozcan, lenita necesita esa chispa especial en su vida q se la dará julia 😊. Saludos querida mía feliz sábado 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/24/2022, 8:18 pm

CAPÍTULO TRES
________________________________________________


Yulia miró su cama, observando a la joven dormida, deseando poder recordar su nombre. Cerró los ojos. ¿Darya? ¿Dasha? Se frotó la cara, oliendo los restos de sus ejercicios amorosos. Tal vez lo disfrutaría más si pudiera recordar sus nombres. Finalmente se metió al cuarto de baño. Cerró la puerta antes de encender la luz. Se quedó allí desnuda, frente al espejo que la reflejaba.

Se dio cuenta de dos cosas. Una de ellas, un moretón en su pecho derecho. No había duda de que la rubia la había mordido mientras alcanzaba el clímax. Y dos, necesitaba un corte de pelo. No hizo caso a la contusión, y empezó a cepillarse el pelo oscuro que le cubría las orejas, tratando de domar los extremos rebeldes. Hábilmente evitó mirar sus propios ojos en el espejo. Ya sabía lo que reflejarían, un vacío que se iba haciendo cada vez más y más difícil de ocultar. Sexo ocasional con una linda joven era una cosa. Pero maldita sea, no tenía veinte años ya. Apenas podía mantenerse arriba.

¿Realmente es así?

Negó con la cabeza mientras entraba en la ducha. Tal vez era un poco más allá de todo eso. Saltar de cama en cama en la universidad era considerado un logro, pero diablos, ya "Se estaba poniendo vieja". Metió la cabeza bajo el agua. Su cumpleaños se acercaba rápidamente y estaba horrorizada.

Treinta y era demasiado joven para una crisis. Seguro que podía esperar hasta los cuarenta para eso. Se dio la vuelta, dejando que el agua caliente rebotara en su espalda. Tal vez tenía que hablarlo con Nastya. Sorprendentemente, se había convertido en amiga de la mujer mayor. Tal vez porque en comparación con Harmony y las niñas, Nastya parecía casi normal. Por supuesto, una mujer mayor en medio de la nada cantando cosas raras, era sospechoso y aún no sabía por qué había aceptado mostrarle a su amiga, la escritora, los alrededores.

Se preguntó si sería capaz de mentir y decirle que le gustaban sus libros cuando, en realidad, ni siquiera pudo leer el último.

Sus ojos se abrieron de golpe cuando oyó la puerta de la ducha. Darya o Dasha estaba allí, completamente desnuda, con los ojos viajando por el cuerpo húmedo de Yulia.

— Eres algo más, Sheriff — Una delicada mano con una buena manicura se extendió, arañando levemente el pecho de la morena — Mi novio podría aprender una o dos cosas de ti.

—¿Sí? Tal vez le puedes enseñar — la morena murmuró antes de tirar de la joven a la ducha con ella.

................................................................

—¿Qué demonios es eso? — Lena se dio la vuelta, con los ojos todavía cerrados. ¿Cantos? Hacía poco que se habían ido a la cama, ¿qué era lo que hacía Nastya, cantaba? Se sentó y se apoyó en los codos, escuchando. Estaba sorprendida por el suave color rosado que se reflejaban en los acantilados, y que la saludaban por su ventana abierta.

¿Estaba amaneciendo? ¿Ya?

Se recostó. No podía recordar la última vez que había dormido toda la noche.

Se levantaba a tomar agua, hacer pis, algo. Nunca dormía como un tronco toda la noche. Pero aún así, ¿Qué hacía levantada a estas horas? No iba a cantar, ni más ni menos. No podía volver a dormir, eso lo sabía. El canto monótono iba por el aire a través de la ventana. Tiró de la cobija, disfrutando de la frescura del aire fresco por la mañana.

Cogió la bata del extremo de la cama, caminó descalza por la casa abierta, detallando dondequiera que miraba, los acantilados reflejaban la salida del sol.

Ahora sabía por qué no colgaban cortinas o persianas. ¿Quién quisiera perderse este espectáculo?

Las puertas francesas estaban abiertas al patio. Caminó hacia allí y finalmente, vio a Nastya. Esta estaba sentada en una roca, no muy lejos de la extensión de la cubierta, con la cabeza moviéndose lentamente mientras continuaba cantando.

Por alguna razón, el sonido era reconfortante al salir el sol. Elena miró un poco más de tiempo, y luego se deslizó en silencio hacia el interior, no quería molestar a su amiga. Haría café en su lugar. Sólo entonces miró su reloj.

—¡Cinco y media! Esto es una locura — murmuró.

Pero pronto, esperando pacientemente le llegó el olor del café, mientras tamborileaba con los dedos sobre el mostrador de mármol, mirando la última de las gotas caer en la olla y llenar su taza. Después de su primer sorbo, dio una aprobación audible. Al girarse, encontró a Nastya observándola.

—¿Te gusta?— Elena asintió con la cabeza.

—Un poco extraño.

—Café de Piñón.

—¿Piñón? ¿Cómo el árbol? — Nastya pasó junto a ella, llenando su taza.

—Sí, piñones — Sonrió cuando se tomó un sorbo — Así que, ¿cómo dormiste, querida?

—Como una roca. Tenías razón. Dejar las ventanas abiertas era una buena idea. Tenía las cobijas hasta el cuello, sintiéndose casi como en invierno.

—Sí, es tan agradable dormir en el aire fresco, ¿no es así? Y hablando de aire fresco, me he dado cuenta de que no has fumado un solo cigarrillo desde que estás aquí — Lena miró.

—En realidad, ni siquiera he pensado en ello.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Bueno, si no cuento el que fumé a la espera del aeropuerto, han pasado más de dos semanas.

—Maravilloso, querida. Yo sabía que podías hacerlo.

Elena miró a su amiga mientras se servía más café. Ella todavía estaba sorprendida por su apariencia. La viuda rica de Kasajo era considerada nada menos que glamorosa. Siempre impecablemente vestida, el maquillaje aplicado a la perfección y ni un pelo fuera de lugar. La mujer que estaba delante de ella ahora, vestida con pantalones de color caqui sueltos, mocasines de piel suave y una camisa de algodón de gran tamaño que parecía estar pintada a mano, nunca pasaría por aquella mujer.

—Así que, ¿vas a decirme qué era todo ese ruido? — Nastya se rió, casi derramando el café.

—Creo que debería ofenderme.

—Y creo que deberías haberme avisado. Pensé que estaba a la mitad de la noche. Por supuesto, para algunos, las cinco y media es la mitad de la noche.

—Bueno, el ruido es una forma de meditación. Algunos lo llaman cantar indio, pero es un poco más que eso. Starlight ha estado enseñándome.

—Uh-huh, ya veo. Starlight. Figurate — murmuró Lena.

—Oh, querida, te dije que mantuvieras tú mente abierta. Me pone activa el cambio de signo en la madrugada. Soy completamente capaz de cerrar mi mente a todo. Es maravilloso. Es muy relajante. Tal vez deberías probarlo — Lena sacudió la cabeza.

—No creo que sea para mí, Nastya.

—Oh, bueno, yo también era así al principio. Pensé que era loco, pero Harmony dijo que podía ayudar con mi pintura.

—Hablando de eso, ¿cuándo vas a mostrarme lo que has hecho?

—Oh, no lo sé, Lena. Tal vez voy a ser como tú. No me dejas incluso echar un vistazo a tus libros hasta que los has terminado.

—Y tal vez eso sea un error. Quizás el último no habría apestado si hubiese dejado que lo leyeras primero — Nastya enarcó las cejas — Bueno, los dos últimos, entonces — la castaña asintió.

—Realmente espero que seas capaz de escribir aquí, querida. Creo que estar aquí te permitirá limpiar tu mente.

—¿Por qué crees que mi mente necesita limpieza?

Nastya bajó la taza de café, mirando fijamente a Lena a los ojos.

—Debido a que no has escrito, y porque tus últimos libros eran una peste. Creo que es necesario reorientar, conseguir algo nuevo en marcha.

—¿Apestan?

—No te ofendas, querida, pero sí, apestan.

Lena fue a llenar su taza de café, asintiendo con la cabeza.

—Tienes razón. Apestaban. Me siento como que estoy confundiendo sus vidas, no van a ninguna parte. Quiero decir, apenas conozco a estos personajes.

—Y eso es exactamente el porqué los últimos libros han sido criticados detalladamente. Y cómo fan que ha leído todos los libros que has escrito, no reconozco los personajes. Mi único consejo, porque como tú sabes, no soy escritora, es hacer algo con ellos. Quiero decir, moverse a lo largo de su relación o hacer que pongan fin a esta tontería del gato y el ratón que han estado haciendo.

—¿Tonterías?

—Sí, tonterías. Al principio, quería que siguieran juntos y que era lindo cómo pretendían casarse. Incluso asumir su flirteo parecía real, a pesar de que sé que no tienes idea de cómo ligar con un chico.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Quiero decir de una manera agradable, querida, pero eres gay e incluso si pretendes ser hetero a veces, sigues siendo gay. Y he estado alrededor de ti en bares hetero antes y no tienes ni idea.

—¡No pretendo ser hetero!

—Cariño, tu editor no sabe que eres gay. Diablos, algunos de tus supuestos amigos no saben que eres gay.

—Nastya, sólo porque yo no lo haya anunciado, no quiere decir que no saben — La castaña desestimó su comentario con un gesto de la mano.

—Como siempre, estamos hablando en círculos alrededor de este tema. Y si tú eliges el ser reservada sobre él, ese es tu problema. Pero estábamos hablando de Daryna y Pavell — Elena asintió con la cabeza.

—Así que estás cansada de su coqueteo?

—Cariño, después de seis libros y ni siquiera se han besado... sí, es el momento de seguir adelante.

—De eso se trata. No sé a dónde ir. Simplemente no se siente correcto que ellos sean una pareja real. Me refiero a una pareja real que tienen relaciones sexuales. Sabes, yo los veo casi como un hermano y hermana, así que tengan sexo es sencillamente asqueroso.

Nastya le palmeó la mano.

—Ya se te ocurrirá algo, pero por favor, no mantengas la misma línea. No estoy segura de que tus lectores podrían sufrir otra vez de lo mismo.

La pelirroja miró por las ventanas, el sol ya plenamente en los acantilados, los rosas suaves de los cañones cambiando a uno más naranja brillante. No podía decidir qué color era más hermoso.

—Creo que voy a tomar unos días para relajarme, Nastya, después abriré de nuevo el libro. Puede que tengas razón. Estar aquí podría ser bueno para mí.

—Vamos a tener mucho tiempo, querida. De hecho... — Su sentencia fue interrumpida por un golpe rápido en las puertas del patio sólo unos segundos antes de que abriera.

Nastya sonrió.

—Esa debe ser Harmony.

—¡Dios mío, apenas son las seis!

Una mujer pequeña con una larga cabellera rubia entró, su vestido blanco le llegaba debajo de las rodillas. Hizo una pausa, respirando profundamente.

—Ahhh, Piñón — murmuró, cerrando los ojos. A continuación, miró, asintiendo brevemente a Elena —¿Cómo estás esta mañana, Simone?

Los ojos de Elena se abrieron y miró rápidamente hacia atrás, preguntándose quién demonios era Simone. Sus ojos se abrieron más, cuando Nastya le respondió.

—Maravillosamente bien, Harmony. Buenos días a ti. Esta es mi amiga, Lena. Lena, esta es Harmony.

La pelirroja miró fijamente, tratando de forzar una sonrisa en su rostro.

—Hola... Harmony.

—Oh — Harmony abrió los brazos — Esa energía es negativa, Simone. ¿La sientes?

—Oh, sí.

Harmony le tendió la mano a Elena.

—Toma esto. Apriétala. Siente la energía — Lena abrió la palma de la mano, al ver la piedra que Harmony había colocado allí, arqueó una ceja.

—Es una roca — dijo secamente.

El jadeo audible de Harmony estuvo a punto de hacer reír a Elena, pero se mordió el labio, tocando la piedra en sus manos.

—Eso no es una roca. Es un cristal celestial. Es muy poderoso — Luego cogió la piedra de la palma abierta de la manos de Lena — Tal vez no estás absolutamente lista. Tu energía negativa es muy fuerte.

La pelirroja abrió la boca para decir algo, pero la cerró de nuevo. Se volvió hacia Nastya con las cejas levantadas. La castaña sonrió, dando a Lena un guiño sutil.

—Tenemos que irnos, Simone. Los colores se desvanecerán pronto.

—Estoy lista. Mi bolsa ya está en el porche — Nastya se volvió a Lena — La hora de la lección. Estaré de vuelta antes del mediodía, por lo que siéntete como en tu casa. Comeremos el almuerzo en Ryn, y te voy a mostrar todo — Elena asintió en silencio, su ceño más pronunciado cuando las dos mujeres salieron al porche.

¿Simone? ¿Quién demonios es Simone?

________________________________________________

Sé que ansían que Yulia ya conozca a Elena... Falta poco para el grandioso encuentro!
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Mensaje por Fati20 4/25/2022, 10:31 am

Es muy chistoso como lena conoce a estas nuevas personas 🤣🤣🤣🤣. Si ansiamos q se conozcan ya nuestras chicas, la historia va buenísima. Saludos querida 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/25/2022, 9:26 pm

CAPÍTULO CUATRO
_________________________________________________


—Esa es la única tienda de comestibles en la ciudad — señaló Nastya cuando se dirigían lentamente por la calle principal de Ryn.

—¿Por qué te llama Simone? Por otra parte, ¿por qué le respondes?

—¡Vas a seguir con lo de Simone! Así me llama, querida. ¿No puedes dejarlo así?

—Pero no es tu nombre — dijo Elena por cuarta vez.

Nastya aflojó su agarre sobre el volante y apretó la pierna de la pelirroja cariñosamente.

—Tal vez tengamos que trabajar en tu energía negativa. Mal karma, como dice Harmony.

—Mal karma, mi culo — murmuró Elena. Nastya se rió.

—Esa es mi Elena — Entonces se acercó a la acera y señaló —La mejor panadería en la que he estado. Sus pasteles son fuera de este mundo, pero es el menú del almuerzo lo que atrae a la mayoría. Chiles verdes en prácticamente todo, así que prepárate.

—Me gusta la comida picante.

—Sí, pero esto no es Tex-Mex — Nastya abrió la puerta, luego se detuvo —Oh, vaya — susurró —Mira. Alguna vez has visto un espectáculo más sexy?

Lena siguió su mirada, viendo las largas piernas desnudas saliendo de un Jeep polvoriento. Sus ojos se movieron de las botas desgastadas hasta los muslos muy tonificados, su mente no reconoció la pistola y la funda atados a la cintura de la mujer. La camisa blanca brillante sin mangas contrastaba muy bien con su bronceado saludable pero eran los sonrientes ojos azules, los que mantenían la atención de la pelirroja cuando la mujer se sacó las gafas de sol.

—¡Nastya! Me alegro de verte — dijo la mujer mientras caminaba hacia su coche.

—Yulia — saludó Nastya. Salió del auto, indicándole a Lena a hacer lo mismo —Quiero que conozcas a mi amiga, Elena.

Yulia se agachó, mirando al coche cuando la pelirroja buscó la manija de la puerta. La morena le abrió, dando un paso atrás cuando una avergonzada Elena salió del auto.

¿Esta era la sexo maniaca sheriff?

—Gracias.

Yulia sonrió.

—Todo un placer.

—Elena, esta es Yulia, sheriff del condado. Yulia, Elena Katina.

—He leído sus libros, señorita Katina. Bueno, no creo haberlo conseguido con el último todavía. Encantada de conocerle.

Elena se quedó mirando la mano que se le tendía. Tenía casi miedo de tocarla.

Pero amablemente extendió la suya, sorprendida por su suavidad.

—Encantada de conocerte también. Nastya me ha hablado un poco sobre ti — Elena oía el disgusto en su propia voz y esperaba que esta mujer no se diera cuenta. No tenía la intención de ser grosera con la maníaca sexual.

Una vez más, los ojos risueños capturaron a Elena.

—¿Lo hizo? — Yulia recurrió a Nastya —¿Difundiendo rumores desagradables, Simone?

—Apenas rumores y casi desagradables, querida — Nastya miró por la acera — De hecho, creo que aquí viene un miembro de tu club de fans ahora.

—¡Sheriff Volkova! ¡Ahí estás!

Las cejas de Elena se dispararon al darse cuenta de que la mujer acababa de salir de la adolescencia. ¿Sheriff Volkova?

—¿Qué puedo hacer por ti?

—Soy amiga de Dasha. Inna.

—¿Dasha?

—De ayer por la noche —Yulia asintió.

—Oh, sí. Esa Dasha.

—Bueno, estoy teniendo algunos... algunos problemas con el coche. Pensé que tal vez podrías ayudarme. Dasha dijo que eras muy buena con las manos.

Yulia sonrió.

—Por supuesto — Se volvió hacia Nastya y Elena — El deber llama, señoras. Encantada de conocerte, señorita Katina. Nastya me pidió que te enseñe los alrededores un poco. Me pasaré esta noche para recogerte. Haremos un breve recorrido antes de que anochezca.

Elena se quedó mirando, sorprendida de que esta joven estaba coqueteando tan descaradamente con la sheriff local. No sólo eso, sino que la Sheriff Volkova parecía estar animándola.

Elena sacudió la cabeza.

No tenía ningún deseo de pasar tiempo con esta mujer cuyas acciones resultaban repugnantes y repulsivas, por no mencionar irresponsables e inmaduras.

—No, está bien. Estoy bien. Además, estoy segura de que estará muy ocupada — Los ojos de Yulia brillaron.

—Oh, esto no va a tomar todo el día, confía en mí. Sólo parece que estas chicas tienen gran cantidad de problemas con el coche.

—Bueno, por suerte estás disponible para ayudarlas, entonces — Elena dijo, incapaz de ocultar el sarcasmo en su voz.

Yulia se rió.

—Nastya, ¿exactamente qué le has estado diciendo de mí? —La castaña la despidió con un gesto.

—Oh, no pienses en Elena. Ve a ayudar a la joven chica con su coche.

Lena resueltamente volvió la cabeza cuando las largas piernas se alejaron de ella.

Pero mientras seguía a Nastya en la panadería, no pudo evitar echar un vistazo a la sheriff local. Su pelo era azabache oscuro, cortado en un corte, estilo atractivo. A regañadientes, admitió que una joven, veinteañera homosexual o heterosexual la tendría difícil al resistirse a la atractiva sheriff.

El magnetismo animal era algo que nunca había utilizado para describir a una mujer antes, pero ella rebosaba de eso.

—Te lo juro, no sé cómo lo hace — dijo Nastya mientras se deslizaba en un sillón — Acuden a ella. Dudo que tenga un minuto a solas.

—Problemas con el auto — murmuró Elena — ¿No pueden pensar en algo un poco más original? — Nastya se rió.

—Estoy segura de que han utilizado todas las excusas que pueden imaginar. Una amiga le dice a una amiga y así sucesivamente.

Elena se inclinó hacia delante.

—¿No crees que esté llevando a la niña a algún lugar para tener sexo, ¿verdad?

Nastya se encogió de hombros.

—Uno nunca sabe con Yulia. Su reputación la precede, por lo que se asume, supongo — Lena sacudió la cabeza.

—Es repugnante. Sin mencionar, que son desconocidas. Podría obtener mayor satisfacción de una prostituta.

—Bueno, ya veo que lo estás haciendo muy bien, manteniendo lo de la mente abierta, cariño.

—Pero Nastya, ¿no te parece preocupante que la sheriff local esté afuera levantándose a las turistas? ¡Dios mío, no era ni siquiera de su edad! — Nastya se rió.

—¿Levantando? Oh Elena, querida, tenemos que sacarte más seguido.

—Lo digo en serio. ¿No tiene el condado miedo a una demanda o algo así?

—¿Demanda? ¿Por qué? Y no es que vaya a embarazar a alguna de ellas, Lenoska. Y confía en mí, vienen a ella, no al revés — Nastya acarició el brazo de Elena, su voz poniéndose seria — Hay que aligerar, querida. Yulia se ha convertido en una amiga. Lo que ella hace con su vida privada no es asunto mío.

Elena frunció el ceño.

—¿Crees que estoy siendo crítica?

—¿Eso crees?— Elena asintió con la cabeza.

— Probablemente. Y después de la reunión con Harmony, la sheriff parecía casi normal.

Nastya se rió.

—Harmony cultivará en ti — Señaló el menú que la pelirroja aún no había visto —Diez burritos de almuerzo a elegir. He probado todos ellos, excepto el portabella de setas y espinacas.

—¿Qué? ¿Muy saludable para ti?

—Sí. Un burrito debe ser grasoso y picante.

—Y a pesar de todo eso, parece que has perdido peso.

—Oh, he perdido unas cuantas libras — dijo Nastya —Solo es por estar al aire libre y tener actividad, creo. Y, por supuesto, las cenas semanales con Harmony y Sunshine. Ellas son vegetarianas totalmente, por lo que todo es más que saludable allí.

—¿Cenas semanales?

—Oh, sí. La mayoría de las semanas. Y te unirás a nosotras, por supuesto. A veces somos sólo seis u ocho de nosotras. Otras veces, habrá veinte o más. Sólo depende de a quien haya visto Harmony durante la semana.

—Todas las semanas?

—Los martes. Y si no cada semana, a continuación, al menos dos de las veces al mes.

—No te gusta cantar... y esas cosas, ¿verdad? — Nastya se rió.

—¡Te lo juro, Lena, no sabía que eras como un palo-en-el-barro!

Elena cerró su menú, sus ojos moviéndose entre los clientes en la pequeña panadería. Fue entonces cuando se dio cuenta de que ella era probablemente la más conservadoramente vestida allí, algo que nunca habría considerado a sí misma en Kasajo. Pero aquí, entre toda esta gente de la tierra en sandalias de senderismo de cuero y pantalones cortos de algodón, todos bronceados y en forma, se sentía un poco vieja y fuera de lugar. Incluso Nastya, vestida con sus pantalones de algodón holgados y mocasines blandos, parecía más adecuada para el ambiente de este restaurante local.

—¿Qué vas a pedir? — Elena sonrió.

—Creo que voy a vivir peligrosamente y probar el Portabella y espinacas.

—Figúrate — Nastya saludó a una camarera que vino inmediatamente — Hola Remmy. Conoce a mi amiga Elena. Ella es de Kasajo.

—Hola, Elena. Usted debe ser la que tiene el bloqueo del escritor.

Lena miró a Nastya.

—Soy la escritora, sí.

—Bueno, espero que le guste aquí tanto como a Simone.

La pelirroja ignoró la risa tranquila de Nastya y señaló en el menú.

—Voy a querer el de hongos y Portabella con espinaca, por favor.

—Por supuesto.

—Remmy, haz el mío con frijol negro y carne de res, queso extra.

—¿El té típico?

—Oh, sí. Para las dos — Nastya tomó la mano de Elena tan pronto como Remmy se alejó — El más fabuloso té de hierbas que jamás he probado — Elena se inclinó hacia delante —¿Hay alguien aquí que te llame Nastya?

—Sólo Yulia. Ella no consigue encajar con Harmony.

—Bueno, al menos tenemos eso en común.

……………………………………………………………………………………

—¿Este es tu coche? — Preguntó Yulia. Se detuvieron junto a un coche deportivo de color rojo manzana. Parecía que estaba recién salido de un piso de exhibición.

La pelinegra no podía imaginar que no arrancaba.

—Sí. ¿Te gusta? — Yulia asintió.

—Bonito. Parece rápido.

—Oh, es muy rápido — ronroneó Inna —¿Tal vez quieras dar una vuelta? — Los labios de la morena se crisparon.

—¿Pensé que no arrancaba? — Sonrió cuando la joven tuvo la decencia de sonrojarse.

—Bueno, quiero decir que si puedes conseguir que arranque, después, te invitó para que lo manejes. Quiero decir, tal vez podríamos dar una vuelta esta noche o algo así.

Yulia la estudió un poco.. Sería tan fácil. Una vuelta rápida en el coche deportivo y luego llevarla a casa. Y como su amiga Dasha, ella estaría ansiosa y dispuesta a tratar cualquier cosa. Todo porque sus jóvenes novios no tenían idea de cómo complacerlas.

Pero por alguna razón, Yulia no estaba de ánimo. No, esta noche anhelaba una conversación adulta normal con una mujer que no quisiera nada de ella. No tenía la energía para repetir la noche que acababa de pasar con Dasha.

—Sabes, suena divertido pero ya tengo planes para esta noche — dijo en voz baja. La mirada afligida en la cara de la niña casi la hizo cambiar de opinión. Casi.

—Oh — La niña movió sus pies — Bueno, tal vez otra noche, ya sabes, cuando estés libre —Yulia asintió.

—Claro, Inna. ¿Cuánto tiempo vas a estar en la ciudad?

—Hasta el final de la próxima semana.

—Está bien. Bueno, entonces tal vez nos veamos — La morena señaló el coche —Vamos a ver si consigo arrancarlo.

________________________________________________

🤤🤤
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por Fati20 4/25/2022, 11:06 pm

Pobre Julia q culpa de q la acosen tanto y ya veo a esa repelencia de lena será refrescante para una mujer q todas se le tiran encima. Ya quiero leer más a ver q tal la química en esa primera salida, saludos querida 😘😘😘
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por katina4ever 4/26/2022, 9:36 am

Jajajajaja está buenísimo!! Una Yul muy relajada, un lugar libre y con personas tan tranquilas jajajajajaja me imagino la cara de Lena cuando fue conociendo las amigas de Nast 😂😂😂 muy linda historia!! Muchas gracias saludos nena!!! 😘😘😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/26/2022, 5:44 pm

CAPÍTULO CINCO
_____________________________________________

—Prométeme que serás amable con ella.

—No sé por qué te lo figuras. No necesito una niñera o alguien para que me de un tours por los alrededores.

Nastya acababa de hablar con Yulia que venía en camino. Elena se mantuvo firme en que no necesitaba un recorrido por el condado.

—Te lo dije, es conocedora de la zona y disfrutarás estar con ella. Es tan hermoso lo que hay alrededor, querida. Creo que sólo tienes que relajarte un poco y abrir tu mente.

Elena señaló con el dedo a Nastya.

—No digas de nuevo lo de mi energía negativa. Yo no tengo energía negativa — afirmó en voz alta. Nastya se limitó a sonreír.

—Por supuesto que no, querida.

—Y no estoy del todo convencida de que no te han lavado el cerebro con ese culto de las hadas de la tierra.

Nastya se rió y lo rechazó con un gesto con la mano.

—Piensa lo que quieras, pero nunca me he sentido mejor en toda mi vida. Así que si me están lavando el cerebro con energía positiva y meditación, mejor que mejor — Elena suspiró.

—Tienes razón. En los ocho años que te he conocido, nunca te he visto más relajada. Tal vez tengo un poco de energía negativa — admitió la pelirroja. Nastya asintió.

—Será bueno para ti, Lenoska. Tómate unos días para relajarte, luego encuentra un lugar fresco en el exterior para sentarte y escribir. Va a fluir para ti, querida. Lo verás.

Elena miró por las ventanas a los acantilados. Los colores de esta luz de la noche eran casi tan brillantes como eran las de las mañanas. Sí, podía imaginarse teniendo su portátil afuera y sentada en uno de los muchos rincones de la cubierta de los múltiples niveles.

Por supuesto, se preguntó cuánto podría conseguir escribir con la vista de los acantilados distrayéndola. Una rápida llamada a la puerta al lado del patio la sacó de sus reflexiones.

—Debe ser Yulia. Nadie utiliza la puerta del frente y Harmony y las chicas siempre rodean y entran por el porche trasero — Nastya dijo mientras se dirigía a abrir la puerta — Por alguna razón, Yulia utiliza la puerta del patio lateral.

Con enojo, Elena reconoció el magnetismo sexual que la sheriff local emanaba y esto sólo fue al entrar en la habitación. A los veinte años de edad, no tendría ninguna oportunidad. Sí, esta mujer no era nada más que problemas.

—Hola, Nastya. Srta Katina — saludó la recién llegada.

—Es Elena, por favor. Estarás buscando a mi madre si continúas con lo de señorita Katina.

—Claro.

Sus ojos centelleantes capturaron los de Elena sin problemas y mentalmente se pateó a sí misma por no ser capaz de alejarse.

Esta mujer era una conquistadora, recordó. Y cuando estuvieran solas, iba hacerle saber a la sheriff maníaca sexual, que ella no iba a involucrarse con nadie. Sveta estaría sin duda sentada en casa, sola. Fue entonces cuando se dio cuenta que no habían hablado desde que la rubia la había dejado en el aeropuerto la anterior mañana. Ni siquiera había pensado en comprobar si su teléfono celular tenía servicio o había recibido algún mensaje.

—Te he traído un poco de vino, Nastya — Yulia levantó una jarra —Mencionaste la otra noche que te quedaba poco.

—Oh, cariño, que dulce de tu parte — La mujer mayor tomó la jarra, y luego la mostró a Elena.

—Sangría de vino. Yulia hace la mejor.

—¿Haces tu propio vino? —Yulia se encogió de hombros.

—Receta secreta — Luego le guiñó un ojo —Tiene su toque.

—¿Por qué no pruebas un poco antes de irte?— Nastya ofreció — Elena sacudió la cabeza.

—No, gracias — ¿Acaba de guiñarme un ojo?

—Tal vez después de nuestro viaje, sentirá deseos de tomar un vaso — dijo Yulia, con sus ojos aún manteniendo el contacto con los de Elena.

—¿Dónde la llevarás esta noche? — Preguntó Nastya.

—Oh, sólo haremos el camino del acantilado. No tendremos tiempo para más antes de que oscurezca. Pensé que tal vez el sábado, podríamos salir más temprano y hacer un tour real.

Lena miró a las dos mientras planeaban su semana. Nastya guardaba algo bajo la manga, estaba casi segura. Y si tuviera algo que ver con tratar de emparejarla con esta... esta sheriff, la mataría.

—Bueno, hay que irse antes de que el sol esté muy bajo. Los colores siguen siendo buenos — Nastya dijo mientras casi las empujaba fuera de la puerta. Lena la miró.

—Tenemos que hablar — dijo entre dientes al igual que la puerta se cerró en sus narices. Se encontró a solas con Yulia Volkova. Sonrió, esperando que pareciera más real de lo que sentía — Dirija, Sheriff.

—El Jeep no tiene capota hasta el invierno. Espero que no te de frío, pero la temperatura es baja, una vez se pone el sol.

Lena hizo una pausa, mirando a sus propias piernas desnudas antes de ver las de Yulia.

La morena sonrió. Una sonrisa que hacía que sus ojos brillaran y Elena nuevamente se dejó llevar.

—Estoy acostumbrada a ello. Pero no vamos a estar fuera mucho tiempo, por lo que estarás bien.
Pronto, Elena estaba sentada en el polvoriento Jeep, rebotando por el camino de tierra hacia los acantilados. No había puerta donde sostenerse, así que cogió el tablero con una mano y el asiento con la otra. Yulia finalmente desaceleró.

—Lo siento, pero quería llegar antes de la puesta de sol, pero supongo que es demasiado tarde.

Lena miró hacia el oeste, seguía viendo el sol anaranjado apenas colgando en el día.

—¿Llegar a dónde?

—Hay un punto en el que domina el río. Los acantilados reflejan bien al atardecer — Yulia también miró hacia el cielo — Podríamos venir otro día — Elena se relajó un poco, las rocas fuera de su puerta abierta no se movían ya tan rápidamente —¿Ya has comenzado a escribir?

Elena parpadeó rápidamente.

—¿Perdón? —Yulia se encogió de hombros.

—Nastya dice que sufres un bloqueo de escritor.

—Te lo juro, ¿hay alguien aquí a quien no le haya dicho?

—Me gustaron los primeros libros. Los últimos, bueno, no te ofendas, pero apestan.

Los ojos de Elena se agrandaron. No podía creer que esa mujer, esa extraña, acababa de decir que su escritura apestaba.

—Eres una crítica literaria, ¿verdad? — preguntó, su voz estaba llena de sarcasmo. Pero Yulia se rió.

—No. Sólo los leí. Y creo que he descubierto cuál es el problema — Elena forzó una sonrisa.

—Ah, si? Por favor no te detengas. Dime.

—Daryna. Ella es el problema.

—¿Qué le pasa a Daryna?

—Bueno, no hay nada malo en ella, salvo que está todavía fingiendo tener un interés en Pavell. Y Pavell, que es un buen tipo y todo eso, simplemente no provoca que Daryna se moje.

Los ojos de Elena se agrandaron.

—¿Perdón?

Yulia sonrió.

—Daryna es, obviamente, lesbiana. ¿Por qué estás manteniéndola en el armario?

—¿Una lesbiana? ¿De dónde sacaste esa idea?

—Oh, vamos. Ella es fuerte, es guapa como el infierno, puede patear traseros y tiene unos treinta años y nunca se casó, nunca tuvo un novio estable. ¿Y tratas de hacernos creer que ella tiene un interés romántico en Pavell? Joder, si no fuera por el obligado coqueteo de los personajes, yo creería que Pavell es gay también.

—Oh, Dios mío! No puedo creer que aún estés diciendo esto. Pavell está enamorado de Daryna.

—¿Enamorado? ¿A eso le llamas amor? ¿Se han incluso besado? He llegado al punto en el que no estoy segura de que ni siquiera se gusten entre ellos. Y es por eso que no he sido capaz de terminar tu último libro. ¡Quiero gritarles, me dan ganas de gritarle a Daryna! ¡Consigue una pista! ¡Eres una bollera!

Elena estaba demasiado conmocionada y enojada que ni siquiera notó los risueños ojos de esta... esta loca. ¡Si el Jeep hubiera ido más lento, se habría arrojado fuera!

En su lugar, se dio la vuelta, mirando a Yulia.

—Es obvio que no tienes idea de cómo tejer una historia — dijo con los dientes apretados — Las pequeñas aventuras que tienes con esas jóvenes, chicas heterosexuales, no pueden contar como experiencias de vida que desees compartir en forma de libro. Daryna no es lesbiana.

Yulia frenó el jeep, la sonrisa en su rostro mostraba líneas de risa alrededor de los ojos. A pesar de su enojo, Elena se preguntó cuántos años tenía esta mujer. Había asumido que, en su primer encuentro, aquella pelinegra apenas tendría veinticinco años.

—¿Aventuras? ¿Qué es lo que Nastya te ha estado diciendo?

—Ella no tuvo que decirme mucho. Además, yo estaba allí hoy, cuando tu pequeña amiga apareció. ¿Problemas con el auto? —Yulia se rió.

—Oh, sí. Olvidé eso.

—Supongo que hayas podido ayudarla.

—¡Menos mal, que era rápido y elegante!

—No necesito los detalles — dijo Elena con sequedad.

—Estoy hablando de su auto. Rojo manzana, deportivo de dos puertas, descapotable. Dejó que lo llevara a dar una vuelta.

—No hay duda. Supongo que el problema con el coche no era grave.

—El cable de la batería estaba suelta. No tomó más que un segundo. Entonces dimos una vuelta. Fue rápido.

—Espero que lo hayas disfrutado.

—Oh, lo hice. Ella podía volar.

Lena miró por la ventana, mordiéndose la lengua. No le importaba en lo más mínimo lo que hiciera esta mujer en su tiempo libre. Si había elegido cogerse a todas las chicas de dieciocho años de edad, turistas que visitaban la provincia, ¿no era de la incumbencia de Lena? ¿Y si a los lugareños no les importaba que su sheriff retozara por ahí como una mujer loca por el sexo que debía ser, ¿por qué iba a hacerlo?

—Por allí está el río, el Río Volga — dijo la morena, señalando a su derecha —Sin embargo, hemos llegado demasiado tarde para coger el efecto completo de la puesta de sol.

La pelirroja volvió la cabeza, mirando por encima del hombro, quitándole el aliento la belleza de la puesta de sol.

—Es hermoso — murmuró, desvaneciéndose la ira —¿Qué fue lo que nos hizo falta?

—Si cogemos la puesta de sol a plenitud, el reflejo en el agua y los acantilados es tan magnífico, que te arrodillas.

La pecosa se volvió, sorprendida por la sinceridad en los ojos de Yulia. Esta mujer, que se imaginaba engreída y llena de sí misma, parecía genuinamente tocada por la belleza de su entorno.

—¿Te gusta?— preguntó Yulia — Elena asintió con la cabeza.

— Sí. Muchísimo — Miró a los ojos de Yulia — ¿No traes a tus jóvenes mujeres aquí?

La morena se rió, con los ojos brillantes — No. No creo que todas estén demasiado interesadas en el paisaje natural por aquí. Lo están más en la vida nocturna — Siguió conduciendo — Podemos conducir hasta el río. Todavía hay tiempo. Va a estar más fresco.

Elena asintió con la cabeza.

—Está bien.

Condujeron en silencio durante un rato, y luego Yulia se volvió, viéndola.

—Nastya dice que estás saliendo con alguien.

—Sí, lo estoy. Vivimos juntas.

—¿Es tan serio? Nastya actuó como si fuera una cosa pasajera.

—Ella quisiera. No le gusta Sveta.

—Por lo tanto, ¿Sveta está de acuerdo que estés fuera? — Elena sonrió.

—Yo realmente no le di otra opción —Yulia asintió.

—Una mujer con control de su propia vida. Me gusta eso.

………………………………………………………………………………..

—Entonces, ¿a dónde han ido?

Elena miró a Nastya, preguntándose por su curiosidad. Una vez más, se sentía que la mujer tenía algo bajo la manga.

—Al camino del acantilado hasta la puesta del sol. Luego nos fuimos en coche al río. Era casi de noche, sin embargo, así que las vistas no eran muy buenas.

—No sé por qué vino tan tarde — dijo Nastya — El sábado será mejor.

—Eso dice ella — Lena aceptó la copa de sangría de vino que su amiga le ofrecía. Dulce, con un retroceso definitivo.

—Pero fuiste amable con ella?

—No.

—¿No?

Elena se trasladó al sofá, se sentó sobre sus pies descalzos mientras Nastya se instaló en el sillón gigante que daba a la terraza. En completa oscuridad, pero con las puertas francesas abiertas, fueron capaces de ver las estrellas titilantes sobre el cañón.

—Tuvo la osadía de decirme que mis libros apestan. Y entonces ella acusó a Daryna de ser lesbiana.

Nastya se rió, casi derramando su vino. Elena la miró.

—Bueno, es un poco lesbiana, querida.

—¡Mi Daryna no es lesbiana! ¿Qué libros has estado leyendo?

—Digamos que, en comparación con Pavell, ella es un poco marimacho, tengo que admitirlo. ¿Cuántas veces Daryna ha sido la que ha salvado el día, mientras que él se sienta de brazos cruzados en sus trajes de diseñador, con la esperanza de no ensuciarse.

—Esto se debe a que he intentado retratar a Daryna como un modelo fuerte para las mujeres.

—Exactamente. Una que no necesita un hombre alrededor para salvarla — Elena sacudió la cabeza.

—Eso no la convierte en lesbiana.

—No, por supuesto que no. Pero si tuviera relaciones sexuales con un hombre en ocasiones, eso podría hacer que sea más convincente. Y no me refiero a Pavell. Como has dicho, son casi como hermano y hermana.

Elena tomó un sorbo de vino y miró por la ventana, preguntándose qué iba a hacer con sus personajes.

Cuidadosamente los había creado años atrás, girando Daryna en un héroe que las mujeres de todas las edades puedan admirar. Pavell era el hombre más apuesto y encantador en su vida, el hombre que supuestamente manejaba su agencia, el hombre que fingió ser su esposo. ¡Y un hombre que Elena había sin saberlo, convertido en una reina!

Nastya estaba, sintiendo que su amiga quería un poco de tiempo a solas.

—Voy a tomar un baño largo y leeré un poco antes de acostarme, querida. Puedes disfrutar de más del vino de Yulia, si quieres — Elena miró, asintiendo con la cabeza.

—¿Qué estás leyendo?

—Oh, historia local. Es un libro sobre los nativos austriacos que vivieron aquí. Los Anasazi y los indios Pueblo. Es fascinante. Estoy aprendiendo sobre su medicina ahora — Elena sonrió.

—Tú estás interesada seriamente en esta área, ¿no es así?

—Sí, lo estoy. De hecho, he estado pensando más y más en simplemente vender todo en Kasajo, incluyendo la compañía y mudarme aquí permanentemente —Elena la miró fijamente.

—¿En serio?

—¿Qué hay para mí en Kasajo, cariño? ¿Una casa con treinta habitaciones que no comparto con nadie? ¿Socios de negocios y viejos amigos de Leo con quienes no tengo ganas de pasar más tiempo del que estoy obligada? O tal vez los acontecimientos de la caridad a los que asisto porque es lo que esperan de mí, cuando en realidad, yo lo aborrezco — En la mirada afligida de Elena, Nastya sonrió y levantó su copa de cristal con vino en ella — Oh, chiquilla, estoy pensando en ello. El invierno viene, puedo estar muriendo para volver a Kasajo.

Lena observó cómo Nastya salió de la habitación, sus mocasines silenciosos en el suelo de baldosas. Sí, ella no dudaba de que Nastya había estado pensando en mudarse aquí de forma permanente. Era una persona diferente aquí. Elena nunca la había visto tan relajada. Ella parecía estar en paz consigo misma, con su vida. Lo que para Nastya, era bastante inusual. En Kasajo, casi cada día lo pasaba en algún evento u otro representando a su difunto esposo. La vida de Nastya era un total torbellino y su único escape era cuando ella y Elena salían a cenar cada semana.

La pelirroja nunca había pensado en ello antes, pero debe haber sido agotador para su amiga, tener que vestirse para la ocasión, interpretar el papel, día tras día.

Las empresas petroleras de su marido y otras subsidiarias en Kasajo lo hizo un hombre de negocios muy prominente. Y a pesar de que había poco que decir sobre cómo la compañía era dirigida hoy día, todavía la poseía. Y con eso, responsabilidades y compromisos de los que Nastya aparentemente estaba cansada de hacer. No, Elena no podía culparla si ella quería escapar de todo. Sonrió, imaginando a las damas del club de bridge de Nastya, viéndola sentada en una roca, cantando.

_______________________________________________

Siento una conexión cada vez que leo una historia, un fics y buscó adaptarlas a las chicas. Es emocionante, atrapante meterte en cada personaje y vivir la historia. Esta historia es muy linda, divertida, fresca y me hace imaginar a una Yulia tipo "Bárbara Blade" una Indiana Jones femenina 😍
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Mensaje por Fati20 4/26/2022, 6:20 pm

Que bueno q disfrutes tanto adaptando como nosotras leyendola y si es una historia fresca, divertida q se ve q estará super buena 😊
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/28/2022, 9:27 pm

CAPÍTULO SEIS
________________________________________________

El viernes por la mañana después de que Harmony y Simone salieran para su clase de arte, Elena siguió el consejo de Nastya y decidió explorar el área alrededor de su casa. En su caminar, tropezó con una roca con sus zapatos de vestir, decidió que su primera parada cuando fuera de compras iba a ser un buen par de botas de montaña y tal vez un par o dos de esos pantalones cortos lindos de senderismo que todo el mundo parecía llevar por aquí.

Mientras seguía el camino que Nastya había señalado, dejó su mente libre y simplemente absorbía la belleza a su alrededor. El olor de los pinos de piñón y enebros era embriagador así que respiró hondo y se preguntó si alguna vez había olido aire fresco antes. Se detuvo cuando el camino se separó al borde de uno de los pequeños cañones. Sus ojos se ampliaron frente a los acantilados de roca de color amarillo y rojo que daban una aparencia de que todo estaba en llamas, un bonito contraste con el casi cielo azul cobalto que los rodeaba, ni siquiera una nube estropeaba la perfección.

Recordó algo que Yulia dijo la noche anterior.

—Vas a caer de rodillas — Sí. Casi lo hizo. Casi deseaba que alguien estuviera aquí para compartir esto con ella, pero luego sintió una inmediata sensación de paz asentarse sobre ella mientras se daba cuenta de que estaba completamente sola.

Extendió los brazos, con ganas de abrazar la belleza que tenía delante.


Finalmente siguió caminando, deslizando su mirada una y otra vez sobre los acantilados de arenisca multicolores. Sí, podría muy bien imaginar a Georgia O'Keefe aquí con paleta y pincel en la mano, pintando de las mismas rocas que ya visualizaba. No era extraño que Nastya encontrara inspiración aquí.

………………………………………………………………………………………………

—Simone, estás llegando a ser tan audaz con tus colores. Me encanta — Nastya miró el lienzo, y luego miró a los acantilados.

No podía ocultar su sonrisa. Era el mejor trabajo que había producido hasta el momento.

—En realidad, poco se parece a los acantilados, ¿no es así? — Harmony abrió los brazos, las manos se aferraron a sus puños, sin duda apretando un cristal.

—Tu energía positiva fluye esta mañana, Simone. Y eso se refleja aquí en el lienzo — Abrió una palma, ofreciendo el cristal de “morir el sol”, y las dos vieron morir la luz reflejada por la piedra. Entonces, en ese instante, Harmony arrojó la piedra en el cañón — Por otra alma que encontrará un nuevo día — Se volvió a Nastya — La semana que viene, vamos a trabajar en tu percepción de la profundidad. En lugar de pintar sólo los acantilados, nos moveremos hacia atrás y tal vez un árbol o dos.

—¿Árboles? Oh, Harmony, no creo que esté lista para pintar árboles.

—Lo harás bien — dijo, mientras ayudaba a recoger las cosas de Nastya.

—He oído que Ariel va a mostrarle a tu amiga todo mañana.

—Su nombre es Elena — dijo Nastya — Y sí, Yulia tiene acordado ser guía turística. De hecho, la llevó a pasear ayer por la tarde a lo largo de la carretera del acantilado.

—Estoy sorprendida. Tu amiga Elena no es una elección habitual de Ariel para tenerla como compañía.

Nastya se rió.

—No, es cierto. Pero confía en mí, no hay nada amoroso pasando entre ellas. Lena tiene una compañera en su casa, aunque no me gusta usar ese término para describir a Sveta. Yo desprecio a esa mujer. Y de todos modos, Elena es muy conservadora. Ella encuentra el comportamiento de Yulia con respecto a las jóvenes, un poco grosero, me temo.

—Sunshine tiene una teoría acerca de Ariel, ya sabes.

—¿Y cuál es? — Preguntó Nastya mientras se abrían camino de vuelta a la casa.

—Ella es un alma perdida en algún viaje, sin embargo, ella no sabe qué es lo que busca — Nastya sonrió, pero no dijo nada, sabiendo que Harmony continuaría —Sunshine dice que sus ojos se ven casi huecos a veces, como si se estuviera drenando la vida misma.

Nastya se encogió de hombros.

—Ella siempre parece feliz, para mí.

—Aparentemente, sí. Estoy hablando de su vida interior, su alma. Pero Sunshine dice que su viaje está llegando a su fin — Nastya se detuvo.

—¿Qué? ¿No querrás decir?

—No. Ariel está muy bien. Quiero decir que pronto encontrará lo que ha estado buscando.

Nastya sabía que no debía cuestionar las teorías de Sunshine. Harmony la había llamado en varias oportunidades, vidente. Y en más de una ocasión, Sunshine había resultado ser algo así como un profeta.

…………………………………………………………………………………………..

Elena levantó la vista cuando oyó pasos. Nastya sonrió, luego observó a Harmony dar vuelta a la esquina de la casa, probablemente para marcharse.

—¿Qué haces, cariño?

—Trabajando en mi libro — Nastya enarcó las cejas. No había computadora portátil, ni cuaderno, ni siquiera papel y lápiz. Elena volvió a sonreír —Estoy trabajando en ello en mi cabeza.

—Ya veo. ¿Y cómo va?

—Puede que tenga algunos cambios en mente. Ya veremos.

—Bueno — La castaña se unió a la pelirroja en la roca, las dos viendo a los acantilados —¿Te gustó el paseo?

—Mucho. Había una parte en la que el sol apenas se asomaba a la derecha, pero parecía que los acantilados se encontraban en llamas — Nastya asintió.

—Conozco el lugar. Una vez que tenga fluidez mejor con mis colores, Harmony va a dejarme pintarlo.

—¿Cómo va eso, por cierto?

—¡Excelente, querida! En realidad te mostraré lo que hice esta mañana. ¡Mis acantilados parecen acantilados hoy!

Elena se echó a reír al recordar la clase de cerámica que sufrió con Nastya. Finalmente, la mujer fue capaz de hacer un tazón. Todos los demás habían progresado a más complejos jarrones y esculturas.

—Así que supongo que esto significa que estás disfrutándolo?

—Lo adoro. Siento un poco de Georgia O'Keefe en mí mientras que tenga un pincel en la mano.

—Estoy feliz por ti, Nastya. Yo estaba pensando anoche que nunca te he visto más relajada y en paz contigo misma.

—En paz, sí. Una palabra perfecta — Nastya se detuvo, mirando a su pelirroja amiga — Sabes, esta primavera, cuando te dije que iba a venir aquí a pintar, nunca me preguntaste por qué.

Elena se encogió de hombros.

—Supongo que simplemente asumí que era otra cosa que querías probar.

—Sí, supongo que lo era en ese momento. Era parte de la razón, de todos modos pero hay algo que nunca te dije, Elena. Nunca le he contado a nadie, de hecho. Pero el año pasado más o menos, mi doctor me dio una prescripción de antidepresivos.

—¿Nastya? ¿En serio? ¿Por qué no dijiste nada?

—Oh, cariño, me daba vergüenza decírtelo.

—Eso no es algo de que avergonzarse. Una gran cantidad de gente...

—Sí, lo sé, cariño, pero yo no quiero ser una de ellos. Además, los medicamentos fueron minando lentamente una parte de mí que era mi ser. Dejé de sentir, dejé de cuidarme. Acabo de estar en la tierra, donde todo era color de rosa todo el tiempo.

—Ahora que lo mencionas, creo que me di cuenta de que te habías suavizado un poco.

—¡Suavizado! ¡Ahora hay una palabra!

—Así que, ¿supongo que estás libre de ellos ahora?

—Oh, sí. Los tiré por el inodoro en el primer hotel en el que me quedé en el camino hasta aquí. Era una sensación muy extraña, Lena, con mi coche todo lleno y Kasajo en mi espejo retrovisor. Fue así que se levantó el peso de mis hombros. Realmente no puedo describir la euforia que sentía. Debe ser lo que se siente desear ser liberado de la prisión después de treinta años. Me sentí verdaderamente libre.

—¿Y esa es la verdadera razón por la que no quieres volver? — Lena adivinó.

—Una de las muchas razones, querida. Tú sabes que mi única felicidad en la vida eras tú, ¿no?

Elena se sintió conmovida por la sinceridad de las palabras de Nastya. Tocada y triste.

—Lo siento.

—¿Cómo? Oh, no lo sientas. Con lo insignificante que parecía en el tiempo, el día que nos conocimos no me di cuenta de lo hambrienta que estaba por amistad, Elena. Y desde luego no esperaba encontrarla en alguien tan joven como tú —Elena sonrió.

—Gracias.

—Pero con eso ya dicho, cuanto más tiempo me quede aquí, más difícil será dejarlo. ¿Entiendes?

—Entiendo. Desde luego, no espero que vuelvas sólo para hacerme compañía.

—No voy a hacer una decisión precipitada, Lena. No voy a vender todo, con la esperanza de que esto es lo que quiero. Puedo quedarme un año y luego decidir. O podría despertar la próxima semana, llamar a Theodore y decirle que venda. O puedo decidir que Kasajo realmente es mi hogar.

—Sólo quiero que seas feliz. Y si decides quedarte aquí, no dudes que voy a hacer frecuentemente una molesta visita.

Nastya se inclinó y rápidamente le dio un beso en la mejilla de Elena.

—Te quiero, ¿sabes?

Elena casi se avergonzó por las lágrimas que se formaron en sus ojos.

—Yo también te quiero — murmuró, consciente de que era la primera vez que ellas dos habían alguna vez pronunciado esas palabras la una a la otra.

—Ahora, estoy pensando en un almuerzo muy ligero con la idea de aprovechar la tarde.

—¿Cómo es eso?

—¿Carne a la parrilla? ¿Qué te parece?

—Suena maravilloso. ¿Vamos a disfrutar más de esa sangría?

Nastya se rió.

—Te dije que Yulia hacía la mejor. Es francamente adictiva.

………………………………………………………………………………

Yulia se sentó en el escalón más alto de su terraza, bebiendo su segunda copa de sangría de vino. Echó un vistazo de vez en cuando a su dormitorio y miró hacia los colores de lo que era una magnífica puesta de sol. Inna, a diferencia de su amiga Dasha, no había tenido la energía para una sesión prolongada en la cama. De hecho, después de sólo su segundo orgasmo, se durmió. Yulia miró su reloj. Habían pasado dos horas. Suspiró, pensando que era mejor así. En realidad no había planeado ver a la joven, de todos modos, pero ella había visto el auto deportivo rojo a exceso de velocidad fuera de Ryn y no pudo resistirse.

Sabiendo que el novio de la chica la esperaba a cenar solo añadió la tentación de una conquista rápida de la joven estudiante universitaria. Y pensó que debía despertarla para que pudiera ir con sus amigos.

Suspiró de nuevo, preguntándose por la soledad que sentía que iba aumentando cada vez más últimamente. Una vez más, quería echarle la culpa a su edad, que, en tan sólo unas pocas horas, serían oficialmente treinta. Pero era más que eso, lo sabía, no puso su dedo en la llaga. Tal vez estaba finalmente madurando. Tal vez era hora de sentar cabeza.

Soltó un bufido.

¡Dios mío, tienes sólo treinta años, no has muerto!

No, ella no era el tipo que se establecía. Siempre lo había sabido. No podía imaginar establecerse con alguien, vivir juntas, compartiendo la misma cama, noche tras noche. Qué aburrido. Qué deprimente. No, a ella le gustaba su actual vida. Sin ataduras, sin archivos adjuntos, sólo sexo. Y a veces, muy buen sexo. Y a veces muy mal sexo, pensó mientras miraba de nuevo a su habitación.

Oh, bueno. Había peores formas de pasar una tarde de viernes.

________________________________________________

😍
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por Fati20 4/28/2022, 9:57 pm

Va muy bien la historia poco a poco verán que son lo q necesitan 😍😍😍. Muy linda también esa parte de la hermosa amistad. Saludos querida 😘😘😘
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 4/30/2022, 8:16 pm

CAPÍTULO SIETE
______________________________________________

Lena contempló el menú de inicio de su computadora portátil, y decidió ir en contra de ella. Tenía ideas para Daryna y Pavell y quería empezar a trabajar en ellos.

Pero Yulia llegaría en cualquier minuto. La morena había llamado a primera hora de la mañana, para recordarle a Elena de su recorrido por el condado. La pelirroja casi se lo había pedido a Nastya, decirle a Yulia que iba a cancelar, para decirle que quería empezar escribir, pero decidió no hacerlo. Pensó que era un viaje que haría y así, Nastya la dejaría en paz sobre la historia de la zona. No es que no estuviera interesada pero estar atrapada durante varias horas en un Jeep con la sheriff Volkova, podría pensar en otras cosas que habría preferido hacer. Como escribir.

—Creo que Yulia está aquí — Nastya llamó desde afuera en la terraza.

Lena miró alrededor de su habitación, preguntándose si necesitaba coger algo. En un impulso, cogió la pequeña cámara digital que había comprado sólo para este viaje. Cuando entró al fin en la sala de estar, Yulia ya estaba dentro. Pantalones cafés cortos de senderismo y camiseta blanca sin mangas, Elena asumió que era el atuendo normal de la sheriff. Sólo hoy, la pistola y la funda faltaban y tuvo que admitir que la ropa le sentaba muy bien. Tan en forma. Seguramente hacía muchas actividades al aire libre. Lena no podía imaginar a esta mujer en una ciudad. Una vez más, sin previo aviso, sintió el tirón de Yulia Volkova. Esperó, cuando la morena se volteara, y se reunió con sus ojos. La pelinegra sonrió y las comisuras de sus ojos se arrugaron sólo un poco. Elena asintió con la cabeza, odiando el hecho de que no era inmune a los encantos de esta mujer. ¿Encantos? La mujer aún no abría la boca. No, al parecer simplemente emite feromonas o algo así y era muy molesto darse cuenta de que ella no era diferente a las turistas jóvenes que acudían a la sheriff.

Oh, pero si era diferente. Ella era una mujer madura en una relación estable, y que no tenía ningún interés en Yulia Volkova. Ninguna en absoluto, de hecho.

—Hola. Estaba a punto saludar a Nastya.

—No tengo prisa — dijo Elena, señalando la puerta del patio abierto.

—Ven afuera, Yulia — llamó la castaña mayor.

La pelirroja sonrió al ver a su amiga. Nastya estaba sentada en el sol, con las piernas desnudas debajo de su camisa de gran tamaño. El libro que había estado leyendo estaba abierto sobre su regazo.

—Una hermosa mañana, ¿no es así? — comentó la pelinegra.

—Oh, cariño, es tan maravilloso. No me puedo imaginar a las personas que se quedan dentro de sus casas en mañanas como esta — Ella le sonrió a Lena — ¿Todo listo, querida?

—Supongo — Elena miró a Yulia —¿Necesitas algo?

—No. Aunque es posible que desees llevar pantalones cortos al rato. Se pondrá caliente en una hora más o menos.

Elena metió las manos en los bolsillos de sus jeans flojos y sacudió la cabeza.

—Voy a estar bien — Yulia se encogió de hombros.

—Como quieras.

—¿Vas a volver a tiempo para el almuerzo? Podría preparar algo — ofreció Nastya.

—En realidad, pasé por la panadería. Tengo una cesta de picnic.

—Oh, qué bonito, cariño.

¿Un día de campo? Elena suspiró. Supuso que la rápida vuelta por los cañones que había imaginado no iba a ser como tal. Y realmente, no era justo. Por primera vez en meses, se moría de ganas de escribir. De hecho, tenía ideas para un cambio. Pero no, pasaría la mayor parte del día atrapada en un Jeep con la sheriff local.


...........................................................................................


Yulia estudió a la tranquila mujer que iba sentada a su lado, una mujer que no se veía como si quisiera un recorrido por el cañón del río.

—Nastya dijo que estabas esperando el día de hoy — dijo Yulia.

—Tengo la impresión de que mintió.

—¿Y tú? — Elena se volvió en su asiento.

— Ésta era su idea, no la mía. Ella parecía pensar que iba a disfrutar aquí un poco más si yo estuviera un poco familiarizada con la zona.

—Probablemente habló por experiencia — Yulia desaceleró el jeep y luego se volvió a la carretera principal, que subía más alto en el parque —Vamos a empezar por la parte superior. Voy a tratar de no aburrirte — añadió con una sonrisa — Esta tierra es de BLM por aquí, así que es pública.

—¿Qué es eso?

—¿BLM? Es la Oficina de Administración de Tierras. Las restricciones no son tan graves como en las tierras forestales nacionales. Como todo, sin embargo, la mayor parte de la provincia es bosque nacional, con sólo parcelas de terrenos privados — Elena se aferró al doblar una curva cerrada en el camino de tierra y subieron más alto — Viniste desde el noreste, ahí — dijo la pelinegra, señalando por la ventana — Ese es el Río Ural. Pero todos los cañones de por aquí fueron cortados por el río Volga. Eso es el que vimos la otra noche.

—¿Qué pasa con el lago? Nastya lo mencionó cuando llegué por primera vez aquí.

—Ellos represaron el río Ural, más allá del cañón profundo. El cañón de Ural tiene algo de rafting en el río, pero ha llegado a ser turístico realmente en los últimos años. Solía ser sólo dos proveedores de equipo allí, por lo que el río era todavía salvaje — dijo — Ahora, hay balsas en todas partes.

Elena sacudió la cabeza.

—Me he perdido. ¿Proveedores?

—Lo siento. Se alquilan botes, ofrecen recorridos por el río con guías, ese tipo de cosas.

—¿Cómo sabes tanto sobre esta zona? ¿Eres de aquí originalmente? —Yulia se rió.

—No. Yo crecí en Ivángorod. Estaba en la universidad cuando hice mi primer viaje aquí.

La pelirroja frunció el ceño. ¿Universidad? Había asumido que la mujer apenas pasaba la edad de la universidad, ahora. Se dio la vuelta en su asiento.

—¿Cuántos años tienes?

Yulia miró.

—¿Cuántos años? ¿Por qué?
—¿Cómo que, por qué?

—¿Por qué quieres saber? ¿Cuál es la diferencia?

—¿Qué pasa con ustedes y la edad?

—¿Nosotros? ¿De qué estás hablando?

Elena se encogió de hombros.

—Nastya dice que Harmony y Sunshine están en algún lugar entre veinte y cuarenta años, pero no lo quieren decir. No entiendo cuál es el gran problema. Es sólo un número.

—¿Ah, sí? Bueno, ¿cuántos años tienes? — Elena sonrió —Tengo casi treinta y ocho.

—¿Casi? — Yulia frenó el jeep — Esa montaña de allá, eso es Seminskiy Pass. Allí tienes una gran vista frente a Kalmukia — La pelinegra siguió conduciendo, volviendo a Elena.

—Y tu eres probablemente la primera mujer que he conocido que redondea su edad, no hacia abajo.

—Bueno, cuando sea mi cumpleaños, dirán que tengo treinta y ocho, de hecho, he completado exitosamente treinta y ocho años de mi vida y estoy trabajando en el número treinta y nueve — Se encogió de hombros — Entonces, técnicamente, supongo que podría decir que tengo casi treinta y nueve.

Yulia prácticamente hundió el freno.

—¿Qué? ¿Tienes treinta y siete, pero técnicamente treinta y nueve? — Elena sonrió.

—Bueno, es matemática simple, Yulia. Cuando naces, no cuentan ese momento, esperan hasta que hayas completado tu primer año, y luego dicen que tienes uno.

Yulia se quedó con la boca abierta.

—Entonces, ¿estás diciendo, si alguien tiene veintinueve años, a punto de cumplir treinta, cuando su cumpleaños real está a la puerta y piensan que son treinta años los que vas a cumplir, ¡realmente ya está empezando el maldito treinta y uno! —, dijo con voz fuerte.

Era el turno de Elena para mirar.

—Sí — dijo lentamente — No falta ser un genio — murmuró.

—¡Así que si alguien está teniendo una crisis por cumplir los treinta, debería haber tenido su maldita crisis a los veintiocho años, no a los veintinueve años! — Ella inclinó la cabeza hacia atrás — Dios mío.

Elena sonrió, luego se rió. Cuando Yulia rodó la cabeza hacia ella, Lena se rió más fuerte.

—Déjame adivinar. ¿Estás a punto de cumplir los treinta?

Yulia sonrió, y luego arrancó el Jeep de nuevo.

—Pensé que estaba a punto de cumplir los treinta, sí. Al parecer, estoy empezando los malditos treinta y uno.

—Bueno, si te sirve de consuelo, yo nunca hubiera imaginado que fueran treinta.

—¿Y por qué es eso? ¿Mi buen aspecto juvenil? — bromeó.

—Tal vez sea la edad de las mujeres con las que sales. La niña del otro día no podría haber tenido incluso dieciocho.

—¿Dieciocho? No, es una junior en la universidad. Perfectamente legal. ¿Y cómo sabes con quien salgo yo? ¿A saber lo que Nastya ha estado diciendo?

—Sólo que tienes una predilección por las chicas jóvenes, en su mayoría turistas, en su mayoría heterosexuales — Yulia se rió.

—Bueno, ellas tienden a tener más energía — Elena sacudió la cabeza.

—¿No tienes miedo de contraer algo?

—¿Contraer algo?

—Alguna enfermedad — dijo enfáticamente.

—No es que yo no use protección. Quiero decir, no soy tonta.

—¿Qué utilizas? ¿Guantes de látex? —Yulia volvió a reír.

—Bien hecho, señorita Katina. Sí, tengo un interminable suministro de guantes desechables debajo de mi cama — Se tomó la mano derecha del volante y meneó sus dedos — ¡Protegen que éstos niños contraigan algo! — Elena alzó las cejas.

—Entonces, ¿cómo se llaman? ¿Barreras dentales?

Yulia asintió.

—¿Los utilizas? Dios, no. Sveta y yo hemos estado juntas un par de años. No puedo imaginar una lengua de látex dentro de mí.

—¿Hace un par de años? ¿Qué? ¿Eres exclusiva?

—Por supuesto. Eso es lo que significa estar en una relación pero supongo que tú no sabes nada acerca de eso.

Yulia salió del camino de tierra y detuvo el jeep. Se bajó y se estiró con los brazos extendidos hacia el cielo azul.

—Dios, que mañana — dijo — Vamos, te voy a mostrar la vista — Elena salió, haciendo lo mismo, aunque no igual que Yulia. Ella simplemente giró los hombros, luego enderezó la espalda — Por lo tanto, ¿confías en que ella es exclusiva también?

—¿Sveta? Sí. Es decir, vivimos juntas.

—Por lo tanto, ¿firmaron un pacto de sangre o algo así?

—No. Pero cuando estás en una relación, cuando se viven juntas, simplemente se asume, supongo — Yulia sonrió.

—¿No han hablado de ello? ¿Estás loca?

—¿Qué estás insinuando? No me conoces y tienes idea siquiera de Sveta.

—Yo no sé ustedes, pero yo conozco a las mujeres.

—¿Las niñas que citas? No lo creo — Yulia ladeó la cabeza.

—Bueno, a tu edad, supongo que las miras como niñas.

Lena la fulminó con la mirada, apenas resistiendo el impulso de abofetear la arrogante sonrisa de su cara. ¿Eso se considera agredir a un agente del orden público? En cambio, se metió las dos manos en los bolsillos y forzó una sonrisa en su cara.

—Muy bien, Sheriff. Puedes olvidar, que no tengo un problema con la edad. Tú, en cambio, tienes una crisis de mediana edad a los treinta años — la morena frunció el ceño.

—Mira, que eso quede entre nosotras.

—¿Qué tienes una crisis?

—¡No! Que ya tengo treinta.

—¿Nadie sabe que tienes treinta?

—No. Y nadie sabe que es mi cumpleaños, tampoco.

—Una vez más, no entiendo el problema, pero está bien. No difundiré rumores desagradables sobre tu edad.

—Gracias.

—¿Cuándo es, de todos modos?

—¿Qué? — Lena rodó los ojos.

—Tu cumpleaños.

—Oh — La pelinegra miró hacia otro lado, protegiéndose los ojos contra el sol —En realidad es hoy.

—¿Hoy? — Yulia asintió.

—Si, hoy — Una vez más, Elena la miró.

—¿Hoy es tu cumpleaños y estás desperdicienadolo en darme un tour por la zona? ¿Por qué?

La ojiazul se encogió de hombros.

—Bueno, le dije a Nastya que lo haría, por una cosa. Y me gusta estar aquí. Realmente no me he tomado el tiempo para venir aquí, así que es agradable.

—Te lo agradezco, ¿pero no deberías estar con alguien cercano a ti? ¿Cómo alguna de tus novias?

Yulia sonrió y la pelirroja se sintió cautivada por las líneas pequeñas de expresión alrededor de sus ojos. Ojos azules que realmente brillaban cuando sonreía.

—No son exactamente lo que se dicen "amigas", Elena. Tú estabas en lo cierto, en su mayoría son turistas. Aquí duran un día, se van al siguiente.

—¿Y te gusta vivir así? Qué triste — Yulia se acercó más.

—¿Te gusta dormir día tras día tras día con la misma mujer? Qué triste.

Elena se rió y golpeó a Yulia en su hombro.

—Bueno, te tengo algunas noticias, Sheriff. Llegará el día cuando las veinteañeras ni siquiera se darán cuenta de que existes. ¡Estarás demasiado vieja para ellas! ¿Por qué?, ¡podrías ser su madre!

—Eres cruel, Elena Katina. Muy, muy cruel.

—Tengo el lugar perfecto para el almuerzo —, dijo Yulia. Se quitó del camino de tierra, conduciendo el Jeep alrededor de los matorrales de robles. Rebotaron tanto en sus asientos mientras maniobraba el Jeep entre las rocas.

—Sólo estoy adivinando, pero esto no es realmente un camino, ¿verdad? — Elena dijo mientras se sostenía del tablero.

—En realidad, no. Pero quiero mostrarte algo.

“Quiero mostrarte algo”, fueron las palabras que Yulia le había dicho a Elena durante toda la mañana y, honestamente, había amado cada minuto de la misma.

Deslizó su mirada a la sheriff, permitiéndose inspeccionarla rápidamente, observando a la mujer sentada junto a ella. Su oscuro cabello estaba en desorden por el viento alrededor de su cara y las pequeñas gafas de sol de moda escondían sus ojos.

Pero la sonrisa en la cara de Yulia indicaba que se estaba divirtiendo mucho, Elena asintió con la cabeza y, finalmente, apartó la mirada. La sheriff Volkova demostró ser una guía bien informada y entretenida. A pesar de sus reservas acerca de este viaje, estaba feliz de que Nastya hubiera insistido en que lo hiciera. Se había dado cuenta de su percepción negativa hacia Yulia Volkova, sabía que había sido un poco injusta. Por supuesto, el que a ella le gustaran las chicas más jóvenes de hecho mucho más jóvenes, eso no significaba que era la horrible persona que había imaginado. En realidad, admitió que ella realmente disfrutaba de su compañía.

Yulia se detuvo, moviendo el Jeep lo más cerca posible a un pino de piñón. Elena se movió de manera que las contiguas ramas bajas rozaban su brazo a través de la abertura de la puerta.

—Sólo trato de conseguir algo de sombra —, explicó la morena. Luego se levantó en el asiento, inclinándose sobre la parte superior del Jeep abierto, apretó los binoculares contra sus ojos — Águila real sobre el cañón — murmuró.

—¿Dónde? — Yulia bajó los prismáticos.

—Demasiado lejos — Miró hacia abajo a Elena — ¿Alguna vez has visto una? ¿En la naturaleza? — Elena sacudió la cabeza — Increíble. Cuando se elevan por encima, ni siquiera un águila calva puede igualarla por su magnificencia.

—Bueno, espero tener la oportunidad de ver una, entonces.

Sus ojos se encontraron por un segundo, luego Yulia sonrió.

—Vamos. Quiero mostrarte algo antes de comer. Trae tu cámara.

Elena bajó del Jeep, estirando la espalda antes de seguir a Yulia. Mientras bordeaba un cactus, una vez más se recordó que tenía que comprar un par de botas de excursión.

—¿Qué estás haciendo?

—Trato de evitar este cactus.

—Te lo dije.

—Lo sé, necesito botas de montaña.

Yulia se detuvo, señalando a su compañera para que se acercara.

—Por aquí. Ponte de pie allí — Elena intentó subir a la pila de rocas, avergonzada cuando Yulia la agarró por la cintura y le dio un empujón. Se estabilizó, luego miró donde la ojiazul señalaba, sus ojos abriéndose ampliamente.

—Oh Dios mío— susurró — Es como... como un oasis o algo.

—Sí, un poco. No es tan árida por aquí como para justificar un oasis, pero en realidad, así es como lo llamo.

—¿Qué es? Quiero decir, hay una cascada y todo — Elena estiró su mano.

—¿Prismáticos?

Yulia se los entregó, sonriendo mientras Elena escudriñaba el pequeño cañón.

—Así que vamos, háblame al respecto — dijo Elena, sin apartar los ojos de la cascada.

—Es Chernyayavsky Forest. Se inicia allá por las montañas y desaparece bajo tierra tres o cuatro veces antes de que llegue aquí. Unos doscientos metros de aguas arriba, va subterránea de nuevo, sólo para salir allí, causando la cascada.

—¿Qué tan alto es?

—Oh, no lo sé. Veinticinco o treinta metros, tal vez.

—¿Hay una piscina?

—Oh, sí, es maravillosa. Aguas cristalinas, a unos tres o cinco metros de profundidad. Luego fluye hacia abajo del cañón y llega al Río Volga.

—Es tan exuberante mirar allí abajo — dijo Elena.

—Ahí en el oasis es donde entra agua durante todo el año, una gran parte de la vegetación del cañón es única de esa zona. Es hermoso allí abajo — Elena bajó los prismáticos, girando.

—¿Así que cuando bajamos? — Yulia se rió.

—Oh, no. No creo que se pueda hacer por allí.

—¿Por qué no? ¿Cuántas veces has estado? — Elena se volvió para ver al oasis, esta vez a través de la cámara para ver la cascada en lugar de los prismáticos.

—He estado una docena de veces. Pero no es fácil. Realmente, el punto de acceso normal es subir el cañón del río, pero es muy empinada en algunos lugares. Se trata de una caminata de nueve horas. Muy pocos pueden hacer todo el camino.

—Pero tú lo hiciste.

—Bueno, no. No he venido a partir del cañón.

Los ojos de Elena se agrandaron.

—¿Hay que bajar desde aquí? — Yulia asintió.

—Es muy fuerte en algunas partes y hay que traer equipo de escalada para volver a salir, pero sólo se tarda una hora de bajar. Es sólo el regreso que es una friega.

La pelirroja se bajó de las rocas, entregándole a Yulia los prismáticos.

—Así que, ¿cuándo podemos ir?

—No lo creo, Elena. Sin ofender, pero es un poco agotador. No estoy segura de que puedas hacerlo — Lena se puso las manos en las caderas.

—¿Qué estás diciendo?

—Estoy diciendo que simplemente no parece que pudieras hacerlo — La pecosa movió la mano hacia el oasis.

—¿Cuán difícil puede ser? Hay que bajar la colina, jugar en el agua y luego subir de nuevo arriba de la colina — Ella se encogió de hombros — No parece tan difícil — Yulia sonrió, con los ojos brillantes.

—Una vez más, no te ofendas, pero nunca lo hagas sin un respaldo de seguridad. ¿Qué vergüenza sería tener que llamar a búsqueda y rescate para salir? — Elena la miró de nuevo, teniendo en cuenta la pendiente del cañón. Yulia probablemente tenía razón.

—Está bien. Tal vez sea así. Es que sólo se ve tan atractivo.

—Siempre podemos ir al río, si quieres disfrutar del agua.

—Nunca he navegado en balsa en los rápidos — dijo la pelirroja — Soy una gran miedosa cuando se trata de cosas como esas.

—Es divertido. Puede ser adictivo.

Yulia levantó la cesta de picnic del Jeep y la manta, luego le indicó a su compañera para tomar aire fresco. Extendió la manta a la sombra de los pinos piñón y luego se sentó, cruzando las piernas con facilidad.

—Ojalá hubieras traído pantalones cortos, ¿verdad? — dijo Yulia. Sacó una jarra de la cava-nevera y tomó dos vasos de plástico de la canasta.

—Sí, me gustaría tener pantalones cortos — admitió Lena mientras se sentaba, tirando de los pantalones vaqueros para poder cruzar las piernas. Ella alcanzó la copa que Yulia le dio —¿Esto es el té de hierbas de la panadería?

—Sí. Es bueno, ¿no?

La pelirroja tomó un gran trago, asintiendo con la cabeza.

—Sabor único. ¿Qué es en verdad?

—Hay un poco de todo allí, no lo sé exactamente.

En la parte inferior de la cesta había un termo, y la morena levantó la tapa, complacida de que los burritos estaban aún calientes.

—No sabía de qué tipo te gustan, por lo que hay cuatro, todos diferentes. Dos de pollo, uno de carne y uno vegetariano.

—No importa. Nastya dice que todos son buenos.

—Hay uno de pollo con chile chipotle tostado. Es bastante picante.

—¿Y la carne?

—Tiene el aguacate y la cebolla en ella.

—Dámelo — dijo Elena. Amaba los aguacates.

—Bueno. El chipotle es mi favorito — dijo Yulia.

Lena le dio un mordisco, incapaz de contener un gemido.

—Oh dios — murmuró con la boca llena —Esto es maravilloso.

La morena asintió y mordió el suyo con una sonrisa de satisfacción mientras probada los chiles picantes. Observó a la chica de cabellos rojos mientras comía, la otra mujer miraba hacia arriba, estudiándola a ella también de vez en cuando. Hacía calor, el sol estaba en lo más alto, pero a la sombra con una ligera brisa que soplaba, era agradable. Sin embargo, no dudaba que Elena estaba acalorada con sus pantalones vaqueros. Arqueó una ceja, divertida cuando la pelirroja arrugó la hoja que envolvía el burrito. Había terminado en unas cuatro mordidas.

—¿Cómo llegaste hasta aquí, Yulia? — preguntó la ojiverde inesperadamente cuando se inclinó para volver a llenar su taza de té.

Yulia sonrió con sus dientes blancos brillando contra su suave y bronceada cara. Elena respondió a la sonrisa con una de las suyas.

—¿Pregunta equivocada?

—No, no. Es gracioso cómo la vida resulta, es todo — Entregó otro burrito a Lena.

—Oh, no estoy segura de que pueda comerlo entero — Pero la pelirroja lo cogió de todas formas, desenvolviendo el papel para revelar la tortilla caliente en el interior.

—Es pollo. ¿O prefieres el vegetariano?

La pelirroja sacudió la cabeza, tomando un bocado del pollo.

—Mmm. Este es bueno también. Comí el vegetariano el otro día — explicó, luego señaló a Yulia — Díme — Yulia se encogió de hombros.

—Fue la cura para un corazón roto.

—¿Tenías el corazón roto? ¿Eso significa que tenías que estar realmente en una relación para que eso pasara?

—Bueno, yo era joven, pensé que le daría una oportunidad — Yulia dio un trago de té, pensando. Hacía mucho tiempo que no recordaba su primer viaje aquí.

—Narva en la universidad de Ivángrod — empezó — Mi primera y verdadera novia — dijo con una sonrisa — Khristeen Lavrov. Ella era un buen partido en el campus y me pareció que yo era una chica muy caliente. Yo supuse que estábamos comprometidas la una con la otra, a pesar de que no hablamos de ello. Quiero decir, que estábamos juntas. Nunca pensé, ni siquiera me pasó por la mente que estaba viendo a alguien más. Diablos, dejé de tener otras citas. Pensé que ella también.

—Ups.

—Sí, ups. Ella y mi buena amiga, Katya, en su dormitorio. No fue algo bonito de presenciar.

—¿Qué pasó?

—Oh, lo de siempre. Yo estaba casi histérica porque ella estaba en la cama con mi mejor amiga y ella afirmando que no era gran cosa, que estábamos sólo saliendo, después de todo.

—Es una mierda.

—Sí. Así, en las vacaciones de primavera, me invitaron a los rápidos en Kasajistán. No me importaba dónde quedaba, sólo quería escapar. Vine hasta aquí por el Río Ural y me enamoré de la zona y del rafting. Regresé ese mismo verano y trabajé en el río como guía de turistas. Era más atractivo que la universidad, pero regresé a la escuela por un año más. El verano entre mis cursos, volví a trabajar aquí de nuevo y nunca me fui.

—¿Te faltaba un año más en la universidad y lo dejaste? ¿En qué te especializaste? — Yulia se rió.

—En nada. No tenía la menor idea de lo que quería hacer.

—Yo hubiera pensado que eras una atleta — dijo Elena.

—Oh, he jugado un poco al baloncesto. No era lo suficientemente alta, o bien lo suficientemente buena como para ser titular — dijo — Pero aún así tuve mi cuota de seguidoras.

—¿Y la parte sheriff de todo esto? — Yulia se encogió de hombros.

—Perdí la lotería — Elena esperó a que se lo explicara — Hay un pequeño bar en el río, donde la gente del lugar pasa el rato. Una noche, el Viejo Korovín entró — Yulia sonrió — Así es como todo el mundo lo llamaba, El viejo Korovín, ese era su nombre propio. Él había sido sheriff durante casi cincuenta años. Bueno, él se acercó al bar, puso su placa y su arma allí, y simplemente dijo: 'Renuncio'.

—¿Y hubo lotería en lugar de elecciones?

—Tienes promover a alguien antes de que pueda haber una elección — dijo la morena — Y yo realmente no sabía lo que estaba pasando, de todos modos. Tenía veintidós años y estaba feliz de estar trabajando en el río — Elena se apoyó en los codos, disfrutando de la historia. Le indicó a Yulia que continuara —Todo el mundo en el bar puso su nombre en una olla. El Viejo Korovín barajó los papeles y luego sacó un nombre — Yulia se rió — Deberías haber visto su cara. Se movió hacia atrás el sombrero y se rascó la cabeza, y luego en silencio, estiró el papel hacia Opal — la pelirroja levantó las cejas, confundida — Opal es propietario del bar. Él era barman esa noche — dijo —De todos modos, Opal leyó el nombre, sacudió la cabeza, y luego pasó el papel. Y así fue, todos leían el nombre y lo pasaban.

—Entonces, ¿qué? Nadie quería a una mujer como sheriff? — Yulia negó con la cabeza.

—No era mi nombre. Finalmente, el papel alcanzó a Gus Hormel. Gus dijo su nombre, recogió su botella de cerveza y le preguntó: —¿Tengo que llevar un arma? — Yulia sonrió — Todo el mundo gritó ¡NO! — Tomó un sorbo de té antes de continuar — Gus, es el borracho del pueblo.

—Ya veo.

—Por lo tanto, el Viejo Korovín buscó en la olla y sacó un segundo nombre — Yulia se señaló a sí misma — Así es como terminé en la boleta electoral.

—¿Y nadie se opuso?

—Diablos, no. Nadie quería este trabajo.

—No puede ser tan malo. Quiero decir, ¿hay algún delito?

—De eso se trata. Nadie quería este trabajo — Yulia se encogió de hombros — No hay crimen, ninguna acción. Sólo algún accidente de tráfico ocasional.

—Pero podrías haberlo rechazado si realmente no lo querías, ¿no?

—Por supuesto. De hecho, lo he intentado. Quiero decir, yo vivía abajo en el río en una pequeña choza. Yo no era material para ser sheriff. Jugaba en el río y jugaba con las turistas — admitió — Yo era joven. Yo no quería esta responsabilidad.

—¿Pero?— dijo Elena.

—Sin embargo, Neil Shriker me hizo una oferta — dijo — Los Shrikers tienen el rancho más grande del condado. Él donó un pedazo de su propiedad y el resto de los ganaderos contribuyeron y construyeron esta pequeña y linda cabaña para mí.

También pusieron un Jeep como vehículo oficial del sheriff y subieron el salario un poco para hacerlo más atractivo.

—¿Endulzaron la olla un poco?

—Sólo un poco. Por lo tanto, el condado tiene un sheriff y me voy al río — ella dijo. —Y ha funcionado. Quiero decir, yo fui a las afueras del condado y obtuve algo de entrenamiento, así que estoy completamente por encima de mi cabeza.

—¿Y ahora lo amas?

—Por supuesto. He llegado a amarlo. Y a la gente del lugar, así que me tratan como si hubiera estado aquí toda mi vida. Y les ahorra tener que hacer otra elección — La pelinegra cogió una piedra y la arrojó entre sus manos un par de veces — Pero el último par de años, con más turistas en la ciudad, las cosas no son siempre buenas. Tuvimos un desagradable accidente por el camino del río el año pasado. Seis estudiantes universitarios en el interior de una camioneta, tomaron una curva demasiado rápida. Terminaron en el río.

—¿Qué tan malo? — Yulia negó con la cabeza.

—Todos murieron. Fue muy, muy triste. Ellos estaban pasando un buen rato aquí, disfrutando del verano.

—¿El alcohol?

—Oh, claro, chicos universitarios saliendo para pasar un buen rato. Fue a principios en la noche, estaba lloviendo y no conocían el camino. Esa fue la causa real.

—Y habían seis parejas de padres que tratar — Elena adivinó.

—Sí. Eso es algo que espero no tener que hacer otra vez — Yulia enderezó los hombros, luego arrojó la pequeña roca que había estado manoseando a un lado — Por lo tanto, esa es la historia — Ella sonrió — Y aquí estamos.

Elena alzó la taza de té frente a Yulia.

—Y aquí estamos, Sheriff.

Bueno, es divertida, por lo menos. Aunque me sigue pareciendo que su gusto por las mujeres es deplorable.

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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por Fati20 4/30/2022, 8:57 pm

Me gusta q ya se van conociendo y lena vea q julia es más de lo que ella ya asumió qué es y también julia tenga una conversación interesante sin que simplemente quieran solo sexo y ya. Saludos querida ya quiero leer más 😘😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/1/2022, 5:33 pm

CAPÍTULO OCHO
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—Son más de las tres — dijo Nastya cuando Elena caminó a través de las puertas del patio abierto.

—¿Me llevas la cuenta?

—Bueno, no. Simplemente no creí que pudieran soportar su compañía mutua por tanto tiempo, querida — Nastya cerró el libro que había estado leyendo y palmeó el sofá de cuero junto a ella — Siéntate. Cuéntamelo todo — Lena se echó a reír.

—¿Sabes qué? Tenía entendido que Yulia te había dado el mismo tour — Dijo la pelirroja mientras caminaba hacia el mueble.

—Nuestro viaje fue de apenas dos horas de duración. Me atrevo a decir que tuviste la versión extendida.

La pelirroja asintió con la cabeza y se unió a Nastya en el sofá, deslizándose hasta que sus piernas estiradas quedaron delante de ella.

—Extendido sí, pero me gustó mucho, a pesar de que estoy agotada — Volvió su cabeza hacia la castaña — Gracias por hacer que fuera.

—¿Y Yulia? ¿Fuiste amable con ella?

—Sí, fui amable con ella.

—Te dije que te gustaría.

—Bueno, es entretenida, por lo menos. Aunque todavía encuentro deplorable su gusto por las mujeres.

—Oh, a cada uno lo suyo, digo yo.

Elena sonrió, conociendo de la afición de Nastya por la morena. Por lo tanto, cambió de tema.

—¿Pintaste hoy?

—No. Harmony sólo viene durante la semana. Me parece que si intento pintar por mi cuenta, simplemente me haré retroceder. Además, me sentí en estado de pereza, cariño — Levantó su libro —Y no es una novela de historia donde el sexo es inútil — dijo con una risa — Sabes, ha pasado el tiempo para mí.

—Bueno, ahora que estás lejos de Kazajo, lejos de esa multitud, aquí podrías pensar en volver a salir.

—¿Salir? ¿Aquí? — Rió la mayor — Además de un puñado de viejos ganaderos casados que viven en el condado, mis elecciones son lesbianas o los muchachos universitarios que vienen al río en el verano.

—Bueno, eso te va a mostrar la compañía que buscas — bromeó la pelirroja.

—Oh, cariño, no me interesa salir de todos modos. Estoy disfrutando de mi tiempo, disfrutando de llegar a conocerme a mí misma otra vez. Tal vez cuando decida lo que voy a hacer con mi vida, me decidiré a salir — Apretó el brazo de Elena — Salir es una palabra aterradora para una mujer de mi edad, ya sabes.

—Nastya, tú no estás vieja. Y al estar aquí, te ves más joven que nunca.

—Sí, me siento muy bien, pero no quiero complicar las cosas con lo de las citas. Estoy perfectamente feliz como están las cosas — Apretó el brazo de Elena de nuevo — Creo que estoy disfrutando de mi soledad. De vuelta a casa, siempre había compromisos que atender y cenas que asistir. El único tiempo que tenía a solas era cuando estaba durmiendo. Nunca me di cuenta de que echaba de menos la tranquilidad y el tiempo para sentarse y pensar.

—Nastya, si estoy metida en tú camino…

—Oh, no, no, querida. Yo no quise decir eso. Me encanta tenerte por aquí. Además, no es como que estemos pegadas a la cadera. Yo tengo mi pintura, y con suerte, te sumergirás en tu escritura.

—Sí. De hecho, esta mañana, estaba un poco renuente a ir a este tour. Tenía ideas que quería plasmar — Sonrió —Creo que estoy lista para empezar, Nastya. Creo que sé a dónde voy a ir con Daryna.

—Muy bien, querida. ¿Vas a compartirlo? — Elena se echó a reír.

— Por supuesto que no. Tú sabes que yo no dejo a nadie leer mientras estoy escribiendo, ni siquiera a Sveta.

Los ojos de Nastya se agrandaron.

—!Oh Dios¡ Me olvidé por completo, querida. Sveta llamó mientras estabas fuera — Elena se sentó.

—¿Ella llamó? ¿A mi celular?

—Dijo que había estado llamando a tu celular en los últimos días. Pero no, ella llamó al teléfono fijo. Y no sé por qué tienes una aberración de mantener tu teléfono contigo. Creo que ese es el propósito de la telefonía celular, cariño — La pelirroja se puso de pie, caminando.

—Odio los teléfonos. No son más que una interrupción. Y no, yo no he llamado. Ni siquiera he pensado en llamarla — Se detuvo —¿Qué te dijo?

—Bueno, en realidad, sólo quería saber si habías llegado bien. Le dije que tu servicio celular era temperamental, por lo que era bienvenida a llamar a la línea fija en cualquier momento.

—Gracias. Pero, ¿es temperamental? Ni siquiera lo he comprobado.

—No. El servicio es bastante bueno aquí, en realidad. Vas a tener que decir tu propia mentira cuando hables con ella.

—Será mejor que la llame. ¿Se escuchaba enojada?

—¡Oh caray! ¿Y qué si está enojada? ¿Qué va a hacer? Ella está a mil kilómetros de distancia.

Elena se frotó la frente mientras se dirigía a su habitación. No podía creer que se había olvidado de llamar a Sveta. Dios, sería tan molesto. Cuando volvió a mirar a su teléfono, estaba agradecida que sólo habían seis mensajes, tres de los cuales eran de Sveta. Se debatió si los escuchaba primero, pero decidió no hacerlo. Se paseó en su cuarto, escuchando el timbre del repique, preguntándose dónde podría estar la rubia, un sábado en la tarde. Colgó, luego trató al célular de Sveta. La chica contestó al segundo timbrazo.

—Soy yo — dijo — Lo siento que no pude atender tu llamada.

—¡Elena! Estaba preocupada. Pensé que podrías por lo menos llamar y hacerme saber que llegaste bien.

—Lo siento. Es que... bueno, Nastya me ha tenido ocupada y el servicio es intermitente y se pierde — mintió.

—Está bien. Me alegro de que dejaste el número de la línea de casa. Así que, ¿cómo va la escritura? — La pelirroja cerró los ojos — Va bien. Me estoy moviendo bien — mintió otra vez —¿Está todo bien ahí?

—Oh, claro. Caliente como el infierno, pero ¿qué hay de nuevo? — Lena frunció el ceño.

—¿Dónde estás? Oigo música.

—Oh, estoy con un par de amigas. Estamos en un pequeño bar del centro. Ceno temprano.

Los ojos de Elena se agrandaron.

—Está bien — ¿Qué amigas? Sveta nunca salía con amigas — Bueno, voy a dejar que vuelvas con ellas. Llamaré la próxima semana.

—Está bien, cariño. Ya te extraño — La pecosa asintió con la cabeza.

—Te extraño también.

Tiró el teléfono en la cama, abrió la ventana, balanceándose hacia fuera para poder apoyarse en el alféizar.

Supuso que debería sentir celos de que Sveta estaba en un bar en una tarde de sábado sin ella, pero no lo estaba. Estaba, sin embargo, un poco perpleja de saber con quién estaría. Ellas no tenían muchos amigos en común y en las pocas ocasiones en que Sveta se iba sola, estaba con amigos del trabajo. Tal vez ese era el caso ahora. Pero aún así, Elena estaba un poco avergonzada por el alivio que sentía. Había temido que la rubia llamara todos los días, haciendo un ritual, mientras que ella estuviera fuera y no es que se sintiera molesta por las llamadas, simplemente no quería tener que estar disponible.

Ella necesitaba escribir. Ella no quería interrupciones.

—Como si visitar los cañones no lo fuera — murmuró con sarcasmo.

Pero ya lo había hecho y ahora podía concentrarse en su escritura y al parecer, no tendría que preocuparse mucho de Sveta. De hecho, si realmente se detenía a pensar en ello, podía decir que su separación era un poco extraña. Los últimos días en Kazajo, apenas se habían visto una a la otra cuando la pelirroja trataba de hacer sus valijas antes de salir y Sveta simplemente la había dejado en el aeropuerto, sin molestarse en esperar por ella, diciendo: que tenía una cita. Una cita para qué, lamentablemente no le había preguntado. Porque la verdad, a ella no le importaba. Ella sólo quería abordar el vuelo y estar en camino.

Se le ocurrió entonces que tal vez estaba usando este viaje como una manera de terminar las cosas con la rubia. Sin darse cuenta, por supuesto y después de cuatro o cinco meses de estar separadas, cuando regresara a Kazajo, tal vez reevaluar su relación.

………………………………………………………………………………………

—Excelente, Simone. No tengas miedo de ser audaz.

—¿No crees que es demasiado?

—Es demasiado si tú piensas que es demasiado — dijo Harmony.

Nastya estudió el lienzo, y luego sacudió la cabeza.

—Es mucho. Demasiado brillante.

—Mira a los acantilados, Simone. ¿Qué ves?

Nastya estudió la vista delante de ella, la piedra arenisca reflejaba el sol de la tarde. Una multitud de rojos brillaban ante ella, los colores iban decayendo a una decoloración de naranja a más claro, como el cañón al fondo del paisaje. Miró de nuevo a su lienzo.

—Tengo demasiado rojo — dijo.

Harmony se llevó las manos a la cara, luego extendió sus brazos al igual que rápidamente, con las palmas extendidas como si rezara.

—Maravilloso, Simone. Excelente. Estoy muy orgullosa.

—¿Excelente? — Harmony asintió.

—Hay demasiado rojo. Pero lo encontraste tú misma. No me necesitaste para pintarlo — Harmony tenía uno de sus muchos cristales, presionándolo en la palma de la mano de Nastya — Apriétalo suave. Manténlo contigo, Simone —, dijo en voz baja — Es especial.

Nastya no le preguntó por qué, de cualquier manera haría lo que le dijera.

—Tal vez mañana, si te sientes con ánimos, caminaremos un poco. Los colores son muy diferentes. Necesitas contraste.

—¿Estás segura? ¿No crees que vamos demasiado rápido?

—Es sólo cuestión de demostrar la diferencia de colores. Es mucho más fácil pintar los colores más apagados de la parte baja del cañón que de la magnificencia de esta — dijo Harmony, apuntando a la parte alta de color rojo sangre de la barranca.

—Entonces eso es lo que haremos.

Mientras hacían el camino de vuelta, Harmony planteó que el martes por la noche tendrían la cena semanal.

—¿Vas a traer a Elena contigo?

—Por supuesto. A menos que haya problemas, querida.

—No, no. Me he dado cuenta de que su energía no es tan negativa como cuando la conocí. Tal vez es la liberación que está surgiendo — sugirió Harmony.

—Lo más probable es que ella simplemente se relajase un poco. Ha estado escribiendo, de modo que es una buena señal.

—¿Cómo fue su viaje con Ariel?

—Oh, Yulia se la llevó por todo el condado, creo. Regresaron ya tarde por la tarde.

—Una vez más, estoy sorprendida. Ariel es tan inquieta. No puedo imaginarla paseando con tu Elena todo el día — Harmony se sacudió físicamente — Me siento tan... empobrecida — Nastya se rió.

—Tal vez Ariel no está tan en sintonía con la energía negativa como crees —Harmony miró hacia el cielo.

—Tal vez — Entonces se detuvo — Yo tengo una cierta afición por Ariel — Nastya sonrió.

—Todos la tenemos.

—Ella parece tan fuerte a veces, pero hay una infantil presencia en ella que te hace querer protegerla.

—Y tú piensas que ella necesita protección de Elena?

—No. Como tú dices, a Elena no le gustan sus travesuras con las mujeres jóvenes. Dudo que incluso sean amigas y no, no hay otra cosa. No puedo poner mi dedo en la llaga.

—¿Qué hay de Sunshine?

—Ella todavía piensa que Ariel está en un viaje. Va a pasar tiempo con ella esta noche — Nastya asintió.

—Tengo muchas ganas de presentarle a Elena a todos.

—Esperemos que todos mantengan la mente abierta, Simone — Nastya se rió.

—Es curioso, es lo mismo que le dije a Elena que necesitaba hacer.

………………………………………………………………………….....

Yulia estacionó el jeep, preguntándose el por qué se sentía rara por tener una cita esta noche. Siempre traía una cita.

Echó un vistazo a la chica rubia en su Jeep. Traía su pelo largo enmarañado por el viento. ¿Britney? ¿Bárbara?

—Te advertí que haría mucho viento — dijo. ¿Beverly?

—Lo hiciste.

La morena se levantó, caminó hacia el lado del pasajero, manteniendo la puerta abierta ayudando a bajar a la chica.

—Gracias, Sheriff Volkova — dijo ella, pasando la mano por el brazo desnudo de Yulia — la pelinegra sonrió.

—Es un placer — Puso su mano ligeramente sobre su espalda, guiándola por las escaleras — Recuerda, mantener una mente abierta. Son un poco... bueno, diferentes — dijo.

—Pero me gusta lo diferente.

—Estoy segura de que sí — dijo Yulia murmurando mientras abría la puerta.

………………………………………………………………………………

—Ahora, Elena, cariño ¿recuerdas, que debes... mantener la mente abierta...

—¿Lo vas a dejar ya? He conocido a Harmony, he tenido un cristal dentro de mi mano y me han dicho que tengo mal karma. Estoy segura que nada me perturbara esta noche.

Nastya sonrió y le cogió del brazo.

—Sí, pero todavía no conoces a Starlight.

—Tampoco a Sunshine.

—Oh, ella es dulce. Estoy segura de que te gustará.

—¿Y es la pareja de Harmony?

—Sí. Han estado juntas desde que eran adolescentes — dijo — Impresionante —Entonces Elena se detuvo.

—No habrá ningún canto, ¿verdad?

—Por supuesto que no. Es sólo una cena — Pasaron el Jeep polvoriento — Veo que Yulia ya está aquí. Generalmente es la última en aparecer.

—¿Dime otra vez, cómo fue que te involucraste con estas mujeres?

—Son artistas, cariño.

—Oh, sí — Elena murmuró, retrocediendo cuando Nastya abrió la puerta principal —Artistas — trató de prepararse, pero nada podría haberla preparado para lo que vio al entrar. Tan pronto como llegó, se vio envuelta en los años 60’. Luces tenues, en su mayoría de color, colgaban por el techo, algunos brillantes estampados psicodélicos. ¿Luces negras? Incienso quemado y velas parpadeaban al fondo y las notas suaves de la música popular, dejándose escuchar en toda la casa. Los ojos de la pelirroja se agrandaron mientras miraba en un cartel gigante un signo de la paz para completar con las hojas de mariguana como cierre. Al lado de eso había un cartel en blanco y negro de Janis Joplin, con la cabeza hacia atrás con un micrófono presionando sus labios. Se sentía como si estuviera en otro tiempo… en otro lugar.

—¡Simone! ¡Que bueno verte de nuevo!

Elena se volvió, mirando a una mujer delgada, de pelo rubio que saludó a Nastya. Parecía que podría ser la hermana de Harmony.

—Sunshine, buenas noches. Ven, conoce a mi amiga Elena.

Lena sonrió, recordando su primer encuentro con Harmony. Ella le ofreció la mano, preguntándose si le colocaría un cristal allí.

—Bienvenida a nuestra casa, Elena. Me alegro de que hayas venido.

—Gracias. Encantada de conocerte — Sunshine se acercó más.

—No tengas miedo — susurró —Tu destino está aquí. No se puede luchar contra él.

Lena dio un paso atrás, con los ojos abiertos, pero vio a Sunshine sonriendo, con los ojos llenos de amabilidad.

—Ariel ha estado preguntando por ti. Le diré que las dos están aquí.

Cuando la mujer diminuta se alejó, Elena le dio un codazo a Nastya.

—Psst.

—¿Sí, querida?

—¿Quién diablos es Ariel?

Nastya se rió, enlazando de nuevo los brazos con Elena.

—Ariel es como ellas llaman a Yulia — Se acercó a Elena —¿Qué te dijo? Parecías asustada.

—Dijo alguna tontería sobre mi destino — Lena se inclinó más cerca — No puedo creer que esté diciendo esto, pero este lugar es impresionante. Me siento como si estuviera en otra época.

—Yo me siento como en el último año de la escuela preparatoria, querida — La mayor señaló otro cartel — Tuve ese mismo afiche colgado en la pared de mi habitación. Jefferson Airplane, era uno de mis favoritos.

—¿Crees que son originales? — Elena señaló otro — Mira el cartel de Jim Morrison. Es increíble.

—Me sorprende que sepas quién era Jim Morrison.

—No soy tan joven — dijo la pecosa, riendo mientras Nastya rompió con una versión desafinada del Light My Fire.

—Oh, Elena, esos eran los días. Esa es una de las razones por la que adoro venir aquí. Lo que me recuerda, ya sabes. Los años sesenta pueden ser documentados y registrados, pero aún no se sabe la sensación verdadera al menos lo que realmente se vivió, querida. E incluso, en nuestro pequeño rincón del pasado, lo sentía. Nuestros padres no sabían cómo tratar con nosotros — rió Nastya — ¡Ellos culparon a los Beatles de todo, lo creas o no!

—Y cuando lo piensas de nuevo, los Beatles eran más bien dóciles en comparación con algunos.

—Al igual que tu Jim Morrison de allí — La castaña le apretó el brazo — Hablando de chicos malos — dijo en voz baja, señalando con su cabeza.

Ambas se rieron mientras Yulia se acercaba.

—¿Qué? ¿Estoy vestida de manera chistosa? — preguntó la morena.

—Por supuesto que no, querida. En realidad era una broma privada, que yo podría compartirla contigo más adelante — Nastya soltó el brazo de Lena —Voy a buscar algo del vino de Yulia. Te traeré un vaso, Lena.

La pelinegra sonrió cuando Nastya se fue.

—Te lo juro, creo que es adicta a esa cosa. ¿Qué hay de ti? ¿Has desarrollado el gusto por él?

—En realidad, sí, lo tomamos casi todas las noches.

—Menos mal que guardé una jarra en el Jeep para ustedes, entonces.

—Gracias, Sheriff — Elena se asomó por encima del hombro y notó una joven rubia mirando a Yulia — Sólo adivinando aquí, pero ¿es tu cita? — preguntó, señalando a la rubia.

La pelinegra se dio la vuelta, saludando cuando Brandy sonrió dulcemente. Yulia le sonrió, luego se volvió hacia Elena.

—Si. Brandy — dijo.

—¿Brandy? ¡Qué lindo nombre! ¿Dónde la encontraste?

Yulia se sonrojó ligeramente. No sabía por qué, pero se sentía casi avergonzada por la pregunta de Elena. Así, en lugar de decirle la verdad, que había conocido a la chica en el río un par de semanas, modelándole un bikini bastante pequeño, mintió — La conozco desde hace un tiempo. Va a estar aquí la mayor parte del verano.

—Tienes suerte. Vas a tener una alternativa en caso de que las turistas locales se agoten.

—Muy graciosa.

—¿Cuántos años tiene?

—Nunca le pregunté.

—¿Estás segura de que es legal?

Yulia ignoró su pregunta, y señaló hacia Sunshine.

—¿Qué piensas?

—Después de conocer a Harmony, Sunshine parecía perfectamente normal... hasta que me susurró algo al respecto de no luchar con mi destino.

—Algunos dicen que es una profeta. He aprendido a no tomar a la ligera lo que dice.

—Oh, vamos. Creo que tal vez ha inhalado demasiado incienso en los últimos años — Yulia se rió.

—Uno se acostumbra a ellas. Pero espero estar cerca cuando te encuentres con Starlight — La pelirroja escudriñó a la multitud.

—¿Ella no está aquí? — Yulia miró su reloj.

—Es muy temprano todavía.

—¿Yulia, sigues aquí? Les hubiera traído un aperitivo.

Los dos se volvieron cuando Nastya llegó, entregándole a la pelirroja un vaso de sangría.

Elena sonrió agradecida, tomando un sorbo del dulce vino.

—Sólo disfrutando el regaño de Elena por mi cita — Yulia miró por encima del hombro — Y debo regresar. No conoce a nadie aquí.

—Sí, corre enseguida a jugar — bromeó Elena — Estoy segura de que tiene toque de queda.

—Deberías ser más amable conmigo si quieres ir al oasis — la morena dijo por encima del hombro mientras se alejaba.

—¿El oasis? ¿Qué es eso, cariño? — Lena observó a Yulia de pie, odiando el hecho de que sus ojos se quedaron en ella. Finalmente miró a Nastya, sonriendo mientras chocó copas con la mujer mayor — ¿Yulia no te llevó allí en su recorrido? — preguntó.

—Como he dicho, tengo la versión corta.

—Bueno, no podría ni empezar a decirte dónde está, ni mucho menos buscar por mi cuenta, pero es una cascada que está en un profundo cañón. Yo lo llamo cañón, pero es realmente algo corto el arroyo. Se inicia justo en la cascada — la pecosa tomó un sorbo de vino, moviendo sus ojos rápidamente hacia Yulia — Es muy bonito. Quería que Yulia me llevara allí, pero no parece pensar que podría hacer de respaldo de seguridad. Dijo algo de un equipo de escalada.

—Oh, no, querida. Eso suena demasiado parecido a trabajar — Ella se inclinó más cerca, bajando la voz —¿Quién es la chica joven con la que está?

Elena se encogió de hombros.

—Brandy.

—Se ve más joven que la mayoría, pero es sin duda bastante hermosa. Yulia las sabe encontrar, ¿no es así?

—Al parecer — Entonces la pelirroja le dio un codazo a Nastya, con sus ojos muy abiertos — ¿Quién en el mundo es esa cosa? ¿O debería decir, qué es eso?

Nastya siguió su mirada por la habitación, y luego se echó a reír.

—Esa cosa es Starlight, cariño.

—Ella es como... incolora — Elena miró a Nastya — Yo nunca he visto antes a nadie tan blanco. Al menos, no a nadie con vida.

—Starlight es una persona de la noche. No es aficionada al sol.

—No es un vampiro, ¿verdad? — La pelirroja susurró burlonamente.

—Oh, cariño, no. Ella sólo funciona mejor en la noche. Harmony dice que ha invertido completamente lo que hace la mayoría de la gente.

—¿Duerme durante el día?

—Sí. Está levantada toda la noche, hasta el amanecer. Y sus pinturas reflejan eso. Todas son escenas nocturnas. Debes ver sus pinturas en la galería de Harmony. No es extraña en absoluto, querida. Es muy pacífica, calmada, serena. Tiene un montón de escenas de agua con reflejos de la luna. Puede incluso poner los cañones con vida solamente con la luz de la luna. Es increíble.

Elena contuvo el aliento cuando la mujer de porcelana fue hacia ellas. Su cabello era casi tan blanco como su piel y el vestido negro no hacía nada para agregar color a sus características.

—Sé amable — susurró Nastya.

—Ella es la que canta — Elena dijo en voz baja.

Nastya se rió, acariciando su brazo cuando Starlight se acercó.

—¿Cómo estás esta noche, Starlight? No te he visto en un par de semanas.

—Es tan bueno verte de nuevo, Simone. Estoy bien, gracias.

La mujer tomó las dos manos de Nastya, cerrando sus ojos mientras las retenía. Elena miró fijamente, con los ojos muy abiertos, esperando que la mujer estallara en un canto. En cambio, un suave zumbido era oído. Para su sorpresa, Nastya se unió, ella dio un paso hacia atrás, preguntándose si esta mujer era tal vez una bruja.

—Tu energía es buena, Simone. Lo has hecho bien.

—Gracias. He aplicado todas las lecciones.

—Creo que estás lista para el siguiente nivel. ¿Quieres que nos veamos esta semana?

—Por supuesto. He estado esperando, cariño. ¿Vendrás?

Sólo entonces Starlight abrió los ojos y se fijó en Elena.

—Tienes compañía ahora. No creo que sea prudente, ¿no lo crees? — Nastya miró a su pelirroja amiga.

—Conoce a mi buena amiga Elena. Ella se va a quedar conmigo hasta el verano — Para Elena, ella dijo: — Ella es Starlight — Elena asintió con la cabeza, viendo como esta mujer la miraba. Finalmente la miró a los ojos, sorprendida por la suavidad en sus manos.

—Sunshine dice que tienes un propósito aquí. Harmony dice que estás llena de energía negativa.

Elena se encogió de hombros.

—Eso dicen.

—Tal vez te gustaría unirte a nosotras en nuestras lecciones — ofreció — Lena sonrió cortésmente, pero negó con la cabeza.

—En realidad no es mi estilo — dijo.

Starlight la estudió por un momento más, y rápidamente tomó su mano y la sostuvo. Elena estaba demasiado asustada para alejarse. Starlight miró a Nastya antes de soltar su mano.

—Yo supongo que podríamos encontrarnos en tu casa. No creo que la energía de ella sea tan mala. Tal vez Harmony la malinterpretó.

—Maravilloso, querida. ¿Tal vez el jueves?

—Allí estaré a la salida de la luna.

Se fue sin decir una palabra. La pelirroja dejó escapar su aliento, sus ojos aún abiertos mientras miraba a Nastya.

—Tienes que estar bromeando. ¿Ella es real?

—Oh, muy real, querida. Y es completamente inofensiva. Ella es en gran medida una solitaria, muy introvertida. Además de venir aquí para las cenas semanales, no creo que socialice en absoluto — Elena alzó su vaso vacío.

—Voy a necesitar un relleno después de eso.

—Por supuesto, querida. Ven conmigo. Voy a presentarte a los otros — Señaló el sofá, donde cuatro mujeres se sentaron hablando en voz baja entre ellos — Nunca las conocí antes. Como he dicho, nunca se sabe quién va a estar aquí.

Lena estaba más interesada en visitar la casa que conocer gente nueva, pero siguió a Nastya hasta la cocina. A diferencia de la sala de estar, la cocina estaba bien iluminada y decorada en un estilo más moderno. Tal vez la sala de estar era sólo el área que había sido transformada en los años sesenta. Sonrió cortésmente a Harmony cuando la miró. Por alguna razón, Harmony no le gustaba.

Se lo preguntaría a Nastya al respecto más tarde. Pero ahora asintió con la cabeza cuando la rubia le ofreció más vino.

—¿Conoces a todos? — La ojiverde sacudió la cabeza.

—Nastya estaba a punto de presentarme — Harmony frunció el ceño.

—¿Quién?

—Nastya — Entonces Elena suspiró, apenas resistiendo el impulso de girar sus ojos — Simone me va a presentar

—Oh, por supuesto. Y tengo algunos colegas de Kazajo que hicieron el viaje. Te presentaré personalmente. Uno de ellos es un fan tuyo, espero que no te importe.

Elena sonrió.

—Por supuesto que no.

Cuando Nastya volvió a hablar con otra persona, Harmony se inclinó, presionando algo duro en su palma. Una piedra, sin duda — Sunshine dice que estás aquí por una razón, que es tu destino. Ella también dice que vas a luchar contra ello — susurró Harmony — No te hará ningún bien.

Elena se apartó, enojada.

—Mira, no me importa lo que Sunshine dice. Esto no tiene nada que ver con el destino. Simplemente voy a pasar el verano aquí para concentrarme en la escritura y llegado el otoño, voy a estar de regreso a Kazajo — Se encogió de hombros — Así que ya ves, no hay nada realmente porque luchar — Abrió la mano y luego, encontró el cristal que no esperaba, una piedra preciosa de jade.

—El verde es el color de la curación y la esperanza — dijo Harmony en voz baja —También es un símbolo de calma y serenidad — Elena suspiró.

—Mira, yo no puedo…

—El jade trae serenidad a la mente por la liberación de los pensamientos negativos. También abre el corazón al amor — susurró, mirando rápidamente por encima del hombro — No le digas a nadie que te di esto.

—Pero…

Harmony cerró rápidamente la mano de Elena, al pulsar la piedra más firmemente en su palma.

—No temas de Ariel — susurró antes de irse.

Oh buen Dios, esta gente está loca.

—¿Qué fue eso?— Preguntó Nastya cuando Harmony apresuró a irse. Elena deslizó discretamente la piedra en el bolsillo de sus pantalones vaqueros.

—Te lo diré después — dijo en voz baja — Al parecer, estoy obligada a guardar el secreto — La mayor simplemente enarcó las cejas — Y te digo, todas tienen flojo un tornillo.

—Oh, querida, son simplemente únicas.

—No, son raras — Elena llevó a Nastya de la cocina a la sala de estar. Miró una vez a Yulia, viendo a Brandy concentrada en cada palabra suya — Está prácticamente en su regazo — murmuró.

—¿Quién? — Elena sacudió la cabeza.

—Nadie — Le dio la espalda a Yulia —¿Por qué le llaman Ariel?

—¿Yulia? — Nastya sonrió — Harmony dice que es una palabra hebrea. Significa lobo, o un lobo de Dios, no puedo recordar. Vas a tener que preguntarle a Harmony — La pelirroja sonrió.

—Cierto. La próxima vez que almorcemos juntas, le preguntaré.

Mientras servían la cena, Elena había pasado del vino de Yulia al agua. Por alguna razón, el vino la hacía irritable mientras observaba a la pelinegra con la joven rubia. Así que estaba sufriendo a través de la comida informal, sentada en el bar de la cocina con Nastya. Los otros estaban dispersos a través de la sala de estar, en la mesa del comedor sólo se sentaron cuatro.

—¿Qué es esto? — Susurró mientras empujaba la comida un poco con el tenedor.

Creyó reconocer espinacas en el plato.

—Yo lo llamo en la mayoría de las cenas tofu sorpresa de Harmony — dijo la mayor con una sonrisa — Pero en realidad son muy buenos — Entonces bajó la voz — Vamos a tener una parrillada mañana en la noche.

………………………………………………………………………………

Yulia miró a Elena y a Nastya irse, pensando que debería salir y darle a su amiga castaña el vino que había traído para ella. Pero siempre podía ir a llevárselo a la casa. Cuando cerraron la puerta, se dio la vuelta, encontrando los ojos expectantes de su cita. Brandy. Yulia suspiró.

—¿Estás lista para ir a un lugar un poco más tranquilo? — Brandy ronroneó, su mano serpenteba por el brazo de su cita.

Yulia asintió.

—Por supuesto. Vamos a salir de aquí.

A la salida, Sunshine las interceptó. Sacó a Yulia a un lado, alejándose de Brandy.

—Ariel, ¿cómo te sientes? —Yulia frunció el ceño.

—Me siento muy bien. ¿No debería?

Sunshine le apretó ambas manos, y luego cerró sus ojos.

—No luches contra los hados, Ariel. Vas a intentarlo, pero no será bueno.

Yulia le sonrió divertida mientras miraba al techo, preguntándose que era de lo que Sunshine estaba hablando ahora.

—Sunny, depende de lo que los hados han planeado. Además, me gusta luchar con ellos.

La sonrisa de Sunshine era tímida.

—Esta vez no, Ariel — susurró —No esta vez — Ella se alejó rápidamente, dejando a Yulia mirándola.

………………………………………………………………………………

—Entonces, ¿qué te dijo acerca de tu destino, cariño? — Nastya preguntó apagando el coche.

—No sé a qué se referían. Pero tanto Sunshine como Harmony lo mencionaron. Y Harmony fue francamente espeluznante sobre ello — Se buscó en el bolsillo y sacó el jade — Me dio esto — Se lo entregó a su amiga — Ella dijo que me iba a calmar y liberar mi energía negativa.

—Dios mío, querida — Nastya encendió las luces interiores, levantado la piedra hacia arriba — Es un jade del tamaño de una nuez — Mirandola más de cerca —¿Es real?

—No lo sé.

—¿Por qué ella te daría esto? — preguntó la mayor, devolviéndole la piedra a Elena.

—Debido a que son raras, Nastya. Ella dijo que va a sanarme y abrir mi corazón para amar. ¿Qué demonios significa eso?

—Tiene que ser algo que Sunshine dijo. Te dije que era vidente, querida. Ella sabe cosas.

—Bueno, antes de Harmony, ella dijo que no debía temer a Ariel. ¿Qué crees que quiso decir con eso?

—Miedo de Ariel? Pero ¿por qué temer a Yulia?

—Exactamente.

…………………………………………………………………………………

—Tus amigas son un poco extrañas, ¿no te parece?

Yulia se rió, girando el Jeep hacia el río en lugar de ir a su cabaña.

—Esa es una manera de decirlo — dijo — Yo supongo que me he acostumbrado a ellas con el paso de los años.

La morena se tensó ligeramente cuando la mano de Brandy se deslizó sobre su muslo, amenazando con deslizarse entre sus piernas. Yulia le detuvo la mano antes de que pudiera hacer algo más.

—Estás dirigiéndote a la casa de campo — observó Brandy — Yo pensé que íbamos a tu casa — Entonces la chica se acercó más a la morena — Por supuesto, estoy bastante segura de que a Trudy le encantaría hacer un trío.

Hubo un tiempo en que Yulia hubiera aprovechado la oportunidad. De hecho, a principios de la primavera, había hecho precisamente eso. Pero algo no estaba bien y no podía poner el dedo en la llaga. Sólo el pensar en tener relaciones sexuales con Brandy y su amiga Trudy hizo que se negara. Por lo tanto, apretó ligeramente la mano de Brandy antes de sacarla de su muslo.

—No deseo hacer eso. No esta noche.

—¿No? ¿No te gustó la última vez?

¿Me gustó? No podía recordar, en realidad. No era más que otro momento insustancial, por lo que al igual que todos los demás, solo unos pocos minutos robados con completos extraños.

—Sabes, no es eso, Brandy, es que... Creo que la cena me cayó mal — mintió —No me siento del todo bien en estos momentos. Tal vez nos veamos en la semana.

—Eso podría ser un poco difícil, Sheriff. Mi novia viene el jueves — Yulia suspiró con alivio.

— ¿Ah, sí? ¿Va a quedarse un tiempo?

—Por desgracia.

—¿Por desgracia? Yo creo que si tienes una novia, la debes querer tener a tu alrededor.

—Acabo de cumplir los veintidós años — dijo — Soy demasiado joven para estar emparejada y en serio, ya sabes lo que quiero decir. Al igual que tú, que no tienes novia. Ahora es el momento de jugar. Tal vez cuando sea más vieja, veintisiete años más o menos, podría estar lista — Se dio la vuelta en el asiento, mirando a Yulia — ¿Qué hay de ti?

La morena se rió, debatiéndose si decirle lo vieja que era en realidad. Y vieja era lo que se sintió de repente. En cambio, trató de encontrar una salida airosa de la conversación.

—Realmente no he puesto una edad para eso, Brandy. Supongo que, cuando conoces a la mujer adecuada, no te preocupas por la edad que tengas. Y tal vez eso es lo que está mal contigo, tu novia no es la escogida.

—Oh, ya sé que no lo es. Pero mi mamá la odia, así que es divertido irritarla de vez en cuando.

—Gran razón para tener novia — murmuró Yulia.

____________________________________________

Tengo la ligera impresión que Yulia ya está empezando a sentir más cosas por Elena! 😍
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por Fati20 5/1/2022, 6:38 pm

Hay si ya julia se ve q siente algo por lena, esa incomodidad en llevar a la chica y no querer acostarse con las turistas. Y lena bueno ella es más reacia pero estaba molesta por la compañía de julia y las palabra sabias de su destino, en cada capitulo las cosas se van poniendo mucho mejor. Saludos querida feliz domingo 😘😘😘
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EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA) Empty Re: EL CIELO DE RYN (ADAPTACIÓN A YULENA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/2/2022, 9:51 pm

CAPÍTULO NUEVE
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Elena se sentó a la sombra, con las piernas estiradas sobre la tumbona. Su computadora portátil estaba abierta mientras releía lo que había escrito cuando aún estaba en Kazajo. Solo era basura. Todo era un puñado de divagaciones que no iban a ninguna parte. Suspiró, apoyando la cabeza hacia atrás, preguntándose qué demonios iba a hacer con Daryna y Pavell. ¿Se atrevería a seguir el consejo de Yulia? ¿Podrían sus lectores darle la espalda totalmente si descubrían que Daryna era gay?

Investigando a una mujer casada que engañaba a su marido, descubría que la mujer estaba siéndole infiel con otra mujer. Daryna les sigue, tomando fotos. Al principio, la mujer se horrorizó. Entonces, se siente identificada. La bombilla se apaga. Le gusta lo que ve.

—Oh, Dios mío, esto apesta — murmuró la pelirroja. Mirando al cielo, totalmente confundida.

La policía local solicita la ayuda de Daryna para localizar a un antiguo cliente. Un cliente que ahora es acusado de asesinato. La detective que está asignada al caso es otra mujer.

Una hermosa mujer. Una hermosa mujer gay.

—¿Me pregunto por qué siempre son hermosas? — Se dijo en voz alta, sus pensamientos iban hacia Yulia. Negó con la cabeza, de nuevo centrándose en Daryna.

Discuten. La detective piensa que la investigación privada es para perdedores que no pudieron ser policías. Daryna piensa que la detective es arrogante... hermosa, pero arrogante. Su nombre es... Olga.

La pelirroja rodó los ojos.

No… Ese nombre no, mejor la llamaré... Anna. Sí, Anna. Viajan juntas día y noche, en busca del cliente. Se encuentran con problemas. Daryna resolviendo los suyos propios, impresionando a Anna. Anna empieza a ver a Daryna de una manera diferente y Daryna, después de pasar tanto tiempo con Anna, comienza a sentir una atracción. Una atracción física que no puede explicar. Se siente atraída por la detective, tanto es así que ella no puede concentrarse en el caso por más tiempo. Una noche, en un sórdido motel, donde se ven obligadas a compartir una cama…

—¿Qué estás haciendo? — Elena saltó, casi tirando su portátil al piso. Yulia le sonrió, antes de acomodarse sobre otra silla — ¿Te asusté?

—¿Qué te dio esa idea, Sheriff Volkova? — La pelirroja se encontró mirando fijamente el arma de la morena. De algún modo, eso parecía más seguro que mirarle las piernas.

—Tal vez fue el pequeño grito que oí — Señaló la laptop — ¿Estás trabajando en nuestra Daryna?

—Tal vez — Yulia se acercó.

—¿Puedo verlo? — Elena cerró la laptop.

—¡Claro que no!

—No vas a hacer que tengan sexo, ¿verdad? Porque eso sería repugnante.

—No he decidido que voy hacer con ellos — dijo honestamente — ¿Y qué haces aquí? ¿Descansas para luego almorzar?

—Más o menos. Venía a ver si querías ir al oasis — dijo, preguntándose porqué sentía aquellos nervios. Los ojos de la pelirroja se agrandaron.

—¿El oasis? Pero dijiste que no podía hacerlo.

—Bueno, fui por ahí el otro día. Puse unos pitones y a la izquierda una cuerda anclada. Sólo hay una zona muy escarpada y creo que, con un poco de ayuda, puedes hacerlo — Elena sonrió.

—¿Con un poco de ayuda? ¿Supongo que no te estás refiriendo a búsqueda y rescate?

—No. Sólo yo — Sus ojos se encontraron, y Yulia sonrió — Así que ¿qué dices?

—¿Qué son los pitones?

—Son estas cosas de metal puntiagudas, que las clavas en grietas. Los escaladores los utilizan para conectar los cables. Bueno, no son tan populares ahora, pero pensé que serían buenos puntos de apoyo para ti.

Elena asintió con la cabeza.

—¿Y quieres ir... ahora mismo? — La pelinegra se encogió de hombros.

—Si está bien para ti. Pero supongo que tienes trabajo, ¿eh?

Elena vaciló. Realmente necesitaba trabajar. Pero también quería ver un primer plano del oasis. La diversión le ganó.

—Ahora está bien. ¿Qué necesito llevar?

La morena se levantó, satisfecha de que Lena se había acordado.

—Botas de montaña y una cámara, eso es todo.

—Hay un problema entonces — dijo la pelirroja.

—¿Nunca te compraste las botas de montaña? Si no quieres lastimarte un brazo y una pierna en las montañas, ¿por qué no le has preguntado a Nastya que te lleve a Kalmukia?

—En realidad, iremos mañana. Ir de compras no es realmente de mi gusto, pero Nastya dice que sabe de un lugar para conseguir las botas. Después haremos un recorrido por la galería de Harmony, y luego me invitaría a cenar.

Yulia siguió a Elena hasta el interior, buscando a su amiga en común.

—¿Dónde está Nastya? — Elena sacudió la cabeza.

—Ella y Harmony se dirigieron al río esta mañana.

—¿A pintar?

—Sí. Yo nunca me hubiera imaginado ni en un millón de años, pero las pinturas de Nastya están en realidad empezando a verse bien.

—Harmony es muy talentosa. Todas lo son, para el caso. Pero yo prefiero el trabajo de Starlight. Ella tiene una pintura donde el sol acaba de salir, pero todavía el color del cielo y la luna en pleno están brillando sobre el cañón. La luna es de color naranja, los cañones son de color naranja, sin embargo, es una escena nocturna. Es impresionante. Lo verás en la galería. Si hay una pintura que deseara tener, sería esa.

—¿Por qué no la compras?

—Oh, no. Starlight recibe mucho dinero por sus pinturas. No podría ni siquiera pagarla.

Yulia siguió a la pelirroja hasta la entrada de su dormitorio, apoyándose casualmente en el marco de la puerta mientras Lena se quitaba las sandalias y se ponía sus zapatos deportivos. El dormitorio era limpio y ordenado, nada personal de Elena que ver a simple vista.

Miró a la pelirroja un poco divertida consigo misma ya que en realidad la encontraba atractiva. No es que Elena no fuera bonita, lo era. Cabello rojo, ojos verdes con toque gris, la combinación favorita de Yulia, sólo que... bueno, Elena no era exactamente su tipo. La pelirroja no estaba para nada cerca de ser su tipo.

—Que estás mirando.

Yulia parpadeó varias veces, finalmente, encontrándose con los ojos de Elena.

—Lo siento. Estaba perdida en mis pensamientos, en realidad.

Lena se acercó, acariciando juguetonamente el vientre plano de la morena.

—Estabas imaginando tener que arrastrarme fuera del cañón, ¿no es así — bromeó. Yulia sonrió, siguiendo a Elena por el pasillo.

—Sí. Lo bueno es que tú eres peso ligero.

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Lena disfrutó del viaje a la montaña, con el camino polvoriento como estaba. El sol se sentía bien en su piel, el viento refrescaba mientras soplaba a través del Jeep abierto. Pensó extrañar el verdor de la zona de Kazajo, pero se encontró con que amaba las rocas rojas, los colores llamativos de las paredes de los acantilados, la crudeza de todo. Todo era tan salvaje aquí y sintió una conexión con él, que ella no podía comprender. Al igual que Nastya, se estaba enamorando de la zona. Miró a lo lejos, disfrutando de las vistas que la rodeaban. El camino era algo familiar y Yulia de vez en cuando señalaba los puntos de referencia.

—Yo ni siquiera pensé que te llevaría hacia los pueblos — dijo la morena. Señaló a un pico accidentado a su izquierda — Hay un pueblo en la base del Cerro Pedernal. Dicen que fue construido en 1275 y podría albergar alrededor de un millar de personas — explicó.

—Perdona mi ignorancia, pero ¿qué son pueblos?

—¿Has oído hablar de Oblast de Astracán en Kalmukia? ¿El acantilado con viviendas?

Elena asintió con la cabeza.

—Sí, pero nunca he estado allí.

—Son pueblos. Era como una ciudad. Es impresionante cómo se construyó todo eso con sólo herramientas primitivas. Los pueblos por aquí no son tan extensos como Oblast de Astracán, ni cómo consiguen los turistas.

—Probablemente estarían más conservadas sin un montón de turistas penosamente alrededor — dijo sabiamente la pelirroja.

—Hay una gran cantidad de arte rupestre y viviendas nativas en esta área que pocos turistas conocen. Han descubierto casas pintadas que el pueblo Anasazi construyó en torno al año quinientos, lo que ellos llaman pictografías rupestres. Sé de los pocos lugares, si estás interesada — Yulia ofreció. Lena sonrió.

—No eres originaria de esta zona, pero te encanta como si lo fueras — Yulia asintió.

—Sí. No puedo imaginar vivir en otro sitio. Esto se ha convertido sin duda en mi hogar.

Elena observaba el paisaje, la tierra del camino, los matorrales de robles que daban paso a pinos piñón conforme subían. Finalmente Yulia salió de la carretera, de nuevo rebotando hacia abajo del camino improvisado que había creado. Aparcó al lado del mismo pino piñonero como antes. La morena se volvió en su asiento, mirando como Elena inspeccionaba la zona.

El rugido de las cataratas llenó el aire y la pelinegra saltó del Jeep, escudriñando el cielo por costumbre, con la esperanza de coger un águila que se elevara por encima.

Nada se movía excepto dos solitarios buitres en la distancia.

—Tienes tu cámara, ¿verdad? — Preguntó. Sacó su mochila del Jeep y se la colgó al hombro. A continuación, tomó un paquete de la cintura pequeña y se lo tendió a Elena — Aquí. Usa esto. Puedes poner tu cámara en su interior — Le entregó una botella de agua que sacó de un enfriador — Esto va en el clip de allí — Yulia a continuación, se quitó la funda y la pistola, metiéndola debajo del asiento delantero del auto.

—He querido preguntarte. ¿Es necesario llevar un arma? Quiero decir, tú misma has dicho, que no hay delitos — dijo Elena mientras se deslizaba el pequeño paquete en la cintura.

—Hay una historia graciosa sobre eso — dijo la morena — Puedes haberlo notado, no uso el uniforme de un sheriff normal. Son horribles — Yulia sonrió — Resulta inadecuado para conseguir chicas.

—Oh, estoy segura.

—Así que mandé hacer todas esas camisetas con el logo del sheriff y no, yo no llevaba un arma. Como has dicho, ¿cuál es el punto? Pero el viejo carpintero dijo o me ponía el uniforme o me llevaba la pistola, una o la otra — Yulia se encogió de hombros — El arma salió ganando. Además, a las chicas parece que les encanta.

—Sí, estoy segura de que lo hacen — murmuró. Vio como la pelinegra se puso la mochila y se ajustó las correas.

—¿Qué hay en tu paquete?

—Kit de primeros auxilios, cuerda extra, agua. Cosas como esas — La ojiazul abrió el camino hacia el cañón, pero antes de que diera un puñado de pasos, sonó su celular — Maldita sea — murmuró. Sacó su teléfono y lo abrió — Yulia aquí.

—Yulia, es Opal. Hubo un atraco en la noche — La morena suspiró, asintiendo con la cabeza.

—¿Qué se llevaron? ¿Lo de siempre?

—Sip. Dos barriles. Parece que les dieron un puñado de cigarrillos también.

—Está bien. Bueno, mira, estoy un poco fuera de servicio en este momento — Le guiñó un ojo a Elena — Estoy arriba, por Cerro Astracán. Déjame hacer una llamada, a ver si alguien está más cerca.

—Por supuesto. Pero cuando los encuentres en esta ocasión, me gustaría ser yo quien reviente sus traseros.

—Ahora, Opal, sabes que no puedo dejar que lo hagas. Pero si son gente de por aquí, voy a dejar que los lleves con sus padres, ¿cómo ves eso?

—Oh, no hay gente de aquí tan tonta como para atracar aquí y lo sabes.

—Iré por la tarde, Opal. Dale a Qumy un resumen de lo que falta — Ella negó con la cabeza mientras cerraba su teléfono — Cada año, nunca falla — dijo, señalando a Elena para que la siguiera.

—¿Qué es eso?

—Oh, el bar siempre es atracado. Roban cerveza, y luego tratan de hacer una fiesta en la que no podamos encontrarles — Marcó otro número mientras caminaban — ¿Qumy? Soy yo. Necesitas encontrar a Opal — Asintió con la cabeza — Ayer por la noche, o podría haber sido esta mañana, temprano. Estoy fuera del pueblo. Te veré esta tarde.

—¿Quién es Qumy? — preguntó Elena cuando Yulia terminó la llamada.

—Comandante a tiempo parcial.

—¿Por qué a tiempo parcial?

—Debido a que su padre es el dueño del rancho más grande del condado él no necesita un trabajo remunerado a tiempo completo. Además, realmente no se necesita un ayudante, pero es bueno tener a alguien con quien poder contar.

—En momentos como éste, ¿es cuando sientes que estás haciendo novillos?

—Exactamente. ¿Cuáles son las posibilidades de que la única vez que quiera tomar la tarde libre para divertirme, tenemos una serie de crímenes? — Lena alzó las cejas.

—¿La única vez? ¿No fue sólo hace unas semanas que jugabas con un coche deportivo de color rojo? — La morena negó con la cabeza.

—No. Todo lo que hice fue poner su coche en marcha. Es posible que hayamos jugado al día siguiente, no me acuerdo — dijo con una sonrisa.

La ojiverde siguió a Yulia, manteniendo sus ojos en las rocas mientras caminaban, y de vez en cuando echaba un vistazo a las piernas de la morena. En realidad odiaba el hecho de encontrar a Yulia atractiva. Se dijo a sí misma que cualquier persona con pulso encontraría a Yulia atractiva, aunque eso no parecía ayudar. Porque, en verdad, cualquier persona con pulso al parecer era el único requisito de Yulia para conseguir una cita. Y a pesar del hecho de que se estaban convirtiendo en amigas, y que realmente le gustaba Yulia, ella todavía aborrecía la práctica de sus citas.

—¿Cómo está Barbie? —, preguntó Elena — Yulia se detuvo.

—¿Quién?

—La cita de la otra noche — Yulia sonrió.

—Brandy — Lena se encogió de hombros. Yulia continuó, la pelirroja la siguió — No la he visto.

—Pensé que estaría aquí todo el verano.

— Sí. Pero realmente no nos llevamos bien.

—¿No? ¿No tuviste suerte?

—¿Suerte? — Yulia rió — ¿Así que ahora quieres obtener más información sobre mi vida sexual?

—Por supuesto que no. No estoy tan desesperada.

—Oh, sí. Olvidé que tienes una novia. ¿Ustedes han estado trabajando en sexo por teléfono desde que te fuiste?

—¿Sexo telefónico? Sabes, Yulia, es humanamente posible estar semanas e incluso meses, sin tener sexo — La morena se rió.

—Pero ¿por qué querrías hacer eso?

—Para no tener sexo por teléfono, por una cosa.

—No te gusta, ¿eh?

—Es repugnante. Te masturbas con una audiencia.

Yulia volvió a reír, pero se detuvo.

—¿Por qué estás sin aliento?

—Estoy vieja y fuera de forma — dijo Elena sin dudarlo cuando trató de recuperar el aliento. Casi mencionaba los cigarrillos que había dejado, pero decidió que no había necesidad de comentar esa mala costumbre.

—No te ves fuera de forma. Es probablemente la altura — Elena la golpeó en el brazo.

—¿Pero estás diciendo que estoy vieja?

—No quise decir tal cosa. Te ves hermosa, no eres vieja — dijo mientras caminaban.

Elena la miró. “¿Hermosa?”

Yulia siguió caminando, moviendo la cabeza. ¿Hermosa? Caray. Elena probablemente pensó que estaba tratando de ligarla o algo así. Miró hacia atrás por encima del hombro a donde la pelirroja seguía en pie.

—Bueno, vamos — dijo ella.

Yulia las llevó por el borde del cañón a la pista que había hecho hace años. Por lo que sabía, nadie había encontrado aquel rastro. Sabía que el camino principal hasta el cañón del río estaba en todos los mapas, pero rara vez se escuchaba de alguien hacer la caminata hacia las cascadas. Era una extenuante caminata y para la mayoría, no valía la pena el tiempo o el problema cuando podría jugar fuera delp cañón del río.

—Aquí estamos.

Lena miró por encima del borde, con los ojos muy abiertos. Fueron a la izquierda de la cascada, al arroyo que emerge directamente de la pared del acantilado unos cuarenta o cincuenta metros del canto o borde. El rugido de las cataratas era fuerte ahora que el agua se estrellaba contra las rocas del suelo del cañón.

— Tal vez tenías razón. Tal vez no puedo hacerlo.

—Se ve peor de lo que realmente es — dijo Yulia — Vas a estar bien. Como he dicho, hay realmente sólo un área escarpada.

—Bueno, si no tenemos en cuenta esta área, creo que estoy en problemas.

—Vamos a tomar las cosas con calma. El mayor problema son los zapatos. Ellos si van a ponerse resbaladizos.

—Prometo que obtendré las botas cuando estemos en Kalmukia.

—Está bien. Ahora recuerda, dobla las rodillas, trata de mantener el equilibrio. Si sientes que estás tropezando, siéntate. Es mejor caerte de nalgas de lo que es ir de cabeza sobre los talones.

—Lo tengo! —Yulia sonrió.

—Está bien, aquí vamos.

Se agarró del pino piñón de siempre y se deslizó por el borde del acantilado. Se estabilizó, luego extendió la mano para ayudar a Elena.

—Sólo espérame.

Lena agarró el árbol con una mano, luego tomó la mano de Yulia con la otra. Como era de esperar, sus zapatos resbalaron libremente en las rocas, casi haciéndola caer.

—Dobla las rodillas — instruyó Yulia. Ella lo hizo, finalmente tomó el control —Sígueme. Ten cuidado con las rocas.

Durante los primeros minutos, la pelirroja realmente mantuvo el equilibrio sin demasiada dificultad. Se relajó, tomándose el tiempo para disfrutar la cascada, ya que era más profundo en el cañón. Entonces, sin previo aviso, sus pies trastabillaron de debajo de ella aterrizando duro en su parte trasera, raspando sus manos en el proceso, mientras trataba de detener su caída.

—Whoa allí — dijo Yulia, en cuclillas a su lado — ¿Duele?

—Sólo mis nalgas — murmuró la pecosa.

Yulia sonrió, luego inspeccionó las manos de Elena, frotando los dedos sobre los rasguños enrojecidos.

Era sólo un gesto inocente, pero no obstante causó a Elena que el corazón dejara de latir. Avergonzada, retiró su mano. Yulia se levantó y le tendió la mano a la pelirroja. Sus miradas se clavaron, la morena sonrió.

—Vamos.

Mientras continuaban hacia abajo, Elena tuvo la precaución de mirar por donde caminaba, evitando rocas sueltas. Imitó la posición de Yulia, girando hacia los lados mientras caminaban, poniendo su peso en una pierna. Yulia estaba siendo paciente, lo sabía. Parecía estar en forma increíble, y la pelirroja se encontró mirando nuevamente las piernas de su compañera, viendo la definición muscular mientras caminaba.

—Más adelante está la cornisa — anunció la ojiazul.

Elena llevó sus ojos hacia arriba, mirando más allá. Su rastro desapareció en el borde. Volvió su mirada hacia la morena.

—Déjame adivinar. ¿Esta es tu parte empinada? — Yulia asintió.

—Esto es todo.

Se detuvieron, ambas mirando a un lado.

—Tienes que estar bromeando — dijo Elena, sacudiendo la cabeza — Ni por todos los diablos me harás bajar por este borde.

Yulia se movió a un lado, tirando de una cuerda detrás de una roca. La levantó y sonrió. Lena sacudió la cabeza.

—No. Por supuesto que no.

—Mantén tus manos por encima de los nudos. Eso será suficiente apoyo.

—No.

—Entonces vamos a usar los pitones en tus pies.

—No.

—Mira, no es que vayas a estar colgada de la cuerda. Es más como usar las escaleras. Son sólo unos tres metros, entonces estaremos de vuelta en la vereda.

La pelirroja miró a Yulia, luego volvió a mirar por encima del borde. Negó con la cabeza, y luego miró de nuevo a los ojos de su acompañante.

—Soy realmente una cobarde cuando se trata de cosas como esta. Tampoco tengo ninguna fuerza en la parte superior del cuerpo. Estoy bastante segura de que me vendría muy bien ahora mismo.

Yulia sonrió, y luego se echó a reír por la grave expresión en el rostro de Elena.

—Vas a estar bien. Voy a ir adelante. Te lo prometo, si te caes, yo te alcanzo.

—Oh, eso es reconfortante, Yulia.

—Habrá terminado antes de que lo sepas.

—Sí. La caída hace que todo vaya más rápido.

—No vas a caer — Yulia sacó su mochila y se la entregó — Cuando esté abajo, tira de la cuerda de nuevo y la atas a la mochila. A continuación, sólo bájala hacia mí.

Elena asintió con la cabeza. Claro, podía hacer eso. Estaba bastante segura que sería la única que bajaría. Ella no tenía ninguna intención de ir más lejos. Luego sus ojos se ampliaron cuando Yulia simplemente giró la cornisa, bajando ella rápidamente a la vereda siguiente. Sus ojos se encontraron con los de la morena que la miraba con una sonrisa.

—Baja la mochila en primer lugar.

Bueno, ciertamente parecía bastante fácil, pensó mientras ataba la cuerda de la mochila. De hecho, Yulia lo hizo ver tan fácil que estaba tan avergonzada como para no intentarlo al menos. Bajó la mochila, tratando de hablar consigo misma en pasar la cornisa. Por desgracia, parece estar funcionando.

“Por favor, Señor, no me dejes caer”.

—¿Ves los pitones?

Elena asintió con la cabeza, preguntándose cómo en el mundo esas pequeñas cosas podían soportar su peso. Se sentó en la repisa, la cuerda agarrada firmemente en sus manos. Los tres metros que Yulia mencionó los miró dos veces, la distancia entre ella y la morena, parecía enorme. Miró a Yulia una vez más, y a continuación, respiró hondo.

—Date la vuelta y enfrenta la cornisa — instruyó Yulia — Va a ser más fácil. Yo te ayudo con los pitones.

—¿Estás segura de que esas cosas me soporten?

—Deberían. Pero vas a tener la cuerda, lo que no debes poner todo tu peso sobre ellos.

—Es obvio que se te olvidó la falta de fuerza en la parte superior del cuerpo —murmuró Elena.

—¿Qué?

—Nada — dijo — Hablando conmigo misma.

Se dio la vuelta, deslizándose sobre el borde, deseando tener pantalones vaqueros cuando las rocas raspaban sus muslos. Se aferró a la cuerda, utilizando los nudos que Yulia había hecho para el apoyo.

—Cerca de quince centímetros a la derecha está el primer pitón — Yulia dijo. La pelirroja movió su pie, encontrando el pitón. Se relajó un poco mientras ponía más peso en ella — Está bien, ahora sólo finge que estás caminando por una escalera. Hay otro pitón debajo de tu pie izquierdo, sobre otros treinta centímetros.

Elena se sentó con la cuerda, en búsqueda del siguiente pitón. Está bien, así que esto no era tan malo.

—Lo estás haciendo bien, Elena. Perfecto. Los pitones están todos más o menos a quince centímetros de distancia.

Yulia ladeó la cabeza, viendo como la pelirroja maniobraba hacia abajo de la pared. Tenía una vista perfecta de un buen trasero y no se avergonzaba de estar mirando.

De hecho, Elena tenía buenas piernas también.

—¿Yulia?

—Hmm? — La morena levantó la cabeza, con un rubor carmesí cuando la pecosa le devolvió la mirada.

—Te lo juro, pareces un chico.

—No lo soy. Estaba viendo tu progreso, asegurándome que no caigas.

—Uh-huh, sí claro.

—En serio.

Elena se aclaró la garganta.

—Parece que estoy atrapada.

—¿Pegada?

—No hay más pitones.

—Eso es porque estás a un metro del suelo — Yulia caminó más cerca, agarrando ambas piernas de la pelirroja — Solo desplázate por la cuerda. Te tengo.

Lena hizo lo que le dijo, sintiendo que los brazos de Yulia se deslizaban desde sus piernas a la cintura. Por último, los pies de Lena tocaron tierra firme.

Ella dejó escapar un suspiro de satisfacción, desenredándose a sí misma de los brazos de Yulia.

—Pan comido, ¿verdad?

—Yo no iría tan lejos — dijo Elena, frotándose las palmas juntas — Pero fue más fácil de lo que pensaba. Tú idea del pitón fue maravillosa. Gracias.

—Voy a tomar tu agradecimiento en este momento. Estoy bastante segura de que no me darás las gracias cuando nos vayamos para arriba en vez de hacia abajo.

—Oh, sí. Siempre me olvido de que esto no es un viaje de ida.

Lena se levantó la camisa ligeramente, dejando que la brisa refrescara su piel.

Yulia alcanzó a ver carne, luego se volvió, recogiendo su mochila. No sabía por qué, pero encontró el gesto extremadamente sexy. ¿Alguna vez pensaste que ibas a encontrar sexy a una mujer de treinta y siete años?

—Hace calor — dijo la pelirroja.

—Si. Vamos a estar a pleno sol hasta el próximo zigzag. Luego se nivela un poco más, ya que nos acercamos a las cataratas — Señaló hacia la colina.

—Los árboles también tienen más espesor — Para sorpresa de Yulia, la pelirroja sacó su cámara — Quédate ahí. Es impresionante con las caídas detrás de ti — Yulia se quedó inmóvil, con los ojos pegados a la cámara cuando Elena la enfocaba — Sólo una pequeña sonrisa estaría bien — dijo la pelirroja mientras enfocaba más cerca. Yulia la complació, de pie quieta hasta que Elena bajó la cámara. Arqueó las cejas.

—Perfecto — Elena subió la cremallera de su bolso de la cintura de nuevo, utilizando el hombro de la pelinegra para mantener el equilibrio — Una guía.

Los siguientes quince minutos fueron casi rectos cuesta abajo, a continuación, se encontraron en un exuberante bosque húmedo, ya que el aerosol de la cascada soplaba sobre él.

—Es hermoso aquí.

—Si. Fresco y agradable.

—¡Oh, Dios mío! — Yulia sonrió, viendo como los ojos de Elena encontraban la piscina — Es... es demasiado hermoso como para describirlo.

—Estoy de acuerdo contigo — Elena la miró a los ojos.

—¡Nunca le diremos a otra alma que este lugar existe! — Yulia se rió.

—¿Qué? ¿Lo quieres todo para ti?

Elena sacudió la cabeza.

—No. Estaba pensando más en preservación. ¿Te imaginas el daño?

—Por supuesto. Es por eso que nunca he compartido este camino, mi camino, con nadie.

Lena se volvió lentamente, sus ojos se encontraron con Yulia.

—¿Nadie?

Yulia negó con la cabeza.

—Tú eres la primera.

—Wow. Es un honor — dijo en voz baja.

Yulia se encogió de hombros, continuando por el camino, dejando a Elena seguirla.

Era la verdad, pero aún así, no había necesidad de que lo supiera. La pelinegra nunca se había visto obligada a llevar a nadie aquí antes. No significaba nada, por el amor de Dios.

Cuando llegaron a la orilla de la piscina, Lena ladeó la cabeza hacia atrás, mirando la cascada de agua sobre la pared de la roca en su camino hacia abajo. Nunca había estado tan cerca de una cascada antes, y en verdad, nunca había estado tan impresionada por la naturaleza. Las formaciones de roca, los frondosos árboles... y la hermosa, agua clara sobrecargando sus sentidos.

—Supongo que te gusta — dijo la morena.

—Me encanta.

Yulia dejó caer su mochila, sonriendo genuinamente a la admiración de Elena por las cataratas. De alguna manera, sabía que a la pelirroja le encantaría aquí. Por eso había hecho el esfuerzo de dejar la cuerda, para colocar los pitones. No significaba nada. Entonces sonrió, tirando de la blusa fuera de sus pantalones cortos. Un chapuzón en la piscina estaría bien y si Dios quiere, la pelirroja no tendría un traje de baño debajo de sus pantalones cortos.

—¿Te gustaría nadar? — Preguntó inocentemente.

—Oh, Dios, eso suena bien, ¿no es así? — Elena se volvió — Me gustaría que me hubieras dicho antes para traer mi traje de baño.

—No necesitas un traje de baño. No hay nadie alrededor.

La mandíbula de la pelirroja se abrió cuando Yulia se sacó la camiseta por la cabeza. No debería haberse sorprendido de que la morena no llevara brassier, pero lo estaba. Antes de que pudiera respirar, Yulia se desnudó y se sumergió en las aguas cristalinas, dejando a Elena mirando detrás de ella.

Volkova apareció con un grito, agitando el pelo de lado a lado.

—¡Maldita sea! Esa primera inmersión te coge — Vio a Elena con la mirada desconcertada — Fría — Elena asintió, finalmente sintiéndose incapaz de evitar sus ojos.

“Acaso nunca has visto a una mujer desnuda”

—Ven. Es fabuloso.

Estaba segura de que nunca antes había visto una mujer en tan buena forma como Yulia. Oh, Dios... ¿qué demonios? Cerró los ojos brevemente, luego sacó su propia camisa sobre su cabeza. Cuando la morena metió la cabeza bajo el agua otra vez, Elena se arrancó el brassier, luego sus pantalones cortos. Allí de pie, completamente desnuda sintió que tenía el poder, aunque sólo fue por un momento. Yulia salió a la superficie y ella se hundió de cabeza en la piscina. ¡Dios, qué frío!

Soltó su propio grito apareciendo, flotando en el agua a unos tres metros de Yulia.

—¡Hace mucho frío!

—Sí, ¿no es genial?.

Lena salpicó a Yulia con agua, y luego desapareció de nuevo, nadando más lejos.

En el otro extremo, fue capaz de estar de pie. Entró en la luz del sol, inclinando la cabeza hacia atrás, tratando de calentar su cara.

Maldita sea, es una diosa. Yulia se quedó, mirando el agua goteando lentamente por el cuello de Elena a sus pechos. ¿Acabo de pensar eso? ¿Una diosa? ¿Qué demonios te pasa? Se obligó a girar, a sumergirse en el agua fría, tratando de borrar la visión de Elena Katina desnuda en su mente.

—Vamos, Yulia — murmuró — Contrólate.

—Oh, Yulia, esto es tan fabuloso — Elena llamó desde el otro lado de la piscina —Es celestial.

—Eso es — dijo susurrando lentamente mientras sus ojos recorrían el cuerpo mojado de la pelirroja.

Sí, una diosa.

Por alguna razón, Elena no se sentía incluso un poco autoconsciente mientras dejaba que el sol la secara. Yulia estaba en su propia roca, tendida sobre su espalda. Lo suficientemente lejos como para no ser mortal, pero lo suficientemente cerca como para que Elena fuera capaz de admirar cada fabuloso detalle de su cuerpo.

Una parte de ella sabía que debía avergonzarse de lo que estaba haciendo. Después de todo, si las cosas fueran inversas y Sveta estuviera desnuda con una hermosa mujer, ella se indignaría. Y le hizo sentir una punzada de culpabilidad, pero racionalizado con un "no hace daño mirar". Por supuesto, la culpa no sería tan grande si ella realmente pensara en Sveta ocasionalmente.

—Probablemente deberíamos de regresar— dijo Yulia.

La pelirroja echó la cabeza hacia un lado, sonriendo mientras observaba a la morena sentarse.

Sus ojos se encontraron un momento, y luego Elena los sostuvo a medida que Yulia se levantaba. Recogió su ropa y se vistió de espaldas a su compañera. Era una tontería. No era como si no habían pasado la mayor parte de esas dos horas retozando en el agua, desnudas.

—Oh, ahora eres tímida — Yulia bromeó. Elena se echó a reír.

—Tonto, lo sé.

—Está bien. Fue muy divertido, sin embargo, ¿no es así?

—Por supuesto. Estoy tan contenta de que me trajeras.

—Ahora, tenemos que sacarte de aquí.

Yulia cargó su mochila, y luego abrió el camino de vuelta a lo largo del sendero.

Lena sólo hizo el primer zigzag antes de que tuviera que detenerse, jadeando.

—Está bien, quizás estás un poco fuera de forma — Elena sacudió la cabeza.

—Fumadora — jadeó.

—¿Fumas? — Yulia negó con la cabeza —Nunca hubiera pensado que eras fumadora.

—Renuncié oficialmente hace dos años — dijo mientras su respiración regresaba un poco a la normalidad — En realidad, he estado dentro y fuera durante dos años. Más fuera que dentro, estoy orgullosa de decirlo. Pero técnicamente, lo dejé en el aeropuerto el día que me fui de Kazajo.

—Fumaste algunos, ¿verdad? — Ella sonrió.

— No me gusta volar.

—Bueno, me alegro de que dejaras de fumar. Enhorabuena. Me han dicho que es duro.

—Un verdadero infierno — admitió la pelirroja mientras seguía a Yulia por el sendero — Pero me siento muy bien.

—Podemos descansar todo lo que necesites.

—No te preocupes — resopló. Hizo una pausa, mirando casi directamente por la pared del acantilado — Dios mío — murmuró.

—¿Qué?

—Se ve más pronunciada desde este ángulo — Yulia se rió.

—Sí, estoy pensando en la parte de la cuerda que será muy divertida.

—Traté de advertirte — dijo Elena — No hay fuerza en la parte superior del cuerpo.

—Nos las arreglaremos.

............................................................................

Todo era borroso, pero después de cuatro descansos, finalmente llegaron a la pared de roca. Elena se derrumbó dónde estaban, con sus pulmones ardiendo. Malditos cigarrillos.

—¿Estás bien?

La pelirroja sólo pudo asentir. Apoyó los brazos en sus rodillas, inclinando la cabeza entre sus piernas, mientras trataba de recuperar el aliento. Yulia se deslizó a su lado y le ofreció un trago de agua.

La botella de Elena se había terminado. Cogió la botella, para tomar un largo trago antes de devolverla.

—Te lo juro, es como si estuviera corriendo por este sendero. Creo que más bien estás tratando de matarme.

La pelinegra se rió abiertamente dándose cuenta de que reía mucho cuando estaba alrededor de Elena. Se rió. Se sentía bien. Tal vez era por eso que disfrutaba tanto de la compañía de aquella pelirroja.

—¿Correr? Estamos casi arrastrándonos por el camino.

—Al menos podrías fingir estar sin aliento.

—Estoy segura de que después de tener que arrastrar el trasero en esta pared de roca, lo haré.

Lena levantó la cabeza, mirando a los ojos color cielo que bailaban con diversión. Ojos risueños. Les gustaba. Le sonrió.

—En caso de que haga falta que me jales por esta pared, no hay realmente ninguna necesidad de contárselo a nadie, ¿verdad?

Yulia alzó las cejas maliciosamente.

—Podemos probablemente trabajar en algo.

—Eso suena peligroso. Tal vez tengo que darle a la pared, un intento primero.

—Oh, te irá bien — Yulia se puso en pie, ofreciéndole una mano a la pelirroja —Voy a ir primero, como antes.

—¿De primera? Pero ¿qué pasa si me caigo?

—No vas a caer. Vas a hacer justo lo contrario de cuando venías hacia abajo. Esta vez, actúa como si estuvieras subiendo una escalera — La morena se agarró de un par de los pitones y le dio un tirón — Todavía están firmes. No tengas miedo de poner tu peso sobre ellos, sólo recuerda aferrarte a la cuerda.

Elena miró con asombro como Yulia se acercó a la pared, las manos llenas con la cuerda, tirando de ella con facilidad.

Wow.

—Amarra la mochila como antes — La pelinegra llamó desde arriba.

Elena hizo lo que le dijeron, y luego esperó a que Yulia jalara la cuerda hacia arriba. Se protegió los ojos del sol, con entrecerrandolos y viendo los movimientos fluidos del cuerpo de Yulia.

—Está bien, bajando — Yulia llamó, haciendo una liberación de la cuerda.

Elena dio un paso atrás, dejando caer la cuerda donde podía llegar a ella. Se agarró a la cuerda, y luego se quedó mirando dónde el primer pitón era su punto de apoyo. Mierda. Miró a Yulia.

—¿Me pregunto cómo voy a llegar a eso?

—Es sólo un metro. Usa la cuerda para tirar de ti misma.

—Voy a intentarlo. ¡Pero no te rías desde las gradas si me rompo el culo! — Yulia sonrió.

—Te lo prometo.

Sólo tomó dos intentos, pero la pelirroja se las arregló para llegar al pitón más bajo.

Desafortunadamente, puso todo su peso sobre él y sintió que se escapaba.

—¡No dejes de lado la cuerda! — Yulia gritó.

Elena no lo hizo. Se estabilizó, luego como Yulia, subió la pared, a manos llenas. A diferencia de la pelinegra, no saltó sobre los pitones muy útiles. En la parte superior, Yulia estaba en cuclillas, tendiéndole la mano.

—¿Es una broma? Eso significa que tengo que dejar de lado la cuerda con una mano — dijo.

—¿Cómo si no vas a llegar hasta aquí? — preguntó Yulia razonablemente.

—Buen punto — murmuró — No me dejes caer, ¿ok?

—Por supuesto que no — Entonces Yulia le hizo un guiño — SA es que me quedarás debiendo.

Elena rodó los ojos.

—¡Tal vez sería mejor caer!

Pero no lo hizo. Yulia la agarró de la mano y estabilizó a las dos hasta que Elena estuvo lista para empujarse. La morena la agarró con sus dos brazos, y la elevó por la cornisa. Era un plan perfecto. Eso era...hasta que la pelirroja perdió el equilibrio, haciendo que Yulia se cayera hacia atrás, tirando de Elena con ella.

Aterrizaron con un ruido sordo, Lena cayó completamente en la parte superior de Yulia. Ambas se congelaron, mirándose fijamente. Entonces la morena rió.

—Esto podría ser divertido — murmuró —Si no me hubieras dejado sin aliento.

La pelirroja volvió en sí, levantándose de encima de Yulia de inmediato.

—Lo siento — dijo, ayudando a la ojiazul a sentarse — ¿Te has hecho daño?

—Estoy bien — dijo Yulia mientras se frotaba la parte posterior de la cabeza —Estoy segura de que este enorme chichón no es nada.

Los ojos de la pelirroja se agrandaron. Buscó alrededor de Yulia, pasando las manos por la cabeza de la chica, sintiendo suavemente el chichón del tamaño de un guisante. Un pequeño guisante al parecer.

—Creo que sobrevivirás.

—Podría tener una conmoción cerebral.

—Si tienes suerte, quizás un moretón. Entonces si tendrás algo para quejarte.

Yulia se rió, luego se levantó.

—No es tanto por simpatía, ¿verdad?

Elena sonrió dulcemente, luego le entregó a Yulia su mochila.

—Guía.

Pero una hora más tarde, seguían faltando unos buenos quince metros del borde. Elena se derrumbó, agitando una mano frente a Yulia sucesivamente.

—No, sigue. No puedo hacerlo. Me doy por vencida — jadeó entre cada respiración.

Yulia caminó por el sendero a donde Elena se sentó, tratando de borrar la sonrisa de su cara.

—¿Y ahora qué? ¿Vas a pasar la noche aquí? ¿Sólo tú y los coyotes? —Elena la fulminó. Yulia se rió más fuerte —Podemos ver la parte superior. Ya casi llegamos — dijo razonablemente. Elena se giró hacia ella.

—Dijiste eso hace treinta minutos.

Yulia intentó otro enfoque.

—Lo estás haciendo bien, Elena. Siempre es más, mucho más difícil subir. De hecho, no me esperaba que lo hicieras tan bien y llegaras hasta donde estamos ahora.

La pelirroja la miró, y luego se echó a reír de sí misma.

—Oh, Dios, Yulia, ¡Eres tan mentirosa!

La morena abrió los brazos, dejando ver una sonrisa contagiosa.

—¿Dudas de mí?

—Oh, sí. Si dudo, cariño.

La sonrisa de la morena se tambaleó ligeramente. Y por suerte, Elena se volteó mientras se levantaba. La ojiazul observaba como Elena ladeaba la cabeza hacia atrás, mirando hasta el borde a donde tenían que ir.

"¿Cariño?" Yulia tomó aliento, preguntándose en lo divertido que había causado oir esa palabra.

—¿Me pregunto cuántas veces más voy a tener que parar antes de llegar?

Yulia sacudió la cabeza, finalmente caminando por delante de Elena.

—Tantas como necesites. No estamos en una carrera.

—Pensé que tenías una escena del crimen que investigar — Elena le recordó.

—Oh, con que esté allí antes de que llegue la multitud de la noche, no habrá ningún problema.

—Bueno, vamos a decir si se necesita ese tiempo para llegar al borde, o tendrás que llamar a búsqueda y rescate.

—Elena, la parte más difícil ha terminado. Trepaste casi cinco metros en una pared de roca. Esto es fácil, sólo es cuesta arriba — la ojiverde se detuvo.

—¿Cinco metros? Dijiste que eran menos.

—Puede que haya mentido un poco — Entonces se detuvo también — ¿Hemos descansado ya? — Elena sacudió la cabeza.

—No, sólo estoy retrasada — Se detuvo de nuevo — Y será un milagro si puedo salir de la cama mañana, mucho menos a caminar.

—¿Eso significa que no quieres hacer de esto una semana de actividad?

—¿Si me preguntas eso ahora? ¿Antes, incluso de haber salido fuera de aquí?

—Mira — señaló Yulia — Diez metros más.

Elena suspiró.

—Sí, la tierra prometida — murmuró.

Siguió caminando, instando a Yulia para ir delante de ella con un rápido tirar de sus pantalones cortos. Hacía mucho tiempo que había perdido la energía para ver las piernas de la morena mientras caminaban. Sólo la quería en frente en caso de que se resbalara y cayera.

Yulia se detuvo, se dio la vuelta y cogió a Elena.

—Está bien — Ella levantó la vista — Yo voy primero. Mírame. Utiliza las ramas del árbol. Te voy a tirar por encima del borde como lo hice en la cornisa.

Elena asintió con la cabeza.

—Está bien.

Como un gato, la pelinegra se desmarcaba por el sendero, tirando de ella hacia arriba con la ayuda de los pinos piñón. En el borde, balanceó una pierna arriba, luego se izó a sí misma en la parte superior, dejando a Elena mirando tras ella.

Voy a caer.

—Vamos, Elena.

—¿Por qué parecía más fácil caer? — Yulia se rió, luego se sentó en el borde, con las piernas colgando casualmente a un lado, esperando a la mujer.

Después de un recuento silencioso de tres, la pelirroja cogió la rama inferior del pino, tirando de ella a lo largo, tropezando varias veces en las rocas. Se preguntó cuánto más fácil sería tener puestas las botas apropiadas de montaña. Pero ella siguió su camino, pasando de rama en rama como Yulia había hecho.

—Agarra mi mano — instruyó a Yulia.

Le a no lo dudó. Lo siguiente que recordaba es que estaba sentada bajo el sol brillante, con el profundo cañón de la cascada muy por debajo de ellas.

—Pan comido — dijo Yulia.

Elena asintió con la cabeza, luego se puso de espaldas, aliviada.

—La próxima vez que te pida que me lleves a un sitio como este, recuérdame que estoy vieja y fuera de forma.

___________________________________________

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Mensaje por Fati20 5/2/2022, 11:13 pm

Fue una gran aventura y un gran avance ya pudieron admirar sus hermosos cuerpos, mi querida julia se ve q ya cayo y es muy tierna. Lenita es más difícil pero esa va a caer en esos lindos encantos, disfrute mucho este capitulo. Hasta mañana querida saludos 😘😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/3/2022, 8:35 pm

CAPÍTULO DIEZ
___________________________________________

—Oh Dios, cariño. ¿Estás bien? — La pelirroja se acercaba cautelosamente a la sala, alternando los ojos hacia Nastya, y de nuevo al piso mientras con cautela daba cada paso.

—Yo ... no estoy segura — dijo — Todo lo tengo paralizado — Nastya la tomó del brazo, sosteniéndola.

—Estaba preocupada cuando volvimos y no estábas aquí. ¿Qué has hecho?

—Yulia. Yulia me llevó de senderismo. Al oasis.

—¿La cascada, cariño? Abajo ¿En ese tazón?

Elena asintió con la cabeza.

—Sí. Tazón. Esa es una palabra excelente para describir aquello.

—Oh.

—Quiero darme una ducha. Me muero de hambre y estoy cansada, pero quiero darme una ducha primero.

—Está bien, vamos, querida. Sophia puso un buen asado en el horno para nosotras antes de irse. Te traeré una copa de vino.

La pelirroja se detuvo.

— ¿Sophia? Ahh, el servicio de limpieza. Me había olvidado — Luego hizo una pausa — No vino la semana pasada — declaró.

—No, su hermana estaba enferma. Pero es mejor que cualquiera que haya tenido en Kazajo, querida. Por supuesto, también cuesta más que cualquier servicio que haya tenido en Kazajo. Sin embargo, es una excelente cocinera.

—Maravilloso — la pecosa murmuró mientras entraba en su habitación.

Se desnudó camino hacia el baño, y luego miró a la bañera en vez de la ducha. Un remojo en agua caliente, muy caliente parecía una buena idea. Dejó que la bañera se llenara mientras buscaba en los armarios algunas sales de baño o gel o incluso burbujas. Algo relajante. Sonrió cuando se encontró el frasco de sales de baño perfumadas. Luego vio una botella azul de aceite de aromaterapia con espuma y efecto calmante.

"¿Esto es el cielo o qué?"

—Oh Dios, cariño — La pelirroja se volvió rápidamente, pero estaba demasiado cansada para sentirse avergonzada mientras estaba allí de pie, desnuda. Simplemente tomó la copa de sangría que Nastya le ofreció.

—Gracias — Nastya levantó las cejas mientras miraba fijamente a los pechos de Elena.

—Tienes una quemadura, más bien, un ligero bronceado. ¿Cómo en el mundo te hiciste eso?

—En la piscina.

—¿Desnuda? ¿Con Yulia?

—Sí, con Yulia. Nastya, yo no soy una de sus rubias tontas. Nos estamos convirtiendo en amigas y estoy sorprendida de que incluso pueda decir eso de ella, pero sí, somos amigas. Disfruto de su compañía.

—Bueno, esperaba que se cayeran bien, cariño — La pelirroja la despidió con un gesto.

—No podemos estar aquí y tener una conversación estando desnuda. Es extraño. Dame una hora en remojo y estaré lista.

—Por supuesto. El asado debe estar listo para entonces. Grita si quieres más vino.

Tan pronto como la castaña cerró la puerta, Elena se hundió en el agua caliente, un suspiro salió de su cuerpo mientras se sumergía hasta el cuello.

—Oh, Dios, esto es bueno.

Inclinó la cabeza hacia atrás, apoyándola contra la baldosa fría cuando se relajó. Había usado músculos que no estaba consciente de que tenía. Ella sólo lo sabía porque le dolía en lugares donde nunca le había dolido antes. Pero fue tan condenadamente divertido. Sí. Y cuanto más tiempo pasaba en compañía de Yulia, más le gustaba. Ella se divertía con Yulia. Se reía con Yulia. Y, sorprendentemente, se sentía cómoda con Yulia.

—Y es sexy como el infierno — susurró, recordando cuando el agua escurría a gotas por cada curva del bronceado y desnudo cuerpo de la morena. Luego suspiró y sacudió la cabeza, de nuevo odiando el hecho de que estaba... De que se sentía atraída por Yulia. Aquello estaba tan fuera de lo normal para ella. Por un lado, Yulia era el epítome de lo que despreciaba en las relaciones lésbicas. No había nada sano en saltar de cama en cama, ya sea física o emocionalmente. Sin embargo, Yulia lo había convertido en un arte. Bueno, a pesar de que encontraba a la pelinegra atractiva, se consolaba pensando que no terminaría como una de sus compañeras de cama.

Bebió un sorbo de vino, tratando de convertir sus pensamientos hacia Daryna y Pavell en lugar de Yulia. ¿Daryna como lesbiana? ¿Qué estoy pensando? A pesar de pensar que Yulia había perdido la razón cuando sugirió que Daryna fuera lesbiana, era lo único que tenía sentido. Sobre todo porque ella sin saberlo, la convirtió en una, en los últimos libros. Pobre Pavell, ¿qué demonios iba a hacer con él? ¿Saldría con el corazón roto? ¿Le ha sorprendido? ¿O qué, como todos los demás al parecer, ya lo sospechaba?

Un golpe en la puerta la trajo de vuelta al presente. Nastya asomó la cabeza.

—Lo siento, pero respondí tu celular — dijo, levantando el teléfono — Sveta.

—Gracias — Entonces, cuando Nastya hizo una mueca, ella le sacó la lengua, sin dejar de sonreír cuando contestó.

—Hola, cariño. No estoy interrumpiendo nada, ¿verdad?

La pelirroja perezosamente salpicaba el agua caliente a su alrededor.

—Estoy en la tina, en realidad — dijo.

—¿A esta hora? ¿Estás bien?

—Sí. Estuve en una excursión hoy — dijo. —Estoy realmente adolorida.

—¿Senderismo? ¿Eso no interrumpe tu escritura?

Elena inclinó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos mientras la culpa se apoderó de ella. Era Sveta, su novia. ¿Por qué sentía la necesidad de mentir? ¿Por qué no podía simplemente decirle la verdad? No había hecho nada malo. ¿Estaba nadando desnuda con la mujer equivocada?

—En realidad, no se bloqueó mi escritura— admitió — Pero Yulia se ofreció a llevarme al oasis — Esperó a que la cuestionara.

—¿Quién es Yulia?

—Es la sheriff local. ¿No te dije que es una amiga de Nastya?

—No, no lo hiciste. Pero ¿qué es el oasis?

Elena alzó las cejas, esperando más preguntas sobre Yulia. Por alguna razón, pensó que Sveta estaría celosa. Pero, ¿por qué iba a hacerlo? Ella no conocía a Yulia. La rubia no tenía ni idea de que ella la encontraba atractiva.

—El oasis es una cascada en un cañón. Una empinada caminata hacia abajo y una caminata realmente asesina al volver arriba.

—No sabía que te gustaba ir de excursión. Bueno, me alegro de que estás decidiendo salir y hacer algo. Tenía visiones de que estabas encerrada en tu habitación con tu computadora portátil, saliendo sólo para comer.

—No. Y la verdad es que paso más tiempo en la terraza con mi portátil que en mi habitación. Es tan bonito aquí.

—Bueno, esa es una razón por la que llamé. Puedo conseguir un viernes libre en dos semanas. Pensé que tal vez podría visitarte. Vuelo el jueves por la noche. ¿Qué piensas?

Lena era consciente de que estaba dudando y no tenía idea porqué. Por supuesto que debería querer una visita de Sveta. La echaba de menos. ¿Cierto?

—Creo que sería maravilloso, Svetlana.

—Muy bien. Voy a comprobar los boletos. ¿Puedes reunirte conmigo en Kalmukia o simplemente alquilo un auto?

—Podría ser mejor alquilar un coche. De esta manera, si Nastya está fuera en los alrededores, no vamos a estar sin un vehículo que nos transporte — explicó Elena.

—Muy bien, muy bien. Te llamaré más tarde con los detalles — Hizo una pausa — No puedo esperar a verte.

Otra punzada de culpa cuando Elena se dio cuenta que no había extrañado realmente a Sveta. Quizás esta visita sería buena para ellas. Tenían que pasar algún tiempo juntas probablemente, conseguir reencontrarse. Tal vez sus pensamientos anteriores de la separación de Svetlana haría a ambas darse cuenta de que su relación iba mal o tal vez la separación las acercaría.

Arrojó el teléfono en el tatami, despidiendo los pensamientos de Sveta. Vació el agua ahora fría, del baño. Con suerte, la cena estaría lista pronto. Se estaba muriendo de hambre y si no se desmayaba del cansancio, escribiría durante un par de horas.

Se echó a reír. Daryna como lesbiana. ¡Sería divertido tratar de escribir eso!

............................................................................

Yulia estacionó su jeep frente a Opal, observando sólo a un puñado de la multitud de allí. Era aún temprano para que la gente que vacacionarba dejara el río y fueran al bar.

Pero casi todas las noches, el lugar se llenaba. Y algunas noches, la multitud eran bastante ruidosos. Era en esas noches que estaba agradecida de tener a Qumy como respaldo de seguridad.

La gente sabía que aquel hombre era muy tranquilo, relajado pero con dos metros de altura y 125 kilos de peso, podía detener más peleas con sólo una mirada.

—¿Dónde diablos estabas? — Yulia sonrió.

—En un asunto policial oficial, confía en mí.

—Claro, como no. ¿Cuál era su nombre?

—Para tu información, en realidad estaba dándole a alguien un tour. Era a una escritora. Nos podría utilizar en su próximo libro.

—¿Cómo se llama?

—Elena Katina. Tu probablemente no lees…

—¡Genial! The Masters. Me encantan esos libros. Pero están basados en la ciudad de Moscú. ¿Por qué iba a venir por aquí? — Genial, Yulia, Qumy lee sus libros. ¿Y ahora qué? Así que la morena sonrió.

—No sé lo que tiene planeado. No le pregunté — Antes de que Qumy hiciera más preguntas, Yulia lo detuvo con una mano en el pecho — ¿Qué encontraste por aquí?

—Dos barriles, un par de cajas de refrescos, unos diez cartones de cigarrillos y dos botellas de whisky barato.

—¿Diez cajas de cigarrillos? ¿Qué demonios van a hacer con diez cajas de cigarrillos? — Qumy se encogió de hombros.

—Chicos. Diablos, simplemente se apoderaron de la mercancía y echaron a correr.

Yulia miró al hombre alto detrás de la barra.

—Opal, ¿Tú tienes alguna idea?

—No, pero te digo que, la próxima vez que esto suceda, estaré más que listo. Compraré e instalaré una de esas cámaras de vigilancia — dijo mientras limpiaba la barra. Yulia se rió.

—Dices eso todos los años y si por fin terminaras de hacerlo de una vez, no tendríamos esta conversación cada año — Sacó un taburete y su bloc de notas —Está bien. Vamos a ver los hechos.

—Cerré a las dos. Salí a las dos y media, como siempre. Llegue aquí a las once de esta mañana debido a que tenía que cumplir con recibir al camión de cerveza.

—¿Por dónde entraron?

—Por la ventana de la habitación de almacenamiento, rompieron el vidrio — dijo Qumy.

—¿Hay sangre o algo? ¿Nadie se cortó al entrar?

—No. Yo no vi nada.

Yulia suspiró. Lo mismo de siempre.

—Bueno, creo que tenemos que encontrar una fiesta, Qumy, ¿por qué no llamas a Crumpton's. A ver si alguien compró un montón de hielo? Voy a pasar por el albergue. Necesitarían un camión para transportar los dos barriles. Tal vez alguien vio algo — Se puso de pie — Opal, te avisaré.

La pelinegra volvió a salir al cañón del río ya de noche, aunque el sol aún no se había ocultado. Miró hacia el cañón, el agua seguía brillando con la luz del sol, recordando que no había llevado a Elena para ver la puesta de sol.

—Maldita sea — susurró, sacudiendo la cabeza. Por alguna razón, no se podía sacar a la escritora de la cabeza. Ella había tenido más diversión hoy de lo que podía recordar haber tenido en largo tiempo. Era agradable estar con una mujer que no estaba interesada en ir a la cama con ella.

No es que yo no estuviera interesada en ir a la cama con ella.

—Oh, Yulia, ella no es tu tipo — murmuró para sí misma — Incluso si estuviera interesada...

—¿Con quién demonios estás hablando?

La morena se dio la vuelta, encontrando a Qumy observándola.

—¿Qué?

—¿Qué?

La pelinegra se puso las manos en las caderas, moviendo la funda un poco.

—¿Qué has descubierto?

—El hielo es escaso — dijo — Asaltaron la estación de servicio. Incluso pararon en la panadería.

—Bueno. ¿Y?

—Cuatro hombres, de veinte años. Ratas del río, por la descripción obtenida.

—Probablemente se alojan en la casa de campo, entonces. ¿Quieres pasar al rato allí y mirar si hay una fiesta esta noche?

—Sí. No he tenido ninguna operación de vigilancia desde hace rato.

—Qumy, tu nunca has tenido una operación de vigilancia.

—¿Tengo que tener un arma?

—No, no te daré una pistola. Si encuentras algo, me llamas. Luego nos ocuparemos de ello.

—Sabes, incluso Boris llegó a portar un arma.

—Sí, pero sin ninguna bala.

—Diablos, no quiero balas, Yulia. Sólo quiero un arma. Al parecer, eso atrae a las mujeres.

La chica le dedicó una sonrisa mientras se alejaba.

—¿Cómo demonios lo sabes?

............................................................................

—Oh Dios mío — susurró la pelirroja mientras caminaban en silencio a través de la galería — Son preciosas.

—Sí, cariño. Es casi demasiado para mí entenderlo. Es decir, ella se está tomando el tiempo para trabajar conmigo — dijo Nastya, extendiendo sus brazos — Y es tan talentosa. No puedo imaginar lo que ve en mí.

Elena tiró de su brazo.

—¡Mira los precios! ¡No tenía ni idea!

Nastya tiró de ella hacia otra habitación.

—Ven, tienes que ver el trabajo de Starlight. Es impresionante.

La habitación estaba a oscuras, iluminada sólo por las luces del techo dirigidas a los cuadros, Elena contuvo la respiración tan pronto como sus ojos se fijaron en la primer pintura. El río fluía casi púrpura, las paredes del cañón oscuras brillaban de un rojo intenso y la luna llena era de color borgoña.

—Wow — suspiró.

—Ella da vida a la noche, ¿no es así?

Elena asintió, moviéndose lentamente a lo largo de la pantalla.

—¡Oh Dios! — susurró — Este es del que Yulia me habló — Y lo describió perfectamente. La luna naranja, las paredes de color naranja del cañón, pero el sol ya no estaba en el cielo — Me encanta.

—Ven, querida. Este es mi favorito.

Nastya la llevó a una enorme pintura, casi del suelo hasta el techo y la pelirroja se quedó con la boca abierta. Estaban de pie prácticamente en el cañón, mirando hacia arriba, al acantilado rojo con paredes curvas en torno al cielo, que todavía tenían un poco del color del sol. Pero, de nuevo, no era la luz del sol la que daba vida a la pintura. Era la luna, el reflejo en el río brillando en la actual, con la ondulación del agua ante sus ojos.

—Me siento como si estuviera en movimiento — susurró Elena.

—Sí. Siempre me siento como si estuviera en una balsa cuando estoy aquí.

—¿Cuánto valdría un cuadro como este?

—Oh, cariño, no creo que se podría poner un precio en él. Ha habido varias ofertas, según me han dicho. Ofertas indignantes. Pero Starlight prefiere que se quede aquí.

—Lo que sin duda eleva el precio.

Nastya se refirió a una pared vacía.

—Allí había otra con movimiento. Yo sólo la vi una vez. Era casi tan emocionante como ésta. La pintó hace casi diez años. Alguien finalmente le hizo una oferta que no pudo rechazar — Nastya vio rápidamente por encima del hombro, luego se volvió hacia Elena — Casi cien mil Euros — susurró.

— ¡Oh, Dios mío!

— Shhh — susurró Nastya — No les gusta hablar de dinero.

—¿Pero cien mil Euros? ¿Por un cuadro?— Elena le dio un codazo a su brazo — Y ni siquiera ha muerto.

Nastya se rió en voz baja.

—Tal vez deberíamos comprar uno como una inversión.

Elena se puso seria.

—¿Eso crees? ¿En serio?

—Oh, cariño, estoy bromeando. Theodore tendría un infarto si fuera a comprar un lienzo de ese precio. Parece pensar que la inmobiliaria es la única inversión segura.

Elena asintió con la cabeza.

—Y supongo que es difícil dar ese tipo de dinero a alguien que conoces.

—Exactamente. Porque no tengo ninguna duda de que si les pidiera que pinten uno para mí como regalo, lo harían con mucho gusto. Son muy generosas, querida. Sé que piensas que son un poco extrañas, pero he llegado a amarlas.

—Sí, lo sé. Y tal vez son más que extrañas para mí porque nunca he estado cerca de gente así. Yulia dice que te acostumbras a ellas.

—Exactamente. Y no es como si yo haya estado rodeada de gente como ellas, Lena, bueno, quiero decir, vamos, querida. ¿Kazajo?, tal vez otra ciudad, pero apenas Kazajo.

—Sí, pero has demostrado que eres mucho más de mente abierta que yo.

Nastya la cogió del brazo, tirando de ella.

—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo para que consigas apreciarlas y tengo el lugar perfecto para hacer una cena. Su sangría no es ni de lejos tan buena como la de Yulia pero sus enchiladas son fuera de este mundo.

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Mensaje por Fati20 5/4/2022, 10:11 pm

Tengo un par de días tratando de dejar mi comentario y no puedo 😔
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Mensaje por Fati20 5/4/2022, 10:14 pm

Ohhh ya me dejo publicar muy bien ahora si. El capitulo estuvo muy bueno poco a poco ese amor va creciendo en julia más fuerte y lena bueno esta resistiendose pero será algo inevitable, lastima q ya viene Sveta q molesta aunque puede q termine de darse cuenta q es una perdida de tiempo seguir juntas y que debe rendirse y aceptar que esa sheriff super sexy es la que la llena de vida!!! Saludos querida espero hoy subas más 😘😘😘
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