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BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/11/2024, 11:07 pm

BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás 2024-012



Sam, una chica de la alta sociedad en Tailandia, va a pasar las vacaciones de Navidad con los Volkov, una familia de clase media rusa. Yulia será la encargada de hacerle de anfitriona, pero la verdad es que no lo tendrá nada fácil: la personalidad excéntrica y sofisticada de Sam se desvelará muy pronto. Acostumbrada a un tipo de vida propio de las élites, no aprueba ni a los amigos, ni al hermano rasta, ni la comida, ni la forma de vestir de Yulia. Sam extiende periódicos para sentarse en el autobús, compra los alimentos más caros y exclusivos del supermercado, pide taxis cada día y humilla a Yulia con sus comentarios impertinentes.

A pesar de las continuas peleas, de las ironías fuera de tono de la extranjera y de los cortes exasperados de Yulia, la convivencia les forzará a establecer pactos y, poco a poco, el abismo que hay entre ellas se irá estrechando. Hasta que una noche, con unas copas de más y ante la sorpresa de Yulia, Sam la besará con la excusa del muérdago navideño!!!
🔜


Hola!! Hola!!! Holaaa!!!! Chicas!!! Mis niñas.... Cómo están? Espero que bien porque acá les traigo una excelente historia, adaptada del libro de Silvia Hervás cuya trama es muy fascinante y romántica.

Esta vez nuestra pareja serán Yulia, la morena más sexy de Rusia y Khun Sam, de la serie The GAP que si no la han visto, la recomiendo al 1000%. Así que, disfruten de esta sinopsis y mañana arrancamos con los capítulos...


Muchos besos 😘😘😘😘😘😘 de murciélago?


Última edición por RAINBOW.XANDER el 1/14/2024, 7:43 pm, editado 2 veces
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Mensaje por LenaVolkova66 1/12/2024, 10:52 am

Noooooo puedeeee sseeeeeererr I love youI love youI love youI love youI love you😍😍😍😍😍 voy a morirme muerta, lo juro!!!! I love youI love youI love youI love youI love you😍I love youI love youI love you
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Mensaje por Corderito_Agron 1/12/2024, 12:05 pm

Wstas dos nenas juntas deben ser una explosión 💥 porque tienen un carácter tan único I love youI love youI love youI love youI love you ya kiero leerla
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Mensaje por soy_yulia_volkova 1/12/2024, 7:03 pm

Gracias por escuchar nuestra plegarias 🙏 solo quiero saber si Lenita aparecerá y que ba a decir de esta hermosa unión I love you
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Mensaje por Fati20 1/12/2024, 8:38 pm

Hola cariño de mi corazón ya estaba ansiosa qué regresaras. Tengo una duda también porque me gusta que se unan a la historia Freen y Becky o sus personajes Sam y Mon peroooooo cada quien como con cada cual osea julia con lena y freen con becky. Esta historia sería de protagonistas Julia y Sam??? No se si mi mente puede con eso 🤔🤔🤔🤔🤔. La historia suena genial y muero por leerlas y saludos y besos a ver de muérdago o mejor tipo Francés 😏😏😏 🤣🤣🤣🤣 saludos cariño 😘😘😘
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Mensaje por LeaAgronsky 1/13/2024, 6:41 am

Holis me alegra saber que subiras historia nueva XD y que va a estar Freenbecky ellas son adorables y hermosas aunque ví que la portada solo son Sam y Julia I love you las dos van a matarse jajaja gracias
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BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás Empty Re: BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/13/2024, 7:43 am

1.La importancia de la primera Impresión.

La gente caminaba de un lado a otro arrastrando las maletas por el pulido y brillante suelo del aeropuerto. La multitud se mostraba desorientada y acudía a ello. Una chica malhumorada, acompañada de sus padres, esperaba hastiada frente a la puerta de llegadas procedentes de Bangkok. Repiqueteo con el pie en el suelo con actitud desafiante, intentando mostrar sin tapujos su pésimo estado de ánimo. Su madre le dirigía una sonrisa encantadora. Estaba eufórica.

-¡Levanta más el cartel, Yulia! no vaya ser que no nos vea - Dijo mientras su marido le rodeaba los hombros con un brazo.

"Ojalá no nos vea; eso sería un golpe de suerte" Pensó la pelinegra. Ladeó la cabeza y, sintiéndose estúpida, alzó las manos todo lo que pudo, se puso casi de puntillas y movió de un lado a otro ese ridículo cartel, en el que se leía en letras grandes y redondas: "Somos la familia Volkov, bienvenida a Rusia" .

Debería haber estado celebrando el inicio de las vacaciones navideñas con sus amigos; sin embargo, se encontraba allí anclada con la ridícula pancarta, esperando la llegada de una completa desconocida, gracias a que sus adorables padres habían decidido acoger en casa a una de esas aburridas estudiantes de intercambio. Una tailandesa, para ser más exactos. Yulia nunca había simpatizado con aquellas personas amantes del arroz; se le antojaban demasiados extraños y ella tendía a ser despreocupada y poco detallista.

-Como esperemos más, celebraremos el fin del año en el aeropuerto - Farfulló con un deje de aburrimiento. Su madre le dirigió una mirada de desaprobación.

-Compórtate con nuestra invitada, Yulia - Ordenó respaldada por los continuos asentimientos de su esposo con la cabeza - Pasará un mes con nosotros, así que, lo quieras o no, tendrás que llevarte bien con ella.

-Entonces, ¿Se supone que la famosa inquilina queda bajo mi protección? Si es así no durará ni dos días con vida. Esto es Rusia - Espetó, y soltó un bufido.

-Shu...

El señor Volkov le indicó que guardase silencio. Yulia alzó la vista hacia la puerta de llegadas, por donde había comenzado a salir gente. Todos le parecieron raros, estrafalarios o indignos de entrar en su casa. La joven era bastante reservada (contrariamente a sus solidarios padres), así que simpatizaba con la idea de tener que convivir con una extraña; más bien le aterrorizaba. Estaba segura de que, por callada o invisible que fuese aquella chica, se sentiría invadida e incómoda.

Se giró sorprendida cuando unos dedos firmes y seguros golpearon suavemente su hombro derecho. Miró de arriba abajo a la muchacha que se encontraba frente a ella y le dedicaba una mueca desagradable. Tenía el cabello castaño y liso y en su rostro destacaba unos llamativos ojos marrones, rasgados y penetrantes.

-Yo... soy Sam.

-¿Tu eres la estudiante que...? - Comenzó a preguntar la ojiazul, pero fue interrumpida rápidamente por su efusiva madre.

-¡Sam! ¡Ya pensábamos que no llegabas, cariño! - La señora Volkova la estrechó entre sus brazos, con lo que despertó de inmediato el desagrado de la joven, que, un tanto arisca, no disfrutó demasiado aquel confiado contacto físico.

-Encantado - Dijo el padre de Yulia, al tiempo que le estrechaba calurosamente la mano - Ya verás lo bien que te la vas a pasar estas vacaciones; te hemos preparado una habitación, espero que te guste. Apenas tardaremos en llegar a casa, está a 20 minutos en coche.

Yulia clavó la vista en el suelo, muerta de vergüenza. ¿Porqué sus padres tenían que comportarse siempre como si estuviesen pirados? ¿Tan difícil era ser un poco normal? Ser normal para ella era no abrazar a la chica de intercambio, ni llamarle "cariño", ni enrollarse hablándole de su nuevo hogar. Esperó impaciente, fingiendo que no estaba allí, hasta que el eufórico encuentro se calmó.

Sam había esbozado poco a poco una mueca de terror. No era de extrañar. Ni por asomo había esperado aquel recibimiento y, teniendo en cuenta que ambos padres hablaban a la vez, apenas entendía nada. Durante el trayecto en coche asintió con la cabeza ante todo lo que le decían con la esperanza de acertar en algo.

-Bien, ya hemos llegado - Anunció la señora Volkova cuando el señor Volkov aparcó frente a una acogedora casa de dos pisos.

Sam bajó del coche sintiéndose asqueada. Hubiese dado cualquier cosa por no estar ahí en aquel instante. Observó los alrededores y deseó desaparecer de inmediato. La urbanización se encontraba en el campo, alejada de la ciudad. Ella odiaba profundamente todo lo que tuviera que ver con la naturaleza: desde la más fina y tierna hierba que crecía en la tierra húmeda hasta los grandes abetos que invadían el terreno. Torció el gesto mientras comenzaba a planear mentalmente de qué modo podría huir de allí. Quizá si robase el coche del señor Volkov en plena noche...

-¿Sam? ¡Vamos, pasa! Aún tenemos que presentarte a nuestro hijo - la señora Volkova le sonrió de forma exagerada - El pobre se quedó toda la noche haciendo un trabajo en casa de un amigo y hoy estaba tan cansado que no ha podido ir al aeropuerto.

¿Más gente? Ya tenía suficiente con aquella chica que le miraba de reojo constantemente como si fuera un bicho raro. Yulia vestía realmente mal, bajo su punto de vista, con unos vaqueros desgastados y una sudadera deportiva para nada femenina.

-¡Leo! - Gritó la madre - ¡Vamos a entrar!

Abrió la puerta de la habitación, despacio, como si esperase encontrar dentro un oso enfurecido. Sam dio un paso atrás, temerosa ante la oscuridad que invadía aquella especie de bunker. Distinguió en la penumbra la larga silueta de Leo, que tenía la cara adherida a la almohada, que aferraba con las manos.

-¡Desaparece, mamá! - exclamó con brusquedad.

-Ha llegado la chica de Tailandia - explicó la mujer.

-¿Y a mí que me importa? - le espetó somnoliento.

A continuación la señora Volkova cerró la puerta suavemente. Sam la miró desconcertada, cuestionándose si acababa de ser testigo de una bienvenida habitual o su sorpresa se debía que hace mucho tiempo que no entraba en casas ajenas.

-Es un rebelde - aclaró la mujer sin perder aquel perpetuo positivismo.

-Ya veo... - respondió Sam.

La señora Volkova pareció algo incómoda y, tras morderse pensativa el labio inferior, le indicó a Yulia que condujese a Sam a su habitación para dejar las maletas.

-Claro, no te preocupes mamá, ya hago yo de guía turística - le reprochó con desgana - Vamos, sígueme.

Cuando llegaron al dormitorio, Yulia le explicó:

-Pues esto es la cama - Señaló un solitario colchón - Y ahí tienes un armario, que sirve para guardar ropa.

-Gracias por las aclaraciones - dijo Sam - no habría podido deducir todo eso sin tu ayuda.

La pelinegra entornó los ojos y descubrió de inmediato que la nueva inquilina le traería problemas.

-Oye, no te pases - le advirtió apuntándole con un dedo acusador - Mi actitud es de lo más comprensible, estoy siendo tolerante, pero a nadie le gusta pasar las vacaciones de navidad con una desconocida.

-En eso estamos de acuerdo.

-Entonces, ¿Porqué estás aquí, pudiendo haberte quedado en Tailandia comiendo kilos y kilos de arroz? - le acusó.

-Me han obligado - reconoció Sam frunciendo el ceño - Cosas de padres, piensan que me irá bien conocer otras culturas. Obviamente se equivocan. Lo único que podría lograr conociendo a gente como vosotros es que mi ego crezca. Y no me interesa, lo tengo suficientemente alto.

-No hace falta que lo jures - puso los ojos en blanco.

Sam se dirigió con resolución hacia la puerta de la habitación y la cerró bruscamente. Sus relucientes ojos marrones se clavaron en los azules de Yulia como dos dagas afiladas.

-Hablemos de las normas - Exigió. Yulia parpadeó sorprendida.

-¿Qué normas?

-De las que ahora mismo fijaremos - le dedicó media sonrisa que a Yulia se le antojó casi tenebrosa - Tu no quieres que esté aquí, y yo no quiero estar aquí; en eso estamos de acuerdo. Bien, lo mejor será que nos ignoremos mutuamente durante el próximo mes - Explicó - No pienso conocer a tus amiguitos, ni salir contigo a ver películas de lloriqueo al cine ni poderle las flores del jardín a tu madre, ¿queda claro?

Yulia necesitó un momento para procesar toda aquella información. Quedó asombrada ante el tono de voz del que Sam hacía uso; como si fuese quien sabe qué.

-Oye, ¿Quién te has creído que eres? ¡No puedes poner normas nada más llegar! - se quejó indignada.

-¿Intentas decirme que quieres pasar tiempo conmigo?

-No, pero...

-Sabía que era eso - Chasqueó los dedos - De verdad, siento decepcionarte, pero no eres mi tipo.

Yulia rió con nerviosismo ante el nuevo rumbo que había tomado la conversación.

-¿Nos has mentido verdad? Tú no vienes de un colegio, sino de un psiquiátrico.

Ella sonrió con suficiencia. Entonces abrió su maleta ignorando las palabras de la chica, y comenzó a colgar la ropa ( toda impecable) en el armario. Yulia estaba tan anonadada ante el desconcertante comportamiento de la desconocida que permanecio unos instantes inmóvil, observándole y reflexionando sobre aquella primera impresión. Al cabo de un rato, Sam se giró hacia ella.

-¿Podrías respetar mi intimidad? - dijo - Acabo de llegar, me gustaría descansar un poco.

Yulia, algo confusa, salió de la habitación con la impresión de que todo era un tanto irreal, como si no estuviese pasando y fuese cosa de su imaginación. Se apoyó en una pared y entonces empezó a sentirse furiosa e indignada cuando advirtió que su huésped acababa de sacarla de una habitación de su propia casa. Pensó en bajar corriendo al piso inferior en busca de sus padres, pues hubiese sido conveniente hablarles del extraño comportamiento de la tal Sam, pero supuso que no le creerían e inconscientemente sonrió al imaginar la cara que pondrían sus progenitores en cuanto descubriesen que habían invitado a una loca a pasar las navidades en casa.

🔜

Hola nenas!!! Que gusto me d leer sus comentarios anticipando la historia que hoy empieza. Aclaró, la duda de Fati20 antes que esto se desarrolle más. La historia se tratará de Sam y Yulia, puesto que el personaje en la serie es justamente lo que será en esta historia y pues, Yulia siempre la hemos conocido un poco más rebelde y radical. A la pelinegra siempre la hemos visto como una chica indomable y me pareció genial unirlas a ambas de esa forma.
Si puede que haya una historia con ambas parejas como siempre ha sido, pero quise jugar con la imaginación esta vez. Si no han visto The GAP series, es momento de hacerlo y si ya lo hicieron, entenderán a la perfección el personaje de Sam, acá.
Subiré diariamente dos capítulos porque es muy corta la historia, esperando siempre sea de su agrado.

Nos leemos pronto!!!
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Mensaje por LenaVolkova66 1/13/2024, 10:43 am

Siempre he dicho que en la variedad está el gusto y que también he shipeado a otras parejas para no quedarme en errada con las Yulenas, claro que aún me siguen gustando pero ya no se les ve tan juntas y leyendo el capítulo ya veo que Sam es parecida a la de la serie y le dará dolorcitos de cabeza a Yulia así como se los da a Mon
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Mensaje por Fati20 1/13/2024, 11:24 am

Gracias por la explicación cariño 😊 la verdad es q si Julia y Sam con sus personalidades podrán ser muy divertidas y el primer capitulo ha estado genial. Yo AME demasiado a Sam en la serie de verdad que la serie es muy muy recomendada. Saludos cariño mio 😘😘I love youI love youI love you
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Mensaje por Corderito_Agron 1/13/2024, 3:45 pm

Jajajaja, Sam es demsiado perfecta y la amo. Tiene un carácter tan hijo de puta que enamora y a yulia también va a enamorarla, lo apuesto
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/13/2024, 4:26 pm

2. El Comienzo de un Largo Infierno.

Sam se dejó caer sobre la cama, exhalando un suspiro de desesperación que por poco le deja sin aliento. Estaba muy enfadada con sus padres; jamás les perdonaría aquello, desde luego. Pasar las navidades en casa de unos desconocidos era el peor castigo del mundo. No es que a Sam le importase la navidad "más bien la detestaba" pero si odiaba conocer gente nueva, especialmente si de buenas a primeras ya se comportaban como marcianos. Supuso que serían las vacaciones más aburridas de su vida y que, en caso remoto, la única diversión que encontraría sería molestar a la chica ignorante, Yulia, que parecía recién salida de un basurero con aquella ropa desagradable.

Se incorporó de inmediato cuando oyó unos pasos que se acercaban a su habitación.

-¡Sam, cariño! ¿Cómo va todo?

Era la señora Volkova (Señora de la casa y mujer más pesada sobre la faz de la tierra). La joven tosió para aclararse la garganta.

-¡Bien! ¡Genial! - mintió descaradamente - ¡Gracias!

-¿Quieres que te ayude a deshacer las maletas?

Sam pensó, en principio, que se trataba de una broma. Pero tras un incómodo silencio que no fue acompañado por risitas de ningún tipo, comprendió que estaba equivocada y con horror se precipitó hacia la puerta y se apoyó en ella a modo de refuerzo.

-No hace falta, señora Volkova, de verdad.

"Se lo juro incluso con un pacto de sangre si es necesario" añadió mentalmente y se mordió el labio inferior para no hablar de más.

-¡Vale, baja cuando termines, cielo! - se despidió la señora Volkova excesivamente alto.

Sam se pasó una mano por la frente y se echó hacia atrás algunos mechones castaños sin demasiado interés. Observó que había dejado la puerta del armario entreabierta y la cerró cuidadosamente, estudiando con atención que la madera encajase sin desviarse ni un centímetro. Era sumamente detallista y maniática. A lo largo de su vida había ido acumulando manías que, con el paso del tiempo, se terminaron adueñando de su día a día sin que apenas se diese cuenta. A Sam le gustaba ser así.

Odiaba los números impares, así que casi siempre intentaba que todo fuera múltiplo de 2 o 4. Le repugnaba la carne, era vegetariana. Sam detestaba los espejos que estaban totalmente limpios, necesitaba encontrar restos de agua en ellos o alguna mancha imperceptible para el resto de los humanos. Tampoco le gustaban los cuadros que tenían el marco de color rosado. Dormía con la ventana abierta y se tapaba con la colcha hasta cubrirse las orejas. Además se lavaba las manos constantemente y cuidaba al detalle su higiene diaria, llegando a convertirse en una persona un tanto hipocondriaca.

Tras veinte minutos de paz, alguien llamó a su puerta.

-¿Rara? - preguntó una voz suave que al parecer se dirigía a ella - Espero que estés lista, es hora de comer.

Sam suspiró tras escuchar a Yulia al otro lado de la puerta. No contestó. Finalmente Yulia abrió despacio la puerta, ligeramente asustada por lo que pudiese encontrar en el interior.

-¿No me has oído? - dijo al verla tumbada plácidamente.

-¿Oír que?

-Te estaba llamando.

-Ah, perdona - bostezó descaradamente y estiró los brazos - Lo único que he oído es que decías la palabra "rara" y he supuesto que te estarías refiriendo a tu madre.

Yulia permaneció un instante con la boca entreabierta, incapaz de aceptar lo que acaba de oír.

-Pero ¿Tú quién te crees?

Sam se incorporó perezosamente en la cama y movió el cuello de un lado al otro, intentando calmar el dolor de hombros tras el incómodo viaje en avión.

-Entonces, ¿Me espera una suculenta comida? - preguntó sonriente - Por cierto, se me ha olvidado mencionar que soy vegetariana.

Yulia rió antes de salir a toda prisa de la habitación y bajar corriendo las escaleras en dirección al salón principal, Sam bufó, preguntándose qué demonios le haría tanta gracia a aquella niña malcriada. Finalmente, despidiéndose de la efímera calma, se dispuso a entrar en el comedor, donde, por desgracia, le esperaba la familia Volkov completa. Estuvo a punto de gritar cuando tuvo ante ella la silueta del hermano, Leo. Si Yulia parecía recién sacada de un basurero, este acababa de regresar de la guerra. Tenía el pelo largo, con rastas pegadas entre sí que combinaban en estilo con una gastada camiseta gris hecha trizas. Sam se acercó dando pasos cortos, temiendo que aquel chico le contagiase piojos o algo parecido.

-¿Qué tal? - le dijo este.

Sam se limpió en los pantalones la mano que Leo acababa de estrecharle y se sentó en la silla que quedaba libre.

-Bi...bien - balbuceó, sin dejar de mirarle. Sus sucias rastas eran extrañamente hipnotizadoras.

Aún estaba conmocionada, no lograba aceptar la descabellada idea de tener que pasar un mes conviviendo con aquel simio, cuando la voz de la señora Volkova se alzó más de lo normal para dirigirse a ella.

-¿La parte de la pechuga o el ala?

-¿Que?

Arqueó una ceja, sin comprender. Entonces bajó la mirada y descubrió el enorme pollo al horno que reposaba sobre una bandeja en el centro de la mesa. Al lado, la señora Volkova le miraba fijamente a la espera de una respuesta, con un enorme cuchillo en la mano, preparada para cortarle el trozo correspondiente. Tuvo ganas de vomitar. Yulia rió por lo bajo y le miró al tiempo que mordía un enorme trozo de carne, cogiendo el pringoso muslo con descaro.

-Nada, por favor - respondió.

-¿Es que no te gusta el pollo, cariño?

-Yo...no como carne - logró decir.

Ambos hermanos rieron al unísono, cosa que molestó a la muchacha. La señora Volkova les dirigió una mirada de reproche ante la que ellos agacharon rápidamente la cabeza y metieron las narices en sus respectivos platos aún con una leve sonrisa surcándoles los labios.

-Tranquila, no pasa nada - le dijo y le tocó su cabeza revolviendo un poco su cabello haciendo gala de aquella confianza que ella no le había dado - Ahora mismo te preparo otra cosa - añadió antes de dirigirse decidida hacia la cocina.

Sam suspiró aliviada.

-Así que ¿No comes carne? - le preguntó el mendigo.

-Exacto.

-¿Ni salchichas? - insistió mientras se rascaba sospechosamente la cabeza.

Le miró alrededor de un minuto en silencio, pensando si el último comentario de Leo era una broma o no. Apostaba por la segunda opción.

-No, las salchichas tampoco forman parte de mi dieta.

Leo asintió mientras le quitaba la piel a su trozo de pollo sin compasión.

-¡Que interesante! Así, ¿tampoco puedes comer hamburguesas?

¿De verdad aquello era real? dirigió su mirada a Yulia, casi en busca de ayuda. La muchacha reía por lo bajo, mientras el señor Volkov permanecía pendiente de las noticias con las pupilas dilatadas fijas en el televisor. Sam se armó de paciencia.

-No, las hamburguesas también son carne - aclaró, pronunciando despacio cada una de las palabras, como si se estuviese dirigiendo a un niño de 5 años cuando, en realidad, aquel individuo debía rondar los veintitantos.

-Eso sí que es horrible - concluyó Leo al tiempo que se encogía de hombros.

-Es que es un tanto rarita la extranjera ¿sabes? - comento Yulia.

Su hermano asintió sin ningún tipo de interés al respecto, algo que Sam agradeció. Afortunadamente, la señora Volkova regresó 10 minutos más tarde con un enorme plato repleto de verduras a la plancha.

-He pensado que esta tarde podrías presentarle a tus amigos - le dijo a su hija, sonriente como siempre.

Yulia tosió tras atragantarse con un trozo de pollo. Sam sonrió disimuladamente.

-¿Es que quieres acabar con mi vida social? - dijo ofendida - No pienso llevar a la señorita del arroz conmigo. Sería un suicido público.

La señora Volkova abrió la boca exageradamente tras arrugar la nariz en señal de disgusto. Se cruzó de brazos sobre la mesa: después le dio un codazo a su marido.

-¿Has oído lo que ha dicho tu hija?

-Haz caso a tu madre, Yulia - se limitó a murmurar el marido sin dejar de mirar la televisión. Sam carraspeó intentando llamar la atención.

-No importa, de verdad - dijo con un tono dulce que a Yulia se le antojó ligeramente forzado - Daré una vuelta sola para conocer el lugar.

-¡De eso nada! - exclamó la señora Volkova señalando a su hija con el dedo índice - Tú la acompañarás, te guste o no.

-Oye, ¿por qué Leo no puede hacer de canguro? - se quejó Yulia, dejando el tenedor con brusquedad sobre la mesa.

-¡Él tiene que estudiar!

Yulia abrió la boca para rechistar, pero al recordar el pacto que meses atrás había hecho con su hermano, la cerró. Observó el rostro sonriente de Sam, que parecía disfrutar siendo la protagonista de aquella disputa familiar.

-Será genial que paseen juntas - opinó la señora Volkova - Seguro que en cuanto se conozcan terminarán volviéndose inseparables - añadió, risueña - Como uña y mugre.


🔜

Bien chicas, gracias como siempre. Nos leemos mañana nuevamente I love you
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BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás Empty Re: BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás

Mensaje por LeaAgronsky 1/13/2024, 7:08 pm

Jaja no me extraña que Julia sienta el deseo de asesinar a Sam es que ya está siendo insoportable 🥹
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BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás Empty Re: BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás

Mensaje por psichobitch2 1/14/2024, 5:17 am

La dupla me va a resultar genial imaginarás durante toda la historia porque ambas sois dinamita pura I love you los capítulos geniales, sobretodo porque Sam ya comienza hacer señales de que será una invitada difícil.
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BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás Empty Re: BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/14/2024, 10:21 am

3.¡Shelton!

El resplandor del sol se filtraba tímidamente entre las nubes blancas, que parecían esponjosos trozos de algodón decorando el cielo. Yulia agachó la cabeza y caminó a paso rápido por el camino pedregoso frente a ella, escuchando los continuos suspiros de su compañera.

-¿Puedes dejar de hacer eso? - Exigió, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón vaquero.

-¿Dejar de hacer qué? - Le preguntó Sam con fingida inocencia.

-Resoplar, bufar, suspirar...

La miró de reojo.

-¿Acaso en Rusia está prohibido hacerlo?- Emitió un chasquido de fastidio casi imperceptible - Para que luego digan que Rusia es uno de aquellos países donde puedes hacer lo que quieras. Ni respirar se permite.

Yulia la miró asqueada y reanudó la marcha.

-No está prohibido, pero a mí me molesta.

Sam rió con ganas.

-Me molesta esto...me molesta lo otro - la imitaba - A mí en realidad me molesta tu presencia y no me quejo.

-¡Oh, usted perdone, su majestad, se me olvidada que usted es la mujer más hermosa de este mundo - Replicó irónica y poniendo los ojos en blanco.

-Gracias por el halago - Respondió Sam con un deje de satisfacción.

Yulia se cruzó de brazos consternada.

-¡Era una broma, no iba en serio! - Agitó las manos en alto para dar énfasis a sus palabras.

Sam sacudió la cabeza de un lado a otro, negando.

-Ahora no intentes arreglarlo - le aconsejó - Has admitido que soy atractiva y punto. No te sientas culpable por ello - Añadió guiñándole un ojo.

Yulia se llevó las manos a la cara y se frotó la frente totalmente desesperada. Gimoteó; pateando el suelo.

-¡Dios mio, esto es una pesadilla - Exclamó apenada. Sam sonrió con más ganas que nunca.

-Y eso que solo acaba de empezar... - le recordó.

-¡Cállate! - Gritó Yulia.

Sam simuló cerrar la boca con una cremallera invisible y lanzar la inexistente llave hacia el prado de al lado. Después respiró hondo, cerró los ojos con placer tras llenar los pulmones de aire y lo soltó todo de golpe.

-¿No te parece que es hora de regresar a casa? - Preguntó Yulia luego de haber pasado 10 minutos. Sam la miró feliz pero no dijo nada - ¡Contéstame! - Exigió furiosa.

Sam se señaló los labios sellados, divertida al conseguir que su compañera estuviese a punto de enojarse. Yulia se cruzó de brazos, medio riendo más de pena que de alegría.

-Tu estás fatal, eres una enferma - le dijo - pero tranquila, yo te ayudaré a hablar.

Se dibujó una mueca de dolor y horror en el rostro de Sam cuando Yulia le pisó. La castaña, no pudo evitar gritar y empujarla lejos.

-Pero ¿Qué haces? - chilló - ¡Me has pisado además de ensuciarme el zapato!

Yulia se mostró satisfecha.

-¡Dame un pañuelo ahora mismo! - exigió con un tono autoritario.

Yulia negó lentamente con la cabeza, saboreando el momento.

-No llevo nada encima - le informó. Sus pupilas brillantes de emoción, se agrandaban conforme el rostro de Sam se ponía más y más rojo.

-Vale, volvamos ahora mismo a la casa embrujada - indicó Sam cambiando de dirección.

-¿Cómo que la casa embrujada?

Sam resopló sin dejar de mirar su zapato sucio mientras caminaban.

-Ya me dirás con que nombre quieres que la bautice, teniendo en cuenta los elementos que se encuentran dentro de ella.

-¿Podrías hablar como una persona normal?

-Ya... entiendo que mi vocabulario te deslumbre, acostumbrada a vivir en la más absoluta vulgaridad - dijo mientras arreglaba unos mechones de su cabello y acomodaba su chaqueta - Me refería a tu hermano...¿De dónde lo han sacado?¿Participa como voluntario en alguna investigación científica? Porque, de no ser así, me resulta imposible adivinar de donde sale ese individuo.

Yulia abrió mucho la boca, sorprendida y enfadada al mismo tiempo. Aceleró el paso, controlándose para no pisarle el otro zapato.

-¿Qué tiene de raro Leo? - preguntó - ¡Solo es un poco hippie!

Sam rió a carcajada limpia.

-Yo pensaba que los hippies eran pacifistas - dijo a modo de reflexión en voz alta - Y me extraña que tu hermano lo sea. No sé si te has fijado, pero su pelo podría sustituir perfectamente a la más potente de todas las bombas atómicas - musitó rascándose su cabeza - ¿Te has parado alguna vez a observar sus rastas al detalle? Tengo la seguridad de que albergan nuevas partículas celulares jamás descubiertas por el hombre.

Yulia se llevó una mano a la boca intentando no reír al menos, procurando que ella no la viera. Porque si se paraba a pensarlo el hecho de que una extraña insultara a su hermano no tenía la más mínima gracia.

-Tú también podrías participar en algún experimento científico - contraatacó Yulia - En uno titulado: "Los doctores descubren que los monos superan la capacidad cerebral de ciertos humanos". Eres la persona perfecta para ese papel.

Sam se disponía a contestar el último comentario de Yulia cuando oyó un extraño ruido.

-¿Que ha sido eso? - pregunta señalando la maleza.

-Puede ser un oso, un lobo o un tigre - Yulia sonrió con ganas - ¿Qué pasa, tienes miedo?

Sam le dirigió una mirada sombría.

-Tranquila, después de haberte conocido a ti y al resto de tu familia ya no tengo capacidad para temer nunca más - dijo la castaña - con el día de hoy ha sido más que suficiente.

Yulia la ignoró y se acercó hasta los matorrales; Sam la siguió con cautela. Observó como ella apartaba algunas hierbas y gritaba eufórica.

-¡Aaah!

-¿Qué, qué pasa? - Sam dio un salto hacia atrás con el corazón a mil por hora.

-¡Es hermoso! - exclamó - ¡Ven, ven aquí, pequeño, ven aquí! ¡Oh, míralo, es adorable!

Sam parpadeó confundida. Se puso al lado de Yulia y bajó la mirada encontrándose con un pequeño perrito que se rebozaba en un charco de barro que se había acumulado detrás de los arbustos.

-¡Oh! has encontrado un perrito - Exclamó Sam. Después, cogiendo del brazo a Yulia, la obligó a girarse - ¡Tapate los ojos, está desnudito!

El perro dejó de moverse, se quedó muy quieto y clavó sus ojitos negros en los marrones de Sam.

-¿Por qué me mira así? - Sam señaló al perro - Yulia dile que deje de hacerlo, ¡Me está intimidando!

Yulia bufó, alargó las manos y cogió entre ellas al simpático perro. Su color era blanco con algunas manchas marrones, pero casi no se distinguía a causa del barro.

-Pero ¿Qué haces? - gritó Sam - ¡No pretenderás llevarlo a casa!

-La tía Sam es muy gruñona - le explicó Yulia al perrito después de que este le lamiera toda la cara - se hace la dura, pero después de un par de días ya verás como acaba rendida a tus pies.

El perro ladró feliz, como si comprendiera las palabras de Yulia mientras movía frenéticamente su pequeña colita. Sam dió varios pasos hacia atrás.

-¿Cómo que un par de días?

Yulia la miró confundida.

-Pues es que no lleva collar, parece que no tiene dueño y está solito... - dedicó un puchero al animal mientras le daba mimos. El perrito gimoteó agradecido. Después Yulia le dirigió una desagradable mirada a Sam - Además si te hemos recogido a ti, ¿Cómo no vamos a acoger a este perrito que es más adorable que tú?

El animal le lamió la mejilla derecha, Sam miró un poco asqueada la feliz escena.

-¿Acabas de compararme con un perro?

Yulia sonrió.

-Perdona, pero yo jamás haría algo así, es demasiado cruel. No cabe comparación alguna entre este adorable perrito y tú, ¿Verdad que no, gordito precioso? - lo achicó entre los brazos balanceándolo como si fuera un bebé. Sam se llevó las manos a la cabeza.

-¡Pero mira como haz ensuciado tu camiseta! - chilló - ¡Está lleno de popó!

-Solo es barro...

-El barro es popó - le aclaró despacio.

-No importa, estaba por lavar, la llevo desde hace 2 días - sonrió ante la mueca de repugnancia que Sam le dirigía.

-Me da igual, no te lo llevarás. Ese perrito no vivirá bajo el mismo techo que yo - sentenció Sam.

Yulia negó lentamente con la cabeza. Se sentía feliz al notar la mueca de amargura y tristeza que se iba apoderando del rostro de Sam.

-Lo siento, pero ya está decidido - Miró al perro sonriente - ¡Shelton!, tú te vienes conmigo chiquitín.

🔜

¿A qué no son adorables estas dos nenas discutiendo a cada rato?
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Mensaje por soy_yulia_volkova 1/14/2024, 12:12 pm

Shelton 😞🥺 así se llamaba el perrito de Yulia que murió recién. Que bueno que lo hayas tomando en cuenta dentro de la historia y yulia debe armarse de paciencia porque Sam es de pocas pulgas jaja
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Mensaje por LenaVolkova66 1/14/2024, 5:15 pm

Hahaha Sam es súper obstinada y ahora un pequeño perrito 🐕 la intimida hahaha me encantan que viven discutiendo por tonterías
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/14/2024, 6:06 pm

4.Sam no es Normal

-Mamá!!!!

-¿Yulia?

-¡Ya estamos en casa! ¡Tengo una sorpresa!

Se oyeron pasos presurosos de la madre corriendo por el pasillo. Su acalorado rostro se asomó por el marco de la puerta del recibidor.

-¿Le ha pasado algo a nuestra querida Sam? - preguntó con la mano en la zona del corazón mientras respiraba sofocada.

Yulia resopló.

-¿Nuestra Sam? no, desgraciadamente no le ha pasado nada. Sigue aquí, tan boba como siempre - añadió señalando a Sam, que estaba ocupada con la vista fija en el nuevo miembro de la casa que no tenía oídos para nada más - ¡He recogido a un perrito!

-¡Eso es fantástico! ¡Hacía tiempo que no teníamos animales en casa, ya era hora - gritó la madre.

Sam sonrió y acercándose a Yulia, le susurró al oído:

-Ah, ¿no? ¿Y tú hermano que es?

-¡Cállate, tú aquí no tienes ni voz ni voto! - exclamó al tiempo que le propinaba un codazo.

-Yulia, no le hables así a nuestra invitada - le reprochó la señora Volkova, que ahora acariciaba las orejas del perrito - Bueno, tendremos que buscarle un nombre.

-Pues, yo ya le tengo un nombre - dijo Yulia sonriendo.

-Yo pienso que le deberías colocar Ginger - comentó Sam.

-¡No! su nombre será Shelton - respondió Yulia feliz - Y punto!

-¿Y dónde lo has encontrado? - esta vez habló Leo que a causa del alboroto había acudido al lugar de la reunión.

-Lo he encontrado en el bosque - explicó Yulia orgullosa.

-...revolcándose en un charco de barro - añadió Sam.

-Pues para ser de la calle...está bastante limpio, ¿no? - repuso Leo mientras achuchaba al animal.

Sam se acercó de nuevo a Yulia, inclinándose ligeramente.

-Dime que eso ha sido una broma o me muero.

Yulia la ignoró. Todos dejaron de lado a Sam para centrarse en el nuevo miembro de la familia.

-¡Shelton es muy lindo! - habló la señora Volkova y los dos hermanos aprobaron su comentario.

-¿Y porqué no le colocas Ginger? Es único y original - pregunto Sam con inocencia.

Yulia le dirigió una mirada de reproche, repiqueteando con el pie el suelo, de brazos cruzados.

-Me recuerdas a mi abuela - dijo Sam tras evaluarla - Aunque, creo recordar, ella tenía la piel más tersa. A los ochenta- añadió.

-¡Cierra la boca! tú no tienes derecho a opinar en este asunto.

-Yulia, cielo, ella solo quería dar su punto de vista - la regañó su madre mientras acariciaba a Shelton, que estaba en los brazos de Leo - Además, ella ahora es parte de la familia.

Sam sonrió triunfal.

-Eso, ahora somos familia, Yulia - y le dio un codazo, con una sonrisa traviesa surcando sus labios.

Yulia la perforó con la mirada, sintiendo un electrizante cosquilleo de terror ante la idea de compartir parentesco con aquella enferma. Suspiró resignada.

-Mejor me callo - concluyó la ojiazul.

-Sí, esa ha sido una de las mejores decisiones que has tomado - corroboró. Sam

Yulia se esforzó por no contestarle. Le agradó que su madre pareciese encantada con Shelton, pues tenía la firme determinación de quedárselo. Lo habría hecho igualmente, pero que Shelton fuera una molestia para Sam reforzó su postura.

Después de 5 minutos, Sam recordó que su zapato estaba sucio y decidió darse una ducha con su shampoo favorito que tenía olor a vainilla.

-Señora Volkova, ¿le importaría disculparme? quisiera darme una ducha rápida - pidió educadamente.

Ella le sonrió con ternura.

-¡Claro que sí, cariño! - exclamó - Las toallas limpias están en el mueble de abajo - le indicó.

-No se preocupe, traigo mi propio juego de toallas de rizo y algodón puro, cien por cien natural - sonrió tímidamente - Es que ¿sabe? tengo la piel muy sensible.

Yulia rió a carcajada limpia y apoyó una mano en el hombro de la señora Volkova, balanceándose ligeramente.

-¡Dios, mama! ¿De dónde la encargaste?

Yulia volvió a reír. Leo miró con curiosidad a Sam, que parecía sumergida en un estado de profunda reflexión.

-¿Cómo se juega a las toallas? - pregunto Leo, deslizando una rasta entre sus dedos.

-¿Eh? - Sam comenzó a plantearse la posibilidad de recurrir al suicidio como vía de escape - No existe ningún juego de toallas, tan solo son un conjunto de ellas, todas del mismo modelo, ¿Entiendes? - le aclaro la tailandesa.

Yulia negó con la cabeza ante el comentario de su hermano mayor. Ciertamente, de seguir así, sus padres comenzarían a sospechar sobre si realmente estudiaba o se pasaba el día haciendo bobadas. Y, teniendo en cuenta el pacto acordado, mejor sería no dar demasiados indicios de estupidez o Sam podría descubrirlo pronto.

Sam no tardó demasiado en escabullirse hasta el baño. Se aseguró de colocar bien el seguro de la puerta, deseosa de tener un poco de intimidad. Apenas llevaba un día allí, pero se sentía como si le hubieran dado una brutal paliza. Discutir con Yulia resultaba agotador. La chica de aspecto sucio era más ingeniosa de lo que habia pensado al principio. ¡Y ni qué decir del hermano! a Sam le había impactado aquel nuevo espécimen, jamás había conocido nada igual. El estilo de vida de Rusia le parecía extraño. Ella estaba acostumbrada a su perfecta vida en la soledad isla, viviendo en una lujosa mansión en la mejor urbanización de Bangkok, acudiendo cada día a la escuela más prestigiosa de la ciudad.

Sam nunca había tenido necesidad de hacer una colada ni tampoco de prepararse el desayuno cada mañana. Para esos quehaceres cotidianos sus padres pagaban a un mayordomo profesional que hacía muy bien su trabajo, jamás hablaba ni opinaba, era como una estatua que se encargaba sigilosamente de que todo estuviera en orden. Y así se había criado, entre los trabajadores del servicio doméstico, que estaban a sus órdenes. Así pues, pasar aquel mes en el nuevo continente era el reto más difícil que habia tenido que afrontar en toda su vida.

Sonrió débilmente cuando el agua caliente se deslizó por su rostro, despejándose un poco del agotado día en la casa del terror. No estaba segura de cuánto tiempo estaría allí sin volverse loca. Intentó no pensar en ello, concentrándose en limpiar muy bien su cuerpo, restregándose con una esponja. Cuando terminó, sintiéndose satisfecha tras su limpieza diaria, se cobijó con su toalla y poco después se vistió con la pijama azul adornada con ositos que su madre le había comprado específicamente para el viaje. Suspiró y abrió la puerta del baño despacio, temerosa de lo que pudiera encontrarse fuera.

Yulia, apoyada contra la pared de enfrente con gesto aburrido, parecía esperar su turno para entrar, pero, en cuanto la vio, una mueca divertida se dibujó en su rostro, al tiempo que le señalaba con descaro.

-Estás de broma ¿no? - preguntó Yulia, en medio de una carcajada entrecortada.

Sam se miró de arriba abajo, molesta, preguntándose qué habría hecho mal ahora. No encontraba nada extraño que provocara aquella reacción en ella.

-¿Te has pegado en la cabeza, Yulia?

Ella negó rápidamente con la cabeza.

-¡Pareces a punto de hacer una excursión al circo! - explotó risueña, con voz chistosa - Espera, espera - se acercó decidida a ella, que retrocedió enseguida - ¡Pero si te has puesto crema brillante en el pelo, Dios mio!

Y se tapó la boca con las manos, como si acabase de cometer un pecado mortal. Sam se cruzó de brazos, irritada.

-¿Qué tiene de raro?

-¡Sam, eso ya pasó de moda!

-¿Y?- alzó la ceja - Ir de mendiga por la calle nunca ha estado de moda. Pero, mira, siempre hay quien disfruta cuando le dan un billete en la calle por compasión.

-Oye, yo no parezco una mendiga - se defendió Yulia al tiempo que miraba su ropa.

-Y tu perrito es tu hermano - le recordó Sam alzando un dedo con firmeza.

-¡Pero mírate! solo te faltan las zapatillas de ositos.

Sam pareció recordar algo.

-¡Oh, sí, las había olvidado - dijo mirándose los calcetines azules mientras movía graciosamente los dedos - Están en mi armario, ¿te importaría traérmelas?

Yulia pensó que se trataba de un chiste.

-¿Primero me llamas mendiga y ahora pretendes que sea tu criada?

-Pues no estaría mal, la verdad - se encogió de hombros.

Yulia resopló. La miró fijamente, decidida a poner las cosas en su sitio. Aquella niña de mami y papi debería aprender a cambiar su estilo de vida.

-Mira, bonita, aquí cada uno se encarga de sus cosas. Así que mueve tu trasero hasta tu habitación y búscate tú misma tus zapatillas de ositos - dijo Yulia con firmeza.

Sam sonrió tímidamente y comenzó a caminar de puntillas hacia su cuarto. Se giró antes de entrar.

-Oye, me alegra parecerte bonita. Comprendo que te deslumbre mi atractivo físico - añadió señalándose su pijama azul - Pero, por favor, Yulia, no hace falta que lo grites a los cuatro vientos, tu familia acabará pensando que hacemos excursiones de habitación en habitación en mitad de la noche.

Yulia abrió los ojos y se llevó una mano al pecho sin poder creerse lo que acababa de oír, se paró para gritarle alguna cosa, lo que fuese, pero no tuvo tiempo, pues Sam cerró de un portazo la puerta de la habitación tras dirigirle una pícara sonrisa. Yulia respiró hondo y se dirigió hacia el baño.

-¡La odio, la odio! - gritó desesperada.


🔜

🤣 Es o no es normal, Sam?

Nos leemos mañana nuevamente I love you
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Mensaje por soy_yulia_volkova 1/14/2024, 7:37 pm

😂😂 definitivamente Sam no es normal! Va a sacarle canas verdes a mi pobre Yulia 😂😂 amé el diseño de la portada I love youI love you afff!
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Mensaje por LeaAgronsky 1/14/2024, 7:45 pm

Noooooo es nada normal que estas dos estén juntas 😍😍 me acabo de enamorar de esta pareja totalmente son Yusam! I love youI love youI love you
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Mensaje por LenaVolkova66 1/14/2024, 8:40 pm

Pobre yulia y aguantar a Sam que jode mas que nada jajaja me encanta que le hayas puesto el nombre del perrito de yulia acá porque recién falleció y lo amó mucho. Me gusta como va la historia ya quiero ver cuándo se enamoren
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Mensaje por Fati20 1/14/2024, 9:24 pm

Jajajajaja que ginger sea el segundo nombre 🤣🤣🤣 si son muy divertidas y yo amo mucho a Sam ella es un poco excéntrica pero es super dulce y buena y cuando se enamora ama como nadie. Saludos cariño mio 😘😘
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Mensaje por Volkatin_420 1/15/2024, 7:22 am

La historia está muy buena hasta donde va. Me encanta el personaje de Sam, es como la horma del zapato de Yuli jajaja
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/15/2024, 10:30 am

5.Excursión Al Supermercado.

Sam sonrió cuando despertó y se desperezaba en la cama, estirando los brazos mientras escuchaba el canto de algunos pajaritos.

-¡Princesa Sam de Tailandia! - gritó Yulia tras la puerta, Sam frunció el ceño - ¡Arrastra tus pies hasta la cocina, es la hora del desayuno! ¡Ah, no olvides colocarte una chaqueta, que hace frio!

El rostro de Sam se tornó enojado cuando oyó la maliciosa risita de Yulia, que, a paso apresurado, bajaba las escaleras hacia el piso inferior. Se incorporó en la cama, molesta, recordando en donde se encontraba. Acostumbrada a tomar la primera comida del día en pijama, bajó tal cual como se había levantado, donde la familia Volkov se encontraba sentada en la mesa. El señor Volkov estaba leyendo el periódico, mientras que la señora Volkova regañaba a Leo porque, al inclinarse, las rastas se le metían en el tazón de leche.

-Mamá ¿Pero qué importa? - le reprochó Leo.

Sam se sentó en su silla y posó las manos cruzadas sobre el colorido mantel, esperando que alguien le sirviera su desayuno. Como nadie dijo nada, finalmente optó por pedirlo.

-A mí me gustaría tomar un jugo de naranja, sin pulpa, un tazón de avena, un capuchino y...oh ¿Porque no? ¡Vamos a saltarnos la dieta! también unas tostadas con mantequilla - sonrió.

El señor Volkov asomó el rostro por encima del periódico y la miró fijamente. Leo y Yulia dejaron de comer sus cereales y estallaron en una sonora carcajada. La señora Volkova, despreocupada, preparaba el café.

-Abre la nevera y mira a ver que encuentras - le dijo el señor Volkov confundido - Es que estamos a principio de mes, así que todavía no hemos ido a comprar.

Sam tardó unos segundos en comprender la situación. ¿Significaba que ella misma debería prepararse el desayuno? ¿Incluso abrir la puerta de la nevera? Nunca había hecho una cosa de esas. Se sentía aturdida, aquellas cosas no cuadraban en su mundo perfecto. Se levantó lentamente y se dirigió hacia la nevera, evaluando aquel montón de chatarra como si fuera a atacarla de un momento a otro. Después, tomó un poco de valentía, posó una mano en el mango y tiró con fuerza. La luz la deslumbró, parpadeó sin entender. Allí adentro no había absolutamente nada, tan solo quedaban 2 manzanas, unos restos de jugo tropical, algunos huevos y unos sangrientos filetes de ternera. Consternada, volvió a cerrar la puerta y se dirigió hacia su silla, con la vista fija en la familia Volkov. Yulia se dirigió hacia ella.

-Sam, no será un tazón de avena, pero puedes comer choco krispies, están buenos - dijo, mostrándose amable por primera vez como si sintiese pena por ella.

Sam dirigió la mirada hacia la caja de choco krispies, de la cual se había apoderado Leo. El mendigo, tras rascarse la cabeza, metía ferozmente sus manos dentro del paquete de cereales y los sacaba a puñados para comérselos.

-No, gracias - sonrió forzadamente - He oído que es bueno ayunar por las mañanas.

-¿Pero dónde has oído eso? ¡Es mentira! - le reprochó Larissa - ¡Anda, cielo, tómate un café! y he traído unos panes de crema de la panadería...moja uno en el café!

Sam negó con la cabeza, sin saber que decir.

-Yo... intento no comer nada que tenga demasiado colesterol.

-¡Oye! - exclamó Leo - Ni carne, ni pan, ni cereales...pero ¿tú de que vives? porque no te comes los Krispies, que están muy buenos - le aconsejó, masticando con la boca abierta. Ver los trozos de cereales chorreados de la boca de Leo no aumentó el apetito de Sam.

La señora Volkova se giró decidida hacia todos ellos, secándose las manos en un trapo de cocina que dejó colgando a un lado de su delantal.

-Está bien, será mejor que dejemos el tema - sonrió amablemente - ¡Ahora iremos todos a comprar! Así haremos algo en familia.

Leo se comió sus krispies apresuradamente.

-Mamá, tengo que estudiar - se excusó, se levantó rápidamente de la mesa y se escabulló escaleras arriba.

El señor Volkov se mordió el labio inferior, pensativo mientras doblaba el periódico del día con delicadeza.

-Cariño, creo que debería quedarme para revisar las ruedas del coche, que están fatal - explicó.

-Bueno, no importa - suspiró resignada, agotada de intentar unir tan solo un momento a su familia - ¡Ahora, que lo recuerdo, yo también tengo que pasarme por la tintorería! lo había olvidado...

La mirada aterrorizada de Yulia se alzó lentamente hasta dar con los ojos de su madre. La joven frunció con descaro el ceño.

-Dime que es un chiste mamá - exigió, y echó un vistazo a Sam - No pienso ir sola al supermercado con esa cosa.

La señora Volkova resopló, poniendo los brazos en la mesa. Estaba convencida de que Sam era una muchacha normal, solo que como era de una cultura muy diferente le llevaría un poco acostumbrarse a la vida en Rusia.

-"Esa cosa" tiene nombre - le reprochó a su hija - Llámala Khun Sam.

Yulia miró alrededor desesperada, como buscando una salida, cualquier escapatoria válida... pero tan solo se encontró con los marrones ojos de Sam. Se dejó caer dramáticamente sobre el respaldo de su silla, que la hizo chirriar.

-Vale - La señora Volkova sonrió como pudo - Sam, te daré la lista de la compra a ti, que pareces más responsable.

La tailandesa pareció emocionada ante el detalle y no tardó demasiado en huir escalera arriba, dispuesta a arreglarse para salir a comprar.

-Tardo 5 minutos - le dijo a Yulia.

Ella asintió con desgana, como si fuera una muñeca a la que se la habían acabado las baterías.

Yulia tuvo tiempo de sobra para despedirse de toda la familia, que rápidamente se fueron marchando concentrados en sus quehaceres cotidianos. Después preguntándose que demonios estaría haciendo Sam, terminó viendo un aburrido documental, tumbada en el sofá, con el pequeño Shelton durmiendo sobre su panza. Cuando ella apareció sonriente en la puerta del salón, Yulia se frotó los ojos al tiempo que bostezaba, intentando despejarse.

-¿No habías dicho que solo serían 5 minutos? - la acusó - ¡Has tardado más de una hora!

Parpadeó y la observó detenidamente. Sam vestía una falda color café claro que dejaba al descubierto sus hermosas piernas, además llevaba una camisa manga larga con un corbatín que ella utilizaba con una camisetilla blanca y unas zapatillas del mismo color de la falda. Yulia rió.

-¿Qué pasa? - preguntó Sam, sin dejar de mirar ni un minuto a Shelton, que danzaba a los pies de su ama.

-¿Es que vamos a una boda y no me he enterado?

Sam evaluó su vestimenta, sin comprender.

-Si apenas me he arreglado - afirmó - Ni siquiera llevo maquillaje.

-¡Oh, eso lo explica todo! - exclamó ella risueña - No quiero ni pensar como acudirías a una ceremonia.

-Pues....

Yulia la interrumpió, levantándose rápidamente del sofá.

-Majestad, guárdese los detalles, no me interesan - dijo, colocándose la capucha de su abrigo.

Salieron a la calle y caminaron hacia abajo en busca del supermercado, que quedaba a 6 cuadras de distancia.

-Dame la lista - le ordenó Sam alzando una mano con porte elegante.

-¡Que te crees tú!

-¡Eh, tu madre ha confiado en mí como portadora de la lista! - reprocha con la expresión de una chiquilla caprichosa. Yulia la miró divertida.

-Pero ¿Crees que mamá ha escrito en la lista de compra el secreto del universo o qué? - Sam frunció el ceño.

-Me da igual, quiero mi lista - insistió - Soy la responsable - Y después la miró maliciosa - Ya que tu madre cree que no eres lo bastante madura como para ocupar tal cargo.

Yulia resopló, nerviosa. Lograba sacarla de quicio por cualquier estupidez. Aquello era un infierno.

-¡Toma tu lista y métetela donde te quepa!

-... en el bolsillo - añadió Sam y se la guardó delicadamente.

Entraron al supermercado. Yulia se dirigió decidida hacia los carritos de la compra mientras Sam se quedaba pasmada, observando asombrada su alrededor. Era la primera vez que pisaba un lugar así, jamás había ido a hacer la compra, para eso le pagaban a la señora Neung, su criada, que llevaba años viviendo en su mansión.

Sam reaccionó con sorpresa cuando una familia con niños que gritaban pasaron por su lado. Suspiró, e intentó asimilar lo que veía. Aquello era alucinante, un espectáculo. Bolas enormes y pomposas colgaban del techo, junto con numerosos carteles luminosos que decían: "Felices Fiestas". Por si aquello fuera poco, un árbol de navidad se encontraba en la entrada del supermercado repleto de adornos, y como todos los villancicos populares inundaban el lugar.

-¿Qué haces ahí parada? - le gritó Yulia.

Sam despertó de aquel profundo sueño y la siguió a paso rápido.

-¿Puedes sacar la lista de compra de una vez?

-¡Oh... si, si!

Sacó la nota del bolsillo, la desdobló con cuidado y alisó una esquina que se habia arrugado ligeramente. Se aclaró la garganta y dijo:

-Huevos.

Yulia comenzó a caminar más rápido, recorriendo el eterno pasillo segura de sí misma, en el fondo Sam agradeció su compañía, pues si hubiese estado sola, habría acabado perdiéndose. Cuando llegaron al estante de los huevos, se quedó conmocionada ante la variedad de marcas, tamaños y envases que había. Yulia cogió decidida media docena y la dejó en el carro. Sam ladeó la cabeza mientras observaba detenidamente el producto.

-¿Piensas llevar esos? - preguntó, y una mueca de asco se reflejó en su rostro.

-No es que lo piense, es que ya están en el carro.

-Siempre puedes dejarlo en el estante y agarrar otro - aclaró Sam.

-Pero es que tenemos que comprar huevos.

-Ya, el problema es el aspecto de esos no me gusta - apuntó, señalándolos con el dedo acusador, como si los pobres huevos estuvieran malditos.

Yulia fijó la vista en el estante, después miró a Sam confundida. Nunca lograba entender su retorcida mente. Aunque tampoco quería llegar a hacerlo.

-¡Qué más da! son todos iguales, ¡Solo son huevos!

-¡Para mí no solo son huevos! es el alimento y la proteína que voy a ingerir y que se acabará depositando en mi cuerpo. La nutrición influye mucho en la suavidad de la piel, ¿Lo sabías?

Yulia alzó las manos, desesperada.

-¡Oh, Dios mio! ¡Esto no es una clase de biología! solo son una caja de huevos.

-Coge esos - le indicó Sam, señalando un paquete amarillo.

-¡Pero si son carísimos! - se quejó Yulia - ¡Valen 4 euros más!

Sam bufó, restándole importancia.

-¡Cógelos! ya recortaremos gastos en otras cosas.

Yulia terminó cediendo con la esperanza de que se callara de una vez por todas. Continuaron avanzando por los pasillos del supermercado.

-Dime que sigue - le exigió Yulia.

-Leche.

La estantería de los lácteos le pareció infinita. Sam pasó más de 20 minutos leyendo las etiquetas de los envases.

-¿Qué leche has elegido? - preguntó Yulia, al borde de la locura.

-Esta - Sam le tendió una caja.

-¿Eh? ¿Leche fresca, sin lactosa, desnatada, ecológica? Sam ahora si he confirmado que eres rara.

-No soy rara - le afirmó la castaña.

Yulia suspiró profundamente, armándose de paciencia, y clavó la vista en el techo del supermercado como si esperara recibir alguna ayuda del cielo.

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BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás Empty Re: BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/15/2024, 7:51 pm

6.Viaje En Limosina

Desgraciadamente, de camino a casa Sam vio el enorme cartel de una pequeña tienda donde anunciaban la fabulosa oferta de 40 tupperware (tazas de plástico) por 50€.

-Entonces ... - Ordenó.

-¡Tú estás loca! - se quejó Yulia, cargada con gran cantidad de bolsas, tenía los dedos entumecidos por el peso y le dolían las manos.

-Luego cogemos un taxi - Objetó Sam, al tiempo que dejaba las bolsas en mitad de la calle - Necesito esas tazas para administrar mi comida.

-¡No, no hagas eso Sam, por Dios! - Gritó la ojiazul pero fue demasiado tarde. Sam estaba alejada unos metros de distancia y se dirigió a una velocidad impresionante hacia la tienda, como si fuera una droga para ella.

Salió poco después, cargada con 2 cajas de cartón y una estúpida sonrisa surcando su rostro. Gracias a la compra de última hora, llegaron a la conclusión de que no podían continuar su camino con quince bolsas de comida y aquellas enormes cajas de cartón que parecían a punto de reventar.

-Pero ¿Que has hecho Sam?

Sam la miró con una cara extraña: Algo de pena mezclada con un deje de profunda satisfacción.

-He visto la oferta y no he podido resistirme - Explicó ella, orgullosa - Además, ¿dónde piensas que va a caber toda esta comida? claro, ¡Es verdad! ¡Podríamos utilizar tu cuarto como despensa, yo creo que hasta parecería más ordenado, y como el suelo es tu ropero, el armario queda completamente libre para guardar alimentos - dijo, con gesto reflexivo imitando a uno de aquellos filósofos de la ilustración.

-¡No puedo creer que estés hablando en serio! - explotó Yulia - Eres tu quien ha ocupado mi casa, una inquilina indeseable. Lo más normal sería que utilizaras tu habitación y vaciaras tu ridículo armario lleno de cajas con cremitas y medicamentos - replicó la morena.

Sam abrió la boca para protestar, pero Yulia la interrumpió dirigiéndole una mirada que cortaba la respiración.

-Cogeremos el autobús - anunció Yulia dirigiéndose hacia la parada que tenían apenas 3 metros de distancia.

-¿El autobús? - Preguntó Sam intrigada.

-Sí, ese coche grande, con ruedas que lo maneja un conductor... - explicó la pelinegra. Sam sonrió orgullosa.

-¡Ah! yo tengo uno de esos, pero nosotros lo llamamos "Limosina"- aclaró contenta.

Yulia la miró consternada ¿De verdad Sam hablaba en serio? ¿Era cierto que jamás había entrado en un supermercado y ni siquiera tenía claro lo que era un autobús? Yulia preguntaba en que mundo se había criado Sam, desde luego en ninguno demasiado realista. Decidió aprovechar aquella oportunidad.

-¡Oh, si! Es eso, una especie de limosina, pero más popular - le dijo, deseosa de ver su reacción cuando el autobús parara frente a ellas.

-¿A qué te refieres a eso de "más popular"? - Sam frunció el ceño, insegura.

-¡Ya lo verás! - La morena sonrió malévola - ¡Mira, ahí viene!

Sam observó la enorme limosina que se acercaba hacia ellas, abrumada por la emoción. Aquella cosa era más grande que la que ella utilizaba en Bangkok. Soltó un silbido de asombro, sonriente. Entonces el majestuoso carruaje frenó secamente frente a ellas y comenzó a ver algunas cabecillas curiosas que se asomaban por las ventanas. Gente desconocida.

-Pero ¿Qué es esto?

-¡Vamos, sube!

Siguió a Yulia, confundida.

-¡Dios mio, que es esto! - Gimió en cuanto puso un pie en el autobús. Agarró a Yulia de su camisa y tiró de ella inconscientemente. Después reaccionó y la soltó asqueada - Yo prefiero ir caminando.

Yulia sonrió ampliamente, tras dejar las bolsas de la compra en el suelo mientras abría su bolso. Dejó caer 10€ en la repisa del conductor.

-De ningún modo - Dijo - La culpa es tuya por decidir comprar 100 Tupperwares.

-Puedo devolverlas.....

Yulia se volvió, dándole la espalda al conductor.

-Mala suerte, ya he pagado.

-¿Y a mí que me importa? Eres tu quien ha perdido dinero tontamente.

Las puertas del autobús se cerraron con un sonido chirriante. El conductor se puso en marcha dirigiéndole media sonrisa a Sam.

-Lo siento muchacha - Le dijo - Esa mujer te manda.

-Ella no es una mujer - le corrigió Sam, señalando a Yulia.

-Pero ¿Cómo te atreves?

Yulia la hubiera abofeteado gustosamente de no ser porque sus queridas manos estaban ocupadas sosteniendo las enormes bolsas de la compra.

-Solo te digo la verdad.

-Te diré una cosa Sam - puntualizó - Puede que no sea la chica más guapa del mundo.....

-No, no lo eres...

-.....Pero comprendo el significado de la palabra "respeto", algo que tu desconoces.

Sam parpadeó con indiferencia.

-Bien, quédate con tu respeto - Farfulló - Yo prefiero quedarme para admirar a las mujeres guapas.

-Eres una ignorante sin remedio - Concluyó - Me das pena.

-¡Oh, no sé si podré soportarlo! - Exclamó burlona, y se llevó una mano al pecho dramatizando.

-Espero que te mueras.

Yulia echó andar hacia el interior del autobús, mientras oía al fondo las carcajadas del conductor. Estaba enfadada y lo estuvo aún más cuando distinguió las coquetas miradas que le dirigían a la idiota de Sam un grupo de chicos.

-Ciegos.... - Susurró Yulia por lo bajo.

Sam buscó su mirada antes de contestar.

-¿Ciegos? - Sonrió ampliamente - Querrás decir, afortunados. Afortunados por poder gozar de mi exquisito rostro.

Yulia arrugó la nariz molesta.

-Tú jamás te has puesto delante de un espejo ¿Verdad?

Sam sacudió las manos, despreocupada.

-¿Para qué iba a hacerlo? No lo necesito - Aclaró - Puedo ver mi reflejo en las reacciones satisfechas de todos los que me rodean.

Yulia pestañeó, intentando asimilar sus palabras. Se preguntó si estaría bromeando, pero Sam tenía el rostro serio aunque levemente tensa mientras miraba a su alrededor.

-Oye, aquí hay muchos gérmenes..... - Murmura - No me gusta esta limosina, la mía es mejor.

-Sujétate o te caerás cuando frene - Le avisó la pelinegra girándose hacia la ventanilla con la intensión de ignorarla.

-Pero ¿Qué dices? Estas barras de metal han sido tocadas por muchas personas. No pienso posar mis manos sobre ellas - Alzó una mano sobre el rostro de Yulia - ¿Ves? mi madre siempre me ha dicho que tengo dedos de pianista.

-Tu madre miente...

-¿Porqué iba a hacer algo así?

-Para que te callaras y la dejaras en paz, seguramente - Le explicó, todavía enojada - La gente te cubre de halagos solo con la intención de perderte de vista.

-Eso no es cierto - Sonrió tímidamente - Yo nunca te he halagado, pero si deseo que te pierdas de mi vista. Y de la vista del resto del mundo, a ser posible.

Yulia bufó de forma pesada, cansada de escuchar la voz de Sam. Entonces el autobús frenó en seco cuando un semáforo de puso en rojo. Sam que seguía de pie sin sujetarse a nada, se deslizó bruscamente hacia delante, cayendo sin control sobre el cuerpo de Yulia, que gimió adolorida cuando se golpeó contra el suelo.


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BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás Empty Re: BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás

Mensaje por soy_yulia_volkova 1/15/2024, 8:44 pm

Jajaja es que Sam le está haciendo pagar todas las que les ha hecho a la pobre Lenita en otros fics jajaja amo a Sam
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BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás Empty Re: BESOS DE MURCIÉLAGO // Silvia Hervás

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