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GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/28/2020, 3:14 pm

Bueno, lamento mucho la espera, pero son cosas que no tenía planeadas que simplemente sucedieron...

Disfruten el capítulo.

GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA) - Página 6 Img_2014

Capítulo 41 (¿Buena decisión?)


[Lena]

Cerré los ojos sintiendo los atrevidos labios de Yulia deslizarse por mi cuello, para después sentir sus dientes clavarse lentamente en mi piel, dejé escapar una profunda bocanada de aire, apretando mis piernas para no empeorar nuestra situación, pero ella estaba a mil. Yulia estaba ahora encima de mí, besando mi boca como si el mundo se fuera acabar, su mano derecha bajó a mi muslo, flexionándolo para estar entre mis piernas, era demasiado temprano, alrededor de 7:08 am para ser más exactos. Ayer por la noche, después del picnic Yulia decidió llevarnos a los bolos, ella estaba decidida en hacer el día de Anya maravilloso y realmente lo fue, tuvimos un montón de diversión. Después de jugar bolos, Yulia nos dio la idea de que fuéramos a comer un poco de pollo, haciendo instantáneamente feliz a Anya, hablamos y bromeamos durante un par de horas más hasta que regresamos a mi departamento. Con mi manera dulce pude convencerla para quedarse y dormir conmigo mientras que Anya dormía en la habitación de Nastya, según ella su cama era más cómoda, por suerte Yulia se comportó bien después de amenazarla tres veces. La huelga de sexo estaba volviendo completamente loca a mi novia y para ser sincera a mí también.

— Yulia...

Ni siquiera me estaba escuchando, chupó el lóbulo de mi oreja haciéndome jadear… ¡Maldita! Sus manos vagaban de arriba hacia abajo por todo mi cuerpo, causando una muy deliciosa excitación, así que llevé mis manos a su cabello, tirando de ella para capturar sus labios.

Estuvimos besándonos y tocándonos con locura en el sofá de mi departamento desde que nos despertamos o bueno, ese era el plan inicial, la mujer dijo que sólo quería algunas caricias, pero ahora miren en donde estábamos.

— Anya está durmiendo y podía despertar — Susurré cuando descendió los besos a mi pecho.

— Sólo tienes que estar en silencio, amor — Susurró deslizando su lengua sobre mi piel.

Maldita sea, ella me enloquecía, su respiración pesada y caliente contra mi piel me hacía querer terminar con la maldita huelga.

— Pero la huel...

— Olvídate de la huelga ¿De acuerdo?

Se sentó en el sofá, tirando de mi cuerpo con cierta fuerza, haciéndome sentar a horcajadas sobre su regazo, sus manos se posaron en mis muslos apretándolos con fuerza. Suspiré y llevé mis manos a su cuello, entrelazando los dedos entre los mechones de su cabello, ella me miró y sonrió, negué con la cabeza y la besé.

Al principio, el beso fue sólo un contacto de labios, pero Yulia deslizó la punta de la lengua por mi labio inferior, indicando lo que quería y lo permití, en segundos sentí su lengua serpentear sobre la mía diabólicamente. Sentí sus manos hábiles deslizarse dentro de mi blusa, cerré los ojos cuando desconecto nuestras bocas y comenzó a besar mi cuello haciendo parada en mi punto de pulso y así succionarlo, mierda, eso dejaría una marca.

Clavé las uñas en su hombro, impulsándola a continuar, con velocidad, llevó sus manos al botón de mis shorts, desabrochándolos tan rápido que ni siquiera me di cuenta hasta que empezó a tirar de ellos. Nuestras respiraciones ya eran pesadas e irregulares, me eché hacia atrás, recibiendo besos desesperados en mis pechos, incluso por encima de la blusa, deslizó su lengua justo encima de mi pezón, mientras frota una de sus manos en mi centro sobre la tela de mis shorts.

¡Dios, necesito más! Eso era lo único que pensaba, mientras me dejaba perder por sus acciones.

Apreté su cabello, claramente dándole a entender que estaba rindiéndome, porque la maldita mujer dejó escapar una risa cínica acompañada de una mirada traviesa.

— Si supieras que tan caliente me pone, señorita Katina...

Ni siquiera pude escuchar bien, el roce de su mano sobre mis shorts me estaba enloqueciendo y me dejaba alterada, la falta de un contacto fuerte me estaba irritando.

— Quítame el puto short — Ordené.

Y cuando Yulia comenzó a tirar de él, la puerta se abrió rápidamente, sorprendiéndonos hasta el punto de que prácticamente salté de su regazo y caí al suelo.

— ¡Elena! — Yulia me miró asustada.

Se puso de pie y extendió su mano hacia mí, ayudándome a levantar.

Me puse de pie rápidamente, para ver a Oksana y Nastya que nos miraban con malicia.

— Nosotras no vimos nada, relájense — Oksana dijo con su mano cubriendo sus ojos.

— Oh sí, si vimos — Nastya habló con malicia.

Yulia se aclaró la garganta y yo me quedé mirando a Nastya con los ojos muy abiertos.

— ¡Nastya! — Oksana le dio un codazo.

— ¿Qué? Estaban casi comiéndose en nuestro sofá — Nastya intentó susurrar, más fuerte de lo que debería.

Me quedé mirando a Yulia que estaba algo sonrojada, pero no sabía si era de la vergüenza o la excitación.

— Cállate, Nastya — Oksana la empujó.

Nos quedamos en silencio durante unos segundos incómodos.

— Bueno, creo que mejor… — Yulia puso su mano en la sien izquierda — Me voy a casa.

Me mordí el labio y sonreí torpemente.

— Está bien, amor, nos vemos más tarde en la empresa.

Asintió y se acercó para darme un beso rápido, Yulia les dio una sonrisa tímida a las chicas para luego caminar hacia la salida.

— Buen día, señoritas.

— Buen día, señorita Volkova — Oksana dijo.

— Buen día, Yulia — Nastya dijo mientras Yulia salía del departamento.

Tan pronto como la puerta se cerró Oksana se quedó mirando a Nastya.

— ¿Yulia? ¿Eres tan íntima con ella?

— ¡Obviamente cariño! Estaba casi teniendo sexo con Elena en mi sofá, si no la puedo llamar por su nombre, no voy a permitir estas cosas atrevidas aquí.

Oksana dejó escapar una risa divertida y se dirigió a la cocina.

— ¡¿Y usted, señorita?! ¿No tiene una habitación? — Nastya se acercó a mí con una mirada traviesa.

Suspiré y me encogí de hombros.

— Anya está durmiendo en mi cuarto.

— ¿Y por eso estabas teniendo sexo en el sofá?

— Nosotras no estábamos teniendo sexo, Yulia todavía está castigada — Hablé mientras abrochaba mis shorts.

— Parecía que lo estaban — Oksana habló antes de beber agua.

— Estaban a punto de hacerlo, tú sentada a horcajadas sobre ella, créeme, no ibas a durar mucho tiempo.

— Soy fuerte Nastya, Yulia necesita este castigo.

— ¿Hasta cuándo? ¿No tienes miedo de que ella vaya con alguien más?

— Yulia ama Elena — Oksana dijo con calma.

— Así es, ella me ama.

— Siendo mi jefa es un poco extraño el creerlo, ella era tan seria.

— Para mí, ella todavía lo es — Oksana se encogió de hombros.

— Yulia es muy cariñosa.

Me senté al lado de Oksana que sonreía.

— ¿De verdad? Ella parece ser una de esas mujeres frías y groseras a quienes les gusta el sadomasoquismo, como una versión más ruda y femenina de Christian Grey.

— Dios, Nastya tiene razón.

— Pero no lo es, bueno no siempre, ella es cariñosa y atrevida, sabe cómo utilizar ambos lados en el momento adecuado.

— Elena se pone toda tonta hablando de ella — Oksana dijo abrazándome.

— El amor invade esta casa.

— Tal vez — Dije sonriendo — Pero dime ¿dónde estaban ustedes dos que sólo llegaron hasta ahorita? Siéntate aquí, Nastya — Hablé dando palmaditas al acolchado sillón.

— Estábamos con la abuela de Oksana, ayer era su cumpleaños y no me sentaré allí, probable este mojado con sabes que...

— Oh por dios ¿Está mojado? — Oksana saltó del sofá, haciéndome reír.

— ¡Sí! Esta mojado con sus fluidos.

— ¡Por supuesto que no! Ya basta Nastya, cállate — Le tiré una almohada.

— ¡Dios bendito! Elena encárgate de la limpieza de este sofá ahora mismo — Oksana dijo caminando hacia su habitación.

Nastya dejó escapar una risa en voz alta y se tiró en el sofá junto a mí.

— ¿No te cansas de molestarla? — Hablé dando una ligera caricia en su cabello, ya que había puesto su cabeza en mis piernas.

— Amo esa manera santa de Oksana, somos el trío perfecto.

— ¡Cuarteto! Olya dijo que ella va a dejar su departamento para venirse a vivir con nosotras.

— ¿De verdad? Será bueno tenerla aquí.

— Ustedes dos también podrían tener diversión en este sofá ¿no crees? — Hablé sugestivamente.

— ¿Qué? ¿Cuándo te caíste del regazo de Yulia te golpeaste la cabeza? Soy heterosexual, cariño.

Dejé escapar una risa.

— Hasta que lo intentes, confía en mí, Olya es preciosa y podrías probar muy bien el lado colorido de la vida.

Me levanté del sofá dejando acostada a Nastya.

— Es la falta de sexo ¿sabes? Ve a tener relaciones sexuales, que está afectando a tu cabeza — La oí gritar desde la sala.

Caminé hacia mi habitación viendo a Anya dormir en mi cama, dios, yo todavía tenía que llevarla antes que Inessa regresara.

[…]

— ¡No quiero ir a casa, Gingi!

Esa frase se repitió decenas de veces desde que salimos de mi apartamento, Anya estaba prácticamente tratando de saltar fuera del coche y volver a mi departamento.

— Any, ese era el trato ¿recuerdas?

— ¡Pero yo no quiero! Es aburrido quedarse allí.

Suspiré al ver a la pequeña con los brazos cruzados sobre el asiento del pasajero.

— Te voy a visitar más a menudo ¿vale? Lo prometo.

La pequeña me miró triste y suspiró.

— No pongas esa cara, sabes que no tengo otra opción, si fuera por mí estarías viviendo conmigo.

— ¿Y por qué no puedo vivir contigo y Yul?

— ¿Quieres vivir con nosotras?

— ¡Por supuesto! Sería muy divertido — Habló con entusiasmo.

— No creas que siempre tendremos fiesta, señorita, tanto Yulia como yo trabajamos mucho.

— Lo sé, Gingi, pero me siento muy feliz cuando estoy con ustedes dos.

Estaba toda mi atención en el camino, pero en ese instante le di un rápido vistazo a Anya que se quedó pensativa.

— ¿No eres feliz con tus padres?

— Nuestros padres — Corrigió de una manera rápida e inteligente para un niño — A veces, se pelean mucho y mamá ha estado actuando raro últimamente.

— ¿Cómo es raro?

— No sé cómo explicarlo, Gingi, a veces se ve débil, el otro día se cayó en la cocina de la nada.

— ¿Sabes si está enferma?

— Le pregunté a papá, pero dijo que estaba bien, que solo no había estado comiendo bien.

Suspiré cuidadosamente, a pesar de todo me sentía un poco rara pensar que no era así. Inessa siempre fue una adorable madre hasta que Sergey entró en el mundo del juego, tal vez él es el culpable de todo lo malo que nos había pasado.

— Mmm… ¿él ha estado allí?

— Sí, a veces se mantiene alejado durante unos tres días, pero luego vuelve a casa, la semana pasada regresó bastante herido, dijo que fue agredido por unos ladrones.

"Mentira", pensé rápidamente.

— Además de eso ¿no hay nada más raro? ¿Nadie diferente?

Anya pensó unos instantes y luego habló.

— Un hombre nos ha estado visitando, él parece bastante enojado cuando va, siempre pregunta por papá, pero mi padre nunca habla con él, siempre nos dice que debemos decir que no está en casa.

— No te quiero cerca que ese hombre ¿de acuerdo? Abre los ojos y ten cuidado, cualquier cosa me llamas...

— Está bien, Gingi, relájate.

Le di una débil sonrisa, parando el coche delante de la casa de Mina.

— Llegamos.

Anya miró la casa por la ventana y luego me miró.

— No te preocupes, te voy a visitar más a menudo y te garantizo que estoy trabajando en algo muy genial para ti.

— ¿En qué? — Preguntó con curiosidad.

— Es un secreto, pero puedo decir que te va a encantar.

— Dame al menos una pista, Gingi — Saltó del asiento del coche, haciéndome reír.

— Tiene que ver contigo, Yulia y yo.

— ¡Oh por dios! Si se trata de lo que estoy pensando.

— ¿En qué estás pensando?

— ¿Me vas a llevar a vivir con ustedes dos?

— Quién sabe... — Me encogí de hombros y me miró aún más emocionada de lo normal — Pero eso es un secreto ¿vale? No le puedes decir a nadie o todo puede salir mal.

— No lo diré, Gingi, lo prometo — Habló con una de sus manos en alto como si fuera un juramento.

— Perfecto, ahora ve y recuerda, llámame cada vez que necesites algo, te echaré de menos pequeña.

— Voy a extrañarte también Gingi, envíale un beso a Yul y dile que vamos a comprar a nuestro cachorro la próxima vez que la vea.

Sonreí y deposité un beso en su mejilla y entonces ella me abrazó con fuerza.

Es difícil siempre el decir adiós, yo quería ser capaz de vivir con mi hermana todos los días, pero todavía no podía.

La pequeña me soltó y sonrió, para después abrir la puerta del coche y salir hacia la casa de Mina, me quedé esperando hasta que la vi entrar en la casa y entonces me fui.

[…]

— Voy a esperarte allá.

— ¿Y qué pasa si no voy? — Yulia preguntó irritada.

— Voy a estar muy molesta contigo y la huelga durará más tiempo.

La mujer resopló y se cruzó de brazos, yo me acerqué lentamente.

— No pongas esa cara, amor.

Suspiró y envolvió mi cintura con sus brazos.

La puerta de la oficina estaba cerrada y las persianas impedían ver a cualquier persona del otro lado lo que estábamos haciendo, últimamente, la oficina estaba así.

— Estoy celosa, amor, te quedas medio desnuda para aquellas personas.

— Te gusta — Dije sonriendo, tocando su nariz con la punta de mi dedo.

— Me gustaba cuando yo estaba tratando de conquistarte, ahora tengo a Ginger Apple para mí y no te quiero compartir con nadie.

— Y no me compartes, soy tuya.

— Si, mía.

Sonreí y sellé mis labios sobre los de ella, sintiendo su boca que se movía lentamente sobre la mía.

— Voy a bailar y me vas a ver y luego nos vamos ¿trato?

— ¿Tengo otra opción? — Preguntó.

Negué con la cabeza y sonreí.

— Sé agradable, mañana vas a permanecer lejos de mí.

— ¿Lo estaré?

Ella frunció el ceño confundida.

— Por supuesto ¿o has olvidado que mañana es la entrega de premios en Kazan?

Yulia arqueó las cejas como si acabara de recordar.

— ¿Estás segura de que no quieres ir conmigo?

— No creo que sea apropiado que vaya contigo.

— Tengo derecho de ir con quien yo quiera.

— Yulia...

— Te vienes conmigo o yo no voy a Imperium.

— ¡Chantajista!

— No, se llama ser inteligente, amor.

— No tengo ropa para ese tipo de evento — Dije saliendo de sus brazos, dando cualquier excusa para no ir.

Me quedé mirando a Yulia que sonreía obviamente no creyendo eso.

— Yulia, no puedo ir contigo, todavía no es el momento para que todos sepan de nuestra relación, eres una figura pública, todo el mundo quiere saber sobre tu vida.

— No quiero ocultar para siempre lo que tenemos, Lena.

— Yo tampoco, pero esperemos un poco ¿de acuerdo?

Suspiró derrotada y asintió.

[…]

Después de algo más de tiempo insistiendo, Yulia aceptó verme en Imperium, según ella, era mejor que estar cerca viendo todo que estar lejos imaginándolo, me reí en ese momento debido a su mente celosa, ella podría ser algo posesiva, más bien, MUY posesiva sería lo más adecuada, pero me gusta como era, la mezcla de personalidades que tenía era el punto perfecto, por lo menos en mi opinión.

— Tu admiradora no te deja sola, incluso después de comenzar a salir contigo ¿eh? — Olya preguntó sonriendo mientras entraba en mi camerino.

Dejé escapar una risa suave, pero continué poniéndome el maquillaje.

— Ella vino casi a la fuerza, Olya.

— ¿De verdad? — Preguntó sentándose a mi lado.

Olya lucía maravillosa como siempre, vestida como una policía atractiva, con un súper corto uniforme y todo.

— Sí, Yulia es muy celosa y no le gusta compartir.

— Y con justa razón, nadie lo haría.

— Lo sé, a veces pienso que esto está mal ¿sabes? — Suspiré poniendo el delineador de ojos en el mostrador — Pero no se siente bien dejar a Mila, ella siempre fue buena conmigo.

— Sí, pero creo que le diste grandes beneficios, ya has pagado la deuda que piensas que tienes.

— ¿Eso crees?

— Por supuesto, Elena, no puedes trabajar para ella el resto de tu vida, Mila no es tu propietaria, además ella no es una santa tampoco, de hecho ha estado actuando muy raro en estos días.

Entrecerré los ojos y Olya se encogió de hombros.

— ¿Qué pasó?

— Creo que ella está involucrándose con una mujer que tiene una cara de perra.

Abrí mis ojos sorprendida, no sabía que Mila se involucró con mujeres hasta el momento yo creía que era heterosexual.

— ¿Estás segura?

Olya dejó escapar una risa.

— No eres solo tú la que camina por este mundo de colores, Elena

— Woow… Realmente estoy sorprendida ¿sabes su nombre?

Olya sacudió la cabeza mientras se acomodaba el cabello.

— No lo sé, es un misterio sin fin, se reúnen, hablan y hacen sólo dios sabe qué, pero no me gusta la mujer ¿sabes? Ella no me da buena pinta.

— No puedes hablar así de tu futura jefa, Olya.

— Oh no, espero que dios no lo permita, es más, ni siquiera digas eso.

Solté una risa mientras ella se ponía de pie.

— Quién sabe si mi futura jefa seas tú algún día ¿eh?

— Yulia no me quiere aquí dentro ¿se te olvida? Aparte de que yo nunca sería capaz de ser la dueña de este lugar.

— No podemos subestimar el futuro que nos espera, Ginger Apple, ahora levántate y ponte tu máscara porque es la hora de tu show.

Me levanté y me volví hacia el espejo, esa noche mi traje era puro cuero, una especie de corsé que modelaba perfectamente mis curvas, mis piernas estaban cubiertas por la lencería y en los pies llevaba tacones altos, mi pelo estaba en una coleta y sólo había una cosa que falta para completar todo… Mi máscara.

Salí de mi camerino para ir a la parte posterior del escenario, respiré profundo escuchando el fuerte ruido de la gente al otro lado. A pesar del tiempo, todavía sentía cierto temor, pero sabiendo que Yulia estaría allí me hacía sentir más tranquila, desde que nos conocimos bailaba mucho mejor cuando me centraba exclusivamente en ella, sus reacciones me incitaban a probar y transpirar sensualidad por cada poro de mi cuerpo, ella era la fuente que me indujo a ser Ginger Apple como nunca antes. Cerré los ojos, escuchando el sonido de las risas, conversaciones y la música, respiré profundamente por última vez antes de que las cortinas se abrieran y la música comenzó a sonar, abrí los ojos y a través de la máscara enfrenté a la multitud.

Con pasos lentos y perfectamente calculados caminaba hacia el centro del escenario, deteniéndome delante del poste, fui consciente de las miradas perdidas en la lujuria en mí, sonreí y caminé alrededor del tubo, mientras que desabroché el abrigo negro que llevaba puesto. Dejé que mis ojos se perdieran entre la multitud en busca de ella, di la vuelta al tubo por última vez y me detuve delante de todos, cuando automáticamente mis ojos se posaron en ella, Yulia estaba allí, sentada justo en el medio con una sonrisa, tan pronto como se dio cuenta de que estaba mirándola, levantó su vaso de whisky y me guiñó el ojo. Me mordí el labio y sonreí, aventando el abrigo para que todos, o más bien ella pudiera disfrutar de cada pedacito de lo que vería, moví mi cuerpo lentamente de un lado a otro de acuerdo con el ritmo de la música, los hombres en la primera fila dejaron salir palabras de lujuria y de deseo, pero ni siquiera escuché, estaba demasiado concentrada en Yulia, que me observaba como la primera vez. Le di la espalda, llevando mi mano al listón que ataba mi cabello, para después tirar de él y liberar mi cabello ondulado, sabía lo mucho que le gustaba mi cabello de esa manera, moví la cara hacia un lado para tener una vista parcial de Yulia que tenía sus ojos centrados en mí mientras tomaba otro sorbo de su bebida, sonreí y comencé a moverme de una manera puramente sensual, balanceando mis caderas lentamente a medida que mi cuerpo bajaba al suelo.

— Oh dios mío, no puede ser de este mundo — Un joven habló.

Parecía estar cerca de los dieciocho años, tenía los ojos vidriosos y su expresión era estática, juro que sentí ganas de reír, pero este no era el momento para eso, así que continué, me puse de pie con mi cuerpo que se frotaba en el tubo que estaba sosteniendo, en ese instante empezaría la parte de mi coreografía en el tubo y confieso que me encantaba esta parte. Con las dos manos sostuve la barra de acero y suspendí mi cuerpo, entrelazando las piernas para dejar mi mitad superior suelta, estiré un brazo lentamente y arqueé la espalda echando mi cabeza hacia atrás, recibiendo más y más dinero, eso fue literalmente una lluvia de poder. Moví mi cuerpo, lanzando mis piernas a la parte superior del tubo, dejando mi cuerpo mantenerse al revés, lentamente bajé al suelo, para después caminar por el escenario con mis ojos en ella, sus ojos azules permanecieron conectados en mí, su expresión de deseo me impulsó a continuar, me sostuve en el tubo y me moví, pero me moví de la manera más provocativa que pude, oyendo los gritos de la audiencia.

— Duerme conmigo, cariño.

— ¿Cuánto necesitas?

— ¡Maldita sea, eres tan sexy!

— Debes de ser una bestia en la cama — Un hombre mayor, con una exquisita apariencia habló después de tomar una larga calada a su puro.

Se puso de pie y se acercó a mí poniendo una pila de billetes en mi lencería dejando escapar un rápido guiño, yo, que estaba en el suelo, me puse de pie y le sonreí, caminé al centro del escenario, agarrando la pila de billetes y lanzándolos al aire, viéndolos caer lentamente sobre mí, puse los ojos en el hombre que estaba aturdido y luego sobre Yulia quien dejó escapar una risa atractiva, le hice un guiño y le tiré un beso. La música casi terminaba, así que continué la coreografía balanceándome hacia mi mujer que estaba visiblemente amando todo esto, en los últimos segundos miré a todos los presentes y detrás de Yulia, un poco más lejos, la vi… Miroslava Dostoievski estaba mirándome con deseo.

Y en esa fracción de segundos sólo podía pensar en una cosa:

"Estoy jodida".

Si Yulia se daba cuenta de su presencia allí las cosas no serían buenas, la luz del escenario se apagó y me dirigí rápidamente a la parte posterior orando porque Yulia viniera tras de mí.

— ¡Maldición, maldita sea! — Exclamé con nerviosismo.

— ¿Qué pasa, Elena?

— Necesito que Yulia venga a verme, haz que venga aquí rápido, por favor.

Olya me miró asustada, pero rápidamente asintió y se fue a buscar a mi mujer.

¿Desde cuándo Miroslava frecuenta Imperium? Durante todo este tiempo nunca la había visto, hace años le hablé un poco de mí otra vida, pero nunca me vio como Ginger Apple, además de que ni siquiera sabía que trabajaba aquí.

Cerré los ojos con fuerza, maldiciendo al cielo y a la tierra por ello, ella me miraba con deseo y Mila estaba a su lado sonriendo triunfalmente.

"¿Qué demonios estaba ocurriendo?".

Caminé hacia mi camerino, poniéndome el abrigo rápidamente, caminaba de un lado a otro por el nerviosismo, si para Yulia ya era difícil aceptar que continuara en el club, imagínense si ve a Miroslava aquí... Sería el final.

Respiré profundo hasta que vi la puerta abrirse.

— ¿Visita especial a los camerinos? — Yulia preguntó sonriendo.

Suspiré de alivio, ella seguía siendo la misma, lo que significa que ella no la vio.

— Por supuesto, tú eres la única que tiene ese derecho.

Sonrió de nuevo y se acercó, tirando de mí lentamente por la cintura.

Sus ojos me miraron intensamente y traté lo mejor que pude para mantener la calma, tener a Miroslava dentro de Imperium era un peligro que no estaba dispuesta a pasar. Cerré los ojos tan pronto como sentí los delicados labios de mi mujer en mi cuello, di tres pasos atrás hasta que sentí el tocador detrás de mí, deslizó sus manos en el interior del abrigo que me cubría y suspiré.

— ¿Está todo bien, mi amor?

Sus ojos preocupados me miraron, parpadeé un par de veces tratando de alejar el más evidente nerviosismo.

— Sí, sólo quiero irme ya.

— ¿Estás sintiéndote mal?

— Un poco, pero nada grave.

— Entonces vámonos — Dijo preocupada.

Asentí rápidamente y Yulia retrocedió.

— ¿Utilizas todo esto? — Preguntó señalando el estante de ropa.

— Sí, todos ellos.

Arqueó una ceja analizando las prendas, hasta que alguien entró.

— Oh, lo siento, Ginger Apple — Olya dijo cuando vio a Yulia.

— Está bien ¿Pasa algo?

Olya miró a Yulia y le sonrió, luego me miró como si quisiera decirme algo.

— Creo que es mejor si te espero afuera, sólo no te tardes — Yulia dijo antes salir.

— ¿Qué pasó?

— Mila viene aquí con una mujer para conocerte.

— Dile que ya me fui y que no puedo...

Ni siquiera pude terminar porque Mila entró en mi camerino junto a Miroslava.

Suspiré y me quedé mirando con temor a Olya.

— Dile a Yulia que me espere en el coche, voy a hablar con Mila rápidamente.

Olya asintió y salió de la habitación.

— Aquí está Miroslava, mi mejor bailarina — Mila habló como si estuviera exhibiendo un trofeo.

— Honestamente, usted es la mejor de todas, es un placer conocerte — Dostoievski extendió su mano, pero su mirada era de malicia pura.

— Hago lo mejor, eso es todo lo que puedo decir — Dije en un tono más ronco de modo que ella no reconocería mi voz.

— Miroslava insistió en conocerte de cerca, Ginger Apple, le hablé maravillas sobre ti.

— Me lo imagino — Le lancé una sonrisa cínica.

Estaba visiblemente enojada con todo eso y aún más nerviosa que antes, si Yulia decidía volver y me veía aquí con las dos, les garantizo que el techo de este club se vendría abajo.

— Y ella no exagera en nada, eres magnífica.

— Aprecio su visita, señorita Miroslava, pero me tengo que ir.

— ¿Compromiso con alguien? Pareces que tienes prisa — Mila preguntó — Pero te garantizo que a esa persona no le importa esperar un rato, mientras hablas un poco con nuestra amiga.

— No tengo nada de qué hablar, lo siento — Le dije Miroslava — Y no sé si Mila lo mencionó, pero no tengo contacto con los clientes del club, ahora si me disculpan.

— Voy a venir a visitarte más a menudo, Ginger Apple.

Escuché a Miroslava decir eso antes de que saliera de mi camerino.

Caminé por los pasillos hasta que salí por la puerta trasera, hacía frío afuera, el sonido de mis tacones se hizo eco entre los edificios hasta que oí la música proveniente del coche de Yulia quien estaba apoyada contra él con los brazos cruzados y mirándome con una hermosa y amplia sonrisa, gracias a dios y gracias a Olya lo peor había sido evitado, las cosas con Yulia ya estaban mejorando y un nuevo problema no ayudaría en nada.

— Por fin, amor — Dijo abrazándome — Ven, entra.

Obedecí en el mismo instante y Yulia corrió al lado del piloto.

— Ahora me podrá revelar su identidad secreta, señorita — Me susurró fingiendo que era un secreto.

Le sonreí y la besé, para después quitarme la máscara.

— ¡Por dios, creo que te he visto antes!

— ¡Detente! No seas tonta, Volkova, todavía tienes que tomar un vuelo ¿recuerdas?

Yulia suspiró derrotada y asintió.

[…]

El trayecto a mi departamento fue hecho en total silencio, mi cabeza estaba llena con la idea de Miroslava en el club ¿Y si ella me había reconocido? No, no, yo había cambiado mucho, mi cuerpo ahora ni siquiera se puede comparar al que tenía antes, su mirada observadora y minuciosa me habían dejado intrigada, pero lo que realmente me preocupaba era su promesa de volver.

— ¿Pasó algo? — Yulia preguntó deteniendo el coche delante de mi edificio.

— ¿Por qué?

— ¿Qué quieres decir con "por qué"? Has estado en silencio durante todo el trayecto y has estado actuando extraña desde que terminaste de bailar.

No quería mentirle a Yulia, realmente no quería, pero en ese instante no tuve otra opción.

— Estoy normal, Yul.

Su mirada en mí fue una de las que no creían en absolutamente nada.

— Te conozco ¿Qué es lo que te preocupa?

Negué con la cabeza.

— Es solo algunos problemas con Anya, no te preocupes.

Se me quedó mirando durante unos segundos, buscando la verdad en mis ojos, los cuales me encargué de desviar rápidamente.

— Te voy a creer, mi amor.

Sonreí débilmente y me acerqué a ella quien me envolvió con sus brazos.

Era al menos reconfortante estar en sus brazos, no sabía lo que iba a venir entre nosotras, pero no tenía una buena sensación, me encanta Yulia y el temor de perderla se había hecho más fuerte, sabía que odiaba las mentiras y le había prometido no mentirle, pero valdría la pena si lo hiciera por nosotras ¿no?


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Mensaje por Volkatinale92 8/28/2020, 7:31 pm

Hay se viene una tormenta 😥

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Mensaje por VIVALENZ28 8/29/2020, 1:01 am

El capitulo 40 esta repetido
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/29/2020, 1:50 pm

Advertencia!!!! 🔥🔥🔥🔥

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Capítulo 42 (Una sorpresa)


[Miroslava]

Finalmente conocí a la famosa Ginger Apple y honestamente, ella tenía derecho a cada alabanza. La stripper era dueña de una sensualidad fuera de lo ordinario y de un cuerpo claramente esculpido por los dioses, te hacía sentir fuera de órbita sólo con mirarla, era una hipnosis en un aura de excitación y deseo, tentador ¿no? Pero lo realmente tentador fue saber que sólo una mujer durante todo este tiempo había conseguido estar involucrada con ella, mujer que lleva el poder en sus manos, un poder que debía ser mío.

Yulia Volkova.

La todopoderosa, el monstruo del sector inmobiliario ¿Cuántas veces se cruzarían nuestros caminos? La vida estaba decidida en mantenernos en una lucha de poder y dinero ¿Y ahora también la vida añadiría deseo? Bueno, no me importa, Ginger Apple era digna de ser disputada con todas las armas posibles.

— ¿Ella te gustó? — Escuché a Mila preguntar mientras caminaba hacia el sofá del camerino.

— Sí, ella es maravillosa.

— Te dije que Ginger Apple tiene un poder fuera de lo común, no hay ningún ser humano que no se vuelva loco por ella.

— Pero veo que eso no importa mucho ¿verdad? Ella deja muy en claro que no se involucra con los clientes del club.

Mila se encogió de hombros.

— No le importó a Yulia, ella fue bastante insistente y sabía cómo jugar para obtener lo que quería, pero ella siempre obtiene lo que quiere ¿no?

La mujer prácticamente me estaba desafiando, instigándome de una manera que sabía que no podía rechazar, simplemente no podía entender por qué. Yulia era una mujer poderosa, incluso más que yo, si el problema era el dinero, Mila lo conseguiría de ella, pero había un secreto oculto, secreto que todavía no descubría.

— Yo también obtengo lo que quiero, Mila.

— Yo sé que es así, por eso te presenté a Ginger Apple.

— ¿Por qué el interés en presentármela?

Me miró unos instantes y suspiró.

— Me gusta presentar lo mejor que tengo a las personas importantes — Dijo encendiendo un cigarro.

Solté una risa irónica y me volví hacia ella.

— Mila, no me subestimes.

Ella asintió y se puso de pie.

— Quiero sacar a Yulia de mi camino, no me gusta cómo quiere mandar alrededor de lo que es mío.

— ¿Con eso te refieres a Ginger Apple?

— Exactamente, Ginger Apple es lo mejor que tengo aquí y he sido amenazada de perder a esa mujer.

— ¿Entonces, crees que soy la solución a tus problemas?

— La verdad es que creo que lo eres, usted es la única a la altura capaz de conseguir cambiar todo esto.

Sonreí, era buena en los negocios.

— Al parecer lo soy.

— No quiero obligarte a nada, pero vamos a decir que tener a Ginger Apple es como obtener el premio final de un buen negocio ¿no te parece?

Sin duda ella lo era, la stripper era el tipo de mujer fuera de lo común. Algo me incitaba a seguir adelante con esto, la quería, sus intensos ojos verdigrises eran calientes y provocadores, confieso que me gustaron bastante, pero algo me decía que todo esto no me era del todo desconocido como parecía.

— ¿Qué me estas ofreciendo exactamente?

Ella sonrió.

— No será fácil, pero quiero que pienses sobre la propuesta de un privado con ella.

— ¿No la escuchó diciendo que ella no se involucra con los clientes?

— Solo será un baile, Miroslava ¿has pensado en esa posibilidad? Un show privado para ti y por supuesto, si realmente logramos hacer que suceda, el resto dependerá de ti.

— Sabes que Yulia nos odiará ¿cierto?

— ¿Te importa? Porque a mí no.

— Por supuesto que no, será un gran placer, puedo imaginar la decepción de perderla, eso es diversión para mí.

Mila soltó una carcajada y se acercó parándose a mi lado.
— Entonces ¿qué dices?
— Voy a analizar tu propuesta y tan pronto como lo decida, me pondré en contacto contigo.
— Estaré esperando su respuesta, señorita Dostoievski.

[Yulia]

— Yulia no pongas esa cara.

Seguí caminando hacia el elevador mientras que Lena intentaba acompañar mis pasos.

— ¿Realmente vas a quedarte así conmigo?

No respondí, pulse el botón hacia la azotea del edificio, que es donde el helicóptero estaba esperándome, tan pronto como las puertas se cerraron Lena me pegó contra la pared del elevador.

— ¿Realmente vas a viajar mientras estás molesta conmigo?

—Sí, esto es tú culpa — Me quejé con mal humor, pero ella sólo sonrió y comenzó a distribuir besos en mi cara, hasta detenerse en mis labios.

Estaba muy enojada con el hecho de que Lena no aceptó ir conmigo a Kazan. El show de la premiación sería allá y de hecho no podía faltar puesto que yo era una de las nominadas y favoritas para el premio principal. Lena a su vez se negó, alegando que no era el momento de exponer lo nuestro a todo el mundo, después de todo lo transmitirían a nivel mundial, lo cual no me importaba, las personas podrían pensar lo que quisieran.

— Usted no me va calmar haciendo esto — Susurré entre sus labios.

— ¿Ni con mis caricias te relajarías? — Preguntó poniendo ambas manos en mi cuello, en el cual deslizó sus uñas en ligeros rayones que hizo que todo mi cuerpo temblara.

Lena estaba tan cerca que podía sentir su aliento a través de su boca entreabierta, se acercó cepillando lentamente sus labios sobre los míos, para luego dar una chupada rápida a mi labio inferior. Suspiré pesadamente poniendo mis manos en su cintura y ella sonrió maliciosamente… ¡Maldita! Pasó sus dedos entre los mechones de mi cabello y tiró de mi cara para tomar mis labios en un beso hambriento, me estremeció cuando sentí su lengua caliente invadir mi boca de una manera autoritaria y maliciosa, serpenteando malvadamente sobre la mía. Sostuve su cintura firmemente, presionando su cuerpo con el mío mientras seguía correspondiendo con la misma intensidad, pero por desgracia el beso no podía durar mucho tiempo ya que cuando se escuchó el pitido del elevador nos detuvimos.

— Se buena, cuando vuelvas voy a recompensarte de cualquier forma que desees.

Respiraba pesadamente, pero dejé ir su cuerpo.

— ¿Es una promesa?

— Sí, lo prometo, vuelve con el premio en la mano, Volkova y lo celebraré contigo.

— Bien, hablando así ya me siento con ganas de volver.

Sonrió y me besó una vez más, nos dejamos ir la una de la otra cuando escuchamos al piloto aclarando su garganta delante del elevador.

— Señorita, tenemos que irnos.

Solo asentí y se fue.

— Mucha suerte, estaré aquí esperando por ti y extrañándote a muerte.

— También te extrañaré, amor, cualquier cosa llámame y volveré en el mismo instante.

Lena sonrió y me abrazó.

— Déjeme saber tan pronto como llegues, yo me encargo de todo aquí.

— Sé que lo harás, ahora me tengo que ir.

— Te amo, Yul.

— Yo también te amo, Elena — Hablé robándole un último beso antes de dirigirme hacia el helicóptero.

Lena se quedó allí mirándome hasta que despegó el helicóptero, me despedí por última vez haciéndola sonreír, yo ya estaba acostumbrada a tener a Lena a mi lado las 24 horas e ir sola me dejaba una sensación un poco extraña.

[…]

Después de una tensa reunión con la sucursal de Kazan, decidí volver al hotel, el show de la premiación seria al día siguiente y tendría todo el día para descansar. La suite donde me estaba quedando era la más grande del hotel, prácticamente un apartamento de lujo con una hermosa vista. Me quité mi abrigo tirándolo en el sofá de la sala y caminé hasta el escritorio que estaba allí, junto a la sala de estar, revisé mi discurso en caso de ganar el premio y entonces decidí tomar un baño, la ciudad era increíblemente fría ese día y un baño caliente me ayudaría a relajarme en ausencia de Lena. Me quité toda mi ropa mientras llenaba la bañera de hidromasaje y cogí una copa con vino tinto dulce, enfrentar a todo el manojo de empresarios y la prensa mañana requería una buena preparación psicológica. Añadí unas sales de baño que rápidamente se hicieron espuma y luego puse la punta de mi pie para ver si el agua estaba a la temperatura adecuada y vaya, realmente lo estaba.

Me acomodé en la bañera dejando mis músculos relajarse y tomé un sorbo de vino relajándome hasta que escuché el tono de mi celular, iba a maldecir al cielo y a la tierra, pero cuando vi su nombre en la pantalla, simplemente sonreí limpiando mis manos con la toalla junto a mí para tomar el celular.

— ¿Me extrañas? — Lena preguntó con voz dulce.

— Por supuesto que te extraño, tuve un día estresante y yo sólo te quería aquí y ahora — Hablé apoyándome contra la bañera otra vez.

— ¿Problemas? Necesitas estar relajada para la premiación de mañana.

Ella parecía estar en casa, podía escuchar el ruido de las bolsas de plástico y el cerrar de armarios.

— Muchos, pero nada grave, cariño, sabes que no me importa — Me encogí de hombros tomando otro sorbo de vino — ¿Qué estás haciendo?

— No te importa porque tienes una estantería llena de premios en la casa ¿verdad? — Podría jurar que sonreía ahora con una de sus cejas arqueadas — Apenas llegué a casa, fui al supermercado.

— ¿Harás la cena esta noche? — Pregunté irónicamente.

Suspiró como si estuviera aguantando la risa.

— Sí, mi jefa me dio el día libre ¿sabes? Tengo que aprovechar y cenar con alguien.

— ¿Qué alguien?

Abrí mis ojos y me senté erguida, Lena dejó escapar una risa relajada.

— ¿Por qué quieres saber?

— Curiosidad — Mentí.

— Espera — Habló calmadamente y no dándome la oportunidad de responder.

Ella debe haber dejado el teléfono en el mostrador, pues pude oír el sonido de pasos y un movimiento rápido, hasta que volvió a tomar el celular.

— Mi invitado llegó.

— Si quieres te cuelgo — Dije algo mal humorada.

Escuché su respiración calmada.

— No, mi invitado quiere hablar contigo.

— ¿Conmigo?

— Sí, dame un segundo.

Escuché algunos ruidos fuertes y otra vez alguien cogió el teléfono, pero esta vez no fue Lena.

— Hola, Yul…

Sonreí aliviada, no es que haya pensado que Lena realmente iría a cenar con alguien, pero saber que Anya estaba allí me hizo relajarme por completo.

— Hola Any, yo pensé que te habías ido de casa.

—Sí, pero Gingi me recogió esta tarde, mi mamá viene mañana así que la llamé porque tu estás de viaje.

— Eso es grandioso, puedes hacerle compañía a tu hermana mientras estoy lejos y también puedes cuidar de ella por mí ¿vale?

— No te preocupes Yul, no permitiré que nadie coqueteé con Gingi.

— ¡Anya! — Oí a Lena quejarse en el fondo, haciéndome reír.

— Exactamente Any, así que no puedes permitir que nadie se acerque a tu hermana, ella es mía.

— Déjamelo a mí, voy a ser tu espía.

— Perfecto, te compraré un regalo genial de acá ¿vale?

— No necesitas darme regalos Yul, Gingi dijo que no es bueno — La pequeña dijo pensativamente.

— No te preocupes, después me arreglo con ella.

— Venga, levanta ese pequeño trasero de ahí, Anya y dame mi celular — Escuché a Lena en el fondo.

— Te paso a Gingi, vuelve pronto Yul, tenemos que ir al parque de agua que vi en la TV.

— No te preocupes, Any, vamos a ir.

Escuché que se reían en el fondo y Anya se quejaba de las cosquillas, era hermoso saber cómo las dos se llevaban tan bien, Lena tenía el instinto de protección y el amor de una madre y eso la hacía más especial.

— Usted necesita parar de conspirar con mi hermana — Escuché la voz de Lena jadeando.

Dejé escapar una risita, pero me detuve.

— ¿Por qué estás jadeando?

— La diablilla me hizo correr tras ella, lo siento, amor.

— No hay problema, me encanta escucharte jadear así — Le susurré sensualmente.

Lena suspiró pesadamente y puesto que el ruido de fondo fue desapareciendo poco a poco, me di cuenta de que ella estaba dirigiéndose a un lugar más privado.

— ¿Te encanta? ¿Hmm y por qué?

Podría apostar que ella sonreía, mientras daba vueltas a un mechón de su cabello con su dedo índice.

— Me recuerda cosas muy agradables ¿sabes? — Solté con segundas intenciones.

— ¿Qué exactamente?

Sonreí, agarrando la copa de vino para beber todo el líquido dulce hasta la última gota.

— Tu gimiendo mientras te estás viniendo.

En el momento exacto en que terminé la oración, la escuché suspirar pesadamente en el otro lado, al parecer no imaginó que iba a ser tan directa con mis palabras, pero ¿avergonzarme porque? Todo estaba en absoluto silencio, sólo podía oír su suave respiración ¿El gato le comió la lengua? Sonreí, mordiendo mi labio inferior poco a poco.

— ¿Te gusta pensar en ello? — Su tono de voz sensual asumió el control.

— Me gusta hacerte venir, me gusta la acción.

— Te extraño jodidamente.

— Tú deberías estar aquí conmigo, en esta bañera... — Le dije mientras jugaba con la espuma en mis piernas, que estaban completamente estiradas.

— ¿Que estaríamos haciendo si yo estuviera allí, Volkova?

— Bueno, tú te estarías viniendo en mi boca ahora mismo.

— Hija de p....

— Gingi, ven aquí, tengo hambre — Oí a Any gritar en el fondo y Lena se quejó irritadamente, lo que me hizo reír.

El lado bueno de la huelga del sexo es que no solo yo era la del sufrimiento, ella también la sentía.

— Ya voy, Any, cálmate — Gritó — Y tu deja de estar provocándome, no es sano pensar en estas cosas contigo tan lejos de mí.

— ¿Yo? No estoy haciendo nada, amor, sólo te estaba diciendo lo que te estuviera pasando en este momento, estoy aquí en este jacuzzi completamente desnuda y necesitada porque cierta persona inventó una huelga de sexo.

— Te lo mereces — Susurró.

— Usted se merece todo lo que le voy a hacer cuando la coja, señorita Katina.

— ¡Pervertida!

— Preciosa.

Dejó escapar una risa sarcástica y suspiró.

— Tengo que colgar o Any va a morir de hambre.

— Está bien, Elena, te hablo mañana.

— ¿Llámame antes de la premiación?

— Por supuesto, estoy todavía molesta contigo por no venir conmigo.

— Lo siento, amor, solo creo que no es el momento adecuado, pero estaré aquí viendo todo y alegrándome por ti.

— Sé que así será, gracias y te amo, Elena.

— También te amo — Esas fueron sus últimas palabras antes de colgar.

[…]

Estaba viendo los últimos detalles, estaba casi lista para la premiación, confieso que no estaba tan emocionada como se suponía que debía estar, hubiera preferido estar en casa con Lena y su pequeña hermana. Sonreí involuntariamente a la memoria de las dos chicas lo cual me hizo sentir bien, pero recordé que me estaba alistando para enfrentar a los leones o por el contrario, a las serpientes del mundo empresarial.

— ¡Woow! Te ves maravillosa, Yul — Lenin comentó con entusiasmo entrando en mi habitación.

Sonreí, mirando mi reflejo en el espejo.

De hecho, esta noche iba a ser la envidia de cualquiera, llevaba un vestido negro con una pequeña cola blanca que lo hacía lucir más elegante, todo eso había sido elección de Katya, quien se hizo cargo de comprarlo especialmente para este evento.

— Gracias Lenin, tú no te ves mal.

— Me veo guapo, muy guapo — El hombre dijo de muy buen humor mientras ajustaba su corbata negra.

— Es mejor que estés en tu mejor comportamiento, lo transmitirán en vivo, no querrás que la señorita Nobokova vaya a ver cualquier metedura de pata tuya ¿no?

Él entrecerró sus ojos en mi dirección y meneó la cabeza.

— No hay manera, pero tú deberías hacer lo mismo.

Esta vez fui yo la que entrecerró los ojos hacia él, Lenin nunca se metió en mi vida personal, pero sabía muy bien lo que estaba sucediendo entre Lena y yo.

— No necesito eso, Lenin.

— Lo siento si no soy millonario.

Solté una risa divertida y salimos juntos de la suite.

El camino fue corto, había elegido un hotel muy cercano a donde iba a ser el evento.

Asumí una postura seria tan pronto como entramos al evento principal, la fila de los coches importados era larga, parecía que toda la prensa estaba en ese lugar, los destellos hicieron mis ojos quemar, los periodistas parecían animales en busca de fotos e información. Respiré profundo, controlando mi mente para hacerle frente a todo y después uno de los guardias de seguridad abrió la puerta para que pudiera salir.

— Oh por dios, mira para acá, Yulia.

—Yulia Volkova ¿es cierto que has demolido el hospital central de Moscú para construir uno de sus edificios?

— Toma fotos de ella.

— No la dejen ir tan pronto

Fue un tremendo alboroto, pero simplemente los ignoré.

Caminé a pasos lentos con mi cabeza en alto, si necesitaban una imagen mía obtendrían esta, imponente y fuerte, estaba completamente cerrada a cualquier tipo de cambio de humor hacia ellos y el resto del mundo, sólo unas pocas personas disfrutan mi verdadero yo.

Lenin se unió a mí, haciendo espacio para ayudarme a pasar.

— ¿Es cierto que está saliendo con su secretaria, Yulia? — Un periodista preguntó extendiendo el iPhone que estaba grabando todo.

— Qué carajos...

— Yulia, no... — Lenin me susurró.

Sólo me di media vuelta y seguí mi camino, por dios ¿cómo sabían acerca de eso? ¿Era mi relación con Lena algo que se estaba convirtiendo en algo público?

— El secreto está terminando, Yulia — Lenin susurró sonriendo.

— Ya lo veo.

Entramos a la enorme sala después de pasar por los guardias de seguridad en la entrada principal, los hombres hicieron espacio cuando me vieron y entré en el lugar recibiendo algunos destellos más, pero ahora de los fotógrafos privados del evento.

— Nuestra mejor empresaria acaba de llegar — Aleksey dijo en cuanto me vio.

Falso como siempre, pero igual sonreí y me acerque a él y a su grupo de compañía.

— No sabía que estarías aquí.

— Tenía que venir para verte ganar, Yulia.

— Ni siquiera sabemos si voy a ganar.

— Sabemos que usted va a ganar, Industrias Volkov está en su mejor año.

Saludé a los demás hombres alrededor.

— Por supuesto que lo es, en los ojos del dueño todo crece.

El hombre soltó una carcajada sin gracia y otros lo acompañaron.

Lenin se rió de todo corazón a mi lado y me entregó una copa de champán.

— Vamos a caminar, Yulia, tenemos muchas personas con quienes hablar.

— Por supuesto, nos vemos en el auditorio Aleksey, con su permiso, señores — Dije mientras me alejaba.

— Tú siempre cortas a ese tipo.

— Es un hombre sin valor, que estaba haciendo un horrible trabajo en Industrias Volkov y además siempre estaba coqueteando con Lena.

Lenin sonrió y tomó un sorbo de su bebida.

— Su actitud posesiva me asusta.

— Yo solo cuido de lo que es mío.

Caminamos alrededor de casi toda el área, conversando con empresarios muy importantes y personas de alta influencia en todo el mundo. Ese lugar estaba moviéndose de puro poder.

— Necesitas mezclarte más con los accionistas de Continental, si se unen a nosotros construiremos sus edificios por el resto de nuestras vidas — Susurró mirando el grupo de hombres delante de nosotros.

— Lo sé, pero no creo que sea necesario ir a mezclarse, mira, el dueño se nos está acercando.

Hablé con él durante unos treinta minutos y casi se cerró un acuerdo a futuro, dentro de poco Industrias Volkov existiría incluso en Japón. Lenin se sorprendió al ver cómo podía cerrar negocios con clientes tan rápidamente, no tengo una técnica para eso, solo influencias y el conocimiento sobre qué camino seguir.

— Fue un placer hablar con usted, señorita Volkova — Mike habló con entusiasmo.

Cuando yo iba a hablar, nos dimos cuenta de la presencia de una persona más.

— Mírate, pensé que no vendrías.

Cerré los ojos y los abrí lentamente, dándole la cara a la persona que hablaba.

Miroslava.

— Señor Mike, es agradable verlo.

— Es bueno verla también señorita Dostoievski, pero bueno damas, las dejo — El hombre dijo antes de irse.

— ¿Haciendo negocios?

— Siempre, es un don.

Miroslava sonrió desafiante, dios, mi sangre hervía sólo por estar en el mismo entorno que ella.

— Nos estamos centrando en Continental, Yulia, no robes lo que ya tiene dueño.

Dejé escapar una risa baja, tomando otro sorbo de mi bebida.

— No busco a nadie, Dostoievski, ellos vienen a mí, sabes cómo es eso ¿no? Todo el mundo quiere un pedazo de Industrias Volkov — Hablé de la manera más irónica que pude.

— Quieren eso debido a que aún no han probado algo mejor, pero pronto, muy pronto eso va a cambiar.

— Cuando exista algo mejor, tal vez, quién sabe... — Dije dándole mi espalda y cuando di el primer paso ella volvió a hablar.

— Pensé que Lena iba a venir ¿no sales con ella en público?

Me detuve en el mismo instante al oír su nombre, una especie de fuerza me impidió seguir mi camino, me di vuelta para hacerle frente y me acerqué a ella otra vez.

Miroslava sonrió, sabiendo exactamente lo que había causado en mí.

— En primer lugar — Hablé seria y cortante, con mi mirada fija y fulminante a ella — Para ti, ella es señorita Katina.

Ella se rió de una manera molesta.

— Ja, para mí ella es Lena o más bien Lenita ¿Cariñoso, no? Cosas del pasado.

¡Maldita! Respiré profundamente, sintiendo mis pulmones quemar, ella quería que perdiera mi temperamento.

— ¿Cosas del pasado? Por supuesto, el presente y el futuro son míos — Dije con confianza.

— ¿Quién te lo asegura? Ni siquiera la trajiste aquí ¿Realmente crees que su pequeño romance va a durar?

En un impulso agarré su brazo firmemente y ella me miró sorprendida.

— Escúchame, tú no tienes que entrometerte en mi vida personal, si durará o no, el problema no es tuyo.

— ¡Hey, hey! — Ella levantó sus manos con una sonrisa — Veo que eres demasiado posesiva con las mujeres también.

— No me provoques, Dostoievski.

Ella miró de un lado a otro y luego me miró.

— No puedes tener a todo el mundo en tus manos, Yulia, Lena es demasiado buena para ti.

— ¿Y tú crees que ella es buena para ti? Por favor, no me hagas reír — Suspiré molesta.

— Ella es grandiosa para mí, enfócate en la otra, parece que te gusta mucho… — Miroslava dijo dejándome confundida ¿Otra más? ¿De qué diablos hablaba?

Miré sus ojos que me desafiaron, por dios, tuve el impulso de matarla ahí mismo.

— ¿De qué hablas? — Me acerqué a ella.

Un fotógrafo se acercó a nosotras pidiendo una foto de las dos, al instante ella aceptó y se unió a mí, el hombre tomó la foto y se fue.

— Tú quieres tener más de lo que puedes tener, Yulia, tener tanto es pecado — Bromeó sin humor.

No podía entender ¿Acaso estaba borracha?

— No sé de qué mierda estás hablando, pero guarda en esa cabeza tuya lo que voy a decirte, mantente alejada de Lena, no estés ni cerca de ella, no quiero ensuciar mis manos contigo.

— ¿Vas a golpearme o matarme? — Preguntó riéndose — ¿Tienes miedo que tome todo lo que es tuyo, Volkova? Sabes que tengo poder suficiente para ello ¿verdad?

— No tienes ni mierda, eres solo una principiante.

— Sigue pensando eso, hasta el momento en que abras los ojos y veas que voy a ser la mejor empresaria teniendo a mi lado lo que tú proteges, a Lena.

— Si vas tras ella, te mato, piensa en eso.

Ni siquiera le di tiempo para responder, solo me alejé, caminé hacia Lenin que estaba mirándome en silencio. Estaba roja de ira, ella sabía exactamente lo que tenía con Lena y todo esto lo hacía para provocarme.

— Dios, es bueno no ser una asesina en serie.

Respiré profundo, para luego dirigirme hacia el auditorio, donde comenzaría la premiación, tan pronto como nos sentamos en nuestros asientos, comenzó el show.

Escuchamos unos discursos de poderosos empresarios de todo el mundo, estaba prestando atención a todo, hasta que sentí que mi celular vibraba.

EK: Todo esto es muy aburrido, pero estoy mirando sólo por ti.

Dejé escapar una risa baja, apenas audible y le respondí.

YV: Yo también lo encuentro aburrido ¿Me has visto? ¿Cómo me veo?

Miré al escenario donde el administrador del evento todavía estaba hablando cuando mi celular vibró una vez más.

EK: Te vi varias veces, las cámaras te aman y te ves increíblemente sexy.

YV: ¿Piensa en esas cosas con sus amigas al lado, señorita Katina?

EK: Mmm… por supuesto, no tengo otra opción ¿no crees?

Maldita provocadora.

Sonreí mirando el mensaje, pero la sonrisa se desvaneció en cuanto miré y vi a Miroslava observándome, resoplé y murmuré algunas cosas cuando el presentador de la ceremonia habló.

— Así llegamos hasta el momento más esperado de la noche, señoras y señores, el premio principal que se dará al mejor empresario o la mejor empresaria del año, sabemos que se trata de un gran prestigio a cualquier operador de estas grandes empresas internacionales y este año tenemos nuevos poderes en conflicto y otros que nunca pierden su condición — El hombre de pelo gris sonrió — Vamos a ver los nominados.

EK: Oh por dios… ¡Es la hora!

Vi el texto de Lena y sonreí.

De repente en la pantalla grande en la parte posterior del escenario comenzó a proyectar unos videos que mostraban a los candidatos y sus empresas. La primera fue Miroslava Dostoievski, mostrando el nombre principal de la mujer que más odiaba en ese lugar, recibió aplausos y alabanzas por el crecimiento visible a su mando en los últimos años. Luego, presentaron a los dueños de Continental y Metrópolis y por último, pero no menos importante, Industrias Volkov, teniendo como principal nombre Yulia Volkova, recibiendo una serie de aplausos y comentarios de la persona que estaba presentando, diciendo que yo ya era la mayor ganadora de las últimas entregas de premios.

— Así que vamos a averiguar quién fue el gran ganador, recuerden que todos los profesionales designados aquí merecen el premio para el desarrollo de los mejores números en cuanto a la economía no sólo de Rusia sino de todo el mundo — El hombre dijo cuando sacaba el papel que contenía el nombre del ganador dentro de un sobre negro.

Confieso que en ese instante un cierto nerviosismo llamó a mi puerta, respiré profundo y miré fijamente a Miroslava que tenía una amplia sonrisa en su rostro, puso los ojos en mí y me guiñó un ojo, encogiéndose de hombros como si ella ya hubiera ganado, pero gracias al destino o mejor dicho, gracias a mi desempeño, el hombre anunció al tan esperado ganador.

— Y como era de esperarse, el ganador del Premio al mejor empresario de todo Rusia es para... — En esa fracción de segundo, miré a mi competidora más grande quien mantuvo sus ojos fijos en el escenario — Yulia Volkova.

Y en ese momento se desvaneció su sonrisa desafiante y el auditorio entero reventó en aplausos.

Me puse de pie lentamente, sonriendo ante las cámaras mientras caminaba hacia la escalera principal donde Miroslava estaba ubicada justo en frente del escenario y me acerqué a ella aparentando simpatía.

— El premio viene para demostrar quién es el mejor — Susurré en su oído después de darle un falso abrazo.

— ¡Miren, es genial ver el respeto entre las candidatas! — Dijo el presentador.

Ella sonrió sin humor, soltándome.

Saludé a los otros nominados y fui hasta el centro del escenario donde cogí el premio, subí al púlpito con la vista en toda la audiencia delante de mí, respiré profundo y despejé mi garganta dos veces antes de empezar a hablar.

— En primer lugar quiero darles las gracias por la oportunidad de haber sido nominada y un agradecimiento mayor por elegirme como la ganadora de este premio tan importante, que ciertamente no es solo para mí, sino para Industrias Volkov. Yo soy una de las personas que trabaja duro para hacer lo mejor, dedico este premio a mi padre, Oleg Volkov responsable de que yo esté donde estoy ahora y a todos los empleados de mi empresa que forman parte de esta conquista… ¡De verdad muchas gracias!

El auditorio entero aplaudió y recibí un abrazo reconfortante de George, el presentador, tomamos algunas fotos con el premio y luego regresé a mi asiento. Pasó el resto de la premiación y al final de todo ya estaba pidiéndole a dios que acabara con todo.

Hablé con algunos empresarios importantes después del evento que me invitaron a una fiesta, a pesar de estar muy feliz con todo, no estaba en un estado de ánimo para una fiesta, mi único deseo esa noche era celebrarlo con Lena, pero eso era realmente imposible, puesto que ella estaba en casa.

— Mmm… No, gracias Iván, pero realmente necesito descansar, así que regresaré al hotel — Le dije al hombre que estaba delante de mí.

— ¿Estás segura, Yulia? Todos estarán allí.

Por un instante pensé en cambiar de opinión, no sería una mala idea ir a celebrar, pero decidí no ir.

— Estoy segura, gracias por la invitación, pero les garantizo que a Lenin le encantara ir ¿no es así?

— ¡Por supuesto! Las fiestas van conmigo, jefa — Dijo emocionado.

— Genial, disfruten de la noche, muchachos, yo me retiro.

Ambos asintieron y entonces me fui, caminé hacia la entrada principal donde me esperaba el coche, pasé entre algunas personas, cuando sentí que alguien me tomó del brazo.

— Debes estar muy feliz ¿no? — Miroslava preguntó desafiante.

Me volví hacia ella con una sonrisa triunfante y perversa.

— ¿Yo? Esto no es gran cosa, solo otro premio más para mi colección.

— Te crees que eres la dueña del mundo ¿verdad, Volkova?

— Para nada, tal vez sólo de una parte.

Sus ojos permanecieron enfocados en mí, furiosos, casi fulminantes.

— Puedes guardarte ese maldito premio, obtendré cosas mucho más valiosas y que tanto proteges.

Entrecerré mis ojos en su dirección, apretando la mandíbula con furia ¿Acaso sabe la rabia que me hace sentir? Yo les garantizo que no o de lo contrario nunca se enfrentaría a mí como ahora.

— Si te refieres a mi mujer, te repito otra vez — Me acercaba más a ella — Mantente alejada de Lena si no quieres que te arranque esa maldita sonrisa.

Le di un pequeño toque en la barbilla, haciendo que la mujer girara su cara.

— No eres tan loca como para llegar a ese punto.

— No dudes de mí, Dostoievski, no dudes — Hablé antes de caminar hacia la puerta principal, dejándola atrás.

El conductor ya me estaba esperando y no me tomó mucho tiempo para entrar al vehículo, tan pronto como el coche se movió puse mi celular a cargar, se había apagado un poco antes de que recibiera el premio. Lena probablemente querría mi cabeza en bandeja de plata por esto, el dispositivo se encendió una vez más, recibiendo tres notificaciones instantáneas.

IV: Ganaste, Yul… ¡DIOS MIO! Estamos aquí en casa celebrando por ti, papá lloró mucho con tu dedicación, te amamos…

Sonreí tan pronto como terminé de leer, sabiendo que mi familia estaba orgullosa de mí, Miroslava realmente supo cómo arruinar mi noche.

EK: Sabia que ibas a ganar, estoy saltando…

EK: Debes estar ocupada celebrando ¿verdad, amor? Tan pronto como salgas del auditorio, llámame, necesito decirte algo importante.


Lena envió esto un poco después del primer mensaje y la llamé rápidamente, no tardó ni dos minutos cuando respondió.

— Al fin — Dijo susurrando al otro lado del teléfono, haciendo aparecer una sonrisa involuntaria en mis labios.

— Lo siento, amor, acabo de entrar al coche, este maldito celular se apagó debido a la batería — Bufé y ella rió.

— No hay problema, mi amor ¿Vas a celebrar? — Preguntó sugerente.

— No, regreso al hotel ahora mismo, no veo la diversión en celebrar si no estás tú ¿sabes? — Dije con calma, al mismo tiempo que bajaba la ventana del coche, dejando que la brisa fría entrara haciendo temblar todo mi cuerpo.

— Mmm… ¿en serio? ¿No estás en camino a un club?

— Sólo frecuento uno y estoy bastante lejos de él y de la razón que me hace ir allí.

Lena suspiró, sonando un poco distante, tal vez el celular estaba en altavoz.

— ¿Estás ocupada? — Pregunté curiosamente.

— ¡Oh! No, yo estoy vistiéndome… — Un pequeño silencio — Para dormir.

— Me encontré a Dostoievski en el show de la premiación.

— Vi una foto de ustedes dos por todo el internet, confieso que tenía miedo de ese encuentro.

— ¿Miedo de qué? No tienes que temer por ella.

— La odias...

— Y ahora la estoy odiando aún más, esa perra quiere contigo.

— Por supuesto que no, amor, para con los celos, Miroslava es alguien del pasado y no...

— Lena, ella quiere contigo, ella misma me lo dijo — Suspiré pesadamente.

Ella se quedó unos segundos en silencio, apuesto a que ella estaba pensando en mi reacción.

— Sabes que...

— No quiero hablar de ella — Corté rápidamente — Estoy irritada, por eso es que vuelvo al hotel.

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RAINBOW.XANDER

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GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA) - Página 6 Empty Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/29/2020, 1:59 pm

— Tú deberías celebrar.

— No puedo celebrar de la manera que quiero, Elena.

— ¿En serio? — Su tono de voz salió bajo y algo ronco.

Incliné mi cabeza hacia atrás y respiré profundamente, tratando de alejar la rabia que sentía en ese momento.

— Estoy sintiendo tu tensión hasta aquí, no dejes que te afecte ¿Dónde estás?

— No me gusta que la gente trate de robar lo que es mío y estoy a una cuadra del hotel.

— Posesiva, me gusta...

— Para con ese tono de voz, estoy molesta — Hablé un poco más alto, recibiendo una mirada del conductor a través del espejo retrovisor.

— Me gustas así, sexy y ruda, me vuelve loca...

— ¡Eres una maldita! — Susurré — Deja de provocarme si no puedes hacer nada al respecto.

— Claro que puedo, siempre puedo.

Cuando estaba a punto de responder, ella colgó ¿Qué diablos? Tiré el celular a un lado con rabia, mi estado de ánimo era visiblemente negro, el hecho de que Miroslava conociera a Lena hasta el punto de ser ex-novias me consumía ¿Por qué precisamente ella? Con tantas mujeres en el mundo ¿Precisamente tenía que ser Lena?

Sacudí mi cabeza, controlando mis pensamientos.

— No estabas en su vida, no es culpa de Lena — Hable para mí misma — Pero Dostoievski, es mejor que permanezcas lejos.

El conductor despejó su garganta y luego me miró.

— Llegamos, señorita.

La seguridad del hotel rápidamente se acercó al coche abriendo la puerta para dejarme salir, yo sólo asentí con la cabeza y caminé hacia el edificio. Todo lo que necesitaba era una buena noche de sexo salvaje para desahogar mi rabia, pero estaba bastante clara que eso no ocurriría, mi otra alternativa sería un buen whisky y así sería como pasaría mi noche. Esperé unos minutos al elevador que no tardó en llevarme al piso de mi suite, el movimiento en el hotel era débil debido a la hora, pasé la tarjeta sobre el sensor que abrió la puerta, luego entré y rápidamente me quité el abrigo poniéndolo junto a la puerta, a tientas encendí la luz parcialmente, mucha luz era lo que menos quería en ese momento, caminé hasta el balcón donde me incliné sobre la baranda respirando profundamente hasta que noté algo diferente allí.

Volví hacia la sala, cuando la lámpara se encendió hasta revelar lo que era diferente en el lugar.

— ¡Sorpresa! — Dijo con una sonrisa hermosa y provocativa.

Lena estaba sentada en el sillón de la oficina que estaba en la sala, sus ojos verdes se fijaron en mí, penetrándome e hipnotizándome, su cabello estaba liso, dándole un aspecto más atractivo y serio, vestía una especie de baby-doll de seda negro.

Por un instante me paralicé, intentando descifrar si realmente era real o sólo una creación de mi imaginación sedienta por aquella mujer. Curvó sus labios en una sonrisa cínica y provocadora, para luego beber hasta la última gota de vino que había en su copa, tragué duro y me acerqué, pero no demasiado, lo suficiente como para estar en el mismo ambiente con ella.

Lena sonrió y se levantó del sillón donde se veía muy bien sentada, mis ojos recorrieron rápidamente todo su cuerpo y por dios, estaba usando una de sus lencerías más sexys, sus piernas apenas estaban cubiertas con medias de seda y un liguero negro, en sus pies llevaba tacones negros.

— ¿El gato te comió la lengua? — Preguntó caminando a la barra de bebidas, dándome la oportunidad de apreciar el volumen de su trasero, por dios, se veía tan delicioso.

— Cómo es que tú… — Comencé a hablar algo incrédula, hasta que ella vino hacia mí.

— ¿Cómo llegué hasta aquí?

La penumbra de la noche iluminaba parcialmente su cuerpo, dando una tensión extra al momento, una tensión sexual, quiero decir.

Caminó a pasos lentos hasta quedar a unos centímetros de mí, extendiendo la copa con lo que yo creo era Vodka.

— Sí ¿por qué no me lo dijiste?

— Me decidí a última hora, escuché que el helicóptero venía aquí y decidí venir y celebrar tu victoria.

Entrecerré mis ojos y me tomé un sorbo de la bebida que calentó todo mi interior.

— ¿Pero cómo es que no te vi?

— Llegué esta tarde, tan pronto te fuiste al evento, vine a su suite, señorita Volkova, espero que no le importe... — Susurró mirando mis labios.

Respiré profundamente, mirando sus ojos y luego sus labios carnosos.

— Usted me mintió.

— Mentí y mentiría otra vez — Ella se alejó, caminando hacia el escritorio, sus manos desataron el nudo del baby-doll — Fue por una buena causa... — Dijo dándose la vuelta para mirarme, dejando que la pieza de seda se deslice por su cuerpo hasta caer sobre sus pies — ¿No te parece?

"Su puta madre" — Fue lo que pensé tan pronto ella estaba en ropa interior delante de mí.

Lena sonreía cínicamente y se dio vuelta para recoger su baby-doll, para luego levantarse realmente lento… Maldita, estaba provocándome sin pudor.

— No tienes derecho ¿Me pusiste en una huelga de sexo y piensas que viniendo así de sexy hará que caiga tan fácilmente? — Susurré.

Ella me miró y sonrió, tirando el baby-doll sobre el escritorio donde se sentó y cruzó las piernas, agarró la botella de Vodka para beber lentamente y sin querer o intencionalmente dejó caer un poco en ella.

— ¡Uy! — Exclamó rápidamente, joder, tragué pesadamente viendo como el líquido corría por entre los pechos — Si quieres, me voy... — Habló bajando del escritorio y poniéndose su baby-doll nuevamente.

Tan pronto como ella lo había anudado, pasó por delante de mí.

— Después que otra me de lo que quiero esta noche.

En el mismo instante agarré su brazo firmemente, tirando su cuerpo contra el mío.

— ¿Y qué es lo que quiere, señorita Katina?

Se detuvo, mirando mi brazo y luego mis ojos.

— Quiero quitarme esta ropa interior de mi cuerpo y que me cojan realmente duro.

[Lena]

Yulia curvó la comisura de sus labios en una sonrisa malévola y deslizando la punta de su lengua sobre sus labios ligeramente abiertos.

— Hay cosas que sólo yo puedo hacer y es un hecho que eso es una de ellas — Murmuró con un tono ronco y una mirada casi cortante.

— Entonces hazlo y hazlo ahora.

Yulia no se dio el trabajo de responder, sólo me jaló duro por la cintura pegando mis labios sobre los de ella, suspiré cuando sentí su boca contra la mía, sus labios no eran agresivos, eran intensos, me hizo retroceder unos pasos, hasta que sentí que mi espalda golpeó ligeramente contra la ventana de cristal. Rápidamente llevé mis manos a la cremallera de su vestido, bajándolo lentamente, soltó mis labios y me miró profundamente a los ojos, dándome la visión de su iris que era de un color totalmente oscuro y sexy. Respiré profundo y me aproximé, besando su rostro lentamente, primero sus labios y su mentón el cual mordí despacio, ella se quedó inmóvil, mientras continuaba, pasando mis labios por su cuello y después me dirigí a su lóbulo donde di una larga chupada. Yulia apoyó uno de sus brazos en la ventana de cristal detrás de mí y cerró los ojos cuando caminé detrás de ella, bajando el resto de la cremallera de su vestido el mismo que cayó a sus pies, hice a un lado su cabello para besar su cuello, bajé a su hombro derecho donde mordí ligeramente, lo que la hizo suspirar, bajé con besos hasta la línea de su columna vertebral, hasta quedar arrodillada. Por dios, ella era tan maravillosa, imaginen, ella tenía ambas manos sobre la ventana de cristal que ofrecía una gran vista de la ciudad, sólo vestía una lencería negra con detalles blancos y sus zapatos de tacón, su cuerpo parcialmente se inclinaba hacia adelante, dejando a su trasero hacia fuera para mí ¿Tentador, verdad?
Besé cada pedacito de su trasero y dando una que otra mordida, para aliviar la necesidad que tenía de tirarle palmazos, pero ella rápidamente se movió y me levantó.

— Ni siquiera pienses en ello, estoy a cargo y voy a cogerte duro ¿recuerdas?

Ella tenía su voz tan ronca, revelando la excitación que sentía. Sonreí, pero ella ató sus dedos entre los mechones de mi pelo firmemente, tirando mi cara contra la suya.

— ¿Sí o no? — Preguntó después de morder mi labio inferior.

— S... Sí — Tartamudeaba involuntariamente.

Tomó mis labios en un beso violento, hasta el punto de que mis labios quedaron lastimados, pero gracias a eso, me guió hacia el escritorio que estaba allí y suspiré a los recuerdos que me provocaban los escritorios.

Cerré los ojos sintiendo su boca yendo hacia mi cuello, succionando duro, lo cual me hizo gemir.

— ¡Ah!

— Quítate la ropa interior, Katina — Susurró sin aliento.

Se alejó dejándome confundida y mareada.

Caminó hasta el sillón donde se sentó, todavía no me había sacado la ropa interior, pero me sentía totalmente desnuda ante sus ojos que casi me comían. Lentamente me quité mi sujetador, dejando mis pechos al descubierto y luego me bajé las diminutas bragas, tan pronto como puse mis manos en las medias, Yulia hizo un gesto para que las dejara.

— No, esas no, quédate con ellas, quédese así como esta, señorita Katina — Dijo tomando un poco de Vodka de la copa.

Estaba solamente con medias, liguero y tacones altos.

— Ahora ponte sobre el escritorio — Ordenó bruscamente — Vamos a jugar un poco.

Su sonrisa malévola me estremeció de la cabeza a los pies, pero obedecí, su tono prepotente y arrogante me había dejado totalmente sumisa, haría todo lo que quisiera solo por complacerla. Caminé hacia el escritorio y me eché, permaneciendo totalmente inmóvil, hasta que ella se acercó y me analizó de la cabeza a los pies ¿Estaría loca para decir que inclusive la mirada que me daba me dejaba putamente excitada? Sonrió y deslizó su dedo desde mi hombro hasta mis pechos, donde pellizcó lentamente haciéndome gemir.

— ¡Perra!

— Cállese, señorita Katina.

Continuó ahora con dos dedos, bajando por mi abdomen realmente lento, deteniéndose exactamente en mi centro palpitante y empapado, corrió sus dedos por mis húmedos pliegues y fijó sus ojos en mí.

— Ya estás tan mojada, creo podría follarte ahora mismo, pero no sería divertido.

Obvio que sería divertido, por supuesto que sería divertido… ¡Es una perra! Pensé apretando mis muslos en malestar.

— Vamos a jugar un poco antes.

Tomó otro sorbo de su bebida y me miró.

Ahora estaba perfectamente inmóvil mientras ella me analizaba, sus ojos recorrían toda la extensión de mi cuerpo. Levantó su copa y dejó caer unas gotas de alcohol sobre mi abdomen, las mismas que rápidamente corrieron por los costados, mojándome más hasta que se inclinó sobre mí y como un felino, lamió el sendero de Vodka en mi cuerpo. La vista de todo era tan excitante que un gemido salió inadvertido de mi boca, lamió todo y ahora derramó más entre el valle de mis pechos, mi pecho se levantó y cayó en una respiración desajustada, estaba perdiendo el último fragmento de cordura que me quedaba ¿pueden entenderme? Tenía a Yulia Volkova en este momento deslizando su lengua sobre mi pezón izquierdo en círculos perfectamente sincronizados, lo hizo de una manera lenta y tortuosa, que necesitaba más, lo necesitaba duro y rápido y lo sabía.

El ruido de las repetidas lamidas me estaba volviendo completamente loca, pero ella parecía estar paciente y tranquila, con su otra mano apretó el otro pecho en un delicioso masaje, haciéndome cerrar los ojos y morder mi labio, pero casi grito cuando su rodilla presionó mi centro.

— ¡Oh, joder!

Yulia comenzó a lamer duro, moviendo su lengua de un lado a otro incesantemente y no podía evitarlo, sujeté su cabello fuertemente, forzando su cabeza contra mí.

— Chu... Chúpala más…

Estaba tan sensible que podía venirme solo con eso, pero se detuvo y chupó el otro pecho haciendo el mismo proceso, cuando terminó sonrió cínicamente y vertió un poco de Vodka en mi clavícula, donde limpió todo con varios lametones.

— ¿Es esto algún tipo de castigo? — Le pregunté dulcemente.

— Exactamente, debido a la maldita huelga.

— Dios, ya me di por vencida ¿Puedes parar? — Lloriqueé.

Sonrió y sacudió la cabeza.

Descendió lentamente, vertiendo una gran cantidad de alcohol en mi estómago, en cuanto sentí su lengua caliente lamiendo mi piel, apreté mis piernas firmemente, pero ella las separó... ¡Maldita! La insulté mentalmente, retorciéndome sobre el escritorio, pude sentir mi excitación chorreando entre mis piernas, pero ella simplemente continuó torturándome.

— Me voy a venir y honestamente no quiero correrme así.

Yulia me miró y tiró de mi cuerpo contra el de ella en un movimiento duro y rápido.

— ¿Y cómo te quieres venir? ¿Eh? — Preguntó llevando su mano a mi centro húmedo empapado.

Sus dedos comenzaron a moverse con una facilidad inmensa, ya que el lugar estaba completamente empapado.

— Joder... Estás toda mojada.

Sus dedos bajaron a mi entrada y luego subieron otra vez.

— Siente como estoy para ti, Lena — Habló llevando mi mano a su caliente y empapado centro húmedo.

Deslicé mis dedos lentamente y luego los retiré, llevándolos a mi boca para lamerlos lentamente, ganando una expresión de placer de la mujer frente a mí, sacudió la cabeza y me sacó fuera del escritorio, girando mi cuerpo para quedar con mi espalda hacia ella. Respiró profundo y comenzó a deslizar ambas manos por todo mi cuerpo desde mis pechos hasta mi abdomen y terminando donde más la deseaba.

— Voy a atender sus peticiones — Susurró sin aliento en mi oído y ni siquiera contesté hasta que sentí como sus dedos me invadieron con sorpresa.

— ¡A la mierda! — Dije palmeando con ambas manos el maldito escritorio.

Yulia bombeó sus dedos adentro y hacia afuera lentamente, dándome tiempo para acostumbrarse a dicha invasión, incliné mi cuerpo hacia adelante mientas ella empujaba sus dedos de manera firme.

Mi respiración era tan pesada que no podía pensar en absolutamente nada.

— Estás tan apretada y caliente que podría follarte toda mi vida.

Abrí mi boca ante la sensación y oí el ruido de su cuerpo moviéndose contra mi trasero, Yulia jadeaba fuertemente en mi oído, dejándome vergonzosamente mojada.

— Joder Yulia, fóllame — Gemí.

El lugar se hacía más caliente a cada segundo, gotas de sudor comenzaron a correr entre nuestros cuerpos, giré mi cabeza hacia un lado y pude ver a Yulia mirándome de una manera perversa, mientras bombea sus dedos dentro de mí, comenzó a distribuir besos en mi hombro y pequeñas mordidas que sin duda dejarían marcas.

— ¿Te gusta así? Yo te enseñaré que nunca debes dejarme en una huelga de sexo.

Cerré mis ojos fuertemente, balanceándome rápido y duro contra sus dedos, pero a ella no le parecía suficiente y añadió un dedo más dentro de mí.

— Hija de... perra — Grité de sorpresa.

Yulia me penetraba con los dedos de su mano derecha mientras que con su mano izquierda sostenía mi pelo firmemente, obligándome a mirarla.

— Maldíceme, sólo haces que me excite más ¿Sabes? Así que maldíceme, maldíceme más — Dijo de una manera tan sensual que juro haber olvidado cómo respirar.

— ¡Oh joder, Yulia!

Sentí como curvó sus dedos dentro de mí, llegando a todos los puntos correctos, en ese momento ya no pensaba en otra cosa que en el placer que estaba sintiendo, podía sentir su humedad contra mi trasero, puesto que con cada empuje de sus dedos, su cuerpo chocaba en el mío.

— ¡Oh, Dios! — Grité — M... me voy a correr... ¡Ah!

Soltó mi pelo, deslizando su mano por la línea de mi columna, mi cuerpo estaba completamente sudado, pero incluso no parecía importarle, sólo siguió obligándome a recostarme sobre el escritorio, su delicada mano acariciaba toda esa extensión, hasta bajar hasta mi trasero.

— Tienes un trasero tan jodidamente delicioso — Gruñó.

Mantuve mi cara pegada al escritorio, yo era un desastre de gemidos en ese momento hasta que sentí la presión de un duro palmazo en mi trasero.

— ¡Ah! ¡Mierda! — Gruñí perdida.

Palmeó una y otra vez, mientras hacia los empujes duros y rápidos, todo eso me estaba construyendo el orgasmo tan deseado, mi cuerpo ya tenía vida propia, acaba de mudarse en busca del placer que me estaba dando y dios, enterré mis uñas en los bordes del escritorio cuando todo mi cuerpo tembló. Yulia gemía en mi oído descontroladamente mientras bombeaba sus dedos dentro y fuera de mí sin parar o bajar la intensidad.

— Si, córrete, córrete para mí — Ordenó sin aliento.

Y ella incluso no tenía que pedirlo, la cumbre de ese momento me devastó completamente, como si mil chispas se esparcieron por todo mi cuerpo y se centró en mi centro, pero no paró hasta ver mi cuerpo colapsando sobre el escritorio. Ni siquiera me dejó respirar cuando ya estaba parada nuevamente, recibiendo las manos de Yulia en mis pechos los cuales apretó firmemente mientras susurraba en mi oído.

— Te encanta cuando te follo así ¿no? Te encanta cuando te tiro palmazos.

Hija de puta, realmente lo amé, me encantó la forma dura en la que actuó como lo hacía cuando estaba enojada, sabía perfectamente que ese impulso se derivaba de la presencia de Miroslava en su noche y sabía que un poco de sexo salvaje la haría sentir más tranquila.

— Sí, me encanta, me encanta cuando eres así de ruda, amo tus palabras sucias y la fuerza con la que me follas.

Cerró los ojos y tomó mi boca en un beso feroz, chupando mi lengua con hambre y deseo, parecíamos dos locas sedientas y no era para menos, habían pasado días desde la última vez que tuvimos sexo. Me tiró hacia ella, sosteniendo mi cuerpo que aún se estaba recuperando del orgasmo y caminamos sin desconectar nuestros labios, hasta que me hizo detener, pidiéndome que me acostara en la alfombra.

— Quiero probar algo nuevo con usted, señorita Katina — Susurró en mi oído.

Cambió de posición, recibiendo sus besos húmedos en mi cuerpo.

— ¿Qué tienes en mente?

— Quiero tener placer y dar placer al mismo tiempo, literalmente.

Arqueé una ceja y ella me miró con una sonrisa malvada, esta noche sería muy larga para ambas.

[Yulia]

Cerré mis ojos rápidamente, abriendo mi boca tratando de dejar salir un gemido que se perdió en la excitación, sólo incliné mi cabeza hacia delante, saboreando el delicioso sabor de Lena. La mujer estaba en ese mismo instante sobre mí, en una posición invertida, pueden confundirse, pero eso exactamente era, ella me estaba chupando mientras yo hacía lo mismo con ella, una especie de 69 en el universal vocabulario y por dios, sí que era algo de otro mundo.

— Por dios, Ginger Apple — Grité sin aliento, inclinando mi cabeza en el piso.

Pero incluso no le importó, podía sentir los movimientos rápidos sobre mi clítoris, llevándome al borde, abrí los ojos viendo su centro justo en frente de mí, sentí que se hacía agua mi boca por verla de esta puta forma tan mojada, me incliné hacia delante y con la punta de mi lengua saboreé sus pliegues húmedos, Lena paró sus movimientos y gimió, soltando un soplo de aire caliente en mi sexo, impulsándome a continuar y así lo hice, chupé su manojo de nervios duramente que casi la hizo gritar, volvió a chuparme y ahora estábamos en un placer sin fin, los jadeos, el sudor, el calor, todo era mil veces más intenso, dejando sólo espacio para el orgasmo que nos llevó a quedar agotadas.

— ¡Eso... chupa! ¡Oh, así Yulia! — La escuché hablar en un susurro.

Y yo obedecí, le penetré tanto como pude mientras se retorcía, oscilando las caderas dando plena certeza de que lo estaba haciendo como quería.

— Más... por dios, más rápido, Yul, voy a...

— ¡Mierda! Voy a… — Grité.

La manera de cómo mi nombre salió de su boca me tiró al borde, cerré mis ojos fuertemente sintiendo todo mi cuerpo convulsionar, cada célula se rindió ante el orgasmo que me consumió, el temblor fue desde mis pies hasta mi cabeza y no pude soportarlo, nuestros gemidos se mezclaban, todo era demasiado alucinante. Nos detuvimos y en todo el ambiente lo que podía oírse era nuestras respiraciones pesadas mezclándose con todo el ambiente, Lena con cierta dificultad se levantó y recostó de nuevo, pero ahora de manera correcta, su cabeza sobre mi pecho que se elevaba y caía rápidamente, suspiré y llevé mi mano a su pelo mojado.

— No voy a poder caminar mañana.

Dejé escapar una risa débil y ella me miró, sus ojos estaban con un brillo especial.

— ¿Qué te da risa? Eres una perra, me destruiste.

— Te dije que estuvieras lista.
Ella se inclinó y plantó un beso en mis labios.

— Siempre estoy lista para ti, Yul.

Sonreí y removí el último mechón de pelo que estaba pegado a su frente.

— Pero no ahora ¿verdad?

— Si me dices que no estás satisfecha, tenemos que categorizarte como una ninfómana, ni siquiera sé cuántos orgasmos hemos tenido ya.

Cambié las posiciones y me subí encima de ella, quedándome con mi mentón apoyado entre sus pechos.

— Estoy muy satisfecha, pero quiero más... Quiero mucho más...
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Mensaje por Fati20 8/30/2020, 7:24 am

Estas 2 mujeres juntas son fuego puro 🔥🔥🔥🔥 son super excitantes!!!!!
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 8/31/2020, 5:17 pm

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Capítulo 43 (El vuelo)


[Lena]

Sentí una brisa fresca recorrer mi cuerpo y apreté mis ojos mientras deslizaba mi mano sobre la cama en busca de una sábana, o mejor, del cuerpo de Yulia para calentarme, pero el intento fue lamentablemente un fracaso, con cierta dificultad abrí los ojos, mirando la cama vacía ¿Dónde estaba? Me tapé con la sábana para protegerme del frío, después de todo aún estaba desnuda debido a los acontecimientos anteriores hasta que vi a Yulia en el balcón, inclinada sobre el barandal. Entrecerré los ojos en su dirección y me di cuenta que estaba sumergida en sus pensamientos, volteó su cara y dejó escapar una bocanada de aire, dejando el humor salir, estaba fumando, odiaba el hecho de que fumara, solo lo hacía cuando esta tensa o enojada.

Me senté en la cama sintiendo mi cuerpo un poco adolorido, pero no me molestaba todo había sido increíblemente maravilloso, nuestro final de la huelga fue en grande y agradable. Coloqué mis piernas fuera de la cama, dejando que solo las puntas de mis pies tocaran el suelo frío, inmediatamente un escalofrió recorrió mi espalda, pero me levanté. Me envolví en la sábana y caminé en dirección a mi mujer, tenía que confesar que estaba jodidamente sexy aquella noche. Su cabello estaba levemente despeinado, cayendo como una cascada por su espalda y solo llevaba un baby doll azul oscuro. No sabía qué hora era, pero el cielo aún estaba oscuro y la noche estaba muy fría, caminé con pasos muy lentos que Yulia ni percibió mi presencia hasta que abracé su cuerpo y le di un pequeño beso en su hombro, donde después apoyé mi barbilla.

— ¿Insomnio?

— Sí y demasiados problemas en mi cabeza — Dijo de forma seria.

Suspiré y apreté más mi brazo, dejando que mi mano se deslizara por su abdomen plano, en una suave caricia.

— Relájate, amor, todo va a estar bien.

No respondió, se quedó en su lugar, parecía enojada y distante.

Solté su cuerpo y se giró hacia mí, al instante sentí un escalofrió por todo mi cuerpo al mirar sus ojos que se mostraban fríos y enojados.

— ¿Qué está pasando, mi amor? — Pregunté cogiendo su rostro con mis manos.

Desvió su mirada y negó con la cabeza.

— Nada.

— ¿Cómo nada? Estás extraña.

Ella no respondió solo me miró.

— Ven a la cama conmigo, te hago mimos mientras tratas de dormir — Dije tratando de darle unas suaves caricias a su cara, pero desvió su cara de mí — ¿Me puedes decir cuál es el problema? — Pregunté mientras la pegaba a mi cuerpo.

Me miró de frente con una mirada tan fría que me provocó miedo.

— ¿Desde cuándo me estás engañando?

— ¿Qué? — Dije rápidamente sin entender la pregunta.

Mi cerebro tardó algunos segundos para captar que ella estaba preguntándome eso ¿Engañando? ¡Oh por dios!

— Eso que escuchaste Ginger Apple ¿Me crees imbécil?

— Por dios ¿De dónde sacaste eso, Yulia? — Pregunté con calma.

— No importa ¿Creíste que no lo iba a descubrir? — Ella habla pausadamente, enmascarando la ira que llevaba por dentro.

— ¿Descubrir qué? Yo no hice nada.

La mujer dejó escapar una risa sarcástica y se dirigió hacia el otro lado en un silencio angustioso. Todavía estaba un poco perdida, no tenía ni idea de donde sacó esa acusación y en la forma en que lo dijo me dejó sin reacción, estaba irreconocible.

Respiré profundo, tratando de comprender y por impulso me acerqué a ella.

— Mi amor, cálmate ¿vale? Lo que dices no tiene sentido.

— ¡No me toques! — Gritó haciendo que me asustara.

— Amor escúchame, no hice nada, nunca te he engañado — Intenté explicarle en voz baja.

— ¡Sé que me estás engañando!

— ¡No sabes nada, porque no hice nada!

— ¿Tienes placer al engañarme?

— ¡Que no te estoy engañando!

Estaba nerviosa, trataba de explicarle todo este mal entendido, nunca había engañado a Yulia, ni siquiera pensaba en esa hipótesis. Quería al menos comprender, explicarle, sin embargo en el estado que ella se encontraba no me lo permitió.

— ¡No me mientas! Tú trayectoria ha sido sucia conmigo.

— Juro que después de que descubriste lo de Ginger Apple, no te he mentido.

— ¡¿Ah, no?! — Dejó escapar una risa malévola, llena de sarcasmo, dios mío… ¿qué está pasando?

Yulia llegó a intimidarme, me hizo retroceder unos pasos hasta que mi espalda chocó contra el barandal.

— ¿Crees que no vi a Miroslava en Imperium? ¿Crees que no sé qué ella fue a tu camerino?

En esa fracción de segundo todo mi cuerpo se congeló, creo que toda la sangre de mi rostro desapareció, debía de estar pálida.

Solo bajé la cabeza y respiré profundamente, tratando de juntar fuerzas.

— ¡Me mentiste otra vez! ¿No era suficiente con la primera?

— Yul... — Intenté explicarle, pero ella me golpeó con las palabras.

— ¡No soporto que me mientan! ¡Y por lo visto, lo adoras! ¿Estás teniendo una aventura con ella?

Negué con la cabeza, intentando buscar las palabras correctas.

— No tengo nada con ella, amor.

Sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas, maldición, le había mentido a Yulia, no debí haber ocultado la presencia de Miroslava en Imperium, pero nunca me involucré con ella, nunca la engañé, pero parecía que no tenía fuerzas en aquel momento para explicarle, estaba tan furiosa que me hizo tenerle miedo.

— ¿Cómo quieres que te crea? Tú siempre mientes.

— Yo simplemente no quiero arruinar nada entre nosotras, ni siquiera he hablado con ella, lo juro, era la primera vez que la veía allí.

— Eres demasiado astuta ¿Crees que voy a creer eso?

Podía ver las venas de su cuello marcarse, las palabras salían rudas y cortantes de sus labios.

— Necesitas creerme, no te engañé.

— Te quiero lejos de mí — Dijo tirando el aire de sus pulmones para luego continuar hablando — Lejos de mi empresa ¿Entendido? No te quiero más en mi vida, Lena.

— No me hagas eso.

— ¡Tú eres la única que lo hizo! ¡Eres una mentirosa y falsa! — Habló con rabia, apartándose de mí rápidamente.

Sin embargo, agarré su brazo, haciendo que se quedara.

— ¡Para, por favor... escúchame! — Dije con los ojos llorosos.

— ¡Suéltame! ¡Largo de mi vida! — Gritó.

Oh no, no, dios mío, esto no puede estar pasando.

Empecé a llorar, ese llanto estaba cargado de miedo, pero era miedo de lo que sería sin ella, sentí que mi cuerpo se debilitaba y me apoyé en la pared sentándome en el suelo.

Cerré los ojos con fuerza y cuando los abrí vi la luz del techo y los ojos de Yulia sobre mí.

— ¿Elena? ¿Qué pasó, mi amor? — Preguntó un poco preocupada.

Una pesadilla, era una maldita pesadilla.

Cerré los ojos otra vez, sintiendo mi respiración entrecortada, Yulia estaba a mi lado, mirándome con ese par de ojos claros y brillantes, muy diferente a la Yulia de mí sueño.

— Tuve una pesadilla — Le susurré.

— Está bien, ya pasó, cariño — Habló de forma preocupada, mirándome atenta.

Despacio deslizó un pulgar sobre mi rostro, era una caricia cariñosa y reconfortante.

Suspiré y cerré mis ojos intentando aprovechar al máximo aquel instante.

— Ven aquí, voy a cuidar de ti.

Sonreí viendo que se acostaba a mi lado nuevamente, haciéndome una señal para que me aproximara y así lo hice, me acerqué a ella, quedando parcialmente sobre su cuerpo y comenzó a acariciar mi cabello con calma, tal vez esperando que dijera algo.

— Tú estabas demasiado molesta en el sueño — Susurré.

— ¿Y por qué estaba enojada, mi amor?

— Me acusaste de haberte engañado, fue horrible, traté de explicarte, pero no me escuchabas.

Suspiró y continuó con sus caricias.

— No va a suceder eso Elena, confió en ti — Dijo en voz baja.

Levanté mi cabeza para mirarla a los ojos que me transmitían confianza, apoyé mi barbilla sobre su pecho y sonreí.

— ¿En serio?

— En serio, mi amor, confío en ti y en tu carácter, sé que no serías capaz de engañarme.

— Eso me deja aliviada ¿sabes? Yo sé que te escondí cosas, pero tú ahora sabes todo.

Yulia sonrió y se inclinó para darme un beso.

— Quédate tranquila ¿vale? Yo te amo Elena y no quiero que tengas miedo de mí, sé que soy un poco celosa...

Fruncí el ceño por su "poco" y se rió.

— Está bien, soy muy celosa, pero no soy mala, nunca te haría nada malo.

— Lo sé, tú eres diferente y es por eso que te amo.

Arqueó una ceja y me tiró en la cama, quedando encima de mí, solté una risa baja, cuando abrí los ojos sentí mi corazón desfallecer. Ella era la mujer más linda que había visto en toda mi vida, estaba prácticamente sentada sobre mí y completamente desnuda, mostrando sus pechos, quité los ojos de ellos y pude ver su amplia sonrisa ¿Pueden entender como la sonrisa de ella me hacía perder el rumbo de la vida?

Yulia delicadamente deslizó la punta de su lengua sobre su labio inferior, provocando algo en mi cuerpo.

— ¿Me amas? — Preguntó desafiante, moviendo la cabeza a punto de hacer su cabello a un lado, maldición, era tan atractiva.

— ¡Sí, te amo! ¿Y tú me amas?

Yulia estaba totalmente recta, colocando su mano sobre su barbilla como si lo estuviera pensando.

— Déjame pensar.

— ¡Idiota! — Gruñí sentándome en la cama, con ella en mi regazo.

Dejó escapar una risa divertida y al instante llevé una mano a su cuello, tirando de su rostro para un beso, nos detuvimos ya que me tiró de nuevo en la cama, sus manos agarraron mis muñecas y las puso encima de mi cabeza con cierta fuerza.

Respiré profundo y miré sus ojos que estaban medio cerrados debido a su amplia sonrisa.

— No maldigas Katina, ya te dije lo que causa en mí.

— Entonces… ¿Me amas?

Se mordió el labio y poco a poco se inclinó para depositar un pequeño beso en mis labios.

— Te amo como una loca, Elena — Habló rozando sus labios con los míos, sonreí de solo escuchar esas simples palabras.

Yulia a su vez deslizó sus labios por mi cuello, donde trató de lamer lentamente haciéndome jadear.

— Amo tu piel — Me susurró al oído — Amo tu olor — Luego respiró fuerte — Amo cada detalle de ti.

— ¿En serio?

— ¡En serio! No sé cuándo sucedió, pero estoy completamente enamorada de ti, echo de menos cada vez que no estamos cerca, cuando no puedo ver tu sonrisa y no puedo tocar tu cuerpo.

Mi corazón latía frenéticamente con cada palabra que salía de su boca, comenzó a distribuir besos por mi cuello, por mis hombros, para luego parar sobre mis pechos.

— Ellos son lindos — Dijo mientras los masajeaba, al instante sentí una punzada en el vientre.

— Son pequeños...

— Me gustan así, son perfectos — Soltó en un tono malicioso, apretando sus dedos sobre mi pezón rígido.

Se pasó algunos segundos mirándolos y yo los de ella, estaba cansada y adolorida, pero el deseo de tenerla fue devastador.

— Te dejaré descansar, te di duro — Habló en voz baja acostándose sobre mi cuerpo.

— ¿Y si no quiero descansar?

Tenía su cabeza apoyada en mi pecho y levantó su cara con los ojos entrecerrados, solo me mordí el labio inferior y ella sonrió maliciosa.

— Y después dices que yo soy la ninfómana — Habló con una sonrisa traviesa, subiendo su cuerpo para encajar con el mío.

Aquella madrugada sería demasiado larga para las dos.

[...]

Y realmente lo fue, desperté aquella mañana con el cuerpo adolorido y cansado, lo que menos hicimos aquella noche fue dormir. Me senté en la cama lentamente observando a Yulia, quien tenía una expresión serena y feliz, sonreí y deposité un beso en su frente. Cogí mi celular que estaba en la mesita de noche al lado de la cama para ver todas mis tareas del día, a pesar de tener una relación con Yulia, aún era su secretaria y cuidaba de sus deberes y de su vida profesional. Suspiré pesadamente al ver la lista enorme que tenía, pero todo eso era demasiado fácil para mí, pensé en despertar a Yulia, pero estaría toda la mañana quejándose de que estaba cansada y realmente estaría cansada, había acabado con toda su energía la noche anterior.

De un salto me levanté de la cama completamente desnuda, caminando hacia el baño, necesitaba un largo baño, me recogí el cabello, mientras esperaba que la bañera se llenara, al pasar enfrente del enorme espejo pude notar algo diferente en mí, me acerqué lentamente y con los ojos muy abiertos observé las marcas en mi cuerpo.

— ¡Dios mío! — Dije mirando las marcas rojas casi purpura que tenía en mi cuello.

Maldita mujer me había chupado con fuerza.

Los analicé de cerca y maldición, me quedé observando más de dos minutos toda la parte de frente de mi cuerpo cuando me di la vuelta y tuve otro susto.

¡VOY A MATAR A ESA PERRA!

En la parte inferior había grandes marcas, eran marcas jodidamente violentas y la marca de una evidente mordida, no podría ir a la playa por un largo tiempo ¿Y cómo diablos bailaría con aquello?

[Miroslava]

Giré unas tres veces la cuchara dentro del café caliente, viendo el humo desvanecerse, estaba exhausta aquella mañana, tras la salida con mis amigos y beber mucho, pero no me era lo que me molestaba, lo que realmente me jodía era el fuerte dolor de cabeza y mi ego herido, una vez más Yulia Volkova se había salido con la suya, que hija de puta.

Masajeé mi sien lentamente cuando noté que alguien se sentaba en frente de mí.

— Buen día, pequeña fiestera — Katyuska dijo, sonriendo cínicamente.

— ¿De verdad crees que es un buen día?

La mujer sonrió, cogiendo una de las fresas de mi plato para luego morderla.

— Tienes una pésima cara, es por el efecto del alcohol.

— He dormido muy poco Katy, aquella rubia era insaciable — Murmuré agotada.

La mujer dejó escapar una risa alta, pero trató de controlarla cuando llamó la atención de la gente.

Katyuska Sokolova era mi amiga y mi compañera de trabajo, nos conocimos hace cinco años en los clubs de Europa en el tiempo perdido y feliz de mi vida.

— ¿No lo puedes manejar, Dostoievski?

— No es eso, simplemente no estaba de humor para sexo.

— Yo creía que estabas de humor, pero viendo esa cara me he equivocado.

— ¡Nada puede cambiar eso! ¡Yulia, una vez más se salió con la suya! — Dije enojada.

Katyuska me miró con calma mientras bebía su café.

— No sé cuál es tu problema con Yulia, ella es una persona maravillosa.

Rodé los ojos irritada y resoplé.

— ¿Estás empezando a defender a tu pequeña amiga?

— Simplemente no veo ninguna razón para esta disputa.

— Creo que es demasiado pretenciosa, anda con la nariz en alto pensando que es la dueña del mundo.

— Debe ser la propietaria de una parte de él — Se burló.

— Jódete — Maldije y ella abrió los ojos fingiendo estar ofendida.

— No empieces a maldecir ¿de acuerdo? Me acabo de regresar de Italia gracias a ti, no me hagas lamentarlo.

— Lo siento, no lo haré, estoy feliz de que hayas vuelto, tu lugar está aquí, Katy — Dije de una manera tranquila mirando a la mujer que analizaba a la gente que estaba en el restaurante.

Estábamos en uno de los hoteles más caros de Kazan, el hotel estaba bastante cerca de la ubicación de la entrega de premios de la noche anterior.

— No lo sé, es un poco raro estar de vuelta aquí.

— No lo creo, me gusta tenerte de vuelta, volveremos a Moscú mañana ¿Estás preparada para ver a tu familia y viejos amigos?

— ¡Por supuesto! ¡Los he extrañado a morir! — Dijo emocionada.

— ¿Incluso a tu ex? — Pregunté de una manera persistente, por lo que Katyuska me fulminó con la mirada.

— Ya te dije que no quiero hablar de Katya.

— Ella y todopoderosa están juntas todo el tiempo, al menos eso es lo que he oído.

— Puedo incluso encontrarme con Yulia, pero no con Katya.

— Todavía pienso que ese enfado con ella es amor.

— Basta, yo ya no tengo sentimientos por esa mujer — Habló rápidamente en un tono exaltado, dejando al descubierto su nerviosismo sobre el tema.

Solo le sonreí y me encogí de hombros, fingiendo creer sus palabras resentidas.

Cuando conocí a Katyuska, estaba en una marea de tristeza por tener que mudarse a Europa a petición de sus padres, había dejado a su familia, amigos y a su casi ex novia. En un principio estaba en un llanto sin fin, pero le hice ver que podía ser feliz sin nadie y rápidamente siguió mi consejo, ahora estaba completa, como ella dice "quién está a cargo ahora soy yo", pero estaba segura de que en el fondo esa era una máscara, Katyuska Sokolova todavía tenía su perdición llamada Katya Zotova.

— Está bien, cálmate ¡No te exaltes! — Dije riendo.

— Eres un idiota.

— ¡Tú me amas así!

— ¿Quién te lo dijo? No estoy obligada a soportar tu mal humor por haber perdido contra Yulia en la entrega de premios, ni tus pequeños chistes sin sentido del humor.

— Por supuesto que sí, eres mi mejor amiga.

— Está bien, mejor amiga, levanta tu trasero de ahí y vamos, quiero hacer algunas compras antes de volver a Moscú.

Refunfuñé durante unos minutos todavía sentada.

Katyuska se puso de pie, mirándome con una cara como si estuviera diciendo "Vamos, estoy esperando", suspiré con cansancio y sin el más mínimo sentido del humor me levanté. Ella extendió la mano hacia mí y caminamos hacia el vestíbulo del hotel, en el camino me di cuenta de un movimiento fuerte, una mujer con un cuerpo bien modelado y familiar hablaba por teléfono en un tono agresivo.

— Sí, espera, no hagas nada sin comunicármelo primero a mí, bien, déjamelo a mí — Su tono de voz dulce me hizo parar, sabía muy bien quién era.

— ¿Qué pasó? — Katyuska preguntó mirándome.

Sonreí.

— Lena Katina, es lo que pasó.

— Por dios, Miroslava, deja a la chica en paz.

— No estoy haciendo nada… todavía.

— Tú sólo quieres molestar porque sabes que ella está con Yulia — Katyuska dijo mirándome.

— ¿Has visto lo sexy que es? Nunca he visto a una mujer con un trasero como ese.

Katyuska me miró y luego miró a Lena que estaba parcialmente reclinada sobre el mostrador firmando unos papeles.

— Cierto, aquello de ahí no es fácil de encontrar — Se encogió de hombros haciéndome reír.

— Exactamente, ahora voy a hacer mi trabajo.

Crucé el vestíbulo hasta que me acerqué a ella, parecía muy concentrada en todos esos papeles, probablemente estaba resolviendo las cosas de la estancia de Yulia aquí.

— Está bien ¿todo está listo?

— Sí, señorita.

— Mande un desayuno completo para la señorita Volkova en la suite principal, por favor — Lena dijo antes de darse la vuelta y toparse de frente conmigo — Oh lo siento.

Tan pronto como Lena puso sus ojos en mí, todo el color desapareció de su rostro.

— Parece que viste un fantasma — Hablé en tono de broma.

Sonrió con torpeza y dio un paso atrás.

— No sabía que estabas aquí, Lena, no te vi en la entrega de premios ayer.

— Sí, yo... — Ella respiró profundamente — Tenía compromisos en Industrias Volkov.

— Es una lástima, me hubiera gustado tenerte allí.

— Pero vi todo en la televisión.

— No es lo mismo que estar cerca — Dije con calma mirándola a los ojos.

Lena miró hacia otro lado, enfocándose hacia el elevador y luego a mí de nuevo.

— Bueno, tengo muchas cosas que resolver, así que nos vemos otro día — Dijo yéndose a toda prisa, pero la sostuve.

— Detente, parece que huyes de mí como el diablo huye de la cruz, quiero hablar contigo, Lena.

Ella suspiró pesadamente y se me quedó mirando.

— No quiero problemas con Yul, así que, por favor, entiende.

— ¿Yulia es celosa? — Pregunté sonriendo.

— ¿Tu qué crees?

— Creo que hay mejores cosas en esta vida, Lena.

— Amo a Yulia y ella es lo mejor para mí.

— Todo puede cambiar, así que venga, vamos a hablar un poco.

[Yulia]

Me estiré lentamente, sintiendo algunos crujidos de mis articulaciones, por dios, estaba simplemente agotada. Abrí los ojos lentamente sintiendo la luz tenue molestándome, al parecer Lena había cerrado todas las persianas para que el sol no me despertara temprano y había funcionado, puesto que ya casi eran las 10:30 a.m.

— Diablos, me quedé dormida.

Me senté en la cama en busca de cualquier señal de Lena en el dormitorio, pero todo estaba en puro silencio.

Miré a ambos lados, cuando me di cuenta de una pequeña nota:

Voy a ser buena y te dejaré dormir, te cansé mucho anoche, cuando despiertes toma un baño largo y caliente para relajarte, voy a enviar tu desayuno a la habitación, te amo.

P.D: Estoy resolviendo todo para regresar, no te preocupes.


Sonreí tan pronto como terminé de leer.

Lena siempre estaba un paso adelante, ni siquiera al tener una relación conmigo deja a un lado su faceta profesional, algunas veces me molestaba, como ahora, sería mucho mejor despertar al lado de mi mujer, pero estaba demasiado ocupada trabajando. Me levanté de la cama sintiendo un escalofrío a través de mi cuerpo tan pronto como mis pies tocaron el suelo, caminé a toda prisa al baño donde hice toda mi higiene. Después de algunos minutos de relajación en la bañera de hidromasaje, terminé de tomar mi baño y sequé mi cuerpo poco a poco, para después encárgame de mi pelo, tan pronto como estuvo seco, abrí los ojos y vi una marca roja en mi costilla, me acerqué un poco más al espejo y di la vuelta para mirar a mi espalda.

Mierda.

Sonreí al ver los arañazos en la espalda y no eran pocos, pero eran de tipo agradable a la vista, eran sólo una prueba concreta de que mi mujer estaba muy satisfecha con lo que hicimos.

[…]

Tomé el último sorbo de café caliente, agarrando la pequeña servilleta para limpiarme la boca, miré el reloj, viendo que ya era demasiado tarde. Me levanté de la mesa en dirección al baño, me retoqué el lápiz labial y luego, agarré mi abrigo para salir de la habitación, en este momento Lena ya había resuelto todo de mi estancia en ese lugar, le tenía plena confianza, ella se encargó de incluso mis facturas y mis tarjetas de crédito. Di una última mirada alrededor, comprobando que no había olvidado nada y entonces salí de la habitación, cuando cerré la puerta me encontré con Lena en el pasillo, apoyada contra la pared un tanto pensativa.

— ¿Elena? — Pregunté.

La mujer se sobresaltó y me miró asustada.

— Hola.

Entrecerré mis ojos en su dirección y se estremeció, me acerqué lentamente, analizándola.

— ¿Está todo bien, amor?

Ella asintió con una sonrisa débil, casi nula.

— ¿Qué estás haciendo aquí de pie? ¿Por qué no entraste?

— Yo... — Comenzó a hablar con calma — Estaba en una llamada con Nastya, acabo de colgar.

La miré fijamente durante unos segundos y suspiró, estaba un tanto extraña, su respiración era agitada y sus ojos estaban temerosos.

— ¿Pasó algo?

— No ¿Por qué?

Llevé mi mano a su cara, haciendo una ligera caricia sobre su piel tan suave y con olor dulce.

— Estás tensa, Elena ¿quieres contarme?

Se apoyó contra la pared y se mordió los labios, pensativa.

— Nada sucedido, amor, sólo estoy un poco estresada, todavía tienes que ir a firmar los papeles del registro de salida.

Asentí con la cabeza y besé su frente lentamente.

— Vale, vamos entonces.

— Sí y luego tenemos que subir a la azotea para ir al helicóptero, tu jet privado no estuvo listo a tiempo y les dejé en claro que lo necesitas hoy — Lena resopló molesta.

Le sonreí y tiré su cuerpo en un abrazo.

— No te preocupes, vamos a tomar el helicóptero.

— Vamos a tener que cancelar la primera reunión en la empresa a causa de eso.

— Por dios, mi mujer está demasiado estresada ¿Quieres entrar en la suite de nuevo? Prometo hacer que te relajes.

Lena sonrió y se mordió el labio con una mirada desafiante.

— ¿Tienes el valor?

Sonreí y pegué su cuerpo otra vez contra la pared.

— Yo tendría el valor para hacerlo aquí si me dejas.

Suspiró profundamente, tan pronto como mis dos manos se deslizaron dentro de su vestido.

— No, para, tenemos que irnos — Dijo antes de salir de mis brazos, me encogí de hombros y la seguí hasta el elevador.

Mientras firmaba unos papeles, Lena estaba caminando de un lado a otro en el teléfono con Lenin, informando todo lo que debía de hablar en la reunión de hoy, había vuelto muy temprano a Moscú y con el retraso del jet privado, debía conducir a la reunión. Ella estaba visiblemente alterada y tensa y eso me dejaba un tanto agobiada, Lena incluso con la enorme cantidad de tareas siempre mantuvo la calma y hoy era muy diferente, tal vez estaba cansada, después de nuestra noche ocupada no había dormido casi nada.

Firmé el último documento del hotel, recibiendo una sonrisa de la recepcionista y luego me uní a mi mujer.

— ¿Has terminado?

Asentí.

— Entonces vámonos, señorita Volkova, el helicóptero está esperando por nosotras.

Delante de todos Lena no se dirija a mí por mi nombre y no mantenía ningún tipo de intimidad, era una relación restringida hasta que estábamos solas, por supuesto.

Caminamos hacia el elevador principal que nos llevaría a la azotea, donde el helicóptero ya estaba esperando por nosotros.

— ¿Se van tan pronto?

Me detuve y me di vuelta, topándome cara a cara con la desafortunada presencia de Miroslava.

— Tengo muchos compromisos.

Miroslava sonrió cínicamente y se le quedó mirando Lena que estaba detrás de mí.

— Buenos días, Lenita.

Su tono de voz indicaba intimidad y eso hizo que toda mi sangre hirviera, Lena sólo asintió con una sonrisa débil.

— Si nos disculpas tenemos compromisos — Dije, poniendo mi mano en la cintura de Lena.

— Por supuesto, majestad, el reino necesita a su reina ¿Estoy en lo cierto?

— Exactamente, tenemos que cuidar que los súbditos no lo invadan creyendo que son reyes.

Si nuestras miradas pudieran tener láseres, Miroslava y yo ya nos habríamos destruido entre sí, ella se limitó a sonreír y luego la dejé ahí, llevando a Lena lejos.

[…]

El vuelo se estaba realizando en puro silencio, acabábamos de despegar y Lena estaba en un lado y yo en el otro, mantuvo los ojos atentos a los edificios que ahora parecían pequeños, sus ojos estaban un tanto perdidos y su semblante reflexivo, puse mi abrigo a un lado y lentamente me acerqué más a ella.

— Estás muy callada.

Lena sonrió tan pronto como le hice el pelo a un lado y deposité un beso en su cuello.

— Sólo estoy pensando.

Le di otro beso y deslicé la punta de la nariz por su suave piel, sintiendo su aroma dulce.

— ¿Pensando en qué?

Cerró los ojos y besé de nuevo su cuello, en el mismo instante se estremeció, haciéndome sonreír.

— Acerca de todos estos problemas, me estoy volviendo loca — Susurró.

— Tienes que mantener la calma, estresándote y poniéndote así no ayudará en nada.

— ¿Cómo Yul? Tengo tantas cosas que resolver.

— Estoy aquí para ti, amor.

Me miró fijamente a los ojos y sonrió.

La sonrisa de esa mujer me desarmaba por completo, me preguntaba si era normal estar tan idiota por ella, ni siquiera me reconozco, esta mujer había derribado la barrera de hierro que me protegía, para Lena, sólo era Yulia y por alguna razón, en esta vida, mi ser interior la había elegido para ser mi refugio, mi debilidad, mi cielo y mi infierno.

— Lo sé, Yul y lo siento — Susurró abatida.

Había algo mal con ella, lo sabía, pero quería esperar a que ella se sintiera lo suficientemente segura como para decirme.

— No tienes que disculparte, estoy aquí para ti ¿de acuerdo?

Asintió y me acercó.

Tomé sus labios en un beso calmado. En un principio era sólo el contacto de los labios, pero no me conformé con sólo eso, delicadamente deslicé la punta de la lengua en sus labios y rápidamente entendió mi mensaje, haciendo espacio para profundizar nuestro beso. Suspiré profundamente cuando sentí el tacto de su lengua con la mía, era tan tierno y delicioso que casi gemí, deslicé mi lengua sobre la de ella lentamente, absorbiéndola de manera lenta e intensa. A medida que los minutos pasaban nuestro beso se profundizó más y más, llegando a ser rápido e intenso, mi mano se posó en su muslo, apretándolo firmemente lo que la hizo gemir en voz baja. Era increíble la necesidad de disponer de ella, de poseerla, la forma en que su cuerpo me hacía perder el control fácilmente, en una sacudida tomé su cuerpo con fuerza, lo que obligó a la mujer ponerse a horcajadas sobre mi regazo, Lena cerró los ojos y suspiró profundamente cuando mi lengua tocó la piel de su cuello.

— ¡Oh dios!

Su voz salió débil y sin aliento, pero no me importa sino por el contrario, continué arañando sus muslos lentamente, haciéndola clavar sus uñas en mi cuello.

— ¡El piloto… Oh mierda! — Exclamó cuando mordí su punto de pulso — Nos van a ver.

Era más excitante toda esa situación, Lena a horcajadas sobre mi regazo, con su vestido levantado parcialmente, el piloto estaba sentado más adelante de nosotros, pero si se daba la vuelta vería más de lo debido.

Sonreí diabólicamente y me incliné hacia delante, bajando las persianas que nos separaba, gracias a dios que el helicóptero en el que estábamos era el más grande que poseía, estaba dividido en el medio, como si hubiera dos cabinas, una para los pilotos y otra para los pasajeros y entre los dos sólo había una puerta de seguridad para casos de emergencia.

— Nada de qué preocuparse, señorita Katina.

Lena entrecerró los ojos en mi dirección y sacudió la cabeza.

— Tú eres una pervertida.

No pude evitar la sonrisa que se escapó de mis labios, me quedé mirando su boca entreabierta y sin decir absolutamente nada deslicé mis manos sobre la suave piel de sus muslos hasta entrar por debajo del vestido y así encontrar el elástico de sus bragas finas.

— Usted ama cuando estoy así, acéptalo.

— Pero que... — Habló un poco desconcertada — ¿Qué haces?

— Aproveche la cortesía del vuelo señorita Katina.

Fueron mis palabras antes de tirar de sus bragas con fuerza suficiente para que la tela se rompiera Lena se quejó por el acto de brutalidad y antes de que pudiera reclamar tomé su boca en un beso feroz, mis manos fueron hasta el dobladillo de su vestido, tirándolo fuera de su cuerpo. Suspiré al ver su cuerpo desnudo para mí, en esa fracción de segundo todo parecía estar en cámara lenta ¿Pueden entender? Tener a esta mujer sentada en mi regazo dentro de un helicóptero en pleno vuelo, quedando totalmente desnuda.

Era alucinante.

— Eres la mujer más sexy que he visto en mi vida.

Y como si mis palabras fueran mágicas, los ojos de Lena asumieron un brillo diferente, volviéndose oscuros y sensuales.

Sonrió diabólicamente.

— Oh… ¿De verdad? — Preguntó con una voz ronca, mientras desabrochaba su sujetador que cayo rápidamente al suelo, dejando sus pechos tan expuestos para mí, de verdad que nunca me cansaría de mirarlos, eran tan lindos y deliciosos.

Con las dos manos cogí y apreté despacio, una, dos, tres veces, mientras ella analizaba todo con sus ojos bien atentos.

— Sí, joder estás tan buena.

— Si soy tan buena, prueba, prueba de mí.

Sus cambios de personalidades era la ruina de cualquier ser humano, en un momento podía ser dulce y tierna, con aquella sonrisa que destruye tu vida, pero en otro simplemente puedes rendirte ante ella.

Sonreí y me incliné para entonces deslizar la punta de la lengua sobre su pezón rígido y rosado, ella mordió su labio inferior, arqueando su pecho para ofrecerme más y la sensación de tenerlos en mi boca era indescriptible. Chupé con audacia, rodeando la pequeña aureola de color rosa muy rápidamente, la mano de Lena rápidamente se puso en mi cabeza, apretando mi cuero cabelludo con poca fuerza, impulsándome a continuar, solté uno y pasé al otro, incluso involuntariamente su cuerpo se movía sobre el mío, provocando sensaciones inexplicables.

— Los chupas tan bien Yulia... Más rápido.

Mi nombre salió tan lentamente de su boca que casi gemí, sentí mi sexo ponerse húmedo y palpitante, pero seguí y solo paré cuando dejé los pechos de mi mujer totalmente sensibles. Lena colocó sus manos en mi nuca, tirando de mi cara hacia la suya, nos mirábamos profundamente por unos poco segundos interminables, en donde pude ver lo loco que era aquello y excitante. Deslizó su lengua por sus labios y los unió a los míos, gemí y tiró su cuerpo desnudo hacia mí y entonces clavé mis uñas en su trasero con fuerza, haciendo que se mordiera el labio, segundos después llevé mi mano a su centro.

— Mierda, estás jodidamente caliente y húmeda aquí.

No dijo nada, solo continuó mirándome, poco a poco con el índice y el dedo medio lo deslicé entre sus pliegues, podía sentir mis dedos pegajosos mientras los deslizaba hacia arriba y abajo en su centro.

— Amo sentirte así ¿sabías? Amo ver cuán preparada estas para mí.

— No hagas tantos juegos, no tenemos mucho tiempo — Susurró moviendo su cadera, forzando mis dedos contra su sexo.

— ¿Cómo lo quieres? ¿Eh? Dígame señorita Katina — Hablé distribuyendo besos por su cuello hasta llegar al lóbulo de su oreja, donde chupé con bastante rapidez.

Ella gimió, haciéndome pensar que le gustaba.

— Quiero que me folles como solo tú sabes.

Me estremecí en el momento exacto en que terminó la frase, sabía exactamente que decir y en el momento adecuado. Masturbé a Lena por algunos minutos, haciendo que se moviera de adelante hacia atrás despacio, mis dedos se deslizaban tan fácilmente entre sus pliegues que pude penetrarla sin esfuerzo.

— Mmm… Si, frota con más fuerza... — Pidió.

Y así lo hice, con tres dedos hacía presión sobre su clítoris hinchado, moviendo sin parar, rodeando aquella región tan caliente, que mi voluntad fue incluso chuparla con todas mis fuerzas en ese momento.

— ¿Así? ¿Esto te gusta?

— Más, necesito más Yul…

Apoyé mi cabeza sobre los hombros y gimió suavemente para que nadie nos oyera, loco, lo sé, porque el ruido del helicóptero no dejaría que eso sucediera, pero se mantuvo controlada, para mi desgracia, ya que me encantaba escuchar sus gemidos desesperados y hambrientos.

Masajeé su clítoris y luego de sorpresa hundí dos de mis dedos en su centro totalmente empapado.

— ¡Oh, Yulia! — Un gemido alto y sorprendido escapó de sus labios.

Arqueó su espalda con la boca abierta, era la visión del paraíso, Lena completamente desnuda, con el pelo ondulado que caía sobre su espalda, dejando sus pechos completamente a mi visión. Volvió a la normalidad, apoyando sus manos en el asiento detrás de mí y comenzó, por dios, comenzó a mover sus caderas, forzando mis dedos ir dentro y fuera de su centro lentamente, sentí que mis dedos se sumergían en su interior cálido, húmedo y completamente apretado.

— ¡Mierda! — Gemí aturdida.

Comenzó a moverse más rápido y más fuerte, en la medida en que su deseo estaba pidiendo más y eso fue lo que me hizo marearme.

— Así, así Yul... — Dijo lamiendo sus labios.

— ¿Así Lena? — La penetré fuerte y profundo.

— ¡Oh! ¡Mierda! — Las palabras salían de su boca ahogadas — ¡Follame más fuerte! — Dijo en su desesperación a un orgasmo.

Lena prácticamente cabalgaba sobre mis dedos, subiendo y descendiendo su cuerpo, haciendo su meneo de cadera en mí regazo.

— Oh dios, es tan buena esta sensación de sentir tu centro tragar mis dedos, podría follarte así durante horas.

— ¿Te gusta? ¿Te gusta tenerme así Yulia? — El tono de su voz era tan ronco que hacía que me mojara.

Sus ojos malvados me miraban con deseo, sentí mi boca seca y el lugar parecía ser demasiado pequeño para nosotras, el calor estaba totalmente insoportable que quería rasgar toda la ropa de mi cuerpo. Lena de arriba hacia abajo, podía ver las gotas de sudor corriendo por su cuello, perdiéndose entre sus tan deliciosas curvas, estábamos jadeando y sudorosas, el clima en el interior de la cabina estaba tan caliente que las ventanas comenzaron a empañarse.

— ¡Me encanta, mierda, amo follarte!

No se detuvo, ni siquiera un minuto, no disminuía la velocidad y ni la intensidad. Con una mano se movió su cabello por completo, dejando disponible su cuello, me incliné y la besé, para después aspirar su fuerte olor, tenía un olor refrescante y femenino combinado con algo de sexo.

— ¡Yulia! Oh Dios, me voy a venir.

— Entonces córrete Lena, córrete en mis dedos.

— ¡Maldición! — Exclamó moviendo sus caderas tan rápido, por lo que su trasero golpeaba en mi regazo.

Por dios, cerré los ojos apretando mis muslos para no gozar, pero sería imposible, mi sexo latía y toda la situación me obligó a tirarme por un acantilado llamado orgasmo. Lena apoyó su mano en la ventana empañada, dejando la marca de sus dedos allí y movió su cuerpo intensamente, mientras mis dedos entraban y salían rápidamente de su centro. Maldita sea, ella estaba disfrutando, la penetré fuerte, tocando su punto de placer, era enloquecedor, mantuvo los ojos cerrados y podía ver las venas de su cuello, lo que indica que la presión en su cuerpo era más fuerte de lo que podía soportar.

Arqueó la espalda y continuó sus movimientos, por lo que sus pechos saltaban con cada empuje de mis dedos.

— ¡Mierda! Tienes una muy buena manera de follarme — Gruño perdida en el placer que estaba sintiendo.

Mi otra mano fue a su trasero y lo apreté con fuerza ayudando a sus movimientos hasta que no pudo más, se seguía moviendo, pero estaba parando poco a poco sobre mis dedos, apoyé la cabeza en el respaldo del asiento, buscando el aire que se había escapado de mis pulmones hasta que Lena se movió, dejando mi regazo, antes de que pudiera preguntar sentí sus manos en mis muslos ¿Qué demonios estaba haciendo? Me eché hacia adelante y la miré fijamente, estaba arrodillada frente a mí con una mirada traviesa.

Señor ten piedad…

[Lena]

Yulia me miró sorprendida, tal vez no imaginaba que aún tuviera disposición para continuar tras ese jodido orgasmo que había acabado de darme, pero justamente por haber sido tan buena la recompensaría.

Sonreí perversamente, mordiéndome el labio inferior.

— Que estás hacien... — Intentó hablar, pero le hice una señal clara para que se callara y no se atrevió a desobedecerme.

Me hinqué y ante los ojos de Yulia, levanté su falda lentamente, exponiéndola, estaba usando únicamente bragas de encaje negro que hacían un maravilloso contraste con su piel pálida.

— Esta es mi cortesía de este vuelo para usted, señorita Volkova — Dije pretendiendo cordialidad.

No podía negar que todo eso se veía increíblemente excitante, en toda mi vida nunca me imaginé tener sexo dentro de un helicóptero en pleno vuelo, si se caía en este momento, juro que no me importaría. La respiración de Yulia estaba completamente dispareja y me encargaría de que permaneciera así, llevé ambas manos a sus bragas y las bajé muy lentamente, observando que estaba completamente empapada.
Jesucristo ella era mi fin.

— No puede gemir muy fuerte, señorita Volkova, así que contrólese ¿vale?

Yulia asintió y sonreí traviesamente.

Tan pronto como bajé completamente sus bragas, las quité e inhalé el aroma que me proveía, era maravilloso.

— Tienes una esencia tan dulce, que siento la necesidad de follarla toda mi vida.

— ¿Qué estás esperando?

— Estoy esperando que me ruegues.

— No empieces a jugar conmigo, Lena.

Sonreí y separé las piernas de Yulia, dejándola abierta para mí, dios, estaba maravillada, ver a Yulia tan entregada no era para muchos, de hecho, solo yo podía tenerlo. Me incliné hacia adelante, depositando besos en sus muslos, donde dejé pequeñas mordidas. Se movía un poco, pero permanecía ahí, mirando cada movimiento, entonces, seguí mi camino, depositando besos húmedos hasta llegar a donde ella me quería y gimió solo por tenerme en donde más me necesitaba.

— ¿Estás tan necesitada?

— Hija de perra — Murmuró enojada.

Con la punta de la lengua lamí el líquido que goteaba de su entrada, pero sin tener contacto directo con ella, estaba inquieta, ansiosa, pero yo no, yo tenía toda la calma que el mundo, la cogería y la cogería bien.

Lamí toda el área de su muslo interno cerca de donde me necesitaba y después me quedé erguida, con una cara que fingía inocencia.

— Piedad, por favor, pon tu boca allí de una vez por todas.

— Me encantas así de grosera y mandona.

Yulia de tanto retorcerse cerró más las piernas y me encargué rápidamente de abrirlas de nuevo, me acerqué a su centro, soltando una bocanada de aire que la hizo temblar, suspiró pesadamente y gimió en el momento exacto en el que lamí su centro caliente.

— ¡Oh dios mío! — Gimió abriéndose más para mí.

Y la lamí de nuevo de abajo hacia arriba muy lentamente.

— ¡Joder, Lena!

Yulia estaba tan desesperada que se retorcía en el asiento, lamí una y otra vez, arrancando de su garganta gemidos roncos y ahogados. Con dos dedos abrí sus pliegues para deslizar la punta de mi lengua en movimientos frenéticos e intensos, en ese mismo instante su cuerpo se arqueó en el asiento e incontrolables gemidos salieron de su garganta.

— Joder... Así, haz más.

Dejé sus pliegues abiertos para atacar donde sentía más placer, chupé fuerte esa área, eso parecía haberla dejado totalmente fuera de órbita, su mano jalaba mi cabello, forzando a mi cabeza para que continuara y solo obedecí, chupé su montón de nervios con el deseo que tenía de un orgasmo.

Yulia cerró los ojos fuertemente, podía ver las venas de su cuello resaltar, su cara levemente roja y su boca entre abierta, dejando escapar sus gemidos.

— ¡Mierda, vas a acabarme!

Moví la lengua rápidamente en su clítoris y comenzó a mover la cadera buscando más contacto, estaba completamente perdida en embestirla contra mi cara, su líquido se pegaba a mi barbilla, pero ni siquiera me importaba, mi único objetivo era darle placer a esa mujer y estaba haciéndolo, Yulia afectuosamente apartó mi cabello a un solo lado, mirándome mientras lamía su centro sin parar. Las palabras salían incoherentemente de su boca, susurrándome por más y sólo obedecía, la penetré con dos dedos y seguí chupándola.

Abrí los ojos y la vi enterrando sus uñas en el cuero del asiento, estaba sudorosa y caliente, por dios, todo era demasiado loco, ya no sabía si el piloto podía escucharnos, pero no me importaba, estaba cogiendo a Yulia de dos formas y con la misma intensidad, las embestidas acompañaban el ritmo de mi lengua que rodeaba su clítoris intensamente.

— ¡Joder! Le...Lena, me voy a correr, joder me voy a correr...

Sus dedos apretaban mi cabello fuertemente, forzándome a más, metí los dedos profundamente en su centro mientras chupaban hasta que los sentí ser aplastados dentro de ella con una fuerza violenta. Se corrió deliciosamente, su líquido escurría entre mis dedos con una mayor intensidad de la normal y en mayor cantidad.

— ¡Por dios! — Gimió.

Estaba simplemente maravillada con todo, me encargué de lamer todo hasta que su cuerpo gradualmente se detuvo, inclinó la cabeza hacia atrás y su respiración errática hacía su pecho subir y bajar rápidamente.

— Lena, yo... — Trató de hablar.

Sonreí y me levanté, montándome de nuevo en sus piernas, pero esta vez solo para robarle un beso.

— Este, con absoluta certeza entrará en mi lista de los mejores momentos de toda mi vida — Susurró entre mis labios, haciéndome sonreír.

— ¿Tienes una lista?

— La tengo, con todos los momentos que he pasado contigo.

Sonreí de nuevo y besé sus labios, haciéndola probar su propio sabor.

— Te amo tanto.

— Te amo mucho más, Elena.

Después de unos momentos escuchamos el sonido de los audífonos, Yulia los había desactivado cuando comenzamos a manosearnos y los encendió de nuevo, recibiendo el mensaje de que íbamos a aterrizar, abrí los ojos nerviosamente y tuve cuidado de vestirme. Estaba completamente desnuda, a comparación de Yulia quien solo se puso las bragas, cosa que ni siquiera tenía, porque ella se había encargado de romperlas.

— Mira lo que hiciste ¿Cómo se supone que trabajaré sin bragas, Volkova?

Yulia soltó una risa entretenida y las tomó de mi mano, poniéndolas dentro del bolsillo de su abrigo.

— ¿Qué crees que estás haciendo?

— Lo guardaré como un recuerdo de nuestra cogida aérea.

Solté una risa involuntaria y traté de recuperarlas, pero no me lo permitió, dijo que ahora eran suyas.

— ¡Estás loca! — Dije arreglando mi vestido visiblemente arrugado.

— ¿Qué? ¿Estás diciendo que no encuentras esto excitante? Las mantendré en mi cajón de la oficina.

— ¡Ni siquiera lo pienses!

— Puedo hacer una colección de ellas, señorita Katina, leí eso una vez, una empresaria mantenía una relación con su secretaria, una cosa puramente sexual y cada vez que tenían sexo, la empresaria rompía sus bragas y las guardaba.

La miré con los ojos entrecerrados.

— Es por eso que eres tan pervertida… ¡Deja de leer esas cosas!

— Era genial, uno de estos días la buscaré y la leerás conmigo — Dijo pícaramente.

Moví la cabeza y me senté junto a ella, arreglando mi desordenado cabello.

— Vamos a aterrizar, señorita Katina, así que actué natural.

En unos minutos aterrizamos en las oficinas principales de Industrias Volkov, el piloto tan pronto como apagó el helicóptero, salió a abrir la puerta para nosotras, ni siquiera lo miré a la cara, no quería averiguar si había escuchado o no lo que había sucedido ahí.

Yulia me sonrió de forma cómplice, para después caminar hacia la entrada, donde vimos a Katya.

Nos sonrió, pero rápidamente entrecerró los ojos en nuestra dirección.

— ¡Buenos días, Zotova! — Yulia dijo feliz.

Katya me miró y después miró a Yulia.

— Por dios, se ven como si acabaran de tener sexo.

Toda mi sangre se me fue a las mejillas, mientras que Yulia solo rió y se encogió de hombros.

— ¡Ventajas! — Dijo descaradamente.

— ¡Yulia! — Exclamé.

— ¡Oh por dios, pervertidas! Yo aquí esperándolas para la junta mientras ustedes estaban cogiendo en el helicóptero, no puedo creerlo, pero ¿Cómo estuvo? Yo nunca lo he hecho en un helicóptero, espero y luego me lo prestes.

— Solo tienes que pedirlo, Zotova.

— Tu, cállate — Dije apuntando a Katya — Y tú Volkova, compórtate, tenemos una reunión.

— Si, Yulia, parece ser que la jefa aquí es ella — Katya dijo riendo.


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Mensaje por Volkatinale92 8/31/2020, 6:53 pm

Jajaja que vuelooo

Volkatinale92

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/1/2020, 4:06 pm

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Capítulo 44 (Secretos)


[Yulia]

La miré, por octava vez en menos de quince minutos y Lena aun parecía perdida en sus pensamientos. Frente a mí estaba el director comercial, me explicó sus nuevas propuestas para el comienzo del próximo año, con el objetivo de hacer de Industrias Volkov las mejores bienes raíces de todo el continente, la idea era increíblemente emocionante, sin embargo ver a Lena tan ausente me dejó perdida, desde que llegamos de Kazan había estado así y por alguna razón desconocida decidió no compartirlo, solo dijo que estaba en su periodo, sé lo que nos causa eso a las mujeres, porque soy una, así que solo decidí respetarla y darle su espacio.

— Dejaré todos los reportes para que los analice tranquilamente — El hombre dijo mientras se enderezaba su traje.

— Claro, es una buena idea, Owen.

— Tan pronto como tenga una respuesta, si lo aprueba o no, estaré feliz de saberlo, señorita.

— No se preocupe, la señorita Katina se hará cargo de la programación de nuestra próxima reunión, para que hagamos cualquier cambio si es necesario.

— Muy bien, con permiso, señorita Volkova.

El hombre se levantó y caminó hacia la salida, Lena lentamente se levantó y me miró.

— Tan pronto como analices los reportes házmelo saber, yo lo llamaré — Dijo pacientemente.

— Por supuesto.

— ¿Necesita algo más?

Respiré profundo y me levanté, caminé hacia el mostrador de bebidas recibiendo una mirada de regaño por parte de Lena, quien se detuvo en el momento exacto en el que me serví un poco de café, últimamente estaba controlando la cantidad de Whisky que bebía, según ella era una exageración y sólo me deja tomar en ocasiones especiales.

— Sólo es café — Dije con una sonrisa, levantando la taza.

Lena sonrió y se acercó.

— Yo sólo quiero cuidar de ti — Dijo tranquilamente.

Puse la taza sobre el mostrador donde me apoyé lentamente, ella se paró cerca, al punto en el que podía envolver su cintura con mis brazos y así lo hice.

— Yulia... — Susurró, viendo hacia la puerta.

La apreté en un abrazo acogedor, siendo capaz de sentir su profunda respiración y como se relajaba en mis
brazos, estuvimos así por varios minutos y confieso que ha sido maravilloso.

— ¿Qué opinas si nos tomamos la tarde libre?

Ella me miró con los ojos entrecerrados y sonrió.

— ¿Has notado que tenemos miles de cosas que hacer, amor?

— Lo sé, pero Mark es el manager, a pesar de que está algo perdido, se las puede arreglar solo por una tarde.

— No lo sé, Yul, hay algunas cosas que solo puedes resolver tú.

— Nada que no pueda esperar hasta mañana, Elena.

Se mordió el labio, mostrando una expresión pensativa.

Se veía preciosa esa mañana, que no era diferente de los otros días, por supuesto. Llevaba una falda negra con una blusa blanca y estampados negros, su cabello estaba suelto, ondulando y cayendo por su lado derecho, como dije, se veía preciosa.

— Vamos, podemos irnos a "The Coffee", comprar algunas cosas y después quedarnos en mi casa viendo películas.

— ¿Itinerario de pareja?

— Por supuesto, a pesar de la locura de nuestras vidas, somos una pareja normal ¿no?

Sonrió.

— Claro que lo somos, amor — Dijo tirando de mi cara para darme un beso.

Al principio ella sólo movió sus suaves y delicados labios sobre los míos, de una manera inocente, pero eso no duró mucho, ya que una vez más apreté su cuerpo contra el mío y en ese mismo instante sentí su mano aterrizar en mi cuello, donde jaló para profundizar nuestro beso. Sentí como suspiró cuando nuestras lenguas entraron en contacto, ese beso duró unos minutos hasta que se separó.

— No nos podemos arriesgar así, alguien podría entrar y vernos — Susurró un poco asustada.

— No me importa — La empujé de nuevo, sellando mis labios sobre los de ella.

Nos dejamos llevar cuando escuchamos que alguien aclaraba su garganta atrás de nosotras, haciendo que Lena se separara asustada.

— El amor es hermoso — Dijo Irina con una amplia sonrisa mientras tiraba su bolso sobre el sofá.

Dejé escapar una suave risa, viendo a Lena ruborizarse.

— Oh, Irina, es un placer verte aquí...

— Relájate cuñada, no tienes por qué ponerte así.

— Sí Elena, Irina ya había visto el futuro y ella me vio contigo.

— ¡Exactamente! Siempre supe que Yulia se enamoraría de ti.

— Irina — La regañé, lo cual las hizo reír.

— Aun así, seguro piensas que estamos todo el tiempo así, pero no es verdad, Yulia algunas veces olvida que estamos en la empresa.

— Me imagino, mi hermana no es normal cuando está cerca de ti.

Ahora era Lena la que se reía, haciéndome mirar fijamente a Irina.

— Ya pueden parar.

— ¿Qué? Es la verdad, hermana, cuando estás cerca de ella pones esa cara de idiota — Habló, apuntando a Lena, quien felizmente se encogió de hombros.

— ¿Puedo saber que estás haciendo aquí? — Le pregunté caminando hacia mi escritorio.

Irina dejó escapar una risa al darse cuenta el brusco cambio de tema.

— Iré a mi escritorio, cualquier cosa llámeme, señorita Volkova — Lena habló en un tono formal.

— Muy bien, amor — Dije antes de que se fuera.

— Bueno, vine a buscar un departamento para vivir, quiero regresar a Moscú.

Fruncí el ceño en dirección a mi hermana, quien me miró tranquilamente.

— ¿Desde cuándo quieres vivir aquí?

— Desde siempre, sabes que vivo en St. Petersburgo por nuestros padres, pero ahora quiero vivir aquí.

— ¿Y ellos te dejaron?

— Soy mayor de edad, Volkova.

— ¡Oh, claro! — Dije alzando una ceja — ¿Y qué quieres de mí?

— Quiero que me lleves a ver un lindo apartamento, hoy.

— ¿Precisamente hoy?

— Sí, sé que hoy no tienes ninguna reunión, le pregunté a Lena ayer.

— Deja de conspirar con Lena.

Irina dejó escapar una risita y se sentó frente a mí.

— Ella es mi cuñada y tengo ese derecho.

— No, no lo tienes — Suspiré — Puedo pedirle a Lenin o a Katya que te lleven.

— Yulia, quiero que tú me lleves, sabes que es importante para mí ¿Cuál es la razón por la cual no quieres ir?

— Quería salir con Lena.

Irina rodó sus ojos en forma molesta.

— ¿Ustedes dos no se cansan? Pasan todo el día pegadas.

Dejé escapar una risa suave, tomando un sorbo de mi café.

— Yo no, ella, no lo sé.

— Vamos Yul, puedes ver a Lena en la noche.

Suspiré profundamente y asentí, mi hermana aplaudió entusiasmada y se levantó.

— Tendremos un almuerzo y pasaremos la tarde buscando apartamentos.

Ni siquiera me dio tiempo de responder, cuando salió de la oficina saltando.

— Irina parecía muy feliz — Escuché a Lena quien entraba a mi oficina con una gran sonrisa.

Suspiré.

— Ella quiere que vaya con ella a buscar apartamentos.

— ¿Y por qué esa cara?

Se acercó envolviendo sus brazos en mi cuello.

— Tendré que pasar la tarde con ella y tú y yo ya teníamos planes de pasarla juntas — Dije de mala gana.

— No lo digas de esa manera, Yul, podemos dormir juntas esta noche ¿Qué piensas?

— ¿En serio?

— Por supuesto, podemos hacer lo que tú quieras.

— Me encanta la idea, te esperaré en mi casa.

— Bien, amor, iré tan pronto como termine mi ensayo en Imperium.

Rodé los ojos al recordar que ella todavía bailaba en ese lugar, me preguntaba todos los días cuando sería el día feliz en el que ella dejaría ese lugar.

— No pongas esa cara, ya hemos hablado de eso.

— No estoy haciendo ninguna cara, cuando salgas de ahí, llámame.

— Lo haré.

[…]

Debe haber sido el cuarto apartamento que estábamos viendo esa tarde e Irina no se decidió por ninguno, ahora estábamos en un penthouse, en la zona costera de Moscú, el apartamento era muy sofisticado y amplio, con una apariencia muy juvenil, se ajustaba perfectamente bien con el estilo de mi hermana.

— No quiero ser fastidiosa, pero lo seré, no puedo creer que no te guste este.

— Aun lo estoy analizando, todo tiene que estar en perfecta harmonía para mi decoración.

— ¿Y te toma tanto tiempo?

— ¡Por supuesto! — Resopló exasperada — Sé que para ti el estilo del departamento no importa, pero para mí…

— Sí me importa, tengo el mío y es de muy buen gusto — Dije rápidamente.

— Lo sé, pero tenemos estilos diferentes, tu apartamento es sofisticado y lujoso, te gustan los colores brillosos y oscuros mezclados, todo tan moderno y robótico, pero yo prefiero cosas más rústicas y menos exageradas.

Sonreí viendo como analizaba cada cuarto de manera exhaustiva, Irina siempre había sido una niña independiente, nunca necesitó ayuda de nadie, tal vez es una característica de nuestra familia.

— Y bien ¿te gusta este? — Katya preguntó al entrar en la habitación donde estábamos.

Tuve que arrastrar a mi mejor amiga, para que me acompañe en esta difícil tarea.

— Ella aun lo está analizando — Susurré.

Katya arqueó una ceja y sonrió.

— ¡Yo creo que este es genial!

— ¡Finalmente! — Levanté mis manos, haciéndolas reír.

Después de que Irina recibiera toda la documentación y firmara todo correctamente, decidimos ir a "The Coffee", para celebrar el nuevo departamento de mi hermana, según ella, haría una gran fiesta de inauguración por su nueva casa, en la cual invitaría a todos para apreciarlo.

— Puede ser la ocasión perfecta para que anuncies tu relación con Lena a nuestros padres.

— ¿Que no lo saben ya? — Preguntó Katya confundida.

— No oficialmente — Respondió Irina.

— Aquí tienen, chicas — Dijo Dominique sirviéndonos chocolate caliente y algunas porciones de croissant.

— ¡Muchísimas gracias, Dominique! — Le sonreí

— Siento introducirme en el tema, pero no pude evitar escuchar que Yulia está saliendo con alguien ¿Eso es cierto?

— Es el fin del mundo ¿Verdad, Dominique? — Katya habló emocionada, apoyando su mano en el brazo del hombre.

Ellos dejaron escapar una suave risa y yo negué con la cabeza.

— Solo estoy un poco sorprendido, siempre has sido tan cerrada, cariño ¿Puedo saber quién es?

— Cerrada, es lo que ya no es cuando está cerca de Lena — Dijo Irina, ganando una risa de Katya y una mirada de reproche mía.

— ¿Lena? Oh! Lena Katina, la señorita que te acompañó la última vez ¿no?

— Sí, ella es, Dominique.

— Siempre supe que ella sería tu compañía, desde la primera vez que las vi juntas.

Me le quedé mirando al hombre quien se me quedó viendo con una expresión serena.

— ¿Cuándo fue eso? — Preguntó Katya.

— Ya ha pasado tiempo, las vi aquí comiendo croissant y chocolate caliente.

— Oh Dominique, ni siquiera nos conocíamos bien en ese entonces.

— Aun así, cariño, soy un hombre viejo y he vivido suficiente tiempo como para reconocer el brillo en los ojos de alguien y vi ese brillo en los ojos de ambas.

— Awww, eso es tan hermoso — Irina suspiró románticamente.

— ¡Dios, no empieces con el amor, Dominique!

Dejamos escapar una risa cuando escuchamos hablar a Katya.

— Katya está traumatizada — Dije riéndome.

— Deberías de abrir tus ojos, Katya, tu amor está muy cerca de ti.

— Tío D, usted sabe quién es mi amor y ella ya no está aquí en Moscú.

— ¿Estás segura? — Preguntó el hombre.

Nos quedamos en silencio, hasta que Dominique sonrió y se limpió las manos en la pequeña tela que tenía sobre su hombro.

— Disfruten el café, chicas y no desperdicien la oportunidad que la vida les da — Dijo antes de irse.

Katya me miró confusa y tomó un gran trago de su chocolate.

— ¿Qué quiso decir con eso? Estoy un poco asustada.

— Relájate, Kat.

— ¿Katyuska regresó? — Irina susurró, haciendo que Katya automáticamente se ahogara con el líquido caliente.

— ¡Por dios! — Exclamé ayudando a Katya.

— No digas eso ni de broma — Ella dijo con los ojos abiertos.

— ¿Qué? ¡Eso sería grandioso!

— Cambiemos de tema ¿Está bien? Katyuska está en el pasado.

— Pretendamos que creemos eso — Irina dijo, produciéndome una suave risa.

Nos quedamos alrededor de una hora en "The Coffee", solo platicando y riéndonos, era bueno tener esos momentos en medio de mi vida problemática, pagamos la cuenta e intercambiamos algunos abrazos con Dominique, quien siempre nos trata perfectamente bien, él era como un pariente cercano, una especie de tío o abuelo consejero, siempre tenía las palabras adecuadas para todos los momentos.

Dejamos la cafetería entre risas cuando nos topamos con Lenin.

— ¡Woow, chicas! ¿Se van ahora que acabamos de llegar? — Dijo sonriendo, sosteniendo tranquilamente la mano de Nastya.

— Estuvimos por mucho tiempo y hola, señorita Zotova.

— Hola, señorita Volkova — Habló cortésmente.

— ¿Te pegaste a Nastya y ahora no quieres nada más, eh, Lenin?

Nastya dejó escapar una risa y abrazó a Lenin con una sonrisa feliz, ellos eran una hermosa pareja.

— Ellos hacen una linda pareja ¿No lo crees Katya? — Irina habló como si leyera mis pensamientos.

— Sí, completamente de acuerdo.

— ¡Gracias, chicas! Tuve suerte.

— Gracias a mí que te la presenté — Dije de forma relajada.

— Gracias por eso ¿Están seguras de que no quieren entrar con nosotros?

— Lo estamos, solo quiero hablar un instante con usted, señorita Zotova.

Nastya asintió y se acercó a mi lado, alejándonos un poco de los demás.

— ¿Hay algún problema, señorita Volkova?

Respiré profundamente y miré fijamente a la mujer enfrente de mí.

— No estoy segura, quería que usted me dijera — Dije dejando un semblante confundido en la mujer.

— No entiendo.

— Nastya, seré muy directa y espero que no la tomes de una forma equivocada.

Se quedó quieta, esperando a que hablara.

Miré hacia atrás viendo a Lenin riéndose junto a las chicas y luego la miré de nuevo.

— Sabes que amo a tu amiga ¿cierto?

— Sí, creo que ya probó eso muchas veces.

— Precisamente por eso, la conozco muy bien y sé que tiene algún problema, últimamente está distante, se ve tan perdida y distraída, sé que tú eres su mejor amiga, pero necesito que me ayudes.

— ¿Cómo te puedo ayudar?

— Dime si sabes algo, bueno, ella no me lo dice, dice que tiene la cabeza llena de ideas, pero necesito saber, para poder ayudarla.

Nastya suspiró y me miró con calma.

— Yulia, si me permite que la llame así, claro — Asentí levemente y ella continuó — Lena es una persona muy reservada, a pesar de su amplia sonrisa y su dulzura y sí, me di cuenta de que está distante, de que algo está pasando, pero no sé nada, he tratado de preguntarle, pero recibí la misma respuesta que tú.

— Sé que es tu mejor amiga, Nastya, pero no me mientas — Hablé tranquilamente.

— No lo hago, te juro que estoy diciendo la verdad y aunque lo supiera, no puedo compartir algo que ella me confió a mí, lo compartiría si se tratara de una cuestión de vida o muerte, por supuesto, pero mira, su relación se está fortaleciendo y yo veo lo mucho que Lena está confiando en ti, sólo sé paciente con ella.

— No puedo ser paciente sabiendo que algo le está ocurriendo.

— Ya lo noté, pero lo que sea que esté pasando, tienes que esperar a que ella te lo diga, aun cuando sea algo tonto.

— Lo peor de todo es que no tengo mucha paciencia.

— Lo sé, pero inténtalo, yo trataré de hablar con ella.

— Por favor.

Nastya asintió y sonrió.

— ¿Nos vamos, Nastya? — Lenin gritó desde la parte posterior.

Respiré profundo.

— Gracias de todas maneras.

— No tienes que agradecer, estoy aquí para ayudar — Dijo antes de acercarse a Lenin.

Tener algo fuera de mi conocimiento me dejaba en agonía, era como si algo estuviese fuera de mi control, fuera de mi campo de visión y para mí, una persona controladora y posesiva, eso era mi fin, pero por alguna razón, por Lena controlé mis instintos como nunca pensé que pudiera, quizás ella era la única pieza que desmantelaba la pared que me tomó tanto tiempo construir.

[Lena]

Cerré mis ojos dejando que los lentos y sensuales ritmos guiaran mi cuerpo, era sorprendente como la música se hizo cargo de mí, era una especie de hipnosis que me dominaba de una manera indescriptible, en estas situaciones me sentía completamente fuerte y poderosa, como si el poder de la seducción me cegara, ahí solo era Ginger Apple, una stripper que tenía como meta dejar a todos a sus pies.

— Eso, inclina más hacia atrás tu espalda — El coreógrafo dijo calmadamente, poniendo una mano en medio de mi espalda.

Obedecí su orden, continuando con el baile.

Era solo un ensayo, esa semana solo tendría un solo show, Mila quería impresionar a algunos hombres de negocios que ofrecerían una despedida de soltero el sábado y según ella, tendría que dar lo mejor de mí. Confieso que tan pronto como llegué aquí, no estaba con el menor ánimo para todo eso, últimamente mi cabeza era un completo desastre con ideas que nunca esperé tener, todo parecía ilógico, pero en el fondo algo me decía que era real.

— Siempre eres maravillosa — Samir dijo sonriendo.

Continúe mi baile en el tubo, moviendo mi cuerpo en la forma más sensual que podía, modestia aparte de que ya era fácil para mí, había practicado durante muchos años, pero todo se hizo aún más fácil cuando teníamos un objetivo, en este caso, un cliente y para mí, en todos estos años, solo una persona me hizo explorar el poder de la seducción y esa persona no era otra que Yulia Volkova. Sonreí involuntariamente cuando la dueña de ese par de ojos azules invadió mis pensamientos sigilosamente, nuestra conexión era increíble, nuestras miradas y el poder que nos atrajo la una a la otra, siempre daba más de mi misma cuando bailaba para ella, siempre seducía más cuando tenía sus ojos cargados de lujuria en mí, tal vez Yulia era el botón de acceso a mi lado más malvado y salvaje.

[Flashback]

Con pasos lentos y perfectamente calculados caminaba hacia el centro del escenario, deteniéndome delante del poste, fui consciente de las miradas perdidas en la lujuria en mí, sonreí y caminé alrededor del tubo, mientras que desabroché el abrigo negro que llevaba puesto. Dejé que mis ojos se perdieran entre la multitud en busca de ella, di la vuelta al tubo por última vez y me detuve delante de todos, cuando automáticamente mis ojos se posaron en ella, Yulia estaba allí, sentada justo en el medio con una sonrisa, tan pronto como se dio cuenta de que estaba mirándola, levantó su vaso de whisky y me guiñó el ojo. Me mordí el labio y sonreí, aventando el abrigo para que todos, o más bien ella pudiera disfrutar de cada pedacito de lo que vería, moví mi cuerpo lentamente de un lado a otro de acuerdo con el ritmo de la música, los hombres en la primera fila dejaron salir palabras de lujuria y de deseo, pero ni siquiera escuché, estaba demasiado concentrada en Yulia, que me observaba como la primera vez. Le di la espalda, llevando mi mano al listón que ataba mi cabello, para después tirar de él y liberar mi cabello ondulado, sabía lo mucho que le gustaba mi cabello de esa manera, moví la cara hacia un lado para tener una vista parcial de Yulia que tenía sus ojos centrados en mí mientras tomaba otro sorbo de su bebida, sonreí y comencé a moverme de una manera puramente sensual, balanceando mis caderas lentamente a medida que mi cuerpo bajaba al suelo.

— Oh dios mío, no puede ser de este mundo — Un joven habló.

Parecía estar cerca de los dieciocho años, tenía los ojos vidriosos y su expresión era estática, juro que sentí ganas de reír, pero este no era el momento para eso, así que continué, me puse de pie con mi cuerpo que se frotaba en el tubo que estaba sosteniendo, en ese instante empezaría la parte de mi coreografía en el tubo y confieso que me encantaba esta parte. Con las dos manos sostuve la barra de acero y suspendí mi cuerpo, entrelazando las piernas para dejar mi mitad superior suelta, estiré un brazo lentamente y arqueé la espalda echando mi cabeza hacia atrás, recibiendo más y más dinero, eso fue literalmente una lluvia de poder. Moví mi cuerpo, lanzando mis piernas a la parte superior del tubo, dejando mi cuerpo mantenerse al revés, lentamente bajé al suelo, para después caminar por el escenario con mis ojos en ella, sus ojos azules permanecieron conectados en mí, su expresión de deseo me impulsó a continuar, me sostuve en el tubo y me moví, pero me moví de la manera más provocativa que pude, oyendo los gritos de la audiencia.

— Duerme conmigo, cariño.

— ¿Cuánto necesitas?

— ¡Maldita sea, eres tan sexy!

— Debes de ser una bestia en la cama — Un hombre mayor, con una exquisita apariencia habló después de tomar una larga calada a su puro.

Se puso de pie y se acercó a mí poniendo una pila de billetes en mi lencería dejando escapar un rápido guiño, yo, que estaba en el suelo, me puse de pie y le sonreí, caminé al centro del escenario, agarrando la pila de billetes y lanzándolos al aire, viéndolos caer lentamente sobre mí, puse los ojos en el hombre que estaba aturdido y luego sobre Yulia quien dejó escapar una risa atractiva, le hice un guiño y le tiré un beso. La música casi terminaba, así que continué la coreografía balanceándome hacia mi mujer que estaba visiblemente amando todo esto, en los últimos segundos miré a todos los presentes y detrás de Yulia, un poco más lejos, la vi… Miroslava Dostoievski estaba mirándome con deseo.

[Fin del Flashback]

— Siempre eres increíble — Escuché una voz familiar, sacándome abruptamente de mis pensamientos.

Paré la coreografía y abrí mis ojos en dirección a la persona que me miraba fijamente.

Oh, mierda...

— ¿Qué estás haciendo aquí? — Pregunté totalmente a la defensiva.

— Esa no es forma de tratar a un cliente, Ginger Apple, pero buenas tardes a ti también — Miroslava dijo con una amplia sonrisa.

Sacudí mi cabeza ajustando mi máscara y presionando el botón para quitar la música.

— La presencia de los clientes en los ensayos no está permitido.

Pude escuchar una risa mientras la mujer se acercaba lentamente, haciendo que el sonido de sus tacones hiciera eco en el vacío que dejó la música.

— Clientes normales, Ginger Apple, categoría en la cual yo no encajo.

Esto no podía estar pasando, como si el mundo no estuviera ya contra mí, esto todavía pasaba ¿Qué es lo que he hecho mal? Tomé un profundo respiro, tratando de controlar mi mente y alejar el nerviosismo que me consumía.

— Escucha bien, Miroslava, he sido muy educada contigo, pero ya he dejado claro que no quiero ningún tipo de contacto.

— ¿Conmigo? ¿O con todos?

— Con todos.

— Yulia no encaja en "todos" ¿cierto?

Tomé un profundo respiro, observando cada esquina, estábamos ahí solas lo que me calmaba, no quería a nadie esparciendo un maldito rumor en el club, tenía miedo que llegara a oídos de quien más me importaba, Yulia.

— Maldita sea… ¿Qué quieres de mí? Ya te dije que no veo a clientes de aquí, no hago ese tipo de trabajo.

Ella dejó escapar una risa y sacudió su cabeza.

— Sabes perfectamente lo que quiero, deja de escapar, no soy una idiota.

— No estoy huyendo.

— Oh cariño, si lo estás haciendo, tú y yo sabemos que lo haces — Miroslava susurró calmadamente mientras se acercaba — Pero sabes que no lo necesitas — Continuó.

Nos quedamos de pie cerca la una de la otra y ella puso delicadamente un mechón de mi cabello detrás de mi oído, estaba sudando debido a los ejercicios y el baile, pero mi respiración era más jadeante debido al evidente nerviosismo.

— No quiero ningún problema, así que déjame sola.

— ¿Problemas? ¿Qué problemas te puedo causar?

Soplé molesta y retrocedí.

— ¡Los peores! — Exclamé.

— ¿Es Yulia así de posesiva?

— Sí, lo es y no seré irrespetuosa con ella.

— No seas ingenua, mírame ¿crees que quiero lastimarte? — Su sonrisa desafiante me asustó — Yo solo quiero tu bien, Lena.

Sentí mi corazón desfallecer por largos segundos al oír de su boca ese nombre, oh dios, esto no podía empeorar.

[Mila]

Tasha se sentó sobre mi regazo, sosteniendo mi cabello fuertemente para prolongar nuestro beso, apreté su cuerpo contra el mío con fuerza, obligándola a frotarse sobre mí, esa mujer estaba volviéndome loca.

— ¡Mila! — Tasya gritó mientras entraba a mi oficina.

Me levanté del sillón rápidamente dejando a un lado a Tasha y lanzándole una mirada casi mortal a la chica que se me quedó mirando felizmente.

— ¿Qué diablos crees que estás haciendo al entrar así a mi oficina? — Exclamé con rabia.

Tasha enderezó su ropa.

— Lo siento… ¡No quería interrumpir!

— ¡Cállate y habla de una vez por todas! — Tasha habló enojada, levantándose y yendo hacia el pequeño bar que tenía en mi oficina.

— ¡No lo vas a creer! — Tasya habló con entusiasmo.

— ¿Qué?

— Miroslava está aquí.

Ese nombre hizo una feliz explosión dentro de mí, como si fuera la mejor noticia del día.

— ¿Dónde?

— Ella está en el escenario secundario, con Ginger Apple.

En ese mismo instante miré a Tasha que sonreía alegremente, estábamos en la misma frecuencia de pensamientos.

— ¿Hay alguien con ellas?

— No, están solas y aparentemente están muy cerca.

— Oh por dios… ¿Estás bromeando?

— ¿Estás segura de eso? — Tasha preguntó.

— Sí, estoy segura.

— ¡Si estás mintiendo, voy a arrancarte el cabello!

— ¡Por supuesto que no! ¡Vengan a ver! Aparentemente Ginger Apple no es tan santa.

Sonreí y caminé hacia la puerta, notando a Tasha moviéndose rápidamente hacia mí.

— ¡Tú te quedas! No podemos correr el riesgo de que Ginger Apple te vea conmigo.

— Necesito ver esto, tengo que ver que esa perra no tiene ningún valor.

— Tasha, contrólate, ya tendremos tiempo de celebrarlo.

La mujer asintió y me pidió que no tardara mucho.

Caminé con pasos cuidadosos y casi perfectamente silenciosos por los pasillos oscuros de "Imperium", el movimiento era débil, casi nulo si no fuera por algunos miembros del personal de limpieza caminando de un lado a otro.

— Mira, ahí en la parte posterior.

Entrecerré los ojos lentamente cuando las vi y realmente no podría ser mejor. Miroslava estaba sentada en uno de los sillones, mientras que Ginger Apple estaba frente a ella inclinándose contra una de las mesas, las dos parecían estar teniendo una conversación larga, lo que me dio buenos pensamientos.

— ¡Esto es maravilloso! — Susurré.

La mujer de negocios observó a su alrededor y luego en mi dirección, haciéndome retroceder un poco, afortunadamente pude ser capaz de esconderme antes de que Miroslava me viera.

— Demonios, se cuidadosa, Tasya, no nos deben de ver.

La mujer asintió y se situó detrás de la enorme columna que estaba allí, me quedé unos segundos observándolas cuando Miroslava se puso de pie y se acercó a Ginger Apple, haciendo una ligera caricia en su brazo que fue interrumpido rápidamente por la stripper.

— ¡Estúpida! — Exclamé lentamente.

— Miroslava parecía concentrada, contemplando a Ginger Apple intensamente y ella la miraba de una manera retraída.

— ¡Miroslava es maravillosa! — Tasya susurró.

— Sí, pero aleja tus ojos de ella, ella fue escogida para nuestra stripper.

Tasya resopló con rabia y se alejó, sonreí con diversión y miré de nuevo a las dos, ahora Miroslava hizo una ligera caricia en el rostro de Ginger Apple y ella no retrocedió, por un instante estaba segura, segura de que ahora nadie podía ir en contra de mis planes, todo iba a salir bien gracias a Miroslava.

Regresé a mi oficina, viendo a Tasha sentada en mi silla con ambos pies sobre el escritorio mientras saboreaba un vaso de Whisky.

— ¿Cómo te fue?

Sonreí y me aproximé a la mujer, robándole un beso de sus labios que sabía a alcohol con cereza.

— Ginger Apple está cayendo en la red.

— ¡Perfecto! — Tasha exclamó levantándose de la silla.

— Admito que he subestimado a Miroslava, no sabía que era capaz de hacer cambiar de opinión a Ginger Apple tan rápido — Dije agarrando el vaso de whisky de la mesa y tomando un sorbo del líquido que se hundió calentando todo mi interior.

— Miroslava es una mujer maravillosa, atractiva y muy poderosa, no hay nadie que se resista a su encanto — Tasha habló calmadamente caminando cerca de mí.

— ¿Ni siquiera tú? — Pregunté molesta, tirando a la mujer cerca de mí.

Tasha abrió una sonrisa diabólica y provocadora.

— Eso no lo puedo confirmar.

— No te atrevas, Natasha.

Sostuve su cuello firmemente, tirando de su cara para un fuerte beso, al instante sentí su lengua entrar en mi boca con la agresividad perfecta, moviéndose en sincronía con la mía hasta que oímos fuertes golpes en mi puerta, haciendo que nos alejáramos.

— ¿Mila? ¡Quiero hablar contigo!

Escuché la voz de Ginger Apple desde el otro lado, Tasha en el mismo instante abrió los ojos en mi dirección.

— ¡Maldita sea, maldita sea! — Susurré agonizada — ¡Escóndete! Ve al baño y sal de ahí cuando te lo diga.

Tasha asintió rápidamente y corrió hacia el baño.

— No hagas ruido — Le susurré a la mujer que se limitó a asentir.

— ¡¿Mila?! — Ginger Apple gritó de nuevo.

— ¡Voy! — Grité caminando hacia la puerta.

Tomé una respiración profunda, llevando la mano al pomo de la puerta y así abriéndola.

— ¿Qué pasó? ¿Qué desesperación es esa? — Le pregunté, mientras la veía entrar a mi oficina un poco nerviosa — ¿Ginger Apple?

Ella me miró y respiró profundo.

— Tengo que decirte algo muy importante.

Confieso que su expresión me dejó con cierto temor ¿Habría descubierto todo? Dios, eso sería imposible, si ese fuera el caso todo mi plan se iría por el drenaje y todos mis proyectos se destruirían.

— Primero cálmate, pareces nerviosa — Dije tratando de acercarme, pero ella retrocedió rápidamente.

— ¡No me quiero calmar, estoy bien! Sólo necesito hablar contigo.

— Puedes hablar, sabes que me puedes decir cualquier cosa — Dije tratando de transmitirle confianza.
Ginger Apple tragó saliva fuerte y me miró fijamente, con unos misteriosos y confusos ojos.

— Quiero dejar Imperium, Mila, ya no quiero ser una stripper.


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Mensaje por Fati20 9/1/2020, 5:21 pm

No entiendo porque lena no le dice a julia lo q esta pasando solo buscando un problema grande luego de la pesadilla creí q lo haría inmediatamente para q no se cumpla eso y ahora q dejara imperium debería decirle todo a julia
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Mensaje por Volkatinale92 9/1/2020, 7:06 pm

Yo tampoco entiendo, pues parece que le tienen miedo, en vez de zanjar todo de una vez se va enredando más y más

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Mensaje por psichobitch2 9/1/2020, 7:50 pm

Lena debe tener el mismo complejo de estupidez que tiene en Amigas con Derecho! No entiendo porque ocultar tanto los encuentros que tiene con Miroslava, al final la Yulia se va a enterar y Yulia tanto dinero que tiene y tan prepotente que luce y hacéis con ella lo que os vengais en gana!!!!!
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/2/2020, 3:16 pm

En serio no se que le pasa a Lena!!! Evil or Very Mad Evil or Very Mad Evil or Very Mad Mad Mad Mad

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Capítulo 45 (Mentiras)


[Lena]

Llegué a la conclusión de que tengo una especie de atracción colosal para los problemas, nada puede explicar el hecho de que siempre estoy involucrada en uno, cuando todo parece estar bien, la vida se encarga de lanzar una pizca de emoción, o más bien, de dar confusión a la calma de la marea. Iba tarde, la hora fijada para el ensayo ya había terminado y yo ni siquiera estaba en el interior de un taxi yendo hacia el departamento de Yulia, desde hace horas había acordado con ella que dormiríamos juntas, por dios, lo que necesitaba en ese momento era estar en los brazos de mi mujer.

— ¿Qué es lo que crees que estás haciendo? — Miroslava preguntó rápidamente, tomando mi brazo e impidiéndome seguir mi camino.

— Déjame ir — Respondí.

— ¡Por dios, Lena! No seas estúpida.

Fruncí el ceño en su dirección, por su atrevimiento, ella rodó sus ojos en una forma fastidiosa y me empujó en un rincón remoto y oscuro.

— ¿Puedes parar y pensar un poco?

— ¡Estoy pensando claramente! — Exclamé enojada.

— No, no lo haces ¿Crees que te haría daño?

Me detuve, mirándola a los ojos y a pesar de su evidente malicia, Miroslava no era una mala persona, la conocía muy bien y sabía todas sus peculiaridades.

Suspiré profundamente, dejando que mis hombros se relajaran.

— ¿Puedes entender que no quiero problemas?

— No tendrás problemas si haces lo que necesito, nadie sabrá absolutamente nada.

— Ya he mentido demasiado, Miroslava ¿Cómo sabré que estás diciendo la verdad?

— Una mentira más o una mentira menos no harán la diferencia… ¿Y por qué demonios te mentiría? — Ella exclamó retrocediendo mientras levantaba las manos.

Rodé mis ojos y resoplé.

— Por supuesto que hace una diferencia, no voy a bailar para ti y mucho menos le seguiré mintiendo a Yulia.

— Yulia, Yulia, Yulia — Dijo enojada — ¿Por qué parece que el mundo gira en torno a ella?

— ¿Sabes qué? Voy a resolver esto.

Ella se dirigió hacia mí, con una mirada confusa.

— ¿Qué piensas hacer?

Me encogí de hombros y volví a entrar a Imperium, en dirección a la oficina de Mila, escuché que la mujer me llamó en el fondo, pero ni siquiera le di importancia, tenía que poner fin a esto. Toqué varias veces en la puerta de Mila, sintiendo mi corazón acelerarse, estaba decidida en lo que iba a hacer, sin embargo estaba lo suficientemente nerviosa para desmayarme en cualquier momento.

— ¿Qué pasó? ¿Qué desesperación es esa? — Mila preguntó mirándome fijamente con los ojos amplios y sorprendidos.

Entré a su oficina rápidamente parándome y dándole la espalda a la mujer.

— ¿Ginger Apple? — Me llamó.

Tomé un profundo respiro, sintiendo el aire entrando con dificultad a mis pulmones, esto que iba a hacer, iba en contra de todo lo que ocurrió en los últimos años, pero no había otra manera, la situación no podía seguir así.

— Tengo que decirte algo muy importante.

Se quedó en silencio por unos segundos, dándome la oportunidad de escucharla respirar profundamente. La mujer se aproximó lentamente y en pasos visiblemente calculados.

— Primero cálmate, pareces nerviosa — Dijo con calma, pero simplemente retrocedí.

No quería estar calmada, no quería ceder.

— ¡No me quiero calmar, estoy bien! Sólo necesito hablar contigo.

— Puedes hablar, sabes que me puedes decir cualquier cosa.

Cerré mis ojos y sacudí mi cabeza.

Cuando los abrí me encontré con una Mila preocupada, temerosa por lo que estaba por venir, tragué el nudo que se formó en mi garganta y el frío de mi estómago.

— Quiero dejar Imperium, Mila, ya no quiero ser una stripper.

Y fue como si el mundo se hubiese detenido, la mujer se paró estática por unos segundos, mirándome fijamente como si no entendiera absolutamente nada, sus ojos transmitían confusión y un aire perdido.

Pestañeó varias veces y después habló.

— ¿Qué es lo que dijiste? — Preguntó despertando de sus pensamientos.

Mantuve mi cabeza en alto y continué.

— Dije que ya no quiero ser una stripper, no quiero bailar más en Imperium.

Mila dejó escapar una risa fuerte, sin el menor humor.

— Estás bromeando ¿cierto? Ginger Apple, no juegues de esta manera conmigo — Habló con una risa sin humor.

— No estoy bromeando.

Permanecí seria, así que entendió que mi decisión no era una broma. Frunció el ceño, confundida y sacudió su cabeza por más tiempo de lo normal.

— Te has vuelto loca, no hay otra explicación.

— No estoy loca, solo que no quiero hacerlo nunca más — Hablé tranquilamente.

— ¿Qué quieres decir con que "ya no quieres hacerlo nunca más"?

— Ya no quiero continuar, es así de sencillo.

— ¿No lo quieres más por ti misma? ¿O fue esa mujer quien puso eso en tu cabeza? — Su tono de voz ahora era alto e irónico.

— ¡Yulia no tiene nada que ver con esto! Solo quiero irme.

— ¡¿Así de la nada?!

— ¡Sí!

Si ella supiera todo lo que pasaba por mi mente, entendería la razón de mi salida, pero no era el momento adecuado para eso.

— No te irás, estás cometiendo un estúpido error y no lo permitiré — Mila habló calmadamente, caminando hacia su sillón.

— La decisión no es tuya, Mila y no voy a quedarme en este sitio.

La mujer me miró intensamente y pude verla inhalar pesadamente antes de hablar.

— Cariño, estás terminando con la mejor oportunidad que tienes ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?

Eres la mejor bailarina de este lugar, nadie ha ganado tantos beneficios como tú.

— Estoy segura, creo que ya he hecho todo lo que he podido por este lugar.

Una risa cargada de rencor llenó todo el ambiente.

— ¡No, no lo has hecho! ¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¡Yo escojo quien entra y quién sale de aquí!

— Ella gritó con rabia, dejándome en un estado de alerta.

— ¿Me obligarás a quedarme?

— ¡Si es necesario, lo haré! — Habló decidida.

Reí irónicamente.

— ¡¿No crees que ya has obtenido demasiados beneficios de mí?! — Se me escapó en el mismo tono que el de ella y por un instante se detuvo y me miró asustada.

En todos esos años mi relación con Mila era prácticamente perfecta, éramos el dúo infalible de ese lugar, la mujer siempre estaba ahí cuando la necesitaba ¿Y yo? Yo le di lo mejor de mí durante todos mis años como stripper, no era por nada que me había ganado el apodo de "la favorita" con respecto a las otras strippers. Era una especie de ayuda mutua, como si una mano lavara a la otra, ella me ayudó y yo levanté su club hasta un nivel que ningún otro lo había hecho en todo Moscú.

Tomó un profundo respiro con sus ojos cerrados y después habló.

— ¡Escúchame bien! ¡No permitiré que seas así de insolente! ¿Qué te pasó? ¡Nunca fuiste así, Ginger Apple!

Oh Dios, la miré directamente a los ojos y una chispa se encendió dentro de mí a cada instante, pero no era el momento correcto para explotar, no con Mila.

— Nada pasó, ya estaba pensando acerca de esto y tomé la decisión.

— No me mientas ¿Yulia te está forzando a irte?

Rodé mis ojos y resoplé.

— ¡Olvida a Yulia! Creo que puedo tomar mis propias decisiones.

— ¡Te estás poniendo en mi contra! ¡Precisamente en mi contra!

— ¡Por dios! ¡Para! ¿Puedes aceptar mi decisión?

— ¡No! — Gritó.

Nos quedamos mirándonos la una a la otra durante unos minutos cuando escuchamos un fuerte ruido procedente del baño, entrecerré mis ojos, confundida mientras Mila seguía mirándome, pero ahora parecía nerviosa, un poco angustiada.

Miré alrededor de su oficina, enfocándome en un objeto en particular que estaba colocado en la parte superior de la barra de bebidas.

— ¿Podemos hablar en otro momento? Me hiciste enojar mucho — Habló rápidamente acercándose a mí.

Fruncí el ceño y agité mi cabeza, haciendo a Mila resoplar.

— Ginger Apple, abre tus ojos, sabes que quiero ayudarte — El tono de su voz ahora era sereno.

Primero la ira, después las peticiones… Típico.

— No lo dudo, Mila — Hablé entrando al juego.

Respiró profundo y caminó hacia el sofá, dando tres palmaditas al acolchado para que me sentara a su lado.

— Dime, mi ángel ¿Por qué quieres dejarlo todo? ¿Necesitas dinero? Yo te lo puedo dar ¿Cuánto necesitas?

Caminé a la larga ventana de vidrio en su oficina, observando a las otras chicas ensayando en medio del pasillo.

— No puedo continuar, estoy tratando de tener una relación seria con Yulia y ser una stripper no ayuda en nada.

— ¿Así que es por Yulia?

— Es por mí — Dije encarándola.

— Esa mujer te cambió, sabía que no funcionaría, ella no es tu mejor opción, Lena — La mujer se paró.

— ¡Esa mujer es a quien yo amo!

Mila rió mientras vertió una buena cantidad de Whisky en un vaso.

— El amor va y viene, Ginger Apple, estás lanzando tu mejor oportunidad a la basura, por un pequeño enamoramiento.

— Como sea, me voy de Imperium.

A pesar de su aparente calma, conocía a Mila lo suficiente como para saber que fue tomada por la ira, mi decisión nunca sería aceptada por ella con buenos ojos, eso iba en contra de su naturaleza.

— Muy bien, cariño, si ya no te sientes cómoda en el club, no te obligaré a quedarte.

Su tono de voz serena y confusa me causó una cierto escalofrío, había aceptado con demasiada rapidez.

— Pero creo que para que nosotras nos separemos sin marcas de resentimiento, necesito que hagas una última cosa por mí.

Mis manos estaban sudando y ese frío en mi estómago estaba consumiéndome de nuevo.

— ¿Qué es lo que quiere?

— Me imagino que te quieres ir de aquí en buenos términos conmigo ¿no?

— Por supuesto, Mila, sabes que siempre podrás contar conmigo.

Mila sonrió y se sentó en su silla, girando hasta que se detuvo de nuevo frente a mí.

— Tengo muchos planes para este lugar…

Me moví impacientemente, queriendo saber de una vez por todas lo que quería de mí.

— Pero para alcanzar ese lugar, necesito de buenos inversionistas y lo sabes perfectamente.

Me paré en silencio, solo esperando a que continuara.

— Y la señorita Dostoievski es una buena opción.

— ¿Y qué tengo que ver con eso? — Pregunté tragando fuerte.

Mila sonrió sarcásticamente.

— Quiero hacerte una última petición.

— Dime.

— Mi última petición es que hagas un último baile, el mejor de todos — Exclamó con optimismo.

— Por supuesto, lo haré sin ningún problema, una despedida ¿no?

Ella asintió.

— Exactamente, pero este baile será exclusivo para alguien.

— ¿Para quién?

— ¿Quién crees? La señorita Dostoievski, el futuro de Imperium.

Mila encajó la última pieza del rompecabezas.

— ¿Qué? ¿Estás loca? No lo haré — Hablé rápidamente.

— ¿Cuál es el problema?

— No hago bailes privados para nadie y lo sabes.

La mujer se levantó y bebió hasta la última gota de bebida alcohólica en su vaso.

— Yo creo que por esta última vez puedes hacer una excepción ¿cierto?

Una especie de explosión de destellos en mi cabeza surgió en ese instante y mi corazón se aceleró, esto había sido todo.

— No lo haré, ya te lo dije.

— Ginger Apple, no seas tonta, lo haces para muchas personas ¿Cuál es el problema con hacerlo para una sola?

— Mila, no quiero ningún problema… ¡No haré nada para esa mujer!

— ¡No puedes negarme eso! ¡Después de todo lo que hice por ti! ¿Me negarás esta petición? Nadie estará aquí, solo tú y ella.

La miré a los ojos y a pesar de todo, Mila era la mujer que me tendió la mano cuando más lo necesitaba.

— Mila, por favor.

— Escucha, no tienes que responderme ahora, ve a casa y piénsalo — Habló mientras caminaba hacia la puerta, la cual abrió.

Me quedé quieta, mirándola y después caminé hacia la salida.

— Piensa cuidadosamente tu respuesta, Ginger Apple y que tengas una buena noche.

[Mila]

Cerré la puerta delicadamente viendo a Ginger Apple descender de la escalera a través del vidrio de la ventana, si tan solo ella supiera el odio que estaba sintiendo en este momento, hubiera pensando mil veces antes de haber entrado a mi oficina para decir tonterías ¿Cómo me podía traicionar de esta manera? Escogiendo dejar "Imperium" para simplemente complacer a esa maldita mujer.

Tiré el vaso que estaba sobre mi escritorio, viéndolo hacerse añicos en el suelo. Sentía mi cuerpo caliente, mi sangre estaba hirviendo de ira por ambas mujeres, si ellas piensan que van a hundir mi club estaban muy equivocadas, yo siempre estoy un paso adelante, Yulia no será capaz de quitarme a Ginger Apple, no lo hará.

— ¿Mila? — Escuché la voz de Tasha viniendo del baño.

Corrí para desbloquear la puerta, para que así la mujer pudiera salir.

— ¡Finalmente! Pensé que me habías olvidado — Se quejó.

— Lo siento, Ginger Apple acaba de irse.

— Está bien, escuché la conversación.

— Está loca.

— Eso solo prueba lo que siempre te dije.

Rodé los ojos y se acercó al sofá.

Tasha siempre había estado en lo cierto, la llegada de Yulia a "Imperium" arruinó mis planes, su poder sobre la gente era simplemente magnífico, ya que Ginger Apple no ha sido nunca una mujer fácil de convencer, pero Yulia lo había conseguido.

— No importa ahora, tu esposa no saldrá ganando de esto.

— ¿Realmente lo crees? Yulia es muy afortunada.

— Estoy segura, este no es un juego de suerte.

— ¿Y entonces que juego es?

— De habilidades.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Le hice una buena propuesta a Ginger Apple y sé que ella no se negará, a pesar de estar con la cabeza al revés por esa maldita mujer, ella tiene un sentimiento muy fuerte de gratitud hacia mí.

— La única cuestión es si ese sentimiento de gratitud será más fuerte.

— Sé que lo hará, la conozco perfectamente.

— ¿Qué estás pensando hacer? — Preguntó mientras se acercaba, sentándose junto a mí en el sofá.

— Aceleraremos nuestros planes, Tasha, tenemos que actuar con rapidez, antes de que Ginger Apple deje "Imperium" para siempre.

— No lo sé... Tal vez deberíamos esperar.

— ¡No! Prepárate bien, tan pronto como reciba un "Ok" de Lena iras con Volkova.

Tasha me miró y asintió con la cabeza.

— Pero es algo complicado, Yulia ya le dejó claro al personal de seguridad del edificio que no me permitan la entrada.

— Arréglalo, sé que eres muy inteligente y encontrarás una manera.

— Me alegro de que lo sepas, quiero de regreso mi lugar en el trono de Volkova y haré absolutamente todo para conseguirlo.

— Y yo quiero a mi bailarina a mi lado.

— ¿Sólo a ella? — Preguntó de una manera provocativa.

— No, claro que no, incluso con nosotras preparando todo, no nos dejaremos de ver la una a la otra ¿verdad?

— Por supuesto que no ¿Realmente crees que me voy a perder mis noches contigo por Yulia? Voy a ser su esposa, pero nada me impedirá verte.

— Estupendo, pero primero, concentrémonos en Ginger Apple y Miroslava.

— Por supuesto.

— Qué triste sería para la pobre empresaria ver cómo su novia le es infiel — Hablé saboreando cada palabra en mi boca.

La mujer a mi lado sonrió diabólicamente.

— Yulia nunca aceptaría ser engañada, mucho menos si es con Dostoievski.

— Pero va a ser con ella, voy a enseñarle a Volkova cómo jugar.

— Muy determinada, Mila, me gusta — Fueron sus últimas palabras antes de sellar sus labios con los míos.

[Olya]

Entré en el camerino de Lena quien empacaba su maleta rápidamente, parecía algo agonizante y enojada, me acerqué lentamente y sin embargo la mujer no notó mi presencia, sólo confirmando lo mucho que se perdió en sus pensamientos.

— ¿Elena? ¿Está todo bien?

Saltó con su mano en su pecho, en señal de miedo.

— ¡Jesús! Olya, me asustaste.

— Lo siento, he estado aquí durante mucho tiempo.

— No hay necesidad de pedir disculpas, estoy simplemente distraída — Dijo regresando su atención hacia sus cosas.

— ¿Sucedió algo? — Le pregunté preocupada, sentándome en una silla junto a ella.

— Está sucediendo todo lo que puedas imaginar.

— ¿Quieres decirme?

Lena respiró profundo y se apoyó contra el mostrador detrás de ella, mirándome con una expresión pensativa.

— Dejaré "Imperium", Olya.

Amplié mis ojos por la sorpresa ¿Qué quiere decir con dejar Imperium? Ginger Apple era la joya de este lugar.

— ¿Estás loca, Elena?

— No, no puedo quedarme aquí, las cosas con Yulia están tomando otros caminos y si sigo aquí se arruinará todo, además, hay muchas cosas pasando aquí.

— ¿Pero ella ya no acepta que estés aquí?

— Sí, pero eso no significa que le gusta — Suspiró — Y no es sólo por eso, no quiero problemas con ella.

— Esto es todo muy extraño.

— No tienes idea — Dijo cerrando la cremallera de su bolsa — Voy a casa, duerme con nosotras mañana y te diré todo.

Asentí y se puso de pie.

— ¿Te vas ya?

— Sí, todavía tengo que postergar un compromiso.

— Bien, te acompaño a la puerta, Elena.

Asintió con una tímida sonrisa y luego caminamos a la puerta trasera, vi a Lena siguiendo su camino por el corredor hasta que fue detenida por alguien en la entrada. Intentó volver, pero la persona sostuvo su brazo, por el tamaño y características juzgo que era una mujer, descendí la pequeña escalera y me acerqué, era la misma empresaria que estuvo en el interior unos minutos atrás, Miroslava Dostoievski. La conversación parecía intensa, porque Lena estaba un poco exaltada, pensé en acercarme y ver lo que sucedía, pero las dos parecían comenzar a arreglarse, aún con la evidente incomodidad en esa situación, todo estaba tranquilo, así que regresé dentro del club y continué observando la situación hasta que por fin Lena se alejó de la mujer y se dirigió hacia el estacionamiento.

[Yulia]

Me senté otra vez sobre el suave sofá de la sala mientras tomaba el resto del té caliente de mi taza, ya era muy tarde y ni siquiera había señal de Lena, me estaba comenzando a preocupar. Desbloqueé la pantalla de mi celular, pero no hubo notificaciones, marqué su número por quinta vez y la irritante voz de la operadora me informó que su celular estaba apagado.

— ¡Maravilloso! — Resoplé lanzando el celular a un lado.

Lena tendría que darme una buena explicación para esto, si hay una cosa que me hace realmente enojar, es esperar.

Me puse las pantuflas y caminé hacia la cocina, sustituyendo el maldito té por un vaso de whisky ¿Algo le sucedió a ella? Tal vez debía llamar a Nastya y averiguar, pero ¿qué pasa si piensa que estaba siendo demasiado invasiva? Sacudí mi cabeza para luego mojar mis labios con el líquido de mi vaso, sentí el sabor fuerte de alcohol en la punta de mi lengua. Me quedé unos minutos en el balcón cerca de la sala de estar, sintiendo el escalofrío en mi espina dorsal, esa noche estaba completamente cerrada, al parecer una tormenta caería pronto, muy pronto.

Tomé otro sorbo de whisky, que calentó mi interior por completo hasta que por fin escuché el sonido estridente de mi celular, corrí a la sala tomando el pequeño dispositivo y viendo la pantalla destellar con su nombre…

“Elena”

Si alguien en la empresa viera cómo nos tratábamos descubrirían nuestra relación, que para ser sincera ni siquiera era un secreto ya.

— ¿Hola? — Escuché su voz del otro lado.

— ¡Finalmente, Elena! ¿Dónde estás?

Ella suspiró.

— Estoy en casa, amor.

— ¿Quieres que envié a alguien a recogerte o vienes en tu coche? — Pregunté tumbándome en el sofá.

— Amor...

— Dime.

— Llamé para decir que no voy a poder ir.

Fruncí el ceño y me senté en el sofá.

— ¿No vienes? ¿Por qué? ¿Sucedió algo? — Dije las preguntas de una manera inconsciente.

— No, sólo estoy muy cansada — Susurró débilmente.

— Amor, puedes estar aquí conmigo, cuidaré de ti.

Se quedó callada durante unos segundos, parecía distante y totalmente perdida en nuestra conversación.

— No te molestes conmigo ¿está bien? Nos vemos mañana.

— Lena ¿segura que está todo bien?

— Sí, sólo estoy cansada y con cólicos.

Suspiré molesta.

Todo era una mala excusa para no estar conmigo, pero simplemente no entendía la razón para eso, aun cuando estuviera totalmente cansada o con dolor, Lena no se negaría a venir, no por cosas triviales.

— Okey — Eso fue todo lo que dije.

— Yul...

— ¿Hmm?

— Sé que estás enojada, pero por favor, entiéndeme.

— ¿Comprender qué? ¿Qué simplemente desapareces y cuando apareces, me dices que estás cansada y con cólicos y que por eso no puedes verme? — Solté las palabras de una manera grosera, dejándola permanecer callada.

Lena sabía exactamente cuan molesta estaba, pero no sólo por su escape de mí, sino por ser evidente con la excusa que me había dado.

— Lo siento.

— Como sea, buenas noches, Katina — Colgué y lancé el celular a un lado.

[Lena]

Tiré mi celular en mi cama, frente a Nastya que me miró con miedo, me senté a su lado y suspiré, apoyando mi cabeza en su hombro. Para empeorar mi día, Yulia estaba muy molesta conmigo ¿Podrían las cosas ponerse peor? Oh Dios, realmente podían, así que preferí callarme y dejar todo como estaba, sólo esperando que todo terminara.

— ¿Está enojada?

— Ya te lo puedes imaginar, está muy molesta y con mucha razón — Hablé tristemente.

— Deberías de haber ido, enfriar tu cabeza de todos estos problemas, Yulia te haría relajarte.

— No Nastya, odio tener que estarle mintiendo a Yulia.

— Entonces creo que debes decir la verdad.

Me quedé mirando Nastya que me miró con serenidad.

Ella siempre supo lo que era correcto y siempre me indicó el camino, pero por otro lado era lo suficientemente terca para no obedecer, mi cabeza estaba en una confusión total, al parecer todo se volvió de cabeza de nuevo y simplemente no podía hacer nada para cambiarlo, o tal vez si podía…

— ¿Tienes alguna idea del daño que sería? Yulia es totalmente impulsiva.

— Lo que sea, ella se merece algunas bofetadas de Yulia por hacer estas cosas.

— No quiero problemas.

— Tienes que dejar de preocuparte tanto, Lena, deja que toda la mierda suceda, no tiene sentido evadirlo, tarde o temprano va a estallar todo.

Sacudí mi cabeza y me puse de pie.

— No estás entendiendo, todo esto es demasiado y quien saldrá jodida seré yo.

— Si no haces lo correcto, realmente te vas a joder.

— ¡No estás ayudando! — Exclamé enojada.

— Eres la que no se está ayudando a sí misma, Lenita, sabemos exactamente lo que tienes que hacer, pero no quieres hacerlo, a ver dime, Mila se enojó bastante ¿no?

— Por supuesto, con toda seguridad ella está odiando a Yulia con todas sus fuerzas.

— Es obvio, es por ella que te vas a ir.

— No sólo por ella, Nastya, también por mí, me gusta lo que hago, pero llega un momento que simplemente ya no funciona.

— Lo sé, Lena, todo funcionará, estoy aquí para ayudarte ¿vale? — Dijo con calma acercándose a mí y dándome un abrazo reconfortante hasta que escuchamos el sonido del timbre.

— ¿Esperas a alguien? — Le susurré a Nastya quien sacudió la cabeza en negación.

Se encogió de hombros y caminé hacia la puerta, la cual abrí, encontrándome con ella.

— ¿Qué haces aquí? — Dije con los ojos completamente abiertos.


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Mensaje por Volkatinale92 9/2/2020, 5:57 pm

Puf esta mujer me desespera, es que Lena quiere que se le.cumpla el sueño, mira que andar tapando una mentira contra. Quien es? YULIA O MIROSLAVA?🤔

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Mensaje por VIVALENZ28 9/3/2020, 12:17 am

Ay Lena Lena que te pasa mujer estás dejando que ocurra lo peor
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GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA) - Página 6 Empty Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/4/2020, 4:21 pm

Rolling Eyes Rolling Eyes Rolling Eyes

Besos!!!

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Capítulo 46 (Decisión)


[Lena]

La mañana me la pasé haciendo informes y no había siquiera una señal de Yulia, eso ya estaba empezando a molestarme, era obvio lo molesta que estaba conmigo desde anoche, pero simplemente no podía hacerlo de otra manera, estar peleada con ella era igual a mi día siendo una mierda, el ambiente era pesado, el tiempo pasaba lentamente y nada parecía ser divertido. Lo que más me molestaba era el hecho de que todavía no aparecía, porque al menos el ver su caminar de un lado a otro, incluso con su evidente mal humor, me consolaba, pues sabía que estaba allí.

— Dios, te ves terrible — Dijo Olya haciendo caricias en mi brazo.

Suspiré pesadamente y miré a la mujer que estaba sentada a mi lado.

— Eso es porque Yulia no apareció hoy — Habló Nastya, mientras cortaba su bistec en el pequeño plato.

Ya era la hora del almuerzo y estábamos reunidas en el restaurante dónde siempre comíamos, desde allí podíamos ver el gran edificio de Industrias Volkov en frente de nosotras.

— ¿Ella está realmente enojada?

— Probablemente ni quiera verme la cara, sólo eso explica por qué no se ha aparecido — Hablé tristemente.

— No te pongas así Lenita, pronto ustedes dos estarán bien — Oksana dijo de forma serena y solamente bajé mi cabeza.

— No lo sé, deberías haber escuchado su voz Oksana, era enojo puro.

— Nada que no se pueda arreglar con un poco de caricias — Oksana dijo con una sonrisa.

— ¡O con una buena noche de sexo salvaje! — Exclamó Nastya.

— Dios santo, enviaré a alguien para que te bendiga Nobokova y mande lejos los espíritus sexuales que te rodean — Oksana habló extremadamente seria, lo que me hizo reír.

Esas dos siempre estaban en el choque entre lo divino y lo carnal, harían una buena comedia.

— ¡Chicas! Estamos en público — Dije riendo.

— No soy yo, es Nastya la que no se calma.

— ¿Lenin puede manejar todo esto? — Preguntó Olya riendo.

— Sí puede, creo que encontré al chico correcto — Habló calmadamente con una amplia sonrisa.

Prácticamente hicimos un coro con un extensivo "Awww".

— ¡Hacen una maravillosa pareja! — Oksana dijo.

— Estoy totalmente de acuerdo.

— Bueno chicas, al parecer yo soy la que necesita un novio, no puedo ser la única soltera en el grupo — Olya dijo mientras sacudía su cabeza de forma tediosa.

— Pronto Elena te hará compañía en ese departamento.

— ¡Nastya! — Exclamó Oksana.

— ¿Qué? Si ella no abre los ojos perderá a la todopoderoso.

Resoplé con rabia, pero no porque Nastya dijo eso, sino porque sabía que tenía razón.

Me tranquilicé y bebí del jugo que tenía en mi vaso, el movimiento en la avenida era débil, me perdí viendo a dos chicas que iban de la mano con amplias sonrisas y me detuve a pensar en cómo sería si hubiera conocido a Yulia en mis años de adolescencia, por lo que sabía, ella amaba la fiesta y ¿yo? Siempre era muy tranquila… Típico ¿no? Nuestros retratos no hacen justicia a lo que éramos en la actualidad.

— ¡Mira quien llegó, Elena! — Olya me dijo al oído.

Entrecerré los ojos al ver el coche de Yulia pasar por el portón del enorme edificio.

Un "Por fin" salió de mi boca sin siquiera darme cuenta, me puse de pie rápidamente, sacando de mi cartera un par de billetes para pagar mi parte de la cuenta.

— ¡Por dios, cálmate! ¡Ella no va a huir! — Dijo Olya riendo.

— Yo no estaría segura de eso — Nastya entró en la broma.

Me encogí de hombros y resoplé.

— ¿Déjenme, sí? Voy a hablar con Yulia, nos vemos más tarde, chicas.

— Buena suerte, Elena — Dijo Oksana.

Salí rápidamente del restaurante viendo a mis mejores amigas quedándose atrás en una conversación entretenida, por el momento no estaba muy emocionada, después de todo, estar en una pelea con Yulia nunca era bueno. Suspiré pesadamente y fruncí el ceño con el fuerte sol que estaba presente esa mañana, la avenida estaba ahora más ocupada, me detuve en la acera en busca de un hueco para cruzar hacia Industrias Volkov y tan pronto lo encontré, corrí al otro lado y pasé por el portón, dando un simple saludo con la mano al guardia de seguridad de la entrada.

— Buenos días, señorita Katina — Dijo Yuri con una sonrisa.

Sonreí débilmente y me acerqué al hombre que limpiaba el coche de Yulia.

— ¿Está arriba?

— Sí señorita, acaba de subir hace unos minutos, debo recomendarle que sea paciente, ella no parece estar en un buen día.

"Me lo imagine"… Pensé y me encogí de hombros.

Le di las gracias al hombre que se limitó a sonreír y caminé a grandes pasos hacia el elevador que me llevaría a la gran bestia llamada Yulia Volkova, confieso que estaba un poco temerosa, mi cabeza estaba tan llena de problemas que estaba empezando a tener algún tipo de ataque de ansiedad. Moví la cabeza de un lado a otro tratando de relajarme, cuando el pitido del elevador sonó, el sonido de mis tacones por el suelo hizo eco en el lugar, después de todo, todo el mundo estaba todavía en su hora de almuerzo y Yulia tenía su propia planta en el edificio.

Respiré profundo antes de llamar a la puerta que rápidamente se abrió.

— ¡Woow! Hola, Elena! — Dijo Katya sonriendo.

Sonreí débilmente y dio un paso atrás.

— ¡Adelante! — Se hizo a un lado y entré en la oficina.

Mis ojos buscaron rápidamente a Yulia y la encontraron, estaba sentada en su silla con una expresión muy seria, todas estábamos en silencio cuando Katya habló.

— Bueno, creo que las dejaré a solas.

Yulia asintió y Katya se dirigió a la salida.

— Creí que no ibas a venir hoy — Susurré.

— Sólo estaba resolviendo algunos problemas con Katya, lo siento por no haberte dicho.

— No, está bien — Me encogí de hombros y me acerqué — ¿Necesitas algo?

Yulia se quedó en silencio durante unos segundos y luego me miró.

— ¡Sí! Programa una reunión con Dostoievski.

Abrí mis ojos sintiendo mi corazón acelerarse.

— Qu... ¿Qué? — Pestañeé más veces de lo necesario.

— Exactamente lo que has oído, quiero cerrar un acuerdo con Dostoievski y necesito que venga aquí ¿Hay algún problema?

— Yulia, la odias ¿Cómo quieres cerrar un trato con ella?

Se levantó de su silla con una sonrisa irónica, casi burlona y se acercó a pasos cortos a la gran ventana de cristal de su oficina. Sus ojos se mantuvieron atentos a los movimientos de afuera, parecía demasiado tranquila, mientras que yo estaba a punto de explotar en nerviosismo.

— Negocios, señorita Katina, no tenemos otra opción ¿O la tenemos?

— Tú siempre tienes otra opción.

— Sí, siempre la tengo, pero quiero hacerlo de esta manera, así que ocúpate de eso por mí, no quiero tener que esperar a la buena voluntad de esa mujer.

Me quedé quieta, mirando estática a Yulia que todavía estaba distraída mirando por la ventana, mi respiración estaba cambiando poco a poco, sentí un frío terrible en el estómago y mis manos comenzaron a sudar, la idea de tener a Miroslava y a Yulia en el mismo lugar era catastrófico, nada bueno podía salir de dicha reunión.

— ¿Lena? — Yulia me llamó.

— ¿Sí? — Hablé un poco perdida.

— ¿Qué estás esperando?

— Yo... yo ya estoy en ello.

Yulia respiró hondo y se acercó a mí, deteniéndose a pocos centímetros de mi cuerpo. No dije nada, sólo seguía mirándola a los ojos, tenían una coloración más oscura y todavía eran hermosos, ella cambió su enfoque de los ojos hasta mi boca, mientras una de sus manos hizo una ligera caricia en mi cara, casi le doy las gracias por eso.

— Sigo molesta contigo, por lo de ayer — Susurró.

Suspiré profundamente, encogiéndome de hombros.

— Lo sé y lo siento Yul — Mi voz salió baja.

Podía sentirla analizándome lentamente

— Hablaremos de eso más tarde.

Asentí.

— Ahora ven aquí y dame un beso — Dijo mostrando una pequeña sonrisa mientras sus dos manos me empujaron por la cintura lentamente, forzando mi cuerpo a chocar contra el de ella lentamente.

Sonreí, hasta que la sentí sellar sus labios sobre los míos, eran tan suaves y delicados que mi único deseo era no parar nunca, al principio era sólo un contacto, nuestros labios degustándose sin prisa, pero como siempre, todo al final se pone intenso. Yulia movió una de las manos que estaban en mi cintura hasta mi cuello, dejando que la punta de sus dedos hiciera una ligera caricia en esa zona, su lengua de una manera hábil contorneó mi labio inferior, pidiendo paso para entrar y en el mismo instante se lo concedí. Yulia se quedó sin aliento, tan pronto como succioné su lengua lentamente, mientras que la mano que se apoyaba en mi cintura se cerraba en un delicioso agarre.

— Es mejor que vaya a programar la reunión — Dije sonriendo, tan pronto desconectamos nuestros labios.
Yulia se mordió el labio y sonrió, su respiración era un tanto descoordinada.

— Está bien, amor.

Hice un movimiento para salir, pero la mujer nuevamente me tomó para sellar nuestros labios, esta vez fue más rápido, pues nos soltamos rápidamente cuando Katya entró en la oficina.

— Ya están demostrándose amor de nuevo, gracias a dios — Se quejó mientras se sentaba en el sofá.

Yulia y yo dejamos escapar una risa.

— Estoy siendo seria, esta mujer cuando está enojada contigo es insoportable, mal humor nivel maestro.

— Eres una amiga terrible ¿Te he dicho eso alguna vez?

— Oh, yo ya sé eso Katya, ahora chicas, si me disculpan — Hablé saliendo de la oficina.

A pesar de que la atmósfera con Yulia se había suavizado un poco, no era suficiente porque dejó muy en claro que quería hablar en otro momento, así que me mantuve nerviosa, esa maldita reunión no podía estar sucediendo en un momento más desagradable.

[…]

Caminé de un lado a otro dentro de aquel edificio, tal vez ya había visto hacía la puerta cerca de quince veces y no había ninguna señal de Miroslava, Yulia estaba en su oficina en una conversación entretenida con Katya, tema que era totalmente desconocido para mí, los problemas en mi cabeza me impidieron afilar incluso mi curiosidad.

— Vas a hacer un agujero en el suelo — Escuché a Nastya decir con una risa.

La miré de forma agónica y ella se acercó.

— ¿Qué está pasando?

— Yulia ha programado una reunión con Miroslava.

— Estás tan jodida — Habló Nastya, cada palabra la dijo lentamente sólo para intensificar cuan jodida estaba con esta situación.

— Muchas gracias, ni siquiera lo sabía — Me burlé de mal humor.

— Dios, no seas tan grosera conmigo.

Resoplé y continúe caminando de un lado a otro.

— Lo siento Nastya, sólo estoy nerviosa.

— Lo sé, pero tranquila, todo estará bien.

— Eso es imposible, no puedo tranquilizarme, esas dos juntas, es una catástrofe.

— Entonces mejor que estés preparada porque Dostoievski acaba de llegar.

Me volví hacia el portón cuando un automóvil importado blanco entró y se detuvo en la puerta, uno de los guardias de seguridad se dirigió rápidamente al vehículo para abrir la puerta del coche de donde salió Miroslava, junto a una mujer muy elegante de aspecto joven y muy hermosa debo de admitir.

Tan pronto como la mujer me vio, abrió una amplia sonrisa, que me puso aún más nerviosa.

— Confieso que estoy muy sorprendida con esta invitación — Miroslava dijo con una sonrisa de triunfo — Lena, ella es Katyuska — Dijo presentando a la mujer a su lado.

— Así que, eres la tan famosa Lena — Dijo con simpatía.

— ¿Famosa? Desearía que no lo fuera, créeme, pero un placer conocerte Katyuska, esta de aquí es mi mejor amiga Nastya Nobokova.

— Encantada de conocerte — Katyuska saludó a Nastya.

Las tres hablaron con rapidez, hasta que caminamos hacia el elevador que nos llevaría a la planta superior.

— Miroslava... — Susurré.

— ¿Sí?

— Por favor no hagas nada que vaya a arruinarlo todo, eso es todo lo que pido.

Sus ojos me miraron atentos, probablemente, analizando mi casi desesperación.

— Estoy aquí por negocios, Lenita.

Esas fueron sus palabras cuando el pitido del elevador me asustó. Las puertas de metal se abrieron rápidamente y Miroslava no duró mucho tiempo en caminar hacía la sala de conferencias, donde Yulia ya estaba esperando. La presión se hizo cargo de mi cuerpo sintiéndome abrumada, el nerviosismo hizo que mi boca se secará y me sudaran las manos. Tomé el frente y entré, deteniéndome frente a la puerta de la sala de conferencias, respiré profundo, dejando escapar una bocanada de aire cuando sentí la mano de Miroslava en mi cintura.

— ¿Lista?

No dije nada, sólo abrí la puerta y entré.

— Por fin, pensé que ibas a hacerme esperar toda la tarde — Yulia dijo girándose en su silla, que se encontraba en la cabeza del gran escritorio.

— Hice un pequeño esfuerzo para darme prisa, sabes que tengo muchos compromisos, Volkova.

Yulia sonrió burlonamente y luego se puso de pie, caminando con gracia hacia nosotras. Podría haber jurado que sus ojos eran de color negro, estaban tan oscuros y su mandíbula estaba apretada, destacando firmemente sus líneas de expresión.

— Si tú lo dices.

— Buenas tardes a ti también — Miroslava extendió su mano hacia ella.

Yulia frunció el ceño y respiró profundo, yo estaba prácticamente en el medio de ambas mujeres que se miraban la una a la otra, Miroslava mantuvo su mano extendida cuando Yulia la estrechó con firmeza.

— Buenas tardes, señorita Dostoievski.

— Por dios, esta tensión aquí me está provocando ganas de beber — Habló Katya con calma caminando hacia la pequeña barra de bebidas.

— ¿Katya? — Dijo la compañera de Miroslava.

Al instante Katya giró en su dirección con una cara de asombro.

— Oh por dios… ¿Katyuska?

[Katya]

Resoplé con enfado por décima vez en menos de diez minutos, mientras caminaba de un lado a otro sin parar.

— Por dios… ¿Puedes dejar de hablar por al menos un minuto, mujer?

Le dije a Katyuska que no se quedó en silencio ni un segundo.

— No, debido a que por tú culpa nos echaron de la reunión.

— ¿Por mí culpa? ¿Sólo yo? ¿Estás segura?

— ¡Obvio!

— Estás equivocada — Dije dándole la espalda.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Quiero decir que es tu culpa también, deberíamos estar ahí ¿Estás consciente del caos que puede pasar?

— Sólo estoy consciente del caos que es aquí — Dijo con enojo, sentándose en el sofá de la oficina de Yulia.

Katyuska y yo comenzamos una breve discusión de bienvenida en el interior de la sala de conferencias, lo que nos dio algunas miradas de reproche de Miroslava y Yulia, ambas decidieron que sería mejor para nosotras hablar o discutir en otro lugar y ahora estaba aquí, dentro de la oficina de Yulia, mirando a la mujer a quien no había visto desde hace años. Confieso que encontrármela así fue una gran sorpresa, Katyuska estaba bastante diferente, su postura de mujer decidida y poderosa la hizo aún más hermosa, los años también le dieron lo que ella no necesitaba… Belleza.

Desde muy joven la chica era dueña de una belleza increíble, lo que sin duda fue uno de los aspectos más importantes que me hizo enamorarme de ella. Deben estar pensando que sería muy poco probable que Katya Zotova se enamorara ¿no? Y no estoy en desacuerdo con eso, pero al igual que Yulia, yo también tenía mi debilidad y su nombre es Katyuska Sokolova. Desde la secundaria ella fue la única chica que volvió mi mundo al revés, yo siempre había sido demasiado mujeriega, corriendo detrás de la primera chica que aparecía hasta que besé a Katyuska.

[Flashback]

— ¡Zotova, para de correr detrás de cada chica que ves! — Dijo Katyuska mientras caminaba por el arenoso sendero.

— No es verdad, solo corro tras las bonitas — Dije caminando detrás de ella, estábamos en camino a la casa de Yulia, donde sucedería la mejor fiesta del semestre.

Al principio la idea era que fuéramos en auto, pero para nuestro infortunio se averió en el camino, lo que aumentó la irritación de la chica que caminaba delante de mí, por alguna extraña razón ya estaba con un humor de perros desde la mañana, lo cual consideraba normal, Katyuska siempre tenía esos arranques.

— ¿Te parecen bonitas todas las chicas de la clase, Katya?

— Ouch, eso dolió, pero no me he metido con todas, la mitad tal vez.

Katyuska me miró con una expresión seria.

— Okey, me metí con el 99 por ciento.

— ¿99? Incluso te metiste con Yulia, entonces podríamos decir que es el 100 por ciento.

— Yulia no cuenta, nos dimos un beso y vimos que eso no era para nosotras, esa perra es mi hermana de corazón — Dije pateando una piedra.

— ¿Entonces porque el 99 por ciento? — Preguntó confundida.

Di unos pasos apresurados y me detuve delante de ella, evitando que siguiera con su camino. Katyuska se detuvo abruptamente y me miró confundida, llevando una de sus manos a acomodar unos mechones de cabello que el viento se había encargado de desordenar, se veía hermosa ese día, el sol brillaba en su piel iluminando sus ojos marrones y su expresión un poco cerrada.

— Porque aún no me he metido contigo.

Nos quedamos en silencio por unos minutos, solo mirándonos y por primera vez pude notar lo hermosa que era Katyuska, de hecho ya había notado que tenía un cuerpo jodidamente maravilloso, pero ahora estaba prestando atención a su belleza real.

— Y no lo harás — Dijo esquivándome para continuar con su camino.

Sonreí y corrí para detenerla nuevamente, haciéndola bufar.

— ¿Qué?

— ¿Por qué huyes de mí?

— No estoy huyendo, solo que ya quiero llegar a casa de Yulia — Trató de pasarme otra vez.

— Aun creo que estás huyendo.

— ¡No tengo razón para huir! — Dijo de forma alterada.

— Siempre que hablo sobre nosotras teniendo algo te pones así ¿Qué? ¿Tienes miedo de enamorarte?
Katyuska me miró por unos segundos y soltó una carcajada, dejándome confundida y algo molesta.

— ¿Estuviste bebiendo? Nunca me enamoraría de ti.

— ¿Por qué no?

— Porque no eres mi tipo, eres demasiado grosera — Katyuska dijo alejándose de mí y continuando con su camino.

— Aun pienso que tienes miedo de enamorarte de mí.

— No lo tengo.

— Claro que si...

— ¡No lo tengo! — Dijo enojada, deteniéndose delante de mí.

Sus ojos marrones me miraban.

— Entonces pruébalo.

Katyuska entrecerró los ojos y para mi sorpresa me tomó del cuello, jalando mi cara hacia la de ella, solo cerré los ojos cuando sentí sus labios chocar con los míos, al principio estaba sin responder, no me creía eso.
Dios, estaba... Besándome.

Volví a la vida y la tomé de la cintura, besándola de la manera más intensa que podía, Katyuska suspiró pesadamente, haciendo lugar para que mi lengua invadiera su boca rápidamente, por dios, era la mejor besadora del mundo.

[Fin del Flashback]

— ¡Oh por dios! ¿Escuchaste eso? — Preguntó Katyuska asustada.

— ¿Qué? ¿Dónde? — Pregunté algo perdida.

— ¡Eso, Katya! Yulia está gritando ¿Están peleando?

Abrí mucho los ojos y caminé hacia la puerta, parecía que el tono de voz alterado se había calmado.

— Creo que se calmaron.

— Esa reunión de negocios fue una muy mala idea.

— Ni siquiera trates de intermediar, las peleas de Miroslava y Yulia son algo grandes — Dije sentándome junto a ella.

— ¿Crees que no se eso? Esas dos me llegan a los nervios.

Me quedé algunos minutos simplemente mirando a Katyuska.

— ¿Por qué me miras así?

— No te estoy mirando — Dije levantándome — Solo que te ves diferente.

— ¿Diferente cómo? ¿Eso es bueno o malo?

— Te ves hermosa, Katy, más que antes.

Creo que nos quedamos mirándonos por mucho tiempo, hasta que Yulia entró furiosa a su oficina.

— Trato de ser paciente, pero esta mujer no coopera — Siseó furiosa.

— ¡Yulia! Cálmate — Lena entró detrás de ella y después Miroslava.

— Estoy muy calmada, Katina.

— ¡Tú eres la que se enoja fácilmente! — Dijo Miroslava girando los ojos.

— Escucha ¿quieres o no cerrar el trato conmigo?

Dios, si pudiera seguramente Yulia ya estuviera saltándole al cuello a la mujer delante de ella, pero estoy segura que mi mejor amiga se está controlando para no hacerlo. Miroslava sonrió y se aproximó, deteniéndose a menos de un metro de Yulia, esto estaba dándome un poco de miedo, Yulia parecía demasiado furiosa y Miroslava sabía exactamente como provocarla.

— De acuerdo, Volkova, cerremos el trato.

Pude ver a Lena suspirar aliviada cuando Yulia se alejó.

— Chicas, cálmense — Katyuska dijo serenamente.

— Estoy súper calmada, deberían traerle un jugo de fruta de la pasión para el volcán humano que está ahí.
Yulia giró los ojos tan pronto como Miroslava terminó de hablar.

— Puesto que ya cerramos el trato, podemos terminar esta reunión, no quiero tener que seguir viéndote la cara por más tiempo.

— Siempre tan amable, Volkova.

— Es parte de mi carisma.

— Ten cuidado, no vaya a ser que al final termines lastimada.

— ¡Miroslava! — Lena la reprendió.

Le lancé una mirada a Katyuska, quien rápidamente entendió, que debía llevarse a su mejor amiga muy lejos de la mía.

[Lena]

Gracias a dios que la reunión terminó y todas estamos vivas, nunca pensé que un simple trato sería tan difícil de cerrar. Yulia y Miroslava eran como dos energías radioactivas que juntas causaban estragos.

— No soporto a esa mujer, quiero distancia con ella — Yulia dijo enojada mientras se servía un vaso de whisky.

— Okey, ahora cálmate, ya dejó el edificio — Katya trató de tranquilizarla.

— ¡Aun así! Aún estoy atrapada en todo lo que dice, ese aire burlón, es una maldita.

Me quedé quieta, solo mirando la situación.

— ¡Olvídala, Yul!

— No es fácil, es como una piedra en mi zapato — Dijo molesta y después me miró — Katya ¿te importaría dejarme sola con Lena un momento?

— No, por supuesto que no, necesito aire, el regreso de Katyuska me descolocó.

— Me lo imagino, hablaremos de eso después.

— Lo haremos, nos vemos, chicas — Dijo Katya, saliendo de la oficina.

Estaba cerca de la ventana de cristal, mirando el movimiento de la gente abajo, algo que pudiera sacarme del desastre que estaba mi cabeza hasta que sentí las manos de Yulia en la cintura, apretándome lentamente.

Suspiré pesadamente, sintiendo el cuerpo tenso.

— ¿Todo está bien, amor? — Susurró en mi oído.

Bajé la cabeza, soltando una bocanada de aire.

— Sí, solo me pongo un poco temerosa con estas cosas.

— ¿Qué cosas? — Preguntó, depositando un beso en mi hombro.

— Con estas reacciones tuyas, te alteras mucho, Yul.

— ¿Tienes miedo? — Preguntó alejándose.

Me giré hacia ella, viéndola caminar al escritorio, donde se recargó.

— No es miedo, es solo aprensión.

— No tienes por qué ser aprensiva, amor, estamos bien ¿no?

Asentí.

— Ven aquí — Dijo con una débil sonrisa.

Me acerqué lentamente, sintiendo sus brazos envolverme.

— El trato con Dostoievski está cerrado, no voy a lidiar con ella directamente o terminaré matándola en algún momento — Yulia dijo riendo.

— No es gracioso — Apretó los labios, esforzándose en controlar su risa.

— ¿Crees que soy alguna psicópata, Elena?

—¡Dios, Yulia! Claro que no — Dije tratando de alejarme, pero la mujer me sostuvo fuerte, haciendo que mi espalda chocara con su cuerpo.

Cerré los ojos cuando sentí los calientes y suaves labios de Yulia en mi cuello.

— Entonces relájate, sé que soy impulsiva, pero no estoy loca.

— Nunca pensé eso.

— Aun así, te amo demasiado para hacer algo malo, Elena, solo que odio a Miroslava.

Tragué fuerte y suspiré. Todo dentro de mí se revolvió, sentí miedo, nerviosismo y deseo, todo explotando dentro de mi como fuegos artificiales que ardían en mi interior.

— Lo sé, pero ignórala.

— Lo haré, Elena — Dijo girando mi cuerpo para encararla.

Miró profundamente mis ojos, de una manera tan intensa que me hacía sentir débil.

— Solo quiero que te alejes de ella, sabes que soy celosa y ambas sabemos la reputación que tiene.

— Cla... claro, seguro, Yul.

Sonrió y me besó calmadamente en los labios.

— Tú eres lo único que me calma — Dijo con sus labios cerca de los míos.

— Te amo Yul, nunca olvides eso.

Me miró y después sonrió.

— También te amo, Elena.

[…]

Caminé a pasos lentos a través del estacionamiento de Industrias Volkov hacia mi auto, sí, mi auto, en realidad Yulia había ganado la batalla y yo había aceptado el bendito auto. Moví la cabeza ante el recuerdo y entré al vehículo, Katya le había pedido a Yulia salir esa noche, al principio me sentí algo molesta porque quería tenerla conmigo esta noche, pero sabía que Zotova necesitaba una amiga con quien desahogarse, Yulia me dijo que Katyuska había sido el único amor de Katya y su regreso en verdad la había descolocado, era gracioso el pensar en Katya enamorada, era algo difícil de creer, pero tenía grandes motivos, por supuesto, Katyuska era una mujer hermosa y amable, parecía ser muy inteligente y con buena influencia.

Aparentemente la conversación de hoy seria larga, así que solo quería poner la cabeza en mi almohada y dormir, calmar el torbellino de pensamientos en el cual me encontraba. Conduje lentamente a través de las calles, tratando de relajarme antes de llegar a casa, estaría sola ya que Oksana y Nastya habían decidido salir en una cita doble ¿Podría ser una persona normal y salir así con Yulia? Pero creo que dios no quería eso para mí.

— Muchas gracias, dios — Murmuré.

Conduje al estacionamiento de mi edificio y pronto entré a mi departamento, un baño caliente era todo lo que necesitaba esta noche, tomé las llaves de mi bolso y abrí la puerta, me quité los zapatos, pisando el suelo, dios, no había mejor sensación que esta, o mejor aún, la había. Lancé mi bolso al sofá y caminé a mi habitación cuando el timbre sonó.

— Maldita sea, acabo de llegar y ya hay visitas — Dije molesta y regresando a la sala.

Abrí la puerta de golpe encontrándome con Mila.

— ¡Hola, Lena! — Dijo sonriendo.

Miré a la mujer sin decir nada.

— ¿No vas a invitarme a pasar?

— ¡Oh! Si, por supuesto, pasa — Dije un poco confundida, haciendo espacio para que la mujer pudiera entrar.
Mila entró a la habitación, analizando todo de forma metódica.

— Es un hermoso departamento, pero creo que cuando vayas a vivir con Yulia será mucho más grande.

— Aun no tengo planes para vivir con Yulia, solo estamos saliendo ¿quieres algo de beber?

— Agua, por favor — Dijo sentándose en el sofá de la sala — Lamento haber venido sin avisar, Lena — Habló más fuerte, dado que estaba en la cocina sirviéndole el vaso de agua.

Respiré profundo y regresé con ella.

— No tienes que disculparte, Mila, puedes venir cuando quieras.

La mujer sonrió, tomando el vaso de mi mano y lentamente me senté junto a ella.

— Entonces… ¿A que debo el honor de tu visita?

Levantó las cejas y sonrió mientras dejaba el vaso de agua, en la mesa de la sala.

— Creo que te lo puedes imaginar ¿no es así? Estoy aquí por mi respuesta, querida.

— ¿Ya? Apenas y me diste tiempo para pensarlo, Mila — Dije levantándome.

— Mi pequeño ángel, no necesitas pensarlo tanto, es algo simple, sólo es ayudar a una amiga por última vez.
Le sonreí.

— No es tan simple, ya te dije que no quiero problemas.

— Y no tendrás ninguno, solo será un privado para Miroslava, mantendremos la confidencialidad, todo muy profesional, nunca querría estropear tu romance con Yulia — Dijo con un tono calmado y reconfortante.

Le di la espalda y moví la cabeza como si quisiera mantenerme firme.

— Sé que no, siempre has sido una gran persona, Mila.

— Qué bueno que lo sepas, cariño, yo solo quiero lo mejor para ti.

Se acercó y me envolvió en un abrazo, permanecimos así por unos minutos y sentía una angustia dentro de mí, algo que me molestaba profundamente, pero sabía que era lo mejor que podía hacer.

— Entonces, querida ¿Qué dices? ¿Aceptas?

Abrí los ojos y miré a la mujer delante de mí, pensando en el enorme paso que iba a dar.

— Acepto, bailaré para Dostoievski.


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A VIVALENZ28, Edirbr, RAINBOW.XANDER, Volkatinale92, Ely y a Yulieth les gusta esta publicaciòn

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GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA) - Página 6 Empty Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/5/2020, 3:44 pm

Y bien chicas, feliz sábado. Acá les dejo otro capítulo con más drama que novela mexicana!!!

A leer!!

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Capítulo 47 (El último baile)


[Mila]

Sonreí al mirar los ojos de Ginger Apple que me miraban inocentemente, ella era demasiado inocente, incluso después de tantos años aprendiendo, Lena seguía teniendo dentro de ella la ingenuidad que no coincidía en un mundo tan maquiavélico. Podía sentir lástima por ello, pero no podía perderla, no a Lena, ella era la fuente de poder y deseo en "Imperium", era su cuerpo y su baile que atraía tantas miradas y gente que tenía la ambición de poseer su cuerpo, como un perfecto diamante pulido en las manos de dios, o el diablo por tanto deseo.

— Supe que tomarías la decisión correcta, querida — Hablé con entusiasmo, haciendo sonreír a Lena.

— Tu última petición ¿verdad? Después de tanto tiempo ayudándome, me encontré siendo muy injusta al no aceptar.

— Por supuesto, eres una chica maravillosa, Ginger Apple, estoy muy triste por saber que dejarás "Imperium", pero sé que quieres otros caminos en tu vida.

Lena sonrió dulcemente, sentándose en el cómodo sofá, donde me senté rápidamente.

— Sí, tengo muchos planes, pero quiero que sepas que estoy tremendamente agradecida por todo lo que hiciste por mí, Mila.

— Lo sé, mi pequeño ángel, no te preocupes por eso, quiero que sepas que las puertas de "Imperium" siempre estarán abiertas para ti.

— Eres una mujer maravillosa, gracias por ayudarme tanto.

— No podía hacer menos, vi que me necesitabas aquél día, Lena.

Nos miramos la una a la otra por un par de segundos y luego la atraje en un abrazo calmado, la chica suspiró fuerte y me abrazó de vuelta.

— Bueno, querida, es bastante tarde, así que me voy, te llamaré después para informarte el día de tu espectáculo.

Lena se levantó y asintió mientras caminaba hacia la puerta principal, la abrió gentilmente, intercambiamos otro pequeño abrazo, unas simples buenas noches y luego me fui. Tecleé el número de Tasha tan rápido como entré en mi coche y dejé el edificio, no tardó mucho para que la otra mujer contestara.

— Voy a tu casa, tengo noticias.

— ¿Puedo al menos saber sobre qué son? — Preguntó con curiosidad.

— Nuestra victoria está cerca, abre una botella de champán, quiero celebrarlo contigo.

— Con gusto — Ésas fueron sus palabras antes de colgar.

[…]

— ¿En serio? — Tasha preguntó con una gran sonrisa.

— ¡Sí! Se lo creyó todo, tendrías que haber visto como me lo agradecía.

— ¡Oh dios, eso es increíble! — Exclamó con entusiasmo mientras cogía las dos copas — Debemos brindar por ello.

Le sonreí a la mujer que tenía los ojos brillantes de lo feliz que era, Tasha me extendió la copa con el champán caro que compró especialmente para esta ocasión.

— Un brindis por nuestra victoria — Ella dijo alzando las copas.

— Salud — Hablé haciendo el mismo gesto que ella.

Me bebí todo el líquido de mi vaso, para después dejarlo encima de la mesa.

— Tenemos que mantener la calma, la llamaré mañana y le informaré el día de la actuación, cuando el día llegue, encontrarás una manera para ir con Yulia y llevarla a "Imperium".

Tasha sonrió, mordiéndose el labio, podía ver como de eufórica estaba.

— Ella va a flipar — Dijo sentándose en el sofá de la sala.

— Me lo imagino, Yulia parece muy posesiva — Hablé uniéndome a ella.

— Lo es, el instinto de una mujer de negocios, le gusta mandar a todo aquello que esté a su alrededor.

— Es muy arrogante.

— Eso me gusta de ella, la hace mejor que las demás, pero le dolerá cuando descubra que su dulce zorra está mintiendo.

Solté una risa débil.

— Estarás ahí para consolarla.

— Por supuesto que estaré, en cualquier forma que me necesite.

— Eso me pone un poco celosa ¿Sabes?

Tasha me miró y rió.

— Yulia es muy buena en el sexo, pero tú me gustas más.

— Por supuesto que si — Dije acercándome a la mujer y tomando su boca en un beso.

— Sólo puedo pensar en los titulares de las revistas en un par de meses, yo al lado de Yulia otra vez, pero como su mujer.

— Te encanta ¿cierto? El dinero y la fama.

Tasha se rió y tomó el último sorbo de su copa de cristal.

— Me encanta ¿Tienes alguna idea de lo poderosa y rica que es Yulia? Es la mejor empresaria de Rusia y la dueña de una fortuna incalculable.

— De lo que sé, todavía pertenece todo a su padre.

— Ése maldito viejo casi está muerto, pero ya casi le podemos considerar inválido, él sigue olvidando todo.

Dejé salir una risa ruidosa.

— ¿Cómo?

— Tiene Alzheimer, es por eso que tuvo que dejar la presidencia, no tiene uso ahora, como siempre, nunca le gusté.

— Puede que tenga razón sobre ti.

— No, porque es un hombre rico jugando a ser humilde, seguro que le encantó la pequeña zorra de Lena.

— Oí que se lleva muy bien con la familia de Yulia.

— Qué lástima, le queda poco para que la expulsen de ella.

— Eres tan mala — Hablé con una sonrisa, tirando mi cuerpo contra el suyo encima del sofá.

La mujer se mordió el labio y envolvió mi cuello con sus brazos.

— Tú también, Mila — Ella dijo antes de besarme.

[Lena]

Días después…

Me estiré lentamente sintiendo los suaves besos de Yulia en la piel de mi espalda, distribuyó pequeños besos por toda la zona de una forma lenta y amorosa, haciéndome dar las gracias a dios y al mundo por haber aceptado dormir en su casa ése día. Estábamos completamente desnudas aquella mañana, sólo cubiertas por el edredón blanco de su cama, todo por todos los actos de la noche pasada. Habían pasado varios días sin que Yulia y yo tuviéramos tiempo a solas, con tanto trabajo y tantas preocupaciones todo se hacía más complicado, sin embargo, gracias a su empeño, la mujer de ojos azules decidió que tuviésemos el resto de la tarde libre para disfrutar y eso fue exactamente lo que hicimos, pasamos una noche increíble y placentera, preparamos la cena, vimos unas buenas películas y entre caricias y besos disfrutamos de esos momentos. Era increíble cómo me sentía en paz con su presencia, como si me hiciera olvidar el mundo entero cuando estábamos juntas.

— ¿No crees que es hora de despertar, hermosa doncella? — Susurró en mi oído.

Me moví lentamente, sacudiendo mi cabeza, Yulia se rió suavemente y dejó un beso en mi hombro.

— No la recuerdo tan perezosa, señorita Katina.

— Eso se llama intimidad, ahora puedes ver como soy de verdad.

— ¿Y no lo había visto todavía? — Preguntó divertida.

— Mmm… está bien, lo has visto, pero no soy perezosa, sólo estoy cansada — Exclamé dándome la vuelta para verla.

Yulia se encogió de hombros y se puso encima de mí, encajando entre mis piernas, con su cabeza descansando en mí pecho. Deslicé mis manos por toda su espalda en una ligera caricia, tenía una piel muy suave y blanca.

— Tú eras quien se quería cansar anoche.

— ¿Sólo yo, Volkova? Tú no querías ¿Verdad? Creo que fue otra mujer la que me llevó a la habitación.

Yulia rió y me miró.

— No, otra no, sólo yo puedo hacer eso — Habló fingiendo estar enfadada.

— Sólo tú, Yul, sólo te quiero a ti — Dije mirando fijamente a sus ojos que me miraban de una manera muy intensa y profunda.

— Yo también te quiero sólo a ti, Elena — Me susurró mientras acercaba su boca a la mía.

Cerré mis ojos en el mismo instante en el que noté sus suaves labios entrar en contacto con los míos, de una forma delicada, haciéndome suspirar cuando sentí el contacto de su lengua con la mía. Estuvimos así durante unos minutos, cuando ella terminó el beso con pequeños picos.

— Te amo ¿Te lo he dicho alguna vez?

Sonreí ante la forma tan cariñosa con la que habló.

— Yo también te amo, Yul

Me miró durante unos segundos y luego alzó sus cejas como si hubiera tenido una idea.

— Cuando ésta situación tan turbulenta pase, quiero viajar contigo.

— ¿Y la compañía? — Pregunté.

— Podemos dejar alguien al cargo durante unos días, te garantizo que no pasará nada malo.

— ¿Qué dirá la gente cuando descubran que la secretaria viajó con la jefa?

— No dirán nada, porque pronto dejarás de ser mi secretaria — Habló mientras salía de la cama.

Mis ojos acompañaron su cuerpo que se movía por la habitación, esa vista era indudablemente una de las mejores, teniendo en cuenta que Yulia estaba completamente desnuda.

— ¿Me vas a despedir?

Se giró para mirarme y me sonrió, mientras se ponía una sudadera y unas bragas azules.

— Sí, tengo otros planes para ti.

Entrecerré mis ojos hacia ella y me arrodillé en la cama, aguantando las sábanas por mi cuerpo.

— ¿Puedo saber cuáles son?

— Es una sorpresa, señorita Katina — Dijo caminando hacia el baño.

— No, no, no, siéntate aquí, vamos a hablar — Hablé desde donde estaba, pero Yulia ni siquiera me prestó atención.

¿Planes para mí? ¿A qué se refiere? Salí de la cama, buscando mi ropa en el suelo, tenía la curiosidad de saber si era sólo yo y Yulia que siempre perdíamos nuestra ropa por toda la habitación después de una noche movida, creo que no. Cogí mis bragas y mi sujetador que estaban tirados al lado de la cama, cuando escuché sonar mi celular.

Desbloqueé la pantalla para responder, cuando escuché la voz de Mila.

— Buenos días a la bailarina más guapa de mi club — La mujer habló en un tono emocionado.

Suspiré pesadamente y respondí.

— Buenos días, Mila.

— ¿Cómo estás, querida?

— Genial ¿Y tú?

— Mejor que nunca, te llamo para confirmar todo contigo ¿Estás preparada para hoy?

Esa pregunta me hizo temblar, era mi última actuación como Ginger Apple y la más polémica, la decisión de bailar para Miroslava era mi última alternativa y a pesar de todo esperaba que todo funcionase.

— Eso creo, estoy un poco nerviosa.

— No lo estés, cariño, todo funcionará para nosotras dos.

Sonreí.

— Por supuesto que sí, no podía ser distinto — Solté de buen humor.

— He guardado un bonito traje para ti, espero que te guste.

— Woow… ¿Todo esto para complacer al cliente?

— Para acabar con nota alta — Escuché su voz con tono seguro — Te mereces esto más que nadie, Ginger Apple.

— Mi amor ¿Has visto mi celular? — Yulia preguntó desde el fondo.

— ¿Estás con tu querida? Oh lo siento, hablaremos esta noche, Ginger Apple, te veo luego — Mila dijo y luego colgó.

[Mila]

— Disfruta mientras puedas, Yulia, pronto dejarás de tener esa oportunidad — Hablé conmigo misma entusiasmada cuando finalicé la llamada con Lena.

— ¿Qué dijiste?

Miroslava me preguntó frunciendo el ceño en mi dirección.

— ¡Oh! Nada, acabo de hablar con su bailarina, señora Dostoievski.

Miroslava sonrió ampliamente y caminó con su copa de champán hacia mi escritorio.

— ¿Y está todo preparado para hoy?

— ¡Sí! ¡Por supuesto! Lo prometí ¿Verdad? Esta noche tendrás a Ginger Apple.

— Me gusta su facilidad por tener las cosas hechas, Mila, es maravilloso hacer negocios con usted.

Sonreí con confianza a la empresaria que mantenía un rostro arrogante y eufórico, la situación tanto para mí como para Miroslava era de extrema victoria. Para mí porque fui capaz de mantener a Ginger Apple en "Imperium", con todo el desastre que ocurrirá pronto, Yulia la despedirá de Industrias Volkov y se quedará sin lugar de trabajo y para Miroslava, por el simple placer de tener algo tan importante para Yulia era digno de celebrarlo.

— Podemos seguir haciendo negocios para siempre.

— Por supuesto que puede, señorita Dostoievski, el reino de Yulia está acabando.

— Eso espero — Dijo alzando su copa.

Hice el mismo gesto para sellar nuestra asociación hasta que oímos la puerta abrirse, haciendo espacio para que Tasha entre. Ella amplió los ojos porque no esperaba la presencia de Miroslava en ese momento. Nos miramos entre nosotras por unos segundos cuando ella se acercó.

— No sabía que tenías visita, pasaba por aquí y decidí visitarte — La mujer dijo con una sonrisa incómoda.

— No hay problema, ella es la señorita Dostoievski.

Tasha se acercó y extendió su mano en un saludo.

— Miroslava está de aquí es...

— Natasha Odintsova, lo sé — Me cortó mientras le daba la mano.

— ¿Cómo me conoce? — La mujer preguntó rápidamente, en el fondo sintiéndose incómoda.

— Eres la ex prometida de Yulia ¿no?

Ella se echó atrás y me miró.

Mi asociación con Miroslava no envolvía a Tasha, ella estaba detrás de todo, pero no quería tener ningún tipo de conexión para que en un futuro no se pudieran estropear las cosas con Yulia.

— Sí, tienes razón, eres la dueña de Empresas MD ¿no?

— Así es, creo que ya nos vimos en uno que otro evento.

— Seguro.

— Bueno chicas, me tengo que ir, tengo algunas cosas que resolver, te veo esta noche, Mila.

— Estaré esperando.

— Buen día, señorita Odintsova — Miroslava dijo antes de marcharse.

Nos mantuvimos en silencio hasta que vi a la mujer bajar por la escalera y salir por la entrada principal.

— ¡Mierda! ¿Por qué no me dijiste que estaría aquí? — Me preguntó enfadada.

— ¡No me acordaba que vendría!

— ¡Genial!

Me acerqué a la mujer, cogiéndola por su cintura lentamente.

— No te preocupes por eso, todo saldrá bien, Miroslava está de nuestro lado.

Me miró durante unos largos segundos y suspiró aliviada.

— Tienes razón — Sonrió — Hoy es el gran día, Mila.

— El día en que acabaremos con ese estúpido flechazo.

— Exacto, tan pronto como Lena llegue, envíame un mensaje e iré a por Yulia.

— Mantengámonos en contacto, pero mientras, celebremos un poco nuestra victoria — Hablé tirando de la mujer en un beso.

[Nastya]

— ¿Puedes parar? — Le pregunté irritada.

Lena estaba completamente nerviosa aquella tarde, o mejor dicho, todo el día, movía sus malditas piernas varias veces mientras golpeaba la punta del bolígrafo en la mesa, eso me estaba molestando, últimamente, siempre estaba así, sabía exactamente porqué y no la juzgaba por eso, pero la desesperación no ayudaba en nada.

— Estoy nerviosa ¿vale? — Me susurró.

— Lo sé, pero estar así no ayudará en nada.

— No lo entiendes, Nastya — Exclamó girándose a mí.

— Elena, sé que esto es complicado, pero piensa en el lado bueno, dejarás "Imperium" y serás capaz de vivir con Yulia.

— Me centro sólo en eso, pero bailar para Miroslava no me hace mucha gracia.

— ¿Y por qué coño aceptaste?

— Porque no tenía otra opción.

— Ya te dije lo que pensaba, tengo una manera muy fácil para acabar con esto.

— Darle una paliza no hará nada bueno, lo sabes ¿no?

Resoplé ¿Cuál es el problema? La mujer se merecía una buena paliza y no me importaba ser la persona que lo hiciera.

— Lo que tú digas — Me encogí de hombros y continué haciendo garabatos en el cuaderno azul de Lena — ¿A qué hora te marchas?

— En una hora tengo que salir de aquí.

— ¿No crees que es demasiado pronto?

— Mila me dijo que me fuera temprano, me compró un nuevo traje y quiere hablar primero.

— Parece que está increíblemente interesada en ése baile tuyo de hoy, es el último ¿verdad?

Miré a Lena que me sonrió.

Mila estaba renunciando demasiado pronto, si no la conociera tanto diría que era inocente, pero con tantos años de conocimiento sabía que no sería el último baile o que incluso lo sería.

— Quién sabe.

La atmósfera ése día era tensa y misteriosa, sentía que hoy pasarían muchas cosas, tal vez Lena lo estuviese sintiendo, tal vez era por eso que estaba tan nerviosa y distraída.

— ¿Elena? Buenas tardes, señorita Nobokova — Yulia habló acercándose a nosotras.

— Buenas tardes, señora Volkova.

— Hola, Yul

— Quiero hablar contigo, amor ¿Puedes venir a mi oficina?

Lena aceptó.

— Nastya, pon luego mi cuaderno en mi bolso, por favor — Lena dijo antes de entrar en la oficina de Yulia.

Una de las persianas de la oficina de Yulia estaba abierta, dándome una pequeña vista de las dos juntas, Yulia se estaba recargando en su escritorio y Lena estaba de pie en frente de ella. Las dos parecían estar centradas en su conversación, la mujer de negocios cogió las dos manos de Lena mientras la miraba a sus ojos, eso era evidente, porque estaban bastante cerca, afortunadamente esa planta estaba restringida, no todo el mundo podía ir a la planta de la presidencia, porque si no todos en Industrias Volkov ya sabrían la relación que las dos mujeres tenían, que si me lo preguntan ya iba siendo la hora de decirlo, pero Lena siempre decía que todo tenía que estar en su lugar antes de la noticia, pronto mi mejor amiga se convertiría en una Volkova. Increíble ¿no? Ella sería la esposa de la mejor empresaria de Rusia, pero eso no era la mejor parte para Lena, después de todo el dinero era algo que no la atraía, sin embargo, después de tantos años sufriendo la amargura de la vida, tenía la oportunidad de vivir con la mujer que la amaba tanto, quién diría meses antes que lo único que sabía de Yulia Volkova era su gran personalidad y su extenso poder adquisitivo.

Las dos parecían hablar de una forma muy afectiva, durante todo momento Yulia acariciaba la cara de mi amiga en frente de ella, Lena hablaba de algo mientras sostenía las manos de Yulia, quien se acercó, tocando el cuello de Lena y se inclinó para un beso.

— Awww… el amor me hace vomitar — Dije, soltando una risa pensando en lo loca que parecía al hablar sola.

Me levanté de la silla de Lena y caminé hacia el elevador. Miré otra vez y todavía se estaban besando, pero nada demasiado carnal, Yulia besaba a Lena con toda la calma del mundo, sus brazos se mantenían envueltos alrededor de su cintura. Hacen una linda pareja, la ciencia podría ser generosa y permitir a los hijos salir de ahí ¿Podrían imaginar como debe ser el sexo?

— Nastya, Nastya... Tú y tus pensamientos — Me dije a mí misma mientras entraba al elevador.

[Lena]

Cerré mis ojos lentamente moviendo mi cuello de un lado a otro tratando de relajarme, aquel seguramente debe de ser uno de los momentos más tensos de todo mi tiempo en el "Imperium". Dejé Industrias Volkov hace una hora, Yulia dijo que ella se quedaría revisando algunos papeles de trabajo, me sentí culpable por dejarla sola con tanto trabajo, pero no tenía elección, terminé dándome una ducha caliente en mi camerino, esperando a que Mila me trajera el nuevo traje que había comprado. Para complacer a Dostoievski ella estaba realmente comprometida, estaba retrasada de todos modos, media hora y ni siquiera una señal. Sequé mi cabello y le hice ondas, me gustaba a mí misma así, aprendí a vivir con ambos lados de mi vida, a diferencia a Lena, Ginger Apple tenía una apariencia más salvaje o sensual de lo que podría decir y sabía que no era la única, dentro de cada humano que estaba allí era desconocido para otras personas, cosa que algún día sería mostrada.

— Buenas noches, Ginger Apple — Mila dijo alegremente caminando dentro del camerino.

Me levanté del sillón y sonreí débilmente hacia ella.

— Dios ¿qué cara es esa Lena? ¿Estás así porque es tu último baile? — Dijo mientras colocaba el traje en el vestidor.

— Por supuesto, es un poco difícil para mí.

— Sabes que puedes renunciar ¿verdad? A mí no me importaría.

Sonreí y caminé hacia donde estaba el traje.

— No, quiero dejarlo, hay ciertas cosas que no tienen vuelta atrás, Mila.

— No estoy de acuerdo contigo, pero vale — Dijo acercándose — Mira esto fue especialmente hecho para ti ¿Te gusta el rosa?

— ¡Me encanta!

— Genial, te verás maravillosa, es un tejido ligero que hace más fácil que te lo quites cuando empieces el baile.

Asentí.

— Es verdaderamente precioso.

— Sabía que te gustaría, este es un momento especial, es un último baile, el cierre de un ciclo.

Miré a Mila que tenía los ojos brillantes, ella me ha ayudado mucho, podía ver claramente todo lo que he evolucionado gracias a ella.

— Daré lo mejor de mí en este baile.

Sonrió enormemente.

— Sé que lo harás Ginger Apple, eres maravillosa y te aseguro que Dostoievski se quedará alucinada.

Bajé mi cabeza y respiré profundo.

— ¿Habrá alguien más en esa habitación?

— ¡No! Solo ella y tú, así lo pidió ella, algo más privado.

Retrocedí lejos de Mila dirigiéndome al mini—bar que había allí, necesitaba una gran cantidad de alcohol para tener coraje en ese momento. Eché un poco de Whiskey en un vaso, lo que bebí justo después, el líquido descendió por mi garganta causándome un calor interno.

Dios no sabía cómo a Yulia le podía gustar tanto.

— Luces tensa Lena ¿Pasó algo? — Preguntó suspicazmente.

— ¡No! Claro que no, solo estoy nerviosa — Hablé rápidamente tratando de aparentar seguridad.

— Todo estará bien, esta será una noche para recordar siempre — Sus palabras salieron pesadas lo que hizo que mis hombros pesaran.

Suspiré fuertemente y tomé el resto del líquido del vaso, miré la pantalla de mi celular y me di cuenta de que solo quedaba una hora y media antes de mi espectáculo.

— Terminaré de prepararme, todavía tengo algo de tiempo.

— ¡Por supuesto! Toma tu tiempo y haz trabajar tu magia — Dijo guiñándome un ojo antes de dejar el camerino.

Este literalmente iba a ser un día para recordar.

[Tasha]

Salí de mi coche que estaba aparcado en frente del gran edificio de Industrias Volkov, la noche era fría en Moscú debido a la fuerte tormenta, ajusté mi abrigo por mi cuerpo y corrí hacia la entrada principal, había poco movimiento a esa hora, muchos empleados ya se habían marchado. Gracias a una buena propina uno de los empleados me dijo que Yulia todavía estaba dentro, en su oficina, un lugar al que era bastante difícil de llegar.

Me acerqué al guardia de seguridad de la entrada lentamente, un hombre alto y fuerte vestido completamente de negro.

— Buenas noches, señorita ¿Necesita algo? — Me preguntó adecuadamente.

— Sí, necesito hablar con Yulia Volkova.

— ¿Tiene alguna reunión?

Rodé mis ojos y resoplé.

— No, cielo, soy su prometida.

El hombre arqueó una ceja, mirándome de la cabeza a los pies.

— ¿Puedo ver su carnet de identificación, por favor?

Acepté, buscando por mi bolso para darle mi carnet, el cual el hombre se encargó de pasarlo por el sistema y comprobar mi entrada.

— Lo siento, señorita Odintsova, pero su entrada está bloqueada.

— ¿A qué se refiere con "bloqueada"? ¿Sabes con quién estás hablando?

— Lo siento, pero...

— ¡Pero nada! Sabes que puedo despedirte ¿verdad?

El hombre agonizó un poco, parpadeó más de lo debido.

— Puedo comprobar su carnet una vez más si desea — Él dijo intentando calmarme.

No tenía tiempo para tanta tontería.

— Quiero que llames a la oficina de Yulia directamente.

— No tengo ése permiso, tampoco sé el número.

— ¿Qué clase de empleado eres?

Otro hombre, mayor, se acercó tan pronto como vio toda la situación.

— ¿Hay algún problema?

— Sí, quiero hablar con mi mujer y este hombre no me deja entrar.

— ¿Quién es su mujer? — Preguntó con curiosidad.

—Yulia Volkova, la dueña de todo esto.

El hombre amplió sus ojos e intercambió una mirada con el hombre de seguridad a su lado.

— Puedo comprobar su carnet.

— ¡Oh por Dios! ¡Otra vez! ¡Llama a su oficina ahora mismo si no quieres que haga un escándalo!

El hombre sólo asintió y caminó hacia la recepción, le seguí justo después, mirándolo en el teléfono durante unos minutos hasta que finalmente colgó y me miró.

— He hablado con la señorita Volkova y bueno, ella permitió su entrada.

— ¿Qué? — Pregunté sorprendida.

— Ella permitió su entrada, señorita.

Dios estaba realmente de mi lado este día, Yulia permitiendo mi entrada tan fácilmente a ésas horas de la noche sólo podía ser gracias a dios. Salí de mis pensamientos y pasé por el hombre como un huracán, ni siquiera dándole tiempo a decir nada más, me quedé durante unos minutos que parecieron horas dentro del elevador hasta que las puertas de metal se abrieron en la planta de Yulia. Respiré profundo y salí de ahí, dándome cuenta que todo estaba muy calmado, excepto por el ruido de la lluvia afuera y mis tacones golpeando el suelo, las luces estaban encendidas e incluso los rayos de los relámpagos hacían un gran destello en ese lugar.

Me paré en frente de la puerta de la oficina de Yulia e inhalé aire.

— Vamos, Tasha, puedes hacerlo — Me dije a mí misma justo antes de entrar.

— ¿Puedo saber por qué coño estás haciendo un espectáculo en el vestíbulo de mi edificio? — Sus palabras salieron de forma grosera y enfadada, esa era la Yulia que conocía.

— Buenas noches a ti también, Yul

Rodó los ojos y resopló.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — Preguntó mirándome.

— Gracias por dejarme entrar ¿Me puedo sentar?

Yulia frunció el ceño, probablemente preguntándose por mi timidez.

— Toma asiento.

Asentí y me senté, dejando mi bolso aparte en el sillón.

— Dime lo que quieres y que no te tomes mucho tiempo, todavía quiero salir esta noche — Ella dijo dándome la espalda, llenando su vaso con Whiskey y cubitos de hielo.

— ¿Vas a salir con tu novia?

Se quedó de pie, luego lentamente atrajo su vaso a sus labios, mojándolos ligeramente con alcohol.

— Sí, precisamente con ella.

— Creo que eso no será posible — Hablé tranquilamente.

Yulia se giró hacia mí, frunciendo el ceño.

— ¿Puedo saber por qué? — Preguntó mientras se apoyaba en contra del mostrador detrás de ella.

— Primero quiero que sepas que estoy aquí como tu amiga.

Yulia soltó una fuerte carcajada con sarcasmo.

— ¿Amiga? ¿Qué quieres, Tasha? ¿Dinero? Si es eso, te daré una buena cantidad, pero déjame en paz — Dijo encogiéndose de hombros mientras tomaba un gran sorbo de su bebida.

— Oye, no me ofendas de tal manera, sabes que no quiero tu dinero, nunca lo quise — Hablé con tono triste.

Ella se mantuvo en silencio, analizándome a fondo, Yulia era maquiavélica, demasiado lista, podía ver a través de ti, es por eso que tenía que ser lo más cuidadosa posible para que no notase nada raro y arruinase mis planes.

— ¿Entonces, por qué tengo el honor de tu presencia a esta hora? — Me preguntó todavía con esa pequeña sonrisa molesta.

— Estoy aquí para abrir tus ojos, otra vez, Yul

— ¡Oh no! Otra vez no, Tasha, si sólo me vas a hablar mal de Lena, por favor vete — Dijo echándose hacia atrás.

— Yulia, no seas tonta, escúchame — Exclamé.

— No tengo nada que escuchar, ni siquiera quiero que estés aquí — Habló groseramente.

— Es muy triste escuchar cosas así de ti ¿Sabes? Te quiero, Yulia y estoy aquí tragándome mí orgullo por el nombre de éste amor — Dije calmada, intentando pasar el resentimiento que no tenía.

Su expresión facial se suavizó, luego la mujer asintió y se sentó en frente de mí.

— Bueno, te daré unos minutos para hablar.

Asentí, corriendo la punta de mis dedos por mis "lágrimas" que insistían en caer.

— Sé que ya no me quieres, que no quieres volver a verme, pero me gustas mucho y nunca aceptaré a nadie haciéndote daño.

Ella no dijo nada, quedándose completamente callada, con sus ojos clavados en mí y con una expresión que fácilmente describiría como aburrimiento.

— Sé que estas saliendo con Lena y que aparentemente estás feliz con ella.

— Estoy muy feliz con ella — Me cortó rápidamente.

— Lo sé, pero ella no te merece y nunca lo hará.

Yulia resopló y tomó un sorbo de su Whiskey.

— ¿Y puedo saber por qué?

— ¡Porqué te está engañando, Yulia! — Solté rápidamente.

— Por dios, esto es una enfermedad, Tasha — Me dijo tranquila, mirándome como si tuviese algún trastorno mental.

— No, cariño, no lo es, es la verdad, no lo puedes ver porque estás enamorada, pero Lena miente y te está engañando con otra mujer.

Sacudió la cabeza y dejó salir una risa sin humor.

— Estás loca ¿Tienes alguna idea de lo que la estás acusando? Lena no es ese tipo de mujer.

— ¡No lo estoy! Y te puedo demostrar que lo está haciendo.

— ¿Puedes demostrarlo? — Me preguntó desconfiada.

— ¡Sí que puedo!

— Bueno ¿Cómo me lo demostrarás?

Respiré profundo y la miré fijamente.

— Puedo demostrarlo porque en este momento Lena está en ese asqueroso club bailando para Dostoievski.

Yulia se congeló, mirándome de un modo desconcertado, tal vez intentando asimilar lo que acababa de decir, me podría reír de su cara en ése instante, pero tenía que aguantarme el rostro de una buena mujer.

— ¿De dónde sacas esas cosas, Tasha? — Me preguntó riendo.

Resoplé.

— No me lo estoy inventando, es la verdad, durante todo este tiempo han estado juntas, Yulia.

Yulia asintió y tomó otro trago de su bebida.

— ¿Y cómo sabes eso?

— Creo que te has dado cuenta que he estado ausente ¿no?

Yulia asintió.

— Estaba buscando una forma de demostrarte que Lena no es quién tú crees y en una de esas veces visité el club donde ella baila y fui informada que estaba con una mujer, inmediatamente pensé que eras tú por supuesto — Respiré profundo y continué — Pero no, vi a Miroslava Dostoievski ahí y por pura curiosidad empecé a hablar con ella y distraídamente me dijo que estaba conquistando a la mejor bailarina del lugar.

La expresión de la cara de Yulia que antes sonreía con humor, ahora era seria, me miraba con atención.

— Hay muchas bailarinas en ese lugar, Tasha, no solo Lena.

— Las dos sabemos que la mejor de ahí es Ginger Apple y fue justo ese nombre el que dijo ella, tan pronto como lo escuché, curioseé para ayudarte, pero no encontré mucho — Dije tristemente — Hasta principios de esta semana me encontré con Miroslava por casualidad, tomamos un café y me dijo que por fin lo había conseguido, Ginger Apple haría un espectáculo privado para ella, esta noche.

— ¿Y te lo creíste? ¡Miroslava está mintiendo!

— Por supuesto que me la creí.

— ¡Ésa mujer está mintiendo, por dios! — Yulia exclamó preocupada.

— Ella no tiene ninguna razón para mentir, ahora Lena, veo que tiene muchas ¿Verdad?

— Ella no me engaña — Su tono de voz salió rasposo y enfadado.

— Sí que miente y está mintiendo ahora.

— ¡No lo está, deja de intentar envenenarme en contra de ella! No volveré contigo.

— No, sólo quiero abrirte los ojos para que dejes a ésa mujer que te engaña, no me puedo creer que no lo veas ¿De verdad aceptarás que te sigue engañando con tu peor enemiga? Porque si recuerdo bien, Miroslava siempre quiso quitarte todo lo que era tuyo y con Ginger Apple no será distinto.

Yulia cerró sus ojos y se levantó rápidamente, sacudió su cabeza varias veces mientras caminaba de un lado al otro... ¡Bingo! Estaba funcionando, sonreí mientras vi su expresión confundida, pero se paró tan pronto como se fijó en mí.

— ¡Eso no es verdad, no tengo ninguna razón por la que creerte!

— ¿Y tienes razones por las que creer en Lena? ¡Ya mintió la primera vez, no es tan difícil mentir ahora!

— ¡Joder! ¡Ella no me está engañando! — Soltó golpeando fuertemente sus manos en el escritorio.

Bajé mi cabeza, encogiéndome, sintiendo todo mi cuerpo temblar, la ira estaba tomando todo su cuerpo, lo podía ver en sus ojos.

— Estoy aquí como amiga, Yulia, si quieres podemos comprobarlo, llama a Lena y pregúntale donde está.

— Confío en ella, no necesito hacer eso.

— No deberías creer a una sucia mentirosa.

— ¡Lávate la boca para hablar de mi mujer, no te voy a dar el derecho! — Yulia gritó.

Era evidente como ella se estaba descontrolando, como si toda esa información hubiera hecho efecto en sus pensamientos y era precisamente así como la quería. Una Yulia posesiva y descontrolada.

— ¡Vete de aquí!

— No voy a irme.

— ¡Vete ya!

— ¡Por Dios, llámala! ¡Hazlo y créeme! Estoy siendo sincera.

— Voy a llamarla para demostrarte que estás equivocada — Dijo rápidamente, cogiendo su celular del escritorio.

Sus movimientos eran rápidos y agresivos, marcó su número la primera vez, pero aparentemente no lo cogió, intercambié una mirada con ella quien sacudió la cabeza intentándolo otra vez.

— ¡Hola, Elena! — Dijo soltando una profunda bocanada de aire.

¡Mierda! ¡Mierda! Esa zorra había respondido.

— Te estoy llamando para saber dónde estás, pensé sobre salir en dos ahora.

Yulia estaba callada, probablemente escuchando lo que la mujer estaba diciendo, juro que estaba sintiendo mi corazón correr, ese era un momento crucial para que todo saliese bien.

Suspiré profundo, intentando controlar toda la emoción que se apoderó de mí.

— Sí, entiendo, está bien — Ella me miró — Hablaremos mañana entonces, te amo.

¡Bingo!

Yulia bajó la cabeza y miró al suelo, su rostro estaba serio y confuso.

Estaba en silencio, sólo mirándola.

— Dijo que no puede, que está con su hermana, su madre la dejó con ella de sorpresa — Ella dijo lentamente, como si estuviera forzada de aceptar lo que pasó.

— Te está mintiendo, lo sabes ¿no?

No dijo nada, caminó hacia el gran ventanal de su oficina, viendo la tormenta que caía fuera, desbloqueé mi celular, viendo el texto de Mila.

MV: En media hora Ginger Apple empezará su baile, date prisa.

Mierda, tenía que ser más insistente, me levanté del sillón y me acerqué a ella.

— Yulia...

— No me toques — Soltó.

— Sé que es difícil, pero lo tienes que saber.

— No dije que te creía, Tasha, siempre has odiado a Lena, tienes todos los motivos para estar mintiendo.

— ¡Pero no lo estoy! Quiero tu bienestar y no literalmente detrás de esa puta… ¡Maldita sea! ¡¿No lo puedes ver?! Estoy aquí ayudándote después de toda la humillación que me hiciste ¿Y todavía sigues siendo desagradecida? ¡Por una pequeña mujer que solo quiere tu dinero! Despierta, Yulia, Lena es una puta que duerme con quien le ofrece dinero.

Yulia me fulminó con la mirada, soltando un suspiro de aire profundo, di un paso atrás cuando tomó mi brazo fuertemente, causándome un poco de dolor.

— No hables así de Lena o no responderé por mis acciones — Sus palabras fueron agresivas y bruscas — No tienes la autoridad de llamarla así y debes pensar muy bien antes que digas algo más aquí — Sus ojos eran diabólicos, furiosos.

Apretó mi brazo más fuerte, haciéndome quejar del dolor.

— Estás ciega de amor… ¡Mira esta situación! Si quieres que te de una prueba concreta, ven conmigo — Hablé soltando mi brazo.

— ¿A dónde? ¡No voy a ir a ningún lado!

— ¡Al club, Yulia! Verás a tu amada bailar para la mujer que odias tanto.

Estuvimos por unos minutos mirándonos, Yulia luchaba en una batalla entre creerlo o no, que confieso que me daba miedo, pero sabía que al final yo ganaría, el instinto posesivo de Volkova hablaba más alto, como siempre.

— Está bien, iré, pero si no es verdad, acabaré contigo.

— Me agradecerás por todo esto al final de todo, Yulia y estaré aquí como siempre para ayudarte, pero si ninguna de estas cosas que te estoy diciendo fuera cierta, desapareceré de tu vida para siempre.

Ella sacudió su cabeza y cogió sus cosas antes de salir por la puerta.

[Miroslava]

Las pocas luces me hacían difícil caminar por el pasillo hacia la habitación privada de "Imperium", esa noche el club estaba con poco movimiento, puede que por la ausencia de Ginger Apple en el escenario principal, muchos empresarios, tanto hombre y mujeres estaban dispersados por ahí, siendo rodeados por hermosas chicas con poca lencería. Todas muy preparadas para algo más, por lo que sabía de los cotilleos, muchas de las bailarinas de "Imperium" también eran prostitutas, importaban donde las más deseadas no encajaban. Ginger Apple mantenía la fama de la "Intocable", sólo quería saber hasta cuándo.

— ¡Señorita Dostoievski! — Mila agitó el brazo desde atrás.

Saqué una gran sonrisa y me acerqué.

— Hola, Mila.

— Me alegro que hayas llegado, te estaba esperando.

— No podía olvidarme de este momento tan importante.

— ¡Por supuesto! — Agarró mi brazo lentamente — Te llevaré a la sala privada, hemos reservado la mejor del club, creo que este momento se lo merece.

— ¡Claro que se lo merece, será algo histórico! — Dije emocionada.

— Seguro que lo será — Me dijo fijándose en mis ojos.

Caminamos rápidamente por los pasillos de "Imperium", donde había varias habitaciones. Mila me señaló donde se encontraba la mía y asentí brevemente antes de entrar. El lugar tenía poca luz como el resto del club, pero desde la puerta podía ver el pequeño escenario que había. En el centro estaba la barra y en el suelo algunos gajos de luces para indicar los límites que la bailarina podía pisar, alrededor de la sala, en una esquina había un sofá aparentemente cómodo y en el centro una silla con una mesa al lado y un pequeño bar donde me acerqué rápidamente, vertiendo una copa de champán. Cogí la botella cara situada en un cubo con hielos y la puse en la mesa, sentándome en la silla cómoda de al lado, admito que todo aquello me estaba dejando en pura euforia, seguro que esa noche sería emocionante. Bebí una gran cantidad de champán cuando las luces empezaron a moverse, tomé un intenso suspiro mirando al escenario que todavía estaba completamente oscuro, los altavoces empezaron a funcionar que significaba que la canción iba a comenzar, me acomodé en la silla, vertiendo más champán en mi copa hasta que las luces pararon por el cuerpo de la mujer sobre el escenario y la música comenzó.

Ginger Apple movió su cuerpo lentamente de un lado al otro en el lento comienzo de la canción que se escuchaba detrás, se dio la vuelta, dando unos pasos hacia delante hasta llegar a la barra de acero que la sostuvo lentamente, siguiendo con su espalda hacía mí. La música llegó a un ritmo fuerte y sensual, dándole ímpetu a la manera en cómo sus caderas se movían, dios, ella era increíblemente sexy, la mujer llevaba el pelo ondulado, en su cara una máscara negra para tapar su identidad que ya no era un secreto para mí ¿Cuándo se había convertido tan jodidamente sexy? Lo pensé mientras la veía balancearse de forma sensual contra la barra de acero en el centro del escenario, Lena ahora era la dueña de un cuerpo definido y lleno de perfectas y sinuosas curvas.

Tragué con dificultad para luego darle un sorbo a mi bebida, Ginger Apple se giró al frente mientras bailaba, recorriendo sus manos por todo su cuerpo, ella en ningún momento me miró, pero a diferencia de ella, los míos estaban pegados en su cuerpo, ella era realmente un espectáculo de hipnosis, todo alrededor de ella se hacía sinónimo de deseo y lujuria, tenía todas las armas para desarmar a cualquier humano haciéndolo caer en deseo. Sus dos manos alcanzaron la barra de acero, y con fuerza suspendió su cuerpo y para mi sorpresa parecía que eso le era fácil de hacer, tenía la mejor práctica con la barra, su cuerpo se movió con la delicadeza de un felino astuto. Sacudí mi cabeza, viéndola desconectar sus manos de la barra y empezar a recorrer su cuerpo lentamente, sus expresiones eran provocativas y sensuales, se entregó completamente de una manera inexplicable, como si en ese momento la dulce Lena se extinguía de ese cuerpo, dejando solo a la imponente Ginger Apple.

Ahora entendía el porqué de los actos posesivos de Yulia, la stripper hacía enloquecer incluso a la persona más centrada y fuerte, con el movimiento sensual de su cuerpo, provocaba todos tus sentidos, dejándote en el borde de un acantilado llamado deseo y codicia. Con más certeza esas habilidades estaban hechas por demonios, porque todo en ella te lanzaba en un pecado carnal, Ginger Apple se bajó de la barra y balanceó sus caderas, subiendo y bajando el gran volumen de su trasero, por dios ¿Podría decir que me estaba prendiendo viendo eso? Su cuerpo se frotaba lentamente contra la barra de acero, mientras el juego de luces estaba a cámara lenta, literalmente me sentía en otro mundo, Ginger Apple llevó sus dos manos a su cabello y balanceó sus caderas hacía mí. Su boca estaba medio abierta dejando una expresión casi placentera, una de sus manos pasó por la tela de su pequeña blusa que comenzó a quitarse. Se quitó la tela de su cuerpo tirándola y caminó hacia la pequeña pista, cerca de mí, esa fue la primera vez que nuestros ojos se conectaron, Ginger Apple tenía un aire prepotente y arrogante, la stripper se arrodilló y me miró para luego quitarse la segunda parte de su traje, joder, estaba buenísima, estaba prácticamente a cuatro patas, moviendo su cuerpo de manera sensual.

No, no, no.

Estaba en un tipo de burbuja en ese momento, la música fuerte, el juego de luces, la bebida y la mujer delante de mí a la vez me hacían olvidar todo, pero como todo no podía ser perfecto, alguien tenía que fastidiar todo eso. Fue cuando sentí un movimiento detrás de mí y cuando me giré Yulia caminó hacía nosotras como un huracán.

— ¡¿Estás disfrutando el tiempo con tu hermana?!


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Mensaje por Volkatinale92 9/5/2020, 4:13 pm

🤯🤯🤯🤯🤯

Volkatinale92

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Mensaje por Aixa 9/5/2020, 9:08 pm

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Aixa

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Mensaje por Edirbr 9/6/2020, 3:07 pm

Elena metió la pata hasta el fondo, se viene la furia de Volkova ahora que se atenga a las consecuencias que aprenda que las mentiras siempre salen a la luz.
PD: Sigo fascinada con tu historia con cada capítulo, gracias!

Edirbr

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/6/2020, 5:23 pm

Ok, por favor estén atentos al capítulo de hoy porque los dejará con la boca abierta....

CAPITULAZO!!!!!

A leer!

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Capítulo 48 (Jaque Mate)


[Tasha]

Yulia parecía inquieta, su expresión era seria, con la mandíbula apretada y los ojos entrecerrados, yo me mantuve en calma, a pesar de los nervios y la euforia del momento. Estábamos ahora en su auto camino a "Imperium", donde en este instante Ginger Apple debería estar empezando a bailar.

— Podemos dar la vuelta y no ir ahí — Dejé salir, fingiendo preocupación.

Yulia quitó sus ojos de la carretera y puso sus ojos en mí.

— ¿No me quieres demostrar tu teoría? ¿O te diste cuenta que me estás diciendo un montón de mierda? — Su tono de voz salió grosero, haciendo temblar mi cuerpo.

Realmente esperaba que todo estuviese funcionando en este momento o seguramente Yulia me mataría y no sabría cómo defenderme.

— Te estoy diciendo la verdad Yulia, solo me preocupo por ti — Dije tocando su brazo cariñosamente.

La mujer sacudió su cabeza y continuó manejando, pronto estábamos conduciendo dentro del enorme estacionamiento del club y con cada movimiento que Yulia hacia mi corazón latía con fuerza. Detuvo el auto y se quitó el cinturón, saliendo rápidamente, solo respiré profundo y seguí a la mujer que caminaba a "Imperium" como si fuese a matar a alguien, realmente parecía fuera de sí.

— ¿A dónde vas? — Pregunté con pasos apresurados detrás de ella.

— Voy a buscar a Lena, si no está fuera debe estar en las habitaciones privadas — Habló mientras caminaba a través del enorme pasillo.

Abrió puerta por puerta y todos estaban vacíos, eso me empezó a asustar, pero todavía quedaba una puerta y fue ahí a donde fue. Podía escuchar el sonido de sus tacones haciendo eco en el pasillo, Yulia respiró profundo y abrió la puerta, viendo lo que esperaba.

Ginger Apple estaba de rodillas en el suelo, quitándose la parte baja de su atuendo. Rápidamente puse mis ojos en Yulia que miraba a la mujer de una manera estática, su expresión simplemente no se podía leer hasta que respiró profundamente y se acercó a las dos mujeres con furia.

— ¡¿Estás disfrutando el tiempo con tu hermana?!

La voz de Yulia hizo eco dentro de la habitación, haciendo que la stripper se levantase asustada, incluso con la máscara podía ver su expresión. Miroslava se levantó rápidamente y nos miró de la misma manera.

— Yulia... — Pude ver a Lena susurrar mientras cubría su cuerpo.

— ¡Esto solo puede ser una broma! — Yulia gritó.

— Yulia, cálmate — Intenté hablar mientras me acercaba a la mujer, que al instante se alejó.

— ¿Qué me calme? ¡¿Quieres que me calme después de ver toda esta mierda?! ¡¿Qué me calme?! ¿Después de verla bailando para la mujer que más odio en esta vida?

Ginger Apple bajó del pequeño escenario y se acercó lentamente, probablemente con miedo a lo que estaba por venir, la música que sonaba de fondo paró dejando únicamente un silencio aterrador en el lugar.

— Amor... — La voz de Lena salió baja y temblorosa.

— No me llames así, no te atrevas a llamarme así — Yulia dio pasos atrás.

— Oh dios mío, Yulia, no seas exagerada — Dejó salir Miroslava arrogantemente.

La cara de Yulia se transformó en furia, la mujer en un instante estaba cara a cara con Miroslava.

— Cierra tu puta boca si no quieres que te parta la cara.

Miroslava rió de manera burlona.

— ¿De verdad vas a pegarme?

— Si es necesario, si, lo haré, te pondré en el lugar que te mereces, deformaré esa cara tuya, maldita hija de perra — Yulia habló con tanta ira que podía ver las venas de su cuello salir.

¿Cuán maravilloso podía ser esto? La escena era simplemente maravillosa, como si fuese de una película donde el drama estaba completo. Yulia estaba completamente furiosa, Miroslava por el otro lado no quería perder su pose y Lena, bueno ella estaba aterrada, con una expresión estática.

— Yulia... — Lena tocó su brazo — Puedo explicarlo — Yulia la miró y entrecerró los ojos.

— ¿Explicarlo? — Preguntó con incredulidad, dando un paso adelante — ¿Qué me quieres explicar, Lena? — Dio otro paso — ¿Qué me tomaste como una idiota todo este tiempo? — Otro más — ¡¿Que estabas bailando como una puta para esta perra?! — Gritó.

— No, amor, puedo explicarlo, no es lo que parece — Habló visiblemente nerviosa.

— ¡No me llames amor! ¡Deja de intentar explicar esta mierda! ¡No hay explicación para esto, Lena! ¡Eres una perra mentirosa, quien me engañó con la primera que apareció! ¿No tienes vergüenza? ¡¿Como pude creerte?!

Lena tomó un paso atrás con sus ojos fijados en Yulia, era obvio que estaba asustada y nerviosa.

— ¿Cómo pudiste haberme mentido así? Engañarme así, especialmente con esta mujer — El tono de Yulia estaba cargado de dolor.

— No te estoy engañando, Yulia — Puso ambas manos en la cara de Yulia — Lo juro.

Yulia rió con despreció.

— ¡¿De verdad piensas que te creeré, Lena?! Podría creer en cualquiera de este club y tendría el mismo valor que tus palabras, en resumen, eso es nada ¡¿Y quieres seguir jugando a la chica buena?! ¿Mi dinero? ¡¿Es eso por lo que estás conmigo?!

Ginger Apple respiró profundamente como si estuviese controlando sus impulsos y Yulia dejó salir palabras con ironía.

— ¿Cómo puedes pensar eso de mí? ¡He estado a tu lado todo este tiempo sin ningún interés! ¡No puedo creer que me estés diciendo estas cosas! — Lena gritó con una hermosa desesperación.

Lena bajó su cabeza y pude escuchar sus sollozos en medio de las lágrimas, podría tener algo de pena si no la odiase tanto.

— No te estoy mintiendo, no lo hago, entiéndeme... — Dijo cabizbaja.

Yulia se acercó a ella y levantó su cabeza, prácticamente forzándola a mirarla a los ojos.

— ¿Con cuánta gente de aquí te has acostado mientras estabas conmigo? ¡¿Te pagaron bien?!

Lena dejó derramar sus lágrimas y por un instante puede ver como Yulia flaqueaba, eso no podía pasar.

— ¡Eres una idiota, prepotente y arrogante! ¡Hice esto por ti y me juzgas así! ¡Ni siquiera sabes la razón de todo esto!

La risa de Yulia hizo eco, haciendo los sollozos de Lena apenas audibles.

— ¿Cómo puedes ser tan cínica? ¿Quieres seguir continuando con todo este drama?

— ¡No necesito ningún drama! ¡Te estoy diciendo la verdad!

— ¡No sabes lo que es verdad! ¡Eres la mujer más falsa y deshonesta que he conocido! — Gritó con toda la furia y dolor que llevaba dentro.

— Me estás ofendiendo — Susurró limpiando sus lágrimas.

— ¡Es lo que te mereces! — Gritó.

— Yulia, cálmate, olvídate de esta mujer — Dije fingiendo preocupación detrás de Yulia que miraba a Lena furiosamente.

La stripper me miró y se quitó la máscara, sus ojos tenían una mezcla de miedo e ira.

— Fuiste tú ¿no es así? ¡La envenenaste en contra mí! — Gritó en mi dirección.

Me puse delante de Yulia, enfrentando a la mujer con una mirada superior.

— Solo dije la verdad, que eres una perra inservible y mentirosa — Grité.

En una pequeña fracción de segundo sentí como mi cara se calentó, Lena me había dado una bofetada fuerte.

— Perra… ¡te vas arrepentir de esto!

No tuve tiempo de reaccionar, cuando Lena me atacó de una manera furiosa, repartiendo bofetadas tan rápidas que no pude pararla. Tiré de su cabello con fuerza intentado que me dejase, pero sólo caímos al suelo, estaba encima de mí abofeteándome mientras intentaba sostener sus manos.

— Perra tú!!!… ¡te voy a matar! — Gritó, golpeándome fuerte.

— Nunca debiste haber aparecido — Le grité, tirando de su cabello con fuerza, mis uñas arañaron el brazo de la mujer que gruñó y golpeando mi cara una vez más.

— ¡Siempre quisiste eso! ¡¿Verdad?! — Gritó.

— ¡Por dios! — Escuché como Yulia gritó mientras quitaba a Lena de mí.

— ¡Esto es todo tu culpa! — Gritó con el pelo desaliñado.

Me levanté del suelo sintiendo mi cuerpo doloroso.

— Déjame… ¡no quiero que me toques! — Lena le gritó a Yulia quien la dejó ir en ese mismo instante y se acercó a mí.

— Estás sangrando — Yulia me miró asustada, pero solo me puse delante de ella otra vez.

— ¿Crees que esto me afectará en algo? Eres una puta por estar engañando a Yulia! — Hablé furiosamente dando un paso en su dirección cuando Yulia me sostuvo y Miroslava rápidamente sostuvo a Lena.

— Por dios… ¡cálmate! — Miroslava le dijo a Lena.

— ¡No me voy a calmar! ¡Voy a darle una paliza a esa hija de perra!

— ¿Qué está pasando aquí? — Mila entró en la habitación.

Su semblante era asustado y nervioso, la mujer abrió los ojos tan pronto como me miró, dio otro paso hacia mí, pero sacudí mi cabeza rápidamente y se acercó a Lena.

— Cariño ¿qué pasó? — Habló preocupada.

Mila sabía fingir muy bien.

— Por supuesto, eres la única que faltaba para completar este circo ¿Tú planeaste todo esto? — Yulia habló arrogantemente.

— ¿De qué estás hablando, Yulia? — Preguntó haciéndose la tonta.

— No te hagas la tonta, a mí no me engañas ¡Eres una desgraciada alcahueta! — Yulia gritó.

— Será mejor que moderes tus palabras, Volkova, no olvides que estás dentro de mi club.

Yulia rió.

— ¿Y tú crees que esto merece respeto? Eres la mayor puta aquí… ¡Tus intenciones son asquerosas! Eres una vieja desagradable, que vende a estas mujeres a cualquier costo.

— ¡Yulia! — Lena gritó.

— ¡Tu cállate! — Yulia le gritó — Aprendiste muy bien de ella ¿verdad? Pensé que eras diferente, Lena, pero si continúas así, tendrás el mismo futuro que tu querida Mila.

— ¡Maldita sea! Para, que no hice nada.

— ¿Ah, no? Solo me estabas engañando ¿verdad?

— ¡No te engañé! — Destacó.

— ¿Y sigues insistiendo en eso? — Yulia gritó mientras se acercaba a la stripper.

Las dos permanecieron cara a cara, con sus miradas conectadas.

— Si querías mi dinero todo lo que tenías que hacer era decirlo, yo pagaría, pagaría cada noche por una buena follada.

Lena alzó su mano para abofetear a Yulia, pero en ese mismo instante sostuvo su brazo.

— ¡Ni siquiera lo pienses, Katina!

Yulia apretó el brazo de Lena con fuerza, mostrando lo incontrolada que estaba.

— ¡Suéltame! ¡Me estás haciendo daño! — Tiró su brazo.

— Déjala ir… ¡deja de hacer una escena! — Era el turno de Miroslava para que entrase en la discusión.

— ¿Quién te crees que eres?

— La mujer que se quedará con todo lo que es tuyo, Volkova.

— Miroslava... — Lena susurró.

— Si te refieres a esta perra, puedes quedártela, no la quiero ni siquiera ver en pintura — Yulia dijo apuntando a Lena.

Dios, nada podía ser mejor que esto, todo estaba saliendo como esperaba, podría celebrar en ese mismo momento si fuera posible, pero el plan todavía no había acabado, destruir el pequeño romance era solo el primer paso de ascenso en el imperio de los Volkov, con Yulia dolida, no sería tan difícil tenerla devuelta en mi vida y sabía muy bien que nunca se olvidaría de una traición como esta, lo que más tenía Yulia era orgullo y cuando estaba dolido, nada la hacía cambiar de opinión.

— Ahora dices eso ¿verdad? Hace algunas horas estabas loca por mí — Ginger Apple salió de su imagen frágil, mostrando sus garras que sabía que tenía.

Yulia miró a la mujer con los ojos entrecerrados.

— Eso no pasará otra vez, quiero distanciarme de ti y de todas tus mentiras.

— Mmm… Vale, Volkova y yo quiero alejarme de ti, de tu arrogancia y de tu prepotencia, mereces a esa víbora como tu mujer, encajan perfectamente — Dijo Ginger Apple apuntándome.

— Tasha es mucho mejor que tú… ¡Ella nunca jugó a la santa!

Esas palabras eran como música para mis oídos y lo mejor de todo era ver la expresión de Lena.

— ¿Mejor que yo? — Ginger Apple rió — ¡Estás realmente loca! Consiguió manipularte muy bien, eres una idiota, Volkova, no puedes ver que esa mujer es una serpiente, que solo quiere chupar todo tu dinero.

— ¿Cómo puedes estar tan segura?

— Nadie te querrá como yo ¡Es perceptible desde lejos que esta mujer es una caza fortunas!

— Estoy asqueada de tu amor — Yulia dejó salir groseramente.

Pude ver como respiró profundamente. Mila se acercó lento, sosteniendo los hombros de la bailarina quien rápidamente limpió sus lágrimas.

— ¡Escucha lo que voy a decir, olvídame, sácame de tus pensamientos, porque ni siquiera mereces tener esos recuerdos! Yo hubiese confiado en ti, Yulia, no te hubiese hecho tanto daño, diciendo cosas tan feas ¡Tú no tienes ni idea cuanto me duele, no tienes ni idea cuánto daño has causado en mí! — Gritó en medio de lágrimas — ¡Idiota! ¡Serás absorbida por esta falsa que solo quiere tu dinero! — Empujó a Yulia, quien dio unos pasos atrás — Estás cegada por un falso orgullo, que no viste que todos mis actos fueron para ti, pero quédate con ella y se muy feliz.

— Genial, se exactamente como es Tasha y la prefiero, porque la conozco, ella no me miente… ¡Ella solo quiere mi bien y tú desaparece de mi vida, no te quiero volver a ver nunca más, es más, estás despedida de las Industrias Volkov, así que ni siquiera aparezcas por ahí, enviaré a alguien para que deje tus cosas en algún lado — Habló haciéndose a un lado.

— ¿Quién te crees que eres? — Gritó Lena, haciendo eco con su voz a través del vacío de la habitación.

— No te preocupes, Lena, estoy aquí para ayudarte — Miroslava habló abrazando de lado a Lena.

Pude ver como Yulia cerró sus manos en puños.

— Gracias, Miroslava — Se acurrucó en los brazos de la mujer a su lado, tal y como quería que hiciese.

Lena cayó como idiota.

— ¡Ten cuidado con ella, querrá tu dinero también! — Dijo Yulia.

— Conozco a Lena, Yulia y sé que no es una mala persona, solo se involucró contigo, ese es su único defecto, pero has lo siguiente, deja su puesto libre y yo sabré como hacerme cargo de ella como tú nunca supiste.
Yulia resopló por su nariz, hasta que me miró.

— Estoy tratando de advertirte de la mentirosa que está a tu lado, pero no me importa, te la puedes tirar — Dijo dándoles la espalda — Salgamos de este lugar — Dijo tirando de mí.

Yulia salió caminado rápidamente hacia el estacionamiento, no dijo absolutamente nada y no me atreví a interrumpir su silencio, su respiración era profunda y descoordinada, todo debido a la fuerte discusión de hace unos minutos. Sentía algunas partes de mi cuerpo adoloridas, la maldita bailarina era demasiado buena peleando, pero por supuesto, viniendo de una periferia no podía ser diferente.

Llegamos al estacionamiento y Yulia entró al auto rápidamente, pronto hice lo mismo entrando en el lado del pasajero.

— ¡Mierda, mierda, mierda! — Gritó golpeando el volante.

— Cariño, cálmate.

— ¡¿Cómo pudo hacerme esto, Tasha?!

Si no me equivocaba, vi lágrimas en los ojos de Yulia, si no la conociese muy bien hubiese dicho que eran de odio, se había involucrado realmente con Lena, en una manera que no me esperaba, si realmente amase a Yulia, me hubiese molestado, pero de ella solo quería dinero y poder.

— Hay mujeres que son así, cariño, solo ten en cuenta que estoy aquí para ti ¿vale?

Yulia sacudió su cabeza y encendió el auto para salir de este lugar.

— No lo aceptaré, me mintió.

— Lo importante es que descubriste la verdad… Ouch, maldición — Exclamé.

Yulia me miró.

— Te hizo daño, lo siento — Su tono de voz era suave.

— No te preocupes, haría lo que sea por defenderte, Yul.

Oh, tan frágil, tan entregada, fue más fácil de lo que esperaba, realmente, Tasha, eres una gran jugadora, el plan estaba saliendo como lo había planeado.

— Te quiero, Yulia, siempre lo hice e incluso si tú ya no me quieres, estoy aquí como tu amiga.

Yulia bajó su cabeza y suspiró.

— Nunca debí haberte dejado.

— No te preocupes, cariño, todo a su tiempo — Hablé abrazando a la mujer que me correspondió.

— Gracias de verdad y lo siento por todo.

— No tienes que agradecerme, te ayudaré desde ahora.

[Yulia]

Natasha salió de mi auto dándome una última mirada, su cara estaba roja con marcas de las uñas de Lena y su labio ligeramente cortado. Juro que me asusté cuando la mujer saltó sobre ella con tanta furia. Agité mi mano una última vez hasta que la vi caminar a su edificio, fue cuando encendí el auto y conduje a la Industrias Volkov, después de tanto estrés necesitaba un buen vaso de Whiskey y otras cosas. Conduje a través de las silenciosas calles de Moscú a esa hora, pensando en todo lo que había pasado en el club, parecía como una escena de película, nada en este mundo podría sorprenderme nunca más, no me llevó mucho y ya me encontraba estacionado en frente de Industrias Volkov. Los guardias de seguridad rápidamente caminaron hacia mí para abrir la puerta de mi auto, mirándome de manera casi sorprendida, no dije nada, solo mantuve mi expresión seria caminando dentro del enorme edificio.

Entré en mi oficina sirviéndome una buena cantidad de Whiskey tan pronto como tiré mi bolso en la esquina del sillón, ese era unos de los lugares donde me sentía bien, fuerte y poderosa, como si nadie pudiese alcanzarme, además era una manera de reforzar mi ego o solo una manera de enmascarar mis peores problemas. Me quité la bufanda que estaba alrededor de mi cuello y tomé un sorbo de mi Whiskey, todavía sentía como toda la ira se expandía en mi cuerpo, solo necesitaba una manera de liberarme de todo eso y sabía muy bien de qué manera.

Respiré profundo, escuchando únicamente el sonido de la puerta cerrarse.

— ¿Me tardé mucho?

Bajé mi cabeza dejando escapar una pequeña sonrisa de mis labios, me giré para ver cómo me miraba con superioridad y totalmente provocadora. Bebí hasta la última gota de Whiskey sintiendo como el líquido me desgarraba por dentro. Me levanté de mi silla caminando hacia ella con rapidez.

— Llegaste en el momento adecuado.

Esas fueron mis palabras mientras empujaba su cuerpo contra la pared, jadeó profundamente cuando mis labios chocaron con los suyos de una manera agresiva, mientras una de mis manos se movía a su muslo, el cual subí dándome más oportunidad de encajar mi cuerpo con el de ella. Iba a liberar toda mi ira esa noche e iba a mostrar que nadie podía tener lo que era mío. Nuestros labios se movían con prisa y con furia, las manos de Lena me apretaron contra su cuerpo con deseo y violencia, mientras que mis manos rápidamente se apresuraron a los botones de su abrigo, abriéndolo de una manera impaciente y casi desesperada.

— ¡Mierda! — Exclamé con dificultad para abrirlo, perdiendo mi paciencia y tirando con fuerza del abrigo de su cuerpo, arrancando los botones.

Ginger Apple dejó salir una sonrisa traviesa, que me hizo perder el sentido hasta que sentí sus labios contra mi otra vez, su lengua se deslizó sobre la mía rápidamente, chupando con deseo mientras mis manos tomaban su cintura de manera posesiva, moviendo su cuerpo más cerca del mío si eso era siquiera posible. Ella llevaba el mismo atuendo que uso para bailar horas atrás, dejé sus labios, mordiéndolos para terminar el beso y así dirigirme a su cuello donde mordí fuertemente.

— ¡Tu perra! — Maldijo cuando sintió el dolor de la mordida.

— ¡Maldice! Maldice más, porque eso únicamente aumenta mi deseo de follarte.

Solo dejé salir una sonrisa, alzando a la mujer del suelo, forzándola a envolver sus piernas alrededor de mi cintura y lo hizo rápidamente, arqueó su espalda dándome su cuello que ya poseía una gran marca roja, uno de los primeros de la noche se podría decir.

La moví desde la pared y la llevé a mi lugar favorito en esa oficina, Ginger Apple se sentó en el escritorio con una expresión provocativa. Rápidamente la tomé de su cuello, sintiendo como su lengua invadía mi boca, mientras sus manos arrancaban mi blusa, dejándola completamente abierta, mostrando el sostén que llevaba esa noche, rápidamente la empujé y con rapidez empecé a quitar la parte baja de su atuendo.

— Joder, no tienes ni idea de lo excitada que estoy — Exclamé dejándola únicamente con ropa interior.

Rápidamente quité la parte superior de su atuendo, dejando a la stripper únicamente con lencería, mordió su labio de una manera sensual, junto con una sonrisa.

Nada podía ser más sexy que esa vista.

— ¿Qué esperas, Volkova? Quiero lo mejor de ti.

Dejé salir una sonrisa malvada y en un segundo uní su cuerpo al mío, llevando mis manos rápidamente a su ropa interior negra ¿Debía incluso decir cuan jodidamente sexy lucia en lencería negra? Me llamó la atención su perfectamente lisa y suave piel, pero particularmente la prefería sin ella.

— Lo tendrás, Ginger Apple, te quiero gimiendo como una pequeña perra.

— Oh ¿en serio? — Se inclinó hacia delante, tomando el borde de mi blusa la cual tiró con fuerza, quitándola de mi cuerpo, se quedó a centímetros de mi oído, donde susurró — Entonces fóllame, fóllame realmente bien hasta que te ruegue que pares, demuéstrame a quien le pertenezco.

Sus palabras salieron tan atrevidas que podía sentir como mi centro se contraía, Ginger Apple de una manera provocativa lamió mi lóbulo sin vergüenza y bajó el cierre de mi vestido, bajándolo lentamente.

Perra.

Bajé a la mujer del escritorio, forzándola a darme la espalda, Ginger Apple movió su cuello a un lado, dándome espacio libre para hacer lo que quisiera, deslicé mis manos que estaban en su cintura, hasta que me detuve en sus pechos debajo de su sostén, masajeando con fuerza haciéndola gemir.

— Oh, Yulia.

¿Debía decir como los gemidos de esa mujer me dejaban totalmente mojada? Eran arrastrados y atrevidos, casi una súplica para más. Pellizqué sus duros pezones, haciendo que mordiese su labio y llevase una de sus manos a mi cabello donde apretó fuertemente, mordí su cuello otra vez y pronto deslicé mi lengua en ese lugar, removí el sostén de su cuerpo tirándolo lejos para así disfrutar más de lo que me tenía que ofrecer. Con ambas manos apreté sus pechos fuertemente, sosteniendo sus pezones entre mis dedos hasta que llevó una de sus manos deteniéndose sobre la mía, mostrándome exactamente como quería que lo hiciese, con una mano tiró de mi cabeza, ocupando mi boca con la suya, en un beso lleno de excitación y euforia. Dejé su boca rápidamente y forcé a la mujer a agacharse sobre el escritorio, que lo hizo deseosa, mostrándome lo jodidamente caliente que era, Ginger Apple giró su cara a un lado y sonrió, guiñándome. Di unos pasos atrás para darle una vista a lo que estaba esperando por mí y dios mío ¿Lo pueden imaginar? ¿Ginger Apple completamente expuesta en el escritorio de mi oficina, únicamente con tacones altos en sus pies?

— Tienes un delicioso trasero — Dije deslizando mis manos por su columna lentamente, pasando entre sus nalgas hasta llegar a su centro empapado.

Ginger Apple gimió en el momento exacto que sintió como mis dedos se deslizaban ahí y rápidamente los quitaba, llevándolos a mi boca donde probé el maravilloso sabor que tenía la mujer, era una clase de droga que te hacía adicto, que te hacía querer más y más. Sonreí bajo su casi mirada ardiente, recorriendo con mi mano su suave piel hasta parar en el enorme volumen de su trasero, donde por puro instinto y enojo azoté con fuerza, que impulsó el cuerpo de la mujer adelante.

— ¡Ah! ¡Hija de puta! — Exclamó entre un sorprendido gemido.

Eso podía ser más interesante de lo que pensaba, me agaché tomando la bufanda que minutos atrás estaba alrededor de mi cuello, doblándola delicadamente, todo bajo la mirada de Ginger Apple que me miraba con curiosidad.

Sonreí y puse la bufanda sobre sus ojos, algo así como una venda.

— Juguemos un poco — Susurré en su oído, mordiéndolo lentamente.

Mordió su labio y sonrió, amaba esa sonrisa, malvada y seductora, como si supiese todo lo que estaba por venir.

— Mereces un buen castigo, Ginger Apple — Hablé acariciando una parte de su trasero.

Estaba inquieta, ansiosa y jodidamente excitada, no dejaba de moverse en ningún momento causando una jodida y deliciosa fricción entre nosotras. Llevé una de mis manos que estaba en su cintura a su caliente y mojado centro, donde deslicé mis dedos entre sus pliegues mojados.

— ¡Ah! ¡Entonces castígame!

Eso era todo lo que necesitaba escuchar, esas palabras salieron con un deseo pesado, aumentando la adrenalina y excitación que estaba sintiendo. Continué masturbando a Lena quien gimió suavemente y con mi otra mano apreté su cintura impulsando su cuerpo contra el mío, el gran volumen de su trasero se frotaba a cada instante contra mi centro, mostrándome lo caliente y mojada que estaba.

— Un placer — Dije con una sonrisa, dándole otro azote a su trasero.

— ¡Oh joder!

Llevé una de mis manos a su cabello, tirando de él con fuerza forzando a la mujer a girar su cara a un lado para que me mirase, lo cual no podía hacer ya que tenía la bufanda.

— ¡Te enseñaré que nadie puede tener lo que es mío! ¡Mucho menos a mi mujer! ¿Entendido? — Le di otro azote.

Ginger Apple gimió deliciosamente.

— Si, joder, si — Habló — Azótame, Yulia, azótame.

Dios, sentí esa fuerte presión en mi centro con solo verla así, maldita stripper, ella desmantelaba todas mis barreras. Le di otro azote, viendo lo roja que estaba esa área, pero a Lena parecía no importarle, al contrario, sus gemidos salían cada vez más fuertes e intensos. Deslicé mi mano por su cuerpo hasta llegar a su caliente centro, dejando que mis dedos encontrasen el lugar correcto para volverla loca, hundiéndome profundamente en su cálido centro.

— ¡Yulia! — Sus gemidos eran altos y sorpresivos — ¡Joder! — Se estaban volviendo más intensos con cada movimiento de mis dedos dentro de ella.

— Sí, Ginger Apple, gime, gime como una pequeña perra para mí.

Y no se anduvo con rodeos, gimió, gimió con el deseo de un devastador orgasmo que le daría.

— Yul... — Dijo saboreando cada palabra lentamente.

Su boca estaba medio abierta dejando salir su respiración descoordinada, me podría correr en cualquier momento con solo verla así, mis dedos se movieron de a dentro hacia fuera de su caliente y completamente mojado centro, Lena era apretada y caliente y con cada movimiento que mis dedos hacían dentro de la mujer, su trasero chocaba contra mi centro, el que presioné firmemente detrás de ella.

— Eres tan caliente, joder, Ginger Apple.

Me moví con fuerza y rápidamente, haciendo que su cuerpo se moviese en el escritorio que se movía a cada momento dejando caer todos los objetos. Sus manos apretaban con fuerza los bordes del escritorio mientras se frotaba constantemente en mí, ella quería que sintiese todo con ella y confieso que me encantaba.

— Más fuerte, Yulia, por dios, más.

Arqueó la espalda gimiendo ruidosamente, podía ver lo loca que estaba por llegar a la cima, así que llevé una de mis manos a su cabello otra vez, tirando de él con fuerza, forzándola a estar de pie, sentí su espalda chocar contra mi pecho con fuerza.

— ¿Lo quieres más fuerte? Eh? ¡Habla perra! — Susurré en su oído.

Ginger Apple dejó salir una sonrisa, esa jodida sonrisa malvada, no podía verla a los ojos por el antifaz, pero sabía exactamente lo calientes que eran.

— Si, fóllame fuerte, Volkova — Dijo poniendo una de sus manos en su centro, más precisamente en su clítoris que masajeó rápidamente.

Gemí solo con ver su desesperación de llegar a su tope, se masturbó mientras yo la penetraba firmemente y con rapidez, curvando mis dedos ligeramente dentro de ella golpeándola donde más lo necesitaba.

— ¡Oh Dios! Eres tan buena, fóllame, Yulia.

Cerré mis ojos y chupé el lóbulo de Lena, provocando que jadeara, todavía sostenía su cabello ligeramente, dejando su cuello libre para depositar un fuerte chupetón, dejaría una marca, una marca de que era mía y yo de ella.

— ¡Mierda! ¡Eso dejará una marca! — Exclamó.

Joder ¿Tienen idea de lo excitada que me ponía escucharla insultarme de esa manera?

— ¡Bien! Ahora todos pueden ver que eres únicamente mía.

— ¿Tuya? ¿Quién lo garantiza? — Provocó.

Cerré mis ojos y me moví fuerte con dos dedos dentro de la mujer que gimió entre su pesada respiración, cuando por pura ira y posesividad la penetré con un dedos más.

— ¡Ah mierda! — Gimió ruidosamente, casi haciendo que me corra.

— Te lo garantizo, te lo garantizo porque eres mía ¿Puedes sentirlo? Solo yo te puedo hacer sentir así.

Gimió constantemente, podía ver las venas de su cuello salir, el brillo en su piel y las gotas de sudor corriendo entre nuestros cuerpos.

— Oh Dios, me voy a correr, Yulia.

— Córrete, córrete por mí, perra — Susurré dándole una pequeña mordida en su oreja.

Lena abrió su boca, pero sus gemidos se perdieron en su garganta, Lena estaba en una clase de frenesí, sus manos recorrieron sus propios pechos, apretándolos fuertemente, mientras que sus gemidos salían de su boca sin parar, podía sentir como mis dedos se apretaban dentro de ella, se estaba corriendo y joder se estaba corriendo fuerte.

— Si, córrete, joder, me voy a correr con solo sentirte así — Hablé cerrando mis ojos.

En el mismo instante que el cuerpo de Lena se movió frenéticamente, pude sentir como la fuerza de su orgasmo la golpeaba y no podía sopórtalo, entramos en un aura sexual como nunca antes, toda la ira, la excitación explotó ahí, se apoyó a sí misma en el escritorio. La solté y la giré para que me mirase, se quitó la venda de sus ojos y me miró arrogantemente, con una respiración descoordinada y con una maldita sonrisa… Hija de perra, mis instintos más primitivos salían cuando estaba con ella, la sed de poder y la obsesión tomaban cada célula de mi cuerpo.

Respiré profundo viéndola completamente desnuda, sudorosa con su pelo desaliñado.

Sexy.

Entrecerré mis ojos en su dirección, viéndola deslizar la punta de su lengua sobre sus labios lentamente.

— No me provoques, Ginger Apple.

Llevó su mano a uno de mis pechos y lo apretó, haciendo una sexy expresión, entonces arrastró su mano bajo su cuerpo lentamente, pasándolo por su estómago hasta detenerse en su centro, donde deslizó con dos dedos entre los pliegues mojados de su sexo, solo estaba probando mi control propio.

Maldita.

— ¿Yo provocando? Por supuesto que no, Yulia — Su tono de voz estaba lleno de cinismo, típico de esa mujer.

Como si esa escena fuese en cámara lenta en mi cerebro, llevó sus dedos a su boca, donde chupó lentamente desde la punta de sus dedos hasta el final varias veces hasta limpiarlos de cualquier jugo suyo, haciendo la misma expresión de minutos atrás, sentía la fuerte punzada en mi centro y por puro instinto la acerqué abruptamente.

— Eres una pequeña perra sensual ¿lo sabes? — Hablé sosteniendo su cabello con fuerza.

— Te encanta, apuesto a que estás toda mojada — Provocó.

— Lo estoy y debería castigarte por eso, por ser tan deliciosa.

— Entonces castígame, vamos, castígame realmente bien — Sus palabras salieron tan sucias y audaces que podría jurar que en esa mujer estaba la esencia pura de Ginger Apple.

Sonreí y con una de mis manos suavemente abofeteé su cara haciendo que la mujer sonriese traviesamente y sin mover mi mano sostuve su mandíbula, acerqué su cara a la mía deslizando mi lengua por su mandíbula hasta llegar a su lóbulo donde chupé, dejando salir varios resoplidos.

— Te castigaré con un buen y delicioso orgasmo, perra.

Sin darle tiempo a responder, tiré de su cuerpo fuera del escritorio forzándola a envolver mi cintura con sus piernas y con ella en mis brazos caminé unos pasos hasta sentarme en el sofá que estaba en mi oficina. Miré profundamente sus ojos que estaban dilatados y calientes, casi ardiendo, capturó mis labios rápidamente en un beso feroz, mientras sus manos apretaban mis pechos con fuerza, pellizcando mis pezones entre sus dedos de una manera deliciosa que no pude evitar gemir.

— ¡Aprieta más duro! — Dije entre gemidos.

La mujer se quedó con su frente pegada a la mía y con sus ojos conectados a los míos mientras sus manos hicieron un agresivo y delicioso masaje en mis pechos mientras sus caderas se movían en mí, haciendo que su centro se frotase contra el mío.

— ¡Oh joder! — Gemí tomando su cintura, forzando su cuerpo contra el mío a moverse más rápido.

La expresión de su cara me llenaba con una gran satisfacción que podía correrme en cualquier momento, Lena se movía sin parar, podía sentir como mi centro estaba completamente mojado con el suyo.

— Restriégate, frota más tu centro en el mío — Hablé completamente sin aliento, empujando sus caderas hacia atrás y adelante casi en desesperación.

Los movimientos de su cuerpo hacían los pechos de Lena saltar con rapidez, dándome el jodido deseo de tenerlos en mi boca. Lena se puso de pie rápidamente dejándome sin entender nada. Gruñí en frustración, pero no tomó mucho tiempo para que se acercarse otra vez, ahora ella estaba de espaldas a mí, dándome la oportunidad de ver su maravilloso trasero.

— Abre tus piernas, Volkova.

No me atreví a desobedecer las órdenes de mi stripper y lo hice, se sentó otra vez y empezó a moverse varias veces, frotando su trasero en mi centro rápidamente. Gemí ruidosamente y atraje su cuerpo más cerca, haciendo que su espalda golpease mi pecho otra vez, deposité una serie de besos húmedos en su sudorosa piel, mientras una de mis manos se movía hacia su centro, hundiéndome profundamente en su caliente y palpitante centro. Empujando constantemente hacia atrás y adelante, Lena movió su cuerpo con cada movimiento, haciendo frotar mi centro en su trasero fuertemente, esto me estaba volviendo loca, no podría soportarlo por mucho más tiempo.

— Oh joder, Yulia, mas...

— Ruega, ruega para que te folle.

Abrió sus ojos que hasta hace unos segundos atrás estaban cerrados y sonrió, golpeando con una fuerte bofetada en mi cara, dejando esa traviesa sonrisa escapar de sus labios.

— Fóllame, Volkova.

Atrevida y jodidamente sexy, esa era Ginger Apple y la amaba así.

Los fuertes y desesperados gemidos se mezclaban con nuestras pesadas respiraciones, haciendo todo más excitante y puramente sexual. Arqueé mi espalda sintiendo como mi centro se contraía fuerte, joder me estaba corriendo, mi cuerpo empezó a convulsionar, la presión de mi centro casi me hizo gritar hasta que sentí como mis dedos empezaban a apretarse dentro de Ginger Apple los quité rápidamente recibiendo un gemido de frustración.

— Ponte en cuatro en el sofá ¡ahora! — Ordené.

Y rápidamente obedeció, dios, esa vista era más de lo que podía soportar, estaba completamente desnuda en cuatro en mi sofá, su cuerpo estaba sudado con marcas rojas en algunas áreas y su pelo desaliñado, se veía increíblemente hermosa, como nunca antes. Me acerqué y tiré de su pelo hasta que se puso totalmente recta, sus manos fueron a la pared donde se apoyó y las mías sostenían su cuello con fuerza, nada que pudiese hacerle daño por supuesto, solo mostrando que esa noche era mía, Ginger Apple estaba bajo mi dominio dentro de mi imperio. Distribuí besos en su hombro, cuello hasta llegar a su oreja, donde chupé lentamente, mientras mis dedos masajeaban su clítoris hinchado, la mujer mordió su labio con fuerza y después dejó salir una profunda respiración, dejando escapar un orgasmo.

Mis dedos apretaron un poco más su cuello, mientras mi otra mano aumentaba sus movimientos, Lena llevó sus manos a sus pechos donde apretó con fuerza, haciendo temblar todo su cuerpo, estaba siendo tirada a un acantilado llamado orgasmo, su cuerpo entero empezó a convulsionar y podía sentir su liquido abundante deslizarse entre mis dedos. Quité mis dedos de su centro y los llevé a su boca que abrió recibiendo mis dedos lentamente, sentí la lengua de Lena contorneándose entre mis dedos chupando cada resto de sus jugos y joder, tenía la urgencia de gemir con ese solo acto.

— Sí, chupa, siente lo deliciosa que eres, Ginger Apple.

¿Pueden imaginarlo? Chupó desde el principio hasta el final lentamente con esa traviesa expresión, quité mis dedos de su boca y tomé sus labios en un beso para compartir ese sabor, terminamos el beso con una pequeña mordida en su labio inferior. Lena sonrió débilmente y se giró para verme y tomar mis labios en un beso lento.

[Lena]

Estábamos en el suelo de su oficina, más precisamente en su esponjosa y suave alfombra, ella estaba con su cabeza en uno de los cojines del sofá y yo estaba sobre ella, tendida parcialmente en su cuerpo con mi cabeza en su pecho. Yulia deslizó una de sus manos por mi cabello acariciándome cariñosamente, podría dormirme fácilmente si no supiese que en unos minutos tendríamos que irnos, después de todo no se vería bien cuando los empleados empezasen a llegar y viesen nuestro deplorable estado.

— No sé si puedo levantarme de aquí, Yulia — Susurré, haciéndola reír suavemente — Hablo en serio, has terminado conmigo.

Subí mi cabeza, apoyando mi barbilla en su pecho para mirar sus brillantes ojos, se veía hermosa.

— Estabas disfrutando mucho en el momento ¿sabes? Te viniste muchas veces.

Sonreí ampliamente y mordí mi labio.

— Creo que podemos repetir otras veces — Hablé malvadamente.

— Seremos capaces de repetirlo varias veces, pero no hoy porque no tengo fuerza para nada.

— ¿Chupé toda su fuerza, señorita Volkova? — Pregunté con una ceja levantada.

— Toda, señorita Katina, vaya día he tenido.

Me encogí y subí mi cuerpo para depositar un beso lento en sus labios hasta que escuché un ruido viniendo desde afuera de la oficina, me levanté de golpe.

— ¡Yulia!

A ella parecía no importarle, se levantó lentamente y me miró con una cara sonriente.

— ¿Escuchaste eso? ¿Los guardias de seguridad nos vieron? — Pregunté asustada.

La oficina de Yulia poseía algunas paredes hechas de vidrio y otras de concreto, esa noche no nos molestamos en cerrar las persianas como la última vez que nos quedamos aquí.

— No te preocupes, Elena, no es nada que no debió haber pasado.

Entrecerré mis ojos en su dirección de manera confusa, Yulia sonrió y se acercó lentamente, robando un pequeño beso de mis labios.

— Vamos, tenemos que irnos — Hablé dándole un último beso.

Frunció e hizo una cara.

— No, Elena.

— Yul, estamos en la empresa, no podemos ser vistas en este estado — Hablé poniéndome de pie completamente desnuda.

Yulia me miró por largos minutos con una sonrisa malvada.

— Ni siquiera lo pienses — Dije tomando mi lencería pare vestir.

Se encogió y sonrió.

No nos llevó mucho y ya estábamos vestidas apropiadamente, un poco desastrosas, pero vestidas, Yulia se estaba poniendo sus tacones cuando escuché como mi celular vibraba, cogí el pequeño aparato y vi una notificación de Miroslava.

MD: Hicieron un gran espectáculo en el club esta noche, chicas.

Sonreí y Yulia se acercó lentamente, tocando mis hombros y depositando un pequeño beso en mi cara.

— ¿Quién era, Elena?

— Miroslava, dijo que hicimos un hermoso espectáculo hoy — Hablé mirándola.

La mujer abrió una amplia sonrisa.

— Tiene razón, Yul, fuiste una gran actriz.

— ¿Lo fui?

— Si, por supuesto, Hollywood se está perdiendo de una gran actriz ¿no lo crees?

— Nos merecemos un Oscar, señorita Katina — Habló besando mis labios.


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Mensaje por psichobitch2 9/6/2020, 5:39 pm

Jajaajajajajaja!!! No me jodas!!!
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Mensaje por Edirbr 9/6/2020, 6:41 pm

Jajajajajaja caímos pero me encantó el capítulo, esto se pondrá interesante, esas tres se traen algo bueno entre manos.

Edirbr

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Mensaje por Ekaryl 9/6/2020, 9:46 pm

No se como he podido leerme estos capitulos y terminar viva Embarassed

Ekaryl

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Mensaje por LENYNK 9/7/2020, 2:36 am

Ehhh?? Que acaba de pasar? Acaso??? 🤔🤔 Noooo 😯😯😯😯😯

LENYNK

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