GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!
[Lena]
Eran casi las ocho y todavía estaba de pie frente a tres vestidos extendidos sobre la cama. Miré de cerca a cada uno de ellos tratando de decidir cuál le gustaría a Yulia, pero conociendo sus gustos, apostaría a que su respuesta sería… Ninguno. Sonreí al imaginarla decir eso, con esa sonrisa traviesa y atrevida. Hoy nuestro día había sido diferente, trabajar en Industrias Volkov nunca había sido tan agradable, después del delicioso evento en el elevador esta mañana, mi estado de ánimo estaba a mil, de verdad que Yulia podía hacerme perder la cabeza ¿Cuántas cámaras nos habían grabado en el elevador de esa manera? No era bueno pensar en ello, hacer felices a los de seguridad no estaba entre mis intenciones, pero al parecer a Yulia no parecía importarle cuando me hizo suya de esa manera, confieso que me gustó demasiado, la quería por lo que era: arrogante, dominante y poderosa. Me había rendido fácilmente a sus órdenes, a pesar del esfuerzo que hice para resistirme, no podía, ella tenía un poder sobre mí, sus ojos me hipnotizaban, dejándome a su merced y no tenía más remedio que aceptar a todo lo que ella pidiera.
— ¿Aun no has decidido? En poco tiempo te tienes que ir — Oksana dijo entrando a mi habitación haciendo que saliera de mis pensamientos.
— No puedo elegir ¿Cuál crees que sea mejor?
— Creo que para Yulia no importa, lo que realmente quiere es verte sin ropa — Nastya dijo entrando después de Oksana.
Solté una risa al escucharla.
— Siempre tan delicada ¿verdad, Nastya? — Oksana dijo mirando los tres vestidos — Deberías ir con este — Dijo señalando el vestido negro con plateado.
— ¿Por qué ese?
— Digamos que se ajusta bien a la ocasión, a Yulia parece que le gusta el negro y este vestido lo tiene, además es muy atractivo, úsalo con unos tacones negros y una chaqueta de cuero.
— Oksana dando consejos sobre cómo ser atractiva, nunca pensé que vería eso — Nastya dijo mientras se acostaba en la cama.
— Tengo mis secretos, Nast — Oksana dijo fingiendo misterio.
— Por dios, han secuestrado a nuestra amiga, aléjate de mí quien quiera que seas — Nastya dijo haciendo una cruz con los dedos.
Oksana y yo empezamos a reír.
— No sé qué sería de mí sin ustedes, chicas.
— Nada, no serías nada — Nastya dijo convencida.
— No pierdas más tiempo, sólo prepárate.
— Oksana tiene razón, tienes mucho que hacer hoy — Nastya dijo con picardía.
— Nastya, no empieces — Oksana la reprendió.
— Me refiero a Imperium ¿O acaso olvidan que Ginger Apple se presenta hoy?
¡Carajo! Me había olvidado por completo de eso, mi relación con Yulia me estaba haciendo perder la cabeza como para olvidarme de mis compromisos, aunque por un momento, el saber que ella había olvidado el día de Ginger Apple me hizo feliz, su falta de interés por la stripper o más bien por mí, era por lo menos algo alentador, no sabía cómo iba a salir de esta. Mis acuerdos con Mila fueron siempre muy puntuales, no toleraba fallos, salvo que el caso fuera grave.
— Maldita sea ¿Qué voy a hacer ahora?
— Debiste haber pensado en eso antes, por dios, esa mujer te está volviendo despistada.
Caminé de un lado a otro con la preocupación de lo que haría, no podía cancelarle a Yulia y tampoco quería hacerlo, pero no podía dejar a Mila colgada, por un momento me gustaría desaparecer a Ginger Apple de mi vida, pero ¿Cómo desaparecer a algo que es parte de ti? Uno de los problemas de tener dos vidas es que en algún momento los caminos de ambas se tienen que cruzar.
— Ve a cenar, hablaremos con Mila e inventaremos algo — Oksana propuso.
Estaba sorprendida, Oksana nunca se metía en los asuntos de Ginger Apple, según ella, entre menos personas supieran mejor.
— Está bien, me alistaré.
Estaba un poco confundida, Yulia en todo este tiempo nunca se había perdido una presentación de Ginger Apple ¿será que ella lo iba a hacer por mí? Si es así, puede ser que tenga en cuenta sus intenciones importantes y serias, cada día Yulia me atraía más.
— Lena… — Escuché gritar a Oksana desde el otro lado de la puerta.
— ¿Qué pasa?
— Igor nos acaba de decir que hay un conductor esperando por ti.
— Debe ser Yuri.
— Bueno, pues él te está esperando abajo.
— Yulia siempre tan humilde ¿no? — Nastya dijo riendo.
— Siempre — Dije saliendo del baño.
Ya estaba lista, había optado por la elección de Oksana. Me puse el vestido negro con plateado y la chaqueta de cuero. Me puse un leve maquillaje y unos tacones altos color negro.
Me miré en el espejo por última vez antes de tomar mi bolso y salir, modestamente estaba sexy, muy sexy…
— Buena suerte, Lena — Oksana dijo sosteniendo mi mano.
— Yo digo, buenas noches — Nastya dijo llevándome a la puerta.
Al bajar, el auto negro de Yulia estaba estacionado en la entrada, Yuri como siempre estaba de pie al lado de la puerta y cuando llegué hasta él me sonrió mientras me abría la puerta.
— Buenas noches, Yuri — Dije mientras entraba.
— Buenas noches, señorita Katina.
Cuando entré al auto, sentí el fuerte aroma de Yulia dispersado por todo el coche, su presencia era vibrante incluso aunque no estuviera dentro.
— ¿A dónde vamos, Yuri?
Él me miró por el espejo retrovisor antes de hablar.
— A The Shilla Seoul, la señorita Volkova ya está esperando por usted.
Yulia realmente no era modesta, The Shilla Seoul era uno de los hoteles más caros de la ciudad. En cuestión de minutos, Yuri estaba estacionando frente al enorme y lujoso edificio, el hombre corrió rápidamente hacia la puerta para abrirla.
— Bienvenida señorita, que tenga una linda noche.
Sólo asentí con una sonrisa.
Mientras me acercaba a la entrada, un joven alto de pelo castaño se acercó.
— Buenas noches, señorita ¿tiene reservación? — Preguntó.
— Si, está a nombre de Yulia Volkova.
— Oh, lo siento, venga conmigo.
Entré al lugar y estaba simplemente fuera de lo común, era sofisticado y lujoso, era sin duda un hotel cinco estrellas. El chico tomó el teléfono para después marcar.
— Buenas noches, señorita Volkova, la señorita Katina acaba de llegar.
— Tráela — Escuché la voz de Yulia del otro lado de la línea.
— Si, señorita, en seguida.
El chico rápidamente se encargó de obedecer sus órdenes, llevándome al elevador, pasamos varios pisos hasta que la puerta se abrió.
— Que tenga una excelente noche, señorita.
Sonreí débilmente mientras salía del elevador. Estaba en la planta superior y el lugar estaba divinamente decorado, había una mesa en la parte de atrás, mientras que en frente había una hermosa vista de todo Moscú, era increíble. Caminé lentamente escuchando el sonido de la música. Sobre la mesa había platos finos posicionados con todas las posibles reglas de etiqueta, pero lo que admiraba era la vista de todo lo que había a fuera.
— ¿Te gusta lo que ves, Katina?
Juro que me sentí débil cuando escuché su ronca voz tan cerca de mí. Giré y me encontré con una perfecta Yulia. Llevaba un vestido negro con un pequeño escote, su cabello estaba suelto, ligeramente ondulado y su maquillaje era sencillo, pero no dejaba de verse preciosa y sexy.
— Me gusta mucho — Dije mirándola.
— ¿Sabías que a mi también me gusta lo que veo? — Dijo caminando hacia mí.
Se detuvo a pocos centímetros de mí, mirándome con sus ojos hipnotizantes.
— ¿Vino? — Preguntó extendiendo una copa para mí.
— Claro.
Yulia sin dejar de mirarme, degustó lentamente de su copa, dejando que el líquido humedeciera sus labios… ¡Maldita!
— Se ve maravillosa, señorita Katina.
— Usted también lo está — Sonrió de lado.
— Espero que disfrutes de esta noche.
— Estoy segura de que lo haré — Dije respirando profundo, mirando hacia la vista panorámica que el edificio nos ofrecía, era precioso.
— Me gusta este lugar — Yulia dijo — Me encantan los lugares donde puedo ver todo lo que sucede a mi alrededor.
— Controladora ¿no? — Le susurré.
— Exactamente, me gusta controlar todo a mi alrededor, me gusta dominar lo que es mío — Habló mirándome intensamente.
— ¿Nunca fue dominada? — Pregunté sin miedo, mientras tomaba de mi vino.
— No y nunca lo seré, señorita Katina.
Nuestros ojos permanecieron fijos durante largos segundos.
— ¿Por qué?
— Digamos que no está en mi naturaleza, no acepto ser dominada.
— Eso lo sé, a usted le gusta mandar…
— Y me gusta que obedezcan.
Era una locura como nuestra conversación abarcó doble sentido, al menos era tentador dejar de lado la cena para hacer cosas más placenteras, sabía muy bien que le encantaría la idea.
— Mejor cambiemos de tema — Sugerí.
Dejó escapar una risa sarcástica mientras llevaba una mano a mi espalda, encaminándome al sofá blanco que estaba allí, la chimenea ardía calmándome del frío aunque estaba segura que Yulia podía cambiar eso.
— Me gusta nuestro tema, Lena.
— También me gusta, pero si seguimos con él, las cosas van a ir por otro camino — Dije poniendo la copa sobre la mesa de centro.
— ¿Cuál camino? — Susurró muy cerca.
Cerré los ojos sintiendo su cálido aliento contra mi piel.
— Uno que usted sabe muy bien cómo termina — Susurré.
Incluso sin ver su rostro supe que sonreía. Se aproximó más para morder lentamente el lóbulo de mi oreja.
— Yulia…
— Quieta, Lena — Susurró la mujer llevando una mano a mis piernas — Sólo acaricio.
Dios, su voz era ronca y tan llena de lujuria.
Sentí su lengua ir a mi cuello, deslizándose lentamente sobre mi punto de pulso mientras que su mano se dirigían hacia el interior de mi muslo ¡Carajo! Tenía que ser fuerte.
— Es increíble lo que me haces… — Me dijo al oído — Me mojo sólo de pensar en follarte en este momento.
Clavé las uñas en el sofá, mientras que un calor tomó mi cuerpo sólo de oírla hablar de esa manera tan vulgar. Llevo una mano a mi mejilla girando mi rostro hacia ella.
— Me encantan tus ojos cuando están ardiendo de deseo, Katina.
Sostuve su cara y la acerqué para un beso voraz, que se encargó de devolver perfectamente. Su lengua buscó la mía con deseo y hambre, jadeé al sentirla serpenteando con tanta habilidad, nos estábamos besando como dos locas que estaban perdidas en el deseo.
— Necesito controlarme a tu alrededor — Susurró sobre mis labios.
Dejé su boca respirando con dificultad.
— No, lo que necesitas es besarme — Dije tirando de ella hacia mi nuevamente.
Después de otro beso intenso, mordió mi labio inferior de forma sexy y sonrió.
— Vamos a cenar, Katina.
Asentí maldiciendo al cielo y a la tierra de que hubiera parado. Se puso de pie tomando su copa de vino y yo hice lo mismo hasta que sentí que mi celular vibró en mi bolso, rápidamente lo tomé y vi un mensaje de Nastya ¿Qué quería ahora? Me pregunté mentalmente mientras abría el mensaje, por suerte Yulia no lo notó por estar cambiando la música.
NN: Lena, Mila dijo que necesita tu presencia en Imperium, personas importantes irán sólo para verte.
¡Maldita sea! ¿Por qué precisamente hoy?
— ¿Todo bien, Lena?
Miré a Yulia que me miraba con curiosidad.
— Si, todo bien.
— Perfecto, entonces, siéntate aquí — Dijo tirando de la silla para mí.
Sonreí para mi mista y me dirigí hacia el lugar que me había señalado, ella rápidamente se fue al lugar frente a mí.
— Espero que disfrutes la cena, me encanta la comida de aquí.
— He oído mucho de este lugar, es muy caro.
— Si, este lugar es el más caro de Moscú, pero yo creo que la ocasión lo amerita.
— Usted sabe muy bien que no me interesan sus condiciones financieras.
Ella sonrió.
— Lo sé Lena, pero a mi si me interesa y si puedo ofrecerte las mejores cosas, lo voy a hacer.
Arrogante y presumida ¿Por qué se me hacía tan sexy?
Dos mujeres perfectamente bien uniformadas entraron al lugar, nos sirvieron más vino y los platillos elegidos por Yulia y en ningún momento ella apartó su vista de mí. Sus dedos se deslizaban sobre mi mano en una caricia tranquila.
— ¿Nos habrán visto? — Le susurré.
Ella sonrió.
— No lo sé, pero sí lo hicieron, no me importa.
— ¿Qué crees que vayan a decir? Me refiero a nosotras — Pregunté poniendo el delicado pañuelo en mi regazo.
— No sé Lena, no quiero pensar en esas cosas — Dijo para después probar la comida.
— Yo creo que hay que mantener esto en secreto ¿no crees?
Me miró seria, no sé si mi idea la incomodó, ella no se expresaba, pero no era de las que vivía en secreto.
— Vamos a actuar de forma natural ¿vale? No tengo absolutamente nada con eso, pero tampoco necesito gritarle a los cuatro vientos que somos… — Se calló ¿Lo que teníamos? ¿Sexo y besos?
— Entiendo, es sólo que no quiero ser la secretaria que duerme con su jefa.
— Yo jamás pensaría eso de ti, Lena — Se me quedó mirando.
— ¿Segura?
— Te lo juro, Lena, además, no quiero ser la jefa que sólo duerme con sus empleados.
— Vale.
— Quiero más de ti, Lena, mucho más de lo que tenemos ahora.
Dios ¿Qué quería decir con eso? Me quedé en espera de más palabras y de nuevo llegó un mensaje de Nastya, carajo ¿no tendría paz? Sin dejar que Yulia viera, abrí el mensaje.
NN: ¡Dios! Mila me quiere cortar la cabeza ¿Dónde estás?
Tomé el celular y Yulia lo notó.
— ¿Tienes algún problema? — Preguntó con curiosidad.
— No, ninguno.
— Parece que alguien realmente quiere tu atención.
— Bueno, es que Nastya se siente mal y Oksana no está en casa.
— Pensé que Nastya iba a salir con Lenin esta noche — Habló con intriga.
— Debe de haberle cancelado, tú entiendes la razón ¿no?
— Por supuesto, entiendo, pero es difícil que Lenin entienda.
Terminamos de comer con una animada conversación y las mismas mujeres vinieron a retirar los platos.
— Lenin parece ser un buen chico, pero te garantizo que si él es un bastardo o le hace algo a Nastya lo mato y también a ti por no haberme dicho nada.
Yulia dejó escapar una risa divertida.
— ¿Sería capaz, señorita Katina?
— No tienes idea, Volkova.
— No te preocupes, te diré si Lenin hace algo.
— ¿Lo harías? Él es tu mejor amigo.
— Cuando estamos con alguien no podemos ocultar nada de eso.
— Tienes razón.
Asintió tomando un sorbo de vino.
— No parece que te gustan las mujeres ¿Cuándo llego a existir ese lado en ti?
— Siempre me han gustado, desde muy joven.
— Pero ¿usted no estuvo con Orlov? Recuerdo haberla visto con él varias veces.
— Si, él es un buen chico.
— Es un chico, él no sabe nada — Habló de mal humor.
— ¿Por qué no te agrada? Nunca lo he entendido — Me miró seria.
— No me gusta que me enfrenten y mucho menos que se metan en mi camino, no parece ser una persona de confianza y quiero aclarar que te quiero lejos de él.
— ¿Esta es una petición?
— No, es una orden, Katina, no quiero que estés cerca de él de ninguna manera.
— Que mandona, Yulia — Bromeé tomando un sorbo de vino.
— Bueno, tendrás que obedecer.
— ¿O qué?
— O tendrás graves consecuencias, Katina.
Maldita sea, me encantó. Solo dios podría saber cómo me sentí cuando ella me dio esas órdenes, me gustaba mandar también, pero recibir las órdenes autoritarias de Yulia fue enloquecedor.
— No quiero descubrir que estás cerca de él, no me tientes.
Se puso de pie y sostuvo mi mano, llevándome a la terraza del edificio. La vista se había puesto mejor, la noche estaba abierta, el cielo era negro con puntos brillantes.
— Es tan hermoso — Dije admirada por la vista.
— Lo sé, es realmente maravilloso — Dijo y estaba segura que no se refería al cielo.
Sentí sus manos en mi cintura y su cuerpo pegado a mi trasero.
— Lo siento, pero no puedo mantenerme lejos de ti por más tiempo — Susurró en mi oído.
Cerré los ojos dejándola besar mi cuello. Puse la copa en la orilla que estaba allí para unir mis manos con las suyas.
— Entonces no lo estés — Susurré débilmente.
Tomó mi cabello lentamente para ponerlo de lado, mientras distribuía besos sobre mi cuello.
— Oh, dios… — Casi gemí.
— ¿Por qué me haces esto a mí, Lena? — Preguntó volteándome a ver.
La mujer me pegó a la pared con fuerza, apretando su cuerpo con el mío. Una de sus manos descendió hasta mi muslo poniendo nuestros cuerpos en sincronía.
— No sabes las ganas que tengo de descubrir lo que estás llevando debajo de ese vestido — Habló con voz ronca, acariciando mi muslo.
— Escogí algo especial para ti — Susurré entre sus labios.
— No debiste de haber dicho eso.
Miré directamente a sus ojos que estaban completamente cargados de lujuria. Respiró profundamente y me tiró con fuerza, levantándome del suelo, haciendo que mi piernas quedaran alrededor de su cintura, dios, no podía con ella. La besé con ganas mientras sus manos agarraban mi cuerpo, entró de nuevo a la habitación en dirección al sofá en el cual se sentó, dejándome sobre su regazo.
— ¡Maldita sea! Eres tan sexy — Me levantó el vestido hasta la cintura.
Sus manos estaban en mi cabello, tirando de mí en un beso caliente e intenso, su lengua invadió mi boca con hambre y deseo, ya estaba caliente y húmeda. Descendió sus manos hacia mi trasero, el cual apretó con tantas ganas que casi gemí.
— Aquellas mujeres pueden entrar en cualquier momento y vernos de esta manera.
— Al diablo con ellas, yo te quiero a ti — Habló arrancando mis bragas, gemí por su acto tan brusco.
Llevó una mano a mi palpitante sexo y poco a poco deslizo sus dedos sobre él.
— ¡Mierda! Estás empapada, Katina.
Juro que me sentí desconectada, quería a esa mujer de todas las maneras posibles, podía escuchar el sonido de la fricción de sus dedos sobre la carne mojada de mi sexo, gemía con tanta facilidad, pero en ese momento escuché en el fondo el sonido de mi celular.
— Yulia…
— Dime — Susurró mientras descendía sus besos de mi cuello a mis pechos.
— Mi celular, necesito contestar…
— Tú no vas a contestar — Ordenó.
Y tampoco quería hacerlo, no quería parar, pero sabía muy bien de quien se trataba.
— Será sólo un momento, Nastya me necesita.
— No, ella puede esperar — Dijo antes de besarme.
Sostuve un gemido cuando la mujer comenzó a masajear mi clítoris.
— No tardaré, por favor…
Y no paró, continuó con más ganas y yo sólo gemía sin poder parar.
— ¿Ves? Solo me necesitas a mí.
Quería continuar, pero sabía lo que estaba en juego, espero que Yulia me perdone y que dios me de la fuerza para hacer esto.
— Para, tengo que ir.
Yulia se detuvo jadeando y me miró fijamente.
— Pero Lena…
— Lo siento — Dije levantándome de su regazo.
— Tienes que estar bromeando.
El celular volvió a sonar por décima vez y pude ver el rostro furioso de Yulia de reojo.
— De verdad lo siento — Susurré.
Yulia respiró hondo y se levantó.
— Está bien, puedes irte.
— No te pongas así, sólo que no puedo ahora, sabes bien que si por mi fuera me quedaría aquí toda la madrugada.
— Está bien, llamaré a Yuri para que te lleve con ella.
Estaba enfadada y no le quitaba sus razones, yo también lo estaba, quería estar con ella esa noche tanto como ella, pero tenía un compromiso con Mila y no podía fallarle.
— No es necesario, pudo tomar un taxi.
Ella no insistió de nuevo, sólo se dirigió hacia el mostrador de bebidas y se sirvió un vaso de whisky, me sentía tan mal de dejarla allí, pero no tenía otra opción.
Me acerqué un poco hacia la mujer que parecía alejarse de mí.
— Nos vemos mañana — Dijo por fin.
Asentí y entré al elevador bufando de rabia, ella me quería allí en sus brazos y la tuve que detener, por dios ¿Dónde tenía la cabeza? Luché por ella y ahora me iba.
Mi celular volvió a sonar.
— ¿Qué? — Contesté molesta.
— ¿Dónde estás, Ginger Apple? — Escuché la voz furiosa de Mila.
— Estoy en camino — Colgué sin decir nada más.
Salí del elevador y el mismo muchacho castaño me miró curiosa.
— ¿Todo bien, señorita?
— No — Dije saliendo del edificio.
Me metí en el primer taxi que vi, estaba furiosa, había acabado con una maravillosa noche ¿Por culpa de quién? Si, de Ginger Apple.
En menos de media hora ya estaba frente a Imperium. Le pagué al conductor y me dirigí hacia la puerta trasera para ir a mi camerino, le pedí a uno de los guardias que le avisara a Mila que ya había llegado y así lo hicieron.
— Pensé que no vendrías — Mila dijo al entrar a mi camerino sin tocar.
— Pensaste mal, ya estoy aquí — Dije mientras me maquillaba frente al espejo.
— Escucha Ginger Apple, no suelo ser dura contigo, pero no quiero que te olvides del compromiso que tienes conmigo por tus aventuras — La vi hablar a través del espejo.
— Estoy aquí ¿no? — Dije girándome hacia ella.
Mila estaba en silencio.
— Y es grandioso que estés aquí.
— Perfecto, ahora déjame terminar — Hablé con rudeza.
La mujer me miró seriamente y luego salió del camerino. Me volví hacia el espejo para ponerme la última cosa que faltaba para completar mi transformación… Mi máscara. Lena ya no existía, estaba sólo el reflejo de la seductora y arrogante Ginger Apple, ella no era dulce y mucho menos piadosa, sólo arrancaba suspiros y billetes a todas las personas ahí afuera.
— Vamos al trabajo — Le dije a mi reflejo.
Salí del camerino encontrándome a Tasya quien me miraba con envidia y una risa burlona al escuchar la conversación con Mila, pero como siempre la ignoré y caminé por el pasillo hasta el escenario, oyendo los murmullos, las risas y las conversaciones sucias de las personas allá afuera. Me posicioné en mi debido lugar y respiré profundo.
Cerré los ojos dejando que mi cuerpo fuera guiado por la música, sabía todos los pasos sin siquiera pensarlo y cuando abrí los ojos, no lo pude creer, pero ella estaba ahí, Yulia se dirigía a una mesa cerca del escenario mientras me miraba. Recé para que no fuera ella, quería creer que Yulia no quería a nadie más que no fuera Lena, pero estaba allí, a merced de Ginger Apple, de nuevo. Sabía que parte de la culpa de que estuviera ahí era mía, sabía la ira que estaba sintiendo y que si yo no me hubiera ido, no estaría aquí, pero ¿Por qué tuvo que correr a los brazos de otra? ¡Maldita arrogante traicionera! Una rabia sin medida tomó cuenta de mí, las palabras de Oksana se repitieron en mi cabeza: Lena, si Yulia va detrás de Ginger Apple en busca de algo, es que ella no está tomando en serio lo que está empezando contigo. Si Yulia quería hacer las cosas de esta manera, así sería.
Caminé en dirección al tubo, comenzando mi coreografía, la seduciría, necesitaba saber hasta qué punto llegaría, moví mi cuerpo de la manera que sabía a ella le gustaba, podía sentir sus ojos calientes sobre mí, desnudándome con la mirada. Tomó de su whisky, mientras yo bailaba para ella, bailaba con rabia y deseo de lo que no hicimos esa noche. Resbalé hasta el suelo mostrándole mi cuerpo. ¡Maldita sea! Quería que se fuera, que dejara de querer a Ginger Apple… ¡La odiaba por eso! Pero a pesar de todo continué, bailé de la forma más erótica que podía, con el ritmo comencé a deshacerme de cada pieza de ropa hasta quedar en mi diminuta ropa interior. Le lancé una prenda y la muy perra la tomó y hasta lo olfateó con añoranza. La gente estaba loca, todo mundo gritaba y pedía por más, era una inexplicable sensación, me sentía deseada, cortejada por todos los presentes, billetes y más billetes fueron lanzados a mi como una lluvia de poder.
— Maldita sea Ginger Apple, eres demasiado sensual — Un chico gritó, lo que me hizo mirarlo, lo cual lo hizo feliz.
Deslicé mis manos por todo mi cuerpo, pasando por lugares donde cualquier persona pagaría por tocar. Agarré mi cabello y la miré, la miré con deseo. Caminé nuevamente al tubo y me frote en él, atrayendo frenéticos gritos de los hombres que estaban a un lado, sonreí y bailé provocativamente hasta los últimos compases de la música. Le di una última mirada a Yulia antes de que las luces se apagaran y luego me fui, quería salir de ahí lo más rápido posible. Entré a mi camerino y me incliné sobre la mesa del vestidor, mirándome en el espejo, no podía olvidar un lado de mi vida, Ginger Apple y Lena eran una y no podía cambiar eso.
Escuché tres golpes en la puerta y la voz de Olya se escuchó segundos después.
— ¿Ginger Apple?
— Pasa, Olya — La morena entró sonriendo.
— Estuviste maravillosa.
— Gracias, Olya.
— Tanto así que tu jefa está esperando por ti.
— ¿Dónde está?
— En el pasillo, quiere hablar contigo.
Por un momento pensé en negarme y decirle que se fuera, pero no se a lo que venía.
— Déjala pasar — Olya asintió y salió del camerino.
En cuestión de segundos se escucharon otros golpes.
— Adelante.
A través del espejo la vi entrar, cerré los ojos y respiré hondo. En este momento no estaba Lena, sólo Ginger Apple.
— Pensé que no me dejarías entrar — Dijo recargándose contra la puerta.
— ¿Por qué piensas eso, Volkova?
— Últimamente has estado rechazándome, Ginger Apple.
— Te lo mereces — Dije seca, caminando hacia el mostrador de bebidas y tomando una dosis de tequila.
— Estuviste maravillosa hoy.
Me quedé con furia en mi interior.
— Siempre lo estoy, Yulia.
Se encogió de hombros y se acercó.
— Tienes razón, siempre estás maravillosa — Susurró cerca de mí.
Cerré los ojos sintiendo su cálido aliento ¿Ella me besaría? No, no podía hacerlo.
— ¿Qué haces aquí?
— Sabes que no me pierdo ninguna presentación.
— Lo sé, pero pregunto ¿Qué haces en mi camerino?
Sonrió con sarcasmo.
— No lo sé, Ginger Apple.
¡Maldita sea! Yo sabía exactamente lo que hacía allí, lo que quería.
— Hablemos — Susurré provocativa.
Me miró misteriosa.
— Vine a esto, la traje de regreso — Dijo sacando la prenda de su abrigo — Estabas jugando conmigo esta noche ¿acaso querías matarme?
Tomé la ropa rápidamente de sus manos.
— Quien sabe.
— Si quieres matarme, mátame de diferente manera — Bromeó.
— ¿De qué manera? — Dije acercándome a ella.
Me miró profundamente a los ojos por unos largos segundos y luego se alejó.
— Tengo que irme — Dijo decidida.
Por un segundo sentí miedo, miedo de que Yulia notara en mis ojos quien era.
— ¿Ya? ¿No quieres quedarte? — Bromeé.
— No, sólo vine a entregarte eso y a decirte lo maravillosa que estuviste.
— ¿Y nada más? ¿Desde cuándo, Volkova? — Sonreí sarcásticamente.
— La gente cambia, Ginger Apple.
— ¿El cambio es por algo o por alguien?
Sonrió y negó con la cabeza.
— Eso no importa — Dijo cerrando su abrigo.
Caminé hacia la puerta para cerrarla con llave.
— Venga, dímelo — Caminé hacia ella, dejándola atrapada en la pared.
— ¿Qué quieres que te diga?
— ¿Por qué te vas? Porque siempre quieres algo más.
— ¿Y por qué quieres saber? — Se me quedó mirando intensamente.
— No suelo perder Yulia ¿Cómo se llama?
— Lena, su nombre es Lena Katina.
Sonreí interiormente al escuchar eso.
— ¿Así que estás cogiendo con ella? — Sus ojos se estrecharon.
— No es sólo sexo, pero no lo entenderías, además no tengo porque hablar contigo de esto.
— ¿Por qué? ¿De qué más podríamos hablar?
— De nada, por eso mismo ya me voy.
— Mmm… ¿Así que no te quedarás conmigo esta noche?
— ¿Quedarme contigo?
Sonreír cínicamente.
— Si — Ella negó con la cabeza.
— No puedo y mucho menos debería.
Caminé hacia ella, besando sus labios lentamente, Yulia se alejó al instante.
— Estuviste increíble, pero precisamente por esto, es posible que te tengas que acostumbrar a mi ausencia — Dijo mientras se alejaba.
— ¿Segura que no quieres quedarte? — Dije tomándola de su abrigo y abriéndolo nuevamente.
Quería probar sus límites. Yulia miró mi cuerpo y durante unos segundos pude sentir que caía, pero la mujer cerró los ojos y se alejó.
— Buenas noches, Ginger Apple — Habló para después salir del camerino.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A Edirbr, Fati20, LENYNK, Ely y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
LENYNK- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 08/10/2019
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
[Yulia]
No podía creer lo que acababa de hacer, acababa de rechazar una buena y placentera noche de sexo con Ginger Apple. Caminé de un lado a otro en el corredor, pensando en la idea de regresar y tomar a esa mujer en mis brazos, pero ¿Y Lena? No importaba cuanto enojo sintiera esa noche, no la traicionaría, espera… ¿sería una traición? No tengo nada con Lena ¿o sí? Sinceramente, no lo sé. Sacudí mi cabeza mientras salía de Imperium, necesitaba poner mis pensamientos en orden, necesitaba entender que estaba pasando dentro de mí. Entré al coche suspirando y recargué mi cabeza en el volante tratando de callar mis pensamientos, me iría a casa y trataría de dormir, esa sería la mejor opción, no importaba que tanto quisiera estar con Ginger Apple, me gustaba Lena y era con ella con quien quería estar.
Encendí el auto dejando ese lugar al que tal vez nunca regresaría. Manejé alrededor del centro de Moscú pensando en la idea de pasar a ver a Lena, seguro el problema con Nastya ya se había resuelto. Me comencé acercar a su edificio y pude ver dos mujeres que me eran familiares, una de ella estaba segura que era Lena, estaba usando el mismo vestido que hace algunas horas, pero ¿Quién estaba con ella? Me acerqué un poco más con la ventana cerrada y no podía ser posible, Katya estaba abrazando a Lena quien le correspondía ¿Este era el problema con Nastya? Podría bajarme del auto y enfrentarlas, pero no podía hacer eso, no importaba cuento enojo sintiera en ese momento, no diría nada. Me quedé unos minutos más mirando la escena hasta que Lena soltó a Katya y miró hacia mi auto, maldita sea, se había dado cuenta, sin pensarlo dos veces, aceleré y me alejé del lugar sin mirar atrás, estaba enojada, me sentía como una estúpida, era por este tipo de cosas que no me enamoraba ¿En realidad estaba enamorándome? No, por supuesto que no.
Estaba enojada conmigo misma por ser tan estúpida y negarme a una noche con Ginger Apple, mi voluntad era regresar al club y cogerla hasta que no pudiera más, pero no lo haría, simplemente trataría a Lena de manera fría y cortante, como se lo merecía.
[…]
Mal humor, enojo e impaciencia, esas tres cosas me definían el día de hoy. Tomé un sorbo de whisky como desayuno y después me dirigí a Industrias Volkov, pero para mí desgracia el tráfico estaba del demonio como mi estado de ánimo. Cerré los ojos y las imágenes de Katya y Lena se hicieron presentes… ¡Maldita sea! Toqué la bocina varias veces para el auto oxidado que estaba enfrente, si no tenía dinero para comprar un carro mejor se hubiera quedado fuera de las calles.
Minutos después me estacioné en mi lugar y me dirigí al edificio, los empleados corrieron hacia sus respectivos lugares como siempre. Caminé entre ellos con una mirada fuerte y entré al elevador, cinco pisos después, Nastya entró.
— Buenos días, señorita — Me saludó, pero no contesté.
Unos pisos más y el elevador se detuvo en el mío, salí del elevador y miré a Lena que estaba sentada en su escritorio. Pasé sin decirle nada. Entré a mi oficina casi azotando la puerta, minutos después Lena entró mirándome fijamente y curiosamente con algo de miedo.
— Buenos días, señorita.
Me giré hacia la mujer y la miré con enojo.
— Buenos días, Katina.
Ella miró al suelo y luego a mí.
— Quería hablar contigo.
— ¿Sobre qué? — Pregunté mientras acomodaba algunos papeles sobre mi escritorio.
— Sobre ayer, siento haberme ido.
— Nastya está mejor ¿no? La vi hace unos minutos y parecía estar perfectamente.
— Si, ella está mejor.
— Me imagino — Dije fría.
¿Cómo podía seguir mintiéndome?
— ¿Estás enojada conmigo?
Quería decirle todo, decirle que la vi en los brazos de Katya, pero no podía, no podía exponerme al ridículo de esa manera.
— ¡Hey, perra! — Katya entró con una enorme sonría, aumentando mi enojo — Buen día, Lena.
— Buen día, Katya.
Miré a ambas mujeres temblando del enojo, amaba a Katya, pero no soportaba la idea de que estuviera con Lena, con ella no.
— ¿Necesita algo, señorita?
— Quiero estar sola — Ambas me miraron sin entender.
— Vine a hablar contigo, Volkova — Dijo Katya sentándose — Y no me iré hasta que lo haga.
Lena tragó saliva y salió de la oficina.
— ¿Qué quieres? — Pregunté fríamente.
— Primero quiero saber porque estás de malas.
La miré y por unos segundos tuve la necesidad de matarla, pero me contuve.
— No es de tu incumbencia.
— Por dios, la rudeza se atoró y se quedó.
— Me alegra que lo notes, ahora ¿Qué haces aquí, Zotova? Soy una persona ocupada.
— ¿Cuál es tu problema? — Preguntó levantando la voz.
— En este momento, tú lo eres — Lo grité mientras golpeaba con mis palmas el escritorio.
— ¿Qué te hice?
— No te hagas la santa Katya, porque de eso no tienes nada.
— ¿Y tú sí? — Dijo desafiante.
— Al menos yo no ando detrás de lo que es tuyo.
— ¿Qué? ¿De que estás hablando? — Preguntó confundida.
Negué con la cabeza mientras me levantaba, para ir a la barra de bebidas, Katya se paró y me siguió.
— ¿Dime que quieres? — Dije con impaciencia, sirviéndome un vaso de whisky.
— Que me digas ¿Qué es tuyo?
— Lena ¿o crees que no las vi anoche?
— ¿Y qué es lo que viste? — Soltó ella.
— Eso no importa, mejor lárgate de aquí.
— No me iré de aquí hasta que me expliques que está pasando, Volkova.
— No tengo nada que explicarte… ¡Lárgate! — Dije mientras caminaba hacia la puerta — ¡Ahora! — Grité y ella caminó hacia mi sin quitar sus ojos de los míos.
— Te vas a arrepentir de haberme tratado así — Esas fueron sus últimas palabras antes de salir.
Vi la mirada de miedo que tenía Lena desde el otro lado de la puerta, pero poco me importó y cerré la puerta de un portazo.
En minutos la puerta se volvió a abrir, dando paso a Tasha, al parecer dios me estaba castigando hoy.
— Hola, mi amor — Dijo sentándose frente a mí.
— Por favor Tasha, hoy no es un buen día.
— ¿Qué pasa, Yul? Escuché tu pelea con Katya y fue muy intensa.
— ¿No te han dicho que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?
— Cariño, para como estaban gritando fue imposible no escuchar — Dijo irónicamente.
Tenía que tener mucha fuerza para soportar tanto disturbio en mi vida.
— Como sea.
— Necesitas calmarte, mi amor — Dijo caminando hasta mí.
Sus manos fueron a mis hombros, masajeándolos de una forma delicada y relajante. Cerré los ojos disfrutando lo mínimo que esta mujer podía ofrecerme.
— Me sorprende que Katya te esté haciendo este tipo de cosas — Dijo mientras masajeaba mis hombros.
No quería pensar en eso, quería creer que no había pasado nada entre ellas, en realidad parecía que Katya no entendía el porqué de mi enojo.
— Deberías confiar en las personas que ya conoces y no en las que acabas de conocer.
¿De qué estaba hablando? ¿Y porque hablaba en plural? Por unos segundos pensé que Tasha sabía más de lo que debería.
Abrí los ojos tan pronto escuché que abrieron la puerta y me encontré con Lena quien me miró con cara de pocos amigos cuando vio a Tasha pegada a mí, genial, lo que faltaba.
— Necesito hablar con usted — Lena dijo con algo de enojo.
Mira a Tasha y ella se alejó.
— Vale, de todas maneras ya me iba, nos vemos después, cariño — Dijo mientras salía de la oficina, dejándome a solas con Lena.
— ¿Qué está pasando, Yulia? ¿Qué paso con Katya?
— ¿Sientes lastima por ella? Pues ve tras ella — Dije con enojo.
— No veo la razón por la que deba hacer eso.
— ¿Ah, no? ¿Crees que soy estúpida?
Lena entrecerró los ojos sin entender.
— ¿Por qué dices eso?
— Sé que Nastya no tenía nada, te vi…
Se paralizó, sin la más mínima reacción.
— Con Katya en frente de tu edificio.
La mujer pareció dejar salir una respiración.
— Yulia… — Se acercó.
— No te acerques.
— Me encontré con Katya por casualidad.
— Ajá… Por eso recibías tantos mensajes ¿no?
— Te lo juro… ¿Cómo puedes pensar que te dejaría ahí para ir con otra? ¿En serio me crees capaz?
Por un segundo me tambaleé, mi mente se encargó de pensar que Lena no era ese tipo de mujer, ella no me haría esa mierda, pero estaba con Katya, las había visto con mis propios ojos.
— No me interesa ¿vale? Las vi y punto.
— ¿Y que viste? ¿Un abrazo?
Negué con la cabeza alejándome de ella.
— Eso no importa, me mentiste.
— Yo no te mentí, deja de ser infantil.
Resoplé.
— Déjame sola, si no quieres que las cosas se pongan peor.
— Yulia…
— Vete, Lena.
Me miró enojada y salió de la oficina enfurecida. Carajo, nosotras las mujeres somos sólo buenas para dar dolores de cabeza.
— Hey… ¿Qué humor es ese? — Escuché a Lenin cuando entró a mi oficina.
Al parecer mi oficina estaría ocupada todo el día.
— ¿Qué pasa, Lenin?
— Venía a preguntarte que estaba pasando, me encontré con Katya en el elevador y parecía estar mal.
Rodé los ojos.
— Ella debió pensarlo antes.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Ayer saliste con Nastya? — Pregunté como si no me importara.
— No, me canceló, se sentía mal, problemas de mujeres, ya sabes.
— ¿Seguro?
— Claro que estoy seguro, hasta me pidió medicina, parecía que iba a tener un bebé.
Solté una leve risa.
Por un momento mi enojo disminuyó, pero no del todo. Lena y Katya se habían abrazado, aun sabiendo que la situación de Nastya fue real, mi orgullo era demasiado como para retroceder e irme a disculpar con Lena o Katya.
El día continuó, Lena y yo no habíamos intercambiado ninguna palabra, la mujer parecía estar realmente enojada por la situación y su humor empeoró cuando me vio con Tasha ¿podían ser celos? Sonreí sin querer, era gracioso, Lena y yo no teníamos una relación formal, pero el sentimiento de posesión estaba presente, sinceramente su cara de enojada durante el día me hacía reír, de verdad me estaba volviendo loca, primero estaba enojada ¿Y ahora me reía? ¡Por dios! Estaba mal.
Al final del día, todos se habían ido excepto Lena y obviamente yo. La mujer entró a mi oficina con un rostro serio.
— ¿Necesita algo más, señorita?
Miré fijamente el cuerpo de Lena de la forma más evidente posible, haciendo que la mujer tragara con dificultad.
— No, por el momento no.
— Bueno, entonces me voy, con permiso — Ni siquiera esperó una respuesta cuando salió del lugar.
[Lena]
Maldita la hora en que Yulia me vio, lo sabía, en el momento que vi el mercedes negro del otro lado de la calle podía estar segura de que era ella, ahora todo encajaba, su mal humor y su actitud, Yulia estaba celosa. Por alguna razón me agradaba el que estuviera celosa, pero su falta de confianza me lastimaba, sabía que no estaba siendo totalmente honesta con ella, pero ¿engañarla? Jamás. Mi relación con Katya era simplemente afectiva, ella nunca traicionaría a su mejor amiga por ninguna mujer en el mundo y no creo que sea justa la forma tan grosera en cómo fue tratada.
Esa mañana no intercambiamos palabra después de lo que pasó y para empeorar la situación, vi a su ex prometida pegada a ella como una víbora venenosa, perra… Probablemente le estaba llenando la cabeza de idioteces, juro que todo el coraje que no sentí con la situación de Katya, emergió cuando las vi juntas, Tasha masajeaba los hombros de Yulia como si fueran las más cercanas. Era increíble como todo parecía estar bien y después el destino se encargaba de arruinar todo, pero era aún más increíble la mala suerte que me cargaba.
Dejé la oficina de Yulia sin esperar alguna respuesta de su parte, todavía tuvo el descaro de comerme con los ojos… ¡Hija de perra! Bajé en el elevador hasta el estacionamiento para poder irme, Nastya y Oksana se habían ido antes, así que me tocaba irme sola. Crucé la enorme extensión del estacionamiento, sintiendo la brisa fría, cuando sentí que alguien me tomaba del brazo.
— ¡Por dios! — Dije espantada.
— Cállate y ven conmigo — Dijo Yulia bruscamente, sosteniendo mi brazo fuertemente.
— No voy a ir contigo a ningún lado… ¡Suéltame! — Traté de alejarme.
— Si lo hará, señorita Katina — Dijo sin dejarme ir.
— ¿Quién crees que eres para hacerme esto? — Gruñí mientras que prácticamente me arrastraba hacia su auto.
— Cálmate, Katina.
— ¡Suéltame, me estás lastimando! — Dije tratando de soltarme de su agarre, pero fue un intento fallido.
— Entra al auto — Ordenó abriendo la puerta del copiloto.
— ¡No quiero! — Contesté pisoteando con el pie.
— No tienes que querer nada, te estoy dando una orden, así que entra — Sus ojos eran feroces.
Resoplé entrando al Mercedes. La mujer cerró la puerta y caminó al otro lado, para entrar.
— ¿Qué quieres? — Pregunté secamente.
Me miró y después regresó su atención al auto, alejándose del estacionamiento y dirigiéndonos a un lugar desconocido para mí.
— ¡Detén el auto y déjame salir! ¡Ahora!
Permaneció en silencio sin siquiera ponerme atención.
— ¡Maldita sea! ¿Estás escuchándome? — Prácticamente grité.
Yulia frenó el auto bruscamente, lanzándonos hacia adelante, para después mirarme furiosa.
— ¡Voy a llevarte a casa! ¿Puedes dejar de quejarte?
— No pedí esto, no quiero tu compañía — Crucé los brazos — Abre los malditos seguros y déjame salir.
— ¿Y qué compañía quieres? ¿La de Katya? — Preguntó enojada.
— No empieces, ya te dije que no tengo nada con ella.
— Bueno, no parecía eso cuando las vi abrazándose ayer.
— No todo es lo que parece Yulia, eres una idiota arrogante que no puede esperar para enterarse de lo que en realidad sucedió antes de acusarme.
Tuvimos una pelea de miradas fulminantes. Yulia entrecerró lo ojos y volvió su atención al camino, puso en marcha el auto y se estacionó a un lado del camino.
— ¿Qué estás haciendo? Te dije que quería irme.
— ¡Cierra la boca, Lena! — Dijo mientras se quitaba el cinturón y se acercaba a mí para besarme.
— ¡Ni siquiera lo pienses! — Le dije furiosa.
— ¿Por qué?
— ¡Porque no quiero besarte! — Sonrió sarcásticamente.
— Siempre quieres, Lena — Su tono era autoritario y presumido.
— ¡Prepotente! — Gruñí.
— Gruñona.
— ¡Arrogante!
— Cínica.
— ¡Perra!
Sonrió y con agilidad presionó el botón liberando mi cinturón de seguridad y jalándome hacia ella. En ese instante no pensé en nada más, sólo sentí sus labios sobre los míos, al principio no respondí, la empujaba, pero sostenía mi cuerpo firmante, evitando que me alejara. Buscó la más pequeña abertura para deslizar su lengua agresivamente sobre la mía.
— Suélteme… Ahora — Dije entre sus labios.
Ella parecía divertirse con mi agonía, sin hacerme caso, comenzó a descender sus besos hasta mi cuello, provocándome sensaciones familiares.
— Dios… — Dije casi en un gemido que me encargué de contener — No tienes derecho…
— Si lo tengo, desde el momento en que te hice mía — Susurró en mi oído.
Su cuerpo estaba prácticamente inclinado sobre el mío, movió su lengua aplicando presión sobre mi punto de pulso… ¡Perra!
— No, soy tuya, porque no te vas con tu ex ¿no era con ella con quien estabas pegada hoy? — Hablé empujándola.
Se alejó con una sonrisa, aun en la obscuridad podía ver sus ojos ardiendo de deseo.
— ¿Está celosa, señorita Katina? — Preguntó retándome.
— ¿Qué? ¡Por supuesto que no!
— A mí me parece que lo está, vi la furia en tu cara cuando la viste conmigo — Se acercó — ¿Sabes que incluso tus celos me excitan?
La miré con tanto enojo y deseo que… ¡AGH!
— Cállate, quien está muriendo de celos eres tu ¿acaso no confías en tu poder, Volkova? ¿Crees que vas a perder con tu mejor amiga? — Hablé sin misericordia.
Si ella me molestaba, la molestaría también, le demostraría que no sólo Ginger Apple tenía ese poder. Ella me miró y por un momento sentí miedo.
— No pierdo ante nadie, señorita Katina — Su tono fue arrogante.
— Si yo fuera tú, no estaría tan segura.
— Estoy completamente segura, se lo que te gusta.
Me jaló fuertemente haciendo que me sentara en sus piernas… ¡Joder!
— Y también se cómo hacerlo — Fueron sus últimas palabras antes de besarme nuevamente.
Yulia era agresiva y despiadada, sus manos se colaron bajo mi vestido, arrastrando sus uñas por mis muslos y deteniéndose en mi trasero, el cual apretó fuertemente, jadeé sobre sus labios casi dejando salir un gemido.
— Necesitas entender que eres mía y de nadie más, Katina.
— ¿Quién te garantiza eso?
Sonrió y deslizó lentamente su lengua sobre mis labios.
— Tu cuerpo — Dijo enfocando sus ojos en dirección a mis pechos — Y tus reacciones ¿o vas a decirme que no te gusta cuando te toco así? — Preguntó apretando mi trasero — ¿O cuando beso tu cuerpo de esta manera? — Susurró mientras besaba mi cuello y bajaba al valle de mis pechos.
Arqueé la espalda, olvidándome completamente de lo que me quedaba de cordura. Sentí su lengua deslizándose por mi piel, cerré los ojos y me dejé ir, sus manos viajaron por mi espalda, bajando lentamente el cierre de mi vestido el cual se encargó de quitar rápidamente dejándome en ropa interior.
— ¿Ves? Te encanta esto, apuesto a que estás completamente mojada — Susurró de una manera traviesa.
Sus manos fueron rápidas para deshacerse el broche de mi sostén. Gemí cuando sentí su boca chupar mis pechos con tanta lujuria.
— ¡Joder! Cógeme de una vez — Gemí llevando mis manos a su cabello.
Y como si una corriente de adrenalina atravesara nuestros cuerpos, Yulia rápidamente, pero con un poco de dificultad nos movió al asiento trasero donde podríamos tener más espacio, no quería más juegos, si nuestra pelea tenía que terminar en una buena cogida, lo haríamos. Me monté en su regazo otra vez, abriendo su blusa agresivamente. Su boca se movía junto a la mía de una manera que cortaba respiraciones, mientras que sus manos masajeaban mis pechos con intensidad.
— ¡Oh, sí! Así… — Gemí.
Con un poco de esfuerzo le quité la ropa a Yulia y también me quité la última que me quedaba, me sentía inerte, todo estaba pasando tan rápido e intenso que mi cuerpo parecía tener vida propia. Froté mi centro en el muslo de Yulia y ella empujó mi cuerpo de atrás hacia delante sin descanso, me sujetó de la cintura para recostarse en el asiento, acomodándonos de la mejor manera debido al poco espacio. Sus ojos me escaneaban con tanto deseo y lujuria, se veía tan sexy con su cabello desordenado y con pequeños mechones húmedos a causa del sudor, encajó su cuerpo con el mío, dejando nuestros centros en una intensa fricción.
— ¡Por dios! — Gemí, enterrando las uñas en el forro del auto.
Se movía con deseo, frotando su cuerpo con tanta intensidad que me sentía en llamas, quería más, más de ella.
— Te ves tan sexy — Gimió acelerando su velocidad.
Apoyé mis manos en las ventanas ya empañadas, haciéndome frotar en ella más rápido, gemíamos incesantemente, ella tenía la respiración totalmente salvaje y pesada.
— Más rápido — Dije sin fuerza.
Enterré las uñas en su cintura, empujándola para que continuara, estaba por tener un orgasmo.
— Voy a terminar en cualquier momento — Susurró.
— Vente, vente para mí — Dije, ya no tenía más pena o modestia.
La fricción de nuestros centros era enloquecedora, se movía rápido e intensamente debajo de mí, no podía soportarlo, tan pronto como sentí el orgasmo de Yulia, mi cuerpo entró en una deliciosa convulsión. Me incliné hacia ella en busca de más contacto hasta que no pude soportarlo más y exploté en un fuerte orgasmo. Yulia se apoyó en sus codos y me miró con una sonrisa satisfecha, podía ver las gotas de sudor deslizarse por su jodidamente maravilloso cuerpo, se levantó un poco y me atrajo hacia ella para besarme con pasión.
— Déjame probarte — Susurró sobre mis labios.
— Haz lo que quieras.
Nos miramos la una a la otra por un breve momento y vi la boca de Yulia curvarse en una sonrisa retadora, sin esperar más se recostó de nuevo.
— Ven aquí, Katina.
Miré el cuerpo de la mujer recostada en el asiento, dándome cuenta de la suerte que tenía por tenerla. Lentamente gateé hacia ella quedando con una pierna a cada lado de su cara, ella me miraba con una traviesa y tentadora sonrisa.
Cerré los ojos y tiré la cabeza hacia atrás cuando sentí su lengua tocar mi centro.
— ¡Oh, Yulia!
Abrí la boca cuando comenzó a chupar, la mujer parecía estar hambrienta, su lengua masajeaba mi clítoris con tanta habilidad que podía ver estrellas.
— Tiene un sabor delicioso, señorita Katina.
Lentamente me comencé a mover en ella, pero necesitaba más, me lamía lentamente como si estuviera jugando conmigo.
— Más, más rápido, Volkova — Hablé en un susurro.
No necesitaba verla para saber que estaba sonriendo, estaba torturándome. Su lengua circulaba lentamente mi clítoris de manera perfecta, pero ansiaba por presión, el sonido de succión me enloquecía, sólo podía gemir, sus manos subieron de mis muslos a mi estómago y se detuvieron en mi trasero el cual apretó.
— Joder, voy a matarte — Dije meciéndome en su cara — Déjame terminar de una vez.
Estaba sudorosa, mi cabello estaba suelto y era un total desastre, debía verme horrible, pero a ella parecía no importarle, pues me veía con deseo y placer.
— Como desee, señorita Katina — Dijo con voz ronca — Sólo quiero escucharla rogar.
— ¡Perra! Sólo hazlo, chúpame, cógeme, haz lo que quieras, pero dejarme terminar ya.
Sostuvo mis muslos fuertemente, mientras me chupaba fuertemente, sentí todo mi cuerpo temblar, su lengua presionaba violentamente justo donde quería. Me sujeté del forro del auto y me moví contra su lengua hasta que mi cuerpo entero comenzó a convulsionarse, gasté lo último de mi energía que me quedaba en ese orgasmo devastador. Yulia succionó hasta la última gota que salía de mí, se había venido de la misma manera y ni siquiera la había tocado.
Me sujeté del asiento para no caerme, ella salió de debajo de mí y se sentó quedando a la misma altura que yo, sus ojos parecían estar felices y satisfechos, se inclinó para tomar mis labios en un beso lento, dejándome sentir mi propio sabor.
— ¿Estoy perdonada? — Preguntó dejándome confundida.
Le sonreí y me acerqué a su cara para darle un beso rápido.
— Lo pensaré, Volkova — Le guiñé un ojo y comencé a recoger mi ropa.
Fue poco drama, pero esto no es nada comparado a lo que se viene (el siguiente capítulo sabrán a que me refiero) ¿Ustedes que hubieran hecho en el lugar de Yulia? ¿Creen que estuvo bien o mal como reaccionó con Lena y Katya? Comenten sus opiniones, inquietudes, sugerencias, lo que quieran, el punto es comentar (Insultos prefiero que se los reserven… XD) Nos leemos después. Espero y hayan disfrutado del maratón. Saludos para todas mis fieles lectoras!!!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A VIVALENZ28, Edirbr, Fati20, Volkatinale92, LENYNK, Ely y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Bueno esperemos el siguiente cap Se agradece el maratón
LENYNK- Mensajes : 20
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Edirbr- Mensajes : 105
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Fati20- Mensajes : 1284
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Edad : 31
Localización : Venezuela
A psichobitch2 le gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
psichobitch2- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Edad : 31
Localización : New York - EEUU
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!!
[Lena]
Después de un largo día me recosté en la cama y empecé a reflexionar sobre todo lo que paso, todo pasaba en mi cabeza como una película, tanto los buenos como los malos momentos, todos se recrearon en mi mente.
[Flashback]
Después de lo sucedido con Yulia, hablamos un rato más frente a mi edificio.
— ¿Segura que no quieres dormir conmigo? — Preguntó después de apagar el coche.
La idea de ir a su casa y dormir con ella era tentadora, si en realidad fuéramos a dormir.
— Si me gustaría, pero todavía no es el momento.
Me miró sin entender.
— No sé a qué le tienes miedo Lena, ya somos adultas.
— Lo sé, pero no lo entenderías.
— Dame aunque sea una razón.
— No quiero que la gente empiece a hablar, no quiero ser otra más — Dije mirándola a los ojos.
Me miró con los ojos entrecerrados y acarició mi rostro gentilmente.
— Tú nunca serás otra más, te lo aseguro — Dijo con toda la sinceridad del mundo.
— ¿Por qué lo dices?
Sonrió y apretó el volante con sus manos.
— No soy buena hablando sobre estas cosas, Lena.
Por primera vez vi a una Yulia tímida.
— Sólo dilo.
— Otro día te lo diré ¿vale?
Le sonreí, asintiendo con la cabeza.
— Te prometo que lo haré, sólo creo que ahorita no es el momento.
— ¿Y cuándo lo será?
— Ese es un secreto, señorita Katina — Dijo robándome un beso.
— ¿Quieres entrar? — Pregunté con una sonrisa.
— ¿Acaso eres insaciable?
— Tal vez… — Susurré con picardía.
— Dios escuche mis plegarias — Ambas reímos — Pero no entraré, no se vería bien, además tus amigas están adentro y pues no creo que sea buena idea.
— Okey, será en otro momento.
— Buenas noches, Lena.
— Buenas noches, señorita Volkova — Dije muy cerca de sus labios.
Se acercó y me mordió el labio.
— Sueña conmigo, Yulia — Dije saliendo del auto.
Me miró con una sonrisa, ya estaba afuera, pero me acerqué a la ventana.
— Siempre lo hago, Katina.
Sonreí y me acerqué para darle un suave beso.
— Nos vemos después.
— Nos vemos, Lena.
[Fin del Flashback]
Abrí mis ojos al sentir que mi celular vibraba, pasé mis manos sobre la cama hasta que lo encontré. Lo tomé para desbloquearlo y leer el mensaje que me había llegado.
YV: Todavía no acepto tu ausencia en mi cama.
Sonreí inconscientemente. Eran las dos de la mañana y esta mujer pensaba en mí al igual que yo en ella, un sentimiento inexplicable se apoderó de mí, al saber que Yulia pensaba en mí.
LK: Deberías de estar durmiendo ¿Qué haces despierta tan tarde?
YV: No podía dormir, estaba pensando en algunas cosas.
LK: ¿Puedo saber en qué estabas pensando?
Tardó unos minutos, pero al final respondió.
YV: Estaba pensando en una hermosa mujer llamada Lena Katina ¿la conoces?
Sonreí al instante de leer el mensaje, todo era diferente, Yulia tenía diferentes caras las cuales aún estaba conociendo. Podría decir que ella era un conjunto de sensaciones, podía ser sexy y excitante y al mismo tiempo dulce y delicada.
LK: Mmm… La conozco, me ha hablado mucho de ti.
YV: ¿Sobre mí? ¿Qué te ha dicho?
LK: Es un secreto, Volkova.
YV: Estás llena de secretos ¿no es así? Algún día los sabré todos.
Confieso que en ese momento mi corazón se detuvo, el miedo de que descubriera todo sobre mi, era cada vez mayor.
LK: ¿Yo? Para nada.
Tardó más de lo normal en responder, mi ansiedad crecía gradualmente.
YV: Lena…
Amaba cuando me llamaba por mi apodo.
LK: Dime.
YV: ¿Pasarías el fin de semana conmigo? Esta vez no es una orden, sino una oferta.
Esta no era mi jefa, no era la arrogante y mandona Yulia, ella era la mujer de hermosa sonrisa que había visto en casa de sus padres.
Debí de haber tardado mucho en responder porque recibí otro mensaje de ella.
YV: Entonces… ¿Aceptas?
LK: Si, acepto.
YV: Perfecto señorita Katina, paso por usted mañana, ahora duerme, tendremos un largo fin de semana por delante, buenas noches y si es posible, sueña conmigo que ten por seguro que yo soñaré contigo.
¿Acaso estaba bromeando? Tuve una sensación de felicidad, Yulia estaba siendo amorosa y eso me gustaba. Puse mi celular en la mesita de noche y cerré mis ojos pensando en todo lo que podría pasar estando con ella.
[…]
Me desperté con el sonido de alguien golpeando la puerta ¿Quién podría ser a esta hora? Me tallé los ojos y miré el reloj, eran las 6:30 ¿Sería Yulia? No creo.
Salí de la cama y me puse mis pantuflas para caminar hasta la puerta. Miré por la mirilla y vi a Inessa y a Anya.
“Me pregunto que habrá pasado”, pensé mientras abría la puerta, recibiendo un abrazo de Anya.
— ¡Lenita! — La pequeña prácticamente gritó mientras me abrazaba.
Envolví a la pequeña con mis brazos, sintiendo los suyos alrededor de mi cintura. Miré a Inessa quien me miraba seriamente prestando atención a cada movimiento que hacía.
— ¿Qué pasó? — Pregunté confundida.
— Traje a tu hermana porque tengo que viajar y no puedo llevarla conmigo, así que, quédate con ella hasta que regrese — Dijo mientras me entregaba una mochila.
— Mamá me dejó quedarme contigo, Lenita ¿no es genial? — Anya preguntó muy contenta.
— Claro que lo es Any, es maravilloso.
— Espero que no le enseñes cosas malas a tu hermana — Inessa dijo con disgusto.
— Te garantizo que al contrario de ti, yo sólo tengo cosas buenas para mi hermana.
— Me imagino muy bien lo que puedes enseñarle.
— ¿Ah, en serio?
— Claro, no puedo esperar mucho de ti, Lena.
— No te permitiré que me insultes en mi casa, vete de aquí — Dije con enojo.
— ¿Esa es manera de hablarle a tu madre?
— ¿Ahora eres mi madre? Lo siento, pero tú no eres mi madre.
Su mirada no era una de las mejores, pude ver en su mirada algo de enojo ante mi comentario.
— ¿Lena? ¿Qué pasa? — Escuché la voz de Nastya.
Se acercó con cara de adormilada que se convirtió en una seria en el momento en que vio a Inessa enfrente de mí.
— La vida es buena ¿no? Como para dormir a esta hora — Inessa exclamó con burla.
— Lo era hasta que vi su presencia en mi casa — Nastya dijo seriamente.
Inessa rodó los ojos y se cruzó de brazos.
— ¡Nastya! — Anya corrió hacia los brazos de mi amiga.
— Hola, pequeña, es grandioso volver a verte — Dijo recibiendo a la pequeña.
— Me quedaré aquí unos días ¿crees que podamos bailar esas canciones de nuevo?
— Claro que lo haremos — Nastya se separó de la pequeña.
Sonreí al ver a mis dos hermanas, pero dejé de hacerlo cuando volví a ver a Inessa.
— Cuida bien de tu hermana, Lena, tan pronto como regrese vendré por ella.
— No te preocupes, buen viaje.
Intercambié una última mirada con la mujer que decía ser mi madre. En su tiempo la quise mucho, pero hoy, ya no sabía que es lo que sentía, ni pensaba sobre la mujer que tenía enfrente, después de todo lo que había vivido con ella, el sentimiento que le tenía se había desvanecido.
— Regresaré pronto — Fueron sus últimas palabras antes de irse.
Cerré la puerta, teniendo ese sentimiento que tengo cada que la veo, sus provocaciones siempre me desanimaban, no importaba que tan fuerte quisiera ser, siempre lograba dejarme débil. Respiré profundo viendo a la pequeña quien me miraba con una hermosa sonrisa, ella era mi todo, ella era quien me daba la fuerza que necesitaba para continuar.
— Estoy tan feliz, vamos a divertirnos mucho ¿verdad?
— Claro que lo haremos, Any.
La pequeña corrió hacia mí, abrazándome con fuerza.
— Te extrañé, Gingi.
— Yo siempre te extraño, Any — Le di una pequeña sonrisa.
— Ven conmigo, vamos a despertar a Oksana — Nastya dijo tomando de la mano a Anya quien reía.
Era asombroso verlas juntas, sonreí mientras las veía ir por el pasillo para ir a la habitación de Oksana. Di una última mirada antes de ir a la cocina para preparar el desayuno, minutos después todas estábamos en la mesa, hablábamos de como Oksana despertó espantada esa mañana, era de esperarse, Any y Nastya se lanzaron sobre ella al mismo tiempo.
— Fui aplastada — Oksana dijo comiendo de sus hot cakes.
— Fue con amor Oksana, no te enojes.
— Hubieras visto Lena, Nastya se aventó encima de Oksana — Anya dijo riendo.
— Lo sé muy bien, ella hace lo mismo conmigo.
— ¿Y has muerto? No, así que dejen el drama — Nastya dijo engreída.
— Al menos contigo fue más tranquilo, yo también terminé pintada como payaso.
Me reí de Oksana.
— En mi defensa, fue idea de Any — Nastya dijo levantando las manos en forma de inocencia.
— ¡Anya! — La reprendí y ella rió haciéndome reír también.
Tomé un poco de café cuando mi celular vibró, era un mensaje.
YV: Yuri te está esperando abajo.
Oh por dios, me había olvidado de Yulia, ya no podría ir con ella, no con Anya.
Me levanté de la mesa y caminé hacia la ventana. El mercedes negro de Yulia estaba afuera del edifico, Yuri permanecía parado como un buen empleado. No pasó mucho cuando mi teléfono comenzó a vibrar de nuevo, esta vez con una llamada.
— Buenos días, Lena ¿Recibiste mi mensaje?
— Buenos días.
— ¿Pasa algo? — Sonaba preocupada.
— No podré ir contigo, Yulia.
Se quedó en silencio por algunos segundos, de seguro estaba enojada por mi decisión.
— ¿Puedo saber porqué?
— Claro, mi madre trajo a mi hermana para que se quedara conmigo y no me pude negar.
— Entiendo — Esas fueron sus palabras.
Yulia sabía un poco sobre mi situación, el último fin de semana que pasamos juntas, escuchó mi historia y sabía que tan importante era Anya para mí.
— ¿Estás enojada? — Pregunté mientras me mordía el labio esperando una respuesta negativa.
— No, solo decepcionada, confieso que estaba emocionada por estar contigo.
Sonreí cuando escuché su dulce voz del otro lado de la línea.
— ¿Ligando por teléfono, Lena? — Escuché decir a Nastya.
Yulia se rió del otro lado de la línea.
— ¿Ves lo que tengo que soportar?
— Si — Soltó una leve risa.
— En verdad gracias por la invitación y siento mucho no poder ir.
— Claro que irás, Katina.
Entrecerré los ojos sin entender lo que decía.
— Pero no puedo Volkova, comprende.
— Claro que puedes, empaca tus cosas y trae a Anya contigo.
— Yulia…
— Esto no es una oferta…
— Es una orden — Completé la frase.
— Exacto, apuesto que le encantará y así me puedes presentar a tu hermana menor.
— ¿Estás segura?
— Te veré en media hora — Dijo antes de colgar.
Sonreí al teléfono, sin creer lo que estaba pasando, Yulia estaba decidida a pasar el fin de semana conmigo y como no acepta un “no”, lo único que pude hacer fue aceptar.
[Yulia]
Confieso que estaba impaciente debido a su retraso, no le di oportunidad para que me dijera si vendría o no. Caminaba de un lado a otro dentro de la oficina pensando y preguntándome si esto era correcto, me estaba involucrando con ella y eso era sinónimo de sentimientos y fragilidad. Cerré los ojos respirando profundamente, pidiendo por fuerza para seguir adelante hasta que escuché unos golpes en la puerta.
— Adelante.
Lena entró a la oficina con una hermosa sonrisa, a diferencia de los demás días, venía casual, llevaba unos jeans azul marino, una playera blanca con un suéter rosa con manchas negras y unas botas negras y su cabello estaba lacio.
— Ya estaba pensando que no vendrías — Dije mientras me acercaba.
— No debí de haber venido, pero…
— Pero quieres estar conmigo, tanto como yo — Dije tomándola de la cintura y jalándola hacia mí.
— Yulia, estamos en la oficina — Dijo con algo de miedo mientras se alejaba un poco.
No le di tiempo para pensar, la jalé robándole un beso. Ella ni siquiera se negó, al contrario, puso sus brazos alrededor de mi cuello y me correspondió, pero nos separamos en el momento en el que alguien abrió la puerta.
— ¡Dios! — Lena gritó separándose de mí.
— Oh, lo siento Gingi, te estaba buscando — Dijo una niña pequeña que nos miraba fijamente.
— Está bien, ven, te quiero presentar a alguien.
La pequeña se acercó a nosotras un poco curiosa, sus gestos eran muy parecidos a los de la mujer que estaba a mi lado.
— Ella es mi hermana, Anya Katina, Any ella es…
— Yulia Volkova, lo sé.
Sonreí preguntándome como es que la pequeña sabía de mí.
— ¿La he visto antes, señorita? — Le pregunté a la pequeña con una sonrisa.
— No, pero yo te he visto en revistas y Lenita habla mucho de ti.
Lena sonrió avergonzada.
— Espero que cosas buenas.
— Claro que sí, dice que eres muy hermosa, como una modelo.
— ¿Oh, en serio? Creo que debemos hablar más sobre eso, Any.
— No, no deben, eso se supone que era un secreto, Any — Lena dijo sonriendo.
— Me hubieras dicho antes, Gingi — La pequeña le susurró, haciéndome reír.
— ¿Gingi? — Pregunté confundida.
— Cosas de familia — Lena sonrió desganada.
— Vale, entonces… Creo que debemos irnos.
— ¿A dónde iremos, Yulia? — Anya preguntó.
— Ahorita iremos a mi helicóptero.
— ¡Oh por dios! ¿Un helicóptero? ¿Sabes volarlo?
— Claro, pero no seré yo quien vuele esta vez, tengo a alguien para hacerlo ¿has volando en uno antes?
— Nunca, pero siempre quise hacerlo ¿verdad, Gingi?
Lena nos miró con una sonrisa.
— Eso es verdad.
— Perfecto, lo amarás Any, le diré a Sasha que te lleve enfrente ¿te parece?
— Siiii… — La pequeña exclamó emocionada.
[…]
— Woow… esto es asombroso — Anya dijo deslumbrada.
La pequeña estaba sentada al lado del piloto, teniendo la mejor vista del helicóptero. Miré a Lena que estaba sonriendo, era claro lo mucho que amaba a su hermana, la sonrisa de Anya era la de Lena y la de ella era la mía. La pelirroja me miró de una forma tan intensa y amorosa, que casi muero en ese momento.
— Te prometo que este será el primero de los mejores fines de semana de tu vida, Katina.
— Estoy segura de que lo será, Yulia.
Sostuvimos la mirada por algunos segundos, en esa fracción de tiempo me sentí ligera, como nunca me había sentido antes, este era el poder que Lena tenía sobre mí, sus ojos verdigrises y su hermosa sonrisa me hacía sentir ligera y feliz, sabía lo que estaba pasando y no podía creerlo ¿Cómo lo había hecho? ¿Cómo destruyó la barrera que había construido alrededor de mí por tantos años? ¿Qué tenía ella para hacer tal cosa?
— ¿Yulia? — Dijo sacándome de mis pensamientos.
— Dime.
— Gracias.
— ¿Por qué?
— Por todo.
Llevé una mano a su cara, acercándola a mí para besarla lentamente, disfrutando del sabor que tenía.
— Aún no he hecho nada, pero lo haré.
Pude ver como Anya nos observaba con una sonrisa, le hice una señal para que guardara el secreto y ella asintió.
[Tasha]
Estaba preparada para recuperar a Yulia, ella estaba en una pelea por su secretaria con su mejor amiga. Ginger Apple por el otro lado era sólo una ramera de un club, no tenía ni la más mínima oportunidad de quitarme a Yulia, para nada.
— ¿Dónde está Yulia? — Le pregunté al hombre de uniforme negro.
— No conozco esa información, señorita — Dijo seriamente.
— A mí no me engañas, eres el de seguridad.
— Exacto, sólo soy el de seguridad.
Giré los ojos mientras bufaba.
Entré al edificio y sólo algunos empleados estaban allí, les pregunté sobre Yulia y únicamente me dijeron que se había ido, en la parte trasera pude ver a Lenin entrando al elevador, corrí en su dirección, probablemente él sabía dónde estaba su mejor amiga.
— ¡Lenin! — Lo saludé y él sonrió.
Al lado de él estaba una mujer atractiva que giró los ojos cuando me vio. Puse una mano entre las puertas del elevador para evitar que se cerrara, cuando las puertas se abrieron, entré.
— ¿Todo está bien, Tasha?
— Si, todo bien, pero quiero saber si podrías decirme donde está tu amiga.
— No lo sé — Contestó rápidamente.
— Vamos, Lenin, conozco tu amistad con Yulia, así que dímelo, sé que ella te cuenta todo.
El chico pareció pensarlo.
— No lo sé Tasha, de verdad.
— Escuché que se fue en el helicóptero — Insistí — Solo quiero saber a dónde fue ¿puedes decírmelo?
— No lo sabe ¿no entiendes eso? — Habló la mujer de forma atrevida.
La miré con enfado ¿Quién cree que es para hablarme así?
— ¿Y tú quién eres?
—Nastya Nobokova, un gusto conocerla — Dijo de forma burlona.
Lenin se aclaró la garganta.
— ¿Alguien te dio el derecho de hablarme así? ¿Sabes quién soy?
— Si, la molesta ex de mi jefa.
— Puedo hacer que te despidan ¿sabías?
— No cariño, no puedes, tú no eres nadie aquí.
— Chicas… — Lenin comenzó.
— ¡Ah! Ya sé quién eres, eres la amiga de la secretaria ¿no?
— Sí, soy amiga de Lena, la novia de Yulia.
¿Novia? ¿De qué diablos estaba hablando? Yulia estaba que hervía de odio por ella ayer.
— ¿Estás loca? Yulia no quiere ver a tu amiga ni en pintura — Dije riéndome sarcásticamente, la chica esbozó una sonrisa cínica.
— ¿Estás segura? Porque las dos están en camino hacia un perfecto fin de semana ¿lo sabías?
— Nastya… — Susurró Lenin.
No podía describir el odio que me consumió en ese momento, imaginar a Yulia y a la secretaria juntas fue de lo peor, no sabía con quién estaba jugando, para nada.
— Tienes que estar bromeando.
— No, simplemente te traigo a la realidad, deja de entrometerte, Yulia ya no te quiere.
Las puertas del elevador se abrieron y en ese momento me fui del lugar. Separaría a esas dos a como diera lugar, Lena Katina no se quedaría con ella. Dejé Industrias Volkov con una rabia que no podía describir, sentía el cuerpo caliente y la cabeza me iba a explotar, si pensaban que me iba a rendir, estaban muy equivocadas y sabía quién podría ayudarme con esto.
— Encuéntrame en el restaurante de la esquina de Imperium en veinte minutos, necesito de tu ayuda.
[…]
Entré al restaurante y vi a Tasya sentada al fondo del lugar jugando con su taza de café con impaciencia, caminé hasta ella, sentándome enfrente.
— Pensé que no vendrías, me estaba cansando de esperarte — Se quejó.
— Deja de quejarte, sabes que te pago muy bien por cada información que me das.
Le hice una seña a la mesera quien se acercó rápidamente.
— Tráeme un café sin azúcar, por favor.
La chica escribió la orden y se retiró.
— ¿Qué quieres, Tasha?
— Quiero que me ayudes a separar a una mujer de Yulia.
— ¿Otra? — Preguntó burlona.
— Si, una caza fortunas que está en sus brazos en este momento.
— ¿Y cómo puedo ayudarte? — Preguntó la mujer tomando de su café.
— Quiero que la secretaria descubra que Yulia está teniendo una aventura con Ginger Apple.
Tasya entrecerró los ojos, analizando mi plan.
— Estás loca, Yulia puede enviar a alguien para matarme — Exclamó.
— No seas idiota, Yulia no haría tal cosa.
— ¿Qué recibo a cambio?
— Mucho dinero, cariño.
— Mira, yo no podría ayudarte con eso, pero sé de alguien que podría hacerlo.
— Mejor que tú, sé que hay muchos.
Tasya rodó los ojos.
— Como sea, te daré el número de alguien que conoce mucho mejor a Ginger Apple, ella te dará toda la información que necesites.
— Perfecto, anota el número.
Tasya tomó una pluma y anotó el número en una servilleta.
— ¿Cómo se llama? — Pregunté mirando el número.
— Mila Vodianova, es la dueña de Imperium.
— Mmm… Creo que será mejor charlar con ella en persona, llévame con ella.
[…]
Entramos a Imperium, el lugar estaba completamente vacío, sólo estaba el personal de limpieza, Tasya me guió por los pasillos del club hacia donde estaba la oficina de la dueña.
— ¿Mila? — Pregunto Tasya mientras tocaba.
— Adelante.
Tasya me sonrió y después abrió la puerta, en cuanto entré, me topé con una mujer de apariencia elegante.
— Mila, traje a una amiga que quiere hablar contigo.
Le sonreí a la mujer que se puso de pie, mirándome de pies a cabeza.
— ¿Cómo te llamas?
— Natasha Odintsova o Tasha, un placer.
— El placer es todo mío, toma asiento.
Me senté frente a su escritorio y Tasya salió del lugar.
— ¿Quieres algo de beber? — Preguntó.
— Un Martini, por favor.
Caminó hasta el pequeño bar y sirvió dos copas.
— ¿Puedo saber la razón de tu visita? — Peguntó dándome la copa y regresando a su silla.
— Claro, te tengo una propuesta.
— Soy toda oídos — Dijo sonriendo.
— Seré honesta contigo, soy la esposa de Yulia Volkova, la mujer que está teniendo una aventura con una de tus bailarinas, exactamente con Ginger Apple.
La mujer me miró sorprendida y al mismo tiempo curiosa.
— ¿Y dónde encajo en todo esto?
— Necesito información, Yulia también está teniendo una aventura con otra mujer.
— Por dios, a Yulia en verdad le gustan las mujeres ¿no es así? — Dijo con una sonrisa.
— Demasiado, pero quiero quitarlas a ambas de mi camino y necesito de tu ayuda.
— ¿Qué te hace pensar que te voy a ayudar?
— Verás, conozco a Yulia y el poder que tiene y si Ginger Apple sigue enredándose con ella, no le tomará mucho tiempo para que salga de aquí.
— ¿Qué quieres decir?
— Que en el momento que decida que Ginger Apple le pertenece, ya no le permitirá bailar y como resultado, perderás a tu mina de oro.
Mila permaneció seria, probablemente pensando en la posibilidad, no estaba totalmente equivocada, conocía muy bien a Yulia y su deseo de controlarlo todo.
— Ginger Apple jamás me dejaría colgada.
— Lo haría, una mujer locamente enamorada, hace cualquier cosa.
— No estoy de acuerdo.
— No necesito que me respondas de inmediato, sólo piénsalo ¿vale?
— No tengo nada que pensar.
— Si lo tienes, dejaré mi número aquí y cuando tengas una decisión, llámame.
Tomé una tarjeta de mi bolso y se la entregué.
— Piénsalo cuidadosamente y después me llamas — Dije con una sonrisa antes de salir de su oficina.
[Lena]
Este día no podía ser mejor de lo que ya lo era, primero Anya se quedó conmigo el fin de semana, a pesar de la indeseada visita de Inessa, la pequeña se encargó de alegrarme y para complementarlo, estaba con Yulia, ambas parecían llevarse de maravilla, la mujer que creí se portaría seria e impaciente estaba enamorada de mi hermanita, quien por cierto, la amaba.
Las dos estaban entretenidas en uno de los juegos del parque de diversiones al cual Yulia se había empeñado en llevar a Anya. Habíamos llegado temprano a su casa de campo, el vuelo fue completamente tranquilo, Any había hablado por horas de lo divertido que había sido volar en helicóptero.
— Yulia ¿ganarías ese para mí? — Escuché la voz de Anya delante de la máquina de peluches.
— Lo intentaré, pequeña, vamos.
Yulia y Anya caminaron tomadas de la mano en dirección a la mujer que vendía los boletos, yo sólo las miraba, era bueno verlas así, era como si dos partes de mí se juntaran en una sola. La pelinegra movía cuidadosamente los controles de la máquina para atrapar el peluche que quería mi hermana quien tenía los dedos cruzados.
— Ya casi — Murmuró Yulia concentrada.
La pinza atrapó el conejo blanco, llevándolo a la abertura donde Any lo recogió.
— Siii… — Gritó Anya emocionada.
— Dame esos cinco, Any — Yulia dijo levantando la mano para que Anya pudiera chocar las palmas.
— ¿A mí no me darás uno? — Pregunté acercándome.
— Claro, Lena ¿Cuál quieres?
Observé todos los peluches y escogí el más difícil, quería saber si era realmente buena en todo.
— Si puedes conseguir ese, te recompensaré más tarde — Le dije de forma traviesa, para que sólo ella pudiera entender.
Ella torció la boca en una sonrisa y regresó su atención a la máquina.
— Que dios me ayude — La escuché murmurar.
Me acerqué a ella y me quedé pegada a su espalda y sin perder la concentración guió la pinza al peluche que había elegido y por mera suerte o habilidad, la pinza tomó el osito café y lo llevó a la abertura.
— Quiero doble recompensa, señorita Katina.
Tenía la boca abierta ante la mujer que me entregó el peluche.
— Aquí tienes.
Se acercó y se inclinó para besarme rápidamente, para después guiñarme el ojo.
— Eres mala.
— Lo sé — Dijo sonriendo.
— ¿Ya podemos comer? — Preguntó Anya.
— Acabamos de comer hace rato, Any.
— Pero ya tengo hambre, Gingi.
Yulia rió.
— Déjala Lena, vamos a comer algo, yo también tengo hambre ¿Qué tal si vamos por pizza, mini Katina? — Le preguntó a mi hermanita.
— ¡Si!
— Yulia, solo han pasado unas horas y ya la estás malcriando.
Me miró y me tomó por la cintura para acercarme a ella.
— Déjala divertirse Lena, tómalo como un descanso para ti y tu hermana.
— Si Lenita, escucha a Yulia.
Yulia levantó una ceja de forma presumida.
— ¿Acaso es un complot?
— Tal vez.
— Sólo esperen y verán las dos…
— Si sólo supieras ¿verdad, Any?
— ¿Si supiera qué? — Pregunté rápidamente.
— Nada — Respondió Yulia con una sonrisa burlona.
— Pobre Lenita, no sabe nada.
Las miré a ambas, al parecer habían conspirado contra mí, sólo necesitaba saber sobre qué. Caminamos hacia el auto, le abrí la puerta trasera a Any para que subiera y después me subí en el asiento del copiloto.
— Dijo que eras maravillosa.
— ¡Anya Katina! — Regañé a la pequeña que sólo soltó una carcajada.
— ¿Qué más? — Preguntó Yulia encendido el coche.
— ¡Basta! — Grité.
— Dijo que eras mandona y arrogante, pero que eso le encantaba.
— ¿Así que soy mandona y arrogante, Katina? — Preguntó disfrazando la voz con una sonrisa traviesa.
La miré.
— Si, lo eres.
— Pero te gusta ¿no? — Preguntó descansando su mano en mi muslo.
Respiré profundo sintiendo la calidez en mi pierna.
— Si, dice que le encanta — Dijo Anya mirándonos a ambas.
Yulia rió divertida y condujo hasta la pizzería que Any había elegido.
[…]
— ¡Está buena! — Any dijo dándole una mordida a su pizza.
— Es verdad, está deliciosa.
— ¿Podemos pedir otra mañana, Yul?
— No, mañana haremos nuestra propia pizza.
— ¿En serio? — Preguntó emocionada.
— Claro, la cocina necesita ser usada al menos una vez.
— Eso será genial, Yul.
Era divertido ver a la pequeña emocionada, amaba todos los planes que Yulia hacía para complacerla, si ella trataba a mi hermana de esta manera para conquistarme, me sentiría mal, pero sentía que todo esto era sincero, ambas se llevaban bien.
Intercambié algunas caricias con Yulia hasta que mi celular sonó y vi en la pantalla el nombre de Mila. Respiré profundo, sintiendo el aire llenarse de miedo. Me levanté de la mesa y Yulia asintió con una sonrisa, caminé lejos dejando a las dos hablando alegremente.
— Al fin pude comunicarme contigo, Ginger Apple — Dijo algo molesta.
— Perdón, estaba ocupada.
— Está bien, te necesito aquí esta noche.
— Mila, hoy tengo día libre.
— Lo se Ginger Apple, pero tengo a uno de los clientes más importantes de la ciudad aquí para un show especial.
— Sabes que no hago shows especiales — Dije seriamente.
— Escuché que lo hiciste para Yulia Volkova.
Me quedé callada unos momentos.
— Eso fue una excepción.
— Bueno, entonces esto será otra excepción.
— Lo siento, pero no puedo ir.
— ¿Puedo saber por qué?
— No estoy en la ciudad.
— Ginger Apple, tenemos un acuerdo.
— Si y lo he cumplido, pero hoy es mi día libre.
— ¿Con quién estas? — Su voz se escuchaba molesta.
— ¿Por qué quieres saber eso?
La mujer bufó al otro lado de la línea.
— Ginger Apple, te quiero aquí en quince minutos.
— No tengo como ir, así que no iré, buenas noches — Dije antes de cortar la llamada.
Nunca le había dicho que no a Mila, pero en este momento, Ginger Apple era lo que menos me importaba.
Miré a Yulia y a Anya que reían en la mesa a unos metros de mí, ellas era los más importante en este momento.
[Mila]
— No tengo como ir, así que no iré, buenas noches.
Esas fueron sus últimas palabras antes de colgarme. Esto no estaba pasando, en años, Ginger Apple nunca había desobedecido una orden mía, nunca, al parecer Tasha tenía razón, Yulia Volkova podría arruinar todo. Apreté el vaso de Vodka que tenía en la mano, lanzándolo bruscamente hacia el espejo que estaba delante de mí, haciendo que se rompiera en mil pedazos.
— No la alejarás de mí, Yulia. Ginger Apple es mi creación y quien la controla soy yo.
Tomé el teléfono y marqué rápidamente el número que estaba en la tarjeta, no le tomó mucho para responder.
— Odintsova, cuenta conmigo para lo que necesites, seré tu alidada en este juego tuyo — Dije totalmente convencida.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
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A VIVALENZ28, Edirbr, Fati20, Volkatinale92, LENYNK, Ely y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!
Capítulo 28 (Sentimientos)
[Yulia]
Me estiré lentamente sintiendo poco a poco todo mi cuerpo relajarse. Me froté los ojos evitando abrirlos debido a la luz que entraba en la habitación, segundos después me senté en la cama y vi a Lena durmiendo tranquila y profundamente.
“Debe estar cansada”, pensé sonriendo al imaginar el por qué.
Deslicé mi mano por su espalda desnuda. Estaba cubierta solamente por la sabana fina que nos cubría. Le di un pequeño beso en su piel, me levanté y fui al baño para tomar una ducha rápida. La dejé durmiendo un poco más, era su día libre, salí de la habitación para entrar en la habitación donde Anya dormía de la misma forma ¿Era cosa de familia dormir tan profundo? Me acerqué a la pequeña, deslizando mi mano por su cabello, no había duda de que ambas eran hermanas, Anya era la copia de Lena. Plasmé un beso con cariño en su frente y salí de la habitación.
Esa mañana me sentía diferente, solía no involucrarme profundamente con alguien en tan poco tiempo, pero las cosas con Lena parecían volar, cuando menos lo esperaba estaba en mi mente, tomando todo dentro de mí, su manera dulce y atractiva me dejaba sin reacción, podría amarla y odiarla al mismo tiempo, la quería en todos los sentidos. Sabía lo que sentía, pero no era el momento de admitirlo, me gustaría mantenerlo guardado por un poco más de tiempo, pero sabía que a pesar de todo había alguien entre nosotras, alguien que también poseía tal poder sobre mi como Lena y ese alguien era Ginger Apple. Tal vez nadie podía entender lo que sentía, no entenderían el cómo estaba dividida entre dos mujeres. Ginger Apple y Lena habían puesto mi mundo al revés, ambas me hacían sentir diferentes sensaciones que me fascinaban, podía sentirme en el cielo con Lena y en el infierno con Ginger Apple, eran como las dos caras de la moneda, las amaba, me encantaba ¿eso podría ser posible? “¿Acaso Dios podría ser bueno y hacerlas una sola?”, negué con la cabeza mientras tomaba algunos ingredientes para preparar el desayuno, las dos hermanas se merecían mimos por los momentos maravillosos que me estaban dando.
¿Podría tener esto con Ginger Apple? No. Eso era lo que ella no podía darme, Lena era la mujer perfecta: dulce, atractiva y hermosa, una mujer completa. Sonreí mientras preparaba los hot cakes. Sinceramente era muy buena en la cocina, vertí un poco de chocolate como cobertura, apostando a que a Anya le encantaría, la hermanita de Lena era una chica muy inteligente y educada, para mi sorpresa nos habíamos llevado muy bien, esa pequeña era un amor. Puse todo en dos bandejas, había hecho de todo: fruta, café, jugo, huevos y hot cakes.
“Les va a encantar”, pensé mientras colocaba una pequeña flor en cada bandeja. Caminé hasta la habitación de Anya dejando su desayuno al lado de la cama, después fui a mi habitación donde Lena dormía, abrí la puerta lentamente para no hacer ruido, pero me encontré con una hermosa vista delante de mí: Lena estaba despertando, estaba sentada en la cama, estirando sus brazos y moviendo su cuello, estaba completamente desnuda, las sabanas solo cubrían sus piernas.
— Al fin despiertas — Dije sonriendo.
Volteó su cabeza con una amplia sonrisa. Maldita sea, esa sonrisa acababa conmigo.
— ¿Qué hora es? El sol está maravilloso — Dijo levantándose y acercándose a la gran ventana.
— No sé, pero no creo que sea tan temprano — Dije caminando hacia ella, colocando la bandeja en la cama.
— Woow… ese es un buen desayuno — Dijo mirando la bandeja.
— Dije que tenía grandes habilidades en la cocina, señorita Katina — Dije robándole un beso.
— En realidad se ve bien, ahora la pregunta es, si el sabor es bueno.
Entrecerré los ojos, Lena tomó la pequeña flor, poniéndola en su oreja. Con la flor se veía mucho más hermosa.
— Me dejas débil por lo hermosa que eres.
— ¿Lo hago? — Arqueó una ceja.
— Mucho.
Lena sonrió maliciosamente, mientras se acercaba a mí, yo estaba sentada en la cama, así que se sentaba en mi regazo, dios mío, estaba completamente desnuda.
— Si te quedas allí por mucho tiempo, no será el desayuno el que coma.
Deslizó la lengua por sus labios y sonrió.
— El sexo por la mañana es bueno para la salud ¿no? — Preguntó fingiendo inocencia.
Deslicé mis manos hasta sus caderas, abrazándola con fuerza.
— Eso es lo que dicen, si gustas podemos probarlo — Dije colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja.
Se mordió el labio y analicé cada movimiento, la acerqué a mi rostro sosteniendo la mirada durante algunos segundos, mientras que una de mis manos reorganizaba algunos de sus mechones.
— Eres hermosa.
Me quedé mirándola a los ojos, me sentía feliz, mi corazón latía con fuerza y mi respiración iba lenta, una mezcla de sentimientos desconocidos me tomaron haciendo que viera mi futuro a su lado a través de sus ojos color verdes con tonalidades grises. Sabía que estaba perdida.
— Lena…
— ¿Si? — Preguntó con ilusión, como si supiera lo que le quería decir.
Respiré profundamente sintiendo mi corazón perder el ritmo ¿Ahora sería el momento adecuado? Cerré los ojos y los abrí de nuevo antes de hablar.
— Te amo…
Su expresión fue de sorpresa al escuchar esas palabras, me miraba estática, no sé si fue demasiado pronto, pero fue lo que sentí en ese momento y por alguna razón necesitaba decirlo.
Ella respiró profundo y un impulso para hablar.
— No digas nada — Le dije seria.
Llevé una mano a su cuello y tiré de su cara para un beso tranquilo. Sus labios suaves y perfectamente diseñados chocaron contra los míos delicadamente, moviéndose lentamente. Envolví mis brazos alrededor de su cintura, después de un rato, las cosas se volvieron intensas, las cosas con Lena siempre progresaban rápido. Llevó sus manos a mi cara para prolongar el beso, deslicé mis manos por sus costados haciendo suaves caricias de arriba hacia abajo, Lena desconectó sus labios de los míos para dirigirse a mi cuello, el cual besó con intensidad sacándome un leve gemido. Cerré los ojos y me dejé llevar, puso sus manos encima de mi camisa para tirar de mi cuerpo, mirándome fijamente, me miraba como si fuera la primera vez y realmente lo era, en ese momento no era Yulia Volkova, sólo era Yulia y ella era mi Lena. Volvió a besarme, saboreando mi boca lo más que pudiera, mi cuerpo ya estaba caliente, la necesitaba, cuando la tomé de la cintura y la acosté en la cama, escuchamos unos golpecitos en la puerta.
— No… — Dijo cerrando los ojos.
— ¡Gingi! — La pequeña llamó del otro lado de la puerta.
Sonreí derrotada, relajando mi cuerpo sobre Lena.
— ¿Precisamente ahora?
Lena se mordió el labio y me besó.
— Lo siento.
— Está bien Lena, ve y abre.
Asintió levantándose de la cama todavía desnuda. Tomó una camiseta del día anterior del suelo, que le quedaba perfectamente, maldita sea, se veía jodidamente bien.
— ¡Maldita sea, Katina!
— ¿Qué pasó? — Dijo caminando hacia la puerta.
Le hice una señal de “Ok” por la forma en cómo se veía, haciéndola sonreír con timidez. Abrió la puerta quedando en frente de Anya quien tenía la bandeja del desayuno en sus manos, la pequeña sonrió, su boca estaba llena de chocolate.
— Traje algo para ti — Dijo extendiendo su bandeja.
Lena rió y la dejó entrar.
— Yulia también hizo uno para mí, Any.
— Yul es buena cocinera.
— ¿Ves? Eso mismo le decía a tu hermana, Any, pero ella no me creía.
— Necesitas probar los hot cakes, Gingi — Dijo animada.
Lena me miró con una sonrisa, como si le gustara vernos de esa manera.
Las tres nos subimos a la cama para terminar el desayuno en medio de pláticas y risas.
[Lena]
Escuché las risas que venían de la cocina, Yulia y Any estaba intentando hacer una pizza, me sorprendió la forma en que las dos se habían llevado tan bien, Yulia no parecía el tipo de mujer a la que le gustan los niños, pero por el contrario había amado a Anya y nada podría ser mejor que eso.
Me acerqué a la cocina y observé como las dos estaban intentando hacer la masa, en ese punto Anya ya estaba completamente cubierta de harina.
— ¡Por dios! Están haciendo un desastre — Dije mientras entraba a la cocina.
Ambas me miraron sonriendo.
— Podrías ayudarnos, Lena — Yulia dijo mientras amasaba la masa.
Any me miró con la cara llena de harina.
— Any, la harina es para la pizza, no para ti.
Yulia rió.
— ¡Déjame! — La pequeña dijo tirándome un poco de harina.
— Ahora hay otra persona que está sucia — Yulia habló riendo.
— Si, tú… — Dije tirándole harina, ella abrió la boca con asombro.
— No debiste haber hecho eso, Katina.
Me reí en voz alta cuando la vi sucia, pero dejé de reír cuando alguien sopló harina en mi dirección.
— Eso fue por haber ensuciado a Yul — Anya dijo riendo.
— ¿De qué lado estás? — Le pregunté a la pequeña que reía.
— De mi lado, por supuesto — Yulia habló.
— ¿Es un complot?
Ambas se miraron y fue cuando la guerra comenzó, gastamos prácticamente todo el bote de harina en jugar la una contra la otra, yo sólo podía oír nuestras risas, parecíamos tres niñas pequeñas jugando en la cocina.
— ¡Para! ¡Para! Me entró en el ojo — Grité.
Yulia me miró asustada.
— Vamos a lavarlo — Dijo preocupada.
Solté una risa divertida.
— ¡Te la creíste! — Dije sonriéndole.
Sacudió la cabeza negativamente mirando la cocina, los empleados tendrán seguramente mucho trabajo.
— Anya Katina, mira como estás — La regañé — Ve a tomar un baño.
— Pero Lenita… — Murmuró la pequeña.
— Pero nada, ve y te quiero limpia.
La pequeña hizo un puchero y bajó del mostrador de donde estaba sentada, Yulia sonrió pasándole una mano por el cabello a lo que Anya sonrió antes de salir de la cocina.
— Mira esto, hicimos un desastre — Dije.
— Mis empleados seguramente van a renunciar — Yulia dijo riendo.
— Apuesto a que lo harán, pero ¿Qué pasa con la pizza?
— Puse dos en el horno, en pocos minutos estarán listas.
— Al menos tienen que estar deliciosas, Volkova — Hablé con arrogancia.
Sonrió maliciosamente y se acercó a mí, me inclinó lentamente sobre la encimera, presionando su cuerpo sobre el mío.
— Todo lo que hago es delicioso, señorita Katina.
Maldita provocadora.
— Siempre tan humilde ¿verdad?
— ¿O estoy mintiendo? — Preguntó mirando mi boca.
— No sé, Yulia…
— Por supuesto que lo sabes, pero puedo hacer que lo recuerdes si así lo deseas.
Se podía ver el nivel de dependencia que tenía hacia esta mujer, incluso cuando estaba toda sucia, aun podía verse realmente atractiva ¿Qué tipo de hechizo tenía sobre mí?
La miré a los ojos, se mordió el labio para después deslizar su lengua lentamente sobre sus labios.
— Estoy tan excitada como la mierda — Habló directamente.
Sentí que mi cuerpo murió en ese instante.
— No hables así, Yulia.
— ¿Por qué? — Dijo besando lentamente mi cuello.
Cerré los ojos y me quedé sin aliento cuando sentí su lengua en mi piel.
— ¿No te gusta cuando hablo de esa manera? ¿Cuándo te digo que quiero follarte hasta que no aguantes más?
Me mordí los labios sintiendo todo mi cuerpo ponerse caliente por sus sucias palabras.
— Te odio, Volkova.
Sonrió y poco a poco bajó sus manos a mi trasero para apretarlo con intensidad y sin quitar los ojos de mí, adentro sus manos por debajo de mi vestido.
— Permanece en silencio ¿vale?
Sólo asentí con entusiasmo, Yulia se acercó para besarme con ganas, chupando mi lengua de manera audaz y agradable. El beso aumentó de intensidad y llevó sus manos a mis pechos, los cuales apretó con ambas manos, tenía una forma tan jodidamente buena para tocarme, sus manos eran delicadas, pero sus toques eran bruscos y deliciosos, maldita, me sentía tan húmeda con la sensación.
— Any nos puede ver… — Jadeé de mala gana.
— Shh… ella no va a ver nada — Susurró provocativamente.
Se inclinó hacia delante bajando hacia mis pechos, los cuales besó lentamente sobre el vestido, el hecho de que estaba sin sujetador hizo que sintiera su lengua aun indirectamente sobre mi piel.
— Dios, no hagas eso…
Sonrió diabólicamente y con una de sus manos bajó los tirantes del vestido, dejando mis pechos totalmente expuestos.
— Me gustan mucho ¿sabes? Tienen la medida perfecta y son besables — Dijo mientras miraba cada detalle de mis pechos.
— Amas torturarme ¿no es así?
— Yo amo darle placer, señorita Katina — Dijo antes de envolver unos de mis pezones con su lengua húmeda.
Me mordí el labio para no gemir y llamar la atención de Anya que estaba en el baño, lo cual era una tarea difícil. Yulia chupó mi pezón con ganas, moviendo su lengua de un lado a otro con rapidez. Llevé una de mis manos a su cabello, obligándola a tomar más de mí y ella así lo hizo, mordió y chupó hasta dejarlos totalmente sensibles, podría gozar con aquello, pero quería más. Se arrodilló frente a mí y sonrió, por dios, como amaba aquella sonrisa arrogante, se inclinó levantando la tela de mi vestido, quedando frente a frente con mi ropa interior.
— Podrías evitar usarlas, siempre serán quitadas por mí en la primera oportunidad que tenga, aunque debo de reconocer que son muy bien escogidas — Dijo antes de aproximarse y tocar con la punta de sus dedos mi centro — Me encanta la forma en la que te mojas para mí — Habló llevando su mano a la tela para sacarla de mi cuerpo y cuando estaba lista para sentir sus toques, oímos un grito alto de Anya.
— ¡Por dios! ¡Anya!
Rápidamente me puse el vestido y miré a Yulia que se levantó asustada, corrimos hacia el baño notando que el pasillo estaba lleno de agua.
— ¡Anya! — Grité.
— Gingi, ayúdame — La pequeña gritó desde el otro lado de la puerta.
Yulia se apresuró y abrió la puerta rápidamente dejándonos con la boca abierta, el baño estaba totalmente lleno de espuma.
— ¿Dónde estás, Any? — Hablé en medio de la espuma.
— Estoy por aquí, Lenita — La pequeña levantó su brazo.
Apenas y se veía, el nivel de espuma era alto.
Yulia entró al baño corriendo hacia donde se suponía estaba Anya. Apagó los botones que estaban en la bañera y el agua dejó de caer y la espuma dejó de brotar, la pequeña se levantó con una sonrisa amplia, mirándonos a las dos.
— Anya Katina, estás en serios problemas, ve este caos — Exclamé mirando alrededor.
— Lo siento Gingi, presione unos botones y todo esto empezó, cuando me di cuenta, ya todo estaba con espuma.
Yulia soltó una carcajada, haciendo que la mirara confundida.
— Confieso que siempre quise hacer esto — Dijo entrando a la bañera junto con Anya.
— No, no, esto está mal, sal de allí.
— Vamos Lena, aprovecha — Dijo dando unas palmaditas en el agua haciendo que me salpicara.
No lo podía creer ¿Qué edad tenía esta mujer? Yulia le tiró un poco de agua a Anya y con ello Any dio inicio a una guerra, yo estaba molesta.
— ¡Paren las dos!
Ambas se miraron entre sí para luego mirarme a mí y cuando menos lo esperé, un fuerte chorro de agua salió en mi dirección, haciendo a las dos reír como locas.
— Yulia Volkova, me las vas a pagar — Hablé mirando a la mujer que me miraba con una cara bastarda.
Caminé hacia la mujer quien me tiró dentro de la bañera.
— Quieta, Katina.
— ¡Suéltame!
Anya se rió y saltó haciendo que nos mojáramos más, minutos después me calmé y me senté entre las piernas de Yulia quien me envolvió con sus brazos.
— ¿Dolió, señorita Katina? — Habló mirándome con una sonrisa.
— ¿Qué? No, simplemente no estoy de acuerdo con el destrozo que están haciendo en toda la casa.
— Mentira, a Gingi no le gusta bañarse.
Yulia soltó una carcajada.
— Eso es mentira, Any.
— Mamá fue quien me lo dijo.
— Tu madre no sabe nada de mí.
Vale, no discutan chicas — Yulia nos calmó.
Anya se centró frente a nosotras, mirándonos con una sonrisa curiosa.
— ¿Ustedes son novias?
Abrí los ojos ante la pregunta tan directa.
— ¿Eso es lo que crees que somos? — Yulia preguntó calladamente.
— Bueno, parecen serlo.
— ¿Por qué?
— Pues ayer en el parque se besaron y ustedes se miran diferente.
Yulia entrecerró los ojos y yo apenas y sonreí.
— Explícame mejor, Any.
— Gingi te mira con cara de tonta.
— Dios, eres la peor hermana en el mundo ¿de qué lado estás? — Hablé jugando con el agua.
Yulia sonrió y besó mi hombro con cariño.
— Déjala hablar, Lena.
— Dices eso, porque no es tu hermana.
Yulia sonrió y luego me levanté.
— Vamos, ambas salgan de ahí y tu Any, ve al baño en la habitación en donde estamos Yulia y yo y por favor, no lo arruines.
La pequeña salió corriendo del baño cubierta de espuma, negué con la cabeza al sentir las manos de Yulia que me tiraban hacia ella.
— ¿Quieres ducharte conmigo?
Sonreí cínicamente.
— No estaría mal ¿verdad?
Se mordió el labio a modo de provocación.
— Deja de provocarme Yulia, deja eso para más tarde ¿vale? Prometo que te lo recompensaré muy bien.
— Esperaré por eso.
[…]
Después de la animada cena que tuvimos, Anya cayó dormida rápidamente, era de esperarse, después del día que pasamos era obvio que estuviera cansada. La cubrí con las sabanas de su cama antes de darle un beso en la frente, Yulia en ese momento estaba en su oficina privada, me dijo que tenía que checar algunos correos y simplemente me limité a asentir y darle su espacio.
[Mila]
— ¿Qué te hizo cambiar de opinión, Mila? — Tasha preguntó mientras bebía de su vaso.
— Los hechos, tenías toda la razón, Yulia no dejara a Ginger Apple quedarse.
— Te lo dije, conozco a esa mujer como la palma de mi mano.
El acuerdo con Tasha había sido cerrado. Yulia estaba girando la vida de Ginger Apple y yo la perdería, pero no era el tiempo de mujer que aceptaba perder, Ginger Apple era una piedra preciosa de Imperium y sin ella, mi negocio se iría al caño, no podía dejarla ir.
— Entonces… ¿Cuál es tu plan?
— Bueno, como te dije el otro día, quiero que la secretaria sepa que Yulia está involucrada con una stripper.
— ¿Y cómo haremos eso?
— La traeremos aquí, para que la vea con Ginger Apple.
— ¿Quién asegura que Yulia vendrá?
— Ginger Apple, si ella la trae loca como dicen, ni Lena la hará quedarse.
— ¿Quién es la pobre chica? — Pregunté riendo.
— Una muerta de hambre, no tiene ni en donde caerse muerta.
— Bueno, al lado de Yulia seguramente lo tendrá.
Tasha puso los ojos en blanco antes de sacar un papel de su bolso.
— Es ella, Lena Katina, es la mujer con la que Yulia se está involucrando.
Miré la foto analizando a la mujer que estaba en ella, no sé si era una ilusión óptica, pero conocía a la mujer, no podía creer la situación, Lena era demasiado inteligente, había capturado a Yulia desde todos los ángulos posibles, sería una pena si ella misma se descubriera ¿no?
— Creo que hay algo que debes saber, Tasha.
[Lena]
Bajé las escaleras oyendo la música de ambiente, me acerqué a Yulia quien veía la fuerte tormenta, el clima era agradable gracias a la enorme y lujosa chimenea que había en la sala. Me acerqué a ella que aún no se había dado cuenta de mi presencia, se veía hermosa esa noche, llevaba unos jeans negros, al igual que una playera y unas botas del mismo color, todo eso junto con un suéter color crema.
— El cielo se está cayendo afuera.
Se giró hacia mí y sonrió.
— Mientras todo esté bien aquí, no me importa — Sonrió y me entregó una copa de vino — Sé que te gusta de este.
— Gracias.
— Any no tardó en dormir ¿verdad?
— Si, sólo se lavó los dientes y se puso la pijama.
— Creo que es hermosa la forma en que cuidas de tu hermana, Lena.
— Trato de hacer lo mejor, ella es la única cosa buena que hay en mi vida.
— ¿La única? — Preguntó con una ceja arqueada.
Me acerqué y sonreí.
— En realidad, es una de las cosas buenas que tengo en mi vida.
— Menos mal, ya me sentía excluida.
— ¿Eso es importante para ti?
— ¿Qué cosa?
— Ser algo bueno en mi vida.
Se acercó, poniendo una mano en mi cintura.
— Por supuesto, quiero ser lo mejor para ti.
Me mordí los labios, sintiendo como mi corazón se aceleraba por esas palabras, Yulia era muy atenta y cariñosa cuando quería.
— Lo eres.
Sus ojos me miraban intensamente.
— Voy a ser mucho más, señorita Katina ¿acepta bailar conmigo?
Le sonreí.
— ¿Es en serio? ¿Ahora es usted quién me invita a bailar?
— Si, no suelo hacerlo.
Yulia dejó las copas en la mesa y tiró de mi cuerpo junto al suyo y comenzando un baile con la lenta música, apoyé la cabeza en su hombro y ella me guió perfectamente bien.
— Yulia — Susurré.
— Dime…
— Quería preguntarte algo.
— Pregunta lo que quieras — Dijo girando mi cuerpo y luego atrayéndome hacia ella nuevamente.
— Sobre lo de hoy, bueno, tu dijiste que… bueno…
— ¿Qué dije? — Me interrumpió rápidamente.
Levanté la cabeza de su hombro para mirarla.
— Ya sabes, que…
— Que te amo.
— ¿Cómo puedes estar segura de eso?
Me miró, su iris era claro, totalmente amoroso. Tomó mi mano y la puso en su pecho.
— Por esto ¿Puedes sentirlo? Esto pasa cada que estoy contigo.
Sus latidos eran frenéticos.
— Si esto no es suficiente para ti, te puedo decir que eres la única mujer que pudo entrar a mi mundo sin el más mínimo esfuerzo. La única que rompió mis barreras, tu sabes como soy realmente y te puedo decir que si quieres ser mía, te haré la mujer más feliz de todas.
No sabía que decir, ni mucho menos que pensar, la quería, pero tenía miedo, miedo del futuro, me encantaba Yulia, de eso no había ninguna duda.
— Te amo, Yulia.
Vi una sonrisa amplia en su cara y entonces la mujer me atrajo hacia ella, tomando mis labios en un beso tranquilo, nuestras lenguas comenzaron un contacto sincronizado y perfecto, Yulia me guió lentamente hacia la pared más cercana.
— Te prometo que esta vez será diferente.
Cerré los ojos sintiendo los labios suaves de la mujer chocar contra los míos, mientras sus manos subían y bajaban por mis piernas, se apartó por unos segundos y se quitó el suéter junto con la playera que llevaba, dejándome una visión completa de sus pechos apretados por el sujetador de encaje negro. Sus manos rápidamente fueron contra mi camisa para retirarla de mi cuerpo, luego bajó la cremallera de mi falda, mirando cada parte de mi cuerpo desnudo, la mujer que estaba de rodillas a mis pies, depositó húmedos besos en mis muslos, luego en mi abdomen hasta regresar a mis labios. Sentí sus labios sobre mi cuello, su lengua se movía de forma rápida e intensamente, volviéndome débil y haciéndome gemir voluntariamente.
— Anya puede estar despierta — Susurré con la poca cordura que me quedaba.
— Ella no se despertará, no te preocupes — Habló sobre mis labios, guiándome hacia donde estaban las sabanas en el suelo junto a la chimenea — ¿Quieres ir a la habitación? — Preguntó con la respiración pesada.
Negué, yo la necesitaba, me recostó suavemente y me contempló por unos segundos.
— Déjame guardar esta imagen en mi mente — Dijo con una sonrisa encantadora.
La tomé del cuello, para besarla con ternura, se separó de mí para después avanzar a mi cuello el cual chupó, lamió y mordió haciéndome jadear.
— Espero que me perdones, pero será la primera vez que hago el amor con alguien.
Nadie podía entender lo que era escuchar esas palabras de la boca de la mujer que más amaba, me iba a entregar a Yulia esa noche por completo. Sus labios ansiosos succionaron el lóbulo de mi oreja de forma audaz, haciendo que mí centro se contrajera por la excitación. Deslicé mis manos por su espalda, quitándole el sujetador y ella se sentó en sus rodillas dándome la vista completa de sus pechos, para después viajar por mi cuerpo con besos húmedos y calientes.
Gemí al sentir su lengua contra mi piel, bajó lentamente las tiras de mi sujetador dejando mis pechos totalmente expuestos ante sus ojos hambrientos. Cerré los ojos y sentí su boca alrededor de uno de mis pechos dando lentas y tortuosas lamidas mientras que con su mano masajeaba el otro pecho.
— ¡Ah! — Gemí tomando su cabello.
Yulia succionaba con ganas, hacia círculos con la lengua en mi duro pezón sin parar, dejándolos con dolor y sensibilidad, mientras que con su mano descendía hacia mi clítoris, para masajearlo sin parar, me mordí el labio para evitar un gemido fuerte.
— Más, por favor…
Comenzó a bajar, pasó por mi abdomen donde dio un leve mordisco para llegar hasta donde yo ardía de placer, se deshizo de mis bragas, probando el líquido caliente que emanaba de mí.
— Mmm… — Gemí clavando las uñas en las sábanas donde estábamos.
— Tienes un sabor maravilloso, jamás me cansaré de ello.
Me recargué en mis codos para verla, parecía un felino lamiendo lentamente mi centro. Pude ver sus ojos llenos de deseo y lujuria, sentí su lengua moverse frenéticamente en mi punto de placer, presionando de la forma que yo quería.
— Si, justo ahí…
Mi cuerpo se movía sin que lo pidiera, traté de cerrar mis piernas y suavizar lo grande que era lo que me estaba haciendo, pero la mujer me sujetó firmemente y continuó con su trabajo.
— Más, por favor — Gemí.
Podía oír el chupar de su boca hambrienta sobre mi centro, era enloquecedor. Con la punta de la lengua rodeó mi clítoris hinchado y para aumentar la intensidad, sentí como dos de sus dedos me penetraban.
— ¡Ah, ah, ah! — Gemí con cada embestida.
Tomé su cabello, apretándolo con fuerza haciendo que la mujer continuara, las piernas me temblaban por el toque audaz de su lengua y sus dedos, no podía soportar por más tiempo. Todo mi cuerpo se sacudió en una convulsión placentera, desde la cabeza hasta la punta de mis pies.
— Maldición, Yulia…
— Vente para mí, Lena.
Y ella no se detuvo, no tenía más fuerza, el orgasmo me llevó, era más fuerte de lo que hubiera imaginado, Yulia chupó hasta la última gota, mi cuerpo cambió lentamente, sintiendo sus dedos salir de mí. Protesté extrañando la sensación de sus dedos dentro, incluso con la fatiga que tenía. Subió hasta quedar cara a cara conmigo, me sonrió, después me besó con cariño.
— Te amo, Yul — Dije mirándola parcialmente iluminada por el fuego de la chimenea.
— Te amo, Lena — Dijo antes de volver a unir nuestros labios.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
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A VIVALENZ28, Edirbr, Fati20, LENYNK y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
LENYU- Mensajes : 109
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!!
[Lena]
Abrí los ojos sólo para tener la certeza de que no había soñado, estábamos exactamente donde nos habíamos acostado anoche, en el suelo de la sala cerca de la chimenea la cual ya no tenía fuego. Miré nuestras ropas esparcidas por el suelo y me enfoqué en el suéter de Yulia. Tuve ganas de cogerlo para sentir su dulce perfume, pero me di cuenta que no necesitaba hacer eso ya que tenía a la dueña del perfume recostada a mi lado, estaba boca abajo con su espalda desnuda y el resto de su cuerpo cubierto por las sabanas. Su cabello estaba un poco desordenado y las ganas de pasar mi mano por él fue enorme y no me contuve, simplemente me dejé llevar por el momento. Pasé mi mano por su espalda desnuda subiendo hasta su cabello el cual coloqué a un lado y pude ver las marcas en su cuello que denunciaban exactamente lo que habíamos hecho la noche anterior. Yulia me amaba y yo a ella, aquella mujer era mi inicio y mi fin, si, lo era, ella era mi vicio, mi dueña, mi paraíso y mi infierno. Empecé a distribuir besos en las marcas que tenía en su cuello y fue cuando la mujer dio señales de que estaba despertando.
— Si cada vez que hacemos el amor me despiertas así, tendremos que hacerlo muy seguido — Dijo con aquella voz ronca que me encantaba.
— Si se trata de una orden, tendrá que ser más clara — Le susurré al oído llena de segundas intenciones antes de dar un pequeño mordisco en el lóbulo de su oreja.
Segundas intenciones que no pasaron desapercibidas por ella. Se giró totalmente desnuda para sentarse frente a mí y me llevarme a su regazo para pegar su boca a mi oído y decir:
— Yo no acostumbro a pedir, señorita Katina, eso claramente fue una orden — Dijo de manera prepotente y arrogante, haciendo que me estremeciera de pies a cabeza.
Comenzó a pasar sus manos por mi espalda desnuda mientras distribuía besos en mi cuello y ya con eso me estaba volviendo loca. Cogí su cabello y solté una pequeña risa al recordar lo que habíamos hecho ayer, bueno, no sólo ayer, sino todo el fin de semana y fue entonces cuando Yulia dejó lo que estaba haciendo para mirarme de manera confundida.
— ¿Le estoy haciendo cosquillas, señorita Katina? — Preguntó de una manera linda que sólo me hizo reír nuevamente.
Me miró con cara de pocos amigos ya que había cortado su momento sexy, así que decidí provocarla un poco más.
— ¿Qué pasa señorita Volkova? ¿Perdió su momento sexy? — Dije de manera sarcástica.
— Estás jugando con fuego, Katina.
— No tengo miedo de quemarme, vamos, muéstrame lo que sabes — Provoqué arrastrando cada palabra de la manera más sensual que pude.
Pude ver el fuego en sus ojos, sabía que iba a salir quemada, pero estaba esperando por ello, necesitaba su toque, casi como un adicto necesitaba su droga, había deseo en sus ojos los cuales ahora estaban oscuros, tan oscuros que daban un aire intenso. Estábamos en una batalla de miradas la cual perdí ya que inmediatamente desvié la mirada a su boca y no tuve ni tiempo de cerrar los ojos cuando Yulia pegó su cuerpo al mío y tomó mis labios en un beso abrumador. Me besó con furia, con excitación y con fuerza, que me hacía perderme en cada segundo, una de sus manos fue a mi cuello, metiéndola por mí cabello para tirar de él hacia atrás y poder tener acceso. Gemí cuando comenzó a chuparlo, acción que me volvió loca al instante, pero estaba jugando conmigo lamiendo lentamente, le mostraría que también sabía como jugar, pero antes de que pudiera continuar, su celular sonó.
— ¡Mierda! — Dijo demostrando su total irritación por la interrupción.
Me miró como pidiendo disculpas, asentí y me bajé de su regazo para que la mujer pudiera hacer que el insistente sonido se detuviera. Me levanté para tomar su suéter y ponérmelo, ya que ella se había llevado la sabana. Se detuvo frente a la ventana de la misma manera en la que estaba ayer mientras observaba la lluvia, sólo que esta vez el sol brillaba, los rayos que pasaban a través de la ventana le daba un aire angelical, de verdad que ella no podía ser más hermosa, se veía increíblemente bien con su cabello desordenado mientras que la sabana le cubría de la cintura para abajo dejando a la vista su espalda la cual tenía marcas de mis uñas. Cuando me enfoqué en su rostro pude notar que parecía triste por la conversación, caminé hacia ella sin que lo notara y la abracé por detrás, sintiendo su dulce perfume invadir mis fosas nasales. Sentí como sus músculos se relajaban en mis brazos. Coloqué su cabello a un lado y apoyé mi cabeza en su hombro centrando mi atención en el gran jardín.
— Es hermoso ¿verdad?
— ¿Eh? — Pregunté confundida.
No me había dado cuenta de que Yulia ya había terminado su llamada.
— El jardín, Lenita ¿en qué mundo estás? — Preguntó mirándome un poco distraída.
— En nuestro mundo — Dije muy cerca de su oído, colocando un beso en su oreja.
Nos quedamos en silencio por algunos minutos cuando finalmente habló.
— Recibí una llamada de Irina.
Al escuchar su tono, sabía que algo estaba mal.
— Mi padre está muy enfermo, empeoró desde la última vez que estuvimos allá, cada día está peor — Dijo para después quedar en silencio nuevamente — Sabes, mi mayor temor es que no nos reconozca, que no me reconozca, pero sé que es inevitable, un día despertará y la vida nos dará una mala pasada y eso me da miedo…
Yulia estaba abriéndose como la primera vez que estuvimos en su casa, pero esta vez fue peor, ahora sabía de su dolor y de cómo se sentía, quería abrazarla y protegerla, pero no podía porque la necesitaba para que me protegiera. La presioné más fuerte contra mi cuerpo como si pudiera pasarme todo su dolor en aquel abrazo y así lo hizo, porque ya estaba más relajada y pudo continuar hablando.
— Él es mi héroe, si estoy donde estoy es por él, si soy quien soy fue porque él me enseñó todo lo que sé. El me hizo ser la mujer que soy hoy en día, todo se lo debo a mi papá.
El silencio se hizo presente de nuevo, no podía decir nada, ella no lo necesitaba ahora, solo quería a alguien que la escuchara y eso es lo que haría.
Suspiró pesadamente y se encogió más en mis brazos.
— Él me traía aquí cada que podía y nos sentábamos juntos allí, debajo de ese árbol, él me contaba historias de los demás y de sí mismo, amaba cada segundo con él — Pasó su mano por sus ojos, acto que delató su llanto.
Aquello rompió mi corazón de todas las formas posibles, estaba vulnerable, sin ninguna armadura.
— Sabes, eres la primera mujer que traigo aquí — Dijo poniéndose frente a mí, cambiando el tema.
Nuestros ojos se encontraron y todo a nuestro alrededor desapareció, sus ojos estaban claros, su iris demostraba su vulnerabilidad, su franqueza y su cuidado a lo que estaba a punto de decir.
— Te amo, Lena… — Dijo mirándome a los ojos.
Sostuvimos nuestra mirada hasta que sentí una lágrima corriendo por mi mejilla la cual Yulia extinguió con su mano, para después dar un beso en donde antes estaba la lágrima.
— Yo también te amo, Yulia.
Aquí no había Yulia Volkova, no había Lena Katina, ni siquiera existía Ginger Apple, éramos sólo nosotras y los sentimientos que ya no nos cabían más en el pecho.
Todo eso era amor.
— Si pudiera quedarme contigo aquí por más tiempo… — Dijo la mujer mirándome con cariño — Aquí, en nuestro mundo.
— Eso sería maravilloso — Dije apenas terminó de hablar.
— Si, en nuestro mundo — Tomándome de sorpresa, me besó.
Era un beso de aquellos apasionados, como de película, que te cortaban la respiración y te llevaban a las nubes, me sentí flotando, me sentía completa, feliz y enamorada, si, completamente enamorada de Yulia Volkova.
Después de nuestro momento en la sala, nos fuimos a tomar una ducha, separadas claro, caso contrario no iríamos a la empresa ese día y pues todavía teníamos que pasar a casa de Inessa para dejar a Anya. Como me gustaría que ella viviera conmigo, me gustaría que pudiera tener una vida mejor, quería poder darle todo lo que no tuve, darle amor, afecto y una infancia feliz, pero por el momento, mi vida era un desastre. Tenía que encarar a Mila, nunca me había negado a ninguna petición suya y después de años de conocerla, sabía que estaba en problemas. Por otra parte tenía que llamar a Katya, después del episodio de la oficina no había hablado con ella, pero por la forma en que resultaron las cosas, era mejor no hacerlo al instante, pero tenía que ayudar, para que ella y Yulia arreglaran las cosas. Y por último tenía a Ginger Apple, eso era mi mayor problema, no sabía qué hacer, sólo sabía que estaba perdida.
Tomamos el desayuno como toda una familia, esta vez no fue Yulia quien preparó el desayuno sino sus empleados que seguramente ya deberían de estar muy aburridos por nuestro “pequeño” desastre del día anterior. No demoramos en terminar y en estar listas esperando por el helicóptero que nos llevaría a nuestra realidad. El plan era aterrizar en la casa de Yulia y de ahí me acompañaría a dejar a Anya, por suerte no tuve que pedírselo, ella se comprometió a llevar a la pequeña en su auto. El viaje a la casa de Yulia fue muy tranquilo, Anya nuevamente se fue en la parte de adelante con el piloto mientras que Yulia y yo estábamos atrás, ella estaba con un aspecto diferente, sus ojos estaban vacíos, su mirada estaba perdida y apenas sujetaba mi mano.
— ¿Yul? — La llamé de manera suave.
No hubo respuesta, simplemente permaneció inerte en sus pensamientos, sabía que la llamada de Irina golpeó en su mente y por mi parte las palabras de Yulia se repetían constantemente en mi cabeza: “Sabes, mi mayor temor es que no nos reconozca, que no me reconozca, pero sé que es inevitable, un día despertará y la vida nos dará una mala pasada y eso me da miedo”. Esas palabras que le dolieron a ella también me dolían a mí.
— ¿Yul? — Hablé por segunda vez, ella desvió la atención de la ventana y me miró.
Nuestros ojos se encontraron de una manera mágica como si hubieran sido atraídos por un imán. Aquellos ojos azules eran capaces de aligerar mi vida y salvarme, sus ojos eran mi refugio, mi bálsamo y mi salvación, mientras tuviera aquellos ojos me sentía segura y haría lo mismo con ella, la salvaría, la ayudaría en lo que pudiera y no me alejaría de su lado, independientemente de lo que sucediera.
Puse mis dos manos en cada una de sus mejillas y pegué nuestras frentes para levemente tocar su nariz con la mía, en un famoso beso esquimal.
— Tú no podrías ser mejor ¿verdad? — Susurró antes de sellar sus labios con los míos de manera suave.
Yulia rompió el contacto cuando la pequeña voz de mi hermana se escuchó.
— ¡Gingi! ¡Yul! ¡Miren! Las personas son como pequeñas hormigas — Dijo con una enorme sonrisa.
Yulia sonrió y me miró como si me agradeciera por ese momento, sabía que había sido más que un fin de semana para ella, en esos días vi cada lado de Yulia Volkova, cada detalle de ella lo había guardado como un tesoro.
— Aun no me has dicho de donde surgió ese apodo, Lenita — Me miró con curiosidad.
— Es por el color de mi cabello.
Cuando Anya habló, sentí como mi corazón se detuvo y podía jurar que Yulia me arrojaría del helicóptero si relacionaba aquel apodo.
Fue entonces cuando el piloto nos avisó que debíamos prepararnos para aterrizar, nunca agradecí tanto a dios. Nos bajamos del helicóptero hacia el auto de Yulia, donde Lenin nos esperaba, Nastya había tenido suerte de tener a una apuesto chico a su lado, tan pronto nos vio, él nos recibió.
— Buenos días, señorita Volkova, señorita Katina.
— Buenos días, Lenin — Dijimos casi al mismo tiempo y luego nos miramos con una sonrisa.
— Y usted debe ser Anya Katina, la pequeña hermana de la señorita Katina — Lenin dijo extendiendo su mano a Anya.
La pequeña extendió su mano con amabilidad.
— Señorita Anya Katina, pero puedes llamarme Any, usted parece ser muy amable — Dijo haciendo hincapié en el “señorita” y dándole un guiño al chico que se sonrojo por el gesto de la pequeña.
— Muy bien, señorita Anya, mi nombre es Lenin Sachencov y voy a ser su chofer esta mañana — Dijo de manera amigable para mi hermana mientras abría la puerta para que entráramos al auto.
En el interior del coche, Yulia sacó su celular que no paraba de sonar, tecleando sin parar para responder y al parecer era algo importante, ya que tomó toda su atención. Anya miraba las calles y hablaba cosas al azar con Lenin ¿Y yo? Bueno, yo estaba perdida en mis pensamientos, me di cuenta cuando llegamos sólo porque Lenin lo anunció, Anya saltó al regazo de Yulia que acababa de terminar una llamada.
— Gracias por haberme permitido pasar el fin de semana en tu casa Yul, te extrañaré ¿prometes que vas a venir a visitarme? — Anya dijo con un poco de tristeza.
— Esta no es la última vez que nos vamos a ver, pequeña, prometo que la próxima será mucho mejor — Yulia dijo con una cálida voz.
— ¿Lo prometes? — Anya preguntó levantando el dedo meñique para que Yulia sellara la promesa.
Yulia levantó el dedo meñique agarrando el de Anya para después juntar sus dedos pulgares. Yulia le dio un beso en la frente para que después la pequeña se levantara de su regazo y ambas saliéramos por la puerta que Lenin ya había abierto, ambos hicieron una especie de “dame cinco”, tomé su mochila y el peluche que Yulia había ganado para ella. Caminamos hasta la puerta de la casa y toqué el timbre. Minutos después Inessa apareció con cara de pocos amigos, desviando su atención de mi hacia atrás, específicamente al auto de Yulia.
Me incliné para besar la frente de la pequeña y darle un gran abrazo.
— Te echaré de menos pequeña, recuerda que puedes visitarme cada vez que quieras ¿vale? Te quiero — Dije conteniendo las ganar de llorar.
— Siempre que pueda Gingi, te quiero — Dijo tomando su mochila y el peluche antes de desaparecer dentro de la casa.
Me levanté y me encontré con una curiosa y furiosa Inessa, una vez que tuvo la oportunidad comenzó sus insultos.
— Parece que encontraste a un idiota que engañar ¿verdad, Lena? — Dijo con desdén.
— Y parece que piensas en lo que no es ¿no te cansas de meterte en mi vida, Inessa? — Escupí las palabras.
— Soy tu madre, por desgracia lo soy y sí, me meto en tu vida, no porque te volviste una puta tengo que ver que seas una cualquiera, pero por lo que veo, no eres estúpida, al menos pudiste encontrar a alguien con dinero — Sentí como mi sangre hervía.
Me acerqué a ella, con el deseo de abofetearla, pero no lo hice, no lo merecía, ni mucho menos yo.
— En primer lugar, no eres mi madre, en realidad nunca lo fuiste — Me sentí caliente, caliente de rabia por algo tan insignificante — En segundo lugar, una puta es la que se encuentra en una esquina y nunca he necesitado ir a una esquina para apoyarme — Escupí las palabras en su cara – Y en tercer lugar tu eres la idiota aquí, tan idiota que te dejas manipular por una basura, sigues aceptando a ese hombre, lo trajiste de nuevo a casa y le das todo mi dinero — Con cada palabra que pronunciaba un peso de mis hombros era liberado.
Cuando Inessa iba a abrir la boca, me di cuenta de que había alguien detrás de mí. Miré hacia atrás y me topé con una Yulia extremadamente perfecta.
— ¿Hay algún problema, Lena? Ya debemos irnos — Extendió su mano, miré a Inessa una última vez antes de volver la vista a la hermosa mujer que me esperaba.
— No hemos terminado, Lena.
— Yo creo que ya han terminado, señora Katina — Yulia dijo con su tono autoritario — Si me permite, tengo muchos compromisos importantes con mi mujer, que tenga un buen día — Dijo dejando el lugar con superioridad, tomando mi mano y dejando a una Inessa estática y con la boca muy abierta.
Lenin esperaba con la puerta abierta, Yulia me cedió el paso para después sentarse a mi lado, tomó mi mano entrelazando sus dedos con los míos mientras permanecíamos en silencio.
— ¿Mi mujer? — Decidí romper el silencio de la mejor manera posible.
— Si, señorita Katina, mi mujer — Dijo con su tono arrogante y autoritario, desviando la mirada de la ventana hacia mí.
Ese tono me excitaba de una forma rápida y letal.
— Eso suena como una orden, señorita Volkova — Dije mordiéndome el labio inferior de la forma que sabía a ella la volvía loca.
Sus ojos bajaron a mis labios… ¡La tenía!
— Aquí no, Lena — Dijo desviando su mirada hacia el dispositivo en su mano.
Me limité a asentir y a relajarme a la espera de llegar a la empresa. En quince minutos nos estacionamos frente a la empresa, entramos al edificio y todos en el lugar se detuvieron para mirarnos, ahí sólo estaba la jefa y la secretaria y tuve que recordar eso, todos los ojos estaban en Yulia que estaba divina con su vestimenta de hoy.
Entramos al elevador y mientras Yulia hablaba por teléfono, aproveché para enviarle un mensaje a Nastya para encontrarnos y hablar. Cuando llegamos a nuestro piso, Yulia se dirigió a su oficina tan centrada en su charla que apenas se despidió, lo entendí como una señal de que la llamada era importante, me senté en mi escritorio lista para otro día de trabajo, cuando vi una figura familiar, me levanté rápidamente siendo recibida por una Nastya feliz y de buen humor.
— Woow… creo que eres la prueba viviente de que el sexo es bueno para el estado de ánimo — Me burlé.
— Cállate, mejor ven y dime todo, hasta el mínimo detalle — Dijo tirando de mi hacia una de las salas.
[Tasha]
No podía creer lo que Mila me había contado, pasamos horas hablando de lo que deberíamos de hacer y era hora de poner nuestro plan en acción. Yulia Volkova era mía y de nadie más.
Entré a Industrias Volkov como un huracán. Poco me preocupé por el aspecto que tenía, sabía que el juego estaba cambiando y debía mostrarle a Lena quien mandaba, salí del elevador encontrándome con el lugar de Lena vacío, pero escuché voces venir de una de las salas de reunión. Pensé que sería Yulia en alguna junta importante, pero decidí asegurarme y me acerqué a donde provenían las voces, tan pronto como me acercaba escuché mejor, una de ellas estaba segura de que era Lena y la otra me sonaba familiar, pero no la reconocí al instante, sino hasta minutos después que supe que era la voz de la amiga, la chica con la que Lenin se estaba enrollando, la tal Nastya, parecía que ese par eran mejores amigas.
Escuché algunas partes, hablaron sobre una discusión con una tal Inessa, después hablaron de algo relacionado con Imperium, exactamente a lo que había venido, cuando se embarcaron en ese tema, sabía que era mi señal, así que entré en la sala sin golpear la puerta y al instante las dos me miraron con los ojos completamente abiertos.
— ¿Interrumpí algo? — Dije con cautela y muy tranquila.
Nastya fue la primera en responder, con su fina lengua.
— Si, lo haces, de hecho siempre interrumpes en la vida de los demás.
Lena que permanecía en silencio, miró a su amiga quien solo sonrió.
— La única que interrumpe en la vida de los demás es tu amiga, que por cierto es muy buena en eso ¿Quería saber cómo es que le haces para mentir tan bien, Lena? — La miré penetrantemente.
— ¿De qué estás hablando, Tasha? — Dijo con rudeza, se notaba que por dentro estaba nerviosa.
— Tú sabes muy bien de lo que hablo Lena, porque no conversamos, te puedo asegurar que es de tu interés.
Nastya miró a la mujer quien asintió para después quedar solas en la sala, tan pronto como escuché el portazo, decidí que era la hora de jugar.
— ¿Qué quieres, Tasha? Dilo de una vez.
— Apenas estamos empezando, cariño — Dije acercándome a la mujer que empezaba a mirarme furiosa.
— ¿Comenzando que, exactamente?
— Nuestra conversación ¿O es que realmente crees que puedes engañarme con tu doble vida? — Solté la bomba.
La mujer quedó estática. Ella no se esperaba eso y estaba justo donde quería.
— ¿Qué pasa, Lena? ¿De verdad creíste que no lo descubriría? Me pregunto cómo una mujer como Yulia, tan inteligente y poderosa, no ha descubierto tu farsa — Dije mirándola fijamente. Ella no dijo nada. Comencé acercarme más — De verdad que quiero saber el final de esta historia, bueno, en realidad ya sé el final y es este: Yulia se dará cuenta de que no eres más que una puta que quiere su dinero, al igual que todos los demás, te despedirá porque no soportará el verte la cara y luego vendrá corriendo a mis brazos, los cuales estarán abiertos para ella — Escupí cada palabra muy cerca de su rostro esperando su reacción.
Lena pareció haber alimentado sus fuerzas con cada frase, porque llevó una mano a mi rostro para golpearme, sabía que había conseguido lo que quería.
— Adelante, golpéame, eso me dará una razón para ir a la oficina de Yulia y decirle todo, que te quede claro que tú eres solo un buen polvo para ella, así que te estoy dando la oportunidad para que salgas de mi camino antes de que maldigas el día en el que te convertiste en Ginger Apple — Dije todo en tono serio, mientras Lena fijaba su mirada en mí, estaba segura que si ella pudiera matarme con la mirada, ya estaría muchos metros bajo tierra.
La mano de Lena quedó a centímetros de mi cara. Miré su mano y después la volví a mirar a ella.
— Sabía que tomarías la decisión correcta, te doy hasta el siguiente baile de Ginger Apple para que le digas todo a Yulia, de lo contrario ni te molestes en aparecer al día siguiente. Que tengas un buen día — Dije antes de salir de la sala.
Decidí no hablar con Yulia ese día, simplemente me dirigí hacia los ascensores y salí de Industrias Volkov sintiéndome victoriosa.
[Lena]
Ira, disgusto y humillación, era todo lo que estaba sintiendo en ese momento, como quería abofetearla, pero eso era exactamente lo que quería, ella quería jugar, pero le mostraría que esto iba más allá de Lena o Ginger Apple, ella había entrado a un juego el cual estaba dispuesta a ganar y sabía exactamente quién podría ayudarme. Tomé mi celular y marqué un número ya conocido para mí.
— Necesito de tu ayuda, nos vemos para almorzar, Tasha se enteró y tengo que resolverlo.
[…]
No supe nada de Yulia en toda la mañana, sólo me dijo que transfiriera sus llamadas, cancelara sus citas de hoy y que nadie la molestara. Ya era hora del almuerzo y tenía algunas cosas que resolver y a una persona que ver. Tomé mis cosas y salí hacia el restaurante donde almorzaríamos.
[…]
Ya eran las seis, casi el final del horario de trabajo y Yulia no había salido en todo el día, sólo se quedó en su oficina y decidí no darle importancia, en realidad estaba completamente absorta en mi trabajo, cuando una voz familiar llamó mi atención. Levanté la mirada y me encontré con Katya.
[Yulia]
El día de hoy estaba lleno, el teléfono seguía sonando y tenía que concentrarme, si no me concentraba en el trabajo lo haría en mi padre y lo último que quería era perder mi tiempo emborrachándome. Por un momento me hubiera gustado que Katya estuviera conmigo, ella era la única que me entendía, sabía que tenía a Lena, pero Katya siempre estuvo conmigo, ella sabía todo de mí, era el tipo de amiga que siempre hacía todo mucho mejor independientemente de lo que estuviera pasando, siempre terminaba haciéndome reír. Me maldije por haberla tratado de tan pésima manera, creí que debería pedirle disculpas, así tomé mi celular decidiendo llamarla para hacer algo, pero antes de eso, un huracán de alegría entró a mi oficina.
— ¡Hey, perra! — Dijo la mujer sentándose delante de mí.
Y para mi sorpresa no era otra que Katya Zotova la que estaba frente a mí. Mi corazón estaba lleno de esperanza en ese momento, me sentí ligera con su presencia.
— Nunca he estado tan feliz de verte, Kat.
— Lo sé, no puedes vivir sin mí y como prueba de que he olvidado que fuiste un ogro celoso, estoy aquí de nuevo — Dijo causándome una débil sonrisa.
En ese momento recordé el día en que mi padre tuvo su primer episodio de pérdida de memoria, ese día fue horrible y la única persona que estuvo a mi lado fue Katya, supe en ese momento que la necesitaba más que nunca, necesitaba decirle las locuras que estaba viviendo, la guerra que mi corazón y mi cabeza estaban teniendo, sabía que sólo ella podía ayudarme.
— Por dios, te ves terrible — Dijo levantándose y acercándose a mí.
— Necesito un poco de tiempo.
— Tal vez es un buen momento para nosotras e ir a nuestro lugar favorito ¿Qué dices? ¿Te apuntas? — Dijo presionándome en un abrazo.
— ¿Sólo tú y yo? ¿Cómo en los viejos tiempos?
— Claro Yul, sólo tú, yo y mucha bebida, como en los viejos tiempos.
Me pareció muy bien su propuesta, tal vez debería ir, tal vez debería tener un tiempo para mí misma, para pensar en mí y alejarme de toda esta locura y nada como una buena compañía y unas buenas bebidas para relajar mi mente.
— Trato ¿Cuándo nos vamos?
— Ahora.
Había llegado el momento de tomar las riendas, era ahora que necesitaba tomar una decisión en mi vida ¿Lena o Ginger Apple? ¿El amor o el deseo? ¿La razón o los sentimientos? ¿La stripper o la secretaria? Tomaría una decisión, lo necesitaba para poder continuar.
Alguien más sabe cómo se enterará Yulia de la verdad? Por cierto, quiero tener una hija como Anya. Esa niña tiene el sueño más pesado del mundo!!!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Yulieth- Mensajes : 55
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Alejo- Mensajes : 8
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
[Lena]
El círculo se estaba cerrando a cada instante para mí. Los secretos se estaban descubriendo y cuando menos lo esperaba llegaría a sus oídos, eso no me podía estar pasando, no ahora, ella era literalmente mía, había conseguido lo que siempre quise desde un principio… El amor de Yulia. Cerré los ojos sintiendo una sensación extraña apoderarse de mí, era una mezcla de miedo, nervios e incertidumbre ¿Qué pasaría si se enteraba? Aunque me duela admitirlo, sabía que me odiaría, me despediría ¿En qué estúpido juego me había metido? Todo lo que controlaba se estaba desmoronando y no podía hacer absolutamente nada.
En este instante Katya y Yulia hablaban con calma en su oficina, tema por el cual daría cualquier cosa por saber, después de la pelea que tuvieron, creo que estaban en el camino correcto para una buena reconciliación, al fin y al cabo necesitaba tiempo para procesar y tratar de solucionar la situación, Tasha no me la dejaba fácil, en cualquier momento podría decirle todo. Lo que más me intrigaba era la forma en como me descubrió, las pocas personas que sabían de mi secreto eran fieles ¿Dónde me había jodido?
Escribí un mensaje a Nastya para hablar con ella y gracias a dios no tardó mucho en aparecer.
— Hey, Lenita — Habló sentándose frente a mí — ¿Qué te dijo esa perra?
La miré a los ojos e inmediatamente entendió.
— No puede ser…
— Si, Tasha descubrió todo.
Abrió los ojos, permaneciendo completamente perdida.
— ¿Le dijo algo a Yulia?
— No, pero no tomará mucho tiempo para que eso suceda. Ella quiere que desaparezca de su vida.
— Si quieres voy y la desaparezco con unas buenas bofetadas en la cara de perra que tiene.
Sonreí sin el más mínimo humor.
— No me importaría, el impulso no me faltó para golpearla, pero no pude hacerlo.
— ¿Por qué?
— Si lo hacía, ella iría a la oficina de Yulia a decirle todo.
— ¿Y qué vas a hacer? — Preguntó con curiosidad.
— No lo sé Nastya, lo que quiero saber es como lo supo.
— Eso es un misterio ¿Crees que Tasya se alió con ella?
— Tasya no sabe que soy Lena Katina.
— Crees que Mila pudo…
— ¡Por dios! Por supuesto que no Nastya, Mila nunca haría algo así.
— Si yo fuera tú, no confiaría tanto en ella, Lenita — Nastya dijo con recelo.
— ¿Con que razón iba a hacer tal cosa?
— No lo sé, sólo creo que no debes de confiar tanto en ella.
— No podemos sospechar de alguien que siempre me ha ayudado.
Nastya rió de manera irónica.
— Lena, ella se ayuda a sí misma, tú eres una joya en ese lugar, sin ti, Mila no sería nada.
— Ella ya tenía el club cuando me conoció.
— Si, pero estaba en bancarrota ¿Acaso no recuerdas?
— ¡Basta, Nastya! — La regañé, encontrando su idea absurda.
— Pero de todos modos ¿Qué harás ahora?
Respiré profundamente mirando a mi amiga que me miraba con aprensión.
— No lo sé, el juego terminó para mí.
— ¿De qué juego hablan, chicas? — Escuché la voz de Yulia demasiado cerca.
Juro que en ese instante mi corazón se detuvo. Rápidamente me puse de pie con una sonrisa débil.
— Es un juego para ver a quien le toca limpiar el apartamento esta semana.
— Si, Lena se niega a hacerlo — Continuó Nastya.
Yulia sonrió junto con Katya.
— Voy a contratar a una sirvienta para usted, señorita Katina.
— Eso sería maravilloso — Nastya dijo rápidamente.
— ¡No, Nastya! — La regañé de inmediato haciendo a Yulia sonreír.
— ¿Qué? Una sirvienta resolvería nuestro problema.
— Estoy de acuerdo con la señorita Nobokova — Yulia dijo categóricamente.
Nastya sonrió con aire de superioridad ante las palabras de Yulia.
— Veremos eso después, Yulia.
— Este bien, señorita Katina.
— Bueno, me tengo que ir, te llamaré más tarde para ponernos de acuerdo en todo, Yul — Katya dijo.
Miré con curiosidad a Katya quien se fue con una hermosa y amplia sonrisa en su rostro, tomando a Nastya para llevarla con ella. Miré a Yulia con una ceja arqueada haciendo que su sonrisa se volviera más maravillosa.
— ¿Por qué me mira de esa manera, señorita Katina?
— ¿Qué piensas hacer, Volkova? — Pregunté con una mirada acusadora.
— Nada.
— ¿Segura?
— Vale, te voy a decir más tarde ¿De acuerdo? Pero ahora te llevaré a casa.
La miré fijamente durante unos segundos y asentí. En cuestión de minutos empecé a recoger mis cosas mientras Yulia me esperaba, la mujer miró con atención todos los objetos de mi escritorio hasta que se centró en un papel.
— Nunca me dijiste que tu seudónimo familiar es Ginger — Yulia dijo intrigada, tomando el pequeño papel que contenía aquel nombre.
Dejé caer los objetos que llevaba en mis manos por el nerviosismo que me invadió.
— ¡Maldición! — Dije rápidamente bajando para recoger las cosas.
Yulia se acercó y me ayudó.
— ¿Todo bien, Lena?
Me quedé mirando sus ojos curiosos y preocupados antes de asentir. Mi corazón latía violentamente en desesperación por el descubrimiento que acababa de hacer.
— Entonces… ¿Por qué nunca me lo dijiste?
— Bueno… es solo un apodo familiar. Prefiero que me digan por mi nombre real — Dije con nerviosismo — ¿Hay algún problema con ello? — Pregunté insegura.
— No, me gusta Ginger, es un nombre bonito. Además, significa pelirroja en inglés.
— ¿Lo sé. Conoces a alguna otra chica con el mismo apodo? — Pregunté curiosa por escuchar su respuesta.
— Si, pero eso no importa Lena ¿nos vamos?
Asentí, sonriendo débilmente.
Caminé junto a Yulia hasta su auto en completo silencio. Hasta ese instante ella parecía tranquila por el hecho de haber descubierto que mi apodo familiar era Ginger o por lo menos era lo que me transmitía. Quizá no había hecho ninguna comparación aún.
El camino a mi casa fue de la misma manera hasta que se detuvo frente al enorme edificio.
— ¿Qué pasa, bonita? Has estado tensa todo el camino.
La miré notando la forma afectuosa en la que me había llamado. Me acerqué a la mujer para depositar un suave beso en sus suaves y calientes labios.
— Lo siento, es sólo que tengo demasiados problemas.
Me miró sin comprender la situación.
— Tengo una sorpresa para ti — Dijo con una sonrisa.
— ¿Qué es? — Pregunté con curiosidad.
— No puedo decirte, sin embargo, si quieres saberlo, tienes que venir a mi casa.
Solté una risa divertida.
— ¿Es tu manera de hacer que me acueste contigo, Volkova?
Sonrió y se mordió el labio inferior.
— No, pero esa idea no suena mal, señorita Katina.
— No seas traviesa, sólo dime que es.
Sonrió rendida y cogió un sobre que estaba en el asiento trasero.
— ¿Qué hay ahí? — Pregunté con curiosidad.
Sonrió feliz y sacó el papel.
— Este documento es la solicitud para la custodia de Anya. Mi abogado va a dar entrada esta semana a la corte, pero antes, necesito su firma, señorita Ginger.
Confieso que el escuchar como pronunciaba mi nombre con una hermosa sonrisa en su rostro me hizo relajarme.
— ¿En serio?
— Si Lenita, el domingo me llegó por correo y quería contactarme con él ese mismo día, pero pensé que era mejor esperar — Le sonreí antes de tirar de ella para darle un fuerte abrazo.
— Gracias Yul, no sabes lo importante que esto es para mí — Dije con lágrimas en los ojos.
— Lo se Lena y por eso mismo lo estoy haciendo.
Nos separamos y me miró con cariño mientras secaba mis lágrimas con su pulgar.
— No quiero verte llorar, mejor firma el documento — Dijo indicándome donde debía firmar y así lo hice — ¡Grandioso! — Dijo con una sonrisa, colocando el papel dentro del sobre — Ahora el abogado redactará el documento con todos los datos, pero no te preocupes ya le di tu número, para que se ponga en contacto contigo — Dijo con una sonrisa.
— Gracias, Yul.
— No tienes que agradecer nada.
— ¿Hablaste con Katya? — Pregunté rápidamente.
Asintió dejando escapar una sonrisa.
— Si, conversamos bastante y ella no me odia — Dijo con alivio.
— Estoy feliz por eso, fue muy feo verlas pelear de esa forma.
— Tu culpa — Bromeó.
— ¿Mi culpa? Culpa tuya y de tus celos.
— ¿Quién le garantiza que eran celos, señorita Katina? — Preguntó mientras me miraba.
— Su rabia y la forma en como me cogió dentro de este auto, señorita Volkova.
Me mordí los labios en señal de desafío.
— Estoy bien con ella, pero no quiero que ustedes dos hablen ¿entendido? — Su tono era serio y autoritario.
— ¿Por qué, señorita celosa?
— Lena… Lena… — Canturreó mi nombre en un intento por contener sus pensamientos por la forma en que bromeé.
— Vale, mejor dime que es lo que vas a hacer con Katya.
— Me invitó a su casa en Kazan. Siempre tuvimos ese ritual cuando una de las dos estaba confundida.
— ¿Y usted está confundida?
Mi pregunta pareció sorprenderla. Tomó algunos segundos para pensarlo antes de responder.
— Los problemas con mi padre están siendo difíciles para mí.
Asentí e hizo un leve cariño en mi mano.
— Si, no te preocupes Yul, entiendo.
— ¿No te volverás loca si me voy? Es algo que realmente necesito.
— Te echaré de menos, pero no hay problema, sobreviviré ¿Cuántos días irás?
— Tres.
— Te comportas, Volkova.
Sonrió y me acercó a ella.
— Me comportaré, señorita Katina, lo prometo.
— Bien — Dije antes de que me diera un beso voraz.
[…]
El tal viaje que Katya había planeado con Yulia me dejaba nerviosa. No sabía lo que acontecería y ni lo que ellas harían, no es que desconfiara de ella, sabía exactamente con quien sería la única persona con la cual me traicionaría y no estaría allá. Cerré los ojos, tocando la puerta, una vez más Nastya se había llevado mis llaves por haber olvidado las suyas.
— Pensé que harías el amor en el coche toda la noche — Nastya dijo abriendo la puerta.
Sonreí y entre, Oksana y Olya estaban sentadas en el suelo comiendo palomitas.
— Sesión de películas ¿Y nadie me dijo? — Pregunté dejando mi bolso en el sofá y sentándome en él.
— Creíamos que tenías mejores cosas que hacer con tu mujer que ver películas con tus amigas — Olya dijo sonriendo.
— Realmente teníamos mejores cosas que hacer — Dije convencida.
— Estás haciendo que sienta envidia y repugnancia — Olya dijo tirándome una almohada, provocándome una risa.
— Yo no siento envidia — Nastya dijo tomando un poco de refresco — Tengo a Lenin.
— Lenin no es Yulia Volkova.
— Uhh… — Oksana y Olya dijeron en coro.
— Yulia no lo es todo.
— Lo siento Nobokova, pero ella es eso y más.
Olya y Oksana estaban mirándonos fijamente, dejando a la película de lado.
— Esto está mejor que la película — Oksana dijo riendo.
— Idiotas — Nastya y yo dijimos al mismo tiempo.
— Vale, Yulia realmente es todo, pero como no me van las mujeres, Lenin tendrá que ser suficiente.
Sonreí y me senté entre las chicas, robando un poco de palomitas que Olya tenía.
— Tengo miedo.
Las tres me miraron.
— Nastya nos dijo lo que pasó y sinceramente, no sé cómo pudo haber descubierto todo.
— Yo tampoco lo sé, Olya.
— ¿Tu no la viste en Imperium? — Nastya le pregunto a Olya quien negó con la cabeza.
— Yo tengo dos semanas sin ir por mis vacaciones — Olya dijo encogiéndose de hombros.
— ¿Crees que Yulia sepa? — Preguntó Oksana.
— No lo sé, pero tengo una sensación extraña.
— Pueden ser los nervios por lo que paso con Tasha — Oksana dijo acariciando mi cabello.
— Podemos unirnos y romperle la cara a esa mujer ¿Qué dices? — Nastya dijo con disgusto.
— ¡Yo te apoyo!
— Yo igual…
Sonreí con torpeza, las tres eran mis defensoras, sabía que ellas jamás me defraudarían, Oksana, Nastya y Olya era las mejores amigas que podía tener, ellas sabían absolutamente todo de mi vida, desde el comienzo hasta el final, desde los mejores hasta los peores momentos.
— Realmente son increíbles, chicas — Dije melancólica, consiguiendo un triple abrazo.
— Estarás bien, Lenita — Olya dijo depositando un beso en mi cabeza.
— Dios nos ayudará en esto — Oksana dijo sonriendo.
— Y sino, golpeamos a Tasha, para que no diga nada — Nastya volvió a sugerir.
Sonreímos todas y nos sentamos en el sofá para terminar de ver la película.
[Yulia]
Ginger…
Ese nombre iba de un lado a otro en mi cabeza como un tic tac de un reloj, un reloj constante y molesto ¿Es que acaso la vida no podía ser más cómica? Lena Katina en realidad también se llamaba Ginger ¿Coincidencia? Confieso que al saber ese detalle me dejó aturdida. No dejé que se diera cuenta pues no podía explicarle porque ese nombre me llamaba tanto la atención ¿Qué le podría decir? ¿Ginger Apple es el nombre de mi stripper con la que tengo un gran deseo de poseer? No, por supuesto que no, me mataría y estropearía todo. Las cosas con Lena estaban perfectas, pero sentía que algo me faltaba, mi vida parecía no estar completa y sabía exactamente la parte que faltaba.
Cerré los ojos acostándome en mi cama, pensando en todo lo que estaba ocurriendo. Masajeé mis sienes delicadamente alejando el dolor de cabeza que tenía, Zotova tenía razón, tal vez necesitaba un tiempo para mí, lejos de las dos mujeres que me hacían perder la cabeza.
[…]
— ¿Realmente tienes que irte? — Escuché la dulce voz de Lena preguntar mientras ordenaba unos papeles.
Miré hacia el escritorio donde me miraba con melancolía.
— Si, realmente tengo que ir, pero no te preocupes, volveré pronto.
— Bien, espero que mejores.
Cerré la maleta con los archivos necesarios, me acerqué a Lena y delicadamente tiré de ella.
— Lo estaré, pero confieso que estar unos días lejos de usted no me agrada, señorita Katina.
Sonrió.
— Entonces quédate — Dijo con cara angelical, pero con una mirada maliciosa.
Lena era lo mejor de ambos mundos, la mujer era dulce y suave, pero al mismo tiempo te lanzaba ataques tan osados como Ginger Apple. Bajé la mirada desde su boca hasta el valle de sus pechos que se mostraban por la abertura de su blusa.
— No me pidas hacerlo — Susurré a la misma vez que se acercaba.
Besó la curva de mi cuello lentamente, provocándome un delicioso escalofrió por todo el cuerpo, deslizó su lengua lentamente sobre mi punto de pulso haciendo que sujetara fuertemente su cintura para atraerla con más fuerza, Lena soltó un leve gemido y pude sentir como mi ropa interior se mojaba… ¡Maldita!
— Si me lo sigues pidiendo de este modo, no iré, pero te advierto que tú no saldrás de esta oficina.
— ¿Y si no quiero salir? — Preguntó con los ojos unidos a los míos.
— Si no quieres, voy a follarte arriba de este escritorio hasta que tus piernas se tambaleen.
Mordió sus labios provocativamente.
— Incluso creo que es una buena idea…
Sonreí con malicia, esta mujer era una atrevida.
Iba a besarla cuando Katya entró a la oficina, cortando por completo el aura sexual que se propagaba en el ambiente, Lena la miró completamente sonrojada.
— ¿Interrumpí algo? — Preguntó desconfiada.
— No, sólo estábamos repasando algunos informes.
— ¿Corporales? — Preguntó con una sonrisa descarada.
— ¡Katya! — Lena la reprendió.
— ¿Qué? Lamento haber interrumpido la cogida, si quiere me voy y ustedes continúan en donde se quedaron.
— Cierra la boca, Zotova.
Lena sonrió y yo sólo desvié la mirada hasta que alguien más entró a la oficina.
— ¡Buenos días! — Tasha dijo con una amplia sonrisa.
— ¿Quién carajos dejó entrar a esta mujer? — Exclamé enojada.
— Siempre tan amable ¿no? — Dijo sentándose.
Miré a Lena quien tenía la mirada perdida y un poco asustada, me preguntaba el porqué de su repentino cambio.
— Hola ex cuñada ¿A qué se debe el honor de tu presencia en la oficina de mi amiga? — Katya habló con burla.
— Nada que sea de tu interés, quiero hablar en privado contigo Yulia.
— ¿Sobre qué?
— Sobre algunas cosas que no creo te gustaría compartir con alguien más.
Miré a Tasha preguntándome cuál sería su nueva historia. La mujer tenía una enorme facilidad para manipular mentes, que por supuesto no era mi caso.
— Tenemos que irnos, Volkova — Katya dijo rápidamente.
— Si se les hará tarde — Lena complementó nerviosa.
— La señorita Katina tiene razón, por lo tanto, es mejor que te vayas, Tasha — Katya caminó hasta Tasha para obligarla a levantarse.
— No me iré de aquí sin hablar con Yulia.
— Tu no hablarás con ella, así que colabora — Katya habló jalándola hacia la salida.
— ¡Suéltame, Zotova!
— No, sal y no aparezcas aquí para echar a perder el día — Katya dijo abriendo la puerta.
No entendía la situación, el nerviosismo de Lena, la prisa de Katya y el misterio de Tasha ¿Qué acaso todas se volvieron locas?
[Katya]
Prácticamente arrastré a Tasha fuera de la oficina. Ella trataba de soltarse de mis manos que la tiraban con cierta fuerza impidiendo que regresara al lugar, pero la pude llevar hasta el elevador.
— ¡¿Me puedes soltar?! — Gritó furiosa.
La empujé dentro del elevador rápidamente.
— Creo que lo mejor es que salgas de aquí.
Rió con sarcasmo.
— Lo sabes todo ¿verdad?
— ¿De qué hablas, Odintsova?
— No te hagas la tonta, tu sabes sobre la doble vida de la secretaria… ¡También le estás mintiendo a Yulia!
— ¿Has bebido hoy? Porque nada explica tu brote psicótico — Dije con irritación.
— No me vengas con chistes, sabes todo, por eso me estás echando ¿Qué pasa? ¿También estás follando con ella?
Lena se había convertido en una amiga y escuchar esas palabras tan desagradables de la boca de esta mujer me despertó una rabia que no podían explicar.
— Escúcheme bien, lávate la boca para decir algo acerca de Lena y de mí, sólo somos amigas y que te quede muy claro, tú no hablarás con Yulia o yo me encargaré de deformarte esa cara de cobra que tienes.
Tasha se alejó, su mirada estaba llena de odio.
— Tú y Lena caerán en mis manos, sólo espera y verás.
— Trata de hacer algo y no te la acabas, te estoy advirtiendo de antemano.
Apreté el botón del elevador sin darle tiempo para que pudiera decir algo más y las puertas se cerraron con Tasha dentro.
Caminé a la oficina de Yulia quien salía junto con Lena que todavía tenía una cara de preocupación. Le sonreí demostrándole que la situación estaba bajo control, temporalmente por supuesto, callar a Tasha no sería fácil, la situación de Lena era delicada, a mí misma me costó creer todo la primera vez que me lo contó. La chica fue muy valiente como para confiarle su mayor secreto a la mejor amiga de la mujer a quien estaba engañando, pero sabía las verdaderas intenciones de Lena y exactamente por eso decidí ayudarla.
— Entonces… ¿Nos vamos? — Yulia preguntó.
Ella sonrió mirando a Lena y tiró de ella para darle un beso tranquilo. Ellas no necesitaban hacer eso frente a mí.
— Suficiente chicas, nadie va a morir — Dije tirando de Yulia.
Ambas rieron.
— Se cuida señorita Katina y llámeme todas la noches — Lena sonrió y asintió.
— Compórtate, Volkova.
— Anotado, ahora vámonos y Lena no te preocupes, todo estará bien — Dije lo último refiriéndome al tema de Tasha y por suerte Yulia no sospechó nada.
Lena sonrió débilmente y sin más Yulia y yo nos fuimos.
[Yulia]
— Es que no sé Kat, me estoy volviendo loca — Dije colocando ambas manos sobre mi cabeza.
Habíamos llegado hacia unas horas a la casa de Katya. El vuelo en el helicóptero no podía ser más tranquilo. Al llegar, lo primero que hicimos fue instalarnos en las habitaciones para después beber y dejar salir el vapor como hacía años.
— Sinceramente, esto es complicado ¿Cómo puedes amar a dos personas? Eso es imposible — Katya dijo sirviéndose un vaso de whisky.
— No es imposible, se lo que siento, pero no puedo escoger a una, Lena es la mujer que siempre he querido, es cariñosa, dulce y sensual, ella me cuida como nadie.
— ¿Y por qué no la escoges?
— Porque me encanta Ginger Apple. Ella es tan caliente, por dios, esa mujer es tan sexy.
— Eres una pervertida, eso es lo que eres — Dijo haciéndome reír.
Tomé la almohada que estaba en el sofá y se la lancé. En ese mismo momento estábamos tumbadas en los sofás que estaban dispersos por toda la enorme sala de la casa.
— No hables sin saber, lo dices porque nunca has estado con ninguna de ellas.
— ¿Son buenas?
Le guiñé un ojo, recordando las noches que disfruté con ambas mujeres.
[Flashback]
— Vamos a jugar ¿vale?
— ¿Qué clase de juego?
— Seguiré con mi programa, bailaré para ti, pero no podrás tocarme.
— Estás bromeando ¿no? — Pregunté incrédula.
— Puedes aceptar o simplemente irte, es tu elección.
Inteligente jugada, ella sabía que sería imposible para mí no tocarla, pero estaba dispuesta a ganar este juego.
— Okey, acepto.
Una sonrisa diabólica se dibujó en su rostro. Caminó para quedar delante de mí. Me miró por unos segundos y se sentó en mis semi desnudos muslos. Levanté mis manos para tomarla de la cintura, pero al instante me regañó.
— Hey, nada de eso…
La maldije mentalmente y bajé mis manos. Comenzó a moverse nuevamente al ritmo de la música, me estaba volviendo loca, prácticamente se refregaba en mí.
— Maldita sea, tú sólo estás jodiéndome — Simplemente sonrío.
Se levantó y se puso de espaldas a mí para refregar ahora su trasero en mí.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
Ya sentía mis bragas mojadas y sabía que no iba a aguantar más tiempo, la necesitaba, necesitaba tocarla, continuó refregándose con fuerza y tuve que apretar mis manos en la silla para no tocarla.
— Me las vas a pagar, Ginger Apple — Le susurre en el oído, ella simplemente sonrío.
[Fin del flashback]
Negué con la cabeza dejando que la otra mujer se apoderara de mis pensamientos.
[Flashback]
Tomé las dos cuerdas que unían el nudo de la bata y sin apartar los ojos de Lena, deshice el nudo para después dejar caer la prenda. Ella me miraba tan intensamente que podía sentirme débil, no sabía si estaba bien, pero en este punto ya no me importaba.
— Si no quieres, me puedo detener — Dije inclinándome para aspirar el aroma de su cuello.
Tenía una linda esencia, un aroma dulce mezclado con la fragancia de que acababa de salir de la ducha.
Besé su cuello y llevé mis manos a su cintura para pegarla a mi cuerpo.
— ¿Quieres que continúe? — Susurré sobre su piel, ella cerró los ojos al sentir mis labios — Se mía esta noche, Lena ¿quieres?
— Si, si quiero — Lena susurró casi en un gemido.
Una de mis manos viajó por la línea de su columna vertebral hasta llegar a su cuello donde delicadamente enlacé mis dedos en su cabello, con la otra mano tomé su cintura y pegué su cuerpo contra la fría pared provocando que jadeara.
— Sé que lo quieres, así que sólo déjate llevar — Susurré lenta y sensualmente en su oído.
[…]
Dejé ir uno de sus muslos y deslicé mi mano por su abdomen hasta llegar a uno de sus pechos que cómodamente tomé entre mi mano, gimió instantáneamente, por lo que me sentí desfallecer, me podía correr con sólo escuchar sus gemidos, dios mío, esta mujer podría matarme.
— Necesito más, por favor — Dijo con agonía.
Con las yemas de mis dedos separé los pliegues de su centro, lamiendo lentamente una y otra vez. Las manos de Lena descansaban sobre las sábanas blancas, sus mejillas estaban levemente sonrojadas y su respiración era pesada.
— Dime ¿quieres más? — Le susurré.
Asintió rápidamente sin decir nada.
— Habla, dime lo que quieres.
Me miró, sus ojos estaban oscuros y llenos de deseo. Por algunos instantes me recordó a Ginger Apple, pero la saqué inmediatamente de mi mente, no pensaría en ella, me enfocaría solamente en Lena.
— Dímelo — Dejé escapar un pequeño soplo de aire en su palpitante sexo.
— Hazme… tuya Yulia, por favor.
[Fin del flashback][ /b]
Abrí los ojos dejando que esas imágenes se desvanecieran.
— Son más que buenas, son perfectas.
— Si sigues hablando de esa manera, voy a querer a las dos para mí.
Me reí.
— Serías la mujer más feliz del mundo, en cuestión sexual no tengo ninguna queja.
— ¿Lena es tan buena en la cama?
— Ella es incansable y Ginger Apple también.
— Así que por eso estás como loca.
— Ellas son el cielo y el infierno de mi vida, Kat.
— Estás jodida.
Sonreí y tomé otro sorbo de mi bebida. Casi no sentía efecto, estaba completamente perdida, no quería elegir, no quería sólo a una, quería a las dos y me gustaría tenerlas.
Me levanté del sofá, tomando lo que quedaba de mi whisky. Katya me miró sin entender nada. Tomé mi abrigo y me lo puse.
— ¿Qué crees que haces, Volkova?
— Voy a ver a Ginger Apple.
Los ojos de Katya se abrieron.
— ¿Estás segura de tu elección?
— Esa no es mi elección.
— Entonces ¿Qué diablos vas a hacer en el club? — Preguntó un poco nerviosa.
— La quiero esta noche, la necesito, Katya.
— Piensa en Lena ¿Acaso no la quieres?
— La quiero, pero también quiero a Ginger Apple.
— ¿Te quedarás con las dos? Lena no se lo merece.
Sabía que tenía razón, pero no podía hacer nada, no ahora, mi cuerpo estaba gritando por la stripper y no podía ir en contra del deseo carnal que consumía todo mi cuerpo.
— Este sera nuestro secreto, Kat.
— Yul…
Sonreí y me retiré, dejando a Katya sola.
Por suerte el helicóptero todavía estaba en el jardín, una vez que el piloto me vio, se acercó para abrirme la puerta.
— Llévame a Moscú — Pedí una vez dentro del helicóptero.
El hombre asintió, preparando todo para llevarme a mi destino.
[…]
En cuestión de horas estábamos aterrizando en Industrias Volkov. En Moscú al parecer había llovido, por lo que me acaricié los brazos para entrar en calor.
— ¿Quiere que la lleve a casa, señorita? — Yuri preguntó educadamente.
— No, ve a casa Yuri, yo conduzco esta noche.
— ¿Segura, señorita?
— Absolutamente.
Él asintió y me entregó las llaves del auto, fui por el auto al estacionamiento y en poco tiempo, ya me estaba estacionado frente al club. Cerré los ojos y apoyé la cabeza en el volante preguntándome si era lo correcto y la respuesta fue clara… No, no lo era. Pensé en Lena y en como la lastimaría, pero simplemente no podía, no era capaz. Salí del auto y caminé debajo de la lluvia que recién comenzaba hasta la entrada del club. El hombre que estaba de turno, asintió y me dejó pasar. El lugar estaba lleno. Caminé despacio analizando la idea de salir de aquel lugar e ir con Lena, pero algo me hizo seguir adelante.
— Un whisky, por favor — Le pedí a una chica rubia que asintió con una sonrisa.
No tardó mucho para que la chica me diera mi bebida. Bebí un poco y caminé hasta una de las mesas que estaba lejos del escenario, esta vez no sería la primera en la fila, haría todo de forma oculta.
— Damas y caballeros, sean bienvenidos al Imperium de Ginger Apple — Un voz masculina y ronca dijo.
Bebí un poco más de mi bebida hasta que una luz se encendió sobre el cuerpo de la stripper.
¡Maldita sea!
Con los sonidos lentos de la música, Wicked Games de The Weeknd, la mujer caminó lento y con gracia hasta el tubo, rodeándolo lentamente mientras miraba a toda la audiencia con su pose prepotente y puramente sexual. Esta noche, Ginger Apple estaba como una fantasía de aeromoza, tenía una falda corta que dejaba ver su lencería negra, un blusa que tenía un escote muy llamativo y deseoso, en sus pies unos tacones altos y rojos y para rematar su cabello estaba suelto con risos que la dejaba ver más salvaje.
La mujer rodeó el tubo una vez más hasta quedarse de espaldas y bajarse rápidamente hasta el piso para después levantarse lentamente, sonrió sarcásticamente mientras mordía sus labios en señal de provocación. Tragué en seco, viendo sus movimientos tan osados que me dejaban al borde del precipicio, la mujer elevó su cuerpo de forma rápida y habilidosa, haciendo que los espectadores se conmovieran con cada movimiento que hacía y yo era uno de ellos. Ginger Apple descendió para después mover su cuerpo mientras se frotaba en el tubo, sus manos se deslizaron por su cuerpo de arriba hacia abajo con un deseo que me guardé sólo para mí. Acto seguido comenzó a desabrochar sus botones lentamente. Un hombre en la primera fila la tenía enfrente y muy cerca, provocándome una ira inexplicable, Ginger Apple se quitó la blusa lentamente, jugando con el rubio que la miraba con deseo.
— Folla conmigo esta noche, Ginger Apple.
— Usted es tan hermosa.
— Ven aquí, voy a enseñarte modales.
Reprimí la ira que dominaba mi cuerpo y continúe mirándola, ella sonrió diabólicamente mientras pasaba las manos por su pelo sedoso haciendo que la audiencia la bañara en dinero, ese era su poder, con un simple baile secaba los bolsillos de los más importantes de la ciudad, pero como no, ella nos llevaba a otro mundo. Se puso de espalda y entonces quitó la diminuta falda, mostrando la pequeña braga que casi no cubría nada, por una fracción de segundo pensé en Lena, algo en ellas me era familiar, los ojos, el cuerpo… ¿Todo? Cerré los ojos y negué ¿Mentalmente sería una locura ver alguna cosa familiar entre ambas? No lo sé, pero a veces en mi interior podía imaginar que las dos eran una sola, nada explicaba el poder que ambas tenían sobre mí.
Ginger Apple me miró, pero no tenía certeza de si realmente era a mí. Ella rodó en perfecta sincronía con la música sensual, deslizó las manos por sus pechos, luego por su abdomen hasta llegar a su centro, me sentí caliente, simplemente estaba en llamas por esa mujer, pero las imágenes de Lena, se hacían presentes a cada instante.
[b][Flashback][b]
Entrecerré los ojos, Lena tomó la pequeña flor, poniéndola en su oreja, con la flor se veía mucho más hermosa.
— Me dejas débil por lo hermosa que eres.
— ¿Lo hago? — Arqueó una ceja.
— Mucho.
Lena sonrió maliciosamente, mientras se acercaba a mí, yo estaba sentada en la cama, así que se sentaba en mi regazo, dios mío, estaba completamente desnuda.
— Si te quedas allí por mucho tiempo, no seré el desayuno el que coma.
Deslizó la lengua por sus labios y sonrió.
[…]
Se mordió el labio y analicé cada movimiento. La acerqué a mi rostro sosteniendo la mirada durante algunos segundos, mientras que una de mis manos reorganizaba algunos de sus mechones.
— Eres hermosa.
Me quedé mirándola a los ojos, me sentía feliz, mi corazón latía con fuerza y mi respiración iba lenta, una mezcla de sentimientos desconocidos me tomaron haciendo que viera mi futuro a su lado a través de sus ojos color verdes y grises, sabía que estaba perdida.
— Lena…
— ¿Si? — Preguntó con ilusión, como si supiera lo que le quería decir.
Respiré profundo sintiendo mi corazón perder el ritmo ¿ahora sería el momento adecuado? Cerré los ojos y los abrí de nuevo antes de hablar.
— Te amo…
[b][Fin del recuerdo]
Negué con la cabeza y me levanté, no podía quedarme allí, no debía. Dejé el vaso en la mesa y caminé en dirección a la salida. El viento frío me obligó prácticamente a cerrar mi abrigo, la lluvia aún seguía cayendo sólo que más fuerte. Me acerqué al guardia para comprarle una cajetilla de cigarros, necesitaba de ellos, necesitaba liberar la tensión que me dominaba, encendí un cigarrillo y lo puse en mi boca, sintiendo como la nicotina relajaba mis músculos. Me estaba volviendo loca, no podía estar cerca de Ginger Apple sin sentir culpa por saber que estaba traicionando a Lena y cuando estaba con Lena, echaba de menos a Ginger Apple ¿esto podría empeorar?
Estuve varios minutos allí, sólo pensando en si debería volver o irme, decidiéndome al final por la segunda opción. Encendí la radio del auto y conduje lentamente por las calles, en este momento sólo quería quedarme sola, organizar mis ideas y mis decisiones que con certeza no eran nada sencillas. Moví el cuello de un lado a otro intentando relajarme hasta que vi una silueta familiar caminando más adelante. Entrecerré los ojos para poder identificar a la persona, estaba cubierta por un gran abrigo y la capucha le cubría el cabello, pero no podía estar equivocada, en sus pies todavía estaban esos tacones altos y rojos y el cuerpo a pesar de estar cubierto por el abrigo, resaltaba… No había ninguna duda era Ginger Apple ¿acaso sería el destino? Pensé sonriendo.
No me acerqué, continué mirando a la mujer que caminaba rápidamente debido a la lluvia ¿A dónde iba? Conducía despacio y a una buena distancia para que la stripper no pudiera percatarse de que era vigilada. Una ráfaga de viento llegó, haciendo que la capucha cayera hacia atrás, dándome la certeza de quien era. Su cabello estaba mojándose rápidamente, quizás era hora de ayudarla ¿no? Decidí acercarme cuando la mujer cruzó la calle, yendo en dirección al gran edificio. Paré en seco… espera… conocía esta calle y conocía ese edificio.
Por una fracción de segundos mi corazón se aceleró, podía escuchar los latidos retumbar en mis oídos y una sensación extraña se apodero de mí. Ese edificio era donde vivía Lena, aparqué el coche enfrente, mirando a la mujer que se acercó a la puerta, y con dificultad abrió la puerta, la mujer se fue después de cerrarla, pero antes pude ver su rostro y ahora que no traía la máscara, no podía creerlo… Ginger Apple era Lena Katina.
Yulia, Yulia....
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Volkatinale92- Mensajes : 81
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
LENYNK- Mensajes : 20
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Bueno, mejor lean!!
[Yulia]
No podía ser posible…
Me quedé paralizada mirando a la mujer alejarse hasta que se perdió de mi vista. Cerré los ojos, apretando fuertemente el volante, la furia me tomó de pronto y un tipo de arranque de odio calentó cada célula de mi cuerpo. Miré a ambos lados del camino. La calle estaba vacía, salí del auto, ella me debía una muy buena explicación, me dirigí hasta la puerta, pero me detuve. Comencé a caminar de un lado a otro tratando de convencerme de lo estúpida que era la idea de ir y terminar con todo este trato, pero no podía hacer esto, no era alguien impulsiva o emocional, aunque en ese momento mi cuerpo gritaba por respuestas. Caminé rápidamente a mi auto, entré y cerré la puerta fuertemente.
— ¡Idiota! — Grité golpeando el volante.
Podía matar a alguien en ese momento con la rabia que me consumía. Cerré los ojos respirando profundamente y dejando que el oxígeno llegara a mi cerebro o tal vez moriría en cualquier momento. Miré por última vez el edificio de Lena, dejando la idea de desenmascararla para después. Encendí el motor y arranqué el coche para irme a mi departamento.
El cielo aun estaba nublado, cargado de lluvia y ocasionales rayos, la noche no podía ser peor. Salí del auto azotando nuevamente la puerta y caminé hacia el elevador de mi edificio. La primera cosa que hice al entrar a mi departamento fue servirme un vaso de whisky y me lo tomé de un solo trago.
— ¿Cómo pudiste ser tan estúpida, Yulia? Esa hija de perra te engañó todo este tiempo y aun así, hacía el papel de chica buena, pero que perra.
Caminé hacia la sala para recostarme en el sofá, ahora todo comenzaba a tener sentido, por eso Ginger Apple nunca se quitó la máscara, esos ojos tan familiares, los cuerpos tan jodidamente perfectos, las reacciones tan parecidas, maldita sea, ella me había engañado todo este tiempo, no debió de haberlo hecho, no sabía con quien se había metido, si había algo que odiaba era ser engañada, Lena había jugado conmigo todo este tiempo, me manipuló como una marioneta.
Sacudí la cabeza aun procesando toda la información y así todos los momentos, todos los besos, todas las miradas llegaron a mi mente, todo había sido una completa mentira.
[Flashback]
— ¿Por qué lo haces? — Le susurré.
— ¿Qué cosa? No estoy haciendo nada.
— Me descontrolas con tus acciones, pero no te emociones, yo soy la dueña de mi voluntad.
— ¿Ah, sí? Demuéstramelo…
Anhelaba besarla, pero la máscara que llevaba obstaculizaba mi oportunidad, le puse una mano en el rostro para tomar la máscara, pero rápidamente su mano estaban sobre la mía deteniendo mi acción.
— Ni siquiera lo intentes — Susurró mirándome a los ojos.
[Fin del Flashback]
Y todo ese tiempo me hizo creer en su historia ¿Cuántos habrían caído en ese juego?
[Flashback]
No… Creo que ya estaba alucinando, refregué mis ojos para ver mejor, pero la mujer de cabello cobrizo ondulado bailaba de forma sensual, podía jurar que la conocía. Por dios Yulia, te estás volviendo loca, esa chica no era extraña para mí, yo conocía ese cuerpo y aquella forma tan sexy de moverse, era Ginger Apple. Me levanté del sillón, caminé hasta quedar cerca de la mujer, mi sistema nervioso trabajaba más rápido, mis manos comenzaron a sudar y mi audición se agudizó, debía ser el alcohol que había en mi cuerpo. La chica se movió hacia abajo mientras agarraba su cabello haciéndome perder el juicio, me acerqué a ella y la agarré de la cintura para que me mirara.
— ¿Pero qué…? — Ella habló, pero calló inmediatamente al verme.
Pestañeé varias veces, no era ella.
— ¿Lena? — Pregunté confundida.
Ella se quedó quieta mientras me miraba asustada ¿Qué carajos estaba pasando? Hace unos minutos juraba que era Ginger Apple y ahora resultaba ser Lena.
[Fin del Flashback][b]
La verdad estuvo todo este tiempo delante de mí y la dejé pasar sin darme cuenta, el deseo por Ginger Apple y el amor por Lena me cegaron en una forma necia y colosal.
Las dos mujeres eran una sola.
[b][Flashback]
Lena se levantó y fue al medio de la pista al lado de mi madre e Irina ¿Podrían llevarse mejor? Me quedé en mi asiento que me daba completa vista de donde estaban, una música fuerte y estruendosa comenzó a sonar haciendo que Lena empezara a bailar. Comenzó a mover su cuerpo en sincronía con la música dejándome sorprendida de la preciosa manera en la que se movía. Enterró sus dedos en su cabello de una forma tan familiar y sensual, puede que haya bebido demasiado porque lo que estaba viendo me recordaba a nada más que a mi stripper, a Ginger Apple.
[Fin del Flashback]
Abrí los ojos alejando los Flashbacks, sintiendo la rabia tomar de nuevo mi cuerpo. Lancé el vaso de whisky contra la pared viéndolo hacerse pedazos. El ansia de ir a ese departamento para obtener la verdad era insoportable, pero no haría eso, lo haría de otra manera, si ella creía que sabía cómo jugar, es porque aún no me conocía.
[…]
Despertar no sería la palabra correcta para alguien que ha estado despierta toda la noche ¿no? El mundo de ideas y Flashbacks alrededor de esa mujer se había llevado mi sueño, las imágenes de Lena y Ginger Apple bombardeaban mis pensamientos como una guerra en la que saldría herida, pero hoy sería un hermoso día para desarmar ese perfecto teatro.
El camino a la compañía fue tranquilo, dándome tiempo de prepararme psicológicamente para el día, miraría a Lena a los ojos después de todo y ella seguiría mintiendo, como siempre lo había hecho.
— Señorita ¿todo está bien? — Yuri preguntó mirándome por el retrovisor.
— ¿Qué haría si alguien importante para ti, te mintiera?
Él me miró curioso para después hablar.
— Trataría de saber la razón por la cual esa persona mintió.
— ¿Y si la razón no es buena?
— No creo que la razón haya sido mala, en ocasiones simplemente no se tiene opción, señorita — Dijo tranquilamente.
— ¡Siempre se tiene otra opción! — Casi grité.
— Si esa opción nos hace perder a alguien especial, no la hay, el corazón deja que la cabeza se rinda.
Miré a Yuri por el retrovisor entendiendo lo que me quería decir ¿acaso siempre lo supo? ¿O era muy listo para saber que hablaba de Lena? El hombre rápidamente entró a los territorios de Industrias Volkov, deteniéndose en la entrada. Un chico de seguridad rápidamente se acercó para abrirme la puerta.
— Buenos días, señorita Volkova.
Sólo asentí de forma seria y caminé hacia el elevador. Con cada piso que subía, un cierto nerviosismo se apoderaba de mí, mirar a los ojos de Lena y ver a Ginger Apple también, no sería fácil, pero era lo suficientemente fuerte como para hacerlo. Un pequeño sonido me avisó que estaba en mi piso. Al abrirse las puertas pude ver a lo lejos a Lena sentada en su escritorio mientras tecleaba algo en su computadora. Su cabello estaba lacio y suelto, estaba usando una blusa blanca con una cascada negra, una falda del mismo color, en sus pies unas botas de tacón negras y para acompañar todo ese conjunto un saco rojo, todo eso haciéndola lucir muy sexy.
¡Maldita sea!
Caminé y me acerqué a ella sin llamar su atención, si, también sabía cómo actuar y le mostraría mis habilidades.
— ¿Me extrañaste? — Susurré en su oído.
La mujer se giró asustada y mirándome con los ojos muy abiertos.
— ¡Por dios! Casi me matas del susto — Dijo poniendo una mano en su pecho.
Lena estaba increíblemente sexy esta mañana, la blusa blanca que llevaba dejaba ver su sostén negro.
— Lo siento, señorita Katina — Dije calmadamente con una enorme y falsa sonrisa.
— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde está Katya?
— Buenos días para usted también — Sonreí y caminé a mi oficina, siendo seguida por Lena.
— Lo siento, buenos días, señorita Volkova.
— Katya se quedó, preferí regresar — Dije calmadamente.
— ¿Por qué?
— Porque te extrañaba, Elena — Dije quitándome mi abrigo.
— ¿Estás bien?
— Estoy genial, me divertí mucho con Kat, creo que ya recargué batería para tomar algunas decisiones.
— Me lo imagino, fuiste muy rápida.
— Para que perder tiempo ¿no?
Asintió y se acercó a la enorme ventana, la mujer estaba tensa, como si sintiera algo.
— ¿Está todo bien, Elena? — Pregunté mientras me acercaba a ella.
Se giró en mi dirección, mirándome con esos ojos misteriosos que habían sido descubiertos.
— Si, es sólo que me sorprendió que regresaras — Susurró de forma tímida.
— Parece que no te gustó verme.
— No es eso, me gusta tenerte aquí.
Sonreí y tomé a la mujer lentamente por la cintura.
— Entonces quita esa carita, parece como si fuera a matarte en cualquier momento.
Sonrió sin humor y le di un rápido beso.
— Estás un poco extraña, Yul.
La solté y me alejé para sentarme en mi silla.
— ¿Yo? Claro que no, señorita Katina.
— ¿Segura?
— Absolutamente — Dije mirándola con una sonrisa.
[Lena]
Salí de la oficina de Yulia para dejarla sola, por alguna razón mi sexto sentido me indicaba peligro, Yulia había regresado de la nada y Katya no daba ninguna señal, eso me comenzaba a asustar. Me senté en mi escritorio para marcarle a Katya por novena vez desde que se fueron, después de tres tonos, finalmente contestó.
— ¿Hola? — Dijo con voz perezosa.
— No me digas que acabas de despertarte.
— Así es, Elena.
Giré los ojos bufando, imaginándome a la mujer tirada en el sofá despertando con una gran resaca.
— Katya, Yulia está aquí ¿Qué pasó?
— Esa perra se fue, estaba hablando de ti y de Ginger Apple, que está confundida y simplemente decidió irse.
— ¿Y por qué no la detuviste?
— Lo siento Elena, pero estaba mucho más borracha que ella.
— Me lo imaginé.
— ¿La viste en Imperium?
— No, ni siquiera fue.
— Entonces relájate, debió haber ido a su casa.
— No lo sé, Yulia no se veía normal.
— Hey, relájate ¿está de mal humor?
— No, al contrario, está de excelente humor.
— Mejor aún, aprovecha y dale un poco de acción a mi amiga, si sabes a lo que me refiero — Dijo riéndose del otro lado de la línea.
— Katya, no seas pervertida.
— Estoy siendo realista, el sexo resuelve todo.
— Vete a dormir, el alcohol aún está circulando por tu sangre.
Katya se quedó callada por unos segundos.
— Tienes razón, lo haré y Elena, en verdad lo siento.
— Está bien, descansa Katya.
Terminé la llamada y respiré profundo. Katya no tenía la culpa, me había ayudado desde el principio, lo cual me sorprendió, después de todo ella era la mejor amiga de Yulia y no ganaría nada más que odio por parte de ella por ayudarme.
[Flashback]
— ¿Por qué no te abres conmigo, Elena? ¿Qué tanto ocultas? — Katya preguntó mirándome.
Por mucho que tuviera miedo, Katya me transmitía mucha confianza.
— No es nada, Katya.
— Como abogada, sé muy bien cuando alguien me está mintiendo.
Miré sus ojos cafés, sintiendo una enorme urgencia por desahogarme, la forma en que Yulia me había tratado esa mañana me había dolido de una manera que nunca me esperaba.
— Amo a tu estúpida amiga — Susurré resignada.
La morena sonrió ampliamente.
— Eso ya lo sé, sólo que no entiendo por qué no están juntas, si ella se toma mucho tiempo, yo te conquistaré.
— Sabes muy bien porque Katya, créeme que si tú me gustaras todo sería más fácil.
— ¿Lo es? — Preguntó confundida.
— Si, sólo soy una secretaria, además, se muy bien que Yulia está confundida.
— Yulia no es el tipo de persona a la que le importe eso ¿Y a que te refieres con que esta confundida?
Tomé un poco de vino, observando a la mujer que me miraba con curiosidad, tenía miedo de decirle.
— Sé que ella se muere por otra mujer.
— ¿Otra mujer?
— Si, Ginger Apple, la stripper.
Katya que tomaba un poco de su vino, se atragantó en el momento exacto que dije eso. Sus ojos se abrieron enormemente mientras tosía incontrolablemente.
— ¡Carajo!
— ¡Tranquila! — Le susurré a la mujer que estaba atrayendo las miradas de los demás.
— ¿Cómo sabes eso?
Sonreí sarcástica.
— Sé todo lo que pasa entre ellas, Zotova.
— Yulia se va a morir, cuando se entere — Dijo preocupada.
— Me lo imagino y no la culpo.
— Pero dime ¿Cómo sabes eso? Se supone que es un secreto.
— No puedes ocultar un secreto que vives.
— ¿Qué quieres decir?
Sonreí.
— ¿La viste?
— No…
— ¿Entonces cómo…?
— Yo soy Ginger Apple.
Por un segundo Katya me analizó, tal vez tratando de procesar la información y de pronto la mujer comenzó a reírse.
— ¡Mierda! ¡Que perra tan suertuda!
Me reí de su reacción tan inesperada.
— ¿Eso es lo que me dirás después de que te acabo de decir que tengo una doble vida?
— Elena, yo no soy alguien que juzga, para mí eso es una maldita suerte. Dios, dos bombones en una ¿Qué mejor que eso?
— Pero tengo miedo de que lo descubra, por favor no se lo digas.
— Oye, oye, oye — Me interrumpió — No le diré nada, lo prometo — Levantó su mano como juramento — Sé que Yulia está confundida por las dos y ahora es algo cómico, que mujer tan idiota — Katya dijo riéndose.
— ¡Zotova! — Dije dándole un pequeño golpe en el brazo.
— Es verdad, pero como sea, te ayudaré con esto ¿vale?
Le sonreí.
— Gracias, de verdad gracias, Katya.
[Fin del Flashback]
Abrí los ojos notando la mirada de Yulia en mí a través del cristal, cuando se dio cuenta que la miraba, sonrió y me guiñó un ojo, le sonreí de vuelta a la mujer quien se concentró en su computadora. El problema con Tasha aún no se había resuelto y Yulia había regresado antes de lo que esperaba, aún estaba en peligro de ser descubierta, pero ¿por cuánto tiempo sería capaz de manejarlo todo? Tener dos vidas no había sido difícil sino hasta que apareció Yulia ¿Y que si le decía? ¿Qué pasaría si me descargaba con la mujer que decía amarme? ¿Me perdonaría? Dejé salir el aire, tratando de hacer que mi cuerpo se calmara, últimamente la presión de ser Lena y Ginger Apple me estaba volviendo loca.
[…]
El día prácticamente se estaba terminando y Yulia no había salido de su oficina en ningún momento, había pasado toda la mañana encerrada allí haciendo dios sabe que, se mantenía seria en cada momento, las pocas palabras que intercambiamos había sido con voz fría y directa, quería entender su súbito cambio de humor, pero sería en vano.
Salí del elevador cargando un montón de papeles que Nastya me había dado, cuando vi a Tasha caminando hacia la oficina de Yulia. Corrí con la esperanza de alcanzarla, pero fue en vano, la puerta de la oficina se había abierto y cerrado.
No, no, no, no… Estaba perdida.
Caminé de un lado a otro sintiendo que mi corazón se saldría en cualquier momento, mis manos sudaban, me temblaba el cuerpo, tal vez me enfermaría y moriría justo en ese momento por el nerviosismo que me consumía, pero de pronto el teléfono sonó, lo tomé y lo coloqué en mi oreja.
— Señorita Katina, venga a mi oficina.
[Yulia]
No tomó mucho para que Lena entrara a mi oficina, tenía la mirada perdida, nerviosa y cargada de miedo. Lo que me molestaba a pesar de todo lo que estaba pasando, es que amaba a esa mujer como nunca había amado a otra antes.
La mujer se acercó de forma tímida, mirándonos esperando una respuesta o una orden.
— ¿Qué necesita, señorita? — Preguntó caminando a mi lado.
— Primero que nada, necesito que me recuerde despedir a todos los porteros del edificio, son un montón de incompetentes. Ordené que no quería ver a esta mujer aquí y… ¡Mira! ¡Aquí está! — Dije apuntando a Tasha que estaba observándome con una mirada aburrida.
— Si señorita, lo haré.
— Segundo, ven aquí, Tasha dice que quiere decirme algo importante y que necesita su presencia para eso.
Lena pestañeó varias veces. Estaba poniéndose pálida, pero simplemente asintió y se acercó. Tasha por el otro lado caminó hasta sentarse frente a mí, observándome con una mirada lasciva y desagradable, miré a Lena que estaba a mi lado, su postura era tensa y preocupada, sus ojos verdes estaban vacíos, causándome una cierta incomodidad, pero no era el momento para pensar en eso.
— Ya está aquí la señorita Katina ¿Qué es lo que quieres? — Le pregunté a Tasha.
— Sabes que, creo que cambié de opinión, es un asunto privado, dile a tu secretaria que se vaya — Dijo arrogantemente.
— ¿Estás bromeando, Odintsova? — Le pregunté con una mirada seria.
— No, mi amor, pero creo que sería mejor que fuera sólo entre tú y yo.
— La señorita Katina es de mi entera confianza, sea lo que sea, puedes decirlo frente a ella.
— Si yo fuera tú, no confiaría tanto en ella.
Su tono malicioso y perverso me desagradaba, Tasha sabía algo, eso era claro.
— Pero lo hago — Dije rápidamente.
— Bien Volkova, lo que quiero decirte no te agradará mucho, pero espero que estés lista.
— Ve al punto, Tasha.
Tasha sonrió sarcásticamente y me miró a los ojos, después lanzó una mirada arrogante a Lena.
— Sé que ustedes dos tienen una aventura, típico ¿no? Jefa y secretaria — Nos miró.
— No veo como encajas tú en eso.
— No deberías tener una aventura con tu empleada, Yulia.
— No debiste de haber venido aquí y opinar de mi vida como si tuvieras algún derecho en ella, hago lo que se me da la gana.
— No seas idiota, si estoy diciendo esto es porque siempre he querido lo mejor para ti y esa que está allí, no es lo mejor.
— Estás muy equivocada, Lena es la mejor de las mujeres.
— No es nada más que un estúpido capricho, necesitas a alguien a quien en realidad le importes y esa soy yo, nunca he querido nada a cambio.
— Sólo dinero, por supuesto — Corté con ironía.
— Cambiarás de opinión cuando te des cuenta que todo lo que hago es por tu bien, incluso te salvaré de ciertas ladronas.
— ¿Salvarme? Fuiste la primera en joderme — Solté con una risa cínica.
— ¿Yo? No, debes estar confundiéndome con esta, vine aquí para abrirte los ojos.
— Yulia, no quiero quedarme aquí a escuchar lo que esta víbora tiene que decir — Lena dijo.
Tasha rió y se levantó para acercarse a donde estaba ella.
— ¿Tienes miedo, Lena? ¿Miedo de que ella sepa todo? — Preguntó frente a ella.
— ¡Cállate! — Lena prácticamente le gruñó.
— Estás nerviosa ¿no? Te quedarás sin ganar tu dinero por la noche — Tasha dijo con veneno.
Para mi sorpresa Lena no retrocedió, sino que levantó su mano en una fuerte y certera bofetada para la cara de Tasha quien la miró con furia.
— ¿Qué crees que estás haciendo pequeña ramera? — Habló con enojo, preparándose para atacar a Lena.
— Dándote lo que te mereces, perra — Lena respondió.
— Hey, cálmense las dos — Ordené.
Ambas me miraron de manera fulminante.
— ¡No voy a calmarme, necesitas saber la verdad sobre esta caza fortunas! — Tasha gritó con la mano en su cara, la cual tenía marcada la mano de Lena.
Lena entrecerró los ojos, cerrando las manos en puños preparándose para atacarla de nuevo.
— No permitiré que hables así de mi mujer — Dije ardiendo en cólera.
Tasha me miró mientras soltaba una risa fuerte.
— ¿Tú mujer? ¡No la querrás como tú mujer cuando sepas lo que hace fuera de aquí!
— Yulia… — Lena susurró acercándose a mí.
— ¿Qué quiere decir?
— Por dios Yulia, ella ha estado engañándote todo este tiempo.
Las palabras de Tasha podían ponerme en contra de Lena en la forma en la que ya lo estaba, ser engañada por mi mujer había herido mi ego de una manera intensa, pero no le haría eso, no la lastimaría de esa manera.
— ¿Te refieres al hecho de que es una stripper? — Pregunté arrogantemente, tomando la mano de Lena.
No necesité ver a Lena para saber que su expresión era de sorpresa. Tasha entrecerró los ojos mirándome sin entender absolutamente nada.
— Espera… ¿Tú ya lo sabías?
Solté una risa cargada de sarcasmo, levantándome del escritorio.
— ¿Qué creías Tasha? ¿Qué podrías venir aquí y hablar mal de mi mujer y ponerme en contra de ella?
— Debe ser una maldita broma — Sonrió sin humor.
Lena no decía nada, simplemente me miraba con confusión.
— Creo que dudas de mi capacidad, Odintsova.
— ¡Tú no sabes nada!
— Lo sé todo, puedo controlar absolutamente todo a mí alrededor ¿O acaso lo has olvidado?
— No creo que quieras involucrarte con una puta.
— Mide tus palabras, si no quieres que haya otra marca en tu lado derecho ¿verdad, cariño? — Pregunté mirando a Lena.
Ella sonrió, sabía lo que estaba haciendo.
— ¿Qué te hizo esta mujer, Yulia?
— Hice cosas que nunca hiciste y que olvidaste hacer — Lena habló, asumiendo su personalidad fuerte, ahí estaba Ginger Apple.
— Tú debes estar muy feliz ¿verdad? — Tasha preguntó con rabia.
— ¿De ver tu cara en el suelo? Si, tu juego no funcionó ¿verdad? Lo siento pero hay que aceptar que las serpientes como tú no tienen otra opción más que arrastrarse en el suelo por donde paso.
Ginger Apple era buena en ese juego, la maldita mujer sabía exactamente qué decir, su aire prepotente y arrogante me volvía loca y al ver esos actos en Lena era mucho mejor.
— Esto no se quedara así, si piensan que esto ya terminó, están muy equivocadas — Tasha gruñó con enojo antes de salir de la oficina.
[Lena]
Tasha salió, cerrando la puerta fuertemente, ahora estábamos completamente solas en el lugar en un silencio incómodo.
Yulia se alejó y se dirigió hacia el mostrador de bebidas que estaba en su oficina.
— ¿Hasta cuándo pensabas engañarme, Lena? ¿O debería llamarte Ginger Apple? — Preguntó girándose en mi dirección.
Su mirada era furiosa y perversa. Saboreó su bebida esperando alguna respuesta.
— Nunca te quise engañar.
La mujer apretó los labios en una sonrisa diabólica y se dirigió hacia la ventana, sus ojos se clavaron en la lluvia y en los rayos que estaban presentes en el exterior.
— ¿Ah, no? ¿Así que usted está diciendo que todo este show sólo pasó y ya?
Su voz era suave y refinada con un toque de aspereza que hizo que mi estómago se congelara.
— Sé que es difícil de creer — Dije acercándome a ella — Pero si, sólo pasó.
Me miró arqueando una ceja, en ese instante no había ni una sola gota de piedad en esta mujer, sus ojos transmitían ira y soberbia, yo estaba sudando frio y mi corazón latía sin control.
— Así que sólo pasó… — Dijo caminando a mi alrededor.
— Sé que estás odiándome ahora, pero nunca quise engañarte, Yul — Susurré con la esperanza de que me creyera.
Ella sacudió la cabeza en señal de desaprobación.
— ¿No tenías intención de engañarme? ¿Me crees idiota? — Gruñó furiosamente.
— No, te lo juro.
— ¿Hasta cuándo ibas a seguir mintiéndome? ¿Hasta cuándo me ibas a manipular siendo dos personas? — Su tono de voz cambió a uno furioso.
— Iba a decírtelo — Sentí ganas de llorar, pero no pude.
— ¿Cuándo? ¿Cuándo todo el mundo se enterara?
— No, por favor, entiéndeme — Se me escapó casi con desesperación.
— ¿Entender? — Preguntó con una risa sarcástica — ¿Quieres que entienda que pretendes ser dos personas?
— No pretendo, yo soy las dos.
— Estás enferma ¿Has ido al psicólogo? Debes tener un trastorno de personalidad múltiple.
— Me estás ofendiendo — Espeté a la mujer.
— Estoy siendo realista.
Podía ver las venas en su cuello estallar hacia afuera.
— No entiendes, no podía decirte ¿Qué querías que hiciera? Conociste a Ginger Apple primero y luego a Lena.
— Por dios ¿Cómo puedes hablar de esa manera tan tranquila?
— No hay otra manera para decirlo, estoy siendo honesta contigo.
Me miró y se acercó bruscamente.
— Honesta es lo último que puedes ser, no eres más que una falsa y mentirosa.
Escupió cada palabra con odio.
— Y tú una arrogante, prepotente e infiel.
Entrecerró los ojos, sin creer lo que había dicho.
— ¿Disculpa?
Ya era hora, no iba a dejar que me hablara de esa manera, si Yulia Volkova pensó que me iba a dejar en el suelo, estaba muy equivocada, no podía olvidar que dentro de mí, Ginger Apple aun reinaba.
— Lo que has oído, no soy la única herida aquí — Me alejé de ella — No te hagas la santa conmigo, después de todo hasta hace poco estuviste involucrada con dos mujeres y todavía quieres jugar a los fieles.
Ella parecía no creer mi pose arrogante.
— No trates de voltear las cosas Ginger Apple ¿O prefieres que te llame Lena? Porque sinceramente ya no sé — Dijo de manera cínica.
Le sonreí a la mujer que me miraba con furia y me acerqué a ella.
— Puedes llamarme como más te guste — Dije con un amplia sonrisa dejando escapar un leve gruñido a Yulia quien me miró con incredulidad.
— Debería terminar con tu vida — Dijo enfadada.
— Entonces hazlo, acaba con esto ahora.
Nuestras miradas se mantuvieron fijas durante largos segundos, en una furiosa batalla de egos heridos, podría ser una locura, pero deseaba locamente a esa mujer en ese momento, quería su cuerpo, poseerlo con toda la ira y excitación que tenía.
Yulia se apartó, bebiendo de su vaso.
— ¿Y ensuciarme las manos? Nunca.
Ella estaba perdiendo el control… ¡Punto para mí!
Sonreí enormemente y caminé lentamente alrededor del escritorio, deslizando mis dedos sobre el fino escritorio.
— Entiendo que tu ego está herido y que para una mujer como tu esto debe ser una situación difícil.
— ¿Una mujer como yo? — Preguntó mirándome confundida.
— Si, una mujer arrogante, prepotente y egocéntrica — Dije de manera cínica antes de caminar hacia su dirección.
Yulia emanaba poder e ira y confieso que estaba empezando a volverme loca, pero mantuve el control, pero no garantizaba su pertenencia hasta el final.
— No sabes con quien te estás metiendo, Katina — Dijo oscuramente.
Sonreí cínicamente.
— Por favor Yulia, admite que te hice la vida más sencilla, soy las dos caras de la moneda que siempre quisiste poseer — Prácticamente susurré esas palabras mientras rodeaba su cuerpo.
Pude ver como su mandíbula se tensó, si había una cosa que odiaba esa mujer era el estar equivocada.
— ¿De dónde sacas eso, Katina? — Preguntó con sarcasmo.
Caminé lentamente hacia ella, permaneciendo a unos pocos centímetros de su cuerpo.
— Por la forma en como me poseías, la forma en como me mirabas y por la forma loca en que me deseabas.
Una especie de aura pesado y caliente se extendió en esa oficina, un ambiente puramente sexual se adentró en nuestras miradas. Yulia que estaba mirándome a los ojos, bajó su mirada a mi boca y después al valle de mis pechos, haciéndome sonreír victoriosa.
— ¿Ves? Siempre tengo razón.
Respiró profundamente varias veces, sabía que ella estaba en una lucha interna.
— Eres una… — Comenzó a hablar, dejando morir sus palabras en el aire.
Sonreí y caminé en dirección opuesta a donde estaba.
— ¿Soy que, Yulia? — Bromeé.
Cerró los ojos y tragó saliva.
— En efecto soy una stripper, soy Ginger Apple Katina o Lena Katina.
Y como si eso fuera la última gota que derramó el vaso, la mujer se acercó a mí agarrando mi cuerpo con dureza contra ella, haciendo que diera unos pasos torpes hacia atrás hasta que sentí como chocaba mi cuerpo contra la pared.
— Voy a enseñarte a no jugar conmigo — Gruñó con rabia.
Yulia tomó mi boca en un beso que le hizo daño a mis labios, sus manos agarraron mi pelo haciendo que me detuviera, le mordí la lengua que entró agresivamente a mi boca y luego mordí su labio inferior, podía sentir el sabor de la sangre en mi boca, pero no se detuvo, nuestro beso era desesperado y enojado. Me encontré siendo cogida con fuerza contra la pared por el cuerpo de Yulia, sus manos comenzaron a arrastrarse por mi cintura, que serpenteaban dentro de mi falda hasta encontrar la parte de mi trasero que fue expuesto por las bragas de encaje negro, los besos agresivos de Yulia fueron a mi cuello, donde lamió, chupó y mordió con fuerza.
— ¡Hija de puta! Eso duele — Gruñí, agarrando su cabello.
— Cierra la boca — Susurró.
Cerré los ojos, deslizando mis manos por su cuerpo para acercarla más, sus manos eran audaces y hábiles al tocar cada parte de mi cuerpo. Levantó mi falda hasta mi cintura rápidamente, agarrando mis muslos con fuerza para levantarme del suelo, envolví su cintura con mis piernas por lo que me guió hasta su escritorio mientras nuestras lenguas se movían en una sincronización deliciosa, sentí como mi cuerpo se calentaba.
— Voy a follarte tan duro hasta que no puedas aguantar más — Dijo jadeando.
Sus manos fueron hacia mi blusa fina, para arrancarla de manera agresiva, con velocidad la mujer besó mi cuello, chupando mi punto de pulso y enviando una intensa presión a mi vientre, mientras que sus manos se deslizaban hacia dentro de mi falda.
— Lo dudo, dudo que puedas — Me burlé, tomándola de su blusa.
— No debiste de haber dicho eso — Susurró con voz ronca.
Su tono era autoritario dejándome excitada al punto de cerrar mis ojos, con una de sus manos me tomó por el cuello y poseyó mi boca en un beso duro y obsceno. Minutos después me hizo bajar del escritorio para ponerme de espaldas a ella, me agarró por detrás y distribuyó mordeduras por mi cuello, lo que me hizo sentir una humedad muy familiar en mi centro.
Sus manos rasgaron mi sujetador con fuerza para luego masajear mis pechos de una manera ruda.
— No debiste dudar, no soy como esos imbéciles que babean por ti en el escenario — Dijo en mi oído mientras deslizaba su lengua en mi lóbulo de manera provocativa.
— Tu también me observabas allí, Volkova — Bromeé.
Apretó mis pechos con fuerza haciendo que me mordiera el labio para retener el gemido que quería escaparse.
— Si, pero yo soy la única que ha podido conseguir tu cuerpo, Ginger Apple.
Cerré los ojos cuando sentí sus dedos tirando de mis pezones, causándome un dolor agradable.
— ¡Dios! — Gemí débilmente.
— ¿O estoy mintiendo? — Preguntó mientras comenzaba a repartir besos en mi espalda, deslizando su lengua por la línea de mi columna hasta llegar al borde de mi falda que rápidamente tiró hacia abajo — Dime ¿estoy mintiendo? — Gruñó dando un fuete azote en el trasero.
— ¡Mierda! — Gemí con sorpresa, colocando mis palmas sobre el escritorio frente a mí.
— Tiene un trasero tan voluptuoso ¿Cómo no pude notar la similitud?
Cerré los ojos esperando otro azote, pero sentí sus labios húmedos deslizarse sobre el lugar donde me había golpeado, mientras sus hábiles dedos se deslizaban a través de la fina tela de mis bragas frotando sus dedos con una presión deliciosa. Se puso de pie e inclino mi cuerpo hacia delante, deslizando la palma de su mano por mi espalda, haciéndome quedar inclinada sobre el escritorio.
— Manténgase tranquila, si usted no quiere ser azotada de nuevo.
Comenzó a besar mi cuello de nuevo, bajando por los hombros y la espalda, mientras que sus manos hacían suaves caricias en mi centro que estaba completamente empapado.
— Te odio — Susurré furiosamente.
— Te dije que te quedaras tranquila — Dijo dándome un azote de nuevo.
Cerré los ojos apretando los dedos en el borde del escritorio, Yulia se arrodillo detrás de mí y poco a poco llevó sus dedos a la tira de mis bragas para bajarlas. Podía sentir su aliento cálido en contacto con mi centro y volví a cerrar los ojos cuando sentí su lengua tocando la carne húmeda de mi sexo.
— ¡Oh, mierda! — Gemí en voz alta.
Me chupó con ira, su lengua se movía frenéticamente e intensamente en mi manojo de nervios. Llevó sus manos hacia arriba y abajo en mis muslos arañándome con las uñas mientras su lengua se movía sobre mí de manera enloquecedora. Un poco jadeante pasé mi lengua por mis labios secos y un placer indescriptible se apoderó de mi cuerpo.
— Oh si… Succiona con más fuerza — Gemí y escuché el ruido de la succión.
Deslicé mis manos sobre la mesa, derribando algunos objetos, el orgasmo se estaba construyendo en mi vientre y ella lo sabía, todo mi cuerpo comenzó a temblar cuando dio una violenta lamida, tirándome a un acantilado llamado clímax. Gemí violentamente, meciendo mi cuerpo con fuerza contra sus labios hambrientos que no se detenían, estaba cogiéndome tan fuerte que podía sentir como mi cuerpo se debilitaba. Se levantó, deslizando sus manos por mi espalda desnuda, para después darme uno, dos, tres azotes en el trasero antes de introducir dos dedos dentro de mí.
— Esto es para que aprendas que conmigo no se juega — Su voz ronca llenó mis oídos.
— ¡Mierda! Mmm… — Dejé escapar demasiado alto.
Sus dedos bombeaban con fuerza dentro y fuera de mí, en empujones fuertes y violentos, ella sabía exactamente como volverme loca y como si pensara que no era suficiente, introdujo otro dedo más.
— Dime ¿alguien te ha cogido como yo, Katina? ¿Eh?
Cerré los ojos y abrí levemente la boca, mientras sus dedos se movían rápido y fuerte dentro de mí.
— ¡No! No, Yulia… Oh, dios, no me jodas…
Sentía las gotas de sudor corriendo por mi cuerpo, mientras me cogía con fuerza, ya no podía pensar en nada, excepto en el intenso placer que esta maldita mujer me proporcionaba, me invadía sin piedad ni misericordia, sacando toda su rabia en mí por haberla engañado.
— Joder, no voy a soportarlo más.
Sentí temblar mi cuerpo entero, enviando vibraciones intensas en mi núcleo que explotó en una sacudida violenta. Me estremecí contra los empujes de Yulia hasta que no pude soportarlo más, la mujer retiró lentamente sus dedos, girando mi cuerpo para hacerme quedar frente a ella.
— Chúpalos — Ordenó, mostrándome sus dedos.
Y así lo hice, lo hice de la manera más audaz que pude.
La expresión de placer que hizo mientras me observaba chupar sus dedos, no tenía precio, la mujer se mordió el labio lentamente cuando deslicé mi lengua entre sus dedos con un movimiento constante y provocador.
— Eres mi ruina.
Me agarró de la cintura, obligándome a sentarme en el escritorio, rápidamente acerqué su cara para chupar su lengua con audacia, mientras que sus manos apretaban mi cintura con fuerza.
— Quiero más Yulia, pero ahora de tu cuerpo — Le rogué en voz baja, eliminando cada pieza de ropa que tenía.
Su mirada casi negra me miraba con tanto deseo que podía correrme de nuevo en cualquier momento, sus manos me colocaron más cerca de ella, abriendo mis piernas contra su cuerpo, podría ser una vergüenza el cómo me estaba mostrando a esta mujer, pero no me permitía sentir vergüenza con ella, simplemente arrastró sus manos a través del escritorio tirando algunas cosas al suelo, para acostarme. Por una fracción de segundo me di cuenta de su mirada en mí y después la vi trepar por mi cuerpo en la parte superior del escritorio, tomó mis labios en un beso intenso y cargado de excitación, podría sentir su cuerpo sudoroso y su alimento desajustado contra mis labios.
— Déjame chuparte, déjame hacerte correr en mi boca, Volkova.
— Como te odio.
Sonreí, cambiando nuestras posiciones, me quedé mirando su cuerpo durante unos segundos antes de distribuir besos por todas partes, pero no se la dejaría fácil, le daría una hermosa y placentera sección.
Se quejó cuando sintió una fuerte mordida en su pezón derecho.
— ¡Joder, Lena!
— Silencio, ahora es mi turno — Susurré sensualmente.
Deslicé mi lengua lentamente alrededor de su pezón, succionando fuertemente, Yulia se recargó en sus codos, mirándome con agonía. Me quedé mirando sus ojos que me ahogaban y yo sólo sonreí con unos de sus pechos en mi boca mientras mis dedos la masturbaban hábilmente.
— Cógeme duro — Gruñó sosteniendo mi cabello.
Y yo simplemente obedecí, chupé, lamí y mordí con fuerza sus pechos, dejándolos extremadamente sensibles y en un rápido movimiento me senté en su regazo, agarrando ambos pechos con mis manos y empecé a presionarme en ella, causando una fricción entre nuestros centros. Yulia cerró los ojos con fuerza, podía ver las gotas de sudor correr por su cuello, moví mi cabello a un lado, evitando que cayera en mi cara para después comenzar a cabalgar más duro en su centro húmedo.
— ¡Por dios! Más rápido — Ordenó casi con desesperación, llevando sus manos a mi cintura, impulsando mi cuerpo hacia atrás y hacia delante sin parar.
Los objetos que aún estaban sobre el escritorio, comenzaron a caer al suelo con los fuertes movimientos que hacíamos, en el fondo, los relámpagos hicieron que un flash iluminara la oficina. Apreté los pechos de Yulia con fuerza, pellizcando sus pezones que estaban duros y sensibles, mi centro se frotaba sobre ella con tanta fuerza que no iba a durar más tiempo, pero no me rendiría hasta que derramara sus flujos en ese escritorio, me apoyé sobre el tablón, colocando las manos a cada lado de su cabeza para ir más rápido.
— ¡Eso! ¡Cógeme duro, Ginger Apple!
Su respiración era pesada y se mezclaba con sus gemidos agudos.
— Voy… voy a correrme, no pares… ¡Joder!
No me detuve hasta que sentí como se retorcía debajo de mí, ella restregó sus caderas en busca de más contacto, todo su cuerpo temblaba en un orgasmo alucinante, cuando llegué, rápidamente bajé para ponerme de pie y tomar el líquido caliente que emanaba de ella.
— Dios, tú quieres matarme — Gritó.
Cuando deslicé mi lengua en su clítoris, lo sentí latir en mi lengua y me encantó la sensación, Yulia se incorporó totalmente abierta a mí, sosteniendo mi cabello con necesidad, obligando a mi cabeza a chocar con su centro húmedo.
— ¡Si, así, Lena! — Gritó, frotando su centro contra mis labios.
Lamí su centro como un felino, deslizando lentamente dos dedos en su entrada, Yulia arqueó su espalda, gimiendo con deseo, casi haciendo que me corriera solamente con verla, ahora me la cogía de dos maneras.
Su respiración era dura y pesada, podía oír las malas palabras que salían de su boca, lo que aumentaba mi excitación hasta el cansancio, si pensaba que sólo ella podía mandar, estaba muy equivocada, aún tenía a Ginger Apple dentro de mí y con ella las cosas no serían fáciles.
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