GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!
[Yulia]
Miraba por la ventana del avión que pasaba entre las nubes del bello paisaje, todo se veía calmado haciendo que mis músculos se relajaran. Hacía un tiempo que no me sentía completamente feliz de ir a casa de mis padres, cualquiera que escuchara eso, diría que no los amo, pero eso no es verdad, los amo más que cualquier cosa, sólo que a veces la vida cambiaba, desde hace poco mis bases y mi puerto seguro ya no eran tan fuertes como antes, odiaba sentirme débil o frágil, pero no podía evitar sentirme de esa manera cada que los visitaba, aunque a diferencia de las otras veces, ahora alguien me ayudaría a salir de todo esto.
— Tiene reuniones muy importantes — Escuché la voz de Lena que estaba junto a mí.
La miré, estaba muy linda hasta con sueño en la cara. A estas alturas ya no me importaba lo que fueran a decir de mi por llevarla conmigo a la casa de mis padres, ella era la salida perfecta de aquel lugar, pero no estaba con ella sólo por ello, la señorita Katina en los últimos días era mi mejor compañía, teníamos buenas conversaciones y me transmitía mucha energía positiva, todo lo que necesitaba este día. Con Lena todo era diferente me sentía relajada como si supiera que no me haría daño.
— ¿Ah sí? ¿Con quién?
Deslizó los dedos sobre la pantalla del IPad para checar los compromisos en la agenda digital.
— Con algunos interesados de España, quieren conocer sus servicios.
— ¿España? Vaya, eso es genial.
— Si ¿alguna vez pensó construir una empresa allá?
— La verdad es que no, nunca había pensado en ello, pero es una buena idea, trabajaremos duro para eso ¿vale?
— Puede contar conmigo, señorita — Al parecer no iba a perder la costumbre de llamarme señorita.
La miré con reproche.
— ¿Qué pasa? — Preguntó confundida.
— ¿Señorita?
— Lo siento, Yulia.
Le sonreí y ella hizo lo mismo antes de volver a mirar el IPad.
No entendía lo que tenía Lena para hacerme sentir tan cómoda, que sienta la tentación de dejar lo profesional a un lado, tal vez sería una gran amiga. Amiga… ¿Eso era lo que esperaba de ella? La miré sin que se diera cuenta, miré sus rasgos delicados y angelicales, Lena era una mujer dulce que podía encantar hasta el corazón más duro como el mío, esa mujer sería perfecta para casarse y tener unos hijos hermosos. Aguanta ¿hijos? Dios mío ¿en qué estoy pensando?
— ¿Todo bien? — Me preguntó.
— Si, sólo estaba pensando — Le sonreí, asintió y se recargó en el asiento con los ojos cerrados.
Lena tenía rasgos tan familiares, sólo necesitaba saber con quién.
Una hora después aterrizamos en el aeropuerto de St. Petersburgo y como se espera nuestro auto ya estaba esperándonos para llevarnos a casa.
— ¿Habías venido antes a St. Petersburgo? — Pregunté mientras salíamos del aeropuerto.
— En realidad no, no he tenido la oportunidad.
— Bueno, creo que será la oportunidad perfecta para conocerlo.
Lena sonrió torpemente causándome un poco de risa.
[Lena]
Me sentía un poco avergonzada, Yulia y yo no teníamos tanta intimidad como para pasar el fin de semana juntas, sabía que esta situación era la manera para que ella escapara del fin de semana con su familia, pero a pesar de eso, estaba feliz, feliz de sentir su presencia que me hacía tanto bien. Al salir del aeropuerto vimos el coche estacionado enfrente con el conductor esperando por nosotras. El camino a su casa fue puro silencio, era tarde y sin embargo las calles todavía estaban ocupadas. Miré a Yulia quien estaba en silencio mirando fijamente por la ventana ¿se estaba sintiendo mal? Yo no entendía el motivo por el cual el venir con su familia era tan malo ¿Qué le molestaba? Estaba nerviosa por conocer a la familia Volkov, no era ningún mérito de cualquier empleado escuchar que Oleg Volkov era una persona de buen corazón. Yo nunca lo había visto, sólo sabía que por alguna razón ya no comandaba la empresa, pero nada más.
— ¿Se encuentra bien? — Le pregunté.
— Si ¿Por qué?
— Bueno, está muy callada.
— No te preocupes — Sonrió — Mira, llegamos.
Quité los ojos de Yulia para mirar la casa o mejor dicho mansión. A pesar de ser un lugar que no tenía casas extravagantes, esta lo era, era una casa enorme y muy elegante, al parecer los Volkov sabían invertir muy bien su dinero.
— Exagerada ¿no? — Yulia preguntó sonriendo.
— Si, pero es hermosa ¿tus padres estarán bien con que yo haya venido contigo?
— No te preocupes Lena, confía en mí, mi familia es muy diferente a lo que estás pensando — Dijo riendo.
— ¿Usted sabe al menos lo que estoy pensando?
— Piensas que son personas formales, llenas de lujos y muy arrogantes.
— Vaya, has leído mis pensamientos.
Yulia soltó una carcajada al oírme.
El auto se detuvo y Yulia se bajó para abrirme la puerta.
— Sea bienvenida, señorita — Se inclinó haciendo una reverencia.
— Gracias.
Yulia y yo nos detuvimos ante la enorme puerta de la casa Volkov, la mujer me miró y respiró profundamente.
— Escucha, no te avergüences, ellos tal vez piensen que salgo contigo, pero te prometo que le dejaré claro que no tenemos nada, puedes estar tranquila.
Asentí con la cabeza.
— Y otra cosa, vamos a convencerlos de que iremos a un hotel, cualquier cosa me puedes decir — Hablaba muy rápido.
— Señorita…
— Todo estará bien, estoy segura de que eso…
— ¡Yulia!
Se cayó cuando escuchó su nombre.
— Cálmate, estoy aquí contigo — Le dije con calma mientras miraba el fondo de sus ojos azules que tanto amaba.
— Gracias…
Aquella mujer no era la Yulia dominante que conocía, esta tenía un semblante preocupado, sus ojos eran claros y nerviosos. Tomé su mano tratando de pasarle fuerza para afrontar lo que le provocaba tanto miedo o agonía. Nos miramos profundamente hasta que la puerta se abrió. Nos soltamos rápidamente, pero al parecer no tan rápido como para evitar que nos vieran.
— ¡Yul!
Una chica que parecía tener alrededor de 18 años la abrazó con fuerza, tenía el pelo castaño claro, su piel era blanca, la chica era muy linda.
— Te extrañé, Irina.
— Pensé que no vendrías, pero estoy feliz de que lo hayas hecho — La chica dijo sonriendo mientras soltaba a Yulia, para después verme.
— ¿Y tú cómo te llamas?
— Me llamo Lena Katina.
Ella apretó mi mano y me dio un beso en la mejilla.
— Pues bienvenida Lena, mi nombre es Irina Volkova, pasen.
Si por fuera la casa de los Volkov era hermosa, por dentro era mucho mejor, era como una casa de las telenovelas, pero por extraño que fuera tenía un aire acogedor como la casa de una familia perfecta.
— Mamá, papá, miren quien llegó — Irina gritó cuando entramos a la casa.
Rápidamente una mujer y un hombre de cabellos rubios y negros, aparecieron.
— Hija, que gusto que hayas venido — La mujer dijo mientras se acercaba a Yulia para abrazarla con mucha felicidad.
Fue hermoso ver como la familia de Yulia la echaba tanto de menos, sólo se hacía más grande mi curiosidad de saber el motivo del porque a Yulia no le gustaba visitarlos.
— Cada día te pones más hermosa hija — Oleg dijo mientras abrazaba a Yulia.
Ella cerró los ojos y respiró profundamente devolviendo el abrazo con la misma intensidad.
— Te extrañé, papá.
En ese momento todos estábamos viendo esa escena con el corazón en la mano, no sabía porque, pero tenían una relación hermosa.
— Yo también, mi pequeña.
Yulia sonrió y el también, hasta que puso sus ojos en mí.
— Y usted hermosa, señorita ¿Cómo se llama?
Sonreí tratando de mantener la tranquilidad.
— Mi nombre el Lena Katina, señor.
— No me digas señor, hasta parece que soy viejo, puede llamarme Oleg, Lena.
— Mucho gusto — Dije sin convicción.
— El placer es todo mío, Yulia nunca trajo una novia antes.
Yulia y yo abrimos los ojos al mismo tiempo, estaba segura de que se abrieron con violencia.
— Papá, Lena trabaja conmigo, es mi secretaria.
El hombre miró a Yulia como si no creyera nada de lo que decía.
— No sabía que así se decía hoy en día, pero vale.
— Oleg, no avergüences a la chica — Habló la madre de Yulia — Mi nombre es Larissa Volkova, bienvenida.
— Un placer, señora.
— Llegaron justo a tiempo para cenar ¿vamos? — Irina ofreció.
Miré a Yulia que asintió y como todos fuimos al comedor.
La casa era enorme, en sus paredes había una gran cantidad de pinturas preciosas con lujosos y sofisticados muebles, quien lo haya decorado tiene buen gusto.
— ¿Te gusta Lena? — La miré desconcertada por la pregunta — Digo, la decoración — Irina preguntó sonriendo mientras caminaba a mi lado.
— Oh, sí, todo es maravilloso.
— Lo decoré yo misma.
— Vaya, tiene un buen gusto, señorita Volkova.
— Woow… Woow… Irina, nada de señorita Volkova, deja esas formalidades para la gente mayor como mi madre y mi padre.
— Te escuché, Irina — Larissa dijo desde adelante.
Todos nos sentamos en la mesa, Oleg se sentó en la silla principal como todo buen hombre de familia, a su izquierda estaba Larissa e Irina, mientras que a su derecha estábamos Yulia y yo. A diferencia de cómo me lo había imaginado la mesa no estaba llena de diferentes cubiertos de plata y vasos de cristal, todos los cubiertos eran simples y bonitos.
— ¿Cómo van las cosas en Moscú, Yul? — Oleg preguntó mientras cortaba una pieza de carne.
— Todo está bajo control papá, el negocio está yendo perfectamente, de hecho cerramos un importante contrato hace un par de días con la construcción de seis edificios.
— Eso es maravilloso ¿seis edificios? Estoy orgulloso hija, no ha pasado ni un año desde que te puse a cargo.
Yulia sonrió.
— La señorita Katina fue de gran ayuda, me puso al día con algunos asuntos de la empresa en pocos días.
Me sonrojé inmensamente ¿Por qué Yulia hablaba así de mí y justamente aquí? Sentí los ojos de Oleg en mí como si me estuviera analizando.
— Eso es increíble, señorita Katina, significa que conoces muy bien la empresa ¿no?
— Como la palma de su mano, papá, esta mujer lo sabe todo.
— Oh, no, lo sé porque tengo tiempo siendo la secretaria de la presidencia.
— Me gusta trabajar con gente así, siempre tienen éxito en la vida.
— ¿De verdad van a hablar de trabajo? — Irina refunfuñó desde el otro lado haciendo a Oleg y a Yulia reír.
— ¿Dónde está Iván?
— No ha aparecido hoy, anoche salió, probablemente está en casa de su novia — Larissa habló.
— Tu hermano no cambia, ayer lo pillé en la escuela peleando con un compañero de clase — Oleg se quejó mientras comía.
Sentí a Yulia ponerse seria sin mover ni un músculo. Mire a Larissa y a Irina que al mismo instante se quedaron quietas.
— Amor, Iván ya no es un niño, ni siquiera está en la escuela — Larissa habló mientras acariciaba la mano de su esposo que la miraba confundido.
— ¿Estás segura? Fui a recogerlo ayer a la escuela.
— Lo estoy amor, Iván ya tiene 23 años.
Estaba un poco perdida ¿Cómo no conocía a su propio hijo? ¿Y porque Yulia estaba tan incómoda?
— ¿23 años? Somos viejos, cariño — Oleg habló riendo.
Yulia rápidamente se levantó de la mesa asustando a todos.
— Iré al baño — Dijo antes de irse.
Miré a Irina y a Larissa que tenían una mirada triste mientras Oleg estaba de lo más tranquilo, sabía que Yulia no había ido al baño y pensé en ir con ella y ayudarla, pero no estaba segura de sí era lo que ella quería en ese momento.
— Así que, Lena ¿eres la secretaria de Yulia? — Irina preguntó.
— Sí, soy su nueva secretaria.
— Ella es molesta ¿no? ¡Demasiada mandona! — Irina dijo riendo.
— En realidad no, hasta ahora Yulia y yo nos hemos llevado bien.
— También hacen buena pareja.
— ¡Amor! — Larissa lo reprendió.
— ¿Qué? Sólo estoy diciendo la verdad, dime pequeña ¿de dónde eres? — El hombre preguntó educadamente.
— Nací en Ucrania y me mude a Moscú con mi familia.
— Woow… Una Ucraniana, sabía que esa belleza no era de aquí.
La cena fue tranquila después de la pequeña situación que hasta ahora no entendía, Yulia volvió a la mesa más callada que antes, su incomodidad era notable, pero Larissa e Irina en cada momento nos hacían sentir como en casa. Después de la cena, todos nos sentamos en los sofás de la sala para seguir conversando. Irina era una chica muy inteligente y comunicativa, tenía ideas interesantes y maduras, Larissa era muy tranquila y a cada instante estaba al pendiente de Oleg que estaba viendo un partido de basquetbol por la televisión.
— El domingo celebraremos el aniversario de papá — Irina comentó.
— ¿Oh, en serio? — Yulia dijo entre dientes con mal humor.
— Si vamos a hacer una cena y Lena estás más que invitada a venir.
— Irina, no estamos para una fiesta.
— Yulia para ya, trata de entender que la vida sigue — Irina le dijo con irritación — Él está bien y tu deberías de estarlo también.
— Tú no entiendes y no creo que lo entiendas.
Las dos hermanas estaban discutiendo delante de mí hasta que Yulia me dio una mirada fría, sabía que su ira no era exactamente conmigo, pero su mirada me dio escalofríos.
— Nos iremos a un hotel.
Asentí y Yulia se levantó.
— ¿No te quedaras aquí, Lena?
— Lo siento Irina, pero debo de ir con tu hermana.
— Tranquila, ella estará bien, Yul sólo está pasando por un problema difícil ¿me entiendes? Ella no acepta la enfermedad de papá — Irina habló con inconformidad al fijar los ojos en su hermana que estaba al otro lado de la sala.
— ¿Enfermedad?
— Si, hace mucho tiempo descubrieron que tenía Alzheimer y debido a eso el médico le indicó que debía abandonar su trabajo, fue difícil para todos, pero para Yulia fue peor, ella siempre lo veía como un ídolo e imaginar que esta enfermedad sólo empeoraría con el tiempo, pues… le duele.
Ahora todo tenía sentido, el día que fuimos al café, Yulia había hablado de su padre con un orgullo desmedido, tenía al hombre como el mejor de todos, lo que en realidad parecía ser. Oleg Volkov además de un gran hombre de negocios, parecía ser un gran padre, lo contrario a mí, pero comprendí la razón por la cual no quería venir, tal vez sería más sano para la mente de Yulia la imagen de Oleg siendo el mismo de antes y no como ahora.
— Esto es realmente muy difícil.
— Si, los primeros meses fueron complicados, papá no aceptaba su enfermedad, decía que tenía mucho trabajo que cumplir y como mi hermano Iván nunca tuvo vocación para ser empresario, entonces fue cuando Yulia después de toda la decepción resultó ser la nueva “todopoderoso” y así controlar todo.
— ¿Estás de acuerdo con esto? ¿Con su mando? ¿Con todo? — Pregunté curiosa.
— Si, ella es la persona indicada, Yulia es como la versión femenina de mi papá — Irina rio débilmente — Pero está triste con todo esto y no lo ha podido superar, por eso todas las reuniones familiares son así, tensas.
— Me imagino, yo nunca la vi así antes, ella es siempre tan fuerte y reservada.
— Si, pero te bajó la guardia a ti ¿no?
— ¿Cómo? — La miré confundida, ella me sonrió.
— Es más abierta contigo de lo que ha sido con cualquier otra persona que no sea de la familia.
— ¿Yo? No, Yulia es mi jefa, no estoy interesada en sus asuntos privados — Dije con rapidez.
— Lena, Yulia nunca, de verdad nunca trajo a nadie aquí antes, ni novias, ni secretarias y ni a su antigua novia.
— ¿Nunca?
— ¡Nunca! Yulia aprendió de mi padre a no mezclar la vida personal con el trabajo, no sé qué le dio para traerte aquí, pero digamos que no es fácil que alguien llegue a penetrar su vida personal.
No sé lo que Yulia pensaría acerca de que Irina me estuviera contando todas sus debilidades, pero podría apostar que no le gustaría. Visualicé a la mujer que hablaba con su padre que parecía divertirse con el partido, ella lo miraba analizando cada detalle de él, era profundo saber que a Yulia le preocupaba mucho la salud de su padre.
— Me voy papá.
— No hija, quédate en la casa, esta casa es tuya también y apuesto a que la señorita Katina le gustaría quedarse ¿verdad?
— Ya reservé un hotel, papá.
— Pues cancélalo, Pasha ya colocó sus maletas en sus habitaciones — Él hombre habló decidido.
Yulia no dijo nada sólo soltó una sonrisa.
— Entendido, señor Volkov.
— Excelente, todavía mando aquí.
— Yo sé que sí, papá.
Yulia se levantó y se dirigió a mí, para que subiéramos a la terraza de la casa, lo que me dio una hermosa vista del mar. La noche era hermosa, las olas se rompían con violencia en la oscuridad. Nos quedamos unos segundos simplemente escuchando el sonido del mar cuando decidí hablar.
— Si usted gusta puedo irme al hotel.
— De ninguna manera, si me quedo, tú te quedas conmigo.
— Yo no quiero comprometerla.
— Por favor Lena, si quieres irte no te voy a parar, pero te estoy pidiendo que te quedes conmigo.
— Yulia…
Me miró profundamente a los ojos y tenía un brillo diferente, no estaba orgullosa ni feliz, era tristeza.
— Okey, me quedaré ¿vale? Estoy aquí hasta que usted diga.
— Gracias y lo siento, sé que estoy siendo molesta y sé que ellos son…
— Son maravillosos señorita, su familia es hermosa, no debería preocuparse.
— Usted no entiende, Katina — Yulia habló desviando la mirada de la mía.
— Tal vez no, pero si me necesita aquí estaré — Dije de manera sincera, Yulia me miró.
— ¿Puedo pedirte algo?
Esa pregunta había acelerado mi corazón.
— Por supuesto.
— ¿Me darías un abrazo, Lena?
Me podría derretir con aquella petición, ella quería un abrazo mío. Respiré profundamente tratando de calmar mi corazón y no dije nada, simplemente me acerqué a ella, segundos después sentí sus brazos envolverse fuertemente en mí, en ese momento una especie de calma me invadió, Yulia tenía un abrazo tan bueno que podía hacerte olvidar por completo cualquier cosa. Cerré los ojos tratando de prolongar el momento tanto como sea posible, era una situación que sabía no se iba a repetir seguido porque en ese momento Yulia era frágil y con necesidad de un hombro, a diferencia de nuestro día a día donde veía a la mujer fuerte y dominante que tanto me atraía. Sentí su aliento contra mí, su cuerpo caliente me envolvía con ternura ¿Por qué tenía que ser tan maravillosa? Traté de dejar de pensar y simplemente disfrutar de ese momento hasta que sonó el maldito celular de Yulia. Ella me soltó para poder sacar su celular del bolsillo, me miró con una sonrisa tímida y luego respondió poniendo la llamada en altavoz.
— ¿Dónde estás, maldita? Llamé a tu casa y no estabas ahí — Habló Katya del otro lado del teléfono haciéndome soltar una risa divertida.
— Te dije que venía a la casa de mis padres ¿recuerdas?
— Es cierto, se me había olvidado, pero me podrías haber recordado — Katya dijo fingiendo estar enojada.
— ¿Cómo iba a saber que tenías un problema de memoria, Zotova?
— No lo tengo ¿vale? Tengo muy buena memoria, recuerdo todas las salidas con todas esas mujeres.
Yulia rio y no pude evitar reír también.
— ¿Quién se ríe allí? ¿Estás con alguien, traviesa? — Yulia volvió a reír.
— ¿Qué te pasa mujer? Soy una persona correcta, la señorita Katina está conmigo.
— ¿Qué estás haciendo con mi mujer en casa de tus padres? — Me sonrojé al instante y Yulia sólo reía.
— Kat, olvidé advertirte que el celular está en altavoz.
— ¡Perra! Que te den… — Le gritó — Hola Lena, no le hagas caso a Yulia ¿vale? Está loca, no caigas en sus redes.
— Hola, señorita Zotova.
— Dios, su voz es hermosa incluso por teléfono, me caso contigo.
— Tú no te vas a casar con nadie, Zotova.
— No te metas Volkova, no te puedes enamorar de ella, yo la vi primero ¿entendido?
En ese momento Yulia y yo nos miramos y fue la primera vez que vi a la mujer sonrojarse por algo, ella tosió un par de veces antes de contestar.
— ¿Estás con sueño o bebida? Hablamos después ¿vale? Nos vemos, Zotova.
— Nos vemos hermosa y eso no era para ti Yulia.
Yulia finalizó la llamada y guardó su celular todavía avergonzada por lo que Katya había dicho.
— No te enojes ¿vale? Katya siempre tiene ideas locas.
— Tranquila, todo está bien.
— Bueno, te llevo a tu habitación.
Asentí, Yulia me llevó por las escaleras hasta mi habitación, segundos después nos detuvimos frente a la puerta.
— Si necesitas algo sólo llámame ¿bien? Y gracias de nuevo por venir conmigo, Lena.
— Dije que no es necesario que agradezca, estoy feliz de haber venido.
Yulia sonrió.
— Me alegra que vinieras conmigo.
— Bien, entonces me comprometo a tratar de hacer su fin de semana mejor.
— No me cabe duda de eso, buenas noches Lena.
— Buenas noches, señori… perdón, Yulia.
Sonrió y se alejó.
El día de hoy fue totalmente diferente, no había empresa, no había Ginger Apple, sólo existía Yulia y Lena. Así que en ese momento decidí que iría hasta el final, yo haría que se acercara a mí, pero como soy realmente, como Lena.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A Edirbr, katina4ever, Fati20, Volkatinale92, LENYNK, Ely y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
LENYNK- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 08/10/2019
A RAINBOW.XANDER le gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!
[Lena]
¿Conocen esa sensación de cuando te despiertas con una energía diferente? ¿Una buena energía? Así es como desperté hoy, con esa enorme sensación de relajación. Abrí los ojos mirando la habitación en donde estaba, era grande, lujosa y cómoda. Confieso que estoy cansada, la mayor parte de la noche la pasé rodando sobre la cama pensando en todo sobre la vida de Yulia, imaginando lo difícil que fue para ella hacerle cara a la enfermedad de su padre, de lo poco que sé, el Alzheimer es incurable y no hace más que empeorar a lo largo del tiempo. Oleg Volkov es muy joven para tener algo así, pero desafortunadamente le tocó, pero a pesar de eso, el hombre se ve feliz. Sólo he visto sonrisas en su rostro desde que llegué. Larissa e Irina parecían conformes viviendo con su enfermedad, solamente Yulia no podía entenderla. La noche anterior quedó muy frágil. Recuerdo exactamente la mirada triste en sus ojos, fue horrible verla de ese modo, pero lo que realmente me sorprendió fue cuando me pidió un abrazo ¿me considerará una amiga? ¿O sólo fue porque estaba en un mal momento? Es tan extraño, Yulia no es así, la he visto como una persona determinada y sincera e imaginarla de otra manera es demasiado duro para mí, pero entonces ¿Qué espera ella de mí? Puede que nada, tal vez una amistad. Estaba claro que Yulia había caído ante Ginger Apple o mejor dicho ante mí, pero no era algo como eso lo que yo quería de ella, la quería a ella, quería sentir su afecto, quería cuidarla, quería… pero todavía no llegaba a ese nivel. Ginger Apple conquistó a Yulia con su cuerpo, con deseo ¿Y yo? ¿Qué es lo que he hecho? Nada ¿Qué he conquistado de ella? Exacto, nada…
Me levanté de la cama dejando todas esas ideas a un lado y tomando la decisión de hacer este fin de semana algo especial. No me preocuparía por Ginger Apple o por el asunto de que Yulia es mi jefa. Este fin de semana sólo eran Yulia y Lena, nada más. Después de un refrescante baño, me puse unos shorts de mezclilla con una playera negra y un suéter rojo, ambos cortos que dejaban al descubierto mi abdomen.
Me miré en el espejo una última vez antes de dejar la habitación. Bajé las escaleras y escuché carcajadas viniendo de afuera las cuales adiviné eran de Oleg e Irina. Vi a través de la ventana y todos estaban sentados en la mesa de afuera desayunando.
— Digamos que creo que ella no lo hace, pero debería, es muy guapa — Oleg le dijo a Yulia.
¿Estaban hablando de mí? Yulia dejó escapar una carcajada mientras le lanzaba un pedazo de pan a Oleg.
— Malgastar la comida es un pecado, buenos días a todos por cierto — Dije mientras me acercaba a la mesa.
Todos rápidamente me miraron dejándome avergonzada. Yulia me miró de la cabeza a los pies como si estuviera analizando todo detalle de mí.
— Bueno días, Lena — Irina dijo animadamente.
— ¿Ves, Yulia? Incluso Lena es religiosa.
— ¡Papá! — Yulia le dio un codazo.
— Buenos días Lenita, siéntate con nosotros — Yulia dijo con una sonrisa.
¿Lenita? ¿Me acababa de hablar por mi apodo? Relájate, sólo es un apodo.
Sonreí tímidamente y me acerqué. Había dos sillas, una al lado de Irina y otra al lado de ella.
— Siéntate aquí, Lenita — Su tono era calmado y decidido a la vez.
Me senté a su lado recibiendo una hermosa sonrisa de su parte.
— ¿Dormiste bien? — Susurró mientras me servía café.
La miré, sus ojos no estaban tristes como anoche en cambio estaban felices, más brillantes.
— Si, dormí muy bien ¿Y tú?
— Dormí muy bien también, hoy vamos a ir por ahí ¿no?
— ¿Vamos? — Pregunté confundida.
— Claro, Irina está preparando la fiesta de cumpleaños de papá y quiere nuestra ayuda para hacer algunas cosas, yo no quería, pero ella no acepta un no como respuesta — Miré a Irina quien me sonrió.
— Eso es una cosa familiar — Yulia sonrió, probablemente causando otra estúpida sonrisa en mi cara.
— ¡Debe de serlo! ¿Quieres un croissant? No los hice yo, pero están deliciosos — Dijo cogiendo la pequeña canasta donde estaban los croissants.
— ¿Quieres engordarme?
— Eso es imposible.
— Deberías probarlos Lena, están demasiado deliciosos — Oleg dijo tomando uno.
— La lleve a “The Coffee” papá y adivina… ella lo amó — Oleg sonrió.
— No es para menos, ese lugar es increíble, mañana cuando vaya a la empresa pasaré por allí.
— Papá… — Yulia comenzó.
— ¿Qué? Puedo comprarte uno y después ir a la empresa, tengo muchas cosas que hacer.
Mierda, un punto negativo. Oleg acababa de tener otro lapso de memoria. Puse una mano encima de la de Yulia tratando de decirle que todo estaba bien. Me miró e inhaló profundamente y para mi sorpresa sólo asintió, no se puso de mal humor ni murmuró nada.
— Buenos días familia — Un chico de cabello rubio y desaliñada vestimenta, habló mientras se acercaba a la mesa.
— Finalmente apareces Iván, pensé que ya te habías mudado a la casa de Olya — Irina dijo mientras escribía en su celular.
— No todavía, pero puede que un día lo haga — Dijo riendo — ¡Hermana! Que milagro tener tu majestuosa presencia aquí — Yulia enarcó una ceja dándole una falsa sonrisa al chico que le hizo una reverencia.
El chico tomó un vaso de jugo y se sentó en la mesa antes de mirarme.
— Pero bueno… datos de Yulia que no se publican ¿Yulia ha traído a su novia a conocer a la familia?
— Ella es Lena Katina, la secretaria de Yulia — Larissa dijo.
— ¿Estás saliendo con tu secretaria?
— No Iván, Lena y yo no estamos saliendo.
Esto se estaba volviendo molesto, el hermano de Yulia es el típico chico que crea y se mete en problemas, por sus palabras y apariencia le importaba muy poco el resto.
— Genial, entonces el camino está libre — Dijo dándome una mirada seductora — Buenos días, señorita ¿Katina?
— Así es — Eso fue lo único que dije.
Yulia se levantó de la mesa y se agachó para susurrarme en el oído.
— ¿Has terminado?
El sentir su respiración en mi oído hizo que todo mi cuerpo se erizara. La miré y ahora parecía irritada.
— Sí, he terminado.
— Vámonos entonces, no quiero estar aquí — Asentí y me levanté.
— ¿Se van tan pronto? Ni siquiera me has dejado conocer a tu secretaria, hermanita, no seas egoísta — Su tono era provocador y burlón.
— Tú no tienes que conocerla, vámonos Lena.
— Con permiso señor y señora Volkov — Oleg y Larissa sonrieron antes de que me fuera con Yulia.
— ¿Vamos? — Irina nos alcanzó.
Yulia bufó poniendo sus manos en su cintura con una cara significativa.
— Yul ¿Qué paso?
— Iván irónico y provocativo, eso pasó.
— Yul, sabes cómo es, no sé porque te sigues sorprendiendo.
Yulia estaba hecha pura furia, al parecer su hermano no le caía muy bien.
— ¿Vamos o no?
— Vale, vamos a llevar a Lena a conocer la ciudad y mañana vemos lo de la fiesta de papá — Yulia dijo un poco más relajada.
— Por mi está bien, vas a amar St. Petersburgo, Lenoska.
— ¿Lenoska? — Yulia preguntó haciéndome reír.
— Si, me gusta ese apodo para ella, no creo que le moleste ¿o sí?
— No, no hay problema.
— ¿Ves? Iré por mi bolso y nos vamos — La chica se fue dejándonos solas.
— Por favor no tomes en cuenta toda la intimidad ¿vale?
— Relájate, todo está bien.
— La llevaré a lugares increíbles hoy, señorita Katina.
— ¿Descontarás eso de mi salario? ¿Por el tour? — Yulia dejó escapar una carcajada.
— Pensaré en ello ¿de verdad piensas ir así vestida? — La miré confundida, tratando de adivinar que había de malo con mi ropa.
— ¿Algo malo?
— ¡No! Al contrario, te ves increíble Lena, me refiero a que… — Un minuto de incómodo silencio se presentó entre nosotras — Los chicos estarán todo el día encima de ti por ir vestida así de hermosa — Ella murmuro haciéndome sonreír.
Si no supiera como está de loca por Ginger Apple, pensaría que su actitud era puramente celosa, pero es algo loco para mí pensar en eso, así que simplemente le sonreí.
Minutos después ya nos encontrábamos en las calles de St. Petersburgo, Yulia en todo momento me contó historias de los lugares por los que pasábamos, fue bueno saber más de ella o de su vida por ella misma, Yulia podía ser muy diferente a la arrogante mujer de negocios que todos imaginaban.
— Yul, hoy juegan Los Atléticos, podríamos llevar a Lena a verlos? — Irina dio la idea, Yulia lo pensó.
— No creo que Lena quiera ir a un estadio de futbol.
— Si depende de mí, está bien, podemos ir.
— ¿Segura? Sabes lo lleno que se pone ¿verdad, señorita Katina?
— Si, señorita Volkova, lo sé.
— ¿Siempre se tratan de esta manera tan formal? — Irina preguntó desde el asiento trasero causándonos risa.
— A veces, me gusta su apellido — Yulia habló mirándome.
— ¿En serio? ¿O estás bromeando?
— No, estoy siendo muy sincera.
La atmósfera se volvió tensa. Nuestras miradas se cruzaron con un certero misterio y no estaba segura si fue con esa intención con la que Yulia habló.
— Bueno, vamos al estadio entonces, el juego empieza en media hora.
En aproximadamente veinte minutos, las tres estábamos yendo a través de las grandes y llenas gradas que había en el estadio, Yulia caminaba enfrente de nosotras para encaminarnos a los mejores lugares.
— Miren, ahí hay buenos lugares — Yulia habló más alto debido al ruido que había.
La mujer tomó mi mano llevándome a través de las gradas, ella tenía razón, no tenía ni idea de cómo ese sitio podía estar de lleno.
— ¡Al fin! — Dijo cuando llegamos a los asientos.
— Por dios, que calor hace — Irina se quejó mientras se abanicaba con la mano.
Me senté al lado de Yulia maldiciendo interiormente el calor que hacía ese día, afortunadamente llevaba colores claros. Tan pronto como crucé mis piernas al lado de Yulia sus ojos inmediatamente se fijaron en mí. Me quité el suéter y lo amarré en mi cintura, dejando mi abdomen completamente destapado, pero no me importó, quería probarle a Yulia que no sólo Ginger Apple sabía como seducir.
— Por dios, esto no está funcionando — Yulia susurró quitando los ojos de mis piernas y mirando el folleto que había recibido.
Aguanté la risa desviando la mirada.
— El juego está por comenzar — Irina nos informó.
— ¿Quieres algo de beber? Pareces tener calor — Yulia habló mirándome ¿Era mi imaginación o me estaba comiendo con los ojos?
— Si, me gustaría.
— Te ves preciosa.
— Tu también, Yulia — Ella me sonrío y se levantó para ir por las bebidas.
Irina quien estaba a su lado me sonrió pícaramente, a los pocos minutos Yulia regresó con refrescos y palomitas. El juego estaba bastante animado, el estadio estaba como loco, era sin ninguna duda interesante y al parecer la familia Volkov amaba ese tipo de juegos porque entendían todo. Yulia a veces me explicaba algunas jugadas y reí por mi falta de conocimiento por el deporte, pero estaba bien, ella se veía muy feliz.
— Había olvidado como era de bueno ver un juego como este.
— Deberías tener más diversión y dejar el trabajo de lado por unas horas.
— No puedo Lena, tengo muchas obligaciones que hacer.
— Eso puede ser pausado por un momento, eso depende de la mente ¿sabes?
— Supongo que sí, te dejaré a cargo de eso — No entendí muy bien a que se refería, pero asentí.
Pusimos atención de nuevo al juego y al final del partido el equipo de Yulia e Irina ganó. Dejamos el estadio con mucha alegría, era extraño conocer este lado de Yulia, pero a la vez era magnifico. Después de eso, conocí la mayor parte de St. Petersburgo, Yulia e Irina fueron muy buenas guías, tomamos muchas fotos en contra de los deseos de Yulia, claro, ella odiaba tomarse fotos, lo cual era tonto, pues la familia Volkov tenía una belleza nata.
— Mamá me habló, dijo que quiere que comamos en casa, papá quiere aprovechar que Yulia está aquí — Irina dijo entrando al auto.
— Vale, vámonos a casa, después te llevaré a conocer lo que falta, Lenita — Yulia dijo amablemente haciéndome sonreír.
[…]
Después de un frio baño por el ambiente caluroso, me puse un vestido con cuadros rojos y negro, un suéter negro y unas botas del mismo color, quería algo cómodo, pero sofisticado, quería ser Lena.
— Te ves increíble, Lenoska — Irina dijo cuándo me encontró en medio del pasillo.
— Gracias ¿Dónde está Yulia?
— Está hablando con papá en el balcón ¿vamos?
Asentí y fui guiada por Irina hasta donde Yulia estaba. Llegamos allí y ella sonrió de oreja a oreja tan pronto como sus ojos se fijaron en mí.
— ¿Siempre vistes así de preciosa? — Oleg preguntó haciéndome sonrojar.
— No señor, sólo me visto normal.
— Yulia, eres una chica afortunada.
— Papá… — Le susurró.
— ¿Qué? Tienes une hermosa secretaria, cuando yo estaba trabajando tu madre no me dejaba tener secretarias guapas, siempre eran viejas con pie ya en la tumba — Dejamos escapar una risa divertida por lo dicho — Es verdad, si quieres puedes preguntarle a tu madre.
— ¿Están hablando de mí? — Larissa preguntó mientras servía la comida junto con un chico.
— Estaba recordando a mis secretarias con ellas.
— Claro, todas ellas fueron entrevistadas por mí — Dijo haciéndonos reír.
— Ya veo, entonces soy muy afortunada — Yulia dijo con sus ojos en mi haciéndome sonrojar.
La comida fue tranquila, estuvimos en el gran balcón con vista al mar hablando de varios temas. Estaba haciéndose tarde así que la brisa del mar hacía todo más fresco, de verdad que la familia de Yulia era muy diferente a lo que yo imaginaba.
— ¿Lo estás encontrando terrible? — Escuché a Yulia hablarme.
— ¿Cómo?
— El estar aquí, te prometo que te llevaré a conocer todo St. Petersburgo.
— No te preocupes, lo bueno y genial es que estás invirtiendo tiempo con tu familia.
— ¿En serio? — Preguntó sorprendida.
— En serio, señorita Volkova — Dije fingiendo formalidad.
— Lena, no empieces con lo de “señorita Volkova” al menos por este fin de semana.
— Como desees.
— Perfecto, señorita Katina — Dijo riendo.
— ¿Ósea que tú puedes y yo no? — Pregunté fingiendo molestia.
— Si, yo soy la jefa aquí.
— No, estamos fuera de Industrias Volkov, aquí sólo somos Yulia y Lena.
— Muy lista.
— Lo sé — Le dije guiñándole un ojo lo que la hizo sonreír.
— Pensé que tal vez podríamos ir a pasear al muelle ¿tú que dices Irina?
— Es una idea genial.
— ¿En serio? Me gustaría ir — Yulia sonrió ante mi emoción.
— Bueno, entonces vamos.
— Yo me quedaré ¿vale? — Irina dijo rápidamente.
— Pero… ¿Por qué?
— Una amiga va a venir, pero ustedes dos vayan.
— Pero Ir…
— Shh… Disfruta hermanita.
Yulia y yo no entendimos la razón por la que no quiso venir, pero no tomó mucho tiempo cuando ya estábamos estacionándonos cerca del muelle. El lugar era simplemente maravilloso. Caminamos por toda la extensión del muelle donde había una cantidad de niños jugando alrededor, algunos adultos tomando foto con sus familias y amigos pasando el rato.
— Este sitio es maravilloso.
— ¿Te gusta?
— ¡Por supuesto! ¿A ti no?
— Lo adoro, cuando era más joven mis padres siempre nos traían aquí, Iván, Irina y yo jugábamos mucho en los juegos que están por allí.
— Son una familia hermosa.
— ¿Tú crees? — Preguntó con una mirada confusa mientras ponía sus manos en sus bolsillos.
— Estoy segura de eso Yulia.
Nos quedamos en silencio por unos minutos, sólo caminando frente a la playa. Yulia fue la primera en entrar a la arena, amablemente me ayudó para quitarme las botas.
— Nada mejor que los pies sin nada en la arena — Dijo quitándose sus tenis.
— Tienes toda la razón — Yulia se levantó rápidamente para extender su mano hacia mí.
— ¿Vamos? Demos un paseo, prometo no ir lejos.
— Vale…
Estábamos lo suficiente lejos del muelle para tener una maravillosa vista de él, el sol estaba ocultándose y la vista te dejaba sin respiración, el cielo tenía un tono anaranjado con algunas nubes, dejando sólo vagos dibujos en la inmensidad.
— Esta puesta de sol entra definitivamente a mi ranking como una de las mejores — Yulia dijo sentándose en la arena.
— ¿Tienes un ranking? — Pregunté sentándome junto a ella.
— Sí y está, está en el segundo puesto, el primer puesto es para una que vi con mi padre y mi abuela, fue increíble y fue justo aquí.
— ¿En serio?
— Si, en este mismo sitio en el que estamos ahora.
— ¿Cómo sabes que es exactamente aquí? — Pregunté en forma de desafío haciendo que sonriera.
— Simplemente lo se Lenita, es un sitio importante, siempre venia aquí con ellos antes de que mi abuela muriera, nunca he traído a nadie.
Respiré profundamente sintiendo a mi corazón debilitarse ¿Por qué tenía que ser tan maravillosa?
— ¿Por qué me trajiste aquí? — Pregunté sin pensar.
— No lo sé, algo me dijo que debía traerte aquí.
— ¿Algo? — Asintió mirando como el sol se metía — No sé qué decir ¿puedo estar feliz con ello? — Pregunté.
Sonrió mientras me miraba, su cabello estaba un poco revuelto por la brisa del mar, sus ojos tenían un tono más claro, calmado y acogedor.
— Si piensas que es bueno, si puedes.
— Claro que es bueno.
— Genial, pero cuéntame un poco acerca de ti, ya sabes mucho sobre mí y yo no sé mucho acerca de ti ¿Por qué estabas triste ayer?
— Preguntó mientras dibujaba algo en la arena.
Respiré profundamente de nuevo, recordando lo que había pasado ayer.
— Es complicado — Dije desviando mi mirada de ella.
— Puedo entenderlo — Dijo suavemente.
— No tengo una familia como la tuya, yo no tengo padres que me quieren, quienes me protegen y que se preocupan por mí.
Se quedó en silencio, sólo observándome atenta.
— No hablo con mi madre desde hace años y mucho menos hablo con el hombre que se hace llamar mi padre.
— ¿Por qué?
— Ella me odia y a él ni siquiera quiero verlo.
— ¿Qué paso entre ustedes?
— Probablemente no quieras saber, no quiero llenar tu cabeza con mis problemas — Hablé bajando la cabeza.
Yulia se acercó más a mí.
— Quiero saberlo, quiero llegar a conocerte, Lena.
La miré y parecía estar siendo sincera, me transmitía mucha confianza.
— Mi padre nos dejó en una interminable miseria, estuvimos días sin tener algo que comer a causa de él y su adición por el juego. Él vendió todo lo que teníamos, casi siempre llegaba borracho a mas no poder, rompiendo todo con furia porque lo había perdido todo y a veces golpeaba a mi madre por esa misma razón — Cerré los ojos cuando recordé esos momentos, trataba de controlarme y no llorar — Vi cosas que daría lo que fuera por olvidarlas, pero no se puede, un día él se fue y nosotras nos quedamos sin nada, no pude aguantar ver a mi madre y a mi hermana en esa situación, así que busqué un trabajo y conseguí algo de dinero, pero a mi madre no le gustó el trabajo que había conseguido y por eso me decía cosas horribles, cosas que nunca seré capaz de olvidar — Di una respiración profunda tratando de calmar las lágrimas que se aproximaban — Como mi madre y yo peleábamos todo el tiempo por culpa de mi trabajo, decidí dejar la casa y le prometí a mi hermana Anya que regresaría por ella y fue ahí cuando comencé a trabajar en Industrias Volkov y así conocí a Nastya y a Oksana — Dije con una leve sonrisa — Con el dinero que empecé a ganar, decidimos rentar un departamento y el resto se lo envió a mi madre y a mi hermana, todo estaba funcionando ¿sabes?
Yulia asintió, su ceño estaba fruncido puede que tratando de entender todo o parte de todo, nunca podría decirle que trabajo era, incluso sintiendo que en ese momento me perdonaría todo.
— ¿Y fuiste a verlas ayer? — Asentí, aguantando las lágrimas que insistían en caer.
— Recibí una carta de desahucio para mi madre, así que fui a ver qué pasaba con el dinero que le mandaba para la casa, cuando llegué vi a mi hermana, ella estaba tan hermosa y mucho más grande — Dije recordando a Anya y sintiendo una punzada en mi corazón por tenerla lejos de mí — Hablamos unas horas antes de que mi madre llegara y como era de esperarse me hizo daño de nuevo, me maltrató como si no fuera nada para ella.
— Pero que perra — Yulia dijo sin siquiera darse cuenta — Lo siento, pero no tenía otra palabra.
— No te preocupes, puede que estés en lo cierto, él estaba allí también… con ella.
— ¿Tu padre?
— Si, él volvió a liar su cabeza y estoy segura que es él quien está quedándose con el dinero.
— No puedes dejar las cosas así Lena — Su tono era enfadado.
— No puedo hacer nada, la única solución sería llevarme a Anya de allí, ella es quien me preocupa, pero no sé cómo podría hacerlo.
— Yo te ayudaré, no te preocupes, tengo varios amigos que son abogados y la mayoría hará que eso suceda.
— No, no puedo aceptar eso — Yulia me miró seria.
— No puedes dejar que tú hermana viva con ellos, ella merece una casa con amor y donde cuiden bien de ella y no hay nadie mejor que tú para eso.
No tenía más control, sólo podía llorar pensando acerca de todo lo que había vivido, todas las humillaciones, todos los desprecios, no podía dejar que a Anya le pasara eso, no, no podía. Levanté mi cabeza para observar a Yulia quien me miraba con preocupación.
— Gracias, Yulia — No dijo nada, sólo me abrazó fuertemente.
Puede que nunca me haya sentido como en este momento, quería entender como Yulia podía dejarme así de hipnotizada, con los nervios en alerta, con mariposas en el estómago, que cliché ¿no? Estaba poniendo a mi mundo patas arriba, estaba perdida, perdida en esos ojos azules que me miraban con curiosidad, en esa sonrisa relajada que me daba cuando conversábamos, perdida en el deseo que me hacía sentir su cuerpo y sus manos cuando me tocaban o sus labios que me besaron con deseo debajo del disfraz, no había ninguna duda, estaba jodida, ahora podía asegurar que estaba perdidamente enamorada de Yulia Volkova.
— Tengo un idea — Yulia exclamó observándome con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Qué idea?
— ¿Continuamos con nuestro paseo? Se está haciendo tarde y todavía quiero llevarte a conocer el Outdoor City Park, no quiero verte triste ¿vale? Te prometo que te ayudaré con Anya, además quiero conocerla — Habló levantándose y sacudiéndose la arena de los pantalones.
— Mira como me veo, mis ojos probablemente están rojos e hinchados, mejor vamos a casa.
— Te garantizo que lo amarás, soy tu guía este fin de semana y el tour aun no acaba, además te sigues viendo preciosa, te lo puedo asegurar.
— ¿Esto me va a costar mucho? — Pregunté divertida.
— Puede que unos años trabajando como esclava para Industrias Volkov — Dejé salir una risa.
— Eso no suena bien — Continúe con el juego.
— Ahora es tarde, nadie te obligó a pasar el fin de semana conmigo, sabes como soy de molesta.
— No eres…
— Pero lo seré ahora, así que levántate y vámonos.
No podía rechazar su propuesta, sobre todo porque la mayoría del tiempo no preguntaba, sino que ordenaba como toda una buena mujer de negocios. Me extendió su mano y me ayudó a levantarme. Después de unos minutos en el auto, llegamos al parque, era hermoso y al parecer algo recurrido, caminamos por el lugar hasta que vimos a un grupo de personas sentadas enfrente de una gran pantalla.
— Podemos comprar algo para comer y sentarnos a ver la película ¿Qué dices? — Yulia a veces parecía que leía mis pensamientos.
— ¿En serio?
— Por supuesto, confieso que siempre me gusta venir a los cines callejeros, pero nunca he venido acompañada.
— Bueno, aquí estoy yo — Dije sonriendo.
— Perfecto, siéntate aquí, iré por una manta y algo de comer — Dijo y rápidamente se fue.
Miré a mi alrededor notando que había parejas sentadas ahí, también había familias sentadas viendo la película que era probablemente de romance, algunas parejas estaban abrazadas causándome un pizca de envidia por querer estar con Yulia así.
— Listo — Escuché la voz de Yulia y cuidadosamente se sentó a mi lado.
En sus manos traía un cubo mediano de palomitas, una bolsa de dulces y dos refrescos ¿Cuántos años teníamos?
— Me siento como una niña al estar comiendo tanta basura como esta — Dije sonriéndole.
— Yo también, pero es sólo una vez, ya ha pasado tiempo desde que comí estas cosas.
— ¿En serio? Bueno, la verdad es que yo siempre las cómo, me haré gorda un día de estos — Susurré.
Yulia arqueó una ceja.
— Con todo respeto, pero tú eres todo menos gorda — Dejé salir un risa a lo que ella sonrió.
Estábamos sentadas al fondo, la mayoría de las personas estaban cerca de la pantalla. Alrededor de nosotras había dos parejas, miré a Yulia quien estaba concentrada en la película ¿Cómo puede ser tan hermosa? Era insuficiente para ella volverme loca con todo el deseo que tenía cuando conoció a Ginger Apple y ahora era amable y dulce con Lena. Nuestra cercanía era algo irreal, Yulia no era una persona abierta, no dejaba que nadie entrara a su mundo, pero conmigo era diferente y no sabía porque.
Agité mi cabeza tratando de parar aquellos pensamientos y así enfocarme en la película que parecía estar buena.
— ¿Todo bien?
No, no estaba bien, me gustaba mucho estar así y eso no era bueno.
— Si, sólo estaba pensando.
— ¿Puedo saber acerca de qué? — Susurró para no molestar a las demás personas.
— Acerca de cómo me siento muy bien aquí.
Se quedó en silencio con sus ojos en mí hasta que me sonrió ampliamente.
— Te contaré un secreto — Se acercó más a mí y se inclinó para hablar en mi oído — También me gusta estar aquí — Susurró suavemente en mi oído haciendo que todos los pelos de mi cuerpo se erizaran.
La miré y sonreí.
— ¿Te importa si apoyo mi cabeza en tus piernas? No quiero ser abusiva, pero desde que…
— No hay problema, puedes acostarte — Yulia rápidamente puso las cosas a un lado y se acostó poniendo su cabeza en mis piernas.
— Katya me va a matar. Estoy acostada en las piernas de su conquista o puede que también Viktor se moleste.
— No tengo nada con ninguno de los dos.
— Genial, no quiero discusiones con ninguno de ellos por celos, señorita Katina.
— No sería con ninguno de ellos, más bien sería con tu ex prometida, ella sería la primera en discutir.
— Por dios, no digas el nombre de esa mujer, no arruines nuestra noche.
— Tú eres tan diferente a ella.
— Lo sé, debes de querer saber que vi en ella ¿no?
— La verdad no, sé que Natasha es una mujer guapa y puedo adivinar que viene de una familia prestigiosa.
— Tienes toda la razón, pero eso para mí no significa nada, hay muchas cosas que me gustan de una mujer.
— ¿Cómo qué?
Yulia parecía estar pensando acerca de ello.
— Su forma de ser, me gusta que se preocupe por mí, que trate de entenderme de la mejor manera, que sea preciosa y delicada o sexy y caliente, que sonría a menudo, que me hable de cosas simples, que me haga sentir diferente, como si fuera una Yulia diferente que toma riesgos por amor.
Mi corazón golpeaba con cada palabra que dejaba salir de su boca, sabía que había mencionado a Ginger Apple, pero ¿a quién más veía con esas descripciones?
— Lo entiendo… — Susurré.
— Me gustas, Lena — Contuve el aire dejándome muda y sin reacción.
Mi corazón estaba golpeando frenéticamente y podría jurar que en cualquier momento podía salirse de mi pecho.
— Quizás en años eres la única mujer que me hace sentir sencilla ¿sabes? Y sobre todo en tan poco tiempo. Sé que tenemos una relación de trabajo, pero no me arrepiento de haberte traído conmigo o de dejarte conocer un poco de mi vida.
— No sé qué decir Yulia… sólo que estoy amando estar aquí contigo y seguramente me has salvado de vivir un fin de semana depresivo — Sonreí tímidamente — Y me siento bien contigo, me gusta nuestra relación de amistad.
¿Amistad? Esa no era la palabra que quería usar, pero era la única que debía de ser dicha. Nos miramos por unos segundos, su respiración estaba calmada, dándome un cierto alivio.
— ¿Sentiste eso?
— ¿Qué cosa?
— ¡Esto! — Puso su mano en mi cara.
Sonreí sin entender hasta que sentí una gota de agua caer en mi hombro. Esperé y más gotas empezaron a caer.
— ¿Es eso…? — Ni siquiera terminé la pregunta cuando la lluvia empezó.
[Yulia]
Rápidamente nos levantamos, notando que la mayoría de las personas comenzaban a correr a diferentes direcciones, tomamos nuestras cosas y nos pusimos debajo de un árbol.
— Esto debe de ser una broma — Murmuró haciéndome reír, era un poco cómico la situación.
— ¿De qué te estás riendo?
— De la situación, lo siento Lenita.
— Y justo hoy tenía que dejar el suéter en casa.
— Toma, ponte esto y vámonos — Dije dándole mi chaqueta. La miro unos segundos antes de tomarla y ponérsela.
— Pon atención, correremos al otro lado ¿vale? Allí está el auto — Miró hacia donde estaba el auto y sinceramente estaba lejos.
Cerró los ojos y respiro profundamente. Aproveché ese momento para sácarla de aquel árbol que “nos cubría”.
— ¡Yulia! — Gritó haciéndome reír.
— ¡Corre! — Eso fue lo último que dije antes de dejar el lugar y salir corriendo.
Lena dejó salir unos chillidos en la mitad del camino. El viento elevaba su vestido forzándola a bajarlo con sus manos.
— Yulia, espera — Paré cuando la vi detenerse.
Me acerqué a ella quien estaba jadeando.
— Necesito descansar un momento.
— Vale, respira aquí me quedo contigo.
Me miró un poco desconfiada, tal vez pensado que saldría corriendo y la dejaría ahí, dio una larga respiración y me miró sonriendo antes de echarse a correr.
— ¿Así que era un truco? — Me pregunté a mí misma mientras veía a Lena correr lejos de mí.
Traté de correr rápido para alcanzarla, pero no pude hacerlo, sólo se detuvo cuando llegó al auto.
— No puedo… correr… más… — Dijo sin aliento apoyándose contra el auto.
Dejé salir una carcajada.
— ¡Súbete! — Le dije quitando la alarma de auto.
Lena entró al coche y entonces hice lo mismo, cerramos las puertas riéndonos como locas, estábamos completamente empapadas y sucias.
— Recuérdame ver el estado meteorológico antes de salir de casa — Dijo riendo mientras se apoyaba en el asiento.
Estuvimos unos segundos sin decir nada dejando que nuestra risa muriera, dejando sólo el sonido de la lluvia caer afuera.
— Creo que es mejor ir a casa, no quiero ser culpada por un resfriado — Dije y ella me brindo su preciosa sonrisa antes de asentir.
En exactamente media hora estábamos estacionando en la cochera de la casa, me bajé y ayudé a Lena a salir del auto.
— Mira, estoy horrible, no voy a entrar a tu casa así.
— Si vas a entrar, vamos — Dije tomando su mano.
Murmuró un par de cosas mientras miraba su vestido lleno de lodo y completamente mojado.
— No te preocupes, tomarás un baño en este momento — Asintió mientras caminábamos a la entrada.
— ¡Oh por dios! ¿Qué les pasó? — Mi mamá nos preguntó tan pronto como abrió la puerta.
— La lluvia nos cogió en medio del camino — Hablé agarrando a Lena y entrando a la casa. Íbamos dejando un rastro de agua en el suelo con cada paso que dábamos.
— Que bueno que me quedé en casa — Irina dijo riendo — Te ves terrible, hermana.
— Gracias, tu siempre tan amable.
— Vamos chicas, vayan a bañarse inmediatamente, le diré a Masha que les lleve unas toallas.
— Gracias, señora Volkova — Lena dijo educadamente para después subir por las escaleras.
— Diviértete — Sonrió cuando me oyó y continuó su camino a la habitación.
Después de un baño caliente, me puse una ropa cálida y me acosté en mi cama pensando acerca de cómo había sido mi día y me encontré a mí misma pensando en Lena, en su imagen sonriendo y corriendo debajo de la tormenta eso hacia mi día increíble. Recordé lo hermosa que se veía con aquel vestido o lo dulce que era con mi familia y conmigo o como me hacía sentir tan diferente, por dios ¿en qué estoy pensando? Cerré los ojos y deseché esos pensamientos que insistían en quedarse en mi cabeza ¿Qué estará haciendo ahora? Podría ir a verla o mejor no… bueno, podría ir un sólo un momento.
Salí de mi habitación y bajé a la cocina donde no había nadie. Tomé dos tazas para preparar chocolate caliente, una vez listos, fui a su habitación, me paré frente a la puerta sintiendo un cierto nerviosismo ¿Lo vería raro? No… ¿o sí? Respiré profundamente armándome de valor, abrí la puerta lentamente y no vi a nadie, al parecer todavía estaba en la ducha. Entré y puse la taza de chocolate en la mesita de noche y decidí irme, no estaba bien que me quedara ahí hasta que saliera. Tomé una pluma y un papel para escribirle una nota:
Pensé que querrías uno de estos después de todo lo que pasamos, espero te guste, lo hice yo misma.
Yulia…
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
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Edad : 22
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A Edirbr, Fati20, Volkatinale92, LENYNK y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Fati20- Mensajes : 1284
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Edad : 31
Localización : Venezuela
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
[Yulia]
—Tienes que elegir Yulia, no puedes tener a toda mujer que quieras — Tasha dijo cruzándose de brazos esperando por una respuesta.
— ¿Por qué sigues molestándome?
— ¿En serio me dejaste para ir detrás de tu secretaria y una stripper?
— Cuida lo que dices, puedo asegurar que soy mucho mejor que tú — Lena dijo enfadada.
— Si no pudiste mantenerla es porque no fuiste suficientemente buena — Ginger Apple dijo respondona como siempre.
¿Qué demonios tenía que hacer? Esto no podía ser real, me encontraba sentada en una mesa en la cual enfrente de mi estaba mi ex y las dos mujeres que me hacían perder la cabeza, era tan loco, las tres esperaban una respuesta ¿Lena, Ginger Apple o Tasha? ¿A quién debía escoger?
— ¿Quién demonios se creen para sentarme aquí y obligarme a escoger a alguna de ustedes? — Pregunté furiosa, levantándome de donde estaba sentada.
Las tres se quedaron calladas, dándose miradas de advertencia entre ellas.
— Sólo estoy esperando que tu mandes a estas dos fuera — El tono enfadado de Tasha crecía más.
— ¡Quiero que tú te vayas! — La mujer me miró sin entender a que me refería — Por favor Tasha, tú y yo no tenemos nada, la verdad ni siquiera sé por qué has vuelto.
En perfecta sincronía Lena y Ginger Apple dejaron salir un sonrisa triunfante lo cual me dejó sin respiración, carajo…
— ¿Es esto lo que realmente quieres? ¿Echar de tu vida a la única mujer que te valora?
Pero que ironía, Tasha ha sido la mujer que más me ha menospreciado en la vida, en el buen y mal sentido de las cosas, claro que eso fue antes de que regresara a Moscú y de conocer a estas dos preciosas chicas que estaban en silencio.
— ¿Qué me valora? — Reí irónicamente — Fuiste un error en mi vida, ahora por favor, vete.
Si Tasha tuviera el poder de matar con la mirada probablemente hace mucho tiempo ya estaría muchos metros bajo tierra, su mirada era simplemente puro odio y enfado que sinceramente no me afectó. Hoy en día Tasha no me importaba. Quitó sus ojos de mí para mirar a Lena y luego a Ginger Apple quien incluso llevaba en ese momento su máscara ¿vería algún día su cara? ¿Sabré algún día quien es en realidad?
— Esto no se va a quedar así, Yulia — Tasha dijo antes de dejar la habitación dando un portazo.
Me senté de nuevo en mi silla y cerré los ojos tratando de relajarme por todo el estrés que sentía hasta que sentí dos manos en mis hombros haciéndome un masaje.
— Esto es realmente bueno… — Dije dejando que mi cuerpo se relajara ante esas suaves manos.
— Esto es como tomar cuidado de ti — Escuché la voz dulce de Lena haciéndome sonreír satisfecha.
— Se exactamente lo que te gusta — Ahora su voz era más rasposa, más sensual.
Sentí su aliento cerca de mi cuello causando que un impulso nervioso recorriera mi espina dorsal.
Espera… espera… Las voces parecían similares, pero no había una sola persona, todavía había dos mujeres allí, dios mío ¿en dónde me había metido? Abrí los ojos enfrentando a las dos mujeres quienes estaban apoyadas en la mesa con grandes sonrisas, podía jurar que entre Lena y Ginger Apple no había diferencia.
— No nos puedes tener a ambas Yulia, es ella o yo — Ginger Apple dijo sonriendo con ironía.
Miré a ambas ¿Cómo podían ser tan hermosas? ¿Cómo podían obtener tanto de mí? Tenía una vida tranquila, pero ellas dos llegaron y convirtieron mi vida en un desastre.
Abrí mis ojos rápidamente mirando el techo de mi habitación. Por dios, que bueno que sólo había sido un sueño. Sobé mis ojos que estaban en conflicto con la claridad del cuarto, la luz estaba por todas partes. Miré el reloj y ya era tarde, podría echarme de nuevo y continuar durmiendo, pues sabía que no volvería a soñar con esas dos otra vez, aunque tampoco era un alivio, mi cabeza estaba en conflicto en las últimas semanas y tener un sueño con Lena y Ginger Apple preguntando a quien de ellas escogía, me dejaba mucho peor.
— ¿Dónde tienes tu cabeza, Volkova? — Me pregunté a mí misma mientras me dirigía al baño.
Decidí quitarme todo el estrés con una buena ducha, después de vestirme con algo cómodo, bajé a la cocina donde mi padre e Irina estaban hablando.
— ¡Al fin! Pensé que habías muerto en esa habitación — Irina dijo causando la risa de mi padre.
— La noche fue larga, cariño — Le dijo con misterio a Irina quien rio.
— ¿De qué están hablando? — Pregunté sentándome a su lado — No pasó nada anoche.
— Oí que la señorita Katina y tu llegaron en un estado deplorable — Sonreí recordando la noche anterior en la que Lena y yo llegamos completamente mojadas y sucias.
— Hubo un contratiempo papá, la lluvia nos cogió en el parque.
— ¿Fue realmente la lluvia o pasó algo entre ustedes dos?
— ¡Irina! — Me quejé mientras le golpeaba suavemente el brazo.
— Irina deja a tu hermana en paz, si ella y Lena están saliendo, no veo ningún problema.
Rodé los ojos, realmente creía que estábamos saliendo.
— ¿Esto es en serio?
— Por supuesto hija, Lena es la chica perfecta, es hermosa, inteligente, dulce y educada.
— Sé todo eso, pero nosotras no tenemos nada, nuestra relación es estrictamente de trabajo — Dije calmadamente.
— Te puedo garantizar que eso no es verdad Yul, puede que lo haya sido, pero después de este fin de semana deberías pensar muy bien las cosas — Él dijo mirándome seriamente para después levantarse e irse.
— Si yo fuera tu, escucharía lo que dice papá, está enfermo, pero en estas cosas siempre está en lo cierto.
— No digas cosas sin sentido, mejor dime ¿Dónde está Lena? — Dejó escapar una risa débil.
— En su cuarto, bajó a desayunar con nosotros y luego dijo que tomaría un baño antes de irnos a la playa.
— ¿Planean ir? ¿Sin mí?
— Estabas durmiendo, Yul.
— No me importa, ella es MI invitada.
— No te robaré a tu romance, ni siquiera me gustan las chicas, así que relájate hermanita — Dijo antes de darme un beso en la frente.
— No es gracioso, Irina — Ella sólo sonrió y caminó fuera de la cocina.
Masha apareció para servirme un vaso de jugo ya que no había desayunado, lo tomé y decidí ir a ver a Lena, ya eran las once de la mañana y no la había visto todavía. Caminé a su habitación deseando que la idea de ir a verla no fuera demasiado molesta, no sabía hasta cuanto extender nuestra cercanía sin molestarla, pero en ese momento no me importaba, el trato era que en este fin de semana seriamos Lena y Yulia. Me paré frente a su puerta dando tres suaves golpes, pero no hubo respuesta, volví a tocar de nuevo y seguía sin haber respuesta, abrí la puerta intentando no hacer ningún ruido y me congelé en el instante que mi mirada vio a Lena saliendo del baño completamente desnuda.
“Puta madre”, grité en mis pensamientos cuando la vi, era simplemente maravillosa. Tragué fuerte quedando inmóvil, Lena Katina estaba completamente desnuda, con su cuerpo húmedo mientras que con una toalla secaba su cabello, era simplemente espectacular, por alguna razón su cuerpo me era familiar, lo cual era un poco loco puesto que era la primera vez que la veía así. No debería de estar viendo, pero mi cuerpo se quedó ahí parado sin querer irse. La mujer caminó hasta su maleta y cogió un lencería blanca, se la puso lentamente sin siquiera darse cuenta de que estaba siendo observada.
Cerré los ojos y sacudí mi cabeza. Me alejé de ese lugar ignorando el maldito deseo que tenía de entrar a esa habitación.
— Te estás volviendo loca — Me dije a mi misma mientras descendía por las escaleras.
— ¿Hablando sola, cariño? — Miré a mi lado y mi madre caminó hasta mi con una sonrisa.
— Solo estaba pensando en voz alta ¿Dónde está Irina?
— Está afuera con tu padre, ellos dos decidieron que querían decorar el jardín y Lena dijo que les ayudaría.
— ¿Lena?
— Si hija, Lena se lleva muy bien con ellos, es una gran chica.
— Si, lo sé, mamá.
— Hablando de ella — Mi madre dijo tan pronto vio a Lena descendiendo por las escaleras con una preciosa sonrisa en su rostro.
No sabía que vista era mejor si la de hace unos minutos o esta. Tenía su pelo ondulado y un poco húmedo todavía, unos pantalones azul cielo y una blusa floreada que dejaba al descubierto su estómago.
— ¿Hablando de mí? Buenos días, Yulia.
— Si, estaba contándole a Yulia que tú, Irina y Oleg estaban planeando decorar el jardín para la noche — Mi madre habló mientras iba a la cocina.
— Si, eso es correcto.
— Bueno días, señorita Katina — Dije, no quería tratarla formalmente, pero a veces lo olvidaba.
— Finalmente Lenoska, vamos, tenemos muchas cosas que comprar — Irina gritó desde la puerta.
— ¿Te importa? — Lena preguntó mirándome.
— Pues quería que te quedaras aquí.
— Entonces me quedaré contigo.
— ¿Lo harás? — Asintió con una sonrisa.
— No pienses si quiera en eso, Yulia — Irina dijo mientras se acercaba — ¡Déjala sola por un rato! — Habló entrelazando su brazo con el de ella haciéndola reír.
— Ella vino conmigo, Irina — Sonreí.
— Tengo un idea — Miramos a Lena que habló — Podemos ir todas a comprar las cosas que necesitamos, sería genial ¿no?
— De ninguna manera, quiero quedarme aquí.
— Vale, entonces dejémosla aquí, volveremos más tarde, ella no te despedirá así que no tienes nada de qué preocuparte — Dejé escapar una risa.
— Yo no estaría tan segura de eso, señorita Katina — Ella me miró y luego a Irina — Estoy bromeando, puedes ir, no hay ningún problema, Lenita — Dije riendo levemente.
— ¿Segura? — Asentí haciéndola sonreír y después la dejé con mi hermana.
Me eché en el sofá tratando de relajarme. Últimamente mi vida estaba siendo una completa locura, muchas cosas pasaban al mismo tiempo que a veces creí que me volvería loca. Empezando con la enfermedad de mi padre, recuerdo estar completamente devastada cuando nos dijeron, esa fue la verdadera razón por la que papá no podía seguir con la empresa, pero eso no era lo importante, por semanas busqué acerca de esa enfermedad, no tenía cura y con el tiempo sólo empeoraría, olvidando por completo toda la historia que construimos. La peor parte fue la gran responsabilidad que tuve que tomar, llevar la oficina de París no era complicado, pero tomar cargo de todo era muchísimo más difícil, estaba de los nervios hasta unas semanas después cuando conocí a Ginger Apple, la stripper que me tranquilizaba ¿Qué estaría haciendo ella ahora? ¿Pensara en mí, así como lo hago yo? Cerré mis ojos creando en mi mente a la mujer que me volvía loca, desde su cabellera muy llamativa, sus mortales curvas hasta su máscara que resaltaba sus ojos y su provocativa boca ¿Cómo podía ser tan sexy y caliente una mujer? Me perdería a mí misma en ese cuerpo unas millones de veces si fuera posible, la haría mía con todo el deseo que existía en mí, ella me hacía perder la cabeza por completo, pero ¿ella nada más? Recordé a Lena, su belleza y su cara de ángel, su dulce y generosa personalidad que me hacía sentir totalmente bien. Era increíble cómo podía entrar en mi mundo, Lena era una excelente mujer, inteligente, delicada, compasiva y sobre todo atractiva… si, muy atractiva, pensé al recordar su cuerpo desnudo, pero no era sólo su cuerpo lo que la hacía atractiva, sino su atención, su sonrisa y el cómo me hacía sentir tan bien.
Lastimosamente también estaba Tasha, pero a diferencia de las anteriores, ella no me hacía perder la cabeza, arder en deseo o mucho menos sentir afecto, ella simplemente me hacía enfadar. Habían pasado años desde nuestra ruptura y había decidido volver para molestarme ¿podía ser tan desafortunada? Quería a una stripper a la cual nunca le había visto el rostro, estaba confusa por mi secretaria que a cada momento me hacía pensar cada vez más en ella y después tenía que aguantar a mi ex prometida que trataba de reconquistarme, si, de verdad que no podía ser más desafortunada.
— ¿Yul? — Escuché la voz de papá.
— Aquí estoy, papá — Dije levantándome un poco del sofá.
— Quería ir a dar un paseo contigo ¿puedes?
Miré al hombre que me miraba sonriente.
— Claro, vamos — Dije con una sonrisa mientras me levantaba.
[…]
Después de un largo paseo junto a mi papá, nos detuvimos en una cafetería cerca de la playa, nos sentamos en una mesa mientras bebíamos un cappuccino frio. Se sentía muy bien estar con él después de tanto tiempo. Oleg Volkov era el padre que toda chica deseaba tener.
— Estoy orgulloso de ti, hija — Dijo de la nada, dejándome perdida.
— ¿Por qué dices eso?
— Estás llevando todo en tu espalda, sé lo complicado y duro que es hacerse cargo de todo.
— Estoy trabajando duro papá, no quiero cometer ningún error.
— No quiero que pienses así, comentar errores es normal, sé que estas trabajando duro y está valiendo la pena — Dijo mirándome tiernamente — Estoy muy feliz y orgulloso, no podría haber elegido a nadie mejor para tomar mi puesto.
— Realmente me gustaría tenerte a mi lado.
— No tienes idea de lo mucho que me gustaría a mí también estarlo, sé que todos me están viendo como un inválido y me tienen compasión a causa de mi enfermedad — Dijo triste.
— No digas eso, papá…
— No soy tonto Yulia, sé lo que la gente dice de mí, sé cómo todos me están tratando últimamente, trato de no darle importancia, conozco mis problemas y mis limites — Me miró serio — Y también sé que por eso te has distanciado de mi — Sacudí mi cabeza tratando de quitar mis ganas de llorar — No estés así hija, te necesito fuerte ¿vale? Te necesito bien Yul, no quiero morir y haber desperdiciado mi tiempo contigo.
— No te vas a morir papá, no digas tonterías.
— No estoy hablando de hoy o mañana, pero un día lo hare, sé que esto se pondrá peor, pero te quiero a mi lado y no lejos de nosotros, quiero ser capaz de aprovechar cada momento de mi vida a lado de la gente que quiero, porque parte de mi vida ha sido quitada, la compañía por ejemplo ¿tienes idea de cómo me sentí cuando me dijeron que ya no podía hacerme cargo de ella? Estaba completamente destruido.
Dejé las lágrimas salir, era demasiado doloroso para mi oír todo eso.
— Fue horrible, pero cuando decidiste tomar mi cargo me relajé, porque desde que eras niña siempre supe que serás la indicada, no es como si pensara que tus hermanos no podrían con el trabajo, sino que sentimos que naciste para mandar.
— Gracias papá — Dije entre lágrimas.
— No tienes que agradecerme, te mereces todo esto, mi amor, pero mira, no quiero que te olvides que fuera de la empresa tienes una vida, te quiero ver ser feliz, que construyas una familia con quien te haga feliz, quien te haga sentir especial.
— Lo haré, lo prometo.
— Bien ¿me das un abrazo? — Preguntó con una sonrisa.
Asentí sintiendo sus brazos agarrarme fuertemente.
— Te quiero, papá.
— También te quiero hija — Dijo apretándome un poco más a él — Y creo que la señorita Katina es una elección genial — Me retiré de sus brazos, mirándolo confundida.
— ¿Perdón?
— Oh vamos Yulia, esa chica es increíble.
— ¿Acaso quiere todo el mundo que esté con ella? ¿Por qué no entienden que mi única relación con ella es de compañeras de trabajo?
— Puedes cambiar eso, ahora vamos.
— Si, mejor vámonos, estas alucinando ya, papá — Dije riendo.
[Lena]
Pasé la mañana lejos de Yulia, comprando todo lo que necesitábamos para la fiesta de cumpleaños del señor Volkov. Irina estaba conmigo escogiendo cada detalle como buena decoradora, sería un cena, pero de todos modos elegante. No me sentía muy cómoda participando, después de todo solo era para las personas más cercanas a ellos, pero no sabía cómo negarme a las exigencias de Yulia e Irina.
Después de la ocupada mañana, volvíamos a la casa Volkov con todas las preparaciones para la fiesta. Cuando llegué, noté que Yulia no estaba y por la información que Masha me dio, supe que había salido con su padre, me sentí más relajada, Yulia necesitaba pasar tiempo con él, un tiempo que la hiciera pensar en cómo estaba yendo todo, pero para ser sincera la echaba de menos, extrañaba esa forma en la que me miraba últimamente.
— Creo que deberíamos poner las mesas en este lado ¿no crees? — Irina dijo señalando el lugar donde quería poner las mesas.
— Si y podemos poner las luces en los árboles.
— Es una idea genial, vamos a hacerlo — Irina dijo mientras caminaba hacia las personas que estaban para ayudarnos.
— Veo que las dos lo están haciendo muy bien — Escuché la voz de Yulia. La miré y estaba caminando hacia mí, sonreí involuntariamente.
— Si, tu hermana es muy dulce.
— Contigo ¿no, señorita Katina?
— También contigo, veo que ustedes son muy cercanas ¿está bien? — Pregunté como el que no quiere nada.
— Si, está bien, estaba dando un paseo con mi papá.
— Eso es genial, suena maravilloso — Asintió con una sonrisa preciosa, dejando ver su hoyuelo.
— Todo está yendo muy bien.
— Si, te gustará mucho el resultado.
— A nosotras ¿verdad? — Preguntó.
— No sé si debería estar presente en la cena, es sólo para la familia y amigos cercanos.
— No tienes elección, estarás aquí, eres mi invitada — Miré a la mujer que me miraba seriamente.
— No sé si…
— No es una pregunta, es una orden.
Su tono era el mismo que solía utilizar normalmente en el trabajo.
— Si señorita Volkova — Dije formalmente para después sonreírle.
[…]
Me miré por última vez en el espejo, comprobando los últimos detalles de mi vestimenta para la cena. Me puse un vestido que combinaba con mi cuerpo perfectamente, estaba usando un maquillaje ligero y en mis pies llevaba unos tacones altos y negros. Decidí dejar mi pelo suelto y ondulado cayendo en mi hombro derecho.
Ya había invitados por la mansión y la música sonaba suavemente de fondo, estaba feliz este fin de semana, incluso sintiéndome una intrusa, pero Yulia ordenó mi presencia y yo simplemente obedecí. Descendí por las escaleras y me dirigí al jardín, todo se veía hermoso, el lugar tenía mesas dispersas, con todo perfectamente colocado, los arboles tenían las luces las cuales le daba un aire más romántico al lugar, algunas personas ya estaban sentadas hablando animadamente mientras los camareros les servían bebidas o algún bocadillo. Miré la entrada donde estaba Oleg y Larissa recibiendo a las personas que llegaban. Irina estaba hablando con el DJ quien parecía escribir todo lo que le decía, pero ¿Dónde estaba Yulia?
— ¿Buscándome? — Escuché su rasposa voz muy cerca haciendo sacudir todo mi cuerpo.
— Justo estaba pensando en ti — Dije sonriendo antes de girarme para ver a la mujer y Woow… estaba simplemente sin respiración.
Llevaba un vestido con rallas de color azul marino, azul cielo y blanco, el vestido le quedaba perfectamente resaltando más por su piel blanca, su pelo estaba suelto. En sus pies tenía puestos unos tacones color blanco, su maquillaje era suave, jamás la había visto así, se veía increíble.
— ¿Te gusta? — Preguntó sonriendo.
— Estás hermosa.
— Tú te ves mucho más preciosa, señorita Katina — Me sonrojé al instante, notando sus ojos vagar por todo mi cuerpo — ¿Vamos?
Asentí y me llevó hasta la mesa de su familia donde Oleg hablaba animadamente con un chico pelinegro quien se levantó cuando nos vio llegar.
— Vladimir, ella es mi hija, la nueva presidenta de Industrias Volkov — El señor Volkov habló orgulloso.
— Es un placer conocerla, señorita Volkova, tu padre habla muy bien de usted.
— El placer es todo mío.
— Y ella es el brazo derecho de mi hija en la empresa, la señorita Katina.
Sonreí agitando la mano frente al hombre que me observaba lujuriosamente de los pies a la cabeza.
— Encantado de conocerla, señorita Katina — Miré a Yulia quien me miraba pareciendo entender la situación.
— Vamos a ir a ver a otros invitados y después volvemos — Dejamos al hombre de lado rápidamente.
— Soy yo o ¿te estaba comiendo con la mirada? — Preguntó y sonreí avergonzada mientras negaba con la cabeza.
Yulia ya no mencionó al chico. Me guio hacia sus amigos cercanos y educadamente me presentó. Algunos me dieron la bienvenida con sonrisas, otros con miradas curiosas e incluso molestas. Estuve por unos instantes hablando con dos señoras que eran al parecer tías de Oleg mientras Yulia paseaba con los invitados.
— ¿Eres novia de Yulia? — La señora preguntó haciendo atragantarme con mi bebida.
— No señora, sólo trabajamos juntas.
— ¿En serio? Pensaba que lo eras, siempre están juntas y Yulia te mira diferente.
— ¿Lo hace? — Pregunté intrigada.
— Si, conozco a esa chica, no es así de amable con sus compañeros de trabajo.
— Puede que sólo haya cambiado señora, tal vez sólo sea eso — Sonrió y se encogió de hombros.
Miré a Yulia que estaba hablando con dos chicas y no me estaba gustando mucho eso que digamos. Sabía que era una mujer seria, por los comentarios que Katya había hecho antes, pero de todos modos no me agradaba mucho la idea de verla hablando con ellas.
— ¿Señorita Katina? — Me giré para ver al chico pelinegro, sonreí y él se acercó — ¿Otra bebida? — Me ofreció una copa de champán.
— Muchas gracias — Dije tomando la copa de su mano.
El chico se acercó más a mí.
— ¿Puedo hacerte compañía? No parece bien dejar sola a una chica preciosa como usted.
— Claro que puedes.
— Así que… ¿Por cuánto tiempo has estado trabajando con los Volkov?
— Desde hace unos años, apenas este fin de semana los he conocido — Me miró sorprendido.
— ¿Todo este tiempo y los conoces hasta ahora?
— Si, trabajo con la cabeza de la compañía en Moscú y bueno, soy la secretaria de Yulia.
— ¿Entonces tu empezaste a trabajar con ella hace poco?
— Exacto — Tomé un sorbo de mi bebida y miré a Yulia quien me miraba brevemente.
— Eso es genial, yo no trabajo con la familia Volkov, sólo me dedico a construir casas. Esta por ejemplo, es una de mis creaciones.
— Es una casa preciosa.
— Puedo hacerte una algún día, te prometo que será la mejor — Sonreí incómodamente — Es en serio, si quieres te la hago aquí, conozco una buena residencia cerca, por donde yo vivo, me tendrá como vecino señorita Katina, no necesitarás regresar a Moscú con Yulia — Él estaba casi pegado a mí.
— No creo que sea necesario Vladimir, si vino conmigo, se va conmigo — Escuché la voz de Yulia.
— Si le gusta el lugar y la compañía, no hay razón para irse, ella me tiene como amigo.
— No te preocupes, antes que a ti, me tiene a mí y creo que es suficiente — Yulia dijo poniendo una de sus manos de manera posesiva alrededor de mi cintura.
Confieso que amé esa actitud ¿estaba celosa? El chico no dijo nada, sólo me sonrió y elevó su copa para después irse.
— Te estaba molestando ¿verdad?
— Un poco.
— Quédate conmigo Lena, no andes alrededor a no ser que quieras darle una oportunidad.
— No, no quiero.
— Bueno, entonces quédate conmigo, adivino que en este momento debe de estar pensando que tenemos algo.
— Probablemente lo esté haciendo — Dije sonriendo.
— No me importa, me da igual lo que piense ¿y a ti?
— También.
Nos sentamos todos en la mesa donde la mayoría de la gente estaba y la cena fue servida.
— Dime que todo luce bien en la cena — Irina me susurró.
— Todo se ve espectacular, no te preocupes.
— Perfecto ¿Cómo van las cosas con Vladimir? Porque te está comiendo con la mirada — Dijo con una sonrisa.
— No quiero nada con él.
— Lo sé y Yulia nunca dejaría que eso pasara ¿verdad? Te está mirando como un perro guardián — Dejé salir una risa avergonzada.
— ¿Puedo saber de qué se ríen? — Yulia susurró.
— Secretos, hermana — Los ojos de Yulia se intercalaron entre nosotras, pero no dijo nada más.
La cena fue perfectamente, estuvimos por unas horas entretenidas con la conversación de Oleg y los demás, el hombre parecía estar muy feliz esta noche y actualmente todos lo estaban, incluso el hermano de Yulia, lo cual fue una sorpresa para todo mundo el verlo ahí.
— Queremos un discurso, Oleg.
— Si, un discurso.
Algunas personas le dijeron al hombre quien se negaba hasta que no pudo más.
— Muy bien, diré algunas palabras — Dijo levantándose de su asiento — Primero quiero agradecerles por estar aquí, quiero agradecer en especial a mi esposa e hijos, ustedes son quienes me mantienen con vida y fuerte, gracias por hacerme el hombre más feliz incluso en mis peores momentos, los amo con todo mi corazón y gracias a cada uno de ustedes por acompañarme en un día tan especial, de verdad gracias — Todos los invitados aplaudieron.
Según la noche seguía, varios invitados comenzaron a retirarse.
— ¿Bailamos, chicas? — Larissa preguntó.
— Mamá, sabes que no bailo.
— ¿Por qué siempre eres así? Deberías bailar, eso hace que tu cuerpo se relaje — Larissa le comentó.
— Vamos Lena, dejemos a la aguafiestas aquí — Larissa bromeó haciendo que Yulia suspirara.
[Yulia]
Lena se levantó y fue al medio de la pista al lado de mi madre e Irina ¿podrían llevarse mejor? Me quedé en mi asiento que me daba completa vista de donde estaban, una música fuerte y estruendosa comenzó a sonar haciendo que Lena empezara a bailar. Comenzó a mover su cuerpo en sincronía con la música dejándome sorprendida de la preciosa manera en la que se movía, enterró sus dedos en su cabello cobrizo de una forma tan familiar y sensual, puede que haya bebido demasiado porque lo que estaba viendo me recordaba a nadie más que a mi stripper a Ginger Apple. Era loco, lo sé, puede que fuera la manera de verla bailar o como me empezaba a interesar, no Yulia, no, me reprendí mentalmente mientras tomaba un sorbo de mi whisky todavía mirándola divertirse con mi hermana. Lena tenía una amplia sonrisa y parecía estar disfrutando el estar aquí, después de un rato se quedó sola lo que no me sorprendió ya que era muy buena bailarina y costaba seguirle el ritmo. Miré a Vladimir que para mi gusto dejó el jardín con mi padre, no sabía cómo explicar la molestia que me causaba el verlo.
Luego de una hora el jardín que antes estaba lleno ahora se había quedado vacío, mis padres estaban entretenidos en la sala con Irina y Iván se marchó hace un buen rato. Caminé por el jardín hasta donde Lena se encontraba admirando la vista del mar, tomé una de las mejores botellas de vino y dos copas, puede que fuera el mejor momento de la noche para un buen vino.
— ¿Bebería un copa de vino conmigo, señorita Katina?
— Claro, sería un placer — Se giró mirándome serenamente.
Estaba tan embelesada con sus facciones, eran tan delicadas y al mismo tiempo expresivas. Sus ojos verdigrises eran hermosos y su preciosa boca estaba muy bien delineada.
Le di una copa para después servirle un poco de vino.
— Te veías muy pensativa ¿te interrumpí?
— No, claro que no, Yulia.
— Pues entonces dime ¿Qué pensabas? — Pregunté sin miedo.
— Estaba pensando en mi vida, en como vivo ahora.
— ¿Y has llegado a la conclusión que…?
— Que estoy loca, Yulia — Dijo riéndose, causando que también riera.
— Oh, de eso tenía mis dudas, pero ahora ya estoy convencida — Dije fingiendo seriedad.
— No seas tonta, he llegado a la conclusión de que en este momento todo es genial y tener que pensar que mañana todo vuelve a la normalidad me hace sentir triste.
— ¿Sabes que pienso igual? Me gustaría quedarme aquí más tiempo.
— Puedes quedarte, eres la jefa, veo que te estás divirtiendo con tu familia, deberías quedarte unos días más, tienes gente en la compañía para hacerse cargo mientras no estás.
— ¿Te quedarías conmigo? — Me miró sorprendida.
— ¿Yo?
— Si, me quedaré si tú te quedas conmigo.
— Puede que necesites tiempo con ellos, a solas.
— Me gusta estar contigo, Lena — Dije por impulso, Lena me aguantó la mirada por un tiempo y sonrió.
— A mi también me gusta estar contigo.
— Entonces hagamos esto, mañana regresamos a Moscú, pero te traeré por el cumpleaños de Irina.
— Eso suena bien.
— ¿Tenemos un trato?
— ¡Trato! — Dijo con una hermosa sonrisa — Gracias…
— ¿Por qué, Lenita?
— Por dejarme pasar este fin de semana contigo y tu familia.
— No, gracias a ti por hacerlo tan bueno, no podría haberlo hecho sola — Miré a otro lado respirando profundamente — Eres muy hermosa Lena, te vez increíble en ese vestido por eso Vladimir no pudo quitar los ojos de ti en toda la noche.
— El parece ser un buen chico.
— El vino debe de estar haciendo un efecto en ti.
— Puede, pero bailaba bien.
— ¿Bailaste con él? — Pregunté curiosa.
— No Yulia, sólo lo vi.
— Él no es una buena persona para ti.
— ¿Y quién sería una buena persona para mí? — Paré en ese instante pensando la respuesta que le daría.
— No lo sé, dímelo tu ¿Quién sería? ¿Qué tendría que tener para conquistarte?
— Cambiaste las tornas Volkova, eso no se vale — Era muy lista.
Sonreí antes de tomar un sorbo de vino y miré a la mujer quien miraba el mar de nuevo.
— Me encanta esa canción — Dijo animada al referirse a la canción que sonaba dentro de la casa — ¿Bailarías conmigo, Yulia?
— ¿Yo? No Lena, yo no bailo.
— ¿No te gusta o no sabes cómo bailar?
— Puede que ambas.
— Por favor Yulia, sólo esta vez.
Otra faceta de Lena Katina salió a la luz y es que era totalmente convencedora.
— Voy a acabar pisándote — Dejó escapar un risa.
— No puedes ser tan mala, anda dame tu mano — Sacudí la cabeza y ella me miraba con sus manos en la cintura, suspiré y me acerqué a ella — ¿Quieres guiarme? — Preguntó.
— ¡Claro! — Dije poniendo mis manos en su cintura y acercándola más a mi cuerpo.
Lena tragó fuerte tan pronto como estuvimos cerca, estaba nerviosa y podría sentirlo mientras me miraba tan hermosamente.
— Bueno, vamos a empezar.
Sabía bailar, sólo era una excusa para no hacerlo. Guié a Lena delicadamente con el sonido de la música, se acercó más y puso sus brazos en mi cuello mientras me miraba a los ojos.
— ¿Qué escondes? — Preguntó.
— No escondo nada — Dije sonriendo.
— Sabes bailar, Yulia.
— Lo admito, se bailar.
— Me estabas escondiendo la verdad ¿no?
— No escondía nada ¿me escondes tu algo, señorita Katina? — Me miró.
— Puede que no quieras saber lo que escondo.
Cogí su mano para darle una vuelta y la acerqué de nuevo a mí.
— O puede que si quiera saberlo — Sonrió y agitó la cabeza — Me gusta cuando sonríes — Hablé sin pensar.
— ¿Por qué?
— Porque tienes una sonrisa preciosa y no sólo la sonrisa.
— Yulia, no…
— Si Lena, este fin de semana sólo he reforzado lo que pensaba de ti y eres asombrosa.
Sentí que mi pecho iba a romperse por los fuertes latidos de mi corazón, sentí mi garganta seca y mi corazón golpear como loco sólo de pensar en Lena ¡Mierda! Necesitaba hacer algo, si, sólo había una cosa que debía hacer, lo necesitaba en ese momento.
— Yulia… — Lena habló en cuando me acerqué más.
— Shh… no digas nada — Dije mirando sus labios — Solo déjame hacer esto…
Esas fueron mis últimas palabras antes de sellar mis labios con los suyos.
Huelo el amor!!!!
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Capítulo 20 (Volviendo a la realidad)
[Yulia]
Justo cuando mis labios tocaron los de Lena una especie de frenesí se apoderó de mi cuerpo, sus labios suaves se movieron lentamente junto con los míos llevándome fuera de órbita, podría jurar que conocía aquel beso, pero sabía que era una locura pensar en ello, porque esa boca nunca la había besado sino hasta ahora. Tomé con una de mis manos su nuca para presionarla ligeramente mientras que con mi otra mano sostenía firmemente su cintura. No tardó mucho para que me diera acceso a su boca y dejarme degustar su lengua divinamente deliciosa. Nuestro beso fue tranquilo, pero sin dejar de lado la intensidad. Todo se había detenido a nuestro alrededor, nos estábamos besando con tanto cariño que llegó a asustarme. Una vez que el aire nos hizo falta, me empecé a alejar de su cuerpo poco a poco. Abrí los ojos y como un flash vi a Ginger Apple frente a mí. Parpadeé varias veces para ver a Lena, dios mío, me estaba volviendo loca.
— Lo siento, Lena — Dije alejándome rápidamente.
Se avergonzó tanto como yo, miró al suelo probablemente en busca de un lugar para esconderse.
— Todo bien, no se preocupe — Levantó la cabeza.
Miré sus ojos confundidos y confieso que sentí el impulso de besarla nuevamente, pero alejé esos pensamientos.
— De verdad lo siento, fue un impulso, no quería causar esta situación.
— Usted no causó nada, vamos a mantener la calma ¿vale?
— No quiero que piense mal de mí, señorita Katina — Un incómodo silencio se apoderó del ambiente.
— Vamos a continuar como antes, esto no va a cambiar nada — Dijo rompiendo el silencio.
— ¿En serio? — Pregunté con recelo.
— Si, no se preocupe — Sólo asentí.
No sabía que decir o que hacer, el repentino impulso de besarla me sorprendió tanto como a ella.
— Creo que es mejor ir a dormir, mañana tenemos que despertar temprano.
— Si, de vuelta a la vida real — Dijo antes de sonreír hermosamente.
— De nuevo a la vida real — Dije no muy convencida.
Me ayudó con las copas y las llevamos a la cocina. Se quejó de estar mareada, al parecer el alcohol había sido demasiado para las dos, nos reímos como dos tontas mientras lavaba las copas.
— No cuesta nada hacer esto, Masha meceré un descanso.
— Deberías ir a tu habitación y descansar.
— Deje de quejarse y ayúdame, toma el trapo y sécalas.
— ¿Yo?
— Si ¿o la señorita Volkova no puede?
— Genial, le damos una mano y nos toma el pie — Dije causando una hermosa sonrisa en Lena.
— Oh, vamos… — Dijo mientras enjabonaba los platos.
No podía negar que Lena era una persona muy humilde, pero no eran sus cualidades morales a lo que le estaba prestando atención en ese momento, sino a su voluminoso trasero.
“Por dios Yulia, te vas a quemar en el infierno”, me dije mentalmente mientras admiraba lo que había delante de mí. Aparté la vista tomando las copas y colocándolas en su lugar.
— ¿Así está bien, señorita? — Pregunté divertida.
— Perfecto, ahora puede irse — Habló convencida.
— ¿Acaso hemos cambiado? ¿Ahora usted es la jefa? — Pregunté acercándome a ella.
Alerta roja, mis instintos estaban siendo guiados por el alcohol que había en mi cuerpo.
— Quien sabe, tal vez algún día cambien — Ni se inmutó por mi cercanía.
Se me escapó una sonrisa mientras retrocedía.
— Tenemos que dormir — Dije por temor a lo que podría hacer si continuábamos allí.
Subimos las escaleras, yendo a nuestras habitaciones.
— Buenas noches, Yulia.
— Buenas noches, Lena.
Caminé rápidamente a mi habitación, maldiciéndome por mis pensamientos maliciosos ¿Qué diablos estaba pasando? La había besado… ¡Maldita sea!
Tomé un baño tratando de que mi cuerpo se relajara, ese fin de semana había sido demasiado intenso, la cercanía con Lena estaba poniendo mi mundo de cabeza, su forma atractiva y espontánea me estaba poniendo en un conflicto que no estaba preparada para afrontar, no podía, no, con ella no. Cerré los ojos dejando que el agua cayera por mi cuerpo y los sentimientos que sentí cuando besé a Lena vinieron a mí, ella parecía tan familiar, como si ya la hubiera besado antes, sus labios tan bien diseñados me recordaron a Ginger Apple, era como si las dos estuvieran juntas en ese momento. Era una locura, estaba luchando con mis sentimientos, entre una sexy y caliente stripper y una mujer cariñosa y atractiva. Estás jodida Yulia, completamente jodida.
[Lena]
¿Qué hace alguien que te gusta? ¿Te pone totalmente tonta? ¿Te deja una amplia sonrisa en el rostro por sólo recordar un momento especial? ¡Maldita sea! Me sentía como una adolecente inmadura que tiene su primer amor, que en mi caso se trataba de Yulia Volkova… Con tan sólo escuchar su nombre sentía algo diferente y después de este fin de semana todo lo que sentía se había intensificado, ahora fui dividida entre tres personalidades de la misma mujer:
En primer lugar estaba la mujer cuyo poder estaba por encima de mí en Industrias Volkov.
En segundo lugar estaba la mujer que me hizo perderme en un deseo excesivo dentro de Imperium.
En tercer lugar estaba la mujer que me vio como alguien especial y a la que acababa de besar.
¿Estará pensando en eso ahora? ¿Qué pensaba de mi o de Ginger Apple? Negué con la cabeza y me recosté en la suave cama, era imposible no pensar, me había besado y fue totalmente diferente, era como si fuera mi primer beso. El beso con Ginger Apple nunca había sido tan intenso, tan tranquilo, siempre estaba lleno de deseo y lujuria, no es que no me gustaran esos besos, pero hoy fue diferente, no había deseo, ni lujuria, entonces ¿Qué era? Yo sinceramente no tenía la respuesta.
[…]
Puse la última ropa en la maleta que por cierto estaba demasiado llena. Todo ya estaba listo, en media hora volveríamos a Moscú, directamente a Industrias Volkov donde la gente de negocios estaba esperando por Yulia. El desayuno fue tranquilo, Oleg y Larissa se sintieron un poco tristes, pero después de todo sabían que Yulia estaba empezando a lidiar con la enfermedad de su padre, no sería fácil, pero ella podía hacerlo. La pareja era mejor de lo que pensaba, me cubrieron con abrazos y me hicieron prometer que regresaría antes de fin de año, acompañada por Yulia o no.
— ¿Necesitas ayuda? — Escuché la voz de Irina.
— Sí, creo que la necesito.
La chica sonrió y entro a la habitación para ayudarme a cerrar la maleta.
— Amé conocerte, Lenoska — Dijo calmadamente.
Irina era una chica de carácter fuerte, pero muy dulce y servicial, sin duda era una Volkov, siempre determinada y sobre todo muy hermosa.
— También me encantó conocerte.
— Espero que vuelvas de nuevo.
— Si no vengo, tú puedes ir a visitarme cuando vayas a ver a tu hermana.
— Sé que vendrás de nuevo, Lenoska — Irina habló de forma maliciosa.
— ¿Por qué dices eso? — Pregunté mientras me sentaba a su lado.
— Las vi ayer en el jardín — Abrí los ojos, probablemente sonrojándome violentamente — Vamos Lena, fue precioso, ustedes se besaron.
— ¿Dime que sólo tú nos viste? — Irina soltó una risa poniéndome más nerviosa.
— Relájate, sólo yo las vi, mis padres ya estaban en su habitación.
Un cierto alivio se apoderó de mí, los padres de Yulia eran un amor, pero no sabía si continuaría siendo así si supieran que algo pasaba entre nosotras.
— No sé porque te pones nerviosa Lena, apuesto que a mis padres les encantaría que ustedes estuvieran saliendo. A mí me encanta la idea, Yulia se ve bien a tu lado, sé que si tu no hubieras estado este fin de semana, todo hubiera terminado en tragedia como la última vez — Bajé la cabeza ocultando una sonrisa.
Realmente me sentía feliz de saber eso, Yulia estaba en calma, diferente del primer día en que llegamos y saber que contribuí en ello me hacía sentir feliz.
— Me siento realmente feliz Irina, pero tu hermana y yo somos muy diferentes.
— No me vengas con eso, a Yulia le estás comenzando a gustar, lo veo, ella nunca se fijó así en nadie, de hecho nunca trajo a una chica aquí, sólo a Katya y a Katyuska, pero ellas no cuentan, son sus amigas — Sonreí y abracé a la chica que estaba a mi lado.
— Te quiero como a una hermana — Reímos y en ese momento Yulia entró.
— ¿Qué hacen ustedes ahí platicando? Tenemos que irnos, señorita Katina.
— Volvió la Yulia mandona — Irina gruñó levemente.
— Así es, se acabó la magia — Sonreí tomando mi bolsa y mi maleta para salir.
Yulia se despidió de su familia por última vez para después entrar al helicóptero que nos estaba esperando en su jardín, sin duda la familia Volkov sabía despilfarrar dinero cuando quería.
— Podríamos haber comprado los boletos ¿no le parece? — Yulia sonrió.
— ¿Para qué si se tiene un helicóptero que puede llevarnos a donde necesitamos y mucho más rápido?
— Muy humilde, señorita Volkova — Dije en broma haciéndola reír.
Estábamos en camino a Industrias Volkov, Yulia no quería perder el tiempo en ir a su casa, por lo que tomó la decisión de ir directamente a la empresa. No había encontrado la idea tan buena, sabía que iban a surgir comentarios al verme al lado de ella, pero a la mujer parecía no importarle eso.
— ¿Está todo bien, señorita Katina? — Asentí levemente — Si se siente mal, dígame ¿vale?
— Vale — Susurré.
— Siéntese a mi lado, estás muy distante ¿Por qué?
Me senté a su lado en silencio, todo era tan extraño, no estaba segura de cómo actuar, después de estos días Yulia y yo tuvimos más intimidad, no estaba segura de sí podría continuar siendo así. Miré a la mujer que estaba concentrada en unos papeles ¿Cómo la podría llamar? ¿Yulia o señorita Volkova? ¿Cómo debería ser todo de ahora en adelante?
El vuelo fue tranquilo, estábamos en el área de Moscú, desde lejos se podía notar el enorme edificio de Industrias Volkov, sin duda era unos de los edificios más grandes que había en Moscú.
— ¿Yulia? — Ella me miró — Fue muy bonito este fin de semana — Dije a modo de despedida.
Sonrió serenamente.
— Fue maravilloso, Lena.
Intercambiamos una mirada que duró más de lo debido. Me miraba de una forma tan intensa que podía perderme en el azul de sus ojos por horas sin siquiera darme cuenta.
— Señoritas, mantengan sus cinturones puestos, estamos entrando en proceso de aterrizaje — El piloto nos informó haciendo que desviáramos la mirada.
— Odio el aterrizaje — Dije provocando una hermosa risa de Yulia.
En cuestión de minutos el helicóptero aterrizó en Industrias Volkov. A través de la ventana pude ver a varias personas en el exterior y entre ellos pude notar a Natasha, probablemente esperando a Yulia que seguramente no le prestará la más mínima atención.
— Volvamos a nuestras vidas, señorita Katina — Dijo seria.
Uno de los guardias de seguridad abrió la puerta para que saliéramos. El hombre ayudó a bajar a Yulia y después a mí, en el momento que Tasha puso sus ojos en mí, su expresión cambió y se retiró del lugar pisando fuerte, causándome un cierto temor.
— ¿Vamos? — Yulia preguntó y asentí.
Caminamos al ascensor sin nadie más.
— No hagas caso a lo que vayan a decir ¿bien? Manténgase por encima de todos ellos, ese es el secreto — Fueron sus palabras antes de que el ascensor se abriera.
Cuando salimos del ascensor recibimos miradas curiosas, susurros y murmullos por todas partes. Yulia ni siquiera los miró, tomó su imponente pose como siempre, era como pasar en una pasarela donde todos te juzgaban, nunca en todo mi tiempo trabajando aquí había recibido tantas miradas. Respiré profundamente y caminé junto a Yulia sin mirar a nadie “mantente por encima de todos ellos” me repetía a mí misma con cada paso que daba.
— ¿Ellas están juntas?
— ¿Viste? Lena salió del helicóptero con la señorita Volkova.
Fingí no escuchar nada de eso, pero sabía que lo estaría escuchando durante toda la semana ¿Qué podrían decir sobre la idea de que la secretaria volvió en el mismo helicóptero que la dueña de la empresa después de un fin de semana en St. Petersburgo? Desde luego nada bueno.
— Señorita Volkova, su esposa la está esperando en su oficina — Yulia se detuvo en seco y miró al chico castaño con confusión.
— ¿Mi esposa?
— Si señorita, así es como ella se ha presentado — El chico habló con temor por la mirada de Yulia.
— ¿Cómo se llama?
— Natasha, señorita — Yulia tomó un semblante más serio.
— Estás disculpado, venga conmigo señorita Katina.
— No sé si eso sea una buena idea, señorita — Yulia pareció pensarlo.
— Tiene razón, quédate aquí, iré a resolver esto.
Seguí a Yulia quien entró a su oficina. Sabía que oír conversaciones de otros era de mala educación, pero necesitaba hacerlo. Entre las grietas de la persiana pude verla entrar y al entrar su ex prometida estaba esperándola atrevidamente sentada en su silla.
— ¿Esto es una pesadilla?
— Siempre tan amable ¿verdad, Yulia? — Dijo levantándose y caminando hacia ella — ¿Fin de semana romántico? — Preguntó irónica.
— Podría responder a tu pregunta, pero no es de tu incumbencia, Tasha — Yulia dijo irritada — ¿Qué diablos haces aquí?
— Te echaba de menos, mi amor.
— Pues yo no, ahora vete de aquí que tengo mucho trabajo — Tasha soltó una risa sarcástica que cortó el ambiente.
— ¿Cómo qué? ¿Cómo coger a tu secretaria encima del escritorio? — Habló estampando las palmas en la superficie del escritorio, mientras miraba a Yulia con furia.
— Si ese es o no mi trabajo, no es de tu incumbencia — Dijo con dureza.
Si hubiera sido Aleksey o cualquier jefe que haya tenido, aquella respuesta me hubiera dejado perturbada, pero era Yulia y era diferente. La idea de que ella me pusiera encima de su escritorio parecía mucho más agradable de lo que debería.
— ¿Estás follando con ella? — Tasha preguntó con furia.
— No Tasha, no estoy follando con ella.
— No te creo ¿Por qué demonios la llevaste a casa de tus padres? — Los ojos de Yulia se abrieron con sorpresa.
— ¿Cómo sabes que ella estaba en casa de mis padres?
— ¡Eso no importa! Respóndeme.
— ¡Respóndeme tú!
Me encantaba el lado mandón de Yulia, tal vez fuera por eso que tenía a tantas mujeres cayendo a sus pies.
— Tu hermano me lo dijo — Yulia cerró los puños sobre la mesa, probablemente para controlar su impulso de golpear algo — También me dijo que tú y ella estaban muy juntas y en un estado de ánimo lleno, no seas idiota, una chica como ella sólo quiere tu dinero ¿Cómo vas a enamorarte de alguien así?
— Yo no te debo explicaciones de mi vida, lo que haga o no con la señorita Katina no te importa.
— Yo no quiero a ninguna mujer contigo.
— Tú no tienes que querer, ahora lárgate de aquí y no te aparezcas más en mi camino, porque no respondo — Yulia prácticamente gritó mientras caminaba hasta la puerta — ¡Fuera! — Gruñó con la puerta ya abierta.
Tasha se quedó un momento mirándola y poco después se dirigió a la salida, rápidamente volví a mi escritorio de modo que no se dieran cuenta de nada. Una vez que Tasha se fue de la oficina, Yulia cerró la puerta con fuerza provocando que el cristal temblara.
La mujer se acercó a mí con un enorme odio en sus ojos.
— Escucha, no te metas con Yulia ¿entendido? No tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer.
— No sé de qué me está hablando, señorita — Se inclinó sobre el escritorio.
— No soy tonta, se lo que tú quieres con ella.
Me puse de pie sosteniéndole la mirada.
— Mejor acepta que tú y ella ya no tienen nada — Dije antes de tomar mi agenda y caminar hasta la oficina de Yulia dejando a Tasha sola.
Al entrar a la oficina vi a Yulia de pie mirando un punto fijo, no se movió, ni pronunció nada.
— Señorita, los empresarios la están esperando.
— Cancela todo, no quiero ver a nadie — Habló de mal humor.
— Perdón Yulia, pero…
— Señorita Volkova para usted, no pienses que algo ha cambiado aquí y le he dicho que cancele todo, así que haga lo que le dije, Katina.
Miré a la mujer. Estaba irreconocible ¿de dónde había salido esta Yulia? Tragué en seco sintiendo sus palabras romper algo en mi interior. Respiré profundamente antes de hablar.
— Como usted ordene, señorita ¿alguna otra cosa?
— No, puedes retirarte y sólo venga cuando le llame — Habló con rudeza.
¿Qué estaba pasando? ¿Cómo podía ser amable y cariñosa un fin de semana, para llegar aquí y tratarme como basura? Ella estaba muy mal, sea cual sea el motivo de su repentino cambio de humor no tenía por qué tratarme de esa manera. A pesar de las enormes ganas de llorar, no lo haría, no sería débil y mucho menos frágil, por fuera seria Lena, pero por dentro asumiría el control Ginger Apple.
— ¿Lena? — Escuché la voz de Nastya a mis espaldas.
Al acercarse no puso buena cara.
— ¿Qué pasó? — Preguntó preocupada.
— Nada, Nastya.
— Lena, sabes que puedes contarme lo que sea ¿el fin de semana no fue bueno?
La miré, sabía que no se iría sin saber que ocurría.
— Fue maravilloso, mejor de lo que me imaginaba.
— ¿Y entonces por qué esa cara?
— Porque Yulia es una idiota.
— Apenas comenzaron ¿Y ya están terminando?
— No digas tonterías, no comenzamos nada, es una idiota arrogante sin educación.
— Me puedes explicar porque la estás maldiciendo de esa manera.
— Ella me trató como la persona más especial del mundo el fin de semana ¿sabes? Me llevó a conocer a su familia, que son personas increíbles y hasta me besó.
— ¡Oh por dios! ¿Conociste a su familia y te besó? ¿Están juntas? — Nastya subió el tono de su voz.
— Shh… No, ella y yo no tenemos nada, absolutamente nada.
— ¿Y entonces?
— No sé Nastya, después de todo, hoy me trató como basura, luego de pelear con su ex, fue grosera y arrogante conmigo.
— Tal vez sea el estrés por la pelea, Lenita.
— No importa, no debió desquitarse conmigo.
— ¿No crees que éste es el momento para salir de éste problema?
— No tengo ninguna manera de salir Nastya, esto me ha consumido por completo.
— Buena suerte con eso Lena y por favor, cuídate ¿sí? — Nastya habló antes de depositar un beso en mi cabeza y alejarse del lugar.
¿Por qué siempre pasaba esto? Cuando todo estaba bien algo tenía que pasar para arruinarse todo ¿cómo se me pudo ocurrir que Yulia quería algo conmigo? Miré a Yulia que se mantenía concentrada en su computadora ¡Maldita! ¡Una y mil veces maldita! Cerré los ojos conteniendo las lágrimas que se formaron al recordar el fin de semana que tuvimos juntas.
— ¿Señorita Katina? — Escuché una voz familiar.
Rápidamente me encargué de secar las lágrimas que insistían en salir.
— Hola, señorita Zotova — Le dije a la mujer que poco a poco se empezaba a acercar a mí.
— ¿Pasa algo Lena? ¿Te sientes mal?
Respiré profundamente, mirando a la mujer que realmente parecía preocupada.
— Sólo problemas, no se preocupe.
— ¿Necesitas ayuda en algo?
— No creo que usted me pueda ayudar, lo siento.
— Depende de lo que sea, si quieres podemos almorzar juntas y me cuentas que pasa, prometo no peguntar mucho — Habló haciéndome sonreír.
Tener a alguien que me distrajera un rato sería mucho mejor para llevar el día y Katya no era mala compañía.
— Sería bueno, podemos almorzar en el restaurante que está cruzando la calle.
— Perfecto, iré a hablar con Yulia y luego vamos a almorzar ¿bien? — Asentí.
— ¿Quieres que anuncie tu llegada?
— No, no es necesario, Lenita — La mujer dijo caminando hacia la oficina de Yulia.
[Yulia]
Pasé por enésima vez las fotos del cumpleaños de mi papá, no sin antes advertir que en cada una de ellas estaba con Lena demasiado pegada. Una en particular había llamado mi atención. En ella Lena sonríe de la forma que la caracterizaba, con sus ojos en forma de lunas y en ella yo la miraba de forma perdida, sin rumbo o razón, sólo la miraba porque me gustaba lo que veía o porqué me sentía bien verla de esa manera.
“No Yulia, no puedes”
Cerré los ojos bajando la pantalla de la computadora.
— Hola, perra.
No respondí, aquella mañana tras la visita de Tasha mi humor estaba de los peores.
— Por dios ¿acaso todo el mundo está con el temperamento así hoy? — Dijo sentándose en la silla.
— No estoy de humor, Zotova.
— Al parecer Lena tampoco.
— ¿Qué?
— Que Lena tampoco está bien, acabo de verla y al parecer estaba llorando — Me quedé muda.
Estaba llorando y probablemente sería mi culpa, maldita sea, eres una idiota Yulia.
— ¿Preguntaste porqué lloraba? — Pregunté con curiosidad.
— Si, pero me dijo que tenía problemas, tú debes saber, la mujer trabaja para ti.
— No tengo que conocer la vida de los que trabajan para mí, Katya.
— Vale, señorita mal humor, sólo quería saber que tal te fue con tus padres.
Me recargué en la silla y cerré los ojos tratando de hacer que mi cuerpo se relajara.
— Fue genial, es la primera vez que la paso muy bien.
— Eso es maravilloso Yul ¿se puede saber la razón de ese cambio?
Miré a Katya y a través de la ventaba vi a Lena en su escritorio escribiendo algo, allí estaba la respuesta a su pregunta.
— No sé — Fue lo único que dije.
— Bueno, al menos la pasaste bien ¿Cómo está el tío Oleg?
— Está bien, tuve una conversación con él y me dijo que está orgulloso de mí.
— Apuesto que lo está, estás tomando cuidado de todo lo que luchó para construir.
— Si, pero quiere mucho de mí, a veces siento que no voy a conseguirlo.
— No hables cosas sin sentido Yulia, tú puedes dominar todo, para ser una persona a la que han elegido como una de las mejores empresarias de Rusia, no deberías de tener miedo.
No dije nada, me levanté para tomar un vaso de whisky.
— ¿Gustas?
— No gracias, beber whisky a estas horas de la mañana no es lo mío.
— ¿Lena te dijo algo?
— No, pero se veía muy triste ¿tú no sabes nada?
Negué, tomando un largo trago de alcohol.
Hablé con Katya durante casi una hora hasta que se fue, pero no le dije nada de lo que pasó entre Lena y yo, tal vez eso debería ser guardado y enterrado. No era justo para ella, yo no sabía que era lo que estaba haciendo, tal vez me dejé llevar por las caricias de una mujer tan hermosa, sabía que tenía que doler y no podía hacer nada al respecto, no podía.
Era la hora del almuerzo y pensé que podría ser una buena idea llamarla para almorzar y pedirle disculpas por la forma tan estúpida en que la traté, sí, eso sería lo mejor que podía hacer. Bebí lo último que quedaba de mi whisky y fui por ella. Salí de la oficina y observé que ya no estaba en su escritorio, decidí bajar a la planta donde Nastya y Oksana trabajaban, como sus mejores amigas probablemente estaría con ellas, salí del elevador observando a Nastya hablando animadamente con Lenin.
— Su majestad ¿Qué hace con la plebe? — Lenin preguntó sonriendo.
Nastya me miró con cara de pocos amigos, probablemente ya se había enterado de lo que pasó con Lena.
— Busco a la señorita Katina ¿Tu sabes dónde está? — Le pregunté a Nastya.
— Salió con la señorita Zotova para almorzar ¿necesita ayuda en algo? — Me preguntó.
— ¿Salieron juntas?
— Si señorita, la señorita Zotova llamó a Lena para el almuerzo y ella aceptó, tal vez por la necesidad de una buena compañía en un mal día.
Prácticamente estaba lanzándome en la cara que yo no era una buena compañía y tendría que estar de acuerdo.
Asentí y me fui de ahí.
No… no… no… Ella no podía quedarse con Katya, por supuesto que no, me dije a mi misma antes de entrar al ascensor. Volví a mi oficina pensando en todo lo que podía suceder a partir de ahora, no sabía por qué demonios la idea de que ellas dos estuvieran juntas me preocupaba tanto.
— No te preocupes Yulia, no tienes absolutamente nada con ella. Si ella quiere salir con Katya que lo haga — Dije mirándome en el reflejo del espejo que había en mi oficina.
Después de dos horas vi a Lena llegar, así que rápidamente la llamé.
— Venga a mi oficina, señorita Katina.
No dijo nada, segundos después entró a la oficina y se detuvo frente a mí esperando alguna orden. Me quedé mirando a la mujer que no tenía ninguna expresión en su rostro, ninguna sonrisa o mirada significativa.
— ¿Qué tengo para mañana?
— Una reunión con la financiera a las nueve, a las once tiene un almuerzo con el señor Smirnov y más tarde su horario está libre — Dijo mecánicamente.
— ¿Fue a almorzar con Katya? — Pregunté impulsivamente.
— No veo porque debo responder esa pregunta, señorita Volkova ¿necesita algo más?
— Quiero que me conteste la pregunta que le hice — Me miró endureciendo la mandíbula con rabia.
Sé que no me debía de entrometer, pero ¿qué demonios tenía que ver con Katya? Nada.
— Si, fui a almorzar con ella.
— ¿Te has olvidado de lo que te dije este fin de semana?
— He olvidado todo acerca de ese fin de semana, con permiso — Dijo antes de retirarse de mi oficina.
1 a 0, favor ella.
[…]
Me tumbé en el sofá que estaba en mi oficina, todas las personas se habían ido a su casas y yo estaba todavía aquí, mirando el techo, pensando en la vida de mierda que tenía. Era millonaria, tenía un padre enfermo, una ex prometida loca, un fin de semana hermoso y una Lena que ahora probablemente me odiaba.
[Flashback]
— Me gusta cuando sonríes — Hablé sin pensar.
— ¿Por qué?
— Porque tienes una sonrisa preciosa y no sólo la sonrisa.
— Yulia, no…
— Si Lena, este fin de semana sólo he reforzado lo que pensaba de ti y eres asombrosa.
Sentí que mi pecho iba a romperse por los fuertes latidos de mi corazón, sentí mi garganta seca y mi corazón golpear como loco sólo de pensar en Lena ¡Mierda! Necesitaba hacer algo, si, sólo había una cosa que debía hacer, lo necesitaba en ese momento.
— Yulia… — Lena habló en cuanto me acerqué más.
— Shh… no digas nada — Dije mirando sus labios — Solo déjame hacer esto…
Esas fueron mis últimas palabras antes de sellar mis labios con los suyos.
[Fin del Flashback]
Eres una engreída, una tremenda engreída, me repetí eso unas diez veces, pero ahora no servía de nada, ya lo había hecho y sabía perfectamente que no era la mejor opción para ella. Ya eran las 11 y todavía estaba en la empresa ¿Qué me estaba pasando? No me importaba, Lena era sólo mi secretaria y así continuaría.
Agarré mi abrigo para dirigirme al único lugar que podría hacerme olvidar de todo.
[…]
Entré al club que estaba lleno como de costumbre. El ambiente en el interior era demasiado caliente. Caminé hasta la barra para pedir un vaso de whisky, fui a una de las mesas que estaba a un lado del escenario, sólo ella podría hacerme olvidar todo lo que había pasado en este día infernal. Al parecer había una despedida de soltero, puesto que un grupo de chicos estaban bebiendo y hablando animadamente en la siguiente mesa.
Las luces se apagaron, sólo se podían oír los susurros acerca de mi stripper.
— Señoras y señores, bienvenidos a Imperium, ahora les dejamos a nuestra preciosa Ginger Apple — Una voz masculina resonó por todo el lugar.
El hombre terminó de hablar y los reflectores iluminaron el cuerpo escultural de mi stripper. En ese momento la gente se volvió loca, los hombres y las mujeres comenzaron a gritar cosas llenas de deseo, yo simplemente la miraba, ya estaba deseando perderme en aquel cuerpo de nuevo. Ginger Apple estaba maravillosa, llevaba una máscara negra sin ningún detalle, una ropa interior del mismo color y unas ligeras medias. Los hombres se movían al lado del escenario, lanzando los billetes y la mujer sonrió traviesa como de costumbre.
Sus ojos se conectaron con los míos y comenzó a bailar al ritmo de la música, empezó su número en el tubo moviendo su cuerpo de manera sensual, esa mujer era enloquecedora para cualquier ser humano ¿Cómo puede ser tan sexy? Me sentía caliente sólo con verla bailar.
Se cruzó de piernas en el tubo y bajó su cuerpo llegando a inclinar la cabeza, dejando su cuerpo totalmente expuesto.
— Eres tan caliente, te daré todo lo que deseas si pasas la noche conmigo — Un hombre gritó haciendo que Ginger Apple soltara una sonrisa maliciosa.
Eso me causó un repentino enojo ¿Qué demonios estaba haciendo? Se alejó del tubo y comenzó a rodar de forma caliente, me miró con un aire de superioridad y me guiñó el ojo. Negué con rabia que me consumía. Se arrodilló en el suelo deslizando sus manos por su cabello y luego descendió por todo su cuerpo. Billetes y billetes caían sobre ella quien sonreía de manera traviesa. Ella señaló al chico que estaba a mi lado y lo llamó, debía de estar bromeando, el chico muy emocionado se acercó al escenario donde ella lo atrajo de su playera haciendo que sus amigos gritaran como idiotas celebrando su hazaña que me llenó de odio. Lo soltó para comenzar a rodar por el suelo de la manera más sensual que podía. Se acercó a él y le rodeó el cuerpo con las piernas mientras me miraba directamente a los ojos ¿me estaba provocando? Me miró por última vez y se volvió hacia el chico que tenía en la cintura, sin parar de moverse de acuerdo a la música. Lo soltó para acercarse a él hasta el punto de casi tocar sus labios. El chico sonrió y le colocó un fajo de billetes en las bragas que llevaba, le guiñó un ojo y lo envió a sentarse.
Caminó hacia mi dirección enfrentándome y declarar una guerra que ni siquiera sabía por qué. La música terminó y Ginger Apple se perdió en la oscuridad. Golpeé el vidrio del vaso en la mesa lo cual le causó una grieta, no entendía la razón de toda esta provocación, pero ella me daría una explicación. Me levanté de la mesa cuando vi al mismo tipo que subió por el escenario hacia los vestuarios, con qué derecho hizo tal cosa. Caminé hacia el escenario para ir a los vestuarios donde todas las bailarinas estaban, incluyendo Ginger Apple.
— Me gustaría hablar con Ginger Apple — Le dije a una mujer escultural que estaba en las escaleras.
— Lo siento, pero se dio la orden de no dejar pasar a nadie hoy.
— ¿A nadie?
— Si, absolutamente a nadie, esas fueron sus órdenes.
— Pero acabo de ver a un tipo venir aquí — Dije con irritación.
— Lo siento señorita, pero no puedo hacer nada.
— ¿Cuánto quieres para dejarme entrar? — Pregunté exaltada.
— ¿Qué está pasando aquí? — Escuché la voz de Ginger Apple en la parte superior de la escalera.
— Pasa que quiero hablar contigo.
Ginger Apple me miró despreocupada bajando por las escaleras lentamente.
— Gracias Rosya, puedes retirarte — Ella sonrió y se fue.
— ¿Qué carajos fue eso? — Pregunté enojada.
— ¿Qué cosa? — Preguntó fingiendo no entender.
— Esa maldita presentación y luego me prohíbes verte — Dejó escapar una sonrisa sarcástica.
— No veo ninguna razón para exaltarte, sólo estoy haciendo lo que siempre hago.
— ¿Cuál es el problema? No puedes hacer esto — Le dije acercándome a ella y sosteniendo su brazo con algo de fuerza.
— No creo que algo haya cambiado después de lo que sucedió, ponte al margen que aquí todos quieren lo mismo, pero ninguno puede.
— ¿Tienes que estar bromeando?
— Tienes que entender que no soy nada tuyo, no pienses que llegarás aquí y me tendrás toda la noche Volkova, porque estás muy equivocada. Ahora mejor vete, no voy a recibir a nadie — Habló con arrogancia y se fue dejándome totalmente pasmada.
— ¡Ginger Apple! — Grité, pero ella ni siquiera me miró.
Genial, maltratas a una y te castiga otra…
Yulia se merecía eso y mucho más!!!!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A Edirbr, Fati20, Volkatinale92, LENYNK y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Fati20- Mensajes : 1284
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
LENYNK- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 08/10/2019
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!!
[Yulia]
¿Qué les estaba sucediendo a las personas, hoy? ¿Todas se estaban volviendo locas? Sólo eso podía explicar el gran lio en que se había convertido mi día ¿Cómo podrían las cosas volcarse en tan poco tiempo? Obviamente tenía una buena cantidad de culpa, pero ¿tanto así? Después del rechazo de Ginger Apple, volví a la soledad de mi departamento. Al llegar, tiré mis zapatos en una esquina de la habitación y me tiré en el sofá, respirando profundamente para tratar de calmar a mi cerebro que procesaba demasiada información en corto tiempo.
Todo el camino de regreso a casa trataba de entender la razón por la cual Ginger Apple me había rechazado, no Flashback nada que pueda causar tanta ira en la mujer ¿acaso me había visto con alguien? ¿Me habría visto con Lena? No, eso sería muy poco probable. Lena y yo nos acercamos de manera espectacular, pero los lazos se habían cortado de la peor manera posible y todo por mi culpa, lamentaba eso, la última persona que merecía ser tratada de esa manera era ella. Un sentimiento de culpabilidad se apoderó de mí, recordé los momentos en los que me hizo sentir cómoda y feliz, pero eso sólo aumentaba mi culpabilidad.
Cerré los ojos recreando en mi mente todos los momentos que me habían marcado el fin de semana.
[Flashback]
— ¿Todo bien?
— Si, sólo estaba pensando.
— ¿Puedo saber acerca de qué? — Susurré para no molestar a las demás personas.
— Acerca de cómo me siento muy bien aquí.
Nos quedamos en silencio sólo mirándonos hasta que sonreí ampliamente.
— Te contaré un secreto — Me acerqué más y me incliné para hablarle en su oído — También me gusta estar aquí — Susurré suavemente.
Me miró y sonrió.
— ¿Te importa si apoyo mi cabeza en tus piernas? No quiero ser abusiva, pero desde que…
— No hay problema, puedes acostarte — Rápidamente puso las cosas a un lado y me acosté poniendo mi cabeza en sus piernas.
— Katya me va a amatar. Estoy acostada en las piernas de su conquista o puede que también Viktor se moleste.
— No tengo nada con ninguno de los dos.
— Genial, no quiero discusiones con ninguno de ellos por celos, señorita Katina.
[…]
— Me gustas, Lena — Contuve el aire — Quizás en años eres la única mujer que me hace sentir sencilla ¿sabes? Y sobre todo en tan poco tiempo. Sé que tenemos una relación de trabajo, pero no me arrepiento de haberte traído conmigo o de dejarte conocer un poco de mi vida.
— No sé qué decir Yulia… sólo que estoy amando estar aquí contigo y seguramente me has salvado de vivir un fin de semana depresivo — Sonrió tímidamente — Y me siento bien contigo, me gusta nuestra relación de amistad.
¿Amistad? ¿Eso era lo que sentí por ella? Era inexplicable como Lena podría mejorar mi día tan fácilmente. Sus ojos me transmitían buenas cosas, sensaciones placenteras que había olvidado.
La miré un largo tiempo admirando su belleza hasta que sentí una gota en mi cara.
— ¿Sentiste eso? — Pregunté sospechosamente.
— ¿Qué cosa? — Su tono era confuso.
— ¡Esto! — Puse mi mano en su cara.
Sonrió sin entender hasta que se dio cuenta de lo que hablaba. Esperamos y más gotas empezaron a caer.
— ¿Es eso…? — Ni siquiera terminó la pregunta cuando la lluvia empezó.
[Fin del Flashback]
Abrí los ojos tratando de disolver los Flashbacks de ese fin de semana. Era tiempo de remediar lo que había hecho y al menos hacer que la mujer dejara de odiarme.
Me levanté del sofá para dirigirme al baño, un baño caliente resolvería la tensión por unos momentos. Estuve sumergida en la bañera durante media hora y sin embargo aquellas mujeres perturbaban mis pensamientos. Dos cosas me detenían para poder descansar en paz: La primera era saber la razón por la cual Ginger Apple me había rechazado y la segunda era saber que había pasado entre Lena y Katya en el almuerzo que tuvieron.
No me gustaba la idea de verlas juntas, Katya siempre ha sido una depredadora y pensar en la posibilidad de que ella tenga algo con Lena me causaba una molestia que no podía explicar, podía preguntarle a Zotova como si no me interesara, pero aunque tuviera la respuesta ¿Qué podría hacer? Exacto, absolutamente nada. Decidí no preocuparme, Katya era la llave para escapar de la señorita Katina de manera personal, pero con Ginger Apple me gustaría saber qué había sucedido para que me tratara así, era obvio que no dejaría las cosas de esta manera.
[Lena]
Entré al departamento sin hacer ningún ruido. A esa hora tanto Nastya como Oksana estaban durmiendo. Me quité los tacones y los tiré en la esquina de mi habitación para después ir al baño donde tomaría una ducha caliente. Después del agotador día, todo lo que necesitaba era una ducha y un buen sueño. Al salir del baño me puse mi pijama y me tiré en la cama todavía pensado en cómo me había desquitado con Yulia. La venganza era demasiado buena para apreciarla tan poco, pude ver en sus ojos el odio y la burla que le hice pasar, su semblante serio daba a reflejar lo enojada que estaba por verme bailarle al chico, pobre chico, si supiera que no causó nada en mí, mi único objetivo era provocar a Yulia. No era ningún secreto que mi voluntad, después de todo era echarme en sus brazos y pasar una noche entera saciada por su deseo, pero mi ego estaba demasiado herido que necesitaba enseñarle al todopoderoso que ahí mandaba yo y garantizo que su expresión cuando la rechacé no tenía precio.
[Flashback]
— Pasa que quiero hablar contigo — Yulia habló con enojo.
— Gracias Rosya, puedes retirarte — Hablé con voz baja a una de las nuevas bailarinas quien acató mis órdenes.
Ella sonrió y se retiró.
— ¿Qué carajos fue eso? — Preguntó todavía enojada.
— ¿Qué cosa? — Pregunté fingiendo no entender.
— Esa maldita presentación y luego me prohíbes verte — Sonreí sarcástica.
Quería darle una bofetada por la ira que me hizo pasar durante el día, pero al mismo tiempo quería besar sus labios con puro deseo de verla así de mandona.
— No veo ninguna razón para exaltarte, sólo estoy haciendo lo que siempre hago — Me encogí de hombros quitándole importancia.
— ¿Cuál es el problema? No puedes hacer esto — Se acercó y tomó mi brazo con algo de fuerza.
Luchaba para tener la fuerza suficiente para alejarme de ella y decirle lo que estaba atorado en mi garganta.
— No creo que algo haya cambiado después de lo que sucedió, ponte al margen que aquí todos quieren lo mismo, pero ninguno puede.
— ¿Tienes que estar bromeando?
— Tienes que entender que no soy nada tuyo. No pienses que llegarás aquí y me tendrás toda la noche Volkova, porque estás muy equivocada. Ahora mejor vete, no voy a recibir a nadie — Hablé con arrogancia tratando de expresar todo mi aire superior.
Quería pagarle con la misma moneda por el trato que recibí de su parte esta mañana.
— ¡Ginger Apple! — Gritó enojada, pero ni siquiera me molesté en responder o mirarla.
Debía enseñarle a esa mujer como comportarse.
[Fin del Flashback]
Era obvio que estaba triste más de lo que debería. Las palabras duras y groseras que ella me dio me marcaron de una manera que nunca pensé que sería posible. Yulia se había dibujado en mi mente como la mujer perfecta este fin de semana, conocía lo grosera y arrogante que podía ser, pero nunca se había comportado así conmigo. En el momento que recibí las órdenes tan arrogantes, una parte de mi admiración se había ido y una gran confusión fue formada ¿Por qué razón me había tratado de esa manera? Yo no sabía, ni entendía por qué…
Me acomodé en la cama tratando de relajarme y dormir, pero todo el tiempo ese par de ojos azules se materializaban frente a mí, me gustaba Yulia por desgracia me gustaba, no era la persona más adecuada para mi vivir en la cuerda floja que divide mi vida entre Ginger Apple y Lena, todo eso era peligroso. Quizás su actitud sea la llave para deshacerme de un problema futuro, había muchas mujeres hermosas y atractivas como Katya Zotova. Hoy en día la mujer me había llamado para un buen almuerzo que confieso, me dejó muy bien.
[Flashback]
— Me gustó mucho almorzar contigo, Lena — Dijo con una sonrisa.
— También me gustó almorzar contigo.
— Podríamos salir más veces ¿qué dices?
— Suena bien.
— Excelente. Toma mi tarjeta, puedes llamarme cada vez que necesites compañía ¿vale? Puedo ser un poco loca, pero tengo mis momentos de juicio — Le sonreí a Katya que cogía mi mano con ternura.
— No digas eso, fuiste mi mejor compañía el día de hoy, de verdad muchas gracias.
— No tienes que agradecer y sobre lo que me contaste, puedes estar tranquila, los problemas familiares siempre ocurren, yo te ayudaré con eso y mantendré todo en secreto.
— Eres increíble… — Dije sonriéndole ampliamente.
— Especialidades de la sangre Zotova, señorita — Dijo risueña provocándome una risa.
[Fin del Flashback]
Mi vida estaba de cabeza y ya no podía saber más de nada. Decidí intentar dormir, pidiéndole a dios que al menos en mis sueños Yulia me dejara en paz.
[Yulia]
Este día estaba de mejor humor, después del terrible día anterior, me desperté con la confianza de que las cosas podrían mejorar. En el fondo pedía para que Lena estuviera más tranquila, ella era demasiado dulce como para tratarme con dureza o por lo menos eso esperaba. Salí del ascensor dándome cuenta de que algunos empleados no habían llegado todavía y uno de ellos era la señorita Katina. Al instante me pregunté si ya no la vería más, no, ella no haría tal cosa, la mujer era totalmente profesional.
Me dirigí a mi oficina para esperarla y exactamente a las ocho, la mujer salió del ascensor haciéndome sonreír, no se me iría de las manos. Se acercó a su escritorio para poner sus cosas, estaba hermosa como siempre, pero hoy vino más casual. Llevaba unos jeans negros, una playera a cuadros azul con rojo junto a un abrigo negro y su cabello lo había dejado suelto.
La mujer tomó su agenda y se dirigió a mi oficina, pude sentir su perfume dulce llenar el lugar.
— Buenos días, señorita Volkova.
— Buenos días, señorita Katina ¿Cómo está?
— Estoy bien, gracias — Hablaba seria.
Punto negativo, Lena siempre me daba una hermosa sonrisa al llegar.
— ¿Segura?
— Si, señora ¿desea algo?
— Si, siéntese, tenemos que hablar.
— ¿Es algo relacionado al trabajo?
— No exactamente.
— Entonces no veo motivo para hacerlo — Dijo firmemente.
— Lena…
— Señorita Katina, quiero que me llame así.
Me levanté de la silla y caminé directo hacia la mujer que no dijo nada más.
— Muy bien señorita Katina, me quiero disculpar por haberme comportado como una idiota contigo, no debí haberte tratado de esa manera — Traté de infundir mucha sinceridad en mis palabras.
Lena me miró soltando una bocanada de aire.
— No tiene que disculparse, tiene usted razón, tenemos una relación basada en el trabajo y así tendrá que continuar.
— Como desees, pero bueno, te llamé para otro motivo.
— Dígame…
— Quiero que consigas el número del señor Vladislav, es un gran abogado, creo que podría ayudar en el caso de tu hermana y ganar.
Lena al instante se detuvo de anotar la información en su agenda y me miró confundida.
— ¿Cómo?
— Si, dile que quiero verlo hoy, iremos a almorzar todos juntos para que usted pueda explicarle la situación con sus padres y su hermana, prometí que le ayudaría ¿recuerda? — Ella parecía no creer mis palabras.
— Yulia… — Mi nombre de pila, las cosas estaban mejorando — Gracias, pero no es necesario. Hablé con Katya y me dijo que ella puede hacerse cargo del caso.
No podía creer lo que estaba escuchando, Zotova se haría cargo de algo que había prometido solucionar ¿ya se tenían tanta confianza? Eso no era nada bueno.
— Lena, te prometí que te ayudaría.
— Lo sé, lo recuerdo y se lo agradezco, pero Katya es abogada y dijo que podía hacer eso por mí, no quiero que se incomode con algo que no tiene nada que ver con su vida.
— No digas eso, yo quiero que ganes el caso, Katya se especializa en temas laborales, Vladislav es en cuestiones familiares, te garantizo que nunca ha perdido un caso.
Podría sentir cuanto pesaba aquella propuesta, no sabía decir si era rabia la que sentía, pero no quería que Katya se hiciera cargo de algo que yo prometí, no quería que Lena quedara agradecida con ella cuando podría ser a conmigo, egoísta, lo sé, pero era involuntario, no podía decir lo que era, pero no me agradaba.
— No sé… — Dijo confundida, sentándose en el sofá.
— Lena… — Me aproximé a ella — Deja que te ayude.
Lena me miró, dejando nuestros ojos fijos durante más tiempo de lo que debería y en un instante se levantó antes de que entraran a la oficina.
— Hola, chicas — Katya dijo entrando.
Rodé los ojos y me alejé.
— Buenos días, señorita Zotova — Lena dijo sonriendo ¿En serio? ¿Ahora era mil sonrisas?
— Buenos días, Lenita… — Le devolvió la sonrisa — Buenos días, Yul.
— Buen día — Dije seria.
— Bueno, me retiro, si necesita algo, sólo llámeme — Lena dijo dirigiéndose a la puerta.
— Quiero platicar contigo más tarde — Katya le dijo sonriendo antes de que Lena saliera.
— ¿Qué está pasando? — Me miró confundida — Entre tú y la señorita Katina.
— Nos estamos conociendo Yul, por dios, ella es increíble ¿sabes?
Si, lo sé muy bien, pensé.
— ¿Ah, sí?
— Por supuesto es una mujer sensible, cariñosa y muy atractiva, tal vez con ella pueda olvidarme de Katyuska.
Era demasiado incomodo tener que oír esas cosas. No podía creer que Katya Zotova estuviera tan cruzada de esa manera.
— ¿Tienes sentimientos por ella?
— Todavía no, como dije, nos estamos conociendo, pero a lo mejor con ella puedo rehacer mi vida ¿no crees?
— Como si fuera posible…
— Oye, eso duele, por supuesto que es posible, para mi Lenita es la mujer ideal.
— Vale, vale, lo entiendo — Dije de mala gana.
— ¿Esto te incomoda?
— No, obviamente no ¿Por qué me incomodaría?
— ¿Entonces por qué pareces incómoda? Dime ¿tu estas interesada en Lena?
— ¿Yo? Claro que no, deja de imaginar cosas.
— Yulia soy tu amiga, si tú me dices que estás interesada en ella, la dejo para ti.
¿Estaba interesada en Lena? Sinceramente una molestia extraordinaria crecía dentro de mí al imaginarla en brazos de alguien más.
— Katya, detente ¿vale? Puedes quedarte a Lena, no me importa — Bufé levantándome de la silla.
Salí de la oficina dejando a Katya sola. Vi a Lena hablando animadamente con Oksana, tal vez la mujer estaba demasiado feliz como para sentir vergüenza.
Y así pasó la tarde, después de que Katya se fue, decidí no hablar con nadie. Di la orden de que no quería ser molestada, mi mal humor estaba en un nivel tan alto que podría sacar fuego por la nariz.
— ¡Pero como jode! — Grité con furia después de ver la séptima llamada de Tasha en mi celular ¿será que jamás desistiría?
Comencé a jugar con el aparato en la mesa, ya era la hora de salida, la mayoría de los empleados seguramente ya no estaban y como siempre era la última en irme.
— ¿Señorita Volkova? — Escuché la voz de Lena en la oficina — Aquí esta lo que pidió — Dijo poniendo algunos papeles encima del escritorio.
Aún tenía muchos informes por leer y Lena era una gran compañía, a pesar de estar enojada aun cuidaba de mí, había pedido mi comida sin que le dijera algo, sabía que todavía estaba enojada conmigo por cómo me había comportado con ella, pero no sería difícil quedarse conmigo ¿no?
— Señorita Katina ¿le gustaría quedarse hasta tarde hoy? Si no tiene ningún compromiso, claro.
Me miró durante algunos segundos como si pensara en la idea de quedarse.
— Lo siento señorita, pero no puedo quedarme mucho tiempo.
La miré incrédula. Lena estaba siempre a mi lado, nunca se había negado a trabajar conmigo antes ¿Y ahora esto?
— ¿Por qué?
— Tengo una cita esta noche.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Me había incomodado más de lo previsto ¿con quién iba a salir? Me daban ganas de preguntarle, pero sabía que su respuesta no me iba a gustar.
Asentí sin decir nada más.
— Si quiere puedo ayudarle mientras espero mi hora de salida.
— No se preocupe, puedes irte.
— Señorita, aun puedo quedarme un rato — Lena dijo mientras caminaba hacia mí.
— No, no quiero interrumpir tu cita — Solté irónicamente.
— Estoy segura de que no va a interrumpir nada — Dijo con ironía también.
Lena y yo estuvimos una hora pasando los informes en limpio para la reunión del día siguiente. Ella estaba sentada a mi lado en el sofá leyendo el bloc de notas que tenía en sus manos, incluso en el final del día conservaba su apariencia hermosa.
— ¿Quieres un poco de vino? — Pregunté levantándome.
Teníamos un buen recuerdo con el vino.
— No sé si sea buena idea.
No dije nada y cogí las dos copas sirviendo un poco de vino en cada una.
— Toma.
Me miró durante unos segundos y tomo la copa de mi mano. La mujer lentamente mojó sus labios en el líquido purpura. No era ninguna sorpresa que la señorita Katina tuviera unos labios puramente deseables.
— Le gusta este vino ¿no? — Preguntó colocando su copa en la mesita.
Solté una sonrisa y me senté a su lado.
— Me gusta, pero hacía mucho tiempo que no lo tomaba, lo volví a probar el fin de semana contigo — No dijo nada — Irina preguntó por ti hoy.
— Ella es realmente un amor, me encantó conocerla, de hecho su familia se compone de gente muy agradable y encantadora.
— ¿De verdad te agradó conocerlos?
— Claro, son personas maravillosas.
— Ellos también te aman, viven elogiándote y dijeron que querían verte pronto.
— Tal vez algún día vaya a visitarlos, si no le importa claro, sé que es tu familia.
— No te preocupes, puedes ir cuando quieras, Lena.
— Perfecto, señorita Volkova.
— Me puedes llamar Yulia…
— No, no voy a entrar en eso de nuevo — Habló con frialdad y se levantó — Sólo tenemos una relación de trabajo.
— Lena…
— No empiece ¿de acuerdo? Usted es una mujer muy confusa, en un momento parece querer ser mi amiga y en otra soy su empleada, ahórreme el mal rato, por favor…
— ¿Podemos tener la misma relación que antes?
— La estamos teniendo señorita Volkova, yo no sé qué le molesta, nada ha cambiado entre nosotras — Dijo tomando su abrigo del sofá.
— ¿A dónde vas?
— A mi cita — Dijo saliendo de la oficina sin dejarme decirle nada más.
¿Sabes cuándo te quedas sin ninguna reacción? ¿Sin saber que decir ni pensar? Lena escupió todas esas palabras en mí y simplemente se fue, a una cita… una jodida cita.
Caminé hacia la enorme ventana de mi oficina y vi a Lena salir de la empresa para luego acercarse a un auto blanco. Espera, yo conozco ese auto, no puede ser… ¿Zotova? Las dos se abrazaron por un tiempo hasta que Katya se dirigió a abrirle la puerta del auto para que subiera, después de que Lena subió, Zotova hizo lo mismo y se marcharon ¿Cómo Katya podía salir con Lena? Ella podía tener a todas las mujeres que quería, pero Lena no, ella no. En aquel instante, todas las imágenes innecesarias entre ellas dos llegaron a mi cabeza, estaba enojada, con una gran ira. Pensé en seguirlas, pero eso sería una locura, Lena era soltera y libre, no podía hacer eso y tampoco debería. Me senté en mi silla tratando de alejar esas imágenes de mi cabeza y Lena desapareció de mis pensamientos para dar lugar a otra mujer que me traía loca, Ginger Apple quien aún me debía una buena explicación.
[Tasha]
Ya estaba cansada de esperar. Después de hacerle casi diez llamadas a Yulia, decidí ir a verla y para mi sorpresa, había dado órdenes estrictas para prohibirme la entrada a la empresa, probablemente quería más tiempo para quedarse sola con su estúpida secretaria. Me quedé esperando a Yulia durante horas enfrente de aquel edificio, tarde o temprano tendría que salir.
[…]
Ya era tarde y prácticamente me estaba quedando dormida, cerré mis ojos nuevamente hasta que escuché la puerta abrirse. Un hilo de esperanza fue cortado cuando vi salir a la secretaria del edificio, caminó en dirección a un auto blanco que estaba estacionado frente al edificio ¿será que ella salía a esa hora todos los días? Estaba muy atenta a lo que hacía, se aproximó al auto y Katya Zotova se acercó a ella, espera ¿Katya y Lena están saliendo? ¿Esa perra está saliendo con las dos? ¿Será que Yulia sabía de esto? Miré el edificio nuevamente y no había ninguna señal de Yulia, volví mi atención a ese par que se abrazaba como si fueran una pareja. Katya siempre tan atenta y gentil, le abrió la puerta del auto para que la secretaria entrara sonriendo. No se podía negar que Katya Zotova poseía una belleza divina, incluso tuve interés en ella cuando Yulia nos presentó, pero Katya y ella eran como uña y mugre y era obvio que jamás traicionaría a su amiga, entonces las posibilidades de involucrarme con ella eran nulas. Segundos después Katya arrancó el auto y se perdieron en dirección hacia el sur, seguramente para un encuentro romántico ¿Qué será lo que Yulia pensaría de aquello?
Decidí esperar un poco más hasta que la puerta volvió abrirse y ahora la inconfundible Yulia Volkova salió. Se dirigió al estacionamiento y minutos después salió en su auto. Encendí mi auto rápidamente y me puse a seguir a Yulia, este era el momento perfecto para saber en dónde vivía. El camino se estaba haciendo muy largo, Yulia estaba yendo a la parte poco concurrida de Moscú, no era posible que ella viviera por allí, continúe siguiéndola hasta que su coche se detuvo frente a un edificio con un enorme cartel de neón con la palabra “Imperium”, espera… Yulia no era de las que frecuentaba clubs ¿Qué está pasando?
Detuve el auto al otro lado de la calle, pensando en la idea de que tal vez no era ella, pero deseché ese pensamiento cuando la vi salir del auto ¿Qué está haciendo aquí? Pensé en bajarme y ver que hacía allí, pero era demasiado lista como para hacerlo con ella en el lugar, así que decidí esperar a que se fuera y después entrar.
— Oh, Yulia, voy averiguar que haces en este lugar — Hablé mientras la veía entrar al edificio.
[Yulia]
Entré en Imperium en busca de Ginger Apple. Caminé hacia el centro del escenario donde varias mujeres estaban haciendo una presentación y decidí esperar, Ginger Apple tendría que darme una buena explicación por la forma en que me había tratado ayer. Tomé un vaso de whisky y me senté en uno de los sillones pegados a la esquina, mirando a las mujeres, todas eran hermosas, pero ninguna se comparaba con mi stripper. No podía entender mi obsesión por esa mujer y Lena. Algo en ambas me atrajo de una manera que no podía explicar ¿Pueden entenderme? Estaba en medio de dos mujeres completamente diferentes, pero que a la vez se unían por un vínculo que ni siquiera conocía. Ginger Apple y Lena podrían ser la debilidad de cualquier ser humano, por increíble que pareciera, eran diferentes, pero a la vez iguales, loco, lo sé.
Negué con la cabeza por mis locas conclusiones mientras bebía un poco de whisky, el estarme involucrando con dos mujeres podría terminar en dos opciones: La primera podría ser que terminara siendo la mujer más afortunada del mundo por tener a ambas o la segunda sería que ambas terminarían conmigo de la peor manera y sinceramente, la segunda era la más obvia.
— ¿Yulia?
Miré por donde había escuchado la voz y vi a Tasya quien se acercaba a mí.
— ¿Cómo estás? — Pregunté mientras colocaba mi vaso sobre la mesa.
— ¿Ahora? Genial… — Habló con voz ronca.
— Perfecto — Dije con una media sonrisa.
[Lena]
— En realidad tienes razón, Lena — Katya dijo sonriendo.
La cena fue muy agradable, Katya me hizo reír y sentirme muy bien, ahora estábamos platicando.
— ¿Lo ves? Te lo dije.
— ¿Siempre es así?
— Tal vez si, tal vez no.
Le sonreí y mi sonrisa desapareció cuando el tono de mi celular sonó, era Olya ¿Qué demonios quería en este momento?
— Puedes responder, Lena.
— Solo dame un momento — Katya asintió con una sonrisa.
Me lévate y me alejé un poco.
— ¿Hola?
— Lenita, creo que sería bueno que vengas aquí ahora.
— ¿Por qué? ¿Qué pasó? — Pregunté sin entender.
— Tu mujer está aquí.
— ¿Acaso has bebido, Olya?
— No, Lena.
— ¿Entonces?
— Yulia está aquí al parecer buscándote.
— Yo no quiero verla, déjala ahí y no le digas nada.
— Lo sé, pero deberías venir, Tasya está en pleno desarrollo con ella.
Me quedé en silencio, Yulia no estaba del todo contenta con Ginger Apple por haberla ignorado.
— No me importa — Mentí.
— Pues el beso que se están dando aquí no es normal.
¿Beso? ¿Yulia estaba besando a otra? ¡No! Eso sí que no, no iba a dejar que eso pasara.
— Saca mi mascara y alguna lencería, voy para allá.
— Así se habla, Lenita.
Colgué el teléfono y regresé a la mesa.
— Lo siento, pero me tengo que ir — Dije tomando mis cosas.
— Si quieres puedo llevarte.
— No te preocupes, tomaré un taxi — Dije dándole un beso en la mejilla a Katya y saliendo del lugar.
[Yulia]
Tasya y yo comenzamos a hablar, la conversación duró como media hora, desde lejos pude ver a Olya, la morena que siempre me atendía, ella nos miraba desde lejos probablemente le diría a Ginger Apple lo que estaba pasando.
— ¿Sabes dónde está Ginger Apple? — Sabía que ambas se odiaban, pero no podía estar más tiempo sin saber de ella.
— Lo siento, pero hoy no viene — Tasya dijo irónica.
¡Maldita sea! Había olvidado que Ginger Apple no era como las otras que estaban allí toda la noche, ella podía escoger que día o no venir.
— ¿Y sabes cuándo vendrá?
— ¿Por qué tanto interés por ella? Tienes muchas mejores opciones ¿sabes? — Tasya dijo provocativamente.
— No me cabe duda de eso, pero Ginger Apple en mi stripper.
— Puedo ser tu stripper y lo que más deseas, Volkova — Dijo a mi oído enviando escalofríos por todo mi cuerpo.
— Tasya…
— Shh… Nunca sabrás si tienes algo mejor hasta que lo pruebes — Se levantó y se sentó en mi regazo.
No tenía ninguna duda de que Tasya tenía una belleza radiante.
La miré fijamente pensando en esa hipótesis. Ginger Apple me había rechazado y Lena estaba seguramente en los brazos de Katya, si ellas podían, yo también podía hacerlo. Tomé la cintura de Tasya y la acerqué para besarla, ella era maravillosa, pero no era Ginger Apple y mucho menos Lena, pero me gustaba, quería probar que la dos no eran nada en mi vida. A Tasya parecía que le gustaba la situación, me besaba con ganas y deseo acumulado.
— Si quieres podemos ir a la habitación privada — Dijo sin aliento.
¿Habitación privada? Tenía muy buenos recuerdos de ese lugar.
— Por mi está bien — Ella sonrió y se puso de pie.
Tomó mi mano y me llevó hacia los corredores en donde estaban las habitaciones, la música estaba muy alta y había mucho alcohol en mi cuerpo, me sentía como si estuviera haciendo algo malo, pero eso era una estupidez, Ginger Apple no pensó dos veces cuando le bailó a ese idiota.
Continúe siendo guiada por Tasya hasta que nos detuvimos en una puerta que abrió sin esfuerzo.
— ¿Está todo bien? — Preguntó sonriendo.
— Si, entra, voy por algo de tomar y regreso — Tasya asintió, robándome un beso y luego entrando a la habitación.
Necesitaba unos buenos tragos de whisky para continuar con esto. Caminé hasta la barra y pedí una botella entera, volví hacia los corredores rumbo a la habitación donde Tasya me estaba esperando hasta que vi una silueta familiar… No puede ser… Ginger Apple caminaba por el corredor con su postura impresiónate y atractiva, la mujer llevaba un abrigo blanco, unas medias blancas con tacones crema y su fiel máscara.
Me detuve y la miré hasta que se percató de mi presencia. Nuestros ojos se encontraron causándome una sensación inexplicable, ella era a quien quería, no había ninguna duda. Ginger Apple se acercó a mí deteniéndose a pocos centímetros de mi cuerpo.
— ¿Redujiste tus normas? — Preguntó, dejándome sin comprender — Estás acompañada ¿no? ¿Eso pasa cuando no estoy cerca?
— ¿De qué estás hablando?
— De la puta que te está esperando en la habitación privada ¿o crees que no sé qué vas a tener sexo con Tasya? — Dijo con arrogancia.
— Me rechazaste ¿recuerdas? Hay muchas mujeres que me quieren — Respondí con el mismo tono.
Endureció la mandíbula, pude ver lo enfadada que estaba ¿acaso eran celos?
— Pueden tener mis sobras, no me importa — Solté una risa irónica, dejando la botella en una mesa que estaba cerca.
— ¿Qué pasa Ginger Apple? ¿Estás celosa? — Bromeé.
Rió de la forma más sarcástica posible.
— ¿Yo? ¿Celosa de ti? — Asentí — Yulia… Yulia… Yulia… — Canturreó mi nombre mientras caminaba a mi alrededor — Tu debes de saber que no siento celos de nadie, para sentir celos, la persona con quien estás debe de ser mejor y sé muy bien que aquí mejor que yo, no hay.
¡Hija de puta! Estaba tan segura de sí misma, que su autoridad y su tono de voz firme me dejó caliente.
— ¿Y entonces? ¿Por qué el interés? — Sonreí levemente, ella no dijo nada — Bueno, si me disculpas, Tasya está esperándome.
— Vete y ya no aparezcas más frente a mí.
— ¿Estás enojada? — Me acerqué a ella.
— No siento nada de eso — Dijo con firmeza.
— ¿Por qué no puedo creerte? — Me acerqué más.
— No tienes que creer nada, ahora déjame en paz.
Se movió para salir de los corredores, pero la tomé suavemente del brazo para atraerla a mi cuerpo.
— ¿Por qué no lo admites? Admite que estás muriendo de celos — Dije pasando mis dedos por su pecho.
Su respiración fue cambiando, su mirada me podría matar, pero yo sólo la puse contra la pared.
— Aléjate de mí, Yulia.
— Tu no quieres, sé que no…
— ¿Yo? ¿O tú? No trates de engañarte y estar con otra aquí cuando vienes a verme — Me provocó.
— Tienes razón, vine a verte y no me iré de aquí sin ti — Llevé una mano hasta su cabello y lo tomé.
— ¿Qué pasa si no lo hago? — Susurró contra mis labios.
Sonreí levemente.
— Tú siempre quieres… — Dije antes de tomar sus labios en un beso feroz.
Al principio, no respondió y trató de empujarme con fuerza, pero me mantuve firme y prensé mi cuerpo con el suyo y la pared hasta que renunció y se entregó al beso. Succioné sus labios, deslizando la lengua entre sus labios los cuales me recibieron hambrientamente. Una especie de adrenalina se hizo cargo de mis venas como una droga que pruebas y no puedes dejar. Ginger Apple llevó sus manos a mi cabello para tirar de él, por lo que nuestros labios se desconectaron, su boca estaba roja y jadeaba. Me incliné hacia su cuello y lo cepillé con mis labios haciendo que se quedara sin aliento, lamí y chupé su punto de pulso haciendo que tomara con fuerza mi cabello.
— Te odio, Volkova — Susurró sin aliento mientras se inclinaba hacia atrás.
— ¿Por qué? ¿Por qué te excito? — Susurré en su oído mientras tomaba con mis manos su trasero y después retomaba los besos en su cuello.
— ¡Hija de puta! — Resopló aumentando la urgencia que sentía de poseerla.
— Si sigues maldiciendo, juro que te apretaré más fuerte — Volví a estrujar su trasero.
Me miraba y pude ver en sus ojos verdes el deseo que ardía allí. Rápidamente abrí su abrigo un poco para ver una lencería blanca. Piedad, era muy pequeña, podría sentir mi centro contraerse de sólo imaginar el quitarle esas piezas.
— ¿Te gusta? — Susurró provocativamente mientras se mordía el labio.
— ¿Tienes duda de eso? ¿Cómo te puedes ser tan sexy?
— ¿Eso crees? Si lo deseas puedes verlo más de cerca — Su tono fue lujurioso.
— ¿Puedo? — Asintió y sonrió maliciosamente.
— De rodillas y da un vistazo — Dijo abriendo completamente el abrigo, dejando su cuerpo completamente expuesto.
¡Mierda! Estaba jodidamente caliente, me acerqué más y la miré con deseo.
— De rodillas, Volkova — Ordenó.
Eso podía ser malo, pero necesitaba hacerlo. Me acerqué a ella y la besé lentamente para después morder su labio inferior, luego descendí a su cuello, bajando al valle de sus pechos donde deslicé mi lengua provocando que la mujer jadeara. Me detuve y me arrodillé frente a ella para besar su abdomen.
— Eso es… más abajo — Dijo casi gimiendo.
Maldita sea, me sentía tan húmeda y no habíamos hecho nada.
Seguí bajando hasta que paré enfrente de las pequeñas bragas. Miré hacia arriba y nuestros ojos se encontraron.
— No sabes lo emocionante que es verte de rodillas, Yulia — Sonreí y me acerqué lentamente para besar la región cubierta por la tela — No, para — La miré confundida.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— Sólo tienes permiso para ver, no puedes tocar, cariño — Me reí de mala gana.
— ¿Estás bromeando?
— Será tu castigo por querer ir detrás de otra en mi ausencia.
— ¡No lo hagas! Iré con Tasya si me dejas de esta manera.
— Ve, es tu elección — Dijo alejándose.
— ¡Ven aquí! — Grité, pero continuó caminando — Vas a pagar por esto, Ginger Apple — Dije levantándome del suelo.
Ella se detuvo y se giró para mirarme.
— Que gane la mejor, Volkova — Dijo lanzándome un beso antes de irse.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
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Edad : 22
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A Edirbr, Fati20, Volkatinale92, LENYNK, Ely y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Volkatinale92- Mensajes : 81
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Edirbr- Mensajes : 105
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
LENYNK- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 08/10/2019
A Edirbr y a Ely les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!!
[Tasha]
Esperé a Yulia por horas enfrente de ese lugar y parecía que estaba muy ocupada porque hasta la fecha aún no aparecía, “debe estarse mezclando con alguna puta ahí dentro”, estaba hecha una furia de tan sólo pensarlo. Estaba cansada de esperar, pero no me iría hasta averiguar porque razón Yulia estaba allí, ella no era el tipo de mujer que salía por la noche en busca de diversión.
Me estiré en el asiento sintiendo un dolor leve por estar sentada tanto tiempo en el mismo lugar. Tomé mi bolso y saqué un pequeño espejo para comprobar mi aspecto que por cierto estaba muy descuidado, segundos después me di cuenta que una mujer dejaba el lugar, cerré el espejo y puse mis ojos sobre aquella mujer que era Yulia. Ella no estaba acompañada al contrario, estaba sola al igual que cuando entró. Estuvo un momento en su coche antes de irse del lugar y en un rápido movimiento, encendí mi coche para seguirla, no quería perderla de vista ¿o podría? Podía tener otras oportunidades para descubrir donde vivía, mi objetivo esta vez era saber porque razón vino aquí. Apagué el coche, tomé mi bolso y caminé hacia el club, pagué mi boleto y el hombre guapo que estaba en la entrada me puso un brazalete para después dejarme entrar.
El lugar era enorme y lujoso, estaba lleno de mucha gente y el fuerte ruido de la música hacía eco a través del pequeño pasillo por donde caminaba. Continúe caminando mientras veía cada detalle del lugar, varios hombres y mujeres estaban sentados en sillones observando un show privado de hermosas bailarinas que vestían ropas diminutas.
— ¡Oh por dios! ¿Yulia en un club de strippers?
Hablé conmigo misma, estaba sorprendida, sabía el pasado de mi ex, pero hacía años que no hacía este tipo de cosas ¿y ahora frecuentaba clubs de prostitutas?
Caminé hasta la barra donde una morena de cuerpo escultural me atendió.
— Dame una bebida, por favor — Sonrió y comenzó a preparar mi trago.
Dos mujeres que discutían cerca de la barra captaron mi atención.
— ¿La has visto?
— ¿A quién?
— ¿A quién más? A Yulia Volkova.
Me levanté del banco para acercarme un poco más a la mujer que había pronunciado a Yulia, necesitaba escuchar lo que hablaban, pero la música me impedía escuchar con claridad.
— La vi salir.
— ¿A dónde fue? Ella estaba conmigo y se evaporó — La mujer dijo con enojo.
Por una fracción de segundo odié a la ramera ¿así que con ella estaba?
— No lo sé Tasya, tu pierdes a la mujer ¿y vienes a desquitar tu enojo conmigo?
— ¿Dónde está Ginger Apple? ¿La viste?
Forcé mi audición para escuchar la mayor cantidad de información posible.
— Hoy no es su día.
— ¿Estás segura?
¿Quién carajos era Ginger Apple?
Segundos después la mujer se quedó sola.
— Aquí está su bebida — La morena habló entregándome el vaso, le di unos dólares y me dirigí hacia la chica.
Hablaría con esa tal Tasya y averiguaría que estaba pasando con Yulia.
— Disculpa ¿tú conoces a Yulia?
— ¿Quién eres tú? — La mujer preguntó mientras me escaneaba.
— No importa en este momento ¿Qué sabes de Yulia Volkova?
— Si usted es una más que está detrás de ella, olvídelo, porque ella será mía — Reí irónicamente.
— Por favor cariño, estás hablando con su esposa — Se quedó mirándome con incredulidad y sorpresa antes de estallar en carcajadas — ¿De qué te ríes?
— ¿Así que usted está siendo corneada por su mujer?
— ¿Corneada? — Pregunté con rabia.
— Si ¿O qué cree que su esposa está haciendo aquí? — Dijo seria.
— Creo que tenemos que hablar.
— No tengo nada que hablar contigo — Dijo antes de comenzar a caminar.
Tomé un poco de mi bebida y la alcancé.
— Claro que lo tienes, quiero información.
— ¿Y qué gano yo?
Sonreí y abrí mi bolso para tomar un fajo de dinero.
— Consigues esto — Levanté los billetes.
— Bueno, creo que podemos hablar después de todo.
— Perfecto — Sonreí triunfante.
[Lena]
Agarré las llaves de mi bolsa para abrir la puerta lo más rápido posible, la noche era fría e incluso en el interior del edificio se sentía la brisa, empujé la llave hasta que la puerta por fin se abrió.
— ¿Estás borracha? — Nastya preguntó cuando abrí.
— No, sólo no podía encontrar mis llaves — Dije entrando rápidamente al departamento.
— No vi el coche de Katya ¿no salieron juntas? — Preguntó mientras caminaba detrás de mí.
— Si, salimos juntas — Dije finalmente.
— ¿Estabas haciendo algo, Lena? — Preguntó con tono acusador deteniéndose frente a mí.
— ¿Yo? ¿Qué podría estar haciendo?
— Tu dímelo — Me quedé en silencio — Estabas con Yulia ¿no?
— No… — Susurré débilmente.
— Eres terrible mintiendo ¿sabías? — Rodé los ojos.
¿Cómo puede darse cuenta de todo? Nunca le podía mentir, era como si la verdad se escapara de mi cabeza con un letrero enorme de neón.
— Estaba — Dije riéndome.
— ¿Así que no saliste con Katya?
— No, si lo hice.
— Lena…
— En serio, estaba con Katya hasta que recibí una llamada de Olya diciéndome que Yulia estaba en Imperium y que Tasya prácticamente se arrojaba a sus brazos.
— Por lo que fuiste a proteger tu territorio ¿no? — Sólo asentí.
Ella hablaba como si estuviera regañando a un niño.
— No tienes remedio ¿verdad? Pensé que con el trato que habías recibido de ella era más que suficiente para dejarla atrás ¿al menos tuviste cuidado de que no te viera?
— No puedo alejarme de ella, Nastya y si tuve cuidado, entré como siempre por la parte de atrás, es que simplemente no podía dejar que la perra de Tasya se quedara con ella.
— Te estás arriesgando demasiado.
— Me siento mal por tratarla tan fríamente, ella parece estar arrepentida.
— Si, pero eso no cambia la forma en que te trató.
— Pero dios siempre dice que debemos perdonar al prójimo — Escuchamos la voz de Oksana entrando a mi habitación con un café en las manos.
— ¿Ves? — Nastya volteó los ojos y Oksana sonrió sentándose en mi cama — Estoy de acuerdo con Oksana.
— Bueno, pues yo no, pero como sé que tienes un fuego descomunal por esa mujer, sé que esta historia va a tener todavía muchas páginas, así que sigue tu corazón, Lenita.
— Gracias, chicas.
— No tienes que gradecer Lenita, sólo espero que tengas cuidado, creo que es mejor que saques a Ginger Apple del juego — Oksana habló cuidadosamente como siempre.
— Oksana a Yulia no le gusta Lena, sino Ginger Apple — Dije con tono triste.
— ¿Cómo puedes estar tan segura de eso?
— ¿No viste como me trató? Y después en la noche corrió a los brazos de Ginger Apple donde realmente quiere estar.
— Sabes que siendo Ginger Apple nunca va a funcionar ¿verdad? — Oksana preguntó seria.
— Lo sé, quédate tranquila, estoy tratando de darle punto final, esta es la segunda vez que la rechazo, se cansará de eso.
— Eso espero, es lo mejor — Oksana dijo abrazándome con cariño.
— Gracias, tú siempre tienes los mejores consejos, Oksana.
— ¡Hey! ¿Eso fue una indirecta? — Nastya preguntó lanzándome una almohada.
— ¡Ya! — Me quejé tirándole de nuevo la almohada — Por supuesto que no, ustedes son las mejores consejeras de mundo y bueno, Olya también — Dije abrazando a ambas.
— Pero dinos ¿viste como reaccionó Tasya? – Nastya preguntó y solté una risa.
— No la vi, pero daría todo por haberla visto, Yulia iba caminando hacia las habitaciones privadas cuando aparecí — Nastya y Oksana se rieron junto conmigo al oírme.
— Ella se burlaba de mí diciendo que estaba celosa, pero le giré el juego, bueno, yo no, sino Ginger Apple.
— ¿Lo hicieron? — Nastya preguntó con curiosidad.
— Por dios Nastya, no necesitamos saber todos los detalles.
— Claro que sí, me encanta saber todo.
— Bueno, Yulia como siempre arrogante me agarró y no me dejo ir.
— Debe tener un buen agarre — Nastya concluyó al ver mi expresión al hablar de Yulia.
— Lo tiene Nastya, tiene un jodido agarre.
— Por dios Lena, cuida ese vocabulario — Oksana dijo haciéndonos reír.
— En serio Oksana, no tiene ni idea de cómo es esa mujer.
— Y no quiero, tú te estas volviendo loca a causa de ella.
— Continua Lenita, ella te agarró ¿y luego?
— Conseguí voltear el juego y pagarle con la misma moneda, la dejé ahí arrodillada, deberían de haberla visto, se lo ordené y ella obedeció.
— Eres mala, Lena — Nastya dijo riendo.
— ¿Lena? No, Ginger Apple lo hizo.
[Yulia]
Este día mí humor era negro, en los últimos días mi vida estaba al revés. Lena, Ginger Apple y Tasha estaban volviéndome completamente loca. Una vez más Ginger Apple me había rechazado ¿es que acaso nací para esto? Por supuesto que no, yo era Yulia Volkova, estas cosas no podían pasarme a mí, me había arrodillado ante los pies de esa mujer por deseo ¿Y ella que hizo? Nada, simplemente me dejó ahí ¿Pueden imaginar lo frustrante que fue? ¿Había algo mal en mí? No, no lo creo.
Abrí los ojos mirando el techo de mi habitación, confieso que esta mañana me moría de ganas de quedarme en casa sin hacer nada, pero era la presidenta de la empresa y no tenía derecho a esos privilegios. Me levanté de la cama directamente al baño para tomar una ducha, tenía que estar completamente relajada para tener la maldita paciencia de mirar a todas las personas hipócritas que trabajaban allí, además de aguantar a los lame-botas y a la hermosa y alegre sonrisa de Lena por haber salido con Katya. Ni siquiera me quiero imaginar cómo había terminado esa noche, pensar en Lena levantándose completamente desnuda de la cama de Katya no era una imagen muy buena, no es por que Lena tuviera mal cuerpo, ella lo tenía y muy bonito por cierto, pero imaginarla entregándose de esa manera hacia Katya me causaba rabia. “Olvídate de esa mujer, Yulia”, me dije a mi misma ¿Por qué diablos Katya tenía que meterse con ella? Sabía que su instinto depredador no dejaría que mi secretaria se le escapara intacta, maldita sea, deben de haber pasado la noche juntas.
Cerré los ojos y miles de imágenes de nuestro tiempo juntas en St. Petersburgo pasaron por mi mente, eso me dejó confundida, estar con ella era agradable, Lena tenía una forma tan única de hacerme sentir especial, la mujer hizo que extrañara cada segundo a su lado ¿Qué hechizo había lanzado sobre mí? Salí de la ducha, me sequé y opté por usar algo tradicional: Un vestido gris pegado a mi cuerpo, tacones negros y dejé mi pelo suelto y ondulado que caía en mi hombro derecho.
“Nada mal”, pensé mientras me miraba en el espejo.
Aquella mañana estaba nublado, el cielo se cubría con una masa gris por lo que era claro que ese día llovería, así que me puse un abrigo negro tratando de calentarme. En cuestión de minutos estaba llegando a Industrias Volkov. Estacioné mi coche enfrente y rápidamente me dirigí a la entrada antes de que la lluvia comenzara a hacerse más fuerte.
— Buenos días, señorita Volkova — Luka dijo cuándo me vio — ¿Quiere que estacione su coche en algún lugar especial?
— No, en el mismo lugar está bien, Luka — Dije entregándole las llaves antes de entrar al edificio.
En cuestión de minutos el ascensor se detuvo en el último piso y salí para dirigirme a mi oficina.
[Lena]
Pude escuchar de lejos el pitido del ascensor y vi a Yulia quien caminaba hacia mi dirección, se veía hermosa, como siempre.
— Buen día — Dijo con sequedad antes de entrar a su oficina.
— Buenos días, señorita Volkova.
Yulia caminó y se sentó en su silla. Puede ser que sea una locura, pero se veía aún más sexy sentada allí.
— ¿Qué tenemos para hoy? — Preguntó sin mirarme.
Al parecer no estaba del mejor humor, me imagino que la broma perversa de Ginger Apple la dejó completamente irritada.
— A las ocho tiene una reunión con la financiera, a las diez la gente de marketing viene a mostrarle las nuevas propuestas y después tiene un almuerzo con Aleksey.
— Cancélalo.
— Está bien, luego de eso necesita ir a la hacienda proveedora, el contrato expiró y ellos están pidiendo una renovación urgente o el gobierno parará la producción — Cerró los puños, probablemente no le gustaba la idea.
— ¿Tiene que ser hoy?
— Si, señorita.
— Ya que no tengo opción, iré, tú vendrás conmigo.
¿En serio? ¿Me haría ir al otro lado de la ciudad para resolver esto con ella? ¿Justamente hoy?
— ¿Algún problema? No quisiera interrumpir algún compromiso — Dijo mirándome.
— Creo que llegaremos a tiempo a la reunión — Devolví la indirecta.
— Perfecto.
Las horas pasaban muy lentas y el humor de Yulia estaba de los mil demonios, me preguntaba si todo esto era por culpa de Ginger Apple o si había otra razón para su mal humor. La mujer no soltó ninguna sonrisa en toda la mañana, ni siquiera me miraba a los ojos y cada cinco minutos soltaba un suspiro.
— ¿Cómo van las cosas por aquí? — Me asusté al oír a Oksana tan cerca.
— Extraño, Yulia está de muy mal humor.
— Después de lo que hiciste ayer ¿Qué esperabas? — Dijo con una sonrisa.
— No se Oksana, Yulia se enoja, pero no es por tanto tiempo, algo le está molestando.
— No será por tu sonrisa.
La miré sin comprender.
— Lena no seas tonta. Ayer saliste con Katya y a lo mejor ella ya se enteró.
— No creo que sea eso… Yulia no tendría motivos.
— Eso es lo que tú crees, pero ustedes se besaron y tuvieron un maravilloso fin de semana, para que después salieras con su mejor amiga, piensa un poco Lena — Oksana habló.
¿Celos? ¿Será que Yulia estaba celosa? No podía negar que días atrás Yulia y yo estábamos todo el tiempo juntas, pero no, eso sería una locura ¿no?
— Vámonos, Katina — Me sorprendió ver a Yulia frente a mí.
— ¿Ya es hora?
— ¿Tu qué crees?
— Que usted está con un pésimo humor.
— ¿Cómo?
— Nada — Dije rápidamente.
— Bien, vámonos, no quiero llegar tarde — Ordenó comenzando a caminar hacia el ascensor.
[…]
El camino era demasiado largo y estábamos en un silencio incómodo, dos horas de viaje no era fácil cuando la persona que estaba a tu lado podría saltar sobre tu cuello en cualquier momento, ese era el estado de ánimo de ambas, pesado y totalmente cargado de mal humor.
— ¿Todo bien? — Pregunté tratando de disminuir la tensión.
— Si ¿Por qué no lo estaría? — Preguntó aun concentrada en la carretera.
— No sé, usted está algo extraña.
— Impresiones suya Katina, estoy normal.
— Literalmente, eso no es su normal.
— ¿Cómo puede estar segura de eso?
— Bueno, no suele estar tan de mal humor.
— ¿Debo tener alguna razón para ello?
Se me quedó mirando fijamente. Sus ojos estaban dilatados, pero no era como cuando miraba a Ginger Apple, sus ojos tenían un tono oscuro y sombrío. Volvió sus ojos hacia el camino, ir con un auto importado a ese lugar no era una buena idea.
— ¡Mierda! — Gruñó disminuyendo la velocidad.
— Cálmese.
— ¿Calmarme? Mi coche está siendo maltratado por éste camino de mierda y la maldita lluvia empeora a cada segundo — Ella tenía razón, el camino no estaba en las mejores condiciones y la lluvia parecía más una tormenta.
El auto se patinó por tanto lodo y la situación sólo parecía empeorar.
— ¡Oh por dios! Esto no debería estar ocurriendo.
— No vamos a morir Katina, así que tranquila que vamos a llegar a la reunión.
Puse los ojos en blanco, eran las cuatro y media y ya nos habíamos retrasado para la dicha reunión.
— Sinceramente me gustaría dar media vuelta y regresar — Dijo con irritación.
— Pues somos dos.
— ¿Tiene prisa?
— Si, digamos que no es nada agradable quedar dentro del mismo auto con una mujer de mal humor y una lluvia torrencial — Me miró de forma sorpresiva al oírme hablar así.
— Creo que debe de tener mejores compañías ¿no?
— De hecho las tengo — Hablé brava, ya estaba cansada de su mal humor.
— Me puedo imaginar de quien se trata — Dijo de forma grosera.
— Puede imaginarlo — Dije cruzando los brazos de mala gana.
Nos quedamos por un largo tiempo en silencio. Seguimos en línea recta, tal vez no estábamos lejos, pero la carretera estaba muy mojada haciendo que Yulia no aumentara la velocidad del auto y por eso el tiempo me parecía más lento de lo normal.
— ¿No puede manejar más rápido? — Pregunté irritada.
— ¿Qué quieres que haga? El camino está mojado ¿Acaso quieres morir?
— Que aceleres… — Yulia no dijo nada, sólo aceleró el coche.
— No, no, esto no puede estar pasando — Murmuró haciéndome quedar confundida.
El auto fue parando gradualmente. Ella giró el volante para estacionarse a un lado.
— ¿Qué está haciendo? ¿No cree que todavía va muy despacio?
— ¡Cállate, Lena! — Gritó.
Me quedé mirando a la mujer enfadada ¿Quién se cree para gritarme?
— ¡No me grites! — Grité también.
Yulia agarró con fuerza el volante.
— Mira, este puto coche se detuvo y no tengo la más mínima idea de porque, así que por favor no perturbes mi cabeza — Pronunció cada palabra pausadamente como si fuera una enferma mental.
— Espera… espera ¿me estás diciendo que el auto se averió? ¿Cómo vamos a regresar a casa?
— ¡No sé, carajo!
— Esto no me puede estar pasando a mí — Crucé los brazos de nuevo.
Yulia intentó varias veces encender el auto, pero no encendió ¿será que podríamos tener más mala suerte? Está literalmente pérdida.
[Yulia]
Estaba maldiciendo a los cielos y a la tierra, no era posible, mi auto se había apagado en medio de la nada, la jodida lluvia estaba más intensa que antes y a mi lado Lena se quejaba de todo con furia.
Respiré profundamente tratando de tranquilizarme para no decir algo de lo que me arrepintiera.
— ¿Puedes parar? El auto no va a encender — Dijo enojada.
— ¿Entonces qué quieres que haga? — La miré.
— No lo sé, pero haz algo ¿crees que me gusta estar aquí?
— ¿Y cree que yo también quiero estar aquí? — Grité.
Ella apretó los dientes con furia y agarró rápidamente su bolso del asiento trasero.
— Tenemos que pedir ayuda — Dijo buscando su teléfono — Llamemos a Katya.
— ¿Qué? No, vamos a llamar a una grúa ¿acaso tu novia es dueña de una? — Dije molesta.
— No sé, es su amiga, usted debería saberlo ¿no?
Necesitaba contar del uno al mil, no me enojaría con Lena y su estúpida enamorada.
— Creo que tú debes de tener más intimidad con ella que yo ¿no?
— Quien sabe — Dijo cogiendo su celular — Que maravilla — Exclamó.
— ¿Ahora qué?
— No hay señal, Yulia.
— ¿Tienes que estar bromeando?
— ¿Te parece que estoy bromeando? — Prácticamente gritó.
— Dios mío, que pésimo humor, traes — Hablé.
— ¿Yo? Tú eres la que parece una vieja con el ceño fruncido desde que despertó y sin ninguna desquitas tu frustración en mí.
— Por supuesto que tengo razones.
— ¿Cuáles son, entonces? — Me miró con furia.
— ¡No interesa! ¿Y el tuyo? ¿Cuál es la razón de tu mal humor? ¿Katya no es buena en la cama?
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! La había cagado.
Lena miró en mi dirección y podía ver el fuego en sus ojos. La mujer respiró profundamente e hizo una mala señal con su dedo.
— Lena, lo sien…
— ¡Cállate maldita arrogante! ¿Con quién crees que estás hablando? — Gritó.
— Baja tu tono, Katina — Dije tratando de mantener la calma.
— No voy a bajar ni mierda, eres una idiota ¿Cómo puedo estar tanto tiempo soportándote? ¿Crees que eres la dueña del mundo? Porque estas muy equivocada — Estaba hecha una furia.
La mujer arrojó su celular en su bolso, miró a su alrededor y abrió la puerta para salir del auto.
— ¿A dónde crees que vas? — Grité.
— Para el puto infierno — Dijo cerrando la puerta con fuerza.
Pero qué mujer tan difícil ¿A dónde cree que va? Estaba enfadada conmigo y no era para menos, las palabras habían salido sin darme cuenta. Toqué la bocina varias veces para que regresara, pero la mujer era persistente, continuó caminado bajo la lluvia.
— Maldita sea, Lena — Grité.
Ella seguía caminando sin siquiera mirar atrás.
— Si está esperando que vaya tras ella, está muy equivocada — Dije cruzándome de brazos.
Miré a ambos lados con temor porque ella estuviera sola.
— No puedo creer que vaya a hacer esto — Respiré profundo, tomando valor para hacer tal acto.
Abrí la puerta del coche y fui tras Lena quien caminaba rápidamente, la lluvia no era ninguna broma, incluso el viento era demasiado fuerte, pero no cambio la idea absurda de esa mujer.
— Lena, vuelve aquí — Grité y se hizo la sorda — ¿Acaso estás sorda? ¡Para ya!
— No eres mi dueña — Gritó hacia delante.
— ¿Y a donde se supone que vas? — Grité.
Se detuvo y volvió hacia mí, mirándome con mucha furia.
— ¿Quieres saber a dónde voy? — Preguntó mientras se acercaba.
— Si — Dije sin retroceder.
Nos miramos durante unos segundos, tuvimos una breve batalla de miradas mientras que la lluvia caía sobre nuestras cabezas.
— A un lugar donde no tenga que aguantar tus groserías — Habló.
Sostuve los brazos de la mujer y la atraje hacia mi cuerpo.
— No vas a ninguna parte sin mi ¿entendiste? — Dije con firmeza.
— ¡Suéltame, idiota! — Dijo mientras me empujaba con fuerza — ¡Te odio!
— Lo sé Lena, lo sé… — Dije antes de sellar mis labios con los suyos.
Al principio la mujer se negó, me empujaba para alejarme, pero la apreté más a mí y la besé con ganas, la única alternativa que tenía era rendirse y así lo hizo, cuando se relajó, con una mano la tomé de la cintura y con la otra la tomé por la mejilla para que no se alejara, por dios como la echaba de menos, sus labios se movieron violentamente sobre los míos haciéndome jadear de alivio. Chupaba mi lengua tan cómoda que podía perderme allí por horas, no quería parar, no quería alejarme de ella, pero el aire ya había desaparecido y la lluvia aumentó, así que poco a poco me alejé de su cuerpo en contra de mi voluntad.
Lena estaba con los ojos cerrados cuando la miré, los abrió lentamente y parecía avergonzada.
— ¿Estás más tranquila ahora? — Le susurré.
Ella asintió.
— ¿Qué hacemos ahora? — Preguntó mucho más tranquila.
— No sé, tenemos que buscar un lugar para pasar la noche.
— No hay nada aquí, estamos en medio de la nada.
— No te preocupes, encontraré una manera, ven conmigo, iré por mis cosas y caminaremos al lugar más cercano ¿vale?
Asintió y nos dirigimos de nuevo al auto, tomé mis cosas, cerré el auto y comenzamos a caminar.
— Caminaremos un poco, creo que hay un pequeño pueblo cerca.
— No quiero estar aquí.
— No lo estaremos, Lena.
Hicimos una larga caminata bajo la tormenta, nos encontrábamos en un entorno totalmente solo y para empeorar el asunto estábamos empapadas y sucias, pero no importaba, al menos estábamos bien.
Después de caminar un buen rato llegamos a un pueblo, las casas eran simples, pero todo tenía un aspecto bonito.
— Bien, busquemos un hotel, motel, lo que sea.
— Ven, vamos a preguntar allí — Lena dijo jalándome de la mano.
Nos acercamos a un grupo de señores que hablaban fuera de una caverna con aspecto degastado, los hombres nos indicaron un pequeño hotel que estaba en la calle, el lugar no era el mejor, pero se podía pasar la noche, todo era mejor que quedarse bajo la lluvia, lo que menos quería era que Lena se enfermara.
— Buenas tardes ¿podría decirme si tiene habitaciones disponibles? — Lena preguntó cortésmente a la mujer que nos miraba asustada.
La mujer miró en su cuaderno y después nos miró.
— No, lo siento, señorita.
— Por favor, checa de nuevo, nosotras realmente necesitamos una habitación, nuestro coche se descompuso en el camino y no tenemos donde quedarnos.
— Voy a comprobar de nuevo — La mujer habló con cortesía.
— Gracias.
Lena me miró ansiosa.
— Si, si tenemos.
— Genial, dame dos habitaciones, por favor — Dije rápidamente.
— Lo siento, pero sólo tenemos una habitación disponible.
— ¿Sólo una habitación? — Pregunté.
— Si, señorita, una habitación doble.
Lena y yo nos miramos sin saber qué hacer, si dios me quería poner a prueba, lo haría.
— Okey, dénosla — Dije.
La mujer asintió y escribió algo en su computadora.
— Habitación número 21, señoritas, bienvenidas — Dijo entregándonos la llave.
— ¿Tiene teléfono aquí?
— Si, en la habitación hay uno, a veces la señal es mala, pero si sigue intentando funciona.
— Maravilloso — Dije irónicamente, consiguiendo un empujón de Lena.
Entramos a la habitación donde nos quedaríamos, era pequeña, pero no era tan malo, me había alojado en sitios peores.
— Ni aquí es barato — Dije cerrando la puerta.
Lena rió divertida.
— No estás acostumbrada a una habitación tan simple ¿verdad? — Preguntó.
— En realidad, es muy diferente a mi pent-house.
— Muy humilde de tu parte — Lena dijo sonriendo dulcemente.
Ya estaba extrañando verla sonreír de esa manera para mí.
— Siempre — Lena se quedó mirándome — Será mejor que tomes una ducha o terminarás enfermándote por la ropa mojada — Asintió sonriendo — Aquí te espero — Volvió a asentir.
Dejó su bolsa en la cama y entró al baño, mientras tanto, me quité mi abrigo empapado y lo dejé caer al suelo y tomé el teléfono para tratar de llamar a alguien. Intenté por varias veces, hasta que por fin entró mi llamada.
— ¡Al fin! Lenin, necesito que traigas una grúa y ropa, mi coche se averió camino hacia la hacienda, estoy en un pueblo en una especie de hotel.
— ¿Decidiste cambiar de vida, Yulia? Convertirte en campesina no te queda — El hombre dijo riendo.
— No seas payaso Lenin, haz lo que te estoy pidiendo, tráeme ropa y dile a Nastya que tome ropa para Lena también, nos cogió la lluvia y no tenemos nada que ponernos.
— ¿Están desnudas? ¿Las dos? Voy a tener sueños perversos esta noche.
— Te voy a matar Lenin, mañana por la mañana quiero estar fuera de aquí ¿vale?
— Déjamelo a mí, yo lo resuelvo, una vez que la lluvia pare, llegaré con la grúa.
— Gracias…
— De nada jefa, que tengas una buena noche, te recomendaría usar condón, pero creo que no lo necesitas — Dijo maliciosamente.
— Adiós, Lenin — Colgué el teléfono y me apoyé contra el sofá.
Como de loca podía ser la vida, el destino era traicionero como para ponerme junto a Lena de nuevo ¿Será el destino o había sido pura coincidencia? El permanecer en un lugar sin otra opción sería una hermosa forma de reconciliación ¿no?
“Mi dios, dame una señal para saber qué hacer”, pensé.
Desperté de mis pensamientos cuando vi a Lena salir del baño, estaba cubierta solamente por una pequeña bata blanca, dejando sus hermosas piernas al descubierto, su cabello estaba suelto y húmedo, maldita sea, esto era demasiado para mi ¿esta era la señal que acababa de pedir?
— Mi ropa está toda mojada — Dijo mirándome tímidamente.
Lena se acercó a la cama donde estaba su bolso, no dije nada, sólo la miré por un largo tiempo, admirando todos los rincones de esa mujer, me levanté del sofá y caminé hasta ella quedando muy cerca. Ella bajó la cabeza al sentir mi respiración en su cuello, deslicé mis manos sobre sus brazos yendo hacia sus hombros.
— No creo que las necesites, Lenita — Le dije en su oído haciéndola estremecer.
Se giró para mirarme, no tenía ninguna duda de lo que queríamos en ese momento.
Tomé las dos cuerdas que unían el nudo de la bata y sin apartar los ojos de ella. Deshice el nudo para después dejar caer la bata. Ella me miraba tan intensamente que podía sentirme débil, no sabía si estaba bien, pero en este punto ya no me importaba.
— Si no quieres, me puedo detener — Dije inclinándome para aspirar el aroma de su cuello.
Tenía una linda esencia, un aroma dulce mezclado con la fragancia de que acababa de salir de la ducha.
Besé su cuello y llevé mis manos a su cintura para pegarla a mi cuerpo.
— ¿Quieres que continúe? — Susurré sobre su piel, ella cerró los ojos al sentir mis labios — Se mía esta noche, Lena ¿quieres?
YULIA!!!!!!!!! Pídemelo a miiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
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Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A Fati20 y a Yulieth les gusta esta publicaciòn
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Fati20- Mensajes : 1284
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Edad : 31
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LENYNK- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 08/10/2019
Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
Así que, espero disfruten leer porque se vienen capítulos interesantes!
A leer!!!
[Yulia]
— ¿Quieres que continúe? — Susurré sobre su piel. Ella cerró los ojos al sentir mis labios — Se mía esta noche, Lena ¿quieres?
— Si, si quiero — Lena susurró casi en un gemido.
Una de mis manos viajó por la línea de su columna vertebral hasta llegar a su cuello donde delicadamente enlacé mis dedos en su cobrizo cabello. Con la otra mano, tomé su cintura y pegué su cuerpo contra la fría pared, provocando que jadeara.
— Sé que lo quieres, así que sólo déjate llevar — Susurré lenta y sensualmente en su oído.
Hice a un lado su cabello, dejando su cuello a merced de mi boca que se movió dejando besos y chupetones. Su piel era tan suave y sensible que el enrojecimiento se hizo más visible. Lena deslizó sus manos por mi espalda clavando sus uñas en la tela de mi vestido. Subí mis besos hasta el lóbulo de su oreja para succionarlo, ella se quedó sin aliento dejando escapar un gemido que casi me dejó mojada.
— Quítate esto — Susurró pérdida en el deseo.
Le sonreí maliciosamente, ella me miraba con esos ardientes ojos verdigrises que se me hacían familiares.
— Porque no me lo quitas tú, Katina.
No se hizo de rogar y llevó sus manos al cierre de mi vestido para bajarlo sin apartar su mirada de mí. Cuando terminó, se deshizo del vestido lentamente, admirando cada parte de mi cuerpo semidesnudo. Segundos después toda la ropa estaba en el suelo, dejándonos completamente desnudas. La penumbra de la noche la hacía ver tan atractiva y la poca luz de las lámparas, destacaban sus sinuosas curvas. La besé intensamente y me correspondió de la misma manera. Separó sus labios permitiendo el paso a mi lengua que se deslizó sobre ella con hambre. Estábamos batallando por ver quien dominaba y como se esperaba, gané, sus manos se movían de arriba hacia abajo a toda prisa, presionando mi cuerpo contra el suyo. Sin esperar más tiempo la guié hasta la pequeña cama, tiré su cuerpo suavemente y la miré pidiéndole a dios que no fuera un sueño, porque si era así, no quería despertar hasta que esta mujer fuera mía.
Me coloqué sobre ella, encajando nuestros cuerpos de manera tan perfecta que no pude evitar soltar un gemido ronco. Intercambiamos miradas intensas y calientes antes de volver a besarnos, seguí mis besos desde su cuello hasta el valle de sus pechos, Lena jadeó cuando sintió mi boca alrededor de su pezón, lo succioné con deseo que hizo a la mujer gemir mientras apretaba mi cabello en modo de súplica.
— Yulia, por favor… — Gimió inclinándose hacia delante, ofreciendo más su cuerpo.
No dije nada, simplemente seguí con mi trabajo.
Deslicé mi lengua por su suave piel, succionando su pecho mientras que con mi mano masajeaba el otro con cierta agresividad que hizo que la mujer se retorciera, estaba hambrienta de su cuerpo que por tanto tiempo se escondía de mí, dejé los rojizos y sensibles pechos de Lena para bajar a su abdomen donde distribuí besos y mordiscos.
— Eres tan maravillosa, no voy a ser capaz de detenerme — Dije entre besos.
Se retorcía casi en suplica para que los besos fueran hacia abajo donde su placer sería más intenso, pero todavía no era el momento adecuado, seguí con el mismo ritmo, no quería que ese momento fuera puro sexo, por alguna razón desconocida, sentía que era algo importante.
Llevé mis labios desde su vientre hasta su húmedo centro, lentamente besé la parte interior de sus muslos deslizando mi lengua por su ingle. Lena se colocó sobre sus codos, mirándome casi con coraje por mi retraso, sonreí antes de saborearla por fin.
— Oh, dios… — Dijo cuándo de un sólo golpe saboreé su húmedo centro.
— Pídele a dios Lena, porque sólo te dejaré en paz hasta que esté agotada.
La succioné con toda la voluntad que me poseía. Lena se retorcía de una manera agradable, sus uñas se clavaron en mis hombros hasta que encontró mi cuero cabelludo el cual haló causando un dolor agradable, que me motivo a seguir. Me mantuve firme en sus muslos dejando a la mujer completamente abierta a mí para luego tomar su clítoris entre mis labios. Arqueó su cuerpo para después mirarme con una expresión de placer que me puso loca, deslicé mi lengua sobre su manojo de nervios, sintiendo el dulce olor que emanaba.
— Es tan deliciosa, señorita Katina.
— Si, así… — Gimió.
Dejé ir uno de sus muslos y deslicé mi mano por su abdomen hasta llegar a uno de sus pechos que cómodamente tomé entre mi mano. Gimió instantáneamente, por lo que me sentí desfallecer, me podía correr con sólo escuchar sus gemidos, dios mío, esta mujer podría matarme.
— Necesito más, por favor — Dijo con agonía.
Con las yemas de mis dedos separé los pliegues de su centro, lamiendo lentamente una y otra vez. Las manos de Lena descansaban sobre las sábanas blancas, sus mejillas estaban levemente sonrojadas y su respiración era pesada.
— Dime ¿quieres más? — Le susurré.
Asintió rápidamente sin decir nada.
— Habla, dime lo que quieres.
Me miró. Sus ojos estaban oscuros y llenos de deseo. Por algunos instantes me recordó a Ginger Apple, pero la saqué inmediatamente de mi mente, no pensaría en ella, me enfocaría solamente en Lena.
— Dímelo — Dejé escapar un pequeño soplo de aire en su palpitante sexo.
— Hazme… tuya Yulia, por favor.
Se me escapó una sonrisa involuntaria al oír esas palabras salir de su dulce boca, Lena Katina podía ser tan atractiva como Ginger Apple.
Pasé los dedos por su húmedo centro para después ir a su clítoris hinchado donde masajeé con un poco de presión, vi su agonía y su desesperación por llegar al clímax, así que decidí dejar de torturarla y en un rápido movimiento mis dos dedos entraron en ella quien abrió levemente la boca.
— ¡Yulia! — Susurró débilmente.
Se mordió los labios mientras llevaba sus manos hasta sus pechos, esa era la vista del paraíso, mis dedos entraban y salían de ella a una velocidad constante y para acelerar su proceso comencé a chuparla.
— Masajea tus pechos — Ordené.
No demoró en comenzar un masaje rápido y desesperado sobre sus pechos mientras la follaba de dos maneras, su cuerpo se movía sin control en busca de un contacto más fuerte.
— ¡Oh! ¡Si, joder!
Chupé su clítoris sin parar mientras mis dedos la penetraban a toda prisa, su cuerpo comenzó a estremecerse y comencé a sentir mis dedos ser presionados en su interior mientras gemía más fuerte, su cuerpo comenzó a moverse más rápido y desesperadamente, pero no me detuve, incluso cuando llegó y sus jugos escurrieron por mis dedos. Me acerqué y lamí hasta la última gota de su orgasmo, pero esto no sería todo, me acosté sobre la mujer que jadeaba y la besé nuevamente. Giré el cuerpo de Lena haciendo que se sentara sobre mí, aquella era la vista más sensual que podía tener de esa mujer, estaba completamente desnuda con sus cabellos despeinados que caía por su hombro derecho y su rostro tenía una expresión atrevida, podía ver en su cuello marcas rojas y un poco de sudor que bajaba por el valle de sus deliciosos pechos. Me incliné hasta que pude ver sus ojos y con una mano la tiré por el cabello para tomar su boca en un beso feroz, nuestras lenguas casi luchaban por chupar todo de la otra, descendí mis manos por su trasero y la comencé a mover de adelante hacia atrás, entendió mi intención por lo que empezó a rozar su cuerpo en mi lentamente causando una fricción intensa en mi sexo. Di un grito ahogado apretando el trasero de la mujer que chupaba mi lóbulo con devoción, podía escuchar su respiración pesada y jadeante en mi oído, joder, estaba completamente mojada y Lena a cada momento se movía con más velocidad y fuerza.
— ¡Ah! — Solté sin querer.
Mi gemido fue suficiente para hacer que fuera más rápido.
— Más rápido — Dije apretando su trasero.
Lena me empujó sobre la cama haciéndome estar totalmente acostada. Levantó una de mis piernas para encajar su cuerpo en medio de ella dejando que nuestros sexos estuvieran totalmente unidos. Con una mano se apoyó en mi muslo que estaba suspendido y con la otra se apoyó en la cama para comenzar con el vaivén intenso. Sentía todas mis terminaciones nerviosas vibrar, Lena se frotaba en mi con tanta facilidad, causándome un placer intenso que jamás había imaginado, era increíble, era rápida y constante, me estaba volviendo loca.
— Oh, mierda — Gimió.
Yo no iba a durar mucho tiempo, pero ella no paraba, podía ver su cuerpo sudar por el movimiento, mi mano apretaba con fuerza las sabanas mientras que la otra acariciaba la piel suave de Lena.
— Joder Lena, voy a llegar en cualquier momento.
Aquella habitación parecía más pequeña que antes, el aire era caliente y pesado. Un frenesí llegó a mi cuerpo mandando vibraciones de mi sexo hasta los dedos de mis pies, me retorcí, forzando el contacto con el centro empapado de Lena que se frotaba en medio de muchos gemidos.
— Yulia voy a… ¡Carajo! — Dijo con desesperación haciéndome llegar violentamente.
Había perdido el control de mi cuerpo, ella se movía rápidamente en busca de saciar ese deseo devastador. Segundos después sentí el líquido caliente derramarse lentamente entre nosotras. Lena se derrumbó sobre mí, su cuerpo estaba caliente y sudado, colocó su rostro en el hueco de mi cuello haciéndome sentir su aliento descompensado, yo no me quedaba atrás mi pecho subía y bajaba jadeante.
— Usted es maravillosa, señorita Katina — Dije en un susurro con la poca fuerza que me quedaba.
Al parecer sonrió y de forma mañosa dejó algunos besos en mi cuello ¿será que esta mujer era insaciable?
— Si me dices que quieres seguir, voy a creer que eres insaciable.
— Justamente eso es lo que quiero y lo quiero ahora — Dijo lentamente.
¿Será que ella podía ser más perfecta? Lena comenzó a besar y morder mi cuello para después descender a mis pechos, la mujer con los ojos pegados a los míos, chupó con tanta devoción uno de mis pechos, que volví a sentirme mojada. Cerré los ojos mordiendo mi labio, guardándome el deseo que tenía por gemir, para ver lo que podía hacer. Apreté los ojos y cuando los abrí vi a Ginger Apple.
¿Qué carajo? ¿Ginger Apple?
Cerré los ojos otra vez para ver a Lena degustando plácidamente de mí, de verdad que me estaba volviendo loca. Negué con la cabeza, no quería pensar en Ginger Apple, Lena era buena e incluso me podía arriesgar y decir que mucho mejor que ella.
Llevé mis manos a su cabello para apretarlo con fuerza haciéndola que siguiera con su trabajo, ya estaba sensible que podía correrme con solo eso, pero ella paró, descendió con besos húmedos por mi abdomen, lamiendo cada centímetro de mi piel, para parar en mi centro. Sentí ganas de gritar cuando su lengua se movió por encima de mi clítoris hinchado, joder era una sensación tan buena.
— Mmm… Si, así, Lena — Gemí con facilidad.
Como una drogadicta, ya dependía de sus toques, de su boca y del placer que me proporcionada. Con la punta de la lengua hacía movimientos circulares en mi centro sin parar.
— Dios mío, tú me quieres matar.
Sentí que mi cuerpo se hizo débil, pero aun quería más y como si supiera el momento adecuado, aumentó la presión de su lengua haciéndome inclinarme para verla. Con la punta de sus dedos abrió mis labios inferiores y me penetró su lengua.
— Usted es tan sabrosa, señorita Volkova — Dijo provocativamente.
Esto era demasiado para mí, ver a Lena chupándome sensualmente era alucinante y todavía me decía eso, todo eso fue más que suficiente para hacerme llegar a un orgasmo destructivo. Arqueé mi espalda sintiendo mi cuerpo convulsionarse y hambrientamente me chupó con más fuerza.
— ¡Mierda! — Dije y agarré sus mechones rojizos forzando a que dejara su cabeza en esa zona.
Y ella no se hizo de rogar, succionó hasta la última gota que escurría de mi centro.
Lena comenzó a subir por mi cuerpo para después besar mis labios haciéndome probar mi propio sabor.
Terminó el beso con una mordida en mi labio inferior, para después acurrucarse en mis brazos. Deslicé mis manos sobre su espalda lentamente, no sabía que decir en ese momento y mejor decidí que no diría nada, dejaría que sucediera lo que estaba destinada para las dos.
— Si sigues haciendo eso me voy a dormir — Dijo mañosa.
Solté una débil sonrisa y continúe con mis caricias.
— Buenas noches, señorita Volkova.
— Buenas noches, señorita Katina — Dije sonriendo.
Después de unos minutos la respiración de Lena se calmó y la habitación quedó en completo silencio dejándome sólo con el sonido de mis pensamientos.
¿Qué pasaría ahora?
Miré a la mujer que dormía en mis brazos con una expresión serena. Dios mío ¿Qué había hecho? Estaba perdida. Con Lena las cosas se salían de mis dominios, todo acontecía sin que yo lo pudiera parar, tal vez no quería parar, con ella me olvidaba de mis obligaciones y terminaba transformándome en otra persona. Ella tenía el poder de hacerme ver la vida de otra forma, me robaba sonrisas fácilmente, me hacía recordar lo que realmente era importante, podía romper mi armadura que había puesto para protegerme, me hacía sentir frágil, pero a la vez completa ¿Pueden entender? Entregarme a aquella mujer era como entrar a terrenos desconocidos, enfrentar la oscuridad en busca de un objetivo que ni yo misma sabía ¿por qué me sentía tan bien con ella? ¿Qué era lo que tenía que me hacía quedar así? Sería su manera de ser, su dulce voz, sus ojos misteriosos ¿O que sería? Pensaba en todo lo que me atraía de esta mujer, a lo que llegué a una conclusión, pero sólo tenía una duda… ¿Qué sentía por ella? ¿Será amor lo que sentía?
[Lena]
Desperté sintiéndome un poco adolorida, el tiempo era frío, pero el sol ya invadía el cuarto, la luz molestaba mis ojos que me costaba abrirlos, deslicé mi mano sobre el colchón y no sentí a la mujer a mi lado ¿acaso había fantaseado todo?
— ¿Yulia? — Pregunté sentándome en la cama, al no obtener respuesta — ¿Yulia? — Todo estaba en silencio.
No era posible, ella dijo que iba a estar aquí cuando despertara, diablos Lena, eso te pasa por tonta ¿Y si se había ido? ¿Si se arrepintió? No podía estarme pasando esto.
— Carajo, soy una estúpida — Exclamé casi desesperada.
— Que tenga buen día — Escuché la voz de un muchacho en la dirección de la puerta.
Me incliné a buscar de donde venía aquella voz y vi a Yulia caminando hacia mí con una bandeja pequeña. Confieso que cierto alivio me invadió al verla, ella me sonrió hermosamente dejando ver su lindo hoyuelo. Estaba vestida con unos pantalones negros y una blusa color negro junto con una chamarra de mezclilla color verde obscuro.
— ¿Puedo saber de dónde sacaste esa ropa? — Pregunté con una mirada acusadora que la hizo reír.
— Intercambié ropa con la mujer de la habitación de al lado.
— No serías capaz — Dije tirando una almohada en su dirección.
— Si está tratando de golpearme, me comeré su desayuno — Dijo sonriendo y poniendo la bandeja en la cama — No es el mejor, pero es lo que tienen aquí — Habló sentándose a mi lado.
— ¿Todavía no voy a descubrir sus habilidades culinarias? — Pregunté mientras tomaba la taza de café.
Yulia me miró con una sonrisa.
— Por supuesto que si Lena, vas a ver que soy muy buena cocinera.
Me mordí los labios, sonriendo.
— Eso fue muy engreído.
— ¿Estoy equivocada, señorita Katina? ¿O usted no piensa que soy buena en lo que hago? — Preguntó sugerente, haciéndome soltar una sonrisa torpe.
— No voy a responder eso — Dije tomando un sorbo del café.
Yulia se aproximó más a mí, depositando un pequeño beso en mi hombro y luego en mi cuello.
— ¿Por qué?
¿Acaso estaba soñando?
— Yulia… — Hablé avergonzada.
— Quiero saber, respóndeme ¿soy buena o no en lo que hago?
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Qué quieres pensar?
Uh, buena jugada.
— Eres buena Yulia, eres muy buena en todo lo que haces — Ella dejó escapar un risa divertida acostándose a mi lado.
— Gracias, pero eso ya lo sabía.
— ¡Idiota! — Dije dándole un leve golpe en la pierna.
Volvió a reír, pero pronto se detuvo, dejándonos en un silencio total, segundos después sentí una de sus manos deslizarse lentamente por mi espalda desnuda.
— Estás llena de marcas — Susurró.
— No importa.
— ¿Ah, no? — Negué.
— Dicen que cuando quedan marcas, se debe a que la otra persona estaba disfrutando lo suficiente — Sonrió ampliamente ante mis palabras.
— ¿Oh, en serio? — Preguntó — Al parecer la otra persona si disfrutó lo suficiente.
Yulia se volvió a sentar y repartió besos en mi espalda hasta llegar a mi cuello. Cerré los ojos sólo dejándome llevar por sus caricias, por más que sintiera miedo de lo que sucedería al salir de aquí, no quería parar, no quería interrumpir uno de los pocos momentos que la vida me estaba dando para sentirme feliz y relajada.
— ¿Te gustó? — Pregunté.
— Mucho — Susurró en mi oído, haciendo que todos mis vellos se erizaran.
Era tan buena con las caricias, sus toques eran suaves, pero al mismo tiempo excitantes. La miré y se detuvo para mirar fijamente mi cuerpo cubierto por la sábana, su iris ya estaba tomando un tono oscuro.
— Ni siquiera lo pienses, tenemos que irnos de aquí, además necesito conseguir ropa.
— ¿Por qué? Estás bien sin ella — Dijo con una sonrisa ladeada.
— ¿En serio? Tal vez deberá salir así a la calle ¿Qué dices? — Pregunté levantándome de la cama aun envuelta en la sábana.
— Ni siquiera lo piense, señorita Katina, su ropa está sobre el sillón.
— ¿Cómo la conseguiste?
— Tengo mis contactos — Dijo convencida.
— Que misteriosa ¿eres algún tipo de hechicera? No me vas a hechizar ¿o sí? — Pregunté de broma.
— ¿Cómo supiste? ¿Sentiste la pasión en el café?
Solté una risa divertida, Yulia a veces era tan diferente a lo que parecía.
— Lo hice, para la otra sea más cuidadosa.
— ¿O que hará, señorita Katina?
— Es un secreto — Le sonreí y me dirigí al baño.
En unos minutos me di una ducha, pensando en lo bien que lo estaba pasando con ella, pero ¿hasta cuándo duraría? Me había herido una vez ¿volvería a ocurrir? ¿Y si me decía que debíamos olvidar todo? No podría soportarlo, tal vez debería estar preparada por si eso ocurría.
Me puse la ropa, sequé mi cabello con una simple secadora que había allí, me puse el maquillaje que traía en mi bolso y mi perfume, era hora de volver a la normalidad ¿no? Respiré profundo y salí del baño, encontrándome con una hermosa mujer hablando por celular.
— Dame unos minutos y bajamos… ¿Por qué eres tan terco? Te puedes ir y dejarme un auto… ¿Entonces prefieres esperar?... Muy inteligente Lenin, gracias por tu aporte… Mira, Lena acaba de salir, hablamos más tarde, gracias por la ayuda — Yulia colgó la llamada.
Eso explicaba como había conseguido la ropa, una vez que nuestras miradas se encontraron me sonrió.
— ¿Lista para ir a casa, señorita Katina? Lenin está esperándonos.
— Claro, pero quería hablar contigo antes de irnos.
— ¿Tiene que ser ahora, Lena? Lenin está esperándonos desde temprano — Dijo mientras tomaba sus cosas.
— Si… — Susurré.
— ¿Hay algo mal? — Preguntó preocupada.
— No sé — Dije caminando hacia la ventana — Yulia, no vamos a pretender que todo está normal, porque no es así.
— No estoy diciendo que lo es, Lena.
— Esto está mal ¿qué es lo que dirá la gente? — Pregunté con nerviosismo.
— Nadie tiene nada que ver con esto.
— No hables como si no hubiera otros.
— Para mí no los hay ¿Y para ti? Si tú estas comprometida con alguien, lo hubieras pensado antes.
— No estoy comprometida con nadie.
— Entonces deja de preocuparte Lena, somos adultas y dueñas de nuestras propias vidas.
— ¿Qué haremos ahora?
Yulia se me quedó mirando durante unos segundos y luego se acercó quedando a unos centímetros de mí, estaba perdida en sus ojos que me miraban con mucha intensidad.
— Vamos a hacer lo que quieres hacer…
— Yo creo que…
— O lo que quiero hacer… — Interrumpió antes de besarme.
Tomó lentamente mi cintura para unir mi cuerpo con el suyo, deslizó una mano en mi costado hasta mi cuello para tirar de mí y evitar que me alejara, como si eso fuera a pasar. Me dio un beso lento, como si quisiera demostrar que estaba allí, conmigo. Al cabo de unos segundos profundizó el beso y yo la dejé, sentí su lengua serpentear por encima de la mía con agilidad, confieso que no quería que terminara, pero ella fue quien soltó mi cintura lentamente parando el beso. Abrí los ojos y pude ver que me miraba dulcemente, estaba demasiado débil como para pensar en algo más.
— Me estoy volviendo loca, Yulia — Susurró.
— La locura es a veces el mejor remedio para un paciente normal — Sonrió y me acercó de nuevo a ella.
Y así me perdí, dejé que una vez más me besara, ya no me importaba el después ¿Era peligroso? Totalmente, pero la vida no había sido justa conmigo, una decepción más no me importaba ¿qué tal si con todo esto, hacemos que funcione? La vida está hecha de decisiones diarias, tenemos que tomar decisiones día a día, teniendo el valor de enfrentar nuestros miedos y obstáculos ¿Cómo sería una vida son riesgos? Sería como una marea tranquila en la que no hay ningún movimiento. Con Yulia era como vivir en una mañana soleada y al mismo tiempo saber que en cualquier momento podría llegar una fuerte tormenta, de repente todo podía colapsar y destruirse, con ella todo era incierto, pero ¿Qué era lo correcto? ¿Quién puede decir lo que debía o no hacer? Así es, sólo tú puedes decidir eso.
Así que no lo pienses dos veces… Hazlo… Toma tu oportunidad y vive.
La vida es demasiado corta como para desperdiciarla con miedo o timidez, no la dejes pasar delante de tus ojos, busca lo que te hace bien y para mí, en este momento, lo que me hace sentir bien, tiene nombre y apellido:
Yulia Volkova.
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
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Re: GINGER APPLE. THE STRIPPER (BY: EVELIN SILVA)
A leer!!!
[Yulia]
El camino de regreso sería largo, pero esta vez no me importaba, nada iba a cambiar mi estado de ánimo ese día, absolutamente nada. Miré a Lena que estaba sentada a mi lado. La mujer parecía estar más cansada que nunca y no era para menos, nuestras últimas horas habían estado más ocupadas de lo normal. Sonreí al recordar nuestro tiempo juntas en el interior de esa habitación, cada detalle se grabó en mi mente, como una película, escenas y más escenas se reproducían constantemente, lo que me hacía sonreír como idiota.
— No seas tonta, Yulia — Me susurré a mí misma mientras negaba con la cabeza.
Lena se removió en el asiento con el ruido que acababa de hacer. Ella dormía serenamente con la cabeza apoyada en la ventana. Acomodé un mechón de su cabello, por lo que la mujer dejó escapar un profundo respiro. Tenía unos rasgos delicados, casi dibujados a mano, sus labios parecían moldeados por los dioses y ni hablar de su cuerpo que era una trampa mortal para cualquiera. Tiré de su cuerpo con cuidado sobre el mío e instintivamente se acurrucó en mis brazos. El clima era frío, pero yo la calentaría, tomé mi abrigo y la cubrí con él cuando vi que temblaba, le di un suave beso en la parte posterior de su cabeza y me quedé acariciando su brazo. Era bueno tener a Lena de este modo, ella era el tipo de mujer que necesitaba ser cuidada y amada todos los días y yo podría ser la persona en ofrecerle todo eso.
A través del espejo retrovisor pude ver a Yuri mirándonos con una tierna sonrisa, él sería testigo de muchas cosas, pero no importaba, confiaba en Yuri, hace años que trabajaba para mí y nunca me había defraudado.
— Si le dices a alguien te despediré — Le dije sonriendo.
— No voy a decirle a nadie, señorita, estoy feliz por usted.
— ¿Está feliz? — Pregunté confundida.
— Si, siempre supe que terminaría así.
— ¿Cómo? ¿Por qué? — Le pregunté en voz baja para no despertar a Lena.
— Simplemente lo sabía, las miradas son más que suficientes para darnos cuenta de lo que pasa y si me permite decir, su mirada hacia la señorita era diferente desde el principio.
— ¿Era tan obvio?
— No, solamente la conozco muy bien, señorita.
No dije nada ¿estaba siendo tan obvia? No quiero caer en el amor, yo no era de las que se enamoraban.
¿Por qué me tienes que hacer esto a mí? Pensé mientras la miraba, la quería y la tenía, pero ¿Qué pasaba con el resto? ¿Con la empresa y el resto del mundo? Me encanta su manera de ser tan dulce, su hermosa sonrisa de ojos, pero también me volvía loca su manera tan decidida y atractiva. Esa mujer era admirable, su belleza era inconfundible y su inteligencia la hacía más hermosa, algún día la vería frente algún proyecto y tomando decisiones como una buena empresaria que sabía iba a ser, pero ¿Qué pasaba con Ginger Apple? Seguiría siendo la dueña de mis deseos, de mis necesidades, ella está compitiendo por esa posición con la hermosa mujer que descansaba en mis brazos, por un momento pensé en tener a ambas, pero una de dos, o me volvería loca o les haría una locura. Era obvio que eso no funcionaría ni soñando y tampoco era ese tipo de persona, nunca les haría algo así, ellas no se lo merecían, la única opción sería elegir a una de ellas, pero ¿a quién dejaría ir?
En ese preciso momento me encontraba dividida entre el deseo y el amor.
Negué con la cabeza al pensar en esa posibilidad. No debería pensar en eso ahora, todo sucedería a su debido tiempo, el destino ya estaba escrito y el elegiría por mí.
[Lena]
— Lena…
En el fondo podía escuchar la voz de Yulia llamándome. Me moví lentamente, sintiendo algo envuelto alrededor de mí, abrí los ojos lentamente y la primera cosa que vi fueron eso hermosos ojos color azul, Yulia tenía sus brazos alrededor de mí y sólo en ese momento me di cuenta que había dormido todo este tiempo en sus brazos.
— Al fin, señorita Katina — Dijo con una sonrisa.
— Lo siento — Dije con una tímida sonrisa.
Salí de sus brazos notando que el choche se había detenido. Ya estábamos en Moscú, para ser más exacta, enfrente de mi edificio.
— ¿Dormí todo el camino? Por dios, lo siento.
Sonrió.
— No te preocupes, le pedí a Yuri que se detuviera aquí para dejarte de manera segura.
— ¿No vamos a ir a la empresa? Creo que todavía es hora de trabajo — Dije tomando mi celular para comprobar la hora.
Eran las 5:15 p.m.
— Yo iré, porque necesito arreglar algunas cosas, pero tú te puedes quedar — Habló afectivamente.
— No, tengo que ir también.
— Quédate, Lena.
— Pero, Yulia…
— Es una orden — Dijo seriamente — Quiero que descanses, te estaré esperando mañana en la empresa.
— ¿Segura?
— Por supuesto.
— De acuerdo — Dije un poco incomoda.
¿Cómo deberíamos despedirnos? ¿O como podíamos tratarnos de ahora en adelante?
Me acomodé la ropa antes de abrir la puerta del coche y en el mismo instante Yulia tiró de ella, cerrándola nuevamente.
— ¿Qué pasa?
— ¿Te vas a ir así? ¿Sin despedirte? — Le sonreí.
— No sé cómo hacer esto ahora, además, Yuri está aquí — Susurré tímidamente, mirando al asiento delantero donde Yuri estaba.
— No te preocupes por Yuri y tal vez de esta manera podrías despedirte.
Se inclinó en mi dirección y lentamente acarició mi mejilla, deslizando su pulgar lentamente por mi piel en una caricia afectiva, sus ojos seguían cada movimiento que hacía con su dedo, cerré los ojos solamente sintiendo todo lo que esas simples caricias me brindaban, su mano fue a la parte trasera de mi cuello, para luego tirar de mi lentamente y sellar sus labios con los míos, dándome un beso calmado y paciente. A diferencia de los otros, este beso no esperaba nada a cambio, no había otra propuesta más que sentirnos la una a la otra, ella tenía una manera tan única de besarme, no era como cuando besaba a Ginger Apple, este beso solamente era para Lena, para mí. Sus labios se movían sin prisa sobre los míos, como si no quisiera detenerse, como si me escuchara rogarle por que continuara, pero sus labios lentamente se desconectaron de los míos, terminado con un piquito.
— Si no me voy ahora, no seré capaz de dejarte sola hoy — Susurró con su cara cerca de la mía.
Sonreí con mi frente pegada a la suya.
— Me iré sólo porque sé que tienes compromisos importantes.
— Podría dejarlos todos, señorita Katina.
— Y yo me culparía por eso, así que anda, mañana nos vemos ¿vale?
— Vale — Dijo sonriendo, apartándose de mí.
— Hasta luego, señorita Volkova — Dije formalmente en tono divertido, lo que la hizo sonreír.
— Hasta luego, señorita Katina, piense en mí esta noche, que yo pensaré en usted.
La miré por última vez antes de salir del auto.
Yulia se quedó ahí, mirándome hasta que entré al edificio, tan pronto como cerré la puerta, le hizo un gesto a Yuri para que arrancara el auto, la oscura ventana que hasta ese momento estaba abierta, comenzó a subir y el coche avanzó hasta que desapareció de mi vista. Caminé hacia el elevador pensando en todo lo que había pasado ¿esto era algún sueño? Había hecho el amor con Yulia y ahora ella me había besado de la forma más cariñosa que podía conocer, esto era demasiado bueno para ser verdad.
Me miré a mí misma en el espejo del elevador, notando algunas marcas de la noche anterior. Sonreí ante aquellas imágenes y por primera vez en años, vi a una Lena inmensamente feliz y todo por ella, por Yulia. Entré al departamento, todo estaba en completo silencio, Nastya y Oksana seguramente aún estaban trabajando, no quería pensar en el interrogatorio que me harían cuando llegaran, ellas probablemente ya estaban enteradas de la situación, después de que Nastya se hiciera más cercana a Lenin, debía de saber muchas cosas a través de él. Me agradaba Lenin, a Nastya parece gustarle mucho, no tengo idea de lo que pasaría si Fyodor apareciera, pero estaba segura de que ella lo resolvería, siempre sabe qué hacer.
Fui al baño y me quité la ropa, la cual no tenía ganas de quitarme, puesto que el perfume de Yulia estaba por toda la tela, no es que fuera necesario, ya había memorizado la fragancia de esa mujer, había memorizado todo, su cuerpo, su sonrisa, sus caricias, sus besos, dios, me estaba enamorando perdidamente de esa mujer. Tomé un baño caliente, reviviendo en mis pensamientos todo el día que estuve a su lado. Me puse una ropa cómoda y abrigada, pues comenzó a llover y la brisa era fría, me hice un chocolate caliente y decidí ver algo de televisión en mi habitación.
— Por dios, demasiada lluvia — Escuché la voz de Oksana que provenía de la sala.
Era hora del interrogatorio.
— Si esto sigue así, vamos a tener que volver a casa en barco — Nastya se quejó.
— No exageres, Nastya — Oksana dijo riendo.
Escuché los sonidos de sus pasos hasta que ambas se detuvieron frente a mi puerta con miradas acusadoras.
— ¿Algo mal?
— Si, Oksana y yo queremos saber todos los detalles.
— Eso es lo que tú quieres.
— Shh… — Nastya le dijo a Oksana quien entré a la habitación sentándose a mi lado y agarrando una de las galletas que estaban junto a mí.
— Estas galletas son realmente buenas — Oksana dijo sonriendo — ¿Cómo estuvo tu día?
— Normal — Mentí y Oksana levantó una ceja en señal de duda.
— Desapareciste con Yulia, tu día fue de todo menos normal — Nastya dijo apagando la televisión.
— ¡Oye! ¡Yo estaba viendo eso! — Me quejé.
— Exactamente, estabas, ahora nos vas a decir que ha pasado.
— ¿Por qué estás tan curiosa, Nastya?
— Debido a que mi vida no es emocionante y como la tuya lo es, quiero saber todo.
Oksana dejó escapar una risa divertida.
— Yo también quiero saber Lena, confieso que ahora tengo mucha curiosidad, tu rostro refleja felicidad pura.
— Estoy normal, chicas.
— Para aquellos que no te conocen de años, realmente te ves normal, pero no para nosotras, así que venga, cuéntanos, porque esto tiene sexo escrito por todas partes.
— Por dios Nastya, no nos ponemos felices sólo por sexo.
— Yo si — Nastya contestó.
— ¡Chicas, basta! — Dije riendo — Nada pasó.
— ¡Cuenta ya! — Dijeron al mismo tiempo.
— Okey, si pasó algo, ¿vale?
— ¡Lo sabía! — Nastya prácticamente gritó — ¿Y fue tan intenso como para que rasgara tu ropa?
— ¿Eh? — Pregunté confundida.
— Recibí una llamada de Lenin pidiéndome algo de ropa para ti y preguntó sobre que podía llevarle a Yulia.
— Nastya y yo pasamos toda la mañana especulando sobre que había sucedido.
— Algo como, sexo salvaje — Nastya empezó.
— Lluvia — Oksana dijo.
— Ropas rasgadas — Continuó Nastya.
— Ropas mojadas — Oksana dijo.
Solté una risa divertida, ella dos eran el ejemplo perfecto de la ingenuidad y la perversión.
— Puede que sean ambas — Dije aun riendo.
Ambas abrieron la boca en señal de sorpresa.
— Oh por dios, cuéntanos todo — Esta vez fue Oksana quien habló haciéndome reír.
— ¿Qué pasó? Vimos a Yulia en la empresa, pero a ti no.
— Yulia me dejó en casa, no quería que fuera a la empresa, dijo que descansara.
— Beneficios de follar con la jefa — Nastya resopló.
— Pensé que ustedes estaban peleadas.
— Y lo estábamos, de hecho tuvimos una discusión bastante fuerte ayer, la insulté y estaba tan enojada con ella que me bajé del auto y me fui caminando a pesar de la lluvia, después de que su auto se dañara, claro.
— ¿La insultaste? ¿No tienes miedo de perder tu trabajo?
— Oksana, Lena nunca será despedida, ella es la novia de la jefa.
— No somos novias.
— ¿Entonces qué son?
— No lo sé.
Y verdaderamente no sabía, todo fue tan reciente, era un futuro incierto para mí.
— Pero ella es estupenda, simplemente increíble.
— Mira Nastya, está enamorada, es tan lindo — Oksana dijo sentimental.
— No, ese es el efecto de una buena cogida ¿verdad?
— Eres tan cruda — Dije riendo.
— No, sólo soy realista.
Hablé con las chicas por un buen rato, contándoles todo sobre lo que había pasado, Nastya y Oksana estuvieron muy atentas a todo lo que decía, fue divertido verlas tan curiosas, respondía cada una de sus preguntas hasta que mi celular sonó, lo tomé, pero Nastya me lo quitó de las manos.
— ¿Qué haces?
— ¿Es un mensaje de tu novia?
— Nastya, devuélvemelo.
— Déjame ver — Desbloqueó la pantalla y abrió el mensaje.
— ¡Que me des eso! — Salté sobre la mujer quien me sonrió divertida.
— Quítate Lena, déjame ver el mensaje.
— ¡Déjalo!
— ¡Quítate! — Nastya se levantó de la cama y entró al baño — Si das un paso más, lo tiraré al excusado.
— No lo harías…
— Pruébame — Habló desafiante.
— Lena, confía en mí, ella lo haría.
Resoplé dejando a Nastya leer el mensaje, no tenía la mínima idea de quién podía ser.
— Yulia Volkova: Ya la extraño, señorita Katina — Nastya leyó en voz alta.
— Deja de bromear — Dije acercándome a ella.
— No estoy bromeando, eso es lo que dice.
— ¿En serio? — Pregunté demasiado emocionada.
— Si, mira — Dijo entregándome el celular.
Y no estaba mintiendo, era Yulia, ella me extrañaba. Sonreí como una adolescente cuando la persona que te gusta te mandaba un mensaje, maldita sea, esta mujer estaba volviendo mi mundo de cabeza.
— Le gustas — Oksana dijo.
— ¿Qué vas a hacer? Sabes que todavía hay alguien entre ustedes ¿verdad?
— Katya y yo no tenemos nada — Dije caminando hacia la cama.
— No hablo de Katya, estoy hablando de Ginger Apple.
Me le quedé mirando, volviendo a la dura realidad, todavía estaba dentro de ese juego, la historia con Yulia no era fácil como pensaba, por suerte, no se había dado cuenta de absolutamente nada anoche ¿Qué pasará ahora? ¿Yulia seguiría loca por Ginger Apple? ¿Y que si la buscaba de nuevo? ¿Qué haría?
— Dios, estoy jodida, chicas.
— ¿Le vas a decir? — Preguntó Oksana.
— No puedo hacer eso, si le digo nunca me querrá volver a ver.
— En eso tienes razón, tal vez deberías ponerle fin a esto.
— No quiero estar sin ella, Nastya.
— Pero es peligroso, Yulia morirá de la rabia cuando se entere.
— Ella no tiene por qué enterarse, Ginger Apple cuidará que no se acerque de nuevo.
— ¿Y que si sigue insistiendo con Ginger Apple? — Nastya preguntó.
— Si ella lo hace, debes dejarla ir, Lena — Oksana habló seria.
— ¿Por qué? — Pregunté confundida.
— Lena, si Yulia va detrás de Ginger Apple en busca de algo, es que ella no está tomando en serio lo que está empezando contigo.
Oksana tenía razón, con eso comprobaría si Yulia iba en serio o no conmigo, Ginger Apple sería la prueba de fuego.
[Tasha]
Ginger Apple… Estaba mirando las fotos de la mujer durante horas, tratando de entender lo que Yulia vio en ella ¿Una stripper? ¿Yulia estaba involucrada con una stripper?
¿A qué nivel has llegado, Volkova? Pensé y cogí una de las fotos donde Ginger Apple, como la llamaban. Estaba sentada en una silla en el escenario, no se podía negar que la mujer era hermosa, tenía un cuerpo que cualquier mujer envidiaría, su cabello era bastante rojizo y liso, tal vez era falso y siempre llevaba una máscara para ocultar su verdadera identidad. Daría mi vida para saber quién se escondía detrás de esa máscara, algo me decía que no iba a ser difícil averiguarlo, tenía el presentimiento que conocía a la mujer de algún lado.
— ¿No tiene ningún apellido? — Le pregunté a Tasya que me miraba de una manera tediosa.
Habíamos programado reunirnos en una cafetería por la tarde, a cambio de dinero y venganza, ella me daría información sobre la stripper.
— No lo sé, desde que la conozco se le conoce como Ginger Apple.
— ¿No sabes dónde vive? ¿O con quien está asociada?
— No, Ginger Apple y yo nos odiamos.
— Bueno, pues averígualo, necesito una información decente — Dije enojada.
— Ve a Imperium mañana, es el día en que le toca bailar.
— No puedo arriesgarme, Yulia probablemente irá a verla.
— Si, ella nunca se pierde su actuación.
— Eso es por lo que necesito obtener más información.
— Ya te di toda la información que sé, además a mí esto no me interesa, lo único que tienes que saber, es que tu esposa esta hechizada por esa mujer — Tasya dijo señalando una foto de la stripper.
— ¿Ella tomó tú lugar?
— ¿Qué?
— Ginger Apple, tomó tu lugar en Imperium ¿no?
— ¿Cómo sabes eso?
— Eres muy predecible Tasya, la envidia se te nota en la cara.
— ¿Cómo te atreves a decir que tengo envidia de esa puta?
— Solo estoy siendo realista.
— Tú no sabes nada — Tasya se puso de pie agarrando las fotos y metiéndolas en su bolso — He terminado por hoy — Dijo antes de salir del lugar.
Idiota… Agarré las fotos que había escondido debajo de la mesa mientras la mujer estaba distraída. Me gustaría saber quién era Ginger Apple y me encargaría de sacarla de la vida de Yulia.
No sabes lo que te espera, Ginger Apple, hablé en mis pensamientos. Podría tomar mi tiempo para averiguar sobre ella, pronto Yulia se aburriría de ese juego ¿no? Ella no era el tipo de mujer que se involucraba con putas y mucho menos que las tomara en serio o al menos eso esperaba.
— ¿Qué debería hacer? — Me susurré.
Y yo que pensaba que la estúpida secretaria era un obstáculo para mí, pero estaba segura de que no me quitaría a Yulia, ella no podría hacerlo, pero ¿Qué pasaba con Ginger Apple? Por la información que Tasya me dio, todo el mundo que frecuentaba Imperium estaba loco por ella, era llamada la intocable porque nunca les daba la oportunidad de llegar a algo más con ella… Norma que al parecer no le importaba a Yulia. Era muy pronto como para tomar alguna decisión, primero tendría que investigar y así quitar a la mujer del juego en el momento adecuado.
[Lena]
Esa mañana sólo tenía una palabra para describir mi estado de ánimo: ansiosa. Estaba ansiosa por ver a Yulia, por saber cómo iba a ser de ahora en adelante nuestra coexistencia, nuestro trabajo, dios, todo era tan complicado.
Ese día llegué más temprano de lo usual, Nastya y Oksana no entendían el porqué, pero no les quedó de otra más que llegar conmigo. Ya nos encontrábamos dentro de la zona de Industrias Volkov, hoy teníamos una junta importante con los interesados para construir un edificio en Europa, era un gran proyecto.
— No sé porque llegamos tan temprano — Nastya se quejó entrando al elevador.
— Tenemos una reunión importante, así que deja de quejarte — Dije.
— ¿En verdad es por la reunión? — Oksana preguntó.
— Obviamente ¿Por qué más va a ser?
Las puertas del elevador iban a cerrarse cuando fueron interrumpidas por alguien, miré a la persona que puso una de sus manos entre las puertas y mi respiración se detuvo.
— Por esto — Susurró Oksana.
Yulia entró al elevador, mirándome con una expresión de intriga, la esquina de su boca se curvó en una sonrisa.
— Buenos días, señoritas — Dijo mirándome fijamente.
— Buenos días, señorita — Oksana y Nastya dijeron al mismo tiempo.
Yo sólo la miraba, dejándome conmigo la urgencia que tenía por besarla, Yulia era genial disimulando, incluso estando segura de que mis dos mejores amigas sabían todo, la mujer prefería pretender que no pasaba nada.
— ¿No va a darme los buenos días, señorita Katina?
Le sonreí a la mujer que escanea todo mi cuerpo.
— Buenos días, señorita Volkova — Se encogió de hombros con una mirada traviesa, su iris estaba tomando
un tono oscuro.
— Mejor — Dijo mirando fijamente mis labios.
Se notaba a kilómetros que había algo entre nosotras, nos mirábamos la una a la otra sin ninguna vergüenza, prácticamente comiéndonos con los ojos.
Yulia colocó una de sus manos en mi espalda justo encima de mi trasero y en ese momento mi respiración se detuvo.
Nastya se aclaró la garganta unas cuantas veces tratando de llamar nuestra atención.
— Lena, necesitas recoger los reportes que hice para la reunión — Nastya dijo y desvié mi atención de la mujer que estaba a mi lado para mirar a mi amiga.
— Tienes razón, los recogeré ahora mismo, debo tener todo listo antes de la reunión.
Las puertas del elevador se abrieron en el piso de Nastya y Oksana. Ambas salieron y esperaron por mí, en el momento que iba a caminar fuera del elevador sentí la mano de Yulia que sostenía mi brazo.
— Puedes recogerlos después Katina, la necesito en este momento — Prácticamente ordenó.
Nastya y Oksana intercambiaron miradas cómplices.
— No les importa ¿verdad, señoritas? — Les preguntó arrogantemente.
— Para nada, señorita.
Yulia me miró como una depredadora, dios mío, eso no era bueno o pensándolo bien, era demasiado bueno. Las puertas del elevador se estaban cerrando y lo último que pude ver fue a mis amigas sonriéndome maliciosamente.
En el momento que se cerraron las puertas, Yulia me empujó duro contra la pared.
— La extrañé a noche, señorita Katina — Susurró en mi oído de manera sensual mientras colocaba uno de sus muslos entre mis piernas, presionando con su rodilla mi centro.
— Joder… — Jadeé al escucharla hablar de esa manera — Yulia…
— ¿Me extrañaste anoche? — Preguntó presionando su rodilla más duro contra mi centro.
Sus manos aterrizaron en mis muslos para apretarlos por debajo del vestido que traía ese día, sus uñas rasgaron mi piel de una manera tan deliciosa que me excitó.
— Alguien puede vernos, Yulia — Hablé jadeando.
Ella sonrió satisfecha.
— El peligro hace esto mucho más excitante — Susurró en mi oído suavemente.
¡Hija de puta!
Sus manos fueron a mi cadera, empujándome contra la pared y tomó mi boca en un beso feroz, su lengua entró en mi boca con tanto deseo que me hizo estremecer, solté un gemido para luego continuar con el intenso beso.
Una de sus manos presionaron el botón de emergencias duramente y el elevador se detuvo.
— ¿Qué me hiciste, Katina? — Habló con voz ronca y cargada de deseo.
Me dio la vuelta, dejándome de espaldas a ella y con una de sus manos tomó mi cabello con fuerza para comenzar a besar mi cuello mientras presionaba su cuerpo con el mío.
Sus manos tomaron los mías y las colocó contra la pared.
— Yo no he hecho nada.
— Oh, claro que lo hiciste y deberías ser castigada por ello — Habló mordiendo mi lóbulo lentamente.
Sus manos bajaron a mi cintura y bajaron hasta el dobladillo de mi vestido para levantarlo lentamente.
— Joder — Gruñó cuando vio la pequeña lencería que estaba usando — No tenías el derecho, Katina.
Cerré los ojos y recargué mi cabeza sobre la pared. Ella deslizó sus manos por mi trasero apretándolo varias veces, se arrodilló frente a él y depositó un beso húmedo en cada lado. Jadeé cuando sentí su lengua sobre mi piel, segundos después se puso de pie y recorrió con sus manos mi trasero hasta llegar a mi centro.
— Mojada — Susurró audazmente — ¿Tan pronto? — Preguntó divertida.
Cerré los ojos fuertemente mientras sus dedos se deslizaban por la delgada tela de la lencería que estaba usando.
— Es tu maldita culpa — Hablé enojada y excitada al mismo tiempo.
Sabía que estaba sonriendo de forma maliciosa. Amaba a la Yulia romántica y dulce, pero me mataba su lado arrogante y dominante, ella podía convertirse en la lujuria y el parecer en persona, era de esa Yulia de la que yo me había enamorado, tal vez su imagen autoritaria era su gran atractivo.
— Voy a follarla con ganas, señorita Katina, no tiene ni idea de cuánto muero por hacer eso.
— Mmm… — Gemí cuando sus dedos viajaron un poco más abajo, introduciéndose dentro de mí — ¡Joder! — Me mordí el labio con fuerza.
— Eres tan jodidamente sexy, Lena — La mujer prácticamente gimió al hablar.
Sus dedos bombeaban rápidamente haciéndome gemir con ansias, Yulia presionaba su centro contra mi trasero mientras me penetraba con sus dedos, su boca mordía mi cuello sin parar.
— Por dios, más… más fuerte — Hablé en medio de gemidos.
— ¿Te gusta de esta manera, Katina?
El elevador parecía demasiado pequeño y el aire se volvió caliente.
Aumentó la velocidad y sentí a mi cuerpo vibrar, era enloquecedor el sonido que hacían sus dedos al entrar y salir de mí. Empecé a mecerme contra sus dedos que me penetraron más duro.
— Si, así…
Sus dedos de curvaron dentro de mi con agilidad, encontrando el punto exacto causando que el orgasmo se aproximara y no sería uno débil. Coloqué mis palmas en la pared del elevador inclinándome hacia atrás contra ella, estaba perdida, habida enviado todo el control que me quedaba al carajo.
— Córrete para mí, Lena — Ordenó.
Y fue como si miles de chispas golpearan mi cuerpo, las vibraciones que mi centro emanaba se dispararon por todo mi cuerpo haciéndome gemir descontroladamente, segundos después, Yulia empezó a gemir en mi oído, carajo, se había corrido sin siquiera tocarla, era demasiado para mí.
Miré el espejo que había en el elevador y la vi con una expresión placentera mientras se movía con ansias haciéndome explotar en un orgasmo devastador, mi cuerpo se retorcía sobre sus dedos que se rociaron con el líquido caliente que salió de mí. Lentamente saco sus dedos de mi interior para darme la vuelta nuevamente.
— ¡Chupa! — Ordenó poniendo sus dedos en mi boca.
Y como la buena tentadora que soy, chupé sus dedos lenta y sensualmente, bajo su penetrante mirada. Deslicé mi lengua por el medio de sus dedos dejándolos completamente limpios.
— ¿Quién eres? — Preguntó sonriéndome.
— Lena Katina, señorita — Dije con una sonrisa antes de presionar el botón de emergencias nuevamente para que el elevador se moviera.
Rápidamente acomodé mi ropa, mirándome en el espejo, maldición, en el fondo Yulia sólo me miraba con una sonrisa, ella lucía igual a como había entrado ¿Cómo era eso posible?
— Me sorprendes cada día más — Dijo.
— Espero que sea para mejor.
— Para mucho mejor, puedo garantizártelo — Dijo antes de robarme un largo beso.
— Perfecto.
— Más que eso Lena…
Las puertas del elevador se abrieron, intercambiamos una última mirada antes de salir y enfrentar curiosas mirada. Ni siquiera miré a los lados y Yulia hizo lo mismo que siempre, ignorar a todo mundo, me encantaba su imponente postura, como si todos a su alrededor fueran simples mortales y ella una diosa.
— Lena… — Escuché su voz sacándome de mis pensamientos.
— ¿Si? — Dije frente a su puerta.
— Dejé algo en tu escritorio y también quiero decirte que estuviste estupenda, como siempre — Dijo guiñándome un ojo.
Hace un día estábamos discutiendo y provocándonos la una a la otra ¿Y ahora esto?
Me senté en mi escritorio notando una flor en él, sorprendida tomé la rosa y el pequeño sobre que estaba junto con ella, lo abrí y saqué la nota para leer lo que estaba escrito por ella misma:
Tenemos una cena esta noche, así que vete temprano, te recogeré a las diez y señorita Katina, esto no es una petición, es una orden.
Yulia Volkova.
Dios mío ¿podría ser más perfecta esta mujer?
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1812
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