Girls love(GL)_FICS❤️
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

3 participantes

Página 2 de 5. Precedente  1, 2, 3, 4, 5  Siguiente

Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/14/2023, 6:58 pm

Capítulo ocho:

Marzo 1929

¿Qué tienes tú Yulia Volkova? Que hace de ti algo tan irresistible. Me gusta que vengas a verme, me alegra el día. A veces me encuentro pensando en ti mientras estoy con alguien más, me ausento, me voy de mi cuerpo o hago que ese cuerpo que se encuentra sobre o debajo de mí sea el tuyo. No puedo sino pensar en ti a todas horas.

Podrás pensar que sólo soy una chiquilla cuyo enamoramiento es evidente pues aparte de que eres encantadora, posees el dinero que muchos quisieran tener. No es eso lo que quiero de ti, si bien tampoco puedo tener tu corazón ¿Qué dices si me brindas un poco más de tu presencia? Esto de extrañarte no me satisface.

A veces te odio, yo estaba tan en paz con el mundo cuando no te conocía, esta ansiedad de tener que verte diario me mata, me vuelve loca, yo era libre, mi mente, mi alma, todo de mi era libre y ahora siento que no puedo hacer nada sin pensar en ti.

Dime, Yulia ¿Piensas en mí como yo en ti?

Tuya. Emma.


La carta no tiene día de emisión, no sé si lo ha hecho adrede o se le escapó poner la fecha precisa en la que la escribió.

Me llevo las yemas de los dedos a la nariz y huelo el perfume que seguro tiene impregnada la hoja; reconozco en seguida el aroma, así olía cuando la visité la primera vez.

Afortunadamente me he dado cuenta de que ese mariposeo que se apoderaba de mí cuando de Emma se trataba, ha casi desaparecido; ni siquiera me dan ganas de olerlo de nuevo. Sin embargo puedo asegurar que mi habitación se ha perfumado ya y mi nariz se ha acostumbrado.

Emma estaba enamorada y me pregunto si Yulia le contestaba las cartas, recuerdo el diario y no dice nada al respecto, al menos no en el punto en el que me quedé.

Anoche estaba demasiado cansada para leer el diario y las cartas, pero hoy por la mañana, en cuanto escuché a la primer gaviota saludándome junto a la ventana, decidí levantarme y deshacer el moño que abrazaba las cartas, listón rojo, como evocando al amor.

Hace casi un año y medio de esta carta, así que imagino que los sentimientos no se dieron a notar entre ambas sino hasta entonces, porque, según tengo entendido, comenzaron a verse desde antes. No puedo dejar de pensar en la antigua Yulia como un joven, así, en masculino, como que fuera un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer.

Es verdad que yo no disto mucho de ella, pero estando contenta con mi sexo, no imagino a un tío llevándome a algún prostíbulo para 'estrenarme'. No porque no me llamara la atención, porque ya he dicho que los ambientes de burdel siempre me gustaron, pero me suena primitivo, nada evolucionado.

Finalmente abro la ventana y en seguida y como cada mañana, me invade el olor a mar, también a tierra mojada, anoche, tras ir a la cama, la tormenta de la madrugada se desató y ha dejado todo enlodado; si hemos de bajar a la playa a caminar, tendremos que ser cuidadosas y no ponernos nuestros mejores zapatos.

Guardo esa carta y sigo con la segunda, si adivino bien, Yulia de antes ha acomodado las cartas por orden de fecha. Me llevo el papel a la nariz y ésta huele distinto, es otro perfume, pero tiene casi las mismas esencias.

Marzo 1929

¿Por qué estabas de mal humor el otro día? Estabas conmigo pero a la vez no estabas, como que al hacerlo conmigo pensaras en otras cosas menos en las cosas que te hacía, incluso, cuando tú me las hacías a mí parecía que me tocaba un hielo, que estaba haciendo el amor con un cadáver, Yulia, hermosa mía ¿Estás bien?

Eric ¿Recuerdas a Eric? Me lo mencionaste cuando lo conociste, lo peculiar que te pareció con su bigote torcido y sus medias de rayas negro y blanco. El rechoncho que canta en Vagabond… bueno, él, me ha dicho que me brillan los ojos cuando hablo de ti, pero que debo de tener cuidado porque gente como tú nunca apuesta por gente como nosotros, sé que tiene razón, sé que nunca pondrás las cartas a mi favor y no te lo pido, esta sociedad no aceptará nunca que estés con una prostituta y menos porque eres mujer, como yo.

Pero ¿Crees que algún día me tendrás como algo importante en tu vida? Yo no debo de enamorarme de ti y tú no debes de enamorarte de mí, no está prohibido, pero no es inteligente hacerlo y creo que tú eres muy inteligente, yo… yo soy sensata.

Y bueno, aunque tu visita hubiera sido tan corta y malhumorada, gracias por los polvos que me has traído, huelen muy rico y los estoy usando ahora, mientras te escribo. De pronto agradezco a Yuri por enseñarme a escribir aunque eso haya significado perder la inocencia cuando yo quería seguir jugando con mis muñecas de trapo.

Te mando un beso, hermosa mía. Espero que mientras yo escribo esto, tú estés de mejor humor.

Siempre tuya. Emma.


Emma me enternece, tan llena de Yulia, tan dedicada a ella, puedo sentirlo en cada una de sus letras y más aún cuando ya se forman las palabras que dan cuerpo a una carta. Una prostituta o cortesana no le escribe a sus clientes, a menos que sean realmente especiales.

Me rasco la cabeza y me cierro la bata, hace un viento frío que me pone la piel de gallina y hace que entrecierre los ojos pues me los hiere un poco, hasta me lloran. Pronto siento que se me congela la punta de la nariz y me froto las manos unas con otras para que tomen calor.

-¿Qué haces afuera con este frío? - Reconozco en seguida esa voz, es Elena, gritándome desde su balcón.

-¿Y qué haces tú? - Grito de vuelta, sonriendo ya, tan solo verla me trae contenta.

-Buscándote, aunque sin esfuerzo, eres muy rutinaria y cada mañana sales a la terraza a leer, qué es lo que tanto lees? Te lo devoras como si fuera un gran libro - Se acerca a la orilla próxima a mi habitación.

-Son las memorias de una joven; me interesa mucho saber de su vida - Me pierdo en sus ojos.

-Y cómo se llama esa joven? - No puedo evitar que mis ojos se posen en sus senos de pezones erectos, atina a mi mirada y se cruza de brazos, yo me sonrojo y subo la mirada enseguida, fingiendo que nunca la vi de ese modo.

-Yulia Volkova.

-Lees tu diario - Asiento – Y escribes cosas interesantes? Quizás algo de todas tus amantes? - Y vuelve al tema de las amantes; cuál es la obsesión?

-Habla de una, nada más, a las otras no las he descubierto, he llegado incluso a pensar que no era tan Casanova como dicen - Se echa a reír.

-Estabas enamorada de alguien - No es pregunta.

-No sé si enamorada - Contesto en mi defensa.

-Si sólo hablas de ella, lo estabas - Me encojo de hombros.

-Quieres venir y platicar como gente decente conmigo? Estar gritándote no me apetece - Cambio el tema, hablar de eso con ella me conflictua, sobre todo cuando sé tan poco del tema.

-Me lo dices como una orden, y recuerda que yo no soy una de tus esclavas - La palabra esclava me parece tan fuerte, caigo en cuenta que no le he dicho ni siquiera ''Por favor''.

-Es verdad, lo lamento - Me limpio la garganta – Quisieras, por favor, hacerme el honor de venir a conversar conmigo a mi habitación? Falta cuando menos media hora para el desayuno y tendremos tiempo de charlar un poco - Le sonrío y luego le hago un puchero.

-De acuerdo - Se aleja y desaparece; en menos de un minuto ya está junto a mí.

No se ha quitado la bata de dormir y viene descalza, se echa de un brinco a mi cama, se quita la bata y se mete entre las sábanas haciendo el ruido característico de quien tiene frío.

La miro con ternura y entro cerrando la ventana tras de mí. Dejo las cartas sobre la silla y camino hacia ella sentándome a su lado. No se ha acostado, tiene la espalda recargada en la cabecera de terciopelo y madera oscura.

-Son las cartas de tu amada? - Las señala con la mirada pues tiene las manos bajo las sábanas y pegadas al pecho.

-Por qué tanto interés con mis amadas o amada o amantes o como sea?

-Esa no es una respuesta.

-Cierto, pero honestamente me intriga tu interés - Me sonríe y se hace a un lado, haciéndome un espacio en el colchón.

La miro, estar las dos metidas en la cama me parece muy íntimo, me pone nerviosa.

-Necesito entrar en calor y tus sábanas no son las más tibias de todas.

Me cuestiono entre quitarme la bata o no, pues la suya yace en el suelo. Al final me voy por quitármela rápido y meterme del mismo modo bajo las sábanas.

Nos quedamos en silencio, no sé si muchos o pocos minutos, a mí la verdad me parecen eternos y lucho porque los latidos de mi corazón no se escuchen demasiado, estoy nerviosa y lejos del frío que hace afuera yo comienzo a entrar en calor, tanto que me estoy abochornando.

Me invade ese calor incómodo que se apodera de uno cuando se tiene demasiado miedo, que se está en la cama pero se siente uno observado y sólo se tranquiliza porque sabe que el calor es señal de nerviosismo, no de un caso paranormal. Pues bueno, así me siento yo.

-Entonces, son de tu amada? - Me río.

-No te rindes nunca, verdad?

-De hacerlo no estaría donde estoy y de hacerlo no estaré donde quiero estar - Le doy puntos por eso.

-Tienes razón - Suspiro para tomar valor y comenzar la plática con Elena – No estoy tan segura de que fuera mi amada o yo la de ella, pero sí, me escribía cartas.

-Y las relees para revivir el momento? - Niego con la cabeza y prosigo.

-No, mira, en serio no sé muchas cosas de ahora, pero es secreto, ok? - Volteo a verla y nos miramos a los ojos, tan cerca la una de la otra – Las he encontrado en esta habitación y como no recuerdo nada del momento de la caída hacia atrás, tengo que empaparme de lo que puedo encontrar, la información importante - Suspira alarmada.

-Por Dios Yulia, ya le dijiste a tus tíos de tu amnesia? Eso no es bueno; cómo puedes dejarlo pasar?

-No, no se los diré y dado que te dije que es secreto, tú tampoco; puedo confiar en ti?

-Puedes confiar en mí - Es sincera, no titubea ni un segundo y me mira directo a los ojos sin parpadear siquiera.

-Entonces deja de preguntar por mi pasado que yo no lo conozco del todo y creo que cuando tenía esa parte de mi memoria tampoco lo conocía muy bien. Puedes conocerme en mi presente ¿te gustaría eso? - Se sonroja.

-Yo-yo… si - Se hace un poco hacia mí y nuestros brazos están juntos, ahora ya no podemos vernos a la cara sin quedar casi nariz con nariz.

Así que miramos al frente; de nuevo en silencio.

-Entonces Spirodonov no sabe que te gustan las mujeres?

-Se da una idea… una vez tuve una novia, duramos poco y tuve que dejarla porque era ella o mi carrera, Dima me convenció. Pero me dolió mucho dejarla.

-Cómo se llamaba?

-Valya - Parece que su voz se apagara un poco, pero luego le vuelve el brillo a la cara.

-Y… y si… conoces a alguien y ese alguien quiere apoyarte en tu fama…? - No termino la pregunta, pero ella sabe a lo que me refiero.

Ahora nuestras piernas están juntas; ya entramos en calor, no tiritamos bajo las sábanas y nuestros pies se han calentado.

-Creo que si lo mantenemos en secreto… - Junta su dedo del pie con el mío y lo mueve un poco, me petrifico en seguida, me congelo, no sé qué hacer.

-Elena? - Muevo poco a poco mi pie y juego también con el suyo.

-Mmm?

-Me gustas mucho - Trago saliva. Ya lo sabía, claro, pero ahora se lo digo sin tono pícaro, ya no suena como si quisiera impresionara sólo para llevarla a la cama.

Ya está en mi cama, y es tan sincero y salido del fondo de mí, que ahora no dice nada, está callada pero respira tranquila, el compás de su respiración es uniforme.

-Y tú a mí. Tienes un encanto irresistible y, aunque debo confesar que al principio me rehusaba a caer en ese encanto, finalmente cedí - Sonrío apenada y agacho la mirada.

-Acompáñame este fin de semana de vuelta a Moscú, tengo que buscar unas cosas en casa, vamos al Cotton Club… quiero que escuches la música.

-No creo que Dima me deje.

-Anda, vamos; además, no eres de su propiedad, claro que puedes ir si quieres, así que, quieres?

-Sí quiero - Recarga su cabeza en mi hombro y poco a poco me voy soltando, sintiéndome menos nerviosa.

-Entonces me acompañas?

-Sólo si prometes que me la pasaré bien.

-De maravilla! - De pronto me llega la seguridad.

-Ok! Entonces cuenta conmigo.

Se acuesta y se acurruca, luego vuelve a levantarse y jala la colcha hacia ella.

-Tu cama es más cómoda que la mía - Hunde la cabeza en mi almohada – Y tu almohada también - Cierra los ojos y respira profundo – Cuéntame algo de ti.

-No sé que deba contarte - La veo, bajo la mirada y memorizo su perfil. La nariz, los lunares, sus labios, la forma de sus cejas.

-Lo que sea, pero acuéstate también - Trago saliva, de pronto todo me parece que se pone más y más íntimo, vuelvo a ponerme nerviosa… pero obedezco.

-Le tengo miedo a las arañas.

-Si?

-Ajá - Tengo la cabeza en una orilla de la almohada porque no quiero estar tan junta de ella. Teniéndola tan cerca no puedo pensar.

-Y qué más?

-Puedo abrazarte? - Suelto así nada más. Abre los ojos en seguida y no me dice nada. Asiente.

Se pone de espaldas a mí y se hace un ovillo. No me molesta la rapidez con la que están pasando las cosas, así se desarrollan algunas, tuve "relaciones sentimentales" en el pasado que se dieron así de rápido. Sólo que nunca las anhelé tanto como anhelo a Elena.

Paso mi brazo por su cintura y por debajo de su brazo derecho; me acerco, pero no tanto como para que sus nalgas queden en mi frente, sólo mi pecho cerca de su espalda. La punta de mi nariz roza su hombro y huelo su ropa, huele a su perfume.

Nos acurrucamos sin decir nada.

-Por extraño que parezca - Rompe el silencio – Me siento cómoda contigo - No abro los ojos, de hecho me sobresalta un poco su voz pues ya estaba casi cayendo en el sueño.

-Tengo la certeza de que nos pertenecemos - Me sale natural, sin afán de conquista, de fanfarronear.

Se gira y queda de frente a mí, quiero despabilarme, pero el calor de su cuerpo y el sonido de las gotas sobre el cristal de mi ventana me siguen arrullando.

Me arden los ojos, siento los párpados pesados, pero hago mi mayor esfuerzo para mantenerlos abiertos. Sin embargo es en vano, pues cuando siento sus labios sobre los míos, me doy cuenta que mantenerlos cerrados es la mejor opción.

Al principio pienso que realmente me he quedado dormida junto a ella y que mis sueños (ya que dicen que son deseos reprimidos) me están jugando una broma. Pero todo se siente tan real, me obligo a darme cuenta de que así es, no es un juego mental.

Me lleva hacia ella de la espalda y yo de la cintura, puedo sentir nuestros labios bailando al compás, es como un vals y nuestros pasos están sincronizados.

Estoy besando a Elena Katina, por fin, después de creer que nunca lo haría. De verla sólo en fotos, de escuchar sus canciones en baja calidad en youtube, de desearla tanto muy a mi pesar y vergüenza, yo, enamorada de una muerta… ahora estaba aquí, besándola, teniéndola tan cerca de mí.

-Elena? - Se escucha cerca de mi puerta, pero no es en ella, sino en la suya donde golpea Dima.

Se separa de mí de golpe.

-Es Dima - Se nota preocupada, nerviosa.

-Y?

-No puede ver que estoy en tu habitación, lo sabrá, sabrá que algo está pasando y me llevará lejos de aquí.

-No puede hacerlo - Me enfurezco de pronto.

-M-m-mira, deja que… que lo vaya… introduciendo a esto… yo…

-Elena, estás despierta? Es hora del desayuno - Se pone la bata y tiembla, no puedo creer lo nerviosa que está.

-Señor Spirodonov? - Reconocemos la voz de Vika. Asumimos que voltea a verla porque su voz sigue – Lo espera mi tío en el despacho, yo despertaré a Elena, no es educado que usted la vea en pijama - Soltamos un respiro.

-Bien… dígale que la espero abajo.

Hay unos segundos de silencio y luego mi puerta se abre sin previo aviso, nos hace saltar.

-Vika, gracias… cómo supiste que… - Interrumpe a Elena.

-Te vi entrar a la habitación de Yulia.

Le brindo una sonrisa de agradecimiento y creo que puedo darle un abrazo de oso en este momento, levantarme de la cama y asfixiarla en mis brazos. Pero no estoy tan segura de mis piernas y me quedo en la cama.

-Será mejor que te vistas y bajes o sospechará - Le dice Vika. Elena asiente.

Voltea a verme y me sonríe tan tierno que no puedo hacer más que sonreírle de vuelta del mismo modo.

Cuando sale de mi habitación suspiro, me meto bajo las sábanas y me vuelvo a forzar para no creer que estaba soñando. Luego la puerta se vuelve a abrir y entra mi prima.

Le cuento lo que ha pasado y se emociona conmigo. Sólo cuando escuchamos la voz de Mijaíl gritándonos para que bajemos nos vestimos con rapidez y en menos de lo que pensamos ya estamos en el comedor.

xxxxxx

La lluvia sigue cayendo con ímpetu, no hemos podido salir de la casa ni un minuto siquiera; Elena, Vika y yo hemos jugado cartas hasta el cansancio e incluso nos hemos puesto a contar historias de terror. Los truenos hacen retumbar las ventanas iluminando cada dos minutos el cielo que parece que se caerá.

-No puedo más con este aburrimiento - Contesto y dejo mis cinco cartas sobre la mesa boca arriba para que no tengan objeción, una vez viéndolas les será imposible seguir el juego.

-Yo tampoco - Dice Vika que se recarga pesadamente en la silla, extendiendo los brazos.

-Qué más podemos hacer? - Pregunta Elena.

Nos quedamos en silencio pensando en las cosas que podríamos hacer dentro de la casa. En esta época me siento como un niño que no puede salir a correr o jugar en bicicleta porque el clima no lo permite. Tengo veinticuatro años por dios! Necesito distraerme, necesito sentarme en una cafetería con un buen libro y un Mocca humeante mientras por la ventana de vez en cuando veo pasar a los transeúntes que corren o se guarecen bajo la marquesina de otro local.

Necesito meterme en mi cama y acurrucarme bajo las cobijas mientras cambio los canales de televisión desenfrenadamente o me pongo una película de terror o ciencia ficción. Con Arthur a los pies de la cama y su cabeza echada sobre sus patas… Arthur, quién estará cuidando de él? Pero si es que aún no nace ¡Qué pregunta tan absurda!

Abro la ventana de mi habitación y noto que la lluvia no entra directamente pues el ángulo en el que cae es el opuesto. Así que sólo entra una ligera brisa que mueve las cortinas y las llena de pequeñas gotitas que se quedan sobre la tela que no absorbe.

-Me encantaría salir y mojarme bajo la lluvia.

-Yulia, apenas dejaste de estornudar, hacerlo sería una invitación a la gripe - Me contesta mi prima que junta las cartas y las mete a su empaque.

-Es que… de verdad me aburro tanto - Hago puchero y camino a la mesa.

-Podríamos bajar a la cocina y hornear algo.

-Eso no se puede hacer ahora Vika, la cocina es para los criados - Elena voltea a verme y parece malhumorada de mi comentario.

-No lo digo con saña - Contesto sinceramente – Ya he intentado pedirles que me dejen cocinarme algo y no me han dejado, me corrieron diciendo que nosotros no debemos estar ahí, que es su deber atendernos - Suelto pfff que suena más bien como cuando los caballos resoplan – Qué hora será?

-Creo que son las siete.

Las siete, me digo, si no para la lluvia, si no regresa la electricidad, en media hora nos mandarán a la cama. Vika bosteza y eso me quita el entusiasmo, sé que si ella se marcha la casa entera deberá de irse a sus respectivas habitaciones.

Bueno, no estoy tan segura de que Dima y mi tío se vayan a la cama, no han salido del despacho en casi toda la tarde, algo se traman, pero no sé bien qué es y me enoja pues si se trata de la compañía seguramente Mijaíl debería de informármelo.

-De qué estarán hablando tu tío y Dima? - Pregunta Elena, me gusta esta conexión que tenemos, yo pienso en ello y ella lo pregunta en voz alta.

-No tengo idea - Respondemos Vika y yo al mismo tiempo.

Intrigadas volvemos a guardar silencio. Pasamos bastantes minutos entre las penumbras, las sombras oscilantes que se forman por el bailar de la llama de las velas. Da un tono misterioso a la habitación, casi me empieza a dar miedo, por todo lo que hemos contado, que si el sótano de la casa de la ciudad, que si colgaron a alguien en el árbol donde está el columpio, que si en algún hotel de San Petersburgo, Elena sintió que alguien se sentó en su cama.

Comienzan a sudarme las manos y se me acelera el corazón; creo que no quiero dormir sola, pero ya estoy demasiado grande como para andarme con estas tonterías y expresar mi temor me daría inseguridad. Necesito mostrarme valiente frente a Elena.

Me estoy metiendo cada vez más y más en mi cabeza, recordando lo que hemos dicho cuando de pronto se escucha un sonido seco en la ventana y un ruido como de bebé que llora, me levanto rápidamente de la silla, Elena brinca a la cama y se cubre con las sábanas y Vika yace en la otra esquina de la habitación tapándose los oídos.

Veo una pequeña sombra que se queda inmóvil un momento y luego se lame una patita que está lastimada, le sangra un poco y cojea al caminar. Es un gato pardo que se ha dado un porrazo increíble, supongo que se ha resbalado del tejado de dos aguas y ha venido a caer de lleno en mi terraza.

-Es un gatito - Les digo y voy por él – Está lastimado - Se asusta y me clava las uñas en la piel, maúlla fuerte y se quiere quitar de mi abrazo. Más lo sostengo con fuerza y al ver que no puede librarse se rinde, quedándose agotado y dolorido en mis manos.

-Aw, pobrecito - Dice Elena, que camina hacia él como si se tratara de un bebé – Me lo prestas?

Se lo paso con cuidado y le observa la patita.

-No está fracturado, pero habrá que cuidarlo bien para que no se vaya y se lastime más - Lo levanta y le mira abajo – Además es gata.

-Y tú sabes cómo curarla? - Me asiente.

-Cuando era chica tuve un par de gatos como mascotas y cuando se perdían por una semana, regresaban malheridos, así que yo cuidaba de ellos y los sanaba - Le sonrío, me enternece verla así.

-Ok, entonces tú serás su madre - Nos miramos y no podemos movernos de ahí, sus ojos fijos en los míos. Recuerdo el beso que nos dimos en la mañana y me cosquillea el estómago… también un poco más abajo.

-Bien! Tórtolas, yo me voy a la cama, ustedes háganse cargo de su bebé recién nacido - Y sin más, Vika sale de mi habitación y desaparece.

No sé qué decir, aunque Vika lo hace de buena fé, me intimida que diga esos comentarios, me pone más nerviosa y ahora, simplemente no sé qué decir.

-La llamaré Sheila.

-Sheila? - Digo yo dando un respingo.

-Si, es mi gata, así que la llamaré como yo quiera, y Sheila será - Da un golpe en mi duela con el zapato.

-Sheila entonces - Le acaricio la otra patita y siento en las yemas de mis dedos las almohadillas que tiene debajo.

-Tienes vendas? - No recuerdo haber visto algunas en mis cajones.

-No, pero puedo pedirle unas a Tynice.

En cinco minutos están Elena y Tynice haciéndose cargo de Sheila; una venda delgada en su patita que han procurado que deje de sangrar, leche en un tazón y pan remojado en otro. Lena la observa y se siente contenta por su nueva mascota.

-Se les ofrece algo más? - Pregunta Tynice.

-Nada, puedes ir a la cama, gracias - Respondo.

Elena levanta la mirada y se da cuenta de que en realidad no soy el capataz que la servidumbre le ha dicho que soy. Bueno, no la de ahora, la de antes sí que era una perra.

Saco una caja y le pongo una blusa que definitivamente jamás me pondré, ni en esta, ni en otra vida, así que se ve apetecible, como una cama para un gato de su tamaño.

La vemos acurrucarse, lamerse un poco y luego dormir mientras ronronea de vez en cuando.

Para entonces la ventana ya está cerrada y la lluvia arrecia. La ventisca hace que la lluvia baile de aquí para allá en direcciones distintas. Los relámpagos caen más y más cerca, incluso los hemos visto caer en el mar… nunca vi espectáculo más hermoso.

Me sentí como absorbida por esa inmensidad, no sé si con calma o con bastante ansiedad, pero lo que no puedo negar es el hoyo que se me formó en el estómago al ver esa luz seguida por una oscuridad inmensa.

-Bajaré a darle las buenas noches a tu tío y avisarle a Dima que me iré a la cama - Asiento y no digo nada, se marcha y cierra la puerta muy quedo para no despertar a Sheila. Sonrío, cómo me gusta esta mujer!

Sopeso la posibilidad de ponerme a leer de nuevo el diario o las cartas de Emma, pero en lugar de eso, me quedo en la silla y vuelvo mi mirada al mar, las ventanas vuelven a vibrar con cada trueno.

Casi me olvido de dónde estoy, de lo que hago, de lo que sucedió en la mañana… más bien pienso en agujeros de gusano, me acuerdo de aquel video donde aseguraban que en una película de Charlie Chaplin habían grabado a un viajero en el tiempo porque se lo ve hablando por algo que aseguran es un celular.

O de las fotografías con comparaciones de actores actuales con personajes del pasado, alegando que eran la reencarnación o que son más bien inmortales.

Me asusto cuando escucho que mi puerta se abre y por las sombras que se proyectan en las paredes de mi cuarto no logro ver quién es, no se acerca, no ha pasado del umbral.

-Q...q...quien es? - Trago saliva. No será el fantasma del que hablaba Vika, o si?

No hay respuesta y la sombra no se mueve.

-Quién diablos es?! - Digo fuerte y claro. Luego escucho una risa y la sombra se hace a la luz. Es Elena.

-Te asusté?

-Espera a que te asuste el fantasma que está detrás de ti - No termino de decirlo cuando corre hacia mí y se abraza de mi espalda.

-No juegues - Me dice seria y temblorosa.

Yo me echo a reír y me doy la media vuelta para verla de frente.

-Perdona, pero tenía que vengarme - Me pellizca el brazo y me quejo, sobándome en seguida.

-Será verdad lo del fantasma? - Se nota realmente asustada y yo comienzo a sentir miedo.

-No sé - Trago saliva – Pero ya no digas que no podré dormir.

-Puedo dormir contigo? - No digo nada – Prometo que me quedaré quietecita en mi lugar.

-Roncas?

-No.

-Entonces sí puedes.

-Si te hubiera dicho que sí me hubieras mandado a mi habitación quedándote sola con el fantasma?

-No, me quedaba con Sheila.

-Pero Sheila es mi gata - Se va quitando la ropa hasta quedar en el camisón. Ay dios…

-Si… claro… tu gata… si… em… claro - Titubeo, digo todo y no digo nada.

Se mete bajo las sábanas y me hace espacio.

-Vienes entonces?

-S-s-si… ok.

Me quito la ropa y me pongo la pijama, luego me meto bajo las sábanas y me acuesto, muy en la orilla, quiero tocarla, tanto que tocarla significa hacerle el amor, me siento caliente.

-Buenas noches Yulia - Me dice y me besa la punta de la nariz, se acurruca en mi pecho y cierra los ojos - Tal vez en un mes, o antes, ya ves que vamos rápido… pero hoy quiero dormir.

Yo no dije nada y ella lo dijo todo… quién es esta mujer que me sabe leer como si fuera un libro abierto?

La abrazo, me acomodo y aunque tardo en bajarme la calentura, tardo en respirar normal y tardo en no escuchar mis latidos en los oídos, me quedo profundamente dormida.

💕💕💕
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/14/2023, 7:34 pm

Cada capitulo es mejor 😱😱😱😱 amo mucho la forma sutil y bueno medio rápido qué se dan las cosas es tan tierno y emocionate q la vez ya no puedo pedir más capitulos por hoy pero como quisiera más!! Lo se algunas historias me ponen insaciable 😔. Espero q algo le pase a Dima y deje de fastidiar no deja q se concrete nada 😒😒😒. Bueno espero con muchas ansias la continuación y gracias por los 2 capítulos de hoy cariño te mandos muchos saludos 😘😘😘😘


Última edición por Fati20 el 1/14/2023, 7:39 pm, editado 1 vez
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por psichobitch2 1/14/2023, 7:35 pm

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 1f60d lo siento, pero soy team Emma!! Esa mujer es espectacular!
psichobitch2
psichobitch2

Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Edad : 31
Localización : New York - EEUU

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/15/2023, 11:46 am

Capítulo nueve:

No supe en qué momento Elena huyó de mi cama para irse a su habitación, y hasta ahora ignoro por que lo hizo.

Me despabilé tarde en la mañana y sólo al estirarme me di cuenta de que ella ya no estaba.

Dormí, debo admitir, como si hubiera hecho actividades agitadoras todo el día, es decir, que en cuanto me sentí cómoda con Elena a mi lado, en la posición en la que estábamos, dormí profundamente. Extraordinariamente, mi cuerpo (acostumbrado a la soledad) se sintió como si siempre hubiera estado con el cuerpo de Elena en la cama, como si lleváramos años de mutua compañía.

Vuelvo a señalar que siento que los pasos que estamos dando en el acercamiento la una con la otra son rápidos y casi despreocupados, pero el tiempo es algo que no tengo, yo no sé en qué momento pueda regresar a mi presente y entonces estoy segura que me arrepentiría bastante si me hubiese frenado de hacer algo, cualquier cosa.

Puedo pensar que su ausencia se debe a Dima, pues no quiere que se entere de nosotras. No creo que él sea ajeno a las miradas que nos damos, ni a la atracción evidente que flota sobre nosotras cada vez que estamos en la misma habitación. Venga, no pudo haber dado por accidente el casi beso que nos dimos bajo la lluvia el día que me hizo caer del columpio.

Columpio al que no me subiré jamás de noche o atardeciendo, ahora, con la historia que me ha contado Vika, temo que algún espíritu me haga una visita.

Me visto pues, y camino a la habitación de Viktoria para ver si ya está despierta y poder contarle acerca de estas nuevas experiencias, de cómo se pone mi cuerpo, de lo contento que está mi corazón, de decirle que nunca (en mi presente) me sentí tan atraída a alguien, tan enamorada y tan tonta, tan nueva en muchas cosas.

Pero no alcanzo a llegar a su puerta, apenas salgo de mi cuarto, Martin me intercepta y me dice que tengo un telegrama. Me emociona esto de recibir un telegrama, no me interesa por el momento de quien sea, lo que quiero es verlo, saber cómo es, el acomodo de sus letras, me lo imagino de papel amarillo, pero no tendría por qué ser amarillo si no es un papel viejo.

De pronto se me olvida que aunque lo sienta todo viejo, en realidad es bastante nuevo. Muebles, coches, ropa, aparatos, etcétera.

Le agradezco a Martin el telegrama y me detengo en el pasillo a leerlo, lo saco del sobre y me doy cuenta de que no es una hoja amarillenta, tiene adornos parecidos a los billetes y es del mismo color. Compañía de teléfonos y telégrafos; tiene un número de folio y la fecha de emisión, quien lo manda y a quien se le envía.

Las letras negras me saludan, que escritas con maquina me brindan un mensaje de alguien que aún desconozco.

Charles V.

Sé quién eres y de dónde vienes. Tic toc el tiempo vuela. ¿A qué te sabe el pasado Yulia Volkova? Viajeros, gusanos del tiempo, tic toc Yulia Volkova.

Jueves, Cotton Club; 9:00 en punto, no faltes. Tic toc, yo tengo trescientos años, ¿cuántos tienes tú?


Se me va la sangre a los pies y creo que voy a desmayarme si es que no respiro profundamente; quizás he dejado de hacerlo desde que leí las primeras líneas. ¿Quién es Charles V y qué quiere conmigo? ¿Por qué me conoce y de dónde me ha visto? La única pista es que quizás me ha conocido en el Cotton Club, sino, ¿Por qué me citaría ahí?

Sigo pálida, puedo apostarlo y tengo las piernas débiles, las manos me tiemblan.

Camino a la habitación de Vika y abro la puerta sin siquiera tocar antes, si la encuentro cambiándose, desnuda, si la encuentro dormida, incluso, si la encontrara con alguien más en la cama me importaría poco, esto me parece de vida o muerte, delicado, misterioso. Me deshago de nervios, pienso en muchas cosas y no pienso en nada, porque nada de lo que pienso hace sentido.

Que cuando la abro se está peinando sentada frente a su tocador, un tocador blanco con incrustaciones doradas, cuatro cajones y un espejo en el medio; el banquillo está forrado en pana y es de color azul cielo, muy claro.

Nunca había visto tantos detalles de la habitación de Vika. No tiene balcón pero sí una ventana enorme que da al frente de la casa, desde el que se ve el columpio y el camino verde que nos trae a casa.

-Me ha llegado un telegrama - Le digo alarmada pero ella parece no notarlo.

-Primero cuéntame cómo te ha ido con la señorita Katina.

-No, no, eso lo podemos dejar para el rato, esto me ha helado la sangre Vika, alguien lo sabe.

-¿Lo de ustedes? - Entonces capto su atención, deja el cepillo sobre el tocador y gira medio cuerpo para verme a la cara. La noto alarmada.

-No - Niego con la cabeza – Que vengo de otra época.

-Eso es imposible.

-Creo que quedamos que nada es imposible, dadas las circunstancias - Se encoge de hombros y me estira la mano para que le dé el papel.

Lee el telegrama en silencio, abriendo los ojos muy grandes cuando llega al final.

-Yulia, pero ¿No has visto bien el nombre?

-Claro que lo he visto… y todo el condenado mensaje que casi hace que me cague en mis pantalones - Suelto, ella se ríe un poco, expresiones modernas en los años treinta.

-Charles ¿No te dice nada?

-Pues qué va a decirme Vika ¿Un espía? - Se para estresada por mi falta de memoria.

-Charles Volkov, Charles V. - Me dice mientras me regresa el papel – Es el mismo de la historia que te conté - Se sienta en la cama y yo junto a ella.

Trago saliva y recuerdo esa historia que me contó sobre un hombre que pierde a su amada a manos de unos bandidos.

-¿Tienes tiempo?

-El mismo que tú, prima.

-Sé que puedes estar algo confundida por aquello de que tu sangre y la mía no tienen absolutamente nada que ver, tú siendo Volkov y yo Sidorov… ¿Cómo es posible que las dos seamos viajeras en el tiempo?

Esa es una pregunta completamente interesante, como dijeran en inglés, mind fucking. Se me eriza la piel.

-¡Tienes tanta razón! ¿Cómo es que no lo pensé antes? - Me digo, aquí la estúpida no es Vika sino yo, contrario a lo que todos piensan.

-Pero entonces ¿Cómo es que las dos lo somos? - Se encoge de hombros.

-No he podido descifrarlo, eso me ha estado rompiendo la cabeza desde que me di cuenta de que no eras la Yulia que yo conocía, sino la del dos mil.

-Entonces ¿Por qué me diste por mi lado cuando tuvimos la plática de que éramos una familia de viajeros en el tiempo?

-A veces una olvida que no somos familia Yulia, sobre todo cuando he convivido contigo desde que tengo memoria, te siento de la familia, sí, nos llevábamos pésimo pero de pronto se pierde esa diferencia de lazos de sangre; luego entonces les expliqué a ti y a Elena que en realidad no tenemos nada que ver tú y yo y pues…

-¿Por qué no me dijiste nada cuando caíste en cuenta?

-Porque pensé que no importaba, pero este telegrama viene a ponernos a pensar; primero no te digo nada porque creo que es una coincidencia - Me levanto de la cama.

-Las coincidencias no existen, Vika - Ella no me escucha, como casi siempre que tenemos conversaciones serias.

-No puedo explicar por qué las dos viajamos en el tiempo y mucho menos por qué ahora Charles te está contactando, pero… sí creo que todo esto es una coincidencia - Y dale con las coincidencias, me enfado – Porque yo descubrí ese libro cuando aún eras Yulia Bitchkova - Me río cuando dice esta composición de palabras, la verdad es que Vika es realmente brillante.

Va a decirme algo más cuando escuchamos que tocan a la puerta. Volteamos a verla, esperando ver que alguien se asome, quién diablos nos interrumpió. Es Elena.

Y al verla casi todo se me olvida y mi cara de consternación se convierte en una completa sonrisa.

-Creí haberte escuchado aquí y pues… - No termina la oración, entra con las manos atrás, un poco apenada y con la cabeza gacha.

Hacemos el recuento de la noche, de su cuerpo cerca del mío, de todos los eventos del día anterior para terminar pronto.

-¿Interrumpo? - Pregunta finalmente cuando se da cuenta de que la cara de Vika es de confusión – Pareciera que sí - Y comienza a retirarse.

-No, no, pasa, por favor, ya… - Me limpio la garganta – Ya habíamos terminado.

-¿Seguras? - Voltea a ver a Vika, sabe que la respuesta más honesta la obtendrá de ella.

-Por supuesto Elena, eres bienvenida a mi habitación - Le sonríe y Lena le sonríe de vuelta, acercándose con mayor soltura hacia nosotras.

-¿Cómo sigue Sheila? - Pregunto cuando recuerdo que no la vi a la hora de despertarme.

-Tynice cuida de ella, su pata aún está adolorida y me ha dicho que ella puede administrarle unos ungüentos para que se ponga sana rápido.

-Oh - Digo y muevo un poco la cabeza; de ahí en más, no sé qué añadir porque el telegrama sigue dándome vueltas en la mente.

-Yulia ¿Estás bien?

-¿Por qué lo dices? - Le respondo, saliendo instantáneamente de mis pensamientos.

-Te ves… diferente.

-Tengo que arreglar unos asuntos mañana y son… ¿Cómo decirlo? - Volteo a ver a Vika para que me ayude con alguna palabra.

-¿Interesantes? - Me dice, esperando que esa sea la palabra.

-Si pues, de cierto modo…

-¿Y esa persona vendrá a la casa? Si son de la empresa supongo que sí, ¡Qué tonta! - Se dice, llevándose una mano a la frente, dándose un golpe.

-Tengo que ir yo, ha dicho que quiere verme en el Cotton Club.

-¡Excelente! Querías que te acompañara - Bueno, sí, pero no mañana, pienso.

Pero se ve tan hermosa esta mañana y tan radiante, que me es imposible decirle que no.

-Ya verás que te encantará - Contesto emocionada, y Vika solo pasa su mirada de mí a ella como no entendiendo mucho y con una mueca extraña en la boca. Sabe que no es la mejor idea, pero también sabe que a Elena no le puedo negar muchas cosas.

No es que me hubiera pedido algo en el pasado, pero es evidente que mis defensas están bajas cuando ella está cerca de mí.

-Quizás yo pueda visitar a Emma - Nos dice.

Emma… la recuerdo, se me hace un nudo en el estómago y vuelvo a atinar de nuevo que es esta lucha de la vieja Yulia con esta Yulia que soy. Creí que ya no pasaría, que su esencia se esfumaría más pronto que tarde, pero ya veo que no.

Recuerdo también que quería regresar a la casa en la ciudad para buscar otros diarios, leerlos me vendría bien, me sentiría menos a la deriva, conocer lo que siento por los que me rodean, cómo veo el mundo, cómo me veo a mí misma… tantas cosas que me serían de utilidad si tan sólo encontrara esos diarios o si tan solo tuviera las cartas que le daba a Emma, si es que acaso contestaba las suyas.

Quizás si le pregunto acerca de ellas…

-Entonces ¿Iremos? - Pregunta Elena entusiasmada.

-Iremos - Digo del mismo modo.

Y de pronto a Vika y a mí se nos olvida la plática que estábamos teniendo y empezamos a hablarle de la música, de Alice, le explicamos – Pero poco - Quién es Emma y a qué se dedica.

Son tantas cosas las que tengo que hacer mañana que no sé si me pueda alcanzar el tiempo, tal vez deba de irme yo antes, muy temprano, apenas salga el sol, para que haga todo lo que quiero hacer: buscar los diarios, las cartas, lo que sea que me pueda brindar información.

Tal vez si lo encuentro, pueda responderme esto de viajar en el tiempo, sí, no cabe duda de que fue este deseo de ver a Elena, de conocerla, pero… habrá entre sus páginas algo que me pueda dar una pista de si la otra Yulia ya había viajado antes en el tiempo.

Platicamos un poco más antes de bajar a desayunar, esta rutina de cada mañana de despertar y levantarnos, arreglarnos y bajar al comedor para tener un desayuno sustancioso con todos a la mesa, platicando de una cosa u otra.

Por la tarde estoy tan nerviosa, pues no puedo pensar en ese telegrama que yace en el bolsillo de mi vestido, ya está doblado en tantas partes que parece que me lo hubieran enviado hace semanas.

¿Qué quiere Charles Volkov? ¿Para qué contactarme con este telegrama que parece hecho por un loco? Quizás después de todo Charles sí es un loco que se cree el poseedor de un poder que le otorgó un espíritu o demonio para poder vivir por siglos buscando a la mujer que tanto amaba.

¿Qué si sólo es un farsante que quiere verme la cara de tonta y me pide dinero o lo que sea?

Ya no puedo con tantas preguntas, me duele la cabeza, desde que estoy aquí no hay día en el que no pueda hacerme una pregunta respecto a los viajes en el tiempo; me enloquece saber que soy el alma de la otra Yulia, me pone aún más loca sabernos a ambas Yulia Volkovas con distinta personalidad, pero el mismo nombre.

Estoy a punto de frustrarme, de darle la última calada al décimo cigarro cuando Elena se me acerca y se sienta al lado de mí en los silloncitos que hay en el porche.

-Has estado distante ¿Todo bien? - Suspiro.

-Es uno de esos días en los que no entiendo nada y no sé quién soy ni qué hago aquí.

-No me espantes con lo último que acabas de decir - Lo dice muy serio, y me doy cuenta de que suena demasiado suicida cuando en realidad el contexto en sí, es otro; niego con la cabeza.

-No es lo que te imaginas, digo… me gusta esta vida, lo que estoy viviendo me ha llenado de experiencias surreales pero interesantes, puedo decirte que nunca me he sentido tan viva como hasta ahora Lena; y, no me lo tomes de cualquier modo que no sea ser simplemente honesta contigo, nunca me he sentido tan contenta como hasta ahora que te conocí.

Agacha la mirada y se muerde el labio, puedo ver que se le forma una sonrisa y a mí junto con ella, que me gusta esto de ponerla nerviosa.

-Eres… tienes… yo… bueno, no - Guarda silencio pero sigue sonriendo – Me pones nerviosa Yulia.

-Ese mismo efecto tienes en mí, sólo que hay momentos en los que me siento mucho más capaz de conquistarte que otros.

-¿Son más los momentos valientes? - Me pregunta viéndome a los ojos.

-No, hasta ayer cada vez que te veía acercarte a mí, como que cruzabas el mismo camino que yo, corría en el sentido contrario.

-Así que te escondías de mí - Asiento y me sonrojo.

Voltea a ver el cielo, hay nubes, pero no demasiadas, eso quiere decir que el sol pasa por ellas, dándole al medio día un tono caluroso.

Los olores se levantan con el agua que evapora, podemos oler el lodo y el pasto, también olemos las florecillas que cercan la casa y también olemos el mar, a él a decir verdad nunca lo dejamos de oler a menos que llueva, pues la lluvia nos trae una variedad de olores igual de exquisitos y mucho más fuertes.

Posamos la mirada en el frente, veo pasar a Jamal, que agacha de nuevo la cabeza y camina más rápido para salir de mi campo de visión. Creo que va hacia las caballerizas que por el momento están solas, me pregunto cuándo traerán a los caballos.

-¿Quieres bajar a la playa? - Voltea a verme.

-Bajemos ¿Quieres nadar? - Pregunto.

-Creo que no estoy de humor para eso ¿Y tú?

-En realidad creo que desde ese día no estaré nunca de humor para meterme de lleno en sus aguas ¿Te apetece que metamos los pies? - Se le ilumina la cara.

-Más que apetecerme - Es por el calor que se siente, tan sofocante, que meter los pies al agua fría se nos antoja delicioso.

xxxxxx

Cuando estamos abajo, tenemos la piel sudada, siento que me falta la respiración y debo detenerme para tomar aire. Mi condición física es pésima, no recuerdo haberme cansado tanto la primera vez que recorrí ese camino, pero, también de entonces hace como cincuenta cigarros y millones de horas sentada en la terraza o leyendo.

Se sienta en la arena y se quita los zapatos, yo la imito. La arena está dura por la lluvia de ayer, pero se siente algo caliente bajo nuestros pies; no es de esa arena que quema las plantas, así que caminamos a paso normal hacia las olas que bailan de aquí para allá.

Pasamos un tiempo en silencio, volteadas hacia el horizonte, el mar que parece hipnotizarnos pues nos hace darnos cuenta de lo diminutos que somos todos en este mundo tan lleno de inmensidades, y más con esta visión, que hace que el cielo se junte con el mar. Me hace pensar de nuevo en el columpio y mi imaginación llevándome a nadar en el cielo.

-¿Lena? - Su brazo está junto al mío, sentimos las olas ir y venir bajo nuestros pies, escuchando la espuma de su agua.

-Dime.

-¿Qué dicen tus padres de que estés lejos de ellos? - Nunca le había preguntado sobre ellos, ni siquiera sabía si tenía padres.

-No tengo padres - Responde agachando la mirada y pateando el agua, mandando gotas hacia el frente, luego enterrando el dedo del pie en la arena.

-¿Qué pasó con ellos?

-No sé nada de mi padre y mi madre me dejó en un orfanato cuando tenía pocos días de nacida, jamás la he visto y dudo mucho que la llegase a conocer algún día, no sé si está viva siquiera - Volteo mi mirada hacia ella, su tono de voz es profundo, un poco dolido. No sé si le moleste hablar del tema – ¿Qué pasó con los tuyos?

-Murieron en un accidente.

-¿Eso sí lo recuerdas?

-No, lo leí en el diario.

-Así que las dos somos huérfanas - Me sonríe porque quiere hacer esta plática que es un tanto sombría, menos seria y llevadera.

-Cuéntame tu vida - Wikipedia me había dicho que era huérfana, mas no me había contado por qué.

-Mi vida es muy aburrida, Yulia.

-No para mí que estoy ansiosa de saber quién eres - Me mira y suspira. Se me queda viendo a los ojos; no puedo decir qué me dice su mirada, pero lo que no puedo negar es el calor que estoy sintiendo en el pecho.

-¿Por qué quieres saber quién soy?

-¿Cómo no saber acerca de la vida de alguien que te robó el corazón antes de que ambas lo supiéramos incluso?

-Eres muy romántica Yulia.

-Sólo contigo - Le respondo, camino y le pido que me siga con un movimiento de cabeza; así pues, caminamos despacio la una al lado de la otra con la mirada en nuestros propios pies.

La escucho suspirar y le tomo el dedo meñique para disimularnos a lo lejos, bien hubiera querido tomarla de la mano, pero si Dima llegase a vernos… es más fácil escondernos tomadas sólo del meñique.

-Mi madre me dejó en un orfanato católico en Moscú; y, muy originales las monjas pues le dejaron el nombre de ''Orfanato católico de Moscú'' - Me río.

-Muy, muy original, pero continúa, perdón.

-Crecí ahí, por supuesto, rodeada de maltratos y pues… - Trago saliva, sé lo que sigue en esa oración, sólo que ella no va a decírmelo. Se me hiela la sangre y me pregunto si no he sido demasiado imprudente al pedirle que me cuente esto.

-Lena, está bien si no quieres contarme - Me niega con la cabeza.

-Por extraño que parezca, contártelo a ti se siente distinto - Vuelvo a tragar saliva.

-Nos hacían exámenes médicos dos veces cada seis meses a menos que enfermaras, entonces los doctores nos atendían para curarnos, pero, la mayoría moría porque o no había medicinas o los doctores se negaban a la atención.

Pensaba que lo que había leído entonces de los orfanatos no era tan crudo como lo contaban y que si lo ponían así, era para embellecer sus artículos para las revistas o los periódicos. Ya me doy cuenta de que yo estaba muy equivocada.

-Yo pertenecía al coro, así que cada domingo cantaba en la misa. Era la voz principal y, fue ahí que Dima me vio, descubriendo mi talento.

-¿Cuántos años tenías entonces?

-Dieciséis - Abro los ojos muy grandes.

-¿Todo ese tiempo estuviste ahí? - Asiente.

-A veces ayudaba en la cocina, otra veces a cuidar a los niños que llegaban al orfanato, también horneábamos pan y salíamos a las calles a venderlo; me enseñaron a escribir y a leer, también a cocinar.

-Y… mmm, y - No sé cómo preguntar esto – Y ¿Sufriste muchos, muchos maltratos?

-Pues siempre he sido una mujer que defiende sus ideas y una mujer que sabe el talento que tiene, a veces por soberbia me dejaban sin cena por varios días o durmiendo en el piso; otras veces me azotaban… - Ok, suficiente.

-Bien, bien, creo que… que esta plática no es demasiado buena para ti, me pesa el alma saberlo - Me sonríe.

-Pero a mí ya no y si me pides que me detenga es por ti, no por mi - Suena cruel, pero es real ¿También le enseñaron algo de psicología?

-Tienes razón - Me encojo de hombros apenada, le doy mi brazo y se toma de él.

-En fin, Dima Spirodonov me escucha cantar en una de tantas misas y ofrece ser mi tutor; así pues de cierto modo me adopta, y digo cierto modo porque no lo puedo ver como padre, pero tampoco como amante, y lo demás creo que ya lo imaginas, comenzamos a buscar quien tenga fe en mí como para invertir y hacerme conocida; quiero ser famosa Yulia, es mi sueño.

Lo dice como una niña y me enternece, por ello vuelvo a sonreír.

-Ah Elena, que me parta un rayo si no sucede; el mundo entero conocerá el nombre de Elena Katina - Se echa a reír y me toma con fuerza del brazo.

-Me gusta ese entusiasmo tuyo.

-El mismo que tú tienes, si yo hubiera vivido la mitad de lo que tú…

-¿No estarías aquí?

-Pues… con honestidad, creo que no.

-Viví muchas cosas… tuve muchas carencias… pero al final Dios, si es que existe, escuchó mis plegarias y Dima apareció para sacarme de ahí y ahora tu tío es un ángel que está dispuesto a invertir.

-¿Por qué si yo llevo el negocio junto con él, no me ha contado de sus planes contigo?

-Tu tío es inteligente, Yulia - Sonríe – Y creo que tu inteligencia está bastante nublada - Suspiro.

-Ni que lo digas, todo me parece tan extraño ahora, que hasta lo evidente se me hace un misterio, complejo como trabalenguas.

-Él sabe muy bien que tus intenciones conmigo no son de amiga ¿Crees que sería bueno mezclar tus negocios con tu placer?

-Pues… pues no, pero lo haces ver como que, fueras mi…

-¿Tu cortesana? ¿Cómo lo era Emma? O es.

-Era - Corrijo – Y ¿Quién te lo dijo?

-¿Se te olvida que los criados sí lo saben todo y he pasado bastante tiempo con ellos?

-Así que fueron ellos los que te informaron de mis amoríos y demás cosas.

No me dice nada, pero guarda silencio y bien dicen que el que calla otorga. Su silencio sólo me confirma lo que he dicho.

-Como sea, Yulia, es por ello que tu tío no te informa de esto, pues ¿De verdad quisieras meterte en ello?

-No, prefiero meterme en otros lugares - Se detiene y me mira impresionada, con la boca abierta y sé que he dicho algo que sonó como no quería que sonara - No… no… yo no quería decirlo de ese modo… me refería a algo más… bueno algo menos… quiero decir… que era algo romántico.

-Impresióname - Me contesta, retándome a solucionar lo que he dado a entender.

-Me refería a tu corazón señorita Katina, no a tus pantalones.

-No entiendo esa expresión - Vuelve a tomarme del brazo y seguimos caminando.

-No hace falta, pero no intentaba decir lo que entendiste.

Así pues, caminamos por otra media hora, ella tomada de mi brazo y yo sintiendo sus dedos aferrados fuertemente a mi piel.

Me entero de que ha intentado escribir una canción, pero que no se le ha dado mucho eso de ser una cantautora, así que sólo canta lo que ya existe.

Su escritor favorito es Shakespeare y le confieso que en realidad nunca he entendido su forma de escribir, nunca logró atraparme con un solo libro… y ella se indigna.

-¿Cuál es tu escritor favorito entonces?

-Anne Rice - Le digo así nada más. Odio esos momentos en los que pierdo la noción de mi tiempo.

-¿Es contemporánea? Porque no recuerdo haberla escuchado antes.

-Oh sí… lo es.

-¿Tienes algo de ella?

-No, aquí no.

No sé cuánto tiempo pasamos en la playa, pero cuando sentimos que nos arde la piel, regresamos a la casa y tomamos una siesta cada una en su habitación.

xxxxx

-Yo conozco esta canción - Digo entusiasmada. Es otra de esas noches de música en el salón. En los que pasamos el tiempo pasándolo bien porque ¿Qué más se puede hacer aquí si no?

-¿La escuchaste con ella? - Me pregunta Vika.

Evidentemente no, ni siquiera sabía que existía esta versión con una cantante, también de color, como la anterior que mencioné; por el momento nadie recuerda el nombre y yo recuerdo de nuevo a Emilie Autumn que la ha cantado como una diosa en mi tiempo. Gloomy Sunday.

Llega esa parte que me gusta en demasía, que sufre, que siente que se le desgarrara el alma.

Would they be angry if I thought of joining you? My heart and I have decided to end it all.

La canto, no tan bien como esperaría, no soy una cantante, fallo en algunos tonos. Puedo decir que no tengo una voz horrible, de hecho a veces es melodiosa y suave (la mayor parte del tiempo excepto cuando he fumado mucho o me he ido de juerga) y al voltear a ver a Elena me doy cuenta de que me observa atenta, muy atentamente.

Gloomy Sunday, versión deluxe de Emilie era o es para mí una evocación al dolor, al sufrimiento de perder a alguien. O, en dado caso, de guiñarle un ojo a la muerte.

Pero esta versión, es… más dulce, me parece. Siento menos la pena; quién sabe por qué.

Vika me mira casi del mismo modo que Elena y mis tíos sonríen pues puedo apostar a que nunca me habían escuchado cantar. ¿Era una amargada? ¿Salía alguna vez de mi habitación? ¿Pensaba en otra cosa que no fuera Emma y los burdeles? ¿Tenía algo en la cabeza que pudiera llamar cerebro?

Dudo, o llego a pensar que pude ser lo que en mi tiempo denominamos, hueca. Muy probablemente como era yo en mis primeros meses de animadora.

-¿Por qué conocías la canción? - Me pregunta Mijaíl aún con la sonrisa en el rostro.

-Pues… no podría decirte bien a quién se la he escuchado, pero me gusta más que esta versión.

Se enciende un cigarrillo y lo pone en la boquilla de marfil que usa para los cigarros sin filtro.

La conversación entre mis tíos y Dima se torna casi privada, excluyéndonos a nosotros como si fuéramos unas chiquillas, como si no supiéramos de lo que hablan.

-Estoy tan contenta y nerviosa de ver a Emma - Nos informa Vika a Elena y a mí.

Las tres echamos un vistazo a los tres que están enfrascados en sus temas; podemos pensar que no nos escucharán, pero no hay que fiarse nunca, pues cualquiera puede tener un oído allá y otro acá y, que se enteren de Emma y lo que está sucediendo no es para nada bueno.

Así pues subimos a mi habitación; está alejada de las demás a excepción de la de Elena y no podría escucharnos nadie más porque la terraza da directamente al acantilado.

Es en definitiva el escenario perfecto para alguien que quiera suicidarse, altura más rocas filosas igual a muerte segura. Pero, hace bastante que yo dejé los pensamientos suicidas, atrás, muy atrás, en la adolescencia de hecho.

Nos sentamos como siempre en la mesa, Elena a mi lado y Vika frente a mí. El cenicero está limpio, así como está cada vez que regreso a mi habitación después de desayunar, que Tynice aprovecha para hacer la cama y levantar las cosas que pueda dejar en el piso. Limpia el baño y tira las colillas de los cigarros que me fumo en la noche y antes de bajar a desayunar.

Y, con todo lo que ha pasado desde que me levanté, necesito con urgencia diez millones de cigarros. Saco la cigarrera y enciendo tres al mismo tiempo.

A la primera calada me desparramo en mi silla y suelto un 'aaaah' que no esconde para nada el placer que siento de estar fumando.

-Nos contabas de Emma - Urge Elena.

-Bueno, estoy muy contenta de verla, hace una semana que la vi y, no puedo estar más tiempo sin verla, sobre todo porque no la había visto en un par de años, quizás tres!

-O sea que ya la conocías - Dice ella.

-Sí, bueno… no precisamente… pero sí… digamos que la conozco de otra vida.

-¿Y tú Yulia? ¿De cuándo la conoces?

-Ah yo de esta, no hay duda, en otra vida aún no la conozco.

Se echa a reír y me contagia su risa, no sé de qué ríe, pero las dos reímos y al cabo de unos segundos las tres estamos riendo sin saber exactamente por qué Elena está tan divertida.

-Me río de ti - Confieso – Pero no sé de qué te ríes tú - Sigo riendo y lo que he dicho ha estado pausado, ahogado entre mis carcajadas.

-Parecen dos locas hablando de vidas pasadas y demás, qué hacen ¿Hablar en código? ¿De cuál manicomio las han sacado? ¿Quién viene del futuro y quién del pasado?

Vika y yo nos volteamos a ver con una sonrisa y bastante divertidas porque Elena es increíblemente perspicaz y ha atinado a casi todo sin que se lo crea como real.

-Yulia viene del fututo, en donde las casas tienen puertas que se abren solas y los autos te dicen cómo estacionarte - Dice Vika.

-Y Vika lo sabe porque hizo una visita al futuro del que vengo.

Se vuelve a reír y fuma, aspira fuerte el humo y lo suelta.

-Aah, juro que nunca me había reído tanto en mi vida, ni siquiera ese día que nos burlamos de Dima, de nuevo no siento mis mejillas y me duele el estómago, son bárbaras juntas.

Qué divertido es esto de decir la verdad y que se lo crean a una; claro, no siempre lo es, por ejemplo, muchas veces le dije la verdad a mi madre y no me lo creyó, ahí fue frustrante.

-Vika, lo que yo quiero saber, es qué sucedió aquella noche en la que viste a Em - Me corrijo, no puedo decirle Em, ¿Por qué le dije Em? Nunca le había dicho así – Emma.

-Bueno, omitiendo las partes incómodas - Sé que se refiere a que ella y yo teníamos una relación, si es que se le puede llamar así – Cuando subí estaba malhumorada, se le notaba en el semblante, incluso puedo creer que había llorado.

Suspira y se le pierde la mirada en algún punto que es ninguno en realidad, sino, sus recuerdos pasando como película frente a sus ojos.

-Cuando la vi, supe que era ella, la mujer que yo estaba buscando; es posiblemente una desaventura que sea una cortesana, pero quiero creer que eso no importa si quiero estar con ella.

-¿Y ella quiere estar contigo? - Pregunta Elena, metida en su plática.

-Quizás aún no, pero lo hará, de eso estoy segura - Y sonríe positiva – Bueno, me pregunta cómo me llamo y obvio le contesto, Vika, digo, casi no me salía la voz.

Apago el cigarro y me enciendo otro; unos segundos me siento celosa, con ganas de salir huyendo de ahí e ir con Emma para hacerle el amor. Pero me quedo sentada y estiro la pierna para rozar con la mía la de Elena.

-No platicamos en realidad, porque ella no quería hablar, me acerqué a ella y la besé, sin saber bien cómo, los nervios me invadían, me nublaban la mente. Sé que si me besó o si me hizo el amor - Siento un golpe en el estómago, me siento sofocada y no encuentro explicación – Fue porque era su obligación de cortesana, pero planeo enamorarla - Dice orgullosamente y levanta el mentón y saca el pecho.

-Pues yo apoyo la moción, aparte, con una mujer tan encantadora como tú, Emma deberá de caer rendida a tus pies.

-Espero - Suelta mi prima y apaga su cigarro sin encenderse otro.

-¿Será que la conoceré mañana? - Voltea a verme como si yo tuviera la respuesta y, de saber más de Emma quizás la tendría, pero, estoy tan perdida como ella y Vika.

-Pff pues no sé, eso dependerá de si el performance es de las bailarinas o de los músicos invitados; otra cosa, yo deberé partir antes, por la mañana de hecho, pues necesito buscar unas cosas en casa - Vika me frunce el ceño, sé que no entiende nada.

-Y… ¿Te veremos en el Cotton Club? - Me pregunta.

-Afuera, sí.

xxxxx

Acompaño a Elena a su habitación. La atmósfera ha cambiado, se nota coqueta, puedo oler sus feromonas, me siento terriblemente atraída, carnalmente hablando, quiero tocarla.

Acaricio su brazo y buscamos en el pasillo por alguien que pudiera vernos, pero está tan vacío y reina un gran silencio, que sabemos que estamos a salvo.

-Cantas lindo - Me dice; recuerdo Gloomy Sunday y me sonrojo - ¿Cuándo vas a cantarme? No sabía que lo hacías - Se acerca a mí y me quita una pelusa de la ropa.

-Algún día de estos.

-¿Qué otro talento tienes? - La veo mirándome a los labios.

-Toco el piano.

-Excelente, yo también - Su tono de voz es tan seductor que mis oídos se sienten adormecidos y todos mis sentidos a la vez.

-Entonces… cuando… - Me aclaro la garganta – Cuando gustes bajamos al salón. Seguro te encantará, no puedo decirte de dónde ha salido, pero disfrútala cuando la escuches ¿De acuerdo?

-De acuerdo - Sube la mirada y se posa en mis ojos, la siento acercándose a mí, su aliento en mi boca… y me besa.

¿Se hará costumbre que me bese por las noches? Quizás. Pero yo quiero que me bese a todas horas y que me bese entera.

-Buenas noches - Me dice con un brillo excepcional en los ojos.

-Buenas noches - Contesto yo en un susurro. Cierra la puerta y yo camino a mi habitación.

Elena Katina me ha robado el alma. Después de todo no se la he vendido al diablo, como pensaba.

xxxxxx

Tengo la habitación patas para arriba, así como dije que la pondría cuando buscara los otros diarios.

No los encuentro, ni más cartas ni diarios, ni siquiera papeles escritos al azar. Nada que me dé otra pista de qué pasa con esta vida. Me frustro.

Ya me siento acalorada, agitada, sin saber dónde más buscar. Me siento en el suelo y veo el baúl, así, mi mirada se pierde en él. Está vacío, también me di a la tarea de sacar lo que había en él.

Y me doy cuenta de que es más profundo de lo que parece, el baúl también tiene un compartimento secreto. Me levanto rápidamente y busco.

Está forrado en un papel, que tiene adornos de flores. Y en una esquina un pedazo levantado me indica que es ahí donde debo jalar. La tapa se levanta y me muestra dos diarios más, el que me encontré es el de en medio.

Uno tiene las pastas verde oscuro, de piel también y la fecha me dice que es el primero. El último tiene las pastas de color negro también, como el que estoy leyendo y es de los meses siguientes, los cercanos a mi caída.

Cierro el baúl con mi llave y le pido a Damien que lo suba al auto y me lleve al Cotton Club.

-Pero que desastre ha dejado usted en su habitación.

-Ya lo arreglaré cuando regrese, Damien.

Sueno agitada y con todo derecho, pues he encontrado lo que buscaba.

Cuando llegamos, Vika y Elena ya están ahí. En cuanto veo a mi pelirroja se me va el aire y trago saliva con dificultad, nunca la había visto tan hermosa y elegante.

-¿Tenían mucho esperando? - Pregunto.

-Cinco minutos si acaso - Me dice Vika.

-Entremos entonces.

Le doy mi brazo a Britt y lo toma, me gusta el rizo que se le hace en el cabello y la banda que trae en la cabeza con una plumita de color blanco. Los labios pintados muy de la época, junto con el vestido de tiras plateadas y los tacones que repiquetean en la acera.

Miro el póster que está cerca de la entrada. Circus Contraption esta noche.

Se me ha olvidado el mundo en cuanto entro y me doy cuenta de la emoción que irradia la mirada de Elena, es tan nuevo para ella y le agrada verlo. Lo sé.

-Cada vez con nuevas amigas - Me dice Alice.

-¿Viene con muchas? - Pregunta curiosa Lena.

-Ah, sólo tú y su prima, pero es de sorprender, con eso de que siempre ha venido sola - Y se marcha para traer nuestra orden.

Apenas estoy ambientándome, reconociendo la música cuando siento una mano en mi hombro.

-¿Yulia Volkova? - Volteo a verlo… no hay duda, es Charles.


😱😱

Feliz domingo, chicas! Me encanta que les esté fascinando está historia... Es una de mis favoritas!

RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por psichobitch2 1/15/2023, 2:49 pm

No sé pero ese tal Charles me da mala vibra, muy mala!!! Feliz finde, guapa!
psichobitch2
psichobitch2

Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Edad : 31
Localización : New York - EEUU

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/15/2023, 3:44 pm

Feliz domingo cariño qué alegría leer un nuevo capitulo desde temprano ojalá allá otro para hoy. Bueno ese Charles es su familia y esta sufriendo por esa amada yo espero q ayude a Julia q entender más eso de los viajes. Espero que Vika y Emma conecten como debe ser porque si es como incomodo eso q siente la vieja julia y Emma. Y mi Elena hermosa 😍😍😍😍 espero que ese amor entre ambas siga creciendo tan lindo, tierno y pasional como hasta ahora, entiendo q sea de tus favoritas es muy buena de esas q atrapan. Saludos querida 😘😘😘
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/15/2023, 8:18 pm

Capítulo diez:

Apenas mis ojos se posan en su figura, mi sonrisa se apaga y mi rostro se pinta de temor.

No es un hombre feo, al contrario, es muy guapo, podría decir que es el hombre más guapo que he visto en esta y en otra vida. Alto y rubio, de cabello sedoso y ondulado, un bigote delgado que está perfectamente delineado sobre sus labios rosas y carnosos. No parece tener ni una sola cicatriz del tiempo en la piel del rostro.

Las manos se le notan suaves, como que jamás las hubiera usado para nada que no fuera untarse finas cremas para mantenerlas humectadas. Es extremadamente andrógino, lo que le da un toque angelical. Alto y fuerte, de espalda delgada y brazos firmes, los puedo ver a través de la tela del traje sastre que está hecho a su medida, ni un milímetro más, ni uno menos.

Me sonríe y lo veo más alto de lo que es porque yo estoy en mi silla, volteando medio cuerpo hacia su dirección.

-La misma - Respondo al fin. Comienzo a creer sin que se dé aún un suceso importante, que esto de haber venido con Vika y Elena al Cotton Club justo cuando voy a encontrarme con este misterioso hombre, es una de las peores ideas que he tomado jamás.

-¿Le importa si me siento aquí? - Volteo a ver a Vika que está petrificada en su asiento, asombrada de que Charles Volkov existe de verdad. Aunque, en realidad puedo jurar con que es un impostor que no ha logrado vivir muchos, muchísimos años, sino que simplemente ha sabido cómo conservarse joven y más aún, su genética lo hace verse más joven de lo que es.

-Si no hablamos de… - Me volteo a ver a Elena que nos mira con curiosidad – Negocios - Añado, esperando que Charles se dé cuenta de que no podemos hablar de aquello frente a mis acompañantes – Puede sentarse aquí.

Asiente, se pasa el bastón por debajo de la axila y se quita los guantes y el sombrero.

-¿Vas a tomar algo, cariño? - Es Alice, que se le acerca al rostro tanto como a mí cuando me toma la orden cada vez que vengo.

-Por el momento solo agua mineral, por favor - Es educado pero evita voltear a ver a la cara a Jones, he aprendido que cuando se evita ver a la cara a un negro, es signo de racismo. Aprieto la mandíbula y ya me molesta un poco este tipo pretencioso que tengo enfrente.

- ¿No nos vas a presentar, Yulia? - Me susurra Vika al oído – Sería descortés y extraño para Elena que no lo hicieras.

-Charles, permíteme presentarte a Elena Katina y a Viktoria Sidorova, señoritas, él es Charles… V. - evito decir su apellido para que Elena no nos pregunte el parentesco, pues ¿Qué parentesco podría darle?

-Un gusto - Se levanta para besarles la mano. Elena está fascinada con este hombre apuesto que nos acompaña en la mesa, Vika sigue pasmada.

Cuando se sienta de vuelta me inunda su olor, es una colonia agradable y dulce, fresca, no cítrica.

-Hoy se presenta Circus Contraption ¿Los conocen? - Negamos las tres con la cabeza – Jamás había venido al Cotton Club, con honestidad, estuve en Europa por bastante tiempo, tanto tiempo que pareció que era más bien el 2013 y no 1930 - Se me acelera el corazón pero no digo nada, sólo me reacomodo en mi asiento y miro hacia el escenario donde la banda comienza a ajustar los instrumentos – Yo ya los había escuchado en otro bar, son bastante buenos.

Veo al hombre que tiene la cara pintada de blanco y aunque pudiera tener el cuerpo del vocalista de Vagabond Opera (he olvidado su nombre) se parece más bien por el maquillaje a uno de los personajes de la película de La Casa de los Mil Cuerpos.

-¿Qué pretende Charles? - Se sonríe, sin embargo no me ve a la cara, tiene la mirada donde yo la tenía hace unos segundos: en el escenario.

-Pensé que no íbamos a hablar de… negocios - Luego entonces sus ojos se posan en mí y un escalofrío muy particular me recorre todo el cuerpo.

-Fue un error acceder a verlo aquí, tengo que pedirle que se retire y concretemos una cita para hablar en un lugar más apropiado.

-Fui yo quien te pidió que nos viéramos aquí y fue un error tuyo el haber venido con compañía, creo que son ellas quienes deben irse, no yo - Me ha dejado sin palabras – Voy a sentarme en otra mesa, porque soy un caballero, pero no me iré, cuando el performance termine, cuando hayas visitado a tu cortesana… - Me paralizo mientras él voltea a ver a Elena – O no, ya que vienes tan bien acompañada, entonces ellas se irán a casa y tú platicarás conmigo, tic toc Volkova, recuerda.

Le arrebata el vaso a Alice que viene con su bebida en la charola y después de inclinar la cabeza hacia Elena y Vika, de decirles 'Señoritas' se pone de nuevo el sombrero y desaparece en la mesa del extremo opuesto.

-Un hombre muy peculiar - Me dice Elena que pareciera que no entiende mucho de lo que está pasando – ¿Por qué se ha ido a otra mesa?

-Creemos que es mejor hablar en privado y más tarde me quedaré con él para arreglar lo que tenemos que arreglar.

-¿Es un ex novio malhumorado? - Bromea Elena, y Vika por alguna razón se echa a reír, creo que de algún modo tenía que deshacerse de la tensión que tenía atorada en la garganta.

-Que yo sepa no salí con hombres - Digo con el ceño fruncido. Porque es verdad, que yo sepa… pero hay muchos huecos en mi historia, dado que no he tenido oportunidad de leer los diarios que encontré.

-Quizás me convenzas, se parece un poco a ti ¿Parientes? - Elena es una mujer muy, pero muy curiosa.

-Tal vez lejanos - Sale a mi defensa Vika que nota que me pongo más y más nerviosa.

Levanto la mirada y entre la penumbra de la luz que está en la pared, Charles le da un trago a su vaso sin quitarme los ojos de encima; luego se vuelve al escenario y no vuelve a mirarme en toda la noche.

Pero yo estoy incómoda, reitero que haber venido acompañada no es lo mejor que pude haber hecho, creo que se me nubló la mente y… sí, fue Elena, con su carita y sus ojos la que me convenció así nada más.

El frente está decorado como si fuera la entrada de un circo, con focos que giran y giran como lo hacen los de la marquesina de afuera, creando de nuevo un baile de luces que con un engaño al cerebro parece que realmente se movieran, que giraran de aquí para allá.

Todos tienen la cara pintada de blanco, sin embargo se han dado a la tarea de dibujarse diferentes figuras para que podamos, de cierto modo, identificarlos.

Ya que todos están sobre el escenario se hace una pausa de medio minuto y la música empieza. Una melodía lenta, violín y un poco de acordeón, luego él canta, lento también. Todos están callados, me pregunto por qué; serán más importantes que Vagabond Opera, más esperados.

La canción sube de tono. No es tan alegre como lo que he escuchado en Cotton Club, pero tampoco tan sombrío como When you're Evil de Voltaire. Sin embargo en menos de lo que me doy cuenta, estoy disfrutando muchísimo su ritmo, no había escuchado nunca tal cosa, tiene un toque más gitano ciertamente. Y volteo a ver a Elena… fascinada con lo que sucede frente a sus ojos, creo que en otra vida ella pudo ser una gitana.

Me doy cuenta entonces de la letra que parece como que la hubieran escrito para una especie de película de Tim Burton.

Esta noche no hay otros grupos que nos deleiten el oído, sólo ellos, así que los escucho tocar y yo de verdad puedo imaginarme en un circo, o en sus alrededores, rodeada de esos fenómenos que están de moda en ésta época, como los de la película de Freaks, una mujer barbuda, el hombre saco, deformes que "dejaron de ser marginados" para volverse atracciones de circo.

También puedo imaginarme en una caravana gitana o en un mercadillo como el de la película de Stardust, magia por doquier, donde cualquier cosa es posible.

Elena está simplemente como estábamos Vika y yo cuando estuvimos por primera vez aquí; todo tan nuevo, tan emocionante, casi prohibido por el tipo de lugar. De que estamos rodeadas en su mayoría de hombres ricos y las otras mujeres son más bien cortesanas (pocas somos de la alta sociedad).

-¡Tengo ganas de pararme a bailar! - Me grita al oído cuando escuchamos la canción que poco antes nombraron: Wicked fascinations.

-Es bueno el ritmo ¿no? - Asiente y luego mueve la cabeza, contenta, sonriendo todo el tiempo sin que ese gesto se borre de su rostro por muchos minutos.

-¿Cómo descubriste este lugar? - No quita los ojos del escenario.

-Lo visité alguna vez con Mijaíl.

No dice más, sigue bebiendo y moviendo los pies bajo la mesa. Se le encienden las mejillas por el alcohol, que no ha sido mucho pero sí el suficiente para sonrojarla.

-Baila conmigo Yulia, una pista, anda - Comienzo a negarle en seguida con la cabeza, ni siquiera puedo dejar que termine su oración y ya me estoy negando. A eso sí que debo negarme. No sé cómo bailar esto.

-Eso no va a pasar, pude hacer el ridículo frente a mis tíos y demás presentes aquel día, pero no lo haré aquí, frente a tantas personas, imposible, no, ni lo sueñes - Me hace puchero.

-¡Yulia! - Vuelvo a negar y me cruzo de brazos.

-Jamais, jamás, never, nie.

-Yulia - Lo suplica ahora.

-Si no te levantas de esa silla - Me dice Vika – Prometo que… prometo que.

-No sabes ni lo que harás - Le respondo.

-Te quitaré todos, TODOS tus cigarros, me aseguraré de que no fumes en al menos un mes.

-No eres capaz - No lo hará, me digo.

-Ponme a prueba Volkova - Nunca me había llamado Volkova, ahora le creo.

Suspiro, poso la mirada en la mesa, estoy resignándome a la idea de hacer el ridículo frente a todos. Incluso frente a Charles… Charles, me incomoda aún más.

Suspiro de nuevo, este es para darme valor y, rápidamente me levanto de mi asiento y le ofrezco mi mano para que me dé la suya y caminemos a la pista. Vika aplaude y los que están en la barra también, Jones chifla y me levanta sus pulgares. Yo no creo que pueda ponerme más roja.

No sé si sentirme como la pobre muchacha que se lleva Al Pacino a bailar tango en la película de Perfume de Mujer; la gran diferencia es que a ella le quedó el baile tan perfecto que impresiona porque es una condenada película, pero esta es la vida real y yo no soy esa chica, Elena evidentemente no es Al y no estamos bailando tango (eso lo podría improvisar un poco más) pues esto que están tocando me cuesta bastante trabajo.

Quiero seguir los pasos de Elena, no había pensado jamás que fuera tan buena bailarina, digo, sí, ya habíamos bailado antes pero como yo estaba también bailando en automático no me puse a seguir demasiado sus pasos.

Esta vez es distinto y ya la he pisado un par de veces; siento que el color se me sube a la cara y comienzo a sudar frío, no sé si me voy a desmayar cuando al voltear al escenario, pues la canción por fin ha terminado, después de lo que me pareció, siglos, me doy cuenta de que Emma me mira, estoy tomada de la cintura de Elena, con la cara visiblemente roja por la agitación del baile, la vergüenza y seguramente una capita de sudor.

Me sorprende en mal sentido el semblante que tiene en cuanto nos ve, en cuanto se percata de lo que está pasando y de la proximidad que tiene mi cuerpo con el de Katina. Se le desencaja el rostro y no sé si va a llorar o a bajar del escenario para abofetearme, bien pudiera mandar a algún pimp del bajo mundo para que me corte la yugular y obviamente no correría con la suerte de ser salvada por un Lestat. Que bueno, si existen los viajeros en el tiempo, puedo creer en cualquier cosa, ya había dicho.

-Y esa es Emma - Me dice Elena cuando se da cuenta que mis ojos no pueden desconectarse de los de la castaña que está sobre el escenario en corsé negro, medias de red, tacones altos y el cabello ondulado hasta media espalda.

-Ella es Emma - Le respondo y me vuelvo a verla y luego a Vika que está tan desconcertada como yo.

-No está para nada contenta - Se quita de mi abrazo y camina a nuestra mesa.

Por un momento ignoro que Charles está casi frente a mí y camino tras ella para poder darle un gran trago a mi vaso, buena falta me hace, una, porque tengo calor y dos, porque estoy que me ahogo por lo que acaba de suceder.

Jones me ofrece otro vaso.

-Le rompes el corazón ¿Lo sabes verdad? - Me dice no sé si en reprimenda o sólo como un "dato curioso".

-Lo sé Alice, pero ya la había enterado al respecto - Hago lo posible porque Elena y Vika no nos escuchen y mejor me levanto para seguirla a la barra.

En el escenario varias bailarinas se están poniendo en posición para el siguiente acto.

-Nunca le hablaste de alguien más - Agacho la cabeza.

-Bueno Jones, creo que a veces una no espera quien llega y ella llegó… Emma y yo éramos conscientes de que no podíamos estar juntas como algo más y que tarde o temprano acabaría - Me da mi vaso que tintinea con los hielos que nadan dentro del whisky.

-Eso siempre dicen, Volkova, siempre; y de todas formas regresan, los he visto marcharse por días, semanas, meses y aún regresan como perros con la cola entre las patas porque quieren ver de nuevo a su cortesana - Se voltea y me mira – Los hombres ricos así son, así es su mundo.

-Pero yo no soy un hombre, Jones; soy mujer y aunque parezca que Mijaíl quiere que sea el hijo que no ha tenido, aquí adentro - Me señalo el pecho – Y aquí arriba - Luego la cabeza – La que manda es una mujer y… - Suspiro – Eso no pude remediarlo, llegó así nada más y me enamoré.

Es el turno de que ella suspire y acomode otra orden en la charola de metal.

-Bueno cariño, mejor que se lo vuelvas a decir porque ya la conocemos, puede que te haga una escena hoy frente a ella - Y me señala a Elena con la mirada – Es guapa, así que será más amenaza para Emma.

-Demasiadas cosas por tratar hoy Alice - Le digo y me bebo un poco de lo que tengo en el vaso.

-Si, grosero acompañante el tuyo - Me echo a reír.

-Ojalá alguien se lo quitara a punta de… - No me deja terminar y me toma de la mano.

-Te aconsejo que lo hagas, desaparece cinco minutos, cinco nada más; no me gusta verla llorando por los pasillos cuando no tiene cliente - Sin querer aprieto la mandíbula cuando me dice cliente y vuelvo a tomar whisky. Siento en seguida la usencia de su mano grande y cálida sobre la mía.

-Vale, cinco minutos nada más; y te lo digo porque tú eres la señorita de los recados, eres como nuestro correo personal - Se echa a reír, menea la cabeza de un lado a otro y se marcha con las bebidas para otra mesa.

Me giro y recargo los codos en la barra.

Toca el piano y se escucha el silbar de un caballero más bien vulgar desde algún punto. Me desagrada bastante y hago cara de molestia, la música sigue sonando, se anima el ritmo, hacen algunos pasos de tap y ahí esta Emma, siendo parte de ese performance que parece prometedor y bastante entretenido.

Hay una bailarina de cabellos muy rojos y tez blanquísima, no la había visto jamás, una rubia de ojos azules muy parecida a Vika y otras dos de piel blanca y cabello oscuro.

Comienza la voz del vocal, de esa que parece que ha tomado muchísima agua ardiente o se ha fumado veinte cajetillas diarias durante bastantes años.

Y presentan después a las chicas de circus contraption, asesinas con un encanto específico. Una que se lleva un sombrero de souvenir, otra que te hipnotiza con sus caderas y otra, Emma, que es una gitana, una cortesana de las cercanías de algún teatro que te cautiva al instante. Hace su baile y no puedo quitarle los ojos de encima, pero, para deleite de ustedes, lo bueno es saber que cuando dice Gitana y música lo primero en lo que pienso es en Elena y Emma aún no ha terminado de bailar cuando regreso a mi asiento, con vaso lleno en mano, sintiéndome alegre y valiente gracias al alcohol y no le quito la mirada de encima a la mujer del lunar sexy cerca de la boca.

-Eres hermosa - Le digo y ella voltea a verme como si lo que acabara de escuchar fuera más bien un eco.

-¿Perdón?

-Que eres hermosa - Le echo un vistazo a Vika que está más que fascinada con lo que está sucediendo frente a nosotras y que es obra de su castaña de fuego, porque es suya ¿Cierto? No mía.

Elena está sonrojada frente a mí y se muerde el labio, gesto que no puede dejar de encantarme jamás.

-Gracias - Me contesta – Tú también lo eres - Y así sin más se acerca a mí y me besa la mejilla para luego girarse de nuevo y seguir bailando en su asiento mientras se entretiene con el performance de las chicas de Circus Contraption que no son suyas sino cortesanas del Cotton Club que también la hacen de bailarinas y actrices y todo lo que puedan hacer para entretener a los caballeros.

De repente se me antoja un vaso de ajenjo, el hada verde que nunca he probado pero con el estado que tengo ahora, si me bebo algo como aquello terminaré siendo un saco de papas. No, otro día será, otro día me daré el lujo de probarlo y ponerme a ver cosas que no hay. Christian, cómo me acuerdo de él y sus ojos que brillan cuando ven a Satine por primera vez en el columpio.

A veces me siento un poco Christian, a veces un poco la otra Yulia, pero casi siempre soy yo, aquella que viene del lugar donde es posible un teléfono móvil y una sopa instantánea; vivimos tan rápido entonces, que me empieza a gustar más este lugar.

Elena desaparece tras bambalinas y de pronto me preocupa un poco cómo pueda estar, si de verdad le he roto el corazón, si sólo es un acto para que yo siga ahí, dándole regalos. Conozco y no conozco a Emma Schwarz, es mi amor, pero tampoco lo es.

Me siento de nuevo un poco atrapada entre dos personas que luchan por ganar dominio, una quiere seguir siendo la que era, una grosera altanera, una mujeriega, si es que el término en realidad llegase a existir. Y la otra, que intenta enmendar todas las cosas que la otra Yulia hizo, que necesita ganarse la confianza de la servidumbre, que vean que no es una racista, que no es una pedante, que tiene sentimientos, no es una Ice Queen.

Alice me llama con la cabeza, y yo sé que aunque no es la mejor idea, ya que Elena está conmigo y podría decirse que es mi cita, debo hacer lo correcto y lo correcto es dejar a Emma en el olvido y decírselo para que entonces Viktoria tenga cabida en la existencia de la que hasta hace poco era MI cortesana.

-Debo ir al bañob- Le digo a Elena.

-¿Y me pides permiso? - Se echa a reír y yo junto con ella.

-Ehm… pues… no; tengo la cortesía de avisarte que debo ir para que si me ausento, no te preguntes en dónde estoy.

-Ah, vaya… - Me contesta nada más, pero divertida. Creo que también está un poco borracha.

-Se dice tocador - Me corrige Vika.

-Baño, tocador, es lo mismo - Me defiendo.

-Ahora se dice tocador - Y me llevo las manos a la boca fingiendo arrepentimiento.

-De acuerdo señoritas, si me permiten, voy al - Volteo a ver a Vika específicamente – Tocador.

Me dirijo hacia el, pero luego subo las escaleras que me llevarán a la habitación donde siempre me he visto con Emma. Antes de entrar trago saliva, después me percato de que ahora el ambiente no huele a vainilla, sino a una combinación de manzana con canela que al momento me tranquiliza, sólo un poco, pues al entrar Emma está desnuda y sé, que lo hace para que me quede pues sabe perfectamente bien, que voy a terminar de una vez por todas, y sin bromas ni segundas chances.

Se me hela la sangre dentro del cuerpo, peso mil kilos, voy a romperme si doy un paso hacia el frente.

-¿Te vas a quedar como idiota parada en el umbral? - Suena enojada y con razón… pero también sin razón. Creo que nunca antes me había llamado así, al menos no cuando YO la visité, con la otra Yulia puedo apostar porque le ha dicho de peores formas.

¿Por qué presiento que a Emma no podía dejarla porque es demasiado pasional? A los humanos nos llena de placer una relación que está basada en la pasión.

Entro al fin y cierro la puerta tras de mí muy despacio, casi sin hacer ruido cuando el picaporte embona.

-Si crees que presentarte con tu nueva conquista me va a hacer cambiar de opinión, si crees que eso me convencerá de que dices la verdad puedes meterte la idea por donde mejor gustes - Trago saliva por décima vez en el rato en el que he estado ahí, parada frente a ella y por primera vez: sin habla – Y lo has hecho antes y has vuelto a mí ¿Crees que esta vez será diferente?

Sigo callada y por fin puedo moverme, de modo que estoy cerca de ella pero lo suficientemente separada como para no sentir su calor y evitar enloquecer. La otra Yulia comienza a dominarme y no puedo darme ese lujo, no ahora que las cosas con Elena están acomodándose de la mejor manera.

Pero se me hace agua la boca al ver su cuerpo desnudo. 'Volkova, calma' Me digo para tranquilizarme 'A pensar con la cabeza fría'. Y me obligo pues a hacerlo.

-Esta vez lo es Emma; lo que pudimos haber tenido tú y yo no será más, compréndelo - Se acerca lentamente a mí y yo no puedo moverme… otra vez, para variar.

-Te vi cuando estaba en el escenario, no podías quitarme los ojos de encima, te vi mirarme las piernas, los brazos, mis pechos - *gulp* - Los labios… mi entrepierna - Puedo sentir su aliento en mi boca – Niégame que no es mi entrepierna donde quisieras tener la cara en este momento.

Vuelvo a suspirar y levanto la mirada al techo, volteando luego hacia mi izquierda para no tener que verla a los ojos y así, traicionarme o, mejor dicho, que aquella Yulia se abalance sobre mí, me muerda la yugular cual leona y tome el control de esta que soy.

Siento sus manos acariciándome los brazos y sé que si debo de ser agresiva, si debo gritarle, si debo herirla, tendré que hacerlo. Emma no es para mí, yo no soy para ella, Vika es para ella como ella es para Vika, así debe de ser, así fue en aquella vida y así debe de ser en ésta.

Le tomo las manos, sujetándola fuertemente de las muñecas y ella se sonríe.

-Vamos a hacerlo rudo ¿Eh? - Me mira a los ojos y yo me atrevo esta vez a verla – ¿Quieres que saque la cuerda con la que me amarras o prefieres que lo haga yo?

-Basta - Le digo – Basta ya, no va a pasar, entiéndelo.

-Apriétame más fuerte, así te gusta ¿no? Te gusta venir a sacar tus frustraciones conmigo, se te olvida aquella vez.

-No sé de qué hablas - Mi puño cerrado fuertemente en sus muñecas.

-¿Se te olvida, Volkova que una noche, una de tantas noches en la que más bien me lastimabas, decidiste dejarme un recuerdo en el pómulo derecho? - Trago saliva de nuevo, pero esta vez se me atora en la garganta, impresionada, si miente ¿Cómo saberlo? Y ¿Si dice la verdad? Cómo comprobarlo de igual forma.

¿Quién era yo? Lo ignoro ¿Quién era?

-No me estás diciendo la verdad - Me enojo conmigo misma, pero no es conmigo, sino con la otra Yulia.

-¿Ya le dijiste a Elena o como quiera que se llame, que te gusta ser ruda a veces? Qué te gusta que se sometan a ti? - La suelto, después de todo, muy dentro de mí, sé que está diciendo la verdad.

-Ya no soy esa Yulia - Le respondo.

-¿Ahora que perdiste la memoria quieres hacer las cosas bien? ¿O será que lo usas como pretexto para dejarme como vil puta, ya no una cortesana, sino como a una puta y hacerte la santa?

-Basta Emma - Ya ni siquiera siento el alcohol en mis venas.

-Se te olvida que era yo, SOY yo quien te contenta cuando has tenido un mal día, cuando estás demasiado enojada con el mundo, cuando tienes ganas de matar a alguien y soy yo quien recibe tus golpes, literal y figuradamente.

-Lo... lo lamento.

-¿Qué clase de mujer eres que soborna a otra al punto de pensar que sin ti no es nada? - Se le quiebra la voz. Años de mi abuso saliendo a la luz cuando no tengo conocimiento de ello, demasiada información. Me enfurezco conmigo.

-Emma, escucha - Pero ella no parece hacerlo y sigue hablando.

-Que me enamoraste para que fuera tu fiel esclava, dejándome humillar, cumpliéndote tus caprichos aunque sintiera que no era justo lo que hacías ¡callando! - Grita y yo me sobresalto – Y ahora me vienes con que es en serio que me dejas, que me dejas por una cantante que aún no pasa de ser una conocida por ti y tu familia y unos cuantos.

-¿Cómo lo sabes? - Pregunto.

-Sé más de lo que crees; así que dime ¿Por una mujer como ella vas a dejar a la que te ha apoyado y soportado durante este tiempo?

-Emma… escucha… yo… lamento todo lo que te he hecho, es verdad que no es justo, pero la vida muchas veces no es justa…

-Y con las putas como yo menos ¿No es así?

-Eso no es lo que iba a decir - Digo sinceramente – Mi corazón no te pertenece, no sé si lo hizo en algún momento, pudo pensar que sí; no me escudo en esta amnesia, es real que no recuerdo nada, pero pido disculpas por todo lo que te he hecho - Agacha la mirada y creo que está llorando – Las cosas son así, no me estoy lavando las manos, pero no puedo estar contigo porque… porque no te quiero de esa forma - Me mojo los labios – Eres muy hermosa Emma - Ella se burla – Pero tú no eres para mí y no porque seas poca cosa o una cortesana… sino porque… tu alma no debe estar con la mía.

De pronto me siento abrumada. La abrazo y pone su cabeza contra mi pecho.

-Vas a odiarme, o vas a mandar a alguien a que me mate - Bromeo, pero ella no dice nada – Pero luego… vendrá alguien más que te robará el corazón y muy probablemente sí te saque de la vida que tienes y te haga el amor como mereces; te haga la mujer que debes de ser. Yo fui una mala persona y aún ahora lo soy por decirte esto, pero… pero es verdad… ya no estaré mas contigo.

Levanta la mirada y me ve, me clava sus ojos en los míos, rojos, cristalinos.

-Dame la oportunidad de una nueva vida y dátela tú, confía en mí, confía - Me siento tan mal por ella.

-Me acostumbraste a ti ¿Cómo podré simplemente hacerme a un lado?

-Yo me haré ¿Cómo estuvo tu noche con Vika aquella vez? - Se quita de mi abrazo.

-Normal, como todas las noches que tengo con clientes que no son tú.

-Vamos, debe haber algo en ella que te haya hecho sentir bien - Sonríe, esa es buena señal.

-Es dulce y tierna, inocente.

-Sí, así es Vika ¿Algo más?

-No tiene tu encanto, pero es tan guapa como tú.

-¡Es mucho más! - Le digo entusiasmada.

-Entonces sí vas a dejarme - No lo pregunta, se resigna más bien.

-Lo haré - Sigue desnuda y es tan vulnerable ahora que no puedo creer que haya hecho lo que hice… bueno, ustedes entienden.

-¿Volveré a verte?

-Probablemente - Y la abrazo, no porque quiera sentirla desnuda, sino porque me parece como un niño indefenso que necesita protección.

-Quizás pueda enamorarme de Vika - No sé si lo dice para darme celos o si es verdad. De serlo entonces la vida trabaja muy rápido y lo hace bien.

-Sería la mejor opción, créeme - Dejo mi barbilla sobre su cabeza.

-¿Qué te hicieron que eres tan distinta?

-Me cambiaron por una nueva, reemplazaron a la vieja Yulia conmigo, vengo del futuro - Se sonríe.

-Más bien has enloquecido.

-Eso también - Le respondo y me quito de ella, caminando a la puerta.

-¿Un último beso?

Me acerco a ella y le beso la mejilla y luego la mano.

-Fue un placer Emma - Y así sin más salgo de ahí. Me mareo cuando el aire me golpea, aunque en realidad no es aire, es más bien una frescura que habita en el pasillo, lejos de los amantes, lejos de Emma y también lejos del bullicio del bar.

Sé que me tardé más de la cuenta y también sé que no hay mucho por inventarle a Elena si llegase a preguntar sobre dónde estuve en todo ese rato. Ruego porque no me lo pregunte, ruego porque el perfume de Elena no se me haya quedado en la ropa, pero más que nada ruego por no tener que enterarme de más vilezas que pude haber hecho en el pasado.

Para mi fortuna, en ese lapso de tiempo Elena se ha tomado más vasos de whisky y se le nota contenta, alborotada, platicadora, sincera y sobre todo encantadora, mucho, mucho más encantadora.

Me brinda su adorable sonrisa y yo no puedo más que sonreír de vuelta y pedirme otro vaso, aunque, recuerdo que debo de moderarme pues todavía alguien, en una mesa lejana, me espera para platicar.

Creo que puedo ausentarme, creo que puedo platicar con él por unos minutos y regresar a mi mesa luego, dos ausencias largas se sienten menos con alcohol, y Elena tiene bastante de eso en su sistema.

-Sigue bebiendo, bonita; pero no mucho, no quiero tener que cargarte a tu habitación.

-Anda Volkova, ve a atender tus asuntos que la noche es joven, yo me la estoy pasando de maravilla y el alcohol sobra, jamás me había sentido tan animada en la vida, así que no me limites - Obedezco y no digo más, camino hacia donde Charles.

-Tic toc Charles - Bromeo más bien para fastidiarlo ¿Qué quiere decir con tic toc de todas formas?

-Veo que atendidos tus asuntos amorosos, con ambas señoritas, tienes por fin tiempo para atenderme a mí, que soy el más importante de tus asuntos - Le volteo los ojos.

-Te presentas así nada más y ahora te das aires de grandeza, Charles, no eres más que un charlatán ¿Quieres dinero? Te lo doy, pero no me vengas con adivinanzas ni misterios indescifrables - Me mira muy serio y no se le mueve un solo músculo de la cara.

-Nada de eso Yulia Volkova pariente lejana de Charles Volkov - Me da risa su forma de expresarse.

-Venga Charlie, no más actuación - Sigue sin hacerle gracia.

-Sé que Vika te ha contado de un hombre que perdió a su amada a manos de unos rufianes, sé que sabes la historia de que invocó a un espíritu poderoso para vivir más y así, encontrarla en otras vidas.

-Porque estás obsesionado con tu novia muerta - Se queda callado por unos segundos.

-Y tú también estabas obsesionada con una muerta ¿No? Porque no vas a negarme que cuando tú te enamoraste de Elena Katina tenía bastantes años enterrada, hecha cartón dentro de su ataúd - Y entonces quien enmudece soy yo – Si los viajes en el tiempo son posibles, si los fantasmas se comunican con las videntes, si la energía no se crea ni se destruye sino que sólo se transforma - Y ahí, con eso me tiene, una frase de alguien que aún ni siquiera figura en la importancia del mundo - Entonces ¿Por qué no habría yo de haber invocado algo para vivir más y encontrarme con ella?

-¿Por qué no regresar el tiempo?

-Porque estaba desesperado y quien escuchó mi llamado lo prolonga, pero no lo brinca ni hacia adelante ni hacia atrás.

-No fue la mejor opción entonces - Le da un trago a su bebida y me mira, su bigote delineado, rubio, se parece al de Dalí, pero menos largo.

-No, no lo fue, yo tengo fecha de caducidad, por así decirlo.

-¿Cómo es que sabes del 2013?

-¿No has entendido? Simple magia Volkova, yo puedo ver el futuro, pero porque venía con el paquete, más no puedo ir a él.

-Y si puedes verlo, por qué no simplemente esperas paciente para reencontrarte con… como quiera que se llame…

-Oksana, su nombre era Oksana.

-Oksana entonces.

-Porque no figura en mi tiempo, necesito alargarlo y es ahí donde tú me vas a ayudar.

-¿Por qué yo?

-Porque tú sin saberlo si quiera dominas el tiempo, es como un don, no puedes usarlo siempre y quizás, como en tus videojuegos, usando una vez tu poder no vuelve, no se recarga; posiblemente lo estés usando ahorita y con cada día que pasa se agota, se está terminando, por eso el tic toc; ni yo tengo tiempo, ni tú, pero… - Ya había captado toda mi atención – Si tú, que eres viajera en el tiempo y yo, que puedo hacer, por decirlo de algún modo, hechizos, nos recargamos con suerte y tú te quedas aquí y yo vivo más para así poder encontrarme con Oksana.

-¿Es posible que en tantos años no la hubieras encontrado ya?

-Muy posible, su alma, perdida como está, no quiere regresar al mundo terrenal, no lo ha decidido aún, pero lo hará.

-Quizás ya trascendió.

-No, su alma es joven, aún queda mucho por aprender y debe regresar.

-¿Cómo sabes que es joven?

-Sólo lo sé, así como tu alma es vieja - Eso no lo podía discutir, estaba segura de ello.

-Entonces déjame ver si entendí; me requieres a mí porque soy una viajera en el tiempo para hacer una magia extraña que haga que tú vivas más y que yo me quede aquí para siempre.

-Simple ¿No?

-¿Y por qué no se lo pediste a Vika?

-Vika no es una Volkov, necesito que sea de mi sangre para que funcione.

-Claro, siempre la sangre.

-Siempre - Me contesta con una extraña sombra en su mirada.

-¿Y cuándo será eso?

-Oh no hay mucha prisa, tú disfruta un poco más de esa pelirroja hermosa que te observa - Volteo a ver a Elena, que me sonríe cuando nuestras miradas se cruzan, le sonrío de vuelta – Y ya que tenga el cáliz que necesito, te buscaré.

-¿Cuánto tiempo me quedaría si no funciona la magia?

-Cuando mucho un mes… quizás dos, pero no más - Se me revuelve el estómago de pensarlo, es muy poco tiempo y yo que tengo tanto por vivir con Elena.

-Entonces encuéntralo en cuanto antes - Me levanto de la mesa – Y hagamos ese hocus pocus para que cada quien atienda lo que le corresponde - Me sonríe y se recarga una mano en el bastón elegante.

-No lo dudes, será pronto.

Le doy la espalda y me voy de ahí. Llego a mi mesa y me doy cuenta que Vika no está, se habrá ido a ver a Emma. Y no por petición de ésta, sino por decisión propia.

-Te vi observándome.

-Eres mucho más interesante de lejos - Me dice y me mira a los labios – Estoy borracha ¿Verdad? - Asiento – Sí, lo estoy; Dima va a matarme.

-La resaca es la que va a matarte - Me río, levanto la mirada y Charles ya no está.

-¿Te arreglaste con Emma?

-Si te refieres a si reafirmé el término de nuestro acuerdo, si.

-Me gustas - Se le barre la lengua pero me gusta que aunque borracha, sea sincera.

-Tú me encantas y ahora que no tengo más asuntos que atender, te acompañaré en la borrachera y en la resaca de mañana.

-Así se habla Volkova, así se habla.

Bebemos gran parte de la noche y buena parte de la madrugada, la mirada nos falla, el habla nos traiciona, la hormona… la hormona se pone coqueta y me siento caliente.

-Tengo muchas ganas de llevarte a la cama - Confieso.

-Pero me arropas bien - Bromea y nos reímos fuerte. Alice va y viene con bebidas para nosotras y Vika no aparece aún.

-¿Dónde está Vika? - Le pregunto a Jones.

-¿Dónde crees tú? - Y se marcha con una sonrisa en el rostro.

-¿Dónde está? - Pregunta Elena.

-Teniendo la acción que nosotras no estamos teniendo - Vuelve a reírse, pero no sé por qué y yo solo sonrío.

-Tienes una gran urgencia por llevarme a la cama y desarroparme - Asiento – Puede que corras con suerte, pero no es un hecho.

Y ya que estamos algo lejos de la casa de campo, preferimos dormir en la casa, con Damien como nuestro guardián, que aunque homosexual no es para nada tibio. Lo sé por las cicatrices que tiene en los nudillos de las manos, esas marcas son dientes clavados, seguro que ha roto bastantes labios.

Vika parece que estuviera dentro de un sueño y yo sigo en esa nube que hace que todo me parezca lejano e irreal, tengo la cabeza de Elena sobre mi hombro y sé que está profundamente dormida.

-¿Alguna novedad? - Le pregunto a mi prima, aprovechando el estado de Elena.

-Pues pasó lo que pasa con las cortesanas Yulia, le pagué, me aceptó el dinero, por el momento soy una cliente más.

-¿Y entonces por qué la sonrisa de estúpida? - Damien me mira por el espejo retrovisor y sé que está sonriendo, divertido.

-Porque me dijo que nadie había sido tan dulce con ella como yo… pero es que yo… yo recuerdo a la de antes y bueno a la de después y… - Me limpio la garganta, no podemos hablar así frente a Damien – Y bueno tú me entiendes, es hacerle el amor - Sonrío, contenta por ella.

-Eso hará que se enamore de ti - Nos quedamos calladas, ella con la vista hacia la ventanilla y yo con la vista hacia el frente. Levanto el brazo y acuesto a Elena sobre mi pecho.

Oh dios, la resaca de la mañana será la peor de mi vida, apuesto lo que sea. Y, con Charles en el camino, puedo quedarme a ver cómo crece Elena junto con sus sueños. Capaz y figuro yo también en wikipedia como su amante.

Sonrío, me gusta la idea. Le beso la coronilla y así me relajo en el auto camino a casa.


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/15/2023, 9:23 pm

Fue un capitulo bastante doloroso aunque necesario aunque para mi Lena y Julia siempre siempre tienen q estar juntas son almas gemelas fue muy duro leer el dolor de Emma pero como dije dolorosamente necesario ve todo lo q sufrió por ese amor enfermo ahora Vika le dará el amor q merece. Espero q él plan de Charles funciones y que igual aproveche al máximo esos meses q tiene con la diosa Elena Katina. Saludos cariño mio gracias por otro capitulo estoy muy enganchada a la historia con muchas ansias por más, saludos 😘😘😘😘
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por psichobitch2 1/16/2023, 8:12 am

Amé los dos capítulos de ayer, estuvieron muy interesantes pero hay algo que no me cuadra y es porque el tal Charles le da un tiempo estipulado a Yulia para que regrese a su época cuando él siquiera ha encontrado a su amada muerta... En fin, es atrapante la historia y misteriosa, de paso
psichobitch2
psichobitch2

Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Edad : 31
Localización : New York - EEUU

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/16/2023, 3:35 pm

Capítulo once:

Abro los ojos y veo la poca luz de la lámpara de la calle que entra por la cortina de mi habitación, al principio me encuentro desconcertada pues no reconozco dónde estoy y luego entonces recuerdo que ayer fuimos al Cotton Club y que estoy en la casa de la ciudad.

Estoy boca abajo y sin almohada, mi cabeza descansa en el colchón y al mover el cuello un poco, siento dolor. Tengo una rodilla fuera de las cobijas y el colchón y mi posición se parece mucho a los cuerpos que dibujan los forenses en las calles. Intento despabilarme pero me pesan los párpados y siento la boca amarga por el whiskey.

La resaca aún no hace acto de presencia, pero sigo sintiéndome mareada, aunque no tanto como lo estaba cuando caí rendida en la cama. Recuerdo no haberme tomado la molestia de quitarme la ropa… y luego los pedazos del rompecabezas que significa la noche de ayer comienzan a encajar y mi mente recuerda más y más cosas. A Charles por ejemplo, con su traje a la medida y su bigote bien cortado, de sus ojos profundos y su sonrisa como de demonio traicionero.

Me acuerdo de Emma y del adiós, de Elena y yo, bebiendo y riendo…'Elena' me digo y volteo rápidamente a mi lado derecho, donde la encuentro completamente dormida, ella que estaba más ebria que yo, está durmiendo por segunda vez conmigo, en mi cama, a centímetros de mí.

Veo que es ella quien se ha apoderado de mi almohada y la tiene abrazada, de modo que duerme sobre ella, haciéndose un ovillo.

Apenas y puedo verle el rostro, pero escucho su respirar tranquilo y le distingo que el cabello le cubre media cara. Siento frío en la espalda pues la cobija no me la cubre y me acerco un poco a ella para jalarme un poco de manta y cubrirme. Estamos tan cerca que puedo sentir su respiración sobre mi brazo.

Aún tengo los ojos pesados, pero observarla me gusta, sobre todo porque todo sigue pareciendo un sueño y si lo es, debo aprovecharlo todo antes de despertar, antes de volver a abrir los ojos y darme cuenta que Elena ya no está en mi tiempo.

Me siento como en Inception, un sueño dentro de un sueño; lo bueno es que Edith Piaf no grabará su primer disco sino hasta dentro de unos tres años y entonces Je Ne Regrete Rien no me va a devolver a la realidad.

Me gusta esto que me está pasando, me gustan los bares, las ropas a las que ya me he acostumbrado, más por verlas en otras personas que en mí, que admirarlas siempre es un deleite y es como si estuviera también viviendo una película, de esas que a mí tanto me gustan, que son de época.

Es como si respirara otro aire aunque sigue siendo el mismo, como si las voces fueran distintas aunque no hay nada de distinto en ellas, ni en los sonidos, ni en los parques que conocí en mi milenio.

Aquí, me doy cuenta que las cosas las sigo sintiendo mucho, a su máxima potencia, los pasteles huelen más desde las ventanas donde se están enfriando, el licor es más puro pareciera, y el tabaco mucho más delicioso. Es un Moscú bullicioso, que hace que algunos se quejen de los motores que van de aquí para allá sonando sus claxons, pero yo lo encuentro callado, como un murmullo, no el ruidoso que es entonces.

Me gusta que al caminar por algunas calles, puedo escuchar el jazz que se cuela por las ventanas y la algarabía de esos hombres de color que traen el ritmo en las venas. ¡Cómo me gusta el olor de sus calles mojadas! Que no dejan de oler como las recuerdo, pero parece que nunca las hubiera olido.

Entre tanto sigo escuchando la respiración de Elena y le quito el cabello del rostro, pasándoselo por detrás de la oreja y haciéndole cosquillas porque se mueve un poco y hace una mueca que me llena de ternura. Y sonrío.

Mueve la boca y sé ha despertado porque le desagrada el sabor que tiene, también, gracias al whisky. Como yo, se encuentra confundida y abre los ojos grandes cuando me ve a tan poca distancia.

-¿Qué hora es? Debo volver a mi cama o Dima… - La detengo de la muñeca y ella se queda inmóvil al sentir mi mano cálida sobre su piel. La mira y luego me ve a los ojos.

-Tranquila, no estamos en la casa de campo - Siento que se relaja al instante y vuelve a acostarse. Bosteza y se talla los ojos.

-Tengo una sed impresionante y estoy mareada.

-Con lo que bebiste, claro que vas a tener sed y claro que vas a estar mareada, me sorprende que estés despierta - Me mira y sonríe – Iré por agua, no tardo - Me levanto y siento el piso de madera fresco bajo mis pies.

-¿Por qué tú estás vestida y yo estoy camisón? - Me sonrojo en seguida ante su pregunta y agacho la mirada, me muerdo el labio y luego me aclaro la garganta.

-Te… mmm… te… bueno, te quité el vestido ayer para que pudieras dormir más cómoda y yo, una vez que te acosté, caí rendida en la cama, no me importó en lo más mínimo dormir con ropa - Ella se muerde también el labio pero de una forma pícara y tan sexy que me obligo a bajar de nuevo la mirada – Prometo que no hice o no vi cosas que… bueno… - No puedo terminar, estoy nerviosa y aún un poco ebria.

Sin decir más salgo de la habitación y camino a la cocina para llenarnos una jarra con agua. No sé dónde guarda Tynice las Aspirinas y por supuesto que Damien ha de estar también durmiendo. Sé que más tarde vamos a necesitarlas.

Me sirvo un vaso y ahí, en las penumbras de la cocina me lo bebo como si no hubiera bebido agua en una semana, como si me hubiera perdido en un desierto y este es el vaso que me salvará la vida. En seguida se me refresca la boca y el estómago y vuelvo a beberme otro. Aunque, al segundo vaso me siento con náuseas y me aferro a la pared para no caerme. Dios ¿Por qué nunca aprendo? Pero es que cuando se está ebrio se siente uno tan bien.

Subo con la jarra y dos vasos y la encuentro con los ojos cerrados pero sé que no está dormida, de hecho le veo el cabello menos enredado y la cara fresca. No me puede engañar, en cuanto he salido de la habitación ha corrido al baño a refrescarse.

-Agua a domicilio - Pongo las cosas sobre la mesa y le sirvo un vaso.

-Ah gracias, en serio muero de sed - Y en cuanto se lo lleva a los labios lo termina, así como lo terminé yo en la cocina. La noto agitada y toma bocanadas de aire.

-¿Quieres otro? - Me asiente, el pecho se le hincha y contrae notoriamente. Sonrío.

Al segundo vaso la veo saciada, vuelve a tallarse los ojos y se recarga en la cabecera. Se sube la sábana hasta la cintura y yo evito con todas mis fuerzas mirarle el pecho.

-Así que tú cuidaste de mí - Me encojo de hombros.

-Eso hago con las borrachas que se quedan dormidas en el auto y las cargo hasta la habitación - Se sonroja.

-No podía ni caminar ¿Verdad?

-También vomitaste - Se lleva las manos al rostro y se avergüenza - Es broma, esa fue Vika - Se echa a reír y luego calla, tapándose la boca. Aunque, con lo borracha que estaba Vika, ni la risa de Elena, ni la tercera guerra mundial (para el caso la segunda) podría despertarla.

-Vuelve a la cama - Me dice. Yo trago saliva y siento el corazón palpitándome fuerte – No voy a morderte - Y sonrío.

-Eso quisiera, pero sé que no lo harás - Mi contraataque la deja callada.

Camino hacia ella y me meto bajo las sábanas.

En cuanto la cama se calienta comienza a darme sueño, quiero dormir hasta el medio día de ser posible, dormir tanto y a lo mejor, en ese acto engaño a la resaca y la salto. Pero hay que volver a la casa de campo que de casa no tiene nada porque parece un palacio y aún no me acostumbro a ella del todo.

Estamos de lado, viéndonos, sin decir nada, solo así, con nuestros ojos clavados en los de la otra. Es un momento mágico, e incluso parpadear supondría romper el hechizo. Pero es inevitable no parpadear cuando se tiene tanto sueño; cierro los ojos y me acerco a ella, sobre todo porque me gusta el calor que despide, me arrulla, me reconforta.

Y entonces siento que sus dedos me acarician el cabello suavemente, con delicadeza, con ganas de sentirme.

-Eres - Comienza a decir, despertando mis sentidos adormecidos, trayéndome de vuelta a la tierra y no a la del dios Morfeo – De esas personas que crees que debes conocer en esta y otras vidas; como que si muriera, tendría que renacer para verte de nuevo…

-Como si no conocerte nunca significara una pena en el alma - Completo.

-Exacto - Su voz es calma, tan calma que me lo transmite y mi corazón late del mismo modo – No sé cómo explicar esto que me haces sentir, casi desde el momento en el que te vi, que me atraes con una fuerza impresionante y quiero girar alrededor de ti.

-Me pasa lo mismo - Abro por fin los ojos y la miro.

-Puedo enamorarme de ti - Confiesa sinceramente, tan vulnerable que parece que al decir aquello temiera que la fuera a herir. Se nota pequeña, como si fuera mi presa.

-Entonces te espero en la meta - Me frunce el ceño, quizás demasiado cansada para entender mi metáfora. Cierro los ojos, por cobarde, así soy yo… y lo digo –Yo te amé desde hace mucho.

Pega su cuerpo al mío y me besa la frente y luego los labios. Entonces la calma se me escapa y siento que mi corazón vuelve a correr como mil caballos desbocados, libres, sin rumbo fijo. Me importa poco que aún estemos algo ebrias, o que al ponerme sobre ella me dé vueltas la cabeza, me importa poco que me esté desnudando y que al cabo de unos segundos estemos frenéticas, ansiosas de quitarnos la ropa, de tocarnos enteras, de acariciarnos.

No siento pudor, no quiero detenerme y ella parece quererlo menos. Somos una fuerza imparable, pareciera que lo hemos querido desde tiempos remotos, y yo lo he querido desde hace tanto; la he anhelado desde aquel primer día en el que su foto me golpeó dejándome sin aire.

Ahora no puedo creer que tengo a Elena Katina bajo mi cuerpo, que mis manos se pasean por su piel lenta y suavemente y que la escucho gemir en mi oído, que sus manos también me recorren, puedo sentir que se me eriza la piel, toda.

Disfruto sus besos, que son pausados a ratos y otros tantos, locos, desenfrenados. Vuelvo a sentirme dentro de un sueño y temo abrir los ojos, no me importa sentirme como una ciega, de todas formas son mis manos las que me dan la expresión de su cuerpo, de su piel que se eriza con cada beso.

Me tiene entre sus piernas que al lado de mi cadera se sienten como de terciopelo, no, más bien seda, y las recorro con las yemas de mis dedos, me acuesto en su pecho, dejando atrás los besos, me acaricia el cabello mientras mi mano sube hasta su costado, pasando por un lado de su seno y recorro su brazo para terminar con nuestra mano entrelazada.

Creo que nos estamos dando un tiempo de reconocimiento, un cierto permiso para lo que está por venir.

No nos atrevemos a decir una sola palabra, le beso entre los senos y la escucho suspirar, en seguida su respiración se acelera. Me levanto un poco, y sigo besándola, yo siento sus dedos acariciándome el cuero cabelludo, quiero hacerle el amor, no hay cosa que haya deseado tanto después de conocerla.

-Hazlo - Dice así nada más. Su piel sudada bajo la mía, su cuerpo tembloroso. Yo también estoy temblando. Y me falta el aire, incluso las agallas.

Hago una pausa y le miro a los ojos, nuestra vista ya acostumbrada a esta semi oscuridad. Me asiente y se muerde el labio, viéndose aún más sexy.

No puedo explicar lo que hacerle el amor significó para mí, de tenerla en mis brazos, de besarnos una y otra vez. Nunca en la vida hice a un lado el placer de mi sexo por el de mis manos, mis labios, mi olfato.

Supongo pues que nunca en la vida había hecho el amor.

xxxxxx

Abro de nuevo los ojos, la habitación iluminada, su mano fija en mi cintura, descansando tranquilamente sobre mi piel desnuda; apenas recuerdo lo que sucedió hace unas horas sonrío y me doy vuelta para verla.

Tiene los ojos abiertos así que asumo que lleva más tiempo despierta, nos sonreímos y nos escondemos en la almohada, aún así despreocupadas, no nos damos a la tarea de cubrirnos el pecho. Le miro la pierna que tiene fuera de la sábana y me mojo los labios.

-Hola - Me dice cuando vuelvo a su rostro.

-Hola - Digo de vuelta, me acerco y me acurruco junto a ella.

-¿Qué hora crees que sea? - Me encojo de hombros.

-No me importa, quiero quedarme aquí así contigo todo el día - La abrazo fuerte y suspira en mi pecho.

-Pero sabes que no podemos quedarnos aquí; además tengo hambre - Me río.

-¿Y por qué crees tú que tienes hambre? - Pregunto.

-Por el alcohol - Suelto una risilla pícara.

-No - Levanta el rostro y me mira.

-¿Hacerlo da hambre? - Asiento y le beso la frente.

-Yo también tengo hambre - Admito, y luego me ruge el estómago.

Escucho tres toques en la puerta y nos sobresaltamos, podría ser Vika, sin embargo nos alivia que el seguro de la puerta esté puesto.

-¿Señorita Volkova? - Es Damien – Señorita Volkova, tiene usted una llamada telefónica - Ah sí, ya se inventó el teléfono, esa curiosidad que no sé bien cómo usar.

-En seguida salgo - Elena se cubre con las sábanas como escondiéndose, como si hubiéramos hecho travesuras y mi madre está afuera, esperando que le abra la puerta.

Camino al baño y me cubro con la bata, así salgo a tomar la llamada, Damien no puede verme con ojos pícaros porque a él le gustan los hombres y además sabe perfectamente lo que sucedió dentro de esa habitación hace unas horas.

Me sonríe cómplice y yo le sonrío triunfante, me siento contenta de lo que sucedió, no puedo creerlo, y ¡ah! Me brinca el corazón contento dentro del pecho.

-¿Diga?

-Yulia, ¿Qué demonios? - Es Mijaíl.

-Tío, tranquilo… no podíamos regresar… estábamos muy cansadas.

-Anoche dijiste que traerías a Elena temprano por la mañana y es el medio día. Dima está furioso.

-Dile al grandulón que se relaje.

-Necesito que estén de regreso a las dos, es una orden Yulia - Suspiro y me reacomodo la bata.

-Después de desayunar estaremos de regreso, lo prometo. Además ¿Cuál es la urgencia, Mijaíl?

-Partiremos en una semana a Europa, le hemos conseguido un performance importante a Elena en París - Se me va la sangre a los pies.

-Quiero ir.

-Este negocio no te concierne Yulia.

-Tú sabes de qué modo me concierne - Contesto enojada y alzo la voz. Lo escucho suspirar exasperado al otro lado de la línea.

-Hay asuntos por tratar con Elena, detalles que debemos afinar, es importante que regresen hoy - Intenta cambiar el tema sin salirse realmente de el.

-Iré con ustedes - Insisto.

-¡Yulia! - Me grita y yo por acto reflejo me alejo el auricular – Este no es un asunto que se deba discutir por teléfono y lo sabes bien ¿Qué diablos pasa contigo? ¿Quién eres? - Esa pregunta me saca el aire de los pulmones.

-Soy Yulia - Es lo único que puedo decir.

-Vengan ya - Y cuelga.

Me quedo parada ahí por unos minutos, necesito calmarme.

Tengo en la mente muchas cosas, pero sobre todo el tiempo, el tiempo del que me habló Charles, yo no esperaba que en una semana se fueran a París, se suponía que pasaríamos bastante acá, se suponía que… me mareo.

No tengo tiempo.

Necesito hablar con Charles, pero también necesito llevar a Elena de vuelta.

-¿Estás bien? - Pregunta Damien recargado en el umbral.

-No - Respondo secamente.

-¿Necesitas algo?

-El desayuno, eso estaría muy bien.

-Desayuno a la orden - Me dice y se encamina a la cocina.

-Gracias.

Cuando entro a la habitación, Elena está vestida y Vika está sentada en la mesa que tengo en el rincón. Me mira y sonríe. En cambio yo no puedo sonreír ahora, me siento abrumada. Y ellas lo notan.

-¿Qué pasa? Tardaste en subir - Dice Vika levantándose en seguida y caminando hacia mí.

-Nada, era Mijaíl, nos quiere de regreso después del "desayuno" - Volteo a ver a Elena – No están muy contentos con aquello de que estemos de vuelta tan tarde. Al parecer ayer lo telefoneé y le dije que te llevaría temprano por la mañana, pero claro, eso yo no lo recuerdo.

-No nos estresemos - Urge mi prima – Desayunaremos y en una hora estaremos allá - Me besa la mejilla y sale de la habitación.

Elena se levanta de la cama y camina hacia mí, me abraza y pone su cabeza sobre mi pecho.

-Te ves estresada.

-¿Si? Será que tengo hambre - Miento.

-Bien, toma una ducha exprés como la que tomé, vístete rápido y bajemos a desayunar; iré con Vika.

-No le cuentes todos los detalles, tortúrala un poco - Ya me regresa un poco mi humor.

-Prometido - Me besa los labios y se va.

Entonces me tomo un momento para ensombrecerme. Y también uno para pensar.

Escribo una nota y la doblo en cuatro. Luego entonces puedo quitarme la bata y relajarme con agua caliente y vapor.

Cuando llego al comedor el desayuno está servido y mis dos mujeres preferidas ya en la mesa esperándome para comenzar. Huele bien y no creía que Damien tuviera el don de cocinar tan rico, quién sabe cuántos más misterios esconde ese hombre.

Al terminar, salimos corriendo de casa, casi literal, debemos llegar a tiempo si quiero ahorrarme otro regaño y la cara larga de Dima.

Pero antes de subirnos del auto le dejo la nota a Damien.

-Necesito que busques a Charles Volkov y le entregues esto - Se la doy muy a escondidas – Hazlo después de dejarnos allá, no sé la dirección, pero supongo que ha de estar en el directorio; es urgente… y confidencial - No me dice nada, sólo asiente y entonces subo al auto y nos marchamos de ahí.

Cuando me subo, Elena recarga su cabeza en mi hombro y entrelaza nuestras manos, Vika nos mira con cariño y ternura y suelta un 'aw'.

-¡Anoche! - Dice Vika entusiasmada – Qué noche - La sonrisa en su rostro es de mera alegría y tan contagiosa es, que Elena y yo ya estamos sonriendo.

-Interesante ¿No? - Volteo a ver a Lena que me guiña un ojo y luego me mira los labios.

-Nunca había salido sin Dima a un lugar como ese, me encantó, la música, la gente, las riñas de borrachos - Se echa a reír – Quiero que se repita, prométeme que me llevarás de nuevo.

-Claro que tenemos que regresar - Contesta mi prima en mi lugar – He de ver a Emma a diario de ser posible - Se recarga en el sillón pesadamente y se le pierde la mirada; luego la vuelve a mí – Es… increíble que lo sea - Elena frunce el ceño, pero yo sé que se refiere a que es increíble que sea la Emma de mi tiempo.

-Pero posible y eso es bueno - Le respondo, Elena aún confundida por nuestra plática que parece que no tiene ni pies ni cabeza.

Pasamos un bache y escuchamos el baúl que golpea desde la cajuela.

-¡Woha! ¿Qué llevas ahí, un cadáver? - Pregunta Vika y Elena me mira divertida y curiosa.

-Digamos que más pedazos de mi mente que ha olvidado todo.

-¿Más diarios? - Asiento y ambas parecen comprender lo importante que es para mí recordar o saber la que era esa Yulia.

¿Importa ahora que tengo a Elena? Tú bien podrías decir que deje el pasado donde está y me dedique a vivir lo que tengo que vivir con Lena. Que me deje de desenterrar cosas que quizás no quiero saber, pero algo me llama a conocerme, a conocer a esa Yulia que es un misterio, que no comprendo y que incluso detesto de cierto modo.

Vuelvo a pensar en Charles y en lo que me ha dicho Mijaíl, le aprieto un poco más fuerte la mano a Elena y voltea a verme, le sonrío, pero es una sonrisa apagada y casi forzada, nostálgica, con un dejo de tristeza y preocupación.

-¿Segura que estás bien? - Me pregunta y choca su hombro con el mío, acariciándome la mano con su pulgar.

-Pensativa eso es todo - Vika sabe que la conversación no le concierne, así que buscando un tema sin importancia, comienza a platicar con Damien que le contesta sin quitar los ojos del camino.

-¿Es… es por lo que sucedió? - Su voz es insegura y casi dolida.

-¿Qué? No, claro que no, por supuesto que no… no - Le beso la frente tranquila y suavemente – Eso no tiene nada que ver, fue maravilloso y perfecto y si he de pensar en ello en lugar de ponerme sombría como seguramente estoy, me pondría más que alegre - Agacha la mirada, intentando creerme.

-¿Entonces qué es lo que pasa? - No sé si sea yo quien deba decírselo, no sé si deba esperar a que lleguemos para que sean Mijaíl y Spirodonov quienes le den la noticia. Me muerdo el interior de la mejilla.

-Te tienen noticias en casa… son noticias muy buenas para ti. Para mí no tanto, pero dejaré que sea una sorpresa, así que en cuanto lleguemos, corre al despacho de mi tío que ahí seguramente te estarán esperando - Me sonríe, pero también se encuentra confundida, pues sus noticias buenas son malas para mí.

-Sea lo que sea, tú eres parte de mi vida ¿Me entiendes? - Me mira fijamente a los ojos y lo dice tan serio que sus palabras me hacen sentirme fuerte, como que a donde quiera que ella vaya yo iré.

Eso me queda claro, pero está ese otro asunto, el reloj de arena que sigue andando y que aún no tengo modo de parar. Sí, seguramente yo estoy en sus planes de vida, e iré a donde ella vaya, puedo apostar porque ni Dima ni Mijaíl la harán cambiar de parecer. Creo que esta vez le dirá a Spirodonov de nosotras y le importará poco meterse en problemas.

Pero incluso si no llego a comunicarme con Charles, si me voy a París con ellos, incluso entonces nadie me puede asegurar que una mañana, después de hacerle el amor, o después de haberle dado un beso por su performance, no despertaré en mi cama de Moscú', con Arthur a mis pies y la fotografía que me dio mi abuelo, puesta en el mismo lugar donde la dejé en mi buró antes de cerrar los ojos.

Sé que este hombre misterioso también tiene urgencia de alargar su tiempo, de vivir más y así encontrar a la amada que perdió, pero habló de conseguir un cáliz y de ayer a hoy es imposible que lo haya encontrado.

Es por ello que en la nota le dije que precisaba cuanto antes que encontrara la forma de llevar a cabo la magia. Que por fin había caído en cuenta del tiempo que no tenía y era menester que me buscara.

Debo de tener una cara peor a la que tenía cuando comenzamos la conversación porque escucho a Elena decirme que me tranquilice, que todo estará bien. Si tan solo supiera que posiblemente nada pueda estar bien, que un día probablemente se encontrará sin mí pensando que fui una cobarde que huyó.

¿Seré acaso ese amor del que hablaban las páginas de internet? Ese amor misterioso que se desvaneció en el aire dejándola sola y con un corazón roto, tan roto que ni los nuevos amores que le siguieron pudieron enmendar lo que dejé deshecho.

Suspiro y cierro los ojos, llevando la cabeza hacia atrás, luego la miro y le sonrío.

-Claro que todo va a estar bien, estoy contigo - Le beso los labios y luego la mejilla – Todo tiene que estar bien - Le susurro al oído, pero no es para convencerla a ella, es para convencerme a mí, para darme seguridad, para predisponerme a ello, ley de atracción, simple… ¿O no?

Cuando estacionamos frente a la casa en el auto negro de salpicaderas plateadas, Dima y Mijaíl nos esperan en el pórtico, uno recargado en su bastón, el otro de brazos cruzados. Se les nota molestos, pero no dicen nada cuando bajo del auto y me quedo parada frente a ellos.

A quien veo directamente a la cara es a Spirodonov, a quien le estoy diciendo con la mirada que no dejaré que Elena se vaya así nada más, a Mijaíl ni siquiera tengo ganas de voltear a verlo, estoy molesta y me pone nerviosa que se pregunte quién soy; él intuye que no soy la misma, sin embargo la explicación que pueda encontrarle no se asemeja para nada a la realidad.

-Yulia - Lo escucho decirme, más lo ignoro y me volteo a Damien.

-¿Podrías llevar el baúl a mi habitación?

-En seguida señorita Volkova.

-Yulia, necesitamos hablar en seguida - Sigo ignorándolo y pasándolo de largo me meto a la casa y subo a mi cuarto.

Abro las ventanas y me enciendo un cigarrillo, dejándome caer en la silla y subiendo los pies a la que tengo a un lado. La puerta se abre y es Viktoria que por fin puede acercarse a mí para saber qué es lo que en realidad está pasando, qué fue lo que pasó anoche con Charles.

Se sienta sin decirme nada aún, pero me mira, me estudia y yo la dejo porque no tengo ganas de poner barreras, espero que al verme pueda encontrar la forma de saber todo lo que me cruza por la mente y que con esa sabiduría que sólo ella tiene, encuentre una respuesta que me de sosiego.

-Estás ansiosa ¿Qué pasó? - Comienza.

-¿Por dónde quieres que empiece? - Le doy una calada al cigarrillo y volteo a ver el mar, el viento hace que me vuele el cabello en la cara y me lo quito de los ojos.

-Por Charles.

-Es verdad lo de su amada, cuyo nombre es nada más y nada menos que Oksana, suena de película de ciencia ficción, lo sé, pero Charles tiene bastantes años de vida; al parecer invocó una especie de espíritu que le dio el poder de vivir mucho y ahora sólo espera la reencarnación de Oksana para poder estar con ella - Apago el cigarro y enciendo dos, dándole uno a mi prima.

Estiro la espalda que comienza a dolerme y me rasco la cabeza.

-Su tiempo se acaba, y es ahí donde entro yo, la que por ser de su sangre, puede completar otra magia para, como quien dice, inyectarle otra gran cantidad de años a Charles para que pueda seguir buscándola.

-¿Así nada más? Sólo porque son Volkov?

-Porque soy una viajera en el tiempo - Bajo los pies de la silla y cruzo las piernas.

-Yo también lo soy y desde antes que tú ¿Por qué no vino a mí? - No lo dice celosa, sino curiosa.

-Dijo algo de la sangre, necesita mi sangre, somos del mismo árbol genealógico, me necesita por el ADN, no sé.

Está callada y pensativa.

-¿Tú qué ganas? - Suspiro, gano estar con Elena ¿Necesito más?

-Tiempo, también. Yo me quedo aquí - Se pone rígida en su asiento.

-¿Es posible?

-Él ha dicho que sí, sabe cómo hacerlo, tiene los encantamientos, sólo necesita un cáliz… y mi sangre.

-No me da buena espina que necesite tu sangre - Me encojo de hombros.

-Seguramente serán unas gotas, así es como funciona - Me mira preocupada, sé bien que no tengo su aprobación.

-¿Y cuándo será eso? - Me siento erguida y es cuando recuerdo el por qué de mi estrés.

-No lo sé, no sé cuánto pueda tardar, él dijo que sería pronto, pero para mí 'pronto' significa en menos de una semana, tiene que ser ya, no tengo tiempo, ¿Sabes?

-¿Por qué no?

-Mijaíl me ha dicho que en una semana parten para París, le han conseguido un performance a Elena y en una semana ella se va; estoy segura que no será sólo para ese show, sino que conseguirá más, por dios ¡Es algo que sé! Ahí comenzó todo.

-Pero tú puedes ir con ellos - Ni siquiera ha terminado de decirme las cosas cuando yo niego con la cabeza.

-No, tu padre no quiere que me entrometa en ellob- Frunce el ceño y me compadece, sé que lo hace, eso puedo leerlo en su mirada.

-No creo que vayas a hacerle caso.

-Oh por supuesto que no - Suelto sinceramente, moviendo la mano y echándome la ceniza encima del vestido, le soplo y se echa a volar con el viento – Lo que temo es que estando allá, un día, sin más yo me desaparezca, despierte de nuevo en el dos mil trece y sin más que hacer. Por eso me urge contactar a Charles.

-¿Sabes cómo hacerlo? ¿Te dejó algo?

-Nop, dijo que él me buscaría; de todas formas he mandado a Damien de regreso a la ciudad para que lo busque y le entregue la nota, espero que pueda encontrarlo.

Tocan a la puerta y se asoma Tynice.

-Señorita Sidorova, su madre la solicita - Me mira preocupada y yo le asiento, está bien si se marcha, incluso que me deje sola me dará un poco de bienestar, así podré pensar con más calma.

-Estaré bien.

-Ok, seguimos luego.

-De acuerdo - Me besa la mejilla y se marcha.

Me quito la cadena que tiene la llave del baúl, lo abro y busco por los diarios, tomo uno al azar, por el momento tengo la cabeza tan llena de cosas que no me apetece en sí concentrarme en ello, sólo distraerme.

Es el más reciente, lo hojeo rápidamente, como se hojea un libro o una revista que no interesa realmente, huelo las páginas, impregnadas al olor del baúl.

Al detenerme en una parte, se me detiene el corazón con lo que leo por encima, rápido, retrocedo un poco más y entonces comienzo.

Lo he visto observándome, me clava la mirada desde su mesa en el Cotton Club; no sé quién es ni lo que quiere, pero no es ahí donde lo veo solamente, a veces camina a una cuadra de distancia de mí cuando salgo a pasear, otras tantas al asomarme a la calle, puedo verlo bajo una farola, ya sea bajo su paraguas color negro si está cayendo una ligera llovizna, o vestido con una capa que parece demasiado anticuada.

No puede ser un espectro, no puede tampoco ser un demonio, un espía tal vez, ¿Pero qué quiere? ¿Y por qué se aparece así de repente como un fantasma?

Estoy nerviosa y lo más extraño es que tras sus visitas, me embriaga un mareo que me lleva a la cama y ahí me quedo por uno o dos días. Como que perdiera mi mente.

Mijaíl se preocupa y ha hecho venir a varios de los mejores doctores de la ciudad y de las afueras, pero nada parece darles un indicio de lo que me pasa. ¿Será que ese hombre es la muerte disfrazada de traje sastre y bastón de oro?

No sé qué sucede y por primera vez en la vida temo enfrentarme a alguien, no me atrevo a detenerme en la calle y preguntarle qué quiere, tampoco puedo hacer por pararme de la mesa e interrogarlo. No se lo he contado a nadie, ni a Emma, que es quien sabe todo de mí, a quien le cuento todas mis preocupaciones y mis logros.

Pero sabe que algo me pasa, ayer, por ejemplo, que subí pálida a su habitación; se me bajó la sangre a los pies cuando al salir del tocador nuestros cuerpos se rozaron y al voltear para decirle una grosería, me ha dejado helada con sus ojos azules fijos en mí.

Lo he visto bien, pareciera mi hermano, mi tío, pareciera incluso mi padre, se parece tanto a las fotografías que guardo de él, pero, si fuera ¿Por qué me inspira temor? Los fantasmas no se tocan, no pueden ser palpables.

Dios, creo que me volveré loca. Quizás ya lo estoy.


Cuando dejo de leer el corazón me corre al mil por hora, siento que se me va el aire, siento que nada tiene sentido.

Charles ya estaba tras Yulia desde antes de que yo apareciera ¿Acaso él tiene algo que ver? Tantas y tantas preguntas sin responder, y las que vendrán. Ya no sé si quiero despertar, no, no quiero despertar, quiero acurrucarme en los brazos de Elena y no pensar en absolutamente nada, no preocuparme por nada; sólo preocuparme por sentirla, por ese momento que estaríamos compartiendo, por escuchar su corazón, por sentir sus manos en mi rostro.

Quiero aventar el diario al acantilado y que con él se vaya todo lo que me hace añicos el cerebro, cosas que me lo licuan por no encontrar respuesta. Siento la boca amarga de nuevo, pero no es por alcohol de ayer, es por el momento, por lo complicado que me parece todo.

Alguien toca a mi puerta y me saca de mis pensamientos, pero he de tener el rostro desencajado que en cuanto Elena me ve, se apresura a mi lado para abrazarme… justo lo que necesitaba. Suspiro de puro alivio al sentirla cerca de mí. Nunca me había sentido tan aliviada de tenerla así de cerca, nunca ningún ser humano me había brindado tanta calma.

-¿Qué pasa Yulia? Háblame, dime qué es lo que te preocupa - No puedo contarle, pensará que estoy loca.

¿Cómo explicarle que estoy aquí por ella? Que no soy la Yulia de ahora sino la de entonces, cómo explicarle que me enamoré de ella cuando estaba muerta ya. Siento náuseas, me controlo y respiro profundamente.

-¿Has sentido alguna vez una opresión en el pecho? Como que presientes que algo malo va a suceder y te llena de ansiedad no saber a ciencia cierta qué es - Me mira preocupada, se inclina un poco para quedar a mi altura, cara a cara.

-Si ¿Así es como te sientes? - Asiento y no sé ni por qué quiero llorar, pero me contengo apretando fuerte los dientes y al cabo de unos segundos ya no siento el nudo en la garganta.

-Es extraño Lena, no sé por qué me pasa pero… desde que me han dicho que te vas… - Se sienta a mi lado.

-Pero te llevaré conmigo - Su mirada se posa en el diario.

-¿Has leído algo malo? - Trago saliva, nerviosa, claro que es algo malo, algo que me confunde, que me vuelve loca, pero ¿Cómo contártelo, Elena?

-No, todo ahí está bien por ahora - Odio mentirle.

Se levanta y vuelve a abrazarme.

-Irás conmigo - Me dice firmemente, hay tanta seguridad en su voz que parece que me ha inyectado un poco de eso y mi ansiedad parece disminuir – Le he dicho a Dima y a Mijaíl que sin ti no hay trato.

-Elena, no puedes dejar una oportunidad como esta.

-Nada, les he dicho que quiero que vayas conmigo, que eres mi amuleto de buena suerte y que debo llevarte - Se levanta y parece ensimismarse en lo que pasó hace un rato en el despacho de mi tío – Es increíble cómo en una noche alguien se puede sentir tan cerca de otra persona - Se vuelve a mí con las manos en el pecho y se acerca – No puedo irme sin ti, no sabría qué hacer para no extrañarte tanto - La abrazo fuerte.

-No sé cómo has hecho para convencerlos - Sonríe amargamente.

-Soy la mina de oro de Dima y de Mijaíl ¿Tú crees que no dejarían que fueras conmigo con tal de hacer dinero? - Me molesta tanto aquello que me separo de ella, pero no es adrede, quiero romperle la cara a Dima y de paso a Mijaíl - Tranquila Yulia, así es como funciona esto - Y sé que tiene razón – Lo importante es que estaremos juntas por el tiempo en el que tenga que estar allá - Sigo sombría, pensativa, incluso algo distante - ¿O es que ya no quieres estar conmigo? - Le sonrío con ternura. Qué vulnerable vuelve a verse ahora.

-No seas tonta - Le digo tiernamente – Claro que quiero estar contigo, es porque quiero estar contigo para siempre que estoy así, porque el para siempre me parece tan… inalcanzable.

-Ahora tú eres la tonta - Se acerca de nuevo a mí, abrazándose fuertemente a mi cintura, le huelo el cabello y cierro los ojos.

Si tan solo supiera lo cerca y lo lejos que podemos estar en un instante, que hay alguien allá afuera que puede cambiarlo todo, si supera la verdad. Pero no puedo decirla, no la creería, ni siquiera yo a estas alturas lo creo.

Miro el reloj, aún es muy temprano para que Damien esté de regreso.

-Lo pasaremos de maravilla en París y me llevarás a recorrer esas partes que tú ya conoces - Me río.

-De acuerdo, pero será como verlo por primera vez, ahora que es contigo - No me responde nada, solo me besa y me besa tan intensamente que agradezco que la mente se me ponga en blanco y sólo se concentre en una cosa: en ella.

Hoy la tengo, al menos la tengo, la tuve… mejor esto que una vida entera llena de fotografías y noticias a medias, incluso falsas, mejor este tiempo con ella con su voz así, que días y días de youtube y ruido en sus canciones.

La aprieto fuerte contra mí y me gime en la boca. Frente con frente nos damos un respiro.

-Vendré a ti cuando todos estén dormidos - Suspira y me besa la nariz.

-¿Para que te lea un cuento?

-Si, uno con besos y caricias.

No le digo nada, se aleja de mí sin soltarme la mano, solo hasta que nuestros brazos están demasiado estirados y nuestros dedos no pueden estar entrelazados, dejamos cada una de sentirnos y ella desaparece para seguramente, darse otra ducha y cambiarse de ropa.

Volteo al balcón, en la mesa está el diario, con sus pastas de cuero negro, parece la biblia negra; se me erizan los vellos de los brazos y me recorre un enorme escalofrío.

¿Quién eres Charles? ¿Qué es lo que realmente quieres? Me pregunto.


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/16/2023, 8:10 pm

Que hermoso qué ya se amaron completamente 😍😍😍😍 y se nota q hay una conexión especial pareciera q lena le pudiera leer la mente a julia. Yo en el lugar de julia junto a Vika le explicaría las cosas a lena xq es cierto y si un día solo desaparece o queda la julia de antes Lena sufriría demasido además q así entendería ese terror q siente julia de cualquier momento regresar a su época. Bueno q disfrute al máximo cada segundo y espero consigan una solución lo de Charles bueno ni idea q tan bueno o malo es 😔😔😔 hay q esperar a ver. Saludos cariño 😘😘😘
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por psichobitch2 1/17/2023, 7:18 am

Algo me dice que Charles está buscando algo más de Yulia 🙄
psichobitch2
psichobitch2

Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Edad : 31
Localización : New York - EEUU

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/17/2023, 7:42 pm

Capítulo doce:

Me quedo al frente de la casa hasta que oscurece, hasta que el sol se oculta a mi izquierda. No sé cuántos cigarrillos me he terminado pero ya siento la garganta y la boca secas.

Después de haber tenido esa conversación con Elena, mi tío y Spirodonov se fueron con ella a la ciudad para arreglar otros asuntos y para comprarle vestidos, guantes, sombreros y zapatos nuevos.

Por supuesto que el contrato que le han conseguido es el que la lanzará al estrellato, una vez descubierta, Elena no dejará de brillar. Y quiero ser parte de ello, lo anhelo tanto al punto en el que estoy desesperada, ansiando el regreso de Damien con todas mis fuerzas, saber qué noticias me trae; siento un nudo en la boca del estómago, y a pesar de que hace un viento fresco, las manos no han dejado de sudarme.

Ya me levanto y pido que me preparen un té, ya de rato un café, luego me bebo un vaso con agua. Ya tomo el diario y lo leo y luego me doy cuenta en que en realidad no he puesto atención a mi lectura porque tantas cosas abarcan mi mente que no puedo concentrarme en ello.

Estoy como león enjaulado, esa es la frase que mejor me acomoda ¿Cómo diantres puedo estar preocupada si lo que quería ya lo tengo? Conocer a Elena, ser parte de su vida. Ah, pero es que este tiempo que caduca es lo que me tiene así, saber que me iré.

Si Vika regresó, si Charles me ha hablado directamente de ello, es evidente e inevitable mi regreso a mi año, al dos mil.

¿Qué tengo allá? Dejo amigos, sí, dejo a mi padre, dejo a mi hermana… a los que no les he hablado en bastante tiempo, un trabajo que me agrada, pero no me fascina; en realidad mi vida allá era de esas vidas que vives por vivir, porque estás ahí. Porque en realidad no piensas en terminar con ello, pero tampoco te preocupas si un día simplemente dejas de existir.

¿Te ha pasado? Que estás ahí, siendo tú, yendo a trabajar, saliendo con los amigos, leyendo esto o aquello, pero en realidad nada, y de verdad, absolutamente nada te da una chispa lo suficientemente fuerte para adorar tu existencia.

Y la chispa es Lena, aunque no debiera, aunque yo sola deba de tener esa chispa en mi interior. Quizás, el punto es, que la magia para encender esa chispa en mí la tiene ella; así, simplemente es ella quien enciende las cosas que hacen que me sienta viva. No es lo mismo vivir, que realmente sentir que vives.

Te preguntarás por qué no fui a la ciudad con ellos… uno, Mijaíl insistió en que esto es algo que ellos tienen que arreglar, es su negocio, no el mío, insiste. Dos, creí prudente quedarme y relajarme pues ni yo misma iba a ser la Yulia de siempre teniendo tanto en qué pensar. No quería preocupar a Elena y seguramente, con esa curiosidad que tiene, con ese afán de saberlo todo, no descansaría hasta saber qué es lo que me pasa.

Y no puedo decirle lo que en realidad me pasa.

Finalmente a lo lejos escucho el motor de un auto y sé, porque ya he aprendido a reconocer cómo se escucha el motor del auto que usa Mijaíl, que quien viene es Damien. Me siento nerviosa y emocionada, se me acelera el corazón y de pronto siento que me falta el aire.

Sabe que estoy ansiosa por saber qué ha sucedido, así que en lugar de guardar el coche, estaciona frente a mí y yo camino rápido a su encuentro, bajando las escaleras a la velocidad de la luz.

-¿Lo encontraste? - Suspira y hace una mueca.

-Si… y no - Maldita sea, me digo.

-Explícate Damien - Me encuentro molesta, pero no con él, sino con la situación, estoy a punto de enloquecer. Sueno agresiva pero no es mi intención.

-Di con su casa, debo decir, que es una casa grande en un barrio que ni yo me atrevería a visitar de nuevo, es curioso ¿Sabes? - Frunzo el ceño y me cruzo de brazos.

-¿Por qué? - Me acerco más a él.

-Porque su casa no está mal por fuera, sí parece la casa de un rico, pero no concuerda con la ubicación. Pregunté a los vecinos si sabían de él, me han dicho que lo ven pocas veces y que lo recuerdan desde hace mucho, dicen que es el diablo porque no envejece - Trago saliva, eso tiene sentido para mí, sin embargo Damien parece confundido, como si creyera que lo que le han dicho son cuentos de locos.

-Sigue.

-Toqué varias veces a su puerta, nadie, absolutamente nadie abrió; me asomé por las ventanas del frente, la casa está descuidad, juraría que está abandonada, se ven muchos papeles y libros del suelo al techo, no puedo creer que alguien pueda lograr eso con techos tan altos… - Me mira asustado – Creo que sí es el diablo Yulia, y no sé si es buena idea que tengas cualquier tipo de relación con él.

-Vamos Damien, no creerás en lo que dices ni en lo que te dijeron.

-Vengo de una cultura que cree en la magia, de ambos tipos, vengo de donde nace el vudú y sé que en el mundo hay cosas con las que no debemos meternos - Sé que tiene razón y le creo, pero yo estoy dispuesta a jugar con fuego con tal de quedarme aquí.

Es algo en lo que Charles y yo ganamos, él consigue vivir muchos más años y yo consigo vivir lo que quiero vivir con Elena.

-En fin ¿Qué hiciste con la nota? - Lo miro directamente a los ojos, no quiero que me mienta y yo sé detectar muy bien cuando alguien miente. Los ojos, que dicen que son la ventana al alma, son más bien los delatores de la mente.

-La pasé por debajo de la puerta y me fui de ahí; lo digo en serio, Yulia, es un barrio peligroso, marginado, miserable - No puedo encontrar respuesta a lo que estoy sintiendo cuando imagino el lugar que me dice. Siento que lo conozco, podría ser que lo conociera.

Es una ráfaga que me llega en imagen a la cabeza; como cuando al escuchar una canción Irlandesa tú te ves en un prado verde lleno de florecillas, o en un campo de batalla medieval. Y sientes, sin explicar bien cómo o por qué, que estuviste ahí en otra vida.

Probablemente Yulia estuvo ahí, quién sabe.

-Sólo queda esperar - Le digo a Damien, quien parece no entender nada y por respeto no me pregunta aunque tenga miles de interrogantes.

Pero me mira, curioso, hurgando en mi interior. Es inteligente, lo sé, y sabe muchas cosas de la vida y de los misterios de la vida. Por supuesto que viene de una raza mágica, de reinas vudú, de la santería incluso, viene de los que crean a los zombies, de los que hacen pactos con sangre de animales y conjuros en lenguas que yo desconozco.

-Gracias - Le digo y le sonrío apenas para intentar esconder la preocupación que me sigue invadiendo porque en realidad no he obtenido una respuesta ''¿Dónde estás metido Charles? Más vale que estés buscando ese condenado cáliz''.

-Yulia - Me dice mientras me toma de la mano y me aleja de la casa, cerciorándose de que nadie nos vea – Sabes bien que mientras estamos acompañados te trato como debo, agachando la cabeza, siendo tu esclavo. Pero tú sabes bien que fuera de ese teatro tú me cuentas cosas y por ello a solas te hablo así, sin marcar el nivel social que nos diferencía.

Eso yo lo ignoraba por completo, no he leído en ningún lado esto. Supongo que para protegerlo, si Mijaíl se enteraba de nuestra complicidad muy probablemente lo destituiría, lo mandaría lejos. Y nadie quiere que le quiten a sus confidentes.

-Pero nos tenemos cariño, lo recuerdes o no, sea lo que sea que te haya pasado, lo que te haya cambiado, debes tener cuidado con él - Y así, en un segundo, a la red de telaraña que era mi mente, se le agregan diez mil nudos más y estoy a punto de explotar como una computadora cuyo disco duro no da para más – No tengo buena espina de esto - Comienza a alejarse de mí.

-Damien - Lo detengo, no quiero que me deje sola, con tanto por pensar, con tantos temores – No sé qué me sucedió - Eso es verdad – No sé nada de antes, ignoro todo, lo que hacía en la empresa, lo que pasa con la tía Julie, lo que sucedía con Emma… me vuelvo loca intentando tener una idea de las cosas y los diarios sólo me confunden más; me horroriza no tener idea y una vez que la tengo, me horroriza más enterarme de todo lo que hacía - Asiente, sabe a lo que me refiero.

-No eras una buena persona, Yulia, pero nosotros logramos romper las barreras y fuimos amigos.

Tomo aire por la boca y bajo la mirada a las olas, el cielo oscuro se mezcla con el agua de mar, dándome de nuevo esa sensación de vértigo y de pequeñez.

-Vamos a la playa - Le digo – Guardemos el coche y bajemos a caminar, entonces me contarás todo lo que debas y puedas - Lo piensa un poco y se retrae, como pensando que es mala idea. Pero luego asiente y camina al auto, enciende el motor y se aleja en el camino de graba hacia el garaje.

Lo espero en el camino por el que bajamos a la playa. No puedo evitar pensar en lo que me ha dicho ahora que se acerca caminando con sus pantalones color negro y sus tirantes que se acomodan a su pecho, camisa blanca, boina negra también.

Bajamos en silencio y sólo al llegar a la playa, escuchando las olas y oliendo el agua salada, me animo a hablar.

-¿Es verdad que mis padres murieron en un accidente de automóvil? - Asiente - ¿Por qué no he visto fotos de ellos? - Estoy curiosa por saber si son los mismos, por si veré la cara de Larissa y Oleg. Larissa en mi tiempo ya no está conmigo y de pronto la extraño, la extraño tanto que me dan ganas de llorar.

-Las hay, sólo que no sé dónde las guardas tú o tu tío; no te gusta mirarlas, creo que parte de tu forma de ser se debe a ello… a la pérdida de tus padres - Me siento en la arena y me quito los zapatos, sentirla en la planta de los pies siempre me reconforta y ahora necesito algo de eso… más que nunca de hecho.

-¿Qué hay de Emma, tuve otros amores? - Se echa a reír, vuelvo a decirme que su risa de demonio me encanta.

-Sí, hubo otras mujeres, nunca ningún hombre… pero… las llamabas demasiado tontas para ti, demasiado demandantes, demasiado todo, decías… demasiado todo. Las conocías en fiestas, de esas que hacen en las mansiones de los ricos, que se acaban al amanecer, que todos quedan tirados en el piso, borrachos ¡Qué fiestas! - Dice, y chifla.

Me gustaría recordar ello, saber cómo se siente, gente y más gente bailando, bebiendo, la música. No dista de parecerse al Cotton Club, pero la esencia de algo así, cambia cuando se hace en una casa, con invitación, con exclusividad.

-Las conocías esa noche, se iban a su casa o a un hotel, seguían bebiendo, les hablabas dulce al oído y en un segundo se enamoraban de ti.

-Pero no me acostaba con ellas.

-No, tenías una idea un tanto extraña de la virginidad, creo que tu tío te lo inculcó desde pequeña, y supongo que por respetarlo, te guardabas esa parte tuya - Habla tan fluido y seguro que parece más bien un hombre de mi tempo. Se expresa tan abiertamente de las cosas y sin titubear.

-Hasta que llegó Em - Em… qué extraño llamarla así.

-Sí; no lo dices, pero te enamoraste de ella; no lo tomes a mal, sólo me parece extraño.

-¿Qué cosa? - Lo miro a la cara y el agacha la mirada para verme también.

-Que sin más, de un día para otro, decidieras dejarla por la señorita Katina… y sin más dejaras que la señorita Sidorova la pretendiera - Sé que él, así como lo hace Mijaíl, sospecha que no soy la misma Yulia.

-Lo mío con Elena fue amor a primera vista y Emma pasó a segundo plano; no voy a mentirte, me costó trabajo - Y recuerdo todas las emociones que se apoderaron de mí en esos días, de querer verla sin saber por qué tanta urgencia, de tocarla, de hacerla mía – Pero mi corazón en realidad le pertenece a Elena.

Se encoge de hombros y se guarda las manos en los bolsillos, viéndose más masculino, pero aún así, sin dejar ese aire que te dice que es homosexual.

-¿Qué piensas de mí, de la de ahora, qué piensas de todo? - Le miro atenta, pero él tiene la vista en el horizonte.

-No entiendo qué pasa contigo, sí, estás diferente desde la caída, no te reconozco del todo, aunque hay algo de ti que no ha cambiado - Mi alma, respondo sin decirlo – Pero no sé qué es. Eres más amable, dices gracias y por favor, nunca lo hacías con los demás, ni conmigo. Jamal me contó que te disculpaste con él y he de decir que estaba tan asombrado como él.

No sé qué decir.

-Comienzas a gustarles.

-¿A quiénes?

-A la servidumbre; ellos están intrigados, no lo creen del todo, piensan que es una pantalla. También dicen que lo que haces con Vika es para ganarte su confianza y luego jugarle chueco, que así eres tú.

-¿Y lo soy?

-Lo eres o lo eras, sí.

-¿Por qué te caigo bien? - Vuelve a reír.

-Porque conmigo has sido… diferente, y esa Yulia que yo conozco tiene carácter, pero me trata como ser humano.

Nos quedamos en silencio unos minutos, no sabemos bien qué más decir, cómo continuar, él parece curioso de las preguntas que le hago, de mí, de esta nueva Yulia, pero de cierto modo toma distancia y no rebasa límites, eso a mí me tiene intrigada.

-¿Tienes novio? - Damien es guapo, sería un pecado que no.

-Tengo un compañero, pero no somos muy abiertos al respecto y como yo tengo que permanecer contigo, lo veo poco.

-Deberías estar con él.

-Necesito el dinero - Responde, se moja los labios y comienza a caminar. Las estrellas aparecen en el firmamento y comienza a darme frío – Él también trabaja bastante, así que es cuestión de ambos el que nos veamos poco.

-¿Qué hace él?

-Es músico.

-¿De jazz? - Atino.

-Toca el saxofón.

-Quiero conocerlo - Se me olvidan mis preocupaciones, me imagino sentada en una mesita circular, con dos sillas, una copa de lo que sea en la mano y yo escuchándolo tocar mientras Damien, sentado a mi lado, le sonríe.

-Algún día - Se detiene y hace figuras sobre la arena mojada – Yulia, aléjate de Charles - Qué poco duró mi paz.

-Algo sabes ¿No es así? - Lo volteo a mí del brazo y le exijo con la mirada que me diga la verdad, mi cara es dura.

-No, no sé nada, hasta hoy no sabía de él, pero no me da buena espina - Ahora soy yo quien voltea al horizonte y se pierde, tratando de ocultar mi cara, mis ojos, mi alma.

No es el único que no confía en él, la energía que desprende Charles es pesada, asfixiante de cierto modo, es en otras palabras: abrumadora.

Y entonces caigo en cuenta de una cosa, me golpea la cara, incluso me golpea en el pecho y se me va el aire. Me mareo y me tomo de su brazo.

-¿Estás bien?

-No, regresemos a la casa, necesito sentarme, necesito…

Lo que tengo en la mente es que, ese libro que encontró Vika en el ático, son las memorias de Charles, y ¿Cómo es que fue a dar al ático? ¿Con qué propósito? Y cómo es que Mijaíl sabe de Charles y lo toma como si nada.

¿No se preguntó cómo fue a dar ese libro a su casa?

No podría soportar la idea que Vika me traicionara, más que Mijaíl, le tengo cariño, simplemente porque ocupo el cuerpo de esta Yulia y sé que Yulia era apegada a él, eran cómplices. Pero Vika es mi confidente, le quiero como a una hermana.

Subimos casi a tientas, con la luz de la luna iluminando a través de los árboles, no he podido controlarme y siento que me tiembla el cuerpo, necesito llegar a la casa y subir a la habitación de Vika, encontrarme con ella y preguntárselo, necesito la verdad.

No me despido de Damien y subo rápido, abro la puerta de golpe y la encuentro sentada en su sillón, leyendo. En cuanto me ve el semblante se preocupa y se levanta de su asiento, cierra el libro y lo avienta a la cama.

-Yulia ¿Qué pasa?

-¿Cómo es que apareció el libro de Charles en el ático? - Casi grito - ¿Cómo es que se lo comentaste a Mijaíl y él no ha dicho más al respecto, en una casa que es suya?

Me le acerco demasiado, casi siento que se hace pequeña bajo mi mirada, bajo mis palabras de voz dura. Se queda callada, no me contesta, y no sé si no lo hace porque intenta esconder la verdad o porque en realidad no hay respuesta.

-¡Habla Vika! ¡Necesito la verdad! ¿Tienes que ver en esto? - Sigue sin responder y yo siento las manos cargadas de energía, de esa ira que se apodera de uno cuando la frustración es increíble, cuando el enojo crece y crece hasta convertirse en una fuerza imparable.

Si no me controlo podría golpearla y sé, que esto que siento no es mío, yo no soy esta Yulia. Me atemorizo, hago las manos un puño y me volteo, me siento Hulk, o me siento Mr. Hyde. Sí, Mr. Hyde.

Caigo en cuenta de mi actitud y no me queda más que pensar en Emma y lo que me ha dicho. Decía la verdad, sé que decía la verdad.

Respiro profundo, intentando calmarme, esta no soy yo y la que sí soy debe tomar el dominio de mi cuerpo. Al voltear por fin a ver a Vika, su rostro no ha cambiado mucho, tiene miedo, sigue desconcertada.

-El libro lo encontré en el ático y como te dije, le comenté a mi padre al respecto. Esta casa ha sido de los Volkov por generaciones, eso quiere decir que incluso el mismísimo Charles pudo haber vivido aquí - Vuelvo a marearme.

Este arrebato es muy poco común, yo no reacciono así; me sentí sobrecargada, no pensaba con claridad, me sentí impulsiva, llena de una electricidad pesada y mala.

-Lo lamento Vika, es solo que… - No termino, me siento en su cama y me llevo las manos a la cabeza.

-Tienes que dejar de pensar en tantas cosas, tienes que relajarte; hay cosas que no puedes remediar, hay cosas que están mejor donde están: en el pasado. Esta vida que bien pudiera corresponderte es una oportunidad para empezar de cero. Olvida a la Yulia que reemplazaste, esa no existe, deja que se marche junto con esos recuerdos.

Siento su mano en mi mano y levanto la mirada.

-No sé por qué reaccioné así - Vuelvo a suspirar.

-Así reaccionaba ella. Es su energía residual la que se apodera de ti a veces - Abre la ventana de su habitación y abre la cigarrera. Enciende dos cigarros y me da uno - ¿Hay noticias de él? - Niego con la cabeza y suelto el humo por la nariz.

-Damien no lo ha encontrado, encontró su casa, pero no estaba.

-Sé paciente, es él quien te encuentra siempre. Con suerte te contacta antes de que se marche Elena - Volteo a verla, me siento apenada.

-Lo lamento Vika - Con un ademán me dice que no me preocupe, que no tiene importancia.

-Yulia.

-¿Mmm?

-Entiende una cosa, el propósito de las personas en la vida es enseñarnos a vivir, pero no a ser la vida misma; eso lo aprendí cuando dejé a Emma allá y yo regresé acá. También comprende que el destino es misterioso y que hay cosas que simplemente, por más que lo intentemos, no pueden ser, yo sin buscarlo, encontré a Emma, somos el destino de cada una, espera a ver si Elena es el tuyo - Tiene razón y por fin logro calmarme un poco - Si Charles aparece, entonces sabremos que las letras de tu libro dicen que debes estar con Elena, pero si no… entonces disfrútala todo lo que puedas.

-Temo que si me voy así nada más… crea que… no la quise; que fui una cobarde.

-Yo me encargaré de que no sea así, confía - Me levanto y la abrazo.

-Gracias Vika.

Tocan a la puerta y me separo de ella.

-Adelante - Dice.

Y veo asomarse a Elena, está sonriéndonos y se ve contenta. Sé que le entusiasma lo que está por venir, que apenas y puede esperar para que pasen estos cinco días y nosotras podamos partir a París. Ve el futuro que siempre soñó tan cercano.

Cierra la puerta tras de sí y se acerca a mí, besándome en la mejilla, huele bien, seguramente que ha pasado algunas horas dentro de una de esas perfumerías cercanas al puente. De esos dueños franceses que inmigraron en el siglo pasado.

-¿Sigues sintiéndote mal? - Puedo asegurar que mi cara no miente.

-Un poco, sí, pero ya Vika ha hecho favor de tranquilizarme - Voltea a verla y le sonríe.

-Una muy buena prima, sin duda - La abraza – No dejes que piense de más - Le dice como consejo y como si pareciera que me conoce desde hace muchos años. Como si de verdad supiera que pensar de más, me pone loca – Nos irá bien en París, tú no te preocupes por Dima o por tu tío - Ah, si supiera que ellos son lo que menos me preocupa.

-Creo que nadie mejor que tú para que la calmes, yo sólo la hago entrar en razón - Nos guiña el ojo y con ello comienzo a sentirme más como yo y menos como la otra Yulia.

-Me debes una canción - Me dice Elena que me mira con los ojos llenos de emoción, está contenta y eso me gusta.

-¿Yo? ¿Por qué?

-Aquel día que cantaste me dijiste que luego me cantarías una canción y como tu tía hoy se siente mejor y ha decidido acompañarnos en la cena, creo que es buen momento para que nos deleites con tu voz.

-Pero, yo… yo no canto - Intento resistirme.

-Nada, vas a cantarme, cantarnos.

Me lleva casi a rastras escaleras abajo y abre la tapa del piano.

Trato de recordar una canción, una que me sepa en piano, no me importa si es de mi tiempo.

Recuerdo una, se llama Beautiful One de Anneke Van Giersbergen.

Todos están en el salón, Mijaíl se nota agradable, sonriente, lo mismo que Dima, saben que el negocio de sus vidas está por comenzar. Y pensar que mi abuelo nunca me dijo que su padre había sido uno de los impulsores de la carrera de Elena.

Me doy a la tarea de aprovechar los momentos, por hoy no puedo hacer nada, mañana será otro día. Me siento en el banquillo y muevo los dedos, trato de recordar en dónde van, qué teclas son las que deben de ser las primeras en sonar.

La canción original no tiene piano, pero yo me di a la tarea de encontrar las notas y seguir la letra.

Cuando termino se quedan callados y la magia se rompe cuando Vika comienza a aplaudir. Me levanto y camino hacia ellos, Mijaíl me entrega un vaso con vino y me lo bebo de un sorbo. Luego camino hacia la mesa donde tienen la licorera y me sirvo otro vaso.

-¿De dónde sacaste esa canción? - Me pregunta Julie.

-¿Te gusta? - Asiente - Me la enseñó una amiga que es… pintora y compositora - Miento vilmente, pero la verdad no es algo que se pueda manejar en estos momentos.

-Es hermosa - Me dice y me estira la mano para que me acerque a ella y me siente a su lado. Nunca había tocado a la tía Julie. Nunca me había sentido tan próxima a ella.

-¿Cómo te sientes? - Le pregunto.

-Mucho mejor, y les tenemos una noticia - Se levanta y camina hacia donde Mijaíl, le toma de la mano y nos miran a todos. Incluso a Martin y a Tynice que están en la esquina del salón.

Me levanto y me pongo al lado de Elena, temo que nos anuncie el cáncer.

-Estoy embarazada - Vika grita y brinca, luego corre a abrazarlos.

Yo estoy sonriendo, respirando aliviada, comprendo que quien se está formando dentro de la tía Julie es Benjamin, mi abuelo. No sé si quiero llorar, pero la emoción que se me acumula en el pecho es impresionante.

Me acerco a ella y la abrazo, un abrazo extraño, que se siente más por ella que por mí, creo que eso no sucedía tan a menudo. Luego abrazo a Mijaíl, ese abrazo me es más familiar y vaya que es el primero que le doy yo.

-Felicidades - Les digo; incluso la servidumbre se nota contenta y emocionada, sonriendo de oreja a oreja.

-Ahora ¡A bailar! - Grita Mijaíl, y el gramófono comienza a llenar la habitación de música.

Todavía no me acostumbro a estos pasos, todavía me parecen demasiado ridículos, rápidos.

-Afloja el cuerpo Yulia, eres buena bailarina - Me dice Vika.

Y al cabo de unos minutos todos, y de verdad, todos, estamos celebrando el embarazo de Julie. Bailando, bebiendo, fumando, me animo, se me olvida Charles, el tiempo, la magia, se me olvidan todas las preocupaciones y sólo me dedico a vivir este momento.

Por la madrugada, exhausta y con sueño, me disculpo y subo a mi habitación, Elena y Vika a mi lado.

-No puedo creer que vaya a tener un hermano… ¡A mis veintitantos.

-Pero es que la Señora Volkova seguramente te tuvo cuando era muy joven ¿no? - Dice Elena, quien, dándose cuenta que nadie nos sigue, me toma de la mano.

-Tenía diecisiete - Chiflo y abro grandes los ojos.

-Era una chiquilla - Respondo.

-Pues… no precisamente, así se acostumbra Yulia, que las mujeres se casen jóvenes y tengan hijos enseguida - Es real.

-Mijaíl sabe que… - Comienza a decir Elena, sabemos a dónde va - No, piensa que no he encontrado hombre porque… bueno ya sabes, lo que dicen todos, soy demasiado tonta para cualquier cosa, incluso para tener un esposo - Me río.

-Ah, si supiera - Ella ríe también.

-Lo sé, pondría el grito en el cielo y pensaría que es contagioso - Se detiene frente a su puerta – Mañana iremos al cine - Me emociona saberlo, ah, qué ganas tengo de ver una película de los años treinta en un cine de los años treinta.

-Ese plan me gusta - Digo, y antes de que entre a su habitación la abrazo y le digo quedo al oído.

-Ese niño que espera tu madre, es mi abuelo y se llamará Benjamin - Comprende la emoción que me invade, la ternura que se apodera de mí.

-¿Será un buen abuelo?

-El mejor - Me separo de ella y le doy las buenas noches - ¿Dónde está Sheila? - Me acuerdo de pronto del gato que salvamos en la noche de tormenta.

-Tynice cuidó de ella - Nos paramos entre mi habitación y la suya.

-Buenas noches - Le beso los labios.

-Quizá te haga una visita - Me dice pícara – Te quiero aprovechar antes de partir, quien sabe cuánto tiempo tengamos que estar fingiendo entonces - Fingir es una de las cosas que más me desagrada.

-Entiendo.

Al cabo de media hora, escucho que se acerca alguien, pasa mi puerta y se detiene seguramente en la de Elena. Tocan y llaman su nombre, es Dima.

-¿Elena? - Me hierve la sangre – Que descanses - Y se larga.

Estoy acostada de lado, con las manos bajo la almohada, dándole la espalda a la puerta. Empiezo a sentirme adormilada y cierro los ojos, probablemente Elena no venga a mí esta noche. Así que me quedo dormida.

Siento unas manos que se aferran a mí y me despierto. Es Elena, que se ha levantado quien sabe cuánto tiempo después para hacerme esa visita.

-Creí que no vendrías - Le digo en susurros y con modorra.

-Sólo esperé a que Dima se durmiera.

-Mmm - Respondo malhumorada por escuchar su nombre.

-¿Te pones celosa? - Me dice con tono chiqueado y me obliga a voltear y abrazarla, se me figura a Marion en la película de Requiem for a Dream, cuando tiene esa escena con Jared Leto antes de la cena con su terapeuta.

-Un poco - Le digo por fin, después de darle un largo beso en los labios – Me desespera que quiera tratarte como propiedad… me desespera cuando se te acerca, para terminar pronto.

-Pero no me escapo de madrugada para meterme en sus sábanas ¿Verdad? - Me da un pico.

-No.

-Entonces deja de comportarte como una tonta y acaríciame - No hacen falta más palabras para que se me caliente el cuerpo.

Me dedico a acariciarla y a besarla, así como lo hice ayer y como espero hacerlo por el resto de mis días.

xxxxxx

Antes de que salga el sol Elena me despierta, siento sus labios en los míos. Tengo el cuerpo desnudo, pero cubierto por las sábanas.

-Debo regresar a mi habitación - Me chiqueo y la atrapo entre mis brazos. Ya está vestida, pero quiero desvestirla de nuevo.

-Quédate - Le beso las mejillas y el cuello, la tengo fuertemente abrazada, no puede moverse. Le beso los hombros y los brazos, la frente.

-Sabes que no puedo amanecer en tu cama.

-Sí puedes, quédate - Se ríe quedo.

-Yulia, me haces cosquillas.

-Mmm quédate un poco más - Tengo los ojos cerrados, pero no la suelto y me acurruco en su pecho – Cinco minutos - Deja de luchar y se queda quieta en mis brazos.

-Ya quiero que llegue el momento en el que pueda amanecer contigo, así como estamos ahora - Sonrío y abro los ojos.

Le beso la punta de la nariz y ella se acurruca.

-Nunca te vayas a ir de mi lado - Me dice tranquilamente.

-Haré lo que esté en mi poder para quedarme siempre contigo - Respondo.

-¿Qué magia tienes tú Volkova? Que me haces quererte junto a mí cada día más, ya no puedo dejar de pensar en ti, incluso en tu compañía pienso en ti - No puedo evitar pensar en que Emma me dijo algo como aquello en una de sus cartas.

Cierro los ojos y domino a la otra Yulia, estas palabras son de Elena y son las que se me tatúan en el corazón.

Me quedo dormida con ella junto a mí y sé que se fue a su habitación en cuanto yo perdí la conciencia.

Por la mañana cuando me fumo el cigarro de antes del desayuno, al abrir las ventanas y salir a la terraza la veo afuera, sonriéndome desde su habitación. Me sopla un beso y se mete.

Sé que no pasará mucho antes de tenerla de nuevo acá, iluminándome con su sonrisa y su voz. Así que me siento ante la mesa de metal, me enciendo el cigarro y la espero.

Apenas y puedo creer dónde estamos en tan poco tiempo; sonrío, hoy me siento feliz.


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/17/2023, 8:15 pm

De verdad que esta historia es muy especial tiene algo magico qué transmite me encanta, me gusta mucho algunas frases como esa muy cierta muchas veces y por mucho tiempo estamos vivos pero no vivimos y aunque la base de esa felicidad es algo propio necesitamos esa persona que lo encienda como Lena es quien lo enciende en Julia 😍😍😍, me alegra que se calme la verdad la situación es estresante pero ella no puede hacer más de lo q hace y q mejor q vivir cada segundo al máximo con el amor de su vida, ellas juntas amandose y jugando son la fantasía más linda. Bueno me extendí más de lo normal pero de verdad feliz con la historia y ya ansiosa por leer más, saludos cariño mio 😘😘😘😘
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/18/2023, 8:19 pm

Capítulo Trece:

Nunca he manejado un auto como este, al instante me doy cuenta de que la dirección hidráulica me hará mucha falta. Las velocidades son distintas y es extremadamente difícil de maniobrar el condenado Bugatti.

Me siento como cuando manejé por primera vez, nerviosa, sin saber en qué momento soltar el clutch para dar empuje al acelerador. Si lo sueltas demasiado rápido el auto se apaga, si no lo haces, el auto simplemente ruge como loco pero no avanza.

Elena está en el copiloto y Damien afuera por si llegase a pasar cualquier cosa.

El día de hoy iremos al cine, pero, no quiero que nos lleve Damien, le he dado la noche libre y, si somos sinceros, lo que quiero es manejar, distraerme. A veces en mi tiempo, cuando estaba enojada o estresada, incluso triste, salía de casa y manejaba sin rumbo, sólo daba vueltas por aquí y por allá, algunas veces despertaba de mi sopor cuando las señaleticas me indicaban que estaba en otro condado, incluso en otra ciudad.

Elena está riendo y Vika decide bajar al decimo intento en el que bien puedo desnucarlas por el arranque y apagón abrupto. Golpeo el volante, y también estoy riendo, pero he de confesar que comienzo a frustrarme ¿En serio puede ser tan difícil manejar un auto?

-OK, lo intentaré una vez más… bueno tres veces más y si no logro hacer que este auto ande… intentaré manejar otro - Elena se ríe más fuerte y aunque no sé por qué, le sigo, porque su risa, como he dicho, es contagiosa.

-Aquí nos quedaremos toda la tarde y perderemos la función entonces - Enciendo el motor y meto primera, luego escucho los engranes rechinar debido a que forcé demasiado la caja de velocidades.

Volteo a ver a Damien que hace un gesto como de dolor, aunque no sea su coche, teme que vaya a descomponerlo.

Suspiro fuerte, me concentro, hago como que estoy sola dentro del coche.

-Vamos - Digo – No me hagas quedar en vergüenza, sé que te gusta más que Damien esté en este asiento, pero por favor, se bueno conmigo.

-¿Le hablas al coche?

-Ajá - Pongo mi mente en blanco, ya no escucho lo que me dice Elena, fijo mi mirada en el camino de graba que da a la casa, veo los árboles altos a la orilla, el pasto verde – Yo puedo hacer esto.

Y hago ese movimiento con mis pies, poco a poco saco el pie izquierdo y presiono el derecho y ahí está, el auto avanza, acelero, meto segunda, al hacerlo parece que se apaga, pero logro recuperarme y al acelerar más, meto tercera.

-¡Yulia! ¡Vas demasiado rápido Yulia! - Me grita Damien que corre detrás del auto. Meto el freno y al no estar acostumbrada a él freno abruptamente, Elena se va para adelante y solo porque la protejo con mi brazo, no se estrella contra el parabrisas.

La tierra se disipa y Damien llega, agitado, tras él, Vika.

-Creo que lo mejor será que las lleve al cine - Le niego con la cabeza.

-No, yo lo haré. Enséñame cómo meto la reversa - Me pone cara de que no me lo dirá pero luego se resigna.

-Hacia arriba a la derecha - Vuelven a sonar los engranes y esta vez yo también hago una mueca.

La reversa, por el contrario, me sale al primer intento, cosa que me gusta. Voy despacio, porque la reversa en realidad nunca ha sido mi fuerte y suelo confundirme demasiado.

Esta vez al frenar, nos detenemos menos fuerte y me doy cuenta que por fin pude controlar este maldito auto ¿Por qué lo habré comprado en primer lugar? Ah sí, porque yo jamás lo iba a manejar y porque en realidad, es precioso.

-Bien, un intento más y creo que estaré lista para manejarlo fuera de aquí - Me da mucha risa que cuando digo aquello Elena se toma de la puerta y se tensa en su asiento. Sé que quiere bajarse tanto o más como lo quería Vika, pero se queda a mi lado y no dice más.

Lo logro al fin, puedo arrancar sin desnucar a Elena y detenerme sin romperle la nariz contra el vidrio de enfrente. Viktoria me aplaude y Damien se acerca a mí.

-No eres tan mala alumna.

-¿Qué puedo decir Damien? Aprendo rápido - Abro la puerta y mi estiro - ¿Qué película vamos a ver?

-Luces de la ciudad - Dice Elena entusiasmada.

-Ya la vi, es muy linda - Respondo como siempre, por pura maldita inercia y Elena me frunce el entrecejo.

-Imposible.

-No… no, perdona, es que, la estaba confundiendo con otra, qué tonta.

-Muy, diría yo - Dice Vika, que sabe lo que acaba de suceder, casi puedo ver su mirada, pero le estoy dando la espalda, así que solo la siento pesada sobre mí.

A veces me siento tan natural ya en este lugar que las cosas me salen por inercia, si antes cuidaba lo que decía ahora hablo despreocupada y eso puede ser malo; sobre todo si estoy frente a Damien o Mijaíl, quienes sospechan que algo anda sino mal, al menos sí muy diferente en mí.

Podría preocuparme, pero al menos hoy no lo haré. Me acerco a Elena y la tomo de la cintura, acercándome a su oreja y besándola suavemente pero rápido para evitar que alguien más pueda vernos. Cuando voltea a verme me sonríe y se le dibuja una mirada que nunca le había visto, me siento absorbida por ella y el tiempo se detiene. Existimos en otra dimensión. Qué curioso es el amor, qué mágico, qué absurdo también, innecesariamente necesario… tan humano.

Hoy más que nunca quiero estar a solas con ella, y no, no para hacerle el amor, para observarla, para recorrerla con las yemas de mis dedos, desde la frente hasta donde se me permita, ver la tonalidad de verdes que tienen sus ojos y su cabello bajo la luz del sol, y quedarme así, como hipnotizada por todo lo que es ella, porque está conmigo y yo con ella; si estoy en coma o no, viviendo un sueño bastante real, repito, no me importa. Es el ahora lo que tengo, lo que debo aprovechar, aferrarme a él como si fuera la vida misma, porque…. Finalmente sí es la vida lo que tengo en este momento. Mañana quién sabe dónde vaya a estar, o dónde vaya a estar ella.

Le rozo la mano y se me va el aire, no he perdido mi capacidad de asombro cuando se trata de Elena, ni al verla, ni al escucharla, mucho menos al tocarla; pues al hacerlo me inyecto de energía.

-La comida está lista - Sale Martin y nos informa; siempre tan serio, con su cabello rizado y cano, de ojos amarillentos, manos viejas y voz grave.

-Gracias - Decimos las tres al mismo tiempo y caminamos a la casa. Más me detengo y me regreso a donde está Damien.

-Eres un buen amigo - Y le doy un abrazo.

Al principio se queda quieto, tenso en su lugar, con los brazos bien ajustados a su costado, pero no lo suelto así que poco a poco toma confianza y me abraza de vuelta. Su ropa huele a tabaco aunque yo nunca lo he visto fumar propiamente, siempre que tiene que llevarme a algún lugar tira el cigarrillo y atiende la puerta del auto.

Sin decir más, tras verlo a los ojos me marcho y voy al comedor, me ruge el estómago de hambre.

xxxxxx

-Por dios, Yulia, no vayas a matarlas - Es Mijaíl, que está a un lado del coche, la tía Julie arriba, en el porche y Spirodonov recargado en un pilar.

-No lo haré, prometo traernos de regreso a casa, sanas y salvas - Estoy riendo y Elena también que más por lo que acabo de decir, por la cara de desaprobación que tiene Dima.

No sabe abiertamente lo que sucede entre nosotras, pero lo imagina, tras esa cara de idiota, puede que no lo sea tanto y sabe perfectamente bien que nuestra relación dejó de ser amistosa bastante rápido y ahora, aunque no tenemos ningún título, distamos bastante de las que éramos cuando recién llegamos acá.

Enciendo el auto, el que estén ellos presentes me pone nerviosa, suspiro y ajusto el retrovisor.

-¿Listas? - Pregunto, volteando a ver a Elena y a Vika.

-Yo no - Admite mi prima.

-Ni yo - Hace segunda Lena – Pero confío en ti - Suelto una risa burlona.

-Ah! menos mal - Digo, ya metiendo primera y soltando el clutch. Arranca despacio y sin novedades, si no hago brazo con este condenado volante entonces mis esfuerzos por girarlo serán en vano.

Salimos de ahí sin problema alguno, yo sabía que el maldito Bugatti no me iba a ganar, jamás una máquina ha podido más que yo y ésta no sería la excepción.

-Cine. Allá vamos - Elena y Vika gritan como gritan las chicas en cualquier tiempo (creo) – Aunque necesito que Vika me diga qué camino tomar porque yo no sé llegar al pueblo.

-Es fácil, sólo hay una intersección, deberás tomar el camino de la derecha - Sí, bastante fácil a decir verdad, es un camino recto que permite ver el mar.

La misma vista que tuve cuando íbamos camino a casa.

Me gusta este pueblo. Queda a quince minutos en coche y al entrar puedo ver que es bastante pintoresco, de casas de ladrillo y ventanas de madera bien hechas, macizas, pintadas de blanco o rojo, algunas verdes. La gente camina por las calles y se observa tranquilo.

Una tienda de pasteles de un lado, del otro una carnicería con los pedazos de chorizo colgando, creí que eso se usaba únicamente en las películas o en los videojuegos tipo The Godfather. Más allá una barbería con el clásico anuncio girador de colores rojo blanco y azul.

Por la ventana se cuela el olor al restaurante de comida Italiana y me digo que tengo que venir algún día. Vika y Elena siguen platicando, no pongo atención, en lo que pongo atención es en todo lo que veo, en éstas mujeres que son distintas a las de la ciudad, que, aunque tienen la misma vestimenta, parecen menos antipáticas, unas sonríen, otras caminan del brazo.

Es un atardecer nuevo para mí, en un lugar diferente, con esta gente de pueblo que siempre es más sencilla y cortés.

Estaciono unos metros después del cine, que, como en el Cotton Club, tiene una marquesina anunciando la película que presentarán esa noche. Había olvidado que ahora sólo pasan una por temporada y no como entonces, que tienes bastantes opciones a escoger con distintos horarios.

''Luces de la Ciudad'' dice en la primer línea y abajo Charles Chaplin. Elena me toma del brazo y Vika corre a alcanzarnos pues se quedó atrás comprándose un algodón de azúcar color azul, que le deja la boca y la lengua pintadas.

Me formo en la taquilla y alguien choca conmigo, empujando a Elena hacia atrás pero sin tirarla. Volteo irritada.

En cuanto la veo me parece familiar y algo dentro de mí se siente incómodo, queriendo tomar dominio, es la otra Yulia, puedo asegurarlo.

Esta mujer que es más pequeña que Elena, pero igual que yo, me mira con sorpresa y desconcierto.

-Yulia - Me dice casi sin aliento y se abraza a mí – ¡Me da gusto verte! - Y sí, la emoción se le nota en el rostro y en la voz, vuelve a acercarse y me besa muy cerca de los labios. Yo sigo sin entender nada.

Preocupada volteo a ver a Elena, que parece que le brincará encima esta mujer de labios carnosos y ojos color… ¿De qué color son sus ojos? Son azules, aunque de un azúl seco, tienen también una tonalidad gris.

Vika tampoco dice nada, aunque volteo a verla no tiene ni idea de quién es. Seguimos en silencio y entonces la sonrisa comienza a borrársele. Puedo dejarla ir así nada más, pues ya comienza a dar media vuelta pero la detengo con mi tacto apenas en su hombro.

-Lo siento, pero… no recuerdo quién eres - Sé que la conozco, pero cómo se llama y qué es para mí, lo ignoro.

-Yulia sufrió un accidente y perdió la memoria - Dice sin más Vika.

En cuanto dije lo que dije, la mujer frente a mí pareció querer golpearme o salir huyendo de ahí. No puedo decidir cuál de las dos.

Y en cuanto Vika le ha dicho eso se nota preocupada y me abraza, yo me quedo como se quedó Damien hace unas horas: inmóvil, quizás incómoda. Vuelvo a ver a Elena que me mira enojada y se cruza de brazos, atrás de nosotros alguien se limpia la garganta y me doy cuenta que en taquilla, un hombre nos espera impaciente para que la fila avance.

-Tres, por favor - Digo, a ella la esperan en la entrada del cine y sus dos amigas nos miran con la misma cara de asombro que seguramente tengo yo.

-Soy Sveta - Me dice por fin.

-Mucho gusto Sveta - Le doy la mano y al tocarla me siento extraña. Estoy segura de que es o fue algo de la otra Yulia. Si tan solo Damien estuviera aquí, él podría darme una pista de quién diablos es Sveta.

Siento su indecisión al tomarme de la mano, como que me creyera, como que no.

-Sveta, es hora - Le dicen desde la puerta y ella camina hacia atrás, sin quitarme la vista de encima.

-Te veo en la sala - Asiento, pero no digo más, sigo tan confundida por todo lo que siento que incluso se me va el aire y me mareo un poco. ''Control'' me digo ''Contrólate Yulia'' le digo a la otra.

-¿Y quién es Sveta? - Pregunta Elena parándose frente a mí sin dejarme entrar al cine.

-Y cómo voy a saberlo - Respondo bromista - ¿Estás celosa? - Le hago la misma pregunta que me hizo aquella vez en mi cama cuando mencionó a Dima - ¿A quién dejo que se meta a mis sábanas por la madrugada? - Me sonríe, escapándosele el enojo enseguida.

-Bien, te perdono - Me toma del brazo y entramos.

-¿Cómo vas a perdonarme algo que no he hecho?

-¿Sabían que es horrible ser el mal tercio? - Dice Vika detrás de mí y me echo a reír, tomándola del brazo a ella.

-¿Quieren palomitas? - Y así parecen contentas las dos, como si hubiera llevado al cine a un par de niñas.

Nos sentamos en las filas de atrás en los asientos de en medio, Vika, Elena y luego yo. En la oscuridad, sin que nadie pueda vernos, Elena me toma de la mano y me acaricia con su dedo pulgar.

Me gusta esto, estar en las penumbras de la sala, con Charles Chaplin al frente en una de las películas que más me han gustado de él, después de la de The Kid. Me gusta como trata a la vendedora de flores.

Se me eriza la piel de darme cuenta que estoy viendo una película reciente de Chaplin, en el formato original, blanco y negro y sin voces, pero con una música que me hace sonreír de puro placer.

Parece que viera la película por primera vez, así que la mujer que vende las flores me llena de ternura. Al momento siento un nudo en la garganta. Experimento muchas emociones y no sé ni siquiera por qué quiero llorar. Vuelvo a mi capacidad de asombro, me siento un bebé descubriendo el mundo, vuelvo a conectarme con esto que estoy viviendo y al despreocuparme de si me quedo o no y preocuparme por poner atención a todos los detalles que deben embriagarme día con día, siento el alma conectada a todo el ser que soy.

Me río a carcajada limpia cuando la muchacha ciega cambia el agua de las flores y le echa la sucia a Chaplin en la cara cuando él se sienta en silencio a observarla, sin que ella se de cuenta.

-Nunca te había escuchado reír tan fuerte - Me susurra Elena al oído, tan cerca que sus labios me rozan la piel de la oreja – Me gusta - Volteo a verla y quiero besarla en los labios, pero no debo hacerlo en un lugar público, no es tiempo, ni siquiera entonces será tiempo para muchas parejas homosexuales.

-Entonces intentaré reír más seguido - Me guiña el ojo y vuelve la mirada a la pantalla.

-Debo ir al ba… al tocador - ''Recuerda que se dice tocador''. Asiente y me levanto, sorteando las piernas de los que debo brincar para salir de la hilera de asientos.

No me doy cuenta de que Sveta me sigue sino hasta que salgo y comienzo a lavarme las manos. Me mira por el espejo y me observa tanto que me pongo nerviosa y me tiemblan las manos, incluso las piernas.

-Te mueves diferente; ¿Qué te pasó? - Me seco las manos con una toalla de papel y volteo a verla, vestido rojo, cabello acomodado en ondas, casi como la de la película.

-Tuve un accidente, me golpeé la cabeza y perdí la memoria, así sin más, no recuerdo nada de nada - Aquí de nuevo, la historia de cómo pasó lo que pasó.

Se me acerca lentamente y me mira a los ojos, desvío la mirada, puedo sentir su calor en mi piel, pero no me atrae tanto como en su momento me atrajo Emma y no puedo compararla siquiera con Elena porque ahí definitivamente no hay punto de comparación.

Sin embargo no me muevo cuando levanta la mano y me toca la mejilla.

-¿Sveta, qué somos? - Por fin logro hacer algo con mi cuerpo y le quito la mano, retrocedo un paso, acercándome más a la puerta.

-Fuimos… - Comprendo ahora por qué me mira con tanta nostalgia.

-¿Qué fuimos? - Me da la espalda y luego vuelve a verme, como escondiéndose de mí, pero ¿Por qué?

-En realidad nada, pero cuando venías al pueblo me buscabas.

Oh ya veo, es de esas mujeres de las que hablaba Damien, aunque, por la vestimenta de Sveta, no creo que sea de esas que estaban en las fiestas de los ricos, que acaban en la madrugada.

-No sé qué decir.

-No hay mucho por decir, sólo que… hace tanto que no nos vemos que me pareció lindo verte… aunque si es verdad que tú no me recuerdes ahora estoy haciendo el ridículo - Le sonrío.

-Tranquila - Me acerco, aunque no demasiado – En serio no te recuerdo, pero si algún día fui mala contigo, lo lamento - Agacha la mirada. Claro, me lo temía.

-No fuiste mala, fuiste fría.

-¿De dónde nos conocemos? - Pregunto curiosa, sé que debo regresar a la sala, que Elena se dará cuenta del tiempo que llevo aquí, pero quiero saber.

-En una fiesta - Parpadeo.

-Ah, y ¿Eres…? - Le miro la ropa sin querer y no por procurar una distinción de clases sociales.

-Era la mesera… aún soy mesera, pero, hace mucho que…

-Sí, que no me veías - Completo, porque intuí que lo repetiría.

-¿Es tu novia?

-Es… no, pero la amo - Agacha la mirada y se muerde el interior de la mejilla.

-Claro…

A diferencia de la actitud de Emma, ella parece demasiado sumisa, como que entendiera bien las cosas, como si supiera desde el principio que yo sólo jugaba con ella, no insiste y no se acerca más de lo debido, aunque, sé bien que le ha dado gusto que nos encontráramos.

Sveta es muy bonita, tiene las manos cuidadas y huele bien, lleva el cabello propiamente arreglado y sus ropas, aunque modestas, se ciñen bien a su cuerpo pequeño y delgado.

-Cuídate Sveta - Camino a la salida, pero algo me impulsa a detenerme. Volteo a verla, que me observa como se observa a alguien a quien no volverás a ver en la vida.

Le beso la mejilla y me voy de allí. Apaciguada. ''Relájate, déjame hacer mi trabajo, enmendar tus porquerías'' Y al hablarme a mí misma sin ser precisamente yo, me siento tranquila, como si incluso pudiera sentir que la otra Yulia se sintiera menos vacía.

Cuando regreso están en la escena donde Chaplin está borracho en un restaurante y un señor, igual de ebrio, le está metiendo la camisa en el pantalón; la sala está riendo, y veo a Elena y Vika, que entretenidas con lo que pasa, ríen también.

-¿Todo bien? - Pregunta inquisidoramente Elena.

-Sip - Volteo hacia la derecha, ahí donde acabo de ver que se sienta Sveta.

-De casualidad no te la encontraste en el tocador ¿O sí? - Me reacomodo en mi asiento.

-Sí, me la encontré, pero solo eso - No me dice más, me toma de la mano otra vez, yo le acaricio el dorso y así terminamos de ver la película, en silencio y sintiéndonos cerca.

Nos levantamos cuando la sala ya está casi vacía, incluso Sveta se ha ido. Me gusta mucho el sabor de estas palomitas, que me saben mucho a mantequilla pero sin dejarme los dientes grasosos y la lengua un tanto pastosa, como hicieran las que se hacen en microondas.

-¡Qué hermosa película! - Exclama Elena. Me gusta verla así, emocionada, feliz, moviendo sus manos de una forma tan expresiva que parece que le corre más vida en las venas que a todos juntos.

Yo le sonrío sin decir nada, la que sigue platicando con ella es Vika, que si esto, que si aquello, que tal escena hizo que me dolieran las mejillas.

Alguien me jala de la manga del vestido y volteo a mi altura, más tengo que agachar la cabeza porque quien llama es un chiquillo de cara sucia y boina color gris.

-Señorita, le mandan esto - Es un papel doblado en cuatro, de hecho es un papel muy parecido al que utilicé cuando le escribí la nota a Charles. Grueso, un papel con mucho algodón, de ese que se usa para pintar acuarela.

-¿Quién? ¿Quién lo manda? - Me pongo nerviosa, se me saldrá el corazón por la boca.

Levanto la mirada y busco a Charles, espero verlo asomado desde un callejón, desde la esquina, desde dentro del cine, en la multitud que ha salido de la sala. Nada.

-¿Quién lo manda? - Repito, mis compañeras calladas, me miran desconcertadas y no atinan a decir nada.

-No lo sé - Se encoge de hombros y se echa a correr, claro que lo sabe, solo que su intención no era decírmelo, no le pagaron para eso.

-¿Qué pasa Yulia? - Se acerca Elena – Se te fue el color del rostro.

-Nada, no es nada ¿Recuerdas al hombre del Cotton Club? - Asiente – Pues me molesta que no se digne a darme la cara y me mande notas.

-Quizás deberías de llamarlo, si el negocio es muy importante, claro; sino, déjalo que se ande con juegos e ignóralo.

Como si fuera tan fácil de ignorar.

-Eso haré - Miento. No lo puedo ignorar, no debo y sobre todo porque él es la clave para mi estancia aquí, con esta mujer que tengo frente a mí, que se preocupa cuando yo me preocupo. Que se escapa de madrugada para meterse bajo mis sábanas y besarme - ¿Quién quiere un helado?

-¡Yo! - Grita Vika como si tuviera cinco años.

Caminamos por las calles tibias de verano, aprovechando que el día de hoy el cielo es amable y nos priva de la lluvia, que, por encantadora que sea, hoy no tengo ganas de verla. Me gusta este día seco que me permite caminar por las calles con Elena, que me permite oler la comida de los restaurantes, ver los coches que no hay en el dos mil trece, sólo en museos.

Nos sentamos en una fuente y de alguna ventana suena Chopin, con ese piano feliz, de notas alegres y amables.

-Ha sido un buen día - Dice mi prima que lame su helado de vainilla.

-Me gusta ¿Saben? - Y en seguida capto su atención – Creo que soy más bien chica de ciudad, no me encuentro del todo a gusto en la casa de campo - Echo un vistazo a donde estamos – Incluso este pueblo me entretiene más.

Se ríen.

-Sé a lo que te refieres, pero a veces hace falta retirarse de todo el ajetreo y dar una bienvenida a la calma - Dice mi prima.

-Si, pero esa es demasiada calma - Vuelven a reír y siento la cabeza de Elena sobre mi hombro. Luego vuelve a levantarla y continúa con su helado napolitano – Quiero una coca cola - Me levanto y voy a la fuente de sodas que está a unos metros de nosotras.

Aún ahora, que ha anochecido, el pueblo parece lleno de vida, las luces lo hacen ver más hermoso de lo que en realidad es. Los niños corren, juegan pelota; veo a unas señoras sentadas a las afueras de un café que, mientras beben, muerden lo que parecen ser galletas.

Me siento bien aquí, pero luego recuerdo lo que está guardado en mi bolso y, sin que me vean saco el papel y lo desdoblo.

-¿Qué desea? - Me pregunta el encargado, pero yo no lo escucho - ¿Qué desea? - Me dice más fuerte.

-Oh, ah… una coca cola por favor.

Calma Yulia, las cosas que valen la pena, valen la espera. Pronto.

Charles V.


''Calma'' ¿Y de dónde quiere que saque la calma? Si apenas he podido conseguir la suficiente para no enloquecer. Me siento molesta, me dan ganas de gritar y romper el papel en mil trocitos.

Estoy tan enojada que olvido dar las gracias y me llevo mi coca cola tamaño mini después de pagar unos kopecs.

Antes de llegar intento relajarme, no quiero que Elena me pregunte más, pensará que soy una bipolar que cambia en un santiamén de ánimos, y aunque bien pueda ser cierto el cambio, no se debe a una enfermedad, sino a todo lo que me está pasando.

Si Sveta hubiera sido una mujer igual de pasional que Emma, creo que estaría lo doble de estresada.

-Ah, no hay nada como una coca de cristal - Pero prefiero la de lata. Aunque no lo digo.

-A mí también me gusta mucho - Admite Elena, terminando su helado.

-Después de esto, regresamos a casa ¿Les parece?

-Yo no iré a casa - Dice Vika.

Volteamos a verla en seguida, impresionadas ¿Escuchamos bien?

-¿Perdón? - Le digo, segura de que no dijo lo que dijo.

-Iré a ver a Emma - Trago saliva, no por celos, no porque algo dentro de mí haya brincado, sino porque, yo no quiero ir.

-Pero… - Comienzo a refutar aquello pero me detiene.

-Martin me llevará, le dije que lo vería aquí en… - Mira el reloj de oro en su muñeca – Veinte minutos.

-¿Y qué ha dicho el señor Volkov?

-No sabe que voy, no lo he avisado - Abrimos los ojos grandes, incluso me ahogo con la coca y me pica la garganta.

Elena me da unas palmadas en la espalda y yo intento recuperar el aire, incluso siento que voy a vomitar, qué horrible es atragantarse.

¿Y qué diré… qué diré yo cuando me interrogue? - Respiro profundo, me raspa la garganta – Que yo sepa nunca habías sido tan… rebelde - Se encoge de hombros y mira al frente.

-Ya es hora de que lo sea, no puedo estar así nada más sabiendo que Emma está allá, tan cerca y tan lejos, necesito verla diario, olerla, abrazarla, vamos tú sabes cómo es esto - Y voltea a ver a Elena, quien se sonroja en el instante.

-Lo sé - Respondo, también viendo a Elena. Le hago un gesto y le mando un beso rápido.

Pasados los veinte minutos, viendo que Vika efectivamente, será recogida por Martin, caminamos al auto.

Esto ya se siente más como una cita ahora que estamos solas, ahora que nos subimos al auto en nuestra privacidad, libres de poder decirnos cualquier cosa.

Salgo del pueblo y emprendemos el regreso. Se termina el camino pavimentado y entramos al de tierra que deja una nube de polvo al paso del auto.

La luz de la luna brilla en un lago que está a unos metros de nosotras, no sé por qué nunca lo había visto, supongo que estaba concentrada en otras cosas, ensimismada en mis miedos, en mis preocupaciones, en Elena incluso.

-Para aquí - Me dice tomándome de la mano que llevo en la palanca de velocidades.

Frunzo el ceño pero obedezco sin decir una sola palabra. Baja del auto y yo me le quedo viendo, confundida por lo que va a hacer.

-Sígueme - Me sonríe y me invita salir del coche con su mano – Anda, vamos - Apago el motor y apago también las luces, quito las llaves y la sigo.

-¿Qué haces?

-Es una noche calurosa - Me doy cuenta que es verdad, es por la lluvia que evaporó hoy; tengo la piel sudada.

-Aún no entiendo…

-Shh - Me toma de la mano y caminamos cerca del lago.

Sus aguas se ven oscuras, con unos cuantos destellos de luz de luna. Se escucha el agua tranquila a excepción de los chapuzones de unos cuantos sapos.

-N-no me gusta estar cerca de un estanque de noche - Confieso, la voz me falla.

-Pues más vale que cambies de parecer porque quiero que te metas a nadar conmigo - En ese momento me detengo en seco, le suelto la mano incluso.

-No - Es lo que digo y es lo que debo sostener.

-¿Por qué no?

-Porque no - Me sonríe con ternura.

-¿Te da miedo?

-Pff - Suelto, y comienzo a reír, más no de forma natural –Si.

Camina de espaldas al lago y se va quitando el vestido, poco a poco y muy lentamente. Yo me quedo parada, viendo la escena que se está desarrollando frente a mis ojos. Quiero tocarla, quiero seguirla, pero nunca he sido afín a los lagos, al mar, a los ríos profundos y de aguas sombrías.

El vestido cae al suelo y se queda en camisón, baja lentamente los tirantes hasta que éste también está en el suelo; ahora me da la espalda a mí y se inclina sin flexionar las rodillas para quitarse las medias. Yo mientras trago saliva, sintiendo el efecto que sus movimientos están teniendo en mí.

Puedo verla en ropa interior, y me llama hacia ella como hubiera hecho Alex Vause con Piper. Me acerco a ella y la abrazo, tomándola de la cintura, le beso el cuello y los hombros, le beso los labios y luego volteo al camino, no quisiera que alguien nos viera.

Que, de ser sincera, nadie que no sea de la familia llega hasta estos terrenos. No preguntes cómo lo sé, es algo que sólo sé.

-Si no te desnudas y me acompañas al agua, no dejaré que me quites el calor que el agua no puede quitarme - Le sonrío y me mira pícara.

-¿Ahora será costumbre hacerlo diario?

-A menos que no quieras - Se agacha y toma el camisón. La detengo tomándole las manos y viéndola a los ojos.

-Lo haré; no digo que no me estoy muriendo de miedo por meterme y lo que pueda haber nadando con nosotras, pero lo haré - Me guiña un ojo y se echa un clavado.

Tomo valor y me desnudo también, luego vuelvo a tomar valor y también distancia, luego me echo a correr y brinco salpicando a Elena.

Pasamos si acaso diez minutos dentro, pero fueron diez minutos que me parecieron una hora, disfruté de sentir la piel de Lena bajo el agua, de sentir sus labios húmedos, de ver cómo el cabello se le pegaba en la cara, pero, también me preocupaba lo que pudiera acompañarnos, yo no conocía ese lago, y odio con todas mis fuerzas las víboras, los peces grandes.

Salimos de ahí y me jala hacia la ropa seca y limpia, su cuerpo cae primero y me atrae hacia ella, cayendo encima.

-Diario no es suficiente cuando se trata de ti - Me lo dice sinceramente, con sus ojos en los míos, sus manos fijas en mi cintura, manteniéndome en mi lugar.

Cómo me gusta que me domine, que me mande, que me atraiga hacia ella del modo que se le antoja.

Me gusta que me lleve las manos a donde quiere que la acaricie, que me diga si más o menos.

Se lleva mi mano a su boca y me chupa y muerde los dedos, eso me enciende, me gusta cómo se ve, me gusta sobre todo cómo se siente; luego baja mi mano a su seno y ella lo estruja con mi mano, estoy fascinada con lo que estamos haciendo.

Le beso la boca y le muerdo la lengua, gime, se retuerce debajo de mi cuerpo. Y así, sin separarnos del beso, lleva mi mano a su sexo húmedo, húmedo de otra forma, no es el agua lo que siento cuando la toco.

Me jala el cabello de la nuca, y luego me rasguña la espalda, quitando su mano de la mía, dejándome libre al fin, dejando que yo le haga lo que quiera. Nunca había hecho algo así a la luz de la luna… y me encanta.

Me gusta que pueda ver las estrellas cuando abre los ojos y que las tenga en los párpados cuando los cierra. Que no tengamos miedo de si gime fuerte, porque por fin puedo escuchar cómo es que realmente gime Elena, cómo gimo yo cuando estoy con ella.

Me gusta que no tiene sábanas a las cuales aferrarse y arranca el pasto porque cuando está a punto de llegar al orgasmo siente que cae en un gran vacío, un vacío de placer que parece la caída a un pozo profundo.

Y cuando yo la siento dentro de mí, que ya nuestra piel está seca, que no sabemos cuánto tiempo ha pasado, olvido todo. TODO.

Al llegar, la casa está callada, tranquila, duermen. Aunque quizás no del todo, apuesto a que Mijaíl y Dima escucharon el motor del coche, quizás ya pueden cerrar los ojos ahora que saben que hemos llegado con bien… aunque más tarde de lo previsto.

Subimos las escaleras jugueteando, una caricia aquí y otra allá, me tropiezo con un escalón y casi caigo de boca. Ella ahoga una carcajada llevándose las manos a la boca y yo hago un gesto de dolor pues me he golpeado en el dedo gordo del pie.

-Me daré una ducha - Me besa la frente y se va a su habitación.

Buena idea, yo haré lo mismo. Entro a mi cuarto y enciendo la luz, más no doy otro paso cuando veo un papel sobre mi cama. Trago saliva y me cuesta trabajo. Es otro papel como el de Charles.

Camino a él y lo desdoblo.

¿Lista Volkova? ¿Tienes las agallas reunidas para lo que está por venir? Yo sí. Quería fastidiarte, me gusta ver la cara que pones cuando no te doy las respuestas que quieres… y el niño necesitaba dinero. El sábado por la tarde, en mi "humilde" casa. Ya sabe Damien dónde vivo, dile que te traiga… y luego se marche, nadie puede saber lo que haremos; no lo quiero merodeando por ahí.

Tic toc.


Tengo el corazón como loco, me rasco la cabeza y me peino el cabello con los dedos, guardo la nota en el baúl y lo cierro con llave, luego me desvisto y lleno la tina con agua caliente.

Me quedo pensativa, siento que la temperatura disminuyó considerablemente, pero aún se siente rica en la piel, tocan a la puerta y me asusto, olvido que Elena vendría a mí. Abre y se asoma.

-¿Puedo pasar? - Le sonrío y asiento - ¿Cuánto llevas aquí?

-Bastante, perdón - Se quita la bata y se mete conmigo, poniendo su espalda en mi pecho.

-Puse el seguro, aunque dudo que alguien venga a molestarnos a esta hora - Su voz es queda.

Me recargo en la porcelana y le paso los brazos por debajo de los suyos, trayéndola a mí, pegándola más a mi cuerpo, le huelo el cuello y lo beso.

-¿Estás emocionada por el viaje?

-Lo estoy - Me acaricia los muslos.

-A partir de ahora todo será como lo has soñado - Se acuesta en mi hombro.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo - Respondo con seguridad.

Nos quedamos calladas hasta que el agua está fría y se nos arrugan los dedos, dios, nunca me cansaré de sentir la piel de Elena junto a la mía, menos si hay agua de por medio.

Me jala del brazo y me pego a su cuerpo, le beso la espalda y ella me besa los nudillos de la mano.

-Buenas noches - Digo.

-Buenas noches, amor - Sonrío, vuelvo a besarle la espalda y cierro los ojos.

Sábado. Por fin el sábado se hará la magia.

Suspect
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/18/2023, 9:36 pm

Me preocupa esa carita q pusiste al final cariño ya me dio miedo q pase algo y las separe yo quiero q hagan ese viaje y se amen 😭😭😭💔💔💔. Me ENCANTO julia de necia con el carro ellas en el cine, lena celosa pero sin exagerar y el regreso con parada en el lago 😍😍😍😍 hermoso. Saludos querída mía 😘😘😘
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por psichobitch2 1/18/2023, 10:15 pm

Sé que Damien sabe cosas al respecto... Debe saber sobre Charles
psichobitch2
psichobitch2

Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Edad : 31
Localización : New York - EEUU

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/19/2023, 2:12 pm

Capítulo catorce:

Me he levantado temprano, anoche no pude dormir bien. Me mantuve despierta con Elena hasta entrada la madrugada, contándonos cosas, tomadas de la mano sobre mi cama; siendo ese par de enamoradas que no pueden estar separadas la una de la otra por mucho tiempo.

Si es enamoramiento, si nos referimos a esa parte del cerebro que nos intoxica con dopamina, no me importa, sé que lo que ella siente por mí y lo que yo siento por ella es real. Puedo sentirlo amalgamándose a mi alma, como si Elena y yo fuéramos un compuesto homogéneo.

Pretendí dormir porque al final, ya casi agotada, sabiendo que las horas para que el primer rayo de sol se asomara se acercaban… simplemente no podía concentrarme en lo que me decía, lo único que podía hacer era pensar en que ya era Sábado y que eso significaba una cosa: el encuentro con Charles.

¿Por qué no simplemente haberle hecho el amor toda la noche y ya? Con la mente ocupada en su cuerpo y nada más… porque así no soy yo, yo no puedo simplemente evadirme y hacer como que las cosas no me preocupan, que las cosas no me duelen, que las cosas no son. No puedo… aunque debería de comenzar a intentarlo.

Entonces pues, me levanto media hora más tarde de que Elena se ha marchado, en parte porque no quiero que me escuche estar en el balcón (para entonces ya estará profundamente dormida) y en otra porque me he quedado bajo las sábanas, pensativa, con la mirada en el techo y los brazos bajo la almohada.

Tan poco tiempo para todo, poquísimo tiempo, se me fue como se pasan las vacaciones, que pareciera que fue ayer que llegaste a registrarte al hotel y de pronto ya te estás yendo, en un abrir y cerrar de ojos. Como un viaje a Europa que no alcanza para conocerlo todo, como si hubiera sido simplemente una probada superficial de todo lo que se puede y debe vivir.

Poco tiempo para leer los diarios, poco tiempo para conocer a la Yulia que desapareció cuando yo llegué, para alcanzar a comprender el misterio que envuelve todo lo que me está sucediendo, si yo estoy acá ¿Dónde está ella? Si su alma es mi alma, hablando de reencarnaciones… sacudo la cabeza, demasiado por pensar y tan poco comprendido.

Tomo papel y tinta. He de confesar que esto de escribir con pluma fuente me gusta mucho, tiene algo de mágico, algo de romántico también; me gusta que se acabe la tinta y la palabra te quede a medio escribir, me gustan las formas que se hacen a tipo caligrafía y vaya que yo de caligrafía no sé casi nada.

Elena amor ¿Me creerás lo que estás a punto de leer? Espero que sí, porque no hay forma de explicar lo que bien pueda pasar hoy al anochecer.

Si no me has visto regresar por la madrugada, entonces seguramente no me vuelvas a ver jamás en esta vida. No porque no quiera, sino porque… no he encontrado una forma de quedarme contigo y peor aún, si pasa el tiempo, no es que me haya rendido buscando la manera de hacerlo, es que simplemente no pude rehacer la magia para volver a ti.

Te contaré la historia de cómo me enamoré de ti, si, porque yo me enamoré profundamente de tu rostro color sepia, de tu vestido debajo de la rodilla, de tus perlas, de ese cabello enrulado. Y, te has de preguntar ¿Mi rostro es color sepia? No corazón, pero en la foto del vestíbulo de aquella casa sí. Porque lo único que conocía de ti eran tus canciones y una biografía que quien sabe si fuera cierta, fotografías digitales, pero nunca una así, como aquella, tan viva, tan hermosa, con sus orillas irregulares, con la esquina derecha faltante.

Es probable que no entiendas bien de lo que hablo y que algunas palabras te resulten nuevas, verás ¿Recuerdas esa noche en la que bromeé diciendo que vengo del futuro? No era broma, dije la verdad disfrazada de eso, de broma. No ibas a creérmelo entonces y no vas a creérmelo ahora. Pensarás probablemente, si es que te conozco bien, que he huido como una cobarde, que te utilicé, que perteneces a la lista extensa de mis conquistas.

Elena, no eres una más, eres el amor de esta y mis otras vidas.

Yo no nací en 1914, sino más bien en 1990, también de apellido Volkov y de nombre Yulia, pero no soy esa que todos conocen.

Hice un viaje en el tiempo Lena, no lo comprendo ni yo ¿Cómo llegué aquí? Lo ignoro, lo que sé, lo que no tengo en duda es que si estoy aquí es por ti. Porque a mis veinticuatro años me enamoré perdidamente de ti, de una foto en la casa donde vive mi abuelo: Benjamín Volkov, nada más y nada menos que el niño que en estos momentos está esperando la tía Julie.

Ansío con todas mis fuerzas no desaparecer, quedarme contigo para siempre, siendo parte de ti, aprendiendo a tu lado, tomarte de la mano diario, verte en los escenarios, aplaudirte, amarte por ser quien eres hasta el final de mis días. Quiero quedarme para hacerte el amor de mil maneras, escuchar tu voz, esa voz que me acaricia los sentidos, que me endulza el alma.

Pero, Elena… si no vuelves a verme, prométeme que no vas a olvidarme, que no vas a odiarme. Pues ya tendría yo suficiente con odiar el hecho de verme lejos de ti, en un mundo, en una realidad donde tú ya estarás muerta. Yo me enamoré de ti cuando yacías calmadamente en una tumba.

Pensarás que es de locos, que he perdido la cabeza… no amor, aunque no te culparía si lo pensaras, yo también me creí una loca cuando desperté en la casa de Mijaíl, con dolor de cabeza y sin saber qué pasaba. Me sentí en coma, incluso también creí que estaba muerta. Pero tocarte diario me hace darme cuenta de lo real que eres, que soy y que somos.

Si dudas de mí, si te sientes demasiado confundida, si quizás mis palabras son muy burdas para explicar lo complicado de todo esto, acude a Vika, que ella sabrá decirte lo que sucede. No te enfades con ella si te oculta algunos detalles, nombres y lugares, hay presentimientos que son acertados y presiento que es mejor no decirte quien puede darnos la felicidad que merecemos o la desdicha que espero no nos quiebre.

Vive al máximo Elena, porque no tienes más, viaja y conoce, enamórate más veces, entrega el alma en ello antes que el cuerpo. Y cree en mí cuando digo que tu nombre será recordado por generaciones, que te acompañarán cientos de miles en tus éxitos… lamentaré en el alma no poder ser parte viva de ello, pero prometo recordarte siempre en algo que en mi tiempo llamamos internet, que aunque no sea tu voz como tal la que llene mis oídos, pensaré en ti como si estuvieras a mi lado.

Por lo que sé, serás buena con Benjamin, y le darás una foto autografiada, esa foto fue la que me trajo a ti, no te diré cómo es, lo que traes puesto, pero sonríes y eso me gusta.

Ese domingo, mi abuelo me regaló tu foto y la llevé a casa, poniéndola en mi buró y así, viéndote, me quedé profundamente dormida. Al abrir los ojos ya no estaba más en casa, sino en otra habitación, en un lugar que no conocía, con gente que jamás había visto, con ropas que no eran mías. Mi alma había ocupado el cuerpo de Yulia Volkova, pero con mis recuerdos.

Te digo, no sé qué pasó con la memoria de la otra Yulia o si estamos las dos viviendo en el mismo cuerpo sólo que yo… yo soy más fuerte que ella. Su amor era Emma, mi amor eres tú, su corazón era frío, el mío siente empatía, su orgullo la alejaba de Vika, yo a ella la quiero como a una hermana.

Y así podría darte una lista interminable de las cosas que nos hace distintas en todo menos en el nombre, el apellido y el físico.

Esta carta es porque… lamentablemente, mi estadía aquí no es para siempre y me temo que el tiempo se me está acabando, es decir, que un día bien hubieras podido despertar al lado de la otra Yulia, la que no te ama y eso te rompería el corazón; aunque apostaría a que no hay forma de no romperte el corazón con todo esto. Si pudiera protegerlo, si pudiera guardarlo en mis manos y cuidarlo como si fuera el mío.

Mi cabeza no da forma para explicarlo, ni yo lo comprendo.

Te prometo una cosa, haré lo que esté en mis manos para poder quedarme contigo o regresar a ti. Y si nada funciona, entonces prometo buscarte por todos los rincones de la tierra, tengo fe en que nos encontraremos en mi tiempo, en mi ciudad que es más ajetreada a la de la Moscú que conoces, donde la ropa es más variada, todos nos vemos distintos, donde no hay más guantes, ni sombreros raros.

Prométeme tú también que harás lo posible por encontrarme en esa otra vida, que me buscarás aunque no me recuerdes, tu alma será la que no se olvidará de que nos pertenecemos.

Te amo Elena, no lo olvides.

Yulia.


En este punto las manos me están temblando y tengo la vista borrosa, apenas parpadeo siento que un par de lágrimas me corren por las mejillas. Suspiro y me tranquilizo, no puedo permitirme sentir este pesar si aún no sé lo que vaya a pasar. Me doy ánimos que bien pueden ser una mentira, como un efecto placebo, no existen, pero si me lo creo funcionará.

Aún faltan horas para que vaya a la ciudad, en el lugar donde Charles me ha citado, no sé por qué primero quiere que lo encuentre en un bar y luego iremos a su casa. Nada me suena congruente, nada me parece de fiar, pero debo dar un brinco de fe, y debo entregarle parte de mi confianza a este hombre que tiene la llave.

Doblo la carta en tres y la meto en un sobre color manila, la sello correctamente, fijándome que no se pueda abrir con facilidad más que con un abrecartas. El día ya ha clareado y puedo distinguir en dónde termina el mar y comienza el cielo, los primeros pájaros hacen acto de presencia y me saludan con sus vuelos graciosos y sus cantos.

Me enciendo un cigarro y apenas le doy la primera calada me siento mejor, a mí así me pone el cigarro, relajada, casi despreocupada, bohemia incluso, cuando de cantar o tocar el piano se trata; alguna vez quise ser poeta, pero luego perdí las palabras y no escribí más.

Estoy concentrada en tanto, todo lo que da vueltas en mi cabeza, lo que me concierne para esta noche, lo que tengo que aprovechar con Elena antes de marcharme… es como si me dijeran que voy a morir en unas horas.

Incluso sé que extrañaré a Mijaíl, a Damien, a Tynice, a la tía Julie. Extrañaré esta casa enorme que no conozco bien, el columpio en el árbol, los fantasmas que nunca vi. Extrañaré el murmullo del mar y las aves que se posan en el balcón para indicarme que ha amanecido y que ya decido yo si me levanto junto con el sol o me quedo otro par de horas en la cama.

Los bailes en el salón con los discos y su gramófono. Vuelvo a sentir otro par de lágrimas y sé que no debo permitirme la tristeza, no puedo dejar que Elena me vea así, no quiero preocuparla. Me limpio en seguida y suspiro profundamente, siento el aire frío pasando por mis fosas nasales y hasta los pulmones.

Escucho que la puerta se abre y entra Vika, se acerca a mí y me besa la coronilla.

-¿Cómo estás? - Se queda parada, no le veo intenciones de sentarse. Trae puesto un vestido azul con florecillas rosas, un cinto que se acomoda perfectamente a su figura y un sombrero coqueto, de esos que parecen más bien gorros. Se ve hermosa y se mete las manos a los bolsillos.

-Nerviosa - Le sonrío – Y sensible - Me limpio las lágrimas, avergonzada de que me hubiera visto así.

-Vístete, iremos a dar un paseo por los jardines - Me quejo, no quiero quitarme la pijama, no quiero arreglarme la cara. Me golpea el hombro y me empuja - Anda, mueve tu pálido trasero de esa silla, estaremos de regreso para cuando Elena despierte y sea la hora del desayuno.

Miro el reloj que está encima de la chimenea, ese tic toc que no me deja dormir a ratos. Son las siete y media de la mañana.

Me levanto a regañadientes y me quito la bata lentamente, como si pesara toneladas, como si no pudiera con ella y quitármela de encima supusiera un tormento. Me quito pues la pijama y opto por ponerme unos pantalones aperlados, me gustan porque son holgados, por ende cómodos, dios bendiga el día en el que se le permitió a las mujeres vestir pantalón, no hubiera podido sobrevivir en una época donde el corsé y los vestidos eran la ropa común de las señoritas.

Cuando salimos el sol me pega tan duro en la cara que entrecierro los ojos que se sienten lastimados con tanta luz. Me pongo los lentes de sol y bajamos las escaleras. Ya hay actividad afuera, unos podan el pasto, otros arreglan los árboles, veo a Damien encerando el auto y le saludo con la mano y me sonríe, quitándose la boina y siguiendo después con su tarea en la que estaba tan concentrado.

Nos sentamos cerca de la fuente, la piedra caliente se siente bien, no quema porque la tela me protege, pero en seguida siento que ese calorcillo podría hacer algo con mi alma que se siente agitada.

-¿A qué hora deberás estar con Charles? - Se acomoda un bucle rubio tras la oreja y por primera vez en todo este tiempo me doy cuenta de lo hermoso que es el azul de sus ojos, lo inocente que tiene la mirada.

-A las ocho; aunque me ha citado primero en un bar… - Agacho la mirada y meto la mano en el agua fría.

-Pues tienes buenas doce horas para aprovechar a Elena - Le sonrío, sí, son buenas doce horas.

-Eso es lo que haré - Hay silencio, no puedo verla a la cara, no me siento fuerte y no quiero que me vea llorar – Le escribí una carta a Elena, no es muy extensa y tampoco es muy detallada, no sé, no encontraba las palabras correctas para decirle lo que está pasando, para contarle la verdad sin que sonara a un disparate.

-Bueno Yulia, yo no la culparía, es un disparate en realidad - Sonrío.

-Le dije que acudiera a ti para las respuestas a sus preguntas - Me mira, pero no dice nada. Yo me pongo nerviosa, no sé por qué no me quita los ojos de encima pero está tan muda, como si fuera alguien a quien le hubieran arrancado la lengua.

-Así que lo que presientes más que nada es que no vas a regresar - Niego con la cabeza.

-No es eso Vika, lo que sucede es que me gusta ser precavida y… no quisiera dejar las cosas así nada más, sin una explicación, probablemente no sea necesario que le entregues esa carta. Pero si algo llegase a pasar, tú eres mi única opción, eres la única que no me defraudaría y haría lo humanamente posible por hacerle ver que si no regresé, no fue porque no quisiera, sino porque no pude - Siento su mano sobre la mía y me acaricia lentamente, al instante me siento más tranquila aunque no menos triste.

-La encontrarás.

-Ah, eso espero Vika, eso espero de verdad.

- No sé qué voy a hacer si Yulia regresa - Suena temerosa.

-Hacer lo posible porque sea tu amiga - Se echa a reír y menea la cabeza. Le observo el gorro, qué extraño y maravilloso me parece, incluso suave al tacto, puedo apostarlo.

-Imposible Yulia, lo intenté por muchos años, hasta que finalmente me rendí - Tomo un poco de agua y se la aviento en la cara.

-Hey - Se queja, y hace lo mismo que yo. Pero el juego no sigue.

-Quizás esa Yulia ha visto silenciosa y "pacientemente" todo lo que ha pasado, probablemente se ha dado cuenta de lo maravillosa que eres.

-Y regresará a Emma - Dice triste.

-O se enamore de Elena - Me duele pensarlo, porque aunque soy yo, no soy yo.

Puede ser que tengamos la misma alma, pero la mía está un nivel arriba, evolucionó, subió un peldaño en la escalera y eso, eso nos hace diferentes. No quiero que esa Yulia tenga a Elena, aunque, si Elena es feliz con ella ¿Por qué habría de negarme al hecho?

-O se enamore de Elena - Ella repite, siguiéndome la corriente o tratando de convencerse de que eso puede pasar y sería lo mejor para la situación, así no tendría que luchar por el amor de Emma.

Aunque estoy segura que Vika pelearía miles de batallas por Emma sin importarle.

-Pero ya verás que ese presentimiento será en vano y regresarás a casa con esa linda pelirroja que está loca por ti; mira que pelear con Spirodonov y mi padre por defender lo que tienen… bueno… no lo había visto nunca.

-¿Cómo dices? - Pregunto sorprendida.

-Que Martin me ha dicho que la escuchó gritarle a ambos que si no ibas tú, no existía trato y con ello es obvio que los tomó de las pelotas, no literal - Me río, me siento mejor cuando río – Y ellos no tuvieron más que aceptar que vayas con ellos a París.

-Creí que iban a oponerse rotundamente ¿Saben que ella y yo…? - Asiente.

-Yu, aún no te deshaces de los prejuicios de tu época ¿Sabías que las lesbianas no se veían mal en este tiempo? No fue sino hasta la siguiente década que se puso de moda la buena mujer para el esposo trabajador.

-¿Cómo lo sabes?

-Emma me lo contó, es algo que llaman… feminista; me mostró fotos… ¿Cómo le dicen? - Frunce el entrecejo, está tratando de recordar, se me figura a Winnie The Pooh, concentrado cuando piensa – ¡Vintage! De lesbianas de muchas épocas.

Se me ha olvidado casi por completo el asunto de hoy, esta caminata no caminata por los jardines me ha encantado, sobre todo porque Vika tiene esa magia que lo calma a uno, sintiéndose distraído e infantil a ratos.

-Si llegase a regresar al dos mil, visitaré a Emma - Me mira desconcertada y yo me río de nuevo - No para lo que estás pensando, tonta - Le tomo la mano – Le hablaré de ti como tú le hablarás a Elena de mí y… quizás podamos reunirnos las cuatro.

-Lo haces sonar tan fácil.

-Tienes que aparecer en nuestras vidas, así es como funciona - Niega con la cabeza.

-No, así es como quieres que funcione.

-Venga venga, se supone que la aguafiestas soy yo y ¿Cuándo intercambiamos papeles? - La abrazo y luego nos separamos.

-Tienes razón, lo siento, además… bueno, yo aquí tengo a Emma.

-Pero Emma no te tiene allá.

Nos quedamos pensando, no puedo dejar de decir que es complicado, no sé cómo funciona… no sé si en este momento, en esa realidad Emma se asome a la ventana y vea la calle y se pregunte dónde carajos está Vika.

-Emma aún no nace allá - Nos miramos y nos sonreímos.

-¿Te parece si dejamos este rollo por el momento? - Sugiero, la verdad es que no quiero seguir hablando más de eso, me confunde, hace que me duela la cabeza.

Escucho unos pasos acercarse a nosotras, me giro para ver quién viene. Es Elena.

-Así que te despiertas y te tomas la libertad de no invitarme a venir; me levanté y no estabas en tu habitación - Me besa la mejilla y recarga su brazo sobre mi hombro.

-Es mi culpa completamente Lena, fui yo quien la secuestró para que me acompañara. Hace una espléndida mañana y como necesitaba consejos, decidí traerla para acá.

-Entonces la perdono.

Le tomo el brazo y la traigo hacia mí, sentándola en mis piernas tan de repente que grita y casi nos vamos de espaldas a la fuente. Apenas nos alcanza Vika y nos trae hacia adelante, evitando el accidente.

Elena está aferrada fuertemente a mi cuello y no dice nada, me mira los labios y los ojos y yo no puedo hacer otra cosa que lo mismo, mis ojos en sus labios, luego nuestras miradas unidas. Vika no está, desaparece.

-Bueno… debo… si - Es lo único que balbucea y se marcha.

Siento su pecho pegado al mío; me gusta esto de poder abrazarla bien con mis dos brazos, es tan hermosa. Le acaricio la espalda por encima de la tela de la blusa que trae puesta, su vestimenta es casi como la mía, excepto que la tela es menos fresca y de color rojo.

Siento que me acaricia el cabello y luego juega con mi oreja, recorriéndola por la orilla, ahí donde en aquella otra vida tuve una argolla en el cartílago hace años, en mis tiempos de rebeldía, de cabello rosa y tatuajes absurdos.

Me recorre un escalofrío y como acto reflejo cierro los ojos y suspiro.

-Me gustas tanto Yulia Volkova, que podría enamorarme de ti una y otra y otra vez - Sonrío sin abrir los ojos y la aprieto más contra mi cuerpo.

-A mí esta vida no me alcanza para todo lo que siento por ti - Abro por fin los ojos pero no tiene caso, los cierro de nuevo cuando siento sus labios sobre los míos; es un beso apresurado y necesitado; siento sus manos aferradas a mi cabeza, su pulgar en mis mejillas y los demás dedos dentro de mi cabello.

Es uno de esos besos que te excitan, de los que te llevan a la cama sin saber a qué hora sucedió pero cuando te das cuenta ya estás desnuda lo mismo que ella y están haciendo el amor.

Pongo una de mis manos en sus piernas y voy subiendo poco a poco y así, poco a poco también ella las descruza y me deja ir a donde quiero. Estoy tocándola por encima del pantalón, se aferra de nuevo a mi cuello y la siento estremecerse encima de mí, suspirar y gemir un poco, soltar un tipo de quejido sexy que no sé cómo describir bien con palabras.

-Salgamos de aquí - Me susurra al oído, con sus labios rozándome apenas la piel. Le gusta hacer eso y a mí me encanta.

-No podemos - Le digo como en un suspiro, me siento caliente y en verdad quiero arrancarle la ropa.

-¿Por qué no? - Puede sonar indignada, pero está tan excitada que más bien suena como una niña que hace puchero después de un berrinche.

-Porque sospecharán y es casi hora del desayuno.

Tiene su frente contra la mía y al separarnos abrimos los ojos.

-Tienes razón - Me sonríe y me da un pico en los labios.

-Eso no quiere decir que no vaya a suceder - Ahora es pícara y un brillo especial se asoma de sus ojos. Me gusta cómo se le ven, no sé si más claros o más oscuros, pero sí diferentes, mucho más hermosos.

-¿Y en dónde vas a hacérmelo? - Nada más termina de hacer la pregunta trago saliva y aprieto las piernas. Siento un cosquilleo en el estómago y en otras partes.

-En el auto, o en tu habitación ya que nunca he estado en tu cama… quizás nos alejemos y lo hagamos de nuevo bajo un árbol…

-Me gusta la idea del auto - Lo dice seria, apuesto a que ya lo está imaginando.

Le sonrío y vuelvo a besarla, me siento mucho más excitada y sólo nos detenemos cuando escucho a Mijaíl que grita mi nombre, lo escucho a lo lejos y sé que no puede vernos, pero es mejor no arriesgarnos y obedecemos en seguida.

xxxxxx

Después del desayuno Vika nos anima a salir a cabalgar. Efectivamente hace un buen día, aunque caluroso, es agradable porque hay suficientes nubes para brindar sombra de vez en cuando y no parece que vaya a llover, hace una brisa que refresca a ratos y el olor al campo reconforta.

Nos ponemos esos trajecillos que parecen de Jockey, con unas botas negras, pantalones cafés, blusa azul y así me subo por primera vez a mi caballo, Raven.

Al principio el animal se portó dudoso de mí, claro, era de esperarse, soy yo, Yulia, la misma Yulia que todos conocen, los mismo ojos, la misma boca, la misma voz, todo. Pero es esa esencia que huelen ellos lo que es diferente, sabía que yo no era su dueña, que no era la misma persona que lo peinaba con regularidad, que le acariciaba el pelaje y le cuidaba con cariño.

De hecho desde su llegada no lo había visitado una sola vez. Me gustan los caballos, pero no siempre he sido buena montándolos.

Tras unas cuantas rabietas de Raven, en las que no quería hacer caso a las riendas y prefería regresar a la casa en lugar de seguir a los otros caballos, se acomodó por fin a mi mando y anduvimos a galope por las cercanías de la casa y luego, sin previo aviso, Vika nos llevó más allá, en otro lago que yo no sabía que existía.

¿Cuántas hectáreas posee Mijaíl? Ni idea, pero por lo visto son bastantes.

Extendemos las mantas sobre el pasto y dejamos las canastas sobre ellas; de momento no tenemos hambre pues no hace mucho que desayunamos, pero no pretendemos regresar a comer, así que tomaremos un tentempié y echarnos un clavado en el lago, que aunque tenemos alberca, no sé por qué a Vika no le gusta y yo no me he atrevido a meterme.

Quiero creer que Viktoria y Elena tienen almas salvajes y les gusta el mar y perderse en sus olas, echarse sobre el pasto sin importar si se llenan de lodo o se manchan la ropa de verde. Qué decir de los lagos. Se sienten especialmente atraídas pues no hablaban de otra cosa en todo el camino.

Que si la alberca tiene agua que se trata con químicos, que si el mar tiene un agua demasiado agresiva por la sal, pero que los lagos y los ríos eran puros y amables. Yo me las imaginé como unas Wiccas que iban directo a una sesión de conexión con la naturaleza.

Me asomo al agua, no sé si es más clara que aquella en la que me metí cuando regresábamos del pueblo Elena y yo, pues recuerden que era de noche y en esas condiciones es imposible decidir si es realmente clara o sólo son reflejos. Veo el fondo en las orillas, pero luego comienza a hacerse más profundo y yo comienzo a sentir pánico.

Espero que no quieran meterse en seguida.

Me acuesto a la sombra del árbol y cierro los ojos, siento la cabeza de Elena sobre mi pecho y su mano en mis costillas. Se sienten bien los rayos de sol que se cuelan por las hojas pues te mantienen tibio el cuerpo, cosa que a mí me reconforta y me pone dormilona.

Empiezo a sentirme relajada, estoy a punto de caer en un profundo sueño, de esos de los que no quieres despertar y que si te esfuerzas realmente, duran hasta el siguiente día.

Pero al cabo de unos minutos, con el cambio de la posición del sol, comienzo a sentir la cara incómodamente caliente y me obligo a despertar y moverme. Elena está sentada junto a Vika y hablan de quién sabe qué cosas. Me tallo los ojos, despabilarme es una de las cosas que más me cuesta en la vida y sigo sintiendo los párpados pesados, con ganas de hacerme bolita y dormir de nuevo.

Pero Elena se para y me mueve, me estruja los cachetes y me muerde la punta de la nariz; yo aún no abro los ojos pero me quito de sus ataques, aunque con poco esfuerzo porque finalmente me levanto y la volteo de espaldas a la manta para hacerle cosquillas.

-¿Si les dije lo molesto que es ser el mal tercio? - Nos dice Vika de nuevo.

La dejo en paz y le aviento una piedrita a mi prima que se queja porque sin querer le he dado en la sien, no demasiado fuerte, pero si lo suficiente para que sienta un poco de dolor.

-Te lo ganaste - Me dice, y sin más se para, me carga y a pesar de mis gritos de pánico me avienta al agua. Aún ni siquiera me quitaba este ridículo traje para ponerme el ridículo traje de baño cuando ya estoy dentro del lago. Nado a la orilla y maldigo.

-Porque te quiero no atentaré contra tu vida - Digo después.

-Gracias - Dice cínicamente y comienza a quitarse la ropa. Elena hace lo mismo y no hay nada que pueda distraerme de esto, adoro su cuerpo.

Me quedo sentada en la orilla con los codos sobre las rodillas, secándome con el sol, sólo me quité las botas y los calcetines.

-¿En serio no entrarás al lago? - Es Elena que nada de aquí para allá como una sirena, como si hubiera nacido en el agua.

-En serio no - Es sincera mi respuesta, no me siento cómoda, hay algo de ansiedad en mí cada vez que pienso en meterme.

-¿Le tienes miedo al agua? - Pregunta Vika flotando boca arriba.

-No, no creo, es más bien que… me causan temor los animales que viven en el agua - Ahí está, admitido de nuevo, entre más lo diga, más oportunidades tendré de superarlo, sólo que hoy no es el día.

-Es otra de sus tantas fobias.

-Hey - Me siento ofendida por lo que ha dicho Viktoria, pero tiene razón, es uno de mis tantos miedos, fobias, como quieran llamarle.

Las veo nadar de aquí para allá por unos buenos treinta minutos más. Se les ve contentas y conectadas, esa conexión que tienen dos buenas amigas que podrían bien convertirse en las mejores. Y, presiento que eso serán Elena y Vika: Las mejores amigas. Es la inocencia de las dos lo que las hace tan compatibles. La pasión por la vida, por las cosas pequeñas del mundo… ojalá pudiera ser más como ellas; aunque también me gusta mucho ser como yo.

Cuando sale, las gotas que caen de su cabello me refrescan la cara y los brazos, se sienta junto a mí y me besa la mejilla, entrelaza nuestros brazos y nos quedamos viendo a mi prima que parece una niña contenta en el agua, que parece que nunca querrá salir de ahí.

-¿Recuerdas que la primera vez que tuvimos un encuentro realmente interesante, fue casi así? - Me mira pero yo sigo viendo el agua, cómo los destellos del sol hace brillar el agua de muchos colores, de azules a verdes.

-¿Cómo?

-Estábamos en la playa y veíamos a Vika nadar - Me besa el hombro.

-Cierto.

Guardamos silencio y nos quedamos así hasta que Vika sale del agua y se echa a un lado de nosotras, acostándose completamente, con la piel erizada por el frío que le da con la ventisca que hace. Las gotas cayendo de su piel, mojando la manta.

Me gusta estar aquí, lejos de todo y de todos, sólo con mis dos personas favoritas.

Nos acostamos las tres bocarriba, tapándonos con el brazo los rayos de sol que nos dan en los ojos y comenzamos una charla donde decimos las cosas que detestamos, las cosas de las que tenemos antojo pero no están a nuestro alcance por estar acá, en la casa de campo. Yo llego a la conclusión de que tengo muchas ganas de una cerveza bien fría, un tarro enorme donde bien pueda caber un litro y un plato con nachos bañados en queso.

Son de esas comidas y bebidas que se te antojan más cuando no las tienes que cuando están a tu alcance. O cuando no las puedes comer por cuestiones de salud.

Al cabo de una hora hace hambre, abrimos las canastas y sacamos de unas el vino y de otras los aperitivos que tienen jamón serrano con queso y otros mortadela con alguna especie de aderezo que no tengo idea de qué es pero sabe delicioso.

Me gusta esta libertad de que, a pesar de que bien podríamos disponer de quien nos detenga una sombrilla para cubrirnos del sol, quien nos ponga las mantas y nos saque la comida, nosotras preferimos nuestra privacidad y dejamos atrás esas actitudes absurdas de los grandes ricos de las ciudades que son aún más grandes.

Terminamos con todo, las botellas quedan vacías y de los bocadillos sólo quedan unas cuantas migajas en la manta, que sacudimos para poder volver a reposar.

Se hace un poco tarde y con el tiempo que pasa me siento cada vez más ansiosa, el corazón me brinca en el pecho, pero sabemos bien que de preocupación, lo siento como taquicardia, a ratos se me va el aire. Pero, hago mi mayor esfuerzo por ocultar aquello y Elena no lo nota.

-Bien, regresemos a casa - Dice Vika – Necesito darme un baño y dormir temprano, nadar me agota.

Levantamos todo y cabalgamos de vuelta.

Ni siquiera entramos cuando le robo las llaves a Damien y le digo que si alguien pregunta, decidimos regresar en coche al lugar por un anillo que debí haber tirado en el pasto. Él sabe lo que va a pasar y sé que hará lo que le he pedido.

Tomo otra ruta, manejo sin saber a dónde voy, pero me alejo lo más posible de la casa cuidando que sigamos en los terrenos de Mijaíl. Son las cinco de la tarde, el sol brilla menos, pero sigue siendo un día agradable.

En cuanto detengo el auto y apago el motor Elena se pasa hacia el asiento trasero y yo volteo medio cuerpo para verla. Le sonrío y ella me sonríe de vuelta, abriéndose la blusa y dejándome ver su brasiere.

Le veo el escote y cómo sus senos se abultan, respiro profundamente y sé que no puedo esperar un segundo más para besarla y estar dentro de ella. Voy hacia donde Elena y me siento a su lado, besándola, acariciándole la lengua con la mía, mordiéndole los labios, haciéndola gemir fuerte y eso que mis manos están en su cintura.

Me avienta contra el sillón y mi espalda choca en el respaldo, se sienta sobre mí con las piernas abiertas y pone mi cara entre sus senos; yo la beso y la recorro con la punta de mi lengua, siento que tiembla y me encaja las uñas en el cuero cabelludo.

Se desabotona el pantalón y baja el cierre, como hace casi siempre, me domina y lleva mi mano hasta su sexo que nunca ha estado más mojado, nunca me ha parecido tan irresistible. Suelto un suspiro y la traigo más a mi cuerpo, mordiéndole los hombros.

La desnudo de la cintura para arriba y así mismo ella me desnuda hasta que la tengo sobre mí, acostada boca arriba, viendo cómo se le viene el cabello a la cara, cómo se lame los labios y cómo monta mi mano mientras también veo cómo bailan sus senos al compás de sus movimientos.

Los asientos de piel rechinan y de pronto nunca he sentido tanto calor en la vida, del cuello la traigo hacia mí, bruscamente, necesito besarla, quiero besarla tanto como pueda. Le aprieto las nalgas y gime, no la había escuchado gemir así, ni siquiera cuando estábamos aquella noche tiradas sobre nuestras ropas, haciéndolo a la luz de la luna.

Lo hacemos dos veces esa tarde, no porque fuera suficiente, sino porque el tiempo se me viene encima y tengo una cita, la cita con Charles Volkov.

Nos permitimos quedarnos unos minutos una cerca de la otra, acariciándonos la espalda, los brazos, el cabello, dándonos besos aquí y allá, cantando y tarareando. Es la escena de dos personas que están felices por la mutua compañía, de haberse encontrado y de haber sido afortunadas de que sus corazones hayan sido compatibles, enamorados en la misma medida.

Es el momento en el que el mundo deja de girar y se detiene todo, el canto de las aves, el sonido de las cigarras, el murmullo del viento… y solo se escucha el retumbar de algo que late dentro del pecho de la otra.

El amor bien puede ser parte del cerebro, pero es increíble cómo se siente en las venas, latiendo, como una electricidad que sobrecarga al cuerpo.

Cuando regresamos, Spirodonov la está esperando en las escaleras, con su maldita cara de hombre estúpido que quiere ser dominante. Bajamos del auto y me mira con desprecio, yo no hago más que sostenerle la mirada y quedarme parada un escalón más arriba para quedar a su altura.

-¿Encontraste tu anillo? - No puedo hacer más que reír.

-Oh sí que lo encontré - Respondo tan cínicamente como me sea posible.

-Elena, Mijaíl y yo queremos hablar de los últimos detalles, el viaje es pasado mañana y parece que nosotros debemos de estar persiguiendo tu sueño por ti. Recuerda, hay cosas más importantes que estar en autos de casanovas jugando a la familia feliz.

Estoy a punto de tener un arrebato de rabia, estoy a punto de partirle la cara y correrlo de mi propiedad a patadas, siento la cara roja, la ira se apodera de mí en segundos, soy como una dinamita cuya explosión está a punto de suceder.

Elena sube y me detiene, Dima sabe que me he detenido por ella, aunque no me haya dicho una sola palabra, obedezco.

-Quieta - Me dice como si fuera un perro, y me sonríe. Como si él hubiera triunfado por encima de mí.

-Dima, mi sueño lo puedo hacer con o sin ti, no te he dejado atrás porque agradezco que me hayas sacado de donde estaba, pero que quede claro que algunas gratitudes no son para toda la vida, tú me estas usando como yo te uso a ti. No te creas tan invencible, sin ti y sin Mijaíl puedo lograr lo que me proponga, porque el talento es mío, puramente mío, es mi voz, es mi carisma, tú sólo eres un hombre más con conexiones en la alta sociedad, pero no eres el único.

Yo me quedo callada y él está más callado aún, pálido.

-¿Te quedó claro?

Asiente y se acomoda el saco. Comienza a caminar hacia la casa.

-¿Quién es el perro ahora? - Digo.

-Yulia, por favor.

-Lo siento Lena - Me besa los nudillos de la mano derecha y entramos a la casa.

xxxxxx

Toco a su puerta y la encuentro sentada frente a su tocador, cepillándose suavemente el cabello.

-¿Saldrás? - Deja el cepillo y voltea a verme.

-Tengo que ir a la ciudad a arreglar aquel asunto con el hombre que conociste en el Cotton Club - Veo que recuerda quien es y se levanta, caminando hacia a mí.

-¿Lo verás en el Cotton Club? - Sé que se siente celosa de Emma, sonrío, me da ternura.

-No amor, en un bar que no conozco, me ha dado la dirección y Damien me llevará - Le beso los labios.

-¿Regresas por la madrugada? - Se me hace un nudo en la garganta y aprieto la mandíbula para no llorar – Ya no puedo dormir si no es contigo - Trago saliva.

-Espero, aunque no sé si pueda regresar a tiempo. Duerme, inténtalo… cuando regrese seré yo quien se meta en tus sábanas y te abrace todo lo que reste de la noche.

Me abraza y pone su cabeza sobre mi pecho.

-Me siento extraña - Levanta la cabeza y me mira a los ojos – No vayas - Le sonrío.

-Sabes que tengo negocios importantes con Charles.

-¿Por qué siempre lo ves de noche?

-Porque es un vampiro - Me pega en el brazo y camina hacia su tocador para seguir peinándose - Prometo que haré lo posible por regresar a ti.

Ella piensa que me refiero a esta noche, a dormir con ella, abrazarla y seguir con nuestras vidas, yo me refiero a todo.

-Bésame.

-¿Me está ordenando, señorita Volkova? - Vuelve a levantarse y se acerca.

-Quiero que me beses como si no me volvieras a ver jamás - Me frunce el ceño.

-¿Yulia amor, está todo bien? - Asiento.

La tomo de los brazos y la acerco a mí, me besa y efectivamente me besa como si esta fuera la última noche de nuestras vidas.

-Te amo - Le digo, camino a la puerta.

-Yo también te amo - Me responde.

-No lo olvides ¿ok? - Me niega con la cabeza y tiene las manos en el pecho.

Cierro la puerta, quien sabe si por última vez. Respiro profundo y voy hacia donde Damien, quien me llevará a ese bar llamado 'The Black Eagle' en una zona que según sé, es el favorito de prostitutas de calle, proxenetas, violadores y ladrones.

Vaya lugar ha escogido el hombre misterio.

Arriba del auto me quedo viendo a la casa que brilla como palacio, luces en todas las ventanas, no se necesita, pero a Mijaíl le gusta jactarse de su riqueza y posesiones.

-¿Estás segura? - Damien me mira por el espejo retrovisor.

-No, pero es algo que necesito hacer.

-¿Y a qué se debe el luto? - Me he dado cuenta que estoy completamente vestida de negro.

-Nene, el negro es elegancia.

-Entonces yo soy pura elegancia - Bromea y yo me río.

Así quitamos un poco de pesar en la atmósfera; enciende el motor, se me acelera el corazón tanto como el motor y entonces arrancamos, doy un último vistazo a la casa por la ventanilla trasera, veo a Vika en la escalera que me dice adiós con la mano más no sonríe.

Si no me despedí de nadie más que de Elena es porque tengo la esperanza de regresar, voy a regresar.

Volveré a ver a Mijaíl, a Julie, iré a París, viajaré con Elena celebrando sus triunfos… volveré.

Arrow Arrow Arrow

Nos leemos más tarde!
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/19/2023, 3:16 pm

Hay dios qué nervios y que miedo estaba casi q lloraba de la tristeza de que julia no regrese hoy pero de verdad que deseo que esta no sea la separación sería demasiado duro para ambas y todo el capitulo dio la sensación de que ese encuentro será malo 😭😭😭😭 espero que no sea así. Gracias por ser tan linda de subir hoy 2 capítulos y no dejarnos con el alma en un hilo de no saber q pasara. Espero estés teniendo un muy bien día cariño 😘😘😘
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/19/2023, 7:03 pm

Capítulo Quince:

Apenas dejo de ver la casa siento un nudo en la garganta y el pecho comprimido, respiro profundo, pero entonces los nervios se apoderan de mí, la tristeza, el miedo; tantas emociones que me abruman y al cabo de unos segundos me encuentro fuera del coche con Damien diciéndome que respire profundo.

Esto me ha pasado dos veces en la vida, una cuando falleció mi madre, la otra hoy. Estoy hiperventilando. No puedo respirar, es semejante a un ataque de asma, pero no necesito Beclometazona para abrir mis pulmones, necesito calmarme e inclinarme un poco hacia adelante para poder respirar mejor, necesito a Elena y saber que todo estará bien.

No puedo ver nada, tengo la mirada borrosa por las lágrimas que me recorren como si no hubiera llorado nunca en la vida y ahora todos esos años de represión dieran rienda suelta. Es como si hasta este momento mi cuerpo se hubiera dado el tiempo de demostrar lo que había querido demostrar desde que los días se me acababan. Nunca me creí buena actriz, pero por esta actuación de calma durante la última semana bien podrían darme un Oscar.

¿No soy demasiado vieja para tener un ataque como este? Probablemente, pero de una u otra forma las emociones deben de salir, suerte que no me dio una gripe del tamaño del mundo, o que no se me fue la voz por días enteros por no poder decir todo lo que tenía que decir.

No podía más con tanto miedo, con tanta incertidumbre, la presión de saber que bien no pudiera volver a ver a Elena… y es eso lo que me tiene aún fuera del coche, con la mano de Damien sobre mi espalda y la cara de preocupación; algo dice, pero no lo escucho, balbucea, para mí no tiene sentido.

Una parte de mí me dice que de media vuelta y regrese a los brazos de Elena, que es ahí donde debo estar, que me quede con ella hasta que mi cuerpo se desvanezca de su abrazo, exprimir el tiempo, aprovechar cada condenado segundo… los segundos que retumban como tic toc en mi cabeza, casi puedo decir que me ensordecen aunque no hay ningún ruido más que el de los grillos y mis esfuerzos por tomar aire.

-Yulia, necesito que respires muy profundo ¿Qué te pasa? - Lo escucho al fin, pero parece un eco, una voz lejana. Tengo que componerme, no puedo explicarle lo que pasa e ir hecha un mar de lágrimas en el camino no va a servir de nada.

Me obligo a respirar, tomo una bocanada grande de aire y siento que los pulmones por fin se me llenan de aire, al punto deja de punzarme la cabeza y el piso bajo mis pies ya no se mueve. Segunda bocanada y una tercera y también una cuarta.

Lentamente me irgo y me llevo las manos al pecho. No hay más, es como revivir la muerte de Larissa, sólo que esta vez, lo que muere, lo que murió allá atrás fue lo que tenía con Elena, algo dentro de mí me dice que todo está perdido, que Charles no tiene el cáliz, que incluso, mientras vamos camino a la ciudad, pudiera desvanecerme de mi asiento.

Sonrío, me distraigo: ¡Susto se llevaría Damien!

-Estás loca - Me mira desconcertado y miedo en la mirada, no de mí, sino por mí - ¿De qué sonríes?

-De nada; vámonos - No me siento enteramente bien, pues el nudo en la garganta es inmenso, y el dolor en el pecho aún está presente, pero el ataque de pánico ha pasado, lo que significa que tengo las fuerzas suficientes para tranquilizarme.

-Será mejor que vayamos de regreso a la casa…

-No - Suelto a quemarropa – No - Digo con más calma – No hace falta, necesito que me lleves.

-Insisto en que ese hombre no me da buena espina, vámonos Yulia, regresemos y olvida lo que sea que tienes con él - Niego con la cabeza y recargo la mano en el coche.

-No Demian, tú no entiendes, lo necesito.

-¡Exacto! No entiendo para qué lo necesitas - Abro la puerta y él la cierra antes de que pudiera abrirla siquiera diez centímetros.

-No lo entenderías - Hago por abrir de nuevo la puerta del auto pero no me lo permite. Su mirada es severa, jamás lo había visto tan dispuesto a no moverse de su lugar, es como si hubiéramos cambiado lugares y yo soy quien tiene que servirlo a él.

Exige una respuesta, exige que demos media vuelta y nos larguemos de ahí, del camino que nos llevará al infierno, o quizás lo contrario… pero sólo quizás.

-Hazte a un lado Demian - Le tomo de la mano e intento moverlo, pero es pesado y aunque flaco también es muy fuerte, no puedo moverlo un centímetro siquiera.

Forcejeamos un poco más, hasta que me canso y camino hacia la puerta del conductor.

-Si no me llevas tú, me iré yo, pero no vas a cambiar mi opinión; iremos.

-¿Tienes idea de dónde te ha citado? - Trago saliva y aprieto la mandíbula. No lo sé.

-No.

-Bien, pues déjame decirte que te ha citado en un bar de mala muerte, en una zona pésima de la ciudad, ni siquiera me sentiría seguro esperándote en el auto - Le desvío la mirada y me pongo las manos en la cintura, enfadada y necia. Como si tuviera diez años menos, una adolescente rebelde que quiere hacer lo que le da su gana aunque sabe que no debe hacer eso que quiere – Yulia, hasta tú sabes que no quieres ir.

-Pero tengo que ir - Me salen las palabras ahogadas, como aferrándome a la ultima oportunidad que tengo de estar con Elena.

Prefiero morir en el intento que no haberlo intentado jamás, no me perdonaría el despertar en mi cama y saber que no hice hasta lo imposible por no irme de su lado. Además fue algo que le prometí.

-Se lo prometí a Elena - Hablo en voz alta.

Me mira y ya no parece tan enojado, incluso se acerca a mí, aunque en silencio, se para y levanto los ojos para seguir viéndolo. Lo veo suspirar y se le hincha la vena yugular, se quita el gorro y se rasca la cabeza.

-Vamos pues - Suavemente me quita la mano de la puerta. Al tiempo la siento acalambrada y la abro y cierro para relajarla.

-Gracias - Digo honestamente y me abre la puerta.

Cuando lo escucho encender el motor me siento aliviada y cuando veo que no es una trampa y que efectivamente vamos camino a la ciudad me siento aún más.

Lo veo mirarme desde el espejo retrovisor; de pronto extraño esa risa de demonio que lo caracteriza, estamos callados y tanto silencio hace que me ponga a pensar. No quiero pensar, ya no tengo ganas de pensar en nada, lo único que quiero es acurrucarme junto al cuerpo de Elena y que me acaricie el cabello mientras siento que en cualquier momento me quedaré dormida.

Recuerdo su cuerpo desnudo pegado al mío aquella noche en la que se metió conmigo a la tina, qué suave se sentía su piel, qué delicioso le olía el cabello. Volteo la mirada hacia el camino oscuro, y a lo lejos, las luces de la ciudad.

Llevamos diez minutos en silencio.

-Mi abuela dice que hay cosas que no funcionan porque no están destinadas a ser, dice que hay cosas que la magia no puede cambiar y que si se fuerzan, entonces el caos se hará presente en la vida de esa persona que obliga a cambiar el orden natural de las cosas - En seguida lo veo, sorprendida de lo que me acaba de decir.

-¿A qué viene todo esto? ¿Con quién has hablado? - Puede que suene enojada, dudo estarlo, pero en esos momentos no estoy en control de mis emociones.

-Crecí en un lugar donde la magia se llevaba a cabo todos los días; vi pasar decenas de mujeres y hombres, todos queriendo algo, había cosas que ni yo comprendía, pero lo que veía no me gustaba del todo. Es jugar con fuego.

-Tú que vienes pues de algo como eso no deberías de hablar así, ¿No se supone que debería de ser parte de ti? - Niega con la cabeza, gira en una intersección y entramos a Moscú.

Me brinca el corazón dentro del pecho, se me acelera de pura emoción, aunque no de esa que gusta, sino de la que te puede volver loco.

-Nunca me gustaron los sacrificios de animales.

-Es porque eres gay - Intento distraernos.

-Me parece que no sé lo que significa gay.

Recuerdo que el término gay no se utilizaba para llamar de ese modo a los homosexuales, incluso en la segunda guerra mundial, cuando los hombres se referían a esa palabra era para denotar otras palabras como feliz o contento, entusiasta.

-Significa homosexual, bueno no precisamente significar, pero se le irá a ligar con la homosexualidad, principalmente la masculina.

No me responde nada, pero sé que está pensando algo y que quizás ese algo bien pueda ser que quiera decírmelo.

-¿Qué pasa Damien? - Tartamudea un poco y traga saliva.

-¿Vika te ha dicho qué pasó con ella hace un tiempo? - Se me baja la sangre a los pies, incluso me duele la cabeza en la parte de las sienes, pero es un dolor repentino, así como viene se va.

-¿De qué hablas? - Finjo demencia, no saber qué es lo que dice, de pronto me siento insegura de Damien.

¿Por qué sabe cosas? Es demasiado seguro de todo, su capacidad de asombro parece inexistente.

-¿Qué eres Damien? - Escucho esa carcajada de demonio y me recorre un escalofrío por toda la espina.

-¿Y tú?

-Responde - Exijo, no quiero más juegos, estoy cansada de los secretos, de pensar cosas que no son, he llegado al punto del hartazgo y del quiebre, no estoy para esto ahora. No en un día en el que todo puede desaparecer como un espejismo, como un sueño.

-Soy un esclavo, ya lo sabes tú; a la orden de la familia Volkov-Sidorov - Dejamos la parte bonita de la ciudad y nos adentramos a la miseria, a las alcantarillas que humean olores más pútridos, de vendedoras de flores sucias y harapientas, de niños descalzos, yo no conocía esta pobreza, ni aquí ni entonces.

-Damien… - No me deja terminar.

-Dime ¿Si Vika estaba allá, quién estaba acá? - Lo ignoro, no tengo la respuesta ¡¿Por qué no la tengo?! ¿Cómo lo sabe?

¿Cómo fue posible pasar algo tan importante por alto? Cómo pude ser tan estúpida. Me acomodo bien en mi asiento, con la espalda completamente pegada al respaldo, como si esa poca distancia que he tomado de él me diera seguridad, pero estoy expuesta, vulnerable, si quisiera hacerme algo sé que tiene la fuerza para hacerlo, las mías servirían para poco más que nada.

-N-n-no lo sé.

-Vika desapareció ese tiempo, la daban por muerta, Vika no tiene un alma vieja, ésta es su primer vida, es por eso la inocencia que se le dibuja en la mirada, le has tomado de las manos Yulia ¿No has visto la ausencia de líneas? Sus manos lisas, suaves de la palma.

-No…

-Déjame terminar - Se hace a un rincón con gente y se detiene. No sé si quiere que la turba nos asalte y nos mate, pero no me parece la mejor idea.

-Estaremos bien, a ellos sí los conozco - Hombres de color que lo miran sin decir nada y siguen con sus fanfarrias, música hecha con instrumentos improvisados.

-El conjunto de almas reencarnan juntas, sí, y se agregan otras tantas, como Viktoria. Tú eres un alma vieja pero las dos son viajeras en el tiempo… pongámoslo así Yulia, si quisiera contratar un abogado ¿Contrataría al recién graduado o al que ha ganado muchos casos - Reconozco lo que dice y aún sin responder su pregunta, sabe que yo hubiera escogido al experimentado – Charles necesita tu alma porque también es la de la Yulia que yo conocía, y la de la otra que haya existido antes que ella, o de otro, porque incluso podemos reencarnar en el cuerpo de un hombre.

Me rasco la barbilla y trago saliva, me sudan las manos pero las tengo frías, estoy temblando.

-Hay algo en ti que es especial, pero en ti, en la del dos mil… - Agacha la mirada – La que yo conocí no era demasiado espiritual, pero tú sí, tu alma es mucho más fuerte, aunque, sin los errores de la de ahora, no hubiera podido ser la que es ahora - Comprendo… y no comprendo.

-¿Cómo lo sabes Damien? ¿Cómo sabes todo esto?

-Sólo lo sé; sólo sé que debo creer en los fantasmas y en los monstruos que salen de debajo de la cama, en demonios, en brujos ¿Crees que no noté que no eras tú? A mí también me leen las cartas y las sé leer - Sonríe, tiene los dientes blanquísimos y ahora siento calma.

No sé si sea algo literal lo que ha dicho de las cartas, pero este hombre sabe cosas, muchas cosas que otros ignoran.

-Soy un hijo de la naturaleza, Yulia; Wicca, Vudú, brujería, satanismo, todo tiene cosas en común, aunque los niveles de maldad sean distintos… o los niveles de bondad en algunos casos. Pero se tienen que hacer sacrificios, ofrendas, incluso el católico que cree en el dios benevolente lleva una medalla al altar, tira unas monedas en la canasta.

Tiene tanta razón, tantísima que creo que el mismo Damien es mucho más viejo que mi alma.

-¿Qué eres? - Vuelvo a repetir.

-No qué soy, quién soy es la pregunta; y soy alguien que te aprecia, humano, tan humano como cualquiera de los pobres bastardos que están allá afuera. Pero o también vengo de una familia mágica y sé cuando algo se sale de lo común.

-¿Puedes ver fantasmas? - Ríe fuerte y se le hincha el pecho con cada carcajada, yo no sé si reír junto con él o hacer una mueca de miedo.

-Si, los veo en todos lados, a donde quiera que mire hay uno - Trago saliva.

-¿Qué es Charles? - Suspira y agacha la mirada, consternado.

-Sea lo que sea, no es nada bueno, no se necesita ser demasiado listo para saber que ese hombre es negativo - Siento que me toma de la mano.

-Hice lo que estaba en mis manos por detenerte, por hacer que cambiaras de opinión, aún ahora espero que me digas que te lleve a casa y vivas lo que tengas que vivir el tiempo que puedas - Lo suelto.

-Sabes que no lo haré, quiero ganar tiempo, quiero quedarme aquí - Me mira una última vez antes de arrancar el auto.

-Recuerda el orden natural de las cosas, incluso así, con los viajes en el tiempo, todo lleva un curso, tú lo vas a forzar - Me tomo del pantalón y saco el espejo para ver si mis ojos no siguen rojos.

-Voy a agotar mis posibilidades.

-¿Ya lo sabe la señorita Katina? - Vuelve a girar en otra calle y me siento tensa al instante. Lo que veo parece el escenario de trabajo de Jack el destripador, incluso no hay demasiada luz en la calle.

-No, Elena no lo sabe, pero si no regreso, Vika la enterará - Voltea a verme y luego vuelve la vista hacia el frente.

-No quisiera estar en su lugar - Frunzo el ceño.

-¿Por qué?

-Porque esa chica está enamorada de ti y en el momento en el que te pierda su mundo se vendrá abajo, así funciona el amor.

-Parece que supieras mucho al respecto.

-No se necesita ser un experto, basta con enamorarse una vez y perder a ese amor para saber lo que duele - No digo nada, aprieto la mandíbula y suspiro.

-¿Es aquí? - Pregunto; intento cambiar de tema, necesito dejarlo atrás para que mi mente esté completamente enfocada en lo que está por venir.

-Es ahí adelante, donde brillan aquellas luces - Doy un vistazo, no me gusta nada la pinta, antes hubiera sido la valiente que se adentra en aquellos lugares, esperando peligros, ver cosas nuevas, ahora sólo tengo miedo de todo.

-Bien, puedes marcharte.

-¿Cómo dices? - Se ve sorprendido.

-Que me quedaré aquí y no necesito que te quedes - Tan despectivo que ni yo puedo creerlo.

-No me parece buena idea.

-Damien, Charles ha pedido que te quedes fuera de esto y así lo quiero yo también, es mejor que no te entrometas, que sepas lo menos posible - Me niega con la cabeza, molesto. Baja del auto y me abre la puerta después de echar un vistazo a la calle.

-Más te vale que regreses mañana a casa - Le sonrío amargamente.

-Probablemente la que regrese sea tu Yulia.

Me abraza fuerte y me besa la mejilla.

-Tú eres Yulia.

-Cuídate - Le sonrío, quién sabe si por última vez y camino hacia el lugar.

Afuera hay hombres peligrosos, sin embargo me siento valiente porque Damien sigue parado viendo cómo me alejo; tiene las manos en los bolsillos y el gorro casi le tapa los ojos.

Puedo darme cuenta de la diferencia de clases sociales, cómo esto dista mucho del Cotton Club, cómo las prostitutas abundan en las calles; de ropas sucias, cabellos desarreglados, huele a suciedad. Se abren los escotes, sus pimps me miran y me ofrecen sus cuerpos que aunque jóvenes, parece que tuvieran veinte años más. Tienen los dientes podridos y la mirada triste. Estas son las verdaderas mujeres de la calle, las que sufren, las que llegan a casa con unos cuantos rublos, apenas los suficientes para mantenerse en la semana.

A lo lejos se escucha el llanto de un chiquillo y parece que en esta parte de la ciudad la temperatura fuera más baja. Es por las calles de piedra, por la falta de luz, por la tristeza que se cuela por las paredes de cada edificio.

En cuanto me acerco se escucha la música y al entrar el olor es distinto, huele a sexo, el olor es penetrante como si hubiera mujeres de humor extremadamente fuerte, que no se hubieran bañado en bastantes días… probablemente sea así. No son las cortesanas a las que estoy acostumbrada.

Los hombres ebrios son mucho más descorteses, por su pinta puedo apostar porque son marineros, llenos de tatuajes, con cigarros baratos en la boca, dientes amarillos, barba crecida; con la camisa sudada y manchada por el mismo sudor. Apesta, apesta a humanidad, a sudor, a boca sucia.

Me miran con mis ropas finas y en seguida me siento como carnada, como si en cualquier momento algún borracho me fuera a saltar encima para despojarme del dinero que traigo conmigo en la bolsa, de las joyas que me cuelgan del cuello.

En el escenario alguien canta y en otro, una mujer se quita la ropa. Tiene los senos caídos y moretones en las piernas, bien pudiera tener unos treinta años, pero quién sabe si sea más joven. Trago saliva y busco con la mirada a Charles. No está.

Al instante me pongo más nerviosa y una mujer de aspecto más decente se acerca a mí.

-¿Me permites tu abrigo guapa? ¿Tu bolsa? - Niego con la cabeza y me aferro a ellos como si fueran mi posesión más preciada – No eres de por aquí, nunca te había visto - El aliento le huele a alcohol y a unos metros alguien me distrae, un hombre ebrio que se cae sobre una mesera, tirándole las bebidas.

La chica maldice y le escupe, él le propina una bofetada fuerte en la cara. Le veo sangre en la boca y la nariz. Me enfurezco y sé que no puedo hacer nada.

-¿Quieres tomar algo? ¿O será que me invitarás una copa?

-¿Qué tomas? - Pregunto por cordialidad. También huelo en su aliento un poco de opio.

-Estaba tomando cerveza, pero por la pinta que tienes no te importaría comprarme la copa más cara.

-Estoy buscando a alguien - Se enfada conmigo.

-No hay mejor puta que yo - Me sorprendo por las palabras, me abruma el ambiente, la forma en la que ellas mismas se nombran – Cariño, no tengo todo el tiempo del mundo.

-Trae dos de las que quieras, una para ti y una para mí - Lo que quiero es que me deje sola.

Se acerca a mí queriendo besarme y dejo que me de un pico porque no sé cómo pueda reaccionar si me quito.

No es para nada atractiva, rubia, de ojos verdes, muy flaca, parece desnutrida, con el cabello agarrado y un chal que le cubre los hombros pero no el escote, zapatos viejos y manos rasposas. De pronto, más que repudio, lo que puedo sentir por ellas es lástima.

Me quedo ahí parada, buscándolo de nuevo, esperando verlo sentado en un rincón, pero no lo veo por ningún lado a pesar de mis esfuerzos; el lugar no es grande, pero está lleno de gente. Escucho acentos escoceses e irlandeses, en otro lado alguien habla ruso y creo que también francés. Definitivamente son marineros.

La mujer regresa y me entrega el vaso en la mano, licor en las rocas, quién sabe qué clase de alcohol sea, pero no me regresa mi cambio.

-Podemos subir si quieres - Volteo al segundo piso, donde están fornicando cerca de la baranda – Puedo ofrecerte un cuarto, no te preocupes, por tus ropas creo que sé a lo que estás acostumbrada - Siento su mano cerca de mi entrepierna y la quito.

-No vengo por sexo, un hombre me ha citado aquí, apuesto y bien vestido, rubio, de bigote delgado y siempre trae un bastón aunque no lo necesite - Se queda pensando.

-Lo he visto un par de veces, se sienta solo y bebe, nadie sabe cómo se llama ni lo que hace, pero dicen que vive por aquí.

-¿Lo has visto hoy? - Niega con la cabeza.

-¿Segura que no quieres subir? Estoy dispuesta a hacer lo que tú quieras, ustedes los ricos son excéntricos y yo he hecho casi de todo, excepto niños - A la mente se me vienen tantas cosas que no puedo evitar recordar escenas de los libros del Marqués de Sade.

-¿Cuánto cobras por una noche de sexo normal? Sin esas excentricidades de las que hablas.

-Cinco rublos - Se bebe de un trago lo que queda en su vaso.

-¿Cinco rublos?

-No me digas que te parece mucho - Pone una mano en la cintura y deja el vaso sobre una mesa.

-¿Cuánto le das a tu proxeneta? - Yo bebo tranquilamente, no tan convencida de lo que hay en mi vaso.

-El sesenta - Abro los ojos grandes. A pesar de que podría ser más bien fea, de tener un acento extraño y oler mal, me gusta. No en el aspecto carnal, me gusta porque su energía es ligera y porque veo sufrimiento en su mirada.

Se quita un bucle de la cara y le veo una cicatriz que le abarca la mejilla; me clavo en ella, queriendo saber la historia, pero ella se cubre nuevo y baja la mirada.

-Vamos arriba - Le digo. Me toma de la mano y subimos las escaleras.

Esta vez no se trata de la otra Yulia, se trata de mí y aunque no tendré sexo con ella, le daré dinero.

-Y llévame a la habitación donde no nos vean por un agujero en la pared.

-¿Cómo lo sabes? - Se detiene en seco. Yo sonrío.

-Lo adiviné.

Como antes, esta zona del burdel también huele a sexo, a vómito y a orina, la cama tiene las sábanas hechas nudo y si antes fueron blancas ahora son más bien grises.

-Podemos hacerlo de pie si prefieres.

-¿Cómo te llamas? - Yo y mi afán de saber los nombres.

-Como tú quieras que me llame esta noche - Le sonrío y en cuanto comienza a desnudarse le detengo las manos.

-Nos vamos a quedar aquí adentro quince minutos, sé que conoces al hombre del que te hablo, así que me contarás de él, tu proxeneta no sabrá que no hemos tenido sexo y aún así te pagaré.

-¿Por qué quieres saber de él? - Se aleja un paso.

-Porque pagaré por la información - Le doy diez rublos.

-Nadie sabe mucho, no viene por acá aunque viva por los alrededores, dicen que es un demonio, dicen que es la versión americana de Jack el destripador, otros dicen que tiene pacto con el diablo porque siempre lo recuerdan joven - Simplemente las mismas cosas que me dijo Damien – Lo que sí es que gente entra a esa casa, casi nadie sale o al menos no los han visto marcharse de ahí - Se me acelera el corazón y se me hiela la sangre.

-¿Qué más sabes de él?

-Es todo; eres my hermosa ¿Estás segura que no quieres coger?

-Segura - Le entrego otros diez rublos.

-Cinco por lo que se supone que hicimos, cinco por lo que pueda hacer el imbécil que te tiene aquí metida, diez por la información - Saco otro billete – Y este es tuyo, sólo tuyo, cómprate ropa nueva, otros zapatos.

Me desconcierta la forma en la que me mira y sin más me abraza.

-Con esa cara y lo que has hecho ¿Eres un ángel? - Me echo a reír.

-No, soy humana y por ello no me gusta esto que pasa, lo que veo - Le señalo la cicatriz – ¿Te lo hizo él? - Me niega la pregunta.

-Un cliente.

No digo más, no tengo cariño por ella, no voy a besarle la mejilla y decirle que todo estará bien, porque efectivamente no soy un ángel y no vengo a salvar al mundo de la miseria, pero seguro que esos rublos le vendrán bien y al fin y al cabo a mí no me hacen demasiada falta.

Salgo de ahí y vuelvo a bajar, esto más bien se parece a la taberna de Entrevista con el vampiro, con escaleras de madera y hombres desagradables y majaderos por doquier. Me hago a un rincón y quiero ver la hora, pero hasta mostrar el reloj me pone nerviosa.

Finalmente lo veo y con cautela me acerco a él. Está sentado en una mesa, igual de imponente, con su bastón, las manos recargadas en él, los zapatos lustrados y el traje hecho a la medida.

Me sonríe y por dios que yo quisiera que no lo hiciera, que no me sonriera nunca, es como si viera la cara deformada de un soldado del demonio.

-Llegas tarde - Le digo molesta, sentándome en seguida para evitar que alguien pueda agarrarme.

-Lo lamento, estaba en casa arreglando los libros que vamos a necesitar.

-Ah sí, tu casa de rico en un barrio pobre y peligroso - Se encoje de hombros.

-¿Qué puedo decir? Me gusta el olor a miseria - No sé ni cómo responder a eso.

-¿Por qué me has citado aquí?

-Porque me apetecía una copa antes del asunto y, el hombre que me dará el cáliz quiso que nos viéramos aquí.

-¿Y dónde está? - Sueno impaciente, necesito marcharme de aquí, el olor me marea, mi nariz no se acostumbra.

-Seguramente dentro de una prostituta, pero dudo que tarde - Me siento asqueada, asqueada de su forma de hablar, del sexo que se lleva acabo frente a mis ojos, de los hombres que ríen con los pocos dientes que les quedan en las encías.

Me ignora y sube la mirada, en seguida se disculpa y se levanta; lo sigo con la mirada, se acerca a un hombre de cabello cano y largo, no es demasiado viejo, tiene los pómulos prominentes y las mejillas hundidas, ojos claros. Las venas se le marcan en los brazos y en algún momento fue musculoso, ahora sólo es un hombre que perdió condición y le creció la panza. Cuando voltea a verme me doy cuenta que uno de esos ojos claros es más bien blanco, como si alguien le hubiera herido el ojo y yo, incómoda, me obligo a voltear a otro lado.

Luego Charles se aproxima con algo envuelto en una tela roja y se sienta, mirándome como triunfante, sigue sonriendo, se nota contento, ligero, eufórico incluso.

-Bien, aquí está; he pagado bastante por el, pero ha valido la pena.

-¿Y por qué seguimos aquí? - Estoy molesta e impaciente.

-Porque aquí era donde debía de recoger el cáliz ya te dije, ahora que lo tengo y como veo tu impaciencia, podemos marcharnos.

Se levanta y lo sigo. Salimos del lugar, me siento sorda por la música, los gritos, el ruido y tardo en ajustarme de nuevo a la atmósfera de afuera. Un niño se me acerca y me jala la ropa, pidiéndome dinero, me busco unas monedas y se las doy.

-No les des dinero a los bastardos o al cabo de unos minutos los tendrás por docenas lloriqueando por dinero y comida - Lo empuja y lo obliga a marcharse.

-Wow, gracias a dios que te tenemos para cuidarnos - Es sarcasmo y no logro comprender porqué hablé en plural. Casi creo que fue la otra Yulia la que habló. La que se ha mantenido como espectadora atenta de lo que vaya a pasar.

Quedarme aquí supondría su desaparición de cierto modo, pero la siento tranquila, casi resignada, aunque también a ratos se pone como yo, ansiosa, desconfiada de lo que pasará hoy.

Mis pies suenan sobre las calles de piedra y el agua corre a las orillas, en ciertas partes hay mucha basura y se hace un lodazal que huele a aguas negras.

-¿Por qué vivir aquí siendo un Volkov? - No me mira y sigue caminando delante de mí.

-Por el folklor de su gente.

-Ni siquiera los soportas - Hago una mueca de desprecio hacia él.

-Yulia, estos son los olvidados de la sociedad, a nadie le importa si un marinero desaparece, si una prostituta muere, son los olvidados de dios - Trago saliva, no sé qué quiso decirme con esto.

Nos detenemos por fin frente a una casa que, efectivamente es la casa de un rico. Muy a lo burgués londinense, una casa de tres pisos que no tiene jardín frontal pero sí un barandal que cerca la propiedad.

Veo las ventanas tapadas con papel periódico y, en cuanto cruzo la primera puerta quiero salir corriendo, darme media vuelta y correr lejos de ahí.

Me quedo petrificada, no avanzo siquiera cuando él ya ha abierto la puerta principal.

-Entre más pronto mejor - Dice. Me señala la casa y yo, obligándome lo más posible entro.

Su hogar también es frío, huele a humedad y a polvo. No me equivoco, en cuanto enciende una luz veo el tapiz caído y manchado por el agua filtrada de la pared, los muebles, aunque finos, están llenos de polvo y vislumbro los libros apilados hasta el techo. ¿Cómo alguien ha hecho pilas perfectas de libros hasta los techos de seis metros de alto?

-Existen las escaleras ¿Sabes? Y cuando se es tan viejo, la colección de libros se vuelve infinita.

-¿Por qué tu diario apareció en el ático de la casa? - Es una pregunta curiosa, ignorando por completo lo que me ha dicho de las pilas de libros.

-Porque sabía que si lo ponía ahí, Vika lo encontraría y luego te diría sobre él, eso te llevaría a mí y entonces podría completar mi objetivo.

-Oksana - Digo para darme valor, para creerme que ella es la razón principal; pero los presentimientos que tengo me dicen que no precisamente es ella lo que quiere Charles.

-Oksana.

Saca el cáliz, es brillante, podría ser de oro, tiene piedras incrustadas, más ignoro la clase de joyas que puedan ser, en verdad es una pieza preciosa, que podría valer muchísimo dinero.

-¿Cuánto pagaste por él?

-No lo suficiente para lo que en verdad es para mí.

Entramos a una habitación sin muebles, sólo hay una caja de madera, unas velas encima y un libro.

Me siento cada vez más nerviosa, dudando entre si esto fue una buena idea o no, quiero irme. Quiero irme, me repito una y otra vez.

-Seguramente, mañana que regreses a casa, Elena estará más que contenta de tenerte de vuelta. Pueden ser una pareja extraordinaria, sobre todo por todo el amor que se tienen - Pero yo no confío mucho en sus palabras.

-¿Será rápido?

-Oh claro que lo será, si te portas bien y haces lo que te digo.

-¿Cómo funciona?

-Yo digo unas palabras del libro, te hago un corte no tan profundo, me bebo tu sangre que estará, por supuesto que en el cáliz, digo otras palabras y pum, tiempo para ti, tiempo para mí.

-Creo que ya no quiero hacerlo - Acepto por fin, lo digo casi segura, casi, excepto porque me tiembla la voz y me fallan las piernas – Creo que debemos dejar que el curso natural de las cosas siga su camino.

Lo escucho reírse, se burla de mí, no hay duda.

-Escucha Yulia, no gasté una suma ridículamente alta en este cáliz para que decidas que siempre no quieres, las cosas no funcionan así, tú y yo tenemos un trato y como Volkov que eres, debes cumplirlo.

-Charles, no...no confío… - Me interrumpe.

-¿Qué? ¿En mí? - Suena tan misterioso, tan terrorífico. Vuelvo a sentir el nudo en la garganta y comienzo a temblar de nuevo.

-Voy a irme - Camino hacia la salida de la habitación.

-No lo creo Yulia.

-Me rehusaré a la magia y sin mi sangre no puedes hacer nada, sin mi permiso no funcionará.

-Ah pero lo que tú no sabes es que no puedes irte de aquí sin hacer la magia.

-Basta Charles ¡No lo haré!

Como si hubiera sido una dinamita cuya mecha acaba de ser encendida, el explota en un segundo, se acerca hacia a mí y me toma de las muñecas, al instante la circulación en mis brazos se vuelve lenta y se me adormecen. Es en verdad muy fuerte.

Pero, lo que más me impresiona es la mirada en sus ojos, está determinado a llevar a cabo esto y no habrá poder humano que lo pare. Lucho, lucho con todas mis fuerzas por liberarme, pero es en vano, me encuentro fatigada en unos minutos de tanto luchar.

Grito por ayuda, me puedo desgarrar la garganta intentando que alguien me escuche, y es en estos momentos cuando me arrepiento de no haber escuchado a Damien, de no haber regresado a casa, de haberle dicho que se marchara.

Confié en la persona equivocada y ahora ya no hay marcha atrás.

Sigo gritando, hasta que siento que me golpea la cara y casi me noquea, caigo al suelo y siento la calidez de la sangre que me brota de la ceja. También me duele la mandíbula y noto que me he mordido el interior de la mejilla.

Aturdida, me arrastro por el piso de madera y sé que tengo que salir de ahí, armarme de fuerzas, volver en mí para luchar por mi vida.

-¿Sabes Yulia? No sé cómo con toda la inteligencia que predicas, no te hubieras podido dar cuenta de que esta magia nunca se trató de ti - Quiero hablar, pero temo que me ha golpeado demasiado fuerte – Es decir, las cosas no funcionan así. De hecho Oksana ya ni siquiera es mi prioridad, me he cansado de buscar su maldito rostro en todo el mundo.

Se acerca a mí y me arrastra de nuevo hacia el centro de la habitación, intento luchar, pero no puedo.

-Lo que en realidad quiero es la condenada inmortalidad ¿Te imaginas? Poder ver el paso del tiempo, la tecnología, vivir esa maldita tecnología que solo puedo ver de vez en cuando en sueños. Quiero ver imperios caer, desatarse guerras y mientras yo podría hacerme cada vez más poderoso.

Le veo sacar una daga de un estuche de piel y vuelvo a sentir un golpe en la cara, ahora siento que un camión me ha pasado por encima y si tenía fuerzas de levantarme, ahora creo que apenas y puedo moverme cuando me saca el aire de una patada.

-Vika no me servía, uno, no es Volkov, dos, su alma es nueva - Recuerdo a Damien. Damien, lo llamo con la mente, por dios, que aparezca Damien – Pero tú querida Yulia, mira que albergar dos esencias en una sola alma es… ¿Cómo decirlo? Impresionante.

Se me acerca y le volteo la cara, aunque me duele moverme, no puedo verlo, no puedo creer lo estúpida que fui. De pronto me aíslo, sólo quiero pensar en Elena, pero el dolor es demasiado.

-Lo que necesito es tu poder de viajar en el tiempo para ofrecerlo, junto con tu vida, claro, para que yo pueda alcanzar la inmortalidad. Claro que ni tú ni la otra Yulia existirán más porque su cuerpo, el de ahora, será eliminado y por supuesto que no habrá recipiente para su alma, y tu alma será devorada por un ente que de eso vive, de almas.

Creo que estoy llorando, aunque no sé distinguir entre la sangre y las lagrimas, no siento mucho aparte de las punzadas de dolor. Hago por levantarme, tomar fuerzas, salir de ahí, pero una vez más caigo al suelo y él vuelve a agredirme.

-Nunca tuviste ni una sola idea de lo poderosa que eres, de lo inigualable que es tu alma - Se ríe - ¿De verdad creías que yo te iba a ayudar a quedarte con tu "amada"? Niña, el amor no existe, las almas gemelas son solo un invento de la gente para no sentirse tan sola, así como inventaron a dios, como inventan tantas cosas; si yo no estoy ni estaré con Oksana ¿Qué te hizo pensar que tú lo estarías con Elena?

Quiero hablar.

-Perdón ¿Dijiste algo? - Voltea a verme.

-No dejaré que tengas nuestra alma - No sé siquiera si me entendió.

-Pero es que no te estoy preguntando, voy a tenerla.

Abre el libro y habla en un idioma que no conozco, levanta la daga y hace una figura en el aire. Me toma la palma de la mano y siento el filo de la navaja cortándome la piel.

Acerca el cáliz y deja gotear mi sangre en él. Me siento asqueada de nuevo y mucho más débil.

Qué idiota, me digo, me dejé engañar. Pienso en Lena, en que me estará esperando al siguiente día o en la madrugada, en cuándo y a qué hora llegaré para meterme en su cama. Necesito irme de aquí, dejar a la Yulia de ahora, si me voy yo, Yulia tampoco le servirá, sin las dos esencias somos casi tan inútiles como los hombres que seguro ha estado comiendo para vivir más.

Cierro los ojos, tal vez si me enfoco demasiado podré regresar.

Pero es tan inútil, tan estúpidamente inútil lo que he pensado cuando siento que algo me desgarra el vientre y entonces no puedo evitar gritar, grito tanto que espero que alguien pueda escucharme, pero igual, si me escuchan no harán nada.

Lo que veo a continuación entre sueños bien puede ser una alucinación, porque al dolor le siguen sombras que parecen aún más altas que los techos de la casa de Charles, y entonces no sé si es Damien o sólo es que yo quiera que sea Damien el que me mira y me habla.

Yo no le escucho, siento que caigo en un torbellino, que me voy a la oscuridad, le veo gritar y poner sus manos sobre mi herida pero sin taparla. Cierra los ojos, hincado sobre mí.

Distingo unas palabras que no entiendo, busco a Charles, asustada de que pueda herirlo también a él. Pero Charles está tirado en el piso, con el cáliz en su mano y la sangre derramada sobre el suelo, las sombras altas desaparecen.

-Regresa Yulia - Eso es lo que distingo, pero siento los párpados tan pesados, y las piernas y los brazos como si estuvieran dormidos, me cosquillean - ¡Yulia! - Vuelve a gritar.

Las palabras vuelven a ser extrañas, en otro idioma y me dejo ir, no puedo más, no tengo más fuerzas para aferrarme a la conciencia.

xxxxxx

Despierto, no me quiero mover, tengo miedo, siento dolor en el vientre y me duele la cara, como si la tuviera hinchada, como si me hubieran molido a golpes.

Me doy cuenta que no estoy en el suelo, siento mi cama bajo mi espalda, rozo apenas con las yemas de mis dedos la tela de las sábanas. No quiero abrir los ojos.

Y ni siquiera los abro cuando ya estoy llorando, si la mano de Elena no está entre la mía, si no ha habido un grito emocionado porque me he movido, entonces quiere decir que todo ha terminado, que estoy sola en esta casa del año dos mil trece.


Arrow Arrow Arrow
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por psichobitch2 1/19/2023, 8:56 pm

NO! NO! NO! NO!! POR QUÉ YULIA TIENE QUE SER TAN CABEZOTA?????
psichobitch2
psichobitch2

Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Edad : 31
Localización : New York - EEUU

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/19/2023, 10:45 pm

Que desastre pensé que cuando Demian le explico todo iba a volver 😔😔😔. Ojalá que no alla regresado al 2013 pobre Elena y Julia q cegada por el miedo cometió tremendo error 💔💔💔. Necesito saber q pasara 😱😱😱. Saludos cariño y por favor lo más pronto posible mañana sube el otro para saber donde despertó 😭😭😭
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/20/2023, 8:47 am

Capítulo dieciséis:

Finalmente me doy cuenta que no puedo seguir negándome a lo que ha sucedido, ni puedo quedarme con los ojos cerrados todo el día… o toda la noche, para el caso.

Me giro y quedo de lado, tomo el valor necesario para ver la realidad… y ahí está ella, sonriendo, nada en esa foto ha cambiado, ni su mirada, ni su ropa. Incluso al tomarla y darle media vuelta sigue su letra desordenada y su autógrafo.

Dejo la fotografía sobre mi pecho y lloro hasta quedarme dormida.

Cuando abro de nuevo los ojos y la realización se deja caer sobre mi pecho me siento increíblemente apesadumbrada, como que me hubiera quedado sin alma pero, de ser así no estaría aquí. Claro que tengo alma, sin embargo me siento rota, sola, más sola que nunca.

Me duele ver las paredes de mi habitación, incluso el cuerpo de Arthur a los pies de la cama me provoca descontento; quiero seguir escuchando el canto del mar y las aves, saber que en unos minutos Elena podría venir a verme.

Una tonelada más me oprime el pecho; Elena se marchó a París sin mí, quizás con la otra Yulia, pero no soy yo, esa Yulia no tiene casi nada que ver conmigo. Estoy enojada y me siento celosa de la otra parte que era yo.

Recuerdo a Charles y me miro el vientre, no hay nada, mi cuerpo está intacto, es el cuerpo de la otra Yulia el que estaba herido, casi moribundo. Por dios, incluso puedo pensar que ni siquiera ella tuvo la oportunidad de estar con Lena.

Me carcomen las preguntas, necesito saber qué pasó después de que perdí la conciencia. Recuerdo a Damien diciéndome algo, las sombras negras que se apoderaban de la habitación y a Charles inmóvil en el suelo ¿Quizás muerto?

Veo hacia la ventana, por la luz puedo adivinar que son las cinco de la tarde, lo que quiere decir que he dormido bastante.

No tengo ganas de levantarme, no tengo fuerzas para querer estar aquí, siento que no me interesa nada. Que el mundo no tiene sentido, como no lo ha tenido desde hace mucho tiempo que, yo siendo una niña de ocho años me quedé parada frente a la tierra removida de la tumba donde yacía mi madre.

Sin embargo sé que no puedo quedarme aquí aunque quisiera, no puedo pasar el resto de mis días, anclada a esta cama o a esta casa con tal de evitar esta vida.

Para ser más poderosa que Vika qué poco duró mi viaje en el tiempo; aunque ahora que lo pienso, me dejé asustar y manipular por Charles pues probablemente de haberlo ignorado, mi tiempo con Elena hubiera sido bastante largo. Aunque claro, yo ignoraba el poder que tenía, todo el tiempo que me pertenecía por albergar un alma con dos esencias, sobre todo por tener un alma tan vieja.

Estoy curiosa del tiempo, qué día será, de qué año; si me asomo al espejo ¿Habrá cambiado algo en mí? En el mismo buró donde estaba la foto de Lena está mi celular, ese aparato que parece que no usé en años. Es lunes del mismo año del mismo mes. Podría decirse que aquí pasó una noche, allá viví bastantes días al lado de todas esas personas extraordinarias. Allá hice que Elena se enamorara de mí.

Compruebo pues que las cosas conmigo y con Viktoria siempre fueron muy diferentes, acá ni me han dado por muerta ni me desaparecí tanto tiempo.

Vuelvo a sentir tristeza, me entristece todo esto.

Al levantarme me siento mareada. Me duele un poco la cabeza y tengo sed, se siente muy parecido a la resaca.

Veo de nuevo la habitación, estoy reconociéndola, como si fuera nueva, como si me pareciera ajena, Arthur me mira, él me reconoce, pero su instinto de perro le dice que algo ha pasado conmigo. Baja pesadamente de la cama y se para frente a mí, ladea la cabeza y me ladra, no agresivamente pero sí llama mi atención.

-Tranquilo, ya seré la misma en unos días - Dudo – O semanas.

Entro al baño y me miro en el espejo, soy yo, pero no es mi look de los años treinta, me siento extraña, nostálgica y se me vuelven a mojar los ojos. ''Basta'' me digo, basta. Tomo el jabón y me lavo la cara con agua fría. El teléfono en mi habitación suena y me sobresalto, desacostumbrada por completo de su sonido.

Es Maxim.

-¿Si?

-Olga volvió a romperse el brazo - Me dice, abrumado y poco sorprendido.

-¿Olga? - No recuerdo a Olga. Estoy todavía tan confundida que no sé de qué me habla.

-Si, la mesera.

De pronto recuerdo que soy dueña de una sucursal de restaurante; sin embargo casi nunca me paso por ahí y es Maxim que aparte de ser amigo mío desde la universidad, también es el gerente.

-¿Y qué quieres que haga? - Sólo quiero que me dejen en paz, no necesito esto ahora.

-Pues que… pues nada Yu, nunca haces nada, yo soy el que se ocupa de todo en este negocio. Si no querías atenderlo le hubieras dicho a tu padre que no te tomara en cuenta para las franquicias.

-Algo tenía que sacarle al cabrón, prefiero esto a que se hiciera más rico y tuviera más dinero que despilfarrar en mujeres - Recuerdo a la otra Yulia (por aquello de las mujeres) y él se echa a reír.

-En fin, sólo te llamaba para enterarte.

-Ok - Suspiro y me quedo callada.

-¿Estás bien? - Maxim me conoce como la palma de su mano. Si no fuera yo tan gay, seguramente hubiera salido con él en algún tiempo de nuestras vidas.

-Sí claro, sólo que… no dormí bien - Le miento, no tengo intenciones de decirle la verdad, nunca – Intentaré ir mañana, sino el miércoles; trataré de involucrarme más ¿Ok?

-Ok - No me cree, sé que no lo hace. Luego corta la comunicación.

Por eso el negocio de Mijaíl me era ajeno, porque hasta yo desconozco lo que se hace en el mío, vivo ausente de ello. No sé quiénes ni cuántos trabajan, no sé nada. Maximus es el que más bien parece el dueño.

Al girarme veo mi tocador de tres espejos. Suspiro de nuevo y me acerco a él recorriéndolo con las yemas de mis dedos, puedo verme sentada ante él, como un flashblack, con mi vestido azul y el cabello propiamente arreglado, poniéndome lápiz labial.

Me toco los labios y luego… luego recuerdo su cajón secreto. ¡Carajo! Cómo me brinca el corazón en el pecho y ruego por algo esté guardado ahí. Lo abro con rapidez, como si se me fuera la vida en ello, con esperanza, con ansias. Pero están MIS diarios, nada más.

Lo golpeo con el puño y aviento el banquillo de una patada. Estoy frustrada y enojada, me dan ganas de llorar pero lo que hago es gritar y tiro todo lo que está sobre él: los perfumes y cremas, el desodorante, un par de alhajeros y mi zippo. Arthur sale corriendo despavorido y yo me quedo inmóvil, con la mirada perdida.

Luego con más calma abro los cajones uno por uno y echo su contenido al suelo. No hay nada, no hay más compartimentos secretos.

''Maldita sea'' Grito ''Maldito seas Charles''. Tengo tanta ira que lo reviviría con tal de matarlo con mis propias manos o lo encontraría para poder asesinarlo. De cualquier modo, si está vivo seguramente me buscaría. Y estaría esperándolo.

En algún punto de la habitación truena la madera de un mueble: mi baúl, mi condenado baúl que también tiene un compartimento secreto. Busco la llave y no quepo de la felicidad cuando la encuentro, apenas puedo esperar para abrirlo, para buscar algo que indique que fue lo que pasó después del sábado.

Saco todo y me doy cuenta que efectivamente ahí está el tapiz levantado, el que en esta vida nunca vi. Siento temor de quitar la tapa, la adrenalina me recorre. Es como si fuera a abrir el cofre del tesoro esperando ver dos cosas: oro y joyas preciosas o pura arena.

Finalmente la quito y ahí están, un paquete de cartas y fotos; encontré oro en mi cofre y no puedo borrarme la sonrisa del rostro. El papel es amarillo, duro pero delicado porque es viejo. Creo que las cartas son de Emma pero no, éstas están escritas por Vika y hay una de Damien y Elena, ah mi Elena, fotografías suyas, de Vika con Emma y con Benjamín.

Estoy tan feliz que me corren las lágrimas por las mejillas y no he dejado de sonreír. Tomo las cosas que he encontrado y me marcho a la habitación contigua, la que es mi estudio.

Creo que las cartas están por orden y aunque quiero leer primero la de Elena, espero para abrirla. La primera es la de Damien, pero reconozco la letra de Viktoria en ella; evidentemente, aunque era muy inteligente, él no sabía escribir y puedo asegurar que mi prima tomó el dictado.

Me están temblando las manos y me es imposible seguir la lectura, así que me levanto y me sirvo una copa de vino tinto y abro la cigarrera, sin embargo no tengo ni un solo cigarro. Me acabo la bebida de un trago, decido tomar otra y al tercer vaso llego a la resolución de llevarme la botella.

Al regresar me dejo caer pesadamente en el sillón de piel color negro, no me he quitado la pijama, pantaloncillos grises con playera blanca.

Abro suavemente la carta y me dedico pues a leer.

Yulia, si la magia que yo llevé a cabo dio resultado entonces puedo asegurar que la parte de alma que te correspondía ha regresado a donde pertenece, al futuro. Tienes una sola esencia viviendo en tu cuerpo; no te has llevado nada de la Yulia de este tiempo.

Te preguntarás cómo pasó, no podría explicártelo de modo que lo entiendas ¿Recuerdas que te dije que venía de una familia donde la magia se llevaba a cabo todos los días? Bueno, digamos que te ayudé a regresar; lo que no pude hacer fue curar el cuerpo de Yulia y sin ello, la parte que le correspondía también murió.

No hubo Yulia que regresara a esta casa, la mujer que debería de existir, la que existió antes de que llegaras. No fue tu culpa, no deberías de culparte. Fue Charles quien la hirió, quien quería quedarse con ambas y la única forma de hacerlo era matándolas.

¿Qué era Charles? No lo sé, pero documentos en su casa prueban que podía ver el futuro y él sabía que llegarías, el plan ya estaba hecho incluso antes de que lo conocieras.

Cuando me pediste que me fuera no pude hacerlo, algo dentro de mí me dijo que debía quedarme cerca. Sin embargo no pude llegar a tiempo. Yo soy culpable de la muerte de Charles y él es culpable de la muerte de Yulia, creo que estoy a mano con la vida y quizás también con la muerte.

La señorita Sidorova me dijo que le entregó una carta tuya a la señorita Katina. Así que antes de enterar a todos de tu supuesto asalto ella ya estaba enterada de lo sucedido.

Se ha marchado a París, pero no puedo decirte más al respecto; ella te lo ha contado ya en una carta.

…Enterramos a Yulia unos días antes de la partida de Elena, está en el cementerio de la ciudad. Pregunta por su mausoleo.

Hasta la próxima vida

Tu amigo 'Gay' Damien.


La carta de Damien me deja con más preguntas que respuestas; no sé si es porque se trata de que no sabe escribir que no hay detalles que me puedan aclarar qué fue lo que pasó después del suceso en casa de Charles. Tengo los recuerdos frescos, aunque un tanto confusos puesto que tengo sólo escenas de Charles hiriéndome y de Damien diciendo cosas que me parecían lejanas, ininteligibles.

Las manos aún me tiemblan, porque sé que estas cartas y fotos son la prueba fehaciente de que todo lo que sucedió no fue un sueño.

No entiendo cómo sucedió, sólo sé que soy una viajera en el tiempo que albergó dos esencias en un mismo cuerpo con una misma alma, personalidades distintas atrapadas en un solo recipiente.

Estiro las piernas y vuelvo a ver la foto de Elena. La extraño tanto.

La siguiente carta es la de Vika, su letra es amable, una letra cursiva bien hecha que está siempre del mismo tamaño, me impresiona lo derechas que están las líneas de su carta tomando en cuenta que no hay renglones de guía, yo siempre me voy un poco hacia arriba.

Yulia, no sé por dónde comenzar, todo me parece aún tan doloroso y extraño que estoy segura que me costará bastante trabajo explicar lo que sucedió cuando aquella madrugada, Damien me despertó para visarme de su llegada.

En cuanto abrí la puerta lo vi con la ropa manchada de sangre e intuí que lo peor había pasado, que algo malo había sucedido en tu encuentro con Charles. Puedo asegurarte que en cuanto lo vi, el corazón comenzó a latirme fuerte y las piernas me fallaron. Bajamos en silencio las escaleras, no quería preguntarle nada aún y el estaba tan mudo que temía que no fuera a hablarme en toda la noche.

Cuando llegamos al auto, el cuerpo de Yulia estaba en el asiento trasero, lleno de sangre también y tan pálido que sigo soñando con ese rostro. No pude contener las lágrimas, primero porque sabía que te habías marchado, segundo, porque ella, con la que había convivido por tantos años, estaba muerta.

Damien me dijo que no debíamos sacarte del auto aún, que necesitaba contarme lo que había pasado y que luego enteraríamos a Mijaíl y por supuesto a Elena, pero, que antes de enterarla a ella, debía de darle la carta que me dejaste. Esperaba que las cosas no se hubieran suscitado de ese modo, porque era más fácil explicar tu desaparición que enfrentarme a un cuerpo sin vida. Elena hubiera estado mucho menos impresionada si sólo le hubiera contado la historia, pero enterrar el cuerpo de quien estuvo con ella por esos días iba a ser difícil, aunque no hubieras sido tú esa a la que tendríamos que sepultar.

Él y yo nos alejamos de la casa y caminamos al árbol donde está el columpio. Su mirada era de miedo, impotencia, tristeza, Yulia, nunca había visto una mirada que tuviera dentro de ella tantas emociones tan intensas… apenas puedo pensar cómo se estaba sintiendo por dentro, todo lo que estaba pensando. Le tomé la mano y un par de minutos mas tarde me miró.

Dijo que le pediste que se marchara después de que te hubiera dejado en el bar, en una parte de la ciudad que era demasiado peligrosa, demasiado pobre, demasiado todo, dijo él. Que insistió en que no fueras, en que regresaran a casa pero tú no quisiste escuchar y finalmente confesó que sabía todo, mi desaparición y tu aparición que fue tan repentina y diferente. Nuestros viajes en el tiempo son distintos, tan distintos que por ello Charles te escogió a ti, el tuyo era muy especial.

Él ya lo sabía todo, había visto que vendrías y estaba al acecho de tu viaje.

Como sea, Damien no regresó a casa después de dejarte, sino que manejó al bar en donde se ve con su pareja (Cuyo nombre hasta la fecha desconozco) pero algo dentro de él le decía que debía regresar, que haberte dejado ahí era la peor idea de todas, así que manejó de vuelta y entró al bar; te buscó por todos lados pero no te encontró así que preguntó si alguien te había visto y una mujer le dijo que te habías marchado hacía unos minutos con un ''hombre misterioso'', pero que no sabía a dónde.

Salió disparado de ahí, se subió al automóvil y manejó a la casa de Charles; suerte que sabía dónde ir si no… ni siquiera tú hubieras regresado porque… tengo la firme convicción de que pudiste regresar a tu tiempo.

Cuando llegó a su casa vio que las luces estaban apagadas y se asomó por el resquicio que había en una de las ventanas que estaban cubiertas con periódico, todo estaba en calma, no te veía ni a ti ni a Charles, pero luego entonces vio una luz tenue que salía de una de las habitaciones del fondo. Quiso abrir la puerta de la entrada pero estaba cerrada con llave y mientras buscaba una forma silenciosa de entrar, escuchó que gritabas.

Quiso tirar la puerta a patadas y empujones pero no cedió, así que rompió una ventana, ignoramos si tú o Charles escucharon aquello. Cuando llegó por fin a la habitación de donde provenían tus gritos y sus palabras, lo vio inclinado sobre ti y sus ojos se clavaron en el charco de sangre que se estaba formando rápidamente a tu alrededor, la herida te sangraba a borbotones.

Lo levantó con tanta fuerza que incluso los pies de Charles dejaron de tocar el piso, lo aventó lejos de ti y el cuchillo se le cayó de las manos, sin embargo no tan lejos de él de modo que logró recuperarlo. Forcejearon y tu agresor logró herirlo en la mano y en el brazo.

Damien dice que no sabe cómo sucedió, que no lo recuerda, pero al cabo de unos minutos Charles estaba muerto. Lo había matado con su propia arma. Corrió hacia ti, que estabas medio consciente y hablabas de unas sombras, decías el nombre de Elena y el mío, decías tantas cosas que no entendía, que se pregunta si todo ese tiempo fuiste tú o también hablaba con la otra Yulia.

Me dijo que viene de una familia de magos, aunque en realidad no me dijo qué clase de magia era esa, por supuesto que no de aquellos magos que sacan conejos de un sombrero o adivinan la carta que tomaste. Presiento que ni siquiera él tiene idea del poder que yace dentro de sí ¿Qué hechizo hizo? No lo sé, pero logró separar esa parte tuya del cuerpo que estaba muriendo, así fue como volviste a casa, o al menos eso esperamos.

La suerte de Yulia no fue la misma, su alma ya contenía sólo su esencia, sin embargo ¿Cómo podía ella quedarse si su cuerpo estaba deteriorándose con rapidez? La sangre que manchaba las ropas de Damien eran la suya y la de él, quiso tapar la herida, detener la hemorragia, pero había perdido demasiada sangre y no pudo hacer nada.

Su cuerpo entero estaba temblando cuando lo abracé, parecía que estaba teniendo un ataque de epilepsia. Pregunté por Charles, dijo que lo había dejado en la casa, que no se había atrevido siquiera a tocarlo.

Intenté hacer el menor ruido posible al entrar a casa y subir las escaleras para tomar tu carta y luego ir hacia la habitación de Elena. Toqué quedamente a su puerta y me abrió en seguida, presiento que era a ti a quien esperaba, quien quería que estuviera al otro lado de la puerta. Sin embargo su sonrisa no se hizo menos radiante cuando me saludó y me invitó a pasar.

Solo cuando me quedé parada sin seguirla se dio cuenta que tenía los ojos rojos e hinchados.

-Por dios ¿Qué ha pasado Vika? - Entonces di un paso hacia adelante y le entregué la carta. Se le apagaron los ojos, como temiendo que esa carta significara un cambio enorme en su vida - ¿Qué es esto? - Me preguntó.

-Una carta de Yulia.

Caminó al sillón y la abrió rápidamente, la leyó en silencio, y al terminarla dejó caer suavemente las manos sobre sus rodillas. Me miró desconcertada y enfadada.

-No entiendo - Parecía que se enojaba más y más. Hasta que me senté al lado de ella y le conté todo, de mi viaje al futuro y de cómo el primer día que llegaste fue cuando se conocieron, le conté de la otra Yulia y de su amor por Emma, le expliqué tanto que no sé cuánto tiempo estuvimos en su habitación a la luz del quinqué.

Cuando llegué a la parte difícil me apretó fuertemente la mano y comenzó a llorar. ''No sé cómo estar sin ella'' Me dijo ''Aprenderás como yo lo hice'' Contesté. Se levantó lentamente, parecía un zombi, volteó a verme con el rostro desencajado, lleno de lágrimas.

-Quiero verla - Estaba tan decidida a verte a ver a Yulia.

-Elena, no es la mejor idea, no… no deberías, recuerda a la Yulia que se marchó anoche, la que está allá abajo no es tu Yulia y - Se me quebró la voz – No es… - No pude terminar.

-Quiero verla Vika - Me dijo enojada, era una orden.

-Recuerda, ella no es la Yulia que conociste.

Bajamos, Damien estaba recargado en el coche con la cabeza gacha y las manos metidas en los bolsillos, no se había cambiado de ropa. Temerosa, Damien se acercó y vio el cuerpo acostado en el asiento trasero, en seguida comenzó a llorar.

En ese momento sabía que se le había roto el corazón, me hubiera creído o no, tú no ibas a regresar, bien pudo haber sido tu alma y tu esencia, pero fue ese cuerpo el que abrazaba, el que besaba… cayó de rodillas al suelo.

-Tenemos que avisarle a mi padre - Damien asintió y entró a avisarlo.

En un segundo Mijaíl estaba abajo y sacando el cuerpo de Yulia, llevándolo a la biblioteca y dejándolo sobre el sillón, lo vi hincarse y tomarle de la mano, lo vi llorar como no lo había visto llorar nunca, Dima estaba consternado y a mi madre no la dejaron pasar aunque luchó por verla.


Le explicamos que te habías quedado de ver con alguien para unos negocios y que en el camino los habían asaltado, los hicieron bajar del coche y en la pelea salieron heridos Yulia y Damien. Elena se mantuvo en silencio todo el tiempo, viendo el cuerpo y llorando, me acerqué a ella y la abracé.

¿Qué puedo decirte de los siguientes días? Se dedicaron a hacer los preparativos para el funeral y el viaje a París se atrasó una semana, tiempo suficiente para convencer a Elena que tú estabas en algún otro lado pensando en ella, sintiéndote igual, porque para el caso, ella ya estaba muerta cuando la conociste y a tu regreso lo seguiría estando. Estaban separadas, las dos lidiando con su dolor.

Estuvo callada, taciturna, algunas noches la vi entrar a tu habitación y llorar, un par de veces entré sólo para abrazarla y dejar que llorara en mi compañía.

Cuando se marchó a París, me dijo que no se olvidaría de mí y que me visitaría tanto como le fuera posible, se llevó tus lentes de sol y tu perfume. Creo que al final llegó a la resolución de que volverían a verse. ''Búscala tú cuando tengas que nacer de nuevo, sé que te está esperando'' eso fue lo último que le dije antes de que se subiera al avión. Me abrazó fuerte y se fue.

A veces recibo cartas de ella, me dice que está bien, superando el hecho de que no estás, de que te has ido, pero que no pasa un día sin que piense en ti y, tenías razón, París fue el lugar clave para que Elena se diera a conocer en todo el mundo, aún ahora, que la situación parece que está cambiando en Europa; dicen que se viene una guerra, una grande.

Te extraño Yulia y te pido que no desesperes, la encontrarás allá, tengo fe en que así será. Yo estaré buscando a Emma.

Con cariño, Vika.


Esta carta sin embargo está tan cargada de información que me siento abrumada, siento una opresión en el pecho y me duele la cabeza; no puedo dejar de imaginarme a Elena, no puedo dejar de pensar en el dolor que le causó todo esto. Sabía que si desaparecía así como así iba a ser doloroso, probablemente me odiaría… pensé en tantas cosas, pero no en que aquello terminaría así.

Pienso también en Damien, le estoy tan agradecida que quisiera tenerlo enfrente para darle un enorme abrazo, para decirle que lo quiero, que lo extraño. Yo tenía tanto que aprenderle, tenía información tan valiosa que desaproveché por mantenerme al margen; ¿Y para qué? Él ya sabía lo que estaba sucediendo, pero esperó pacientemente a que yo se lo contara, cosa que nunca pasó, ojalá pudiera encontrarlo en esta vida. Ojalá siga siendo tan sabio como entonces. Que su esencia siga siendo la misma.

Me quedo pensativa, con la mirada perdida en algún punto de la habitación, mordiéndome el interior de la mejilla; luego me sirvo más vino y abro la lap top, quiero escuchar a Elena mientras leo su carta. Estoy nerviosa, siento que se me va el aire, es como… si estuviera a punto de leer la aceptación a la universidad o una carta de amor anónima.

No abro el sobre, lo tengo en mis manos y lo acaricio, observo la letra de Elena, al frente ha escrito mi nombre, sólo eso, acaricio la tipografía como si hacerlo me acercara a ella, como si fuera como acariciarle el rostro o los brazos.

Siento que se me atora la saliva en la garganta y pasarla supone una tarea difícil. Suspiro y tomo fuerzas, siento que el corazón me va a romper el pecho, que me ensordece su latir.

No sé cómo escribir ésto sin sentirme ridícula o sin sentir que lo estoy escribiendo al viento. Perdona si empiezo así ¿Qué debería decir? Pues me duele pasar cerca de tu habitación y darme cuenta lo inútil que es abrir la puerta porque no estarás ahí o, que salir al balcón me parece vacío, ni siquiera me dan ganas de asomarme a ver el mar porque incluso eso me recuerda tu ausencia.

Bajar a la playa, salir a fumar al pórtico, incluso estar en el comedor o sentarme a tomar una copa con Mijaíl y Dima en el salón… porque te veo ahí, observándome, bailando casi sin gracia, quejándote de que nunca en la vida has hecho estos pasos y que no puedes seguir mi ritmo, sentir tu pie sobre el mío cuando me pisas.

Te has marchado y a mí me has dejado con todos estos recuerdos de ti, de tu cuerpo sobre el mío, de tus labios y tu cabello perfectamente arreglado, tus ojos azules y tu risa, esa risa que hacía que mi alma se alegrara. De tus ocurrencias y tus maldiciones, tu miedo al agua.

Si es verdad lo que me ha contado Vika entonces la parte más difícil es para mí que tengo que vivir el resto de mi vida sin ti. Me dijiste que tuviera otros amores ¿Y para qué? Si sabes que quien me complementa eres tú. Pero claro, ya sabes mi vida, sabes lo que va a suceder, siempre lo supiste, ahora entiendo tus pláticas, tus bromas, ahora entiendo tu cara de asombro para otras cosas, como el gramófono o tu amor por el Bugatti. Eran cosas nuevas para ti.

Todavía tengo este hueco en el pecho que no me deja estar en paz, aunque sepa que estás viva allá a donde perteneces, aquí conmigo no estás y ¿Sabes? Creo que ese hueco jamás me va a dejar, creo que siempre será parte de mí, si bien a la que enterramos hace un par de días no eras tú, siento que lo eras porque de todas formas no te tengo. No pude no llorar, no pude no quebrarme cuando bajaron el ataúd y llenaron con tierra el hoyo donde se quedará tu cuerpo para siempre, porque, aunque la Yulia a la que sepultaron no eras tú, fueron esas manos las que tuve entre las mías tantas veces.

Emma estuvo presente, supongo que ella tenía más motivos para llorar, o quizás los mismos, tal vez el dolor que sentíamos era el mismo, cada una se despedía de una Yulia, pero el amor de cada una al fin y al cabo. Mijaíl la reconoció pero no dijo nada, todo el mundo sabía que ella tenía una cortesana que la esperaba cada día durante los últimos dos años; excepto cuando llegaste tú, que terminaste la relación porque estabas convencida de que quien debía de estar con ella era Vika.

Tengo la mente confundida, yo no sabía nada de viajes en el tiempo, yo no sabía nada de magia, de demonios, de espíritus oscuros, pero… sobre todo no sabía nada del amor y ahora, en este momento me siento sobrecargada, a punto de explotar, te extraño tanto y estoy tan enojada, tan triste y resignada.

Me acuesto en tu cama a llorar y me quedo dormida oliendo tu almohada. Porque aún huele a ti, tu habitación entera huele a ti. Ojalá pudiera tenerte aquí conmigo, que lograras una forma de regresar, me encantaría que aparecieras un día, así de sorpresa. Que tocaras a la puerta de mi camerino y en cuanto abriera la puerta me besaras como siempre me besas… besabas.

Ahora entiendo tu pasión, viviste todo este tiempo pensando que sería el último día, ojalá todos podamos vivir así, amando como me amaste, como sentía que me amabas. No creo poder encontrar eso en nadie más. Por favor Yulia, encuentra la forma de regresar a mí.

Ayer hicimos la quema de tus diarios, de las cartas de Elena, creímos que era lo mejor, deshacernos de todo lo que pudieras encontrar en el futuro o que pudieras buscar; estábamos convencidas de que no descansarías hasta tenerlos, hasta saber más de la otra Yulia, pero esa era su vida, no tuya y es mejor así, vive tu presente, trata de superar el pasado, búscame que yo te estaré buscando también.

Estamos a unos días de partir a París y siento que marcharme sería dejarte, como que una parte mía se quedará contigo aquí también y nunca podré estar completa. Por favor Yulia, encuéntrame… encontrémonos allá.

Te amo. Siempre tuya, Elena.


Estoy segura que las cartas fueron un experimento, pensando en que había regresado, querían que yo supiera qué sucedió a mi muerte… a la muerte de Elena. Que no me quedara con la incertidumbre de los hechos posteriores y, quien quiera que haya tenido la idea, le estaré infinitamente agradecida, presiento que fue Vika pero cómo saberlo.

Beso la carta, es como si besara a Elena; me duele el corazón, aunque en realidad no me duele, es una sensación que se ha sentido por lo menos una vez en la vida, cuando terminas una relación por ejemplo, que el pecho lo sientes pesado, algo dentro de ti duele, y mucho, sólo que no sabes qué es ni dónde.

Me molesta un poco que hayan quemado los diarios, las cartas de Emma porque conocer a la otra Yulia era algo que llamaba mi atención, quería saber por qué era como era, por qué era tan insegura, tan fría, tan violenta. Pero tienen razón, esa no era mi vida, no me pertenecía y simple y sencillamente no tengo ya motivos para enterarme de ello. Debo dejar las cosas donde están, en el pasado, a menos que encuentre una forma de regresar a él, aunque, probablemente, faltándome aquella esencia me será muy difícil regresar.

Debo dedicarme a buscar a Elena, encontrarla. Somos un conjunto de almas, ella, Vika, Emma… pienso en Emma, en la que está aquí, tengo que buscarla ¿Qué le diré? ¿Cómo haré para explicarle lo que pasó con Vika? No tengo idea. Pero algo habrá de ocurrírseme.

Tomo las fotos que venían junto con las cartas y las veo una a una. En la primera están Damien y Vika, él tiene su brazo sobre los hombros de Vika y ambos sonríen, al parecer les da el sol de frente porque tienen los ojos entrecerrados, no puedo saber el color de la ropa que traen, pero puedo adivinar a que es de los años cuarenta, ambos se ven más grandes y definitivamente más felices que antes. Diez años pueden suponer cambios muy buenos y creo que así les pasó a ellos. Le doy media vuelta. ''Día en la playa'' está escrito con pluma ''1946''. La segunda es otra foto parecida, solo que ahora no está Vika, está Damien abrazando a un hombre, más o menos de su edad y mucho más guapo que él. ''Él es la pareja de Damien, Ray'' ''1946'' fue tomada el mismo día.

Las siguientes son con Vika y con Emma, a las cuales puedo ver más que radiantes, se les nota enamoradas y eso hace que me brinque el corazón dentro del pecho, estoy tan contenta. Volteo la foto.

''Hace un año que emprendí un negocio propio y ahora no dependo de Mijaíl para subsistir, eso me dio puerta abierta para estar con la increíble señorita que aparece en la foto, gracias por todo Yulia, no la hubiera podido encontrar sin ti''.

O probablemente sí, pienso. Tenían que encontrarse tarde o temprano.

Hay otra foto donde está mi abuelo, sólo que es un bebé de cuerpo rechoncho y cabello tan rubio que se le confunde con el fondo de la fotografía. Sonríe, no tiene un solo diente y se le ven las encías. Sonrío junto con él, siento ternura.

''Benjamin Fabray, 1931''

La última es de Elena, qué ganas me dan de meterme a la foto y abrazarla, cargarla mientras damos dos o tres vueltas. Está recargada en un auto de los años cincuenta, eso quiere decir que para entonces tendría unos cuarenta años, es una mujer madura que impresiona por la belleza que refleja, no sonríe. Es una sesión fotográfica donde seguramente debe de verse enigmática e imponente y… lo logra. Con un vestido de escote amplio y una larga abertura en la pierna.

Trago saliva. Dios mío, pero qué faceta tan impresionante aquella. Recuerdo haber visto las fotografías de esta sesión de fotos, donde siempre salía acompañada de un auto hermoso y un vestido igual o más hermoso. Pero ésta en específico nunca la vi; me doy cuenta que tengo algo único en la vida, algo que es sólo mío, nadie más lo posee, ni siquiera en reproducción.

"He tenido amantes, queridos y queridas, a veces una no quiere sentirse tan sola. Sin embargo, cada cuerpo que está en mi cama, cada boca que beso, las manos que me toman, nada de eso tiene sentido, siempre te imagino a ti, sentada en un rincón del teatro, esperándome en casa, siempre estás conmigo Yulia. Mírame ahora, ahora que han pasado estos años, que se me empiezan a notar las arrugas ¿Cuándo vaya a morir? Lo que en realidad me importa es alcanzarte. Siempre tuya, Lena"

Y sin más esta foto es mi nuevo tesoro, aún después de los años transcurridos, se tomaron el tiempo de meter más recuerdos en el baúl. Me siento conmovida, feliz, animada. Con las esperanzas altas.

Tengo que poner manos a la obra, encontrarla.

Tomo el ordenador y abro una pagina de internet. Necesito ver si algo en su biografía cambió, necesito datos, todo lo que pueda saber. Me entero que nunca se casó pero que le supieron demasiados amantes de ambos sexos, comparada precisamente con la mismísima Frida Kahlo, sólo que en otra rama artística.

Cuentan que en alguna entrevista dijo que sí, alguna vez había estado enamorada y sin embargo le había perdido de una forma que ella no pensaba decir. Que nunca nadie iba a llenar ese lugar. ''Por eso la enorme lista de hombres y mujeres que nunca la atraparon realmente''. Ah, cómo me gusta que no me haya olvidado… aunque… me da pesar el pensar si acaso nunca fue feliz. Y ahora es imposible saberlo, no puedo preguntarlo.

Vuelvo a ver la fecha de su muerte: Febrero 10 de 1977. La fecha cambió, murió más joven de lo que recordaba, por unos diez o quince años… en un accidente de coche. Siento un nudo en la garganta y en el estómago, me mareo y la felicidad que sentía se esfuma en un segundo.

Debo calmarme, no hay nada que pueda hacer, no puedo cambiar las cosas, ya no, probablemente me han quitado mi poder, aunque no me lo quitaron en realidad, tuvo que irse para que alguna de las dos Yulia se salvara.

Estoy a punto de entrar a otra página cuando suena mi celular, me asusta de nuevo y brinco cuando escucho el timbre, se me acelera el corazón.

-¿Si?

-Yulia - Creo reconocer la voz, pero no estoy segura.

-¿Sarah? - Sarah es mi contadora y quien se encargó de rentar el departamento que habita Emma. Emma, tengo que hablar con ella, entre más pronto mejor.

-Sí, necesitamos vernos, Emma quiere hacer unos arreglos en el departamento pero le dije que necesitaba consultarlo primero contigo ya que en realidad el departamento no es de ella.

-Lo arreglaré personalmente.

-P...pero tú nunca arreglas nada personalmente - Me relajo el cuello y los hombros.

-Lo sé Sarah, pero es hora de que haga algunos cambios así que yo me encargo de eso, si lo que quiere modificar en el departamento me conviene entonces lo aprobaré, pero necesito verlo yo.

-Debo llamarla para decirle que irás tú ¿Cuándo planeas ir?

-Mañana por la mañana o al medio día. Mira, mejor dame su número, de esto quiero encargarme yo por completo - Guarda silencio y luego se echa a reir - ¿Qué?

-Sólo tenías que decir que ya vas a empezar con la conquista - Se me va el aire.

-¿Qué? Oh no, no, no, nada de eso… no… ella… espera a alguien más.

-Ajá, si, bueno ¿Tienes dónde apuntar?

Me da el número, le agradezco y cuelgo rápidamente, ni siquiera me despido, marco y espero. Cada vez que el teléfono da tono, me siento más y más nerviosa.

-¿Diga? - No puedo creer que tenga el mismo timbre de voz.

-¿Emma Schwarz? - Pregunto nerviosa.

-Si, ella habla ¿Quién es? - Con tanto que he sentido hoy es un milagro que no me haya dado un paro cardíaco.

-Yulia… Yulia Volkova, la dueña del piso en el que vives - No dice más – Sarah me ha dicho que quieres hacerle unas mejoras al departamento y… mmm, me gustaría que nos viéramos mañana para ver cuáles son. Que me expliques y… si, todo eso - Sueno tan incoherente.

-¿A qué hora te parece bien?

-La hora que tú prefieras - Contesto.

-Por la tarde, a las cinco estaría bien - Sonrío, siento tanto cariño por ella como sentía por la otra Emma y eso que no la conozco, que no sé cómo es de actitud.

-Estaré a esa hora.

-Bien.

Colgamos… ya quiero que sea mañana. Tomo la foto de ella y Vika, sé que con aquello deberá creerme… bueno, espero que lo haga.

Arrow Arrow Arrow

Solo sé que hasta yo, tengo ansias de leerlo por novena vez!!!
RAINBOW.XANDER
RAINBOW.XANDER

Mensajes : 1808
Fecha de inscripción : 18/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires

A Fati20 le gusta esta publicaciòn

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por psichobitch2 1/20/2023, 12:31 pm

Aaww!!! Quiero leer ese "reencuentro"!!
psichobitch2
psichobitch2

Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 25/05/2015
Edad : 31
Localización : New York - EEUU

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Fati20 1/20/2023, 12:32 pm

Gracias por subirlo tan temprano dios vi la notificación y estuve ansiosa de acabar rápido con los pacientes para leerlo. La verdad es un capitulo para mi super triste 💔💔💔 q Elena tuviera q vivir con ese vacío ese dolor y esas ganar e incertidumbre q Julia regresa a ella en algún momento me parece desgarrador 😭😭😭 y aunque encuentre a la Elena de su futuro no lo sabrá y no será la misma de el pasado y eso es tan triste pero es lo q nos queda cierto? No podrá regresar a ver a la lena de antes eso me gustaría muchísimo aunque fuera un momento. Bueno cariño espero tengas un lindo día de verdad q gracias eres la mejor y yo esperare con ansias el próximo y q se quite la gran tristeza q deja este, saludos 😘😘😘😘
Fati20
Fati20

Mensajes : 1280
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 31
Localización : Venezuela

Volver arriba Ir abajo

Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA  - Página 2 Empty Re: Un viaje en el tiempo (Yulen Cero) // Adaptación YULENA

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 2 de 5. Precedente  1, 2, 3, 4, 5  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.