LENGUAJE DE AMOR // DESCONOCIDO

Cap LIII: "Lenguaje del Amor #4:los actos de servicio"

-Flashback-

Fue el 12 de julio de cuatro años atrás que Alina hizo las cosas demasiado fáciles para ella. La castaña solo abrazó a su novia, tomó su mano como si de dos niñas se tratase y luego giró a Svetlana regresándola frente a ella en un habitual acto: y Elena observó la felicidad y el brillo que sus rostros demostraba.

Esa noche ella fue la única testigo de la prueba más grande que Alina le entregó a Svetlana. A pesar de que la envoltura fuese inexistente y el regalo pequeño, era algo que compartirían por el resto de sus vidas sin temor a romper.

Elena las observó meses después a ambas vestidas de blanco y a Alina llorar de emoción por tercera vez: la primera había sido a los 12, cuando tuvo su primera vez con Svetlana. A los 15 fue la otra cuando Sveta le dijo que "si", si quería ser su novia. Y la tercera era nuevamente con la rubia, diciéndole que si en otro tipo de entrega.

Elena giró apenas su rostro esa mañana y observó a Yulia, a su lado, con una mirada soñadora sobre ella. Del otro lado estaba Viktoria sosteniendo la mano de la morena y también le sonrió cuando ella lo hizo para Yulia.

La pelirroja volvió su mirada al frente y el "si, acepto" de Svetlana y el "sí, si no no estuviese aquí" de Alina le lanzaron distintas emociones a su cuerpo: ella quería estar en esa misma circunstancia con Yulia.

Cuando en el salón de fiesta Viktoria estaba en brazos de su padre dormida, ella y Yulia bailaron cada canción romántica que Alina obligaba a poner y supo que el tiempo se escurría entre sus manos, como la mano de Yulia que se separaba por momentos de ella y hasta que volvía, parecía eternidad.

Entendió la sonrisa de Svetlana de felicidad a lo lejos y mucho más la de Alina. Cuando dos personas se aman un papel firmado por ambas, una ceremonia dentro de una iglesia y una fiesta costosa no eran suficientes para demostrar realmente cuanto se amaban.

-No es necesario - fue lo que murmuró Yulia al recostarse contra su pecho y continuar bailando. Ella apenas apretó los labios y se recostó contra su cabello.

Para ella sí lo era.

-Fin del Flashback-

Elena estacionó en el mismo lugar que solía hacerlo cuando iba con Yulia al parque junto a sus hijas. Divisó a Alina a lo lejos embobada por el escote de Svetlana mientras la rubia tomaba algo y Valerie jugaba en una de las hamacas.

Elena resopló con gracia, como si ella no hiciera lo mismo con las piernas de Yulia.

-¡Tía Sveta! - escuchó ella el grito de Viktoria mientras la rubia ya corría hacia la bailarina. Elena alzó la ceja, ella ni siquiera se había quitado el cinturón de seguridad.

-Bien, Kath ¿vamos a lo juegos? - dijo Elena volteando para tomar a su pequeña hija y quitarla del auto - ¿y usted no baja? - bromeó la pelirroja en el mismo asiento pero al lado del que había ocupado Kathia.

-¿Puedo quedarme aquí?

-¿Aquí? ¿En el auto? ¿Solo? - preguntó Elena sorprendida y juntó las cejas al ver al niño asentir - Andrey, cariño…debes salir a jugar un momento, tomar aire y luego te compraré un helado si quieres.

-¿Qué es un helado? - preguntó el rubio hundiéndose más contra el asiento.

-¿Un helado? ¿No sabes que… un helado es... es algo muy rico que vas a comer. Así que ven y lo probamos juntos ¿te parece?

-¿Se come? - preguntó el niño ilusionado y Elena sonrió con ganas de reír. En cambio, se inclinó sobre el asiento y lo tiró hacia adelante para que Andrey saliera. Movió su cabeza llamando al niño y él comenzó a salir con lentitud - y…ah…¿Qué hago? - preguntó con timidez deteniéndose frente a la pelirroja y observando detrás de ella a Viktoria correr desaforada con otra niña detrás que intentaba alcanzarla. Y la pequeña Kathia estaba con una mujer rubia jugando en la arena e intentado armar un castillo, tal vez. O solo jugando.

-Bueno - dijo Elena estirando su brazo y tomando la mano del niño - solo has lo que tú quieras. Hay columpios, toboganes y otros juegos para que elijas en donde jugar. O puedes ir a ayudar a Kath, a ella nunca le gusta estar sola.

-Pero ahora está con alguien - susurró el niño bajando su cabeza y escondiendo su otra mano tras la espalda. Su deseo era jugar primero con la pequeña castaña y después sumarse a los correteos de Viktoria.

-Ella es Svetlana, una de sus tías. Es la mamá de Valerie, la niña que juega con Viktoria… Sveta te tratará mejor que yo, ya lo verás.

-¿De verdad? - preguntó Andrey algo inquietante mientras se mordía el labio porque ya quería ir a jugar.

-Oh, si, con ella no te pasara nada - aseguró la pelirroja tirando suavemente de él y caminando hacia Sveta. Cuando vió a Andrey responder al abrazo efusivo de la rubia, sonrió y le pidió a Sveta lo que ella ya sabía hacer, cuidar un momento bien a los niños- ¿Y Aly?

-No me extrañes tanto que mi mujer está presente - bromeó Alina llegando tras ella y dándole un pequeño golpe en el hombro a modo de saludo - ¿Quién es él?- preguntó Alina y cuando Elena quiso responder solo abrió y cerró la boca porque la castaña ya se inclinaba a saludarlo y bromear de buena manera con él. Y Andrey reía a carcajadas y abrazaba a Alina como si fuese lo mejor que pudiese hacer en ese momento.

-Voy a comer helado hoy - dijo Andrey con las manos de Alina en su pecho aún por las cosquillas y la castaña se detuvo abruptamente.

-No si yo llego antes al puesto. Solo queda uno - amenazó la castaña reincorporándose - y es mi favorito, frutilla.

-¡Yo lo quiero! - gritó el pequeño rubio tomando la mano de Elena rápidamente para correr con ella dejando a Alina solo con ganas de intentar alcanzarlos.

-Ah, esto de cuidar tanto niños me agota. Debería pedir mis vacaciones anticipadas.

-Tú solo los miras, Alina - aseguró Elena frunciendo el ceño - Valerie ya se dio cinco golpes y solo Sveta la ha contenido.

-No puedo ser como ustedes - se quejó la castaña sentándose en el banco, al lado de la ojiverde - ¿no dicen que de las caídas se aprende?

-Ellos son niños, idiota - intentó no reír mientras le devolvía el golpe en el brazo.

-¿Y Volkova? ¿Tiene un caso nuevo?

-Así es. Como perdió el anterior se independizó de la firma y pretende trabajar por cuenta propia - aseguró Elena sonriendo de manera inconsciente.

-¿No lo había ganado?

-Lo hizo en otro aspecto - dijo la pelirroja señalando a Andrey que jugaba con Viktoria y Valerie en un árbol - Anoche la llamaron de varios internados y orfanatos… a ella no le agrada ninguno. Dice que no le gustaría que Andrey viviera lo mismo que ella porque significaría sufrir en muchos aspectos… Pretende dejarlo en casa hasta que el mejor Instituto dé con ella.

-Pero es un niño - susurró Alina tan bajo que a Elena se le aguaron los ojos. Sí, era un niño indefenso como lo fue Yulia en su momento y ella rogaba que nunca viviera lo que a la morena le tocó. Elena estaba segura que ni el mejor orfanato iba a tratarlo como el niño que es. Alguien siempre rondaría para sus beneficios propios cerca de él y solo él iba a pagar consecuencias que no debería - ¿Por qué no lo adoptan? - continuó la castaña y ella se aclaró la garganta ya seca y quitó rápidamente una lágrima de su mejilla.

-Lo he pensado desde el primer segundo en que lo vi. Estos dos días en casa con él han sido hermosos para las niñas y yo me acostumbré a despertarlo para llevarlo a su escuela. Lo hubieras visto ayer, Aly, me llevó de la mano por todo el colegio y presentándome sus profesoras y su mejor amigo… Me recordó a Viktoria y lo que voy a vivir con Kathia.

-Ahí lo tienes. Elena tú más que nadie sabes que si una persona entra en tú vida por algo es. Ya lo pasaste con Yulia. Algunos nos oponíamos y otros simplemente no opinaban… ¿Qué tan distinto es esto ahora?

-Yulia - aseguró Elena volteando a verla y Alina juntó las cejas confundida.

-¿Yulia?... ¿Yulia no lo quiere en casa?

-No me ha dicho lo contrario. Es decir, cuando llaman de los internados ella anota cada cosa que le dicen, averigua e investiga no sé que cosas. Eso significa que pretende esté con nosotras solo el momento necesario.

-Y… ¿has visto lo que anota?

-¿Qué? ¿Por qué debería hacerlo?

-No lo sé… a lo mejor solo lo hace y luego arroja los papeles porque realmente no quiere llevarlo a ningún lado - dijo Alina y Elena negó con la cabeza.

-Eso ya me lo hubiese dicho - murmuró la ojiverde volviendo la vista al frente y observando con desconfianza el acercamiento de tres niños mayores hacia Viktoria y Andrey.

-Pues, Elena… son adultas. Háblalo con ella - dijo Alina y ella se puso de pie siguiendo a la castaña cuando un alboroto se armó en la arena. Corrió hasta Viktoria y la jaló de un brazo alejándola de los niños. Cuando Alina retuvo a su hija y a su sobrina finalmente se acercó a Andrey y lo quitó a tiempo antes de que otro niño lo golpeara.

-Fuera de aquí, bola de mocosos - se adelantó la castaña y ella giró a verla para fulminarla con la mirada. Alina resopló sin importancia y se sentó junto a Sveta y las niñas para observarlas jugar.

-Andrey…Andrey - alzó la voz Lena arrodillándose a la altura del niño y tratando de llamar su atención - ¿Por qué golpeaste a ese niño?

-El también me golpeó.

-Pero tú lo hiciste primero y quiero saber por qué - pidió la pelirroja reteniéndolo por los hombros e intentando que el color rojo de la mejilla del niño no la distrajeran.

-Le dijeron algo feo a Viktoria - susurró Andrey con ganas de llorar y ella finalmente lo recostó contra su pecho en un abrazo que él copió al instante.

-Pero no debes golpear a nadie, Andrey. Tendrías que haberme llamado antes ¿está claro?

-Perdón.

-Está bien, cariño…Andrey - lo llamó Elena una última vez cuando él quiso correr hacia la arena con las demás - cuida a Viktoria y a Kath pero no… - la ojiverde calló sin saber que palabras realmente podía decir. Sabía cuales, pero no sabía si estaba permitido simplemente decirle "pero no las golpees". Agitó la cabeza y presionó sus labios - cualquier incidente con alguien me avisas ¿si?

-Está bien - respondió él asintiendo efusivamente con la cabeza y corriendo finalmente a su destino. Elena suspiró con rareza, allí debería estar Yulia para ayudarla en cosas que ella no podía manejar.

***

Elena debería haber sospechado que Yulia pondría el grito en el cielo al ver entrar a Andrey con la mejilla golpeada, a Viktoria totalmente sucia con manchas de helado y arena pegada y a Kathia… bueno Kath solo estaba más efusiva que de costumbre.

En cambio Yulia ordenó a Viktoria darse un baño antes de la cena, recostó a Kath sobre el sillón y la entretuvo con dibujos animados y a Andrey lo llevó a la cocina para bajarle la hinchazón con un poco de hielo.

Ella la siguió a paso lento hasta recostarse contra la mesada y observar con diversión la seriedad de su chica al hablar con Andrey y acariciarle el rostro intentando entender lo que le dijo que produjo ese accidente. Giró los ojos divertida, frente al mismo monólogo que ella le dijo al niño y ahora Yulia se lo repetía.

-Ve a ver tele con Kath - lo incentivó Yulia guiándolo por la espalda y suspirando cuando lo vió sentarse junto a la castaña.

-¿Qué? - preguntó Elena con una sonrisa y alzando las manos cual inocente cuando Yulia le reclamó con la mirada - Ya te expliqué como pasaron las cosas y lo que le dije.

-No quiero que se repita, Elena - aseguró Yulia cruzándose de brazos con seriedad y la ojiverde sonrió. Se impulsó hacia adelante con gracia y envolvió a la morena entre sus brazos antes de que ella se alejara - te estoy hablando en serio…. ¿me estás prestando atención? - insistió Yulia al sentir la nariz de Elena jugar contra su cuello y sus dientes clavándose luego en su hombro.

-Ajá…Siempre te presto atención… - susurró Lena escalando sus dedos por el interior de la remera de Yulia y llegando a sus hombros; arañó allí un momento y volvió a descender hasta su falda. Sin previo aviso coló ambas manos dentro de ella y pegó a la morena contra su cuerpo solo para escucharla suspirar. Una de las cosas que más amaba en su vida sin duda era lograr distintas reacciones en Yulia.

-Elena…- murmuró la pelinegra enredando sus dedos en la cabellera rojiza y obligando a Elena a no alejarse de ella - Elena - insistió al sentir los dedos de la pecosa colándose en su ropa interior.

-¡Ma! - gritó Kath desde el sillón y ambas se mantuvieron quietas pero con las manos aún vagando en la otra. Elena alzó su rostro solo para rozar los labios de Yulia y finalmente la besó antes de atender al llamado de su hija.

-Hola ,cielob- saludó Yulia con un toque en la cabeza de Viktoria cuando la pequeña rubia bajaba de las escaleras rumbo a ella.

-¿Tú le diste mi perfume a Kath? - se quejó Viktoria de brazos cruzados y una mirada molesta.

-Kathia tiene un perfume propio ¿por qué se lo daría? Ella y… ¡Elena! - gritó Yulia entendiendo la situación y la pelirroja apenas se asomó atrás de Kath desde el sillón - ¿Dónde está?

-En nuestra mesa de luzb- murmuró la pelirroja escondiéndose otra vez tras su hija y sentándose a su lado para ver televisión.

-¡Mamá! - se quejó Viktoria corriendo escaleras arriba en busca de sus pertenencias.

-¡Viktoria! - la detuvo la pelirroja a mitad de camino pero la pequeña rubia no la escuchó - eh…voy con ella - murmuró con nervios frente a Yulia antes de que ella la observara con obviedad. Elena escuchó un último saludo de Yulia hacia Andrey y Kath antes de sentarse con ellos y luego ingresó a su habitación - ¿Viktoria?

-Aquí no está - aseguró Vika desordenando las cosas de sus madres intentando encontrar su perfume - Mamá ¿a dónde lo dejaste?

-Ya te lo dije, está… ¿segura que no lo sacaste ya? - preguntó Elena fingiendo seriedad al ver la botella infantil al lado de su placard casi escondida. Lo había dejado allí en realidad después de arrodillarse frente Kath antes de salir al parque y ponerle un poco en su cuello y mejillas.

-Si, mamá. Ni que tuviera dos años - murmuró entre dientes hurgando en otro cajón ahora.

-Bueno, ve a cambiarte y yo te lo busco ¿si? - preguntó Elena estirando su pie derecho y guardando con disimulo el perfume cada vez más atrás.

-Está bien - respondió Viktoria caminando a la puerta con desgano y deteniéndose justo al tomar el picaporte - ¿mamá?

-Dime cielo.

-Me gusta que Andrey vaya a quedarse con nosotras para siempre - murmuró la niña con una gran sonrisa y Elena entreabrió los labios. Viktoria había pasado toda la tarde con ella y ella no le había dicho nada de Andrey. Por lo tanto Yulia pudo haber tomado esa decisión pero tampoco compartió tiempo con su hija mayor como para decírselo. Sacudió la cabeza y se acercó a Viktoria con rapidez.

-¿Qué dices, Vika?

-Lo que dice la agenda de mami - respondió la niña alzando los hombros y Elena giró el rostro con violencia hacia lo que señalaba su hija. Se alejó de ella y tomó la agenda de cuero negra que le había regalado a Yulia para su trabajo y la abrió con sus manos temblando. Pasó las hojas hasta encontrar la fecha de los últimos dos o tres días y allí, bajo el título "Familia", Yulia tenía unas hojas llenas de dibujos.

-¿Mamá? - preguntó Viktoria y ella la escuchó casi lejanamente. Se tapó la boca con su mano derecha y entendió el "y… ¿has visto lo que anota?" de Alina y de repente muchas cosas comenzaron a tener sentido. Las charlas por teléfono que Yulia mantenía con los directivos de los orfanatos no pasaban a su agenda porque allí ni había indicios escritos de ellas. Al parecer Yulia solo escuchaba lo que le decían y terminaba dibujando luego. Como el primer dibujo, que era una niña pequeña de pelo marrón y muy parecida a Kathia. A su lado, estaba una niña más grande de pelo amarillo y algo más alejadas unas dos figuras adultas tomando cada una de la mano a un niño rubio.

Y en la siguiente hoja estaba escrito el nombre de Andrey seguido por un Volkova Katina. Tachado y abajo otro Andrey Volkovich Katin.

Y en la última página estaba ella, con un pequeño e incipiente abdomen crecido, con Yulia besándolo y las niñas junto a Andrey en una imagen que no lograba descifrar pero que parecía estaban jugando entre risas.

Elena se mordió el labio y estaba por cerrar cuando la claridad de colores le advirtió en la página siguiente otro dibujo. Temerosa, cambió la hoja y finalmente se mordió el labio para no llorar. Esa, allí al último, era la única imagen que aún no lograba realizar con Yulia.

Cerró con rapidez y se limpió el rostro intentando borrar la emoción. Giró hacia el placard consiente de la mirada de Viktoria, tomó el perfume y se lo entregó esperando no recibir reclamos. Sonrió cuando no los obtuvo y acompañó a su hija a cambiarse.

-¿Viktoria? - la llamó ella esta vez mientras acomodaba la cama de su hija y ella se vestía con rapidez.

-¿Si?

-¿Por qué no te molesta que Andrey esté aquí y…y vaya a quedarse?

-No lo sé - respondió Viktoria alzando otra vez los hombros y colocándose su tan amado perfume - pero es bueno con Kath y conmigo… ¿A ti no te gusta?

-No, cielo ¿cómo no va a gustarme?... Pero tu sabes lo que pensamos mamá y yo de las peleas entre niños ¿verdad?

-Los otros niños comenzaron primero.

-Lo sé, eso me lo dijo él pero tú sabes que no somos así, que no arreglemos las cosas de esa manera ¿entiendes lo que quiero decirte?

-Algo.

-Quiero que me digas cuando algo anda mal ¿si? Si te gusta que Andrey te cuide, disfrútalo…pero me avisas si hace algo que no debe ¿está bien? Por ejemplo como el golpe de hoy.

-Oh, él te dijo que lo golpeé - dijo Viktoria en una extraña mueca y Elena se acercó a ella rápidamente.

-¿Tú lo golpeaste?

-Fue un accidente, mamá, lo juro. Estábamos bailando y tiré mi brazo hacia atrás y lo golpeé en el rostro, pero no lo hice a propósito, lo juro - contó Viktoria con miedo y Elena la observó entre divertida y rara. Por supuesto que podría haber sido un accidente, lo que no entendía es por qué Andrey ni siquiera nombró el tema, generalmente los niños se acusan entre sí y todo el tiempo solo para generar atención.

-Está bien, cariño…No te preocupes, pero debes tener cuidado ¿si?

-Si, lo sé…le dije a Andrey que lo lamentaba y él me dijo que no importaba… ¿Crees que está enojado conmigo?

-Claro que no Viktoria. Si te dijo eso por algo fue… ¿Ya estás lista? Bien - dijo cuando la niña asintió - vamos a cenar.

***

-Allí le quedó una mancha…¿ese es mi labial?...La salsa de Kath aún se huele hasta aquí, Yulia, has bien las cosas.

-Lo haría si no estuvieras supervisando, Elena. Muévete de aquí - se quejó la morena golpeando su cadera contra la de la ojiverde intentando alejarla. Desde que ella había levantado los platos de la mesa y ahora estaba lavándolos, Elena estuvo pegada tras ella dándole órdenes de donde debía y no repetir la limpieza - ve a acostar a las niñas y a Andrey.

-Ya están durmiendo.

-Entonces ve a supervisar por allá - ironizó Yulia cada vez con Elena mas pegada a ella.

-Kath está chupando su dedo mientras ríe dormida, Viktoria terminó de leer su cuento y ya estaba bostezando también. Y Andrey sabes que apenas toca la cama se duerme sin importar si está con el pijama o no…Voy a extrañarlo cuando te lo lleves a un Instituto - murmuró la ojiverde pasando sus brazos por debajo de los de Yulia y golpeándola suavemente contra ella solo para ver su reacción a las palabras: la morena detuvo sus acciones y tartamudeó algo que ella solo pudo distinguir "Andrey".

-Si…eh…yo también… ¿puedes ir a abrir la cama y calentándola? Hoy estoy con algo de frío - pidió Yulia con rareza y ella sonrió. Asintió sin ser vista y le dejó un beso en la cabeza antes de caminar a su cuarto.

Abrió y cerró al instante echando un vistazo para que todo estuviese en su lugar. Allí, en esas cuatro paredes, iba a hacer el amor con Yulia de otra manera. Sin necesidad de la cama, ni de la ropa afuera o gemidos y suspiros que llenaran el lugar.

Llegó hasta el placard y abrió en busca de su chaqueta favorita pero que había rociado a propósito con el perfume que le daba alergias a Yulia. Hurgó en el bolsillo y la puerta se abrió rápidamente.

Giró asustada solo para descubrir a Yulia pasar a su lado algo cansada. Se aclaró la garganta y presionó el objeto que escondía en su mano. La retiró de la campera y finalmente se alejó del mueble.

-¿Yulia? - la llamó justo cuando la morena se quitaba la remera e intentaba ponerse la del pijama - Yulia…ven, amor, necesito decirte algo - repitió solo para ver la mueca en el rostro de la morena. Yulia se puso de pie y caminó hasta ella con esa lentitud que ella misma estaba imaginándose seguramente. Tragó fuertemente y le sonrió con nervios a la morena. Yulia curvó media sonrisa y le preguntó qué sucedía - Eh…vamos…voy a…necesito apagar las luces - explicó tontamente antes de caminar y hacerlo.

Cuando bajó la luz, la habitación se llenó de colores resplandecientes en el techo y las paredes y que entrelazados entre si formaban dibujos, palabras o el nombre de ellas dos.

Yulia giró sobre sus propios talones y observó todo con incredulidad, no entendía la razón para eso pero tampoco creía que debía haber una. O sí.

-Yul - murmuró Elena llegando hasta ella, tomando su mano y escondiendo algo con la otra - necesito que me…eh… ¿puedes escuchar con atención lo que voy a decirte?

-Yo siempre te escucho con atención, Elena. Siempre.

-Está bien…yo…ah…

-Elena, ey, amor, estás hablando conmigo ¿si? - la tranquilizó tomándole el rostro entre sus manos y bajándolo apenas para dejarle un beso en su nariz - relájate, puedes decirme lo que quieras.

-Tienes razón - murmuró Elena pero no con la total seguridad que quería. Cerró los ojos un instante y suspiró. Cuando los abrió, en la pared detrás de Yulia, se formaba el nombre de la morena en color lila y el de ella a su lado en verde. Infló su pecho una última vez y finalmente habló - Yo… yo te amo, Yulia, es de las pocas cosas que sé hacer con facilidad y por deseo propio. Es de lo único que no me arrepentiría en algún momento ni pediría cambiar por un poco más o menos de tiempo… Yulia, no voy a mentir y decirte que desde la primera vez que te vi me enamoré, porque eso no es así. Tú me enamoraste que es diferente…No me acuerdo el día en que nos conocimos, o el día en que me lanzaste un granizado ni el día en que nos besamos por primera vez, no me acuerdo ninguna de esas fechas porque eso no es lo importante; lo importante es que gracias a ellas hoy estamos aquí… ¿Te acuerdas que una vez dijimos que nuestros pasados no iban a perjudicar nuestro futuro? ¡Y míranos! Teníamos toda la razón…Desde el primer momento nos aferramos a lo que sentíamos y dejamos que el amor hablara y decidiera por nosotras. No los demás…Yo desistí de las amenazas ajenas y los consejos que supuestamente eran para mi bien y hoy me doy cuenta que fue lo mejor que hice en mi vida hasta el momento….Te dije que muchas veces intenté negarme y negarte, pero si no podía lograrlo era por algo… por esto que tenemos hoy y pareciera no deja de crecer…Yo…Yulia yo… - susurró entrelazando su mano con la de su chica y pegándola a ella en un acto cariñoso, posesivo y único vivido - yo creo que nunca vas a entender cuanto te amo y no sé si algún día realmente pueda demostrarte cuanto realmente lo hago. Pero te amo, eso es por lo que vivo, te amo a ti y a la familia que me diste…Tal vez hoy estemos bien y mañana debamos pasar por una crisis o peleas… pero yo nunca voy a llegar al limite de perderte. Nunca, Yulia… yo sé lo que tengo y no necesito perderlo para entender lo que significa. Si te pierdo sería porque nunca lo entendí entonces. No eres mía, no soy tuya pero nos pertenecemos; somos el complemento perfecto de la otra y eso es suficiente para el resto de nuestras vidas. Lo que sigue solo se llena con amor…No sé si lo que acabo de decirte es necesario o suficiente…solo sé que…

-Elena… - susurró la morena con dificultad al verla apoyarse en su rodilla derecha y sacando con lentitud su brazo escondido.

Solo sé que es lo que quería decirte para preguntarte esto… ¿Quieres casarte conmigo? - preguntó finalmente estirando su mano con una caja de madera en forma de corazón y con una cinta entrelazada formando una pequeña "Y". Yulia llevó ambas manos a su boca y cuando parpadeó miles de gotas cayeron por su rostro hasta mojar su cuello. No supo si respondió o no pero ya estaba contra el cuerpo de la pelirroja en un abrazo, las dos tiradas sobre el piso y ella llorando de la emoción contra la mejilla de Elena.

-¿Eso es…

-¡Es un sí, Elena! ¡Por supuesto que es un si!

-¡Si! - gritaron Viktoria, Kath y Andrey saliendo de dentro del placard y saltando encima de ellas.

Cuando Yulia observó en cámara lenta, para poder memorizar, la risa de Kath sin entender todo, la felicidad de Viktoria con unas rosas en las manos mientras le entregaba una y otra a Elena y los saltos de Andrey mientras aplaudía y recibía las cosquillas de Elena…Y Elena con la mirada fija en ella y aún con la caja en mano… supo que la ojiverde tenía razón: el pasado no intervino y ellas lo armaron por cuenta propia.

Se incorporaron de a poco y Elena tomó el anillo:

-Solo te amo, Yulia…nunca lo olvides - aseguró la ojiverde colocándoselo en su dedo anular. La morena lo observó, era un hermoso anillo de oro con un no tan pequeño diamante solitario. El brillo de la joya, más el de sus cinco sonrisas, acompañó el final de la noche a las luces de colores.

El color rojo de las rosas solo incendió el de los ojos de Elena y los propios y le recordó el amor que sentían por la otra y que, contraria a las flores, nunca se secaría ni acabaría tirado en un bote de basura.

El abrazo de Viktoria, Kath y Andrey solo le recordó lo que ella siempre había soñado: la familia perfecta en el momento indicado.



Hola nenas, feliz domingo empezó la cuenta regresiva, así que, disfruten de cada capítulo que subiré hoy.

Nos leemos

Cap LIV: "Lenguaje del Amor #5: contacto físico"

Yulia se subió al mini Cooper con las manos llenas, el alma de la misma manera y la mente completamente vacía. Había sido una dura semana en su nuevo estudio y sumado a los papeles que aún tramitaba de Andrey todo se volvió más pesado.

Tiró las carpetas de trabajo sin reparos al asiento trasero y algo especial para Elena lo dejó en el de acompañante, sonrió mientras encendía el motor y se decidió a manejar con lentitud.

Observó, con cada cuadra que dejaba atrás, el cielo de verano que la capital le regalaba y fue cuando se mordió el labio enamorada de su propia vida que decidió acelerar un poco más y llegar a casa cuanto antes.

Estacionó a centímetros de la vereda y rápidamente quitó la llave, tomó su abrigo y lo que ocupaba el asiento a su lado. Bajó cual niña contenta como tantas aquellas veces lo había hecho cuando apenas se mudó con Elena a la ciudad. Ella solía llegar con las bolsas de las compras y la pelirroja la esperaba en la cocina mientras hacía algo de su trabajo.

Se quejó por lo bajo por sus botas nuevas y llegó a la puerta con cuidado a no aumentar el dolor. Pasó su llave por la cerradura y al abrir notó algo raro: ninguna de sus hijas estaba en el living viendo sus amados dibujos y Andrey tampoco estaba cerca. Cerró extrañada, dejó el abrigo sobre el sillón y volvió a la cocina.

Y ahí estaba algo más raro aún. Sacudió la cabeza, no era raro, era molesto, odioso y ella tenía ganas de patalear cual niña caprichosa reclamando por lo suyo: Elena estaba de pie explicándole algo, que ella ni recordaba de su paso por el Instituto, a una jovencita que la devoraba con la mirada y que aún no había notado, o ignoraba a propósito, su presencia.

-Buenas noches, cielo - la saludó Elena alzando la vista apenas se coló en la cocina y ella le sonrió con dificultad. Fulminó con la mirada a la niña que aprovechó mirar bajo el cuello de su futura esposa y dio media vuelta.

-Hola - murmuró apenas arrojando las flores sobre el sillón y subiendo luego las escaleras intentando mantener su enojo solo con ella. Echó un resoplido apenas ingresó a su cuarto, eso nunca podía manejarlo - malditas adolescentes hormonales - se quejó por lo bajo quitándose la ropa de trabajo y caminando sin ganas al baño. Abrió la ducha y se perdió en ella sin notar que aún llevaba el brassier, maldijo otra vez y lo quitó sin cuidado por su cabeza y finalmente se relajó bajo el agua tibia.

Cuando estaba por bajar las escaleras ya lista, observó a la alumna de Elena en la puerta despidiéndose con un notable coqueteo; pero la pelirroja parecía no percibirlo porque solo cerraba con disimulo y asentía a sus palabras acortando todo tipo de contacto.

Escuchó el bendito sonido de la puerta cerrarse y finalmente comenzó a bajar. Decidió ignorar la sonrisa de Elena hacia ella y más aún la velocidad con que la pelirroja llegó a rodearle el cuerpo y atraparla entre sus brazos reclamando un minuto de su atención.

Elena jugó en su cuello, besó su mejilla, rió contra su oído y le acarició la espalda incentivándola a que hiciera lo mismo. Pero ella caminó con Lena pegada a su cuerpo por un vaso de agua y decidió no seguirle el juego.

-Te extrañé - susurró Elena antes de morderle suavemente el cuello desde atrás y ella observó por la pequeña ventana tras la mesada la partida de aquella jovencita en una moto con alguien que llegó a buscarla.

-¿Los niños?

-Arriba, jugando en el cuarto de Viktoria - respondió Elena notando el humor de la morena por lo que intentó suavizarlo con una caricia en su abdomen, bajo la camiseta de su pijama.

-¿Por qué? Siempre están pegados al televisor - `perfecto´ se dijo mentalmente. Elena había pasado toda una hora, o tal vez más, a solas con esa niña y sus hijos no estaban de testigos por si algo rara pasaba.

-No lo sé. A mi también me pareció raro pero Alina trajo a Valerie por la tarde con unas cajas de juguetes y llevaron todo para allá… ¿Cómo te fue?

-Bien.

-¿Tienes hambre? - preguntó la pelirroja separándose para colocarse a su lado - ¿quieres que te prepare algo?

-No, Elena. Ya cené.

-¿Ya cenaste? - preguntó la ojiverde sorprendida al sentirla alejarse de ella - ¿Con quién? - agregó seria y girando con violencia cuando Yulia pasaba por el living.

-Cuando salí. Moría de hambre y… ¡Elena!- se quejó la morena en un grito al sentir su cuerpo ser golpeado contra la pared y Elena contra ella reteniéndola allí.

-Estás mintiéndome - murmuró con voz ronca empuñando su mano derecha en la camiseta de Yulia - recuerdas que llevamos más de 11 años juntas ¿cierto?

-¿Y? - preguntó Yulia fingiendo molestia e intentando mantener sus brazos a los costados de su cadera.

-Y eres muy predecible ante mi - terminó Elena golpeando su cadera contra la de la morena y repitiendo el acto una vez más - No cenaste, y lo mejor es que con nadie y…y estás molesta - murmuró la pelirroja elevando su mano izquierda hacia la mejilla de su chica y jugando allí con sus uñas.

-No lo estoy - aseguró Yulia entre dientes mostrando efectivamente su enojo.

-Si, si lo estás… Estás molesta - bromeó Elena hundiendo su cadera cada vez más contra la de Yulia. Y el cuerpo de Yulia contra la pared.

-¡No lo estoy! - la empujó suavemente la morena pero Elena se resistió a soltarla por la cintura y rebotó contra ella - y no me traigas esas niñitas calenturientas a casa - la amenazó señalándole con su dedo haciendo que Elena soltara apenas una corta risa.

-¿Era eso? - preguntó la pelirroja con una sonrisa, no recordaba cuando fue la última vez que la morena le hizo una escena de celos pero le encantaba verla así - ¿Estabas enojada por qué Lauren estaba aquí?

-Lauren…Lauren - la imitó Yulia con burla mientras se cruzaba de brazos - ya te lo dije, no vuelvas a traerla ni a cualquier otra ¿está claro?

-Es solo una alumna, Yul.

-Yo también fui tu alumna - murmuró la morena alejándose con más molestia aún y para Elena fue suficiente. Giró con violencia antes de que Yulia terminara de irse y la retuvo fuertemente entre sus brazos , hundiendo el rostro de Yulia contra su propio cuello.

-Esto - murmuró Elena con la respiración agitada tomando una mano de la morena y llevándola bajo su camisa - esto lo generas solo tú - aseguró al notar el cambio de temperatura cuando ambas pieles entraron en contacto.

-Elena - susurró Yulia cuando la pelirroja elevó su pierna derecha y hundió la rodilla en su entrepierna.

-Y esto - continuó la pelirroja apretando a Yulia cada vez más atrás y dejándola solo a bocanadas de aire - es lo que me interesa hacer solo contigo.

-Elena…

-Más te vale estar prestando atención, Yulia  Volkova - la amenazó tomando su muñeca izquierda y guiándola con autoridad hacia el interior de su pantalón.

-Elena… - murmuró Yulia sorprendida al sentir la ropa interior de la pelirroja completamente húmeda.

-Y esto Yulia -  susurró Elena mojando los dedos de la morena con sus propios flujos - esto es lo que te diferencia de todas las alumnas que he tenido - continuó la pelirroja quitando la mano y llevándola a la boca de la morena - todo lo que produce mi cuerpo es por ti y para ti - terminó dejando una última presión en la entrepierna de Yulia y pasando sus dedos por los labios de la morena solo para que los saboreé en un acto burlón.

-Elena…

-Ahora ve por esas rosas y entrégamelas como debes.

***

A Elena el lunes siguiente le pareció el día más raro de su vida.

A la mañana, Yulia salió a trabajar y esos días la morena no solía hacerlo porque eran su día libre después del domingo correspondiente. Le mintió con claridad pero por más que lo pensaba no entendía por qué o cual eral la razón realmente.

Y ahora, casi cuatro horas pasadas del mediodía, Yulia le había mandado un mensaje de texto diciéndole simplemente que Viktoria pasaría la tarde en casa de Alina y que ella buscaría a Andrey y a Kath en unos minutos para llevarlos con la castaña también.

Cuando sonó el timbre a las 16:15, se levantó de un salto del sillón y caminó hacia la puerta esperando por Yulia pero terminó juntando las cejas confundida al ver a una de sus alumnas del otro lado.

-Hola, señorita Katina - la saludó con una enorme sonrisa Lauren y ella se aclaró la garganta, la chica apenas cubría su escote con un inútil collar y sostenía la tira de su mochila con algo de rareza.

-Buenas tardes, Lauren ¿qué…

-Sé que ayer era nuestra última clase… pero hay algo que aún no entiendo señorita Katina - la interrumpió la joven y Elena abrió la boca para responder justo cuando su frente sudaba ya por si sola: a solo unos pasos de ella, Yulia estacionaba el mini Cooper y bajaba en busca de los dos niños seguramente.

-Hola, cielo - la saludó Elena pero Yulia pasó a su lado apenas chocando su hombro y en menos de un segundo salía con los niños tomados de la mano. Elena suspiró con molestia observándolos partir y las ganas de correr tras ellos se esfumaron cuando su alumna pasó una mano frente a sus ojos regresándola a la realidad.

-Entonces señorita Katina ¿puede darme una última clase?

***

Elena arrimó todo su cuerpo contra la puerta al notar la cercanía de su alumna intentando despedirse después de esa última clase particular. Clase que no estaba entre sus planes y jamás lo hubiese planeado con anticipación. Los 60 minutos los redujo a apenas 35 y explicó todas las cosas a una velocidad rápida y sin lujos de detalles.

Ahora, mientras cerraba y se recostaba contra la pared para suspirar, observó el living vacío de Yulia y sus hijos. Llevaba menos de una hora sin ellos y ya los extrañaba como si alguien se los hubiese arrancado a la fuerza. Se impulsó sin ganas hacia adelante y se detuvo cerca del sillón cuando el timbre volvió a sonar.

Giró con molestia y susurró algo por lo bajo antes de acercarse a la mirilla y observar hacia afuera; frunció el ceño y se golpeó al instante la frente: otra alumna; y si Yulia llegaba estaba segura que iban a tener los primeros problemas por culpa de alguien más.

No supo por qué y se sonrojó al instante al ver a la muchacha desde atrás y deleitarse con su figura, su cabello completamente húmedo caía apenas en sus hombros y acababa en su espalda. Elena se mordió el labio de ansiedad al notar su delgada figura y el color bronce que su cadera dejaba al descubierto; se lamentó por la mano que se sostenía en su costado derecho y tapaba algo más allá de su propia piel.

Elena tomó el picaporte y abrió con rapidez solo para notar la cortísima falda a cuadros verde y negra, la camisa blanca anudada bajo lo pechos de la muchacha que volteó a verla y sonrió ampliamente al ver el azul en sus ojos cargados de deseo.

Y la especial forma de su nariz, sus labios carnosos esperando por ella y sus piernas kilométricas debajo de ese uniforme de colegiala que la misma morena le daba forma y lo lucía a la perfección. Elena sintió un golpe de excitación directo en su entrepierna que aumentó cuando la morena pasó a su lado tocándola allí sin precaución y en apenas una advertencia.

La pelirroja tiró su cuello hacia atrás y suspiró mirando el techo: esta próxima clase no la reducía si quiera a una hora.

Pasó la llave con rapidez y aceleró el paso hacia la cocina siguiendo el camino de aquella fragancia tan particular que sus sentidos conocían.

Se mordió el labio con fuerza pero esperando no partirlo al notar a la morena inclinada tomando algunas cosas de su mochila. Elena llevó sus ojos bajo la falda al notarla sin ropa interior y decidió jugar mejor que lo que su particular alumna esperaba.

Sonrió con burla y caminó con lentitud hasta una silla, la corrió dejando un gran espacio entre ella y la mesa y se sentó sin vergüenza y de manera cómoda. Le guiñó un ojo a la morena con una dulce sonrisa antes de cambiar papeles y comenzar el juego:

-A ver señorita  Volkova… ¿cuál es el tema que no comprendió en clase? - preguntó con autoridad. Elena sintió que iba a arruinar todo, literalmente, cuando la voz de Yulia sonó cual niña adolescente fingiendo ingenuidad.

-Es… es complicado profesora Katina - respondió la morena jugando con un mechón de pelo y dejando el chupetín que ocupaba su boca sobre la mesa - es que usted explica muy rápido y no logro comprender.

-Entonces el problema es suyo, señorita  Volkova, no mío.

-Ya lo sé…pero… ¿me explica ahora? – preguntó acomodando su cabello en su hombro derecho y dejando el izquierdo desnudo a la vista de Elena.

-Está bien… pero esta clase será muy larga señorita  Volkova, conviene que preste atención.

-Lo haré - murmuró Yulia intentando sentarse pero Elena negó rápidamente con un sonido.

-Acérquese… - la llamó la pelirroja además con una seña y Yulia se mordió el labio dudosa. Finalmente arrastró su mochila apenas unos pasos y se colocó al lado de Elena, en la punta de la mesa - ¿Cuál es el tema que le cuesta entender?

-Este, profe -  dijo Yulia estirando su cuaderno y Elena lo tomó mientras se colocaba sus anteojos de lectura.

-Oh…conjugación de verbos, señorita  Volkova - susurró Elena con seriedad bajo sus lentes - no es muy difícil - agregó dándole una rápida mirada al escote de Yulia y resistiéndose a no abrir violentamente esos dos únicos botones de la camisa.

-Para mi si lo es - jugó Yulia inclinándose apenas sobre la mesa.

-Bien, entonces lo haremos más sencillo… ¿le parece si usamos un verbo fácil y usted va recordando los ejemplos que le daré?

-Ajá… ¿pero que verbo profe?

-Amar… - respondió Elena sin pensarlo y quitándose el juego de encima un segundo antes de volver a el - Yo amo.

-Yo amo - repitió Yulia descansando sus codos en la mesa y dejándole a Elena la vista de su trasero desnudo a solo centímetros de ella.

-Tú amas.

-Tú amas...

-Ella ama.

-Ella ama...

-Escríbelo, Yulia - le ordenó Elena con la voz grave y empuñando su mano sobre su pantalón para no hacer algo indebido. Yulia tomó el bolígrafo y se inclinó aún más para escribir con precisión.

-Ellos aman - murmuró Elena poniéndose de pie.

-Ellos aman.

-Tú amas - terminó Elena apoyando su cuerpo contra el de Yulia y reteniéndola por la cintura.

-Pero ese ya lo dijimos, profe Katina - susurró Yulia sintiendo la respiración cargada de Elena en su cuello y la mano de la pelirroja vagar por su falda.

-Pero no lo anotaste. Hazlo ahora - dijo Elena notando por primera vez una corbata al pasar su mano sin vergüenza por la camisa.

-Profe… - murmuró Yulia fingiendo incomodidad y empujando levemente a Elena con su brazo.

-¿Si? - preguntó Elena cegada al arrastrar su cadera a lo largo del trasero de Yulia para calmar algo del dolor de su entrepierna.

-¿Y con otro verbo?

-¿Cómo cuál,  Volkova? - preguntó con la respiración agitada y aumentando sus fricciones.

-Desear - murmuró la morena.

-Cambias el…el verbo anterior por ese u otro…y…y listo Volkova - respondió Elena como pudo.

-Igual… no entiendo.

-Dios, Yulia…acaba con esto ya, por favor- suplicó Elena escalando su mano izquierda por el muslo de la morena y llegando a su intimidad - Oh, dios Yulia, estás casi desnuda para mí…

-Pero profe…esta materia…lengua, es muy difícil - dijo abriendo sus piernas y sintiendo los dedos de Elena jugar entre sus labios vaginales.

-No lo es…solo debes prestar atención y copiarme… ¿de acuerdo? - preguntó Elena penetrándola con un solo dedo, moviéndolo en su interior solo para acostumbrarla y retirándolo al notar que la humedad no dañaría a la morena.

-Está bien - respondió Yulia reincorporándose al notar el alejamiento de la pelirroja.

-Por ejemplo, Volkova… Dime el futuro de desear en una oración – le ordenó Elena sentándose nuevamente.

-Eh…yo deseo…

-No, no…No es necesario el pronombre si vas a hablar de ti. Dilo en una oración con un "no", en ella.

-Pero profe…

-Hazlo – la cortó Elena y Yulia suspiró molesta.

-No debería desear a mi profesora…tanto como lo hago.

-Aprendes rápido, Yulia…Ven - la llamó Elena otra vez y la pelinegra se paró a su lado - borra todo eso que escribiste antes porque no está bien - le exigió y la morena volvió a inclinarse para hacerlo - ¿ Volkova?

-¿Si?

-Dime otro ejemplo.

-Oh, profe, eso es muy difícil.

-¿Quieres tener un buen promedio en la materia? - preguntó Elena por lo bajo estirando su brazo para acariciar su glúteo izquierdo.

-Si.

-Entonces haz eso.

-¡Pero no sé hacerlo!

-Entonces habrá que buscar la manera de que la buena calificación llegue ¿no crees? - preguntó Elena con seriedad pellizcando el clítoris desnudo de Yulia y retirando lentamente su mano.

-¿A qué se refiere? - preguntó Yulia apretando sus piernas para impedir el alejamiento de la pelirroja.

-Dejemos esto de lado - propuso Elena aún en su papel y lanzando los útiles al piso lejos de ambas - y haz algo tú,  Volkova, que salga perfecto para darte esa calificación - continuó tirando de su brazo y arrojando a Yulia arriba de sus muslos - Dime, Volkova ¿qué es lo que mejor sabes hacer para que no te repruebe?

-Muchas cosas, profe… - murmuró Yulia meciéndose al compás del brazo de Elena que no salía de su intimidad.

-Enséñame tú ahora, entonces - susurró la pecosa embistiéndola rápidamente con dos dedos y sintiendo como las paredes internas de Yulia se cerraban contra ellos - oh, Volkova…podrían demandarme por esto. Lo sabes ¿verdad?- preguntó la pelirroja moviendo en círculos sus dedos y oyendo aquel sonido de los jugos de Yulia contra su mano.

-Profe… - gimió Yulia cerrando más sus piernas solo para que la penetración fuera más profunda y sintiendo la mordida de Elena en su cuello - Dios… ¡Elena!

-Oh, no, no Volkova - dijo la pelirroja retirando los dedos con velocidad - nadie te ha dado el derecho ha tutearme… ¿Entonces?

-Perdón, profe Katina - sollozó la morena al ver a Elena lamer sus dos dedos e ingresarlos a su boca para completar su satisfacción.

-Deliciosa, Volkova…Simplemente deliciosa... ¿Tienes calor?

-Mucho, profe.

-¿Y qué esperas? Esa camisa debe ser muy sofocante - aseguró Elena y esta vez se acomodó mejor para disfrutar lo siguiente. Despegó los dedos de su boca con un contundente sonido y observó a Yulia ponerse de pie; la morena desanudó con tiempo la corbata y la dejó así sobre su pecho, a cada lado de sus hombros. Elena sonrió con vanidad cuando Yulia desprendió la camisa fingiendo nervios y finalmente comenzó a quitársela con los ojos sobre ella. La pelirroja se quitó los lentes, se puso de pie y se pegó frente a ella con dominio.

-¿Hice algo mal, profe? - preguntó Yulia tratando de que sus brazos no rodearan la cintura de Elena o rogara por otro acto. Sin embargo, la pelirroja se apoyó contra su cadera y escondió el rostro en su cuello.

-Sin mis anteojos no veo bien, Volkova…ayúdame con mi cinturón - susurró contra su oído y Yulia inmediatamente llevó allí sus manos y comenzó a desprenderlo - listo, Volkova - la detuvo Elena con una mano sobre las de la morena y retirándola con suavidad - voltea.

-¿Qué? - preguntó Yulia casi recostada sobre la mesa con Elena encima.

-Que voltees…no querrás reprobar ¿cierto?

-No, profe…Por supuesto que non- aseguró Yulia volteando al instante.

-Uhm, Volkova…si hubiese sabido que así ibas a disponerte te hubiese aprobado antes - jugó la pelirroja llevando una mano a la espalda de Yulia y obligándola a recostar medio cuerpo completo sobre la mesa - Lindo uniforme, Yulia.

-Gracias - murmuró la morena al sentir la falda ser levantada y el aire golpear su trasero desnudo. Igual que su espalda y casi completamente su cuerpo. Yulia empuñó ambas manos a lo largo de la mesa al recibir un beso en su hombro.

-¿Volkova?

-Mmm ¿si, profe?

-Hueles delicioson- dijo Elena antes de morder su cuello y tomar con una de sus manos la parte de su cinturón que sobresalía y alejó a la hebilla para no lastimar ni molestar a la morena.

-¿Profe Katina?

-Si.

-Es la mujer más hermosa que vi en mi vida.

-¿Yulia? - la llamó esta vez Elena apoyando su cuerpo sobre la espalda de la morena y acercando la punta del cinturón a la entrada de la morena.

-¿Mmmm?

-Eres el amor de mi vida, Yulia Volkova - aseguró Elena pasando el ceñidor por toda la vagina de la morena y simulando otra penetración que nunca consumió. En cambio, terminó por quitarse el pantalón y lo alejó con su pie luego - Te amo, Yulia - le recordó al pasar su brazo izquierdo por la cintura de la morena y acercándola a su cuerpo.

-Elena…Elena, haz algo.

-¿Qué? – jugó la pelirroja bajando un camino de besos desde el cuello hasta el tatuaje de la morena.

-Tú sabes - gimoteó Yulia ya dejando el juego de lado y suplicando por su futura esposa.

-No, no sé - sonrió Elena - Dímelo - ordenó mordiendo esa mariposa y arañando el largo de su espalda.

-Elena…no me hagas suplicarte.

-Nunca lo he hecho, amor - murmuró Elena reincorporándose contra la espalda de Yulia y meciéndose sobre sus glúteos solo para mostrarle a la morena cuan ansiosa estaba también - ¿Y?

-Eres una maldita, te odio - susurró Yulia intentando voltear pero Elena la sostuvo por uno de sus hombros.

-Me amas…te amo - dijo la pelirroja antes de dejarle un húmedo beso en su pulso nervioso y descender hasta arrodillarse - abre las piernas…así - sonrió Elena acercando su rostro a la entrepierna de Yulia y disfrutando por fin del resultado de aquel juego previo a excitación. Cada vez que pasaba su lengua por el clítoris de Yulia más humedad se juntaba en su boca y cuando la mordía, Yulia se impulsaba nerviosamente hacia adelante.

-Dios, Elena.

-¿Te gusta? - preguntó alejándose para morder su glúteos y volver a la humedad de la morena.

-Oh, Dios, ¡si Elena!...¡Elena! - gritó Yulia cuando la pelirroja la embistió con tres dedos y el movimiento de su brazo era cada vez más rápido - ¡Más, Elena!...no te detengas.

Elena la embistió sin pausa unas cinco o seis veces más y finalmente el orgasmo golpeó a Yulia. La morena se dejó caer sobre la mesa y solo su respiración alterada se oía junto con el de la lengua de la pelirroja quitando todo rastro de humedad de su vagina.

Yulia cerró los ojos e intentó abrirlos cuando Elena la abrazó aún desde atrás y le susurró que la amaba; la morena notó la excitación en su voz y más aún en la humedad que corría entre las piernas de Elena, contra las de ella.

Sonrió recuperando fuerzas, volteó rápidamente y se abrazó al cuello de la pelirroja obligándola a caminar hacia atrás, para regresarla a la silla:

-Entonces profe - dijo Yulia levantando su pierna izquierda y buscando la entrepierna de Elena - ¿ya aprendí todo?- preguntó entre dientes presionando la punta de su taco sobre la ropa interior de Elena y escuchándola suspirar.

-Dios, Volkova - gimió la pelirroja tirando su cabeza hacia atrás mientras sostenía la pierna de Yulia lo más cerca posible.

-Lo tomaré como un no - murmuró Yulia quitándose la corbata y llevándola al rostro de Elena; vendó sus ojos un momento solo para morder sus labios y la bajó entre medio de sus pechos en una sutil caricia.

Yulia se sentó finalmente a horcajadas de Elena y apartó sus brazos hacia atrás para sujetarlos con la corbata. Ató un nudo inservible y aprovechando el vacío en sus manos, enredó una en la cabellera de la pelirroja y jaló su cabeza hacia un costado.

-Te amo tanto, Yulia - dijo Elena colocando sus manos en la cintura de la chica y comenzando a moverla de atrás hacia adelante.

-Eres la mejor profesora con la que pude aprender - susurró la morena antes de morderle el cuello, tirar de el y volver a morderlo. Elena aumentó la velocidad de sus movimientos contra la cadera de Yulia y en uno de los últimos fuertes choques finalmente se arrojó contra la silla extasiada.

Quiso sonreír cuando Yulia le dijo que aún quedaba muchas cosas por hacer y que la clase apenas iba por la mitad. Como quiso sonreír también cuando Yulia la recostó contra su pecho esperando se recuperara.

Pero solo pudo reír cuando, con una fuerza desconocida, la morena la sujetó entre sus brazos y la acostó completamente sobre la mesa:

-Yul…- la llamó apenas sin energía.

-Tú dijiste que debía copiar lo que hacías- le recordó la morena pasando sus brazos bajo los muslos de la pelirroja e inclinándose un poco - Te amo, Elena - dijo Yulia levantando las piernas de su futura esposa y colocándola sobre sus hombros.

-¡Dios, Yulia! - gimió Elena cuando la lengua de la morena entraba y salía de ella y ambas manos ocupaban sus pechos placenteramente. Elena arqueó la espalda rodeando la de la morena con sus piernas y finalmente con un último grito cayó rendida con un fuerte crujido sobre la madera. Cerró los ojos y decidió olvidarse de todo por un momento.

-Eres lo mejor que he comido en añosb- dijo la morena recostándose sobre Elena y besándola cariñosamente en los labios - ¿Por hoy aprendí algo?

-Eres la alumna más aplicada que tuve en mi vida, Yulia Volkova- aseguró la pelirroja abrazándola y no sintiendo nada más después.

***

Elena se mordió el labio nerviosa mientras abandonaba un edificio y llegaba su mini Cooper, ¿Cómo iba a explicarle a Yulia lo que acababa de pasar allí dentro? No sabía como iba a tomarlo la morena y ya rezaba en el camino porque lo hiciera bien.

Había pasado más de seis meses en que una simple llegada cambió sus vidas por lo que no iba a dejar pasarla. Elena aceleró intentando llegar cuanto antes y sus nervios se crisparon al ver a Yulia regando el jardín de en frente en compañía de los tres niños.

La pelirroja quitó la llave con lentitud y sonrió cuando todos voltearon a verla en su espera y Yulia al saludarla mojó accidentalmente a Kathia; Elena abandonó el vehículo y se acercó a ellos:

-Hola - saludó con felicidad a los tres niños con un beso en la mejilla. El "hola" distinto, y con miedo, fue cuando llegó a Yulia - Hola ,cariño.

-Buenas tardes, amor… ¿qué te sucede? - preguntó Yulia y ella apretó los ojos; odiaba que la morena la conociera tan bien - ¿Elena?

-Es nuestro ahora - soltó Elena con la voz quebrada y Yulia dio un paso atrás con los ojos entrecerrados - Yulia, lo siento mucho pero…

-¿Nuestro?...¿Elena tú…

-Lo siento, de verdad que lo siento - insistió Elena intentando abrazarla pero sus hijas reclamaban su atención entre gritos - Yulia…Yul, sé que…

-Es nuestro - repitió Yulia por lo bajo observando a Andrey con lágrimas - O sea que tú si lo lograste…Es…¿es nuestro hijo ahora?

-Si…firmaron los papeles de adopción… Sé que tu querías hacerlo porque…

-¡Es nuestro hijo! - gritó Yulia emocionada saltando en un abrazo sobre la pelirroja y mojando a ambas con la manguera - ¿Están escuchando? - gritó la morena a algunos vecinos que también ordenaban su jardín - ¡Tengo un varoncito! ¡Lo tenemos!

-Dos, Yulia - la cortó Elena quitándose el pelo húmedo de la frente y mostrando un sobre que de a poco se degradaba por el agua.

-¿Qué? - preguntó Yulia nuevamente seria con Andrey y Kath abrazándose a sus piernas solo para mojarse más.

-La ecografía de hoy lo demostró - agregó la pelirroja tocándose su prominente abdomen y Yulia inmediatamente se acercó a ella - es un varón…y en cuatro meses estará con nosotras - terminó casi llorando y que consiguió cuando Yulia se arrodilló a acariciar el bebé que faltaba sumarse a ellos. Elena sonrió entre llantos y le acarició el cabello mientras sus hijos las mojaban y la morena no paraba de hablar con el bebé por lo bajo. Cuando se puso de pie, Elena rodeó su cuello y la besó solo para recordarle que sin importar el paso del tiempo, seguiría eligiéndola a ella.

-Te amo, Elena - murmuró Yulia separándose solo para decirlo y volviendo a juntar sus labios.

Elena se lo dijo con más besos y caricias ese momento.

Y se lo recordó a la noche cuando dormían abrazadas y trataba de no incomodar a la morena con sus antojos pero Yulia siempre terminaba satisfaciéndola.

Se lo decía a diario, como siempre.

Y se lo dijo con la mirada semanas después, cuando ambas se sentaron en el sillón a preparar las tarjetas para su boda.

-¿Yulia? - la llamó observándola escribir algo en un cuaderno; seguramente la lista de invitados que ya superaba su cantidad necesaria.

-¿Si, cielo?

-No olvides que te amo.

Cap LV: "Tu todo"

Hay cosas que pasan cada un segundo… como un auto a alta velocidad frente a tus ojos… y dura un segundo.

Hay cosas que pasan cada un minuto… como el nacimiento de un niño en el sur y otro por igual en el norte… y dura un minuto.

Hay cosas que pasan cada una hora… como la cita al dentista y el sufrimiento individual que cada uno tenemos… y dura una hora.

Hay cosas que pasan cada día… como asistir al trabajo, el Instituto o salir y enamorarse… y dura ese día.

Hay cosas que pasan una vez a la semana… como el día libre de trabajo y lo ocupas en otra cosa… y dura ese momento.

Hay cosas que pasan cada mes… como un feriado nacional o la pérdida de un ser querido que nos obliga a replantearnos nuestra vida… y dura ese día del mes y lo recordamos por los siguientes aniversarios.

Hay cosas que pasan por épocas… como las estaciones del año; como cuando desesperados por el calor pedimos el frío inminente… y ese cambio de tiempo dura su época correspondiente.

Hay cosas que pasan por año… como las festividades que mientras celebramos ya estamos deseando que vuelvan a suceder. O todo lo contrario… y esa fiesta dura unas horas pero marca el año como pocas otras.

Y hay cosas que pasan una sola vez en la vida… y todos sabemos cuáles son.

Cada oportunidad que se nos presenta es una posibilidad a mantenernos felices, a serlos por primera vez y comenzar si desconocemos ese sentimiento o esperar solo unos pasos más y finalmente serlo en el momento correspondiente.

Los cuentos infantiles con finales felices que nuestros padres nos leen, no son más que la historia anticipada a lo que nos espera: cuando el amor es verdadero todo dura.

Pueden pasar décadas de veces las cuatros estaciones y en invierno siempre abrazaremos a esa persona que encontramos o en verano sonreírle con la mirada hasta lograr abrazarla.

Puede llegar alguien más e intentar usurpar nuestro espacio pero el amor es un muro invisible que no deja salir ni entrar a alguien más. Y el lenguaje en que lo expresamos es el festejo por otra victoria ganada.

No importa cómo, cuándo y dónde comenzó una historia; lo importante es saber mantenerse en ella y aferrarnos a nuestros actos para que nunca acabe ni con el mejor de los finales.

Recordar cada detalle que la vida te otorgó para llegar donde estás es lo que te mantiene de pie y continuará ayudándote. Porque solo necesitas un apoyo, no quien te haga caminar y te abandone en el camino.

Cuando llegues a la meta y rompas esa cinta de color que dice "Llegada", entonces solo allí tienes el derecho de voltear y observar lo que dejaste atrás solo para ti. Con una sonrisa.

Y nada más.

-¿Estás lista? - escuchó Yulia mientras terminaba de escribir las últimas páginas de aquella agenda que llevaba consigo desde que su vida cambió a los 12 años. Asintió levemente cerrándola y se puso de pie - ¿Estás nerviosa? - preguntó la misma persona acercándose a ella y quitando una pelusa casi inexistente de su vestido.

-No… Estoy lista.

Elena cruzó sus manos a la altura de su cadera y trató de respirar con tranquilidad. Cada vez que inhalaba aire parecía que la piel se sujetaba a la vena de su cuello no quería salir de allí.

Dio un vistazo general al lugar y se mordió con disimulo el labio: aún no podía llorar.

No podía por más que Kathia estuviera quieta, sentada en la primera fila, con su pequeño vestido rosa y mirándola a ella como si hiciera días que no lo hiciera. No podía por más que Viktoria estuviera hablando en susurros con Valerie en el mismo asiento y Andrey a su lado acariciara a Brian; el pequeño de solo dos meses que Fyodor sostenía orgullosamente como su último nieto y Sergey, junto al hombre, la observaba cálidamente.

Y al lado de los hombres, en la fila izquierda, Alina y Svetlana le sonreían en aliento y Vitya Lizhin, junto a su familia, le hacía una seña con el mismo fin.

Tantas cosas vividas por un mismo sueño.

Elena les sonrió a todos y no pudo evitar respirar con más dificultad cuando las puertas se abrieron y los demás se pusieron de pie: finalmente las lágrimas se despegaron sin permiso de sus ojos y su llanto comenzó como algo interminable.

Su labio inferior titubeó y su vista se clavó en Yulia que hacía su gran entrada del brazo de Leonid; con un vestido de silueta de princesa color pastel y apenas con un hombro cubierto. Y su ramo que sus hijas eligieron.

Elena quiso ir en su búsqueda pero una severa mirada de la morena la imposibilitó y no tuvo más opción que esperar la larga y casi eterna caminata. Yulia saludó sin vergüenza a sus hijos y se detuvo frente a ella:

-Cuídala - le murmuró Leonid al soltar con cuidado el brazo de su hija y entregándoselo a Elena quien asintió porque era algo que no debían decírselo. Ella ya lo hacía por gusto propio.

-Estás hermosa - le dijo a Yulia mientras entrelazaban sus manos y volteaban a ver al juez.

-Tú estás hermosa - replicó la morena guiñándole un ojo porque el vestido de Elena lo había elegido ella misma.

Se sonrieron una vez más y la unión de sus manos se aferró con más fuerza. Sobre todo cuando anunciaron sus votos y se separaron apenas al colocarse los anillos.

Ni siquiera volvieron a soltarse minutos después cuando firmaron el libro de actas y el juez finalizó la ceremonia.

Mucho menos cuando se les concedió el primer beso como esposas y, por el contrario, Elena abrazó a Yulia orgullosa de estar dónde estaban justo allí.

-Te amo - susurró Yulia algo inclinada con Elena casi sobre ella y recibiendo otro beso.

-Te amo, Yulia - dijo la pelirroja separándose para aceptar los abrazos de sus hijos y salir con ellos hacia la fiesta.

Cuando ingresaron al salón, Elena retuvo a su familia alejándolos del resto y caminó junto a ellos hasta el camarógrafo: era una nueva foto con Yulia, su esposa, y sus cuatros hijos.

E iba a ser de esas que ni el agua iba a poder arruinar o el tiempo iba a descolorar.

Porque era de esas fotos en la que el papel no sirve y que solo la memoria puede guardar.

Porque era una excusa más para abrazar antes de que Yulia bailara con todo mundo y sus hijos se durmieran seguramente en las sillas o en la falda de Svetlana o Alina.

Porque era la primera foto que marcaba algo nuevo que ya conocía: la familia perfecta.

***

Ese 31 de diciembre, casi tres meses después, Elena hizo lo mismo.

Tomó su copa para brindar y alejó a Yulia de Vitya y la abrazó llevándola junto a ella. Llamó a Viktoria, Kathia, Andrey y tomó al pequeño Brian de su cochecito entre sus brazos y los alejó con protección hacia el pequeño patio trasero donde todos iban a reunirse para la cuenta regresiva:

-Te amo - dijo Elena arrodillándose a la altura de Viktoria y besándole la mejilla - Te amo - le repitió a Kathia que la abrazaba sin entender muy bien todo y le dijo lo mismo a Andrey antes de alzarlo y zarandearlo en el aire - Te amo - susurró besando la frente de Brian que Yulia sostenía y finalmente se acercó con ansiedad a la boca de su esposa - He aquí dónde nace mi felicidad… todo lo que amo tu me lo has dado - murmuró antes de besar a la morena y recibir la misma respuesta al unánime de todos.

-Te amo, Elena - le aseguró Yulia acariciando bajo su mandíbula y ella la abrazó justo cuando todos comenzaron a llegar.

-¡10! - gritó Alina que comandaba al grupo con botella en mano - ¡9!

-¿Yulia? - la llamó Elena parándose tras ella y dándole una copa que Svetlana le tendió al pasar.

-¡8!

-¿Si?

-Pide nuestro deseo, por favor.

-¡7!

-Siempre lo hago, Elena.

-¡6!

-¿Elena? - la llamó Yulia con Kath abrazada a sus piernas por el temor que el generaban los fuegos artificiales.

-¡5!

-¿Si, amor?

-¡4!

-Pídelo también.

-¡3!

-Siempre, Yulia.

-¡2!

-Te amo - susurraron a la vez antes de alzar sus copas y darle una mirada al cielo.

-¡1!... ¡Feliz año nuevo!

El deseo no era simple, no era fácil, no era un regalo.

El deseo era pasar los próximos 365 días del nuevo año juntas. Era lo que deseaban y nada más importaba.

Elena sonrió escondiendo su rostro en el cuello de Yulia y allí misma habló:

-Otro año que se nos fue juntas y otro que llega para que sigamos de la misma manera.

-Dicen que como terminamos un año, empezamos el otro - susurró Yulia observando una estrella en especial - eso dicen…

Sí, eso decían. Pero ellas lo venían comprobando los últimos trece años de su vida.


FIN

Gracias como siempre por acompañarme en este viaje por la imaginación, dónde una vez más ganó el amor. Gracias miles por estar ahí y en el transcurso de la semana, manteniendo el mismo horario de publicación, vendrá una historia nueva
...

Besos!