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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/10/2022, 8:50 pm

PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  16575011

INTRODUCCIÓN

Es el primer día del tercer año de secundaria de Elena después de un verano pasado en un campamento de softbol. Por un encuentro casual, ella consigue hablar con Yulia en el pasillo, una chica fascinante con una historia triste. Mientras que Elena estaba disfrutando a la distancia de un romance de verano, Yulia estaba recuperándose en el hospital de un accidente y una fuga que le ha dejado con discapacidades tanto físicas y cicatrices emocionales. Elena se acercará a ella, le ayudará a su recuperación y se vuelven amigas ¿serán correspondidos sus sentimientos?

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Porque esta vez se vale llorar... y lo haremos todos
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Mensaje por Fati20 7/10/2022, 10:28 pm

Querída mía que alegría que ya tenemos nueva historia, si con ese nombre ya hay q irnos preparando para el dolor y sufrimiento. Suena bastante interesante ya la quiero leer 😊
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/11/2022, 8:56 pm

Capítulo 1


Elena suspiró mientras sacaba algunas cosas de su mochila. Es como si hubiese sido ayer cuando estaba terminando su segundo año de secundaria y esperando con impaciencia las vacaciones de verano.

Ahora, semanas más tarde, se encontraba de vuelta en el mismo pasillo bullicioso y caótico, con el cuál ha estado familiarizada desde hace dos años, preparándose para lo que será un retorno más a una monótona rutina. No es como si no le gustara la escuela, ya que en realidad, le gustaba. Amaba aprender y se enorgullecía de ser una excelente alumna. Disfrutaba la sensación de un nuevo libro en sus manos, sin importar si era de ficción o si era de un algún autor desconocido o simplemente un nuevo libro de historia. Se deleitaba con el reto de tratar de resolver problemas de matemáticas complejos, le gustaba aprender sobre la fisiología humana, perdiéndose en las vidas y las luchas de otras personas que han vivido antes que ella. El conocimiento es poder, o eso era lo que había escuchado constantemente y no podía negar la sensación de logro cuando aplicaba en su vida algo que había aprendido, incluso si solo era para estar segura de haber consumido la cantidad recomendada de agua para mantener sus riñones en buen estado.

A Lena no le molestaba la rutina, ella pensaba que era bueno tener un día estructurado, pero le molestaba profundamente los estúpidos personajes que asumían sus compañeros. Nunca se describiría como alguien popular, pero al mismo tiempo, no era ignorada por el resto de los estudiantes. Estaba ubicada entre los populares y los que no lo eran. Le gustaba tener conversaciones con las pocas amigas que tenía en el equipo de porristas, pero también le gustaba tener conversaciones con la minoría de la escuela. Tal vez por eso a ella nunca le gustó esa segregación que ocurría inevitablemente al inicio del año escolar, ya que por su parte, Elena no encajaba en ninguno de los grupos existentes. Ella estaba feliz con la forma en que sus padres la habían educado, alguien que no criticaba, alguien que era tolerante y de mente abierta. No elegía a sus amigos basándose en la posición social que tenían; los había elegido por la forma en que ellos podrían enriquecer su propia vida, por sus experiencias, su inteligencia, su talento y su amabilidad. Si había una cosa que Elena odiaba sobre la escuela secundaria, era la ignorancia y crueldad de algunos adolescentes que asistían a ella.

Suspiró de nuevo, cerrando su casillero sintiendo el peso de alguien más abrazándola mientras gritaba de la emoción. Sonrió al voltearse.

–¡Hola! – Nastya saludó animadamente, dándole un abrazo de oso a la pelirroja – ¡Te extrañé mucho este verano!

–Nastya... – logró decir, casi ni podía hablar debido a que la castaña ojiverde la abrazaba muy fuerte, impidiéndole a sus pulmones contraer oxígeno.

Cuando Nastya se dio cuenta de que casi asfixiaba a su mejor amiga, dejó de abrazarla y sonrió mientras se disculpaba.

–Perdón – dijo ella, tomando la mano de la pecosa – Creo que me emocioné un poquito después de no haberte visto las últimas siete semanas.

Elena se rió, dándole un pequeño codazo a su amiga en el estómago mientras caminaban a través de los pasillos.

–No es como si yo te hubiera abandonado por completo – Protestó – Hablamos por Skype al menos una vez por semana y te mandé mensajes de texto todos los días. Hablas como si yo hubiera estado en la Antártida sin ningún tipo de comunicación.

–Campamento de softbol, la Antártida... podrían ser la misma cosa – Nastya suspiró dramáticamente – Como sea. Mis vacaciones fueron muy aburridas comparadas con las tuyas, así que no me reproches por ser entusiasta sobre nuestro reencuentro. Te extrañé.

–Yo también te extrañé, Nastya. Bueno, al menos tenías a Frida haciéndote compañía durante mi ausencia – Recordó a la otra chica mientras seguían caminando por el pasillo – ¿Dónde está? Pensé que estaría contigo.

–Frida dijo que vendría para acá – Nastya informó – Vendrá con Troy – Dijo mientras levantaba su ceja sugestivamente.

–Oh, ¿en serio? – La pelirroja preguntó, intrigada – Dime más.

–Bueno... – La castaña comenzó bajando el tono de su voz y acercándose más a la pelirroja para evitar que gente intrusa escuchara su conversación – Digamos que su relación se puso sería durante este verano.

–Interesante... ¿qué tan serio? – la chica de ojos verdes preguntó bajando el tono de su voz al mismo nivel que el de la voz de Nastya.

–Muy serio – la castaña respondió – Estoy sorprendida de que no te lo haya dicho.

–Ella ha estado visitando a su familia en las afueras estas últimas semanas, y yo he estado ocupada pasando tiempo con mi familia desde que volví del campamento de softbol –  Elena  se encogió de hombros – No hemos tenido la oportunidad de hablar todavía. Estoy segura de que ella me dirá todo cuando la vea.

–Hablando de volver a verla... – Nastya dijo señalando a Frida. La chica venía caminando hacia ellas mientras hablaba con su novio, Troy. Elena y Nastya se acercaron a ellos.

–Hola chicas – El rubio  saludó, sonriendo alegremente cuando Nastya y Lena los alcanzaron.

–Hola – respondieron juntas, la pelirroja saludó tímidamente con la mano.

–¿Te veré en el almuerzo? – el chico le preguntó a Frida, mientras se agachaba para poder besar a la castaña de ojos café. Ella asintió con la cabeza – Las veré más tarde – dijo antes de ir con sus amigos, se detuvo un momento para mirar atrás y sonreírle a Frida.

–Ugh – Nastya dijo en tono de broma – Ustedes dos son demasiado adorables, tan adorables que duele estar cerca de ustedes a veces.

–Oh, déjalo – Frida respondió, golpeando amigablemente a su amiga en el brazo – Tú y Arin son igual de adorables.

–Al menos nosotros tenemos la decencia de mantener nuestras DPA (Demostraciones Públicas de Afecto) fuera del pasillo de la escuela – Nastya le informó en broma antes de soltar la mano de Elena, y abrazar a Frida fuertemente.

–Me aseguraré de recordarles eso la próxima vez que los vea besándose en el comedor – Dijo la castaña de ojos verdes mientras dejaba el abrazo, y ponía toda su atención sobre Elena.

–Hola Lena – Saludó mientras abrazaba a la pelirroja.

–Frida – Elena respondió devolviéndole el abrazo a la chica más pequeña – ¿Cómo estuvo tu viaje a Kiev?

–No hay mucho que contar, uh – Frida dijo, apoyando su hombro derecho contra los casilleros mientras miraba a la pelirroja – Quiero saber todo sobre el campamento de softbol, específicamente, sobre esta chica de la cual hablaste todo el verano. Kiev puede esperar.

–No hay nada que decir realmente – Elena  dijo sonriente.

–Podrías habernos mentido – Nastya se incluyó en la conversación, acercándose a Frida – Juro que en cada mensaje que recibí de ti, mencionabas a Alexa.

–Digo lo mismo – Frida asintió – ¿Cuál es el trato? ¿Ustedes dos siguen en contacto? ¿Se volverán a ver?

–No – Elena  respondió con una pequeña sonrisa que apareció en sus labios al recordar a la chica que había conocido en el campamento – Fue solo un amor de verano, eso es todo.

–Eso es una pena – declaró Nastya con total naturalidad – Ya es hora de que encuentres a alguien para que dejes de tocar el violín durante nuestras citas.

–Ugh, gracias por eso Nastya – La pecosa dijo fingiendo que había roto su corazón – No me di cuenta que yo solo era la estúpida que tocaba el violín.

–Sabes a lo que me refiero, Lena – Nastya respondió a su declaración anterior – Nunca has salido con alguien en la escuela...

–Tal vez es porque sorprendentemente hay pocas lesbianas fuera del closet y orgullosas, además de mí – Objetó.

–¿Y que hay con la chica con la que saliste a finales del año pasado...? ¿Cuál era su nombre? –  Nastya preguntó.

–¿Sveta? – Lena cuestionó.

–Sí, ella – La castaña ojiverde confirmó – Ella era linda.

–Y estaba completamente metida en el closet – Le informó a sus amigas – Yo no quiero ocultar quien soy. Ustedes lo saben.

–Sí, lo sabemos – Nastya dijo tomando la mano de Elena para tranquilizarla – Es solo que mereces tener a alguien que te haga feliz y...

Las palabras de Nastya fueron interrumpidas con el sonido de cuadernos cayendo detrás de ella, mientras saltaba instintivamente al oír el ruido repentino.

–¡Mierda! – alguien maldijo en voz alta haciendo que Lena y las otras dos chicas se voltearan en dirección a la persona que había gritado. Aunque estaban algo lejos de la escena, Elena notó a la chica que se agachaba para recoger sus cuadernos y cayendo nuevamente durante el intento.

–Wow – Frida dijo sorprendida – No esperaba verla de vuelta en la escuela hoy.

–¿A quién? – Lena preguntó mientras seguía observando a la otra chica que finalmente recogía sus cuadernos, tratando de no ser pisada por los otros estudiantes que caminaban en el pasillo, ignorando sus dificultades.

–Yulia – Frida le dijo.

–¿Volkova? – Nastya preguntó atónita, observando a la chica desde su lugar.

–Sí – Frida respondió volviendo su mirada a Elena que examinaba atentamente a la chica que se apresuraba a recoger sus cuadernos.

–¿No es la chica que vive al final de nuestra calle? – Lena preguntó tratando de reconocerla – Sus familias van a la iglesia juntos ¿no?

–Sí – confirmó Frida.


–No lo entiendo – Lena  dijo confundida – ¿Por qué te sorprende que esté de vuelta en la escuela?

–¿Lo dices en serio? – Nastya preguntó asombrada – ¿No sabes lo que pasó con ella?

–No – contestó Elena – ¿Qué pasó?

–Casi muere este verano – Frida le dijo – Pensé que te lo había dicho cuando hablamos por Skype, pero al parecer no lo hice.

–¿Qué? – Elena volvió a mirar a la chica que seguía tratando de levantar sus libros del suelo –¿Estás segura de que era ella? Se ve bien.

–Segura – confirmó la chica de baja estatura – Salió en todos los periódicos locales y la iglesia encendió velas y rezó por ella.

–¿Por qué? ¿Qué le pasó? – Elena aún no podía creer la historia que Frida le estaba contando.

–No puedo creer que no lo sepas – declaró Nastya – Todo el mundo hablaba de ello. Me sorprende que tus padres no te informaron cuando volviste del campamento.

–Sí. Mis padres hablaron solo de eso durante semanas – Frida se detuvo un momento para echar un vistazo por encima del hombro para ver si Yulia  había conseguido recoger sus cuadernos, pero la pelinegra había caído nuevamente cuando alguien la golpeó por casualidad. Yulia  gruñó de frustración tratando de recoger sus cosas una vez más.

–Fue atropellada mientras cruzaba la calle al comienzo del verano – Frida continúo, mientras volvía su atención hacia Elena que seguía viendo a Yulia  con interés – Al parecer, el auto ni siquiera se detuvo. Simplemente ignoró la luz roja y la atropelló mientras ella cruzaba la calle.

–Voy a clases de baile con su amiga Olga – Nastya comentó – Ella estaba literalmente devastada después del accidente. Aparentemente, Yulia estuvo en estado de coma por tres semanas después del accidente y los médicos le dijeron a sus padres que era un milagro que Yulia se hubiera despertado.

–Mis padres me dijeron que ellos hablaron con los padres de Yulia en la iglesia y que los médicos le comentaron que si no hubiera sido por los transeúntes que llamaron a la ambulancia, ella habría muerto inmediatamente – Frida confirmó – Estuvo en el hospital por varias semanas. Creo que fue dada de alta el lunes pasado.

–Se ve bien ahora – Elena  dijo mirando a la chica que por fin había recogido sus cuadernos y estaba tratando de abrir su casillero.

–Olga  me dijo que sufrió una severa lesión en la cabeza – Nastya le dijo a Elena – Ella tuvo que someterse a una operación cerebral y todo eso.

–Es verdad – confirmó Frida – Ella tuvo una hemorragia masiva en el cerebro o algo así y tuvieron que retirar toda esa sangre.

–Yo no recuerdo haberla visto por aquí el año pasado – admitió Elena – ¿Ha estado aquí siempre?

–Sí – Nastya asintió –  Es algo tímida. Creo que Olga es una de sus pocas amigas. Se conocen desde que nacieron. Sus padres fueron juntos a la escuela secundaria o algo así.

–Es realmente agradable. Estuvimos juntas en algunas clases de matemáticas el año pasado. Ella solía ayudarme con mis trabajos.

Todos se voltearon en dirección a Yulia  otra vez al oír el sonido de los cuadernos que chocaban contra el suelo nuevamente cuando la morena había logrado abrir su casillero, perdiendo el control de su equilibrio.

Yulia maldijo en voz alta y se inclinó para recuperar sus cuadernos una vez más. Elena  notó que uno de sus cuadernos estaba a su alcance, ya que este había sido pateado por un estudiante y chocó ligeramente con el pie de Nastya. La pelirroja lo recogió mientras las otras chicas la miraban fijamente.

El cuaderno era pesado y el borde de las páginas estaba algo estropeado por el uso continuo. Lena abrió el cuaderno y empezó a ver cada página.

–¿Qué es eso? – Preguntó Nastya mientras miraba la página en la que Lena se había detenido.

–Su escritura – La pecosa dijo suspirando con culpabilidad al darse cuenta de que sin querer había invadido la privacidad de la pelinegra.

–Ni siquiera puedo leer – Nastya dijo entrecerrando los ojos.

–Esa no es la letra de Yulia – Frida dijo después de que Elena  cerrara el cuaderno – Su letra era realmente ordenada y legible. Lo recuerdo de algunos de los trabajos de matemáticas que me mostró. Esta letra es apenas legible.

–Bueno... – Lena dijo con tristeza – Esta es su letra ahora.

–Oh... – Frida suspiró, comprendiendo lo que había querido decir la pelirroja de ojos verdes – Quieres decir que...

–Creo que es un libro de ejercicios – La pelirroja dijo mientras caminaba hacia Yulia, que estaba arrodillada en el suelo tratando de buscar el cuaderno que le faltaba, los otros ya estaban guardados en su casillero.

Nastya y Frida vieron como Lena se acercaba a la chica y le tocaba suavemente el hombro izquierdo.

–Hola – Elena  saludó y Yulia levantó su mirada – Creo que...– las palabras de la pecosa se quedaron atrapadas en su garganta mientras Yulia se levantaba del suelo.

Lo primero que notó fueron los ojos de la otra chica. Profundas y oscuras piscinas de mar, en las cuales ella corría el peligro de ahogarse.

–Uhm... – Elena intentó finalizar lo que iba a decir mientras le entregaba el cuaderno.

–Gracias – Yulia  respondió con gratitud mientras tomaba el cuaderno. La pérdida de contacto con los ojos le dio la oportunidad a la pelirroja de recuperar la compostura. Yulia hojeaba las páginas del cuaderno y Elena utilizaba este tiempo para examinar atentamente las características de la chica que se encontraba frente a ella.

A esa distancia Lena podía ver las cicatrices de Yulia debido al accidente que había sufrido, y darse cuenta de la verdad en las palabras de Frida y Nastya.

El lado izquierdo de la cabeza de Yulia estaba rapado, y podía ver una gruesa cicatriz rosa y circular que sobresalía de su cuero cabelludo, obviamente era la cicatriz que había dejado la cirugía. Desde lejos, esta no se podía apreciar ya que su cabello podía taparla, pero de cerca, era una cicatriz difícil de ocultar.

Yulia levantó la vista para mirar a Elena una vez más, cerrando su cuaderno.

La pelirroja finalmente vio que Frida y Nastya la miraban del otro lado del pasillo. Y a pesar de la evidente cicatriz que se extendía desde la frente y la ceja izquierda, no podía dejar de encontrar hermosa a Yulia.

Se preguntaba como nunca le había prestado atención durante los últimos dos años juntos en la escuela, ahora ella estaba de pie, frente a ella, sin palabras, y por primera vez en su vida, completamente paralizada, sintiendo mariposas en su estómago. Se contuvo de mirar a la pelinegra de ojos azules y rápidamente miró al cuaderno, notando la delicadez de las manos de Yulia, y notó algo en su muñeca.

Yulia, obviamente siguiendo la mirada de Elena, tiró de la manga de su suéter intentando cubrir su muñeca.

–Perdón – se disculpó la pelirroja, sintiendo la incomodidad de la otra chica.

–Está bien – respondió, volviendo a poner el cuaderno en su casillero – Me estoy acostumbrando a esto.

–No, fue grosero de mi parte mirar – Elena  reiteró, mirando a Yulia cerrar su casillero.

–Bueno... – Fue todo lo que Yulia respondió, su voz se iba apagando, como si sus pensamientos se hubiesen perdido en la mitad de la frase.

La morena recogió su bolso del piso y lo puso sobre su hombro antes de hacer un movimiento para irse.
Elena la detuvo, tratando de alcanzar con cuidado su mano.

–Soy Elena – dijo mientras Yulia  se daba vuelta para mirarla.

–Ok – fue todo lo que Yulia  respondió.
Elena  se sintió algo incómoda, ya que estaba segura
de que la morena se presentaría.

Después de un silencio incómodo, Lena supo que ella no lo haría y preguntó.

–Tú eres Yulia ¿verdad?

–Sí – respondió frunciendo el ceño con suspicacia.

–Oye, me preguntaba si...– Elena comenzó, pero se vio interrumpida por alguien que gritaba el nombre de Yulia. La pecosa miró a la otra chica que se dirigía a ellas casi sin aliento.

–Yul – la otra chica dijo cuando recuperó su aliento – Te busqué en la sala del consejero y no estabas ahí. Te he buscado por todos lados.

–Estoy aquí – Yulia  respondió con total naturalidad.

–Bueno, puedo ver eso – la otra chica respondió – Se suponía que tenías que esperarme ahí para poder asegurarme de que llegaras a tú clase.

–Necesitaba poner algunas cosas en mi casillero – Yulia  respondió como si fuera la cosa más obvia del mundo.

–Yul – la otra chica dijo, mirando a Elena  con confusión – Tú... se supone que tú... no puedes. ¿No escuchaste lo que dijo el consejero?

–No – Yulia  admitió – Mi mamá lo hizo.

–¿Qué dijo tu madre después de la reunión? – La otra chica preguntó algo frustrada.

–No lo sé – Yulia  dijo con honestidad.

–¿No te dijo nada? – Preguntó la otra chica.

–Sí, ella me dijo algunas cosas – Yulia informó.

–¿Qué te dijo? – La otra chica cuestionó de nuevo, dirigiendo su mirada a los brazos de Yulia para ver si tenía su cuaderno – ¿Dónde está tu cuaderno?

–En mi casillero – respondió.

–Yul... – la otra chica gruñó ligeramente.

–Uhm... debería irme – Elena interrumpió sintiendo que sobraba – Las dejaré...

Yulia y su amiga miraron a Elena, la otra chica finalmente notó su presencia.

–Lo siento – se disculpó – Espero que no te molestes.

–En realidad, yo estaba molestando – Respondió un poco confundida – Ella dejó caer su cuaderno y yo solo se lo estaba devolviendo.

–Oh, gracias... – Dijo la otra chica inquisitivamente.

–Elena – informó.

–Gracias Elena – Dijo la chica más alta ahora que sabía su nombre – Soy Olga.

–Hola – Elena  saludó antes de mirar a Yulia que estaba observando en silencio – Yulia, quizás... ¿nos veremos después?

–Quizás – Yulia  accedió causando una sonrisa en los labios de la pecosa.

–Tú no hablas mucho ¿verdad? – Elena preguntó.

–No puedo– respondió la chica más pequeña, señalando la cicatriz en su cabeza.

–Oh...–  Lena dijo sintiéndose mal por segunda vez en diez minutos –Perdón.

Yulia miró a Olga expectante.

–A veces ella tiene problemas con las palabras – Olga le dijo a la otra chica, por Yulia –Ya sabes, desde el accidente. Pero ha estado mejorando, ¿verdad Yul?

Yulia levantó su pulgar derecho señalando que era verdad.

–Correcto– dijo en respuesta a las palabras de Olga.

–Puede manejar un par de frases cortas, pero cuando se trata de hablar mucho, las palabras se revuelven en su cabeza o se queda atascada y prefiere no decir nada porque no quiere quedar como una idiota – Olga  siguió explicando.

Yulia hizo un puchero mientras Olga  hablaba y Elena no podía evitar ver la expresión adorable de la otra chica. La pelinegra asintió cuando su amiga terminó de hablar y sonrió a Elena.

–Bueno – Olga continuó riéndose para sus adentros –Un poco más idiota de lo que ella era.

La pelinegra hizo una mueca chistosa e hizo girar su dedo alrededor de la cabeza para enfatizar las palabras de Olga, provocando una amplia sonrisa en Elena.

La campana sonó para señalar que todos debían ir a sus respectivas clases, Lena  miró hacia atrás en dirección a Nastya y Frida que habían estado observando toda la escena con gran interés desde el otro lado del pasillo.

–Debo irme– Dijo volviendo a ver a Yulia y Olga.

–Gracias por tu ayuda– Olga  dijo sincera.

–Yo no hice nada realmente– Elena respondió.

–Sí, pero, aún así... gracias–  reiteró.

–De nada– Lena respondió sonriendo a Yulia  que la miraba atentamente con una leve sonrisa –Adiós Yulia– ella dijo.

Yulia  agitó su mano derecha en señal de despedida.

–Adiós Elena– Correspondió pronunciando cada palabra lentamente –Quizás nos veremos más tarde.
Elena  sonrió mientras repetía las palabras de Yulia.

–Quizás.

La morena rió fuertemente, aquella risa llenó profundamente el alma de Elena e hizo que las mariposas revolotearan en su estómago aún más. Fue una de las risas más contagiosas que Lena  jamás había oído, y por la reacción de Olga, ella podía decir que hace mucho tiempo Yulia  no se reía de esa forma.

La pelirroja le sonrió nuevamente antes de voltearse y volver con sus amigas, lanzando miradas rápidas a Yulia y Olga. Olga  estaba hurgando en el casillero de su amiga en busca de su cuaderno mientras la morena miraba a Elena  alejarse, la curiosidad podía notarse en su rostro.

–Ok– dijo Nastya cuando la pelirroja llegó a donde estaba –¿Qué fue eso?– preguntó, mientras se dirigían a clase.

–¿Qué fue qué?– preguntó Elena, tratando de reprimir la sonrisa que estaba pegada en su cara.

–Oh Dios mío – Frida dijo leyendo el rostro de su amiga –Te gusta Yulia ¿verdad?

–¿Qué?– Lena preguntó sorprendida – No seas ridícula Frida. Acabo de conocerla.

–Entonces ¿por qué te ves como si hubieras ganado un millón de euros? – Preguntó Nastya.

–Yo no me veo así – Elena  protestó, echando una mirada por encima de su hombro hacia Yulia y sintiendo su estómago revolverse a causa de las mariposas mientras la morena trataba de explicarle a Olga algo que estaba escrito en su cuaderno.

–No puedes mantener tu mirada lejos de ella– Observó Frida –Te gusta.

–Solo estoy preocupada por ella– Respondió.

–Ni siquiera la conocías hace dos minutos atrás – Nastya repitió sus propias palabras.

–Ella es interesante– Elena  reconoció –Quiero decir, si lo que dijeron es cierto, entonces ha pasado por muchas cosas durante este verano. Creo que el hecho de que esté de vuelta en la escuela después de todo lo que le ocurrió, es muy inspirador.

Nastya y Frida compartieron una mirada misteriosa, que no pasó desapercibida por la pecosa.

–No me gusta– Elena  repitió obstinada.

–Sí, claro– Nastya dijo con sarcasmo mientras Lena  lanzó otra mirada hacia Yulia  antes de que doblara en la esquina del pasillo.

–Solo quiero conocer su historia, eso es todo – la pelirroja continuó hasta que llegaron al salón de clases.

Nastya levantó una ceja ligeramente y Frida solo miró a la pecosa.

–Mierda– Elena  dijo finalmente –Me gusta Yulia.

–No me digas– Nastya dijo, dejando a la ojiverde mientras ella se iba con Frida a sus respectivas clases.

–Mierda– Pensó mientras se dirigía sola a su primera clase –Realmente me gusta.
⏩⏩⏩

Excelente comienzo... Gracias por leer, por estar como siempre al tanto de cada una de las historias y es que no las dejo respirar.... Para qué? Hay mucho por leer! 🤣


Última edición por RAINBOW.XANDER el 7/12/2022, 8:50 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Fati20 7/11/2022, 10:06 pm

Exacto no hay q hacer pausas largas hay q seguir y de verdad que la historia empezó muy bien muy linda 😍😍😍 ya quiero leer más, lena toda dulce enamorada y julia tan increíble saliendo adelante. Feliz noche cariño saludos 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/12/2022, 8:43 pm

Capítulo 2

La primera clase del nuevo año escolar, biología, pasó sin incidentes y con toda honestidad, dolorosamente lenta para Elena quién se sentó sola, con sus pensamientos que estaban repletos de la interacción que había tenido con Yulia en la mañana. Por suerte, al ser el primer día de clases después de las vacaciones, la mayoría de estas serían sobre la asignación de asientos, los planes de estudio para el semestre y la distribución de libros, nada de gran importancia. Desde que había hablado con Yulia esta mañana, en la pequeña morena era todo en lo que podía pensar. Ella consumía cada uno de sus pensamientos, sus ojos color celestes, su risa contagiosa, todo esto causaba mariposas en el estómago de la pelirroja, algo que nunca había sentido antes. Yulia intrigaba a Elena de una manera que nadie lo había hecho, su mera existencia presentaba un sin fin de preguntas que Lena, con mucho gusto, se encargaría de responder, si se le presentara la oportunidad. La pecosa había hablado con Yulia durante diez minutos aproximadamente esta mañana, pero ya la deseaba como un adicto desea a las drogas. Había algo sobre la morena que hacía que Elena no dejara de pensar en ella. Era como si la pequeña se hubiera metido bajo su piel permanentemente y para ser totalmente honestos, los sentimientos que evocaba en su interior lograron asustar y emocionar a Lena, ambas cosas al mismo tiempo.

Finalmente, la campana sonó señalando el término del primer periodo y la pelirroja tomó sus cosas y las guardó en su mochila. Rápidamente se dirigió a la puerta, escapando de sus compañeros de clase y uniéndose al resto de los estudiantes que caminaban en el pasillo. No podía dejar de buscar los ojos color celestes entre la multitud, pero se decepcionó al no hallarlos y se dirigió al salón de clases de la Señorita Oksana. La escuela tenía algunas clases optativas programadas al comienzo del día. Cuando Elena entró al salón de clases, vio a Frida saludándola desde un asiento en el extremo derecho de la sala donde se encontraba una mesa vacía, dejó su bolso en el suelo y se sentó junto a su amiga.

–Hola – dijo saludando a la niña de más baja estatura con una sonrisa – No sabía que estabas en la clase de la Señorita Oksana.

–Sí – Frida respondió alegremente – No tuvimos tiempo de comparar los horarios antes del primer periodo.

–¿Sabes si Nastya estará aquí también? – Elena preguntó esperanzada.

–No – Frida informó  –Nastya y Troy están en la clase del Señor Petrov.

–Eso es una mierda – gruñó, mirando a su alrededor para asegurarse de que la Señorita Oksana no hubiera llegado aún.

–Al menos nos tenemos la una a la otra – Frida dijo sintiéndose afortunada – Podría haber sido peor.

–Verdad – La pelirroja dijo antes de hacer una pregunta –¿Cómo estuvo el primer periodo? ¿Pasó algo emocionante?

–No…– Frida suspiró levemente –Fue solo una vuelta a la rutina, nada más, nada menos.

–¿Qué clase tuviste?– Elena preguntó con curiosidad.

–Matemáticas –Frida le dijo.

–Oh…– respondió, pensando si debía decir la siguiente pregunta.

–Eres tan obvia que das pena– La castaña dijo con simpatía, notando el drama interno de la pelirroja.

–¿A qué te refieres?– preguntó Elena.

–Quieres saber si Yulia estaba en mi clase – Frida respondió riéndose.

–¿Soy tan obvia?– cuestionó la pecosa.

–Sorprendentemente sí – Frida comenzó –Es realmente divertido. No recuerdo haberte visto así antes. ¿De qué hablaron que te gusta tanto?

–¡Ese es el punto! – Respondió frustrada –No hablamos de nada. Yo solo le di su cuaderno y luego llegó su amiga.

La ojiverde hizo una pausa por un momento para sacar el mechón de pelo que cubría sus ojos y ponerlo detrás de su oreja.

–Bueno, en respuesta a tu pregunta– Frida dijo poniéndo su mano sobre la de Lena –No, Yulia no estaba en mi clase de matemáticas.

–Mierda– maldijo la pecosa. Frida se rió.

–¿Esperabas que pudiera conseguirte una cita con ella? – preguntó.

–No Frida – Dijo volteando hacia la puerta cuando vio entrar a Yulia junto a Olga.

–Oh…– La castaña de ojos café suspiró siguiendo la mirada de Elena –Mierda.

Elena miró como Olga y Yulia se sentaban juntas en el medio del salón antes de volver su atención hacia Frida, quien la miraba entretenida.

–Wow– dijo la castaña notando el nerviosismo de su amiga –Realmente te has enamorado de ella. Normalmente eres tan segura, pacífica y confiada de ti misma. ¿Qué demonios te ha pasado? Estabas bien esta mañana.

–No sé – Elena admitió, tratando de mantener la voz baja –Ese es el problema. Yo apenas conozco a Yulia pero he pensado en ella todo el día, desde que hablé con ella en la mañana.

–Quizás es solo un crush – Frida aconsejó –Todos tenemos crushes. Estoy segura de que se te pasará en uno o dos días.

–¿Estás segura?– Elena preguntó con incertidumbre –Quiero decir, he tenido crushes antes, pero esta vez… esto no se compara con nada que haya sentido antes.

–Elena – Frida dijo con seriedad, tomando la mano de la otra chica –Voy a decirte algo que puede que no te guste...

La pelirroja frunció el ceño ante las palabras de su amiga.

–¿Qué?– preguntó con inquietud.

–Te encantan las personas con historias– Dijo mientras notaba la confusión en el rostro de la pelirroja.

–Ok– Elena dijo tratando de entender.

–Yulia– Frida continuó, dirigiendo su mirada en dirección a la chica que estaba sentada unos metros más adelante, con la frente apoyada en sus brazos encima de la mesa –Tiene una muy buena historia.

–Frida – dijo Elena –¿Qué demonios estás hablando?

–Piénsalo Lena – respondió –Yulia ha estado en esta escuela durante los últimos dos años y nunca te diste cuenta de su existencia. ¿Por qué? ¿Por qué solo ahora estás misteriosamente interesada en ella?

Lena levantó sus cejas mientras sacudía su cabeza ligeramente, y Frida tomó esto como una señal para seguir adelante.

–Es porque ella tiene una historia ahora– La castaña le dijo como si fuera obvio –Ella ha pasado por algo que mucha gente en esta escuela nunca va a entender o presenciar. Estuvo a punto de morir.

Frida hizo una pausa.

–Eso es lo que te atrae de ella– finalizó –Estás intrigada porque quieres saber que es estar cara a cara con la muerte.

Lena miró a Yulia y meditó las palabras de Frida. De una manera extraña, esas palabras tenían mucho sentido, pero al mismo tiempo, Lena no podía dejar de sentir que su atracción por la ojiazul era más allá de un nivel intelectual y académico. Era algo físico también. Se sentía atraída por Yulia, por su físico, su pelo corto y oscuro, sus ojos color celestes y sus labios carnosos. No era solo por las historias que podía contar, o las experiencias que podía compartir con ella. Era Yulia por si misma, solo ella.

La pecosa escuchó la puerta cerrarse y vio a la Señorita Oksana entrar al salón. Se dio vuelta en su asiento para mirar adelante mientras su maestra ponía su bolso en la silla y se paraba en frente de toda la clase.

Lena ha estado en la clase de Español de la Señorita Oksana desde el año pasado, pero aún así ella era su maestra favorita. Era la más joven de todos los maestros de la escuela, pero respetaba a los estudiantes, lo que la hizo merecer su respeto. La Señorita Oksana tomó la asistencia y entregó algunos avisos de la escuela antes de dirigirse a los estudiantes en un nivel más personal.

–Ok– comenzó, observando a cada persona que se encontraba en su clase –¿Cómo estuvieron sus vacaciones de verano? ¿Tuvieron un buen descanso?

La profesora comenzó a caminar alrededor de todo el salón, como si ella estuviera hablando con viejos amigos que no había visto hace un tiempo.

–Yo personalmente tuve unas vacaciones muy buenas– dijo mientras seguía paseándose – Fui a África por un par de semanas para visitar los orfanatos de ahí e incluso, tuve la gran oportunidad de ir de safari.

Dejó de caminar una vez que llegó al centro del salón, pero luego volvió a su escritorio.

–David – se dirigió a un niño que estaba sentado en la primera fila –¿Qué hiciste este verano?

–Uh– David estaba realmente sorprendido de que la Señorita le estuviera hablando a él –Fui a un campamento de baloncesto.

–Excelente– respondió ella –¿Y tú Frida?– Dijo poniéndose de pie para dirigirse a ella y a Elena.

–Yo me quedé en casa– respondió la chica de baja estatura.

–¿Solo eso?– preguntó la Señorita Oksana –¿No hiciste nada más durante el verano?

–Bueno… fui a Kiev a visitar a mis abuelos – respondió.

–Genial– dijo la Señorita Oksana con entusiasmo mientras volvía a su escritorio una vez más.

Elena miró a Yulia, quien escuchaba con atención la conversación, pensando que a ella le preguntarían lo mismo. Para su suerte, la maestra tocó delicadamente el hombro de la morena para tranquilizarla, sin hacer contacto visual.

–Muy bien – dijo ella – Tienen veinte minutos antes de su siguiente clase. Quiero que se acerquen a la persona que tengan a la derecha y hablen con ellos sobre los temas que daré ahora.

La Señorita Oksana comenzó a escribir en el pizarrón una lista de preguntas que incluían cosas triviales como –¿qué hiciste durante el verano?–, –¿banda favorita?–, etc.

–Al final de la clase, quiero que todos hayan aprendido algo nuevo sobre otra persona en este salón – informó –No estoy diciendo que se harán amigos ni nada, pero nunca se sabe.

Todo el grupo estudiantil comenzó a hablar fuertemente, el salón se volvió un lugar muy ruidoso y todos hablaban con entusiasmo.

Elena se volteó a su derecha, dándose cuenta de que la mesa estaba vacía y rápidamente miró a su alrededor para ver si alguien más estaba sin pareja.

–Elena – escuchó a la Señorita Oksana a su lado –¿Puedes ir con Olga?– Preguntó.

–Uh, Señorita Oksana – Dijo confundida – Yulia está sentada junto a Olga.

–Lo sé– aclaró –Estoy pidiéndote que cambies de lugar con ella.

Elena miró hacia donde estaba Yulia y se dio cuenta de que la otra chica estaba observando su conversación con la profesora, como si estuviese esperando algo.

–Yulia– la Señorita Oksana le hizo una seña a la morena mientras Elena se levantaba de su silla mirando a Frida asombrada.

Elena tomó su mochila y se dirigió al lugar donde estaba Yulia, quien estaba de pie.

–Creo que nos vamos a ver seguido– la morena dijo lentamente mientras Elena sonreía con timidez.

La pelirroja no pudo evitar sonreír cuando Yulia le hizo una seña para se sentara junto a ella.

–Creo que lo haremos– Afirmó mientras se sentaba junto a Yulia –Hola de nuevo– saludó a Olga, quien sonrió cálidamente.

–Hola– la otra chica respondió – Así qué… ¿vacaciones de verano? dímelo todo.

–Yulia…– la Señorita Oksana llamó a la chica amablemente para que se sentara junto a ella.

La morena se dirigió hacia el escritorio de la profesora, preparada para tener una conversación confidencial con ella.

–En primer lugar– la profesora tomó la mano de Yulia con cariño –Es muy bueno volver a verte en la escuela, no estaba segura de que volverías tan pronto.

–Yo tampoco– Yulia respondió con honestidad.

–¿Cómo te has sentido hasta ahora?– preguntó –¿Algún problema que debería tener en cuenta?

–¿Además de mí?– Yulia preguntó despectivamente.

–Yulia, tú no eres un problema– la profesora le informó a la chica.

–Señorita Oksana– Yulia comenzó a hablar, haciendo una pausa por un momento para pensar en sus siguientes palabras – La escuela ha estado muy bien… pero…

La ojiazul bajó la mirada por un momento y la Señorita Oksana esperó pacientemente a que la chica continuara.

–No puedo escribir– Yulia admitió, viendo a los ojos de su maestra –Me cuesta leer a veces…

–Lo mismo le ocurre a muchos estudiantes aquí, Yulia – animó la Señorita Oksana.

–No puedo hablar con seguridad – Dijo avergonzada.

–Estás hablando bien – La profesora elogió para tranquilizarla.

–Ya no puedo dormir – confesó –Me duele la cabeza y no puedo concentrarme adecuadamente.

–Hasta el momento– dijo sonriendo amablemente – Suenas como cualquier otro estudiante en mi clase. No quiero que pienses que estás sola en esto ¿ok?

–Tuve que dejar mis clases de matemáticas – Dijo abatida –Yo… yo solía… ser una… excelente estudiante…– dijo con dificultad –Ahora… ni siquiera… pu…puedo amarrar mis propios… cordones.

La Señorita Oksana sonrió tristemente.

–Yulia, has pasado por mucho durante este verano.
Nadie espera que te pongas mejor de un día para otro. Tomará tiempo y trabajo. Por lo que he oído, ni siquiera estabas respirando por ti misma hace diez semanas…– la profesora puso su mano sobre el hombro de la pelinegra para tranquilizarla –Mira lo lejos que has llegado desde entonces.

–Probablemente reprobaré este año – Dijo con simpleza.

–Tú no sabes eso– respondió la profesora –Va a ser difícil Yulia, no voy a decir que no lo será, pero hay sistemas establecidos aquí para ayudarte. Todos tus profesores han hablado con la profesora Krikoff, la consejera. Nos han dado estrategias de sus terapeutas para ayudarte a hacer la transición de vuelta a la escuela secundaria.

–Lo sé– respondió Yulia.

–Lo que necesito de ti es que me dejes saber si tienes algún problema y cuales son ¿sí? Cualquier cosa, sea grande o pequeña, pero no puedo ayudarte si no me dices que te sucede. Así que puedes hablarme si me necesitas ¿está bien? Mi puerta está siempre abierta para ti. Por favor, prométeme que vas a hablarme si lo necesitas.

–Ok– dijo Yulia –Prometo que lo haré.

–Muy bien– respondió sonriendo.

–¿Señorita Oksana?– Yulia dijo mientras sostenía su mano.

–Yulia, puedes decirme lo que sea. ¿Qué sucede?– dijo ella.

–Perdón– Yulia respondió y la Señorita Oksana la miró con confusión.

–¿Perdón por qué?– preguntó desconcertada.

–Por estar… enojada– Dijo apartando la mirada –Frustrada.

–Ok– dijo la Señorita Oksana sin comprender aún la disculpa de Yulia.

–Yo… golpeé a mi hermana la otra vez– Reconoció –Y rompí la puerta de mi habitación.

La morena miró a la profesora Oksana buscando comprensión, pero no la encontró.

–No quiero que me odie – aclaró –Si… yo… ya sabe… hago algo… Soy diferente… desde el accidente… no puedo controlarme…– Tragó saliva –No me estoy explicando muy bien– dijo frustrada.

–Yulia– la Señorita Oksana comenzó a comprender lo que quería decir –Tenemos los informes de tu terapeuta. Todos los profesores somos conscientes de tus dificultades y de tus cambios de personalidad. Vamos a tratar de prevenir cualquier problema, pero en caso de que algo suceda, serás tratada adecuadamente. Sabemos que no tienes intención de hacerlo, la desinhibición e inestabilidad emocional son comunes después de lo que te ha pasado.

–¿Qué pasa si golpeo a alguien?– Preguntó.

–Nos ocuparemos de eso juntas– la Señorita Oksana respondió honestamente –Eso es todo lo que te puedo prometer por ahora ¿está bien?

–Ok– Yulia asintió con la cabeza.

–¿Estarás conmigo en el siguiente periodo?– la profesora preguntó mientras se levantaba de su silla y miraba el reloj. La morena abrió su cuaderno para ver su horario y se quedó mirando el reloj.

–Sí– Yulia asintió.

–Muy bien entonces– la profesora le proporcionó una sonrisa tranquilizadora –Quédate aquí ¿si?

–Ok– Yulia aceptó, recostándose en su silla y mirando a la profesora dirigirse al resto de la clase.

La pelinegra se dio cuenta de que Olga y Lena detuvieron su conversación cuando la Señorita Oksana se levantó de su silla. Olga levantó su ceja de forma interrogante, preguntándole a su amiga silenciosamente si todo estaba bien. Yulia hizo un esfuerzo para poner una sonrisa en su rostro a pesar de sus inseguridades e hizo un gesto con la mano para demostrar que todo estaba bien. La castaña de ojos avellanados le guiñó en señal de respuesta.

La morena sacó su cuaderno para ver cual era su próxima clase, observando su letra garabateada e ilegible, y se preguntaba por qué se molestaba en tomar apuntes si ni siquiera podía entenderlos. Se quedó en su asiento e inclinó la cabeza hacia atrás cerrando los ojos, cruzó los brazos sobre su pecho.
Respiró hondo y exhaló lentamente, contando hasta diez en la cabeza tal cual su terapeuta le había aconsejado. Sabía la razón por la cual  debía tomar apuntes en clases. No era para tener una referencia.
Todos sus profesores iban a proporcionarle todo lo necesario para estudiar en casa. La razón por la que debía hacerlo era porque necesitaba practicar su escritura a mano. Incluso su hermana pequeña tenía una letra más legible, y Vika solo tenía seis años.

Escuchó la campana, pero se quedó como estaba, diciéndole adiós a la Señorita Oksana. Yulia sintió la presencia de alguien atrás de ella, levantó la cabeza y abrió los ojos.

–¿Este asiento está ocupado?– Elena preguntó señalando la silla junto a ella.

–No– respondió Yulia.

–¿Te molesta si me siento aquí– preguntó la chica de ojos verdes.

–No– dijo Yulia y Lena se sentó mientras Olga terminaba de hablar con la Señorita Oksana y se acercaba a ella.

–Yul, tengo que ir al laboratorio de química, así que vendré a buscarte después ¿entendido? – dijo Olga.

–Yo puedo llevar a Yulia a la siguiente clase si quieres – ofreció la pelirroja.

–¿En serio?– preguntó Olga.

–Puedo caminar sola – acotó Yulia – No… voy a… rehabilitación por… nada… ya sabes – Se reprendió interiormente ante la falta de fluidez en lo que había dicho.

–Lo sé– Dijo Olga con tono de disculpa –Perdón, es solo qué… me preocupo por ti. Tú mamá me pidió asegurarme de que estuvieras bien…

–Lo sé, lo siento.

–¿Así que irás con Elena a la siguiente clase?– Olga preguntó.

–Por supuesto– afirmó – Nos vemos en el almuerzo?

–Claro que sí– Olga respondió mientras corría por la puerta camino a su próxima clase.

–¿Estás enojada con ella?– preguntó Elena por fin cuando estuvieron solas, mientras esperaba que el resto de la clase dejara el salón.

–No – respondió con honestidad.

–¿Estás enojada contigo misma? – La pelirroja cuestionó intuitiva. La pelinegra no respondió a la pregunta de la chica. En cambio, le preguntó algo.

–¿Aprendiste mucho?– dijo.

–¿Sobre Olga?– preguntó riendo levemente –Creo que ella aprendió más de mí que yo de ella.

Yulia sonrió al imaginar a Olga interrogando a Lena.

–Sin embargo, igual aprendí de ella; ahora sé que tiene una obsesión enfermiza con Beyoncé – La pelirroja siguió intentando mantener una conversación con la otra chica mientras otros estudiantes llegaban a tomar sus asientos.

–Eso es verdad – Yulia respondió – Es… eso… ugh… mierda…– Se llevó una mano a la cabeza y se frotó la sien con su pulgar.

–¿Estás bien?– Le preguntó con preocupación –¿Debería hacer algo?

–No– Yulia respondió tratando de sonreír para tranquilizar a la otra chica –Son mis… palabras…– se las arregló para seguir hablando –Vienen… y…

–¿Se van?– añadió Elena.

Yulia levantó su pulgar y asintió.

–Mier…– Yulia trató de decir.

–A la mierda, por cierto – La pecosa dijo por ella, riendo.

Yulia consiguió reír en respuesta a lo que había dicho la otra chica, y Lena sintió aquella sensación en su estómago que se estaba convirtiendo en algo habitual.

–Mier…– intentó nuevamente.

–Déjame hacerlo por ti – Elena dijo, golpeando la mesa con su mano con dramatismo –Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.

–¡Elena! – La Señorita Oksana la regañó mientras cerraba la puerta.

–¿Sí profesora?– Respondió avergonzada, dándose cuenta de que todos la miraban.

–¿Hay algún problema? – la Señorita Oksana preguntó mirando a la ojiazul con preocupación al notar su cabeza inclinada mientras frotaba su sien con el pulgar.

–Bueno, verá señorita…– Elena comenzó a decir pero se vio interrumpida por el sonido de las risas ahogadas de la pelinegra –Bueno… uhm…– intentó encontrar una respuesta que pudiera excusar su comportamiento pero no podía concentrarse con el dulce sonido de la risita de Yulia.

–¿Yulia?– la Señorita Oksana preguntó –¿Algo que quieras añadir a la elocuente respuesta de Elena?

La morena levantó la cabeza y su risa se calmó. Podía ver el ligero toque de diversión en los ojos de su profesora, pero sabía que debía mantenerse sería ante la clase. Incapacitada para hablar, Yulia negó con la cabeza.

–Hablaré con ustedes dos al final de la clase – la Señorita dijo volviendo a dirigirse al resto del salón. Se detuvo en su escritorio y comenzó a buscar entre sus documentos el plan de estudio de este semestre.

–Gracias por eso – susurró Lena, acercándose más a Yulia que estaba escuchando a la Señorita Oksana –Jesús, pensé que me enviaría a detención – La morena dirigió su mirada a la pelirroja.

–Perdón–  se disculpó en voz baja –No me di cuenta… ella tenía razón…

–Bueno, ehmm – Susurró –Puedes hablar de nuevo?

–Casi – confirmó Yulia.

–Eso debe ser muy molesto – dijo la pecosa, mirando hacia el frente del salón solo para asegurarse de que no estaba en riesgo de ser atrapada hablando. La profesora estaba de espaldas a ellas, ya que estaba escribiendo en la pizarra –¿Volverá por completo?
Yulia se encogió de hombros.

–Quizás.

–¿Estás harta de hablar conmigo ya?– Preguntó la pelirroja en tono de broma tratando de hacer reír a Yulia. Juraría que la simple risa de la morena podría llenarla de felicidad incluso en sus peores días.

–Tal vez – Yulia respondió con una sonrisa juguetona.

–¿Tal vez?– dijo Elena fingiendo asombro, bajando el tono de su voz para que la Señorita Oksana no descubriera su conversación secreta –¿Después de que casi me asesinaron por ti hace un momento?

–Tú dijiste una mala palabra – Yulia dijo con total naturalidad –No fui yo.

–¡Solo porque no podías! – Dijo fingiendo incredulidad.

–Yo iba a decir miércoles – La morena acotó mientras sonreía ampliamente.

–¡Mentira!– Elena protestó.

–Sss…– La pelinegra dijo, suspirando profundamente ya que el resto de la frase no saldría de su boca.

–¿Si? – Elena completó, levantando su ceja divertidamente.

–Siiiiii– logró pronunciar lentamente.

–Ves? – Elena repitió asintiendo con la cabeza –Estamos teniendo un giro muy interesante en nuestra conversación.

La morena miró al resto de la clase y veía a la Señorita Oksana repartir libros y materiales de estudio para el semestre. Luego, miró a Elena.

–Gracias– Dijo con sinceridad.

–¿Por qué?– preguntó.

–Por no tratarme de manera diferente– Logró decir en voz baja.

Elena sintió a las mariposas en su estómago de nuevo debido a las palabras de Yulia, y su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal cuando vio a la morena sonreírle tímidamente. Volkova inclinó la cabeza y miró a Elena otra vez.

–Es agradable sentirse normal– susurró.

Lena se inclinó en su silla mientras Yulia volvía a concentrarse en el resto de la clase.

Tú nunca serás normal. Elena pensó, mirando atentamente a la ojiazul.

–Creo que eres extraordinaria– Dijo la pelirroja en voz alta sin querer.

–¿Qué?– Yulia preguntó sorprendida, creyendo no haber escuchado correctamente.

–De nada– dijo Elena y Yulia le sonrió mientras la miraba con esos ojos color cielo que tanto le gustaban.

–Ok– dijo la Señorita Oksana –Todo el mundo abra su libro de Frankenstein– Se detuvo frente a la mesa de Yulia y miró a Elena que se encontraba en el proceso de abrir su libro –Elena, ¿podrías empezar a leer?

–Claro– Elena aceptó. Se aclaró la garganta y notó que Yulia aún no abría su libro, pero comenzó a leer independientemente – Se alegrará de saber que ningún desastre ha acompañado el inicio de una empresa que se haya visto con tan malos presentimientos...

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😍 Que hermosa que es Lena con Yul!!!
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/12/2022, 9:23 pm

Si lena es super linda y esa forma q se están conociéndo es muy linda me gustan las historias así donde el amor se da tan lindo 😍 me encanto el capitulo lena es como un ángel para julia y julia es vida y amor para lena. Saludos querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/13/2022, 8:56 pm

Capítulo 3

El resto de la clase de español pasó con facilidad, algunos estudiantes leyeron fragmentos de la famosa obra literaria de Mary Shelley. La profesora eligió a los estudiantes al azar, y les dio la oportunidad de leerlos. Elena podía sentir la creciente inquietud de Yulia mientras que cada estudiante leía, pero por suerte, la profesora no eligió a la pelinegra para leer, conociendo sus dificultades. Durante el resto de la clase, la morena ni siquiera se molestó en abrir su libro de 'Frankenstein', sino que, en lugar de concentrarse en la lectura de sus compañeros, tenía la cabeza apoyada en su mano derecha, con el libro sobre el escritorio.

Finalmente, sonó el timbre y los estudiantes desocuparon el salón, dejando de lado a Yulia y a Lena, quienes debían hablar con la profesora en cuanto al uso excesivo de las malas palabras al comienzo de la clase. 

–Yulia– comenzó la Señorita Oksana, mirando fijamente a ambas chicas –No voy a tolerar que nadie hable con ese lenguaje en mi clase, mucho menos que tú lo hagas. ¿Ha quedado claro?  

– Sí, profesora –respondió tímidamente la chica de ojos verdes – Perdón, no volverá a suceder. 

– Estoy muy sorprendida de lo que pasó –señaló la señorita – Nunca he oído a nadie decir malas palabras en clases, Elena. No me importa cómo se comporten fuera de la escuela, pero ...  

– Señorita Oksana –interrumpió Yulia – Fue mi culpa. 

– Yulia ...

–No, en serio– volvió a interrumpir – Elena... solo estaba tratando de ... ayudarme. 

–No la escuche – dijo la pelirroja desestimando las palabras de Yulia, ni siquiera quería que se encontrara en problemas – Desde ahora me comportaré correctamente.  

– Elena –protestó la pelinegra – Señorita... yo emp ... emp ... ¡Uy! – La morena golpeó la mesa con su mano en señal de frustración. 

–Ok–, dijo la profesora Oksana, tomando la mano de la chica para que volviera a repetir lo que estaba queriendo decir –Tómate tu tiempo.

Yulia hizo lo que le había pedido, sin dejar de mirar a Elena. La niña de los ojos verdes se encontraba un poco incómoda, con los ojos de Yulia que la intimidaban un poco, tanto que tuvo que apartar la mirada.  

–Yo ... dije ... ma ... las ... palab ... .ras ... pri ... mmh ... –, dijo con dificultad –Primero – repitió con pesar.  Yulia volvió a mirar a Lena –Por favor – rogó – P..or ... f ... 

La Señorita Oksana miró a Elena sintiendo la angustia de Yulia al no poder hablar correctamente.

–Está bien – cedió la pelirroja – Yulia, por lo general, no podía completar una palabra pero yo opté por seguirla y no debí haberlo hecho. 

La morena se pasó una mano por el pelo, por toda la cicatriz que tenía en el lado izquierdo de su cabeza. Se frotó un poco la sien. 

–Ella no podía hablar – Continuó Elena mientras que la profesora Oksana miraba a Yulia con atención – Estábamos frustradas tratando de decir esa mala palabra, pero ella no podía... así que la dije por ella. 

–El informe de su terapeuta dice que su capacidad para hablar empeora cuando estás cansada, Yulia. El director Shapovalov ha hecho todo lo posible para que tengas un buen año escolar. Si tienes que irte a casa, puedes hacerlo.

Yulia negó con la cabeza.

–No– dijo tercamente.

–Yulia, no es necesario que seas tan dura contigo misma. Es el primer día de clases. No sucederán muchas cosas –le informó la Señorita – Es mejor que te tomes esta semana para que puedas tener mejores días. No trates de hacer todo de una vez.  

– Por favor – rogó la morena con los ojos bien abiertos – Estoy bien – La profesora Oksana sonrió con tristeza.

–¿A quién estás tratando de convencer?

–Yo... no ... quiero ir ... a casa – dijo miserablemente – Estoy ... cansada ... .de estar… todo el… día… ahí…. ¿Por favor?

Lena miró a la profesora esperando una respuesta, pero no había nada. En cambio, Oksana siguió observando el tema con detención, debatiendo en su mente tomar una mejor decisión. Elena miró a la morena y una ola de tristeza se apoderó de ella. Le dolía el pecho, pero no de la forma en la que le dolía durante la mañana, en la clase de biología, cuando todos los pensamientos estaban ligados a Yulia, como una mezcla de emoción y ansiedad, pero miserablemente todo en su cuerpo le decía que debería acercarse más aun a Yulia, que debía abrazarla y protegerla, proporcionarle la comodidad que ella necesitaba.

La señorita Oksana suspiró derrotada.

–Quiero que vengas a verme después del almuerzo ¿ok?– Propuso con seriedad –Si te sigues sintiendo mal, tendré que enviarte a casa.

La pelinegra dejó escapar un suspiro de alivio y asintió felizmente, dio un signo de –ok– con la mano a su profesora.

–No más insultos– la Señorita Oksana regañó a ambas chicas –Ninguna de las dos, ¿de acuerdo?– Ambas asintieron.

–Gra ... gracias – pronunció Yulia con dificultad.

–Además...– La profesora dijo de buen humor mientras le guiñaba un ojo –No te rías de tu amiga cuando esté en problemas por algo que tu has empezado.

Lena no pudo evitar sonrojarse cuando la profesora se había referido a ella como la amiga de Yulia, y las mariposas volvieron a apoderarse de su estómago. A la pelirroja le encantaba la idea de ser amiga de la morena.

–Está bien– respondió Yulia. Ambas tomaron sus cosas y salieron del salón rápidamente.

Yulia tenía clase de Historia mientras Elena debía ir a otra clase, ninguna de las dos se había encontrado en el pasillo. Cada unos cuantos minutos, Lena miraba disimuladamente a Yulia, queriendo desesperadamente romper el silencio que se había apoderado de ellas, pero tenía miedo de que la morena se incomodara. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Odiaba la idea de que alguien pudiera hacer sentir mal a la ojiazul, ya que había surgido en ella un inexplicable deseo de protegerla.

Se detuvieron brevemente afuera del salón de la morena, Lena esperaba ansiosa para que ésta dijera algo. La chica tenía dificultades al hablar, pero en ese momento, Lena se sentía incapaz de comunicarse, incapaz de decir una sola palabra, tenía la boca tan seca como el desierto del Sahara. Estaba paralizada, completamente asustada de molestar a la otra chica, o distanciarla.

Finalmente, Yulia levantó la mirada para encontrarse con la de la pelirroja, abrió la boca para decir algo, pero no pudo, mostrando una gran frustración. No podía hablar, de nuevo, así que se acercó y abrazó a la chica de ojos verdes, apretando su cuerpo con gran gratitud. El abrazo fue tan inesperado que Elena casi olvidó como respirar, algo que se agravó aún más cuando vio la sonrisa que se formaba en los labios de la ojiazul cuando entró a clase.

La pecosa se quedó parada, en silencio, por un momento, su mente se congeló, pero sonrió para sus adentros cuando finalmente le ordenó a su cuerpo que se moviera, dirigiéndose a toda prisa a su próxima clase, química. Llegó 10 minutos tarde, pero el Señor Stone no la regañó. Le dijo que tomara asiento y cuando sus ojos recorrieron el laboratorio, su sonrisa creció aún más mientras caminaba hacia el lugar donde se encontraba su amiga, rápidamente sentándose a su lado, dejando su mochila debajo de la mesa una vez que había sacado su cuaderno y su libro. 

–Llegas tarde – regañó la castaña – Estaba empezando a pensar que no estabas en esta clase.

–¿Cómo sabías que venía para acá? – preguntó la pelirroja.  

–Me las arreglé para echar un vistazo a la lista de asistencia del Señor Stone – respondió Nastya.  

–Traviesa...– respondió la pelirroja con aprobación –Me gusta.

–He estado guardándote un asiento desde entonces – dijo Nastya con orgullo –Un tipo del equipo de baloncesto intentaba sentarse aquí.

–¿No te gustan los chicos del equipo de baloncesto?– Elena bromeó levantando una ceja.

–Más de lo que a ti te gustan– devolvió la broma.

–Bueno, me siento halagada de que me hayas guardado un asiento – bromeó la pelirroja –Supongo que me quieres ¿no?

–No tanto como te quieres tu misma, Elena – dijo Nastya mientras el Señor Stone les entregaba sus respectivos libros.  

Mientras Lena observaba su libro, Nastya le preguntó –¿Por qué llegaste tarde?

–Tuve que quedarme después de clases para hablar con la Señorita Oksana ya que dije una mala palabra en medio de su clase – admitió.

–Bueno, bueno, bueno – dijo la castaña mirando a su amiga con incredulidad –Elena Katina diciendo malas palabras en clase... ¿cuándo fue la última vez que  pasó eso? Pensé que eras la alumna favorita de la profesora. Ni siquiera puedo recordar la última vez que te dieron detención.

–Eso es porque nunca he ido a detención– respondió Elena.

–¿Es este el comienzo de alguna rebelión adolescente?– preguntó la castaña de ojos verdes en tono de broma –¿Vas a comenzar a fumar también?

–Cállate– dijo Elena –No fue gran cosa.

–No estoy de acuerdo – dijo riendo –¿Qué pasó?

–Yo...– Lena comenzó a hablar, pero fue interrumpida por el Señor Stone que se puso a hablar frente a la clase. Bajó la voz y continuó susurrando – Dije una mala palabra para ayudar a Yulia.

–Oh....– susurró Nastya –¿Estás en clase de español con tu nuevo amor?

–Sí– respondió Elena en voz baja.

–¿Yulia estaba tocándote en lugares inapropiados bajo la mesa?– preguntó Nastya, haciendo que Elena se ahogara con su saliva, lo que hizo que estallara en un ataque de tos.

–¿Está todo bien señorita Katina?– el Señor Stone preguntó notando la angustia de la joven.

Lena levantó una mano en señal de que el profesor podía continuar con la clase. Una vez que su tos se había acabado, la pelirroja miró a Nastya, quien la observaba con gracia, y para ser honestos, quería golpearla.

–Oh Dios mío – murmuró Elena –No Nastya. Eso no fue lo que pasó... ¡rayos!– La castaña rió ante la incomodidad de su amiga.

–¿Estás disfrutando de esto, verdad? – preguntó la pelirroja cuando Nastya no podía dejar de reír.

–Perdón– se disculpó la castaña mientras se acercaba a Lena –Es solo que me molestaste demasiado cuando empecé a salir con Arin que ahora debo vengarme de eso.

–Ah...– dijo Lena, inclinando ligeramente la cabeza mientras recordaba las bromas inofensivas que había hecho respecto a Nastya y Arin el año pasado –Está bien entonces.

–Entonces... ¿qué pasó realmente?– preguntó su amiga en un tono más serio.

–Es una larga historia... pero te diré lo más importante.

–Está bien.

–Yulia no podía hablar, se frustró, intentaba decir 'mierda' y no podía. Así que dije ma mala palabra por ella – acotó la pelirroja.

–Esta es probablemente, la forma más rara de tratar de conquistar a alguien, que nunca había escuchado – dijo Nastya mientras ponía su atención en el video que el Señor Stone había proyectado en la pizarra. Algo sobre normas de seguridad en el laboratorio.

–Cállate– reprochó Elena –No estuvo bien. Me siento muy mal por ella. Yo solo quería hacerla reír.

–¿Es tan difícil para ella poder hablar?– preguntó Nastya.

–No todo el tiempo– añadió  –A veces habla con fluidez.–

–¿Y otras veces?– preguntó la castaña, interesada.

–Otras veces no puede hablar nada de nada– informó la otra chica.

–Eso es terrible– dijo la castaña.

–Sí– Elena asintió –Cuando la llevé a su clase de historia no podía decir nada... así que solo me abrazó.

–¿La llevaste a su clase de historia?– preguntó la castaña mientras una sonrisa picarona se extendía en su rostro –Wow, ya estás intentando conquistarla y solo han pasado un par de horas desde que la conociste.

–Le dije a Olga que yo la llevaría a su clase– reprendió Elena.

–Claro que sí– respondió Nastya riendo en voz baja –Porque Olga te pidió que lo hicieras ¿verdad?

–Bueno, no del todo. Yo me ofrecí– aclaró Elena.

Nastya levantó sus cejas en respuesta a las palabras de su amiga.

–Eres tan caballerosa, Elena.

–Olga debía irse rápido a su siguiente clase–  trató de justificar.  

–Hey– dijo Nastya, poniendo su mano sobre la de la chica pelirroja –Creo que eso fue muy tierno – Lena ignoró el comentario de su amiga –No, en serio Lena – dijo –Eres muy adorable cuando estás enamorada de alguien. El amor te cambia totalmente.

–Woah– protestó la pecosa –Espera un minuto... no estoy enamorada de ella.

Nastya la miró con seriedad.

–No lo estoy– repitió –La acabo de conocer hoy, literalmente.

–Por cierto, me gusta la pareja que hacen– declaró Nastya ignorando los comentarios anteriores de su amiga –Solo para que lo tengas en cuenta.

–¡Nastya!–  exclamó con desesperación.

–¿Qué? Creo que se ven lindas juntas y ella puede hacerte feliz...– hizo una pausa para asegurarse de que Lena la estaba escuchando –Y aunque solo se conocieron hoy, no puedes dejar de sonreír.

–¿En serio?– preguntó Elena.

–Sí, ya sabes, estás más animada de lo normal– aclaró Nastya –Tú y la felicidad son mi orgullo. Si Yulia te hace sentir inquieta, nerviosa y por sobretodo feliz, ya sabes, con mucho gusto seré la capitana de tu ship.

–Pasas demasiado tiempo en facebook – acotó la pelirroja –Recuérdame que tengo que hablar con tu madre sobre eso.

–No te atreverías – respondió la castaña, segura, y Elena sabía que tenía razón. El Señor Stone comenzó a hablarle a la clase de nuevo.

–Después de que me hablaste tanto sobre tu amor de verano– dijo la castaña ojiverde en voz baja –¿Qué pasó con Alexa? Honestamente puedo decir que prefiero a Yulia.

–Nunca conociste a Alexa– dijo Elena.

–Exactamente– dijo Nastya –Un punto para Yulia.

–Eres una idiota – rió la pelirroja.

–Quizás...– aceptó –Pero te apuesto mis entradas para el concierto de Beyoncé que no haz pensando en Alexa en ningún momento desde que hablaste con Yulia esta mañana– Lena hizo un puchero y cruzó los brazos causando que Nastya riera.

–¿Ves? tengo razón – respondió.

–Te odio– dijo la pecosa mientras volvía su atención a la clase.

–No, no me odias– respondió Nastya riendo.

Después de que habían visto el video del Señor Stone y escucharon su aburrido discurso sobre el programa del semestre, el resto de la clase comenzó a realizar algunos experimentos hasta que terminó la hora. Ambas chicas tomaron sus cosas y se dirigieron al bullicioso pasillo que estaba completamente repleto.

–Lena, ¿no es esa tu enamorada que viene caminando hacia nosotras con Frida? – preguntó Nastya cuando vio a las otras chicas en el pasillo.

–Ugh, sí– respondió Elena con nerviosismo –¿Qué están haciendo juntas?

–Ellas se conocen desde el año pasado, ¿no?– preguntó la castaña –Frida dijo que estaban juntas en clases de matemáticas ¿verdad?

–Si, pero no, Frida tuvo clases de matemáticas durante la primera hora– señaló Elena – Y Yulia no estaba allí – Nastya le dio a la pelirroja una mirada inquisitiva.

–Creo que ahora tengo la misma clase que Frida, quizás viene por mi– acotó Nastya mientras Frida y Yulia se acercaban más.

–Hola – saludó la castaña de ojos café. –¿Irán a almorzar ahora?

–Sí– respondió Nastya –¿Vamos a buscar algún lugar donde sentarnos?

–Claro– dijo Frida –¿Quieres venir con nosotras, Yulia?– preguntó amablemente.

–Gracias, pero le dije a Olga que almorzaría con ella – respondió la chica ojiazul.

–Ella te verá en el comedor– dijo Nastya –Deberías venir a pasar el rato con nosotras– Lena miró a Nastya con cara de '¿qué diablos estás haciendo?', y afortunadamente la peliengra no la notó.

–Okay– dijo Yulia, mirando a Nastya –Si no les molesta, claro.

–Para nada– respondió la castaña ojiverde y Elena la pisó al notar lo que su amiga intentaba hacer –Soy Nastya– dijo presentándose.

–¿Vas a clases de baile con Olga?– preguntó Yulia.

–Sí– confirmó la castaña ojos verdes sonriendo.

–Genial– eso fue todo lo que Yulia dijo antes de que todas se dirigieran al comedor.

Encontraron una mesa vacía bajo la sombra de un árbol y se sentaron ahí, Yulia junto a Frida y Nastya junto a Elena al otro lado.

–Así que...– dijo Lena tratando de entablar una conversación.

–¿Cómo es que ustedes se encontraron?– preguntó mirando a Yulia y a Frida.

–Yulia y yo estamos juntas en clase de historia– aseguró la otra castaña sonriendo ligeramente –Que pequeño es el mundo ¿no?

–Muy pequeño– asintió Lena.

–Teníamos que hacer una actividad en parejas, así que le pregunté a Yulia si quería estar conmigo– continuó diciendo Frida mientras miraba a la pelirroja.

–Estábamos en clases de matemáticas juntas el año pasado – añadió Yulia, sin saber que Elena y Nastya ya sabían.

–¿Este año no?– preguntó Nastya, a pesar de que ya conocía la respuesta. Miró de reojo a Elena, disfrutando de su nerviosismo.

–No– admitió Yulia –Tuve que dejar mis clases de matemáticas.

–Oh– suspiró Nastya –¿Por qué?

–Nastya– regañó Lena.

–No, está bien– dijo la morena mientras miraba a la chica castaña –No creo ser capaz de estar en esa clase este año... con lo del... ya sabes.

–Lo siento– se disculpó Nastya.

–Sí, bueno...– respondió Yulia y Elena le dio una patada a su amiga por debajo de la mesa. Nastya logró aguantarse el dolor y saludó a Olga que estaba atrás de Frida.

–Hola Olga – saludó, golpeando a Lena. La pelirroja miró a Nastya mientras Olga se sentaba al lado de Yulia.

–Hola Nastya – saludó la castaña de ojos avellanados antes de mirar a la pelirroja –Elena – continuó. Esta miró con rareza a Frida.

–Hola– saludó Frida con una pequeña sonrisa –Soy Frida.

–Hola Frida– respondió Olga, devolviendo la sonrisa.

–¿Por qué no me saludas?– preguntó Yulia bromeando, Lena no pudo evitar sonreír. Era feliz al ver a Yulia feliz. Era mucho mejor que ver a la morena frustrada, triste, como lo había hecho durante la clase de español.  

–Te veo todo el tiempo– bromeó Olga –No tengo tiempo de saludarte cada cinco minutos.

–¿Por qué soy amiga tuya?– preguntó Yulia riendo, el corazón de Lena comenzó a latir con rapidez ante el sonido de la risa de la pelinegra.

–Eres muy graciosa – admitió Yulia con un poco de sarcasmo, mientras miraba a las otras chicas y les guiñaba. Olga golpeó a la pelinegra en el brazo.

–Mierda, lo siento– se disculpó la de ojos avellana.

–Está bien– dijo Yulia, frotándose el brazo.

–Soy una idiota. Siempre me olvido de...

–Olga, está bien– interrumpió Yulia –He pasado por cosas peores.

Nadie dijo nada y la ojiazul las miró mientras decía – Wow, es difícil hacerlas hablar.

El resto de las chicas sonrieron al comentario de Yulia – Creo que el accidente no me hizo más graciosa.

–La buena noticia es que no hizo tus bromas más aburridas de lo que ya eran– agregó Olga riendo.

–Oh, golpéame – dijo la morena apoyando sus manos en la mesa.

–¿Qué?– preguntó Nastya confundida –¿Quieres que te golpee?

–No– aclaró Yulia –Me refería a que me preguntaran sobre el accidente, si quieren – Nastya miró a Elena y a Frida.

–Yulia– Olga comenzó a hablar pero Nastya la interrumpió.

–Entonces...

–Bien– dijo Yulia, relajando su cuerpo.

–¿Es verdad que estuviste en coma por tres semanas?– preguntó la castaña ojiverde.

–Sí– respondió Yulia.

–¿Lo recuerdas?– preguntó Frida.

–No– dijo la morena frunciendo el ceño. –Era como estar dormida– hizo una pausa –Pero sin sueños– añadió.

–¿Encontraron al conductor?– preguntó Elena inclinándose hacia delante para escuchar mejor. Una ira inesperada se apoderó de ella al pensar que alguien casi mata a Yulia.

–No– respondió la morena –Creo que no. Todavía no.

–¿Extrañas como solía ser tu vida antes del accidente?– preguntó Olga, bajando su mirada. Yulia miró a su amiga con una expresión de tristeza en su rostro.

–¿Tú extrañas como era mi vida antes del accidente?– preguntó. Olga alzó la mirada.

–A veces – admitió. Yulia suspiró –Todo el tiempo.

–¿Qué es lo que más extrañas?– preguntó Elena con interés.

–Sí... me refiero, te ves bastante bien– elogió Nastya.

–Las cosas pequeñas – respondió esta.

–Tocar la guitarra – agregó Olga a la respuesta de su amiga, y Yulia asintió con la cabeza – Eras realmente buena tocando la guitarra, Yul – la chica ojiazul sonrió ante las palabras de Olga.

–Escribir – reconoció Yulia.

–¿Historias? – preguntó Frida.

–Canciones – aclaró la pelinegra.

–¿Cantar?– preguntó Olga.

–Cantar– repitió Yulia –Más que nada, poder hablar con fluidez.

–Hablas bien – aseguró Nastya.

–Por ahora– dijo la morena intercambiando miradas con Elena –No hablaba bien hoy en la mañana, ¿verdad Elena?

–Sí, pero causo ese efecto en muchas chicas – coqueteó la pelirroja inconscientemente. Y cuando se dio cuenta de lo que había dicho, sus mejillas se sonrojaron a más no poder, mientras Nastya la miraba sorprendida. Yulia y Olga rieron y las otras chicas hicieron lo mismo.

–Soy una idiota– pensó.

–Extraño ser capaz de leer más de dos líneas de un libro sin distraerme– dijo Yulia, volviendo su atención hacia la pelirroja.

–¿No puedes leer? – preguntó Frida.

–Puedo, un poco– aclaró Yulia –Pero no tengo la capacidad de concentrarme totalmente. Me distraigo como un pez.

–Siempre has tenido la capacidad de concentración de un pez, Yul – intervino Olga sonriendo.

–Verdad– afirmó Yulia –Pero ahora es peor – La morena se perdió en sus pensamientos por un momento, un silencio incómodo cayó sobre el grupo –Me echo de menos a mi misma – Yulia finalmente admitió –Extraño la vieja yo– miró a Olga –Yo sé que tú también.

–Yulia...– dijo Olga sacudiendo la cabeza ligeramente.

–No, te conozco Olga– interrumpió la morena –Sientes como si fueras mi niñera ahora.

–Eso no es verdad– respondió la de ojos avellana con determinación antes de tomar un tono de broma –Siempre me he sentido como tu niñera – Yulia se rió y le dio un abrazo a su amiga, besando a la chica en la frente –No me importa nada más– continuó Olga –Solo tenerte a mi lado, aunque me molestes.

La morena empujó a Olga con suavidad por el hombro.

–¿Alguna otra pregunta?– preguntó la pelinegra aun riéndose.

–Tengo una más– dijo Frida –¿Que harán ustedes dos después de la escuela?– se dirigió a Yulia y a Olga. Lena miró sorprendida a la de ojos café.

–Nada– respondió Olga.

–Probablemente vamos a dormir– admitió Yulia con honestidad.

–En ese caso...– continuó hablando Frida –Normalmente invito a estas dos a mi casa a comer parrilla después del primer día de clases, ya sabes, para hablar sobre las vacaciones... y ustedes son más que bienvenidas.

–¿Qué estás haciendo? – Elena articuló mirando a Frida, mientras Olga y Yulia se ponían de acuerdo para responder. Frida le dio una pequeña sonrisa a la pelirroja de ojos verdes, sintiendo que estaba haciendo algo por la vida amorosa de su amiga.

–¡Suena genial! Yo iré – aceptó Olga agradecida.

–¿Yulia?– preguntó Frida –¿Qué hay de ti?

–No lo sé...– dijo con incertidumbre –Mi mamá...

–Ella también irá – interrumpió Olga.

Yulia miró a su amiga y se encogió de hombros.

–Okey, entonces creo que también iré– respondió Yulia –Gracias.

–¡Genial!– dijo Frida con mucha felicidad, aplaudiendo y mirando a Lena y Nastya –Supongo que ustedes también irán, ¿verdad?– les preguntó.

–Claro que sí– respondió Nastya, mientras Elena intentaba hacer contacto visual con ella.

–¿Elena? – preguntó Frida intrigada.

–Suena bien– respondió mirando a Frida con incredulidad.

–Perfecto– la castaña le guiñó a Elena.
La pelirroja regañó internamente a sus amigas por ser tan entrometidas.

–Genial–, pensó. –Esto es justo lo que necesito.


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/14/2022, 12:39 am

Un capitulo muy lindo y tierno, julia abrazandola, lena cuidandola y toda enamorada y las amigas super lindas de lena ayudándola me encanto. Un poco triste por lo duro q la esta pasando julia pero con lena todo será más llevadero y se recuperará 😍😍😍😍. Saludos cariño 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/14/2022, 9:06 pm

Capítulo 4

Las chicas pasaron el resto del almuerzo conversando, Nastya y Frida se burlaban de Lena por su amor por Yulia en cada oportunidad que se les presentaba. Para suerte de la pelirroja, Yulia no se daba cuenta de las bromas de las otras chicas o quizás solo las ignoraba.

Lamentablemente, no se podía decir lo mismo de Olga, quién si notó estas pequeñas bromas, levantando sus cejas ligeramente con una expresión llena de curiosidad en el rostro. En muchas oportunidades Olga notaba la forma en que Elena miraba no tan sutilmente a su mejor amiga. La pelirroja se sonrojaba cada vez que alguien notaba sus miradas hacia la ojiazul. Por su parte, Elena trataba de ocultar el rubor carmesí de sus mejillas, dejando descansar su cara en la palma de su mano, con los codos apoyados en la mesa. Estaba casi segura de que ese intento era inútil, su torpeza era evidente para todos los que estaban sentados en esa mesa. Bueno, todos a excepción de Yulia. No podía decidir si debía estar agradecida o no de la falta de atención de la pelinegra, era la única cosa que le impedía querer correr del lugar y morir de vergüenza.

No sabía que tenía Yulia que la hacía tan atractiva, pero era totalmente incapaz de dejar de mirarla. Es como si Yulia fuera lo más hermoso que sus ojos jamán hayan visto, como si estos no tolerarían mirar a alguien más. Cada vez que intentaba unirse a la conversación de las otras chicas, ella solo se encontraba mirando a Yulia nuevamente, mientras su cerebro trataba de grabar una imagen permanente de la chica, para preservarla en su memoria eternamente. A pesar de la conversación enérgica que llevaban las demás, la mente de Lena era absorbida con pensamientos de pasar tiempo con Yulia en la casa de Frida durante la tarde, las mariposas comenzaron a revolotear en su estómago con anticipación. Por mucho que Lena agradecía la oportunidad de pasar más tiempo conociendo a la morena, no le gustaba la idea de tener que hacerlo frente a tres testigos que, con mucha probabilidad, la verían haciendo el ridículo debido a su crush.

A pesar de este temor inicial que sintió cuando Frida invitó a Yulia a unirse a ellas para el almuerzo, no podía dejar de estar agradecida con su amiga. Nunca habría tenido el valor suficiente para invitar a Yulia por su cuenta, y el pasar tiempo con ella valió totalmente la pena a pesar del ridículo que hizo. Estaba contenta de que Olga se haya unido al grupo. Después de haberla conocido más durante la clase de español en la mañana, a la pelirroja le agradaba Olga. Esperaba convertirse en grandes amigas a medida que avanzara el año, pero por sobre todo, esperaba poder salir con Yulia a causa de algún milagro.

Al final del almuerzo, Frida le dio a Olga su número y dirección. Le dijo que vivía en la misma calle de Yulia y que podían llegar a su casa a la hora que quisieran. La pelirroja se sintió desanimada, ya que todas se dispersaron para asistir a sus próximas clases, comparando horarios, ella no compartía clases con ninguna de ellas durante el siguiente periodo. Eso no solo significaba que tendría que dejar de ver a Yulia por las siguientes horas, sino que también no tendría a nadie para distraerla de una clase que sería muy lenta y aburrida.

Lo prometido es deuda, la pelinegra volvió a ver a la profesora Oksana e hizo todo lo posible para que Lena no la acompañara, aunque la chica le había rogado a más no poder. Yulia parecía tener más energía desde el almuerzo ya que podía hablar con mayor fluidez, pero Elena estaba realmente preocupada de que la profesora insistiera en que debía irse a casa. Se preocupaba, ya que esto pondría en peligro la posibilidad de que asistiera a la casa de Frida en la tarde, y como consecuencia, la oportunidad de que pudiera verla una vez más antes de mañana.

Después de lo que pareció una eternidad, la campana sonó marcando el fin de las clases, la pelirroja prácticamente saltó de su silla ya que estaba ansiosa por irse. Puso su mochila en el hombro, casi golpeando a una cheerleader que estaba atrás de ella, y salió rápidamente al pasillo lleno de gente. Siguió la marea de estudiantes y se dirigió a su auto donde esperaría a Frida y Nastya, quienes aparecieron cinco minutos más tarde.

–Solo para que lo sepan – Elena las saludó, abriendo las puertas de su auto mientras se apoyaba con los brazos en el techo para mirarlas – Las odio a ambas.

–No, no nos odias – desestimó Nastya mientras se sentaba en la parte de atrás del auto. Lena se sentó en el lugar del conductor mientras que Frida se sentaba atrás junto a Nastya. Abrocharon sus cinturones de seguridad firmemente cuando Lena puso en marcha el motor.

–Sí, las odio – dijo la pelirroja –Nunca me había sentido tan incómoda como lo hice hoy en el almuerzo...

–¿En serio? – preguntó sorprendida Frida – ¿Aún más que esa vez en la escuela primaria cuando...?

–Oh Dios mío – dijo la pelirroja interrumpiendo a la castaña de ojos café para que no dijera lo que iba a decir en voz alta.

–Pensé que habíamos acordado no hablar de ese incidente nunca más –
La pecosa miró a la castaña de ojos café por el espejo, quien se reía histérica ante el recuerdo de ese pequeño incidente que había sufrido su amiga.

–Esperen – dijo Nastya, incapaz de recordar aquel momento – ¿De qué incidente estamos hablando?

–¿No lo recuerdas? – consiguió decir Frida entre risas –Esa vez que...

–¡Frida! – advirtió Elena.

–¡Oh!– respondió finalmente Nastya al recordar –Ese incidente.

La castaña de ojos verdes comenzó a reír histéricamente al igual que Frida y Elena hizo todo lo posible por ignorarlas, mientras salían de la escuela.

–Ya sabes, Yulia ni se dio cuenta de que la estabas mirando descaradamente – informó Nastya mientras Lena se detenía ante un semáforo –Estaba completamente inconsciente.

–Gracias a Dios – dijo –Creo que me habría muerto si se hubiera dado cuenta de la gran cantidad de bromas que me hicieron.

–Eres literalmente la persona menos sutil del mundo, Lenita – declaró Frida desde el asiento trasero –Todos los que estaban en el comedor notaron tu enamoramiento por Yulia, menos ella.

–Creo que hasta la NASA lo captó desde un satélite – agregó Nastya.

–Tienes mucho trabajo que hacer – dijo Frida con seriedad – Será difícil que esta chica se enamore de ti cuando ni siquiera puede ver los signos más evidentes de tu enamoramiento.

–¿Pueden dejar de hablar de eso? – preguntó Elena – Yo ni siquiera sé si ella es lesbiana y con la gran suerte que tengo, probablemente no lo es.

–Lo es – respondió Nastya con confianza – Puedo sentirlo.

–Claro, tu gaydar es infalible – se burló Elena.

–Oye, Scott Davidson el chico extranjero del equipo de fútbol, es gay – dijo Nastya –Frida intentó salir con él, por si no lo recuerdas.

–Oh, sí – dijo Frida – Scott Davidson... un desperdicio.

–Él es sexy – agregó Nastya.

–No lo creo – Elena no estuvo de acuerdo.

–Claro que no – rió Nastya.

–El hecho de que me gustan las chicas no significa que no pueda apreciar a un chico sexy cuando lo veo – protestó Elena.

–Es cierto – aceptó Frida – Pero, con toda honestidad, tienes muy mal gusto.

–Estoy de acuerdo – apoyó Nastya.

–¿Qué? – preguntó Elena – Yo no tengo mal gusto.

–Tú misma dijiste que habías salido con la única lesbiana que sigue en el closet de la escuela – dijo Frida.

–Y luego tuviste este crush con una chica random en el campamento de softbol, a quien no volverás a ver – agregó Nastya.

–Ni siquiera quiero mencionar esa relación que tuviste con Borys Kuzukov cuando pensabas que solo estabas pasando por una "fase" – continuó Frida.

–Todo el mundo sabía que la única razón por la cual saliste con él fue por su hermana mayor que es muy linda – añadió Nastya.

–Mátenme ahora – dijo Elena, golpeando su cabeza contra el volante mientras esperaba en un semáforo en rojo.

–No fue tan malo – dijo Nastya tratando de hacer sentir mejor a su amiga – Quiero decir que, obtuviste puntos importantes por tu atracción por Yulia... de hecho, ha sido la primera persona que has elegido que es realmente atractiva, en todo sentido, y si no conociera tus relaciones pasadas, podría decir que tienes un gusto impecable.

–Gracias, supongo – dijo la pelirroja levantando su cabeza para mover el auto una vez que la luz había cambiado a verde.

–No, en serio – le dijo Nastya – Yulia es muy agradable y no hay mucha gente que pueda ser tan adorable y sexy al mismo tiempo con una cicatriz de cuatro pulgadas a través de su rostro, pero de alguna manera se las arregla para seguir siendo hermosa – Nastya comenzó a reír –Para ser honesta, me molesta un poco que sea más atractiva que yo después de todo lo que le ha pasado.

–Oh, cállate – regañó Elena – Sabes que eres hermosa... quiero decir... seamos honestas, no eres mi tipo, pero...– Nastya golpeó a la pelirroja en el brazo haciéndola reír.

–Desearías que yo fuera tu tipo – dijo Nastya.

–No podrías manejarme – bromeó Elena.

–Ella tiene razón, Nastya – Frida se rió sigilosamente – Sería un caos incomprensible. Y tú no sabrías que hacer con ella.

–Yo estaba haciendo las cosas bien con Yulia hasta que ustedes dos decidieron involucrarse – interrumpió Lena.

–Oh, sí – aceptó Nastya –Lo que pasó en clases con la profesora Oksana. Lo estabas haciendo realmente bien.

–Por lo menos pude hablar con ella, entonces – dijo Elena – Ustedes dos arruinaron mi estrategia – Nastya miró a Frida y ambas comenzaron a reír.

–Lena – dijo Frida entre risas – Tú no tienes ninguna estrategia.

–Ella tiene razón – coincidió Nastya –Odio tener que decírtelo Lenita .

La pecosa gruñó mientras se estacionaba frente a la casa de Frida y las tres se bajaron. Cerró el auto mientras se dirigían a la casa.

–¿Les había dicho antes que las odio?– dijo la pelirroja de nuevo mientras la castaña de ojos café abría la puerta de su casa.

–Todos los días – respondió Frida riendo –Pero no te preocupes... .– continuó mientras le guiñaba a la pecosa – Yo también te odio – La pelirroja la ignoró mientras se dirigían a la cocina.

Las chicas pasaron los siguientes treinta minutos preparando ensaladas y la barbacoa. Era una tradición anual luego del primer día de clases, después de haber pasado el verano separadas, para ponerse al día de lo que se habían perdido mientras no estaban juntas. Elena, casi siempre pasaba unas semanas en el campamento de softbol. Normalmente, los padres de Frida preparaban la barbacoa, pero este año estaban visitando a unos amigos, dejando que las chicas la prepararan ellas mismas, lo que significaba que podrían hablar sobre la relación de Frida y Troy. Las tres se sentaron en el jardín, cada una disfrutaba de un té helado mientras escuchaban los detalles de la primera vez de Frida cuando sonó el timbre.

La pecosa sintió que su corazón se sacudía ante el sonido y trató de mantener los nervios fuera de su cuerpo, pero se dio cuenta de que no lo había logrado cuando Nastya comenzó a reír. Frida se fue a abrir la puerta y momentos después apareció con Olga y Yulia, quienes traían una bolsa llena de cosas para el postre.

–Hola chicas – saludó Olga agitando su mano con entusiasmo mientras se dirigía a la mesa de picnic donde estaban Nastya y Lena. Puso la bolsa sobre esta y se sentó junto a Nastya – Perdón por llegar tarde – se disculpó mientras Yulia se sentaba junto a la pelirroja, saludando a ambas chicas.

–No llegaron tarde – dijo Frida tranquilizándolas.

–Que alivio – respondió Olga ya más relajada – Estábamos atrapadas hablando con la mamá de Yulia. Creo que pasamos como 20 años escuchándola ¿o solo yo lo sentí así Yul? – preguntó.

La pelinegra negó con la cabeza mientras Frida les sirvió algo para beber.

–Quiero decir, puedo entender que sea sobreprotectora, pero, uf...– exhaló Olga –Creo que nunca había escuchado a alguien hacer tantas preguntas en solo diez minutos – Elena miró a Yulia, ya que esta no respondía.

–¿No puedes hablar ahora? – le preguntó. La morena bajó el vaso de té helado que estaba tomando y asintió.

–No – dijo ella – Estoy... cansada.

–Es verdad – confirmó la castaña de ojos avellanados – No hay nada malo en mí, pero hasta yo me siento cansada después de esa conversación.

–Quizás solo estaba preocupada – dijo Frida – Ya saben, su primer día de clases después de estar tan enferma. Debe haber sido muy duro para ella.

–Sí – Yulia logró decir con una sonrisa en los labios.

–Yulia ama a su mamá, a toda su familia pero, a mí también me molestaría que mi mamá me tratara como si estuviera hecha de vidrio. Su mamá es muy sobreprotectora, ¿te has dado cuenta de eso Yulia? Ella siempre te está observando, cada segundo. Casi me mata de un susto el otro día cuando me quedé en su casa y me levanté en la noche para ir al baño.

Una expresión curiosa se formó en el rostro de la morena y Lena disfrutaba de lo adorable que se veía cuando arrugaba la nariz.

–Abrí la puerta de tu cuarto y me encontré con la cara de tu mamá justo al otro lado – respondió la de ojos avellana a la pregunta silenciosa de su amiga – Juro que casi muero de miedo en ese moment – Yulia frunció el ceño ya que no recordaba eso – Tú caíste en un sueño muy profundo ese día, estabas tirada entre un montón de almohadas y ropa – intentó hacerla recordar –¿Te acuerdas? Pensaste que sería una buena idea comer dos bolsas tamaño familiar de skittles y una botella de coca cola... pero fue mucho.

–Ahhh...– la pelinegra dijo finalmente recordando – Sí... los skittles

–¿Ustedes dos siempre son así?– preguntó Nastya con diversión escuchando la conversación de las otras chicas.

–¿Así cómo?– preguntó Olga.

–Me refiero a que tú hablas por ti y también por ella – clarificó Nastya. Yulia sonrió y asintió con la cabeza.

–Ella.. tiene que hacerlo – dijo.

–Yul y yo nos conocemos desde que nacimos – explicó Olga –Yo la conozco al revés y al derecho y desde el accidente me he vuelto bastante buena con esto de hablar por ella – La pelinegra frunció el ceño ligeramente – Ella siempre me corrige cuando digo algo con lo que no está de acuerdo – continuó Olga.

–¿No te cansas de escuchar el sonido de tu propia voz? – preguntó Frida en broma. La de ojos avellana se rió y Yulia asintió vigorosamente con la cabeza.

–Nahh – admitió – Podría escucharme a mi misma todos los días y nunca me cansaría. Sin embargo, Yul se aburre de mi voz. Le da dolor de cabeza.

–Muy.... fuerte – dijo Yulia tratando de explicarse.

–De nervios – respondió Olga bromeando – Honestamente, esto ha mejorado. Desde la semana pasada hemos vuelto a tener conversaciones normales ¿verdad que sí? – la ojiazul hizo un gesto de asentimiento.

–Entonces, ¿qué pasó que no puedes hablar ahora? – preguntó Nastya.

–Escueeelaaaa – dijo la morena con lentitud.

–Estúpida escuela – agregó Lena mientras se arrepentía internamente de dejar que esas palabras escaparan de sus labios.

–Bueno – dijo Frida mirando a la pelirroja ya que había notado la vergüenza en su rostro – Ahora es tiempo de recuperarse y comer – dijo poniéndose de pie, para luego caminar hacia la barbacoa. Olga también se levantó para ayudar a Frida, mientras Nastya, Elena y Yulia se quedaron sentadas.

–Así que Yulia – dijo Nastya ganando la atención de las otras dos chicas – Ya que no puedes hablar bien esta tarde, te voy a contar la historia de cuando Lena se hizo pipi en frente de todos en la escuela primaria.

La pecosa estaba a punto de escupir la bebida que había ingerido recientemente, pero no lo hizo y casi se ahogó con el líquido.

'Nota mental', pensó: 'Matar a Nastya'.

Después de comer, las chicas se habían sentado en el pasto, a excepción de Yulia que se había sentado en una hamaca, a conversar y escuchar música mientras el sol se escondía. Por su parte, la morena, sintió su cuerpo ligeramente adolorido debido a la gran actividad que había realizado durante el día en comparación con los últimos meses. En un momento, se quedó dormida y las chicas, para no molestarla, se habían sentado más lejos para dejarla descansar sobre una manta en el césped.

–¿Hay que despertarla y llevarla a casa?– preguntó Elena después de que había pasado una hora y media desde que Yulia se había quedado dormida.

–No, todavía no – respondió Olga – No ha dormido ni una noche entera desde el accidente. Cada vez que duerme, es una bendición.

–¿Pesadillas? – preguntó Frida.

–Casi siempre – confirmó Olga – Todas las noches me despierto a las 3 am ya que recibo mensajes de ella.

Lena dirigió su mirada a Yulia que seguía durmiendo, su rostro estaba relajado y su respiración era lenta, lo que le sugería que estaba teniendo un sueño tranquilo. Se sentó a mirarla por un momento, observando como su brazo estaba apoyado en su abdomen, mientras el otro estaba colgando de la hamaca. Su cabello estaba desordenado, obstruyendo su cara, pero Lena aún podía ver sus suaves labios.

Pasaron otros veinte minutos de conversación y un improvisado juego de "¿Qué preferirías?", luego Lena fue a servirse otro poco de té helado, pero la jarra estaba vacía.

–Iré a buscar más té helado – dijo, tomando la jarra mientras se ponía de pie –¿Alguien quiere algo más de la cocina?

–No, gracias– respondieron las otras chicas.

–Uhmm...– dijo la castaña de ojos avellana mientras la pelirroja caminaba hacia el interior de la casa – ¿Puedes ver si Yulia sigue durmiendo? Ya sabes, ¿asegurarte de que siga respirando?

–¿Tiene algún problema al dormir? – preguntó Lena mientras observaba a Yulia tirada en la hamaca.

–No, lo dije en sentido figurado – respondió Olga en tono de disculpa.

–Oh– dijo aliviada –Sí, claro.

Dejó a Nastya, Frida y Olga, desapareciendo en el interior de la casa para conseguir más té helado.

–Ok – dijo la castaña ojiverde apresurada –¿De que team es Yulia? ¿Es lesbiana, hétero, bisexual o indecisa?

–¿Por qué quieres saber? – preguntó Olga mirando a las otras dos chicas que esperaban ansiosas una respuesta.

–A Elena le gusta Yulia – dijo Frida –Le gusta mucho.

–¡Lo sabía! – dijo Olga en voz baja – Pasó todo el almuerzo mirándola.

–¿Así qué...? – Nastya impulsó a Olga para que les proporcionara una respuesta –¿De que team es ella?

–Honestamente – dijo Olga – No tengo idea.

–¿Como no sabes? – preguntó Frida desconcertada – Yo siempre he sabido que Elena es lesbiana, incluso antes de que ella lo admitiera.

–No lo sé – admitió Olga – Es solo que nunca hablamos de esto. Yulia no sabe coquetear, ni siquiera intentaba coquetear antes del accidente. Nunca ha tenido novio... ni novia. Ella nunca ha besado a alguien – Hizo una pausa por un momento mirando a Frida y Nastya –Desde el accidente no se da cuenta de todo lo que sucede a su alrededor, así que no sé que piensa sobre Lena – continuó Olga – No creo que se haya dado cuenta de que Elena tiene un pequeño crush con ella – Pensó en la idea de la pelirroja y Yulia juntas por un momento – Aw – agregó Olga –Creo que harían una linda pareja.

–Sí– dijo Nastya –Lo sé. Se verían muy tiernas juntas ¿verdad? – Olga miró a Yulia y vió que Elena volvía de la cocina y se dirigía hacia ellas.

–Mierda– dijo la de ojos avellana mirando como Lena se agachaba junto a la morena por un momento para ver como estaba y luego caminó hacia las otras chicas – Hablaremos de esto más tarde. Envíame un SMS – Nastya asintió con aprobación mientras Elena se sentaba junto a ellas.

–Está totalmente dormida – dijo tomando un sorbo de su té.

–Algo me dice que no debo despertarla – respondió Olga.

–¿Te vas? – preguntó Elena, dejando su vaso de té en el pasto.

–Sí, se está haciendo tarde – dijo la de ojos avellanas mirando su reloj – Si no me la llevo ahora, terminará pasando toda la noche aquí.

–¿Quieres que vaya a despertarla?– ofreció Elena. Olga miró a Frida y Nastya con picardía.

–¿Estás segura?– le preguntó Olga –Te advierto que es una pesadilla cuando la despiertan.

–Sí, está bien– dijo Lena mientras se ponía de pie. Nastya y Olga sonrieron.

–Muy bien– respondió Olga –Yo ayudaré a Frida y Nastya a ordenar un poco – las tres recogieron los platos y vasos del suelo y los pusieron sobre la mesa de picnic, caminando con rapidez mientras Elena se dirigía hacia Yulia.

–Oh si– susurró Olga a Nastya mientras llevaban las cosas al interior de la casa, echando un vistazo por la ventana para observar a Elena y Yulia –Definitivamente les doy ship.

Las tres chicas desaparecieron en el interior de la casa, dejando a la pelirroja y Yulia a solas en el exterior. Lena dejó su vaso en el pasto y se agachó junto a la otra chica, acomodando su mano derecha que colgaba de la hamaca. Observó a Yulia por un momento, recordando cada facción de su rostro, cada línea que la contorneaba, para guardar esta imagen por siempre en su memoria. Poco a poco, levantó su mano para meter un mechón de pelo detrás de la oreja de la morena, conteniendo la respiración mientras disfrutaba de la belleza de la chica, una vez más. Desde su posición, era capaz de ver la gruesa cicatriz que cubría la ceja izquierda de Yulia y que se extendía en su frente, luego miró a su alrededor para darse cuenta de que estaba sola, y no podía resisitr la tentación de inclinarse un poco más y trazar suavemente con su pulgar la herida de la morena. Lo hizo por unos momentos, hasta que la chica abrió los ojos.

Yulia tomó a Lena por la muñeca, mantiéndola inmóvil por un momento.

–Hola– dijo la pelirroja con su rostro sonrojado. Yulia sonrió cansada, pero no dijo nada, por lo que Elena preguntó –¿Te comieron la lengua los ratones?

Pero el silencio permanecía, y la pecosa sintió el rubor en su rostro, debido a que Yulia no dejaba de mirarla.

–Di algo – dijo Elena sintiéndose muy insegura. Yulia soltó la muñeca de la pecosa mientras seguía en silencio. –¿No me estás hablando porque no puedes o porque no quieres?– preguntó.

La sonrisa de la morena se hizo más grande, causando que el corazón de Elena comenzara a latir con furia.

–Bien– dijo la pelirroja ya que Yulia aún no decía nada –Tu te buscaste esto.

Yulia frunció el ceño por un momento, confundida, hasta que Lena se acercó más a ella y comenzó a hacerle cosquillas sin piedad. La morena se retorcía sobre la hamaca, llorando de la risa, tratando de escapar de las manos de Lena.

–Pppp....– intentó decir, pero no pudo –Pppa.... Elee...– Lena se detuvo, sonriendo.

–Ok, entonces no me hablas porque no puedes– agregó.

La pelinegra se quejó en voz alta y Elena rió mientras la otra chica la golpeaba en el brazo juguetonamente.

–Estás cansada– dijo Elena –Has tenido un día difícil ¿no? – Yulia odiaba admitirlo, pero de todas forma asintió y levantó su pulgar derecho.

–Bueno, en ese caso, vamos a llevarte a casa – dijo la pelirroja mientras se levantaba y le ofrecía su mano a la morena.

Esta la tomó, permitiendo que Elena tirara de ella mientras Olga salía de la casa.

–¿Están bien chicas?– preguntó, acercándose a ellas cuando la pelinegra logró ponerse de pie, pero casi cayó hacia atrás de nuevo.

Olga caminó más rápido para ayudar a Lena a sostenerla, tomándola de la cintura para que pudiera mantener el equilibrio.

–Tenemos que ir a casa – dijo Olga mientras las tres comenzaban a caminar hacia el interior de la casa de Frida – Sé que no puedes caminar bien cuando estás cansada.

La morena asintió con la cabeza mientras entraba a la casa. Frida y Nastya se unieron al grupo.

–¿Estarán bien si se van solas a casa?– preguntó Frida preocupada.

–Sí, estaremos bien– dijo Olga tranquilizándola a ella y a Nastya.

Yulia se despidió, manteniendo el equilibrio gracias a Lena y Olga que la sostenían.

–Ella dice gracias – habló la de ojos avellana en nombre de la ojiazul, leyendo los pensamientos de su amiga.

–De nada– respondió Frida –¿Nos vemos mañana?

Yulia asintió con la cabeza y sonrió, diciendo adiós una vez más mientras Olga y Elena la llevaban a la calle.

–Volveré en un momento – informó Lena.

–Dejaré la puerta junta– dijo Frida –Para que después puedas entrar directamente.

Lena y Olga ayudaron a Yulia a llegar a casa, el camino se hizo más fácil una vez que la morena se las arregló para volver a encontrar su equilibrio.

Cuando llegaron a la casa de la pelinegra, Olga tomó las llaves, abrió la puerta y entró. Lena ayudó a la chica más pequeña a pasar el umbral, mientras ella se daba vuelta.

–Gggg....– intentó decir, gruñendo de frustración tras intentar otra vez – Gra... graaaa....

–De nada – respondió con una pequeña sonrisa en los labios. La morena la miró, asintiendo, mientras Olga volvía.

–¿Estás lista, Chancho?– preguntó tendiéndole la mano a su amiga. Yulia asintió mientras Olga le ayudaba a entrar.

–Gracias por tu ayuda, Lena – dijo Olga agradecida mientras la morena caminaba sola hacia el interior de su casa.

–No hay problema – respondió la pecosa, observando a la morena –Ha sido un placer.

–¿Nos vemos mañana? – preguntó Olga.

–Por supuesto – respondió Elena y la de ojos avellana le sonrió.

Justo antes de desaparecer en el interior de la casa, Yulia se dio vuelta, dandole un último adiós a Lena junto a una pequeña sonrisa, antes de que Olga cerrara la puerta.

El último adiós, su última sonrisa fue más que suficiente para que Lena se sintiera totalmente feliz en su camino de vuelta a la casa de Frida. No sabía lo que le deparaba el futuro, pero ella estaba segura de una cosa. Dormiría bien esta noche, ya que sus sueños estarían repletos de la belleza de Yulia.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/14/2022, 9:46 pm

Me encanta lo dulce q es lena y como julia es muy linda con esas sonrisas y esas muestras de afecto de verdad que me encanta como se va dando ese romance espero que podamos disfrutar de ello sin q pasen cosas malas. Feliz noche querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/15/2022, 9:06 pm

Capítulo 5

Después a ir a dejar a Yulia a su casa con Olga, Lena regresó a la casa de Frida para ayudar a ella y a Nastya a lavar los platos y hablar sobre la tarde que habían pasado con sus nuevas amigas. Las chicas molestaron a la pelirroja a más no poder, debido a su amor platónico, Yulia, pero Frida reconoció que su constante preocupación por la otra chica era “demasiado adorable”. Nastya no tuvo mucho tiempo de contarle a Lena sobre la breve conversación con Olga respecto a la indeterminada orientación sexual de Yulia y su misión de reunir pruebas e investigar sobre lo que pensaba la chica de la pelirroja. La castaña de ojos verdes estaba muy metida en la conversación de sus dos mejores amigas, incluso le dijo a Elena que con mucho gusto podría dedicar cada momento de su vida de ahora en adelante en ayudarla con Yulia.

La pelirroja se rió ante el entusiasmo de Nastya, pero ya le había dicho a ella y a Frida que, aunque terminara enamorándose de Yulia, felizmente se conformaría con ser su amiga, por el momento, o incluso por el resto de su vida, siempre y cuando eso significara que de alguna manera podía ser parte de su vida. Frida y Nastya habían compartido risas ante los comentarios cursis de la pelirroja, pero ambas estaban totalmente sorprendidas por lo sincera e inocente que era la intención de Elena con la morena.

–Ella ha pasado por mucho – dijo Lena – La última cosa en la que probablemente esté pensando es con quién desee salir. Tiene muchas otras preocupaciones más importantes que eso – Se detuvo un momento para tomar un plato del fregadero para secarlo con un paño –Ni siquiera puedo imaginar en lo difícil que será este año escolar para ella – continuó mientras le entregaba el plato a Nastya para que lo guardara en el mueble – No sé si yo sería capaz de ir a la escuela sin poder leer ni escribir correctamente. Estará muy preocupada de mantener sus trabajos escolares al día que probablemente ni siquiera tendrá tiempo para salir con alguien – Frida le pasó a Lena otro plato mientras seguían hablando – Yo solo quiero estar ahí para poder ayudarla lo más que pueda – dijo con sinceridad – Si puedo hacer su vida un poco más fácil, incluso si no puedo ser más que su amiga, entonces puedo vivir con eso. Todo valdrá la pena con tan solo ver la sonrisa de Yulia. Con tan solo saber que ella es feliz, que su día no fue tan malo gracias a mi, eso será suficiente.

Frida apretó las mejillas de la pelirroja suavemente con sus manos húmedas, dejando un poco de espuma es su rostro.

–Eres muy tierna – dijo la de ojos café, mientras volvía a realizar lo que estaba haciendo mientras Lena se limpiaba la cara con el paño que sostenía –Yo me siento de la misma forma – continuó, cogiendo un vaso para lavarlo – Es casi imposible que no te agrade Yulia, u Olga, una vez que empiezas a hablar con ellas.

–¿Tú quieres salir con Yulia también? – bromeó Nastya.

–No – rió Frida – Quiero ayudarla mientras pueda hacerlo. Realmente espero que nosotras cinco lleguemos a ser buenas amigas. Me gustó mucho pasar la tarde con todas ustedes. Fue genial, sentí como si las conociera desde siempre.

–Eso es verdad – Nastya estuvo de acuerdo, guardando algunos cubiertos en el mueble – Me sorprende que no hayamos pasado tiempo con ellas antes de hoy.

–En ese caso – dijo Elena mientras secaba el último plato – Vamos a tener que asegurarnos de que esto ocurra más seguido.

Frida y Nastya estuvieron de acuerdo mientras todas se dirigían hacia el pasillo. Estaba empezando a hacerse tarde y debían ir a la escuela mañana, así que Nastya y Lena decidieron que era hora de volver a casa. Se despidieron y cuando la pelirroja llegó a su casa, se puso sus shorts favoritos y una camiseta como pijama. Se acostó, con una pequeña sonrisa en los labios, recordando los acontecimientos del día, su mente evocó imagenes de los hermosos ojos de Yulia, color azul cielo, su pelo oscuro y sus labios color rosa suave. Oía ecos de la voz de la morena y ese tartamudeo que tenía cuando le costaba hablar, que a ella le causaba frustración, pero para Elena era la perfección. Lena por primera vez se quedó dormida con muchas ganas de ir a la escuela el día siguiente, con mucha alegría y entusiasmo, y todo por culpa de Yulia.

Al día siguiente, y durante las siguientes cuatro semanas, las cinco chicas cayeron en una rutina constante de clases compartidas mientras su amistad crecía. Todos los días, se reunían en el comedor en la misma mesa en la que se sentaron juntas por primera vez. Muchas veces Troy, Arin y Fyodor se unieron al grupo, y la conversación siempre era fácil y cómoda. Yulia, ya que debía tener ayuda extra, asistía a clases particulares con la profesora Oksana después de la escuela todos los días, así como tenía terapia para mejorar su comunicación y terapia física los lunes y jueves por la noche. Tanto Nastya como Olga tenían clase de baile juntas después de la escuela los martes, Elena iba a sus prácticas de softbol los jueves y todos iban a ver jugar fútbol a Arin los viernes. Por lo tanto, ya que era el único día libre para todos, las chicas decidieron dejar el miércoles para reunirse en la casa de alguna para ver películas, comer comida chatarra y hablar. Hoy sería la primera vez que pasarían su noche de chicas en la casa de Yulia, ya que Frida ofreció la de ella el primer día, luego se ofreció Elena y la semana pasada se ofreció Olga.

–¿Necesitas que lleve algo esta noche? – le preguntó la pelirroja a Yulia, tenía su hombro derecho apoyado en el casillero, mientras esperaba una respuesta. Acababan de terminar la clase de matemáticas a la que asisitían juntas y ella siempre acompañaba a la morena a su casillero para ayudarla con sus libros.

–No, solo a ti misma. Nastya llevará la película y Olga la comida chatarra – respondió mientras buscaba algo en su bolso que luego cayó al piso – Mierda – dijo agachándose para recogerlo. Elena se inclinó rápidamente para recoger el bolso antes de que Yulia pudiera y se lo entregó.

–Es la sexta vez que se te ha caído algo hoy – dijo Elena –¿Está todo bien? La última vez que pasó esto tuviste que ir a casa temprano.

–Solo estoy cansada – dijo la pelinegra, sacándo su libro de francés del casillero y guardándolo en su bolso –No te preocupes.

Elena observó el rostro de la morena con cuidado, habían círculos negros bajo sus ojos y su tez estaba pálida.

–¿Te duele la cabeza? – preguntó, poniendo a prueba su instinto.

Yulia no miraba a la pecosa, estaba concentrada acomodando su casillero, escondiendo su cara detrás de la puerta de este.

–¿Yulia? – dijo Elena, abriendo aún más la puerta del casillero para revelar el rostro que frecuentaba sus sueños. La morena seguía ignorando a Lena, lo que hizo que la otra chica tomara su brazo derecho.

–Oye – dijo Lena con tono severo y persistente.

Volkova suspiró profundamente, mirando a la pelirroja de una vez por todas, su brazo todavía estaba en poder de la otra chica.

–No es nada – dijo Yulia – Solo el estrés.

–Si no es nada – empezó a decir Elena con seriedad – Dime algo que consista en más que un par de palabras simples.

–Eso no es justo – dijo Yulia tirando de su brazo fuera de las manos de Elena.

–Ok, lo siento, tienes razón en que no es justo, pero, Yulia... nos hemos llegado a conocer muy bien este último mes – dijo, acercándose más a la chica para obtener su atención – Puedo leer tu comportamiento y sé que algo no está bien – hizo una pausa para que su voz adoptara un tono más suave – Por favor, dime que está mal.

La pelinegra se frotó el ojo derecho antes de tomar un frasco de analgésicos que había en su casillero y se lo pasó a Lena. Cerró la puerta de este y miró a la chica que estaba mirando los medicamentos con confusión.

–Asi que te duele la cabeza ¿verdad? – preguntó insegura.

–Sí – respondió Yulia señalando el pequeño frasco – Necesito una.

–Ok– respondió Elena dándole el frasco de nuevo. La morena negó con la cabeza.

–No puedo abrirlo...– le dijo a su amiga, su voz apenas se escuchaba y la vergüenza era evidente en su rostro.

–Oh – dijo la pelirroja, abriendo el frasco y depositando una pequeña píldora en la mano de Yulia.

–Gracias – dijo la ojiazul mientras tragaba la píldora con un poco de agua, Elena cerró el envase y lo guardó en el bolso de Yulia.

–Perdón – dijo, evitando la penetrante mirada de Elena.

–¿Por qué siempre te disculpas? – preguntó la pecosa – Está bien tener un mal día, Yulia.

La morena levantó la cabeza para encontrarse con los ojos verdes de la pelirroja, y pasó la mano derecha por su pelo para acomodarlo. Elena reprimió el impulso de querer acariciar la mejilla de la otra chica. En cambio, decidió frotar el brazo derecho de Yulia para tranquilizarla.

–No es solo hoy – respondió esta, mientras Elena dejaba caer un silencio entre ellas. Había aprendido que a veces Yulia necesitaba tiempo para encontrar palabras y formular sus pensamientos –Todos los días son un mal día.

Lena sintió que algo la golpeaba a través de las palabras de desesperación de su nueva amiga. Odiaba la idea de que ella estuviera sufriendo, y que esto era un problema constante.

–¿Qué puedo hacer yo? – preguntó Elena afligida.

–Nada – respondió Yulia con una frialdad que golpeó el corazón de la pelirroja y provocó que este vacilara en su pecho.

Esta vez Lena no luchó contra la necesidad de querer abrazar a Yulia y se inclinó hacia adelante, envolviendo a la otra chica entre sus brazos con fuerza. Sintió que Yulia la abrazaba por la cintura y se relajó durante este pequeño encuentro, apoyando su frente en el hombro de la pecosa. La ojiverde pudo escuchar la ingesta de aire de Yulia para poder respirar, y también sintió que su mano izquierda agarraba su camisa con fuerza. Cuando Yulia comenzó a sollozar en su pecho, Elena hizo todo lo posible para no llorar, tratando de darle fuerzas a la chica que se encontraba entre sus brazos, besándo suavemente su frente. Captó el olor a shampoo de coco de la morena, quien dijo en un susurró ahogado contra su pecho –Por favor, ayúdame.

Lena no perdió tiempo en responder, liberó a la ojiazul de su dominio para mirarla. Secó una de sus lágrimas con el pulgar mientras Yulia mantenía sus brazos alrededor de su cintura.

–Vamos – dijo Elena, agarrándo la mano de la morena mientras la guiaba por el pasillo.

–¿A dónde vamos? – preguntó Yulia mientras se limpiaba las lágrimas con la manga de su polerón, sintiéndose avergonzada por las miradas interrogantes de los demás estudiantes que pasaban.

–Aquí – dijo Elena abriendo la puerta del salón de la profesora Oksana, haciendo que Yulia entrara junto a ella.

La profesora levantó la vista y la expresión de su rostro cambió completamente al ver a Yulia. La pelirroja cerró la puerta mientras la profesora Oksana se levantaba de su asiento a toda prisa dirigiéndose hacia las chicas.

–Perdón por entrar así como si nada – se disculpó Lena.

–¿Qué pasa? – preguntó la profesora mientras Elena acomodaba una silla para que Yulia pudiera sentarse y colocó una mano en su hombro. La morena dejó caer su bolso y lo acomodó entre sus pies.

–No sabía que más hacer – afirmó Lena mirando a la profesora y a Yulia – ¿Puede ayudarnos, por favor? – pidió.

–Claro que si – respondió la profesora mientras se dirigía a Yulia tomándola de la mano –¿Qué pasa?

–No es nada serio – dijo Yulia con una mirada de preocupación, sus ojos todavía estaban húmedos debido a las lágrimas derramadas anteriormente – Es una estupidez.

La profesora Oksana dirigió su mirada a Elena, quién observaba a Yulia expectante.

–Estoy segura de que no es una estupidez – respondió ella mientras acercaba una silla y se sentaba frente a Yulia – Recuerda que me prometiste que me dirías si algo estaba mal. Te quedarás aquí por un momento ¿ok?

–Estoy muy cansada – dijo Yulia.

–Te ves exhausta – dijo la profesora Oksana mientras observaba el rostro de la chica –¿Haz dormido bien? – Yulia movió la cabeza en sentido de negación.

–Ella tiene pesadillas – dijo Elena.

–¿Sobre el accidente? – preguntó la profesora con cuidado.

–Sí– respondió Yulia. Elena acarició el hombro de la morena para alentarla y esta la miró con una silenciosa pregunta que transmitían sus ojos.

–Sueña que está en el hospital otra vez, y que no se puede mover... – le dijo Elena a la profesora, por Yulia.

–Me duele todo – añadió la pelinegra –Escucho a alguien llorar... pero no sé de donde viene ese llanto.

Respiró hondo y se frotó la sien.

–No puedo hablar – continuó Yulia después de un momento.

–Ella dice que hay algo en su boca por lo que se le es difícil hasta tragar su propia saliva – explicó Elena – Eso le raspa la garganta cuando respira.

–Me despierto cubierta de sudor – dijo Yulia – Siento como si realmente estuviera allí...

–Yulia – dijo la profesora con tristeza –Esto no suena como una pesadilla, suena más bien como un recuerdo.

Yulia miró a la pelirroja, quién la estaba mirando de vuelta, y ambas se voltearon para ver a la profesora Oksana.

–¿Haz hablado con tu terapeuta sobre esto? – preguntó Oksana con interés –¿Qué te ha dicho?

–Ella dice que pronto pasará – respondió –Pero no es así.

–Se está poniendo peor – coincidió Elena.

La profesora Oksana frotó la mano de Yulia para calmarla.

–Se pondrá mejor – dijo la maestra con sinceridad – Hay que seguir trabajando sobre esto Yulia, se pondrá mejor. Solo hace falta tiempo.

–Han pasado meses – dijo la morena rotundamente.

–Cuatro meses – dijo la profesora Oksana con sinceridad – Solo han pasado cuatro meses, Yulia. Eso es todo.

–Quiero volver a ser normal – respondió la chica.

–Eres normal – intercedió Lena antes de que la profesora pudiera decir lo mismo.

–No lo soy – dijo Yulia abatida – No soy normal.

–Yulia... – dijo Elena, su voz era desgarradora y estaba llena de preocupación.

–No – dijo la morena con dureza – Por favor, no mientas.

–No estoy mintiendo – protestó Elena –Eres tan normal como yo o cualquier otra persona en esta escuela.

Yulia se burló de las palabras de la pecosa.

–Escucha a Lena – persistió la profesora Oksana – Ella tiene razón, eres...

–Ayer– interrumpió Yulia – Mi hermana de seis años logró amarrar los cordones de sus propios zapatos.

Yulia rió, pero esta risa no era la que alegraba a Elena, estaba llena de sarcasmo.

–Mi hermana puede atar sus propios cordones y yo no puedo – continuó –Mi hermana de seis años tiene mejor coordinación que yo.

–No seas tan mala contigo misma, Yulia – dijo la profesora – Puede que no seas capaz de atar tus cordones, pero haz hecho grandes progresos desde el primer día de escuela. Tu letra es mucho más legible, estás mejorando al hablar, a pesar de que tienes algunos contratiempos de vez en cuando, pero es porque estás cansada o estresada y eso se entiende.

–Mi letra es apenas legible – dijo Yulia –Aún no puedo leer con facilidad.

–Es legible, sin embargo – señaló la profesora Oksana –¿Podrías haber dicho eso el primer día de clases?

–Estoy cansada de todo – dijo la morena, desalentada – Ojalá hubiera muerto en ese accidente.

–No digas eso – dijo Elena miserablemente – No vuelvas a decir eso.

–Es verdad – afirmó Yulia sin mirar a ninguna de las otras dos chicas –Desearía haber muerto. Habría sido más fácil.

–Podría haber sido más fácil – dijo la profesora –¿Pero habría sido mejor? ¿realmente? – Yulia no dijo nada al principio, y comenzó a morder las cuticulas de su mano izquierda.

–Sería mejor para todos si yo no estuviera aquí – dijo, mirando a la profesora Oksana.

–No, ¡no lo sería! – dijo Lens sintiendo su pecho contraerse ante las palabras de Yulia.

–Sí, todo sería mejor – dijo Yulia firmemente –Mis padres, Vika, Olga, tú... todo el mundo podría seguir con sus vidas si yo no estuviera aquí preocupándolos a todos.

–Tal vez nos gusta tenerte cerca – dijo la pelirroja enojada –Tal vez te extrañaríamos si no estuvieras aquí. ¿Alguna vez pensaste en eso?

–Ni siquiera me conocías hace un mes– respondió Yulia.

Las palabras de la morena golpearon a Elena fuertemente e hicieron que el corazón de la chica de ojos verdes se rompiera.

–Olga te conocía – dijo Elena –Olga te conocía. Ella es tu amiga, aunque yo no lo soy ¿y sabes qué? Ella estaría devastada si no estuvieras aquí. ¿De verdad crees que tu muerte no la habría afectado? ¿De verdad crees que ella te cambiaría por alguien más y te dejaría morir? ¿No lo has pensado?

Elena hizo una pausa para recuperar el aliento, le dolía dejar escapar esas palabras.

–Yo sé que ella no te cambiaría– continuó la pecosa rápidamente –Porque yo he hablado con ella y me dijo que solía sentarse junto a tu cama y rezaba diariamente para que llegara un milagro que le dijieron que nunca llegaría.

–Elena – dijo la profesora Oksana agarrándo su brazo.

La pelirroja se soltó con fácilidad.

–Se que te conozco desde hace muy poco – continuó ignorando los intentos de la profesora para calmarla – Entiendo que solo te conozco hace un par de semanas, pero no puedo imaginar volver a mi vida anterior cuando no te conocía. Y sé que Frida y Nastya se sienten de la misma manera.

Yulia solo miraba a Elena atónita.

–Honestamente no sé nada de lo que estás pasando, no podía ni siquiera entender lo dificil que es para ti pensar que eres una carga para los demás cuando en realidad no lo eres.

–Elena – advirtió la profesora Oksana nuevamente, pero la chica continuó hablando independientemente.

–Queremos ayudarte – dijo Lena con firmeza – Nosotros no lo hacemos porque sentimos que es una obligación ayudarte, sobre todo yo, después de haberte conocido por solo un mes – la pelirroja casi se ahoga en sus propias palabras, que sabían tan amargas –Tal vez es gratificante hacer algo por un cambio. Te vemos luchar todos los días sabiendo que no podemos hacer nada para ayudarte, que solo necesitas tiempo, y es frustrante para nosotros también.

–Elena es suficiente – reprochó la profesora.

–Puede que te sientas inútil la mayor parte del tiempo, pero ¿sabes algo? yo también me siento inútil a menudo. La úniza razón por la que Olga y tus padres y todos los que te aman siguen adelante es porque tú lo haces. Piensa en eso la próxima vez que desees haber muerto – terminó la pelirroja antes de girar sobre sus talones y salir del aula, sin detenerse para mirar a Yulia.

Lena sabía que estaba mal. Lamentaba sus palabras en el instante en que las dijo. Lamentaba dejar el salón cuando escuchó la puerta cerrarse con fuerza detrás de ella y se había encontrado sola en el pasillo. Luchó por reprimir las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos, pero no tuvo éxito, estas comenzaron a derramarse por sus mejillas. Se sentía culpable de lo que le habia dicho a Yulia, la hirió, ella realmente lo hizo, pero estaba tan enojada y dolida de que Yulia se odiaba tanto a si misma que deseaba estar muerta, por lo que ella solo reaccionó, sin pensar, sin considerar la forma en que sus palabras afectarían a la otra chica. Por primera vez, Elena dejó que sus emociones tomaran control sobre ella. Se habían conocido tanto en un corto periodo de tiempo, pero Lena se sentía como si hubiera conocido a Yulia durante años. Pensó que Yulia había sentido lo mismo, pero sus palabras le contaron una historia diferente y ella finalmente podía sentir la agonía de la cual la gente hablaba cuando se tiene el corazón roto.

–Mierda – murmuró para si misma, tomó una respiración para tratar de recuperar la compostura. Se pasó una mano por el pelo rápidamente – Mierda, mierda, ¡mierda! – maldijo, golpeando su puño contra el casillero con fuerza mientras pateaba con furia – Santa mierda – dijo, dándose vuelta y caminando de regreso al salón de la profesora Oksana.

Se detuvo un momento en la puerta antes de abrirla y entrar.

La profesora miraba a quien entraba, pero Yulia, pensando que era un extraño, había cubierto su rostro con sus manos para ocultarse, sus hombros temblaban ligeramente mientras trataba de contener su llanto.

–Elena – dijo la profesora Oksana compasivamente – Realmente no creo que debas...

–Por favor – rogó Elena interrumpiéndola, un sollozo triste escapó de su boca y su labio inferior temblaba –Perdón, lo siento mucho Yulia – dijo mientras se dirigía a la otra chica.

La morena quitaba las manos de su rostro para mirar a la pelirroja disculparse. Se paró y cerró la distancia que existía entre ella y la chica de ojos verdes. Puso sus brazos alrededor de la cintura de Elena y enterró su cara en el pecho de la chica tal como lo había hecho antes.

Elena la abrazó fuertemente pero aflojó su agarre cuando pensó que podía romper a la morena que ya estaba rota y frágil frente a ella.

–Por favor, no me odies – susurró Lena –Por favor, no creo que pueda soportar que me odies.

–No te odio – murmuró Yulia en su pecho y Elena sintió una ola de alivio por todo su cuerpo –Estoy muy agradecida– dijo –De ti, de Olga y de mi familia– continuo –Nunca te he odiado. Nunca.

Yulia agarró la camisa de Elena desesperadamente con su mano derecha, ya que en su mano izquierda tenía menos fuerza y coordinación.

–Por favor, no te odies a ti misma tampoco – dijo Elena perceptivamente –Por favor...– hizo una pausa para tragar saliva, su garganta estaba llena de emoción –Eres increíble. Eres una de las personas más increíbles que he conocido. Eres tan fuerte y valiente e... increíble. No hay suficientes palabras positivas en el diccionario para describir lo increíble que eres.

La morena sacó la cabeza del pecho de la pelirroja para poder mirala, mientras la otra chica ponía el mechón de cabello que cubría sus ojos detrás de su oreja. Yulia sonrió ante el gesto, sintió un hormigueo en su piel, donde los dedos de Elena la habían rozado.

–Te respeto mucho Yulia – dijo Lena con sinceridad – No tienes idea de cuanto.

–Necesito ayuda – dijo la morena con honestidad –No me gusta sentirme así. Lo odio.

–Lo sé – la profesora Oksana puso una mano sobre el hombro de la pelinegra, separando a las chicas. Pero Lena se opuso a la idea de soltarla por completo, así que entralazó sus dedos con los de la otra chica, apretándo su mano firmemente.

–Por favor, ayúdenme – pidió Yulia.

–Ok– dijo la profesora –Pero creo que necesitas hablar con alguien que realmente pueda ayudarte. Yo no soy la persona adecuada, aunque me gustaría serlo.

La morena miró a Elena, quien tenía una sonrisa triste en sus labios.

–Tampoco lo es Elena, u Olga o ninguno de tus amigos Yulia. Lena lo sabe, es por eso que te trajo aquí.

–¿Vas a enviarme a ver a mi terapeuta?– le preguntó Yulia.

–Sí – confirmó la profesora, asintiendo con la cabeza – No estaría cumpliendo con mi deber si no lo hago. Yo sé que la depresión es algo común después de un trauma físico, o al menos eso dice tu informe. Necesitas a alguien que tenga experiencia en tratar con esto y yo no creo poder esperar hasta mañana o hasta esta tarde.

–¿Me enviará a casa? – preguntó Yulia.

–Sí – dijo la profesora – Sé que no te gusta ir a casa o ser tratada diferente, pero esto es importante Yulia. Tú sabes que no lo haría si no fuera así.

Yulia hizo un gesto de comprensión.

–Creo que debería ir – aceptó – Yo no quiero estar así nunca más.

–Okay– dijo la profesora, feliz con la decisión de su alumna –Vamos.

Ella sostuvo el brazo de Yulia que miraba a Elena por un momento antes de soltar la mano de la otra chica. La morena dio un paso hacia la profesora.

–Por favor, dile a los demás que me fui a casa – le pidió a la pelirroja.

–Ok, lo haré – prometió Elena.

–¿Te veré más tarde? – preguntó Yulia esperanzada. Su cara mostraba el miedo que tenía al rechazo de Elena.

–Te llamaré – Lena no respondió segura, ya que no sabía si Yulia sería capaz de ver a alguien esta noche.

–Por favor – dijo –Es miércoles.

–Ya veremos – dijo la pelirroja, sin querer darle falsas esperanzas a Yulia – Hablaré con tu madre ¿ok? Si ella dice que estás bien, entonces estaremos allí...

–Vamos Yulia – insistió la profesora –Vamos a llevarte a casa. Cuanto antes estés allí, más rápido sabrás si podrás ver a Elena de nuevo ¿ok? – Yulia asintió –Elena, vuelve a verme después del almuerzo ¿bien? – pidió la profesora Oksana mientras Yulia se dirigía hacia la puerta. Antes de esto, la morena le dió a Elena una sonrisa de aliento y movió su mano para despedirse mientras se iba.

La pelirroja se quedó sola por un momento, pensando en como ellas habían hecho planes para esta noche, que quizás no se pudieran concretar. Le tomó un poco de tiempo calmarse completamente antes de ir al comedor para encontrarse con Olga y las demás. Le había hecho una promesa a Yulia, y ella haría todo lo posible para que la otra chica se sintiera mejor.

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Vamos Yulia 😞
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/16/2022, 12:04 am

Si la verdad es realmente duro lo que esta pasando julia volver tan rápido a la escuela con tantas limitaciones es increíblemente fuerte en hacerlo y soportar todas esas emociones q siente. Qué bueno q lena esta con ella y la ayude a salir de esa oscuridad y le de ánimos de vivir. Saludos cariño ojalá mañana tengamos doble capitulo 😏 😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/16/2022, 6:42 pm

Capítulo 6


Elena se apresuró para encontrar a Olga, Frida y a Nastya en la mesa en la que siempre se sentaban para almorzar. Estaban solas hoy, sin sus novios y la pelirroja se sintió agradecida. Sería mucho más fácil contarles lo que acaba de ocurrir. Era principios de octubre y el clima comenzaba a refrescarse, las hojas caían de los árboles. Lena se deslizó rápidamente en un asiento vacío junto a Frida que la miraba con ligera preocupación.

–Llegas tarde – comentó la castaña ojos café, tomando un momento para echar un vistazo alrededor en busca de Yulia –Y sola – continuó – ¿Dónde está Yulia? ¿No acaban de tener matemáticas juntas?– Elena bajó la cabeza, sintiéndose incómoda ante las miradas de sus amigas.

–¿Elena? – preguntó Olga preocupada –¿Qué pasa?

La pelirroja levantó la mirada para ver a Olga, el nerviosismo se apoderaba de ella. Sabía que tenía que decirles todo lo que había pasado, Yulia le había pedido hacerlo, pero eso no significaba que sería más fácil para ella. Se sentía enferma de tan solo pensar en lo mal que Yulia se estaba sintiendo. Sus palabras volvieron a su mente “Ojalá hubiera muerto en ese accidente.”

–¿Elena? – preguntó Olga nerviosa –¿Qué pasó? – Lena miraba las caras temerosas de sus amigas, cada una de ellas. Todas estaban preocupadas por Yulia; podía notarlo.

–No sé por donde empezar – admitió con honestidad.

–¿Yulia está bien? – preguntó Nastya mirando a Olga que estaba cada vez más inquieta.

–Físicamente – dijo Elena – Emocionalmente, ella es un desastre.

–¿Dónde está?– preguntó la castaña de ojos avellana mientras hacía un movimiento para levantarse. Elena extendió su mano y tomó la de Olga rápidamente para que no se fuera.

–Ella se irá a casa – respondió – La Profesora Oksana llamó a su mamá para que viniera a buscarla.

–Debo ir a verla – dijo Olga poniéndose de pie una vez más.

–No creo que sea una buena idea – admitió Elena, tirando de la mano de Olga una vez más.

La castaña se detuvo en frente de Elena y la miró, esperando una explicación. La pelirroja no dijo nada inmediato, un gran silencio se apoderó del ambiente cuando Olga captó la indirecta y volvió a su asiento. Una vez que ella estaba sentada junto a Nastya, Lena continuó explicando todo lo que había sucedido. Antes de que pudiera terminar, Olga salió disparada de su asiento pero la pelirroja reaccionó a tiempo.

–Olga – dijo apresurada, mientras seguía a la otra chica. Puso una mano firmemente sobre el hombro de la chica, quien se dio vuelta para mirar a Elena, obviamente irritada – Déjala. Nosotras no le podemos dar la ayuda que necesita en este momento.

–Yo no puedo dejarla – dijo la castaña mientras lágrimas amenazaban con caer, sus palabras quedaron atrapadas en su garganta – Ella es mi mejor amiga.

–Lo sé– respondió Elena con comprensión. Abrazó a Olga reconfortantemente y la otra chica le correspondió, envolviendo sus brazos alrededor de la pecosa – Sé exactamente como te sientes y me está matando el hecho de que debemos mantenernos alejadas de ella, pero la Profesora Oksana tiene razón. Yulia tiene que hablar con alguien que esté capacitado para tratar situaciones como esta.

Olga se relajó y dejó el abrazo para mirar a la otra chica.

–No puedo perderla – dijo miserablemente – No lo haré. Apenas he vuelto a tenerla conmigo de nuevo.

Elena la abrazó nuevamente intentando aliviar sus temores, pero fue un completo fraude.

–No creo que ella pueda hacer algo – dijo, tratando de poner convicción en su voz – Ella solo estaba...

Olga la miró expectante.

–Desahogándose – finalizó Elena –Fueron solo palabras. Eso es todo. No creo que ella realmente piense en eso. Ella no... ya sabes.... No creo que haría algo para.... ella nunca lo haría....

–¿Suicidarse?– agregó Olga en voz baja cuando se dio cuenta de que Elena no podía decirlo.

–Correcto – respondió, asintiendo con la cabeza y frotando la espalda de Olga para tranquilizarla –Además, está con la profesora y luego estará con su mamá, quien la llevará a ver a su terapeuta... no es como si estuviera sola o algo así.

La castaña asintió, la lógica de Elena le dio un poco de consuelo. Ambas volvieron a sus asientos, Nastya puso una mano en el hombro de Olga para consolarla y limpió algunas de sus lágrimas.

Frida sonrió tristemente a la pecosa, sosteniendo su mano, entrelazando los dedos.

Se sentaron en relativo silencio por el resto del almuerzo. El ambiente era sombrío y pensativo. Finalmente, la hora del almuerzo terminó, Lena y el resto de las chicas se separaron para ir a sus respectivas clases, acordando reunirse en el auto de Elena al final del día para contactar a la mamá de Yulia y saber si podrían ir a verla. La pelirroja se dirigió de nuevo al salón de la Profesora Oksana, ansiosa de saber el por qué la maestra quería verla. Temía de que la retara por el arrebato que había tenido con Yulia. Ya se sentía bastante culpable por sus palabras, era suficiente como para que la profesora la hiciera sentir diez veces más culpable.

Abrió la puerta con cuidado, esperando una respuesta para poder entrar por completo. Avanzó con timidez cuando Oksana dijo que entrara.
La profesora miró y sonrió amablemente a la otra chica.

–Elena – saludó, haciendo un gesto para que se sentara frente a ella.

La pelirroja se sentó insegura mientras la Profesora Oksana se inclinaba hacia adelante apoyando sus codos sobre la mesa mientras se acercaba a su estudiante. Esta bajó la mirada nerviosa, esperando ser regañada.

–¿Estás bien?– preguntó la profesora, con la voz llena de preocupación –Solo quería saber si estabas bien después de todo lo que pasó.

Elena levantó la mirada y la miró sorprendida.

–¿En serio? – preguntó –¿No va a retarme por lo que le dije a Yulia?

–Conociéndote, creo que es probable que ya te castigaste lo suficiente a ti misma por eso– dijo la profesora con simpatía.

Lena asintió.

–Mira Elena – dijo la Profesora con seriedad –Esta situación no es fácil para nadie, especialmente para el resto de los amigos de Yulia. Todo el mundo está haciendo todo lo posible para ayudarla. Todos ustedes la cuidan mucho – Se detuvo un momento antes de continuar.

–Pero no debí haberme enojado tanto – dijo Elena.

–Estoy de acuerdo en eso, la forma en que te expresaste no fue la mejor – dijo la profesora riendo con suavidad – Pero creo que dadas las circunstancias es comprensible, así que no te castigues mucho por eso.

–¿Ella estará bien? – preguntó esperanzada – Quiero decir ¿ella obtendrá ayuda?

–Su madre ya consiguió una hora con su terapeuta – dijo la Profesora Oksana – Creo que es importante para Yulia hablar sobre sus pensamientos y sentimientos. Ella habla sobre el accidente, de lo que pasó, de lo que hizo y no pudo hacer, pero nunca habla de como se sintió y como se siente. A veces tenemos que vislumbrar su cabeza, como hoy, por ejemplo, pero no a menudo. Ella no dirá mucha información voluntariamente, por lo que hay que sacársela de alguna forma.

–Ella disminuye la importancia de sus dificultades– dijo Elena.

–¿Te has dado cuenta de eso también?– coincidió la Profesora Oksana.

–Es porque no le gusta depender de los demás– señaló Elena –Ella no quiere admitir que no puede hacer las mismas cosas que hacía antes. Que necesita ayuda. Ella siempre se avergüenza cuando me pide que haga algo por ella.

–Creo que parte del problema es que Yulia no ha aceptado todo lo que le pasó. Ella aún niega la gravedad del accidente, estuvo a punto de morir. Piensa que porque está de vuelta en la escuela debería estar de vuelta a la normalidad y le frustra que no sea así. Es comprensible que le moleste esto, realmente lo es.

–Ella no lo ve de esa forma– dijo la pelirroja –Es comprensible, quiero decir... ella piensa que eso significa que es débil y patética.

–Ese es precisamente el problema – dijo la Profesora.

Se sentaron en silencio por un momento, antes de que Oksana le diera una nota a Elena que explicaba el por qué había llegado tarde a su próxima clase. Se levantó de la mesa y se dirigió hacia donde Lena estaba de pie.

–Eres una chica muy inteligente, Elena – dijo entregándole la nota y sonriendo –Es bueno ver que tú y Yulia se han convertido en muy buenas amigas. Ella tiene suerte de tenerte cerca para apoyarla.

Elena tomó la nota, pero no dijo nada, no sabía como responder a las amables palabras de la Profesora Oksana.

–Mi consejo – continuó la profesora –Es que solo continúes junto a Yulia. Aún cuando las cosas seas difíciles para ella y trate de alejarte. Debes estar ahí con ella especialmente, porque será cuando más te necesite.

–Lo haré – respondió Elena con sinceridad.

–Si alguna vez necesitas hablar, estoy aquí ¿bien?

–Okay– dijo Elena –Gracias.

–Mantente fuerte– dijo la Profesora sonriendo –Yulia estará mejor.

–Eso espero– dijo Elena mientras cogía su mochila y la ponía sobre su hombro.

–Ya verás– comentó la profesora –Yulia es fuerte– sonrió.

La pelirroja le devolvió la sonrisa a la Profesora, dándole las gracias una vez más antes de irse a su próxima clase. Se sentó, con la mente preocupada debido a Yulia y todo lo que había ocurrido hoy, y estuvo así por el resto de sus clases hasta que la escuela terminó. Se apresuró en ir al estacionamiento para reunirse con Frida, Olga y Nastya, y se puso feliz cuando las vio allí, Nastya estaba apoyada sobre el auto, Olga se mordía las uñas nerviosamente mientras tenía su celular presionado en su oreja.

–Hola– saludó Lena –¿Olga está llamando a Yulia? – le preguntó a Nastya.

–Está tratando – respondió la castaña de ojos verdes – Pero ella no contesta. Es la quinta vez que escucha el correo de voz de Yulia.

–¡Yulia! – dijo Olga, obviamente, siendo invitada a dejar un mensaje después del tono –¿Podrías contestar tu celular? Estoy preocupada por ti. Todas lo estamos. Iré a tu casa si no me devuelves la llamada. ¡Yulia! ¡contesta el celular! Ugh, si no tienes una buena razón para no contestarme, te voy a patear el trasero ¿ok? ¿Me oíste Volkova? ¡Prepárate para un Poly beat down!

–¿Qué?– preguntó Olga cuando se dio cuenta de que todas la miraban con una expresión divertida en el rostro.

–¿Le patearás el trasero?– preguntó Nastya riendo suavemente –Es muy poco rudo de tu parte ¿no te parece?

–Nah – respondió Olga –Ella sabe que solo estoy bromeando... bueno, algo así.

–Entonces, ¿qué haremos?– preguntó Frida –¿Iremos a verla?

–¿Has intentado llamar a su mamá?– le preguntó Lena a Olga.

–No– respondió la chica más alta –Quería llamar a Yulia primero, pero ahora llamaré a su mamá – La castaña seleccionó el contacto en su celular y lo puso en su oreja una vez más.

–¿Lograste poder concentrarte en tus clases?– le preguntó Nastya a Elena.

–No– admitió –¿Y tú?

–No– dijo Nastya acercándose más a su amiga – Siento que tenemos que hacer algo para Yulia. Ya sabes, para levantarle el ánimo.

–¿Cómo qué?– preguntó Frida.

–No lo sé– respondió Nastya con sinceridad.

–Hola Lari – escucharon a Olga hablar con la mamá de Yulia – Es Olga... ella está.... ok... si... debo.... es que.... ok... sí.... adiós....
Olga cortó la llamada y guardó su celular en el bolsillo mientras las demás esperaban expectantes.

–Yulia está en casa– comentó – Su mamá dijo que ha sido un desastre esta tarde, pero su terapeuta piensa que sería bueno para ella que algunos de sus amigos la visitaran.

–¿Eso es un si? – preguntó ansiosamente Frida.

–Definitivamente– confirmó Olga.

–Tengo que volver a mi casa para recoger algunas películas – dijo Nastya –Me olvidé por completo de echarlas a mi bolso esta mañana.

–Yo te llevo– ofreció Frida con generosidad.

–Ok, bueno, entonces iremos a la casa de Yulia – dijo Lena –¿Las vemos ahí?

–No nos demoraremos mucho– dijo Nastya mientras se iba con Frida.

Lena abrió las puertas de su auto y se metió dentro, Olga hizo lo mismo. Fueron juntas a la casa de Yulia. La pecosa apagó el motor y salió de su auto, pero antes miró a Olga que no había hecho ningún movimiento para salir.

–¿Crees que ella este bien?– preguntó Elena con nerviosismo.

–Creo que hay solo una manera de averiguarlo – dijo Olga, abriendo la puerta del auto para salir.

Lena hizo lo mismo, cerró el coche mientras se dirigían a la puerta de la casa de Yulia. La pelirroja recordó cuando había hecho este mismo recorrido después de la barbacoa en la casa de Frida, cuando había ayudado a traer a Yulia a casa. Sonrió ante el recuerdo.

Olga tocó la puerta y poco después la abrió una mujer de pelo oscuro, Elena asumió que era la madre de Yulia. Sus ojos estaban hinchados y rojos, tenía el rostro desgastado, la pecosa sonrió con simpatía.

–Hola Olga– saludó la señora Volkova, abrazando a la chica más alta. Conocía a Olga desde que nació y Yulia había dicho que era como un miembro más de la familia.

–Hola– respondió Olga devolviendo el abrazo –¿Está bien?

Se separaron y Elena vio la sonrisa que le dio la señora Volkova a Olga agradecida por la preocupación.

–Sí, estoy bien– dijo palmeando el hombro de la castaña –Simplemente... ha sido un día difícil... para todos– miró a Elena –Hola– saludó extendiendo la mano.

–Hola– respondió Elena, tomando su mano torpemente.

–Ella es Elena – dijo Olga.

–Oh– dijo la señora Volkova reconociéndola –Es un placer conocerte al fin, Elena. Yulia habla de ti todo el tiempo.

–Un gusto conocerla señora Volkova– respondió la pelirroja.

–Por favor– dijo la mamá de Yulia –Dime Larissa.

–Toda la gente genial lo hace – comentó Olga y Larissa rió –¿Dónde está Yulia?– preguntó la chica alta.

–Ella está en su habitación– respondió la mujer mayor –Conociendo a Yulia, estará probablemente escuchando música – hizo una pausa para que las chicas entraran a la casa –Vayan arriba. Olga, tú sabes donde está su habitación.

–Gracias– dijo Olga, llevando a Elena hacia las escaleras.

Lena miró a su alrededor mientras subían las escaleras. No había estado antes en la casa de Yulia, pero esta se adaptaba perfectamente a lo que ella había imaginado. Era la definición de una casa familiar; habían fotos de la familia en todas partes, fotos de Yulia y su hermana pequeña jugando en la playa, una foto de la familia que había sido tomada junto al árbol de Navidad. A la pelirroja le gustó.

La ojiverde observaba las imágenes que cubrían la pared, casi tropezando con un escalón cuando finalmente llegó a la puerta de la habitación de la morena.

Ambas esperaron para que Yulia les dijera que podían entrar, pero cuando no encontraron una respuesta, la castaña abrió cuidadosamente la puerta y entró a la habitación. Elena la siguió y vio a la ojiazul recostada en su cama, con sus audífonos puestos, y la música se podía escuchar desde donde estaba parada. Su cuaderno estaba junto a ella y un lápiz sobre este.

–Yulia– dijo Olga acercándose a la cama. Se sentó en el borde de esta y la pelinegra abrió los ojos ante el peso que sintió sobre su colchón, parpadeando un par de veces antes de ver a su amiga. Se sacó los audífonos y se sentó en la cama.

–Hola– saludó a Olga y la abrazó.

–¿Hola?– preguntó Olga riendo –¿Eso es todo lo que tienes que decir?... Me asustaste mucho hoy, chancho.

–Perdón– se disculpó, abrazando a su amiga una vez más –No fue mi intención.

–Está bien– respondió Olga separándose de su amiga –No lo hagas de nuevo ¿si?

–Lo intentaré– dijo Yulia con dificultad.

–¿Quieres hablar de lo que pasó?– preguntó Olga.

–Quizás– admitió mirando a Lena, le sonrió en forma de saludo. La pecosa le sonrió de vuelta –¿Elena te dijo todo?

–Sí– le informó Olga.

–¿Todo?– preguntó Yulia con seriedad.

–Sí, todo– confirmó la castaña –¿De verdad dijiste eso?

–¿Decir qué?– preguntó Yulia.

–Tú sabes...– dijo su amiga.

–Que me hubiera gustado morir – dijo Yulia sin demostrar emociones.

–Sí, eso – dijo Olga. La morena asintió con la cabeza –¿De verdad deseas eso, Yul?– preguntó la castaña con tristeza –¿Alguna vez intentarías... ya sabes, hacer algo? – preguntó con un poco de desesperación en su voz. La pelinegra negó con la cabeza.

–¿Entonces por qué lo dijiste?– preguntó – He estado preocupada por ti toda la tarde, imaginando cosas horribles – se detuvo por un momento para respirar profundamente en un intento de no llorar – No quiero sentarme junto a tu cama en el hospital de nuevo, Yulia. No puedo hacerlo de nuevo. No quiero volver a sentirme como lo hice durante ese tiempo... nunca más.

Olga limpió algunas lágrimas que habían derramado sus ojos.

–No tienes ni idea de como me sentía al verte allí... esperando y esperando y esperando...Escuchar a tu mamá llorar... y a Vika... ella no dejaba de preguntar cosas... ella no entendía porque todos estábamos tan tristes.

Elena sintió como sus propios ojos se humedecían al escuchar a Olga y por primera vez durante el último mes, estaba agradecida de no haber conocido a Yulia durante el tiempo del accidente. No creía haber podido estar en la posición de Olga, sentía que le estaban rasgando el corazón de tan solo pensarlo.

La morena comenzó a llorar y besó a Olga en la frente.

–No lo haré– dijo en voz baja entre sollozos –Te lo prometo. Perdón. Por favor, no llores Olga.

La castaña abrazó a su mejor amiga con todas sus fuerzas mientras intentaba parar de llorar.

–Te quiero Chancho – dijo – Mucho.

–Yo también te quiero – respondió Yulia, besando a Olga en la mejilla y apoyando su cabeza en el hombro de su amiga.

Se quedaron así por un momento y Elena se secó las lágrimas con las mangas de su polerón.

Después de un minuto, Olga se aclaró la garganta y ambas se separaron.

–Entonces – dijo la castaña, haciéndole gestos a Lena para que se sentara junto a ellas –¿Cómo te fue con tu terapeuta?

–Estuvo bien – dijo mirando entre sus amigas – Me dio algunos antidepresivos y debo ir a verla todas las semanas.

–¿Qué te dijo?– preguntó Elena interesada. Yulia le acarició el brazo antes de responder.

–Ella dice que tengo que lidiar sobre como me siento respecto al accidente– dijo –Tengo que dejar de centrarme en lo que no puedo hacer y centrarme en lo que si puedo hacer.

–Como el hecho de que estás teniendo una conversación coherente y fluida con nosotras – dijo Olga sonriendo.

–Exacto – dijo la morena sonriendo también, no se había dado cuenta de que estaba hablando con fluidez –Tengo que ser más positiva.

–Yo ya te había dicho eso – habló Olga – Siempre eres tan dura contigo misma.

–Ella me dijo que debería escribir mis sentimientos para desahogarme. Escribirlos en un diario o algo así para que pueda sacarlos de mi.

Yulia cogió su cuaderno y se lo mostró a Olga y a Lena.

–¿Que dice ahí?– preguntó confundida la castaña, sin querer ofender a su amiga.

Yulia rió y el corazón de Elena se aceleró ante el sonido. Parecía una eternidad desde la última vez que había oído la risa de Yulia y era agradable tener esa dulce música de vuelta.

–Bueno...– respondió la ojiazul –Empecé a escribir y no pude, así que terminé rayando toda la página.

–Creo que es una perfecta representación de como te sientes – sonrió Elena.

–¿Verdad que sí?– una amplia sonrisa se extendió por el rostro de Yulia. La pecosa sintió como su propia sonrisa se agrandaba.

–Pienso lo mismo.

–Deberíamos hacer algo...– dijo Olga arrancando la página del cuaderno y poniéndose de pie.

–¿Qué?– dijo Yulia.

–Ya sabes, por razones terapéuticas– respondió Olga mientras tomaba una tachuela azul y ponía la hoja en el mural de Yulia –Ahora puedes mirar a esa hoja y golpearla o algo cuando te sientas mal por lo del accidente de nuevo.

–Eres una idiota – rió la pelinegra.

–¿Qué más dijo tu terapeuta?– preguntó Lena mientras Olga volvía a sentarse en la cama –Además de que te convertirás en la siguiente Britney por tus increíbles dotes artísticos.

–Me dijo que debería tratar de hacer las cosas que solía disfrutar antes del accidente – los ojos de la morena se iluminaron –Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo.

–¿Por qué?– preguntó Lena.

–Porque...– dijo Yulia –Las cosas que solía disfrutar eran tocar la guitarra, leer y escribir. Y yo no puedo hacer nada de eso muy bien.

–Pero la práctica hace al maestro – dijo la ojiverde mientras se levantaba para tomar la guitarra que estaba apoyada en la pared en la esquina de la habitación.

Yulia la miró dudosa, pero tomó la guitarra entre sus manos cuando la pelirroja se la entregó. Se sentía ajena a ella.

Trató de curvar su mano izquierda en el cuello de la guitarra, pero tuvo problemas para maniobrar debido a que su mano estaba lesionada, sus dedos no respondían a las órdenes de su cerebro. Hizo una ligera mueca de dolor, sus músculos se negaban a estirarse más de lo que lo habían hecho durante los últimos meses.

–Aquí– señaló Elena tomando la muñeca de Yulia mientras ella abría y cerraba los dedos rápidamente para acostumbrarlos a esa acción.

Lena quitó suavemente la férula que protegía el brazo de la morena, observando el evidente daño que había en él. Una gruesa cicatriz corría a lo largo del antebrazo de Volkova, y a través de la palma de su mano. La pelirroja la examinó de cerca, acariciando con su pulgar la cicatriz hasta que la morena apartó su brazo.

–Es fea, lo sé – dijo Yulia, cubriendo la cicatriz con la manga.

–No, no lo es – dijo Elena señalando la cicatriz que la otra chica tenía en la frente –Esa tampoco lo es.

–Creo que son geniales– dijo Olga con seriedad –No tengo ninguna cicatriz... soy un poco aburrida.

–Que pena por ti– respondió Yulia burlonamente.

–Una cicatriz significa que eres más fuerte que lo que intentó hacerte daño – dijo Elena pensativa – O... matarte, en tu caso – Yulia rió.

–Me encantó lo que dijiste – comentó Olga –¿Acabas de inventarlo?

–No– admitió la pecosa –Lo leí en las redes.

–Debería haberlo sabido– respondió la castaña riendo – Las redes están llenas de sabiduría.

–Hablando en serio, Yulia – dijo Elena extendiendo su mano para tomar el brazo de la otra chica y enrollar la manga que cubría su cicatriz – No vuelvas a avergonzarte de tus cicatrices. Al igual que Demi Lovato dijo, las cicatrices son hermosas de alguna manera. Las cicatrices muestran por lo que has pasado y lo fuerte que eres por haberlo superado.

–¿Te gusta Demi Lovato? – preguntó Yulia emocionada.

–¿Es una broma? ¡Me encanta! – respondió Elena entusiasta.

–¡A mí también!– respondió la morena alegremente.

–¿Sabes cómo tocar alguna de sus canciones?– preguntó la pelirroja.

–Claro que sí, las sé todas – respondió Yulia.

–¿Ataque al corazón? – preguntó Elena.

–¿Hmm?– preguntó la ojiazul con incertidumbre.

–La canción... Intenta tocarla – aclaró.

–Oh – dijo Yulia, frunciendo el ceño en concentración. Le sacó la lengua mientras trataba de envolver su mano en la guitarra una vez más. Se las arregló para acomodar sus dedos en las cuerdas, pero era incapaz de coordinarlos como para hacer un acorde – Mierda. No puedo poner mis dedos en la posición correcta. Están adormecidos.

Elena se acercó más a la chica para ayudarla.

–Okay... ¿Qué tal esto?... yo haré los acordes y el patrón de rasgueo.

Lena puso su brazo alrededor del torso de Yulia.

–¿En serio?– preguntó la ojiazul.

–Sí – dijo Elena –¿Por qué no? Toco la guitarra desde que mi padre me enseñó cuando era pequeña.

Yulia miró a Olga, quien sonreía alentadoramente.

–Está bien– dijo la morena y miró a Lena para que hiciera el primer acorde.

Lentamente, ambas lograron coordinarse a través de la canción, Elena movía su mano instintivamente para formar las notas mientras Yulia tocaba la melodía.

–¿Ves?– dijo Elena llena de felicidad una vez que habían terminado –Fácil. Ahora, esta vez, no te preocupes por los acordes, solo toca como si lo estuvieras haciendo tu misma. Voy a ayudarte – Tocaron la canción una vez más, esta vez ambas tocaron al unísono, por lo que era casi perfecto. Olga cantó junto a la música, su voz llenó la habitación mientras Yulia sonreía alegremente.

–Lo hicimos – exclamó –¿Viste eso? ¡Lo hice!

–¿Así que seguirás practicando?– preguntó Lena –Si lo haces, en un par de días más serás capaz de tocar los acordes tu misma. Esa es tu misión.

La risa de Yulia llenó la habitación y Elena compartió miradas con Olga.

–Okay – prometió Yulia –Bien, lo haré.

–Aww yay– dijo Olga complacida –Extrañaba que tocaras la guitarra. Eras muy buena haciéndolo.

–¿Quieres ayudarme a practicar?– le preguntó la morena a Lena con una gran esperanza de que aceptara –Si lo hago bien, quizás podríamos tocar la guitarra juntas ¿no?

–Me encantaría eso – dijo Elena con honestidad.

–A mi también – sonrió Yulia –Gracias.

–No necesitas agradecerme – dijo sincera –Tu mirada y sonrisa es todo lo que necesito. Es tan lindo verte sonreír de nuevo.

–Amén– coincidió Olga.

La sonrisa de la pelinegra se amplió a más no poder, y luego soltó una adorable risa, una luz, ese simple sonido hizo que el corazón de Elena se volviera eufórico. La pecosa estaba muy contenta en ese momento, no podría haberse sentido más feliz, era mucho mejor que haber ganado la lotería.

Sin embargo, Elena se dio cuenta de que estaba equivocada cuando Yulia se inclinó y le dio un beso en la mejilla antes de decir “gracias” una vez más. La sonrisa de Lena creció más y más y con su mano tocó su mejilla. Se sentía mareada y su corazón empezó a latir diez veces más rápido de lo normal, su ritmo golpeaba en sus oídos. Pensaba que si fuera posible morir de felicidad, moriría en ese momento.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/16/2022, 8:37 pm

Pobre Julia es duro muy duro pero con sus amiga y lena va a ser cada vez mejor. Me gusta q escogieras una historia tan tierna y linda donde el amor se construye poco a poco pero con mucha fuerza. Saludos y feliz sábado querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/17/2022, 12:40 pm

Capítulo 7

Yulia dejó su guitarra en el suelo y se bajó de la cama. Giró sobre sus talones rápidamente para estar frente a frente con Elena y Olga, mientras su sonrisa persistía y sus ojos brillaban de alegría.

–¿Quieren tomar algo?

–Claro – aceptó Olga – ¿Tienes Coca Cola?

–No estoy segura – admitió –Veré lo que tengo – se volteó para mirar a Lena que estaba perdida en el espacio, con una expresión aturdida en su rostro –¿Elena?– preguntó. La pelirroja miró a la chica rápidamente cuando se dio cuenta de que le estaba hablando.

–Perdón, ¿qué? – preguntó, evidentemente no había escuchado la pregunta de Yulia, en su mente repetía el momento en que la morena la había besado en la mejilla, una y otra vez.

–¿Quieres algo de beber? – preguntó Yulia de nuevo.

–Sí, eso estaría bien, gracias – respondió casi tartamudeando.

–Okay, ya vuelvo – dijo la ojiazul cuando dejó la habitación.

Elena puso su mano en el lugar en el que Yulia la había besado.

–Solo respira, Elena – dijo Olga, riéndose para sus adentros. Se había cambiado de posición en la cama, ahora estaba acostada sobre su estómago, mirando hacia la puerta –Toma un momento, respira, y vuelve a articular tus palabras correctamente.

–¿Viste eso? – preguntó Lena, acariciando su mejilla suavemente, todavía en estado de shock.

–Si lo vi – rió la castaña – Incluso si no lo hubiera visto, probablemente me habría imaginado que algo había sucedido. Estás actuando como un tierno cachorrito enamorado y tu cara es la cosa más roja que he visto.

–Oh Dios – dijo Elena –¿En serio?

–En serio – confirmó Olga – Si te sonrojaras un poco más, podrías reemplazar a Rodolfo y guiarías el trineo de Santa en Navidad... Quiero decir, no me malinterpretes, es súper adorable. Pero no sabes mantener tus sentimientos en control, por así decirlo.

–¿Crees que Yulia se haya dado cuenta? – preguntó nerviosamente. Olga agitó la mano con indiferencia.

–No seas ridícula. Yulia es literalmente, ajena a todo lo que sucede a su alrededor.

–Que bueno – suspiró Elena aliviada.

–¿Bueno? – preguntó Olga sorprendida por la reacción de su amiga – Pensé que realmente te gustaba.

–Me gusta – dijo Elena –Es solo que... ella me necesita en estos momentos como una amiga. Y yo no quiero poner en peligro esa amistad que estamos construyendo.

–Aw– dijo Olga –Eres tan tierna– extendió sus manos y pellizcó las mejillas de la pelirroja antes de tomar un tono más serio – Gracias por lo que has hecho por ella, Lena. No he visto a Yulia tan feliz desde antes del accidente – dijo con gratitud. Elena sonrió al comentario de Olga – Confío totalmente en ti. Y eso es bastante raro porque no confío en nadie cuando se trata de Yulia. No quiero que nadie le haga daño.

–Yo tampoco– dijo Elena.

–¿Sabes algo? – dijo Olga en voz baja, como si estuviera a punto de revelar el secreto más grande –Tengo mis dedos cruzados para que algún día tú y Yulia estén juntas, y para que ella se sienta de la misma forma en que tú lo haces.

–¿En serio? – preguntó Lena sorprendida.

–Sí. Eres tan buena con ella, debes obtener algo a cambio – dijo la castaña. Elena sintió que su rostro se enrojecía aún más, sus mejillas ardían. Olga se rio en voz alta –Oh Dios mío. No de esa forma. Me refiero a que... ya sabes, una relación... novias, así como... eww... nada sexual. No quiero pensar en esas cosas... menos sobre mi mejor amiga... quiero decir, sí... nada en contra de eso... háganlo... yo les doy ship, solo... por favor... no quiero que me cuenten sobre eso... eww...

Lena se sintió un poco incómoda al pensar en ella y Yulia juntas. Se aclaró la garganta saltando de la cama a toda prisa.

–Uhm... sí, okay. ¿Cambiemos el tema?– sugirió la pecosa.

–Por favor– pidió Olga. Un incómodo silencio cayó en la habitación luego de la inesperada conversación que habían tenido.

Por suerte, antes de que alguna de ellas dijera algo, Yulia apareció en la puerta con una bandeja con vasos. Frida y Nastya estaban con ellas sosteniendo algunos refrescos, DVDs y una bolsa de palomitas de maíz.

–Miren quienes aparecieron mientras estaba en la cocina – dijo la pelinegra mientras ponía la bandeja en el suelo.

Nastya miró a Lena, notando sus mejillas color carmesí.

–¿Todo bien?– le preguntó a la pecosa, entrecerrando los ojos ligeramente.

–Sí– dijo Elena con algo de nerviosismo.

–Entonces ¿por qué estás actuando tan extraño?– preguntó Nastya mientras todas miraron a la pelirroja, incluyendo Yulia.

–No estoy actuando raro – dijo –Estoy bien... de hecho, me siento muy bien – Nastya inclinó la cabeza ligeramente y miró a Olga, quien murmuró.

–Te diré más tarde.

–¡Ni te atrevas!– exclamó Elena al escuchar a Olga.

–¿Qué pasa?– preguntó Yulia, sin entender nada.

–Nada– respondió Lena rápidamente –Nada importante.

–O...ka...y...– dijo la morena alargando la palabra – Hasta yo creo que estás actuando un poco raro ahora.

Elena le lanzó a Olga una mirada de odio y esta el dio una mirada de disculpa en respuesta.

–¿Me perdí de algo? – preguntó Yulia cuando nadie dijo nada –¿Qué está pasando?

–Ehm...– dijo Frida, llamando la atención de la ojiazul mientras Elena amenazaba a Olga y a Nastya pasando su dedo por el cuello en señal de que las iba a asesinar –Uf, ya ves, la cosa es que...

–Pensamos que necesitabas subir el ánimo – interrumpió Nastya –Ya sabes, por lo de hoy... así que planeamos algo así como una sorpresa para ti.

–Oh Dios– susurró Elena.

–¿En serio?– preguntó Yulia con impaciencia –No era necesario.

–Sabemos que no era necesario – dijo Nastya, haciendo hincapié en la palabra y poniendo su brazo alrededor de los hombros de la pelinegra para abrazarla – Lo hicimos porque eres nuestra amiga y haz tenido un día de mierda.

–Solo para que conste– dijo Frida –Siempre puedes hablar con nosotras. Sabes que siempre estaremos aquí para ti.

Yulia sonrió ante las palabras de Frida y extendió la mano para tomar las de la chica de ojos café.

–Así qué...– dijo Olga intrigada –¿Cuál es la sorpresa?

–¡Oh!– exclamó Nastya – Okay, cierra tus ojos Yulia.

–¿En serio?– preguntó la morena nerviosamente.

–Sí– dijo la castaña ojiverda riendo – No te preocupes, no te voy a bajar los pantalones ni nada– le guiñó a Lena, quien quería morir de vergüenza. Por suerte, Yulia no notó nada. Elena estaba empezando a apreciar la incapacidad de la otra chica para darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor.

Yulia se rió, cerrando los ojos.

–Okay, extiende tu mano – ordenó Nastya, volteándose hacia Frida que sacó un sobre de su bolso.

Elena miró a sus amigas con confusión mientras la castaña ojiverde ponía el sobre en las manos de Yulia.

–Ahora, abre los ojos– dijo emocionada.

–Oh genial– dijo Yulia, mirando el sobre sin entender –Un sobre.

–Sí, ábrelo – impulsó Frida.

–Por Dios Yul – murmuró Olga –¿No recuerdas para que sirven los sobres? Tienen algo dentro, duh.

–Verdad – respondió la morena, abriendo el sobre – Por supuesto que lo sabía.

Yulia sacó el contenido del sobre, dejando caer una de las pequeñas tarjetas rectangulares en el suelo, debido a la poca destreza de su mano izquierda. Cayó boca arriba y Lena notó inmediatamente lo que le habían dado.

–¡Oh Dios mío! – exclamó la pelirroja incrédula – ¡¿Le diste tus entradas para el concierto de Beyoncé?!

–Espera ¿qué? – preguntó Yulia mientras se agachaba para recoger la entrada que había caído –¿Es una broma? ¡No puedo aceptar esto! ¡Has estado tan emocionada por ir a verla!

–Lo sé– dijo Nastya cruzando los brazos –Pero yo quiero dártelas a ti, por lo que tienes que aceptarlas.

La ojiazul le devolvió las entradas.

– Ugh, de ninguna manera. Quiero decir, es un gesto increíble de tu parte, de verdad, muchas gracias, pero yo no puedo aceptarlas.

–Bueno, yo no las aceptaré de vuelta – respondió Nastya decidida –Así que debes ir.

–Yo iré – interrumpió Olga bromeando. Yulia miró a su mejor amiga y frunció el ceño.

–Olga, no estás ayudando.

–Claro que está ayudando – dijo Nastya –Ves, todo es perfecto. Yo te di dos entradas, entonces tú y Olga pueden ir juntas.

–¿Y tú?– preguntó Yulia –Mueres por ir a ver a Beyoncé en vivo. Es todo de lo que has hablado durante el último mes todos los días desde que las entradas salieron a la venta.

–Sí, bueno...– dijo Nastya –Yo iré a verla en otra oportunidad.

–¿Frida?– dijo Yulia.

–Hey– respondió la otra castaña de ojos café levantando las manos –Esto no tiene nada que ver conmigo. Son las entradas de Nastya y fue su idea.

–Estás haciéndome un favor enorme – dijo Nastya –Yo solo pude comprar dos entradas y no podía decidir si ir con Elena o Frida. Ahora no tengo que elegir. Todas ganamos.

Yulia insistió en devolverle las entradas a Nastya, tratando de forzarla a que las tomara.

–Yulia, por favor, tómalas– dijo Nastya –Yo quiero que tú vayas, de verdad. Te mereces algo bueno después de toda la mierda por la que has pasado.

La pelinegra miró a Olga, haciendo una pregunta silenciosa. Olga asintió, sabiendo exactamente lo que Yulia estaba pensando.

–Las aceptaré solo si vienes conmigo – dijo Yulia, volviendo a mirar a Nastya –¿Por favor?

La morena hizo pucheros y Lena sintió que casi moría debido a lo adorable que era.

–Ugh, está bien – cedió la castaña ojiverde riendo –¿Cómo haces esa cara?

Los labios de Yulia estallaron en una amplia sonrisa.

–Es un talento– admitió antes de abrazar a Nastya con entusiasmo. Frida aplaudió de alegría mientras miraba a sus amigas – Gracias– dijo Yulia feliz –Esto es realmente increíble. ¿Qué hice para merecerlas, chicas?

–Casi mueres después de ser atropellada por un auto – dijo Olga bromeando –Creo que el universo te debe una.

–O cinco– agregó Elena.

–Prepárate para booty pop, Yulia. He oído que su concierto será inolvidable– dijo Nastya.

–Oh, si... no – respondió Yulia –Yo no puedo bailar.

–Oh...– suspiró Nastya –Perdón, no sabía. Supongo que debería haberlo sabido...– Olga comenzó a reír descontroladamente ante las palabras de Nastya.

–¿Qué es tan gracioso?– preguntó Frida riendo junto a Olga.

–No es por el accidente Nastya – dijo la castaña de ojos avellanados, su cuerpo temblaba ante tanta risa – Ella no puede bailar simplemente porque no tiene ritmo. ¿Por qué crees que nunca va a clases de baile conmigo? Ella es, literalmente, la bailarina más torpe que he conocido.

–Oh – respondió Nastya riendo igual que Olga.

–No puedo hacer nada para mejorar – protestó Yulia – Nunca he sido buena bailando.

–Está bien – respondió Nastya –Te voy a enseñar.

–Me duele el estómago de tanto reír– dijo Olga mientras agarraba su abdomen, luego cayó de la cama directo al suelo.

El resto de las chicas comenzaron a reír ante la situación y Olga siguió riendo a pesar del golpe que había recibido al caer.

Una vez que Olga había logrado recomponerse lo suficiente para volver a sentarse en la cama, las cinco chicas eligieron una película para ver. Frida y Nastya se sentaron en el suelo a los pies de la cama, frente a la TV. Elena yacía boca abajo, con la cabeza en el extremo de la cama, descansando en las palmas de sus manos, apoyada en los codos. Olga y Yulia se sentaron juntas con la espalda contra el cabecero, la morena apoyaba su cabeza en el hombro de Olga mientras veían “Easy A”.

–Ugh, amo a Emma Stone – dijo Lena cuando la actriz apareció en la pantalla luciendo un corsé – Es tan atractiva y divertida. Es mi celebrity crush.

–Pensé que Lana Del Rey era tu celebrity crush – dijo Nastya.

–No, ella es mi celebrity music crush – dijo Lena – Además, es mi ídolo.

–Espera, ¿hay diferentes tipos de crush? – preguntó Nastya.

–Sí– respondió Elena –Por supuesto que si.

–Okay, así que ¿cuáles son los otros tipos, según tú? – preguntó la castaña ojiverde.

–Hay un montón – informó Lena – Además de que puedes tener varios en cada categoría– levantó la cabeza para comenzar a contar con los dedos – A ver... puedes tener un crush con cantantes, estrellas de cine, de televisión, con deportistas, bloggers...

–Ok, ok– dijo Nastya riendo –Ya entendí.

–¿Tienes algún crush con alguna celebridad masculina?– preguntó Yulia con inocencia.

–Solía tener un crush con Nick Jonas antes de darme cuenta que soy lesbiana– dijo la pelirroja con total naturalidad –Y con Logan Lerman también.

–Espera, ¿eres lesbiana?– preguntó la pelinegra sorprendida.

–Sí– respondió Elena riendo –¿En serio no sabías?

–No– dijo Yulia con honestidad.

Frida y Nastya miraron a la ojiazul con incredulidad en sus rostros.

–¿Estás bromeando?– preguntó Frida.

–Elena es... no sutil – dijo Nastya riendo –El otro día estaba casi babeando por la Profesora Oksana en la escuela.

–Oh Dios mío – dijo Lena –Mentira.

–Verdad– refutó Nastya –Ella es tu teacher crush.

–Realmente me gusta la Profesora Oksana – comentó la pelinegra – Ha sido muy buena conmigo desde que volví a la escuela.

–Sí, pero no te gusta de la forma en la que le gusta a Elena – dijo Olga –¿O sí?

–Bueno, no – respondió Yulia –Creo que no.

–¿Quién es tu celebrity crush Yulia? – preguntó Frida volviendo al tema.

–¿El mío?– la morena devolvió la respuesta.

–Sí, el tuyo– confirmó Frida.

–No lo sé– respondió con sinceridad –No he pensado en eso.

–¿No has pensado en ninguna persona?– preguntó Nastya. La morena se tomó un momento para pensar en sus siguientes palabras.

–Bueno, no me imagino en una relación con ellos pero me gusta Ed Sheeran, One Direction, Taylor Swift y Demi Lovato – respondió.

–No son considerados celebrity crushes si no te imaginas en una relación con ellos – dijo Olga –Son solo personas que idolatras.

–¿No hay ninguna persona famosa a la que te gustaría besar?– preguntó Lena con interés.

–No– dijo Yulia –¿Es raro?

–Un poco– respondió Olga.

–Uhu – dijo Yulia, pensativa.

–¿Pasa algo?– preguntó Frida.

–Estoy tratando de pensar si lo hice antes del accidente – respondió Yulia.

–¿Crees que esto está relacionado con tu lesión en la cabeza? – preguntó Nastya.

–No lo sé – admitió la ojiazul –Yo no pienso en otras personas en esa forma. No recuerdo si lo hacía antes.

–Nunca me mencionaste haber querido besar a algún famoso – dijo Olga.

–Oh bien. ¿Y alguien de la escuela? – preguntó Nastya mirando a Elena.

Lena miró hacia su amiga en silencio pidiéndole que no siguiera con el tema.

–¿Te gusta alguien de la escuela?– continuó Nastya.

–Me agradan ustedes– respondió Yulia sonriendo.

–Sí, pero nosotras somos tus amigas– dijo Olga riendo –Obvio que te agradamos.

–Románticamente, ¿hay alguien que te llame la atención? Quizás... podríamos ver que sucede con esa persona, si es que hay alguien que te gusta – preguntó Nastya ansiosa.

–Hm... ¿qué hay sobre Elena?– replicó Yulia –Ella no está con nadie ¿o si?

–¿Qué?– preguntó la pelirroja, sintiendo que su corazón dejaba de latir.

–¿No tratarías de ayudarla a ella con la persona que le gusta? – aclaró Yulia.

Las otras chicas se miraron con inquietud e incredulidad al mal interpretar lo que Yulia había dicho.

–He estado tratando de que Elena tenga una relación por años – dijo Nastya – Ella solo tiene ojos para una persona. Aunque eso suene desesperado.

–¿Quién?– preguntó Yulia.

–Nadie que conozcas– dijo la pecosa con nerviosismo, incómoda ante la conversación.

Yulia se cambió de posición para acostarse junto a Elena y mirarla.

–¿Amas a esa persona?– preguntó la ojiazul con seriedad.

–Bueno, no lo sé – respondió Elena, sintiéndose muy expuesta al estar tan cerca de Yulia.

–Si lo hace – dijo Nastya, mirando a su amiga.

–¿Qué se siente? Me refiero a, ¿qué se siente amar? – preguntó Yulia con entusiasmo.

–No sé Yulia– respondió Elena –Es solo un crush.

–Bueno, entonces ¿cómo se siente eso? – volvió a preguntar la morena.

–Soy como la única persona soltera además de ti – comentó Elena –Sin duda, las otras chicas están en mejores condiciones de responder esa pregunta.

–Cualquiera puede responder– dijo Yulia mirando a su alrededor. Lena se tomó un momento para recuperar el aliento.

–No lo sé– respondió Nastya –Supongo que piensas en esa persona todo el tiempo.

–Siempre quiero hablar con Troy cuando no estamos juntos – concordó Frida –Segundos después de que se va, ya quiero volver a verlo.

–Crees que algunas actitudes de esa persona son algo molestas – dijo Olga – Pero en el fondo, te gustan mucho esas actitudes.

–Crees que todo en esa persona es perfecto – agregó Elena –Incluso aquellas cosas que no le gustan de si misma a aquella persona.

–Quieres compartir todo con esa persona– dijo Nastya –Ya sabes, como... si veo algo que creo que es divertido, siempre quiero contárselo a Arin, incluso si es algo realmente ridículo.

–Miras a esa persona todo el tiempo– comentó Olga –Incluso si es solo un vistazo rápido, porque crees que es la persona más atractiva que has conocido.

–Me gusta la forma en la que Troy me hace sentir especial– dijo Frida –Como que no le gustaría estar con nadie más. Él siempre está tratando de hacerme reír y me dice cosas lindas.

–No puedes evitar sonreír cuando estás cerca de esa persona o cuando piensas en ella– añadió la pelirroja – Sonríes tanto que tu rostro duele a veces, pero en el buen sentido.

Yulia estaba tumbada en la cama, con la cabeza apoyada sobre el codo escuchando atentamente los comentarios de sus amigas, con una expresión pensativa en el rostro. Miró a Elena y sonrió cuando sus miradas se encontraron. Lena le devolvió la sonrisa.

–Ahora si me gustaría estar enamorada de alguien– dijo Yulia esperanzada –Suena muy lindo.

–Suena lindo– coincidió la pelirroja – Pero en realidad, es una de las cosas más dolorosas que he experimentado en mi vida.

–¿Lo es?– preguntó Yulia bajando un poco el tono de su voz.

La pelirroja miró los suaves labios de la ojiazul, que estaban literalmente a centímetros de su cara, y tragó saliva antes de contestar.

–No tienes idea– respondió.

–Especialmente cuando la otra persona no se siente de la misma manera– dijo Nastya, mirando a Elena comprensivamente.

–¿No le dices a la otra persona?– preguntó Yulia.

–No, si se lo dices – dijo Olga riendo –Desde el accidente tu cerebro no tiene filtro y dices literalmente todo lo que piensas, aunque estoy 100% segura de hacías lo mismo antes del accidente.

–Sin duda, es bueno saber que le gustas a alguien ¿no?– preguntó la ojiazul.

–Lo es– dijo Nastya –Es realmente lindo.

–Entonces ¿por qué no decirle a alguien que te gusta?– preguntó Yulia de nuevo.

–Porque...– comenzó a decir Lena –Sería muy doloroso saber que no se siente de la misma forma, así que te proteges a ti misma. Aunque mantienes la esperanza de que se dará cuenta de que le gustas.

–Eso es estúpido – dijo la pelinegra.

–Tal vez– respondió Elena.

–Me encantaría saber si le gusto a alguien– dijo Yulia –Sobre todo ahora.

–¿A qué te refieres con “sobre todo ahora”? – preguntó Frida.

–Ya sabes, con mis cicatrices y todo – dijo Yulia.

–¿De qué estás hablando?– preguntó Olga –Sigues siendo hermosa, idiota.

–Además– dijo Lena – Las personas pueden sentirse atraídas por alguien por su apariencia al principio, pero nos enamoramos de todas esas pequeñas características y peculiaridades que las hacen... ellos mismos.

–Si realmente te gusta alguien, te gusta todo sobre esa persona – comentó Frida.

–Bien– dijo Yulia, volviendo a mirar a Lena – Creo que deberías decirle a tu enamorada como te sientes. Tal vez se siente de la misma forma, pero
simplemente no se ha dado cuenta todavía.

La pelirroja miró a Yulia con cautela. Sus miradas se encontraron por un momento. Podía sentir a las otras chicas mirándolas, esperando a que confesara sus sentimientos por Yulia. No podía dejar de pensar en ella, solo quería estar con la morena todo el tiempo, para ver su sonrisa y escucharla reír. Elena trató de leer la mirada de la chica que estaba frente a ella, para saber si había alguna señal que pudiera decirle como se sentía ella, para averiguar si podía confesarle sus sentimientos. Sintió que su corazón dejó de latir al darse cuenta de que Yulia no tenía idea de su atracción por ella. Después de todo lo que dijo, la pelinegra sería la primera en admitir sus sentimientos si sintiera algo por ella o alguien más. Trataba de no mostrarse decepcionada cuando dijo:

–Quizás, algún día.

–¿Hoy no?– preguntó Yulia.

–No– confirmó Elena –Hoy no.

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Próximo capítulo, en un rato...
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/17/2022, 1:14 pm

Con eso de hoy no? Me hace pensar q julia no esta tan despistada como todos creen 🤔🤔🤔. Me encantan todas ellas, lenita debería animarse aunque también creo q sería bueno q julia estuviera un poco mejor para poder tener cabeza para el amor y una relación cuando nunca la tuvo nisiquiera antes del accidente así q si es una decisión difícil. Saludos cariño espero con ansias el otro capitulo 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/17/2022, 6:54 pm

Capítulo 8
           
                                   
–Ugh– murmuró Lena cuando se dejó caer en el asiento vació junto a Yulia en la clase del lunes.

Habían pasado cuatro días desde que se habían reunido en la casa de la morena para su noche de maratón de películas. Cuatro días y Lena aún no podía librar sus pensamientos de la conversación que habían tenido. No podía olvidar las palabras de Yulia: “Me encantaría saber si le gusto a alguien” ¿Hubo alguna vez una oportunidad más perfecta para que Lena admitiera sus sentimientos? Al parecer no. De hecho, Elena había vivido en un constante estado de arrepentimiento desde aquella noche. Formulaba en su cabeza respuestas ficticias que le hubiera encantado decir.

En cambio, Yulia seguía totalmente inconsciente del enamoramiento de Elena, esto se sentía como echarle sal a la herida constantemente, aumentado el dolor. Todos los días la pelirroja aprendía algo nuevo sobre Yulia. Quería saber todo acerca de esta chica, aunque la hubiera conocido solo hace unos pocos meses, ya no podía imaginar su vida sin ella.

–Ugh para ti también – dijo Olga bromeando.

Ella estaba sentada en la mesa frente a Yulia, Frida a su lado, frente a Elena.

–¿Qué pasa?– preguntó Frida.

–Estoy un poco cansada hoy– respondió Elena, tenía los brazos sobre la mesa y su cabeza apoyada en ellos.

–¿Por qué?– volvió a preguntar Frida –¿Qué pasó?

–En primer lugar...– dijo Elena, levantando la cabeza para mirar a su amiga –Me desperté tarde y no pude desayunar, así que muero de hambre, y después me encontré en el pasillo con Svetlana Liubov.                    

–¿Svetlana? ¿Tú ex-novia que sigue en el closet?– preguntó Frida sorprendida.                    

–La única Svetlana Liubov– dijo Elena suspirando profundamente. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Yulia tenía su mano estirada ofreciéndole una barra de cereal mientras leía “To kill a Mockingbird” de Harper Lee.                    

–Gracias – dijo la pelirroja tomando la barra de cereal con gratitud.

La morena no respondió, su atención volvió a centrarse en el libro en sus manos. Antes de responderle a Frida, Olga preguntó en broma.

–¿Te empujó en contra de los casilleros?

–¿Qué? No – contestó Elena –Me invitó a salir, así como en una cita.

–¿Y?– preguntó Frida –¿Cuál es el problema? Pensé que habías roto con ella solo porque no estaba lista para salir del closet...

–Sí– confirmó Elena –Pero eso fue hace tiempo, ya sabes, antes de...– Lena dirigió su mirada hacia Yulia, quien estaba cautivada con su libro. Ella se mordía el labio inferior y tenía el ceño ligeramente fruncido.

–¿Así que vas a dejar pasar una relación real por una inexistente?– preguntó Frida –Elena...        

–Nada de Elena– comentó, reclinándose en su silla un poco –Yo ya no siento lo mismo por ella. Ni siquiera he pensado en Svetlana desde que, bueno, ya sabes.

Frida miró a Yulia rápidamente antes de volver su atención a su amiga.                    

–¿Qué hay de malo en ir a una cita con ella?– preguntó Frida con seriedad –No es como si fueras a salir con la chica de la cual estás realmente enamorada. Podría ser divertido. Quizás te ayudaría a superar eso.

–No quiero superarlo– dijo Elena con seguridad.

–Sí, pero Lena...– comentó Olga –¿Esperarás por algo que puede que nunca suceda?

La pelirroja miró a Yulia y la observó con detención. Estaba mordiendo las cutículas de su mano izquierda nerviosamente mientras leía, Elena había notado que hacía esto cuando estaba estresada. Por debajo de la mesa, la pierna derecha de Yulia estaba saltando arriba y abajo con ansiedad y no había dicho ni una sola palabra desde que Lena había llegado.

–Ok– dijo Elena con preocupación –¿Te pasa algo Yulia?

La pelinegra no le hizo caso y Elena volvió a mirar inquisitivamente a Olga y Frida, quienes se encogieron de hombros ante la pregunta.

–Oye– dijo Lena, colocando su mano sobre el hombro de la morena, haciendo que la otra chica saltara en su asiento y se golpeara la rodilla con la mesa.

–¡Mierda!– exclamó, frotando su rodilla para calmar el dolor.

–¿Estás bien?– preguntó Elena con preocupación.

–Sí– respondió finalmente, levantando su cabeza para mirar a Lena.

La pecosa volvió a observar a Yulia cuidadosamente.

–No te creo– dijo esta con sinceridad. Yulia se limitó a mirarla por un momento y no dijo nada.

–Estoy bien– dijo Yulia, pero Elena sabía que estaba mintiendo; la pelirroja estaba acostumbrada a leer el lenguaje corporal de la otra chica, que muchas veces decía más que mil palabras.

–Estás mintiendo – dijo sin rodeos.

–No– respondió Yulia.

–¿No?– cuestionó Elena levantando una ceja ligeramente en señal de desafío.

Yulia bajó la mirada hacia el libro ahora cerrado en sus manos.

–No– dijo Yulia simplemente.

–Ok, incluso yo podría decir que estabas mintiendo – comentó Olga.

–Léeme una frase del libro – retó Lena a la morena.

–El puñado...– comenzó –El puñado.... de... gente... gente.... de gente.... en.... es.... est.... est... esta... ciudad.

–Bien– dijo la ojiverde colocando una mano sobre el libro para tomarlo y luego dejarlo sobre la mesa –No te hagas daño.

Yulia le dio a Elena una mirada de agradecimiento y cerró el libro, dejándolo a un lado.

–¿Es tan difícil para ti admitir que no estás bien?– le preguntó Elena –Pensé que habíamos hablado de esto la semana pasada.

–Has mejorado mucho– comentó Olga –Tu estado de ánimo no ha estado tan bajo desde que hablaste con tu terapeuta y empezaste a tomar antidepresivos. Quiero decir que, prácticamente has estado rebotando en las paredes de felicidad todo el fin de semana.
Yulia se frotó la sien.

–¿Otro dolor de cabeza?– preguntó Lena intuitiva y Yulia asintió –¿Dónde están tus remedios?

–En mi casillero– respondió la pelinegra.

–¿Quieres que los traiga?– preguntó. Yulia asintió con la cabeza.

–Okay, espera– dijo Lena alzando la mano en el aire para llamar la atención de la profesora.

La Profesora Oksana había estado hablando con Benjamin Daniels, un estudiante miembro de la banda de la escuela. Luego se acercó a las chicas.

–¿Está todo bien?– preguntó la profesora mientras Elena contemplaba a Yulia.

–A Yulia le duele la cabeza y su medicina está en su casillero– informó –¿Puedo ir a buscarla?

La Profesora Oksana miró a Yulia que tenía una pequeña expresión de dolor en su rostro.

–Sí, por supuesto – dijo la Profesora – Déjame escribirte un pase para que puedas ir.

La Profesora Oksana se dirigió a su escritorio antes de regresar con un pequeño papel que le entregó a Elena, la joven estaba de pie para salir del salón.

–Gracias– dijo esta apresuradamente antes de salir hacia el pasillo.

La profesora tomó asiento junto a Yulia.

–Ya sabes, no te ves muy bien Yulia...– observó Oksana con preocupación, mientras posaba su mano en la frente de la morena. Se sorprendió al darse cuenta de que su estudiante no tenía la temperatura ni muy alta ni muy baja, pero su rostro lucía ligeramente pálido.

–Gracias– murmuró Yulia suavemente.

–¿Dormiste anoche?– preguntó la maestra.

–No realmente– respondió.

Elena volvió a aparecer con los remedios de su amiga en su mano. Abrió el contenedor. Se inclinó cerca de Yulia para colocar una pastilla en su mano. La morena se la tragó rápidamente mientras Elena cerraba el recipiente, luego lo guardó en el bolso de Volkova que estaba bajo su silla.

–¿Mejor?– preguntó Olga.

–Espera...– respondió levantando un dedo de su mano derecha.

–Hay que darle unos minutos para que haga efecto – reiteró Elena.

–Yulia ya sabes lo que te diré ¿verdad? – preguntó la profesora con seriedad. La ojiazul levantó la cabeza y asintió – Tu próxima clase es conmigo, y si no te sientes mejor te enviaré a la enfermería – informó la profesora.

–Ok– dijo la ojiazul.

–Ok– repitió la Profesora Oksana, dirigiéndose al frente del salón para volver a su conversación con Benjamin Daniels.

–Deberías habernos dicho– comentó Olga –Pensé que finalmente estabas confiando más en nosotras para decirnos sobre estas cosas.

Yulia levantó sus pulgares mientras apoyaba su cabeza sobre la mesa.

–Yulia ¿me estás escuchando?– preguntó la castaña de ojos avellanados.

–Shh...– respondió la otra chica cerrando los ojos.

–Okay– dijo Elena preocupada, acomodando un mechón de pelo de Yulia –Creo que todas estamos de acuerdo en que esto no es normal ¿verdad?

–De acuerdo– respondieron Frida y Olga al unísono.

–Hey– dijo la pelirroja sacudiendo ligeramente el hombro de la pelinegra – Yulia, abre los ojos... Yulia...

Esta le dio un manotazo a Elena.

–Déjame– dijo irritada.

–¡Profesora Oksana!– gritó Lena.

Todos en el salón centraron su atención en la parte trasera donde estaba Elena y el resto de las chicas. En cualquier otro momento se abría sentido avergonzada por haber llamado la atención, pero en esta ocasión su preocupación por Yulia era mayor.

La Profesora se acercó a toda prisa, sintiendo el miedo en la voz de su otra alumna.

–Algo no está bien– le dijo con inquietud –Nunca había estado así antes. Al menos no en mi presencia.

Lena miró a Olga que estaba acariciando la mejilla de Yulia.

–Yo tampoco la he visto así – confirmó Olga.

La Profesora Oksana posó una mano en el hombro de la pelinegra, como lo había hecho Lena anteriormente, y la sacudió con suavidad.

–Yulia– dijo con firmeza, pero todo lo que consiguió fue un gruñido como respuesta –Yulia – La morena hizo un intento para alejar a la profesora, como lo había hecho con Elena, pero la Profesora Oksana se las arregló para coger la muñeca de esta. La pelinegra intentó alejarla de nuevo, sintiéndose frustrada.

Finalmente, Yulia levantó la cabeza y tiró de su muñeca con fuerza para soltarse.

La Profesora examinaba a la morena antes de mirar a Frida para pedirle que fuera a buscar a la enfermera. Frida voló de su asiento y desapareció en el pasillo sin siquiera tener un pase.

–Yulia– dijo la Profesora Oksana, en cuclillas frente a ella, puso una mano en su cara para que la joven la mirara. Ella trató de librar su muñeca una vez más, pero la profesora no la dejó –Oye, mírame– instruyó con dulzura.

Elena solo observaba la situación, una extraña sensación de temor se extendía por todo su cuerpo. Ella era muy consciente de que todos en el salón la estaban mirando, memorizando cada detalle para contárselo a sus amigos.

Yulia finalmente miró a la Profesora y relajó un poco el brazo, por lo que Oksana la soltó.

–¿Puedes decirme dónde estás?– le preguntó.

–Déjame... so...– dijo Yulia, ignorando la pregunta anterior. La morena intentó levantarse pero no pudo. La Profesora miró a Olga.

–Necesito que tú lo intentes ¿si? – dijo alentadoramente.

–Yul – dijo la castaña, su voz era temblorosa – Yul, es Olga.

–¿Olga?– preguntó Yulia mirándola, pero aparentemente no podía reconocerla. Levantó su mano hacia el rostro de su amiga. La chica más alta tomó la mano de la pelinegra para que pudiera tocar su cara.

–Yul– dijo Olga acariciando a Yulia –¿Puedes decirme dónde estás?

–No me siento bien– comentó la ojiazul.

–Lo sé– dijo Olga mirando a la Profesora Oksana, se sentía completamente perdida, no sabía que hacer, todo lo que estaba sucediendo le daba bastante miedo –Háblame...– dijo con cuidado –¿Qué está pasando?

Yulia comenzó a golpear su cabeza contra la mesa.

–Me duele la cabeza...– dijo mientras Olga ponía una mano bajo su frente para que dejara de hacerse daño. La morena levantó la cabeza y Olga notó que sus ojos estaban llorosos.

–¿Elena?– preguntó Yulia frotando su ojo derecho.

–Estoy aquí– dijo la pelirroja, acercándose a Yulia, colocándose frente a ella. La morena le dio una pequeña sonrisa antes de comenzar a hablar.

–Mi cara...– dijo con lentitud –Se sien... siente... r.... rara – Yulia se frotó la cara con la mano, sentía sus párpados pesados. Fue en ese momento cuando Frida volvió con la enfermera que se apresuró cuando la Profesora Oksana le hizo un gesto para que se acercara a Yulia.

–¿Cuánto tiempo ha estado así?– preguntó la enfermera, con un tono profesional y tranquilo en su voz.

–Como 10 minutos– informó la Profesora Oksana –Ella se ha estado quejando de un dolor de cabeza.

La enfermera estudió las cicatrices en la frente de Yulia.

–Necesito que me ayudes a acostarla en el suelo – dijo la enfermera con seriedad.

La Profesora le indicó a los alumnos que estaban alrededor que se alejaran para hacer un poco de espacio.

–Todos afuera– dijo la profesora –Ahora– recalcó con seriedad cuando nadie se movía.

Hubo una explosión de ruido cuando todos salieron del salón, Frida siguió a la multitud, cerrando la puerta cuando salió el último alumno.

–Olga mueve estos escritorios por favor– dijo la Profesora mientras la enfermera seguía examinando a Yulia. Olga hizo lo que me pidieron y Frida la ayudó

–¿Qué pasa con ella?– preguntó la profesora.

–Creo que está teniendo una convulsión parcial– dijo la enfermera colocando sus manos firmemente en los hombros de Yulia. Le hizo un gesto a la Profesora para que tomara sus piernas y la recostaron en el suelo. La Profesora Oksana se quitó la chaqueta y la colocó bajo la cabeza de la morena antes de mirar las caras de Olga, Frida y Elena que estaban observando.

–¿Debo llamar una ambulancia?– preguntó la profesora. La enfermera asintió.

–Sí– dijo mientras trataba de despertar a Yulia que estaba acostada con los ojos cerrados murmurando palabras incoherentes.

–¿Va a estar bien?– preguntó Lena, el miedo se había apoderado de sus entrañas y podía sentirlo. Quería hacer algo para ayudar, pero no podía, su cuerpo estaba paralizado.

–¿Ha tenido convulsiones antes?– preguntó la enfermera mientras la Profesora Oksana llamaba a la ambulancia.

–No– contestó la pelirroja, mirando a Olga, quien confirmó la información.

–No– verificó Olga –Nunca.

–¿Ella no se ha caído hoy o golpeado en la cabeza?– preguntó la enfermera.

–No– dijeron al unísono.

–Esto es importante chicas– dijo la enfermera con seriedad –¿Están seguras?

–Seguras– dijo Olga –Me quedé en su casa ayer por la noche y he estado con ella toda la mañana.

–¿Estás segura de que nunca ha convulsionado?– preguntó la enfermera nuevamente.

–Sí– respondió Olga –Ella no es epiléptica.

Todo el cuerpo de Yulia comenzó a retorcerse en el suelo y la enfermera la puso de lado, apoyando todo el cuerpo de la morena en su lado derecho mientras se contorsionaba, sus brazos, sus piernas, todo su cuerpo convulsionaba.

–Frida– dijo la Profesora Oksana mirando a todas las niñas de su alrededor, notando que la castaña de ojos café era la más centrada –Necesito que vayas donde el Señor Ivanov, pídele que venga y mueva al alumnado a otro lugar para el siguiente periodo.

Frida asintió en respuesta, echando una última mirada a Yulia, que aún se retorcía en el suelo, antes de que abriera la puerta para encontrarse con dos paramédicos vestidos con un uniforme azul marino oscuro y con una bolsa grande de color rojo, también traían una camilla. Se apresuraron a llegar al lugar donde estaba la pelinegra. Frida se quedó paralizada.

–Frida– dijo la Profesora Oksana, señalando a la masa de estudiantes que veían desde el pasillo. La castaña se dio la vuelta y corrió por la puerta, la recepcionista entró en el salón, cerrando la puerta ligeramente para evitar miradas indiscretas.

–Profesora Oksana– saludó a la profesora –¿Hay algo que pueda hacer?

–Sí– respondió Oksana con gratitud –Necesito que me traigas los archivos de Yulia Volkova tan rápido como puedas ¿ok?

–Por supuesto– dijo la recepcionista antes de salir del salón, cerrando firmemente la puerta.

–Olga– dijo la profesora, levantándose para colocar una mano reconfortante en su hombro. La castaña de ojos avellana no respondió, estaba en estado de shock mirando fijamente a su amiga –Olga...– dijo la profesora una vez más y esta vez la estudiante la miró y tragó saliva.

–¿Si?– dijo ella.

–Necesito que llames a la mamá de Yulia por mi ¿ok?– pidió con un tono de voz calmado –Solo tienes que marcar el número y después me pasas el celular.

–Ok– dijo Olga mirando a Yulia una vez más, que ahora había dejado de convulsionar, pero seguía nerviosa, los paramédicos le habían puesto una inyección. Tenía una máscara de oxígeno, pero sus ojos estaban cerrados. Olga metió la mano en su bolsillo y sacó su teléfono, marcó el número y luego se lo entregó a la Profesora Oksana.

La Profesora gruñó ligeramente cuando fue redirigida al buzón de voz, pero dejó un mensaje para informarle a la mamá de la pelinegra que se la llevarían al hospital.

Le entregó a Olga su teléfono de nuevo mientras los paramédicos trasladaban a Yulia en la camilla.

–Necesitaremos a un tutor para que venga con nosotros al hospital – dijo el paramédico.

–Yo iré– dijo la Profesora Oksana mientras Frida aparecía por la puerta nuevamente con el Señor Ivanov y la recepcionista que tenía los archivos de la morena en sus manos.

–Angelo– dijo la Profesora Oksana en forma de saludo –Tendré que ir al hospital con Yulia hasta que su mamá llegue.

–No te preocupes, yo ocuparé tu lugar – respondió de inmediato.

–Gracias – respondió con gratitud.

El Señor Ivanov se dio la vuelta y desapareció en el pasillo, diciéndoles a los estudiantes que hicieran espacio para que Yulia pudiera pasar.

–Aquí está su carpeta con todos sus archivos– dijo la recepcionista mientras le entregaba los documentos a la profesora.

–Gracias Sheila– dijo agradecida antes de salir.

–¿Podemos ir con usted?– le preguntó Olga a los paramédicos.

Elena esperó una respuesta, tenía la esperanza de que dijera que sí, en ningún momento apartaba la mirada de Yulia.

–Lo siento chicas– dijo sinceramente –Hay espacio para solo una persona en la ambulancia.

Olga se tapó la boca con la mano, conteniendo un sollozo.

–¿Por favor?– rogó.

–Desearía poder decirte que si– les dijo mientras se iba con Yulia.

–¿Puedes cuidar a las chicas?– le pidió la Profesora Oksana a la enfermera mientras seguía a los paramédicos.

–Por supuesto– respondió mientras trataba de reconfortar a Olga.

–No, espera– dijo Lena siguiendo a la Profesora Oksana por el pasillo –Por favor, déjenos ir.

–Sé que estás preocupada– dijo la Profesora –Pero debes quedarte aquí.

Elena ni siquiera tuvo tiempo de protestar antes de que la Profesora saliera de la escuela. Volvió al salón junto a Frida y Olga. Frida estaba de pie junto a la chica más alta, acariciando sus brazos con dulzura, con la barbilla presionada en su hombro. Elena se dirigió hacia ellas, su cuerpo estaba entumecido, estaba totalmente en shock.

Si pensaban que ella iba a permanecer en la escuela el resto del día, estaban muy equivocados. Lena planeaba dirigirse al hospital tan pronto como pudiera. Compartió una mirada con Olga y pudo ver que ella no se negaba. Se escaparían de la escuela. La pelirroja pensó para si misma mientras le enfermera guiaba a todos hacia la enfermería. Hay cosas que no pueden esperar, y Yulia era una de ellas.


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/17/2022, 11:37 pm

Hay pobre julia ahora esas convulsiones 🥺🥺 ojalá no sea nada grave 💔💔 que ansias de saber que le pasara, gracias por los 2 capítulos y estaré muy pendiente del que subas mañana. Saludos querida 😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/18/2022, 8:49 pm

Capítulo 9

Después de dejar el salón de la Profesora Oksana, Olga, Frida y Elena fueron a la enfermería donde les dieron un poco de agua con azúcar para calmar los nervios. De hecho, era tan dulce, que Elena pensó que si tomaba un poco más, comenzaría a alucinar con arco iris y unicornios. La enfermera de la escuela, que Elena había tratado de ignorar, les dijo que el agua con azúcar era para salir de ese estado de shock y les había dicho que debían sentarse por unos minutos para retomar la compostura. La pelirroja resopló con desdén ante el comentario, la idea de recuperar la compostura era imposible sabiendo que Yulia estaba en el hospital. Una vez que terminaron de beber el agua que seguramente les provocaría diabetes, la enfermera les dio pases a cada una para que pudieran entrar a clases. Las tres chicas se fueron a toda prisa, ansiosas por escapar de la enfermería y hablar de sus planes secretos.

Estaban solas en el pasillo, inquietantemente tranquilo, las chicas se dirigieron a uno de los baños más cercanos. Olga comprobó que no había nadie en él mirando por abajo de las puertas, mientras que Elena se apoyaba sobre la puerta principal para que nadie entrara y escuchara sus planes.

–Iré al hospital – dijo Lena – No me importa que sea la primera vez que hago esto. Necesito saber si Yulia está bien.

–¿Qué pasa si nos atrapan? – preguntó Frida con nerviosismo.

–¿A quién le importa si nos atrapan? – replicó Elena –Yo no sé lo que piensas Frida, pero ver a Yulia así me asustó más que la mierda. No seré capaz de concentrarme el resto de las clases después de verla así.

–Yo tampoco – coincidió Olga, tenía los ojos aún hinchados y enrojecidos por las lágrimas que había derramado al ver a su mejor amiga convulsionando – No pueden esperar que nos quedemos aquí y finjamos que no ha pasado nada.

–Exactamente – dijo la pelirroja – Así que iré – hizo una pausa para mirar a Olga – Asumo que irás conmigo también ¿verdad?

–Por supuesto – respondió Olga – No hay nada en este mundo que pueda mantenerme aquí mientras ella está en el hospital.

–¿Frida?– Elena miró a la chica más baja. Frida parecía estar indecisa, pero aún así dio una respuesta rápida.

–Al diablo con todo– dijo asintiendo con la cabeza –Vamos a salir de aquí.

–Yo conduciré– dijo Elena mientras salía cuidadosamente del baño.

Con mucho cuidado, las tres caminaron a través del pasillo, cada una de ellas estaba en estado de alerta para que nadie las atrapara. La pecosa sintió que su corazón se detuvo, por el nerviosismo ante su rebeldía, pero sobre todo por lo que iba a saber cuando llegara al hospital.

Después de un rato, las chicas lograron salir de la escuela, camino al estacionamiento, el sonido de las hojas crujían ante sus pisadas y una brisa suave las envolvía.

–¿Qué haremos con Nastya?– preguntó Frida cuando llegaron al auto de la pelirroja.

–Ella está en clase en este momento – dijo Lena razonablemente mientras se sentaba en el asiento del conductor –No hay mucho que podamos hacer.

La pelirroja encendió el auto mientras Frida y Olga se ponían los cinturones de seguridad.

–Le mandaré un mensaje diciéndole lo que pasó – dijo Frida –La llamaremos durante la hora del almuerzo.

Elena puso en marcha el auto cuando Frida sacó el celular de su bolsillo. Salió del estacionamiento y momentos más tarde ya estaban camino al hospital que había dicho la Profesora Oksana cuando llamó a la mamá de Yulia.

–Esperen un momento– comentó Lena, mirando por el espejo retrovisor a Olga que estaba totalmente inmóvil –¿Quieres hablar de lo que pasó? – La castaña le devolvió la mirada a Elena y sonrió agradecida.

–No– respondió con honestidad.

–No, ¿sabes qué?– dijo Olga después de unos minutos alzando la voz con enojo –Esto es una mierda. Es una cosa tras otra y no es justo – Frida puso una mano sobre la rodilla de la castaña de ojos avellanados.

–Ella estará bien– dijo Frida con optimismo –Ya lo verás.

–Sí, pero ¿por cuánto tiempo?– preguntó Olga, realmente no esperaba ni quería una respuesta –Esta semana es la convulsión, la semana pasada fue su bajo estado de ánimo. Da un paso hacia adelante solo para tomar dos pasos hacia atrás – hizo una pausa y golpeó la ventana con el puño en señal de frustración –No es justo.

Lena miraba a Olga de nuevo mientras seguía hablando.

–En algún lugar allí afuera, probablemente viviendo en el mismo vecindario que Yulia, está ese idiota que la atropelló – dijo Olga furiosa – Quizás está siguiendo con su vida normalmente, como si nada hubiese pasado, sin siquiera preocuparse del hecho de que casi mató a alguien – Miró por la ventana, cruzando los brazos – En un instante esa persona cambió toda la vida de Yulia – dijo en voz baja y abatida, la ira iba disipando – Esa persona no sabe por lo que ha pasado, por lo que hemos pasado nosotras y su familia, ya que para él nada ha cambiado, nada.

–Encontrarán al conductor en algún momento – dijo Frida –Lo encontrarán.

–Sí– dijo Olga con desdén –Probablemente después de que haya atropellado a otra persona inocente – La castaña se pasó una mano por el pelo –Espero que cuando la policía finalmente lo encuentre lo metan en la cárcel por el resto de su vida– la chica más alta volvió a hacer una pausa –Entonces tal vez por fin entenderá lo que se siente que destruyan su vida, y tener que volver a empezar todo desde cero.

–Pienso lo mismo– concordó Elena, mirando a Olga una vez más mientras giraba a la derecha.

–También yo– dijo Frida mientras la pelirroja se estacionaba en el hospital.

Salieron del auto y Lena cerró con llave, miró el edificio blanco que estaba frente a ella. Juntas, se dirigieron a la entrada del hospital, viendo a gente pasar de un lugar a otro en silla de ruedas, con vendajes en varias partes de sus cuerpos.

–Creo que no puedo hacer esto – dijo Olga, paralizada, sus ojos estaban fijos en el hombre que estaba en silla de ruedas frente al ascensor.

Uno de los lados de su cabeza estaba cubierto con grandes vendajes blancos manchados con sangre, su pierna derecha elevada en un reposapiés, la totalidad de esta cubierta de yeso, desde el muslo hasta la rodilla.

Elena tomó la mano de Olga y la apretó para tranquilizarla.

–Olga, está bien– comentó tratando de calmarla, dándole la confianza que ni ella misma tenía.

–No, no puedo– respondió la chica más alta –No quiero volver a vivir esto.

Olga soltó la mano de Elena y se tomó la cabeza con ambas manos, se agachó un poco para respirar profundo.

–Solo respira ¿ok?– aconsejó Frida, acariciando a Olga suavemente en el hombro –Puedes hacer esto.

–No, realmente no puedo – dijo la chica, poniéndose de pie y dándose la vuelta para salir. Se puso en cuclillas otra vez.

–¿Te sientes mal?– preguntó la pecosa, poniéndose en cuclillas a su lado.

–Solo tengo un poco de náuseas – admitió Olga.

–Tal vez deberías esperar aquí – sugirió Elena –Frida y yo iremos a ver a Yulia y luego volveremos para hacerte saber como está.

Olga se dirigió a la silla más cercana y se sentó, respirando con dificultad tratando de disminuir el pánico que sentía.

–Okay– respondió asintiendo con la cabeza, sintiéndose un poco más estable ya que no se sentía tan presionada para entrar –Sí, creo que eso sería mejor.

–Muy bien– dijo Lena dándole palmaditas en el hombro mientras miraba a Frida que se había sentado junto a Olga, abrazándola –¿Frida?

–Ve tú– le dijo a Elena, mirándola a los ojos –Yo me quedaré aquí con Olga.

–¿Estás segura?– preguntó la pelirroja.

–Sí– confirmó la chica. Lena cogió las manos de Olga, entrelazando sus dedos en gesto de unidad.

–Okay– dijo – No me demoraré mucho ¿de acuerdo?

Lena giró sobre sus talones rápidamente y se dirigió a la recepción, pidiéndole a la mujer detrás del mostrador si la podía dirigir a la habitación de Yulia Volkova. La recepcionista buscó en el computador antes de informarle a Elena donde debía ir. La chica de ojos verdes siguió las instrucciones a la perfección, deteniéndose cuando vio a la madre de la morena a unos metros de distancia delante de ella, hablando de lo que supuso que era un doctor.

Esperó a que la conversación terminara para poder acercarse, la mujer mayor la vio justo antes de entrar a la habitación privada.

–¿Elena?– preguntó Larissa al ver a la joven.

–Hola– saludó nerviosamente.

–¿Qué estás haciendo aquí?– preguntó Larissa –¿No deberías estar en la escuela?

–Estábamos con Yulia cuando sucedió todo – comenzó a decir tratando de explicar el por qué estaba en el hospital – Estábamos preocupadas por ella, así que... como que nos escapamos de la escuela.

–¿Estábamos?– preguntó Larissa confundida.

–Frida, Olga y yo – clarificó Elena –Olga no pudo entrar después de todo lo que.... bueno, la última vez que estuvo aquí, así que está esperando abajo con Frida.

–Deberían haber llamado– dijo Larissa con seriedad –Podrían tener problemas en la escuela por hacer esto.

–No nos importa– comentó la pelirroja –Solo queríamos saber si Yulia estaba bien.

–Ella está bien– Larissa ofreció una pequeña sonrisa mientras acariciaba el brazo de la chica –Está un poco fuera de razón todavía, pero estará bien. Esperamos que la envíen pronto a casa.

–¿Podríamos haber hecho algo para que nada hubiera pasado?– preguntó Elena.

–No– respondió sincera la mujer –Por desgracia, es una de esas cosas que no se pueden evitar. ¿Viste al hombre con el que estaba hablando?

Elena asintió con la cabeza en respuesta.

–Bueno, él es el neurólogo de Yulia. Le hicieron otra radiografía en la cabeza después de que llegó aquí, solo para comprobar que no había sangrado interiormente. Dijo que todo estaba bien. Su interior se presenta igual que en la última radiografía – Elena sonrió ante la noticia.

–Por lo tanto, ¿no hay nuevos daños ni nada?– preguntó.

–Nada– informó Larissa –Él dijo que la epilepsia puede desarrollarse a veces en personas que han tenido lesiones en la cabeza. Desafortunadamente, no hay manera de saber quién podría tenerla o cuando va a suceder algo como esto. A veces puede tomar un tiempo para desarrollarse. Ahora que saben que Yulia lo tiene, pueden empezar a darle algunos medicamentos para tratarla y prevenir los ataques en el futuro.

–¿Las convulsiones no se detendrán por completo?– preguntó la pelirroja.

–No del todo – dijo la madre de la morena – Pero los medicamentos evitarán que estos ataques sucedan con frecuencia.

La pelirroja suspiró.

–¿Así que ella va a estar bien?– preguntó nuevamente.

–En un día o dos – explicó Larissa –Probablemente no irá a la escuela los próximos días mientras se recupera.

–¿Puedo verla?– preguntó la chica de ojos verdes esperanzada.

–Claro– respondió Larissa, sonriendo – Es lo menos que puedo hacer ya que corriste el riesgo de ir a detención solo para venir aquí. Simplemente, no tomes en serio nada de lo que diga. Está desorientada por el momento debido a la anestesia y esas cosas.

Larissa empujó la puerta de la habitación de Yulia y le hizo una seña a Lena para que entrara. Ella sintió que la madre de su amiga colocaba una mano en su hombro para darle fuerzas.

–¿Olga está esperando afuera?– preguntó Larissa.

–Sí– confirmó – Creo que está un poco asustada de estar aquí de nuevo.

Larissa asintió tristemente.

–Iré a verla, no será más de un minuto ¿ok?

–Ok– aceptó Elena.

–Haga lo que haga – dijo Larissa riendo un poco – No dejes que salga de su cama. Ha estado tratando de levantarse desde que llegó.

–No la dejaré – prometió la ojiverde.

–Si hay algún problema, llama a la enfermera – le aconsejó Larissa.

Elena le sonrió a la madre de Yulia antes de que se fuera en busca de Olga. Se dio vuelta y entró a la habitación, la puerta blanca se cerró detrás de ella. Lo primero que notó fue la cama de Yulia, situada en el centro de la sala, había una silla a su lado. También había una gran ventana que daba al estacionamiento del hospital y podía ver el reflejo del sol en la parte superior de su auto.

Vio a Yulia acostada en la orilla de la cama, con los ojos abiertos, el rostro cubierto con una máscara de oxígeno. Estaba jugando con la esquina de la almohada, aparentemente, no había notado la presencia de la pelirroja.

–Hola– saludó la chica de ojos verdes, acercándose a la cama para luego sentarse junto a ella. Yulia se apoyó ligeramente en el codo para mirarla

–¿Cómo te sientes?– preguntó, tomando su mano.

–Cansada– respondió Yulia.

–No me sorprende– comentó la pecosa apretando ligeramente la mano de Yulia. El miedo que se había apoderado de su cuerpo desapareció casi por completo ahora que vio a la morena. La observaba con atención, tomando nota de cada detalle, tenía un traje que cubría parte de su espalda, pero no del todo, dejando un poco de su suave piel a la vista, al igual que su sostén negro.

Yulia tenía una expresión algo confusa en el rostro, sus ojos estaban algo encandilados con la luz proveniente de la ventana. Lena tuvo que luchar con el impulso de querer inclinarse y besarla suavemente en la frente. El cuerpo de la morena estaba totalmente sumergido en la cama, incluso la hacía ver más pequeña.

–¿Por qué?– preguntó, apoyando la cabeza sobre la almohada.

–Porque tuviste un ataque de epilepsia o algo así – respondió Elena.

–Oh, claro – dijo mirando a Elena con atención, haciendo que la otra chica se sonrojara –¿Dónde estoy?– preguntó después de un momento.

–Estás en el hospital– afirmó Elena, ella acercó su mano libre y acarició la parte superior de su cabeza con dulzura.

–Oh– dijo Yulia sorprendida –¿Por qué? ¿qué pasó?

Elena sonrió a lo adorable que era la ojiazul cuando estaba confundida.

–Tuviste una convulsión– reiteró Elena, apoyando los codos sobre la cama.

–¿En serio?– preguntó.

–Me temo que si – le dijo Elena.

–Yo te conozco– comentó Yulia.

–Eso espero– La pelirroja rió antes de presentarse – Soy Elena.

–Elena...– dijo como si estuviera escuchando aquel nombre por primera vez – Ele... na...

–Tu mamá dijo que quizás te darán de alta pronto – La pecosa intentó entablar una conversación.

–¿Quién?– preguntó.

–El doctor – respondió la chica de ojos verdes.

–¿Doctor? – preguntó Yulia –¿Estoy en el hospital?

–Si– confirmó Lena. Su conversación comenzó a dar vueltas y vueltas.

–¿Por qué? ¿qué pasó? – preguntaba preocupada.

–Tuviste una convulsión – dijo la pelirroja con calma.

–Oh – respondió con sencillez –Basura.

–¿Me dices a mí? – preguntó Lena confusa.

–Tú eres, Elena – dijo Yulia.  

–Eso es correcto – confirmó la chica mayor.

–¿Eres una doctora? – le preguntó la chica de ojos azules.

–No – respondió luchando por contener su sonrisa –Soy tu amiga.

–Oh, ok – dijo Yulia. Iba a rascarse la nariz pero se dio cuenta de que su dedo chocaba con la máscara de oxígeno de plástico que cubría parte de su rostro. Arrugó la nariz en señal de confusión antes de tirar de la máscara para sacársela.

–Deberías dejar eso en su lugar – informó Elena, soltando la mano de Yulia para ayudarla a ponerse la máscara de nuevo.

La pelinegra negó con la cabeza, tomando la mano de la chica nuevamente.

–No, siento que me ahogo con ella – dijo con seriedad.

–Se supone que debe hacer lo contrario – comentó Elena alzando la ceja.

–No la necesito– respondió.

–Creo que los doctores no estarían de acuerdo contigo – argumentó la pecosa.

–¿Doctores?– preguntó Yulia.

–Sí– reiteró Lena –Estás en el hospital, Yulia.

–¿En el hospital? ¿Qué pasó? – preguntó una vez más.

La pelirroja sonrió colocando su frente contra la de Yulia por un momento mientras se reía antes de volver a sentarse.

–Tuviste un ataque de convulsiones – le informó –¿No te acuerdas?

–No– respondió Yulia con sinceridad.

La morena movía la cabeza para acomodar la almohada y mirar a Elena desde una mejor perspectiva, ambas se sonrojaron. La chica de ojos verdes podía sentir el aumento de calor en sus mejillas cuando Yulia le dijo:

–Tienes unos ojos muy bonitos.

Sabiendo que habían pocas probabilidades de que Yulia recordara ese momento más tarde aún lamentando la decisión de no compartir sus sentimientos con ella cuando había surgido la semana pasada, la pelirroja se perdió en sus pensamientos preguntándose como responder a aquel comentario.

–Si, bueno, tú tienes una sonrisa increíble.

Una sonrisa se extendió en el rostro de Yulia, lo que hizo que Elena también sonriera.

–Exacto– dijo Lena – Esa sonrisa. Deberías sonreír más seguido.

–Eres muy bonita– dijo Yulia levantando una de sus manos para acariciar la nariz de la ojiverde con su pulgar.

–Eres la persona más fuerte que he conocido – dijo con seriedad.

–¿Por qué?– preguntó Yulia con confusión –¿Qué pasó?

Lena no quería hablar sobre el accidente, ya que no sabía que cosas recordaba y cuales no en este momento, así que se tomó un momento para formular una respuesta.

–Tuviste una convulsión – le informó de nuevo – Estás en el hospital.

–Oh – dijo Yulia – Okay.

La pelirroja frunció el ceño por un momento, preguntándose cuanto tiempo duraría este bucle de preguntas sin fin. Pero estos pensamientos fueron interrumpidos cuando la morena tomó la barbilla de Lena, sosteniéndola para que sus ojos se encontraran una vez más.

–Tienes unos ojos muy bonitos – dijo Yulia nuevamente y Elena sintió como su cuerpo reaccionaba ante la forma en la que la morena se mordía el labio inferior, además del prolongado tiempo en el cual la había estado mirando a los ojos.

Lena sintió subir la temperatura de su rostro cuando la morena se acercó más a ella.

–Son muy verdes – señaló, viéndolos desde cerca. La pecosa puso una mano sobre la de Yulia y la guio de vuelta a la cama, lejos de su cara.

–Eres muy bonita – continuaba Yulia, diciendo lo mismo que había dicho hace unos minutos atrás –¿Quién eres tú?

La pelirroja suspiró, con una pequeña sonrisa en los labios.

–Soy Elena – reiteró por milésima vez.

Yulia acarició la cara de la pecosa otra vez, con una expresión curiosa, como si estuviera tratando de razonar algo. Lena alejó la mano de la ojiazul una vez más, su cuerpo ansiaba el contacto con la otra chica, pero su cerebro le decía que eso no era correcto, que Yulia era vulnerable y estaba confundida. No debía aprovecharse de eso.

–Elena – dijo, disfrutando del sonido de aquel nombre en sus labios – Elena... Elena...

Ele... na.

Yulia soltó su mano del agarre y la acercó a su rostro para rozar suavemente los labios de la otra chica con sus dedos.

–Tienes unos ojos muy bonitos – comentó, fascinada con el color esmeralda de las orbes de Elena.

–Los tuyos también son bonitos – respondió la pelirroja, haciendo a Yulia sonreír ante el cumplido. Los nervios se apoderaron de su cuerpo, sentía como si estuviera en llamas y su respiración se detuvo. Apartó la mirada, aclarándose la garganta mientras trataba de pensar en como distraer a Yulia de nuevo.

Volvió a centrar su atención en la otra chica, que una vez más había apoyado el codo sobre la cama y la estaba mirando fijamente.

–Yulia... – comenzó a decir, pero sus palabras fueron interrumpidas cuando los labios de la morena se estrellaron contra los suyos en un suave beso.

El poco aire que tenía la pecosa en sus pulmones escapó cuando de sus labios salió un leve gemido y su piel, que se había sentido como si estuviera en llamas hace unos momentos, seguía ardiendo, como lo haría probablemente en el infierno por besar a alguien que tenía muy poca conciencia de lo que estaba haciendo. Los labios de Yulia eran cálidos y suaves, Lena cerró los ojos por reflejo, ni siquiera movió sus manos para evitar separarse. En su defensa, el beso la había tomado por sorpresa, pero aún así, ella no quería alejar a Yulia, ni siquiera lo intentaba, su corazón le ganaba a su cabez a en esta batalla. Después de lo que pareció una eternidad, pero en realidad fueron probablemente solo unos segundos, la pelinegra se alejó con una gran sonrisa en su rostro, y Elena levantó la mano para tocar sus labios, y comprobar que todo era realidad, la sensación de los labios de Yulia permanecía en su boca.

–Wow– dijo sintiéndose un poco desorientada.

Yulia frunció el ceño mientras miraba a Elena.

–¿Quién eres tú?– preguntó apoyando la cabeza sobre la almohada.

–Soy tuya– dijo la pecosa sin pensar, cada parte de ella sabía que esas palabras eran verdad en el momento en que dejó escaparlas de su boca.
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Oh, rayos Lena.... sos rápida!
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/18/2022, 9:56 pm

Estuvo muy chistosos esa julia desorientada preguntando lo mismo 🤣🤣🤣 y bueno ese beso buenísimo!!! Lenita no se aprovecho julia lo hizo porque quiso 🤷🏻‍�. Saludos querida mía como siempre estaré bien ansiosa por el próximo capitulo 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/19/2022, 9:17 pm

Capítulo 10


Postictal: Estado alterado de conciencia en el que entra una persona después de tener una crisis convulsiva.

Durante los siguientes minutos, Elena repetía el ciclo de informarle a Yulia donde estaba y por qué estaba ahí. Por otra parte, la pelinegra continuaba con los elogios sobre los ojos de Lena y otras de sus características, intentando besarla de nuevo en más de una ocasión. Aparte del primer intento, que había tomado a la pelirroja con la guardia baja, Yulia solo consiguió besarla una vez más, cuando torpemente, le estaba preguntando si era su médico. La lógica y la razón de Elena le ganaron a su corazón y logró correr la cara ante los otros intentos de la morena, pero con una gran cantidad de auto control y dificultad.

Después de un tiempo, Frida y Olga entraron en la habitación después de que Larissa convenciera a Olga de que Yulia estaba bien. Después de estar todas juntas en la habitación, Olga se precipitó a la cama de Yulia, abrazando a la niña con fuerza, tenía los ojos húmedos, llenos de lágrimas. La mamá de la pelinegra observaba la interacción desde la puerta con una sonrisa en su rostro.

–¿Qué fue lo que hablamos la semana pasada? – le preguntó Olga a Yulia mientras seguía abrazándola.

–No lo recuerdo – respondió con sinceridad. La castaña de ojos avellanados le dio un beso en la frente y se rió un poco por su respuesta.

–Te dije que no quería volver a sentarme junto a tu cama, en un hospital – respondió, liberando a Yulia de su agarre mientras se limpiaba una lágrima con la mano izquierda.

–¿Estoy en el hospital? – le preguntó Yulia.

–Si Yul – confirmó Olga –Tuviste un ataque de epilepsia.

–Oh...– respondió la morena – Ok – Olga miró inquisitivamente a Elena y a Larissa, levantando una ceja en señal de confusión.

–Ella aún está en estado postictal – explicó Larissa – Estará confundida por un rato, mientras su cerebro vuelve a establecerse.

–Ha estado haciendo las mismas preguntas una y otra y otra y otra vez desde que llegué– comentó Elena – Pregunta dónde está, yo le respondo y después de un minuto ella me pregunta lo mismo como si fuera la primera vez.

–Oh – dijo Olga, con un brillo travieso en los ojos –¿Así que podemos decirle cualquier cosa y ella no recordará nada?

–Más o menos– dijo Elena.

–Interesante– dijo la castaña con una pequeña sonrisa traviesa en sus labios – Muy interesante.

Olga le dio a Lena una mirada de complicidad y esta no pudo evitar el rubor que se extendió por su cara.

Veinte minutos después, Frida, Olga y Elena seguían sentadas junto a Yulia y su mamá, Larissa le preguntó a la pelirroja si su hija le había dado algún problema mientras estaba hablando con Olga abajo.

–Nada que no pueda manejar – respondió Elena, sonriendo al recordar cuando Yulia la besó.

–Gracias a Dios – rió Larissa – A mi me estaba causando un gran dolor de cabeza justo antes de que llegaras. Estaba tratando de escapar de su cama para conseguir pizza y cualquier otro tipo de comida. Te lo juro, mi hija piensa con el estómago.

Lena miraba a Yulia que se había quedado dormida, con la cara casi completamente tapada por la almohada. Los otro cuatro ocupantes de la sala seguían hablando entre si hasta que Yulia despertó, sentándose cuidadosamente en la cama para mirar a su alrededor. Extendió su mano izquierda hasta los ojos y se los frotó adormilada antes de colocarla en su frente, cerrando los ojos.

–¿Dónde estoy? – preguntó abriendo los ojos de nuevo para mirar alrededor de la habitación.

–Estás en el hospital Yulia – le dijo Larissa con paciencia –Tuviste un ataque de epilepsia.

La morena miraba los rostros a su alrededor una vez más, sus ojos se entrecerraron.

–¿Cuándo?– preguntó –No me acuerdo.

–Durante la clase de la Profesora Oksana – dijo Olga, por cuarta vez desde que había entrado en la habitación.

–Nos asustaste mucho – dijo Elena casualmente –Buen trabajo– añadió en broma.

–Me duele mucho la cabeza – comentó, cerrando los ojos mientras se frotaba la sien.

–Eso es porque tuviste convulsiones – dijo Larissa de nuevo.

–Ya lo sé– dijo Yulia un poco molesta. Abrió los ojos para mirar a su madre.

–¿En serio? – preguntó Larissa sorprendida.

–Sí– respondió – Por supuesto que sí, me lo dijiste hace dos minutos – Miró a su alrededor y observaba las expresiones de asombro en la cara de todas – Sé que mi memoria es mala desde el accidente, pero no es tan mala.

–Huh– dijo su mamá – Creo que debería llamar a tu médico para que venga a verte – Se puso de pie y salió al pasillo.

Unos minutos más tarde, Larissa volvió con el médico que Elena había visto cuando llegó. Él examinó a Yulia, haciéndole preguntas sobre su nombre, fecha de nacimiento, si sabía que día y hora era. Informó que la morena estaba saliendo del estado postictal y que una vez que sus remedios estuvieran establecidos, podría ir a casa.

–Gracias a Dios – dijo la pelinegra en respuesta – Solo quiero dormir en mi propia cama. Estoy cansada – El médico sonrió momentáneamente antes de salir de la habitación para ir a ver a otro paciente.

Elena volvió a mirar a Yulia después de que el médico se fue y se dio cuenta de que estaba sacando la lengua, haciendo una mueca.
–Me duele la lengua– dijo Yulia.

–Te dolerá por un tiempo– le dijo Larissa –Al parecer te la mordiste bastante fuerte durante... bueno, ya sabes.

–Ouch – dijo la morena –Soy un poco estúpida.

Sus amigas se rieron, y Olga le dio un codazo suavemente en la costilla.

–Bueno, sí, eres un poco estúpida – dijo Olga sin dejar de reír.

–¿Por qué están todas riendo? – preguntó Yulia.

–Eh...– comenzó a decir Olga –Es agradable tener una conversación estable y real contigo.

Yulia miró a la castaña, confundida.

–Has estado repitiendo siempre lo mismo desde que llegué– le informó Olga.

–¿Qué te dije?– preguntó Yulia con pánico –¿Dije algo vergonzoso? ¿algo grosero?

–Extremadamente– se burlaba Olga.

–Oh Dios– dijo la morena mirando a las demás –Lo siento mucho. Yo no sabía lo que estaba diciendo... espero no haberlas ofendido.

–No te preocupes – dijo Elena golpeando a Olga en el brazo –Ella solo está bromeando.

–¿En serio?– preguntó –¿Lo prometes?

–Lo prometo– le dijo Elena –Olga acaba de llegar.

Yulia se relajó ante las palabras de la pelirroja, por lo que la otra chica sonrió ampliamente. Las cinco esperaron a que llegaran los documentos y medicamentos de Yulia. Una vez que la enfermera se los pasó a Larissa, ella se vistió en el baño y las chicas le ayudaron con la silla de ruedas. Juntas la llevaron a la entrada del hospital, Elena empujaba la silla de ruedas mientras que Frida y Olga caminaban junto a ellas hablando animadamente. Ayudaron a Yulia a subirse al auto de su madre para llevarla a casa. Antes de salir, Larissa le pidió amablemente a Frida, Olga y Elena que dejaran a la morena sola durante el día para que se recuperara, pero ellas eran más que bienvenidas a llamarla más tarde para comprobar si estaba mejor.

Después de que vieron desaparecer el auto de Larissa al doblar en la esquina, las chicas caminaron hacia el auto de Lena y entraron para debatir lo que harían a continuación. Frida sugirió que si se apresuraban, podrían llegar a la escuela durante el quinto período, Olga y Elena concordaron con esto, ya era bastante rebelión adolescente por el día y ya que sabían que Yulia estaba bien, podrían concentrarse en sus clases. Frida llamó a Nastya durante el camino, que estaba en su hora de almuerzo, le explicó todo lo que había sucedido y pudo oír el alivio en la voz de la otra chica cuando le dijo que la ojiazul estaba bien. Unos minutos más tarde, llegaron a la escuela y se separaron rápidamente para llegar a sus clases.

El resto de la jornada escolar pasó lentamente, y Elena se sentía agradecida cuando escuchó la campana sonar, lo que marcaba el final del día. Se sentía emocional y físicamente agotada, el día parecía ser interminable y agotador. Más tarde esa noche, estaba en su cama, pensando en Yulia y en los besos inocentes que habían compartido. Su corazón comenzó a latir con rapidez ante el recuerdo de los suaves labios de Yulia presionados con los de ella, levantando su mano para tocarse los labios. Tomó su celular y llamó a la morena, pero no contestó, por lo que supuso que estaba dormida. Finalmente, se metió en su cama, su cuerpo se relajó bajo las sábanas casi de inmediato. Mientras yacía allí, sus pensamientos permanecieron repletos de Yulia, al igual que las noches anteriores. Pensaba en las preguntas de Yulia y sus caritas de confusión durante su periodo postictal, hasta que se quedó dormida.

El día siguiente pasó con más lentitud que el anterior, debido a que Yulia no estaba en la escuela y la pecosa la extrañaba mucho. Se había acostumbrado a compartir algunas clases con ella y verla en el almuerzo, por lo que era extraño mirar alrededor y encontrar el asiento que normalmente ocupaba vacío. A medida que avanzaba el día, Lena se ponía más y más ansiosa por el final de la jornada escolar, su pierna saltaba de arriba a abajo durante todas las clases, golpeaba su lápiz impacientemente sobre la mesa. Esta tarde, la pecosa iba a visitar a Yulia en casa, le llevaría unas cartas de Frida en donde se disculpaba por no haber podido ir, ya que debía asistir a una cena con la familia de Troy, mientras que Olga y Nastya tenían clases de baile durante la noche, por lo que no podían asistir. Para ser completamente honestos, Elena moría por pasar tiempo a solas con Yulia.

Cuando finalmente terminó la escuela, la pelirroja corrió hacia su auto y logró salir rápidamente de la escuela, logrando escapar de la congestión vehicular que se formaba en la entrada del estacionamiento. Hizo una breve parada en algunas tiendas locales durante el camino a la casa de la morena, compró algunos bocadillos y revistas en un tiempo record.

Larissa la saludó con entusiasmo cuando abrió la puerta. Le dijo que Yulia estaba arriba, pero le advirtió que estaba de mal humor, por lo que quizás no quería compañía.

La pelirroja le agradeció a Larissa mientras subía las escaleras. Se detuvo en la puerta de Yulia y sonrió al ver que estaba sentada en su cama, tapada con una manta y tenía puesto su pijama, Vika, su hermana menor, estaba abrazándola y Yulia le acariciaba la espalda mientras veían un episodio de Powerpuff Girls.

Lena saludó a Yulia cuando entró y la otra chica sonrió en respuesta.

–No esperaba a ver alguien por aquí hoy – dijo Yulia mientras Elena se dirigía a su cama –Pensé que todos estaban ocupados.

–Todos menos yo– dijo, poniendo la bolsa que tenía junto a la cama en el suelo, luego se sentó al lado derecho de la otra niña.

–¿Así que te vas a quedar?– preguntó Yulia con incertidumbre.

–Bueno, tu mamá dijo que quizás no querías tener visitantes hoy – respondió la pelirroja.

–No, por favor, quédate – suplicó Yulia.

–¿Estás segura?– le preguntó Elena.

–Sí– le respondió segura –Es tan aburrido estar atrapada en casa todo el día. Ahora recuerdo por qué tenía tantas ganas de volver a la escuela después del accidente.

–Okay– dijo Lena, con una pequeña sonrisa en sus labios –Pero quiero que me digas si te sientes cansada en algún momento, así podré irme.

–Está bien– prometió Yulia. Dio unas palmaditas al costado de su cama para que la pecosa se acercara más a ella. La chica de ojos verdes se sentó junto a Yulia con la espalda apoyada en la cabecera. Lena se dio cuenta de que Vika la miraba con curiosidad.

–Hola– saludó la ojiverde sonriente –Soy Elena– le dijo a la niña más pequeña.

Vika se sintió avergonzada y escondió su cara detrás de Yulia con timidez.

–Vika– la regañó Yulia –No seas grosera.

–Está bien– dijo Lena riéndose ante la timidez de la niña, luego puso atención en la TV.

–Entonces– preguntó Yulia nerviosamente –¿Cómo estuvo la escuela?

–Lo mismo de siempre– respondió Elena rotundamente, porque no quería decirle que todo el alumnado había estado hablando sobre lo que había sucedido ayer.

–¿Elena?– dijo la morena, levantando la cabeza para mirar a los penetrantes ojos de la pecosa.

–Bien, bien. Quizás algunas personas estuvieron hablando sobre ti. No es una gran cosa sin embargo... eres un poco famosa – Trató de bromear, pero a Yulia no le pareció gracioso.

–¿Fue tan malo?– preguntó.

–No, no tan malo – dijo –Quiero decir, podría haber sido peor.

–¿Cómo?– preguntó Yulia con seriedad.

–Eh, podrías haberte hecho pis en frente de todos – respondió la ojiverde.

Yulia se rió recordando la historia que Nastya le había contado de como Elena se hizo pis en la escuela primaria.

–Tienes suerte de tener control de tu vejiga – dijo Elena en broma –Por desgracia, yo no lo tengo, todavía tengo el premio al momento más embarazoso en la escuela.

–No es una competencia– dijo Yulia.

–No estoy de acuerdo con eso– desafió –Es el único galardón que tengo así que tendrás que hacer grandes esfuerzos para quitármelo.

–Bueno, dame una semana– dijo la pelinegra riendo, lo que hizo que el corazón de Elena comenzara a revolotear –Estoy segura de que puedo ganarte.

–Cambiando el tema... ¿cómo te sientes? – preguntó con preocupación, su voz adquirió un tono más serio –Olga me dijo que no estabas muy bien cuando habló contigo en la mañana.

–Solo como una referencia para el futuro – comentó Yulia con seriedad –Si alguna vez consideras la epilepsia como una condición médica. No lo hagas. Literalmente me duele todo, me siento cansada y todavía tengo dolor de cabeza – Tomó un respiro –Ah, y me falta un trozo de mi lengua después del gran mordisco que me di– concluyó.

–Es por eso que ella necesita estar tranquila – le dijo Vika a Elena, observando la interacción de las chicas mayores con atención.

–Verdad– dijo la morena mirando a Elena.

–Perdón, siento que estés mal – le dijo, tomando la bolsa que había dejado en el suelo –Te compré algunas revistas y esas cosas. Pensé que podrían animarte.

–No tenías que hacerlo– comentó Yulia conmovida por el gesto.

–Lo sé, pero yo quería hacerlo – añadió la pelirroja.

–Gracias– dijo Yulia, colocando la bolsa sobre la cama junto a ella, sacando un paquete de Red Vines, el cual abrió rápidamente –Son mis favoritos– señaló emocionada ofreciéndole un poco a Elena.

–No, gracias– dijo –Estoy bien.

Se sentaron juntas durante un tiempo, las tres vieron la televisión hasta que Larissa entró para llevar a Vika a su clase de ballet. Elena se despidió de Vika mientras la chica más pequeña ocultaba su cara entre sus manos.

–¿Irás a la escuela mañana?– preguntó una vez que estaban solas –Te extrañamos hoy.

–No lo sé– respondió Yulia con honestidad –Depende de como me sienta. Si todavía me siento como ahora, tendré que quedarme aquí. Por mucho que me encantaría volver a la escuela, yo no creo que pueda hasta que esté en un cien por cien...– hizo una pausa para reconsiderar sus palabras – Bueno, en realidad, hasta que me haya recuperado en un ochenta por ciento de las convulsiones.

–¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?– preguntó Elena con interés.

–Puedes hacer una cosa– le dijo mirándola a los ojos.

–Okay– dijo Elena con sus mejillas sonrojadas ante la intensa mirada de Yulia –Lo que sea.

–Estoy harta de hablar de mi misma– dijo Yulia –Hablemos de ti.

–Hmm, déjame pensar– dijo la ojiverde, poniendo una mano en su mentón –Bueno, mi padre acaba de ser contratado en un nuevo trabajo. Él no lo esperaba así que ha estado muy feliz porque eso significa más dinero y un mejor seguro. Saldremos todos el jueves a celebrar.

Lena se detuvo para pensar un poco más.

–¡Oh!– dijo al recordar algo – Compré una membresía en Club Penguin – informó a Yulia, con una gran sonrisa en su rostro.

–No es cierto– comentó Yulia.

–Sí, lo hice– rió Elena.

–Eres una idiota– rió la morena.

–Lo soy– admitió la pelirroja con orgullo, pasándose una mano por el pelo –Ok... ¿qué más puedo contarte? Oh... ya sé – dijo con entusiasmo – La gran noticia que te perdiste ayer cuando estabas demasiado ocupada para escuchar mis quejas teniendo un ataque, mi ex-novia, que ya salió del closet, me invitó a salir.

–Eso es bueno ¿no? – preguntó Yulia – Quiero decir, terminaste con ella solo porque no quería admitir que era lesbiana ¿no?

–Bueno, sí– confirmó Lena – Pero eso fue antes, no ahora.

–Así que ¿no vas a volver a salir con ella? – preguntó la morena con incertidumbre.

–No– contestó – No me malinterpretes, Svetlana es muy bonita y todo, pero ya no siento lo mismo – Bajó la mirada por un momento, jugando con sus dedos nerviosamente – Estoy interesada en alguien más – miró a Yulia, quien la observaba atentamente – No sería justo para mí ni para Svetlana si hubiera aceptado la cita.

–Oh– dijo Yulia sonriendo –¿Tu amor secreto?

–Sí– respondió devolviéndole la sonrisa.

–¿No crees que es un poco estúpido no decirle a alguien que realmente quiere salir contigo cuando no estás haciendo nada para ganar el corazón de la persona con la cual realmente deseas estar?– preguntó Yulia.

–¿Qué te hace pensar que no estoy haciendo nada para conseguir su corazón?– preguntó Elena a la ligera, una profunda risa se escapó de sus labios –Tal vez estoy siendo muy sutil, ya sabes, no es nada fácil. Quizás...– dijo poniendo un dedo sobre los labios de la morena para que no la interrumpiera – Quizás – repitió – Estoy tratando de enamorarla poco a poco, sin que se de cuenta. Sé que es arriesgado, pero si funciona, seré digna de tener su amor.

–Pensé que el amor era algo instantáneo que se consumía con rapidez – comentó Yulia – Ya sabes, como encender una cerilla cubierta de gasolina.

–Solo en las películas – le dijo Lena, notando la mirada decepcionada en su rostro –Eso es la atracción – continuó – La atracción es inmediata, pero el amor... el amor es una combustión lenta. Te sientes atraída por una persona por su apariencia, pero te enamoras de lo que esa persona es, por las pequeñas cosas que la hacen única. Tú te sientes atraída por el exterior, pero tu amas por lo que está en el interior.

–Desearía poder saber como se siente eso – comentó la morena con voz melancólica.

–Lo sabrás algún día – le dijo, con la esperanza de que ella sería quien provocaría esos sentimientos en ella.

–¿Cómo lo sabes?– interrogó Yulia – Quiero decir, yo no pienso en los demás de esa forma en absoluto. ¿Y si el accidente dañó esa parte de mi cerebro? ¿Qué pasa si nunca me enamoro?– Lena sonrió con tristeza, poniendo una mano en el hombro de Yulia.

–Tú amas con el corazón, Yulia – dijo con seguridad – No con la cabeza.

–No, pero...– comenzó a hablar la morena.

–Confía en mí – interrumpió la pelirroja – Tú amas a pesar de lo que dice tu cabeza, no gracias a ella.

La ojiazul la miraba dubitativa, pero no puso en duda sus palabras. Sacó un cuaderno y un lápiz de su escritorio. Luego volvió a la cama, se acostó sobre su estómago mientras sus pies descansaban contra la pared, con la cabeza a los pies de la cama. Elena imitó su posición, acostándose a su lado.

–¿Qué estás haciendo?– preguntó la chica de ojos verdes, confundida.

–Le vamos a escribir una nota a tu amor secreto – le informó Yulia, abriendo su cuaderno en una página en blanco.

–¿Qué?– volvió a preguntar Lena con incredulidad –Te dije que tenía un plan. No te metas en él. Vas a echar a perder mi juego.

–No lo voy a publicar ni nada – aseguró Yulia – Ni siquiera sé quién es, pero va a ser una buena práctica para poder mejorar mi letra – le dijo a Elena – Además, te ayudará a apreciar más tus sentimientos por ella, ya sabes, para decidirte a invitarla a salir o algo.

La morena sonrió al decir esto, creyendo verdaderamente que su método podría ayudar a la pelirroja para poder conquistar a su amor platónico, sin saber que era ella.

–También– añadió Yulia riendo para sus adentros – De esta forma, quizás pueda vivir a través de ti. Creo que ambas sabemos que estoy destinada a envejecer sola, con gatos, veinte gatos. Soy muy anti-social y rara para estar en una relación.

–No eres anti-social – le aseguró, mirándola con atención por un momento – Pero eres un poco extraña– bromeó, riendo.

Yulia se rió, pero no dijo nada, por lo que miró a Elena hasta que finalmente cedió. La pecosa se sintió ligeramente cohibida al hablar de sus sentimientos por ella, con la propia Yulia, pero veía la sonrisa que produjo en la otra chica. El hablar esto con Yulia, le proporcionaba una distracción de sus propios problemas, lo que hizo que ella se sintiera útil de alguna manera, algo que no había sentido en mucho tiempo.

–Ok– dijo Elena suspirando ligeramente –¿Qué haremos, cupido?

Yulia sonrió sacando la lengua, su cara mostraba concentración, comenzaba a escribir en una página de su cuaderno. Lena la observaba tratando de leer lo que había escrito.

–¿Puedes leerlo?– preguntó Yulia esperanzada.

–Un poco– dijo mirando más de cerca.

–Dice...– comenzó a leer su propio trabajo – Para mi amor secreto: Soy demasiado tímida para decirte quien soy, así que pensé en escribirte esta nota. He hecho una lista de las razones por las cuales me gustas, porque, aunque yo no me atrevo a decirte esto cara a cara, creo que es importante que sepas que eres especial para alguien, y las razones del por qué. Elena sonrió ante las adorables palabras de Yulia, mientras la otra chica escribía el número uno al margen, esperando expectante a que Elena dijiera algo.

–Wow, bien– dijo acercándose más a Yulia – Número uno – hizo una pausa para observar a la chica a su lado. Su lengua se asomaba ligeramente entre sus labios mientras esperaba a que la pelirroja dijera algo – Eres una de las personas más dulces que he conocido.

Yulia garabateó la frase en la página y luego escribió el número dos.

–Eres hermosa por dentro y por fuera, aunque tú no creas que lo eres – dijo Lena, con la cabeza apoyada en su mano derecha, su atención se centró por completo en Yulia que sonreía con furor.

–Tienes un gusto genial en cuanto a música – continuó la pelirroja una vez que la morena había escrito el número tres –Y trabajas arduamente cada día sin quejarte.

Lena se calló por un momento para permitirle a Yulia terminar de escribir.

–Eres apasionada por las cosas que te gustan, y no te acomplejas de estas. Tu risa es contagiosa – dijo, siguiendo el ritmo de Yulia –Y tus ojos son cautivadores, cuando te miro, siento que podría perderme en ellos durante horas sin aburrirme.

La morena dejó de escribir para mirar a Lena, que desvió la mirada de ella rápidamente.

–¿Qué más?– preguntó cuando Lena no continuaba.

–Número ocho – comenzó a hablar nuevamente después de un momento de reflexión –Tu sonrisa puede cambiar mi estado de ánimo al más feliz de una forma en la que ni las drogas podrían.

–Algunas personas no somos tan afortunadas – comentó Yulia mientras seguía escribiendo –Aunque tengo que admitir que las drogas ayudan a veces – Lena le sonrió, concentrándose una vez más en la página a medio escribir.

–Nunca te das por vencida, sin importar lo difíciles que sean las cosas – le dijo Lena de nuevo – Eres inteligente y creativa.

La morena escribía cada palabra que le decía Lena del por qué le gustaba esta chica, que irónicamente, estaba sentada en la cama junto a ella, pero era completamente ajena a la situación. La pelirroja había enumerado alrededor de unas cincuenta cosas que le gustaban de Yulia y sentía que podía continuar para siempre, teniendo en cuenta todas las pequeñas rarezas de la otra chica que adoraba. Sin embargo, decidió terminar con el pensamiento más prominente en su cabeza, mientras Yulia estaba a su lado.

–Finalmente– dijo Elena –Número cincuenta y dos: Tienes los labios más suaves que he besado.

Yulia la miró y sonrió.

–¿La besaste?– preguntó sorprendida.

–Sí– respondió Elena, decepcionada de que Yulia no se acordaba de su beso durante el día anterior.

–No me lo habías dicho, ¿cuándo?– le preguntó con interés.

–No es asunto tuyo– dijo en broma, guiñándole a Yulia.

La morena leía su cuaderno una vez más, arrancando la página para entregársela a la chica de ojos verdes.

–Debes darle esto – dijo – Le gustará tenerlo. Dices cosas muy lindas sobre ella.

Elena la miró un momento, indecisa.

–Bueno, quizás deberías volver a escribirlo, porque yo apenas puedo leerlo y yo misma lo escribí – rió la morena – Debes escribirlo más lindo... no creo que quieras que piense que eres analfabeta.

–Yulia – murmuró Lena ante el autodesprecio de la otra chica –No digas cosas como esa.

–Okay bien– dijo agitando su mano con desdén – Pero en serio, ¿se la darás?

–No sé Yulia– respondió.

–Por favor– pidió – Hazlo por mí. Dijiste que querías hacerme sentir mejor.

–Ugh, está bien– aceptó la pelirroja, tomando la hoja para guardarla en su bolsillo –Y para que lo tengas presente, el chantaje emocional no es bueno.

–No lo volveré a hacer– prometió la morena alegremente.

–Bien entonces, le daré la nota– prometió Elena –Pero será anónimo.

–Bueno– dijo Yulia –Algo es algo.

–Así que ahora que hemos pasando mucho tiempo hablando de mi enamoramiento. Vamos a hablar de ti. ¿Has estado practicando con la guitarra como lo habíamos acordado?

–Si– respondió – Pero no estoy mejorando rápido – La morena se apoyó en los codos –Incluso le pedí a mi fisioterapeuta si me podía dar algunos ejercicios para ayudar a mejorar la destreza de mi mano.

–¿Y qué te dijo?– preguntó Elena.

–Me dio algunos ejercicios – dijo con entusiasmo –Espero que ayuden.

–¿Me puedes mostrar?

–¿Mis ejercicios?

–No, lo que puedes tocar con la guitarra – clarificó Elena.

Yulia la miró indecisa por un minuto, bajando la mirada hacia la cama.

–Uhm...– dijo esta – Mi brazo aún me duele por lo de ayer. No creo poder tocar. ¿Está bien?

–Claro que sí– le dijo Elena –Será para la próxima vez ¿sí?

–Okay– prometió Yulia antes de preguntar –¿Puedes tocar alguna canción para mí? Realmente quiero verte tocar la guitarra.

–Bueno– aceptó la pelirroja de mala gana mientras tomaba la guitarra de Yulia. Se sentó frente a la otra chica en la silla del escritorio tocando las cuerdas de la guitarra un par de veces pensando en una canción – No suelo tocar la guitarra frente a otras personas – dijo en serio – Por lo que debes considerarte afortunada. Normalmente mantengo la música para mí misma, ya sabes, es algo personal para mi.

Yulia sonrió ante las palabras de Elena

–Te entiendo– admitió.

Lena rasgueó unos cuantos acordes mientras la morena la miraba desde la cama. Estaba tumbada boca abajo con la cabeza apoyada en sus manos.

–Okay– dijo Lena tomando una decisión finalmente, empezando a tocar la melodía de la canción.

–Amo esta canción– comentó la morena reconociéndola de inmediato. Lena sonrió mientras seguía rasgueando antes de bajar la mirada a la guitarra en sus manos y comenzar a cantar suavemente.

All I knew, this morning when I woke, is I know something now, know something now, I didn't before. And all I've seen since eighteen hours ago is green eyes and freckles in your smile in the back of my mind making me feel right.

Lena miraba a Yulia que la estaba escuchando con una gran sonrisa en el rostro moviendo la cabeza de lado a lado al compás de la música.

I just wanna know you better, know you better, know you better now. I just wanna know you better, know you better, know you better now.

La pelirroja sonreía cuando escuchaba a Yulia unirse a la canción. Hizo caso omiso al hecho de que casi se quedaba sin palabras al apreciar el tono de la voz de la morena.

I just wanna know you better, know you better, know you better now. I just wanna know you, know you, know you.

Continuó cantando sola después de ese verso, Yulia luchaba para cantar y hablar al mismo tiempo, sus palabras se quedaban atoradas en su garganta.

Cause all I know is we said, hello, and your eyes look like coming home. All I know is a simple name, everything has changed. All I know is you held the door, you'll be mine and I'll be yours. All I know since yesterday is everything has changed...

Cuando Elena terminó de cantar, Yulia aplaudió apreciando su trabajo.

–Eso fue increíble– le dijo a Lena –Tienes una voz muy buena. ¿Por qué no cantas en frente de otras personas?

–No lo sé– le dijo la chica de ojos verdes con sinceridad – Nada me había inspirado a hacerlo. Además tú también puedes cantar, te escuché unirte a la canción en algunas partes. Tu tono es tan... único, es increíble.

–Tal vez– dijo Yulia sin saber como responder al elogio – Pero no puedo cantar... mi discurso es peor cuando trato de decir las cosas rápidamente. Mi cerebro tarde más tiempo en procesar las palabras, así que no puedo seguir el ritmo y luego... sucede algo como esto.

–Bueno, me hubiera encantado haberte escuchado cantar antes del accidente – comentó –Tal vez con más terapia puedas cantar una canción para mí. Después de todo, me la debes ahora.

–Okay, si alguna vez vuelvo a ser buena con eso, voy a cantar para ti – prometió Yulia – No te sorprenderás mucho sin embargo.

Hubo un silencio por un momento, mientras Elena ponía la guitarra en su lugar y Yulia se sentaba en la cama. Lena se unió a ella cuando la otra chica dijo:

–¿Puedo hacerte una pregunta?

–Claro– dijo Lena sentándose a su lado.

–¿Por qué elegiste esa canción? – preguntó la morena – Quiero decir, ¿por qué elegiste esa entre todas las que te sabes?

–Fácil– le dijo Elena –Ha sido prácticamente la única canción que he escuchado desde que...– Tuvo que detenerse antes de decir “te conocí”, pero en su lugar dijo – Desde la primera vez que vi a la chica que me gusta. Resume mis sentimientos perfectamente.

–Me encanta– dijo Yulia reflexiva –Cuando una canción puede recordarte a alguien o significar algo para ti en un nivel tan profundo.

–¿Tienes alguna canción que signifique algo parecido para ti? – preguntó Elena con curiosidad.

Yulia asintió.

–Después del accidente, estaba muy enojada y molesta por todo, estaba de mal humor todo el día aquí, escuchando música de mi iPod cuando sonó “Skyscraper” de Demi Lovato. Me llegó mucho en ese momento. Siempre me ha gustado esa canción, pero en ese momento tenía un significado totalmente nuevo para mí.

Elena asintió comprendiendo.

–Puedo ver el por qué– dijo honestamente.

–A veces pienso en la persona que me atropelló – comentó – Y me pregunto si sabe todo lo que me quitó ese día. Me pregunto si se siente culpable.

–No deberías– interrumpió Elena, acariciando su hombro – No gastes tus pensamientos en eso.

–Elena– dijo Yulia pensativa – Deberías cantarle esa canción a tu enamorada en la feria de Navidad de la escuela. Se la podrías dedicar o algo así.

–Estás totalmente convencida en ponerme en una relación con esa chica ¿no?– rió.

–Sería más fácil si me dijeras quien es – Yulia se rió entre dientes –Tal vez podría ayudarte más de lo que crees.

–Okay– comenzó a hablar Lena, cuando una repentina idea vino a su mente – Voy a cantarla en la feria de Navidad de la escuela, si me prometes que cantarás conmigo... tocando la guitarra.

–Estás bromeando ¿verdad?– dijo Yulia incrédula –Nunca seré capaz de hacer eso.

–Es una pena– dijo la pelirroja bromeando –Supongo que tendré que estar sola para siempre.

–Elena– se quejó la morena golpeándola en el brazo – No digas eso. No quiero ser la razón por la que no estás con la persona que amas.

–¿Quién dijo que la amo? – preguntó sorprendida.

–Uhm... Bueno, la canción... y.... la lista interminable de cosas que me hiciste escribir – argumentó la morena.

–Eso no es amor – protestó la pelirroja.

–Si lo es – respondió de vuelta.

–Tú problema es que eres toda una romántica, Yulia – comentó Lena.

–Tal vez– dijo la chica de ojos azules – Pero... ¿sabes que aprendí de mi accidente? – preguntó retóricamente – Perspectiva... bueno, eso y desinhibición, por lo que a veces digo cosas que no debería pero... lo que realmente aprendí es que la vida es demasiado corta – Hizo una pausa – Dile a la gente que amas, que los amas. Puede que ellos no estén aquí mañana – concluyó.

–¿Y si ella no siente lo mismo? – cuestionó Elena.

–¿Y si siente lo mismo? – cuestionó de vuelta.

–¿Y si arruino todo? – persistió la pelirroja.

–¿Y si no lo arruinas?– desafió Yulia de nuevo –¿Qué pasa si tomar este pequeño riesgo te hace la persona más feliz del mundo?

–Haces demasiadas preguntas – dijo Lena riendo.

–Tú no preguntas lo suficiente – contrapuso Yulia – ¿De qué tienes tanto miedo, Elena?

–Tengo miedo de perder algo que nunca he tenido – admitió la chica de ojos verdes –Ahora, en este momento, espero que algún día ella sienta lo mismo, pero si le digo, si ella dice que no siente lo mismo, mi ilusión se haría añicos. Soy mucho más feliz viviendo en una falsa felicidad.

–Eso no es vivir – dijo con perspicacia.

–Bueno, es lo mejor que puedo hacer por ahora – le dijo – Además, no veo que quieras confesar amor eterno a nadie.

–Eso es porque no puedo – dijo con tristeza – Porque al parecer, además de hacerme torpe, mi lesión en la cabeza impide que me enamore también – se rió de sus propias palabras.

–¿Ves? ese es el problema – le dijo Lena, sintiéndose valiente e inspirada ante las palabras de la morena.

–¿Por qué?– preguntó la chica menor.

–Porque eres la persona que me gusta, Yulia – dijo mientras sacaba el papel de su bolsillo y se lo entregaba de vuelta.

La ojiazul tenía una mirada llena de confusión cuando Lena le dio el papel. Lo tomó instintivamente, con una mirada incierta y lo desdobló, mirando las palabras escritas ahí, sorprendida. Elena la miró por un momento antes de levantarse de la cama para dirigirse a la puerta, se detuvo para mirar hacia atrás, la otra chica seguía mirando el papel en su mano, sin moverse.

Lena sintió como su ilusión se hacía añicos en el silencio que flotaba en el aire entre ellas como una niebla. Suspiró para sus adentros antes de salir de la habitación e ir a su auto. Salió rápidamente, cerrando la puerta detrás de ella.

–Mierda – pensó cuando encendió la radio y escuchó la canción que había cantado recientemente.

All I know is we said “Hello” so dust of your highest hopes. All I know is pouring rain and everything has changed. All I know is a new found grace, all my days I'll know your face, all I know since yesterday is everything has changed.

– Mierda. Mierda. Mierda.




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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/20/2022, 12:33 am

Yo digo q esta muy bien q le dijo q su amor es ella para que entienda y vea su posición y mejor decirlo y ya sufrir o ser feliz. Crueldad es dejarnos así en ese momento 😱😱😱 quiero saber q va a pasar como va a reaccionar julia. Saludos querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/20/2022, 8:16 pm

Capítulo 11


Elena se sentó en su auto y puso sus manos en el volante con fuerza, apoyó su cabeza en la parte superior de este con los ojos cerrados. Respiró hondo en un intento de despejar la mente. ¿En qué demonios estaba pensando? Golpeó su cabeza contra el volante. No podía entender por qué había hecho algo tan estúpido. Había una razón por la que había estado guardando sus sentimientos por Yulia, una razón muy válida. No era porque tenía miedo al rechazo de ella, aunque, este pensamiento se apoderó de su mente en un gran número de oportunidades. Pero su silencio en realidad era por motivos mucho menos egoístas. Yulia era vulnerable, ya tenía que lidiar con mucho estrés, con su salud, la escuela y ella no quería añadir algo más a esa lista. Era feliz siendo amiga de la morena, mucho más que feliz, de hecho. Pasar tiempo con la chica de ojos azules era su actividad favorita y su felicidad significaba todo para ella. Había ocultado sus sentimientos con tranquilidad porque en el fondo sabía que Yulia la necesitaba más como una amiga que como una novia. Ahora, todo estaba arruinado, y había una gran posibilidad de que perdería a Yulia completamente, y todo porque no podía mantener la boca cerrada.

Se golpeó la cabeza contra el volante de nuevo. Mierda, pensó. Mierda. Mierda. Mierda.

Inhaló profundamente, una vez más, dejando que el aire escapara lentamente de sus pulmones, tratando de librarse del miedo que parecía haber consumido todo su cuerpo. Trataba de recordar lo que había estado pensando cuando le confesó todo a Yulia, pero la verdad es que ella no estaba pensando en ese momento. Para entonces, solo se había sentido bien y no pudo evitar decir las palabras que había estado deseando decir desde el primer día que la vio en el pasillo del colegio. Por primera vez, Elena tomó su propio consejo y dejó que su corazón gobernara sus emociones. Había dejado de pensar demasiado, apagó su cerebro y su lógica enloquecedora, e hizo lo que Yulia le había sugerido, tomó un riesgo, ella vivió.

El único problema era que la vida era dolorosa. Malditamente dolorosa. Cuando dices algo, ya no puedes arrepentirte. La pelinegra le había dicho que la vida era demasiado corta y ella estuvo de acuerdo con eso, de hecho, esa frase fue una fuerza que la impulsó a decir su confesión. La idea de perder a Yulia, la aterrorizaba. La idea de que Yulia nunca supiera como se sentía, la aterrorizaba aún más, ya que su autoestima era muy bajo. Así que pensó “¿Qué mierda? ¿Qué es lo peor que podría pasar?” Si hubiera pensado un poco más, tal vez habría escuchado a su cerebro en vez de su corazón y habría mantenido la boca cerrada.

En cambio, ahora se encontraba sentada sola en su auto, con el silencio sepulcral que la había seguido tras su confesión. Levantó la cabeza del volante y se pasó la mano por el pelo, quería llegar lo más lejos posible de la casa de la morena, para poder aclarar su mente y pensar. Sacó las llaves de su bolsillo y encendió el motor. Puso el auto en marcha, miró el espejo retrovisor por un momento y puso su pie sobre el acelerador, moviendo el vehículo hacia adelante.

Estaba tomando un poco de velocidad cuando notó algo frente su auto, y luego supo que algo había caído sobre el capó. Se apresuró a frenar, el auto hizo un gran chirrido cuando paró, quedando a centímetros de la persona que se había interpuesto en su camino. La boca de Lena se abrió ligeramente cuando se dio cuenta de que era Yulia quien la miraba desde el otro lado del parabrisas, su preocupación por la otra chica se manifestó con ira.

–¡Jesucristo, Yulia! – gritó, cerrando la puerta de su auto con fuerza – ¡¿Qué mierda crees que estás haciendo?! ¡¿Están tratando de matarte?! Pensé que sabías que no es bueno ponerse delante de los autos en marcha.

Lena lamentaba sus gritos apenas los dijo. La cara de Yulia estaba pálida y parecía estar a punto de vomitar o colapsar, quizás ambas cosas.

–Mierda– dijo Elena en voz baja, cerrando la distancia entre ellas, colocando una mano en el hombro de la ojiazul.

Yulia se puso una mano en la boca y apoyó el codo firmemente sobre el capó del auto de la pelirroja.

–Está bien Yulia, solo respira – le pidió – No te atrevas a irte ahora ¿ok?

La morena levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Lena, buscando algo para conectar su cabeza a la tierra. No sabía por qué había pensado que sería una buena idea ponerse delante del auto de Elena. Lo único que sabía era que no podía dejar que se fuera, y eso fue lo primero que se le vino a la mente al ver a Lena alejándose de la acera. Estaba arrepentida.

–N...o – dijo con dificultad inhalando profundamente mientras cerraba los ojos para luego soltar el aire tratando de restaurar su visión.

–¿Qué diablos estabas pensando? – preguntó Elena, la irá volvió a su voz cuando Yulia se paró frente a ella, recuperando la compostura.

La pelinegra abrió la boca para hablar, pero no dijo nada. Se tomó un minuto para estabilizar su respiración, cerrando los ojos una vez más. Después de un momento los abrió para atender el interrogatorio de Elena y su mirada expectante. Abrió la boca para hablar de nuevo, sacudiendo su cabeza cuando se quedó sin palabras.

La morena golpeó el capó del auto con la palma de su mano y Lena saltó ante la sorpresa de este arranque. Puso sus manos en la parte superior de la cabeza y las dejó caer antes de golpear el capó del auto una vez más.

–¿En serio? – le preguntó Elena con incredulidad e irritación – ¿No puedes hablar? ¿No puedes decirme ni una palabra?

Lena observaba a Yulia, esperando, pero de su boca no salió ninguna palabra.

–Increíble– dijo la chica de ojos verdes –Podías hablar perfectamente hace diez minutos, ¿pero ahora no puedes?– preguntó haciendo hincapié en la frase –Un poco conveniente ¿no crees?

Yulia le dio a Elena una mirada de disculpa, pero esta negó con la cabeza, empezó a caminar hacia la puerta de su auto. Se detuvo cuando Yulia le agarró la muñeca con firmeza y desesperación. Lena se dio vuelta para mirarla, sin decir nada, esperando a que la morena hablara.

–Yo...– comenzó a cerrar los ojos y se humedeció el labio inferior con la lengua. Respiró hondo y volvió a intentar hablar – Yo... ten... tenía... que... que... dettte... detteneeeerteeeee.

La pelinegra suspiró de alivió cuando logró decir algo a pesar de su falta de fluidez.

–¿Por qué?– preguntó la pelirroja con seriedad –¿Por qué tenías que detenerme, Yulia?

La pelinegra miraba a Elena. Independientemente de lo que pudo haber pensado la pelirroja, su incapacidad de hablar no era conveniente, de hecho, era jodidamente molesta. Era como si fuera muda, su cerebro ignoraba por completo todos los comandos que le daba para hablar. Era físicamente incapaz de decir una sola palabra y estaba comenzando a frustrarse.

Incapaz de hablar, Yulia hizo lo primero que se le vino a la mente y metió una mano en su bolsillo rápidamente, sacando el papel que Elena le había devuelto hace unos momentos. Yulia lo abrió y lo sostuvo frente a Lena señalándolo.

–No sé lo que eso significa – le dijo la pelirroja –Tienes que decírmelo, Yulia.

La morena bajó el papel en sus manos, con la mirada perdida mientras pensaba. Finalmente, vio hacia la puerta del pasajero del auto y la abrió, buscando algo para luego volver a su posición anterior. Lena observaba con interés mientras Yulia se inclinaba sobre el capó del auto, girando la pieza de papel y usando un lápiz, que había sacado de la guantera del auto, empezó a escribir algo en un rincón vació de la hoja.

Cuando terminó, se apartó un poco y le indicó a Elena que lo leyera. La ojiverde se acercó y trató de entender la letra de la otra chica, que ahora era peor que antes.

–Perdón – se disculpó Elena –No puedo leer eso.

Yulia miró lo que había escrito, pasando una mano por su pelo con irritación. Elena la miraba mientras metía la página de su cuaderno en su bolsillo y guardaba la pluma.

Miró a Lena una vez más, tomando su muñeca. La morena respiró hondo, su cara se retorcía ante el esfuerzo para tratar de hablar. Abrió y cerró la boca un par de veces, sin resultados. Rápidamente, soltó a Elena y se volteó hacia el coche al lado de ella, y desquitó su frustración e ira golpeando y pateando el auto.

–¡Yulia!– gritó Elena mientras se acercaba a la chica y la abrazaba antes de que consiguiera un ojo morado –¡Basta! ¡Mierda, Yulia! Jesús, te vas a hacer daño.

La morena ignoraba las palabras de la pecosa, todo su cuerpo estaba poseído por su rabia.

Lena tomó a la chica de las muñecas, tratando de conseguir que se detuviera, pero ella estaba totalmente fuera de control, la pelirroja apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando la morena comenzó a golpear el capó del auto una vez más. Podía ver las lágrimas en los ojos de Yulia, por lo que intentaba detenerla de nuevo, no quería que se hiciera daño. Yulia ya había sufrido mucho por culpa de otra persona, pero ahora, verla hacerse daño ella misma, era mucho peor y la hería mil veces más.

–Oye– dijo Elena tratando de sostener a Yulia – Oye... está bien... Yulia... está bien, ¿okay?

Lena finalmente logró detener los puños de la morena en sus manos, pero ella seguía moviendo los brazos con fuerza. Relajó su agarre ante el miedo de que podía estar haciéndole daño, y Yulia alejó sus manos, dando un paso atrás mientras que Elena daba un paso hacia ella, con una mano extendida.

–Yulia– dijo con voz suave –Está bien.

La morena se secó los ojos con furia mientras sus lágrimas seguían cayendo.

Lena dio otro paso hacia esta, pero ella dio un paso atrás, haciendo que Lena frunciera el ceño. Finalmente, la chica de ojos verdes cerró la distancia existente con la otra chica, envolviendo sus brazos alrededor del cuerpo de la morena, acercándola más a ella. Sintió a Yulia resistir el abrazo, sus brazos empujaban el pecho de Lena, en un intento de alejarla, pero la pelirroja la abrazaba con más fuerza hasta que la ojiazul se desplomó sobre sus rodillas.

Elena la acompañó en el suelo, sin aflojar su control alrededor del torso de Yulia, mientras la chica más pequeña lloraba en sus brazos.

–Está bien– Elena tranquilizó, acariciando su pelo –Shh... está bien.

Al oír la voz de Lena, Yulia luchó una vez más para alejarla, consiguiendo su objetivo. Se inclinó sobre sus talones, con lágrimas corriendo por su rostro, su cuerpo temblaba mientras trataba de respirar entre sollozos. Todavía no podía hablar, no podía decir ni una palabra, pero, al parecer ya no las necesitaba, porque por fin supo como decirle a Lena todo lo que no podía vocalizar.

Se secó las lágrimas con el dorso de la mano, mientras Elena hacia un movimiento para levantarse. La morena tomó su mano desesperadamente, tirando de ella sobre sus rodillas frente a ella a toda prisa antes de juntar sus labios.

El contacto fue tan fuerte, tan deliberado, que Elena casi perdió el equilibrio. Yulia separó sus labios de los de la pecosa por un momento, inclinándose un poco hacia atrás para encontrarse con la mirada de verdigris. Tenía una expresión de asombro e incredulidad en su rostro, claramente desconcertada por la acción repentina de la otra chica. Yulia esperó esperanzada, sin apartar los ojos del rostro de Lena.

La pelirroja movió la mano hasta tocar sus labios con los dedos, dejando caer su mirada mientras lo hacía. Cuando finalmente levantó la vista, vio a Yulia, esperando con anticipación, tratando de transmitir desesperadamente lo que no podía decir con la mirada.

–Yulia– dijo Lena bajando la cabeza con tristeza, malinterpretando el beso, de una forma que no era. Creyó que la había besado por pena. La pelinegra tragó un sollozo y tomó una respiración profunda mientras Lena intentaba levantarse de nuevo. Esta vez la morena la dejó, poniéndose de pie rápidamente, esperando a que la otra chica dijera algo más. Cuando se dio vuelta para caminar hacia su auto, Yulia agarró su muñeca, una vez más, girándola y chocando sus labios contra los de ella nuevamente.

Esta vez fue Elena quien trató de alejarse, pero Yulia puso su mano derecha alrededor de la cintura de la otra chica y la atrajo hacia ella, tratando de profundizar el beso. Oyó a Lena gemir en respuesta al contacto, y cuando abrió la boca ligeramente para dejar escapar otro gemido, la morena tomó la oportunidad de chupar suavemente el labio inferior de la pecosa. Como si finalmente venciera sus dificultades, la pelirroja se apartó rápidamente, colocando la palma de su mano sobre su boca, alejándose de Yulia cuando relajó el brazo con el que la sostenía por la cintura.

Yulia hizo un movimiento para acercarse, suplicándole que no se fuera, pero Lena mantuvo la distancia.

–No– dijo la pelirroja con firmeza –Por favor, no lo hagas.

La pelinegra parecía confundida y trataba de dar un paso hacia la otra chica una vez más. Esta vez Elena la empujó físicamente.

–Jesús, Yulia – murmuró – No lo hagas ¿ok? No me beses si no lo sientes. No necesito tu compasión.

La ojiazul se sorprendió y dio otro paso hacia adelante, pero Elena la retuvo.

–Tengo que irme– dijo Elena con total naturalidad – No puedo hacer esto. Lo siento.

Lena entró a su auto rápidamente antes de que Yulia tuviera tiempo de reaccionar. Cerró las puertas mientras la morena trataba de abrirlas. La chica de ojos azules golpeaba la ventana con la palma de su mano, pero Elena no le hacía caso, ignoraba las lágrimas, las miradas suplicantes, por mucho que se preocupara por Yulia, no podía tolerar su compasión. No lo haría. Yulia ya había admitido que no le gustaba nadie. Dijo que no se sentía atraída por alguien más. Yulia no entendía lo que era estar enamorada, lo había dicho ella misma.

Así fue como Elena dedujo que, si todo eso fuera cierto, entonces Yulia no la besó porque los sentimientos fueran mutuos. La besó por otra razón, la besó porque quería consolarla o porque sentía lástima por ella. Cualquiera de estas opciones desgarraba a la pelirroja, rompiendo su corazón en pedazos, pero lo que Lena odiaba más que el rechazo, era que la gente sintiera lástima por ella.

Encendió el motor, las lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos mientras Yulia seguía golpeando la ventana frenéticamente. Se apartó lentamente al principio, con cuidado para no hacerle daño a la otra chica en el proceso, pero una vez que se había alejado lo suficiente, puso su pie en el acelerador con firmeza, aumentando la velocidad y desapareciendo del lugar.

Yulia intentaba llamarla después de que se había ido. De hecho, llamó varias veces durante la noche, pero la pelirroja ignoró cada intento. Tuvo problemas para dormir durante esa noche, sus pensamientos eran consumidos por Yulia, por lo que había sucedido y por lo que podría suceder. Despertó cansada, irritable y de mal humor, llegó tarde a la escuela y apenas pudo concentrarse. Yulia no asistió a la escuela ese día y ella no pudo evitar sentirse un poco aliviada por eso. En el almuerzo, estuvo en silencio y finalmente, incapaz de ocultar su estado de ánimo, Frida se dirigió a ella por completo.

–Ok– dijo Frida poniendo su sándwich en la mesa, dirigiendo su mirada hacia la pelirroja –¿Qué demonios te pasa hoy?

–Nada– dijo miserablemente.

–¿Nada? ¿en serio? – le preguntó la castaña – Sabes que podías haberme engañado. Pero no has tocado tu comida y apenas hablas.

–Tal vez no me estoy sintiendo bien – dijo un poco irritada.

–Estabas bien ayer – comentó Nastya, tomando un bocado de su sándwich.

–Sí, bueno, eso fue ayer – respondió Elena algo enojada.

–¿Pasó algo con Yulia? – preguntó Olga, sin mirar a la otra chica, tenía su atención en su comida.

–¿Qué?– preguntó Elena defensivamente – No, no pasó nada con Yulia. ¿Por qué lo preguntas?– Olga levantó la cabeza para mirarla.

–La llamé esta mañana – le informó – Ella está teniendo un mal día también, así que me preguntaba si había sucedido algo – Olga sacó su teléfono de su bolsillo e hizo algunos movimientos en él antes de entregárselo a Lena – Ella me envió este mensaje, pero no tengo idea que estaba tratando de decir – explicó Olga –¿Alguna pista? – Elena le devolvió el teléfono a la otra castaña después de leer.

–No– respondió simplemente.

–Llamé a su mamá después de que lo recibí – siguió hablando Olga – Ella dijo que Yulia tuvo una mala noche. Al parecer, cuando llegó de recoger a Vika de su clase de ballet, encontró que había destrozado su habitación.

–¿Por qué? – le preguntó Nastya.

–Larissa no lo sabe – dijo la castaña de ojos avellana – Ella ya lo había hecho antes. La primera vez que salió del hospital, destrozó por completo su habitación, sacó todos sus cuadros de las paredes y los tiró al suelo.

–¿Por qué haría eso?– preguntó Frida con tristeza.

–Ella me dijo que no podía soportar ver esos cuadros – informó Olga – Me refiero a las fotos que tenían. Aparentemente, era demasiado difícil para ella tener que recordar como era su vida antes...

–Eso es muy triste – dijo Frida con sinceridad.

–Yo no sabía eso – comentó Lena.

–A ella no le gusta hablar de eso, pero su terapeuta sugirió que debería – explicó Olga.

–Dijiste que destrozó su habitación de nuevo ayer ¿verdad? – preguntó Nastya preocupada –¿Crees que esté bien? Tal vez deberíamos ir a verla.

–¿No vendrá a tu casa esta noche? – preguntó Frida – Es miércoles.

–No lo sé – respondió Nastya – Le envié un mensaje ayer por la noche para recordarle, pero nunca me respondió. ¿Te dijo algo a ti Lena?

–No – dijo la pelirroja con ira en su voz – ¿Por qué me iba a decir algo a mí?

–Bueno...– comenzó a hablar Nastya mientras observaba a su amiga – Porque tú estabas con ella.

Lena miró los rostros a su alrededor, cada uno la observaba con atención, haciéndola sentir incómoda.

–Ella no dijo nada – comentó la pelirroja en breve.

–O...k...– dijo Olga mirando a la pelirroja con cuidado –¿Qué hiciste?

–¿Por qué supones que hice algo? – preguntó con seriedad.

–Porque, has estado actuando como si alguien te hubiera apuñalado con un cuchillo y Yulia actúa igual – Lena no dijo nada, por lo que Olga siguió hablando – No le dijiste que te gustaba ¿o sí? – preguntó la castaña en un tono de sorpresa.

–Quizás le mencione algo – confesó la pelirroja evitando las miradas sorprendidas que la rodeaban.

–Supongo que no resultó ser algo muy bueno – dijo Olga haciendo una mueca.

–Definitivamente podría haber sido mejor – comentó Elena.

–¿Qué pasó? – preguntó Frida, acariciando el hombro de la pelirroja con simpatía.

–Ugh, ni siquiera sé que pasó – dijo – Un minuto estaba bien, Yulia estaba siendo adorable tratando de ayudarme con mi amor secreto, y al minuto siguiente, se lo dije y se desató el infierno.

–¿No lo tomó bien? – preguntó Nastya.

–Ella no lo tomó en absoluto – dijo Elena tristemente – Se sentó en silencio aturdida y me fui.

–¿Solo te fuiste? – preguntó Olga incrédula.

–Sí – dijo Elena – Se pasó toda la tarde diciéndome que no le gustaba nadie, ya sabes, de forma romántica, y luego, cuando le dije lo que sentía, no me dijo nada.

–Ella no puede hablar bien – le informó Olga.

–Ella si puede – contradijo Lena – Había estado hablando muy bien durante toda la tarde hasta entonces.

–Sabes que no es así – dijo la castaña con seriedad – Ella no lo hace a propósito.

–Lo sé – respondió Elena.

–¿Lo sabes? – preguntó Olga – Porque parece que lo olvidaste.

–Sí – replicó bruscamente antes de suavizar su tono – Debo admitir que quizás me dejé llevar por mis emociones ayer – comentó pasando una mano por su cabello.

–Cuéntanos todo lo que pasó – dijo Frida – Desde el principio.

Así que Elena les contó todo, explicó lo que había sucedido en el hospital, mientras Yulia todavía se recuperaba de las convulsiones. Les habló del coqueteo, el beso, todo. Les explicó lo que había sucedido en la casa de Yulia el día anterior, la nota que escribió, la canción y todo lo que ocurrió, todo.

–Idiota – dijo Olga con simpleza cuando Lena había terminado de hablar.

–¿Qué? ¿por qué? – preguntó sorprendida por la reacción de la chica.

–Ella no te besó porque te compadecía – le dijo Olga – Yulia nunca ha besado a nadie, nunca, nunca, nunca. Ella nunca daría ese primer paso a menos que sintiera algo.

–¿Qué quieres decir? – preguntó Elena alarmada.

–Quiero decir que fuiste su primer beso, Lena – le informó la chica más alta – Ella te eligió a ti, quizás no de manera consciente por primera vez, pero sin duda la segunda vez no lo hizo para apaciguarte. Lo hizo porque significaba algo para ella. Lo que significaba, no tengo idea, y al parecer, tú tampoco.

–No, pero ella dijo que... – Lena comenzó a hablar con escepticismo.

–No, pero nada – la interrumpió Olga – Yulia no conoce su mente del todo. Su cabeza es un desastre. Ella no sabe lo que siente porque está demasiado ocupada en no sentir nada. ¿Por qué demonios crees que está viendo a un terapeuta?

Elena sintió que su corazón se desgarraba.

–Olga tiene razón – comentó Nastya.

–Lo sé, ok –casi gritó enojada consigo misma – Mierda, esto es un puto lío.

–¿Qué vas a hacer? – le preguntó Frida.

–No sé si pueda hacer algo – dijo Elena – ¿Cómo diablos se supone que voy a arreglar esto?

–Hay que hacer algo – comentó Nastya.

–Sí, no puedes dejar esto así – coincidió Olga.

–Tengo que ir a verla – dijo levantándose de la silla.

–¿Qué? ¿ahora? – preguntó Frida.

–Sí, ahora – respondió decidida.

–¿Vas a escaparte de nuevo? – preguntó Olga.

–¿Vas a detenerme? – preguntó Elena aceptando el reto.

–No – respondió la castaña de pie – Iba a ir contigo – Lena miró a Olga por un momento –Por si acaso – dijo la chica más alta. Lena asintió.

–¿Volverás más tarde? – preguntó Nastya con preocupación mientras la pelirroja no hizo ademán en irse.

–Olga y yo iremos a tu casa después de la escuela – le dijo Elena.

–¿Qué pasa con Yulia? – preguntó Nastya con incertidumbre. Lena miró a Olga cuyo rostro era ilegible.

–Ella estará ahí – dijo Elena con confianza. Nastya sonrió ante su respuesta.

–Entonces, ¿qué esperas? ¡Anda!

La pecosa sonrió, sus nervios la electrizaron, su cuerpo irradiaba ansiedad.

–Me voy – dijo mirando a Olga que estaba mirando algo a la distancia –¿Qué pasa?– preguntó, notando la expresión atónita de su amiga.
Olga señaló por encima del hombro de Elena y esta se dio vuelta, sus ojos buscaban algo entre la multitud de estudiantes. Se quedó helada cuando la vio, de pie, observándolas.

–Yulia – dijo dándose vuelta rápidamente – Ella está aquí.


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Moni2004 7/20/2022, 8:31 pm

No nos dejes con la incógnita, regalanos otro capi, por fis, casi no escribo, pero en serio en cada historia que subes me. Enganchas 🥺🥺🥺

Moni2004

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/20/2022, 9:52 pm

Si Elena fuiste muy tonta sabes a no puede hablar y que esa noticia así la pone mal para hablar y no se quedo con ella a esperar que pudieran hablar 🤦🏻‍�🤦🏻‍�. Y este de hoy nos deja todavía más picadas q el de ayer ya muero por saber q va a pasar 😱😱😱 ojalá las cosas mejoren. Saludos querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

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