BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Hola
que buen capitulo
Yulia esta al limite porq para mi es un sueño
pero si no lo es eso se pone mas interesante
que buen capitulo
Yulia esta al limite porq para mi es un sueño
pero si no lo es eso se pone mas interesante
andyvolkatin- Mensajes : 576
Fecha de inscripción : 27/05/2015
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Bueno, bueno.... Yo en el lugar de Yulia, estuviera loca ya!!
A leer!!
Capítulo 13: No puedo soportarlo más
Elena agarró mi cabeza entre sus manos y hundió mi cara entre sus pechos, sin disimular el deseo. Le quité toda la blusa y comencé a lamer, a besar todo su abdomen, hasta llegar a su parte baja, la miré de nuevo pero ella estaba tan perdida como yo en el deseo que solo le bajé los pantalones junto a las bragas y de repente, sentí unas manos en mi cabeza que me clavaron en su coño...
No tuve reacción, solo me quedé ahí mientras Elena terminaba de quitarse las prendas en sus tobillos, me soltó la cabeza por un momento y de inmediato agarró un puñado de mi pelo y abrió las piernas, dejándome completamente clara la vista de todo el lugar.
Esta mujer estaba empapada, sus pliegues brillaban por el líquido de su excitación, su clítoris palpitaba y el olor que emanaba era exquisito. Me lamí los labios y con mis dedos abrí cuidadosamente sus pliegues, Elena se sacudió cuando sintió mis dedos en ese lugar.
Me fui acercando hasta que mi lengua penetró solo un poco, y recorrió dentro su coño húmedo de abajo hacia arriba, lamiéndola toda. Elena gimió mientras la punta de mi lengua atrapó su clítoris y con mis labios lo sujeté, chupándolo suave. Sus gemidos ahora eran más intensos.
De repente, su agarre en mi cabeza se hizo más fuerte y me haló con fuerza haciéndome quedar encima de ella y nuestros rostros cerca. Envolvió sus labios intensamente con los míos, probando y deleitándose de su propio sabor. El sabor que estaba en mi boca y en mis labios.
Soltó su agarre de mi cabeza y aún besándonos, sentí una mano dentro de mis pantalones haciendo presión en mi coño.
—Oh, Elena— Solté un gemido.
Me volteó, quedando encima de mí, sin sacar su mano de mis pantalones y comenzó a jugar con toda mi boca, a succionar mi lengua —Así— Cogió mi labio inferior entre sus labios y comenzó a chuparlo, después con su lengua empezó a penetrar mi boca repetidas veces —Me voy comer tu coño.
Abrí los ojos de par en par, inclinándome rápidamente y quedando sentada en la cama, gotas de sudor corrían por toda mi frente, mi garganta, mis brazos. Mi respiración era inestable, mi pecho subía y bajaba.
Desesperada miré alrededor de toda mi habitación, Elena aún seguía dormida, respiraba suavemente. Luego me miré a mí misma: Tenía una mano dentro mis pantalones que sin duda estaba empapada y no de sudor, sentía como me palpitaba el cuello, sentía sacudidas... Maldita sea! Todo había sido un puto sueño. Todo!... Estaba hecha una mierda.
No aguantaba más, estaba a punto de explotar, las sacudidas y palpitaciones se incrementaron y no tuve más remedio que salir disparada de mi cama hacia el baño, todavía, con la mano dentro de mis pantalones.
Entre ahí, cerré la puerta con seguro... y si, comencé a masturbarme, tratando de ser lo más silenciosa posible.
Una hora después...
Salí del baño en bata silenciosamente, gracias a Dios Elena aún seguía profunda y no se había dado cuenta de nada de lo que había pasado. Me quedé mirándola. Maldita sea, todo se sintió tan real, tan vivo. Mierda! ¿Por qué me está pasando esto?
Me estaba excitando de nuevo y no podía permitirlo, así que, sacudí la cabeza y fui hacia mi closet para coger algo de ropa deportiva. El reloj de mi habitación marcaba las 4:30 am y se suponía que mi alarma se activaría en hora y media más tarde. Pero no me importaba, tenía que salir de la casa en este mismo instante. Soy una maldita caliente!
Regresé al baño para vestirme lo más rápido que pude, y a los pocos segundos, ya estaba abandonando la casa.
.....**…..
Apenas la puerta principal de la casa se cerró, Elena abrió los ojos, y puso sus manos sobre su boca para amortiguar el grito que venía. Se sentó en la cama agitando sus manos llena de felicidad. No podía creer todo lo que había pasado. Si, ella había presenciado todo lo que Yulia había soñado y lo que Yulia había hecho cuando salió disparada al baño.
De inmediato sacó su teléfono de debajo de la almohada y marcó a su amiga, a Nastya.
5 intentos fueron suficientes para recibir una respuesta:
“Si...”
“¡Nastya!” — Elena, exclamó.
“¿Elena?, Lena ¿Estás bien?”
“Si, Nastya, sí. Tengo que contarte algo!” Elena no podía lidiar con la emoción, tanto, que ya gritaba por el teléfono.
“Jesus, Elena! Sabía que estabas loca pero no a tales extremos. ¿Qué te pasó? Y más vale que lo que me vas a contar sea algo importante, porque no hay de otra para que me llames a estas horas. ¡Son las 5 am!”
“Si, es demasiado importante Nastya,.....”
Elena se acostó en la cama de nuevo y comenzó a relatar a Nastya todo lo que había pasado durante el día de ayer con Yulia, sus atenciones, sus acercamientos, sus reacciones. También cada movimiento, cada cosa que Yulia había dicho y hecho mientras dormía, mientras soñaba con ella, mientras gemía su nombre, cuando se masturbó en su nombre.
“Qué demonios, Elena´” — Nastya tampoco lo podía creer. Era demasiado bueno para ser cierto. “Me estás hablando enserio, o la que estaba soñando eras tú?”
“No, Nastya, en realidad pasó. Yo estaba despierta y presencié todo.”
“Por Dios... eso quiere decir que estás causando estragos en la mente de Yulia. Sabes que es lo mejor de todo esto que está sucediendo Elena, que lo puedes aprovechar muy bien.”
“¿Qué quieres decir?”
“Elena, a veces eres tan lenta. Los puntos que te dije por Dios, es hora de qué seas un poco más atrevida sin dejar de ser dulce. Yulia en estos momentos está sensible gracias a ti, se masturbó por ti. Acabala Elena, has que no pueda soportar tenerte cerca” — Elena se mordió el labio mientras pensaba en toda la idea de Nastya.
“Está bien...Pensaré en lo que haré...”
“Exactamente Elena, confió en ti. Sé que moverás bien tus fichas”
“Tenlo por seguro....”
…..**…..
Nunca en mi vida me había exigido tanto, tres horas, tres malditas horas corriendo sin parar... tratando de olvidar el puto sueño que había protagonizado con Elena, lo más gracioso fue que de nada sirvió, era casi inevitable. Y más gracioso aún, es que todavía sentía cosquilleos, punzadas y sacudidas en todo el cuerpo...Mierda!
Llegué a mi casa y abrí la puerta, el sonido de la música inundó mis oídos, no estaba fuerte, tampoco suave, el volumen era neutro. Entré, cerré y lo primero que me encontré fue a Ginger y a Prince corriendo hacia mí, ladrando y moviendo sus colitas. Se lanzaron hasta mis rodillas saltando y me agaché a saludarlos. De repente, de la cocina salió Elena, estaba en bata de baño blanca y el cabello ya casi seco. Una sonrisa preciosa apareció en su rostro, cuando nuestras miradas se encontraron, inconscientemente se la devolví mientras ella caminaba hacia el TV sin dejar de mirarme para bajar volumen a la música, luego, se fue acercando a mi hasta que me dio un abrazo y nuevamente un beso en la mejilla. Me quedé atontada mirándola a los ojos mientras ella seguía sonriendo y mordiéndose el labio.
—Yul-Yul, buenos días. ¿Cómo te fue?
Me quedé en silencio por unos segundos hasta que logré reaccionar —Bien, un poco cansada y con mucha hambre, pero bien— Sonreí —No es necesario hacerte la misma pregunta a ti. Quiero decir, mírate... estas aquí, ya caminas mejor.
—Sí, es genial. Ya no me duele y puedo apoyar el pie pero sin mucha presión.
—Me alegra que te encuentres mejor.
Asintió —Yul-Yul, ven— Agarró mi mano arrastrándome hacia la cocina y me sentó en una de las sillas del comedor de allí.
—¿Qué pasa?— Pregunté confundida.
No dijo absolutamente nada, en vez de eso, me regaló otra sonrisa y comenzó a sacar platos y cubiertos de los gabinetes. Fruncí el ceño en confusión y me concentré en la música que sonaba desde la sala, tatareando un poco la melodía.
Segundos después, frente a mi había un plato lleno de fruta en trocitos, unos panqueques regados en miel, Una de mis comidas favoritas. Dos sándwiches, un vaso de jugo de naranja. Todo muy bien organizado y detallado.
—Disfruta de tu desayuno— Me dijo sonriendo. No pude articular nada, esto era demasiado tierno. Ella me había pedido disculpas, me había dicho que empezáramos desde cero pero nunca imaginé que todo esto venia incluido en el paquete.
La miré por unos instantes y solo asentí. Ella soltó una risita, se mordió el labio, me guiñó un ojo y desapareció por la puerta de la cocina. Un suspiro largo salió de mí. No voy a poder soportar esto...
Me deshice de los malos pensamientos, y cuando tomé el primer bocado, estaba sorprendida de Elena, esos panqueques por Dios, casi muero de lo deliciosos que estaban. Me tomé mi tiempo saboreando todo el desayuno que Elena había preparado para mí. Finalmente me comí todo, saboreando hasta mis dedos. Quedé muy satisfecha, lavé los platos y me senté de nuevo en el comedor reposando un poco. Tenía que agradecerle por todo esto, se supone que era yo quien debería de estar cuidando de ella.
Después del buen reposo, salí de la cocina preparando mi discurso de agradecimiento para Elena, pero al llegar a la sala, lo que vi hizo que olvidara completamente lo que iba a decir.
La visión de ese cuerpo enfundado en un top azul claro que tapaba mínimamente sus pechos, pronunciaban sus pezones, dejaba al descubierto sus hombros y su abdomen. Un short de licra negro que permitía ver con claridad unas piernas largas y unos muslos perfectamente torneados.
Elena estaba haciendo algunos ejercicios de estiramiento frente a la TV. Sus pechos parecían escaparse del top con cada respiración agitada y sus piernas largas y rectas hacían que su short se deslizara más y más dejando sus muslos y parte de su trasero al descubierto.
Elena jadeaba, su linda cara estaba sonrojada y pequeñas gotas de sudor caían de su frente, pasando por su garganta y desaparecían entre sus pechos. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí haciendo eso, pero lo que si sabía, es que no podía dejar de observar los sutiles y muy sensuales movimientos de sus ejercicios.
Elena siguió por un tiempo más y no sé qué rayos me pasaba, no podía moverme es como si estuviera pegada al suelo de mi casa. Yo estaba tan excitada que mi cuerpo reaccionaba al verla, mis pezones se endurecían bajo mi sujetador deportivo y menos mal la camisa que llevaba no era ajustada porque eso me delataría... Además, podía asegurar que mis bragas se humedecían sin remedio, el corazón me latía a mil.
Elena se detuvo, y comenzó a jadear intensamente, estaba roja y sudorosa por todas partes. De repente cayó sobre la colchoneta que había en el suelo. Corrí hacia ella sin dudarlo, pensando que algo malo le había sucedido y me agaché a su lado.
—¿Estás bien?— Pregunté al verla respirando con tanta dificultad.
Ella me respondió que sí, jadeando debido al esfuerzo. Mi cuerpo temblaba al estar tan cerca de ella, su olor me embriagaba y su voz dulce me atraía sin remedio, varias veces me tuve que contener para no abalanzarme encima suyo, y no pude evitar comprobar todo lo que me estaba pasando desde el día que la vi dándose placer así misma. Era atracción, una atracción que aumentaba a cada segundo.
Casi no podía soportar la excitación y estaba intentando parecer calmada pero mi excitación llegó hasta un punto que no podía controlarme, y me imaginé follándomela salvajemente, sobre esa colchoneta, mordiendo sus pechos y haciéndola gritar de placer.
Yo no pude aguantar más y para poder aliviar mí calentura solo me quedaba una solución: El baño. Salí corriendo por las escaleras, abrí la puerta de mi habitación, la cerré con seguro y fui al baño por segunda vez en el día para desaparecer todos aquellos deseos que me quemaban.
.....**….
Estaba encerrada en mi habitación después de todos los sucesos ocurridos en la mañana. No había almorzado, no había comido y Elena había venido un par de veces a mi habitación para preguntarme que había pasado. Nunca le abrí la puerta, yo solo le respondía que me sentía un poco mal y quería dormir un poco. Después de eso no volvió a llamar a mi puerta.
Ahora, eran las 12 am y el estómago me pedía a gritos comida, así que sin pensarlo dos veces, me decidí a bajar hacia la cocina. Cuando llegué al primer piso, una luz retumbó entre la oscuridad. Prendí la luz de la sala y vi a Elena viendo TV. Se giró y salió a paso lento hacia mí.
—Yul-Yul— Cogió mi rostro entre sus manos, con una expresión preocupada. Yo solo me quedé embobada mirando sus labios. Definitivamente el efecto Elena… aún no me había pasado. —Te encuentras mejor?
—Eh… Si — Sonreí nerviosa.
Elena me abrazó fuerte por el cuello y su rostro quedó más cerca del mío.
—Me tenías muy preocupada, no vuelvas a ignorarme de esa manera y la próxima vez tienes que abrirme la puerta.
Asentí —Lo siento— Suspiré —Por qué no te has ido a dormir?— Ella zafó su agarre de mí y agachó la cabeza —¿Qué pasa?
—Ese bicho sigue en mi habitación, ni siquiera he entrado allí desde que me levanté y no pienso hacerlo. Todo lo he hecho en la habitación de mi mamá. Esto es de ella— Señaló la camiseta y los shorts que llevaba puestos. Le quedaban un poco grandes —Y la ropa con la que hice ejercicio esta mañana estaba en la secadora.
Con razón, la bata de baño que tenía puesta esta mañana era de color blanca y yo la había visto en distintas ocasiones con una rosada.
—Elena, allí ya no hay nada. Ve a tu habitación— Traté de convencerla pero parecía imposible, negó varias veces con la cabeza —Elena, entonces donde pensabas dormir?
—No pensaba dormir— Solté una carcajada que hizo que Elena frunciera el ceño.
—¿Enserio?— Pregunté y ella asintió, haciendo un puchero muy tierno.
—Yo quiero dormir contigo de nuevo. Por favor— Juntó sus manos como rogando.
Mierda, no… De nuevo… No.
La sonrisa desapareció de mi rostro —Elena.
—Por favor, Yul-Yul, por favor.
Me rogó como mil veces durante varios minutos...
Suspiré en derrota —Está bien— Ella sonrió amplio, entrelazó su mano con la mía y me arrastró hasta la TV, la apagó y de nuevo me arrastró hacia las escaleras, pero al llegar ahí, se detuvo a mirarme.
—Tú hacia donde ibas?
—A la cocina. Tengo hambre.
Sonrió —Lo siento— me llevó hasta la cocina y me preparó unos bocadillos. Yo comía mientras ella solo me observaba muy sonriente. Cuando terminé, apagué todas las luces, cerré todas las puertas y subimos las escaleras en compañía de nuestros cachorros. Al pasar por su habitación, Elena se detuvo.
—Yul-Yul, tengo que ponerme mi pijama.
—Está bien— Respondí. Ella sin decir nada, tomó de nuevo mi mano y entramos a su habitación. Ella caminaba asustada y solo miraba hacia el suelo todo el tiempo. Sonreí. Era demasiado miedosa.
Llegamos a su closet, donde sacó su pijama de dos piezas y lo siguiente que supe, fue que fui arrastrada rápidamente y ahora estábamos dentro de su baño.
—Me voy a cambiar— Sonrió y yo me volteé, mis mejillas empezaron a arder mientras me imaginaba a Elena desnudándose detrás de mí.
Yo me miraba las uñas y las mordía un poco del nerviosismo que sentía, cuando de repente, oí un quejido y me volteé para ver qué pasaba. Elena tenía enredado en el cabello un ganchito del sujetador. Mi mirada se fue más abajo hacia su espalda. Mierda...la tenía desnuda.. Ya empezaba a encenderme. Aunque ya tenía el short de la pijama puesto.
Con las manos temblorosas me acerqué para ayudarla, hasta que logré quitárselo y sin querer, mis manos rozaron su espalda y fue mi maldita perdición. Los choques eléctricos por mis venas me inundaron. Tomé todo su cabello entre mis manos dejándolo a un lado de sus hombros y le propicié un beso en la nuca. Ella se dio la vuelta, con las manos tapándose los pechos.
Durante unos instantes nos miramos y no pude evitar lanzarme a sus labios…. Besarla.
A leer!!
Capítulo 13: No puedo soportarlo más
Elena agarró mi cabeza entre sus manos y hundió mi cara entre sus pechos, sin disimular el deseo. Le quité toda la blusa y comencé a lamer, a besar todo su abdomen, hasta llegar a su parte baja, la miré de nuevo pero ella estaba tan perdida como yo en el deseo que solo le bajé los pantalones junto a las bragas y de repente, sentí unas manos en mi cabeza que me clavaron en su coño...
No tuve reacción, solo me quedé ahí mientras Elena terminaba de quitarse las prendas en sus tobillos, me soltó la cabeza por un momento y de inmediato agarró un puñado de mi pelo y abrió las piernas, dejándome completamente clara la vista de todo el lugar.
Esta mujer estaba empapada, sus pliegues brillaban por el líquido de su excitación, su clítoris palpitaba y el olor que emanaba era exquisito. Me lamí los labios y con mis dedos abrí cuidadosamente sus pliegues, Elena se sacudió cuando sintió mis dedos en ese lugar.
Me fui acercando hasta que mi lengua penetró solo un poco, y recorrió dentro su coño húmedo de abajo hacia arriba, lamiéndola toda. Elena gimió mientras la punta de mi lengua atrapó su clítoris y con mis labios lo sujeté, chupándolo suave. Sus gemidos ahora eran más intensos.
De repente, su agarre en mi cabeza se hizo más fuerte y me haló con fuerza haciéndome quedar encima de ella y nuestros rostros cerca. Envolvió sus labios intensamente con los míos, probando y deleitándose de su propio sabor. El sabor que estaba en mi boca y en mis labios.
Soltó su agarre de mi cabeza y aún besándonos, sentí una mano dentro de mis pantalones haciendo presión en mi coño.
—Oh, Elena— Solté un gemido.
Me volteó, quedando encima de mí, sin sacar su mano de mis pantalones y comenzó a jugar con toda mi boca, a succionar mi lengua —Así— Cogió mi labio inferior entre sus labios y comenzó a chuparlo, después con su lengua empezó a penetrar mi boca repetidas veces —Me voy comer tu coño.
Abrí los ojos de par en par, inclinándome rápidamente y quedando sentada en la cama, gotas de sudor corrían por toda mi frente, mi garganta, mis brazos. Mi respiración era inestable, mi pecho subía y bajaba.
Desesperada miré alrededor de toda mi habitación, Elena aún seguía dormida, respiraba suavemente. Luego me miré a mí misma: Tenía una mano dentro mis pantalones que sin duda estaba empapada y no de sudor, sentía como me palpitaba el cuello, sentía sacudidas... Maldita sea! Todo había sido un puto sueño. Todo!... Estaba hecha una mierda.
No aguantaba más, estaba a punto de explotar, las sacudidas y palpitaciones se incrementaron y no tuve más remedio que salir disparada de mi cama hacia el baño, todavía, con la mano dentro de mis pantalones.
Entre ahí, cerré la puerta con seguro... y si, comencé a masturbarme, tratando de ser lo más silenciosa posible.
Una hora después...
Salí del baño en bata silenciosamente, gracias a Dios Elena aún seguía profunda y no se había dado cuenta de nada de lo que había pasado. Me quedé mirándola. Maldita sea, todo se sintió tan real, tan vivo. Mierda! ¿Por qué me está pasando esto?
Me estaba excitando de nuevo y no podía permitirlo, así que, sacudí la cabeza y fui hacia mi closet para coger algo de ropa deportiva. El reloj de mi habitación marcaba las 4:30 am y se suponía que mi alarma se activaría en hora y media más tarde. Pero no me importaba, tenía que salir de la casa en este mismo instante. Soy una maldita caliente!
Regresé al baño para vestirme lo más rápido que pude, y a los pocos segundos, ya estaba abandonando la casa.
.....**…..
Apenas la puerta principal de la casa se cerró, Elena abrió los ojos, y puso sus manos sobre su boca para amortiguar el grito que venía. Se sentó en la cama agitando sus manos llena de felicidad. No podía creer todo lo que había pasado. Si, ella había presenciado todo lo que Yulia había soñado y lo que Yulia había hecho cuando salió disparada al baño.
De inmediato sacó su teléfono de debajo de la almohada y marcó a su amiga, a Nastya.
5 intentos fueron suficientes para recibir una respuesta:
“Si...”
“¡Nastya!” — Elena, exclamó.
“¿Elena?, Lena ¿Estás bien?”
“Si, Nastya, sí. Tengo que contarte algo!” Elena no podía lidiar con la emoción, tanto, que ya gritaba por el teléfono.
“Jesus, Elena! Sabía que estabas loca pero no a tales extremos. ¿Qué te pasó? Y más vale que lo que me vas a contar sea algo importante, porque no hay de otra para que me llames a estas horas. ¡Son las 5 am!”
“Si, es demasiado importante Nastya,.....”
Elena se acostó en la cama de nuevo y comenzó a relatar a Nastya todo lo que había pasado durante el día de ayer con Yulia, sus atenciones, sus acercamientos, sus reacciones. También cada movimiento, cada cosa que Yulia había dicho y hecho mientras dormía, mientras soñaba con ella, mientras gemía su nombre, cuando se masturbó en su nombre.
“Qué demonios, Elena´” — Nastya tampoco lo podía creer. Era demasiado bueno para ser cierto. “Me estás hablando enserio, o la que estaba soñando eras tú?”
“No, Nastya, en realidad pasó. Yo estaba despierta y presencié todo.”
“Por Dios... eso quiere decir que estás causando estragos en la mente de Yulia. Sabes que es lo mejor de todo esto que está sucediendo Elena, que lo puedes aprovechar muy bien.”
“¿Qué quieres decir?”
“Elena, a veces eres tan lenta. Los puntos que te dije por Dios, es hora de qué seas un poco más atrevida sin dejar de ser dulce. Yulia en estos momentos está sensible gracias a ti, se masturbó por ti. Acabala Elena, has que no pueda soportar tenerte cerca” — Elena se mordió el labio mientras pensaba en toda la idea de Nastya.
“Está bien...Pensaré en lo que haré...”
“Exactamente Elena, confió en ti. Sé que moverás bien tus fichas”
“Tenlo por seguro....”
…..**…..
Nunca en mi vida me había exigido tanto, tres horas, tres malditas horas corriendo sin parar... tratando de olvidar el puto sueño que había protagonizado con Elena, lo más gracioso fue que de nada sirvió, era casi inevitable. Y más gracioso aún, es que todavía sentía cosquilleos, punzadas y sacudidas en todo el cuerpo...Mierda!
Llegué a mi casa y abrí la puerta, el sonido de la música inundó mis oídos, no estaba fuerte, tampoco suave, el volumen era neutro. Entré, cerré y lo primero que me encontré fue a Ginger y a Prince corriendo hacia mí, ladrando y moviendo sus colitas. Se lanzaron hasta mis rodillas saltando y me agaché a saludarlos. De repente, de la cocina salió Elena, estaba en bata de baño blanca y el cabello ya casi seco. Una sonrisa preciosa apareció en su rostro, cuando nuestras miradas se encontraron, inconscientemente se la devolví mientras ella caminaba hacia el TV sin dejar de mirarme para bajar volumen a la música, luego, se fue acercando a mi hasta que me dio un abrazo y nuevamente un beso en la mejilla. Me quedé atontada mirándola a los ojos mientras ella seguía sonriendo y mordiéndose el labio.
—Yul-Yul, buenos días. ¿Cómo te fue?
Me quedé en silencio por unos segundos hasta que logré reaccionar —Bien, un poco cansada y con mucha hambre, pero bien— Sonreí —No es necesario hacerte la misma pregunta a ti. Quiero decir, mírate... estas aquí, ya caminas mejor.
—Sí, es genial. Ya no me duele y puedo apoyar el pie pero sin mucha presión.
—Me alegra que te encuentres mejor.
Asintió —Yul-Yul, ven— Agarró mi mano arrastrándome hacia la cocina y me sentó en una de las sillas del comedor de allí.
—¿Qué pasa?— Pregunté confundida.
No dijo absolutamente nada, en vez de eso, me regaló otra sonrisa y comenzó a sacar platos y cubiertos de los gabinetes. Fruncí el ceño en confusión y me concentré en la música que sonaba desde la sala, tatareando un poco la melodía.
Segundos después, frente a mi había un plato lleno de fruta en trocitos, unos panqueques regados en miel, Una de mis comidas favoritas. Dos sándwiches, un vaso de jugo de naranja. Todo muy bien organizado y detallado.
—Disfruta de tu desayuno— Me dijo sonriendo. No pude articular nada, esto era demasiado tierno. Ella me había pedido disculpas, me había dicho que empezáramos desde cero pero nunca imaginé que todo esto venia incluido en el paquete.
La miré por unos instantes y solo asentí. Ella soltó una risita, se mordió el labio, me guiñó un ojo y desapareció por la puerta de la cocina. Un suspiro largo salió de mí. No voy a poder soportar esto...
Me deshice de los malos pensamientos, y cuando tomé el primer bocado, estaba sorprendida de Elena, esos panqueques por Dios, casi muero de lo deliciosos que estaban. Me tomé mi tiempo saboreando todo el desayuno que Elena había preparado para mí. Finalmente me comí todo, saboreando hasta mis dedos. Quedé muy satisfecha, lavé los platos y me senté de nuevo en el comedor reposando un poco. Tenía que agradecerle por todo esto, se supone que era yo quien debería de estar cuidando de ella.
Después del buen reposo, salí de la cocina preparando mi discurso de agradecimiento para Elena, pero al llegar a la sala, lo que vi hizo que olvidara completamente lo que iba a decir.
La visión de ese cuerpo enfundado en un top azul claro que tapaba mínimamente sus pechos, pronunciaban sus pezones, dejaba al descubierto sus hombros y su abdomen. Un short de licra negro que permitía ver con claridad unas piernas largas y unos muslos perfectamente torneados.
Elena estaba haciendo algunos ejercicios de estiramiento frente a la TV. Sus pechos parecían escaparse del top con cada respiración agitada y sus piernas largas y rectas hacían que su short se deslizara más y más dejando sus muslos y parte de su trasero al descubierto.
Elena jadeaba, su linda cara estaba sonrojada y pequeñas gotas de sudor caían de su frente, pasando por su garganta y desaparecían entre sus pechos. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí haciendo eso, pero lo que si sabía, es que no podía dejar de observar los sutiles y muy sensuales movimientos de sus ejercicios.
Elena siguió por un tiempo más y no sé qué rayos me pasaba, no podía moverme es como si estuviera pegada al suelo de mi casa. Yo estaba tan excitada que mi cuerpo reaccionaba al verla, mis pezones se endurecían bajo mi sujetador deportivo y menos mal la camisa que llevaba no era ajustada porque eso me delataría... Además, podía asegurar que mis bragas se humedecían sin remedio, el corazón me latía a mil.
Elena se detuvo, y comenzó a jadear intensamente, estaba roja y sudorosa por todas partes. De repente cayó sobre la colchoneta que había en el suelo. Corrí hacia ella sin dudarlo, pensando que algo malo le había sucedido y me agaché a su lado.
—¿Estás bien?— Pregunté al verla respirando con tanta dificultad.
Ella me respondió que sí, jadeando debido al esfuerzo. Mi cuerpo temblaba al estar tan cerca de ella, su olor me embriagaba y su voz dulce me atraía sin remedio, varias veces me tuve que contener para no abalanzarme encima suyo, y no pude evitar comprobar todo lo que me estaba pasando desde el día que la vi dándose placer así misma. Era atracción, una atracción que aumentaba a cada segundo.
Casi no podía soportar la excitación y estaba intentando parecer calmada pero mi excitación llegó hasta un punto que no podía controlarme, y me imaginé follándomela salvajemente, sobre esa colchoneta, mordiendo sus pechos y haciéndola gritar de placer.
Yo no pude aguantar más y para poder aliviar mí calentura solo me quedaba una solución: El baño. Salí corriendo por las escaleras, abrí la puerta de mi habitación, la cerré con seguro y fui al baño por segunda vez en el día para desaparecer todos aquellos deseos que me quemaban.
.....**….
Estaba encerrada en mi habitación después de todos los sucesos ocurridos en la mañana. No había almorzado, no había comido y Elena había venido un par de veces a mi habitación para preguntarme que había pasado. Nunca le abrí la puerta, yo solo le respondía que me sentía un poco mal y quería dormir un poco. Después de eso no volvió a llamar a mi puerta.
Ahora, eran las 12 am y el estómago me pedía a gritos comida, así que sin pensarlo dos veces, me decidí a bajar hacia la cocina. Cuando llegué al primer piso, una luz retumbó entre la oscuridad. Prendí la luz de la sala y vi a Elena viendo TV. Se giró y salió a paso lento hacia mí.
—Yul-Yul— Cogió mi rostro entre sus manos, con una expresión preocupada. Yo solo me quedé embobada mirando sus labios. Definitivamente el efecto Elena… aún no me había pasado. —Te encuentras mejor?
—Eh… Si — Sonreí nerviosa.
Elena me abrazó fuerte por el cuello y su rostro quedó más cerca del mío.
—Me tenías muy preocupada, no vuelvas a ignorarme de esa manera y la próxima vez tienes que abrirme la puerta.
Asentí —Lo siento— Suspiré —Por qué no te has ido a dormir?— Ella zafó su agarre de mí y agachó la cabeza —¿Qué pasa?
—Ese bicho sigue en mi habitación, ni siquiera he entrado allí desde que me levanté y no pienso hacerlo. Todo lo he hecho en la habitación de mi mamá. Esto es de ella— Señaló la camiseta y los shorts que llevaba puestos. Le quedaban un poco grandes —Y la ropa con la que hice ejercicio esta mañana estaba en la secadora.
Con razón, la bata de baño que tenía puesta esta mañana era de color blanca y yo la había visto en distintas ocasiones con una rosada.
—Elena, allí ya no hay nada. Ve a tu habitación— Traté de convencerla pero parecía imposible, negó varias veces con la cabeza —Elena, entonces donde pensabas dormir?
—No pensaba dormir— Solté una carcajada que hizo que Elena frunciera el ceño.
—¿Enserio?— Pregunté y ella asintió, haciendo un puchero muy tierno.
—Yo quiero dormir contigo de nuevo. Por favor— Juntó sus manos como rogando.
Mierda, no… De nuevo… No.
La sonrisa desapareció de mi rostro —Elena.
—Por favor, Yul-Yul, por favor.
Me rogó como mil veces durante varios minutos...
Suspiré en derrota —Está bien— Ella sonrió amplio, entrelazó su mano con la mía y me arrastró hasta la TV, la apagó y de nuevo me arrastró hacia las escaleras, pero al llegar ahí, se detuvo a mirarme.
—Tú hacia donde ibas?
—A la cocina. Tengo hambre.
Sonrió —Lo siento— me llevó hasta la cocina y me preparó unos bocadillos. Yo comía mientras ella solo me observaba muy sonriente. Cuando terminé, apagué todas las luces, cerré todas las puertas y subimos las escaleras en compañía de nuestros cachorros. Al pasar por su habitación, Elena se detuvo.
—Yul-Yul, tengo que ponerme mi pijama.
—Está bien— Respondí. Ella sin decir nada, tomó de nuevo mi mano y entramos a su habitación. Ella caminaba asustada y solo miraba hacia el suelo todo el tiempo. Sonreí. Era demasiado miedosa.
Llegamos a su closet, donde sacó su pijama de dos piezas y lo siguiente que supe, fue que fui arrastrada rápidamente y ahora estábamos dentro de su baño.
—Me voy a cambiar— Sonrió y yo me volteé, mis mejillas empezaron a arder mientras me imaginaba a Elena desnudándose detrás de mí.
Yo me miraba las uñas y las mordía un poco del nerviosismo que sentía, cuando de repente, oí un quejido y me volteé para ver qué pasaba. Elena tenía enredado en el cabello un ganchito del sujetador. Mi mirada se fue más abajo hacia su espalda. Mierda...la tenía desnuda.. Ya empezaba a encenderme. Aunque ya tenía el short de la pijama puesto.
Con las manos temblorosas me acerqué para ayudarla, hasta que logré quitárselo y sin querer, mis manos rozaron su espalda y fue mi maldita perdición. Los choques eléctricos por mis venas me inundaron. Tomé todo su cabello entre mis manos dejándolo a un lado de sus hombros y le propicié un beso en la nuca. Ella se dio la vuelta, con las manos tapándose los pechos.
Durante unos instantes nos miramos y no pude evitar lanzarme a sus labios…. Besarla.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Creo que Yulia terminará loca jajaja. Excelente capítulo
Kamila- Mensajes : 168
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Cada vez mejor pero no nos dejes así q cruel
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Wooooow esa Lena es una pilla
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mary- Mensajes : 137
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Este capítulo es dedicado a todos los calientes que me dicen "Por qué lo cortas ahí?"
A leer!!!
Capítulo 14: Ya no será lo mismo ( parte 1)
Con las manos temblorosas, me acerqué para ayudarla hasta que logré quitárselo y sin querer mis manos rozaron su espalda y fue mi maldita perdición. Tomé todo su cabello entre mis manos dejándolo a un lado de sus hombros y le propicié un beso en la nuca. Ella se dio la vuelta, con ambas manos tapándose los pechos.
Durante unos instantes nos miramos y no pude evitar lanzarme a sus labios… Besarla.
Cerré mis ojos, dejándome llevar por todo tipo de sensaciones mientras mis manos se posaban con fuerza sobre sus mejillas. No quería que se fuera a ninguna parte, no iba a dejarla ir a ninguna parte. Sus manos se posaron a cada lado de mis caderas, apretándome fuerte de la camisa.
Sus labios comenzaron a moverse con los míos, en cortos picoteos que retumbaban en el eco del baño, hasta encontrar el ritmo perfecto y dejarnos llevar. Su lengua encontró su lugar en mi boca, sus labios encajando perfectamente entre los míos. Era un beso lento. Lleno de sentimientos.
Lentamente fui bajando mis manos acariciando su cuello, sus hombros, sus brazos hasta posarme en sus caderas, apretándolas. La giré suavemente, ahora ella quedando de espaldas a la puerta del baño. Caminé en lentos pasos haciendo que ella retrocediera hasta acorralarla contra la puerta. Elena quitó su agarré de mi camisa y subió sus brazos rápidamente a mi cuello envolviéndolas ahí.
La impulsé con fuerza haciendo que sus piernas se enredaran en mis caderas, y sus pechos desnudos pegaran en los míos aún sin despegarnos del beso. Quería salir de ahí, tenía que salir de ahí, necesitaba una cama. Estaba frente a la persona que hacía despertar mis deseos, mi apetito sexual descontrolado. Deseaba sentir a Elena de todas las maneras. Mi corazón acelerado y el escalofrió en mi estómago me lo pedían a gritos.
Busqué la manija de la puerta y cuando la encontré, tomé a Elena con todas mis fuerzas y nos alejamos de la misma para poder abrirla. Lo hice, mientras seguíamos en un constante picoteo sonoro de labios.
Mientras me sostenía de las paredes de la habitación, logré llegar hasta su cama y suavemente nos lanzamos sobre ella.
Me alejé de sus labios, lanzándome contra su garganta donde le mordí levemente con mis dientes, varios mordiscos por el contorno de garganta, bajando hasta el comienzo de sus pechos. Llevé mi boca otra vez hacia arriba, recorriendo su piel con la humedad de mi lengua, subiendo hasta el lóbulo de la oreja y bajando hasta su cuello. Comencé a exhalar sobre su cuello, a lamer su piel. La delicada piel y entonces, noté un ligero escalofrío que recorría su piel.
Mi oreja quedó a la par con su boca sintiendo el aliento de sus jadeos y luego un susurró que cortó mi respiración. —Yul-Yul, quiero hacer el amor contigo.
La miré, en sus ojos brillaba el deseo.
Su voz fue calmada —Quiero estar contigo... Quiero hacer el amor— Susurró de nuevo contra mis labios. Antes de sentir sus frías manos caminando debajo de mi camisa, acariciándome —Por favor…
Sus palabras, su aliento y su mirada consiguieron que me ruborizara, fue entonces cuando me di cuenta de algo: Estaba enamorada de ésta chica. Sus lindos ojos, esos labios rojos y exquisitos, su cabello largo y rojizo. Todo en esta chica me encantaba. Lo que me hacía sentir en este momento era inexplicable.
Quería cumplir su deseo, su deseo... también era el mío…
La miré de nuevo y no pude evitar volver a tomar sus labios. Sus manos fueron recorriendo mi espalda hasta que sacó mi camisa, tirándola por ahí. Llevó sus manos a mi cabello, enredándolas. Fui regando besos por su barbilla, pasando por su cuello, su clavícula hasta que rocé levemente sus pechos con mis labios. Elena tembló y se arqueó cuando sintió mi aliento golpearla.
Sus pechos, esos pechos que repetidas veces había visto, ahora, estaban a punto de ser saboreados por mi boca...
Dejé un beso en uno de sus pezones ya erectos y luego lo envolví con la lengua metiéndolo en mi boca, succionándolo y estirándolo solo una vez. Su agarre en mi cabeza se apretó un poco más y un gemido leve salió de su boca. Dejé su pezón libre para empezar a dejar besos y mordidas por todo su pecho.
Mi boca volvió a encontrar su pezón rosado, envolviéndolo en mi lengua para después succionarlo repetidas veces como un bebé lo haría, luego morderlo y estirarlo con mis dientes. Me pasé a su otro pecho repitiendo el mismo trabajo. El cuerpo de Elena estaba arqueado y sus manos me empujaban tratando de sentir mucho más mi boca en aquel lugar.
Finalmente di una lamida entre sus pechos, bajando hasta su abdomen donde empecé a dejar minúsculas mordidas mientras mis manos tomaban cada uno de sus perfectos pechos, apretándolos, amasándolos hasta dejar mis manos marcadas allí, dejando sus erectos pezones entre mis dedos.
Cuando mi lengua tocó entre su ombligo y su pubis, el gemido que salió de su boca fue más fuerte que los anteriores. Levanté mi cabeza y la vi mirándome directamente a los ojos como si quisiera decirme algo.
Ella siguió mirándome por lo que parecieron diez segundos, acarició mi mejilla derecha y cerró de nuevo los ojos.
No pensé mucho en lo que acaba de pasar y seguí besando el lugar hasta que me topé con su short. Elena estaba excitada, podía sentir su olor a través de su ropa. Un olor que no era diferente de mi sueño. El olor que emanaba esta chica era delicioso...
Me mordía los labios nerviosa, apretaba mis piernas para no sentir los latidos de mi clítoris pero no pude evitar humedecerme. Mi necesidad y mi deseo eran mayor que mi poder de concentración.
Lentamente fui bajando su short por sus piernas, Elena me siguió con la mirada y levantó las piernas para poder quitárselo todo. Puse su short al lado de su cama, me incliné quedando arrodillada y la miré de pies a cabeza. Estaba preciosa, con solo esas bragas rosas en su cuerpo y las marcas de mis manos y mis besos en sus pechos.
Elena se sentó y me agarró de la barbilla acercándome a su rostro. Me besó suavemente mientras sus manos viajaban por mi espalda, buscando el broche de mi sujetador. Cuando lo encontró, lo sacó y lo tiró a cualquier lugar de su habitación. Me miró a los pechos y reanudó el beso, esta vez intensamente. Sentía sus manos subir por mi abdomen hasta que una de ellas se posó en uno de mis pechos. Gemí en su boca al sentirla allí y mi mano acarició por la parte inferior de uno de sus muslos, llegando a su coño por encima de sus bragas.
La tumbé de los hombros a la cama nuevamente y sin pensarlo me acomodé entre sus piernas, su olor me volvía a invadir y no pude evitar acariciar con mi pulgar por encima de su braga sintiendo la humedad caliente y jugosa. Ella gimió al sentir mis dedos allí. La miré y noté la misma mirada de antes en sus ojos.
Me incliné nuevamente y me tiré suavemente sobre ella, nuestros pechos tocándose —¿Elena?— Susurré en sus labios.
—Yul-Yul— Susurró, su mirada de preocupación fue cambiando hasta que en su cara se formó una sonrisa —Te deseo— me dio un beso en los labios.
Me quedé mirándola profundamente, sonreí, con un amor extraño naciendo de mis adentros —También yo— la besé en la boca y bajé nuevamente por sus pechos hasta posarme entre sus muslos.
Acaricié varias veces hundiendo mi dedo, haciendo círculos por encima de la tela mientras fuertes gemidos salían de ella.
—Por favor— Dio un grito ahogado —Quítalas.
Tomé sus bragas húmedas y comencé a quitarlas hasta deshacerme completamente de ellas. Volví mi mirada a sus muslos y a su coño que brillaban con pequeñas gotas de fluidos que corrían de sus pliegues y su clítoris erecto e hinchado, palpitaba. Esto no era un maldito sueño, era la maldita realidad. Me acerqué y respiré su olor, embriagándome de él. Comencé a besar el interior de sus muslos, limpiando cada gota de sus jugos. Elena gimió y suspiró profundamente enredando nuevamente sus manos en mi cabello, llevándome hasta su entrada.
Saqué la lengua y con la punta le di una lamida desde el fondo de sus pliegues hasta su clítoris, el cual atrapé con mis labios, chupándolo una y otra vez, estirándolo con mis labios.
Volví hasta sus pliegues y suavemente los aparté con mis dedos, empecé a chupar dentro de ellos y comencé a penetrarla con mi lengua lo más profundo que podía. Mi lengua entraba y salía de aquel lugar. Lengüetazos lentos, firmes y largos que por momentos se volvían intensos. Mientras con mi dedo pulgar hacia círculos sobre su clítoris, estimulándolo.
Las caderas de Elena empezaron a llevar el mismo ritmo que mi lengua en un incesante vaivén refregándose en mi boca, llenando mi rostro con sus jugos. La seguí penetrando hasta que dio un pequeño grito, su cuerpo se arqueó y convulsionó, explotando en un intenso orgasmo. Sus jugos corrían de sus pliegues, la besé y lamí, prolongando su orgasmo hasta limpiarla por completo.
Jadeando me tiré sobre su cuerpo, besando su boca sin dejar de palpar su clítoris con mi pulgar, mis dedos bajaron lentamente hasta sus pliegues acariciando de arriba a abajo. Dejamos el beso, Elena me miró y mis ojos se clavaron en los suyos mientras lentamente introducía dos dedos en su coño húmedo. Veía como sus labios se iban abriendo a medida que mis dedos entraban en su interior. Cuando entraron totalmente, empecé a embestirla con movimientos suaves mientras los jadeos de Elena golpeaban en mis labios, aún mirándonos fijamente.
Me clavó las uñas en la espalda sosteniéndose fuertemente disfrutando del placer de mis dedos. Cerró los ojos y tomé de nuevo sus labios, mordiéndolos, succionándolos. El ritmo de mi mano se intensificó, ahora tres de mis dedos estaban dentro de ella, mí pulgar haciendo círculos en su clítoris y nuestras bocas comiéndose mutuamente. Otro gemido involuntario que no pudo impedir, escapó de su garganta y gotas de fluido se escapaban de sus pliegues, corriendo por mis dedos que se movían fuerte y velozmente.
Su segundo orgasmo no se hizo esperar, fue más intenso que el primero. Empezó a temblar, rasgándome la espalda y sobre mi mano se derramaron sus jugos calientes. Me quité de encima suyo y me senté contra el respaldo de la cama con los ojos cerrados, escuchando su respiración agitada, sus jadeos... sus suspiros.
Casi diez minutos después, escuché como se movía. Abrí mis ojos y vi su rostro frente al mío. Tenía las mejillas rosadas, pequeñitas gotas de sudor bajando de su frente, despeinada. Simplemente preciosa...
Nos quedamos viendo una a la otra con cierta timidez. Su mano se movió y puso su dedo pulgar sobre mis labios y dibujó el contorno de ellos.
—Quiero otro orgasmo— Susurró contra mis labios y se sentó a horcajadas sobre mis muslos bajando su mano hasta uno de mis pechos, apretándolo con toda su palma. Solté un gemido y apreté los ojos por la sensación.
Elena tiró sus manos a mi cuello y me besó la barbilla, justo en mi hoyuelo —Me gusta todo de ti— Mordió mi labio inferior —No quiero que se acabe esta noche. Hagamos que el tiempo se detenga Yul-Yul— Habló con mi labio aún entre sus dientes.
Soltó mi labio y bajó su cabeza hasta donde estaba su mano y atrapó mi pezón en su boca haciéndome gemir. Se alejó, sonrió y con cada una de sus manos atrapó mis pechos. Su toque me estaba enloqueciendo y volví a frotar su coño con mis dedos. Su frente cayó contra la mía y su respiración se cortó, cuando mis dedos volvían a entrar. Su agarré en mis pechos se intensificó cuando mis dedos empezaron a entrar y salir nuevamente de allí, a un ritmo lento, pero Elena comenzó a moverse con mi mano sin soltar mis pechos apurando el ritmo, cabalgando sobre mi mano. Ambas gimiendo nuestros nombres...
Y ahí fue cuando me di cuenta, que esta noche no acabaría aquí…y que mi vida no sería la misma de antes.
A leer!!!
Capítulo 14: Ya no será lo mismo ( parte 1)
Con las manos temblorosas, me acerqué para ayudarla hasta que logré quitárselo y sin querer mis manos rozaron su espalda y fue mi maldita perdición. Tomé todo su cabello entre mis manos dejándolo a un lado de sus hombros y le propicié un beso en la nuca. Ella se dio la vuelta, con ambas manos tapándose los pechos.
Durante unos instantes nos miramos y no pude evitar lanzarme a sus labios… Besarla.
Cerré mis ojos, dejándome llevar por todo tipo de sensaciones mientras mis manos se posaban con fuerza sobre sus mejillas. No quería que se fuera a ninguna parte, no iba a dejarla ir a ninguna parte. Sus manos se posaron a cada lado de mis caderas, apretándome fuerte de la camisa.
Sus labios comenzaron a moverse con los míos, en cortos picoteos que retumbaban en el eco del baño, hasta encontrar el ritmo perfecto y dejarnos llevar. Su lengua encontró su lugar en mi boca, sus labios encajando perfectamente entre los míos. Era un beso lento. Lleno de sentimientos.
Lentamente fui bajando mis manos acariciando su cuello, sus hombros, sus brazos hasta posarme en sus caderas, apretándolas. La giré suavemente, ahora ella quedando de espaldas a la puerta del baño. Caminé en lentos pasos haciendo que ella retrocediera hasta acorralarla contra la puerta. Elena quitó su agarré de mi camisa y subió sus brazos rápidamente a mi cuello envolviéndolas ahí.
La impulsé con fuerza haciendo que sus piernas se enredaran en mis caderas, y sus pechos desnudos pegaran en los míos aún sin despegarnos del beso. Quería salir de ahí, tenía que salir de ahí, necesitaba una cama. Estaba frente a la persona que hacía despertar mis deseos, mi apetito sexual descontrolado. Deseaba sentir a Elena de todas las maneras. Mi corazón acelerado y el escalofrió en mi estómago me lo pedían a gritos.
Busqué la manija de la puerta y cuando la encontré, tomé a Elena con todas mis fuerzas y nos alejamos de la misma para poder abrirla. Lo hice, mientras seguíamos en un constante picoteo sonoro de labios.
Mientras me sostenía de las paredes de la habitación, logré llegar hasta su cama y suavemente nos lanzamos sobre ella.
Me alejé de sus labios, lanzándome contra su garganta donde le mordí levemente con mis dientes, varios mordiscos por el contorno de garganta, bajando hasta el comienzo de sus pechos. Llevé mi boca otra vez hacia arriba, recorriendo su piel con la humedad de mi lengua, subiendo hasta el lóbulo de la oreja y bajando hasta su cuello. Comencé a exhalar sobre su cuello, a lamer su piel. La delicada piel y entonces, noté un ligero escalofrío que recorría su piel.
Mi oreja quedó a la par con su boca sintiendo el aliento de sus jadeos y luego un susurró que cortó mi respiración. —Yul-Yul, quiero hacer el amor contigo.
La miré, en sus ojos brillaba el deseo.
Su voz fue calmada —Quiero estar contigo... Quiero hacer el amor— Susurró de nuevo contra mis labios. Antes de sentir sus frías manos caminando debajo de mi camisa, acariciándome —Por favor…
Sus palabras, su aliento y su mirada consiguieron que me ruborizara, fue entonces cuando me di cuenta de algo: Estaba enamorada de ésta chica. Sus lindos ojos, esos labios rojos y exquisitos, su cabello largo y rojizo. Todo en esta chica me encantaba. Lo que me hacía sentir en este momento era inexplicable.
Quería cumplir su deseo, su deseo... también era el mío…
La miré de nuevo y no pude evitar volver a tomar sus labios. Sus manos fueron recorriendo mi espalda hasta que sacó mi camisa, tirándola por ahí. Llevó sus manos a mi cabello, enredándolas. Fui regando besos por su barbilla, pasando por su cuello, su clavícula hasta que rocé levemente sus pechos con mis labios. Elena tembló y se arqueó cuando sintió mi aliento golpearla.
Sus pechos, esos pechos que repetidas veces había visto, ahora, estaban a punto de ser saboreados por mi boca...
Dejé un beso en uno de sus pezones ya erectos y luego lo envolví con la lengua metiéndolo en mi boca, succionándolo y estirándolo solo una vez. Su agarre en mi cabeza se apretó un poco más y un gemido leve salió de su boca. Dejé su pezón libre para empezar a dejar besos y mordidas por todo su pecho.
Mi boca volvió a encontrar su pezón rosado, envolviéndolo en mi lengua para después succionarlo repetidas veces como un bebé lo haría, luego morderlo y estirarlo con mis dientes. Me pasé a su otro pecho repitiendo el mismo trabajo. El cuerpo de Elena estaba arqueado y sus manos me empujaban tratando de sentir mucho más mi boca en aquel lugar.
Finalmente di una lamida entre sus pechos, bajando hasta su abdomen donde empecé a dejar minúsculas mordidas mientras mis manos tomaban cada uno de sus perfectos pechos, apretándolos, amasándolos hasta dejar mis manos marcadas allí, dejando sus erectos pezones entre mis dedos.
Cuando mi lengua tocó entre su ombligo y su pubis, el gemido que salió de su boca fue más fuerte que los anteriores. Levanté mi cabeza y la vi mirándome directamente a los ojos como si quisiera decirme algo.
Ella siguió mirándome por lo que parecieron diez segundos, acarició mi mejilla derecha y cerró de nuevo los ojos.
No pensé mucho en lo que acaba de pasar y seguí besando el lugar hasta que me topé con su short. Elena estaba excitada, podía sentir su olor a través de su ropa. Un olor que no era diferente de mi sueño. El olor que emanaba esta chica era delicioso...
Me mordía los labios nerviosa, apretaba mis piernas para no sentir los latidos de mi clítoris pero no pude evitar humedecerme. Mi necesidad y mi deseo eran mayor que mi poder de concentración.
Lentamente fui bajando su short por sus piernas, Elena me siguió con la mirada y levantó las piernas para poder quitárselo todo. Puse su short al lado de su cama, me incliné quedando arrodillada y la miré de pies a cabeza. Estaba preciosa, con solo esas bragas rosas en su cuerpo y las marcas de mis manos y mis besos en sus pechos.
Elena se sentó y me agarró de la barbilla acercándome a su rostro. Me besó suavemente mientras sus manos viajaban por mi espalda, buscando el broche de mi sujetador. Cuando lo encontró, lo sacó y lo tiró a cualquier lugar de su habitación. Me miró a los pechos y reanudó el beso, esta vez intensamente. Sentía sus manos subir por mi abdomen hasta que una de ellas se posó en uno de mis pechos. Gemí en su boca al sentirla allí y mi mano acarició por la parte inferior de uno de sus muslos, llegando a su coño por encima de sus bragas.
La tumbé de los hombros a la cama nuevamente y sin pensarlo me acomodé entre sus piernas, su olor me volvía a invadir y no pude evitar acariciar con mi pulgar por encima de su braga sintiendo la humedad caliente y jugosa. Ella gimió al sentir mis dedos allí. La miré y noté la misma mirada de antes en sus ojos.
Me incliné nuevamente y me tiré suavemente sobre ella, nuestros pechos tocándose —¿Elena?— Susurré en sus labios.
—Yul-Yul— Susurró, su mirada de preocupación fue cambiando hasta que en su cara se formó una sonrisa —Te deseo— me dio un beso en los labios.
Me quedé mirándola profundamente, sonreí, con un amor extraño naciendo de mis adentros —También yo— la besé en la boca y bajé nuevamente por sus pechos hasta posarme entre sus muslos.
Acaricié varias veces hundiendo mi dedo, haciendo círculos por encima de la tela mientras fuertes gemidos salían de ella.
—Por favor— Dio un grito ahogado —Quítalas.
Tomé sus bragas húmedas y comencé a quitarlas hasta deshacerme completamente de ellas. Volví mi mirada a sus muslos y a su coño que brillaban con pequeñas gotas de fluidos que corrían de sus pliegues y su clítoris erecto e hinchado, palpitaba. Esto no era un maldito sueño, era la maldita realidad. Me acerqué y respiré su olor, embriagándome de él. Comencé a besar el interior de sus muslos, limpiando cada gota de sus jugos. Elena gimió y suspiró profundamente enredando nuevamente sus manos en mi cabello, llevándome hasta su entrada.
Saqué la lengua y con la punta le di una lamida desde el fondo de sus pliegues hasta su clítoris, el cual atrapé con mis labios, chupándolo una y otra vez, estirándolo con mis labios.
Volví hasta sus pliegues y suavemente los aparté con mis dedos, empecé a chupar dentro de ellos y comencé a penetrarla con mi lengua lo más profundo que podía. Mi lengua entraba y salía de aquel lugar. Lengüetazos lentos, firmes y largos que por momentos se volvían intensos. Mientras con mi dedo pulgar hacia círculos sobre su clítoris, estimulándolo.
Las caderas de Elena empezaron a llevar el mismo ritmo que mi lengua en un incesante vaivén refregándose en mi boca, llenando mi rostro con sus jugos. La seguí penetrando hasta que dio un pequeño grito, su cuerpo se arqueó y convulsionó, explotando en un intenso orgasmo. Sus jugos corrían de sus pliegues, la besé y lamí, prolongando su orgasmo hasta limpiarla por completo.
Jadeando me tiré sobre su cuerpo, besando su boca sin dejar de palpar su clítoris con mi pulgar, mis dedos bajaron lentamente hasta sus pliegues acariciando de arriba a abajo. Dejamos el beso, Elena me miró y mis ojos se clavaron en los suyos mientras lentamente introducía dos dedos en su coño húmedo. Veía como sus labios se iban abriendo a medida que mis dedos entraban en su interior. Cuando entraron totalmente, empecé a embestirla con movimientos suaves mientras los jadeos de Elena golpeaban en mis labios, aún mirándonos fijamente.
Me clavó las uñas en la espalda sosteniéndose fuertemente disfrutando del placer de mis dedos. Cerró los ojos y tomé de nuevo sus labios, mordiéndolos, succionándolos. El ritmo de mi mano se intensificó, ahora tres de mis dedos estaban dentro de ella, mí pulgar haciendo círculos en su clítoris y nuestras bocas comiéndose mutuamente. Otro gemido involuntario que no pudo impedir, escapó de su garganta y gotas de fluido se escapaban de sus pliegues, corriendo por mis dedos que se movían fuerte y velozmente.
Su segundo orgasmo no se hizo esperar, fue más intenso que el primero. Empezó a temblar, rasgándome la espalda y sobre mi mano se derramaron sus jugos calientes. Me quité de encima suyo y me senté contra el respaldo de la cama con los ojos cerrados, escuchando su respiración agitada, sus jadeos... sus suspiros.
Casi diez minutos después, escuché como se movía. Abrí mis ojos y vi su rostro frente al mío. Tenía las mejillas rosadas, pequeñitas gotas de sudor bajando de su frente, despeinada. Simplemente preciosa...
Nos quedamos viendo una a la otra con cierta timidez. Su mano se movió y puso su dedo pulgar sobre mis labios y dibujó el contorno de ellos.
—Quiero otro orgasmo— Susurró contra mis labios y se sentó a horcajadas sobre mis muslos bajando su mano hasta uno de mis pechos, apretándolo con toda su palma. Solté un gemido y apreté los ojos por la sensación.
Elena tiró sus manos a mi cuello y me besó la barbilla, justo en mi hoyuelo —Me gusta todo de ti— Mordió mi labio inferior —No quiero que se acabe esta noche. Hagamos que el tiempo se detenga Yul-Yul— Habló con mi labio aún entre sus dientes.
Soltó mi labio y bajó su cabeza hasta donde estaba su mano y atrapó mi pezón en su boca haciéndome gemir. Se alejó, sonrió y con cada una de sus manos atrapó mis pechos. Su toque me estaba enloqueciendo y volví a frotar su coño con mis dedos. Su frente cayó contra la mía y su respiración se cortó, cuando mis dedos volvían a entrar. Su agarré en mis pechos se intensificó cuando mis dedos empezaron a entrar y salir nuevamente de allí, a un ritmo lento, pero Elena comenzó a moverse con mi mano sin soltar mis pechos apurando el ritmo, cabalgando sobre mi mano. Ambas gimiendo nuestros nombres...
Y ahí fue cuando me di cuenta, que esta noche no acabaría aquí…y que mi vida no sería la misma de antes.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Que intenso que calor pfff
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Woooo caliente caliente!!!!!
Miriam cab- Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 13/09/2019
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Wow Que capítulo ehhh
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Muy caliente sabes q tienes un público muy hot, pero síes cruel lo dejas cuando ya nos entonamos
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Muy caliente sabes q tienes un público muy hot, pero síes cruel lo dejas cuando ya nos entonamos
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Hola
wow que capitulo
vamos haber que va pasar
con nuestras protagonistas
y con sus relaciones y sentimientos
en el caso de Yulia porque Lena lo tiene claro
espero la sigas pronto
wow que capitulo
vamos haber que va pasar
con nuestras protagonistas
y con sus relaciones y sentimientos
en el caso de Yulia porque Lena lo tiene claro
espero la sigas pronto
andyvolkatin- Mensajes : 576
Fecha de inscripción : 27/05/2015
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Porque tan perdida extrañamos demasiado la historia vuelve
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Fati20 no manches pensé que había actualizado la historia me emocioné cuando vi notificación
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Ok, Lo siento!!!
Tuve mucho trabajo esta semana y se me hizo imposible. Acá les dejo otro capítulo, es corto, lo sé; pero por favor a partir de ahora no las dejaré más con la angustia.
A leer!!
Capítulo 15: Ya no será lo mismo.
El tercer orgasmo de Elena finalmente llegó y entre pequeños gemidos y un grito al final de nuestro acto, quedó tumbada sobre mi cuerpo, sus manos debilitadas a cada lado de sus muslos y su cabeza sobre mi hombro, temblando, jadeando, sudando... completamente extasiada.
Nos quedamos un rato en esa posición tratando de recuperarnos de lo sucedido, mucho más ella. Podía sentir como sus fuertes exhalaciones en mi cuello y las sacudidas que daba su cuerpo se iban normalizando cada vez más, hasta que finalmente toda la habitación quedó en completo silencio.
Me estaba cansando de estar sentada sobre el respaldo de la cama así que puse una mano en la parte de atrás de la cabeza de Elena, la otra en su espalada y me deslicé suavemente hacia abajo hasta que mi cuerpo quedó totalmente sobre la cama y mi cabeza sobre la almohada. Ella no se inmutó por el movimiento y siguió acostada sobre mi cuerpo mientras yo le propinaba pequeñas caricias en su espalda. Estuve haciendo eso por un rato hasta que ella finalmente se movió, inclinó su cabeza apoyando su barbilla contra la mía, cruzó sus manos sobre mi pecho y clavó su mirada en mis ojos, luego, se pasó a mis labios y se inclinó un poco para darme un pico.
—Gracias, Yul— Su voz sonó ronca.
Esbocé una sonrisa de medio lado mientras mis ojos se iban cerrando solos. Estaba cansada, agotada, sentía que pronto iba a caer en el más profundo de los sueños.
—Yul— Oí su voz. Me habló en un tono mimado —Yul, no te duermas. Es tu turno— Sentí otro picoteo en mis labios.
¡Esta chica era increíble! Como diablos tenía tanta energía después de todo lo que había pasado. ¡Yo estaba muerta!
Sonreí internamente ante sus palabras pero seguí con mis ojos cerrados sintiendo como el picoteo de mis labios iba descendiendo y se convertían en besos húmedos recorriendo mi mandíbula repetidas veces.
Sus besos se intensificaron y ahora, estaban en mi cuello; mientras sentía una mano traviesa caminando por mi clavícula, mis pechos, bajar por mi abdomen y meterse debajo de mis shorts; yo no llevaba bragas lo que hizo que su toque me estremeciera y soltara un gemido. Elena lo notó, ya que al instante, el peso de encima de mi cuerpo desapareció y a los segundos, yo ya estaba completamente desnuda.
El peso volvió a mi cuerpo y de nuevo sentí sus besos en mi cuello y garganta. Sus manos acercándose a mis pechos cubriéndolos con toda la palma. Comenzó a masajearme hasta que sus dedos atraparon mis pezones erectos; lo que me hizo reaccionar de una manera salvaje y le clavé los dedos en la espalda. Giré la cabeza hasta encontrarme con sus ojos, mirándonos llenas de complicidad y deseo.
Elena sonrió ante mi reacción y ahora su lengua descendía por mi cuello, mis hombros, llegando a mis erectos pezones que fueron absorbidos, mordidos y mimados por su mágica boca. Yo tocaba el cielo por el placer que me estaba dando. Nuevamente sentí sus manos descendiendo por todo mi cuerpo, mi abdomen, mi ingle. El roce de sus dedos me hizo temblar y de inmediato abrí las piernas. Mi humedad se hacía más abundante y un gemido ahogado salió de mi cuando sentí sus dedos atrapar mi excitado clítoris.
Elena soltó una risita todavía con mi pezón en su boca, lo estiró con sus labios y lo soltó para subir a mi rostro —Estás muy mojada Yul y eso me encanta— Besó mi nariz, mis labios y fue descendiendo hasta que su rostro quedó entre mis piernas donde también dejó una ráfaga de besos que me hicieron temblar.
Me agarré de las sábanas lo más fuerte que pude tan pronto como sentí su lengua rozar sobre mis pliegues una y otra vez hasta que finalmente los atrapó con su boca, succionando. Sus manos buscaron las mías y yo solté las sábanas para entrelazarlas fuertemente con las suyas; mientras sentía como introducía su lengua. Empezó a moverla dentro de mí repetidas veces. Me estaba enloqueciendo, necesitaba sentirla más.
Comencé a mover las caderas contra su lengua y a gemir constantemente.
Dejó de jugar con su lengua y besó mi inflamado clítoris para luego atraparlo entre sus labios, succionándolo repetidas veces con dulzura. De repente, sentí como comenzó a penetrarme suavemente con sus dedos, intensificando el ritmo cada vez más mientras su boca seguía haciendo aquel buen trabajo en mi clítoris.
Los gemidos que salían de mi, inundaron la habitación de Elena. Su nombre salía de mis labios, y entre gemidos, le pedía que no se detuviera. La mente se me nubló y en ese momento empecé a temblar anunciando la llegada de mi orgasmo. Exploté aún con Elena entre mis piernas. Ella detuvo los movimientos de su mano, sacándola de mí y comenzó a lamer mis pliegues, mi clítoris, mis muslos, sin dejar rastro de aquellos fluidos provenientes de mi orgasmo.
Ella gateó sobre la cama y se dejó caer a mi lado, mirándome jadear intensamente. Esperó a que me recuperara un poco y se acercó a mis labios susurrando —Sabes delicioso, Yul-Yul— Lamió la comisura de mis labios para después entrar completamente en mi boca, su lengua, sus dientes... comiéndome la boca.
Un rato después, dejamos de besarnos, Elena entrelazó sus piernas con las mías y tiró una mano sobre mis pechos, acariciando y haciendo círculos con sus dedos en mis pezones. Mis parpados iban cayendo poco a poco por la sensación de sus caricias. Habíamos estado haciendo esto… por horas. De eso estaba segura, sin detenernos un solo segundo. Me sentía cansada, como si me hubieran golpeado y la boca la tenía seca; no entendía como Elena seguía como si nada, aún tocándome. Su energía estaba a mil.
La miré, seguía haciendo círculos en mis pezones pero ahora tenía los ojos cerrados. Con suavidad zafé sus piernas de las mías, quité su mano de mi pecho y comencé a salir de la cama, pero su mano en mi brazo me detuvo y volteé a mirarla de nuevo.
—¿A dónde vas?— Preguntó, noté preocupación en sus ojos.
—A la cocina, necesito tomar algo ¿Tú… quieres una bebida?
Me quedó mirando por unos segundos, asintió y fue soltándome lentamente. Me levanté de la cama y de su closet saqué una de sus batas de baño para ponérmela, todo bajo su mirada. La miré de nuevo cuando ya estaba saliendo de su habitación y me regaló una sonrisa que nuevamente me dejó aturdida. Esas sonrisas hacían que mi corazón latiera sin control. Le guiñé un ojo y desaparecí de su habitación.
Bajo la oscuridad del pasillo y las escaleras, logré bajar el último escalón y me dirigí a la cocina, abrí el refrigerador; había cantidad de bebidas pero necesitaba una que me levantara. Tomé una lata de red bull, la abrí, cerré el refrigerador y le di un sorbo a la bebida, disfrutando de como refrescaba mi boca, mi garganta y de como acaba con la resequedad. Miré la hora: 4 am. Wow… Cuatro horas de actividad y el tiempo se había pasado tan rápido.
Después de terminar la bebida, me apoyé con ambas manos sobre la encimera de la cocina, cerré los ojos por un momento, respiré profundo pero se cortó cuando sentí unas manos envolverse en mi cintura, unos pechos contra mi espalda y un aroma a fresas mezclada con olor a orgasmos que invadió mis fosas nasales de inmediato.
Una de sus manos se quedó apretando mi cintura mientras la otra viajaba por mi brazo, mi hombro, mi nuca. Al llegar allí, alejó mi cabello y sentí como su respiración me golpeaba y luego como sus labios me acariciaban, dándome un escalofrío por todo el cuerpo y emitiendo un pequeño e imperceptible jadeo.
—¿Por qué tardas tanto?— Me preguntó y comenzó a picotearme.
Me estaba haciendo cosquillas y no pude responder. Me volteó hacia ella y su rostro quedó a centímetros del mío. A la luz de la cocina pude ver claramente sus mejillas sonrosadas y sus labios hinchados que la hacían ver absolutamente sexy.
—Yul, quiero seguir— murmuró acercándose más, haciendo que nuestros pechos se rozaran. Nos miramos directo a los ojos mientras ella iba cortando la distancia, su nariz rozó la mía y juntó su frente con la mía. El silencio reinó en la cocina. No había necesidad de decir nada... de palabras... de hablar. Sus labios rozaron los míos suavemente y no lo pude soportar. La ataqué, inicié el beso… esta vez lento.
Necesitaba sentirla. Elena soltó un gemido y recargó todo su peso sobre mí, profundizando el beso. Cuando sentí su lengua entrando en mi boca, me volví a humedecer y mi cuerpo empezó a calentarse de nuevo.
Dejamos el beso, Elena se alejó un poco y se quitó la sábana, dejándola caer al suelo. Demonios, sus pezones estaban de nuevo erectos... se veían extremadamente duros, implorando ser acariciados, chupados… comidos. Sonrió al ver que mordí los labios y alargó la mano hacia mi bata, la desató y la abrió un poco para acariciar con sus dedos entre mis pechos. Su toque hizo que mis pezones se hicieran sensibles y empezaran a ponerse duros.
Jugueteó con la curva de mis pechos y finalmente atrapó uno de ellos con toda su mano. Cerré los ojos mientras sentía su lengua en mi cuello.
Diablos... —Elena detente, estamos en la cocina— Mi voz sonó entre-cortada.
—Shhh— Susurró en mi cuello y puso un dedo en mi boca —no rompas este momento… Te debo algunos orgasmos— Siguió recorriendo mi cuello, fue bajando por el espacio entre mis pechos y por último atrapó mi pezón con su lengua; mientras su otra mano seguía jugueteando con mi otro pecho. Mi respiración se entrecortaba y mi excitación se hacía más fuerte.
Me quitó la bata mientras su boca soltaba mi pezón y bajó por mi abdomen dejando besos húmedos, se inclinó hacia mis piernas y fue besuqueándolas poco a poco… subiendo lentamente por mis mulos. Yo lo deseaba con todas mis fuerzas...deseaba que llegara con su lengua a mi coño.
Finalmente lo hizo, y me dio una lamida. Su delicioso toque me hizo perder de nuevo la noción y abrí las piernas, sintiendo como introducía su lengua entre mis pliegues. Se arrodilló por completo y se aferró a mis glúteos para empezar a penetrarme de nuevo.
Me sostuve fuerte de la encimera y agarré un pedazo de su cabello. Esto era demasiado para mí. La lengua de Elena trabajaba tan bien que no lo podía soportar. La cocina se inundó de mis gemidos acompañados de sus pequeños y no tan fuerte quejidos. Atrapó mi clítoris con sus labios y sentí sus dedos dentro de mí, entrando y saliendo constantemente. El éxtasis me envolvió, comencé a temblar hasta que finalmente exploté y perdí la fuerza en mis piernas. Elena de inmediato se puso de pie, me sostuvo de las caderas y tiró mis manos a su cuello, jadeando... suspirando.
Ella me sostuvo por un rato hasta que logré recuperarme, y la poca fuerza que me quedaba volvía. Recogió la bata del suelo, me la puso por los hombros y me llevó hasta uno de los asientos del comedor. Me quedé mirándola mientras recogía su sábana del suelo, se la puso, abrió el refrigerador y sacó más latas de red bull.
Nuevamente se acercó a mí, se inclinó para darme un pico y tomó mi mano —Vámonos, Yul-Yul— Cada vez que me llamaba de esa manera, su voz sonaba llena de dulzura.
—¿A dónde vamos?— Pregunté. Sonó como un susurro. Ya ni tenía voz. No dijo nada y me haló sacándome de la cocina. Cuando estábamos a punto de subir las escaleras, se volteó para mirarme y habló —Creo que es mejor si seguimos en otro lado...
Me dejé llevar por ella y volvimos a entrar a su habitación. Me tumbó a la cama y... me resigné, cuatro horas no eran suficientes para ésta chica. Sin duda, esto duraría el resto de la mañana.
Tuve mucho trabajo esta semana y se me hizo imposible. Acá les dejo otro capítulo, es corto, lo sé; pero por favor a partir de ahora no las dejaré más con la angustia.
A leer!!
Capítulo 15: Ya no será lo mismo.
El tercer orgasmo de Elena finalmente llegó y entre pequeños gemidos y un grito al final de nuestro acto, quedó tumbada sobre mi cuerpo, sus manos debilitadas a cada lado de sus muslos y su cabeza sobre mi hombro, temblando, jadeando, sudando... completamente extasiada.
Nos quedamos un rato en esa posición tratando de recuperarnos de lo sucedido, mucho más ella. Podía sentir como sus fuertes exhalaciones en mi cuello y las sacudidas que daba su cuerpo se iban normalizando cada vez más, hasta que finalmente toda la habitación quedó en completo silencio.
Me estaba cansando de estar sentada sobre el respaldo de la cama así que puse una mano en la parte de atrás de la cabeza de Elena, la otra en su espalada y me deslicé suavemente hacia abajo hasta que mi cuerpo quedó totalmente sobre la cama y mi cabeza sobre la almohada. Ella no se inmutó por el movimiento y siguió acostada sobre mi cuerpo mientras yo le propinaba pequeñas caricias en su espalda. Estuve haciendo eso por un rato hasta que ella finalmente se movió, inclinó su cabeza apoyando su barbilla contra la mía, cruzó sus manos sobre mi pecho y clavó su mirada en mis ojos, luego, se pasó a mis labios y se inclinó un poco para darme un pico.
—Gracias, Yul— Su voz sonó ronca.
Esbocé una sonrisa de medio lado mientras mis ojos se iban cerrando solos. Estaba cansada, agotada, sentía que pronto iba a caer en el más profundo de los sueños.
—Yul— Oí su voz. Me habló en un tono mimado —Yul, no te duermas. Es tu turno— Sentí otro picoteo en mis labios.
¡Esta chica era increíble! Como diablos tenía tanta energía después de todo lo que había pasado. ¡Yo estaba muerta!
Sonreí internamente ante sus palabras pero seguí con mis ojos cerrados sintiendo como el picoteo de mis labios iba descendiendo y se convertían en besos húmedos recorriendo mi mandíbula repetidas veces.
Sus besos se intensificaron y ahora, estaban en mi cuello; mientras sentía una mano traviesa caminando por mi clavícula, mis pechos, bajar por mi abdomen y meterse debajo de mis shorts; yo no llevaba bragas lo que hizo que su toque me estremeciera y soltara un gemido. Elena lo notó, ya que al instante, el peso de encima de mi cuerpo desapareció y a los segundos, yo ya estaba completamente desnuda.
El peso volvió a mi cuerpo y de nuevo sentí sus besos en mi cuello y garganta. Sus manos acercándose a mis pechos cubriéndolos con toda la palma. Comenzó a masajearme hasta que sus dedos atraparon mis pezones erectos; lo que me hizo reaccionar de una manera salvaje y le clavé los dedos en la espalda. Giré la cabeza hasta encontrarme con sus ojos, mirándonos llenas de complicidad y deseo.
Elena sonrió ante mi reacción y ahora su lengua descendía por mi cuello, mis hombros, llegando a mis erectos pezones que fueron absorbidos, mordidos y mimados por su mágica boca. Yo tocaba el cielo por el placer que me estaba dando. Nuevamente sentí sus manos descendiendo por todo mi cuerpo, mi abdomen, mi ingle. El roce de sus dedos me hizo temblar y de inmediato abrí las piernas. Mi humedad se hacía más abundante y un gemido ahogado salió de mi cuando sentí sus dedos atrapar mi excitado clítoris.
Elena soltó una risita todavía con mi pezón en su boca, lo estiró con sus labios y lo soltó para subir a mi rostro —Estás muy mojada Yul y eso me encanta— Besó mi nariz, mis labios y fue descendiendo hasta que su rostro quedó entre mis piernas donde también dejó una ráfaga de besos que me hicieron temblar.
Me agarré de las sábanas lo más fuerte que pude tan pronto como sentí su lengua rozar sobre mis pliegues una y otra vez hasta que finalmente los atrapó con su boca, succionando. Sus manos buscaron las mías y yo solté las sábanas para entrelazarlas fuertemente con las suyas; mientras sentía como introducía su lengua. Empezó a moverla dentro de mí repetidas veces. Me estaba enloqueciendo, necesitaba sentirla más.
Comencé a mover las caderas contra su lengua y a gemir constantemente.
Dejó de jugar con su lengua y besó mi inflamado clítoris para luego atraparlo entre sus labios, succionándolo repetidas veces con dulzura. De repente, sentí como comenzó a penetrarme suavemente con sus dedos, intensificando el ritmo cada vez más mientras su boca seguía haciendo aquel buen trabajo en mi clítoris.
Los gemidos que salían de mi, inundaron la habitación de Elena. Su nombre salía de mis labios, y entre gemidos, le pedía que no se detuviera. La mente se me nubló y en ese momento empecé a temblar anunciando la llegada de mi orgasmo. Exploté aún con Elena entre mis piernas. Ella detuvo los movimientos de su mano, sacándola de mí y comenzó a lamer mis pliegues, mi clítoris, mis muslos, sin dejar rastro de aquellos fluidos provenientes de mi orgasmo.
Ella gateó sobre la cama y se dejó caer a mi lado, mirándome jadear intensamente. Esperó a que me recuperara un poco y se acercó a mis labios susurrando —Sabes delicioso, Yul-Yul— Lamió la comisura de mis labios para después entrar completamente en mi boca, su lengua, sus dientes... comiéndome la boca.
Un rato después, dejamos de besarnos, Elena entrelazó sus piernas con las mías y tiró una mano sobre mis pechos, acariciando y haciendo círculos con sus dedos en mis pezones. Mis parpados iban cayendo poco a poco por la sensación de sus caricias. Habíamos estado haciendo esto… por horas. De eso estaba segura, sin detenernos un solo segundo. Me sentía cansada, como si me hubieran golpeado y la boca la tenía seca; no entendía como Elena seguía como si nada, aún tocándome. Su energía estaba a mil.
La miré, seguía haciendo círculos en mis pezones pero ahora tenía los ojos cerrados. Con suavidad zafé sus piernas de las mías, quité su mano de mi pecho y comencé a salir de la cama, pero su mano en mi brazo me detuvo y volteé a mirarla de nuevo.
—¿A dónde vas?— Preguntó, noté preocupación en sus ojos.
—A la cocina, necesito tomar algo ¿Tú… quieres una bebida?
Me quedó mirando por unos segundos, asintió y fue soltándome lentamente. Me levanté de la cama y de su closet saqué una de sus batas de baño para ponérmela, todo bajo su mirada. La miré de nuevo cuando ya estaba saliendo de su habitación y me regaló una sonrisa que nuevamente me dejó aturdida. Esas sonrisas hacían que mi corazón latiera sin control. Le guiñé un ojo y desaparecí de su habitación.
Bajo la oscuridad del pasillo y las escaleras, logré bajar el último escalón y me dirigí a la cocina, abrí el refrigerador; había cantidad de bebidas pero necesitaba una que me levantara. Tomé una lata de red bull, la abrí, cerré el refrigerador y le di un sorbo a la bebida, disfrutando de como refrescaba mi boca, mi garganta y de como acaba con la resequedad. Miré la hora: 4 am. Wow… Cuatro horas de actividad y el tiempo se había pasado tan rápido.
Después de terminar la bebida, me apoyé con ambas manos sobre la encimera de la cocina, cerré los ojos por un momento, respiré profundo pero se cortó cuando sentí unas manos envolverse en mi cintura, unos pechos contra mi espalda y un aroma a fresas mezclada con olor a orgasmos que invadió mis fosas nasales de inmediato.
Una de sus manos se quedó apretando mi cintura mientras la otra viajaba por mi brazo, mi hombro, mi nuca. Al llegar allí, alejó mi cabello y sentí como su respiración me golpeaba y luego como sus labios me acariciaban, dándome un escalofrío por todo el cuerpo y emitiendo un pequeño e imperceptible jadeo.
—¿Por qué tardas tanto?— Me preguntó y comenzó a picotearme.
Me estaba haciendo cosquillas y no pude responder. Me volteó hacia ella y su rostro quedó a centímetros del mío. A la luz de la cocina pude ver claramente sus mejillas sonrosadas y sus labios hinchados que la hacían ver absolutamente sexy.
—Yul, quiero seguir— murmuró acercándose más, haciendo que nuestros pechos se rozaran. Nos miramos directo a los ojos mientras ella iba cortando la distancia, su nariz rozó la mía y juntó su frente con la mía. El silencio reinó en la cocina. No había necesidad de decir nada... de palabras... de hablar. Sus labios rozaron los míos suavemente y no lo pude soportar. La ataqué, inicié el beso… esta vez lento.
Necesitaba sentirla. Elena soltó un gemido y recargó todo su peso sobre mí, profundizando el beso. Cuando sentí su lengua entrando en mi boca, me volví a humedecer y mi cuerpo empezó a calentarse de nuevo.
Dejamos el beso, Elena se alejó un poco y se quitó la sábana, dejándola caer al suelo. Demonios, sus pezones estaban de nuevo erectos... se veían extremadamente duros, implorando ser acariciados, chupados… comidos. Sonrió al ver que mordí los labios y alargó la mano hacia mi bata, la desató y la abrió un poco para acariciar con sus dedos entre mis pechos. Su toque hizo que mis pezones se hicieran sensibles y empezaran a ponerse duros.
Jugueteó con la curva de mis pechos y finalmente atrapó uno de ellos con toda su mano. Cerré los ojos mientras sentía su lengua en mi cuello.
Diablos... —Elena detente, estamos en la cocina— Mi voz sonó entre-cortada.
—Shhh— Susurró en mi cuello y puso un dedo en mi boca —no rompas este momento… Te debo algunos orgasmos— Siguió recorriendo mi cuello, fue bajando por el espacio entre mis pechos y por último atrapó mi pezón con su lengua; mientras su otra mano seguía jugueteando con mi otro pecho. Mi respiración se entrecortaba y mi excitación se hacía más fuerte.
Me quitó la bata mientras su boca soltaba mi pezón y bajó por mi abdomen dejando besos húmedos, se inclinó hacia mis piernas y fue besuqueándolas poco a poco… subiendo lentamente por mis mulos. Yo lo deseaba con todas mis fuerzas...deseaba que llegara con su lengua a mi coño.
Finalmente lo hizo, y me dio una lamida. Su delicioso toque me hizo perder de nuevo la noción y abrí las piernas, sintiendo como introducía su lengua entre mis pliegues. Se arrodilló por completo y se aferró a mis glúteos para empezar a penetrarme de nuevo.
Me sostuve fuerte de la encimera y agarré un pedazo de su cabello. Esto era demasiado para mí. La lengua de Elena trabajaba tan bien que no lo podía soportar. La cocina se inundó de mis gemidos acompañados de sus pequeños y no tan fuerte quejidos. Atrapó mi clítoris con sus labios y sentí sus dedos dentro de mí, entrando y saliendo constantemente. El éxtasis me envolvió, comencé a temblar hasta que finalmente exploté y perdí la fuerza en mis piernas. Elena de inmediato se puso de pie, me sostuvo de las caderas y tiró mis manos a su cuello, jadeando... suspirando.
Ella me sostuvo por un rato hasta que logré recuperarme, y la poca fuerza que me quedaba volvía. Recogió la bata del suelo, me la puso por los hombros y me llevó hasta uno de los asientos del comedor. Me quedé mirándola mientras recogía su sábana del suelo, se la puso, abrió el refrigerador y sacó más latas de red bull.
Nuevamente se acercó a mí, se inclinó para darme un pico y tomó mi mano —Vámonos, Yul-Yul— Cada vez que me llamaba de esa manera, su voz sonaba llena de dulzura.
—¿A dónde vamos?— Pregunté. Sonó como un susurro. Ya ni tenía voz. No dijo nada y me haló sacándome de la cocina. Cuando estábamos a punto de subir las escaleras, se volteó para mirarme y habló —Creo que es mejor si seguimos en otro lado...
Me dejé llevar por ella y volvimos a entrar a su habitación. Me tumbó a la cama y... me resigné, cuatro horas no eran suficientes para ésta chica. Sin duda, esto duraría el resto de la mañana.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Lena no tiene llenadera golosa pobre de mi Jul quedara toda chupada ( flaca)
Enviado desde Topic'it
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Siiiii por fin volviste!!! Me encanta q lena sea tan juguetona, traviesa e incansable, estuvo maravilloso espero leer más
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Feliz Domingo!
A leer!!
Capítulo 16: ¿Elena o Natalya?
Me desperté sintiendo una humedad en las mejillas, se pasaban por mi nariz y a mi boca. Fruncí el ceño y un gruñidito salió de mi cuando vi a mi bola de pelos favorita sentado en la cama y mirándome de frente. Era él quien estaba de travieso, llenándome de saliva la cara.
Entrecerré los ojos por la luz de la ventana y me quedé mirándolo por unos segundos mientras le acariciaba la cabecita, luego lo envolví en mis manos y me pasé un ratito abrazándolo hasta que mis ojos se fueron acostumbrando a la luz de la habitación.
Solté a Ginger del abrazo y empecé a observar a mí alrededor con cuidado hasta que mi mirada se posó en Elena, estaba profundamente dormida, tenía la boca entre-abierta, algunos mechones le caían en la cara y respiraba normal. Sonreí ante la vista y bajé mi mirada hacia su cuerpo, sus pechos eran lo único que la sabana dejaba ver; tenía algunas marcas de besos y mordiscos en ellos. Por supuesto hechos por mí.
El olor a sexo de su cuerpo invadió mi aire, haciendo que nuevamente sintiera una sensación inexplicable. Cerré los ojos y mi corazón comenzó a latir tan fuerte que parecía querer salirse de mi pecho. No podía despegar la mirada de aquel cuerpo medio desnudo a mi lado, era casi adictivo.
Me quedé observándola por un tiempo hasta que finalmente suspiré profundo y me incliné para sentarme en la cama, mirando los alrededores de la habitación. Desde que llegó Elena no había vuelto a entrar a está habitación y creo que ni siquiera me había fijado antes en cómo estaba decorada. Todas las paredes eran de color rosa, el closet también, casi todo llevaba ese color. Me fijé en otras cosas y ¡demonios!, todo lo que vi a mí alrededor gritaba lo que había pasado en la madrugada. Esto no había sido un sueño, ni menos producto de mi imaginación, esto había sido real. Más que real.
¡Dios! toda nuestra ropa estaba regada por el suelo, algunas cosas estaban sobre la cama y mierda! alcancé a notar mis bragas encima de la lámpara de Elena. Negué con la cabeza ante lo que había visto, definitivamente había sido una locura.
Traté de levantarme de la cama pero al primer movimiento que hice, cada rincón del cuerpo me dolió, no había duda de que el esfuerzo físico de anoche había sido tremendo. Me dolía cada músculo, cada partícula de mi anatomía. El dolor era peor que cuando hacía ejercicio... bueno, en realidad se puede decir que eso fue lo que hice…
Me paré suavemente de la cama y estiré los brazos, las piernas, rodé el cuello y empecé a caminar en puntitas para no despertar a Elena. Tomé la bata de baño que me había puesto ayer de encima del suelo, me la puse y empecé a caminar alrededor de la habitación recogiendo nuestra ropa de los lugares donde estaba tirada.
Cuando terminé de recoger todas las prendas, puse las de Elena en el bote de su ropa sucia y las mías las guardé en los bolsillos de la bata.
Miré la hora en el reloj de la mesita de Elena. ¡Demonios! eran las 12 pm. Ahora entiendo porque Ginger estaba encima de mí, lamiéndome y tratando de despertarme, el necesitaba baño y comida.
Me acomodé un poco el cabello en el tocador y llamé a los dos cachorros para bajar todos al jardín.
Necesitaba una bendita ducha pero primero necesitaba comida, así que dejé a los cachorros en el jardín y fui a la cocina para prepararme unos sándwiches, que comí con un jugo de naranja.
Reposé el desayuno por unos minutos y fui en busca de la ducha…
Cuando abrí la puerta de mi habitación, fue como si un camión me hubiera caído encima. Una corriente por todo el cuerpo, un dolor en el pecho y una profunda tristeza me inundaron…
Mi habitación estaba llena de cosas que me recordaban a Natalya, fotos, regalos y alguna de sus cosas estaban allí. La mente se me llenó de recuerdos con todos los momentos vividos en aquella habitación: las risas, los primeros besos, las peleas, las caricias…
¡Maldita sea! Una voz interior me gritó lo que había hecho con Elena y los ojos me empezaron a arder. Había sido consciente de lo que estaba haciendo pero fui humana y me dejé llevar por lo que mi corazón me dictó en el momento. Sencillamente… fue algo que no pude evitar.
Me encerré en la ducha para que el agua fría me ayudara a aclarar mi mente, sabía que de ahora en adelante ya no iba a ser lo mismo. Me sentía enojada conmigo misma, fui tan débil, tan egoísta y fui una completa bastarda. Necesitaba despejarme… sacarlo todo...
.....**…..
Una soñolienta y muy cansada Elena, finalmente despertó. Con los ojos entrecerrados y moviendo sus manos y pies alrededor de la cama, buscó a la persona con quien había pasado la mejor noche de su vida.
Ella no sintió a nadie y de inmediato abrió los ojos como platos, sentándose en la cama a la velocidad de un rayo.
Miró alrededor de su habitación y todo parecía normal, a excepción de su cuerpo desnudo y las marcas de besos, manos y mordidas en sus pechos. Elena sonrió mordiéndose el labio y se envolvió en la sábana que anteriormente arropaba su cuerpo. Se levantó de la cama y sin pensarlo dos veces salió de la habitación en busca de Yulia.
La chica bajó las escaleras mientras una bella sonrisa se dibujaba en su rostro. Cuando finalmente estuvo de pie en el primer piso de la casa, miró a los alrededores de la sala y no vio a nadie. Se fue a la cocina y allí tampoco había rastro de Yulia, aunque le llamó la atención ver un vaso y un plato sucios encima del comedor. Negó divertida y salió de la cocina para seguir recorriendo la casa. Fue a la habitación de su mamá, la habitación de la lavadora y finalmente al jardín donde solo vio a los dos cachorros que estaban correteando y jugueteando.
Solo quedaba un lugar y Elena subió nuevamente las escaleras para ir a la habitación de Yulia. Una vez afuera, trató de girar la manija pero se detuvo a tiempo, pensó que tal vez a Yulia le molestaría, así que decidió tocar la puerta unas cuantas veces.
Esperó paciente pero no hubo ninguna respuesta del otro lado, así que la chica se aventuró a pasar. Para su sorpresa, Yulia tampoco estaba allí, caminó hasta la ducha y vio rastro de que alguien la había utilizado. Frunció el ceño y salió de allí. Se preguntaba a dónde diablos había ido Yulia.
No quiso pensar más sobre eso y sintió curiosidad, sonrió y echó una miradita rápida por los alrededores de la habitación. Estaba ordenada y todas las cosas estaban en su lugar excepto por algo que estaba encima de la cama de Yulia. Elena se acercó y lo tomó: era una foto. Cuando le dio la vuelta, se reveló una imagen de Yulia abrazando a Natalya y ambas reían. La sonrisa desapareció de los labios de Elena y se quedó observando por unos minutos aquella foto, hasta que el timbre de la casa irrumpió. Elena dejó la foto en su lugar y salió de la habitación…
.....**…..
—¿Yul?— Preguntó una sorprendida Irina cuando me vio frente a la puerta de su casa.
No sabía cómo diablos había llegado hasta aquí pero era lo que necesitaba. Necesitaba despejarme y hablar con alguien sobre mis cosas y que mejor persona que mí mejor amiga, aunque al principio le hubiera negado las cosas.
Finalmente… Irina ya sabía una parte de la historia y ahora faltaba la nueva.
Irina me hizo pasar a su habitación y de inmediato me tiré a su cama. El dolor de cabeza que sentía y la pesadez en el cuerpo eran insoportables. Me sentía enferma.
—¿Yul?— Irina susurró, cuando unas pequeñas lágrimas salieron de mis ojos. Era culpa, absoluta culpa. La frustración por no tener el control de mi misma y de mis actos me tenía en esta condición.
—Yul, cálmate?— La voz de Irina era consoladora. Se sentó a mi lado y me acarició el brazo con el cual me estaba tapando los ojos —Sácalo todo— Me palmeó el hombro suavemente y se acostó a mi lado.
Bastaron unos minutos para desahogarme y finalmente calmarme. Irina se había ido un momento de la habitación y después había regresado con un vaso de agua aromatizada.
—¿Te sientes mejor?— Me preguntó con una ligera sonrisa en su rostro y me tendió el vaso.
No me sentía como antes pero tampoco me sentía bien, así que solo asentí con la cabeza mientras aspiraba el aroma del agua.
—¿Me quieres contar qué te pasa?
…..**…..
—Elena?— Nastya hizo mueca —¿Qué rayos te pasó?— Le preguntó cuándo vio a Elena envuelta en una cobija y con el cabello alborotado cayéndole por toda la cara. No se veía nada bien.
—Nada. Pasa— Elena le hizo señas a Nastya con la mano y ésta la miraba con una ceja levantada sin dejar de mirarla mientras daba sus primeros pasos para entrar a la casa.
Se sentaron en la sala y Nastya se veía un poco enfadada —No puedo creer que aún estabas durmiendo. ¡Elena, son la 3pm!— Nastya exclamó.
—Uhg, Nastya, no me regañes. Tenía mucho sueño— Respondió Elena mientras se peinaba el cabello con las manos y finalmente se lo quitaba de la cara.
—Te envié un mensaje de texto anoche diciéndote que hoy vendría ¿No lo viste?— Elena negó y levantó la cabeza para mirar a Nastya.
—Te parece que lo vi?— Preguntó con una ceja enarcada.
Nastya abrió la boca y se quedó perpleja mirando el rostro de Elena durante unos segundos —Bueno, no parece que lo viste, es más que obvio.
—Ajá.
Nastya enarcó una ceja —Y por qué no lo viste, si nunca te despegas de tu celular?...— Elena iba a responder a la pregunta de Nastya pero ésta de inmediato la cortó —y cuáles fueron los motivos de dormir hasta esta hora?
—…
—Y por qué tus labios están rojos e hinchados como un tomate?— Nastya sonrió de medio lado —¿Me podrías responder?
Elena se tapó la boca con la mano, luego se tocó los labios y sonrió...
.....**…..
—¿¡Que hiciste qué!?— Preguntó Irina en un grito. Se levantó de la cama y comenzó a dar vueltas por su habitación con una mano en la frente. ¡Mierda!. Hice bien en decirle? —¿Cómo diablos pasó?
—No lo sé, fue…— Me cortó
—Oh… ya sé. Te sedó y te amarró en tu habitación.
—N…
—O tal vez puso algo en tus bebidas y se aprovechó de ti?
—…
—No hay otra explicación... Es una maldita.
—¡No!— Finalmente dije —No digas estupideces, Irina!— Grité estresada y me senté en la cama.
—¿Estupideces?
—Si! — Suspiré profundo y agaché la cabeza — Esta vez... Ella no hizo nada.
—¿Cómo?— Los ojos de Irina se abrieron como platos y se agachó frente a mí, mirándome directamente al rostro.
—Si Irina, fui yo, fue mi culpa. Todo lo inicié yo. La acorralé en su baño.
—Pero qué?
—Si, estaba con ella en su baño y la besé… y ya sabes cómo culminó todo.
—Y tú qué diablos hacías en su baño. No que te ibas a mantener alejada de ella?— Irina me reclamó
—Si, pero Elena me pidió disculpas por todo los hechos anteriores, me dijo que empezáramos desde cero y que olvidáramos todo— Miré a Irina y por la expresión de su cara, me di cuenta de que no estaba entendiendo nada —Aclaramos todo y nos estábamos llevando muy bien… demasiado bien. Tan bien que la empecé a ver con otros ojos…
—Creo que ahora si te jodiste completamente.
—Lo sé Irina pero... no pude evitarlo.
—Sabes que esto cambia las cosas, no?— Asentí —¿Tienes pensado que vas hacer? ¿Qué va a pasar con Natalya?
—No tengo idea de nada en este momento. Tengo a Natalya y a Elena metidas en la cabeza. Estoy hecha un desastre.
—¿Quieres que te diga lo que pienso?— Asentí —Has tenido a Elena las 24/7 contigo, es claro que empieces a sentir algo por ella. Creo que es solo una confusión y lo que necesitas es alejarte de ella y arreglar las cosas con Natalya.
—No Irina, Elena me hace sentir algo inexplicable— Me dejé caer nuevamente en la cama.
—¿Te has enamorando de esa chica?— Irina preguntó y de nuevo se tiró a mi lado.
Suspiré…—Creo que… si…
—¿Quieres a Natalya?
—Si…— Susurré.
.....**….
—Estás bromeando, cierto?— Nastya preguntó. Por supuesto dudaba acerca de lo que Elena acababa de decirle. Elena era un poco… loca.
—No— Elena respondió, negando varias veces con la cabeza.
—Elena, no crees que fuiste demasiado lejos?— Nastya preguntó con el ceño fruncido.
—¿Por qué dice eso?
—¡Acorralaste de nuevo a Yulia!— Exclamó Nastya enojada.
—¿Qué?. Nastya, no fui yo…— Nastya la cortó.
—Elena, que te acostaras con Yulia no estaba dentro de lo que planeamos... qué pasa si Yulia no está enamorada de ti? Sabes lo que acabas de hacer. Has roto tu propia regla.
—No Nastya, no rompí mí regla. Ella está enamorada de mí, lo vi en su mirada, lo sentí en sus besos y en sus caricias. La forma en como me trató fue… hermosa.
—Oh si, y entonces por qué si la chica está tan enamorada de ti y te hizo el amor toda la mañana por qué no despertó a tu lado como debería de ser? Por qué no te despertó y por qué se fue sin decirte nada? ¡Dime?!
Elena abrió la boca para hablar pero no salió nada. Se quedó perpleja ante las palabras de Nastya... ¿Acaso… su amiga tenía razón?
—Ves, no tienes respuesta para eso— Elena de nuevo trató de hablar pero no había respuestas y de inmediato recordó la foto que estaba encima de la cama de Yulia —Dime, en algún momento cuando estaban follando te dijo que estaba enamorada de ti?— Elena negó con la cabeza y unas pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos —Elena, cometiste un grave error. Cometieron un grave error. Recuerda que Yulia aún tiene novia…
.....**…..
—Bien, tu situación está más que jodida. Creo que debes despejar tu mente y escoger lo que más te conviene.
—De que hablas?— Pregunté confundida.
—Te has enamorado de alguien que desde el primer día que llegó a tu casa te ha hecho la vida imposible. Irrumpió a tu habitación, casi te arranca el labio, anda desnuda sin importarle nada, te acorrala en cualquier lugar de tu casa, se mete a tu habitación, te chantajeó con fotos y se dejó follar por ti como si nada.
—…
—Y por otro lado está Natalya. Tu novia desde hace dos años, quien ha estado contigo en los buenos y malos momentos de tu vida. Te comprende, no es una malcriada, no te chantajea, se comporta como es aquí y en cualquier lugar y por último, no está loca.
—Tú eliges: Elena o Natalya…
A leer!!
Capítulo 16: ¿Elena o Natalya?
Me desperté sintiendo una humedad en las mejillas, se pasaban por mi nariz y a mi boca. Fruncí el ceño y un gruñidito salió de mi cuando vi a mi bola de pelos favorita sentado en la cama y mirándome de frente. Era él quien estaba de travieso, llenándome de saliva la cara.
Entrecerré los ojos por la luz de la ventana y me quedé mirándolo por unos segundos mientras le acariciaba la cabecita, luego lo envolví en mis manos y me pasé un ratito abrazándolo hasta que mis ojos se fueron acostumbrando a la luz de la habitación.
Solté a Ginger del abrazo y empecé a observar a mí alrededor con cuidado hasta que mi mirada se posó en Elena, estaba profundamente dormida, tenía la boca entre-abierta, algunos mechones le caían en la cara y respiraba normal. Sonreí ante la vista y bajé mi mirada hacia su cuerpo, sus pechos eran lo único que la sabana dejaba ver; tenía algunas marcas de besos y mordiscos en ellos. Por supuesto hechos por mí.
El olor a sexo de su cuerpo invadió mi aire, haciendo que nuevamente sintiera una sensación inexplicable. Cerré los ojos y mi corazón comenzó a latir tan fuerte que parecía querer salirse de mi pecho. No podía despegar la mirada de aquel cuerpo medio desnudo a mi lado, era casi adictivo.
Me quedé observándola por un tiempo hasta que finalmente suspiré profundo y me incliné para sentarme en la cama, mirando los alrededores de la habitación. Desde que llegó Elena no había vuelto a entrar a está habitación y creo que ni siquiera me había fijado antes en cómo estaba decorada. Todas las paredes eran de color rosa, el closet también, casi todo llevaba ese color. Me fijé en otras cosas y ¡demonios!, todo lo que vi a mí alrededor gritaba lo que había pasado en la madrugada. Esto no había sido un sueño, ni menos producto de mi imaginación, esto había sido real. Más que real.
¡Dios! toda nuestra ropa estaba regada por el suelo, algunas cosas estaban sobre la cama y mierda! alcancé a notar mis bragas encima de la lámpara de Elena. Negué con la cabeza ante lo que había visto, definitivamente había sido una locura.
Traté de levantarme de la cama pero al primer movimiento que hice, cada rincón del cuerpo me dolió, no había duda de que el esfuerzo físico de anoche había sido tremendo. Me dolía cada músculo, cada partícula de mi anatomía. El dolor era peor que cuando hacía ejercicio... bueno, en realidad se puede decir que eso fue lo que hice…
Me paré suavemente de la cama y estiré los brazos, las piernas, rodé el cuello y empecé a caminar en puntitas para no despertar a Elena. Tomé la bata de baño que me había puesto ayer de encima del suelo, me la puse y empecé a caminar alrededor de la habitación recogiendo nuestra ropa de los lugares donde estaba tirada.
Cuando terminé de recoger todas las prendas, puse las de Elena en el bote de su ropa sucia y las mías las guardé en los bolsillos de la bata.
Miré la hora en el reloj de la mesita de Elena. ¡Demonios! eran las 12 pm. Ahora entiendo porque Ginger estaba encima de mí, lamiéndome y tratando de despertarme, el necesitaba baño y comida.
Me acomodé un poco el cabello en el tocador y llamé a los dos cachorros para bajar todos al jardín.
Necesitaba una bendita ducha pero primero necesitaba comida, así que dejé a los cachorros en el jardín y fui a la cocina para prepararme unos sándwiches, que comí con un jugo de naranja.
Reposé el desayuno por unos minutos y fui en busca de la ducha…
Cuando abrí la puerta de mi habitación, fue como si un camión me hubiera caído encima. Una corriente por todo el cuerpo, un dolor en el pecho y una profunda tristeza me inundaron…
Mi habitación estaba llena de cosas que me recordaban a Natalya, fotos, regalos y alguna de sus cosas estaban allí. La mente se me llenó de recuerdos con todos los momentos vividos en aquella habitación: las risas, los primeros besos, las peleas, las caricias…
¡Maldita sea! Una voz interior me gritó lo que había hecho con Elena y los ojos me empezaron a arder. Había sido consciente de lo que estaba haciendo pero fui humana y me dejé llevar por lo que mi corazón me dictó en el momento. Sencillamente… fue algo que no pude evitar.
Me encerré en la ducha para que el agua fría me ayudara a aclarar mi mente, sabía que de ahora en adelante ya no iba a ser lo mismo. Me sentía enojada conmigo misma, fui tan débil, tan egoísta y fui una completa bastarda. Necesitaba despejarme… sacarlo todo...
.....**…..
Una soñolienta y muy cansada Elena, finalmente despertó. Con los ojos entrecerrados y moviendo sus manos y pies alrededor de la cama, buscó a la persona con quien había pasado la mejor noche de su vida.
Ella no sintió a nadie y de inmediato abrió los ojos como platos, sentándose en la cama a la velocidad de un rayo.
Miró alrededor de su habitación y todo parecía normal, a excepción de su cuerpo desnudo y las marcas de besos, manos y mordidas en sus pechos. Elena sonrió mordiéndose el labio y se envolvió en la sábana que anteriormente arropaba su cuerpo. Se levantó de la cama y sin pensarlo dos veces salió de la habitación en busca de Yulia.
La chica bajó las escaleras mientras una bella sonrisa se dibujaba en su rostro. Cuando finalmente estuvo de pie en el primer piso de la casa, miró a los alrededores de la sala y no vio a nadie. Se fue a la cocina y allí tampoco había rastro de Yulia, aunque le llamó la atención ver un vaso y un plato sucios encima del comedor. Negó divertida y salió de la cocina para seguir recorriendo la casa. Fue a la habitación de su mamá, la habitación de la lavadora y finalmente al jardín donde solo vio a los dos cachorros que estaban correteando y jugueteando.
Solo quedaba un lugar y Elena subió nuevamente las escaleras para ir a la habitación de Yulia. Una vez afuera, trató de girar la manija pero se detuvo a tiempo, pensó que tal vez a Yulia le molestaría, así que decidió tocar la puerta unas cuantas veces.
Esperó paciente pero no hubo ninguna respuesta del otro lado, así que la chica se aventuró a pasar. Para su sorpresa, Yulia tampoco estaba allí, caminó hasta la ducha y vio rastro de que alguien la había utilizado. Frunció el ceño y salió de allí. Se preguntaba a dónde diablos había ido Yulia.
No quiso pensar más sobre eso y sintió curiosidad, sonrió y echó una miradita rápida por los alrededores de la habitación. Estaba ordenada y todas las cosas estaban en su lugar excepto por algo que estaba encima de la cama de Yulia. Elena se acercó y lo tomó: era una foto. Cuando le dio la vuelta, se reveló una imagen de Yulia abrazando a Natalya y ambas reían. La sonrisa desapareció de los labios de Elena y se quedó observando por unos minutos aquella foto, hasta que el timbre de la casa irrumpió. Elena dejó la foto en su lugar y salió de la habitación…
.....**…..
—¿Yul?— Preguntó una sorprendida Irina cuando me vio frente a la puerta de su casa.
No sabía cómo diablos había llegado hasta aquí pero era lo que necesitaba. Necesitaba despejarme y hablar con alguien sobre mis cosas y que mejor persona que mí mejor amiga, aunque al principio le hubiera negado las cosas.
Finalmente… Irina ya sabía una parte de la historia y ahora faltaba la nueva.
Irina me hizo pasar a su habitación y de inmediato me tiré a su cama. El dolor de cabeza que sentía y la pesadez en el cuerpo eran insoportables. Me sentía enferma.
—¿Yul?— Irina susurró, cuando unas pequeñas lágrimas salieron de mis ojos. Era culpa, absoluta culpa. La frustración por no tener el control de mi misma y de mis actos me tenía en esta condición.
—Yul, cálmate?— La voz de Irina era consoladora. Se sentó a mi lado y me acarició el brazo con el cual me estaba tapando los ojos —Sácalo todo— Me palmeó el hombro suavemente y se acostó a mi lado.
Bastaron unos minutos para desahogarme y finalmente calmarme. Irina se había ido un momento de la habitación y después había regresado con un vaso de agua aromatizada.
—¿Te sientes mejor?— Me preguntó con una ligera sonrisa en su rostro y me tendió el vaso.
No me sentía como antes pero tampoco me sentía bien, así que solo asentí con la cabeza mientras aspiraba el aroma del agua.
—¿Me quieres contar qué te pasa?
…..**…..
—Elena?— Nastya hizo mueca —¿Qué rayos te pasó?— Le preguntó cuándo vio a Elena envuelta en una cobija y con el cabello alborotado cayéndole por toda la cara. No se veía nada bien.
—Nada. Pasa— Elena le hizo señas a Nastya con la mano y ésta la miraba con una ceja levantada sin dejar de mirarla mientras daba sus primeros pasos para entrar a la casa.
Se sentaron en la sala y Nastya se veía un poco enfadada —No puedo creer que aún estabas durmiendo. ¡Elena, son la 3pm!— Nastya exclamó.
—Uhg, Nastya, no me regañes. Tenía mucho sueño— Respondió Elena mientras se peinaba el cabello con las manos y finalmente se lo quitaba de la cara.
—Te envié un mensaje de texto anoche diciéndote que hoy vendría ¿No lo viste?— Elena negó y levantó la cabeza para mirar a Nastya.
—Te parece que lo vi?— Preguntó con una ceja enarcada.
Nastya abrió la boca y se quedó perpleja mirando el rostro de Elena durante unos segundos —Bueno, no parece que lo viste, es más que obvio.
—Ajá.
Nastya enarcó una ceja —Y por qué no lo viste, si nunca te despegas de tu celular?...— Elena iba a responder a la pregunta de Nastya pero ésta de inmediato la cortó —y cuáles fueron los motivos de dormir hasta esta hora?
—…
—Y por qué tus labios están rojos e hinchados como un tomate?— Nastya sonrió de medio lado —¿Me podrías responder?
Elena se tapó la boca con la mano, luego se tocó los labios y sonrió...
.....**…..
—¿¡Que hiciste qué!?— Preguntó Irina en un grito. Se levantó de la cama y comenzó a dar vueltas por su habitación con una mano en la frente. ¡Mierda!. Hice bien en decirle? —¿Cómo diablos pasó?
—No lo sé, fue…— Me cortó
—Oh… ya sé. Te sedó y te amarró en tu habitación.
—N…
—O tal vez puso algo en tus bebidas y se aprovechó de ti?
—…
—No hay otra explicación... Es una maldita.
—¡No!— Finalmente dije —No digas estupideces, Irina!— Grité estresada y me senté en la cama.
—¿Estupideces?
—Si! — Suspiré profundo y agaché la cabeza — Esta vez... Ella no hizo nada.
—¿Cómo?— Los ojos de Irina se abrieron como platos y se agachó frente a mí, mirándome directamente al rostro.
—Si Irina, fui yo, fue mi culpa. Todo lo inicié yo. La acorralé en su baño.
—Pero qué?
—Si, estaba con ella en su baño y la besé… y ya sabes cómo culminó todo.
—Y tú qué diablos hacías en su baño. No que te ibas a mantener alejada de ella?— Irina me reclamó
—Si, pero Elena me pidió disculpas por todo los hechos anteriores, me dijo que empezáramos desde cero y que olvidáramos todo— Miré a Irina y por la expresión de su cara, me di cuenta de que no estaba entendiendo nada —Aclaramos todo y nos estábamos llevando muy bien… demasiado bien. Tan bien que la empecé a ver con otros ojos…
—Creo que ahora si te jodiste completamente.
—Lo sé Irina pero... no pude evitarlo.
—Sabes que esto cambia las cosas, no?— Asentí —¿Tienes pensado que vas hacer? ¿Qué va a pasar con Natalya?
—No tengo idea de nada en este momento. Tengo a Natalya y a Elena metidas en la cabeza. Estoy hecha un desastre.
—¿Quieres que te diga lo que pienso?— Asentí —Has tenido a Elena las 24/7 contigo, es claro que empieces a sentir algo por ella. Creo que es solo una confusión y lo que necesitas es alejarte de ella y arreglar las cosas con Natalya.
—No Irina, Elena me hace sentir algo inexplicable— Me dejé caer nuevamente en la cama.
—¿Te has enamorando de esa chica?— Irina preguntó y de nuevo se tiró a mi lado.
Suspiré…—Creo que… si…
—¿Quieres a Natalya?
—Si…— Susurré.
.....**….
—Estás bromeando, cierto?— Nastya preguntó. Por supuesto dudaba acerca de lo que Elena acababa de decirle. Elena era un poco… loca.
—No— Elena respondió, negando varias veces con la cabeza.
—Elena, no crees que fuiste demasiado lejos?— Nastya preguntó con el ceño fruncido.
—¿Por qué dice eso?
—¡Acorralaste de nuevo a Yulia!— Exclamó Nastya enojada.
—¿Qué?. Nastya, no fui yo…— Nastya la cortó.
—Elena, que te acostaras con Yulia no estaba dentro de lo que planeamos... qué pasa si Yulia no está enamorada de ti? Sabes lo que acabas de hacer. Has roto tu propia regla.
—No Nastya, no rompí mí regla. Ella está enamorada de mí, lo vi en su mirada, lo sentí en sus besos y en sus caricias. La forma en como me trató fue… hermosa.
—Oh si, y entonces por qué si la chica está tan enamorada de ti y te hizo el amor toda la mañana por qué no despertó a tu lado como debería de ser? Por qué no te despertó y por qué se fue sin decirte nada? ¡Dime?!
Elena abrió la boca para hablar pero no salió nada. Se quedó perpleja ante las palabras de Nastya... ¿Acaso… su amiga tenía razón?
—Ves, no tienes respuesta para eso— Elena de nuevo trató de hablar pero no había respuestas y de inmediato recordó la foto que estaba encima de la cama de Yulia —Dime, en algún momento cuando estaban follando te dijo que estaba enamorada de ti?— Elena negó con la cabeza y unas pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos —Elena, cometiste un grave error. Cometieron un grave error. Recuerda que Yulia aún tiene novia…
.....**…..
—Bien, tu situación está más que jodida. Creo que debes despejar tu mente y escoger lo que más te conviene.
—De que hablas?— Pregunté confundida.
—Te has enamorado de alguien que desde el primer día que llegó a tu casa te ha hecho la vida imposible. Irrumpió a tu habitación, casi te arranca el labio, anda desnuda sin importarle nada, te acorrala en cualquier lugar de tu casa, se mete a tu habitación, te chantajeó con fotos y se dejó follar por ti como si nada.
—…
—Y por otro lado está Natalya. Tu novia desde hace dos años, quien ha estado contigo en los buenos y malos momentos de tu vida. Te comprende, no es una malcriada, no te chantajea, se comporta como es aquí y en cualquier lugar y por último, no está loca.
—Tú eliges: Elena o Natalya…
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Que situación la de Julia.. Con quien se quedara
Kamila- Mensajes : 168
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Chamfle
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mary- Mensajes : 137
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Al final se decidirá por Elena aunque sea insaciable y un poquito loca XD
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Vera Rivero- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 18/09/2019
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Hola
esta historia esta interesante
no creo que Yulia escoja a Lena
ella va por su novia, pero esta esta como extraña
Que raro que no le ha devuelto las llamadas a Yulia
Espero las sigas pronto
esta historia esta interesante
no creo que Yulia escoja a Lena
ella va por su novia, pero esta esta como extraña
Que raro que no le ha devuelto las llamadas a Yulia
Espero las sigas pronto
andyvolkatin- Mensajes : 576
Fecha de inscripción : 27/05/2015
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Buen día, chicas. Este capítulo va dedicado a Bet Bet....
Espero lo disfrutes
A leer!!
Capítulo 17: ¿Será lo mejor para mí?
¿Elena o Natalya? Uh?
Esos dos nombres quedaron rodando en mi cabeza. La confusión se hizo aún más grande, si es que eso era posible...
Lo correcto es que ni siquiera tratara de pensar en una posibilidad y eligiera a Natalya pero...Elena Katina, ella... Estaba clavada en mi cabeza como un maldito dardo. Sabía que no era tan mala como parecía, como Irina la describía y eso hacia las cosas aún peor para mí.
En ese momento solo pensaba por qué Elena Katina apareció en mi vida. Por qué papá tenía que traer a esas mujeres a la casa. Por qué mi corazón comenzó a agitarse por su culpa. Por qué su sonrisa era tan jodidamente hermosa.
—Estás pensando demasiado, Yul— La voz de Irina me sacó de mis pensamientos —¿En realidad estás pensando en una posibilidad?— preguntó.
Las palabras de Irina hacían eco en mi mente. No tenía idea de lo que haría de ahora en adelante pero ella tenía razón, era una locura pensar en una posibilidad.
—Irina, no lo sé— Fue lo único que pude contestarle. Honestamente no había más. Mi cabeza era un remolino.
Suspiré fuerte y sin pensarlo me metí a su baño. Necesitaba refrescarme y arreglar un poco mi aspecto.
Segundos después de salir del baño, Irina me quedó mirando y solo negó con la cabeza —Estás hecha mierda. Solo espero que tomes la decisión correcta.
Asentí repetidas veces. Todo era tan difícil!
Miré mi teléfono. Demonios, las 6 pm —Irina, es tarde y debo irme. Muchas gracias por escucharme, de verdad lo necesitaba.
—No es problema, eres mi amiga y te voy a apoyar pero no voy a permitir que cometas más errores, así que no vas a ir a ninguna parte y te vas a quedar a dormir aquí— Señaló su habitación.
Negué —Nina, no puedo quedarme, sabes que mi papá regresa el sábado en la mañana y no puedo dejar sola a Elena.
—Bien, entonces espérame porque voy a hacer mis maletas.
—¿Que?
—Me voy a quedar contigo hasta que llegue tu papá porque sino, tú y tu hermanita van a follar hasta que ya no respiren y déjame decirte que si no has elegido, no voy a permitir que arruines tu vida. Sabes que Natalya también es mi amiga.
—No es necesario, no pasara nada con ella!— Gemí.
Irina me miró con una ceja levantada —Eso mismo pensé cuando me contaste que te ibas a quedar sola con ella y mira lo que sucedió. Solo espérame…
……**……
Durante el camino a casa me sentía muy incómoda, Irina y yo no hablábamos. lo que era muy extraño ya que siempre encontrábamos un tema de que hablar, así que decidí tirarle una miradita y me di cuenta que por estar hablando y pensando solo en mis problemas, ni siquiera había notado la actitud de mi amiga: Tenía la cabeza gacha y apoyada contra el cristal de la ventana, parecía perdida en sus pensamientos. Me sentí culpable porque la había abordado con mis problemas y no había tenido la delicadeza de preguntarle antes si estaba bien, o si no. Uf! Bien, debía arreglar al menos esto.
—Nina...
—¿Mmm?— Murmuró sin mirarme y su mirada seguía clavada en la ventana.
—Eh, ¿Te sientes bien?
—Mmm... Si— Su voz sonó dudosa. Ella no estaba bien, era más que claro.
—Irina, te conozco bien ¿Quieres contarme que te pasa?— Esta vez me miró y sus ojos reflejaban tristeza. ¡Mierda!
—Es Anya.
—¿Qué pasa con ella? ¿Sigue enojada contigo?— Irina negó y nuevamente todo se quedó en silencio, un silencio demasiado incómodo de nuevo, que por supuesto no soporté —Irina dime que pasa, yo también tengo derecho a saber tus problemas.
—Si, tienes derecho— Suspiró —El día después del accidente de Elena, ya sabes lo de su pie— Asentí —Anya no quería hablar conmigo por tu culpa.
Oh bien, todo es mi culpa! —Si, ya te pedí disculpas. Lo hice ¿Verdad?
—Lo hiciste— Estuvo de acuerdo —La situación es la siguiente, después de que Naty y tú tomaran el camino al hospital, Yo seguí con Anya hacia su casa, durante el recorrido tuve que darle una excusa torpe del por qué me había quedado con Elena en la tienda de campaña.
—Lo siento... nuevamente.
—Si, sí. Finalmente creyó en mí y todo volvía a ser perfecto. Llegamos a su casa y ahí estaba su familia reunida, así que no me quedé y me fui para mi casa.
—Eso no suena tan mal.
—No, pero ese mismo día después de salir de tu casa, en el camino le marqué a su celular. Cuando me respondió su voz sonaba entrecortada como si hubiese estado llorando. Se me hizo muy extraño y le pregunté qué pasaba pero me dijo que todo estaba bien.
Qué extraño, pensé —¿No fuiste a su casa?— Pregunté.
—No, solo pensé no era algo grave y la dejé tener su espacio. Al otro día la llamé para darle los buenos días e igualmente escuché la misma voz. Le interrogué de nuevo pero de igual manera me dijo que no quería hablar y que solo se sentía un poco enferma. Insistí en ir a su casa pero se negó.
—Que extraño— Fruncí el ceño.
—Demasiado, y ha sido así desde hace cuatro días. No sé qué rayos le pasa y cuando voy a su casa, se hace negar.
—Wow— Exclamé —Y no le has preguntado a Natalya. Tal vez ella sabe algo?
—Si, le pregunté a Naty y me dijo que Anya tampoco quiere contarle nada.
—Esto suena muy grave. No te preocupes, haremos algo!
Irina asintió.
Nuestra conversación se dio por finalizada cuando ya estábamos entrando a mi vecindario. Dejé mi auto afuera del garaje para que Irina sacara todas sus cosas y yo corrí hacia la puerta.
Cuando abrí la puerta, en cuestión de segundos, me halaron del cuello y después sentí como algo húmedo se estrellaba contra mis labios. Traté de mantener el equilibrio pero todo sucedió tan rápido que fue imposible y caí de espaldas al suelo.
Mi vista se aclaró y vi a Elena frente de mí con los ojos cerrados, tiró sus manos a mis mejillas y comenzó a mover sus labios suavemente y en ese momento... se me olvidó todo, mi mente quedó en blanco y una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, mi corazón comenzó a latir desesperadamente y mi boca respondía a la suya.
Nos estábamos besando a mitad de la sala como si nada importara —¿Dónde estabas?— Me preguntó entre el beso. Yo trataba de responder a su pregunta pero su lengua no me dejaba formular ninguna respuesta. La tensión sexual entre Elena y yo era demasiada, crecía y crecía entre cada caricia de nuestros labios...
Fue así durante segundos, pero luego sentí el vacío y todo se volvió frio. Abrí los ojos y mientras me sentaba, vi a Irina con las manos envueltas en las caderas de Elena, la tenía agarrada, prácticamente la estaba cargando. Una voz gritó el nombre de Elena y de la nada apareció Nastya mirando como Elena luchaba por zafarse del agarré de Irina.
—Suéltame— Elena le gritaba a Irina y pataleaba como una niña pequeña.
—Que no te dejé las cosas claras, niña!— Irina le decía. Nastya se acercó a mí bastante asustada y me tendió una mano para ayudarme a poner de pie.
—Tú no tienes derecho a reclamarme nada— Elena le respondió y en un movimiento ágil, logró zafarse del agarre de Irina y corrió de nuevo hacia mí, envolviendo sus manos en mis caderas y apoyando su frente en mi hombro. Elena comenzó a sollozar y entre el llanto me preguntaba ¿por qué me había ido?, ¿por qué no había despertado con ella?
Intenté calmarla pero...
—¿¡Yulia!?— Escuché una voz. Los pelos se me pusieron de punta. Esa no era la voz de Irina, ni de Nastya y menos la de Elena.
Giré mi cabeza casi en cámara lenta para ver a mi novia de pie en medio de la puerta. La sangre se me subió a la cabeza y solo pude susurrar ‘Naty’ mientras tragaba saliva. Mi corazón comenzó a agitarse y los latidos pegaban fuerte contra mi pecho ¿Qué demonios hacia Natalya aquí?
Elena me soltó, miró a Natalya y comenzó a retroceder limpiándose las pequeñas lágrimas en sus mejillas hasta que quedó al lado de Nastya.
—¿Qué le pasa?— Preguntó Natalya con una ceja levantada caminando hasta mi lado y señalaba a Elena que ahora se escondía detrás de Nastya.
Mierda! Mierda! Mierda! Intercambié miradas con Irina, no sabía que decir. Necesitaba su ayuda. ¡Por Dios!
—Natalyaaaaa!— Dijo Irina exageradamente, con una sonrisa en el rostro y acercándose a ella con los brazos abiertos —Que gusto verte— Natalya se sorprendió y abrió los brazos para recibir a Irina.
Finalmente se separaron del abrazo mientras yo rogaba para que Irina pensara en algo —No es nada Naty— respondió —Elena estaba asustada porque...— Irina se quedó con la boca abierta mientras Natalya levantaba una ceja. Nada salía de su maldita boca! Mierda, Irina... di algo.
—Porque había un insecto, si, un insecto— La amiga de Elena respondió y yo veía como el rostro de Elena se iba transformando en una mala cara.
—Si, y Yulia lo ahuyentó— Añadió Irina.
El ceño de Elena estaba totalmente fruncido, su cara tomaba un color rojo, en su boca se iba formando un puchero y sus puños se apretaron al punto de colocarse blancos.
—Eso no es cierto!— Gritó y salió detrás de Nastya. Empecé a sudar frio, me estaba mareando. La hemorragia nasal ya estaba cerca —Eso no fue lo que pasó— Gritó más fuerte mirando directamente a Natalya. No había duda, era mi fin. Adiós vida! —Yulia y yo estábamos bes...— Como salieron esas palabras de su boca mi corazón se paralizó y lo siguiente que supe, fue que todo a mí alrededor se volvía negro...
......** ......
—Yul— Una voz hacía eco en mis oídos, se escuchaba lejana y no muy clara. Traté de abrir los ojos pero todo era borroso y no podía distinguir donde estaba. Solo alcanzaba a divisar dos siluetas que estaban frente a mí.
Poco a poco fui recuperando la visión y las siluetas frente a mí ahora eran demasiado claras para mi gusto. Natalya y Elena estaban tan cerca que podía sentir sus respiraciones en mi rostro. Sus cabezas se tocaban y cada una estaba sentada a mi lado, sosteniendo mis manos. El sudor y el mareo volvieron a mí al verlas tan cerca.
—Mi amor— Natalya habló, acercándose más a mi rostro y acariciando mi mejilla. De reojo vi como el ceño de Elena se estaba frunciendo y su agarre en mi mano se hizo más fuerte —¿Te sientes mejor?— Natalya preguntó.
Asentí con la cabeza y lo siguiente que supe, fue que los labios de mi novia estaban junto a los míos. De inmediato Elena tiró mi mano fuerte sobre la cama y salió como un toro de mi habitación, su amiga Nastya al ver su reacción salió detrás de ella.
La expresión en el rostro de Natalya era de pura confusión mezclada con preocupación. Mierda! Irina que estaba en la puerta me hizo señas hacia afuera, me guiñó un ojo y salió de la habitación antes de ponerle seguro, dejándome a solas con Naty.
—¿Has estado enferma?— Me preguntó Natalya, su voz sonaba un poco nostálgica.
—No, Naty...
—Mi amor, lo siento mucho. Me he estado comportando como una niñita tonta, como una inmadura, ignorando tus llamadas y mensajes todo el tiempo— Su voz se quebró y apoyó su cabeza contra mi pecho.
—Naty... — No me digas eso... Por favor.
—Lo siento, pero tenía mucha rabia, últimamente todo se arruina cuando estoy contigo. Elena ha sido como un cristal entre nosotras y eso me molestó mucho. Perdón.
—Naty, está bien. Estamos aquí... juntas. Tú eres quien tiene que perdonarme— Natalya se acostó por completo a mi lado y nos quedamos mirando por un tiempo. Mierda, ya no me sentía igual que antes con ella pero mi corazón aún se agitaba con su mirada y sus palabras.
—Voy a llamar a tu papá para que venga— De la chaqueta sacó su celular y se iba a disponer a marcar pero la detuve —¿uh?— Alzó una ceja.
—Papá... no está en la ciudad, se fue con Inessa por trabajo y no quiero que se preocupe.
Frunció el ceño —¿Cómo que no está? ¿Desde cuándo no está?
—Lunes— Me encogí de hombros.
—Eso lo explica todo. Ellos no están y eso quiere decir que no has comido bien. Por eso te acabaste de desmayar. Perdóname... Soy una muy mala novia, lo siento— Gimió.
Decidí que este asunto solo me perturbaría más si Natalya seguía disculpándose por pequeñeces mientras yo había sido la peor basura del universo, así que la callé con un beso, ella me abrazó y nos quedamos así durante un rato en mi habitación. Aunque el abrazo de Natalya me hacía sentir confortable y me llenaba de paz, no podía evitar el remordimiento. Basura! Soy una basura!
......** ......
—Lena, ya cálmate— Nastya decía mientras trataba de consolar a Elena que sollozaba y tapaba su cara con una almohada. Nastya le acariciaba la espalda de arriba abajo.
—Lena, yo te lo dije, te lo advertí. Yulia no está enamorada de ti, se nota lo feliz que es con su novia y se nota lo buena chica que es ella, pensándolo bien, ella no se merece nada de esto. Es mejor que te olvides de lo que te dije y desistas de la idea de conquistar a Yulia.
—No! Es demasiado tarde! Y si no está enamorada de mí ¿por qué me besó? ¿Por qué hizo el amor conmigo?— Las palabras de Elena salieron amortiguadas y sus sollozos se escuchaban muy sinceros. Nastya vio que Elena en realidad estaba sufriendo pero también tenía que hacerla entrar en razón antes de que la chica cometiera una locura.
—Lena no lo sé, ni tú lo sabes, la única respuesta la tiene Yulia. Y como te dije antes… fue un error, fue un grave error que se acostaran. Debes acabar esto ahora, por tu bien y el de esta familia.
Elena dejó de sollozar y miró a Nastya —¿Qué quieres decir?— Preguntó.
—Lena, son muchas cosas: Si le dices a la novia de Yulia lo que pasó entre ustedes probablemente esa chica matará a Yulia y luego a ti. Tu madre se enteraría también y probablemente vuelva a matar a Yulia por acostarse con su hija y volverla gay porque tú ni siquiera le has dicho a tu madre que te gustan las chicas.
—Pero...
—Se enfadará contigo porque te lo buscaste y la convivencia se haría muy pesada. La relación de ella y el padre de Yulia se arruinaría y probablemente tú y tu madre se tengan que ir de esta casa. No pienses solo en ti, piensa en ella también.
Los sollozos de Elena se fueron calmando y se quedó en silencio contemplando las palabras de Nastya que solo estaban llenas de pura y absoluta verdad. Pensó en que si ella no hubiera actuado desde el primer día en la forma en que lo hizo, nada de esto estuviera pasando. También pensó en su madre y lo feliz que había sido desde que había llegado a la casa de los Volkov.
Recordó que ella también había sido muy feliz desde el primer día que puso un pie en la casa y vio a Yulia. Y aunque Yulia se la pasara huyendo de ella, tomarla y hacerle la vida imposible había sido su pasatiempo favorito.
Lastimosamente todo se le había salido de las manos y si ella decía algo de lo que había pasado con Yulia, la relación de su madre con el padre de Yulia y con ella, se arruinaría por completo.
Elena se sentó en su cama y se tiró a los brazos de Nastya a llorar. Nastya solo esperaba que sus palabras sirvieran de algo...
......** ......
Natalya me contaba algunas cosas sobre su trabajo pero yo estaba en la luna, ninguna de sus palabras tomaba coherencia en mi mente, yo solo me mantenía callada ante todo lo que ella decía.
—¿Yul? ¿Estás bien?
—Mmm? Si, si...— Respondí, sonriendo muy incómoda.
Natalya levantó una ceja y solo me miró por unos segundos, después miró su reloj de mano y se sentó en la cama —Es tarde y debo irme— Hizo un puchero —Te veré el fin de semana, si?— Asentí y nos levantamos de la cama. Tenía que acompañar a Natalya hasta su auto pero primero debía asegurarme que no había peligro en los pasillos de mi casa.
Abrí la puerta de mi habitación solo un poco y asomé la cabeza lentamente. Uff! gracias a Dios no se veía un solo alma en los alrededores del pasillo. Natalya me tocó el hombro y me giré para mirarla.
—¿Qué te pasa?
Abrí la puerta totalmente y le sonreí torpemente —Nada— Respondí.
Natalya volvió a sonreír, tomó mi mano y me haló hacia el pasillo mientras yo solo miraba a la habitación de Elena que estaba muy cerca de la mía, rogando para que su puerta no se abriera en este momento.
Bajando el último escalón, escuché una voz que me paralizó de nuevo.
—Natalya— Gritaron desde el segundo piso. Mi estómago empezó retorcerse, la cabeza a darme vueltas y mis manos empezaron a humedecerse.
El ruido de los pasos que provenían de las escaleras iban acorde con los latidos de mi corazón. Ya no había escapatoria Elena lo haría.
Finalmente llegó hasta estar frente a nosotras. Vi como su boca se preparaba para soltarlo todo —Necesito hablar contigo— Dijo. Mierda! La expresión en el rostro de Elena era de total seriedad. Ella no me miraba y sus ojos estaban clavados en los de Natalya.
Una segunda voz gritó su nombre, se escuchó retumbar en toda la sala y ví a su amiga con un vaso de agua en la mano, corriendo hasta posarse a su lado, con una sonrisa que solo demostraba nerviosismo. Le susurró un —Qué demonios haces?— Al que Elena solo respondió con una sonrisa malévola.
Vi de reojo como Natalya movía la cabeza para decir que ‘Si’ a Elena y ésta añadió un —A solas— Natalya sonrió inocentemente y solo vi como subía con Elena por las escaleras.
Me quedé estática mirando hacia el suelo, la amiga de Elena desapareció hacia la cocina y una mano se posó en mi hombro.
—Es tú fin— Levanté la cabeza y vi a Irina asintiendo repetidas veces como queriendo decir 'Te lo dije' mirándome con pena —Ayudarte una segunda vez hoy... es imposible. Voy a preparar mi traje negro, llamaré a Varvara y a Victoria, a tu familia para que preparen los suyos y por último, llamaré a la funeraria para tener listo tu ataúd de tamaño extra pequeño...
Irina siguió relatando como Natalya acabaría con mi vida; mientras yo estaba ahí, siendo objetivo de sus burlas.
De repente, vi como Irina dejaba de bromear y se hacía adelante de mí, con las manos abiertas haciendo un escudo de protección.
El sonido de los tacones me heló la sangre, estaba preparada para el golpe final, así que cerré los ojos y lo siguiente que sentí, fue un beso en los labios.
—Yul— Oí un susurró, era la voz de Natalya. Abrí los ojos suavemente, Natalya sonrió, me tomó una mano y me arrastró hasta la puerta. Yo estaba confundida, no esperaba que esto pasara. Lo único que esperaba era mi muerte ¿qué diablos le había dicho Elena?
Llegamos hasta su auto y la curiosidad me carcomía —¿Qué te dijo Elena?— Pregunté con una leve voz.
—Nada importante— Sonrió —Vendré el fin de semana— Se acercó a mis labios y me susurró un 'Te amo' antes de darme un beso y subir a su auto.
Apenas el auto de Natalya arrancó, entré a la casa corriendo mientras oía a Irina gritar mi nombre. No le hice caso y subí hacia la habitación de Elena, abrí la puerta y ahí estaba ella, acostada en su cama.
Me acerqué a paso lento para sentarme a su lado. Al sentir mi presencia, Elena reaccionó y sentó en la cama. Sus ojos estaban rojos y llorosos.
—Elena— Susurré —¿qué le dijiste a Natalya?
—Nada. Vete— Agachó la cabeza.
—Elena, necesitamos hablar sobre lo que pasó hoy.
—Ya sé lo que me vas a decir: Fue un error, un impulso. Sé que no estas enamorada de mí. Estás enamorada de Natalya y lo de hoy fue solo sexo.
—Elena... yo...— Traté de explicarme.
—No te molestaré más Yulia, no quiero que hagas cosas por mí, no quiero que me cuides, ni quiero que me hables, de ahora en adelante seremos unas desconocidas. Te juro que así será.
¿Estaba hablando enserio? Por qué tomaba las cosas tan a la ligera.
—Elena, escu....
—Ahora, vete— dijo gritándome mientras se ponía de pie y se acercaba a mí. Me tomó de la mano y me arrastró hacia la puerta.
—Y puedes estar tranquila que no le diré nada a Natalya. No hay peor castigo que tu propia conciencia— Y con esas últimas palabras me cerró la puerta en la cara.
Los ojos me empezaron a arder. Sus palabras me dolieron demasiado, como si me hubiesen clavado un cuchillo en el corazón.
Eso que me había asegurado... era lo mejor para mi?
Yo no lo sentía así...
Espero lo disfrutes
A leer!!
Capítulo 17: ¿Será lo mejor para mí?
¿Elena o Natalya? Uh?
Esos dos nombres quedaron rodando en mi cabeza. La confusión se hizo aún más grande, si es que eso era posible...
Lo correcto es que ni siquiera tratara de pensar en una posibilidad y eligiera a Natalya pero...Elena Katina, ella... Estaba clavada en mi cabeza como un maldito dardo. Sabía que no era tan mala como parecía, como Irina la describía y eso hacia las cosas aún peor para mí.
En ese momento solo pensaba por qué Elena Katina apareció en mi vida. Por qué papá tenía que traer a esas mujeres a la casa. Por qué mi corazón comenzó a agitarse por su culpa. Por qué su sonrisa era tan jodidamente hermosa.
—Estás pensando demasiado, Yul— La voz de Irina me sacó de mis pensamientos —¿En realidad estás pensando en una posibilidad?— preguntó.
Las palabras de Irina hacían eco en mi mente. No tenía idea de lo que haría de ahora en adelante pero ella tenía razón, era una locura pensar en una posibilidad.
—Irina, no lo sé— Fue lo único que pude contestarle. Honestamente no había más. Mi cabeza era un remolino.
Suspiré fuerte y sin pensarlo me metí a su baño. Necesitaba refrescarme y arreglar un poco mi aspecto.
Segundos después de salir del baño, Irina me quedó mirando y solo negó con la cabeza —Estás hecha mierda. Solo espero que tomes la decisión correcta.
Asentí repetidas veces. Todo era tan difícil!
Miré mi teléfono. Demonios, las 6 pm —Irina, es tarde y debo irme. Muchas gracias por escucharme, de verdad lo necesitaba.
—No es problema, eres mi amiga y te voy a apoyar pero no voy a permitir que cometas más errores, así que no vas a ir a ninguna parte y te vas a quedar a dormir aquí— Señaló su habitación.
Negué —Nina, no puedo quedarme, sabes que mi papá regresa el sábado en la mañana y no puedo dejar sola a Elena.
—Bien, entonces espérame porque voy a hacer mis maletas.
—¿Que?
—Me voy a quedar contigo hasta que llegue tu papá porque sino, tú y tu hermanita van a follar hasta que ya no respiren y déjame decirte que si no has elegido, no voy a permitir que arruines tu vida. Sabes que Natalya también es mi amiga.
—No es necesario, no pasara nada con ella!— Gemí.
Irina me miró con una ceja levantada —Eso mismo pensé cuando me contaste que te ibas a quedar sola con ella y mira lo que sucedió. Solo espérame…
……**……
Durante el camino a casa me sentía muy incómoda, Irina y yo no hablábamos. lo que era muy extraño ya que siempre encontrábamos un tema de que hablar, así que decidí tirarle una miradita y me di cuenta que por estar hablando y pensando solo en mis problemas, ni siquiera había notado la actitud de mi amiga: Tenía la cabeza gacha y apoyada contra el cristal de la ventana, parecía perdida en sus pensamientos. Me sentí culpable porque la había abordado con mis problemas y no había tenido la delicadeza de preguntarle antes si estaba bien, o si no. Uf! Bien, debía arreglar al menos esto.
—Nina...
—¿Mmm?— Murmuró sin mirarme y su mirada seguía clavada en la ventana.
—Eh, ¿Te sientes bien?
—Mmm... Si— Su voz sonó dudosa. Ella no estaba bien, era más que claro.
—Irina, te conozco bien ¿Quieres contarme que te pasa?— Esta vez me miró y sus ojos reflejaban tristeza. ¡Mierda!
—Es Anya.
—¿Qué pasa con ella? ¿Sigue enojada contigo?— Irina negó y nuevamente todo se quedó en silencio, un silencio demasiado incómodo de nuevo, que por supuesto no soporté —Irina dime que pasa, yo también tengo derecho a saber tus problemas.
—Si, tienes derecho— Suspiró —El día después del accidente de Elena, ya sabes lo de su pie— Asentí —Anya no quería hablar conmigo por tu culpa.
Oh bien, todo es mi culpa! —Si, ya te pedí disculpas. Lo hice ¿Verdad?
—Lo hiciste— Estuvo de acuerdo —La situación es la siguiente, después de que Naty y tú tomaran el camino al hospital, Yo seguí con Anya hacia su casa, durante el recorrido tuve que darle una excusa torpe del por qué me había quedado con Elena en la tienda de campaña.
—Lo siento... nuevamente.
—Si, sí. Finalmente creyó en mí y todo volvía a ser perfecto. Llegamos a su casa y ahí estaba su familia reunida, así que no me quedé y me fui para mi casa.
—Eso no suena tan mal.
—No, pero ese mismo día después de salir de tu casa, en el camino le marqué a su celular. Cuando me respondió su voz sonaba entrecortada como si hubiese estado llorando. Se me hizo muy extraño y le pregunté qué pasaba pero me dijo que todo estaba bien.
Qué extraño, pensé —¿No fuiste a su casa?— Pregunté.
—No, solo pensé no era algo grave y la dejé tener su espacio. Al otro día la llamé para darle los buenos días e igualmente escuché la misma voz. Le interrogué de nuevo pero de igual manera me dijo que no quería hablar y que solo se sentía un poco enferma. Insistí en ir a su casa pero se negó.
—Que extraño— Fruncí el ceño.
—Demasiado, y ha sido así desde hace cuatro días. No sé qué rayos le pasa y cuando voy a su casa, se hace negar.
—Wow— Exclamé —Y no le has preguntado a Natalya. Tal vez ella sabe algo?
—Si, le pregunté a Naty y me dijo que Anya tampoco quiere contarle nada.
—Esto suena muy grave. No te preocupes, haremos algo!
Irina asintió.
Nuestra conversación se dio por finalizada cuando ya estábamos entrando a mi vecindario. Dejé mi auto afuera del garaje para que Irina sacara todas sus cosas y yo corrí hacia la puerta.
Cuando abrí la puerta, en cuestión de segundos, me halaron del cuello y después sentí como algo húmedo se estrellaba contra mis labios. Traté de mantener el equilibrio pero todo sucedió tan rápido que fue imposible y caí de espaldas al suelo.
Mi vista se aclaró y vi a Elena frente de mí con los ojos cerrados, tiró sus manos a mis mejillas y comenzó a mover sus labios suavemente y en ese momento... se me olvidó todo, mi mente quedó en blanco y una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, mi corazón comenzó a latir desesperadamente y mi boca respondía a la suya.
Nos estábamos besando a mitad de la sala como si nada importara —¿Dónde estabas?— Me preguntó entre el beso. Yo trataba de responder a su pregunta pero su lengua no me dejaba formular ninguna respuesta. La tensión sexual entre Elena y yo era demasiada, crecía y crecía entre cada caricia de nuestros labios...
Fue así durante segundos, pero luego sentí el vacío y todo se volvió frio. Abrí los ojos y mientras me sentaba, vi a Irina con las manos envueltas en las caderas de Elena, la tenía agarrada, prácticamente la estaba cargando. Una voz gritó el nombre de Elena y de la nada apareció Nastya mirando como Elena luchaba por zafarse del agarré de Irina.
—Suéltame— Elena le gritaba a Irina y pataleaba como una niña pequeña.
—Que no te dejé las cosas claras, niña!— Irina le decía. Nastya se acercó a mí bastante asustada y me tendió una mano para ayudarme a poner de pie.
—Tú no tienes derecho a reclamarme nada— Elena le respondió y en un movimiento ágil, logró zafarse del agarre de Irina y corrió de nuevo hacia mí, envolviendo sus manos en mis caderas y apoyando su frente en mi hombro. Elena comenzó a sollozar y entre el llanto me preguntaba ¿por qué me había ido?, ¿por qué no había despertado con ella?
Intenté calmarla pero...
—¿¡Yulia!?— Escuché una voz. Los pelos se me pusieron de punta. Esa no era la voz de Irina, ni de Nastya y menos la de Elena.
Giré mi cabeza casi en cámara lenta para ver a mi novia de pie en medio de la puerta. La sangre se me subió a la cabeza y solo pude susurrar ‘Naty’ mientras tragaba saliva. Mi corazón comenzó a agitarse y los latidos pegaban fuerte contra mi pecho ¿Qué demonios hacia Natalya aquí?
Elena me soltó, miró a Natalya y comenzó a retroceder limpiándose las pequeñas lágrimas en sus mejillas hasta que quedó al lado de Nastya.
—¿Qué le pasa?— Preguntó Natalya con una ceja levantada caminando hasta mi lado y señalaba a Elena que ahora se escondía detrás de Nastya.
Mierda! Mierda! Mierda! Intercambié miradas con Irina, no sabía que decir. Necesitaba su ayuda. ¡Por Dios!
—Natalyaaaaa!— Dijo Irina exageradamente, con una sonrisa en el rostro y acercándose a ella con los brazos abiertos —Que gusto verte— Natalya se sorprendió y abrió los brazos para recibir a Irina.
Finalmente se separaron del abrazo mientras yo rogaba para que Irina pensara en algo —No es nada Naty— respondió —Elena estaba asustada porque...— Irina se quedó con la boca abierta mientras Natalya levantaba una ceja. Nada salía de su maldita boca! Mierda, Irina... di algo.
—Porque había un insecto, si, un insecto— La amiga de Elena respondió y yo veía como el rostro de Elena se iba transformando en una mala cara.
—Si, y Yulia lo ahuyentó— Añadió Irina.
El ceño de Elena estaba totalmente fruncido, su cara tomaba un color rojo, en su boca se iba formando un puchero y sus puños se apretaron al punto de colocarse blancos.
—Eso no es cierto!— Gritó y salió detrás de Nastya. Empecé a sudar frio, me estaba mareando. La hemorragia nasal ya estaba cerca —Eso no fue lo que pasó— Gritó más fuerte mirando directamente a Natalya. No había duda, era mi fin. Adiós vida! —Yulia y yo estábamos bes...— Como salieron esas palabras de su boca mi corazón se paralizó y lo siguiente que supe, fue que todo a mí alrededor se volvía negro...
......** ......
—Yul— Una voz hacía eco en mis oídos, se escuchaba lejana y no muy clara. Traté de abrir los ojos pero todo era borroso y no podía distinguir donde estaba. Solo alcanzaba a divisar dos siluetas que estaban frente a mí.
Poco a poco fui recuperando la visión y las siluetas frente a mí ahora eran demasiado claras para mi gusto. Natalya y Elena estaban tan cerca que podía sentir sus respiraciones en mi rostro. Sus cabezas se tocaban y cada una estaba sentada a mi lado, sosteniendo mis manos. El sudor y el mareo volvieron a mí al verlas tan cerca.
—Mi amor— Natalya habló, acercándose más a mi rostro y acariciando mi mejilla. De reojo vi como el ceño de Elena se estaba frunciendo y su agarre en mi mano se hizo más fuerte —¿Te sientes mejor?— Natalya preguntó.
Asentí con la cabeza y lo siguiente que supe, fue que los labios de mi novia estaban junto a los míos. De inmediato Elena tiró mi mano fuerte sobre la cama y salió como un toro de mi habitación, su amiga Nastya al ver su reacción salió detrás de ella.
La expresión en el rostro de Natalya era de pura confusión mezclada con preocupación. Mierda! Irina que estaba en la puerta me hizo señas hacia afuera, me guiñó un ojo y salió de la habitación antes de ponerle seguro, dejándome a solas con Naty.
—¿Has estado enferma?— Me preguntó Natalya, su voz sonaba un poco nostálgica.
—No, Naty...
—Mi amor, lo siento mucho. Me he estado comportando como una niñita tonta, como una inmadura, ignorando tus llamadas y mensajes todo el tiempo— Su voz se quebró y apoyó su cabeza contra mi pecho.
—Naty... — No me digas eso... Por favor.
—Lo siento, pero tenía mucha rabia, últimamente todo se arruina cuando estoy contigo. Elena ha sido como un cristal entre nosotras y eso me molestó mucho. Perdón.
—Naty, está bien. Estamos aquí... juntas. Tú eres quien tiene que perdonarme— Natalya se acostó por completo a mi lado y nos quedamos mirando por un tiempo. Mierda, ya no me sentía igual que antes con ella pero mi corazón aún se agitaba con su mirada y sus palabras.
—Voy a llamar a tu papá para que venga— De la chaqueta sacó su celular y se iba a disponer a marcar pero la detuve —¿uh?— Alzó una ceja.
—Papá... no está en la ciudad, se fue con Inessa por trabajo y no quiero que se preocupe.
Frunció el ceño —¿Cómo que no está? ¿Desde cuándo no está?
—Lunes— Me encogí de hombros.
—Eso lo explica todo. Ellos no están y eso quiere decir que no has comido bien. Por eso te acabaste de desmayar. Perdóname... Soy una muy mala novia, lo siento— Gimió.
Decidí que este asunto solo me perturbaría más si Natalya seguía disculpándose por pequeñeces mientras yo había sido la peor basura del universo, así que la callé con un beso, ella me abrazó y nos quedamos así durante un rato en mi habitación. Aunque el abrazo de Natalya me hacía sentir confortable y me llenaba de paz, no podía evitar el remordimiento. Basura! Soy una basura!
......** ......
—Lena, ya cálmate— Nastya decía mientras trataba de consolar a Elena que sollozaba y tapaba su cara con una almohada. Nastya le acariciaba la espalda de arriba abajo.
—Lena, yo te lo dije, te lo advertí. Yulia no está enamorada de ti, se nota lo feliz que es con su novia y se nota lo buena chica que es ella, pensándolo bien, ella no se merece nada de esto. Es mejor que te olvides de lo que te dije y desistas de la idea de conquistar a Yulia.
—No! Es demasiado tarde! Y si no está enamorada de mí ¿por qué me besó? ¿Por qué hizo el amor conmigo?— Las palabras de Elena salieron amortiguadas y sus sollozos se escuchaban muy sinceros. Nastya vio que Elena en realidad estaba sufriendo pero también tenía que hacerla entrar en razón antes de que la chica cometiera una locura.
—Lena no lo sé, ni tú lo sabes, la única respuesta la tiene Yulia. Y como te dije antes… fue un error, fue un grave error que se acostaran. Debes acabar esto ahora, por tu bien y el de esta familia.
Elena dejó de sollozar y miró a Nastya —¿Qué quieres decir?— Preguntó.
—Lena, son muchas cosas: Si le dices a la novia de Yulia lo que pasó entre ustedes probablemente esa chica matará a Yulia y luego a ti. Tu madre se enteraría también y probablemente vuelva a matar a Yulia por acostarse con su hija y volverla gay porque tú ni siquiera le has dicho a tu madre que te gustan las chicas.
—Pero...
—Se enfadará contigo porque te lo buscaste y la convivencia se haría muy pesada. La relación de ella y el padre de Yulia se arruinaría y probablemente tú y tu madre se tengan que ir de esta casa. No pienses solo en ti, piensa en ella también.
Los sollozos de Elena se fueron calmando y se quedó en silencio contemplando las palabras de Nastya que solo estaban llenas de pura y absoluta verdad. Pensó en que si ella no hubiera actuado desde el primer día en la forma en que lo hizo, nada de esto estuviera pasando. También pensó en su madre y lo feliz que había sido desde que había llegado a la casa de los Volkov.
Recordó que ella también había sido muy feliz desde el primer día que puso un pie en la casa y vio a Yulia. Y aunque Yulia se la pasara huyendo de ella, tomarla y hacerle la vida imposible había sido su pasatiempo favorito.
Lastimosamente todo se le había salido de las manos y si ella decía algo de lo que había pasado con Yulia, la relación de su madre con el padre de Yulia y con ella, se arruinaría por completo.
Elena se sentó en su cama y se tiró a los brazos de Nastya a llorar. Nastya solo esperaba que sus palabras sirvieran de algo...
......** ......
Natalya me contaba algunas cosas sobre su trabajo pero yo estaba en la luna, ninguna de sus palabras tomaba coherencia en mi mente, yo solo me mantenía callada ante todo lo que ella decía.
—¿Yul? ¿Estás bien?
—Mmm? Si, si...— Respondí, sonriendo muy incómoda.
Natalya levantó una ceja y solo me miró por unos segundos, después miró su reloj de mano y se sentó en la cama —Es tarde y debo irme— Hizo un puchero —Te veré el fin de semana, si?— Asentí y nos levantamos de la cama. Tenía que acompañar a Natalya hasta su auto pero primero debía asegurarme que no había peligro en los pasillos de mi casa.
Abrí la puerta de mi habitación solo un poco y asomé la cabeza lentamente. Uff! gracias a Dios no se veía un solo alma en los alrededores del pasillo. Natalya me tocó el hombro y me giré para mirarla.
—¿Qué te pasa?
Abrí la puerta totalmente y le sonreí torpemente —Nada— Respondí.
Natalya volvió a sonreír, tomó mi mano y me haló hacia el pasillo mientras yo solo miraba a la habitación de Elena que estaba muy cerca de la mía, rogando para que su puerta no se abriera en este momento.
Bajando el último escalón, escuché una voz que me paralizó de nuevo.
—Natalya— Gritaron desde el segundo piso. Mi estómago empezó retorcerse, la cabeza a darme vueltas y mis manos empezaron a humedecerse.
El ruido de los pasos que provenían de las escaleras iban acorde con los latidos de mi corazón. Ya no había escapatoria Elena lo haría.
Finalmente llegó hasta estar frente a nosotras. Vi como su boca se preparaba para soltarlo todo —Necesito hablar contigo— Dijo. Mierda! La expresión en el rostro de Elena era de total seriedad. Ella no me miraba y sus ojos estaban clavados en los de Natalya.
Una segunda voz gritó su nombre, se escuchó retumbar en toda la sala y ví a su amiga con un vaso de agua en la mano, corriendo hasta posarse a su lado, con una sonrisa que solo demostraba nerviosismo. Le susurró un —Qué demonios haces?— Al que Elena solo respondió con una sonrisa malévola.
Vi de reojo como Natalya movía la cabeza para decir que ‘Si’ a Elena y ésta añadió un —A solas— Natalya sonrió inocentemente y solo vi como subía con Elena por las escaleras.
Me quedé estática mirando hacia el suelo, la amiga de Elena desapareció hacia la cocina y una mano se posó en mi hombro.
—Es tú fin— Levanté la cabeza y vi a Irina asintiendo repetidas veces como queriendo decir 'Te lo dije' mirándome con pena —Ayudarte una segunda vez hoy... es imposible. Voy a preparar mi traje negro, llamaré a Varvara y a Victoria, a tu familia para que preparen los suyos y por último, llamaré a la funeraria para tener listo tu ataúd de tamaño extra pequeño...
Irina siguió relatando como Natalya acabaría con mi vida; mientras yo estaba ahí, siendo objetivo de sus burlas.
De repente, vi como Irina dejaba de bromear y se hacía adelante de mí, con las manos abiertas haciendo un escudo de protección.
El sonido de los tacones me heló la sangre, estaba preparada para el golpe final, así que cerré los ojos y lo siguiente que sentí, fue un beso en los labios.
—Yul— Oí un susurró, era la voz de Natalya. Abrí los ojos suavemente, Natalya sonrió, me tomó una mano y me arrastró hasta la puerta. Yo estaba confundida, no esperaba que esto pasara. Lo único que esperaba era mi muerte ¿qué diablos le había dicho Elena?
Llegamos hasta su auto y la curiosidad me carcomía —¿Qué te dijo Elena?— Pregunté con una leve voz.
—Nada importante— Sonrió —Vendré el fin de semana— Se acercó a mis labios y me susurró un 'Te amo' antes de darme un beso y subir a su auto.
Apenas el auto de Natalya arrancó, entré a la casa corriendo mientras oía a Irina gritar mi nombre. No le hice caso y subí hacia la habitación de Elena, abrí la puerta y ahí estaba ella, acostada en su cama.
Me acerqué a paso lento para sentarme a su lado. Al sentir mi presencia, Elena reaccionó y sentó en la cama. Sus ojos estaban rojos y llorosos.
—Elena— Susurré —¿qué le dijiste a Natalya?
—Nada. Vete— Agachó la cabeza.
—Elena, necesitamos hablar sobre lo que pasó hoy.
—Ya sé lo que me vas a decir: Fue un error, un impulso. Sé que no estas enamorada de mí. Estás enamorada de Natalya y lo de hoy fue solo sexo.
—Elena... yo...— Traté de explicarme.
—No te molestaré más Yulia, no quiero que hagas cosas por mí, no quiero que me cuides, ni quiero que me hables, de ahora en adelante seremos unas desconocidas. Te juro que así será.
¿Estaba hablando enserio? Por qué tomaba las cosas tan a la ligera.
—Elena, escu....
—Ahora, vete— dijo gritándome mientras se ponía de pie y se acercaba a mí. Me tomó de la mano y me arrastró hacia la puerta.
—Y puedes estar tranquila que no le diré nada a Natalya. No hay peor castigo que tu propia conciencia— Y con esas últimas palabras me cerró la puerta en la cara.
Los ojos me empezaron a arder. Sus palabras me dolieron demasiado, como si me hubiesen clavado un cuchillo en el corazón.
Eso que me había asegurado... era lo mejor para mi?
Yo no lo sentía así...
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Será que en realidad lena ignore a yul
MiriamCab- Invitado
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