BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
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Kamila
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VIVALENZ28
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Al final se quedarán Julia y Lena pero primero tendrán que sufrir un poco
Ahora veremos quién de las dos puede controlarse más
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Vera Rivero- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 18/09/2019
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Ahora viene lo más bueno jejeje
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Julia vera q es demasiado doloroso no estar lena y q no de hablen ni nada, ya la relación con Natalya no es lo mismo ya ama a lena
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Wooooooow y ahora que pasara?
mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Capítulo 18: Drama + Celos
Sábado 5 AM...
Debía ir al aeropuerto, el vuelo de Inessa y papá aterrizaba en tres horas. No había podido dormir mucho, así que era mejor salir temprano y conducir con cuidado.
Durante el camino, Natalya dormía tranquilamente en el asiento del copiloto; mientras yo iba perdida en mis pensamientos. Estos días habían sido una total y absoluta mierda.
No podía evitar acordarme de los sucesos ocurridos, sobre todo el jueves y viernes, esos días fueron un completo desastre…
……**……
Flashback
Después de lo que sucedió con Elena el miércoles, agradecí al cielo que Irina se hubiera quedado conmigo esa noche. Su compañía había sido como una inyección de buena vibra que combatió el mal rato que pasé.
Ella me arrastró a mi habitación y nos tiramos a mi cama a conversar sobre lo caóticas que se habían tornado nuestras vacaciones. No podíamos evitar reírnos mientras recordábamos el último día de universidad. Cuando habíamos planeado: los viajes, paseos, las salidas. Se suponía que todo iba a ser diversión, felicidad, cachondeo. Pero no... No fue así. Las dos habíamos divisado el futuro antes de tiempo y nunca nos dimos a la tarea de pensar en los obstáculos que venían con ello. Obstáculos con nombre y apellido.
...
Recuerdo perfectamente que el jueves me levanté pensando en Elena y en todas las cosas que me había dicho la noche del miércoles. Conservaba la esperanza de que sus palabras solo habían sido producto de la ira del momento y todo volvería a ser igual... Pero no, la chica se empeñaba en que todo fuera difícil.
Recuerdo que ese día en la mañana, bajaba las escaleras en compañía de Nina para ir a la cocina, pero me detuve en el último escalón cuando vi a la chica en la sala viendo TV con Nastya.
Decidí jugármela y me acerqué a ellas para dar los 'Buenos días', pero solo Nastya me contestó. Elena me ignoró y solo acariciaba la cabecita de Prince que estaba sobre su regazo.
Nastya me regaló una sonrisa de disculpa, y solo atiné a negar con la cabeza mientras sonreía un poco, dándole a entender que no se preocupara. Lo dejé pasar y volví a la cocina para ayudar a Irina con el desayuno.
En horas de la tarde, mientras disfrutábamos del almuerzo, las cuatro estábamos en el comedor pero ninguna de nosotras hablaba, era una situación muy incómoda. Yo trataba de buscar la mirada de Elena pero ella se negaba y se negaba a mirarme…
Minutos después, Irina se aclaró la garganta para acabar con la incomodidad y empezó a hablar con Nastya.
Poco a poco la conversación iba tomando fluidez y en unos instantes, todas conversábamos y reíamos. Pero por supuesto, Elena no participaba cuando yo lo hacía, ni se reía de los chistes que yo contaba de vez en cuando. Era una verdadera mierda.
Fue así durante el resto del día, no me miraba, no me hablaba, nada que tuviera que ver conmigo era de su incumbencia, excepto Ginger, a él si lo consentía, lo mimaba y le hablaba como un bebé.
Esta situación me estaba jodiendo demasiado, estaba desesperada por la atención de Elena, y en la noche antes de ir a la cama, no aguanté más e intenté entrar a su habitación pero todo fracasó. Una almohada terminó en mi rostro y casi termino rodando por las escaleras. Elena me sacó a empujones de allí y me gritó que no la molestara…
...
Los problemas entre Irina y Anya siguieron. Nunca había visto a mi amiga en tales condiciones cuando terminaba una llamada con su novia. Ella seguía dándole las mismas respuestas de hace unos días. ‘Estoy bien y no quiero que vengas’ Me sentía mal por ella, de verdad que esta situación era frustrante...
La paciencia de Nina finalmente se agotó el día viernes, cuando volvió a llamar a su novia y esta vez no obtuvo ni siquiera una respuesta. Ella no lo pensó más y estuvo decidida a enfrentarla para que de una vez y por todas, dejaran las cosas claras.
Después de tomar el desayuno, me pidió que la llevara a esa casa. Yo no estaba muy convencida de que fuera una buena idea, pero al final no tuve otra opción.
...
Cuando llegamos a la casa de Anya, yo me quedé dentro del auto mientras miraba a Irina bajarse decidida y caminar hasta la puerta. Las manos me sudaban y el corazón me latía. Tenía miedo. Miedo de que algo malo sucediera.
Irina llegó a la puerta y empezó a tocar repetidas veces. La pobre se veía bastante desesperada, ya que nadie respondía. Anya y yo no éramos tan cercanas pero no podía evitar sentirme preocupada por ella también. Solo me preguntaba ¿Por qué estaba actuando de esta manera con Irina?
Finalmente después de varios intentos fallidos, Irina volvió al auto bufando y agarrándose fuertemente el cabello.
Se posó contra mi ventana y en sus ojos podía ver solo furia —Dios, sé que todas somos chicas pero por qué hay unas más difíciles que otras? Uhg!— Me preguntó.
—Tal vez, acaba de salir— Le respondí, tratando de tranquilizarla.
Irina negó con la cabeza y de su boca solo salían malas palabras.
Me bajé del auto y caminé hasta su lado —Hey, Irina, cálmate. Ya te dije que puede que no esté allí?—
—Ella está allí, Yulia.
—Como lo sabes?— Trataba de hacerla entrar en razón.
—Lo sé. Y sabes qué? A partir de este momento estoy oficialmente soltera— Gritó, abrió la puerta del auto para entrar pero la agarré del brazo y no se lo permití.
—Irina, vamos, no digas eso. Tú eres la persona que siempre me dice que luche por mis cosas y ahora tú te estás dando por vencida. Por qué no intentamos algo más?
Irina exhaló fuertemente, ya sin esperanzas. Sus ojos se iban colocando rojos.
Me dolía ver a Irina en ese estado, y no me quedó de otra más que proponerle que entráramos a la casa por nuestros propios medios. Ella me quedó mirando y al final asintió.
Caminamos hasta la parte trasera de la casa, exactamente hacia el jardín que estaba protegido por unas rejas. Ayudé a Irina a inclinarse, hasta que finalmente logró pasar al otro lado, cayendo al pasto sin hacerse daño. Yo la iba a seguir pero me dijo que mejor la esperara en el auto. Asentí y me quedé viendo cómo se alejaba...
…
Pasaron quince minutos desde que Irina había entrado a la casa, al principio estaba preocupada pero luego pensé, que si se había demorado esos minutos era porque Anya si estaba dentro de la casa, y en este momento estaban solucionando el problema.
Los minutos pasaron y ya se había cumplido una hora. Me preguntaba ¿Por qué demoraba tanto? Mi angustia fue demasiada y tomé mi celular para llamarla. Cuando estuve a punto de presionar el botón, la puerta de la casa se abrió de par en par y vi como Irina, literalmente, salía echando humo por la nariz. No estaba exagerando.
No caminó hacia al auto y tomó otro rumbo, uno que era desconocido para mí. Yo estaba demasiado asustada, ¿qué diablos había pasado allí dentro? ¿A dónde iba Irina?
Iba a arrancar mi auto, pero escuché los gritos de Anya. Ahora ella estaba en la puerta gritándole a Irina que regresara. Cayó de rodillas y las mejillas de la chica se llenaban de lágrimas mientras veía a su novia alejarse más y más.
Mi única reacción fue arrancar el auto e ir tras de Irina, no sin antes llamar a Natalya y pedirle que hiciera lo posible por venir a ver a Anya, sin más detalles. No tenía tiempo para eso.
Alcancé a Irina en el camino, ella se subió a mi auto con los ojos llorosos y azotándose. No me miró y solo me pidió que la llevara a su casa, sin decir más. Sus ojos llorosos solo expresaban furia mezclada con dolor. Sabía que era mala idea preguntarle algo en este momento, así que solo cumplí su petición y conduje en silencio.
...
Tres horas más tarde… me encontré con Natalya en una cafetería. Tenía los ojos rojizos, podía asegurar que también estuvo llorando.
La envolví en un abrazo y ella soltó unas lágrimas. Yo todavía no entendía nada de lo que pasaba y esperé a que Natalya se calmara…
Naty me contaba lo que había hablado con Anya y las razones por las que no quería hablar con nadie... por las que ignoraba a Irina.
Mi boca estaba abierta mientras escuchaba todo lo que mi novia relataba. No podía creer lo que me estaba contando y un —¿Qué?— salió de mi boca demasiado fuerte. Tanto así, que las personas alrededor nuestro nos quedaron viendo, bastante asustados.
Natalya me golpeó el hombro, dio una sonrió de disculpas a todos y corrió su silla hasta que quedó a mi lado. Le susurré —Lo siento— y la abracé de nuevo, ella no dejaba de sollozar.
Dios, no lo podía creer... Cuatro años! Anya se iba cuatro años de Moscú, esto sí que era una mala noticia. Ahora entendía por que se había refugiado en su casa y no hablaba con nadie. Entendía que no era fácil dejar todo lo que tienes de la noche a la mañana, tu hogar, tus amigos, tu novia....
Natalya apoyó su barbilla en mi hombro y clavó sus ojos en mí. Me volteé para mirarla y ella me dijo que “Esperaba que nuestra relación nunca pasara por una situación igual” Tragué saliva y ni siquiera podía pensar en eso. Yo le había mentido y fallado terriblemente, muchas veces. Sus palabras me hicieron sentir como una mierda...
Salimos de la cafetería y pensamos que era buena idea ir a donde Irina. No podíamos evitar sentirnos mal por esta situación. Tanto Irina como Anya eran nuestras amigas y verlas de tal manera también afectaba nuestro estado de ánimo.
Estuvimos casi todo el día acompañando a Irina. Nos entretuvimos hablando de muchas cosas y con Natalya decidimos que no era correcto tocar el tema de Anya.
Al llegar la noche tuvimos que dejarla, no sin antes decirle que me llamara si necesitaba algo…
Camino a casa, le dije a Natalya que se quedara conmigo, ella no dejaba de llorar y yo tampoco me sentía muy bien así que hacernos compañía iba a ser confortante.
Lo único que esperaba es que días así, no se volvieran a repetir.
Fin Flashback
……**……
Sábado 8AM
Llegamos al aeropuerto hace quince minutos y ahora estábamos en una cafetería. Natalya desayunaba unas tostadas con un jugo de naranja y yo solo un té. La verdad era que no tenía una pizca de hambre, solo un maldito dolor de cabeza que me estaba matando.
Miré a Natalya, y se notaba que su noche no había sido nada buena. Tenía unas ojeras pronunciadas y la nariz roja. Ayer que llegamos de la casa de Irina, Naty lloró por un rato más hasta que se quedó dormida.
La seguí mirando por unos minutos más y la verdad era que ya nada se sentía igual, en cada momento recordaba a la niña tonta. Mierda! Sacudí la cabeza, no debía de estar pensando en ella ahora… Desde hoy haría todo lo posible para fortalecer la relación con mi novia.
Finalmente el vuelo donde llegaba papá fue anunciado y fuimos a recogerlos…
…
El camino de vuelta a la casa fue muy divertido. Era un respiro ver a la pareja de nuevo. Estaba feliz de que su viaje no se había extendido más de lo común. Ya no soportaba la idea de estar un segundo más metida en esa casa con una chica que me ignoraba hasta el saludo.
Dos horas después….
—¡Dulce hogar!— Exclamó papá cuando íbamos entrando al vecindario. Inessa, Naty y yo empezamos a reír.
—Gracias por recogernos, Yul, fue muy amable de tu parte— Añadió ella.
—No te preocupes, Inessa. Es un placer— Bajé del auto y caminé hasta la cajuela para empezar a sacar las maletas.
Papá se metió a mi auto y empezó a tocar el claxon repetidas veces, tratando de hacer melodías. Yo solo reía porque lo único que lograba era hacer ruido.
Segundos después, la puerta se abrió de par en par y allí estaba la chica, en pijama, con una sonrisa en el rostro, que se extendió de oreja a oreja cuando vio a Inessa.
Empezó a correr hacia ella y no dudó en lanzarse a sus brazos, quedando colgada. Fue como si no la hubiera visto hace meses.
Elena se alejó del abrazo de su mamá y corrió donde papá para también saludarlo. Saludó a Natalya y obviamente a mí, no me saludó. Natalya me miró con una ceja enarcada y yo me hice la que no sabía nada….
…
Todos se sentaron en la sala y yo desde la cocina escuchaba lo feliz que estaba la pareja por el éxito del proyecto. Se logró concretar, y eso aseguraba muchas más ganancias y beneficios a favor de la empresa.
Además de un crecimiento laboral para contratar a más personas.
Me sentía muy feliz, sabía que ese era el fruto de su trabajo y que un día no muy lejano, quedaría a mi cargo.
Regresé con unos refrescos para ellos y los dos empezaron a lanzar preguntas sobre lo que habíamos hecho en su ausencia, yo iba a responder pero no pude porque Elena tomó mi palabra y lo resumió en que ‘nada interesante’ había pasado durante la semana.
Fruncí el ceño y sentí un malestar en el corazón al escuchar sus palabras, no esperaba que les contara a ellos que habíamos estado juntas por más de seis horas y en distintos escenarios, pero decir que nada interesante pasó, de la manera en que lo expresó tan desinteresada, cuando yo la había ayudado en otras ocasiones y antes de que todo pasara, me llenó de rabia y llegué a pensar que en realidad a ella nada le había importado nada…
—Chicas, me alegra que todo haya salido bien durante nuestra ausencia— Papá se puso de pie y tomó la mano de Inessa —Nosotros nos vamos a descansar un poco. Espero que no tengan ningún plan para hoy porque iremos a celebrar este logro con una cena, está bien?—Todas asentimos.
—A las seis y media las espero listas aquí en la sala. Adiós— Dijo papá por último, para desaparecer a su habitación.
…
Cuando papá dijo la palabra cena, Natalya inmediatamente me arrastró fuera de la casa, alegando muy feliz que debíamos ir de compras. Yo no me negué, de hecho pensé que era una excelente idea. Necesitaba despejar mi mente en algo… y de alguien.
Conduje hasta el centro comercial y al llegar allí, no dudamos en visitar todo tipo de tiendas. La estábamos pasando muy bien y reíamos cuando comprábamos tonterías para mi habitación y algunas otras para la de Natalya.
Después de haber recorrido algunas tiendas de juegos, finalmente entramos a una tienda de ropa. Natalya y yo nos probamos de todo tipo de vestidos hasta que finalmente encontramos los adecuados. Naty eligió un vestido azul oscuro sin tiras, que le daba un poco más arriba de las rodillas con pequeñas líneas bordadas que brillaban. Y yo un vestido negro, de tiras muy sencillo y del mismo alto que el de Naty.
Después de haber terminado la compra de los vestidos, pasamos frente a una peluquería y me detuve. Ya estaba cansada de tener el cabello largo, era hora de un cambio. Se lo comenté a Natalya y ella estuvo de acuerdo. Unas horas después yo salía con mi cabello totalmente corto, con las puntas hacia arriba. Mi novia me miraba asombrada y se mordía el labio cada vez que miraba.
Finalmente decidimos volver a casa, ya eran las 3: 30 y debíamos estar listas.
…
“You love me and I'm frozen in time…” Yo estaba cantando a todo pulmón en la ducha. Estaba feliz. La salida con Natalya había sido la vitamina que necesitaba. La habíamos pasado tan bien después de tanto drama.
Terminé de ducharme y cuando abrí la puerta, vi a Natalya en bata esperando su turno. Le di una sonrisa, ella me lanzó un beso y luego desapareció en mi baño…
Horas después, Natalya se daba los últimos retoques de maquillaje y yo ondulaba las puntas de mi cabello. Terminamos y nos quedamos viendo una a la otra. No pude evitar sonreír al ver lo preciosa que se veía Natalya.
Ella envolvió sus manos en mi cintura y su rostro quedó cerca del mío —Te ves hermosa— Susurró en mis labios.
—Tú estás más hermosa— Le dije y nos dimos un pequeño beso para no arruinar nuestro labial. Entrelazamos nuestras manos y bajamos a la sala.
Al bajar, nos encontramos a la pareja, quedaron boquiabiertos y nos elogiaron nuestros atuendos. Nos sentamos con ellos, ya que al parecer alguien todavía no estaba lista.
Papá comenzó a relatarle a Natalya acerca de la ciudad en donde habían estado pero el sonido de unos tacones interrumpió la conversación.
Giré mi cabeza lentamente… y el pulso de mi corazón se aceleró, mi respiración se cortó, mi mandíbula se aflojó, mis ojos se abrieron como platos y mi maldita cordura se fue al carajo.
Elena se acercaba a nosotros. Todo parecia quedar en cámara lenta.
Llevaba un vestido rojo y corto que dejaba ver sus mayores atributos. Sus pechos se pronunciaban y sus piernas largas brillaban…
Su cara... su maquillaje era oscuro y complementaba perfectamente bien con su vestir, era increíblemente, sus ojos resaltaban y sus labios eran rojos como una fresa, perfectos para devorarlos.
—Mi amor. Te ves preciosa— le dijo Inessa. Elena sonrió y de nuevo su mirada se posó en mí. Mi corazón se volvió loco…
……**……
—Chicas, por la familia— Papá inició el brindis y todas unieron su copa excepto yo. Estaba embobada viendo los labios de Elena.
—¿Yul?— Papá puso una mano frente a mi cara y la empezó a agitar —¿Yul?
—Amm...que?— Pregunté desorientada.
—Vas a brindar o no?— Me preguntó con una ceja enarcada y todas en la mesa empezaron a reír.
Fruncí el ceño y uní mi copa a la del grupo...
Todos conversaban y conversaban y yo.. Yo no podía dejar de mirar a Elena. Mi mirada recorría cada parte de su rostro. Aun no procesaba lo bien que se veía con ese maquillaje.
Ella dejó la conversación, sus ojos se posaron en mí y vi como recorrían cada parte de mi rostro hasta terminar en mi mirada. Nos quedamos así por un tiempo, parecía que jugábamos a una batalla de quien resistía más...
De qui….
—¿¡Elena!?
Uhgg…. Vuelve a mírarme….
¡Diablos!. Esa estúpida voz hizo que ella apartara su mirada de mí y que la mesa quedara en silencio.
Ahora solo lograba ver su perfil.
Veía como en su rostro se iba formando una sonrisa y en sus ojos unas medias lunas.
Seguí su línea de visión y frente a ella había una chica de cabello negro, vestida de blanco, casi de su misma altura.
Elena se puso de pie, se tapó la boca y amortiguó un grito que fue audible para los que estábamos en la mesa —No puede ser… Eres... tú?
La chica sonrió, caminó hasta quedar frente a ella y la abrazó por la cintura —Soy yo— Le dijo mirándola al rostro.
Elena se apartó un poco, acunó el rostro de la chica en sus manos y le clavó los labios en la mejilla. Se quedaron sonriendo una a la otra, como si no notaran nuestra existencia.
Como si no hubiese nadie más allí…
No pude soportar tanta cercanía entre ellas y fingí que tenía algo en la garganta. El sonido del carraspeo hizo que se separaran del abrazo y empezaron a reír un poco apenadas.
Yo tomé una copa de vino y bebí para disimular mi molestia.
La chica se giró hacia a nosotros y saludó —Buenas noches— Dijo —Lo siento por mis modales— Se disculpó.
Todos inclinaron la cabeza excepto yo. No me interesaba nada sobre ella.
Vi como Elena entrelazó su mano con la de ella y empezó a sonreír como una tonta —Mamá. Ella es Sveta. Te acuerdas? Fue mi compañera en la escuela.
Inessa la miraba con los ojos entrecerrados, como si estuviera tratando de recordar y luego sonrió —Oh! Sveta? Dios mio! pero si estás cambiadísima. Y mucho más preciosa— Se levantó y envolvió a la chica en un cálido abrazo.
—Usted también se ve muy bien, Inessa— Respondió ella.
—Siéntate con nosotros, por favor— dijo Elena, juntando las manos y haciendo un puchero.
La chica miró hacia una mesa donde estaban algunas personas y luego miró de nuevo a Elena, sonriendo —Solo por un momento— Le guiñó un ojo.
Papá llamó a un mesero y le ordenó que trajera una silla para la chica...
......** ......
¿Maldita sea!... Habían pasado más de diez minutos y Elena y la tal Sveta parecían un par de tórtolas. Se pellizcaban las mejillas, se acariciaban el cabello y tenían sus manos entrelazadas sobre la mesa.
Era tan estúpido y tan cursi…
—Sveta... y cuando regresaste de tu viaje?— Le preguntó Inessa. Todas las miradas estaban clavadas en ella, en especial la de Elena; mientras 'Sveta' relataba sus travesías por el mundo.
Mi mirada solo podía estar en ella que cada vez que la tal Sveta hablaba. Sonreía y sonreía con cualquier palabra que salía de su boca.
Finalmente la chica fue llamada por una señora desde otra mesa y ella le hizo señas con su mano de que esperara.
—Fue un gusto conversar con ustedes— Se dirigió a nosotros —y encontrarme de nuevo con usted, Inessa— Se inclinó ante Inessa —y sobre todo contigo Elena— Elena soltó una risita —pero es hora de volver a mi mesa con mis padres.
—Noooo— Elena chilló —Quédate, por favor— Rogaba como una niñita.
—No puedo— Sveta acarició su mejilla —pero te prometo que mañana iré a tu casa. Recuerda que ya tengo tú número y dirección— La chica agitó su celular y Elena volvió a sonreír —Bueno... que disfruten de la cena— Sonrió a todos una vez más —Permiso— Hizo una pequeña reverencia y luego tomó el rostro de Elena entre sus manos para dejar un sonoro beso en su mejilla —Adiós. Te llamaré— Le guiñó un ojo y por fin se fue….
Minutos después, nuestra maldita cena llegó pero eso era lo que menos me importaba. Mis ojos seguían clavados en Elena.
Ella y la estúpida de Sveta seguían compartiendo miradas y sonrisas desde la lejanía de nuestras mesas. Esto no me gustaba, ni me hacia ninguna gracia.
Ni siquiera podía comer…
—¿Yul?— Natalya susurró en mi oído.
—Mmm?
—¿No quieres cenar?
No, no quiero comer nada, ni quiero ver como ese par de tontas se sonríen —No, me siento un poco mal. Quiero irme a casa.
Natalya frunció el ceño y suspiró.
—De verdad quieres irte a casa?— Asentí y Natalya negó con la cabeza —Sr Volkov, Yul se siente mal.
—¿Te sientes mal? ¿qué tienes?
Celos. Unos malditos celos que no puedo soportar más —No es nada papá. Solo necesito mi cama.
—Nos vamos conti…
—No!— Lo corté —Estoy bien papá. Quédate y disfruta de la cena. Solo necesito descansar.
—¿Estás segura?
—Segura, Natalya me cuidará— Dije fuerte para que todos me escucharan. Miré a Elena para ver su reacción pero al parecer a ella no le importaba lo mínimo que pasara conmigo. Solo seguía embobada mirando a su amiguita.
—Está bien pero...
—Pero nada papá. Adiós— Dije casi gritando, entrelacé mi mano con la de Natalya y desaparecí lo más rápido que pude de ese restaurante…
Esa tal Sveta que ni se atreva a poner un pie en mi casa...
Sábado 5 AM...
Debía ir al aeropuerto, el vuelo de Inessa y papá aterrizaba en tres horas. No había podido dormir mucho, así que era mejor salir temprano y conducir con cuidado.
Durante el camino, Natalya dormía tranquilamente en el asiento del copiloto; mientras yo iba perdida en mis pensamientos. Estos días habían sido una total y absoluta mierda.
No podía evitar acordarme de los sucesos ocurridos, sobre todo el jueves y viernes, esos días fueron un completo desastre…
……**……
Flashback
Después de lo que sucedió con Elena el miércoles, agradecí al cielo que Irina se hubiera quedado conmigo esa noche. Su compañía había sido como una inyección de buena vibra que combatió el mal rato que pasé.
Ella me arrastró a mi habitación y nos tiramos a mi cama a conversar sobre lo caóticas que se habían tornado nuestras vacaciones. No podíamos evitar reírnos mientras recordábamos el último día de universidad. Cuando habíamos planeado: los viajes, paseos, las salidas. Se suponía que todo iba a ser diversión, felicidad, cachondeo. Pero no... No fue así. Las dos habíamos divisado el futuro antes de tiempo y nunca nos dimos a la tarea de pensar en los obstáculos que venían con ello. Obstáculos con nombre y apellido.
...
Recuerdo perfectamente que el jueves me levanté pensando en Elena y en todas las cosas que me había dicho la noche del miércoles. Conservaba la esperanza de que sus palabras solo habían sido producto de la ira del momento y todo volvería a ser igual... Pero no, la chica se empeñaba en que todo fuera difícil.
Recuerdo que ese día en la mañana, bajaba las escaleras en compañía de Nina para ir a la cocina, pero me detuve en el último escalón cuando vi a la chica en la sala viendo TV con Nastya.
Decidí jugármela y me acerqué a ellas para dar los 'Buenos días', pero solo Nastya me contestó. Elena me ignoró y solo acariciaba la cabecita de Prince que estaba sobre su regazo.
Nastya me regaló una sonrisa de disculpa, y solo atiné a negar con la cabeza mientras sonreía un poco, dándole a entender que no se preocupara. Lo dejé pasar y volví a la cocina para ayudar a Irina con el desayuno.
En horas de la tarde, mientras disfrutábamos del almuerzo, las cuatro estábamos en el comedor pero ninguna de nosotras hablaba, era una situación muy incómoda. Yo trataba de buscar la mirada de Elena pero ella se negaba y se negaba a mirarme…
Minutos después, Irina se aclaró la garganta para acabar con la incomodidad y empezó a hablar con Nastya.
Poco a poco la conversación iba tomando fluidez y en unos instantes, todas conversábamos y reíamos. Pero por supuesto, Elena no participaba cuando yo lo hacía, ni se reía de los chistes que yo contaba de vez en cuando. Era una verdadera mierda.
Fue así durante el resto del día, no me miraba, no me hablaba, nada que tuviera que ver conmigo era de su incumbencia, excepto Ginger, a él si lo consentía, lo mimaba y le hablaba como un bebé.
Esta situación me estaba jodiendo demasiado, estaba desesperada por la atención de Elena, y en la noche antes de ir a la cama, no aguanté más e intenté entrar a su habitación pero todo fracasó. Una almohada terminó en mi rostro y casi termino rodando por las escaleras. Elena me sacó a empujones de allí y me gritó que no la molestara…
...
Los problemas entre Irina y Anya siguieron. Nunca había visto a mi amiga en tales condiciones cuando terminaba una llamada con su novia. Ella seguía dándole las mismas respuestas de hace unos días. ‘Estoy bien y no quiero que vengas’ Me sentía mal por ella, de verdad que esta situación era frustrante...
La paciencia de Nina finalmente se agotó el día viernes, cuando volvió a llamar a su novia y esta vez no obtuvo ni siquiera una respuesta. Ella no lo pensó más y estuvo decidida a enfrentarla para que de una vez y por todas, dejaran las cosas claras.
Después de tomar el desayuno, me pidió que la llevara a esa casa. Yo no estaba muy convencida de que fuera una buena idea, pero al final no tuve otra opción.
...
Cuando llegamos a la casa de Anya, yo me quedé dentro del auto mientras miraba a Irina bajarse decidida y caminar hasta la puerta. Las manos me sudaban y el corazón me latía. Tenía miedo. Miedo de que algo malo sucediera.
Irina llegó a la puerta y empezó a tocar repetidas veces. La pobre se veía bastante desesperada, ya que nadie respondía. Anya y yo no éramos tan cercanas pero no podía evitar sentirme preocupada por ella también. Solo me preguntaba ¿Por qué estaba actuando de esta manera con Irina?
Finalmente después de varios intentos fallidos, Irina volvió al auto bufando y agarrándose fuertemente el cabello.
Se posó contra mi ventana y en sus ojos podía ver solo furia —Dios, sé que todas somos chicas pero por qué hay unas más difíciles que otras? Uhg!— Me preguntó.
—Tal vez, acaba de salir— Le respondí, tratando de tranquilizarla.
Irina negó con la cabeza y de su boca solo salían malas palabras.
Me bajé del auto y caminé hasta su lado —Hey, Irina, cálmate. Ya te dije que puede que no esté allí?—
—Ella está allí, Yulia.
—Como lo sabes?— Trataba de hacerla entrar en razón.
—Lo sé. Y sabes qué? A partir de este momento estoy oficialmente soltera— Gritó, abrió la puerta del auto para entrar pero la agarré del brazo y no se lo permití.
—Irina, vamos, no digas eso. Tú eres la persona que siempre me dice que luche por mis cosas y ahora tú te estás dando por vencida. Por qué no intentamos algo más?
Irina exhaló fuertemente, ya sin esperanzas. Sus ojos se iban colocando rojos.
Me dolía ver a Irina en ese estado, y no me quedó de otra más que proponerle que entráramos a la casa por nuestros propios medios. Ella me quedó mirando y al final asintió.
Caminamos hasta la parte trasera de la casa, exactamente hacia el jardín que estaba protegido por unas rejas. Ayudé a Irina a inclinarse, hasta que finalmente logró pasar al otro lado, cayendo al pasto sin hacerse daño. Yo la iba a seguir pero me dijo que mejor la esperara en el auto. Asentí y me quedé viendo cómo se alejaba...
…
Pasaron quince minutos desde que Irina había entrado a la casa, al principio estaba preocupada pero luego pensé, que si se había demorado esos minutos era porque Anya si estaba dentro de la casa, y en este momento estaban solucionando el problema.
Los minutos pasaron y ya se había cumplido una hora. Me preguntaba ¿Por qué demoraba tanto? Mi angustia fue demasiada y tomé mi celular para llamarla. Cuando estuve a punto de presionar el botón, la puerta de la casa se abrió de par en par y vi como Irina, literalmente, salía echando humo por la nariz. No estaba exagerando.
No caminó hacia al auto y tomó otro rumbo, uno que era desconocido para mí. Yo estaba demasiado asustada, ¿qué diablos había pasado allí dentro? ¿A dónde iba Irina?
Iba a arrancar mi auto, pero escuché los gritos de Anya. Ahora ella estaba en la puerta gritándole a Irina que regresara. Cayó de rodillas y las mejillas de la chica se llenaban de lágrimas mientras veía a su novia alejarse más y más.
Mi única reacción fue arrancar el auto e ir tras de Irina, no sin antes llamar a Natalya y pedirle que hiciera lo posible por venir a ver a Anya, sin más detalles. No tenía tiempo para eso.
Alcancé a Irina en el camino, ella se subió a mi auto con los ojos llorosos y azotándose. No me miró y solo me pidió que la llevara a su casa, sin decir más. Sus ojos llorosos solo expresaban furia mezclada con dolor. Sabía que era mala idea preguntarle algo en este momento, así que solo cumplí su petición y conduje en silencio.
...
Tres horas más tarde… me encontré con Natalya en una cafetería. Tenía los ojos rojizos, podía asegurar que también estuvo llorando.
La envolví en un abrazo y ella soltó unas lágrimas. Yo todavía no entendía nada de lo que pasaba y esperé a que Natalya se calmara…
Naty me contaba lo que había hablado con Anya y las razones por las que no quería hablar con nadie... por las que ignoraba a Irina.
Mi boca estaba abierta mientras escuchaba todo lo que mi novia relataba. No podía creer lo que me estaba contando y un —¿Qué?— salió de mi boca demasiado fuerte. Tanto así, que las personas alrededor nuestro nos quedaron viendo, bastante asustados.
Natalya me golpeó el hombro, dio una sonrió de disculpas a todos y corrió su silla hasta que quedó a mi lado. Le susurré —Lo siento— y la abracé de nuevo, ella no dejaba de sollozar.
Dios, no lo podía creer... Cuatro años! Anya se iba cuatro años de Moscú, esto sí que era una mala noticia. Ahora entendía por que se había refugiado en su casa y no hablaba con nadie. Entendía que no era fácil dejar todo lo que tienes de la noche a la mañana, tu hogar, tus amigos, tu novia....
Natalya apoyó su barbilla en mi hombro y clavó sus ojos en mí. Me volteé para mirarla y ella me dijo que “Esperaba que nuestra relación nunca pasara por una situación igual” Tragué saliva y ni siquiera podía pensar en eso. Yo le había mentido y fallado terriblemente, muchas veces. Sus palabras me hicieron sentir como una mierda...
Salimos de la cafetería y pensamos que era buena idea ir a donde Irina. No podíamos evitar sentirnos mal por esta situación. Tanto Irina como Anya eran nuestras amigas y verlas de tal manera también afectaba nuestro estado de ánimo.
Estuvimos casi todo el día acompañando a Irina. Nos entretuvimos hablando de muchas cosas y con Natalya decidimos que no era correcto tocar el tema de Anya.
Al llegar la noche tuvimos que dejarla, no sin antes decirle que me llamara si necesitaba algo…
Camino a casa, le dije a Natalya que se quedara conmigo, ella no dejaba de llorar y yo tampoco me sentía muy bien así que hacernos compañía iba a ser confortante.
Lo único que esperaba es que días así, no se volvieran a repetir.
Fin Flashback
……**……
Sábado 8AM
Llegamos al aeropuerto hace quince minutos y ahora estábamos en una cafetería. Natalya desayunaba unas tostadas con un jugo de naranja y yo solo un té. La verdad era que no tenía una pizca de hambre, solo un maldito dolor de cabeza que me estaba matando.
Miré a Natalya, y se notaba que su noche no había sido nada buena. Tenía unas ojeras pronunciadas y la nariz roja. Ayer que llegamos de la casa de Irina, Naty lloró por un rato más hasta que se quedó dormida.
La seguí mirando por unos minutos más y la verdad era que ya nada se sentía igual, en cada momento recordaba a la niña tonta. Mierda! Sacudí la cabeza, no debía de estar pensando en ella ahora… Desde hoy haría todo lo posible para fortalecer la relación con mi novia.
Finalmente el vuelo donde llegaba papá fue anunciado y fuimos a recogerlos…
…
El camino de vuelta a la casa fue muy divertido. Era un respiro ver a la pareja de nuevo. Estaba feliz de que su viaje no se había extendido más de lo común. Ya no soportaba la idea de estar un segundo más metida en esa casa con una chica que me ignoraba hasta el saludo.
Dos horas después….
—¡Dulce hogar!— Exclamó papá cuando íbamos entrando al vecindario. Inessa, Naty y yo empezamos a reír.
—Gracias por recogernos, Yul, fue muy amable de tu parte— Añadió ella.
—No te preocupes, Inessa. Es un placer— Bajé del auto y caminé hasta la cajuela para empezar a sacar las maletas.
Papá se metió a mi auto y empezó a tocar el claxon repetidas veces, tratando de hacer melodías. Yo solo reía porque lo único que lograba era hacer ruido.
Segundos después, la puerta se abrió de par en par y allí estaba la chica, en pijama, con una sonrisa en el rostro, que se extendió de oreja a oreja cuando vio a Inessa.
Empezó a correr hacia ella y no dudó en lanzarse a sus brazos, quedando colgada. Fue como si no la hubiera visto hace meses.
Elena se alejó del abrazo de su mamá y corrió donde papá para también saludarlo. Saludó a Natalya y obviamente a mí, no me saludó. Natalya me miró con una ceja enarcada y yo me hice la que no sabía nada….
…
Todos se sentaron en la sala y yo desde la cocina escuchaba lo feliz que estaba la pareja por el éxito del proyecto. Se logró concretar, y eso aseguraba muchas más ganancias y beneficios a favor de la empresa.
Además de un crecimiento laboral para contratar a más personas.
Me sentía muy feliz, sabía que ese era el fruto de su trabajo y que un día no muy lejano, quedaría a mi cargo.
Regresé con unos refrescos para ellos y los dos empezaron a lanzar preguntas sobre lo que habíamos hecho en su ausencia, yo iba a responder pero no pude porque Elena tomó mi palabra y lo resumió en que ‘nada interesante’ había pasado durante la semana.
Fruncí el ceño y sentí un malestar en el corazón al escuchar sus palabras, no esperaba que les contara a ellos que habíamos estado juntas por más de seis horas y en distintos escenarios, pero decir que nada interesante pasó, de la manera en que lo expresó tan desinteresada, cuando yo la había ayudado en otras ocasiones y antes de que todo pasara, me llenó de rabia y llegué a pensar que en realidad a ella nada le había importado nada…
—Chicas, me alegra que todo haya salido bien durante nuestra ausencia— Papá se puso de pie y tomó la mano de Inessa —Nosotros nos vamos a descansar un poco. Espero que no tengan ningún plan para hoy porque iremos a celebrar este logro con una cena, está bien?—Todas asentimos.
—A las seis y media las espero listas aquí en la sala. Adiós— Dijo papá por último, para desaparecer a su habitación.
…
Cuando papá dijo la palabra cena, Natalya inmediatamente me arrastró fuera de la casa, alegando muy feliz que debíamos ir de compras. Yo no me negué, de hecho pensé que era una excelente idea. Necesitaba despejar mi mente en algo… y de alguien.
Conduje hasta el centro comercial y al llegar allí, no dudamos en visitar todo tipo de tiendas. La estábamos pasando muy bien y reíamos cuando comprábamos tonterías para mi habitación y algunas otras para la de Natalya.
Después de haber recorrido algunas tiendas de juegos, finalmente entramos a una tienda de ropa. Natalya y yo nos probamos de todo tipo de vestidos hasta que finalmente encontramos los adecuados. Naty eligió un vestido azul oscuro sin tiras, que le daba un poco más arriba de las rodillas con pequeñas líneas bordadas que brillaban. Y yo un vestido negro, de tiras muy sencillo y del mismo alto que el de Naty.
Después de haber terminado la compra de los vestidos, pasamos frente a una peluquería y me detuve. Ya estaba cansada de tener el cabello largo, era hora de un cambio. Se lo comenté a Natalya y ella estuvo de acuerdo. Unas horas después yo salía con mi cabello totalmente corto, con las puntas hacia arriba. Mi novia me miraba asombrada y se mordía el labio cada vez que miraba.
Finalmente decidimos volver a casa, ya eran las 3: 30 y debíamos estar listas.
…
“You love me and I'm frozen in time…” Yo estaba cantando a todo pulmón en la ducha. Estaba feliz. La salida con Natalya había sido la vitamina que necesitaba. La habíamos pasado tan bien después de tanto drama.
Terminé de ducharme y cuando abrí la puerta, vi a Natalya en bata esperando su turno. Le di una sonrisa, ella me lanzó un beso y luego desapareció en mi baño…
Horas después, Natalya se daba los últimos retoques de maquillaje y yo ondulaba las puntas de mi cabello. Terminamos y nos quedamos viendo una a la otra. No pude evitar sonreír al ver lo preciosa que se veía Natalya.
Ella envolvió sus manos en mi cintura y su rostro quedó cerca del mío —Te ves hermosa— Susurró en mis labios.
—Tú estás más hermosa— Le dije y nos dimos un pequeño beso para no arruinar nuestro labial. Entrelazamos nuestras manos y bajamos a la sala.
Al bajar, nos encontramos a la pareja, quedaron boquiabiertos y nos elogiaron nuestros atuendos. Nos sentamos con ellos, ya que al parecer alguien todavía no estaba lista.
Papá comenzó a relatarle a Natalya acerca de la ciudad en donde habían estado pero el sonido de unos tacones interrumpió la conversación.
Giré mi cabeza lentamente… y el pulso de mi corazón se aceleró, mi respiración se cortó, mi mandíbula se aflojó, mis ojos se abrieron como platos y mi maldita cordura se fue al carajo.
Elena se acercaba a nosotros. Todo parecia quedar en cámara lenta.
Llevaba un vestido rojo y corto que dejaba ver sus mayores atributos. Sus pechos se pronunciaban y sus piernas largas brillaban…
Su cara... su maquillaje era oscuro y complementaba perfectamente bien con su vestir, era increíblemente, sus ojos resaltaban y sus labios eran rojos como una fresa, perfectos para devorarlos.
—Mi amor. Te ves preciosa— le dijo Inessa. Elena sonrió y de nuevo su mirada se posó en mí. Mi corazón se volvió loco…
……**……
—Chicas, por la familia— Papá inició el brindis y todas unieron su copa excepto yo. Estaba embobada viendo los labios de Elena.
—¿Yul?— Papá puso una mano frente a mi cara y la empezó a agitar —¿Yul?
—Amm...que?— Pregunté desorientada.
—Vas a brindar o no?— Me preguntó con una ceja enarcada y todas en la mesa empezaron a reír.
Fruncí el ceño y uní mi copa a la del grupo...
Todos conversaban y conversaban y yo.. Yo no podía dejar de mirar a Elena. Mi mirada recorría cada parte de su rostro. Aun no procesaba lo bien que se veía con ese maquillaje.
Ella dejó la conversación, sus ojos se posaron en mí y vi como recorrían cada parte de mi rostro hasta terminar en mi mirada. Nos quedamos así por un tiempo, parecía que jugábamos a una batalla de quien resistía más...
De qui….
—¿¡Elena!?
Uhgg…. Vuelve a mírarme….
¡Diablos!. Esa estúpida voz hizo que ella apartara su mirada de mí y que la mesa quedara en silencio.
Ahora solo lograba ver su perfil.
Veía como en su rostro se iba formando una sonrisa y en sus ojos unas medias lunas.
Seguí su línea de visión y frente a ella había una chica de cabello negro, vestida de blanco, casi de su misma altura.
Elena se puso de pie, se tapó la boca y amortiguó un grito que fue audible para los que estábamos en la mesa —No puede ser… Eres... tú?
La chica sonrió, caminó hasta quedar frente a ella y la abrazó por la cintura —Soy yo— Le dijo mirándola al rostro.
Elena se apartó un poco, acunó el rostro de la chica en sus manos y le clavó los labios en la mejilla. Se quedaron sonriendo una a la otra, como si no notaran nuestra existencia.
Como si no hubiese nadie más allí…
No pude soportar tanta cercanía entre ellas y fingí que tenía algo en la garganta. El sonido del carraspeo hizo que se separaran del abrazo y empezaron a reír un poco apenadas.
Yo tomé una copa de vino y bebí para disimular mi molestia.
La chica se giró hacia a nosotros y saludó —Buenas noches— Dijo —Lo siento por mis modales— Se disculpó.
Todos inclinaron la cabeza excepto yo. No me interesaba nada sobre ella.
Vi como Elena entrelazó su mano con la de ella y empezó a sonreír como una tonta —Mamá. Ella es Sveta. Te acuerdas? Fue mi compañera en la escuela.
Inessa la miraba con los ojos entrecerrados, como si estuviera tratando de recordar y luego sonrió —Oh! Sveta? Dios mio! pero si estás cambiadísima. Y mucho más preciosa— Se levantó y envolvió a la chica en un cálido abrazo.
—Usted también se ve muy bien, Inessa— Respondió ella.
—Siéntate con nosotros, por favor— dijo Elena, juntando las manos y haciendo un puchero.
La chica miró hacia una mesa donde estaban algunas personas y luego miró de nuevo a Elena, sonriendo —Solo por un momento— Le guiñó un ojo.
Papá llamó a un mesero y le ordenó que trajera una silla para la chica...
......** ......
¿Maldita sea!... Habían pasado más de diez minutos y Elena y la tal Sveta parecían un par de tórtolas. Se pellizcaban las mejillas, se acariciaban el cabello y tenían sus manos entrelazadas sobre la mesa.
Era tan estúpido y tan cursi…
—Sveta... y cuando regresaste de tu viaje?— Le preguntó Inessa. Todas las miradas estaban clavadas en ella, en especial la de Elena; mientras 'Sveta' relataba sus travesías por el mundo.
Mi mirada solo podía estar en ella que cada vez que la tal Sveta hablaba. Sonreía y sonreía con cualquier palabra que salía de su boca.
Finalmente la chica fue llamada por una señora desde otra mesa y ella le hizo señas con su mano de que esperara.
—Fue un gusto conversar con ustedes— Se dirigió a nosotros —y encontrarme de nuevo con usted, Inessa— Se inclinó ante Inessa —y sobre todo contigo Elena— Elena soltó una risita —pero es hora de volver a mi mesa con mis padres.
—Noooo— Elena chilló —Quédate, por favor— Rogaba como una niñita.
—No puedo— Sveta acarició su mejilla —pero te prometo que mañana iré a tu casa. Recuerda que ya tengo tú número y dirección— La chica agitó su celular y Elena volvió a sonreír —Bueno... que disfruten de la cena— Sonrió a todos una vez más —Permiso— Hizo una pequeña reverencia y luego tomó el rostro de Elena entre sus manos para dejar un sonoro beso en su mejilla —Adiós. Te llamaré— Le guiñó un ojo y por fin se fue….
Minutos después, nuestra maldita cena llegó pero eso era lo que menos me importaba. Mis ojos seguían clavados en Elena.
Ella y la estúpida de Sveta seguían compartiendo miradas y sonrisas desde la lejanía de nuestras mesas. Esto no me gustaba, ni me hacia ninguna gracia.
Ni siquiera podía comer…
—¿Yul?— Natalya susurró en mi oído.
—Mmm?
—¿No quieres cenar?
No, no quiero comer nada, ni quiero ver como ese par de tontas se sonríen —No, me siento un poco mal. Quiero irme a casa.
Natalya frunció el ceño y suspiró.
—De verdad quieres irte a casa?— Asentí y Natalya negó con la cabeza —Sr Volkov, Yul se siente mal.
—¿Te sientes mal? ¿qué tienes?
Celos. Unos malditos celos que no puedo soportar más —No es nada papá. Solo necesito mi cama.
—Nos vamos conti…
—No!— Lo corté —Estoy bien papá. Quédate y disfruta de la cena. Solo necesito descansar.
—¿Estás segura?
—Segura, Natalya me cuidará— Dije fuerte para que todos me escucharan. Miré a Elena para ver su reacción pero al parecer a ella no le importaba lo mínimo que pasara conmigo. Solo seguía embobada mirando a su amiguita.
—Está bien pero...
—Pero nada papá. Adiós— Dije casi gritando, entrelacé mi mano con la de Natalya y desaparecí lo más rápido que pude de ese restaurante…
Esa tal Sveta que ni se atreva a poner un pie en mi casa...
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Hola que tal mi querida Rainbow.Xander.
Antes que nada me hiciste el día al ver el capítulo dedicado hacia tu servidora y es merecedor que tus queridos lectores también sepan lo halagada que me siento, es para mí indescriptible, no hay palabras para mi agradecimiento, eres una grandiosa persona, muy atenta y linda al responder y siempre interactuar con nosotros, soy tu fiel lectora te he seguido en cada una tus historias, tu lo sabes, admiro enormemente tu trabajo, el tiempo, dedicación y constancia, tus fics tienen la magia de hacerme sentir mucha nostalgia, romanticismo, alegría, melancolía, eres muy talentosa, de verdad nunca dejes esta labor, para mí es muy importante tu esfuerzo y entusiasmo ya que soy una adicta a la lectura, y eres una persona muy hecha en la literatura y te lo he expresado, es notorio también tu amor a la lectura, se te agradece, al igual que tu redacción, ortografía y semántica se exaltan, eres de mente abierta gracias a que te cultivas, ojalá veas este mensaje hecho con cariño y admiración, aunque suene repetitiva.
Te envío mis mejores deseos en tus proyectos y mis más afectuosos saludos.
Antes que nada me hiciste el día al ver el capítulo dedicado hacia tu servidora y es merecedor que tus queridos lectores también sepan lo halagada que me siento, es para mí indescriptible, no hay palabras para mi agradecimiento, eres una grandiosa persona, muy atenta y linda al responder y siempre interactuar con nosotros, soy tu fiel lectora te he seguido en cada una tus historias, tu lo sabes, admiro enormemente tu trabajo, el tiempo, dedicación y constancia, tus fics tienen la magia de hacerme sentir mucha nostalgia, romanticismo, alegría, melancolía, eres muy talentosa, de verdad nunca dejes esta labor, para mí es muy importante tu esfuerzo y entusiasmo ya que soy una adicta a la lectura, y eres una persona muy hecha en la literatura y te lo he expresado, es notorio también tu amor a la lectura, se te agradece, al igual que tu redacción, ortografía y semántica se exaltan, eres de mente abierta gracias a que te cultivas, ojalá veas este mensaje hecho con cariño y admiración, aunque suene repetitiva.
Te envío mis mejores deseos en tus proyectos y mis más afectuosos saludos.
Bet bet- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 10/05/2018
Localización : México
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Que corto se me hizo el capítulo
Vera Rivero- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 18/09/2019
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Hola chicas!!
A ver... Lena está enamorada de Yulia... Yulia es la novia de Natalya pero siente amor por Lena y ahora.... Qué haremos con Sveta??
A leer!!!
Capítulo 19: Mi corazón
Cuando me dirigía al estacionamiento, no fui nada cuidadosa y me estrellaba con varias personas en el camino. Por supuesto, ellos no dudaban en gritarme cosas por mi mala educación, pero en realidad no me importaba en lo absoluto, yo solo quería alejarme de ese maldito lugar.
Mi mente aún no procesaba lo que había pasado dentro del restaurante. Quiero decir, las dos chicas acababan de reencontrarse y parecía que iban a besarse y follar frente a todos. Era una total mierda.
Iba tan sumida en mi propia rabieta que ni siquiera me acordaba que llevaba a Natalya arrastrada de su muñeca como si fuera un pobre muñeco...
Ella se detuvo y se soltó bruscamente de mi agarre —¿Qué te pasa? ¿Por qué te comportas de esa forma!?— preguntó gritándome.
Yo también me detuve quedando de espaldas a ella. Su grito me hizo volver de la oscuridad en la que estaba sometida.
Me giré suavemente hacia ella y si, Natalya tenía una cara que no podía describir. La mujer estaba furiosa, más de lo que imaginaba. Sus puños apretados ya estaban casi blancos de la fuerza que ejercía en ellos.
Di unos cuantos pasos para acércame y tomé su mano de nuevo, pero ella de inmediato gritó que la soltara atrayendo la atención de la multitud que estaba a nuestro alrededor.
—¿No me estás escuchando? ¡Suéltame!— Ella volvió a repetir, pero esta vez, soltándose bruscamente de mí agarre.
—Natalya...
—¿Qué te pasa?— Volvió a gritar mucho más fuerte que antes, cortando mis palabras.
—Me siento mal— Solo respondí.
—Esa no es una razón para que te comportes y me arrastres de esa manera. Me lastimaste!— Respondió y empezó a masajear su muñeca.
Mis ojos se posaron en su mano y no pude evitar sentirme como lo peor. Estaba lastimada, mi agarre había sido tan fuerte y no delicado que mis dedos estaban allí, completamente marcados.
Me pasé las manos por el cuello y supe que me había pasado de la raya —Lo siento es que...
—¿Qué Yulia? ¿Qué te tiene de mal humor?— Ella me preguntaba enojada.
—Naty todos nos miran.
—¡No me importa!— Gritó para todas las personas a nuestro alrededor. La multitud al ver su reacción empezó a alejarse de la escena.
—Natalya, es suficiente por favor…— Traté de calmarla.
—Si no querías venir a este lugar podrías haberme dicho.
—Natalya no es eso...
—Entonces qué es? ¿Dime?— Su ceño estaba completamente fruncido y sus puños apretados —Te has comportado como un zombie desde que salimos de tu casa y también durante la cena.
—Naty, tengo la cabeza llena de cosas.
—Yo también tengo la cabeza llena de cosas y no me estoy comportando como tú— Sus ojos se empezaban a tornar cristalinos y su voz a entrecortarse —Por qué te estas empeñando en arruinar los únicos momentos que tenemos para compartir.
Que podría responderle, arruiné nuestro momento porque me gusta Elena, arruiné nuestro momento porque ella le sonreía a su amiga y eso me llenó de celos. No, por supuesto que no iba a decirle tal cosa.
Preferí no darle más vueltas al asunto y me acerqué a ella para abrazarla. Ella quiso apartarse de mi pero apreté mi agarre en sus caderas y apoyé mi frente sobre su hombro.
—Lo siento— le susurré —No me siento nada bien Natalya. Siento arruinar lo que había sido un buen día para ambas. Siento haberte arrastrado de esa forma y siento haberte lastimado.
Ella no me respondió nada y nos quedamos en esa posición en completo silencio. No uno incomodo pero tampoco era uno confortante, solo… un simple silencio.
Después de lo que pareció una eternidad, ella se movió un poco dentro de mi abrazo y volvió hablar —Lo mejor es que... te vayas a tu casa y yo me voy a la mía.
Dejé de abrazarla y acuné su rostro en mis manos —Por qué Naty, ya te dije que lo siento.
—Lo hiciste, pero quiero irme a mi casa— Tomó mis manos de sus mejillas, apartándolas y luego empezó a caminar a la carretera.
—Naty... espera— Le pedí pero fue inútil, la chica iba furiosa y en vez de eso, aceleró su paso. Alejándose cada vez más.
Dios! Había sido una estúpida nuevamente.
No iba a permitir que se fuera así como así y empecé a seguirla. Tenía que hacerlo a paso lento ya que los tacones no me permitían correr.
Natalya iba llegando a la carretera y para mí mala suerte, en ese momento apareció un taxi de la nada. Ella hizo que se detuviera y no pude evitar que mis ojos se abrieran como platos cuando abrió la puerta del auto y de inmediato se subió.
Intenté correr pero de nada sirvió, el taxi arrancó y solo pude ver como desaparecía en las calles con mi novia adentro, totalmente furiosa y lastimada por mi culpa. Por mi maldita culpa.
Esto era como un Déjà vu, como si nuestra relación empezara a estar destinada a esto. Discusiones, peleas y peleas. Cosa que nunca nos pasaba antes y con que yo no tenía idea de cómo lidiar.
Saqué mi teléfono para tratar de comunicarme con ella pero como en los días anteriores, fue inútil. Solo podía escuchar su contestadora.
Si, definitivamente un Déjà vu...
......** ......
Daba vueltas en mi cama y a veces colocaba la almohada sobre mi rostro...
No había podido pegar un ojo desde que puse un pie en casa. Cada vez que lo intentaba, solo recordaba y recordaba lo que había pasado hace unos momentos: La tonta pelea con Naty pero sobre todo en las sonrisas y miradas que compartían Elena y su estúpida amiga.
Estaba llena de curiosidad por esa chica, ella parecía ser muy importante para Elena y mi corazón palpitaba de preocupación. No sabía porque razón, pero tenía un mal presentimiento. Esta chica no me gustaba nada.
Tomé mi celular de la mesita de noche y miré la hora. 12: 00 AM. ¿Dónde rayos estaban todos? Por qué se demoraban tanto, una cena no duraba cuatro horas.
Empecé a marcar el número de papá y cuando iba a oprimir el botón de llamar, pude escuchar el motor de un auto.
Inmediatamente salté de mi cama y corrí a la ventana. Ahí estaba la camioneta de papá frente a la puerta del garage. Mi corazón comenzó a golpear contra mi pecho. Era demasiado fuerte. Ellos habían llegado... Elena había llegado.
No dudé un segundo en salir de mi habitación y bajar lo más rápido que pude. Me metí a la cocina, abrí el refrigerador y fingí que miraba algo dentro de él. No quería ser tan obvia.
Escuché las cerraduras de la puerta y dos segundos después, la puerta se abrió. Tomé una coca cola de la nevera y salí como si nada hacia la sala. Aunque los nervios me estaban carcomiendo.
Mis ojos se clavaron en la puerta y vi como empezaba a entrar Inessa, luego papá y luego... Papá cerró la puerta... ¿Qué demonios? No iba a entrar nadie más? ¿Y Elena? Mi corazón comenzó a latir como loco ¿Dónde estaba Elena Katina?
Inessa se quedó mirándome y luego se acercó a mí.
—Yul, cielo. ¿Cómo te encuentras?— Preguntó.
—Mucho mejor— Dije sin mirarla. Mis ojos seguían clavados en esa puerta. Estaba esperanzada a que se abriera nuevamente.
—¡Hija!— papá también vino hacia nosotras —¿Qué haces despierta todavía. Ya te sientes mejor?— puso su mano en mi frente, midiendo mi temperatura.
—Si, sí. Ya me siento mejor— Respondí de mala gana. Esto no era importante ahora.
—Y Naty? Está en tu habitación?— Él preguntó.
—No, se fue a su casa— Respondí secamente.
Él enarcó una ceja y no tenía que ser adivina para saber lo que estaba pensando —Mmm… Creí que ella te iba a cuidar.
—No, peleamos papá y no quiero hablar de eso— Dije en un tono severo. No quería tocar ese tema.
—Está bien. Tus deseos son órdenes— Suspiró —Ve a dormir cariño. Seguramente mañana todo mejorará— Se inclinó y me dio un beso en la frente.
—Tú padre tiene razón. Ve a dormir pequeña— Añadió Inessa.
Ambos se tomaron de la mano y empezaron a caminar hacia su habitación.
Eso era todo lo que iban a decir... y Elena? ¿Dónde estaba Elena? Las ansias me ganaron y no pude aguantar...—¿Inessa?— La llamé.
Ambos detuvieron su paso y voltearon para mirarme.
—Si?, cielo— Ella respondió.
—Eh..uh. Ah.
—Qué pasa hija— preguntó de nuevo.
—Eh. Eh. Y Elena?— Mierda. Eso salió como un susurró.
Ambos hicieron una mueca de no haber entendido nada... —Habla más fuerte, Yul— papá pidió.
Diablos.... —Y... Elena?
Ellos me quedaron mirando sin ninguna reacción, y luego se miraron con las cejas enarcadas.
Inessa sonrió —Lena... ella se quedó con su amiga.
Mi corazón dejó de funcionar y un —¿Queeeeeeee?— fue lo único que salió de mi boca.
Ese grito logró que tanto papa como Inessa, volvieran a hacer una mueca de disgusto y se taparan los oídos.
—Se quedó con su amiga. Con Sveta, la chica del restaurante?— Ella me explicó.
—Pero... pero. Por qué la dejaron ir con ella— Me quejé.
—Es su amiga— Inessa replicó bastante confundida.
—Pero… Elena no la ve hace años, prácticamente es una desconocida para ella. Es muy peligroso.
—Yulia, por favor cálmate. No tiene nada de peligroso— Respondió papá cruzándose de brazos.
—Tu papá tiene razón, cielo— Inessa estuvo de acuerdo —Sveta no es ninguna desconocida. Son solo dos años que no se ven y era la amiga inseparable de Elena en la escuela.— No me importa, no la quiero cerca de ella —Además, Sveta es mayor que Lena no dejará que nada malo le pase.
—Pero...— No era posible, no podía estar con ella. Solas…
—Hija... no me digas que— Papá entrecerró los ojos.
—Qué?— Dije asustada.
—No me digas que tú estás... — Mierda, que rayos estaba pensando él.
—Owww— Empezó a caminar hacia mí con los brazos abiertos —Estas preocupada por tu hermanita— Por fin dijo y me besó de nuevo en la cabeza —Ella volverá en un rato. No te preocupes. Está en las excelente manos de Sveta— Excelentes manos?
—Si, cielo, ya deja de preocuparte y ve a dormir...— Inessa terminó de añadir.
Finalmente, ellos se dieron camino a su habitación y yo me quedé en medio de la sala como si nada. Pensando lo peor. Quien era esa maldita Sveta y por qué era tan especial para Elena?
Apreté los puños y me tumbé en el sofá, con el corazón latiéndome a mil. Donde estaba…
......** ......
Cuatro horas después…
La casa estaba a oscuras, el único ruido que se escuchaba era el tic tac del reloj. Yo aún seguía tumbada en el sofá mirando la puerta, esperando el momento en que se abriera de par en par y entrara la chica.
No podía irme a la cama sin hablar con ella. Necesitaba oír de su propia boca quien era su amiga. Sé que no tenía ningún derecho pero los malditos celos me estaban matando lentamente.
Me levanté del sofá y empecé a dar vueltas en la sala. Podría jurar que me estaba volviendo loca. Estaba sudando y ahora si me estaba quedando sin respiración, definitivamente necesitaba un poco de aire.
Decidí salir a la calle a merodear por el jardín de mi casa, en mi mente solo estaba subirme a mi auto y conducir a donde fuera que estuviera Elena, pero no tenía ni idea de donde estaba.
¿Y si le preguntaba a Inessa? No, sería demasiado obvia.
Traté de calmarme un poco y me recosté contra el árbol que estaba en la entrada del garage para pensar un poco. Nunca una chica me había dado tantos dolores de cabeza. Nunca.
Entre pensamiento y pensamiento pasaron casi veinte minutos de estar allí sentada, los parpados ya me pesaban y mis ojos se iban cerrando pero no lo lograron, ya que de repente las luces de un auto iluminaron todo y volví a despertar.
Rápidamente me puse de pie y me oculté detrás del árbol. Veía como el auto se acercaba y se acercaba hasta que finalmente se detuvo en la entrada de mi casa, a unos cinco metros de mí.
Entrecerré los ojos para tratar de ver quien estaba ahí y pude divisar dos siluetas por el cristal trasero del auto.
Eran Elena y... Sveta.
Las dos se bajaron del auto al mismo tiempo y caminaron hasta quedar de pie en la puerta de la casa.
Se quedaron mirando durante unos segundos y Sveta tomó ambas manos de Elena entre las suyas. No pude evitar que esa acción me helara la sangre y apretara mis puños. Por qué la tocaba tanto!
—No puedo evitar mi felicidad de volverte a ver después de todo lo que pasó, Lena— Ella le dijo. Elena agachó la mirada y la clavó en el suelo.
Fruncí el ceño, ¿qué rayos había pasado?
—Aún me siento culpable y me arrepiento de haberme ido antes de que pudiéramos decírselo a tu madre— Sveta terminó de decir.
—No me recuerdes eso— Elena le contestó. Su voz sonaba un tanto nostálgica. No me gustaba nada para donde iba esto.
—Perdóname Lena. Sé que no le dijiste ni le has dicho… y eso me hace sentir culpable— Ella suspiró —pero ahora estoy aquí y te prometo que no te voy a dejar— No te voy a dejar? De que rayos hablaban?
—Está bien— Elena le respondió aún sin mirarla.
—Lena— Sveta la llamó, colocando una mano sobre su barbilla y levantándola —Desde el momento en que te vi en el restaurante, he querido hacer algo…
Mi cuerpo se tensó y mi pecho comenzó a doler muy fuerte cuando vi como Sveta se acercaba lentamente a su rostro... y clavaba sus labios en los de ella...
A ver... Lena está enamorada de Yulia... Yulia es la novia de Natalya pero siente amor por Lena y ahora.... Qué haremos con Sveta??
A leer!!!
Capítulo 19: Mi corazón
Cuando me dirigía al estacionamiento, no fui nada cuidadosa y me estrellaba con varias personas en el camino. Por supuesto, ellos no dudaban en gritarme cosas por mi mala educación, pero en realidad no me importaba en lo absoluto, yo solo quería alejarme de ese maldito lugar.
Mi mente aún no procesaba lo que había pasado dentro del restaurante. Quiero decir, las dos chicas acababan de reencontrarse y parecía que iban a besarse y follar frente a todos. Era una total mierda.
Iba tan sumida en mi propia rabieta que ni siquiera me acordaba que llevaba a Natalya arrastrada de su muñeca como si fuera un pobre muñeco...
Ella se detuvo y se soltó bruscamente de mi agarre —¿Qué te pasa? ¿Por qué te comportas de esa forma!?— preguntó gritándome.
Yo también me detuve quedando de espaldas a ella. Su grito me hizo volver de la oscuridad en la que estaba sometida.
Me giré suavemente hacia ella y si, Natalya tenía una cara que no podía describir. La mujer estaba furiosa, más de lo que imaginaba. Sus puños apretados ya estaban casi blancos de la fuerza que ejercía en ellos.
Di unos cuantos pasos para acércame y tomé su mano de nuevo, pero ella de inmediato gritó que la soltara atrayendo la atención de la multitud que estaba a nuestro alrededor.
—¿No me estás escuchando? ¡Suéltame!— Ella volvió a repetir, pero esta vez, soltándose bruscamente de mí agarre.
—Natalya...
—¿Qué te pasa?— Volvió a gritar mucho más fuerte que antes, cortando mis palabras.
—Me siento mal— Solo respondí.
—Esa no es una razón para que te comportes y me arrastres de esa manera. Me lastimaste!— Respondió y empezó a masajear su muñeca.
Mis ojos se posaron en su mano y no pude evitar sentirme como lo peor. Estaba lastimada, mi agarre había sido tan fuerte y no delicado que mis dedos estaban allí, completamente marcados.
Me pasé las manos por el cuello y supe que me había pasado de la raya —Lo siento es que...
—¿Qué Yulia? ¿Qué te tiene de mal humor?— Ella me preguntaba enojada.
—Naty todos nos miran.
—¡No me importa!— Gritó para todas las personas a nuestro alrededor. La multitud al ver su reacción empezó a alejarse de la escena.
—Natalya, es suficiente por favor…— Traté de calmarla.
—Si no querías venir a este lugar podrías haberme dicho.
—Natalya no es eso...
—Entonces qué es? ¿Dime?— Su ceño estaba completamente fruncido y sus puños apretados —Te has comportado como un zombie desde que salimos de tu casa y también durante la cena.
—Naty, tengo la cabeza llena de cosas.
—Yo también tengo la cabeza llena de cosas y no me estoy comportando como tú— Sus ojos se empezaban a tornar cristalinos y su voz a entrecortarse —Por qué te estas empeñando en arruinar los únicos momentos que tenemos para compartir.
Que podría responderle, arruiné nuestro momento porque me gusta Elena, arruiné nuestro momento porque ella le sonreía a su amiga y eso me llenó de celos. No, por supuesto que no iba a decirle tal cosa.
Preferí no darle más vueltas al asunto y me acerqué a ella para abrazarla. Ella quiso apartarse de mi pero apreté mi agarre en sus caderas y apoyé mi frente sobre su hombro.
—Lo siento— le susurré —No me siento nada bien Natalya. Siento arruinar lo que había sido un buen día para ambas. Siento haberte arrastrado de esa forma y siento haberte lastimado.
Ella no me respondió nada y nos quedamos en esa posición en completo silencio. No uno incomodo pero tampoco era uno confortante, solo… un simple silencio.
Después de lo que pareció una eternidad, ella se movió un poco dentro de mi abrazo y volvió hablar —Lo mejor es que... te vayas a tu casa y yo me voy a la mía.
Dejé de abrazarla y acuné su rostro en mis manos —Por qué Naty, ya te dije que lo siento.
—Lo hiciste, pero quiero irme a mi casa— Tomó mis manos de sus mejillas, apartándolas y luego empezó a caminar a la carretera.
—Naty... espera— Le pedí pero fue inútil, la chica iba furiosa y en vez de eso, aceleró su paso. Alejándose cada vez más.
Dios! Había sido una estúpida nuevamente.
No iba a permitir que se fuera así como así y empecé a seguirla. Tenía que hacerlo a paso lento ya que los tacones no me permitían correr.
Natalya iba llegando a la carretera y para mí mala suerte, en ese momento apareció un taxi de la nada. Ella hizo que se detuviera y no pude evitar que mis ojos se abrieran como platos cuando abrió la puerta del auto y de inmediato se subió.
Intenté correr pero de nada sirvió, el taxi arrancó y solo pude ver como desaparecía en las calles con mi novia adentro, totalmente furiosa y lastimada por mi culpa. Por mi maldita culpa.
Esto era como un Déjà vu, como si nuestra relación empezara a estar destinada a esto. Discusiones, peleas y peleas. Cosa que nunca nos pasaba antes y con que yo no tenía idea de cómo lidiar.
Saqué mi teléfono para tratar de comunicarme con ella pero como en los días anteriores, fue inútil. Solo podía escuchar su contestadora.
Si, definitivamente un Déjà vu...
......** ......
Daba vueltas en mi cama y a veces colocaba la almohada sobre mi rostro...
No había podido pegar un ojo desde que puse un pie en casa. Cada vez que lo intentaba, solo recordaba y recordaba lo que había pasado hace unos momentos: La tonta pelea con Naty pero sobre todo en las sonrisas y miradas que compartían Elena y su estúpida amiga.
Estaba llena de curiosidad por esa chica, ella parecía ser muy importante para Elena y mi corazón palpitaba de preocupación. No sabía porque razón, pero tenía un mal presentimiento. Esta chica no me gustaba nada.
Tomé mi celular de la mesita de noche y miré la hora. 12: 00 AM. ¿Dónde rayos estaban todos? Por qué se demoraban tanto, una cena no duraba cuatro horas.
Empecé a marcar el número de papá y cuando iba a oprimir el botón de llamar, pude escuchar el motor de un auto.
Inmediatamente salté de mi cama y corrí a la ventana. Ahí estaba la camioneta de papá frente a la puerta del garage. Mi corazón comenzó a golpear contra mi pecho. Era demasiado fuerte. Ellos habían llegado... Elena había llegado.
No dudé un segundo en salir de mi habitación y bajar lo más rápido que pude. Me metí a la cocina, abrí el refrigerador y fingí que miraba algo dentro de él. No quería ser tan obvia.
Escuché las cerraduras de la puerta y dos segundos después, la puerta se abrió. Tomé una coca cola de la nevera y salí como si nada hacia la sala. Aunque los nervios me estaban carcomiendo.
Mis ojos se clavaron en la puerta y vi como empezaba a entrar Inessa, luego papá y luego... Papá cerró la puerta... ¿Qué demonios? No iba a entrar nadie más? ¿Y Elena? Mi corazón comenzó a latir como loco ¿Dónde estaba Elena Katina?
Inessa se quedó mirándome y luego se acercó a mí.
—Yul, cielo. ¿Cómo te encuentras?— Preguntó.
—Mucho mejor— Dije sin mirarla. Mis ojos seguían clavados en esa puerta. Estaba esperanzada a que se abriera nuevamente.
—¡Hija!— papá también vino hacia nosotras —¿Qué haces despierta todavía. Ya te sientes mejor?— puso su mano en mi frente, midiendo mi temperatura.
—Si, sí. Ya me siento mejor— Respondí de mala gana. Esto no era importante ahora.
—Y Naty? Está en tu habitación?— Él preguntó.
—No, se fue a su casa— Respondí secamente.
Él enarcó una ceja y no tenía que ser adivina para saber lo que estaba pensando —Mmm… Creí que ella te iba a cuidar.
—No, peleamos papá y no quiero hablar de eso— Dije en un tono severo. No quería tocar ese tema.
—Está bien. Tus deseos son órdenes— Suspiró —Ve a dormir cariño. Seguramente mañana todo mejorará— Se inclinó y me dio un beso en la frente.
—Tú padre tiene razón. Ve a dormir pequeña— Añadió Inessa.
Ambos se tomaron de la mano y empezaron a caminar hacia su habitación.
Eso era todo lo que iban a decir... y Elena? ¿Dónde estaba Elena? Las ansias me ganaron y no pude aguantar...—¿Inessa?— La llamé.
Ambos detuvieron su paso y voltearon para mirarme.
—Si?, cielo— Ella respondió.
—Eh..uh. Ah.
—Qué pasa hija— preguntó de nuevo.
—Eh. Eh. Y Elena?— Mierda. Eso salió como un susurró.
Ambos hicieron una mueca de no haber entendido nada... —Habla más fuerte, Yul— papá pidió.
Diablos.... —Y... Elena?
Ellos me quedaron mirando sin ninguna reacción, y luego se miraron con las cejas enarcadas.
Inessa sonrió —Lena... ella se quedó con su amiga.
Mi corazón dejó de funcionar y un —¿Queeeeeeee?— fue lo único que salió de mi boca.
Ese grito logró que tanto papa como Inessa, volvieran a hacer una mueca de disgusto y se taparan los oídos.
—Se quedó con su amiga. Con Sveta, la chica del restaurante?— Ella me explicó.
—Pero... pero. Por qué la dejaron ir con ella— Me quejé.
—Es su amiga— Inessa replicó bastante confundida.
—Pero… Elena no la ve hace años, prácticamente es una desconocida para ella. Es muy peligroso.
—Yulia, por favor cálmate. No tiene nada de peligroso— Respondió papá cruzándose de brazos.
—Tu papá tiene razón, cielo— Inessa estuvo de acuerdo —Sveta no es ninguna desconocida. Son solo dos años que no se ven y era la amiga inseparable de Elena en la escuela.— No me importa, no la quiero cerca de ella —Además, Sveta es mayor que Lena no dejará que nada malo le pase.
—Pero...— No era posible, no podía estar con ella. Solas…
—Hija... no me digas que— Papá entrecerró los ojos.
—Qué?— Dije asustada.
—No me digas que tú estás... — Mierda, que rayos estaba pensando él.
—Owww— Empezó a caminar hacia mí con los brazos abiertos —Estas preocupada por tu hermanita— Por fin dijo y me besó de nuevo en la cabeza —Ella volverá en un rato. No te preocupes. Está en las excelente manos de Sveta— Excelentes manos?
—Si, cielo, ya deja de preocuparte y ve a dormir...— Inessa terminó de añadir.
Finalmente, ellos se dieron camino a su habitación y yo me quedé en medio de la sala como si nada. Pensando lo peor. Quien era esa maldita Sveta y por qué era tan especial para Elena?
Apreté los puños y me tumbé en el sofá, con el corazón latiéndome a mil. Donde estaba…
......** ......
Cuatro horas después…
La casa estaba a oscuras, el único ruido que se escuchaba era el tic tac del reloj. Yo aún seguía tumbada en el sofá mirando la puerta, esperando el momento en que se abriera de par en par y entrara la chica.
No podía irme a la cama sin hablar con ella. Necesitaba oír de su propia boca quien era su amiga. Sé que no tenía ningún derecho pero los malditos celos me estaban matando lentamente.
Me levanté del sofá y empecé a dar vueltas en la sala. Podría jurar que me estaba volviendo loca. Estaba sudando y ahora si me estaba quedando sin respiración, definitivamente necesitaba un poco de aire.
Decidí salir a la calle a merodear por el jardín de mi casa, en mi mente solo estaba subirme a mi auto y conducir a donde fuera que estuviera Elena, pero no tenía ni idea de donde estaba.
¿Y si le preguntaba a Inessa? No, sería demasiado obvia.
Traté de calmarme un poco y me recosté contra el árbol que estaba en la entrada del garage para pensar un poco. Nunca una chica me había dado tantos dolores de cabeza. Nunca.
Entre pensamiento y pensamiento pasaron casi veinte minutos de estar allí sentada, los parpados ya me pesaban y mis ojos se iban cerrando pero no lo lograron, ya que de repente las luces de un auto iluminaron todo y volví a despertar.
Rápidamente me puse de pie y me oculté detrás del árbol. Veía como el auto se acercaba y se acercaba hasta que finalmente se detuvo en la entrada de mi casa, a unos cinco metros de mí.
Entrecerré los ojos para tratar de ver quien estaba ahí y pude divisar dos siluetas por el cristal trasero del auto.
Eran Elena y... Sveta.
Las dos se bajaron del auto al mismo tiempo y caminaron hasta quedar de pie en la puerta de la casa.
Se quedaron mirando durante unos segundos y Sveta tomó ambas manos de Elena entre las suyas. No pude evitar que esa acción me helara la sangre y apretara mis puños. Por qué la tocaba tanto!
—No puedo evitar mi felicidad de volverte a ver después de todo lo que pasó, Lena— Ella le dijo. Elena agachó la mirada y la clavó en el suelo.
Fruncí el ceño, ¿qué rayos había pasado?
—Aún me siento culpable y me arrepiento de haberme ido antes de que pudiéramos decírselo a tu madre— Sveta terminó de decir.
—No me recuerdes eso— Elena le contestó. Su voz sonaba un tanto nostálgica. No me gustaba nada para donde iba esto.
—Perdóname Lena. Sé que no le dijiste ni le has dicho… y eso me hace sentir culpable— Ella suspiró —pero ahora estoy aquí y te prometo que no te voy a dejar— No te voy a dejar? De que rayos hablaban?
—Está bien— Elena le respondió aún sin mirarla.
—Lena— Sveta la llamó, colocando una mano sobre su barbilla y levantándola —Desde el momento en que te vi en el restaurante, he querido hacer algo…
Mi cuerpo se tensó y mi pecho comenzó a doler muy fuerte cuando vi como Sveta se acercaba lentamente a su rostro... y clavaba sus labios en los de ella...
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Jajajajaja si creíamos q lena era loca acosadora, más loquita es julia celosa pobresita le están robando a su lena
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Julia y Lena son tal para cual el problema es que les hacen caso a los "brillantes" consejos de sus mejores amigas
Vera Rivero- Mensajes : 35
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Super corto ese capitulo
Kamila- Mensajes : 168
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Queremos maratón
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mary- Mensajes : 137
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Buen día chicas.... Maratón piden por acá? Bueno, no quedan muchos capítulos pero trataré de complacerlas hoy con dos más (ya que no son tan largos)
Espero que disfruten de este capítulo el cual me costó un poco adaptar... Es un tanto triste y muy realista.
A leer!!
Nos leemos más tarde entonces...
Capítulo 20: Te odio
Mi pecho dolió aún más cuando vi como Elena correspondía al beso. Mi mente se revolvió de pensamientos locos. Acaso ella estaba demente. ¿Por qué no la alejaba?
No le di más vueltas al asunto y salí de mi escondite. Esto había pasado los límites. Me acerqué pisando fuerte y de inmediato, Elena empujó a Sveta lejos de ella.
Traté de no parecer afectada por la situación, aunque lo visto hace unos instantes me carcomiera por dentro...
—Permiso— Dije para ambas. Ellas bloqueaban la entrada.
La estúpida de Sveta me miró como si fuera lo más normal del mundo y se corrió unos pasos. Espere lo mismo de Elena... pero no lo hizo.
—Elena, me puedes dar permiso— Le repetí muy calmada.
Esperé unos segundos, tan solo para verla negando con la cabeza.
Suspiré y volví a repetirle lo mismo, pero de nada sirvió porque solo negó de nuevo. No sabía que rayos pretendía Elena, pero algo muy cierto es que yo ya estaba perdiendo los estribos.
—Lena, déjala entrar— Sveta le pidió al ver que yo empezaba a frustrarme, pero Elena volvió a negar sin dejar de mirarme.
—¡Maldita sea! Qué haces?— Grité. La idea de parecer serena ya no estaba conmigo... —¡Quítate!
—¡No!— Me gritó.
Pero que le pasa?... —No estoy para tus jodas. Quítate de allí o yo lo haré. Niña tonta!
—Hey, hey cálmate— Sveta se hizo delante de ella —No tienes por qué tratarla así.
Oh mierda!... Lo que me faltaba.
Sonreí —Tú no te metas ¡Lárgate de aquí!— Contesté.
Ella frunció el ceño —Si lo haré. Elena es mi amiga y no voy a permitir que le hables de esa manera tan grosera. Además, ¿Quién eres tú?— Alzó una ceja.
¿Quién era yo? Oh pero claro… Por supuesto que no se acordaba de mí, estaba tan ocupada tocando y contemplando a Elena en la jodida cena que ni pudo grabarse mi cara.
Solté una carcajada —Tú amiga?... Elena es tu amiga?.. Wow! yo no sabía que las amigas también se comían la boca!— Dije sarcástica, ganándome una mala cara de las dos —Y quién soy yo? Eso a ti no te importa. Quiero que te largues de mi casa en este instante. Y espero no tener que volverte a ver por aquí.
Estaba perdiendo mi tiempo con estas chicas, así que pasé por su lado para entrar a la casa pero una mano en mi pecho, me cortó el paso.
Miré la mano y no necesitaba levantar la cabeza para saber de quién era —¿Por qué? Yulia. Tú no tienes ningún derecho a decidir quién viene aquí. Esta también es mi casa— Wow Elena, en realidad estás haciendo esto?
—Elena tiene razón— Dijo Sveta —Y es mejor que te vayas acostumbrado a mi cara porque la vas a ver muy seguido— Soltó una risita —¡Jodida cabrona!— Susurró casi inaudible pero para su mala suerte, no lo fue para mí.
La sangre llegó a mi cabeza e intenté lanzarme contra ella pero no pude, porque Elena de inmediato me agarró del cuello de la camisa.
—¡No te atrevas!— Me gritó.
Esto era real? Elena iba a ponerse de su parte cuando la muy estúpida me había llamado cabrona? No lo podía creer.
—Suéltame, Elena— Le advertí.
—Y si no qué!— Volvió a gritar —¿Qué vas a hacer?— Me desafió.
No le respondí nada. Mi cerebro no procesaba que ella tomara esta actitud conmigo.
—Es suficiente, Lena— Sveta le dijo —Me voy de aquí, pero no porque tú lo digas— Se dirigió a mí. Caminó a su auto y abrió la puerta.
—Sveta espera!— Elena gritó, me soltó y de inmediato corrió tras ella.
Yo estaba furiosa, si no me iba de allí en este instante de seguro iba a cometer una locura. Sacudí mi cabeza y entré corriendo rápido a la casa para ir a mi habitación. Maldita seas Elena! como diablos te atreves a desafiarme. Me volví loca y empecé a tirar las sabanas de mi cama al suelo. Nada de lo que había acabado de pasar era posible. No era posible. Estaba desquitándome con las pobres almohadas, hasta que de repente un fuerte golpe se escuchó en mi puerta y segundos después… se abrió de par en par.
—Quien demonios te crees?— Elena entraba gritando furiosa, no me dio oportunidad de reaccionar y se lanzó encima de mí. Perdí el equilibrio y ambas caímos sobre mi cama.
Ella me agarró nuevamente del cuello de la camisa y sentó a horcajadas sobre mi estómago —Por qué hiciste eso?— Me sacudió. Estaba descontrolada.
Yo tampoco estaba muy cuerda en el momento, también estaba fuera de mis cabales, completamente fuera —¿Por qué te andas besuqueando con esa chica si la acabas de ver?— También le pregunté gritando.
Ella enarcó una ceja —Eso a ti no debería de importarte. Te lo dejé muy claro!
Solté una risa —Claro!— Dije despreocupada y burlándome.
—Estás loca? por qué sonríes— Su rostro se encontraba desencajado, su respiración acelerada, sus ojos parecían brotar de su rostro, en pocas palabras, parecía encontrarse fuera de sí.
Volví a sonreír y eso la enfureció más, su agarre en mi camisa se intensificó y comenzó a sacudirme con fuerza —Qué te pasa Yulia? Por qué te importa?!— Me gritó.
—¿¡Quién es ella!?— Pregunté sentándome y envolví mis manos en sus caderas, apretándola. Nuestros rostros quedaron muy cerca.
—Respóndeme. Por qué te importa?— Preguntó más calmada y mirándome los labios.
—Elena, ¡Dime quien es ella!?
Ella me miró de nuevo a los ojos… —Quieres saber quién es ella? Bien, te lo diré. Ella fue la primera chica de quien me sentí atraída cuando estaba en la escuela, ella fue la primera chica con quien me di mi primer beso y también la chica que me iba a ayudar a confesarle a mi madre que era lesbiana. Ya, contenta! Ahora, ¡suéltame!— Comenzó a tratar de zafarse de mí agarre pero no se lo permití y la sujeté más fuerte.
—¡Ella era tú novia!?— Pregunté —Dime! Todavía te gusta?— Grité muy fuerte. Mi cordura ya estaba… se había ido al carajo.
—Si, me encanta, me fascina y su beso es el mejor que me han dado en toda mi vida— ¿Qué demonios? Mi respiración se aceleró, juro que estaba echando humo por la nariz — Ya, ¡Te contesté! Ahora dime ¿Por qué te importa tanto!?
—¡No me importa!— Grité —Nada que venga de ti me importa.
Ella se quedó callada y su agarre en mi cuello se aflojó un poco.
Me acerqué a sus labios, sonreí y susurré —Nada me importa, Elena. Nunca me has importado. Y sabes qué? Tenías toda la razón. Fue un impulso, solo sexo. Ese día follé contigo porque quería sacarme las ganas que tenía y porque extrañaba estar con mi novia. Tú me has interrumpido mis cogidas con ella, desde el primer día que llegaste aquí, así que tenías que compensarme.
Sus ojos comenzaron a tornarse cristalinos y unas lágrimas salieron de ahí. Los latidos de mi corazón se aceleraron, empecé a sudar frio y de inmediato la solté. Qué demonios le acaba de decir.
Ella rápidamente se levantó de mis caderas, con los puños apretados y las mejillas llenas de lágrimas. Me paré de la cama e intenté acercármele —El-e-n-a... Yo…
—!Cállate!— Gritó —Eres una estúpida!— Me empujó, haciendo que me estrellara contra la pared. Ella se lanzó y lo siguiente que supe, fue que estaba en el suelo, con la mejilla ardiéndome, el labio roto y sangre corriendo por mi barbilla.
—Maldita estúpida!— Gritó y salió corriendo de la habitación.
De inmediato me levanté cómo fue posible y corrí tras ella. Me sentía mareada pero eso no me importaba.
Ella estaba a punto de cerrar la puerta de su habitación pero yo puse mi pie, la empujé y logré entrar. Cerré la puerta y rápidamente puse seguro.
—Elena, escúchame— Dije sobándome la mejilla.
—Sal de mi habitación, maldita. O voy a gritar fuerte y todos se van a enterar.
—Elena, no es necesario, solo escúchame— Pedí.
Ella no me hizo caso y corrió a encerrarse a su baño. La seguí, pero esta vez no logré detenerla. Elena por Dios. Abre la puerta!— Comencé a tocar repetidas veces.
—Vete de mi habitación. No quiero saber nunca nada de ti. ¡Te odio, Yulia! Te odio— Comenzó a llorar, casi descontrolada.
Mis manos comenzaron a temblar, cuando sus sollozos eran más y más fuertes. No pude contener las lágrimas y caí al suelo abrazando mis rodillas...
Dios mío ¿que hice?...
......**......
Una semana después...
Aeropuerto
—Un chocolate blanco, una tarta de vainilla, un panqueque dulce y… otra tarta de vainilla— Pidió Varvara.
—Muy bien, ¿desea algo más?— Preguntó la chica que atendía.
—No.
—Ustedes, desean algo— La chica nos preguntó a Irina y a mí. Ambas negamos —Muy bien, traeré su orden— Dijo a Varvara, pidió permiso y se retiró de nuestra mesa.
—Quiero irme de aquí— Irina gimió.
—Vamos Irina, no seas egoísta. Es la última vez que verás a Anya. Deja el rencor y trata de ponerte en sus zapatos. No es fácil para ella— Varvara le dijo en un tono severo.
—No soy egoísta. Tú no sabes cómo me siento. No quiero ver cuando se vaya. No quiero verla partir— Recostó su cabeza sobre la mesa.
—Esta chica! Shs...— Varvara resopló, desviando su atención a mí, frunció el ceño y me miró con una ceja enarcada —Y tú, por qué estás tan callada?— Irina volvió a su posición anterior y me miró.
Irina lo sabía, sabia porque de mi boca no salía nada. Toda la semana estuve así, como si fuera muda. Después de todas la estupideces que le dije a Elena, no pude aguantar y salí corriendo a casa de Irina. Me quedé a dormir toda la semana allí, todavía no podía volver a mi casa. Soy toda una cobarde.
Varvara intercambió miradas entre ambas —Qué rayos se traen ustedes dos?— Nos apuntó con el dedo —¡Cuéntenme!
Ninguna de las dos dijo una sola palabra —Vamos, chicas, merezco saberlo— Se quejó. Silenció de nuevo —Bien, si no me quieren contar es su problema. Eso sí, acaban de perder a una amiga muy valiosa— Se sentó con la espalda recta, se cruzó de brazos y miró a otro lado.
Irina y yo nos miramos y no pudimos evitar reír. Varvara a veces era esa clase de persona que podía levantarte el ánimo en un mal momento con sus ocurrencias.
—Son solo cosas, Barbie— Irina le respondió aun riendo.
—No saques excusas. Ya se los dije— Respondió sin mirarnos y con el ceño fruncido.
La comida de Varvara llegó, y después de comerla en casi tres minutos, comenzó a observar a los alrededores hasta que clavó su mirada detrás de mí. Noté como su ceño fruncido se iba transformando en una sonrisa de oreja a oreja y luego levantaba la mano para agitarla repetidas veces. Irina también clavó sus ojos al mismo lugar y después me hizo una seña con la boca para que mirara.
Giré mi cabeza y allí vi a mi novia. No estaba muy alejada de nosotros y hablaba por celular. A su lado estaba Oksana, su hermana —Chicas!— Varvara gritó para atraer su atención, pero solo Oksana volteó a mirar y señaló con su mano que las esperáramos.
No pude evitar que un fuerte suspiro saliera de mí cuando vi a Natalya. Varvara lo notó y empezó de nuevo —Hey… y ese suspiro— Sonrió burlonamente y me palmeó el hombro —te trae muerta esa chica— Soltó una risita pero no le duró mucho porque mi cara estaba totalmente sería —Oh. No! No me digas que... tú y Naty… también tienen problemas!— No le respondí nada y en lugar de eso, comencé a acariciar mis sienes —Wow pero que mierdas está pasando? Primero, no puedo quedarme con ustedes a disfrutar porque mi familia me obliga a ir a las vacaciones más aburridas de mi vida durante un mes. Luego regreso, y Anya abandona a Irina porque se va del país no sé por cuantos años. Y ahora tú, tú y la princesa, la pareja más deseada de la universidad, la pareja más perfecta del universo, la pareja más estable que jamás he conocido en mi vida. Están peleando! ¿Qué diablos le pasa al mundo!— Exclamó alzando las manos.
—Hey, ya cállate— Irina dijo un poco molesta —Deja de decir tonterías que me duele la cabeza y además…— Apuntó con su mano detrás de mí —Natalya se acerca.
Oh demonios.
Me estaba empezando a sentir mareada, sabía que me la encontraría aquí pero no estaba preparada para verla de nuevo. Desde aquella discusión en las afueras del restaurante, casualmente habíamos hablado una o dos veces por celular, y solo para estar de acuerdo con la despedida de Anya y también para que yo convenciera a Irina de que viniera.
Volví a mirar de nuevo, y esta vez me encontré con su mirada, ella inmediatamente detuvo su paso y tomó otro camino. Mierda...
—¿Chicas?... A dónde van?— Varvara gritó de nuevo —¿Qué fue eso?— Me miró confundida —Yulia que hiciste?... Tan grave fue la pelea?
—Ash Varvara, deja de preguntar por Dios— Irina se molestó.
Varvara no la escuchó y siguió —Dime enana, ¿qué hiciste para que ni siquiera te salude? ¿La engañaste?— Empezó a reir.
—Ya cállate por favor— Pedí. Si la engañé —Discutimos, es todo.
Toda la mesa quedó en silencio. Demonios! Me sentí mal por Varvara, no era su culpa que nosotras estuviéramos de un humor de perros.
Suspiré… —Lo siento— Dije al mismo tiempo que Irina.
Ella sonrió… —Yo también lo siento. A veces soy muy inoportuna pero sé que luego me dirán lo que pasa. Por lo pronto— Miró su reloj —Es hora de irnos.
……**……
Nos tomó diez minutos encontrar la zona donde Anya abordaría su avión. Allí ya se encontraba ella en compañía de toda su familia. Natalya y Oksana también estaban allí.
Anya se acercó, habló con Varvara y luego vino hacia mí. Irina no quizo acercarse y se había alejado unos metros.
Nos abrazamos mientras yo le deseaba lo mejor. No pude dejar de notar como la chica tenía su mirada clavada en Irina. Incluso aunque yo no lo estuviera viviendo en carne propia, era difícil no sentirse mal por esto.
—Hice hasta lo imposible para que viniera— Le conté —Deberías de hablar con ella— Sugerí.
Ella sonrió un poco triste y asintió.
—Ella te adora— Anya soltó unas lágrimas y nos abrazamos por última vez.
Tomó mi sugerencia y fue hacia Irina, la tomó de las manos y se alejaron del lugar. Natalya y yo intercambiamos miradas cuando vimos a las chicas irse. Ella me sonrió y yo también le di una pequeña sonrisa. Nuestro objetivo estaba cumplido.
Las chicas regresaron minutos después. En sus ojos se notaba la tristeza. Irina regresó a nuestro lado y se tiró a los brazos de Varvara cuando Anya comenzó a alejarse y agitaba su mano despidiéndose de todos.
Natalya también estaba bastante afectada y se acunó en los brazos de su hermana. No pude evitarlo y me acerqué a ella.
—Naty— Ella salió del abrazo de Oksana y sin dudarlo, tiró sus manos a mi cuello y empezó a sollozar más fuerte.
—Eres una estúpida— Dijo sobre mi cuello y se apretó más contra mí.
—Lo sé Naty. Lo sé — No eres la única persona que me lo ha dicho. Soy lo peor…
……**……
Los días fueron pasando y cada uno era peor que el otro. Yo ya no me hallaba en ningún lugar, ni con nadie. Mis ánimos decaían a cada segundo que pasaba por todo lo que había a mi alrededor.
Me preocupaba mucho Irina, desde el día en el que abandonamos el aeropuerto, parecía perdida en su propio mundo. La partida de Anya le afectó demasiado, su estado de ánimo cayó notoriamente. Cuando iba buscarla solo estaba encerrada en su habitación tirada en su cama durmiendo o haciendo nada. Ya casi no salía, se la pasaba refugiada en su casa.
Las chicas y yo la visitábamos frecuentemente, preparábamos alguna comida, películas y hablamos con ella para que su mente se ocupara en otra cosa y se olvidara por unos momentos de los problemas.
Mi relación con Natalya aunque ya no peleábamos parecía estancada. Yo trataba de que todo volviera en forma pero me era muy difícil. Ya casi no nos comunicábamos, no nos veíamos, ni salíamos a ningún lugar. Tampoco pude volver a tener relaciones con ella. Cada vez que lo trataba, Elena aparecía en mi mente y no podía continuar. Era inevitable.
Las cosas en mi casa, tampoco iban muy bien. Mis días allí eran como un suplició. Ver a Elena diariamente y no poder hablarle, tocarla o saludarla era un castigo. Sé que todo era por mi culpa pero cada día que pasaba me arrepentía. Estúpida!
Ella y Sveta cada vez eran más cercanas, no había momento del día en que no estuviesen juntas. Sveta venia todos los días a mi casa a recoger a Elena para ir a correr, a veces la invitaba a cenar o a ver una película. Otras veces los dichosos planes eran en la casa, delante de mí. Yo las veía reír, abrazarse y cosas que me lastimaban mucho.
Algunas veces no podía evitarlo y las espiaba. Lo cual me lastimaba más porque varias veces las había visto besándose. El corazón me latía como loco y de inmediato corría a llorar a mi habitación.
Cuando la chica se quedaba a dormir en casa, o cuando Elena se quedaba en la de ella. La cabeza me dolía imaginándome lo peor. Aunque probablemente, ella había sido la primera persona con quien Elena estuvo.
Todas las noches me desvelaba preguntándome si ella por casualidad, pensaba en mí. Me preguntaba si, una vez me quedaba dormida, ella despertaba y comenzaba a pensar exactamente en lo que yo también pensaba. Me intrigaba saber lo que sentía, si de verdad estaba enamorada de esa chica, como me lo había dicho aquel día.
Aunque me había resignado y acostumbrado a que tal vez nunca tuviera su perdón, no podía evitar que cada día que pasaba, me enamoraba más de Elena Katina.
……**……
Un mes después…
Jueves 6:00 PM
Acaba de llegar a casa y guardaba mi auto en el garaje. Hoy había iniciado la Universidad y me sentía animada. Haber visto a mis amigos y compañeros durante seis horas me habían hecho olvidar las cosas que me rodeaban diariamente. Nunca disfruté de un regreso a clases como el de hoy.
Además, fue un plus para mí porque vi a Irina mucho mejor, disfrutando de toda nuestra compañía.
La sonrisa en mi rostro era notoria pero decayó como cada día, cuando los vi a todos en el comedor cenando y riendo, incluyendo a… Sveta.
Fingí que no los había visto y traté de ir hacia las escaleras pero no pude porque la voz de papá me detuvo —Cariño— Volteé a mirar al comedor y di una sonrisa falsa a todos.
—Ven aquí… Cómo te fue en tu primer día de clases?
No me acerqué —Bien.
—¿Bien?— Dijo sarcástico, enarcando una ceja. Todas en la mesa voltearon a mirarme.
Asentí un poco dudosa y Elena se burló, sonriendo.
—Cielo, me alegra que te haya ido bien. Ven a sentarte, te voy servir la cena— Dijo Inessa.
Ella estaba a punto de levantarse pero… —No— Grité —Tranquila… no te levantes, mmm… no tengo apetito— Mentí, me estaba muriendo de hambre pero en realidad no quería estar en esa mesa con ellos.
Papá frunció el ceño —Comiste algo en la Universidad?— Preguntó.
—Si, si comí. No te preocupes— Él me miró muy raro pero nada me importaba, solo quería ir a mi habitación —Me retiro, tengo trabajo que hacer— Dije y desaparecí por la escaleras.
Cuando llegué a mi habitación, no dudé en tirarme a mi cama y no pude evitar que una lágrima corriera por mi mejilla. Ya no soportaba un segundo más ver a Elena al lado de esa chica. Me carcomía el alma porque hace solo dos días mientras la espiaba, escuché cuando Sveta le pedía a ella que fuera su novia. Por supuesto Elena no dudó en aceptar.
Comencé a sollozar muy inaudible pero tuve que contenerme porque tocaron la puerta.
Me sequé las lágrimas de las mejillas y me froté los ojos —¿Si?— Pregunté.
—Soy papá. ¿Puedo pasar?
—Claro— Dije, sentándome en la cama.
Él abrió la puerta pero no entró, solo me quedó mirando —¿Te sientes mal?
Agaché la cabeza —Por supuesto que no.
—Por supuesto que sí— Cerró la puerta, vino hacia mí y me envolvió en un abrazo —Tú crees que soy tonto para no darme cuenta que algo te pasa?
—No me pasa nada, papá.
—Si te pasa, a mí no me engañas. Dime qué es. Es Natalya?— Enarcó una ceja.
—No.
—Entonces, si no es Natalya, que es?
—No es nada— Le respondí y escondí mi rostro en su pecho.
El comenzó a acariciarme la cabeza y eso me debilitó. Hace tanto tiempo que me estaba guardando las cosas y aunque se las contara a Irina no era lo mismo. Estar en los brazos de papá era diferente. Comencé a sollozar de nuevo —Oh bebé— Papá me abrazó más fuerte, mientras me arrullaba —¿Por qué lloras?
—Hace tanto tiempo que tú y yo no hablamos como antes— traté de decirle, pero mi voz se entrecortaba.
Él suspiró —Lo siento mucho bebé. Esto es mi culpa. Yo te prometí que nada cambiaria y te he descuidado mucho. Mira hasta te encierras a llorar sola en tu habitación. Me he convertido en un mal padre— Su voz se cortó.
—Todo cambió papá. Desde que llegaron Inessa y Elena todo cambió en esta casa!— No pude contenerme y mi llanto se aumentó. Su abrazo se hizo más fuerte. Estaba perdida y de repente...—Elena me odia, papá, ella me odia— Eso salió inconsciente.
Él me tomó de la barbilla y me obligó a mirarlo... —Por qué dices eso?— Frunció el ceño —¿Por qué dices que te odia?— Porque la lastimé, y me arrepiento cada segundo de mi vida por eso —¿Ella te ha dicho algo?— Él estaba enojándose.
No respondí nada y eso pareció enfurecerlo más —Voy a hablar con Elena en este instante— Él se iba a levantar pero lo tomé de los hombros y lo detuve.
—No, por favor, papá. No lo hagas— Supliqué.
—Pero por qué!? ¿Y por qué dices que te odia? ¡Cómo es posible que ella te odie!— Gritó
—¡Papá!
Suspiró, tratando de calmarse —Está bien… no lo haré. Pero si tú no me dices por qué voy a ir donde ella para que me lo diga.
—Te lo diré, pero no ahora. Por favor!
—Cálmate, mi vida. Está bien— Me abrazó de nuevo —Ahora dime. Estabas llorando por eso?— Negué —Bien. Cuando creas que es el momento adecuado para que me cuentes todo lo hablaremos, si?
—Si.
Nos quedamos abrazados hasta que finalmente papá se calmó. ¿Por qué mierdas le había dicho eso a él?
—Hija?
—Mmm?
—Eso de que no tienes hambre, no lo creo. Llevas seis horas desde que saliste de aquí para ir a la Universidad. Bajemos a cenar. Tu estomago no tiene la culpa— Se rió y yo no pude evitar hacerlo también. La verdad es que si tenía mucha hambre.
El me ayudó a limpiarme las lágrimas y bajamos las escaleras, con las manos entrelazadas. Estuve a punto de desistir de la idea de sentarme con ellos cuando vi a Sveta acariciarle el brazo a Elena, pero iba con papá, él sostenía mi mano y me sentí segura.
Cuando nos acercábamos vi como Elena volteó a mirarnos y frunció el ceño. Sonreí para mis adentros porque se veía preciosa haciendo eso, además, eso también lo hizo la primera vez que llegaron a casa.
Solo que ahora, lo fruncía porque en realidad me odiaba…
—Cielo, vienes a cenar?— Inessa me preguntó y yo asentí —Muy bien— Se levantó del comedor y fue hacia la cocina. Papá sacó la silla que estaba a su lado y nos sentamos sin dejar de tomar nuestras manos.
La cena se tornaba normal, mi papá hablaba con Sveta sobre el negocio que manejaban sus padres y muchas cosas que me importaban una mierda. Yo solo estaba con la cabeza gacha tratando de cenar.
Minutos después…
—Yulia, Elena— Nos llamó papá, ambas volteamos a mirarlo —Inessa y yo nos vamos mañana hasta el domingo. Vamos a una cena de negocios— Nooo. No de nuevo... No quiero quedarme a solas con Elena... —Nos vamos mañana por la mañana y estaremos el domingo aquí. Ustedes ya sobrevivieron solas durante una semana. Así que, ¿podrán hacerlo durante solo tres días?
Papá miró a Elena esperando su respuesta pero ella no respondió y volteó su mirada hacia mí, quedándose fija en mi rostro.
—¿Elena?
—Si, Oleg. Puedo sobrevivir sola o con Yulia.
Papá me miró —¿Yulia?
—Si…— no….
......** ......
Al día siguiente.
—Yulia, como te lo dije la anterior vez, tú quedas a cargo de la casa. Necesito mucha disciplina y orden. No quiero encontrarte como la última vez, golpeada, vomitando y llorando de lo enferma que estabas. No se salten ninguna comida. Cierra bien todas las puertas y ventanas cuando vayas a dormir o si vas a salir. Cuida mucho a los caninos. Y ya sabes que no tengo que repetirte que también a Elena.
—Si papá.
—No siendo más por el momento, nos vamos. Te amo hija— Se inclinó y me besó la mejilla —Adios— Salió de mi habitación.
Miré mi teléfono…eran las 11 am. Mierda, papá no podía levantarme más temprano? Se me hace tarde para ir a la universidad.
Me levanté como un rayo de la cama, me duché, me vestí y salí de allí lo más rápido que pude.
...
La clase transcurría con normalidad, algunos de mis compañeros estaban centrados en la pizarra, otros escribiendo en sus laptops, Varvara comiendo, Viktoria haciendo nada, Irina mandando mensajes por móvil y yo, solo hacia garabatos en un papel.
—Que aburrido!— Irina suspiró.
Mi teléfono empezó a vibrar... lo miré. Era un mensaje de texto.
“Espero que todo esté yendo bien en las clases. Te amo ” Suspiré y me golpeé la cabeza sobre el escritorio.
Irina me arrebató el teléfono de la mano y leyó el texto. Suspiró y comenzó a acariciarme la cabeza —Hey… chica, no crees que deberías parar esto ya?— Preguntó.
—Tengo miedo Irina…— Dije con la voz quebrada.
—Lo sé pero…
—Volkova y Sharapova— El profesor interrumpió —Esta clase es tan importante como cualquier otra, pero si ustedes no están interesadas en prestar atención, pueden irse por ese camino— Señaló hacia el pasillo y toda la clase empezó a reír —Ustedes eligen.
Hoy no estaba para regaños de nadie y de inmediato comencé a guardar todas mis cosas, una por una en mi maletín, todo bajo la mirada atenta de la clase y el estúpido profesor.
Irina me miró con una ceja levantada —Te vas?
—No puedo estar aquí— Empecé a caminar hacia la puerta.
—Yul, espera!— Gritó.
—No puedo Nina... Tengo algo muy importante que hacer... Es ahora o nunca...
……**……
Me encontraba en mi auto junto a Natalya. Estábamos frente a su casa. Hace unos minutos, antes de salir de la Universidad le envié un texto diciéndole quería hablar con ella algo muy importante. Pero… ya llevábamos más de cinco minutos en el auto y el silencio reinaba.
—Estamos aquí porque quieres hablar conmigo, cierto?— Ella me preguntó, parecía muy confundida.
Me recosté sobre el volante y suspiré… —Si...
—Bien, habla!
—Naty…— Agaché la cabeza —Esto que te voy a decir no es fácil para mí pero es necesario. Voy a ser honesta contigo porque ya no puedo soportarlo más— Mi voz se entrecortó —Una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida eres tú. Has sido siempre tan incondicional, haz estado en los buenos y en los malos momentos— Suspiré —Y quiero agradecerte por eso.
—Lo hago porque te quiero, Yul— Sonrió y comenzó a acariciar mi muslo.
Puse mi mano sobre la suya y la apreté fuerte —Es por eso que he venido Natalya— Ella sacó su mano de la mía y la entrelazó. Oh por dios… —Yo… yo…
—Tú?— Sonrió —Por qué estás tan nervio…
—Yo no te merezco— La corté, no la miré y seguí —No merezco tu cariño, no merezco tu tiempo, no merezco tus lágrimas y mucho menos el amor que me das.
Ella soltó su mano de la mía y se cruzó de brazos. Lo siento Naty pero tengo que decírtelo…—Nuestra relación no viene bien desde hace un tiempo y todo ha sido por mi jodida culpa — Le expliqué.
—Yul, si lo dices por nuestras últimas peleas, es algo normal. Siempre hay altibajos en la relac…
—No!— La corté de nuevo, ella me miró asustada pero tenía que terminar con esto de una buena vez —Quiero que terminemos!— Silencio —Yo… estoy enamorada de otra persona— Esto último lo solté sin pensarlo. No podía seguir engañándola, ni a mí misma.
Un silencio muy incómodo reinó en el auto.
—Natalya— La llamé, ella no reaccionaba, miraba solo por el vidrio del auto y temía por lo que fuera a pasar.
Ella me miró y vi sus ojos rojos —Quién es?— Preguntó —Dime, quién es?— Levantó la voz.
—Naty…
—¡Dime!
Suspiré… —Es…
—Ya!
—Es...El-e-na— Dije. Natalya empezó a reír, pero segundos después esa risa se fue convirtiendo en pequeños sollozos.
Me dolía todo lo que estaba pasando y no pude evitar que mis ojos también se llenaran de lágrimas.
—Me estás dejando por ella?— Preguntó sorprendida.
—No…Naty. Lo hago porque no tiene caso que yo siga engañándote. Tú mereces a alguien que valga la pena y te valore, yo no pude seguir haciéndolo. No doy más— Agaché la cabeza.
Natalya le dio una palmada al vidrio de su puerta —Engañándome?— Preguntó —Pasa algo entre tú y ella?
—No Natalya…
—Dime, ¿pasa algo entre ustedes dos?— Gritó, me agarró de la mandíbula y me obligó a mirarla a los ojos...
—No! No pasa nada entre ella y yo!
—Entonces… por qué dices que me engañaste?
—Naty…
—Dime!— Me preguntó furiosa.
Perdóname Naty…. —Yo me acosté con ella pero...— No pude terminar lo que estaba diciéndole porque Natalya me dio un puño en todo el rostro. El impacto me hizo golpear contra la ventana.
—Como fuiste capaz, Yulia— Gritaba, mientras me golpeaba en la cabeza y en los brazos. —Por qué hiciste eso— Yo no la detenía aunque sus golpes me dolieran, era mi culpa. Todo era mi culpa —Porque me hiciste esto a mí. No te importó nada de lo que vivimos ¡Eres una basura!
Ella siguió golpeándome más y más hasta que le dije que por favor parara. Ella subió las rodillas hasta su pecho y escondió su rostro ahí, sin dejar de llorar, estaba descontrolada.
La cabeza me dolió, me sentí mareada mientras gemía de dolor. Los golpes de Natalya habían sido demasiado fuertes. Comencé a tocarme el rostro, sentí una humedad en mi ceja, me miré la mano y me di cuenta que tenía sangre.
—Es justo. Merezco todo esto— Susurré —por favor perdóname.
—No sabes cuánto te odio en este momento, Yulia— Gritó. Abrió la puerta del auto y antes de bajarse…—¡Nunca te voy a perdonar¡ Nunca vuelvas a hablarme y nunca trates de buscarme!
—¡Te odio, Yulia! Te odio— Gritó por último; mientras desaparecía hacia su casa.
No me pude contener más y comencé a llorar abiertamente sobre el volante. Estaba pagando por todos mis tontos errores.
Lo siento Naty…
Lo siento.
Espero que disfruten de este capítulo el cual me costó un poco adaptar... Es un tanto triste y muy realista.
A leer!!
Nos leemos más tarde entonces...
Capítulo 20: Te odio
Mi pecho dolió aún más cuando vi como Elena correspondía al beso. Mi mente se revolvió de pensamientos locos. Acaso ella estaba demente. ¿Por qué no la alejaba?
No le di más vueltas al asunto y salí de mi escondite. Esto había pasado los límites. Me acerqué pisando fuerte y de inmediato, Elena empujó a Sveta lejos de ella.
Traté de no parecer afectada por la situación, aunque lo visto hace unos instantes me carcomiera por dentro...
—Permiso— Dije para ambas. Ellas bloqueaban la entrada.
La estúpida de Sveta me miró como si fuera lo más normal del mundo y se corrió unos pasos. Espere lo mismo de Elena... pero no lo hizo.
—Elena, me puedes dar permiso— Le repetí muy calmada.
Esperé unos segundos, tan solo para verla negando con la cabeza.
Suspiré y volví a repetirle lo mismo, pero de nada sirvió porque solo negó de nuevo. No sabía que rayos pretendía Elena, pero algo muy cierto es que yo ya estaba perdiendo los estribos.
—Lena, déjala entrar— Sveta le pidió al ver que yo empezaba a frustrarme, pero Elena volvió a negar sin dejar de mirarme.
—¡Maldita sea! Qué haces?— Grité. La idea de parecer serena ya no estaba conmigo... —¡Quítate!
—¡No!— Me gritó.
Pero que le pasa?... —No estoy para tus jodas. Quítate de allí o yo lo haré. Niña tonta!
—Hey, hey cálmate— Sveta se hizo delante de ella —No tienes por qué tratarla así.
Oh mierda!... Lo que me faltaba.
Sonreí —Tú no te metas ¡Lárgate de aquí!— Contesté.
Ella frunció el ceño —Si lo haré. Elena es mi amiga y no voy a permitir que le hables de esa manera tan grosera. Además, ¿Quién eres tú?— Alzó una ceja.
¿Quién era yo? Oh pero claro… Por supuesto que no se acordaba de mí, estaba tan ocupada tocando y contemplando a Elena en la jodida cena que ni pudo grabarse mi cara.
Solté una carcajada —Tú amiga?... Elena es tu amiga?.. Wow! yo no sabía que las amigas también se comían la boca!— Dije sarcástica, ganándome una mala cara de las dos —Y quién soy yo? Eso a ti no te importa. Quiero que te largues de mi casa en este instante. Y espero no tener que volverte a ver por aquí.
Estaba perdiendo mi tiempo con estas chicas, así que pasé por su lado para entrar a la casa pero una mano en mi pecho, me cortó el paso.
Miré la mano y no necesitaba levantar la cabeza para saber de quién era —¿Por qué? Yulia. Tú no tienes ningún derecho a decidir quién viene aquí. Esta también es mi casa— Wow Elena, en realidad estás haciendo esto?
—Elena tiene razón— Dijo Sveta —Y es mejor que te vayas acostumbrado a mi cara porque la vas a ver muy seguido— Soltó una risita —¡Jodida cabrona!— Susurró casi inaudible pero para su mala suerte, no lo fue para mí.
La sangre llegó a mi cabeza e intenté lanzarme contra ella pero no pude, porque Elena de inmediato me agarró del cuello de la camisa.
—¡No te atrevas!— Me gritó.
Esto era real? Elena iba a ponerse de su parte cuando la muy estúpida me había llamado cabrona? No lo podía creer.
—Suéltame, Elena— Le advertí.
—Y si no qué!— Volvió a gritar —¿Qué vas a hacer?— Me desafió.
No le respondí nada. Mi cerebro no procesaba que ella tomara esta actitud conmigo.
—Es suficiente, Lena— Sveta le dijo —Me voy de aquí, pero no porque tú lo digas— Se dirigió a mí. Caminó a su auto y abrió la puerta.
—Sveta espera!— Elena gritó, me soltó y de inmediato corrió tras ella.
Yo estaba furiosa, si no me iba de allí en este instante de seguro iba a cometer una locura. Sacudí mi cabeza y entré corriendo rápido a la casa para ir a mi habitación. Maldita seas Elena! como diablos te atreves a desafiarme. Me volví loca y empecé a tirar las sabanas de mi cama al suelo. Nada de lo que había acabado de pasar era posible. No era posible. Estaba desquitándome con las pobres almohadas, hasta que de repente un fuerte golpe se escuchó en mi puerta y segundos después… se abrió de par en par.
—Quien demonios te crees?— Elena entraba gritando furiosa, no me dio oportunidad de reaccionar y se lanzó encima de mí. Perdí el equilibrio y ambas caímos sobre mi cama.
Ella me agarró nuevamente del cuello de la camisa y sentó a horcajadas sobre mi estómago —Por qué hiciste eso?— Me sacudió. Estaba descontrolada.
Yo tampoco estaba muy cuerda en el momento, también estaba fuera de mis cabales, completamente fuera —¿Por qué te andas besuqueando con esa chica si la acabas de ver?— También le pregunté gritando.
Ella enarcó una ceja —Eso a ti no debería de importarte. Te lo dejé muy claro!
Solté una risa —Claro!— Dije despreocupada y burlándome.
—Estás loca? por qué sonríes— Su rostro se encontraba desencajado, su respiración acelerada, sus ojos parecían brotar de su rostro, en pocas palabras, parecía encontrarse fuera de sí.
Volví a sonreír y eso la enfureció más, su agarre en mi camisa se intensificó y comenzó a sacudirme con fuerza —Qué te pasa Yulia? Por qué te importa?!— Me gritó.
—¿¡Quién es ella!?— Pregunté sentándome y envolví mis manos en sus caderas, apretándola. Nuestros rostros quedaron muy cerca.
—Respóndeme. Por qué te importa?— Preguntó más calmada y mirándome los labios.
—Elena, ¡Dime quien es ella!?
Ella me miró de nuevo a los ojos… —Quieres saber quién es ella? Bien, te lo diré. Ella fue la primera chica de quien me sentí atraída cuando estaba en la escuela, ella fue la primera chica con quien me di mi primer beso y también la chica que me iba a ayudar a confesarle a mi madre que era lesbiana. Ya, contenta! Ahora, ¡suéltame!— Comenzó a tratar de zafarse de mí agarre pero no se lo permití y la sujeté más fuerte.
—¡Ella era tú novia!?— Pregunté —Dime! Todavía te gusta?— Grité muy fuerte. Mi cordura ya estaba… se había ido al carajo.
—Si, me encanta, me fascina y su beso es el mejor que me han dado en toda mi vida— ¿Qué demonios? Mi respiración se aceleró, juro que estaba echando humo por la nariz — Ya, ¡Te contesté! Ahora dime ¿Por qué te importa tanto!?
—¡No me importa!— Grité —Nada que venga de ti me importa.
Ella se quedó callada y su agarre en mi cuello se aflojó un poco.
Me acerqué a sus labios, sonreí y susurré —Nada me importa, Elena. Nunca me has importado. Y sabes qué? Tenías toda la razón. Fue un impulso, solo sexo. Ese día follé contigo porque quería sacarme las ganas que tenía y porque extrañaba estar con mi novia. Tú me has interrumpido mis cogidas con ella, desde el primer día que llegaste aquí, así que tenías que compensarme.
Sus ojos comenzaron a tornarse cristalinos y unas lágrimas salieron de ahí. Los latidos de mi corazón se aceleraron, empecé a sudar frio y de inmediato la solté. Qué demonios le acaba de decir.
Ella rápidamente se levantó de mis caderas, con los puños apretados y las mejillas llenas de lágrimas. Me paré de la cama e intenté acercármele —El-e-n-a... Yo…
—!Cállate!— Gritó —Eres una estúpida!— Me empujó, haciendo que me estrellara contra la pared. Ella se lanzó y lo siguiente que supe, fue que estaba en el suelo, con la mejilla ardiéndome, el labio roto y sangre corriendo por mi barbilla.
—Maldita estúpida!— Gritó y salió corriendo de la habitación.
De inmediato me levanté cómo fue posible y corrí tras ella. Me sentía mareada pero eso no me importaba.
Ella estaba a punto de cerrar la puerta de su habitación pero yo puse mi pie, la empujé y logré entrar. Cerré la puerta y rápidamente puse seguro.
—Elena, escúchame— Dije sobándome la mejilla.
—Sal de mi habitación, maldita. O voy a gritar fuerte y todos se van a enterar.
—Elena, no es necesario, solo escúchame— Pedí.
Ella no me hizo caso y corrió a encerrarse a su baño. La seguí, pero esta vez no logré detenerla. Elena por Dios. Abre la puerta!— Comencé a tocar repetidas veces.
—Vete de mi habitación. No quiero saber nunca nada de ti. ¡Te odio, Yulia! Te odio— Comenzó a llorar, casi descontrolada.
Mis manos comenzaron a temblar, cuando sus sollozos eran más y más fuertes. No pude contener las lágrimas y caí al suelo abrazando mis rodillas...
Dios mío ¿que hice?...
......**......
Una semana después...
Aeropuerto
—Un chocolate blanco, una tarta de vainilla, un panqueque dulce y… otra tarta de vainilla— Pidió Varvara.
—Muy bien, ¿desea algo más?— Preguntó la chica que atendía.
—No.
—Ustedes, desean algo— La chica nos preguntó a Irina y a mí. Ambas negamos —Muy bien, traeré su orden— Dijo a Varvara, pidió permiso y se retiró de nuestra mesa.
—Quiero irme de aquí— Irina gimió.
—Vamos Irina, no seas egoísta. Es la última vez que verás a Anya. Deja el rencor y trata de ponerte en sus zapatos. No es fácil para ella— Varvara le dijo en un tono severo.
—No soy egoísta. Tú no sabes cómo me siento. No quiero ver cuando se vaya. No quiero verla partir— Recostó su cabeza sobre la mesa.
—Esta chica! Shs...— Varvara resopló, desviando su atención a mí, frunció el ceño y me miró con una ceja enarcada —Y tú, por qué estás tan callada?— Irina volvió a su posición anterior y me miró.
Irina lo sabía, sabia porque de mi boca no salía nada. Toda la semana estuve así, como si fuera muda. Después de todas la estupideces que le dije a Elena, no pude aguantar y salí corriendo a casa de Irina. Me quedé a dormir toda la semana allí, todavía no podía volver a mi casa. Soy toda una cobarde.
Varvara intercambió miradas entre ambas —Qué rayos se traen ustedes dos?— Nos apuntó con el dedo —¡Cuéntenme!
Ninguna de las dos dijo una sola palabra —Vamos, chicas, merezco saberlo— Se quejó. Silenció de nuevo —Bien, si no me quieren contar es su problema. Eso sí, acaban de perder a una amiga muy valiosa— Se sentó con la espalda recta, se cruzó de brazos y miró a otro lado.
Irina y yo nos miramos y no pudimos evitar reír. Varvara a veces era esa clase de persona que podía levantarte el ánimo en un mal momento con sus ocurrencias.
—Son solo cosas, Barbie— Irina le respondió aun riendo.
—No saques excusas. Ya se los dije— Respondió sin mirarnos y con el ceño fruncido.
La comida de Varvara llegó, y después de comerla en casi tres minutos, comenzó a observar a los alrededores hasta que clavó su mirada detrás de mí. Noté como su ceño fruncido se iba transformando en una sonrisa de oreja a oreja y luego levantaba la mano para agitarla repetidas veces. Irina también clavó sus ojos al mismo lugar y después me hizo una seña con la boca para que mirara.
Giré mi cabeza y allí vi a mi novia. No estaba muy alejada de nosotros y hablaba por celular. A su lado estaba Oksana, su hermana —Chicas!— Varvara gritó para atraer su atención, pero solo Oksana volteó a mirar y señaló con su mano que las esperáramos.
No pude evitar que un fuerte suspiro saliera de mí cuando vi a Natalya. Varvara lo notó y empezó de nuevo —Hey… y ese suspiro— Sonrió burlonamente y me palmeó el hombro —te trae muerta esa chica— Soltó una risita pero no le duró mucho porque mi cara estaba totalmente sería —Oh. No! No me digas que... tú y Naty… también tienen problemas!— No le respondí nada y en lugar de eso, comencé a acariciar mis sienes —Wow pero que mierdas está pasando? Primero, no puedo quedarme con ustedes a disfrutar porque mi familia me obliga a ir a las vacaciones más aburridas de mi vida durante un mes. Luego regreso, y Anya abandona a Irina porque se va del país no sé por cuantos años. Y ahora tú, tú y la princesa, la pareja más deseada de la universidad, la pareja más perfecta del universo, la pareja más estable que jamás he conocido en mi vida. Están peleando! ¿Qué diablos le pasa al mundo!— Exclamó alzando las manos.
—Hey, ya cállate— Irina dijo un poco molesta —Deja de decir tonterías que me duele la cabeza y además…— Apuntó con su mano detrás de mí —Natalya se acerca.
Oh demonios.
Me estaba empezando a sentir mareada, sabía que me la encontraría aquí pero no estaba preparada para verla de nuevo. Desde aquella discusión en las afueras del restaurante, casualmente habíamos hablado una o dos veces por celular, y solo para estar de acuerdo con la despedida de Anya y también para que yo convenciera a Irina de que viniera.
Volví a mirar de nuevo, y esta vez me encontré con su mirada, ella inmediatamente detuvo su paso y tomó otro camino. Mierda...
—¿Chicas?... A dónde van?— Varvara gritó de nuevo —¿Qué fue eso?— Me miró confundida —Yulia que hiciste?... Tan grave fue la pelea?
—Ash Varvara, deja de preguntar por Dios— Irina se molestó.
Varvara no la escuchó y siguió —Dime enana, ¿qué hiciste para que ni siquiera te salude? ¿La engañaste?— Empezó a reir.
—Ya cállate por favor— Pedí. Si la engañé —Discutimos, es todo.
Toda la mesa quedó en silencio. Demonios! Me sentí mal por Varvara, no era su culpa que nosotras estuviéramos de un humor de perros.
Suspiré… —Lo siento— Dije al mismo tiempo que Irina.
Ella sonrió… —Yo también lo siento. A veces soy muy inoportuna pero sé que luego me dirán lo que pasa. Por lo pronto— Miró su reloj —Es hora de irnos.
……**……
Nos tomó diez minutos encontrar la zona donde Anya abordaría su avión. Allí ya se encontraba ella en compañía de toda su familia. Natalya y Oksana también estaban allí.
Anya se acercó, habló con Varvara y luego vino hacia mí. Irina no quizo acercarse y se había alejado unos metros.
Nos abrazamos mientras yo le deseaba lo mejor. No pude dejar de notar como la chica tenía su mirada clavada en Irina. Incluso aunque yo no lo estuviera viviendo en carne propia, era difícil no sentirse mal por esto.
—Hice hasta lo imposible para que viniera— Le conté —Deberías de hablar con ella— Sugerí.
Ella sonrió un poco triste y asintió.
—Ella te adora— Anya soltó unas lágrimas y nos abrazamos por última vez.
Tomó mi sugerencia y fue hacia Irina, la tomó de las manos y se alejaron del lugar. Natalya y yo intercambiamos miradas cuando vimos a las chicas irse. Ella me sonrió y yo también le di una pequeña sonrisa. Nuestro objetivo estaba cumplido.
Las chicas regresaron minutos después. En sus ojos se notaba la tristeza. Irina regresó a nuestro lado y se tiró a los brazos de Varvara cuando Anya comenzó a alejarse y agitaba su mano despidiéndose de todos.
Natalya también estaba bastante afectada y se acunó en los brazos de su hermana. No pude evitarlo y me acerqué a ella.
—Naty— Ella salió del abrazo de Oksana y sin dudarlo, tiró sus manos a mi cuello y empezó a sollozar más fuerte.
—Eres una estúpida— Dijo sobre mi cuello y se apretó más contra mí.
—Lo sé Naty. Lo sé — No eres la única persona que me lo ha dicho. Soy lo peor…
……**……
Los días fueron pasando y cada uno era peor que el otro. Yo ya no me hallaba en ningún lugar, ni con nadie. Mis ánimos decaían a cada segundo que pasaba por todo lo que había a mi alrededor.
Me preocupaba mucho Irina, desde el día en el que abandonamos el aeropuerto, parecía perdida en su propio mundo. La partida de Anya le afectó demasiado, su estado de ánimo cayó notoriamente. Cuando iba buscarla solo estaba encerrada en su habitación tirada en su cama durmiendo o haciendo nada. Ya casi no salía, se la pasaba refugiada en su casa.
Las chicas y yo la visitábamos frecuentemente, preparábamos alguna comida, películas y hablamos con ella para que su mente se ocupara en otra cosa y se olvidara por unos momentos de los problemas.
Mi relación con Natalya aunque ya no peleábamos parecía estancada. Yo trataba de que todo volviera en forma pero me era muy difícil. Ya casi no nos comunicábamos, no nos veíamos, ni salíamos a ningún lugar. Tampoco pude volver a tener relaciones con ella. Cada vez que lo trataba, Elena aparecía en mi mente y no podía continuar. Era inevitable.
Las cosas en mi casa, tampoco iban muy bien. Mis días allí eran como un suplició. Ver a Elena diariamente y no poder hablarle, tocarla o saludarla era un castigo. Sé que todo era por mi culpa pero cada día que pasaba me arrepentía. Estúpida!
Ella y Sveta cada vez eran más cercanas, no había momento del día en que no estuviesen juntas. Sveta venia todos los días a mi casa a recoger a Elena para ir a correr, a veces la invitaba a cenar o a ver una película. Otras veces los dichosos planes eran en la casa, delante de mí. Yo las veía reír, abrazarse y cosas que me lastimaban mucho.
Algunas veces no podía evitarlo y las espiaba. Lo cual me lastimaba más porque varias veces las había visto besándose. El corazón me latía como loco y de inmediato corría a llorar a mi habitación.
Cuando la chica se quedaba a dormir en casa, o cuando Elena se quedaba en la de ella. La cabeza me dolía imaginándome lo peor. Aunque probablemente, ella había sido la primera persona con quien Elena estuvo.
Todas las noches me desvelaba preguntándome si ella por casualidad, pensaba en mí. Me preguntaba si, una vez me quedaba dormida, ella despertaba y comenzaba a pensar exactamente en lo que yo también pensaba. Me intrigaba saber lo que sentía, si de verdad estaba enamorada de esa chica, como me lo había dicho aquel día.
Aunque me había resignado y acostumbrado a que tal vez nunca tuviera su perdón, no podía evitar que cada día que pasaba, me enamoraba más de Elena Katina.
……**……
Un mes después…
Jueves 6:00 PM
Acaba de llegar a casa y guardaba mi auto en el garaje. Hoy había iniciado la Universidad y me sentía animada. Haber visto a mis amigos y compañeros durante seis horas me habían hecho olvidar las cosas que me rodeaban diariamente. Nunca disfruté de un regreso a clases como el de hoy.
Además, fue un plus para mí porque vi a Irina mucho mejor, disfrutando de toda nuestra compañía.
La sonrisa en mi rostro era notoria pero decayó como cada día, cuando los vi a todos en el comedor cenando y riendo, incluyendo a… Sveta.
Fingí que no los había visto y traté de ir hacia las escaleras pero no pude porque la voz de papá me detuvo —Cariño— Volteé a mirar al comedor y di una sonrisa falsa a todos.
—Ven aquí… Cómo te fue en tu primer día de clases?
No me acerqué —Bien.
—¿Bien?— Dijo sarcástico, enarcando una ceja. Todas en la mesa voltearon a mirarme.
Asentí un poco dudosa y Elena se burló, sonriendo.
—Cielo, me alegra que te haya ido bien. Ven a sentarte, te voy servir la cena— Dijo Inessa.
Ella estaba a punto de levantarse pero… —No— Grité —Tranquila… no te levantes, mmm… no tengo apetito— Mentí, me estaba muriendo de hambre pero en realidad no quería estar en esa mesa con ellos.
Papá frunció el ceño —Comiste algo en la Universidad?— Preguntó.
—Si, si comí. No te preocupes— Él me miró muy raro pero nada me importaba, solo quería ir a mi habitación —Me retiro, tengo trabajo que hacer— Dije y desaparecí por la escaleras.
Cuando llegué a mi habitación, no dudé en tirarme a mi cama y no pude evitar que una lágrima corriera por mi mejilla. Ya no soportaba un segundo más ver a Elena al lado de esa chica. Me carcomía el alma porque hace solo dos días mientras la espiaba, escuché cuando Sveta le pedía a ella que fuera su novia. Por supuesto Elena no dudó en aceptar.
Comencé a sollozar muy inaudible pero tuve que contenerme porque tocaron la puerta.
Me sequé las lágrimas de las mejillas y me froté los ojos —¿Si?— Pregunté.
—Soy papá. ¿Puedo pasar?
—Claro— Dije, sentándome en la cama.
Él abrió la puerta pero no entró, solo me quedó mirando —¿Te sientes mal?
Agaché la cabeza —Por supuesto que no.
—Por supuesto que sí— Cerró la puerta, vino hacia mí y me envolvió en un abrazo —Tú crees que soy tonto para no darme cuenta que algo te pasa?
—No me pasa nada, papá.
—Si te pasa, a mí no me engañas. Dime qué es. Es Natalya?— Enarcó una ceja.
—No.
—Entonces, si no es Natalya, que es?
—No es nada— Le respondí y escondí mi rostro en su pecho.
El comenzó a acariciarme la cabeza y eso me debilitó. Hace tanto tiempo que me estaba guardando las cosas y aunque se las contara a Irina no era lo mismo. Estar en los brazos de papá era diferente. Comencé a sollozar de nuevo —Oh bebé— Papá me abrazó más fuerte, mientras me arrullaba —¿Por qué lloras?
—Hace tanto tiempo que tú y yo no hablamos como antes— traté de decirle, pero mi voz se entrecortaba.
Él suspiró —Lo siento mucho bebé. Esto es mi culpa. Yo te prometí que nada cambiaria y te he descuidado mucho. Mira hasta te encierras a llorar sola en tu habitación. Me he convertido en un mal padre— Su voz se cortó.
—Todo cambió papá. Desde que llegaron Inessa y Elena todo cambió en esta casa!— No pude contenerme y mi llanto se aumentó. Su abrazo se hizo más fuerte. Estaba perdida y de repente...—Elena me odia, papá, ella me odia— Eso salió inconsciente.
Él me tomó de la barbilla y me obligó a mirarlo... —Por qué dices eso?— Frunció el ceño —¿Por qué dices que te odia?— Porque la lastimé, y me arrepiento cada segundo de mi vida por eso —¿Ella te ha dicho algo?— Él estaba enojándose.
No respondí nada y eso pareció enfurecerlo más —Voy a hablar con Elena en este instante— Él se iba a levantar pero lo tomé de los hombros y lo detuve.
—No, por favor, papá. No lo hagas— Supliqué.
—Pero por qué!? ¿Y por qué dices que te odia? ¡Cómo es posible que ella te odie!— Gritó
—¡Papá!
Suspiró, tratando de calmarse —Está bien… no lo haré. Pero si tú no me dices por qué voy a ir donde ella para que me lo diga.
—Te lo diré, pero no ahora. Por favor!
—Cálmate, mi vida. Está bien— Me abrazó de nuevo —Ahora dime. Estabas llorando por eso?— Negué —Bien. Cuando creas que es el momento adecuado para que me cuentes todo lo hablaremos, si?
—Si.
Nos quedamos abrazados hasta que finalmente papá se calmó. ¿Por qué mierdas le había dicho eso a él?
—Hija?
—Mmm?
—Eso de que no tienes hambre, no lo creo. Llevas seis horas desde que saliste de aquí para ir a la Universidad. Bajemos a cenar. Tu estomago no tiene la culpa— Se rió y yo no pude evitar hacerlo también. La verdad es que si tenía mucha hambre.
El me ayudó a limpiarme las lágrimas y bajamos las escaleras, con las manos entrelazadas. Estuve a punto de desistir de la idea de sentarme con ellos cuando vi a Sveta acariciarle el brazo a Elena, pero iba con papá, él sostenía mi mano y me sentí segura.
Cuando nos acercábamos vi como Elena volteó a mirarnos y frunció el ceño. Sonreí para mis adentros porque se veía preciosa haciendo eso, además, eso también lo hizo la primera vez que llegaron a casa.
Solo que ahora, lo fruncía porque en realidad me odiaba…
—Cielo, vienes a cenar?— Inessa me preguntó y yo asentí —Muy bien— Se levantó del comedor y fue hacia la cocina. Papá sacó la silla que estaba a su lado y nos sentamos sin dejar de tomar nuestras manos.
La cena se tornaba normal, mi papá hablaba con Sveta sobre el negocio que manejaban sus padres y muchas cosas que me importaban una mierda. Yo solo estaba con la cabeza gacha tratando de cenar.
Minutos después…
—Yulia, Elena— Nos llamó papá, ambas volteamos a mirarlo —Inessa y yo nos vamos mañana hasta el domingo. Vamos a una cena de negocios— Nooo. No de nuevo... No quiero quedarme a solas con Elena... —Nos vamos mañana por la mañana y estaremos el domingo aquí. Ustedes ya sobrevivieron solas durante una semana. Así que, ¿podrán hacerlo durante solo tres días?
Papá miró a Elena esperando su respuesta pero ella no respondió y volteó su mirada hacia mí, quedándose fija en mi rostro.
—¿Elena?
—Si, Oleg. Puedo sobrevivir sola o con Yulia.
Papá me miró —¿Yulia?
—Si…— no….
......** ......
Al día siguiente.
—Yulia, como te lo dije la anterior vez, tú quedas a cargo de la casa. Necesito mucha disciplina y orden. No quiero encontrarte como la última vez, golpeada, vomitando y llorando de lo enferma que estabas. No se salten ninguna comida. Cierra bien todas las puertas y ventanas cuando vayas a dormir o si vas a salir. Cuida mucho a los caninos. Y ya sabes que no tengo que repetirte que también a Elena.
—Si papá.
—No siendo más por el momento, nos vamos. Te amo hija— Se inclinó y me besó la mejilla —Adios— Salió de mi habitación.
Miré mi teléfono…eran las 11 am. Mierda, papá no podía levantarme más temprano? Se me hace tarde para ir a la universidad.
Me levanté como un rayo de la cama, me duché, me vestí y salí de allí lo más rápido que pude.
...
La clase transcurría con normalidad, algunos de mis compañeros estaban centrados en la pizarra, otros escribiendo en sus laptops, Varvara comiendo, Viktoria haciendo nada, Irina mandando mensajes por móvil y yo, solo hacia garabatos en un papel.
—Que aburrido!— Irina suspiró.
Mi teléfono empezó a vibrar... lo miré. Era un mensaje de texto.
“Espero que todo esté yendo bien en las clases. Te amo ” Suspiré y me golpeé la cabeza sobre el escritorio.
Irina me arrebató el teléfono de la mano y leyó el texto. Suspiró y comenzó a acariciarme la cabeza —Hey… chica, no crees que deberías parar esto ya?— Preguntó.
—Tengo miedo Irina…— Dije con la voz quebrada.
—Lo sé pero…
—Volkova y Sharapova— El profesor interrumpió —Esta clase es tan importante como cualquier otra, pero si ustedes no están interesadas en prestar atención, pueden irse por ese camino— Señaló hacia el pasillo y toda la clase empezó a reír —Ustedes eligen.
Hoy no estaba para regaños de nadie y de inmediato comencé a guardar todas mis cosas, una por una en mi maletín, todo bajo la mirada atenta de la clase y el estúpido profesor.
Irina me miró con una ceja levantada —Te vas?
—No puedo estar aquí— Empecé a caminar hacia la puerta.
—Yul, espera!— Gritó.
—No puedo Nina... Tengo algo muy importante que hacer... Es ahora o nunca...
……**……
Me encontraba en mi auto junto a Natalya. Estábamos frente a su casa. Hace unos minutos, antes de salir de la Universidad le envié un texto diciéndole quería hablar con ella algo muy importante. Pero… ya llevábamos más de cinco minutos en el auto y el silencio reinaba.
—Estamos aquí porque quieres hablar conmigo, cierto?— Ella me preguntó, parecía muy confundida.
Me recosté sobre el volante y suspiré… —Si...
—Bien, habla!
—Naty…— Agaché la cabeza —Esto que te voy a decir no es fácil para mí pero es necesario. Voy a ser honesta contigo porque ya no puedo soportarlo más— Mi voz se entrecortó —Una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida eres tú. Has sido siempre tan incondicional, haz estado en los buenos y en los malos momentos— Suspiré —Y quiero agradecerte por eso.
—Lo hago porque te quiero, Yul— Sonrió y comenzó a acariciar mi muslo.
Puse mi mano sobre la suya y la apreté fuerte —Es por eso que he venido Natalya— Ella sacó su mano de la mía y la entrelazó. Oh por dios… —Yo… yo…
—Tú?— Sonrió —Por qué estás tan nervio…
—Yo no te merezco— La corté, no la miré y seguí —No merezco tu cariño, no merezco tu tiempo, no merezco tus lágrimas y mucho menos el amor que me das.
Ella soltó su mano de la mía y se cruzó de brazos. Lo siento Naty pero tengo que decírtelo…—Nuestra relación no viene bien desde hace un tiempo y todo ha sido por mi jodida culpa — Le expliqué.
—Yul, si lo dices por nuestras últimas peleas, es algo normal. Siempre hay altibajos en la relac…
—No!— La corté de nuevo, ella me miró asustada pero tenía que terminar con esto de una buena vez —Quiero que terminemos!— Silencio —Yo… estoy enamorada de otra persona— Esto último lo solté sin pensarlo. No podía seguir engañándola, ni a mí misma.
Un silencio muy incómodo reinó en el auto.
—Natalya— La llamé, ella no reaccionaba, miraba solo por el vidrio del auto y temía por lo que fuera a pasar.
Ella me miró y vi sus ojos rojos —Quién es?— Preguntó —Dime, quién es?— Levantó la voz.
—Naty…
—¡Dime!
Suspiré… —Es…
—Ya!
—Es...El-e-na— Dije. Natalya empezó a reír, pero segundos después esa risa se fue convirtiendo en pequeños sollozos.
Me dolía todo lo que estaba pasando y no pude evitar que mis ojos también se llenaran de lágrimas.
—Me estás dejando por ella?— Preguntó sorprendida.
—No…Naty. Lo hago porque no tiene caso que yo siga engañándote. Tú mereces a alguien que valga la pena y te valore, yo no pude seguir haciéndolo. No doy más— Agaché la cabeza.
Natalya le dio una palmada al vidrio de su puerta —Engañándome?— Preguntó —Pasa algo entre tú y ella?
—No Natalya…
—Dime, ¿pasa algo entre ustedes dos?— Gritó, me agarró de la mandíbula y me obligó a mirarla a los ojos...
—No! No pasa nada entre ella y yo!
—Entonces… por qué dices que me engañaste?
—Naty…
—Dime!— Me preguntó furiosa.
Perdóname Naty…. —Yo me acosté con ella pero...— No pude terminar lo que estaba diciéndole porque Natalya me dio un puño en todo el rostro. El impacto me hizo golpear contra la ventana.
—Como fuiste capaz, Yulia— Gritaba, mientras me golpeaba en la cabeza y en los brazos. —Por qué hiciste eso— Yo no la detenía aunque sus golpes me dolieran, era mi culpa. Todo era mi culpa —Porque me hiciste esto a mí. No te importó nada de lo que vivimos ¡Eres una basura!
Ella siguió golpeándome más y más hasta que le dije que por favor parara. Ella subió las rodillas hasta su pecho y escondió su rostro ahí, sin dejar de llorar, estaba descontrolada.
La cabeza me dolió, me sentí mareada mientras gemía de dolor. Los golpes de Natalya habían sido demasiado fuertes. Comencé a tocarme el rostro, sentí una humedad en mi ceja, me miré la mano y me di cuenta que tenía sangre.
—Es justo. Merezco todo esto— Susurré —por favor perdóname.
—No sabes cuánto te odio en este momento, Yulia— Gritó. Abrió la puerta del auto y antes de bajarse…—¡Nunca te voy a perdonar¡ Nunca vuelvas a hablarme y nunca trates de buscarme!
—¡Te odio, Yulia! Te odio— Gritó por último; mientras desaparecía hacia su casa.
No me pude contener más y comencé a llorar abiertamente sobre el volante. Estaba pagando por todos mis tontos errores.
Lo siento Naty…
Lo siento.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Segundo capitulo del maratón...
A leer!!
Capítulo 21: Te necesito
—¡Maldita sea, Irina! por qué no contestabas? llevo marcándote desde hace más de diez minutos.
—Yah! No grites, Olga! Me quieres dejar sorda! No te contesté a tiempo porque acabo de salir de la ducha.
—Ok, ok. Lo siento Irina pero estoy un poco alterada.
—Está bien. Qué pasa?
—Te estoy llamando porque necesito que vengas ya mismo al bar. Yulia está totalmente ebria y buscando problemas. ¡Está incontrolable!
—¿Yulia?– Irina preguntó gritando —De qué rayos estás hablando? ¿Qué hace Yulia allí?
—Irina, no es el momento para explicaciones, no tengo de idea de qué hacer con ella, por favor ven ya!
—Pero... dime algo!
—¡Irina!. No hay tiempo.
—Está bien, mmm... Solo déjame... voy a vestirme y... en menos de quince minutos estaré allí. No tardaré.
—Te voy a dar quince segundos a partir de este instante.
—Oye... Pero…
—¡Ven ya!— Gritó por último Olga antes de cortar la comunicación.
Irina quedó parada en medio de su habitación sin ninguna reacción. La llamada de Olga, la mesera del bar que ella y Yul solían frecuentar, la dejó aturdida. Sé preguntaba qué diablos hacia Yul en ese lugar, sola, ebria y sobre todo un día de semana. No era normal, Yulia no era ese tipo de persona.
Irina aún no lograba entenderlo, ella supuso que cuando Yulia había abandonado la Universidad sin decir nada, lo había hecho porque necesitaba un tiempo a solas para pensar y ordenar todos los sentimientos que la estaban inundando, por esa razón Irina no la había ido a buscar, ni la había llamado.
Pero ahora, todo cambiaba, Irina se sentía culpable por no haberla detenido a tiempo. Trató de pensar en los motivos que tenía su amiga para estar ahí pero nada le venía a la mente, hasta que logró recordar aquel mensaje de texto que Yulia recibió de Natalya.
El corazón de Irina comenzó a latir y se imaginó lo que pudo haber pasado entre ellas dos. De inmediato corrió por toda su habitación, buscando cualquier cosa para vestirse. Tomó algunas prendas de su closet sin importar lo que fuera y en menos de cinco minutos ya estaba conduciendo al Bar.
……**……
Veinte minutos bastaron para que Irina llegara y fuera directamente a la barra en busca de Olga, para su mala suerte no la encontró ahí. Preguntó a los otros trabajadores del lugar pero ninguno le daba razón de ella ni de Yulia.
Se estaba desesperando y comenzó a buscar por todo del Bar, era demasiado difícil ya que el lugar estaba repleto de gente y eso hacía más difícil las cosas. Irina ya estaba sudando, después de haber recorrido por más de diez minutos todos y se fue al baño para refrescarse un poco.
Mientras se echaba agua en la cara, vio por el espejo como la puerta del último baño se abría lentamente y ahí se asomaba Olga. Irina vio como ella miraba con cautela, como si estuviera buscando al alguien y unos segundos después, volvía a cerrar la puerta.
A Irina le pareció muy extraño y de inmediato fue allí —¡Olga!— Tocó la puerta —Olga abre, soy Irina.
La puerta del baño se volvió abrir y ahí estaba la mesera, con una cara que no le cabía de preocupación —Demonios Irina, gracias a Dios estas aquí— Le dijo susurrando.
—Si, ya estoy aquí, y tú por qué estás aquí ¿Dónde está Yulia?
Olga dio unos pasos atrás mientras abría la puerta cuidadosamente en su totalidad y le señalaba a Irina que mirara dentro. Irina la miraba confundida pero le hizo caso y se asomó dentro del baño. Su cuerpo inmediatamente se debilitó, se mareó y sus ojos se abrieron como platos cuando vio a Yulia tirada al lado del inodoro, con hematomas en las mejillas, lagrimitas corriendo allí, una ceja rota que aun soltaba sangre, totalmente ebria y fuera de sí.
La preocupación de Irina llegó al límite y entró al baño, agachándose al lado de Yulia. Le tomó la barbilla delicadamente y comenzó a observarla.
—Pero… Pero !¿Qué rayos le pasó?— Preguntó gritando, totalmente enojada.
Olga se asustó por su reacción... —Bueno, mmm… Ella llegó al Bar hace una hora, tenía los ojos llorosos, la ceja rota y ya estaba ebria. Estaba demasiado alterada y comenzó a pedir más alcohol, yo les dije a los otros chicos que atendían que no le dieran nada y así lo hicimos, pero Yulia estaba muy descontrolada y comenzó a tomarse las bebidas de las mesas de los clientes. Unas chicas bastante corpulentas se alteraron y una de ellas comenzó a golpearla sin para, todo se estaba convirtiendo en un caos y yo tuve que meterme para salvarla y esconderla aquí porque esas chicas querían acabar con ella. Desde entonces, aproximadamente veinte minutos, estamos escondidas en este baño. Ella no ha dicho una sola palabra y lo único que hace es llorar y llorar.
—¡Dios!— Exclamó Irina.
—Tienes que llevártela de aquí, ella puede perder su vida si esas chicas la encuentran y yo puedo perder mi empleo si me quedo toda la noche a su cuidado.
—No te preocupes, Olga. Lo haré, yo me la llevaré— Irina respondió sin dejar de observar el rostro de Yulia —Ella vino en su auto?
—No lo sé. ¿Quieres que vaya a ver?
—Por favor— Olga se iba a alejar pero Irina la detuvo —Olga?
—Qué pasa?
—También mira si esas chicas ya se fueron, por favor.
Olga asintió, abrió la puerta del baño y miró a los alrededores para ver que no estuviera nadie queriendo asesinar a Yulia. Cerró la puerta de nuevo y se fue.
Cuando estuvieron a solas, Irina dio un suspiro largo y unas lágrimas salieron de sus ojos. Ver a Yulia en tal estado le afectaba demasiado. Se conocían desde hace mucho tiempo, ella era como su hermana —¿Yulia? Yul?— La llamó, pero la chica en el suelo no respondía nada, Irina lo intentó de nuevo —Yul, ¿qué te pasó? Háblame. Vamos— Le preguntaba desesperada, Yulia no respondió nada y comenzó a sollozar más fuerte.
Era imposible, en ese estado ella no iba a responder. Irina lo sabía y mejor decidió quedarse en silenció mientras le acariciaba las manos.
Cinco minutos después, Olga regresaba y volvía a entrar al estrecho lugar —A esas chicas ya no las veo por aquí. Y Yul si vino en su auto. Está en el parqueadero.
—Que bien que se fueron, así puedo sacarla sin ningún peligro— Olga asintió —Sobre el auto ¿Crees que lo puedo dejar aquí?
—Si, no creo que haya ningún problema. Le diré a Misha, el encargado del estacionamiento que este pendiente del auto de Yul. No te preocupes.
—Bien Olga, te agradezco mucho por todo lo que has hecho pero sobre todo por cuidarla— Señaló a Yulia.
—No es nada, hice lo debido. También es mi amiga.
Irina asintió y procedió a envolver sus manos en la cintura de Yulia para ponerla de pie, Olga abrió la puerta, abrazó a la chica ebria por la cintura y entre las dos la sacaron del lugar y la llevaron al auto de Irina. Una vez allí, la acostaron en el asiento trasero e Irina la cubrió con una sábana que había traído de su casa.
—Olga, mañana en la mañana recogeré el auto de Yul. Siento los problemas que te ha causado.
—Ya dije que no debes preocuparte, solo mantenme informada.
—Lo haré— Dijo Irina por último antes de despedirse y desaparecer del Bar.
......** ......
Durante el camino, Irina no podía dejar de mirar a Yulia por el espejo retrovisor, la chica estaba destrozada, no solo en lo físico, también en lo emocional. Irina pensaba en llevar a Yulia a un hospital pero antes de hacerlo, decidió que debía hablar y hacerle algunas preguntas, así la chica no estuviera en el mejor estado. Ella se desvió del camino a una calle libre de tráfico y parqueó el auto.
—¿Yul?— La llamó, mirándola por el espejo retrovisor. No recibió ninguna respuesta así que se pasó al asiento trasero. Hizo que Yulia se sentara y la envolvió en un abrazo.
—Yul, dime que pasó?— Preguntó, con la esperanza de que esta vez sí respondiera pero no fue así, parecía que los sollozos no dejaban hablar a la chica. Irina se sintió impotente de nuevo. Ella lo sospechaba, sospechaba las razones por las que Yulia estaba en este estado pero quería escucharlas de su propia boca. La abrazó más fuerte y comenzó a arrullarla esperando a que pudiera calmarse un poco.
Tuvieron que pasar veinte minutos para que los sollozos de Yulia disminuyeran. Irina aprovechó el momento y volvió a tratar —Yul, quieres contarme que pasó?
Yulia sacó su cabeza del cuello de Irina y la miró fijamente, pequeñas lagrimitas aún salían de sus ojos —N—at—al—ya— Respondió con la voz entrecortada.
—¿Qué pasó con ella?— Preguntó Irina, tratando de ser comprensiva.
—Yo... la …la…stimé, la h…ice llorar.
—Por qué? qué hiciste.
—Te…erminé con ella— Yulia alcanzó a decir, antes de esconderse de nuevo en su cuello.
Irina sintió un malestar recorrerle todo el cuerpo, cuando Yulia le dijo eso. Ella sospechaba que esto tenía que ver con Natalya y el mensaje de texto, pero nunca pensó que fuera para tanto. Ahora entendía perfectamente bien porque Yulia le había dicho que tenía miedo. Era ese miedo. El miedo de lastimar a Natalya. El miedo de que todo terminara como terminó.
Pensó en Natalya y se preguntó si Yulia estaba en este estado, como diablos se estaría sintiendo la otra chica con todo esto? Le preocupaba, ambas le preocupaban. Después de todo eran sus amigas y Natalya la había apoyado mucho a ella cuando Anya había partido.
Irina esperó a que Yulia se quedara dormida, volvió al asiento del conductor y decidió que no llevaría a Yulia a un hospital, no tenía ningún caso, ella no necesitaba un doctor, necesitaba despejarse, descansar y dormir.
...
Media hora después, Irina llegaba a casa de los Volkov, se frotaba las manos mientras caminaba hacia la puerta. Solo pensaba en que rayos iba a decirle a Oleg cuando él viera a Yulia en tal estado. Ni siquiera quería imaginarse su reacción.
Dudó al menos tres veces antes de presionar el timbre. Unos segundos después era Elena quien le abría la puerta. Ambas se quedaron mirando sin saber que decir. Elena y ella solo habían cruzado palabra en ocasiones nada gratas.
Irina tuvo que aclararse la garganta para dejar la incomodidad y habló —¡Buenas noches!
—Hola— Contestó Elena muy despreocupada —Si buscas a Yulia, no está— Dijo y trató de cerrar nuevamente la puerta pero Irina la detuvo con su pie.
Elena la miró extraño...
—Eh... no, en realidad no busco a Yul. Estoy buscando al señor Volkov, puedes llamarlo.
—Él tampoco está.
—¡Gracias a Dios!— Irina exclamó de alivio. Elena solo la miraba confundida y con una ceja enarcada.
—Necesitas algo más— Le preguntó la chica en la puerta.
—Si, necesito que dejes la puerta abierta.
Elena frunció el ceño —Para qué?
—Para meter a Yulia.
—¿Yulia? Y dónde está ella?— Elena salió y se asomó al jardín, mirando de lado a lado —¿Dónde está?
—Está allí— Señaló el auto. Voy por ella. No cierres— Dijo por último, y comenzó a caminar a su auto. Elena solo se quedó mirando como ella abría la puerta trasera y comenzaba a moverse dentro de él.
Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio como Irina sacaba a Yulia del auto y trataba de mantenerla de pie, pero a simple vista, era casi imposible.
El corazón de Elena latió desenfrenado y de inmediato se acercó a ellas.
—Dios mío! ¿Qué le pasó?— Gritó, tomando el rostro de Yulia entre sus manos.
—Te lo explicaré adentro. Ayúdame!— Irina le pidió a Elena, que de inmediato envolvió sus manos en las caderas de Yulia.
Entraron a la casa y la acostaron en el sofá principal. Elena se arrodilló a su lado y comenzó a acariciarle el rostro.
—Dime qué le pasó?— Su voz fue muy frágil.
—Bueno, no sé con exactitud lo que pasó...
—Tú no estabas con ella?— Elena interrumpió.
—No, yo estaba en mi casa. Hace una hora llegaba de la Universidad y recibí la llamada de una amiga, diciéndome que recogiera a Yulia del Bar donde ella trabaja porque estaba buscando pleitos. Llegué allí y la encontré en ese estado, tirada en un baño, llorando a mares.
—Pero por qué? No te dijo?
—Mmm...— Irina dudó, no sabía si era buena idea contarle a Elena lo poco que Yulia le había dicho. Ella sabía que las dos chicas no estaban en las mejores condiciones.
—Dime, por favor— Elena juntó sus manos.
—Ella y Natalya.... cortaron!
Elena quedó en silenció, no podía creer lo que Irina acaba de decirle. ¡Era imposible! —Cómo?— Preguntó sorprendida.
—Cortaron. Entiendes? Terminaron!
—Pero... cómo es posible…
—Es posible, todo es posible. ¡Yulia la cortó!— Lo último se le escapó a Irina, ella no tenía planeado decirlo pero fue inevitable.
Elena sintió que su corazón se paralizaba, aún no lograba entender nada. ¿Por qué Yulia había hecho eso? Ella adoraba a Natalya por sobre todas las cosas. La noticia no le cayó muy bien y no entendía por qué, estaba empezando a sentirse mareada, tenía que irse de allí ahora mismo. Se puso de pie y dio dos pasos pero no pudo seguir porque una mano entrelazó la suya y la apretó con fuerza.
—No te vayas— Esa voz.... Ese toque… Una corriente recorrió por todo el cuerpo de Elena, no pudo evitar que su corazón se desenfrenara, sus pies parecían desfallecer y tuvo que agacharse de nuevo para no perder el equilibrio —Quédate conmigo.
Elena miró su mano entrelazada y luego a la chica que provocaba que su corazón se agitara. Se miraron por unos instantes y vio como en el rostro de Yulia se formaba una sonrisa —Quédate conmigo— Le repitió y llevó su mano libre al rostro de Elena para acariciar su mejilla.
Elena cerró los ojos ante la sensación y apretó la mano de Yulia, todo se sentía tan cálido, como si fuera ese el lugar al cual ella pertenecía. Abrió de nuevo los ojos y esta vez vio a Yulia con lagrimitas corriendo por sus mejillas, puso su mano encima de la de ella y se acercó más a su rostro —¿Qué te pasó? Por qué… rompiste con Natalya?
Yulia sin dejar de sonreír, se inclinó más cerca de Elena —Porque… ya no siento lo mismo por ella— Hablaba lento —Porque… estoy enamorada de otra persona, de alguien que llegó a poner mi vida patas arriba.
Por alguna razón a Elena, no le afectó que Yulia dijera que estaba enamorada de otra persona y en lugar de eso le preguntó —¿De quién?— Ella tenía una corazonada sobre lo que Yulia diría con respecto a su pregunta. —De quien estas enamorada?
La sonrisa en el rostro de Yulia se hizo aún más grande —Yo estoy enamorada de…
*Ring* El timbre de la casa interrumpió.
Yulia gimió disgustada, apoyando de nuevo la cabeza en el sofá. Elena trató de zafarse de su agarre para ir abrir la puerta pero no podía. Yulia la sujetaba con mucha fuerza.
El timbre volvió a sonar y esta vez fue Irina quien corrió hacia allá pero antes de abrir observó por el mirador y no evitó fruncir el ceño. Allí estaba Sveta.
Irina abrió la puerta, la dejó pasar y la chica ni siquiera fue capaz de decirle las buenas noches, entró como si nada, yendó al sofá.
Irina suspiró, tratando de calmarse, no le era nada grata la visita de esta chica. Su amiga ya le había dado todos los detalles acerca de ella, sabía que la chica no era muy amable con Yulia ni en su propia casa.
Irina cerró la puerta y también fue a la sala.
—¡Elena! Qué haces?— Sveta preguntó cuándo vio a las dos chicas con la mano entrelazada. Elena volteó a mirar a su novia y la vio con el ceño fruncido. Trató de zafarse pero el agarre de Yulia se hizo más fuerte —Suéltala Elena y vámonos!
—No puedo— Le contestó.
—Como que no puedes?— Sveta preguntó confundida y subida de tono.
—Elena, sabes dónde puedo encontrar algo para curar el rostro de Yul— Irina intervino.
—En la habitación de mamá, en el baño hay un kit de primeros auxilios— Irina asintió y comenzó a caminar hacia allá sin dejar de mirar la situación.
—¿Qué le pasó?— Preguntó Sveta, mirando a Yulia con una ceja alzada.
—No lo sé…— respondió Elena en susurro.
La sala se quedó en silenció hasta que Irina regresó con el kit de primeros auxilios, se agachó al lado de Elena y Yulia —Puedes ayudarme a curarle esas heridas. Mientras yo le preparo un té— Elena no dudo en asentir con una sonrisa de oreja a oreja.
Irina sonrió mirando a Sveta y desapareció a la cocina.
—Elena ¿qué haces? Por qué aceptas hacer eso— Sveta miró su reloj —Son las 7: 30 pm, la cena con mis padres empieza en media hora y el tráfico es bastante duro a estas horas.
—Lo haré rápido, dame unos minutos— Elena le respondió y comenzó a curar la ceja de Yulia. No era nada fácil ya que la chica en el sofá no soltaba su mano y para Elena era más complicado hacer el trabajo.
Sveta quedó furiosa al ver que su novia no le había hecho el minino caso y no tuvo más remedio que resoplar de enfado y sentarse a mirar como ella curaba el rostro de su hermanastra.
—Elena haz que te suelte, así te vas a demorar más y llegaremos tarde.
Elena suspiró y trató de remover la mano de Yulia pero era imposible —No puedo, ya te dije que ella no me suelta.
Sveta se levantó, se acercó y haló la mano de Yulia quien al sentir el toque, gimió demasiado audible.
Irina se alertó por el gemido y volvió a sala corriendo.
—¿Qué pasa?— Preguntó.
—Dile a tu ebria amiga que suelte a mi novia! Ella y yo debemos irnos!— Sveta parecía estarle ordenando.
Irina sonrió de medio lado al escuchar el tonito de Sveta y se agachó al lado de Yulia —suéltala— Le susurró. Yulia negó haciendo un puchero e Irina rió.
—Es suficiente— Dijo Sveta y tomó las manos de ambas chicas tratando de zafar los dedos de Yulia a la fuerza, haciendo demasiada presión hasta al punto de hacerla gemir de dolor.
—Sveta, la lastimas— Elena le dijo pero ella no hizo caso y esta vez comenzó a darle palmadas a la mano de Yulia.
Irina de inmediato la empujó y le hizo frente —Hey, hey. Eso no es necesario!
—Entonces dile a tu amiga que no joda. Sé que hace eso perfectamente para hacerme enfadar.
—No digas tonterías. Acaso no ves que está ebria?
—Ebria o no, me importa una mierda, quiero que suelte a Elena en este instante— Gritó.
—No te vayas con ella, quédate conmigo esta noche! Te necesito— Susurró Yulia a Elena mientras Irina y Sveta intercambiaban palabras.
Las palabras de Yulia hicieron que Elena olvidara todo su alrededor por unos instantes y se estremeciera, trató de buscar en esos ojos llorosos la verdad, pero el mal recuerdo de hace un mes, cuando Yulia le había gritado que solo estuvo con ella por sexo, la inundó de nuevo y pensó que Yulia le decía esto por la situación que acababa de pasar con Natalya.
—No Yulia, no estoy para tus jueguitos— Le contestó enojada —Ahora suéltame porque debo irme con mi novia.
—No estoy jugando. ¡Te necesito! Quédate conmigo por favor— Las lágrimas de Yulia amenazaban con salir de nuevo.
—No!— Le contestó Elena en total seriedad —Ahora, suéltame!
Yulia se quedó mirándola fijamente durante unos segundos, la soltó y volvió a caer al sofá.
Elena se levantó un poco confundida, su ritmo cardiaco estaba en aumento.
—Es suficiente, Sveta. Vámonos— Tomó la mano de su novia y sin dejar de mirar a la chica en el sofá despareció por la puerta.
—La amo Irina! La amo demasiado.
Irina no pudo evitarlo y una lágrima corrió por su mejilla…. —Lo sé, lo sé...
Al día siguiente
Desperté gimiendo por culpa de los rayos del sol que entraban por mi ventana, solo aumentaban el maldito dolor de cabeza con que amanecí, era casi insoportable. Lo peor es que solo no me dolía la cabeza, también me dolía cada parte de mi rostro y el cuerpo.
Mierda, todo había sido por lo sucedido el día de ayer, tenía la esperanza de comenzar un nuevo día olvidando todo lo de anoche pero no, cada momento estaba presente en mí, como si me lo hubiera tatuado en el cerebro.
Comencé a mirar a los alrededores de la habitación y me sentí más mal que antes, había tantos momentos de Natalya y yo plasmados aquí. Natalya fue la primera chica que me gustó, la primera chica de quien me enamoré perdidamente y por quien yo estaba dispuesta a darlo todo.
No pude evitar pensar en qué situación se encontraba ella en este instante, todo lo que pasó en el auto el día de ayer había sido muy duro para ambas, era obvio que yo no podía dejar las cosas así, tenía que ir a su casa y si debía arrodillarme para ganarme su perdón lo haría, una y mil veces.
Dejé los pensamientos a un lado y me pregunté dónde demonios estaba Irina, debía ir a buscarla para agradecerle todo lo que había hecho por mi anoche.
Pero antes de eso, me metí al baño para lavarme la cara cuidadosamente. Y no pude evitar mirarme al espejo. ¡Mierda! ahora si papá iba a asesinarme, tenía la cara vuelta nada. ¿Qué tipo de explicación podía darle esta vez? Dejé esa pregunta para reflexionarla luego, aún tenía dos días para inventar una gran excusa.
Salí de mi habitación en busca de Irina y como lo hacía todos los días cuando pasaba por la habitación de Elena, pegué mi oreja en su puerta, deseando escuchar su voz pero al parecer no estaba porque todo estaba en completo silencio.
Con cuidado giré la manija para abrir la puerta, pero no vi a nadie. Me sentí triste, tal vez ella pasó la noche en la casa de Sveta.
Bajé los escalones a paso lento, la verdad es que no podía moverme tan rápido, de seguro me sentiría mareada y comenzaría a vomitar. Y no, no quería vivir eso de nuevo.
Finalmente llegando a la sala, miré a todos los alrededores pero no había rastro de Irina allí. Escuché movimientos en la cocina y sonriendo me acerqué al lugar. Esa tenía que ser Irina.
Estaba a punto de entra allí pero me detuve en seco, no era Irina. Era Sveta abrazando a Elena por la espalda mientras ella cortaba algunas frutas.
Quise irme de allí pero no lo hice cuando Sveta comenzó a hablarle a Elena.
—¿Pensaste en lo que te dije anoche?!
Elena dejó de cortar las frutas y sus nudillos se volvieron blancos de la fuerza que ejercía sobre el cuchillo. No contestó y de nuevo comenzó a cortar.
—Lena? Me escuchaste?— Sveta la soltó, se hizo a su lado y le quitó el cuchillo —Pensaste en lo que te dije— Volvió a repetir.
Elena la miró y en sus ojos pude notar un poco de miedo. ¿Qué era lo que estaba pasando?
—Si, ya lo pensé— Contestó, su voz sonó dudosa.
—Bien?
—Si quiero... hacerlo— Elena dijo agachando la cabeza.
—Oh mi vida... es excelente— Sveta tomó su rostro y le clavó un pico en los labios. —Sé que estas preocupada pero sé que tu mamá lo aceptará bien— De qué hablan!
Elena asintió aún con la cabeza gacha.
—Bien, el domingo le confesaremos todo a tu madre y de una vez le diremos que tú y yo somos novias— Sveta sonrió y abrazó a Elena por las caderas pero ella parecía aturdida y no le devolvió el abrazo, en vez de eso, giró su cabeza hacia la puerta y se encontró con mi mirada.
A leer!!
Capítulo 21: Te necesito
—¡Maldita sea, Irina! por qué no contestabas? llevo marcándote desde hace más de diez minutos.
—Yah! No grites, Olga! Me quieres dejar sorda! No te contesté a tiempo porque acabo de salir de la ducha.
—Ok, ok. Lo siento Irina pero estoy un poco alterada.
—Está bien. Qué pasa?
—Te estoy llamando porque necesito que vengas ya mismo al bar. Yulia está totalmente ebria y buscando problemas. ¡Está incontrolable!
—¿Yulia?– Irina preguntó gritando —De qué rayos estás hablando? ¿Qué hace Yulia allí?
—Irina, no es el momento para explicaciones, no tengo de idea de qué hacer con ella, por favor ven ya!
—Pero... dime algo!
—¡Irina!. No hay tiempo.
—Está bien, mmm... Solo déjame... voy a vestirme y... en menos de quince minutos estaré allí. No tardaré.
—Te voy a dar quince segundos a partir de este instante.
—Oye... Pero…
—¡Ven ya!— Gritó por último Olga antes de cortar la comunicación.
Irina quedó parada en medio de su habitación sin ninguna reacción. La llamada de Olga, la mesera del bar que ella y Yul solían frecuentar, la dejó aturdida. Sé preguntaba qué diablos hacia Yul en ese lugar, sola, ebria y sobre todo un día de semana. No era normal, Yulia no era ese tipo de persona.
Irina aún no lograba entenderlo, ella supuso que cuando Yulia había abandonado la Universidad sin decir nada, lo había hecho porque necesitaba un tiempo a solas para pensar y ordenar todos los sentimientos que la estaban inundando, por esa razón Irina no la había ido a buscar, ni la había llamado.
Pero ahora, todo cambiaba, Irina se sentía culpable por no haberla detenido a tiempo. Trató de pensar en los motivos que tenía su amiga para estar ahí pero nada le venía a la mente, hasta que logró recordar aquel mensaje de texto que Yulia recibió de Natalya.
El corazón de Irina comenzó a latir y se imaginó lo que pudo haber pasado entre ellas dos. De inmediato corrió por toda su habitación, buscando cualquier cosa para vestirse. Tomó algunas prendas de su closet sin importar lo que fuera y en menos de cinco minutos ya estaba conduciendo al Bar.
……**……
Veinte minutos bastaron para que Irina llegara y fuera directamente a la barra en busca de Olga, para su mala suerte no la encontró ahí. Preguntó a los otros trabajadores del lugar pero ninguno le daba razón de ella ni de Yulia.
Se estaba desesperando y comenzó a buscar por todo del Bar, era demasiado difícil ya que el lugar estaba repleto de gente y eso hacía más difícil las cosas. Irina ya estaba sudando, después de haber recorrido por más de diez minutos todos y se fue al baño para refrescarse un poco.
Mientras se echaba agua en la cara, vio por el espejo como la puerta del último baño se abría lentamente y ahí se asomaba Olga. Irina vio como ella miraba con cautela, como si estuviera buscando al alguien y unos segundos después, volvía a cerrar la puerta.
A Irina le pareció muy extraño y de inmediato fue allí —¡Olga!— Tocó la puerta —Olga abre, soy Irina.
La puerta del baño se volvió abrir y ahí estaba la mesera, con una cara que no le cabía de preocupación —Demonios Irina, gracias a Dios estas aquí— Le dijo susurrando.
—Si, ya estoy aquí, y tú por qué estás aquí ¿Dónde está Yulia?
Olga dio unos pasos atrás mientras abría la puerta cuidadosamente en su totalidad y le señalaba a Irina que mirara dentro. Irina la miraba confundida pero le hizo caso y se asomó dentro del baño. Su cuerpo inmediatamente se debilitó, se mareó y sus ojos se abrieron como platos cuando vio a Yulia tirada al lado del inodoro, con hematomas en las mejillas, lagrimitas corriendo allí, una ceja rota que aun soltaba sangre, totalmente ebria y fuera de sí.
La preocupación de Irina llegó al límite y entró al baño, agachándose al lado de Yulia. Le tomó la barbilla delicadamente y comenzó a observarla.
—Pero… Pero !¿Qué rayos le pasó?— Preguntó gritando, totalmente enojada.
Olga se asustó por su reacción... —Bueno, mmm… Ella llegó al Bar hace una hora, tenía los ojos llorosos, la ceja rota y ya estaba ebria. Estaba demasiado alterada y comenzó a pedir más alcohol, yo les dije a los otros chicos que atendían que no le dieran nada y así lo hicimos, pero Yulia estaba muy descontrolada y comenzó a tomarse las bebidas de las mesas de los clientes. Unas chicas bastante corpulentas se alteraron y una de ellas comenzó a golpearla sin para, todo se estaba convirtiendo en un caos y yo tuve que meterme para salvarla y esconderla aquí porque esas chicas querían acabar con ella. Desde entonces, aproximadamente veinte minutos, estamos escondidas en este baño. Ella no ha dicho una sola palabra y lo único que hace es llorar y llorar.
—¡Dios!— Exclamó Irina.
—Tienes que llevártela de aquí, ella puede perder su vida si esas chicas la encuentran y yo puedo perder mi empleo si me quedo toda la noche a su cuidado.
—No te preocupes, Olga. Lo haré, yo me la llevaré— Irina respondió sin dejar de observar el rostro de Yulia —Ella vino en su auto?
—No lo sé. ¿Quieres que vaya a ver?
—Por favor— Olga se iba a alejar pero Irina la detuvo —Olga?
—Qué pasa?
—También mira si esas chicas ya se fueron, por favor.
Olga asintió, abrió la puerta del baño y miró a los alrededores para ver que no estuviera nadie queriendo asesinar a Yulia. Cerró la puerta de nuevo y se fue.
Cuando estuvieron a solas, Irina dio un suspiro largo y unas lágrimas salieron de sus ojos. Ver a Yulia en tal estado le afectaba demasiado. Se conocían desde hace mucho tiempo, ella era como su hermana —¿Yulia? Yul?— La llamó, pero la chica en el suelo no respondía nada, Irina lo intentó de nuevo —Yul, ¿qué te pasó? Háblame. Vamos— Le preguntaba desesperada, Yulia no respondió nada y comenzó a sollozar más fuerte.
Era imposible, en ese estado ella no iba a responder. Irina lo sabía y mejor decidió quedarse en silenció mientras le acariciaba las manos.
Cinco minutos después, Olga regresaba y volvía a entrar al estrecho lugar —A esas chicas ya no las veo por aquí. Y Yul si vino en su auto. Está en el parqueadero.
—Que bien que se fueron, así puedo sacarla sin ningún peligro— Olga asintió —Sobre el auto ¿Crees que lo puedo dejar aquí?
—Si, no creo que haya ningún problema. Le diré a Misha, el encargado del estacionamiento que este pendiente del auto de Yul. No te preocupes.
—Bien Olga, te agradezco mucho por todo lo que has hecho pero sobre todo por cuidarla— Señaló a Yulia.
—No es nada, hice lo debido. También es mi amiga.
Irina asintió y procedió a envolver sus manos en la cintura de Yulia para ponerla de pie, Olga abrió la puerta, abrazó a la chica ebria por la cintura y entre las dos la sacaron del lugar y la llevaron al auto de Irina. Una vez allí, la acostaron en el asiento trasero e Irina la cubrió con una sábana que había traído de su casa.
—Olga, mañana en la mañana recogeré el auto de Yul. Siento los problemas que te ha causado.
—Ya dije que no debes preocuparte, solo mantenme informada.
—Lo haré— Dijo Irina por último antes de despedirse y desaparecer del Bar.
......** ......
Durante el camino, Irina no podía dejar de mirar a Yulia por el espejo retrovisor, la chica estaba destrozada, no solo en lo físico, también en lo emocional. Irina pensaba en llevar a Yulia a un hospital pero antes de hacerlo, decidió que debía hablar y hacerle algunas preguntas, así la chica no estuviera en el mejor estado. Ella se desvió del camino a una calle libre de tráfico y parqueó el auto.
—¿Yul?— La llamó, mirándola por el espejo retrovisor. No recibió ninguna respuesta así que se pasó al asiento trasero. Hizo que Yulia se sentara y la envolvió en un abrazo.
—Yul, dime que pasó?— Preguntó, con la esperanza de que esta vez sí respondiera pero no fue así, parecía que los sollozos no dejaban hablar a la chica. Irina se sintió impotente de nuevo. Ella lo sospechaba, sospechaba las razones por las que Yulia estaba en este estado pero quería escucharlas de su propia boca. La abrazó más fuerte y comenzó a arrullarla esperando a que pudiera calmarse un poco.
Tuvieron que pasar veinte minutos para que los sollozos de Yulia disminuyeran. Irina aprovechó el momento y volvió a tratar —Yul, quieres contarme que pasó?
Yulia sacó su cabeza del cuello de Irina y la miró fijamente, pequeñas lagrimitas aún salían de sus ojos —N—at—al—ya— Respondió con la voz entrecortada.
—¿Qué pasó con ella?— Preguntó Irina, tratando de ser comprensiva.
—Yo... la …la…stimé, la h…ice llorar.
—Por qué? qué hiciste.
—Te…erminé con ella— Yulia alcanzó a decir, antes de esconderse de nuevo en su cuello.
Irina sintió un malestar recorrerle todo el cuerpo, cuando Yulia le dijo eso. Ella sospechaba que esto tenía que ver con Natalya y el mensaje de texto, pero nunca pensó que fuera para tanto. Ahora entendía perfectamente bien porque Yulia le había dicho que tenía miedo. Era ese miedo. El miedo de lastimar a Natalya. El miedo de que todo terminara como terminó.
Pensó en Natalya y se preguntó si Yulia estaba en este estado, como diablos se estaría sintiendo la otra chica con todo esto? Le preocupaba, ambas le preocupaban. Después de todo eran sus amigas y Natalya la había apoyado mucho a ella cuando Anya había partido.
Irina esperó a que Yulia se quedara dormida, volvió al asiento del conductor y decidió que no llevaría a Yulia a un hospital, no tenía ningún caso, ella no necesitaba un doctor, necesitaba despejarse, descansar y dormir.
...
Media hora después, Irina llegaba a casa de los Volkov, se frotaba las manos mientras caminaba hacia la puerta. Solo pensaba en que rayos iba a decirle a Oleg cuando él viera a Yulia en tal estado. Ni siquiera quería imaginarse su reacción.
Dudó al menos tres veces antes de presionar el timbre. Unos segundos después era Elena quien le abría la puerta. Ambas se quedaron mirando sin saber que decir. Elena y ella solo habían cruzado palabra en ocasiones nada gratas.
Irina tuvo que aclararse la garganta para dejar la incomodidad y habló —¡Buenas noches!
—Hola— Contestó Elena muy despreocupada —Si buscas a Yulia, no está— Dijo y trató de cerrar nuevamente la puerta pero Irina la detuvo con su pie.
Elena la miró extraño...
—Eh... no, en realidad no busco a Yul. Estoy buscando al señor Volkov, puedes llamarlo.
—Él tampoco está.
—¡Gracias a Dios!— Irina exclamó de alivio. Elena solo la miraba confundida y con una ceja enarcada.
—Necesitas algo más— Le preguntó la chica en la puerta.
—Si, necesito que dejes la puerta abierta.
Elena frunció el ceño —Para qué?
—Para meter a Yulia.
—¿Yulia? Y dónde está ella?— Elena salió y se asomó al jardín, mirando de lado a lado —¿Dónde está?
—Está allí— Señaló el auto. Voy por ella. No cierres— Dijo por último, y comenzó a caminar a su auto. Elena solo se quedó mirando como ella abría la puerta trasera y comenzaba a moverse dentro de él.
Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio como Irina sacaba a Yulia del auto y trataba de mantenerla de pie, pero a simple vista, era casi imposible.
El corazón de Elena latió desenfrenado y de inmediato se acercó a ellas.
—Dios mío! ¿Qué le pasó?— Gritó, tomando el rostro de Yulia entre sus manos.
—Te lo explicaré adentro. Ayúdame!— Irina le pidió a Elena, que de inmediato envolvió sus manos en las caderas de Yulia.
Entraron a la casa y la acostaron en el sofá principal. Elena se arrodilló a su lado y comenzó a acariciarle el rostro.
—Dime qué le pasó?— Su voz fue muy frágil.
—Bueno, no sé con exactitud lo que pasó...
—Tú no estabas con ella?— Elena interrumpió.
—No, yo estaba en mi casa. Hace una hora llegaba de la Universidad y recibí la llamada de una amiga, diciéndome que recogiera a Yulia del Bar donde ella trabaja porque estaba buscando pleitos. Llegué allí y la encontré en ese estado, tirada en un baño, llorando a mares.
—Pero por qué? No te dijo?
—Mmm...— Irina dudó, no sabía si era buena idea contarle a Elena lo poco que Yulia le había dicho. Ella sabía que las dos chicas no estaban en las mejores condiciones.
—Dime, por favor— Elena juntó sus manos.
—Ella y Natalya.... cortaron!
Elena quedó en silenció, no podía creer lo que Irina acaba de decirle. ¡Era imposible! —Cómo?— Preguntó sorprendida.
—Cortaron. Entiendes? Terminaron!
—Pero... cómo es posible…
—Es posible, todo es posible. ¡Yulia la cortó!— Lo último se le escapó a Irina, ella no tenía planeado decirlo pero fue inevitable.
Elena sintió que su corazón se paralizaba, aún no lograba entender nada. ¿Por qué Yulia había hecho eso? Ella adoraba a Natalya por sobre todas las cosas. La noticia no le cayó muy bien y no entendía por qué, estaba empezando a sentirse mareada, tenía que irse de allí ahora mismo. Se puso de pie y dio dos pasos pero no pudo seguir porque una mano entrelazó la suya y la apretó con fuerza.
—No te vayas— Esa voz.... Ese toque… Una corriente recorrió por todo el cuerpo de Elena, no pudo evitar que su corazón se desenfrenara, sus pies parecían desfallecer y tuvo que agacharse de nuevo para no perder el equilibrio —Quédate conmigo.
Elena miró su mano entrelazada y luego a la chica que provocaba que su corazón se agitara. Se miraron por unos instantes y vio como en el rostro de Yulia se formaba una sonrisa —Quédate conmigo— Le repitió y llevó su mano libre al rostro de Elena para acariciar su mejilla.
Elena cerró los ojos ante la sensación y apretó la mano de Yulia, todo se sentía tan cálido, como si fuera ese el lugar al cual ella pertenecía. Abrió de nuevo los ojos y esta vez vio a Yulia con lagrimitas corriendo por sus mejillas, puso su mano encima de la de ella y se acercó más a su rostro —¿Qué te pasó? Por qué… rompiste con Natalya?
Yulia sin dejar de sonreír, se inclinó más cerca de Elena —Porque… ya no siento lo mismo por ella— Hablaba lento —Porque… estoy enamorada de otra persona, de alguien que llegó a poner mi vida patas arriba.
Por alguna razón a Elena, no le afectó que Yulia dijera que estaba enamorada de otra persona y en lugar de eso le preguntó —¿De quién?— Ella tenía una corazonada sobre lo que Yulia diría con respecto a su pregunta. —De quien estas enamorada?
La sonrisa en el rostro de Yulia se hizo aún más grande —Yo estoy enamorada de…
*Ring* El timbre de la casa interrumpió.
Yulia gimió disgustada, apoyando de nuevo la cabeza en el sofá. Elena trató de zafarse de su agarre para ir abrir la puerta pero no podía. Yulia la sujetaba con mucha fuerza.
El timbre volvió a sonar y esta vez fue Irina quien corrió hacia allá pero antes de abrir observó por el mirador y no evitó fruncir el ceño. Allí estaba Sveta.
Irina abrió la puerta, la dejó pasar y la chica ni siquiera fue capaz de decirle las buenas noches, entró como si nada, yendó al sofá.
Irina suspiró, tratando de calmarse, no le era nada grata la visita de esta chica. Su amiga ya le había dado todos los detalles acerca de ella, sabía que la chica no era muy amable con Yulia ni en su propia casa.
Irina cerró la puerta y también fue a la sala.
—¡Elena! Qué haces?— Sveta preguntó cuándo vio a las dos chicas con la mano entrelazada. Elena volteó a mirar a su novia y la vio con el ceño fruncido. Trató de zafarse pero el agarre de Yulia se hizo más fuerte —Suéltala Elena y vámonos!
—No puedo— Le contestó.
—Como que no puedes?— Sveta preguntó confundida y subida de tono.
—Elena, sabes dónde puedo encontrar algo para curar el rostro de Yul— Irina intervino.
—En la habitación de mamá, en el baño hay un kit de primeros auxilios— Irina asintió y comenzó a caminar hacia allá sin dejar de mirar la situación.
—¿Qué le pasó?— Preguntó Sveta, mirando a Yulia con una ceja alzada.
—No lo sé…— respondió Elena en susurro.
La sala se quedó en silenció hasta que Irina regresó con el kit de primeros auxilios, se agachó al lado de Elena y Yulia —Puedes ayudarme a curarle esas heridas. Mientras yo le preparo un té— Elena no dudo en asentir con una sonrisa de oreja a oreja.
Irina sonrió mirando a Sveta y desapareció a la cocina.
—Elena ¿qué haces? Por qué aceptas hacer eso— Sveta miró su reloj —Son las 7: 30 pm, la cena con mis padres empieza en media hora y el tráfico es bastante duro a estas horas.
—Lo haré rápido, dame unos minutos— Elena le respondió y comenzó a curar la ceja de Yulia. No era nada fácil ya que la chica en el sofá no soltaba su mano y para Elena era más complicado hacer el trabajo.
Sveta quedó furiosa al ver que su novia no le había hecho el minino caso y no tuvo más remedio que resoplar de enfado y sentarse a mirar como ella curaba el rostro de su hermanastra.
—Elena haz que te suelte, así te vas a demorar más y llegaremos tarde.
Elena suspiró y trató de remover la mano de Yulia pero era imposible —No puedo, ya te dije que ella no me suelta.
Sveta se levantó, se acercó y haló la mano de Yulia quien al sentir el toque, gimió demasiado audible.
Irina se alertó por el gemido y volvió a sala corriendo.
—¿Qué pasa?— Preguntó.
—Dile a tu ebria amiga que suelte a mi novia! Ella y yo debemos irnos!— Sveta parecía estarle ordenando.
Irina sonrió de medio lado al escuchar el tonito de Sveta y se agachó al lado de Yulia —suéltala— Le susurró. Yulia negó haciendo un puchero e Irina rió.
—Es suficiente— Dijo Sveta y tomó las manos de ambas chicas tratando de zafar los dedos de Yulia a la fuerza, haciendo demasiada presión hasta al punto de hacerla gemir de dolor.
—Sveta, la lastimas— Elena le dijo pero ella no hizo caso y esta vez comenzó a darle palmadas a la mano de Yulia.
Irina de inmediato la empujó y le hizo frente —Hey, hey. Eso no es necesario!
—Entonces dile a tu amiga que no joda. Sé que hace eso perfectamente para hacerme enfadar.
—No digas tonterías. Acaso no ves que está ebria?
—Ebria o no, me importa una mierda, quiero que suelte a Elena en este instante— Gritó.
—No te vayas con ella, quédate conmigo esta noche! Te necesito— Susurró Yulia a Elena mientras Irina y Sveta intercambiaban palabras.
Las palabras de Yulia hicieron que Elena olvidara todo su alrededor por unos instantes y se estremeciera, trató de buscar en esos ojos llorosos la verdad, pero el mal recuerdo de hace un mes, cuando Yulia le había gritado que solo estuvo con ella por sexo, la inundó de nuevo y pensó que Yulia le decía esto por la situación que acababa de pasar con Natalya.
—No Yulia, no estoy para tus jueguitos— Le contestó enojada —Ahora suéltame porque debo irme con mi novia.
—No estoy jugando. ¡Te necesito! Quédate conmigo por favor— Las lágrimas de Yulia amenazaban con salir de nuevo.
—No!— Le contestó Elena en total seriedad —Ahora, suéltame!
Yulia se quedó mirándola fijamente durante unos segundos, la soltó y volvió a caer al sofá.
Elena se levantó un poco confundida, su ritmo cardiaco estaba en aumento.
—Es suficiente, Sveta. Vámonos— Tomó la mano de su novia y sin dejar de mirar a la chica en el sofá despareció por la puerta.
—La amo Irina! La amo demasiado.
Irina no pudo evitarlo y una lágrima corrió por su mejilla…. —Lo sé, lo sé...
Al día siguiente
Desperté gimiendo por culpa de los rayos del sol que entraban por mi ventana, solo aumentaban el maldito dolor de cabeza con que amanecí, era casi insoportable. Lo peor es que solo no me dolía la cabeza, también me dolía cada parte de mi rostro y el cuerpo.
Mierda, todo había sido por lo sucedido el día de ayer, tenía la esperanza de comenzar un nuevo día olvidando todo lo de anoche pero no, cada momento estaba presente en mí, como si me lo hubiera tatuado en el cerebro.
Comencé a mirar a los alrededores de la habitación y me sentí más mal que antes, había tantos momentos de Natalya y yo plasmados aquí. Natalya fue la primera chica que me gustó, la primera chica de quien me enamoré perdidamente y por quien yo estaba dispuesta a darlo todo.
No pude evitar pensar en qué situación se encontraba ella en este instante, todo lo que pasó en el auto el día de ayer había sido muy duro para ambas, era obvio que yo no podía dejar las cosas así, tenía que ir a su casa y si debía arrodillarme para ganarme su perdón lo haría, una y mil veces.
Dejé los pensamientos a un lado y me pregunté dónde demonios estaba Irina, debía ir a buscarla para agradecerle todo lo que había hecho por mi anoche.
Pero antes de eso, me metí al baño para lavarme la cara cuidadosamente. Y no pude evitar mirarme al espejo. ¡Mierda! ahora si papá iba a asesinarme, tenía la cara vuelta nada. ¿Qué tipo de explicación podía darle esta vez? Dejé esa pregunta para reflexionarla luego, aún tenía dos días para inventar una gran excusa.
Salí de mi habitación en busca de Irina y como lo hacía todos los días cuando pasaba por la habitación de Elena, pegué mi oreja en su puerta, deseando escuchar su voz pero al parecer no estaba porque todo estaba en completo silencio.
Con cuidado giré la manija para abrir la puerta, pero no vi a nadie. Me sentí triste, tal vez ella pasó la noche en la casa de Sveta.
Bajé los escalones a paso lento, la verdad es que no podía moverme tan rápido, de seguro me sentiría mareada y comenzaría a vomitar. Y no, no quería vivir eso de nuevo.
Finalmente llegando a la sala, miré a todos los alrededores pero no había rastro de Irina allí. Escuché movimientos en la cocina y sonriendo me acerqué al lugar. Esa tenía que ser Irina.
Estaba a punto de entra allí pero me detuve en seco, no era Irina. Era Sveta abrazando a Elena por la espalda mientras ella cortaba algunas frutas.
Quise irme de allí pero no lo hice cuando Sveta comenzó a hablarle a Elena.
—¿Pensaste en lo que te dije anoche?!
Elena dejó de cortar las frutas y sus nudillos se volvieron blancos de la fuerza que ejercía sobre el cuchillo. No contestó y de nuevo comenzó a cortar.
—Lena? Me escuchaste?— Sveta la soltó, se hizo a su lado y le quitó el cuchillo —Pensaste en lo que te dije— Volvió a repetir.
Elena la miró y en sus ojos pude notar un poco de miedo. ¿Qué era lo que estaba pasando?
—Si, ya lo pensé— Contestó, su voz sonó dudosa.
—Bien?
—Si quiero... hacerlo— Elena dijo agachando la cabeza.
—Oh mi vida... es excelente— Sveta tomó su rostro y le clavó un pico en los labios. —Sé que estas preocupada pero sé que tu mamá lo aceptará bien— De qué hablan!
Elena asintió aún con la cabeza gacha.
—Bien, el domingo le confesaremos todo a tu madre y de una vez le diremos que tú y yo somos novias— Sveta sonrió y abrazó a Elena por las caderas pero ella parecía aturdida y no le devolvió el abrazo, en vez de eso, giró su cabeza hacia la puerta y se encontró con mi mirada.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Bien chicas, acá les dejo el último capitulo del maratón de hoy. Espero que lo hayan disfrutado mucho.
Nos leemos pronto
A leer!!
Capítulo 22: Te amo
Ni siquiera pude moverme de la puerta… La respuesta de Elena… esa que había salido de sus labios... ¡No podía ser posible! Ahora sí podía asegurar que me sentía peor de lo que había estado durante todo el mes.
Esto era como el golpe final. Si Elena le confesaba a Inessa que le gustaban las chicas... y también que... Sveta era su novia… ¡Qué sería de mi estancia en este lugar! Quiero decir, la idea de tener que verlas comportándose como una pareja real por toda la casa las 24/7, abrazándose, acariciándose y besándose con toda la libertad del mundo… iba a ser un puto suplicio.
Acaso no era suficiente para mí? Era esto otro castigo por haber sido tan estúpida?
Iba a regresarme a mi habitación, no me estaba sintiendo muy bien y además tenía bastante trabajo por hacer, pero gracias a todo el alcohol que había ingerido el día de ayer en este momento tenía la garganta seca y necesitaba refrescarme, así que no regresé y aproveché para entrar a la cocina.
Caminé directo al refrigerador sin mirar a ningún otro lugar, pero de reojo podía ver como Elena, disimuladamente, me seguía con la mirada. Llegué a él, saqué una botella de agua y comencé a tomármela.
Empecé a escuchar una risita tonta, que por supuesto, venia de Sveta y no tenía ninguna duda de que la maldita se estaba burlando de mí...
No le presté atención y solo seguí tomándome el agua. Claro... hasta que escuché su voz —Oye, preciosa— Yo sabía que se estaba dirigiendo a mí. Pero ni siquiera me moví —Hey, te estoy hablando a ti— Volvió a dirigirse a mí.
—¡Sveta!— Elena le llamó la atención, pero ella no hizo caso y siguió.
—Qué Lena. No estoy haciendo nada malo. Solo quiero saber qué estupidez cometió tu hermanita para que le dejaran la cara así?¿Acaso no tienes curiosidad— Elena solo negó y siguió en lo suyo.
Debo confesar que nada de esto me estaba haciendo gracia, quería tirármele encima, darle cachetadas en toda la cara, cogerle la cabeza y arrancarle pelo por pelo... pero no, no haría nada de eso. No quería que Elena me odiara más.
Así que me relajé, cerré el refrigerador suavemente y caminé hacia la puerta con la botella de agua en la mano. Pero antes de salir, escuché como me susurraba de nuevo 'cabrona' y me giré hacia ella, mirándola fijamente.
Ella sonrió de medio lado y enarcó una ceja... —¿Qué? Vas a contarnos qué le pasó a tu carita. Pequeña cabroncita— Rió.
Solté una risita, pero debo confesar que por dentro estaba ardiendo —Te lo diré, si también nos cuentas que te pasó a ti— En su cara vi como quedaba confundida por lo que le había dicho y luego miré a Elena que ahora me miraba expectante.
—De qué hablas?— Preguntó.
—Pues, cuantos golpes te dieron a ti? Porque— Entrecerré los ojos e hice una mueca de disgusto —Tienes la cara peor que yo!
Apenas esas palabras salieron de mi boca, Elena soltó una carcajada y tuvo que ponerse ambas manos en la boca para amortiguar el sonido. Sveta la miró no muy feliz, con las cejas fruncidas y la cara mostrando total enojo.
—Muy graciosita... imbécil!— Me contestó. Miré de nuevo a Elena que aún no se recuperaba de lo que le había dicho a Sveta y también solté una risa —Eso imbécil...— Aplaudió —ríete ahora… ríete, que luego veremos quien lo hace al final.
Demonios! La sonrisa de una se borró de mi cara. Por cómo estaban las cosas ahora, seguramente era ella quien iba a reír de última... pero bueno, este no era el momento de demostrárselo, así que levanté mi botella de agua en señal de salud, tomé un sorbo y volví a sonreír… —Lo mismo para ti— Le respondí desafiante y le guiñé un ojo.
Ella no me respondió y en lugar de eso vino hacia la puerta totalmente furiosa y la cerró en mi cara.
Suspiré por lo que había acabado de pasar, quería clavarle un puño a la puerta pero era suficiente. Mejor regresé a mi habitación y me tiré a mi cama a pensar. Esa maldita de Sveta, siempre, de cualquier manera lograba descolocarme. Por qué Dios no me hacía un milagro y la desaparecía de mi vista, deseaba que nunca jamás volviera a esta casa. Deseaba que se alejara de Elena de una vez y por todas!
Cerré los ojos y decidí que no podía seguir gastándome en esas estupideces. Me levanté al baño, me di una ducha y después de vestirme, comencé a quitar de mi habitación todas las cosas que Naty me había dado.
Uh… debo confesar que hacer esto era difícil, cada regalo o foto que quitaba me hacía sentir una punzada en el corazón, recordaba esos momentos y experiencias vividas con ella.
Si soy honesta, todos y cada uno me traían buenos recuerdos, con Natalya no hubo un solo segundo de mi vida en el que me sintiera mal o me sintiera triste, esa chica era como mi vitamina, mi motor, mi felicidad, mi todo... Claro… hasta que llegó Elena y lo arruinó.
Seguí en mi actividad y luego de varios minutos, por fin terminaba de quitar todo, lo guardé en una bolsa y la metí en mi closet. Ese sería el nuevo lugar donde estarían, honestamente no sabía qué hacer con ellas pero algo si sabía y es que no las botaría, eso no podría hacerlo.
Estaba a punto de salir de mi habitación pero de repente la puerta se abrió, y vi a Elena allí parada, con una bolsa en la mano y una botella de agua. Ella ni siquiera me notó y en lugar de eso, comenzó a mirar detenidamente todas mis paredes.
—Debes tocar antes de entrar!— Bromeé.
Ella de inmediato giró su cabeza hacia mí y comenzó a tartamudear, trataba de explicarme pero en realidad nada coherente salía de su boca.
Solté una risita mientras me sentaba en la cama y le daba unos golpecitos al colchón indicándole a ella que se sentara. Ella de inmediato cerró la puerta y se deslizó a mi lado. Empezó a destapar la bolsa que traía en la mano y de allí sacó una pastilla —Irina dijo que debes tomarla.
Levanté una ceja.
—Es para el dolor de cabeza— Me explicó.
Asentí, tomé la pastilla y me la metí a la boca mientras ella destapaba la botella. Llevé mi mano tratando de quitársela pero ella me esquivó, me dio una sonrisa y puso la botella en mi boca, como si a mí me faltaran las manos o fuera un bebé.
—No me cortaron las manos, Elena— Se las mostré y las sacudí.
—Cállate y bebe— Me ordenó, no tuve ninguna objeción y lo hice, no podía negar que este momento me hacía sentir un poco mejor.
—A qué horas salió Irina?
—Como a las 11.
—Te dijo a dónde iría?— Negó muy exagerado, casi como una niña pequeña y eso hizo que su cabello se sacudieran. Hermosa.
Me quedé embobada mirándola durante unos segundos, ella infló las mejillas un poco apenada y vi como tomaban un tono rosado. Su incomodidad era tan obvia que tuvo que aclararse la garganta y abrir la bolsa nuevamente. De allí vi como sacaba unas curitas y unas gasas.
—Te pasa algo?— Pregunté. Era obvio que estaba nerviosa, pero me encantaba verla así, este momento era oro para mí.
—Si, es que...— Tomó aire —Irinamepidióelfavordequecuraratuceja?— ¡Oh por Dios! Ella habló tan rápido que no pude evitar soltar una carcajada. Eso provocó que se enojara y me palmeara el hombro —No te rías de mi— Hizo un puchero demasiado tierno —Puedes acostarte?
—No— Respondí.
Frunció el ceño —Por qué?
—No tienes por qué curarme Elena, yo misma puedo hacerlo.
—¡No Yul!— Me sacudió el brazo. Esperen...me dijo Yul? —Por favor... Tú me curaste cuando yo estaba herida del pie.
—Pero eso fue diferente Elena, era mi deber hacerlo. Si no hubiera sido por mi culpa tú no te habrías hecho daño— En cuanto esas palabras salieron de mi boca, las mejillas de Elena volvieron a cambiar de color, pero esta vez se tiñeron del rojo más brillante que podía existir.
No entendí el porqué de su sonrojo tan exagerado, pero luego recordé lo que le había dicho y porqué había sido mi culpa. Si, esa herida fue cuando ella y yo... nos estábamos besando en el río, cuando yo prácticamente... le estaba devorando el cuello! Demonios, la cabeza se me calentó cuando recordé sus preciosos pechos.
—Eso no importa— Contestó —¡Acuéstate, por favor!
Su ternura fue tanta que no lo soporté, no tuve más remedio que hacerle caso. Acomodé las almohadas contra la encimera de la cama para quedar más inclinada y me acosté.
Elena se corrió a mi lado sonriendo, se acercó a mi rostro y cuando me iba a quitar la cura de la ceja, pude ver como trataba de no tocarme en otros lados. Gotitas de sudor empezaban a hacerse en su frente. Acaso estaba nerviosa?
Traté de relajarme un poco pero era inevitable teniéndola frente a mí. Yo trataba de no mirarla, pero sus ojos, su nariz... su boca, todo en ella era tan perfecto. Esos labios tan carnosos, Oh Dios... mentiría si dijera que no quería tirármele encima y arrancárselos a mordisco, sin piedad. Era tanta la tentación.
Tampoco pude evitar pensar en lo que ella estaba hablando con Sveta en la cocina… tenía una duda sobre eso y quise arriesgarme.
—Elena— La llamé, ella detuvo lo que hacía en mi ceja, y me miró —Mmm... Escuché lo que hablabas con tu novia en la cocina— Esperé alguna reacción de su parte pero no recibí nada, así que seguí —Mmm... Quiero que sepas que estoy muy feliz por ti— Esta vez sí reaccionó, vi como sus ojos se llenaban de confusión —Quiero decir... El paso que vas a dar es muy importante para tu vida, sé que no es fácil confesarle a nadie acerca de tu sexualidad y mucho menos si es tu madre, pero... es necesario si es lo que sientes en tu corazón— Sus ojos comenzaron a ponerse cristalinos y no pude evitar llevar mi mano a su mejilla para acariciarla —Tienes todo mi apoyo Elena, pero...— Hice una pausa y suspiré —Solo te pido que no hagas las cosas tan a la ligera, encuentra el momento que tu creas adecuado. Quiero que lo hagas por ti y solo por ti, nunca lo hagas por nadie más.
Ella no pudo evitarlo y unas lagrimitas corrieron por sus mejillas, no entendía su reacción así que me senté y comencé a secar sus lágrimas con mis manos.
—¿Qué pasa Elena?
—¡No lo estoy haciendo por nadie más! ¡Quiero hacerlo por mí!— Me gritó.
No le creí nada, era una total mentira, tenía una sospecha de que Sveta la estaba arrastrando a esto —Quieres hablarlo conmigo?— Le pregunté.
—¡No!— Contestó secamente y alejó mis manos de su rostro —Eres la última persona con la quiero hablar de algo y menos de eso— Se limpió las lágrimas y pude ver que se había enfadado —¡Acuéstate!— Me pidió.
Quise hablarle de nuevo, pero supe que no era buena idea y solo volví a mi posición anterior. A partir de allí, todo era silencio. Ella me limpiaba la ceja y mi mejilla, y yo solo estaba allí mirando hacia la ventana, pensando en que en más de un mes no habíamos vuelto a cruzar una palabra, y ahora que lo hicimos, de nuevo la había hecho enojar.
Finalmente después de unos minutos, terminó la curación, guardó las cosas usadas en la bolsa y se quedó mirándome durante unos segundos.
—Ayer me dijiste que habías terminado con Natalya porque te gustaba alguien más. ¿Quién es?— Fruncí el ceño, por qué ella me estaba preguntando eso. Traté de sentarme pero ella puso una mano en mi pecho y me empujó de nuevo a la cama —¡Dime!
Vi que se estaba empezando a enfadar más y tomé su mano. Mi ritmo cardiaco aumentó exageradamente. Empecé a sudar frio. Era hora de decírselo —Elena...
—Elena!— ¡Maldita sea!. Mi puerta se abrió de golpe, y vi a la maldita de Sveta ahí, arruinándolo todo... de nuevo.
Sostuve la mano de Elena más fuerte y Sveta al ver eso, se acercó hasta mi cama como un toro y rompió nuestro contacto.
—¿Cuál es tu maldita manía de tocar a mi novia?— Me gritó.
—Sveta cálmate— Elena le dijo calmada y la arrastró hasta la puerta.
—¡No quiero verte nunca más cerca de mi novia!. Entiendes?— No le contesté nada y solo vi cómo se iba arrastrando a Elena fuera de mi habitación. Me llené de frustración y comencé a golpear el colchón con todas mis fuerzas. Esa maldita estúpida lo único que quería era provocarme.
Me llené de rabia, tenía que salir ahora mismo de este lugar porque si no lo hacía, seguramente terminaría en una prisión.
Cogí mi teléfono para localizar a Irina y cuando toqué la pantalla, me detuve al ver que tenía más de 40 llamadas perdidas y una cantidad de mensajes de texto sin leer, todos de la hermana de Naty.
Las manos empezaron a temblarme, temía que alguno de ellos me dijera que algo malo le había pasado a Natalya. Qué hubiera cometido alguna estupidez por mi culpa.
Abrí los mensajes y empecé a leerlos.
#1 -! Llámame por favor!-
#2 -¿Qué mierda le dijiste a mi hermana?-
#3 -Contéstame cobarde-
#4 - Sé que lees estos mensajes, deja de ser una maldita y contesta-
#5 -¿Necesito saber qué fue lo que le hiciste o le dijiste a mi hermana?-
#6 -¡Voy a matarte! Cuando te encuentre maldita perra-
#7 -¡Eres una hija de puta!-
No pude seguir más. ¿Por qué tenían que pasarme tantas cosas juntas? Cogí la chaqueta de mi cama y salí corriendo de mi habitación. Iba bajando tan rápido las escaleras que en el último escalón me tropecé y caí.
Elena de inmediato corrió hacia mí y me ayudó a levantar mientras la estúpida de Sveta solo se reía viendo todo desde el comedor.
Mi mano empezó a sangrar y vi a Elena a punto de llorar —Tranquilízate, no es nada— Le dije para que no llorara, pero me estaba doliendo horrible.
—Como que no es nada.
—No es nada Elena, debo irme.
—Déjala Elena— Dijo la estúpida desde el comedor. Hice que Elena me soltara y salí corriendo a la calle. En el instante en que iba saliendo a la carretera, Irina llegaba en mi auto y al verme bastante agitada, frenó en seco, haciendo sonar las llantas en la carretera.
—¿Qué rayos te pasa?— Me preguntó gritando y con el ceño fruncido. No le contesté nada y me subí al asiento del copiloto tan rápido como pude. No sé por qué pero en tenía un mal presentimiento sobre Natalya. Saqué mi celular y le mostré los mensajes de texto, la cara de Irina se tensó y con eso tuve para que me entendiera y arrancara el auto a toda velocidad.
Solo nos tomó quince minutos llegar a la casa de Naty, ni siquiera esperé a que Irina apagara el carro y me lancé a correr lo más rápido que podía a la puerta. Nunca en mi vida me perdonaría si a Natalya le había pasado algo malo.
Desesperada toqué muchas veces y solo segundos después, vi cómo se abría de par en par, lo único que supe luego, fue que estaba adentro de la casa, acorralada contra la pared, frente a mi estaba Oksana, agarrándome del cuello de la camisa con una fuerza extraordinaria y con una cara que solo demostraba furia.
—¿Por qué le hiciste eso a mi hermana? Maldita basura— Me gritó y comenzó a golpearme en el pecho.
La detuve, tomando sus muñecas. Ella forcejeó conmigo pero no pudo y tuvo que calmarse...—Ella está bien?— Le pregunté. Era lo único que me interesaba en este momento.
—Eso no fue lo que te pregunté— Gritó más fuerte que antes.
En ese instante Irina entró por la puerta, agarró a Oksana de las manos y la alejó de mí.
—Oksana por favor, cálmate— Le dijo aun sosteniéndola.
—¡No! Esa estúpida lastimó a mi hermana y voy a matarla!— Se me lanzó de nuevo, pero Irina la sujetó fuerte y no le permitió moverse —Es mejor que te vayas de aquí. Mi hermana está muy mal, y es todo por tu maldita CULPA!
—¡Yah!— Irina le gritó —Si es su culpa entonces deja que ella lo arregle.
Esta vez Oksana no respondió nada y en lugar de eso, se soltó del agarre de Irina y desapareció por el pasillo que llevaba a la cocina.
Suspiré, le di las gracias a Irina y subí las escaleras, debo confesar que demasiado asustada. No sabía cuál sería la reacción de Natalya hoy, si sería la misma de ayer o seria mucho peor.
Llegué a su puerta y dudé unos segundos en tocar. Ni siquiera sabía que rayos iba a decirle.
—Naty— La llamé, y con solo eso bastó para que ella abriera la puerta y empezara a lanzarme y a lanzarme cosas en la cara. No traté de defenderme, ya no tenía caso.
Terminó de tirarme cuanta cosa pudo y volvió a cerrarme la puerta en toda la cara —¡Lárgate de aquí!— Gritó desde adentro.
Supe que esto iba a ser más difícil de lo que parecía y quise entrar a la habitación, pero antes, miré al suelo y me agaché para recoger todas la cosas que me había tirado, noté que eran algunos de los peluches que yo le había regalado durante toda nuestra relación.
Los recogí, tomé la manija de la puerta y abrí. Todo lo que vi alrededor hizo que mi corazón se encogiera. La habitación de Naty estaba destruida, todas las cosas que yo le había dado estaban en el suelo, tiradas por todas partes, dañadas y rotas.
La miré a ella y juro que quería golpearme a mí misma. Naty estaba sentada en la cama sosteniendo sus piernas con los brazos y escondiendo su rostro en las rodillas, escuché sus pequeños sollozos y sin pensarlo me acerqué, tiré los peluches que tenía en la mano encima de la cama y la abracé. Natalya de inmediato tiró sus manos a mi cuello y me apretó a su cuerpo.
Se echó a llorar fuertemente, cada vez me apretaba más y me hacía doler todo los huesos pero no dije nada, tanto ella como yo lo necesitábamos.
Nos quedamos así por un tiempo hasta que me separé del abrazo, levanté su barbilla con mi mano y vi sus mejillas llenas de lagrimitas, cogí un pañuelo que llevaba en mi bolsillo y lo pasé suavemente por toda su cara.
—¿Por qué vienes aquí?— Me preguntó —Me lastimas— Su voz se entrecortaba.
—Estaba preocupada por ti Naty. Oksana me envió muchísimos mensajes tratándome mal por lo que te hice— Hice una pausa —... Tenemos que hablar. Nada de lo que pasó ayer puede quedar así.
Negó.
—Vamos Naty, no tendría tranquilidad en mi vida sabiendo que me odias, sabiendo que no quieres verme, ni hablarme. Conversemos las cosas con un poco de calma. Tengo y quiero decirte muchas cosas.
—Habla.
—Naty, desde lo más profundo de mi corazón te lo pido, te lo ruego... perdóname— Me bajé de la cama y me incliné ante ella —Sé perfectamente bien que no tengo como explicarte, ni mucho menos justificar lo que hice y me arrepiento de haberte hecho sufrir.
—Yul, vuelve aquí— Me pidió, pero no lo hice, aún tenía que decirle muchas cosas —Yul, hablo enserio, vuelve aquí— Volvió a repetir. Al ver que no le hice caso, ella misma me tomó de los brazos e hizo que me sentara de nuevo en la cama —Continua, y no vuelvas a hacer eso— Señaló al suelo.
Asentí... —Lo que pasó...— Hice una pausa, recordando el momento —fueron cosas que nunca planeé Naty. En mi mente nunca estuvo engañarte o cambiarte por alguien más…
—Pero lo hiciste— Me interrumpió —Y con tu hermanastra Yulia! ¡Ella es la culpable de todo esto!
Por supuesto que no... —Naty... También fue mi culpa.
—¿Cómo se dieron las cosas entre tú y ella?
—No lo sé...— Susurré. Era la verdad, todo había ocurrido tan rápido que hasta yo misma estaba sorprendida.
—Cómo que no sabes?
—No lo sé Naty... Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos— Gemí...—Sé que lo que hice no estuvo bien, pero está hecho y no puedo hacer nada para cambiarlo— Ella asintió.
—No quiero hablarte de eso Natalya. Quiero estar en paz, quiero que por favor me perdones. No espero que lo hagas en este instante pero te lo ruego... te ruego que con el tiempo tú y yo podamos volver a ser amigas, ser las mismas personas de antes— Tomé su mano y la entrelacé con la mía —Natalya, tú eres la persona más importante en mi vida después de mi madre y mi padre, y no, no estoy mintiéndote, es la verdad. Siempre vas a ser parte de las personas que más amo y amaré con toda mi alma... Naty, contigo aprendí muchas cosas en la vida, viví nuevas experiencias, conocí el amor. Tú me has hecho feliz y me haces feliz. Me enseñaste a ser una mejor persona. Todo lo que soy es gracias a ti, sin ti no sé qué hubiera sido de mí. Este— Señalé mi corazón —siempre te va a tener presente, una parte de él siempre será tuya porque aunque estas cosas hayan pasado, tú siempre serás mi primer amor y serás la persona que siempre sacó lo más sincero de mi— Agaché la cabeza mientras una lagrima corría por mi mejilla. Era la verdad, todo era total y absolutamente verdadero. Natalya se había convertido casi en la mitad de mi vida.
—Tú también Yul— Sentí su dedo en mi barbilla y levantó mi rostro para que la mirara. —A ti también te debo mucho— Sonrió ampliamente y tiró sus manos a mi cuello, para luego dejar un sonoro beso en mi mejilla.
Me eché a llorar —Natalya perdóname por favor, no me odies, ni me alejes de ti. Quiero estar siempre que me necesites.
—Cálmate Yul. No te odio y nunca te odiaría— Solté una risa totalmente involuntaria.
Sé que las cosas no sería igual que antes pero seguro que todo esto mejoraría. Natalya era tan importante para mí que escuchar que no me odiaba me devolvía el 50 % de mi vida en estos momentos.
—Pero llevemos las cosas con calma— Susurró en mi oído. Se alejó del abrazó y me tomó el rostro —Si?— Asentí con una sonrisa, las lágrimas aún corrían por mi rostro —Te mentiría si te digo que no me duele todo lo que pasó, de hecho en este instante me carcome Yul.
—Lo siento
—Eso ya no tiene caso... Y lo que te digo es la verdad, yo nunca podría odiarte. Lo que te dije ayer, lo hice porque tenía rabia y no podía creer que me habías traicionado y habías traicionado mi confianza. Aun me duele y sigo sin creer que tú me hayas hecho esto.
—Naty...
—Déjame hablar por favor— Asentí —Tú nunca tuviste ningún secreto conmigo, nunca me ocultaste nada y te conozco como la palma de mi mano. No soy tan tonta como para no darme cuenta de que todo cambió desde que Elena llegó— Ella sonrió con mucha tristeza —Pero así hayas cometido el peor de lo errores, nada justifica que yo te haya golpeado de esa manera— Señaló mi ceja y mi mejilla derecha —También lo siento...
—Shhhs. No me digas nada sobre eso, no tienes que tocar ese tema.
—Pero tú rostro se ve casi destruido.
—No Naty, tú no fuiste la culpable... Bueno, no de todos— Ella soltó una risita.
—De igual manera tengo que decírtelo porque tú sabes que yo...
—Lo sé Naty, y no quiero ninguna explicación.
Sonreímos al mismo tiempo y nos envolvimos en un abrazo que fue más duradero que los anteriores. Nos bajamos de la cama y noté de nuevo el estado en que se encontraba la habitación, tenía que hacer algo.
—Naty, voy a organizar tu habitación.
—Qué?— Se sorprendió —ni siquiera lo pienses.
—¿Por qué?— Dije haciendo un puchero —Vamos— Le di una sonrisa y ella negó un poco divertida, aunque podía notar la tristeza en sus ojos.
—Está bien, espero que todo quede bien limpio.
Sonreí y comencé a recoger todas las cosas que estaban tiradas en el suelo mientras Naty traía una bolsas para guardarlas, no podía negar la tristeza que sentía cada vez que tocaba y miraba los regalos, todas las cosas que le había obsequiado, puedo asegurar que el sentimiento era más fuerte que cuando recogía las cosas de mi habitación.
Después de varios minutos de haber recogido todo y de haberlo guardado en las bolsas era mi hora de partir, mi objetivo ya estaba cumplido y ahora tendría que solucionar otra cosa... Pero antes de irme, cargué las bolsas aun sin saber qué hacer con ellas, miré a Natalya para preguntarle pero no lo hice cuando la vi mirando todos los alrededores.
Detalló todo por un tiempo, suspiró y volvió a mirarme... —Se ve diferente.
También miré todo, asentí y sacudí las bolsas que tenía en mi mano —¿Qué quieres que haga con ellas?— En mi mente solo estaba que ella no dijera que me las llevara o que las botara.
—Guárdalas en mi closet— Wow... No pude evitar sonreír internamente cuando escuché eso, yo también había decidido no botar nada de lo que ella me había obsequiado. Esos eran recuerdos muy valiosos.
Lo guardé todo en el closet y me aseguré de mirar por última vez la habitación para ver que todo estuviera en orden... —Naty, es hora de irme— Vi como sonreía un poco triste y agachaba la cabeza. Me acerqué a ella y la halé una vez más a mis brazos —Te adoro Naty— No pude contenerme de decírselo —Perdóname... por todo.
Sentí como asentía en mi hombro y sonreí un poco... —Sé que vas a encontrar a alguien que te haga muy feliz. Tú eres una chica muy especial— Me alejé para plantarle un beso en la frente y caminé con ella hasta la puerta —Gracias por todo, pero sobre todo por dejar que me expresara... por escucharme— Finalicé.
—Está bien Yul, cuídate mucho.
—Adiós Naty— Dije por último, cerré la puerta de su habitación y salí de allí.
......** ......
En las afueras del jardín vi a Irina esperándome dentro del auto. Ella me seguía con la mirada mientras yo me acercaba y vi como fruncía el ceño. Tal vez era por la gran sonrisa que llevaba en mi cara!
Corrí hasta llegar allí y me deslicé en el asiento del copiloto, Irina me miraba con una ceja levantada —¿Qué demonios te pasa? Natalya te golpeó en la cabeza y te dejó loca?
Solté una carcajada y le di un gran abrazo —No, Nina. ¡Naty me perdonó! ¡He revivido! ¡lo juro!— Dije con mucho entusiasmo. No podía ocultar mi felicidad, Natalya era parte de ella.
Irina también rió bastante fuerte... —Bueno, la princesa es una gran chica, no me esperaba menos de ella— Asentí sonriendo —Me alegra Yul, por primera vez en un mes veo que algo te sale bien— Soltó una risa burlándose de mí. —¿Qué haremos ahora?— Me preguntó mientras miraba su teléfono —Son las 4 pm. ¿Vamos a tu casa?
Negué, no iría a mi casa ni de coña, aun temía ir a prisión —Llévame a donde Olga.
—¿Para qué?! Yulia por Dios! es demasiado temprano como para emborracharte de nuevo, Además, vas a ir por toda la calle con el rostro así?— Señaló el espejo retrovisor para que me viera —Debería darte vergüenza!
—No iré a eso Nina, quiero hablar con Olga y pedirle disculpas por lo de ayer y también agradecerle por haberme salvado de esas chicas. Y si, voy a ir así porque lastimosamente no puedo cambiarme la cara. Oh si?
Irina sonrió —Pues no sé. Espera— Trató de buscar algo en el auto pero se detuvo —Mierda! este no es mi auto.
—Qué necesitas?— Le pregunté un poco confundida.
—En mi auto tenía una bolsa de papel con dos agujeros para los ojos, esa te hubiera servido— Se echó a reír y yo solo negué divertida —Lo siento Yul, tendrás que ir así— Señaló mi cara de nuevo mientras se burlaba y arrancó el auto.
......** ......
—Hey Olga— La llamé, ella giró la cabeza como un rayo y salió corriendo de detrás de la barra.
Venia hacia a mí con los brazos abiertos mientras sonreía, pero eso le duró muy poco cuando me tuvo enfrente, hizo una mueca como si estuviera disgustada y en lugar de abrazarme me tomó el rostro.
—¡Dios santo! Ayer no te veías así. Te ves...— Su mueca se exageró —¡Horrible!— No pude aguantar y me eché a reír, su maldita cara era muy graciosa —Así, ya no me gustas— Añadió por último.
—Y desde cuando yo te gusto?— Levanté una ceja —Acaso no eras heterosexual?
—Ja! Ja!, Una heterosexual con amigas lesbianas, algo se me tiene que pegar, no?
—O sea que te estas volviendo gay?— Pregunté molestándola.
—No lo creo, solo me atraías tú— Se mordió el labio —pero obvio ya no.
—Eso me alegra— Dije riendo mientras ella me palmeaba el hombro —Ya déjate de tonterías Olga, vine a pedirte disculpas, y a agradecerte por todo lo que hiciste por mí. Si no fuera por ti ya estaría muerta.
—Como es posible que te acuerdes de eso. Ayer parecías en otro planeta, No eras Yul, Yulia no estaba dentro de ti— Se burló.
—Lo sé, estaba con muchos problemas encima. Luego te contaré todos los detalles.
—Eso espero— Sonrió y me señaló la barra —Debo volver, ya casi vamos abrir.
—Oh… bien, entonces... ya debo irme y ella también— Señalé a Irina que estaba sentada en una mesa.
—Oh pero... Yul, ustedes tienen algo importante que hacer?— Negué un poco confundida. —Bien... Entonces las invito a que se queden, hoy vendrá una banda a tocar. Será magnífico.
—Una banda?... bueno, no es mala idea, un poco de música no caería mal. Nos quedamos!
—Bien!— Respondió feliz —ve a sentarte y ya iré a la mesa para servirles algo— Comenzó a caminar a la barra sin despegar su mirada de mí y me dio un guiño con mucha coquetería. Negué divertida y caminé hacia Nina.
Cuando llegué a la mesa, Irina estaba a punto de levantarse pero la tomé de los hombros y me senté con ella.
—No nos vamos?— Me preguntó confundida.
—No, nos quedaremos. Viene una banda.
—Uh! Bien, no tengo nada que hacer y parece buena idea. Es sábado, necesito unos cuantos tragos... pero a ti— Me señaló amenazante —no te dejaré beber ni uno solo— Rodé los ojos y ella se echó a reír. Honestamente eso no sería ningún problema, lo menos que quería en este momento era beber alcohol.
...
El Bar cada vez estaba más llenó, ya eran las 8 pm y desde que habíamos llegado, Irina solo se había tomado tres cervezas y yo ya iba por mi quinta coca cola. La mesa estaba en silencio desde hace un rato mientras veíamos a la banda tocar. Era un banda de música Rock e interpretaban en este momento 'Crazy' de Aerosmith, no sé porque pero el nombre de la canción me hizo recordar a cierta chiquilla y lo que había pasado con ella esta mañana.
—Hey— Irina me palmeó el hombro —Que buena canción, no?— Asentí, Irina se quedó mirándome, y después tomó un sorbo de cerveza —En que piensas?
—En Elena— Le contesté. Ella de inmediato rodó los ojos.
—¿Qué pasa con ella ahora?
Suspiré —Le dirá a Inessa que le gustan las chicas… y después de eso... también hará su noviazgo oficial— Dije un poco triste.
Irina me miró, podía jurar que sus ojos expresaban lastima por mí —Cómo te sientes con eso?
—Estoy feliz— Alzó una ceja —Si Nina, soy feliz sabiendo que quiere contarle a su madre sobre su sexualidad, pero no estoy nada feliz de que haga su relación oficial con Sveta.
—Entiendo.
—No sé porque Nina, pero siento que Elena no está siendo muy sincera con todo esto, quiero decir, no la vi nada convencida de querer hacerlo. Esta mañana entré a la cocina porque escuché un ruido y pensé que eras tú, y en vez de encontrarte a ti, la vi a ella hablando con Sveta sobre eso... pero sonaba insegura.
—Tal vez es porque no quiere decírselo, y tal vez no quiere hacerse novia de Sveta pero algo la está empujando a dar ese paso.
—Por qué lo dices?
—Mira Yul— Irina pasó una mano por mis hombros —Si tú supones que ella dudó, es muy sencillo, crees que si Sveta es la persona que ella quiere para su vida, tendría alguna duda de decírselo a su madre? Si yo lo fuera, estaría más que feliz de que mi pareja me apoyara en esto. Pero mira la cuestión, Elena tiene el apoyo de Sveta, y aun así lo está dudando.
—Sigo sin entender.
—Por Dios enana... Tengo que explicártelo con dibujitos? Es tan obvio que Elena no está enamorada de esa chica.
—Y tú por qué diablos supones eso?
—No estoy suponiendo nada. Es tan claro como el agua. Elena no está enamorada de Sveta porque está loca por ti. Tú eres de quien está enamorada.
De que rayos estaba hablando Irina, Elena me odiaba... siempre la veía muy feliz con Sveta.. Bueno a excepción de ayer...
—Mira, sé muy bien que las cosas entre ustedes no tuvieron el mejor comienzo y mucho menos el mejor final pero no por eso las cosas cambiaron.
—Yul, yo sé que tú crees que ella te odia por todas las estupideces que le dijiste aquel día, de hecho, yo también te odiaría, pero ese no es el caso de Elena, ella se sintió lastimada y por eso te gritó esas cosas pero por Jesús, están obvio... Ella no te odia, nunca te ha odiado, ni te odiará. Esa chica lo daría todo por ti— Mi ritmo cardiaco empezó aumentar, deseaba que Irina estuviera en lo cierto —Y sabes, eso lo comprobé ayer, tal vez no te acuerdas porque estabas más ebria que nunca, pero debiste haberla visto, se puso como loca cuando te vio en tal estado, y cuando le dije que tú y Naty habían terminado, ella se descolocó completamente. Además, la forma en que te mira... y te ha mirado todo este tiempo... Es amor Yul, amor del puro. Elena te ama a ti y solo a ti, y solo está con Sveta porque cree que tú no la quieres y solo la utilizaste.
—Pero... ella nunca me dijo que me amaba Irina, que tal si yo era solo un gusto. Elena es joven y...
—Callate!— Irina me gritó —No eres solo un gusto, ella te lo demostró, de la manera más salvaje que pudo pero te lo demostró. Yul, Elena es una chiquilla, es loca, divertida, alegre, solo tiene solo 18 años y a esa edad, tal vez se es inseguro de las cosas pero hay algo que no se puede negar, que ella no lo puede negar y que nadie puede negar, te ama, es así de simple.
Mierda, esto era demasiado para mi pobre cerebro.. .—Yul, esta mañana... Tú me dejaste una pastilla para el dolor de cabeza y le dijiste a ella que me curara.
Irina sonrió —Ella hizo eso?— Asentí —Ves... yo no le dije nada. Ni siquiera la vi cuando salí de tu casa. Si ella hizo es porque le preocupas Yul, y te lo diré por última vez, te ama.
Esto era demasiado para mí, muchos pensamientos rondaban mi mente ahora.
Recosté la cabeza sobre la mesa y cerré los ojos por un momento. ¿Elena me ama?
—Oh Maldita sea!— Escuché a Irina decir y luego un golpe en la mesa.
De inmediato levanté la cabeza y comencé a mirar por todo el Bar. No vi nada extraño y volví a mirar a Irina mientras abría las manos en señal de pregunta.
Irina me cogió la cabeza, apuntándome a un lugar y demonios... allí estaban Elena y Sveta... Pero qué rayos hacían aquí? esa mesa estaba vacía solo hace unos minutos.
Me agarré la cabeza un poco desesperada y de inmediato Irina me volvió a girar hacia su rostro —¿Quieres irte de aquí?— Negué lentamente —Estás segura?
Asentí...
......** ......
Los minutos pasaban, pasaban y pasaban, y para mí era un maldito suplició estar aquí, ver como Sveta tenia tantas atenciones con Elena, era bastante doloroso. Yo trataba de no prestarles atención pero es que era inevitable no mirarlas, solo deseaba ser yo quien abrazara y acariciara las manos de Elena como ella lo hacía en este instante.
—Yul, ya no te lastimes más, ve allí y dile a esa chica todo lo que sientes, no dejes que cometa un error mañana. Si ella le dice a Inessa, después va a ser muy difícil que se deshaga de esa molestia que tiene como novia.
—Pero no puedo ir allí así como así Irina, no encima de esa chica. Qué tal si tu teoría son puras patrañas y ella me rechace, y lo peor… me deje como una idiota frente a esa...— Señalé a Sveta.
—No son ningunas patrañas, y si no quieres hacerlo delante de Sveta entonces yo la quitaré del lado de Elena— Irina se levantó de la mesa y me empezó a apuntar con el dedo —No te vayas a mover de aquí— Dijo por último y se fue hacia la Barra.
Quedé muy confundida por lo que Irina acababa de decirme, y la seguí con la mirada. Se acercó a Olga y comenzó a susurrarle en el oído, le tomó la mano, le guiño un ojo. ¿Irina le está coqueteando? Pero que coños se trae? Vi como Olga negaba y negaba con la cabeza mientras Irina seguía diciéndole cosas.
Estuvieron en esa onda como por casi cinco minutos hasta que la estúpida de Nina volvió muy sonriente... —Qué coño pretendes?— Le pregunté con el ceño fruncido. Me estaba matando la curiosidad.
—Solo mira— Me respondió y comenzó a tomar cerveza. ¿Qué? Qué mierda iba a mirar? No entendí nada de lo que estaba pasando y por la cara de satisfacción que tenía Irina, no insistiría en que me contara algo porque era obvio que no lo iba a hacer.
Seguía sin entender nada hasta que vi como Olga pasaba por nuestro lado e Irina le giñaba el ojo. Fruncí el ceño pero seguí atenta a todo.
Mi línea de visión siguió a Olga y casi boto la coca cola que me estaba tomando cuando la vi parada frente a la mesa de Elena, hablando con Sveta. Les dejó unos tragos en la mesa mientras movía las manos, como si les explicara algo, hasta que finalmente se alejó de allí, pasó por nuestro lado y de nuevo le guiñó el ojo a Irina.
—Yah!— Le di una palmada en el brazo —Dime que coños estás planeando.
Irina se echó a reír, no sé de qué mierda pero lo seguía haciendo y yo ya me estaba empezando a enfadar.
—¡Irina!
—Está bien Ay! ay!. Mmm... Mira Yul, solo piensa en cómo se lo vas a decir a Elena porque en unos instantes, Sveta la dejará sola y estará en el baño vomitándolo todo.
—¿Qué?— Abrí los ojos de par en par.
—Hey, ya escuchaste, y no me vayas a decir nada, ni vas a tratar de impedirlo. Sveta se lo merece, o dime si todo lo que ella hace, no te hace infeliz a ti?— Siempre... —Bien, tu silencio me lo confirma. Así que ahora deja lo moralista y piensa como le gustaría a Elena que se lo dijeras.
En realidad lo haría?... Y si lo iba a hacer no tenía idea de cómo decírselo, quiero decir, esto no era fácil e Irina quería que me le lanzara así como así. Demonios!! Qué podría hacer para que Elena no se molestara y para que me creyera. Mierda!
Comencé a mirar a los alrededores tratando de pensar en algo, buscando una alternativa, se lo digo aquí? me la llevó a la casa? ¡Maldita sea! Le pegué un puño a la mesa y en ese instante vi como la Banda hacia una pausa y dejaba de tocar. De inmediato un recuerdo invadió mi mente, Elena una vez me pidió que le cantara. Qué mejor forma de expresar lo que siento por medio de una canción.
Me paré de la silla y me fui corriendo hacia los chicos de la banda. Ellos se asustaron cuando me vieron, pero luego se calmaron y sonrieron.
—¿Te pasa algo?— Preguntó un chico alto de cabello rubio, era el bajista.
—Eh, si,.. En realidad, quería preguntarles algo.
—Eh— él dudó por un momento —Si claro, ¿qué deseas?
—Podrían tocar una canción para mí,… quiero decir, pueden tocar una canción y yo la canto— Entre todos comenzaron a mirarse, supongo que tratando de ponerse de acuerdo y tomar una decisión.
Uno de ellos salió de detrás y se acercó a mí. Era el guitarrista —Podríamos hacerlo, pero depende de la canción.
—Bueno, es ésta— Saqué mi teléfono celular y les mostré el título de la canción.
El chico sonrió y mostró la canción a los demás, todos ellos sonrieron —Wow, que buenos gustos tienes. Tienes suerte de que esté en nuestro repertorio— Sonreí —La tocamos en el tono original, puedes cantarla en ese?
—Tranquilo, puedo hacerlo.
—Bien. Mmm es para alguien especial? Está por aquí?
Sonreí tontamente mirando a Elena —Es aquella chica que está allí— La señalé y él la miró, ella ni siquiera sabía que yo estaba en este Bar —Pero no es mi novia— El chico enarcó una ceja —Yo voy a ser su novia.
—Wow. Esa es la actitud— Dijo él y todos aplaudieron —Bien, vamos a prepararnos y ya te avisamos, te parece?— Asentí. Cual es tú nombre?
—Yulia!— Dije para todos.
—Ok Yulia, prepárate.
Asentí y me alejé sonriendo, no sin antes dar las gracias a los chicos por haber aceptado esa locura.
Llegué a la mesa y me senté. Irina me miraba con una ceja enarcada —Qué hablabas con esos chicos?
Iba a responderle pero ella de repente puso una mano en mi boca, y vi como en su cara se iba transformado una sonrisa de oreja a oreja.
Quité su mano de mi boca y volteé a mirar hacia donde Irina veía, era la mesa de las chicas, Sveta estaba parada, tomándose la barriga, retorciendo los pies y haciendo algunas muecas en el rostro.
De repente vi como salía corriendo hacia al baño, parecía un rayo.
Irina soltó una carcajada y le pegaba a la mesa.
Fruncí el ceño una vez más.
—No hagas esa carita Yul. Ya está despejado y es hora de que actúes. Ve y díselo a Elena.
—Pero, y qué pasa si Sveta sale de allí?
—No saldrá— Rió —Confía en mí. Ahora ve— Me dio un guiño.
Demonios, en realidad iba a hacer esto. Me paré un poco temblorosa y caminé hacia los chicos de la banda, ellos ya estaban sobre el escenario arreglando el sonido.
El bajista me pasó un micrófono y me hizo una señal de buena suerte, regalándome una sonrisa. Debo confesar que estaba nerviosa, pero no porque iba a cantar, estaba nerviosa porque no sabía qué iba a obtener de todo esto...
Las luces de todo el Bar se apagaron y de repente, una luz me iluminó. Todas las miradas se posaron en mí, pero solo había una que yo estaba esperando. Vi como ella giraba la cabeza casi lentamente, y su mirada se encontró con la mía, sus ojos y su boca se abrieron como platos, parecía paralizada en su asiento.
Sonreí de oreja a oreja, aun mirándola y les di la señal a los chicos para que empezaran.
La canción comenzó y clavé mis ojos en ella, quería que sintiera cada palabra que salía de mi boca.
Podría quedarme despierta solo para oírte respirar,
Verte sonreír mientras duermes, mientras estás lejos y soñando.
Podría gastar mi vida en esta dulce perdición,
Podría perderme en este momento para siempre,
En el que cada momento que pasó contigo, es un momento que atesoro.
No quiero cerrar los ojos,
No quiero dormirme,
Porque te extrañaría nena,
Y no quiero perderme nada,
Porque incluso cuando sueño contigo,
Ni el más dulce de los sueños no sería suficiente, aún así te extrañaría nena,
y no quiero perderme nada.
Acostada cerca de ti,
Sintiendo el latido tu corazón,
y me pregunto ¿qué estarás soñando,
me pregunto si es a mí a quien estás viendo,
Entonces beso tus ojos y
doy gracias a Dios porque estamos juntos.
Y solo quiero quedarme contigo,
en este momento, por siempre, por siempre y para siempre
No quiero cerrar los ojos,
No quiero dormirme,
Porque te extrañaría nena,
Y no quiero perderme nada,
Porque incluso cuando sueño contigo,
Ni el más dulce de los sueños no sería suficiente, aun así te extrañaría nena,
y no quiero perderme nada.
Me bajé del escenario y caminé hasta quedar de frente, su cara era de total sorpresa y su respiración era inestable, tomé su mano y le dediqué especialmente las líneas que seguían.
No quiero perderme una sola sonrisa
no quiero perderme un solo beso.
Solo quiero estar contigo, justo aquí contigo, justo así,
solo quiero tenerte cerca,
sentir tu corazón tan cerca del mío,
y quedarme aquí en este momento,
por el resto de tiempo que quede,
No quiero cerrar los ojos,
No quiero dormirme,
Porque te extrañaría nena,
Y no quiero perderme nada,
Porque incluso cuando sueño contigo,
Ni el más dulce de los sueños no sería suficiente, aun así te extrañaría nena,
y no quiero perderme nada.
La canción terminó y vi como unas lagrimitas caían por sus mejillas. Ella de inmediato trató de correr pero la tomé por la cintura y la pegué a mí sin dejar ningún espacio.
En el instante que nuestros cuerpos hicieron contacto, una electricidad me recorrió entera, mi respiración se volvió pesada y los latidos de mi corazón inestables… Sé que Elena también lo estaba sintiendo porque sus ojos se cerraron y podía escuchar los latidos de su corazón como si tuviera mi oreja pegada a su pecho.
Apoyé mi frente en la suya, haciendo que nuestros alientos se golpearan, y solo segundos después, capturé con mi boca sus deliciosos y rosados labios, me sentía desfallecer, sentir esos labios de nuevo era como estar en el paraíso.
Elena tiró sus manos a mi cuello, y comenzó a responder al beso. El beso era lento, un beso donde demostrábamos todo lo que nuestro corazón gritaba, todo lo que sentía.
Me alejé un poco de sus labios, pero sin dejar de tocarlos y sonreí... —Te amo, Elena— Le susurré, casi inaudible, pero sé que ella lo escuchó porque también sentí tu sonrisa —Te amo...— Le volví a repetir mientras tomaba de nuevo sus labios...
Nos leemos pronto
A leer!!
Capítulo 22: Te amo
Ni siquiera pude moverme de la puerta… La respuesta de Elena… esa que había salido de sus labios... ¡No podía ser posible! Ahora sí podía asegurar que me sentía peor de lo que había estado durante todo el mes.
Esto era como el golpe final. Si Elena le confesaba a Inessa que le gustaban las chicas... y también que... Sveta era su novia… ¡Qué sería de mi estancia en este lugar! Quiero decir, la idea de tener que verlas comportándose como una pareja real por toda la casa las 24/7, abrazándose, acariciándose y besándose con toda la libertad del mundo… iba a ser un puto suplicio.
Acaso no era suficiente para mí? Era esto otro castigo por haber sido tan estúpida?
Iba a regresarme a mi habitación, no me estaba sintiendo muy bien y además tenía bastante trabajo por hacer, pero gracias a todo el alcohol que había ingerido el día de ayer en este momento tenía la garganta seca y necesitaba refrescarme, así que no regresé y aproveché para entrar a la cocina.
Caminé directo al refrigerador sin mirar a ningún otro lugar, pero de reojo podía ver como Elena, disimuladamente, me seguía con la mirada. Llegué a él, saqué una botella de agua y comencé a tomármela.
Empecé a escuchar una risita tonta, que por supuesto, venia de Sveta y no tenía ninguna duda de que la maldita se estaba burlando de mí...
No le presté atención y solo seguí tomándome el agua. Claro... hasta que escuché su voz —Oye, preciosa— Yo sabía que se estaba dirigiendo a mí. Pero ni siquiera me moví —Hey, te estoy hablando a ti— Volvió a dirigirse a mí.
—¡Sveta!— Elena le llamó la atención, pero ella no hizo caso y siguió.
—Qué Lena. No estoy haciendo nada malo. Solo quiero saber qué estupidez cometió tu hermanita para que le dejaran la cara así?¿Acaso no tienes curiosidad— Elena solo negó y siguió en lo suyo.
Debo confesar que nada de esto me estaba haciendo gracia, quería tirármele encima, darle cachetadas en toda la cara, cogerle la cabeza y arrancarle pelo por pelo... pero no, no haría nada de eso. No quería que Elena me odiara más.
Así que me relajé, cerré el refrigerador suavemente y caminé hacia la puerta con la botella de agua en la mano. Pero antes de salir, escuché como me susurraba de nuevo 'cabrona' y me giré hacia ella, mirándola fijamente.
Ella sonrió de medio lado y enarcó una ceja... —¿Qué? Vas a contarnos qué le pasó a tu carita. Pequeña cabroncita— Rió.
Solté una risita, pero debo confesar que por dentro estaba ardiendo —Te lo diré, si también nos cuentas que te pasó a ti— En su cara vi como quedaba confundida por lo que le había dicho y luego miré a Elena que ahora me miraba expectante.
—De qué hablas?— Preguntó.
—Pues, cuantos golpes te dieron a ti? Porque— Entrecerré los ojos e hice una mueca de disgusto —Tienes la cara peor que yo!
Apenas esas palabras salieron de mi boca, Elena soltó una carcajada y tuvo que ponerse ambas manos en la boca para amortiguar el sonido. Sveta la miró no muy feliz, con las cejas fruncidas y la cara mostrando total enojo.
—Muy graciosita... imbécil!— Me contestó. Miré de nuevo a Elena que aún no se recuperaba de lo que le había dicho a Sveta y también solté una risa —Eso imbécil...— Aplaudió —ríete ahora… ríete, que luego veremos quien lo hace al final.
Demonios! La sonrisa de una se borró de mi cara. Por cómo estaban las cosas ahora, seguramente era ella quien iba a reír de última... pero bueno, este no era el momento de demostrárselo, así que levanté mi botella de agua en señal de salud, tomé un sorbo y volví a sonreír… —Lo mismo para ti— Le respondí desafiante y le guiñé un ojo.
Ella no me respondió y en lugar de eso vino hacia la puerta totalmente furiosa y la cerró en mi cara.
Suspiré por lo que había acabado de pasar, quería clavarle un puño a la puerta pero era suficiente. Mejor regresé a mi habitación y me tiré a mi cama a pensar. Esa maldita de Sveta, siempre, de cualquier manera lograba descolocarme. Por qué Dios no me hacía un milagro y la desaparecía de mi vista, deseaba que nunca jamás volviera a esta casa. Deseaba que se alejara de Elena de una vez y por todas!
Cerré los ojos y decidí que no podía seguir gastándome en esas estupideces. Me levanté al baño, me di una ducha y después de vestirme, comencé a quitar de mi habitación todas las cosas que Naty me había dado.
Uh… debo confesar que hacer esto era difícil, cada regalo o foto que quitaba me hacía sentir una punzada en el corazón, recordaba esos momentos y experiencias vividas con ella.
Si soy honesta, todos y cada uno me traían buenos recuerdos, con Natalya no hubo un solo segundo de mi vida en el que me sintiera mal o me sintiera triste, esa chica era como mi vitamina, mi motor, mi felicidad, mi todo... Claro… hasta que llegó Elena y lo arruinó.
Seguí en mi actividad y luego de varios minutos, por fin terminaba de quitar todo, lo guardé en una bolsa y la metí en mi closet. Ese sería el nuevo lugar donde estarían, honestamente no sabía qué hacer con ellas pero algo si sabía y es que no las botaría, eso no podría hacerlo.
Estaba a punto de salir de mi habitación pero de repente la puerta se abrió, y vi a Elena allí parada, con una bolsa en la mano y una botella de agua. Ella ni siquiera me notó y en lugar de eso, comenzó a mirar detenidamente todas mis paredes.
—Debes tocar antes de entrar!— Bromeé.
Ella de inmediato giró su cabeza hacia mí y comenzó a tartamudear, trataba de explicarme pero en realidad nada coherente salía de su boca.
Solté una risita mientras me sentaba en la cama y le daba unos golpecitos al colchón indicándole a ella que se sentara. Ella de inmediato cerró la puerta y se deslizó a mi lado. Empezó a destapar la bolsa que traía en la mano y de allí sacó una pastilla —Irina dijo que debes tomarla.
Levanté una ceja.
—Es para el dolor de cabeza— Me explicó.
Asentí, tomé la pastilla y me la metí a la boca mientras ella destapaba la botella. Llevé mi mano tratando de quitársela pero ella me esquivó, me dio una sonrisa y puso la botella en mi boca, como si a mí me faltaran las manos o fuera un bebé.
—No me cortaron las manos, Elena— Se las mostré y las sacudí.
—Cállate y bebe— Me ordenó, no tuve ninguna objeción y lo hice, no podía negar que este momento me hacía sentir un poco mejor.
—A qué horas salió Irina?
—Como a las 11.
—Te dijo a dónde iría?— Negó muy exagerado, casi como una niña pequeña y eso hizo que su cabello se sacudieran. Hermosa.
Me quedé embobada mirándola durante unos segundos, ella infló las mejillas un poco apenada y vi como tomaban un tono rosado. Su incomodidad era tan obvia que tuvo que aclararse la garganta y abrir la bolsa nuevamente. De allí vi como sacaba unas curitas y unas gasas.
—Te pasa algo?— Pregunté. Era obvio que estaba nerviosa, pero me encantaba verla así, este momento era oro para mí.
—Si, es que...— Tomó aire —Irinamepidióelfavordequecuraratuceja?— ¡Oh por Dios! Ella habló tan rápido que no pude evitar soltar una carcajada. Eso provocó que se enojara y me palmeara el hombro —No te rías de mi— Hizo un puchero demasiado tierno —Puedes acostarte?
—No— Respondí.
Frunció el ceño —Por qué?
—No tienes por qué curarme Elena, yo misma puedo hacerlo.
—¡No Yul!— Me sacudió el brazo. Esperen...me dijo Yul? —Por favor... Tú me curaste cuando yo estaba herida del pie.
—Pero eso fue diferente Elena, era mi deber hacerlo. Si no hubiera sido por mi culpa tú no te habrías hecho daño— En cuanto esas palabras salieron de mi boca, las mejillas de Elena volvieron a cambiar de color, pero esta vez se tiñeron del rojo más brillante que podía existir.
No entendí el porqué de su sonrojo tan exagerado, pero luego recordé lo que le había dicho y porqué había sido mi culpa. Si, esa herida fue cuando ella y yo... nos estábamos besando en el río, cuando yo prácticamente... le estaba devorando el cuello! Demonios, la cabeza se me calentó cuando recordé sus preciosos pechos.
—Eso no importa— Contestó —¡Acuéstate, por favor!
Su ternura fue tanta que no lo soporté, no tuve más remedio que hacerle caso. Acomodé las almohadas contra la encimera de la cama para quedar más inclinada y me acosté.
Elena se corrió a mi lado sonriendo, se acercó a mi rostro y cuando me iba a quitar la cura de la ceja, pude ver como trataba de no tocarme en otros lados. Gotitas de sudor empezaban a hacerse en su frente. Acaso estaba nerviosa?
Traté de relajarme un poco pero era inevitable teniéndola frente a mí. Yo trataba de no mirarla, pero sus ojos, su nariz... su boca, todo en ella era tan perfecto. Esos labios tan carnosos, Oh Dios... mentiría si dijera que no quería tirármele encima y arrancárselos a mordisco, sin piedad. Era tanta la tentación.
Tampoco pude evitar pensar en lo que ella estaba hablando con Sveta en la cocina… tenía una duda sobre eso y quise arriesgarme.
—Elena— La llamé, ella detuvo lo que hacía en mi ceja, y me miró —Mmm... Escuché lo que hablabas con tu novia en la cocina— Esperé alguna reacción de su parte pero no recibí nada, así que seguí —Mmm... Quiero que sepas que estoy muy feliz por ti— Esta vez sí reaccionó, vi como sus ojos se llenaban de confusión —Quiero decir... El paso que vas a dar es muy importante para tu vida, sé que no es fácil confesarle a nadie acerca de tu sexualidad y mucho menos si es tu madre, pero... es necesario si es lo que sientes en tu corazón— Sus ojos comenzaron a ponerse cristalinos y no pude evitar llevar mi mano a su mejilla para acariciarla —Tienes todo mi apoyo Elena, pero...— Hice una pausa y suspiré —Solo te pido que no hagas las cosas tan a la ligera, encuentra el momento que tu creas adecuado. Quiero que lo hagas por ti y solo por ti, nunca lo hagas por nadie más.
Ella no pudo evitarlo y unas lagrimitas corrieron por sus mejillas, no entendía su reacción así que me senté y comencé a secar sus lágrimas con mis manos.
—¿Qué pasa Elena?
—¡No lo estoy haciendo por nadie más! ¡Quiero hacerlo por mí!— Me gritó.
No le creí nada, era una total mentira, tenía una sospecha de que Sveta la estaba arrastrando a esto —Quieres hablarlo conmigo?— Le pregunté.
—¡No!— Contestó secamente y alejó mis manos de su rostro —Eres la última persona con la quiero hablar de algo y menos de eso— Se limpió las lágrimas y pude ver que se había enfadado —¡Acuéstate!— Me pidió.
Quise hablarle de nuevo, pero supe que no era buena idea y solo volví a mi posición anterior. A partir de allí, todo era silencio. Ella me limpiaba la ceja y mi mejilla, y yo solo estaba allí mirando hacia la ventana, pensando en que en más de un mes no habíamos vuelto a cruzar una palabra, y ahora que lo hicimos, de nuevo la había hecho enojar.
Finalmente después de unos minutos, terminó la curación, guardó las cosas usadas en la bolsa y se quedó mirándome durante unos segundos.
—Ayer me dijiste que habías terminado con Natalya porque te gustaba alguien más. ¿Quién es?— Fruncí el ceño, por qué ella me estaba preguntando eso. Traté de sentarme pero ella puso una mano en mi pecho y me empujó de nuevo a la cama —¡Dime!
Vi que se estaba empezando a enfadar más y tomé su mano. Mi ritmo cardiaco aumentó exageradamente. Empecé a sudar frio. Era hora de decírselo —Elena...
—Elena!— ¡Maldita sea!. Mi puerta se abrió de golpe, y vi a la maldita de Sveta ahí, arruinándolo todo... de nuevo.
Sostuve la mano de Elena más fuerte y Sveta al ver eso, se acercó hasta mi cama como un toro y rompió nuestro contacto.
—¿Cuál es tu maldita manía de tocar a mi novia?— Me gritó.
—Sveta cálmate— Elena le dijo calmada y la arrastró hasta la puerta.
—¡No quiero verte nunca más cerca de mi novia!. Entiendes?— No le contesté nada y solo vi cómo se iba arrastrando a Elena fuera de mi habitación. Me llené de frustración y comencé a golpear el colchón con todas mis fuerzas. Esa maldita estúpida lo único que quería era provocarme.
Me llené de rabia, tenía que salir ahora mismo de este lugar porque si no lo hacía, seguramente terminaría en una prisión.
Cogí mi teléfono para localizar a Irina y cuando toqué la pantalla, me detuve al ver que tenía más de 40 llamadas perdidas y una cantidad de mensajes de texto sin leer, todos de la hermana de Naty.
Las manos empezaron a temblarme, temía que alguno de ellos me dijera que algo malo le había pasado a Natalya. Qué hubiera cometido alguna estupidez por mi culpa.
Abrí los mensajes y empecé a leerlos.
#1 -! Llámame por favor!-
#2 -¿Qué mierda le dijiste a mi hermana?-
#3 -Contéstame cobarde-
#4 - Sé que lees estos mensajes, deja de ser una maldita y contesta-
#5 -¿Necesito saber qué fue lo que le hiciste o le dijiste a mi hermana?-
#6 -¡Voy a matarte! Cuando te encuentre maldita perra-
#7 -¡Eres una hija de puta!-
No pude seguir más. ¿Por qué tenían que pasarme tantas cosas juntas? Cogí la chaqueta de mi cama y salí corriendo de mi habitación. Iba bajando tan rápido las escaleras que en el último escalón me tropecé y caí.
Elena de inmediato corrió hacia mí y me ayudó a levantar mientras la estúpida de Sveta solo se reía viendo todo desde el comedor.
Mi mano empezó a sangrar y vi a Elena a punto de llorar —Tranquilízate, no es nada— Le dije para que no llorara, pero me estaba doliendo horrible.
—Como que no es nada.
—No es nada Elena, debo irme.
—Déjala Elena— Dijo la estúpida desde el comedor. Hice que Elena me soltara y salí corriendo a la calle. En el instante en que iba saliendo a la carretera, Irina llegaba en mi auto y al verme bastante agitada, frenó en seco, haciendo sonar las llantas en la carretera.
—¿Qué rayos te pasa?— Me preguntó gritando y con el ceño fruncido. No le contesté nada y me subí al asiento del copiloto tan rápido como pude. No sé por qué pero en tenía un mal presentimiento sobre Natalya. Saqué mi celular y le mostré los mensajes de texto, la cara de Irina se tensó y con eso tuve para que me entendiera y arrancara el auto a toda velocidad.
Solo nos tomó quince minutos llegar a la casa de Naty, ni siquiera esperé a que Irina apagara el carro y me lancé a correr lo más rápido que podía a la puerta. Nunca en mi vida me perdonaría si a Natalya le había pasado algo malo.
Desesperada toqué muchas veces y solo segundos después, vi cómo se abría de par en par, lo único que supe luego, fue que estaba adentro de la casa, acorralada contra la pared, frente a mi estaba Oksana, agarrándome del cuello de la camisa con una fuerza extraordinaria y con una cara que solo demostraba furia.
—¿Por qué le hiciste eso a mi hermana? Maldita basura— Me gritó y comenzó a golpearme en el pecho.
La detuve, tomando sus muñecas. Ella forcejeó conmigo pero no pudo y tuvo que calmarse...—Ella está bien?— Le pregunté. Era lo único que me interesaba en este momento.
—Eso no fue lo que te pregunté— Gritó más fuerte que antes.
En ese instante Irina entró por la puerta, agarró a Oksana de las manos y la alejó de mí.
—Oksana por favor, cálmate— Le dijo aun sosteniéndola.
—¡No! Esa estúpida lastimó a mi hermana y voy a matarla!— Se me lanzó de nuevo, pero Irina la sujetó fuerte y no le permitió moverse —Es mejor que te vayas de aquí. Mi hermana está muy mal, y es todo por tu maldita CULPA!
—¡Yah!— Irina le gritó —Si es su culpa entonces deja que ella lo arregle.
Esta vez Oksana no respondió nada y en lugar de eso, se soltó del agarre de Irina y desapareció por el pasillo que llevaba a la cocina.
Suspiré, le di las gracias a Irina y subí las escaleras, debo confesar que demasiado asustada. No sabía cuál sería la reacción de Natalya hoy, si sería la misma de ayer o seria mucho peor.
Llegué a su puerta y dudé unos segundos en tocar. Ni siquiera sabía que rayos iba a decirle.
—Naty— La llamé, y con solo eso bastó para que ella abriera la puerta y empezara a lanzarme y a lanzarme cosas en la cara. No traté de defenderme, ya no tenía caso.
Terminó de tirarme cuanta cosa pudo y volvió a cerrarme la puerta en toda la cara —¡Lárgate de aquí!— Gritó desde adentro.
Supe que esto iba a ser más difícil de lo que parecía y quise entrar a la habitación, pero antes, miré al suelo y me agaché para recoger todas la cosas que me había tirado, noté que eran algunos de los peluches que yo le había regalado durante toda nuestra relación.
Los recogí, tomé la manija de la puerta y abrí. Todo lo que vi alrededor hizo que mi corazón se encogiera. La habitación de Naty estaba destruida, todas las cosas que yo le había dado estaban en el suelo, tiradas por todas partes, dañadas y rotas.
La miré a ella y juro que quería golpearme a mí misma. Naty estaba sentada en la cama sosteniendo sus piernas con los brazos y escondiendo su rostro en las rodillas, escuché sus pequeños sollozos y sin pensarlo me acerqué, tiré los peluches que tenía en la mano encima de la cama y la abracé. Natalya de inmediato tiró sus manos a mi cuello y me apretó a su cuerpo.
Se echó a llorar fuertemente, cada vez me apretaba más y me hacía doler todo los huesos pero no dije nada, tanto ella como yo lo necesitábamos.
Nos quedamos así por un tiempo hasta que me separé del abrazo, levanté su barbilla con mi mano y vi sus mejillas llenas de lagrimitas, cogí un pañuelo que llevaba en mi bolsillo y lo pasé suavemente por toda su cara.
—¿Por qué vienes aquí?— Me preguntó —Me lastimas— Su voz se entrecortaba.
—Estaba preocupada por ti Naty. Oksana me envió muchísimos mensajes tratándome mal por lo que te hice— Hice una pausa —... Tenemos que hablar. Nada de lo que pasó ayer puede quedar así.
Negó.
—Vamos Naty, no tendría tranquilidad en mi vida sabiendo que me odias, sabiendo que no quieres verme, ni hablarme. Conversemos las cosas con un poco de calma. Tengo y quiero decirte muchas cosas.
—Habla.
—Naty, desde lo más profundo de mi corazón te lo pido, te lo ruego... perdóname— Me bajé de la cama y me incliné ante ella —Sé perfectamente bien que no tengo como explicarte, ni mucho menos justificar lo que hice y me arrepiento de haberte hecho sufrir.
—Yul, vuelve aquí— Me pidió, pero no lo hice, aún tenía que decirle muchas cosas —Yul, hablo enserio, vuelve aquí— Volvió a repetir. Al ver que no le hice caso, ella misma me tomó de los brazos e hizo que me sentara de nuevo en la cama —Continua, y no vuelvas a hacer eso— Señaló al suelo.
Asentí... —Lo que pasó...— Hice una pausa, recordando el momento —fueron cosas que nunca planeé Naty. En mi mente nunca estuvo engañarte o cambiarte por alguien más…
—Pero lo hiciste— Me interrumpió —Y con tu hermanastra Yulia! ¡Ella es la culpable de todo esto!
Por supuesto que no... —Naty... También fue mi culpa.
—¿Cómo se dieron las cosas entre tú y ella?
—No lo sé...— Susurré. Era la verdad, todo había ocurrido tan rápido que hasta yo misma estaba sorprendida.
—Cómo que no sabes?
—No lo sé Naty... Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos— Gemí...—Sé que lo que hice no estuvo bien, pero está hecho y no puedo hacer nada para cambiarlo— Ella asintió.
—No quiero hablarte de eso Natalya. Quiero estar en paz, quiero que por favor me perdones. No espero que lo hagas en este instante pero te lo ruego... te ruego que con el tiempo tú y yo podamos volver a ser amigas, ser las mismas personas de antes— Tomé su mano y la entrelacé con la mía —Natalya, tú eres la persona más importante en mi vida después de mi madre y mi padre, y no, no estoy mintiéndote, es la verdad. Siempre vas a ser parte de las personas que más amo y amaré con toda mi alma... Naty, contigo aprendí muchas cosas en la vida, viví nuevas experiencias, conocí el amor. Tú me has hecho feliz y me haces feliz. Me enseñaste a ser una mejor persona. Todo lo que soy es gracias a ti, sin ti no sé qué hubiera sido de mí. Este— Señalé mi corazón —siempre te va a tener presente, una parte de él siempre será tuya porque aunque estas cosas hayan pasado, tú siempre serás mi primer amor y serás la persona que siempre sacó lo más sincero de mi— Agaché la cabeza mientras una lagrima corría por mi mejilla. Era la verdad, todo era total y absolutamente verdadero. Natalya se había convertido casi en la mitad de mi vida.
—Tú también Yul— Sentí su dedo en mi barbilla y levantó mi rostro para que la mirara. —A ti también te debo mucho— Sonrió ampliamente y tiró sus manos a mi cuello, para luego dejar un sonoro beso en mi mejilla.
Me eché a llorar —Natalya perdóname por favor, no me odies, ni me alejes de ti. Quiero estar siempre que me necesites.
—Cálmate Yul. No te odio y nunca te odiaría— Solté una risa totalmente involuntaria.
Sé que las cosas no sería igual que antes pero seguro que todo esto mejoraría. Natalya era tan importante para mí que escuchar que no me odiaba me devolvía el 50 % de mi vida en estos momentos.
—Pero llevemos las cosas con calma— Susurró en mi oído. Se alejó del abrazó y me tomó el rostro —Si?— Asentí con una sonrisa, las lágrimas aún corrían por mi rostro —Te mentiría si te digo que no me duele todo lo que pasó, de hecho en este instante me carcome Yul.
—Lo siento
—Eso ya no tiene caso... Y lo que te digo es la verdad, yo nunca podría odiarte. Lo que te dije ayer, lo hice porque tenía rabia y no podía creer que me habías traicionado y habías traicionado mi confianza. Aun me duele y sigo sin creer que tú me hayas hecho esto.
—Naty...
—Déjame hablar por favor— Asentí —Tú nunca tuviste ningún secreto conmigo, nunca me ocultaste nada y te conozco como la palma de mi mano. No soy tan tonta como para no darme cuenta de que todo cambió desde que Elena llegó— Ella sonrió con mucha tristeza —Pero así hayas cometido el peor de lo errores, nada justifica que yo te haya golpeado de esa manera— Señaló mi ceja y mi mejilla derecha —También lo siento...
—Shhhs. No me digas nada sobre eso, no tienes que tocar ese tema.
—Pero tú rostro se ve casi destruido.
—No Naty, tú no fuiste la culpable... Bueno, no de todos— Ella soltó una risita.
—De igual manera tengo que decírtelo porque tú sabes que yo...
—Lo sé Naty, y no quiero ninguna explicación.
Sonreímos al mismo tiempo y nos envolvimos en un abrazo que fue más duradero que los anteriores. Nos bajamos de la cama y noté de nuevo el estado en que se encontraba la habitación, tenía que hacer algo.
—Naty, voy a organizar tu habitación.
—Qué?— Se sorprendió —ni siquiera lo pienses.
—¿Por qué?— Dije haciendo un puchero —Vamos— Le di una sonrisa y ella negó un poco divertida, aunque podía notar la tristeza en sus ojos.
—Está bien, espero que todo quede bien limpio.
Sonreí y comencé a recoger todas las cosas que estaban tiradas en el suelo mientras Naty traía una bolsas para guardarlas, no podía negar la tristeza que sentía cada vez que tocaba y miraba los regalos, todas las cosas que le había obsequiado, puedo asegurar que el sentimiento era más fuerte que cuando recogía las cosas de mi habitación.
Después de varios minutos de haber recogido todo y de haberlo guardado en las bolsas era mi hora de partir, mi objetivo ya estaba cumplido y ahora tendría que solucionar otra cosa... Pero antes de irme, cargué las bolsas aun sin saber qué hacer con ellas, miré a Natalya para preguntarle pero no lo hice cuando la vi mirando todos los alrededores.
Detalló todo por un tiempo, suspiró y volvió a mirarme... —Se ve diferente.
También miré todo, asentí y sacudí las bolsas que tenía en mi mano —¿Qué quieres que haga con ellas?— En mi mente solo estaba que ella no dijera que me las llevara o que las botara.
—Guárdalas en mi closet— Wow... No pude evitar sonreír internamente cuando escuché eso, yo también había decidido no botar nada de lo que ella me había obsequiado. Esos eran recuerdos muy valiosos.
Lo guardé todo en el closet y me aseguré de mirar por última vez la habitación para ver que todo estuviera en orden... —Naty, es hora de irme— Vi como sonreía un poco triste y agachaba la cabeza. Me acerqué a ella y la halé una vez más a mis brazos —Te adoro Naty— No pude contenerme de decírselo —Perdóname... por todo.
Sentí como asentía en mi hombro y sonreí un poco... —Sé que vas a encontrar a alguien que te haga muy feliz. Tú eres una chica muy especial— Me alejé para plantarle un beso en la frente y caminé con ella hasta la puerta —Gracias por todo, pero sobre todo por dejar que me expresara... por escucharme— Finalicé.
—Está bien Yul, cuídate mucho.
—Adiós Naty— Dije por último, cerré la puerta de su habitación y salí de allí.
......** ......
En las afueras del jardín vi a Irina esperándome dentro del auto. Ella me seguía con la mirada mientras yo me acercaba y vi como fruncía el ceño. Tal vez era por la gran sonrisa que llevaba en mi cara!
Corrí hasta llegar allí y me deslicé en el asiento del copiloto, Irina me miraba con una ceja levantada —¿Qué demonios te pasa? Natalya te golpeó en la cabeza y te dejó loca?
Solté una carcajada y le di un gran abrazo —No, Nina. ¡Naty me perdonó! ¡He revivido! ¡lo juro!— Dije con mucho entusiasmo. No podía ocultar mi felicidad, Natalya era parte de ella.
Irina también rió bastante fuerte... —Bueno, la princesa es una gran chica, no me esperaba menos de ella— Asentí sonriendo —Me alegra Yul, por primera vez en un mes veo que algo te sale bien— Soltó una risa burlándose de mí. —¿Qué haremos ahora?— Me preguntó mientras miraba su teléfono —Son las 4 pm. ¿Vamos a tu casa?
Negué, no iría a mi casa ni de coña, aun temía ir a prisión —Llévame a donde Olga.
—¿Para qué?! Yulia por Dios! es demasiado temprano como para emborracharte de nuevo, Además, vas a ir por toda la calle con el rostro así?— Señaló el espejo retrovisor para que me viera —Debería darte vergüenza!
—No iré a eso Nina, quiero hablar con Olga y pedirle disculpas por lo de ayer y también agradecerle por haberme salvado de esas chicas. Y si, voy a ir así porque lastimosamente no puedo cambiarme la cara. Oh si?
Irina sonrió —Pues no sé. Espera— Trató de buscar algo en el auto pero se detuvo —Mierda! este no es mi auto.
—Qué necesitas?— Le pregunté un poco confundida.
—En mi auto tenía una bolsa de papel con dos agujeros para los ojos, esa te hubiera servido— Se echó a reír y yo solo negué divertida —Lo siento Yul, tendrás que ir así— Señaló mi cara de nuevo mientras se burlaba y arrancó el auto.
......** ......
—Hey Olga— La llamé, ella giró la cabeza como un rayo y salió corriendo de detrás de la barra.
Venia hacia a mí con los brazos abiertos mientras sonreía, pero eso le duró muy poco cuando me tuvo enfrente, hizo una mueca como si estuviera disgustada y en lugar de abrazarme me tomó el rostro.
—¡Dios santo! Ayer no te veías así. Te ves...— Su mueca se exageró —¡Horrible!— No pude aguantar y me eché a reír, su maldita cara era muy graciosa —Así, ya no me gustas— Añadió por último.
—Y desde cuando yo te gusto?— Levanté una ceja —Acaso no eras heterosexual?
—Ja! Ja!, Una heterosexual con amigas lesbianas, algo se me tiene que pegar, no?
—O sea que te estas volviendo gay?— Pregunté molestándola.
—No lo creo, solo me atraías tú— Se mordió el labio —pero obvio ya no.
—Eso me alegra— Dije riendo mientras ella me palmeaba el hombro —Ya déjate de tonterías Olga, vine a pedirte disculpas, y a agradecerte por todo lo que hiciste por mí. Si no fuera por ti ya estaría muerta.
—Como es posible que te acuerdes de eso. Ayer parecías en otro planeta, No eras Yul, Yulia no estaba dentro de ti— Se burló.
—Lo sé, estaba con muchos problemas encima. Luego te contaré todos los detalles.
—Eso espero— Sonrió y me señaló la barra —Debo volver, ya casi vamos abrir.
—Oh… bien, entonces... ya debo irme y ella también— Señalé a Irina que estaba sentada en una mesa.
—Oh pero... Yul, ustedes tienen algo importante que hacer?— Negué un poco confundida. —Bien... Entonces las invito a que se queden, hoy vendrá una banda a tocar. Será magnífico.
—Una banda?... bueno, no es mala idea, un poco de música no caería mal. Nos quedamos!
—Bien!— Respondió feliz —ve a sentarte y ya iré a la mesa para servirles algo— Comenzó a caminar a la barra sin despegar su mirada de mí y me dio un guiño con mucha coquetería. Negué divertida y caminé hacia Nina.
Cuando llegué a la mesa, Irina estaba a punto de levantarse pero la tomé de los hombros y me senté con ella.
—No nos vamos?— Me preguntó confundida.
—No, nos quedaremos. Viene una banda.
—Uh! Bien, no tengo nada que hacer y parece buena idea. Es sábado, necesito unos cuantos tragos... pero a ti— Me señaló amenazante —no te dejaré beber ni uno solo— Rodé los ojos y ella se echó a reír. Honestamente eso no sería ningún problema, lo menos que quería en este momento era beber alcohol.
...
El Bar cada vez estaba más llenó, ya eran las 8 pm y desde que habíamos llegado, Irina solo se había tomado tres cervezas y yo ya iba por mi quinta coca cola. La mesa estaba en silencio desde hace un rato mientras veíamos a la banda tocar. Era un banda de música Rock e interpretaban en este momento 'Crazy' de Aerosmith, no sé porque pero el nombre de la canción me hizo recordar a cierta chiquilla y lo que había pasado con ella esta mañana.
—Hey— Irina me palmeó el hombro —Que buena canción, no?— Asentí, Irina se quedó mirándome, y después tomó un sorbo de cerveza —En que piensas?
—En Elena— Le contesté. Ella de inmediato rodó los ojos.
—¿Qué pasa con ella ahora?
Suspiré —Le dirá a Inessa que le gustan las chicas… y después de eso... también hará su noviazgo oficial— Dije un poco triste.
Irina me miró, podía jurar que sus ojos expresaban lastima por mí —Cómo te sientes con eso?
—Estoy feliz— Alzó una ceja —Si Nina, soy feliz sabiendo que quiere contarle a su madre sobre su sexualidad, pero no estoy nada feliz de que haga su relación oficial con Sveta.
—Entiendo.
—No sé porque Nina, pero siento que Elena no está siendo muy sincera con todo esto, quiero decir, no la vi nada convencida de querer hacerlo. Esta mañana entré a la cocina porque escuché un ruido y pensé que eras tú, y en vez de encontrarte a ti, la vi a ella hablando con Sveta sobre eso... pero sonaba insegura.
—Tal vez es porque no quiere decírselo, y tal vez no quiere hacerse novia de Sveta pero algo la está empujando a dar ese paso.
—Por qué lo dices?
—Mira Yul— Irina pasó una mano por mis hombros —Si tú supones que ella dudó, es muy sencillo, crees que si Sveta es la persona que ella quiere para su vida, tendría alguna duda de decírselo a su madre? Si yo lo fuera, estaría más que feliz de que mi pareja me apoyara en esto. Pero mira la cuestión, Elena tiene el apoyo de Sveta, y aun así lo está dudando.
—Sigo sin entender.
—Por Dios enana... Tengo que explicártelo con dibujitos? Es tan obvio que Elena no está enamorada de esa chica.
—Y tú por qué diablos supones eso?
—No estoy suponiendo nada. Es tan claro como el agua. Elena no está enamorada de Sveta porque está loca por ti. Tú eres de quien está enamorada.
De que rayos estaba hablando Irina, Elena me odiaba... siempre la veía muy feliz con Sveta.. Bueno a excepción de ayer...
—Mira, sé muy bien que las cosas entre ustedes no tuvieron el mejor comienzo y mucho menos el mejor final pero no por eso las cosas cambiaron.
—Yul, yo sé que tú crees que ella te odia por todas las estupideces que le dijiste aquel día, de hecho, yo también te odiaría, pero ese no es el caso de Elena, ella se sintió lastimada y por eso te gritó esas cosas pero por Jesús, están obvio... Ella no te odia, nunca te ha odiado, ni te odiará. Esa chica lo daría todo por ti— Mi ritmo cardiaco empezó aumentar, deseaba que Irina estuviera en lo cierto —Y sabes, eso lo comprobé ayer, tal vez no te acuerdas porque estabas más ebria que nunca, pero debiste haberla visto, se puso como loca cuando te vio en tal estado, y cuando le dije que tú y Naty habían terminado, ella se descolocó completamente. Además, la forma en que te mira... y te ha mirado todo este tiempo... Es amor Yul, amor del puro. Elena te ama a ti y solo a ti, y solo está con Sveta porque cree que tú no la quieres y solo la utilizaste.
—Pero... ella nunca me dijo que me amaba Irina, que tal si yo era solo un gusto. Elena es joven y...
—Callate!— Irina me gritó —No eres solo un gusto, ella te lo demostró, de la manera más salvaje que pudo pero te lo demostró. Yul, Elena es una chiquilla, es loca, divertida, alegre, solo tiene solo 18 años y a esa edad, tal vez se es inseguro de las cosas pero hay algo que no se puede negar, que ella no lo puede negar y que nadie puede negar, te ama, es así de simple.
Mierda, esto era demasiado para mi pobre cerebro.. .—Yul, esta mañana... Tú me dejaste una pastilla para el dolor de cabeza y le dijiste a ella que me curara.
Irina sonrió —Ella hizo eso?— Asentí —Ves... yo no le dije nada. Ni siquiera la vi cuando salí de tu casa. Si ella hizo es porque le preocupas Yul, y te lo diré por última vez, te ama.
Esto era demasiado para mí, muchos pensamientos rondaban mi mente ahora.
Recosté la cabeza sobre la mesa y cerré los ojos por un momento. ¿Elena me ama?
—Oh Maldita sea!— Escuché a Irina decir y luego un golpe en la mesa.
De inmediato levanté la cabeza y comencé a mirar por todo el Bar. No vi nada extraño y volví a mirar a Irina mientras abría las manos en señal de pregunta.
Irina me cogió la cabeza, apuntándome a un lugar y demonios... allí estaban Elena y Sveta... Pero qué rayos hacían aquí? esa mesa estaba vacía solo hace unos minutos.
Me agarré la cabeza un poco desesperada y de inmediato Irina me volvió a girar hacia su rostro —¿Quieres irte de aquí?— Negué lentamente —Estás segura?
Asentí...
......** ......
Los minutos pasaban, pasaban y pasaban, y para mí era un maldito suplició estar aquí, ver como Sveta tenia tantas atenciones con Elena, era bastante doloroso. Yo trataba de no prestarles atención pero es que era inevitable no mirarlas, solo deseaba ser yo quien abrazara y acariciara las manos de Elena como ella lo hacía en este instante.
—Yul, ya no te lastimes más, ve allí y dile a esa chica todo lo que sientes, no dejes que cometa un error mañana. Si ella le dice a Inessa, después va a ser muy difícil que se deshaga de esa molestia que tiene como novia.
—Pero no puedo ir allí así como así Irina, no encima de esa chica. Qué tal si tu teoría son puras patrañas y ella me rechace, y lo peor… me deje como una idiota frente a esa...— Señalé a Sveta.
—No son ningunas patrañas, y si no quieres hacerlo delante de Sveta entonces yo la quitaré del lado de Elena— Irina se levantó de la mesa y me empezó a apuntar con el dedo —No te vayas a mover de aquí— Dijo por último y se fue hacia la Barra.
Quedé muy confundida por lo que Irina acababa de decirme, y la seguí con la mirada. Se acercó a Olga y comenzó a susurrarle en el oído, le tomó la mano, le guiño un ojo. ¿Irina le está coqueteando? Pero que coños se trae? Vi como Olga negaba y negaba con la cabeza mientras Irina seguía diciéndole cosas.
Estuvieron en esa onda como por casi cinco minutos hasta que la estúpida de Nina volvió muy sonriente... —Qué coño pretendes?— Le pregunté con el ceño fruncido. Me estaba matando la curiosidad.
—Solo mira— Me respondió y comenzó a tomar cerveza. ¿Qué? Qué mierda iba a mirar? No entendí nada de lo que estaba pasando y por la cara de satisfacción que tenía Irina, no insistiría en que me contara algo porque era obvio que no lo iba a hacer.
Seguía sin entender nada hasta que vi como Olga pasaba por nuestro lado e Irina le giñaba el ojo. Fruncí el ceño pero seguí atenta a todo.
Mi línea de visión siguió a Olga y casi boto la coca cola que me estaba tomando cuando la vi parada frente a la mesa de Elena, hablando con Sveta. Les dejó unos tragos en la mesa mientras movía las manos, como si les explicara algo, hasta que finalmente se alejó de allí, pasó por nuestro lado y de nuevo le guiñó el ojo a Irina.
—Yah!— Le di una palmada en el brazo —Dime que coños estás planeando.
Irina se echó a reír, no sé de qué mierda pero lo seguía haciendo y yo ya me estaba empezando a enfadar.
—¡Irina!
—Está bien Ay! ay!. Mmm... Mira Yul, solo piensa en cómo se lo vas a decir a Elena porque en unos instantes, Sveta la dejará sola y estará en el baño vomitándolo todo.
—¿Qué?— Abrí los ojos de par en par.
—Hey, ya escuchaste, y no me vayas a decir nada, ni vas a tratar de impedirlo. Sveta se lo merece, o dime si todo lo que ella hace, no te hace infeliz a ti?— Siempre... —Bien, tu silencio me lo confirma. Así que ahora deja lo moralista y piensa como le gustaría a Elena que se lo dijeras.
En realidad lo haría?... Y si lo iba a hacer no tenía idea de cómo decírselo, quiero decir, esto no era fácil e Irina quería que me le lanzara así como así. Demonios!! Qué podría hacer para que Elena no se molestara y para que me creyera. Mierda!
Comencé a mirar a los alrededores tratando de pensar en algo, buscando una alternativa, se lo digo aquí? me la llevó a la casa? ¡Maldita sea! Le pegué un puño a la mesa y en ese instante vi como la Banda hacia una pausa y dejaba de tocar. De inmediato un recuerdo invadió mi mente, Elena una vez me pidió que le cantara. Qué mejor forma de expresar lo que siento por medio de una canción.
Me paré de la silla y me fui corriendo hacia los chicos de la banda. Ellos se asustaron cuando me vieron, pero luego se calmaron y sonrieron.
—¿Te pasa algo?— Preguntó un chico alto de cabello rubio, era el bajista.
—Eh, si,.. En realidad, quería preguntarles algo.
—Eh— él dudó por un momento —Si claro, ¿qué deseas?
—Podrían tocar una canción para mí,… quiero decir, pueden tocar una canción y yo la canto— Entre todos comenzaron a mirarse, supongo que tratando de ponerse de acuerdo y tomar una decisión.
Uno de ellos salió de detrás y se acercó a mí. Era el guitarrista —Podríamos hacerlo, pero depende de la canción.
—Bueno, es ésta— Saqué mi teléfono celular y les mostré el título de la canción.
El chico sonrió y mostró la canción a los demás, todos ellos sonrieron —Wow, que buenos gustos tienes. Tienes suerte de que esté en nuestro repertorio— Sonreí —La tocamos en el tono original, puedes cantarla en ese?
—Tranquilo, puedo hacerlo.
—Bien. Mmm es para alguien especial? Está por aquí?
Sonreí tontamente mirando a Elena —Es aquella chica que está allí— La señalé y él la miró, ella ni siquiera sabía que yo estaba en este Bar —Pero no es mi novia— El chico enarcó una ceja —Yo voy a ser su novia.
—Wow. Esa es la actitud— Dijo él y todos aplaudieron —Bien, vamos a prepararnos y ya te avisamos, te parece?— Asentí. Cual es tú nombre?
—Yulia!— Dije para todos.
—Ok Yulia, prepárate.
Asentí y me alejé sonriendo, no sin antes dar las gracias a los chicos por haber aceptado esa locura.
Llegué a la mesa y me senté. Irina me miraba con una ceja enarcada —Qué hablabas con esos chicos?
Iba a responderle pero ella de repente puso una mano en mi boca, y vi como en su cara se iba transformado una sonrisa de oreja a oreja.
Quité su mano de mi boca y volteé a mirar hacia donde Irina veía, era la mesa de las chicas, Sveta estaba parada, tomándose la barriga, retorciendo los pies y haciendo algunas muecas en el rostro.
De repente vi como salía corriendo hacia al baño, parecía un rayo.
Irina soltó una carcajada y le pegaba a la mesa.
Fruncí el ceño una vez más.
—No hagas esa carita Yul. Ya está despejado y es hora de que actúes. Ve y díselo a Elena.
—Pero, y qué pasa si Sveta sale de allí?
—No saldrá— Rió —Confía en mí. Ahora ve— Me dio un guiño.
Demonios, en realidad iba a hacer esto. Me paré un poco temblorosa y caminé hacia los chicos de la banda, ellos ya estaban sobre el escenario arreglando el sonido.
El bajista me pasó un micrófono y me hizo una señal de buena suerte, regalándome una sonrisa. Debo confesar que estaba nerviosa, pero no porque iba a cantar, estaba nerviosa porque no sabía qué iba a obtener de todo esto...
Las luces de todo el Bar se apagaron y de repente, una luz me iluminó. Todas las miradas se posaron en mí, pero solo había una que yo estaba esperando. Vi como ella giraba la cabeza casi lentamente, y su mirada se encontró con la mía, sus ojos y su boca se abrieron como platos, parecía paralizada en su asiento.
Sonreí de oreja a oreja, aun mirándola y les di la señal a los chicos para que empezaran.
La canción comenzó y clavé mis ojos en ella, quería que sintiera cada palabra que salía de mi boca.
Podría quedarme despierta solo para oírte respirar,
Verte sonreír mientras duermes, mientras estás lejos y soñando.
Podría gastar mi vida en esta dulce perdición,
Podría perderme en este momento para siempre,
En el que cada momento que pasó contigo, es un momento que atesoro.
No quiero cerrar los ojos,
No quiero dormirme,
Porque te extrañaría nena,
Y no quiero perderme nada,
Porque incluso cuando sueño contigo,
Ni el más dulce de los sueños no sería suficiente, aún así te extrañaría nena,
y no quiero perderme nada.
Acostada cerca de ti,
Sintiendo el latido tu corazón,
y me pregunto ¿qué estarás soñando,
me pregunto si es a mí a quien estás viendo,
Entonces beso tus ojos y
doy gracias a Dios porque estamos juntos.
Y solo quiero quedarme contigo,
en este momento, por siempre, por siempre y para siempre
No quiero cerrar los ojos,
No quiero dormirme,
Porque te extrañaría nena,
Y no quiero perderme nada,
Porque incluso cuando sueño contigo,
Ni el más dulce de los sueños no sería suficiente, aun así te extrañaría nena,
y no quiero perderme nada.
Me bajé del escenario y caminé hasta quedar de frente, su cara era de total sorpresa y su respiración era inestable, tomé su mano y le dediqué especialmente las líneas que seguían.
No quiero perderme una sola sonrisa
no quiero perderme un solo beso.
Solo quiero estar contigo, justo aquí contigo, justo así,
solo quiero tenerte cerca,
sentir tu corazón tan cerca del mío,
y quedarme aquí en este momento,
por el resto de tiempo que quede,
No quiero cerrar los ojos,
No quiero dormirme,
Porque te extrañaría nena,
Y no quiero perderme nada,
Porque incluso cuando sueño contigo,
Ni el más dulce de los sueños no sería suficiente, aun así te extrañaría nena,
y no quiero perderme nada.
La canción terminó y vi como unas lagrimitas caían por sus mejillas. Ella de inmediato trató de correr pero la tomé por la cintura y la pegué a mí sin dejar ningún espacio.
En el instante que nuestros cuerpos hicieron contacto, una electricidad me recorrió entera, mi respiración se volvió pesada y los latidos de mi corazón inestables… Sé que Elena también lo estaba sintiendo porque sus ojos se cerraron y podía escuchar los latidos de su corazón como si tuviera mi oreja pegada a su pecho.
Apoyé mi frente en la suya, haciendo que nuestros alientos se golpearan, y solo segundos después, capturé con mi boca sus deliciosos y rosados labios, me sentía desfallecer, sentir esos labios de nuevo era como estar en el paraíso.
Elena tiró sus manos a mi cuello, y comenzó a responder al beso. El beso era lento, un beso donde demostrábamos todo lo que nuestro corazón gritaba, todo lo que sentía.
Me alejé un poco de sus labios, pero sin dejar de tocarlos y sonreí... —Te amo, Elena— Le susurré, casi inaudible, pero sé que ella lo escuchó porque también sentí tu sonrisa —Te amo...— Le volví a repetir mientras tomaba de nuevo sus labios...
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Edad : 22
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Nooo! Quedó en lo mejor y ahora esperar
Vera Rivero- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 18/09/2019
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Queéeee nooooo porque lo dejas asi gracias por el maratón
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mary- Mensajes : 137
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Siempre lo dejas en la mejor parte diossss
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Chicas, acá de nuevo....
Pasando a traerles otro capitulo!!
A leer!!
Capítulo 23: Te amo (parte II)
—Irina no entiendo nada!— Le gritó Olga bastante molesta, azotando los puños contra la barra.
Irina la miró de reojo, extrañada por la actitud que estaba tomando, pero decidió no prestarle atención a eso y volvió su mirada a Yulia y a Elena que en este momento eran el centro de atención de todo el Bar. El par no dejaban de besarse y muchas de las personas que las miraban estaban casi llorando de lo tiernas que se veían.
—Qué es lo que no entiendes?— Irina le preguntó.
—¿¡Qué es lo que no entiendo!? De verdad me estás preguntando eso?— Irina asintió —Bien, respóndeme. Uno, como es posible que Yulia pueda cantar tan extraordinario y yo no tenga ni idea, dos, por qué Yulia está besando a alguien que no es Natalya, y tres, quien demonios es esa chica!?
El mismo tonito que usó Olga antes lo volvió a repetir al hacer esas preguntas, pero ahora, sonaba como si estuviera al borde de explotar. Irina claramente lo notó de nuevo y no dudó en voltearla a mirar con una expresión de burla.
Olga se dio cuenta de cómo había hablado y al mirar la expresión de Irina, supo que había sido descubierta. Tragó saliva y una risita bastante nerviosa salió de ella —¿Qué?
Irina levantó una ceja —Y tú por qué te pones así… Acaso estás enojada?
—Pues…— Las mejillas de Olga comenzaron a teñirse de rosa, estaba volviéndose completamente colorada.
Irina se dio cuenta por donde iba la cosa y comenzó a negar divertida —Dime Olga. Acaso estás celosa?
—¡No!— Olga gritó, pero luego bajó la voz —bueno sí— Irina no entendía su actitud , y con esa respuesta, su expresión cambió a más confundida que antes —No me hagas esa cara, es solo que...— Agachó la cabeza —Nunca nadie ha hecho algo por mi como lo que Yulia acaba de hacer por esa chica.
—Entiendo— Irina respondió despreocupada —Es sencillo Olga, consigue a alguien que sea demasiado cursi, esté jodido de amor por ti, luego tengan una pelea y ya, asunto arreglado.
Irina sonó tan fría y burlona que Olga frunció el ceño en respuesta y le palmeó el hombro —Uich! Tú no eres para nada romántica.
—Exacto, no lo soy. Y ahora...— Irina señaló al par de chicas en aquella mesa —déjame disfrutar el espectáculo.
—Te dejaré, pero antes contéstame lo que te pregunté. ¡Explícame!
Irina soltó un suspiro, cruzándose de brazos —Mira Olga, primero, yo tampoco tenía idea que Yulia podía cantar de esa forma, segundo, está besando a alguien que no es Natalya porque ya terminó con ella, y tercero, la chica es su hermana…
—¡Terminó con Natalya!?— Olga gritó sorprendida —Y está besando a su hermana?— Gritó más duro —¡De qué rayos me estás hablando!?
Irina rodó los ojos y le hizo un gesto para que fuera más prudente—Olga, sé perfectamente bien que todo esto suena muy extraño e imposible de creer pero es así. La historia es muy muy larga como para contártela ahora y además, ya tengo que irme!
—Uh, está bien pero… tendrás que contarme luego. Lo prometes— Olga le mostró su dedo meñique en señal de promesa.
—Lo prometo— Irina respondió, juntando su dedo con el de ella.
Olga sonrió y trató de lanzarse a Irina para envolverla en un abrazo, pero fue imposible, porque ésta de inmediato la sujetó de los hombros, haciendo que se detuviera en seco.
Olga se sorprendió por la repentina reacción de Irina y la miró a la cara, solo para notar que su expresión tranquila y su sonrisa de hace unos instantes, se iba convirtiendo en una mueca de preocupación.
—¿Qué te pasa?—Olga le preguntó nerviosa.
Irina le devolvió la mirada y si éstas mataran, la pobre de Olga ya estaría veinte metros bajo tierra en este instante.
—Muéstrame el frasco que te di— La voz de Irina empezaba a cambiar a una más gruesa, el enojo era notorio y Olga ya comenzaba a sentir pánico, así que rápidamente obedeció y sacó de su pantalón el pequeño frasco que Irina le pidió y se lo mostró.
Ésta de inmediato la soltó y se lo arrebató de las manos con mucha agresividad, lo miró detalladamente y suspiró profundo, como nunca antes lo había hecho.
—Olga, este maldito frasco está casi lleno, se suponía que debías verter el líquido hasta la mitad, no unas gotitas!
—Pero… qué pasa… igual funcionó, la chica está en el baño… no?
—¡No!— Irina gritó, tomando a Olga de un brazo y girándola para que viera hacia los baños —No funcionó. Dime que hace esa maldita allí?
Le señaló, refiriéndose a Sveta que ahora estaba parada al lado de la puerta, acariciándose el estómago mientras inclinaba la cabeza hacia arriba como si tratara de conseguir aire.
Olga no pudo responder una sola palabra, ni tampoco entendía nada de lo que estaba pasando a su alrededor, pues Irina solo le había pedido el favor que echara aquel liquido en la bebida y se lo diera específicamente a la chica que estaba allí parada… la que ahora parecía estar recuperándose. La que ahora parecía estar muy bien.
Irina soltó a Olga para intercambiar miradas entre Sveta y Yulia y no pudo evitar que la piel se le pusiera de gallina cuando vio como Sveta miraba fijamente al par de chicas... que aún seguían besándose.
……**……
No podía evitar darle unas cuantas mordiditas a los labios de Elena, eran tan suaves, tan carnosos y tan deliciosos, que definitivamente parecían un manjar.
Sentía estos temblores que atacaban todo mi cuerpo cuando ella pasaba sus uñas por mi cuello, cuando sus pechos empujaban contra los míos. Escuchaba los murmullos de la gente pero no me importaba nada, no me importaba si la multitud me veía, solo me importaba el momento, solo me importaba ella… ella y….
—¡Maldita hija de puta!— Escuché ese gritó en mi oído, y segundos después, sentí que alguien me agarraba del cabello, me giraba y luego me clavaba una cachetada en todo el rostro, preciso, en el mismo lugar donde tenía los otros hematomas.
El impacto fue tan fuerte que no pude mantenerme de pie y caí al suelo completamente mareada, veía doble y solo lograba escuchar los gritos de la gente.
Escuché como Elena gritaba mi nombre y luego la vi a mi lado, tomándome de la barbilla y llorando mientras le pedía ayuda a la gente que ahora nos rodeaba en un círculo.
Parpadeé varias veces tratando de volver en sí y comprender lo que estaba pasando… y si, ahí lo entendí todo. Entendí porque estaba en el suelo, con otro golpe y con un pequeño corte en la mejilla.
La zorra de Sveta estaba delante de mí, con los puños casi blancos de tanto apretarlos, rechinaba los dientes y tenía una maldita cara que llevaría al infierno a cualquier persona.
Comenzó a llamarme ‘hija de puta’, ‘basura’, ‘maldita perra’, y toda clase de insultos tratando de herirme psicológicamente.
La mujer gritaba y gritaba, puedo jurar que estaba fuera de sus cabales, parecía una maldita loca… bueno, en realidad estaba loca.
De repente dejó de gritar, se acercó a mí y me escupió en todo el rostro. Los murmullos de la multitud se hicieron más fuertes y más fuertes, y muchas personas se cubrían el rostro con las manos.
Elena estaba a mi lado pero solo miraba a un punto fijo en el suelo, sin ninguna expresión y sin ninguna reacción.
Pude ver como una parte de la multitud se dispersaba y de allí salía Irina, y más tras de ella, Olga.
Mi mejor amiga me quedó mirando de pies a cabeza y se detuvo en mi rostro, donde me detalló. Noté como su respiración se volvía pesada, su pecho subía y bajaba. Yo conocía muy bien a Irina y sabía perfectamente que estaba a punto de explotar.
Sveta comenzó a reír a carcajadas cuando la vio —Oh! Que bien, tenías que llegar tú al rescate de esta basura— le gritó mientras me señalaba.
Esas palabras fueron como el detonante para que Irina explotara por completo y se lanzara a agarrarla del cabello, logró sacudirla solo por unos instantes ya que las manos de Olga la halaron, separándola de la loca y la retuvieron.
Sveta quedó despeinada y seguía riendo a carcajadas, aplaudía mientras veía como Olga y ahora las otras meseras del Bar no dejaban que Irina llegara hasta ella. Ahora si parecía la villana de una película de terror. Era escalofriante.
Una de las meseras que me conocía se acercó a mí y me ayudó a poner de pie. Me pasó un pañuelo y un vaso de agua para que me quitara la saliva del rostro.
Me limpié lo más rápido posible y después le di una miradita a Elena y me sorprendí de verla igual de perdida que antes, mirando a un punto fijo en el suelo.
Sveta dejó de reír y se acercó a ella, tomando su mano — Elena, es mi novia— Gritó, como si ella fuera de su propiedad —No te quiero ver cerca de ella nunca más!— Me dijo por último y arrastró a Elena con ella.
Me quedé estática en ese lugar, parecía que mis pies se habían quedado pegados al suelo. Mi ritmo cardiaco se aceleraba más y más mientras veía como Elena se iba con ella... me preguntaba qué diablos pasaba por su cabeza ¿por qué rayos no hizo, ni hacía nada, por qué dejaba que ella la arrastrara de esa forma…
Acaso... todo esto había sido para nada?
Mi mente se volvió un remolino, me sentí destruida y tuve ganas de llorar, pero esas ganas se fueron cuando vi como Elena se detuvo en seco y agitó su mano, logrando soltarse del agarre de Sveta.
Sveta la miró confundida y lo siguiente que vi, que Irina vio y que todos en el Bar vieron, fue cuando Elena levantó el brazo con la palma de la mano completamente abierta y se la lanzó en todo el rostro.
Puedo jurar que en mi vida había escuchado un sonido más fuerte venir de una cachetada. La mejilla de Sveta quedó con un corte, y de inmediato cayó de rodillas al suelo.
Elena bastante furiosa, cogió una bebida que estaba encima de una mesa y se la echó encima, sin derramar una gota a otro lugar. Todo para ella.
—Yo no soy tú novia!— Le gritó —Y nunca jamás en la vida te vuelvas acercar a mí, ni mucho menos a Yulia. ¡Nunca!—La voz de Elena se rasgó —Nunca te atrevas a tocarla de nuevo porque soy capaz de matarte. Tú eres la única maldita basura, puta y perra de este lugar.
Se inclinó quedando más cerca de ella, y abrí los ojos como platos cuando vi como también le lanzaba un escupitajo.
Todos en el Bar rieron al ver como Sveta quedaba tendida en el suelo, llena de alcohol, incluida Irina que era la que más se carcajeaba.
Elena volvió a mí, lanzó sus manos a mis caderas, escondió su rostro en mi cuello y comenzó a sollozar.
La abracé, apretándola a mí lo más fuerte que podía cuando sentí sus uñas clavándose en mi espalda.
Pronto sacó su cabeza de allí y se acercó a mis labios, sonriendo —Yo también te amo Yul-Yul— Me besó —Y ahora llévame a casa— susurró, esta vez propinándome un beso debajo de mi oreja.
Con ese pequeño toque me bastó para que la piel se me pusiera de gallina y un temblor me sacudiera todo el cuerpo. Elena lo notó porque escuché como soltaba una risita tonta jactándose de lo que había logrado.
Irina se acercó a nosotras un poco más calmada, pidiéndome que nos largáramos de este lugar pero antes de salir, ella se detuvo y volvió hacia Sveta que aún seguía en el suelo.
Tomó otra de las bebidas de la misma mesa donde Elena lo había hecho y se la lanzó a Sveta, pero esta vez en el rostro.
Volvió corriendo a nuestro lado, riéndose sin parar y pasó una mano por mis hombros…
—Ahora si nos podemos ir— Me guiñó un ojo y Elena y yo reímos...
......** ......
En la habitación de Yulia
—Gracias Nina.
—No tienes nada de que agradecerme Yul, tú eres como mi hermanita, claro... un poco más enana y fea pero tú sabes que voy a estar contigo en las buenas y en las malas.
Yulia soltó una de esas carcajadas que a Irina le parecían tan graciosas y ella no pudo evitar reírse y sentirse bien. Le aliviaba el hecho de ver a su amiga en esa onda, riendo tan genuina después de que no lo había hecho durante muchos días. Todo por los problemas.
En ese momento Elena iba entrando a la habitación con el kit de primeros auxilios en la mano y se detuvo en la puerta. Sus mejillas se teñían de rosa gracias a que el par de amigas no dejaban de mirarla.
—Ven Elena, siéntate aquí— Irina palmeó el colchón, justo al lado de Yulia.
Elena asintió un poco apenada y se sentó, en ese mismo instante Irina se paró de la cama.
—Chicas… supongo que ustedes tienen que hablar así que...— Se acercó a Yulia y le dio un beso en la frente —Me voy.
—Gracias de nuevo Nina. De verdad, tú no alcanzarías a imaginar lo que te aprecio— Yulia le dijo.
—Ya cállate enanita— Le dijo Irina y Elena soltó una risita por el sobrenombre —Ya saben chicas, si se aparece la loca o si pasa algo extraordinario no duden en llamarme, voy a estar aquí en menos de lo que canta un gallo— Ambas asintieron —Prométanlo.
—Lo prometo— Dijeron ambas al mismo tiempo.
Irina sonrió mientras agitaba su mano en señal de despedida y comenzó a salir de la habitación. Estaba a punto de bajar el último escalón pero se detuvo cuando escuchó su nombre. Miró hacia el segundo piso y vio a Elena acercándose.
Se quedó mirándola mientras bajaba las escaleras y segundos después, ella estaba envuelta en los brazos de Elena, quedando total y absolutamente confundida.
—Muchas gracias por cuidar de Yulia como lo haces— Le susurró la pelirroja.
Era la primera vez que Irina tenía esta clase de contacto con Elena, y no pudo evitar devolverle el abrazo. Las otras veces que había ocurrido, solo había sido para alejarla de Yulia, o proteger a la pelinegra.
Irina le frotó la espalda y le revolvió el cabello —Está bien Elena, lo hago con todo el amor del mundo.
—Lo sé Irina. Eres una gran amiga.
Irina la separó del abrazó y la tomó por los hombros —y tú una gran chica, y de ahora en adelante vas a tener que cuidar a Yul mejor de lo que yo lo hago. Lo harás?— Le advirtió divertida y abrió la mano para que Elena la palmeara.
—Lo haré— Dijo Elena sonriendo y unieron sus manos, sellando el trato.
Ambas se quedaron mirando por un momento hasta que Irina la tomó de la mano e hizo que ambas se sentaran en el primer escalón —quiero decirte algo.
Elena asintió.
—Elena, mmm... sé que tú y yo no nos hemos llevado nada bien desde el principio, y tú sabes las razones.
Elena agachó la cabeza —Lo siento.
—Tranquila Elena, eso no lo vamos a discutir en este momento pero te lo estoy diciendo porque quiero que aun así confíes en mí y en lo que te voy a decir.
—Confió en ti— Elena sonrió.
—Gracias… mmm…— Irina se aclaró la garganta. Lo que tenía pensado decirle a Elena no era nada fácil pero era necesario —Elena...Yulia no solo es mi amiga, ella es como mi hermana, bueno no como, es mi hermana y la conozco como la palma de mi mano. Ella siempre ha sido muy honesta, nunca ha sido una persona problemática, ni mucho menos le ha gustado herir a las personas, de ninguna forma y eso te lo puedo asegurar. Por eso te pido que por favor le creas todas y cada una de las palabras que van a salir de su boca ahora que conversen. Yo no tengo idea de lo que Yul vaya a decirte pero debes creerle, lo que sea. Elena, Yul te ama de verdad y en los días anteriores no sabes cómo tuve que luchar con ella porque sufría como una estúpida cada vez que te veía con Sveta, se echaba llorar porque tenía miedo de cometer más errores, tenía miedo de herir a Natalya y además pensaba que tú la odiabas por todas esas estupideces que te dijo aquel día.
—Yo nunca podría odiarla Irina, pero lo que me dijo ese día... me lastimó mucho.
—Lo sé, y por eso quiero que la escuches, y cuando ella te cuente las cosas trata de ponerte en su posición. Para Yulia no ha sido fácil tomar este tipo de decisiones. No quiero sonar mal Elena pero... tú convertiste su vida un caos. Esos golpes que tiene en la cara, esas noches que ha llorado, y muchas cosas más, todo, ha sido gracias a Ti. También por esos actos que otras personas también sufrieron, y con otras personas me refiero a Natalya. Ella también es mi amiga y la quiero igual de lo que quiero a Yul. Al final ella fue la más afectada en toda esta situación.
Elena se quedó callada e Irina supo que eso había sido suficiente, ahora, el trabajo quedaba en manos de ambas, debían aclarar las cosas para poder seguir adelante desde este instante.
—Me voy pero antes, quiero pedirte otra cosa.
—Si— Contestó Elena un poco triste.
—Yul, no ha querido comer nada desde ayer. No dejes que se acueste sin hacerlo por favor.
—Claro que sí, no se lo voy a permitir.
—Oh!! Y se me olvidaba algo más.
—Si.
—No le vayas a arrancar los labios o ninguna otra parte del cuerpo, las necesita para sobrevivir.
Elena soltó una carcajada y ahora se sentía un poco mejor, después de haber escuchado que ella era la responsable de todo. Se sentía más aliviada —No lo haré.
—Bueno, entonces… es todo Elena— Irina se puso de pie —Ve con ella, aliméntala, ámala y cuídala mucho.
Elena sonrió mientras asentía, y finalmente ambas se envolvieron en un abrazo, que sin duda esta vez se sentía más cálido que el anterior.
Ambas se despidieron por última vez, agitando sus manos y cada una tomó su camino.
......** ......
Tenía los ojos cerrados mientras recordaba lo que había pasado hace unos minutos en el Bar. Me reía internamente de lo que cursi que me debí haber visto cantándole a Elena, pero a la vez me sentía tan satisfecha porque sé que ella lo quería y gracias a eso finalmente... pude confesarle que la amaba.
También pensaba en que no podría volver al Bar durante un buen tiempo, con todo el maldito show que Sveta había armado ni loca me aparecería por allá. Sería la burla de todos.
Maldita mierda!
—Hola— Dé repente escuché y miré a la puerta… allí estaba Elena.
Tenía una sonrisa en el rostro que convertía sus ojos en dos medias lunas y pronunciaba sus mejillas… esa misma sonrisa que me hizo sentir nerviosa el primer día que le hablé en la cocina, y esa misma sonrisa que me hacía sentir nerviosa cada vez que la veía… Sencillamente me encantaba… era perfecta.
Sonreí mientras la veía acercarse en ese sexy vestido negro. Se sentó a mi lado y apoyó su cabeza sobre mi pecho.
La abracé y acaricié su cabello, disfrutando de su calidez, disfrutando de su olor, disfrutando de sentirme completa… disfrutando de ella...
—Te amo— Me susurró y levantó la cabeza, dejando su rostro frente al mío.
La sensación de tenerla allí era tan fuerte que cada nervio de mi cuerpo se disparaba y me hacía temblar. Dios! las sacudidas eran demasiado fuertes como para poder aguantarme por más tiempo.
La empujé de los hombros y me lancé encima suyo, agarrando sus muñecas entre mis manos y llevándolas arriba de su cabeza. Ahora, yo estaba arriba de ella.
Me acerqué a su labio inferior, cogiéndolo entre mis dientes y comencé a succionarlo suavemente, como si fuera el más delicioso de los dulces.
Sentía como sonreía y trataba de tomar el control de mi boca pero no se lo permití y seguía alternando, entre chupar su labio y mordisquearlo, hasta que metí toda mi lengua en su boca y soltó un gemido muy feroz. Abrí los ojos y vi como los suyos parpadeaban, de repente comenzó a tratar de soltarse de mi agarre pero no le di permiso de hacer nada y disfruté de su boca por un tiempo más, hasta que finalmente estiré su labio inferior por última vez y la dejé libre.
Ella jadeaba con los ojos abiertos y juro que quería arrancarle la ropa en ese instante… pero me contuve y la solté —Uhh… Ahora eres tú la que acorrala Yul-Yul— Me dijo y comenzó a pasar la lengua por su labio inferior, limpiándose mi saliva.
Sacudí la cabeza para alejar los malos pensamientos y sonreí…—Eso lo aprendí de alguien— respondí moviendo las cejas de arriba abajo.
Me bajé de ella, acostándome a su lado y suspiré —Tenemos que hablar!
Ella me miró y se giró para quedar encima de mí —Tenemos que hablar— Estuvo de acuerdo —Pero primero… voy a prepárate algo de comer, sé que no has comido nada en todo el día y no quiero que mueras esta noche.
—Pero yo si comí— Hice un puchero al que rió y después besó —No seas mentirosa, Irina me dijo que no has comido nada— Fruncí el ceño —También quiero que te des una ducha porque voy limpiarte el rostro y además no quiero que tengas un solo rastro de esa estúpida en ti.
—Está bien— Respondí y estiré mis labios para que me volviera a besar.
Elena se quitó de encima de mí y me arrastró a la ducha donde me preparó la bañera con agua caliente para luego ayudarme a desvestir, finalmente salió de allí antes de darme un beso en cada mejilla y decirme que me amaba…
30 minutos después.
—Yul-Yul, sal ya, la comida se enfría.
—Ya voy Lenita— Le grité mientras me terminaba de atar la bata de baño y me secaba el cabello.
Un minuto después, salí del baño y ni siquiera pude dar más de dos pasos porque Elena ya estaba encima de mí, con las manos envueltas en mi cuello y sus pies rodeando mis caderas. Comenzó a olfatearme, la clavícula, el cuello, mi cabello, lo hacía por todos lados como lo haría un cachorrito. Luego empezó a besarme todo el rostro, haciéndome reír.
Se bajó de mí y me besó en mi hoyuelo —Me gusta Lenita— Dijo mientras se mordía el labio. Uh? Así que… se puso así por eso.
Sonreí y le devolví el beso pero no en su barbilla, se lo di en su naricita —Y a mí me gusta Yul-Yul— Le respondí en un tono mimado.
Ella arrugó la nariz y me volvió a besar en mi hoyuelo. En muchas ocasiones me había besado en ese lugar, al parecer le gustaba mucho. Entrelazó su mano con la mía y me llevó hasta la cama.
Encima de mi mesita vi una bandeja y puedo jurar que mis ojos se dilataron. En realidad si necesitaba comer. Cuando Elena la destapó, de inmediato un olor exquisito inundó mis fosas nasales y tuve que cerrar los ojos, disfrutando la sensación.
Abrí mis ojos de nuevo y vi a Elena sentada a mi lado, con la bandeja sobre sus muslos. Allí había dos platos que se veían geniales, en uno había pasta con mucha salsa y en el otro arroz frito.
El olor me estaba mareando y rápidamente cogí los cubiertos de la bandeja pero Elena frunció el ceño y me los arrebató como si nada.
—Yah! Tengo hambre. Dame los cubiertos— Grité y traté de quitárselos pero ella me esquivaba —Lenita!
—¡Yul-Yul!— Me regañó, pero luego empezó a reír cuando mi estómago empezó a gruñir. —Pobre bebé. Yo te voy a dar de comer— Me pellizcó la mejilla que no estaba golpeada.
—Lena, no tengo 2 años. Tengo 22 por si no lo sabías.
—Si lo sé, y no me importa— Enrolló el tenedor con pasta —Abre grande— Dijo por último, y empezó a llevar el tenedor con comida a mi boca.
Recibí el primer bocado. En ese momento supe que no habría vuelta atrás y me resigné, tuve que dejar que me tratara como si fuera un bebecito, aunque no era tan malo, pero Elena exageraba, hasta me puso un pañuelo en el cuello y después de cada bocado que me daba, aplaudía y me daba un beso en la mejilla.
No pasó mucho para acabarme toda la comida, estaba hambrienta hasta al infierno y esa comida tan deliciosa que Elena me había preparado, hizo que mi pobre estómago descansara…
Le di las gracias por su deliciosa comida, y aproveché para ir al baño y lavarme los dientes mientras ella bajaba a dejar los platos en la cocina.
Pronto salí del baño y ella no había llegado así que aproveché para ponerme mi pijama y acostarme en la cama. Suspiré profundo y le agradecí a Dios que todo estuviera bien en este instante, ahora era el momento de hablar con Elena y quería que ella escuchara todo lo que yo tenía que decirle, quería escucharle de sus propios labios que me perdonaba.
Cinco minutos después Elena regresó a la habitación y ahora venía en mi pijama. Se acostó a mi lado, se cubrió con la sabana hasta los hombros y me quedó mirando.
—Yul… Antes de que me digas algo…— Agachó la cabeza —Yo quiero disculparme contigo.
—Bebé mírame— Le pedí, pero ella negó —Lenita, mírame.
—No— Me contestó y se cubrió el rostro con las manos —Yul, yo soy la única responsable de que todo esto haya pasado, por mi culpa tienes el rostro así, por mi culpa has llorado— Su voz empezó a entrecortarse —por mi culpa lastimaste a Natalya, por mi culpa Sveta te gritó muchas veces, por mi culpa ella te golpeó hoy y por mi culpa te escupió.
No me agradaba en lo absoluto que ella se culpara por todo lo que había pasado. Escucharla decir esas cosas me hizo sentir tan mal, y me hizo sentir mucho peor cuando vi cómo empezó a sacudirse ligeramente y entre los pliegues de sus dedos comenzaron a correr lágrimas.
De inmediato me le acerqué sin dejar un solo espacio entre nosotras y envolví su cabeza entre mis manos. Ella sin pensarlo se resguardó en mi cuello y comenzó a llorar libremente.
—Bebé cálmate por favor. No digas tonterías, tú no tienes la culpa de nada.
—Si, todo es todo es mi culpa, si yo no hubiera aparecido en tu vida no tendrías que haber pasado por tantos malos momentos— Si ella no hubiera aparecido en mi vida? ¿De qué rayos hablaba? En realidad pensaba de esa forma?
Yo no iba a permitir esto así que me incliné hacia atrás y levanté su rostro, obligándola a mirarme —Escúchame bien Elena. Si tú mamá y mi papá se conocieron, si se enamoraron, y si tú y ella se vinieron a vivir a esta casa era porque tenía que pasar, es simple.
—Pero yo hice cosas que no tenían que pasar, Yul.
—Lo sé Elena, y tú te disculpaste conmigo y las cosas comenzaron a cambiar desde ahí, pero después, ya sabes lo que pasó... estuvimos juntas y yo ni siquiera fui capaz de hablarlo contigo... o bueno, tú no dejaste que te explicara las cosas y me dijiste que cada quien tomara su rumbo. Eso me dolió y yo no sabía si era lo mejor o no Lena…porque tú ya me gustabas, yo ya estaba enamorada de ti... pero por otra parte también estaba Natalya y quise pensar que lo mejor era tomar tu petición y vivir mi vida, pero no pude, no fue posible por tu indiferencia y mucho menos cuando apareció Sveta. Ese día, después de la cena, te grité, te lastimé, te hice llorar y todo porque los malditos celos me tenían cegada, era inevitable Lena, ver como tú y ella se trataban en el restaurante, ver como ella te besaba en la puerta, luego la defendiste y después viniste a mi habitación a gritarme y a decirme que ella te gustaba, no puedes imaginarme como me sentí cuando te oí decir eso. Toda la ira se acumuló dentro de mí y al final exploté, y te dije esas manada de estupideces— Apoyé mi frente en la suya y ambas cerramos los ojos —Perdóname a mi, bebé, nada de lo que te dije fue cierto. Tú no fuiste solo sexo, ni un maldito impulso, mi corazón ya latía como loco por ti— Ella sonrió —Perdóname por no decirte antes pero siempre me daba miedo lastimar a Natalya y puse como prioridad sus sentimientos. Entiéndeme Elena, Naty es una persona muy especial para mí y yo no podía decirle de la nada que me había enamorado de ti.
—Te entiendo Yul, Natalya es una gran chica y ella no se merecía nada de esto. Quisiera encontrarme con ella y disculparme por todo lo que causé.
—Si tú quieres— Le dije.
—Si quiero— Sonrió —Y también quiero que sepas que te perdono por todo, quiero que sepas que nunca te odié, eso es algo que nunca podría pasar. Ese día también fue mi culpa, yo estaba alterada porque no entendía tu actitud y fui a tu habitación a decirte cosas sobre Sveta que ni siquiera eran verdad. Tus palabras me dolieron mucho y me creí cada palabra que me dijiste, quería olvidarme de que existías y Sveta se convirtió en un apoyo muy fuerte para mí. Me dije a mi misma que tenía que seguir adelante y por eso acepté ser su novia.
Aceptó ser su novia? Eso me hizo recordar algo —Puedo preguntarte algo?
Ella asintió.
—Sveta te estaba obligando a que le contaras a tú mamá sobre tú condición sexual y sobre su noviazgo?
Negó y se limpió las lágrimas —Ella no me obligaba pero...mmm… ella no era la persona con quien yo quería confesárselo a mi madre. Quiero decir… eh… si quiero contarle a mi mamá que me gustan las chicas pero... yo solo deseaba y soñaba hacerlo en tu compañía...
¡Wow!... ahora recuerdo porque en la mañana ella dudó en responderle. Era tan obvio que Elena no quería... Sonreí y le di un beso en la mejilla —Lo harás conmigo Lenita. Le contaremos todo a Inessa, te lo prometo— Esas palabras hicieron que sus ojos se iluminaran y sonriera de esa forma que me encantaba. Le devolví la sonrisa y besé su frente para finalmente envolvernos en el abrazo más apretado que había tenido en toda mi vida.
Por fin, maldita sea! Por fin todo parecía volver a ser normal, claro que con unos grandes cambios, pero por primera vez en dos meses me sentía, completa y feliz.
Nos quedamos abrazadas por un tiempo hasta que Elena se separó de mí y comenzó a dejar besitos en cada uno de los golpes que tenía en mi cara, la mayoría estaban en mi perfil izquierdo. Cerré los ojos ante la perfecta sensación de sus labios en mi rostro pero luego todo se volvió negro cuando lo que ella estaba haciendo me hizo recordar que mañana cuando papá me viera así, seguramente iba a matarme o me castigaría de por vida... Ya me imaginaba todos los regaños que me diría y luego el interrogatorio que por supuesto no sería nada fácil, no tenía idea de que explicaciones darle.
Por último sentí cuando me dio un beso en los labios y se apoyó en mi barbilla, yo aún seguía con los ojos cerrados.
—Yul?
—Mmm...— Murmuré.
—Quiero contarte algo.
Debo confesar que ya me estaba dando sueño así que cuando la escuché decir eso, solo pude abrir un ojo —Cuéntame— le contesté.
Vi como rodaba los ojos mirando a todos lados, como si tuviera pena o dudara de lo que quería contarme.
Abrí los ojos y coloqué mis manos en cada perfil de su rostro, tapándole la visión a los alrededores y obligándola a que solo me mirara a mí. Ella resopló enojada y arrugó la nariz cuando hice eso.
—No me quieres contar?— Le pregunté seria, pero por dentro quería reírme de ver su rostro enojado. Se veía tan tierna.
—Si... pero… me da pena.
—Vamos Lena, no debes tener pena de mí.
Ella suspiró... —Yul-Yul... tú...— Hizo una pausa y yo solo veía como sus mejillas comenzaban a tomar ese color rojizo que me hacía querer morderlas —Ereslaprimerayúnicapersonaconlaqueheestado— Dijo lo más rápido posible y de inmediato escondió su cara en mi pecho y se cubrió con la sabana hasta la cabeza.
Me quedé callada tratando de procesar tal información... Como diablos podía ser cierto, es decir cuando... ya saben… todo entró normalmente y a Elena no le dolió ni nada, ella no parecía virgen!... Oh pero… Esperen!! Claro... era por eso, Elena se masturbaba, como puedo ser tan estúpida y dudarlo.
Empecé a reírme a carcajadas por haber pensado en tales cosas y vi como Elena lentamente se asomaba debajo de las sabanas con el ceño fruncido. Salió del todo y al ver que yo no paraba de reír, me pellizcó un brazo.
—Ouch!— Gemí pero no pude parar de reír.
—No te burles de mí!— Gritó haciendo un puchero.
Me calmé un poco pero aún burlona y comencé a mover las cejas de arriba abajo —No me estoy burlando de ti— Me incliné y le di un beso —Es solo que...— Me aclaré la garganta —Parecías muy experta como para que esa fuera tú primera vez, además… parecía que no te ibas a cansar nunca y yo ya estaba a punto de desmayarme y morir.
Comencé a reír de nuevo y Elena no parecía nada contenta con esto. Pero ahora era mi turno de molestarla y no iba a dar marcha atrás —Dime Lena, ¿cómo es que sabes tanto— Le pregunté moviendo una ceja. Sus mejillas de nuevo se tiñeron de rosa... Yo sabía cuál era la respuesta, era tan obvia, pero quería escucharla de su propia boca.
—Cuéntame!— Le pedí.
—No me molestes, tú lo sabes...
—No lo sé bebé, si lo supiera no te lo preguntaría— Dije pareciendo inocente.
—Pues... ya sabes... Yo...
—Tú...
—Yoveíavideos— Gritó y se volvió a cubrir con toda la sabana.
Esto era demasiado, era lo mejor. Mis carcajadas estaban al extremo, todas y cada una de las risas que salían de mí era más fuerte que las otras.
—Eres una pervertida, bebé— Le dije mientras quitaba la sabana de su cabeza.
—Y tú una tonta— Me contestó. La tomé de las caderas y la subí a mi rostro y nuestros labios se tocaron nuevamente. Íbamos en un picoteo lento que retumbaba en toda mi habitación… hasta que fue tomando más fuerza y tuve que llevar mi mano a su nuca, ejerciendo cierta fuerza allí para evitar que cortara el beso. Su lengua comenzó a entrar en mi y empezamos a cerrar y abrir nuestras bocas, repitiéndolo las veces que pudiéramos.
Hice que inclinara la cabeza y dejé cortos besitos por toda su garganta. Sentí sus brazos envolverse alrededor de mi cuello y sus ojos chocaron con los míos.
Su respiración estaba entrecortada —Quiero que me hagas el amor de nuevo, Yul— Se inclinó y pasó su lengua por mi oreja, chupando mi lóbulo —quiero sentir tu lengua, tus labios y tus manos en cada rincón de mi— Mierda! sus malditas y calientes palabras hicieron que mis bragas se empararan en segundos. A dónde se había ido la niña penosa de hace unos momentos.
La atraje de nuevo a mí y en sus ojos podía ver el bendito deseo de sus palabras. Demonios yo también quería, la última vez que había tenido sexo fue con ella, en su habitación. Ni siquiera había podido masturbarme yo misma… pero no sabía si aceptar, no creía que iba sobrevivir esta noche. ¡Estaba muerta de cansancio!
—Lo harás— Me preguntó mordiéndose el labio y metiendo su rodilla entre mis piernas.
Dios! Acepto! Ni loca voy perderme esta oportunidad de ver sus pechos. Sonreí maliciosamente y tracé la forma de su boca con mi lengua, burlándome de ella, antes de deslizar suavemente mi lengua y la besé de nuevo, sólo que ésta vez fue más profundo, frotando mi lengua contra la suya.
Dejé su boca libre y cogí su labio inferior entre mis dientes —Te haré lo que quieras— La solté.
Ella sonrió bastante picara y se levantó de mi como un rayo hacia la puerta… quedé confundida y de inmediato me senté en la cama, gritando su nombre.
Escuché sus pasos cuando volvía y se paró en la puerta —A dónde vas— Le pregunté.
Ella sonrió de lado mientras pasaba la lengua por su boca con una sonrisa —Voy a necesitar Red bull— Red bull?
—Lo vas a necesitar?— Pregunté inocente.
Levantó una ceja, se señaló y negó con el dedo y la cabeza —Tú, eres quien lo va a necesitar— Me guiñó un ojo, me lanzó un beso y desapareció por la puerta...
Mierda! Pensé.
... y caí a la cama.
Pasando a traerles otro capitulo!!
A leer!!
Capítulo 23: Te amo (parte II)
—Irina no entiendo nada!— Le gritó Olga bastante molesta, azotando los puños contra la barra.
Irina la miró de reojo, extrañada por la actitud que estaba tomando, pero decidió no prestarle atención a eso y volvió su mirada a Yulia y a Elena que en este momento eran el centro de atención de todo el Bar. El par no dejaban de besarse y muchas de las personas que las miraban estaban casi llorando de lo tiernas que se veían.
—Qué es lo que no entiendes?— Irina le preguntó.
—¿¡Qué es lo que no entiendo!? De verdad me estás preguntando eso?— Irina asintió —Bien, respóndeme. Uno, como es posible que Yulia pueda cantar tan extraordinario y yo no tenga ni idea, dos, por qué Yulia está besando a alguien que no es Natalya, y tres, quien demonios es esa chica!?
El mismo tonito que usó Olga antes lo volvió a repetir al hacer esas preguntas, pero ahora, sonaba como si estuviera al borde de explotar. Irina claramente lo notó de nuevo y no dudó en voltearla a mirar con una expresión de burla.
Olga se dio cuenta de cómo había hablado y al mirar la expresión de Irina, supo que había sido descubierta. Tragó saliva y una risita bastante nerviosa salió de ella —¿Qué?
Irina levantó una ceja —Y tú por qué te pones así… Acaso estás enojada?
—Pues…— Las mejillas de Olga comenzaron a teñirse de rosa, estaba volviéndose completamente colorada.
Irina se dio cuenta por donde iba la cosa y comenzó a negar divertida —Dime Olga. Acaso estás celosa?
—¡No!— Olga gritó, pero luego bajó la voz —bueno sí— Irina no entendía su actitud , y con esa respuesta, su expresión cambió a más confundida que antes —No me hagas esa cara, es solo que...— Agachó la cabeza —Nunca nadie ha hecho algo por mi como lo que Yulia acaba de hacer por esa chica.
—Entiendo— Irina respondió despreocupada —Es sencillo Olga, consigue a alguien que sea demasiado cursi, esté jodido de amor por ti, luego tengan una pelea y ya, asunto arreglado.
Irina sonó tan fría y burlona que Olga frunció el ceño en respuesta y le palmeó el hombro —Uich! Tú no eres para nada romántica.
—Exacto, no lo soy. Y ahora...— Irina señaló al par de chicas en aquella mesa —déjame disfrutar el espectáculo.
—Te dejaré, pero antes contéstame lo que te pregunté. ¡Explícame!
Irina soltó un suspiro, cruzándose de brazos —Mira Olga, primero, yo tampoco tenía idea que Yulia podía cantar de esa forma, segundo, está besando a alguien que no es Natalya porque ya terminó con ella, y tercero, la chica es su hermana…
—¡Terminó con Natalya!?— Olga gritó sorprendida —Y está besando a su hermana?— Gritó más duro —¡De qué rayos me estás hablando!?
Irina rodó los ojos y le hizo un gesto para que fuera más prudente—Olga, sé perfectamente bien que todo esto suena muy extraño e imposible de creer pero es así. La historia es muy muy larga como para contártela ahora y además, ya tengo que irme!
—Uh, está bien pero… tendrás que contarme luego. Lo prometes— Olga le mostró su dedo meñique en señal de promesa.
—Lo prometo— Irina respondió, juntando su dedo con el de ella.
Olga sonrió y trató de lanzarse a Irina para envolverla en un abrazo, pero fue imposible, porque ésta de inmediato la sujetó de los hombros, haciendo que se detuviera en seco.
Olga se sorprendió por la repentina reacción de Irina y la miró a la cara, solo para notar que su expresión tranquila y su sonrisa de hace unos instantes, se iba convirtiendo en una mueca de preocupación.
—¿Qué te pasa?—Olga le preguntó nerviosa.
Irina le devolvió la mirada y si éstas mataran, la pobre de Olga ya estaría veinte metros bajo tierra en este instante.
—Muéstrame el frasco que te di— La voz de Irina empezaba a cambiar a una más gruesa, el enojo era notorio y Olga ya comenzaba a sentir pánico, así que rápidamente obedeció y sacó de su pantalón el pequeño frasco que Irina le pidió y se lo mostró.
Ésta de inmediato la soltó y se lo arrebató de las manos con mucha agresividad, lo miró detalladamente y suspiró profundo, como nunca antes lo había hecho.
—Olga, este maldito frasco está casi lleno, se suponía que debías verter el líquido hasta la mitad, no unas gotitas!
—Pero… qué pasa… igual funcionó, la chica está en el baño… no?
—¡No!— Irina gritó, tomando a Olga de un brazo y girándola para que viera hacia los baños —No funcionó. Dime que hace esa maldita allí?
Le señaló, refiriéndose a Sveta que ahora estaba parada al lado de la puerta, acariciándose el estómago mientras inclinaba la cabeza hacia arriba como si tratara de conseguir aire.
Olga no pudo responder una sola palabra, ni tampoco entendía nada de lo que estaba pasando a su alrededor, pues Irina solo le había pedido el favor que echara aquel liquido en la bebida y se lo diera específicamente a la chica que estaba allí parada… la que ahora parecía estar recuperándose. La que ahora parecía estar muy bien.
Irina soltó a Olga para intercambiar miradas entre Sveta y Yulia y no pudo evitar que la piel se le pusiera de gallina cuando vio como Sveta miraba fijamente al par de chicas... que aún seguían besándose.
……**……
No podía evitar darle unas cuantas mordiditas a los labios de Elena, eran tan suaves, tan carnosos y tan deliciosos, que definitivamente parecían un manjar.
Sentía estos temblores que atacaban todo mi cuerpo cuando ella pasaba sus uñas por mi cuello, cuando sus pechos empujaban contra los míos. Escuchaba los murmullos de la gente pero no me importaba nada, no me importaba si la multitud me veía, solo me importaba el momento, solo me importaba ella… ella y….
—¡Maldita hija de puta!— Escuché ese gritó en mi oído, y segundos después, sentí que alguien me agarraba del cabello, me giraba y luego me clavaba una cachetada en todo el rostro, preciso, en el mismo lugar donde tenía los otros hematomas.
El impacto fue tan fuerte que no pude mantenerme de pie y caí al suelo completamente mareada, veía doble y solo lograba escuchar los gritos de la gente.
Escuché como Elena gritaba mi nombre y luego la vi a mi lado, tomándome de la barbilla y llorando mientras le pedía ayuda a la gente que ahora nos rodeaba en un círculo.
Parpadeé varias veces tratando de volver en sí y comprender lo que estaba pasando… y si, ahí lo entendí todo. Entendí porque estaba en el suelo, con otro golpe y con un pequeño corte en la mejilla.
La zorra de Sveta estaba delante de mí, con los puños casi blancos de tanto apretarlos, rechinaba los dientes y tenía una maldita cara que llevaría al infierno a cualquier persona.
Comenzó a llamarme ‘hija de puta’, ‘basura’, ‘maldita perra’, y toda clase de insultos tratando de herirme psicológicamente.
La mujer gritaba y gritaba, puedo jurar que estaba fuera de sus cabales, parecía una maldita loca… bueno, en realidad estaba loca.
De repente dejó de gritar, se acercó a mí y me escupió en todo el rostro. Los murmullos de la multitud se hicieron más fuertes y más fuertes, y muchas personas se cubrían el rostro con las manos.
Elena estaba a mi lado pero solo miraba a un punto fijo en el suelo, sin ninguna expresión y sin ninguna reacción.
Pude ver como una parte de la multitud se dispersaba y de allí salía Irina, y más tras de ella, Olga.
Mi mejor amiga me quedó mirando de pies a cabeza y se detuvo en mi rostro, donde me detalló. Noté como su respiración se volvía pesada, su pecho subía y bajaba. Yo conocía muy bien a Irina y sabía perfectamente que estaba a punto de explotar.
Sveta comenzó a reír a carcajadas cuando la vio —Oh! Que bien, tenías que llegar tú al rescate de esta basura— le gritó mientras me señalaba.
Esas palabras fueron como el detonante para que Irina explotara por completo y se lanzara a agarrarla del cabello, logró sacudirla solo por unos instantes ya que las manos de Olga la halaron, separándola de la loca y la retuvieron.
Sveta quedó despeinada y seguía riendo a carcajadas, aplaudía mientras veía como Olga y ahora las otras meseras del Bar no dejaban que Irina llegara hasta ella. Ahora si parecía la villana de una película de terror. Era escalofriante.
Una de las meseras que me conocía se acercó a mí y me ayudó a poner de pie. Me pasó un pañuelo y un vaso de agua para que me quitara la saliva del rostro.
Me limpié lo más rápido posible y después le di una miradita a Elena y me sorprendí de verla igual de perdida que antes, mirando a un punto fijo en el suelo.
Sveta dejó de reír y se acercó a ella, tomando su mano — Elena, es mi novia— Gritó, como si ella fuera de su propiedad —No te quiero ver cerca de ella nunca más!— Me dijo por último y arrastró a Elena con ella.
Me quedé estática en ese lugar, parecía que mis pies se habían quedado pegados al suelo. Mi ritmo cardiaco se aceleraba más y más mientras veía como Elena se iba con ella... me preguntaba qué diablos pasaba por su cabeza ¿por qué rayos no hizo, ni hacía nada, por qué dejaba que ella la arrastrara de esa forma…
Acaso... todo esto había sido para nada?
Mi mente se volvió un remolino, me sentí destruida y tuve ganas de llorar, pero esas ganas se fueron cuando vi como Elena se detuvo en seco y agitó su mano, logrando soltarse del agarre de Sveta.
Sveta la miró confundida y lo siguiente que vi, que Irina vio y que todos en el Bar vieron, fue cuando Elena levantó el brazo con la palma de la mano completamente abierta y se la lanzó en todo el rostro.
Puedo jurar que en mi vida había escuchado un sonido más fuerte venir de una cachetada. La mejilla de Sveta quedó con un corte, y de inmediato cayó de rodillas al suelo.
Elena bastante furiosa, cogió una bebida que estaba encima de una mesa y se la echó encima, sin derramar una gota a otro lugar. Todo para ella.
—Yo no soy tú novia!— Le gritó —Y nunca jamás en la vida te vuelvas acercar a mí, ni mucho menos a Yulia. ¡Nunca!—La voz de Elena se rasgó —Nunca te atrevas a tocarla de nuevo porque soy capaz de matarte. Tú eres la única maldita basura, puta y perra de este lugar.
Se inclinó quedando más cerca de ella, y abrí los ojos como platos cuando vi como también le lanzaba un escupitajo.
Todos en el Bar rieron al ver como Sveta quedaba tendida en el suelo, llena de alcohol, incluida Irina que era la que más se carcajeaba.
Elena volvió a mí, lanzó sus manos a mis caderas, escondió su rostro en mi cuello y comenzó a sollozar.
La abracé, apretándola a mí lo más fuerte que podía cuando sentí sus uñas clavándose en mi espalda.
Pronto sacó su cabeza de allí y se acercó a mis labios, sonriendo —Yo también te amo Yul-Yul— Me besó —Y ahora llévame a casa— susurró, esta vez propinándome un beso debajo de mi oreja.
Con ese pequeño toque me bastó para que la piel se me pusiera de gallina y un temblor me sacudiera todo el cuerpo. Elena lo notó porque escuché como soltaba una risita tonta jactándose de lo que había logrado.
Irina se acercó a nosotras un poco más calmada, pidiéndome que nos largáramos de este lugar pero antes de salir, ella se detuvo y volvió hacia Sveta que aún seguía en el suelo.
Tomó otra de las bebidas de la misma mesa donde Elena lo había hecho y se la lanzó a Sveta, pero esta vez en el rostro.
Volvió corriendo a nuestro lado, riéndose sin parar y pasó una mano por mis hombros…
—Ahora si nos podemos ir— Me guiñó un ojo y Elena y yo reímos...
......** ......
En la habitación de Yulia
—Gracias Nina.
—No tienes nada de que agradecerme Yul, tú eres como mi hermanita, claro... un poco más enana y fea pero tú sabes que voy a estar contigo en las buenas y en las malas.
Yulia soltó una de esas carcajadas que a Irina le parecían tan graciosas y ella no pudo evitar reírse y sentirse bien. Le aliviaba el hecho de ver a su amiga en esa onda, riendo tan genuina después de que no lo había hecho durante muchos días. Todo por los problemas.
En ese momento Elena iba entrando a la habitación con el kit de primeros auxilios en la mano y se detuvo en la puerta. Sus mejillas se teñían de rosa gracias a que el par de amigas no dejaban de mirarla.
—Ven Elena, siéntate aquí— Irina palmeó el colchón, justo al lado de Yulia.
Elena asintió un poco apenada y se sentó, en ese mismo instante Irina se paró de la cama.
—Chicas… supongo que ustedes tienen que hablar así que...— Se acercó a Yulia y le dio un beso en la frente —Me voy.
—Gracias de nuevo Nina. De verdad, tú no alcanzarías a imaginar lo que te aprecio— Yulia le dijo.
—Ya cállate enanita— Le dijo Irina y Elena soltó una risita por el sobrenombre —Ya saben chicas, si se aparece la loca o si pasa algo extraordinario no duden en llamarme, voy a estar aquí en menos de lo que canta un gallo— Ambas asintieron —Prométanlo.
—Lo prometo— Dijeron ambas al mismo tiempo.
Irina sonrió mientras agitaba su mano en señal de despedida y comenzó a salir de la habitación. Estaba a punto de bajar el último escalón pero se detuvo cuando escuchó su nombre. Miró hacia el segundo piso y vio a Elena acercándose.
Se quedó mirándola mientras bajaba las escaleras y segundos después, ella estaba envuelta en los brazos de Elena, quedando total y absolutamente confundida.
—Muchas gracias por cuidar de Yulia como lo haces— Le susurró la pelirroja.
Era la primera vez que Irina tenía esta clase de contacto con Elena, y no pudo evitar devolverle el abrazo. Las otras veces que había ocurrido, solo había sido para alejarla de Yulia, o proteger a la pelinegra.
Irina le frotó la espalda y le revolvió el cabello —Está bien Elena, lo hago con todo el amor del mundo.
—Lo sé Irina. Eres una gran amiga.
Irina la separó del abrazó y la tomó por los hombros —y tú una gran chica, y de ahora en adelante vas a tener que cuidar a Yul mejor de lo que yo lo hago. Lo harás?— Le advirtió divertida y abrió la mano para que Elena la palmeara.
—Lo haré— Dijo Elena sonriendo y unieron sus manos, sellando el trato.
Ambas se quedaron mirando por un momento hasta que Irina la tomó de la mano e hizo que ambas se sentaran en el primer escalón —quiero decirte algo.
Elena asintió.
—Elena, mmm... sé que tú y yo no nos hemos llevado nada bien desde el principio, y tú sabes las razones.
Elena agachó la cabeza —Lo siento.
—Tranquila Elena, eso no lo vamos a discutir en este momento pero te lo estoy diciendo porque quiero que aun así confíes en mí y en lo que te voy a decir.
—Confió en ti— Elena sonrió.
—Gracias… mmm…— Irina se aclaró la garganta. Lo que tenía pensado decirle a Elena no era nada fácil pero era necesario —Elena...Yulia no solo es mi amiga, ella es como mi hermana, bueno no como, es mi hermana y la conozco como la palma de mi mano. Ella siempre ha sido muy honesta, nunca ha sido una persona problemática, ni mucho menos le ha gustado herir a las personas, de ninguna forma y eso te lo puedo asegurar. Por eso te pido que por favor le creas todas y cada una de las palabras que van a salir de su boca ahora que conversen. Yo no tengo idea de lo que Yul vaya a decirte pero debes creerle, lo que sea. Elena, Yul te ama de verdad y en los días anteriores no sabes cómo tuve que luchar con ella porque sufría como una estúpida cada vez que te veía con Sveta, se echaba llorar porque tenía miedo de cometer más errores, tenía miedo de herir a Natalya y además pensaba que tú la odiabas por todas esas estupideces que te dijo aquel día.
—Yo nunca podría odiarla Irina, pero lo que me dijo ese día... me lastimó mucho.
—Lo sé, y por eso quiero que la escuches, y cuando ella te cuente las cosas trata de ponerte en su posición. Para Yulia no ha sido fácil tomar este tipo de decisiones. No quiero sonar mal Elena pero... tú convertiste su vida un caos. Esos golpes que tiene en la cara, esas noches que ha llorado, y muchas cosas más, todo, ha sido gracias a Ti. También por esos actos que otras personas también sufrieron, y con otras personas me refiero a Natalya. Ella también es mi amiga y la quiero igual de lo que quiero a Yul. Al final ella fue la más afectada en toda esta situación.
Elena se quedó callada e Irina supo que eso había sido suficiente, ahora, el trabajo quedaba en manos de ambas, debían aclarar las cosas para poder seguir adelante desde este instante.
—Me voy pero antes, quiero pedirte otra cosa.
—Si— Contestó Elena un poco triste.
—Yul, no ha querido comer nada desde ayer. No dejes que se acueste sin hacerlo por favor.
—Claro que sí, no se lo voy a permitir.
—Oh!! Y se me olvidaba algo más.
—Si.
—No le vayas a arrancar los labios o ninguna otra parte del cuerpo, las necesita para sobrevivir.
Elena soltó una carcajada y ahora se sentía un poco mejor, después de haber escuchado que ella era la responsable de todo. Se sentía más aliviada —No lo haré.
—Bueno, entonces… es todo Elena— Irina se puso de pie —Ve con ella, aliméntala, ámala y cuídala mucho.
Elena sonrió mientras asentía, y finalmente ambas se envolvieron en un abrazo, que sin duda esta vez se sentía más cálido que el anterior.
Ambas se despidieron por última vez, agitando sus manos y cada una tomó su camino.
......** ......
Tenía los ojos cerrados mientras recordaba lo que había pasado hace unos minutos en el Bar. Me reía internamente de lo que cursi que me debí haber visto cantándole a Elena, pero a la vez me sentía tan satisfecha porque sé que ella lo quería y gracias a eso finalmente... pude confesarle que la amaba.
También pensaba en que no podría volver al Bar durante un buen tiempo, con todo el maldito show que Sveta había armado ni loca me aparecería por allá. Sería la burla de todos.
Maldita mierda!
—Hola— Dé repente escuché y miré a la puerta… allí estaba Elena.
Tenía una sonrisa en el rostro que convertía sus ojos en dos medias lunas y pronunciaba sus mejillas… esa misma sonrisa que me hizo sentir nerviosa el primer día que le hablé en la cocina, y esa misma sonrisa que me hacía sentir nerviosa cada vez que la veía… Sencillamente me encantaba… era perfecta.
Sonreí mientras la veía acercarse en ese sexy vestido negro. Se sentó a mi lado y apoyó su cabeza sobre mi pecho.
La abracé y acaricié su cabello, disfrutando de su calidez, disfrutando de su olor, disfrutando de sentirme completa… disfrutando de ella...
—Te amo— Me susurró y levantó la cabeza, dejando su rostro frente al mío.
La sensación de tenerla allí era tan fuerte que cada nervio de mi cuerpo se disparaba y me hacía temblar. Dios! las sacudidas eran demasiado fuertes como para poder aguantarme por más tiempo.
La empujé de los hombros y me lancé encima suyo, agarrando sus muñecas entre mis manos y llevándolas arriba de su cabeza. Ahora, yo estaba arriba de ella.
Me acerqué a su labio inferior, cogiéndolo entre mis dientes y comencé a succionarlo suavemente, como si fuera el más delicioso de los dulces.
Sentía como sonreía y trataba de tomar el control de mi boca pero no se lo permití y seguía alternando, entre chupar su labio y mordisquearlo, hasta que metí toda mi lengua en su boca y soltó un gemido muy feroz. Abrí los ojos y vi como los suyos parpadeaban, de repente comenzó a tratar de soltarse de mi agarre pero no le di permiso de hacer nada y disfruté de su boca por un tiempo más, hasta que finalmente estiré su labio inferior por última vez y la dejé libre.
Ella jadeaba con los ojos abiertos y juro que quería arrancarle la ropa en ese instante… pero me contuve y la solté —Uhh… Ahora eres tú la que acorrala Yul-Yul— Me dijo y comenzó a pasar la lengua por su labio inferior, limpiándose mi saliva.
Sacudí la cabeza para alejar los malos pensamientos y sonreí…—Eso lo aprendí de alguien— respondí moviendo las cejas de arriba abajo.
Me bajé de ella, acostándome a su lado y suspiré —Tenemos que hablar!
Ella me miró y se giró para quedar encima de mí —Tenemos que hablar— Estuvo de acuerdo —Pero primero… voy a prepárate algo de comer, sé que no has comido nada en todo el día y no quiero que mueras esta noche.
—Pero yo si comí— Hice un puchero al que rió y después besó —No seas mentirosa, Irina me dijo que no has comido nada— Fruncí el ceño —También quiero que te des una ducha porque voy limpiarte el rostro y además no quiero que tengas un solo rastro de esa estúpida en ti.
—Está bien— Respondí y estiré mis labios para que me volviera a besar.
Elena se quitó de encima de mí y me arrastró a la ducha donde me preparó la bañera con agua caliente para luego ayudarme a desvestir, finalmente salió de allí antes de darme un beso en cada mejilla y decirme que me amaba…
30 minutos después.
—Yul-Yul, sal ya, la comida se enfría.
—Ya voy Lenita— Le grité mientras me terminaba de atar la bata de baño y me secaba el cabello.
Un minuto después, salí del baño y ni siquiera pude dar más de dos pasos porque Elena ya estaba encima de mí, con las manos envueltas en mi cuello y sus pies rodeando mis caderas. Comenzó a olfatearme, la clavícula, el cuello, mi cabello, lo hacía por todos lados como lo haría un cachorrito. Luego empezó a besarme todo el rostro, haciéndome reír.
Se bajó de mí y me besó en mi hoyuelo —Me gusta Lenita— Dijo mientras se mordía el labio. Uh? Así que… se puso así por eso.
Sonreí y le devolví el beso pero no en su barbilla, se lo di en su naricita —Y a mí me gusta Yul-Yul— Le respondí en un tono mimado.
Ella arrugó la nariz y me volvió a besar en mi hoyuelo. En muchas ocasiones me había besado en ese lugar, al parecer le gustaba mucho. Entrelazó su mano con la mía y me llevó hasta la cama.
Encima de mi mesita vi una bandeja y puedo jurar que mis ojos se dilataron. En realidad si necesitaba comer. Cuando Elena la destapó, de inmediato un olor exquisito inundó mis fosas nasales y tuve que cerrar los ojos, disfrutando la sensación.
Abrí mis ojos de nuevo y vi a Elena sentada a mi lado, con la bandeja sobre sus muslos. Allí había dos platos que se veían geniales, en uno había pasta con mucha salsa y en el otro arroz frito.
El olor me estaba mareando y rápidamente cogí los cubiertos de la bandeja pero Elena frunció el ceño y me los arrebató como si nada.
—Yah! Tengo hambre. Dame los cubiertos— Grité y traté de quitárselos pero ella me esquivaba —Lenita!
—¡Yul-Yul!— Me regañó, pero luego empezó a reír cuando mi estómago empezó a gruñir. —Pobre bebé. Yo te voy a dar de comer— Me pellizcó la mejilla que no estaba golpeada.
—Lena, no tengo 2 años. Tengo 22 por si no lo sabías.
—Si lo sé, y no me importa— Enrolló el tenedor con pasta —Abre grande— Dijo por último, y empezó a llevar el tenedor con comida a mi boca.
Recibí el primer bocado. En ese momento supe que no habría vuelta atrás y me resigné, tuve que dejar que me tratara como si fuera un bebecito, aunque no era tan malo, pero Elena exageraba, hasta me puso un pañuelo en el cuello y después de cada bocado que me daba, aplaudía y me daba un beso en la mejilla.
No pasó mucho para acabarme toda la comida, estaba hambrienta hasta al infierno y esa comida tan deliciosa que Elena me había preparado, hizo que mi pobre estómago descansara…
Le di las gracias por su deliciosa comida, y aproveché para ir al baño y lavarme los dientes mientras ella bajaba a dejar los platos en la cocina.
Pronto salí del baño y ella no había llegado así que aproveché para ponerme mi pijama y acostarme en la cama. Suspiré profundo y le agradecí a Dios que todo estuviera bien en este instante, ahora era el momento de hablar con Elena y quería que ella escuchara todo lo que yo tenía que decirle, quería escucharle de sus propios labios que me perdonaba.
Cinco minutos después Elena regresó a la habitación y ahora venía en mi pijama. Se acostó a mi lado, se cubrió con la sabana hasta los hombros y me quedó mirando.
—Yul… Antes de que me digas algo…— Agachó la cabeza —Yo quiero disculparme contigo.
—Bebé mírame— Le pedí, pero ella negó —Lenita, mírame.
—No— Me contestó y se cubrió el rostro con las manos —Yul, yo soy la única responsable de que todo esto haya pasado, por mi culpa tienes el rostro así, por mi culpa has llorado— Su voz empezó a entrecortarse —por mi culpa lastimaste a Natalya, por mi culpa Sveta te gritó muchas veces, por mi culpa ella te golpeó hoy y por mi culpa te escupió.
No me agradaba en lo absoluto que ella se culpara por todo lo que había pasado. Escucharla decir esas cosas me hizo sentir tan mal, y me hizo sentir mucho peor cuando vi cómo empezó a sacudirse ligeramente y entre los pliegues de sus dedos comenzaron a correr lágrimas.
De inmediato me le acerqué sin dejar un solo espacio entre nosotras y envolví su cabeza entre mis manos. Ella sin pensarlo se resguardó en mi cuello y comenzó a llorar libremente.
—Bebé cálmate por favor. No digas tonterías, tú no tienes la culpa de nada.
—Si, todo es todo es mi culpa, si yo no hubiera aparecido en tu vida no tendrías que haber pasado por tantos malos momentos— Si ella no hubiera aparecido en mi vida? ¿De qué rayos hablaba? En realidad pensaba de esa forma?
Yo no iba a permitir esto así que me incliné hacia atrás y levanté su rostro, obligándola a mirarme —Escúchame bien Elena. Si tú mamá y mi papá se conocieron, si se enamoraron, y si tú y ella se vinieron a vivir a esta casa era porque tenía que pasar, es simple.
—Pero yo hice cosas que no tenían que pasar, Yul.
—Lo sé Elena, y tú te disculpaste conmigo y las cosas comenzaron a cambiar desde ahí, pero después, ya sabes lo que pasó... estuvimos juntas y yo ni siquiera fui capaz de hablarlo contigo... o bueno, tú no dejaste que te explicara las cosas y me dijiste que cada quien tomara su rumbo. Eso me dolió y yo no sabía si era lo mejor o no Lena…porque tú ya me gustabas, yo ya estaba enamorada de ti... pero por otra parte también estaba Natalya y quise pensar que lo mejor era tomar tu petición y vivir mi vida, pero no pude, no fue posible por tu indiferencia y mucho menos cuando apareció Sveta. Ese día, después de la cena, te grité, te lastimé, te hice llorar y todo porque los malditos celos me tenían cegada, era inevitable Lena, ver como tú y ella se trataban en el restaurante, ver como ella te besaba en la puerta, luego la defendiste y después viniste a mi habitación a gritarme y a decirme que ella te gustaba, no puedes imaginarme como me sentí cuando te oí decir eso. Toda la ira se acumuló dentro de mí y al final exploté, y te dije esas manada de estupideces— Apoyé mi frente en la suya y ambas cerramos los ojos —Perdóname a mi, bebé, nada de lo que te dije fue cierto. Tú no fuiste solo sexo, ni un maldito impulso, mi corazón ya latía como loco por ti— Ella sonrió —Perdóname por no decirte antes pero siempre me daba miedo lastimar a Natalya y puse como prioridad sus sentimientos. Entiéndeme Elena, Naty es una persona muy especial para mí y yo no podía decirle de la nada que me había enamorado de ti.
—Te entiendo Yul, Natalya es una gran chica y ella no se merecía nada de esto. Quisiera encontrarme con ella y disculparme por todo lo que causé.
—Si tú quieres— Le dije.
—Si quiero— Sonrió —Y también quiero que sepas que te perdono por todo, quiero que sepas que nunca te odié, eso es algo que nunca podría pasar. Ese día también fue mi culpa, yo estaba alterada porque no entendía tu actitud y fui a tu habitación a decirte cosas sobre Sveta que ni siquiera eran verdad. Tus palabras me dolieron mucho y me creí cada palabra que me dijiste, quería olvidarme de que existías y Sveta se convirtió en un apoyo muy fuerte para mí. Me dije a mi misma que tenía que seguir adelante y por eso acepté ser su novia.
Aceptó ser su novia? Eso me hizo recordar algo —Puedo preguntarte algo?
Ella asintió.
—Sveta te estaba obligando a que le contaras a tú mamá sobre tú condición sexual y sobre su noviazgo?
Negó y se limpió las lágrimas —Ella no me obligaba pero...mmm… ella no era la persona con quien yo quería confesárselo a mi madre. Quiero decir… eh… si quiero contarle a mi mamá que me gustan las chicas pero... yo solo deseaba y soñaba hacerlo en tu compañía...
¡Wow!... ahora recuerdo porque en la mañana ella dudó en responderle. Era tan obvio que Elena no quería... Sonreí y le di un beso en la mejilla —Lo harás conmigo Lenita. Le contaremos todo a Inessa, te lo prometo— Esas palabras hicieron que sus ojos se iluminaran y sonriera de esa forma que me encantaba. Le devolví la sonrisa y besé su frente para finalmente envolvernos en el abrazo más apretado que había tenido en toda mi vida.
Por fin, maldita sea! Por fin todo parecía volver a ser normal, claro que con unos grandes cambios, pero por primera vez en dos meses me sentía, completa y feliz.
Nos quedamos abrazadas por un tiempo hasta que Elena se separó de mí y comenzó a dejar besitos en cada uno de los golpes que tenía en mi cara, la mayoría estaban en mi perfil izquierdo. Cerré los ojos ante la perfecta sensación de sus labios en mi rostro pero luego todo se volvió negro cuando lo que ella estaba haciendo me hizo recordar que mañana cuando papá me viera así, seguramente iba a matarme o me castigaría de por vida... Ya me imaginaba todos los regaños que me diría y luego el interrogatorio que por supuesto no sería nada fácil, no tenía idea de que explicaciones darle.
Por último sentí cuando me dio un beso en los labios y se apoyó en mi barbilla, yo aún seguía con los ojos cerrados.
—Yul?
—Mmm...— Murmuré.
—Quiero contarte algo.
Debo confesar que ya me estaba dando sueño así que cuando la escuché decir eso, solo pude abrir un ojo —Cuéntame— le contesté.
Vi como rodaba los ojos mirando a todos lados, como si tuviera pena o dudara de lo que quería contarme.
Abrí los ojos y coloqué mis manos en cada perfil de su rostro, tapándole la visión a los alrededores y obligándola a que solo me mirara a mí. Ella resopló enojada y arrugó la nariz cuando hice eso.
—No me quieres contar?— Le pregunté seria, pero por dentro quería reírme de ver su rostro enojado. Se veía tan tierna.
—Si... pero… me da pena.
—Vamos Lena, no debes tener pena de mí.
Ella suspiró... —Yul-Yul... tú...— Hizo una pausa y yo solo veía como sus mejillas comenzaban a tomar ese color rojizo que me hacía querer morderlas —Ereslaprimerayúnicapersonaconlaqueheestado— Dijo lo más rápido posible y de inmediato escondió su cara en mi pecho y se cubrió con la sabana hasta la cabeza.
Me quedé callada tratando de procesar tal información... Como diablos podía ser cierto, es decir cuando... ya saben… todo entró normalmente y a Elena no le dolió ni nada, ella no parecía virgen!... Oh pero… Esperen!! Claro... era por eso, Elena se masturbaba, como puedo ser tan estúpida y dudarlo.
Empecé a reírme a carcajadas por haber pensado en tales cosas y vi como Elena lentamente se asomaba debajo de las sabanas con el ceño fruncido. Salió del todo y al ver que yo no paraba de reír, me pellizcó un brazo.
—Ouch!— Gemí pero no pude parar de reír.
—No te burles de mí!— Gritó haciendo un puchero.
Me calmé un poco pero aún burlona y comencé a mover las cejas de arriba abajo —No me estoy burlando de ti— Me incliné y le di un beso —Es solo que...— Me aclaré la garganta —Parecías muy experta como para que esa fuera tú primera vez, además… parecía que no te ibas a cansar nunca y yo ya estaba a punto de desmayarme y morir.
Comencé a reír de nuevo y Elena no parecía nada contenta con esto. Pero ahora era mi turno de molestarla y no iba a dar marcha atrás —Dime Lena, ¿cómo es que sabes tanto— Le pregunté moviendo una ceja. Sus mejillas de nuevo se tiñeron de rosa... Yo sabía cuál era la respuesta, era tan obvia, pero quería escucharla de su propia boca.
—Cuéntame!— Le pedí.
—No me molestes, tú lo sabes...
—No lo sé bebé, si lo supiera no te lo preguntaría— Dije pareciendo inocente.
—Pues... ya sabes... Yo...
—Tú...
—Yoveíavideos— Gritó y se volvió a cubrir con toda la sabana.
Esto era demasiado, era lo mejor. Mis carcajadas estaban al extremo, todas y cada una de las risas que salían de mí era más fuerte que las otras.
—Eres una pervertida, bebé— Le dije mientras quitaba la sabana de su cabeza.
—Y tú una tonta— Me contestó. La tomé de las caderas y la subí a mi rostro y nuestros labios se tocaron nuevamente. Íbamos en un picoteo lento que retumbaba en toda mi habitación… hasta que fue tomando más fuerza y tuve que llevar mi mano a su nuca, ejerciendo cierta fuerza allí para evitar que cortara el beso. Su lengua comenzó a entrar en mi y empezamos a cerrar y abrir nuestras bocas, repitiéndolo las veces que pudiéramos.
Hice que inclinara la cabeza y dejé cortos besitos por toda su garganta. Sentí sus brazos envolverse alrededor de mi cuello y sus ojos chocaron con los míos.
Su respiración estaba entrecortada —Quiero que me hagas el amor de nuevo, Yul— Se inclinó y pasó su lengua por mi oreja, chupando mi lóbulo —quiero sentir tu lengua, tus labios y tus manos en cada rincón de mi— Mierda! sus malditas y calientes palabras hicieron que mis bragas se empararan en segundos. A dónde se había ido la niña penosa de hace unos momentos.
La atraje de nuevo a mí y en sus ojos podía ver el bendito deseo de sus palabras. Demonios yo también quería, la última vez que había tenido sexo fue con ella, en su habitación. Ni siquiera había podido masturbarme yo misma… pero no sabía si aceptar, no creía que iba sobrevivir esta noche. ¡Estaba muerta de cansancio!
—Lo harás— Me preguntó mordiéndose el labio y metiendo su rodilla entre mis piernas.
Dios! Acepto! Ni loca voy perderme esta oportunidad de ver sus pechos. Sonreí maliciosamente y tracé la forma de su boca con mi lengua, burlándome de ella, antes de deslizar suavemente mi lengua y la besé de nuevo, sólo que ésta vez fue más profundo, frotando mi lengua contra la suya.
Dejé su boca libre y cogí su labio inferior entre mis dientes —Te haré lo que quieras— La solté.
Ella sonrió bastante picara y se levantó de mi como un rayo hacia la puerta… quedé confundida y de inmediato me senté en la cama, gritando su nombre.
Escuché sus pasos cuando volvía y se paró en la puerta —A dónde vas— Le pregunté.
Ella sonrió de lado mientras pasaba la lengua por su boca con una sonrisa —Voy a necesitar Red bull— Red bull?
—Lo vas a necesitar?— Pregunté inocente.
Levantó una ceja, se señaló y negó con el dedo y la cabeza —Tú, eres quien lo va a necesitar— Me guiñó un ojo, me lanzó un beso y desapareció por la puerta...
Mierda! Pensé.
... y caí a la cama.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Jueraaa y que paso con la novia con Elena
Kamila- Mensajes : 168
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Julia va a morir si Lena sigue así de insaciable
Vera Rivero- Mensajes : 35
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Pobre julia quedara mas seca que los limones de las taquerias
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mary- Mensajes : 137
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Hay q felicidad q ya por fin se contentaron, estas historia es muy muy buena. Esa química de ellas es algo mágico
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Mary, me gustó mucho tu comentario. Fue tan gracioso y tan certero....Bueno, ya verán que pasará con la pobre Yulia en este capítulo.
A leer!!!
Capítulo 24: ¡Wow!
Nunca antes el techo de mi habitación me había parecido tan interesante, quiero decir, era blanco, decorado con un arte veneciano, era perfecto! El que lo construyó hizo una gran traba... ¡Maldita. Mierda! por qué estoy pensando en el techo de mi habitación en este momento.
A quien rayos engaño! Estoy nerviosa! mucho más que nerviosa. Veré otra vez a Elena desnuda, tocaré y besaré toda su piel, tendré su esencia en mí, sus fascinantes, perfectos, hermosos y maravillosos pechos en mi boc...
—¡Yul-Yul, ahí voy!
De repente la oí gritar desde el primer piso. Y Oh. Mi. Señor! El corazón me comenzó a saltar, a martillar, a golpear con toda la fuerza del mundo contra mi pecho. Completamente desenfrenado, total y absolutamente loco.
Escuché como sus pasos empezaban a chocar contra las escaleras. Y Oh! ¿Qué me estaba pasando? El maldito cuello y la maldita garganta también empezaron a palpitarme.
Me tuve que agarrar fuerte de la sábana, porque carajo... ahora si me temblaba todo. Empecé a sudar terriblemente, sentía como las gotas de sudor corrían por mi frente y caían a la almohada, Mis manos se humedecían a cada segundo. Era como si las tuviera metidas en un charco de agua.
¡Mierda! No!... Ahora sentía punzadas en mi centro. Jesús! Acaso voy a tener un orgasmo en este instante. ¡Sin haber hecho nada?
Comencé a convulsionar sobre la cama de lo excitada que estaba, apretaba los dedos de los pies... Ohhhh diablos! Cómo jodidos Elena lograba esto en mí, sin siquiera haberme tocado... Oh mi...
—¡Yul-Yul!
¡Rayos!... Apenas escuché su voz, me senté en la cama a la velocidad de un rayo, con los ojos abiertos de par en par, mirando a la nada y respirando fuertísimo mientras jadeaba y jadeaba.
—Estás bien?— Oí cuando me preguntó.
Giré mi cabeza lentamente hacia la puerta, aun jadeando Y... ¡Jodida vida! Allí estaba ella, parada debajo del marco, completamente hermosa con esa ceja enarcada, esa sonrisa demasiado picara y esa mirada llena de lujuria.
Mis ojos vagaron por todo su cuerpo... Y, si antes estaba mal, ahora, estaba peor! Se veía tan sexy con ese pijama, dejaba a la vista su exquisito cuello, sus hombros.... Carajo! Podía ver el inicio de sus maravillosos y perfectos pechos y también sus largos y finos muslos. Todo en esta chica era sublime, tan genial, tan perfec... Esperen! ¿Qué es eso?. ¿Qué diablos trae ahí? Esto es en serio? ¡Acaso… me quiere asesinar!
—Elena Katina— Grité —Tú quieres matarme?— Le pregunté sorprendida.
Elena Katina tenía en su mano una 12 pack de Red Bull. ¡UNA 12 PACK! ¡Qué rayos! ¡Acaso está demente?!
—Aishhh... No digas tonterías— Dijo sonriendo, mientras cerraba la puerta. Colocó el pack encima de la mesa, sacó una lata de Red Bull y me miró —Solo quiero que me ames por más tiempo.
¿Qué demonios? —¿Qué te ame por más tiempo?— Le pregunté frunciendo el ceño.
Ella no me contestó nada y en vez de eso, solo se subió a la cama y caminó de rodillas hasta que quedó frente a mí
—Si— Me respondió como si nada; mientras pasaba un pie sobre mis muslos y se sentaba a horcajadas en ellos.
¡Mierda! Tuve que tragar saliva y comencé a soltar una risita nerviosa. Las sacudidas en mi cuerpo volvían mucho más fuerte que antes... eran insoportables. Y todo gracias a que sus grandes pechos ahora, estaban frente a mis narices.
Era inevitable no pegar mis ojos ahí y me quedé mirándolos por un momento. No sé si era mi imaginación o estaba a punto de morir pero veía como por encima de la tela se le empezaban a marcar los pezones. ¡Wow! Las mejillas y la frente me empezaron arder. ¡Me quemaban!
—Yul?, mi cara está aquí— Oí cuando me dijo con una risita.
De inmediato levanté la cabeza para mirarla. Puedo jurar que mi mejilla no golpeada, en este instante estaba de un rojo color sangre. Esto era demasiado.
Tragué saliva de nuevo y me aclaré la garganta...—Bebé, te puedo amar por el tiempo que desees, pero todo eso— Señalé el pack —no es necesario.
Levantó una ceja y se acarició la barbilla —Eso lo veremos.
¿Uhg? —Lena!— Gemí —Hablas en serio?— Le pregunté tratando de ver si bromeaba pero al parecer no, porque asintió como si nada —Bien, entonces si ese es el caso, no voy a morir de tanto hacerte el amor, en lugar de eso, voy a terminar muerta por una intoxicación o un ataque al corazón— Dije con cierta molestia, pero ella solo soltaba unas risitas tontas ante mis palabras.
—Tranquila Yul-Yul, yo sé lo que hago— besó mi nariz y comenzó a destapar el Red Bull.
¡Santa madre! El sonido que provocaba al destapar la lata hacía eco en mis putos oídos. Tal vez hoy moriría. Adiós mundo!
—Estás lista?— Preguntó, mientras sonreía demasiado sexy.
No! No estaba lista. No estaba para nada lista, pero no tenía otra opción, así que asentí con la cabeza lo más lento que pude y di un gran suspiro.
Me sentía muy nerviosa, no solo porque estaría con Elena de nuevo, también porque temía intoxicarme con el Red Bull, no quería morir tan joven, y mucho menos... mientras hacia el amor.
Elena seguía sonriendo ante mi pobre reacción y procedió a poner la lata en mi boca. Bueno… ya no había vuelta atrás, así que abrí la boca y me bebí hasta la última gota que quedaba del contenido...
Elena sonrió y aplaudió —Bien hecho— Lanzó la lata de Red Bull por la ventana y se inclinó a mi rostro —Ahora si Yul-Yul— Pasó su lengua por la comisura de mis labios y después susurró —Hazme el amor.
Bien, esas tres palabras fueron más que suficiente para mí. No le di oportunidad de nada y me lancé a su boca, hundiendo mi lengua hasta lo más profundo de ella. Elena soltó un quejido, y luego sentí como la atrapaba entre sus labios y empezaba a saborearla.
Mis manos fueron a dar a sus caderas, apretándolas lo más fuerte que podía y luego las fui bajando lentamente hasta palpar sus glúteos. Oh por Dios, no pude evitarlo y les di un apretón a ambos, logrando que
Elena volviera a gemir en mi boca. Sonreí sensualmente en el beso al escuchar ese quejido y saqué mi lengua de su boca para luego besar la comisura de sus labios.
Fui deslizando mi nariz por su mandíbula, su cuello, su garganta, aspirando todo su olor mientras la oía respirar con dificultad. Elena giró la cabeza, y ahora, el acceso a su garganta era mucho mejor, listo para ser devorado por mi boca.
Comencé a dejar mordisquitos por toda su garganta, tomando su piel entre mis dientes y succionando ligeramente. Mis manos no se podían quedar quietas y una de ellas fue dar dentro su pijama. Una de ellas recorría toda su espina dorsal, luego recorría su abdomen todo muy lento.
Fui subiendo mi mano lentamente y mis dedos se encontraron con uno de sus pechos. Sin pensarlo, lo agarré y lo apreté con toda la palma de mi mano, tratando de que encajara en ella.
Elena comenzó a jadear y no pude resistirlo... mi otra mano dejó su glúteo y también se metió dentro de su pijama, ahora, ambas apretujaban sus pechos. Ella gemía pero aún no lo hacía muy fuerte. Bien, eso iba tener que arreglarlo porque yo, ya estaba prendida hasta el infierno y la haría gemir hasta que se desgarrara la garganta.
Mis manos acariciaban y apretaban esos redondos pechos hasta que sentí como sus pezones se endurecían. De inmediato tomé el dobladillo de la pijama y la deslicé por su cuerpo, quitándosela y tirándola hacia la ventana. Ahora… Elena estaba solo en bragas.
Oh por Dios! Juro que las babas caminaban por mi barbilla de lo abierta que tenía la boca, ese par de cosas preciosas estaban frente de mí. Se veían exquisitas… listas para ser devoradas.
Me lamí los labios sin querer al ver eso pezones rosaditos y erectos, apuntándome en todo el rostro.
Oí como Elena soltaba una risita y se colocaba al lado de mi oreja, respirando fuerte.
—Te gustan mis pechos Yul-Yul?— Preguntó. Su voz sonaba extremadamente sexual, y eso hizo que mis venas se dispararan y sintiera una corriente por toda la piel.
Asentí embobada, sin quitar la vista de ese par… era casi imposible.
—De verdad?— Me preguntó de nuevo.
—Desde el primer día que los vi quiero casarme con ellos— Respondí de la nada. Eso logró que Elena soltara una risita y se inclinara hacia atrás para mirarme.
—Si bebé?— Preguntó en un susurró entrecortado. Sé que ella estaba excitada, peor o igual que yo.
—Si...— Respondí casi inaudible.
—Entonces que esperas. Tus nuevas esposas están ansiosas y deseosas de que tu boca las pruebe de nuevo— Mierda! Acercó uno de sus pechos a mi labios, y enredó sus manos en mi cuello—Mételas ahora mismo en tu boca y cómelas— Me ordenó. Wow! dónde aprendió hablar así...
Sus deseos eran órdenes para mí, así que de inmediato cerré los ojos, abrí la boca y atrapé ese pezón entre mis labios, comencé a succionarlo suave, como un bebé lo haría, disfrutando cada segundo de ese botón rosado, duro como una piedra.
Las manos de Elena dejaron mi cuello y se empuñaron en mi cabello fuertemente, tratando de sentir mucho más mi boca en aquel pecho, que se abría y se cerraba en su pezón.
—Ohh Yul...— Pegó un gritó —ahora si eres un bebé. Mi bebé... — Dijo entre gemidos! Esta mujer ya estaba en la luna!
Disfruté por unos minutos de ese pecho y luego me pasé al otro, besándolo por todos lados para luego girar mi lengua y hacer círculos sin tocar su pezón. Sentía como Elena me apretaba más el cabello y empezaba a mover sus caderas contra mis muslos, restregando su centro contra ellos. Podía sentir la humedad de sus bragas, esta chica estaba goteando peor que yo...
Sonreí cuando entre gemidos me pedía que por favor tomara su pezón y dejara de joderla. No la molesté más, y empecé a darle lamidas a ese pezón necesitado de toque. Lo envolví en mi lengua y comencé a succionarlo como lo había hecho con el otro. Si Elena quería que yo fuera su bebé, así seria, pero debía tener cuidado porque este bebé estaba demasiado grandecito y con las hormonas disparadas.
Comencé a darle tiernas mordidas, tratando de estirarlo. Elena chillaba y sus gemidos inundaban toda la habitación. Mierda, si las casas del vecindario no estuvieran tan alejadas juro que los vecinos ya hubieran llamado a emergencias. Sus gemidos eran casi animales.
—Ohhh!! Que bebé tan travieso— Gimió con una risita, y fue inevitable soltar una carcajada que me hizo soltar su pezón.
Elena al verme riendo, no lo pudo evitar y también lo hizo… nuestras carcajadas inundaban toda la habitación.
—Siempre te burlas de mi— Dijo haciendo un puchero.
—No me estoy burlando de ti, Lena— Sonreí —Es solo que amo tus pechos y no lo puedo evitar— Besé su puchero.
Ella sonrió como siempre lo hacía y me devolvió el beso —Y ellos aman tu boca— Me dijo por último antes de que nos besáramos de nuevo.
Nos separamos del beso y ella empezó a besarme todo el cuello mientras sus manos caminaban por mi clavícula y se detenían en mis pechos. Gemí y tuve que apretar los ojos cuando empezó a mover sus manos sobre ellos. Era una sensación mágica, mucho mejor que la primera vez.
Sus manos seguían recorriendo cada parte de mí, subían y subían hasta que las detuvo en mis hombros, y me tumbó suavemente a la cama. No pude evitar que en mi rostro se hiciera una sonrisa cuando vi sus ojos convertidos en unas medias lunas y su boca tirando de las esquinas.
Sus manos fueron a dar a mis mejillas, sin hacerme daño, y se recostó sobre mí dejando un casto beso en mis labios…
—Te amo Yulia, te amo y no te alcanzarías a imaginar cuanto lo hago— Sus palabras eran honestas, tanto como su mirada. La sonrisa no se quitaba de mi boca, ni se quitaría. Esta niña tenía tantas pero tantas facetas, que me hacían volver loca a cada segundo. Podía ser buena y mala. Salvaje y dulce. Mentirosa y honesta, ¡Podía ser de todo! Y también podría mandarme a un manicomio si lo quisiera.
—Yo también lo hago Elena— Hice una pausa, mirando detenidamente ese brillo en sus ojos verdigrises —y te agradezco por llegar a mi vida y darle un poco de acción.
Ella entrecerró los ojos y sonrió de medio lado —Todavía falta mucha acción Yul-Yul— Dijo moviendo las cejas de arriba abajo.
—Oh, si— Pregunté picara.
—Si, he decidió que yo te haré el amor primero y luego tú me lo haces a mí, y luego yo de nuevo y luego tú y así, hasta que ya no podamos respirar.
Wow! Eso sonó tan loco que no pude evitar soltar una carcajada extremadamente exagerada. Por Dios! esta niña era más que increíble, y sin duda no tenías pelos en la lengua para decirme lo que quería. ¡Me encanta!
—Entonces que esperas?— La reté.
Ella abrió la boca sorprendida pero eso no duro mucho porque luego se mordió el labio inferior y se lanzó a mi cuello. Sus labios comenzaron a dejar besos por todos los alrededores y fueron descendiendo por mi garganta, mi clavícula....
Me agarré de sus manos cuando sentí su lengua jugando con mis pechos, lamiéndolos por doquier. Ella me estaba haciendo lo mismo que yo le había hecho hace unos instantes, y me tenía con un pie en el cielo y otro en el infierno.
Sentía como su lengua húmeda se deslizaba entre mis pechos, pasando por mi abdomen hasta que se estrelló con mi short y empezó a lamer el borde de mis caderas. Dios! Yo no lo soportaba más, la necesitaba dentro de mis bragas ahora mismo.
Soltó sus manos de las mías y las llevó a mis caderas, agarrando mi short, donde comenzó a bajarlo lentamente por mis piernas, hasta que los quitó del todo y los lanzó por la ventana.
Elena abrió mis piernas y de repente sentí sus labios posándose en el interior de mis muslos, sus besos eran suaves. Me daban escalofríos y hacían que mi clítoris palpitara con fuerza.
—Bebé, hazlo— Gemí. Lo necesitaba. ¡Muchísimo!
Ella dejó escapar su aliento caliente sobre mi centro y deslizó su lengua fuera sobre mi clítoris. Mis muslos empezaron a temblar; cuando sentía como su lengua bailaba en mi botón que palpitaba con fuerza. Su lengua hacia un trabajo perfecto, era exquisito, mucho mejor que la primera vez.
Su lengua dejó de jugar con mi clítoris y descendía hasta que sentí como la empujaba dentro mis pliegues, duro y rápido, una y otra vez, mientras sus manos sostenían mis piernas temblorosas.
De mi boca solo salían gemidos con su nombre, era inevitable, la sensación era perfecta, me sentía viva. Yo gemía y gemía más fuerte mientras agarraba salvajemente su cabello y empujaba su cabeza hacia mi centro, manteniéndola allí, hasta que la oleada de placer me invadiera por completo.
Sentía como sus dedos empezaban a hurgar en mis pliegues y como su boca tomaba de nuevo mi clítoris. De repente insertó dos dedos y di un respingo cuando sentí el espasmo más placentero del mundo.
Ella rió por lo que había logrado y empezó el movimiento, dentro y fuera, dentro y fuera mientras sus labios chupaban y apretaban mi clítoris. Mis caderas comenzaron a moverse con sus dedos y su boca, ya estaba a punto de llegar al orgasmo. Lo sentía venir.
Elena aumentó el movimiento en su mano y mi mente se nubló, el clímax llegó a mí y comencé a temblar hasta que finalmente exploté, gritando su nombre.
Elena sacó sus dedos de mí y sentí cuando me dio una última lamida desde mis pliegues hasta mi clítoris, logrando que yo soltara un suspiró en respuesta y mis muslos y mis manos se derrumbaran sobre la cama.
Mis ojos estaban cerrados y mi respiración era incontrolable casi como el movimiento de mi pecho. Podía escuchar su risita picara y después sentí como deslizaba sus manos sobre todo mi abdomen sudoroso.
Dejé escapar un gemido y abrí los ojos. Ella estaba allí, mirándome y mirándome, no despegaba sus ojos de mí. Vi cómo se lamia los labios y luego sus dedos con un gesto sensual mezclado con lujuria que era fascinante de ver.
Ella se acercó y se sentó a horcajadas sobre mi estómago pero sin hacer presión, se inclinó haciendo que sus pechos chocaran con los míos y empezó a besarme tiernamente en los labios.
Pasaron casi veinte minutos para que yo estuviera totalmente recuperada, ambas nos miramos y empezamos a reír. Esto era más que magnifico, disfrutar del placer, de la otra persona y divertirse así… Era glorioso.
—Estás bien?— Me preguntó, trazando un círculo con su dedo sobre mi pezón.
—Mejor que nunca— Le respondí, acariciando su mejilla... —Gracias Lena. Eso fue... Wow— Grité, haciendo que ella riera.
—De nada Yul-Yul. Ahora...— Se inclinó y se estiró hasta mi mesita. Vi como sacó otra lata de Red Bull del pack, la abrió y me la ofreció —Es mi turno, así que tómala.
—Lena!— Gemí.
—¡Yul!
Mierda! Gemí con un puchero en la boca mientras me sentaba y empezaba a beberme a sorbos el contenido de esa maldita lata. ¡Yo podía hacer lo que ella quisiera sin tomar esta cosa!
Terminé de beber todo un poco molesta y la dejé encima de la mesa. Ella me miraba un poco expectante, tal vez porque sabía que yo no estaba muy feliz de estar tomando Red Bull. No quería hacerla sentir mal, así que le di una sonrisa de medio lado y me acerqué a su oreja, lamiendo su lóbulo… —Ponte de pie Lena, porque voy a follarte como lo hacen en los videos.
Escuché un gemido venir de ella y no pude evitar reírme internamente. Ella se paró a la velocidad de un rayo sobre la cama y me agarró de la cabeza.
La contemplé de arriba abajo por unos minutos, se veía tan caliente con solo con esas bragas y mis chupones bastantes visibles en sus pechos.
Me mordí el labio inferior y comencé a deslizar mis manos en sus pies, acariciándolos hasta llegar a sus muslos, logrando sentir la suavidad de sus piernas. Vi como su piel se erizaba ante mi toque y aproveché para acercar mi boca a ellos, dejando besos por todos lados.
Empecé a lamer el interior de sus muslos y Elena abrió las piernas, dándome mejor acceso. Mis manos vagaron en su abdomen hasta que encontré sus bragas y empecé a bajarlas. Ella alzó los pies ayudándome a quitarlas y las lancé de nuevo por la ventana. Seguramente mañana encontraríamos todo.
Nos miramos a los ojos y saqué mi lengua para darle una pista de lo que iba a hacer, Elena lo captó de inmediato y abrió sus piernas alrededor de mi cabeza. Oh por Dios, su centro era tan precioso, aun no podía creer que yo había sido la primera persona que había estado aquí.
Dejé que mi aliento golpeara con fuerza allí y de inmediato ella empezó a gotear. No pude evitarlo y le di una gran lamida desde el inicio de sus pliegues, saboreando todo. Ella gimió, y vi como apretaba los ojos y abría la boca, jadeando.
Me aferré a sus muslos y mi lengua comenzó a trabajar en todo el lugar. Empecé a darle lamidas a su clítoris, estimulándolo a todo dar; mientras sus chillidos inundaban mis oídos y toda la habitación… y toda la casa.
Elena empezó a mover sus caderas de arriba abajo, mi lengua entraba y salía de sus pliegues, llevando el ritmo perfecto.
Sus fluidos cada vez eran más abundantes, así como su excitación.
La espalda me comenzó a doler así que me acosté en la cama y la atraje de nuevo a mí, dejándola de rodillas encima de mí rostro, con su centro a la altura de mi cabeza. Allí lo tenía. Todo para mí.
Elena no estaba muy segura de esa posición pero le guiñé un ojo, dándole confianza e hice que se prendiera del espaldar de la cama.
Mis manos fueron a dar nuevamente a sus caderas y comencé otra vez. Mi lengua lamia todo el lugar, estimulaba su clítoris. Mis dientes atraparon sus pliegues, y de repente sentí cuando Elena puso sus manos en mi cabeza, empezaba a mover sus caderas y me acariciaba el cabello, despeinándome sin control. Ella me miraba, tenía la boca abierta, las mejillas rojas y sus ojos tenían un brillo indescriptible mientras veía como yo succionaba su centro.
Los gemidos de Elena se hicieron muy fuertes, casi como yo lo había prometido e hice que volviera a sentarse sobre mi estómago pero esta vez, sobre mi mano mientras introducía dos dedos dentro de sus pliegues.
Comencé a embestirla, mientras le comía la boca, dándole a probar su sabor. Sus gemidos cada vez se hacían más fuertes y se amortiguaban en mí...
Comenzó a temblar y sentía como sus paredes se contraían en mis dedos hasta que soltó un último grito y noté como una oleada de su flujo caliente, caía sobre mi estómago.
Ella cayó jadeando sobre mi pecho, mirándome fijamente a los ojos mientras yo sacaba mis dedos de su centro y me los llevaba a la boca, su sabor era realmente sabroso, su olor se mezclaba con el perfume de su piel y producían efectos enloquecedores..
La acaricié las mejillas mientras lograba recuperarse, aun nuestras miradas chocaban y una pequeña sonrisa se hacía en sus labios...
—¿Te sientes bien?— Le pregunté sin dejar de acariciar sus rosadas mejillas.
Ella asintió levemente y cerró los ojos mientras sonreía... —Eso fue...¡Wow! Yul-Yul— Su voz sonó ronca y muy débil.
Sonreí ligeramente y la abracé con todas mis fuerzas... Creo que por esta noche era suficiente, no había necesidad de más.
Cogí la sábana que estaba al lado nuestro y la puse encima de ambas, parecíamos un pequeño montoncito, ya que Elena seguía encima de mí....
—Buenas noches, Lena— Dije, besando la coronilla de su cabecita.
Apenas dije esas palabras, ella alzó la cabeza y me miró con el ceño fruncido.
Me confundí mucho —¿Qué pasa bebé?— pregunté al ver su reacción.
—Todavía nos faltan 10 latas de Red Bull — ¿QUÉ COÑOS? PERO…. ACASO NO ESTABA CANSADA YA —así que no te despidas tan pronto porque ahora es mi turno de nuevo— Dijo casi enojada y nos cubrió a ambas con la sábana de pies a cabeza.
… y todo empezó de nuevo.
A leer!!!
Capítulo 24: ¡Wow!
Nunca antes el techo de mi habitación me había parecido tan interesante, quiero decir, era blanco, decorado con un arte veneciano, era perfecto! El que lo construyó hizo una gran traba... ¡Maldita. Mierda! por qué estoy pensando en el techo de mi habitación en este momento.
A quien rayos engaño! Estoy nerviosa! mucho más que nerviosa. Veré otra vez a Elena desnuda, tocaré y besaré toda su piel, tendré su esencia en mí, sus fascinantes, perfectos, hermosos y maravillosos pechos en mi boc...
—¡Yul-Yul, ahí voy!
De repente la oí gritar desde el primer piso. Y Oh. Mi. Señor! El corazón me comenzó a saltar, a martillar, a golpear con toda la fuerza del mundo contra mi pecho. Completamente desenfrenado, total y absolutamente loco.
Escuché como sus pasos empezaban a chocar contra las escaleras. Y Oh! ¿Qué me estaba pasando? El maldito cuello y la maldita garganta también empezaron a palpitarme.
Me tuve que agarrar fuerte de la sábana, porque carajo... ahora si me temblaba todo. Empecé a sudar terriblemente, sentía como las gotas de sudor corrían por mi frente y caían a la almohada, Mis manos se humedecían a cada segundo. Era como si las tuviera metidas en un charco de agua.
¡Mierda! No!... Ahora sentía punzadas en mi centro. Jesús! Acaso voy a tener un orgasmo en este instante. ¡Sin haber hecho nada?
Comencé a convulsionar sobre la cama de lo excitada que estaba, apretaba los dedos de los pies... Ohhhh diablos! Cómo jodidos Elena lograba esto en mí, sin siquiera haberme tocado... Oh mi...
—¡Yul-Yul!
¡Rayos!... Apenas escuché su voz, me senté en la cama a la velocidad de un rayo, con los ojos abiertos de par en par, mirando a la nada y respirando fuertísimo mientras jadeaba y jadeaba.
—Estás bien?— Oí cuando me preguntó.
Giré mi cabeza lentamente hacia la puerta, aun jadeando Y... ¡Jodida vida! Allí estaba ella, parada debajo del marco, completamente hermosa con esa ceja enarcada, esa sonrisa demasiado picara y esa mirada llena de lujuria.
Mis ojos vagaron por todo su cuerpo... Y, si antes estaba mal, ahora, estaba peor! Se veía tan sexy con ese pijama, dejaba a la vista su exquisito cuello, sus hombros.... Carajo! Podía ver el inicio de sus maravillosos y perfectos pechos y también sus largos y finos muslos. Todo en esta chica era sublime, tan genial, tan perfec... Esperen! ¿Qué es eso?. ¿Qué diablos trae ahí? Esto es en serio? ¡Acaso… me quiere asesinar!
—Elena Katina— Grité —Tú quieres matarme?— Le pregunté sorprendida.
Elena Katina tenía en su mano una 12 pack de Red Bull. ¡UNA 12 PACK! ¡Qué rayos! ¡Acaso está demente?!
—Aishhh... No digas tonterías— Dijo sonriendo, mientras cerraba la puerta. Colocó el pack encima de la mesa, sacó una lata de Red Bull y me miró —Solo quiero que me ames por más tiempo.
¿Qué demonios? —¿Qué te ame por más tiempo?— Le pregunté frunciendo el ceño.
Ella no me contestó nada y en vez de eso, solo se subió a la cama y caminó de rodillas hasta que quedó frente a mí
—Si— Me respondió como si nada; mientras pasaba un pie sobre mis muslos y se sentaba a horcajadas en ellos.
¡Mierda! Tuve que tragar saliva y comencé a soltar una risita nerviosa. Las sacudidas en mi cuerpo volvían mucho más fuerte que antes... eran insoportables. Y todo gracias a que sus grandes pechos ahora, estaban frente a mis narices.
Era inevitable no pegar mis ojos ahí y me quedé mirándolos por un momento. No sé si era mi imaginación o estaba a punto de morir pero veía como por encima de la tela se le empezaban a marcar los pezones. ¡Wow! Las mejillas y la frente me empezaron arder. ¡Me quemaban!
—Yul?, mi cara está aquí— Oí cuando me dijo con una risita.
De inmediato levanté la cabeza para mirarla. Puedo jurar que mi mejilla no golpeada, en este instante estaba de un rojo color sangre. Esto era demasiado.
Tragué saliva de nuevo y me aclaré la garganta...—Bebé, te puedo amar por el tiempo que desees, pero todo eso— Señalé el pack —no es necesario.
Levantó una ceja y se acarició la barbilla —Eso lo veremos.
¿Uhg? —Lena!— Gemí —Hablas en serio?— Le pregunté tratando de ver si bromeaba pero al parecer no, porque asintió como si nada —Bien, entonces si ese es el caso, no voy a morir de tanto hacerte el amor, en lugar de eso, voy a terminar muerta por una intoxicación o un ataque al corazón— Dije con cierta molestia, pero ella solo soltaba unas risitas tontas ante mis palabras.
—Tranquila Yul-Yul, yo sé lo que hago— besó mi nariz y comenzó a destapar el Red Bull.
¡Santa madre! El sonido que provocaba al destapar la lata hacía eco en mis putos oídos. Tal vez hoy moriría. Adiós mundo!
—Estás lista?— Preguntó, mientras sonreía demasiado sexy.
No! No estaba lista. No estaba para nada lista, pero no tenía otra opción, así que asentí con la cabeza lo más lento que pude y di un gran suspiro.
Me sentía muy nerviosa, no solo porque estaría con Elena de nuevo, también porque temía intoxicarme con el Red Bull, no quería morir tan joven, y mucho menos... mientras hacia el amor.
Elena seguía sonriendo ante mi pobre reacción y procedió a poner la lata en mi boca. Bueno… ya no había vuelta atrás, así que abrí la boca y me bebí hasta la última gota que quedaba del contenido...
Elena sonrió y aplaudió —Bien hecho— Lanzó la lata de Red Bull por la ventana y se inclinó a mi rostro —Ahora si Yul-Yul— Pasó su lengua por la comisura de mis labios y después susurró —Hazme el amor.
Bien, esas tres palabras fueron más que suficiente para mí. No le di oportunidad de nada y me lancé a su boca, hundiendo mi lengua hasta lo más profundo de ella. Elena soltó un quejido, y luego sentí como la atrapaba entre sus labios y empezaba a saborearla.
Mis manos fueron a dar a sus caderas, apretándolas lo más fuerte que podía y luego las fui bajando lentamente hasta palpar sus glúteos. Oh por Dios, no pude evitarlo y les di un apretón a ambos, logrando que
Elena volviera a gemir en mi boca. Sonreí sensualmente en el beso al escuchar ese quejido y saqué mi lengua de su boca para luego besar la comisura de sus labios.
Fui deslizando mi nariz por su mandíbula, su cuello, su garganta, aspirando todo su olor mientras la oía respirar con dificultad. Elena giró la cabeza, y ahora, el acceso a su garganta era mucho mejor, listo para ser devorado por mi boca.
Comencé a dejar mordisquitos por toda su garganta, tomando su piel entre mis dientes y succionando ligeramente. Mis manos no se podían quedar quietas y una de ellas fue dar dentro su pijama. Una de ellas recorría toda su espina dorsal, luego recorría su abdomen todo muy lento.
Fui subiendo mi mano lentamente y mis dedos se encontraron con uno de sus pechos. Sin pensarlo, lo agarré y lo apreté con toda la palma de mi mano, tratando de que encajara en ella.
Elena comenzó a jadear y no pude resistirlo... mi otra mano dejó su glúteo y también se metió dentro de su pijama, ahora, ambas apretujaban sus pechos. Ella gemía pero aún no lo hacía muy fuerte. Bien, eso iba tener que arreglarlo porque yo, ya estaba prendida hasta el infierno y la haría gemir hasta que se desgarrara la garganta.
Mis manos acariciaban y apretaban esos redondos pechos hasta que sentí como sus pezones se endurecían. De inmediato tomé el dobladillo de la pijama y la deslicé por su cuerpo, quitándosela y tirándola hacia la ventana. Ahora… Elena estaba solo en bragas.
Oh por Dios! Juro que las babas caminaban por mi barbilla de lo abierta que tenía la boca, ese par de cosas preciosas estaban frente de mí. Se veían exquisitas… listas para ser devoradas.
Me lamí los labios sin querer al ver eso pezones rosaditos y erectos, apuntándome en todo el rostro.
Oí como Elena soltaba una risita y se colocaba al lado de mi oreja, respirando fuerte.
—Te gustan mis pechos Yul-Yul?— Preguntó. Su voz sonaba extremadamente sexual, y eso hizo que mis venas se dispararan y sintiera una corriente por toda la piel.
Asentí embobada, sin quitar la vista de ese par… era casi imposible.
—De verdad?— Me preguntó de nuevo.
—Desde el primer día que los vi quiero casarme con ellos— Respondí de la nada. Eso logró que Elena soltara una risita y se inclinara hacia atrás para mirarme.
—Si bebé?— Preguntó en un susurró entrecortado. Sé que ella estaba excitada, peor o igual que yo.
—Si...— Respondí casi inaudible.
—Entonces que esperas. Tus nuevas esposas están ansiosas y deseosas de que tu boca las pruebe de nuevo— Mierda! Acercó uno de sus pechos a mi labios, y enredó sus manos en mi cuello—Mételas ahora mismo en tu boca y cómelas— Me ordenó. Wow! dónde aprendió hablar así...
Sus deseos eran órdenes para mí, así que de inmediato cerré los ojos, abrí la boca y atrapé ese pezón entre mis labios, comencé a succionarlo suave, como un bebé lo haría, disfrutando cada segundo de ese botón rosado, duro como una piedra.
Las manos de Elena dejaron mi cuello y se empuñaron en mi cabello fuertemente, tratando de sentir mucho más mi boca en aquel pecho, que se abría y se cerraba en su pezón.
—Ohh Yul...— Pegó un gritó —ahora si eres un bebé. Mi bebé... — Dijo entre gemidos! Esta mujer ya estaba en la luna!
Disfruté por unos minutos de ese pecho y luego me pasé al otro, besándolo por todos lados para luego girar mi lengua y hacer círculos sin tocar su pezón. Sentía como Elena me apretaba más el cabello y empezaba a mover sus caderas contra mis muslos, restregando su centro contra ellos. Podía sentir la humedad de sus bragas, esta chica estaba goteando peor que yo...
Sonreí cuando entre gemidos me pedía que por favor tomara su pezón y dejara de joderla. No la molesté más, y empecé a darle lamidas a ese pezón necesitado de toque. Lo envolví en mi lengua y comencé a succionarlo como lo había hecho con el otro. Si Elena quería que yo fuera su bebé, así seria, pero debía tener cuidado porque este bebé estaba demasiado grandecito y con las hormonas disparadas.
Comencé a darle tiernas mordidas, tratando de estirarlo. Elena chillaba y sus gemidos inundaban toda la habitación. Mierda, si las casas del vecindario no estuvieran tan alejadas juro que los vecinos ya hubieran llamado a emergencias. Sus gemidos eran casi animales.
—Ohhh!! Que bebé tan travieso— Gimió con una risita, y fue inevitable soltar una carcajada que me hizo soltar su pezón.
Elena al verme riendo, no lo pudo evitar y también lo hizo… nuestras carcajadas inundaban toda la habitación.
—Siempre te burlas de mi— Dijo haciendo un puchero.
—No me estoy burlando de ti, Lena— Sonreí —Es solo que amo tus pechos y no lo puedo evitar— Besé su puchero.
Ella sonrió como siempre lo hacía y me devolvió el beso —Y ellos aman tu boca— Me dijo por último antes de que nos besáramos de nuevo.
Nos separamos del beso y ella empezó a besarme todo el cuello mientras sus manos caminaban por mi clavícula y se detenían en mis pechos. Gemí y tuve que apretar los ojos cuando empezó a mover sus manos sobre ellos. Era una sensación mágica, mucho mejor que la primera vez.
Sus manos seguían recorriendo cada parte de mí, subían y subían hasta que las detuvo en mis hombros, y me tumbó suavemente a la cama. No pude evitar que en mi rostro se hiciera una sonrisa cuando vi sus ojos convertidos en unas medias lunas y su boca tirando de las esquinas.
Sus manos fueron a dar a mis mejillas, sin hacerme daño, y se recostó sobre mí dejando un casto beso en mis labios…
—Te amo Yulia, te amo y no te alcanzarías a imaginar cuanto lo hago— Sus palabras eran honestas, tanto como su mirada. La sonrisa no se quitaba de mi boca, ni se quitaría. Esta niña tenía tantas pero tantas facetas, que me hacían volver loca a cada segundo. Podía ser buena y mala. Salvaje y dulce. Mentirosa y honesta, ¡Podía ser de todo! Y también podría mandarme a un manicomio si lo quisiera.
—Yo también lo hago Elena— Hice una pausa, mirando detenidamente ese brillo en sus ojos verdigrises —y te agradezco por llegar a mi vida y darle un poco de acción.
Ella entrecerró los ojos y sonrió de medio lado —Todavía falta mucha acción Yul-Yul— Dijo moviendo las cejas de arriba abajo.
—Oh, si— Pregunté picara.
—Si, he decidió que yo te haré el amor primero y luego tú me lo haces a mí, y luego yo de nuevo y luego tú y así, hasta que ya no podamos respirar.
Wow! Eso sonó tan loco que no pude evitar soltar una carcajada extremadamente exagerada. Por Dios! esta niña era más que increíble, y sin duda no tenías pelos en la lengua para decirme lo que quería. ¡Me encanta!
—Entonces que esperas?— La reté.
Ella abrió la boca sorprendida pero eso no duro mucho porque luego se mordió el labio inferior y se lanzó a mi cuello. Sus labios comenzaron a dejar besos por todos los alrededores y fueron descendiendo por mi garganta, mi clavícula....
Me agarré de sus manos cuando sentí su lengua jugando con mis pechos, lamiéndolos por doquier. Ella me estaba haciendo lo mismo que yo le había hecho hace unos instantes, y me tenía con un pie en el cielo y otro en el infierno.
Sentía como su lengua húmeda se deslizaba entre mis pechos, pasando por mi abdomen hasta que se estrelló con mi short y empezó a lamer el borde de mis caderas. Dios! Yo no lo soportaba más, la necesitaba dentro de mis bragas ahora mismo.
Soltó sus manos de las mías y las llevó a mis caderas, agarrando mi short, donde comenzó a bajarlo lentamente por mis piernas, hasta que los quitó del todo y los lanzó por la ventana.
Elena abrió mis piernas y de repente sentí sus labios posándose en el interior de mis muslos, sus besos eran suaves. Me daban escalofríos y hacían que mi clítoris palpitara con fuerza.
—Bebé, hazlo— Gemí. Lo necesitaba. ¡Muchísimo!
Ella dejó escapar su aliento caliente sobre mi centro y deslizó su lengua fuera sobre mi clítoris. Mis muslos empezaron a temblar; cuando sentía como su lengua bailaba en mi botón que palpitaba con fuerza. Su lengua hacia un trabajo perfecto, era exquisito, mucho mejor que la primera vez.
Su lengua dejó de jugar con mi clítoris y descendía hasta que sentí como la empujaba dentro mis pliegues, duro y rápido, una y otra vez, mientras sus manos sostenían mis piernas temblorosas.
De mi boca solo salían gemidos con su nombre, era inevitable, la sensación era perfecta, me sentía viva. Yo gemía y gemía más fuerte mientras agarraba salvajemente su cabello y empujaba su cabeza hacia mi centro, manteniéndola allí, hasta que la oleada de placer me invadiera por completo.
Sentía como sus dedos empezaban a hurgar en mis pliegues y como su boca tomaba de nuevo mi clítoris. De repente insertó dos dedos y di un respingo cuando sentí el espasmo más placentero del mundo.
Ella rió por lo que había logrado y empezó el movimiento, dentro y fuera, dentro y fuera mientras sus labios chupaban y apretaban mi clítoris. Mis caderas comenzaron a moverse con sus dedos y su boca, ya estaba a punto de llegar al orgasmo. Lo sentía venir.
Elena aumentó el movimiento en su mano y mi mente se nubló, el clímax llegó a mí y comencé a temblar hasta que finalmente exploté, gritando su nombre.
Elena sacó sus dedos de mí y sentí cuando me dio una última lamida desde mis pliegues hasta mi clítoris, logrando que yo soltara un suspiró en respuesta y mis muslos y mis manos se derrumbaran sobre la cama.
Mis ojos estaban cerrados y mi respiración era incontrolable casi como el movimiento de mi pecho. Podía escuchar su risita picara y después sentí como deslizaba sus manos sobre todo mi abdomen sudoroso.
Dejé escapar un gemido y abrí los ojos. Ella estaba allí, mirándome y mirándome, no despegaba sus ojos de mí. Vi cómo se lamia los labios y luego sus dedos con un gesto sensual mezclado con lujuria que era fascinante de ver.
Ella se acercó y se sentó a horcajadas sobre mi estómago pero sin hacer presión, se inclinó haciendo que sus pechos chocaran con los míos y empezó a besarme tiernamente en los labios.
Pasaron casi veinte minutos para que yo estuviera totalmente recuperada, ambas nos miramos y empezamos a reír. Esto era más que magnifico, disfrutar del placer, de la otra persona y divertirse así… Era glorioso.
—Estás bien?— Me preguntó, trazando un círculo con su dedo sobre mi pezón.
—Mejor que nunca— Le respondí, acariciando su mejilla... —Gracias Lena. Eso fue... Wow— Grité, haciendo que ella riera.
—De nada Yul-Yul. Ahora...— Se inclinó y se estiró hasta mi mesita. Vi como sacó otra lata de Red Bull del pack, la abrió y me la ofreció —Es mi turno, así que tómala.
—Lena!— Gemí.
—¡Yul!
Mierda! Gemí con un puchero en la boca mientras me sentaba y empezaba a beberme a sorbos el contenido de esa maldita lata. ¡Yo podía hacer lo que ella quisiera sin tomar esta cosa!
Terminé de beber todo un poco molesta y la dejé encima de la mesa. Ella me miraba un poco expectante, tal vez porque sabía que yo no estaba muy feliz de estar tomando Red Bull. No quería hacerla sentir mal, así que le di una sonrisa de medio lado y me acerqué a su oreja, lamiendo su lóbulo… —Ponte de pie Lena, porque voy a follarte como lo hacen en los videos.
Escuché un gemido venir de ella y no pude evitar reírme internamente. Ella se paró a la velocidad de un rayo sobre la cama y me agarró de la cabeza.
La contemplé de arriba abajo por unos minutos, se veía tan caliente con solo con esas bragas y mis chupones bastantes visibles en sus pechos.
Me mordí el labio inferior y comencé a deslizar mis manos en sus pies, acariciándolos hasta llegar a sus muslos, logrando sentir la suavidad de sus piernas. Vi como su piel se erizaba ante mi toque y aproveché para acercar mi boca a ellos, dejando besos por todos lados.
Empecé a lamer el interior de sus muslos y Elena abrió las piernas, dándome mejor acceso. Mis manos vagaron en su abdomen hasta que encontré sus bragas y empecé a bajarlas. Ella alzó los pies ayudándome a quitarlas y las lancé de nuevo por la ventana. Seguramente mañana encontraríamos todo.
Nos miramos a los ojos y saqué mi lengua para darle una pista de lo que iba a hacer, Elena lo captó de inmediato y abrió sus piernas alrededor de mi cabeza. Oh por Dios, su centro era tan precioso, aun no podía creer que yo había sido la primera persona que había estado aquí.
Dejé que mi aliento golpeara con fuerza allí y de inmediato ella empezó a gotear. No pude evitarlo y le di una gran lamida desde el inicio de sus pliegues, saboreando todo. Ella gimió, y vi como apretaba los ojos y abría la boca, jadeando.
Me aferré a sus muslos y mi lengua comenzó a trabajar en todo el lugar. Empecé a darle lamidas a su clítoris, estimulándolo a todo dar; mientras sus chillidos inundaban mis oídos y toda la habitación… y toda la casa.
Elena empezó a mover sus caderas de arriba abajo, mi lengua entraba y salía de sus pliegues, llevando el ritmo perfecto.
Sus fluidos cada vez eran más abundantes, así como su excitación.
La espalda me comenzó a doler así que me acosté en la cama y la atraje de nuevo a mí, dejándola de rodillas encima de mí rostro, con su centro a la altura de mi cabeza. Allí lo tenía. Todo para mí.
Elena no estaba muy segura de esa posición pero le guiñé un ojo, dándole confianza e hice que se prendiera del espaldar de la cama.
Mis manos fueron a dar nuevamente a sus caderas y comencé otra vez. Mi lengua lamia todo el lugar, estimulaba su clítoris. Mis dientes atraparon sus pliegues, y de repente sentí cuando Elena puso sus manos en mi cabeza, empezaba a mover sus caderas y me acariciaba el cabello, despeinándome sin control. Ella me miraba, tenía la boca abierta, las mejillas rojas y sus ojos tenían un brillo indescriptible mientras veía como yo succionaba su centro.
Los gemidos de Elena se hicieron muy fuertes, casi como yo lo había prometido e hice que volviera a sentarse sobre mi estómago pero esta vez, sobre mi mano mientras introducía dos dedos dentro de sus pliegues.
Comencé a embestirla, mientras le comía la boca, dándole a probar su sabor. Sus gemidos cada vez se hacían más fuertes y se amortiguaban en mí...
Comenzó a temblar y sentía como sus paredes se contraían en mis dedos hasta que soltó un último grito y noté como una oleada de su flujo caliente, caía sobre mi estómago.
Ella cayó jadeando sobre mi pecho, mirándome fijamente a los ojos mientras yo sacaba mis dedos de su centro y me los llevaba a la boca, su sabor era realmente sabroso, su olor se mezclaba con el perfume de su piel y producían efectos enloquecedores..
La acaricié las mejillas mientras lograba recuperarse, aun nuestras miradas chocaban y una pequeña sonrisa se hacía en sus labios...
—¿Te sientes bien?— Le pregunté sin dejar de acariciar sus rosadas mejillas.
Ella asintió levemente y cerró los ojos mientras sonreía... —Eso fue...¡Wow! Yul-Yul— Su voz sonó ronca y muy débil.
Sonreí ligeramente y la abracé con todas mis fuerzas... Creo que por esta noche era suficiente, no había necesidad de más.
Cogí la sábana que estaba al lado nuestro y la puse encima de ambas, parecíamos un pequeño montoncito, ya que Elena seguía encima de mí....
—Buenas noches, Lena— Dije, besando la coronilla de su cabecita.
Apenas dije esas palabras, ella alzó la cabeza y me miró con el ceño fruncido.
Me confundí mucho —¿Qué pasa bebé?— pregunté al ver su reacción.
—Todavía nos faltan 10 latas de Red Bull — ¿QUÉ COÑOS? PERO…. ACASO NO ESTABA CANSADA YA —así que no te despidas tan pronto porque ahora es mi turno de nuevo— Dijo casi enojada y nos cubrió a ambas con la sábana de pies a cabeza.
… y todo empezó de nuevo.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: BABY, I´MA YOUR GIRLFRIEND! // RAINBOW.XANDER
Jajajajajajaja esa lena es un caso serio, capitulo más caliente lo hacen increíble, esta demasiado buenaaaaa espero leer más
Fati20- Mensajes : 1370
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