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THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA)

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Mensaje por Fati20 11/25/2022, 5:51 am

Que buen capitulo q ya se sepa la verdad de las 2 y enfrenten las cosas juntas. Saludos querida mía 😘😘😘😘
Fati20
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 11/26/2022, 3:24 am

Capítulo Veinticinco: Hija

Las mentiras pueden socavar la credibilidad, puede desintegrar relaciones y corroer la confianza. Las mentiras nos humillan, nos deshonran, y nos hace preguntarnos si la persona que nos mintió, alguna vez nos ha dicho la verdad.

¿Por qué esa necesidad de mentir?

Porque sinceramente creemos que es lo mejor que podemos hacer para nuestro beneficio en ese momento. Vivimos en un mundo de engaños. La mentira más seria, es cuando es otro el que miente. A nadie le agrada admitir que mintió. Sea que nos abstengamos de decir la verdad o que digamos una media verdad, a veces mentimos. Nuestras razones incluyen lo siguiente: Mentimos para preservar nuestro sentido de dignidad. Queremos parecer mejores de lo que somos porque queremos agradar a los demás.
Exageramos las circunstancias para inflar nuestros egos o para esconder nuestra vergüenza, temor y desilusiones. Tal vez sea demasiado vergonzoso o doloroso confrontar la verdad sobre otros o sobre nosotros mismos. Mentimos para evitar que nos descubran.

¿Por qué me mintió Elena? ¿Por qué le miento yo?

¿Cómo afrontar el hecho de ya saber con anterioridad su mentira y hacerle creer que era ajena a ello? ¿Cómo explicarle que sé su vida al completo, hasta sus más escondidos secretos? ¿Cómo hacerle entender que ahora, solo me importa su bien? ¿Cómo hacer que me crea cuando he comenzado mintiéndole?

¿Qué se supone que uno debe hacer frente a una mentira? ¿Volver a creer en esa persona confiando que no volverá hacerlo? ¿Cómo creer que todo lo que dijo con anterioridad, sus actos, sus palabras, no fueron mentiras también? Pero aún es más difícil para la persona que mintió y se arrepiente en el presente, palpando con sus manos que quizás esa persona se nos escurra de las manos para siempre por un error, por una mentira.

Tal vez, lo que más temía respecto a Elena esté sucediendo. Tal vez Elena sea de las personas que no perdonan una mentira más allá que ella también lo haya hecho. ¿Por qué? ¿Por qué tuve que ocultar mi pasado de ella? ¿Por qué tuvo que cruzarse en mi camino y perder la cabeza?

Permanece parada frente a mí, con su mentón temblando amenazando un próximo llanto, sus ojos vidriosos y sus manos estrangulando su desprolija pijama. Recorre con su mirada mis ojos buscando una respuesta positiva a su mentira, comenzando asentir con su cabeza para luego agachar su mirada.

—Entiendo si tú después de esto no quieres volver a verme, pero me parecía injusto darte mí SI, habiendo mentiras entre nosotras. Lo siento, Yulia. En verdad lo siento.

Niego con mi cabeza, sin poder emitir palabra al respecto. ¿Lo siente? No, Elena… yo soy la que lo siente. Yo soy la mentirosa aquí, la que te perderá.

—Yulia… dime algo, por favor — me pide apartando el vaso de whisky de mis manos. Las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas silenciosamente poniendo en alerta a Elena, que deja el vaso sobre la mesa de vidrio que descansa a mi derecha y vuelve a mí rápidamente, colocando su mano sobre mi mejilla, queriendo aliviar mi dolor — Lo siento, Yulia. No quise lastimarte… por favor dime algo — Sus lágrimas se unen a las mías — No me dejes por esto, por favor — Se aproxima hasta mis labios, deteniéndose en mitad de camino esperando a que yo haga el resto. Sin embargo, no logro cerrar la distancia entre nosotras, ella roza sus labios con los míos sollozando, buscando fuerzas para no romper en llanto sobre mis labios.

—Ya lo sabía… — susurro golpeando mi aliento con el suyo — Yo lo sé todo — Frunce su ceño y mis mejillas vuelven a sentir frío tras apartarse de mí.

—¿De qué hablas? — hace dos pasos hacia atrás, aún puedo tocarla si así lo quisiese — ¿A qué te refieres con todo?

—Todo, Elena — Avanzo los dos pasos que ella ha decidido interponer entre nosotras pero nuevamente se aleja de mí. No la culpo — Déjame explicarte.

—Por supuesto que lo harás. Ahora mismo hablarás… — Me pide prepotente haciendo ademán con sus manos.

—No sé qué quieres que te diga. No sé por dónde comenzar.

—¿Qué te parece por el principio? ¿Qué tal si me dices porqué me has tomado por imbécil haciéndome creer que no sabías nada? ¿Te has dado una idea siquiera cuanto he sufrido por ocultarte esto? ¿Acaso no te afectaba a la hora de estar conmigo? — escupe molesta.

—Por supuesto que sí, Elena. Pero yo no podía obligarte a que me contaras eso.

—¿Por qué lo sabías? ¿Quién te lo ha dicho?

—Investigo a las personas que están a mi lado.

Abre sus ojos asombrada pero rápidamente comienza a reír irónicamente.

—Oh, vamos. No me vengas con ese cuento. Deja de mentirme, deja de tratarme como una idiota, Yulia.

—Jamás te trataría así, no eres idiota.

—Habla de una maldita vez, Yulia.

—¿Qué quieres que te diga? Te he investigado, no miento — Me niega con su cabeza poniendo sus brazos en jarra sobre su cintura — Sé quien es tu padre — Suelto provocando que detenga su corto caminar de un lado a otro. Muerde su labio inferior intentando callar insultos y reproches que seguramente van dirigidos hacia mí. Se calla para oír todo el cuento que tengo para decirle — Sé tú pasado. Sé porque sientes que debes quedarte con Charlotte.

—¡No sigas por ahí! — Grita apuntándome con su dedo — No te atrevas a decir más nada — Vuelve a caminar alrededor de la sala esta vez evitando mirarme a los ojos. Se lleva las manos hacia su pelo, su rostro y parte de su vestimenta en un intento fallido para aliviar sus nervios.

—Elena… — me interrumpe.

—He sido una imbécil. Debí escuchar a quienes me advertían sobre ti. Debí de hacerles caso cuando me decían que no eras de confiar. ¡Qué idiota he sido! — Grita ofuscada — ¿Cuánto tiempo más pensabas ocultármelo? ¿Por qué querías casarte conmigo?

—Quería contártelo pero… — me quedo en silencio al no saber que decirle. Saldré con otra mentira y ahora mismo no sirve de nada.

—¿Pero…? — me presiona — ¿Qué? ¿No encontrabas el momento? — Ríe con amargura — Termina ya con las frases hechas. No eres tú, soy yo — Se burla.

—Debes parar…

—¿O qué? ¿Qué me harás si no callo?

—Nada. Jamás te haría daño, Elena.

—Y sigues mintiendo… — levanta sus brazos al aire sin creerme una palabra al respecto — He confiado en ti, maldición — camina hacia mi dándome un empujón con sus manos en mi pecho — He depositado mi entera confianza en ti, te he mostrado mi intimidad, mi casa y hasta pensé en mis hijos, maldita estúpida — vuelve a empujar y yo dejo que descargue su frustración conmigo — Lo he dejado todo por ti… — rompe en llanto aflojando su empuje. La arropo entre mis brazos deteniendo cualquier movimiento futuro — Me he entregado a ti… — susurra en mi pecho.

—Perdóname, Elena. Por favor, hazlo — la aprisiono contra mi cuerpo. Quizás sea la última vez que pueda tenerla así — No quise mentirte, pero debo hacerlo.

—¿Debes hacerlo? — Separa su cabeza de mi cuello buscando mi mirada — ¿Aún me sigues mintiendo? ¿Qué más sabes?

—No puedo — Dejo que las lágrimas salgan. No puedo.

—¿Hay más? — No respondo su pregunta — De acuerdo — se deshace de mi agarre — Creo que aquí no hay mas nada por hablar — comienza su trayecto hacia la habitación.

—¿Dónde vas? — pregunto desesperada corriendo tras ella.

—A la ciudad, mi casa. A donde nunca tendría que haberme ido — dice dándome la espalda.

—Elena, no te atrevas a dejarme aquí.

—¿Qué no me atreva? — Se gira en su lugar — Tus amenazas ya no funcionan conmigo. No seas ridícula, Yulia.

—¿Lenita? — la voz de Charlotte nos pone en alerta — ¿Qué sucede? — Se sienta en la cama aún estando la habitación a oscuras.

—Nada, vuelve a dormirte — respondo secamente, dándome cuenta en el instante que la niña no tiene nada que ver en nuestros problemas.

—Cielo… — dice Elena luego de prender las luces y ver como la niña seguía aún sentada en medio de la cama — Es hora de irnos.

—¿Qué? — Ambas preguntamos alarmadas.

—¿Dónde iremos a esta hora? — pregunta la niña y yo solo me limito a ver como Elena comienza a recoger sus cosas rápidamente. Guardando sus cosas sin doblar, casi atropellándose por su apuro y nerviosismo.

—Elena, ustedes no se irán de aquí.

—Debes saber cuándo detenerte, Yulia — dice sin siquiera mirarme.

—Mami, no quiero irme — Miro hacia la niña encaminando mis pasos hacia ella pero me doy cuenta en mi trayecto que no me habla a mí — Mami — camina hacia donde está Elena cayendo en la cuenta que Charlotte llamaba su atención no la mía. Elena se arrodilla frente a ella dejando un beso en su frente — ¿Por qué estás triste? — murmura Charlotte sintiendo su mismo dolor en la voz.

—No estoy triste, cielo. Solo extraño mucho a mis hijos y quiero volver para verlos — Acomoda el pelo castaño de Charlotte detrás de su oreja — ¿Tú no quieres conocerlos?

—Si, si quiero — Asiente con su cabecita y una sonrisa en sus labios — No llores más — coloca su manito en una de las mejillas de Elena provocando que una mano nivea se le una disfrutando de su tacto. Ahora mismo caigo en la cuenta de lo que me estoy perdiendo si no actúo de inmediato — Si tú quieres irte ahora, lo haremos ¿cierto, Yulia? — la niña busca mi mirada pero la de Elena se queda estancada en el piso. Solo asiento — Genial, iré a quitarme mi pijama. Espérenme, no se vayan sin mí — Deja un beso en la mejilla de Elena y corre hacia la silla donde descansa su ropa para luego encaminarse hacia el baño.

—Elena… — reacciono a tiempo.

—Yulia, no sigas. Me volveré a Rusia así tú no lo quieras.

—No me dejes… — susurro llegando a su lado. Tomo su mano pero ella rápidamente la aparta.

—Debiste pensarlo antes.

—No puedes andar sola con la niña a estas horas, no tienes pasajes mucho menos responsabilidad sobre ella.

—¿Ahora piensas en eso? La he traído a Nueva York, Yulia. A la otra parte del mundo!! ¿Tú me denunciarás? ¿Quieres que me saquen a Charlotte y la devuelvan a un orfanato?

—Elena, tú mejor que nadie debe saber que… — me interrumpe.

—¡Exacto! Yo mejor que nadie lo sé — se apunta el pecho con su dedo índice — Y tú mejor que nadie sabe mi pasado. Dime… — se toma unos minutos dejándonos en silencio — En tu informe ¿sale como me trataban allí o por cuantas familias he pasado? Cuéntame Yulia… ¿Qué sabes tú sobre cómo sobrevivir sin tus padres o vivir en la calle? — No, no lo sé. Solo entiendo sobre padres violentos o canallas. Toma mi silencio como respuesta — No pongas las cosas más difíciles.

Asiento con mi cabeza. Por ahora aceptaré lo que pide… por ahora.

—De acuerdo — digo dándole paso para que retome su actividad — Pero la niña se queda conmigo.

—¿Estás demente? — Se levanta de su sitio y me enfrenta — No dejaré a la niña contigo.

—Pues lo harás si no quieres que te denuncie — Mi parte perra y odiosa vuelve a salir a flote. Ya me he dejado pisotear lo suficiente.

—No lo harás — intenta enfrentarme pero la tomo del brazo acercándola a mi cuerpo para susurrarle y que la niña no escuche nuestra conversación ya que el baño permanece con la puerta abierta.

—Pruébame — Le sostengo la mirada dejándole en claro que no estoy bromeando con esto.

—No lo puedo creer — Me devuelve el susurro — Pégame donde quieras, pero no con la niña.

—Tú puedes irte donde quieras, pero la niña se queda aquí — digo soltando el agarre, dejándola casi desahuciada frente a mi sentencia. Camino hacia el baño y encuentro a Charlotte casi dormida sentada en el inodoro. El corazón se me estruja por meterla en medio de nuestras disputas, pero nada me separará de ella. Ni siquiera Elena Katina.

La tomo entre mis brazos y vuelvo aparecerme en la habitación mostrándome lo más fría posible con Elena, quien busca su abrigo en medio de mis sacos y vestidos en el perchero. Me acerco a la cama y vuelvo a posicionar a la niña donde se encontraba con anterioridad tapando su pequeño cuerpo antes de dejarle un beso en su cabeza.
Camino hasta la silla más próxima a mi comenzando a despojarme de mi calzado y abrigo que es el refugio del anillo perteneciente a Elena. Tanteo mi bolsillo e introduzco mi mano para sacar el estuche de terciopelo azul de forma cuadrada. Lo coloco sobre la mesa de maquillaje, donde parte de los cosméticos aún siguen desparramados sobre ella. Trago saliva observándola por el rabillo de mi ojo. Ella permanece petrificada en su lugar, mirando con detenimiento mis movimientos y el objeto que he dejado cerca de sus cosas.

—Si decides irte… — digo fijando mi vista en el estuche — Asegúrate de no regresar — levanto mi mirada buscando la suya y ambas permanecemos en silencio soportando las ganas de lanzarnos a los brazos de la otra, pero como siempre, mi móvil interrumpe nuestro momento.

Ella intenta hacer una mueca con su boca parecida a una sonrisa resignada negando con su cabeza, yo prefiero correr hasta el para que no despierte a Charlotte y rogando recibir buenas noticias.

Pensé que te encontraría durmiendo. Lo siento… — Oír su voz en estos momentos es un detonante más para perder mi paciencia, pero pido con mi mente clara que no termine de arruinar mi noche, o al menos, no más de lo que está hasta ahora.

Tranquilo, aún no he podido recostarme — digo sintiendo como Elena ha retomado sus acciones a mis espaldas.

Ya he llegado, estoy en el hotel. ¿Puedes bajar?

No puedo. ¿Qué tal si tú subes? — Al instante que las palabras abandonan mi boca, Elena detiene sus pasos en mitad de la sala seguramente preguntándose con quien hablo y queriendo retrasar su partida para ver con sus ojos quien vendrá a verme.

No quiero molestar además, has querido mantener esto en secreto. Allí estará Elena o es muy probable que nos escuche hablar.

—No te preocupes por ella, la señorita Katina ha decidido volverse a Rusia. Estaremos a solas
— Digo escuchando el balbuceo de Simmons por el auricular pero prestándole mi completa atención a las reacciones de Elena. ¡Vamos, dime algo! Maldición… — Te espero.

Sin más corto la llamada y vuelvo a marcar pero esta vez desde el teléfono fijo perteneciente al hotel.

—Espera un momento — le pido a Elena, aún sin ella haber dado siquiera un paso para alejarse.

Señorita Volkova ¿En qué puedo ayudarla?

—Necesito el coche inmediatamente. Deben llevar a la señorita Katina hacia el aeropuerto.

—Muy bien, de inmediato.


Sin más corto la comunicación y vuelvo hacia la barra. Vamos Elena, no te vayas.

—Ya puedes irte — digo apretando mi mandíbula dándole la espalda en todo momento.

La escucho balbucear, suspirando y queriendo volver a empezar pero simplemente decide callarse y abrir la puerta donde decidirá tomar un camino lejos del mío. No puedo voltearme pero quiero hacerlo. Quiero convencerme que hay una esperando aún, que en verdad ella no quiere dejarme, pero al momento en que decido hacerlo el clic de la puerta se escucha como eco en la sala, en mis oídos.

Aprieto mi mandíbula sintiendo el nudo en mi garganta, el mismo que he sentido cuando vi la tumba de Svetlana bajo mis pies, el mismo que he sentido cuando desperté y no tuve a mi hija a mi lado.

Elena me dejó.

Dos golpes se escuchan en la puerta y aún no se cuanto tiempo he permanecido parada frente a la barra con mi whisky sin probar. Camino hacia la habitación y cierro las enormes puertas para que Charlotte no despierte con nuestra conversación.

Simmons permanece en su lugar escrutándome con su mirada una vez que mi cuerpo queda visible para él en la entrada.

—Yulia… — levanto mi mano, mostrándole mi palma impidiéndole que hable respecto al tema.

—¿Has traído los papeles?

—Aquí está todo. Si tú quieres podemos dejarlo para mañana — Río con amargura.

—No digas idioteces, aquí no ha pasado nada — camino de vuelta a la sala, esta vez tomando asiento en los sillones posando la carpeta con documentos en la mesa ratona.

—¿Qué hay de la niña? ¿Dónde está? — me pregunta Simmons a la vez que tomo mis anteojos de lectura.

—Duerme en la habitación.

—¿Elena ha aceptado a dejártela sin más?

—¿Por qué la tomas? — Intento bromear abriendo la carpeta. Preparándome para constatar con mis ojos la verdad — He tenido que amenazarla con denunciarla para que la dejase aquí. De todos modos no me confío, ella no se quedará con los brazos cruzados.

—Pues, ella no podrá quitártela Yulia. No puede quitarte algo que es tuyo… — me susurra tomando asiento frente a mí, separándonos la mesa — Te dejaré leer tranquila — Recuesta su espalda en el respaldo y se limita a observarme en silencio.

Me tiemblan las manos tras su sentencia.

No puede quitarte algo que es tuyo.

Mis ojos recorren palabra por palabra, sin embargo mi concentración no está 100% en lo que dice allí, sino en Elena Katina. Suspiro molesta, paso mi mano por mi cabello e intento retomar la lectura teniendo éxito.

Moscow Memorial Health system

Resultado

El perfil genético obtenido de la muestra perteneciente al hijo SI es COMPATIBLE con el perfil genético de la Presunta Madre.

El análisis estadístico de coincidencia haciendo uso de las frecuencias alelicas obtenidas por genómica en un estudio representativo de la población de Moscú, Rusia, da una PROBABILIDAD DE MATERNIDAD (W) de: 99,9999%


Mis ojos se detienen en el porcentaje sin poder desviar mi mirada de allí para seguir leyendo el documento que se encuentra entre mis manos.

—Yulia… — Simmons me saca de mis pensamientos sacudiendo mi hombro izquierdo con su mano y un casi inexistente tacto — Tal vez deberías… — No lo dejo continuar.

—¿Has traído los papeles? — Digo aclarando mi garganta sin dejarme vencer por los nervios y las ganas de romper en llanto.

—Si, están al final de la carpeta. Déjame ayudarte…

Dejo que haga las cosas a su antojo, no tengo ánimos de ponerme a gritar mucho menos descargar mis frustraciones en él. Me levanto del sillón en busca de mi vaso con whisky, el único que podrá calmar un poco mi ansiedad. Lo tomo en un abrir y cerrar de ojos, volviendo a llenarlo para seguir con el propósito de no querer sentir más nada en lo que resta de la noche.

—Debes calmarte… — Simmons vuelve a tomarme desprevenida. Aún no sé si estoy tan tomada que no veo cuando se acerca hasta mí — Lo mejor será que revisemos los documentos mañana en el desayuno.

—¡No! — lo detengo dejando el vaso en la barra, dándole a entender que no seguiré comportándome como una idiota — Yo puedo hacer esto. Eres mi abogado y mano derecha. Terminemos con esto cuanto antes — Golpeo su hombro y camino hacia el sillón nuevamente.

—Sabes que no me gusta llevarte la contra, pero debes tomarlo con calma — me dice aún parado, observándome desde lo alto.

—Vamos, viejo amigo. Dame una mano aquí, no hagas el proceso más lento — golpeo el lugar vacio a mi lado y vuelvo mi atención a la carpeta — Veamos que tenemos por aquí… — susurro acomodando mis anteojos en el puente de mi nariz — ¿Debo leer o puedo confiar en ti? — murmuro paseando mi vista sobre los documentos.

—Eso debes decidirlo tú. Yo he hecho lo que me has pedido.

—Bueno… — tomo la pluma que hay en la mesa que descansa a un lado del sillón, siendo el sostén de una hermosa lámpara dorada — No he logrado convencer a Elena para que se case conmigo — Canturreo — ¿Qué haré ahora? ¿Puedo firmar de todos modos?

—Yulia… — toma mi mano derecha parando la acción de apoyar la punta de la pluma en la hoja para garabatear mi firma — Te pido… como amigo si quieres, que lo pienses bien. Tómate un tiempo, fíjate como van sucediendo las cosas y luego, si aún sigues con la misma idea, tendré estos documentos esperando por ti.

—¿Tiempo? — Pregunto incrédula — Tiempo es lo que me falta, lo que no tengo. No digas estupideces.

—Yulia… — lo interrumpo.

—No seas ingenuo, tú mejor que nadie sabes que no tengo tiempo, Simmons. Mi plan respecto a Elena ha fracasado pero aún puedo hacer algo al respecto. Firmaré esto, y cuando llegue el momento me iré en paz, sabiendo que dejo todo en orden aquí.

—No te apresures a los hechos, aún no sabes tu destino.

—Claro que lo sé… — niego con mi cabeza volviendo la vista a los papeles.

Sé perfectamente lo que me espera.

—¿Estás segura?

—Completamente…

Sin más leo por arriba el documento que redactó Simmons, colocándole como sello permanente mi firma en la parte baja.

—¿Necesitas algo más? — Niego con mi cabeza.

—Ha sido suficiente por hoy — Me levanto del sillón dejando que Simmons cierre la carpeta para llevársela — Mañana nos volveremos a Moscú, puedes venirte con nosotras — digo acompañándolo hasta la puerta de entrada.

—Muy bien. Mañana mismo vendré a desayunar y conversar sobre el tema de Warner.

—Te estaré esperando — Abro la puerta y dejo que se despida para volver al sillón y seguramente pasar una noche más en vela.

—Yulia… — dice antes que cierre la puerta — duerme y no pienses más al respecto. Elena volverá si así lo quieres.

Intento sonreírle pero mis labios solo dibujan una débil mueca.

—Elena estará mejor sin mí.

—No te castigues más — Deja un apretón en mi hombro — Ahora debes ocuparte y preocuparte por Charlotte.

—Lo sé — Apoyo mi mano sobre la de él — Ahora mismo, mi hija es la única que me interesa.



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THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA) - Página 3 Empty Re: THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 11/26/2022, 8:05 pm

Capítulo Veintiséis: Batalla de sentimientos

It's easy to fall in love, but it's so hard to break somebody's heart

Todo pasa por una razón. No hay ni existe absolutamente nada que pase por casualidad. Duele terminar con una relación en la mayoría de los casos. A veces, porque fue mucho tiempo invertido en esa relación, otras veces, porque teníamos muchas ilusiones, ideas de grandeza en esa relación. Con Yulia… bueno, con ella lo tenía todo y a la vez nada. ¿Cuándo es suficiente? ¿Cuándo es demasiado? Mi corazón la perdonó, aún sin tener las suficientes razones para estar enfadada con ella. Me mintió, me ocultó cosas… la gran cosa. Yo también lo he hecho con ella. Pero mi mente… ella es la que me dice constantemente que debo hacerme valer, respetar y que no está dentro de sus posibilidades volver a Yulia.

Esta situación me está matando, no he parado de llorar en el avión y aún no logro controlar el sollozo que nace en mi garganta tras volver a pensar en ella. He pisado el suelo de Moscú nuevamente pero esta vez, vacía.

What seemed like a good idea has turned into a battlefield…

Nunca debemos imaginarnos un futuro, hacer promesas o vivir a bases de sueños, no sabemos qué puede pasar más adelante. En una relación, es fundamental disfrutar el momento y no esperar que las relaciones duren para toda la vida o mucho tiempo. Que pesimista suena aquello, pero ¿Ha sido diferente para mí? Esperé por Yulia para que corriera detrás de mí pero nunca apareció. ¿Cómo debo tomar aquello? ¿En verdad esto se ha terminado?

You and I We have to let each other go…

—Señorita… ¿Se encuentra bien? — la voz del taxista me toma por sorpresa.

—Si ¿Por qué?

—Ya hemos llegado — señala a través de su ventanilla la puerta de casa. La camioneta de Fyodor se encuentra estacionada en la entrada de mi garaje.

—Oh… — Suspiro y vuelvo a caer en la cuenta que Yulia no está a mi lado — Tome y gracias.

—La ayudaré a bajar sus maletas — Comenta con la intensión de bajarse del coche pero no dejo que lo haga.

—No se preocupe, puedo sola. Muchas gracias — Sin más bajo cargada con mis cosas. El taxista pone en marcha su auto desapareciendo detrás de mi espalda mientras sigo con mis pies clavados en la vereda observando lo que aparenta ser mi hogar. ¿Aparenta? Pues sí, ya no lo siento mío. Siento que no pertenezco aquí.

—¿Elena? — Es la voz de Fyodor que se escucha lejano pero sin embargo su cuerpo está a centímetros mío — Elena, ¿te encuentras bien? — pasa su mano frente a mi rostro buscando signos de estar con los pies en la tierra.

—No — murmuro sintiendo repentinamente como todo comienza a darme vueltas. Cierro los ojos momentáneamente dejando que mi cuerpo arrastre mi cabeza hacia atrás. Las manos de Fyodor me sostienen gritando cosas que solo puedo oír como susurros.

—Elena… por dios santo, reacciona — Golpea mis mejillas levemente.

—Adentro… — digo con voz quebrada — Llévame adentro.

Lo próximo que siento es la comodidad de mis almohadones acolchonados pertenecientes al sillón que tengo en la sala.

—¿Puedes decirme que sucede contigo? — me pregunta una vez que he logrado quitarme el saco, recibiendo una botella de agua helada.

—Solo se me ha bajado un poco la presión, nada más — comento antes de darle un sorbo largo a mi agua.

—Bien, supongo que la presión también hizo que tus ojos se hincharan y tuvieras tu nariz roja ¿cierto? — Se cruza de brazos una vez que tomo asiento sobre la mesa ratona.

—Fyodor, no ahora por favor — pido colocando la botella helada en mi nuca y por momentos en mi frente — Se me parte la cabeza.

—Sabes que no quiero presionarte, pero tienes una pinta de mierda. Ojeras, el rímel corrido, tu pelo es un asco… — levanto mi mano interrumpiendo su apreciación de mi fatídico estado.

—Mi cabeza… — murmuro de mala gana dándole a entender que no me apetece ahora mismo tener este tipo de conversación.

—Solo dime una cosa — Asiento de mala gana — ¿Es por Yulia?

Peace will come when one of us puts down the gun…

Mi mentón comienza a temblar y solo tiendo a tapar mis ojos con mi brazo izquierdo, empezando nuevamente una ronda de lágrimas.

—Llora todo lo que sea necesario — susurra en mi oído acariciando mi cabello.

—Tú lo sabías ¿cierto? — siento como se aleja un poco de mi — Sabias que Yulia me lastimaría.

—Cariño, todo se arregla conversando. En esta vida todo tiene solución, menos la muerte. Tú sabrás solucionarlo — deja un beso en mi frente sin responder mi duda dejándome sola en la sala.

We seemed like a good idea.

La ruta semi vacía, como mi vida sin vos…


.....................

Soy una experta en perder gente, seres queridos, amores fallidos. ¿Esto tiene solución? No lo sé. Siquiera sé si volveré a verla, pero Charlotte ha llorado el día entero tras explicarle que Elena tuvo que marcharse. Hemos disfrutado el día en un parque, la he llevado al zoológico y a comer pizza, su comida favorita, sin embargo ha decidido no dirigirme la palabra. La famosa ley de hielo.

Quién hubiera imaginado que llegaría el momento, ese maldito momento de mirar para un costado…

Me senté en la alfombra de nuestra habitación luego de un día agitado con Charlotte recuperando parte de las horas perdidas gracias a las consecuencias que tuve que aceptar con el tiempo por mi trabajo. Aquella alfombra, aunque nada extravagante, lograba desconectarme de la realidad con su suave pelaje color crema. Con mi espalda apoyada contra el borde de la cama y mi móvil entre mis manos esperando siquiera una llamada de su parte, provocaban que cerrara mis ojos y viajara mentalmente lejos de allí.

Si no estás en mis mañanas, si no me río con tu voz

La conversación que había tenido la noche anterior con Elena había dejado algo pendiente en mi. No solo supimos admitir parte de nuestros errores, sino también el hecho de tomar la decisión de una separación definitiva.

Nunca lograrás entregarte a alguien para amarlo completamente

Tras hacer un vistazo intensivo en mis amores pasados aún con mis ojos cerrados, suspiré. Suspiré dejándolo todo allí, mi dolor por no tener a Elena pero mi tranquilidad por encontrar a Charlotte luego de tantos años y darla por muerta.

Si me siento acorralada…

Si tan solo no le hubiese mentido a Elena desde un principio, siendo clara con ella y conmigo misma, seguramente todo sería más fácil ahora mismo.

Quizás si no fuese tan estúpida y desconfiada sin estar tan expuesta al peligro...

Quizás si… si tan solo…

Suspiro y tiro mi cabeza hacia atrás apoyándola en el colchón. Esta vez me siento de lado mirando hacia la cabecera de mi cama. El pelo castaño de Charlotte desparramado en la almohada me recuerda a mis años de juventud. Mis años donde era una pequeña niña y no tenía noción de lo cruel que puede ser el mundo o las personas que te rodean. Yo no elegí esta vida, ella me escogió a mí sin preguntar, así como escogía a Charlotte. ¿Lo permitiría? Claro que no, haré todo lo posible para que ella no tenga que vivir esta condenada vida sola, desconfiada y distante de los demás. Haré que ella cambie el apellido Volkov, que limpie el camino que nosotros nos hemos encargado de ensuciar.

Es por no haber apreciado y yo misma haber tirado lo que la vida me dio…

Arrastro mi mano sobre el acolchado crema buscando el calor de la pequeña mano de mi hija, del pequeño ser que me arrebataron a los dos años de haberla parido. Mi pequeño sueño.

Rozo con la yema de mis dedos el dorso de su suave piel pálida sintiendo rápidamente como gira su mano tomando mi dedo índice. Muerdo mis labios, mi mejilla interna soportando las intensas ganas de llorar, sintiendo como mis ojos se nublan por las lágrimas.

—¿No puedes dormir? — murmura con su voz dulcemente adormilada.

Niego con mi cabeza permitiendo que pueda verme gracias al velador que he dejado encendido para ella.

—¿Quieres que te cuente un cuento para dormir? — Comienza acariciar mi mano — ¿Quieres? — vuelve a preguntarme tras mi mutismo.

—Si.

—Ven… — Se despoja de las sábanas permitiéndome entrar en ellas junto a su pequeño cuerpo. No lo dudo un segundo, me despojo de mis zapatos y me cuelo rápidamente apoyando mi cabeza en su pecho, sintiéndola reír por mi acción.

¿Es posible sentirme a salvo junto a ella? ¿Con una niña de seis años? Creo que en esta vida todo es posible, así como sentir que ella es mi hogar, mi destino. Siento que he llegado a mi meta necesitándola solo a ella. Siento que es tiempo de cerrar un círculo, cambiar de página, dejarlo todo por ella. Se lo merece, me lo merezco. No quiero perderla, no a ella.

—¿Te sabes el cuento de la suricata y el hipopótamo? — Niego con mi cabeza aún apoyada levemente en su cuello. Ella comienza a jugar con mi cabello corto — Había una vez una suricata que vivía en la jungla. ¿Si sabes lo que es una suricata, mami?

—Vuelve a decirlo. Repítelo, por favor.

—Suricata — me dice dudosa pero yo niego con mi cabeza.

—Vuelve a llamarme mamá.

La siento reír en mi oído, el sonido más hermoso que he escuchado luego de su llanto tras nacer.

—Mamá — besa mi cabeza — ¿Si sabes?

—Si, pequeña.

—¿Podemos tener una? — pregunta repentinamente olvidando el cuento.

—¿Estás loca? En tus sueños compraré ese bicho.

—Suricata — repite — Ya veremos.

—No, Charlotte. Aquí no veremos nada.

—Como decía… — vuelve a retomar el cuento dejándome con la boca abierta. Tiene el poder de la manipulación. Ya me veo con una suricata como mascota — Vivía en la jungla, y ella tenía hambre pero era chica, muy chiquitita. Así como lo es mami Lena — De inmediato se me forma un nudo en la garganta pero sonrío melancólicamente por aún tenerla presente entre nosotras — Y los animales grandes tenían toda la fruta porque podían llegar a ellas.

—¿Qué pasó entonces? — pregunto introduciéndome en su historia, cerrando mis ojos momentáneamente disfrutando del momento y sus caricias.

—Se hizo amiga del hipopótamo para poder pararse en su lomo y agarrar toda la fruta que ella quisiese.

—¿Y que gana con todo esto el hipopótamo? La suricata obtiene su fruta — pregunto.

—Una amiga — Dice y yo me acomodo en mi lugar quedándonos viendo de costado, enfrentadas — El hipopótamo solo quería una amiga.

—Ambos salen ganando — murmuro.

—¿Tú quieres ser mi amiga?

Sonrío con mi corazón en la mano. Me acerco a ella besando su frente, arropándola entre mis brazos.

—Seré lo que tú quieras que sea, mi niña — murmuro cerrando mis ojos.

No tengo nada, no lo merezco vos no me tengas piedad.

....................

—¡Buen día! — digo entrando en la cafetería para desayunar.

—Elena, ¿Qué haces aquí? — me pregunta el dueño aún sin entender mi presencia allí.

—Bueno, he regresado antes del viaje — Digo tomando asiento en el taburete perteneciente a la barra — Y decidí pasar por aquí para desayunar algo, echarles una mano quizás — Intento sonreír tras estar tres días enteros sin saber nada sobre Yulia. Comienzo mi cuarto día intentando regresar a mi vida cotidiana lejos de mi cama y los pañuelos.

—Tú estás en tus días libres, ni se te ocurra venir aquí con la intensión de ponerte a trabajar. — me apunta Rick con su dedo índice. Levanto mis manos dándome por vencida.

—Entonces, solo me tomaré un café.

—Eso puedo concedértelo — me sonríe colocando una taza vacía sobre la barra para luego caminar hasta el café — ¿Qué hay de ti? ¿Cómo lo han pasado en Nueva York? — me pregunta vertiendo café.

—Muy bien — miento bajando mi mirada — ¿Cómo te las has arreglado aquí?

— Bueno… — comenta tomando un muffin para mi — He contratado a dos muchachos. Están en periodo de prueba, pero son conocidos míos y les tengo algo de confianza.

—Que bien… — digo luego de darle un sorbo al café — ¿Qué hay de Oksana? ¿Sabes algo? — Niega con su cabeza.

—¿Tú?

— Nada — respondo cayendo en la cuenta que se ha marchado con Pavell a no sé donde sin volver a dar señales de vida. ¿, bien? — ¿Danielle? — pregunto pero su respuesta se ve interrumpida por los pasos que se oyen a mi espalda.

¿Cuándo pensabas decirme que estabas aquí? — toca mi hombro con sus dedos.

—¿Hoy? — pregunto apenada girándome en mi asiento.

—Eres una zanahoria bastante desconsiderada — Pongo mis ojos en blanco

—Y tú sigues siendo la misma perra de siempre — Bromeo y ambas sonreímos antes de saludarnos con un abrazo — ¿Cómo te encuentras Miroslava?

—Muerta de hambre. Acabo de salir de Bora — la piel se me eriza comenzando a golpear las preguntas que quisiese hacerle respecto a Yulia. ¿La has visto? ¿Está en la ciudad? ¿Ha vuelto a Bora? Pero ahogo mi curiosidad en mi propia mente.

—¿Quieres que desayunemos juntas?

—Que mas da — levanta sus hombros sonriendo — Masha viene en camino.

—Oh, genial — digo y lo próximo que oigo es la conversación que mantiene Miroslava con Rick pidiendo su desayuno. Camino hasta la mesa cinco, donde hemos desayunado con anterioridad Yulia, Charlotte y yo.

Me siento una maldita desconsiderada teniendo en cuenta que ni siquiera he intentado mover cielo y tierra para encontrar a Charlotte, pero tras llamar al móvil de Yulia en una noche de debilidad y encontrarlo apagado, me ha dejado en claro que ya no soy bienvenida en sus mundos. Solo espero que la niña se encuentre bien, después de todo con Yulia tendrá lo que desee y más.

—¿Qué te tiene así, zanahoria?

—¿Puedes dejar de decirme así? Ya no estamos en el instituto, Miroslava — digo tras verla tomar asiento frente a mí.

—Que sensible te encuentras hoy. ¿Estás en tus días? — Suspiro. Ojala fuese eso.

—No es nada.

—Pues para mi es todo. Mira tu cara, pareces enferma — Llevo las manos a mi rostro mostrando cómo me ha afectado su comentario — ¿Todo está bien en el paraíso?

Levanto mis hombros sin saber que responder, que contarle y hasta donde relatar mi historia con Yulia.

No debes confiar en todos, Elena.

Las palabras de Yulia resuenan en mi cabeza. ¿En quién puedo confiar? Suspiro cerrando mis ojos. He entrado en el mismo mundo que ella incorporando su inseguridad en mi.

—Todo está… — titubeo y el saludo alegre por parte de Masha me salva momentáneamente de mi respuesta — ¡Masha! ¿Cómo estás? — pregunto luego de recibir su saludo.

—Cansada, pero feliz de verte — Toma mi mano sobre la mesa luego de dejarle un beso en los labios a Miroslava sentándose a su lado, tomándome por sorpresa. Mirka algo avergonzada hace una mueca con sus labios intentando sonreírme. No se lo esperaba en absoluto.

—Puedo verlo — Le sonrío devolviéndole el apretón — Creo que aquí me he perdido de algo — Las observo como intercambian miradas ruborizándose a la misma vez. Hoy definitivamente mi mente ha estado volando mucho en el tiempo. Recordando la primera vez que las vi desayunar aquí juzgándolas por su aspecto o simplemente por el hecho de tenerse amor. Amor entre dos mujeres. He comprendido que uno forja su personalidad según su entorno, o al menos eso creo. He crecido en un ambiente donde mi madre me ha hecho creer que el amor entre dos personas del mismo sexo es algo aberrante, pecaminoso. Quizás, Yulia no tuvo el mejor ejemplo a seguir pasando por situaciones desfavoreciéndola en todo momento, sola. Como me ha sucedido a mí.

—Hemos decidido que dejaremos de trabajar en el bar — Suelta Miroslava tomándome por sorpresa.

Abro mis ojos como platos y ellas esperan aún mi respuesta.

—Me parece… — balbuceo — ¡Genial! — estallo en felicidad — Es lo mejor que pueden hacer — Las tomo a ambas de sus manos — Créanme que es la mejor decisión que han tomado — Las aliento.

—Bueno, aún no podemos irnos — Comenta Masha provocando que frunza mi ceño — Debemos juntar un poco myas de plata para poder permitirnos un mes sin trabajar, por si nada surge… ya sabes.

—No entiendo — Niego con mi cabeza — Son jóvenes, están capacitadas. Encontrarán trabajo rápidamente.

—Katina, despierta — Miroslava golpea la mesa con su mano cerrada llamando mi atención, como si estuviese golpeando una puerta — Pueblo chico, infierno grande. Tendremos que irnos de aquí si queremos encontrar algo como la gente.

—¿De qué hablas? No pueden irse.

—Creo que si, Lena — me responde Masha.

—Aquí todos nos tildan por prostitutas y lesbianas — Dice con sus dientes apretados — ¿Quién demonios crees que nos dará trabajo? Uno que nos pague bien, no centavos por horas de servicio — termina de su explicación dejando caer su espalda contra su asiento.

—Puedo hablar con Rick… — digo intentando buscar una solución a su problema — Puedo pedirle a él que les haga un lugar aquí si así lo quieren.

—¿En serio? ¿Tú podrás hacer eso? — pregunta ilusionada Masha.

—Claro — Asiento con mi cabeza — La paga no es como en Bora, pero definitivamente podrán sobrevivir.

—¿Por qué tú harías eso? — pregunta Miroslava cruzándose de brazos.

—¿Cómo? — pregunto desconcertada.

—¿Por qué me ayudarías teniendo en cuenta que he hecho de tu vida un infierno?

Suspiro negando con mi cabeza y sonriendo.

— Todos merecemos una segunda oportunidad — digo inconscientemente. El silencio ocupa nuestra mesa, ellas me observan sin atreverse hablar y yo muerdo mi lengua para no largarme a llorar nuevamente, como es de costumbre en estos días.

—Has hecho bien en salir de su vida — Miroslava rompe el silencio — Estás a tiempo, cuídate tú.

—Ella no es mala persona — Sorbo mi nariz — Ella… — levanto mis hombros sin saber que más decir.

—Nadie ha dicho lo contrario, pero no puedo opinar lo mismo sobre su entorno. Has hecho lo correcto.

—Miroslava… tú me has llamado cuando estaba en Nueva York — las veo como se acomodan en su asiento algo incómodas por mi sentencia — ¿Qué ha pasado? ¿Por qué preguntabas si estaba en casa?

—No… bueno — mueve sus manos nerviosa — Yo…

—Es Valya el problema aquí ¿cierto? — Solo asiente — ¿Dónde estabas cuando me llamaste? ¿Qué ha pasado?

—Nosotras… — señala a Masha — Estábamos aún en Bora cuando la oímos hablando por teléfono. Ella no sabía que nosotras aún permanecíamos ahí…

—Bien… — digo luego de un silencio largo, esperando para que siguiese con el relato. Masha asintió con su cabeza.

—Ella hablaba con alguien por móvil sobre tu viaje, relatando que tú estás manteniendo una relación con Yulia.

—¿Con quién hablaba? ¿Has podido escuchar su nombre? — Asiente con su cabeza.

—Creo que deberías tener cuidado de quien te rodeas. Ella mencionó a… — la campanilla de la cafetería nos interrumpe y mi aliento abandona mi boca de la sorpresa.

Las chicas aún sentadas frente a mi detienen su relato tras ver como mi cara se transforma.

—¿Qué demonios hace ella aquí? — pregunta Miroslava con su ceño fruncido mirando sobre su hombro.

—¿La conocen? — Trago saliva asustada, esperando su respuesta que llega por parte de Masha.

—Es la hermana de Valya…


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THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA) - Página 3 Empty Re: THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 11/27/2022, 2:35 am

Capítulo Veintisiete: Reencuentro


—Tienes que estar bromeando — digo sorprendida por tener a mi enemigo cerca.

Danielle hermana de Valya. Valya hermana de Danielle. Demonios, ¿Cómo he sido tan estúpida? ¿Yulia lo sabía?. Mi respiración comienza a dificultarse por la sola idea de estar metida nuevamente en una mentira de Yulia. Ella tiene que saber de su existencia, por el amor de dios, se ha acostado todo este tiempo con Valya. Mis manos comienzan a temblar a la vez que veo como Miroslava y Masha intentan esconderse de la mirada que echa Danielle por todo el local.

Quiero irme de aquí, correr antes de decirle lo primero que se me venga a la cabeza a Danielle, por supuesto nada lindo. Valya quiere verme muerta, lejos de Yulia ¿Qué pretendía Danielle? ¿Sabe sobre la jugada de su hermana? ¿Es su cómplice? Solo se me vienen a la cabeza los diferentes episodios que viví junto a Yulia por haber aparecido de la nada teniendo esa especie de crush conmigo, sin titubear a la hora de enfrentar a Yulia en el caso de ser necesario.

—Tienes que decirme con quién demonios conversaba Valya — digo teniendo un arranque de coraje tras observar como Danielle se encaminaba hacia nuestro camino — Miroslava, dímelo ya — Golpeo la mesa disimuladamente para que me preste atención y hacerle entender que hablo en serio.

—A nosotras no nos conoces bajo ningún punto de vista. Invéntate algo, Katina — dice rápidamente inclinándose hacia delante.

—¡Elena! — dice con una falsa alegría llegando hasta nuestra mesa. Ahora puedo leer perfectamente sus gestos con más conciencia — Que bueno es volver a verte por aquí.

—Dani — sonrío apartándome de mi asiento, corriéndome hacia mi izquierda para dejarle un lugar a ella. Golpeo el asiento acolchonado tomándola por sorpresa a ella y a las muchachas — Ven, siéntate aquí. ¿Cómo te encuentras?

—Oh, gracias — balbucea luego de sentarse y recibir un beso mío en su mejilla — Que… — aclara su garganta, nerviosa — ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías de viaje aún.

—Bueno, he decidido volverme antes — Abre sus ojos sorprendida.

—¿Has decidido? ¿Solo tú? — Asiento con una sonrisa.

—Sola — le guiño un ojo y mi estómago comienza a revolverse. Detesto a esta mujer.

—Que… bien — vuelve a balbucear — No quiero interrumpir nada aquí.

—Oh, no seas modesta — tomo su mano para detener su huida confundiéndola aún más — Solo estoy haciéndoles una entrevista de trabajo.

—Nosotras ya nos íbamos de todas maneras — comenta Masha, Miroslava permanece con su mirada fija en Danielle.

—Si es por mí no se preocupen, solo vine aquí a saludar a Elena.

—¿Nos conocemos de algún lado? — pregunta Miroslava interrumpiendo cualquier conversación que pudiese salir en ese momento. La mesa se queda en silencio, miro a Miroslava quien permanece con su rostro serio recordándome a la vieja Miroslava, recorro el trayecto hasta Danielle pasando antes por Masha.

—No — responde algo nerviosa — No me olvidaría de tu cara tan fácilmente.

—Lo mismo digo — responde ella — Por eso mismo pregunto de donde nos conocemos.

—Seguramente me estás confundiendo con alguien más.

—Puede que si… puede que no — responde levantando sus hombros — Si te cortaras el pelo arriba de tus hombros te parecerías a una compañera mía de trabajo. Tú la has conocido, Elena…

—¿Ustedes se conocen? — nos apunta Danielle intentando desviar el tema de conversación.

—Por supuesto, ella es la novia de Yulia Volkova. La dueña del bar donde nosotras trabajamos — apunta a Masha y ella misma.

—¿Y qué hacen aquí? — pregunta levantando su ceja tomando un poco mas de seguridad.

—Trabajo — responde secamente — Como te comentaba antes, ¿recuerdas a la mujer, Elena?

Danielle me mira con sus ojos temerosos tensando su mandíbula

—Hmmm, la verdad no sé quién puede ser — frunzo mi ceño solo un poco para darle a entender que se está metiendo en un lugar que no nos conviene ahora mismo.

—Valya… la que siempre está en la caja, vamos si sabes de quien te hablo — chasquea sus dedos — Valya Simonovich, la que está detrás de las polleras de Yulia — deja caer — ¿Tú que apellido eres?

—Es imposible que Dani sea hermana de tan mal intencionada mujer, Mirka — corto la respuesta de Danielle, más bien la salvo antes de que esto se vuelva un completo enredo y problema.

—No sé de quién hablan, lo siento.

—¿Cómo puedes saberlo? — le respondo con una sonrisa intentando volver a recuperar su confianza — Mirka te ha confundido con alguien mas ¿no? — miro a Miroslava y esta solo levanta sus hombros.

—Bueno, cualquier cosa estaré por aquí si necesitan algo — Comenta Danielle tras pararse de su asiento — hoy te encuentras realmente preciosa, Elena.

Finjo una sonrisa antes de responderle pero Miroslava se me adelanta.

—Respeto, que Elena tiene novia.

—Ex… — digo sorprendiendo a Danielle — Tú también estás muy bien hoy — Le guiño un ojo — Si no te importa seguiré con la entrevista, en unos minutos me uno a ti.

—¡Claro! — Sonríe — Me iré… — señala su camino — Un gusto conocerlas chicas.

Sonrío hasta que Danielle se aleja definitivamente y nos da su espalda borrando mi sonrisa o cualquier gesto de agrado hacia ella. Suspiro sintiendo como mi nuca ha comenzado a sudar y mis manos tiemblan levemente sobre la mesa.

—¿Qué demonios fue eso? ¿Te imaginas como se pondrá Yulia cuando se entere lo que acabas de hacer? — Miroslava me reprocha con un susurro fuerte inclinándose hacia delante, ocupando casi la mitad de la mesa.

—Vuelve a tu asiento y actúa normal, ella aún nos está observando.

—Me vale mierda lo que esa tipa esté haciendo, tú no tienes idea lo que estás haciendo.

—¿Qué quieres que le diga? "Oh si, ellas son mis amigas. Conozco a tu hermana también y ya sé quién eres tú" — me burlo.

—No sé si así, pero yo pretendía hacerla cantar.

—Eso no nos sirve ahora mismo, por lo menos no a mi… — froto mi frente — de todos modos no se si se tragó el cuento de la entrevista.

—Claro que no, solo una idiota lo haría. Ni siquiera tienes papeles sobre la mesa — empuja su taza hasta la mitad de la mesa tomando la caja de cigarrillos.

—Guarda eso, aquí no está permitido fumar — la apunto — ¿Qué demonios haré? ¿Quién me ha mandando a meterme en todos estos líos? — hundo mi cabeza entre mis brazos una vez que Danielle entró en los cambiadores. Masha me acaricia intentando calmar mi ansiedad.

—Lo mejor que puedes hacer es desaparecer, irte lejos de aquí — tomo su mano apretujándola suavemente.

—Es lo que haré — Miro mi reloj pulsera — Fyodor ya debería de estar aquí, nos iremos al campamento donde están mis hijos.

—Me parece una excelente idea. Deberías quedarte allí hasta que todo se tranquilice por aquí — Me hace una mueca con su boca de tristeza — ¿Es verdad lo de Yulia? — Asiento con mi cabeza.

—Ya no estamos más juntas.

—Bueno, quizás ha sido bueno dejarle en claro eso a Danielle.

—Pues si — respondo volviendo a tomar asiento correctamente tras ver aparecer a Danielle — Lo hice con el propósito que le comentara las buenas nuevas noticias para Valya.

Miroslava bufa por lo bajo, como si estuviese burlándose de la conversación que mantengo con Masha.

—¿Qué te hace gracia? — pregunto de mala manera.

—Despierta ya de tu sueño, Katina — Frunzo mi ceño — Valya no se olvidará de ti por el simple hecho de que tú no estés más con Yulia.

—Pero…

—Le has sacado a Yulia, la has enamorado y ella lo sabe. Has arruinado sus planes de sacar beneficio de Yulia. Tú — me apunta — has metido tus narices en sus asuntos y no dudará en destruirte.

La sangre se me hela erizándome la piel.

—¿Q-que dices? Ya tiene a Yulia.

—Pero Yulia te quiere a ti, y ella lo sabe — Intento contradecir con débiles argumentos lo que acaba de decirme pero me interrumpe — Ha encontrado a su mejor aliado — hace un silencio observando sobre su hombro los lejanos movimientos de Danielle — La hemos escuchado hablar con Boris, tu esposo. Él está cerca, Elena… debes irte — Mi corazón sube hasta mi garganta.

¡Yulia… ¿Dónde estás?!

................

—¿Lo tienes todo?

—Si, ma — me responde arrastrando su pequeño bolso por el césped — Uff, esto está pesado.

—¿Para que llevas tantas cosas? — le pregunto una vez que llego hasta nuestro auto que alquilé. Sé que suena estúpido teniendo en cuenta que tengo un depósito lleno de autos, pero el hecho de ostentar mis lujos ahora mismo no cabe en mis planes, no cuando quiero pasar desapercibida.

—¿Te has dado cuenta que tiene un caballito aquí? — me pregunta viéndola como se coloca frente al coche.

—Charlotte, sube ahora mismo a la vereda.

—Que pesada eres — me pone sus ojos en blanco y bufa por lo bajo haciendo lo que le he pedido — ¿Cuánto tiempo más debemos esperar aquí? — pregunta apoyando su espalda en la puerta, tirando su cabeza hacia atrás para poder apreciar mejor el cielo.

—Solo unos minutos más. ¿Apurada? — comento dentro del auto abriendo la guantera para revisar lo que hay dentro. Saco un mapa colocándolo frente a mí, apoyado contra el volante.

—No, pero tengo un poco de hambre — levanta sus hombros intentando restarle importancia.

—Pero si apenas hemos terminado de desayunar — Río por lo bajo negando con mi cabeza — Que glotona.

—¡Ey! Pero si estoy en pleno crecimiento ¿Qué te piensas?

—Lo que digas… — respondo perdiendo mi atención en el mapa, verificando cual sería la mejor ruta para tomar.

—Creo que ahí viene — dice Charlotte luego de unos minutos.

—Entra al auto — pido con mi tono autoritario ella solo frunce su ceño molesta por mi orden sin embargo lo sigue sin protestar.

Me deshago del mapa dejándolo en mi asiento y bajo del auto acomodando mis gafas junto a mi ropa cómoda que he escogido para el día. Un Rolls Royce negro estaciona en la banquina contraria.

—Señorita Yulia… — me saluda mi chofer.

—Paul ¿Qué hay de nuevo? — veo como se quita la gorra siguiendo por los guantes.

—No mucho, teniendo en cuenta que usted ha decidido apagar su móvil y desaparecer completamente de todo esto.

—¿Te han molestado mucho? — Asiente.

—Simmons está como loco, tal vez, sin faltarle el respeto ni parecer atrevido, debería pensar bien… — lo interrumpo.

—No te pago para recibir consejos, limítate hacer lo que yo pido.

—Si, señorita Volkova — asiente con su cabeza.

—¿Qué hay con Elena? — pregunto mirando hacia ambos lados tras sentirme observada, asegurándome que nadie más nos acompaña.

—Acaba de entrar a la cafetería.

—¿Sola?

—Así es, señorita Volkova.

Suspiro, aun no sé si de alivio por asegurarme que Elena sigue sola o de nervios por no poder controlar su seguridad.

—Bueno, me iré. Encárgate de guardar ese coche y cambiarlo por otro más… común — Asiente — No quiero que Elena se dé cuenta de que la estás siguiendo. Procura que esté a salvo, Paul.

—Lo haré, señorita.

—¿Le has echado un vistazo al mustang? — señalo con mi cabeza el auto convertible modelo 67 color azul.

—Si, puede usarlo tranquilamente. Todo está funcionando a la perfección. Nada les pasará — Se me hace un nudo en la garganta al pensar en mi pasado y tener a Charlotte ahora sentada en el asiento de copiloto.

—No sé qué haría sin ti — dejo un apretón en el brazo de Paul y me doy media vuelta para subirme al auto — Nos vemos pronto, Paul.

—Tenga buen viaje, señorita Volkova.

Sin más abro la puerta encontrándome a Charlotte luciendo unos hermosos y alegres anteojos rosados con forma de corazones, ella me sonríe luego de echarse un vistazo en el espejo retrovisor.

—¿Qué tal me quedan? — mueve su cabeza al compás de la música luciéndolos.

—Mejor imposible — Sonrío tomando asiento en el lugar del piloto, poniendo en marcha el motor — ¿preparada? — solo se limita a levantar sus pulgares bailando al ritmo de la música "Happy" mordiéndose el labio. Sonrío y dejo escapar una leve risa… la primera en años.

El viaje lo hemos pasado entre música, conversaciones sin sentido y hasta juegos absurdos que inventaba Charlotte ganando en todos ellos. Luego de una hora y media el ambiente se calmó dándole paso al sueño, presionando el botón para que el techo volviese a su lugar y el sol no molestara a Charlotte.

Suspiro apoyando mi codo izquierdo en el borde de la ventanilla, pensando, dándole vueltas al asunto de Elena, su pasado y su padre, Boris Alekseev, Valya. ¿En qué momento he dejado que mi cabeza deje de ocuparse de los asuntos importantes? ¿Por qué he perdido la razón con Elena? Froto con mi frente y parte de mi sien, he olvidado tomarme mi medicación. Tomo el volante con mi mano izquierda y con mi derecha comienzo a tantear dentro de mi bolso. Saco las pertenecientes a la mañana las coloco sobre mi lengua y le doy un trago a mí helada agua.

—¿Qué tomas? — la voz de Charlotte me toma desprevenida.

—¿No dormías?

—Si, pero no quiero perderme el paisaje — dice desperezándose en su asiento — ¿No me responderás lo que pregunté?

—Solo me duele la cabeza — respondo vagamente sin darle mucha importancia. Evadiendo el tema.

—¿Todos los días te duele la cabeza? — Pregunta acomodándose el cinturón de seguridad en su pecho — Las tomas todos los días, en cualquier hora.

—¿Sigues teniendo hambre? — me niega con su cabeza.

Se forma un silencio entre nosotras, ella observando a su derecha el paisaje que se nos presenta y yo dándole vueltas a su pregunta en mi cabeza. Es una niña, y como todo ser humano su curiosidad es aún más grande. La idea de aislarla de toda mi mierda sigue latente en mis decisiones, nada de lo mío la afectará a ella. Ya he tomado la decisión de dejarlo todo por ella, no volveré atrás.

—¿Por qué el sol nos sigue? — me toma desprevenida.

—¿Eh? — respondo intentando alargar el momento de explicar su alocada pregunta.

—Mira hacia arriba — apunta con su dedo — A donde quiera que vayamos el parece seguirnos. ¿Por qué?

¿Qué mierda respondo aquello? — Será que le gustas mucho — bromeo pero ella solo niega con su cabeza.

—No se puede hablar en serio contigo — acomoda sus lentes y vuelve echarle un vistazo al sol, yo solo sonrío por el carácter con el que ha nacido. Pienso que creo he sido un dolor de culo para mis padres.

—Hmmm… — golpeo con mis dedos el volante — ¿De qué color es el caballo blanco de Santiago? — pregunto volviendo al juego de los acertijos.

—Eres muy básica — abro mi boca sorprendida — Blanco, tú lo has dicho. Insultas mi inteligencia. — Se inclina hacia delante cambiándole a la estación de radio.

—Vaya… — comento sintiéndome arrollada por semejante personalidad — Bueno, déjame pensarme uno mejor, su majestad — me tomo unos minutos para pensar — ¿Cómo llamas en Japón a un ascensor?

—Supongo que apretando el botón — levanta sus hombros.

—Oye… — juego con su pelo alborotándolo un poco, provocando que ella se remueva en su asiento intentando escapar de mis garras, acomodándose rápidamente tras alejarse — Siempre cagas mis acertijos.

—La boquita, mamá. ¿Qué dirá Lena cuando… — la interrumpo.

—Oh, canta conmigo… — subo a todo volumen la canción que ha comenzado a pasar la radio zanjando el tema de Elena entre nosotras. Aún no he podido superar el hecho de perderla y hablarlo con Charlotte no está en mis planes.

Don't worry about a thing, Cause every little thing is gonna be alright…

Comienzo a cantar a todo pulmón llamando la atención de Charlotte pero provocando que se una a mí rápidamente con un cómico baile en su asiento. La música se baja repentinamente gracias a Charlotte que ahora me indica con su pequeño dedo que un cartel que hemos pasado.

—¡Hemos llegado! — grita eufórica comenzando a quitarse el cinturón de seguridad.

—Espera Lottie… — digo haciendo uso del sobrenombre que le he colocado — Aún no llegamos, vuelve a colocarte el cinto por favor — intercambio mi mirada entre ella y el camino, pero el nuevo cartel que aparece a tan solo unos metros sobre nuestras cabezas deja en el aire mi petición.

—¡Oh, todo aquí es genial! — chilla feliz señalándome diferentes cosas que comienzan aparecer a nuestro alrededor, intentando mostrármelas a todas a la vez.

Avanzo unos metros más comenzando a bajar mi ventanilla para anunciarnos en la entrada, donde un guardia descansa en una casa hecha de madera bastante rustica.

—Bienvenidas ¿En qué puedo ayudarlas?

—Bueno días… — leo su distintivo — Bazyli — sonrío — Venimos de visita, he hablado con anterioridad con el encargado, Noel creo.

—Muy bien — Nos sonríe levantando la improvisada barrera que descansa frente a la trompa de mi coche — Lindo auto.

—Gracias — respondo avanzando por el angosto camino de tierra que se nos presenta. A nuestro alrededor nos acompañan frondosos árboles de todos los colores llamando nuevamente la atención de Charlotte. El cantar de los pájaros nos da la bienvenida. Todo es naturaleza en su máxima expresión, puedo sentir como mis pulmones comienzan a desintoxicarse gracias al aire puro.

—Mira… tienen un muelle — apunta a su derecha — ¿Podemos ir más tarde?

—Claro, pequeña — respondo distrayéndome con la gente que se amontona fuera de las cabañas. Detengo el auto y tomo mi bolso pidiéndole a Charlotte que me acompañase hasta la cabaña principal, donde ya me espera un hombre parado en el pórtico.

—Usted debe ser la señorita Yulia — dice caminando hacia mi estirando su brazo para estrechar su mano con la mía.

—Mucho gusto — respondo su apretón — ¿Tú eres Noel? — Asiente con su cabeza — Ella es mi hija, Charlotte — Coloco a la niña delante de mí sintiendo como apoya su espalda contra mis piernas como gesto de timidez.

—Eres muy hermosa — Noel se pone a su altura apretando una de sus mejillas — ¿Ansiosa por estar aquí? Hay muchas actividades para ti y nuevos amigos para hacer.

—A ella le encanta — respondo tras el mutismo de Charlotte — ¿Cuál es nuestra cabaña?

—Oh sí, lo siento — Se levanta rápidamente sacando un juego de llaves de su bolsillo — Es la última, espero que eso no le moleste.

—No hay problema — digo echándole un rápido vistazo al sitio. El grupo de gente ahora mismo se está trasladando hacia el muelle donde Charlotte desea visitar — Tomaré mis pertenencias — señalo el auto recibiendo su atención para ayudarme con las cosas. Luego de estacionar bien el auto comenzamos a dejar varias cabañas atrás llegando a la última, cerca de los baños. Una ganga.

—No dude en llamarme si necesitan algo. Yo estaré en la cabaña principal.

—Gracias — digo tomando las llaves que me tiende — Seguramente iré a preguntarte sobre el lugar — Solo asiente con su cabeza y nos deja solas para acomodarnos y decidir qué haremos a continuación — ¿Tienes sueño?

—No mucho, en verdad quiero conocer el muelle mamá.

—Bueno, déjame ponerme algo más cómodo en los pies — Ella asiente y camina hasta la puerta dejándola abierta tras salir. Puedo verla parada en el pórtico observando el paisaje que nos brinda tan majestuoso lugar. Revuelvo mi bolso en busca de mis zapatillas encontrándome de lleno con la pequeña cajita de terciopelo azul. Vuelvo a sostenerla en mis manos, suspirando y recordando la última noche que he disfrutado de su presencia. Fue tan mía, la tuve tan cerca y a la vez tan lejos. Limpio rápidamente con el dorso de mi mano la lágrima solitaria que escapa de mi ojo, observando sobre mi hombro como Charlotte ha bajado los tres escalones que nos separan del sitio conversando con un niño. Mi vista vuelve a la caja decidiendo abrirla luego de tres noches sin ella. Jadeo conteniendo mi respiración a medida que mis ojos se abren sorpresivamente.

El anillo no está.

Dejo la caja a un lado comenzando a buscar desesperada el anillo en mi bolso, sacando toda la ropa dejándola revuelta sobre la cama.

—¡Mamá! — El grito de Charlotte interrumpe mi búsqueda — ¡Ven aquí! — me pide haciéndome señas con sus brazos. Camino dejando atrás mi preocupación del anillo cerrando la puerta detrás de mí — Mami ¿podemos ir con él? — señala al niño que tímidamente me regala una sonrisa. Sonrisa que no pasa desapercibida para mis ojos y sentidos.

—¿No me presentarás primero? — cuestiono. El niño endereza su espalda intentando causar una mejor impresión en mi.

—Ella es mi mami Yuly — dice Charlotte y el niño me tiende su mano.

—Yo soy… — un grito en particular interrumpe nuestras presentaciones llegando hasta donde estamos parados, tomando al niño del brazo para arrastrarlo vaya a saber dónde.

—¡Vamos, corre lerdo! — La niña tironea del niño sin prestarnos atención — ¡Han llegado! — Señala hacia la entrada del lugar que permanece bastante alejada de nosotras. Charlotte me toma de la mano rápidamente regalándome una sonrisa, comprendiendo que su papel ahora mismo es de aliviar mis nervios — ¡MAMÁ! — Gritan alejándose, corriendo lejos de nosotras. Suspiro nerviosa sosteniendo temblorosa la mano de mi hija.

Elena.


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THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA) - Página 3 Empty Re: THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 11/28/2022, 2:13 am

Capítulo Veintiocho: Intentemos de nuevo

—Maa… ¡Mamá! — siento como mi brazo izquierdo es tironeado hacia abajo intencionalmente — ¡Te estoy hablando! — vuelve a tironear pero no logra sacarme de mi ensoñación.

Vine con un claro propósito, el cual en estos momentos comienza a tambalear.

Hacer que Elena regrese.

Desde el momento cero en que tomé la decisión de venir hasta aquí, sabía que me encontraría con ella, de eso se trata, pero jamás imaginé que causaría esto en mí. Desear lo que no tengo y he perdido.

Ella aún no se ha percatado que Charlotte y yo estamos aquí, su atención se la lleva por completo sus hijos, lo cual me parece lógico tras tantos días sin verse. El pequeño que hace unos momentos estaba aquí, ahora está colgado del cuello de su madre mientras la niña solo espera paciente su turno para darle un simple abrazo. Tras imaginarme la acción y verla con mis propios ojos minutos después, me doy cuenta que Elena tenía razón cuando se refería a su relación algo complicada.

—¿Podemos ir a verla? — vuelve a tironear de mi brazo — Por favor, por favor… por favorcito — junta sus manos como si fuese a rezar y hace una mueca de tristeza con su boca.

—Quita esa cara, pareces un perro — la molesto y ella solo se cruza de brazos y frunce su ceño.

—Quiero ir a saludar a mami — protesta.

—Okay Lottie, escúchame — me arrodillo a su lado para estar a su altura — Antes, debemos tener cuidado con ciertas cosas ¿de acuerdo? — Coloco un mechón detrás de su oreja y acaricio su mejilla en el camino — No puedes llamar de esa forma a Elena…

—¿Por qué no? — me interrumpe aún frunciendo su ceño.

—Porque… — ¿Qué se supone que debo decirle? ¿Explicarle las complicaciones que nos armamos los adultos? — Porque ellos — señalo a los niños — Aún no saben lo afortunados que son al tener una nueva hermanita como tú — toco su nariz — Pero eso es algo que Elena debe ocuparse, como toda mamá ¿no crees?

—Pero tú también eres mamá…

—Claro, tú mamá, pequeña.

—Y de ellos también — protesta señalándolos, tomándome por sorpresa — Eres novia de mami ¿no? Se dan besitos y todo… eres su mamá también.

—Bueno, pues… — me deja sin palabras — No lo sé — Frunce su ceño desatando el nudo que tenía frente a su pecho con sus brazos.

— ¿No lo sabes? — parece confundida.

—No lo sé — sonrío. ¿Qué niño espera con la confesión así de un adulto?

—Tienes que saber, no puedes no saberlo mamá.

—¿Qué tal si… — paso mis manos por mis piernas pensando una alternativa que pueda distraerla — si vamos al muelle. Cuando Elena termine de dejar sus cosas la buscaremos ¿de acuerdo?

—No me parece mala idea — levanta sus hombros.

—¿Mala idea? ¡Es una genial idea! — me levanto del piso.

—Tampoco exageres. Yo he pedido primero ir… — sonríe.

—¿Qué te parece una carrera hasta el muelle?

—¿Qué obtiene el ganador? — me pregunta mirando que sus zapatillas estén en perfectas condiciones. Competitiva.

—Lo que quiera… — levanto mis cejas reiteradas veces poniéndole más interés al premio.

—Me parece justo… — extiende su mano y no dudo en estrecharla.

—Muy bien a la cuenta de 3 ¿ok? — asiente — Uno… — no puedo seguir ya que Charlotte comienza a correr como si el mismo diablo fuese tras ella.

—¡Hey! — grito con todas mis fuerzas aún asombrada por lo tramposa que resultó ser — ¡Eso no se vale! — grito luego de decidirme por correr.

Siento como si estuviese en un sueño. De esos donde todo el paisaje es dorado, color sepia y la persona por la cual corro detrás de ella, gira su rostro mirando sobre su hombro largando una sonora carcajada. Es lo que Charlotte acaba de hacer, como un sueño inalcanzable, un sueño que pronto se me esfumará de las manos.

El camino se volvió aún más corto, y su risa vuelve a sacarme de mis pensamientos. Lottie permanece en la punta del muelle tomándose el estómago de tanto reír. Yo solo llego a unos pasos de distancia apoyando ambas manos en mis rodillas, encorvándome hacia delante como si así pudiera recuperar más fácilmente el aliento.

—Eso… — la señalo aún buscando aliento — Es… — vuelvo a respirar — trampa. Eres tramposa — Me enderezo poniendo mi mano derecha sobre mi cintura y con la izquierda limpio el fino sudor que se juntó en mi frente — ¡Uuufff! Que fuera de forma estoy, dios santo — camino en círculos sintiendo como mis piernas comienzan adormecerse, sintiendo como ahora tiemblan, como si fuesen gelatina. Charlotte deja de reír al sentarme bruscamente en el muelle.

—¡Mamá! ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Comienzo a reír para no asustarla y tapar el hecho que en verdad me he desvanecido.

—¡Por supuesto que estoy bien! — Sonrío y ella parece tranquilizarse — Esa es mi forma de sentarme.

—Bueno, un poco extraña ¿no?

Solo levanto mis hombros para luego quitarme las zapatillas junto con las medias y arrastrarme hasta el borde del muelle para dejar colgando mis piernas y que el agua moje mis pies. Tiemblo al simple tacto con el líquido tan frío que descansa debajo de mí pero siento un bienestar momentáneo.

—Ma, tienes tu carita muy blanca — La pequeña mano de Lottie acaricia mi mejilla.

—Ponte detrás, no quiero que te caigas al agua — Intento apartar su cuerpo pero ella solo toma asiento a mi lado cruzando sus piernas, aferrándose a mi cintura — Hija, estoy bien.

—De acuerdo — Siento como su cabeza sube y baja en mi brazo izquierdo asintiendo.

—Quiero la revancha, no te creas que ganarás tan fácilmente — intento bromear pero ella solo se mantiene en silencio — Charlotte…

—¡Charlotte! — se escucha como el eco de lo que acabo de decir pero en una voz mucho mas fina — ¡Te he buscado por todos lados! — grita el pequeño niño llegando a nuestro lado. Entrecierro mis ojos para mirar hacia arriba debido a que el sol me molesta un poco, pero aún así no puedo ver su rostro.

—Quería conocer el muelle — responde Lottie alejándose de mi lado, poniéndose a la altura del niño.

—¡Mamá! ¡Aquí! — vuelve a gritar el niño y mis alertas se encienden sintiendo como las piernas de Charlotte chocan contra mi espalda tras retroceder dos pasos — Ella es la niña que quiero invitar a mi cumpleaños — dice.

—Cariño, ya te he dicho que si está en el campamento ella vendrá de todas formas — Siento su voz aún lejana — Pero si para ti es… — sus palabras quedan en el aire y sus pasos no se oyen más, siendo reemplazados por los de Charlotte.

—¡Maaaaami! — grita mientras corre hasta Elena — ¡Te he extrañado! — No sé aún la cara de Elena, mucho menos como Charlotte se dispone a saludarla. Solo puedo sentir como todo a mi alrededor parece moverse, girar y mi cabeza comienza a pesarme. Mis ojos quieren cerrarse pero yo hago el intento de no cerrarlos. No sé que me sucede. Siento como su voz me llama pero por alguna razón aún siento que estoy soñando.

—Yulia… — Su mano se posa en mi hombro sintiendo como mi cuerpo se deja caer, cayendo nuevamente bajo su hechizo.

..........

—¿Yulia? — Sorbo mi nariz observándola una vez que la han atendido — ¿puedes oírme? ¿Yulia? — toco su frente y parte de su cabello mojado.

—¿Qué… — hace el intento de abrir sus ojos pero rápidamente se queja llevándose su mano a la frente comenzando a masajear aquella zona — ¿Qué demonios pasó? — Gruñe — ¿Por qué estoy mojada?

—Yulia… oh Yulia — me arrojo contra su cuerpo sin importarme del todo su estado. Lloro como una imbécil por haber tenido el presentimiento que la perdía definitivamente cuando la vi caer al agua. Fueron unas milésimas de segundos donde me vi en una vida miserable sin ella. Dejo besos en su cuello tras hundirme en el subiendo por su mandíbula hasta llegar a sus labios donde decido quédame más tiempo del debido tras recibir la misma respuesta de su parte. ¿En qué demonios estaba pensando cuando decidí apartarme de su lado?

—Elena… — susurra una vez que le doy tregua.

—No me interesa lo que tú quieras de mí, yo solo quiero estar contigo — Vuelvo a besar sus labios desesperada — Y si no me quieres a tu lado, haré lo que sea para convencerte de lo contrario — Mis labios vuelven a buscarla y ella solo sonríe aferrando sus brazos en mi espalda.

—Estaría loca si no lo quisiese — Me responde besando mi frente — Pero ahora mismo me siento un poco cansada para una ronda de reconciliación — bromea y yo solo sonrío como boba — ¿Te he dicho que me encanta cuando tus ojos brillan?

—Pues solo brillan por ti — respondo acomodándome a un lado de ella, recostándome sobre su pecho.

—¿Qué ha pasado?

—Te has caído al agua ¿no lo recuerdas? — subo mi mirada para recibir su negación — Pero… tienes que haberte sentido un poco mal ¿no? — observo como su garganta se mueve tras tragar saliva y tensa su mandíbula.

—Solo un poco mareada…

—¿Qué tienes Yulia? — me reincorporo en mi lugar apoyando mi cuerpo en mi brazo derecho para poder observarla mejor.

—Nada, solo se me ha bajado la presión. Corrí una carrera con Charlotte y sabes que estoy muy fuera de forma.

Frunzo mi ceño no creyendo una sola palabra de lo que me dice. Nuevamente caemos en más de lo mismo. Ella me miente, yo le creo para luego descubrir todo y terminar peleadas. Me miente y oculta las cosas aún siendo consciente que la he visto casi todas las mañanas como entrena en su cinta y hace algunas horas de bicicleta fija.

—Pensé que en verdad habías reflexionado al respecto sobre las mentiras, Yulia — Intento levantarme de su cama pero ella me detiene justo antes de siquiera poder moverme.

—Lo sé, lo sé — suspira — Lo siento.

—No me alcanza con tu lo siento, Yulia. Ya no — la miro unos segundos a los ojos y es ella quien decide bajar la mirada.

—Lo entiendo — suelta el agarre dejándome en libertad para accionar a mi antojo — No quiero meterte en toda mi mierda, pero… — la interrumpo.

—Ya deja el mismo cuento de siempre. Soy grande ¿no crees? y puedo decidir por mí misma.

—Está bien. Te diré todo lo que quiera saber, Elena. No más mentiras entre nosotras.

Quedamos ambas en silencio, ella esperando mis preguntas y yo sin saber cómo reaccionar. Tengo frente a mis ojos a la mujer que he comenzado amar, dispuesta a contarme sus secretos, su pasado para que deje de interponerse entre nosotras, comprendiendo al fin un poco de toda esta locura que parezco estar viviendo a su lado.

—Te escucho… — me incita a preguntar de una vez por todas acariciando el costado de mi espalda.

—Yo… bueno — balbuceo — Quiero saber sobre la mujer que está en la fotografía — Digo segura y ella solo frunce su ceño — Quiero saber quién es ella y que pasó.

—Pensé que ya sabias quien es esa chica… — susurra confundida, provocando aún más mi curiosidad.

—Pues no, no sé quién es. Supongo que Svetlana, pero no he visto más de su pelo rubio y su prominente barriga. ¿Qué pasó con ella y su embarazo?

—Elena… — titubea mucho al hablar, dudando sobre lo que debe decir, cuidando sus palabras.

—Yulia… no tapes tu mentira con otra más, solo dime que paso con Svetlana.

—Ella… — se aclara la garganta nerviosa — La mujer de la fotografía no es Svetlana.

Ni siquiera puedo fruncir mi ceño ya que mi rostro queda helado tras su sentencia. Esto tiene que ser una broma. Intento reír pero Yulia permanece muda y seria esperando mi posible reacción, pero nada sale de mí. Aún estoy ida, ausente. Ella no me miente, esta vez me está diciendo la verdad.

—¿Cómo que no es Svetlana? — Frunzo mi ceño buscando más explicaciones — Me has dicho que… — muevo mis manos intentando explicarme. Me ha dicho que solo ha estado con ella, con su mujer — ¿Quién es?

—¡Maaaamá!

Cierro mis ojos tras escuchar la voz de Charlotte abriéndolos rápidamente tras escuchar una risa casi muda por parte de Yulia, quien solo levanta sus hombros en forma de disculpa. Siempre seremos interrumpidas cuando esto se pone bueno.

—Mamá ¿estás bien? — Rápidamente toma asiento sobre mis piernas tomando la mano de Yulia — Dile a esa niña que tú no eres una loca — señala rápidamente a Viktoria que pone sus ojos en blanco debajo del marco de la puerta.

—¡Viktoria! — hago el intento de retarla con mi tono de voz pero ella me ignora completamente.

—Solo he dicho la verdad, al igual que esa niñita. Están locas.

—¿Y qué bien que nos queda, cierto? — responde Yulia cortando cualquier respuesta que pueda salir de mi boca. Viktoria toma un gesto en su cara de sorpresa pero rápidamente lo oculta.

—Yo no soy loca, mamá — susurra Charlotte buscando lugar al lado de Yulia para acostarse — ¿Cierto mami? — esta vez busca apoyo en mi.

—Si lo eres. Ya te dije que dejes de llamar a mi madre, mami. Ella no es tuya, es mía y de Aleksandr — Abro mis ojos asombrada pero no me detengo en sus palabras sino en el sonido que sale de la boca de Charlotte, parecido a un sollozo.

—Viktoria, ven a disculparte con Charlotte — la señalo con mi dedo y luego le pido que se acerque.

—En tus sueños le pediré disculpas a esa friki.

—¡Vika, suficiente! — grito tomando las piernas de Charlotte para dejarlas en la cama y así poder levantarme para ponerle los puntos en claro a mi hija.

—Ya déjala, Elena — Me dice tomándome del brazo para que me tranquilice — Solo busca un poco de atención ¿no es así?

—¿Atención? — se echa a reír burlándose en la cara de Yulia.

—Elena, ¿puedes dejarnos a solas? — me pide y bacilo por unos segundos tras ver el rostro en alerta de mi hija pero la tranquilidad que transmite el de Yulia — Confía en mí. ¿Puedo contarle? — me pide permiso y yo solo asiento. Le he dado vueltas al asunto en mi cabeza con anterioridad sobre cómo afrontar la situación respecto a Yulia, pero tras mi pelea con ella directamente aparté esos pensamientos — Llama también a Aleksandr.

Tomo en brazos a Charlotte prometiéndole conocer un poco más el campamento y cediéndole el lugar a mi lado como organizadora de cumpleaños. Acepto gustosamente luego de darle un beso mojado en la mejilla de su madre.

—Sasha, cielo… — digo una vez que llego hasta la puerta y lo visualizo en el pórtico — Entra unos segundos con tu hermana, dentro te espera la mamá de Chalotte ¿sí?

—¿Pero y tú? ¿No puedo ir contigo? — me pregunta con una voz de pena.

—Si quieres al baño de niñas, claro — digo bromeando y el solo arruga su nariz.

—Ni loco — responde rápidamente emprendiendo camino hacia Vika, que lo espera fulminándome con su mirada. La voz de Yulia se escucha de fondo, y Aleksandr no duda en entrar luego de indicarle con mi mirada que todo está bien, que podía confiar en ella. Viktoria lo siguió lanzando maldiciones por lo bajo, y yo con Charlotte nos miramos por unos segundos para luego fundirnos en un tierno abrazo.

—Te extrañé mucho, mami.

—Yo también cielo… — susurro perdiendo mi nariz en su cabello castaño — Yo también.

.........

—Bueno, iremos al grano directamente — digo una vez que Viktoria ha seguido los pasos de su hermano. No se atreven a tomar asiento en mi cama, lo cual yo rápidamente me levanto para sentarme y que ellos imiten mi acción.

—No tenemos nada que hablar contigo — dice Viktoria levantando su ceja, intentando intimidarme.

—Baja la ceja, dulzura, eso no me intimida — Imito su gesto demostrándole que yo también sé jugar esa carta. Ella suaviza su rostro pero aún manteniendo sus ojos puestos en mi. Aleksandr es como un pequeño pollo mojado, siempre bajo del ala de su hermana.

—Larga de una vez el cuento que no tengo tiempo de sobra para perderlo contigo.

—¿En qué cosa tan importante puedes emplear tu tiempo? — sonrío — ¿Debes encontrarte con Barney bajo un árbol? — Aleksandr se tapa la boca queriendo ocultar su risa como todo niño, pero se detiene tras recibir el codazo en su brazo por parte de su hermana.

—Hey, pídele disculpas — digo apuntándola tras ver como el niño se soba la parte herida.

—¿Quién eres tú para decirme que hacer? — Frunce su ceño con su mirada llena de enojo. Aún no sé porque su pequeño cuerpo contiene tanta ira sin necesidad alguna en tan corta edad.

—La novia de tu madre.

El silencio ocupa lugar ahora mismo entre nosotros. Yo me remuevo en mi asiento por tener poco tacto con los niños, soy un asco en estos asuntos. Ellos solo se miran entre si y el único que parece contento con la idea, o al menos la acepta, es Sasha.

—¿Tú, novia de mi madre? Ja — se burla de mí — En tus sueños. Eres mujer, no puedes ser novia de mi madre.

—Viktoria, no le hables así. No la conoces.

—Tú cállate — dice bruscamente provocando que el niño baje su cabeza fijando su mirada en el piso.

—Ya deja de hablarle así a tu hermano. ¿No te han enseñado que debes respetar a los mayores y a tu familia?

—Ni siquiera tengo familia, deja de meterte en nuestros asuntos.

—La tienes. Tu madre merece más respeto de tu parte, y te guste o no soy su novia.

—¿Y mi madre lo sabe? — Frunzo mi ceño — Ella nos ha dicho hasta el cansancio que esto está mal visto, que no pueden estar dos personas del mismo sexo juntas.

Me deja momentáneamente sin palabras. No puedo refutar su idea sobre el amor si ha crecido en un ambiente donde le han dicho que eso no es lo correcto.

—Viktoria, ella quiere a mamá y Charlotte también. Deja los celos para otro día.

—No son celos, Sasha — se molesta con su hermano.

—Claro que sí, siempre has estado celosa.

—Bueno, ya… no peleen — pido — Solo quería tener esta conversación con ustedes. Yo quiero a su mamá, y aunque tú no me soportes tendrás que ver mi cara todos los días de ahora en más — suspiro — No me interesan si me aceptan a mí, pero por favor acepten a Charlotte. Ella no tiene nada que ver con esto y se ha encariñado mucho con Elena y viceversa.

—¿Qué es viceversa? — pregunta Aleksandr.

—Que mamá también la quiere, lento — Le da un empujón en su hombro — Todos tenemos un precio, dime que obtendremos a cambio — Me toma por sorpresa, pero Sasha interrumpe.

—Yo no quiero nada. Mamá se enojará si se entera.

—No seas gallina, ella quiere nuestra aceptación. Pues bien, la tienes pero, con algo a cambio.

Hago el esfuerzo para no estallar en risas y deleitarme con el intento que hace Vika para parecer una mafiosa que negocia un trato jugoso. Definitivamente, nos llevaremos bien.

—Bueno, ya dime que quieren a cambio — digo tomándola por sorpresa a Viktoria. Tal vez ella nunca imaginó que iba acceder a su petición, después de todo les debo un regalo por su cumpleaños.

—Yo… — dice la chica luego de unos minutos pensando bien — quiero la play, la última — pide sonriente — con cinco juegos.

—Tres — digo.

—Seis — sube la apuesta y yo solo sonrío.

—Oye has dicho cinco antes, no eres buena negociando.

—Entonces no haré esto, no lo necesito, tú sí — levanta sus hombros sonriente para luego hacer el intento de pararse e irse.

—De acuerdo, de acuerdo… — digo deteniendo sus pasos — Entendí. Serán cinco juegos y la play ¿ok?

—Perfecto — dice volviendo a tomar asiento con una reluciente sonrisa ganadora.

—Pero te hubiese dado más de seis juegos — bromeo.

—Y yo te hubiese aceptado sin necesidad de chantaje — me guiña un ojo dejándome atónita.

—Muy bien Aleksandr, tu turno. ¿Qué quieres a cambio?

—Bueno… — dice apenado mirando a su hermana para recibir el empujón que necesitaba — Quizás unas clases de canto.

Esto sí que me ha tomado por completa sorpresa.

—¿Canto?

—Ha salido a mamá — dice Viktoria poniendo sus ojos en blanco.

—Bueno, clases de canto. Anotado — digo con una sincera sonrisa dirigida a Sasha — ¿Te gusta actuar? — Asiente. Mentalmente también agrego la actividad a su petición así él no lo haya dicho — Doy por terminada nuestras presentaciones…

—Genial, me iré a encontrar con Barney bajo un árbol — Dice Vika arrugando su nariz para hacerme burla.

—Envíale saludos de mi parte — respondo viendo como abandona mi cabaña dejando a Aleksandr olvidado — ¿Sucede algo, pequeño? — pregunto tras su mutismo pero dándome lugar para hablar.

—¿En verdad quieres a mamá? — Asiento rápidamente muy segura de mi respuesta.

—Por supuesto que sí. Con Charlotte la queremos mucho.

—Entonces… ahora que Boris no está ¿tú ocuparás su lugar?

Las palabras se amontonan en mi garganta.

—Y-yo… no… — balbuceo — No pretendo ocupar el lugar de tu papá, pequeño.

—Él no es mi papá — Dice levantándose de su asiento dejándome con la boca abierta, literalmente — Nunca lo he sentido como mi padre — Levanta sus hombros y camina hacia la puerta — Tienes lindos ojos — me sonríe antes de dejarme sola en la cabaña.

¿En qué momento de mi vida he pasado de estar sola a tener novia y tres hijos a cargo? ¿Cuándo ha pasado todo esto?

Me quedo unos minutos en silencio antes de decidir levantarme también de mi asiento para beber un poco de agua. Mi cuerpo aún se siente fatigado y el dolor en mi cabeza no ha cesado del todo.

—¿Cómo te ha ido? — su voz se escucha en mi espalda.

—Mejor de lo que pensé — digo girándome en mi lugar para invitarla con mis brazos extendidos a que se ubique cerca mío.

—¿Qué han hablado? ¿Les has dicho? ¿Cómo reaccionaron? — Río tras su verborrea. Luce adorable cuando se preocupa de más.

—Eso es algo entre nosotros tres y tranquila, se lo han tomado bastante bien — respondo haciendo el intento de tranquilizar su preocupación y mente. La arropo entre mis brazos.

—Debí tener yo esta conversación con ellos, después de todo soy su madre.

—Yo también quiero serlo, si tú me dejas — digo sin poder reprimir las palabras. Ella sale de su escondite y me mira con esos ojos verdes chispeantes nuevamente.

—¿Hablas en serio? — Asiento recibiendo como recompensa sus labios en los míos — Te quiero tanto.

—Yo también, Elena — Uno mi frente con la suya — Y veo que has aceptado mi propuesta — tomo su mano llevándome su dedo anular a mis labios para besar su anillo.

—Si — dice con una sonrisa de oreja a oreja — Si, quiero ser tu esposa.


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THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA) - Página 3 Empty Re: THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA)

Mensaje por Fati20 11/28/2022, 5:27 am

Hay q lindo q se reconciliaron así aunque le preocupa todo ese problema se Boris y Valya pero mientras estén juntas seguro podrán con todo. Esta Vika es un caso serio 🤣🤣🤣. Saludos querida mía 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 11/29/2022, 9:20 pm

Capítulo Veintinueve: Tú????

—¿Dónde crees que estaremos en veinte años?

—Donde tú quieras que estemos — me besa parte de mi cabeza comenzando a jugar con mi cabello y su nariz.

—Pero, ¿Dónde quieres estar tú? — detiene su acción largando un suave suspiro, aún así puedo escuchar su debate mental ahora mismo.

—Nunca me he detenido a pensar en eso — me inclino hacia delante despegando mi espalda de su pecho y girándome para ver su rostro aún permaneciendo entre sus piernas. Ella solo me sonríe de lado levantando sus hombros, quitando mechones rebeldes de mi rostro para colocarlos detrás de mi oreja — Eres realmente hermosa. Soy muy afortunada de tenerte, Elena — Me sonrojo y es inevitable que agache mi cabeza pero ella me toma del mentón para conectar nuevamente su mirada con la mía y regalarme un beso en los labios — Nunca olvides todo lo que te quiero.

—¿Por qué siento que a veces lo dices como si estuvieses despidiéndote de mí? — Acaricio su mejilla y ella automáticamente besa la palma de mi mano.

—Jamás me separaré de ti, y si eso pasara siempre volveré a ti — me envuelve entre sus brazos para que vuelva a tomar la misma posición de antes.

Los mellizos ya han tenido su día de cumpleaños disfrutando de diferentes actividades y obsequios. Para mi sorpresa Viktoria se lleva bastante bien con Yulia a pesar de haber tenido ciertos roces durante el día, pero por alguna razón que desconozco Yulia ha sabido cómo manejar la situación, mientras Aleksandr solo busca la forma de no separarse un minuto de Charlotte. Al caer la noche, Yulia me ha traído hasta aquí luego de hacer dormir a los niños con el pretexto de pasar nuestra última noche aquí, en el muelle. Hemos compartido una botella de vino y el silencio que muchas veces es reconfortante y compañero. Siempre he pensado que cuando estás en silencio con la compañía de alguien más y no se siente para nada incómodo es cuando más conectas con esa persona.

—De lo que estoy segura es que esteremos en Nueva York, ¿no? — me mueve sutilmente aún con sus brazos a mi alrededor sacándome momentáneamente de mis pensamientos.

—¿Nueva York?

—Claro. Tú perteneces allí, pude verlo en nuestro viaje.

—Pero… — suspiro, sintiendo un leve escalofrío — no puedo dejar la ciudad. Está Inessa, mis amigos… los niños tienen una vida aquí.

—¿Cuándo pensarás en ti, Elena?

—¿Qué dices? — intento volver a separarme pero ella no me lo permite apretándome contra su cuerpo. Mueve su boca hasta mi oído.

— Digo, que ya es hora de pensar en ti. De ponerte delante de todos y saldar la deuda que has dejado por atender a los demás. Tus hijos sabrán adaptarse a cualquier sitio, son niños. Inessa es adulta y podrá irse contigo si así lo deseas, ella te seguirá no lo dudes… — la interrumpo.

—Ella me dará la espalda cuando le cuente que estoy contigo.

—Ella se lo perderá, pero créeme que esta vez hará las cosas bien — Me besa la mejilla — Y tus amigos, ellos te visitarán seguido. ¿Quién no querrá ir de visita a Nueva York? ¿Eh? — Me mueve jugando conmigo, dejando cosquillas en mi cuerpo provocando mi risa — Así… — dice luego de detenerse — Así quiero oírte siempre.

Giro mi rostro y a pesar de estar en completa oscuridad enfrentando el reflejo de la luna en el lago, puedo ver el brillo en sus ojos. Amor. Paz. Comprensión. Felicidad.

—¿Qué haría sin ti? — Acaricio su cabello — Dime, Yulia. ¿Qué haría?

—Sabrás estar sin mí, créeme — susurra sobre mis labios para luego unirlos y comenzar un camino de ida hacia el placer.

La noche se nos pasa volando, y es hora de irnos hacia nuestra cabaña donde dormiremos solas ya que Charlotte pidió dormir con mis hijos. Sin lugar a dudas es una buena oportunidad para reconciliarnos y Yulia lo sabe tras tomarme en brazos en el muelle y susurrarme la cantidad de cosas que me hará en la cama.

No fueron muchos los minutos que tardamos en sentir bajo nuestra palma de las manos el calor que desprendía el calor de la otra, buscando la tan ansiada reconciliación donde nos olvidaríamos de todo lo que nos ha sucedido hasta el momento, dejando atrás a Valya, Boris y las personas que quieren vernos separadas. Yulia besó mi cuerpo como si fuese realmente la última vez que tuviese acceso a el y yo, bueno, disfruté de cada caricia y contacto que creé con ella. Mi piel se erizaba y su piel transpiraba bajo mis manos. Mis labios ardían, hinchados, ansiosos reprochando por más tiempo junto a la boca de Yulia. Suspiros, jadeos y susurros que quedaron colgados en las cuatro paredes de esta cabaña. Sábanas enredadas en nuestras piernas para luego caer por el borde de la cama dejándonos a ambas en la intemperie sintiendo constantemente los cambios de temperatura en nuestros cuerpos. Sintiendo el corazón de Yulia chocar contra mi pecho una vez que ambas caímos satisfechas de tanto placer, sintiendo como nuevamente su cicatriz era bordeada por la yema de mis dedos. Su mirada llena de pasión y la mía llena de amor, su pelo enredado cubriendo parte de su cara, trazando el borde de mis labios con sus dedos para luego morderlos imitando el rugir de un león.

—Ahora lo entiendo… — susurro provocando que saliese del refugio que siempre descubre en mi cuello.

—¿Qué entiendes? — murmura con su voz adormilada. Yo solo sonrío por ver el aspecto que lleva.

—Gacela — digo acariciando su cabello enredado y alborotado.

—Te has tardado un poco — besa mis labios.

—En verdad pareces un león — río y ella entrecierra sus ojos.

—Y tú te vez como una apetitosa gacela — dice antes de comenzar a mordisquear parte de mi cuerpo para comenzar una segunda ronda de amor.

—Yulia — susurro casi sin voz luego de unas horas de sueño. Ella aún permanece sobre mi pecho — Ya es hora de levantarnos — no responde a mis palabras, ella solo deja escapar un suave suspiro de resignación — Vamos, cielo — beso su cabeza.

—Debí de cancelar esa maldita reunión — rezonga hundiéndose aún más en mi cuerpo — No quiero.

—Vaya, te has tardado en volver a tu actitud — sonrío escuchando como sigue murmurando maldiciones a diestra y siniestra — ¿Puedo preguntarte algo? — Solo me asiente — ¿Qué te ha sucedido? — no hace falta preguntar más cuando paso mi mano por su espalda, ella sabe exactamente a lo que hago referencia.

—No sé exactamente como pasó, créeme — se remueve en su lugar algo incómoda.

—No tienes que decirme si no quieres, no te preocupes — hago el intento de salir de la cama pero ella me lo impide con sus palabras.

—Ha sido el día que perdí a Svetlana — me quedo quieta en mi lugar, volviendo a recostarme junto a ella, esta vez quedando ambas de lado enfrentando nuestras miradas. Mi silencio lo toma como el pie para proseguir — No sé qué sucedió o como pasó realmente. Lo que sé es solo que me contaron y bueno, lo que he averiguado con el tiempo por mis propios medios — Asiento — Tenía mucha gente en contra, Elena. Aún la tengo — Suspira — Pero en ese momento yo era la recompensa.

—¿Cómo? — pregunto con temor. Ahora no sé si en verdad quiero conocer el resto de la historia.

—Me querían viva o muerta para obtener su recompensa.

—¿Quiénes?

—Unos narcotraficantes, son dos hermanos que se dedican a este negocio y querían introducir la droga aquí, pero mi padre los traicionó dejando sus negocios sucios expuestos. Mi padre se quitó la vida, mi madre enloqueció y bueno, a mi me ha dejado todos sus problemas. Ofrecí mis disculpas pero sabes que esas cosas no alcanzan en los asuntos de negocios y dinero pero, he tenido la suerte en ese momento de conocer a un tipo que ha sabido darme su protección a cambio de mi lealtad — Me mira a los ojos creando un breve silencio entre nosotras buscando nuevamente mi aprobación para continuar. Asiento nuevamente — Svetlana era su hija, pero no tenía nada que ver en este mundo…

—¿Estabas metida en la mafia? — Me asiente en silencio — ¿Aún lo estás?

—No me saldré hasta saldar la deuda que tengo pendiente.

—¿Le debes dinero a alguien?

—No — niega con su cabeza — La muerte de Svetlana — la piel se me eriza y quiero salir corriendo de esta cama que nos mantiene unidas. Los celos me invaden sintiéndome estúpida por estar en este estado. Svetlana ha sido el amor de su vida y es pasado, pero aún así no puedo evitar este amargor en mi boca — Debían matarme a mí, pero Sveta se ha montado en el coche esa mañana. Como siempre, habíamos discutido la noche anterior y minutos antes que ella saliera de casa porque no podía acompañarla a elegir cosas para nuestro bebé. Ella estaba embarazada de siete meses — su voz se le quiebra e intento abrazarla pero rápidamente me niega con su cabeza interponiendo entre nosotras una barrera invisible. Suspira largamente aguantando las ganas de llorar, tensando su mandíbula — La última vez que la vi le he gritado, y créeme que aún me siento miserable por no haber podido evitar eso.

—Yulia, tú no tienes la culpa — susurro intentando alivianar la mochila que lleva sobre sus hombros.

—Si la tengo, Elena — aclara su garganta limpiando la lágrima que cae por su mejilla — El auto que ella tomó era el que explotó en mitad de camino. Si no hubiese peleado esa mañana, ella se habría montado conmigo en su auto. Ella tomó mi coche personal, el que siempre usaba con Paul para moverme en la ciudad. A veces quisiera que eso me hubiese sucedido a mí, o que ella no hubiese insistido en el tema del bebé aplazándolo hasta luego de mi reunión o simplemente yo haber accedido a su pedido sin protestar y dedicándole el tiempo que siempre me pedía y nunca podía darle.

—Yulia… — Es lo único que sale ahora mismo de mis cuerdas vocales.

—Ella perdió su vida, y yo la perdí a ella y a mi hijo — Comienza a sollozar en silencio — La noticia entre nuestro circulo no demoró en esparcirse. La persona que se encargó de la muerte de Sveta volvió por mí, encontrándome ese mismo día, cuando la noche visitó mi casa. Yo lo estaba esperando, él lo sabía. Esa noche me tomé un baño, bajé el porta retrato de Svetlana hasta la sala y lo coloqué a un lado de mi sillón favorito, donde solía sentarme cada noche frente a la chimenea antes de irme a dormir. Apagué las luces y una hora después él se presentó en mi sala apuntando su revólver hacia mi cuerpo. No me rehusé al destino, ni luché para cambiar las cosas. Simplemente me entregué. Él disparó contra mi pecho, directo al corazón.

Me llevo las manos a la boca sintiendo como mis ojos intentan no pestañar para que las lágrimas no salgan corriendo de mis ojos.

—Desperté unos meses después de milagro y aún seguía sin tener a Svetlana y a mis hijos.

—¿Hijos? — susurro dudosa. Ella solo asiente.

—La muchacha de la foto no es Svetlana. Soy yo, Elena.

Mis ojos se abren como platos y siento como si estuviese en un sueño del que no logro despertar. Cierro y abro mis ojos reiteradas veces, provocando que las lágrimas caigan por fin libremente. La cara de Yulia sigue delante de mí, esperando una posible reacción, pero solo logra darme a entender que esto no es un sueño. Que Yulia estuvo embarazada. Que Yulia ha sido mamá y que todo este tiempo he creído que ella jamás logró entender el sentimiento que tengo hacia mis hijos. Ha perdido todo lo que tenía de un día a otro. Ha perdido su familia que la vio crecer, y la familia que creó a base de sueños y amor. Ha perdido al amor de su vida. Me siento una imbécil por no haber sido compresiva con ella en momentos donde necesitaba de su tiempo para amoldarse a mi vida. No he sabido valorar el esfuerzo descomunal que ha hecho por mí para cambiar su forma de ser e intentar dejar su venganza de lado. He sido una egoísta todo este tiempo, he sido realmente desconsiderada con ella sabiendo que he crecido rodeada de las mismas cosas que ella.

—No hace falta que digas nada — Acaricia mi mejilla llevándose con sus dedos mis lágrimas — Solo no me rechaces por esto que sabes. Lograrías matarme.

Sin darle tiempo a que siga, uno mis labios con los suyos quitándole los restos de tristeza junto a su respiración. Siento el sabor de sus lágrimas y la fuerza que ejerzo sobre ella para que sienta que realmente estoy con ella y que la quiero con locura infinita.

—Lo siento — sollozo sobre sus labios — Lo siento por todo, por ti, por Svetlana y tus hijos.

Ella nuevamente pasa su pulgar debajo de mi ojo secando cualquier rastro de tristeza.

—No lo sientas. La vida me ha dado revancha — besa mi nariz — Te he encontrado a ti y a mi hija — le sonrío de lado.

—Me alegro saber que llevas mejor el asunto de Charlotte. Lo primero que haré al llegar a la ciudad será tramitar su adopción.

—No hace falta — dice y me quita el aliento de la boca — Ella es mi hija — se crea un silencio — Svetlana la ha dejado con alguien más antes de montarse al auto esa mañana. Ella sobrevivió a toda esta mierda, ella es mi hija. La que he llevado en mi vientre. Sangre de mi sangre.

Sangre de mi sangre. Ella es mi hija. Son las palabras que aún retumban en mi mente luego de unos minutos provocando la preocupación de Yulia quien me mueve suavemente en mi lugar, pero logro salir de mi burbuja gracias a una voz ajena a nosotras.

—Mamá ¿puedo acostarme con ustedes? — Veo como Yulia sonríe ampliamente mirando sobre mi hombro hacia la puerta. Ella solo asiente y rápidamente un pequeño cuerpo me rodea, pasándome por encima para acurrucarse entre nosotras dos — Las he extrañado — besa a Yulia llegando mi turno luego. Un beso y un abrazo es lo que recibo de su parte — ¡Mamá! ¿Qué le has hecho esta vez a mami? — escucho como Charlotte protesta contra Yulia recibiendo rápidamente cosquillas provocando que se remueva en la cama como loca entre risas y besos.

—¡Hey! No empiecen sin nosotros, enana — grita Viktoria desde la puerta y esta vez mi rostro logra girarse comenzando a sentir como mis sentidos regresan a mi cuerpo bajándome a la realidad. Lo próximo que siento son los cuerpos de mis hijos lanzándose sobre mí para comenzar su sesión de cosquillas en la cama. Vika ríe sobre mi cuerpo, Sasha grita intentando escapar de las garras de Yulia y Charlotte se turna entre nosotras para ayudar a los mellizos.

Te amo. Gesticula Yulia con sus labios una vez que conectamos nuestras miradas y son las únicas palabras con su sonrisa que quiero retener en mi mente este día junto a la risa de mis hijos.

...............

—Ma, no quiero quedarme aquí. ¿Por qué no puedo irme con ustedes y ya?

—Solo te queda una semana más — digo dejando mi maleta en el pórtico para que Yulia siga acomodando las cosas en el auto — ¿Tan mal la pasas aquí, Aleksandr?

—Un poco, pero ahora quiero irme contigo — dice siguiendo mis pasos hacia dentro de la cabaña.

—Dile de una vez que no quieres separarte de Charlotte — comenta Viktoria tirada sobre la cama viéndonos a ambos.

—Eso no es cierto — grita enojado.

—¿Qué sucede con Charlotte, hijo? — frunzo mi ceño.

—Nada mamá, Vika solo quiere molestarme. Dile que tú también quieres volver. Anoche me lo has dicho.

—Si, pero ya se me fueron las ganas. Solo pensar que tendré que soportar a esa niñita y a ti juntos todo el día me da ganas de vomitar — lleva dos dedos dentro de su boca imitando el gesto.

—¡Vika! — Reprocho — Aleksandr, te quedarás aquí la semana que falta. Charlotte seguirá en la ciudad.

—¡Que no es por ella! — Vuelve a gritar — Solo quiero volver a mi casa, aquí nadie quiere jugar conmigo.

—Debe ser porque eres un friki.

—Vika… — digo ya sin ganas — Lo siento hijo, pero has venido aquí con el propósito de hacer nuevos amigos. En casa solo te encierras a leer y eso no ayuda en tu vida social. Eres un niño y debes disfrutar de eso — Tomo mi cartera — Vamos fuera — pido y ambos no tardan en seguir mis pasos hasta llegar a mi coche. Yulia ya se ha montado en el suyo y Charlotte me espera en la puerta del mío tras haberle pedido a su madre ir conmigo — Una semana… — repito alentando a Sasha en que solo pasará volando si disfruta de los días. Cuando sea grande me lo agradecerá aunque hoy solo quiera matarme — Cuida de tu hermano — le digo a Viktoria luego de repartir varios besos entre mis mellizos.

—Siempre lo hago, mamá — Besa mi mejilla y me toma de sorpresa — no toques mis cosas o conocerás la ira de Betsy y las cuatro vengadoras — dice mostrándole sus puños a Charlotte. Intento cortar aquel momento pero la voz de la pequeña me deja sin habla.

—¿Es todo lo que tienes? — Charlotte levanta sus cejas marcando aburrimiento en su rostro sin una pizca de miedo.

—No, claro que no… — balbucea Vika confundida por no lograr por primera vez su cometido con alguien. Turna su mirada entre la pequeña y yo. Solo levanto mis hombros tragando la posible risa que florece en mi interior pero Aleksandr no lo aguanta y estalla en risas provocando la de Charlotte, llamando la atención de Yulia que nos mira desde su asiento.

—¡Esto es genial! — grita Sasha subiendo sus brazos al aire comenzando a correr gracias a Vika que decide perseguirlo por festejar la osadía de Charlotte.

La bocina de Yulia me asusta provocando la risa de Charlotte que comienza a subirme en el auto. Camino bordeando mi coche y entrecerrando mis ojos sin perder de vista a Yulia.

—¡Creo que se te olvida algo aquí! — me grita una vez que bajo el vidrio del acompañante.

—¡Yo creo que no! — responde en el mismo tono de voz.

—¡Elena! — me grita volviendo a tocar la bocina sin cesar esta vez llamando la atención de todos en el campamento.

—¡Ya, ya, ya! ¡Para! — digo llegando hasta la puerta del copiloto, introduciendo la mitad de mi cuerpo por la ventanilla para darle un corto beso que se convierte en uno más largo por su intensidad.

—Así me gusta — niego con mi cabeza y mi sonrisa que no ha abandonado mis labios en todo el día — Nos vemos en tu casa — me guiña un ojo y me libera para volver a mi coche.

El resto del viaje lo paso en silencio luego de una sesión intensa por parte de Charlotte para cantar canciones de Disney. Luego de contarme que una noche en Nueva York han visto Frozen, "Let it go" ha sido la que más veces he repetido.

—Jamás pensé que eras un peligro frente al volante — dice Yulia una vez que toma a Charlotte entre sus brazos.

—¿De qué hablas? — Frunzo mi ceño una vez que tomo mi equipaje junto a mi bolso — He manejado bien.

—Claro que no — Susurra gritando — ¿Te crees Schumacher? No tienes un maldito Ferrari, solo un auto familiar.

—Hey, no te metas con mi auto — digo siguiendo sus pasos.

—Nunca más te dejaré manejar.

—Que niñita eres. Solo lo dices porque no has podido pasarme, dejándote atrás. Perdedora.

—Claro que no. Puedo probártelo cuando quieras — Pongo mis ojos en blanco una vez que llego a mi puerta, sin que ella pueda verme — No pongas tus ojos en blanco — comienzo a reír.

—¿Cómo sabes que los he puesto? — sonrío mirándola sobre mi hombro una vez que quito la alarma.

—Ahora lo sé — entrecierra sus ojos fingiendo enojo — Dejaré a Lottie, luego tú y yo hablaremos seriamente en la cama.

Abro la boca fingiendo yo esta vez sorpresa, pero por dentro ansío desesperadamente porque ese momento llegue.

— ¿Qué tiene que ver la cama en todo este asunto? — pregunto una vez que comienza a caminar hacia el pasillo.

—Es donde mejor muevo — eleva su voz para que logre escucharla — Ya sabes, si de hablar de trata ¿no? — dice una vez que llega al marco de la puerta que indica la habitación de los mellizos.

Solo sonrío negando con mi cabeza luego que mi vista la pierde. Camino hasta la cocina una vez que dejo mis cosas en la sala, junto al sillón y me sorprendo al ver las luces prendidas. No recuerdo bien haberlas dejado así, pero seguramente Fyodor ha venido a echar un vistazo para asegurarse que todo está bien y ha olvidado apagarlas.

Tomo una botella de agua de la nevera y fijo mi mirada en la mesada de la isla donde varios sobres descansan sobre ella. Avisos de pago de luz, agua e internet. Sobres pertenecientes a la peluquería de mi madre y un paquete en un sobre marrón. Lo tomo en mis manos una vez que dejo la botella de agua a un lado y busco alguna pista sobre el remitente pero no hay pista alguna, solo mi nombre en el frente.

—Lena, debo irme. Mi vuelo se ha adelantado.— Llega Yulia a mi lado — ¿Qué es eso? — mira sobre mi hombro una vez que se coloca detrás de mí comenzando a besar parte de mi cuello.

—No lo sé — respondo dejándolo sobre la mesa — ¿No puedes atrasar un poco más tu vuelo? ¿Tal vez a mañana? — pido intentando buscar la posibilidad de pasar más tiempo con ella y alargar su partida.

—Dios, no me hagas esto — apoya su frente en la mía — No quiero irme.

—Pues, no te vayas — paso mis brazos detrás de su cuello comenzando a besarla.

—No puedo… oh, Elena — suspira en mis labios — Demonios, no me hagas esto — Vuelve a suspirar para dejar un corto beso en mis labios — Prometo que luego de este viaje no volveré a separarme, ¿de acuerdo? — Asiento resignada.

—De acuerdo — susurro.

—Hey — me toma del mentón — Solo serán dos días. Intentaré apurar todo este asunto para volver lo antes posible. Lo prometo — Asiento sin decir más nada aceptando nuevamente sus labios para luego dejarla ir.

—Llámame al llegar, por favor.

—Lo haré — dice volviendo a besarme una vez que llegamos a la puerta y la mitad de su cuerpo está fuera — Siento que no puedo dejar tus labios. Ven conmigo — Sonrío por su locura.

—No, esta vez créeme que no puedo — digo mordiendo mi lengua, soportando las ganas de tirar todo al diablo, agarrar a Charlotte e irnos con ella.

—Al menos lo intenté… — dice levantando sus hombros — Adiós — besa mis labios y mi rostro — Te quiero, no lo olvides.

—No lo haré — digo una vez que comienza avanzar hacia su auto. La saludo con mi mano una vez que se monta en él y desaparece de mi vista.

Suspiro cerrando la puerta detrás de mí para volver hacia la sala y tomar mis cosas e irme a la habitación. Me detengo a mitad de camino echándole un vistazo a Charlotte que duerme plácidamente en la cama de Viktoria, recordando las palabras de mi hija. Sonrío. Vuelvo avanzar esta vez adentrándome en mi habitación, dejando mi maleta sobre la silla que hay en un rincón y tirándome sobre la cama. Un sonido sale dentro de mi bolso recordando que aún tengo el móvil dentro. Rebusco tranquila entre mis cosas sabiendo que solo se trata de un mensaje.

Ya te estoy extrañando con locura – Y.

Sonrío muriéndome de amor por sus palabras. Definitivamente la vida nos ha dado una segunda oportunidad y ella la está aprovechando en su máxima expresión.

Y yo quisiera que regreses a mí. Que toques el timbre de casa y no vuelvas a salir de aquí. – E.

Elena… es lo que más quisiera en estos momentos, créeme. – Y.

Aún estás a tiempo si sigues dentro del auto. Aunque no apruebo que escribas mientras manejas, no me quejo si das la vuelta y vuelves – E.

Dejo el móvil sobre mis piernas esperando que la pantalla vuelva a iluminarse. Insistiré hasta el cansancio.

Elena… - Y.

Es lo único que recibo y sé que quizás Yulia ha detenido el coche en algún lugar debatiéndose mentalmente sobre si debe o no volver.

No te vayas, no te vayas, no te vayas… por favor. Estás a tiempo. – E.

Luego de unos minutos esperando su respuesta sin éxito, tiro mi cuerpo hacia atrás dejandolo caer sobre el colchón. Cierro mis ojos disfrutando del silencio que habita en casa, pidiendo mentalmente que Yulia decida no tomar ese avión, sintiéndome como una adolescente por mi capricho repentino de quererla siempre conmigo, pero el sonido del timbre se cuela por mis oídos provocando que el corazón quiera escaparse por mi garganta del susto y luego de la ansiedad.

¡Ella no se ha ido!

Salto de mi cama dejando olvidado mi móvil allí. En mi mente solo se reproduce la escena que hemos tenido esa vez que cayó aquí sin avisar llevándome la mejor de las sorpresa cuando me tomó entre sus brazos desesperada luego de abrir la puerta. Esta vez seré yo quien salte sobre ella haciéndole saber lo feliz que me hace ahora mismo por haber tomado la decisión de volver. Po habernos elegido a nosotras sobre su trabajo.

Mis piernas se detienen frente a mi puerta y la respiración se agita aún más por los nervios de tenerla a unos pasos de distancia siendo separadas por una puerta. No puedo borrar la sonrisa en mis labios luego de tomar unas bocanadas de aire para recomponerme. Intento mirarme en el pequeño espejo que descansa en la entrada, a un lado del perchero pero el timbre vuelve a sonar.

¡Qué impaciente es!

Le doy la mejor sonrisa que puedo. De esas que llegan de oreja a oreja decidiendo abrir la puerta para no hacerla esperar más.

—Hola amorcito — Mi sonrisa se borra rápidamente de mis labios faltándome el aire — ¿Me has extrañado?


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Mensaje por Fati20 11/30/2022, 8:14 am

Que imbecil aparece así como así. Julia debe saberlo siempre tiene gente vigilando ya veremos que pasara. Saludos querida mía 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 11/30/2022, 6:15 pm

Capítulo Treinta: Emboscada

—¿Se encuentra bien, señorita Volkova?

—Si, vete — hago el amago de retirarlo de mi lado pero mi mano derecha sigue aferrada a la puerta del auto que permanece abierta y mi mano izquierda apretujando mi saco de vestir. El pecho a comenzado a dolerme como mil demonios, pero no es mi corazón, es un mal presentimiento que comienza a dejar remordimientos en mi mente.

—¿Segura? — vuelve a preguntarme Paul aún sin apartarse de mi lado.

—Si — Intento respirar pero solo obtengo más dolor — Sigue encargándote de las maletas.

—De acuerdo — me asiente y vuelve a la parte trasera del coche.

Camino lentamente la distancia que me falta para montarme en el auto y busco mi móvil en los bolsillos de mi saco cuando logro sentarme. Suspiro cuando siento en mis espaldas el asiento de cuero, cerrando mis ojos momentáneamente, sintiendo la misma punzada una y otra vez. Teniendo la misma sensación que tuve con Svetlana cuando la encontré esa noche en casa. Vuelvo a llevarme la mano izquierda hacia el pecho mientras que con la que quedo libre froto mi frente intentando alejar cualquier fantasma que ose de molestarme ahora mismo.

Vuelvo a bajar mi vista para encontrarme con mi móvil. Presiono una tecla, coloco la clave y desbloqueo el aparato. Presiono el número uno y me llevo el móvil automáticamente hacia mi oreja. Un tono, dos tonos, tres tonos… corto inmediatamente cuando el buzón de voz me recibe. Vuelvo a intentarlo hasta el cansancio llenando su móvil con más de diez llamadas mías.

—Elena, por favor llámame en cuanto escuches este mensaje.

Corto la llamada jugando con el móvil entre mis manos, repasando una y mil veces la posibilidad de ir hasta su casa. Miro la hora, han pasado más de una hora desde que la dejé en su casa.

No pienses idioteces, Yulia.

Muerdo mi labio inferior y ahogo mis pensamientos unos segundos antes de sentir como Paul regresa al auto. Tal vez, ellas solo estén durmiendo luego del agotador día. Yo misma estoy cansada o, quizás ellas estén cocinando algo y Elena ha dejado el móvil por ahí, como siempre suele hacer.

—Paul… gira aquí — digo al caer en cuenta que el auto ha comenzado avanzar camino hacia el aeropuerto.

—Tiene un vuelo que tomar, señorita Volkova.

—Llévame a casa de Elena — titubea unos segundos fijando su vista a través del espejo retrovisor — ¡Llévame ahora mismo, maldita sea! — Grito y vuelvo a tomar la actitud que me caracteriza diariamente, cuando no estoy con ella. Él sin más gira en U y retoma el camino que me dejará en su casa.

Impaciente vuelvo a marcar su número pero solo me hace esperar con los característicos tonos que luego me derivarán hacia el buzón. Estrello mi móvil contra el piso del auto y comienzo a maldecir por no poder controlar la situación.

—¿Puedes ir más rápido? Puedo estar muriendo tranquilamente con tu lentitud, imbécil.

Él solo se remueve en su asiento viendo como tensa su mandíbula y apretuja el volante. Paul ha estado algo extraño estos días, debo confesarlo, aún así no me permito dudar de él.

No alcanza a frenar cuando abro la puerta y comienzo a correr en dirección a la puerta. Tomo el picaporte entre mis manos pero no hay caso, la puerta permanece intacta, con llave. Rápidamente recuerdo que mi hermano Pavell ha entrado por la parte trasera, donde siempre olvida echarle llave. Vuelvo a correr bordeando los arbustos que delimitan el terreno de Elena. Varios juegos de los gemelos se dispersan en el césped, localizando rápidamente las ventanas corredizas que conectan el exterior con el interior. Las luces aún se encuentran encendidas, lo cual me da la señal que ellas aún no se han acostado, o al menos Elena no lo ha hecho. La corrediza también está con seguro dejándome con pocas posibilidades para adentrarme en la casa. Vuelvo a tomar distancia para bordear nuevamente la casa hasta llegar a la ventana que pertenece a la habitación de Elena. Las cortinas blancas me tapan gran parte de la visión pero puedo ver como su cuerpo descansa en la cama y eso me alivia tras ver que está en perfectas condiciones. Solo se ha dormido por eso no ha respondido mis llamadas.

Decido dar un paso hacia atrás para montarme nuevamente en el auto y esta vez, no perder mi vuelo pero algo más llama mi atención. Elena se remueve en su casa, ella está despierta aún. Vuelvo a mi lugar, dispuesta a tocar la ventana para que me abra y poder despedirme una vez más de ella, pero una cabeza resurge debajo de las sabanas, un cuerpo sobre el de Elena comienza a besarla. Mis ojos se abren sintiendo como el dolor en mi pecho vuelve aparecer. La vista se me nubla por las lágrimas que se amontonan en mis ojos pero que no me permito a derramar. Me tapo la boca automáticamente al ver como la persona que está sobre Elena comienza a moverse, dejando en claro que mantienen relaciones sexuales. Los brazos de Elena rodean el cuerpo ajeno a ella y me da la pauta de ser algo de mutuo acuerdo.

Suspiro cerrando mis puños a los costados de mi cuerpo manteniendo la ira y molestia dentro de mi cuerpo para no perturbar su ambiente intimo, pero rápidamente recuerdo que mi hija está bajo ese mismo techo. Inclino mi cabeza hacia un costado rebuscando con mi mirada la puerta de la habitación donde esta Charlotte que permanece cerrada. Sorbo mi nariz y dejo de torturarme con los gemidos que comienzan a escaparse de la boca de Elena. Corro nuevamente, pero esta vez con todas mis fuerzas cargada de negatividad y odio contra el que intente interponerse en mi camino. Mis pasos vuelven a las puertas corredizas de vidrio comenzando a empujar, dejando las pocas fuerzas allí. La puerta no parece ceder, sin embargo empujo lo suficiente para falsear la traba y lograr abrirla por completo. Recorro los pasos que me separan del pasillo e intento ensordecer mis oídos con pensamientos, manteniendo la compostura sin desviar mis pasos hacia su habitación. Sin embargo, cuando me detengo frente a la puerta de Charlotte puedo oír el ahogado gemido de Elena a mi izquierda. Su habitación mantiene la puerta abierta de par a par y sus cuerpos puedo verlos perfectamente. Como Boris sube y baja hundiéndose aún más en ella.

Limpio las lagrimas furiosas que caen sin siquiera tocar mi mejilla y poso mi mano en la perilla para sacar de aquí a Charlotte, pero su puerta está cerrada, con seguro. Desesperada comienzo a dar empujones contra ella llamando la atención de Boris que solo me mira sobre su hombro izquierdo acompañando con una sonrisa burlona, aumentando las embestidas contra Elena. Mi pecho sube y baja desesperada empujando con mucha más fuerza la puerta, llamando esta vez la atención de Elena.

—¿Yulia? — balbuceó debajo del cuerpo de Boris.

No le doy importancia caminando hacia atrás para tomar vuelo e impactar de lleno mi pie en la puerta. El sonido se hace mas fuerte escuchando nuevamente como Elena pronuncia mi nombre reiteradas veces, apareciendo la voz de Charlotte asustada.

—¿Mami? — Dice nerviosa — ¿Qué pasa?

—Charlotte, ¿puedes abrir la puerta? — digo apretujando mi rostro contra la puerta.

—No, no puedo. ¿Qué pasa? — dice con su voz quebrada tras escuchar como hace el intento de abrir la puerta desde adentro.

—Vete a la cama — digo rápidamente — Sal detrás de la puerta que intentaré abrirla.

—De acuerdo — me responde escuchando luego como sus pasos se alejan.

Vuelvo a caminar hacia atrás viendo esta vez como Boris se aparta de Elena acostándose a su lado. Ella solo permanece ahí, casi dormida observando mis pasos. Tenso mi mandíbula embistiendo contra la puerta que logro abrir volviéndome a chocar tras abrirse y volver en su trayecto. Me sobo el brazo derecho donde me he lastimado y camino hasta donde esta Charlotte sentada con sus rodillas en el pecho.

—Hija, vamos — estiro mis manos y ella rápidamente salta hacia mi cuerpo aferrando sus piernas en mi cintura — ¿es todo lo que tienes? — digo tras tomar la mochila con la que ha viajado. Solo asiente sobre mi hombro enredando sus dedos en mi cabello.

—¿Y mami? — me pregunta haciendo referencia a Elena.

—Solo nosotras — digo tapando su cuerpo incluyendo su cabeza con una manta que encuentro sobre la cama de Aleksandr para que no logre ver en la situación en que se encuentra Elena.

Salgo disparada de allí encontrándome con el cuerpo moribundo de Lena apoyada sobre el marco de su puerta, estirando su brazo hacia mí.

—Y...yulia… no… Boris… — no dejo que continúe. Charlotte aún permanece despierta entre mis brazos lo cual decido recorrer el pasillo seguido de la sala para irme por donde vine.

—¿Qué tenía mami? — vuelve a preguntarme una vez que subimos al coche.

—Nada. Solo he decidido que quiero llevarte conmigo, Lottie — susurro debido a que mi voz se quiebra constantemente. Acaricio su cabello y puedo ver como mis manos tiemblan — ¿No quieres venir conmigo?

Ella solo levanta sus hombritos restándole importancia, como todo niño.

—¿Dónde iremos? — me pregunta colocándose sus zapatillas con abrojo que le he comprado ya que aún no sabe como atarse los cordones.

—A nueva York, donde hemos estado antes ¿recuerdas? — me asiente y acomodo un poco mi ropa que es un completo desastre por el forcejeo que tuve allí — Paul, ahora si llévame a tomar mi vuelo.

—Como usted diga, señorita Volkova — asiente y el auto comienza avanzar.

—¿Por qué tiemblas? — Me pregunta Charlotte tomándome desprevenida una de mis manos — ¿Tienes frio? — frunce su ceño.

—Solo un poco, Lottie — digo ahogando el llanto que quiere salir de mi garganta.

—Toma mi mantita — me responde colocándola sobre mis piernas. Yo solo puedo reaccionar cuando ella se acomoda sobre mi apoyando su cabeza en mi pecho — Te amo mamá.

Su sentencia calma lentamente el amargor que siento en mi boca y las ganas de tirar todo al diablo. Ella ahora mismo es mi paz interior.

—Yo también, Lottie — beso su cabeza.

—Sabes… — dice jugando con unos de mis mechones de pelo — Sabía que te encontraría.

Sus palabras me toman por sorpresa.

—¿Tú me buscabas? — pregunto aclarando mi garganta.

—Si — asiente con su cabeza estirando su brazo para poder alcanzar su mochila — Siempre supe que eras mi mamá — busca entre sus cosas sacando una fotografía mía.

Recuerdo aquel día a la perfección donde Svetlana me comunicó la buena noticia de estar embarazada. Ese día fuimos a festejar con un simple pero placentero picnic a la orilla de un lago. En la foto salgo yo sentada con mis rodillas contra mi pecho, mirando hacia atrás sobre mi hombro derecho, donde Sveta llamaba mi atención para capturar aquel momento mientras Charlotte aún dormía sobre el mantel a unos pasos nuestro.

—¿De… de donde la has sacado? — pregunto luego de mirarla detenidamente y recordar todo como si fuese ayer.

—Me la ha dado la mujer que cuidaba de mí — La tomo entre sus manos apartándola de mí para guardarla nuevamente en su mochila. Me pregunto que más tendrá allí dentro.

—¿Una mujer? — Asiente — ¿Qué mujer, Lottie? — pregunto sin saber siquiera con quien la ha dejado Svetlana antes que toda la pesadilla comenzara.

—Una muy igualita a ti, mamá… — intenta continuar pero el trayecto que comienza a tomar Paul me desconcierta por completo.

—Paul… — digo pero él parece no escucharme, ignorándome — Paul… — vuelvo a repetir pero no se inmuta en absoluto — ¿hacia dónde vas? — grito dejando a Charlotte sobre el asiento para acercarme hasta la parte delantera.

Un depósito aparece frente a nosotros con enormes rejas que lo convierten en propiedad privada. Las palabras se estancan en mi boca y mi ceño se frunce tras no reconocer en absoluto el lugar. Aquí no es el aeropuerto mucho menos donde me espera mi jet privado.

—Paul… — me interrumpe.

—Bájese — dice luego de estacionar frente a las puertas de chapa.

—No, llévame hasta el aeropuerto y haz bien tu maldito trabajo que para eso te pago, idiota— grito apretujando parte de su saco con mi mano, descargando un poco la frustración que habita en mi cuerpo.

—No estás en condiciones de insultarme — me mira con su ceja levantada perdiendo todo el respeto que mantenía hacia mi — Bájate ahora mismo.

—¿Qué sucede contigo? — grito comenzando asustar a Charlotte.

—¡Bájate! — saca un arma de su saco apuntando directamente hacia Charlotte.

La boca se me seca y rápidamente comprendo todo. ¡Qué idiota he sido! He tenido a mi enemigo todo este tiempo a mi lado.

—¡Ahora! — vuelve a decir con su voz firme.

—Baja el arma. Lo haré — pido sintiendo como el corazón quiere escaparse del miedo porque le pase algo a mi hija.

—Salga del auto y entre en el depósito — su mirada profunda me penetra y solo me limito asentir. Los débiles se rebelan contra los poderosos.

—Mamá… — Charlotte comienza a sollozar estirando su pequeño brazo hacia mí.

—Todo estará bien. Mamá regresará enseguida — digo besando su frente para luego abrazarla con todas mis fuerzas — Si le haces algo, volveré de donde sea para verte comer mierda — susurro en el oído de Paul.

Sin más me bajo del auto suspirando, buscando las fuerzas que me fallan por momentos, volviendo a enfrentar el destino sin armas para defenderme.

........

—Déjame… — digo algo débil. Mis ojos se cierran y siento como mi cuerpo se desvanece. Apoyo mi espalda contra la pared del pasillo y dejo que mi cuerpo caiga hasta el piso.

—Ni siquiera sirves para follar – dice Boris alejándose de mi, acomodando su ropa luego de colocársela.

—Imbécil… — balbuceo apartando mi atención de él para mirar hacia mi derecha y comenzar a recorrer la distancia que me separa de mis piernas — ¿Qué mierda me has metido?

—Te sentirás mejor en unas horas — me dice tomando mi cuerpo por debajo de mis brazos para levantarme del suelo — Te sentirás como recién follada — intenta besar mis labios pero corro mi cara — Cierto que no besas a tus clientes — se burla volviéndome a dejar sola.

Camino tomándome en todo momento de lo que encuentro en mi camino hasta llegar al refrigerador para tomar una botella de agua que vacío en cuestión de segundos. Apoyo mis manos en la isleta poniendo mi cabeza entre mis brazos. Todo comienza a darme vueltas de nuevo pero esta vez con menos intensidad. Las llaves de casa aún siguen sobre la mesa, llamándome la atención sin entender por donde ha entrado Yulia, pero rápidamente lo descubro tras mirar hacia el jardín trasero. La puerta corrediza permanece abierta de par a par.

Valya… — la voz de Boris me saca de mis pensamientos tras escuchar el nombre que ha salido de su boca — ¿Qué tal todo por allí? — asiente con su cabeza y una enorme sonrisa — Bueno, pues haz lo que tú quieras — Me mira unos segundos antes de tirarme un beso — En unos minutos iré para allá — Silencio — Tranquila, nena… luego tendremos las vacaciones que tanto pides. Adiós.

—¿Tienes algo con ella? — digo con mi voz ronca recordando las palabras de Unique cuando me comentó que una de sus muchachas volvería tras haber suspendido su boda.

—¿Con quién? ¿Con Valya? — se hace el desentendido — Debo irme. Gracias por tus servicios, encanto — sin más sale por donde ha salido con anterioridad Yulia.

Vuelvo hacia mi dormitorio sintiéndome un poco mas lúcida pero aún sin las facultades suficientes como para manejar. Busco el móvil que se ha perdido entre tanto forcejeo con Boris, encontrándolo bajo mi cama.

—¿Elena?

—¡Fyodor! Debes venir de inmediato a casa. Te necesito.

—¿Qué sucede?
— me pregunta comenzando a alarmarse.

¡Es una urgencia! — digo cortando la llamada para no retrasarme más.

Como puedo comienzo a tomar la ropa que ha quedado tirada por el piso pero rápidamente la descarto al ver que parte de ella está rota. Boris ha aparecido de la nada tomándome por sorpresa. Cerré la puerta pero fue en vano, él fue más rápido que yo y detuvo mi accionar con su pie estrellando la puerta contra la pared tras abrirla. Me tomó entre sus brazos cerrando la puerta tras su espalda y arrastrándome hasta mi habitación para luego dormirme. Forcejeé lo más que pude rompiendo parte de mi ropa en el camino, pero su fuerza es aún más poderosa que la mía.

Negué con mi cabeza desesperada por encontrar a Yulia y aclararle que todo ha sido una jugada de mi ex esposo. La bocina de Fyodor fuera de casa me da el aviso que debo apurarme tomando cualquier cosa en mi camino para salir corriendo aún tambaleándome en el trayecto. Tomé el mismo camino que Yulia y Boris, tropezándome en mi jardín reiteradas veces pero pudiendo llegar al auto de mi amigo, que permanecía como maniático golpeando la puerta de entrada.

—¡Fyodor! — grito apoyada contra su auto sintiendo como mi cuerpo comienza a sudar frio.

—¡Elena, dios santo! ¿Qué pasa contigo? — me reprende pero tras ver mi estado se echa hacia atrás — ¿Qué tienes?

—Boris — solo logro decir balbuceando — Yulia… debo buscarla — digo tanteando la puerta del copiloto sintiendo como mis sentidos nuevamente comienzan abandonarme.

—Sube… — dice ayudando a montarme en el coche.

—Ve a bora… al bar… — digo pero él solo frunce su ceño, recordando que jamás ha ido allí — Solo ve a Bluffton.

Los minutos que pasamos arriba del auto me sirven para recomponerme completamente y explicarle a Fyodor detalladamente todo lo que ha pasado.

—¡Ve más rápido, Dyor! — pido desesperada.

—Yulia entenderá que ha sido contra tu voluntad. Tranquilízate — Dice haciendo el intento de calmarme — No puedo ir más rápido, nos mataremos. ¿Cómo sabes que ella está aquí?

—Boris habló con Valya. Sé que ellas están juntas ahora mismo.

—Bueno, déjame estacionarme bien. Quiero… — no lo dejo terminar ya que decido saltar, literalmente, de mi asiento para correr hasta el bar. Puedo aún oír las maldiciones de Fyodor por tomarlo de sorpresa y las bocinas que indican mi mala decisión al cruzar la calle.

—¡Ábreme! — grito corriendo por el callejón llegando hasta la puerta negra. El gorila rápidamente cumple mi petición dejándome libre el camino para seguir avanzando escaleras arriba.

No demoro mucho más en llegar hasta el pasillo donde descansan todas las habitaciones para atender a los clientes especiales. Es de noche, pero aún no es hora de abrir las puertas al público, lo cual solo puedo escuchar un poco de música a mí alrededor y las luces un poco apagadas. Me salto el camino hacia la sala donde guardamos nuestras cosas, decidiendo atravesar las cortinas púrpuras que caen de techo al piso, separando el bar de las habitaciones.

Mis ojos se abren al no encontrar a nadie. No está Miroslava, mucho menos Masha o Unique. Frunzo mi ceño y camino hasta la puerta para acceder a la sala colocando la clave. El clic me da el okay para entrar. Al parecer estoy completamente sola, pero la silueta que descubro al encender las luces me da malos augurios.

—Te has tardado — dice Valya revolviendo su vaso con Whisky sobre su mano izquierda.

—¿Dónde está Yulia? — digo sin abandonar mi lugar mucho menos acortando las distancias.

—Eres tan predecible… — niega con su cabeza dándole un sorbo a su trago.

—Dime donde está Yulia ahora mismo — presiono con mi voz decidiendo avanzar hacia ella.

—Shh, quieta ahí cariño — mi cuerpo se ancla rápidamente al suelo sin atreverme avanzar un paso más viendo cómo tiene el poder de hacer y deshacer a su antojo — ¿Quién manda ahora, eh? — dice burlonamente apuntándome directamente con un arma.

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THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA) - Página 3 Empty Re: THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 12/2/2022, 1:32 am

Capítulo Treinta y uno: Final?

Parpadeo repetidamente para asegurarme que la persona que tengo frente a mis ojos sentada en aquel sillón, donde por algunas noches he compartido conversaciones íntimas con Masha, no me está apuntando con una pistola. ¿De dónde demonios ha sacado el arma? ¿Yulia estará en la misma situación con Boris? ¿Estará en peligro ella también? Debo asegurarme que las chicas no entren aquí, de lo contrario no sé de que sea capaz Valya en este estado. Aunque que me demuestra estar relajada, jamás debemos de jugar con la mente de gente así.

Un escalofrío recorre mi espina dorsal de solo pensar en que quizás Yulia la esté pasando peor que yo, que Valya pueda tener más de una víctima bajo su poder si Miroslava y Masha aparecen. ¿Qué sucede si Yulia está lastimada? O peor aún… muerta. Vuelvo a cerrar mis ojos esta vez sollozando por ser tan idiota de caer en la trampa que Boris me tendió haciéndome pensar que estarían aquí.

¿En que estaba pensando? No puedo matar una mosca, no estoy armada y mucho menos tengo mente y capacidad para cargar un muerto en mis hombros. Pero me niego rotundamente a vivir sin Yulia en mi vida mucho menos por una situación así. Valya está demente, pero no le haría daño a la mujer que supuestamente ama ¿Cierto? Y no me refiero a mí, claramente he sido su estorbo todo este tiempo, pero quizás ella solo quiere estar con Yulia.

No seas idiota, Elena. Ella está con Boris… ¡Reacciona ahora mismo!

Mi respiración comienza acelerarse junto a la adrenalina que corre por mi cuerpo manifestándose con un ligero sudor en mi frente y manos. Demonios, deseo llorar, correr, salvar a Yulia y volver a llorar en sus brazos. Solo quiero escapar de aquí, pero tengo que controlar esta situación, debo pedirle a mi corazón que marche con tranquilidad antes de tomar la decisión equivocada. Tranquila, Elena. Piensa con claridad. Me repito una y otra vez dentro de mi mente, el único lugar donde ella no puede acceder.

Siento que ha pasado una eternidad desde que he abierto la puerta que permanece aún abierta en mis espaldas creyendo que podría encontrarla aquí, pero en realidad solo han pasado fracciones de segundos en la realidad que me rodea pero mi mente lo ha procesado rápidamente. Intento caminar hacia atrás, dar dos pasos aunque sea para toparme con el marco de la puerta y así poder salir corriendo de aquí, pero ella reacciona ante mis planes.

—No tan rápido… — se levanta del sillón aún apuntándome. No me permito seguir retrocediendo por miedo a que dispare, después de todo no la conozco en absoluto — Ven aquí — inclina su cabeza hacia el costado señalando hacia donde estaba ella sentada con anterioridad.

A pesar de sentir como mis labios parecen ser cortados con una navaja intento hablar sin exasperar su ánimo.

—V...Valya… — aclaro mi garganta sin que ella pueda percatarse de mi acción, de nada me sirve mostrarme más débil de lo que estoy ahora mismo — No cometas alguna estupidez que luego puedas arrepentirte — Ella solo ladea su cabeza hacia un costado y sonríe de lado, como una completa psicópata.

—No creo que a ti te interese mis arrepentimientos — me responde moviendo el arma entre sus manos — Pero, de todos modos, tú definitivamente no serias algo por lo cual arrepentirme. Imagínate como quedará eso en mi historial… — levanta su mano libre como si estuviera remarcando un titulo, la noticia del momento — Valya Simonovich acaba con la descendencia del capo mafioso — Apunta su pistola hacia arriba e imita un "boom" con su boca — Definitivamente seré una maldita genio en mi círculo de amigos.

La garganta comienza a picarme. Ella desde un primer momento ha sabido que pertenezco a una familia de mafiosos a pesar de que mi padre ha tomado la decisión de apartarse y alejarse de mi familia para protegernos.

—¿De eso se trata? — Digo con mi garganta rasposa — ¿Matarme para qué? Aún así Yulia no estaría contigo — Comienza a reír.

—¿Qué te hace pensar que quiero a Yulia, estúpida? Y déjame decirte que si quieres salir de aquí entrando en mi mente para hacerme cambiar de opinión vas por mal camino — Decido dar definitivamente los dos pasos que me faltan recorrer para voltearme libremente y salir corriendo pero ella se apresura — ¡He dicho que quieta, imbécil! — me detengo ya que casi puedo sentir la pistola en mi pecho — Camina… — dice completamente enfadada apuntando con su cabeza hacia atrás.

No me atrevo a seguirla desafiando, ambas giramos sin cortar nuestro contacto visual. Esta vez ella queda de espaldas a la puerta y yo retrocedo cinco pasos lejos de ella, sintiendo como choco con la mesa ratona en mis gemelos.

—Bien, ahora mismo me dirás quien es la niña que siempre anda con ustedes.

—No sé de qué niña hablas — respondo haciendo el último intento de desafiarla. No sé porque actúo así teniendo en cuenta que aquí salgo perdiendo, pero mi instinto no me deja rendirme.

—Elena… aquí la paciencia se me está agotando — me amenaza con su tono de voz.

—Pues, mátame entonces. Ya te estás tardando ¿no? — Ella solo sonríe.

—No sin antes obtener la información que quiero. Ahora habla…

—¿De qué sirve a ti saber quién es?

—Si tiene tu misma sangre debo también eliminarla, como lo haré con tus hijos.

El estómago se me pone duro como una roca. ¡Mis hijos no!

—¡Habla, Elena! Danielle ya me ha dicho que es hija de una de ustedes.

—Danielle… — susurro negando con mi cabeza y una sonrisa falsa. Ella ha sido un chivo expiatorio más — No es mi hija — digo para salvar la vida de ella — No es hija de ninguna de nosotras — aclaro antes que descubra la verdad — Solo pensábamos adoptarla.

—Vaya… — silba como si estuviese sorprendida — Has sido una buena puta entonces… dime que te ha pedido casamiento y te felicitaré para luego matarte — no digo nada pero automáticamente cruzo mis manos acariciando mi anillo, volviendo a pensar en Yulia y mis ganas de salvarla — ¡No puede ser! — Chilla fingiendo alegría — Bien por ti, gatita.

—Ya mátame de una vez, maldita infeliz — Intento de la otra forma pero no resulta. Ella vuelve a subir su pistola apuntándome hacia mi cabeza tras ver frente a mis ojos el cañón de la pistola.

—Tus deseos son órdenes… — susurra.

Cierro mis ojos y lo próximo que escucho es el arma disparándose pero impactando su bala en mi brazo izquierdo. Lanzo un grito desgarrador, siento como mi brazo arde, como la sangre corre por mi brazo escapando fuera de mi cuerpo. Rápidamente lo aprieto con mi mano derecha abriendo mis ojos para ver porque ha impactado en esa parte de mi cuerpo pero un grito me llama la atención.

—¡Elena! ¡Toma el arma! — grita una voz ajena a nosotras dos. Mi visión se vuelve más clara y busco desesperada donde ha caído la pistola pero sin tener éxito — ¡Debajo de la barra! — vuelve a gritarme y no demoro en tomarla entre mis manos trasladando rápidamente mi mirada hasta la persona que ha salvado mi vida momentáneamente.

—¿Keira? — pregunto sorprendida, dudosa y con el pánico invadiendo mi cuerpo. Siempre pensé que si debía dudar de alguien en mi trabajo, ella ocuparía el primer lugar. Nunca hay que juzgar.

—Ayúdame aquí — me pide y yo le coloco seguro al arma antes de guardarla detrás de mi jean.

—Gracias — digo una vez que llego a su lado.

—Luego me agradeces, ahora ayúdame atarla.

Sin demorarnos mucho más, recibiendo los insultos y golpes por parte de Valya para poder zafarse de nuestro agarre, decido llamar a la policía y pedirle a Keira que declare con la policía.

—Debo encontrar a Yulia… a ella también quieren matarla — Le explico a Keira tras pedirle que declare y rechazar mi idea ya que solo ha presenciado mitad de la historia.

Valya comienza a reír como una completa loca, aún sentada en el piso amarrada de pies y manos.

—¡Yulia ya debe estar siendo devorada por gusanos! — grita enloqueciendo cada vez más.

—Vete, Elena — Me habla Keira sacándome de los pensamientos negativos que ya comienzan a formarse en mi mente.

Asiento y le doy un último vistazo a Valya que aún continúa burlándose de mí, alegando que jamás la encontraré ya que no sé donde la han llevado, pero la noche comienza a despejarse para mi tras sentir como suena mi móvil.

Llevo mi mano hasta la parte trasera rozando el mango del arma sintiendo un leve escalofrío. Frunzo mi entrecejo tras ver el número de Yulia y rápidamente deslizo mi dedo desesperada por sentir que ella aún está con vida.

—¡¿Yulia?! — grito desesperada llamando la atención de Keira y Valya que termina con las maldiciones que lanza contra mí — ¿Yulia, eres tú?

—Mami… — siento el susurro de Charlotte recordando rápidamente como se la ha llevado con ella — Tengo miedo.

—¿Dónde estás? Dime ahora mismo e iré por ti — respondo sin hacer referencia al nombre de la pequeña para no darle pistas a Valya que abre sus ojos tras entender que he recibido respuesta del otro lado. Intenta desatarse removiéndose en su lugar, pero Keira rápidamente la inmoviliza recostándola en el piso para sentarse sobre ella, en su espalda.

—No lo sé mami. Es una casa grande. Ven… — susurra.

—¿Una casa? Tienes que ser más especifica — Valya comienza a reír burlándose de mí por no tener el lugar exacto.

—Es como la casita de los aviones que hemos visto cuando viajamos — rápidamente mi mente viaja aquel día donde Yulia nos mostraba parte de las instalaciones junto a un depósito donde guarda su avión.

¡Un deposito, Elena!

—Dime que más ves… — pido.

—No mucho, me tienen encerrada en el auto de mamá, sola — la escucho sollozar.

—Tranquila, no llores. Todo saldrá bien, cielo. Ahora acércate a la ventanilla y dime que puedes ver.

—Solo… solo… — se queda en silencio unos segundos — Árboles, Paul está fuera del coche…

—Espera ¿Paul está ahí?

—Si mami.

—Pídele ayuda a él… — digo desesperada.

—No, él es malo mami. Él apuntó a mamá con una pistola — dice asustada, dejándome completamente helada — Veo… si, si… veo un cartel — dice entusiasmada — tiene un 6, también un 9 y otro 6… y hay… hay agua. Veo a-agua — comienza a tartamudear nerviosa.

—¡Eres una genio! No cortes la llamada y no hagas ruido ¿de acuerdo? Haz lo posible para que Paul no descubra el móvil.

—Bien, si, si — repite susurrando — Él no tiene que verte mami.

—Tranquila, cielo. No me verá — digo antes de dirigirme hacia Keira y pedirle que me mantenga informada de todo. No dudo en dejarla a solas con Valya, después de todo ella me ha salvado la vida, de todos modos Miroslava ha llegado mientras hablaba por móvil escuchando con interés lo que Keira le relataba.

—¿Quieres que te lleve?

—No, prefiero que te quedes aquí. He venido con Fyodor.

—Déjame ir contigo, Masha puede quedarse. Déjame ayudarte — vuelve a pedirme. Keira solo asiente indicándome que no la rechace, que es buena idea llevarla conmigo lo cual solo me limito asentir también y comenzar a correr hacia la salida con Miroslava siguiendo mis pasos.

—¡Fyodor! — grito una vez que salimos al callejón y llegamos hasta la acera donde mi amigo permanece discutiendo con el gorila número uno en la puerta.

—¡Esta gente es desagradable! — Dice molesto una vez que llega hasta nosotras — ¿Miroslava? ¿Qué hace ella aquí? — Se cruza de brazos aumentando aún más su malestar.

—Se saluda antes, Querubín — responde Miroslava mostrando la amabilidad que nunca tuvo con nosotros en el instituto — no te imaginas la cantidad de cuchillas que tengo escondidas en mi peinado esta noche — entrecierra sus ojos recibiendo un empujón de mi parte para que deje de molestar a Fyodor.

—Debemos irnos, ya — digo cruzando la calle.

—¿Qué demonios te ha pasado, Elena? — grita Fyodor viendo con horror mi brazo, el cual cada vez se siente más débil por la falta de sangre.

—Conduce, Fyodor. Yulia está en peligro. — pido echándome hacia atrás por el dolor repentino que comienzo a sentir tras recordar la herida en mi brazo — Luego te contaré. Ve hasta la ruta 696.

Asiente aún dudoso tras ver como Miroslava saca un pañuelo de su campera para atarlo en mi brazo y hacer un torniquete.

—De algo servirán las clases de primeros auxilios ¿no? Otra estupidez como las clases de música que pensé jamás servirían — se burla pero mis ganas de refutar aquello se pierden en la carretera que ya comenzamos a recorrer. Las luces del auto nos delimita bastante, pero el hecho que Charlotte haya mencionado que vio agua solo nos queda una opción.

—Allí está el pequeño puente — Apunta Miroslava unos metros delante nuestro — Avanza un poco más, quizás el camino esté aún más allá.

Y no se ha equivocado, un camino de tierra se presentó a un costado nuestro tras pasar el pequeño puente. Fyodor no dudó en tomar el camino apagando rápidamente las luces cuando un enorme depósito se presentó a unos doscientos metros lejos de nosotros.

—No te acerques más. Para aquí — dice Miroslava que observaba sentada entre nosotros dos — Katina tú quédate aquí, iré yo.

—Claro que no. Yo misma iré… No quiero que nadas les pase — digo una vez que tomo mi campera para colocármela y tapar mi herida junto a la pistola.

—Estás herida Elena, por el amor de dios. Déjame ir a mí.

—No — digo rotundamente — Si escuchan tiros o lo que sea, arranquen y déjennos aquí.

—Ni loco — responde Fyodor seguido de Miroslava.

—Por favor, no entren. Allí dentro está Boris — Fyodor abre los ojos pero Mirka se adelanta asegurándole que luego le dirá esa parte de la historia.

—Si en quince minutos no sales, iré — Asiento antes de bajarme del coche sabiendo que no podré ir en su contra. Lo haré de todos modos.

Camino a paso lento, encorvando mi cuerpo para que parte de los yuyos o malezas me tapen al completo. Paul se mantiene con su cuerpo apoyado en el auto, claramente vigilando que nadie más que ellos estén aquí. Está el auto de Yulia, donde Charlotte se mantiene dentro comunicándose conmigo y una camioneta perteneciente a Boris.

— Cielo… — susurro en el parlante del móvil.

—Mami… — ella me responde de la misma forma.

—Ya estoy aquí, puedes quedarte tranquila — digo acercándome aún más al depósito sin que Paul pueda verme.

He bordeado todo el lugar, quedando ahora mismo detrás de la cola del Rolls Royce pero a unos metros más lejos. Las puertas del depósito se mantienen cerradas y con mi mirada comienzo a buscar la forma de acceder dentro sin tener que usar esa entrada donde me dejará al descubierto.

—Paul es malo mami. Quiero irme contigo.

—Lo sé, cielo… por favor aguanta un poquito más — digo tragándome las ganas de llorar por escucharla en ese estado — Quédate en silencio. Ahora mismo cortaré la llamada.

—No, no… — comienza a repetir asustada.

—Shh, tranquila… — hago el intento de calmar sus nervios — Volveré con Yulia, lo prometo. Tú solo quédate donde estás, no salgas del auto por nada del mundo, y si Paul te pide algo procura no hacerlo molestar ¿sí? — escucha como me susurra un débil Si, mami — Regresaré por ti. Lo prometo. Corta la llamada — lo próximo que mis oídos escuchan es el tono al finalizar una llamada.

Guardo mi móvil en la campera luego de ponerlo en silencio y acorto la distancia que me separa del depósito. He podido localizar una pequeña puerta a un costado. Paso corriendo a las espaldas de Paul viendo la sombra dentro del auto que le pertenece a Charlotte vigilando mis movimientos. Pego mi espalda a la chapa y camino deslizándome hasta la puerta donde con solo apoyar mi mano en el picaporte logro abrirla.

Cierro mis ojos largando un tembloroso suspiro al tener la suerte de mi lado. Comienzo abrirla lentamente escuchando como la conversación entre Yulia y Boris se mantiene algo acalorada. Boris perdiendo la paciencia y Yulia, dejándose morir. Mis latidos comienzan a acelerarse sintiendo el pulso en mis oídos, una fuerte puntada vuelve amenazar mi brazo pero ignoro el hecho de lamentarme ahora. Yulia está viva.

—Acaba con esto de una vez, Boris. Termina tu trabajo de una buena vez.

Escucho la voz de Yulia, serena, tranquila. Jamás la he escuchado en ese estado. La admiro, realmente en estos momentos soy un manojo de nervios y ella solo se muestra más allá de esta situación.

—¿Tan rápido quieres irte de este mundo? ¿No quieres saber que ha sido de Elena?

—Ella no tiene nada que ver en esto — dice con un tono de voz que he sabido interpretar en este tiempo. Solo suele tenerlo cuando yo estoy en medio de una conversación.

—Tiene mucho que ver — Espío sobre unas cajas de madera las cuales ocultan mi cuerpo. Boris saca el móvil sin llevárselo hacia el oído. Lo próximo que escucho son los tonos de una llamada que nunca se realiza. El buzón de voz revelando la voz de Valya retumba entre nosotros — Bueno, supongo que debe estar ocupada festejando — dice volviendo a guardar su móvil. Me percato rápidamente de lo que tiene en su mente pensado. Salto lejos de las cajas llamando la atención de Yulia pero no así de Boris que aún permanece dándome la espalda.

—Baja el arma — digo segura apuntando hacia el cuerpo de Boris tras sacarle el seguro al arma.

—Vaya… — dice sonriente bajando la pistola tras girar su cuerpo para verme — ¿Tú no deberías estar muerta? — dice frunciendo su ceño intentando sacar su móvil nuevamente.

—¡No te muevas! — grito nerviosa con mis manos temblorosas. Ambas agarran el arma, firme, como me ha enseñado mi padre.

Yulia parece asombrarse tras verme en esa posición pero ella ni siquiera sabe el entrenamiento que he tenido con cualquier tipo de arma. Siempre debes estar preparada, Elena. Son las palabras de mi padre que retumban en mi cabeza tras regalarme un 9 mm, que aún permanece guardada en el más recóndito lugar de mi habitación.

—Bueno, dos pájaros de un tiro — se burla Boris — Literalmente hablando.

—Elena vete — me pide Yulia pero rápidamente niego.

—Baja el arma — dice Boris viendo en mis ojos lo decidida que estoy. Solo enfoco mi mirada en él haciéndole entender que no dudaré en jalar del gatillo si es necesario.

—Elena…

—Baja el arma o Yulia muere — Vuelve a repetir Boris. Hago el amago de bajarla pero Yulia niega con su cabeza, vuelvo a mantenerla firme entre mis manos.

—Deja todo aquí, Boris. Nadie saldrá herido y cada cual seguirá con su vida.

Él ríe exageradamente burlándose de lo que digo.

—¿Qué mierda te ha dado esta para que quieras salvarle el culo? — Pregunta claramente enojado — ¿Eh? — dice acabando con la distancia que lo separa de Yulia para apoyar la punta de la pistola en su cabeza. Yulia solo cierra los ojos sintiendo la molestia de los empujones que da Boris contra ella.

—No le hagas nada, la bajaré — digo rápidamente bajando el arma, colocando los brazos a un lado de mi cuerpo.

—Bien, así me gusta — dice con una sonrisa en sus labios — Ahora, Yulia ¿Cuánto tiempo más piensas ocultarle tu objetivo? Deja que muera sabiendo la verdad ¿no? — dice Boris mirando directamente a Yulia.

Frunzo mi ceño sin saber a que hace referencia.

—Vamos, dile que has estado detrás de su herencia todo este tiempo — vuelve a presionarla y el solo pensar que eso pueda ser, verla es un duro golpe en mi estómago. Amo a Yulia, pero aún así en estos momentos me permito dudar de las dos personas que tengo frente mío.

—Elena, eso no es cierto. No quiero tu dinero.

—¿Qué hay con el viaje a Nueva York? — Frunzo el ceño — No me digas que en verdad pensaste que Yulia solo te llevó para tenerte con ella — Comienza a reír y Yulia ni siquiera se molesta en defenderse — Solo has sido la prueba de que ella te tiene bajo su poder. Lindo anillo — se burla provocando que mi mirada caiga directamente sobre Yulia.

—No le creas, Elena.

Vuelvo a subir mi arma, esta vez apuntando directamente a Yulia.

—Eso es… — dice Boris.

—Ella se ha divorciado de ti — dice Yulia comenzando a defenderse.

—Tenemos hijos en común — Responde Boris, entiendo que él también está detrás de mi dinero. Dinero que desconozco ya que han pasado años sin hablar con mi padre.

—Ellos no son tus hijos — habla Yulia provocando que abra mis ojos temiendo la posible reacción de Boris, pero él solo sonríe sin dejar de apuntar a Yulia.

—¿Te crees que no lo sé? — Empuja la cabeza de Yulia con su arma — Sé que esta maldita puta me ha engañado porque yo soy estéril. ¡Lo he sabido todos estos años!

—¿Qué dices? — pregunto furiosa guiando la punta de mi arma en su dirección.

—Tranquila Elena, baja el arma — me pide Yulia — Él no podrá hacer nada porque no es el padre. No tiene derechos sobre ellos, solo tú sabes quién es el padre.

—Vamos, Elena no seas tan estúpida. ¿Crees que dejaré que alguien más se haga cargo de ellos y los reconozca? El padre de esos mocosos está muerto.

Yulia abre sus ojos y yo comienzo a temblar balbuceando palabras incoherentes por llevarme aquella sorpresa.

¿Sash muerto?

—E-eso… eso es imposible — balbuceo.

—¿La marina? — Ríe — Es noble de ustedes que sigan pensando en eso. Ahora… — vuelve su vista a Yulia pero ella lo interrumpe.

—Elena, vete de aquí. La policía no debe tardar en llegar.

—¿Cómo sabes eso? — pregunta Boris alarmado — ¿Tú has avisado? — ahora apunta su arma contra mí.

—Elena, vete — vuelve a pedirme Yulia viendo como la situación se nos escapa de las manos — Yo soy policía, y Boris solo me quiere a mí, así como ha querido a Svetlana. Vete.

Su sentencia nos deja a todos en silencio. A Boris por habérsele escapado de las manos que Yulia está ligada a la policía, y a mí por el hecho de que Boris ha sido el culpable de la muerte de Sveta. Yulia ha venido a tomar venganza. Yo no tengo nada que ver aquí.

—Si quieres tener mi dinero, primero debes matarme — Digo cortando el mutismo de todos, agradeciendo de ante mano haber firmado los papeles que me acercó el abogado de Yulia. Mi dinero y el de Yulia han sido desviados directamente para nuestros hijos. Boris jamás podrá tocar nada — Aún así no verás un centavo, maldito enfermo.

Son fracciones de segundos donde veo como Boris quita el arma que apunta a la cabeza de Yulia para cambiarla de mano y apuntarme directamente a mí. Ambos tenemos muy en claro que si es necesario disparar, lo haremos. Pero ¿Quién será el primero? Él coloca su dedo pulgar en el seguro para luego escuchar el grito de Yulia corriendo hacia mí para intentar derribarme y que la bala no impacte en nosotras, pero sus cálculos salen mal.

¡BANG, BANG!

Mis oídos se ensordecen y por acto reflejo mi dedo índice aprieta también el gatillo impactando de lleno en el cuerpo de Boris sintiendo rápidamente como Yulia cae a mis pies.

Han sido milésimas de segundos, donde veo como el rostro de Yulia se deforma del dolor frente a mí para luego caer de rodillas manteniendo aún su mirada clavada en mis ojos. Sus lágrimas brotan así como también las mías. En un intento desesperado la tomo por debajo de sus brazos y puedo sentir como su espalda ya comienza a bañarse en sangre.

—No, no, no, no… Yulia. — grito sollozando intentando ponerla en pie para huir de aquí. Seguramente Paul no demorará en entrar tras escuchar tantos tiros al aire.

—Vete… — susurra apretando sus fríos labios contra mi mejilla — Déjame morir aquí.

—No… jamás — hago oído sordos a sus pedidos sintiendo como intenta aferrarse a mi cuello para susurrar cuanto me ama y lo orgullosa que está de mi.

—Búscame… búscame en tus siguientes vidas, Elena — Besa débilmente mis labios — Yo te esperaré — Intenta sonreírme pero rápidamente de su boca escapa un grito de dolor — ¡Vete, maldición!

Empuja mi cuerpo débilmente pero yo me rehúso a dejarla aquí sola. Las sirenas de la policía cada vez se sienten más cerca y los brazos de Miroslava me toman con el propósito de alejarme de allí.

—No, no… ¡Yulia! — grito forcejeando para que me deje tomarla en mis brazos y llevármela.

—Elena, vámonos. Ella está muerta — Dice hablándome al oído tras inmovilizar mis brazos. Boris aún permanece tirado en el suelo quejándose por la bala que recibió de mi parte. Me deshago del agarre que me somete y corro hasta donde esta Yulia para tomar el arma que he dejado olvidada y acercarme a Boris. Él ha comenzado a toser viendo como escupe sangre de su boca. He dado de lleno en su corazón, aún así me sonríe claramente tomándose su tiempo para burlarse de mí.

—Te has quedado sin tu amada. Ha muerto de rodillas… como la mierda que es — dice entrecortado por el dolor y la sangre que no lo deja hablar.

Sin dudarlo un segundo más apunto mi arma contra él provocándole que abra sus ojos sorprendido. Vuelvo a presionar el gatillo esta vez apuntando hacia su cabeza, descargando el resto de municiones en lo que queda de su cuerpo. Los brazos de Miroslava nuevamente vuelve a tomarme una vez que las balas salen de mi arma y mi dedo aún sigue gatillando contra él escuchando solo el simple "clic".

—Vamos — tironea de mi quitándome el arma de las manos. Solo dejo que empuje mi cuerpo hacia la puerta donde he entrado con anterioridad. El cuerpo de Yulia sigue en el suelo, y me lanzo sobre ella antes de que Miroslava me arrastre hacia afuera.

—Te amo mi amor, te amo — Susurro dejando todas mis lágrimas sobre su cabello — Te buscaré, donde sea que estés, te buscaré.

—Elena… — me pide con suavidad y tacto esta vez Miroslava. Mis brazos se aferran al cuerpo de Yulia sin poder desprenderme de ella, llorando toda la locura que he vivido a su lado, pidiendo con todas mis fuerzas que esto no esté pasando, que solo sea una pesadilla.

Que solo es una visión a futuro y que aún estoy a tiempo de cambiar el rumbo de las cosas. De disfrutar los segundos a su lado, de hacerle el amor una y otra vez, de decirle "Si, quiero casarme contigo" sin dudas. De disfrutar de Charlotte y los mellizos juntas. De cumplir mis sueños a su lado. Cierro mis ojos y solo puedo sentir como las lágrimas huyen de mis ojos.

—Te amo, Yulia… — digo antes de abandonar el lugar.

FIN.


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THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA) - Página 3 Empty Re: THE BLACKLIST// HEYJUDEE (ADAPTACIÓN YULENA)

Mensaje por Fati20 12/2/2022, 8:06 am

Esto se puso tráfico espero no termine así 😱😱😱😱 No nos dejes en esta agonía por mucho tiempo cariño
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 12/3/2022, 2:00 am

EPÍLOGO

—Busco a la señorita Volkova.

—Ella aún no ha llegado ¿Tiene una cita con ella?

—No. Pero la esperaré aquí si eso no es problema.

—Por supuesto, tome asiento. Ella no demorará en llegar.

—¡Hey, Elena! — Siento el grito detrás de mi espalda — ¡Elena! — pero decido no girarme. Ya he sido clara reiteradas veces — ¿Estás loca? Vengo gritándote como loco dos calles abajo — Protesta llegando a mi lado.

—Fyodor, ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames más así?

—Okay Sergevna — dice rezongando ayudándome acomodar varias cajas en la cajuela de mi camioneta — Pero sabías que era yo quien te llamaba, podrías haberme ahorrado todo el griterío.

—No lo haré hasta que me llames por mi segundo nombre. Sergevna — digo echándole un vistazo a la puerta del edificio — ¿Tienes hora? He olvidado colocarme mi reloj — pido viendo como en mi muñeca no llevo puesta mi joyería. Luego de cuatro años encerrada no vuelvo acostumbrarme a usar ese tipo de cosas en mis manos, salvo mi anillo. El siempre me acompaña donde sea que vaya.

—Faltan quince para las nueve — responde Fyodor tomando asiento en la cajuela.

—¡Demonios! ¡Llegarán tarde y me retrasaran en mi día planificado! – maldigo encaminándome hacia el edificio — ¡Cuida esas cajas con tu vida, Fyodor! — amenazo gritando sobre mi hombro. Él solo murmura algo que no logro entender enfocando su atención directamente en su nuevo móvil. Vaya guardián.

—Julian, ¿Puedes llamar a mi piso? — digo una vez que llego a la pequeña recepción que hay en el edificio — Llegaremos tarde de nuevo y no quiero manejar como una loca por esta ciudad — protesto dirigiendo mi atención hacia mi bolso mientras rebusco en el intentando encontrar mi móvil.

—¿Hoy es el gran día? — me pregunta ya con el auricular del teléfono en su oído.

—Así es. ¿Le has dado la tarjeta a tu esposa? Quiero que lleven a Megan — respondo una vez que saco mi móvil revisando los correos que allí esperan por mí.

—Claro que sí. Megan está muy entusiasmada. Quiero agradecerle por… — lo interrumpo.

—No sigas por ahí… — y esta vez soy yo la interrumpida.

—¡Ganeee! — Un grito rudo llega a mis oídos junto a un empujón contra mi cuerpo — ¡Eres una niñita!

—Lottie… — intento reprender su actitud pero su gracioso baile de la victoria, como ella suele llamarlo, deja en el aire mi enojo momentáneo.

—Me debes diez Rublos.

—¡No es cierto, has hecho trampa! — La acusa Viktoria cruzándose de brazos. La puerta del ascensor se abre a la vez que Charlotte comienza a acusar a Vika de mal perdedora, mostrando a un educado y tranquilo Aleksandr. Él ni siquiera se molesta en lidiar con sus hermanas, ambas mujeres, y su madre. Tiene ganado el cielo sin lugar a dudas.

—Ya basta — digo terminando con la discusión de las muchachitas — Ya vamos tarde.

—Es culpa de Aleksandr que se ha tardado en el baño. Hoy verá a su amorcito — Vika comienza a burlarse siendo seguida por Charlotte con su risa.

—Eso no es cierto. Deja de fastidiarme — responde mi hijo dejando lo educado de lado.

—¡Basta los tres! — Digo volviendo a guardar mi móvil en el bolso — Adiós Julian, nos vemos en unas horas — Me despido del portero y mis hijos siguen mis pasos.

—¡Asco, asco, asco! — escucho a Fyodor maldecir en plena vereda olvidando por completo las cajas mientras sacude parte de su saco.

—¿Qué sucede? — digo una vez que abro la puerta trasera para que los niños suban a carcajadas por saber que ha pasado con Fyodor.

—¡Me ha cagado una paloma, maldición! — me responde haciendo muecas con su cara.

—Es de buena suerte… no te quejes — digo luego de reírme en silencio tras cerrar la cajuela — Por favor ya deja de agitar tus brazos como si fueses a volar. No tienes nada, no seas exagerado — Lo apunto con mi dedo — Ahora sube a la camioneta o te dejaré aquí sin contemplaciones.

Bordeo la camioneta escuchando aún al cascarrabias de mi amigo.

—Ummm… aquí huele a popó — dice Lottie buscando la complicidad en sus hermanos para hacer rabiar a Fyodor, consiguiéndolo rápidamente. La camioneta se llenó de risas, me incluyo en eso.

—¡Elena! — protesta mi amigo.

—Ya deja de llamarme así — respondo algo cansada una vez que arranco el vehículo.

—Mamá, nosotros también queremos ir contigo — me pide Vika cuando nos detenemos a causa del pesado tráfico.

—No he pasado noches sin dormir por nada con sus disfraces. Es tu último día de clases, y debes presentarte en el acto escolar.

—Pero no es justo. Con Aleksandr también queremos ir contigo.

—No discutiré más sobre el tema — Digo zanjando el tema definitivamente escuchando el quejido de Charlotte por recibir un golpe en su hombro tras, seguramente, burlarse de su hermana. Solo basta con echarles una mirada de "están acabando con mi paciencia" para que dejen de pelear en sus asientos y se queden quietos el resto del viaje.

—¿Tienes todo para hoy? — me pregunta Fyodor luego de recorrer más de la mitad del camino. Solo asiento escuchando "Cannonball" de una muchacha que se está escuchando en todas las estaciones de radio. Viktoria me vuelve loca con sus canciones sonando en casa, pero esta canción en particular ha sido como un tipo de terapia para todo lo que he pasado.

—Sube un poco, mamá — me pide Vika desde su asiento comenzando a tararear junto a la canción. Fyodor rápidamente le sube el volumen lo suficiente para que ella escuche y nos deje a nosotros mantener una conversación sin tener que gritar por encima de la canción.

—¿Quieres que vaya contigo?

—No, no es necesario — Respondo mirándolo unos segundos para tranquilizarlo con mi sonrisa — Miroslava me ha enviado un mensaje avisando que ya han llegado a Nueva York.

—Oh, qué bien. Lottie se pondrá feliz de verla.

—Lo sé — digo tras haber tomado la perfecta decisión de hacerla a ella madrina de Charlotte. Ambas se llevan de maravilla y muchas veces Miroslava junto a Masha son de gran ayuda en su crianza.

No es que Charlotte sea complicada en la convivencia, pero luego de lo que sucedió con Yulia, Charlotte perdió un poco su norte y la ha tomado todo de sorpresa. Hemos intentado explicarle lo mejor posible que su madre murió en un accidente desafortunado, pero no es fácil hacerle entender en ese momento a una niña de seis años este tipo de cosas. El cuento de que está en el cielo ya no sirve más con ella. Hemos tomado todas las precauciones posibles pero las noticias en la televisión siempre corren más rápido que uno mismo, y sin querer, ella se ha enterado de toda la verdad de lo que pasó esa misma noche que esperaba por mí y Yulia en el auto encerrada.

No me ha preguntado por ella, y si suele mencionarla es cuando preguntan quién es su madre, haciendo referencia tanto a Yulia como a mí. Mi relación con ella se ha deteriorado un poco tras mis años en la cárcel, pero de a poco su confianza en mi vuelve afianzarse poco a poco.

¿Cárcel? Si. Tras ser arrastrada por Miroslava fuera del depósito, nos ha caído a todas las muchachas que trabajamos en Bora Bora una denuncia por ofrecer servicios que no estaban bajo el buen ojo de la ley. Todas han recibido de cinco a ocho meses por prostitución tras presentarles a Alina Korbaniva, mi mejor amiga abogada, y ella ofrecerle el mejor trato que podía darles en ese momento. La pena en la cárcel se reduciría ampliamente solo si cada una se animaba a darle los nombres que cada una tuvo como cliente. En cada lista se podían encontrar desde un ciudadano común y corriente con mucho dinero en su poder, hasta prestigiosos abogados o políticos. Alina logró un gran trato con ellas, y los medios de comunicación no tardaron en hacerse un festín con todo lo sucedido llamando "Lista Negra" a la noticia como títulos de portada en sus periódicos.

Yo no entro en los cortos cinco a ocho meses de prisión, debido a que no he tenido clientes bajo mi poder pero, he matado a Boris Alekseev cargando así en mis espaldas ocho años de prisión, lo mínimo en casos así, pero recibiendo aún una pena mucho menor por ser en defensa propia habiendo sido abusada con anterioridad, y el buen comportamiento dentro de la cárcel ayuda bastante. Los años se redujeron a cuatro años y unos pocos meses, llevándome con la sorpresa de encontrarme allí dentro a Valya quien recibió mucho más que yo, por atentar contra mi persona, tener testigo de ello y por muchos asuntos más respecto a negocios turbios que mantenía junto a Boris, y el ya sumado caso donde nos defendió Alina pero siendo ella la excepción en el trato de mi amiga quedando desamparada.

No la he pasado para nada bien ahí dentro, pero el chisme de ser la hija de un capo mafioso llegó a los oídos de una cabeza de grupo dentro de la cárcel, pidiéndome favores extras a cambio de protección. No dudé un segundo en aprovechar aquel trato teniendo en cuenta que Valya podría perjudicar mi estadía allí dentro. Con el correr de los años supe ganarme su respeto, formando mi propio grupo de perras bajo mi mando. Respecto a Valya hemos tenido varios encuentros que ha derivado en golpes y costillas quebradas, pero nunca ha podido ser más allá. He aprendido a defenderme y valerme por mi misma, jurándole el último día antes de salir, que la estaría esperando fuera para terminar lo que ha empezado.

Respecto a mis días de libertad se han ido dando de a poco. He tenido que estar unos meses bajo la supervisión de la justicia, pero ya casi se ha cumplido un año y la intensidad de estar vigilada ha cesado notablemente. Aún pueden reconocerme del famoso caso de "La lista negra" teniendo que abandonar la ciudad, cambiando mi nombre e intentando comenzar una nueva vida aquí, en Nueva York, la ciudad de mis sueños.

Suspiro y pienso en los días que he pasado aquí cuando Yulia me trajo junto a Charlotte. Hemos pasado por la calle del Four Seasons, suelo hacerlo seguido cuando en mi día no encuentro salida a mis problemas. Pasar por aquí me trae paz y me recuerda que ella donde sea que esté, espera por mí en otra vida.

Fyodor toma cariñosamente mi mano libre haciéndome sentir su calor rápidamente. Yo hago una débil mueca parecido a una sonrisa soportando las ganas que me atraviesan de llorar.

—Llámame cualquier cosa, por favor — digo una vez que aparco en el estacionamiento del colegio de mis hijos.

—No te preocupes, todo estará de maravilla — me asegura Fyodor antes de bajarse de la camioneta. Hoy es el último día de clases antes de las vacaciones, el cumpleaños de los mellizos se acerca, y Fyodor se encargará de alistarlos mientras atiendo otros asuntos antes de volver a presenciar sus actuaciones.

—Beso a mamá — digo inclinando mi cuerpo hacia atrás entre los asientos. Sin hacerme esperar recibo los labios de mis mellizos en ambas mejillas a la vez haciéndome sonreír — Rómpanse una pierna — los aliento.

—Te esperaré… — Viktoria tomando mi mano antes de bajarse.

—Estaré a tiempo, lo prometo cielo — digo besándola por última vez — Muy bien — vuelvo hablar una vez que han abandonado el vehículo — ¿Preparada para un día conmigo?

Charlotte solo levanta su dedo pulgar con una sonrisa dejándome en claro que aceptaba con gusto aquella idea.

—¿Antes podemos pasar por un muffin de chocolate?

—Lo que usted diga, señorita — hago un saludo militar provocando su risa antes de subirle al tema de pasan en la radio. El resto del camino hacia la cafetería lo pasamos cantando cada canción que pasan, o bailando en el caso de Charlotte ya que suele gritarme avergonzada por intentar moverme al ritmo de "Talk dirty" como rapera llamando la atención de los conductores que van a nuestro lado. Yo solo lo hago a propósito para escuchar el sonido de su risa, que con el pasar del tiempo, cada vez se parece más a la de Yulia sin tener en cuenta su aspecto físico. Por momentos me dan escalofríos y la piel suele erizarse, como ahora mismo al pensarlo.

—Necesito que entres y le digas a Frances que venga a darme una mano aquí — pido una vez que nos hemos bajado de la camioneta y Lottie espera por mí en la vereda.

—Claro, mamá — me responde corriendo hasta la puerta pero se detiene en seco al golpearse con una persona. Me quedo unos segundos observando cómo le pide disculpas por no haber sido cuidadosa y chocar contra la persona teniendo en cuenta que camina con cuidado por alguna discapacidad o problema que desconozco en sus piernas. La persona acepta rápidamente acariciando la cabeza de Charlotte y explicándole, seguramente, el porqué lleva un bastón de aluminio ortopédico en su brazo derecho tras mostrarle el objeto.

—¡Lottie! — grito llamando la atención de mi hija junto a la persona que se encuentra a su lado. Levantan sus cabezas dirigiendo sus miradas hacia mí y solo Charlotte vuelve a levantar su brazo mostrando su pulgar para indicar que está bien, despidiéndose luego de la persona para entrar en el edificio.

Por unos segundos me distraigo observando la pronunciada cojera o rengueada en la persona que camina en dirección contraria a la mía, pero rápidamente salgo de mi mutismo tras oír la voz de Frances.

—¿Se encuentra bien?

—Si, si… lo siento — digo sonriendo — Eh… tú encárgate de estas cajas — señalo tres medianas cajas que permanecen a un costado — Hija, ven… que para ti también hay — tomo dos pequeñas haciéndole entrega — Déjalas en mi escritorio, por favor — Asiente y comienza avanzar en compañía de Frances, comentándole cosas que solo ellas suelen comentarse.

—[Miroslava [/b] — digo tras llegar hasta la parte delantera de la camioneta donde mi bolso descansa.

¿Dónde estabas metida?

Lo siento, el móvil estaba en mi bolso. ¿Dónde estás? — pregunto por el auricular del móvil volviendo a captar la persona que minutos antes ha conversado con Charlotte. Solo se mantiene a unos metros del edificio viendo algunas vidrieras y mirando reiteradas veces en mi dirección.

Estamos a unas cuadras. ¿Puedes esperarnos fuera? Aún no logro ubicarme muy bien.

—Claro, aquí fuera estaré.

—De acuerdo. Adiós Katina.


Termino con la llamada enfocando mi atención nuevamente en la persona que busca algo en su móvil. Una corazonada me pide que baje de la camioneta y camine hasta hablarle, pero las pocas expectativas se caen al suelo tras notar como su cabello es de color rubio al sacarse el sombrero y su pelo es tan corto que me da la señal que se trata de un hombre. Niego con mi cabeza, aún no puedo lidiar con la idea de ver a Yulia en cada esquina o lugar al que voy. Siento que su presencia me persigue por todo Nueva York, pero sé que solo son ideas mías y la fecha en la que estamos no ayuda mucho en mi estado anímico. Hoy se cumple cinco años desde la primer noche que la vi en el bar creyendo que era la esposa de Pavell.

Respecto a él he seguido manteniendo contacto teniendo en cuenta que es el esposo de Oksana y padrino de Charlotte. Ha estado muy presente en la vida de la niña luego de todo lo que pasó, dejando una enorme responsabilidad en él tras mi encarcelamiento. Charlotte junto a mis mellizos se han quedado bajo la custodia de Fyodor, pero Pavell tuvo y tiene la posibilidad de pasar tiempo a solas con Charlotte si así lo desea. Suelen venir a visitarnos seguido junto a Oksana, donde este último mes han decidido pasarlo completamente aquí.

Por otro lado, Samir ha conocido a Alina luego del gran juicio que ha pasado con nosotras, quedando maravillado de inmediato. Están en plena organización de su boda.

Dos golpes secos y certeros en la ventanilla del acompañante me sacan de mis pensamientos. Son Miroslava junto a Masha y Lottie en el medio de ambas, haciendo caras graciosas contra la ventanilla del copiloto, inflando sus cachetes o estrujando su nariz contra el vidrio.

—¡Ensuciarán el vidrio! — grito entre risas contagiándolas rápidamente. Decido bajar la ventanilla aún permaneciendo dentro de la camioneta.

—¿Vienes seguido por aquí, muñeca? — me dice Miroslava en tono seductor apoyando sus codos sobre la puerta.

—Eso depende…

—Pues por ser tú, te haré precio especial.

—¡Mirka! — Grito — La niña — digo rompiendo nuevamente en risas llamando la atención del extraño que permanece a una distancia prudente de nosotras. Masha junto a Lottie comienzan a bromear también pero Miroslava, ella capta rápidamente mi mirada llamándole la atención también la silueta desconocida que ahora nos da la espalda, volviendo a cojear tras decidir alejarse.

—Bueno… — Masha rompe el momentáneo silencio — ¿Qué les parece si mientras ustedes hacen el trabajo pesado, y con Lottie nos retiramos en busca de un rico helado? — levanta sus cejas hacia la niña.

—¡Sí! — festeja Lottie empuñando su mano al aire haciendo un festejo de victoria, bajando y subiendo reiteradas veces su brazo.

—Masha, me has prometido… — la interrumpo.

—Déjala Mirka, toma Lottie — digo extendiendo un poco de dinero — Tráeme uno de chocolate por favor — le guiño un ojo provocando la molestia fingida en Miroslava.

¡Frances!... ¿quieres helado tú también? — oigo a Charlotte gritar mientras se aleja de la camioneta junto a Masha.

—¿Qué pasa contigo? — me dice Miroslava una vez que ha abierto la puerta de la camioneta tomando asiento a mi lado — Hey… tranquila. — toma mi mano suavemente tras darse cuenta que mi mentón ha comenzado a temblar dando señal de un posible llanto. Solo me aferro a su mano buscando las fuerzas para no derramar ninguna lágrima.

—Nada… — digo negando a la vez que agacho mi mirada enfocándola en mis piernas — Es solo que… solo… — levanto mis hombros sin poder encontrarle una explicación algunas a estas ganas repentinas de querer llorar.

—Relájate. Sé que debe ser complicado para ti, pero debes dar lo mejor de ti cada día. Ella está orgullosa de todo esto que has logrado… — Acaricia el dorso de mi mano con su pulgar mientras yo solo puedo asentir con mi cabeza — Has podido vencer cualquier obstáculo que se te ha presentado, y estás a solo unas horas de inaugurar tu pequeña escuela de artes aquí.

—Lo sé… — sorbo mi nariz — Créeme que lo sé, pero ¿Por qué siento que nada de esto alcanza para estar completamente feliz?

—Ven… — me dice luego de unos segundos en silencio sin saber cómo refutar mi pregunta. Solo me aferro a su cuello alojando allí parte de mis lágrimas sintiendo como con su mano frota mi espalda, buscando mi confort para que llore sin retenciones.

—A veces… — digo sollozando — A veces, hubiese preferido que me dejes allí, con ella… aún no puedo perdonarme el haberla dejado tirada.

—Elena, no sigas por ahí. No había nada que hacer.

—Yo tendría que haber recibido las balas, ella seguramente estaría viva…

—O quizás no — Me interrumpe Miroslava — Quizás ambas hubiesen sufrido las consecuencias si Yulia no se hubiese interpuesto. Ahora escúchame bien… — empuja mi cuerpo suavemente para poder ver mi cara directamente — saldremos de esta camioneta — pasa sus dedos por mi rostro limpiando mis lagrimas — Darás tu mejor sonrisa y recibirás a los nuevos alumnos que desean aprender a cantar, bailar… o lo que demonios vayas a enseñarles.

—¿Tú crees que dejarán a sus hijos conmigo sabiendo mi pasado?

—Eres una excelente profesional, Elena. Y tiene contigo a los mejores maestros para ayudarte, nada puede salir mal — Dice acomodando mi ropa — Vamos, que demasiado sentimental me he puesto por hoy. Tendré que patear los traseros de algunos niños para volverme a sentir una badass.

—¡Mirka! — chillo dándole un pequeño empujón en su hombro.

—Te quiero, zanahoria parlanchín. — me extiende sus brazos y yo rápidamente me hundo en ellos.

—Yo también, pero deja de llamarme Elena.

—Que pesada eres — Pellizco su abdomen — De acuerdo, si, si… Sergevna.

Sin demorarnos un minuto más teniendo en cuenta que Frances ha terminado de bajar las cajas, encamino mis pasos hacia la parte trasera mientras Miroslava le echa un vistazo al edificio y sus alrededores. Ella ha sido de gran ayuda en mis días luego de la muerte de Yulia. Me he llevado la sorpresa de tener bajo mi poder la herencia de mi padre tras enterarme de su muerte cuando estaba dentro de la cárcel, y parte de las cosas que me ha dejado Yulia, como la cafetería. Miroslava ha pasado a tener parte del poder tras hacerla mi socia. Ella junto a Masha se encargan de hacerla funcionar a la perfección mientras yo estoy aquí. En unos días más firmaré los papeles para dejarla en su completo poder como regalo de cumpleaños.

—Sabes… — me dice cuando llego a su lado y pasa su brazo sobre mi hombro para entrar juntas — Creo que le diré que si a Masha sobre la idea de tener un hijo — me suelta la noticia de golpe deteniendo mis pasos rápidamente.

—¡Oh por dios, Mirka! — grito abrazándola y comenzando a saltar sin soltar el agarre.

—Eres la primera y te agradecería que Masha se entere por mí — dice con su cara ilusionada acompañada por una enorme sonrisa.

—La harás muy feliz… ambas lo serán, ya lo verás.

—Claro, cuando mi hijo llore y se cague por todos lados llamaré a su tía Katina — bromea apretándome aún mas contra su cuerpo en el abrazo.

—Señorita Sergevna… — la voz de Frances a mis espaldas llama mi atención. Me deshago del abrazo y limpio las lágrimas que se han juntado en la camioneta y han vuelto a resurgir con la noticia de Miroslava.

—Dime, Frances.

—Tiene una llamada en su despacho — me dice antes de emprender camino hacia mi escritorio.

—Mirka, hazte cargo de las cajas, ya sabes qué hacer con ellas — digo sintiendo como los pasos de Frances siguen los míos. Miroslava solo asiente sin hacerme demorar más en mis cosas.

—¿Algo más Frances? — pregunto llegando al escritorio levantando el auricular del teléfono fijo.

—Si, solo he dejado unos papeles en sobre su escritorio — me señala el lugar donde los documentos esperan por mi atención — Esta mañana han venido algunas madres anotar a sus hijos en las clases pertenecientes a la temporada vacacional — Asiento saludando a la persona que me espera en la llamada — Ha venido una persona que deseaba verla, pero al parecer se ha retirado sin darme cuenta. De todos modos ha dejado el formulario lleno con los datos que necesita. Lo he dejado junto a los demás — me susurra antes de retirarse y dejarme a solas allí dentro.

—Ahora si dime ¿Cómo te encuentras, Simmons?

—Muy bien ¿Qué hay de ti? ¿Cómo has comenzado el día tan esperado por ti?

—Mejor de lo que pensaba. Ya ha llegado Miroslava con Masha.

—Oh, eso es genial. Lo siento por no poder ir… pero definitivamente le diré a mi hermana que te visite. Tengo a dos diablillas como sobrinas que seguramente sabrán sacarte canas verdes.

—Recuerda que tengo tres hijos. Nada puede conmigo — respondo decidiendo echarle un vistazo a los nuevos niños que se sumarán a las clases.

—Lo recuerdo muy bien. Bueno… vayamos al asunto por el que te llamo — me dice deteniendo mi acción de ver los papeles.

—Dime que son buenas noticias, por favor.

—Pues, me temo que no — Dice buscando la forma de hacerme comprender lo que tiene que decirme. Yo solo suspiro pidiéndole que lo diga sin anestesia, que podré lidiar con lo que sea en estos momentos — Le han dado libertad condicional a Valya.

Suelta sin más provocando que apretuje los papeles que tengo en mi mano libre lanzándolos al aire.

—¡Mierda! — Digo molesta hundiendo la cabeza entre mis brazos que permanecen apoyados en el escritorio — Esto no me puede estar sucediendo ahora mismo. Pensé que estaría más tiempo dentro.

—Yo también, pero su hermana le ha conseguido un buen abogado — Se crea un breve silencio donde yo rebusco en mi mente como seguir de ahora en más, y Simmons seguramente cuidando sus palabras sin querer romper el silencio — Elena…

—No te preocupes — digo interrumpiéndolo, levantándome de mi asiento para bordear el escritorio y recoger el desastre que he provocado con los papeles — Estaremos bien…

—No lo dudo, pero me gustaría poder brindarte un poco de ayuda en la seguridad si tú me dejas.

—No, Simmons. Ya demasiado con…

—Yulia me mataría si no cuidara de ti y tus hijos. Déjame hacerlo, por favor.

Suspiro nuevamente por lo que acabo de oír, en cuclillas tomando con mi mano libre los papeles.

—Esta bien — digo totalmente rendida — Entonces comenzaré por contarte que hace unos minutos he visto algo extraño fuera de aquí.

—¿De tu escuelita de artes?

—Si — Digo y él espera en silencio mientras me levanto con parte de los papeles dejándolos sobre mi escritorio — Si me dices que Valya está en libertad la verdad no me extrañaría que esté cerca de aquí.

—¿La has visto? — me pregunta preocupado.

—No lo sé. La persona tenía el pelo demasiado corto, como un hombre. No sé si será capaz de venir ella en persona, quizás ha mandado a alguien más, un hombre o que se yo… la cosa es que esa persona se la ha pasado viendo hacia mi camioneta, y se ha topado accidentalmente con Lottie.

—Pregúntale ahora mismo a la niña que ha hablado con esa persona y que le ha dicho.

—No puedo hacerlo ahora, ella ha ido por un helado. De todos modos… —mis palabras mueren en mi boca tras bajar la vista para acomodar los papeles.

—¿Qué sucede?... ¿Elena? — Dice Simmons reiteradas veces a través del auricular intentando devolverme a la tierra pero mi mente divaga en un mundo paralelo al que transito cotidianamente. Me han comenzado a jugar una broma pesada el día de hoy o tal vez sea mi mente que ha comenzado a volverse loca para acabar con la vida que intento rehacer nuevamente — ¡Elena! — vuelvo a escuchar pero las letras que aparecen escritas en la hoja de admisión para tomar las clases de canto y baile aún sacuden mi cuerpo entero. Es el nombre ni más ni menos que de mi hijo.

Alumno/a: Aleksandr Volkov
Madre/Padre/Tutor: Yulia O. Volkova

—¿Volkova? — Escucho — ¿Es usted la señorita Sergevna Volkova? — la voz en mi espalda sigue ahí, sacudiéndome para que voltee y caiga en la cuenta que nada de esto es un sueño.

—Si… — balbuceo nerviosa aún manteniendo la vista en el papel que baila en mi mano debido a mis nervios y mi mano temblorosa. El teléfono ha quedado sobre el escritorio tras deshacerme de el para voltear. El bastón de aluminio ortopédico vuelve aparecer en mi radio de visión quitándome el aliento por sentir que quizás Valya está más cerca de lo que yo imagino.

—¿Qué hay de nuevo, extraña?

¿Extraña?

Mis ojos suben rápidamente por su cuerpo chocándome de lleno con sus gafas negras y el sombrero que he apreciado momentos atrás cuando permanecía sentada en la camioneta. El corazón se me paraliza cuando hace una mueca de dolor con su boca al hacer un esfuerzo para quitarse el sombrero pasando la mano por su pelo para luego seguir por las gafas.

—¡¿YULIA?! — Grito desbordada de sentimientos en mi voz y cuerpo comenzando a sentir como mis piernas tiemblan y mi cuerpo se siente rápidamente débil.

—Te he dicho que volvería por ti.

.............

Gracias!! Gracias miles por leer y estar allí, acompañándome en cada historia. Fue un lindo placer haber adaptado el fics y hacérselos llegar para que disfrutaran una nueva historia.

Nos leemos pronto!!
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Mensaje por Fati20 12/3/2022, 6:58 am

Que bueno q julia sobrevivió no merecían un final tan trágico. Yo detesto cuando alguna muere o quedan con otras personas. Gracias por la historia querida mía. Espero subas uno nuevo muy muy pronto saludos 😘😘😘😘
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Mensaje por Miriam cab 6/27/2024, 3:52 pm

Me encantó esta historia leyendo otra vi esta y la empecé a leer pudo decir que es mi favorita ,ya que no está entre la lista de adaptadas y terminadas

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/27/2024, 10:23 pm

Miriam cab escribió:Me encantó esta historia leyendo otra vi esta y la empecé a leer pudo decir que es mi favorita ,ya que no está entre la lista de adaptadas y terminadas
Bienvenida a leer las veces que gustes 😊
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