HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon

Solo pasaré a dejarles un adelanto de lo que será la nueva historia... No se emocionen mucho porque sólo será una pequeña introducción


HIDING

Lena se cansa de su vida y cambia completamente quién es, desapareciendo por completo de la vida del espectáculo, su familia y sus amigos. ¿Qué pasará cuando empiecen a buscarla?


POV LENA:


¿Qué pasaría si un día decido cambiar?

Esconderme y camuflarme entre las masas, ponerme una máscara, salir a caminar por ahí pretendiendo ser alguien más.

¿Qué tal si me cambio el nombre? ¿Me reconocerían por mis acciones? ¿Encontrarían en mi nueva persona rastros de la imagen que tienen de mí? O pasaría completamente desapercibida e ignorada. No lo sé.

Parece liberador.

A veces lo deseo tanto, dejar el nombre que hice con el tiempo, olvidar las enemistades que surgieron o simplemente reinventarme. Quisiera poder hacer todo aquello que nadie espera de mí, sin presiones, sin expectativas, sin un guión que seguir.

Ahora mismo doy un paseo a unas cuadras de mi casa con una capucha que me cubre el rostro por los lados. Nadie se detiene a ver quién soy, me siento invisible y eso es perfecto.

No hay duda de que, si bajo mis defensas, si me quito este disfraz, tendré ojos que no deseo sobre mis hombros.

Estoy segura de que habrá personas que me reconocerán de lejos. Esas que me conocen muy bien, las pocas que tienen el poder de grabar los rasgos importantes de alguien y a la distancia saben exactamente quienes son por su forma, su manera de caminar, de hablar, el tono de su voz o su forma de presentarse al mundo. No serán todos, pero no soy ingenua, jamás podré esconderme del todo.

Sin embargo, debo intentarlo, debo romper con lo que me ata a esta vida, buscar quién soy en los umbrales de lo desconocido, porque en un momento perdí el rumbo, porque es ahora que quiero saber de que madera estoy hecha en realidad. Necesito saber que, sola, puedo crecer fuerte, grande, como el más robusto de los troncos de los árboles del bosque o sí me quebraré como una rama que estuvo muy bien cuidada por lo denso de las hojas que me cubrían y que al quedarse sin ellas fue el eslabón más débil.

Está decidido, voy a hacerlo. No puedo seguir esperando el instante perfecto, el minuto exacto para irme y abandonar esta vida que tanto me pesa.

Parto este minuto, salgo de aquí, así, con una capucha y unos jeans desgastados, con unas botas viejas y los labios partidos.

Me voy de este lugar con una sola intención, no regresar.
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Ufff se ve muy interesante, ya no puedo esperar a que empiece

Ya mañana sabremos mas

Hola chic@s, cómo están? Vale, me alegro que estén ansiosas por saber que sucede.

La historia es larga porque sus capítulos son bastante cortos, así que trataré de subir dos capítulos entre sábados y domingos y veremos cuan ansiosas se ponen, por leer más.




Capítulo 2: Closing Gaps

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Cometí un error, no de fondo sino de forma.

Tengo la suerte de nunca haberme dormido en los laureles mientras hacía una carrera musical. Siempre estudié, leí mucho, tengo cursos terminados de lo que siempre consideré como hobbies y, con eso, me es suficiente para encontrar una forma de ganarme la vida. Sin embargo, todo por lo que trabajé durante años, sigue siendo mío y no tengo por que abandonarlo en su totalidad. No tengo intensiones de hacerlo.

Y he ahí el problema, mi dinero está guardado en un banco bajo mi nombre y mi desaparición tendrá a ojo vivo una vigilancia constante sobre mis bienes; seguramente para descubrir si, mi huida, fue un secuestro o algo planeado por una tercera persona que solo buscaba beneficiarse de mi popularidad, como ya lo dije, cometí un error.

Mi futura vida debe desconectarse de quien soy ahora; entonces, el acceso a mi cuenta bancaria será imposible. Debí sacar la mayor cantidad de dinero con anticipación, sin levantar sospecha o me vería apresada una vez más en esta realidad. Y ni hablar de usar mis tarjetas de crédito, sería casi como un GPS que marque mi ubicación en un mapa. Eso es mucho peor.

Mi manager está siempre muy atenta de mis movimientos, hasta me obligó a ponerla como agente de seguridad en mi cuenta de banco, lo que significa que cada transacción que hiciera en línea o en el cajero automático, le enviaría una notificación inmediata. Un desastre total.

Otro problema es que no puedo abrir una nueva cuenta sin tener mi nombre registrado en ella, todas las instituciones financieras exigen tu número de seguridad social, identificación y datos personales que, una vez más, advertirían de mis planes y mi actividad.

Las equivocaciones de una novata, no hay duda.

Lo único que podía hacer era sacar dinero de una forma prudente, pero asegurando tener acceso fácil a él. Era evidente que no podría llevármelo todo; el sacrificio de una nueva vida, el costo de mi libertad era ese.

Recordé entonces que tenía cerca de 450.000 euros en una caja de seguridad privada a la que Varvara, mi manager, no tenía acceso. No todo era efectivo, pero si una buena parte; 225.000 euros para ser exactos, un reloj que me fue regalado por una marca suiza muy afamada, que se encontraba cotizado en el mercado en 92.000 euros y un collar de diamantes avaluado en más de 120.000 euros.

De la misma forma, caí en cuenta de que, hace más de siete meses, había puesto una buena cantidad de dinero en fondos de inversión a cinco años; esto me permitiría tener un colchón seguro a un tiempo definido. Estaría allí ganando intereses mientras yo hago mi nueva vida y, en el tiempo plazo, podría regresar a cobrarlo sin tener que alertar a nadie en este momento.

Decidí ir al banco directamente —las transacciones personales no necesitan confirmación— y así retirar los contenidos de mi caja de seguridad; irme con eso era suficiente para iniciar una nueva vida. Podría vivir tranquila por un buen tiempo, eso me ayudaría a pararme fuerte y seguir.

Me alegra profundamente haberme encontrado con el abogado que ha tratado todos mis asuntos legales por los últimos cinco años. Él me sugirió que firmara un documento legal, en el cual, en caso de muerte inesperada, secuestro, desaparición u otros motivos de fuerza mayor que me impidieran tomar decisiones, contados tres meses, él tendría la capacidad de liquidar todas mis deudas con la gente que trabaja para mí y pagar cosas como las tarjetas de crédito, adquisiciones de bienes, etc.

Mi partida no provocaría deudas o demandas futuras, lo que me dejaba tranquila; no entraría a ninguna lista de los más buscados o cosas por el estilo; además que, después de saldar todas esas obligaciones, todavía tendría una buena cantidad de mis ganancias, el fruto del trabajo que me hartó de la vida, pero en un futuro podría acceder a él, cuando la gente se olvide de mi existencia, cuando la noticia de mi huida no sea más que un vago recuerdo de lo que fui. Podría regresar por lo que dejé atrás y volver a desaparecer.

Mi primera parada es un pueblo cercano y pequeño, donde la población dominante son personas adultas de más de cuarenta años; gente que poco le interesaría saber quién soy, con hijos de veintitantos años que están estudiando la universidad en otras ciudades. Es el sitio perfecto para mi primer escondite, para pensar qué es lo que quiero hacer ahora; el hoy, no el mañana, simplemente el presente. No planearé donde me encontraré en tres años, mucho menos en tres meses, aún peor en tres semanas; lo máximo que quiero imaginar del futuro son tres días, no más.

Por lo pronto, es este pueblo, un simple motel cerca de la carretera y un coche clásico de medio uso, recientemente restaurado y en el cual viajaré de ahora en adelante. Mi libertad pende de cuatro ruedas, una carretera y el aire que se colará entre mi cabello al conducir a mi siguiente parada… la pizzería de la esquina.

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Yo estoy muy bien y espero que tu igual . La historia esta interesante pero es cierto q el capitulo estuvo super corto como 3 capítulos harian uno normal

Vale y gracias Fati20. Entonces subiré tres capítulos durante el finde para compensarlos de alguna manera


Capítulo 3: Pleasure
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Jamás había disfrutado tanto una pizza como lo hago ahora. La sutil mezcla de ingredientes, masa gruesa, pasta de tomate, salchichas, tocino, salami, más grasa en la forma de queso, albahaca —para contrastar tanta grasa— y una bebida de medio litro, llena de azúcar. Tengo que repetirlo, jamás la había disfrutado tanto de una grasosa y suculenta pizza.

Siento un calor interno de placer que es hasta un tanto zumbador, es perfecto.

Pensar que ahora puedo hacer esto, es increíblemente liberador. Caminar por la calle también lo es, sin pensar mucho en nada, con la capucha encima y los hombros relajados, las manos en mis bolsillos… viviendo en la normalidad.

¿Esto, hacerlo en Moscú? Tal vez con diez paparazzis encima, seguridad, curiosos y fanáticos.

Pero hoy no, hoy soy libre.

La noticia de mi desaparición todavía no se ha esparcido en los medios. Tal vez porque apenas son dieci... siete horas de mi partida; y aunque Varvara debe estar buscándome como loca, no estará tan alarmada aun como para reportarme con la policía; eso sí, estoy segura que busca a su alcancía personal, hasta por debajo de las alfombras.

Ya va siendo hora de empezar a buscar un lugar donde quedarme, no quiero estar atorada en la carretera durante la noche, así que comenzaré a recorrer la ciudad y sus alrededores.

No voy a alojarme en un hotel de lujo, no, no, no. Sería absurdo. Quiero vivir como lo haría el ciudadano promedio que no va a gastar trescientos euros en una noche para más de una cama y una ducha. No, voy a quedarme en un decente motel, donde pague unos treinta o cuarenta euros, no más, y pueda tener exactamente lo mismo, además de un barato y ruidoso ventilador que alivie mi calor. Necesito escuchar ese ruido... ese que en mi antigua casa estaba prohibido.

«¿Quién diablos tiene ventiladores en los cuartos en una mansión?», palabras de Varvara, que se encargó de poner cajas de aire acondicionado —libres de ruido— por toda mi casa.

No, esta noche quiero sentirlo todo, ser la presa de imperdonables y furiosos mosquitos que dejen mi piel enronchada; que el calor y la humedad me maten, tanto que deba dormir tirada en el piso frente al ventilador; quiero escuchar el ruido de los coches al pasar por la carretera y la bocina de los camiones, pero sobre todo eso, quiero escuchar el ir y venir de las aspas del ventilador y sentir la brisa aparecer oscilante sobre mi desnudo cuerpo.

Ese que ahora es mío para maltratarlo comiendo seis deliciosos pedazos de pizza… con una cherry cola.
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Bueno si 3 mino capítulos hacen 1 capitulo normal. Serían 3 mini el sábado y 3 mini el domingo para tener 2 capítulos por fin de semana al menos no crees?

Capítulo 4: That Movie
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Esta película es estúpida, realmente lo es.

Dos adolescentes teniendo conversaciones de adultos, con adultos más infantiles que sus propios hijos, enamorándose al ritmo de una melodía de una banda desconocida y una canción de Ed Sheeran.

Además, casting, ¡casting!

Son hermanos en otra película, apaga todas mis ganas, no soy fan del incesto.

El único punto válido hasta el momento, cameo de Buffy la Cazavampiros, temporada dos, una de las mejores de toda la serie y la escena más genial de todas. Si no fuera por eso…

Por supuesto, la película viene nuevamente a apestar de manera astronómica pocos minutos después. Su mamá es un asco, podían conseguir a una mejor actriz, aunque no sé si es el personaje —no he leído el libro—, lo único que sé es que es una gran idiota.

Por cierto, se supone que la chica no puede respirar, usa un tanque de oxígeno para vivir, pero su habitación queda en el segundo piso porque... al diablo la lógica.

Me pregunto si en la realidad una familia es capaz de sobrevivir el cáncer y la muerte de un hijo. Yo pensaría que es prácticamente imposible. Ver a alguien morir lentamente es una pesadilla, lo sé porque me vi al espejo por años sabiendo que algo en mí se extinguía; mi alma, poco a poco, se apagaba, me olvidaba de quién era... y eso dolió.

Si estuviese muriendo lentamente —me refiero a físicamente—, ¿haría esto?, ¿tomaría las mismas decisiones?, ¿desaparecería del mundo que me conoce?

No lo sé, tal vez en esas circunstancias preferiría la comodidad que me da el dinero, mi fama, por lo menos al final, cuando no tuviese fuerza ni para comer.

Pero regresando al tema, en serio, una chica a la que le fallan los pulmones y necesita oxígeno para vivir, que además le cuesta subir escalera, ¿puede tener sexo?

Dios, cómo extraño el sexo. Lo necesito, mi cuerpo lo pide. No, me lo exige, esta noche y muchas noches; pero me harté de follarme al idiota que me idolatraba, para el cual mi vagina era de oro, casi como el Santo Grial, por el que luchaban, simpatizaban conmigo, me compraban tereques, joyas, me dedicaban canciones y después se convertía en algo desechable, inservible, sin novedad. Se tiraron a Lena Katina y ya... Lo único que querían... la medallita del «yo estuve ahí».

Hombres, la fama, la desconfianza; jamás sabes las intensiones de alguien que te pretende cuando eres famoso... nunca.

Es gracioso, a veces escoges a alguien en el medio, porque sabes que entienden ese sentir, pero muchas ocasiones es tan forzado, es tan incómodo. Estás con alguien a quien tendrás que seguir viendo y encontrándote eternamente, con quien seguramente tendrás que trabajar, actuar, besarte y hasta fingir una escena de sexo tras las indicaciones de un director que, en realidad, no tiene idea de lo mal que ambos se sienten. A la final somos humanos, ¿no?

¿Quién diría que esta estúpida película tendría ese cambio inesperado al final?

El jovial chico, simpático y galán, vuelve a caer preso del cáncer y muere. La chica que estuvo toda la película a punto de morir, vive. El destino... la enfermedad, la maldita vida.

Y ahí está...

La canción más dulce y extraña, incapaz de tocar al otro, suena mientras vemos a una muchacha enferma recostada en el jardín de su casa, mirando hacia las estrellas... Es triste. No podrá alcanzarlas, así sea el deseo más grande que pueda tener, la realidad es otra. El destino... el maldito destino.

Bueno, suficiente de esto por hoy, será mejor tratar de dormir un poco, mañana debo salir temprano y evitar el tráfico de fin de semana. Mi nuevo destino, Myshkin.
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Hasta mañana...

Hasta mañana estoy ansiosa por saber como sera el personaje de julia

Woooow! No me había dado cuenta que subiste capitulos!! Gracias! Esperaré que sucede, se Lee intrigante... Saludis!!!

Buen día, chicas. Agradecida como siempre por la acogida que ha tenido la historia.
Irá algo lenta pero muy agradable lectura.

Feliz finde!!


Capítulo 5: Stains and Noise
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Son las seis de la mañana y descanso en la cama de este abandonado motel. La luz del sol filtrándose por la ventana cuya cortina decae justo de la esquina superior; al parecer a nadie le interesa arreglarla.

El ruido del televisor me acompaña en un ligero sueño mientras despierto por completo. Están pasando las noticias locales. Un policía se ve, una vez más, envuelto en un caso de abuso; los incendios forestales acaban con gran parte del bosque protegido de Yaroslavl, se sospecha de un pirómano y el alcalde local amenaza con poner en presión a todo involucrado con este «acto cobarde contra la naturaleza».

Ruido, no es nada más que eso, temporal e inerte en mis oídos. Pues nada de eso en realidad importa o debería hacerlo, en poco estaré fuera de este lugar y con mi siguiente parada en mente.

También he pensado mucho en qué hacer para ganar dinero de manera fácil, sin tener que establecerme en algún lugar y, sin mucha reflexión, supe exactamente que hacer.

Hace meses, como parte de mi equipo de promoción, contratamos a una empresa de publicidad que estaba encargado de manejar toda mi imagen; de la misma manera debían ocuparse de hacer las actualizaciones de mis cuentas sociales; pero, como es de esperarse, para que ellos pudieran hacerse pasar por mí, debían conocerme y entender mi lenguaje, mi forma de presentarme con mis fans, de lo contrario, cualquiera se daría cuenta de que no soy yo la que twitea, o escribe los estados en Facebook o Instagram. Digo, quién en su sano juicio tiene tiempo para trabajar quince o diecisiete horas al día y todavía tener fuerzas para ocuparse de esas cosas.

Ahí conocí a Boris, él es un gracioso y divertido Community Manager que se encargaría de todas mis cuentas; él me entretuvo durante una semana completa, haciéndome preguntas y anotándolas en un documento en su computador. Ahí me fijé que estaba trabajando en un blog de uno de sus clientes y le pregunté si eso, en realidad, le traía ganancias.

Fue tan amable conmigo —creo que era un fan de closet—, que me explicó todo sobre cómo funciona un simple blog y como monetizarlo usando herramientas como las redes sociales. A eso nada más le agregué algunos vídeos demostrativos y unos artículos sobre cómo manejar la parte técnica y listo; sé exactamente lo que voy a hacer para subsistir a largo plazo, al menos lo que pretendo hacer. Si no tiene buenos resultados en unos meses, pensaré algo más.

Así que, mi primera misión al llegar a Myshkin, será ir en busca de un par de cámaras que me permitan hacer buenas fotografías, por lo menos unas que parezcan profesionales, además de un computador. No estaría mal, de paso, comprar un teléfono celular, aunque todavía tengo que arreglar mi situación de identidad.

¿Qué nombre usaré?, ¿cómo manejaré mis finanzas? Nada puede estar asociado a mi antigua vida o se me acaba la navidad y eso no puede suceder.

Son ya las siete de la mañana y me doy cuenta de que he buscado formas raras y rostros en las manchas de smog del techo de la habitación de este motel.

Tengo que salir de aquí, este tipo de actividades te vuelven idiota, aunque recuerdo muy bien lo divertido que era mirar a las nubes cuando era pequeña, tirada en el césped del parque o en la finca de los abuelos. Tal vez, esto no es lo que te hace idiota, lo que te vuelve de esa manera, es saber que podrías sacarle provecho a esos detalles, darles un sentido pero que estás perdiendo tu tiempo recostada haciendo nada más que divagar.

Basta de pensar, es hora de actuar.
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Bueno, acá empieza todo!


Capítulo 6: The Hobbie
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La fotografía, una profesión para la cual hay que tener ojo.

Lo sé, parece obvio, pero no lo es. Muchos creen que comprarse una cámara «profesional» los convierte en fotógrafos; no se dan cuenta que la profesional no es la cámara, esta es simplemente la herramienta adecuada. El profesional es aquel que presiona el disparador, el que enmarca el objetivo, el que aplica la ley de tercios y a veces la viola para poder dejar una huella de su personalidad grabada en cada imagen.

Sí, la fotografía requiere de algo que no todos tienen, definitivamente hay que tener ojo.

Siempre me gustó tomar fotos, papá era un gran aficionado. Cuando era pequeña, me enseñó a revelar filme en el cuarto oscuro que tenía en el garaje. En ese tiempo, las cámaras digitales no eran muy populares, ya que, para la época y la tecnología que existía, eran muy costosas.

A los siete años me llevó al parque, me enseñó a visualizar un objetivo, a enmarcarlo y a enfocar; finalmente me regaló una cámara desechable de veinticuatro fotos y me dijo:

—Puedes tomar cuatro cada día y el domingo las revelaremos para ver como salieron.

El resultado fue desastroso, no había enfocado correctamente más que un par de ellas, pero papá estaba feliz porque vio potencial en los temas que había elegido y en mi decisión sobre cómo adecuar los elementos, enmarcándolos en cada toma. Me felicitó diciéndome que era una fotógrafa innata y decidió comprarme una cámara automática muy simple para que siguiera practicando.

A esa edad no tenía la posibilidad de ahorrar para cambiarla por una mejor, así que con el material de mis prácticas comencé a hacer retratos de mi familia y los vendía por un rublo. Papá se sintió orgulloso de mi iniciativa y cuando llegó la Navidad, me dejó escoger una de las de su colección para que fuera mía.

Él tenía más de diez diferentes tipos de cámaras; la que yo elegí era una Canon Réflex a la que se le podían intercambiar los lentes y, con ella, empecé realmente a disfrutar mi hobbie, ese que ahora convertiré en carrera.

Hasta ayer pensaba en comprar una digital, simple, automática, de los megapíxeles necesarios para que mis fotos para el blog sean lo suficientemente decentes y luzcan profesionales, pero pensándolo mejor, si logro hacer un buen portafolio de mis fotografías, no solo podré sacarle provecho a mi página web, también sería capaz de llamarme fotógrafa y a futuro buscar trabajo en algún estudio o ponerme el mío, no estaría mal, un estudio móvil podría ser una excelente idea.

Así que adquirí todo lo necesario, una gran cámara, un lente teleobjetivo, otro para macro fotografía y uno de alcance normal, filtros, material de mantenimiento, un trípode y un computador. Tuve suerte de que todo esto pude pagarlo en efectivo, sin embargo, comprar lo necesario para hospedar mi blog iba a requerir tener una tarjeta de crédito y eso ya se volvía una dificultad.

Fui por un café está tarde y aproveche que tenían servicio de Wi-Fi gratis; entré a mi mejor amigo Google y encontré que podía solicitar, en línea, una tarjeta de crédito pre-pagada a la cual podía ponerle un máximo de quince mil euros e irlos gastando como a mí me plazca.

¿El nombre que elegí para mi nueva vida? Nada muy fuera de la verdad, es más, usaré la combinación de mis actrices favoritas.

Karen Ronan

Así es, Karen Ronan será mi nombre completo. Dicen que tengo un parecido con Karen Gillian y Saoirse Ronan, así que utilizaré la combinación de ambos dejando lo obvio afuera, no es uno malo; es tan común que nadie sospecharía. Ocultándome a plena vista con un típico nombre irlandés.

Duende verde… aquí estoy.
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Capítulo 7: Fame
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A veces me sorprendo de la eterna hipocresía al verme en un programa de televisión o leer una entrevista en alguna revista.

Como ahora, que mientras me decido si quiero levantarme o seguir como oso perezoso —acostada en la cama sin mover un centímetro—, veo un especial de mi vida desde sus inicios, como antesala a la promoción del último concierto que hice el año pasado y que se estrena en HBO, en una semana.

Casi todos los promocionales y entrevistas los grabé antes de huir, así que nadie sospecha nada. De la misma forma, el pre-estreno fue hace siete días y ningún medio notará mi ausencia; así que, mientras mi manager quiera mantener las apariencias y pretender que todo está bien, yo podré estar tranquila. Y sé que Varvara odia el drama innecesario, por lo que no me preocuparé todavía.

Mi sonrisa, tal vez lo peor de todo. Puedo ver claramente la mentira en mis labios desdibujando todo mi pesar, mi inconformidad, mi decepción conmigo misma; está ahí, es tan… evidente, tan preciso; el punto exacto entre el disimulo y la actuación.

Hmm, me preguntan sobre mis compañeros de Neposedi y no puedo parar de reír de lo falsa que soy dando mi respuesta.

«Tratamos de vernos seguido, pero es difícil por nuestros horarios. Todos son muy talentosos y les deseo lo mejor».

Nunca tratamos de vernos; ellos lo hacen, yo no. Siempre están ahí, en las infames redes sociales, subiendo fotos juntos, cenando, cantando, caminando por la cuidad… Gente normal.

¿Cómo lo lograron? ¿Cómo es que no dejaron que todo esto, las luces, los halagos, la maldita fama les robara la vida?

Es gracioso, de todos ellos, creí que a la que más se le subiría el éxito a la cabeza sería a Yulia, pero no… fui yo.

Un día la soberbia me cegó, me hizo pedante y lastimé a Anna, insulté a su hermano con palabras "bonitas", le dije que no quería que me asociaran con alguien que tenía tantos problemas, que no había trabajado tanto para que mi nombre se vea afectado por quienes no valían la pena.

Estúpida. ¿Qué culpa tenía ella de lo que su hermano hacía o los problemas mentales que tenía?

Él solo quería estar en una función de beneficencia que habíamos planificado entre Anna, Yulia y Vlad, quería ir como invitado especial y yo lo rechacé el momento que ella lo mencionó.

Fui cruel, mala amiga, insensible, interesada y déspota; era la que más reconocimiento tenía al momento y si yo no aceptaba, no se haría nada. Repito que fui estúpida y obvio, su mejor amiga me dejó las cosas muy claras:

—No vuelvas a acercarte a Anna, Lena. ¿Me escuchaste? Lárgate con tu estúpida fama y no regreses más.

Jamás creí que ver a la que un día fue mi mejor amiga, tan dolida, lo cambiaría todo para mí.

No volví, no he intercambiado palabra con ellos desde ese entonces, con ninguno, ni siquiera con Vlad.

¿Qué dirán ellos de mi ausencia?, seguramente ni se darán cuenta, lo escucharán en los medios y pensarán un: «ya era hora».

Hmm, ¿de qué mierda sirve la fama, si no tienes nada más?…

… De nada, absolutamente nada.
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Y con este capítulo me despido por hoy!!


Capítulo 8: Tattoo
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Nunca fui amiga del dolor.

Mi más grande miedo es precisamente ese, salir lastimada, herida, sin poder controlar todas esas emociones que vienen añadidas a él, por lo que la decisión de marcar mi piel eternamente, fue algo que realmente consideré.

Durante años juré que no lo haría. ¿Yo?, ¿un tatuaje?, ni loca. Eso es para personas que no piensan en el futuro, porque quién va a querer la misma marca por el resto de sus vidas, ¿quién?

Y ahora río al saber que yo me convertí en una de esas personas y que necesito hacerlo, sin importar el qué dirán o qué es lo que pase mañana. Necesito un recordatorio indiscutible de por qué hago esto, que me mantenga firme en lo que ahora busco… mi libertad.

Hice una cita con uno de los mejores especialistas en la región; escuché de él en una convención de arte gráfico, en una de las conferencias de cómics; todo gracias a que el elenco de una serie de producción nacional en la que llegaríamos a un acuerdo con el sonido en ese entonces, se presentaba en un panel de discusión e Ilich, uno de los co-protagonistas, quería hacerse uno exclusivamente con él.

No fue difícil recordar su nombre e investigar en internet dónde podía encontrarlo.

Para mi suerte tenía un taller en Úglich, que me quedaba de paso, precisamente por ahí pensaba cruzar hacia Ivángorod y seguir mi camino al este, hasta Nobosibirsk.

Al llegar me encontré con un hombre calvo de unos cuarenta años, no puedo darle más edad porque su actitud era completamente jovial y amena. Estaba lleno de tatuajes de pies a cabeza, pero se le veía tan natural y satisfecho que me entró al cuerpo una repentina tranquilidad.

Le planteé que era lo que tenía en mente. El punto de todo era la libertad, era desprenderme de mi vida pasada, volar… así que se puso a dibujar y un par de horas después regresó con un concepto que me enamoró apenas lo vi.

Era una pluma de la cual se iban desprendiendo formas muy sutiles que, poco a poco, se convertían en pájaros que volarían por mi piel. Un cliché lo sé, pero muy bien elaborado y con mucho detalle, especialmente en la pluma.

Elegí mi brazo izquierdo; el tatuaje iniciaría diez centímetros arriba de la muñeca y cubriría toda el área a lo largo de mi brazo hasta la comisura de mi codo, justo donde las figuras de aves comenzarían a desprenderse y formarían por lo menos una docena de ellas hasta llegar, dando vuelta, a la parte lateral de mi hombro.

Dolió… realmente dolió, pero era algo que tenía que vivir. El dolor, la picazón, la angustia de sentir cada puntada de esa aguja que jalaba y rompía mi piel, depositando tinta que incrementaba el ardor. Todos los músculos de mi cuerpo tensos, rígidos; ejerciendo resistencia ante tal acto; durante horas, por cada uno de los minutos y segundos que esa máquina trasquilaba mi dermis, cada centímetro, cada milímetro…, lágrimas, sangre…, dolor.

Ahora llevo en mí, la marca de mi decisión y el motivo por el cual mi voluntad tiene un nuevo objetivo que recorre mis venas.

La libertad… está aquí, en mi piel… Puedo contemplarla, puedo tocarla, sentirla palpitar por la hinchazón.

Pero sobre todo, me siento viva en el dolor… en este inesperado placer.

Dicen que los tatuajes son adictivos y entiendo muy bien el porqué. No dudo que regresaré por otro y tal vez otro más.
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Sigue bastante interesante el como quiere ser libre esperemos la otra semana y esperemos pronto se encuentren nuestras protagonistas. Saludos

Que pasaría con los capítulos de hoy

Holis!!!! Sorry por no haber podido subir los capítulos el día de ayer... Acá les dejo uno nuevo y esperen más capítulos este Domingo!


Capítulo 9: Spotted
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Hoy me reconocieron.

Fue una nena de diez años; me vio en la caja del micro mercado, a donde fui para comprar un yoghurt, un poco de fruta y algo para picar en el camino a mi siguiente destino.

Estaba parada a mi lado observándome con una inmensa sonrisa, tratando de decidir si la mujer que tenía en frente —la que hace unos días se pintó el cabello de rubio—, es la misma Lena Katina que ella había ido a ver con sus padres en concierto hace meses.

Vaciló algunas veces, se acercaba y abría la boca, tan solo para cerrarla inmediatamente retrocediendo unos pasos. No sé por qué, pero me recordó a Anna, era dulce y bonita.

Supe que estaba en problemas cuando su madre me tocó el hombro, me saludó muy atenta y agitó su celular pidiendo tomarse una foto conmigo, explicando quién era y lo maravilloso que sería para su hija tener ese recuerdo; le sonreí y le dije que no sabía a que se refería, yo no era nadie famoso. Entonces fue ella quién, como su hija, dudó de mi identidad y se apresuró a preguntar si no era la afamada cantante, Lena Katina; le contesté diciéndole que lo lamentaba, pero no, que siempre me confundían con ella y si en realidad creía que —a alguien tan sofisticada—, se le ocurriría teñirse el cabello de esta forma o tener un tatuaje. Pronto subí la manga de mi chaqueta y le mostré mi nueva adquisición. No le deje ver mucho detalle y lo oculté nuevamente, convenciéndola de que no era tal mujer. Ella se disculpó con una sonrisa y la pequeña decayó su mirada, viró los labios hacia abajo y tomando la mano de su madre, salió del lugar, regresando a verme un par de veces con pena.

Lo siento por ella, por los fans que han depositado un gran afecto en mí, pero la verdad es que... Lena Katina murió, no existe más.

Ahora soy Karen Ronan y ella... no tiene seguidores.
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Capítulo 10: Cold
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Me encontré un lindo pueblo en el Norte, Kingisepp, Ivángorod.

Es un lugar muy tranquilo con gente muy amable; está rodeado de montañas, a las que ahora mismo cubre la nieve. Parece una estampilla navideña, así de bonito y pacífico es; aquí permaneceré por los siguientes tres meses.

Saqué el arriendo de esta pequeña cabaña frente al lago hace tres días, después de escuchar las noticias en un Café sobre la carretera 93, mientras desayunaba una caliente taza de café y panecillos de vainilla.

«La empresaria y cantante Lena Katina, ha sido reportada a las autoridades, como desaparecida desde el día 4 de enero.

»Su manager emitió un comunicado diciendo que desconoce su paradero y que está colaborando con la policía en la investigación…»

Finalmente se sabía, ya no podía darme el lujo de pasearme por las grandes ciudades o por donde mi presencia sea notoria. Así que busqué en los clasificados del periódico local y encontré un par de alternativas.

Debo decir que la cabaña es bastante cómoda, el alquiler muy bajo y lo que pagaré por utilidades es casi nulo. Vivir fuera de una gran ciudad tiene sus ventajas.

Ahora mismo estoy en el porche, con una taza de chocolate caliente, sintiendo el aire helado pasar; es medio día, pero el clima en esta parte del país es muy violento en esta época, no soportaré el frío por mucho tiempo aquí afuera.

Felizmente, adentro tengo una chimenea que calienta todo el lugar y, con el acogedor sillón que queda justo en frente, seguro pasaré muchos de mis días y noches leyendo.

¿Uno de los beneficios de este lugar?

No tengo ni televisión, ni internet.

Así es, pasaré las próximas doce semanas incomunicada. Mantendré un perfil bajo, sin preocupaciones, junto al aire fresco, un paisaje imponente, el calor de la chimenea y una gran taza de chocolate caliente, esperando a que la neblina se aparte para poder seguir mi camino al este.
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Capítulo 11: Sleep
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He pasado varios días durmiendo, invernando para ser exactos. Despierto pasado el medio día y me quedo pensando en la muerte de una hormiga que cruzaba la carretera durante horas a la vez.

Es tan plácido saber que no hay nada más que pueda hacer en realidad, no mucho más que despejar mis ideas, que liberarme de todo… durmiendo.

Creo que lo que más me gusta es que finalmente puedo compartir tiempo conmigo misma, que no tengo excusas para conversar con mi subconsciente, descubrirme nuevamente. Y tiempo… es lo que ahora más tengo.

Hace tres días fui a la tienda de abarrotes y compré algunas cosas para no morir de hambre. Especialmente comida fácil de preparar, fideos, arroz, vegetales congelados —porque por la época es muy difícil encontrarlos frescos—, atún, harina, huevos, leche y no sé… muchas cosas más. El punto es que tengo la alacena y el refrigerador llenos y no tengo de que más preocuparme.

Llegué, me preparé una sopa de pollo y mientras esperaba a que esté lista comencé a escribir en mi computador. Se me ocurrió que sería una buena idea empezar a construir mi historia, desde la infancia que nunca tuve con este nombre hasta mis más bochornosas experiencias, así, si alguien me pregunta algo podré contestarle con seguridad y no olvidaré que fue lo que había dicho. Es una buena táctica, muchas veces la usé cuando preparaba el personaje de algún video clip o de algún corto donde me invitaran, tener algo en que basarme para darle profundidad, para que pueda cobrar vida.

Muchos actores dejan impregnadas sus propias experiencias, yo nunca pude hacer eso, me era más fácil desprenderme del personaje, construir un mundo alrededor de su personalidad e imaginarme que era parte de él.

Esta será una de las cosas más difíciles que tenga que hacer, el papel más importante. Convertirme en Karen y convencer a todos de su existencia, tal vez hasta convencerme a mí misma… ese será el desafío más grande.

Dejé varias ideas en un archivo; todavía tenía que descubrir si la trama de mi nueva vida me convencía lo suficiente como para vivirla hasta mi muerte, no quería que sea demasiado trágica que tenga que convertirme en un ogro o en alguien apático, pero tampoco voy a volver a ser Lena Katina, la chica perfecta… esa que nunca fui en realidad.

Vaya, no me había puesto a pensar que, tal vez… toda mi vida ha sido un acto, tal vez Karen es quien en realidad soy. Mi esencia, mis pensamientos, mis sentimientos a flor de piel… Mi yo sin nada que esconder.

Eso ayuda, será más natural y convincente.

Es gracioso que tome las riendas de mi nueva vida como solía hacerlo con el trabajo, un tanto irónico es más. Me apoyo en lo que más detesto para volver a iniciar. Irónico, es verdad.

La sopa esta al punto, es hora de continuar con mi rutina, comer, dormir, comer, leer, comer, dormir… amo mi vida. De verdad que sí.
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Capítulo 12: Nigthmare
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Ayer tuve una pesadilla, un angustiante y confuso sueño.

Estaba de vuelta en la escuela y entraba a un salón de clases junto con Anna, de repente llegaba Yulia y me decía que ya me había advertido no volver a buscar a su amiga; sacó un arma y me apuntó en el pecho. En eso, entró Sergey, quien intentó quitarle el arma, sin embargo en el forcejeo se disparó y se escuchó un grito de un hombre adulto.

Todos regresamos a ver a la entrada posterior del aula y fuimos testigos de como Shapovalov caía al piso de cara, sin siquiera poder poner las manos para protegerse.

Yulia gritaba que todo era mi culpa, mientras todos llorábamos desesperados. Me acerqué a voltear su cuerpo y a quien vi no fue a mi profesor, era mi papá el que había sido disparado y se desangraba en el piso linóleo.

Entonces él quiso hablar, decirme algo, es más, lo intentaba con todas sus fuerzas, pero yo no podía escucharlo, un pitido sonaba a lo lejos hasta que se hizo tan agudo y cercano que desperté; había sido la tetera que dejé con agua para hacerme el té de la noche.

Fue horrible, desesperante, especialmente porque así fue como papá falleció hace años.

Mis padres se habían separado. El amorío de mamá con Kristián —el compañero de trabajo de papá— fue demasiado y mamá se mudó a un pequeño departamento en Sochi. Katya como siempre, su eterna consentida, no hizo más que defenderla y se fue con ella. Papá y yo nos quedamos en la casa de siempre, eso es lo que mamá había decidido. Yo no he vuelto a hablarles desde que se firmaron los papeles del divorcio, no hacía falta, mamá rompió nuestra familia y destrozó a la única persona que realmente he amado en la vida, mi padre. Mi hermana se olvidó también de nosotros, no nos visitaba más que para pedir algo o cuando él la llamaba por una fecha especial, nada más por unas horas.

Para poder subsistir y pagar la colegiatura de mi escuela, papá decidió tomar turnos extra y se hizo cargo de más responsabilidades en la comandancia de policía, claro que eso le quitaba mucho tiempo a nuestra relación. Yo me quedaba en casa sola la mayoría del tiempo. Pasábamos muy poco tiempo juntos.

Básicamente, el último año de escuela casi no lo vi y una vez que me gradué, me dediqué a mi carrera. Yo empecé a ganar mi propio dinero y para no ser una carga, me mudé de casa, distanciándonos aún más.

Pasaron los años y nuestras fechas de visita eran prácticamente tres en todo el año, día de gracias, Navidad y año nuevo.

Hay que ser idiotas como para pensar que tendremos tiempo para «hacer tiempo» valga la redundancia; que un día todo encajará para tener la vida perfecta.

Él siempre me decía:

«Hija, la vida hay que aprender a vivirla y no solo caminar por ella. Hay que darle la atención al paisaje, a las piedras del camino, observarlas y analizarlas, si no valen… patearlas fuera de nuestra ruta y seguir, pero en ningún momento debemos fijar la vista en el piso y olvidar lo que tenemos alrededor… terminarás en el final, sin saber de qué te perdiste».

Sus palabras cobraron tanta vida esa noche, cuando, en una de sus investigaciones, tuvo que acercarse a un allanamiento y un miembro de la pandilla a la que perseguían, sacó un arma y presionó el gatillo directo en su pecho, haciendo que su corazón estalle en el impacto. Nada quedó de su vida, todo lo que seguramente quiso decirme, nuestras conversaciones pendientes, nuestros olvidados «te amo», quedaron ahí, en la intensión y en el «algún día habrá tiempo».

Realmente hay que ser idiotas… Yo lo fui. No supe aprovechar, darle a papá lo que se merecía de mí por todo el sacrificio que hizo… y es algo que jamás podré cambiar. Él se fue y yo… yo me perdí en el camino.

Lo extraño tanto…
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Good morning, babies!!!

Surprise


Capítulo 13: Sash
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Hoy conocí a alguien; es simpático y galán.

Salí de mi reclusión en la mañana. Finalmente dejó de nevar como lo ha hecho por las últimas dos semanas, se siente el aire muy fresco, pero el frío fuera de casa es tolerable, así que me dieron ganas de pasear por el pueblo y me puse mi campera con capucha peluda, unas botas de cuero abrigadas por dentro y unos guantes negros que hacían conjunto con el resto de mi atuendo, para salir unas horas a conocer mi lugar de residencia.

Conduje el auto hasta la entrada al pueblo y estacioné en el centro comercial; justo en frente estaba la librería y pensé que sería una buena idea ampliar mi colección, ya había terminado los cinco libros que tenía a la mano.

Al entrar al local todo se sintió tibio y acogedor, era un lugar con muebles antiguos, libreros altos y escaleras de esas que tienen un riel pegado a las vigas de madera para poder deslizarse a lo largo y alcanzar los más elevados.

Un hombre de edad avanzada, quizás de unos setenta años, atendía en la caja y me saludó muy alegre.

—Linda niña —me dijo haciendo un gesto para que me acercara a él. Yo por supuesto no quería ser displicente, ya había acordado conmigo misma hacer lo primero que naciera de mi estómago, sin pensar, ser la Karen que tenía adentro y no la que piensa las cosas, dos o tres veces antes de tomar una decisión.

Me preguntó mi procedencia y por qué había decidido quedarme en el pueblo que era su hogar. Le di una explicación simple.

—Estoy buscando a dónde pertenezco, yo nunca tuve un verdadero hogar.

Me dio la bienvenida, me jaló a un abrazo y me preguntó si ya tenía un trabajo. Le comenté que no, pero que hacía fotografía y que trataría de encontrar algo por el estilo. Para mi suerte ahí mismo, detrás mío, se encontraba… Sash.

Alto, de contextura mediana, cabello rubio y corto, un poco de barba descuidada en su cara y una linda sonrisa.

—Él es mi nieto —me dijo el hombre dándole un par de palmadas—, tiene mi mismo nombre y es el orgullo de la familia.

Él rodó los ojos y bajó la mirada un poco avergonzado, pero pronto la levantó y me extendió su mano como saludo.

—Sash Kuzma, es un gusto —dijo apretando justo lo suficiente. No todos lo hacen, a veces las personas tienen un apretón suelto, otras un poco sudado, otras demasiado duro, pero Sash… él fue simplemente perfecto.

Resulta que tiene una tienda de fotografía donde hace revelado de rollos de fotos —tal como en los años noventa—, por supuesto también saca copias digitales, hace afiches y gigantografías; además tiene contrataciones para eventos como bodas o cumpleaños.

—Justo estoy buscando a una ayudante —dijo cuando su abuelo le comentó de mis intensiones— Claro que debería ver tu portafolio, antes de contratarte.

Acordamos vernos la mañana siguiente en su local, para poder llevar mi computador y enseñarle mi trabajo más reciente.

Me apresuré a casa a organizar las imágenes más destacadas que había capturado con mi nueva cámara, en una carpeta especial. Si todo va bien, tal vez consiga un oficio… y quizá… alguien con quién pasar el tiempo.
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Seguímos...



Capítulo 14: Work
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—Eres buena —me dijo Sash recorriendo las fotos que preparé para la entrevista de trabajo.

Es lindo, más aún cuando se concentra en observar algún detalle… y desde este ángulo, sin duda.

Me ofreció el empleo sin pensarlo mucho, tengo la suerte de haber fotografiado a un grupo de personas que salían de una primera comunión, cuando pasaba por una iglesia, un par de pueblos atrás y él quedó impresionado con la naturalidad de las imágenes.

En realidad no seré su empleada, el subcontratará mis servicios para los eventos y me dejará usar los equipos de impresión para sacar las copias sin costo extra. La paga dependería de la cantidad de fotos que sean contratadas y aunque no era una paga espectacular, era suficiente para mí.

Me preguntó si no había pensado en publicar mi trabajo y le comenté sobre el blog que quería empezar, me había descuidado en eso y él, al parecer, tiene experiencia en ese medio, así que en ese mismo día me ayudó a configurarlo y me dio algunos consejos. Es impresionante ver como va encajando todo sin mucho esfuerzo, como por arte de magia; todo fluye.

Un par de horas después, salimos a almorzar a uno de los pequeños restaurantes de la zona. Un acogedor merendero donde saludamos con los dueños; me gusta esto de ir conociendo a las personas con las que vivo, aunque ellas no sepan nada de mi antigua vida, es más, eso es lo más reconfortante de todo.

Volvimos a ese lugar por las siguientes dos semanas. Todos los días a la misma hora, sin pretextos y sin retrasos, empezaba a ser parte de una rutina.

No voy a negar que me estoy divirtiendo con todo esto, jamás tuve esta libertad en mi otra carrera, los almuerzos eran, si y solo si, había el tiempo necesario; de lo contrario, una soda energizarte y una ensalada, en la parte trasera de mi vehículo asignado, era suficiente según Varvara. No debía abusar si no quería engordar y volverme el hazme reír del medio.

Dios, como amo esto, mi nueva vida, la comida.

Por las tardes se nos hizo costumbre ir a caminar por diez minutos al parque que quedaba en el camino de regreso al local, conversar un poco, reír de alguna ridiculez o a veces debatir sobre algo que vimos en las noticias o leímos en alguna revista, principalmente sobre música y cine independiente.

Tengo la suerte de que Sash no tiene ningún interés por el pop o el cine comercial, los grandes Blockbusters de Hollywood, es genial, alguien con quién compartir cosas en común. Si supiera que pasa su tiempo con la ex-princesita del pop, correría en dirección contraria.

Me gusta, debo admitirlo… Sash me atrae; espero que todo siga así de bien, no me caería mal terminar el día con él… para nada mal.
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Que tal su día viernes??


Capítulo 15: Question
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Es muy curioso como suceden las cosas. Como la vida da saltos en tan poco tiempo, como todo encaja cuando haces lo que sientes.

Hoy fui por un café con Sash, después de revelar algunas imágenes del cumpleaños al que asistimos el sábado pasado. Era una fecha más que especial, el festejo de un hombre que es legendario en el pueblo por sus noventa y ocho años. Esa sí que es una larga vida.

Estuvimos de invitados y también como fotógrafos —como si fuera menos—, así que nos turnábamos para recorrer la fiesta y tomar algunas fotos. Creo que mis favoritas fueron las de las más antiguas parejas del pueblo, más de diez que sobrepasaban los cincuenta años de casados y tenían junto a ellos a sus hijos, nietos y hasta unos cuantos bisnietos. Muy lindas imágenes, cosas que sé que no tendré, probablemente en mucho tiempo o quizás nunca.

Pero en fin, fuimos por el café y él me preguntó algo que no supe cómo responder.

—¿De qué huyes? ¿O de quién?

Le di un sorbo largo a mi bebida, esperando que él cubra el silencio con algún otro comentario o una risa, algo que no sea más silencio. Pero no lo hizo.

Le dije entonces que, más que huir, estaba cansada de la vida que tenía, que me había convertido en alguien que nunca quise o pensé ser, que no tenía ni familia, ni amigos en los cuales pensar para quedarme, que quería volver a sentirme viva. Básicamente le conté la verdad.

Su respuesta fue un «es exactamente la razón por la cual volví aquí».

Sus papás habían emigrado a Novosibirsk cuando él era un bebé y vivieron ahí hasta que, hace un par de años, fallecieron en un accidente. Decidió volver a su pueblo natal para pasar su tiempo junto a su abuelo, después de pasar un año infernal sólo, en esa enorme ciudad.

Él sabe exactamente lo que yo siento, el porqué busco liberarme de mi pasado, así que prometió no insistir con la pregunta, lo cual me alivió muchísimo; no quería tener que empacar mis cosas para buscar un nuevo pueblo, no ahora que había comenzado a sentirme cómoda con la rutina, con el frío, con un café caliente entre mis manos, con un gracioso y apuesto hombre que me entendía en tantas cosas.

Realmente siento que todo encaja para quedarme aquí por algún tiempo, echar raíces como dicen, para comenzar a vivir... otra vez.
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Capítulo 16: Dinner with Sash
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He pasado los últimos dos minutos de la noche escondida en el baño. ¿Es demasiado tiempo?

Las cosas empezaron a tornarse interesantes hace un par de horas, especialmente porque nada de lo que ha sucedido este día ha sido planeado y ahora no tengo idea de como seguir.

Todo inició con una alarma que no sonó, o mejor dicho, con mi estupidez al olvidar programarla. Llegué tarde al trabajo y teníamos que imprimir más de ochocientas fotos de una boda a la que asistimos el sábado anterior para entregarlas en la tarde. Seleccionar, editar, guardar, imprimir y preparar cinco álbumes de fotos que el padre de la novia regalaría a varios miembros de la familia. Una labor que no se hace fácil y que nos tomaría el día entero.

—Lo siento, Sash, te juro que no sé que pasó, la alarma…

—Tranquila, acabo de llegar también —respondió con una sonrisa y señaló una taza de humeante café que me esperaba a un lado del computador… que también aguardaba por mi sensual toque.

Pasamos tres horas trabajando, ya era medio día y decidimos preparar más café, nos habíamos terminado ya una jarra completa, pero faltaba tanto por hacer, que preferimos no salir a almorzar; nos compensaríamos con una buena cena en la noche.

Casi siete horas más tarde, entre rosquillas, más café aún y un evidente cansancio y terminamos justo a tiempo. Daban las 6:45 de la tarde y el señor Donovan, pasó retirando el urgente pedido.

—La cena, va de mi mano —me dijo Sash, ofreciéndome su brazo. Me coloqué mi gorro para el frío y caminamos hasta el supermercado para comprar víveres y un par de botellas de vino.

Empezó a anochecer y a nevar, algo que ya no tenía mucho sentido, el invierno debía estar emprendiendo retirada, pero no, nevó y decidimos disfrutarla caminando hasta su departamento.

Debo admitir que es un excelente cocinero. Preparó unas deliciosas costillas de cerdo con hierbas y limón a la parrilla, una ensalada de espinaca, manzana verde y almendras y un delicioso postre de peras en almíbar; delicioso, desde la preparación hasta el último bocado. No me dejó mover un dedo, realmente hablaba en serio cuando dijo que la cena sería de su mano.

Esto de que un hombre cocine para mi es algo nuevo. Los novios que tuve desde mi adolescencia hasta hace algunos meses, todos fueron una tarea de inútiles que siempre esperaban que la de este tipo de detalles sea yo.

Nunca pensaron que debían ganarme. Chiquillos que siempre se creyeron más ingeniosos, talentosos o inteligentes que yo, hombres que se decían ser actores, pero no podían ni pretender que les interesaba más allá del estatus que mi nombre traía a los suyos.

Es estúpido, pero creo que nadie, en realidad, se ha ganado mi interés de esta manera. Perdí mi tiempo con esas personas y lo sé, pero no quiero hacerlo con Sash.

Me gusta, realmente me gusta y ya son cinco minutos que he pasado encerrada escondiéndome de él, del inminente momento en que compartamos nuestro primer beso y a dónde nos llevará.

Estoy nerviosa no lo puedo negar. Debo salir de aquí y afrontar esto, es un beso, el primero, con la primera persona que de verdad me interesa, con el primer hombre que me ha hecho sentir… inquieta, nerviosa… ilusionada.

Está bien, voy a salir.
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Capítulo 17: Sex
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Dejar que alguien que conoces hace apenas un mes te toque de la manera que Sash lo está haciendo en este instante, debería ser ilegal, pero no porque es demasiado pronto, sino porque no dejé que lo hiciera antes.

Hacer el amor frente a la chimenea mientras afuera nieva sin cesar, sobre esta meticulosamente limpia y suave alfombra, con mi cabeza descansando sobre un par de cojines, mientras él me levanta de la cintura para acomodarse mejor y me mira con detenimiento, como si mi cuerpo fuera el único que ha visto en mucho tiempo, como si necesitara adorarlo de cierta forma, mirarme mientras estoy aquí completamente entregada a él, mientras estiro aún más mis brazos sobre mi cabeza, exponiéndome más, incitándolo más, provocando sus más salvajes deseos.

¡Dios, cómo extrañaba el sexo!

Perderme en el cuerpo de otro, en como sus dedos delinean mis curvas desde mi labio inferior, pasando por mi quijada, luego mi cuello, mi seno izquierdo, pellizcando mi botón, haciendo mi piel explotar con un escalofrío que me pone la piel de gallina y sigue hasta mi ombligo para terminar con su palma abierta agarrando mi muslo con fuerza, jalándome hacia él.

No hay nada como el sexo, nada.

Si puedes olvidarte del mundo, si puedes cerrar los ojos y sentir… puedes llegar al maldito cielo…

… Y Sash, él sabe exactamente como borrar mi memoria, como llenarme de deseo, abrir mi apetito y como cumplir mis caprichos.

Ya me imagino como será nuestra próxima vez, si ahora, sin conocer qué es lo que me prende, ha logrado que estalle por dentro… No, definitivamente debería ser ilegal.
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