REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
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REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Chapter 1
"Una familia peligrosa"
Elena Katina, 31 años y la vida que cualquier persona a esa edad desearía. Tenía dinero, mucho dinero y era el rostro más reconocido en su trabajo. Más popular. Más aclamado. El mejor sueldo. La consentida de su jefe. La envidia de sus compañeros que siempre hacían lo mismo y el orgullo de aquellos que de a poco se alejaban del negocio.
Elena Katina sabía cómo manejar los horarios a su antojo, respetar su trabajo y sobre todo hacer valer sus honorarios. Y no necesitaba secretaria ni asistente para que se lo recordara. Porque no la tenía y no iba a hacerlo. Recordaba cada reunión, cada nueva asignación de trabajo y cada línea que nunca podía dejar de repetir.
Elena Katina lo lograba todo con su astucia adquirida al pasar los años y nunca perdía nada por la misma experiencia. Pero si en algún momento alguna cuerda tambaleaba, su sonrisa y su discurso de nunca acabar le regalaban ventaja y no solo volvía al ruedo, sino que lo ganaba.
Elena Katina era aquella chica alta, de melena roja y ojos verdes que nadie podía resistir a mirar. Su pulso no temblaba antes de firmar un nuevo contrato y su voz no dejaba lugar a dudas. Si el producto final lo valía, su firma en un simple papel lo valía aún más.
Elena Katina tiene un departamento que deja cada mañana antes de las 7 y un Cadillac negro que aborda a las 7:01. Mientras maneja, Elena se estira hasta el espejo retrovisor, repasa el labial rosa que usa desde los últimos 12 años y se sonríe a si misma antes de llegar al semáforo donde Cedric la espera. Aquel joven de 11 años que limpia su parabrisas y ella le da cinco billetes para retomar su camino.
Elena Katina se felicita mentalmente y enciende a las 7:15 su teléfono móvil. Conecta el manos libres a su oreja y escucha la voz de Iván como cada mañana a esa hora.
- Buenos días, preciosa - ella sonríe y gesticula tan lento que un pequeño hoyuelo se forma en su mejilla. Iván tiene 58 años y es más que su jefe, su padre. Sergey jamás ocupó bien ese lugar e Iván lo desplazó con el cariño que ella siempre necesitó. Lo adora y él a ella. Y tal vez por eso realiza tan bien su trabajo.
- Ey, Iván. Voy en camino ¿donas?
- No te molestes. Natassja horneó cupcakes y ya pedí café.
- Genial ¿alguna noticia? - preguntó Elena bajando apenas la ventanilla.
- Tienes un nuevo trabajo. Este te gustará, estoy seguro.
- Vaya, ni una semana me dejas descansar - bromeó ella escuchando la risa de Iván opacar la suya - ¿Y de qué se trata?
- Te lo comentaré apenas llegues.
- ¿Ni un adelanto? - chantajeó la pelirroja doblando y descendiendo la velocidad.
- Ya estás aquí - aseguró él y Lena sonrió porque nunca entendía si él lo sabía porque la veía desde la ventana de su oficina, o porque no era muy silenciosa al apagar el motor. Tomó una carpeta y un maletín del asiento acompañante y abandonó el auto - Apresúrate o el café se enfriará - cortó Iván finalmente la llamada y ella subió las escaleras de la entrada con velocidad.
El edificio era enorme, uno de los más grandes de la ciudad posiblemente y a Elena le encantaba atravesar aquellas dos puertas corredizas solo para que los demás empleados giraran a verla. Alzaba su mentón, se aferraba a su maletín y avanzaba sin mirar a nadie hasta el ascensor. Allí dentro, se permitía acomodar algo su cabello y, los días que portaba traje, ajustaba su corbata solo para hacer notar su presencia a quien la acompañara.
El número 10 se iluminó de color rojo y el ascensor se detuvo, Elena lo abandonó al instante y caminó con seguridad hasta la oficina de Iván. A él no le gustaba que ella golpeara la puerta o se anunciara, sin embargo Elena siempre lo alertaba a medida que se acercaba y lo saludaba cuando se encontraba ya en el interior.
Iván rodeó su escritorio, la apretó contra su pecho en un abrazo fraternal y le dejó un cálido beso en su cabeza al separarse. Ella estiró su brazo y tomó uno de los dos vasos de la mesa y lo llevó a su boca, gimiendo por el dulce sabor mañanero y comenzando a beberlo con gusto.
- ¿Conoces Anapa? - le preguntó Iván ocupando su lugar y señalando la silla frente a él para que hiciera lo mismo. Elena asintió.
- Bueno, de manera superficial. Sé que es un barrio privado y con pocos habitantes pero no tengo información de ninguno de ellos. Mucho menos un registro.
- Olga está encargándose de eso - dijo él refiriéndose a su secretaria - hasta el momento sabemos que además de privado, es un barrio sumamente discreto y cerrado. Cada uno de sus miembros se conocen a la perfección y son algo así como….unidos - terminó Iván entrelazando sus manos y Elena asintió lentamente cuando comprendió.
- Entendido. Y tu pregunta fue porque…
- Allí está tu nuevo empleo, princesa.
- ¿Allí? A menos que haya ejecutivos o miembros de algún partido político ¿qué se supone que voy a ir a hacer allí? - Iván levantó su dedo índice y luego se puso de pie, buscando una carpeta de su cajón y caminando hacia ella.
- Dijiste que ya no quieres trabajar por un tiempo.
- Ya no quiero trabajar. Tengo dinero, Iván y solo un auto que mantener. No perros, no mascotas ni pareja. Puedo morir y volver a vivir para continuar gastando mi dinero.
- No seas tan ególatra, Elena - le reclamó él sonriendo y recostándose en su escritorio - Créeme que con esto recibirás cada mes dos de tus sueldos juntos.
- Aún no me dices de que se trata.
- Señor Shapovalov - se adentró Olga luego de golpear dos veces y recibir el permiso de ingresar - Buenos días, señorita Katina.
- Elena, Olga. Solo Elena.
- Intentaré la próxima - dijo la mujer avanzando hasta ellos sonrojada y la pelirroja rodó los ojos, siempre decía lo mismo - Aquí el informe de lo que me pidió, señor. Cada detalle que pude averiguar y cada fotografía que me dejaron tomar.
- Está bien, gracias Olga….Revisa eso - dijo él tendiéndole la carpeta a Elena cuando la mujer se retiró.
- Fotos, fotos y más fotografías de un barrio…Vaya, casas de dos pisos, jardines amplios y césped costoso ¿Y qué hago con ello?
- ¿Te acuerdas de aquel trabajo en Kazán? ¿Apenas comenzaste en el negocio? - inquirió Iván retomando su asiento.
- Oh, no, no. Te dije que no volvería a hacer algo como eso.
- Me lo has dicho hace años. Y los años pasan.
- Pero mi opinión no. Sabes que me gusta trabajar sola ¿emplear gente para que compartan todo el día conmigo? No, gracias. No quiero a nadie rondando mi espacio, ocupándolo y molestándome con ello. No, Iván.
- Es eso o no hay un último trabajo para ti- aseguró él con seriedad y ella alzó ambas cejas sorprendida. Era Elena Katina, la única empleada del lugar que nunca tendría un último trabajo.
- ¿Qué? ¿Y qué me dices del dueño de la petrolera?
- Se lo di a Valya.
- ¡Me lo habías prometido!
- Cuando este nuevo no se había presentado. Vamos, Elena, conocerás gente nueva, saldrás de la ciudad y socializarás un poco más.
- Con eso no me incentivas. Es justamente lo que no quiero - reprochó cruzándose de brazos y echándose contra la silla. Había pasado los últimos años de su vida sin salir de su círculo que solo incluía a Iván, su esposa Natassja y sus dos mejores amigas. Y ella misma por supuesto. Suficiente personas veía al día con ellos cuatros y no pretendía aumentar el número.
- Deja de ser tan terca ¿es que no me prestas atención?
- Ya te he prestado suficiente. Mi respuesta es no.
- Te dije que se trata de un barrio cerrado, privado y no supera los 500 habitantes. Y hay algo que sin duda cambiará tu respuesta.
- Nada la cambiará - murmuró ella entre dientes e Iván le sonrió de medio lado, como cuando le tendía el bolígrafo para que firmara un nuevo contrato. Elena frunció las cejas y lo observó con desconfianza, él ya estaba comenzando a ganar esa partida - Habla ya.
- Solo viven parejas homosexuales - aseguró Iván y Elena se enderezó con lentitud. Descruzó sus brazos y pasó una pierna por encima de la otra, soltó el botón de su camisa que apretaba su cuello y se aclaró la garganta. Iván sonrió.
- Explícate.
- Pues lo que acabas de escuchar. Es como una pequeña colonia lésbica de la que habla Nastya - bromeó él pero a Elena no le hizo gracia, entrecerró sus ojos e Iván continuó hablando - Son parejas jóvenes o menores de 50 que compraron el terreno y crearon su propio barrio, su lugar en el mundo para que nadie los hostigue. Son hijos o familiares de grandes magnates o médicos reconocidos. No son simples parejas homosexuales como ves en las telenovelas.
- No veo televisión.
- Cierto, cierto. Pero no son las parejas con estereotipo ni nada similar. Son parejas o familias que allí mismo trabajan o estudian. Hay una sola escuela y en la que la gran mayoría de niños estudia, una clínica, dos veterinarias y gente con dinero. Mucho dinero - escuchó Elena mientras hojeaba el historial del barrio. La carpeta que había dejado Olga estaba repleta de información y algunas fotografías tipo carnet de algunos vecinos. Elena no podía negarlo, el lugar se veía hermoso y si una simple imagen de papel le transmitía tranquilidad, no quería imaginarse lo que realmente el ambiente de allí le regalaría. Cerró la carpeta y la dejó sobre el escritorio.
- Supongo que entonces debo buscar alguien que finja ser mi pareja.
- Emm sí. Eso y algo más.
- ¿Algo más? No compraré un perro.
- ¡No se trata de eso, Elena! - le reprochó él observando a la pelirroja acercarse a la ventana y perdiendo su mirada en el exterior.
- ¿Entonces?
- Verás…los vecinos tienen algo así como un acuerdo. Su propia ley, quizás, que se encargan de hacer cumplir. No quieren exponerse a que nuevos habitantes ocupen su lugar, no pretenden agrandarlo con desconocidos.
- El punto, Iván.
- El punto es que….no hay pase libre a parejas.
- Genial - respiró Elena cerrando la cortina y regresando al hombre.
- No, no estás entendiendo, Elena. Solo hay unos departamentos y casas para alquilar. En familia. Solo parejas con hijos y una familia establecida tienen derecho a ingresar como nuevos vecinos. No parejas jóvenes o con un futuro incierto.
- ¿Estás bromeando? - preguntó la ojiverde de manera seca y tomando sus cosas - No puedo convivir con un miserable pez ¿quieres que lo haga con más gente? Estás loco.
- Lo siento pero tendrás que aceptar. No trabajaremos solos. La gente de Romanov está metida en esto también.
- ¿A qué te refieres con que no puedo aceptar? - inquirió Elena regresando cuando estaba dispuesta a dejar la oficina.
- A eso. Si no veo tu firma para antes del mediodía, la falsificaré. Y tendrás que presentarte directamente en Anapa. O puedes evitarlo, firmar y te daré un reporte de la gente contratada para acompañarte ¿Qué dices?
Elena infló su pecho y juntó sus labios, alzándolos en señal de molestia. Llegó hasta el escritorio de Iván y apuntó al hombre con su dedo; odiaba tenerle tanto cariño porque eso la hacia desistir de los posibles insultos que él debería recibir.
Golpeó la mesa y estiró su brazo en un ágil movimiento. Iván abrió un cajón, tomó otra carpeta color azul y se la entregó. Elena arrojó su maletín, la abrió y echó su cabeza hacia atrás: en la primera página había un historial de una pequeña junto a su foto.
- ¿Así que tendré una hija? Viktoria - murmuró repasando la información de la pequeña de manera rápida. La chica era tan rubia que tenía unos ojos cristalinos ya azules y una sonrisa con la que formaba ambos hoyuelos; se sorprendió ampliamente pero no lo hizo saber - Tiene 9 años.
- Pero es sumamente inteligente. Y muy buena actriz.
- Como digas…. ¿Tendré más de uno? - gritó al pasar la página y notar la misma presentación pero esta vez con un pequeño - Samir ¿Y por qué su cabello es castaño?
- ¿Y qué importa eso?
- Que soy pelirroja, Iván. A la niña le creerán al menos porqué es rubia y ojos claros ¿pero él?
- Voltea la hoja - le dijo él con movimiento de dedos y ella lo miró con desconfianza. Regresó la vista a la carpeta y pasó a lo que parecía la última página. Elena apretó sus dientes y la piel a los costados de su mandíbula flaqueó; la fotografía correspondía a una muchacha dos meses menor que ella y no estaba a la mitad como la de los pequeños. La estudió. No tenía su altura, sus ojos eran color azules y su cabello era más largo que el de ella.
Si Viktoria podía pasar como su hija, Samir sin duda a esta morena que no podía dejar de mirar.
Iván lo notó, lanzó una corta risa y la llamó por lo bajo.
Ella cerró la carpeta y se la regresó, tomando nuevamente sus cosas.
- ¿Entonces? - le preguntó él meciéndose en su silla y sonriéndole con victoria. Elena desvió su vista y humedeció sus labios. Cuando volvió a mirarlo, asintió como lo hacía cuando aceptaba sus demás empleos y él golpeó sus manos en un contundente aplauso - Muy bien, iré por el contrato. Firmaremos enseguida y comenzaremos el fin de semana.
- Comenzaremos ¿cómo?
- Prepara tus valijas - le sonrió Iván - A partir del viernes vivirás en Anapa, estarás casada y con dos hijos. La familia perfecta. Un tanto peligrosa, tal vez, pero perfecta.
Regla número 26 de su trabajo: Nunca te relaciones con niños ni te encariñes con algún posible compañero: Las cosas pueden terminar realmente mal.
Y bien chicas, como ya les había anunciado, está semana comenzamos con nuevo fics. Les diré que se van a divertir y acalorarse mucho también 🥵🥵 Les dejo el primer capítulo para que lo disfruten
Besos!
Última edición por RAINBOW.XANDER el 5/22/2024, 2:32 am, editado 1 vez
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Le pido al universo que no sea Yuli la que lleve la batuta hahahaha
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Corderito_Agron escribió:Le pido al universo que no sea Yuli la que lleve la batuta hahahaha
Jajaja me hiciste reír chica, sabes que en gran parte se lo ponen más a Yulia que a Lena y la describen muy ventajosa
Aunque todavia la historia no indica sino no es Lena quien lo lleva de extra... Pero de que se va volver interesante se va volver.. esto me recuerda un poco a la historia de Muros y Lamentos en dónde ambas entraron de encubiertas y de paso se emparejaron... Lindas ellas juntas
Está genial este inicio y nuestra Lenita es muy selectiva con la cantidad de personas que acepta tener a su alrededor... Pero Yulia siempre que llega hace estragos...
Veroska- Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 18/02/2023
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Me encanta porque sé k habrá mucho movimiento jajajaja
Volkatin_420- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 13/03/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Me sentiría feliz si es Lenita la que tiene algo extra porque siempre es Yulia pero Lena debe ser algo así como súper sexy
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Holaaaaaaaa, gracias por aseptarme... Chico, quería saber si subes historias freenbecky es que son mis favoritas?
Patricia Armstrong- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 22/05/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap II: "Desde las 15 serás mi esposa"
Regla número 12 de su trabajo: jamás dejes de sonreír.
"La sonrisa es lo primero que un nuevo cliente compra y lo único que no podemos dejar de vender" eso le había dicho Iván cuando su primer trabajo fracasó y había dado por hecho que no estaba lista para ese negocio.
Sin embargo aprendió, memorizó y practicó cada regla hasta convertirse en quién es ahora. Elena sabía que debía mantener un orden y no alterarlo, o de lo contrario todo se iba abajo y el dinero desaparecía en un segundo.
Por lo tanto eso era lo que llevaba haciendo los últimos quince minutos: sonreír.
- ¡El cuarto más grande será mío!
- ¡No, mío!
- Eres niño ¿para qué quieres un cuarto grande?
- Porque necesito más espacio. Tengo demasiados aparatos y pienso comprarme más. Además soy mayor que tú, asi que cállate y obedece.
Sí, sonreía. Por fuera. Por dentro solo quería estirar sus brazos, sujetar a esos dos niños que no dejaban de discutir desde que llegaron y zarandearlos hasta que se calmaran ¿Pero que clase de profesionales eran esas criaturas que no lo demostraban?
Estaban algunos vecinos observándolos. Ellos estaban en la vereda, con un camión de mudanza y llevaban bajando cajas desde hace una hora. Por lo que tuvo que contenerse y solo mirarlos de mala manera.
Una pelota dio en su cara y fue suficiente para llegar a Samir. Se la arrebató con violencia y estiró su brazo dispuesta a lanzarla lejos. Muy lejos. Pero una luz milagrosamente la iluminó y recordó las cosas que podía hacer y las que no. Sobre todo en público.
Fingió su mejor sonrisa, se inclinó hasta él y se la devolvió luego de susurrarle algo:
- Quédense quietos o esta noche los ataré a sus camas. Con una mordaza - sacudió su cabello y regresó contra el camión. Aún faltaba un miembro de su equipo y si no llegaba en menos de cinco minutos, iba a despedirla. Se pasó una mano en su frente y quitó el sudor; si, definitivamente iba a despedirla.
Subió al camión por una de las cajas que yacía en el fondo y la tomó al leer su nombre, aunque no fuera su letra ni la reconociera en el momento. Iba a abrirla allí mismo cuando escuchó el sonido de un motor acercarse. Volteó, se abrazó a la caja y regresó sobre sus pasos.
Escuchaba los suspiros de admiración de los niños y las palabras de Samir por montar la motocicleta que se acercaba a ellos a medida que retomaba la salida.
Abandonó el camión con la caja dentro y de un salto volvió a la vereda. El motor se apagó frente a sus ojos pero quien la manejaba se mantuvo en su lugar. Elena se acercó, rodeó el vehículo y regresó a su lugar.
- Llegas tarde - le reprochó al notar el cuerpo femenino que se escondía bajo un traje alpinestar color negro. La chica soltó el manubrio, quitó su casco y Elena no pudo despegar sus ojos del movimiento que su cabello bailó contra el viento. Sus miradas se encontraron, la chica abandonó la motocicleta y avanzó de lleno hasta ella; le rodeó el cuello, tiró de su nuca y atrapó su boca con la suya en un beso que se llevó todo su oxígeno.
No podía apartarse, sus ojos seguían abiertos y la boca de su compañera continuaba moviéndose. Elena sintió un pinchazo en su estómago. Y más abajo. Mucho más abajo.
La chica abrió sus ojos y volvieron a mirarse. Ella vagó su vista y estudió su rostro, le pareció hermosa y sensual por igual. Colocó una mano en su abdomen e intentó separarla, pero la muchacha se pegó a ella y se separó apenas para susurrarle algo.
- Están viéndonos. Has esto bien y bésame, - rodeó de inmediato su cintura y la golpeó contra ella, besándola con más vigor y disfrutando de su boca por primera vez. La chica pasó su otro brazo tras su cuello y tiró hacia abajo, respondiéndole con algo de posesión como si de un matrimonio duradero se tratara.
Elena abrió su boca y la chica empujó su lengua, rozándolas y haciendo que sus pantalones comenzaran a apretarle. Allí abajo le dolía y la separación brusca y con un sonido, hizo que solo aumentara.
- Te extrañé, cariño - escuchó Elena con algo de gimoteo y juego que no podía dejar escapar. Se inclinó nuevamente a su compañera pero alguien más habló y tuvo que detenerse, bajo la mirada confusa de la chica.
- Ey, lindas. Bienvenidas - esta vez un muchacho llegó hasta ambas, estirando su brazo en un saludo al que ella tardó en responder. Su cabeza aún giraba y el aire a sus pulmones no llegaba. Sintió un par de brazos pasar bajo los suyos y rodear su cadera y nuevamente todo parecía pesarle.
- Muchas gracias. Soy Yulia Volkova- Katina. Y ella es mi esposa Elena - no sonaba para nada ficticio aquel nombre de casadas y a Elena le agradó. Le agradó sobremanera - Y ellos son nuestros hijos, Viktoria y Samir. Saluden niños.
- Hola, señor.
- Que dulzura, nosotros aún no estamos listos para eso ¡oh! pero lo deseamos. Soy Fyodor y él es Aleksandr, mi esposo. Desde hace siete meses - se presentó el chico y Elena lo observó lo que su vista borrosa le permitió. Algo aún la aturdía y tal vez era el perfume que Yulia desprendía directo a su nariz - Es una casa grande ¿acaso vienen a agrandar la familia?
- No lo sabemos aún - respondió la morena luego de unos segundos de silencio, esperando porque Elena soltara palabra - ¿Viven al frente?
- Justo al cruzar la calle. Lo que necesiten simplemente toquen el timbre y nos lo dicen - aseguró Fyodor.
- Claro, gracias. Oh y perdón por…el beso que tuvieron que ver - se disculpó Yulia señalándolas y Elena parpadeó varias veces, regresando finalmente a sus ideas- Es que llevábamos unos días sin vernos. La extrañaba.
- No se preocupen, es totalmente entendible. Bueno, las dejamos, que sigan con la mudanza. Ya saben, estamos al frente. Hasta luego linduras.
- Hasta luego - se despidió la morena con los ojos en la pareja y respirando con tranquilidad cuando la puerta se cerró con ellos dentro. Yulia se soltó de inmediato y chasqueó los dedos, formando un círculo solo con ellos cuatros cerca de la puerta de entrada - Bien, visto y considerando que ya nos sabemos nuestros nombres, solo les voy a decir algo… cuiden mi motocicleta. No la vean, no la toquen y ni piensen en respirar cerca de ella ¿entendido?
- Está súper ¿qué modelo es? - preguntó Samir.
- Una triumph thruxton 900, es una reliquia. La tocan y les ato las manos - murmuró la morena.
- A ver, a ver ¿y en qué se supone que vas a llevarnos al colegio? - preguntó Viktoria cruzada de brazos y explotando un globo de su chicle.
- Hay un autobús para eso, niña. O caminarán, yo que sé. No es mi problema ¿no tienes un auto?
- Tengo 9 años.
- Mal por ti. Entonces los llevará ella - dijo Yulia señalando a Elena - ¿Estás escuchándonos? - insistió al ver la mirada perdida de la pelirroja y pasando su mano frente a sus ojos- Ey-Ey!
- Si, si, los escucho. Y no, tampoco subirán a mi Cadillac.
- ¿Pero qué clase de madres son ustedes?- reclamaron ambos niños.
- Ninguna - respondió Yulia - no comiencen a hostigar apenas empieza esto. Bien - continuó irguiéndose y observando su reloj de muñeca - en 5…4…3…2…a partir de ahora, son mis hijos - se burló la morena al ver que eran las 15 en punto - Y tú, mi esposa - terminó fingiéndole una sonrisa a Elena. La pelirroja asintió lentamente, pasó una mano en su cabello y lo acomodó antes de caminar hacia ella.
- Mi jefe es tu jefe, por lo tanto yo soy tu jefe ahora. Así que tus ordenes te las guardas y empiezas a obedecer las mías ¿estás entendiéndome?
- Jamás trabajé bajo órdenes - replicó Yulia.
- No me interesa, aquí lo harás. Tú eres mi esposa, no al revés.
- Si eso te hace feliz - masculló Yulia buscando su casco y acomodándolo bajo uno de sus brazos - pero no cambiaré pañales - terminó caminando hacia el interior de la casa.
- Ninguno de nosotros usa pañales - le recordó Samir antes de correr escaleras arriba al notar que Viktoria se adelantó para elegir habitación.
- Pues mejor. No seré niñera, no cocinaré y mucho menos los ayudaré con la tarea de sus clases - dijo la morena rumbo a la cocina.
- ¿Disculpa? - se coló Elena cerrando con un portazo y caminando hacia ella - querrás decir que harás eso y todo lo que te ordene.
- No - aseguró la morena abriendo la heladera y tomando una lata de gaseosa - no me gustan los niños y esos dos mucho menos.
- Trabajas cada año con niños - le recordó Elena. Había leído el historial de Yulia la noche anterior y la chica se dedicaba siempre a lo mismo: parejas falsas e hijos iguales.
- Exacto pero no los cuido. Además ellos saben lo que tienen que hacer.
- Me da igual que lo sepan o no. Tú estás contratada para ser mi esposa, la que limpia la casa, la que le da cariño a sus hijos y la que calienta mi cama cada noche. No hay discusión.
- Todo eso se puede solucionar - replicó Yulia - Contrataremos una empleada doméstica, una niñera y lo de calentar tu cama…tal vez. Sabes besar, tienes un punto.
- ¿Qué? - preguntó Elena sonrojada.
- Bueno, medio punto. Al principio ni movías la boca, parecía que te habías muerto de pie o algo así.
- Suficiente - la calló Elena y Yulia alzó los hombros antes de beber el primer sorbo; una gota de sudor caía por su cuello y la pelirroja se lamió los labios. Si la chica se veía fabulosa bajo ese traje, debía tener un cuerpo perfecto sin el. Sacudió la cabeza, rodeó la barra donde ella bebía y le arrebató la gaseosa - Tienes un contrato firmado, dejaré pasar el hecho de que llegaste tarde a tu primer día. La pregunta es, entonces ¿quieres seguir con esto? O me busco otra esposa.
- Oye, tranquilízate, seré la esposa perfecta. No tienes que gruñirme a cada rato.
- Eso espero - ordenó devolviéndole la bebida y caminando al living - termina de desempacar. Eso te ganas por no llegar a horario - terminó subiendo las escaleras y escuchando los quejidos de la morena mientras regresaba a la vereda - Y ese traje no combina con tu motocicleta. Quítatelo.
***
- Bien, pondremos algunos puntos antes de comenzar oficialmente mañana - dijo Elena, entrelazando sus manos y acomodándolas sobre la mesa. Era la hora de la cena y al día siguiente la familia Volkova - Katina era un hecho - Irán al colegio en autobús. A las 7:15 pasará por ambos y ya tendrán que estar listos.
- ¿7:15? - gritó Viktoria y Elena le dio una mirada amenazante.
- Si. Yulia los despertará y les hará el desayuno.
- Oh, no, no pelirroja, detente ahí. Estás equivocada - la interrumpió Yulia - No salgo de mi cama hasta el mediodía y mucho menos sé que es un desayuno. A veces tomo la leche del envase directamente. No. No haré eso.
- No te lo estoy preguntando - murmuró la pecosa entre dientes - mi despertador sonará a las 6:00 y tú te levantarás con nosotros.
- Estás loca - continuó la morena - ¿A las seis de la mañana? ¿Pero quién carajo se levanta a esa hora?
- Todo el mundo - respondió Viktoria mirando sus uñas - al menos todos mis padres lo han hecho.
- ¿Lo ves? - se burló Elena señalando a la niña - bien, y tengo entendido que el horario de salida es a las 14 y el mismo ómnibus los regresará ¿tienen alguna duda? - ambos niños negaron con la cabeza - Su uniforme llegará a la medianoche y yo misma se los dejaré en sus cuartos. No quiero llamados de ninguna profesora mucho menos de la directora. No vamos a pisar su colegio, nunca ¿entienden lo que digo?
- ¿No se supone que tendría que ser al revés? - preguntó Viktoria - Todos mis anteriores padres iban al menos una vez al mes, necesitan interactuar con los demás padres y darse a conocer ¿Están segura que han hecho esto antes?
- Oh, niñita, muy segura - respondió Yulia, estirándose sobre la mesa para tomar una porción de pizza - y jamás un niño fue tan molesto como tú.
- No puedes comer aún - dijo Samir, con la mirada de reproche sobre Yulia y dejándola con la porción cerca de su boca.
- ¿Y por qué no? Muero de hambre - murmuró la morena.
- No hemos dado las gracias. No puedes comer antes - Yulia volteó a ver a Elena, en la punta de la mesa y la pelirroja alzó los hombros.
- Está bien - continuó Yulia - pero las das tú - el niño asintió y juntó sus manos, cerrando los ojos antes de comenzar.
- Señor Dios, bendice los alimentos de esta mesa que será lugar de intercambio de amor y afecto humano. Haz que no les falte a los demás y nunca a nosotros. Amén - terminó Samir abriendo nuevamente sus ojos y tomando una porción de pizza, devorándola frente a las miradas incrédulas de Elena y Yulia.
- Oye, niño ¿siempre harás eso? - preguntó la morena, ganándose una patada bajo la mesa de parte de Elena - Auch.
- ¿No tenías hambre? - ironizó la pelirroja - Pues come.
- ¿Y qué haremos nosotras mientras ellos estén en la escuela? - preguntó Yulia.
- Tengo una oficina la cual atender - dijo Elena - Papeles, firmas, empleos ¿tú qué haces cada día?
- Pues…esto - murmuró la morena señalándose a si misma - me pagan por tomarme de la mano con alguien que no es mi pareja realmente, que la gente lo note y sobresalir del resto. Inclusive una vez me contrató una productora televisiva. Tenía que salir a caminar tomada de la mano con el protagonista de una de sus series y otros paparazis también contratados nos fotografiaban.
- ¿Y eso por qué? - preguntó Viktoria con mala cara.
- Pues porque el tipo era gay y su carrera apenas comenzaba. No podía hundirla ventilando su preferencia sexual - respondió Yulia masticando un bocado y Elena sacudió las manos, restándole importancia a su historia y continuando con sus órdenes.
- Pero eres empleada de Romanov ¿no trabajas en su edificio?
- Claro que no, ninguno lo hace ¿Puedes buscarme algo en tu trabajo?
- De ninguna manera - aseguró Elena - tú te quedas en tu lugar y yo me quedo en el mío.
- Pero tú tienes lugar, yo no - replicó la morena.
- ¿Qué no lo tienes? ¡Por favor! – masculló Elena, tomando sus cubiertos y siendo la única en usarlos para cortar la pizza - ¿Crees que la ropa se lavará sola? ¿O tendremos un jardinero? No, no. Cortarás el césped, plancharás, cocinarás y limpiarás los cuartos.
- No - aseguró Yulia.
- Es eso o te quedas sin trabajo - dijo Elena.
- Por favor, ya fuimos presentadas como esposas ¿qué les dirás a los vecinitos de en frente, mi amor? - jugó la morena con una sonrisa sarcástica y Elena se mordió el labio. Tenía razón, ya estaba dentro de ese empleo y debía continuarlo. Incluso si eso consistiera en discutir todo el tiempo con Yulia.
- Está bien, tienes razón - aceptó y la ojiazul sonrió victoriosa - Pero no te quedarás aquí de holgazana. Haz cada día un poco de todo lo que te dije.
- ¡Ay, por favor! ¿Es que serás así todo el tiempo? Pareces una anciana de 80 años. Haz esto, haz lo otro, no hagas esto, no hagas lo otro.
- Soy tu jefa - le recordó Elena - si quieres tu sueldo completo cada mes, harás lo que te ordene ¿Me estás entendiendo? - preguntó entre dientes y Yulia la observó con enojo, cruzándose de brazos y negando con la cabeza.
- Si, imposible no entenderte.
- Que bien - fingió Elena una sonrisa, tomando su primer bocado bajo la mirada de los demás - Ustedes cuando acaben su cena vayan a dormir - les dijo a los niños que no dudaron en levantarse y perderse escaleras arriba.
- ¿Cuál será mi cuarto? - preguntó Yulia luego de un largo silencio - ¿O al menos ya elegiste el tuyo?
- ¿Tu cuarto? - preguntó Elena con algo de ironía y burla mientras limpiaba con una servilleta la comisura de sus labios - Disculpa ¿querías un cuarto para ti sola?
- Es lo que siempre tengo - respondió la morena con obviedad - Además la casa es grande.
- Error. Hay cuatro habitaciones arriba. Uno para cada infante, el baño principal y el cuarto matrimonial.
- Espera ¿vamos a compartir cuarto?
- Pues si ¿o tú tienes dinero para alquilar una casa más grande?
- Esto no va así, pelirroja ¡No me advirtieron de esto! - gritó Yulia, molesta y poniéndose de pie - Quiero mi espacio, mi lugar. Mi cuarto. Además ¿qué es eso de baño principal arriba? ¿Qué clase de casa es esta? ¡Nadie tiene un su baño principal en el segundo piso!
- Pues si quieres duermes en el sillón. A mi no me molestará - dijo Elena sirviéndose otra porción de pizza y sonriéndole con burla. La morena le dio un golpe a su silla y giró sobre sus talones, caminando hacia el living pero deteniéndose frente al llamado de Elena.
- ¿Y ahora qué? - le preguntó sin voltear pero con notable molestia.
- Desde las 15 que estás trabajando para mí. Haz algo útil y comienza por lo primero. Ve calentando nuestra cama - Yulia la ignoró y llegó hasta las escaleras, subiéndolas entre resoplidos y haciendo reír a la pelirroja - ¡Oh y el lado derecho es mío!
Hola nenas, cómo están? Les garantizo que van a divertirse mucho con esta historia, así que espero la disfruten un montón.
Patricia Armstrong (adoro a Beckyyyyyyyyyyyyyyyy) si subiré una historia freenbecky pronto.
Se les quiere
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Desde ya me da risa ese par, dicen que del amor al odio hay un paso, yo creo que de las peleas a la cama hay algunos más cortos jajaja Yulia se ha de vengar más seguro y Lenita debe saber jugar bien porque Yulia frente al público Vi que le movió el piso por no decir otra cosa
Veroska- Mensajes : 107
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Llegó quien va amansar a Lena jajajajajaja... Me gusta esto!!
LenaVolkova66- Mensajes : 216
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Patricia Armstrong escribió:Holaaaaaaaa, gracias por aseptarme... Chico, quería saber si subes historias freenbecky es que son mis favoritas?
Yo te puedo escribir un poema si quieres, Beckyyyyyyyyyyyyyyyy
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Estoy encantada con la historia desde ya esta muy divertida y estoy segura que se pondrá mucho mejor Vamos a ver cual fiera doma a la otra. Saludos cariño de mi corazón . Bienvenida nuestra nueva chica ya con ser fans de Becky aquí te queremos y disfrutarás mucho de este foro es lo máximo
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Jajajajajaja pero estas dos van a terminar matándose y noi ha pasado ni un día. Pobres niños jajajaja... Me encanta. Bienvenida Bec Bec... Siiii, ya necesito leer algo de freenbecky
LeaAgronsky- Mensajes : 144
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Esta histo pinta de que estará buenisima
psichobitch2- Mensajes : 292
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Me gusta como se siente la trama y se ve que será divertida. Gracias si subes alguna historia de mis bebés . Gracias por la bienvenida
Patricia Armstrong- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 22/05/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Acá ya se siente el calor que van a dar estas dos juntas cuando dejen de peliar 🥵
Volkatin_420- Mensajes : 235
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Amo cuando se odian porque eso quiere decir que van a darse amor del bueno y salvaje jsjsjsj siiii
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap III: "Nuestro objetivo"
Yulia Volkova podría hacer un reconteo de su vida y todo se resumiría a sus últimos 11 años.
Llevaba desde los 20 trabajando para Gianfranco Romanov, luego de que su empleo en un restaurante fracasara tras tirar cuatro bandejas llenas seguidas en una noche. Y el de ayudante de veterinaria tras una mala inyección transferida y el de paseadora de perros luego de abandonar siete golden retriever atados en un árbol por distracción.
Así que cuando Vitya le contó que en su edificio comenzarían a buscar jóvenes para un nuevo empleo, no lo dudó y llegó hasta la oficina de Romanov. Y cuatro días después le dieron el sí.
No entendía al principio por qué debía dejar su casa, su antigua pensión pequeña y mudarse con su mejor amigo a una más grande y con un niño de 5 años. Era su primer trabajo allí y Romanov le aseguró que no había prueba ni repaso; desde el momento en qué firmó el contrato debía ganar su dinero o quedaría nuevamente en la calle.
Aquel barrio era aburrido, para su gusto, y hacerles desear la familia que ellos fingían ser no fue difícil. Siete meses tardaron en quitarle hasta la última moneda al magnate del lugar Patrick Roth.
Salieron en las noticias, fueron buscados por meses pero nunca cuando un policía se detenía frente a ellos, los apresaba. Simplemente por qué jamás supieron quienes eran realmente aquellos ladrones ni podían hacer un reconocimiento de sus rostros.
Yulia Volkova había terminado su primer empleo con un puntaje 8.3, superando al mejor de ese año: Parviz Yasinov, que apenas había llegado a la línea de 8 pero con flaqueo en el camino. Y había estado por debajo de quién se retiraba ese año, la señora Claire, como solo así se la conocía, que lo hacía con 8.6 y pasaba a la historia por ser la más cercana a un 9.
Desde entonces cada año, el mejor puntaje se llevaba una cantidad considerada de dinero extra que se duplicaba si lo hacían en la menor cantidad de tiempo posible.
Yulia Volkova solo necesitaba seis meses y su trabajo ya estaba hecho. Por lo tanto siempre terminaba con algo de más en su billetera o cuenta bancaria.
Ya no temía regresar a su antigua casa porque la había desocupado por algo más grande y en pleno centro de la ciudad. Se trataba de una pequeña casa, con dos habitaciones y un baño. Se conocía a la perfección y sabía que nunca alguien más la ocuparía con ella.
Le gustaba su tiempo a solas, que nadie le diera órdenes o peor aún tener una pareja que la controlara. Suficiente había tenido con Aleksey en el Instituto cuando no la dejaba sola en ningún momento e iba tras ella como su perro faldero.
Ahora disfrutaba esa sensación de libertad y sabía además que su trabajo no le permitiría la compañía de alguien. Así que se hizo la idea de continuar en esa situación hasta el tiempo que ella deseara.
Vitya llegó una mañana con el almuerzo, cerca del mediodía, y la obligó a que abandonara la cama, alegando que tenía un nuevo trabajo para ella.
- Parece que lo del dinero extra a Gian lo desestabilizó - dijo él mientras comían la segunda caja de pizza y abrían otra lata de cerveza - así que esta vez se asoció con Ivan. Conoces al tipo ¿cierto?
- Solo de oído. Sé que tiene los empleados más eficientes y audaces. Hubiera sido un mejor jefe que Romanov.
- Seguro pero no había manera de que entráramos a esa empresa. El tipo selecciona a cada empleado y nunca estuvimos bajo su mira. Como sea…él tiene el control y Romanov dijo que tú eras la ideal para su plan.
- ¿Y de qué se trata? - preguntó ella dejándole un trozo de su pizza a Oreo, el cachorro de su vecina que se lo había dejado días atrás, cuando abandonó la ciudad por temas personales y urgentes y no tenía con quién dejarlo además de ella.
- ¿Puede comer eso? - preguntó Lizhin, con su mirada perdida en las ganas del perro por acabar su porción. Yulia alzó los hombros.
- Vitya, de qué se trata.
- Oh, si. Pues para ti, lo de siempre. Familia y niños - ella rodó los ojos. Estaba pidiendo desde hacía tiempo algo distinto pero Romanov nunca se lo concedía. Quería algo más tranquilo, relajado en donde las órdenes fueran leves por mucho que nunca las obedeciera. Tal vez el próximo años, pensó - Solo que esta vez…algo cambiará.
- No habrá niños - rogó ilusionada. Lizhin negó ligeramente.
- Esta vez tu pareja será…otra mujer.
- ¿Otra mujer? - preguntó la morena frunciendo sus cejas y observando la mirada lasciva que él ya le enviaba - No entiendo.
- Pues no sabemos mucho pero, según Alexa, vivirás también en un barrio…igual.
- ¿Igual a qué? Explícate bien.
- Igual, así - balbuceó él nervioso - como son tus madres.
- ¿Lesbianas?
- ¡Eso! Y bueno… por eso no me necesitarás este año y si una esposa.
- ¿Y sabes algo de ella?
- Nada. Romanov solo lo quiere hablar contigo. Así que termina ya tu almuerzo que nos vamos, Yulia…Yulia ¿me estás escuchando? - insistió al ver la mirada pensativa de su amiga sobre la mesa - ¡Yulia!
- Carajo, Vitya. Que no grites apenas me despierto.
- Bueno ve a ducharte ya que se nos hará tarde…Vamos, Yulia, muévete.
- Ahora voy, ahora voy - susurró entre dientes, molesta y regresando a su habitación.
- Oye, Yulia - la llamó Vitya al ponerse de pie y detenerse al lado del perro de la señora Olivia.
- ¿Uhg?
- ¿Cuándo regresa tu vecina? - continuó él, dándole una pequeña patada en su lomo. El perro estaba de espalda al piso, con sus patas apuntando el techo y su lengua afuera, cayendo hacia un costado.
- No lo sé ¿por qué lo preguntas?
- Tenemos que conseguir otro perro - murmuró él - ¡te dije que la pizza le haría mal!
Yulia abrazó su almohada bajo ella y se removió allí misma, sonriendo inconscientemente para continuar durmiendo.
Apretó sus ojos y movió su hombro al sentir algo sobre el, era como si el techo de su casa tuviera una pequeña gotera y estuviese lloviendo sin que ella lo notara. Se arrastró apenas hacia atrás y abrió los ojos al instante cuando chocó contra algo. O alguien.
Se quitó la frazada al instante y dio un grito luego de encender la luz: Elena le enseñó el dedo medio en señal de que se callara.
- ¿Qué hacías durmiendo sobre mi hombro? - le reclamó y la pelirroja volteó, dándole la espalda - ¡Babeaste mi hombro! - el ronquido ficticio de Elena aumentó su enojo por lo que caminó a la ventana y abrió las cortinas ampliamente.
- ¿Pero qué mierda haces, Yulia?
- Oh ¿no que despertaríamos a las 6? - ironizó aún molesta - pues te ayudo.
- ¡Pero faltan diez minutos! Esto te saldrá caro, me cago en la madre que…. ¡cierra eso!
- Si vas a babearme ¡tú deberías ir al sillón!
- Te compraré paños húmedos y cada mañana te limpias - bromeó Elena dándole la espalda nuevamente; por lo que Yulia rodeó la cama y regresó a su lugar.
- Y tenías eso pegado a mi - le dijo sin miedo, apuntando su entrepierna y Elena volteó a verla.
- ¿De qué hablas?
- De tu pene ¿de qué voy a estar hablando?
- Shhh, baja la voz, que debes haber despertado a los niños - la calló Elena, arrodillándose y jalándola nuevamente a la cama - ¿Cómo sabes eso? - le preguntó con enojo - ¡nadie sabe eso!
- ¿Pues crees que era la única que investiga a su compañera de trabajo? Además lo sentí apenas desperté ¿qué no tienes pareja con quien aliviarte?
- Pues tú eres mi mujer - dijo la ojiverde, con la voz ronca y acomodándose sobre ella. Yulia sintió sus manos ser sujetadas sobre su cabeza y la cadera de la pelirroja rozar la suya, iba a gritarle nuevamente pero Elena se adelantó - así que tú deberías ayudarme con esto.
- Ya quítate de encima ¡Fue suficiente! - se quejó en un leve lloriqueo que hizo reír a la pelirroja, logrando finalmente que la soltara.
- Dúchate y prepara el desayuno - le ordenó Elena antes de inclinarse y dejarle un sonoro beso en la mejilla - Buenos días a mi hermosa esposa ¿así es cómo se saludan los matrimonios?
- Eres una idiota - susurró Yulia al verla levantarse y llegar al despertador para apagarlo - ¡una idiota! - terminó abandonando la habitación y ocupando el baño, cerrando con un fuerte portazo que hizo reír otra vez a Elena.
Si esa era la manera en qué Yulia despertara temprano cada mañana, esa no iba a ser la única vez que babearía su hombro.
***
- ¡No, no, no, Yulia! ¿Pero qué tanto puedes tardar en aprender a anudar una estúpida corbata?
Regla número 45 de su trabajo: grita tan fuerte cómo la ocasión o tu compañero lo requiera.
Elena no podía creer que llevaban más de diez minutos intentando que Yulia aprendiera a hacer el nudo de las corbatas del uniforme escolar. Los niños ya habían desayunando una taza de leche y cereal y ella iba a irse sin hacerlo, pero no quería antes de dejar a Yulia sin sus órdenes.
La vió rodar los ojos y se acercó a ella, lanzando su botella de agua que con tanta insistencia bebía.
- ¡Ey!
- Esperarás con los niños el autobús y los esperarás también a las 14. Prepara el almuerzo para el mediodía cuando regrese ¿estás entendiendo? - le preguntó entre dientes y la morena se inclinó hacia un costado, observando la botella aún gotear sobre el piso.
- ¿Quién va a limpiar el enchastre que acabas de hacer con el agua?
- ¿Estás entendiendo? - repitió Elena en un grito.
- Si, si. Te cocinaré, ajá Podrías empezar por no gritarme ¿no crees?
- Eso va a depender de que tan delicioso esté el almuerzo, querida - terminó la pelirroja, llegando al living y tomando su abrigo sobre el sillón - Bien. Repasaremos una vez más - les dijo a los niños, tomando su frente para intentar calmarse.
- Yo sé perfectamente lo que tengo que hacer - le dijo Samir y ella entrecerró los ojos - tomaré nota de su hijo. Lo demás lo haré con el tiempo.
- Si, bien ¿y tú? - le preguntó a Viktoria.
- Seré la distracción. Cargué todo con lo que pueda impresionar a mis compañeros, inclusive al mejor amigo de ese niño. Entonces Samir pasará a serlo.
- Se llama Pavell - les recordó Elena - Pavell Sidorov es su objetivo. El mío Sveta Sidorova.
- El nuestro - la corrigió Yulia, interviniendo al llegar a ellos.
- Si, si, el nuestro. Hoy paséate por el barrio, conoce a los vecinos y por favor - le rogó Elena - sé atenta y llama su atención - terminó justo cuando el autobús escolar sonaba su claxon.
Los niños tomaron sus mochilas y llegaron a la puerta, corriendo sin mirar atrás hasta llegar al transporte.
Elena tanteó su traje y notó la falta de sus llaves. Regresó escaleras arriba y cuando volvió se detuvo a mitad de escaleras: Yulia ya no llevaba su pantalón de pijama y, por el contrario, tenía un short deportivo color verde. Muy corto para su gusto.
- ¿A dónde irás? - le preguntó tratando de sonar indiferente mientras tomaba su maleta.
- Pues por mis ejercicios - respondió la morena con obviedad - camino una hora y media cada día. Solía hacerlo por la tarde pero ya que no puedo volver a la cama.
- Si, está bien - balbuceó ella de camino a la puerta - solo…solo intenta que….bueno, relaciónate con los demás, llega hasta lo más cercano de nuestro objetivo. Estaré de regreso a las 12. También tengo que entablar relación con el vecindario - murmuró por lo bajo con una media sonrisa y Yulia la imitó.
- Y cuando regrese, limpiaré los cuartos y eso.
- Claro….bien, hasta luego - se despidió abriendo la puerta y dándole una última mirada al cerrar con ella afuera.
Caminó con lentitud hasta la puerta del garaje y presionó la alarma para que comenzara a levantarse. Estaba por ingresar para montar su Cadillac cuando un grito de Yulia la alertó.
- ¡Elena! - la llamó, corriendo hacia ella y la pelirroja regresó sobre sus pasos - tu abrigo - le dijo entregándoselo y ella asintió sonrojada. Aunque no sabía por qué lo había quitado si la temperatura no descendía de los 20 grados. Era una mañana agradable para no llevarlo.
- Si, gracias - susurró avergonzada estirando su mano para tomarlo pero Yulia se acercó a ella, invadiendo su espacio personal y colgándose de su cuello para besarla.
Tenía ganas de arrojar el maletín y las llaves para atrapar su cintura como el día anterior, pero a cambio intensificó el beso abriendo su boca y rozando apenas sus lenguas antes de separarse.
Yulia acariciaba tras su nuca y ella no pudo evitar sostener sus frentes un momento, abriendo sus ojos con sorpresa al escuchar la risa de la morena.
- Wow, vas aprendiendo - le dijo en broma, alejándose finalmente y sacudiendo su mano en saludo, hacia el frente. Ella volteó y allí estaba, Fyodor acompañado de dos muchachos más las observaban, tal vez desde minutos atrás. Tal vez por lo que Yulia comenzó el beso.
- Si, bueno - masculló aclarándose la garganta y tomando su abrigo - ve por tus ejercicios o no tendrás tiempo para tus quehaceres - le ordenó con su voz autoritaria y la morena rodó los ojos - Así como te pago para que me beses cuando quieras, también para que trabajes.
Esta vez no se despidió. Giró sobre sus propios talones y caminó a su auto.
Cuando lo quitó hasta la vereda, observó de reojo aún a Yulia de pie, con su mirada sobre ella y no lo pudo evitar: dejó un pequeño bocinazo y aceleró, alejándose lo más rápido de allí completamente.
Hola nenas! Feliz finde semana y gracias Miles por la recepción del fics... Espero lo disfruten mucho... Nos leemos luego con el segundo capítulo
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Esta muy muy bueno esta muy chistoso espero con ansias ese segundo capitulo del día. Feliz sábado cariño
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Hahaha lenitaaaa eres una pícara hahaha todas las mañanas estarás así?
Corderito_Agron- Mensajes : 305
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
jajaja me da risa ese par, al fin podemos conocer en parte la vida de Yulia y cómo llegó a este trabajo, espero se ponga divertido entre las dos y vamos conociendo 3 de las reglas de Elena, que en algun rato Yulia las va a romper
Veroska- Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 18/02/2023
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Entré beso y beso a yulita le va terminar gustando la cosa
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 06/03/2023
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap IV: "El peligro de acercarse"
El cuerpo suele activar un mecanismo de defensa ante ciertas situaciones. Y el corazón vive escudándose de una sola cosa.
A Elena le gustaba mantener el control de ambos y, hasta el momento, lo llevaba como puntos a su favor. Si no se enamoraba ni comenzaba a experimentar sentimientos por alguien, su estabilidad laboral continuaba a la perfección y aquella protección no era necesaria.
Por eso, cuando Yulia ingresó al baño solo en ropa interior mientras ella lavaba sus dientes, abandonó el cuarto aún con la pasta en la boca y terminó enjuagándose en la cocina, ignorando los murmullos de Vika que aseguraba estaba siendo una descuidada.
Le ordenó que apagara ya la televisión y se fuera a dormir.
Ella regresó a su habitación, manteniéndose bajo el marco de la puerta un momento al descubrir a la morena sobre la cama, esparciendo crema en sus piernas. Se aclaró la garganta e ingresó directa a buscar su pijama.
- Los vecinos de en frente harán una fiesta - le dijo de Yulia, de espalda a ella - para darnos la bienvenida.
- No me gustan esas cosas - susurró con la voz pesada. El espejo frente a ella reflejaba a Yulia aún sin ropa que la cubriese o su bata. Tenía su bata a menos de un metro ¿por qué no la tomaba y se la colocaba? Elena desabotonó el cuello de su camisa y se sentó en la cama, sobre el lado izquierdo que Yulia había ocupado la noche anterior.
- Pero dijiste que debíamos socializar con ellos. Con todos. Fyodor dijo que gente importante asistirá - aseguró la morena observándola de reojo y volviendo al movimiento lento de sus manos sobre sus piernas - No podemos decirles que no.
- Está bien ¿es el sábado?
- El viernes - la corrigió la morena, cerrando su crema y poniéndose de pie - mañana iré al gimnasio con la hija del dueño del banco. Su nombre es Cezina - le informó y Elena asintió, viéndola detenerse frente a ella y buscando algo en el mueble.
- ¿Crees que tenga influencia o relación directa con él?
- No lo sé. Pero fue muy cortés al invitarme y estoy segura que ganaré su confianza con el tiempo. Tal vez nos hagamos amigas - dijo la morena, volteando con una sonrisa victoriosa - Fyodor también tiene influencias, bueno, su esposo en realidad. Su padre invierte mucho dinero cada mes para la banda en la que canta.
- Fracasado - masculló Elena abandonando la cama.
- ¿Por qué lo dices?
- Por favor, el tipo ya es algo adulto para eso. No es algo que nos interese, Yulia - la morena asintió y alzó las frazadas, acomodándose finalmente dentro de la cama - Los niños dicen que el hijo de Sidorova va a otro salón, que es más pequeño que ellos - se lamentó la ojiverde, quitándose su camisa y girando cuando Yulia vagó su vista desde sus pechos a su abdomen - Eso solo complicará las cosas.
- Creí que tenía la edad de Vika.
- Pues parece que el archivo que se nos dio de ella tiene algunas modificaciones. El niño tiene 7.
- Pero ya lo han conocido ¿cierto?
- No lo sé - murmuró regresando y retomando su lugar. Elena apretó los labios avergonzada, la mirada de Yulia no salía aún de ella por lo que, decidida, intentó apartarla.
Desajustó el cinturón y abrió su pantalón antes de arrojarse a la cama, de espalda al colchón y dejando algo más para que la morena continuara observando.
Alzó la vista y notó que Yulia terminaba de recorrerla con la mirada. Se mordió el labio y finalmente volteó, tapándose y susurrándole un saludo de buenas noches.
Ella sonrió de medio lado y la saludó con una caricia solo para escucharla protestar.
Regla número 8 de su trabajo: Nunca le cedas el control a nadie.
***
6:45 a.m y Elena echó su cabeza hacia atrás, cansada y molesta por la situación de tan solo su segunda mañana en esa casa: Yulia aún no había salido de la cama y los niños estaban sentados en las suyas, balanceándose y abriendo los ojos con violencia cuando parecían volver a dormirse.
En el segundo piso, al final del pasillo, del lado izquierdo Viktoria ocupaba la habitación más grande y en ese momento Elena la vió caer de costado a la cama, abrazando su almohada y volviendo a dormir.
Samir, en cambio, en el lado derecho, tenía su uniforme escolar ya puesto pero solo una media y el zapato en la que no la utilizaba.
La ojiverde golpeó ambas puertas y los llamó en un grito que solo les hizo dar un brinco pero volvieron a cerrar sus ojos.
Llegó hasta la habitación que compartía con la morena y tomó la punta de las frazadas, quitándolas con enojo y gritando su nombre para que despertara.
- Yulia… ¡Yulia, despierta! - sacudió su pierna y rodeó la cama luego al verla en las mismas condiciones - ¡Yulia!
- ¿Qué? - preguntó la morena con la voz somnolienta y cubriéndose con la almohada su cabeza.
- Levántate ¡Ahora! Te quiero en la cocina en menos de diez minutos. Arriba ya ¡levántate!
Eran las 7 en punto cuando Elena reunió a todos en la mesa. Los tres tenían su mano bajo su mentón y se sostenían, intentando no volver a dormirse. Ella rascó su cuello con enfado y le tendió a los niños una barra de cereal a cada uno.
- Esto es asqueroso - se quejó Samir al probarla y notar el sabor amargo de la misma.
- Pues si se hubiesen levantado temprano, estarían comiendo algo más - masculló ella, tomando su taza de café caliente desde hace unos minutos atrás - ¿No habíamos quedado en que te levantarías a las 6:00, Yulia?
- Ajá, si. Lo olvidé, lo siento - murmuró la morena, poniéndose de pie y buscando algo en la heladera - Niños ¿quieren leche?
- Se les hace tarde - cortó Elena el grito de ellos con euforia y les retiró las barra de cereal - Vayan por sus mochilas, el transporte no tarda en llegar.
- Pero…- balbuceó Vika.
- Nada de peros. Vas por tu mochila y esperas el transporte. Ahora - Elena notó la mirada molesta del niño y lo observó negar con su cabeza. Ella alzó las cejas ¿cómo se atrevían a juzgarla? Era ella la única que estaba haciendo las cosas bien desde que llegaron y hasta el momento. Por eso odiaba trabajar acompañada. Estúpido Iván, pensó, él lo sabía y la rodeó de tres personas que solo estaban torturando su existencia a cada rato.
El cláxon del ómnibus sonó y los niños solo se despidieron de Yulia. Ella los vió hasta que desaparecieron de su vista y luego llamó a la morena, que pretendía abandonar la cocina con una botella de leche sin abrir.
- Ven, Yulia, siéntate aquí. Necesito hablar contigo - su voz fue contundente y su dedo señalando la mesa, el lugar frente a ella, también. La morena regresó arrastrando sus pasos y finalmente continuó cuando ocupó la silla - ¿Qué es eso de qué los niños te hayan saludado solo a ti? – Yulia alzó los hombros.
- No lo sé, se lo preguntas a ellos luego.
- Escucha - comenzó Elena, inclinándose sobre la mesa hasta aproximarse a ella - terminemos con esto ya ¿te parece?
- ¿Con qué?
- Con esto de que tenga que estar dándote órdenes a cada minuto. Creí que eras profesional pero no estás llenando mis expectativas.
- ¿Disculpa? - preguntó la pelinegra entre dientes y soltando la botella a un lado - Sé que tienes un historial de mi empleo y no sé si sabes leer pero por algún lado dice que mi promedio cada año supera la línea de 8. Uno de los mejores. Soy lo suficientemente profesional para este trabajo o cualquier otro.
- No lo dudo, pero no estás demostrándolo. Tenemos 31 años ¿podemos dejar ya nuestros roces y actuar de acuerdo a nuestro edad?
- ¡Es que tú estás todo el maldito tiempo ordenándonos todo lo que tenemos que hacer! - se defendió la morena, abriendo sus brazos y Elena se mordió el labio, intentando no interrumpirla o comenzar otra discusión - No sé cómo te manejabas o pretendes hacerlo ahora pero no soy como tú y no lo seré. Nunca, escúchame bien, nunca tuvieron que repetirme a cada rato lo que debía hacer o no. Pareces una niñita caprichosa que solo quiere tener todo bajo su control.
- No te daría órdenes si supieras cumplirlas desde el principio - aseguró con total calma y se arrepintió al instante. Yulia se puso de pie y guardó la leche sin mirar a dónde, arrojándola al fondo de la heladera y cerrando con un fuerte golpe.
- La cuestión es fácil para ti. Saliste temprano a la mañana y volviste al mediodía solo por unos miserables minutos. Y volviste a irte hasta la noche ¡Así todo sería fácil para mi también!
- Tengo una oficina que atender - le recordó, abandonando completamente ya su taza de café y caminando al living.
- ¿Entonces qué? - la siguió Yulia - ¿Nos pagan a las dos y tú solo te dedicas a resolver tus cosas personales? Ocupas tu horario de trabajo en cosas ajenas a él. Pues por supuesto que si las cosas fueran al revés también viviría dándote órdenes - terminó con la voz quebrada y Elena estiró su brazo, intentando detenerla cuando corrió escaleras arriba - ¡Atiende tú! - le gritó al oír el timbre y cerrar la puerta de su habitación con enfado.
Elena rodó los ojos y se balanceó hacia adelante, caminando a la puerta.
Abrió y fingió su mejor sonrisa al descubrir a una joven del otro lado. Elena la estudió sin necesidad de recorrerla: era alta y su cuerpo atlético se escondía bajo un equipo deportivo.
Ella se presentó luego de estrechar sus manos como Cezina Morozova y pidió por Yulia. Elena alzó una ceja ¿de dónde conocía esta chica a Yulia?
- Enseguida la llamo - le dijo dándole una última mirada luego de que ella terminara su discurso de bienvenida. Apenas la escuchó y caminó con rapidez a su cuarto, no recordaba que algún compañero de Yulia trabajara de manera encubierta con ellas por lo que no comprendió quién era o que quería esa muchacha allí con la morena. Tomó el picaporte de su cuarto y abrió recibiendo una remera al instante en su cara - ¿Pero qué haces?
- Estaba cambiándome ¿cómo se te ocurre entrar sin golpear?
- Shhh, baja la voz que abajo te esperan - le dijo adentrándose y cerrando tras ella. Yulia llevaba nuevamente aquel short deportivo verde pero esta vez solo un top color negro. Se acercó a ella y le susurró que se pusiera algo más.
- Claro que no ¿por qué haría eso?
- Porque si me amas tanto como ellos creen no puedes salir así, se supone que yo no te lo permitiría. Ey - la retuvo de su brazo cuando la morena pasó a su lado - ¿Quién ese esa Cezina? - preguntó por lo bajo y Yulia rodó los ojos.
- La hija del dueño del banco que te dije anoche - le recordó Yulia, rebotando contra el pecho de Elena cuando la regresó contra ella. Su mirada se clavó directo en su boca, entreabierta y luego en su lengua, asomándose para humedecer sus labios. La vió moverse y tuvo que parpadear varias veces antes de levantar su vista y mirarla a los ojos, intentando escucharla.
- ¿Estás de acuerdo? - le preguntó Elena con esa rudeza que la caracteriza y ella asintió levemente. Aunque no sabía con qué.
- Lo siento - susurró finalmente y el agarre de la ojiverde se suavizó - No te oí ¿puedes repetirlo? - La vió sonreír con descaro y superioridad pero esta vez no le reclamó. El café junto al aliento de Elena llegaba a su boca en un embriagador sabor.
- ¿Que si hacemos las pases? Intentemos llevar esto de la mejor manera posible. Pero necesito tu ayuda también. Te necesito y tú a mi. No te gritaré pero haz bien tu trabajo…. ¿estás de acuerdo? - asintió levemente convencida esta vez y Elena se inclinó para besarle la mejilla. Sabía que lo había hecho sin pensar, lo notó en la rapidez que retiró su rostro y en los nervios luego al acariciar tras su cuello y hablar - Bueno….te esperan abajo.
- Si, si…regreso luego.
- Claro….yo…también iré a la oficina. Mi jefe abrió una aquí especialmente para mi. Bueno... - le dijo antes de aclararse la garganta y pasar a su lado - Me voy. Suerte en tu clase de gimnasio.
- Si, gracias….igual a ti en la oficina - Elena asintió una última vez y salió de la habitación.
Yulia se pasó una mano por el cabello y caminó hacia la puerta. Se detuvo bajo ella y se observó a si misma. Regresó sobre sus pasos y buscó entre los cajones una remera.
La tomó y la estudió con rapidez. Pero terminó colocándosela y así evitar salir con aquel top negro. Cerró el cajón y volvió a la puerta cuando su celular comenzó a sonar en la mesa de luz.
Le gritó a Cezina que enseguida bajaba y caminó hacia el aparato rápidamente.
Ey, Yul, necesito verte. Te extraño.
Un mensaje de Parviz fue suficiente para apagar el móvil y guardarlo con violencia nuevamente.
Últimamente, ambos estaban necesitando cosas distintas.
Bueno chiquitas mías nos leemos mañana nuevamente en la otra historia que también se ea terminar pronto 🥴
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Ppr lo que veo el pantaloncillo corto de yul es un peligro para Lena jajaja
LeaAgronsky- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 08/01/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Hay si lena necesita relajarse eso de estar gritando todo el día terminará con un infarto esperemos que Jul se las ingenie para que ya se relaje. Saludos cariño
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Si lena continúa con su mal genio va a quedarse sin mujer e hijos muy rapido y si eso pasa no podra disfrutar de los shorts cortos de yulia hahaha
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
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