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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Fati20 1/23/2021, 3:19 pm

Que lindo ver como la relación entre las chicas va fluyendo y mejorando lena tan paciente y linda y julia describiendo las cosas buenas de la vida
Fati20
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/23/2021, 3:36 pm

Capítulo Quince

Yulia presionó el botón de “eject” y metió otro cd en el estéreo mientras mantenía su atención en el tráfico. Estaba retrasada e ignoraba los límites de velocidad con el propósito de llegar a tiempo. La conversación sobre el postre fue convirtiéndose en innumerables temas diferentes y se encontró con cierta dificultad para salir del lugar. Así que, tuvo que ir al menos a veinte millas sobre el límite de velocidad a manera de lograr llegar al club a tiempo para cuando abrieran las cortinas del escenario.

Cuando entró con su coche al estacionamiento del lugar, frunció sus labios. El lugar estaba lleno de coches y ella sabía que los pocos espacios que había en la calle estaban igual de llenos también. Una mirada sobre el toldo del club explicó el por qué. En letras negras en contra del plástico blanco iluminado estaba anunciado que el Soho´s Room Club ofrecería luchas en lodo esta noche. “Oh mierda. Justo lo que me faltaba”. Los usuales clientes que iban serían reemplazados por un grupo de bebedores compulsivos de cerveza, hombres que vomitaban y que generalmente no podían abstenerse de enfrascarse en peleas al menos tres veces durante la noche. Los rebotadores adicionales fueron requeridos para la lucha de lodo después de que una noche, una de las mujeres fuera atacada en el lodo por un calenturiento borracho varios meses atrás. Yulia odiaba trabajar en este tipo de eventos. Pues el hostigamiento sexual era mayor. Encontrando un lugar pequeño detrás de un contenedor, estacionó su coche y corrió hacia la puerta trasera. Tuvo que tocar varias veces antes de que la puerta de emergencia se abriera.

—¿Dónde has estado?— Iván demandó — Ya entras en cinco minutos.

—Tráfico — expresó con un gruñido, atropellándolo y yendo rápidamente caminando por el vestíbulo hacia los vestidores. Casi alcanzaba la puerta cuando un fuerte agarre en su brazo la detuvo en seco.

—Necesito verte después de tu primera presentación.

—¿Para qué?

—Búscame después de la presentación. No tenemos tiempo para hablar de eso ahora — él dijo, soltando su agarre.

Genial, “¿Y ahora que carajos hice?” Pensó para si misma mientras entraba al vestidor. Paró repentinamente cuando vio a Ivana parada enfrente del espejo.

—¿Por qué estas vistiendo así?

—Oh gracias a Dios que estás aquí. Iván volvió a cambiar el número de apertura. Vamos a presentar el número de la reina del sombrero primero, luego el de las pollitas.

—Eso es ridículo — se quejó, quitándose su tanga de tiritas y tomando el traje de spandex —Toma el doble de tiempo vestir dentro de ese traje de cuero que este. Necesitaremos un largo intermedio — subió el elástico material por sus muslos. Demonios esto está muy ajustado. Será mejor dejar de comer molletes.

—Creo que va a presentar la primera lucha entre nosotras.

—Oh no, estás bromeando — hizo una pausa cuando estaba metiendo su brazo a través de una manga — ¿Acaso está loco?

—Él dice que así puede ofrecer dos luchas adicionales de este modo — Ivana se encogió de hombros. Un golpe fuerte en la puerta anunció la creciente impaciencia de Iván.

—Ya vamos — Yulia gritó, sacudiendo con fuerza su brazo para terminar de colocar el traje. Aún no había pisado el escenario y ya estaba temiendo por la noche que iba a ser.

La morena tenía razón para estar intranquila esta noche. El anuncio de mujeres forcejeando sobre lodo aseguraba el hecho de que habría muchos borrachos alborotados. Varias mesas se llenaron con miembros de una fraternidad de una universidad local. Mirando a hurtadillas hacia fuera a través de la cortina del escenario, vio un mar de sudaderas rojas con letras griegas en ellas, las mesas llenas de botellas de cerveza. Demonios. Otra mirada por el lugar le mostró con súbita desazón que solo había un rebotador y no dos colocados cerca del escenario.

Fantástico, realmente fantástico. Por qué no simplemente ponemos un letrero que diga “ataque a las bailarinas, no nos importa”. Bajó y tiró fuertemente el traje de spandex acomodándolo en su entrepierna. Ivana subió detrás de ella.

—No se ve nada bien, ¿verdad?

—Noche de Universitarios — Yulia contestó — Sólo veo a Troy trabajando sobre el escenario.

—No te acerques demasiado al borde del escenario — dijo la stripper mayor — Esos niños de fraternidad son algo peligrosos. Estarías tres filas atrás en el regazo de alguno antes de que te dieras cuenta.

—Iván, será mejor que estés muy atento con esto, es todo lo que puedo pedir — Dijo Yulia suspirando. El manejador en cuestión apareció en ese momento.

—Vamos chicas. Hay clientes ahí fuera que pagan bien si ustedes dos les dan un buen show. Yulia, usa el tubo de la derecha. Eres más del tipo que quieren ver esos tipos.

“Más bien quieres decir que los niños te pidieron ponerme de ese lado del escenario”, pensó para si misma, pasando de largo a Ivana para posicionarse cerca del tubo derecho. Iván dio un paso entre las cortinas y el gentío se calmó.

—La gerencia del Soho’s Room Club les da la bienvenida a todos ustedes esta noche para ofrecerles un show especial. No sólo tendremos seis luchas por separado programadas a lo largo de la noche…— tuvo que hacer una pausa ante los estrepitosos gritos de aprobación del público. Yulia sentía que bajaba su estado de ánimo mientras pasaban los segundos.

“Estoy tan jodidamente cansada de esto”.

El micrófono de Iván amplificó su voz sacándola de sus pensamientos.

—Además tenemos a la muy sensual Yulia para entretenerlos junto con la también popular Ivana — En la mención de sus nombres, las artistas de striptease se colocaron en los tubos, preparándose para el inicio de la música y el levantamiento de la cortina — Y sin más preámbulos, permítanme presentarles a Yulia y a Ivana.

Los altavoces sobre el escenario comenzaron a sonar con un gran rítmico estruendo.

La primera cosa que ella notó cuándo la cortina subió fue a todos los estudiantes acaparando todo su lado del escenario. “Esto no va a estar nada bien”. Siguiendo los consejos de Ivana, hizo una vuelta rápida alrededor del tubo, deteniéndose enfrente para hacer unos movimientos con los hombros.

—¡Aw, basta de estupideces y muéstranos esas tetas! — Uno de los chicos de la fraternidad gritó. Varios de sus compañeros gritaron apoyándolo, golpeando con sus botellas de cerveza sobre la mesa con énfasis. El resultado fue un masivo revoltijo de espuma corriendo por las botellas y sobre las mesas. Yulia mantuvo su atención sobre el alboroto, perdiendo la pista y seguimiento de la música.

Demonios. Hizo un rápido doble paso para volver a tomar el ritmo de la música. Concentrándose en su rutina, bailó de acá para allá cálidamente intentando seducir a los hombres con su cuerpo. El único rebotador del escenario fue colocado del lado de Ivana, dejándola sin ninguna protección ante la calenturienta fraternidad.

—Vamos señoras — gritó otro chico —¡queremos ver tetas y las queremos ahora!— Sus amigos se unieron al cántico, golpeando con sus puños en las mesas.

¡Queremos tetas! ¡Queremos tetas!

Iván corrió a través del escenario y bajó las escaleras para enfrentar a los chicos. Las cosas se tranquilizaron rápidamente después de eso y Yulia pudo continuar con su rutina. Mirando hacia Ivana, inclinó la cabeza y reanudó el ritmo con la música. En sincronía ambas mujeres se bajaron las cremalleras de las partes superiores del traje de spandex, revelando por debajo la piel desnuda.

Normalmente Yulia jugaba con sus manos en esta parte, provocando a la audiencia por lo que estaba por venir. Esta noche sin embargo, no tenía el menor interés de provocar de esa manera. Las chaquetas fueron quitadas de encima y ondeadas detrás de ellas en el escenario, seguido rápidamente por los pantalones del spandex. Ivana se acercó al borde del escenario hincándose ante una mesa de hombres de mediana edad. Los billetes de rublos rápidamente fueron colocados bajo la tira delgada de su tanga. Los chicos de la fraternidad daban gritos y agitaban los billetes también pero Yulia no quería de ninguna manera acercarse a ellos, en lugar de eso fue al frente del escenario y siguió con sus movimientos sensuales allí. Los chicos abuchearon su decepción y comenzaron a golpear las mesas otra vez. Miró por encima a Ivana, esperando a que la mujer mayor se apiadase de ella y entretuviese a los chicos de la fraternidad pero ni el dinero extra fue suficiente para obligar a la pelirroja stripper a moverse hacia el lado del escenario donde estaba Yulia.
Maldición. Ella sabía que Iván estaba en algún lado en medio del mar de chicos de camisas rojas y esperó que los mantuviera bajo control.

Mostrando una sonrisa falsa en sus labios, Yulia se acercó a ellos con vacilación. Un tipo musculoso bastante ebrio se recostó sobre el riel y tendió un billete de cinco rublos. Arrodillándose delante de él, ella se movió y se contoneó, haciendo a sus pechos ondear y rebotar. Le ofreció un lado de su cadera mostrando las tiras de su tanga para que deslizara el billete debajo de ella, pero él tenía otra idea en mente. Enganchó sus dedos alrededor de la tira de la tanga y tiró fuertemente, sacándola con fuerza fuera del escenario. Yulia cayó sobre la mesa, botellas de cerveza pegaron contra su espalda. En tan sólo un segundo sintió el dolor de un cigarrillo quemando su espalda y quedó a disposición de un apretón doloroso en su pezón que le provocaron los dedos del atleta. Pateó y se sacudió con fuerza, causándole a él rasguños sobre la piel.

—¡Hija de puta!— Gritó cuando el tacón de Yulia golpeó contra sus costillas. Concentrándose más en detener el dolor de la quemadura en su espalda, que no se daba cuenta lo que sus pies golpeaban, la morena vio el revés venir a ella.

Los duros nudillos y un anillo demasiado grande conectaron un fuerte golpe.

—¡Maldita perra!

Unas manos firmes la sacaron y alejaron de la mesa lejos del hombre borracho. Las luces se encendieron, llenando de claridad el lugar y la música se detuvo. Yulia no se dio cuenta de nada, sus ojos estaban fuertemente cerrados inconsciente de lo que estaba ocurriendo. Había voces gritando, mezcladas junto con un ensordecedor ruido. Unas manos estaban apretando sus hombros, tocando su cara. Su pezón izquierdo punzaba dolorosamente por el fuerte apretón recibido, todo esto provocándole una mezcla de recuerdos entre el pasado y el presente hasta que se encontró incapaz de distinguir donde estaba. Visiones del rostro de su padre surgían debajo de sus párpados cerrados, mareada por la carga de sensaciones, la morena dejó que la oscuridad la inundara.

Despertó y se encontró recostada sobre el sofá del vestidor. Ivana estaba sentada sobre una silla al lado de la mesa, leyendo una novela romántica.

“¿Oh Dios, qué pasó?” Pensó para sus adentros, subiendo su mano para restregarse los ojos.

—Auch— Se sobresaltó por el dolor en su cara.

—¿Yul? ¿Estás despierta? Dios mío querida amiga, nos tenías muy preocupados. Iván dijo que si no despertabas para el final de la próxima presentación, llamaría una ambulancia.

—Oh, que amable de su parte — habló entre dientes, cuidadosamente tocando el área sensible del lado derecho de su boca —¿Que sucedió?

—No estoy segura. Sólo escuché la gran conmoción pero para cuando llegué allí, tú estabas inconsciente o algo así. Iván hizo que te trajeran aquí dentro. Tuvo que presentar a las luchadoras antes de lo programado y les dijo que tenían que hacer peleas extras — Fue entonces cuando Yulia se fijó que Ivana vestía su ropa de calle — Pensaría que al menos el bastardo podría pagarme por la mitad de la presentación, porque ya no haría la otra parte del show el resto de la noche, ¿pero sabes lo que hizo ese maldito desgraciado? Me dijo que si quería trabajar el resto de la noche tenía que participar como una de las luchadoras — Ella se levantó, inhalando agudamente, pues la quemadura le ardía.

—Si supongo que probablemente luzco como un esperpento ahora — Aun sin un espejo ella sabía que su labio estaba abierto y sangrando — ¿Puedes darme un paño o algo para limpiarme?

—Claro amiga — Ivana contestó, tomando un pedazo de tela que se encontraba sobre una percha — Supongo que el señor sabelotodo no cree que puedo continuar el show yo sola — La stripper apareció por detrás de Yulia ofreciéndole la tela humedecida — Que se joda. Aprovecharé para pasar este viernes por la noche en casa para relajarme. ¿Vas a estar bien verdad?

—Auch, si estoy segura — presionó la tela cautelosamente alrededor de su labio, cuidadosamente enjugando la sangre — No me voy a pasar pagando todo el resto del año por una habitación de hospital solo por un labio sangrante — Poniéndose de pie lentamente, Yulia caminó hacia el tocador y se dejó caer bruscamente en la silla — Carajo. Parece que alguien me utilizó como saco de arena.

—Oh cielos, Yul, ¿qué te pasó en tu espalda?

—Aterricé en un cigarrillo, creo — se volvió en su asiento, estirando el cuello para ver la quemadura ennegrecida, cubierta de ceniza. Dio un resoplido ante lo que veía —Oh, eso luce repugnante.

—Creo que necesitas que alguien le eche un vistazo a esa herida — Ivana dijo.

—No. Solo me limpiaré un poco en la tina de baño cuando llegue a casa. Me limpiaré muy bien todo — miró en el espejo para ver la expresión de la pelirroja — No te preocupes. He pasado por cosas peores que esta, de verdad — “Aunque nunca antes había tenido una alucinación en medio de una actuación, admitió para si misma” — Oye, Ivana. ¿Podrías hacerme un favor? Espérame a que termine de vestirme y acompáñame hasta el coche, ¿Lo harías? — Le lanzó una mirada sobre el espejo, notando la magulladura color púrpura que se había formado alrededor de su pezón izquierdo. Otros espejos, otras magulladuras le vinieron a la mente de viejos recuerdos haciéndola sentir más vulnerable — ¿Por favor? Sólo serán pocos minutos.

—Dios, realmente te asustaste, ¿verdad?— Ivana preguntó, colocando sobre la mesa su bolso — Por supuesto que te espero y te acompañaré hasta tu coche. ¿Dónde estás estacionada?

—A un lado del contenedor. Sabes que aún no arreglan la lámpara.

—Por supuesto que aún no. Mientras no funcione, ellos no pagarán más por la electricidad — Metió la mano en el cubículo privado y sacó las ropas de Yulia — Aquí tienes amiga.

—Gracias — tomó la blusa y, cuidando de no lastimar su labio herido, tiró de ella sobre su cabeza. Después la pasó con cuidado sobre su lastimado seno y sin rozar contra la quemadura de cigarrillo en su espalda. Ivana agradecidamente notó su apuro y la ayudó a ponerse la blusa. Yulia se puso sus pantalones y sus zapatos, metiendo sus calcetines en sus bolsillos.

El ruido del gentío se filtró a través de la pared, recordándole que estaba a tan sólo unos metros de donde había sido atacada.

—¿Iván sacó fuera a ese tipo?— Un silencio fue suficiente para saber la respuesta — Por supuesto que no.

—Yul, recuerda que el tipo está allí con todos sus amigos. Si Iván lo sacara los demás se irían también.

—Sí si, lo he oído antes — Coléricamente sacó un cigarrillo de su paquete, trayéndolo a sus labios — Estoy lista.

Caminaron hacia fuera por la entrada lateral y hacia donde el coche de Yulia estaba estacionado.

—Gracias otra vez, Ivana. ¿Estás segura que no quieres que te acompañe a tu coche?

—No, estoy estacionada justo por aquí — La chica señaló la mini furgoneta estacionada varios lugares atrás de la fila — ¿En cuánto tiempo crees que puedas volver?

—Serán algunos días antes de que la hinchazón se baje pero usando algo de maquillaje, quién sabe. Yo te llamo — Miró hacia el club, una neblina de humo salía por las ventanas, Yulia sintió un nudo en su estómago ante el pensamiento de volver otra vez. Con su mano derecha se cubrió su herido seno. Cerró sus ojos y se apoyó contra su coche, esperando que el aire de la noche despejara su mente.

—¿Estás segura que te sientes bien? —preguntó la otra chica.

—Sí, lo siento. Simplemente supongo que estoy cansada — abrió la puerta del coche —Mándame un mensaje. Y te haré saber como estoy.

Entró en el coche y esperó hasta que escuchó cerrarse la puerta del de Ivana para poner en marcha su propio motor y marcharse del estacionamiento.

La morena manejó por la transitada avenida principal de la ciudad, mirando más de una vez que los seguros de las puertas estuvieran puestos. No encendió la radio, prefiriendo en su lugar, la soledad que le permitía el silencio. Su labio le punzaba al igual que su espalda y su seno, no permitiéndole olvidar lo sucedido hace unas horas. Aparcó dentro de un alumbrado estacionamiento de una licorería, percatándose de que aún había tiempo antes de que cerraran. La necesidad de buscar olvidar era más fuerte en cada minuto que pasaba. El poco dinero que traía en efectivo le permitió comprar solo una pequeña botella de whisky la cual abrió en ese mismo momento mientras regresaba al coche.

—Demonios— tomó otro trago, sintió el líquido quemándole a través de su garganta —¿Por qué carajos me pasa esto a mí?— golpeó con su talón en dirección del neumático —Estoy tan cansada de esto, puñeteramente cansada — El calor de sus lágrimas se formó en sus ojos pero se rehusó a ceder, en lugar de eso echó a andar el coche y aceleró rechinando las llantas mientras salía del aparcamiento.

CONTINUARA....

Nos leemos mañana

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/24/2021, 11:51 am

Capítulo Dieciséis

Elena escuchó la puerta abrirse y paró de escribir. Una mirada rápida al reloj en la esquina inferior derecha de su pantalla del ordenador le confirmó que aún era muy temprano para que Yulia estuviera en casa.

—¿Yulia?— La llamó, poniéndose de pie y abriendo la puerta de su dormitorio.

—Sí, soy yo — Mientras entraba por el pasillo, Elena pudo fácilmente observar los labios hinchados y la piel abierta — Hubo un… incidente en el club esta noche.

—Vamos a limpiar eso — Guió a Yulia dentro del cuarto de baño, pretendiendo no darse cuenta de la bolsa de papel que contenía la botella de licor que traía la stripper y que colocó discretamente sobre el piso a un lado del inodoro.

—Yo puedo...

—Sin discusiones... — dijo Lena, parando la protesta —Si quieres decirme lo que sucedió o no, es tu decisión pero no voy a dejar esto sin curación — La pelirroja abrió el botiquín y sacó el peróxido, las bolitas de algodón, y la crema antibiótica —Aquí, siéntate sobre el inodoro e inclina tu cabeza hacia atrás.

—¿Está realmente mal?

—No quieres que te quede cicatriz, ¿verdad?—Sujetando una bolita de algodón sobre el lavabo, Elena lo remojó con peróxido —Tengo que limpiarlo primero para ver qué tan grave está realmente. Aguanta, esto podría arder.

—¡Yeouch!

—Te lo dije. Ahora quédate quieta — Limpió suavemente una y otra vez el área — Esto luce bastante mal.

—Creo que el idiota llevaba puesto un anillo — Eso explica el corte dentado, pensó para sus adentros.

— ¿Y me dirás que es lo que pasó?

—Había luchas en lodo, un imbécil borracho y un imbécil gerente del club — dijo suspirando —Así de simple.

—Lo siento. En realidad, creo que necesitarás unos puntos aquí solo para mayor seguridad.

—No. Realmente no quiero llevar esas cosas.

—Ok. Creo que tengo algunas mariposas en el botiquín de primeros auxilios. Pero vas a tener que ponerte diariamente el ungüento para prevenir que quede cicatriz — Elena dejó de limpiar y amablemente tomó la barbilla de la morena con sus dedos. Tienes una cara tan bonita… El pensamiento pasó por su mente y casi acarició sus labios — Deja traigo las mariposas.

Después de que el vendaje fue colocado en su lugar y curada el área amoratada, Elena dio un paso hacia atrás para darle un último vistazo.

—Allí. Creo que tendrás que cuidarte bien eso. Tendrás que seguir poniéndote el ungüento pero creo que sanará bien — La escritora comenzó a ordenar las cosas.

—¿Elena?

—¿Sí? — Volteó a ver a Yulia que la miraba nerviosamente.

—Umm, hay otro lugar — comenzó, poniéndose de pie y dándole la espalda a la escritora — Creí que con sólo lavarme en la tina se curaría pero....

—Déjame ver — Para su sorpresa, Yulia comenzó a levantar su blusa — ¿En dónde está la herida?

—En mi espalda. Creo que caí sobre un cenicero y me quemé — Elena se arrodilló hasta que su cara estuviera al nivel de la pequeña espalda de Yulia. Se acercó a ella y se dio a la tarea de levantar la blusa. Justo detrás del hombro derecho estaba la quemadura.

—Ooh!

—¿Es una quemadura, verdad?

—Oh sí, tiene el aspecto de que aterrizaste sobre un cigarro. Traeré la crema para quemaduras y una gasa — Se marchó dando media vuelta rápidamente, abriendo el armario buscando la crema. “¿Por qué terminas siempre lastimándote?” —¿Esto ocurrió en el club?

—Justo a la mitad de la primera presentación— Elena presionó sus dedos sobre el tubo de crema.

—¿Y, cosas como ésta ocurren a menudo?

—No a menudo, sólo de vez en cuando. Usualmente no consiguen nada más que tocar un poco gracias a que los rebotadores los mantienen alejados.

“¿Y el que logren tocarte está bien? Deberías dejar ese trabajo”, ella pensó para sus adentros antes de recoger el tubo.

—Tengo que limpiar la herida primero antes de que pueda poner la crema. ¿Crees que puedes mantener arriba tu blusa?

—Sí.

Yulia permaneció parada frente al espejo mientras Elena limpiaba el área lastimada con el algodón húmedo.

—¿Y vas a trabajar con el labio así?

—No voy a ir a trabajar. La gente no paga para ver labios estropeados. Esperaré hasta que la hinchazón baje y ver que tan bien lo cubre el maquillaje. Eso y mi espalda.

—No sé si estés interesada o no pero Mihail me comentó después de que te fueras acerca de su nuevo proyecto en el centro.

—¿La remodelación de oficinas de la que hablaba en la cena?

—Ese mismo. Él mencionó que estaban en la etapa de demolición. Tú sabes, limpiar todo los muebles viejos, alfombrados y cosas así — Ve con cuidado, Katina — Él anda buscando un poco de ayuda extra para que saquen las cosas del edificio. Es trabajo duro pero paga bien. Incluso estaba pensando en trabajar un día o dos después de la fecha límite de mi libro y ahorrar un poco de dinero extra.

—¿Él contratará personas por sólo un día o dos? ¿Qué ocurre si no tienen experiencia en construcción?

—Bueno... — Elena se puso en cuclillas para mirar mejor la quemadura — ¿Cuánta experiencia necesitas para recoger pedazos de escombros y tirarlos en el contenedor?— Lanzó la bolita de algodón al bote de basura —Diez rublos la hora.

—¿ Diez? ¿Sólo por limpiar un edificio viejo?

—Estate quieta — la amonestó —Te has quemado muy feo, Yulia. Se ampolló en la parte de arriba y rompió la piel. Tendrás que ser muy cuidadosa. La tienes en una zona un poco inaccesible — Yulia trató de alcanzar su espalda, esforzándose por tocar con la punta de los dedos la cinta y la gasa.

—Lo está. Apenas la puedo tocar.

—Yo me encargaré de eso entonces. Solo échame un grito después de que te bañes y te pondré un vendaje nuevo. Y sí, diez rublos por hora. Es trabajo duro pero el pago que ofrecen es lo suficiente bueno.

—¿Quieres decir que él no se queda con las personas mucho tiempo porque paga mucho? — Elena sujetó el último pedazo de cinta y se enderezó.

—Algunas personas simplemente no quieren trabajar tan duro, aunque sea buena paga. La mayoría solo trabajan algunos días mientras encuentran otro trabajo.

—¿Pero si se hace un buen trabajo, Mihail se queda con ellos? — Yulia preguntó mientras bajaba su blusa.

—No lo sé. Imagino que él siempre tiene un trabajo o dos que necesitan hacerse aun teniendo a los subcontratistas. Le he ayudado algunas veces por un día o dos cuando él ocupaba trabajadores. Es trabajo arduo pero siempre aprecia un buen trabajo.

“Vamos, Yulia. Todo el sudor por un trabajo duro es aun diez veces mejor que quitarte la ropa para los hombres. Mira lo que te pasó esta noche” — Quería decir en voz alta esas palabras, pero se contuvo. Era decisión de Yulia dar el siguiente paso y presionarla no ayudaría. La morena dio la vuelta para afrontarla.

—Gracias por ayudarme con esto.

—De nada. ¿Estás segura de que no quieres hablar sobre lo que pasó?— Puso su mano sobre el hombro de Yulia pero la quitó rápidamente cuando sintió la rigidez de ella al tocarle —Soy buena escuchando. Aun podemos salir fuera a la cubierta si quieres.

—No. Es tarde y necesitas trabajar en tu libro. Creo que mejor me voy a la cama.

—¿Vendrás al juego de mañana?

—Umm, seguro, si tú quieres.

—Bien. Recuérdame prestarte una de mis gorras para que te protejas del sol — La crema, el algodón, gasa y peróxido fueron devueltos al gabinete. De pronto se encontraron sólo paradas allí, en el cuarto de baño sin nada que decir.

—Um, entonces, uh…

— Um, sí. Gracias de nuevo por ayudarme con esto —Yulia dijo, señalando el labio hinchado.

—De nada. Hasta mañana. Que tengas dulces sueños — Oyó el bajo resoplido y el sonido de la bolsa de papel mientras alcanzaba la manilla de la puerta. Entró en su cuarto y contempló el techo. Ha tenido un día bastante difícil.

“Por favor, déjala dormir tranquila esta noche”. Suspiró con resignación sabiendo que había hecho todo lo que estaba en sus manos, Elena se sentó frente al ordenador y miró la pantalla, leyendo los últimos pocos párrafos que había escrito. Apretando sus nudillos para desentumecerlos, comenzó a escribir, dejando al mundo afuera y enfocando la atención en sus personajes y en la fecha tope de entrega.

Una frase, luego dos aparecieron en la pantalla. Está caluroso aquí dentro.

Presionando con sus pies, rodó su silla hacia la puerta de cristal corrediza y la abrió, dejando entrar el aire de la noche a través del mosquitero. Inmediatamente el olor ya conocido de marihuana mezclado con incienso invadió el aire. Hmm… inhaló por la nariz el aire otra vez. No es cereza o vainilla. ¿Es lila? Poniendo atención, escuchó los sonidos de un vaso de vidrio seguido por el sonido del encendedor de Yulia. El olor de la marihuana se hizo más fuerte.

Poniéndose de pie colocó su silla debajo del escritorio, Elena abrió la puerta y caminó a través del pasillo y se paró enfrente del dormitorio de Yulia.

Tocó ligeramente.

—¿Estás ocupada?

—Uh— Elena oyó una gaveta abrirse y cerrarse a lo que ella asumió que era la droga que estaba siendo escondida.

—Entra.

—Yo… um… — “Ok, ¿y ahora qué?”—Sólo me preguntaba que aroma de incienso estabas usando — Pasó a un lado del tocador y observó la pequeña vara encendida en el plato de metal.

—Se llama lluvia — Yulia estaba sentada sobre su cama, al estilo indio. La lámpara al lado de la cama estaba encendida, un espejo en la pared reflejaba la luz sobre el techo blanco, dándole al cuarto un brillo tenue. La stripper se había puesto unos pantalones cortos grises y una camiseta blanca, sus pechos se notaban a través de la delgada tela blanca.

—Creo que no habías usado este aroma antes — Lena cogió la caja llena de varas de incienso y leyó la etiqueta, deliberadamente manteniendo sus ojos fuera de vista de los obvios atributos de su compañera — Difícil saberlo, sin embargo, ya que parece que usas una gran variedad de aromas…

—Depende de mi estado de ánimo. Abre esa gaveta sobresaliente — Elena obedeció y encontró varias cajas de incienso así como también varias varas largas sueltas y un pedazo de madera curvado para sujetarlas.

—Esta parece de... —tomó uno olfateándolo y se encogió de hombros — Reflexión.

—Supongo que es una forma de llamarlo.

—Los usas bastante. ¿Es sólo para esconder el olor a marihuana? No puedo imaginar que la fumes mucho todo el tiempo.

—No, no la fumo a cada minuto del día — dijo, sonrió quitando importancia a sus palabras —Me gustan los olores. Cuando estaba creciendo, todo olía como a mi padre. Sus cigarrillos, su colonia barata…—La pausa causó que Elena la mirara fijamente y viera a Yulia estremecerse —Simplemente todo— la joven dijo molesta, tratando de alcanzar sus cigarrillos.

—Bien... — “¿Ahora qué le digo? Si tuviese un padre como el tuyo, haría lo que fuera que estuviera en mi poder para no recordarlo también” — Me gusta el olor. Hace que toda la parte de este piso huela muy agradable. Si quieres encender alguno — y nada más que eso, sus ojos silenciosamente añadieron — puedes dejar tu puerta abierta.

—Elena, ¿Te puedo preguntar algo?

—Seguro, cualquier cosa— Ella intentó mirar los ojos de Yulia pero estaban escondidos detrás de unas pequeñas rayas. “Realmente debes de haber fumado mucho de eso antes de que entrara”, pensó para sus adentros —¿Te importaría si me siento?— Yulia hizo señas con su pie hacia la cama.

—Adelante— dio un largo golpe a su cigarrillo, luego observó el humo gris formar remolinos hacia arriba —¿Alguna vez tu padre te golpeó?

—Cuando era pequeña me gané una zurra o dos pero no de la forma que te imaginas. Él nunca hizo nada más que eso —Elena estiró sus pies cruzándolos sobre la cama — Algunas veces él actuaba como un sargento de entrenamiento pero aun así él sabía la diferencia de tratar con sus reclutas y con sus hijos.

—Debió ser agradable — La cabeza del cigarrillo brilló de nuevo con una luz anaranjada cuando inhaló otra vez — El mío solía pensar que todo se solucionaba con los puños. Él…—la voz de Yulia disminuyó y apartó su mirada — Él solía la...lastimarme.

El corazón de Elena dio un vuelco cuando escuchó la dificultad para hablar en la voz de su compañera. Hasta ese momento, Yulia había ocultado el abuso, sin más lo confesó.

—Um, sabes que él ya no te puede lastimar ahora — ofreció. Yulia respondió cogiendo su vaso medio lleno y bebiéndolo completamente.

—Aun después de todo este tiempo tengo pesadillas de que me encuentra y me lleva arrastrando de regreso a casa con él — Los párpados pesados por el efecto de la marihuana solo dejaban ver una pequeña raya medio abierta de su ojo izquierdo pero aun podía enfocar su atención en Elena — Esta noche...— Ella miró con anhelo la gaveta de la mesita de noche, obviamente queriendo el escape que le ofrecía lo que había dentro de ella.

“No, no me dejes ahora”, la pelirroja pensó. “Vamos, Yulia, lo estás haciendo muy bien”. Se apoyó sobre su rodilla.

—¿Qué pasó esta noche?

—Yo… eso....— Yulia comenzó y se detuvo varias veces y sacudió sus manos por la frustración. Provocando con esto tirar la ceniza del cigarrillo sobre las sábanas. Elena rápidamente sacudió para remover la ceniza antes de que las quemara. Al fin, terminó atravesada diagonalmente en la cama, sus hombros al ras de la cadera de la morena. Giró sobre su lado y se apoyó en un codo.

—Shh— la arrulló — Simplemente aspira profundamente e inténtalo de nuevo.

—No, está bien, yo...

—Yulia— le interrumpió, poniéndose sobre sus rodillas otra vez —No puedes sentarte aquí y decirme que lo que pasó hoy no te ha molestado. Tienes tu labio prácticamente partido en dos, un cigarrillo quemó tu espalda y sabe Dios que más pasaría que no me has dicho— Corriendo el riesgo, se acercó más a ella, sus rodillas quedaron a sólo unos centímetros de las de Yulia, quien permaneció con las piernas cruzadas a la cabecera de la cama —Y creo que cualquier cosa que haya pasado hoy te hizo recordar a tu padre.

—¿Y eso es nuevo?— La morena bufó, apagando el cigarrillo en el cenicero — Ese bastardo lo fastidió todo. Todo lo que él tocó, todo lo que él dijo… —Alcanzó la bolsa de papel y sacó la botella de whisky —Lo odio— “Eso es poco”, Lena pensó para sus adentros.

—¿Te puedo decir algo?— La pelirroja esperó hasta que Yulia asintiera con la cabeza —Sé que no tenemos mucho tiempo de conocernos, no somos exactamente las mejores amigas.

—No exactamente— la ojiazul estuvo de acuerdo.

—Pero— Elena le sonrió ante la respuesta —De igual forma te he ido conociendo un poco más y te considero una amiga. No sé si debería decir algo o no pero cuando pienso en lo que él te hizo... la manera en que te ha lastimado, bueno... yo lo odio también— Los ojos de Yulia se abrieron con sorpresa. Abrió su boca como si quisiera decir algo pero no lo hizo, en lugar de eso llenó el vaso con whisky.

Recostándose hacia atrás con el vaso en sus manos, miró hacia el líquido ámbar oscuro.

—Daryna lo odiaba también. Creo que mamá también lo odiaba pero fue demasiado débil como para dejarlo. Ella simplemente no nos protegía — gruñó, sacando el veneno con sus palabras — Ella nos dejó solas a su merced — El vaso fue llevado a sus labios y una buena tercera parte de su contenido se redujo drásticamente —¿No te esperabas una compañera de departamento tan jodida, huh?— La bombilla de la lámpara emitía bastante luz para que Elena notara el brillo de lágrimas en sus ojos. Yulia colocó el vaso sobre la mesita de noche —Solía preguntarme que había hecho mal para merecer una familia tan mala— dijo, mirando abajo hacia su regazo.

Elena reaccionó de la única forma que sabía, se acercó a ella y envolvió sus brazos alrededor de la asustada pequeña pelinegra.

—No podemos escoger a nuestras familias — comenzó, atenta a la rigidez del cuerpo que sujetaba —Pero cuando nos convertimos en adultos podemos escoger nuestra propia familia.

—Con mi suerte sería algo así como cuando te dejan de lado cuando escogen a los miembros de un equipo de fútbol —Yulia dijo quedamente.

—Oh no— Elena susurró, ajustando más su agarre de modo que la cabeza de la mujer más joven quedara debajo de su barbilla —Yo siempre te escogería a ti para que fueras de mi equipo — “¿No puedes creer que alguien pueda quererte? ¿Crees que no eres digna de importarle a nadie?”

Lena acabó el abrazo con un apretón rápido y retrocedió, dándole a Yulia su propio espacio.

—Amo a mi hermano con todo mi corazón pero siempre tuve la ilusión de tener una hermana pequeña — Yulia le dio una mirada —Bueno, tal vez no tan…compleja como tú, pero es igual — Elena intentó, aliviada cuando vio una gran sonrisa asomar en la cara de su compañera.

—Creo que estoy siendo un total desastre — Para la sorpresa de la escritora, Yulia golpeó cariñosamente su muslo.

—Pero gracias — frotó sus manos — Creo que es hora de dormir por ahora— Entendiendo la indirecta, Elena se movió a un lado de la cama y se puso de pie.

—Te veré por la mañana entonces. Buenas noches.

“Está bien si por ahora no quieres decir más”, ella pensó para sus adentros. Elena sintió un gran progreso entre ellas y se sintió satisfecha con eso.


CONTINUARÁ...

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Fati20 1/24/2021, 1:24 pm

Que lindo q poco a poco mejoren la confianza lena es un amor y la pobre julia solo a conocido lo malo de la vida
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/30/2021, 10:29 am

Capítulo Diecisiete

Elena entró con su Jeep en el aparcamiento, buscando cuidadosamente un lugar para aparcar.

—Hay un lugar por allí, al lado del coche de Svetlana — Yulia señaló.

—Nop, está demasiado cerca del campo. ¿Has visto la forma en que las pelotas caen por esta zona?

—Oh, creí que era porque no querías que se te llenara de polvo.
—Bueno, por eso también — Admitió, estacionándose en un lugar sombreado cerca de algunos árboles —Venga, es hora de que veas como el equipo de las Abejas nos patean el trasero.

—¿Es buen equipo, huh?

—El mejor de la liga y ellas lo saben— Salieron del Jeep y fueron hacia la parte de atrás. Elena abrió la puerta trasera y sacó su mochila de deporte — Es como si jugaran Tinker y Evers, pero aquí son las gemelas Bibikova.

—¿Huh?

—Supongo que tendrías que saber de béisbol para que entiendas lo que hablo, es decir, que casi es una garantía de que todas las pelotas que nos lancen serán out.

—Oh— Yulia se encogió de hombros — ¿Así que estaremos aquí sudando con todo este calor y ensuciándonos, solo para perder?

—Así es— La pelirroja colgó la mochila sobre su hombro —Tú llévate la hielera.

—Caramba, gracias.

—Ni lo menciones — Elena usó su hombro para darle un codazo en broma a su compañera —Ahora vamos, es hora de ver a las Soshis darle a las Abejas, un juego fácil — Sveta sonrió y saludó con las manos cuando vio a las dos acercarse. Le dio a Lena un abrazo.

—Me alegraría que tú pudieras hacerlo también — dijo a Yulia, quien permanecía fuera de su alcance.

—Pues bien, he escuchado que aquellas dos son de cuidado — La morena señaló hacia las gemelas.

—Definitivamente. Tengo un sentimiento que será un juego muy rápido. ¿Qué le pasó a tu cara?

—Oh, um... mala noche en el trabajo. Elena, voy a dejar la hielera por allí y a conseguir un asiento.

—Ok— Svetlana esperó hasta que la pelinegra se retirara antes de preguntarle a Lena.

—¿Qué le pasó?— Mirando mientras se retiraba hacia las gradas, la pelirroja colocó sus antebrazos sobre uno de los rieles superiores de la cerca junto al campo de juego.

—Odio que trabaje allí. Me dio una pobre excusa de que un hombre la golpeó.

—Oh Dios mío, ¿qué pasó?

—No me dio todos los detalles. Su cara se ve mejor hoy que anoche. Se quemó su espalda con un cigarrillo también.

—¿Estaba ella…?

—No. Eso ocurrió durante una de sus funciones— Elena miró hacia el campo, levemente notando los uniformes amarillos con negro del otro equipo que calentaban haciendo tiros con las pelotas —Sveta, la hubieras visto anoche— La castaña apretó su hombro.

—¿Cómo estás tú?

—¿Yo? Yo no fui a la que golpearon — Sacándose la gorra, suspiró y comenzó a juguetear con el ala de la misma —Algunas veces, es un verdadero dolor de cabeza pero anoche... — Hizo una pausa, lamiéndose los labios para dar tiempo y meditar sobre la situación — Cuando le vi su cara no lo podía creer. ¿Cómo pudo alguien hacerle eso a ella?

—Malas cosas le pasan a gente buena, Elena. Así es la vida.

—No puedo soportar ver que ella regrese de nuevo a trabajar allí después de lo que pasó.

—Es su trabajo.

—Podría encontrar otro trabajo. Le dije que Mihail estaba contratando gente. Tal vez, si trabajara con él por unos días mientras se recupera ella ya no quiera regresar a trabajar al club.

—Tú no puedes planificar eso — Svetlana dijo —Quizás a ti no te guste el trabajo que ella hace pero tienes que aceptarlo pues es su manera de vivir. Lo mejor que puedes hacer es estar allí para ella — La actividad en el campo de juego cambió, las pelotas fueron recogidas y la catcher ya estaba tomando su posición — Creo que será mejor salir a jugar y esperar a que nos tengan un poco de misericordia.

—Iré con la couch para que me de las indicaciones — Lena dijo —Si te da sed ve con Yulia, ella está a cargo de la hielera.

—Oh, qué bien. Ni siquiera me acordé de traer algunas bebidas hoy. ¿Trajiste agua fría para mí?

—Hay agua, soda, jugo y cerveza. Lo sé, lo sé, dejarle a Yulia hacerse cargo de la hielera es como dejar a un zorro protegiendo un gallinero, pero sólo hay un paquete de seis cervezas allí dentro. Dudo que ella pueda terminarse todas en lo que dura el juego.

Svetlana se burló.

—Uh huh, y tu deseo se hará realidad si se lo pides a la primera estrella de la noche.

—Sí, bueno... —Lena le dio un pequeño golpe a la gorra de Svetlana —Gracias por escuchar.

—Cuando quieras, cariño. Deséame suerte.

—Con suerte solo podrías hacer strikes y quedar fuera— Elena dijo, poniéndose su gorra — Por otra parte podrías mandar esa pelota directamente a su guante y quedas fuera también.

—¿A cuál de las dos?

—Nunca he sabido cual es Carol y cuál es Coral. La mediocampista...

—Esa es Carol.

—Sí, ella. Te juro que tiene un imán en su guante que atrae a la pelota como si esta fuera de acero — Las mujeres se rieron y caminaron hacia la banca.

Svetlana era la primera en pegarle, y dio un golpe lento que atrapó la mediocampista. Trotó de regreso hacia la banca y colocó su bate junto con los demás junto a la cerca.

—Bueno eso si que fue rápido — dijo.

Yulia caminó hacia ellas, con cerveza en mano.

—Creí que la idea era pegarle a la pelota y mandarla fuera del campo, y no mandárselas a las gemelas.

—Que graciosa. Toma un bate intenta un tiro, sabelotodo.

—Oye, pequeña, ¿quién te hizo esto? — Santana dijo, moviéndose suavemente al lado de la stripper. Extendió su brazo y tomó la barbilla de Yulia con su mano — Joder chica, esto sí que es una belleza. Oye Katina, ¿Es qué no sabes cómo tratar a un precioso espécimen como este?

—Yo no lo hice — Elena contestó.

La curiosidad causó que varias de las Soshis dejaran el banco y se arrimaran para ver la lesión de Yulia.

Recordando que les había comentado que trabajaba de bartender, Yulia rápidamente les contó una historia de que intervino en una pelea entre dos borrachos. Quedando Nicole ponchada, acabó el primer inning, obligando a las Soshis a dejar la conversación con Yulia y tomaron sus guantes para defenderse ahora que les tocaba batear a las Abejas.

—¿Qué fue lo que Elena te contó de esto?— Yulia preguntó con voz baja a poca distancia de la primera base.

—Me contó que no irías a trabajar por unos días— Svetlana contestó.

—Yep.

—¿Cómo te sientes por lo sucedido anoche?— Yulia se encogió de hombros.

—No lo sé. Es simplemente algo que ocurrió, no hay ningún problema.

—Uh huh — Svetlana dijo dudosamente — Sí, claro, yo siempre suelo recibir golpes en el trabajo — Interrumpió la conversación para posicionarse y recibir un lanzamiento de la segunda base —¿Vas a trabajar para Mihail esos días?

—No lo sé. No creo que pueda hacer esa clase de trabajo.

—Supongo que es más fácil darse por vencida sin intentarlo siquiera, ¿hmm? — Otra vez su conversación fue interrumpida por el juego en curso cuando la mediocampista de las Abejas tomó la tercera base. En pocos segundos Carol Bibikova tomaba la primera base y fácilmente logró tomar la segunda también.

—No se verá bien si les dan una paliza apenas en el primer inning, Doc.

—Hey Yulia, muérdeme.

—Ooh, ahora hay una oferta— una de las Soshis que estaba sentada sobre el banco gritó. El bate conectó, esta vez enviando la pelota al jardín izquierdo. Elena reaccionó rápidamente, tuvo que tirarse sobre la hierba seca. Pudo atrapar la pelota logrando un out, pero no quedó en buena posición de lanzarla hacia la tercera base para evitar que la corredora llegara. Exasperada, pasó sus manos tallando inútilmente las manchas de hierba en sus pantalones mientras caminaba de regreso a su posición.

—¿Por qué está tan molesta?— Yulia preguntó —Logró hacer un out.

—Quiso evitar que Bibikova avanzara. Ahora si alguien conecta fuera del campo, será una carrera para ellas.

—No te preocupes, cariño — Santana dijo, colocando su codo sobre el hombro de Yulia —Estoy segura que te dejará consolarla después del juego.

“¿En eso es en lo que piensan solamente?” La morena pensó para sí misma, moviéndose ligeramente hacia la derecha para romper el contacto con Santana. La latina no se tomó a mal que evitara su contacto, de pronto se le vino una repentina necesidad de asegurarse de no haber olvidado sus llaves en el coche.

—Esta tía es un caso serio — Yulia dijo cuándo la mujer latina se retiraba.

—Ciertamente lo es— Svetlana contestó, vigilando como la bateadora abanicaba el tiro —Vas a tener que acostumbrarte a esto. Sin embargo, ¿por qué no te pusiste ese pequeño top de la semana pasada? Nos hace falta tener toda la ayuda que sea posible — Una pelota atrapada por Olenka acabó con el inning — ¿Por qué no le traes una bebida a Elena? Debe estar acalorada después de toda esa corrida por el campo.

—Seguro, ¿qué crees que prefiera?

—Té helado, probablemente.

—Entendido — Yulia trotó hacia la hielera y levantó la tapa. Varias latas sobresalieron a través del hielo raspado y localizó el té helado rápidamente. Regresó a la cerca y en eso llegó Elena y se sentó en la banca.

—Oh, gracias — dijo, tomando la lata —No puedo creer que esté tan caliente aquí afuera.

—Es genial si te quieres broncear — La morena extendió su brazo para probar lo que decía.

—Y si te quieres insolar— la escritora dijo, sacándose la gorra y pasando un paño sobre el sudor de su frente. Dio otro largo trago a la lata antes de devolverlo a su compañera — Soy la primera en batear, te veo en un rato.

—Buena suerte. Sácala fuera del campo de juego.

—Lo intentaré— Svetlana caminó y se apoyó contra la cerca.

—Wagner es la pitcher. Elena siempre tiene problemas con su zurda.

—¿Siempre le hacen out?

—No. Usualmente ella le pega… — golpe — ...justo hacia la mediocampista— terminó.

El área que protegían las gemelas Bibikova era llamado el Bloque de Hielo debido a la dificultad que tenían de no poder traspasarlas. El bloque resultó impenetrable todo el resto del juego y cada intento de las Soshis cuando bateaban para poder emparejar el juego fue siempre parado por el árbitro que marcaba out. Ya para el séptimo inning, las Abejas disfrutaban de una ventaja de cuatro a cero en el marcador. Svetlana fue golpeada por una pelota, con la muñeca amoratada logró llegar a primera base. Dara logró pegar un buen tiro para ir a primera base y poner una corredora en segunda sin ningún out. Observando desde la cerca, Yulia le dio un codazo a Elena.

—Oye, parece que tenemos una buena oportunidad.

—Yep, es como mandar una pelota de nieve al infierno. Olenka es una de nuestras mejores bateadoras pero ella siempre manda la pelota al jardín izquierdo. No tiene ninguna posibilidad en contra de las gemelas.

—Tal vez debí ponerme ese pequeño top después de todo— la morena filosofó.

— ¡Oh mira!

El golpe de Olenka fue directo hacia el piso tomando desprevenida a la pitcher ya que la pelota dio un brinco inesperado como para atraparla. Para cuando las gemelas Bibikova lograron llegar a la pelota, tres de las corredoras estaban a salvo. La banca de las Soshis estalló con frenesí, disfrutando por primera vez el ver las bases con jugadoras de azul y blanco en lugar de amarillo y negro.

—Las bases están llenas y nuestra bateadora ya se colocó en el plato — Elena ajustó su gorra y ahuecó su boca con sus manos —¡ Venga, adelante, Nicole! ¡Tú lo puedes hacer !—La ojiazul aplaudió y se unió a Elena.

—¡Sí Nicole!

—Será mejor que me vaya al círculo de práctica. Soy la siguiente si ella no logra pegar un hit para una doble jugada.

“¡Swish… thwap!” —¡Strike uno!

Elena aplaudió de nuevo, alentando a sus compañeras de equipo para hacer lo mismo.

—Eso está bien, Nicole. Es sólo un strike — Volteó a mirar a Yulia — Deséame suerte.

¡Swish… thwap! —¡Strike dos!

—Buena suerte.

Elena recogió su bate y caminó hacia el círculo de práctica. Apenas había entrado a la zona cuando escucho un swish… thwap seguido por las ya esperadas palabras.

—¡Fuera!

“Oh genial, ahora todo está en mis manos”.

Sujetó el bate con ambas manos, lo levantó sobre una de ellas, estirándose, consciente de la humedad bajo sus brazos. Caminó hacia el plato, dio una mirada a Svetlana que esperaba en tercera base, le sonrió y le levantó sus pulgares en apoyo.

—Ok Viktoria, un out más— la catcher gritó en lo que Lena tomaba su posición en el plato. Mirando hacia el campo de juego, las gemelas dejaron en claro que no tenían la intención de dejar pasar ninguna pelota a través de ellas.

“Sólo debo concentrarme y pegarle a la pelota”.

Por supuesto que era más que sólo golpear la pelota. Tenía que asegurarse que debía mandarla lo suficientemente alta para poder pasar al Bloque de Hielo pero no tan alta para que alguna otra jugadora la atrapara. Flexionando sus dedos alrededor del bate, se apoyó en su pie de atrás y esperó a que la pitcher lanzara.

¡Swish… thwap! —¡Strike uno!

—¡Venga, sácala fuera del campo!— Con Yulia a su espalda, Elena no la podía ver pero fácilmente escuchó sus palabras de ánimo. El sonido de un puño pegándole a un guante la hizo mirar a la mediocampista de pelo rizado.

Una sonrisa abierta casi siniestra encontró su mirada y tragó reflexivamente.

“Tal vez puedo sólo dar un leve toque a la pelota”.

Miró esperanzadamente hacia la primera y segunda base. Elena mantuvo ese pensamiento en su mente en lo que la pitcher le lanzaba una pelota elevada.

Esta vez su bate hizo contacto pero su golpe fue algo pronto, débilmente mandando la pelota a zona de foul. Sujetando el bate entre sus rodillas, Lena se limpió su labio superior y canalizó su mirada al plato de home. Un strike más y la tradición de las Abejas dándole una paliza a los Soshis continuaría. Apenas escuchó el grito de sus compañeras de equipo mientras nerviosamente asumía su postura. Su jersey se sentía tan grueso en contra de su piel sudada y su sostén deportivo estaba totalmente húmedo.

Casi abanicaba un tiro cuando el árbitro gritó que era una bola. Lena soltó un profundo suspiro.

—Oh, gracias Dios.

—¿No estabas segura de esa, verdad?—La catcher bromeó —Tú conoces a Carol, le gusta esperar hasta que tú se la mandes directamente. Como si lo anticipara — La gemela mediocampista golpeó su guante y dio una mirada burlona a la pelirroja.



CONTINUARÁ....
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/30/2021, 2:05 pm

Capítulo Dieciocho

“Por favor, no me dejes que le pegue justo hacia ella. Por favor, no me dejes mandarla hacia ella”.

Agarrando el bate más fuerte, esperó para que el destino decidiera si sería la heroína o la perdedora del juego.

Fue un lanzamiento perfecto: Un lanzamiento lento justo a la izquierda del centro. Comprometiéndose, Elena se meció tan duramente como pudo, el impacto de la pelota en contra del aluminio del bate le hizo sacudir sus manos.

La bola pasó por encima de la primera base y cayó justo delante del jardín derecho. Se alegró tanto de que no fuera atrapada por ninguna de las dos gemelas Bibikova que le tomó un segundo en recordar que tenía que correr a primera base. Pensó la posibilidad de correr hasta segunda pero se detuvo cuando vio a Olekna regresar la pelota, dejándola sin la posibilidad de avanzar más.
Svetlana y Dara anotaron carrera, cortando la ventaja de las Abejas ahora de cuatro carreras a dos. Lena sonrió y, con un pie en primera base, se apoyó firmemente unos segundos.

Inna tomó un bate firmemente, era una gran bateadora, dándole al equipo la esperanza que con dos corredoras en base tenían la oportunidad de emparejar a las Abejas. Esperanzas que no llegaron, Inna pegó un duro golpe pero justo hacia el Bloque de Hielo. Carol recogió la pelota del suelo y la lanzó a su hermana, que esperaba pacientemente en la segunda base haciéndole a Elena un out. Con un movimiento casual de muñeca, Coral le lanzó la pelota al árbitro.

—Buen tiro— dijo antes de trotar hacia sus compañeras para chocar sus manos con sus compañeras de equipo.

Lena estuvo parada en segunda base por algunos segundos, mirando con incredulidad cuando se retiraban las jugadoras.

—Oye, fue un buen juego— Sveta dijo mientras se acercaba detrás de ella.

—Aun así perdimos— Apuntó la pelirroja.

—Pero no perdimos por mucho, gracias a ti — Comenzaron a caminar hacia el banco de las Soshis — Ve el lado bueno de las cosas, finalmente pudiste traspasar al Bloque de Hielo. Ese es motivo de celebración, ¿No lo crees?— Elena se detuvo y miró a Svetlana.

—¿Cualquier excusa es buena para ir al bar, hmm?

—De hecho yo no puedo ir. Te lo dije, tengo que ir a ver a mamá esta noche.

—Bien entonces, probablemente yo también vaya a casa a ponerme a escribir algo. No es divertido ir sola —En lo que se acercaban a las demás, Lena se dirigió a hablar con Yulia.

—Lo hiciste genial — la pelinegra dijo cuando su compañera se acercó — Por un momento creí que lo lograrían, chicas.

—Sí, lo hice—Elena admitió —Fue un buen juego, aunque nos vencieron las Abejas otra vez — Recogió su guante y su bate —¿Puedes traerte la nevera?

—Seguro, ya está bastante vacía que cuando la trajimos. El agua del hielo ya la tiré.

Caminaron por el estacionamiento, haciendo una pausa para que Lena intercambiara unas palabras con sus compañeras de equipo. Yulia se apoyó contra el Jeep en espera de su compañera mientras varias Soshis hablaban sobre el juego. Después de probar abrir la puerta dos veces, la morena se dio por vencida y miró alrededor. Un brillante anuncio atrapó su atención. Miró a Lena, encontrándola todavía atrapada en un mar de uniformes azules y blancos. Curiosa, caminó hacia el anuncio para leerlo.

—No, de verdad. Tengo que ir a casa y lograr escribir algo —Lena se disculpó — En otra ocasión me encantaría salir con ustedes — Caminando hacia su coche, notó la nevera sobre el suelo y no vio a su compañera por allí. Divisó a Yulia parada cerca de un cobertizo. Despacio caminó hacia ella, leyendo un anuncio sobre la pared promocionando una feria local —¿Lista para irnos?— Preguntó, causándole a Yulia dar un salto por la inesperada voz.

—Oh, sí, supongo que sí.

—¿Te gustan las ferias?

—Sí, fui un par de veces cuando era niña — La morena dio la vuelta y se encaminaron hacia el Jeep.

—Deberías ir — la pelirroja dijo —Tienen esas promociones de pagar tu entrada, y puedes subir a todos los juegos mecánicos, gratis.

—Nah, no es divertido ir sola— La morena esperó a que quitara los seguros de las puertas, y luego colocó la nevera en la parte trasera — Además, no creo que mi preciado coche logre subir la colina Azul.

Inclinando la cabeza, Elena entró en el lado del conductor y metió la llave en el encendido. Una rápida mirada de reojo le mostró algo de polvo a un lado de la cara de Yulia, sin duda causada por todo el polvo provocado por el juego.

—En la guantera hay algunas toallitas húmedas, deberías limpiarte tu labio. No queremos que se infecte.

Observó como la morena abría el paquete cuidadosamente, pasó una toallita por el área cortada y amoratada.

“No. Tengo que ir a casa y terminar esa escena”.

Pensó para sus adentros mientras el Jeep encendía.

“No tengo tiempo para ir a subirme a todos esos juegos y pasearme en el barco pirata y”.....

—¿ Sabes qué? Ese fue un gran golpe que di hoy en el juego.

—Oh sí— Yulia estuvo de acuerdo —Yo estaba segura de que darías un buen golpe. Nada hubiera sido peor que te sacaran teniendo todas las bases llenas.

—Estás en lo correcto. Pienso que hay que celebrarlo. ¿Te sientes con ánimos para ir a la feria? ¿Aunque sea solo un rato?

—¿Quieres decir, contigo?

—Por supuesto. No he ido a la feria en años. Apuesto que será divertido — Tomando la decisión, Elena dio vuelta a la izquierda en lugar de la derecha saliendo del estacionamiento y conduciendo el Jeep rumbo a la colina Azul.

“Solo tendré que desvelarme hasta tarde y me pondré al corriente”, se dijo a sí misma.

[…]

—Mira todo ese tráfico — Dijo la chica de ojos azules mientras tomaban la carretera que conducía hacia la feria.

—Es probable que sea el último sábado que esté aquí y continúen su ruta o como sea que le llamen, hacia otro lugar.

Elena presionó el botón arriba de la direccional, enviando chorros de líquido incoloro sobre el parabrisas.

—No puedo creer qué polvorienta es esta carretera. Voy a tener que lavar el coche cuando lleguemos a casa.

—Un poco de suciedad no le hace daño a un coche. Yo dejo que la lluvia lave el mío por mí.

—Pues, por eso el mío tiene una brillante pintura y el tuyo está todo descolorido — Contestó, pisando el freno fuertemente cuando la camioneta de adelante se paró de pronto —No había ido a la feria en años. Olvidé lo problemático que es estacionarse.

—Si quieres olvidémoslo y vayamos a casa —Yulia ofreció, para sorpresa de Elena.

—¿Es lo que quieres?

—No lo sé — se encogió de hombros — No me imaginaba que teníamos que esperar tanto tiempo sólo para estacionarnos. Probablemente esté todo lleno — Miró con anhelo la rueda de la fortuna a lo lejos.

—Oh— Lena volteó su cabeza hacia la ventanilla del conductor, sonriéndose. Sabía que su compañera le estaba dando la oportunidad de zafarse del compromiso — Nah, ya no estamos tan lejos de cualquier manera. Una vez que nos estacionemos y entremos todo estará bien, estoy segura — El tráfico avanzó ligeramente — Ves, ya nos estamos moviendo de nuevo — Tomó otros quince minutos antes de que finalmente llegaran al área del estacionamiento. Los ojos de Lena se ensancharon al ver el cartelón que indicaba cuatro rublos por estacionarse pero fue Yulia la que habló.

—No lo puedo creer. Eso es ridículo. Es tan solo un campo polvoriento. ¿Cómo pueden cobrar eso por estacionarse aquí?

—Porque saben que vamos a pagarlo en lugar de conducir hasta arriba de la colina y bajar caminando de nuevo — la escritora dijo, metiendo la mano en el bolsillo y sacando varios billetes.

—Toma, déjame pagar esto — Yulia dijo, ofreciéndole un billete de cinco rublos.

—¿Qué tal si nos lo dividimos?— Elena sugirió, sosteniendo tres rublos. Minutos más tarde el Jeep fue estacionado debajo de la sombra de un árbol. La pelinegra dio un salto fuera rápidamente, deseando fumarse un cigarrillo después del largo paseo. Después de cerrar el Jeep y meter las llaves en su pequeña mochila, Elena caminó a su lado — Mira, hay una enorme carpa. Tal vez haya un circo también.

—Eso explicaría el olor— La morena arrugó su nariz —Mínimo un pequeño zoológico.

—Tendremos que asegurarnos de quedar opuestas contra el viento, de ellos — Caminaron hacia la entrada, quejándose la una a la otra por el precio de admisión. Sin querer, Elena notó que a Yulia sólo le quedaron cinco rublos después de pagar el exorbitante precio. Pasaron por un quiosco.

—Oye, ven acá— Yulia llamó, ya encaminándose hacia el puesto en forma de barril de cerveza —¿De cuál te gusta tomar?

—Oh, no gracias — Contestó —Yo conduzco, ¿recuerdas?

—Vinimos a divertirnos. Una cerveza no te matará — La pelinegra volteó hacia el vendedor — Dos cervezas.

—De verdad, yo no.......— Elena protestó cuando vio el líquido ámbar llenando el vaso de plástico. El fuerte sol cayendo sobre su cabeza tampoco ayudaba mucho —Bueno, supongo que una no me matará.

—Oh, por favor— Yulia comenzó a rodar sus ojos en broma y tomó un trago de su bebida mientras le daba la suya a Elena. Estuvieron paradas por un rato, sorbiendo sus cervezas y volteando a mirar los diferentes juegos ante ellas. El juego más cercano atrapó la atención de Lena.

—Hey, ¿quieres probar en ese?

—Nunca lo he jugado antes — Yulia dijo mientras tiraba su vaso vacío en un contenedor de basura cercano —¿Cómo se juega?

—¿Ves la pistola de agua? Debes de apuntar a la boca del payaso y eso hace que el coche suba por ese tubo. El primero en llegar a la parte superior gana — Mientras ella hablaba, Elena guiaba a Yulia hacia el puesto donde estaba el juego. Abrió su cartera y sacó varios billetes —Yo invito el primer juego.

—No tienes que hacer eso, tengo dinero — la stripper protestó, metiendo la mano en el bolsillo.

—Tú compraste la cerveza. Déjeme invitar este juego.

—¿Ok?— Yulia dudó por un momento antes de asentir con la cabeza y tomó asiento en el banquillo cercano. Elena sonrió y después de limpiar el asiento con su mano, se sentó en el banquillo al lado de ella, dándole el dinero a la encargada. La joven chica tomó el dinero y presionó algo detrás del estante con su pie.

—Dispárenle sólo al blanco. No inclinen la pistola. En la parte superior tienen el botón para disparar. El que logre llegar a la cima tiene derecho a un premio — La chica dijo las indicaciones repetidas veces mientras pasaba a lo largo de la fila tomando el dinero —Cuando la campana suene, apunten al centro de la boca del payaso. Buena suerte.

Brrringgg!!

Elena logró conseguir avanzar un poco mientras que a Yulia le tomó algunos preciosos segundos corregir su puntería. Los coches subieron por los tubos, el azul iba delante del rojo. Subieron alto y más alto hasta que la campana sonó otra vez. El globo numerado arriba del coche de Elena parpadeaba rápidamente, anunciándola como la ganadora.

—Felicidades — Yulia dijo mientras ella regresaba su pistola de agua de nuevo a su lugar. La joven encargada bajó y se paró enfrente de Lena.

—Escoja cualquier cosa del estante de abajo.

El estante más bajo contenía trolls de plástico pequeños con un arco iris de colores de pelo.

—El verde— se decidió.

Tomó su premio y lo guardó en su pequeña mochila y caminó alejándose del juego, Yulia caminaba a su derecha.

—¿Qué te gustaría hacer ahora?— La pelirroja preguntó, deteniéndose para terminarse la cerveza que ya se estaba poniendo tibia —¿Te has paseado alguna vez en el barco pirata?— Preguntó, señalando el enorme barco que se balanceaba como un péndulo.

—No.

—¿Quieres probar?

—No lo sé— Se encogió de hombros y miró la cabina de boletos — ¿Cuánto cuesta subirse allí?— Elena enganchó su dedo bajo la pulsera plástica verde en la muñeca de la joven mujer.

— Nada. Todos los paseos son gratis con las pulseras.

—Oh— Yulia se le quedó mirando al enorme barco por un momento —¿Tú te has subido a eso antes?

—Hace algunos años. Svetlana y yo solíamos sentarnos hasta el final del barco. Es más divertido de ese modo. Mira, la fila no es tan larga.

—No he probado algo así nunca, cuando yo estaba en quinto grado lo más emocionante que hice fue ir a un paseo al campo — Continuó observando el juego mecánico, escuchando los felices gritos de las personas que se mecían en el largo barco, yendo en forma casi vertical antes de ir de regreso a ochenta grados hacia la otra dirección.

—Es realmente muy seguro. Y divertido —Elena agregó —Te diré algo. Súbete conmigo al barco pirata y prometo subirme a cualquier juego que tú elijas.

—¿Podemos sentarnos a la mitad? En esa parte no toma demasiada altura.

—Si esa es la condición para subirte conmigo, está bien — El barco continuaba meciéndose, aunque era más lento ahora y ya no iba a gran altura, señalando el final del paseo. Mirando la fila, la escritora se dio cuenta que si se apresuraban aún podrían lograr subirse en la siguiente tanda. Extendió la mano y agarró la muñeca de Yulia —Venga, será divertido.

“Te obligaré a sentarte en uno de los extremos la próxima vez”, pensó para sus adentros mientras se colocaban al final de la fila.

Aún estaban demasiado atrás en la fila como para alcanzar a subirse en el próximo paseo. Cuando avanzó la fila quedaron justo al frente del juego mecánico, quedando demasiado cerca del sonido de los motores y los gritos de la gente, era ensordecedor, lo que hacía imposible una conversación. Decidiendo que el barandal estaba demasiado sucio para apoyarse, Elena permaneció parada y dividió su tiempo entre observar el juego mecánico y observar a Yulia. Le costaba trabajo imaginar a la mujer que fumaba con deseo la marihuana, que bebía cerveza como si fuera agua, o la personalidad tan áspera y dura, con la mujer que tenía parada justo delante de ella. De pronto, pensó algo. “Ella no ha estado en un lugar como este desde que estaba en quinto grado. Tendría qué, ¿cerca de diez años más o menos?”

“Probablemente aun no podría probar con algo así. No me extrañaría que se asustara. Tal vez deberíamos probar algo más fácil, como la rueda de la fortuna”. Amablemente, Lena se aproximó al hombro de Yulia.

—Si prefieres probar algo diferente y regresar más tarde a este juego, está bien.

—No, ya nos va a tocar en el siguiente turno. Mientras no me hagas sentar hasta el extremo del barco, creo que estaré bien — A pesar de su aparente valentía, las palabras de Yulia sonaban nerviosas. Sin pensarlo, Elena dio suavemente unas palmadas en la espalda de su compañera.

—Estaré justo a un lado de ti. Prometo que será divertido.

El paseo se terminó y las personas regresaron. Después de una rápida inspección a los asientos y las barras de seguridad, el asistente tiró su cigarrillo al suelo y abrió la puerta de entrada.

—Aseguren bien sus pertenencias que traigan sueltas. Conserve sus manos y sus piernas dentro del barco todo el tiempo — La línea se movió hacia adelante y las escaleras se acomodaron en la zona de abordar. Elena siguió a Yulia hasta el asiento más cercano justo en el centro del barco. Fueron empujadas por los adolescentes que intentaban llegar a los codiciados asientos traseros.

La morena se metió primero, moviéndose hacia un lado del acolchonado asiento para hacerle un campo a Elena.

—No hay cinturones de seguridad—la pelinegra señaló nerviosa.

—No se necesitan— Elena señaló la barra de metal que estaba actualmente en posición levantada —Antes de que el paseo comience bajarán la barra. Eso será suficiente para mantenernos en nuestros asientos — Yulia estiró su brazo y tocó el grueso cojincillo negro que rodeaba la barra de seguridad.

—No estoy segura —Elena se acercó aún más, sus caderas estaban casi tocándose.

—Confía en mí, esto será divertido.

—No soy una miedosa— dijo ella, cerrando el botón del bolsillo de su blusa para mantener los cigarrillos en su sitio —Cuando era pequeña me subí al scrambler y a la montaña rusa. Fue muy divertido.

—Bien, ahora solo piensa lo divertido que será este gran paseo — la escritora argumentó. Una serie de sonoros ruidos se escucharon cuando las barras de seguridad fueron bajadas a su lugar —Ah, aquí vamos. Es casi la hora.

—Oye, aun puedo moverme detrás de esta barra —Yulia dijo —No me sujeta lo suficiente.

—Se supone que así debe de ser — Elena alcanzó y palmeó su mano agarrada fuertemente alrededor de la barra acolchada —Disfrútalo Yulia. Confía en mí, ¿Ok?

—Confió en ti. En lo que no confió es en esto.

Pero ya era muy tarde para las protestas pues el barco entró en movimiento.

—Aquí vamos— Elena dijo, casualmente apoyando sus muñecas sobre la barra de seguridad. El largo barco estaba suspendido por grandes vigas que servían de soporte a los extremos.

—Oh Dios— Dijo la morena mientras el barco empezaba a ganar velocidad, atrás y hacia adelante incrementando el movimiento gradualmente. El viento movía su pelo para atrás y de regreso, momentáneamente tapándole a Lena la vista de la cara de su amiga.

—Espera, va a ir más alto — le dijo con una sonrisa.

En la siguiente mecida, el largo barco subió aún más alto, causándoles cosquilleos en sus estómagos. Yulia rió nerviosamente ante la nueva sensación, una sonrisa se estaba formando en su cara.

—Esto se siente chistoso.

—Yeah— Elena estuvo de acuerdo —Levantemos nuestros brazos cuando vaya de bajada.

—Por nada en la vida— la joven mujer dijo firmemente, intensificando su agarre en la barra de seguridad.

—Wuss — La escritora levantó sus brazos al igual que muchos otros — Wheeee— gritó mientras descendían, bajándolos cuando iban en ascenso —Venga, levanta los brazos, es divertido.

—Uh huh— Yulia dijo dudosamente, rehusándose a soltar su agarre. Pero todavía una sonrisa estaba en su cara mientras se mecían devuelta y de regreso. El barco tomaba una posición casi vertical antes de regresar abajo.

—Whee— gritaron al unísono. Uno de los adolescentes que había peleado por ganar un asiento en la parte trasera se le olvidó seguir las instrucciones del asistente de conservar sus pertenencias seguras. Su gorra azul de béisbol salió volando, revoloteando hasta el suelo. Yulia se rió de él ante el frenético intento de querer atraparla y por la emoción de la gran velocidad del paseo. Demasiado pronto para el gusto de Elena, el juego mecánico fue desacelerando, el vaivén disminuyó, y pronto se encontraron quedándose quietas en espera de que la barra de seguridad se levantara. Las compañeras se separaron por un instante mientras salían del juego mecánico, reuniéndose nuevamente al bajar. Las primeras palabras que salieron de la boca de Yulia fueron…

—Eso fue divertido. ¿Lo podemos hacer nuevamente?— Elena no pudo contener su risa.

—Te dije que lo disfrutarías una vez que lo probaras.

—Oh cielos, no puedo creer lo rápido que va esa cosa— La pelinegra dijo, usando sus dedos para colocar el pelo detrás de su oreja —Es una suerte que no hayamos comido nada aun.

—El barco pirata es un peligro para el estómago— Estuvo de acuerdo, de manera similar colocando su pelo en su lugar —Pero así es más divertido.

—Oh sí. Hagámoslo nuevamente.

La vacilación inicial de ya tener veinticinco años de edad se esfumó, reemplazada por un entusiasmo casi adolescente.

Fueron de nuevo hacia el juego mecánico, esta vez Elena duró un rato convenciéndola de sentarse un par de asientos más hacia el extremo. Yulia todavía conservó sus manos en la barra de seguridad pero eso no impidió que disfrutara del paseo.

Después de que decidieron pasar algo de tiempo caminando, iban mirando los diferentes juegos mecánicos y algunos de habilidades.

—Ese se ve bastante fácil —Yulia dijo —Todo lo que tienes que hacer es derribar las botellas con una pelota de béis.

—El truco es que tienes que derribarlos completamente para poder ganar— “Aunque, eso aun parece bastante fácil”, Lena pensó para sus adentros. “Un rublo por lanzar. Pues bien, supongo que no se pierde nada intentar” — ¿Quieres intentar un lanzamiento?

—¿Yo? Diablos no —la joven mujer se burló —No podría pegarle ni a un enorme árbol. Tú eres la experta en lanzamientos.

Elena ya estaba abriendo el cierre de su mochila en busca de algunos billetes. Una botella fue apilada encima de otras dos y le entregaron una pelota. Puso atención a las instrucciones y levantó la pelota con su mano izquierda. Su primer lanzamiento fue alto, derribando la botella de arriba pero dejando las otras dos en su posición.

Inmediatamente sacó otro billete.

“Puedo hacer esto”

Las botellas fueron colocadas de nuevo.

—Venga, Elena. Tu puedes hacerlo—Yulia la animaba. El siguiente lanzamiento golpeó las botellas pero sólo dos rodaron al suelo. Los siguientes dos lanzamientos resultaron ser igualmente infructíferos pero en el quinto, saltó con deleite cuando las tres botellas cayeron al suelo.

—Escoge, lo que sea del último estante— el asistente dijo.

—Escógelo tú—Elena dijo a su compañera.

—Nah, tú eres quien lo ganó.

—En serio. Tú escógelo.

—Ok... —Yulia miró los diversos rechonchos osos —El rojo—Medía casi treinta centímetros de altura, demasiado grande como para meterlo en la mochila de Elena —Lo cargare por ti— ofreció.

—¿Cargarlo por mí? No, Yulia. Es tuyo. Tú lo escogiste.

—¿Estás segura?

—Segura— Extendió la mano y tomó el oso, comprobando que las costuras no estuvieran rotas como tantos de los juguetes que había ganado en otras ferias. Satisfecha de que no estuviera defectuoso, se lo devolvió a la morena —Tendrás que ganar algo para mi más tarde.

—¿Qué tal si te invito otra cerveza en lugar de eso? Te lo dije, no traigo mucho dinero.

—Te diré que. Compraré esta ronda y tú escoge el siguiente juego.

“Una cerveza más no me hará daño. Vamos a andar por aquí por algunas horas más todavía”.
Caminaron hacia la carreta de cerveza.

—¿De cuál quieres?

—Miller, si tienen.

—¿Fue de la que tomamos la última vez?

—Sí.

—Esa está bien—Elena volteó hacia el hombre —Dos Millers.

Continuaron caminando, pasando por el puesto de algodones de azúcar y el de palomitas de maíz. El sol ya comenzaba a ponerse, enviando resplandores con una variedad de colores.

—¡Oh, mira eso!— Yulia dijo emocionada, señalando hacia una carpa donde se jugaban juegos de mesa —Apuesto a que tienen el juego de blackjack.

—¿Tienen juegos de azar en una feria?

—Si, mira. Hay un juego de dados. Vamos a mirar— A Elena no le quedó más remedio que seguir a Yulia. Rápidamente cruzó la distancia y entró a la carpa. Ciertamente el lugar era un mini casino, con blackjack, póker, dados, y diversos juegos de azar. Yulia colocó su cerveza en la mesa cubierta de fieltro y haló una silla —Soy muy buena en el blackjack —dijo. Lena observó como sacaba dos rublos de su bolsillo y los colocaba sobre la mesa —Estoy dentro — la morena dijo al repartidor. Él vestía de una manera típica, camisa blanca con chaleco negro, una visera plástica verde en su cabeza. Él hombre inclinó la cabeza y miró a Elena interrogativamente.

Dándose cuenta de que ella tendría que jugar para poder permanecer sentada a un lado de Yulia, la pelirroja sacó dos rublos y de igual manera los colocó sobre la mesa. Se recargó lentamente y dijo a su compañera —Vas a tener que ayudarme con esto.

—No hay problema— Dijo, tomando su cerveza —Daryna y yo solíamos jugar este juego todo el tiempo— El repartidor rápidamente distribuyó la baraja dando a Yulia dos Jacks y a Elena un siete y un cuatro. El repartidor mostró un siete, la otra carta estaba boca abajo sobre el tapete.

—Oh— la morena dijo emocionada —Dobla la apuesta.

—¿Qué?

—Pon dos rublos más. Tienes la oportunidad de que la otra carta sea un cuatro y ganarás.

—Y si no, habré perdido cuatro rublos.

—Ganarás, confía en mí — Yulia miró al repartidor —Me quedaré.

Una hora más tarde la necesidad de otra cerveza y de relajarse hizo decidir a Yulia que era suficiente. Elena también compró otra cerveza.

—¿Y cuánto lograste ganar?— Le preguntó señalando hacia la carpa de juegos.

—Gané casi cuarenta rublos— Yulia le dijo felizmente, palmeándose el bolsillo del lado derecho.

—Creo que yo sólo me gané como treinta rublos. No lo hice tan bien como tú —Ya había oscurecido afuera, las luces de la feria iluminaban todo alrededor —Me está dando hambre. ¿Crees que vendan algo de comida saludable por aquí?

—No a menos que consideres un perro caliente saludable— Yulia bromeó, señalando hacia varios puestos de comida, donde varias mesas estaban colocadas en semicírculo —Veamos que encontramos para comer.


CONTINUARÁ...

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Mensaje por Yulieth 1/30/2021, 9:13 pm

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/31/2021, 11:56 am

Capítulo Diecinueve

Lena no confiaba en nada que llevara mayonesa después de un día bastante caluroso y tampoco en cualquier cosa que estuviera frita en aceite. Yulia felizmente ordenó para ella una queso hamburguesa y papas fritas junto con otra cerveza. Esperando que no fuera demasiado grasosa, la escritora se decidió por una rebanada de pizza y una botella de agua. Siguió a su compañera hacia una mesa plástica blanca.

—Espera — dijo, colocando su plato y su agua en una mesa cercana — Déjame darle una limpiada a esto.

—Ah, tan solo son algunas migajas — dijo la morena, limpiando con la mano su lado.

—Hay salsa de tomate y algo pegajoso también — Lena dijo, usando un chorrito de su agua para humedecer una servilleta — Sólo tomará un minuto — Le pasó una servilleta a toda la parte superior y a los lados de la mesa antes de mover su silla y darle una buena limpiada también. La morena ya se había sentado y ya iba a la mitad de su hamburguesa cuándo la pelirroja decidió que ya estaba lo suficientemente limpio para poner su comida.

—Te preocupas por las cosas más de lo debido — se quejó con cierta naturalidad —Un asiento sucio no te matará. ¿Qué vas a hacer cuando te den ganas de ir? Aquí solo hay baños portátiles ¿Te pondrás en cuclillas?

—Definitivamente— Elena se estremeció visiblemente ante el pensamiento de tener que usar un baño maloliente. Limpió con una servilleta la parte superior de su queso, absorbiendo el aceite excedente — ¿Cómo está la hamburguesa?

—Buena. Deberías probar las papas fritas con chile. Es algo fuera de este mundo — La sonrisa que había estado presente a lo largo de toda la tarde aún estaba allí entre mordiscos.

Elena se sonrió y subió la rebanada a sus labios. No tenía la menor duda de que Yulia estaba teniendo una de las mejores noches de su vida en mucho tiempo, si es que alguna vez había tenido alguna. Aún el haber tenido que respirar el humo del cigarrillo mientras jugaba blackjack, valió la pena.

Pensando sobre el dinero en su cartera, sonrió dándose cuenta que ella también se había divertido mucho, más de lo usual. El entusiasmo de Yulia la contagiaba completamente, explicando porque se pasó cerca de una hora apostando en los juegos de azar, algo que su padre bautista habría visto como un pecado y que era estrictamente prohibido. Lo más cercano que recordaba es haber jugado por patatas fritas con Svetlana y los chicos.

—Hey, ¿estás escuchándome? —Yulia preguntó, chasqueando sus dedos ante la divagación de su compañera.

—Oh, lo siento.

—Dije que deberías probar las papas fritas con chile — La pelinegra empujó el plato hacia el otro lado de la mesa —Venga, vive peligrosamente.

—No, de verdad. No creo…

—Yo tampoco creí que podría subirme a ese barco pirata pero lo hice. Una papa enchilada no te matará.

—Ok, es lo justo — Elena encajó el tenedor en una papa con chile y comió un bocado — Oh, esto esta picante — habló entre dientes con la comida en la boca mientras alcanzaba el agua.

—Yeah, eso es lo que lo hace tan bueno — Yulia dijo —La cerveza surte mejor efecto que el agua.

—Prefiero el agua, gracias — contestó, reduciendo drásticamente media botella en un intento para enfriar el infierno que estaba sintiendo en su lengua —¿Y, qué quieres hacer después de esto?

—Podemos volver a la carpa de los juegos — Yulia se reclinó en su silla, descansando su tobillo en su rodilla opuesta —¿No tendrás un broche para el pelo entre tus cosas?— preguntó, señalando la mochila.

—No, pero creo que lo vi por alguna parte — Se incorporó y miró alrededor —Creo que vi uno entre los premios de las máquinas con manivela.

—¿En serio?— Yulia pasó sus dedos por su pelo que le llegaba casi al hombro y lo sacudió un poco — Debería haber traído uno.

—Esos juegos son un desperdicio de dinero. Se requiere un milagro para ganar.

—Pues bien, tengo algunas monedas, estoy dispuesta a hacer el intento si eso significa conservar mi pelo fuera de la parte trasera de mi cuello— Elena le pasó una servilleta.

—Mejor asegúrate de mantener esa herida limpia.

—Gracias. No me ha estado doliendo y me olvidé por completo.

— No has tenido tiempo de pensar en cosas malas hoy, ¿no es así? —¡Oh!— Abrió su mochila —Sabes que…tengo... — moviendo las cosas, finalmente localizó lo que andaba buscando — Aquí esta— Sacó una banda elástica negra y la sostuvo en lo alto para que Yulia la viera —No estaba pensando cuando me preguntaste por un broche para el pelo. He tenido esta diadema conmigo todo el tiempo — La pelinegra agarró rápidamente la diadema.

—Sí, es perfecta.

—¿Necesitas ayuda?

—Nah, está bien. Lo puedo hacer— Retorciendo la banda por la mitad, Yulia recogió su pelo y lo sujetó en una pequeña cola de caballo, dejando el aire refrescante pasar por la parte trasera de su cuello —Oh, eso está mucho mejor— redujo drásticamente su cerveza y colocó el vaso vacío sobre su plato —¿Estás lista?

—¿Lista para qué? Aun no me dices que es lo que quieres hacer y ni se te ocurra en sugerir ir a la carpa de juegos otra vez.

—¿Está bien, qué tal otro paseo?

—Seguro— Elena se levantó y recogió la basura de la mesa —¿A cuál?

—¿Qué tal las tazas de té? A menos que te mareé dar vueltas.

—¿Yo? Eres tú quién me preocupa. No quiero ver esa queso hamburguesa otra vez.

—Oh, por favor— Yulia rió con fuerza —Después de todo este vicio de la bebida, no creo que un inocente juego para niños o algo como las tazas de té debería preocuparme.

—No lo sé. Te he visto después de una de esas parrandas, ¿recuerdas?— Elena le sonrió a Yulia mientras esta cubría su cara con sus manos —No te preocupes por eso. Estoy segura de que estarás bien.

El juego mecánico de tazas de té era un grupo de doce tazas con ruedas. En la mitad de las tazas de té estaba una rueda que los pasajeros podían usar para hacerse girar ellos mismos. No había una fila tan larga para este juego, dándoles la oportunidad de tomar una taza sólo para ellas dos. Sentándose una enfrente de la otra, esperaron impacientemente para que el paseo comenzara. Yulia colocó al robusto oso rojo entre ella y el asiento, esperando que no saliera volando una vez que el paseo comenzara.

—Sabes— Elena comenzó, —Si ambas comenzamos a tirar fuertemente de la rueda, apuesto a que podemos comenzar a dar vueltas.

—Si tú giras yo giro— Yulia contestó, situando en lo alto de la rueda sus manos. Al estar frente a frente, Elena tuvo que recorrer un poco los brazos de su compañera para poder colocar sus manos.

—¿La giramos al sentido de las manecillas del reloj o al contrario?

—Contrarreloj.

—Ok— Empezó despacio y requirió un poco de esfuerzo pero pronto mantuvieron un constante ritmo y la taza de té comenzó a dar vueltas en círculos, haciendo que todo se viera como manchas de luz y color. Con un movimiento fuerte, el juego comenzó a girar. La velocidad que fueron capaces de generar no era para nada igual de veloz que el mismo juego. En menos de un minuto estaban girando en círculos, la fuerza provocó a Yulia perder el agarre de la rueda. Se dejó recargar contra el cabecero acolchonado y rió nerviosamente. Lena dejó de girar la rueda y se relajó igualmente, cerrando los ojos y sintiendo el movimiento giratorio con todo su cuerpo.

—Esto es tan bueno como la marihuana — dijo sin pensar — Quiero decir... bueno...

Con los ojos aun cerrados, Elena sonrió.

—Sé lo que quieres decir.

—Es divertido de esta manera también, sólo que es diferente.

—Estoy segura que lo es—dijo, abriendo los ojos y tratando de alcanzar la rueda —Veamos si podemos hacer que gire más rápido — Poniendo sus manos en posición, siguió la velocidad actual mientras esperaba que Yulia le ayudara. Juntas comenzaron a deslizar la rueda entre los dedos hasta que el juego comenzó a bajar la velocidad.

Trabajando hombro a hombro como un equipo, sacudieron con fuerza la rueda, enviando la taza de té en otro giro acelerado. Sus manos constantemente se enmarañaban, ambas atacadas de la risa. Ambas sonreían y reían nerviosamente como si fueran colegialas, no había necesidad de hablar y pedir explicaciones.

—Más rápido— Elena animó.

—¡Sí, más rápido!— Yulia estuvo de acuerdo, adquiriendo gran velocidad por sus tirones a la rueda. En un momento ambas tuvieron que reclinarse y cerrar sus ojos, el paseo y su propia velocidad hacía que todo girara con una increíble intensidad.

—Oh cielos, esto podría ser demasiado rápido— Yulia gimió, apoyando su mano sobre su estómago.

“Oh no, no te atrevas a vomitar ahora”.

Deslizándose a través del asiento, Elena se colocó al lado de ella.

—¿Te duele o sientes nauseas?

—Duele.

—Tengo una idea — Colocándose entre Yulia y el asiento, usó sus dedos para golpear rítmicamente la espalda de la joven mujer —Intenta eructar.

Un giro rápido la envió con fuerza contra el asiento pero eso resolvió el problema. Yulia dejó salir un eructo bastante impropio para una dama.

—Lo siento.

—Está bien. Es probablemente por toda esa cerveza — Sintiendo que el juego bajaba la velocidad, Elena se deslizó de regreso hacia su lado del asiento.

—Hablando de necesidades— Yulia dijo, enderezándose en su asiento — Será mejor que busquemos los baños después de esto.

—Buena idea.

Elena estuvo de acuerdo, sintiendo su propia vejiga protestar. Cuando el juego paró, cortésmente sujetó la rueda con sus manos para evitar que la taza se moviera mientras Yulia recogía el rechoncho oso y salía afuera. El asistente sostuvo la taza por Elena, libremente mirándolo de arriba a abajo. Tuvo la gran tentación de hacerle un comentario al grasiento asistente pero decidió no hacerlo, esperando alejarse lo más pronto posible del cuerpo maloliente. Yulia la estaba esperando fuera del área del juego.

—Creo que están por aquí—dijo, refiriéndose a los inodoros portátiles.

Caminaron más allá de los juegos y cabinas de juegos, topándose con una pequeña pendiente donde se observaban las siluetas de los inodoros. Mientras se acercaban, el sonido de hombres riendo llegó hasta ellas.

Elena echó una mirada y vio los contornos oscuros de tiendas de campaña y los campamentos de los trabajadores de la feria. Tal vez fue el clima o el miedo lo que hizo a Yulia moverse más cerca de ella, Elena no lo sabía con seguridad.

—Umm, ¿quieres que nos turnemos y nos hagamos guardia una a la otra?— preguntó.

—Oh si, eso sería una buena idea— Yulia contestó quedamente, sus ojos mirando hacia la oscuridad por cualquier movimiento. Decidiendo que la segunda suposición era la razón de su repentino acercamiento, Elena estaba contenta de que su amiga aceptara su oferta. Después de percibir el olor a marihuana y de otra cosa que no podía identificar, Elena estaba segura de que ella tampoco quería quedarse sola.

La ida a los inodoros afortunadamente pasó sin incidentes, ambas mujeres hicieron lo que tenían que hacer y rápidamente regresaron al corazón de la feria. Poco antes de que llegaran al centro de ésta, Yulia levantó su brazo y colocó su mano en el antebrazo de Elena, deteniéndola.

—Um... —La luz cercana iluminó esa área en particular, apenas lo suficientemente para ver la cara de Yulia —Um... — La morena intentó de nuevo — Gracias por lo de hace un momento. Sé que lo hiciste por mí— Miró alrededor, aún nerviosa de las sombras en la oscuridad.

—Hey... — Elena levantó su mano, tomó la barbilla de la stripper y ladeó su cabeza a manera que sus ojos se encontraran —Sé que te da miedo estar en la oscuridad.

Yulia inclinó la cabeza y comenzó lentamente a caminar de regreso a la feria, la pelirroja rápidamente cogió el paso al lado de ella.

—Pero me estoy divirtiendo— la joven dijo firmemente —No voy a permitir que esto me asuste— Le dio a Elena un codazo juguetón —Venga, vamos a encontrar un juego donde te pueda patear el trasero y ganar un premio para ti — Yulia sostuvo en lo alto el osito de peluche para mostrárselo —Tal vez pueda ganar uno más grande que este— Elena contuvo una protesta. Seguramente ella podría encontrar un espacio en su recámara para el animal si Yulia quería ganar un premio para ella.

—Seguro, suena divertido. Vayamos a ver que juegos tienen los mejores premios — Mientras buscaban el oso de peluche más grande en la feria, se detuvieron para que Yulia comprara otra cerveza y una botella de agua. Mientras esperaba, Elena dejó a sus ojos vagar por los alrededores, captando los sonidos y formas de la feria anual. Había personas de todas las edades, niños pequeños siendo llevados por sus padres, parejas de viejitos esforzándose por no ser atropellados por los adolescentes.

Un centelleo brillante atrapó la atención de la pelirroja moviéndose más cerca de la fuente. “Perfecto”, pensó cuándo vio el brillante símbolo. El colgante de cristal. Lo que había provocado su atención fueron varios cristales que colgaban de una cuerda plástica delgada. Eran del tamaño perfecto para colocarlo en su espejo retrovisor y eso había sido algo que Elena siempre había querido comprar pero nunca antes había encontrado uno de este tipo. Estudió de que trataba el juego, intentando resolver el truco para ganar.

Desafortunadamente no había realmente alguna manera fácil de ganar. Era una mesa plana grande situada a la mitad de la cabina. Varios recipientes estaban colocados pegados unos con otros, cada recipiente de diferente color. El área del juego estaba cercada con una soga y una apenas inflada pelota para ser usada. Los posibles ganadores eran aquellos que colocaban su dinero al color que apostaran logrando obtener así el premio correspondiente. Elena rápidamente hizo las matemáticas. Había muchos recipientes cafés, seguidos por rojos, claros, amarillos, y negros. El recipiente plateado era el que sobresalía y era allí donde la pelota tenía que aterrizar para poder ganar el colgante de cristal. De otra manera el jugador se ganaría un regalo que correspondiera con el color donde aterrizara la pelota. “No hay duda de que son cristales de verdad y no de plástico corriente”, pensó para sus adentros mientras le daba la espalda a la cabina. Dio sólo un paso antes de encontrarse cara a cara con Yulia.

—Aquí no tienen ositos de peluche— dijo la morena, mirando la cabina de donde venía Elena.

—Estaba viendo los colgantes de cristales pero es imposible ganar. Venga, vamos a seguir buscando.

—No, espera un minuto— Yulia caminó hacia la cabina y se apoyó contra el riel, observando y aprendiendo cómo se jugaba el juego. Metiendo la mano en el bolsillo, sacó un cuarto de rublo apostando al color plateado. El asistente continuaba llamando a personas para que se integraran al grupo y se ganaran un premio pero cuando ya ningún otro se aproximó, se vio obligado a darle la pelota a ella.

—Échala adentro del hoyo. Si tu dinero está en el color al que le atines, ganarás el premio que corresponda a ese color —Yulia tiró la pelota, frunció el ceño cuando aterrizó en un recipiente café. Elena puso su mano en el hombro de la morena.

—Vamos, encontraremos alguna otra cosa para jugar.

—¿Qué harías si me lo ganara?

—Siempre he pensado que sería agradable tener un colgante para mi espejo retrovisor—dijo, regresando su mano a su costado —Pero no puedes ganar este. Es un truco. Hay sólo un recipiente plateado en toda la mesa y está justo en la esquina. Eso es imposible de conseguir — El asistente escuchó sin intención la queja de la pelirroja mujer y bufó, ajustando los recipientes para otro juego.

—¿Usted va a seguir jugando o a seguir intentando ahuyentar a mis clientes?— El asistente se quejó.

—¿Realmente lo colgarías en tu espejo retrovisor si lo gano? —Yulia preguntó, colocando otro cuarto de rublo sobre el color plateado.

—Por supuesto que lo haría. ¿Por qué supones que no lo haría?

—No lo sé. Usualmente las personas allí cuelgan cosas que son importantes para ellos, como borlas de graduación o cosas como esas. De un amigo o algo — Dándose cuenta de cómo sonó, Yulia tomó la pelota y la lanzó en el hoyo antes de sacar sus cigarrillos del bolsillo y encender uno.

—Exactamente porque lo pondría allí —Elena dijo quedamente —Siempre exhibo los regalos que me dan mis amigos — Devolvió la sonrisa que vio en la cara de Yulia.

“Esto va a tomar tiempo”, pensó para sus adentros, convencida que la ojiazul gastaría hasta su último rublo para ganarse un colgante. No fue solo un rublo, fueron diez rublos y tres cervezas más tarde antes de que Yulia finalmente hiciera que cayera la pelota en el recipiente plateado.

—¡Bien!— gritó antes de ser absorbida en un abrazo de oso de la pelirroja.

—¡Lo hiciste!—La escritora dijo excitada mientras daba un paso atrás. El asistente, habiendo obtenido más dinero del que había esperado, sonrió también y recogió la percha de los colgantes para que la mujer pelirroja escogiera uno.

Elena escogió un octogonal multifacético con un diseño de copos de nieve.

—Oh, es muy bonito —susurró, levantándolo hacia la luz y moviéndolo en varias direcciones para ver el arco iris de colores que se reflejaban en todas direcciones. No queriendo meterlo en su mochila, comprobó lo largo del nailon adjunto y lo colgó alrededor de su cuello. Yulia simplemente se apoyó contra la cabina y sonrió, terminando lo último de su cerveza.

—Me alegro que te haya gustado— dijo, peleando contra un bostezo.

—Me gusta, muchísimo— Elena le aseguró, señalando con el dedo el colgante —Gracias.

—No fue nada. ¿Qué quieres hacer ahora?— Habiendo visto el bostezo reprimido, Elena decidió que ya era hora de dar fin al paseo. Eran ya después de las nueve y ella todavía tenía que intentar escribir algo.

—¿Por qué no vamos a uno o dos juegos más y después nos retiramos? Aún tenemos algo de lo que ganamos en el blackjack.

—Si, creo que ya es tarde— Yulia dijo —Pero demos algunos paseos primero.

—Seguro. Tú escoge, y nos pondremos en camino — Elena estuvo de acuerdo. Una enorme sonrisa cruzó la cara de la stripper.

—Te juego unas carreras hasta el barco pirata.

—¿Y nos sentaremos hasta el extremo esta vez?— Elena preguntó esperanzadamente.

—¿Qué te parece a la mitad entre el centro y el extremo esta vez? Y para la próxima vez nos sentamos en la parte extrema.

—Hecho—dijo ella, siguiendo a Yulia a través de la feria hacia el barco pirata.



CONTINUARÁ…

Me encanta que les encante... Es una historia, realmente muy hermosa
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 1/31/2021, 2:26 pm

Capítulo Veinte

Yulia sonrió frente al estacionamiento del edificio. Una mirada rápida a su reloj de pulsera, le indicó que tenía menos de cinco minutos para estacionarse y llegar hasta el consultorio de Svetlana para su sesión. Después de aparcar el coche, cruzó a través de la puerta giratoria del edificio.

—Buenos días, Señorita Volkova— Raina dijo, mirando en la libreta de citas de Yulia — La Señorita Iliachev la atenderá en un momento.

Ella asintió y dio un leve gruñido de aceptación antes de tomar asiento en una de las sillas cercanas a la pared. “Necesito más café”, pensó para sus adentros, deseando haber dormido otros veinte minutos esta mañana. Por supuesto que tenía que aceptar una cita temprano debido a la regla de Svetlana de no beber o fumar marihuana antes de la sesión. “Supongo que no puedo quejarme”. Ante el sonido de una puerta abriéndose, levantó la mirada y vio a la castaña.

—Buenos días, Yulia. ¿Comenzamos? Siéntate donde quieras — dijo la mujer mientras cerraba la puerta detrás de ellas.

Las elecciones de Yulia eran las mismas de la cita anterior, el sofá, la silla o las bolsas acojinadas. Sin pensarlo, escogió la silla, recogiendo sus piernas debajo de ella en el cojín grueso de piel.

—¿Y cómo estás esta mañana?— La terapeuta preguntó mientras tomaba asiento en el sofá, con un portapapeles en su regazo.

—Bien — Se limpió las manos sudorosas sobre sus piernas, sorprendida por el aumento de temperatura de su cuerpo. Era un sentimiento que no había experimentado desde que una vez fue llevada a la oficina del director en la escuela secundaria — Sólo necesito un poco de café, supongo.

—Adelante, toma el que quieras. Hay una cafetera sobre la mesa justo en aquella esquina— Dijo Svetlana—Si lo prefieres, puedes traer una taza grande sólo para tu uso.

—Nah, gracias de cualquier manera, Doc — Se puso de pie y caminó hasta la máquina de café, tomando un vaso blanco de unicel — No estoy acostumbrada a usar mucho las tazas. Además, la mayor parte de las que tenía, se quemaron en el incendio.

—No tiene nada de malo tener una taza favorita para el café, Yulia. Algo especial para ti. ¿Tuviste alguna cosa especial cuando eras niña?— La pelinegra dejó de echar crema a su café y miró abajo, viendo como se mezclaba el café de moca con la crema.

—No tuve nada especial cuando era niña, Doc. Solo tuve a Daryna — Lanzando el agitador plástico a la basura, volvió a su silla y miró a su amiga/terapeuta —¿Es por eso que estoy tan jodidamente mal? ¿Porque jamás tuve una taza especial para mí?

—Preferiría que no pensaras en ti misma como si fueras un objeto dañado, Yulia— Svetlana amonestó amablemente —Hablando de daño. Hablemos sobre esa horrible herida en tu cara.

—Te dije el sábado en el juego que no fue nada.

—Y creo que te dije lo que pensaba de esa respuesta. No evites las responsabilidades, Yulia, ¿recuerdas? Así que dime, quién te golpeó y por qué.

—Fue un estúpido universitario que alardeaba con sus amigos. Él quiso algo más que sólo mirar y cuando intenté escaparme, me golpeó.

—¿Cómo te hizo sentir eso?— “Oh genial. Aquí vamos con las preguntas escabrosas”.

—¿Cómo piensas que me hizo sentir?— Contestó ella, cruzando sus brazos sobre el pecho y clavando los ojos en los diplomas de la pared. Estaban demasiado alejados como para poder leerlos pero era mejor que estar mirando a Svetlana a los ojos.

—Preferiría que me lo dijeras en lugar de intentar adivinar — La terapeuta argumentó—Hagamos la pregunta aún más fácil. Olvídate de ese incidente. ¿Cómo te hace sentir el desnudarte en general?— La pelinegra se encogió de hombros.

—Es un trabajo. Así como lo es ser terapeuta — Yulia captó un movimiento por el rabillo de su ojo y giró su cabeza para ver a la mujer castaña escribir algo —¿Qué?

—¿Hmm?

—¿Qué estás escribiendo?

—Sólo escribo una nota, Yulia. Hay muchas cosas que se hablan a veces y hago notas para recordar algún tema en particular.

—¿Y qué es lo que escribes?— Se sorprendió cuando la terapeuta le entregó el portapapeles.

—Mira por ti misma. No hay nada allí que sea un secreto para ti — dijo —Todo lo escrito allí es solo para ayudarte, y no para lastimarte — Yulia tomó el portapapeles y miró el papel sobresaliente. Una línea mostraba la fecha de hoy y varias palabras escritas con letra no muy claras por la escritura a mano de Svetlana. Se encogió de miedo por una palabra rodeada con tinta azul. El cuaderno de apuntes.

—Um, yo uh…olvidé lo del cuaderno de apuntes. No voy mucho a la tienda.

—Esto no va a funcionar — dijo Svetlana mientras se levantaba del sofá y se dirigía a su escritorio —No puedo trabajar así. Tienes que querer cambiar lo suficiente como para hacer las cosas que necesitas hacer — Abrió una gaveta y sacó un cuaderno de apuntes —Toma. Tráelo cada vez que vengas. No tienes que mostrarme lo que escribes si no quieres pero espero que escribas a diario en él.

Tomando el cuaderno de apuntes, Yulia lo abrió y pasó algunas páginas. No había nada escrito solo eran hojas blancas con delgadas líneas azules.

—Yo… no soy buena escribiendo — Cerró el cuaderno y lo colocó al lado del café.

—Piensa que es como un diario.

—Los diarios son estúpidos. ¿Por qué escribir todos tus secretos justo para que alguien pueda descubrirlos?

—¿Es a lo que le temes? — Svetlana regresó a su posición casual en el sofá — ¿Que alguien pueda usar tus palabras contra ti?

—Ni siquiera sabría sobre que escribir.

—Escribe acerca de cualquier cosa que te venga a la mente de la manera que quieras. Puede ser poesía, prosa, una carta para un viejo amigo, cualquier cosa.

—Yeah, bien— dijo, resignada garabateando algo en el cuaderno. Sintiendo una pausa en la conversación, levantó la taza de café y bebió un sorbo.

—¿Estás cómoda?—, preguntó Sveta. Yulia colocó sobre el suelo la taza y cruzó sus brazos antes de asentir con la cabeza —Bien— la terapeuta continuó —¿Has estado leyendo tus meditaciones matutinas?— Otra inclinación de cabeza —El tema de hoy es acerca de saber de donde viene la culpa.

“Uh oh”. Se tensó, cruzando sus piernas al estilo indio. El sentimiento de estar en la oficina del director regresó con fuerza renovada.

—Sé de donde viene la culpa — dijo suavemente, fijando de nuevo su mirada a los diplomas de la pared.

—¿De dónde?

—De él.

—Dime su nombre.

—Él. El inútil marido de mi madre.

—Tu padre— Yulia gruñó y tomó una aspiración profunda —¿Cómo lo llamabas?

—¿Te refieres aparte de llamarlo hijo de puta? — Cambió de posición otra vez, deseando tener permiso de fumar en la oficina de la terapeuta.

—Aparte de eso— Svetlana dijo con una sonrisa ya conocida.

—Le llamábamos...— Le tomó algo de esfuerzo decir las palabras—...Papi— Yulia no hizo el menor esfuerzo para ocultar el veneno en su voz—Él no merecía que lo llamáramos así. Odio al bastardo.

—¿Por qué?

—Tú sabes por qué. Te dije que nos lastimó a Daryna y a mí.

—Hay muchas formas de lastimar a alguien, Yulia. ¿Qué hizo él?— Su pie se contrajo nerviosamente.

—No lo sé, de todo, creo.

—Tú lo sabes bien. No acepto un no lo sé — Yulia se giró y miró a la terapeuta.

—Él nos pegaba— dijo coléricamente — Él pensaba que por ser nuestro padre le daba el maldito derecho de pegarnos cada vez que se le antojaba. ¿Eso es suficiente?— Regresó la mirada hacia los diplomas, esperando la reacción por su despliegue emocional.

—Tú dímelo — Svetlana dijo serenamente —¿Tus pesadillas son sobre tu padre golpeándote a ti y a Daryna?

—Son sobre un montón de cosas — se encogió de hombros. Su cólera disminuyó algo por el tono suave de la terapeuta —Algunas veces.

—¿Sobre qué son tus pesadillas la mayoría de las veces?— Comenzó a mover el pie nerviosamente.

—Diferentes cosas — “Sólo dilo”, una pequeña voz gritaba en su cabeza. “Vamos. Dile como el solía meterse dentro de tu cama por las noches. Cuéntale la pequeña sucia niña que eras”. La respiración de la morena aumentó, las grandes paredes de la oficina parecían cerrarse hacia ella —Y…yo tengo que irme — dijo repentinamente, levantándose de su silla.

—Yulia, espera— Svetlana se levantó igualmente, el portapapeles cayó al suelo desde el sofá.

—No, me tengo que ir.

—Puedes terminar una sesión en el momento que tú quieras pero no quiero que salgas huyendo sólo porque tienes miedo de afrontar los sentimientos que surgen de pronto — Alcanzó a Yulia y recogió el cuaderno de apuntes—Recuerda que cualquier cosa que digas en esta habitación, cualquier cosa que escribas en este cuaderno, se queda aquí. Nadie va a usarlo en tu contra o juzgarte por eso — Dando el cuaderno de apuntes a la morena, agregó — Además, tengo el presentimiento de que tú ya te juzgas lo suficiente por eso.

Mientras las paredes parecían dejar de acercarse, la joven aún se encontró incapaz de mirar de frente a Svetlana, escogiendo en lugar de eso mirar la cobertura blanca y negra del cuaderno de apuntes.

—¿Eso crees, huh Doc?

—Yeah, eso creo — Dijo suavemente. Yulia intentó no sobresaltarse cuando sintió la suave presión de la mano de la terapeuta presionando su hombro —Vamos a trabajar en eso— Soltando el agarre, Sveta dio un paso hacia atrás —Muy bien, puedo ver al conejo atrapado mirar a través de tus ojos. Lee tus meditaciones, escribe en tu cuaderno de apuntes, y lo más importante de todo, haz algo agradable por ti misma cada día.

Yulia comenzó a rodar sus ojos. “Oh si, hacer algo agradable por mi cada día. Sigue viviendo en las nubes, Doc”. Para Svetlana, dijo —Yeah, Ok, Doc. Te veré la semana próxima.


CONTINUARÁ…


Nos leemos la semana que viene!
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/6/2021, 10:07 am

Hola chicas, feliz fin de semana. Espero disfruten de los capítulos el día de hoy!

A leer...


Capítulo Veintiuno

La pelinegra presionó ambos pies en el pedal del freno para evitar golpear por detrás al camión que iba delante de ella. Un segundo más tarde se dio cuenta de la razón por la que paró en seco, había un enorme congestionamiento.

—Odio conducir en el centro — dijo en voz alta.

Al Omni no le funcionaba el aire acondicionado, algo muy necesario para el caluroso mes de Julio, obligándola a dejar las ventanillas abajo con la esperanza de alguna brisa pasajera. Rodeada por varios grandes edificios, esa esperanza rápidamente se desvaneció.

A medida que avanzaba a la siguiente cuadra vio un espacio libre para estacionarse, el primero en diez minutos. Tomó un paño para secarse el sudor de la cara.

—Ah!!! Demonios.

Rodeado por hierba pulcramente cortada, estaba una bomba para incendios, revelando el porque ese espacio estaba desocupado. Decidiendo correr el riesgo, aceleró con fuerza el coche y se estacionó en el espacio. Estirándose en el asiento, subió las ventanillas dejando un espacio pequeño abierto, esperando que fuera suficiente para prevenir que el interior del coche se convirtiera en un sauna.

Un gran letrero situado junto con una larga cadena rodeando el edificio, anunciaba que era otro proyecto de construcción de M.Lariónov. “Ahora el problema será encontrar a Mihail”, pensó abriendo el portón y entrando al área de la construcción. Los montones de escombros estaban en todos lados, pulcramente organizados según el tipo de material. Observó a los trabajadores moviéndose de un lado a otro, acarreando pedazos de madera quemada y retorcidos metales. “Debe estar dentro en alguna parte”.

—Disculpe señorita, esta es un área peligrosa. No puede andar caminando de un lado para otro sin un casco — Giró y vio a un hombre alto llevando puesto un casco amarillo de protección, que caminaba hacia ella —Señorita, estamos tirando cosas por las ventanas y desde el techo. Usted no debería estar aquí.

—Ando buscando a Mihail Lariónov.

—Mihail está dentro pero usted no puede entrar sin un casco de protección — Le señaló una bóveda dentro del edificio —Espere allí. Para que no corra el riesgo de que algo pueda caer sobre usted. En un momento regreso — Salió corriendo del edificio, regresando momentos más tarde con un casco protector en su mano —Tenga. La oficina de Mihail está en la parte de atrás. Vaya hacia abajo y doble a la derecha. No está difícil de llegar.

—Gracias— Mihail estaba hablando por teléfono cuando ella entró.

—Espera un minuto, Viktor, ¿Ok? — El rubio colocó el teléfono en su pecho —Hey, hola Señorita Volkova. Estaré en un momento con usted — Regreso el teléfono a su oreja —¿Viktor? Te llamo luego. Alguien acaba de llegar. Ok, bien. Bye — Colocando el teléfono en su lugar, el enorme hombre rubio sonrió y rodeó el escritorio —¿Cómo estás?

—Muy bien gracias y por favor llámame Yulia.

—Bien, y dime ¿qué te trae por aquí?

—Mencionaste la semana pasada en la cena que estabas buscando ayuda.

—Sí, pero sólo en trabajo de demolición. Tú sabes, trabajo duro — Él la miró escéptico —No creo que sea un trabajo adecuado para ti— Yulia se quitó el casco protector, confiada en que nada le caería sobre la cabeza mientras estuviera en la oficina.

—Es sólo sacar cosas afuera, ¿correcto? ¿Muebles viejos y cosas? Elena dijo que ya la habías contratado antes.

—Bueno, sí la he contratado pero, de hecho, este es un trabajo muy duro y de gran esfuerzo, Yulia. No estoy seguro si te conviene este tipo de trabajo — El chico se apoyó contra su escritorio —Por favor, toma asiento. ¿Por qué querrías hacer algo como esto? Y lo más importante, ¿Qué le pasó a tu cara?

—Fue un borracho en el club —dijo, contestando la última pregunta primero —Y necesito el dinero. No puedo trabajar en el club así como estoy — Mihail caminó hacia el archivo y recogió uno de los portapapeles que estaban encima.

—Supongo que es justo darte una oportunidad — dijo él — Llena esto y necesito una copia de tu tarjeta de seguro social y licencia — Le dio el portapapeles, que contenía varias formas para empleo —Contrato por día, pago por semana. El día de paga es el lunes después de una semana trabajada. Diez rublos por hora, el almuerzo es de media hora y diez minutos de descanso cada hora. Te proporcionaré un par de guantes y un casco pero tendrás que conseguir tus botas. Me temo que esos zapatos de piel no funcionan aquí.

—Está bien. Puedo conseguirme las botas hoy — Rellenó las diversas líneas de información requerida mientras hablaban —¿A qué hora?

—Abro el portón a las siete y lo cierro a las seis — Le señaló el reloj que estaba en la pared—Los últimos seis dígitos de tu número de seguro social serán tu código.

—Umm....— Yulia hizo una pausa en la pregunta siete de la forma —¿Qué pasa si no tengo la respuesta para cada pregunta?

—Entonces deja ese espacio vacío. Son las preguntas resaltadas las que si son requeridas— dijo él, tomando la cafetera —¿Gustas algo de café?

—Por favor… y no tengo respuesta para una pregunta requerida.

—¿Crema y azúcar? ¿Cuál pregunta?

—Ambos por favor y es la pregunta acerca de a quién contactar en caso de emergencia. ¿No puedo dejar ese espacio vacío?

—¿No tienes familia por aquí?

—No— Mihail se encogió de hombros.

—No lo sé. Yo suelo poner a Viktor. ¿Por qué no pones a Elena?— Abrió una pequeña alacena y sacó el café y la crema— Quiero decir, yo sé que ustedes no son amantes o algo así pero son amigas, ¿correcto? Estoy seguro que si algo te ocurriera a ella le gustaría saberlo— Le dio la taza de café —Espero que no haya quedado muy dulce— Yulia tomó un sorbo y negó con la cabeza.

—No, está bien. ¿Y cuándo puedo empezar?

—Tan pronto como consigas tus botas de trabajo. Mi seguro no te deja trabajar sin ellas— Miró su reloj de pulsera—Es casi mediodía. Debes trabajar un mínimo de cuatro horas diarias así que si puedes regresar a las 2 pm, puedes comenzar hoy. De otra manera será hasta mañana — Tomó una tarjeta de presentación—Toma— dijo, escribió algo en la parte trasera de la tarjeta—Si tomas la avenida cincuenta y seis hacia el aeropuerto, hay una tienda que ofrece precios bajos cerca de la vieja fábrica de botellas — Le entregó la tarjeta—Este chico te dará un trato realmente bueno, sólo muéstrale la tarjeta.

—¿Es amigo tuyo?

—Un ex-amante de hecho pero le hace descuentos a las personas que yo le mando — Observó el portapapeles —¿Ya tenemos todo?

—Sí, ya casi — Sacó su cartera fuera de su bolsillo —Aquí está mi licencia… y aquí está la tarjeta del seguro social.

—Bien— Mihail llevó las tarjetas a la máquina fotocopiadora de la esquina—Espero que al menos me dures unos días antes de que renuncies.

—Oh, seguro. No me iría así nada más —aseguró.

—Bien, no hagas promesas hasta que hayas probado el trabajo — Él le devolvió las tarjetas—He perdido la cuenta de todos los hombres que han tomado este trabajo y lo abandonan en un día— Negó con la cabeza— Supongo que a algunas personas les da miedo el trabajo duro. Bueno, tengo que arreglar algunas cosas — Se colocó su casco protector y tomó un aparato transmisor-receptor del cargador — Disfruta tu café y quizá te vea esta tarde.

[…]

Como Mihail había prometido, el dueño de la tienda le hizo descuento a Yulia en sus botas para el trabajo. Saliendo de la tienda después de hacer su compra, se sorprendió cuando alguien la llamaba por su nombre.

—Yulia, ¿Eres tú?

—Hey Natalia, ¿Cómo te ha ido?

—Oh, lo usual. Nicolás sigue siendo un imbécil y los niños son unos pequeños monstruos, nada nuevo— La mujer alta señaló el bulto que se marcaba en la blusa de Yulia —¿Tienes un cigarrillo extra?

—Seguro. Y dime ¿qué andas haciendo por aquí?— Le preguntó mientras le entregaba un cigarrillo y su encendedor —Creí que ustedes vivían en un trailer park en las afueras.

—Si vivimos allí, pero Nicolás tuvo un problema con el idiota propietario del trailer park y tuvimos que mudarnos. Ahora estamos en Essex.

—Qué mal.

—Sí bueno, este dueño es un imbécil también pero al menos pudimos mudarnos sin referencias— dijo Natalia, dando un largo golpe al cigarrillo—Nicolás me mandó a comprar algo de cerveza. ¿Quieres acompañarnos?— Se acercó un poco—Acabamos de comprar un kilo de la cosa más maravillosa— Colocó la punta de sus dedos sobre sus labios— Deliciosa y es algo fuera de este mundo. En verdad te digo, Yul, esa bolsa es realmente suprema. Con un solo porro estarás elevada por horas.

—Oh, me encantaría pero tengo que ir a trabajar. ¿Tienes teléfono todavía?

—No, maldita compañía de teléfono. Tengo que pagar un gran adeudo que tengo y aparte pagar la renta nueva para que me den uno nuevo. ¿Oye, por casualidad nos podrías prestar tu nombre para…?

—No, también tengo una vieja deuda con la compañía— Mintió.

—Demonios, es una lástima. Ya hemos utilizado los nombres de Marya y de Dason. Bueno. ¿Oye, por qué no vienes cuando hayas terminando tu trabajo? Es el remolque blanco con adornos amarillos a pocos metros, entrando al trailer park.

—Bien. Creo que terminaré alrededor de la seis más o menos. Te veré después.

—Genial. Oye, si puedes eres libre de traerte unos dos packs de cervezas. Nosotros tenemos hierba mala de sobra.

—Trato— Yulia sacó las llaves de su bolsillo—Tengo que irme ya. Te veré más tarde. Y fue un gusto verte, Natalia.

—Igualmente, Yul. Nos vemos más tarde— Yulia caminó hacia su coche, asombrada por el encuentro casual. No había visto a Natalia por casi un año. Le daba flojera ir y que tal vez no los encontrara o quizá Nicolás no estuviera de buen humor. Pero si estuviesen en casa, estaba segura de que obtendría buena marihuana. “Así no tendré que usar la mía esta noche”, pensó quitando los seguros al Omni.

Regresando al centro, se alegró de encontrar un lugar para estacionarse no muy lejos del edificio. Empujando su asiento hacia atrás, se quitó sus zapatos de lona para ponerse las botas beiges de trabajo.

“¿Acaso estoy loca? No soy una mujer hecha para trabajos de construcción, soy una artista de striptease. Aunque el trabajo parece fácil y la paga será buena como para ignorarlo. Bueno, como dijo él antes, si no me gusta, sólo habré hecho el gasto de las botas. Y me serán útiles en el invierno de cualquier manera”.

[…]

Encontró a Mihail en la oficina. El gran hombre sonrió cuando la vio.

—Estoy muy contento de que hayas vuelto. Ya metí tus datos en el ordenador por si acaso— Miró los pies de Yulia—Veo que encontraste un buen par a tu medida. Perfecto. Pasemos tu tarjeta dentro del reloj y entonces te diré donde estarás trabajando — Caminó hacia un gabinete cerca de la fotocopiadora y lo abrió, sacó un casco completamente nuevo y unos guantes de cuero—Son tallas para hombres, así que creo que los de talla pequeña se ajustarán más a ti.
Después de mostrarle cómo usar el reloj registrador, Mihail condujo a Yulia al tercer piso.

—El servicio del elevador funciona pero no lo uses a menos que tengas una gran carga para bajar. No es la gran cosa y no queremos usarlo más de lo necesario— Entraron por un portal abierto hacia un vestíbulo que estaba arruinado por el incendio —Comenzarás aquí fuera— Mihail le dijo gritando debido al gran ruido que había en el lugar—El supervisor viste un casco rojo así que será fácil de reconocer— Yulia asintió entendiendo—Los chicos derriban y acarrean todo el escombro hacia el vestíbulo. ¿Ves esa ventana abierta allá abajo? Hay un tobogán que llega hasta un contenedor. Tu trabajo será tomar todos esos montones de escombros que los chicos traen y tirarlos a través del tobogán, ¿Entendiste?

—Sí, entendí — ella contestó.

—Bien. Te dejo para que comiences— No había puertas en ninguna de las oficinas, dando facilidad para que los chicos tiraran toda la basura y pedazos de pared de los cuartos. “Genial con la suerte que tengo terminaré siendo arrojada como basura y escombro también”. Recogiendo la pala se apoyó contra la pared, la deslizó bajo varios pedazos de escombro e intentó levantarlo.

—Jamás lograrás levantar nada si lo haces de ese modo— dijo una voz de hombre. Se giró para ver a un tipo bajito que vestía un casco de protección rojo parado junto a ella—Soy Andréi Bekétov. Mihail acaba de decirme que estarías aquí.

—Y dígame, si no se usa la pala, ¿cómo lo hacen para tirar todas esas cosas allá abajo?— La morena preguntó. Andréi sonrió y levantó varios pedazos de escombro con sus brazos.

—Utilice un poco de energía y músculos, señorita— dijo él, dándole el montón a ella—Para eso son los guantes. De otra manera sus manos se ampollarían todas — Miró su reloj de pulsera—Está bien, será mejor que ya comience. Le haré saber cuándo sea hora del descanso — Él se giró y entró en uno de los cuartos.

“Utilice un poco de energía y un poco de músculo”, se quejó. “Le mostraré lo que es usar energía y músculo, hijo de puta. ¿Por qué no se ponen ustedes, fuertes chicos grandes, a hacer esto?” Tomó varios pedazos de escombro cuanto pudo con sus brazos, pasó por encima de varias pilas de escombro para tirarlas por el tobogán. La enorme ventana no tenía vidrio, se había quebrado durante el incendio y se dejó el espacio para colocar el tobogán. Deslizó la primera tanda, apoyándose para observar como se deslizaba a través del robusto tubo. “No estuvo mal. Puedo hacer esto”.

Sonriendo, la morena regresó por otro montón.

Ya para las 4 en punto, el optimismo que tenía había desaparecido a las 2 pm, reemplazado por un gran dolor en sus brazos. Descubrió que la pala era sólo para recoger los diminutos pedazos después de que los más grandes fueran removidos. Los hombres la ignoraron la mayor parte del tiempo, concentrándose en su trabajo y corriendo escaleras abajo en el momento que el descanso fue anunciado. Pasó su descanso sola, apoyada contra el marco de la ventana mirando hacia abajo, a la calle. “Llevo veinte rublos ya”, mentalmente calculó. “Dos horas más y habré recuperado lo que gasté en las botas”. Dio un último golpe al cigarrillo y lo tiró por la ventana. Se giró y miró los montones de escombro mostrándose amenazadoramente ante ella. “Pues bien… no se van a mover por sí solos”.

Cinco minutos antes de las 6 pm, Yulia ya había encontrado una manera más fácil de mover el escombro, usando la pala para empujar los pedazos hacia el vestíbulo, luego fue tarea fácil recoger con la pala los pedazos y arrojarlos por la ventana. Hizo avanzar su trabajo más deprisa a pesar de que su espalda gritaba por el cansancio.

—Señorita Volkova— La ojiazul giró para ver a Andréi y a Mihail parados allí—Usted ya cumplió con su parte hoy— dijo el supervisor. Mihail asintió con la cabeza en acuerdo.

—Por supuesto que cumplió. No puedo contar el número de hombres que abandonaron el trabajo llevando apenas una hora.

—Eso es porque nadie tiene ética de trabajo en estos días— Andréi agregó. Él miró a Yulia—Para ser honesto, señorita, no pensé que usted duraría toda la tarde.

“Pues jódete, lo hice hoy. Y lo haré mañana también”—¿A qué hora empezamos mañana?

—Recuerdo que te dije que abrimos el portón desde las 7am y cerramos a las 6pm. Puedes cambiar tu horario las veces que quieras. Sólo sé responsable. Nada me irrita más que alguien que no venga a trabajar.

—Estaré aquí— le aseguró.

—Tú preséntate a trabajar a la hora que quieras y te compraré tu primera taza de café— Mihail ofreció—Ahora ve y marca tu hora de salida y que pases buena noche. Salúdame a Elena.



CONTINUARA........


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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Fati20 2/6/2021, 10:58 am

Feliz fin de semana para ti también, me alegra muchísimo q ya empieces a publicar la historia cada vez va mejor y mejor 😊
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/6/2021, 12:41 pm

Me encanta que te encante... Like a Star @ heaven Like a Star @ heaven

Capítulo Veintidós

El Omni se dirigió por la calle Essex. La pelinegra instintivamente miró a su alrededor y cerró todas las puertas del coche. Una calle sin salida conducía a uno de los más viejos trailer park del condado. Essex era un refugio para personas que operaban fuera de la ley. Era común ver los esqueletos de autos hurtados tirados en los lotes vacíos y a los niños jugando sin zapatos en la calle.

Evitó el contacto visual con las personas que estaban sentadas en sus porches o apoyados contra los autos mientras ella manejaba el coche por el trailer park. Divisó el remolque blanco y amarillo de inmediato y se estacionó delante de él, el camino de acceso estaba siendo obstruido por una vieja camioneta roja. La música de Heavy metal sonaba con gran estruendo detrás de las ventanas cerradas.

“Veo que sigues siendo el mismo imbécil de siempre, ¿eh Nicolás?”

—Hey Yulia, me alegro que hayas podido venir — Natalia dijo mientras abría la puerta—Oh perfecto, recordaste comprar algo de cerveza. Entra, Nicolás acaba de preparar uno.

—Genial, me vendría muy bien después del día que tuve — Entrando, el olor a cigarrillo y el humo de la marihuana asaltaron sus sentidos. “Demonios Natalia, abre aunque sea una maldita ventana, o al menos enciende el ventilador”. Nicolás estaba sentado en un sillón reclinable, el mueble de la televisión estaba cubierto por periódicos y latas vacías de cerveza. El brazo del sillón sujetaba el cenicero desbordado de cenizas.

—Hola Yulia, ¿cómo diablos te encuentras?— Él chico preguntó —Estoy a punto de encender uno. Toma asiento.

—Hola Nicolás.

—Meteré esto en el refrigerador — Natalia dijo, tomando los dos packs de cerveza de Yulia.

—Antes de que te las lleves déjame una de esas a mí — su marido exigió. Yulia se sentó en el sofá y sacó sus cigarrillos de su bolsillo.

—Tomaré una también.

—¿Entonces para que me molesto en meterlas al refrigerador?— La mujer alta dijo, dejándose caer en el sofá a un lado de ella y abriendo el pack de cervezas— Nicolás , ya déjate de pendejadas y prende esa cosa.

—Lo estoy prendiendo, lo estoy prendiendo. Joder, no te comportes como una perra sólo porque tu amiga está aquí. Realmente te va a gustar esta mierda, Yulia. Un solo golpe es maravilloso. Me fumé uno yo solo esta mañana y me golpeó el trasero por horas.

—Por eso es que tuve que ir por la cerveza temprano. Se despertó antes que yo y no me permitió fumar ninguno hasta que le consiguiera la cerveza.

—Esa es la única forma en que la puedo obligar a hacer cualquier cosa — Nicolás dijo.

“Oh coño, ya comenzaron”, la morena gimió interiormente. “Eso es, dale un golpe y deja de ser un imbécil”. Tomó el porro ansiosa de las manos de Nick y lo llevó a sus labios. “Oh yeah, esto sí que sabe bien”—Demonios, ¿dónde consiguen esta buena mierda?

—Mi primo tiene una granja aproximadamente a tres horas al norte de aquí. Él la cultiva en su granero — Nicolás dijo con orgullo —Coño, siempre tiene las mejores jodidas cosas que va cosechando — Levantó firmemente una bolsa para emparedados que estaba llena hasta la mitad de hierba mala—Las malditas mejores cosas. No como esa mierda que venden en la calle— Yulia dio otro golpe antes de pasar el porro a Natalia.

—Oh yeah, esto es muy agradable.

—¿Y por qué traes esas pateadoras de mierda?— La mujer alta preguntó, señalando las botas de Yulia.

—Oh, conseguí un trabajo limpiando desechos de un edificio viejo de la unión de crédito que está en el centro.

—¿Te refieres a ese lugar que se incendió?

—Deja de hablar y dale ya el maldito golpe — El hombre expresó con un gruñido, inclinándose hacia adelante para alcanzar el porro.

—Yeah — Yulia contestó la pregunta de Natalia. “Deja ya de ser un idiota, Nicolás” —La paga es muy buena. Diez por hora y el horario es flexible.

—¿Escuchaste eso?— La mujer alta le dijo a su marido —Diez rublos por hora. ¿Aún están contratando?

—Creo que sí. Acabo de ser contratada hoy — Yulia levantó su mano para tomar el porro de Nick, quién le dio al menos tres golpes antes de pasarlo.

—No trabajo por menos de doce — dijo él, tratando de alcanzar su cerveza— ¿Y cómo es que ya no trabajas en el Soho’s Room Club?

—Esto es sólo temporal mientras mi labio se cura. Me lastimé en una pelea en el bar la semana pasada.

—Oh— Dio varios tragos de la lata—Como siempre he dicho, con un trasero como el tuyo es mejor que trabajes en algo que te haga ganar dinero de verdad y no haciendo el trabajo de perras gordas que solo ellas pueden hacer— Extendió la mano para tomar el porro de la mano de Natalia— No como esta vaca por la que nadie pagaría por quitarse la ropa.

—Vete al diablo— la pelirroja le contestó. Sigue jodiendo y entonces dormirás en la maldita casa de tu madre esta noche.

—Al menos su casa no es una maldita porqueriza como este lugar— dijo él, pasándole el porro a Yulia— No trabaja en todo el día. ¿Puedes creer que no es capaz de pasar la jodida escoba aunque sea una vez, de vez en cuando?

“Oh diablos, por favor no peleen esta noche”, Yulia imploró silenciosamente. “Tan sólo quiero una buena elevada y marcharme”.

—Así como tú te levantas para ir a trabajar cada mañana, ¿Verdad?

—Oh! jódete, Natalia — Tomó la bolsa con marihuana y sus cigarrillos y se puso de pie—No tengo porque quedarme sentado aquí y escuchar toda esta mierda.

—Muy bien, vete con Vlad o con quien te de la gana. Me importa un carajo lo que hagas.

—Bien.

—Sólo déjame algo de hierba, ¿ok?

—Vete al infierno. Consíguete la tuya— El hombre salió por la puerta, no molestándose en cerrarla.

—¿A dónde va?— Yulia preguntó, tomando ventaja del pleito para dar otro par de golpes de la marihuana.

—Que se joda. Sabía que no me dejaría nada— La mujer entró en el cuarto de baño y regresó con una lata de rociador para el pelo.

—Aquí tienes. Ya no queda mucha.

—No te preocupes por eso, Yul— Natalia tomó el asiento desocupado de Nick y tomó el porro que quedaba—Gracias— Inhalando profundamente. Devolviéndolo, exhaló lentamente para evitar ahogarse —Oh esto está bueno. Toma — La mujer sujetó la lata del rociador para el pelo en ambas manos y giró la tapa. En el fondo del tubo había un pequeño tubo de metal— Nicolás no sabe de esto. Cada vez que él consigue una buena cantidad de hierba buena, después de que se queda dormido voy afuera y tomo algunas porciones para mí. Él cree que me castiga no dándome hierba, es un baboso estúpido — La chica abrió el tubo metálico y vació el bulto de marihuana que estaba escondido dentro —¿Te sientes bastante consciente cómo para preparar un buen porro? Odio hacerlo con el maldito periódico.

—Claro, no hay problema— Yulia contestó—Así es que tú y Nicolás están obviamente juntos de nuevo. ¿Ya no estás trabajando?

—No, maldita sea. Tenía un empleo entregando pizzas pero el camión se averió y no pude darme el lujo de repararlo. El idiota de mi jefe no me dejaba usar el coche de la compañía porque tuve un pequeño incidente con el vehículo el invierno pasado.

—Eso apesta— “No te prestaría mi coche tampoco. Sé cómo conduces” pensó. Luego tomó el porro y trató de alcanzar su encendedor —¿Dónde están los niños?

—Bekah se está quedando con mi madre hasta la audiencia de la semana próxima. No me dirán donde está Jeno — Natalia tomó el porro—Nicolás y yo estábamos peleando y los malditos vecinos llamaron a la policía. Pues, ya sabes como son esas cosas. Entraron y vieron la droga nos agarraron y se llevaron a los niños.

—Oh no. ¿Y ahora que pasará?— Natalia se encogió de hombros y prendió el porro.

—No lo sé.

—Y bueno, ¿Ya pediste ayuda legal?

—¿Para qué molestarme? Me devolverán a los niños de todas maneras. Nicolás acordó entrar en un grupo de ayuda por treinta días y obtendremos beneficios mientras él esté allí. Eso ya ha ocurrido antes. Toma— La morena tomó el porro e inhaló duro. “¿Cómo puedes sentarte allí y qué no te importe donde están tus hijos y qué estén haciendo? ¿Qué estás haciendo viviendo con ese imbécil?” Finalmente la molestia dentro de ella fue demasiado—Natalia, ¿Por qué sigues con él?

—Oh, tú sabes cómo es esto, Yul. Él dice que no lo hará nuevamente y yo le creo. La misma mierda de siempre.

—Pero tú sigues volviendo con él. ¿Por qué? Por lo menos yo fui lo suficientemente inteligente para apartarme de esa mierda.

—Lo sé, lo sé— La mujer dijo—Él es un perdedor y siempre lo será pero, ¿qué puedo hacer? Él es su padre.

—¿Y qué? Él no es un buen padre de todos modos pues no es capaz de traer dinero a casa. Naty, tú mereces algo mejor que él. Los niños también— “¡Dios mío!” gritó por dentro. “Está actuando justo como mi madre”— ¿Piensas que a Bekah le gusta despertarse asustada por culpa de sus arrebatos?

—Aun así él es su padre— La mujer se encogió de hombros —No creo que le moleste a ella demasiado — Le tendió el porro —Toma, dale otro golpe.

“Tienes que estar bromeando”. En su mente, Yulia vio a su madre sentada sobre un sofá similar, bebiendo hasta la inconsciencia e ignorando al animal que aterrorizaba a sus niñas. Dejó el encendedor sobre el tazón y presionó el porro contra sus labios. “¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué estoy sentada con la reencarnación de mi madre?” Exhalando, otro pensamiento llegó a ella. “¿Cómo carajos voy a irme a casa?” —Natalia, quédate con las cervezas pero ya debo irme.

—¿Estás segura? Vamos, siéntate y toma otra cerveza. Puedes tomarte otra, ¿o no?

—Por supuesto que puedo pero realmente debo irme ya. Olvidé que prometí a mi compañera de apartamento que la ayudaría con algo esta noche — Tomó sus cigarrillos y su encendedor, guardándolos en su bolsillo.

—¿Tienes una compañera de apartamento? ¿Desde cuándo?

—Mi apartamento se incendió hace unas semanas. Escucha, en verdad debo irme— Yulia se puso de pie sólo para volver a sentarse de nuevo—Whoa— La marihuana le pegó fuerte, hizo un esfuerzo para mantener sus ojos abiertos.

—Oye, recuéstate y relájate— Natalia le ofreció el porro—Venga, uno más no te hará daño. Nunca tengo compañía— “De ninguna manera, ¿quién querría acompañarte?”

—No, realmente debo llegar a casa.

“Ok Yulia, tú puedes hacer esto”, se dijo a sí misma. “Simplemente ponte de pie”. Otra vez se levantó pero esta vez logró quedarse en posición vertical —¿Sabes mi número del bíper verdad? Llámame cuando tengas teléfono.

—Bueno, ahora sabes donde vivo. No eres una desconocida. Tal vez aprovechando que los niños no están aquí Nicolás y yo hagamos una fiesta el fin de semana o algo por el estilo. Estás invitada.

—Yeah, tal vez venga— La pelinegra trató de alcanzar la manija de la puerta, apoyando su peso contra ella—Gracias por la hierba.

—Cuando quieras, Yul. Visítanos pronto.

Girando la manija, sin caer, intentó seguir sus propias instrucciones pero dar los pasos resultó todo un reto. Tropezó accidentalmente, terminando sentada sobre la tierra. “Carajo”. Miró para ver si Natalia se había dado cuenta pero el porche estaba vacío. “Te importó una mierda esperar lo suficiente para asegurarte de que llegara bien al coche ¿verdad?”

Colocándose sobre sus rodillas, se obligó a enfocar y ponerse de pie.

“Oh mierda creo que fumé demasiado”. Apoyando su mano contra el lado del remolque, se abrió paso adelante. “Nicolás no estaba bromeando cuando dijo que esto te golpea de maravilla. Mierda, apenas puedo ponerme de pie”. Caminó tropezando con sus pies desde la casa de Natalia hasta el Omni.

“Ábrete. Carajo, primero debes quitar los seguros, pendeja”. Requirió de tres intentos para lograr abrir la puerta, luego fue otro reto meter la llave en el encendido. “Oh mierda, ¿cómo se supone que conduciré? No voy a poder ver la maldita carretera”. Se apoyó contra el cabecero. “Vamos, Yul, tienes que salir de aquí”. Apuntando ciegamente hacia el encendido finalmente logró meter la llave. “Oh cielos, no debería estar haciendo esto”.

Agarrando el volante, se colocó en posición vertical y echó a andar el motor. Bajó el vidrio de la ventanilla pero no fue de gran ayuda. El Omni viró de un lado a otro en su lento andar sobre la calle Essex. Un gran pitido la sacó de su trance en el momento que evitó golpear un vehículo que venía. “Mierda, no puedo hacer esto”. Girando el volante, se estacionó en una esquina junto a un parque. En la esquina había una cabina telefónica azul y blanca.

“Yeah, es lo que necesito. Llamaré a alguien para que venga por mí”. Luego surgió otro problema cuando miró sus bolsillos, sólo traía una moneda.

“Apuesto que dejé caer un cuarto en alguna parte de aquí. Por supuesto no tendría ni la más mínima oportunidad de ponerme a buscar. Probablemente me desmayaría”.


CONTINUARÁ...


No No No


Última edición por RAINBOW.XANDER el 2/7/2021, 4:49 pm, editado 1 vez
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A Edirbr, Fati20, Elena Sonda y a Yulieth les gusta esta publicaciòn

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/6/2021, 3:07 pm

Capítulo Veintitrés

La pelirroja miraba incrédula la pantalla. ¿Tres meses? La respuesta del publicista había sido rápida. Al perder su fecha tope, la fecha de impresión para el libro fue puesta para dentro de tres meses, colocándolo más adelante de las ferias de otoño y arruinando cualquier posibilidad de adquirir buenas ventas de esos días festivos. El cambio de fecha implicaba muchas cosas pero lo más importante era el efecto que tendría en sus ingresos. Sus obras previas le proveían lo suficiente para pagar las cuentas mensuales pero la renta y los gastos diarios eran cosa aparte.

El teléfono timbró pero ella no hizo el esfuerzo por descolgarlo.

“Probablemente es otro vendedor al teléfono”.

Suspirando, cerró el correo electrónico y cargó su navegador de Internet. El teléfono continúo sonando hasta que la máquina contestadora respondió.

“¿Lo ves? Ningún mensaje. Sabía que no era importante”.

Segundos más tarde el teléfono sonó de nuevo. Decidiendo que tal vez no sería un vendedor, caminó hacia la mesita de noche y descolgó el aparato.

—¿Hola?

Habla la operadora. ¿Acepta usted una llamada a cobro revertido de Yulia Volkova?

—Sí.

Gracias. Adelante — Hubo un chasquido audible seguido por una suave estática.

—¿Yulia?

¿Elena, eres tú?

—Sí, soy yo. Habla más fuerte, Yulia. Apenas te puedo escuchar.

¿Me puedes escuchar ahora?

—Sí.

¿Estás ocupada?

—¿Yulia, te pasa algo?

Bueno.... ¿puedes venir por mí y llevarme a casa?

—Traerte a casa… sí, por supuesto que puedo. ¿Se descompuso de nuevo tu coche?

No. Es sólo que no puedo conducir— El sonido de un camión que pasaba distorsionó las últimas palabras.

—¿Qué? ¿Por qué no puedes conducir? ¿Sufriste algún accidente?— Mientras hablaba, Elena tomó sus zapatos y comenzó a ponérselos—¿Dónde estás?

Estoy sobre la calle Essex, cerca del aeropuerto.

—¿Tu coche está en condiciones de manejarse?

Sí pero creo que no puedo conducirlo, Elena — Una risa nerviosa se escuchó a través de la mala conexión —¿Puedes venir a recogerme?

—Sí Yulia, iré a recogerte. Dime de nuevo donde estás ¿Pasando el aeropuerto?

En la cabina telefónica de la esquina.

—Bien. Escúchame. Regresa a tu coche y cierra todas las puertas. Estaré allí tan rápido como pueda.

¿Elena?

—¿Qué?

¿Vas a venir a recogerme? ¿De verdad?— Elena escuchó un golpe seco seguido por un grito agudo de la stripper —Ay. Me golpeé la cabeza contra el teléfono— “Está realmente borracha. La calle Essex no es una buena zona de la ciudad por muchas razones”.

—¿Yulia? ¿Yulia sigues allí?

Yeah, estoy aquí.

—¿Me escuchaste? Quiero que vayas al coche y me esperes allí y cierra todas las puertas con seguro hasta que yo llegue, ¿Ok?

Ok, ¿Elena?

—¿Qué?

Realmente no puedo conducir.

“Oh genial, ahora está divagando”.

—No, no puedes, Yulia. Entra al coche y quédate allí.

¿Estás enojada conmigo?

—No. Me alegro de que me hayas llamado en lugar de intentar manejar hasta la casa en ese estado. ¿Has estado bebiendo?

Sólo me tomé una cerveza.

—Así que estás drogada, ¿correcto?

Oh yeah. Bastante drogada — Río nerviosamente — [i]Aterrada, de hecho.

—Ajam. Quédate allí. Estoy en camino.

¿Elena?

—¿Qué?— La escritora trató de mantener su irritación creciente fuera del tono de su voz.

¿Estás segura de que no estás enojada conmigo?— Elena suspiró.

—No, no estoy enojada contigo.

Ok. No quiero que estés enojada conmigo.

—No estoy enojada contigo. Ahora cuelga el teléfono para que ya pueda ir por ti.

¿Estás segura?

—Sí, estoy segura.

Bueno, porque no quiero que estés enojada conmigo.

—¡Yulia! ¡Por última vez, no estoy enojada contigo así que cuelga el teléfono!— La pelirroja presionó el botón de colgar. “Está drogada. Está drogada fuera de sí en medio de la nada”. Presionando el botón, escuchó el tono de marcar y presionó unos ya conocidos dígitos.

¿Hola?

—¿Sveta? Es Elena. ¿Me puedes acompañar a recoger a Yulia y a su coche? Te explico en el camino.

[…]

Para cuando Elena estacionó el Jeep, Svetlana había sido informada de lo que había pasado. Como esperaba, el Omni gris estaba parado cerca de la caseta telefónica.

—Allí está— Elena estacionó su vehículo —¿Vas a manejar su carro o el mío de regreso?

—Conduciré el de ella — Svetlana dijo. Veamos con quien prefiere irse — Caminaron hacia el coche de Yulia y se pararon junto a la puerta del conductor. Elena extendió la mano y golpeó ligeramente la ventanilla.

—¿Yulia? Yulia, despierta. Ya estamos aquí.

—¿Hmm?

—Despierta. Soy Elena. Svetlana está conmigo. Hemos venido para llevarte a casa— Trató de abrir la puerta —¿Yulia? Oye— Golpeó el vidrio con sus nudillos— Quítale el seguro a la puerta.

—Hola, Elena— la drogada mujer habló entre dientes.

—Quita el seguro de la puerta— Tan pronto como escuchó el chasquido, Elena cogió la manija. La puerta se abrió y gracias a los reflejos rápidos de Svetlana evitó que la joven cayera hacia el suelo.

—Tranquila— Una vez que sostuvieron a la semi-inconciente mujer la regresaron al asiento, la terapeuta tomó el control.

—¿Yulia? Yulia, mírame.

—¿Hmm?

—¿Cuánto has bebido esta noche?— Yulia con orgullo levantó ondeando un dedo —¿Una qué? ¿Una cerveza?

—Yeah, sólo una— la pelinegra masculló, su cabeza rodando con indiferencia de un lado para otro—Estoy drogada.

—Sí, ya veo— Svetlana miró a Elena—¿Alguna sugerencia de cómo le haremos para pasarla al asiento del pasajero?

—No tengo idea— Lena contestó.

—Yo diría que la cogiéramos hacia el asiento pero la palanca de cambios está de por medio.

—Este coche realmente no tiene nada de espacio.

—No mucho— Svetlana golpeó ligeramente la mejilla de la pelinegra —Yulia… Yulia despierta. Tenemos que moverte.

—¿Mm? Estoy despierta. ¿Qu.. ?

—Uh huh, vamos a moverte, compañerita— Elena miró a Svetlana—Creo que nuestra mejor opción es cogerla por encima de la palanca de cambios. Si la sacamos fuera y cae al suelo no habrá manera de que podamos moverla.

—Estoy de acuerdo. La sujetaré mientras tú das la vuelta y te vas del lado del asiento del pasajero— Sveta dijo.

—Dame las llaves. Estoy segura que ese lado también está cerrado— Elena dio la vuelta y abrió la puerta del pasajero—¿Qué es esto?— Preguntó, sosteniendo un cuaderno de apuntes.

—Ponlo en el asiento trasero — Svetlana contestó, no revelando que había visto a Yulia ese día.

Les tomó hacer algunas maniobras para lograr colocar a la drogada mujer en el asiento del pasajero. La morena forcejeó y se retorció, riendo nerviosamente y hablando incoherentemente entre dientes.

—Estate quieta— Elena reprendió—No te puedo colocar el cinturón de seguridad.

—Hola Eleeeeeeeeenaaaaaaa.

—Hola Yulia. Quédate quieta y déjame ponerte el cinturón de seguridad, ¿Ok?

—Ok— La morena cerró sus ojos y comenzó a girar su cabeza para un lado— Estoy realmente drogada, ¿sabes?

—Lo sé, créeme— Lena sonrió cuando sintió el chasquido del cinturón de seguridad—Listo. Sveta, ¿Puedes conducir tú?

—Seguro. Nos vemos en tu casa.

—No-o-o— La morena lloriqueó, moviéndose nerviosamente en su asiento—¿Por qué no me puedes llevar tú?— Elena sonrió a la cara irritable ante ella.

—Porque tengo que llevar mi coche, por eso— Poniéndose de pie, cerró la puerta del pasajero y rodeó el coche. Dando las llaves a Svetlana, la pelirroja se inclinó para mirar a través del vidrio a Yulia—Está realmente fuera de sí.

—Ya la escuchaste. Está muy drogada con la mente totalmente perdida. Dudo que sepa siquiera quien es ella realmente.

—¿Por qué se hace esto a sí misma?— Elena se enderezó y negó con la cabeza—Simplemente no lo comprendo.

—¿Alguna vez le has preguntado?

—¿Qué?— Svetlana tomó la mano de la pelirroja y giró su palma—Ella te pidió que la llevaras a casa— Colocando las llaves en la mano abierta, se giró y caminó hacia el Jeep —Me parece que es una oportunidad perfecta para que se lo preguntes.

—No te pases ningún alto con mi coche — le gritó, recibiendo un gesto del brazo de Svetlana. “Sé que lo harás”, silenciosamente se quejó. Cerrando sus dedos alrededor de las llaves, tomó la manija de la puerta—Muy bien Yulia, te llevaré a casa.

—Hola, Elena.

—Hola— Lena cerró la puerta y buscó a tientas el encendido.

—Estás enojada conmigo, ¿verdad?

—Ya te dije que no— Encontrando el encendido, Lena metió la llave y echó a andar el motor—¿Crees que vendría por ti si estuviera enojada contigo?

—No lo sé— La morena se encogió de hombros—No estaba segura de que vendrías.

—Por supuesto que vendría— La pelirroja contestó, siguiendo a Svetlana fuera del parque y tomando la avenida principal—Nunca te dejaría aquí sola, no importa en que condiciones estés— Bajó la velocidad para hacer alto en el semáforo—¿Y dime, qué estabas haciendo por estos rumbos?

—Estaba visitando a alguien que conozco.

—¿Ese alguien fue con quién te drogaste?

—Yeah, no sabía que estuviera tan fuerte — La pequeña apoyó su cabeza contra la ventanilla—No pensé que no podría conducir de regreso a casa.

Elena la recorrió con la mirada antes de devolver su atención al tráfico.

—Sin lugar a dudas, no podrías mover ni siquiera una rueda — La pelirroja condujo varias cuadras antes de que una suave voz hablara.

—Por eso es que te llamé.

Flexionando sus dedos en el volante, Elena mantuvo sus ojos mirando al frente — Pues bien…me alegro de que lo hayas hecho.

—Nunca había hecho eso antes.

—¿Hacer qué?

—Llamar a alguien para que me recogiera — La morena se restregó los ojos con sus nudillos—Wow esas luces sí que son brillantes.

—Estoy sorprendida de que puedas ver cualquier cosa a través de esas dos rayas.

—Mis ojos están bien abiertos— la drogada mujer protestó—Puedo ver todo.

—Ajam — Lena dijo dudosamente —¿Y estuviste con tus amigos todo el día drogándote?

—Fui después del trabajo.

—¿Del trabajo?

—¡Oooh!— La cara de Yulia se iluminó y se retorció en su asiento — Conseguí un trabajo hoy— dijo emocionada.

—¿En serio? ¿Dónde?

—Trabajando para Mihail. Tiré escombros toda la tarde.

—¿En realidad estás trabajando para Mihail?— Elena miró a su compañera —Felicitaciones.

—Es sólo hasta que mi labio sane.

—Podrías trabajar por mucho más tiempo si quieres. Creo que Mihail dijo que habría suficiente trabajo por varios meses más.

—¿Y luego qué?— Yulia levantó su mano pero luego la dejó caer sobre su regazo—Ah, no tiene importancia.

La luz de los postes de alumbrado traspasaba a través del parabrisas, permitiéndole a Elena vislumbrar el rostro de su compañera.

—¿Qué no tiene importancia?

—Todo— Yulia sacudió de nuevo su mano—Una vez que el lugar esté limpio él no me necesitará más y yo estaré de regreso en el club— Se encogió de hombros—Probablemente al lugar donde pertenezco.

“Crees que no hay otra cosa mejor para ti que quitarte la ropa, ¿verdad? Si obtienes experiencia tal vez Mihail podría ayudarte a encontrar alguna otra cosa que hacer”. Elena conservó su atención dividida entre la carretera delante de ella y Yulia.

—Y dime, ¿qué estuviste haciendo después del trabajo aparte de drogarte?

—¿Hmm?— Los ojos de Yulia se cerraron, sus labios se tornaron en una sonrisa perezosa —Oh, visitando a alguien.

—¿Alguien con quién trabajas? — La morena bufó.

—Difícilmente. Natalia es sólo alguien que conocí en fiestas y esas cosas— Sus manos buscaron a tientas sus cigarrillos por los bolsillos de la blusa—Su marido es un verdadero imbécil.

—¿Él estaba allí?

—Sólo por un rato, después se comportó como un imbécil se enojó y se largó — El encendedor se zafó de sus dedos sobre su regazo.

—¿Estás segura de que puedes sostener el cigarrillo? No quiero que lo dejes caer sobre ti o en cualquier otro lado. Tal vez no deberías fumar.

—Es mi coche— Yulia prendió el cigarrillo y guardó el encendedor en su bolsillo.

—Al menos abre la ventana. No quiero inhalar tu humo— Yulia se sintió cuestionada pero en unos segundos el humo estaba siendo lanzado hacia el aire nocturno—Y bien— Elena continuó —¿Así que él se enojó y se fue?

—Yeah, es un imbécil.

—Ya mencionaste eso antes.

—Ella es una idiota— No mencionaste eso antes.

—¿Y por qué ella es una idiota?

—Ella es. Ella es igual que mi madre — dio una gran inhalación a su cigarrillo—No defiende a sus hijos, deja que él la trate como una mierda. Es una estúpida— dio un golpecito tirando la ceniza fuera de la ventanilla—Aw, ¿sabes? Ella le tiene tanto miedo a él que deja que la trate como a un perro. Él bebe y lo jode todo y cuando regresa a casa ella no hace ninguna maldita cosa al respecto.
El coche siguió al Jeep por la carretera de circunvalación, dejando las luces de la ciudad y entrando a la oscuridad de la carretera. La pelinegra exhaló otra corriente de humo gris.

—Simplemente siempre cede ante él — dijo quedamente—Siempre permitiéndole hacer cualquier maldita cosa que le de la gana. No le importa que le pegue a sus hijos, no le importa que se gaste el dinero de toda la semana, simplemente no le importa un coño— La mitad del cigarrillo salió volando por la ventanilla —Nunca le ha importado— Susurró, mirando fijamente a través del vidrio a la oscuridad.

Elena rápidamente se dio cuenta que su compañera ya no hablaba de sus amigos sino de sus padres. Abrió su boca para hablar pero se encontró dudosa de qué decir. Finalmente dijo lo único que se le vino a la mente.

—Desearía que le hubiera importado— Hubo un largo silencio antes de que Yulia hablase.

—Yo también desearía que le hubiera importado.

Sin pensarlo, Elena tocó el hombro de su compañera y comenzó a frotarlo.

—Lo sé.

—Ella solía tomar mucho, sabes— La ojiazul continúo mirando por la ventanilla —Se enfurecía sin razón. Todo el tiempo— Sintiendo el encogimiento de hombros, Lena quitó su mano, colocándola sobre la palanca de cambios entre los asientos—Él la hacía enojar por las mañanas antes de irse al trabajo y ella se desquitaba con nosotras cuando llegábamos de la escuela— Yulia sacudió su cabeza—Pero nosotras no hacíamos nada malo— dejó caer su cabeza hacia atrás en contra del cabecero —¿Alguna vez fuiste castigada por algo que no hiciste?

—Pocas veces— Elena admitió.

—Esto apesta— Inclinándose hacia adelante, tocó nerviosamente la apertura de la guantera.

—¿Qué estás buscando?

—Solo quiero un toque— Abierta la guantera, sacó un tubo de película y una pequeña pipa de metal.

—Uh, no, no mientras esté yo en el coche. Y creo que ya has tenido demasiado. Apenas puedes mantener los ojos abiertos— La actividad delante de ella desvió su atención. Svetlana aparentemente parecía molesta con el coche de adelante y comenzó a acelerar el Jeep mucho más rápido que Elena.

—¿Sveta, qué estás haciendo?— dijo, pisando más el acelerador. Un áspero olor invadió el coche —¡Yulia!

La pipa de metal llena de marihuana fue arrojada de nuevo a la guantera— Dije que solo quería un toque— la morena dijo juguetonamente.

—Es suficiente— Usando su mano izquierda para bajar la ventanilla, Elena giró a su derecha, bajando la velocidad del Omni y parándose a la orilla de la carretera.

—¿Pero que dem....?— Lena la ignoró y apagó el coche. Llevó su mano hacia la guantera y la cerró.

—Dije que no mientras estés conmigo en el coche—amonestó—¿Sabes en el problema en que me metería si la policía nos detiene y huele eso?— Forzando la llave en el encendido, Lena continuó con su sermoneada—Si quieres arruinar tu vida con drogas, esa es tu elección. No puedo controlar lo que haces pero no es justo que me involucres a mí. Ya es lo suficientemente malo que traigas eso a la casa.

Encendiendo el motor, echó una mirada al espejo retrovisor antes de dar reversa y volver a la carretera.

—Maldición, Yulia, ¿no puedes detenerte aunque sea un poco y pensar?— No recibiendo respuesta, pensó que quizá la drogada mujer se había quedado dormida. “Mejor. No quiero pelearme con ella esta noche”, pensó para sus adentros. Mirando la carretera, notó que el Jeep no se veía por ningún lado. “Más te vale que no te infraccionen por exceso de velocidad, Sveta”. Dándose cuenta que el olor de marihuana se había ido, subió la ventanilla.

—Lo siento — Yulia dijo con voz suave — ¿Estás enojada conmigo?

—¿Por qué no te recuestas y te relajas hasta que lleguemos a casa?

—No quiero que estés enojada conmigo.

—No estoy enojada. Un poco molesta, pero no enojada — Elena respondió, accionando el intermitente cuando se aproximaba a una desviación.

Yulia desabrochó su cinturón de seguridad y se volteó de costado en el asiento cuando el Omni dio la vuelta hacia la rampa de salida. Demasiado drogada para controlar su balance, se fue hacia su izquierda, golpeando su cabeza contra el hombro de Elena.

—Ouch!

—¿Qué estás haciendo? Ponte el cinturón de seguridad — Dijo frotando el hombro de Yulia—¿Y por qué dices ouch? Tienes una cabeza bastante dura, Volkova.

—¿Elena?

La droga había hecho que los ojos de la ojiazul estuvieran aún más cerrados evitándole enfocar difícilmente la mirada. Lena esperó pacientemente a que la pelinegra continuara pero la drogada mujer parecía haber olvidado lo que iba a decir.

—¿Sí?— la incitó.

—¿Qué?

—Me ibas a preguntar algo. ¿Cuál era la pregunta?

—¿Qué pregunta?

—Olvídalo, estás demasiado perdida para saber lo que estás diciendo — Estirando su brazo, Elena ajustó el cinturón de seguridad —Esta vez déjatelo puesto, ¿ok?

—Ok… ¿Elena?

—¿Qué?

—No quiero que estés enojada conmigo.

—Yulia, no estoy enojada contigo — “Oh por favor no comiences con esto de nuevo” —Mira, solo vayamos a casa. Svetlana va a estar preguntándose que habrá pasado con nosotras — La pelirroja echó a andar el coche —Podemos hablar de esto por la mañana— Guió el coche por la calle. Manejó en silencio por varias cuadras antes de que Yulia hablara otra vez.

—¿Me prometes que no estás enojada conmigo?

“Me voy a enojar si sigues con eso” —No cariño, no estoy enojada contigo — Levantó la mano y apretó el hombro de Yulia — ¿Somos amigas, verdad?

Esperaba que sus palabras hicieran sonreír a la drogada mujer pero se desconcertó cuando la vio derramar lágrimas.

—Hey, ¿qué te pasa?

La morena sacudió su cabeza vigorosamente y se restregó la cara con sus manos.

—Nada— habló con voz temblorosa, tomando aliento —Es sólo que...... — Negó con la cabeza otra vez —No lo sé.

Elena sabía que se estaba conteniendo pero le dio su tiempo, concentrándose en manejar el coche a través de las calles y entrando por la puerta principal del complejo. Como esperaba, su Jeep estaba estacionado en su espacio privado, varias luces brillaban a través de las ventanas del edificio departamental. “Svetlana ya está aquí”, pensó mientras estacionaba el Omni en su espacio privado. Removiendo las llaves del encendido, colocó su mano en el brazo de Yulia.

—Espera, antes de que entremos… quiero saber por qué estás tan molesta.

—No lo sé — La morena sacudió con fuerza la agarradera, forzando la puerta para que abriera —Elena, por favor— Dijo sintiendo la mano firme sobre su brazo —No puedo.

Elena juraría haber escuchado la voz entrecortada de su compañera.

Soltándola, observó como Yulia salía del coche. La marihuana había hecho un buen trabajo entorpeciendo su sentido del balance, provocando que cayera sobre el pavimento. La pelinegra intentó ponerse de pie pero volvió a caer por segunda vez antes de que Lena llegara a su lado.

—Ven aquí, coloca tu brazo sobre mis hombros. Te ayudaré a entrar.

—No, sólo déjame. Lo haré poco a poco— Lena le agarró la mano y la puso sobre sus hombros.

—No lo creo, compañerita. ¿Qué pensarán los vecinos?— Con un gruñido se elevó a la altura de sus pies, levantando a Yulia con ella. Para su alivio, Svetlana debió haber escuchado el coche estacionarse —¿Quieres echarme una mano con ella?

—¿Adónde fueron?— La castaña preguntó mientras bajaba al área del estacionamiento—Miré por el espejo retrovisor y ya no las vi.

—Tuve que detenerme un par de veces — Le dijo— Yulia, Svetlana está aquí. Vamos a meterte al apartamento, ¿Ok?— Asintió a su ex-amante — Sostenla por el otro lado. Está demasiado drogada como para caminar.

—¿Cómo estuvo el camino a casa?

—Perturbante. No se callaba. Para alguien que no habla mucho que digamos, dijo demasiado esta noche. Me preguntó por lo menos como cincuenta veces que si estaba enojada con ella.

—Y me dijiste que no — Yulia hizo pucheros, sus ojos repararon en sus pies en un intento para moverlos en la misma dirección sin pisar a Elena o los dedos de Svetlana — Lo dijiste.

—Sí, lo dije. No estoy enojada contigo — Lena miró a Svetlana —¿Ves lo que tuve que soportar?

—Suena como un poco molesto.

—Sólo un poquito. Cuidado, Yulia. Estamos subiendo ahora.

—Puedo caminar por mí misma— la ojiazul protestó, débilmente intentando soltar sus brazos de los hombros de las otras mujeres.

—De todas maneras creo que es mejor que te ayudemos un poco— Svetlana dijo.

—Oh, hola Doc— La morena prácticamente gritó —¿Cómo diablos te encuentras esta noche?

—Aparentemente no tan bien como tú. Elena, sostenla mientras abro la puerta.

—Yo le agrado— la drogada mujer continuó—No estaba realmente segura pero… sí. ¿Lo sabías?

—¿Saber qué?— Svetlana preguntó, no poniendo mucha atención a las divagaciones.

—Le agrado a Elena— Dijo con naturalidad, tambaleándose sobre sus piernas —Me dijo que éramos amigas.

—Sí lo dije, ahora entra, ¿Ok?— Lena dijo, guiando su inestable carga a través de la puerta principal.

—Ok— Yulia estuvo de acuerdo, con torpeza cruzó la puerta, seguida de Svetlana llevándola a tropezones hasta la sala de estar.

Una vez dentro, Yulia logró llegar a tropezones hasta el reclinable. Elena colgó las llaves del Omni en el portallaves, frunció el ceño cuando vio las de su coche sobre el mostrador.

—¿Crees que podamos llevarla arriba?— La pelirroja preguntó, recogiendo sus llaves y colgándolas donde deberían estar.

—Puedo subir yo sola — la atontada morena contestó, empujándose con trabajo sobre sus pies sólo para caer sentada nuevamente —Tal vez, no— Sus manos buscaron a tientas por su blusa.

—Nada de fumar en la sala de estar, ¿recuerdas?— Elena le recordó.

—Hey Doc, te conté que conseguí trabajo con Mihail?— Yulia dejó de buscar sus cigarrillos y colocó una pierna sobre el brazo del asiento reclinable.

—No, no me habías contado— Dijo la castaña mientras se sentaba en el sofá— ¿Cuándo comenzaras a trabajar?

—Ya lo hice. Trabajé esta tarde.

—¿En serio?

—Yeah, lo hice después de salir de tu consultorio.

Los ojos de Elena se abrieron sorprendidos.

—¿Tu consultorio?

—Umm— Svetlana miró a su ex-amante y después a Yulia y de nuevo a Elena— Tienes que preguntarle a ella— contestó.

—¿Yulia?

—Doc me dijo que podía — Se restregó su cara y bostezó —Oh cielos, estoy cansada.

—O algo por el estilo— Elena dijo—Vamos a llevarte arriba. Sveta, ¿Podrías ayudarme?

Juntas ayudaron a Yulia a subir. Una vez dentro de su habitación, la morena torpemente se liberó de las manos de sus amigas y se dejó caer encima de la cama.

—Sveta, baja y prepara algo de té — dijo Elena—Bajaré en un minuto.

—Tal vez debería irme a casa... —La castaña comenzó.

—Ni siquiera lo pienses— advirtió la pelirroja —Necesitamos hablar— Esperó hasta que su ex-amante saliese del cuarto antes de sentarse en la cama al lado de Yulia —¿Aun estás despierta?

—¿Hm?— La suave almohada rápidamente absorbió cualquier energía que Yulia pudiera tener.

—Tienes que quitarte las botas. ¿Quieres que te ayude?

—¿ Hm? Nah, está bien— Los ojos de la pelinegra permanecieron cerrados.

—Te las quitaré— dijo Elena, halando un pie encima de su regazo—Sabes que hablaba sinceramente cuando te dije que no estaba enojada contigo— le dijo, desamarrando el cordón café de las botas —Aun si lo hubiera estado, no haría nada para lastimarte— Usando sus dedos, aflojó los cordones de los orificios y los ganchos, permitiéndole quitar la bota —Cuando tenía aproximadamente trece años de edad, Papá fue situado fuera de la ciudad— Lena quitó el calcetín blanco del pie de la morena —Estuvimos allí cerca de un mes o un poco más cuando el Capitán Brevikov fue transferido allí. Él tenía una hija de mi edad. Dame tu otro pie — No recibiendo respuesta, la mujer tomó la otra pierna de Yulia y la haló encima de ella —En fin— continuó —Ludwika siempre solía tener moretones en sus brazos y cara. Al principio le creí cuando me contó que había tenido un accidente en su bicicleta— La otra bota y calcetín fueron quitados, Elena tenía los pies desnudos de Yulia sobre su regazo. Sin pensarlo comenzó a darles masaje —Después de que descubrí la verdad, no podía ni siquiera mirar a su padre— Su agarre aumentó ante el viejo recuerdo —Lo odié por lo que le hacía a ella. No podía comprender por qué alguien querría lastimar a alguien de esa manera— Dándose cuenta de que la pelinegra se había quedado dormida, continuó dejando que sus manos recorrieran amablemente los pies de la morena —¿Por qué te molestaste esta noche cuando te dije que éramos amigas?— Su pulgar izquierdo se movió de acá para allá en un movimiento suave sobre el arco de los pies de la chica —Claro, yo sé que puedes ser un verdadero dolor en el trasero y está también esa cortina de baño transparente que aún me disgusta pero.......— Dándose cuenta de lo que estaban haciendo sus manos, gentilmente colocó los pies de Yulia sobre la cama y se puso de pie —No creo que necesitemos pequeños pedacitos de tabaco sobre la cama—dijo, tomando el paquete de cigarrillos del bolsillo de su blusa.

Tomando la colcha, la colocó sobre la mujer dormida. Mientras hacía unos dobleces alrededor de los hombros de Yulia, se apoyó cerca de ella y le susurró.

—Lamento tanto que te hagas daño a ti misma. Hay una hermosa mujer escondida detrás de esa actitud dura y esas drogas, sé que la hay— Se puso de pie y apagó la lámpara —Dulces sueños.


CONTINUARÁ...

Wink Wink Wink
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Mensaje por Fati20 2/7/2021, 1:42 am

Fue un capítulo muy tierno julia pudiéndole q no se enoje con ella y lena siempre tan linda cuidándola y enseñándole que merece más. Estoy ansiosa por los capítulos de mañana....
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Mensaje por Fati20 2/7/2021, 7:57 pm

Que pasaría en día de hoy con nuestra escritora. Espero que estés bien y aquí estaremos pendientes de ma historia
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Mensaje por Yulieth 2/9/2021, 10:33 pm

Cada capítulo es más interesante...
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por VIVALENZ28 2/10/2021, 9:41 pm

Donde se habrá metido nuestra escritora????????????
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Mensaje por katina4ever 2/10/2021, 10:33 pm

Aiññññ..... quedé encantada con este capítulo, muero por saber más y ver cómo va cambiando la vida de Yulia y descubriendo las cosas buenas que puede vivir🥺🥺🥺
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/13/2021, 11:58 am

cheers Hola chicas, disculpen no haber podido postear el domingo pasado, pero esta vez si tengo más capítulos para uds este finde.

Gracias por comentar y leer!


Capítulo Veinticuatro


Elena encontró a Svetlana sentada en el desayunador, hojeando el periódico.

—¿Ya lo leíste?

—Se me hizo tarde esta mañana y sólo tuve tiempo de mirar cómo iban los partidos de soccer. Tú té está servido en la taza del café.

El viento que había entrado por la ventanilla abierta cuando venían de recoger a Yulia había despeinado el pelo de Svetlana convirtiéndolo en una maraña de cabellos. Elena metió la mano en su bolsillo trasero y sacó un peine.

—Toma, pareces una marmota que metió la pata en el enchufe de la luz— Caminó hacia el mostrador y tomó la taza grande —¿Cuándo me ibas a decir que veías a Yulia?—Sacó la bolsita de té del agua y lo tiró a la basura — Pudiste habérmelo dicho antes.

—No podía— Protestó la castaña, pasando el peine sin cuidado por su pelo — No es mi decisión decírtelo. Era decisión de Yulia.

—¿Y qué pasó hoy? ¿Te dijo que se iba a ir con sus amigos drogadictos?— Lena cruzó el cuarto y empujó la silla a un lado de Svetlana —¿No pudiste haberla hecho cambiar de opinión?

—Elena, no puedo hablar contigo acerca de lo que ocurre en mi consultorio con ella. Tienes que aceptar que no puedes preguntarme sobre ella — Svetlana tomó un sorbo de su té —Además, me conoces. ¿Honestamente crees que no intentaría disuadir a un paciente de ponerse en una situación potencialmente peligrosa si lo supiera?— extendiendo el brazo, tomó la mano de la pelirroja en la de ella —Tengo que tener mucho cuidado con esto. Yulia debe tener confianza en mí y que esté segura de que mantengo a salvo sus confidencias.

—¿Quieres decir que ella no es un tema del que podamos hablar?

—Con el hecho de ser tu compañera de apartamento para mí es suficiente para aplicar mi ética profesional. De hecho no debería de pasarle consulta.

—¿Entonces por qué lo haces?— Preguntó —Me conoces a mí también, Sveta. Y sabes que eres la única a la que recurro cuando necesito hablar. ¿Cómo se supone que debo censurar lo que hablo?

—¿No crees que lo pensé mucho antes de tomar esta decisión?— Chasqueó —¿Crees que me agrada la idea de tener mucho cuidado de lo que hablo contigo? No estoy muy de acuerdo con la idea tampoco, Elena, pero tienes que comprender lo que soy.

—¿Y quién eres? No tengo la intención de sonar egoísta pero después de compartir mi alma contigo los últimos siete años, no es fácil de aceptar.

—No toda tu alma la compartiste conmigo, Elena— Sveta dijo en un tono de advertencia —Hay una razón por la que vivimos en direcciones diferentes ahora, ¿recuerdas?
Mirando hacia abajo su taza, Lena encontró como se le escapaban las palabras.

—Pensé que ya no íbamos a hablar de eso— finalmente dijo.

—Preferiría no hablar de eso esta noche tampoco— la terapeuta admitió, acercando su mano y reduciendo drásticamente su taza de té —Me voy a casa. Sabes que siempre puedes hablar conmigo de tus sentimientos y de lo que piensas pero no podemos discutir sobre Yulia. No será fácil pero así tiene que ser.

—¿Por qué te tienes que ir a tu casa? Puedes quedarte aquí— Mirando los ojos de Svetlana, agregó — realmente me gustaría mucho poder abrazarte esta noche.

—No esta noche— Inclinándose, besó la mejilla de la pelirroja —Te veré este fin de semana para el juego— Viendo a Svetlana levantarse, Lena se puso de pie igualmente.

—Por favor, quédate otro poco más, prometo no intentar hacer nada. Sólo necesito hablar — “Vamos, Sveta”. Silenciosamente suplicó.

—¿Sobre qué quieres hablar?

Ahora que le había concedido el tiempo, la escritora encontró difícil revelar el problema que la había estado atormentando por casi toda la tarde.

—Yo, um… recibí un email del editor.

—Por como luce tu cara apuesto que no fue una buena noticia, ¿verdad?

—No realmente — Elena se sentó de nuevo, apoyando sus codos sobre la mesa mientras su barbilla descansaba sobre sus manos. Svetlana volvió a sentarse igualmente. La mirada de la pelirroja miraba decidida a tomar el paño para limpiar —Tú sabes lo preocupada que he estado por la fecha tope de entrega, ¿no es así?

—¿Sí?

—La perdí.

—¿Qué hicieron?

—Movieron la fecha de impresión tres meses. Esto va a ocasionar que me termine lo último que tengo de dinero que me dejo mi papá — Negó con la cabeza —Pensé en la idea de buscarme otro trabajo pero si hago eso no tendré tiempo para trabajar en la historia.

—No vas a trabajar cada minuto de tu día, cariño— Svetlana dijo —Voy a hacer más té. ¿Quieres otro?

—No, gracias— Lena observó a su ex-amante caminar hacia la tetera — Sveta, ya no sé qué hacer. Me presionan para que logre terminar el libro y no soy capaz de decidir a donde irá Marina después de que es rescatada del almacén.

—¿El síndrome del bloqueo de los escritores no te deja crear ideas, hm?

—Ni siquiera unas pocas— Suspiró —¿Recuerdas cuando me pasaba sentada escribiendo por horas y tú me traías café?

—Lo recuerdo. Había noches que no lograba meterte en la cama.

—Los personajes se metían en mi cabeza y no dejaba ir las ideas hasta que no terminara la escena. Me sentía tan bien cuando lograba hacer eso.

—¿Y ahora?

—¿ Ahora? Ya te dije, ahora no sé qué puedo hacer con Marina.

—No, no te estoy preguntando cómo va la historia, sino cómo te sientes tú— Svetlana dio un paso detrás de ella y frotó su espalda —No eres precisamente la mejor cuando hay que manejar el estrés. Estoy sorprendida de que no estés limpiando frenéticamente el apartamento.

—Lo haré en cuanto te vayas—Dijo, mostrando una pequeña sonrisa — Me conoces demasiado bien, Sveta.

—Contesta la pregunta.

—¿Cómo me siento por el hecho de que ellos me presionen con retrasar mi libro tres meses?

—No, ¿cómo te sientes al saber que perdiste la fecha tope?— Sveta se deslizó en su asiento —Te conozco, ¿recuerdas? Recuerdo aquella historia en la que trabajaste por meses y la borraste del disco duro cuando te entró la frustración.

—No iba hacia ninguna parte, justo como esta historia.

—Sí estaba bien. Llevabas por lo menos tres cuartas partes de la historia terminada y al final te estresaste también. Esa misma noche vaciaste todos los gabinetes y los limpiaste todos, si mal no recuerdo.

—Esa es mi naturaleza, supongo — Suspiró — Cuando tenía una arruga la cama, Papá no me permitía quitar la arruga. Él arrancaba de un tirón todas las colchas y sábanas de la cama y me hacía comenzar de nuevo.

—Hay una diferencia entre hacer la cama y tirar a la basura tres meses de duro trabajo—Svetlana señaló —Tú eres la que decidió ser escritora. No puedes culpar a nadie pero si a ti misma por perder la fecha tope y el no poder regresar el tiempo y cambiar lo que pasó— El silbido de la tetera hizo a Svetlana ponerse de pie —Sabes la respuesta a tu pregunta, Elena — Removiendo la tetera de la estufa, vertió el líquido lleno de vapor en su taza. Colocando la tetera en un quemador para que se enfriara, añadió azúcar a su taza y regresó a la mesa. —¿Y? ¿Lo has resuelto ya?

—Juegas a la terapeuta otra vez, Sveta.

—Ya sé qué harás. Vas a tener un ataque de frustración y a destruir la historia, arruinando cualquier oportunidad de publicarla y hacer algo de dinero que te pueda dar cierta ventaja de obtener tiempo extra y sentarte y escribir la historia lo mejor que puedas.

—No es tan fácil— Se restregó su cara. “¿Por qué comienzo estas discusiones con ella? Siempre pierdo” —Si las ideas no surgen, no puedo forzarlas para terminar la historia.

—Entonces, tal vez deberías ponerte a pensar que te inspira para que te surjan las ideas—La castaña dijo, soplando sobre su té antes de beber un sorbo.

—Es sólo que parece que no puedo concentrarme en la historia. Marina parece que… no lo sé… se desvanece supongo.

—¿Cómo así?

—No lo sé. Tal vez sólo sea yo. Estoy muy distraída, supongo — Sus dedos trazaban el borde de la taza —¿Sabes que ella se alteró cuando le dije que éramos amigas? No creo que tenga muchos amigos. ¿Cómo pudo vivir con un padre como el de ella?

—Elena, no podemos hablar sobre ese tema— Svetlana dijo suavemente.

—¿Cómo alguien puede hacerle eso a sus propias hijas?— Continuó, ignorando la advertencia.

—No hay una buena razón, cariño, tú sabes eso. Pero yo creo que cualquier persona que haya pasado por ese horror merece todo el apoyo que se le pueda dar, ¿no lo crees?

—Lo odio, Sveta. Nunca he conocido a ese hombre y lo odio por lo que le hizo.

—No podemos habl...

—No hablo de ella— Dijo firmemente —Hablo de mí, de cómo me siento — Se apartó con fuerza la taza, asegurándose que quedara sobre el posavasos —¿Cómo se supone que debo apoyarla y escucharla cuando todo lo que deseo es que algunos de los amigos militares de mi padre vayan a él y lo manden al infierno a golpes?

—¿Piensas que combatir la violencia con más violencia resolverá el problema?

—No juegues a ser terapeuta, Sveta. No quiero saber si todas las respuestas tienen que ser correctas— Empujó su silla y se puso de pie.

—Nunca las quieres saber— La castaña colocó sobre la mesa su taza de té y palmeó la silla vacía a su lado —Ven siéntate.

—No, no puedo. Tengo cosas que hacer— Caminando hacia el fregadero, Elena abrió el gabinete inferior y sacó la fregona —Este piso está hecho un asco.

—El piso está bien y estoy segura de que ya lo has limpiado al menos una vez en las últimas veinticuatro horas. Vamos, Elena. Siéntate y habla conmigo.

—Necesito terminar esto, Sveta — Dijo, probando la temperatura del agua con sus dedos. Una vez que estaba lo suficientemente caliente, llenó la cubeta antes de agregar una gran cantidad de limpiador. Cuando regresó por la fregona, se sorprendió al encontrarse que Svetlana se había levantado de la mesa y ahora estaba delante de ella.

—Bien, si ya no necesitas hablar más, entonces no necesito quedarme más tiempo. Ya es demasiado tarde. Sé que por más que lo intente no te podré hacer cambiar de opinión. ¿Hazme un favor, quieres? — La cogió y le dio un fuerte abrazo —Deja de castigarte por haber perdido la fecha tope — le susurró en el oído —No te hace ser una mala escritora o una mala persona, a pesar de lo que pienses.

—No tienes que irte— Palmeando la espalda de Elena, contestó.

—Sí, tengo que irme. No estoy de humor como para pelear contigo, pulpo.

—Oye.

—Ni siquiera lo pienses. Te conozco demasiado bien, Elena Katina. Si piensas que voy a creer que vas a comportarte esta noche entonces yo soy la reina de Inglaterra— Inclinándose, le dio a su ex-amante un beso amistoso en la mejilla —Te llamaré mañana.

Una hora más tarde el suelo de la cocina había sido limpiado, quedando brillante y los muebles del mostrador también reflejaban el mismo acabado.

Elena aprovechó su frenesí limpiador por todo el apartamento. Limpiando todo a su paso. Una vez terminado el trabajo decidió echarle un ojo a su caprichosa compañera de apartamento.

Quedamente abrió la puerta de la habitación de Yulia. La lamparilla de noche le proveía bastante iluminación para que se abriera paso por encima de la cama sin tropezarse con algo.

—¿Estás despierta?— Preguntó suavemente —Sólo vine a ver cómo estabas— No recibiendo respuesta, se agachó y dobló los bordes de la colcha alrededor de la mujer dormida —En verdad desearía que no te hicieras tanto daño todo el tiempo — susurró —No necesitas las drogas.

—¿Hmm?— Vino una voz atontada.

—Shh, soy yo— Contestó, haciendo su cuerpo un poco hacia atrás para no estar demasiado cerca del de Yulia —Solamente estaba viendo si estabas bien.

—Oh— Yulia rodó sobre su espalda —¿Qué hora es?

—Casi las diez. ¿A qué hora tienes que estar en el trabajo mañana?

—Alrededor de las siete más o menos— la mujer medio dormida habló entre dientes.

—Bien date la vuelta y duerme un poco. Va a ser un largo día mañana —Lena se puso de pie y caminó hacia la puerta —Que tengas un buen día si no te veo por la mañana— Casi llegaba a la puerta cuando escuchó que Yulia la llamaba.

—¿Elena?

—¿Hmm?— Pasaron varios segundos antes de que escuchara una voz suave.

—Gracias por no estar enojada conmigo — La pelirroja se volvió caminando hacia la cama y se arrodilló, apoyando sus antebrazos sobre la suave colcha.

—Oye, para eso son las amigas, ¿correcto? ¿Se ayudan cuando lo necesitan?— Con su brazo, echó la colcha arriba sobre el hombro expuesto de la morena —Ya te lo dije, antes prefiero que me llames e ir por ti a que conduzcas en ese estado. Ahora duerme un poco.


[…]


Después de dejar la habitación de Yulia, se fue a la suya. La cama la llamaba tentadoramente pero la computadora también. Se encontró observando los logotipos de arranque a través de la pantalla.

“Tal vez algo venga a mí”, pensó esperanzadamente, revisando las notas escritas a mano que tenía a un lado del ordenador.

Su personaje principal, Katya, acababa de salvar a una familia de ser asesinada en un almacén y hasta allí había quedado su creatividad.

“¿Y ahora qué?

¿La familia le agradece a Katya y ella se enamora de la hija mayor?”

De alguna manera la idea parecía ser buena cuando comenzó a escribir la novela pero ahora sentía que era muy trillada y era el típico cliché.

“¿Por qué debería sentirse atraída por la hija del dueño de la tienda de muebles?” Se restregó su cara.

—Esto no está funcionando — Dijo una hora más tarde cuando ninguna palabra nueva había sido escrita en la pantalla. El sonido de una puerta abriéndose captó su atención sacándola de sus frustrantes personajes. Escuchó como Yulia se dirigía hacia el baño. Un golpe seguido por una maldición la hizo levantarse de su silla.

—¿Yulia? ¿Te encuentras bien?

—Yeah, solo me tropecé con algo — vino la respuesta. Elena devolvió su atención hacia la pantalla.

“Esto no tiene sentido. ¿La familia completa está ahí así que como es que Katya se fija en Marina y no presta la más mínima atención al padre de esta, qué es el dueño de todo el dinero? No es que Marina luzca toda desaliñada y esté cubierta de suciedad”.

Luchaba contra el problema hasta que escuchó un golpe suave en su puerta.

—Entra— La puerta se abrió y Yulia asomó su cabeza.

—Parece que aún estás levantada.

—Lo estoy— Señaló el monitor —Estoy trabajando en mi historia pero parece que no quiere cooperar esta noche.

—Es tu historia. ¿No sabes qué es lo que ocurrirá después?—Yulia dio un paso dentro y miró la pantalla —No veo nada más que una pantalla verde.

—La minimicé— Elena extendió la mano y dio un click sobre el mouse. La pantalla desplegó el texto —Hice que Katya rescatara al dueño de la tienda de muebles y a su familia del incendiario que intentó quemarlos dentro del almacén. Ahora Katya conoce a la hija del dueño, Marina, por primera vez y no puedo resolver cómo o por qué se fija en ella.

—¿Y estás intentando juntar a las dos mujeres?

—Pues si, es una novela lésbica, Yulia — Dijo, una sonrisa se formó en sus labios —La idea es que Katya y Marina se conviertan en amantes y vivan felices para siempre. Por supuesto que tienen que experimentar toda clase de retos y toda clase de pruebas antes de que eso ocurra. Pero nada va a pasar si no puedo resolver que es lo que pasará después — Se recargó, permitiéndole a Yulia más espacio para que mirara la pantalla —Mira, ahora mismo el padre de Marina va a darle a Katya las gracias por rescatarlos y después la policía llegará. No puedo resolver cómo hacer que ella y Marina se hablen o incluso de que puedan hablar.

—Tal vez sea Katya la que provoque el acercamiento, ella fue la heroína, ¿correcto?

—Yeah, ella es la investigadora privada que logra llegar justo en el último momento para salvarlos de la bomba. Ven, puedes sentarte en el gabinete si quieres — La pelirroja señaló el pequeño mueble al lado del escritorio. Yulia aceptó la sugerencia, recargando su espalda contra la pared. El pelo oscuro lo traía suelto, su blusa y sus pantalones estaban arrugados de haber estado acostada. Elena notó el brillo rojo que adornaba las uñas de sus dedos descubiertos. La superficie medio despintada le hizo a Lena suponer que la chica no se había molestado en pintarlas desde la última vez que trabajó en el Soho’s Room Club. En un principio, se dio cuenta que no había escuchado lo que Yulia le había dicho.

—Lo siento, ¿qué?

—Dices que Katya los rescató del fuego, ¿correcto?

—Así es, el pirómano le prende fuego al almacén que está lleno de productos químicos inflamables con la familia atrapada dentro.

—¿Y qué te parece si esta chica como se llame, se quema y va a dar al hospital? Y después Katya puede ir a visitarla.

—Bueno, no creo que quiera desfigurar a uno de mis personajes principales. No es exactamente la imagen que llame la atención de los lectores.

—No tienes que desfigurarla, solo provócale unas pequeñas quemaduras, como en su brazo o algo por el estilo—La morena tomó una pelota esponjosa del escritorio y la apretó —¿Qué es esto?

—Una pelota para el estrés— Contestó. Mirando sus notas pulcramente escritas —Supongo que podría poner unas cuantas quemaduras en el personaje. Está de vacaciones de la universidad, supongo que Marina no tendría que preocuparse por llevar libros o cualquier cosa. Podría hacer que visitara la oficina de Katya para darle las gracias por salvar su vida— Recogiendo su pluma, rápidamente garabateó algunas notas en los márgenes del papel — Entonces si Marina va a la oficina de Katya, ella verá los libros en el estante y sospechará sobre la homosexualidad de esta y eso llevaría a tener una posible relación en la próxima escena — La voz de Elena iba diciendo mientras hojeaba las páginas de su cuaderno y seguía poniendo notas adicionales. Por el rabillo de su ojo vio a Yulia apretando la pelota para el estrés —Svetlana me la dio. Me dijo que me ayudaría cuando me estresara.

—¿Hace eso?

—No lo sé, no la utilizo mucho, supongo que lo hace. Usualmente, yo prefiero usar la aspiradora para limpiar.

—Entonces si que no la utilizas mucho — Dijo, lanzando la pelota hacia atrás del escritorio. Elena sonrió suavemente y colocó la pluma sobre la mesa.

—Por cierto, ¿qué estás haciendo levantada? Apenas te dejé hace una hora y estabas básicamente desconectada del mundo.

—No lo sé— Se encogió de hombros —Demasiados años trabajando de noche, supongo. Me levanté para orinar y ahora me siento completamente despierta.

—¿Aún estás drogada?

—Me siento un poco atontada pero no me siento tan drogada como antes— Negó con la cabeza —Podría trabajar ahora mismo si tuviera que hacerlo.

—Pues bien, aun tienes bastantes horas antes de que eso pase —Dijo —¿Recuerdas acerca de lo qué hablamos en el coche esta noche?

—No, no mucho. Realmente estaba fuera de mí — Yulia miró hacia su regazo y se sonrojó ligeramente —Sé que estuve preguntándote si estabas enojada conmigo — Dijo tímidamente.

—Oh sí, como una vez o dos veces…cada minuto —Elena sonrió —Está bien, de verdad— contestó, extendiendo la mano y dándole al pie de Yulia un rápido apretón —Te dije que no había problema y lo dije en serio. Y oye, en verdad aprecio que me hayas ayudado con Katya y Marina. Estoy segura que puedo hacer que esto funcione.

—¿En serio?

—En serio. Algunas veces sólo necesito que alguien ponga en marcha mi creatividad — Sonrió y retiró su mano del pie de la mujer joven —Tú sabes... — Tomando el cuaderno de apuntes, la pelirroja hojeaba a través de las notas pulcramente escritas —Sí, creo que funcionará…no he contado nada acerca de su pasado todavía pero...— La pluma regresó a su mano y más notas fueron añadidas a los márgenes —¿Por qué no pensé esto antes? Marina podría ser perfectamente una adolescente que se preocupa de todo —Elena sacó la bandeja del teclado y comenzó a mecanografiar rápidamente —Oh, eso sería perfecto— dijo para sí misma mientras las palabras comenzaron a aparecer en la pantalla.

El muro que estaba conteniendo su talento se había derrumbado de golpe y ahora nada importaba más que tomar ventaja de eso.

Estaba tan enfocada en ordenar las ideas de su mente sobre la pantalla, que no se dio cuenta cuándo le habló Yulia. Un interminable tecleo llenó la habitación mientras seguía mecanografiando, la historia iba creciendo más y más en cada palabra que escribía. Inconscientemente, escuchó el chasquido de la puerta cuando su compañera salió pero estaba demasiado concentrada en la historia para poner cualquier atención. Hacía mucho rato que se había olvidado que su compañera estaba en el mismo cuarto. Todo lo que importaba era la escena desarrollándose en la pantalla entre Katya y Marina. Por primera vez en semanas, Elena tuvo el sentido de la orientación que tomaría su historia. La fiebre por escribir se había apoderado de ella, provocándole a su mente internarse en un mundo de fantasía y en la pantalla ante sus ojos.

El tiempo perdió todo significado mientras continuaba escribiendo. Horas más tarde, ni siquiera la salida del sol iluminando el cielo captó su atención.

La alarma del reloj de la pelinegra que sonó a través de las paredes fue sólo otro sonido que no captó su mente. Finalmente el sonido de la regadera rompió su concentración y la escritora miró hacia el reloj.

¿Seis quince?

No creyendo lo que sus ojos veían, giró para mirar su reloj despertador.

Los números rojos confirmaron lo que la computadora le había informado.

Toda la noche había estado escribiendo y los números de páginas se lo confirmaban, había sido una noche muy productiva.

Estirando los brazos por encima de su cabeza, dio un gran bostezo y se puso de pie. Ahora su vejiga que había estado tranquila toda la noche se despertaba con apuro, haciendo evidente que era su primera prioridad.

—Ooff— Gruñó cuando su cuerpo entró en contacto con la puerta que estaba cerrada. La urgencia que tenía causó que a Elena se le olvidara que Yulia estaba en el cuarto de baño y estaba cerrada con seguro — ¿Yulia?— Golpeó fuertemente la puerta —¿Ya casi terminas?

—Dame un minuto— vino la respuesta.

—Puedo usar el baño de abajo si aún vas a estar un rato.

—No, ya terminé — Dijo la morena justo cuando abría la puerta. La chica fue suavemente empujada por Lena ante su urgencia por entrar al baño.

—Lo siento — Dijo mientras miraba a Yulia y cerraba la puerta —No me di cuenta de mi urgencia.

—Está bien, ya había terminado— Dijo a través de la puerta cerrada —Pondré algo de café.

—OK. Bajaré en un minuto— Elena miró ceñudamente la toalla hecha bola encima del cesto. “Esa es la forma más rápida para hacer que este baño huela a humedad”, pensó para sus adentros. Cuando terminó, la toalla fue colgada pulcramente sobre la barra de la regadera y la cortina fue limpiada totalmente —Perdón por meterte prisa para salir del baño de esa manera —dijo entrando a la cocina. Yulia estaba en la mesa, el periódico en su mano.
Elena caminó hacia la cafetera y miró ceñudamente que aún no salía el café.

—Un día de éstos voy a tener que sacrificarme y comprar una de esas nuevas cafeteras. Odio esperar por el café —Fue incapaz de detener un bostezo — Oh cielos, prácticamente me estoy durmiendo de pie.

—¿Estuviste despierta toda la noche?— Yulia preguntó.

—Sí— Dijo con orgullo mientras se sentaba a la mesa —Una vez que empiezo a escribir, nada más me importa. Creo que logré terminar diez páginas anoche.

—Bien por ti.

—¿Sabes cuánto tiempo ha pasado ya desde que fui capaz de sentarme y escribir diez páginas sin parar?— Sacó una silla y se sentó —No puedo creerlo. Es como si alguien abriera un grifo en mi cerebro y todas las ideas simplemente fluyeran — Bostezando, miró la cafetera.

—Tal vez deberías olvidarte del café y mejor irte a la cama —dijo la pelinegra.

—Oh no, ¿estás bromeando? Estoy inspirada. Algo de café será suficiente para despertarme y estaré como nueva— Poniéndose de pie, caminó hacia las alacenas — Crema y azúcar, ¿correcto?

—Correcto.

Otro bostezo salió de los labios de Elena mientras tomaba las tazas.

—¿Y a qué hora vendrás a casa esta noche?

—No lo sé. El tiempo que me tome terminar el trabajo, supongo.

—¿Quieres que prepare algo de cenar para las dos o prefieres traer algo de la calle para ti?

—¿Me estás ofreciendo comida de verdad o de conejo?— bromeó.

—Te gustó mi pollo con limón y no hay nada de malo en comer verduras— Llenando las tazas de café, hizo un rápido inventario mental de lo que había en el refrigerador —Podríamos tener lingüine con salsa de almejas— Se relamió los labios —No he comido eso en mucho tiempo.

—¿Almejas? Uff…

—¿Qué tal algo vegetariano con chile? No he usado la olla de barro en mucho tiempo.

—Paso del chile también — dijo Yulia —Supongo que será mejor que traiga alguna hamburguesa.

—Las hamburguesas no son saludables. ¿No lees los reportes sobre salud?— La pelirroja puso la tapa en la azucarera y giró para ver la cara de Yulia.

—¿Yo? ¿Leer el reporte sobre salud ?— La morena dio un bufido —Por favor.

—¿Tienes idea de lo que le hace eso a tu cuerpo?— Elena colocó sobre la mesa las tazas y volvió a sentarse.

—Mira con quien estás hablando — Le dijo —¿Crees realmente que una hamburguesa me va a hacer más daño que fumar y beber?

Incapaz de resistirse, Lena se inclinó hacia adelante y sonrió burlonamente.

—Podrías dejar esos vicios también.

—Bueno, no será hoy, Elena. Toma — Sonrió y empujó las secciones dobladas del periódico al otro lado de la mesa.

—Gracias— Ambas leyeron en silencio durante varios minutos hasta que Elena se asomó por encima de su periódico —¿Qué tal algo de pollo asado y puerros?

—¿Qué es un puerro?

—No debes de tener miedo, es solo un vegetal.

—Nah!

—¿Entonces que te gustaría?

—No lo sé. No te preocupes por mí. Compraré algo.

—Bien, si cambias de idea, llámame y prepararé algo.

—Sabes, puedo pasar por el Soho’s Room Club y recoger mi cheque. Podríamos pedir pizza— La pelinegra colocó sobre la mesa el periódico y trató de alcanzar su taza — Puedo ser considerada y pedir que pongan algo de champiñones en la pizza— Lena sonrió ante el gesto pero negó con la cabeza.

—Puedo hacer una docena de pizzas por el precio de una. Tengo algo de masa en el congelador y no me cuesta nada salir y…— Fue incapaz de reprimir un bostezo — Oh lo siento. Decía que no me cuesta nada salir y comprar algo de queso y salsa.

—Nah, quédate en casa — Le dijo —Necesitas dormir un poco— Se puso de pie y recogió su taza ahora vacía —Ya me tengo que ir. Te veo más tarde.

—Yulia, ¿me haces un favor?

—Seguro, ¿qué?

—Si vas a llegar tarde, llámame, ¿ok?

—No tienes porque preocuparte por mí, no voy a ir con Natalia o a otro lado.

—Sé que no debo de preocuparme pero de cualquier manera me preocupo. Sólo llama si vas a llegar tarde, ¿ok?

—Bien. Si por alguna razón voy a llegar tarde, te llamaré. ¿Alguna otra cosa, Mamá?— Yulia le dio la taza vacía a Elena.

—Te veré esta noche.


CONTINUARÁ...


silent silent silent

Nos leemos en un rato
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/13/2021, 12:29 pm

Capítulo Veinticinco

—¿Señorita Volkova? La Señorita Iliachev le verá ahora — la secretaria de la terapeuta le dijo al colgar el teléfono. Yulia asintió con la cabeza y entró a la oficina de la castaña.

—Buenas tardes, Yulia. No esperaba verte otra vez esta semana — Sveta tomó asiento en el sofá mientras la morena se sentaba en el reclinable.

—Sí bueno, no lo sé — La ojiazul miraba a todas partes excepto a Svetlana. La incomodidad que sentía cuando estaba en esa habitación ahora era más fuerte — Solo pensé que ya que tenías una hora disponible yo....... sinceramente, no me gustó la meditación de hoy.

—¿Y qué fue lo que no te gustó?— Svetlana se contrarió —El tema de hoy es sobre ver de quien es la culpa, es decir sobre el abusador y no sobre la niña afectada.

—Es estúpido. Por supuesto que toda la culpa es de él — Yulia se movió en su asiento, finalmente encontrándose con los ojos de la terapeuta — Él es el bastardo que no podía mantener sus manos lejos de sus niñas — Sus dedos fueron a un pedazo de hilo que colgaba del reclinable y comenzó a tirar fuertemente de él mientras apartaba la vista de la psicóloga. Esperó por una respuesta pero Svetlana simplemente continuaba mirándola —¿No vas a decir algo?

—¿Qué quieres que diga, Yulia?

—No lo sé, algo.

—Bien. ¿Qué es lo que puedes decirme acerca de ese tema que te tiene tan irritada el día de hoy?

—No quiero hablar de eso. Es estúpido.

—Tus sentimientos no son estúpidos — Sveta dijo amablemente —Pueden ser difíciles de entender. Pueden incluso ser demasiado dolorosos como para poder manejarlos pero no son estúpidos.

—Fácil para ti decirlo, Doc — dijo con un bufido —Tú no viviste con ese bastardo— Cambió de posición encogiendo sus rodillas y apoyando su barbilla sobre ellas, envolviéndolas con sus brazos fuertemente. La morena dejó caer su mirada hacia el suelo —Tú no tuviste que soportar que arrojara tu cena contra la pared sólo porque se había quedado sin cerveza. No tuviste que aguantar todos los gritos de súplica y todos los golpes — Mientras hablaba, la voz de la morena se iba agitando más y su agarre era aún más fuerte —Tú no tuviste que esconderte debajo de las colchas rezando para que se muriera. No tuviste que escucharle…— Sintiendo que se le cerraba la garganta, Yulia sacudió su cabeza y apretó con fuerza su mandíbula.

—Tienes razón, Yulia — dijo la terapeuta —No estaba allí. No conozco todo el horror que has sufrido. Sólo puedes decirme como se siente. Prueba usar 'Yo'.

—Tú no...

—Usa, 'Yo', Yulia.

—Yo— La estrechez en su garganta la hacía sentir como una prensa que cortaba sus palabras —Yo… lo odio — Tirando fuertemente del hilo suelto, finalmente rompió parte del asiento reclinable.

—Por favor, no destruyas mi mobiliario — Sveta dijo, colocando sus pies en el suelo se inclinó hacia adelante poniendo sus antebrazos sobre sus muslos — Si te sientes con ganas de destruir algo, tengo un muñeco para golpear y eliminar todo el estrés.

—No me siento destructiva — Se quejó, cruzó sus brazos para mantener sus dedos lejos de otro pedazo de hilo suelto.

—Bien es bueno saberlo. ¿Entonces por qué no me cuentas porque me llamaste a la hora del almuerzo para solicitar una cita? Algo debe estar molestándote.

La morena permaneció en silencio por un momento, tratando de encontrar las palabras para expresar el enfurecimiento creciendo dentro de ella. Finalmente, barbulló.

—¿Por qué me haces leer ese maldito libro? Lo odio.

—¿Por qué?

—¡Porque me hace recordar! —Le gritó, empuñando sus manos — Leí esa maldita cosa antes de ir a trabajar esta mañana y es en lo único que me la he pasado pensando todo el día — Trató de sacar sus cigarrillos.

—¿Qué te parece mejor un pedazo de caramelo en lugar de eso?— Svetlana ofreció, señalando hacia el plato lleno de caramelos al lado de la cafetera.

—Necesito un cigarrillo, no un dulce — Masculló, metiendo de nuevo el paquete a su bolsillo. Levantándose, cruzó el cuarto y tomó un vaso de unicel de la pila al lado de la cafetera — Sabes, el tirar toda esa mierda por la ventana no requiere tener una gran capacidad mental —Dijo sobre su hombro mientras preparaba su café — Me la pasé dando vueltas por todo el vestíbulo hablando sola — En lugar de regresar a su asiento, la pelinegra caminó hacia la ventana y se quedó mirando fijamente hacia afuera — Escuché diferentes estaciones de radio y no conseguía distraerme, ¿sabes? — Continuó adelante en espera de una respuesta — No lo sé. Solo no podía sacar esas cosas de mi mente. Es… eso simplemente… — Sacudió su cabeza con frustración. Las palabras que quería decir eran demasiado peligrosas para poder expresarlas pero nada salió —Olvídalo.

—Lo sabes, no voy a dejarte ir tan fácilmente — Sveta dijo — Dijiste que te había hecho recordar — Yulia se tensó, dando un gran trago de su café antes de encontrarse con la mirada de la castaña —¿Qué te hace recordar?

—Todo — Redujo rápidamente el contenido del vaso y lo lanzó al basurero. Miró el asiento reclinable pero en lugar de eso optó por dejar una distancia entre ella y la terapeuta. Se sentó sobre uno de los cojines, apoyando las muñecas sobre sus rodillas.

—¿Te hace recordar cómo te sentiste? — Svetlana preguntó amablemente.

—Me hace sentir enojo— contestó, decidiendo enfocar su atención en una pelota colorida de espuma.

—¿Qué más?

—Molestia, enojo… ¿Qué más quieres que te diga?

—El enojo enmascara emociones que tenemos mucho miedo de afrontar— La castaña cambió de posición aún más cercana —¿Qué estás pensando justo ahora?

—Nada — Contestó rápidamente, sabiendo por la mirada de Svetlana que esa respuesta no era aceptable — Sólo recordaba, eso es todo.

—Compártelo conmigo.

—Ah, no es una bonita historia, Doc.

—Cuéntame — Sveta insistió más firmemente.

—Es como una película que se repite una y otra vez en mi mente — Comenzó, con su mirada fija aun en el piso — Estoy en mi cama y puedo escuchar cuando llega a casa y entra en la sala — Apretó la pelota hasta que sus nudillos estaban blancos antes de soltarla.

—Ha de haber sido espantoso para ti, sabiendo lo que iba a ocurrir y ser incapaz de impedirlo — Svetlana dijo provocando.

—Debí hacer algo — Dijo, aumentando el ritmo de los apretones —Debí haberme escapado desde antes o haber asegurado la puerta o algo.

—Intentaste escapar varias veces si mal no recuerdo. ¿En lo que respecta a asegurar tu puerta, qué piensas que tu padre hubiera hecho si la hubieses asegurado?

—Yo la aseguré una vez—La mano soltó un golpe sobre el cojín rojo —Él golpeó fuertemente la puerta. Y no se pudo cerrar de nuevo — Una sonrisa sardónica se asomó en los labios de la ojiazul y levantó su cuello para mirar a la terapeuta — Él me golpeo esa noche, Doc— Encontrando la mirada seria de Svetlana, Yulia desvió la suya — Creo que paso sólo un mes o poco más, después de que finalmente me apartara de ese bastardo — Negó con la cabeza — Nop, no hay más que coraje ahí, Doc. Soy demasiado insensible para sentir cualquier otra cosa— Svetlana señaló hacia el cojín rojo.

—¿Me permites?— Yulia a regañadientes asintió con la cabeza y observó a la terapeuta acomodarse en una posición más cómoda — Yulia, me gustaría hacer algo por ti, ¿Ok? Primero, descruza tus piernas y ponte cómoda —La morena levantó una ceja y estiró sus piernas — Bien, ahora cierra tus ojos.

—¿Tratas de hipnotizarme, Doc? No me voy a poner a cloquear como una gallina.

—Sabía que había un gran sentido del humor escondido dentro en alguna parte — La terapeuta dijo con una sonrisa — Prometo que no voy a intentar hipnotizarte. Ahora, cierra tus ojos — Yulia hizo lo que le ordenó — Bien —escuchó a Svetlana decir —Ahora quiero que pienses en la película que siempre está en tu mente— Inmediatamente se visualizó sobre su cama escuchando el sonido de los fuertes pasos de su padre entrando a la sala y todo esto llenó sus sentidos —Piensa cuidadosamente— Svetlana continuó, su voz sonaba baja y suave —Piensa como se siente la temperatura del cuarto, los sonidos que se escuchan alrededor de ti, siente el cuarto alrededor de ti. Quiero que te concentres en los detalles — Las borrosas imágenes iban tomando forma.

—Lo veo— Yulia dijo.

—Bien. Ahora Yulia, quiero que te concentres. ¿Cómo luces?

—¿Qué?

—Cierra tus ojos. Así es mejor. Te pregunté cómo luces en tu mente. Descríbete tú misma para mí. Qué estás vistiendo, qué tan alta eres, y este tipo de cosas.

—No lo sé— Dudó, su frente se arrugó ante el pensamiento — Realmente no me veo, sólo me siento donde se supone que estoy.

—Concéntrate más. ¿Cómo es que luces?

—Era pequeña de estatura para mi edad. Realmente no me desarrollé hasta que tuve dieciséis años y para entonces ya había huido de allí así que probablemente medía alrededor de 1.20 m más o menos.

—¿Eras una chica fuerte?

—Fui buena en deportes pero no sobresalí ni nada por el estilo.

—Así que tienes unos catorce años de edad.

—Sí, supongo que sí— Yulia dijo, la imagen en su mente iba tomando forma pero aún era algo borrosa —No puedo ver mi cara, sin embargo.

—¿Tienes algunas fotos viejas de cuándo eras pequeña?

—No. No se me ocurrió empacar ese tipo de cosas cuando me escapé, Doc — Dijo sarcásticamente — Supongo que cuando pienso en como luce mi cara me veo justo como soy ahora.

—Quiero que pienses cuando tenías catorce años. Piensa acerca del pelo, los granos, la ropa, todo lo que puedas — El estímulo de Svetlana trajo el recuerdo de una cara más clara del rostro de niña que tenía Yulia — Ahora— Sveta dijo gentilmente —¿Ahora te puedes ver mejor?

—Sí, creo que sí — Contestó.

—Muy bien, piensa sobre que tan pequeña eras en comparación con tu padre — La morena se sobresaltó ante la mención de su padre y frunció el ceño, sabiendo que Svetlana observaba sus movimientos también.

—¿Sí?

—Quiero que pienses en otra cosa. Guarda esa imagen en tu mente — Yulia mantuvo sus ojos cerrados, siguiendo las indicaciones de la doctora —¿Quién decidía a que hora te levantaras por la mañana?

—Mis padres.

—¿Y la hora para ir a la cama?

—También ellos.

—¿Quién decidía que desayunabas? ¿Qué cenabas? ¿Qué vestir para la escuela?

—Ellos.

—Suena como que no tenías mucho poder de opinión allí — Svetlana dijo.

—Escogía mi ropa interior — Yulia contestó coléricamente, sentimientos viejos saliendo hacia la superficie.

—¿Cómo esperas que tú, como una adolescente con tanta confusión y caos alrededor de ti sea capaz de defenderse contra alguien más poderoso? — Incapaz para pensar una respuesta rápida, Yulia abrió sus ojos y miró a su terapeuta —¿Nunca has pensado sobre eso, verdad? — Svetlana continuo, inclinándose hacia adelante a sólo unos centímetros de Yulia — Cuando piensas acerca del pasado, esperas que esa niña sea capaz de pensar y actuar como lo haces ahora como adulta.

—No— Yulia protestó, abrazando sus rodillas más cercanas a su pecho.

—Mira dentro de ti— Svetlana insistió — Continúas diciéndote, si tan solo hubiera tenido un mejor seguro la puerta, si tan solo hubiera hecho esto o aquello. Eras una niña, Yulia. Una niñita a merced de alguien mucho más grande y más fuerte que tú — Si Svetlana dijo algo más, Yulia no la escuchó. Sus pensamientos la alejaron de la realidad, entrando en otro tiempo y lugar, donde los monstruos eran reales y la persona que debía protegerla resultó ser su peor pesadilla.

Yulia probó ponerse firme, poner su actitud ruda, pero se sentía como en un vacío. Bajando bruscamente sus hombros, dejó caer su cabeza hacia adelante. Los recuerdos dolorosos y los sentimientos que habían estado saliendo a flote todo el día finalmente quebrantaron su fuerza y la atravesaron.

Parpadeando repetidas veces no pudo evitar sentir sus ojos llorosos y supo que la batalla estaba perdida.

Enterrando su cara en sus brazos, sintió las lágrimas salir. Su respiración temblorosa amenazaba con provocarle comenzar a sollozar pero los años de auto conservación la ayudaron rápidamente a controlar las riendas de la situación. Limpiándose la cara mojada con las mangas de su blusa, se puso de pie y caminó hacia la ventana. Mirando a través del cristal los diversos autos y camiones que circulaban por la calle. Tomando varias respiraciones profundas, Yulia comenzó a hablar, no muy segura de ser capaz de controlar sus emociones.

—Yo… creo que es suficiente por hoy, Doc.

—No puedes huir de ti misma — Svetlana dijo quedamente, su voz viniendo detrás del hombro de Yulia — Sé que te gusta pensar que eres como una mujer que es capaz de existir sin el cariño humano pero no es así.

—Lo puedo controlar— Dijo firmemente, rehusándose a apartar la vista de la ventana mientras otra lágrima rodaba por su cara.

—Claro que puedes, Bárbara Blade. Lo haces montada en tu caballo y con un revólver en la mano justo para matar a quien se logre acercar, ¿no es así? — Una mano amigable tocó su hombro —Tienes un millón de sentimientos traspasándote ahora mismo y no tienes idea de cómo acomodarlos. Creí que por eso habías venido aquí, y no a salir huyendo en el momento que las cosas se pusieran difíciles— Yulia sorbió su nariz y se limpió sus ojos, aun rehusándose a darse la vuelta.

—Odio esto — dijo quedamente —Yo… — Observó una furgoneta que bajaba por la calle mientras ordenaba sus pensamientos —Odio sentirme de esta manera.

—¿De qué manera?— La suave voz detrás de ella preguntó.

—No lo sé — Encogiéndose de hombros, se movió, manteniéndose de espaldas a Svetlana. Regresando hacia el cojín azul, se dejó caer en él, dejando salir un profundo suspiro cuando finalmente recuperó el control de sus conductos lagrimales que eran raramente usados. Observó a Svetlana ir hacia ella.

—Lo sabes, sólo que no quieres admitirlo — Dijo la terapeuta —Ya te dije que no acepto que te des por vencida — El sonido lejano de la campana de una iglesia hizo que mirara su reloj — Pero te dejaré en paz esta noche. Se está haciendo tarde. Mírame — Esperó hasta tener la completa atención de Yulia antes de continuar — Quiero que vayas a casa y escribas esta noche — Ignorando el gemido de la morena, continuó — Quiero que escribas sobre el sueño que siempre tienes. Trata de ponerlo lo más detallado posible. No olvides que las personas en tu vida, en tu presente, no son las mismas de tu pasado. Estás rodeada por personas que se preocupan por ti. No olvides buscar ayuda si la necesitas.

—No quiero escribir esta noche — Dijo, restregándose los ojos y poniéndose de pie — Sólo tengo deseos de drogarme.

—Drogarte no hará que el dolor desaparezca — Svetlana contestó cuando se ponía de pie —La definición de la locura o insanidad es hacer lo mismo una y otra vez y esperar diferentes resultados. Prueba hacer algo diferente para cambiar. Te garantizo que no te despertarás con una resaca.

—Esta ha sido una noche realmente dura para mí justo para merecer una resaca, Doc. Puedo comprar algo de licor.

—Yeah, si de eso no me cabe la menor duda — Sonrió burlonamente — No acepto tonterías tampoco, Bárbara Blade. Ve a casa y acuérdate de que eres una mujer, no un tanque de guerra.

—¿Y eso qué significa?

—Significa que te lo tomes con tranquilidad — Le dijo —Eres una mujer que necesita cariño de vez en cuando. No tengas miedo de aceptarlo, ¿ok?

—Te veré el sábado en el softbol, Doc —Contestó, tomando sus llaves.

—Hey, regla numero veintiséis — Svetlana estaba enfrente de ella y extendió la mano —Creo que todo el mundo necesita al menos cinco abrazos al día. Tú estás muy atrasada en cuanto a eso, estoy segura.

—Estás bromeando— De pronto se encontró envuelta en un cálido abrazo, y supo la respuesta — Sí, sí está bien, me has dado un abrazo. ¿Puedo irme ya?

—Lee tus meditaciones, escribe en tu cuaderno y no olvides establecer contacto con las personas que se preocupan por ti — Le dijo mientras soltaba el abrazo —Te veré el sábado.

[…]

El estacionamiento de la licorería estaba oscuro, la luz de la lámpara estaba quebrada desde tiempo atrás gracias a unos vándalos y nunca se reparó.

Yulia estacionó su coche cerca de la puerta principal, buscando toda la luz alrededor de ella tanto como fuera posible ahora que la noche había caído.

Saliendo de la tienda con una bolsa de papel café en su mano, miró alrededor del estacionamiento oscuro cuidadosamente antes de quitar el seguro de la puerta de su coche. Una vez dentro del pequeño Omni, cerró su puerta y colocó la botella en el asiento del pasajero.

“No puedo hacer esto, es demasiado difícil”, pensaba para sus adentros, extendiendo la mano para encender el motor. “Lo único que he estado pensando es en ese maldito lugar y toda la mierda que pasó”. Dirigiéndose hacia la calle, presionó con fuerza el acelerador, rápidamente pasando por alto el límite de velocidad.

“Al menos cuando estoy borracha no pienso nada de eso”. La botella que estaba sobre el asiento pedía a gritos ser sacada de la bolsa de papel, pero ella sabía que si comenzaba a beber estando en ese estado de ánimo, se tomaría la mitad de la botella antes de que pudiera llegar a casa, si es que lograba llegar a casa.

—Ah, a quien le importa de cualquier manera — dijo en voz alta, tratando de alcanzar la botella. Sus dedos apenas se estaban cerrando alrededor de la bolsa cuando vio unas luces azules que brillaban intermitentemente por su espejo retrovisor —Oh mierda— dijo, soltando la bolsa y tratando de colocarse su cinturón de seguridad.

“Oh mierda, ¿traeré algo de hierba mala en el coche?” Intentó acordarse mientras apartaba el Omni hacia la orilla del camino.

Revisando entre los asientos y deteniendo el coche, apagó el motor y bajó la ventanilla.

“¿Metí la nueva tarjeta del seguro en la guantera?” Miró el espejo retrovisor, nada contenta al ver el coche de la policía estacionándose detrás de ella. Las luces azules continuaban brillando en cada segundo que pasaba.

“¿Qué estás haciendo, mirando mi matrícula? Por favor, sólo ven aquí y levántame la infracción y vete”.

Definitivamente estaba dudosa de si había algo de marihuana en su guantera. Los documentos están ahí dentro.

“¿Qué tal si ve algo cuando esté buscando mi licencia de conducir? Tal vez debería sacarla ahora mismo, por si acaso. Pero por otra parte, si me ve revisando ahí dentro, podría sospechar y podría querer registrar el coche. Esa no sería una buena idea”.

Una semana antes había dejado caer un tubo para la marihuana y en ese momento simplemente lo había pateado bajo el asiento delantero. El sonido cercano de una puerta de coche cerrándose tomó la decisión por ella. No hacer nada y ver que pasaba.

El corazón de Yulia comenzó a latir con fuerza en lo que se iba acercando el oficial uniformado a su coche. Mirando a través de su espejo, los ojos de la morena se ensancharon cuando el policía hizo una parada en su parachoques trasero y pareció ver algo. “No me digas que tengo una luz trasera quebrada o algo por el estilo. Maldición, ¿cuándo fue la última vez que llevé el coche a la inspección?”

Pasando un paño sobre el sudor de su labio superior, nerviosamente asomó su cabeza fuera de la ventanilla.

—Um, ¿algo está mal, oficial?

—Permanezca en el vehículo, señorita — la profunda voz femenina dijo con autoridad.

Se sentó y miró hacia adelante, ambas manos agarrando la parte superior del volante. “¿Qué pasará si se le ocurre registrarme de arriba a abajo?” Sabía que traía algunos rollitos de periódico en el bolsillo trasero de su pantalón. Si daba con eso seguramente la mujer policía examinaría todo el coche.

“Maldición, maldición, esto no está nada bien”.

Escuchó su nombre sonar desde la radio y la oficial respondió antes de acercarse hacia la puerta.

—Su licencia, registro y tarjeta de seguro, por favor.

—Uh…seguro — Se inclinó en su asiento para tratar de alcanzar su cartera, en todo momento nerviosa en lo que la oficial iluminaba con su linterna a lo largo del interior del coche —Um, aquí está mi licencia. El seguro y el registro están en la guantera.

—¿Trae alguna arma o drogas ilegales en este vehículo, Señorita Volkova? — La voz de la oficial le sonó algo familiar a Yulia pero no sabía de donde exactamente.

—No— Inclinándose y notando que la luz de la linterna seguía sus manos, metió la mano en el compartimiento y quitó el frágil plástico que sujetaba los papeles del coche. Sacando el registro y la tarjeta del seguro, se los entregó.

—¿Esta es su dirección actual?

—Um, no. Vivo en las Terrazas — La morena observó como la oficial levantaba la licencia y garabateó algo en su libreta.

—Está obligada a notificar al departamento de vehículos en un periodo de diez días cualquier cambio de domicilio y marcarlo claramente en el reverso de su licencia — dijo la oficial, su linterna todavía iluminando a todo lo largo del interior del coche —¿Está tomando alguna bebida alcohólica?

—No, sólo me dirijo a casa — Contestó.

—Mm hmm — la oficial contestó. Algunas notas más fueron garabateadas antes de que bajara su libreta y dio un paso hacia el coche —Salga del vehículo, por favor.

“Oh mierda”. Aspirando profundamente, se desabrochó el cinturón de seguridad y abrió la puerta. “Por favor, que el tubo haya quedado muy abajo del asiento”. Trataba de recordar el nombre de un abogado cuando la oficial de policía habló.

—¿No eres la nueva compañera de apartamento de Elena Katina? — Parada bajo el poste de alumbrado eléctrico, Yulia ahora sabía porque la voz le parecía tan familiar. Era Sonya Fedorova, la mediocampista del equipo de softbol.

—Sí— dijo felizmente. Las probabilidades de necesitar a un abogado habían disminuido considerablemente. Sonya estaba sonriendo y apoyándose contra la puerta abierta —No sabía que eras policía.

—Yeah, es mi trabajo mantener las calles seguras en la noche — Sonya contestó —Hablando del diablo, no es una buena idea ir conduciendo a tan alta velocidad.

—Oh, yeah… lo siento — Demasiado como para ganarse una multa.

—¿Me juras que no has estado bebiendo?

—Ni una gota— Yulia pensó sobre la botella que tenía sobre el asiento delantero — De hecho, acabo de comprar algo para beber en casa — Señaló el asiento del pasajero, cosa que no había sido visible para los ojos de Sonya antes, la botella de whisky envuelta en una bolsa café de papel.

—A propósito, tienes una luz rota en la parte trasera — dijo la mujer policía en lo que se reclinaba dentro y removía la botella de whisky de la bolsa — Muy bien, el sello de la botella no está roto. Habría tenido que darte un cargo por llevar un envase abierto — Sonya devolvió la botella al asiento y devolvió los documentos a Yulia — Supongo que puedo dejarte ir con sólo una advertencia por exceso de velocidad esta vez pero tengo que darte un ticket por la luz rota — Abrió su libreta y escribió con su pluma —Ya había comenzado a escribirlo. No pagarás ninguna multa si lo reemplazas por un ticket firmado por un mecánico autorizado y lo entregas en la estación de policía para comprobarlo antes de la tarde de mañana — La oficial Fedorova tendió la libreta y la pluma —Firmar no es una admisión de culpabilidad, sólo de que recibiste tu ticket. ¿Así que vas saliendo del trabajo e ibas rumbo a casa para tomar algunas bebidas, hm?— La morena firmó el ticket y devolvió la libreta a Sonya.

—Sí, bueno...

—Qué lástima, estoy trabajando hasta media noche — La chica se apartó de la puerta, haciéndole saber a Yulia que estaba todo bien y que regresara al coche — Me gustaría invitarte una copa algún día — la oficial dijo suavemente mientras Yulia entraba en el asiento del conductor.

—Oh, um sí— Ahora que el peligro de una búsqueda se había ido, Yulia le sonrió coquetamente a la policía.

—Sé el número de Elena. ¿Te puedo llamar un día de estos entonces?

—Eso suena genial— Le dijo, usando el mismo tono que muchas veces antes había acostumbrado a usar con hombres calenturientos que le pedían su número de teléfono —Te diré qué. No estoy nunca en casa. ¿Por qué mejor no te llamo yo en alguna ocasión?— Asegurándose de abrochar su cinturón de seguridad, la morena lanzó la licencia y los otros documentos en el asiento del pasajero y echó a andar el motor.

—Hay un detector de velocidad arriba, cerca de la salida seis.

—Gracias por la advertencia. Buenas noches— Yulia comenzó a subir la ventanilla tan pronto como Sonya se hizo hacia atrás. “Oh Dios mío, logré salir de esta”. Mirando por su espejo retrovisor, esperó hasta que la oficial de policía estuviera de regreso en su unidad antes de ponerse en marcha sobre la autopista. “Eso es todo. Mañana voy a limpiar el coche”. El alumbrado público iluminó el blanco brillante del ticket sobre el asiento — Supongo que iré a una tienda de autopartes también.


CONTINUARÁ…


Uff!! Shocked Shocked Casi!!
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Fati20 2/13/2021, 2:07 pm

Que maravilla q estas activa hoy con los capítulos. Ojalá sean muchos este fin de semana!!!!!
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Yulieth 2/14/2021, 10:05 am

Siguiente por favor
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/14/2021, 10:54 am

Embarassed Embarassed Feliz día del amor y la amistad, chicas!!


Capítulo Veintiséis

—¿Oh, qué es ese horrible ruido? — La morena gritó entrando al apartamento. La música venía del dormitorio de Elena y como la stripper ya la había escuchado en otros bares, la reconoció como una de las canciones de los Carpenters. Encontrando la puerta de la pelirroja abierta, la joven dio ligeramente un golpe y dio un paso adentro — ¿Por qué estás escuchando esa música tan deprimente?

—No es deprimente, me sirve de inspiración — la escritora defendió mientras cerraba la grabadora.

—Seguro, si estás pensando en matarte — La morena caminó hacia el pequeño archivador y se sentó encima de él —¿Cómo vas?

—Hola también a ti, y voy bien — Elena señaló el monitor — Creo que llevo hechas como quince páginas. Ha sido un día muy productivo.

—Bien por ti.

—¿Qué es eso? ¿Estás surtiendo tu suministro?

—Sí bueno... — La morena colocó la botella de whisky en el piso, fuera de la vista de Lena.

—Sí— Elena dejó el tema de lado —¿Y cómo estuvo tu día? Luces como si hubieras estado jugando en un montón de suciedad. Asegúrate de poner a remojar en detergente tus calcetas para remover esas manchas antes de meterlas en mi lavadora.

—Eres la única persona que conozco que se preocupa por mantener su lavadora limpia — Mirando a su compañera, Yulia notó los ojos hinchados de la pelirroja —¿No has tomado ninguna siesta?

—No tuve tiempo. Esas ideas que me diste ayer eran justo lo que necesitaba para juntar a Katya y a Marina — La pelirroja se desperezó en su asiento, comenzando a rodar su cabeza de un lado para otro hasta que escuchó un satisfactorio crujido — Estoy casi lista para hacer que se den su primer beso.

—Oh sí, metámoslas en la cama lo más pronto posible — dijo en broma — Creo que necesitas un descanso. Te diré que, haré la cena esta noche.

—¿Sabes cómo cocinar?

—Púdrete— La morena contestó, saltando fuera del archivo y tomando su botella de su escondite —Venga, necesitas apartarte de esta música deprimente — Mientras bajaban las escaleras, Elena continuó defendiendo sus gustos musicales.

—Los Carpenters no son deprimentes. Y la música melancólica es perfecta para la escena en la que estoy trabajando.

—Espero que no sea una escena de amor— dijo sarcásticamente la pelinegra mientras entraba a la cocina —¿Qué te apetece? No conozco nada que se parezca a una comida verdadera — Abrió el refrigerador y recorrió con la mirada el contenido de cada estante. “Oh, no sabía que tenías escondidas aceitunas aquí dentro”, pensó para sus adentros, haciendo una nota mental en bajar más tarde y tomar unas cuantas —¿Qué es esta cosa que se parece a una hamburguesa?

—Es una hamburguesa vegetariana.

—¿Cómo las cocinas? ¿Igual que las normales?

—Así es. Le agrego algo de queso y cebollas fritas para condimentar.

—Suena bien. Tengo un pedazo de bistec por aquí en alguna parte…— movió de un lado para otro jarras de brebajes no identificables pero su carne no se encontraba por ninguna parte —¿Dónde está?

—Lo aparté de mis sobrantes de rigatoni. Mira en el estante más bajo en la parte trasera.

—¿Por supuesto, por qué no lo vi antes?— dijo sarcásticamente, moviendo las canastas de moras fuera de su camino y alcanzando el bistec —¿Tienes cebollas y queso?

—El queso está en el compartimiento de los lácteos en la puerta y las cebollas están en la gaveta más baja—  La morena encontró los ingredientes y los colocó en el mueble mostrador.

Abriendo varias gavetas hasta encontrar los cuchillos de corte. Elena se había enfrascado en el periódico, dejando a la pelinegra con sus propios pensamientos.

Como había hecho muchas veces durante el día, la mente de Yulia se remontó al pasado. No debería doler tanto. Tomando el cuchillo, comenzó a cortar en rodajas la cebolla.

“Sé lo que quiere Svetlana. Quiere que rompa a llorar y le diga lo que él hizo como si eso hiciera alguna diferencia”.

La fuerza del cuchillo a través de la cebolla aumentaba y Yulia pronto sintió algunas lágrimas que se asomaban por sus ojos.

De espaldas a Elena y sus dedos cubiertos con jugo de cebolla, dejó caer las lágrimas, sabiendo que sería peor si intentaba restregarse los ojos.

“Apuesto que esto la haría feliz, verme llorar de esta manera”. Inhalando por la nariz y restregándose las mejillas en contra de las mangas superiores de su blusa, apartó el cuchillo e introdujo las rebanadas de cebolla en la sartén.

“Te extraño Daryna. En verdad necesito un abrazo”.

Un sollozo pequeño se libró de sus labios, ya no podía culpar a las cebollas por las lágrimas.

—¿Estás bien?— Elena preguntó desde la mesa.  
Yulia sorbió por la nariz y aminoró la temperatura del quemador.

—Uh sí, está fuerte la cebolla, supongo— Todo lo demás podía esperar algunos minutos —Voy afuera a fumar— Agachando la cabeza y apartando la vista de la pelirroja, Yulia rápidamente se abrió paso hacia la cubierta.

La luna estaba todavía debajo del límite de la línea de los árboles, lanzando muy poca luz en la cubierta. Agarrando el barandal con ambas manos, miró la oscuridad, incapaz de detener las lágrimas que caían. El coraje que fácilmente venía a ella no podía contra las fuertes emociones, el dolor.

Los recuerdos de ser una niña solitaria sin nadie a quien recurrir se rehusaban a irse y Yulia sintió volver a esa época dolorosa.

No escuchó la puerta corrediza abrirse permitiéndole a Elena salir a la cubierta. Yulia brincó al sentir una cariñosa mano sobre su espalda.

—Hey— Elena habló bajo —Ven aquí— Antes de que pudiese reaccionar, se encontró siendo sujetada dentro de un abrazo cariñoso de Lena.

—Yo...

—Shh, está bien — la escritora dijo. Yulia sintió el abrazo aún más fuerte, su cabeza presionada sobre el hombro de la escritora —De vez en cuando todos necesitamos sacar lo que traemos dentro.

—Yo n…no puedo detener esto — La ojiazul sorbió su nariz, torpemente dejando a sus brazos rodear la espalada de Elena —E…es...Es que duele tanto.

Incapaz de detenerse, se abrazó más profundo en los brazos de Elena, sintiendo el calor del cuerpo de la ojiverde a través de la blusa delgada de algodón.

Las lágrimas cayeron libremente por primera vez en muchos años y Yulia se encontró indefensa para detenerlas.

Igual que cuando buscaba reconfortarse en los brazos de su hermana, de niña, ahora apretaba más su agarre alrededor de la espalda de la pelirroja mientras los sollozos rompían su cuerpo.

Mientras sus lágrimas mojaban la blusa de Elena, sintió una mano frotando amablemente de arriba abajo por su espalda.

—Lo siento.

—No lo sientas —Sintió el abrazo de Elena hacerse más fuerte —Ya te dije, algunas veces todos tenemos que sacar lo que traemos— Las manos que estaban frotando su espalda y su pelo se detuvieron —¿Te parece bien que entremos?— Preguntó la mujer. Yulia asintió con la cabeza y se dejó conducir a través de la cocina y se fueron al sofá donde Elena insistió en sentarse junto a ella.

—L…lo siento— Yulia dijo, limpiando su cara con su manga —Creí que habían sido las cebollas pero...— Miraba para todos lados menos hacia Lena, avergonzada por el llanto —Será mejor que regrese a hacer la cena — intentó levantarse pero fue sentada de nuevo por una firme mano en su pecho.

—La cena puede esperar— Lena insistió —Tú eres más importante.

Mientras hablaba, la escritora subió su mano para tomar la barbilla de Yulia, forzando sus ojos a encontrarse.

—Habla conmigo— Yulia se encontró mirando directamente a los ojos verdigrises de Elena, reflejando en ellos cariño y preocupación —Venga, Yulia, habla conmigo — repitió suavemente.

—Es sólo que me la paso pensando en el pasado— dijo, rompiendo el contacto con la mirada y enfocando la atención en los cordones del zapato de la pelirroja —Mi papá fue un bastardo— Insegura de qué decir, Lena permaneció callada, dándole a Yulia el tiempo que necesitaba para ordenar sus pensamientos. El olor de las cebollas fritas comenzó a filtrarse a través del aire. Elena se dio cuenta de eso pero permaneció ahí, rodeando los hombros de Yulia con un brazo. El timbre del teléfono interrumpió el silencio.

—Deja que la máquina conteste— dijo Elena. Tres timbrazos más tarde escuchó el click ya conocido y la grabación de su propia voz.

Habla Elena. No puedo atender el teléfono en este momento, así es que por favor deje un mensaje— Beep.

—Elena, soy Svetlana— la voz distorsionada dijo —Llámame cuando llegues. Se escuchó otro click y de nuevo la habitación se quedó en silencio.

—La vi hoy— La morena dijo quedamente.

—¿Creí que usualmente la veías los Lunes?— Yulia asintió con la cabeza.

—Lo hago pero me he estado sintiendo así todo el día.

—Oh, entonces te vio de nuevo hoy? — Yulia asintió. Lena continuó —¿Qué dijo?

—Dijo que necesito… sacar todo fuera — Se encogió de hombros — Que necesito hablar de lo que sucedió— negó con su cabeza —¿Cómo se supone que debo hablar de algo como eso?— Miró a Elena otra vez, encontrándose aun con esa mirada cariñosa en su cara.

—Justo como lo estás haciendo ahora.

—Fácil para ti decirlo. Siento como si me estuviera partiendo en dos— dijo.

—Interesante visualización — dijo la escritora —Tal vez te sientes así porque hay algo muy duro dentro de ti intentando salir fuera.

—Ahora tú suenas como la Doc — la morena dijo, provocando que las dos sonrieran brevemente.

—Tal vez— admitió con un asentimiento, la sonrisa desapareció de su cara — Como te dije antes si necesitas hablar, aquí estaré— Yulia inclinó la cabeza y miró hacia otro lado.

—No creo que pueda.

—Sé que puedes hacerlo — Lena dijo firmemente — Eres fuerte. Puedes manejarlo.

—¿Fuerte?— Contestó con un bufido — No lo creo.

—¿Cómo puedes decir eso?— La escritora cambió de posición y esperó a que Yulia la mirara antes de continuar —¿Alguna vez te sentaste y te pusiste a pensar en eso, seriamente? No conozco a muchas personas que hayan sobrevivido a lo que tú viviste. Después de todas las cosas horribles que tu familia te hizo, todavía fuiste capaz de huir y mantenerte por ti misma durante todos estos años — Lena negó con la cabeza —A los quince yo estaba preocupada por aprobar Biología y de no tener muchos granos en la cara. No creo que pudiera haber logrado vivir en las calles por mí misma — hizo una pausa, escogiendo sus palabras cuidadosamente — Especialmente si hubiera sido violada — La palabra causó una reacción inmediata.

Yulia se puso rígida y cruzó sus brazos delante de su pecho. Sus ojos cobraron una apariencia lejana. Las cebollas quemadas no podían seguir siendo ignoradas.

—Ahora regreso— dijo la pelirroja en lo que se ponía de pie.

Fue a la cocina y apagó el quemador, decidiendo que la sartén podía ser lavada más tarde. Cuando regresó a la sala de estar, encontró a Yulia en la misma posición, perdida en un pensamiento profundo.

—Hey—  Yulia la miró. Sus ojos claros, estaban rojizos por el llanto. Lena reprimió el deseo de coger a la morena y rodearla en un abrazo, en lugar de eso volvió a sentarse al lado de la mujer emocionalmente lastimada.

Para su sorpresa, Yulia tomó su muñeca, colocando su mano de vuelta a su anterior posición, alrededor de su cuello.

Aceptando la invitación, Elena se acercó más a ella y Yulia recostó su cabeza en su hombro, sus cuerpos tocándose.

—¿Quieres hablar o sólo quieres estar sentada aquí por un rato? — Preguntó suavemente, dejando a su pulgar moverse a través de la curva del hombro de la ojiazul.

—¿Tuviste una bicicleta cuándo eras niña?

—Um… sí — Lena contestó, recordando la costumbre de Yulia de cambiar de tema sin previo aviso — Era color púrpura con un asiento blanco floreado y una canastilla en el frente.

—Yo tuve una bicicleta también. Era de Daryna antes de que me la diera a mí — continúo dejando descansar su cabeza sobre el hombro de Elena, cosa que las tenía sorprendidas a ambas.

—Era una bicicleta para niño pero eso no nos importaba. Era una bicicleta. Ella la ganó, sabes.

—¿Daryna?

—Yeah, hubo un concurso en la escuela y ellos le dieron una bicicleta al ganador. Ella compró una más grande en una venta de garage con algo de dinero que había ahorrado. Daryna era una buena ahorradora, no como yo.

—¿No es una de tus cualidades, hmm?

—Nunca tuve dinero para ahorrar pero aun cuando conseguía tener algo, me lo gastaba de inmediato.

—Yo siempre he sido ahorradora — Elena dijo —Papá me hacía guardar en el banco la tercera parte de mi dinero de cada semana. Para cuando me gradué de la escuela secundaria tenía el suficiente dinero para pagar mi propio coche.

—Después de que Daryna comprara su bicicleta de diez velocidades en la venta de objetos usados, salimos a montar nuestras bicicletas por todas partes. Por supuesto eso fue antes de que el borracho bastardo las atropellara con su maldito coche. Nos tomó casi un año de recoger botellas antes de que pudiéramos comprar unas nuevas.

La morena se inclinó hacia adelante, apoyando sus codos sobre sus rodillas y frotando sus manos. Cuando los segundos pasaban sin que dijera alguna palabra, Elena se preguntó si este sería el final de la conversación por esta noche pero finalmente su compañera comenzó a hablar otra vez.

—Me encantaba tener una bicicleta — dijo —Me daba libertad. Cuando estaba fuera paseando, nadie podía tocarme— parpadeó varias veces —Él no podía tocarme— agregó en voz baja.

—Él no puede tocarte aquí tampoco— Lena dijo suavemente, esperando alentar a Yulia a continuar hablando.

—Por todo lo que sé, el bastardo podría estar muerto. Deseo que lo esté — la morena se incorporó y miró a Lena —En verdad necesito una bebida y algo de humo.

—¿Cigarrillos o algo más?

—¿Acaso importa?

—Depende, si quieres seguir hablando o no. Si quieres un cigarrillo, podemos salir a la cubierta. Si quieres lo otro, tendrás que subir a tu habitación y yo no quiero estar oliendo esa cosa — Elena esperaba que no escogiera la opción equivocada. Parecía que Yulia estaba realmente accesible y ella ciertamente no quería hacer nada para impedir eso, pero al mismo tiempo no quería alentar a que se drogara.

—Supongo que un cigarrillo entonces—dijo, levantándose —Pero está haciendo frío allí afuera con el viento y todo eso. ¿Podemos subir a mi habitación? Tengo esa silla anaranjada donde te puedes sentar, si quieres.

Elena vaciló, sabía que tenía la marihuana a la mano y estaba segura que Yulia no se mantendría alejada de eso mucho tiempo en el estado de ánimo que se encontraba.

—Te diré que haremos. ¿Sabes jugar Rummy?

—Claro, Daryna y yo solíamos jugarlo. Siempre le pateaba el trasero.

—Tú encárgate de despejar tu habitación que parece un campo minado y yo traeré las cartas.

—Hecho.


Continuará...
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 2 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/14/2021, 2:34 pm

Capitulo Veintisiete

Habían pasado varios días desde la última vez que Elena había visto el interior de la habitación de Yulia y estaba sorprendida de ver que su suposición sobre el desorden estaba en lo correcto.

La ropa sucia estaba toda tirada por el piso, sin duda era tirada cuando la morena se cambiaba.

La pequeña papelera cerca de la cama estaba hasta el tope con colillas de cigarrillo y botellas vacías de whisky. Su botella más reciente estaba ya sobre la mesita de noche, el vaso al lado de la botella ya estaba lleno del licor ámbar.

Yulia estaba sentada en la cama con las piernas cruzadas, el cenicero y el cigarrillo encendido al lado de ella.

—¿Cómo encontraste el camino hasta tu cama?— bromeó la pelirroja mientras cogía la silla anaranjada a un lado de la cama.

—Bueno, la cama no se mueve. Sé dónde está. Recogeré todo esto cuando vaya a lavar mi ropa. Vamos, juguemos a las cartas.

—¿Puedes prender uno de esos inciensos antes de que tu cigarrillo me mate?

—Siéntete como en tu habitación. Sabes donde están. Toma — Lena atrapó el encendedor y tan pronto encendió una varita la colocó en el porta incienso. Sentándose en su silla, alisó el cubrecama y comenzó a barajar las cartas.

—¿Juego regular o gin?

—Regular. Odio tener todas esas cartas en mi mano — dijo. Tomó una larga inhalación de su cigarrillo antes de recoger sus cartas —Y bien, tú siempre estás haciendo que hable sobre mí. Cuéntame acerca de ti, para variar.

—No hay mucho qué contar— Le dijo Lena, mientras organizaba sus cartas — ¿Qué quieres saber?

—No lo sé— Yulia encogió sus hombros —¿Cuándo te diste cuenta de que eras una bollera?

—Prefiero lesbiana — Le corrigió —Y tú vas primero — Esperó a que Yulia colocara una carta —Estaba en la universidad tenía como diecinueve años o veinte más o menos — Colocó sobre la cama tres cartas antes de lanzar una reina sobre el montón —Aunque, creo que me di cuenta un mes antes de que durmiera con otra mujer.

—¿Cómo lo supiste si no habías...?

—Necesitas tirar una carta, y no necesité tener sexo con una mujer para saber que emocionalmente podía conectar con alguna — Lena recogió una carta y reacomodó las otras, viendo si el jack podía ser usado para alguna jugada.

—¿Alguna vez te has acostado con un chico? — “De nuevo, ¿cómo saberlo si no he probado, correcto?”— Dándose por vencida tiró el jack sobre las demás cartas.

—¿Cuándo pusiste esa carta? No me fijé — la pelirroja miró a través de sus cartas, debatiéndose acerca de sus dos posibles huidas para ganarle a las de Yulia —Y para que lo sepas, ya he dormido con un chico antes.

—¿Y?

—Y estuvo bien, pero no es lo que quiero. Una mujer es... simplemente diferente, supongo — Colocando una carta de corazones, Elena sonrió por la jugada — Será mejor que hagas algo ahí, ya nada más me queda una.

—¿Dónde se fueron todas las malditas cartas de corazones? — dijo la pelinegra, dando otra larga inhalación de su cigarrillo —Necesitaba ese nueve y ¿tú lo tenías todo este tiempo?

—No sabía que lo necesitabas.

—Qué graciosa— Yulia lanzó el jack de corazones, no queriendo estar atrapada por esa carta pues Elena podría poner la última y eso la dejaría fuera.

—¿Y qué hay de ti? ¿Sé que eres heterosexual pero alguna vez tú…?

—No. Una vez un hombre viejo me ofreció dinero si lo hacía con su novia mientras él observaba pero no lo acepté — Los ojos de la morena se le iluminaron cuando la carta que sacó de la parte superior del paquete era la que estaba deseando.

—Estoy fuera— anunció la pelirroja, colocando un cinco y tirando la tarjeta adicional a la pila del resto —Veo que tenías las mejores cartas. ¿Quieres que llevemos un puntaje?

—Claro. Aunque aquí no tengo papel.

—No te preocupes por eso. Traeré algunas hojas de mi habitación. Y traeré una botella de agua mientras me aseguro de que todo esté cerrado abajo. ¿Necesitas algo?

—No, yo ya tengo lo que necesito — señaló su botella de whisky.

Tan pronto como Elena salió de la habitación, la morena se dio vuelta y abrió la gaveta de la mesita de noche, sacando un tubo negro de película y un tubo metálico que utilizaba para fumar la droga. Metiendo un poco de marihuana en un borde, Yulia puso sus labios al otro extremo y lo prendió, inhalando la cantidad adecuada para llenar sus pulmones pero evitando no asfixiarse.

Mientras contenía el aliento, metió la mano en la gaveta otra vez y sacó un tubo del papel higiénico vacío, cubierto por un lado por un paño de papel. Poniendo sus labios en contra del paño, sopló el humo en el tubo, eficazmente ocultando el olor. Pudo dar tres golpes más antes de que escuchara a Elena subir las escaleras. Lanzando rápidamente el tubo de película y el tubo de metal a la gaveta, encendió rápidamente un cigarrillo cuando su compañera regresó.

Lena no notó los ojos estrechos de inmediato pero su nariz sensitiva notó un olor fuerte que le recordó a algo parecido a caucho quemado junto con aromatizante.

—¿Prendiste un incienso diferente?

—Um, no sólo prendí otro cigarrillo.

—Oh, eso debe de ser entonces — Elena quitó algo de basura para hacer lugar a su botella de agua en la mesita de noche —Reparte.

—Ok. ¿Quieres jugar al póker en lugar de rummy?

—Debiste haberme dicho antes cuando bajé. Todas las cosas de juegos están en el armario — Lena se sentó en la silla anaranjada —Sigamos jugando rummy. Si bajo la escalera otra vez, entonces traeré las otras cartas.

—Ok— Yulia comenzó a distribuir las cartas, sonriendo para ella misma. La sonrisa se convirtió en una risa disimulada.

—¿Qué?

—Nada— dijo, una sonrisa silenciosa aún estaba en su cara.

—Venga, compártelo conmigo.

—No es nada.

—Sí, claro, seguramente — Elena dijo dudosa.

—¿En realidad quieres saber?

—Por supuesto.

—Ok— Yulia hizo una pausa y miró las cartas delante de ellas —¿Cuántas se supone que debo repartir?

—Siete— Lena miró sus manos igualmente —Repartiste mal las cartas. Yo tengo ocho y tal parece que tú tienes al menos nueve por allí — La pelirroja le entregó sus cartas a Yulia y trató de alcanzar su agua —¿Y dime qué es tan gracioso?— Yulia la miró, confundida.

—¿Gracioso?

—Hace dos segundos parecías haber recordado algún chiste muy gracioso.

—Oh, eso— La morena se encogió de hombros —No lo sé. No me acuerdo.

—Uh huh— Fue entonces que Elena notó los estrechos ojos claros —¿Fumaste algo de marihuana mientras estaba abajo, verdad?

—Um— Yulia la miró —Si te digo que sí, ¿te quedarás de cualquier manera? —Lena suspiró y se reclinó en su silla.

—En realidad, no me gusta eso pero supongo que ya es demasiado tarde para hacer algo ahora.

—Ya no fumaré eso—aseguró — Sólo necesitaba un poco para quitarme el malestar, ¿sabes?— Sujetando el paquete de cartas en su mano, la morena se encogió de hombros y bajó la mirada a su regazo —Algunas veces las cosas me parecen más fáciles de manejar cuando fumo algo de eso — Dejó caer las cartas en la cama y tomó el vaso de whisky —Ha sido un jodido día—miró la botella que estaba sobre la mesita de noche — ¿Realmente quieres saber qué es lo gracioso? El idiota de mi padre bebía la misma marca de whisky— Reduciendo drásticamente el vaso y colocándolo abajo, Yulia recogió las cartas —Siete, ¿correcto?

—Correcto.

Yulia suspiró y repartió las cartas.

—Recuerdo una vez, tenía como diecinueve años más o menos. Tuve un día realmente difícil y todo lo que quería hacer era ponerme borracha para olvidar. Fui a una licorería y compré la primera cosa que sabía me pondría borracha hasta las cachas, el mismo whisky que él bebía — Colocando el resto de las cartas en un montón entre ellas, lanzó la primera carta —Debería haber mostrado mi credencial pero supongo que el tipo de la licorería se dio cuenta de que realmente lo necesitaba.

—Lo que tú necesitabas era a alguien que cuidara de ti, no esconderte dentro de una botella.

—Yeah, bueno ciertamente no tuve eso ¿verdad?— contestó fieramente —Creo que he hecho un buen trabajo cuidando de mi todo este tiempo. No soy una drogadicta y no estoy encerrada en la cárcel en algún lado.

—Eso es muy cierto— Elena dijo, recogiendo una carta y mirándose su mano —Y te doy todo el crédito por eso. Sólo desearía que no abusaras de tu cuerpo con toda esa marihuana y el licor. Tu turno — Yulia tomó la botella de whisky.

—Qué diablos. Ellos abusaron de mi cuerpo, yo abuso de mi cuerpo. ¿Cuál es la diferencia?

—La diferencia es que mereces algo mejor que eso — Elena colocó su carta abajo y miró a Yulia —Tal vez ellos no pudieron ver la persona especial que eres pero yo sí la veo.

—Necesitas que te revisen la vista — Yulia dijo —No tengo ninguna maldita cualidad, sólo mi apariencia y eso no durará para siempre.

—Te estás vendiendo.

—Tal vez. Yo no soy como tú, yo no tengo estudios y una familia que se preocupa por mí o esas cosas. Soy sólo yo y eso es decir mucho.

Elena apretó con fuerza sus cartas ante las palabras de Yulia. ¿Qué tengo que hacer para que veas que eres una persona digna? Se preguntó.

—Tienes más que sólo a ti misma. Me tienes a mí y a Svetlana y ambas nos preocupamos por ti.

—Sabes, cuando era niña, cuando creía que las oraciones y los sueños se podían hacer realidad con sólo desearlo con todas mis fuerzas, solía soñar que algún día las autoridades venían y nos decían que habían cometido un terrible error y que Daryna y yo no éramos realmente Volkova. Que habían venido por nosotras y que nos llevarían con nuestra verdadera familia, una agradable y amorosa familia que nunca golpeaba a sus hijos — El dolor en la voz de Yulia tocó el corazón de Elena.

—Sabes— la escritora dijo, extendiendo la mano y poniéndola sobre la rodilla de Yulia —Desearía que ese deseo se hiciera realidad para ti— Yulia colocó las cartas sobre la cama y se recostó sobre su espalda, entrelazando sus dedos de las manos atrás de su cabeza apoyándose sobre su almohada.

—Daryna y yo solíamos hablar de eso. Salíamos corriendo por los campos y nos quedábamos debajo del sol hablando sobre de como sería la vida si viviéramos en alguna otra parte.

—¿Hablaban de lo que querían ser cuando crecieran?— Elena preguntó, metiendo todas las cartas sobre la pila, asumiendo que el juego había terminado.

—Oh, todo el tiempo— Yulia sonrió y clavó los ojos sobre el techo —Ella quería ser doctora o abogada dependiendo de cual serie de TV habíamos visto una noche antes.

—¿Y tú?

—¿Yo? Oh, yo quería ser muchas cosas. Quería ser bombero, enfermera, incluso una detective privada. Me encantaba ver Los ángeles de Charlie.

—Parece como que te gusta ayudar a la gente— Yulia resopló.

—Sí y todo lo que terminé haciendo fue darle a los hombres algo que mirar y así cuando ellos llegaran a casa se dieran una buena masturbada— Negó con la cabeza —No importa ahora. Sin un diploma de bachillerato sólo sirvo para trabajo manual o para desnudarme.

—Sabes que puedes obtener tu GED si trabajas duro.

—¿Para qué?— Yulia levantó su cabeza de la almohada lo suficiente como para mirar a Elena —¿Puede ver mi solicitud de empleo? ¿Dónde ha trabajado usted? Veamos, trabajé en el club de striptease local quitándome la ropa por dinero y antes de eso trabajé en el callejón cerca de la principal. Me contratarían de inmediato, ¿no es así?— Su cabeza cayó de regreso a la almohada y dio un suspiro de derrota —¿No lo ves, Elena? Simplemente no puedo comenzar de nuevo. No puedo librarme del pasado.

—Tal vez la meta no es librarte del pasado pero si enfrentarlo y dejarlo en donde debe estar— Quitándose sus zapatos, Elena colocó sus pies en el borde de la cama —Enfréntalo, acéptalo, y sigue adelante.

—Fácil para ti decirlo.

—Sí, lo es — Elena admitió —Nunca he tenido que pasar por las cosas que tú — Yulia se sentó, presionando su espalda contra el cabecero, perdida en su pensamiento. Llenó su vaso de whisky y lo redujo drásticamente antes de hablar finalmente.

—Svetlana quiere que hable de eso. Dice que me ayudará.

—Ella es la terapeuta — dijo la pelirroja —Estoy segura de que sabe de qué está hablando. Sé que cuando algo me está molestando y hablo de ello, me hace sentir mejor.

—Nada hará que me sienta mejor— Yulia dijo en desacuerdo —Está este dolor profundo dentro de mí que nunca se va— Tomó la botella de whisky otra vez —Algunas veces es todo en lo que puedo pensar— Tomó otro trago —¿Cómo se supone que debo de hablar de eso?

—Estás hablando ahora, sólo continúa.

—No estoy hablando de 'eso'. Sólo estoy hablando de cómo se siente.

—Eso es mejor que nada— Sintiendo que Yulia estaba al borde, Lena escogió sus palabras cuidadosamente —¿Cómo te sientes ahora?

—¿Aparte de borracha y drogada?— Yulia sonrió y colocó la botella abajo —¿Cómo se supone que me debo de sentir?

—No me importa cómo se supone que te sientes. Me importa saber cómo te sientes.

—Me siento como una muñeca rota que ha sido usada y tirada a la basura— Halando sus rodillas hacia su pecho, Yulia dobló sus brazos y apoyó su barbilla sobre ellos. Por mucho rato ninguna habló, ambas perdidas en sus pensamientos.

Pensando quizá que el muro de piedra había sido golpeado y la conversación se había terminado por esta noche, Lena envolvió la goma elástica alrededor de las cartas y acomodó el papel y la pluma que había traído de su habitación. Estaba a punto de ponerse de pie cuando la morena comenzó a hablar en un tono titubeante.

—Tenia catorce años— la ojiazul comenzó, sus ojos no miraban más arriba del cubrecama. Lena inmediatamente soltó las cartas y el papel, dando a Yulia su completa atención —Sabía lo que le había hecho a Daryna pero jamás pensé que él vendría después por mí.

[…]

Acostada en su cama más tarde esa noche, la pelirroja se encontraba incapaz de poder dormir.
El terror vivido que había escuchado relatar a Yulia martirizaba su mente, rehusándose a dejarla en paz. Se daba una idea de lo malo que habría sido basándose en por qué Yulia siempre evadía ese tema, pero después de escuchar el relato detalladamente, se dio cuenta de que era demasiado difícil de manejar.

Dejó a una Yulia exhausta emocionalmente y regresó a su habitación, esperando poder llegar arrastrándose a su cama y quedarse dormida.

Ahora una hora más tarde, las sombras de la noche sobre las paredes le hacían compañía a sus ojos abiertos.

Buscando en la oscuridad, encontró el teléfono y marcó un número ya conocido.

—¿Hola?— La voz atontada contestó.

—¿Sveta? Soy Elena.

—¿Qué hora es?

—No lo sé. Más de medianoche, estoy segura.

—¿Pasa algo malo?

—Sólo necesito hablar. Yulia y yo tuvimos una larga conversación esta noche.

—¿Cómo está ella?— La voz de Svetlana era más clara, la pesadez causada por el sueño rápidamente desapareciendo.

—Bastante bien considerando todo por lo que ha pasado — Elena suspiró y descansó su cabeza en contra del cabecero —No sé cómo logró sobrevivir tanto tiempo. ¿Te ha dado detalles de lo que le hizo su padre?

—Lena, sabes que no puedo contestar eso.

—Si, lo sé pero es que simplemente no puedo dejar de pensar en eso. Lo bastardo que fue. Aun si la mitad de lo que me contó es cierto, él era un monstruo que debería haber sido castrado hace mucho tiempo.

—No podemos hablar de Yulia o cualquier cosa acerca de su vida que te haya contado, no importa que tan malo haya sido, pero te puedo decir esto. No tengo duda de que si te contó algo de su pasado es seguramente verdad. Al menos tan verdadero como su memoria le permita recordar— Elena escuchó el sonido de Svetlana moviéndose por su apartamento —A propósito — su ex-amante continuó —Falta un cuarto para la una.

—Siento mucho llamarte tan tarde pero es que no puedo dormir. Sólo me la paso imaginándola como una adolescente incapaz de protegerse de él.

—No puedes cambiar el pasado.

—Ojalá pudiera— Elena dijo seriamente —Si hubiera estado allí, yo habría...

—Habrías tenido solo algunos años más que ella y no podrías haber jugado a ser la mujer maravilla
— La castaña interrumpió —Si su hermana no pudo protegerla, ¿qué te hace pensar que tú habrías podido?

—Pero...

—Pero nada. No puedes cambiar lo que le pasó. Todo lo que puedes hacer ahora es ayudarle a recoger los pedazos y a sanar.

—¿Cómo superas algo como eso? Quiero decir. Conozco personas que han sido violadas y la mayoría lo supera con el tiempo pero ¿cómo te recuperas de haber sido atacada noche tras noche?

—Elena, estás cruzando la línea— Svetlana advirtió —Demonios, probablemente la hemos cruzado ya. Si el estado se entera que hablo de esto contigo…

—Olvídate del estado por un minuto, Sveta. Estamos hablando de Yulia.

—No, no estamos hablando de ella, estamos hablando de ti y cómo tienes que manejar el ser amiga de alguien que es una superviviente— Svetlana suspiró —Siento si parezco una gruñona pero no puedes despertarme de mi sueño profundo y esperar que esté en la mejor disposición de darte ánimos por aquí, especialmente cuando quieres presionar esto. ¿No entiendes que si ella se entera de que hablamos de esto podría arruinar su confianza en mí?

—¿Qué se supone que debo de hacer?— Lena preguntó, pasándose los dedos por su pelo.

—Ok, veámoslo de esta manera. Yo tengo una amiga que ha sido violada. ¿Qué puedo hacer para ayudarla a superarlo y hacer que siga adelante con su vida? Lo mejor que puedes hacer es sólo estar ahí para ella y escucharla. No trates a tu amiga de manera diferente a como lo haces ahora. Si ella quiere hablar déjala hacerlo pero no fuerces la conversación.

—¿Y si ella quiere destruirse a sí misma con drogas y alcohol?— Elena escuchó otro suspiro a través del teléfono —Vamos, Sveta. ¿Cómo se supone debo evitar que se extralimite con el trago y la marihuana?

—No puedes. Sólo tienes que asegurarte de no involucrarte demasiado y te conviertas en un obstáculo que pueda empeorar el problema. Tal vez una reunión o dos en Al-Anon sería bueno para ti.

—¿Necesito ir a Al-Anon?

—¿Y por qué te molesta esa idea tanto?— Svetlana preguntó —Si alguien que bebe es un problema para ti, entonces acude a Al-Anon.

—No necesito acudir a Al-Anon —dijo inflexiblemente —Solo quería saber como ayudar a Yulia.

—Es hora de decir buenas noches, Elena — Svetlana dijo —Tu terquedad se está saliendo de control y estoy demasiado cansada como para pelearme contigo por ella. Recuerda que mañana, ella es la misma persona que era ayer y de un día antes. Si no hace lo que tú quieres cuando tú quieres y eso te molesta, ese es tu problema, no el de ella. Sé su amiga, eso es lo que ella necesita, no una superhéroe que llegue volando a rescatarla. Ya es muy tarde para eso.

—Algunas veces me pregunto cuál de nosotras es más terca — Elena dijo suspirando —Está bien, está bien. Intentaré de mantener lo que dijiste en mente pero aun creo que podría hacer algo más que sólo sentarme aquí y escuchar.

—Prueba ser su amiga.

—Oye, ¿Para qué llamaste antes? Estábamos en casa pero estábamos hablando y no pensé que fuera buena idea levantarme y contestar el teléfono.

Hubo una pausa antes de que Svetlana contestara.

—Estaba preocupada y sólo quería saber si Yulia había llegado bien a casa.

—Uh huh. Veo que estás haciendo un buen trabajo separando la amistad de la terapia, ¿no es así?

—Oye, una buena terapeuta puede llamar a la casa de su paciente si está preocupada.

—¿Cuándo fue la última vez que llamaste a la casa de un paciente para cualquier otra cosa que no haya sido para cambiarle su cita?

—Mi secretaria se encarga de las citas y no pienso darte explicaciones. Vete a dormir. Buenas noches Elena.

—Buenas noches Sveta. Gracias por escuchar.

Colgando el teléfono, Elena encontró que hablar con Svetlana había calmado un poco su mente. “Eso no ayuda. Debe de haber una manera para que ella supere esto. ¿Pero cómo?”

Segura de que dormir era caso perdido, Elena se enderezó y deslizó sus pies en sus zapatos.

“Tengo que limpiar esa sartén donde se quemaron las cebollas sino se quedaran pegadas para siempre”.

Saliéndose de su habitación, la pelirroja estaba indecisa entre bajar y limpiar o ver como estaba Yulia. “Esto es tonto. Ella duerme ya como un tronco y está segura. Además, no quiero asustarla o algo así”. Como si su mente actuara por sí sola, su mano tomó la manija de la puerta. “No entraré, sólo abriré la puerta un poco y veré si está durmiendo bien. Podría tener una pesadilla o algo”.
La luz del vestíbulo iluminaba con una pequeña luz la habitación de Yulia pero la luz de la noche que se reflejaba en la pared le dio suficiente claridad a Elena para ver a su compañera que ciertamente dormía como un tronco, un ronquido ligero salió de sus labios.

“Bien”.

Satisfecha de que todo estaba bien, bajó las escaleras para pasar el resto de la noche limpiando.

[…]

Con la radio encendida a volumen bajo, Elena silenciosamente bajó al primer piso, haciendo una buena limpieza, moviendo sillas y mesas pasando el trapeador y desempolvando todos los muebles. Para cuando el sol de la mañana salió sobre el horizonte, la cocina y la sala estaban inmaculadas.

Escuchando la alarma de Yulia desde el piso de arriba, puso la sartén en el fuego y sacó una taza grande de café de la alacena.

Considerando que el día anterior había sido duro para su compañera, Elena había decidido al menos darle a Yulia un buen comienzo para este día.

Cuando la ojiazul bajó varios minutos más tarde, su pelo aún estaba húmedo por la ducha, fue recibida con un plato de huevos revueltos, tostadas y una taza de café humeante.

—Pensé que podrías tener un buen desayuno antes de comenzar un día muy ocupado— dijo mientras colocaba la taza sobre la mesa.

—Buenos días para ti también— Yulia dijo mientras tomaba su lugar —¿a qué hora te levantaste?

—Realmente nunca me dormí. Creo que la lechuza que vive en mi está tratando de salir—recogió su taza vacía y caminó hacia la cafetera — Tuve una época, una vez, cuando estaba escribiendo mi último libro, no podía dormir por las noches durante casi un mes. ¿A qué hora crees que llegarás a casa esta noche? Tengo un poco de róbalo fresco que puedo descongelar. Algo de condimentos con limón y arroz y será una cena digna de un rey.

—Mi labio se ve mejor— Yulia dijo quedamente —Tengo que ir al club después del trabajo y ver qué va a pasar.

—Creí que lo único que tenías que hacer era recoger tu cheque — Elena dijo mientras se sentaba a la mesa.

—Nunca dije que renunciaría, sólo que lo pensaría. Sabes, ganó más dinero en una hora trabajando en el club que lo que gano trabajando para Mihail— presionó su tenedor sobre los huevos revueltos —Tal vez puedo trabajar en el club medio tiempo y conservar ambos trabajos.

—Nada como tener dos velas encendidas al final. ¿No puedes conseguir otro trabajo en el club en lugar de quitarte la ropa? ¿No necesitan camareras?

—No me contrataron para atender mesas, Elena. Mi trabajo allí es salir al escenario y quitarme la ropa al ritmo de la música— Elena intentó no mostrar la decepción de su cara.

—No creo que trabajar allí sea buena idea. Mira lo que te pasó. Quién sabe lo que podría ocurrir si regresas.

—Bueno, no voy a saber que va a pasar hasta que vaya. Por lo que sé, me reemplazaron y no tengo trabajo para regresar.

“Es lo que más deseo”, pensó la escritora para sus adentros.

—Estoy segura de que Mihail te daría horas extras si necesitaras el dinero. Él es buena gente en cosas como esas.

—Puedo ganar en una noche bailando lo que me paga Mihail por tres días de trabajo. Ese tipo de dinero es difícil de dejarlo pasar — Yulia redujo su taza de café —Veremos que pasa.

—¿Qué tal si te bajo el alquiler?— Elena sabía que no podía permitirse perder ese dinero extra que el alquiler de Yulia le daba pero la idea de que la morena se quitara la ropa frente a un montón de hombres calenturientos le era difícil de aceptar.

—No, el alquiler es más que razonable. Hablando de eso, necesito que me digas cuanto es por la mitad de los servicios y así poder pagártelos. Estoy segura de que ya tienes algunos recibos— Yulia metió el último bocado de comida en su boca —Esta noche será el mejor momento de que tenga dinero después de recoger mi cheque. Espera hasta mañana y ya me lo habré gastado.

—No te preocupes por eso. No creo que tengas que darme más de cincuenta rublos más o menos.

—Oh, por favor. Está la luz y el cable por no mencionar el teléfono también. Estoy segura de que hice que el recibo del agua aumentara también.

—El complejo se encarga de las cuentas de agua y tú nunca usas el teléfono.

—Soy aun responsable por la mitad de la cuenta telefónica la use o no— Yulia dijo, bajando su tenedor y haciendo a un lado el plato —Estuvo muy rico, gracias.

—De nada— la pelirroja tomó un sorbo de su café, intentando con todas sus fuerzas no volver con el tema del Soho’s Room Club otra vez. Finalmente fue Yulia la que no aguantó estar en silencio por más tiempo.

—Mira, sé que no te gusta la idea de que me desnude...

—No, no me gusta—afirmó.

—Pero es lo que hacía antes de que me conocieras y que probablemente continúe haciendo. No puedo enorgullecerme de eso, incluso no me agrada, pero no puedo dejar ir el buen dinero que gano por ello.

—Tiene que haber un punto donde el dinero no sea suficiente para seguir degradándote de esa manera.

—Bueno, si lo hay, no lo he encontrado todavía—dijo firmemente — Es legal y jodidamente mejor que trabajar en el callejón detrás del club, eso es seguro.

—Estoy de acuerdo contigo en eso— Elena admitió —¿Puedes al menos prometerme que no harás eso, no importa lo duro que puedan estar las cosas?— Esta vez se ganó al menos una pequeña sonrisa de Yulia.

—No he hecho eso en años y no tengo la intención de hacerlo nuevamente. Esos días se quedaron atrás.

—Y tal vez algún día el desnudarte quedará atrás también.

—Tal vez. Ahora mismo tengo que terminar de prepararme para el trabajo y escribir en mi cuaderno antes de que la Doc quiera mi cabeza.

Para sorpresa de Elena, Yulia tomó sus manos entre las suyas.

—Escucha, acerca de lo de anoche...— La mano se retiró y la morena miró su plato vacío —Gracias por escuchar. Yo…yo nunca le había contado todo esto a nadie.

—Cada vez que quieras hablar, aquí estaré.

—Creí que estarías en shock y asqueada por todo lo que te conté.

Elena extendió su mano y tomó la barbilla de Yulia, forzando a los ojos claros a ver los suyos.

—Sí, la mayor parte de lo que me contaste me dejó en shock pero la parte en que me sentí asqueada, tiene que ver con tu padre y no contigo — Soltó la barbilla de Yulia, contenta de que la joven mujer no girara su cabeza y evadiera su mirada —Se requiere de mucho coraje para sobrevivir a algo como eso y mucho más valor el ser capaz de compartir lo que pasó, con alguien.

—No te conté todo, sabes. Creí que si te contaba todo de una sola vez saldrías gritando de la habitación.

—Eso no pasaría—aseguró —Cualquier cosa que quieras contarme, la escucharé.

—Sabes, algunas veces me recuerdas a Daryna. Ella era realmente paciente conmigo.

—Estoy segura de que si conociera a Daryna me agradaría también — Elena miró su reloj de pulsera —Pero tienes razón, necesitas apurarte si quieres llegar a tiempo al trabajo. Más te vale no haber dejado un desorden en el baño.

—Tu definición de desorden y la mía son completamente diferentes pero me aseguré de recoger las toallas y de secar lo mojado del piso.

—Casi perfecto. Lo limpiaré más tarde— Elena observó a Yulia ponerse de pie —¿Puedes al menos llamarme y dejarme saber a qué hora vendrás a casa esta noche?

—Seguro

Trató de alcanzar su plato pero Elena la detuvo.

—Yo lo recogeré. Tú vístete.




CONTINUARA....

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Mensaje por Fati20 2/14/2021, 5:59 pm

Es una historia tan intensa y ellas juntas es algo hermoso cada capítulo es mejor y mejor, espero quede algún capitulo más por hoy. Saludos 😘 y feliz día del amor y la amistad
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