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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 4 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por katina4ever 3/7/2021, 6:09 pm

Oh! Vamos! No puedes dejarnos así!! Porfavor, danos un poco más de información es algo tan ansiado y no podré esperar hasta, a semana!!!
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Mensaje por Fati20 3/7/2021, 11:08 pm

Ohhhhhh no nos vayas a dejar hasta el otro sábado con la desesperación de ellas 2 tomadas durmiendo justas en una pequeña tienda 😱😱😱 necesitamos saber que pasará. Por favor si tienes un chance danos ese capitulo más a ver q pasará esa noche, saludos 😘 😘 😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 3/13/2021, 12:01 pm

Embarassed Embarassed

Lo siento chicas, por hacerles esperar una semana entera para que disfruten los capítulos. Si en mis manos estuviera, los postearía a diario pero se me hace difícil, así que este finde trataré de recompersarles.

Un abrazo inmenso!!



Capítulo Treinta y Nueve

La zona de voleibol les sirvió a la docena de mujeres más o menos, para plantar sus tiendas de campaña. Desgraciadamente estaban tan lejos del fuego, que ver lo que estaban haciendo era un problema y Yulia tuvo que aguantar una linterna mientras Elena se peleaba con la maldita tienda.
Las otras tuvieron el mismo problema, así que cuando Elena terminó de montar la tienda, Yulia fue a ayudar con la linterna a las demás chicas hasta que las montaran todas.

Al final había siete tiendas formando un círculo.

Ayudó a Elena a desplegar el saco de dormir sobre el suelo de la tienda antes de ir a la casa para utilizar el baño. Le llevó más tiempo del que pensaba ya que al parecer todas habían tenido la misma idea. Por supuesto, toda aquella cantidad de cerveza que habían consumido, garantizaba que el baño de Santana estaría ocupado la mayor parte de la noche si, en lugar de eso, las mujeres de las tiendas no decidían visitar los arbustos.

Después de quitarse las zapatillas, Yulia se arrastró dentro de la tienda. Estaba oscuro, pero podía ver por dónde moverse, localizando la cremallera y abriendo el saco de dormir.

Rápidamente se quitó sus vaqueros y metió las manos bajo su camiseta para quitarse el sujetador y hacer con este y los vaqueros, una bola a modo de almohada. Se debatió entre quedarse sin nada arriba, pero decidió que no, no sintiéndose tan cómoda como en casa, por no mencionar que estaba compartiendo el saco de dormir con Elena.

Frotándose las manos contra los desnudos muslos, se preguntó si podría volverse a colocar sus vaqueros, pero el sonido de la puerta siendo abierta por la cremallera finalizó sus pensamientos.

―¿Elena?

―Sí, ¿en qué lado estás?

―El derecho….a menos que lo quieras tú.

―No, el lado izquierdo está bien para mí. Probablemente sea mejor que te quedes en el lado de la cremallera en caso de que necesites levantarte para ir al baño. Tú has bebido más que yo.

―Sip, estoy segura de que tendré que salir al menos una vez durante la noche ― Yulia sintió cómo el saco de dormir se abría y acurrucó los pies hasta que Elena se arrastrara hacia dentro del caliente y cómodo saco de franela y le volviera a cubrir su cuerpo.

―¿Tienes suficiente espacio? ― preguntó Elena. Yulia, que estaba pegada tan al canto del saco de dormir que podía sentir el frío de la cremallera, asintió con la cabeza antes de acordarse de que no la podía ver en la oscuridad.

―Síp. ¿Y tú?

―Más que suficiente. Puedes acercarte si quieres, hay espacio.

―No quiero aplastarte ― dijo Yulia.

―No lo harás, y si lo hicieras no sería un problema ― Elena dio un largo bostezo ―Vamos, colócate bien y así estarás más cómoda y podremos dormir las dos.

Reticente, Yulia se separó de la cremallera, asumiendo una posición fetal sin mirar a Elena, pero muy consciente del calor que despedía el cuerpo que se encontraba a unas pulgadas de ella.

Era una sensación extraña, no habiendo dormido con nadie desde que era una niña pero al mismo tiempo sentía la sensación de seguridad teniendo a la pelirroja cerca de ella, ya que no había cerrojo para cerrar la puerta de la tienda.

No era que Yulia no se fiara de las mujeres instaladas en sus propias tiendas, pero el miedo inculcado estaba todavía allí.

―¿Mejor?― preguntó Elena en voz baja.

―Sí. ¿Estás segura de que no te estoy agobiando?

―No, para nada. Todavía hay más espacio si lo necesitas.

―No, estoy bien ― dijo la morena ajustando su improvisada almohada ―Buenas noches Elena.

―Buenas noches, cariño ― contestó la escritora acercándose en la oscuridad para apretar el hombro de Yulia.

Su intento por dormir fue interrumpido muy pronto cuando un claro gemido surcó el aire seguido por las risitas de las otras tiendas.

―Suena como si alguien lo estuviera pasando bien ― dijo sonriendo en la oscuridad.

―Mmmm ― contestó la adormilada Elena ― Espero que se estén quietas.

―Pues no lo creo ― dijo Yulia después de un gemido más fuerte que cortó la noche ― ¿Quién crees que es?

―No lo sé. No estaba prestando atención a quién estaba en las tiendas de alrededor nuestra ―Esta vez la mujer hizo algo mezclado entre grito y sollozo, y otra voz susurró…

―Parece que es la tienda de Sonya.

―¿Tú crees? ― Yulia rodó hasta que quedó frente a Elena, entonces se alzó sobre un codo. Escuchó otra vez.

― Puede. Suena demasiado profundo para ser ella.

Oh, Sonya, siiii

―Me parece que tienes razón ― dijo ― ¿Con quién crees que está? No la he visto con nadie esta noche.

―Probablemente con Dara. He oído que es algo….vocal cuando está así ― dijo Elena.

―Hey Fedorova ― una voz desde otra tienda gritó ― bajad la voz. Algunas de nosotras queremos dormir.

―Sí, no quiero tener que hacer algo con mis propias manos aquí ― gritó alguien provocando más risitas desde las otras tiendas.

―Yo creía que hacías algo con tus propias manos cada noche ― esta vez reconocieron la voz de Svetlana.

―Jódete tú y al caballo que montas, Iliachev ― respondió la voz de forma juguetona.

―¿Es eso una oferta o un insulto?

―Como quieras tomártelo, Svetlana. Mi tienda es suficientemente grande.

―No vamos a poder dormir ― se quejó Elena.

―Bueno, por lo menos alguien se está divirtiendo ― dijo Yulia volviendo a acostarse.

―Solo deseo que lo hagan en silencio.

―O plantar su tienda más lejos.

―Creo que podrían estar acampadas al otro lado de la casa y aún así podríamos escucharlas ― dijo la escritora antes de dar otro gran bostezo―Debería haber traído tapones para los oídos.

―Bueno, tienen que dejarlo en algún momento ¿no?― La escritora se rió.

―Cariño estás hablando de lesbianas. Son como el anuncio del conejito: y duran, y duran, y duran…

―Oh, maravilloso ― dijo Yulia sarcásticamente golpeando su “almohada” ― Supongo que debería estar agradecida de que no tengas novia o no conseguiría dormir en casa ― Elena rió.

―De hecho soy bastante silenciosa ― se detuvo cuando otra serie de gemidos surcó el aire ― Definitivamente, Dara.

Yulia sacudió su cabeza y cerró los ojos, intentando con todas sus fuerza no pensar en las imágenes que los sonidos traían a su mente.

[…]

La morena se despertó inmediatamente por el contacto.

Le tomó unos segundos recordar dónde estaba y quién dormía junto a ella en la oscuridad, o mejor dicho, quién dormía contra ella.

El brazo de Elena la envolvía protectoramente el estómago. Había sido ese contacto el que la había despertado. Era medianoche, los únicos sonidos que se oían eran los ronquidos de las tiendas de alrededor y el ocasional crepitar de la hoguera.

Dándose cuenta de que Elena sonaba dormida, Yulia se debatía en quitar el cálido brazo que se apretaba contra ella, sin querer despertar a su compañera de piso. Permaneció así acostada durante varios minutos, escuchando la profunda respiración al lado de ella, lo suficientemente cerca como para sentir el cálido aliento sobre su nuca.

Cuando sintió la comodidad de los ocasionales abrazos de Elena, se encontró a sí misma sintiendo la misma comodidad en un inconsciente abrazo. Relajada siendo sostenida, se volvió a quedar dormida.
Elena parpadeó y miró a su alrededor, el sol de la mañana iluminando el interior de la amarilla tienda. Para su sorpresa se encontró enroscada alrededor de Yulia.

“Debía habérmelo imaginado”, pensó “siempre me enrosco”. Pero se sentía demasiado bien como para apartarse. Inhaló el aroma del champú de Yulia y tuvo que aguantarse las ganas de tocar el suave pelo azabache.

“¿A quién estoy engañando?” alzándose un poco para mirar la durmiente silueta, se admitió a sí misma que deliberadamente había obviado el impulso de enroscarse con Yulia por ésta razón. Era demasiado agradable sostener a la joven mujer entre sus brazos, sentir la suave calidez contra ella.
Elena se quedó acostada así durante varios minutos, únicamente disfrutando la sensación.

Cuando escuchó los ruidos de las otras despertándose en las tiendas de alrededor, reticentemente se movió hacia su lado del saco de dormir. Por mucho que le agradase el abrazo, sabía que debía volver a su sitio para cuando Yulia despertase.

“Probablemente pensaría que intentaba aprovecharme de ella”. Hubo un pequeño movimiento en la tienda.

―Elena, ¿estás despierta?

―Buenos días Sveta ― dijo en voz baja ― Yulia está todavía durmiendo.

―Santana tiene café preparado.

―Muy bien, saldré en un minuto ― Ahora tenía que enfrentarse con el problema de salir del saco de dormir sin despertar a su compañera, quien estaba en el lado de la cremallera. Elena intentó alcanzarla.

―¿Hmmm?

―Shh, soy yo ― dijo moviendo su cuerpo fuera del saco de dormir ― Vuelve a dormirte, es temprano.

―¿Qué hora es? ― murmuró Yulia rodando sobre su espalda y entornando los ojos.

―Probablemente alrededor de las siete ― encontró su reloj dentro de sus tenis ― Son las siete y veinte. Voy adentro a por una taza de café. ¿Quieres que te traiga una?

―No, yo me levantaré. Además, tengo que usar el baño ― Yulia se sentó mostrándole a Elena algo que no sabía la noche pasada cuando los desnudos muslos fueron revelados. Fue solo entonces cuando la escritora se dio cuenta de que los pantalones los había utilizado como almohada.

“Oh, gracias Dios, que no sabía nada de esto anoche”― pensó dándose cuenta también de los dos puntos gemelos que presionaban contra la camiseta de Yulia.

―Saldré y así podrás vestirte ― dijo, arrastrándose por la tienda y levantando la cremallera.

―Estaré allí en unos minutos ― Escuchó cuando puso un pie en la húmeda hierba y parpadeó con la luz brillante del sol.

―Ok ― Lena se puso sus deportivos y se dirigió hacia la casa.

Santana, Niurka, Svetlana y otras, estaban en la cocina cuando Elena llegó.

―Buenos días ― dijo, cogiendo dos tazas vacías de la alacena y caminando hacia la jarra de café. Acababa de llenar las dos tazas cuando Yulia entró, con su pelo revuelto de dormir.

―Oh, gracias ― dijo la morena mientras cogía la taza con la mano.

―Pensé que podríamos parar a desayunar de camino a casa ― dijo apoyándose en la encimera e ignorando la caja de donuts ― Hay un bonito y limpio bistro tan solo a unos minutos de aquí.

―Suena bien ― dijo la pelinegra dejando su café y dirigiéndose hacia el baño cuando Sonya salía de él.

―Hay donuts ahí ― dijo Svetlana.

―No me apetece nada dulce ― dijo ― Además, huevos benedictine suena genial ahora mismo.

―¿Qué es esto? ―dijo Santana ― ¿Se van tan temprano? Pensé que todo el mundo se quedaría un poco más.

―Tengo cosas que hacer hoy ― dijo Elena disculpándose, totalmente segura de que se le notaba la mentira en la cara. A no ser que escribiera, no había nada más que pudiera hacer hoy ― Además, Yulia nunca ha desayunado en Ruby´s. Y estoy segura de que le encantará.

―Oh, sí, solas las dos para disfrutar la una de la otra ― bromeó Sonya.

―Compórtate ― dijo Elena ― Ansiamos un buen desayuno después de haber sido mantenidas despiertas por ti y por Dara media noche.

―Hey, no es culpa mía que tú no hicieras nada anoche ― dijo la policía con una sonrisa satisfecha mientras se volvía a llenar la taza de café e intercambiaba una sonrisa con Dara ― Así que, ¿cómo va el libro?

―El final está a la vista, pero estoy intentando finalizar las últimas cincuenta páginas ― dijo Elena ― Sabes lo difícil que es para mí entrelazar las cosas.

―Sí, por eso es por lo que tus tres libros tienen más de cien páginas ― dijo Santana ― Oh, pero esas escenas de amor son suficientes para hacerme sentar sobre un bloque de hielo. Tendrás al menos una, ¿no?

―¿No las tengo siempre? ― contestó la pelirroja, llevándose la taza a los labios y saboreando el fuerte líquido ― Es una forma de mantener a los personajes juntos ― Se dio cuenta de que Yulia salía del baño y se preguntó a sí misma por qué la vida no era tan fácil como las historias de ficción. ¿Por qué se encontraba lamentándose por lo que no podía tener y al mismo tiempo verse incapaz de darse la vuelta o detener su corazón de sentirse cada vez más atraída por la preciosa mujer que compartía su casa? ― Tengo que desmontar la tienda. Volveré en unos minutos ―Dejando su taza sobre la encimera, Elena apretó el brazo de Svetlana cuando pasó por delante de ella y salió al aire libre de la mañana.

Estaba a punto de plegar el nailon de la tienda cuando Yulia se acercó.

―¿Quieres un poco de ayuda?

―No ― dijo ― Casi he terminado ― La morena se arrodilló en el suelo y puso su mano sobre la bolsa de la tienda, previniendo el intento de Elena de quitarla de ahí.

―Hey― la palabra pronunciada tan suavemente hizo que unos ojos claros se alzaran consternados ― ¿Estás bien?― Tomando una profunda inhalación asintió con la cabeza.

―Estoy bien. Tan solo estaré cansada o algo así.

―¿Estás segura? Parece que algo te incomoda ― Elena se preguntó cuándo Yulia había aprendido a leerla tan bien, y esperaba que su cara no revelara su secreto.

―Estoy bien, de verdad. Te diré qué, ¿por qué no llevas el saco de dormir al jeep? Yo estaré allí en unos minutos y luego podemos ir a desayunar.

―Si no te sientes bien podemos solamente ir directamente a casa y tomar algo allí ― ofreció Yulia.

―No. Realmente creo que te encantará Ruby´s y no tomamos éste camino tan a menudo ― Un pensamiento cruzó por su cabeza ― A menos que no quieras ir.

―Oh, quiero ir. Si es un sitio donde sirven comida real y a ti te gusta, entonces quiero ir. Porque sirven comida real ¿no? No esos brotes de soja y hierba que te gusta y con lo que pretendes convertirte en un conejo.

―Comida real, lo prometo― dijo con una sonrisa ― Estoy segura que puedes pedir un plato extra de grasa si lo deseas.

―Graciosa. Vamos, estoy hambrienta y ya le he dicho adiós a todo el mundo ― Yulia le cogió la tienda y la metió en la bolsa de nailon estropeando todo el trabajo que Elena había gastado plegándola. Sopesando la urgencia de volver a sacarla y plegarla correctamente, se quedó de pie y siguió a Yulia hasta el coche, agradecida de librarse de los ojos de sus amigas. Elena entendió por qué sus amigas se metían tanto con ella sobre Yulia, porque si la forzaban a admitirlo, sus comentarios jocosos e indirectas la hubieran llevado a casa.

Qué duro había sido la pasada noche estar acostada allí y tratar de dormir con Yulia a su lado, especialmente con los sonidos vocales viniendo de la tienda de Sonya. Lena estaba agradecida de que hubiera sido solo una noche y no toda una semana. Dos noches iguales y no estaba segura de que hubiera podido resistir la tentación.


CONTINUARÁ...

cyclops cyclops cyclops cyclops

Toca terapia en el próximo capítulo
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Mensaje por Fati20 3/13/2021, 12:51 pm

Muy bueno este tan ansiado capitulo cada vez esta cerca que pase algo entre la chicas 🎉🎉🎉 estaré super al pendiente para leer más... Este sábado se me hizo largo para leer más de esta historia q esta muy muy buena
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 3/13/2021, 1:32 pm

Wink Wink

Que alegría saber que ansían cada finde para disfrutar de la historia. Bien, otro capítulo no estará demás!

A leer!!


Capítulo Cuarenta


Yulia bufó y rodó sobre su espalda buscando la lámpara en la oscuridad.

“Esto es ridículo”.

Se había ido hacía dos horas a la cama y todavía no le había vencido el sueño. Sentándose, tomó el libro de redacción y un bolígrafo y comenzó a escribir.

“Son casi las dos y no puedo dormir. ¿Por qué? ¿Por qué me siento así? ¿Lo que estoy sintiendo es real o es solo mi imaginación haciendo que ésta relación sea algo más que una amistad? Me abraza mucho, pero nunca se me adelanta, así que ¿Por qué sigo sintiéndome así? Nunca he besado a una mujer, pero a veces es tan duro cuando me sostiene tan cerca de ella. Quiero hacerlo. ¿Me devolvería el beso? Lo dudo. Probablemente se sentaría y me diría en ese tono suyo por qué ella nunca estaría interesada en una basura del parque como yo. Soy solo una amiga, una compañera de piso. Le importo, eso lo sé, pero ¿Podría haber incluso más? ¿Y si decide volver a vivir sola otra vez? ¿Y si encuentra a otra amante? Tengo frío. La calefacción está encendida, puedo oírla, pero lo que quiero que me mantenga caliente está al otro lado del hall.

Quiero que me sostenga como lo hizo la pasada noche. Me pregunto si se dio cuenta de lo que hizo. Me sentía tan bien entre sus brazos, como cuando estoy triste y me sostiene. Ojalá supiera todas las respuestas. Nunca había pensado en estar con una mujer antes, y no creo que pudiera a menos que fuera Elena. No quiero solo una mujer, la quiero a ella ¿Por qué no puede mi vida ser como la de sus libros donde la heroína se queda con la chica al final y corren hacia la puesta de sol? ¿Por qué no puedo ser la chica para ella?”
.

[…]

―No pensé que lo leerías cuando lo escribí ― dijo Yulia con aire sombrío mientras picoteaba ausentemente con las manos los cojines del suelo.

―Lo creo ― dijo Svetlana cerrando el libro de notas y sentándose con ella en el suelo ― Necesitamos hablar de esto.

―No hay nada de lo que hablar ― dijo encogiéndose ― Ella no está interesada en mí de esa manera.

―Eso no hace que tus sentimientos sean menos reales ― dijo Svetlana ― ¿Has estado enamorada antes?.

―¿Con la gente de la que me solía rodear, Doc? ― Yulia negó con la cabeza ― Me fui con algunos chicos a la cama aquí y allí, pero nunca he tenido una verdadera relación romántica.

―¿Has pensado en la posibilidad de que esto no sea más que una reacción por pasar mucho tiempo con Elena? Por lo que me has contado, no le has permitido a nadie que se acerque a ti desde tu hermana.

―¿Así es que piensas que porque Elena es mi amiga y una lesbiana, estoy pensando que a lo mejor yo también lo soy?

―Tú eres la que escribió que nunca había estado interesada en ninguna chica ― dijo la terapeuta ― Y lo que yo crea no importa. ¿Cómo te sientes?―Yulia bufó.

―Tu misma lo has leído, Doc ― hizo una pausa― ¿crees que estoy confundiendo amistad con amor?

―Creo que esa es una pregunta que tienes que contestarte tú misma ― dijo Svetlana suavemente ― Sobre lo que a una relación romántica se refiere, no creo que estés preparada en estos momentos. Estás comenzando a lidiar con los abusos de tu padre. Añadir un romance novato a ello es como ganar un boleto para un desastre emocional.

―En otras palabras, estoy demasiado jodida para ser la novia de nadie ― dijo en un tono auto despreciante.

―En otras palabras, necesitas tiempo para quererte a ti misma primero antes de aprender a amar a alguien más, quienquiera que sea ― corrigió Svetlana ― Todavía utilizas el alcohol y las drogas para nublar tus sentimientos, no importa los progresos que hayas hecho aquí. Y los has hecho. No importa lo duro que sean a veces los sentimientos, sabes que te sientes mejor cuando le plantas cara al dolor y pasas por encima de el ― Miró su reloj ― Desgraciadamente estás fuera de tiempo hoy.

―No voy a decirle nada de esto a Elena ― le advirtió Yulia ― No necesito estar buscando otro sitio en el que vivir además de todo esto.

―¿Realmente piensas que si le contaras cómo te sientes te echaría? ― preguntó Svetlana ― Yo no.

―No, probablemente me dejaría quedarme ― admitió― pero no podría hacerlo ― Le ofreció a la terapeuta una tímida sonrisa ― Sabes lo buena que soy desapareciendo.

―El único problema es que no puedes esconderte de ti misma ― dijo Svetlana plantándose sobre sus pies. Yulia cogió su libreta y se levantó también ―No es sobre Elena sobre quien tienes que preocuparte, Yulia. Es sobre ti misma. Mi consejo es que sigas escribiendo acerca de cómo te sientes y, por encima de todo, sé honesta contigo misma ― Sostuvo sus brazos en el aire ― Te veo la semana que viene.

―Estaré aquí ― dijo Yulia mientras aceptaba el obligado abrazo ―Y, ¿Doc?

―¿Sí?

―No me has servido en absoluto de ayuda con esto ¿sabes? Estoy más confusa sobre lo que siento por ella ahora que antes de venir aquí ― Svetlana sonrió.

―Ya lo sé. Es mi trabajo.

La morena salió a la oficina de recepción. Esperando que la secretaria terminara con una llamada telefónica, pudo escuchar su próxima cita. En la pared, cerca de la puerta, había un tablón lleno de panfletos. Mirándolos ausente mientras pasaba el tiempo, los ojos de Yulia se fijaron en un folleto azul con las palabras ¿Necesitas ayuda? Cogiendo uno del tablón, lo abrió y se encontró que eran los horarios de las reuniones de Alcohólicos Anónimos.

―¿Señorita Volkova? ¿El próximo martes a las cinco y media?

―¿Qué?, oh sí, está bien ― dijo guardándose el folleto en el bolsillo y cogiendo la tarjeta que le ofrecía la mujer de mediana edad ― Le veo la próxima semana.

Minutos más tarde, sentada en su coche y esperando a que éste se calentara, Yulia se encontró mirando el folleto. Una reunión para mujeres comenzaba en tan solo una hora en una vieja iglesia en un complejo de casas de la ciudad. Revisando el contenido, encontró que era una reunión abierta, lo cual quería decir que cualquiera podía asistir tanto si se consideraba un alcohólico como no.

“Puedo ir solo a ver cómo es”, pensó para sí misma, “No es como si tuviera que dejar de beber o admitir que soy alcohólica o algo así”.

La zona de aparcamiento estaba llena de coches, algunos viejos cacharros oxidados como el suyo y otros como si solo hubieran pisado el suelo de exposiciones. Sentada en su coche, Yulia miraba mientras las mujeres sonreían y charlaban las unas con las otras antes de dirigirse al interior.

“¿Qué diablos estoy haciendo yo aquí?”.

Ciertamente estaba cometiendo un error, bajó del coche y fue adentro.


[…]


―Ahí estas ― dijo Elena cuando volvió tarde a casa ― Estaba empezando a preocuparme ― Secándose las manos en el trapo de secar los platos, la escritora caminó hacia ella ― ¿Ha ido todo bien en tu sesión con Svetlana?

―Sip ― dijo sin querer entrar en detalles ― Solo tenía que parar y hacer algo de camino a casa. ¿Qué hay para cenar?

―Pensé que pollo salteado con verduras y arroz estaría bien. Los playoffs son ésta noche. ¿Te apetece ver a los Mets contra los Braves?

―Suena bien ― dijo ― Justamente iba a trabajar un poco esta noche con el GED de todas formas. Puedo estudiar y ver el partido al mismo tiempo.

―Oh ― Elena se dirigió hacia las escaleras ― Casi lo olvido. Te he hecho un montón de tarjetas para ayudarte a recordar esas fórmulas con las que estás teniendo problemas. Ahora mismo vuelvo. Las verduras salteadas son para mí.

―Todavía no entiendo para qué nadie necesita saber geometría y álgebra en el mundo real ― dijo mientras entraba en la cocina. Removió la comida con una cuchara de madera unos minutos antes de abrir la nevera y automáticamente buscar una cerveza. Con la puerta abierta y la fría lata de aluminio en la mano, se detuvo. “Día a día. Hacen que suene tan fácil”. Con una mirada resignada, dejó la cerveza en su sitio y cogió en su lugar una soda light.

Elena volvió con el montón de cartas cortadas de un cuaderno manila.

―Puse el resultado a un lado y la fórmula al otro, así puedes estudiar ambos ― dijo poniendo las cartas sobre la encimera ―Podemos repasarlas entre los lanzamientos.

―¿Vamos a comer aquí o ahí afuera esta noche? ― preguntó Yulia mientras habría la alacena y cogía dos platos.

―Donde prefieras. El pre-partido comenzará en cinco minutos.

―El salón está bien ― dijo recogiendo las servilletas y los cubiertos ― Creo que me apetece quitarme las botas y relajarme esta noche.

―¿Un día largo?

―Demasiado largo― Yulia sonrió por el confortable apretón sobre su hombro ― Ya sabes cómo estoy después de una sesión con Svetlana.

―Sabía que algo te estaba molestando ― dijo Elena gentilmente ―¿Quieres hablar sobre ello?― Yulia miró hacia la lata que había sobre la encimera.

―Todavía no ― dijo suavemente ― Déjame ver cómo van las cosas primero ― Cuanto más intentaba Yulia no pensar en beber, más fuerte era la urgencia por tener una bebida. Los viajes a la cómoda a por sus cigarrillos eran más frecuentes y silenciosamente maldijo la hora en que ayer había decidido dejar de fumar hierba. Los Mets estaban perdiendo, lo cual se añadía a su agravamiento. Cuando el mejor bateador lanzó la bola claramente fuera de la zona de strike, siendo eliminado y acabando las carreras por las bases, ella ya había tenido suficiente.

―Voy fuera a fumar ― anunció.

―No hace ni siquiera quince minutos que has salido ― dijo Elena señalando con el dedo hacia fuera ― ¿Por qué estás tan nerviosa? Solo pierden por dos. Pueden recuperarse.

―No es eso ― dijo Yulia desde la puerta entre el salón y la cocina ― Solo tengo un montón de cosas en mi cabeza. Necesito algo de aire ― Abrió la puerta corrediza y salió fuera, sacando enfadada el arrugado paquete de cigarrillos y encendiendo uno.

“Esto no debería ser tan endemoniadamente difícil. No puedo estar tan enganchada a la bebida como aquel viejo lo estaba. No puedo”.

Mirando hacia las siluetas de los árboles, no vió a Elena venir por detrás, solo el suave tacto de sus manos sobre sus hombros.

―Cuéntame lo que te sucede ― pidió la escritora. Yulia se agarró a la barandilla de metal con fuerza, estrujando el cigarrillo en el proceso.

―Odio sentirme tan….inútil.

―¿Inútil sobre qué?.

―Las cosas que no deberían tener control sobre mi ―dijo crípticamente, sacudiendo su cabeza ― Tengo que ser suficientemente fuerte para luchar contra esto y temo que no pueda hacerlo.

―¿Tiene esto algo que ver con que no has tomado ninguna cerveza esta noche?― preguntó Elena.

―No pensaba que prestabas tanta atención en lo que yo bebía o dejaba de beber ― dijo Yulia girándose para encarar a su compañera de piso.

―No es normal que no tomes una cerveza cenando. Que pases tres horas sin ninguna cuando hay un paquete entero de seis latas en la nevera, es extrañísimo ― Lena le sonrió y le apretó el brazo ―¿Vas a dejar de beber?― Yulia se volvió otra vez.

―No lo sé ― Unos brazos gentiles la rodearon por detrás y Elena apoyó su barbilla sobre el hombro izquierdo.

―¿Sabes cuál es tu problema? No te das suficiente crédito a ti misma.

―¿Crédito por qué?― preguntó ― ¿Por cargarme mi vida completamente? Elena, tengo veinticinco años, y voy a acabar siendo una alcohólica como mis padres― El agradable grito de un mochuelo cortó el aire de la noche haciendo que Yulia perdiera también sus pensamientos.

―Estás equivocada ― dijo Elena después de un minuto en silencio.

―¿Sobre qué? ― preguntó sin girarse.

―Sobre acabar como tus padres ―Lena aflojó el gentil abrazo, dejando su mano derecha apoyada contra la pequeña espalda de Yulia ― No lo harás.

―¿Y cómo lo sabes? ― La pelirroja se apoyó contra la barandilla metálica también, sus codos rozándose el uno contra el otro.

―Porque tú tienes la voluntad de cambiar. Ellos no. Admitiste que tenías un problema con lo que pasó cuando eras niña y buscaste ayuda para ello. Te diste cuenta de que tenías un problema con el alcohol y estás haciendo un esfuerzo para cambiar eso también― Yulia bufó.

―No vayas elogiándome ni nada de eso. No es como si hubiera hecho algo emocionante. Fui a una reunión e intenté no beber por una tarde. No puedo creer lo duro que es esto ― dijo suavemente.

―¿Sabes por qué estoy tan segura de que tú no vas a acabar como tus padres? ― preguntó cariñosamente.

―¿Por qué?

―Porque me tienes a mí y yo no voy a darme por vencida contigo ― dijo Elena firmemente ― Ahora, ¿vas a seguir torturando a tus pulmones un poco más o podemos volver ahí adentro y ver si los Mets pueden meterse en el partido otra vez?


[…]


―Lo siento, llego tarde ― dijo mientras se dejaba caer en el suelo sobre los cojines, no muy cómoda con el escrutinio que Svetlana le estaba haciendo ―¿Qué?

―¿No hay libreta ésta semana? ― preguntó la terapeuta dejándose caer a su vez sobre los cojines de enfrente.

―La olvidé ésta mañana. He estado llegando tarde a todas partes ― Se restregó sus sucias manos en su igualmente sucio pantalón ― Ha sido un infierno de semana.

―¿Cómo es eso?

―Hoy es la primera noche que no he tenido que trabajar hasta por lo menos las seis, y para la hora que llegué a casa era tan tarde que Elena ya había comido por no mencionar que el examen del GED es este sábado. Si me lo pierdo, tendré que esperar dos meses más.

―¿Crees que estás preparada para el examen?― preguntó Svetlana.

―Con algunas partes si ― La morena se encogió de hombros ― Pero las matemáticas todavía me traen de cabeza. Elena ha estado ayudándome con las fórmulas, pero maldita sea, hay tantas que no puedo retenerlas ordenadas en mi cabeza. Solo sé que voy a comenzar y se me va a olvidar todo.

―Prueba esto. Tómate éste examen como si solo fuera una práctica. No importa si apruebas o suspendes. Si apruebas, estupendo. Si no, puedes tomarlo como parte de tu estudio y volver a intentarlo dentro de dos meses.

―La verdad es que si suspendes tienes que esperar seis meses ― dijo Yulia ― Y no quiero perder el tiempo. Hemos estado trabajando demasiado duro. Si Svetlana se había dado cuenta de que usaba el “hemos”, no dijo nada al respecto ― Realmente quiero poder enseñarle a Elena el diploma.

―Deberías estar haciendo esto por ti, no por alguien más ― dijo la terapeuta ― Es tu GED.

―Pero ni siquiera hubiera intentado sacármelo si no hubiera sido por toda la ayuda que Elena me ha prestado. Ella es la que hizo posible que entendiera la maldita álgebra y no habría podido analizar una frase sin ella ― Agitó su cabeza ― No habría podido soportar la última semana sin ella. De ningún modo.

―¿Qué es lo que era tan difícil la semana pasada? ― preguntó Svetlana.

―Yo… yo no he bebido nada en tres días ― Los ojos de Yulia cayeron al suelo ― Aguanté dos días primero pero….no sé. Fue demasiado duro.

―¿Quieres decir que estuviste seca dos días, entonces bebiste, y ahora no has bebido durante tres días?― preguntó la otra mujer para aclararlo.

―Sip ― miró hacia arriba a Svetlana ― No recuerdo cuándo fue la última vez que pasé tres días sin beber.

―¿Qué hay de la marihuana?

―No me tientes ― dijo Yulia secamente ― Todavía fumo cigarrillos y ni si quiera pienses en apartarlos de mí.

―No tiene sentido que te animes por fracasar intentando marcar tus goles en una liga superior.

―No dije que también había dejado la marihuana, Doc ― se quejó Yulia ― Solo he estado demasiado ocupada para hacer una llamada, eso es todo. Además, tampoco he tenido tiempo para fumar desde que Elena y yo estamos despiertas la mitad de la noche preparándome para el maldito examen.

―Lo que sea mientras te mantenga ocupada todo el día ― dijo la terapeuta con toda su seriedad ― ¿Has ido a alguna reunión? ― Yulia asintió con la cabeza.

―Hay diferentes reuniones para mujeres todos los días a las seis. He llagado tarde por el trabajo, pero he ido allí la mitad del tiempo. Hay una los sábados también, pero estábamos demasiado ocupadas así que no he fui ― Cruzando sus brazos miró a Svetlana desafiante ― Sé que dicen que hay que ir todos los días y que los hay que no hacen otra cosa que ir de reunión en reunión, pero si estoy haciendo algo con Elena no voy a tirarlo todo porque haya una reunión ― Frunció el ceño por la creciente sonrisita de Svetlana ―¿Qué?

―Nunca dije que tuvieras que ir todos los días ― contestó la terapeuta ― Me sorprende que vayas tan a menudo como lo haces. Encantada, pero sorprendida. Si te sientes cómoda saltándote una sesión aquí o una reunión allá, porque estás haciendo algo saludable, hazlo. Solo no dejes que se convierta en una excusa para no ir en absoluto, o te encontrarás a ti misma mirando una botella vacía tan pronto como puedas decir recaída ―Svetlana empujó sus rodillas hacia arriba, contra su pecho y envolvió sus piernas con los brazos ― ¿Cómo te sientes físicamente?

―No lo sé ― La postura de Yulia imitaba la de la terapeuta ― Mi estómago se cierra de vez en cuando y estoy harta de tanta soda light, pero aparte de eso estoy bien, creo.

―¿Estás comiendo regularmente?

―Vivo con Elena ― dijo Yulia secamente ― Se levanta para el desayuno y tiene una bolsa marrón preparada para que me lleve, y la cena está lista casi todas las noches para la hora a la que llego ― Apoyándose con su codo hacia un lado, frunció el ceño ― Peso diez libras más que cuando trabajaba en el Soho´s Room. Si continúa así no podré ni pasar por la puerta.

―Estoy segura de que una buena parte de ello es músculo de tu trabajo en la construcción― dijo la terapeuta mientras se levantaba. Fue a su escritorio y cogió dos videos del cajón de abajo ― Aquí. Puedes cogerlos para verlos en casa. Uno es sobre los efectos del alcohol en el cuerpo y el otro es para la gente que se está recuperando y qué obstáculos se puede encontrar y cómo solventarlos. Son un poco viejos, pero si puedes no fijarte en la ropa de los ochenta, estarás bien.

―Gracias, Doc ― dijo Yulia. Dándose cuenta de la hora que era, se puso también de pie y le cogió las cintas a Svetlana ― Justo lo que necesito, más deberes.

―Bien, ya que no has traído tu libro de notas, tengo que salir con algo, ¿verdad? ― bromeó la terapeuta.

―Cierto ― estuvo de acuerdo la morena ― Debemos mirarlo por el lado bueno. Podíamos haber pasado la hora entera hablando de cómo me siento acerca de Elena.

―Te las arreglas bastante bien para tenerla cerca ― dijo Svetlana ― ¿Lo tomo como que no le has contado nada sobre tus sentimientos?

―No ― dijo Yulia ― Yo…todavía no estoy segura.

―Entonces te sugiero que continúes escribiendo en tu cuaderno sobre tus sentimientos hasta que estés segura ― dijo Svetlana ― Mientras tanto, ve a las reuniones de alcohólicos anónimos tan a menudo como puedas y buena suerte con tu examen de GED. Estoy segura de que lo aprobarás con nota.


[…]


―Voy a suspender ― dijo Yulia miserablemente cuando llegaron al enorme edificio de piedra.

―No vas a suspender ― insistió Elena acercándose para frotar la espalda de su compañera de piso. Estaban de pie en el parking, muchos eran del instituto, otros eran adultos arremolinados mientras fumaban y charlaban.

―Es muy fácil para ti decirlo ― gimió la morena.

―Debería de ser fácil para ti también ― dijo Elena ― Hiciste los dos exámenes de prácticas y te sabes las fórmulas del derecho y del revés. Puedes hacerlo, Yulia. Sé que puedes ― Depositó los bolígrafos en la mano de la joven mujer ― Vamos, están abriendo las puertas ― Yulia tomó aire profundamente y se quedó mirando el edificio, con todas sus dudas y miedos viniendo a su cabeza.

―Tal vez debería esperar y estudiar un poco más.

―No. Ya has estudiado suficiente. Solo estás nerviosa―Incapaz de detenerse a sí misma, Yulia envolvió a Elena y la abrazó fuertemente.

―Deséame suerte.

―Buena suerte, cariño ― susurró Elena en su oreja cuando le devolvió el abrazo ― Lo harás sencillamente bien y después de que hayas terminado, te voy a comprar el bol de palomitas más grande que jamás hayas visto.

―Me concentraré en las palomitas del microondas y una película de alquiler― Yulia, todavía temerosa miró sus bolígrafos ―¿De verdad crees que puedo hacer esto?

―No lo creo ― corrigió Elena ―Lo sé. Ya he elegido el sitio en la pared donde vamos a colgar tu diploma. Ahora entra allí y patéales el culo.


CONTINUARÁ...

Estoy pensando si subir otro capítulo hoy... Qué me dicen?
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Mensaje por Fati20 3/13/2021, 2:43 pm

Hay este capítulo fue tan lindo 😍 ver como julia poco a poco mejora y lo hace además de por ella para sentirse digna del amor de lena son una ternura. Y yo digo q por favor si subas otro para saber si julia pasa y como lo celebrarán!!!!
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Mensaje por Elena Sonda 3/13/2021, 2:54 pm

Siii por favor.... Está buenísima

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 4 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por katina4ever 3/13/2021, 3:06 pm

OMG! OMG! OMG! Esto ha sido un gran capitulo, cada día más acercamientos y descubrimientos!! Muero por sabe más!!! Gracias!!
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Mensaje por Edirbr 3/13/2021, 3:12 pm

Si por favor otro capítulo estaría genial, dedo confesarte que estoy súper enganchada con la historia la amo ♥

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 3/13/2021, 4:25 pm

Ok, ok, ok.... Este día culminará así...


Hasta mañana Wink


Capítulo Cuarenta y Uno


Yulia estaba demasiado excitada como para darse cuenta de las hojas caídas que levantaba mientras caminaba. Finalmente había llegado un sobre de la Comisión Estatal de Educación. Cuando llamó a casa en su descanso de la tarde, y Elena le había dicho que había un gran sobre blanco esperándola, estuvo a punto de preguntar a Mihail si podía salir más temprano. Cuando terminó, condujo pasando por delante de la iglesia donde tenía lugar la reunión de alcohólicos anónimos yendo directamente a casa. Ahora, en unos segundos sabría si había aprobado el examen que hizo tres semanas atrás.

Justo cuando se acercaba al pomo de la puerta, ésta se abrió para revelar a Elena, allí de pie con el sobre en la mano.

―¿Estás buscando esto? ― dijo la escritora con una sonrisa.

―No puedo creerlo ― dijo Yulia muy excitada, cogiendo el sobre y entrando en la casa ― Tiene que ser mi diploma. No habrían enviado un sobre tan grande como éste solo para decirme que he suspendido, ¿verdad?

―Ábrelo y averígualo ―dijo Elena.

Nerviosamente, Yulia tiró de la solapa del sobre y sacó los dos papeles de dentro. Uno era una carta que rápidamente ignoró en favor del diploma oficial con su nombre grabado en él.

―Lo hice ― susurró.

―Sí, lo hiciste ― dijo Elena. Yulia continuó compartiendo la vista del diploma.

―No puedo creer que lo hiciera ― Unas manos confortables descansando sobre sus hombros ― Aprobé. Conseguí mi GED. Nunca más tendré que admitir que nunca terminé el instituto. Puedo decir que tengo el GED. Lo hice.

―Sabía que podrías ― dijo Elena amablemente.

―Nunca podría haberlo hecho sin ti ― Dejando el papel encima de la mesa se giró para mirar a Elena. Todas las semanas de estudio, de esfuerzo para recordar las fórmulas y fechas, de dedicarle más tiempo para que  Elena estuviera contenta cuando ella lo único que quería era tirarlo todo a la basura y dejarlo estar… ahora todo eso había terminado. El nítido papel blanco declaraba que el error que había cometido siendo adolescente pronto sería un fantasma para ella. Mirando a Elena, sabía de dónde había sacado la fortaleza para hacer que lo que antes era tan solo un sueño para ella, ahora se había convertido en realidad.

―Gracias ― dijo suavemente, parpadeando por las lágrimas que sentía agolparse en sus ojos.

―Yo solo te ayudé a estudiar. Fuiste tú quien… ― la chica cortó la protesta de su compañera atrayendo a la mujer más mayor en un fiero abrazo.

―No. Ni siquiera lo habría intentado si no fuera por ti, Elena ― Su voz sonó amortiguada por el cuello de la escritora ― Eres la que me ha dado el coraje, la que me ha enseñado los trucos para recordar el orden de cómo sucedieron las cosas y esas malditas tarjetas recordatorias ― Sonrió y apretó más a la pelirroja ― Gracias ― susurró otra vez.

―De nada ― permanecieron así por unos momentos más antes de que Elena finalmente deshiciera el abrazo ― Ahora creo que esto se merece una celebración.

―¿Cómo qué? ― preguntó Yulia mientras se giraba para secarse las lágrimas que imaginaba que Elena habría visto.

―¿Cena y una película? ― ofreció la escritora.

― Lo que quieras, será un placer.

―En todas partes están haciendo esas películas de asesinos de adolescentes que cortan en pedacitos ― dijo Yulia.

―Es la temporada ― dijo la escritora ― Después de todo Halloween está a la vuelta de la esquina. Siempre podemos acercarnos al videoclub y alquilar una comedia si lo prefieres.

―Nah. No estoy de humor para una película.

―Podríamos llamar a Svetlana y a los chicos y ver si quieren cenar con nosotras en el restaurante chino ― dijo Elena.

―¿Qué tal pizza? ― preguntó la pelinegra ― El maratón es esta noche.

―Por mí está bien ― dijo Elena― ¿Pero estás segura de que quieres quedarte en casa ésta noche?

―Totalmente ― dijo ― No me apetece celebrarlo con todo el mundo. Déjame que me cambie ésta ropa y que llame a Svetlana para darle las buenas noticias, después decidiremos dónde pedir la pizza y nos relajaremos en casa ésta noche.

[…]

―Coge pepinillos cuando vayas, ¿vale? ― dijo Yulia mirando sobre la inmaculada lista de la compra.

―¿Enteros o a rodajas?

―Enteros y asegúrate que son en vinagre ― respondió la pelinegra sin levantar la vista de la lista ―La otra vez me trajiste del otro tipo. No me gustan.

―¿Es por eso por lo que no has tocado el bote? Podías habérmelo dicho ― Elena cogió el bote correcto de pepinillos y lo puso con mucho cuidado en el carro de la compra.

―Te molestaste en comprármelos ― dijo Yulia ― Me imaginé que ya se irían comiendo.

―Podríamos llevarlos a casa de mi madre ésta noche ― dijo Elena ― Estoy segura de que ella les encontrará algún uso.

―No te olvides que tenemos que parar en algún sitio antes y comprar un nuevo marco para tu foto ya que pusiste mi diploma del GED en el ― Yulia lanzó un paquete de galletas de chocolate dentro del carro ― Hey, no nos olvidemos de coger un bote de esas galletas de mantequilla.

―¿Solo uno? Puedo comerme yo sola uno de esos ― bromeó Elena.

―Cogeremos un par. Oh, toma un par de bolsas de mashmallows, ¿quieres? Me gustaría hacer una horneada de esos para enviar a Aleksandr para Halloween.

―Claro, los he visto por algún lado por aquí ― Yulia se movió hasta el final del pasillo encontrando las bolsas en la estantería de abajo. Una mujer más mayor que se debatía entre qué bolsa de chucherías comprar permaneció de pie en su camino ―Disculpe ― La vieja mujer se giró, sus ojos encontrándose. Todavía en shock, Yulia tragó fuertemente contra su garganta ―No puede ser ― dijo, su voz poco más alta que un susurro.

Los años se habían llevado su juventud. Líneas y arrugas surcaban ahora lo que anteriormente fue una preciosa cara, el pelo algo oscuro era ahora un poco gris y las gafas eran más gruesas, pero no había error en los ojos que le devolvían la mirada con confusión, con reconocimiento.

―¿Y-Yulia? ― preguntó la mujer cuidadosamente.

―¿ Yulia? ¿Encontraste los marshmallows? ― preguntó Elena cuando llegó hasta ellas.

―Yo, hum….si ― señaló las bolsas en la estantería de abajo sin dejar de mirar a los ojos de la otra mujer. Insegura de qué decir después de tantos años, permaneció allí algo turbada.

―No puedo creer que seas realmente tu ― dijo la mujer emocionada, posando su mano sobre la cara de Yulia.

―Um…sí ― susurró la morena, dando un paso atrás para acercarse un poco más a Elena.

―Estás viva ― continuó la mujer metiendo su temblorosa mano en el bolso y sacando un pañuelo.

―¿Yulia? ― preguntó Elena preocupada por la pálida cara de la pelinegra.

―Elena ésta es…― se detuvo sobre sus palabras ― Larissa Volkova. Ella es mi… madre ― Con la palabra, Larissa Volkova medio sollozó y se acercó para estrechar a Yulia en un abrazo.

―No puedo creerlo ― sollozó ― Mi niñita está viva. Mi Yulia está a salvo ― Yulia la empujó para liberarse y se movió cerca de Elena, tomando la mano de la escritora y sintiéndose reconfortada por el gentil apretón.

―¿Has oído alguna vez algo sobre Daryna?

―Hay tanto que contarte ― dijo Larissa, con lágrimas todavía rodando por sus mejillas ― Te has vuelto tan bonita. Siempre supe que lo serías ― Yulia no protestó cuando Elena la envolvió con un protector brazo por detrás.

―¿Qué hay sobre Daryna? ― insistió la pelinegra. Larissa le dio una triste mirada.

―Volvió a casa seis meses después de que tú te marcharas. Intentamos tan duramente encontrarte.

―Seis… ¿Dónde puedo encontrarla? ¿Tiene un número de teléfono? ¿Dónde vive? ― Las preguntas salieron rápidamente de la boca de Yulia  y estrechó su agarre por detrás de la camiseta de Elena.

―Daryna vive conmigo ―dijo su madre ― También Viktoria y Samir, tu sobrina y sobrino― Metió la mano en su bolso y lo revolvió ― Tengo fotos ― Yulia comenzó a sentir que le faltaba el aire.

―Necesito salir de aquí ― dijo en voz baja. Elena apretó sus llaves contra su mano.

―Te veré en el coche ― prometió la escritora. Le dio una rápida mirada a la madre de Yulia antes de deshacer el abrazo con la joven mujer ― Intentaré averiguar por ti ―Yulia le dio una larga mirada a su madre viendo solo amor y consternación en sus ojos. Insegura de qué decir e incluso  de si su voz le permitiría hablar, se giró y se dirigió a la salida más cercana sin detenerse hasta que hubo llegado al jeep y se encerró dentro. Bajando la ventanilla hasta la mitad, encendió un cigarrillo, sorprendida de cómo  le temblaban las manos.

“Daryna está viva” pensó mientras veía la punta del cigarrillo quemarse. “Está viva y tengo un  sobrino y una sobrina. Me pregunto qué edad tendrán."

¿Daryna vive con mamá? ¿Cómo puede ser eso? Ella nunca viviría en la misma casa que papá otra vez. Sé que no lo  haría. ¿Lo echaría mamá? ¿Moriría finalmente el cabrón? Estas y otra docena de preguntas pasaban por su cabeza mientras los minutos corrían. Se sorprendió por el suave golpeteo en el cristal del copiloto que le indicaba que Elena había llegado. Quitó el pestillo del coche, sosteniéndole las llaves para que supuestamente su compañera de piso pudiera abrir la parte de atrás y guardar  los comestibles. En lugar de eso se abrió la puerta y Elena la apretó en un fuerte abrazo.

―Sé que esto ha tenido que haber sido muy duro para ti ― dijo la escritora suavemente. Yulia solo pudo asentir con la cabeza, agradecida por los confortables brazos que la rodeaban. Temblando, ajustó el abrazo alrededor del cuello de Elena y cerró los ojos. Sus respiraciones se convirtieron en irregulares sollozos, el nudo en su garganta sintiéndose cada vez más grande. Separó sus labios para hablar, pero no le salieron las palabras, solo ininteligibles gemidos.

No estaba segura de cómo Elena entendía lo que necesitaba, pero por unos minutos permanecieron así, estirada a través del asiento delantero mientras la escritora estaba de pie con la puerta del conductor abierta, la parte de arriba de su cuerpo inclinada hacia el interior.

―Vayámonos a casa ― dijo Lena con voz suave. Yulia soltó varios entrecortados suspiros antes de asentir con la cabeza y apartándose del tan necesitado abrazo. Se irguió para secarse las lágrimas, pero Elena fue más rápida y sus pulgares quitaron los restos de maquillaje ― De todos los días para venir a comprar conmigo…¿hmm?

―El destino es un cabrón ― refunfuñó, sorprendida cuando sintió los dedos de la escritora acariciar su labio inferior antes de apartarse.

―A veces lo es ― dijo Elena. Yulia cogió el pañuelo que le ofrecía y se secó los ojos mientras los comestibles eran guardados, sintiéndose mejor para cuando Elena subió al coche y lo puso en marcha.

―Todavía no puedo creerlo ― dijo Yulia enrollando el húmedo pañuelo y sujetándolo en su puño ― Mi madre, he visto a mi madre ― Finalmente se dio cuenta de que habían salido del parking y que ahora circulaban por la autopista ― Y en el supermercado. ¿Vive por aquí cerca? ― Elena levantó un trozo de papel con el importante número de teléfono.

―Tiene el prefijo cinco, dos, siete. Eso no empieza hasta el otro lado de la vía del tren en la otra punta de la ciudad, así que no vive por aquí. Puede que algo la trajera hasta aquí y decidiera aprovechar y hacer sus compras. Maldita coincidencia ¿hmm?

―Si ― contestó mientras encendía un cigarrillo ―Hay un parque de caravanas por allá. Puede que viva allí ― Tomando una buena calada, posó sus ojos en el tráfico que pasaba ―  Es más bajita de lo que recordaba.

―Probablemente porque tú eres más alta ― dijo Elena.

―Y Daryna vive con ella. Volvió a casa ― Yulia tomó aire profundamente para mantener las lágrimas a raya ― La hecho tanto de menos.

―Lo sé cariño ― dijo Elena con un gentil golpecito en su pierna ― Y en un par de horas podrás hablar con ella.

[…]

Yulia miró su reloj, frunciendo el cejo por lo lento que pasaba el tiempo.

―Necesito un cigarrillo ― anunció mientras abría la puerta corredera. Elena se levantó de su silla e interceptó a la nerviosa mujer.

―Te fumaste un cigarrillo hace diez minutos ― le recordó ― Tal vez deberías llamar a Svetlana.

―Nah ― dijo sintiéndose cómoda con la mano que descansaba en su hombro ― Probablemente estará con alguien o de camino a casa. No podría cogerla.

―Entonces siéntate e intenta relajarte ― insistió la escritora. Reticentemente, Yulia se dejó llevar hacia la mesa.

―Tal vez debería llamar ahora. Puede que Daryna esté en casa pronto.

―Todavía tienes media hora ― dijo Elena de pie detrás de la morena y descansando sus manos sobre los hombros de la pelinegra mujer ― Sé lo que te hará relajarte ― Los ojos de Yulia parpadearon cuando sintió unos fuertes dedos masajeando su cuello y los músculos de sus hombros. La cocina estaba en silencio excepto por los ocasionales gemidos cuando los dedos de Elena masajeaban los tensos músculos. Once años de preguntas corrían por la cabeza de Yulia, todas compitiendo por ser la primera en ser respondida, cuando llegó la hora de llamar. Elena tenía razón, pensó para sí misma cuando el bip del reloj la avisó de la hora. El masaje la había relajado,  ayudando a que los minutos pasaran mucho más rápidos que si hubiera estado caminando por la cocina.

―¿Estás lista? ― preguntó Elena haciéndose un paso atrás dándose cuenta también de la hora que era.

―Eso creo ― dijo Yulia nerviosamente ― Maldita sea, desearía tener una bebida.

―Estoy segura de ello ― contestó Elena ― Pero puedes aguantarlo sin eso. Sé que puedes. Yo tengo fe en ti ―Yulia bufó y descolgó el teléfono.

―Me agrada saber que al menos alguien lo piensa ― Tomando aire profundamente, marcó el número que había escrito en el trozo de papel ―Está sonando ― Elena no dijo nada, pero la mano que descansaba en el hombro de ella hablaba por sí sola.

―¿Hola?

―¿Daryna?

―¿Yulia?  ¿Eres realmente tú?

―Pensé que nunca te volvería a ver ― dijo Yulia apretando más el teléfono ― No puedo creer que esté realmente hablando contigo ―Se giró un momento para indicarle a Elena ― Es realmente ella.

―Hay tanto de lo que hablar ¿Dónde fuiste cuando te escapaste? Intenté buscarte durante años.

―Intenté buscarte también ― contestó Yulia sonriendo cuando un paquete de pañuelos apareció sobre la mesa.

― Tenemos mucho de qué hablar tú y yo.

―Bien, ahora que nos hemos encontrado tenemos todo el tiempo del mundo. Comencemos por el principio ― dijo Yulia descansando sus codos sobre la mesa, visiblemente más relajada ― Bien, así que te subiste al autobús…

A pesar de la atención prestada a su largo tiempo perdida hermana, Yulia era sin embargo consciente de que Elena había salido de la habitación. Una rápida mirada al salón y los canales de la televisión siendo pasados rápidamente, le dijo que la escritora estaba allí. Las dos horas siguientes fueron más emocionales que su más intensa sesión de terapia.

[…]

Elena miró hacia arriba cuando escuchó que el teléfono era vuelto a poner sobre su base. El contorno de los ojos de Yulia estaba irritado y un pañuelo arrugado secaba las lágrimas que se derramaban de ellos.

―Ven aquí ― dijo la escritora despacio apagando la televisión y recolocándose en el sofá. Cuando Yulia se sentó, Lena se movió más cerca, poniéndole el brazo izquierdo alrededor de sus hombros y atrayéndola más hacia ella ― ¿Cómo te sientes? ― Sintió encogerse a Yulia antes de contestar.

―No lo sé ― dijo Yulia ― Ocurrieron tantas cosas poco después de que me marchara. Si hubiera permanecido allí, las cosas habrían sido tan diferentes.

―No puedes volver atrás y cambiar las cosas ― dijo Elena, sus dedos frotando suavemente el brazo de Yulia.

―Mi padre tuvo un ataque al corazón dos meses después de que me marchara ― dijo Yulia inclinándose sobre la parte superior del pecho de Elena ― Y Daryna volvió a casa cuatro meses después de eso. Si me hubiera quedado por allí, no habría tenido que largarme.

Elena tomó aire profundamente pensando en lo que sabía sobre Yulia cuando se marchó.

―Volvió a casa embarazada ― continuó la mujer entre sus brazos ― Daryna podría haberme necesitado realmente y yo no estaba allí. Mamá dejó de beber y encontró un trabajo. Daryna dice que mamá es tan diferente a cuando éramos niñas. Cuida de Viktoria y Samir cuando ella está trabajando ―  sacudió su cabeza ― No puedo creerlo. Mamá dejó de beber, Daryna volvió a casa, tengo un sobrino y una sobrina y ¡Yo me lo he perdido todo!

―Cariño, tú no podías saber lo que estaba pasando ― dijo Elena ― Dijiste que tus padres no tenían un teléfono al que llamarlos.

―Nunca imaginé que Daryna volviera a casa y mucho menos que aquel cabrón moriría tan pronto. Tenía que haber pensado en eso. Tenía que haber sido más fuerte.

―Hey ― alzando la barbilla de Yulia con sus dedos, Elena la miró a los ojos ― No puedes culparte por lo que deberías o no deberías haber hecho hace tantísimo tiempo. No tenías ninguna forma de saber lo que ocurriría. Hiciste lo que tenías que hacer para alejarte de ese monstruo. Cuando las personas que se supone que deben protegerte son las que te hieren, ¿Qué más podrías haber hecho?

―Pero…

―No hay peros ― dijo Elena firmemente relajando sus dedos en la barbilla que sostenía y dejando a sus dedos trazar la garganta antes de retirarlos ― Tenías que alejarte de tu padre ―Esperó al afirmativo cabeceo antes de continuar ― Lo importante ahora es que tienes de vuelta a Daryna. ¿Cuándo vas a ir a visitarla?

―El sábado ― dijo apoyando su cabeza en el hombro de Elena ― Es más fácil para mí ir a verla a que ella tenga que coger a los niños, meterlos en el coche y venir hasta aquí ― Se detuvo un momento antes de preguntar ― ¿Vendrás conmigo a verla? ― Elena, que se había distraído momentáneamente por la esencia del pelo negro debajo de su nariz, inclinó su cabeza para mirar a su compañera.

―¿Quieres que vaya? ― Yulia asintió con la cabeza.

―Sip.

―Si me quieres allí ― dijo Elena tranquilamente ― allí estaré ― Sin pensarlo, dejó a sus dedos acariciar el hombro de Yulia hacia delante y hacia atrás, una sonrisa cruzó sus labios ― Será interesante cuando me presentes ― Yulia le sonrió.

―Solo les diré que eres una escritora de libros de misterio lesbiana y que vivimos juntas. Estoy segura de que lo tomarán a bien.

―Tienes un lado travieso, cariño ― dijo Elena ― Vas a hacer que piensen que somos amantes ― Para su sorpresa, Yulia simplemente se encogió sin darle importancia.

―¿Y que? ― dijo la pelinegra ― A Daryna no le importaría, estoy segura de eso ― Se sentó derecha y miró a la pelirroja ― ¿Te molestaría a ti? ― preguntó con toda seriedad.

― ¿Si la gente pensara que somos amantes? ― Tomó aire profundamente, esperando que los sentimientos que normalmente mantenía guardados no fueran evidentes en su cara ―No, no me molestaría para nada. Eres una mujer preciosa y aunque te guste demostrar a la gente que eres una mujer dura, yo sé que por dentro eres temerosa y adorable. Cualquier mujer sería afortunada de poder tenerte. De todas formas, la mitad de nuestras amigas piensan que somos amantes.

―Más de la mitad, diría yo ― confirmó Yulia volviendo a relajarse contra el cuerpo de Elena ― Por supuesto que hacer cosas como estas…― gesticuló a su íntima posición ― No ayuda.

―Sí, pero tampoco nos abrazamos así delante de los demás ― señaló la escritora ― Ellas no ven ésta parte de nuestra relación.

―No, lo sé ― dijo la morena tranquilamente, con sus ojos fijos en la oscura televisión ― Supongo que es solo porque vivimos juntas.

―Debe de ser eso ― dijo Elena, sabiendo en lo más profundo de su corazón que esa no era la verdad.

―Entonces, otra vez, deben de ver algo que nosotras no vemos ―El primer pensamiento de Elena fue negarlo, debatir la verdad de las palabras de  Yulia, pero su corazón no se lo permitió. Asintiendo con la cabeza reticentemente, la escritora se atrevió a nadar en aguas peligrosas.

―Puede ser ― dijo en un tono tan bajo que al principio pensó que ni siquiera Yulia la había oído, pero cuando la joven mujer se levantó para sentarse recta y mirar profundamente los ojos de Elena, la escritora supo que sus palabras le habían llegado.

―¿Elena? ― La pelirroja escuchó las preguntas no pronunciadas, los miedos y tal vez, la anticipación en la voz de Yulia. Sintiendo su propio corazón golpear contra su pecho, levantó su mano derecha para apoyarla contra la mejilla de la morena.

―A veces te veo dolida y lo único que quiero es cogerte entre mis brazos y no dejarte ir ― Inclinándose un poco más hacia delante mantuvo sus ojos fijos en los de Yulia ― Otras veces eres tan autodestructiva que me gustaría remover algo de sentido común en ti, pero tengo que mantenerme a un lado y esperar a que vengas a mí cuando estés lista ― Lena bajó un poco la mano, sus dedos rozando apenas el labio inferior de Yulia ― Pero por encima de todo soy feliz por formar parte de tu vida tanto como me lo permitas, porque detrás de esas espinas, estoy segura que hay una rosa esperando florecer y ser amada ― Sintiendo que de algún modo no iba a ser rechazada, Lena cruzó la restante distancia que las separaba y sintió la suavidad de los labios de Yulia contra los suyos. Fue un breve y efímero beso, pero para Elena fue perfecto.  

― Tú me afectas ― dijo mientras se alejaba, sus labios todavía temblando por el breve contacto. Yulia bajó su cabeza, y miró sus manos.

―Cuando me mudé aquí, estaba segura que no funcionaría ¿Qué diablos tenía en común una striper borracha que ni siquiera había ido al instituto con una escritora lesbiana con un título?― Miró hacia arriba a Elena ―Por no mencionar que eres la reina del mocho.

―Y tu eres el proverbial Oscar Madison ― dijo Elena suavemente, contestando a la sonrisa de Yulia con la suya propia.

―Y una pirada. Pero de alguna manera nos las arreglamos para que funcionara ― Bajó su cabeza otra vez ― No sé cuándo sucedió. Qué diablos, es algo que ni siquiera me había planteado con nadie más. Al principio pensé que era porque me relacionaba tan solo contigo y con tus amigas, pero no es algo que se pegue como una enfermedad contagiosa― se encogió de hombros ― Supongo que dejé de pensar en ti como una lesbiana y comencé a pensar en ti como amiga… y entonces como algo más que una amiga ― Levantando su cabeza, miró los labios de Elena, aparentemente incapaz de hacer contacto visual ― Tú…tú me afectas también.


CONTINUARÁ...


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Mensaje por Fati20 3/13/2021, 5:21 pm

Por fin!!!!!! Que maravilla de capitulo por fin ahora con su hermana y sobrinos julia podrá sanar y liberarse de tanta culpa y odio. Además de que por fin fueron valientes y ya sepan q están enamoradas y sean pareja 🎉🎉🎉🎉🎉 mañana disfrutaremos mucho esos capítulos q vienen. Gracias por siempre escoger historias tan increíbles y darnos el placer de leerlas con nuestras rusas 😘😘😘
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Mensaje por Edirbr 3/13/2021, 5:38 pm

Santo Dios que capítulo tan hermoso y lleno de sentimientos y esto es solo el comienzo, oh por favor ya estoy ansiosa esperando los capítulos de mañana, gracias por complacernos querida escritora 👍😘

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Mensaje por katina4ever 3/13/2021, 5:52 pm

Woooow!!! Al fin lo más esperado y ansiado!! Qué sorpresa!! Su hermana, su madre, y ahora sobrinos?? Wooow! Genial! Gracias por compartir ésto!!
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 3/14/2021, 2:56 pm

Cómo están mis lectoras favoritas??? Supongo que felices porque saben que capítulo toca hoy!!!! Bien, sin más preámbulos, les dejaré por acá lo que sigue no sin antes decirles, que quedan pocos capítulos que ya veré como los termino para el finde que viene.

Disfruten!


Capítulo Cuarenta y Dos


―A veces te veo dolida y lo único que quiero es cogerte entre mis brazos y no dejarte ir ― Inclinándose un poco más hacia delante mantuvo sus ojos fijos en los de Yulia ― Otras veces eres tan autodestructiva que me gustaría remover algo de sentido común en ti, pero tengo que mantenerme a un lado y esperar a que vengas a mí cuando estés lista ― Elena bajó un poco la mano, sus dedos rozando a penas el labio inferior de Yulia ― Pero por encima de todo soy feliz por formar parte de tu vida tanto como me lo permitas, porque detrás de esas espinas, estoy segura que hay una rosa esperando florecer y ser amada.

Sintiendo que de algún modo no iba a ser rechazada, Elena cruzó la restante distancia que las separaba y sintió la suavidad de los labios de Yulia contra los suyos.

Fue un breve y efímero beso, pero para Elena fue perfecto.

― Tú me afectas ― dijo mientras se alejaba, con sus labios todavía temblando por el breve contacto. Yulia bajó su cabeza, y miró sus manos.

―Cuando me mudé aquí, estaba segura que no funcionaría. ¿Qué diablos tenía en común una striper borracha que ni siquiera había ido al instituto con una escritora lesbiana con un título? ― Miró hacia arriba a Elena ―Por no mencionar que eres la reina del mocho.

―Y tu eres el proverbial Oscar Madison ― dijo Elena suavemente, contestando a la sonrisa de Yulia con la suya propia.

―Y una pirada. Pero de alguna manera nos las arreglamos para que funcionará ― Bajó su cabeza otra vez ― No sé cuándo sucedió. Qué diablos, es algo que ni siquiera me había planteado con nadie más. Al principio pensé que era porque me relacionaba tan solo contigo y con tus amigas, pero no es algo que se pegue como una enfermedad contagiosa ― se encogió de hombros ― Supongo que dejé de pensar en ti como una lesbiana y comencé a pensar en ti como amiga…y entonces como algo más que una amiga ― Levantando su cabeza, miró los labios de Elena, aparentemente incapaz de hacer contacto visual.

― Tú…tú me afectas también.

―¿Y ahora qué hacemos? ― preguntó Lena usando sus dedos para levantar la cabeza de Yulia.

―No lo sé ― contestó Yulia cansada ― Me siento sobrepasada por todo lo que me sucedió hoy.

―Apuesto a que si ― dijo la escritora usando sus brazos para acercar a la joven mujer contra ella ― Relájate. No es algo que tengas que decidir en éste momento ― Incapaz de resistirse, se inclinó y depositó un beso en la azabache cabeza ― Nada tiene que cambiar. Cuando sea el momento, lo sabrás.

―¿Hasta cuándo tendré que esperar? ― preguntó, su voz era amortiguada por el pecho de Elena ― ¿Y si te cansas de esperar o aparece alguien mejor? ¿Y si no soy capaz de superar todas esas cosas de mi pasado y no puedo…? ― Dejó la frase a medio terminar.

―Te preocupas demasiado, ¿lo sabes? ― dijo Elena haciendo una mueca por su exasperación mientras la abrazaba más fuerte. Entendió la implicación de las palabras no pronunciadas y en su interior el corazón de la escritora se encendió con renovado enfado hacia el hombre que había causado tanto daño a la joven mujer ― Te lo dije, cuando sea el momento, lo sabrás. Y, para que lo sepas ― añadió en voz baja ― no estoy buscando a nadie ― sintió cómo se apretaba el abrazo de Yulia ― y no voy a ir a ningún sitio.

―¿Te ha dicho alguien que eres una charlatana dulcísima? ― preguntó la morena sentándose derecha torpemente.

―Paso la mayor parte del tiempo intentando plasmar ideas con las palabras ― dijo Elena. Reticente a deshacer el abrazo con Yulia, se alejó un poco dejando algo de espacio entre ellas ― Estoy intentando asegurarme de que sepas cómo me siento ― Decidiendo no forzarla mucho, cambió de tema ― Ahora cuéntame más sobre Daryna y tu sobrino y sobrina. Estoy segura que lo sabes todo sobre ellos, incluso el color de pelo ― Elena apoyó su espalda contra el sofá para escuchar a Yulia hablar, sumergiéndose en sus propias palabras, la mente de la escritora retrocedió a los acontecimientos acaecidos esa tarde…y lo que significarían para el futuro.

El aire era frío, lo suficiente como para que Yulia renunciase a ponerse su habitual camiseta y en lugar de ello vistiese una sudadera con unos pantalones de deporte antes de salir al balcón para fumar un cigarrillo en la noche. Sus pensamientos competían con la idea de dormir, aunque se sentía cansada. El humo del tabaco flotaba en el aire mientras silenciosamente escuchaba a lo lejos cantar al mochuelo e, incluso más a lo lejos el tráfico de la autopista. Por un breve instante, parte de ella deseaba estar en esa autopista, conduciendo lo más lejos que pudiera del torbellino que era su vida.
Ahora estaba totalmente segura de que Elena quería ser su amante, y, aunque de alguna forma, sabía que su interés era recíproco, al mismo tiempo la asustaba también. Escribir en su diario durante dos horas después de retirarse a su habitación, le había sido de algo de ayuda, permitiéndole organizar sus pensamientos y expresar sus miedos, pero no fue suficiente.

Chasqueando la ceniza al viento, suspiró y pensó en lo que le depararía el mañana.

―¿No puedes dormir? ― preguntó Elena antes de abrir la puerta corredera y salir al balcón.

―Demasiadas cosas en la cabeza ― contestó Yulia ― Ya sabes, ver a Daryna el sábado y todo eso ― sus labios se curvaron formando una pequeña sonrisa ― por no mencionar lo que pasó ahí abajo antes.

―¿Quieres hablar sobre ello? ― preguntó la escritora empujando una silla y sentándose en ella. Yulia tomó otra calada antes de contestar a la pregunta con otra propia.

―¿Y tú?

―Creo que deberíamos hacerlo ya que ninguna de las dos puede dormir ― dijo Elena.

―Sabes, desearía tener algo para beber ahora mismo ― dijo Yulia ― Tengo todo arremolinándose en mi cabeza y parte de mí desearía tan solo salir corriendo ― sonrió de forma auto despreciativa ― Cuando las cosas comienzan a ir bien, busco la forma de echarlas a perder ― Apagó el cigarrillo en el cenicero mientras intentaba organizar sus pensamientos. Dándose cuenta de que era un esfuerzo inútil, volvió a su silla para encarar a Elena y apoyó sus codos en las rodillas ― No sé qué diablos ves en mi ― dijo mirando hacia abajo a ninguna parte.

―Eso es porque no miras a través de mis ojos ― dijo la pelirroja suavemente acercándose para tocar a Yulia en el brazo.

―Desearía hacerlo ― admitió ― Desearía ver lo que tú ves. ¿Elena? Antes, cuando estábamos en el sofá ― se le puso la piel de gallina y sabía que no tenía nada que ver con el aire de la noche ― ¿Cuándo tú…cuando nosotras….nos besamos? ― tomando aire profundamente, se forzó a sí misma a mirar hacia arriba y hacer la pregunta que le preocupaba toda la noche ― ¿Te…te gustó?

―Me gusto ― dijo Elena seriamente ― ¿No te diste cuenta?

―Creo que sí, pero quiero decir… no es que sea la primera mujer a la que besas ― bajó su voz otra vez.

― Supongo que no estaba segura ― hizo una pausa ― No dijiste nada ― Sintió las manos de Elena dejar las suyas y unos dedos insistentes empujar su barbilla hacia arriba.

―Yulia… ― inspiró profundamente ― Me gustó. Mucho ― Arrastrándose hasta el canto de la silla y poniendo las piernas entre las de Elena, se acercó un poco más. El tejido de sus pantalones rozando las rodillas de la mujer mayor.

― ¿Puedo preguntarte algo?― dijo secamente.

―Lo que sea.

―Yo…― se detuvo, sus inseguridades apoderándose del momento. Las palabras que quería decir no le salían. Tomó las manos de Elena con las suyas encantada de sentir el tranquilizante apretón ― Yo…― probó otra vez ― Antes, cuando me levanté y te dije que me iba a la cama...

―¿Sí?

―Bien…― sintió los pulgares de Elena acariciar la parte posterior de sus manos y antes de que se diera cuenta, eran sus manos las que eran sostenidas ― Esperaba que tú…bien…ya sabes…como un beso de buenas noches.

―Pensé en ello ― admitió la pelirroja, sus pulgares moviéndose en perezosos círculos sobre las sensibles palmas y provocando que Yulia se distrajera ―Quería hacerlo, pero después de que te apartaras, pensé que tal vez te estaba forzando demasiado. No quería asustarte. No estaba segura de si querías.

―Quería ― dijo suavemente ― Fue…― sacudió su cabeza incapaz de describir lo que ese tierno beso le había hecho sentir. Había miedo, por supuesto, pero no el miedo a ser herida, si no a lo desconocido. Gentil, sin exigir o siquiera pedir, ofreciendo únicamente la expresión táctil de los más sorprendentes sentimientos, abrumante por su intensidad, Yulia sintió la pérdida cuando terminó ― Yo no soy tan buena con las palabras como tú, pero si…― miró a Elena a los ojos, viendo lo que las sombras de la noche no podían ocultar ― si quisieras hacerlo otra vez…no me importaría ― Incapaz de dar el primer paso, confió en la mujer más mayor para hacerlo.

―Me gustaría…― dijo Elena suavemente ― Mucho ― Yulia intentó pensar, hacer desaparecer las sensaciones de su memoria mientras Lena se inclinaba y recorría el espacio restante entre ellas, pero no hubo más pensamientos una vez que sus labios se tocaron, solo sentimientos. No fue únicamente un beso, si no muchos pequeños que buscaron tanto su boca como la de Elena. No se resistió cuando unas manos la atrajeron más cerca, ignorando el duro borde de la silla de la pelirroja contra su rodilla. Nada le importaba a Yulia excepto el torbellino en el que estaba dispuesta a sumergirse. El mundo giraba tan solo por ella y por Elena, envueltas en un abrazo la una con la otra. Necesitando más, la pelinegra se movió de su silla y presionó su cuerpo contra Elena, la fina seda permitiéndole sentir el calor del cuerpo de su compañera. Yulia sintió subir el deseo en ella, su cuerpo pidiendo más que una serie de besos.

Cuando se atrevió a abrir su boca y permitir a la punta de su lengua acariciar el labio inferior de Elena, estuvo encantada de escuchar un suave gemido. Entonces sintió a la pelirroja responder, el beso se profundizó y se hizo mucho más intenso, más erótico y más lleno de amor que ninguno que hubiera sentido antes.

La lengua de Elena exploró suavemente su boca, provocándole leves gemidos mientras se entregaba a los sentimientos que se arremolinaban en ella. Enredando sus dedos entre el cabello sedoso, hizo su propia exploración.

Usando la punta de su lengua trazó suavemente el borde de los dientes de Elena para sentir sensaciones más fuertes que las que había conocido antes.

Cuando el beso finalmente terminó, Yulia se encontraba prácticamente en el regazo de Elena y fue gracias a esos brazos que la sujetaban fuertemente para no dejarla marchar, que no se había caído al suelo. Sintió las rápidas subidas y bajadas del pecho de su compañera a pesar de estar luchando con su propia respiración para calmarla. Cuando habló, fue entre jadeos.

―Eso….si….que ha sido….un beso ― Elena se rió y la empujó más cerca.

―Me alegra que te gustara ― Yulia sonrió contra su pecho e inhaló profundamente.

―Sí, me gustó. Nunca…me habían besado así ― El mochuelo cantaba desde la rama de su árbol ― Caramba, canta bastante fuerte ésta noche ¿no?

―Puede que esté buscando a su compañera ― ofreció Elena. Se intentó mover ―Supongo que estas sillas no se hicieron para dos personas.

―Puede ― dijo Yulia refiriéndose al mochuelo, pensando para sí misma que más bien se trataba de un grito de soledad. Reticente, se soltó del enredo de brazos y piernas y se volvió a su silla, asegurándose de permanecer lo suficientemente cerca para mantener la cercanía, permitiendo a sus descalzos pies frotarse contra las zapatillas de Elena.

Buscando los cigarrillos, encendió uno y tomó varias caladas antes de hablar otra vez.

― ¿Y ahora qué? ― preguntó despacio, medio temerosa de una respuesta.

―Depende de ti ― contestó Elena. Yulia se dio cuenta de que era una respuesta calculada, dejándole todo, incluso cuándo dar el próximo paso, en sus manos.

―¿Qué hay si no estoy segura?

―Entonces creo que lo mejor para ti es esperar hasta que lo estés ― dijo Lena presionando sus dedos contra los labios de la pelinegra para acallar su protesta ― Te dije que no hay prisa. No me iré a ninguna parte ― Inclinándose, Elena sustituyó los dedos por sus labios ― Ahora apaga eso y ve a dormir ― dijo mientras se hacía para atrás y se levantaba ― Yo iré a ver si puedo escribir algo. Ya sabes, siempre luchando con esas líneas muertas ― Yulia apagó el cigarrillo y se plantó también, girándose hasta estar cara a cara.

―¿Por qué no te creo? ― preguntó ― No estuviste escribiendo antes. Te hubiera oído teclear.

―¿Puedes oírme desde tu habitación?

―Si las dos tenemos las puertas corredizas abiertas, si ― Estaban plantadas tan cerca que parecía natural en Yulia que pasara sus brazos alrededor de la cintura de Elena ― Te oigo a veces ― Cerrando sus ojos, inclinó su cabeza contra el hombro cubierto por la suave seda ― Tu silla chirría un poco, ¿sabes?― susurró como si revelara un gran secreto ― Puedo adivinar cuándo estás releyendo algo que acabas de escribir o si te estás tomando un respiro. Puedo saber cuándo estás inspirada tecleando como una loca o cuándo estás luchando para escribir tan solo una frase. Pero ésta noche, en absoluto, estabas trabajando en tu historia.

―¿Quieres saber lo que estaba haciendo? ― preguntó imitando la posición de Yulia acercándola más con sus brazos ― Estaba tumbada en mi cama escuchándote moverte alrededor ― Tomó aire profundamente antes de continuar ― Estaba preocupada por ti. Normalmente no estás tan inquieta.

―Tenía muchas cosas en la cabeza ― contestó Yulia ― Seguro que tú también.

―No tantas ― corrigió la escritora ― Solo una ― Eso era todo lo que tenía que decir.

Yulia lo entendió y se preguntó cuál de las dos estaba más sorprendida cuando se inclinó e inició el beso. Ciertamente Elena se había sorprendido por su movimiento descarado, pero para el crédito de la mujer más mayor, se recuperó rápidamente y en seguida fue Yulia quien se encontró a sí misma abrumada por una boca más experimentada e insistente.

Sintió el duro borde de la mesa presionar contra la parte de atrás de sus muslos, pero Yulia lo ignoró, concentrándose más en lo que ocurría delante de ella. Donde las experiencias de su vida anterior habían sido duras e implacables, el cuerpo de Elena era suave, acomodándose, moldeándose al suyo propio. Una boca que daba a la vez que tomaba, unas manos que vagaban pero no conquistaban, tocando su cuello, manteniendo su cabeza hacia atrás, haciéndola sentir deseo y deleite al mismo tiempo.

―Oh ― jadeando, apenas se había dado cuenta que la boca de Elena había dejado la suya antes de sentir la eléctrica sensación de esos labios recorriendo su garganta ―….tanto ― es todo lo que pudo entender, amortiguado contra su piel. Sus propios dedos se encontraron enredándose en el cabello rizado, sujetando a Elena más cerca. Sintió la mano de la pelirroja recorrer un lento camino por su costado, parándose en el espacio en que su sudadera se había levantado levemente. Ahí los dedos se detuvieron, haciendo que se erizara la carne allí expuesta, pero sin intentar ir más lejos.

Cuando alcanzó los hombros de Elena, los labios que estaban ardiendo sobre su piel se pararon e inmediatamente sintió la pérdida de ese cálido peso contra la parte superior de su cuerpo.

―Yulia…― La morena no necesitaba de ninguna experiencia con una mujer para reconocer el timbre de la voz de Elena. El significado estaba claro. Anticipación, deseo, e incluso los nervios que la atravesaban.

Las noches de preguntarse cómo sería estaban a punto de responderse. Solo ahora, dándose cuenta de que estaba sentada encima de la mesa, Yulia se levantó y se acercó a los brazos abiertos de Elena. Tomando una profunda inhalación, miró hacia abajo y entrelazaron sus dedos.

―Si ― susurró buscando los labios de Elena otra vez.

Empezó a caminar hacia atrás confiando en que Elena no dejaría que se golpeara con ningún mueble o pared. Hubo una pausa mientras la pelirroja alargaba el brazo y oyó el sonido de la puerta corrediza abrirse, entonces dió un cuidadoso paso hacia atrás sobre los raíles de la puerta y entró a la inmaculada habitación.

No había ropa sucia que apartar y en segundos Yulia sintió la suavidad de la cama contra la parte de atrás de sus piernas. Entonces tomó aire mientras Lena encendía la lamparita cerca de la cama. Antes de salir de la oscuridad de la noche, tuvo que parpadear durante varios segundos antes de que la luz no le pareciera tan brillante.

―Hey…― la visión de Yulia estaba llena con la más tierna mirada de Elena ― Quiero que esto salga bien ― susurró la escritora ― dime si necesitas parar ― Yulia asintió con la cabeza, entonces sintió un estremecimiento recorrerla cuando las manos de Lena tomaron sus mejillas. Se dejó atraer hacia aquel beso, permitiendo a sus manos moverse sobre la seda azul para sentir el calor permanente de los hombros de la ojiverde. Durante varios minutos permanecieron así cerca de la cama, besándose y abrazándose la una a la otra pero sin llegar a intentar ir más allá. Sospechando que tenía que ser ella quien diera el siguiente paso, perezosamente finalizó el beso y dio un paso atrás, fijando sus ojos en los de Elena.

―Tengo miedo ― admitió suavemente bajando la mirada y enganchando sus dedos con el borde de su sudadera ― Pensarías que no me importaría ― dijo, soltando una corta carcajada ― Después de todo, mira lo que hacía hace seis meses.

―Lo sé ― dijo Elena dando un paso adelante y moviendo sus manos arriba y abajo sobre los hombros de Yulia reconfortándola ― Pero eso era entonces y esto es ahora. Esto no es un escenario con docenas de hombres mirándote. Somos solamente tú y yo haciendo el amor. Nos lo tomaremos con calma, y no haremos nada con lo que te sientas incómoda, ¿de acuerdo?― Inhalando profundamente, Yulia asintió con la cabeza y nerviosamente se sacó la sudadera cerrando los ojos cuando la verde prenda pasaba por su cabeza. Dejándola caer sobre el suelo se acercó, sintiendo la suavidad de la seda de Elena contra su pecho mientras sus labios se encontraban.

Gimió cuando las manos de su compañera se deslizaron a lo largo de su desnuda espalda, el liviano roce causando una poderosa reacción en su cuerpo.

―Es tan agradable ― murmuró.

―No tanto como lo es para mí ― contestó Elena en el mismo tono bajo, sus labios mordiendo la oreja de Yulia. Dos protuberancias se marcaron contra la azul seda, dando fe de las palabras de la escritora.

Yulia se colocó entre ellas, sus dedos acercándose al primer botón del pijama de Elena.

―Ya veo― dijo, desabrochando el primer botón. Antes de que se diera cuenta ya tenía todos los botones desabrochados, la azul seda colgando abierta mostrando una fina línea de carne desnuda. Levantó los brazos para quitársela de los hombros a Elena, pero las manos que descansaban a los lados se alzaron para interceptar el movimiento.

―Yo lo hare ― dijo la pelirroja, encogiendo sus hombros, haciendo que se deslizara la prenda y cogiéndola al vuelo con su mano izquierda.

Yulia dio un paso atrás viendo a Lena plegando no solo la prenda de seda, si no su sudadera también. Cuando la escritora se inclinó para dejarlas sobre el baúl, ella vino por detrás y recorrió sus dedos suavemente por la espalda de la mujer formando círculos arriba y abajo.

―¿Estás nerviosa? ― preguntó haciendo los círculos más grandes y con ambas manos ahora.

―Probablemente tanto como tú ― dijo Lena todavía sin hacer ningún intento por moverse excepto al presionar contra los suaves dedos de Yulia.

―Me alegra que no sea solamente yo ― dijo ésta acercándose y cogiendo con sus manos la cintura de Lena. Cerrando los ojos, presionó sus labios contra la espalda de la pelirroja sintiendo los músculos que cubrían sus huesos contra su pecho, la seda que cubría las caderas contra su barriga. Envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de la chica de cabellos rizados, deslizó sus manos hacia arriba, sus pulgares acercándose peligrosamente a la turgencia de sus firmes pechos.
Elena inhaló entrecortadamente y se irguió.

―No, no eres solamente tú, créeme ― dijo volviéndose entre los brazos de Yulia hasta estar cara a cara. Yulia estrechó su abrazo, disfrutando por primera vez de la sensación de suavidad de unos pechos contra los suyos. Mientras se besaban, las manos que habían estado acariciando suavemente sus hombros, se movían ahora arriba y abajo por sus brazos ―¿Confías en mí, Yulia? ― susurró la cálida voz en su oreja.

―Si ― contestó. Le tomó tan solo un segundo entender la intención de Elena, se reclinó contra la cama, la parte baja de sus piernas colgando por un lado de la misma. El edredón contra su espalda estaba helado comparado con el cálido tacto del cuerpo que la envolvía por delante.

―Hmmm ― dejó escapar Elena entre beso y beso ―Ojalá pudiera estar así siempre ― Yulia soltó y gimió de placer, sus párpados cerrados cuando sintió unos labios húmedos recorrer su esternón. Su cuerpo se arqueó por su propia voluntad, presionando su pecho derecho contra la boca de Elena que se acercaba ― Despacio ― dijo Elena suavemente ― tenemos todo el tiempo del mundo.

―Es fácil para ti decirlo ― gruñó, enredando sus dedos entre el cabello de Elena. Se sorprendió cuando ésta se arrastró hacia arriba y le robó un rápido beso.

―No, no lo es ― dijo la escritora ― he estado deseando esto durante tanto tiempo…― los errantes labios encontraron la oreja derecha de Yulia ― Voy a mostrarte cuanto ― dijo antes de cerrar su boca sobre un rosado pezón previamente excitado.

La danzarina lengua encontró su lugar con agradable exactitud, provocando sonidos que Yulia se creía incapaz de producir. A pesar de ser comprensibles o no, Elena pareció entenderlos, moviéndose de un pecho al otro y luego de vuelta otra vez, prodigando más atención amorosa. Alzando su pierna izquierda, apoyó el talón en el borde de la cama y presionó hacia arriba, su necesidad quemándola fuertemente y pidiendo alivio.

Las manos y boca de Elena se movieron hacia abajo, los suaves dedos enganchándose con la banda elástica de los pantalones.

―Si ― susurró, alzando las caderas y respondiendo a la pregunta ante la indecisión de Elena.
Se le puso la piel de gallina en la nueva parte de carne expuesta, tanto si era por la sensación de los dedos de Lena en su piel o por el frío aire en su piel sobrecalentada, Yulia no podía estar segura.
Todo lo que sabía era que nunca, absolutamente nunca se había sentido tan bien como ahora. Miró tolerante mientras la pelirroja doblaba los pantalones y los depositaba encima de la otra ropa.

―Ven aquí ― susurró, necesitando sentir el cuerpo de Elena contra el suyo. Buscando esos maravillosos labios, Yulia usó su fuerza para rodar sus cuerpos y no solo para ponerse encima, sino también en diagonal a la cama. Su posición le daba a Elena un acceso limitado a otra cosa que no fuera la espalda de Yulia pero la escritora no malgastó el tiempo y exploró lo que pudo ―Se siente bien ― dijo meciéndose suavemente contra las manos que frotaban sus nalgas.

―Bien ― dijo Elena dándole un suave apretón ― Todo lo que quiero es que te sientas bien ― comenzó a bajar pero fue detenida.

―Espera ― La morena se sentó, descansando sus manos en la parte alta del pecho de la pelirroja ― Yo solo ― comenzó, echando un vistazo al cuerpo sobre el que estaba a horcajadas. Tragando pesadamente, despacio fue bajando las manos, las yemas de sus dedos moviéndose por la parte superior de los pechos de Lena, deteniéndose tímidamente sobre los claros y erectos pezones ― Eres preciosa ― susurró ― Yo no…― Su voz se quebró y tuvo que comenzar otra vez ― No sé lo que te gusta.

―Lo estás haciendo bien ― le aseguró, tomando una de las manos de Yulia y besando su palma. Sus ojos se encontraron, la morena dejó que su mano fuera guiada de vuelta al pecho, la cálida mano de Elena presionando la suya contra su suave piel. Nerviosamente cerró sus dedos, sintiendo la dura punta siendo tiernamente estrujada entre ellos. Elena gimió e hizo su cabeza hacia atrás.

― Sí, Yulia ― susurró ― es agradable ― Yulia hizo lo mismo con la otra mano y recibió otro sonido de placer de los labios de Elena. Sus acciones también provocaron que la cadera por debajo de ella se levantara, presionando su centro contra la suave barriga de la pelirroja. Podía sentir su propia humedad y estaba segura de que en los últimos balanceos la escritora se había asegurado de ello. Las manos de Elena, que habían estado moviéndose inquietas arriba y abajo de su espalda, ahora la envolvían mientras intercambiaban las posiciones, Yulia ahora descansando su espalda sobre la cama y mirando hacia la mujer que estaba a punto de hacerle el amor.

―Elena ― susurró, tocando los muslos cubiertos por la seda. El calor contra su bajo abdomen confirmó el creciente deseo de la escritora ― Por favor… quítate esto.

Como una voiyeur, Yulia se encontró a sí misma incapaz de quitarle la vista de encima a Elena mientras se plantaba y arrastraba la prenda por sus caderas. A diferencia del cabello en la cabeza de la ojiverde, el espeso triángulo estaba formado por otros apretadamente rizados y los más cercanos a sus pliegues brillaban por su evidente humedad. El pantalón del pijama se unió a las demás prendas, entonces Yulia disfrutó el calor de Lena contra ella, su cuerpo cosquilleando con el renovado contacto.

Sintió la humedad presionar contra su muslo cuando sus labios se encontraron, sabía que la suya propia se restregaba contra la piel de Elena mientras sus cuerpos se movían el uno contra el otro. Yulia tomó aire cuando Elena se alzó hacia un lado, los labios cerrándose sobre su pezón mientras una errante mano se movía sobre su cadera, formando círculos cada vez más próximos a sus propios rizos.

Los sentidos de Yulia estaban abarrotados intentando asimilar todas las sensaciones al mismo tiempo. La suave y atenta boca moviéndose sobres sus pechos, el cálido cuerpo presionando contra el suyo, los dedos suplicándole rendirse con la promesa de la última recompensa.

Dando un salto de fe, tanto en ella como en Elena, separó sus muslos ofreciéndole a la escritora acceso completo. Y entonces ahí estaba el mágico momento, cuando un solo dedo se movió entre sus resbaladizos pliegues y frotó su bulto de nervios.

―!Ungh, oh Elena! ― lloriqueó, balanceando sus caderas para repetir el movimiento. En una ocasión Yulia se había preguntado si podría ser capaz de llegar al orgasmo con una mujer, ahora estaba preocupada de que sucediera demasiado rápido.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez que le había permitido a alguien tocarla y nunca antes había sido tan suave, tierno y cuidadoso.

Elena parecía saber exactamente cómo y cuánto tiempo tocarla, nunca quedándose demasiado tiempo en un sitio antes de moverse, los escurridizos dedos aprendiendo rápidamente todos los secretos de Yulia.

Los gemidos eran ahora firmes, mezclados con lloriqueos que vagamente se parecían al nombre de Elena mientras el tsunami crecía en ella. Agarrándose fuertemente a los hombros de la pelirroja, se sostuvo mientras la oleada se hacía más y más grande, sus muslos temblando impotentemente.

Gimió fuertemente cuando la ola la atravesó anulando sus sentidos mientras se aferraba desesperadamente al ancla en su tormenta.

La suave voz de Elena llenó sus oídos susurrando palabras sin sentido para confortarla mientras el muslo de la escritora reemplazaba a sus dedos contra el centro de Yulia.

Unos temblores más pequeños le siguieron mientras sentía la seguridad y comodidad en los brazos de Elena.

―¿Estás bien? ― preguntó Lena con suave voz después de un momento, dándole a Yulia el tiempo para recuperar el aliento. Yulia asintió con la cabeza, besando la piel cercana a sus labios.

―No puedo creerlo…― sacudiendo su cabeza se rió nerviosamente ― Normalmente no soy tan ruidosa.

―Lo tomaré como un cumplido ― dijo la escritora moviendo la cabeza de Yulia hacia arriba lo suficiente como para poder besar a la avergonzada mujer ―Me encantó oírte gritar mi nombre ―Su mano se movió por el costado de Yulia hacia abajo ― Me encantaría oírtelo gritar otra vez ― Yulia sonrió y detuvo la errante mano.

―No se si podría hacerlo otra vez. Además ― continuó acariciando suavemente a Elena en su espalda ― ¿no quieres que yo…bueno, ya sabes, me encargue de ti? ― Se inclinó hacia delante y besó el cuello de Elena ―Quiero hacerlo ― susurró continuando sus besos hacia abajo.

Cerrando sus ojos sintió tanto como escuchó la brusca inhalación mientras recorría su camino con besos hasta llegar a la excitada protuberancia. Había cierto nerviosismo, pero lo ignoró, reconfortada al sentir la mano de Lena detrás de su cabeza.

Escuchando los gemidos de placer que salían de los labios de la pelirroja, concentró su lengua sobre los turgentes pezones, probando por primera vez los pechos de una mujer. Mordió una de las veces demasiado fuerte por el entusiasmo, pero rápidamente aprendió los límites y muy pronto estuvo disfrutando los sonidos de su nombre siendo repetidos una y otra vez en la más ronca vibración desde la boca de Elena. Necesitaba tocarla por todas partes, aprenderse el cuerpo que tenía debajo.
Y Yulia lo hizo.

Desde las cosquillas situadas por debajo de las costillas hasta la línea libre de finos vellos por debajo del ombligo que se erizaba cuando la recorrió con su lengua, lo aprendió todo. Los secretos de Elena le fueron revelados mientras la hacía llegar más y más alto.

Aprendió a usar la cantidad necesaria de presión, el ritmo necesario para atender las demandas del cuerpo de su amante.

Se sintió sobrecogida por el poder emocional al sentir los músculos íntimos de Elena apretarse contra sus dedos, y sentir sus temblores atravesar a su amante.

Hicieron el amor otra vez, compartiendo suaves palabras y tiernas caricias antes de quedarse dormidas la una en los brazos de la otra.

No hubo pesadillas para Yulia, el cálido cuerpo a su lado la protegía de los demonios del sueño como los antiguos caballeros protegían a sus doncellas.

En los brazos de Elena no había peligro, solo la seguridad y confort de ser amada.



CONTINUARÁ....

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 4 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Edirbr 3/14/2021, 4:07 pm

Dios mío que capítulo tan hermoso 😍 por fin dieron rienda suelta a lo que sentían, estoy encantada todo fue tan delicado y lleno de sentimientos gracias, querida escritora por este capítulo tan increíble 👍😘

Edirbr

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 4 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por RAINBOW.XANDER 3/14/2021, 4:34 pm

Bien, este será el último por hoy Crying or Very sad Crying or Very sad Nos vemos el finde próximo!!

Razz Razz Razz


Capítulo Cuarenta y Tres

Acostada de lado en la cama, Elena miraba en silencio mientras Yulia dormía. La sábana apenas cubría las caderas de la morena, mostrándole a la escritora una inmejorable vista de las delicadas líneas y curvas, curvas que ya había explorado en detalle tan solo unas horas antes. Incapaz de resistirse, se acercó más y comenzó una serie de suaves besos a lo largo de la desnuda espalda.

―Buenos días ― susurró sintiendo cómo se despertaba su amante. Se sorprendió al notar el cuerpo de Yulia tensarse. Sospechando que su proximidad era la causa, Elena se volvió a su lado de la cama.

―Buenos días ― Yulia se giró, entornando los ojos por la luz del sol ― ¿Qué hora es?

―Cerca de las tres ― Lena mantuvo la distancia insegura de si el contacto físico sería bien recibido ― Yo um… podría preparar algo para comer ― se ofreció dándole a Yulia una salida si la quería.

―Si quieres ― dijo Yulia mirando de las sábanas arrugadas a Elena y de vuelta otra vez ―¿Ni si quiera un beso de buenos días? ― preguntó tímidamente, con un toque de inseguridad enroscado en su voz. Elena se movió rápidamente, no iba a negarle nada a la mujer que había capturado su corazón. Volcó todos sus sentimientos en ese beso, intentando con todas sus fuerzas disipar cualquier duda o miedo que Yulia pudiera tener. Cubriendo las mejillas de la joven mujer con sus manos, le dio un pequeño mordisco en su labio inferior antes de hacerse hacia atrás.

―Probemos esto otra vez. Buenos días.

―Buenos días a ti también ― dijo Yulia aprovechándose de la postura de Elena para apoyarse en ella ―Mmm, qué bien. Tal vez me vuelva a dormir.

―No me importaría ― dijo Elena ― Me encanta sostenerte ― Hizo una pausa ―Lo siento si te asusté antes― Yulia asintió con la cabeza ofreciéndole una avergonzada sonrisa.

―Lo siento. Supongo que no estoy acostumbrada a despertarme con alguien tocándome ― dijo, acurrucándose más cerca y escondiendo se cara en el cuello de la pelirroja ― Quiero decir, me gusta cuando me tocas. Solo que me tomó unos segundos darme cuenta que eras tú ― Elena movió su mano arriba y abajo a lo largo de la espalda expuesta.

―Lo entiendo. Llevará un tiempo ― Besó la cabeza de Yulia ― Y tenemos más que de sobra ― La cabeza de Yulia se alzó.

―No, no lo tenemos ― dijo con los ojos bien abiertos ― Es sábado ¿verdad?

―Verdad.

―!Pues tenemos que estar en casa de Daryna a las seis! ― exclamó intentando apartar las sábanas de una patada ― Tenemos que prepararnos ― Empujando a Yulia de vuelta, Elena le besó el lóbulo de la oreja.

―En un minuto ― susurró mientras hacía círculos con su mano derecha sobre la espalda de la joven ― Solo me gustaría sostenerte un poco más ¿por favor? ― Sintió cómo Yulia asentía. Les tomó tan solo unos segundos encontrar una posición más cómoda en la cama. La espalda de Elena apoyada sobre las almohadas mientras que la cabeza de la morena descansaba contra el pecho de la escritora ― Eso está mejor ― dijo.

―Oh ― exclamó Yulia mirando hacia arriba con los ojos de par en par ― ¿Hice yo eso? ― Elena miró hacia abajo viendo los morados ovalados en su brazo donde los dedos de Yulia la habían agarrado un poco más fuerte durante un momento de pasión la pasada noche.

―Eso creo ― dijo sin darle importancia ― Me salen morados fácilmente. No te preocupes ― Pero Yulia estaba triste por los morados, el dolor era evidente en su cara.

―No quería hacerlo ― dijo besando cada marca a modo de disculpa.

― Lo siento.

―No hay nada que sentir ― dijo Elena ― Desaparecerán ― Viendo que sus palabras no funcionaban, la escritora intentó otra aproximación ― Yulia, no me hiciste daño, lo juro. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaban ahí hasta que tú me lo has dicho.

―No lo volveré a hacer ― prometió con sus ojos brillantes mirando los morados con evidente vergüenza y timidez reflejada en su cara.

―Fue un accidente ― dijo Elena suave pero firmemente inclinando su cara sobre la de ella ― Sé que jamás querrías hacerme daño.

―Nunca ― contestó Yulia.

― Igual que yo nunca te lastimaría deliberadamente ― la escritora continuó, permitiendo que su mano cubriera la mejilla de Yulia ― Significas demasiado para mí ― Inclinándose, juntó sus bocas permitiendo que su beso hablara por ella. Sintiendo abrirse los labios de la morena, introdujo la lengua en su boca. Sintió su propio cuerpo responder a las sensaciones de la piel desnuda de Yulia apretándose contra ella. Quería más que nada perderse en la suavidad de los pechos de su amante para escuchar a Yulia gritar su nombre, para simplemente amarla. Cuando sintió una pierna entre las suyas, supo que no saldrían de la cama durante un tiempo. Dejando que el deseo las invadiera, Elena rompió el asfixiante beso y se movió hacia abajo probando la suavidad del cuello de la chica.

―Te quiero a ti ― susurró empujando para juntar su caderas.

―Si ― gimió Yulia. Animada por unas manos urgentes que la empujaban hacia abajo, Elena fue dejando un camino húmedo hasta llegar al pecho de Yulia, donde capturó un pezón endurecido entre sus labios y comenzó a torturarlo con su lengua y dientes. No pasó mucho antes de que unas caderas se alzaran por debajo de ella demandando. Usando su pierna para abrir los muslos de la morena, Elena se movió hacia el pecho derecho para excitarlo con su atención antes de cubrir ambos con sus manos y sus dedos apretar rítmicamente las endurecidas puntas rosadas.

Manteniendo las manos donde las tenía, Elena movió el resto de su cuerpo hacia abajo, besando el plano estómago y los húmedos rizos antes de situarse entre las piernas de la ojiazul. Cerrando sus ojos, Lena besó los húmedos pliegues, sonriendo para sí misma por el temblor que su acción había causado.

―¿Te gusta esto? ― preguntó con conocimiento, besando la sensible carne otra vez.

―Oh si ― gimió Yulia, sus piernas abriéndose más.

―Lo sabía ― murmuró Elena abriendo los pliegues con la lengua y probando el dulzor allí escondido. Incapaz de resistirse, buscó el endurecido clítoris, y le dio toda su atención, disfrutando los sonidos de placer que venían de la boca de Yulia. No pasó mucho antes de que tuviera que abandonar los pechos de la morena, necesitando sus manos para sostener sus encabritadas caderas.

Sus gritos se convirtieron en jadeos, mientras unos fuertes muslos se apretaban contra la cabeza de Elena manteniéndola en el sitio.

Sintiendo los temblores contra sus labios, supo que Yulia estaba cerca.

Incrementando la presión y la intensidad de su lengua, los esfuerzos de Elena fueron rápidamente recompensados mientras sentía el cuerpo de Yulia tensarse seguido de una suave embestida hacia arriba. Suavizó su tacto oral acompañando al clímax hasta que la joven morena volviera en sí. Se apartó un poco y besó la parte interna de los muslos de Yulia.

―Te quiero ― susurró con la voz demasiado baja como para oírla.

―Oh, Dios ― dejó salir Yulia. Lena se apoyó sobre uno de sus codos, todavía acomodada entre los muslos de su amante. Mostrando una coqueta sonrisa, miró hacia abajo a la morena.

―¿Tan bueno, hummm? ― Llegando a sus rodillas, Elena utilizó su mano derecha para sostenerse mientras permitía que la izquierda vagara perezosamente sobre los muslos de Yulia.

―Me alegra que te gustara ― Sonrió cuando siguió la mirada de la morena hacia abajo donde sus dedos danzaban peligrosamente cerca de la zona íntima.

Volvió a mirar a Yulia a la cara sin ver un solo rastro de miedo o duda, solo afecto y deseo. La penetró primero con un dedo, luego dos, deslizándose por el suave interior con infinita ternura, sin querer hacer nada que asustara o atemorizara a su amante.

Respondió a las urgentes embestidas de Yulia y bajó su cuerpo hasta estar mitad en la cama y la otra mitad sobre el cuerpo de la joven mujer. La pierna izquierda de Elena fue empujada por la derecha de Yulia, dándole a la escritora acceso total al tesoro que estaba explorando.

―Eres tan suave ― susurró besando a la morena profundamente ― Me encanta tocarte.

―Yo…yo…― Yulia intentó contestar pero aparentemente las acciones de Elena hicieron de ello una tarea imposible.

―Shhh, relájate y disfrútalo ― dijo presionando un poco más adentro ― Sí, eso es… así ― Sintió la presión de los músculos alrededor de sus dedos mojados y cuidadosamente añadió un tercer dedo, mirando la cara de Yulia todo el tiempo ante cualquier signo de incomodidad.

En lugar de eso fue contestada por unas caderas que se alzaban para encontrarse con sus dedos, forzándolos a ir más rápido de lo que pretendía. Los ojos de Yulia se cerraron, su cabeza se apretó hacia atrás contra la almohada, sonidos incoherentes venían de sus labios.

Elena cerró los labios sobre el pezón derecho de Yulia y comenzó a mover sus dedos adentro y afuera.

Los gritos que deseaba oír llenaron sus oídos haciendo que se animara. En un momento sintió los preciosos músculos contraerse, atrapando sus dedos dentro.

Aunque le supuso un pequeño esfuerzo, Elena pudo curvar sus dedos hacia arriba y encontrar el suave punto que buscaba. La morena gritó cuando sintió el orgasmo, sus dedos enganchados como garras al brazo derecho de Lena, casualmente bastante cerca de donde se encontraban localizados los morados de la noche anterior.

Después, la pelirroja la sostuvo felizmente, encontrando el placer en ella misma con el simple roce de Yulia antes de que el reloj les anunciara que su día en la cama había finalizado.


[…]


La pelinegra miraba las señales de la carretera nerviosamente.

―!Allí! ― señaló con el dedo ― Coge la próxima salida ― Así lo hizo Elena y muy pronto estuvieron viajando a través de una carretera llena de baches delineada por postes y cuyas cunetas estaba resquebrajadas.

Montañas de basuras y latas aboyadas se acumulaban en las curvas y en dos ocasiones Elena tuvo que apretar los frenos hasta el fondo para no atropellar a los perros sueltos.

― Bueno ― dijo Yulia volviendo a leer las indicaciones escritas a mano ― Allá, donde está la señal de stop, gira hacia la izquierda, continúa dos manzanas más y gira a la derecha ― Plegó las instrucciones y las metió dentro del bolsillo de su camisa ― Se supone que el parque está a la derecha.

Para sorpresa de Yulia, el parque de caravanas no estaba en tan malas condiciones como esperaba. La mayoría eran casas bastante grandes comparadas con las que había en el parque donde se crió. Las carreteras estaban en buen estado, los bordes estaban rodeados de árboles y césped y las casas alejadas de los caminos parecían bastante nuevas también, tejados puntiagudos y salientes ventanas se veían por todas partes. Claras señales indicaban los cruces haciendo muy fácil que Yulia encontrara Pine Line y desde allí, la casa pintada de azul y blanco con un jardín delante lleno de juguetes de niños y un par de bicicletas tiradas en el suelo.

―!Allí es! ― dijo emocionada, buscando ya la manivela de la puerta. Elena se apartó a un lado parando detrás de un viejo Toyota. Yulia apenas estaba saliendo del coche cuando la puerta se abrió más y la mujer que, sin lugar a dudas era su hermana, se paró frente a ella.

―¡Daryna!

―!Yulia! ― se abrazaron fuertemente.

―!No puedo creerlo! ― dijo Yulia, aferrándose a la realidad que pensaba que jamás tendría ― ¡Oh, Dios, te he echado tanto de menos! ― Daryna se hizo hacia atrás entornando un poco los ojos.

―Yo casi me caigo de la silla donde estaba sentada cuando mamá me dijo que te había visto en el supermercado. Pensé… bueno, no importa lo que pensara. Estás aquí ― Daryna se dio cuenta de que Elena estaba de pie junto al coche ― Y ésta debe de ser tu compañera de piso, Elena― Yulia las miró mientras se estrechaban las manos.

―Encantada de conocerte ― dijo la pelirroja quedándose detrás de Yulia. La morena observó lo que había cambiado su hermana con el tiempo. La joven piel había dado paso a finas arrugas junto a sus ojos y el pelo que antes era rubio como el sol, ahora se veía casi gris cenizo.

Daryna también lucía un cuerpo que había tenido dos embarazos y no practicaba mucho ejercicio. Pero aún así había una vitalidad en ella que el sobrepeso o las arrugas no podían ocultar. Todavía era la misma hermana con la que Yulia había pasado horas jugando al Monopoly, compartido miedos y secretos y echado terriblemente de menos.

―Vayamos adentro ― dijo Daryna, gesticulando hacia el modesto porche.

No había duda de que dos niños vivían allí, pensó Yulia mientras rodeaba el juguete de un robot y una muñeca en su camino hacia el sofá donde se le unió Daryna, mientras que Elena tomó asiento en una mecedora, enderezando de inmediato una pila de revistas y papeles tirados sobre la mesa.

―Así que, ¿dónde está todo el mundo? ― preguntó Yulia.

―Mamá se llevó a Viktoria y a Samir a cenar al Happy Mary´s. Tienen una sala de juegos y yo quería estar algún tiempo contigo a solas sin nadie que nos molestase ―Yulia asintió con la cabeza, pensando que era una buena idea, especialmente cuando miró a Elena, acordándose que necesitaba contarle a su hermana la verdad sobre su relación.

―¿Daryna? hay algo que tengo que contarte ― Era un tema del que nunca habían hablado cuando eran niñas, y a pesar de esa bravuconería en casa de Lena, muy dentro de ella existía el miedo a que su hermana no lo aprobara ― No te lo conté todo la otra noche por teléfono.

―No bromees ― dijo Daryna cogiendo los cigarrillos y el encendedor de encima de la mesa de café ― Tenemos que ponernos al día de once años. Yo también tengo un montón de cosas que contarte ― Encendió un cigarrillo, tomando una calada antes de continuar ― Así que cuéntame ― Nerviosa, Yulia miró a Elena, viendo su mirada devuelta con valentía.

―Elena y yo…somos más que compañeras de piso ― terminó de un tirón, sus ojos sin separarse ni un instante de los de la escritora. La mano de Daryna se paró a mitad de camino del cenicero y miró a Elena, después a Yulia.

―¿Eres feliz? ― preguntó. No hubo dudas.

―Si ― dijo Yulia ― quiero decir, es todo muy nuevo, pero sí, muy feliz.

―Entonces eso es todo lo que importa ― dijo Daryna golpeando las cenizas contra el cenicero de plástico ― No es algo que yo pueda decir que no he probado ― dijo encogiéndose de hombros ― Chica, eso volvió loca a mamá.

―¿Quieres decir que lo supo? ― dijo Yulia con asombro.

―Oh, sí ― dijo su hermana ― Pero la cuestión es que este sitio es mío y ella no puede permitirse un sitio tan bonito con lo que gana al mes, por no mencionar el dinero extra que le doy por ayudarme con los críos. No fue nada serio. Era más curiosidad que otra cosa después de toda esa mierda. He estado con hombres. Ahora mismo tengo demasiadas cosas por las que preocuparme con los niños que estar buscando al Señor Perfecto en algún lado. Oh Yulia, espera a conocerlos. Las fotos de Viktoria de primer grado se parecen muchísimo a ti ―Dejó el cigarrillo sobre el cenicero y se levantó ―Tienes que verlas. Traeré el álbum de fotos. Ahora mismo vuelvo ― Una vez que su hermana salió de la habitación, Yulia encontró a Elena arrodillada al lado de ella.

―Ha ido bien ― dijo en voz baja, sin querer que la oyeran desde el hall.

―Sí, así es ― estuvo de acuerdo Elena ―¿Qué tal estás?

―Bien ― dijo, relajada ahora que su mayor temor había sido vencido ― Es tan extraño volver a verla después de tanto tiempo, pero todavía es la misma Daryna con la que crecí, solo un poco más mayor, supongo que todavía puedo contarle cualquier cosa ― Elena sonrió y la besó en la mejilla.

―Me alegra de que puedas― Ambas cabeza se giraron con el ruido de la puertas de un coche al abrirse y cerrarse.

― Parece que han vuelto más pronto.

―No puedo encontrar las de Viktoria cuando era un bebé, pero tengo el resto ― dijo Daryna, volviendo con varios álbumes en sus manos. Elena volvió a sentarse en su mecedora justo antes de que se abriera la puerta principal, permitiendo entrar a dos rayos de energía en una habitación tranquila.

―!Mami, mami el Happy Mary´s se está quemando! ― Dijo Viktoria emocionada, dejando caer su chaqueta rosa en el suelo justo cuando entraba.

―Sí y había camiones de bomberos y todo eso por todas partes ― dijo el niño de seis años, Samir, imitando el gesto de su hermana mayor con la chaqueta ― Hacían mucho ruido.

―Cuelguen sus chaquetas donde corresponde ―dijo Daryna ― Hay alguien a quien quiero que conozcan― Yulia se puso rígida cuando vio a su madre entrar despacio en la casa.

Cuando estuvieron de pie en el supermercado, no se dio cuenta de la ligera cojera en el caminar de la anciana mujer o los dedos aquejados de artritis que intentaban sostener las brillantes mochilas que los niños le habían dado. Las imágenes de una mujer borracha sentada a la mesa pasaron por su mente, trayendo con ellas el viejo enfado y dolor. Cuando sus ojos se encontraron, hubo primero una mirada de placer y luego de tristeza en la cara de Larissa Volkova.

―Vika, Samir, esta es su tía Yulia ― dijo Daryna ― y ésta es su amiga Elena.

―Tía, tengo una colección entera en mi habitación de muñecas, ¿quieres verla? ― preguntó la rubia niña acercándose para coger la mano de la morena.

―Luego Viktoria ― dijo Daryna ― La tía Yulia acaba de llegar. Puedes enseñarle todas tus cosas más tarde ― Miró a su madre ― Así es que ¿qué ocurrió?

―No lo sé pero vimos el fuego dos manzanas antes de llegar ― dijo Larissa, echándole una rápida mirada a Yulia ante de girarse ― Será mejor que prepare algo de cenar para esos dos. ¿Están hambrientas, chicas?

―No ― dijo Yulia rápidamente ― Elena y yo comimos tarde ― mintió.

―Gracias de todas formas― dijo Elena, enviándole de repente una mirada interrogativa a Yulia. La ignoró concentrada en la mesa de café hasta que escuchó las puertas abatibles golpear la una contra la otra indicando que su madre ya no estaba en la habitación.

―Tía Yulia, tía Yulia ― dijo Samir urgentemente pasando por delante de su hermana ― Había camiones de bomberos, tres. Y hacían muchísimo ruido. Me tapé las orejas así, pero todavía hacía ruido ― Al contrario que su hermana que había heredado el pelo rubio y la complexión ligera de las Volkov, Samir se debía parecer al padre quien, suponía Yulia, sería de origen libanés. El pelo del niño era marrón oscuro, haciendo juego con sus ojos, su tono de piel bastante más oscuro que el de ella. Sin dudarlo se subió a su regazo, obligando a Yulia a poner sus brazos alrededor para evitar que se cayera ― La abuela no nos dejaba acercarnos pero yo vi un bombero poner la manguera en la boca de incendios.

―¿De veras?― Samir sacudió su cabeza arriba y abajo.

―Sip, y había mucha gente corriendo alrededor, y Viktoria me empujó y casi me caigo.

―Viktoria ― dijo Daryna con voz suave pero desaprobatoria ― ¿Qué te he dicho sobre lo de empujar a tu hermano? ― dejó los álbumes de fotos sobre la mesa de café y se arrodilló en frente de su hija ― Lo sabes muy bien. ¿Quieres que te quite la bicicleta durante toda una semana?

―No mami, pero es que si no, no se habría quitado de en medio ― protestó la niña.

―Esa tampoco es razón para empujarlo. Se podía haber golpeado con la acera y hacerse daño ― Daryna sacudió su cabeza y miró a su hermana ― A veces no sé qué hacer con éstos dos. Nosotras no éramos así.

―¿Bromeas? ― preguntó Yulia ― ¿No recuerdas cuando me empujaste por aquella mugrienta colina?

―Tú me empujaste primero ― protestó Daryna ― No sabía que caerías rodando colina abajo ― Samir abrió los ojos de par en par, revolviéndose en los brazos de Yulia.

―Mamá empujó a tía Yulia colina abajo ― dijo con su voz de niño.

―Y no vayas tu tomando ideas, jovencito ― dijo Daryna con el inconfundible tono de madre ― Ahora cambiaros y poneros la ropa para jugar. Pueden montar en sus bicicletas hasta la hora de cenar ― Bajó a Samir del regazo de Yulia y señaló con el dedo en dirección al dormitorio ― Deprisa. Y ponte tus deportivos viejos también. Quiero mantener esos limpios para ir a la escuela.

―Bien mami ― dijo ― Vika, ¿una carrera?

―No corran ― dijo Daryna, pero ya era demasiado tarde, mientras los niños salían corriendo por el pasillo, sus risas y pisadas retumbaban por la casa ― Los dos tornados volverán en tan solo unos minutos ― dijo mientras volvía su antigua posición sobre el sofá ― Ni si quiera creo que conozcan el significado de la palabra caminar.

―Son estupendos ― dijo Yulia volviéndose hacia su hermana ― Parecen realmente felices.

―Lo son ― dijo su hermana más mayor ― A veces dan mucho trabajo, pero mamá realmente es una ayuda cuando eso sucede ― Yulia metió su mano en el bolsillo buscando sus cigarrillos.

―Todavía no puedo creer que vivas con ella ― dijo encendiendo uno ― De ninguna maldita manera yo podría hacerlo.

―Ella ha cambiado ― dijo Daryna ― Está mucho mejor ahora que no bebe―Yulia sintió el brazo de su hermana rodearle los hombros ― Dale una oportunidad y verás. Realmente te ha echado de menos ― añadió bajando la voz. Yulia dio una larga calada a su cigarrillo mirando a Elena.

―Maldita sea esto es demasiado duro.

―Si esto es demasiado para ti ― comenzó Lena, pero Yulia sacudió su cabeza.

―No, puedo hacerlo ― dijo mirando a su hermana ― No puedo aceptarla como una madre amorosa, pero puedo ser civilizada.

―De verdad que ha cambiado ― dijo Daryna mirando hacia el hall cuando oyó abrirse la puerta ― Los niños realmente la adoran ― añadió.

―Sip ― dijo, entendiendo el mensaje no dicho con palabras, “no seas hostil en frente de los niños”.

― Voy a mantener esto apartado ― dijo apagando el cigarrillo ― No quiero fumar con ellos alrededor.

―Tía Yulia ―dijo Viktoria mientras corría por el hall ― ¿Quieres verme hacer el caballito con mi bicicleta?

―Ponte el casco ― dijo Daryna ― La señora Stivanich me dijo que te vio yendo en bicicleta sin él.

―Claro ― dijo Yulia ― Estaba a punto de salir a fuera de todas formas.

Minutos más tarde Yulia y Daryna estaban sentadas alrededor de la mesa de picnic, en el jardín frontal. Elena estaba sentada en la acera viendo a Viktoria y a Samir paseando en sus bicicletas arriba y abajo. El sol estaba bajando.

―Entonces, ¿cuánto tiempo lleváis juntas? ― preguntó Daryna.

―No mucho ― dijo Yulia ― De hecho, umm… anoche fue nuestra primera vez.

―¿Qué?, bromeas ― dijo Daryna empujando a Yulia con el hombro ― Qué suerte. Pero ¿Han estado viviendo juntas durante un tiempo, no?

―Unos cuatro meses ― dijo saludando con la mano a Viktoria que pasaba con su bicicleta ― Elena es escritora. Escribe novelas de misterio lesbianas. Y también es una estupenda cocinera ― añadió.

―Bien, me alegro que seas feliz ― dijo Daryna ― Todos estos años me preguntaba dónde estarías, cómo estarías. Ni si quiera sabía si todavía estabas viva ― Sacudió su cabeza ― Incluso llegué a pensar en contratar a un detective privado, pero nunca me lo pude permitir.

―Yo estaba igual de preocupada por ti ― dijo Yulia ― Lo divertido es que nunca me marché del condado. Tan solo me fui a la ciudad y supongo que me perdí allí. No te conté esto por teléfono pero…trabajé en clubs de striptease durante mucho tiempo ― Daryna encendió un cigarrillo y miró en dirección a donde Elena y los niños estaban.

―Cuando por fin salí del autobús pensé que sería fácil encontrar un sitio donde vivir y trabajar. Bastante estúpido para una chica de diecisiete años. Me quedé sin dinero en tres días ― Yulia asintió dando una larga calada a su propio cigarrillo. No tenía que preguntar cómo su hermana mayor había sobrevivido. Solo había una forma de que una chica joven pudiera hacer dinero rápidamente en las calles. Aún así, sintió tristeza por la confirmación de lo que sospechaba hacía ya tiempo.

―Me alegro de que no estuvieras fuera durante mucho tiempo ― dijo.

―Lo suficiente como para quedarme embarazada de Viktoria ― dijo Daryna ― Su padre era un arrebatado que no traía un condón con él. Y no era como que yo pudiera tomarme la píldora o algo así, por lo tanto era probable que sucediera.

―Supongo que yo tuve suerte ― murmuró con el cigarrillo en la boca ― Nunca me quedé embarazada ― Exhalando lentamente, miró la línea blanca de humo deshacerse en el aire ― Era tan desastre que tampoco lo habría hecho bien como madre ― Señaló con su barbilla en dirección a donde los niños jugaban ― Parece que tú lo has hecho bastante bien con esos dos.

―Gracias ― dijo Daryna ― Es importante para mí ser una buena madre para ellos.

―Dándoles todo lo que nosotras no tuvimos ― dijo Yulia echándole una rápida mirada a la ventana de la cocina. Daryna tiró su cigarrillo al suelo y lo apagó pisándolo con el pie.

―Tienes razón sobre eso ― dijo ― Le llevó un tiempo después de que él muriera el someterse a un tratamiento y aprender cómo ser una madre, aunque fuera demasiado tarde para nosotras. Quiere a esos niños y haría cualquier cosa por ellos ― Yulia sintió la rabia aflorar dentro de ella y apretó el cigarrillo fuertemente rompiendo el filtro.

―Se solía sentarse en la mesa y no hacía nada mientras aquél bestia descargaba su mierda contra nosotras ¿o no lo recuerdas?

―Lo recuerdo ― dijo Daryna ― Créeme, lo recuerdo. Pero ella ha cambiado. Acude a sus reuniones, ve a su consejero y no ha bebido en años. Ha sido muy duro para ella no saber qué había pasado contigo.

―Pues yo no lo siento por ella ― dijo Yulia ― Vivíamos en el infierno y le permitía a él cualquier cosa. Tú no sabes cómo era él después de que tú te marcharas. Perdónala si es lo que quieres. Yo prefiero no tener nada que ver con ella ― Cerrando sus ojos, tomó aire profundamente, intentando que su cuerpo se calmara un poco, sus dedos rígidos por la tensión. Sintió la mano de Daryna apretarle el hombro.

―Si necesitas odiarla, entonces hazlo ― dijo su hermana mayor ― Pero hemos perdido demasiados años. ¿No es ya hora de dejar el pasado a un lado y seguir adelante? No quiero volver a perderte, Yulia.

―No vas a perderme ― dijo, alzando la cabeza para mirar a Daryna. Ya me encargaré yo de eso ― Sacudiendo su cabeza, Yulia sonrió y buscó sus cigarrillos ― Con razón estoy en terapia ¿hmmm? ― Daryna sonrió y le volvió a apretar el hombro.

―Creo que todo el mundo necesita terapia.

Yulia bufó y encendió otro cigarrillo.

―Pobre Svetlana. Ella es mi terapeuta. Va a ser un demonio de sesión cuando la vea el martes ― sacudió su cabeza ― Todavía no me puedo creer que esté aquí sentada hablando contigo.

―Lo mismo que yo ― dijo Daryna ― Eres más alta de lo que pensé que serías. Eras mucho más baja que yo.

―Solo porque tú eras mucho más mayor, pero aunque fuera más baja podía competir contigo, ¿no es así? ― preguntó Yulia.

―Sí, es cierto ― admitió su hermana ― Esos dos no son diferentes ― dijo mirando en dirección a los niños ― Samir está siempre intentando retar a Viktoria en todo lo que hacen.

―Como nosotras ― dijo Yulia forzando a la seria expresión de su cara a irse cuando vio al trío dirigirse hacia ellas.

―¿Viste mi caballito, tía Yulia?

―Sí Viktoria, lo vi ― dijo, agradecida de la distracción para cambiar de conversación ― Así que…¿es alguno de ustedes bueno jugando al Monopoly? ― La niña sacudió la cabeza.

―Yo tengo el juego de Twiddles the Caterpillar en el ordenador. Soy buena con él.

―Oh, no creo que Elena tenga ese en su ordenador ―dijo mirando a su amante.

―No, creo que nunca lo he visto ― dijo Elena.

―Mami, ¿puedo enseñarle a Elena y a la tía Yulia mi juego? ― dijo Viktoria.

―¿Es seguro entrar a tu habitación? ― preguntó Daryna.

―Estoy segura de que no puede ser peor que la de tu hermana ― dijo Elena.

―!Hey! ― Yulia le dio un empujoncito. La sonrisa se borró de su cara cuando notó movimiento por la ventana de la cocina ― Vamos Vika, enséñanos tu juego ― dijo cogiendo las manos de los niños.

No tenía que mirar a ninguna de ellas para saber que vieron lo mismo que ella.

“Puedo hacer esto”, se dijo para sí misma mientras seguía a Viktoria por las escaleras. Decidió que aguantaría estar con su única hermana y con los niños en la misma habitación que su madre.

“Después de todo ahora soy adulta. ¿Qué podría hacerme?”.

Mientras se movían a través del hall, Yulia intentó mantener los ojos apartados de la cocina.


CONTINUARÁ...
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 4 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Fati20 3/14/2021, 4:45 pm

Wuaoooooo que capítulo más sublime!!!! Lo leí lo más más lento q pude para disfrutarlo al máximo fue increíble leer e imaginar un acto tan maravilloso para las 2 y que tanto hemos ansiado, la timidez de julia y la dulzura de lena fue hermoso 😍 😍 😍 😍 el mejor capitulo sin duda hasta ahora
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Mensaje por katina4ever 3/14/2021, 7:36 pm

OMG! Es genial, más que genial, una pasión tan linda, delicada y llena de deseo descubriendo algo nuevo ambas 😍😍😍 no quiero que termine!!!
Muchas gracias por compartir ☺
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 3/19/2021, 11:58 am

Hola nenas, cómo están? Bien, espero no se sorprendan de verme hoy por acá pero es que he caído en cama con una gripe un poco fuerte y para entretenerme decidí editar algunos capítulos y elegir cual nuevo FIC subiré una vez que termine este.

Quiero que sea algo que les guste, que les apasione siempre, así que por los momentos, disfruten de un nuevo capítulo de la historia.

Un abrazo!!



Capítulo Cuarenta y Cuatro


Después de que los niños terminaran de cenar, se sentaron en el suelo del salón mientras Daryna y Yulia se acomodaron en el sofá y Elena ocupó la mecedora. Cuando Larissa salió de la cocina, Elena se levantó para ofrecer la silla a la anciana mujer, pero la madre de Yulia levantó la mano y despacio cruzó el salón.

―Estoy cansada. Me voy a la cama ya ―dijo Larissa. Yulia no dijo nada, sus ojos miraban a todas partes menos a su madre mientras los niños se levantaban y le daban a su abuela un abrazo de buenas noches.

―Te veré por la mañana ― dijo Daryna, aguantando el álbum de fotos sobre su regazo. Le dio a Yulia un amistoso codazo en el costado, pero fue ignorado. Solo cuando la morena oyó la puerta del dormitorio cerrarse, alzó la cabeza ― Sabes que lo hizo por ti ― Alzándose de hombros, Yulia cogió el álbum de fotos.

―Lo sé ― dijo ― Vamos, veamos las fotos.

El resto de la tarde transcurrió calmadamente, los años de separación fueron apartados mientras compartían fotografías y vivencias. Samir, que tenía muy poco interés en mirar las fotos, mantuvo a Elena ocupada mostrándole su destreza con su modesta colección de video juegos. Viktoria iba alternando las actividades de arriba abajo, ayudando a su madre a contar alguna historia o explicándole a Elena cómo jugar con un juego determinado.

Ignorando intencionadamente cualquier referencia hecha por su hermana o su sobrina, fue fácil para Yulia relajarse e ignorar que su madre ni siquiera vivía allí.

Cuando se hizo más tarde, se encontró a sí misma reticente a marcharse, queriendo pasar unas horas más con su querida hermana. Fue con los ojos llenos de lágrimas y con fuertes abrazos que, finalmente se marcharon, prometiendo que se llamarían la una a la otra y que se volverían a ver pronto.

Elena incluso recibió los abrazos de los cariñosos Viktoria y Samir que querían que volviera y jugara con ellos a sus videojuegos. Una rápida maniobra para esquivar el coche de Larissa y la visita terminó.

―¿Quieres hablar? ― dijo Elena mientras conducía el Jeep entre las calles para salir del parque de caravanas, yendo muy despacio para minimizar el golpe de los baches de la carretera.

―No ― dijo Yulia cogiendo los cigarrillos ― Gracias por venir conmigo. Me alegra que estuvieras allí incluso aunque pasara la mayor parte del tiempo con Daryna y te dejara manteniendo a los niños ocupados.

―No me importó ― dijo Elena ― Además, viniste para poder pasar el tiempo con tu hermana. Me encantó ayudar con los niños ― Yulia miró los trazos de humo iluminados por las luces de las farolas de las calles.

―Sabes, no entiendo por qué actúa como si nunca hubiera pasado nada ― dijo.

―¿Quieres decir Daryna? ― aclaró Elena.

―Sip ― dijo ― Sé que quiere que haga las paces con ella, pero no lo haré. No tengo que perdonarla por lo que pasó ― Los ojos de Yulia captaron la brillante luz amarilla de la valla publicitaria que exaltaba el agradable sabor de un whiskey conocido ― Eso estaría bien ahora ― susurró.

―¿Qué?

―La valla publicitaria de ahí detrás ― sonrió entre dientes y dio una calada a su cigarrillo ― No importa ― Se asustó con la repentina caricia de la mano de Elena sobre su muslo y tuvo que cogérsela rápidamente para evitar que la retirara del todo ― No, está bien ― dijo, volviendo a poner la mano donde estaba ― Supongo que tengo demasiadas cosas en la cabeza.

―¿Te ayudaría el compartirlas? ― se ofreció Elena.

―¿Por dónde empezar? ―Yulia no conseguía aclarar sus propios pensamientos para entenderlos y mucho menos para explicárselos a otra persona. ¿Cuán enfadada estaba de ver a su madre ser tan agradable con los hijos de Daryna?

¿Cuánto le molestaba que Daryna se mostrara consternada por la mujer que había permitido que aquella bestia las golpeara y las aterrorizara? ¿Cómo dos malditos meses significaban la diferencia entre haber vivido con su hermana Daryna o vivir en las calles? ¿Cómo podía llorar todavía una niña que en lo más profundo de ella misma sabía que su madre nunca estaría allí?

Las razones se arremolinaban en su cabeza, pero el resultado era el mismo, un odio intenso la recorría y se negaba dejarla en paz.

―No puedo explicarlo ― dijo finalmente, apretando los dedos de Elena con los suyos propios ― Solo quiero volver a casa.

―Estaremos en la autopista pronto ― dijo Elena desenredando sus dedos de los de Yulia cuando llegaron a la entrada de la autopista ― ¿Te apetece ver una película en la televisión? ― Yulia mantuvo la mirada en la oscuridad de la noche.

―Síp, suena bien ― dijo sin ningún entusiasmo.

―¿Estás segura de que no quieres hablar de ello?― La morena permaneció mirando a través de la ventana durante varios segundos antes de contestar.

―Es solo que no lo entiendo ― dijo ― ¿Cómo diablos ha olvidado lo que pasó? ― Las emociones seguían agitándose en ella, subiendo más y más cerca de la superficie. Cruzando sus brazos sobre el pecho, cerró sus manos formando apretados puños ― ¿Cómo puede soportar tener a esa mujer alrededor? ¿Permitirle estar cerca de los niños? ― Se irguió sobre su asiento, golpeando el suelo del coche con fuerza ― ¿Sabes lo que me dijo? Me dijo que era hora de dejar a un lado el pasado y seguir adelante. ¿Puedes creerlo? Perdonar a esa…. esa zorra ― Negó con la cabeza firmemente ― De ninguna manera. No después de toda la mierda que tuve que tragar. Si Daryna quiere perdonarla, bien. Pero yo no.

―No tienes que hacerlo ― dijo Elena ― Si es demasiado para ti verla, arréglalo con Daryna para que en su lugar venga ella a nuestra casa ― Elena volvió a descansar la mano sobre el muslo de su amante ― Haz lo que tengas que hacer para ser feliz ― Sintiendo a su enfado desaparecer, Yulia entrelazó sus dedos con los de Elena y se los llevó a sus labios.

―Gracias por estar conmigo esta noche ― dijo besando los nudillos de la escritora. Sonrió cuando sintió sus manos unidas ser empujadas hacia los labios de Elena. Mirando alrededor, reconoció el tramo de autopista por el que estaban pasando ― Si tomas la primera salida y giras a la derecha en el primer semáforo verás que hay un parque a un cuarto de milla más o menos. ¿Te gustaría un paseo a la luz de la Luna?

―¿Estás segura que no es peligroso? ― preguntó la pelirroja mientras tomaba la salida que le había indicado Yulia y giraba a la derecha.

―El paseo está bastante iluminado y las patrullas de policía pasan por allí muy a menudo ― dijo Yulia ― Estaremos bien. Vamos, hace una noche preciosa.

Las hojas de los árboles caídas crujían bajo sus pies mientras caminaban lado a lado por el paseo de adoquines. Había relativamente poca gente teniendo en cuenta la suave temperatura, permitiendo a Yulia la privacidad que esperaba. Lena tan solo protestó una vez más antes de pasar su brazo por la espalda de la pelinegra, estando de acuerdo en que las hojas secas las avisarían si se les acercaba alguien por detrás.

El camino giraba alrededor del lago de los patos, donde había poca luz, llevando a la pareja hacia la oscuridad y tranquilidad que deseaba la recién encontrada vena romántica de Yulia.

―Ven aquí ― dijo sacando a Elena del camino.

―Esto no es seguro ― advirtió Elena antes de que la boca de Yulia cubriera la suya.

―Suficientemente seguro ― contestó entre besos ― Incluso si alguien caminara por aquí, no nos vería aquí atrás ― Apretando a Elena entre ella y el tronco del árbol, disfrutó la sensación de los brazos abrazándola cariñosamente, mientras los sonidos provenientes del lago de los patos daban vida a la noche ― Me gusta esto ― admitió estrechando el abrazo contra la cintura de Elena. Escondió su cara en el cuello de la escritora inhalando la esencia a pino de un árbol de los alrededores mezclada con el olor natural de la pelirroja.

― De alguna forma el estar juntas en el coche no era suficiente ― Sonrió cuando el abrazo de Elena se hizo más fuerte, atrayéndola incluso más cerca.

― Supongo que solo necesitaba ser abrazada, eso es todo.

―Bien, entonces eso es una buena cosa porque me encanta abrazarte, ¿no es así? ― susurró la pelirroja en su oreja ― De hecho, si estás interesada, la oferta se mantiene para toda la noche.

―¿Vas a volver a plegar mi ropa otra vez? ― bromeó.

―Eso depende ― dijo Elena ― de si te la vas a quitar o no ― Yulia quitó su cara del cuello de Elena y miró hacia arriba mientras mantenía el abrazo alrededor del cuerpo de su amante.

―¿Y si quisiera dormir contigo pero no me sintiera como para hacer nada más? ― preguntó.

―Entonces me enroscaría alrededor tuyo y te abrazaría hasta la mañana siguiente si eso es lo que quieres ― dijo la escritora inclinándose tomando las mejillas de Yulia. La morena sonrió y posó sus labios sobre los de Elena.

―¿Por qué eres tan buena conmigo? ― preguntó disfrutando la calidez de los dedos de la escritora contra sus mejillas.

―Porque ― dijo Elena ahora trazando con su dedo la mandíbula de Yulia ―Te quiero ― Cerrando los ojos, la ojiazul dejó que las palabras la envolvieran, deseando creerlas con cada una de las fibras de su ser.

―Yo…yo nunca…― Su voz atorada en su garganta, tuvo que tragar pesadamente y empezar otra vez ― Nunca creí que nadie pudiera nunca amarme, sobre todo si sabía la verdad sobre mi ―Sintiendo que las manos de Elena se movían para abajo hacia sus caderas, subió las suyas para rodear el cuello de la escritora ― Y tú la sabes.

―Sí, la sé ― dijo Elena suavemente ― Sé que eres incapaz de volver a poner el periódico en orden después de haberlo leído. Sé que aprietas el tubo de pasta de dientes por el centro y que eres alérgica a poner el rollo de papel higiénico en el portarrollos. Sé que tu desorden me lleva loca, y también sé que te amo.

―A pesar de todo eso ¿eh? ― se burló Yulia, luchando contra el escozor de sus ojos.

―Tal vez por todo eso ― susurró la escritora ― Dicen que los polos opuestos se atraen.

―No puede haber mucha gente más opuesta que nosotras.

―No, no mucha ― estuvo de acuerdo Elena.

―Yo también te quiero ― dijo Yulia rápidamente temerosa de que las palabras se le trabaran si las decía más despacio ― Tiene que ser amor. Nunca he sentido esto antes ― Trayendo de nuevo su mano izquierda, posó su dedo pulgar sobre el labio inferior de Elena ― Nunca me ha gustado besar a alguien antes, pero…― Incapaz de resistirse, se inclinó y pasó su lengua sobre la suave boca ― Dios, besas tan bien.

―Mmm, tú también ― murmuró Elena. Sintió la aspereza de la corteza del árbol en sus nudillos y sabía que tenía que ser incómodo para la espalda de Elena, pero cada vez que intentaba apartarse, se encontraba abrazada más fuerte. La confusión de la tarde desapareció y fue reemplazada por la seguridad de que ningún daño la alcanzaría entre aquellos brazos.

―¿De qué estábamos hablando? ― preguntó algo confusa cuando sus labios se separaron.

―Estabas diciendo que me querías ― dijo Elena manteniendo a Yulia firmemente sujeta contra ella ― Y yo te estaba diciendo que te quería. Nada más importa, no ésta noche ― Y después de un último beso en la oscuridad, la pareja tomó el camino y relajadamente volvió a la zona de parking. Mientras la reunión con su familia le había causado un torbellino de emociones, pasear con Elena cogida de la mano a la luz de la Luna le dio a Yulia la tranquilidad que necesitaba después de la tormenta.



[…]



―Bueno, ¿qué es lo que ocurre? ― preguntó Svetlana mientras cerraba la puerta ― No es propio de ti pedir una cita de improvisto.

―Fue un infierno de fin de semana, Doc ― dijo Yulia mientras se dejaba caer sobre el puff ―Vi a Daryna.

―¿Tu hermana? ¿Cómo es eso? ― La morena brevemente le dio los detalles llevando cuidado de omitir su relación con Elena. Le habló de sus recién encontrados sobrino y sobrina, de cómo todavía reconocía a la Daryna que ella conocía en la cara ahora adulta de su hermana, y una docena de otros detalles que se arremolinaban en su cabeza. Cuando terminó, levantó la vista para ver a Svetlana muy ocupada tomando notas.

―¿Intentando retener los nombres, Doc?

―Oh, sé quién es quien ― contestó Svetlana ― Hay un par de cosas sobre las que me gustaría volver.

―¿Cómo qué? ― Yulia la miró y cruzó sus brazos desafiantemente sabiendo muy bien hacia dónde su terapeuta querría ir ―¿Cómo te sentiste al ver a tu madre otra vez?

―¿Cómo crees que me sentí? ― dijo, los músculos de su mandíbula tensos ― No podía creer estar de pie en el supermercado y que ella apareciera como si fuera una pesadilla o algo así, actuando como si estuviera triste y como si me hubiera estado echando de menos y esas cosas.

―¿No crees que te echara de menos? ― Levantando sus hombros, Yulia miró a la nada.

―Lo dudo. ¿Por qué debería? No me presté atención cuando estaba allí ―Empezó a balancear su pie adelante y atrás ― Deberías haber visto la forma en la que actuaba, toda agradable, alegre, haciéndole la cena a los niños y todo.

―¿Te molesta que tu madre esté haciendo cosas por sus nietos que no hizo en su día por sus propias hijas? ― preguntó Svetlana.

―Todo es una actuación ― dijo enfadada, el ritmo de su pie aumentó ― Como cuando me miró antes de retirarse a su habitación.

―¿Cómo te miró?

―Como si estuviera toda dolida porque yo no le hablara ― dijo ― Vale que Daryna la perdone, pero yo no ― Sintiendo demasiada energía como para quedarse quieta, se levantó y caminó hacia la ventana ― No sé cómo puede hacerlo. Yo no puedo soportar estar en la misma habitación que esa mujer y mucho menos vivir con ella ― Sus dedos agarraron el marco de madera de la ventana ― Después de todas las cosas que mi madre nos hizo, que permitió que nos hicieran. ¿Cómo diablos puede Daryna haberla perdonado?

―¿Se lo preguntaste? ― preguntó Svetlana.

―Sí, sí, por supuesto que se lo pregunté. Dijo que nuestra madre ha cambiado, que ya no es la inútil borracha que era. A lo mejor es que se supone que me debo de sentir mal por su decrepitud por la artritis o lo que diablos sea que tenga ― Girándose, fijó su vista en el saco para golpear de la pared del fondo ― Tantas noches…tantas veces deseé que viniera a protegerme, que le plantara cara a él por sus niñas, que hiciera algo, lo que fuera para demostrarme que me quería. ¿Por qué no lo haría? ―Necesitaba dejar salir su enfado, atravesó la habitación como un rayo y le dio un puñetazo al saco con su puño izquierdo ― ¿Por qué?, ¿Qué diablos tenía yo de malo para que ella no pudiera hacer esa pequeña cosa?―El saco de golpear se sacudió ante otra descarga de sentimientos ― ¿Y piensa que voy a perdonarla?― golpe ― ¿Solo por que ella lo quiera? ― golpe ― ¿Por qué Daryna lo quiera?― golpe ― No― golpe ― No tengo que hacerlo ― golpe ― No lo haré ― golpe ― No lo haré ― golpe ― No pueden obligarme ― golpe ― Ya soy adulta ― golpe ― Si Daryna quiere vivir con ella y pretender que todo es perfecto, bien. No me importa ― golpe ― Ella no sabe lo que pasó cuando se marchó ― Sus nudillos dolían por los repetidos puñetazos al saco, Yulia se dejó caer al suelo sobre la colchoneta y subió sus rodillas hasta su pecho cogiéndoselas fuertemente con sus brazos mientras veía a Svetlana acercarse, la terapeuta ahora sentada a tan solo unos pies de la colchoneta ― No lo sabe ― repitió. La lucha fue lentamente apaciguándose en el cuerpo de Yulia y con ella el tono de sus palabras ― Ella ya no estaba allí para protegerme de él. Eso me dejó solo con mi madre y ella no levantó un solo dedo para ayudarme, así que ¿Por qué debería hacer yo algo para ayudarla? No me importa dejar que piense por el resto de sus días que su hija la odia.

―Lo opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia ― dijo Svetlana ― Ella es tu madre, Yulia. Ella era la que se suponía que debía quererte y protegerte y lo que sientes es el dolor de no haber tenido eso. Ya hemos hablado de esto antes.

―Sí, muchas veces, Doc. Lo sé ― dijo ―Pero una cosa es no verla, no saber dónde está o no saber qué ha sido de ella y, otra muy distinta saber que está viviendo con Daryna y cuidando la familia que nunca tuvimos ― Haciendo su cabeza hacia atrás, tomó aire profundamente ― Es como si el hecho de que me marchara hubiera servido para que las cosas les fueran mejor. Al cabrón le dio un ataque al corazón, Daryna volvió a casa, y entonces mi madre decide que ya es hora de dejar de ser una borracha ―Sacudiendo su cabeza cerró los ojos fuertemente e inhaló ― Cuando la necesitaba para que fuera mi madre, no pudo hacerlo. Ahora que quiere serlo, yo no la necesito…o no quiero.

―¿Y qué hay del enfado contra tu hermana? ― preguntó Svetlana haciendo que Yulia irguiera la cabeza.

―¿Enfado?. ¿Con Daryna? De ningún modo, Doc. ¿No estuviste escuchando? Odio a mi madre, no a mi hermana ― Estirando sus rodillas, cruzó los brazos sobre su pecho, usando la pared para apoyar su espalda.

―No he dicho odio ― dijo Svetlana― he dicho enfado. Es obvio que estás enfadada con Daryna.

―¿Y por qué debería estar enfadada con la hermana que llevo más de una década intentando encontrar? ― dijo levantándose y poniendo algo de distancia entre la terapeuta y ella ― ¿Sabes cuantas veces pensé que estaría muerta? Todo éste tiempo tan solo ha estado a una llamada local de distancia, viviendo con nuestra madre ― Plantándose detrás del reclinable, Yulia apretó el respaldo de piel ― Todo este tiempo ha estado viviendo la vida que debíamos haber tenido. Tiene un buen trabajo, dos niños preciosos que están sanos y un lugar en el que vivir. Yo soy la que cada día tiene que esforzarse en pasar el día sin caer al suelo medio borracha, la que solía quitarse la ropa para ganar dinero ―bufó y gesticuló ante Svetlana―Diablos, yo soy la que necesita ver a una terapeuta porque está bien jodida. ¿Y yo? Yo voy y elijo a la única terapeuta que no puede hablar conmigo sobre las cosas que más necesito ― Sacudió su cabeza ― ¿Podría hacer mi vida un poco más complicada?

―Yulia, sabías que si hacíamos esto, no podríamos hablar sobre Elena ― dijo levantándose de la colchoneta y acercándose al reclinable.

―Pero yo no sabía lo que sentiría por ella ― dijo la morena ― Entonces yo no sabía que nosotras…― al darse cuenta de lo que iba a decir, puso cara de sorpresa, entonces se figuró que la terapeuta ya se lo había imaginado por ella misma ― No sabía que acabaría amándola ― dijo tranquilamente viendo el dolor interior en la mirada de la castaña.

Cuando Svetlana habló, fue en un tono cuidadoso sin ningún intento de reflejar sus propios sentimientos.

―Entonces tú y Elena….¿son amantes?

―Si ― dijo Yulia encontrándose a sí misma incapaz de aguantarle la mirada a la ex amante de Elena. Hubo una larga pausa antes de que Svetlana hablara.

―Nuestro tiempo casi ha terminado ― dijo a pesar de faltar alrededor de quince minutos.

―Doc ― comenzó Yulia.

―Asegúrate de continuar con tus reuniones y de escribir en tu diario ― dijo Svetlana ― Te veré el viernes.

―Espera ―Yulia se acercó y agarró el hombro de Svetlana ― Estás triste ― juzgó correctamente.

―Si quieres explorar una relación con alguien no es mi problema ― dijo ― Por favor, Yulia, tengo papeleo que hacer antes de que llegue mi siguiente paciente.

―Creo que dijiste que no se permitían gilipolleces en ésta oficina, Doc ― dijo Yulia retirando su mano
― Tienes razón en lo de que necesito saber porqué estoy enfadada con Daryna. No me había dado cuenta de que lo estaba hasta que tú me lo señalaste. Tal vez por eso es por lo que te necesito tanto, para ayudarme a ver lo que es obvio cuando yo misma no puedo ―Poniendo sus dedos alrededor de la manivela de la puerta, Yulia hizo una pausa y miró a la mujer ― Así que déjame decirte lo que veo ahora, Doc. Veo a alguien que todavía siente algo por Elena. Puedes esconderte detrás de todas esas guías éticas todo lo que quieras, pero esto es algo de lo que vamos a tener que hablar ― Abrió la puerta ― Nos vemos el viernes ¿verdad? ― esperó a que Svetlana asintiera para cerrar la puerta, las emociones arremolinándose como siempre ocurría después de una intensa sesión.





CONTINUARÁ....


Lo siento por Svetlana No
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A VIVALENZ28, katina4ever y a Elena Sonda les gusta esta publicaciòn

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 4 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Elena Sonda 3/19/2021, 12:20 pm

Uff cada día más intensa, gracias x el regalito extra antes del sábado 😊..... a cuidarte y que te mejores pronto!!

Elena Sonda

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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 4 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por Fati20 3/19/2021, 12:54 pm

Hay q mal q estas enferma espero que te mejores pronto cuidate mucho, te agradecemos mucho el capítulo estuvo muy bueno es tan lindo disfrutar de las chicas amándose de lena siendo tan dulce y tierna con julia 😍 me encanta. Y bueno svetlana la queremos mucho pero tiene mucho q se alejo de lena y no busco volver con ella así q ahora le tocara aceptar q esa pelirroja maravillosa es de julia
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CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L. - Página 4 Empty Re: CORAZÓN DE CRISTAL (ADAPTACIÓN YULENA)// By: Miller B L.

Mensaje por katina4ever 3/19/2021, 3:28 pm

OMG! OMG! OMG!!! Qué sorpresa! Espero mejores pronto, cuídate mucho! Muchas gracias por ésta sorpresa, muy buen capítulo, pobre Sveta pero ella no quiso volver, ahora es una vida nueva y diferente para ambas 😍😍
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 3/19/2021, 3:44 pm

Capítulo Cuarenta y Cinco


No queriendo volver directamente a casa, Yulia giró por la autopista dirección sur. Con las indicaciones aprendidas en su cabeza, siguió las señales hasta llegar al camino plagado de baches que llevaba al parque de trailers donde vivía Daryna.

Para su decepción el único coche que había allí aparcado era el que reconoció como el que conducía su madre. Pensó en dar la vuelta y marcharse, pero entonces la puerta de la casa se abrió y Viktoria salió corriendo. Sabiendo que había sido descubierta. La morena aparcó el coche a un lado y apagó el motor, armándose de valor por si veía a la mujer que tanto despreciaba.

―Tía Yulia, tía Yulia,― gritó la niña de nueve años mientras bajaba a trompicones los escalones y corría hacia ella.

―Hola cariño ― dijo, ahora deseando haber parado por el camino para haberles comprado a su sobrino y sobrina algún juguete. Después de todo ella era su única tía y había un montón de cumpleaños y vacaciones que compensar ― ¿Cómo te fue en la escuela?

―La Sra. Maruska me riñó.

―¿Oh si? ― Yulia cogió en brazos a su sobrina y la puso encima de la mesa de picnic ― ¿Por qué?

―Porque le pegué a Karla en el brazo durante el almuerzo.

―¿Y por qué hiciste eso?

―Ella me pegó primero ― se defendió la niña.

―¿Se lo dijiste a la profesora?― Viktoria asintió con la cabeza.

―Uh, uh. Nos riñó a las dos y tuvimos que quedarnos allí durante el recreo ― La cabeza de la niña se giró al escuchar el ruido de la puerta abrirse ― Abuela, tía Yulia está aquí ― La sonrisa que había permanecido en la cara de la morena rápidamente desapareció al ver a su madre salir por la puerta.

―Viktoria, ve a cambiarte y ponte tus ropas para jugar si vas a estar por aquí fuera ― dijo Larissa Volkova.

―¿Tengo que hacerlo? ― se quejó la niña ― no me mancharé.

―Sabes lo que dijo tu madre acerca de jugar con la ropa de ir a la escuela ― le recordó la mujer de pelo gris. Viktoria hizo una mueca de decepción, pero se bajó de la mesa y entró en la casa. Yulia se puso de pie y se dirigió hacia su coche metiendo la mano por la ventanilla abierta para alcanzar los cigarrillos que estaban en su guantera.

―No tengo nada que decirte ― dijo sintiendo la mirada de la vieja mujer sobre ella. Enfadada, encendió el cigarrillo, guardó el encendedor en su bolsillo y se inclinó sobre el coche dándole la espalda a la mujer.

―Yulia…

―No quiero oírlo. Tuviste tu oportunidad hace años ―Se llevó el cigarrillo a sus labios sorprendida de lo mucho que le temblaban las manos. “Cálmate”, pensó para sí misma sabiendo que Viktoria volvería en cualquier momento.

―Te he echado de menos ― dijo Larissa tristemente.

―¿Si? ― bufó ― Qué divertido, porque yo no te he echado de menos ni un poco ― Saboreando el veneno en su boca, tomó su oportunidad para dejarlo ir ― Lo que yo he echado de menos es algo que no fuiste y que nunca serás ― Escuchó un sollozo y entonces la puerta abrirse y cerrarse ― Bien ― susurró regocijándose en el placer de saber que había herido a la otra mujer. Ahora sola, caminó hacia la mesa de picnic y retomó su asiento.

Viktoria salió unos minutos después, vestida ahora con unos vaqueros gastados y unos deportivos que no serían blancos nunca más. En su mano había un papel, con la “A” escrita claramente en rojo.

―Tía Yulia, ¿Quieres saber la nota que he tenido en mi examen?

―Déjame ver, muy bien ― dijo, intentando esconder en su tono de voz el enfado que todavía le quedaba ― ¿A qué hora viene mami a casa?

―Mami vuelve a casa a las seis ― dijo Viktoria subiéndose al reposabrazos ―¿Vas a quedarte a cenar?

―No lo creo ― dijo ― Tengo que volver a casa pronto. Elena se preguntará dónde estoy.

―Puedes llamarla ― sugirió Vika ― La abuela te dejará usar el teléfono.

―Tal vez otro día ― dijo ― ¿Dónde está Samir?

―En su clase de natación. ¿Puedo ir a tu casa algún día? ― Viktoria le ofreció a su tía su mejor mueca de “por favor”, pero todo lo que Yulia pudo ver fueron las sombras de su hermana una generación anterior. El cabello de la niña era del mismo tono de rubio y su nariz era, sin lugar a dudas, un regalo de los genes de Daryna.

―Claro ― dijo sabiendo que ella sería una de esas tías que se lo consentiría todo a su sobrino y sobrina ― Puede que hasta encontremos una película para ver.

―Oh ― dijo Viktoria excitada ― Quiero ver Dragones y Mazmorras.

―¿Esa no es una de sangre y esas cosas? ― preguntó Yulia arrugando su nariz al recordar los trailers pasados por la televisión ― Además, creo que esa película está clasificada para adultos.

―Yo he visto películas para adultos antes ― dijo Viktoria.

―¿Qué tal si le preguntamos a tu madre? ― sonrió por la cara que puso su sobrina al saber exactamente cuál sería la reacción de Daryna ante tal sugerencia ― Uh, uh, eso pensaba. Intentabas meter en un lío a tu tía Yulia, ¿no es así? ― La rubia sonrió mientras Yulia se le acercaba y comenzaba a hacerle cosquillas ― Lo sabía, eres como tu madre cuando tenía tu edad.

La pareja estaba todavía charlando cuando el coche de Daryna llegó y aparcó detrás de la chatarra de Yulia. La puerta del copiloto se abrió y un metro con veinte de energía salió chillando.

―!Tía Yulia!

―Hola Samir ― dijo girándose con los brazos abiertos para coger al vuelo al niño que se lanzaba hasta ella dando un salto ― ¿Te has divertido nadando?

―Si ― dijo con una sonrisa ― El señor Soilakvik hasta me dejó tirarme por el trampolín una vez ―Daryna se acercó a ellos cargando una brillante mochila azul.

―Samir, dale a la abuela tu bañador y la toalla y así te las podrá lavar para el miércoles ― dijo.

―Si mami ― Yulia se levantó y aceptó el abrazo de su hermana.

―Hola.

―Qué bueno verte otra vez ― dijo Daryna ― Entra y quédate a cenar. ¿Has traído a Elena?

―Elena está en casa ― dijo ― Estaba conduciendo y pensé en parar unos minutos. No puedo quedarme.

―Bueno, de todos modos me alegro de verte ― dijo su hermana apartándose pero dejando una mano sobre el hombro de Yulia ― Por lo menos ven adentro unos minutos.

―No puedo ― dijo dando un paso hacia su coche ― Ya sabes por qué ― Daryna inclinó su cabeza hacia la casa, luego hacia su hija.

―Vika, ve adentro y ayuda a la abuela con la cena, por favor.

―Si mami. ¿Puedo volver aquí afuera cuando termine?

―¿Has hecho tus deberes? ― preguntó Daryna.

―Casi todos.

―Entonces ya sabes lo que harás después de la cena ¿no es así?―Yulia tuvo que sonreír por la cara de fastidio de su sobrina.

―Volveré pronto a visitaros ― prometió agachándose para abrazar a la niña que venía corriendo hacia ella.

―Adiós tía Yulia.

―Adiós cariño.

Las hermanas permanecieron quietas hasta que la puerta se hubo cerrado, cada una encendiendo su cigarrillo. Daryna habló primero.

―Desearía que intentaras estar a solas con ella.

―De ningún modo ― dijo Yulia ― Si quieres pretender que nada sucedió y que era la madre del año, adelante, hazlo.

―Mira, sé que la culpas por parte de lo que nos sucedió, pero Yul, eso fue hace años.

―Oh, ¿Y eso hace que todo esté bien? ― Yulia caminó hacia su coche y se apoyó sobre él, forzando a Daryna a seguirla o que hablara lo bastante alto como para que la oyeran a través de la ventana abierta de la cocina ― Ella era lo único que había entre él y nosotras y no hizo nada, ni una maldita cosa para ayudarnos.

―Está bien, pero fue él, no ella. Si quieres odiar a alguien ódialo a él ― dijo Daryna enfadada ― Él es a quién yo odio.

―Lo odio demasiado, pero no puedes pretender que ella es inocente de todo aquello ― dijo Yulia alzando la voz para acallar la de Daryna ― Ella es tan culpable y no puedo imaginarme por qué tú no lo puedes ver ― Sacándose las llaves del bolsillo, caminó por delante del coche hacia la puerta del conductor ― Me gustaría verte a ti y a los niños ― dijo― pero no voy a hacerlo con ella alrededor.

―Esta es su casa también ― dijo Daryna ― No voy a pedirle que desaparezca cuando tu quieras venir por aquí ―Sujetando la puerta abierta, Yulia alzó los hombros.

―Bien, entonces ven a mi casa, porque nada va a hacer que haga las paces con ella ― Puso el coche en marcha y comenzó a ir hacia atrás al segundo de que Daryna se apartara.

No se preocupó de la velocidad mientras recorría las calles camino hacia la autopista. Una vez estuvo en carretera abierta, se movió hacia la izquierda y mantuvo el coche a la velocidad indicada.

En la intersección de la salida, se detuvo por completo. Había llegado la hora de tomar su decisión. A la derecha estaban los bares que le prometían olvido, el escape a su enfado y al dolor que se arremolinaba en su interior. A la izquierda la imagen del complejo urbanístico y Elena.

Tomando su decisión, giró y paró en la gasolinera.


[…]

Elena estaba esperando impaciente en el salón cuando oyó llegar el coche de Yulia.

―Ya era hora ― dijo mientras se dirigía hacia la puerta abriéndola justo cuando la morena salía del coche ― ¿Dónde estabas? Llamé hace rato a Mihail y me dijo que te habías tomado la tarde libre.

―Fui a ver a Svetlana y luego a casa de Daryna ― dijo encontrándose a Elena a mitad de camino ― Y no estoy segura si debí haberlo hecho.

―¿Qué ocurrió? ― Yulia sonrió y se apoyó contra ella ―Ambas son una larga historia.

―De acuerdo, vayamos dentro y podrás contármelo todo ― dijo Elena poniendo su brazo alrededor de la cintura de Yulia ― Lo siento si parecí algo agitada. No es propio de ti dejar el trabajo en mitad del día.

―No podía concentrarme en el trabajo ― dijo mientras entraban en casa ― Pensé que si hablaba con Svetlana podría darle algo de sentido pero solo sirvió para agravar el problema.

―Espera un momento. Estoy algo confusa. ¿Cómo es que hablando con Svetlana agravaría el problema que tienes con Daryna?

―No es eso ― dijo dejando sus llaves en la mesita auxiliar ― Pero como es habitual en Doc, me dio un montón de cosas en las que pensar ― Agitó su cabeza ― No sé cómo explicarlo.

―¿Qué tal si vamos al sofá y te abrazo mientras tú intentas encontrar la forma de hacerlo? ― sugirió Elena posando las manos en sus hombros y dirigiéndola hacia donde quería.

―¿Por qué todo en mi vida siempre termina yéndose a la mierda? ― dijo mientras se sentaba en el sofá ― Es como si tuviera gafada o algo así ―Sabiendo que Yulia lo explicaría a su manera, la pelirroja se sentó y comenzó a acariciarle la espalda, esperando pacientemente durante un largo momento antes de que la joven volviera a hablar ―Fui a ver a Daryna y volvimos a tocar el tema de la vieja ― dijo ― Otra vez. No sé ni si quiera por qué se molesta en intentarlo. No va a cambiar la forma en la que siento. Le dije que desde ahora si quería verme tendría que venir con los niños hasta aquí en lugar de que yo fuera allá.

―¿Estuvo de acuerdo contigo? ― preguntó Elena. Yulia levantó sus hombros.

―No lo sé. Para entonces estaba tan cabreada que me metí en el coche y me largué ― Sacudió su cabeza ― Supongo que Doc tenía razón cuando me dijo que estaba enfadada con Daryna porque defiende a la vieja ― Metió la mano en su bolsillo buscando el paquete medio vacío de cigarrillos ― Necesito fumar― dijo ― ¿Podemos ir afuera?

―Claro ― dijo Lena levantándose y buscando la mano de Yulia. Juntas caminaron a través de la cocina hasta la terraza. Se sentaron en las sillas, Elena sin decir nada, mientras Yulia encendía su cigarrillo y le daba varias caladas.

―Le conté a Svetlana lo nuestro ― dijo rompiendo el silencio. Miró abajo hacia sus manos ― No está contenta sobre eso.

―¿Por qué se lo contaste? ― preguntó Elena.

―El modo en que reaccionó cuando supo que éramos amantes…― Yulia tomó una larga calada ― Tal vez deberías hablar con ella ―Acercando un poco más la silla, Elena pasó su brazo alrededor de ella y presionó sus labios contra la frente de Yulia.

―¿Estaba enfadada?

―No enfadada ― dijo Yulia ― creo que más bien dolida.

―Oh ― dijo Elena, acariciando la espalda de su amante y pensando en cómo solucionar el problema. Mientras que su ruptura con Svetlana había sido extremadamente dolorosa para las dos, pensaba que todo formaba parte del pasado ― Hablaré con ella si quieres que lo haga ― dijo trazando con su dedo el contorno de la oreja de Yulia ― Pero quiero que sepas algo ―Moviendo la cara de Yulia hacia la de ella, ladeó su cabeza y juntó sus labios ― Lo que Svetlana y yo tuvimos está en el pasado. Somos muy amigas y ojalá lo sigamos siendo, pero nunca podríamos volver a ser amantes. Tú eres a la única que quiero, la única a la que amo ―Todavía vió la sombra de la duda en sus ojos ― ¿Qué?

―¿Y si Svetlana quiere que vuelvas? ― preguntó la morena en voz baja, dejando al descubierto sus inseguridades ― Tienes que admitir que ella es mejor.

―No ― dijo Elena rápidamente, presionando sus dedos contra los labios de Yulia ― No hagas eso. No quiero volver con Svetlana. Te quiero a ti. Si no crees en nada más, al menos cree esto. No importa lo que Svetlana diga o haga, no va a cambiar lo que siento por ti.


[…]


Minutos después de que Yulia se marchara a trabajar, Elena se montó en su Jeep y condujo atravesando la ciudad. Como había esperado, la Cosa naranja estaba todavía aparcada cuando entró al complejo de apartamentos de Svetlana.

Era un encuentro que Elena no quería tener, pero por el bien de Yulia, sabía que debía hacerlo. Deseando lo mejor, caminó hasta la puerta de su ex novia y llamó. Segundos después, la puerta se abrió mostrando a Svetlana todavía con su camiseta y pantalones de dormir.

―Buenos días ― dijo Svetlana dando un paso atrás para dejar pasar a Elena ― ¿Qué haces aquí?

―Tenemos que hablar ― dijo Elena.

―¿Sobre? ― dijo Svetlana sin entusiasmo a la vez que señalaba el sofá.

―Ya sabes sobre que ― contestó Lena ― Yulia y yo. Comprendo que no estuvieras especialmente contenta cuando te enteraste.

―Como me sienta acerca de eso es irrelevante ― dijo Svetlana, cruzando sus brazos y apoyándose sobre el marco que separaba el salón de la cocina.

―No cuando afecta a Yulia ― dijo la pelirroja inclinándose hacia delante y apoyando los antebrazos sobre sus rodillas ― Cree que todavía tienes sentimientos hacia mí ―Svetlana pasó sus dedos por su pelo castaño corto y se giró.

―Tu no quieres llegar ahí, Elena ― le advirtió.

―¿Por que? ― preguntó, aunque sospechaba lo que irritaba tanto a Svetlana.

―Oh, no juegues a eso conmigo ― dijo peinándose el pelo con los dedos ― ¿Cómo pudiste? ―Tres años de vivir y amar a la mujer que ahora estaba de pie delante de ella enseñó a Elena muy bien que, en éste momento en particular, ella y Svetlana iban a tener una discusión.

―Haces que suene como si hubiera desvirgado a una joven doncella ―dijo cruzando sus brazos sobre su pecho y reclinándose hacia atrás ― Fue con consentimiento mutuo.

―¿Y tú no hiciste nada para provocarla como a aquella puta de aquella ciudad, verdad? ― dijo la castaña estallando mientras cruzaba el salón hasta la chimenea donde había una foto de ella y Elena ― Justo otro trofeo en tu colección, ¿verdad?

―Yulia significa mucho más para mí y tú lo sabes ― dijo la pelirroja defendiéndose ― La amo.

―Una vez también me dijiste a mí que me amabas ― dijo Svetlana todavía de cara a la foto e intentando evitar mirar a su ex amante ― ¿Cuánto tiempo pasará antes de que vuelvas a acostarte con otra de tus zorras fans?

―No lo haré ― dijo la escritora alzándose sobre sus pies.

―Como si una promesa de fidelidad viniendo de ti significara algo ― se burló Svetlana ― ¿O es esa una promesa que sólo me hiciste a mí?

―¿De qué va esto, Sveta? ¿Del hecho de que Yulia y yo somos amantes y de que tú y yo no lo somos? ― preguntó Elena ― Intenté que volviéramos durante casi cuatro años y tú me rechazaste todas las veces. Lo único que podía esperar era un polvo ocasional.

―¿Cómo podría confiar en ti otra vez? ― preguntó la castaña ― ¿Crees que fue fácil para mí darle la espalda a tres años de mi vida?

―Pareció bastante fácil por lo que estuve viendo ― dijo Elena, intentando con todas sus fuerzas mantener su tono de voz tranquilo ante el aumento de tensión. Se plantó detrás de Svetlana poniendo sus manos sobre los hombros de la terapeuta ― Sé que fue culpa mía, pero me dolió enormemente cuando me dejaste ― admitió.

―Sí, bueno, también me dolió a mí enormemente cuando volví a casa y encontré ese mensaje en el contestador ― dijo Svetlana sacudiéndose de encima las manos y dirigiéndose al sofá.

―Lo sé ― dijo Elena despacio. Siguiendo los pasos de Svetlana, se sentó en una silla cerca de ella ― Sveta, ésta no es la primera vez que estoy con alguien desde que rompimos. ¿Por qué ahora?

―No te tomabas en serio a las otras mujeres ― dijo Sveta ― Solías salir unas cuantas veces con ellas, contarme todos sus defectos y por qué no podías mantener ningún tipo de relación con ellas antes de ir hacia la próxima conquista.

―Y ahora no me muevo a ningún sitio ― terminó por ella.

―Recuerdo cuando solías llamarme prácticamente gritando como una loca por tu compañera de piso ― dijo Svetlana ― Creí que iban a tener un grave “accidente” con la cortina de baño.

―Lo recuerdo ― dijo inclinándose hacia delante de modo que sus codos se apoyaran en las rodillas ― Recuerdo que llegué a amenazar a Viktor con un martillo por habérmela enviado.

―¿Entonces por que? ― Svetlana bajó su mirada a la alfombra ― ¿Por qué ella por encima de las otras?

―Yo misma me he hecho la misma pregunta ― admitió ― y he intentado relacionarlo con un montón de cosas, desde la soledad hasta algún tipo de complejo de protección fuera de lugar ― Eligió cuidadosamente sus próximas palabras, sabiendo que podía dañar a Svetlana con ellas y queriendo minimizar eso lo más posible ― Pero la simple verdad es que la amo. Yo no planeé que ocurriera, pero pasó y no puedo cambiar la forma en que me siento.

―No planeaste dormir con aquella chica, pero lo hiciste ― señaló Svetlana enfadada, sus ojos brillantes ― ¿Sabe algo Yulia sobre tus deslices o te has guardado ese tipo de información para ti?―Elena saltó ante el tono acusador.

―Se lo conté ―dijo firmemente ― Y no es lo mismo. No sentía nada por Nadya. Amo a Yulia ― Svetlana bufó suavemente y miró hacia otro lado.

―Ahí vas otra vez, Elena. ¿No entiendes que hay mucho más en una relación que amor?

―Lo sé ― contestó la pelirroja a la defensiva ― Pero creo que es un importante factor ¿no es así? ―Svetlana se giró hacia ella.

―¿Y qué hay de la confianza?

―Nunca me perdonarás por eso, ¿verdad? ― dijo reclinándose sobre la silla ― Sveta si pudiera volver en el tiempo y cambiar lo que pasó, lo haría.

―¿Y si hubieras vuelto a casa antes que yo, habrías eliminado el mensaje? ― Svetlana se pasó los dedos por su pelo castaño ― ¿No lo entiendes? Después de lo que sucedió, la confianza entre nosotras desapareció, y sin confianza no podía haber relación. Siempre me preguntaré si me habrías contado la verdad o habrías intentado ocultarme otra aventura. No podía vivir con eso.

―Sveta, nunca quise hacerte daño.

―Sí, pero lo hiciste ― dijo Svetlana despacio. Elena asintió con la cabeza y se movió hasta el sofá poniendo su brazo alrededor de los hombros de la castaña.

―Lo hice ― admitió ― Y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Soy muy afortunada porque decidieras que siguiéramos siendo amigas. Estoy segura de que muchas exs no lo harían ―Sintió a Svetlana apoyarse contra ella ― Eres muy importante para mí, nunca lo dudes.

―Eso va por las dos ― dijo Svetlana ― No quiero perderte en la vida.

―Y no vas a hacerlo ― dijo Elena ― El estar con Yulia no va a cambiar eso. Todavía eres mi mejor amiga― El reloj de Svetlana sonó alertándola de la hora ― Será mejor que te deje para que te prepares para ir a trabajar.

―No me había dado cuenta de que era tan tarde ― dijo la terapeuta mirando su reloj ― Mi primera cita viene a las nueve.

―¿Estamos bien? ― preguntó Elena. Svetlana asintió.

―Sí, estamos bien ― dijo ― Solo hay algunas cosas que debo aclararme a mí misma, eso es todo.

―¿Vendrás mañana a cenar? ― ofreció Elena ― Llamaré a los chicos y podemos hacer algo así como una cena-fiesta.

―Suena bien ― dijo Svetlana ― Ahora levántate y sal de aquí. Tengo que darme una ducha― Elena la atrajo en un rápido abrazo.

―Te veré entonces ― dijo.

―Sé buena ― susurró Svetlana antes de apartarse.

―Lo seré ―prometió Elena, sabiendo que se refería a Yulia ― Te veré mañana.


CONTINUARÁ...

Nos vemos el sábado!!
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Mensaje por Fati20 3/19/2021, 4:14 pm

Pobre svetlana está aún dolida de la traición de lena eso es todo y pensar q le haga lo mismo a julia o q por julia si sea fiel cosa q no fue con ella le duele, pero julia y lena se merecen y se aman mucho 😊, gracias por esos 2 capítulos de hoy estuvieron buenísimos, hasta mañana y q nos tengas las buenas noticias q estés mejor de la gripe cuídate mucho 😘😘
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Mensaje por katina4ever 3/20/2021, 3:26 am

Gracias por compartir estos 2 capitulos! Están buenísimos, saludos!
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