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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/21/2022, 9:05 pm

Capítulo 12


Yulia levantó la mano en señal de saludo y tentativamente Elena le ofreció una pequeña sonrisa a cambio cuando vio a la chica menor caminar hacia donde ella se encontraba. Lena sintió a Olga poner una mano sobre su hombro mientras la morena se acercaba al grupo como lo hacía diariamente. La pelirroja miró a la chica más alta y asintió con comprensión. Finalmente, Yulia se puso delante de Olga y Elena. Ambas notaron los círculos oscuros bajo los ojos de esta, que insinuaban que probablemente no había dormido, al igual que Elena, después de lo que había sucedido entre ambas. La pelirroja observó el rostro de Yulia con cuidado, notando su tez pálida y la forma en que sus ojos azules que eran normalmente brillantes, hoy eran opacos y turbios. La pecosa se dio cuenta de que todos los estudiantes tenían su mirada fija en Yulia, el drama que había sucedido con ella el lunes aún estaba fresco en la mente de los demás alumnos. Yulia hizo todo lo posible por ignorarlos, pero Elena sabía que se sentía incómoda.

Cuando la pelinegra se detuvo frente a Lena, ella bajó la mirada hacia las manos de Yulia, que estaba agarrando su muñeca izquierda con la mano derecha por encima de su suéter, la férula brillaba por su ausencia. Elena observó la parte posterior de la mano izquierda de la morena de más cerca, notando un moretón oscuro apenas visible que se extendía hasta su muñeca. No estaba segura, pero la mano de Yulia estaba más hinchada que ayer y recordó el ataque frenético que tuvo contra el capó de su auto, y sintió caer su estómago con pesar ya que no pudo detener a la ojiazul de hacerse daño a ella misma durante su arrebato.

–Hola– dijo Yulia llamando la atención de Elena. Le dio a Frida y Nastya una tímida sonrisa en gesto de saludo.

–Hola– dijo Elena con incertidumbre, su valentía y la confianza que tenía hace apenas unos momentos se escaparon de ella –¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que te quedarías en casa hoy – comentó con voz tranquila.

Yulia compartió una mirada con Olga antes de mirar a la pelirroja mientras jugaba nerviosamente con sus manos.

–Si – fue todo lo que dijo Yulia insegura – Me... queeeeedé... en... caaaasa.

–¿Cómo llegaste hasta aquí? – preguntó Frida –¿Tú mamá te trajo?

Yulia negó con la cabeza.

–Yul – dijo Olga alarmada – El camino de tu casa hasta aquí es de cuarenta minutos.

La morena se encogió de hombros ante el comentario de su mejor amiga, volviendo su atención a Elena que la observaba atentamente.

–Yo... yo... necesitaba...– comenzó a decir con dificultad, humedeciendo sus labios y moviendo la mandíbula en su intento de hablar – Veer.... verttt... veeerteee – dijo con dificultad apuntando a Elena con el dedo índice de su mano derecha.

–Yo iba a ir a verte ahora – le dijo Lena y Yulia la miró sorprendida ante esta confesión –Mira, lo de ayer...

La ojiverde no tuvo la oportunidad de terminar ya que Volkova dio un paso adelante colocando su dedo índice sobre los labios de la otra chica para hacerla callar. Elena se quedó perpleja, pero ella hizo lo que Yulia le pedía y la dejó hablar.

–Lo.... lo.... sss.... ss... siento – dijo con dificultad y Elena abrió su boca ligeramente ante esta sorpresa.

–¿Qué? ¿lo sientes? – preguntó Elena confundida – Yo iba a ir a verte para pedirte disculpas.

Hizo una pausa por un momento, estudiando la expresión de la pelinegra.

–Yo sé que es lo que quiero que me perdones – continuó Elena – Pero no tengo idea de por qué me estás pidiendo perdón a mi.

Yulia frunció el ceño, evidentemente confundida.

–Ayer – dijo simplemente.

–Sí – respondió Lena – Sé que estás pidiendo disculpas por lo de ayer, pero no hiciste nada malo.

–Sí lo hice.

Yulia iba a decir algo pero esta vez fue el turno de Elena para hacerla callar.

–Escucha – dijo Elena con seriedad colocando una mano sobre el hombro de Yulia, sus ojos verdes brillaban sin perder el contacto con los ojos azules de la otra chica – Me siento muy mal por lo que pasó ayer entre nosotras. No tengo excusa para mi comportamiento, sólo quiero que sepas que nunca me había arrepentido tanto de algo en mi vida, me refiero a la forma en que te traté.

La morena negó con la cabeza, pero Elena siguió hablando.

–Fui una idiota. No sé en que estaba pensando. No debería haberme ido como lo hice y definitivamente no debería haberme enojado porque no podías hablar, porque sé que no lo haces a propósito – continuó – Tienes que creerme Yulia. No quería decirte eso. Sé lo mucho que te esfuerzas cada día para mejorar.

La pelirroja se inclinó y puso su mano con cuidado en la muñeca izquierda de la ojiazul, lo que la hizo hacer una mueca de dolor en respuesta. Elena procedió a levantar el brazo de Yulia y pese a los esfuerzos que la otra chica hizo para mantener la manga abajo, Lena la enrolló para exponer su brazo herido.

–Esto no está bien – dijo Lena con tristeza al oír el jadeo de Olga al ver el estado de la muñeca de su mejor amiga – Y esto ocurrió por mi culpa, porque estabas tratando de decirme algo y no pudiste porque estabas estresada gracias a mí.

Yulia bajó la manga de su suéter cuando Elena la soltó por miedo a dañarla más.

–Está bien – le dijo la morena tratando de disminuir la culpabilidad que sentía Lena. Ella sabía que nada podría ayudarla a aliviar la culpabilidad que sentía.

–Eso no está bien – dijo Lena de nuevo con seriedad señalándole el brazo – Nada de lo que pasó ayer estuvo bien, Yulia. Te dije todo eso y no tuviste tiempo para procesarlo, por lo que me escapé...

–Sí, pero... – Yulia intentó interrumpirla, pero Elena siguió hablando.

–Entonces me enojé contigo cuando te paraste en frente de mi auto, pero fue solo porque estaba muy preocupada de que te hicieras daño. Reaccioné mal porque me asustaste mucho. Especialmente después... – su voz se fue apagando.

–Yo preferiría que te alejaras de los autos – le dijo Olga en broma – Quiero decir, ya sabes, no de esa forma.

La morena miró a Olga, poniendo una mano en su hombro para tranquilizarla.

–Todo después de eso es como una mancha... – admitió Elena – Pero recuerdo, ya sabes – dijo bajando la voz – Que me besaste.

La morena abrió la boca para decir algo pero Lena levantó la mano para detenerla.

–No por favor – dijo – Déjame terminar. He querido besarte desde el primer día que te vi, pero el beso de ayer no se sintió bien. Sentí que lo hiciste solo porque querías hacerme sentir mejor, porque ese es el tipo de persona que eres, pero, no podía soportar la idea de que sintieras lástima por mi así que te alejé.

Yulia dio un paso hacia la pelirroja mientras esta daba un paso hacia atrás.

–No sé si podré hacer las paces contigo alguna vez – dijo Lena con ansiedad – Y entiendo si no quieres volver a hablarme, pero por favor, créeme cuando te digo que lo siento. Espero que algún día puedas perdonarme... – concluyó con su voz debilitada mientras luchaba por contener un pequeño sollozo.

La pelinegra frunció el ceño, observando como los ojos de Elena estaban llenos de lágrimas, mientras cada una de sus amigas las miraba expectantes. Suspiró. Se acercó a la ojiverde y la miró fijamente, ninguna dijo algo. Secó las lágrimas de Lena con la yema de su pulgar derecho y esta soltó una pequeña risa ante el gesto. En su mente, Yulia tenía todo el derecho a odiarla, pero aquí estaba, preocupándose por ella.

Después de que detuvo las lágrimas de la chica de ojos verdes, Yulia sacó un papel doblado de su bolsillo trasero. Se lo entregó, quien lo tomó tímidamente y la morena asintió con la cabeza en señal de que debía abrirlo.

Lena lo hizo, desplegando el papel para revelar dos hojas impresas. Miró a Yulia, que le hizo un gesto con la mano derecha para que leyera las palabras escritas. Lena se sentó junto a Frida y Olga se paró detrás de ella para leer desde su punto de vista, Frida y Nastya compartieron miradas inquisitivas antes de volver su atención a Yulia que observaba atentamente a la pelirroja.

“Elena, no he dormido mucho esta noche porque me quedé pensando en todo lo que ha pasado hoy y todo de repente parece no tener sentido, pero luego si lo tiene. Sé que mi letra es horrible, así que estoy sentada frente a mi computadora escribiendo esta carta a una velocidad muy lenta, porque no puedo coordinar mis manos y ojos para que trabajen juntos, y mi cerebro lucha por formular una frase coherente. Mi terapeuta me dijo que cuando me sintiera triste, o enojada, o frustrada, debería tratar de escribir las cosas porque siempre interiorizo todo. Me dijo que no es bueno para mí y que me causaría problemas en el futuro, así que por favor ten paciencia conmigo mientras yo trato de hacer esto, porque no estoy acostumbrada a decir lo que siento y pienso, excepto en terapia.

Es muy difícil para mí escoger las palabras correctas para lo que quiero decir, para que estas tengan sentido para ti, ya que a pesar de que mi cerebro no quiere cooperar conmigo, me estoy sintiendo más positiva que negativa y deprimida, algo que no entiendo muy bien. Admito que tu confesión fue una sorpresa, pero curiosamente, no una desagradable. Desde el primer día en la escuela, cuando me devolviste mi cuaderno, has sido un apoyo constante y siempre estaré agradecida por eso. No sabes lo que significas para mí, al igual que Frida y Nastya, aparecieron en mi vida en un momento en el que las necesitaba desesperadamente. Aprecio todo lo que haces por mí, incluso cuando no te das cuenta de que estás ayudándome, y esas pequeñas cosas son las que más aprecio. Lo que más te agradezco es que te niegas a tratarme diferente debido a mis problemas, ya que estoy luchando por encontrar mi propia normalidad, esto me proporciona una gran comodidad.

Odio la forma en la que dejamos las cosas, porque se siente como el final de algo que yo no estoy dispuesta a dejar de lado y me niego a perder a alguien que he llegado a valorar tanto. He intentado llamarte pero no contestas el teléfono y no sé si debería estar preocupada de que ni siquiera quieres hablar conmigo. Quizás es una bendición disfrazada, porque aparentemente he perdido toda la capacidad de hablar y no sé cuando podamos conversar de nuevo.

Sé que probablemente te hice daño y te volviste vulnerable y expuesta al abrir tu corazón, confesándome tus sentimientos, así que es justo corresponder a este acto. Me gustas mucho Elena, pero no estaba mintiendo cuando dije que no tengo sentimientos románticos por nadie. No creo que pueda. No todavía. No es personal, confía en mí. No eres tú, soy yo. He pensado mucho en esto desde que te fuiste esta tarde y he leído la lista que me diste hoy, solo para darme cuenta de que mis pensamientos no estaban conmigo, pero si estaban contigo, distraídos como siempre. Creo que si me llegara a gustar alguien, esa persona serías tú, Elena, porque tienes muchas cualidades que admiro y amo de ti, por lo que podrían competir con todo lo que escribiste para mí. El problema es que yo no creo poder realmente enamorarme de alguien porque yo ni siquiera sé como amarme a mí misma. ¿Eso tiene sentido? La lista que me diste es increíble y quizás no pueda apreciar tus palabras, y sabes por qué. Te diría todo acerca de mis problemas de autoestima, pero ya eres consciente de ellos, porque Elena, puedes leer mi mente mejor que cualquier otra persona. Leíste mi estado de ánimo mejor de lo que yo misma puedo.

Sé que tal vez esto no es lo que quieres oír, pero después de esto, me di cuenta de que no puedo amar a nadie más hasta que aprenda a amarme a mí misma otra vez. Tengo que encontrar una manera de hacer eso, pero quiero y necesito que estés allí conmigo, porque cuando finalmente me encuentre a mí misma de nuevo, quiero que sea contigo, quiero que seas la persona que me enseñe a amar, Elena. Amas tan libre y abiertamente, sin prejuicios, y quiero ser capaz de eso también, solo contigo.

No te besé hoy porque sentía lástima, te besé porque sentí que tenía que hacerlo. Te besé porque quería, porque en medio de mi desesperación dejaste tus sentimientos de lado para estar ahí para mí, aunque te sentías rechazada y enojada conmigo. Quiero amarte Elena y creo que de alguna manera inconsciente una parte de mí ya lo hace, de lo contrario ¿cómo explicarías el beso que no me acuerdo que te di? supongo que sucedió después de mi ataque de epilepsia y me entristece saber que nunca recordaré nuestro primer beso, si ese es el caso.

Supongo que lo que estoy tratando de decir es que, yo quiero amarte Elena, porque desde que te conozco, me has hecho más feliz de lo que jamás pensé ser, considerando todos mis problemas. Quiero darte todo lo que quieres, pero al igual que mi recuperación física y emocional, tomará tiempo. Alguien sabio me dijo una vez que el amor es una combustión lenta, no instantánea, así que lo que quiero saber Elena es si... ¿puedes darme ese tiempo?”

Lena bajó las páginas cuando terminó de leer y se mordió el labio inferior mientras miraba a Yulia, quien la observaba expectante con una mirada inquisitiva. Todo en el cuerpo de la pelirroja le decía que debía levantarse y abrazar a la morena, pero decidió no hacerlo. Sin creer su suerte, Elena le dio una cálida sonrisa, la cual fue correspondida.

–Así que ¿no me odias? – le preguntó Lena, aún sin comprender el por qué Yulia no se había quejado de su comportamiento ayer. Yulia negó con la cabeza.

–No– dijo con una sonrisa.

–¿Significa esto lo que creo que significa? – preguntó, agitando el papel que tenía entre sus manos – Quiero decir– aclaró para que Yulia pudiera contestar con un simple si o no –¿Considerarías la oportunidad de estar juntas en algún momento?

La pelinegra negó con la cabeza.

–No.

–Pero pensé qué...– Lena comenzó a hablar pero no tuvo la oportunidad de terminar ya que Yulia cerró la brecha entre ellas y le dio un beso suave en los labios. Lena sonrió en el beso, sus ojos se cerraron instintivamente mientras los labios de la morena se mantenían en contacto con los suyos. Los abrió cuando Yulia dio un paso atrás y no podía ocultar su felicidad. Miró a su alrededor, sus amigas tenían expresiones similares en sus rostros y Elena se dio cuenta de que todo el alumnado las estaba mirando con interés.

–Ahora – aclaró Yulia cuando Elena la miró a los ojos – Solo... que sea lento ¿si?

La pelirroja se rió, sintiendo como si su pecho fuera a explotar de alegría.

–Okay– aceptó y esta vez no dudó en abrazar a Yulia. Besó la parte superior de la cabeza de la otra chica ligeramente antes de abrazarla con más fuerza.

–Oye, ¿puedo leerla? – preguntó Frida señalando la carta que le había dado Yulia a su otra amiga.

Yulia asintió y se sentó al lado de Lena, mientras Olga volvía a su asiento. Nastya se inclinó sobre la mesa para leer junto a Frida y ambas sonrieron cuando terminaron con la lectura.

–Eres muy elocuente – comentó Frida antes de devolverle la carta a Elena – No quiero ofenderte, pero estoy un poco sorprendida.

Yulia se encogió de hombros como respuesta señalando su cabeza.

–Aún… funciona.

–Sí, pero tienes problemas para escribir y coordinar tus manos – dijo Frida interesadamente – Entonces, ¿cómo escribiste esto?

Yulia sonrió mientras les contaba a las chicas que presionaba una tecla a la vez con el dedo índice de su mano derecha.

–¿Te tomó mucho tiempo? – preguntó Olga, la pelinegra entrecerró los ojos al pensar y luego levantó seis dedos.

–Seis minutos – respondió Olga – Impresionante, obviamente estás mejorando – La morena negó con la cabeza –¿Horas?– preguntó Olga incrédula. Yulia asintió.

–No podía... concentrarme.

–¿No puedes hablar mucho hoy? – preguntó su amiga y Yulia le dio una mirada asintiendo.

–¿Que harás ahora? – le preguntó Nastya –¿Te quedarás a clases? – Yulia negó con la cabeza.

–¿Cómo irás a casa? – le preguntó Elena con preocupación.

–Caminando – respondió la morena.

–Sí, claro – comentó la pelirroja levantándose de su silla –Yo te llevo – Yulia negó con su dedo índice.

–¿Y la escuela?– cuestionó.

–No es un problema – dijo la chica con seriedad – Además, tú eres la que me dijo que debía vivir un poco, si mal no recuerdo – Yulia la miró por un momento antes de dirigirse a las otras chicas para pedirles ayuda.

–No creo que vaya a cambiar de opinión – dijo Frida con seriedad – Si fuera yo, solo aceptaría.

–Sí Yul – dijo Olga – Además, te ves como una mierda, así que otra caminata de cuarenta minutos no te ayudará mucho –Yulia rió antes de golpear a Olga juguetonamente con su brazo derecho.

– Que ruda – dijo y la chica más alta se rió entre dientes.

–Vamos Volkova – dijo Elena tendiéndole la mano –Te voy a llevar a casa, te guste o no.

La morena sonrió ante el gesto de Elena y la tomó de la mano, quien la tiró de su asiento para que pudiera levantarse. Entrelazó sus dedos y Elena miraba sus manos unidas, con alegría.

–Volveré pronto – le dijo la pelirroja a las demás.

–Más te vale – dijo Olga en tono de broma – No hagan cosas inapropiadas ¿ok?

Nastya que estaba bebiendo un poco de agua en el momento, casi se atragantó, escupiendo lo que tenía en la boca.

–Olga – se quejó sintiéndose avergonzada, pero Lena se relajó cuando Yulia le apretó la mano, su sonrisa aún estaba en su lugar. La castaña más alta le guiñó un ojo mientras la morena comenzó a caminar junto a Elena hacia el estacionamiento, a través del patio lleno de gente que aún las observaba.

–Nos vemos más tarde chicas – dijo Nastya, sabiendo que Elena no volvería. La ojiverde hizo un gesto de despedida mientras se iba del lugar.

El viaje en auto de vuelta a la casa de Yulia fue en total silencio, pero no un silencio incómodo, sino uno cómodo. La pelinegra apoyaba la cabeza contra la ventana, mirando el paisaje mientras Lena conducía. En el fondo, el débil sonido del motor del auto y la radio. Yulia cerró los ojos por unos minutos y Lena se preguntaba si tenía dolor de cabeza o estaba cansada. Finalmente, la pelirroja se detuvo delante de la casa de Yulia, deteniendo el auto.

–Yulia– le dijo moviéndola ligeramente – Oye, estamos aquí.

Lena siguió moviéndola suavemente hasta que levantó la cabeza para mirarla, con una sonrisa soñolienta en su cara.

–Estamos aquí – repitió Elena señalando la casa.

–¿Tan pronto? – preguntó Yulia.

–Me temo que si – dijo Elena mientras salía del auto para caminar hasta la puerta y abrirla. Le ofreció una mano para ayudarla a salir y la otra chica la tomó con gratitud, luchando por mantener su equilibrio – Wow, estás realmente cansada – comentó la pelirroja. Yulia bostezó.

–No... dormí anoche – dijo tapándose la boca con la mano libre.

–Entonces, déjame ayudarte a llevarte a tu habitación – le ofreció Elena, caminando junto a ella tomándola por la cintura. Tomó la manilla de la puerta y se dio cuenta de que no tenía llave – ¿Está tu mamá en casa?

–No – dijo Yulia –Trabajo.

–Dejaste la puerta abierta – le dijo Lena con seriedad. Yulia pareció despertar un poco más gracias a la noticia.

–Se me olvidó – dijo con sinceridad – Mierrrrrda.

Lena guiaba a la morena a través del umbral y echó un vistazo alrededor de la casa, buscando algo que estuviera fuera de lugar.

–Todo parece ser lo mismo – dijo mientras Yulia la seguía, cerrando la puerta detrás de ella.

La pelinegra caminó por las escaleras, un paso a la vez, afirmada de la barandilla fuertemente. La pecosa la siguió hasta su habitación, quedándose parada en la puerta mientras Yulia se tiraba encima de su cama. Rió un poco cuando Yulia se volteó a verla.

–Lo siento – dijo Elena – Pero no puedo creer que serías capaz de caminar sola hasta aquí.

–Mi error – comentó la ojiazul, estirando sus brazos que aún le dolían por el ataque que había tenido el lunes. Su brazo izquierdo estaba dolorosamente hinchado, pero nunca se lo diría a la chica de cabellos rojos. Sabía que solo se preocuparía y no quería eso.

–Así qué ¿te veré esta noche? – preguntó Elena, apoyada con su hombro izquierdo en la puerta.

–¿Te vas? – preguntó Yulia.

–Sí – respondió Elena –Tengo que volver a la escuela ¿recuerdas?

–No lo hagas – suplicó Yulia – Por favor... quédate...

–Yulia, te vas a desmayar del cansancio en un minuto – rió –Tú no me necesitas aquí.

–Por favor – dijo Yulia, cambiando su posición y palmeando sobre el lugar vacío que había junto a ella en la cama.

–¿Estás segura? – preguntó la pelirroja entrando en la habitación – Pensé que querías tomar las cosas con calma.

Volkova levantó una ceja, lo que alborotó a la otra chica un poco.

–No– dijo Lena rápidamente – No me refiero a... ya sabes, es solo que... no sé lo que significa exactamente lento... así como... ¿entiendes?

Yulia sonrió mientras Elena se sentaba junto a ella en la cama, apoyando la espalda contra el cabecero. Luego se acercó a Lena, acurrucándose más cerca de la otra chica, con la cabeza apoyada en su pecho.

–¿Ok? – preguntó Yulia.

–Sí – dijo Katina sonriendo ampliamente mientras envolvía a Yulia entre sus brazos, acercándola más a su cuerpo – Esto es perfecto – Así que...– dijo Elena abordando el tema con delicadeza – En cuanto a mi comentario anterior... ¿qué quieres decir con “lento”?– Yulia levantó la cabeza para mirarla, esta la observaba con ansiedad – ¿Besar? – preguntó la pelirroja con vergüenza.

El rostro de Yulia se cubrió totalmente con una hermosa y amplia sonrisa. Se estiró para llegar a los labios de la pecosa, luego la besó girando ligeramente su cuerpo mientras lo hacía. Por primera vez desde que Yulia había besado a Lena en el hospital, esta correspondió al beso, explorando la sensación de los labios de la morena contra los de ella. Cuando por fin se echó hacia atrás, se sentía algo mareada gracias a la falta de oxígeno, pero sin duda, su felicidad era inmensa. Yulia apoyó la cabeza sobre el pecho de Elena y ella la volvió a abrazar manteniendo a la chica cerca todo el tiempo. Lena tomó la mano izquierda de esta y la besó. Luego jugó inconscientemente con sus dedos. Oyó los suaves suspiros de Yulia, por lo que notó que se había dormido. Miraba las facciones de Volkova con atención.

La miró por última vez a antes de cerrar sus ojos, estaba cansada ya que no había dormido bien la noche anterior. Sonrió para sí misma al sentir el calor del cuerpo de Yulia abrazado con el de ella, y pensó en cuanto habían cambiado las cosas en las últimas 24 horas.

“Everything has changed”, pensó, la canción empezó a reproducirse una vez más en su cabeza, la canción que ahora y siempre le recordaría a Yulia. Pensó en tomar las cosas con calma, en saber lo que esto significaba, pero si eso quería decir que se podían besar y abrazar como ahora, Elena está más que feliz con esta lentitud, de hecho, “tomar las cosas con calma” sería una de sus nuevas cosas favoritas.


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Gracias chicas, por el recibimiento que tiene con esta historia pero solo los fines de semana es que podré subir dos capítulos ya que es imposible que un día de semana, pueda editar dos a la vez.

Saludos!
RAINBOW.XANDER
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A Fati20, Moni2004 y a Veroska les gusta esta publicaciòn

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/21/2022, 11:27 pm

Hay que buen capitulo fue super linda la reacción de julia y cómo van enamorándose 😍😍😍. Si querida entendemos muy bien solo q bueno tu sabes hay momentos q queda en partes tan emocionante y se pide más pero se entiende q solo los fines de semana es q puedes más de 1 capitulo. La historia es muy hermosa me encanta, saludos 😘😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/23/2022, 12:24 pm

Capítulo 13


Lena despertó un par de horas más tarde, Yulia aún estaba acurrucada a su lado, con el brazo izquierdo envuelto en su cintura y tenía la cabeza apoyada sobre su abdomen. La pelirroja descubrió que sus brazos estaban envueltos alrededor de la otra chica, pero intentó dejarla con cuidado, su mano estaba dormida, por lo que abrió y cerró su puño, intentando restaurar un poco la sensación de su extremidad. Hizo una mueca y sintió hormigas caminar sobre su brazo, la sensación era algo incómoda. Se preguntaba si así era como Yulia sentía su mano izquierda constantemente, mirando la férula.

Se quedó en la misma posición por un tiempo más, admirando la forma de dormir de la morena. Nunca se había considerado suertuda, pero, el hecho de estar ahí acostada con Yulia, sabiendo que estaba dispuesta a darle una oportunidad, hizo que se sintiera realmente afortunada. Estaba agradecida con el universo.

Después de que Yulia se despertó, ambas se sentaron y vieron algunos dibujos animados. La pelinegra todavía estaba cansada, debido a no haber dormido la noche anterior y su ataque. Cada cierto tiempo, se quedaba medio dormida y comenzaba a roncar inconscientemente, por lo que Lena tuvo que reír para sus adentros, para así no despertarla.

Finalmente, la morena se despertó del todo, y juntas se fueron a la casa de Nastya, ya que era miércoles. Había sido agradable volver a la normalidad después de los acontecimientos ocurridos durante estos días, y las bromas de las otras chicas comenzaron apenas la pecosa entró a la casa de la castaña ojiverde. Como siempre, Yulia se mantuvo muy ajena a la situación. Nastya y Olga preguntaron varias veces por qué Lena no había vuelto a la escuela, levantando las cejas sugestivamente. Por su parte, Yulia respondió con total naturalidad a las preguntas de sus amigas, sin notar las insinuaciones para nada sutiles, afirmando que le había pedido quedarse con ella antes de quedarse dormidas juntas en la cama. La pecosa se sonrojó profundamente ante las palabras de la morena y las bromas de las otras chicas se intensificaron. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, se pusieron a ver una película en la sala de estar de Nastya, Olga se acostó en el suelo, Frida y la castaña ojiverde se sentaron en el sofá, mientras que Yulia y Elena se sentaron en el otro sofá, comportándose como siempre, su relación personal no había cambiado mucho, solo que ahora tenían un mayor contacto físico. Obviamente, una de las nuevas adiciones de Elena era besar a la chica de ojos azules. Yulia no tenía mucha experiencia en esto de los besos, pero la pelirroja reconocía con mucho gusto que era la mejor besadora del mundo.

Volkova no fue a la escuela al día siguiente, debía ir al hospital para ser revisada por el neurólogo, tanto en su progreso desde el accidente, como también en su recuperación del ataque de epilepsia. Él revistó su medicación y alentó a la chica a usar un brazalete de alerta médica en caso de que tuviera otro ataque en el futuro. Lena no había podido verla durante ese día jueves ya que tenía práctica de softbol después de la escuela y después de eso su padre los llevaría a todos a cenar por su nuevo trabajo, pero ellas se habían mantenido en contacto a través de mensajes de texto, Lena le preguntó como le había ido en el hospital y si se sentía mejor. Incluso la llamó para saber como estaba antes de dormir, esperando con impaciencia verla al otro día.

La pelirroja se quedó esperando en el casillero de Yulia, comiendo una barra de cereal para apaciguar las constantes quejas de su estómago hasta que pudiera almorzar. Estaba apoyada sobre su hombro derecho, buscando a la morena entre los otros estudiantes, y se levantó cuando la vio a la vuelta de la esquina.

Yulia le sonrió en señal de saludo, pero no dijo nada, solo abrió su casillero con dificultad. La pelirroja le dijo que aún se veía cansada, pero se alegró de que estaba mejor de todo lo que había sucedido antes. Ya no tenía ojeras y su tez tenía un aspecto más saludable, pero sus ojos se veían oscuros y de mal humor.

–¿Qué pasa? – le preguntó Elena. La ojiazul abrió su bolso y sacó un par de libros, dejándolos en su casillero.

–Bueno – comenzó a decir lanzando algunos analgésicos en sus casilleros sin cuidado – En primer lugar, le dije a mis padres sobre nosotras ayer.

–¿Hiciste qué? – preguntó Lena en pánico.

–No te preocupes – le dijo, mientras una pequeña sonrisa se formaba en sus labios, la primera desde que había llegado – Está todo bien. Creo que están tan felices de que esté viva que probablemente me dejarían salir hasta con un hombre de setenta años si yo quisiera. Que asco – comentó, sacando uno de los libros que necesitaría – De todos modos, ellos no estaban exactamente contentos, pero no se opusieron, así que supongo que eso es algo bueno ¿no?

La pelinegra metió su mano dentro del casillero en busca de las pastillas que debía tomar durante el almuerzo, luchando por encontrarlas mientras seguía hablando.

–La única cosa que me pidieron es que dejáramos la puerta abierta cuando estuvieses en mi habitación, solo tú, sin las otras chicas – le informó – Quiero decir, yo no sé si piensan que podríamos llegar a hacer esas cosas... mis manos no funcionan correctamente.

Lena casi se atragantó con la barra de cereal ante las palabras de Yulia.

–Jesús, Yulia – se las arregló para decir antes de tener un ataque de tos.

–¿Qué? – preguntó inocentemente, dejando de hacer lo que estaba haciendo para mirar a la chica, realmente no entendía lo que había dicho.

–¿En serio quisiste decir eso? – preguntó la pelirroja con incredulidad.

–¿Decir qué? – replicó Yulia confundida.

–¿Sabes lo que dijiste? – preguntó con un poco de risa al ver la expresión de asombro en el rostro de la otra chica – Sobre las manos – aclaró antes de continuar, cuando Yulia quedó perpleja – Que no funcionan correctamente.

–Mis manos no funcionan adecuadamente – respondió esta con seriedad.

Elena se echó a reír. Olga le había dicho una vez que esto ocurría a veces desde su accidente, y que en algunas ocasiones Yulia hacía comentarios muy divertidos, haciéndola reír por horas, mientras ella seguía desconcertada. Al parecer, la atención de la morena era muy deficiente debido a su lesión en la cabeza, por lo que de vez en cuando, vocalizaba sus pensamientos en voz alta.

–No fue mucho lo que dijiste – le dijo Elena a la ligera – Fue lo que insinuaste.

–¿Qué insinué? – preguntó, sin dejar de mirar a Lena.

–No importa – rió la pelirroja. Yulia encogió sus hombros en respuesta y fue de vuelta a buscar su medicamento – Así que si no son tus padres el problema – empezó – Entonces ¿qué es?

Finalmente encontró el contenedor que estaba buscando y lo tiró en su bolso antes de sacar un pedazo de papel arrugado y entregárselo a Elena.

–¿Este es tu examen de matemáticas de la semana pasada? – La pecosa le preguntó, echando un vistazo a la página en sus manos y notando la gran 'F' escrita en la esquina con marcador rojo.

–Sí – dijo, cerrando su bolso y colocándolo en el piso mientras giraba a ver a Lena que estaba parada viéndola – Reprobé – dijo frustrada. La ojiverde examinó de cerca la página en sus manos y frunció el ceño.

–Yulia, ni siquiera respondiste la mitad de las preguntas – dijo apuntándolas –¿Qué pasó? Tú sabes estas cosas; estudiamos para este examen juntas la semana pasada. Tú me ayudaste.

–Ya sé.. – suspiró claramente fastidiada de ella misma, cerrando su armario firmemente –Tomé un AP de cálculo el año pasado. Esto ni siquiera es algo nuevo. Ya había estudiado mucho de esto antes.

–¿Y? ¿Qué pasó? – preguntó Elena otra vez – ¿Tuviste dolor de cabeza?

–No – dijo la morena honestamente – Es solo que no pude concentrarme correctamente.

–Bueno, seguramente la persona que te corrigió pudo decirle eso al profesor Ivanov – sugirió – Quizá te deje hacer un examen recuperativo luego de clases en alguna de tus sesiones con la profesora Oksana.

–Quizá – dijo Yulia mientras se inclinaba sobre su hombro izquierdo en el armario para ver de frente a Lena – Es solo que odio usar mi discapacidad como una excusa.

–No es una excusa si es verdad, Yulia – le dijo con sinceridad.

–Si, pero igual... – dijo – Si sigo usándolo como excusa, ¿podré seguir haciendo trabajos? Puedo pasar todas las clases usando mi discapacidad como una excusa para todo, nunca completar las tareas o terminar proyectos.

–Esa no eres tú y lo sabes – respondió Lena – Los profesores aquí lo saben también. Yulia, todos pueden ver cuán duro trabajas. Si hay alguna probabilidad de que él te deje hacer el examen de nuevo pues seguramente lo menos que puedes hacer es preguntar ¿no?

–Bien – dijo – Preguntaré.

–Así que ¿es eso? – Elena le preguntó – ¿Es por eso que te ves tan miserable estando aquí?

–No, no es solo eso – dijo, con sus brazos cruzados.

–Entonces ¿qué es? – preguntó la pelirroja algo interesada.

–Es solo que odio que todo el mundo me mire todo el tiempo – admitió – La gente lo ha hecho todo el día, es como si tuviera lepra o algo.

Elena le dio una sonrisa un poco triste, poniendo una mano cómodamente arriba de su hombro.

–Solo ignóralos – sugirió motivándola.

–Es más fácil decirlo que hacerlo – comentó la morena – ¿Ellos son así contigo también?– La pecosa tomó un minuto para pensar a su pregunta antes de contestar.

–No.

–Es por las convulsiones entonces – pensó la morena en voz alta obviamente pensando que ha sido sobre el beso que compartieron ayer – Tu sabes que no era así cuando vine por primera vez de vuelta a la escuela después del accidente – agregó.

–Si pero es diferente cuando la gente puede verlo, Yul – Expresó, el apodo salió de su boca sin pensarlo dos veces. Yulia sonrió al escucharlo mientras la chica continuaba – Es una cosa escuchar acerca de tu accidente pero, ellos no estaban allí, así que realmente no entienden que pasó pero, te vieron convulsionar, quizá no lo vieron todo pero, la profesora Oksana estaba muy preocupada por ti – Se detuvo un momento para permitir que sus palabras llegaran – Quizá los asustó un poco, pero solo eso. La señorita Oksana es normalmente tan calmada y compuesta, quizá solo asustó a todo el mundo. Ya lo superarán en un par de días y seguirán con otra cosa.

–Eso espero – Respondió Yulia – Odio ser el centro de atención.

Se agachó a recoger su bolso pero luchaba para sostenerlo bien, su brazo izquierdo aún dolía desde el otro día.

–Ven, déjame sostenerlo por ti – Sugirió la pelirroja ofreciendo su mano.

–No tienes que hacerlo – Dijo aún luchando para levantar su bolso del suelo.

–Yo sé que no tengo – Dijo agachándose para tomar el bolso ella misma – Pero quiero, ¿Ok? Además, ¿No es esto lo que la gente hace por esa persona con la que está tomando las cosas con calma? Tu sabes, ser caballeroso y galante.

La morena sonrió con las palabras de Elena mientras esta se ponía el bolso sobre su hombro.

–Supongo – Dijo Yulia parándose derecha mientras se separaba del armario en donde estaba apoyada.

Lena le devolvió la sonrisa mientras que alguien tropezaba a sus espaldas mientras corría descuidadamente, llevándola a tropezarse contra el locker con fuerza.

–Hey, mira por donde caminas! – Le gritó la pelirroja mientras recuperaba su equilibrio y se paraba derecha otra vez –Idiota– Agregó para asegurarse antes de girarse a ver a Yulia quien estaba agarrándose su muñeca derecha con una mueca en su cara.

–Mierda – Murmuró apretando sus dientes.

–¿Estás bien? – Preguntó la pelirroja preocupada dejando los bolsos en el suelo junto a sus pies mientras se acercaba a Yulia.

–Si – Le dijo esta con una cara rara otra vez – Seguro es solo por el morado.

–Ven, déjame ver – Exigió Elena.

La pelinegra levantó su brazo izquierdo para que Elena lo inspeccionara, tomándolo como si fuera su propio brazo, removiendo la banda con cuidado. La pelirroja notó el hematoma de un color morado oscuro ahora con marcas verdes alrededor de la muñeca de Yulia, extendido por su antebrazo.

–¿Puedes moverlo? – Preguntó viéndola a los ojos.

Yulia empezó a expresar dolor en su rostro mientras movía lentamente su muñeca hacia adelante y hacia atrás. Se detuvo un momento antes de mover sus dedos probando su flexibilidad.

–Quizás necesites que el doctor te lo vea – Sugirió Lena.

–No – Respondió Yulia rápidamente –Ya estará bien.

–¿Por qué no? – Preguntó la ojiverde – No hace daño que te lo revisen.

–A lo mejor es solo un esguince – Dijo Yulia.

–¿Tanto así odias a los médicos? – Preguntó Lena ligeramente.

–Ya he tenido suficiente de ellos estos últimos meses – Respondió medio bromeando – Son agradables y todo, pero, si, he tenido suficiente de ellos.

–Ven – Le dijo Lena levantándole la muñeca hacia sus labios y besándola ligeramente. Yulia sonrió al gesto.

–¿Qué haces? – Preguntó riendo en diversión.

–Solo intentando que se sienta mejor – Le informó –¿Ayudó?

La pelinegra pensó en la pregunta por un minuto antes de decir:

–No estoy segura ¿Quizá si lo intentas de nuevo?– Lena sonrió antes de besarle la muñeca una vez más.

–Oh si – Dijo Yulia en juego – Si me hace sentir mejor, sabes.

–¿Qué tal ahora? – Preguntó Lena antes de besarla firmemente en los labios.

–Mmhmm – la morena respondió en su boca presionada por la de la ojiverde – Si, mucho mejor – Dijo mientras se separaron.

–Ugh – Expresó Olga mientras se acercaba a ellas. Se voltearon a su dirección mientras se reían por la respuesta de su amiga – Ustedes dos literalmente han sido “algo asi” como algo “no-oficial” – Dijo mientras hacía unas comillas con sus dedos – ¿Por cuánto?... ¿Un día? Y ya me hacen querer vomitar arcoíris porque son enfermamente adorables. ¿Voy a tener que establecer un límite diario en su “Muestra Pública de Afecto”?

–Solo si puedes tolerar limitar a Nastya con Arin – Le dijo Elena seriamente – Juro que estoy perdiendo peso porque no puedo comer mientras ellos tienen su “Muestra Pública de Afecto” durante el almuerzo.

–Ya veré que hago – prometió la castaña riendo.

–Eso es todo lo que pido – Dijo Lena antes de girarse a Yulia – Ven – Dijo, tomando la mano de la morena y poniendo la banda de nuevo con cuidado, sus dedos rozaron suavemente la piel de la ojiazul – Como nuevo.

–Genial – Dijo Yulia riendo otra vez – Ahora si pudieras arreglar mi cabeza también, eso me ayudaría más.

–Ay, basta – Le dijo la pelirroja mientras tomaba su bolso y el de Yulia poniéndolos sobre su hombro y empezar a caminar –Tu cabeza está bien.

Yulia le dio una mirada intensa.

–No dije que estuviera excelente – rió la pecosa – Pero he visto peores...

–Sabes que eres sorpresivamente coherente cuando no estás cansada... o ya sabes, después de convulsionar – añadió Olga motivadamente – Es increíble lo que algo de sueño haría por ti.

–Quizá debas escuchar a tu doctor y tomar tus pastillas de dormir – Sugirió Elena.

–¿Qué? ¿Todas ellas? – Preguntó Yulia con una mirada desviada.

–¿Estás bromeando? – Preguntó Olga insegura.

–Claro que estoy bromeando – Respondió la morena.

–Ok, desde ahora en adelante está prohibido el uso de cualquier broma suicida que venga de ti – Le dijo la castaña seriamente.

–Estoy de acuerdo – Dijo Elena en aprobación.

–Bueno, entonces te prohíbo las bromas pesadas a ti – Respondió Yulia.

–Ok, listo – Olga accedió – Ya no es gracioso hacerte bromas pesadas ahora que estás lastimada, de todas formas. Lo haces muy fácil. Necesito más desafío... Estaba pensando en hacérselas a Nastya – Yulia bostezó.

–¿En serio estás cansada?– Le preguntó Elena – Has dormido mucho estos últimos tres días.

–Si – Respondió – Creo que entre más duermo, mi cuerpo quiere más.

–Creo que a lo mejor es todo ese sueño que no has tenido desde el accidente – Dijo Elena.

–¿O es Lena que te mantiene despierta? – Dijo Olga desafiante mientras un pequeño rugido salió de su boca.

–¡Olga! – Protestó la pelirroja.

–Lo siento pero es muy fácil probarte – rió – Es comiquísimo.

–¿Por qué nadie prueba a Yulia con eso? – Lena le preguntó seria.

–¿Cómo así? – Preguntó la ojiazul ya que su mente estaba ocupada con otras cosas por momentos.

–Ahí tienes tu respuesta – Dijo Olga en sarcasmo.

–Ok, buen punto – Lena dijo antes de girarse a Yulia – Desearía poder hacer eso Yul.

–¿Hacer qué? – Preguntó la morena.

–Olvídalo – Dijo Elena mientras sus ojos se encontraron con los de Olga y ambas rieron.

Finalmente alcanzaron a los demás que estaban sentados afuera en su mesa normal y se unieron, Yulia se sentó al lado de Elena y Olga se sentó en el puesto libre al lado de Frida. Nastya se sentó con Arin, su brazo casualmente cayó alrededor de su hombro.

–Hola – Se dijeron ambos en un gran roce de narices.

–¿Cómo te sientes Yulia? – Nastya preguntó ya que no la había visto antes porque habían tenido diferentes clases.

–Mejor, gracias – Respondió la morena.

–Aunque aún sigue cansada...– Añadió la pecosa.

–Y...– Empezó Olga emocionada – Está enfermamente mostrando mucha “Muestra Pública de Afecto” por alguien que supuestamente está tomando las cosas con “calma”.

–Ni siquiera la otra noche que ustedes no podían parar de tocarse – Frida añadió riendo –Casi llego al punto en el que no podía diferenciar de quien era cada mano.

–Yo creo que es tierno – Dijo Nastya en aprobación – Nunca había visto a Lena así con ninguna de sus otras novias.

La pelirroja le dio una mirada intensa a la castaña ojiverde para que se callara pero esta continuó, determinada a avergonzarla.

–Literalmente no puede hacer suficiente por ti, es tan entregada – Le dijo Nastya a Yulia quien alcanzó la mano de Lena calmadamente bajo la mesa. Sintiendo la incomodidad de la pelirroja, Arin rápidamente cambió de tema.

–Así que, ¿Todos vendrán al juego esta noche? – Preguntó.

–¿No lo hacemos siempre? – Preguntó Olga viéndolo a los ojos.

–¿Fyodor viene? – Respondió en un intento de mantener la conversación.

–Si, él estará allí – Le informó Olga – Fyodor no se lo perdería por nada. Tu sabes cuánto le gusta el football.

–Todos deberíamos ir a cenar antes del juego – Sugirió Arin – ¿Qué dices Frida? ¿Estará bien Troy con eso?

–Yo le pregunto pero estoy segura que le parecerá bien – Respondió Frida.

–¿Chicas? – Preguntó Arin a Yulia y Elena. La pelirroja miró a Yulia con una interrogante, levantando una ceja.

–Ok – Dijo la morena finalmente – Suena divertido.

–Supongo que si vamos entonces – Dijo Elena sonriente.

–Aww... – Suspiró Nastya – Esta será la primera vez que Lena no será la única sola en nuestras citas de viernes por la noche.

–Buenos tiempos – Añadió Arin bromeando.

–¿Ya tienen tarjetas de presentación como pareja para este tipo de ocasiones? – Preguntó Frida en juego.

–Ah, Dios – Protestó la pecosa – Chicos, ¿En serio?

–Aww esta será su primera cita oficial – Comentó Olga al darse cuenta.

–Esta será mi primera cita – Comentó Yulia como un hecho, ya que no escuchaba bien la conversación, una vez más distraída y no dándose cuenta que se burlaban de Lena. La pelirroja sonrío cuando escuchó a Yulia decir “Cita”. Para alguien que quería tomar las cosas con calma, no parecía importarle participar en actividades de parejas como lo son las citas.

–¿Qué? ¿Nunca has tenido una cita? – Preguntó Arin en incredulidad.

Yulia asintió con su cabeza mientras tragaba un poco de su medicación. La siguió con un sorbo de agua de la botella en su mano. Lena observó que ella había levantado su mano izquierda hasta su estómago, sosteniéndolo raramente. Los ojos de la pecosa se encontraron con los de Yulia.

–¿Es en serio? – Yulia asintió otra vez, tomando otro sorbo de agua.

–Si...– Dijo una vez que su boca estaba finalmente vacía.

–Wow, no hay presión para hacerlo bien entonces, Elena – Dijo Nastya en juego. La pelirroja sintió una rara sensación en su estómago al escuchar las palabras de Nastya.

–No, estarás bien Elena – Dijo Olga – Es decir, Yulia no tiene nada con que comparar una cita ¿Verdad Yulia?

–¿Qué?– Preguntó la morena, no había escuchado la conversación, sus pensamientos estaban en otro lugar.

–Ok, ¿A dónde fuiste? – Preguntó Olga notando que su amiga había tenido la mirada perdida en el espacio –¿Dónde está tu cabeza? – Preguntó la castaña – Juro que a veces solo estas parcialmente aquí.

–¿Qué? – Preguntó de nuevo con una mirada de confusión en su cara – En ningún lado, he estado aquí todo este tiempo.

–No quise decir literalmente... – Dijo Olga riendo – ¿De que estábamos hablando?

–Umm, de esta noche? – Preguntó Yulia insegura.

–Oh si, claro... específicamente de qué? – Dijo Olga probándola. La morena miró al resto del grupo pero todos la estaban mirando esperando su respuesta.

–¿Citas? – Preguntó levantando sus cejas en confusión.

–Ok Elena – Comentó Olga exasperada – No tengo idea como terminas con alguien como ella que es así.

–¿Qué hay de malo? – Preguntó la ojiazul girando a ver a Elena. Esta le sonrió a la clara confusión de Yulia.

–No – Le dijo, poniendo un brazo alrededor de su hombro, asegurándola.
–Ok ahora siento como si me perdí de algo – Dijo Yulia ligeramente avergonzada. Lena le hizo una mueca.

–Te pierdes de muchas cosas, Yulia – Le informó a la chica más pequeña – Está bien, es algo que me gusta de ti.

Le besó la mejilla mientras hablaba.

–Ok pero en serio – Dijo Yulia – ¿Qué me perdí?

–Estábamos hablando de tus expectativas para tu primera cita esta noche con Elena – Le dijo Nastya riendo – Ya sabes, si tienes alguna...

–Oh, – Dijo la morena en sorpresa – No lo sé, ¿Qué hace la gente en las citas?

–Aww... que tierna eres – Dijo Frida sonriendo a las palabras de Yulia. Lena sonrió un poco al notar la inocencia de la pelinegra.

–No te preocupes. Será como cualquier otro viernes en la noche... aunque ahora supongo que puedo hacer esto...– Lena se inclinó y besó a Volkova en los labios, disfrutando la sensación de la suave y tibia piel contra la suya.

–Eww...– Bromeó Olga – Pensé que lo había prohibido – Dijo mientras Elena y Yulia separaban sus labios.

–Ya sabes los términos, Olga – Dijo Elena riendo en respuesta y la castaña giró a ver a Nastya y Arin con una seria expresión en su rostro.

–Ok así que, escuchen – Dijo Olga señalándolos –Necesitamos hablar de algo...

Lena no pudo evitar reír mientras Olga empezaba a explicar los términos de su trato con ellas. Por su respuesta, Nastya y Arin decidieron ignorar completamente las palabras de Olga y besarse. Haciendo que la otra chica volteara sus ojos y Elena riera una vez más.

Continuaron sentados juntos hasta que terminó el almuerzo cuando finalmente se separaron para asistir a sus diferentes clases. Aún con lo que habló con Yulia, Lena no podía evitar sentir nervios acerca de esta noche por el resto del día en clases. Después de todo, esta noche aun sería técnicamente su primera cita juntas y ella quería que fuera perfecto para Yulia, aunque estén tomando las cosas con calma.

Después de clases, Lena espero por Yulia en su locker una vez más. Tenía una clase extra con la señorita Oksana, así como lo hacía todos los días y la pecosa quería terminar sus planes con ella antes de esta noche.

–Así que.. ¿Esta noche? – Preguntó Lena, inclinándose contra el locker al lado del de Yulia –Es una cita ¿No?

–¿A qué te refieres? – Preguntó la morena ambiguamente.

–Es que, bueno, sé que querías tomar las cosas con calma – Dijo Lena – No sabía si podíamos ir a citas o algo.

–Si – Dijo Yulia riendo mientras ponía sus libros en el locker cerrándolo – Claro que podemos. Es decir, está “ir lento” y está “ir leeento” – Le dijo – Me gustas – Dijo intentando asegurarla –¿No leíste mi carta? Eso me tomó una eternidad escribirla.

Lena sonrió grandemente a sus palabras.

–Así que... ¿Es una cita? – Preguntó una vez más, desesperada por la aclaración.

–Pensé que ya habíamos dicho que sí en el almuerzo – Dijo Yulia – ¿O me perdí esa parte de la conversación? La verdad no recuerdo.

–Lo sé pero, no sabía si solo seguiste la corriente porque los demás estaban allí – Dijo Lena honestamente.

–Pues no – Le dijo la morena dejando el peso de su bolso en su hombro derecho.

–Ok, bueno, en ese caso, quiero que sea una cita apropiada – Dijo Elena felizmente.

–¿Qué significa eso? – Preguntó la ojiazul ya que no tenía nada de experiencia en esta área.

–Voy a tu casa y te recojo a las 6:30. Te llevaré al juego – Le dijo la pelirroja. Yulia sonrió.

–Nunca te imaginé como alguien romántico – Dijo la morena.

–Quizás solo seas tú quien hace eso en mi – Le respondió de vuelta.

–Ok – Le dijo Yulia – Bueno, entonces estaré esperando. Sólo... mira, no tomes esto de mala manera pero, sin besos en el porche de enfrente o nada ¿ok? – Dijo ansiosa.

–Pensé que habías dicho que tus padres estaban bien con nosotras – Preguntó Elena.

–Bueno, si lo están pero, no quiero restregárselo en la cara o algo. ¿Te importaría? – Preguntó Yulia. Lena movió su cabeza.

–No, para nada. Puedo entender eso.

–¿Segura? – Preguntó Yulia.

–Claro – Le dijo – Me sentí igual cuando le dije a mis padres por primera vez que estaba interesada en las chicas. Es una cosa que escuchen que te gustan las mujeres pero es otra cosa muy diferente verlo.

–Así que ¿No te molesta? – Dijo Yulia probándola.

–No – Dijo tomando la mano de la morena y apretándola cariñosamente, asegurándola –Definitivamente no.

–Ok – Suspiró Yulia aliviada mientras empezaron a caminar tomadas de la mano hacia el salón de clases de la señorita Oksana – Así que, aparte de recogerme ¿De qué otra forma sería una cita apropiada?

–Ahh, solo tendrás que esperar y ver – Respondió Elena retándola.

–¿En serio no me vas a decir? – Dijo algo fastidiada.

–Nop – Dijo frustradamente – ¿Dónde estaría la diversión en eso?

Se detuvieron al llegar afuera del salón de clases de la profesora Oksana.

–Ok entonces, te veo luego – Le dijo Elena, intentando ignorar la adorable expresión en el rostro de Yulia y dejando un rápido beso en sus labios.

–6pm – Dijo la morena – Estaré lista.

–6:30 pm – Le corrigió Lena – Yulia subió su mano.

–6:30... claro. Ya sabía.

–Te escribiré para recordarte – Le informó Elena.

–Está bien – Dijo la ojiazu mientras Elena empezaba a caminar.

–No olvides preguntar si puedes tomar el examen otra vez – Le dijo desde lejos en el pasillo. Yulia le subió el pulgar haciéndole saber que lo haría y desapareciendo dentro de su salón de clases para su tiempo de estudio.

Más tarde, la pelirroja se encontraba afuera de la casa de Yulia, sentada en el auto, al borde de romper en nervios. No sabía que le pasaba, no era la primera vez que iba a un partido de football. De hecho, había ido a partidos de football con Yulia antes. Ya habían visto a Arin jugar el viernes pasado con el resto de las chicas, Fyodor y Troy, así que, ¿Por qué esta noche sería diferente? Porque hoy es una cita. Empezó a sentir fuertes palpitaciones en el corazón. Mierda.

Pasó una mano a través de su cabello, nerviosa y salió del auto, checándose rápidamente en el espejo del auto antes de hacerse camino hacia la puerta de enfrente de la casa de la pelinegra.

La mamá de Yulia abrió la puerta y Lena empezó a sentirse en pánico, recuerdos de la conversación de ella con Yulia señalando su “relación” empezaban a flotar sobre su mente.

–Hola Elena – Larissa saludó amablemente – Yulia está arriba haciendo algo. ¿Quieres entrar y esperar?

–Umm...– dijo sintiéndose algo incómoda y evitando la mirada de Larissa – Si... Ok, gracias.

La morena mayor rió ante el comportamiento de Elena y se movió para dejarla entrar.

–Normalmente no tienes tanto problema con verme a los ojos o hablarme – Expuso Larissa honestamente – Suenas como Yulia en un mal día.

–Lo siento – Dijo Elena sinceramente.

–Elena – Dijo la mujer causando que la pelirroja la mirara a los ojos – Yulia nos dijo de ustedes dos...

–Lo sé, ella me dijo – Respondió – ¿Es raro? Probablemente es extraño ¿No? Lo siento... No lo sé... Fue extraño para mis padres cuando yo se los dije.

–La verdad, no es realmente mucha sorpresa – Le dijo Larissa con sinceridad.

–¿No lo es? – Preguntó Elena.

–No – Dijo la mujer haciendo una pausa – Creo que siempre supe lo que sentías por ella –Dijo Larissa riendo – No eres exactamente la más sutil escondiendo tus sentimientos. Creo que acostumbras a usar tu corazón en tus mangas un poco.

–Así me han dicho – Comentó Elena.

–Como sea – Continuó la mayor de las Volkov – Fue el comportamiento de ella lo que la delató un poco – Añadió Larissa pensativa.

–¿A qué se refiere? – Preguntó la pelirroja.

–Bueno, Yulia solo tiene a Olga como amiga – Empezó – Nunca ha sido muy extrovertida o popular en la escuela, así que fue lindo cuando empezó a andar con Nastya, Frida y contigo. Ella hablaba mucho de ti – Le dijo – Quiero decir, ella habla de Frida y de Nastya también pero, mayormente habla de ti. Nunca hablaba de ti lo suficiente. Era “Elena esto, Elena aquello.” Es diferente a como habla de otras chicas.

–Oh – Fue todo lo que dijo Lena en respuesta, sorprendida.

–La hemos observado las últimas semanas y está tan feliz y animada cuando está hablando de ti. Es como si tuviéramos la antigua Yulia de vuelta por momentos – Dijo Larissa con una mirada inspiradora en su rostro – Si es una chica que la puede hacer sentir así, que la pueda traer de vuelta a nosotros, entonces su padre y yo estamos de acuerdo con eso. Al final del día todo padre quiere que su hijo sea feliz, y tú haces a Yulia feliz – Le dijo – Si, quizá no fue lo que pensamos para ella inicialmente, pero, es su vida, una que agradecidamente todavía tiene así que... ella es libre de hacer lo que ella quiera. Nosotros apoyaremos cualquier decisión que ella tome.

–Ok – Dijo la pecosa, emocionada por sus palabras, ligeramente.

–Además, nos caes bien y eso ayuda mucho – Complementó Larissa, dando unas ligeras palmaditas en la espalda de la joven, motivándola – Así que, solo trata de relajarte ¿Ok?

–Está bien – Dijo Elena mientras escuchaba pisadas viniendo de la escalera y apareció Yulia usando sus blue jeans ajustados, converse y un sweater.

–Holi – Dijo sonriéndole a Lena y a su madre.

–Holi – Respondió Elena devolviendo la sonrisa.

–Pásenla bien en el juego – Dijo Larissa genuinamente mientras caminaba hacia Yulia quien estaba parada en el último escalón, sosteniendo su mano derecha del pasamanos. La mujer le beso en la frente – No lleguen muy tarde ¿Ok?

–No lo haremos – Prometió la pelinegra mientras su mamá rozaba su mejilla con su pulgar y desapareció prontamente hacia la cocina. Yulia bajó el último escalón mientras Lena caminaba hacia donde estaba ella.

–¿Lista para irnos? – Preguntó la pelirroja.

–Si – Dijo tomando su chaqueta y bufanda del ropero. Yulia luchaba para meter su brazo izquierdo en la chaqueta así que Lena la ayudó a colocársela.

–Gracias – Dijo agradecida.

–De nada – Respondió Elena, ofreciendo su mano para que Yulia la tomara, entrelazando sus dedos mientras Lena abría la puerta y ambas salían, cerrando la puerta detrás de ellas.

–Te ves muy bien – Le dijo la pelirroja mientras se encaminaban en el pasto, con su mirada puesta en la ropa de Yulia y apreciando la forma en la que los jeans de esta le ajustaban en todos los lugares que debía.

–Tu también – Respondió Yulia sonriendo.

–Gracias – Dijo con gracia – Tu mamá dijo que estabas haciendo algo – Dijo – ¿Está todo bien?

–Sip – Respondió la chica – Solo estaba quitándome la banda – Yulia levantó su mano izquierda la cual tenía un morado notable – Solo intentaba arreglarlo.

–¿No tuviste suerte? – Preguntó la ojiverde.

–Nop – Dijo respondiendo – Tendré que pedirle a mi fisioterapeuta que lo revise el martes por mí. Se siente raro no usar la banda.

–Me imagino – Dijo Lena mientras llegaron al auto y le abría la puerta, señalándole que entrara. La morena se sentó en el asiento del pasajero mientras Elena cerraba la puerta con cuidado atrás de ella. Caminó alrededor hacia el lado del conductor en el auto y se juntó con Yulia, poniendo su llave y encendiéndolo con gentileza.

–Espera un momento – Dijo de repente la morena. Poniendo una mano en la de la pelirroja antes de que esta empezara a conducir.

–¿Qué? – Preguntó Elena – ¿Se te olvidó algo?

–Si – Respondió Yulia – Esto – Dijo antes de inclinarse hacia la mitad y besando firmemente los labios de la pecosa.

–¿Qué hay de tus padres? – Preguntó Lena intentando recuperar su aliento de vuelta – Pensé que dijiste que no.

–Ellos no están por aquí ahora – Respondió Yulia. La pelirroja señaló a la ventana de la cocina de la casa donde estaba parada Larissa mirándolas con una extraña expresión en su rostro.

–Umm... Yul – Dijo Lena y la morena sonrió al escuchar su apodo de nuevo, siguiendo la mano de Elena para ver a qué apuntaba.

–Bueno, no es nuestra culpa si ella decide mirar ¿No? – Le dijo simplemente. Sacudió su mano despidiéndose de su mamá felizmente mientras Lena ponía el auto en marcha. El auto dio la vuelta y luego se encaminaron a la escuela a encontrarse con los demás. Una vez en la vía, Elena sintió la mano de Yulia acercarse y quedarse en su rodilla.

Lena la tomó con su mano derecha la cual dejó caer del volante. Empezando a jugar con los dedos de la pelinegra, volteando su cabeza ligeramente para ver a la chica que estaba allí sentada mirándola, con una sonrisa que casi comía todo su rostro y resaltaba sus detalles.

–¿Qué? – Preguntó la pecosa tiernamente.

–Nada – Dijo Yulia mientras Lena volvía a depositar su mirada en la vía en frente de ella –Solo que creo que esta es mi cita favorita, hasta ahora.

Elena giró a ver a Yulia con una brillante sonrisa, las mariposas en su estómago empezaron a revolotear al escuchar las palabras de la ojiazul.

–Sí, bueno – Dijo volviendo a ver la vía en frente – No tienes ninguna cita a la cual comparar.

–No creo que haga alguna diferencia si la tuviera – Dijo sinceramente.

–Apenas acaba de empezar – Le dijo Elena riendo.

–Lo sé – Respondió acomodándose un poco en su asiento – Eso es exactamente lo que me gusta de esto.

Lena volteó su atención de vuelta a la morena. Su sonrisa creció espontáneamente. “Si”, pensó. Aún insegura de que hizo exactamente en su vida pasada para merecer a la chica que estaba a su lado. Luego volteó de nuevo a ver la vía por la que manejaba.

–Definitivamente soy muy afortunada.
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Hola chicas. Lamento no haber podido subir este capítulo anoche, pero para compensarlas y debido a que les gusta la historia. Les subiré hoy, dos más, con este.

Gracias miles!
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/23/2022, 5:20 pm

Capítulo 14


La pelirroja se estacionó con cuidado, y apagó el motor del auto. Se volteó a ver a Yulia que estaba mirando por la ventana en dirección al campo de fútbol con una expresión pensativa en su rostro.

–Oye – dijo Lena para romper el silencio que había caído entre ellas. Puso una mano sobre el brazo de Yulia y esta se volteó, con una sonrisa en sus labios – ¿Estás bien? – le preguntó con preocupación – Si no te sientes bien, te puedo llevar a casa.

–No – respondió la pelinegra rápidamente – No quiero ir a casa.

–¿Así que estás bien? – preguntó la pecosa – Te ves un poco tensa... ¿Crees que esto es raro? No tiene que ser una cita si es muy pronto, podemos...

–No – la interrumpió Yulia, poniendo una mano sobre la rodilla de la chica – Quiero que sea una cita.

–Okay – dijo Elena con alivio – Entonces... ¿qué te pasa?

–Es solo qué... no sé como funcionará mi cerebro esta noche, ya sabes, nunca he tenido citas – dijo, tratando de expresarse con claridad.

–¿Qué quieres decir? – le preguntó una confundida pelirroja.

–Bueno – la morena bajó la mirada hacia su regazo, donde comenzó a jugar con sus dedos nerviosamente – Quiero decir que... me cuesta mucho concentrarme en el juego así que... ya sabes... a veces no converso mucho... no quiero que... tú... no quiero hacerlo... es que...

–Yul – dijo Elena, poniendo su mano bajo la barbilla de la otra chica, girando su cabeza para mirarla a los ojos – No te preocupes por eso, ¿bien? Solo... relájate un poco.

–Estoy tratando – dijo y la pelirroja le dio una sonrisa triste.

–Sé que lo estás intentando – le respondió Elena con sinceridad – No tienes que intentar ser otra persona cuando estás conmigo, Yulia, sabes eso ¿verdad? – le preguntó.

–Sí, pero... – comenzó a hablar.

–No – interrumpió Lena – Sé quien eres – le dijo con seriedad – Entiendo que a veces las cosas son difíciles para ti y que te distraes. Esas cosas no me molestan ¿ok? Esas cosas son parte de las muchas razones por las que me empezaste a gustar, en primer lugar.

–Pero puede ser frustrante para ti en algún momento – le dijo Yulia – Es posible que te hartes de que te pregunte cosas todo el tiempo...

–Si me haces preguntas, las responderé – le informó la pecosa.

–Es probable que tengas que repetir las respuestas muchas veces – le dijo Yulia preocupada.

–¡Genial! Amo el sonido de mi propia voz – bromeó Lena.

–Lo digo en serio – protestó la morena.

–Yo también – le dijo la otra chica con una sonrisa – Voy a repetir las cosas cien veces si lo necesitas.

–¿Qué pasa si estoy tratando de concentrarme en el juego y no puedo hablar contigo? – le preguntó preocupada – Ya sabes, porque no puedo o no sé de que hablamos, o...

–Entonces no hablaremos – le respondió la pelirroja con simpleza – Nos hemos sentado en un cómodo silencio numerosas veces antes, Yulia, y estoy segura de que lo haremos muchas veces más en el futuro.

–Lo sé, pero esto es una cita – le dijo la pelinegra – ¿No se supone que en las citas se habla? Ya sabes, para conocerse mejor.

–Eso es lo bueno de salir con alguien con quien tenías una amistad antes – informó Elena –Tú ya conoces a esa persona. Eso deja le presión de un lado.

–Yo no quiero que te aburras o pienses que no quiero estar aquí con ustedes o algo. Porque yo sí quiero estar aquí... yo...

–Yulia – la interrumpió Lena con seriedad – Nos hubiéramos quedado en casa, sentadas sin hablar, mirando una película, sentadas en sillones diferentes esta noche, y aún así, sería una de las mejores citas que hubiera tenido.

–Lo dices por decir – le dijo dubitativamente.

–No – le aseguró la pelirroja con sinceridad – Yo sé que no lo crees, pero es la verdad. Estar sentada contigo en silencio no es una pérdida de tiempo para mí. De hecho, creo que es tiempo bien invertido.

Yulia sonrió ante las palabras de Katina.

–Me gusta estar contigo – continuó Lena cuando Yulia no dijo nada – Leí lo que escribiste en la carta que me diste y lo entiendo completamente ¿ok? No hay prisa para mí. Estoy feliz con esto de tomar las cosas con calma. Lo prometo.

–Por ahora – le dijo la morena – Pero, ¿qué pasará después? Llegará un punto en el que querrás más y ¿qué pasa si todavía no estoy lista?

–Entonces esperaré – le dijo la ojiverde con honestidad.

–¿Qué pasa si no llego a estar lista nunca? – le preguntó observando a Elena con atención –¿Qué pasa si no puedo darte todo lo que quieres?

Entonces, esperaré un poco más – le dijo Lena pensativamente –Y si decides que solo quieres ser mi amiga, entonces, seremos amigas y todo estará bien ¿ok? Prefiero tenerte en mi vida como una amiga que no tenerte en ella.

Yulia jugaba con sus dedos sobre su regazo, perdida en sus pensamientos.

–¿Okay? – preguntó Lena y la morena la miraba una vez más, asintiendo con la cabeza.

–Ok – dijo en respuesta.

–Veamos hacia donde va esto – dijo la pelirroja, tomando su mano derecha, apretándola con confianza – Vamos a tomar las cosas con tranquilidad, fácil y agradable.

–Muy bien – Yulia asintió con la cabeza – Lo siento, eso fue mucha información ¿no?

–Está bien – Dijo Lena riendo un poco – Siempre me ha gustado un poco la melancolía.

–¿En serio? – le preguntó la pelinegra ligeramente sorprendida, su estado de ánimo se alegró un poco.

–Sí – le dijo, desabrochando el cinturón de seguridad – No sé por qué, pero me gusta de alguna forma.

Volkova sonrió mientras Elena bajaba del coche y la seguía, cerrando la puerta firmemente detrás de ella. La pelirroja se acercó a esta, cerrando el auto y pasando un brazo alrededor de los hombros de la pequeña, mientras caminaban hacia el campo de fútbol.

–Ahora – dijo Lena cambiando el tema, tratando de animar a Yulia un poco – No sé tú, pero necesitaré algo de comer mientras vemos el juego.

–¿No vamos a comer con los demás más tarde? – preguntó Yulia riendo.

–Sí – respondió la pecosa cuando vio al resto del grupo – Pero eso va a ser después. Estoy pensando en un pretzel, golosinas y una bebida... solo eso, a no ser que no tengas hambre –Yulia se rió ante el comentario de Lena.

– Siempre tengo hambre – admitió.

–Eso es lo que pensé – dijo Lena, acercando a la ojiazul un poco más, sonriendo ampliamente, saludando a los demás.

–Ustedes se tomaron su tiempo – comentó Nastya fingiendo molestia, para luego sonreír.

–Lo siento – se disculpó Elena – Tuvimos una pequeña distracción.

–Apuesto a que sí – dijo Olga en broma, guiñándole a Elena, haciéndola sonrojarse.

–Estábamos hablando – les informó Yulia.

–¿Solo hablando? – preguntó Nastya, levantando una ceja sugestivamente.

–Oh verdad, lo olvidé – dijo la pelinegra notando los rostros no tan sutiles de sus amigas. Fingió tener un recuerdo repentino – Nos demoramos porque tuvimos un poco de sexo también.

El rostro de Nastya cayó en asombro ante las palabras de Yulia y el resto del grupo la miró con incredulidad. Elena sintió que su rostro se ponía totalmente rojo al pensar en las dos juntas de esa forma, pero también se mostraba sorprendida por el comentario inesperado de la morena.

–Wow – rió Olga – Por fin notaste nuestras insinuaciones.

Volkova le guiñó a Olga, aún riendo. Luego, tomó la mano de Lena, quien la abrazaba por los hombros.

–No, pero en serio – le dijo la castaña de ojos avellanados tratando de ponerse al día con su mejor amiga – ¿Cómo hiciste eso? No puedo recordar la última vez que captaste mis insinuaciones. Te tomas las cosas de forma literal la mayor parte del tiempo.

Lena bajó su mano para acariciar la espalda de Yulia, y ambas miraron a Olga.

–Bueno, tal vez estoy aprendiendo – le dijo la morena sonriendo ante las expresiones aturdidas de sus amigas.

–Probablemente es porque lo hacemos seguido – le dijo Olga a Frida y Nastya – Está empezando a entenderlos, inconscientemente. Tendremos que tener más cuidado de ahora en adelante.

Yulia frunció el ceño en dirección a Olga.

–¿Dices ese tipo de cosas a menudo? – les preguntó.

–Todo… el... tiempo – le dijo Olga – Tú ni siquiera te habías dado cuenta.

La morena levantó una ceja.

–Huh – dijo mientras la fila avanzaba. Todas consiguieron comida para ver el juego. Y Elena rechazó la oferta de Yulia para pagar parte de la comida.

–Es una cita ¿recuerdas? – le dijo la pecosa enfáticamente – Así que yo pagaré. No hay peros.

Volkova le dio las gracias mientras se abrían camino hacia las gradas. Una vez sentadas, Elena le dio a la pelinegra un pretzel y hablaron con las otras chicas hasta que comenzó el partido. Yulia observaba el partido con dificultad, poniendo toda su atención en cada jugada. Nunca había visto fútbol antes. Antes del accidente, se había esforzado por comprender las reglas, pero nunca las pudo comprender bien, incluso su padre trataba de ayudarla. Fue cuando se hizo amiga de Nastya y los demás cuando empezó a asistir a los partidos de los viernes en la escuela secundaria y disfrutaba mucho de ellos, pero deseaba que fueran un poco más fácil de entender. Lena por su parte, había crecido en torno al fútbol, su padre era un gran fan, su hermano menor Iván lo jugaba desde siempre. Cada vez que el equipo jugaba, se sentaban todos juntos en familia para ver el partido. Elena recordaba cuando se sentaba en las rodillas de su padre cuando era pequeña, ambos viendo el partido juntos, él le explicaba pacientemente las reglas, señalando a sus jugadores favoritos y las razones del por qué le gustaban. Por lo general, disfrutaba viendo a Arin jugar, ya que tenía este pequeño fanatismo que su padre había inculcado en ella desde una temprana edad. Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, no estaba interesada en el partido que se jugaba frente de ella, sino que, se quedó mirando con atención a Yulia, cada uno de los detalles de su rostro.

Estaba cautivada con Yulia, mientras la observaba, la morena miraba el campo en busca de la pelota. Lena estaba cautivada con su linda nariz, y la forma en la que arrugaba su rostro para observar al jugador que tenía la pelota, la forma en la que se mordía el labio inferior cuando un oponente tomaba el balón, la forma en la que sonreía y se ponía de pie, animando entusiasmada cuando el equipo de la escuela anotaba. Lena pensaba que todo lo que estaba relacionado con Yulia era cautivador, pero, lo que más le gustaba era el esfuerzo que ponía cada día para hacer cosas que para los demás eran fáciles. Para Yulia, prestar atención a algo por más de diez minutos era normalmente un reto, por lo que ser capaz de hacerlo durante dos horas fue algo extraordinario en la mente de Elena. La chica no siempre tenía éxito en su esfuerzo, pero siempre lo estaba intentando, lo estaba intentando con mucho esfuerzo porque Arin estaba jugando y él era su amigo. Ella lo intentaba por Elena y el resto de sus amigos, porque era un reto personal aprender las reglas y esperaba sorprender a su padre la próxima vez que vieran un partido juntos. Yulia siempre intentaba hacer cosas que eran difíciles para ella, y Elena admiraba eso.

La pelinegra se volteó para mirar a Lena ya que sintió que la estaba observando. Le sonrió cuando sus ojos se encontraron, acercándose más y tomando la mano de la pelirroja.

–Buen juego ¿huh? – dijo Yulia con entusiasmo.

–No lo sé – respondió la pecosa con sinceridad. Yulia la miró inquisitivamente.

–¿No lo estabas viendo? – le preguntó la pelinegra, sorprendida.

–No – dijo Elena haciendo una mueca – Estaba mirando algo mucho mejor.

–¿Qué estabas mirando? – preguntó Yulia.

–A ti – le dijo con simpleza.

Por segunda vez en la noche, Yulia captó la insinuación en esas palabras, sobre todo porque Lena no hacía ningún esfuerzo por intentar esconder sus sentimientos, solo decía lo que pensaba. Es la primera vez que Lena veía a Yulia sonrojarse, sus mejillas tomaron un color rojo intenso, y su miraba bajó tímidamente hacia el suelo mientras se mordía el labio inferior.

Lena nunca pensó posible que Yulia fuera más linda de lo que ya era, pero claramente se equivocaba, ya que esta Yulia tímida que estaba sentada a su lado era posiblemente la versión más adorable de ella que jamás había visto. Puso una mano sobre la rodilla de la morena y esta levantó la mirada para encontrarse con esos ojos verdes, tímidamente.

–Eres hermosa, ya sabes – le dijo Elena porque era la verdad y ahora que por fin podía verbalizar sus pensamientos en voz alta, había prometido decirle a Yulia lo hermosa que era hasta que se lo creyera.

–Lo dices por decir – dijo con timidez.

–No, no lo estoy diciendo por decir – le dijo Elena, acomodando un mechón de cabello que cubría el rostro de la otra chica. Lo puso detrás de la oreja y su mano se detuvo por un momento para trazar una suave línea con su pulgar a través de la cicatriz en la frente de la morena.

Se quedó así por un momento, admirando la sensación que le brindaba la piel de Yulia antes de seguir acariciando su rostro hasta llegar a su barbilla. Sin romper el contacto, Elena movió su pulgar, acariciando los labios de la otra chica mientras que se formaba una amplia sonrisa en el rostro de ambas.

–No entiendo como no puedes verlo – dijo la pecosa con seriedad.

–Tú sabes por qué no puedo – dijo, agarrando la mano de Lena.

–No son más que cicatrices – le dijo Lena, soltando su mano por un momento para subir la manga que cubría su brazo derecho, mostrándole una cicatriz que tenía en su codo – Mira aquí – dijo tomando la mano de la otra chica, colocándola sobre la gruesa cicatriz que tenía – Todos tenemos cicatrices.

Yulia tocó la gruesa imperfección y la estudió con cuidado.

–Es solo que algunas tienen mejores historias – dijo la ojiverde sonriendo mientras miraba a Yulia a los ojos.

–Entonces.. – comenzó a decir Yulia – ¿Cuál es tu historia?

–Bueno... – volvió a tomar la mano de Yulia – Obtuve esa pequeña belleza cuando jugaba softball.

–¿Cómo? – preguntó Yulia interesada.

–Me estaba deslizando en la tercera base y aterricé en un trozo de metal que se ocultaba en la tierra – dijo – No dejaba de sangrar, y terminé con diez puntos en mi codo.

–¿Tienes otra? – le preguntó Yulia.

–Hmmm... – Elena pensó – Oh sí – levantó la barbilla ligeramente para mostrarle una cicatriz que tenía bien escondida – Me hice esta pretendiendo ser una gimnasta en el parque – le dijo riendo – Pensé que era increíble.

–Por supuesto que lo eres – Yulia rió con ella.

–Dejé de serlo después. Cuando caí directamente de las barras, golpeándome en el suelo. Casi me dio una conmoción cerebral.

Lena notó temblar a la morena ligeramente, por lo que envolvió su brazo izquierdo alrededor del hombro de la otra chica, tirando de ella a su lado. Frotó el brazo de Yulia mientras ella tenía la cabeza apoyada en su hombro, tratando de calmarla un poco. Volkova le besó el dorso de la mano derecha, para luego entrelazar sus dedos.

–Creo que me gustan tus historias, son mejores que las mías – le dijo, volteando el rostro para mirar a Elena.

–Sí, bueno, para ser honesta Yulia, la tuya no es exactamente la historia de Harry Potter. Quiero decir, está bien, pero nunca haría una película sobre ella – bromeó y Yulia rió en respuesta – Además, a todo el mundo le gustan más las historias de otras personas.

–Son una buena distracción – comentó Yulia.

–¿De qué? – preguntó Elena.

–De todo – le dijo – Antes del accidente yo leía todo el tiempo, ya sabes. Realmente amaba leer, perderme en los libros, enamorarme de los personajes, ver la vida a través de sus ojos...

–¿Y ahora? – preguntó interesada.

–Ahora… – Yulia comenzó a hablar – Todavía disfruto leer, pero es más difícil que antes, eso es todo.

–¿Sabes? – dijo Katina – Vi una frase en algún lugar que decía: – Un lector vive mil vidas antes de morir.

–Me gusta esa frase – concordó Yulia sonriendo con admiración.

–A mí también – dijo Lena mientras ponía atención en el campo de juego, su escuela había ganado 50-39.

–No quiero ir con los demás a comer – comentó la pelinegra de repente.

–Okay – dijo Lena, asumiendo que la chica estaba cansada y quería irse – Te llevaré a casa si quieres.

–No – dijo Yulia – Quiero decir, no quiero ir con ellos.

–Oh – respondió Elena sorprendida.

–Es demasiado para mí concentrarme en la conversación cuando todos están juntos – explicó – Y me gusta hablar contigo. Quiero hablar solo contigo... ¿eso está bien? ¿Podemos ir a algún lugar, solo las dos?

La ojiverde no pudo evitar la sonrisa que se extendió en su rostro.

–Por supuesto – dijo alegremente – Lo que tú quieras Yul.

Así que mientras las gradas quedaban vacías y Arin se iba a la ducha, Elena y Yulia inventaron excusas para irse. La morena, sin querer ofender a sus amigos, pretendió estar cansada y con ganas de volver a casa. Se despidieron de los demás, Lena le dijo a Nastya que felicitara a Arin por su victoria y que le dijera que había jugado bien. Una vez que se habían despedido de todos, Elena guio a Yulia por las gradas de vuelta a su auto, se sentó en el asiento del conductor mientras que la morena se sentaba en el del pasajero.

–Entonces – dijo Elena dirigiéndose a la ojiazul, una vez que se habían abrochado el cinturón de seguridad – ¿A dónde vamos?

–La playa – dijo Yulia con simpleza. Elena levantó una ceja con interés.

–¿La playa? – preguntó con un tono de diversión – Eso es un poco cliché para la primera cita ¿no lo crees?

–¿Eso está bien? – preguntó la morena un poco confundida.

–¿Hay alguna razón en particular del por qué quieres ir allí? – preguntó Elena.

–Es que... me encanta la playa – le dijo Yulia con sinceridad – No he estado allí desde que salí del hospital. Y como que la echo de menos.

Lena sonrió tristemente.

–Entonces iremos a la playa – dijo mientras ponía el auto en marcha, saliendo del estacionamiento.

Unos quince minutos más tarde, llegaron a la playa y la pelirroja apagó el motor del auto, mirando como Yulia salía de este a toda prisa con entusiasmo. Bajó rápidamente después de ella, cerrando la puerta mientras seguía a Yulia caminando por la arena hacia la costa. Se rió para sus adentros cuando Yulia se quitó sus converse, enterrando sus pies ligeramente en la fresca arena. Lena hizo lo mismo, quitándose los zapatos, caminando hacia donde ella estaba.

–Vamos – dijo la morena con felicidad, buscando la mano de la otra chica para tirar de ella hacia el mar, donde las olas se estrellaban contra el suelo. Le sonreía a Lena mientras entraban en el agua refrescante, y movía los dedos de sus pies, disfrutando de la sensación de la arena mojada.

La morena se detuvo un momento para escuchar el sonido de las olas e inhalar el aire salado que provenía del mar. La ojiverde estaba a su lado, observando su comportamiento reflexivamente. Después de unos minutos, Yulia se alejó de la costa para sentarse en la arena mirando hacia el océano. Lena se unió a ella, admirando la alegría de la chica.

–Me encanta estar aquí – comentó Yulia, mirando hacia el oscuro cielo nocturno, con estrellas brillando a lo largo de él.

–Puedo notarlo – respondió Elena riendo suavemente – ¿Por qué no has vuelto aquí desde el accidente?

–No lo sé – dijo con honestidad – Supongo que no he tenido tiempo.

–Eres una mala mentirosa – comentó la pelirroja.

–No soy mentirosa – protestó Yulia.

–¿Has estado fuera del hospital por cuánto? ¿Seis semanas?– le preguntó.

–Probablemente – respondió de vuelta.

–Así que me estás diciendo que en seis semanas no has tenido tiempo de venir aquí aunque sea una vez ¿no? – preguntó Lena con incertidumbre.

–Supongo – respondió encogiéndose de hombros ligeramente.

–Bueno, creo que estás mintiendo – comentó Elena sin preocupación. Yulia jugaba con la arena, contemplando el ambiente.

–Puedes decirme sobre eso si quieres – Elena le ofreció apoyo. La morena la miró a los ojos y cambió de posición; se sentó con las piernas cruzadas frente a la ojiverde.

–¿Qué quieres saber? – le preguntó.

–¿Qué quieres decirme? – sondeó Lena cruzando sus propias piernas, apoyando la cabeza en sus manos. Volkova miró el mar por una vez más antes de comenzar a hablar.

–Sabes, yo solía venir aquí todo el tiempo cuando era pequeña – le dijo – Mis padres me traían aquí y nos gustaba pasar horas haciendo castillos de arena y buscando conchas marinas.

Miraba a Elena mientras hablaba.

–Mi padre me ponía sobre sus hombros y nos gustaba caminar por la costa viendo a la gente pasar. Nos gustaba comer helados y jugábamos en el mar, él nadaba detrás de mí en velocidad media para que yo pudiera ganar la carrera – comentó Yulia con sinceridad –Recuerdo que un día, estábamos conduciendo más allá de la costa, estaba lloviendo con mucha fuerza y el viento era tan fuerte que pensé que iba a arrancar los árboles de sus raíces. Le pregunté como los barcos no se hundían cuando las olas se ponían bravas y me dijo que un mar en calma nunca hacía a un marinero experto. Yo nunca entendí lo que quería decir con eso.

Elena sonreía ante la historia de Yulia.

–Hasta ahora – dijo pensativa – Hasta que ocurrió lo del accidente. Ahora parece tener sentido para mí.

–Se aprende de las dificultades de la vida – comentó la pecosa.

–Correcto – afirmó Yulia impresionada por la comprensión de la otra chica.

–Pero eso todavía no me explica el por qué no has vuelto aquí – le informó Elena.

–Supongo que no – dijo riendo.

–Creo que es porque la playa tiene un montón de buenos recuerdos para ti – señaló la pecosa perspicazmente – Y no eres feliz, Yul – finalizó.

–Tú me haces feliz – le dijo Yulia con sinceridad.

–Tal vez – dijo mientras sentía que su corazón se hinchaba ante las palabras de Yulia – Pero no te haces feliz a ti misma.

La morena miró atrás, hacia el tranquilo océano.

–Es difícil ser feliz – dijo Yulia con una voz casi inaudible – Es difícil ser cualquier cosa, pero no estar enojada o deprimida la mayor parte del tiempo.

–¿Estás enojada con el conductor que te atropelló? – preguntó Elena.

–No – respondió Yulia.

–¿Estás enojada contigo misma? – preguntó la otra chica astutamente. Yulia miraba a Lena a los ojos una vez más, mientras seguía jugando con la arena.

–Estaba regresando de la playa – dijo rompiendo el silencio – Cuando sucedió.

–No sabía eso – dijo la pelirroja con sorpresa.

–Venía aquí a leer – comentó Yulia – Mi mamá me vino a dejar y me dijo que me vendría a buscar más tarde, pero yo estaba cansada y hacía calor, así que decidí caminar de regreso, era un buen día. No era tan lejos. La misma distancia de donde yo vivo a la escuela.

Se detuvo por un momento y sacudió un poco de arena a su izquierda.

–Estaba escuchando música en mi iPod mientras caminaba por el paso de peatones, la luz era verde... Yo ni siquiera vi el coche que venía. No recuerdo nada después de eso. Solo... pequeñas escenas, en mis sueños, a veces.

–¿Tus pesadillas? – preguntó Elena.

–Sí – confirmó mirando a la otra chica – Mis pesadillas.

–¿Crees que si te hubieras quedado en la playa como se suponía entonces nada habría ocurrido? – preguntó Katina con cuidado.

–No habría pasado nada – dijo Yulia.

–Yulia, no puedes culparte a ti misma por lo que pasó – le dijo la chica poniendo una mano sobre su hombro.

–Sí pero lo hago de todas formas – dijo – Fue mi culpa. Debería haberme quedado.

–Fue culpa del conductor, Yulia – le dijo Lena con firmeza – Su culpa. No tuya.

La morena no dijo nada, y Elena no quizo impulsar el tema de la culpa ya que sabía que Yulia no cambiaría de opinión hasta que estuviera lista.

–¿Qué es lo primero que recuerdas después de eso? – preguntó la pelirroja con interés, cambiando un poco el tema, pero tratando de que Yulia se abriera un poco más.

–¿De verdad quieres saberlo? – preguntó esta de vuelta.

–Solo si no te molesta compartirlo conmigo... – dijo.

–No mucho – comentó Yulia – Solo estallidos de cosas inconexas... como uno de esos viejos proyectores que saltan rápidamente de una diapositiva a otra.

Pensó por un momento.

–Recuerdo una luz... que se movía ante mi e irritaba mis ojos, pero yo no podía mover las manos para bloquearla – explicó – Recuerdo que todo se sentía pesado y tenía que poner mucho esfuerzo para moverme, como si estuviera atrapada en arenas movedizas y me dolía todo... todo.

–¿Te acordaste de lo que había pasado? – preguntó Elena – Me refiero a cuando te despertaste... ¿pudiste recordarlo?

–No – contestó – Mi memoria comenzó a volver un mes después. Me dijeron que era amnesia post-traumática debido a las lesiones en la cabeza. Me tomó mucho tiempo ser capaz de recordar, incluso pequeños momentos.

–Algo así como después de tu ataque de epilepsia – dijo Elena recordando lo que había sucedido.

–Supongo – comentó Yulia, sin saber como se había comportado en ese momento. Se pasó una mano por el pelo y se tocó la cicatriz que cubría parte del lado izquierdo de su cabeza. Su pelo estaba empezando a crecer a su alrededor, ocultándola aún más, pero Elena se dio cuenta de que ella siempre la sentiría, siempre sabría que estaba allí, incluso si los demás no se daban cuenta.

–Recuerdo que mi hermana fue a verme una vez que estaba fuera de la unidad de cuidados intensivos – comentó – Ella siempre quería jugar y se puso muy triste cuando mi mamá y papá le dijeron que yo no podía.

–Suenas triste por eso – dijo Elena, extendiendo su mano para acariciarle el brazo.

–Sí, bueno... ella es solo una niña. Ella no entendía lo que estaba pasando. Ella solo quería jugar conmigo, hacer las cosas que solíamos hacer antes... – continuó la pelinegra con una sonrisa en sus labios – Ya sabes, hacer castillos de arena en la playa...

–¿Comer helado? – agregó Elena.

–Sí – confirmó Yulia.

–No puedo hacer esas cosas con ella ahora. Ella quiere que la tome y lleve en mi espalda como solía hacerlo, pero no puedo. Ella quiere saltar sobre mí y hacerme perseguirla por el jardín o el parque...– Se inclinó un poco hacia atrás – Ahora que estoy en casa, ella cree que estoy mejor – continuó – Pero no lo estoy y eso me da pena porque no puedo ser la misma hermana mayor que era antes.

Limpió una lágrima que se había escapado de su ojo espontáneamente y Elena se inclinó hacia adelante para atrapar los labios de Yulia con los suyos. La morena se sorprendió al principio, pero pronto se dejó llevar por los labios de Lena, su boca le daba comodidad. Elena levantó la mano y acarició dulcemente su mejilla con su pulgar. Después de un momento, Lena quiso alejarse, pero cuando se apartó un poco, Yulia la besó con más fuerza, lo que la hizo gemir levemente en respuesta.

Volkova capturó el labio inferior de Katina cuando ella abrió un poco la boca. La chica de ojos azules se inclinó sobre sus rodillas para cerrar la brecha entre ambas, colocando su mano en la espalda de Lena, quien sintió la lengua de la chica lamer la parte superior de su labio inferior, haciendo que su respiración se detuviera, todo su cuerpo temblaba, cada fibra de ella deseaba a la otra chica cada vez más. Su corazón estaba eufórico, batiendo con fuerza en su pecho, sus latidos se escuchaban más fuerte que el sonido de las olas rompiendo contra la costa. Elena abrió su boca un poco más y Yulia deslizó su lengua dentro de ella para explorar el territorio desconocido con entusiasmo.

La pecosa sintió el sabor de las lágrimas de Yulia, y luego se alejó suavemente, separándose por un momento. Miró a los ojos de la morena mientras trataba de recuperar el aliento. Sus miradas eran suplicantes, casi desesperadas y Lena sintió su corazón al ver aquella necesidad en los ojos de la otra chica. El pecho de Yulia estaba agitado debido a la combinación de besos y sollozos, y la pelirroja sintió que sus propios ojos se humedecían al verla. Yulia intentaba besarla una vez más, pero Elena se apartó, alejándola suavemente con su mano, y esta la miró con dolor.

–¿Qué pasa? – preguntó Yulia llena de inseguridad – ¿Eso no fue muy bueno? ¿Hice algo mal?

–No – dijo Elena con voz entrecortada – Todo lo contrario.

–No entiendo – dijo la pelinegra con los ojos húmedos mientras trataba de recuperar el aliento.

–No me gusta de esta forma – dijo Lena mientras limpiaba las lágrimas de la chica con su pulgar, para luego abrazarla con fuerza. La mantuvo cerca y besó su frente ligeramente, acariciando su pelo. Yulia levantó su mano para agarrar la blusa de Elena, enterrando su rostro en el pecho de la chica de ojos verdes.

–Okay – dijo esta en voz baja.

–Okay – reiteró Elena, besándola en la frente una vez más.

–Gracias – le dijo Yulia con sinceridad.

–¿Por qué? – preguntó Elena.

–Por escucharme – aclaró esta.

–Gracias a ti por compartir – dijo Elena, acariciando el brazo izquierdo de la otra chica con dulzura.

–Tú haces que todo sea más fácil – le dijo Yulia.

–Me alegro de que sea así – respondió Elena mientras caían algunas lágrimas de sus ojos, pero no sabía si eran de felicidad o tristeza.

Lo único que sabía era que mientras estaba sentada allí, con Yulia entre sus brazos, viendo las olas chocar contra la orilla, las estrellas brillando intensamente en la oscuridad, el cielo iluminado por la luna, todo eso era hermoso. Lena miró a la chica que estaba entre sus brazos “Ella es hermosa” pensó para si misma “Trágica e innegablemente hermosa.”


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/23/2022, 9:15 pm

Capítulo 15


Durante un tiempo, se quedaron en la playa, con sus cuerpos juntos en la arena fresca, los brazos de Elena envolvían cómodamente a Yulia con fuerza mientras ella continuaba sollozando suavemente en su pecho. Con el transcurso del tiempo, las lágrimas de la morena se calmaron para luego sentarse en un cómodo silencio, ambas disfrutando del relajante sonido de las olas rompiendo contra la costa, la vista del mar y la arena, la luz de la luna rebotando en el agua para reflejar las estrellas que brillaban en el cielo. Lena perdió la noción del tiempo mientras estuvieron allí, las dos inmóviles, absortas en pensamientos que ninguna había vocalizado. Lena había observado el rostro de Yulia con atención mientras miraba el horizonte, aparentemente sumida en sus pensamientos, y deseó poder leer mentes, para saber que le preocupada y a qué le temía, su mente era frágil y hermosa. Sin embargo, aunque intentaba entender a la chica que estaba a su lado, no pudo, no podía si Yulia no le hablaba sobre lo que sentía y pensaba, como lo había hecho antes.

Por lo tanto, incapaz de descifrar la mirada contemplativa de la ojiazul, Lena se limitó a abrazarla, tratando de alejar esa armadura que llevaba para protegerse a sí misma, con cada día nuevo que pasaron juntas, Yulia fue poco a poco abriéndose a ella un poco más. La pelirroja disfrutaba de las pocas ideas que compartía con ella en momentos excepcionales, como esta noche, pero también odiaba que Yulia se culpara a sí misma, que se odiara por el accidente de una manera inexplicable. La luz del cruce verde cuando la chica había cruzado la calle. Ella había hecho bien, fue el conductor quién ignoró las señalizaciones y la atropelló, dejándola al borde de la muerte. Ni en un millón de años Elena podría entender el por qué Yulia se culpaba a si misma por eso, nunca.

Después de que la brisa había empezado a ponerse más fría, causando escalofríos en ambas, Elena llevó a la pelinegra a casa, la acompañó caballerosamente hasta la puerta una vez que habían llegado. Un silencio incómodo se apoderó del lugar por un momento, Lena no estaba segura si debía besarla para darle las buenas noches o no, debido a la conversación que habían tenido sobre sus padres.

Yulia bajó la mirada hacia sus zapatos, jugando con sus manos nerviosamente mientras esperaba que Elena rompiera el silencio, su falta de experiencia en estas situaciones le impedía decir algo, sin importar lo mucho que quería hablar.

–Así qué... – habló Elena, tartamudeando ligeramente – Lo pasé muy bien contigo esta noche.

Yulia levantó la mirada para encontrarse con los ojos de la pelirroja y una pequeña sonrisa que apareció en su rostro.

–Yo también – contestó, jugueteando con sus dedos en frente de ella – Quiero decir, lo pasé muy bien contigo también – hizo una pausa, dejando caer su mirada momentáneamente mientras se sonrojaba – Definitivamente fue la mejor cita que he tenido en mi vida – le dijo en broma y Elena se rió suavemente en respuesta, asintiendo con la cabeza mientas corría un mechón de pelo que cubría su rostro – Estoy muy contenta de haberte dicho sobre el accidente – agregó después de un momento, con un tono cada vez más solemne – Se sintió realmente bien hablar con alguien sobre eso.

–Bueno, estoy muy contenta de que me hablaste de eso – respondió Elena con seriedad –Siempre estoy aquí si quieres hablar. De verdad.

–Gracias – dijo Yulia agradecida. Lena dio un paso lejos de la ojiazul.

–Te llamaré mañana – le dijo, dando otro paso hacia atrás.

–Ok – respondió Yulia, levantando su mano derecha en señal de despedida.

Elena sonrió, levantando su mano igualmente antes de volver a su auto. Solo había conseguido dar unos pocos pasos antes de sentir que alguien tiraba de su mano, haciéndola girar en ochenta grados. Los labios de Yulia chocaron con los de ella al instante y ambas sonrieron en el beso alegremente. Sintió a Yulia rastrear su labio inferior con la lengua y esta vez la chica de ojos verdes le concedió el acceso con todas sus ganas. La pelinegra adentró su lengua en la boca de Elena con avidez, quien correspondió con entusiasmo, enredando su lengua con la de ella batallando por dominar el beso. Elena cogió la lengua de la otra chica entre sus labios, disfrutando del sabor de la niña que había anhelado durante tanto tiempo, agarró a Yulia por la espalda con su mano derecha, acercando sus cuerpos, y con la otra mano jugó con su pelo. Sintió las manos de Yulia envolverse alrededor de su cintura, ese simple roce provocó un fuerte rayo de luz que la atravesó.

Finalmente, el pecho de Elena comenzó a agitarse por la falta de oxígeno, se separaron y sonrió al ver a Yulia, observándola, con su pecho agitándose violentamente. Tomó la mano derecha de la chica de ojos azules, entrelazando sus dedos.

–¿Te veo mañana? – preguntó la pelirroja. La sonrisa de Yulia se agrandaba más y más.

–Sí – respondió la chica, antes de que Elena la besara rápidamente en los labios para irse.

Katina se dirigió a su auto, solo se detuvo un momento para despedirse de Yulia una vez más. La otra chica esperó hasta que Lena se perdió de vista, y luego tocó sus labios aún hinchados.

Sonrió para sí misma, con la cara sonrojada mientras pensaba en Lena y su tiempo juntas esta noche. Su corazón comenzó a latir más rápido y fue una sensación tan fuerte que se preocupó al pensar que podría estar teniendo un ataque al corazón. Por último, entró a su casa hasta su dormitorio, rápidamente se puso su pijama y cayó en el primer sueño ininterrumpido que había tenido desde el accidente.

Durante las próximas cuatro semanas, Yulia y Elena cayeron en una cómoda rutina juntas, conociéndose cada vez más con cada día que compartían. Lena llevaba a Yulia a la escuela cada mañana y luego la llevaba de vuelta a su casa después de sus sesiones con la profesora Oksana, mientras ella esperaba estudiando en la biblioteca. Salieron un par de veces a lo largo del mes, citas que iban desde ver películas y cenar hasta visitar la hilarante feria local, en donde Yulia casi chocaba con un niño pequeño debido a la mala coordinación con sus manos en los autos chocadores. Ambas solían pasar los fines de semana flojeando, acostadas juntas en la cama de Yulia, viendo dibujos animados y comiendo, una rara mezcla de nutella, cereales, leche y plátanos.

Ahora que estaban saliendo, la pecosa hizo su propia misión personal para involucrarse en la recuperación de Yulia lo más que pudo, leyendo cada libro o artículo en internet sobre lesiones cerebrales traumáticas y la epilepsia. Había tomado conocimiento de los problemas y dificultades de la pelinegra, la ayudaba con sus ejercicios de terapia física y del habla, aprendió a leer los sutiles cambios en su comportamiento, los que demostraban que estaba cansada o estresada. Elena aprendió a predecir las circunstancias que podrían causar que el habla de Yulia se deteriorara, tratando de evitarlas.

Tres semanas después de empezar a salir, Yulia tuvo otro ataque en la escuela, esta vez fue en la cafetería durante el almuerzo, muchos estudiantes presenciaron el hecho con interés. En un momento, Lena estaba caminando con ella hacia la mesa donde compartían con las otras chicas, pero luego entraron ya que el clima se volvió más frio y menos agradable, luego, Yulia cayó al suelo a su lado, la totalidad de su cuerpo convulsionaba violentamente. Una vez más, una ambulancia fue llamada y Yulia fue llevada al hospital para ser examinada por un médico. Elena estaba desesperada por ir con Yulia, pero ella tenía una prueba importante que dar en la tarde y no podía faltar, por lo que tuvo que esperar hasta después de la escuela para visitarla.

Cuando llegó al hospital ese día, la pelirroja fue informada por Larissa de que Yulia tenía algo llamado Parálisis de Todd, una parálisis temporal en el lado izquierdo de su cuerpo como consecuencia del ataque, y esto podía tomar unos días para mejorar. Elena estaba comprensiblemente preocupada al escuchar esta noticia, pero se relajó visiblemente cuando pudo entrar a la habitación y se encontró con Yulia sentada en la cama. Se acercó a ella y se detuvo junto a la chica para darle un suave beso en la frente, en respuesta a la sonrisa ladeada que le había dado en modo de saludo, la comisura del lado izquierdo de su boca era débil. El habla de Yulia se mantuvo relativamente intacto después del ataque, pero la parálisis en su cara hizo que sus palabras sonaran más torpe de lo normal y Elena no podía dejar de pensar que sonaba como si estuviera borracha.

Se quedó con Yulia en hospital hasta tarde en la noche, se recostó junto a la chica y vieron televisión abrazadas hasta que tuvo que irse. Olga y el resto de las chicas se habían unido a ellas durante el transcurso de la tarde y las cinco planearon una improvisada noche de cine en el hospital junto a Yulia. Al día siguiente, la parálisis temporal de Yulia había desparecido y fue dada de alta, por lo que Elena pasó las próximas dos tardes en la habitación de la chica, ambas abrazadas en la cama mientras dormían o veían películas. Una tarde, Elena le leyó a Yulia uno de sus libros favoritos, la mente de esta chica era muy débil como para leer sola.

Estaría mintiendo si dijera que los ataques de la pelinegra no la asustaban, pero los médicos le habían asegurado a Larissa que habían aumentado la dosis de sus medicamentos e iban a examinarla con atención durante los próximos meses.

Ahora, después de una semana, Yulia finalmente se recuperaba, y se sentó en la sala con Elena, Frida y Olga, preocupándose por la presentación que tenía que dar en la clase de la Señorita Oksana durante el próximo periodo.

–Deja de preocuparte, mi amor – le dijo Elena cambiando su posición para estar más cerca de ella –Te saldrá excelente ¿de acuerdo? Nos pasamos todo el fin de semana ensayando.

–No todo el fin de semana – interrumpió Yulia, tomando las páginas de su ensayo.

–Tuviste una tarde libre para ir al concierto de Beyoncé con Nastya – le dijo Lena, colocando una mano sobre el hombro de Yulia, tratando de tranquilizarla – Cinco horas... eso fue todo. Confía en mí, puedes hacerlo.

–No lo sé – dijo dubitativa – No debería haber ido. Debería haber practicado más.

–Has estado trabajando realmente duro en esto por semanas. Te sabes cada palabra de memoria.

–Ya sabes – comentó Olga – Yo habría tomado con gusto tu lugar para ir a ver a Beyoncé –Nastya dijo que es feroz en vivo. Estoy celosa.

Lena miró a Olga, tratando de decirle que no estaba ayudando. Luego volvió su atención hacia la ojiazul que se mordía el labio inferior con ansiedad.

–Solo respira Yul – le dijo Elena en serio – Te vas a estresar.

–Lo sé – respondió Yulia bajando la cabeza – Eso es lo que me preocupa.

–Sabes que no tienes que leerlo si no quieres, Yul – le recordó Elena – La profesora Oksana preguntó si querías hacerlo y tú aceptaste. Solo dile que cambiaste de opinión, a ella no le importará.

–No – dijo Yulia levantando la cabeza para mirar a Elena – ¿Sabes lo que me dijo mi terapeuta? Dijo que debo practicar el hablar frente a grupos de personas.

–Cuando estés lista – añadió Elena con seriedad – Ella dijo que no debías exigirte demasiado ¿recuerdas? Tu habla se convierte en basura cuando estás estresada. Ella dijo que eso era peor.

–Ok – dijo Olga observando a la morena – Ahora creo que tú no estás ayudando, Lena.

–Mierda – dijo Yulia dejando caer su cabeza sobre la mesa, golpeando suavemente contra la superficie – Mierda...

–Oye – dijo la pelirroja colocando una mano en el hombro de la otra chica, haciéndola levantar la vista para mirarla con sus penetrantes ojos verdes – Cálmate.

–No puedo calmarme – murmuró Yulia – ¿En qué estaba pensando? No puedo hacer esto.

–Tú puedes – Elena la tranquilizó – Tu habla es mucho mejor mi amor, te lo prometo. Sabes que a veces esto es más difícil. Pero eso solo sucede cuando estás cansada o estresada.

La campana que marcaba el final de la hora de almuerzo sonó y Olga y Frida le dieron a Yulia una mirada de simpatía antes de levantarse.

–Yul, vas a hacerlo bien – comentó Olga dándole confianza a su amiga – Imagínate a toda la clase desnuda. Eso siempre funciona para mí.

–¿Qué? – preguntó incrédula, sonrojándose un poco ante la repentina idea de Elena desnuda sentada frente a ella, mientras trataba de leer su trabajo – Olga, ¡eso no va a ayudarme!

La castaña se encogió de hombros antes de abrazar a su amiga cálidamente. Le dio un beso en la frente antes de decir: – Solo hazlo ¿Qué es lo peor que podría pasar?

–¿En serio? – preguntó Yulia cuando pensó en que podría tener otro ataque – ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¡¿En serio Olga?! – gritó mientras la castaña desaparecía de su vista.

–Estoy de acuerdo con Elena – comentó Frida – Vas a hacerlo bien.

–Frida – Yulia protestó cuando la chica más pequeña se iba.

–Te veré en historia – le dijo la castaña ojos café antes de desaparecer por la puerta.

La morena y Lena caminaron hasta la clase de Inglés, entrando junto a los demás estudiantes. Se sentaron y la pelirroja puso una mano firmemente sobre su pierna tratando de tranquilizarla ya que se movía de arriba a abajo sin parar.

–Basta – Lena casi ordenó – No te hagas esto, Yul. No hagas algo que no puedes. Te odiarás a ti misma por esto después. Yo te conozco.

La morena miró a Elena, pasando la mano izquierda por su pelo.

–Puedes hablar – dijo la pelirroja.

–No puedo – comentó Yulia.

–Acabas de hacerlo – rió Elena.

–Sabes a lo que me refiero. Me quedaré en silencio frente a todos, puedo presentirlo.

–No lo harás. Simplemente tómate tu tiempo. Recuerda cada frase con tiempo. No hay prisa – La profesora Oksana cerró la puerta del salón y se dirigió a la parte delantera de este.

–Si sientes que no puedes – dijo Elena en voz baja para que nadie más escuchara – Mírame ¿sí? Piensa que estamos solas y que estás practicando en tu habitación. Creo en ti Yul.

–Elena... – La ojiazul comenzó a hablar pero Lena la calló dándole un rápido beso en los labios, sin importarle si alguien más las estaba viendo. Por suerte, nadie pareció darse cuenta, todos los ojos estaban atentos en la profesora Oksana que estaba escribiendo algo en la pizarra.

–Matar a un ruiseñor – leyó Elena cuando se separó de Yulia.

–Ok – dijo la Señorita Oksana, dejando caer su pluma sobre el estante girante hacia la clase –Así que todos hemos terminado de leer “Matar a un ruiseñor” de Harper Lee, y por eso les di esta tarea de hacer un ensayo sobre cualquier aspecto de esta historia.

La Señorita Oksana hizo una pausa para mira a Yulia, cuya pierna de nuevo estaba saltando de arriba hacia abajo con inquietud.

–Yulia – dijo la profesora, señalando a la chica –¿Estás feliz de leer tu ensayo primero? – La morena miró a Elena, quién asintió con la cabeza dándole confianza.

–Uhm...– murmuró, hurgando sus hojas – Sí.

–¿Estás segura? – preguntó la profesora, sintiendo la renuencia de Yulia. Miró a Elena, quien asintió una vez más.

–Sí – dijo ella con voz casi inaudible, mientras caminaba hacia el frente del salón.

–Bien – dijo la Señorita Oksana.

Elena pudo ver que Yulia estaba agarrando su ensayo con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos y en silencio rezaba por la morena, para que tomara un respiro y se relajara.

–Comienza cuando estés lista – le solicitó la profesora, sentándose en su escritorio para escuchar la presentación de su alumna.

–Ok – dijo Yulia, mirando su ensayo. Se había asegurado de imprimirlo con letra de gran tamaño para que fuera más fácil de leer.

Levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Lena, quien levantó una ceja expectante esperando a que Yulia comenzara a hablar.

–Decidí que para mi trabajo...– comenzó – Me agradó el tema de las concepciones erróneas de Harper Lee en “Matar a un ruiseñor.”

Yulia miraba a la señorita Oksana con incertidumbre. Ella le sonrió, una señal silenciosa de aprobación para que continuara. Comenzó a leer su ensayo, sobre los prejuicios y conceptos erróneos que Jem y Scout tienen sobre su padre, entre otros. Leía de manera lenta y deliberada. Hizo una pausa en su presentación, mirando alrededor del salón y fue entonces cuando vio a Lena, que notaba el cambio sutil en el rostro de la morena, lo que significaba que estaba empezando a entrar en pánico. Yulia miró hacia abajo, al papel que tenía en sus manos, tratando de decir la siguiente palabra, pero no salía nada de su boca, sin importar lo mucho que intentara. Levantó la mirada una vez más para mirar a Elena quien le sonrió tranquilizadoramente, dándole un pulgar hacia arriba, alentándola a continuar, la confianza de la pelirroja era superior a la suya. Logró leer un par de frases más, pero comenzó a tartamudear y el corazón de la pelirroja se apretó. Comenzó a verbalizar silabas simples e incomprensibles en lugar de un lenguaje real. A su alrededor, Elena podía oír a algunos de los otros estudiantes en la clase, reír en voz baja, y se dio cuenta de que la pelinegra oyó las risas también, ya que su mirada cayó al suelo. Lena luchó contra el gran impulso de golpear a todos, pero la profesora los regañó.

–Lo estás haciendo bien, Yulia – dijo la profesora Oksana alentándola – Tú ensayo está bien estructurado y has entendido claramente la temática... Continua – propuso.

La pelinegra siguió adelante, logrando decir algunas oraciones de forma más dificultosa, pero el poder de sus palabras se perdieron debido a la falta de fluidez, se perdió el mensaje clave, el cual Elena realmente quería que la clase escuchara, acerca de como las personas a menudo tienen ideas equivocadas sobre Yulia desde el accidente. Colocó una mano en la sien, como si estuviera empezando a tener un dolor de cabeza. La profesora se acercó a ella, poniendo una mano sobre su brazo para tranquilizarla.

–Eso estuvo muy bien, Yulia – le dijo la Oksana con sinceridad – No tienes que continuar si no quieres...

Yulia bajó la cabeza, en señal de derrota. Caminó hacia su escritorio y en lugar de sentarse, se inclinó para recoger su bolso, poniéndolo sobre su hombro con rapidez antes de caminar hacia la puerta y salir. Elena miró a la profesora, inquisitiva.

–Ve – le dijo la Señorita Oksana, dándole dos pases – Trata de hacer que vuelva, si puedes – le dijo en voz baja – Me gustaría hablar con ella.

Elena asintió con la cabeza antes de salir al pasillo en busca de Yulia. Encontró su escondite, el baño, estaba encerrada en uno de los cubículos.

–Mi amor – trató de calmar sus sollozos suaves – Lo hiciste muy bien, por favor no llores ¿si?

–Déjame sola – respondió Yulia y la pelirroja apoyó su cabeza contra la puerta, cerrando los ojos para escuchar a la chica del otro lado.

–Yulia... Yul, déjame entrar ¿sí? Solo quiero asegurarme de que estás bien.

Cuando Yulia no dijo nada, Lena entró al cubículo de al lado y se paró sobre la tapa del inodoro para mirar al lado. Vio a la morena con la cabeza entre las manos, e intentó pasar al otro lado con cuidado. Puso una mano sobre la rodilla de Yulia y ella miró hacia arriba, con el rostro cubierto de lágrimas.

–Por favor, vuelve a la clase – pidió Elena – Lo hiciste muy bien – La pelirroja limpió las lágrimas de Yulia.

–No lo hice – comentó – Lo hice horrible. Soy tan estúpida.

–Oye – dijo Elena poniendo una mano firme sobre su hombro – No eres estúpida, estás muy lejos de la verdad.

–Elena – dijo con incredulidad – Tú viste lo que pasó.

–Hay una gran diferencia entre ser estúpida y no ser capaz de expresarse – comentó Katina con severidad – Yulia, no eres estúpida y hace unos meses no podías ni siquiera hablar frases completas con alguien, y mucho menos en una habitación llena de personas. Has progresado, incluso si piensas que es poco – Lena hizo una pausa por un momento –Además, tu habla ya está de vuelta. Solo te pusiste nerviosa, eso es todo.

–Es como si doy un paso adelante para tomar dos hacia atrás – dijo frustrada.

–No digas eso... Lo estás haciendo mucho mejor... Me gustaría que hubiera alguna manera para hacerte ver eso.

–¿Por qué quieres estar conmigo, Elena? – preguntó, mirándola desde cerca – Todo lo que haces es pasar tu tiempo tratando de tranquilizarme constantemente. ¿Qué consigues con esto?– Lena le dio una mirada mordaz.

–¿Sabes por qué? – preguntó Elena – Me escribiste una larga lista de razones... ¿o no recuerdas eso? – observó a Yulia, la forma en que su pelo caía suavemente sobre sus hombros ahora que había apoyado su cabeza en su mano – Tener la oportunidad de pasar tiempo contigo me hace feliz – comentó Elena.

–¿Por qué? – preguntó ahora con interés. Lena se rió ante la poca memoria de Yulia.

–No sé por qué – dijo riendo suavemente – ¿Ok? solo lo hago. No puedo explicarlo con detalles. Es solo, esa sensación que me da cuando estoy contigo. Haces que mi corazón se agite cada vez que sonríes y mi pecho llega a doler cuando ríes.

Yulia sonrió ante sus palabras y la pecosa siguió adelante, feliz de tener aquella sonrisa de vuelta.

–Haces que los latidos de mi corazón retumben en mis oídos cada vez que me besas – añadió – Mientras mis pulmones luchan por conseguir un poco de aire – Lena suspiró, frotando la mejilla de Yulia con el pulgar – Tú me haces feliz – dijo con simpleza – ¿Qué otra cosa podría querer de ti?

–¿Ser mi novia? – preguntó Yulia en voz baja. Lena la miró con seriedad.

–Yulia, tú sabes lo que siento por ti – dijo, mirándola a los ojos, pero Yulia bajó la mirada –Sabes que no hay presión.

–No – la interrumpió – Te estoy preguntando. Lena se inclinó un poco hacia atrás sorprendida.

–¿Me estás pidiendo ser tu novia? – le preguntó sin poder creerlo.

–Sí – confirmó Yulia – Quiero decir, sé que nunca hemos hablado de esto...

–No – interrumpió Elena.

–Pero, yo quiero que seas mi novia – dijo la morena – Si tú... ya sabes... quieres.

Elena sonrió ante la timidez de Volkova.

–Así qué, ¿estamos haciendo esto oficial? – preguntó la pelirroja con las mejillas adoloridas por tratar de ocultar su gran sonrisa.

–Si tú quieres...– dijo Yulia con incertidumbre.

Elena miró a Yulia y le preguntó: –¿Por qué quieres que sea tu novia?– su mente no estaba lista para creer que esto fuera real. Yulia abrió su bolso y sacó su cuaderno, abriéndolo en la parte de atrás, tomando una hoja suelta que le entregó.

–¿Qué es esto? – preguntó Elena mirando la hoja en sus manos.

–Léelo – le pidió Yulia y Lena lo hizo.

–Uno, porque siento que puedo hablarte sobre cualquier cosa. Dos, porque eres paciente conmigo. Tres, porque eres amable. Cuatro, porque eres hermosa. Cinco, porque puedo contar contigo. Seis, porque siempre estás ahí para mí. Siete, porque no presionas – Lena lo leyó en voz alta, entrecerrando los ojos para descifrar la letra de la otra chica – ¿Es esto...

–No – intervino Yulia – No es la que me diste a mi.

La pelirroja miró interrogante la escritura garabateada de Yulia en la hoja.

–Lee el reverso – le dijo, Elena lo hizo y sus cejas se levantaron por la sorpresa – Lee las dos últimas.

–Ciento veinte, porque me haces feliz – Elena sintió sus mejillas arder brillantemente y mantuvo sus ojos fijos en la hoja antes de leer la última razón escrita – Ciento veintiuno, porque quiero que seas mi novia.

–Por eso – le dijo Yulia – Ciento veintiún razones por las que me gustas.

–No sé que decir – comentó con sinceridad – A excepción de que este no era el lugar en donde pensé que tendríamos esta conversación – señaló, observando su entorno.

–Sí, bueno, yo tampoco – admitió Yulia – Yo como que había planeado todo esto, pero no sé, creo que este no era el momento adecuado.

–¿Estás segura sobre esto? – le preguntó la ojiverde – Quiero decir, ¿no es a causa de lo que acaba de pasar o algo?– Yulia señaló la hoja de papel que sostenía Elena.

–Comencé a escribirla por la mañana después de nuestra primera cita – le informó – He ido añadiendo cosas desde entonces, escribiendo mis sentimientos, ya sabes, como me aconsejó mi terapeuta – Se detuvo por un momento – Me ayuda – continuó – Verlo escrito en blanco y negro, sin importar que tan ilegible es – se rió un poco – Eres increíble – le dijo Yulia con sinceridad – Y te extraño cuando no estás cerca. Quiero que seas mía, Elena, solo mía... así como, oficialmente. Si tú también lo quieres...

–Siempre he sido tuya – le dijo la ojiverde sonriendo – Desde la primera vez que te vi en el pasillo el primer día de clases.

–¿Entonces...? – preguntó Yulia con timidez.

–¡Sí! – aceptó abrazándola fuertemente – Por supuesto que quiero ser tu novia, Yul – Yulia sonrió ampliamente.

–¿En serio?

–En serio – afirmó Elena, inclinándose para besarla, tirando de Yulia hacia ella con suavidad –Ahora – dijo una vez que se había separado de sus labios –¿Podemos salir del baño?– La sonrisa de Yulia se hizo aún más amplia.

–¿Cuál es la prisa?– preguntó sugestivamente, levantando una ceja juguetonamente. Lena sintió sus mejillas sonrojarse cuando la morena se inclinó adelante y la besó una vez más, su lengua había encontrado su camino casi instintivamente hacia la boca de su ahora novia. Mordió suavemente el labio inferior de Elena por un momento, mientras que esta olvidaba completamente como respirar.

Yulia se rió ante la reacción de Lena, abriendo la puerta del cubículo para salir. Se tomó un momento para darse cuenta de que la pelirroja se había quedado sola, y sin decir nada, se levantó torpemente, siguiendo a Yulia. No sabía cuando Yulia había aprendido a ser tan juguetona, pero debía admitir que le gustaba. Le gustaba mucho.

Volkova se enjuagó la cara con un poco de agua para eliminar los rastros de lágrimas en sus mejillas antes de secarse con una toalla de papel. Cuando terminó, se acercó a Elena y tomó su mano, entrelazando sus dedos.

–Creo que deberíamos volver a Inglés – dijo Yulia con total naturalidad.

–Después de ti – dijo Elena sonriendo – Novia – La pelinegra le devolvió la sonrisa antes de inclinarse ligeramente para besar a Lena una vez más.

–Me gusta como suena eso – dijo antes de abrir la puerta del baño, caminando con Elena a lo largo del pasillo, de vuelta a clases.

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Awwwwwwwwww!!!!

Espera haberlas compacido el día de hoy!!! Nos leemos mañana, bellezas I love you
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/23/2022, 10:55 pm

Muchas gracias por el capitulo de ayer y los 2 de hoy fue increíble leer los 3 capítulos seguidos y tantas cosas duras qué pasan pero el amor entre ellas es tan fuerte y hermoso es de las historias mas linda que he leído, esas que llenan el corazón y dan ilusiones de un amor así 😍😍😍. Saludos querida mía hasta mañana 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/24/2022, 4:03 pm

Capítulo 16


Elena y Yulia se hicieron camino en el pasillo desierto de vuelta a la clase de inglés de la profesora Oksana, juntas, tomadas de la mano y balanceándolas entre ambas. Yulia paró un momento fuera de la puerta del salón de clases, indecisa. El recuerdo de su reprobada y melodramática salida de repente se volvió a ella.

–Sabes – dijo algo callada, regresando a mirar a Elena. Soltó la mano de la pecosa y frotó su frente con su mano – Quizá solo deberíamos esperar afuera el resto de Inglés e ir directo a nuestra próxima clase.

Elena le dio una mirada diciéndole que definitivamente no estaba de acuerdo con esa sugerencia.

–No lo creo – Respondió la pelirroja simplemente – Además, la profesora quería que te trajera de vuelta para hablar contigo.

–Eso es lo que me temí – Dijo volteándose a ver a través de la ventana de la puerta del salón de clases y mordiendo su labio, preocupada.

–Ella no está molesta – Le aseguró Lena, poniendo una mano en su brazo, aliviándola –Creo que solo estaba preocupada por ti, eso es todo – Yulia sonrió con gratitud a sus palabras pero la pelirroja se dio cuenta que ella no le creía – Ok bueno ¿Qué es lo peor que pueda hacer? – Le preguntó Elena – Ya tienes un periodo extra de estudio con ella todos los días después de clase. No es que te pueda dar más castigo... excepto quizá uno los sábados... – finalizó. La morena suspiró mientras volteaba a abrir la puerta del salón y pisar tentativamente adentro otra vez. Tan pronto como hizo eso, cada par de ojos en el salón voltearon en su dirección, mirándola con interés antes de volver a ver a la señorita Oksana al frente de la clase, esperando una respuesta a su llegada.

–Chicas, siéntense por favor – Dijo la profesora. Su voz era neutral y la morena sintió como si algo le doliera internamente al pensar cómo probablemente había decepcionado a su profesora favorita con sus acciones.

Caminaron rápidamente a sus asientos, Elena cerró la puerta atrás, calladamente. Se sentaron, manteniéndose en silencio por el resto de la clase mientras otros estudiantes leían su tarea en voz alta. Yulia, sintiéndose algo triste, dejó descansar sus brazos cruzados en su mesa y dejo caer su barbilla en sus antebrazos mientras veía a los que hablaban frente a la clase. Sintió una inesperada chispa de celos mientras veía cada nuevo narrador levantarse y casi sin esfuerzo entregar su presentación. Así mismo, los celos de Yulia se transformaron en ese sentido familiar de auto-aborrecimiento y frustración que ella usualmente sentía desde el accidente, le molestaba el hecho que no era fácil que volviera a ser como siempre en clase, tomó y empezó a morder las cutículas de su mano derecha. Lena, quien ha estado mirándola de cerca desde que regresaron a sus asientos, se arrimó al de ella cerrando el espacio que había entre ambos y tomó la mano de su novia firmemente en la suya, causando a Yulia, mirarla con sorpresa.

Lena movió su cabeza deliberadamente mientras sostenía la mano de la morena, rehusándose a devolvérsela para sufrir más abuso y reprochando silenciosamente a Yulia por sus sentimientos desubicados de auto-desprecio.

Volkova volvió su atención al frente de la clase y encontró a la profesora estudiándola desde donde ahora se sentaba, atrás de su escritorio. Sus ojos no mostraban sus pensamientos o contemplaciones personales y la chica sintió sus ojos bajar de vuelta a la mesa frente a ella, avergonzada por su comportamiento hace algunos minutos.

Finalmente, la campana sonó señalando el final de la clase y mientras los demás estudiantes se levantaban para tomar sus cosas e irse, Yulia escuchó a la señorita Oksana llamar desde su posición en su escritorio.

–Yulia ¿Puedes esperar un minuto? – la morena se mantuvo sentada. Su atención se centró en Elena, quien se levantaba lentamente de su mesa, algo insegura.

–Elena – Dijo la profesora mientras se levantaba de su escritorio ahora que el salón estaba casi vacío – Me gustaría hablar a solas con Yulia, si no te molesta.

Lena miró a su novia quien asintió, señalándole que se podía ir.

–Te veo en el almuerzo – Le dijo Lena, cogiendo su bolso del piso y poniéndolo sobre su hombro.

–Ok – Respondió Yulia simplemente.

La pelirroja paró sus pasos por un momento, volviendo su mirada entre la señorita Oksana y Yulia una vez más antes de voltear sus pies y hacerse camino a la clase de química.

La profesora caminó alrededor de su escritorio y llegando a la puerta del salón, la cerró para darle algo de privacidad a ella y a su alumna para hablar. Sostenía unas hojas de papel en su mano mientras se sentaba en el puesto que Elena recién desocupó. La profesora dejó los papeles en el escritorio que estaba frente a Yulia. Era su tarea.

La morena, habiendo bajado sus ojos a la mesa para evitar el contacto visual con la señorita Oksana una vez que estuvieron solas, se detuvieron en la letra que estaba escrita encima de su trabajo con bolígrafo rojo brillante antes de mirar precipitadamente hacia su profesora quien la estaba examinando silenciosamente.

–¿Me puso una A? – preguntó con incredulidad.

–Me tomé la libertad de leer el resto de tu tarea mientras los otros presentaban la suya – Le informó mientras se inclinaba hacia la chica. Alzó su mano y tocó la letra roja que había escrito en la esquina de la tarea de Yulia enfáticamente – Creo que te podrás dar cuenta que de hecho, te puse A+ – La señorita Oksana espero que la ojiazul volteara su atención de la hoja y la mirara a ella antes de continuar – Tu escritura es bastante perspicaz, Yulia – Le dijo seriamente – Es muy articulada y tu tarea está bien estructurada y cumple con los parámetros que se requerían. Tus argumentos y tu resumen son claros y concisos, pero, sobre todo, tu tarea es honesta y hace comparaciones de tu propia vida para validar los puntos que estás tratando.
La profesora puso su mano encima de la de Yulia para asegurar que escuchara lo que diría enseguida.

–Esto es un excelente trabajo, Yulia – Dijo, alabándola – Deberías estar muy orgullosa de esto – La pelinegra estuvo sentada en silencio por un momento, insegura de cómo responder a las agradables palabras de su profesora.

–Aunque no lo presenté a la clase como debía – Protestó finalmente – ¿Cómo pudo ponerme una nota tan buena?

–La nota de la tarea no es determinada por la presentación oral – Le informó la señorita Oksana – Es determinada por su contenido.

–Entonces, ¿Por qué nos hace presentarla? – Preguntó la morena.

–No eres la única persona que necesita practica hablando en público, Yulia – Le respondió honestamente – Es bueno para las personas que aprendan a presentar información, se supone que ayuda a alentarlos a tener confianza en sus argumentos y puntos de vista. El componente oral de esta tarea era un ejercicio en eso, más nada – La profesora le brindó una sonrisa – Además – empezó – Si recuerdas, yo estaba dispuesta a excluirte de ese requisito en particular pero tú me dijiste que querías intentarlo.

–Lo sé – Dijo la morena – Mi terapeuta de lenguaje pensó que quizá sería una buena práctica para mí. Creo que quizá fue un error...

–Yo no – Le interrumpió la señorita Oksana.

–¿Usted no? – Le preguntó Yulia.

–No – Respondió – Yulia, el principio de tu presentación, a pesar de ser un poco lenta y útil, fue buena – Le aseguró – Creo que tu solo te mentalizas a ti misma hacia el final. Te veías preocupada por lo que pensaban los demás y eso afectó tu confianza. Necesitas tener un poco más de fe en ti misma, eso es todo.

–Suena como Lena – Dijo riendo – Ella siempre dice eso.

–Sí, bueno – Respondió la profesora – No le digas esto a Elena pero, ella es una de las estudiantes más listas de mi clase. Deberías escucharla más seguido.

–Definitivamente no le diré eso ultimo – Dijo ligeramente en respuesta – Nunca escucho lo que dice.

–Aunque, entre tú y yo Yulia – Dijo la señorita Oksana, volviendo su voz a un tono serio –Ella no es la estudiante más lista en mi clase.

–Yo no... – Dijo Yulia rápidamente. La profesora apuntó a la tarea en el escritorio nuevamente.

–No estoy de acuerdo, Yulia – la interrumpió – Eres una excelente escritora y siempre lo has sido. Aún recuerdo leer algo de tu trabajo el año pasado, era tan conmovedor. Tienes talento Yulia; sería una pena desperdiciarlo por causa de unos desafíos. ¿No crees?

–No sé qué decir – Respondió la pelinegra honestamente – Gracias, supongo.

–No me agradezcas – Le dijo la señorita Oksana – Solo, prométeme que tu continuarás trabajando duro y practicando tu escritura, sea a mano o impresa. Lee, por diversión, no porque tengas que hacerlo o porque tu terapista de Lenguaje te lo pida. Te sorprenderás lo fácil que se te hará si de hecho disfrutas la historia que estás leyendo. Recuerdo el año pasado que me dijiste cuanto te encantaba leer. ¿Cuál fue el último libro que leíste que no fuera de la escuela, Yulia?

–No he leído ninguno desde el accidente – Le dijo sincera – No es algo que haya elegido de todas maneras.

–Ok, bueno, para nuestra sesión después de clases el siguiente lunes, quiero que hayas empezado un libro nuevo – Le dijo la profesora.

–Está bien – Respondió y, una pequeña sonrisa apareció en sus labios al pensarlo.

–Deberías ir a tu siguiente clase – Le dijo la señorita Oksana, tomando una hoja de papel y escribiendo una nota rápida para el siguiente profesor de la morena. Esta la tomó agradecida cuando se la dio pero no hizo ningún esfuerzo por levantarse.

–Siento mucho haberme ido – Se disculpó sinceramente – No debí hacerlo. Fue grosero. Es sólo que estaba frustrada y...

–Disculpa aceptada – Le detuvo la profesora rápidamente – No hablemos más de eso. Yo entiendo completamente. No sé si no hubiera hecho lo mismo si estuviera en tu lugar.

–Gracias – Dijo Yulia apreciando las palabras de la señorita Oksana – Por todo – Aclaró –Usted ha sido muy buena desde que regresé a clases. No sé donde estaría, si usted no estuviera haciendo tanto por mí.

–El placer es mío – le dijo, poniendo una mano en su hombro, asegurándola – Pero, en serio considera Inglés como una opción para la universidad. Me encantaría leer tu historia algún día, Yulia.

–Quizá le dé una dedicatoria – Dijo la morena en broma.

–Será mejor que lo hagas – Le dijo, levantándose de su asiento. La pelinegra le siguió, recogiendo su tarea y poniéndola en su bolso.

–La veo luego de clases – Dijo Yulia mientras balanceaba su bolso hasta su hombro.

–Como siempre – Asintió antes que Yulia saliera del salón y se hiciera camino en el pasillo, hasta Historia.


***

Se paró en la puerta y vio que el resto de los estudiantes tenían conversaciones entre ellos, el señor Ivanov, sentado en su escritorio leyendo de un libro. Empujó la puerta para abrirla y caminó casi desapercibida por todos excepto por el profesor y Frida quien estaba sentada donde siempre, colocando una mirada de alivio en su cara cuando ella llegó, obviamente preocupada porque no estuvo al principio de la clase.

La morena le entregó al señor Ivanov la nota de la señorita Oksana y se disculpó por su llegada tarde. El señor Ivanov le sonrió amablemente y preguntó si todo estaba bien. Yulia le aseguró que todo estaba bien y él le dijo que actividad estaba trabajando la clase en ese momento antes de señalarle que tomara su asiento al lado de Frida.

–Hey – Saludó la castaña – Me estaba preocupando por ti. ¿Está todo bien?

–Sip – Dijo Yulia – Solo estaba hablando con la profesora Oksana de algo, eso es todo.

–¿Cómo te fue en la presentación? – Preguntó Frida, interesada – ¿Estuvo bien?

–La verdad no – Le dijo sincera – Es decir, en parte no estuvo horrible pero, definitivamente pudo haber estado mejor.

–¿Perdiste tu voz? – Preguntó la castaña de ojos café con una cara simpática.

–Si – Respondió simple.

–Oh, lo siento – Respondió la chica, sobando la mano de la morena con la suya en consuelo – Sé cuánto querías que te fuera bien.

–Está bien – Le dijo Yulia – Ya habrán otras presentaciones. Lo haré mejor la próxima vez.

–Wow – Dijo la castaña en respuesta – Eso es muy racional de tu parte. ¿Qué pasó? Estabas casi al borde de una crisis nerviosa cuando te dejé temprano.

–No lo sé – Respondió la morena, pero ella presentía que tenía mucho que ver con las alabanzas de la señorita Oksana y las palabras motivadoras de Lena – Creo que solo me di cuenta que quizá no debería ser tan ruda conmigo misma.

–Bueno si me preguntas, ya era hora – Dijo riendo – Estoy segura que te hemos estado diciendo eso, por siglos.

–Lo sé – Dijo de acuerdo – Pero a veces toma un tiempo para que te des cuenta.

–La repetición es la clave – Dijo Frida en broma.

–Entonces – Empezó Yulia, finalmente poniendo su cuaderno afuera y abriéndolo –¿Quieres oír que más paso en el último periodo?

–Claro – Respondió la castaña sonriendo brillantemente.

–Lena y yo quizá lo hicimos oficial – Comentó, mirando a Frida de cerca esperando su reacción.

–Espera ¿En serio? – Preguntó Frida casi sonriendo – ¿Así que son como... novias ahora?

–Si – Le dijo Yulia y no pudo evitar la sonrisa que se cruzaba en sus propias facciones, su corazón derritiéndose en su pecho a la definición de esa palabra.

–Aww, eso es increíble! – Dijo la castaña aplaudiendo fuerte y causando que algunas personas en el salón miraran en su dirección.

–Frida – Dijo la morena, antes de continuar una oración más seria – Ustedes son literalmente muy cómicas cuando se trata de apoyarnos a nosotras. Lo encuentro especialmente gracioso porque tu pensaste que era solo un capricho y Elena lo olvidaría.
Frida hizo una cara de sorpresa a las palabras de Yulia.

–Oh, ella te dijo de eso, ¿no? – Preguntó la castaña sarcásticamente – En mi defensa, en ese momento, pensé que así sería. Quiero decir, ella ni siquiera te conocía, no mucho. Luego todas empezamos a compartir juntas y para ser muy honesta, creo que también me gustaste un poco también – La pelinegra le dio un ligero golpe en el brazo.

–Cállate – Dijo riendo.

–No, en serio – Le dijo Frida – Me alegra que todas seamos amigas. Es raro pensar que había un tiempo donde no lo éramos.

–Lo sé – Asintió – Ni siquiera recuerdo como era antes de que todas empezáramos a salir y compartir. Siento que las conozco de siempre.

–Bueno, tu memoria es bastante pobre desde el accidente – Dijo esta bromeando. Yulia sonrió a las palabras de la chica pequeña, sin tomar ofensa. De hecho, era una demostración de cuan cercanas se han convertido que estaban cómodas ridiculizándose entre ellas.

–Al menos no soy más bajita que tú – Respondió Yulia riendo, y sabiendo que ella apenas era un poquito más alta, haciendo a Frida reír aún más fuerte.

–Lo que sea – Dijo la castaña moviendo su mano y parando por un momento – Pero en serio, estoy muy contenta por ti y por Elena – Dijo seriamente – Ustedes dos son tan lindas juntas. Como diría Olga, las dos me provocan todo tipo de sentimientos – Reía mientras recordaba cuando Olga les dijo eso en el hospital luego del último ataque de Yulia.

–Ella pasa mucho tiempo en las redes sociales – Respondió la morena – Finalmente decidí que ella necesitaba dejar eso cuando empezó a escribir hashtags de Elena y yo en todo mi cuaderno. Hasta nos dio un nombre.

–Oh – Frida dijo sorprendida – Eso es lo que significa “#Yulena”. He pasado siglos intentando descubrir que significaba – Yulia rió – Me alegra mucho que se hayan encontrado – Continuó la castaña – Se ve lo feliz que se hacen la una a la otra – Yulia sonrió al escuchar las palabras de Frida – Supongo que mi próxima pregunta es – Siguió la chica bajita – ¿Qué harán con todo lo que han planeado? Asumo que todo se fue por la ventana si lo hicieron oficial hoy.

–Ugh, – Gruñó Yulia – Lo sé, es que sólo pasó hoy, en el baño de todos los lugares, ¿Lo puedes creer?

–Romántico – Dijo Frida riendo.

–Elena hace tanto por mí y yo quería que todo fuera especial cuando le hiciera la pregunta – Dijo – Quería hacer algo lindo para variar.

–Lo sé – Respondió la castaña – Has planeado esto por siglos. Es todo de lo que hemos hablado Nastya y yo, es tan tierno – Yulia volteó sus ojos al uso de la palabra “tierno” de Frida – Lo es – Le dijo la castaña seriamente – Es que eres demasiado adorable, Yulia. Tienes que aceptarlo y superarlo.

–Si bueno, tu eres bajita – Dijo Yulia porque no pudo pensar otra cosa para decir como respuesta.

–Ya lo dijiste – Dijo su amiga riendo nuevamente.

–Bueno, sigue siendo verdad – Dijo la morena sacando su lengua.

–Entonces... ¿Aún lo harás? – Preguntó Frida.

–Si – Respondió Yulia – Es decir, aún quiero hacer algo lindo por Elena así que, debería ¿No?

–Si – Frida prácticamente escupió – Definitivamente deberías.

–Okay entonces – Dijo la pelinegra asintiendo como si tomara la decisión – Lo haré entonces.

Frida sonrió mientras el señor Ivanov se levantaba de su escritorio y llamaba la atención de ambas de vuelta al frente del salón. No tuvieron oportunidad de hablar más por el resto de la clase pero cuando sonó la campana para el almuerzo, Frida tomó su bolso, cruzando sus brazos en su pecho mientras esperaba por Yulia quien recogía sus cosas.

–Entonces, ¿Le dirás a Elena? – Preguntó mientras Yulia luchaba con el cierre de su bolso.

–No – Respondió esta – No sería una sorpresa si ella se entera de eso. ¿O sí?

–En serio no puedo esperar a ver su cara – Comentó Frida mientras se hicieron camino afuera del salón – Si no cae muerta de la sorpresa probablemente se derrita en llanto. Será increíble.

–Okay, mantenlo en tus pantalones, Frida – Dijo Yulia riendo – No es tan emocionante.

–¿Es broma?– Frida preguntó mirando seriamente a Yulia – Es extremadamente emocionante. ¿Cuándo fue la última vez que tu...? – detuvo a Frida rápidamente con un firme toque de su codo en las costillas de la chica pequeña mientras Lena y Nastya se acercaban a su dirección desde su clase de química.

–Ow – Dijo Frida quejándose.

–Lo siento – Se disculpó mientras que Nastya y Elena se detuvieron frente a ellas.

–Hola chicas – Dijo Nastya levantando su mano en saludo.

–Holi – Respondió Frida mientras Elena caminaba hacia Yulia y besaba sus labios como saludo.

–¿Cómo te fue con la profesora? – Le preguntó Lena apartándose.

–Estuvo bien – Dijo Yulia – Resulta que la verdad no estaba molesta porque me fui de clase.

–¿Entonces de que quería hablar? – Preguntó la pelirroja. La morena abrió su bolso y sacó la tarea, entregándosela a Elena, quien la tomó fácilmente. Nastya miró el papel sobre el hombro de la pelirroja.

–¡¿Te dieron una A+?! – Preguntó Lena estática, leyendo la nota momentáneamente antes de lanzar sus brazos alrededor de los hombros de Yulia y llevarla a un abrazo de felicitación.

–Si – Dijo Yulia felizmente – ¿Cuán maravilloso es eso?

–Casi tan maravilloso como tú – Le dijo Lena soltándola del abrazo pero manteniendo un brazo alrededor de la cintura de su novia.

–Oh Dios mío – Dijo Nastya mientras Olga llegaba al grupo – Eso fue... Wow... Eso fue... Ni siquiera puedo formular una oración, eso fue tan tiernamente nauseabundo.

–Cállate – Dijo Elena mientras se hacían camino hasta la cafetería y a su mesa usual para el almuerzo.

–¿Escuchaste que estas dos ahora son oficiales? – Nastya le preguntó a Olga mientras tomaron sus asientos de siempre.

–¿Qué? – Preguntó la castaña de ojos avellana sacando su almuerzo de su bolso y poniéndolo en la mesa frente a ella.

–¿Yulena?

–¿Podrías dejar de llamarnos así? – Dijo Elena riendo.

–Si – Nastya asintió por Olga e ignoró el comentario de su amiga – Yulena son ahora oficialmente novias.

–Espera, ¿Qué pasó con...? – Olga empezó pero cesó cuando Yulia le pateó forzadamente bajo la mesa – Oh, Mierda, ¿Y eso por qué? – Preguntó la castaña alcanzando a sobar su pierna, encontrando los ojos bien abiertos de Yulia.

–Espasmo – Dijo la pelinegra cuando se dio cuenta que Lena la miraba extrañamente y empezaba a sobarse su propia pierna.

–Nunca te han dado espasmos antes – Dijo la pelirroja poniendo unos ojos sospechosos.

–Hay una primera vez para todo, supongo – Dijo Yulia encogiendo sus hombros y le dijo a Olga que lo sentía con los labios cuando Lena estaba ocupada buscando su almuerzo en su bolso.

La castaña levantó su ceja algo confundida a Yulia, quien sostuvo su dedo sobre sus labios en un gesto de silencio que le indicó a Olga que se mantuviera callada acerca de lo que ella había planeado.

–Así que... – Dijo la castaña, dándole un mordisco a su sándwich – ¿Qué pasó? Cuéntenme todo – Elena le informó a Olga lo que había pasado cuando ella siguió a Yulia al baño en plena clase de inglés, impulsando a Olga a preguntar, subiendo su ceja en sugerencia –¿Estás segura que eso es todo lo que hicieron en el baño?

Maldijo otra vez cuando sintió la patada de Yulia bajo la mesa nuevamente, Lena se sonrojó a la insinuación, como siempre.

–¿Otro espasmo? – Preguntó la pelirroja riendo un poco, con su cara roja.

–No – Respondió Yulia sonriendo y Olga la miró seriamente antes de explotar en risa.

–Olvidé que eres más astuta que ellas ahora – Dijo su amiga aún sobándose – Aunque no es tan gracioso como cuando yo te pateaba por eso.

–Bueno quizá dejarás de ser tan mala ahora – Desafió Yulia.

–Preferiría que pudieras volver a ser completamente obvia con todo – Dijo la castaña en broma.

–¿Con qué? – Dijo Yulia jugando.

–¿Ves? Así... – Olga rió y la morena sonrió grandemente.

–Hey, Yy...yu....Yulia – Escucharon decir a alguien atrás y la pelinegra y el resto de las chicas voltearon a ver cara a cara a Dima Vecherinin, el guardia de tiro del equipo de básquetbol.

Estaba acompañado por dos de sus amigas, una de las porristas del equipo y su amiga, quien Elena notó para su sorpresa, era su ex novia, Sveta.

–Buena presentación la de temprano. Qué lástima que te ah... aho... ahog... ahogaste – Yulia fue a levantarse mientras el grupo de amigas de Dima se reía pero Lena la haló hacia su asiento poniendo una mano en su brazo.

–Solo ignóralo – Le dijo Lena seriamente.

–Si, escucha a tu E... El... Elena – Dijo Dima en burla – Ella necesita tiempo para llenar su servicio comunitario ¿No es cierto? ¿Cuánto tiempo más estarás de niñera de la retardada, Katina?– La peliengra fue a levantarse de nuevo pero Elena la tomó del brazo firmemente, manteniéndola en su lugar.

–¿Sabes? Es irónico que llames a Yulia así, considerando que su Coeficiente Intelectual es mejor que el tuyo, Dima – Dijo Elena señalando, causando que brillara en ira.

–Si claro – Dijo el chico casi escupiendo – Esta idiota ni siquiera puede atar sus malditos lazos del zapato correctamente – Finalizó viendo a Yulia, mientras su grupo de amigos reían.

Lena vio el puño de Yulia cerrarse sobre la mesa, su cabeza baja y su espalda voltearse hacia Dima. Sus nudillos estaban blancos y la pelirroja pudo sentir la ira y el dolor radiando de ella.

–Ni siquiera puede escribir, joder – Siguió Dima, ignorante del cambio rápido en el estado de ánimo de Yulia – Mi hermanito escribe mejor que ella. Ni siquiera sé porque la dejaron volver a la escuela. Le iría mejor en una escuela especial con otras personas como ella.

–Hey, idiota – Dijo Olga levantándose – Cierra tu maldita boca antes de que yo te la cierre.

–Si claro, como si me dieras miedo – Dijo Dima seriamente, volteándose de nuevo a Yulia.

–Además, su cerebro está probablemente tan machacado que ni entiende lo que le estoy diciendo. ¿No es cierto, Y...Yu...Yulia?

Antes que Lena pudiera detenerla, la morena brincó en su asiento, golpeando la silla ruidosamente para lanzar un golpe en la dirección de Dima. La pelirroja cerró sus ojos esperando por el sonido del puño conectándose con su cara, pero, los abrió rápidamente cuando no escuchó nada, placenteramente sorprendida al encontrar que Yulia estaba siendo restringida por una rápida y lista Olga, quien tenía ambos brazos alrededor de la pequeña, suprimiéndola. Lena escuchó a Dima y al resto de su grupo reír mientras caminaban lejos, dejando a Yulia, furiosa y peleando contra el abrazo forzado de Olga, que evidentemente no cesaba.

–Dios, Yulia – Dijo la castaña luchando por mantener sostenida a la chica – Cálmate, mierda. Sólo ignóralos.

–N-n... no... m-me... digggas q-que m-me c-cal-me...– Dijo Yulia, aún retorciéndose en un intento de escapar de los brazos de Olga – D..De...Deja..m-me... salir! – Dijo llorando intentando voltear a ver a Olga y empujando su pecho con sus puños.

–Yulia – Dijo Elena levantándose y poniendo una mano en su hombro calmadamente mientras notaba a algunos de los profesores en la sala del almuerzo mirando hacia ellas curiosamente, incluyendo a la profesora Oksana y al señor Ivanov quienes estaban teniendo una discusión en la línea de la comida.

–O...Olga! – casi gritó, pero la castaña no la dejaría ir.

–No hasta que te calmes – Le dijo seriamente. Tomando en cuenta que todos los ojos de repente habían puesto su atención en su grupo.

–Mal...dita sea... Deja...m-me... – Dijo algo temblorosa, empujando a Olga aún más fuerte, pero aún la chica grande no relajaría su abrazo.

–Yulia – Intentó Lena nuevamente mientras la señorita Oksana y el señor Ivanov se acercaron, preocupados por la escena frente a ellos – Para ¿Si? Por favor.

–¿Qué está pasando? – El señor Ivanov preguntó notando la manera como Olga sostenía a Yulia y su obvio estrés.

–Nada – Dijo Lena intentando asegurarlos, mirando a Yulia con los ojos bien abiertos pero, pudo darse cuenta que no tenía ningún sentido, que, justo como el momento que estuvo completamente entregada a sus emociones y las sacó a flote en el auto de Lena, el control emocional de Yulia ya estaba muy lejos de allí.

–No parece “nada” – Agregó el señor Ivanov mirando a Yulia aún intentando salirse de los brazos de Olga.

–Dima Vecherinin la ridiculizó – Dijo Nastya preocupada por el comportamiento de la morena – Él la estaba insultando, llamándola estúpida, ella intentó golpearle.

–Pero no lo hizo – Aclaró la pelirroja rápidamente al ver la ceja levantada de la profesora Oksana – Olga la tomó y luego... Esto pasó...

El señor Ivanov y la profesora Oksana compartieron una mirada antes que la última diera un paso adelante para poner una mano sobre el hombro de Yulia.

–Yulia – Dijo con su voz calmada y deliberada – Mírame – Le ordenó pero Volkova aún estaba muy ocupada intentando liberarse como para escuchar.

–Ddd...Dio..Dios – Murmuró con lágrimas bajando de sus ojos – Ooollgaaa... porrr…favorrrr... – Rogaba y Elena pudo ver a la castaña relajar sus brazos alrededor del torso de Yulia.

Así mismo, la peliengra estaba intentando levantar su brazo izquierdo que estaba atrapado entre sus cuerpos forzadamente y ahora que tenía más espacio para moverse, se soltó rápidamente, golpeando a la profesora en el rostro.

–Mii..Mierdaa – Soltó, sobando su mano izquierda con la derecha y quejándose del dolor silenciosamente, sus sentidos parecían volver a ella rápidamente. Instantáneamente se vio culpable mientras notaba a la señorita Oksana con su mano en la cara, toda la pelea de hace segundos desapareció ahora que podía ver lo que había hecho.

–Ok – Dijo el señor Ivanov, caminando y tomando la muñeca de Yulia en sus manos casi inmediatamente para prevenir que golpeara otra vez.

–Oww – Gimió Yulia, su rostro se retorcía en dolor mientras apretaba su mano izquierda firmemente – J...Jo-joder.. – Dijo en llanto.

–Pare – Dijo Elena mientras la señorita Oksana dijo.

–No.

El señor Ivanov relajó sus manos liberando la muñeca de Yulia.

–Lo siento – Dijo mientras se agachaba tomando su brazo izquierdo en el derecho y dejaba caer su cabeza sobre ellos. Luego de un minuto, sostuvo su brazo izquierdo sobre su estómago de manera protectora, levantando su mano derecha hacia su frente golpeando su cabeza gentilmente con la palma de su mano, murmurando palabras inaudibles a sí misma pero la Señorita Oksana, con un ojo cerrado, caminó hacia ella.

–Yulia – Dijo calmadamente mientras la morena levantaba su otra mano hacia su cabeza y suspiraba – Yulia, mírame, está bien ¿Si?

La morena no miraba hacia arriba, ni siquiera parecía registrar que alguien estaba hablando con ella y Lena caminó hacia ella para intentar ser escuchada.

–Yul – Dijo gentilmente – Bebé, porfa mírame.

Yulia levantó su cabeza para encontrarse con los ojos de Elena y esta la veía tan dolida que le costaba mucho no llorar, al verla.

–Está bien – Dijo la pelirroja alcanzando la mano derecha de Yulia pero esta se apartó como si tuviera miedo de herir a Elena si se acercaba – Está bien...– Intentó la pecosa nuevamente, pero Yulia se veía más dolida y preocupada de lo que la había visto antes.

–Yulia Volkova – Dijo alguien con una voz grave desde atrás de Elena y se volteó a ver al director acercarse al grupo.

–Señor Astakhov – Dijo la profesora, levantando su mano en protesta – Está bien, en serio.

–¿Qué cosa? – Preguntó el señor Astakhov claramente sin saber lo que acaba de pasar.

–Yulia me golpeó, pero, fue un accidente – Le informo la señorita Oksana – Yo lo resuelvo, ¿Bien?

–Señorita Volkova, ¿Puede por favor venir conmigo? – Dijo el Señor Astakhov señalando a Yulia que le siguiera.

La pelinegra miró a Elena y al resto de sus amigas, desanimada antes de alcanzar su bolso con su mano derecha y con dificultad para ponerla sobre su hombro.

–Señor Astakhov, en serio está bien. Yo puedo lidiar con esto – Le dijo la profesora.

–Estoy seguro que sí, Señorita Oksana – Le dijo el director con sinceridad – Pero esto no es acerca de lo que pasó.

–¿No lo es? – Dijo Oksana sorprendida y los ojos de Yulia se levantaron a verlo curiosamente.

–No – Le dijo el Señor Astakhov y él giró a Yulia de nuevo – Señorita Volkova – Le señaló de nuevo.

–Yo no... Yo... no... no entiendo – Dijo la morena, estática.

–Tú mama está en camino a recogerte – Dijo simplemente el Señor Astakhov.

–¿Porq-q-que? – Preguntaba, manteniéndose en el lugar. Un repentino sentido de pavor llegó a ella.

–Creo que probablemente sea mejor si ella te lo explica – Le dijo el director amablemente mientras levantaba su brazo para guiarla a la salida y a su oficina.

Yulia se veía insegura con los que estaban a su alrededor y movió su cabeza en negación.

–No – Dijo ansiosa. Él suspiró tristemente.

–Ella te llevará a la estación de policía – Le informó el señor Astakhov – Creen que finalmente encontraron al chofer del auto que te golpeó.

–¡¿Q-q...Qué?! – Dijo la morena, tomando un paso atrás horrorizada, todo el color cayendo de su cara, su expresión era de puro impacto.

–Por favor señorita Volkova – Dijo el Señor Astakhov seriamente – Necesito que venga conmigo.

Sin embargo, en vez de moverse a seguirlo, la morena buscaba la mano de Lena sin mirar, finalmente encontrándola y tomándola con la suya, sosteniéndola firmemente. Su cuerpo, por otro lado, estaba completamente paralizado y Elena no pudo evitar pensar que ella era la única cosa que mantenía a Yulia centrada. Volkova se veía como si se fuera a desmayar, o vomitar, pero, en realidad probablemente haría ambas cosas. Lena no la culpaba porque ella se sentía de la misma manera y ni siquiera estaba involucrada.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/24/2022, 9:00 pm

Capítulo 17

Yulia recordaba muy poco de lo sucedido. Hace un minuto, estaba tomando la mano de Elena. Podía sentir el calor que emanaba el contacto con ella, proporcionándole comodidad, el entrelazamiento de sus dedos le daba un pequeño grado de tranquilidad pero al minuto siguiente, estaba sentada en una sala de interrogatorios en la comisaría de la policía local, una mesa y cinco sillas eran lo único que ocupaba la habitación, además de un espejo. Había un reloj fijo en la pared, su tic tac sonaba fuerte ya que todo estaba vacío. Recordaba el almuerzo, recordaba a Dima Vecherinin y sus insultos burlones, Olga tratando de calmarla mientras luchaba por liberarse, golpeando accidentalmente a la profesora Oksana. Incluso recordó al Director Astakhov, y la preocupación de Elena cuando le había pedido que lo siguiera. “Al parecer, finalmente encontraron al conductor del auto que te atropelló”. Esas fueron las últimas palabras que recordaba antes de que todo se convirtiera en un ruido desconocido. Ahora, estaba sentada en la sala de interrogatorios sin recordar como había llegado allí, los recuerdos eran un desastre en su cabeza, al igual que todos los otros sobre su accidente, recuerdos absorbidos por el olvido, por un agujero negro, para que no la molestaran de nuevo. Era consciente de unas pocas cosas mientras estaba sentada en medio de su mamá y su papá, en frente de dos simpáticos detectives. Todavía podía sentir el latido de su muñeca izquierda, no escuchaba lo que pasaba, podía mirar pero no veía realmente lo que pasaba a su alrededor. Era vagamente consciente de las carpetas sobre la mesa y de la conversación que tenían los detectives con sus padres. Podía oír el tono de voz algo enojado de su padre, pero no podía entender mucho, el ruido era extraño y distante. Tenía dolor de cabeza, y era muy consciente de ello, por lo que levantó su mano derecha para frotarse la sien, en un intento de calmar este dolor, sin tener éxito. Tenía la cabeza fría y húmeda al tacto, se limpió el sudor de la frente con el dorso de su mano. Se sentía como si estuviera sumergida bajo el agua, ahogándose, su pecho se apretaba con fuerza, dolorosamente, mientras luchaba por respirar y temía desmayarse por falta de oxígeno. Podía sentir su corazón latir con furia y no podía librarse de la idea de que en cualquier momento se escaparía de su pecho. Se sentía mareada y quería más que nada poder descansar para calmar el dolor de su cabeza, quería dormir, pero en el fondo de su mente, la lógica le dijo que no podía, que lo que estaba sucediendo a su alrededor era importante y debía tratar de mantenerse despierta. Su boca estaba completamente seca y la garganta le dolía cada vez que trataba de tragar saliva.

–Estoy teniendo un ataque de pánico – se dio cuenta de repente y entornó los ojos en un intento de centrarse en la detective que se sentaba frente a ella, haciendo un esfuerzo para estabilizar su respiración y calmarse. Escuchó la voz de Lena en su cabeza diciendo: “Sólo respira, Yul” e intentó obedecer a la suave voz, deseando que Elena estuviera allí con ella, ahora, para asegurarle que todo iba a estar bien, que todo estaba bien.

–Yulia – una voz suave y tranquilizadora se dirigió a ella y se tomó un momento para darse cuenta de que era la detective que estaba sentada frente a ella. Llevaba un traje de color azul marino, tenía el pelo largo y rubio y penetrantes ojos azules que la veían estrechamente con preocupación y comprensión evidente –¿Quieres tomar algo?

No dijo nada por un momento para comprender la oferta antes de asentir con la cabeza en silencio. La detective procedió a darle un vaso de agua fría, la morena extendió una mano temblorosa para tomarlo con gratitud. Incapaz de controlar sus movimientos, dejó el vaso sobre la mesa ligeramente, su muñeca dolía.

–Toma pequeños sorbos – le aconsejó la detective e hizo lo que le pidió, pero aún así un poco de agua se derramó fuera de su boca. Se limpió con la manga de su brazo izquierdo, mientras ponía el cristal sobre la mesa una vez más – ¿Te sientes mejor? – preguntó la detective y ella asintió con la cabeza, sus facultades parecían volver poco a poco.

Podía oír a sus padres hablar con el otro detective en la sala, y trataba de escuchar aquella conversación, pero la detective que la acompañaba volvió a hablar.

–Yulia, soy Irina – se presentó –¿Recuerdas haberme conocido antes? – La morena negó con la cabeza– Está bien – le dijo Irina – Estabas en un muy mal estado de salud la última vez que hablamos – Yulia se quedó mirándola por que no sabía que decir, y su boca aún estaba seca, por lo que ni siquiera era capaz de hablar, incluso si quisiera – ¿Sabes por qué estás aquí? – preguntó Irina y Yulia solo se secó el sudor de la frente otra vez mientras asentía – Ok. Eso es bueno.

La detective dejó de hablar por un momento para mirar hacia su colega que observaba su interacción con Yulia interesadamente, junto con sus padres. La rubia tomó unas de las carpetas que estaban en la mesa y la abrió, dándole la vuelta para que Yulia pudiera ver algunas fotos que estaban en su interior.

–Yulia – dijo Irina con un tono alentador – Creemos haber encontrado al conductor responsable de tu accidente. Realmente me gustaría que pudieras echar un vistazo a estas imágenes para que me digas si reconoces algunos de estos autos.

–Yo... yo... no recuerdo...– tartamudeó moviendo la cabeza, y sintió la mano de su madre apoyarse en su hombro.

–Solo tienes que mirar hija – le pidió Larissa, frotando ligeramente su brazo – Inténtalo ¿ok? – Yulia levantó la mirada para encontrarse con los ojos de su madre y vio que eran de color rojo y con muchas lágrimas, pero no podía entender por qué. Bajó la mirada hacia las fotos para estudiarlas de la mejor manera que pudo, pero solo veía autos comunes que podían pasar por la carretera. Había un Chevrolet azul, un Toyota rojo, un Mustang amarillo, pero nada fuera de lo común.

Negó con la cabeza mientras miraba todas las imágenes.

–L-lo-lo... siento – se disculpó, secándose la frente una vez más. Su mano estaba cubierta de sudor. Podía sentir su pelo pegado a su frente y se sentía desesperada por tomar una ducha refrescante.

–Está bien – dijo Irina, colocando su mano sobre la de Yulia para tranquilizarla – No te preocupes, ¿de acuerdo?

–¿Necesitas que escoja una para poder acusar a la persona? – preguntó el padre de la pelinegra, preocupado.

–Tenemos en cuenta las descripciones del auto que nos proporcionaron los testigos del hecho – informó el otro detective – Solo estamos esperando una orden para rastrear cualquier reparación que podría haber tenido durante los últimos cinco meses, y los forenses ya están buscando evidencia.

–¿Qué significa eso? – preguntó Oleg.

–Hemos contactado a los testigos desde el día del accidente – le informó Irina – Si ellos nos dieron detalles del auto adecuado, entonces si tenemos suerte podremos encontrarlo fácilmente. Estamos intentando encontrar pruebas suficientes para acusarlo.

–¿Si tenemos suerte? – preguntó Oleg.

–Los testigos no son suficientes para obtener una condena – informó Irina – Necesitamos un poco de evidencia física. Necesitamos pruebas del auto, de como era durante el accidente y si ha tenido cambios, de lo contrario, todo es solo circunstancial y un abogado de defensa argumentará que podría haber sido cualquier otro vehículo de la misma marca.

El padre de Yulia la miraba, sus ojos estaban un poco enojados, pero no con ella, sino con la situación. Finalmente, fueron viendo una solución para tener algunas respuestas y que se pudiera hacer justicia.

–Yulia – Irina se dirigió a ella nuevamente – Quiero que veas cada imagen una vez más, muy de cerca ¿está bien? Tómate tu tiempo con ellas – hizo una pausa para ajustar las imágenes en frente de la ojiazul en línea sobre la mesa. Eran ocho en total – Yo sé que es difícil, pero en realidad trata de volver a ese día. Háblame de él si puedes. Todo lo que recuerdes... estabas caminando desde la playa.

Yulia miraba a sus padres que observaban con expectación antes de centrar su atención en la imagen que la detective señalaba.

–Era... caluroso – dijo Yulia, tomando una respiración profunda, asegurándose de que hablaba despacio para poder pensar en sus palabras. Se sentía cohibida, pero sabía que esto era importante, no una tarea de la escuela. Tenía que ser capaz de hablar, de decir lo que pasó – Yo... estaba en la playa – dijo lenta y esforzadamente – Leyendo – tragó saliva con la boca seca, una vez más.

–Bien... – Irina apuntó a la siguiente imagen – Estabas caminando por el paso de peatones...

–Yo... estaba escuchando música de mi iPod – dijo viendo la siguiente imagen, mientras la detective se sentaba para escuchar atentamente – Era... Ed Sheeran... yo... esperaba... –Miró la imagen del Toyota rojo de nuevo mientras continuaba – Vi... a una mujer... ella estaba... en la otra calle... empujando un cochecito por la acera – Su madre le acarició el brazo para tranquilizarla – Entonces... la luz cambió a verde – dijo Yulia mirando el Chevrolet Cruze azul – Así que... caminé...

–¿Qué pasó después, Yulia? – preguntó Irina cuando se quedó callada.

–Yo no... – Cerró los ojos tratando de recordar – Yo...– los abrió para mirar a la detective que tenía una triste sonrisa en su rostro – Recuerdo a la mujer – continuó, todavía mirando las fotos – La del cochecito... ella me miraba... dijo... algo.... creo que gritaba... pero... yo no podía escuchar...

–Debido a tu iPod – dijo Irina. Yulia asintió.

–Ella se veía preocupada – añadió la pelinegra – Ella... apuntaba... a algo... a mi derecha... ella... empezaba a moverse hacia mí...

–¿Viste hacia la derecha, Yulia? – preguntó interesada – ¿Volteaste para ver lo que estaba señalando? – Yulia cerró los ojos, sintiéndose mareada. Tomó su cabeza frotándose la cicatriz con la palma de su mano. Sentía como si su piel estuviera en llamas y el sudor goteaba en cada uno de sus poros. Trató de pensar en otra cosa sobre el accidente, ella deseaba que Lena estuviera aquí con ella. La pelirroja siempre sabía exactamente que decir, que hacer para que se sintiera mejor. Para Yulia era fácil hablar con Elena. Quería hablar con ella ahora.

–Yulia – dijo Irina amablemente, perceptiva al hecho de que la morena estaba empezando a perder la concentración – ¿Qué hiciste después? ¿Te diste vuelta para mirar?

–Sí – dijo abriendo los ojos para mirar las fotos – Me di la vuelta...

–¿Qué viste? – preguntó la rubia – Háblame sobre eso – Yulia sintió su estómago revolverse.

–Azul – dijo simplemente. –Vi... azul.

De los ocho autos de las imágenes, solo tres de ellos eran azules. La detective retiró los otros cinco y empujó los tres restantes más cerca de Yulia, quien había cerrado los ojos una vez más.

–Yulia... Abre los ojos. Está bien... solo necesito que veas las fotos una vez más, eso es todo. Estás a salvo aquí. Solo debes mirar algunas fotos. Nada puede hacerte daño – La morena abrió los ojos y vio las tres imágenes restantes y puso su mano al lado de su cara, apoyada sobre el codo – ¿Qué más viste? – preguntó Irina en voz baja.

–Yo... no... Yo no vi nada más – dijo.

–Trata de recordar – animó Oleg.

–Yo... no puedo – dijo ella, con lágrimas brotando en sus ojos – Lo... lo siento.

–Está bien – dijo su padre, besándola en la frente a la ligera – Está bien hija. Shh...

–Yulia – dijo Larissa, mientras su padre la dejaba en libertad – Por favor...– suplicó – Solo... mira de nuevo – puso una mano en el hombro de la morena y apretó con cuidado –Tú lo recuerdas... lo haces... yo te escuché gritar en la noche... te escuché – su mamá estaba llorando abiertamente y ella sollozaba en respuesta a la angustia de su madre – Recuerdas algo... lo haces...

Sostuvo su cabeza entre sus manos por un momento y cerró los ojos. Necesitaba una aspirina para el dolor de cabeza, pero abrió los ojos para mirar las tres imágenes, una vez más.

–Yo... – empezó a decir, sin inspiración, por lo que se detuvo después de un momento, sus ojos se fijaron en la foto del Dodge Avenger azul en el extremo derecho. De repente, recordó, no el accidente con exactitud, pero el día que Lena se le declaró y ella se puso en frente de su auto para detenerla.

La pelirroja tenía un Chevrolet Cruze rojo, pero, cuando ella se paró en frente de su auto ese día, había visto un auto azul, los flashbacks la golpeaban rápidamente, casi la derribaron.

De pronto todo volvió a ella una vez más y sintió su estómago sacudirse como si estuviera en una montaña rusa, con la cabeza girando vertiginosamente.

–¿Yulia? – dijo su padre, evidentemente preocupado por la forma en que el rostro de su hija se había tornado pálido.

Yulia recordaba todo ahora, la cruz en frente del auto, la palabra Dodge en el segmento inferior a la derecha. Recordaba el azul metálico oscuro del auto, se acordó de su corazón palpitar a más no poder, el impacto y luego la oscuridad que la consumió. Cubrió su boca con la palma de su mano antes de señalar la tercera imagen. Tragó saliva y dijo.

–Este.

Los detectives intercambiaron miradas significativas y Yulia supo que tenía razón. Que había elegido el auto adecuado y que todo este tiempo lo que ella creía que eran sueños, eran recuerdos reprimidos. Sintió que la habitación empezaba a comprimirse, se sentía abrumada, sentía demasiado calor para esta época del año. El dolor de cabeza había aumentado y se frotó la sien una vez más. Tuvo el impulso irresistible de salir de la sala, sensación de claustrofobia, de repente, las paredes comenzaron a presionar a su alrededor y por eso se puso de pie rápidamente, sintiéndose inestable.

–Yulia – dijo su madre mientras la chica empujaba su silla hacia atrás.

Comenzó a caminar hacia la puerta, sus pies eran torpes. Imaginó a Bambi tratando de caminar sobre el hielo e imaginó que ella se veía muy similar en este momento, pero a medio camino de la puerta, sabía que era inútil tratar de salir, las náuseas eran abrumadoras, su cabeza giraba y giraba hasta el punto en que no pudo ver bien. Se puso de rodillas y colocó la palma de su mano en su boca, pero ya era demasiado tarde y no pudo evitar sentirse mal, el ardor de la garganta era insoportable.

–Yulia – volvió a decir su madre preocupada, agachándose a su lado. Le acarició la espalda con dulzura mientras la morena vomitaba.

Irina se acercó a Yulia dándole agua, animándola a sentarse en el suelo. Larissa abrazó a su hija y la besó en la frente mientras la mecía de un lado a otro.

–Está bien – la morena mayor la consolaba, besando continuamente su frente – Lo has hecho muy bien, hija. Está todo bien, lo prometo. Está bien.

–¿Qué pasa ahora? – preguntó el padre de la pelinegra.

–Lo ideal sería que Yulia pudiera reconocer al conductor ahora – dijo el otro detective.

–No creo que...– su padre empezó a protestar.

–Estoy de acuerdo con usted – intercedió el detective rápidamente – No es el momento. No sería justo para Yulia – se detuvo un momento para mirar a la chica que lloraba en los brazos de su madre – Tenemos la identificación del vehículo. Estamos esperando los resultados del laboratorio. Tenemos las declaraciones de los testigos... tenemos lo suficiente para identificar al conductor en veinticuatro horas. Quizás Yulia puede volver mañana para reconocer al conductor ¿Está bien?

–Creo que sería lo mejor – dijo Oleg, mirando a su hija con preocupación mientras Irina y Larissa la ayudaban a ponerse de pie.

–Llévala a casa – dijo el detective amablemente – Ella necesita un descanso.

–Gracias – dijo Oleg agradecido, estrechando su mano con la del detective.

–Estaremos en contacto – le informó mientras salía con Yulia de la habitación. El detective miró con tristeza a Oleg.

El padre de Yulia condujo a casa, mientras su madre iba atrás con ella, abrazándola protectoramente. Una vez de vuelta en su casa, Larissa ayudó a Yulia a llegar a su habitación, mientras su padre hablaba con la abuela que se había quedado a cuidar a Vika.

Larissa la ayudó a bañarse, quien no había dicho nada desde que salieron de la estación de policía, la envolvió en una toalla grande y la abrazó con fuerza, rogando desesperadamente para que saliera de aquel estado. Larissa la ayudó a ponerse el pijama y la llevó a su cama, acostándose junto a ella, abrazándola lo más fuerte que pudo. Besó la frente de su hija con dulzura, animándola a dormir, sin dejar de abrazarla hasta poder escuchar su suave respiración. Larissa se quedó un tiempo más, viendo a Yulia dormir hasta que decidió abandonar la habitación y dejar a su hija descansar, cerrando la puerta ligeramente.

Un par de horas más tarde, la morena mayor se sentó en el sofá con Vika cuando escuchó un golpe en la puerta. Le dijo a Vika que fuera con su marido por un tiempo mientras ella iba a abrir, no le sorprendió encontrar a Lena, mirándola con angustia y ansiedad. La invitó a pasar al interior de inmediato.

–¿Cómo está? – preguntó Elena tan pronto como había puesto un pie en el umbral. Larissa cerró la puerta y puso una mano sobre el hombro de la chica para guiarla a la cocina –¿Está bien?

–Está durmiendo – respondió la mujer, sacando una silla para que Elena se sentara. La madre de Yulia se sentó junto a la chica de ojos verdes y puso una mano en el hombro de Elena para tranquilizarla – Ella ha estado diferente desde que llegamos.

–¿A qué te refieres? – preguntó la pelirroja con preocupación.

–Ella está... vacía – le informó – Ha sido un día muy largo, con todos los problemas de la escuela y bueno, ya sabes.

–Eso no fue culpa de ella – protestó Elena – Fue...

–Lo sé – interrumpió la mujer – La Señorita Oksana habló conmigo cuando fui a buscarla. Me dijo que iba a hablar con las personas involucradas.

–¿Encontraron al conductor? – preguntó Lena con curiosidad, ya consciente de la situación en la escuela.

–Ellos creen que sí – respondió Larissa – O sea, están esperando algunas órdenes y pruebas para estar más seguros.

–Eso es bueno ¿no? – preguntó Elena – Quiero decir, ellos sabrán finalmente quien hizo esto. Ella puede... empezar a dejarlo atrás.

–Eso espero – dijo la madre de la morena, sonriendo ante las palabras de Elena.

– Bien – dijo la pecosa asintiendo con la cabeza – Eso es bueno entonces.

–¿Quieres verla? – preguntó Larissa a sabiendas.

–¿Puedo? – preguntó Elena un poco sorprendida –¿Está bien?

–Sí – afirmó la mujer apretándole la mano con confianza – Tal vez puedes conseguir que diga algo. No ha hablado desde que salimos de la estación de policías.

–El estrés...– dijo la menor mientras su voz se apagaba.

–Tal vez– concordó Larissa poniéndose de pie para dirigirse a la nevera y verter jugo en dos vasos. También sacó una bolsa de papas fritas – A ver si puedes hacer que coma o tome algo.

–Okay – aceptó la pelirroja recogiendo la comida mientras se levantaba de la silla –Intentaré, lo prometo.

–Sé que lo harás – le dijo la mayor sinceramente agradecida – Si necesitas algo, estaremos en la sala de estar – Elena asintió con la cabeza en respuesta.

–Ok – Subió por las escaleras hacia la habitación de Yulia mientras Larissa la observaba desde la parte inferior de estas antes de irse a la sala de estar.

Una vez arriba, Lena empujó la puerta con su pie para entrar, ya que tenía las manos ocupadas. Dejó los vasos y la bolsa de papas fritas sobre la mesita de noche, antes de dirigirse a su cama, donde ella estaba acostada de lado, con los ojos abiertos, mirando por la ventana el cielo gris. Se sentó junto a Yulia, abrazándola por detrás. Recorrió con su brazo izquierdo la cintura de su novia y hundió la barbilla en el hueco del cuello de esta, acurrucándose con ella.

–Hola – dijo Elena suavemente, con voz tranquila –Soy yo...

Lena sintió a Yulia mover su mano izquierda para entrelazar sus dedos y sonrió ante el pequeño gesto, acurrucándose más con ella. Inclinó un poco la cabeza para besar el cuello de su novia tiernamente, haciendo camino hasta llegar a la mandíbula.

–¿Estás bien? – le preguntó, acariciando el pelo de la morena, jugando con los cortos y oscuros mechones. Yulia negó con la cabeza y Lena besó su cuello una vez más, abrazándola con fuerzas. Sintió a Yulia sollozar en silencio antes de darse vuelta para mirarla, sus manos seguían entrelazadas.

–Me gustaría que hubieras estado allí – dijo la morena mientras enterraba su rostro en el pecho de la pelirroja.

–Me gustaría haber estado ahí – dijo Lena con honestidad, acariciando la mejilla de Yulia –Shhh...– la consoló, jugando inconscientemente con los dedos de su mano – Estoy aquí ahora, todo está bien.

–Recordé...– dijo después de un minuto – Recordé el accidente...

–Lo siento – Su novia la besó en la frente con dulzura – Lo siento mucho Yulia. Desearía que no tuvieras que hacerlo, me gustaría hacer algo para ayudar...

–Me ayudas – comentó la morena, levantando sus ojos llenos de lágrimas para encontrarse con los de su novia. La pelirroja la besó en los labios, rezando en silencio para que este simple gesto pudiera librarla de todo el dolor y angustia que sentía. Yulia correspondió, reacia a separarse.

–No me dejes – suplicó tristemente después de romper el beso – Por favor.

–No lo haré – prometió –Estaré siempre aquí. Lo prometo. No iré a ninguna parte.

Yulia empezó a llorar, más fuerte de lo que Lena jamás la había visto y sintió las lágrimas acudir a sus ojos también. Lloró porque Yulia estaba sufriendo, porque se sentía completa y absolutamente incapaz de aliviar ese dolor por completo y en ese momento sentía que no había nada que pudiera hacer. Nada.

–Yulia – dijo en voz baja – Háblame, por favor... ¿en qué piensas ahora mismo?

–Estoy pensando en ellos – dijo mientras lloraba, mirando a Elena a los ojos – En el conductor...

–Todo está bien – La pecosa acarició su frente con los dedos – Ellos no pueden dañarte, nunca más.

–No – reconoció Yulia con tristeza – Yo sé... pero... desearía que ellos estuvieran muertos, Elena... me gustaría que sufrieran... como yo lo he hecho... – Lena podía sentir el odio en las palabras de la pelinegra mientras vocalizaba sus pensamientos en voz alta. Sabía que Yulia se odiaba a si misma por pensar de esta forma, por querer lastimar a alguien más – No quiero pensar eso...– continuó – Pero lo hago... así que... eso me convierte..... soy una persona horrible, Elena.

–No, no lo eres – le dijo su novia con seriedad, limpiando las lágrimas de la chica con la yema de su pulgar – Eres una de las personas más amables e inteligentes que conozco – dijo con sinceridad – Que ni se te ocurra pensar que eres horrible, Yulia. Nunca ¿ok?

–Ellos me dejaron ahí para morir – comentó – Como si yo no fuera nada... como si yo ni siquiera fuera una persona...

–Lo sé – confirmó Elena.

–Me atropellaron – reconoció Yulia – Ellos lo hicieron...

–Lo sé – dijo otra vez, porque no sabía que más decir – Sé que lo hicieron.

–No fue mi culpa – aceptó la pelinegra finalmente – Ellos... arruinaron mi vida, Elena... todo es mucho más difícil ahora... no puedo...

–Tú puedes – interrumpió la pecosa – Puedes Yulia. Vas a salir de esto. Yo te ayudaré. Todos te ayudaremos.

–¿Me lo prometes? – preguntó.

–Te lo prometo – confirmó Lena – Yo siempre estaré aquí para ti. Siempre me tendrás a mi – La pelirroja se detuvo un momento antes de admitir lo que ha sabido durante todo este tiempo – Te amo – le dijo, sintiendo como ese gran peso se levantaba de su pecho. Se sentía bien decir esas palabras en voz alta – Ok... Te amo Yulia... realmente te amo... y no me iré a ninguna parte.

Lena no esperaba que su novia correspondiera este sentimiento, no esperaba nada a cambio, pero Yulia enterró su cara en su pecho y murmuró:

–Creo que me estoy enamorando de ti también – Lena no podía dejar de abrazar a la otra chica y llorar, era una extraña combinación de tristeza, desesperación y alegría.
Arrow Arrow Arrow

Ok, Lloré, bien?

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/24/2022, 10:44 pm

Pobre Julia vale a duro tener que vivir todo eso sin merecerlo pero su familia, amigas y lena la van ayudar a ser aun más fuerte y ellas se quieren tanto es tan lindo 😍😍😍 es un historia hermosa es tan grande el dolor como el amor. Saludos querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/25/2022, 9:45 pm

Capítulo 18


–Oye Elena – dijo Yulia tímidamente después de un tiempo.

Habían estado abrazadas en la cama de Yulia, con los brazos y piernas entrelazadas por una hora, sus lágrimas desaparecieron mientras yacían en silencio, disfrutando de la comodidad de la presencia de la otra. Elena le acariciaba la espalda mientras la ojiazul permanecía cómoda apoyada en su pecho.

–¿Si, Yul? – respondió Elena, levantando una mano para acomodar el mechón de pelo que cubría los ojos de la morena.

–¿Qué pasó hoy? – preguntó con incertidumbre.

–¿A qué te refieres? – preguntó la pelirroja, sentándose ligeramente.

–En la escuela – aclaró mientras se apoyaba sobre su codo. Lena frunció el ceño, descansando su espalda contra el cabecero de la cama.

–No entiendo – dijo con sinceridad mientras Yulia cambiaba de posición para mirarla mejor – ¿Qué quieres decir? ¿En la escuela, qué?

–Después de que el Director Astakhov llegó a la cafetería para decirme lo del conductor – explicó.

–¿No te acuerdas? – preguntó Lena, evidentemente sorprendida.

–No realmente – admitió – La última cosa que recuerdo es que me dijo que la policía pensó que habían encontrado al conductor y... recuerdo haber tomado tu mano. Eso es todo. Todo después de una especie de borrón.

–Bueno – dijo la pelirroja tomando la mano de Yulia. Comenzando a jugar con los dedos de su novia sin pensar, como si fuera algún tipo de hábito – No pasó mucho, en verdad – le dijo – Fui contigo a la oficina del director. Y también fue la Señorita Oksana – le informó – Entonces esperamos a tu mamá para que te fuera a buscar.

–¿Yo no dije nada? – preguntó Yulia.

–No – confirmó la pecosa – Fue como si te hubieras perdido en tu mundo. Yo estaba muy preocupada por ti...

–¿En serio? – volvió a preguntar, sentándose junto a Lena.

–Sí... Yo pensé que estabas a punto de tener otro ataque o algo así. Estabas tan... vacía – Yulia se quedó pensativa por un momento e hizo una nota mental para hablar con su neurólogo sobre lo que había sucedido – ¿Crees que lo hiciste? – preguntó Katina, leyendo los pensamientos de su morena novia.

–No lo sé – respondió Yulia – Es que... es extraño que no pueda recordarlo. ¿No lo es?

–Un poco – concordó la chica –La Señorita Oksana estaba muy preocupada por ti. Creo que se sentía mal porque pensó que habías herido tu mano.

–¿Qué? – casi rió – ¿Ella estaba preocupada por mi después de que le di un golpe en la cara?

–Accidentalmente – añadió Lena – No es como si lo hubieras hecho a propósito, Yul.

–Lo sé, pero aún así – dijo miserablemente – No debería haberse preocupado por mí. Probablemente ahora me odia.

–Ella no te odia – dijo Elena – Creo que eres su alumna favorita. Estaba realmente preocupada de que el Director Astakhov te iba a castigar por golpear a un maestro. Esa es la razón principal de por qué fue a su oficina con nosotras.

–Debo hacer algo para disculparme – dijo pensativa – Tal vez darle alguna tarjeta o algo así – sugirió.

–¿Podríamos hacerle una? Estoy segura de que le gustaría eso. Ella siempre te anima a practicar tu escritura.

–Ok – Yulia estuvo de acuerdo – Lo haré – Hizo una pausa, todavía pensativa. Giró todo su cuerpo hacia la pelirroja – ¿Qué le dijo a mi mamá cuando llegó? – preguntó nerviosa.

–La verdad – respondió Lena con honestidad. La morena se mordió el labio inferior y Lena se inclinó hacia adelante para besarla suavemente en un intento de aliviar su miedo.

–No te preocupes – le dijo en serio, acariciando el rostro de Yulia con su pulgar – Nadie te culpa por nada de lo ocurrido, Yul. Fue Dima el que empezó. La profesora ya habló con Olga y todo el mundo. Ella va a lidiar con él.

–Eso es justo lo que no necesito – dijo con tristeza – Probablemente él hará de mi vida un infierno después de esto.

–Él puede intentarlo – dijo la otra chica, a la defensiva – Si él hace algo puedes apostar que Olga le pateará el culo y si yo fuera él no quisiera meterme con ella. Olga podría asesinar a alguien con el doble de su tamaño. Al menos, esa es mi teoría.

–Sí, bueno, ella es cinturón negro en Karate y creció practicando ese deporte – rió ante la teoría de Lena – Ella sabe como defenderse, pues... cree que ella es La Roca...

–¿No estarías enojada conmigo por no golpearlo o algo? – preguntó la pelirroja dubitativa, mirando fijamente a la cama.

–¿Qué? – preguntó Yulia sorprendida – No, – respondió con simpleza – ¿De qué serviría haberlo hecho? Hubieras terminado en detención o algo peor, suspendida. No vale la pena. Tenías razón. Debería haberlo ignorado.

–Eso es un poco difícil de hacer cuando él se comporta así – comentó Elena – Sin embargo, tengo que admitir que una pequeña parte de mi tenía la esperanza de que tu puño se conectara con su cara.

–Bueno, tal vez la próxima vez podría golpearlo en los huevos...– bromeó y Lena le dio una mirada severa ante esa respuesta – Siempre he querido hacerle eso a alguien.

La pecosa levantó ligeramente la ceja, una luz se escapó de su sonrisa.

–No te alentaré a hacer eso – respondió después de pensarlo por un momento, todavía riendo – Pero tampoco te detendré... si se presenta la ocasión. Solo, no lo golpees en las bolas, sin razón alguna – Pensó por un momento y luego cambió de idea – En realidad, solo hazlo – dijo decidida – Se lo merece por lo que te dijo – Yulia la golpeó juguetonamente en el brazo y la otra chica fingió dolor.

–Debilucha – se burlaba – No hay manera de que eso haya dolido.

–Eres sorprendentemente fuerte para ser alguien tan pequeño – rió Elena.

–Aww...– dijo la pelinegra – ¿Cómo puedo hacerte sentir mejor?

–Bueno... – dijo la pelirroja, levantando sugestivamente una ceja mientras miraba a los labios de Yulia – Estoy segura de que puedes pensar en algo.

La ojiazul inclinó la cabeza, con una expresión divertida en su rostro.

–No lo sé – le siguió el juego – Quiero decir, tengo este problema, mi cerebro no trabaja bien del todo... tal vez podrías darme alguna sugerencia...

–Ok – dijo acercándose más a Yulia, sus rostros estaban a pocos centímetros de distancia.

–Puede ser algo con los labios.

–Hmm... – Yulia tatareó, fingiendo estar absorta en sus pensamientos – ¿Mis labios?– preguntó. Su voz era tranquila; su tono más ronco de lo habitual.

–Así es – dijo Lena, acercándose aún más.

–Bueno, ¿puedes darme otra pista? – preguntó Volkova, bajando la mirada hasta los labios de su novia que se movían muy cerca de los suyos, tanto que podía sentir el calor de su aliento.

–Déjame pensar...– dijo Elena, poniendo una expresión pensativa – Vas a tener que moverlos...

–¿Yo? – preguntó en broma – ¿Qué pasa con mi lengua? ¿Tendré que usarla?

–No estaría mal – comentó Lena, tragando saliva con dificultad.

–Ok – dijo la pelinegra, acercándose mucho más. Lena sintió un nudo en la garganta y cada vez se volvía más y más difícil abstenerse de besar a Yulia cuando todo lo que tenía que hacer era, literalmente, inclinarse hacia adelante unos pocos centímetros y conectar sus labios – Así que es algo que involucra mis labios y mi lengua... difícil...– señaló la morena –¿Mis manos también deben participar de esto?– preguntó mientras disfrutada de hacer a Lena esperar.

–Podría ser – comentó la pelirroja – Me conformaría solo con tus labios, sin embargo.

La morena sonrió e hizo un movimiento para inclinarse hacia adelante, Lena se preparó para el contacto que estaba segura que vendría. Escuchó a Yulia reír suavemente mientras movía la cabeza hacia un lado, tratando de alcanzar algo que estaba al costado de su cama. Lena gruñó en respuesta.

–¿Cuándo llegaste a ser tan buena en esto? – preguntó decepcionada – Eres un caos a veces.

Yulia le guiñó y levantó su mano derecha para revelar lo que había tomado.

–¿Tu guitarra? – preguntó Lena confundida – Creo que no entendiste bien mis pistas – ella rió.

–No lo creo – dijo Yulia, bajando de la cama para acercarse a su guitarra.

–Espera...– dijo Elena, pero Yulia la interrumpió.

–Algo que implica mis labios y mi lengua – dijo, tomando la guitarra entre sus manos mientras volvía a la cama.

–¿Vas a cantar? – preguntó Lena aturdida.

–Quizás – dijo sentándose con las piernas cruzadas frente a su novia – Eso implica el uso de mis manos.

–¿Vas a tocar la guitarra también? – preguntó la ojiverde, atónica.

–Pensé que eso era lo que estabas tratando de decir – dijo Yulia juguetonamente.

–Tenía algo un poco diferente en mi mente, para ser honesta – dijo y Yulia sonrió intensamente.

–Oh... bueno, en ese caso... – La morena se inclinó hacia adelante conectando sus labios con los de su novia, Elena cerró los ojos inmediatamente al sentir el tacto de la otra chica. Yulia soltó la guitarra y colocó la mano ahora libre detrás del cuello de la pecosa, acariciando su pelo. Se empujó a sí misma para caer sobre la chica de ojos verdes. Elena envolvió sus brazos alrededor de la cintura de la más bajita, acercándola aún más, mientras la chica más joven capturaba su labio inferior, lo que la hizo gemir en respuesta.

Yulia aprovechó la oportunidad para que su lengua entrara a la boca de la pelirroja, mientras acariciaba su abdomen. Cuando Yulia retrocedió un poco, Lena la siguió sin querer perder el contacto. La chica de ojos verdes sintió la lengua de la ojiazul rozar su paladar, antes de separarse.

–Mierda, Yul – dijo, su voz era casi inaudible, ya que trataba de recuperar su aliento. Yulia seguía sonriendo adorablemente.

–¿Era algo así lo que tenías en mente? – preguntó inocentemente.

–No del todo – se rió, todavía tratando de calmar su respiración. La pelinegra se sentó sobre la cama, cruzando las piernas, tomando su guitarra de nuevo.

–Así que... – preguntó Yulia – ¿Puedo tocar algo ahora?

–¿Cómo vas con eso? – preguntó, señalándolas a ambas – Sobre... bueno, ¿eso? – terminó señalando la guitarra.

–Soy buena tocando – dijo Yulia con una sonrisa en los labios.

–Me alegro – dijo Lena, sentándose en la misma pose de Yulia – ¿Quién lo sabía?

–En serio – dijo la morena, acomodando su guitarra – ¿Puedo tocar algo?

–Por supuesto – respondió la pelirroja con una pequeña sonrisa escapándose de sus labios –Me encantaría escucharte tocar algo.

–Intentar tocar algo – clarificó Yulia, verificando que su guitarra estaba afinada. Lena sonrió en respuesta.

–Me encantaría escucharte intentar tocar algo entonces – comentó.

–Ok – dijo, haciendo una mueca mientras movía los dedos entre las cuerdas, su muñeca aún dolía un poco.

Tocó un par de cuerdas como calentamiento, apartando la mirada de su novia para centrar la guitarra en sus manos. Elena observaba con atención, admirando la forma en que su nariz se arrugaba debido a la concentración.

La pelirroja notó la incomodidad de Yulia al empezar a tocar su melodía, su mano se movía lentamente para formar los acordes, pero siempre perseverante ante todo.

“Skies are crying, I am watching, catching teardrops in my hands. Only silence, as it's ending, like we never had a chance. Do you have to make me feel like, there's nothing left of me? You can take everything I have; you can break everything I am, like I'm made of glass, like I'm made of paper. Go on and try to tear me down, I will be rising from the ground, like a skyscraper, like a sky scraper.”

El tono de Yulia no era como Lena lo imaginaba, su voz era rasposa y única. Sintió que su piel se ponía de gallina cuando la escuchó, la emotividad ante la letra de la canción, la forma en la que Yulia cantaba, significaba algo muy profundo. La morena no miraba a Elena mientras cantaba, estaba totalmente absorta en lo que sus manos estaban haciendo, en lo que pronunciaba y vocalizaba.

“You can take everything I have; you can break everything I am, like I'm made of glass, like I'm made of paper, oh oh. Go on and try to tear me down, I will be rising from the ground, like a skyscraper, like a skyscraper.”

Finalmente, levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Lena llenos de lágrimas.

“Like a skyscraper, like a skyscraper.”

Dejó la guitarra a un lado, extendiendo su mano izquierda que se sentía un poco dormida.

–No sabía que podías tocar una canción completa...– dijo la pecosa en voz baja, su voz estaba llena de emoción después de escuchar a Yulia cantar – Eso fue… wow, eso fue increíble, Yul.

–¿En serio? – preguntó dubitativa – Sé que fue un poco más lento de lo normal pero aún no logro dominar el uso de la mano izquierda.

–No – dijo rápidamente – Fue perfecto, ¿por qué no me dijiste que habías estado practicando?

–Yo quería que fuera una sorpresa – dijo Yulia con sinceridad.

–Bueno, sin duda fue una gran sorpresa. Debes haber estado practicando...

–Todos los días – intercedió Yulia – Pero solo una canción.

–¿Por qué elegiste esa? – preguntó la pecosa, recordando cuando había cantado “Everything has changed” para ella.

–Por varias razones – dijo Yulia mientras tomaba la mano de su novia – En primer lugar, ¿te acuerdas cuando te conté sobre la primera vez que escuché esta canción después del accidente?

–Sí – respondió Lena – Dijiste que la letra adquirió un nuevo significado para ti.

–Es verdad – admitió – Fue como, el conductor... él tomó mucho de mí y me sentía muy mal, por muchas veces que yo deseaba no estar aquí, haberme muerto en el accidente, no lo hice... Yo estaba... yo todavía estoy aquí y esa canción me dio fuerzas para seguir adelante, para seguir viviendo.

Se detuvo un momento, las lágrimas venían a sus ojos al recordarlo.

–Me dio coraje y fuerza cuando yo creía no tener nada – continuó con honestidad – Me salvó la vida.

Lena apretó la mano de su novia mientras seguía hablando.

–Entonces – dijo Yulia – Hace unas semanas, me senté en este mismo lugar, mirando mi guitarra y me acordé de lo que dice... Y me di cuenta de que ya no era solo la canción que me dio la fuerza y convicción para seguir adelante en los días malos – Yulia se detuvo, sonriéndole a Lena mientras esta tomaba su mano, acariciando suavemente la cicatriz del antebrazo de la chica de ojos azules, con el pulgar – Me di cuenta de que eras tú – le dijo –Tú me has dado todo lo que la canción dice y más.

–Yul – dijo Lena, acariciando la mejilla de su novia.

–No, por favor, déjame terminar – Pidió y la pelirroja obedeció porque podía ver lo mucho que esto significaba para ella – Tú has hecho muchas cosas por mi, Elena y yo quería hacer algo por ti para mostrarte lo mucho que significas para mí, pero no se me ocurría nada.

–Tú no tienes que... – comenzó a hablar la ojiverde, pero Yulia la interrumpió.

–Si tengo que – dijo – Tengo que hacerlo debido a que, como dice la canción, Lena, me salvaste la vida. Ni siquiera me conocías... pero... tú querías... y.... hiciste el esfuerzo para... tú... no tienes idea de lo importante que eres para mí.

Se tomó un momento para respirar, sus palabras se quedaban pegadas en su garganta, y sus pensamientos eran algo confusos mientras trataba de hacer su punto.

–Tú eres la razón del por qué tuve la confianza para tocar esa canción. Tú me inspiraste a volver a aprender, a practicar de nuevo.
Lena limpió las lágrimas de Yulia con su pulgar.

–Fuiste tú quien me hizo volver a tomar mi guitarra por primera vez después del accidente – le dijo la pelinegra – Yo solo... estoy divagando...

–Es lindo – le dijo sonriendo y la morena le correspondió.

–Yo la iba a tocar para ti después de nuestra próxima cita. Había planeado mostrarte todo lo que he logrado gracias... gracias a ti... entonces... ya sabes, quería pedirte que fueras mi novia.

–Ya me pediste eso antes – señaló la ojiverde.

–Lo sé – dijo – Simplemente sucedió, pero yo aún quería que escucharas la canción. Has sido un gran apoyo. Sobre todo hoy... con esto de la policía y todo. Yulia se detuvo momentáneamente – Creo que, lo que estoy tratando de decir es... gracias. Yo nunca habría sido capaz de hacer todo eso si no fuera por ti. Hay un montón de cosas que no sería capaz de hacer si no fuera por ti.

Lena se inclinó y le dio a Yulia un casto beso, luego besó su nariz, y la cicatriz de su frente.

–Tú si serías capaz – Le dijo – Puedes hacer todo lo que te propongas, Yul. Tal vez te di el ánimo para hacerlo, pero tú lo hiciste. No yo.

–Es solo que... siento que te debo mucho – admitió Yulia – Que voy a estar siempre en deuda contigo. Yo esperaba que cantarte ayudaría a, no sé, nivelar un poco el campo de juego.

–Yulia, tú no me debes nada – respondió la pecosa – Tú harías lo mismo por mi si fuera necesario. Lo hago porque me preocupo por ti.

–Lo sé, es solo... ¿puedo hacer algo más por ti? – preguntó Yulia.

–¿Cómo qué? – preguntó con curiosidad.

–Hablé con Frida y Nastya, cuando estaba planeando todo, quería llevarte a hacer todas las cosas que te gustan... tenía toda una noche planeada. ¿Podemos hacer eso?

–Depende – dijo la pelirroja sonriendo mientras alzaba una ceja.

–¿De qué? – cuestionó Yulia.

–En si me estás invitando a salir en una cita contigo – respondió. Yulia sonrió y bajó la mirada a la mano de su novia que seguía acariciando tiernamente la suya.

–Elena, ¿me harías el honor de ir a una cita conmigo? – preguntó Yulia.

–Con una condición – dijo.

–¿Cuál? – preguntó interesada.

–Tocarás la guitarra para mí al final de la cita – pidió Elena.

–¿Quieres escucharme tocar la guitarra de nuevo? – preguntó la morena.

–Sí – confirmó – Olga no estaba mintiendo cuando dijo que eras muy buena – La cara de Yulia estalló en una enorme sonrisa ante el cumplido.

–Okay – aceptó – Yo... tal vez pueda aprender una nueva canción.

–Si puedes – dijo Elena alentándola – Pero, quiero que toques esa.

–¿Por qué esa? – preguntó.

–Porque – dijo la pelirroja con timidez – Me gusta la forma que se escucha cuando tú la cantas. Significa algo diferente para mí ahora.

–Estoy muy contenta de que seas mi novia – le dijo Yulia con sinceridad, sonriendo alegremente.

–Yo también – dijo Elena – No puedo imaginar estar con alguien más que no seas tú.

–Voy a besarte ahora – le advirtió Yulia.

–Dejaré que me beses – dijo Lena sonriendo ampliamente mientras la morena cerraba la distancia entre ellas y la besó, suavemente al principio, pero pronto, profundamente, sus bocas se movían sincronizadamente, buscando un ritmo adecuado.

–Ya sabes – escucharon un sonido en la puerta – Sí tienen hambre, compré comida. No hay necesidad de comerse la una a la otra.

Yulia y Elena se separaron para encontrar a Olga en la entrada, junto a Frida y Nastya.

–¿No sabes tocar la puerta? – le preguntó Yulia a su mejor amiga mientras entraba a la habitación.

–Es como si no viviera aquí o algo – dijo la castaña abriendo las cajas de pizza, sacando una rebanada para comer.

–No vives aquí – respondió la morena, riendo a la ligera.

–Tal vez no de manera oficial – dijo la castaña, tomando otro bocado de su pizza mientras Nastya y Frida sacaban una rebanada – Sin embargo, tengo una llave, que es como lo mismo – Yulia rodó los ojos.

–Se supone que eso es para emergencias – le dijo la morena.

–Esta es una emergencia – dijo Olga enfáticamente señalando a la comida en la cama – La pizza se estaba enfriando... Además, tu madre me dejó entrar, así que literalmente no violé ninguna ley ni nada.

Lena se encogió de hombros ante la mirada incrédula de Yulia y extendió una mano para tomar una porción de pizza.

–Lena – protestó su novia.

–¿Qué? – preguntó, tragando un bocado – Tengo mucha hambre. No almorcé.

–Oh – dijo Nastya – Hablando del almuerzo. Vi a Dima Vecherinin después de que habló con la Señorita Oksana. Él no se veía feliz.

–Se lo merece – comentó Frida mientras abría una botella de refresco.

–Estoy confundida – dijo Yulia – ¿Qué están haciendo aquí? No es miércoles.

–Correcto – dijo Olga sarcásticamente.

–Entonces... ¿por qué están aquí? – preguntó Yulia.

–Perdón – dijo Olga riendo mientras levantaba una ceja con picardía – ¿Interrumpimos algo?

–No – dijo Elena rápidamente mientras Yulia decía:

–Un poco.

–Oh– respondió la castaña de ojos avellana mirando a Nastya y Frida – Interesante.

–Entonces ¿si interrumpimos algo? – preguntó Nastya sugestivamente.

–No – dijo Elena de nuevo.

–Bueno, quizás – repitió Yulia. Olga miró a Yulia.

–¿Qué era exactamente lo que interrumpimos? – preguntó descaradamente. La morena miró a Lena que miraba expectante.

–Nada de eso – dijo finalmente – Solo... bueno...

–Aww... – dijo Frida notando que Yulia se sonrojaba – ¿Están teniendo una conversación a corazón abierto?

–Eso es tan lindo – comentó Nastya mientras tomaba otra porción de pizza.

–No es lindo – dijo la pelinegra ligeramente irritada, haciendo reír a Lena – ¿Por qué estás riendo? – preguntó.

–En realidad es bastante divertido cuando te molestan a ti y no a mí – dijo la pecosa con simpleza, tomando otro bocado de su pizza. Yulia puso mala cara.

–Las odio – dijo, al darse cuenta de que la estaban molestando.

–No, no nos odias – dijo Olga alcanzando otra porción de pizza para entregársela a su amiga – Te compré pizza, así que eso significa que realmente me quieres – Yulia se cruzó de brazos desafiantemente – Bien, entonces... Compórtate así, pero, no me culpes si te mueres de hambre.

–No, ok, espera – dijo la morena tomando la pizza que Olga movía cerca de su boca – No haremos nada que podamos lamentar mañana.

–Yo sabía que la tomarías – rió la castaña al entregarle la pizza a Yulia. La morena le dio un mordisco con avidez, sin darse cuenta de lo hambrienta que estaba.

–¿Cómo es que alguien tan pequeño puede dar un mordisco tan grande? – preguntó Olga.

–Es por todo el esfuerzo que hace cuando trata de bailar – comentó Nastya en broma –Quema todas esas calorías que están de más.

–Oh Dios. Sí, el esfuerzo.

–Quiero verte bailar Yulia – comentó Frida.

–También yo – dijo Elena.

–Bueno, para mi suerte, no lo harán – les dijo enfáticamente.

–Uhm...– dijo la castaña ojiverde sacando el teléfono de su bolsillo – No lo creo.

–No te atrevas, Nastya – dijo Yulia mientras la chica de ojos verdes tocaba el botón de play con su pulgar para mostrarle a Elena y Frida algunos videos de Yulia bailando en el concierto de Beyoncé. La morena intentaba quitarle el celular pero ya era demasiado tarde.

–¡Nastya! – protestó con indignación mientras Frida y Elena reían.

–No me importa – respondió Nastya mientras Lena se levantaba de la cama para acercarse al lugar en donde Yulia estaba de pie.

–Realmente no puedes bailar – dijo envolviendo los brazos alrededor del cuerpo de su novia para abrazarla – Pero está bien. Saldré contigo de todos modos.

–Sí y eres una idiota – dijo Yulia en broma – Pero está bien, te dejaré salir conmigo.

Lena la besó en la frente antes de volver a la cama para sacar otra porción de pizza. Las chicas comenzaron a hablar animadamente sobre el nuevo episodio de Pretty Little Liars. Yulia tomó otra rebanada de pizza y la bolsa de papas que Elena le había traído antes de unirse a la conversación

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/25/2022, 10:54 pm

Tan bello el amor y eso de la canción para nunca haber amado ni sentido atracción por nadie lenita ha sabido ganarse el amor de julia de una manera tan linda mira que romanticas son 😍😍😍 me encanta cada capitulo. Saludos cariño 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/26/2022, 10:12 pm

Capítulo 19


–Yul – dijo Elena con desesperación, empujando a la morena ligeramente mientras se sentaba a su lado, el día siguiente en la escuela.

Yulia negó con la cabeza como respuesta, con los ojos clavados fijamente en la mesa delante de ella con el fin de evitar las frecuentes miradas de la Señorita Oksana en su dirección. Tenía su cuaderno abierto y estaba haciendo un buen espectáculo al pretender practicar su escritura en él, y por lo que Elena observó, era apenas legible debido a la nerviosa agitación constante de su mano.

–Yul, deja de ser tan ridícula – dijo Olga apoyada en el respaldo de su silla mirando a su mejor amiga – No es tan malo – trató de tranquilizar a la niña más pequeña.

La pelinegra levantó la mirada ligeramente al oír las palabras de Olga y la miró con incredulidad, diciéndole que no estaba de acuerdo con eso. Olga miró a la profesora quien alzo su cabeza con interés. Los hematomas de color púrpura oscuro alrededor de su ojo derecho, donde la habían golpeado por accidente, eran evidentes y la castaña de ojos avellanados hizo una mueca antes de volver su atención a Yulia.

–Quiero decir, ok... – Olga se tomó un momento para tomar el lápiz de la mano de Yulia, quien la miró con frustración – Es bastante malo, pero...

–Olga – regañó Frida – En realidad, no es tan malo, Yulia.

–Yul no es una idiota, Frida – protestó Olga – La Señorita Oksana tiene un moretón horrible en el rostro gracias a ella...

–Fue un accidente – intercedió la castaña bajita – No es como si lo hubiera hecho a propósito.

–No estoy diciendo que lo hizo a propósito – respondió Olga a la defensiva – Solo estoy diciendo...

–Umm... chicas – interrumpió Elena, causando que ambas chicas la miraran. Señaló a la parte delantera del salón, Yulia se estaba acercando a la Señorita Oksana tentativamente, con la nota que había escrito la noche anterior en la mano – Buen trabajo – les dijo la pelirroja sonriendo ligeramente.

–Huh – suspiró Olga, mirando a su mejor amiga con una expresión de asombro – Eso fue muy sigiloso... ¿cómo diablos hizo eso?

–Creo que... – dijo Frida riendo – Eso tiene más que ver contigo siendo muy gritona y Yulia siendo muy tranquila, Olga – bromeó.

–Lo que sea – dijo la castaña más alta, agitando su mano con desdén – Al menos, por fin hablará con ella. He estado viéndola ahí sentada durante toda la clase y... no sé.

–¿Preocupada? – agregó Lena haciendo burla.

–¿Preocupada? – preguntó Olga.

–Creo... – dijo Frida riendo – Que tiene que ver más contigo siendo tan ruidosa más que con Yulia siendo tan callada, Olga – bromeó – ¿Será ansiosa? – Sugirió la castaña riéndose de la desaprobación de Olga ante la palabra que había presentado antes.

–Preocupada – dijo Olga finalmente, girándose para mirar de nuevo a Yulia quien estaba de pie enfrente de la mesa de la Señorita Oksana.

La pelinegra parecía tímida; sus manos cruzadas detrás de su espalda, la carta firmemente agarrada, su cabeza inclinada mientras movía incómoda sus pies. La profesora estaba observándola con interés, esperando a que Yulia hablase pero no lo hizo, así que la Señorita Oksana esperó pacientemente.

–Oh Dios – dijo Olga, haciendo una mueca ligeramente – ¿Está muda? ¿Por qué no está diciendo nada?

–Dale un minuto – dijo Elena ligeramente sorprendida con el comentario de Olga – Estará bien.

–Tengo una especie de necesidad de ir hasta allí y darle un abrazo – reflexionó Frida –Parece tan pequeña y asustada, ¿está tan preocupada por lo que pueda decir la Señorita Oksana? – preguntó la castaña, girándose para mirar a Lena quien estaba estudiando a Yulia desde donde estaba sentada.

–No – señaló – Se siente muy mal por lo que pasó. Odia perder el control de esa manera – Olga asintió de acuerdo con las palabras de la pelirroja.

–Ella perdió los nervios y pegó una vez a su hermana – les dijo la más alta.

–¿A Vika? – preguntó Frida sorprendida – pero, ella la adora.

–Lo sé – contestó Olga – No quería hacerlo, pero Vika no paraba y su habla estaba aún bastante mal por aquel entonces, se frustró y bueno, la pegó.

–¿Estuvo bien Vika? – preguntó Frida preocupada.

–Sí, estaba bien – La castaña aseguró – Solo un par de moratones... y ya. Rebotó una vez que dio contra el cristal de la puerta corredera de la parte de atrás de la casa de Yulia y juro, que nunca había visto a un niño rebotar de esa manera en toda mi vida. Terminó en la mitad del camino, en medio de la habitación – terminó.

–Vamos Yul – murmuró Lena entre dientes, animando a Yulia a hablar mientras continuaba mirándola ansiosa.

La pelirroja gruñó internamente mientras Yulia ponía silenciosamente la carta que había escrito, sobre la mesa enfrente de la Señorita Oksana y se giró para volver al sitio que antes estaba ocupando.

La morena descendió hasta la silla rápidamente cuando alcanzó a Elena y a las otras, extendiendo ambos brazos sobre la mesa que tenía delante y puso su cabeza en lo alto de ellos miserablemente.

–Mierda – maldijo en voz baja, la palabra salió ahogada mientras hablaba en las mangas de su jersey.

–Bebé – dijo Elena, poniendo una mano en lo alto de su hombro frotándolo, consolándola –¿Qué estás haciendo? Habla con ella.

Yulia giró su cabeza ligeramente para mirar a su novia, su angustia evidente en la cara. Suspiró de manera dramática antes de gemir y volver la cabeza de nuevo, golpeándola repetidamente contra sus antebrazos.

–Tengo que decir Yul... que siempre encuentro interesante que hagas eso – comentó Olga mientras miraba a la chica pequeña – Quiero decir, que, había pensado que intentarías evitar golpear tu cabeza contra las cosas, ya sabes, ya que te estás recuperando aún de una lesión en la cabeza...

La morena levantó la cabeza casi al instante para mirar a Olga y la otra chica paró durante un breve momento.

–¿Qué?– fue a preguntar Olga, sorprendida por la respuesta de Yulia. Se giró hacia las otras, con los brazos abiertos delante suyo con un gesto cuestionable –¿Estoy equivocada? – preguntó.

–Por mucho que odio estar de acuerdo con Olga – dijo Elena, girándose hacia su novia quien estaba mirando cómo ella hablaba – Preferiría que intentases no provocarte una conmoción cerebral.

La morena se llevó una mano a la cabeza y se frotó la sien con dulzura. Elena frunció ligeramente el ceño con preocupación al ver esto y levantó su propia mano para acariciar la mejilla de la morena, rozándola suavemente con el pulgar.

–¿Dolor de cabeza? – preguntó preocupada, moviendo su mano un poco para frotar la frente de Yulia, dejando ver por un momento la cicatriz ya familiar en la frente.

La ojiazul no dijo nada en respuesta a las palabras de Lena, sin embargo suspiró, estirándose sobre la mesa y cogiendo la mano libre de la pelirroja entre la suya. Ella la apretó tranquilizadoramente mientras negaba con la cabeza, no.

–Bebé, habla con ella – dijo alentadoramente, moviendo un mechón de su pelo oscuro fuera de los ojos de la más joven y poniéndolo detrás de su oreja – Sé que te sientes mal con lo que pasó pero estará bien, ya verás. La Señorita Oksana sabe que fue un accidente. Te sentirás mejor después de todo. Te lo prometo.

Lena movió la yema de sus dedos para jugar con los mechones cortos de pelo de la parte derecha de la cabeza de su novia que habían crecido tanto que la cicatriz que tenía ahí, ahora estaba casi invisible a vista de cualquiera, a menos que supieras que estaba ahí. Elena podía sentir la pequeña y fina marca en sus dedos y Yulia levantó su mano libre para agarrar la muñeca de la pelirroja mientras ella la recorría suavemente.

–Lo siento –, se disculpó y Yulia apretó su mano una vez más, una silenciosa señal de aceptación.

–Yulia– dijo la profesora detrás suyo y la morena se giró para mirar hacia ella, brevemente encontrándose con sus ojos antes de colocarse bien en sus mesas. La Señorita Oksana se había acercado hasta el grupo de chicas sentadas al fondo de la clase, tan desapercibida como cuando Yulia se fue hace unos minutos – Creo que deberíamos hablar de esto – continuó la profesora, sujetando la carta que Yulia le había dado, en su mano.

Se giró un momento para coger la silla que tenía detrás y la puso al lado de la mesa de Yulia, sentándose y poniendo la carta en frente de la joven.

–Voy a necesitar que me mires – le dijo la Señorita Oksana amablemente.

–Yul – llamó Elena cuando la morena no hizo ningún movimiento para levantar la mirada.

La profesora suspiró, lanzando miradas rápidas a las tres chicas que estaban sentadas alrededor antes de volver su atención de nuevo a la morena.

–Sabes – empezó la Señorita Oksana pensativamente cuando Yulia seguía sin mirarla –Recuerdo el primer día de colegio cuando nos sentamos aquí casi en el mismo sitio – recordó – Me dijiste que lo sentías, ¿recuerdas? – preguntó. Lena movió la mano que Yulia le tenía agarrada y la puso en su hombro – ¿Yulia? – dijo ella, con una voz más dura que antes, con un tono de exigencia.

La ojiazul asintió con la cabeza, un pequeño y casi imperceptible movimiento, pero un movimiento de cabeza al fin y al cabo.

–Estaba tan confundida entonces, porque no sabía de qué te tenías que disculpar – le dijo honestamente – Seguiste y me dijiste que no querías que te odiase.

–Y...yo...m...me...a...acuerdo –, dijo elevando su mirada para finalmente encontrarse con la de la Señorita Oksana. La profesora sonrió con el sonido de la voz de Yulia.

–Vale – contestó la profesora – ¿Qué te dije? ¿Te acuerdas de eso? – Yulia asintió con la cabeza en respuesta pero no habló y la Señorita Oksana continuó –Te dije – dijo la profesora seriamente – Que intentaríamos evitar cualquier problema o situación donde pudieran aparecer en la medida de lo posible, pero que si no podíamos, dije que trataríamos nos enfrentaríamos a ellos...

–Juntas – interrumpió la morena silenciosamente.

–Cierto – asintió la Señorita Oksana – Así que – continuó – Por mucho que quiera apreciar tu disculpa escrita Yulia, porque, honestaste, sé lo difícil y el tiempo que gastas para hacer algo como esto, preferiría que hablases conmigo. Eso era parte de nuestro acuerdo también, ¿recuerdas?

–Looo...ssiento – tartamudeó.

–No lo sientas – le dijo la Señorita Oksana seriamente – No tienes que disculparte conmigo. Fue un accidente. No te odio Yulia; ni siquiera te culpo...

–Pero – Yulia intentó interrumpir.

–No, nada – la Señorita Oksana la cortó – Estabas enfadada y frustrada porque alguien había estado poniéndote a prueba e intimidándote. Cualquiera en tu situación habría sentido exactamente lo mismo.

–Yo lo estaba y ni siquiera estaba dirigido hacia mí – comentó Olga y la profesora le dedicó una mirada significativa.

–Tu tolerancia no es tan alta como la de otra gente por la herida en tu cabeza – siguió – Sé que intentaste ignorarle, pero, Dima no iba a dejarlo pasar, estaba jugando con fuego y él lo sabía.

–No...no es...una...excusa... sin embargo...– dijo Yulia y la Señorita Oksana puso una mano en su hombro.

–No, no lo es – garantizó – pero, la cosa, Yulia, es que tú sabes eso y tomas responsabilidad de tus errores – Se pausó por un momento a mirar al grupo reunido – Hablé con todo el mundo que se encontraba allí – informó a Yulia – Me dijeron que era la primera vez que pasaba, así que sería difícil para ti hablar conmigo sobre ello – dijo amablemente – En el futuro, sin embargo, si alguien te intimida, especialmente Dima Vecherinin, quiero que me lo digas ¿vale? – la profesora se giró al resto de las chicas – Cualquiera de vosotras ¿entendido? No toleraré el bullying en esta escuela.

–Vale – contestó Yulia asintiendo con la cabeza y Frida, Olga y Elena reflejaron su respuesta.

–Ok – contestó también la Señorita Oksana sonriendo – Bueno, entonces, no hay nada más que decir, ¿verdad? – se rió un poco antes de añadir – Excepto una cosa...

–¿Qué? – preguntó la morena, nerviosa.

–Tienes un buen gancho de izquierda – apuntó – Considerando que era tu brazo más débil – se rió calurosamente de nuevo – Preferiría que usases tus manos para escribir, como discutimos ayer, pero si eso no tiene éxito, a lo mejor podías considerar tu carrera como boxeadora.

Yulia sonrió ante las palabras de la Señorita Oksana, encantada de que pareciera que realmente estaba bien con todo lo que había pasado ayer. Delante suyo, Olga estalló en un ataque de risa.

–¿Una boxeadora? – preguntó la castaña, riéndose en alto –¿Yulia?

–¿Qué hay de gracioso en eso? – preguntó la morena simulando estar indignada.

–Te tropezarías con tus propios pies y te dejarías sin conocimiento a ti misma – le dijo la castaña aún riéndose y Yulia elevó una ceja, sacando la lengua ligeramente de acuerdo con las palabras de su amiga.

–Bueno – dijo la Señorita Oksana, levantándose de su silla – Aún creo que escribir sería una opción mejor – dijo guiñando un ojo.

–Profesora – dijo la morena mientras esta se giraba para ir hacia su mesa.

–¿Si? – dijo ella, girándose sobre sus tacones para mirar a Yulia.

–Gra...cias... – dijo alargando sus palabras.

–Una vez más – repitió la Señorita Oksana – No tienes que agradecérmelo, pero de nada a pesar de todo.

–Yo... – empezó la pelinegra y la profesora se apoyó de nuevo en la silla de al lado de su mesa una vez más – Yo...no...estaré aquí...después del colegio – consiguió compartir Yulia con su profesora.

–Lo sé – le dijo, poniendo una mano alentadora en su brazo – Tu madre llamó. Ella dijo que ibas a ir otra vez a la comisaría después del colegio.

Yulia asintió con su cabeza en respuesta.

–Vale – la Señorita Oksana admitió – Nos pondremos al día mañana – terminó.

–Bien – la morena aceptó mientras la profesora se puso en pie de nuevo.

–Espero que todo vaya bien con el conductor – le dijo sinceramente – Sé que tiene que ser difícil volver a pasar por eso de nuevo – Yulia asintió, bajando su mirada al suelo.

–Con suerte pronto podrás dejar todo esto detrás – dijo positivamente la Señorita Oksana –A lo mejor eres capaz de encontrar algún tipo de cierre.

Yulia asintió con su cabeza de nuevo, esta vez subiendo su mirada para encontrarse con la de la su profesora. Sintió que Elena apretaba su hombro tranquilizadoramente a la vez mientras Olga cogía su brazo en la mesa.

–Eso...espero – contestó y Oksana sonrió y asintió con la cabeza antes de girarse e ir hacia el frente de la clase.

Una vez que tomó su asiento en su mesa de nuevo, Elena se giró hacia Yulia quien estaba visiblemente relajada desde su conversación con la profesora, una sonrisa ahora en su cara, su frente ya no estaba arrugada.

–Ves, te dije que estaría bien – le dijo Lena, quitando un mechón de pelo de los ojos de su novia donde había caído de nuevo –¿Te sientes mejor?

Le sonrió a Elena, subiendo su mano libre hasta la cara de su novia. Esta vez era el turno de Yulia de acariciar la mejilla de esta con la yema del pulgar y la pelirroja se rió ante ese gesto.

–¿Eso es un sí? – le preguntó levantando la mano y cogiendo la de Yulia en la suya. Se la llevó hasta los labios, besando el dorso de la mano suavemente.

–Sí – admitió – Tenías....razón.

–¿Era tan difícil de admitir? – le preguntó la ojiverde juguetonamente mientras tomaba con los dedos de Yulia en su mano.

–No...no...de admitir – consiguió expresar la morena.

–Tan solo de decir – Elena señaló y Yulia asintió – Sabía que tenía que haber hecho que tomases algo para dormir anoche – comentó, mentalmente reprimiéndoselo por no haberlo hecho en aquel momento – ¿Cuánto has dormido al final? – preguntó a sabiendas – ¿Unas pocas horas?

–Dos – dijo Yulia, sosteniendo dos dedos para enfatizarlo – Estuve...pensando.

–Peligroso – Olga dijo riéndose – ¿Deberíamos estar preocupadas?– Yulia negó con la cabeza en respuesta, sonriendo ante las palabras de Olga.

–¿Sobre el conductor? – preguntó Frida a la morena.

–En...parte… – contestó sinceramente.

–¿Dima? – preguntó Elena. Asintió y señaló al frente de la clase donde estaba la Señorita Oksana sentada.

–También en la Señorita Oksana – dijo Frida con simpatía – No me extraña que no consiguieras dormir.

La morena compartió una mirada seria con Lena. No le había contado al resto de las chicas aún pero, había pasado casi toda la noche despierta, cubierta en sudor, los flashbacks del accidente arrastrándose en su subconsciente todo el rato mientras tenía los ojos cerrados, despertándola con pánico, completamente desorientada, su pecho contraído fuertemente mientras luchaba por respirar. Había compartido las noticias con Elena esa mañana, quien le había dicho que hablase con su terapeuta sobre los flashbacks. Yulia había accedido, pero, con una condición, que Lena fuera con ella.

La pelirroja por supuesto, había estado de acuerdo de inmediato en cuanto Yulia se lo propuso, y así ambas ahora tenían una cita el martes por la tarde con, la pelirroja lo había asumido por las películas, un sofá y un montón de manchas de tinta.

La campana sonó señalando el final de la clase y la pelirroja se levantó, recogiendo su mochila y la de Yulia del suelo. La ojiazul cogió su mochila agradecida y metió su cuaderno dentro, teniendo problemas con la cremallera por un momento antes de conseguir cerrarla. Se levantó de la silla y cogió la mano de su novia que estaba esperando expectante.

–¿Te acompaño a Francés? – le preguntó y Yulia asintió con apreciación.

–Nosotras tenemos que correr – dijo Olga gesticulando entre ella y Frida – ¿Os vemos luego en la comida? – preguntó.

–Claro – dijo Elena mientras Olga y Frida se dirigían a la puerta para salir al pasillo bullicioso. Se despidieron con la mano mientras salían y ambas, Elena y Yulia levantaron su mano libre para devolver el gesto.

–Así que – dijo la ojiverde mientras caminaban por el pasillo juntas – ¿Estás segura de que tu madre está de acuerdo con que te lleve mañana a la comisaría después del colegio?

–Sí – asintió la pequeña – Ella...nos verá...allí...con...mi padre.

–¿De verdad que están bien con que yo vaya? – preguntó mientras giraban la esquina juntas. Yulia asintió.

–Te...quier...allí – le dijo con una pequeña sonrisa en los labios – Si…eso está ¿bien?

–Claro que lo está – le dijo Elena mientras se paraban ante la puerta de la clase de Francés de la otra chica – Estoy realmente encantada de que me lo hayas pedido.

La morena se elevó sobre los talones y besó a Elena en los labios, cerrando los ojos mientras permaneció allí durante un momento, disfrutando del contacto. Sonrió, abriendo los ojos mientras se apoyaba de nuevo en la planta de sus pies y Lena sonrió alegremente, apretando su mano.

–Tomaré esto como que tú también estás encantada de que vaya – respondió moviendo sus manos ligeramente a su lado. La morena le guiñó un ojo, soltando su mano y moviéndose para entrar a la clase. Lena le puso una mano en el hombro, haciendo que se girase y rápidamente le plantó un beso en los labios.

–Te veré en la comida – le dijo – Intenta recuperar tu voz para entonces, ¿vale? La echo de menos.

Yulia asintió, sonriendo alegremente.

–O...k... – dijo a propósito alargando las palabras mientras la pelirroja ponía los ojos en blanco con diversión antes de girar sobre sus tacones para ir hacia su próxima clase.

Yulia observó como se iba un momento antes de entrar a la clase de Francés para tomar su asiento normal al fondo. Puso su mochila en la mesa que tenía delante, sacando su libro de Francés, un cuaderno y un bolígrafo antes de ponerla en el suelo a sus pies. Cuando se sentó, se dio cuenta de que alguien la estaba mirando a su derecha y se giró para mirar.

–Bonjour – dijo la chica sonriendo con diversión – Je m'appelle, Sveta.

Yulia levantó la mano en señal de saludo, vacilante, reconociendo a la chica de algún lado, pero incapaz de situar su cara.

–¿Eres Yulia verdad? preguntó Sveta, poniendo su mesa más cerca para poder bajar el tono de su voz ligeramente.

–Sí – Yulia contestó dudosa.

–Mira – dijo Svetlana seriamente – Siento mucho lo de Dima ayer – continuó – Estaba siendo un completo idiota. Él no tenía que haber dicho las cosas que dijo.

–¿Tú...estabas...allí? – preguntó, recordando vagamente haber visto a una rubia en el fondo con otra chica que llevaba el uniforme de animadora.

–Sí – admitió Sveta avergonzada – Lo siento, tenía que haberle parado... o haber dicho algo. Él puede ser un gran gilipollas a veces.

–¿Él...es...tú...amigo? – preguntó.

–No exactamente – dijo la rubia – Está saliendo con una amiga mía. Me gusta pensar en él como... un conocido.

–Oh – dijo Yulia, los recuerdos del periodo de la comida de ayer volvieron a ella –Tú...te...reíste.

–Lo sé – admitió esta con culpabilidad – No lo tenía que haber hecho, solo estaba intentando salvar la cara. No me sorprendería que tú tuvieras mejor GPA (Promedio de notas) que él. Apenas puede entrar en el equipo de baloncesto este año.

La morena elevó una ceja y volvió su atención al profesor que había entrado en la clase y estaba enfrente pasando lista. Hoy, ellos tenían que practicar su habla y tenían que discutir con una pareja lo que hicieron durante el fin de semana. Para sorpresa de Yulia, Svetlana en ese instante pidió ser su pareja. La morena estaba tan acostumbrada a ser la última persona de la clase en ser elegida que tenía que admitir que se sintió bien ante esa petición por una vez.

–¿Por qué...estás...siendo...tan...amable...conmigo? – preguntó cuando el resto de la clase ya se había emparejado y empezaron a hablar en Francés.

–Arrepentimiento – dijo seriamente Sveta – Estoy intentando compensar lo de ayer. Espero que a lo mejor me puedas perdonar.

–Tú...normalmente...no...te...sientas...aquí – tartamudeó Yulia, maldiciendo su discurso y su falta de sueño.

–Bueno, normalmente nadie se sienta aquí – contestó la rubia y después se sintió mal por la insinuación – Me refiero, lo siento...

–Está... bien – dijo ella, moviendo su mano despectivamente porque era verdad. Normalmente nadie se sentaba a su lado en Francés o en ninguna de las otras clases por alguna razón. Nadie, excepto Frida, Olga y Elena en las clases que compartían.

–Así que... ¿estás saliendo con Elena? – Preguntó expectante, después de haberlas visto juntas mientras entraba en clase antes. Yulia giró su cabeza, y levantó la mirada de su libro donde había estado concentrada, para contestar.

–Sí – contestó con una sonrisa en la cara con el pensamiento de su novia.

–Yo solía ser su amiga, ya sabes – dijo Sveta con toda naturalidad – Solíamos ser bastante cercanas en realidad.

–Oh – dijo, sin saber eso –¿Qué...pasó?

–Nos distanciamos – mintió la rubia, negándose a admitirle a Yulia que una vez habían salido, era como un secreto, aunque acababa de salir del armario oficialmente – Estoy sorprendida – continuó – No me había dado cuenta de que...bueno, eras lesbiana.

–Yo...tampoco – dijo, aún insegura de si prefería a las chicas antes que a los chicos o si solo era algo que tenía que ver con Elena.

–Es una vergüenza en realidad – señaló Svetlana, mirando los ojos de Yulia constantemente y sosteniendo su mirada haciendo que la chica pequeña se sintiese ligeramente incómoda.

–¿Por qué? – preguntó la ojiazul un poco preocupada.

–Bueno – dijo esta inclinándose sobre el pequeño espacio entre ambas mesas – porque eres realmente preciosa.

Yulia sintió cómo se sonrojaba con el cumplido de Sveta y rompió su contacto visual para mirar a sus manos embarazosamente.

–Uh...no... – dijo Yulia golpeando a su cuaderno abierto para distraerse.

–Sí – dijo la animadora, recostándose sobre su silla – Lena es una chica con suerte.

La morena volvió su atención de nuevo a Sveta quién la estaba estudiando de cerca.

–Tú...tú eres... – empezó pero su lengua se quedó atrapada en su garganta y no pudo vocalizar el resto de la frase.

–¿Gay? – preguntó la rubia y Yulia asintió – Sí – le dijo riendo ligeramente.

Yulia no sabía que decir en respuesta así que cogió su bolígrafo intentando escribir. Sveta la observó por un momento, dándose cuenta de la escritura temblorosa de la chica antes de decidirse levantar y poner su mano derecha alrededor de la de la pequeña. La morena sintió como se tensó con ese tacto poco familiar e intentó quitar su mano pero Sveta la agarró firmemente.

–No, espera – dijo seriamente la rubia – aquí, así – Ella guio la mano de Yulia, lo que fue incómodo porque eran casi extrañas, solo para escribir, “Je t'aime” en una página con letra cursiva. Movió su mano hasta su regazo tan pronto como Svetlana la soltó y la otra chica sonrió con diversión.

–No estás acostumbrada a gustar a otras chicas ¿no? – preguntó Sveta.

–Tú...ttttú...n..n...ni...siquiera...m...me...conoces – consiguió expresarse.

–Sí – dijo Sveta sugerente, levantando una ceja – pero ese es un problema fácil de solucionar.

–Estoy... con Elena – dijo.

–Lo sé – le dijo esta – pero nosotras podemos ser amigas ¿podemos no?

–Yo... – empezó Yulia –Yo...

–Eres adorable cuando te pones tan nerviosa – dijo Sveta sinceramente – Puedo ver porqué le gustas a Elena

–Nnn...no...– respondió Yulia – Es... – ella tragó saliva, tomándose un momento para recomponerse e intentar hablar adecuadamente –Tú...

–Filles – interrumpió el Señor Edwards, el profesor de Francés – En français s'il vous plaît.

–Oui, bien sûr – respondió Sveta.

–Uh... – dijo la pelinegra observando a la rubia cuidadosamente y sintiéndose más y más incómoda con cada segundo que pasaba – Si.

–En français – repitió el Señor Edwards ante el desliz de Yulia con el Español antes de girarse e ir hacia al frente de la clase.

–Ves... – comentó Sveta – Eso es muy lindo.

Yulia se giró para mirar hacia el reloj, silenciosamente calculando cuánto quedaba para que terminase la clase. Cuando la campana sonó, guardó todas sus cosas y se escapó rápidamente, diciéndole adiós a Sveta de prisa mientras se iba, la otra chica diciendo, “te veré por aquí Yulia,” con una expresión de diversión en la cara.

La morena no sabía porqué pero se sentía completamente incómoda con todo lo que había pasado durante esa clase y apenas se podía concentrar en la tarde Química, su mente estaba volviendo a la clase de Francés.

Nunca la habían tratado así antes y no sabía cómo leer las intenciones de Sveta. Durante la clase de Francés, había tratado de mantener el tema de conversación que les habían dado, sólo para que Svetlana dijera algo en francés lo que Yulia no entendía y después se lo traducía, apuntando en el cuaderno que tenía en la mesa para que ella lo viese. Se había sonrojado en numerosas ocasiones, no porque ella se sintiese halagada, sino porque se sentía nerviosa, sin saber cómo reaccionar ante sus insinuaciones descaradas. Después de Química, fue hasta la sala para la comida y se sentó rápidamente al lado de Elena quien ya estaba sentada con el resto del grupo y con Troy, el novio de Frida.

–Hola – saludó Lena, dándole un beso en los labios – ¿Cómo ha ido el resto de tu mañana?– preguntó.

–Rara – admitió, sacando un sándwich y una bebida de su mochila.

–¿Por qué? – preguntó la pelirroja preocupada –¿Qué ha pasado?

–No...te...enfades – le dijo mirando las caras de las otras que estaban en la mesa que estaban observando su conversación con interés.

–O...k – dijo Elena – ¿Qué está pasando, Yul?

–Yo...una...chica... – empezó Yulia.

–¿Una chica qué, Yulia? – preguntó Lena con una pequeña muestra de preocupación en su voz.

–Ella...dijo que...le gustaba... – le contó – Que...que...era una vergüenza...que yo estuviera saliendo...contigo.

–¿Cuándo? – preguntó la pelirroja con una pizca de enfado en su voz hacia esa persona desconocida.

–Francés – dijo Yulia simplemente – Ella...seguía...tocando mi...mano – continuó –Intenté...pa...pa...pararla...

–¿Quién? – interrumpió Lena, con su mente formulando una teoría, con tono irritado.

–Yo... – empezó Yulia intentando pensar cómo explicarse mejor – Sveta – dijo finalmente.

–¿Liubov? – preguntó Elena poniendo una mano reconfortante en el hombro de su novia en un acercamiento silencioso para decirle que no estaba molesta con ella. Nastya casi se ahoga con su bebida cuando mencionó a la ex-novia de Elena.

–Yo...no...lo...sé – dijo encogiendo los hombros – Ella...dijo...qu...que...te conocía.

Elena miró alrededor de la sala del almuerzo y por supuesto, pronto se encontró a Sveta a través del espacio, sentada con Dima y su novia Samantha, una animadora, mirándola fijamente. Esta le sonrió con picardía, ofreciéndole a Lena una pequeña sonrisa en forma de saludo.

La pelinegra se giró para seguir la mirada de Elena y Sveta se dio cuenta de que también la estaba mirando, moviendo la mano, saludándola calurosamente, con una sonrisa amable en la cara. Yulia levantó su mano en respuesta y Lena la cogió entre las suyas antes de girarse para mirar a las otras chicas de la mesa.

–¿Era esa? – preguntó la pelirroja enfadada, con la mano de Yulia agarrada fuertemente en la suya. Volkova asintió con la cabeza, preocupada ante el disgusto de Elena hacia la chica.

–Ella...¿no es una amiga? – preguntó sintiendo el enfado de su novia.

–No exactamente – dijo con los dientes apretados mientras compartía una mirada significativa con Nastya quien se puso a mirar en dirección a Sveta desde su posición en la mesa – Ella es mi ex-novia – le dijo Elena.

–Oh – dijo la morena ligeramente desconcertada – Yo...uh...no...

Katina miró a Yulia notando su confusión y dándose cuenta de que pensaba que estaba enfadada con ella. Movió su brazo y lo puso alrededor de los hombros de la chica, tranquilizándola, cogiendo su otra mano que estaba apoyada en su regazo. Lena jugaba con los dedos de Yulia y puso a su novia más cerca de donde estaba.

–Hey – dijo la pecosa en voz baja y tranquilizadora – No es tu culpa Yul, no estoy enfadada contigo.

–¿No...lo...estás? – preguntó Yulia.

–No – le dijo Elena firmemente – Estoy contenta de que me lo hayas dicho en realidad – dijo sinceramente, porque sabía que Yulia no tenía porqué hacerlo, que podía haber elegido guardarse la información para ella misma pero, sin embargo, había decidido abrirse y ser honesta.

–Ella...está jugando...conmigo? – preguntó la morena y Elena lanzó una mirada por encima del hombro en dirección a Sveta. Esta seguía mirándolas a ambas atentamente desde donde estaba sentada y la pecosa no podía dejar de sentir un malestar en su cuerpo.

–No lo sé – contestó honestamente – No sé qué está tramando – le dijo – Tan solo...ten cuidado cuando ella esté cerca, cariño – advirtió la ojiverde. Yulia movió la cabeza con incredulidad.

–Yo...no...quiero estar...cerca de ella – admitió Yulia sinceramente, sintiéndose aún incómoda con toda la experiencia. Elena sonrió brevemente ante las palabras de su novia a pesar de la situación.

–¿Te ha molestado? – preguntó bastante enfadada.

–No...ella tan solo...no me gustaba... – compartió Yulia – No podía esperar...para...alejarme...de ella.

–Te juro por Dios, Yul – dijo Elena seriamente – Si ella te molesta o te hace algo, voy a matarla – terminó diciendo, con una voz evidentemente amenazadora.

–Yo también – secundó Nastya aún mirando a la chica sobre la que estaban discutiendo.

–No la conozco – dijo Olga simplemente – pero, si alguien molesta a Yulena sabes que voy a patear su culo – La castaña de ojos avellanas miró a Sveta quien volvió su atención a sus amigos – Ya no me gusta – comentó Olga – Está tramando algo.

–Sí, pero ¿el qué? – preguntó Frida.

–Ni idea – dijo Elena, volviendo a mirar hacia la rubia una vez más. La chica mayor parecía que sentía que la estaban observando porque levantó su mirada y sonrió en dirección a Lena otra vez.

–Yo...lo...siento – se disculpó Yulia y la pelirroja volvió su atención hacia su novia y la besó inmediatamente en los labios.

–No te atrevas a disculparte – dijo ligeramente una vez que sus labios se apartaron – Tan solo... dime si hace algo para molestarte – le respondió Elena.

–No...te...metas en líos...– dijo la morena seriamente – No...me...merece...la...pena.

–De acuerdo – La pelirroja dijo de acuerdo sintiendo la angustia de Yulia y dando un beso ligeramente en un lado de su cara – No lo haré, ¿vale? Lo prometo.

Yulia asintió con aceptación antes de besar a Elena en los labios y, sintiéndose aún confundida desde la clase de Francés, pronto lo profundizó, sintiendo una sensación de comodidad con la piel suave de su novia presionando contra la suya, el calor familiar de su boca. Lena, aún sosteniendo la mano de Yulia en la suya, frotó la base de su dedo pulgar con dulzura, y a diferencia de la incomodidad que había sentido cuando Sveta la había tocado antes, Yulia se había relajado rápidamente, calmada por ese gesto que conocía tan bien.

–Ignórala – La morena casi suplicó mientras se separaban; el eco de las palabras de antes, de la Señorita Oksana y las propias palabras de Lena de ayer, estaban volviendo de nuevo a ella.

La pelirroja se giró para mirar de nuevo a Svetlana, la otra chica sonreía otra vez. La rubia levantó una ceja en un desafío, pasando un dedo alrededor de su garganta e hizo un gesto entre Elena y Yulia antes de poner sus pulgares hacia abajo.

–Lo intentaré – dijo Katina girándose hacia Yulia pero sabiendo, muy en el fondo, que era una promesa que no debería estar haciendo.


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/27/2022, 1:40 am

Ahora esta loca de Sveta luego q perdió a lena por cobarde se va a meter con julia muy mal espero la pongan en su sitio rápidamente ellas no merecen que les hagan daño sobretodo julia. Saludos querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/27/2022, 9:22 pm

Capítulo 20


Después de su última clase del día, que consistía en otra vergonzosa introducción en educación sexual durante la clase de salud, Elena recogió todas sus pertenencias y salió hacia el pasillo lleno de gente para esperar a Yulia en su taquilla como hacía normalmente. La tarde pasó bastante rápido en comparación con otros días problemáticos en ese año escolar; sin embargo, la mente de Elena seguía preocupada por varias cosas, los pensamientos de acompañar a Yulia a la comisaría de policía y las intenciones de Sveta, perturbaban su mente.

Nunca había estado en una comisaría de policía antes y se había imaginado mentalmente cómo sería a través de todos esos años viendo series de crímenes en la televisión. Se imaginaba corpulentos detectives de mediana edad vistiendo con camisas desaliñadas, una corbata suelta colgando alrededor de su cuello, manchas de sudor visibles bajo el brazo, mientras tomaban café de una máquina de mierda y comían donuts rancios de una caja. Si era sincera, no estaba ansiosa por ir a la comisaría de policía tanto como lo estaría Yulia ante la visita. Recuerdos de lo afectada que su novia estaba ayer seguían presentes en su memoria. Yulia había estado en estado catatónico después de que le pidiesen identificar el vehículo que la había golpeado el día anterior y le había costado horas volver a su estado normal de nuevo, la visita le dejó con pesadillas frescas y recuerdos para atormentar su sueño. Estaba preocupada de que Yulia tuviese que enfrentarse a algo similar, sino a peores dificultades hoy cuando le dijesen que intensase identificar al conductor que tan temerariamente y sin pensarlo le cambió la vida.

Tenía que admitir que le había conmovido excepcionalmente cuando Yulia le pidió que fuese con ella a la comisaría. Estaba más que feliz de concederle a su novia cualquier petición si así disminuía potencialmente sus propias ansiedades y por eso aceptó la petición en el momento. Si Yulia necesitaba apoyo con esto, entonces ella encantada se lo daría. Secretamente, esperaba que hoy marcase el comienzo de Yulia poniendo finalmente atrás el resto de los demonios del accidente que la rodeaban. Rezaba que viendo al conductor y siendo capaz de ponerle cara a esa figura, Yulia sería capaz de seguir con su vida al menos, olvidando todas las ideas ridículas de responsabilidad personal y culpa que ella tenía.

Mientras Elena estaba de pie, con su espalda apoyada firmemente contra la taquilla naranja que estaba junto a la de Yulia, con sus libros firmemente cogidos contra su pecho, con los brazos cruzados, miró a lo largo del pasillo y vio a Svetlana, de pie frente de ella un poco más a la derecha, mirándola de cerca. Junto con sus preocupaciones por Yulia en relación con la visita a la comisaría de esta tarde, también había estado muy preocupada por el repentino interés de la rubia hacia su novia que al parecer había aparecido de la nada. Elena y Sveta no habían salido durante mucho, un par de semanas en el mejor de los casos a finales del curso pasado. Sveta no era el tipo de chica por la que Elena se sentía normalmente atraída; 1,70 de altura, el pelo largo y rubio y unos ojos azules penetrantes y brillantes. Svetlana no estaba en el equipo de animadoras, pero tenía un montón de amigas que sí estaban y a menudo se la podía encontrar con ellos o con un grupo mixto del equipo de baloncesto durante el almuerzo. Tenía un cuerpo atlético y fue capitana del equipo de fútbol de chicas, jugando ofensivamente siendo una de las mejores delanteros con más puntuación de la escuela.

Había conocido por primera vez a Sveta en una barbacoa de un amigo en común un soleado sábado por la tarde. Se cayeron inmediatamente bien, Elena atraída por la evidente confianza de Sveta y su forma extrovertida de ser. Ambas habían pasado ese día absortas en su mutua compañía, la conversación surgía fácilmente antes de que Sveta, a altas horas de la noche del sábado, finalmente le había pedido a Elena su número. Habían empezado con una relación fácil, las citas eran agradables yendo a jugar a los bolos o al cine. Sin embargo, pronto se le hizo evidente a Elena que la rubia seguía aún dentro del armario cuando las dos se encontraron con unos cuantos amigos de la rubia una tarde durante una cita. Todo el comportamiento de Sveta había cambiado casi al instante en que se acercaron al pequeño grupo de sus amigos y la distancia física y emocional que se había creado entre ella y Elena habían llevado al final de su relación.

La pelirroja estaba familiarizada con el proceso de salir del armario ante sus amigos y familia, después de haber experimentado la misma cosa ella misma. Entendió que era difícil y desalentador, sin embargo, el dolor que había sentido por haber sido ignorada y degradada por Sveta públicamente había sido toda la motivación que había necesitado para terminar su fugaz relación. No juzgó a Sveta por abrirse acerca de quién era ella, pero, ella no se comprometería a aceptar eso, ya había pasado demasiado tiempo de su vida fingiendo ser otra persona y se odiaba cada segundo por eso. Finalmente había aceptado que era lesbiana y estaba orgullosa de sí misma por ser capaz de abrirse al respecto, de ninguna manera iba a dejar que alguien cambiase eso.

Observó a Svetlana y se disculpó del grupo de amigos con el que estaba y caminó por el pasillo lleno de gente donde ella estaba de pie. Solo duró un mes, Elena había rechazado los intentos de Sveta de reavivar su relación, sus sentimientos por Yulia abrumándola de todas las formas imaginables, al punto que todos los demás pretendientes posibles palidecían en comparación. La rubia finalmente había declarado públicamente su sexualidad, pero, por desgracia, ya era demasiado tarde, Elena estaba completa y totalmente enamorada de Yulia, y los sentimientos por la rubia estaban totalmente borrados.

La rubia siempre había sido agradable, incluso después de la ruptura y Elena nunca habría pensado en ella como una matona o una persona vengativa, pero, durante toda la tarde, lo único que podía pensar era en todas las posibles razones por las que ella podría haber desarrollado de pronto un interés por Yulia. ¿Era porque realmente le gustaba, a pesar de que nunca había hablado con ella antes de hoy, o era porque tenía un motivo vengador y quería separarlas? De cualquier manera, Elena sospechaba de Sveta y de sus motivos. Estaba preocupada, dándose cuenta de que no le gustaba esta complicación inesperada en su relación.

–Hola Elena – saludó la rubia mientras se acercaba hasta pararse delante de su ex-novia, con la misma sonrisa que había tenido durante el almuerzo.

–Ahórratelo Svetlana – contestó Elena inmediatamente a la defensiva.

–Oh vamos – dijo Sveta, apoyándose contra la taquilla de Yulia con su hombro izquierdo, mirando a la pelirroja – No seas así. Una vez solíamos ser amigas – se pausó por un momento antes de añadir pensativamente, con sus cejas alzándose ligeramente – solíamos ser un poco más que eso si lo recuerdo correctamente.

–Eso fue hace un tiempo – dijo Lena francamente – He seguido hacia delante desde entonces.

–Lo puedo ver – respondió la rubia y una pequeña risa se escapó de sus labios – Yulia...es muy linda. Aunque es un poco bastante inocente e inexperta – continuó Sveta.

–¿Qué quieres, Sveta? – preguntó irritada por los intentos de conversación de la otra chica.

–Quiero saber qué tiene Yulia que no tenga yo – le dijo simplemente. Lena se burló de las palabras de la rubia, entendiendo finalmente.

–¿Estas celosa? – le preguntó Elena, incrédula.

–No diría que estoy celosa – contestó dando un paso hacia la pelirroja – Tengo más curiosidad que cualquier otra cosa.

La rubia levantó una mano en un intento de pasar un dedo por la parte superior del brazo de Lena, sin éxito cuando esta se echó hacia atrás quedando fuera de su alcance.

–Quiero decir, Yulia parece realmente linda y todo eso – dijo Sveta, mordiéndose el labio inferior durante un momento – pero tú te mereces estar en una relación real, Elena – le informó – con alguien que pueda contar más de diez y que no necesite llevar pañales o zapatos de velcro.

–Que te den Sveta – le dijo defensivamente – No sabes nada de Yulia...

–Todavía no – intercedió la rubia con una leve amenaza en su voz.

–Te juro por Dios...– empezó a decir Elena enfadada acercándose hacia la animadora, pero la otra chica la cortó.

–¿Qué Elena? – le preguntó esta –¿Qué harás exactamente?

–Mantente alejada de Yulia – la amenazó abiertamente – Solo te lo voy a decir una vez.

–Yulia no tiene nada que hacer en mi camino – le dijo Sveta con desdén. Levantó una mano para ponerla en el antebrazo de la pelirroja, cuando esta lo retiró para evitar el toque de la otra chica.

–Eres increíble – dijo Elena, aturdida.

–Pienso de forma optimista – dijo simplemente.

–Así que... – empezó Lena pensando en las cosas que tenía en la cabeza antes de vocalizarlas –¿Tú no estás flirteando con Yulia para intentar que rompamos?

–Pensé que podría aumentar su autoestima – dijo – Quiero decir, ella podrá probablemente usar toda la ayuda que puede conseguir de...

La pelirroja tiró todos sus libros al instante; levantando su mano y poniendo a Sveta contra la taquilla con fuerza. Se paró por un momento para mirar a su alrededor, dándose cuenta de los numerosos pares de ojos que estaban ahora mirando con interés esa conversación. Dejó caer su mano y se agachó para coger sus libros del suelo.

–Eres extremadamente caliente cuando estás enfadada, Lena – dijo la rubia de ojos azules.

La pelirroja abandonó sus libros en el suelo para levantarse rápidamente de nuevo, siendo capaz solo de pararse para no empujar a Sveta contra la taquilla en el último momento, con un poco de autocontrol y voluntad de hierro. La rubia la miró con diversión.

–Te vuelves completamente defensiva cuando se trata de Yulia – señaló – Supongo que realmente te gusta – Se pausó por un momento, enderezando ligeramente su camiseta –Yulia es una interesante contradicción ¿verdad Elena? – le preguntó observando a la ojiverde de cerca mientras su cara mostraba rabia – vulnerable e inocente, aunque, sexy y linda al mismo tiempo.

–No lo diré de nuevo Sveta – escupió casi entre dientes – Déjala en paz.

–No lo sé – dijo esta fingiendo contemplación – Yulia es adorable cuando está nerviosa. Supongo que no está acostumbrada a que la gente le preste atención – se pausó por un momento para dejar que sus palabras penetrasen – Es increíble lo que la gente puede confundir con amor ¿verdad? – le preguntó, intentando penetrar en la piel de Elena con éxito – Estoy segura de que alguien con la autoestima de Yulia no se enamoraría de la primera persona que le mostrase el mínimo interés. Quiero decir, no es como si tu hubieses sido la única persona que le ha dedicado su tiempo del día o algo. Estoy segura de que recibe muchas ofertas.

Elena hizo un movimiento amenazador dando un paso hacia Sveta de nuevo, pero la otra chica levantó las manos a la defensiva.

–Espera un minuto – le dijo Sveta sabiendo que había tocado el tema acertado – escúchame ¿vale? – La rubia esperó a que Lena dijera algo, continuando cuando no lo hizo – En realidad te estoy ayudando – le dijo – Si Yulia realmente te quiere, se mantendrá alejada de mí, sino, bueno, entonces a lo mejor deberías reconsiderar mi oferta anterior. Tienes que admitir que nuestra relación fue divertida mientras duró...

La rubia elevó de nuevo su mano para acariciar el brazo de Elena pero ella lo alejó con nauseas. La rubia se agachó para recoger sus libros rápidamente, ansiosa por poner todo el espacio posible entre ella y la chica. Una vez que los había colocado en sus brazos, se levantó y miró a la otra chica quien estaba empezando a ver una luz completamente nueva.

–Aléjate de mí – le dijo furiosa – Lo digo en serio Sveta. Si te acercas a mí o a Yulia otra vez...

–No harás nada – terminó riéndose ligeramente – Eres demasiado buena chica para eso, Elena.

–No me pongas a prueba, Sveta – murmuró ásperamente.

–No me digas – respondió la rubia misteriosamente, con una repentina sonrisa en la cara mientras miraba algo por encima del hombro de la pelirroja. Lena se giró para ver a Yulia que se acercaba a ellas, con Olga y Nastya a cada lado. Nastya le dirigió una mirada interrogativa a Elena cuando se dio cuenta de que Sveta estaba detrás suyo. Levantó una ceja con curiosidad observando la apariencia irritada de su amiga.

–Te veré por aquí – le dijo animadamente Svetlana mientras el trio las alcanzaba. Se paró delante de Yulia mientras se iba – Hola de nuevo Yulia – saludó bajando su voz seductoramente – Con suerte veré mucho más de ti – le dijo antes de decirle adiós con la mano, desapareciendo por el pasillo hasta la salida.

Lena miró cómo se iba y sólo volvió a concentrarse en sus amigas cuando sintió que alguien le tocaba suavemente el brazo.

–¿Estás bien? – preguntó Yulia con un tono ronco calmando casi al instante a su novia. Elena sonrió sinceramente, levantando su mano para coger la de su novia y apretarla de forma tranquilizadora.

–Lo estoy ahora – le dijo sinceramente y la morena sonrió a cambio antes de ponerse de puntillas y dejar un suave beso en los labios de la pelirroja en forma de saludo. Lena sintió cómo se relajaba con el beso, toda su rabia ahora se había reemplazado con una familiar sensación de mariposas en su estómago con el roce de los labios suaves de su novia sobre los suyos. Yulia sonrió mientras volvía a ponerse sobre sus talones y Lena le soltó la mano un momento para permitir que abriese su taquilla para dejar allí algunos libros de su mochila.

Nastya y Olga le dedicaron una mirada inquisitiva en relación a la inexplicada presencia de Sveta, pero, Lena negó con la cabeza silenciosamente rogándoles que lo dejasen estar por ahora, sin querer tener que hablar con Yulia de ello antes de ir a la comisaría de policía. Escuchó a la ojiazul cerrar su taquilla firmemente y sintió el calor reconocible de la mano de su novia mientras la acogía entre la suya de nuevo.

–¿Estás lista para irnos? – preguntó Yulia, elevando su mirada para encontrarse con la de Elena.

–Sí – le dijo moviendo sus manos adelante hacia atrás entre ellas como de costumbre –Nastya – llamó Lena a su amiga – ¿Te llamo después para el trabajo de Química?– le preguntó intencionadamente.

–Vale – dijo castaña ojiverde entendiendo – Olga viene a mi casa después de nuestra clase de baile, pero estaré libre para hablar.

–Ok – dijo Elena – Entonces hablamos después.

–Adiós – dijo Yulia a Nastya y Olga.

–Espero que todo vaya bien en la comisaría – le dijo Olga acercándose y dando un abrazo rápido a Yulia – Llámame si necesitas algo ¿vale?

–Gracias – dijo la morena con apreciación mientras Olga la soltaba – Lo haré.

–Espero que finalmente inculpen al conductor – dijo sinceramente Nastya abrazando brevemente a la bajita mientras se despedían – Es hora de que lo hagan si me preguntas a mí.

–Gracias Nastya – contestó agradecida la morena.

–Tenemos que irnos – dijo Lena, mirando su reloj para comprobar la hora – Tus padres estarán esperándonos.

–Ok – reconoció Yulia y se despidió con la mano de las otras mientras Elena dirigía a ambas por el pasillo hasta el parking donde estaba su coche.

Abrió la puerta para Yulia, cogiendo la mochila de su novia y poniéndola en el asiento de atrás. Dio la vuelta al coche, sentándose en el asiento del conductor antes de encender el motor y ponerse de camino por la carretera principal.

–¿Estás segura de que estás bien? – le preguntó la morena con preocupación poniendo una mano en su rodilla – Parece que estás muy callada.

–Sólo estoy pensando – le dijo honestamente.

–¿Sobre qué? – le preguntó insistentemente Yulia.

–Nada importante – le dijo girándose para mirarla, haciendo un gran esfuerzo para poner una sonrisa en su cara – ¿Cómo te sientes con lo de la rueda de reconocimiento? – preguntó en un intento de cambiar de tema.

–Bien – contestó – En realidad, no sé de cuanta ayuda voy a servir – admitió – No puedo recordar nada sobre el conductor.

–Creías que no ibas a recordar el coche – dijo apoyándola – pero lo hiciste. A lo mejor le reconoces cuando les veas.

–Puede – cedió Yulia – Supongo que dentro de poco lo averiguaremos.

–¿Estás nerviosa? – le preguntó la pecosa –Parece que lo estás.

–No es por la rueda de reconocimiento – dijo Yulia – pero, no sé, qué pasa si recuerdo algo...

–¿Estás preocupada por tener más pesadillas? – Lena cuestionó a sabiendas.

–Un poco – confesó y Elena sonrió tristemente – pero, estoy más preocupada por... quiero decir... es estúpido...

–¿Qué?– preguntó atentamente la pecosa.

–Vomité – admitió Yulia – Ayer...cuando recordé...No podía pararme...

–Estás avergonzada – estableció Elena en vez de preguntar.

–Te dije que era estúpido – dijo miserablemente.

–No es estúpido – dijo sonriendo y poniendo su mano encima de la que su novia tenía sobre su rodilla y apretándola consoladoramente – Estoy segura de que eso pasa todo el tiempo. No deberías estar avergonzada.

–Por eso quería que vinieras – le dijo Yulia – Me siento segura cuando estás cerca. Haces que sienta que me puedo enfrentar a cualquier cosa.

Por alguna razón las palabras de Yulia no conmovieron a la pelirroja de la manera que normalmente lo harían, los comentarios de antes de Sveta hacían que la duda se sembrase en su propia mente sobre los sentimientos de la morena. Fingió una sonrisa en respuesta, apretando la mano de Yulia una vez más antes de soltarla para agarrar el volante y llegar hasta el parking de la comisaría de policía. A lo mejor Sveta tenía razón, a lo mejor los sentimientos de Yulia estaban basados en nada más que el hecho de que ella era la única persona que le mostraba su interés. Yulia había admitido abiertamente que tenía problemas con su autoestima, ¿qué pasaba si se estaba haciendo dependiente de ella y de su cariño para reforzar eso? ¿Dónde dejaría eso a Elena cuando finalmente hubiese recuperado su autoestima?

–¿Estás segura de que estás bien? – preguntó de nuevo observando de cerca a Elena mientras apagaba el motor.

–Sí, estoy bien – dijo haciendo un gran esfuerzo para sonreír pero podía ver la duda en la cara de Yulia y odiaba que ella misma la estuviese traicionando.

–Ok – contestó simplemente la morena, abandonando el problema mientras se bajaba del coche.

Lena se maldijo interiormente ante el desánimo en la voz de Yulia y rápidamente abandonó el coche, cerró con llave y dio la vuelta alrededor del mismo hasta ella.

–Hey – le dijo, poniendo una mano en el hombro de su novia mientras empezaba a andar hacia la entrada del edificio – Lo siento ¿vale? Supongo que están pasando demasiadas cosas.

–No tienes que venir si esto es demasiado – dijo Yulia – Mis padres están dentro...

–No, quiero estar ahí – interrumpió rápidamente – Quiero, solo que...

–¿Te he alterado? – le preguntó seriamente la morena – Quiero decir, con la cosa de Sveta antes... –Se pausó por un momento, bajando su mirada hasta el suelo – Lo siento, yo... – empezó Yulia.

–No – interrumpió rápidamente la ojiverde – No eres tú, es ella. Ella es...ella es tan molesta...dijo algo y ahora parece que no puedo quitármelo.

–¿Algo de nosotras? – preguntó preocupada.

–Por favor, ¿podemos hablar de esto más tarde? – preguntó Lena – Tenemos que entrar. Tus padres...

–Ellos pueden esperar – dijo Yulia.

–Yul – suplicó Elena.

–¿No confías en mí? – le preguntó – No me gusta, Elena – le dijo finalmente – Te lo prometo, odié cuando me tocó...

–Lo sé – le dijo en respuesta.

–Entonces ¿qué es? – preguntó la ojiazul preocupada. Lena suspiró en alto.

–Por favor Yul – suplicó – Podemos hablar de esto más tarde.

–Bien – dijo girándose – Te veré mañana entonces.

–¿Qué? – dijo Elena tirando del brazo de la morena y deteniéndola en seco.

–He dicho que te veré mañana – le repitió Yulia con dolor evidente en sus ojos.

–¿Qué pasa con la rueda de reconocimiento? – le preguntó Elena.

–No te preocupes por ello – le dijo – Mis padres están aquí. No tienes que quedarte.

–Cariño, por favor, no seas así, ¿vale? – le imploró mientras Yulia intentaba irse de nuevo.

–Entonces dime qué está pasando – contestó Yulia – ¿Qué dijo ella?

–No es lo que dijo, sino lo que quiso dar a entender – respondió por fin.

–Bueno, ¿qué quiso dar a entender? – preguntó Yulia. Lena estudió de cerca a la morena antes de ceder finalmente.

–Ella dijo que tú estabas solo conmigo porque era la única persona que te mostraba un interés – dijo observando la cara de Yulia, esperando una reacción – Ella sugirió que piensas que te gusto solo porque la atención que te doy te ayuda con tu autoestima.

Yulia sacó su brazo de donde lo tenía agarrado la pelirroja y se apartó de ella, totalmente herida.

–Yul – dijo, intentando alcanzar su mano pero Yulia retrocedió de nuevo.

–No – le dijo con voz ronca y temblorosa.

–No le creo – dijo Elena intentando acercarse de nuevo.

–Sí lo haces – dijo Yulia poniendo sus manos arriba en frente suyo – Crees que es posible, que lo que dice es verdad. Admítelo.

–Tú misma dijiste que no crees que puedas enamorarte de alguien hasta que aprendas a amarte a ti misma de nuevo – confirmó – ¿Qué pasa si sólo estás confundida con los sentimientos en tu cabeza?

–No estaba mintiendo cuando te dije que me gustabas, Elena – le dijo – He sido honesta contigo desde el principio. Yo...Yo....no estoy... confundida sobre eso.

–¿Cómo sabes eso? – le preguntó la pecosa y en el minuto en el que se escaparon esas palabras de sus labios, supo que habían sido un error por la mirada que se cruzó en la cara de Yulia.

–Yo... – empezó Yulia y Elena vio como sus palabras se ahogaban en su garganta –Yo... – empezó de nuevo – Yo...no...estoy confundida... – consiguió expresar – Lo...sé...porque...te cuento...todo – continuó – Todo Elena...Tú eres la única...ppp....persona...que me... conoce...que...realmente...me...co...conoce.

–Yul – dijo la pelirroja sintiéndose culpable al instante.

–No – gritó la morena – Yo soy...soy...soy...mmás...honesta...– se pausó intentando recomponerse, con una frustración evidente con su incapacidad para hablar correctamente –Más honesta...contigo...que con cualquiera...Te cuento cosas...que...nadie más sabe....

–Lo siento – se disculpó Elena – Dejé que las palabras de Sveta me afectaran ¿vale? Lo siento. ¿Podemos por favor olvidarnos de esto?

–Pensaba...qu...que...sabías...lo difícil...que...era...para mí...compartir...y ser...abierta – Yulia siguió ignorando las disculpas de su novia – pero...confié en...ti...

Lena no sabía que decir en respuesta a las palabras de Yulia. Sabía que era cierto, sabía que Yulia no estaba mintiendo. ¿Cómo había podido ser tan estúpida de dejar que Svetlana se metiese en su cabeza? Era exactamente lo que la rubia quería y ella se lo dejó en bandeja. Pensando en ello objetivamente ahora, nunca debería haber dudado de los sentimientos de Yulia. Nunca desde su primera cita, cuando Yulia se abrió a ella sobre el accidente, sobre sus sentimientos, Yulia había empezado a compartir más y más con ella. Justo esta mañana le había contado lo de sus flashbacks, algo que no le había contado al resto de las chicas, ni siquiera a Olga. Le había pedido ser su novia, lo había planeado todo. Incluso había hablado con Frida y Nastya para averiguar más cosas de Elena para poder sorprenderla con una cita con sus cosas favoritas. Tú no harías eso si estuvieses confundida. Harías eso si te importase, si realmente te importase. No solo porque disfrutes la atención que alguien te presta. Intentó dar un paso hacia delante para coger la mano de Yulia de nuevo pero ella la puso rápidamente fuera de su alcance.

–Por favor Yul – suplicaba – Lo siento mucho.

Yulia se limpió las mejillas con el dorso de la mano, incapaz de detener las lágrimas que caían de sus ojos. Se rió para sus adentros y Elena la observó ligeramente confundida.

–Sí...yo también – dijo la morena riéndose aún con la ironía de la situación – Supongo...que realmente...me gustas – comentó y Lena la observaba con un sentimiento miserable – De otra manera...esto no...dolería...tanto.

–Yulia – dijo y la morena levantó su mano.

–Adiós...Elena – dijo tristemente, con lágrimas que brillaban en la esquina de sus ojos en el sol de la tarde cuando se volvió sobre sus talones y se dirigió hacia la entrada a la comisaría de policía.

–Yul! – la llamó – ¡Yulia! – Sin embargo, siguió caminando y Elena sintió cómo su estómago cayó y su pecho se contrajo fuertemente, con sus pulmones teniendo problemas para respirar.

Mierda. Pensó que su cerebro intentaba obligarla a ir detrás de Yulia, pero sus extremidades la desobedecían como un niño petulante, sin embargo, las lágrimas caían de sus ojos. Mierda. Pensó de nuevo. Así de imbécil.

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F… Lena!
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/27/2022, 10:27 pm

Hay lena tan bien que ibas y con tan poca cosa Sveta hizo contigo lo q le dio la gana y dejar a julia sola en ese momento q tanto la necesitaba y herirla de esa manera muy mal, espero que pronto remedie el daño y estén bien 💔💔💔. Saludos querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/28/2022, 9:24 pm

Capítulo 21


Elena se quedó paralizada, con la mente confusa, insegura sobre lo que iba hacer ahora. Su cabeza le estaba diciendo que se fuese a casa, que le diera un poco de espacio a Yulia con el desafío que le estaba esperando dentro del edificio. Mirar a la cara de la persona que casi te mata, sabiéndolo o no, iba a ser lo suficientemente difícil para la morena sin que ella complicase las cosas más, obviamente una presencia que no quería. Sin embargo, el corazón de Elena contradecía ferozmente a su cabeza, obligándola a perseguir a Yulia, de detenerla. Su corazón palpitaba dolorosamente en su pecho imaginando que tiraba con fuerza contra su pecho con cada paso que la pelinegra daba para alejarse. Mientras la pelirroja vacilaba, su cabeza luchaba con su corazón indeciso. Yulia desapareció en el interior del edificio y ella sintió un dolor como el que nunca antes había experimentado en su vida. Sintió que tiraban de su pecho, el aire salía expulsado de sus pulmones entre fuertes sollozos mientras lloraba abierta y descaradamente en el parking donde permaneció en silencio frente a las enormes puertas electrónicas, rezando para que en cualquier momento Yulia reapareciera. Finalmente, después de quince minutos de espera, Lena se dio cuenta de que esta no lo haría.

Ahora que Yulia había desaparecido de su vista, su mente finalmente conquistó su corazón y lentamente se dirigió de nuevo hacia su coche, subió en el asiento del conductor con solemnidad, cerrando de golpe la puerta detrás de ella con frustración. Todo en lo que podía pensar mientras estaba allí sentada, con la cabeza apoyada contra la ventana, era en cómo esto era su culpa y el auto desprecio que sentía en ese momento hacia si misma superaba con creces a cualquier odio que sentía hacia Svetlana. Sí, su ex novia era vengativa y maliciosa, pero había sido su dedo el que había apretado el gatillo que podía haber terminado en última instancia, su relación con Yulia. Svetlana podía haber sido la que sembrase las dudas en su mente sobre los sentimientos de la morena, pero ella había sido la que había dejado que echasen raíces y supurasen, creciendo de manera exponencial y de forma indiscriminada como las células de un tumor maligno hasta que te consumen completamente. Yulia no le había dado ni una sola razón para desconfiar de sus sentimientos. De hecho, sus acciones las últimas veinticuatro horas a solas deberían haber sido suficientes para convencerla de que estaba siendo ridícula y estúpida por darle la mínima importancia a los comentarios de Svetlana.

Estaba enfadada con la rubia animadora por hacer que cuestionase los sentimientos de su novia y el compromiso de su relación pero, más que nada, estaba muy furiosa consigo misma. Permitió que Svetlana se metiese bajo su piel, ensuciar todo lo especial que Yulia y ella compartían, haciendo que girase todo en su cabeza hasta que se había vuelto irracional y auto destrutiva. Svetlana había conseguido lo que quería exactamente con un pequeño esfuerzo y Elena había permitido que eso pasase, siendo un juego en las manos de su ex— novia sin pensar ni un segundo. Se maldijo mentalmente por ser tan idiota, levantando la cabeza de su posición contra la ventana y metiendo la llave en el contacto, encendiendo el motor ruidosamente.

Se debatió si permanecer en su coche esperando en el parking a que Yulia volviese a salir, pero se lo pensó mejor cuando recordó la forma retirada e insensible como se había encontrado ayer por la tarde, cuando fue a casa de Yulia después de la escuela. Decidió que, no importaba lo que estaban pasando en estos momentos, la pelinegra no necesitaba una complicación extra, no cuando ella ya estaba enfrentándose a tanto. Así, Lena puso lentamente su coche marcha atrás y lo sacó de la plaza del aparcamiento, saliendo del allí y poniéndose de camino por la carretera, conduciendo sin ningún destino en particular en su mente, sin rumbo y reflexiva mientras consideraba todo lo que había sucedido en el pasadas horas.

No podía decir durante cuánto estuvo conduciendo, o qué calles había pasado en su viaje aleatorio, pero, siempre recordaría dónde había acabado, aparcada en la playa, en el mismo sitio donde estuvo la tarde de su primera cita con Yulia. Miró desde la ventanilla al océano, observando las olas mientras daban vueltas y golpeaban la arena, removiéndola y agitándola furiosamente. Las imágenes no se desperdiciaban y se imaginó a Svetlana, el mar tormentoso barriendo y moviendo la arena, o como lo imaginó, su relación con Yulia. Recordaba vívidamente una historia particular que la morena había compartido con ella esa noche en la que se habían sentado juntas en la playa y una cita, que parecía especialmente hecha para la situación actual, “Un mar en calma nunca hacía a un marinero experto”.

La pelinegra una vez le había dicho que no entendía el significado de aquellas palabras, sino hasta después de su accidente que finalmente tuvieron sentido y aunque Lena había comprendido el significado de la cita con bastante rapidez, no fue hasta ahora que realmente lo apreciaba. Mientras estaba allí sentada, no podía dejar de lamentar sus acciones, de desaparecer en un abismo sin fin pero, sabía que había aprendido a valorar aquellas palabras, aunque fuera demasiado tarde para salvar su relación con Yulia. Si su vida fuera una película, estaría lloviendo afuera mientras sus ojos miraban hacia el mar, la ligera llovizna corriendo sin problemas por el cristal de la ventana mientras detallaba el cielo gris, opaco y sombrío, que sin duda se adaptaría perfectamente a su estado de ánimo. Sin embargo, su vida no era una película, y aunque el viento era fuerte y el cielo nublado, estaba luminoso y de vez en cuando el sol rompía a través de una brecha en las nubes blancas y esponjosas para calentar su cara, un pequeño consuelo por demás, sobre su estado de ánimo miserable.

Finalmente logró separarse de la playa, tratando de recomponerse lo suficiente para encontrar su camino a casa. Todo el recorrido estuvo plagado de recuerdos de alegría de la noche de su primera cita con Yulia donde había enterrado sus pies en la arena, sintiendo la ligera brisa del mar contra su cara. Una vez en casa, había subido las escaleras corriendo y se había tirado en su cama, buscando en su bolsillo su teléfono para marcar el número de la pelinegra, completamente ajena al tiempo que había pasado desde que se habían separado antes. Cuando Yulia no respondió, dejó un mensaje disculpándose profundamente y suplicando a la otra chica que le diese una segunda oportunidad. Unos minutos más tarde, incapaz de estar sin hacer nada, continuó de esa forma, dando vueltas encima de su edredón, agitada, con su cuerpo con ganas de hacer algo más práctico para rectificar sus acciones desde antes, hasta que dejó al menos unos veinte mensajes de voz. Al final, aceptó la derrota, marcó el número de Frida, dio una rápida mirada al reloj que le informaba que tanto Nastya como Olga estaban en su clase de baile y no estarían disponibles en ese momento.

Cuando Frida cogió el teléfono, inmediatamente la informó de todo lo que había pasado, desde su arrepentido encuentro con Svetlana en el pasillo después de la escuela hasta su duda irracional hacia Yulia que fue lo que siguió. Frida había sido comprensiva con la situación de Elena y le había dicho a su amiga que iría lo antes posible con montones de chocolate, con suerte las dos juntas conseguirían averiguar la forma de arreglar las cosas con Yulia. Eso había sido hace veinticinco mensajes de voz, y aún así, todavía no había señales de la morena.

Mientras tanto, Lena estaba poniendo sal en la herida releyendo la carta que Yulia le había escrito después de que confesase sus verdaderos sentimientos en voz alta en aquella afortunada tarde. Estaba sentada en el asiento de la ventana de su habitación, pasando por alto la puerta del patio trasero, con la carta agarrada firmemente en sus manos mientras el oscuro cielo dejaba caer una gran cantidad de lluvia contra el cristal que tenía delante, el tiempo finalmente coincidía con su triste estado de ánimo en una patética mentira perfecta. Estaba sola en la casa mientras leía las palabras de Yulia, sus padres estaban en casa de unos amigos cenando, su hermano y su hermana estaban con ellos, todo el mundo asumiendo que ella estaría en la comisaría de policía. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía sola y marginada sentada en el piso de arriba mientras miraba su móvil con esperanza de que hubiese recibido un mensaje silencioso de Frida o incluso mejor, de Yulia. Suspiró cuando su pantalla reveló que no tenía mensajes y volvió su atención a las páginas que tenía delante suyo, desanimada, las palabras casi reflejando sus propias emociones en algunos momentos.

— Odio como dejamos las cosas antes porque sentí que era el final de algo que no estaba preparada para dejar ir y me niego a perder algo y a alguien que he empezado a valorar tanto... He intentado llamarte pero no contestas al teléfono y no sé si debería estar preocupada de que ni siquiera puedas soportar la idea de hablarme...Sé que probablemente te haya hecho daño...

Las palabras en las páginas expresaban sus propios sentimientos perfectamente que casi pensaba ella misma las había escrito en respuesta a la situación actual. Dejó de leer y puso la carta a un lado cuando escuchó el timbre de la puerta desde la planta baja, levantándose rápidamente y corriendo hasta la puerta principal para dejar pasar a Frida, fuera del alcance de la lluvia. Casi se muere del shock cuando abrió y no se encontró con Frida, sino con Yulia delante suyo, empapada de pies a cabeza, sin llevar nada que la protegiera de la lluvia, tan solo una sudadera y un par de vaqueros ajustados.

Lena no podía ver la expresión de su propio rostro, pero estaba segura de que sería un cuadro horrible, con la mandíbula colgando, totalmente abierta por la sorpresa y sus ojos mostrando su incredulidad.

— No quiero pelear — dijo con simpleza la morena en forma de saludo, con las mangas de la sudadera cubriendo sus manos en un intento de mantenerlas calientes y sus pies moviéndose nerviosamente debajo.

— Yulia — consiguió decir. Su cerebro aún no sabía si era real la situación pero estaba experimentando un leve destello de esperanza — ¿Qué estás haciendo aquí?

— No quiero pelear — repitió encontrándose con la mirada de Elena de lleno.

— No lo entiendo — contestó confundida la pelirroja, completamente inconsciente del hecho de que su novia estaba afuera con ese mal tiempo.

— Odio pelearme contigo — le dijo sinceramente Yulia — Te echo de menos.

— Yo... — empezó Elena asombrada, con su cerebro luchando para formular un pensamiento coherente — Tú...qué pasa con... — intentó decir, pero las frases seguían siendo incoherentes así que repitió — No lo entiendo.

La morena dio un paso adelante corriendo, chocando sus labios contra los de Lena y colocando una mano en la parte baja de su espalda, poniendo a la chica estupefacta más cerca de su ropa empapada mientras la besaba con fervor. El frío de la ropa mojada de Yulia hizo que la pelirroja recuperase sus sentidos y se separó, empujando a Yulia hacia atrás suavemente por los hombros para estudiar la forma en la que las pequeñas gotas de lluvia caían por la punta de su nariz y por la ropa hasta caer sobre la alfombra debajo de ella.

— Yulia, estás empapada — dijo como si no lo supiera.

— No me importa — contestó sinceramente.

— Te pondrás mala — continuó Lena preocupada — ¿Cómo has llegado aquí? ¿Andando?

— Sí — contestó Yulia.

— ¿Estás loca? — le preguntó devuelta — Está diluviando fuera. ¿En qué estabas pensando?

— No pensaba — dijo esta, aún de pie en la lluvia, aparentemente imperturbable mientras caía sobre ella.

Lena la cogió por el brazo y la metió en casa corriendo, cerrando la puerta detrás suyo, dando un portazo al tiempo de afuera.

— Deja que te traiga unas toallas — dijo la dueña de casa haciendo un movimiento para ir a la planta de arriba.

— No, espera — dijo Yulia cogiéndola del brazo y haciendo que parase en seco — ¿Podemos hablar? ¿Por favor?

— Claro — dijo Elena — pero, sólo después de que evite que tengas una neumonía.

Con eso, Lena subió corriendo las escaleras, volviendo pronto con varias toallas, un par de pantalones de chándal, una camiseta y una sudadera con capucha.

— Toma — dijo la pelirroja dándole el montón de ropa a Yulia y señalando hacia el baño al final del pasillo — Ve y cámbiate.

— Elena...— dijo esta, girándose para seguir a Lena con sus ojos mientras la chica más alta iba a la cocina, fuera del alcance de su vista. Se quedó de pie expectante esperando a que volviese pero, cuando no lo hizo, cedió y fue hacia el baño. Se secó rápidamente y se cambió con la ropa de Elena, su esencia llenando sus fosas nasales y el suave algodón de la sudadera que la calentó casi al instante.

Una vez que estuvo seca, recogió su ropa empapada y fue hacia la cocina donde encontró a Lena preparando una taza de chocolate. Esta se giró hacia Yulia, escuchando aún sus pies mojados y descalzos en el suelo de la cocina. Señaló el puñado de ropa que tenía en las manos la morena.

— Dame eso — le dijo Lena con un tono materno, levantando sus manos preparada — lo pondré en la secadora — Yulia hizo lo que dijo y Elena metió la ropa en la máquina, giró el botón y empezó inmediatamente.

Hizo un gesto hacia la morena para que se sentase en la mesa de la cocina mientras terminaba de preparar sus bebidas, pero esta no se movió, se puso a observar a Elena con interés.

— ¿Qué estás haciendo? — preguntó la morena después de un rato.

— Te estoy preparando una bebida caliente — dijo Elena con total naturalidad.

— ¿Por qué? — preguntó la morena, acercándose al mueble, inclinándose sobre sus codos — He venido a hablar contigo.

— Lo sé — dijo Elena girándose para darle lo que había terminado — Solo...puedes beber a la vez ¿verdad?

— ¿Por qué estás actuando tan raro? — preguntó Yulia, cogiendo la taza de chocolate de Elena y apreciando el calor entre sus dedos.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — contraatacó ella. Su tono era más duro de lo que pretendía e hizo una mueca cuando se oyó. Yulia bajó la taza hasta el mueble y dio la vuelta hasta que estuvo delante de Lena.

— Siento lo de antes — se disculpó, levantando y poniendo la mano en el brazo de la pelirroja.

— ¿Por qué haces eso? — le preguntó con voz de incredulidad. Ella quitó la mano de Yulia de su brazo, liberándola de manera que cayó ligeramente a su lado — ¿Por qué te disculpas siempre por cosas que no son ni siquiera tu culpa? ¿Por qué no puedes gritarme simplemente y estar molesta conmigo como cualquier otro lo haría?

— ¿Quieres que esté enfadada contigo? — preguntó dudosa Yulia — ¿Por qué?

— ¿Por qué? — preguntó sin creérselo — ¿Hablas en serio? Fui una completa idiota antes. Deberías estar enfadada conmigo. Yo estoy enfadada conmigo misma. Te hice daño e hice un lío de todo.

— Sobre actué — dijo Yulia levantando y poniendo una mano en el brazo de la pecosa de nuevo.

— No lo hiciste — le informó — Tenías razón. Siempre has sido sincera conmigo y compartes cosas conmigo, lo haces, y sé lo difícil que es a veces para ti. Compartes una gran parte de ti conmigo, Yulia — Lena se pausó dejando que sus palabras profundizasen antes de seguir — Quiero decir, fue tan solo ayer cuando me pediste que fuese tu novia y dijiste que pensabas que te estabas enamorando de mí. Estuvimos tumbadas en tu cama y me dijiste cómo te sentías nerviosa con lo del conductor y porqué habías elegido tocar “Skyscraper” para mí. Tenías razón, ¿vale? No debería haber dudado de ti.

Elena cogió la mano de Yulia de donde estaba apoyada en su brazo y la puso en la suya.

— Estoy tan arrepentida de no haber confiado en tus sentimientos — dijo simplemente — Tenía que haberlo hecho. No me has dado ninguna razón para no hacerlo, sólo, no sé, supongo que tan solo estaba insegura y dejé que Svetlana me manipulase para su propio beneficio.

— Pensaba que sabías lo mucho que me gustas — dijo Yulia con los ojos bien abiertos pero suavemente, mientras sus órbitas de color azul absorbían completamente a Elena.

— Lo sé Yul — le dijo rápidamente la ojiverde, apretando su mano — Jesús...tan pronto como dejé que se fuesen mis dudas me sentí culpable porque sabía que eran estúpidas. He estado de lo más miserable toda la tarde pensando que había arruinado todo lo nuestro, que te había hecho daño...

— Me hiciste daño — admitió Yulia y Lena levantó su mano libre para acariciar un lado de su cara.

— Lo sé, lo siento mucho — contestó sinceramente — Tienes que creerme, Yul ...Nunca quise hacerte daño. Por favor dime qué puedo hacer para arreglar esto. ¿Qué puedo hacer que me perdones?

— ¿Me prometes algo — le preguntó Yulia con tono serio.

— Cualquier cosa — estuvo de acuerdo inmediatamente Elena.

— Prométeme que de ahora en adelante hablarás conmigo si tienes cualquier duda — dijo — No escuches a la otra gente, confía en mi cuando te diga cómo me siento...

— Confío en ti Yul — dijo Elena — Lo hago, de verdad.

— Entonces, ¿podemos olvidarnos de lo de hoy? — preguntó con esperanza la ojiazul — ¿Por favor? Estoy tan casada de eso. ¿Podemos fingir que es ya mañana? — Elena sintió lágrimas de alivio al borde de sus ojos y no pudo contener la risa inapropiada que se escapó de sus labios por su felicidad.

— Realmente me encantaría — admitió asintiendo con la cabeza ante las palabras de Yulia — No tienes ni idea de cuánto me gustaría eso — continuó, antes de inclinarse y dejar un beso suave en los labios de la morena.

— Así que, ¿sigues siendo mi novia? — preguntó Yulia en busca de una aclaración. Lena la besó de nuevo, rápidamente en los labios y después otra vez más, esta vez permaneciendo ahí un momento más, profundizándolo mientras ponía a Yulia más cerca, disfrutando de la sensación de tener su pequeña figura envuelta en sus brazos y de la calidez que desprendía su cuerpo.

— Durante el tiempo que quieras — le dijo besando ligeramente la frente de la morena, mientras su boca murmuraba cosas sobre la cicatriz sobre su ceja izquierda.

La ojiazul finalmente puso sus propios brazos alrededor de Elena, enterrando su cabeza en su pecho mientras decía lo siguiente.

— Odio cómo dejamos las cosas antes — dijo con su voz ahogada por el jersey de Elena — Odié dejarte. No quería, pero, estaba siendo estúpida...

— Deseaba que me hubieses dejado entrar contigo en la comisaría de policía — le dijo seriamente — Debería haber estado allí contigo. Me habías pedido que fuese y te apoyase y te decepcioné.

— Está bien — contestó Yulia, levantando su mirada hasta encontrarse con la de Elena pero aún se sentía fatal por no haber estado allí cuando su novia la había necesitado.

— ¿Cómo fue? — preguntó liberando la mano de Yulia y permitiendo que se sentase en el mueble. La pelinegra cogió su bebida y dio un sorbo mientras Lena se sentaba en la silla a su lado.

— En realidad, fue mucho más fácil que ayer — admitió — Supongo que ayudó que supiera lo que me esperaba.

— Tú... sabías... ¿lo viste? — preguntó Elena.

— A él — dijo — y no... bueno quiero decir, supongo que lo hice, pero, no sé cuál era.

— ¿A qué te refieres?— preguntó Elena.

— No podía recordar — le informó Yulia — No sé cómo era el conductor. Supongo que nunca vi su cara, sólo el coche.

— ¿No preguntaste? — preguntó sorprendida la pelirroja.

— No creo que lo quisiera saber — contestó — Aún no. De todas maneras, me tendré que enfrentar a él en algún momento en el futuro, pero no aún.

— ¿Por qué no?— le preguntó la ojiverde.

— No lo sé — Yulia se encogió de hombros — Tan sólo no quería.

— ¿Y tus padres? — preguntó Elena.

— Sí — le dijo — Mi padre quería saberlo así que se quedaron un poco más mientras yo esperaba fuera. No creo haberle visto tan enfadado, ni a mi madre.

— ¿Les puedes culpar? — preguntó Elena.

— No — contestó — Supongo que no.

— ¿Le han acusado? — Lena preguntaba con interés.

— Sí — dijo Yulia con voz neutral — Aparentemente muchos de los testigos le identificaron y al coche también, además, se las arreglaron para encontrar el garaje donde había tenido el coche en reparación.

Se pausó por un momento y tomó un sorbo de su bebida.

— El garaje aún tenía el capó del coche entre el montón de chatarra — Yulia siguió — Encontraron rastros de sangre y han tomado una muestra para comparar. Están muy seguros de que coincidirán.

— Así que, ¿eso es todo? — preguntó Elena.

— Por ahora — dijo Yulia — hasta el juicio.

— ¿Tienes que ir? — le preguntó su novia, levantando su mano para colocarla en la parte superior de la de Yulia intentando detener su angustia ante aquella posibilidad.

— Sí — contestó devuelta — Simplemente no tengo ganas de tener que revivirlo, eso es todo. Me enseñarán fotos... después del accidente... en el hospital... yo solo... No quiero verlas.

Lena se inclinó hacia adelante, cerrando el espacio entre ellas, abrazando fuertemente a la pequeña. Yulia hizo lo mismo y ella se sintió eufórica porque había sido capaz de pasar página fácilmente después de lo que había pasado antes. Nunca entendería cómo podía ser tan afortunada como para tener a Yulia en su vida, nunca.

— Estará bien — la tranquilizó Elena.

— Lo sé — contestó sonriéndole — Será duro, es todo.

— Hablando de duro — dijo Lena queriendo sacar todo ante toda esa sinceridad que estaban compartiendo — Podríamos tener un problema con Svetlana.

Yulia bajó su mirada hasta el mueble un momento antes de encontrarse con los ojos de Elena de nuevo.

— Había asumido que podríamos tenerlo — contestó pensativa.

— Ella está celosa porque te he elegido a ti antes que a ella — le dijo Lena — Por eso ella ha estado tan amable contigo, Yul. Es por lo que estuvo intentando entrar en mi cabeza antes...

— Estaré lejos de ella — contestó seriamente la morena.

— Eso puede ser más fácil de decir que de hacer — señaló Elena.

— En realidad para mi es probablemente más fácil de hacer que de decir...— bromeó Yulia y Lena sonrió.

— Yul, estoy siendo seria — respondió la pecosa.

— Yo también — continuó la chica — Elena, ella solo puede hacernos daño si la dejamos.

— Ella ya nos ha hecho daño — le dijo — Dejé que se metiese en mi cabeza y mira lo que ha pasado.

— No lo harás en el futuro — la tranquilizó — No volverás a cometer el mismo error otra vez.

— De verdad crees eso ¿no? — le preguntó la pelirroja.

— Sí — contestó sinceramente mientras se inclinaba para besar los labios de su novia con consuelo — porque de ahora en adelante haré algo extra para que sepas cuánto me preocupo por ti.

— Oh — dijo Elena levantando su ceja juguetonamente — ¿De verdad?

— Sí — dijo Yulia besándola otra vez — A lo mejor así ella se entera cuando te empuje contra las taquillas y empiece a liarme contigo en medio del pasillo.

La pelirroja contuvo el aliento al pensar en ese momento con Yulia y sintió que su cara se ponía roja en respuesta.

— No lo harías...— dijo, mientras su mente reproducía la escena una y otra vez sin parar.

— No, probablemente tengas razón — contestó Yulia sonriendo felizmente — primero, no tengo la fuerza y coordinación para empujar un gato pequeño contra las taquillas como para hacerlo con una persona — Se bebió el resto de su bebida antes de continuar — Sin embargo, no creo que un poco más de PDA (Demostraciones de Afecto en Público) no harían daño — dijo mordiéndose el labio inferior.

— Eso es un argumento convincente — dijo Elena, observando los labios de la ojiazul de cerca.

— Pensaba que lo sería — se rió Yulia. Se levantó del taburete donde había estado sentada para recoger su taza y llevarla al fregadero. Lena la miró con curiosidad desde donde estaba sentada durante un momento antes de levantarse y seguirla a través de la cocina. La morena puso la taza vacía en el fregadero, abriendo el grifo para prepararse para fregar, pero Elena la giró para mirarla, cerrando el grifo de nuevo.

— ¿Qué estás haciendo? — preguntó Yulia con una pequeña sonrisa en los labios mientras Elena ponía sus caderas contra las de ella, apoyándola contra el armario que tenía detrás.

— Pensaba que deberíamos practicar un poco de las demostraciones en público de las que estabas hablando, para hacerlo más convincente — le dijo burlonamente mientras agarraba la cintura de Yulia con las manos.

— Elena — dijo la ojiazul nerviosa, con la cara roja.

— Deberías llevar mi ropa más a menudo — le dijo, estudiándola de cerca, con sus ojos recorriendo cada centímetro suyo — Creo que de todas maneras las prefiero en ti.

Lena metió la mano derecha por debajo de la camiseta y de la sudadera con capucha que Yulia llevaba, trazando pequeños caminos delicados a lo largo de su piel suave. Sintió que el abdomen de la morena se tensaba ligeramente bajo sus dedos y la pecosa sonrió cuando escuchó la inhalación brusca de su novia. Apretó más a Yulia para que sus rostros estuvieran a pocos centímetros de distancia y bajó la cabeza, inclinándola ligeramente para dar un delicado beso en el cuello, justo donde se encontraba con su mandíbula.

Escuchó a Yulia gemir y ella sonrió contra su piel mientras trazaba besos suaves hasta el oído de la morena, con su mano aún dibujando pequeños círculos en su estómago. Con la otra mano, la levantó y agarró la parte de atrás del cuello de la chica, tirando suavemente del pelo de la base de su cuello. Besó la base de la mandíbula de Yulia una vez más y disfrutó de la sensación de esta retorciéndose debajo de ella mientras levantaba los labios y los empujaba contra los de su novia, sin perder tiempo en profundizar el beso con entusiasmo, su lengua peleaba con la de Yulia mientras sentía cómo la otra chica se separaba por fin.

Finalmente, después de haber provocado una respuesta, Elena se echó hacia atrás, separando sus labios y abriendo los ojos para encontrarse con Yulia aún con sus ojos cerrados. Se abrieron unos segundos más tarde, aparentemente al darse cuenta de que Lena ya no la estaba tocando y que sus labios ya no estaban juntos. La morena tragó saliva, con los labios hinchados y las pupilas dilatadas. Frunció el ceño cuando vio la expresión divertida de Elena.

— Esa es la venganza por lo de ayer — bromeó Elena, dando un paso atrás y yendo hacia la nevera para coger una soda.

— ¿Qué?— dijo sin aliento, con su voz ligera y falta de aire — ¿Por qué?

Lena sacó una lata de Coca Cola y la abrió, el gas se escapaba corriendo, igual que el oxígeno de los pulmones de Yulia. Cerró la nevera y se apoyó contra ella, mirando a la morena de cerca.

— Me parece recordar que me hiciste exactamente lo mismo en tu cama ayer — dijo Elena con aire de suficiencia, tomando un sorbo de su bebida — Es una mierda ¿no?

La morena sonrió ante las palabras de su novia, una amplia sonrisa se extendía por su rostro mientras la pelirroja la miraba con indiferencia contra la nevera.

— No realmente — dijo Yulia juguetonamente — De hecho, creo que me ha gustado.

Lena levantó una ceja con sorpresa cuando la morena cerró rápidamente la distancia entre ellas, empujándola contra la nevera haciendo que se balancease un poco hacia atrás mientras las botellas de cristal del interior tintinearon juntas hasta que se equilibraron de nuevo. Elena colocó rápidamente la lata de Coca Cola en el mueble de su derecha mientras Yulia metía sus manos en los bolsillos traseros de los pantalones vaqueros de la pelirroja, con la palma de sus manos agarrando con eficacia sus nalgas mientras ponía a Lena contra ella. Se inclinó hacia delante y besó a Lena que se relajó de nuevo contra la nevera un poco, en respuesta a la sensación de los labios de la morena en los suyos.

El timbre sonó y la pelirroja sintió la sonrisa de Yulia contra sus labios antes de echar su cabeza hacia atrás para mirarla a los ojos intencionalmente.

— Salvada por la campana — dijo la morena, quitando sus manos de los bolsillos traseros de Lena y cogiendo la lata de Coca Cola del mueble. Se recostó contra el mueble para dar un trago mientras la pelirroja fue a abrir la puerta, maldiciendo en voz baja sobre lo oportuna que era Frida, haciendo que Yulia se riese mientras la veía desaparecer de su vista.

La pecosa abrió la puerta para encontrarse con Frida de pie con su paraguas que lo sostenía con una mano y una bolsa de comida en la otra.

— Hola, siento haber tardado tanto — se disculpó la castaña — ¿Tienes noticias de Yulia?

— En realidad, ella está aquí — dijo, haciendo un movimiento para cerrar la puerta — De hecho, estamos bien...así que...sí...hasta luego.

Frida puso el pie para evitar que se cerrase la puerta, consiguiéndolo con éxito, haciendo que Lena la cerrase lentamente.

— Aww...¿os he interrumpido liándoos? — Frida bromeó y la pecosa gimió para sus adentros.

— Ok, vale sí, ya ha terminado el momento — abrió la puerta para dejar que Frida entrase y la cerró detrás suyo mientras bajaba el paraguas — Yul, Frida está aquí para hacer de sujeta velas! — dijo cuando la morena apareció en el pasillo de la cocina, bebiendo aún la soda de Elena.

— Hola — saludó Yulia con la mano a Frida, quien tenía una gran sonrisa plasmada en la cara al darse cuenta de que la morena llevaba la ropa de Lena.

— Oh — dijo la castaña malinterpretando la situación — No me había dado cuenta de que estaba interrumpiendo mientras os reconciliabais...

— ¿Qué? — dijo la pelirroja confundida dándose cuenta de la ropa de Yulia y finalmente viendo cómo se vería desde el punto de vista de Frida — Oh no, no es eso...

— Sí, lo que tú digas — dijo Frida pensativa mientras iba hacia la cocina para coger una bebida y dejar las cosas que llevaba encima del mueble de la cocina.

Lena miró horrorizada a su amiga ante su error y Yulia, se dio cuenta de su vergüenza y no pudo hacer otra cosa más que reírse de la expresión de su cara.

— Yul — protestó silenciosamente para que sólo lo pudiera escuchar ella — ¿Podrías decirle por favor que no era lo que parecía?

La pelinegra levantó la ceja juguetonamente antes de hacer un guiño en dirección a Elena, se giró sobre sus talones y desapareció en la cocina para unirse a Frida, dejando a una pelirroja muy nerviosa de pie en el pasillo.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/29/2022, 8:35 am

Me sorprende lo increíble que es julia y me alegra mucho que ya se reconciliaron 😊 muy divertido y lindo capitulo y cada vez están más juguetonas 😏😏. Saludos querida, además te tengo una super mega noticia sobre julia y lena te lo dejo por mensaje 😱😱😱
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/29/2022, 8:38 am

Bueno di cuenta que no te puedo enviar fotos por los mensajes privados. La super noticia es que hoy julia y lena publicaron que el 3 de septiembre van a dar un concierto juntas como t.A.T.u 😱😱😱 estoy que no me lo creo lo q pensabamos los fans ya imposible
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/30/2022, 8:38 pm

Capítulo 22


Frida se había quedado con Yulia y Elena un rato sentada en el mueble de la cocina, comiendo todo lo que había llevado y discutiendo los eventos del día. Ambas, Yulia y Lena lo habían encontrado terapéutico, volver hablar de todo lo que había pasado hoy, Frida sacando su lado más reflexivo y equilibrado.

— Estoy tan feliz de que hayáis sabido solucionar las cosas — les dijo con sinceridad — Estaba bastante preocupada cuando me llamaste Lena — continuó la castaña girándose hacia su amiga — Creo que nunca te he escuchado tan agitada antes.

Elena miró a Yulia quién la estaba observando de cerca, con una pequeña sonrisa en los labios.

— Sí, bueno, no creo que me haya sentido tan agitada antes — admitió la pelirroja levantando su mano en el mueble para agarrar la de Yulia.

—Si Elena vuelve hacer algo tan poco aconsejable e idiota como eso otra vez — dijo Frida, girándose hacia Yulia, fingiendo seriedad — entonces tendrás mi permiso para causarle una inmensa cantidad de dolor físico, ¿vale?

— Hey — protestó Elena, sabiendo que Frida solo estaba bromeando — Sé que actué de forma irracional, ¿vale? Supongo que tan sólo perdí mi mente por un minuto. ¿Puedo alegar demencia temporal o algo así?

— Todo el mundo puede ver lo que significáis la una para la otra — le dijo la castaña en respuesta — Tendría que haber sido demencia temporal, Lena. Esa es la única razón lógica en la que puedo pensar de porqué cuestionarías la forma en la que se siente Yulia contigo, especialmente por algo que haya dicho Svetlana Liubov.

— Creo que fue culpa de las dos — comentó la ojiazul apretando la mano de Elena de forma tranquilizadora — Han pasado demasiadas cosas estos dos últimos días, que creo que nos ha sobrepasado todo, al menos sé que a mí sí — compartió abiertamente — Tuve una reacción instintiva emocional con lo que dijo Elena y me alejé cuando debería haberme quedado escuchando. Tal vez si hubiéramos hablado las cosas correctamente e inmediatamente, entonces podríamos habernos ahorrado unas cuantas horas de angustia.

— Creo que probablemente estas en lo cierto — comentó Frida entendiéndola — pero, no me sorprende que te sientas abrumada. Hay demasiadas cosas pasando Yulia, que no sé cómo has empezado a enfrentarte a ellas. Cómo ambas os enfrentáis a ellas — dijo mirando a Elena y parando para tomar un sorbo de su bebida — Quiero decir, sois una pareja ahora, así que eso os afecta a ambas, ¿verdad Lena?

— Supongo — dijo la mencionada, sin haberlo considerado realmente antes.

— Frida tiene razón — admitió Yulia al darse cuenta. Elena jugó con los dedos de la morena sin parar como de costumbre mientras continuaba.

— Tú aguantas muchas más cosas de las que la mayoría de la gente ni siquiera consideraría la idea de involucrarse — dijo Yulia pensativamente.

— Haces que suene como si fuese una especie de santa — se rió la pelirroja.

— Bueno, no seamos ridículas — bromeó Yulia — Creo que no te llamaría nunca santa... quiero decir, me acabas de poner contra el fregadero y me has tentado mucho. Definitivamente, no recuerdo haber leído nada sobre ningún santo en mis clases de religión que hiciese eso — Frida levantó una ceja ligeramente y se giró a mirar el fregadero en cuestión.

— Creo que no necesito escuchar nada sobre eso — dijo girándose hacia ellas — Cómo decidáis reconciliaros después de una pelea es algo que no necesito saber.

— Oh Dios mío Frida — dijo Lena, incrédula — No sé que piensas que hemos estado haciendo antes de que tú llegases aquí pero no era eso. Yulia estaba mojada, así que le dejé alguna ropa...

— Estoy segura de que lo estaba — interrumpió la castaña de ojos café levantando su ceja sugerentemente antes de girarse para estudiar a Yulia quien estaba aún sentada llevando la sudadera de Elena.

— Yulia, por favor ¿puedes decírselo? — le suplicó Elena con la cara colorada con la pobre elección de palabras que había hecho hace un momento.
Por un momento, no pensaba que Yulia fuese a decir algo pero finalmente tuvo que ceder.

— No ha pasado nada Frida — le dijo la morena mientras Elena murmuraba un 'gracias' en voz baja.

— Lástima — dijo la chica, con una sonrisa amplia — Deberíais considerarlo en el futuro. Definitivamente lo recomiendo.

— ¡Frida! — dijo Elena aturdida por la audacia de su amiga a pesar de ya sabía que se había acostado con Troy durante el verano — Pensaba que ¿se suponía que eras la religiosa del grupo?

— Ir a la iglesia no me hace más santa que a ti, Lena — la informó ligeramente.

— Lo sé — contestó la pelirroja — Es solo que, esperaría un comentario así de Nastya. Demonios, incluso de Olga podría pensar eso. No me había dado cuenta de que podías ser tan descarada como ellas dos.

— Sólo estoy diciendo que si estuvieras, ya sabes...— fue diciendo mientras dejaba un tono de insinuación — ¿A quién le importa? Es natural. No hay nada de lo que avergonzarse.

— Estamos esperando — dijo Elena simplemente en respuesta.

— ¿Lo estamos? — le preguntó Yulia.

— Espera, ¿no lo estamos? — dijo la pecosa sobresaltada.

— No lo sé — admitió la ojiazul en respuesta ante la pregunta de su novia — Supongo que realmente no he pensado en ello.

— Creo que deberíamos esperar — admitió sinceramente Elena — Quiero decir, quiero que estés segura...No quiero meterte prisa ni nada...sólo hemos estado juntas durante poco más de un mes...

— Ok esto se ha vuelto un poco más raro de lo que pretendía — dijo Frida, poniendo una cara de disculpa — Lo siento.

Lena miró rápidamente a Frida y la chica pequeña se aclaró la garganta, levantándose apresuradamente de su asiento.

— Sabes — dijo la castaña, limpiando sus manos en sus pantalones y cogiendo su chaqueta de donde la había dejado en el respaldo del taburete — Probablemente debería irme, dejaros — cogió su paraguas de encima del mueble — Os veré a las dos mañana...

Levantó su mano mientras Elena hacía un movimiento para levantarse para acompañarla hasta la puerta.

— No te preocupes — dijo Frida mientras Lena volvía a apoyarse contra la silla despacio — Sé por dónde es. Vosotras dos deberíais...hablar...o algo.

Se giró y se fue hacia la puerta principal, diciendo adiós con la mano por encima de su hombro mientras desaparecía de la vista. Lena oyó abrirse y cerrarse la puerta delantera unos minutos más tarde y se giró a mirar a la morena quien la estaba observando atentamente.

— Sabes que no tenemos que hablar de esto ahora — dijo riéndose un poco para romper el silencio incómodo que había caído entre ambas.

— Bueno, ya que ha salido..,— dijo Yulia, bajando su mirada tímidamente hasta el mueble que tenía delante.

— Ok — concretó la pelirroja mientras Yulia se encontraba con su mirada de nuevo — Bueno, hablemos de ello entonces.

— Yo nunca...ya sabes — le informó Volkova como si fuese un gran secreto.

La verdad era que Lena ya sabía que Yulia era inexperta. La pelinegra había admitido que nunca antes había estado en una relación hasta ahora, y que hasta hace poco no había besado a nadie antes pero en este caso, ella y Elena estaban exactamente en el mismo sitio.

— Sí — dijo Elena a sabiendas — Lo sé Yul. Por eso pienso que deberíamos esperar.

— Tu no eres....quiero decir...tú has...ya sabes...? — preguntó torpemente la morena.

— No — admitió — Yo tampoco me he acostado con nadie antes.

— ¿No lo has hecho? — preguntó Yulia ligeramente aliviada.

— No — confirmó Katina — Sólo he salido con unas pocas personas Yul — compartió, — y ninguno de ellos el tiempo suficiente como para querer, ya sabes, para llevar a cabo el siguiente paso.

— Entonces, ¿sería la primera vez para las dos? — preguntó la pelinegra.

— Sí — le dijo su novia cogiéndola de la mano y jugando con sus dedos otra vez — pero, no estoy preparada.

— Yo tampoco — reconoció Yulia habiendo dado un poco de consideración al asunto — Me gusta donde estamos ahora — dijo.

— A mí también — dijo besando a la morena brevemente en los labios — Lo averiguaremos juntas ¿vale?

— Ok — estuvo de acuerdo la chica, sonriendo.

— Más tarde — reiteró Elena.

— Sí, como ¿en una semana o algo? — bromeó la ojiazul. Lena se rió y le pegó suavemente en el brazo.

— O algo — Contestó y se inclinó para besarla de nuevo.

— Sabes — dijo Yulia cuando se apartaron, con sus pensamientos volviendo al tema de conversación de antes — Yo en realidad, no me había dado cuenta de lo mucho que te estaba pidiendo cuando empezamos a salir — admitió — Tengo mucho equipaje supongo...

— No me importa — la interrumpió — Todo el mundo tiene algo de equipaje.

— Sí pero es mucho con lo que tienes que tratar — le dijo Yulia — Mis discapacidades físicas son lo suficientemente malas de por sí solas...

— Es mucho con lo que tú también tienes que tratar — señaló Elena cortándola.

— Sí, pero, yo tengo que lidiar con ellos — contestó la morena — Tú no...tú has elegido...

— Sí porque quiero estar contigo — interrumpió la pelirroja llevando su mano hasta la mejilla de la morena y acariciándola con la yema de su pulgar — Así que... deja de preocuparte por eso ¿vale?

— Elena... — empezó a protestar pero esta la besó rápidamente para callarla.

— No es demasiado para mí — le dijo sinceramente — porque nos enfrentaremos a las cosas juntas, las dos. Además, mi madre siempre me dice que un problema compartido es un problema reducido a la mitad... o algo así.

Yulia sonrió, relajándose ligeramente con las palabras de la ojiverde.

— Te quie... — empezó Yulia pero Lena la besó de nuevo, impidiendo que terminase su pensamiento. La morena puso hacia atrás su cabeza rápidamente con una mirada de confusión en su cara.

— No lo digas — le dijo a sabiendas la otra chica.

— ¿Por qué no? — le preguntó perpleja la ojiazul.

— Porque — contestó — Aún no estás cien por cien segura, Yul — reconoció — y está bien.

— Lo sé pero creo que...— empezó de nuevo.

— Sí, pero no quiero que lo digas hasta que estés segura — dijo Elena honestamente — Merecerá la pena esperar, confía en mi — le guiñó un ojo mientras terminaba y la pelinegra sonrió felizmente.

— Me gustas...mucho — respondió a cambio, complaciendo la petición de Lena — Incluso más de lo que me gusta Ed Sheeran.

Katina sonrió alegremente con las palabras de Yulia y la besó, esta vez profundizándolo. Su lengua probaba la boca de la morena ansiosamente hasta que necesitaron separarse para coger aire.

— Te quiero — le dijo fácilmente la pelirroja, con una sonrisa a lo largo de su cara — Recuérdamelo de vez en cuando, cuando esté siendo una completa idiota.

— Lo haré — prometió Yulia — pero sólo si me prometes que me llamarás cuando estés demasiado emocional...

— Al menos tú tienes una razón válida para eso — se rió la pecosa refiriéndose al hecho de que la lesión de la cabeza de Yulia significaba que sufría inestabilidad emocional.

— Todavía — rió Volkova — Recuérdamelo de vez en cuando también.

— Trato — estuvo de acuerdo y cogió la mano de Yulia mientras se levantaba, poniendo en pie a su novia, llevándola hasta el salón.

— ¿Qué estás haciendo? — le preguntó Yulia mientras la pelirroja la empujaba suavemente hasta el sofá.

— Bueno — dijo — tenemos la casa para nosotras así que, he pensado que podíamos dormir en el sofá y ver capítulos viejos de 'Friends' — terminó — Eso es, ¿si tú quieres?

— Claro — dijo la morena animadamente, sentándose en el sofá, metiendo sus pies debajo de sus piernas mientras Lena buscaba la caja de la primera temporada para poner el primer DVD en el reproductor.

Cogió el mando a distancia y fue hasta el sofá, dejándose caer al lado de Yulia, poniendo los pies en la mesa delante suyo mientras la morena se acurrucaba a su lado. Puso un brazo alrededor del hombro de la pelinegra, poniendo a su novia más cerca antes de encender la tele y empezar con el DVD. Mientras los ahora famosos créditos pasaban y la canción de The Rembrandts sonaba, besó a Yulia suavemente en lo alto de su cabeza.

Se quedaron así hasta que la familia Katin volvió, acabando con el toque de queda de Yulia. Su novia la llevó a casa, caminando con ella hasta la puerta como hacía normalmente y dando un beso final de buenas noches, volviendo hasta la suya para dormir. Su cuerpo ya ansiaba ver a su morena de nuevo.

Al día siguiente, Elena, Frida y Olga estaban sentadas en el pasillo. Yulia estaba sentada al frente de la clase discutiendo con la Señorita Oksana con respecto a los próximos trabajos del curso que tenía que entregar para su clase de historia americana, lo que ella estaba supervisando amablemente.

— Así que ¿Yulena todavía sigue haciéndose fuerte? — preguntó Olga después de que Lena les hubiese puesto al día con lo que pasó ayer por la tarde.

— Sí — informó encantada la pelirroja — Aún seguimos haciéndonos fuertes, Olga. Fue solo una pequeña pelea, eso es todo.

— Bien — comentó la castaña de ojos avellana, mirando momentáneamente a Frida que estaba a su lado — porque no quiero tener que patear tu culo, Elena pero si le haces daño a Yul, entonces lo haré.

— Te creo — le dijo levantando sus manos de forma protectora delante suyo.

— Nastya estaba un poco enfadada porque no la llamaste anoche para ponerla al día con toda la cosa de Svetlana — le informó Olga.

— Lo sé pero ya he hablado con ella esta mañana — dijo Lena en respuesta — Me olvidé completamente de que tenía que llamarla. Yul y yo empezamos a ver “Friends”, después lo siguiente que supe es que mis padres llegaron a casa y tuvimos que despedirnos.

— ¿Qué vas a hacer con Svetlana? — preguntó Frida seriamente — ¿Le vais a contar sobre ella a la profesora Oksana?

— ¿Qué le diría exactamente? — preguntó Elena — Ella en realidad no ha hecho nada, no realmente. Lo que pasó ayer fue bajo mis acciones y está siendo amable con Yul — se pausó por un momento — Demasiado amable...pero, aún así, no me puedo quejar sobre eso. Creerá que soy mental.

— Lo eres — contestó Olga, riéndose ligeramente asombrada.

— Yul se va a mantener alejada de ella lo máximo posible y yo voy a ignorarla — les informó.

— O matarla — señaló la castaña.

— Está cincuenta-cincuenta en este momento — admitió la pelirroja — simplemente no le digáis eso a Yul. Me mataría y es sorprendentemente fuerte para alguien tan débil.

— ¿Has visto a Svetlana hoy? — preguntó Frida.

— Aún no — le dijo — Con suerte se mantendrá alejada. No puedo garantizar que no le daré un puñetazo en la cara si la veo.

— Ya somos dos — concluyó Olga antes de preguntar — Entonces, ¿a qué casa vamos esta noche?

— He estado pensando en eso — dijo Frida en respuesta.

— ¿Qué quieres decir? — le preguntó la más alta.

— Bueno — empezó Frida mirando hacia la izquierda donde estaba su pelirroja amiga — Que Yulia ha dicho que han pasado demasiadas cosas los dos últimos días y que se ha estado sintiendo un poco abrumada...

— Sí — dijo Olga sin pillar todavía lo que Frida estaba intentando decir.

— Entonces — empezó a aclarar Frida — A lo mejor deberíamos hacer algo diferente, ya sabéis...divertido. Podría ayudarla a distraer su mente de todo por un rato.

— Las noches de películas son divertidas — protestó Olga.

— Lo son — dijo de acuerdo Frida — pero a lo mejor podríamos hacer algo más para cambiar. Siempre pasamos los miércoles en casa de alguien. ¿Por qué no vamos a algún lado?

— ¿Qué tienes en mente? — preguntó Lena intrigada por la sugerencia.

— No lo sé — comentó Frida — Esperaba que tú pudieras pensar en algún sitio. ¿A qué sitios va Yulia para disfrutar?— Lena y Olga intercambiaron miradas.

— Le gusta la playa — dijo Katina — así que a lo mejor podíamos ir hasta allí pero eso no sería tan diferente de ir a casa de alguien.

— ¿Que hay sobre la bolera? — ofreció Frida.

— Ella no puede jugar a los bolos — contestó Olga.

— ¿Desde el accidente? — preguntó la castaña bajita.

— No — se rió la más alta — Siempre ha tenido una puntería de mierda.

— ¿Qué hay de los recreativos? — sugirió Lena — Podríamos ir allí y ¿después a comer algo?

— Puede ser — dijo pensativamente Olga.

— ¿Por qué no lo hablamos con Nastya en la comida y vemos si tiene alguna sugerencia? — dijo la pelirroja.

—Sugerencias ¿para qué? — preguntó Yulia mientras se sentaba al lado de su novia, habiendo escuchado el final de la conversación.

— Para esta noche — le dijo Olga a la recién llegada mientras se acomodaba en su silla, poniendo su cuaderno y su bolígrafo en la mesa que tenía delante.

— Pensaba que esta noche íbamos a ir a casa de Nastya ¿no? — preguntó Yulia.

— Ok, ¿cómo es que puedes recordar eso y yo no? — preguntó juguetonamente Olga — Tu memoria es horrible — Lena entrecerró sus ojos con las palabras de la castaña y esta rápidamente añadió — Lo digo de la forma más inofensiva posible, claro.

La ojiazul se encogió de hombros, sin discutir que su memoria era mala. Lo había sido desde el accidente, en junio.

— Entonces ¿qué estáis sugiriendo? — preguntó siguiendo — ¿Películas?

— No — dijo Frida — Pensábamos que a lo mejor sería bueno hacer algo diferente para cambiar. Para divertirnos.

—¿Cómo qué? — preguntó la morena.

—No lo sabemos — admitió — Pensábamos que estaría bien un poco de distracción por todo lo que has estado pasando con la policía. Sé que dijiste ayer que te estabas sintiendo un poco abrumada con todo.

— Aww Frida — dijo Yulia.

— Bueno, ¿qué piensas Yul? — preguntó Olga — ¿Alguna idea?

— Bueno — dijo pensativamente la pelinegra — Podríamos hacer alguna de las cosas que había planeado para mi cita con Lena. Suenan como si fuesen divertidas.

— ¿Quieres que vayamos a una cita grupal contigo y con Elena? — se rió Olga.

—De todas formas, prácticamente lo haces cada miércoles — comentó Volkova y Frida se rió al darse cuenta.

— Sí, vale — dijo la más alta — ¿Podemos hablar de esto un minuto? — preguntó — ¿Por qué es justo que tú puedas traer a tu cita a nuestra noche de chicas y yo no? — Lena y Yulia intercambiaron miradas divertidas.

— Mi cita — dijo la pelirroja poniendo su brazo alrededor de Yulia para impresionar — es una chica.

— Sin embargo, eso no es justo — protestó Olga.

— Yo no hago las reglas — contestó Elena encogiéndose de hombros ligeramente — Siempre puedes conseguirte una novia si quieres traer a tu cita a nuestra noche de chicas, Olga. Creo que conozco a una puta loca, si estás interesada — La castaña hizo una mueca.

— Paso — respondió, riéndose ligeramente con la sugerencia de Lena.

— ¿No trabaja Fyodor después del colegio los miércoles? — preguntó Frida a Olga sin saber.

— Bueno, sí — admitió la castaña de ojos avellana.

—Entonces ¿de ninguna manera podría venir? — le dijo Frida riéndose — Además, Arin tiene entrenamiento de fútbol y Troy tiene ensayos con la banda. Por eso elegimos de primeras los miércoles por la tarde para quedar.

— Ok — dijo Olga dándose por vencida — A lo mejor, tienes razón...

— ¿A lo mejor? — preguntó Lena.

— Vale, tienes razón — concedió Olga — pero ya sabéis, nadie me había hablado de las ventajas de ser lesbiana antes. A lo mejor podía haberlo reconsiderado si hubiese tenido toda la información disponible de antemano. No sabía que podía salir con mis amigas y estar en una cita a la vez.

— Olga — dijo Lena con incredulidad — Tú puedes hacer eso el viernes por la noche después de los partidos de fútbol de Arin cuando todos salimos y vamos a cenar. No es una cosa de lesbianas.

— Puedes dejar de ser tan lista — dijo juguetonamente la castaña dándose cuenta de que tenía razón.

— Eres una idiota — dijo Yulia riéndose de su amiga.

— Que cara dura — dijo Olga fingiendo dolor — Después de todo lo que hago por ti, Chancho.

— ¿Te refieres a molestarme todo lo posible? — bromeó su amiga.

—La irritación viene con una porción de pizza — le dijo Olga seriamente — Podría venir con una ensalada. Piensa en ello.

—Oh, lo hago — le respondió la morena, riendo ligeramente y Lena estudiaba cómo se iluminaban los rasgos de su cara.

— Hablando en serio, Yulia — dijo Frida — Pensaba que ibas a llevar a Elena a esas cosas, ya sabes, solo vosotras dos. ¿De verdad quieres que os sigamos a todos lados?

— No me importa — dijo Elena en respuesta a los miedos de Frida — Será divertido. Además, Yul estará ahí y esa es la cuestión principal.

Volkova sonrió ante las palabras de su novia y cogió su mano, acariciando la parte de atrás con el pulgar suavemente.

— Eww... — bromeó Olga — No cuentes conmigo si esto va a ser un adelanto de lo que va a venir después.

— Ok — dijo Frida — Entonces, ¿vamos a hacer eso?

— Parece que sí — contestó Yulia, asintiendo emocionada.

— Entonces, ¿qué vamos a hacer? — preguntó Olga y Lena miró a Yulia expectante.

— Bueno, eso sería tener que decirlo — Yulia evitó la pregunta.

— ¿No vas a decírnoslo? — preguntó confundida la pelirroja — ¿Cómo se supone que voy a saber a dónde tengo que ir?

— Te lo diré cuando sea el momento — le dijo la ojiazul.

— ¿Cómo van a saber las demás dónde quedar? — preguntó de nuevo Lena.

— Recuerda que Nastya y yo ayudamos a planearlo — dijo Frida.

— Entonces, tú y Nastya lo sabéis pero, ¿yo no puedo? — preguntó riéndose — ¿Eso es justo? Es mi cita y me vais a hacer una especie de secuestro.

— De todas formas sería una sorpresa — dijo Yulia inclinándose y apoyando su cabeza en el hombro de la pecosa mientras unían sus brazos — Además, sólo tienes que esperar unas horas y lo sabrás, ¿no?

— ¿Yo porqué no puedo saberlo? — le preguntó Olga.

— Lo sabes — dijo Yulia haciendo una mueca con incredulidad.

— ¿Sí? — preguntó su amiga.

— Jesús, Olga — dijo riéndose la morena — ¿Hablas en serio?

— No entiendo ¿qué está pasando? — preguntó formalmente la castaña más alta.

— Espera — dijo Yulia levantando su cabeza del hombro de Lena y entrecerrando sus ojos inquisitivamente — ¿Te has despertado siendo yo hoy? — se pausó por un momento como si estuviera considerando algo — ¿Soy tú, yo?

— Yul — dijo riéndose la ojiverde.

— No, lo digo en serio — continuó Yulia actuando — Deja que pruebe una cosa....aló, aló...probando, probando...hashtag descarada...modo hashtag... — Yulia se reía de sí misma, con una risa en voz alta que se escapaba de sus labios.

—Wow, eso ha sido como si me estuviese mirando en un espejo — comentó Olga divertida — Entonces...espera, vale...voy a necesitar que me ates los cordones...sí, mira...se han desatado. Ayuda a la chica, ¿lo harías?

—¡Olga! — dijo Frida sorprendida por sus palabras.

— Estaba bromeando — dijo la castaña moviendo su mano con desdén.

—Eso no ha sido gracioso — le dijo Frida, el humor de Olga estaba demasiado cerca de la raya. La castaña y Yulia intercambiaron una mirada mordaz.

—Oh Dios — dijo Olga — Realmente soy tú....¿Cuándo demonios ha pasado?

—Definitivamente es algún vudú tipo “Freaky Friday” — señaló la morena en tono de alarma — ¿Cenaste comida China anoche? No te comiste una galleta de la fortuna, ¿verdad?

— Sí — se burló su amiga — Me la comí, lo admito. Debe ser eso — negó con la cabeza y se rió ligeramente.

— Es horrible — dijo seriamente Yulia.

—Me voy a caer sobre mi culo varias veces hoy y ni si quiera llevo mis rodilleras ni nada — continuaba Olga. La pelinegra levantó una ceja con diversión.

— No llevo rodilleras — comentó.

— Bueno, a lo mejor deberías — sugirió su amiga.

— ¿Qué vas a hacer? — preguntó Yulia.

— Bueno, una cosa — dijo Lena moviendo su brazo de alrededor del hombro de Yulia y acercándose para coger la mano de Olga — Parece que voy a pagar la cena de Olga esta noche.

— Hey — protestó la morena, haciendo un puchero.

— ¿No es cierto, cariño? — preguntó Katina, riéndose de la mirada que tenía la castaña en la cara mientras empezaba a acariciar el dorso de su mano.

— Aww...gracias cariño — dijo Olga parpadeando con sus pestañas hacia Lena.

— Sí, no — dijo Katina levantando su mano para ponerla de nuevo alrededor de los hombros de Yulia — No puedo...Creo que preferiría irme a una cita con el cuerpo de mi novia...

— Eres tan superficial — le dijo Yulia en tono de broma mientras levantaba su mano para unir sus dedos con los de la pecosa, donde estaba su mano envuelta en su cuello.

— Sin ser grosera — dijo Olga. Frida se echó a reír.

— No sé qué acaba de pasar — dijo mirando el show, pensativamente entretenida.

— Yo tampoco — dijo de acuerdo Lena mientras la campana sonaba señalando el final de la clase — ¿Puedo acompañarte a tu clase de salud? — le preguntó mientras se levantaba de la silla. Mantuvo su brazo alrededor del cuello de Yulia mientras ella también se levantaba con su mochila.

— No lo sé — dijo — ¿No se pondrá celosa tu novia?— preguntó mirando a Olga quien estaba sonriendo con la farsa.

—Está bien. Me lo puede compensar luego — Olga levantó la ceja sugerentemente a Elena mientras se giraban para dejar la clase.

— Vale, entonces...primero....eww....y segundo...hemos terminado con esto ¿verdad? — preguntó Elena — Se está poniendo un poco raro.

— Oh no seas así cariño — bromeó la castaña, inclinándose sobre el hombro de Lena mientras salían de la clase e iban por el pasillo.

—De verdad, esto se está volviendo raro — dijo la pelirroja mientras Frida les decía adiós con la mano y se iba en dirección opuesta.

—Sabes que es así como me gusta — continuó Olga, bajando la voz pasa sonar seductora como si pudiera conseguirlo. Yulia hizo una mueca, levantando una ceja hacia su amiga, quien se puso recta rápidamente — Sí, vale, se ha vuelto raro — admitió y les dijo adiós para irse a su siguiente clase.

Fuera de la clase de salud de Yulia, Lena le quitó su brazo de alrededor del cuello y la morena se giró para mirarla. Esta levantó la mano para agarrar la parte delantera del jersey de Lena en sus manos, jugando con el material un poco antes de levantar la mirada y morderse el labio de esa manera que su novia tanto odiaba y amaba al mismo tiempo.

— Te veré después en la comida — dijo acercándose más a Lena, con su mirada cayendo al suelo por momentos antes de mirar hacia arriba y añadir de la forma más seductora que pudo — cariño.

Katina sonrió, la palabra sonaba mucho mejor si la decía ella con su voz rasposa. Besó a Yulia en los labios.

— Estoy deseando que sea nuestra “ cita” — dijo.

— Deberías — contestó juguetonamente Yulia — Yo estaré allí.

— ¿Sin los gestos de Olga? — preguntó devuelta.

— No puedo hacer ninguna promesa pero hay una gran probabilidad de que para entonces se hayan ido — contestó Yulia, intentando mantener la cara seria. Se puso de puntillas ligeramente, tirando de la cara de Lena hacia la suya colocando una mano en la parte posterior de su cuello para conectar sus labios.

— Mmmm...— gimió la pecosa — ¿No sabía que Olga besaba tan bien? — preguntó bromeando y Yulia le dio una palmada en la espalda juguetonamente antes de darse la vuelta y desaparecer en clase. Lena observó como se iba antes de irse a su propia clase, contando ya mentalmente los segundos hasta que ella y Yulia volvieran a estar reunidas de nuevo.




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Siento mucho no haber podido actualizar como es debido… pale pale
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/30/2022, 10:52 pm

Hay si anoche extrañe el capitulo y hoy el doble pero tranquila querida, esperamos mañana esos capítulos de la cita 😍😍😍 feliz noche cariño 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/31/2022, 3:42 pm

Capítulo 23


Elena caminaba por el ahora familiar sendero hacia la puerta principal de la casa de Yulia, haciendo una pausa por un momento antes de que sonara el timbre. Podía oír el sonido de las pisadas fuertes descendiendo las escaleras ruidosamente, seguido de un gran golpe y luego una maldición entre dientes. La pelirroja hizo una mueca al oírlo y después la puerta se abrió rápidamente, sacudiéndose un poco un tanto perpleja mirando a Yulia que apareció al otro lado.

— ¿Algún problema? — preguntó divertida mientras Yulia hacía señas hacia dentro con la mano. Esta se inclinaba un poco en busca de aire.
Se puso sobre sus propios pies, inclinada, con ambas manos sobre sus rodillas para descansar y cerrar la puerta detrás de Lena quien estaba de pie en el pasillo.

— Casi me caigo por las escaleras — le dijo seriamente — Toda mi vida ha pasado por delante de mis ojos....— Levantó su mirada para mirar a Elena quien la estaba observando con fascinación — Otra vez — añadió al rato con una pequeña sonrisa saliendo en sus labios con su horrible intento de broma.

— Ahh — dijo la pelirroja con una amplia sonrisa en su cara — Aquí está mi novia — Extendió la mano para coger la de Yulia en la suya y dijo — Supongo que ¿tú y Olga habéis encontrado la manera de volver a ser vosotras eh?

— Sí — contestó con una chispa juguetona en sus ojos — No querrás saber por lo que he tenido que pasar para quitarme de encima... su presencia — dijo, pausándose un momento para pensar en las palabras correctas que iba a usar. Separó su mano de la de Elena para agitarla delante de ella con desdén — Tan solo digamos que ha consistido en beber un brebaje muy raro que ella preparó — La informó.

— Sin embargo, parece que te ha gustado — respondió a sabiendas Lena.

— Nunca he dicho que fuese horrible — reconoció Yulia — Solo fue raro... puedo beber cosas raras.

— ¿Te lo beberías de nuevo? — preguntó Elena riéndose.

— Claro — contestó completamente seria.

— Entonces, ¿dónde está Olga? — preguntó Lena — Pensaba que se estaba preparando aquí.

— Está arriba — dijo la morena mientras se ponía de camino hacia las escaleras para volver a la planta de arriba. Se cogió a la barandilla mientras llamaba a su amiga — ¡Olga! — gritó — ¡Elena está aquí! ¡Vamos! — Lena levantó su ceja mientras su novia volvía hacia donde estaba.

— Pareces diferente — dijo — ¿Te has tomado algo? — le preguntó curiosa. La morena tiró de la cinturilla de los pantalones vaqueros de su novia, tirando de ella para ponerla más cerca y besarla en los labios en forma de saludo.

— Nada más de lo normal — dijo mientras se apartaban y le guiñó un ojo misteriosamente mientras iba hacia el perchero para coger su chaqueta de cuero marrón.

—¿Te han cambiado los antidepresivos? — preguntó Lena mientras la morena se encogía de hombros.

— No — dijo esta riéndose mientras ponía su pelo hacia un lado — Solo estoy emocionada, eso es todo — Dijo honestamente mientras Olga aparecía. Elena le dijo hola con la mano desde donde estaba.

— Hey — dijo la castaña devolviendo el gesto mientras empezaba a bajar las escaleras de una forma mucho más elegante de lo que lo había hecho Yulia probablemente.

—¿Ha estado así desde que os dejé después del colegio? — Elena le preguntó a la castaña señalando a Yulia con su mano derecha.

— Bastante — confirmó Olga — Creo que puede tener algo que ver con todo el azúcar que le he puesto en la bebida.

— Oh vamos chicas — protestó Yulia — ¡Esto va a ser divertido! Tengo permitido estar emocionada, ¿no?

—Están las ganas — señaló Olga llegando hasta el último escalón hasta el pasillo — y después estás tú Yul — se rió.

—Creo que nunca te he visto así de....alegre — dijo Lena estudiando de cerca a su novia. Yulia estaba prácticamente irradiando felicidad y la pelirroja no podía discutir que era cosa que la hacía verse muy bien.

—Ooh espera ahí un momento — dijo la pelinegra ignorándolas a ambas y corriendo escaleras arriba, con su mano agarrando la barandilla fuertemente para evitar caerse.

— No, seriamente — dijo Elena señalando las escaleras después de que su novia las hubiese desocupado — ¿Qué está pasando?

—No preguntes — dijo Olga, poniéndose su abrigo abrochándose de forma segura los botones, con una amplia sonrisa en los labios — Nunca he visto a Yulia así de animada en los últimos seis meses — admitió la más alta — Confía en mí. No cuestionas los días buenos, Elena. Los abrazas — se pausó para echar una mirada rápida a las escaleras — Los abrazas y esperas que se mantengan.
Elena sonrió ante las palabras de Olga.

— Estás feliz — le dijo entendiendo.

— Estoy feliz — dijo de acuerdo Olga — Es bueno tener a la antigua Yulia de vuelta — compartió con la otra chica — Aunque solo sea por hoy.

—Estoy de acuerdo — decidió Elena mientras Yulia aparecía en lo alto de las escaleras, con sus manos escondidas secretamente detrás de su espalda. Lena sonrió y ella devolvió el gesto, los labios de la morena se convirtieron en una amplia sonrisa haciendo que sus ojos brillasen.

—Tengo algo para ti — dijo mientras bajaba las escaleras despacio teniendo cuidado de no escurrirse.

—¿Qué? — dijo la pecosa dando un paso hacia las escaleras mientras Yulia llegaba al último escalón — ¿Por qué?— preguntó.

—Sólo porque quería — le dijo la ojiazul, moviéndose de lado a lado, con sus manos aún escondidas en la espalda. L chica estaba ligeramente un poco más alta que Elena en el escalón y esta encontró desconcertante estar mirando hacia arriba a su novia, era algo poco familiar — Cierra los ojos — le dijo simplemente y Elena hizo lo que le había dicho — Ok — dijo Yulia después de unos segundos de pausa — Ahora ábrelos — Lena obedeció; abriendo los ojos, sintiendo al instante las manos de Yulia extendidas. En una de ellas sostenía un pequeño ramo de flores silvestres que aparentemente había recogido de su jardín y en la otra sostenía un frasco de Nutella, ambas tenían un lazo rojo atado con delicadeza a su alrededor.

— Aww... — dijo la ojiverde cogiendo los dos regalos de Yulia y oliendo las flores rápidamente — Gracias cariño — dijo agradecidamente.

— De nada — contestó bajando hasta el pasillo para estar de nuevo unos centímetros más baja que Lena.

La pelirroja abrió los brazos y Yulia dio un paso adelante para que pudiera abrazarla en un abrazo cargado de agradecimiento. La morena pasó sus brazos alrededor, haciendo el mismo gesto, mientras Lena bajaba la cara para besarla animadamente por un momento.

—Nunca nadie me había dado antes flores — señaló la chica de cabellos rojos mientras miraba el pequeño ramo en su mano felizmente una vez que se separaron.

—¿Y qué pasa con la Nutella? — preguntó Volkova cogiendo el bote de las manos de su novia para permitir que pudiera abrir la mochila para guardarlo de manera segura. Lena cogió el bote y lo puso dentro cuidadosamente antes de cerrar la mochila de nuevo.

—No, sinceramente puedo decir que nadie me ha comprado un bote de Nutella — contestó, con una sonrisa aún firme en su cara y con sus mejillas empezando a doler.

— Es tu favorita ¿verdad? — preguntó inciertamente Yulia.

— Sí — confirmó Lena.

— Genial — dijo la pequeña mientras cogía la mano de Elena y se dirigían hacia la puerta.

Lena echó un vistazo a Olga que había estado observando la interacción con una mirada de satisfacción en su rostro. Esta le sonrió a Lena mientras Yulia abría la puerta principal y la chica más pequeña desaparecía por el umbral, tirando de la pelirroja hacia afuera. Olga las siguió, cerrando la puerta.

—¿A dónde vamos? — preguntó la ojiverde mientras Yulia empezaba a andar por la carretera hasta donde estaba aparcado el coche.

—A casa de Frida — le dijo alegremente — Nos va a llevar a todas.

—Oh ¿eso está bien? — preguntó entretenida Elena.

—Bueno, me hubiese gustado conducir — respondió simplemente la ojiazul — pero desafortunadamente no puedo por mis ataques...

— No te olvides de tu falta de licencia — dijo Elena juguetonamente.

— O tu incapacidad para conducir — bromeó Olga.

—Todos son puntos válidos — respondió Yulia mientras iban por el sendero hasta la puerta de Frida, con la mano de Yulia entrelazada con la mano izquierda de Elena, con el ramo de flores en la mano derecha de su novia.

—Entonces, ¿puedo al menos tener una pista sobre a dónde vamos? — preguntó Lena mientras llamaban al timbre de la otra castaña.

—Todavía no — contestó Yulia mientras se abría la puerta. Nastya y Frida salieron rápidamente mientras Yulia se quitaba del frente. Frida cerró firmemente la puerta principal detrás suyo y sacó las llaves del coche de su bolso.

— Hola — se saludaron al unísono y Yulia les sonrió en respuesta, Lena levantando sus manos entrelazadas para hacer un pequeño saludo.

—Hey — dijo Olga desde su posición detrás de ambas chicas.

—Entonces, ¿está todo el mundo preparado? — preguntó Frida y todas asintieron para afirmar — Entonces vámonos — dijo liderando al pequeño grupo hacia el coche. Abrió con su llavero y rápidamente se subió al asiento de conductor, Nastya se sentó en el asiento vacío del copiloto. Las tres chicas restantes se sentaron en la parte trasera del coche, Yulia tomando el asiento del medio, con Elena y Olga una a cada lado suyo. Lena puso su ramo de flores en la bandeja que cubría el maletero del coche, estando a salvo y cogió la mano de Yulia en la suya mientras Frida ponía el coche en marcha por la calle. Lena frunció el ceño en confusión al escuchar la música que salía del sistema estéreo de la castaña bajita.

—Esto no es Justin Timberlake — estableció la pelirroja después de un rato — Es Lana Del Rey.

—Sí — dijo Frida girando su cabeza por encima del hombro para mirar a Lena, con una sonrisa en la cara.

—Tú solo pones a N’SYNC o Justin Timberlake en tu coche, Frida — dijo la pelirroja — Estás como, extrañamente obsesionada. De hecho, casi siempre está “Mirrors” en repetición la mitad de las veces.

—Bueno, pensé que podía cambiar por una vez — dijo casualmente la otra chica.

—¿Por qué siento como si tuviera que ver algo contigo? — preguntó Lena girándose hacia Yulia.

—A lo mejor es porque tiene que ver — dijo Nastya desde su asiento, sonriendo a la pecosa mientras miraba por encima del hombro a la parte de atrás del coche.

—¿Ha convencido a Frida de cederte los derechos de su radio para poner algo que le guste a otra persona? — preguntó a Yulia, sorprendida — ¿Cómo has hecho eso? Es demasiado posesiva con la radio de su coche, en plan, ella me ha pegado varias veces por intentar tocarla — se pausó por un momento antes de añadir intencionadamente — Fuerte.

—Hice un trato con ella — dijo Yulia.

— Oh Dios — dijo Katina — No le has vendido tu alma ¿verdad?

— Para empezar, estás asumiendo que Yulia tiene una — bromeó Olga y la morena se rió un poco en respuesta.

— No — contestó la pelinegra a la pregunta previa de su novia, bromeando ligeramente.

— Entonces ¿qué trato has hecho? — preguntó interesadamente.

— No te lo voy a decir — dijo firmemente.

— ¿Por qué no? — gimió intrigada la pelirroja.

— Es entre Frida y yo — contestó Yulia simplemente.

— Están intercambiando favores sexuales — dijo Nastya francamente y Olga estalló entre risas en respuesta.

— Es cierto — bromeó Yulia — Es la única cosa que aceptaría a cambio de poner a Lana para ti. Es una buena cosa que me gusta de ti — Se burló — No intercambio favores sexuales con nadie, ya sabes.

— Bueno — dijo Lena sonriendo a lo adorablemente tonta y mareada que parecía Yulia esa tarde — Te lo agradezco.

Se inclinó y la besó en los labios y la morena levantó su mano para acariciar la mejilla de esta. Lena sintió el borde de la férula de Yulia mientras movía la mano, con la tira de velcro que la arañaba un poco, otro pequeño recordatorio de que su novia parecía volver a ser algo parecido a la que era antes del accidente, aunque todavía no estaba al cien por cien recuperada.

— Para cualquiera que esté llevando la cuenta ya van dos veces que presencio esto — dijo Olga desde su posición en el asiento de atrás.

— Oh calla — le regañó Frida riéndose — Tú eres la mayor Yulena “shipper” de todas. Admite que lo encuentras adorable.

—No lo haré — dijo la más alta mientras sus dos amigas finalmente se separaron — ¿Puedo traeros algo chicas? — se ofreció en forma de ayuda — Ya sabéis, ¿a lo mejor una botella de oxígeno? O a lo mejor ¿un caramelo de menta o algo?

— Podrías darme un caramelo de menta... — aceptó Lena, poniendo su mano preparada y riéndose. Olga puso los ojos en blanco juguetonamente.

—Consigue tu propio caramelo — le dijo Olga sin tener nada en su contra.

— Sabes — comentó Yulia metiendo la mano en el bolsillo de su abrigo — Creo que tengo una caramelo de menta.

—¿Me estás tomando el pelo? — preguntó la castaña más alta, incrédula mientras Yulia le daba uno a Elena. Esta lo cogió agradecida y se lo metió en la boca, dedicando a Olga una sonrisa de suficiencia antes de besar de nuevo a Yulia. Frida se rió en alto mientras veía la expresión de la de ojos avellanados con una mirada rápida a través del retrovisor.

—Sabéis que todo es nuestra culpa ¿verdad? — dijo Frida todavía riéndose ligeramente.

—¿Qué?— preguntó Nastya — ¿Cómo va a ser nuestra culpa?

—Nos hemos pasado mucho tiempo haciendo que se sientan incómodas y raras con nuestros comentarios sugerentes y nuestras insinuaciones bien planteadas que ahora hacen que nosotras nos sintamos incómodas con su PDA (Demostración de Afecto en Público) delante nuestro — dijo Frida.

—En realidad no es eso — dijo Lena sin voz mientras finalmente dejaba de dominar la boca de Yulia. Se giró en su asiento para mirar hacia delante, con su mano aún sosteniendo firmemente la mano de su novia.

—¿No lo es?— preguntó Nastya riéndose mientras se giraba para mirar a Elena que estaba sentada detrás suyo.

—No — dijo — Aunque ahora lo estoy empezando a considerar para el futuro — reflexionó.

— Entonces ¿qué es? — preguntó Olga interesadamente.

—¿Sabes ese sentimiento que probablemente sientes cuando besas a Fyodor? — le preguntó la pelirroja — O a Arin... o a Troy... — añadió mirando a las demás — Ese, donde tu estómago revolotea con mariposas y sientes que tus mejillas duelen porque estás sonriendo demasiado. Ese tipo de beso que te exalta y te confunde a la vez porque es estúpido, ¿cómo un simple gesto puede hacer que te sientas tan feliz que pienses que tu pecho va a explotar? — Olga no dijo nada; en cambio sólo tragó saliva y esperó a que Elena continuase — Es por eso que lo estoy haciendo — les informó — porque tengo la oportunidad de hacerme feliz de la manera más simple posible y voy a seguir haciéndolo.

— A mí también me hace feliz — añadió Yulia para su información — Quiero decir, es gente ayudando a otra gente así que, es básicamente un servicio público en realidad.

La cara de Olga se rompió en una expresión que traicionaba lo adorables que encontraba a la pareja y compartió unas cuantas miradas rápidas con Nastya y Frida, quienes tenían casi las mismas expresiones que ella, antes de decir amablemente.

— Oh Dios mío, podéis volver a besaros ya mismo. Jesús, lo admito. Os shippeo tanto que a veces duele físicamente.

Lena miró a Yulia, con una pregunta en sus ojos antes de inclinar la cabeza y besarla de nuevo por tercera vez mientras el coche se paraba. La pelirroja levantó su mirada, separándose de Yulia para mirar el destino, con una pequeña sonrisa dibujándose en sus labios.

— ¿Me has traído a las jaulas de bateo? — preguntó felizmente.

—Así finalmente te veré jugar — dijo la pelinegra aplaudiendo con sus manos juntas emocionada — Bueno, algo así — añadió.

— No he cogido un bate desde verano — dijo Elena nostálgica — Todo es trabajo de condicionamiento en los entrenamientos hasta el nuevo año.

— Entonces ¿está bien? — preguntó Yulia.

— Sí, está bien — contestó feliz la otra chica — Me encanta este sitio. Mi padre solía traerme aquí cuando estaba creciendo y me enseñó como coger el bate y moverlo adecuadamente para dar un buen golpe en la bola. Era uno de mis sitios favoritos cuando estaba creciendo — Miró a las otras quienes la estaban observando — Supongo que suena un poco tonto ¿no? — preguntó.

—No — dijo Frida.

— No lo creo — dijo de acuerdo Olga con Frida — En realidad nunca he estado en un sitio de estos antes. Será divertido.

— Yo tampoco — dijo Yulia mientras las chicas salían emocionadas del coche de Frida para ir hacia el edificio principal.

—¿Nunca has jugado antes? — le preguntó la pelirroja, con sus manos aún entrelazadas mientras entraban hasta el área de recepción seguidas de Frida, Olga y Nastya.

— Nope — admitió Yulia — Nunca he sido realmente buena con los deportes.

— Sorprendente — señaló Lena sarcásticamente, causando una sonrisa en su novia.

El hombre detrás de la mesa terminó de atender al último cliente y se giró hacia Lena que le parecía familiar para él. El hombre sonrió ampliamente al ver a la pelirroja de pie delante de él y le preguntó cómo estaba su padre, señalando que no había ido recientemente. Elena le informó que su padre acababa de ser ascendido y que estaba ocupado, pero ella prometió que le diría que había preguntado por él.

El hombre, quien, como el resto del grupo pronto aprendió que se llamaba Jake, amablemente llevó a las chicas hasta un par de jaulas de bateo que estaban al lado, dejando a Elena explicar cómo funcionaba todo, habiendo sido una regular allí durante años. Le enseñó a las demás cómo usar las máquinas y dónde ponerse antes de comenzar con sus intentos al azar de golpear la bola. Olga, Nastya y Frida compartían una de las jaulas mientras que la otra la compartían Elena y Yulia.

La pelinegra se quedó fuera de la jaula, observando con entusiasmo a Lena desde detrás golpeando bola tras bola, con su bate conectando con el pequeño proyectil blanco limpiamente y con eficacia, mandándola por el aire y de vuelta en dirección de dónde había salido con un golpe satisfactorio. Yulia admiraba la forma en la que el cuerpo de su novia automáticamente asumía lo que probablemente era una ensayada y perfecta postura, con los brazos preparados ante una nueva bola que salía en su dirección. Yulia disfrutaba de la mirada de concentración de la ojiverde y como saboreaba el sentimiento del bate en sus manos como si fuese una extensión de sus propios brazos.

—¡Oh sí! — gritó Olga habiendo golpeado bien una de las bolas. Se agachó de nuevo, con el bate detrás suyo, moviéndolo en pequeños círculos esperando la siguiente bola. Olga lo movió tan pronto como la siguiente pelota salió de la máquina y su bate golpeó de nuevo a la bola, propulsándola hacia adelante, lejos de ella.

Lena usó la esquina del bate para parar su máquina un momento, girándose para mirar a Yulia quien estaba girada observando a Olga en la puerta de al lado, con la atención centrada allí por los gritos animados y la emoción de su amiga.

—¿Quieres hacerlo tú? — preguntó Lena mientras observaba a Yulia, quien tenía una sonrisa de satisfacción viendo a sus amigas divertirse. La morena se giró hacia Lena y movió ligeramente la cabeza, declinando la oferta — ¿De verdad? — preguntó la pelirroja dando un paso hacia la valla de alambre que las separaba — Entonces ¿por qué hemos venido aquí? — le preguntó, con el bate aún en una mano mientras los dedos de la otra se cerraban alrededor de uno de los huecos de la valla, inclinándose un poco para cerrar la distancia entre ella y Yulia.

—Por ti — comentó Yulia felizmente moviéndose un poco también para alcanzar los dedos de Elena a través de la valla — Esta cita no es para mí... son mis “gracias”, ¿recuerdas? Parece que te estás divirtiendo. No quiero interponerme en eso — terminó — Estoy bien, de verdad.

Lena movió su cabeza, con una larga sonrisa a través de su rostro.

—Oh no — dijo la pelirroja, caminando hacia la puerta y abriéndola rápidamente. Cogió la muñeca de Yulia amablemente y la metió en la jaula — Definitivamente, vas a intentarlo Yul — terminó diciendo mientras se cerraba detrás suyo.

— No sé — empezó Yulia a protestar, pero su chica se había quitado ya el casco de la cabeza para ponerlo en lo alto de la suya, jugueteando con él durante un momento para asegurarse de que estuviera puesto de forma segura.

— De verdad, no creo que sea buena idea — Dijo mientras Elena le daba su bate y se ponía a un lado.

— Es fácil — le dijo esta — Solo, ponte de frente ahí y levanta el bate preparada — continuó explicando Elena — Cuando salga la bola, mueve el bate hacia atrás y dale.

Yulia le dedicó una mirada dudosa a la pelirroja.

—Solo eso — contestó Yulia, de que fuese tan fácil, especialmente con su coordinación.

— En teoría — dijo Elena riéndose un poco con la cara de su novia — Estarás bien — dijo después de un momento cuando Yulia continuó con su mirada insegura — Confía en mi cariño — terminó.

Yulia hizo una mueca antes de girarse hacia el frente de la jaula. Frida, Olga y Nastya habían parado en la puerta de al lado un momento para observar a la morena en su primer intento, sin duda aumentando la presión en la chica más pequeña, añadiendo más público. Sujetó el bate de forma rara, recreando la postura que antes había visto en Elena. Dejaba que su muñeca derecha luchase por coger fuertemente el bate, con sus dedos adoloridos con la férula sujetando sus dedos.

— ¿Estás preparada? — preguntó Lena y Yulia asintió levemente, con una mirada inquieta en su cara.

—Vamos Yul — animó Olga desde la puerta de al lado mientras Nastya añadió.

—Tú puedes hacerlo.

— Sí vamos Yulia — animó Frida.

La pelirroja apretó el botón de reinicio de la máquina y Yulia esperó pacientemente hasta que la misma hizo 'whoosh' en el aire, lo que indicaba que la bola iba a salir. Movió el bate tan fuerte como pudo, fallando mientras la bola daba contra la valla de atrás, el bate se escurrió de sus manos ligeramente volando hasta caer al suelo a sus pies.

Lena paró la máquina presionando el botón una vez más, Yulia estaba momentáneamente desorientada por el casco que se había escurrido de su cabeza hasta sus ojos. Su novia se acercó hasta ella y le puso el casco hacia atrás, fuera de sus ojos con cuidado para que no le oscureciera la visión. Yulia se lo levantó con su propia mano para asegurarse de que estaba de nuevo en su sitio, dándole a Elena una mirada tímida.

— Te dije que no sería nada buena — dijo tristemente y Lena hizo una mueca.

— Tendrías que haberme visto la primera vez que intenté golpear una bola — le dijo seriamente, agachándose para coger el bate del suelo — Accidentalmente golpeé a mi padre en la cara — Se rió con el recuerdo — Tuvo un ojo morado durante una semana.

— Sí Yul — gritó Olga desde la puerta de al lado — Si Frida puede golpear una bola, entonces todo el mundo puede. ¿Has visto su tamaño? Toda la lógica dice que ella debería ser mala en esto.

— Hey — protestó Frida y Yulia se rió con los intentos alentadores de sus amigas.

— Sólo necesitas un poco más de práctica — le dijo Elena dándole el bate de nuevo — No te puedes rendir después de un intento.

— Ok — contestó y Lena le dio un pequeño beso en los labios apoyándola antes de ponerse a un lado otra vez.

Presionó el botón y la máquina recobró vida mandando primero una, después dos, después tres bolas en dirección a la morena, sin conseguir golpear ninguna de ellas. Yulia frunció el ceño enfadada mientras seguía intentando golpear las bolas, su cara traicionaba su emoción. La pelirroja paró la máquina otra vez para acercarse a la chica.

— Lo estás haciendo genial — tranquilizó a su novia — No has vuelto a tirar el bate — Le dijo positivamente — Es un comienzo ¿vale?

—Tampoco he golpeado ninguna bola — contestó Yulia — ¿Estoy sujetando esto bien? — preguntó — Es raro.

—Quítate la férula — le dijo seriamente Elena — Está evitando que pongas bien tu muñeca — La pelinegra hizo lo que le dijo y le dio la férula a Lena quien se la puso en el bolsillo de atrás — Ok, ahora mira hacia el frente — Le enseñó y Yulia obedeció, preparada en su posición. Lena levantó sus brazos alrededor del torso de la pelinegra y sujetó sus manos, ayudándola con la posición correcta del bate. Sintió como su cara se ruborizaba cuando Yulia se giró hacia ella con una sonrisa en su cara — Ahí, intenta eso — dijo devolviendo la sonrisa y quitando sus manos de Yulia antes de echarse para atrás y poner en funcionamiento la máquina otra vez.

—Vamos — animó Olga aún mirando desde la puerta de al lado — Sólo imagina que la bola es alguien con quien estás enfadada — le dijo la castaña —
Eso es lo que yo he estado haciendo — Lena levantó una ceja inquisitivamente — Me estoy imaginando a Svetlana — le dijo guiñándole un ojo a la otra chica riéndose mientras la bola salía en dirección a Yulia.

Yulia movió el bate hacia atrás rápidamente para intentar golpearla, sin darle a la pelota por unos pocos centímetros.

— Eso ha estado mejor — alabó Elena — Casi le das.

Yulia sonrió pero volvió rápidamente a su posición inicial, con el ceño fruncido concentradamente, con la lengua asomándose por un lado de sus labios. Volvió a fallar las siguientes bolas pero a la cuarta, su bate contactó con el pequeño blanco misil con un gran golpe, mandándola de nuevo hacia el espacio que tenía delante.

—¡Lo he hecho! — gritó entusiasmada, saltando arriba y abajo en su sitio, animadamente.

Lena paró la máquina rápidamente mientras su novia levantaba las manos en el aire celebrándolo, girando en su sitio para mirarla y al resto de sus amigas quienes estaban animándola ruidosamente en la puerta de al lado.

—¡¿Has visto eso!?— preguntó a Lena girándose con una sonrisa enorme en la cara — ¡Le he dado! ¡Lo he hecho!

— ¡Lo sé! — contestó animadamente su novia — ¡Lo sé cariño, lo he visto! — Yulia saltaba hacia la pelirroja.

— ¡No puedo creer que lo haya hecho! — dijo exuberantemente y se rió. Era esa luz, esa sonrisa exaltada que hacía que el estómago de Elena se revolviera, cuando la escuchaba.

—Ves, te dije que lo único que necesitabas era un poco más de práctica — dijo Elena y Yulia saltó y la besó, tirando el bate al suelo mientras lanzaba sus brazos alrededor del cuello de la pecosa. El casco de su cabeza golpeó contra la frente de Elena mientras sus labios chocaban juntos y la pelirroja no podía evitar sonreír en el beso, disfrutando de cada segundo de la felicidad de la pelinegra.

—¿Puedo hacerlo otra vez? — preguntó emocionada una vez que se apartaron y Elena asintió en respuesta.

— Claro — contestó y Yulia se agachó rápidamente para coger el bate, volviendo hasta su posición mientras Elena ponía en marcha la máquina de nuevo.

Mientras los minutos pasaban, Olga, Frida y Nastya volvieron hacia su propia máquina, turnándose para golpear la pelota y volviéndose competitivas con cada cambio. Yulia continuó con su propia batalla contra el lanzador mecánico hasta que sus brazos le dolieron, golpeando de vez en cuando la bola pero con la coordinación mejorando con cada movimiento. Lena observaba a Yulia contenta desde su posición, disfrutando del estado de ánimo de esta y absorbiendo los intoxicantes efectos que tenían en ella misma. Observaba a Yulia hasta que finalmente paró, entregándole el bate a Lena, con sus brazos cansados y adoloridos pero con una cara llena de energía y vida.

Las chicas se quedaron en sus jaulas de bateo por lo que fue más de una hora y media, Jake sin tener en cuenta los treinta minutos límite habituales, estaba todo calmado ya que conocía a Elena y a su familia personalmente. Después de que terminasen volvieron al coche de Frida y fueron hacia su siguiente parada.

— Eso ha sido muy divertido — dijo encantada Olga desde su asiento.

— También fue algo terapéutico — añadió Frida, con su atención centrada firmemente en la carretera que tenía delante.

— Lo sé ¿verdad? — dijo de acuerdo Nastya.

— ¿Podemos hacerlo de nuevo algún día? — preguntó Olga al grupo.

— Definitivamente — dijo entusiasmada Frida mientras Nastya contestaba.

— Sí.

— ¿Chicas? — preguntó Olga girándose hacia Yulia y Elena quienes se estaban besando una vez más. Puso los ojos en blanco pero se rió — Chicas....— dijo alargando la palabra e incrementando el volumen al final de ella. Lena se separó de Yulia para mirar a la castaña.

— Lo siento — dijo sin realmente haber escuchado lo que Olga había dicho.

— No lo sientas — sonrió esta en respuesta — Sólo dime que podemos volver y hacerlo de nuevo — terminó.

— ¡Oh yo quiero! — contestó Yulia emocionada, dando palmas con las manos juntas y frunciendo el ceño ligeramente.

— Está aquí — dijo la pelirroja metiendo la mano en el bolsillo de atrás para sacar la férula de Yulia, leyendo la mente de su novia. Le dio la férula y la ayudó a ponérsela asegurando el Velcro en su sitio, fuertemente.

— Gracias — dijo agradecidamente antes de reiterar — ¿podemos volver otra vez? Eso ha sido muy divertido...bueno, una vez que pude golpearla.

—Claro que podemos cariño — le dijo Lena sonriendo alegremente y quitando un mechón de pelo de los ojos de la morena — Si me dices donde vamos ahora — añadió juguetonamente. Yulia sonrió y miró al resto de las chicas en el coche.

— A por comida, por supuesto — dijo simplemente la morena — ¿Dónde sino? — añadió retóricamente.

—Claro, debería haberlo sabido — encogió los hombros antes de preguntar — ¿Dónde vamos exactamente a por comida?

— A Jimmy's — le dijo Yulia mientras Frida giraba hacia otra calle.

—Me encanta ese sitio — dijo entusiasmadamente Lena — pero ya sabías eso ¿verdad? — le preguntó viendo la emoción en la cara de Yulia ante su reacción.

— Debes haberlo mencionado unas cuantas veces — contestó la morena uniendo su brazo con el de Elena.

— Hacen hamburguesas increíbles allí — comentó Olga — Oooh y alitas — añadió pensativamente.

— Tú no puedes comer alitas — le dijo riéndose Yulia — No sin empezar el reto de las alitas...

— Puede que lo empiece — intercedió la castaña — A lo mejor es hora de revivirlo. Ha pasado un tiempo.

—¿El reto de las alitas? — preguntó Nastya desde su asiento de copiloto mientras Frida giraba la esquina.

— Es exactamente como lo que suena — le dijo Olga — Ver quien es capaz de comer más alitas sin beber agua.

—¿Por qué nunca hemos hecho eso? — preguntó Nastya a Frida y Elena quienes se encogieron de hombros en respuesta — Ok, bueno creo que definitivamente el juego está en marcha chicas — dijo girándose hacia Olga — Vais a perder. Soy extremadamente competitiva.

— No tendrás problema en ganarle a Olga — le dijo Yulia — Es basura.

— Perdona — dijo defensivamente su amiga — Atrevida...Te gané una vez.

—Me estaba ahogando — protestó la morena — Necesitaba beber algo de agua para aclararme la garganta o habría muerto. Ganaste por eso. En realidad nunca has comido más que yo.

—Tienes el apetito de una persona cinco veces más grande que tú — se rió Olga — En realidad nadie ha comido más que tú. Punto.

Yulia dejó caer su mandíbula fingiendo sorpresa, pero se echó a reír a pesar de sus esfuerzos, mientras Elena salía en el aparcamiento de Jimmy´s. Todas las chicas salieron del coche y fueron hacia el restaurante, Lena y Yulia cogidas de las manos, Olga con su brazo unido al brazo libre de Yulia. Estaban sentadas en sus asientos mientras les daban un menú para que lo mirasen, pidiendo cada una, una Coca Cola para beber mientras decidían qué comida pedir.

— ¿De verdad? — dijo Nastya poniendo una cara de asco y mirando hacia la puerta donde estaban Svetlana, Dima, su novia y un par de personas más entrando — ¿Cuáles son las probabilidades?

— Muy altas — comentó Yulia, tomando un sorbo de su soda — A todo el mundo le gusta este sitio.

— Me encantaría un poco más si ellos no estuviesen aquí — comentó secamente la castaña ojiverde.

— A mí también — dijeron de acuerdo Elena y Olga.

—Tan solo ignóralos — dijo positivamente Yulia — No dejes que arruinen nuestra tarde.

— Uh oh — dijo Frida en voz baja y cuando Svetlana las vio yendo hacia la mesa, el resto de su grupo observaba con interés desde donde estaban sentados — Viene hacia aquí.

— Un poco difícil ignorarla ahora — dijo con frustración Nastya.

—Hola chicas — saludó la rubia más que entusiasmada y Elena respondió con una mirada mientras las otras medio sonreían. La única persona que vocalizó una respuesta fue Yulia quien dijo, “ Hola,” y levantó su mano.¿ — Que gusto encontraros aquí — observó Svetlana — Que pequeño es el mundo ¿eh?

— Demasiado, a veces — contestó Elena.

— No seas una puta Elena, no te pega — Comentó Svetlana antes de girarse hacia Yulia.

— No sé si funciona para ti — respondió Lena.

— Elena — regañó la morena ligeramente, poniendo una mano en su brazo.

— Lo siento — se disculpó la ojiverde pelirroja.

— Gracias Yulia — dijo Svetlana apreciativamente — Es bueno saber que alguien aquí tiene algo de modales.

— Creo que deberías volver con tus amigos, Svetlana — le dijo seriamente Yulia.

— Aww, pero he venido a hablarte a ti — dijo Sveta, agitando sus pestañas ante Volkova y causando que Elena se tensase protectoramente.

— Tus amigos están allí — dijo Yulia señalando hacia Dima y los otros.

— Conocidos — aclaró Svetlana, refiriéndose de nuevo a la conversación que tuvieron en la clase de Francés.

— Conocidos — señaló Yulia en respuesta — Mira Svetlana, estoy realmente intentando no decirlo — dijo y la rubia la miraba confusa un momento.

— Decir ¿el qué? — preguntó.

— Quiero que te alejes — le dijo simplemente Yulia. La rubia pareció ligeramente sorprendida por la franqueza de la pelinegra pero rápidamente se recuperó manteniéndose de frente.

— ¿Por qué? — preguntó burlonamente — ¿Encuentras difícil mantener tus manos lejos de mi? — preguntó Svetlana.

— Algo así — contestó y Lena la miró con una expresión entretenida al entenderlo — Tengo problemas para manejar la ira... — aclaró esta vez — pero, eso ya lo sabes. Quiero decir, lo has visto, estabas en la cafetería el lunes...

Se calló lanzando una mirada significativa a Dima quien estaba observando la interacción con interés.

— Mira, no tienes que fingir solo porque tu novia esté aquí — dijo Svetlana intentando salvar la cara — Definitivamente estuviste flirteando conmigo en Francés — continuó en un intento de resolver el problema. La ojiazul morena ladeó su cabeza ligeramente y frunció el ceño mientras Olga se empezaba a reír de forma exagerada con la sugerencia de Svetlana.

— ¿Qué es tan gracioso? — preguntó la rubia volviendo su atención hasta ella.

— Yulia no puede flirtear — dijo Olga aún riéndose, Frida y Nastya uniéndose.

— Bueno, ayer podía — les dijo Svetlana.

— En realidad, no — dijo Olga aún riéndose, irritando a la rubia — No podría flirtear ni aunque su vida dependiera de eso, además, ayer por la mañana no podía ni siquiera hablar adecuadamente.

— Es un poco difícil flirtear sin poder hablar — señaló Nastya, haciendo una mueca — ¿No crees?

— En realidad — dijo Yulia levantándose — Necesito ir al baño — continuó y Svetlana intentó causar de nuevo problemas entre ella y Lena.

— Te veré allí en cinco minutos — dijo, levantando su ceja a la pelirroja quien estaba aún mirándola enfadada.

Yulia suspiró pesadamente y Elena podía sentir la irritación en su lenguaje corporal, sus intentos de ser educada se perdieron con la presencia de Svetlana, pero sin ser desagradable. La morena miró a la recién llegada, inclinando la cabeza por un instante antes de girarse hacia Lena para pasarla y abandonar su asiento, con la espalda frente a las otras chicas y a la mesa, con los ojos centrados en su novia.

— Eres una ansiosa — comentó Svetlana, sintiendo el poder de moverse hacia ella — No hay prisa Yulia, iré contigo si estás tan desesperada.

Yulia suspiró otra vez, poniendo los ojos en blanco molesta antes de subirse a la mesa que tenía detrás, inclinándose hacia delante. Puso ambas manos detrás de la cabeza de Lena y la acercó para chocar sus labios. La pecosa estaba sorprendida al principio, abriendo sus ojos en shock pero, mientras Yulia se deslizaba ligeramente de la mesa y ponía sus rodillas a cada lado de sus piernas, sentada a horcajadas sobre ella, la pelirroja profundizaba aún más el beso, relajándose en él. Elena cerró sus ojos mientras levantaba sus brazos alrededor de la espalda de Yulia, una mano cayendo hasta su trasero, la otra sobre su hombro mientras acercaba más a su novia, con sus lenguas azotándose calurosamente en sus bocas. Yulia movió su mano para acariciar una parte de la cara de Lena, frotando ahí su piel tiernamente con su pulgar mientras chupaba suavemente la lengua de esta. Con su otra mano, Yulia la metió bajo la camisa de la ojiverde, subiéndosela y dejando al descubierto su abdomen un poco mientras frotaba un costado de su pecho, justo debajo de su sujetador. Volkova empujó su pecho contra el de Elena, moviendo su pelvis ligeramente hacia adelante y forzando a su novia contra el respaldo del asiento. Separó sus bocas, moviendo la suya hasta el oído de Lena y susurrando:

—Puedes matarme por esto, más tarde — antes de coger aire ligeramente en el punto entre la parte inferior de la oreja de Elena y su mandíbula.

La pelirroja miró a Yulia mientras se levantaba de nuevo. Se sintió ligeramente desorientada, con su pecho latiendo rápidamente mientras intentaba recuperar el aliento, con sus pupilas dilatadas y sus labios hinchados mientras sus ojos seguían a su novia yéndose del asiento. La morena se paró delante de Svetlana quien tenía una expresión aturdida en su cara, con su boca abierta, aparentemente sin palabras por lo que acababa de ver.

—Eso está bien — dijo Yulia a la rubia quien seguía alucinando — Probablemente deberías volver con tus “conocidos”, — dijo poniendo énfasis en la palabra antes de pasar por delante suyo para ir al baño.

La pelirroja vio como Yulia desaparecía, con sus ojos abiertos sin creer lo que había pasado, aún aturdida. Miró a Frida, Nastya y Olga quienes compartían expresiones perplejas y desconcertadas.

— Bueno — finalmente consiguió decir Olga, rompiendo el silencio que había caído entre ellas — Supongo que en verdad sí sabe cómo flirtear.
Lena tragó saliva fuertemente aún atontada por las acciones de hace un momento de Yulia. Se aclaró la garganta mientras contestaba.

— Uh...sí...cierto... — dijo intentando formular una respuesta coherente. Olga se giró hacia Svetlana quien estaba mirando a Elena.

— Entonces — dijo la castaña recuperando su ingenio — ¿Hizo eso contigo en la clase de Francés? — preguntó y la rubia se giró para mirarla molesta, derrotada.

— Disfrutad de vuestra cena — prácticamente escupió mientras giraba sobre sus talones para regresar a sus amigos.

—Elena ya lo ha hecho — le dijo Nastya y ambas Olga y Frida se rieron en respuesta mientras Svetlana las miraba. La castaña más alta le dio un codazo a Nastya mientras se giraban a mirar a la pelirroja.

— Lena — dijo riéndose Nastya observando a su amiga quien estaba mirando por encima del hombro en dirección a los baños — Tierra a Lena — continuo Nastya cuando no respondió.

— Yo... Elena — dijo Olga en voz alta.

— Sí — dijo al fin sin aliento volviendo su mirada hacia las otras. Movió su cabeza ligeramente mientras intentaba aclarar su visión.

— Dime más sobre ser lesbiana — dijo Olga fingiendo seriedad mientras ponía sus codos en la mesa. Frida y Nastya se rieron con las palabras de Olga y la mirada de confusión en la cara de la pecosa — Eso ha sido...extrañamente caliente — se rió la castaña.

— ¿Me lo estás diciendo? — consiguió decir Elena entre respiraciones mientras miraba por encima del hombro hacia el baño — Jesús — respiró.

En el baño, Yulia había terminado de lavarse las manos cuando sintió algo irritado al final de su nariz, un líquido caliente cayendo de allí. Se limpió con la mano asumiendo que era su nariz que moqueaba, pero, levantó sus cejas, alarmada, con el pánico brotando ante la vista de una mancha rojo oscuro contra su piel. Puso sus ojos en el espejo, viendo como otra gota de sangre corría hasta su labio superior y cogió un pañuelo rápidamente, poniendo su cabeza hacia atrás y sosteniéndolo firmemente contra su nariz mientras la apretaba fuertemente.

— Mierda — murmuró mientras su visión se nublaba por un instante teniendo que apoyarse contra el lavabo que tenía delante. Permaneció así unos minutos, antes de bajar el pañuelo y mirarse de nuevo en el espejo — Mierda — dijo de nuevo mientras la sangre seguía escapándose de su nariz y cogía otro pañuelo, el anterior ya estaba empapado con sangre — Vamos — ordenó, poniendo su cabeza hacia atrás de nuevo y cubriéndosela otra vez mientras se apretaba el puente con los dedos — No me hagas esto ahora — dijo levantando la cabeza y moviendo otra vez el pañuelo. Se estudió a si misma en el espejo una vez más, esperando. Cuando dejó de sangrar, suspiró aliviada y rápidamente se limpió la nariz para quitar cualquier señal de que algo había pasado. Comprobó su apariencia brevemente en el espejo, preocupada sobre la causa de la hemorragia nasal pero más preocupada sobre tener que visitar el doctor otra vez. Tiró el pañuelo manchado a la papelera y rápidamente salió del baño, uniéndose a Lena y las demás. Su novia se movió rápidamente para hacerle un sitio.

— Te has ido un buen rato — señaló la pelirroja, después de besar a Yulia en los labios en forma de saludo — ¿Está todo bien?

— Sí, bien — dijo Yulia forzando una sonrisa en sus labios y cogiendo la mano de Elena en la suya para apretarla tranquilizadoramente — ¿Habéis pedido ya?— preguntó cogiendo el menú en su otra mano mirándolo con ganas, sabiendo ya lo que iba a pedir.

— Todavía no — dijo Lena levantando su otra mano para llamar al camarero — Estábamos esperándote.

—Chicas, ¿sabéis lo que vais a pedir? — preguntó el camarero y ellas asintieron en respuesta, tunándose para pedir la comida. Una vez que el camarero se fue, Olga se inclinó sobre la mesa furtivamente.

— Entonces — empezó a decir seriamente a Yulia — ¿Podemos hablar sobre dónde has aprendido a cómo hacer eso?

Yulia sonrió con la pregunta de su amiga.

— Oh — dijo dejando atrás todos los pensamientos sobre la hemorragia nasal y siguiendo — He visto a tu madre liándose con el cartero — Bromeó sin cambiar la cara.

Olga dejó caer su mandíbula con la respuesta de Yulia antes de estallar en carcajadas junto con las otras chicas, la morena observaba divertidamente mientras tomaba un sorbo de su bebida.



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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/31/2022, 4:53 pm

Esa es mi julia!!!! Marcando su territorio y demostrando que no deben subestimarla. Ojalá lo del sangrado no sea nada serio y siga la noche bien. Feliz domingo quería mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/31/2022, 8:30 pm

Capítulo 24


Un rato después, la camarera regresó con la comida y algunos platos extra de alitas que necesitaban para el reto recientemente acordado. Olga reiteró las bases del concurso para Frida, Nastya y Elena que estarían participando por primera vez. Una vez que el desafío comenzó, las chicas comenzaron a comer las alitas, cada una de ellas mirando a las demás de cerca para asegurarse de que nadie estaba haciendo trampa, manteniendo un ojo firme sobre sus rivales. Frida fue la primera en abandonar después de haber comido tan solo cuatro alas, su pequeña mano buscó una bebida desesperadamente para enfriar la boca que le ardía cada vez más. Nastya fue la siguiente en dejar el desafío, después de comer seis alas, su boca quemaba como los fuegos del infierno, se sentía demasiado caliente. Olga quedó en tercer lugar, al comer siete alas calientes. Eso dejaba a Elena y a Yulia luchando por el primer lugar, ambas inclinadas sobre su plato, devorando cada alita de pollo.

Yulia miró a Elena y sonrió con aire de suficiencia al notar que la cara de su novia comenzaba a tornarse roja mientras ella seguía comiendo. Lena agitó la mano delante de su boca, exhalando suavemente en un vano intento de enfriar su lengua. Miró el plato antes de mirar la copa, su boca pedía algún tipo de líquido a gritos. Volteó para mirar a Yulia, quien la observaba con expectación mientras mordía el alita de pollo que tenía en la mano, relajada, sin problemas.

Levantó una ceja inquisitivamente y Lena levantó la mano en señal de derrota para poder tomar un poco de agua, saboreando cada gota.

La morena terminó de comer su última alita para dejar los huesos vacíos sobre su plato, los huesos de las doce alitas de pollo que había consumido. Lamió sus dedos deliberadamente y se rió ante el rostro aún rojo de Elena.

—¿Te vas a comer esas? — preguntó señalando las pocas alitas restantes de Lena.

—No — respondió la pelirroja, dándole a Yulia una mirada de incredulidad — Por favor, dime que no te las vas a comer — cuestionó mientras la morena deslizaba el plato hacia ella.

—Son buenas — comentó, tomando un bocado de las alitas.

—¿Cómo demonios haces eso? — preguntó impresionada la pecosa — Siento como si mi boca estuviera literalmente en llamas. De hecho, podría haber perdido alguna capa de piel durante el reto, me duele mucho.

—Lo mismo digo — comentó Nastya tomando un gran sorbo de su bebida, sacando la lengua para intentar enfriarla más — Dejé de comer hace cinco minutos y mi boca aún está ardiendo.

—Bueno, supongo que es oficial — dijo Olga — Sigues siendo la campeona invicta del reto de las alitas calientes.

Yulia levantó su puño en el aire celebrando mientras terminaba de comer la última alita del plato de Elena, para después llenar su boca de bebida.

—Si en el peor de los casos no logro terminar la escuela secundaria — dijo Volkova en broma — Por lo menos sé que siempre podré recurrir a participar en competencias sobre comida.

—Claro, tú vas a fallar en la escuela — se burló su amiga — Sigues siendo más inteligente que yo, incluso después del accidente.

—Sí, bueno, eso no es tan difícil — bromeó la morena, guiñándole un ojo a Olga.

Las chicas terminaron de comer, haciendo caso omiso de la mejor manera posible a las miradas desde el otro lado de la cafetería donde estaba Svetlana y su grupo de amigos. De vez en cuando, Lena notaba a Sveta mirarlas, con una expresión de enojo en su cara, especialmente cuando ella centraba su atención en Yulia. Cuando finalmente terminaron de comer todo, se dirigieron al último destino de su día.

—Entonces, ¿a dónde iremos? — preguntó la pelirroja mientras jugaba con los dedos de Yulia — ¿Debo prepararme para esquivar a Svetlana otra vez? — agregó en broma.

—Elena — regañó su novia, apoyando la cabeza en el hombro de esta.

—Lo siento — se disculpó la pelirroja — Es que realmente me molesta, eso es todo.

—Creo que nos molesta a todas — comentó Nastya.

—Me gustaría que ella se diera cuenta de que debe dejarlas en paz — agregó Olga.

—Somos dos — opinó Elena. Se detuvo un momento para mirar a Yulia que miraba por el parabrisas, aparentemente perdida en sus pensamientos — Lo que me recuerda — dijo empujando ligeramente a Yulia — Aún te debo algo — Yulia se volteó para mirarla, sin haber oído lo que había dicho.

—¿Qué? — preguntó.

—¿Estás bien? — cuestionó Elena.

—Estoy bien — respondió Yulia — Solo estaba pensando, eso es todo.

—¿Sobre algo en particular? — preguntó su novia apretando su mano — Puedes decirme lo que sea. Nos comprometimos a hablar las cosas desde ahora, ¿recuerdas?

—No es nada — le aseguró — Solo me pregunto que vamos a hacer con Svetlana — mintió; su mente estaba preocupada por el sangrado de nariz que había tenido anteriormente.

—Yo opino que debemos matarla — bromeó Olga.

—Olga — reprendió Yulia severamente — No digas cosas como esas.

—Solo estoy bromeando — respondió la castaña agitando su mano con desdén.

—¿Podemos no bromear sobre cosas como la muerte y matar a la gente? — preguntó Yulia en serio.

—Tú lo haces todo el tiempo — le recordó Olga.

—Sí, yo puedo hacerlo — respondió la morena pensando en su propia mortalidad y si la hemorragia nasal podría afectarla — Consigues un pase gratis para bromear sobre eso cuando casi mueres.

—Casi muero una vez — dijo Olga divertidamente.

—Esa vez que un perro te persiguió en el parque no cuenta — le dijo Yulia riendo.

—Fue horrible — protestó la chica — Te juro que me habría comido si hubiera conseguido atraparme.

—Era un terrier — respondió Yulia riéndose ante el recuerdo — La mejor parte fue cuando te subiste a ese árbol — se burló.

—Desearía poder haber visto eso — comentó Nastya riéndose de la historia.

—Mi papá tiene un video de ese momento en alguna parte — le informó Yulia — Voy a ver si puedo encontrarlo para ti — prometió.

—¡Yul! — se opuso Olga — Vamos... no es divertido.

—Podemos hablarlo — dijo la morena con seriedad — Tal vez podemos entablar un trato.

— Ok — Olga estuvo de acuerdo — Pero no voy a negociar favores sexuales como lo hizo Frida.

—Claro que no, eres demasiado elegante para eso — bromeó Nastya.

—Obvio — dijo Olga.

—Volviendo al tema anterior — interrumpió Elena tomando la barbilla de Yulia para que la mirara — ¿Qué decidiste?— preguntó — Ya sabes, sobre Svetlana.

—Nada — suspiró la ojiazul — Supongo que solo me mantendré alejada de ella.

— O — dijo Olga alzando la ceja sugestivamente — Refregarle en la cara tu relación con Elena.

—Yo voto por eso — comentó Lena coquetamente — Jesús Yul — agregó — Un poco de advertencia no le haría mal.

—Lo siento — se disculpó sonriéndole a Elena — No pensé en eso. Ella es tan molestosa y pensé que era la mejor manera de hacerla callar.

—Bueno, definitivamente fue la mejor manera — rió su novia.

—Tuvo un efecto similar en ti si mal no lo recuerdo, Lena — dijo Frida mientras conducía. Elena solo se limitó a asentir.

—Aww... — murmuró Yulia mirando a la ojiverde — ¿Te dejé sin palabras? — preguntó sonriendo alegremente.

—Algo así — respondió Elena, inclinándose para darle un suave beso en los labios — Es algo bueno el hecho de que eres demasiado adorable como para matar.

—¿Así que no debo esperar mucho para volver a hacerlo? — preguntó Yulia.

—No lo sé — respondió la pelirroja con una mirada traviesa en los ojos — Creo que disfrutarías lo que tengo en mente para recompensarte.

—Mmm... — murmuró cuando Elena se inclinó y la besó de nuevo mientras le acariciaba la mejilla con el dorso de la mano.

—Eww... — comentó Nastya en broma antes de apartar la vista para mirar por la ventana.

Yulia cambió de posición para estar un poco más cerca de Lena levantando su pierna derecha, para cruzarla encima de su izquierda mientras de retorcía. Sintió a Elena sonreír a la mayor proximidad entre ellas antes de separar sus labios y abrir sus penetrantes ojos verdes que miraban la profundidad de los azules claros de Yulia que la observaban con atención.

—Nunca respondiste a mi pregunta — señaló la pelirroja riendo mientras Yulia hundía su cara en el hombro de esta, y la niña mayor pasó el brazo en torno al de la chica menor — ¿A dónde vamos ahora?

—A la sala de juegos — le dijo Yulia.

—¿En serio? — preguntó Elena.

—En serio — confirmó Yulia — ¿Está bien?

—Eso está muy bien — respondió — Me encanta ese lugar — Hizo una pausa por un momento mientras acariciaba la cicatriz en la frente de Yulia con el pulgar — Espero que estén todas listas para que les gane en el hockey de aire.

—Ya lo veremos Katina — desafió Nastya desde su asiento — Solo me ganaste la última vez que jugamos y he estado practicando.

—Eres pura boca — le dijo riendo a la ligera mientras Frida doblaba en la esquina para detenerse en el estacionamiento.

Todas se bajaron del auto y se dirigieron a la sala del juegos donde su tiempo se consumió durante el próximo par de horas disfrutando de la diversión que les proporcionaba el lugar. Elena le ganó a todas en el hockey de aire, derrotando a Yulia en numerosas ocasiones ya que sus reflejos estaban demasiado deteriorados como para defender su lugar. Olga y Nastya tuvieron una competencia en la máquina de baile. Todas se reunieron en un reto de tiros libres, Frida fue la ganadora y celebró su victoria, a pesar de su pequeña estatura.

Por último, ya que se acercaba la hora de irse, las chicas entraron a una cabina de fotos para recordar este momento, todas poniendo caras divertidas. Cuando terminaron, Olga se rió mientras miraba la tercera foto. Ella tratando de golpear a Nastya en el fondo, Frida tratando de retenerlas y en la parte delantera, Elena y Yulia besándose felizmente.

Durante el camino a casa, Yulia solo se puso a mirar las fotos que tenía en las manos, pensativa.

—Creo que esta es mi favorita — comentó Elena, apuntando a la foto en la que se besaban — Olga parece como si realmente le fuera a hacer daño a Nastya.

—Me encanta la expresión de Frida — rió Olga — Parece realmente preocupada — Elena rió al darse cuenta de que las palabras de Olga eran ciertas.

—¿Te molestaría si me quedo con estas? — preguntó Yulia, pasando su pulgar cuidadosamente sobre la foto.

—¿Para qué? — preguntó Olga sorprendida, sabiendo que Yulia ya no tenía fotos de ellas en su habitación desde el accidente.

—Quiero ponerlas en mi pared — respondió con honestidad — Quiero ponerlas al lado de mi pizarra. Ya sabes. ¿Está bien? — agregó con incertidumbre. Olga miró a Lena significativamente y las demás chicas asintieron con la cabeza.

—Absolutamente — dijo la castaña con una sonrisa en sus labios — Sí, sin duda, por supuesto que puedes quedártelas.

—¿No importa? — preguntó Yulia mirando a los demás rostros a su alrededor.

—No — dijo Nastya.

—Son tuyas — comentó Frida. Yulia sonrió y bajó las fotos en su regazo.

—¿Las pondrás en tu habitación? — preguntó Elena con sensibilidad al abordar el tema que todo el mundo parecía estar evitando.

—Sí — confirmó — Ya es hora de que tenga algunas fotos en mi pared de nuevo. ¿No crees?

—Totalmente — respondió Olga — Echo de menos ver tu estúpida cara por todas partes.

—Disfruté mucho esta noche — comentó Yulia pensativa — Fue muy divertido y realmente me ayudó a distraerme de todas las cosas con la policía. Quiero recordarla...

—Eso es muy bueno, Yul — comentó Elena besando su frente.

—Quiero decir, es un comienzo ¿verdad? — cuestionó mirando a Elena — Son pequeñas...

—Es un comienzo — interrumpió la pelirroja, sonriendo a su novia — Eso es todo lo que importa.

—Gracias por esta noche — añadió Yulia — Me alegra que todas seamos amigas — Elena abrazó a Yulia y Olga acarició su brazo.

—No quiero ser demasiado profunda — dijo Olga con seriedad — Pero también me alegro de que todas seamos amigas.

—También yo — comentó Nastya desde la parte delantera del auto.

—Igual — dijo Frida.

—Y yo — agregó Elena.

Todas se bajaron del auto y se despidieron. Nastya se quedaría en la casa de Frida y Olga con Yulia. Elena caminó, con una mano entrelazada con la de la morena, y en la otra sostenía las flores que le había dado en el comienzo de la noche. Juntas se dirigieron a la casa de la chica menor, Olga caminó junto a ellas con una expresión de felicidad en su rostro.

Una vez que llegaron a la puerta principal de la casa de Yulia, Olga le dijo buenas noches a Elena y le dio las gracias por permitir que el resto del grupo se colara en la “cita” de Yulia y ella.

—Estoy realmente considerando en convertirme en lesbiana después de obtener una visión de “la vida” — bromeó mientras se despedía de Lena, desapareciendo en el interior de la casa. Cerró la puerta para darle a las otras dos chicas un poco de privacidad.

—Así que, ¿nos vemos mañana? — le preguntó la pelirroja a Yulia, balanceando sus manos entrelazadas.

—Sí — respondió esta, sonriendo felizmente.

—Lo pasé muy bien esta noche — dijo Lena con sinceridad — Es lejos la mejor cita que he tenido.

—¿Incluso con la compañía extra? — preguntó Yulia incrédula.

—Creo que eso fue lo que la hizo tan especial — respondió con honestidad.

—¿No te importó que no estuviéramos solas? — cuestionó la pelinegra — Realmente quería que fuera algo especial, ya sabes... para agradecerte por todo lo que haces por mí.

—Fue especial — comentó besando a Yulia en la frente, sobre su cicatriz — Eres especial — añadió levantando la barbilla de la morena para que la mirara — Lo sabes ¿verdad? — Yulia se sonrojó al oír las palabras de Elena y desvió la mirada por un momento — Tengo la novia más increíble del mundo — dijo Elena alegremente.

—Eso no es verdad — comentó Yulia mirando a su novia a los ojos.

—Yulia —Lena empezó a protestar, pero la morena la interrumpió cuando sonrió.

—No puedes tener la novia más increíble del mundo si yo la tengo — le informó Yulia con seriedad. Lena sonrió ampliamente e incluso rió antes de inclinarse hacia adelante para juntar sus labios con los de la morena con fervor. Sus manos encontraron su camino en la zona lumbar, las flores aún se aferraban a una de sus manos. Yulia envolvió sus brazos alrededor de su cuello y presionó sus cuerpos aún más, dándole más profundidad al beso.

—Gracias por esta noche — le dijo Elena con gratitud besando suavemente sus labios entre cada palabra.

—Gracias por todo — replicó Yulia y Lena volvió a besarla, desesperada por el roce de los labios de la otra chica. Era como si la ojiverde viviera solamente cuando estaba inhalando el olor de Yulia, saboreando sus labios, compartiendo el mismo aire y el mismo aliento. Honestamente sentía que nunca podría tener suficiente de Yulia, todo su cuerpo ansiaba tener contacto con ella en cada momento que fuera posible, al punto en que no podía estar en la misma habitación con Yulia sin querer tocarla de alguna forma.

—Debo irme — dijo la pelirroja cuando se separaron, pero quedando conscientemente cerca de su novia, sabiendo que sus padres la matarían si llegaba tarde.

—Hasta mañana entonces — suspiró Yulia mientras Katina acariciaba su mejilla reflexivamente. Lena intentó ocultar su tristeza al tener que irse — Ve — impulsó Yulia sonriendo ante la obvia angustia de Elena.

—No quiero — admitió esta.

—Te van a castigar — comentó Yulia.

—Ugh — se quejó — Cinco minutos más.

—Elena — Yulia rió — Tus padres te van a matar si llegas tarde.

—Dios — dijo antes de besar a Yulia una vez más en señal de despedida, finalmente cediendo — Te veré mañana — dijo mientras metía un mechón de pelo detrás de la oreja de la morena.

—Buenas noches — dijo Yulia sonriendo y levantando la mano mientras Elena comenzaba a caminar hacia su auto.

—Que duermas bien — le dijo Elena, ya que sabía que Yulia a menudo no lo hacía.

—Tomaré algo — le informó — Tendré que hacerlo si no quiero escuchar los ronquidos de Olga — bromeó y la pelirroja rió mientras abría la puerta de su auto para entrar. La pelirroja agitó su mano para despedirse por última vez antes de alejarse de la acera y Yulia la observó irse antes de entrar a la casa.

—Hola hija — saludó Larissa.

—Hola — respondió Yulia mientras su madre la besaba en la mejilla — ¿Dónde está Olga?

—Ya subió — le informó su madre — ¿Tuviste una buena noche?

—Sí — dijo con una pequeña sonrisa en sus labios — Lo hice.

—Me alegro — dijo Larissa antes de continuar — Trata de no quedarte despierta hasta muy tarde. Yo sé como son tú y Olga cuando están juntas.

—Estoy agotada — comentó la pelinegra sinceramente — Creo que iré directamente a dormir.

—Ok — dijo Larissa dándole a Yulia un beso de buenas noches en la frente — Buenas noches, princesa.

—Buenas noches — le dijo Yulia sonriente, luego subió por las escaleras a su habitación en donde estaba Olga, quien ya se había puesto pijama y estaba envuelta bajo las sábanas de la cama de Yulia, roncando suavemente.

La morena se rió un poco, divertida por la rapidez con la que Olga podía conciliar el sueño cuando estaba cansada. Tomó las fotos de su bolsillo y las pegó en la pared, las admiró por un momento, una sonrisa se formó en sus labios al recordar este día. Después de unos minutos, tomó su pijama y se dirigió al baño para cambiarse antes de regresar a la habitación, apagar la luz y meterse a la cama. Se quedó mirando la espalda de Olga por un momento, la niña más alta yacía a su lado dándole la espalda y una pizca de celos nació por la facilidad con la que Olga dormía cuando ella apenas podía hacerlo por unos minutos. Frunció el ceño y suspiró levemente, rodando en la cama para encender la luz de su mesita y tomar el frasco que contenía sus pastillas para dormir para sacar una de su interior.

Finalmente, logró abrir el frasco, tomando una pastilla con su mano. Se quedó mirando la pequeña partícula azul por un momento antes de cerrar los ojos y llevársela a la boca, tragándola rápidamente sin agua. Cerró el frasco y lo dejó sobre la mesita de noche para luego sentarse en la cama. Se quedó mirando el techo, pensando en todo lo que había sucedido hoy, recordando felizmente la tarde con sus amigas y novia. Se imaginó la cara de Elena, sus penetrantes ojos verdes, el travieso brillo que tomaban cuando ella le hacía bromas, la sonrisa que jugaba en sus labios y sus largos rizos rojos. Habría jurado que podía oír la risa burbujeante de Elena y el eco de su voz en sus oídos mientras estaba allí y por un momento deseó que su novia estuviera junto a ella en lugar de Olga. Por mucho que Yulia amaba a Olga, no podía sustituir a Elena cuando se trataba de ciertas cosas. Elena tenía algo que hacía a Yulia sentirse segura sin decir ni una sola palabra. Solo necesitaba un simple toque, un pequeño gesto y Yulia instantáneamente se relajaba en su presencia. Lena podía consolarla en formas que nadie más podía, la mera idea de pensar en ella era suficiente para aliviar sus problemas, por eso, ella pensaba en Elena ahora, su mente estaba inquieta, preocupada por la hemorragia nasal que había tenido antes.

El médico le había dicho que volviera a verlo si tenía alguna inquietud, por pequeña que fuera, debía ir, pero ese era el problema, tenía que volver a verlo. No era que a Yulia no me agradaba su doctor, porque en realidad, él era un hombre bastante agradable. Ella le debía todo, ya que si no hubiera sido por su atención, ella probablemente no estaría aquí hoy. La idea de que algo estaba mal la estaba atrapando por completo, la idea de tener que volver a estar en la cama de un hospital la aterrorizaba. Honestamente, no pensaba que hubiera algo que pudiera soportar menos que otro ingreso al hospital, la última vez ya fue bastante malo. Así se preocupaba de estas cosas, mirando el techo, con los ojos centrándose en nada, con la mente fija en una cosa, Elena. Después de todo, se quedó dormida, imaginando los penetrantes ojos verdes de su novia, su cálida sonrisa y su buen corazón.

—¡Yul! — La morena escuchó a alguien gritar su nombre con ansiedad y sintió un temblor en todo el cuerpo — ¡Yul, despierta! — la voz se hizo más fuerte y Yulia trató de abrir los ojos, su mente estaba aturdida y desorientada.

Gimió y sintió algo chocar con su cuerpo. Vio un destillo azul y oyó el chirrido de los frenos, amortiguado ligeramente por algo. Sintió que todo su cuerpo estaba inmóvil mientras alguien la sacudía y oyó un ruido sordo antes de que todo se volviera negro. La opresiva oscuridad pronto fue interrumpida por el resplandor de luces brillantes y podía oír el ritmo de su corazón gracias a un pitido que predominaba en el lugar, la voz áspera de un hombre en su oído.

— ¡Yul! — ahí estaba esa voz de nuevo, esta vez más cerca y sintió un pinchazo en el brazo, por lo que se estremeció ante el reflejo — ¡Despierta, Yul! — dijo la voz de nuevo e intentó obedecer, sus ojos temblando por el esfuerzo, sus parpados se sentían pesados. Intentó levantar la cabeza, tragando saliva.

Quería gritar de dolor, sentía como si su brazo izquierdo estuviera en llamas, su cabeza palpitaba, pero no podía hacer nada, algo obstruía sus esfuerzos, sofocándola...

— ¡Yul! — gritó Olga y los ojos de Yulia se abrieron de golpe, su estómago se tambaleaba, haciéndola sentir nauseas.

Sintió la mano de Olga en su cadera, su cuerpo estaba frío y húmedo, empapada en sudor de pies a cabeza. Su respiración era entrecortada y su pecho se contrajo con fuerza mientras intentaba orientarse.

— Jesús, Yul — dijo Olga, mirando a su amiga con una sensación de pánico — Despierta — dijo Olga una vez más. La castaña se inclinó en la cama y encendió la luz que se encontraba en su mesita — Mierda — escuchó decir a Olga antes de que pusiera una mano en su cara, acariciándola suavemente en un intento de despertarla completamente — Yulia, ¿podrías por favor despertar de una puta vez? Mierda — maldijo la castaña y finalmente Yulia pudo distinguir el rostro de su amiga.

Sintió a Olga pellizcar el puente de su nariz con firmeza y se sintió confundida por un momento antes de que sus ojos notaran la pequeña piscina color rojo que ensuciaba el blanco de la sábana. Se despertó por completo rápidamente al darse cuenta de lo que había sucedido. Levantó una mano para empujar a Olga fuera del camino y se cubrió la nariz con el dorso de la mano, inclinando la cabeza hacia atrás.

— Jesús, Yulia — habló Olga cambiando su posición un poco, tratando de ayudar a su amiga — No inclines la cabeza hacia atrás. Te hará mal — Intentó protestar en contra de Olga, pero no podía hablar — Iré a buscar a tu mamá — dijo la chica saltando de la cama, lo que hizo que Yulia recuperara sus sentidos, corriendo delante de Olga para bloquear su paso por la puerta.

—No — atinó a decir.

—Yulia — dijo la castaña asombrada — Sal del camino.

—No — insistió Yulia, un nuevo hilo de sangre corría por su rostro. Levantó su brazo y lo atrapó antes de que cayera sobre el suelo.

—¿Estás hablando en serio, Yul? — preguntó Olga preocupada.

—Por favor — suplicaba — Nada importante...

—¿Nada importante? — preguntó la chica más alta con incredulidad — Yulia acabas de tener una puta pesadilla y ahora tu nariz está sangrando. Eso es nada importante...

—Está bien — le dijo — Se detendrá en un minuto, ¿de acuerdo?... solo... espera... ¿por favor?

—Espera — dijo Olga de repente al escuchar las palabras de Yulia con atención — ¿Ha pasado esto antes?

—Te prometo que está bien, Olga — le dijo mientras la manga de su pijama filtraba la sangre que derramaba su nariz.

—No te creo — dijo su amiga dudosamente con voz enojada — ¿Estás loca?

—Por favor — pidió Yulia — No le digas a mi mamá...

—Tuviste tu puto cráneo abierto hace unos meses, Yulia — le recordó Olga.

—Lo sé... — las lágrimas comenzaron a reflejarse en los ojos de la morena.

—Si lo sabes, ¿entonces por qué no estás preocupada por esto? — Le señaló la manga cubierta de sangre.

—Por favor Olga, te lo ruego — dijo desesperada — Por favor...

—De ninguna puta manera — dijo la mayor intentando abrir la puerta.

—No por favor, escucha — dijo Yulia frenéticamente — Por favor... solo... escúchame — Yulia bajó el brazo, la manga estaba cubierta de sangre.

—No puedes decirle a mi mamá — comentó con preocupación — Por favor... no puedes... decirle a nadie...

—¿Por qué? — preguntó la otra chica con seriedad — ¿Por qué no Yul? Dime una buena razón por la cuál debería guardar esto.

—Tengo miedo — admitió la pelinegra con una voz tranquila, las lágrimas se formaron en las esquinas de sus ojos — Ok, tengo miedo...

—Jesús — dijo Olga — También tengo miedo.

—Por favor. Por favor... no puedo volver ahí, Olga.

—¿Volver dónde? — preguntó la castaña sin entender.

—Al hospital — dijo Yulia rápidamente, mientras pasaba el dorso de la mano por su nariz, sintiendo otro chorrito de sangre fugarse.

—¿Quién dijo que tenías que volver ahí? Puede que no sea nada.

—Puede ser algo, sin embargo… — dijo aterrada — ¿Y si es algo Olga? ¿Qué pasa si tengo que tener otra cirugía?

—Entonces, es necesario que tengas otra cirugía, Yul — dijo rotundamente — ¿Cuál es la alternativa?

—No puedo. No puedo volver ahí, Jesús... por favor, Olga... te lo ruego...

—¿Chicas? — preguntó Larissa desde el otro lado de la puerta y Yulia la bloqueó antes de que pudiera abrirla.

—¿Sí mamá? — Miró a Olga desesperadamente.

—¿Está todo bien ahí dentro? — preguntó — Son las tres de la mañana.

—Lo siento — se disculpó, sin dejar de mirar a Olga — Tuve una pesadilla...

—¿Estás bien? — volvió a preguntar Larissa.

—Estoy bien — La morena prácticamente sollozó — Por favor, vuelve a dormir. No quise despertarte — Yulia sintió la manilla de la puerta moverse ligeramente contra su espalda y cerró los ojos en silencio orando para que su madre se fuera.

—Yulia — dijo Larissa confundida — ¿Por qué tu puerta está cerrada?

—Por favor — suplicaba la morena — Estoy bien... ve a dormir.

—¿Olga? — preguntó la mujer y Yulia la miró nerviosamente — ¿Qué está realmente pasando ahí?

—No es nada — dijo Yulia, mientras con su mirada le imploraba a Olga que no dijera nada.

—¿Olga? — preguntó Larissa nuevamente tratando de abrir la puerta una vez más.

—Mamá, por favor... — miró a Olga una vez más — Por favor — le rogó — Por favor, dile que todo está bien.

—¿Realmente crees que puedes esconder esto de ella para siempre? — le preguntó su amiga en voz baja — Ella lo sabrá en algún momento, Yul.

—Es que... — Yulia lanzó una mirada rápida a la puerta — Por favor... — rogó.

—Lo siento — dijo la castaña, dando un paso adelante para abrir la puerta.

—Olga por favor no — dijo Yulia, tirando de su brazo.

—Necesitas ver a un doctor — le dijo con seriedad señalando su nariz que ya estaba en calma, pero cubierta por sangre seca.

—Olga... — dijo Yulia una vez más — Juro que nunca te perdonaré si haces esto...— amenazó.

—Yulia — llamó Larissa con severidad desde el otro lado de la puerta — Abre la puerta ahora mismo.

—Por favor — suplicó la morena por última vez — Por favor, no me hagas esto...

Olga miró a Yulia y sabía que no había manera de que pudiera ganar. Habían dos opciones, poner en riesgo la salud de su mejor amiga, y posiblemente, de su vida, o abrir la puerta y correr el riesgo de perder su amistad. Sin pensarlo dos veces, Olga sabía que prefería que Yulia estuviera enojada con ella que verla muerta.

—Lo siento — dijo la castaña y Yulia soltó su brazo, derrotada.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/31/2022, 9:25 pm

Capítulo 25


—Hola — saludó Elena a Olga y Frida mientras se deslizaba cuidadosamente en una silla vacía junto a ellas.

—Hola Lena — dijo Frida, agitando su mano ligeramente en señal de bienvenida, con una sonrisa en los labios.

—Hola — respondió Olga, escaneando el espacio vacío detrás de Lena — ¿Dónde está Yulia? — preguntó preocupada. La pelirroja sacó su cuaderno y un bolígrafo de su bolso, poniéndolo sobre la mesa y contestó.

—En el hospital — informó abiertamente — Tenía que ver a su médico hoy — La pelirroja suspiró mientras lanzaba su bolso al suelo — Yo no estaría aquí su fuera otra cosa — continuó tristemente, compartiendo una mirada significativa con la chica más alta.

—Me odia — dijo Olga sin dirigirse a nadie en particular.

—Ella no te odia — tranquilizó Frida, acariciando el brazo de su amiga para reconfortarla — Ella solo tiene mucha presión en este momento...

—Ya han pasado dos semanas desde la última vez que me habló — intercedió la castaña más alta, con desánimo — Ella definitivamente me odia.

—Ella no te odia — reiteró Elena, apoyándose con los codos sobre la mesa — Frida tiene razón. Ella solo... — se detuvo por un momento tratando de pensar en la mejor manera de describir el estado actual de Yulia — … está luchando — dijo mientras ponía una mano sobre el hombro de la chica más alta, obligándola a mirarla — Trata de darle un poco más de tiempo — sugirió — Ella va a entrar en razón. Ustedes dos han sido amigas por mucho tiempo como para que ella tire todo por la borda. Ella no está enojada contigo. No en realidad.

—No lo sé — respondió la castaña con tristeza — Ya ni siquiera me mira desde que sucedió eso... Todavía recuerdo la cara que puso cuando abrí la puerta para dejar entrar a su mamá... era como si yo la hubiese apuñalado en el estómago con un chuchillo sin filo...

—Lo superará pronto — comentó Frida tratando de mantenerse optimista, repitiendo el dictamen anterior de Lena — Ya lo verás.

—No lo creo — contrarrestó — Nunca hemos tenido una discusión como esta, nunca antes. Ni siquiera puedo recordar la última vez que pasamos veinticuatro horas sin hablarnos... O sea, obviamente que eso pasó... después del accidente... pero... era diferente — comentó Olga y Elena se quedó pensativa.

—¿No que ella y su familia fueron a tu casa la semana pasada para la cena de Acción de Gracias? — preguntó la pelirroja — Debe haber hablado contigo...

—Ni una sola palabra — admitió esta — Nuestros padres nos sentaron juntas en la mesa y ella se las arregló para mantener el silencio.

—¿No dijo nada? — volvió a preguntar Elena — ¿Nada?

—Nada — repitió Olga, jugando inconscientemente con la pulsera que Yulia le había regalado hace unos años. Alzó la vista para mirar a Lena después de un momento, desesperada por obtener más información sobre la condición actual de Yulia y el motivo de su más reciente visita al hospital — ¿Ella está bien? — preguntó con preocupación.

—Ella está... bien — respondió la pecosa pensando en Yulia y sus recientes dificultades — Su autoestima está un poco bajo sin embargo. Al menos, eso es lo que me dijo. A veces me pregunto si ella me dice todo lo que siente o todo por lo que está pasando — admitió.

—¿Los médicos aún creen que es su medicación? — preguntó Olga — ¿Están seguros de que no tiene nada que ver con la lesión en su cabeza?

—Los médicos han hecho una gran cantidad de exámenes desde que... ya sabes... — Elena se fue apagando, sin querer referirse a los acontecimientos de cuando Olga encontró a Yulia con la nariz sangrando — Todo está normal según su mamá. Los exámenes no mostraron nada nuevo y su análisis de sangre estuvo perfecto.

—¿Aún tiene hemorragias nasales? — cuestionó Frida con interés.

—No tanto — respondió la pecosa — Tuvo una hace un par de días pero no fue tan malo como las veces anteriores. Los médicos esperan que el cambio de aspirina y naproxeno ayuden a que esto deje de pasar.

—No puedo creer que tenga que ir seguido al hospital — dijo Olga miserablemente — Ella odia ese lugar... ese día estaba tan asustada de lo que podía pasar...

—Olga, hiciste lo correcto — la tranquilizó Lena.

—No se siente así — respondió la chica — A veces me gustaría volver el tiempo atrás y haber hecho lo que me había pedido y mantener mi boca cerrada.

—Bueno, estoy agradecida de que no le hiciste caso — admitió Elena — Podría haberla matado por mantener eso en secreto. Pensé que ella estaba mejorando con la confianza entre nosotras... No sé por qué escondió algo que podría haber sido tan grave...

—Estaba aterrorizada — intervino la más alta — Nunca la había visto tan asustada. No podía soportar el hecho de tener que volver al hospital y mira lo que pasó...

—Yulia se dará cuenta de que fue lo mejor — comentó Frida — Ella sabe que solo estabas tratando de ayudarla, Olga. Estabas preocupada por ella...

—Soy una completa traidora para ella — interrumpió — Las convulsiones... no estaban planeadas... así que... ella tuvo que volver al hospital. Ella no tenía otra opción, pero, esto era algo que ella podía controlar y yo.... — Se detuvo un momento para mirar a sus amigas antes de continuar — Miren lo que ha pasado ahora — siguió — Ni siquiera podemos estar todas juntas. Me refiero, es miércoles y tú estarás con Yulia — dijo mirando a Lena — Y yo estaré con Frida y Nastya. Será nuestro primer miércoles separadas desde que comenzamos a pasar tiempo juntas... bueno, a excepción de la semana pasada que la pasamos con nuestras familias.

—Olga, esto no es tu culpa — le dijo Elena posando su mano sobre el hombro de la chica más alta — Has tratado hablar con ella...

—Lo sé pero mira en lo que me he metido... He intentado hablar con ella y absolutamente nada. Ni siquiera reconoce mi presencia.

—Trataré hablar con ella de nuevo — prometió la pelirroja.

—No, no — dijo Olga con firmeza — No quiero causar ningún problema entre ustedes dos. Yulia necesita alguien a su alrededor y ella no querrá estar contigo si intentas hablarle sobre esto. Es tan terca a veces...

—Uhm okay...— murmuró Elena comprendiendo lo que Olga intentaba decir.

—Por favor.... solo asegúrate de que esté bien ¿si? — preguntó — Prométeme que la vas a cuidar ¿ok?

—Lo prometo — dijo Lena con una triste sonrisa en los labios — Sabes que lo haré, Olga.

—Lo sé. Gracias por mantenerme informada sobre todo lo que ha estado pasando con ella — dijo agradecida — He estado muy preocupada. Me asusté más que la mierda cuando la vi así... había sangre en todas partes — Lena acarició el brazo de la chica amablemente antes de tomar su mano.

—No es nada serio — la tranquilizó — Los médicos no están muy preocupados por eso, así que no te preocupes, ¿de acuerdo?

—Estoy tratando — respondió la castaña — Pero es solo que, ella se ve tan cansada todo el tiempo. No puedo dejar de preocuparme, sobre todo cuando ella estaba haciendo las cosas tan bien antes — Lena suspiró al pensar los evidentes cambios en Yulia después de tener que volver al hospital.

—Ella no ha estado durmiendo mucho — le dijo Elena, con ganas de compartir toda la información que tenía para disipar sus preocupaciones — Desde que cambiaron su medicación ha estado teniendo muchos dolores de cabeza y dolor en la mano izquierda. Aún no encuentran las pastillas adecuadas para ella...

—¿Pero puede hablar bien? — preguntó Olga sintiéndose culpable.

—A veces puede hablar... otras no — admitió — Depende de lo cansada que esté, pero ha estado tranquila últimamente. Creo que extraña tenerte cerca, para ser honesta — confesó — Pero es demasiado orgullosa para admitirlo.

—¿Puedes hacer algo por mí? — preguntó Olga tomando la pulsera que cubría su muñeca para entregársela a Lena — ¿Puedes darle esto de vuelta?

—¿No era la que ella te había regalado? — Lena tomó la pulsera con incertidumbre.

—Sí — dijo Olga — Pero siento como si quemara mi muñeca cada vez que lo uso. Ella debe tenerlo.

—Ok — dijo la pelirroja colocando el brazalete en su bolsillo — Se lo daré en matemáticas.

—Dile... — Olga cambió de idea en el último minuto.

—¿Decirle qué? — preguntó Elena.

—Solo... dile que lo siento mucho ¿de acuerdo? — preguntó — Eso es todo, solo dile que lo siento mucho por todo.

—Lo haré — le aseguró la ojiverde cuando la Señorita Oksana se levantó de su asiento para dar algunos avisos. Olga, Frida y Elena no tenían otra oportunidad para discutir la salud de Yulia y cuando sonó la campana, se separaron para ir a sus respectivas clases.

Lena tenía clase de Francés, su mente estaba preocupada y llena de pensamientos sobre Yulia, mientras jugaba con la pulsera que le había entregado Olga. Estudiaba la pulsera con las manos mientras suspiraba interiormente ante el desastre que Yulia era. Había cambiado mucho desde aquel día, cuando Olga no hizo lo que pedía y dejó que su madre entrara a la habitación. Sus padres la habían llevado inmediatamente a la sala de urgencias.

Los médicos decidieron dejarla en el hospital por tres días, realizando varios exámenes. Lena la había visitado todos los días después de la escuela, preocupada por sus hemorragias nasales. La pelinegra había permanecido en silencio la mayor parte del tiempo, pero le había permitido a Elena abrazarla, enterrando su rostro en su pecho. Olga intentó visitarla en numerosas ocasiones pero ella la ignoró cada intento que tuvo por hablarle. Finalmente, después de que los exámenes demostraron que todo estaba bien en el organismo de Yulia, los médicos le dieron de alta, asignándoles diversos medicamentos para combatir las hemorragias.

El doctor de Yulia cambió inmediatamente sus recetas para tratar de reducir las hemorragias que podrían ocurrir en el futuro. Sin embargo, Yulia no solo sufría de nuevas hemorragias nasales periódicamente, sino que también había estado sufriendo de muchos dolores de cabeza y un dolor en la muñeca que a veces era insoportable. Elena pensó en lo feliz que Yulia había estado esa tarde, durante su cita. Olga tenía razón cuando le había dicho que debía aferrarse a los días buenos, porque últimamente parecían ser pocos y distantes.

Después de su clase de francés, Elena se dirigió hacia la clase de matemáticas con la esperanza de que Yulia estaría presente. Se sintió relajada al entrar a la sala y ver a su novia ocupar el asiento habitual en la ventana, caminando hacia ella para sentarse a su lado. La morena no se volteó para mirarla inmediatamente, aparentemente no se dio cuenta de su llegada, su mente estaba preocupada de otras cosas.

—Yul — dijo con voz suave mientras colocaba una mano sobre el brazo de Yulia para llamar su atención — ¿Está todo bien? — Yulia se volteó para mirarla y sonrió adormilada.

—Sí — respondió, tomando la mano de su novia para luego acariciarla.

—Entonces... ¿Cómo te fue en el hospital? — Yulia bajó la mirada por un minuto.

—Bien — dijo en respuesta, sus párpados cayeron pesadamente por un segundo — Tuvieron que sacarme un poco de sangre — le informó.

—Te ves cansada — comentó Elena, acariciando la cicatriz de la frente de su novia con cuidado.

—Estoy cansada — afirmó Yulia, sus párpados cayeron pesadamente otra vez.

—No deberías estar aquí — dijo Lena con seriedad, pero la mirada de Yulia le dijo que no había forma de que fuera a casa.

—Estoy bien — respondió con dureza, la pelirroja se estremeció interiormente ante su tono. Rozó la frente de Yulia de nuevo y cerró los ojos, inclinándose para besar su frente con dulzura.

—Lo siento — se disculpó, aquellas palabras se habían convertido en algo común dentro de su vocabulario durante las últimas semanas. Parecía que no podía tener una conversación con Yulia sin sentir la necesidad de pedir disculpas por algo. La mayoría de las veces ni siquiera sabía por qué usaba esas palabras.

—No, yo lo siento — agregó Yulia — Es solo que... estoy tan cansada.

—Lo sé — dijo Elena comprendiendo a su novia, acariciando su frente una vez más — ¿Te duele la cabeza? — preguntó con preocupación.

—Si un poco — admitió — No es tan malo sin embargo. Ha sido peor.

—¿Has tomado algo?

—Todo lo que debería — respondió con una pizca de irritación en la voz — Creo que es por eso que estoy tan cansada...

—Aún puedes hablar sin dificultades — señaló la pecosa positivamente.

—Dame una hora — respondió Yulia — Estoy segura de que hablaré incoherencias en el almuerzo.

—Yul — dijo Elena con tristeza mientras le acariciaba la espalda — ¿Hay algo que pueda hacer?

—No — respondió levantando la vista.

—¿Qué tal si te llevo a algún lugar en la noche y conseguimos algo de comer? — sugirió tratando de levantar el estado de ánimo de su novia.

—No me siento bien como para ir — respondió con honestidad — Creo que prefiero quedarme en casa.

—Okay — respondió la ojiverde con resignación. Yulia arrugó la nariz y frunció el ceño al oír el tono de Elena y suspiró.

—Sé que es aburrido. No tienes que venir si prefieres pasar el rato en casa de Frida... Supongo que soy una especie de novia aburrida por el momento... — reflexionó.

—No, no es eso — dijo la otra chica besándola en la mejilla, en un intento de tranquilizarla — Es que... no pensé que me quisieras cerca. Pensé que querías estar sola — Yulia miró a Elena y estiró la mano para acomodar un mechón de su cabello.

—Por favor, quédate conmigo — le pidió.

—Claro que lo haré — respondió Katina apretando la mano izquierda de su novia.

—Sé que no incluiste esto cuando consideraste ser mi novia — dijo Yulia evidentemente enojada consigo misma por no ser la novia que Lena merecía.

—Está bien — le aseguró la chica — Solo estás teniendo un mal día, eso es todo.

—Eso es todo lo que parece ser por el momento — comentó fríamente.

—Tal vez deberías hablar con Olga — comentó la ojiverde.

—No — dijo con simpleza.

—Yul, ella está muy preocupada por ti. Se siente muy mal por lo que pasó y te echa de menos — Elena se detuvo por un momento para evaluar la reacción de Yulia a sus palabras, pero solo se encontró con apatía de su parte — Sé que tú también la extrañas — agregó con delicadeza. La morena la miró con una expresión llena de tristeza en su rostro y por un segundo, Elena pensó que su novia estallaría en lágrimas — Ella me dio esto y me dijo que te lo entregara — dijo sacando la pulsera de su bolsillo para entregárselo a Yulia, quien lo estudio con una expresión indescifrable.

—Le di esto a ella — señaló la chica finalmente — Es... era un regalo. Ella... ¿no lo quiere más?— preguntó.

—Me dijo que te lo diera porque siente todo lo que pasó — dijo Elena — Se siente realmente mal por todo, Yul.

—No debería — respondió y Lena se sintió esperanzada ante este comentario — Ella no ha hecho nada malo.

—¿Así que vas a hablar con ella? — preguntó la pelirroja con optimismo.

—No — respondió y su novia frunció el ceño con confusión.

—¿Por qué? — preguntó la chica de ojos verdes, perpleja.

—Es que... no puedo — respondió Yulia bajando la mirada.

—Yul... — comenzó a decir Lena, pero su frase fue interrumpida por el Señor Ivanov que había llegado al salón.

Tenían una prueba programada para hoy, así que Lena no pudo convencer a Yulia para que hablara con Olga hasta la hora del almuerzo. La pelinegra se sentó decididamente tranquila en su lugar habitual en el comedor. Elena notó a Yulia mirar a Olga sutilmente y decidió que esta era la oportunidad de abordar el tema una vez más.

—Ve y habla con ella — le dijo Elena — Ella hablará contigo, Yul. Ha estado desesperada por hablar contigo durante dos semanas.

—No quiero hablar con ella — respondió tomando otro bocado de su sándwich, mirando a Olga una vez más.

Lena miró por encima del hombro y sonrió cuando vio a Olga mirarlas con una triste expresión en su rostro. La castaña saludó a Elena y Yulia con curiosidad, pero solo Elena respondió.

—¿Qué estás haciendo, Yul? — preguntó la pecosa fervientemente — Ambas son infelices respecto a esto...

—Por favor Elena, solo déjalo así — cortó con desesperación.

—No, no lo entiendo — dijo mientras miraba a Olga una vez más — No la odias y no la culpas, pero ¿no la perdonarás? — Yulia dejó caer su sándwich sobre la mesa ya que había perdido el apetito y se masajeó la sien de nuevo.

—Por favor, solo... déjalo — dijo cerrando los ojos por un momento.

—Yul, esto es ridículo — dijo su novia con incredulidad — Olga te ama... ella solo estaba tratando de ayudarte...

—¡Ella no me ayudó! — Le gritó, las lágrimas comenzaron a amenazar con escapar de sus ojos — Ella no lo hizo.

—Acabas de decir que no fue su culpa — señaló Elena, sorprendida por el veneno en la voz de su novia — Dijiste que ella no había hecho nada malo...

—Sé que estaba tratando de hacer lo correcto — dijo frotándose la sien — Ya lo sé. Honestamente, ya lo sé...

—Entonces ¿cuál es el problema? — le preguntó la ojiverde.

—Yo — respondió a con frialdad — Yo soy el problema, Elena.

—Yulia, no lo eres...— dijo, moviendo su mano para colocarla en el antebrazo izquierdo de la pelinegra.

—Por favor, no me toques — le dijo retirando su brazo — Por favor...— le suplicó.

—Lo siento — se disculpó esta, aquellas palabras ya eran bastante familiares para ella. Yulia dejó caer la cabeza entre sus manos y se rió para sus adentros, un sonido algo inquietante que estaba fuera de lugar en este momento.

—Lo sientes — dijo Yulia — Olga lo siente, mis médicos lo sienten, todos piden perdón por esta mierda... — continuó.

—Ok, no te hagas esto Yul — dijo Elena, tomando la barbilla de su novia para mirarla.

—No te enojes — dijo Yulia, perdida en sus propios pensamientos — No te preocupes, no te frustres o... no te molestes — Hizo una pausa por un minuto para mirar a Elena — Lo estás haciendo muy bien — comentaba con un tono burlesco — Estás mejorando cada día; estás avanzando... deberías estar orgullosa de tu progreso... Yo no estoy mejorando, Elena — dijo con la voz llena de enojo y tristeza, agarrándose un lado de la cabeza para continuar — Yo no estoy mejorando... y tú sigues a mi lado como si algún diera fuera a despertar y finalmente ser la persona que tú mereces que sea...

—Sabes que no es así... — comentó Lena pero Yulia la interrumpió.

—Primero las convulsiones... Y luego las hemorragias nasales... y el dolor de cabeza constante, el ardor en el brazo, las inyecciones, las agujas...

—Yul, cálmate mi amor — dijo Elena extendiendo su mano para ponerla sobre el hombro de la chica — Solo respira... está bien.

—No está bien — decía. Estaba completamente inconsciente de la presencia de Elena, su mente era un caos — No aprobé el examen de matemáticas, ni siquiera contesté una pregunta... No me podía concentrar...

Lena respiró hondo y miró a Olga quien las observaba, evidentemente consciente de lo que estaba ocurriendo. La chica más alta hizo un movimiento para levantarse, pero Lena levantó la mano haciendo una señal para que se detuviera.

—Yul... mírame...— pidió la pelirroja, con lágrimas en sus ojos — Soy yo, Elena... solo... cálmate... mi amor... no te pongas así... tendrás otra...— Se detuvo al ver sangre caer por la fosa nasal izquierda de Yulia y sintió su estómago revolverse — ¿Qué pasa? — preguntó inclinándose mientras sostenía un pañuelo para dárselo a la morena, quien lo vio pero lo ignoró — ¿Por qué estás haciendo esto? Estaba todo muy bien...

—Me odio — respondió Yulia en voz alta. Finalmente expresó el odio que sentía por si misma desde el accidente, y el corazón de Elena se rompió ante estas palabras — Soy una mierda, soy totalmente inútil — gritó poniéndose de pie, golpeando la mesa con la mano — Mierda — dijo y Elena se levantó, notando que Olga estaba al tanto de todo.

Todos los estudiantes estaban observando la escena ahora y Lena no pudo no sentirse cohibida.

—No puedo soportarlo más — gritaba Yulia, con el rostro cada vez más rojo y su respiración era más rápida — Todo es una mierda... una... puta... mierda.

Elena sintió a Olga acercarse, pero no pudo asegurarse de nada ya que no podía quitar la mirada de Yulia. Sabía que si intentaba tocarla, la pelinegra la alejaría, pero si no lo hacía, se haría daño a ella misma.

—¿Por qué estás conmigo? — Le preguntó y Elena iba a responder pero no se le dio la oportunidad ya que la otra chica siguió hablando — Podrías ser amiga de quien quisieras, podrías salir con quien tú quisieras pero no lo haces... ninguna de ustedes lo hace... ¿por qué? No entiendo. ¿Por qué siguen aquí? ¿Por qué soportan toda esta mierda? ¿Por qué?

—Yul — dijo Elena con voz tranquila. Se acercó una vez más, tomando su mano.

—¡No me toque, coño! — gritó — No quiero que me toquen, solo... déjenme tranquila. Solo...— Yulia estiró su brazo para poner la mano sobre su cabeza, sintiéndose mareada, aún corría un hilo de sangre por su nariz.

—Yul... — habló Olga, parándose junto a Elena al igual que la Señorita Oksana.

—Vete a la mierda — dijo Yulia poniendo una mano sobre la mesa para mantener el equilibrio — Vete a la mierda — dijo de nuevo, con la voz un poco más débil, con algo de amargura.

—Yul — dijo Lena de nuevo, dando un paso más cerca de ella con preocupación. La morena comenzó a golpear la parte superior de su cabeza con las palmas de sus manos, suavemente al principio y luego con más fuerza, maldiciendo entre dientes.

Lena aprovechó esta oportunidad para acercarse más y le tomó la mano derecha con firmeza, pero su novia solo intentaba liberarse del agarre.

—¡Déjame ir! Elena... déjame ir...— Lena no sabía si se refería a este momento o para siempre, pero miró a la Señorita Oksana que estaba de pie observando la escena, y recordó las palabras que le había aconsejado la última vez que había pasado algo parecido.

“Quédate junto a Yulia. Aún cuando las cosas seas difíciles para ella y trate de alejarte. Debes estar ahí con ella especialmente, porque será cuando más te necesite.”

—No — respondió con firmeza.

—Detente — pidió Yulia, tratando de golpear con los puños el pecho de su novia — ¡Detente, mierda! — Yulia intentaba golpear a Lena, lo intentaba, muchas veces, pero Elena la abrazaba con fuerza, muy cerca de ella — ¡No!— protestaba mientras Elena mantenía su agarre — Basta por favor...

—Shh... — susurró la pelirroja acercando más a su novia, manchando su camisa con la sangre que corría por la nariz de esta. Echó los brazos alrededor del torso de la pelinegra, sin dejarla ir, hasta que los puños de Yulia se calmaron — Shh...— intentó calmarla una vez más, acariciando su cabello suavemente — Todo está bien — le aseguró.

—Por favor...— dijo Yulia con su voz más tranquila — Por favor...— su cuerpo por fin se calmó y decidió quedarse entre los brazos de Elena mientras sollozaba abiertamente — Por favor haz que todo esto se detenga — dijo llorando — Solo quiero que todo esto termine — después de que estas palabras salieran de su boca, se desplomó en el suelo, aún entre los brazos de la pelirroja — Lena besó su frente, llorando al igual que ella — Por favor... haz que se detenga... por favor Elena... por favor...

—Okay — dijo la pecosa besando su frente una vez más mientras la mecía ligeramente entre sus brazos — Todo está bien...

—Por favor — pidió Yulia una vez más llorando en el hombro de Elena — Por favor...

—Te tengo — la consoló, mirando a la Señorita Oksana que puso una mano sobre su hombro en señal de apoyo — Te tengo Yul... todo está bien... shh... lo prometo. Te tengo, no te dejaré.

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Lena, te amo!

Espero haberlas compensado este domingo!

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 2 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 7/31/2022, 11:35 pm

Que fuerte vale apenas un buen día y ahora todo se puso tan mal es muy duro para julia adaptarse a tantas cosas realmente es duro a pesar de q la quieran tanto para ella misma tanto dolor tantas limitaciones como afrontarlo y tener esperanzas en el futuro es realmente duro 😭😭😭. Y para las amigas lena y su familia también es una prueba muy grande. Espero que las cosas mejoren en los próximos capitulos, saludos querida 😘😘
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