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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Dom Oct 09, 2022 2:43 pm

Capítulo 71

Sábado por la mañana, tres semanas después, Elena estaba haciendo su ruta habitual desde su casa hasta la de Yulia, conduciendo su Chevrolet rojo a lo largo de las calles silenciosas de la ciudad en el aire caluroso de la primavera. Tenía el vidrio de su ventana bajado y una fuerte brisa entraba por el vehículo, moviendo su pelo mientras cantaba en alto la canción de la radio, con entusiasmo.

—Let it go, let it roll right off your shoulders. Don't you know? The hardest part is over. Let it in, let your clarity define you, in the end, we will only just remember how it feels. All lives are made, in these small hours, these little wonders, these twists and turns of fate. Time falls away but these small hours still remain.— Cantaba felizmente, las letras de Rob Thomas haciéndola sonreír ampliamente, haciendo que el significado de la letra, tuviera más sentido para ella del que lo había tenido previamente.

Recordó cada una de las palabras sin esfuerzo, su memoria poseía un talento extraordinario para retenerlas a pesar del hecho de que no había escuchado la canción durante años. Daba golpes en el volante rítmicamente con la música mientras conducía, encontrándose a sí misma agradecida por el oyente que llamó a la radio para pedirla, la canción iba a juego con su estado de humor perfectamente.

—Let it slide, let your troubles fall behind you. Let it shine, 'til you feel it all around you. And I don't mind, if it's me you need to turn to. We'll get by. It's the heart that really matters in the end. All lives are made, in these small hours, these little wonders, these twists and turns of fate. Time falls away but these small hours still remain.— Continuó alegremente, con sus gafas de sol puestas en el puente de la nariz para proteger sus ojos del sol, que estaba brillando cegadoramente.

—All of my regret will wash away somehow, but how can I forget, the way I feel right now...— dijo bajando la voz, tarareando el ritmo mientras la canción llegaba una vez más a repetir el coro final.

Justo ahora, en este exacto momento, Elena se sentía feliz. No había ninguna otra palabra que pareciera más apropiada a su disposición actual. Estaba feliz, en casi cualquier forma y cada aspecto de su vida.

Por primera vez, posiblemente, era perfectamente feliz.

—¿Cuándo pasó? — pensó para sí misma, sonriendo ampliamente al darse cuenta de que había girado hacia la izquierda a una calle que estaba a unos cuantos bloques de la casa de Yulia.

Parecía que había sido sólo ayer cuando la pequeña, inquieta morena había cometido el error; muy literalmente, de entrar en la vida de Elena y decir que había sido más fácil desde entonces no sería más que demasiado impreciso. Habían compartido muchas dificultades desde el otoño pasado, la salud de Yulia, mentalmente y físicamente, luchaba mucho contra ellas. Sin embargo, desde que ella y Yulia se habían sentado con Svetlana, poniendo su problemático pasado atrás, algo había cambiado. Parecía, al menos, que la tormenta realmente había empezado a calmarse y que el mar estaba una vez más, no sólo suavizado sino que casi sereno.

Las últimas semanas habían estado llenas de días buenos para la pareja, citas para disfrutar y conversaciones cómodas sobre nada realmente importante. Las tardes las pasaban tumbadas juntas en la cama de Yulia; con sus brazos envueltos alrededor del cuerpo de la otra mientras escuchaban sus canciones favoritas y veían películas que las hacían reírse a carcajadas incontrolablemente.

Lena podía sentirse indudablemente, que el inesperado cambio que había tenido lugar, era un cambio repentino en la marea. Ahora cada día que pasaba parecía llevar con él una vista mejor del horizonte, la niebla espesa y opresiva se levantaba y las olas se tranquilizaban, para que así pudiera ver ahora la orilla en la distancia inmediata de nuevo.

“Un mar tranquilo nunca hizo a un marinero experto” pensó Lena, con el recuerdo de la primera cita que tuvo con Yulia volviendo a ella casi instantáneamente, recordando el tono reflexivo de la voz de su novia de aquella noche haciendo eco en sus oídos como si estuvieran de nuevo sentadas juntas, bajo las estrellas. Nunca había escuchado esa cita antes de conocer a Yulia, pero ahora, tenía un lugar especial en su corazón junto a su novia, dos cosas eternamente unidas por la parte significativa que habían tenido en sus vidas; por su amor a ellas. Sus ojos cayeron reflexivamente hasta el anillo de promesa que la morena le había dado con la cita grabada dentro, cuando la luz del sol hizo que la banda plateada brillara hasta sus ojos que lo estudiaban de cerca.

Un mar en calma no hacía a un marinero experto. Elena estaba casi segura de eso. Se había dado cuenta con el transcurso de su relación con Yulia de que la única manera de aprender y crecer era afrontar las dificultades, tus propios retos personales, con un sentido de determinación de acero, y más importante, tu mayor esfuerzo posible. Sería difícil a veces y tendrías que luchar, te debatirías hasta el punto de rendirte, hasta estar al filo del precipicio de la derrota, las olas de desesperación eran aparentemente demasiado altas para escapar. Habría días en los que fallarías, donde permitirías que el agua golpease contra tu cubierta, donde considerarías simplemente permitirte ahogarte en ellas. No había vergüenza en ello, en crear una situación sin esperanzas, no hay vergüenza mientras no permitieras que la hubiera, mientras sigas animándote a seguir adelante, mientras sigas intentándolo. Un viaje con baches estaba prácticamente garantizado pero, si persististe, si seguiste con tu fe de que el mal tiempo se iría, si continuaste quitando agua con un cubo cada día, te encontraste llegando a la tierra, seca de nuevo, dándote esperanzas y optimismo, impulsándote hacia ello con un entusiasmo renovado.

Después de meses navegando por aguas turbulentas, de navegar el duro mar, Elena y Yulia estaban prácticamente al final de su viaje. Estaban justo en casa y todo estaba finalmente recomponiéndose.

La tempestad estaba aún fuerte a su alrededor, con la suficiente fuerza para golpearlas ligeramente pero no lo suficiente como para ahogarlas completamente y las olas habían disminuido amablemente, así que a pesar de que sacudieron su barco no eran lo suficientemente fuertes para volcarlo.
Elena podía ver la orilla en el horizonte ahora. Conseguía tener una visión mejor cada día que pasaba sin dificultad, sin nada más que una tranquilidad, y sabía que una vez que estuvieran a salvo en casa, cuando finalmente hubieran atracado su barco en el puerto poniéndose de pie sobre tierra firme, se darían cuenta, la travesía turbulenta que habían tenido no importaba, no cuando el destino era tan preciosamente escénico y tranquilo. No importaría porque lo habrían conseguido, habrían sobrevivido y ambas serían más fuertes por ello, más resistentes. Habrían sobrevivido y se habrían encontrado a sí mismas en un sitio lleno de cielos claros y nada más que una brisa de verano, un sitio donde tomar el sol dorado, como lo hacía ahora, un sitio donde podrían calentar sus huesos mojados, donde ambas serían felices; dichosas, juntas.

Lena no era lo suficiente inocente para pensar en que las nubes no empaparían el suelo de nuevo en algún punto, que otra tormenta volvería a romper contra la orilla limpiando toda la arena con ferocidad. Los últimos nueve meses no le habían enseñado ninguna otra cosa más que eso. La felicidad no era un estado permanente; iba y venía, como las olas. Habría días buenos y malos. Lo importante era recordar que no podías tener una cosa sin la otra. Entonces, había aprendido que no tenía que preocuparse más. Ya no temía otro huracán, otro aguacero, otra tormenta. Si estaba segura de algo, era de eso; ya había sobrevivido una tempestad, podría sobrevivir perfectamente a otra.

—No, un mar en calma nunca hizo un marinero experto — pensó para sí misma mientras llegaba con su coche hasta la casa de Yulia espiando a su novia que estaba sentada en el escalón de la puerta, con un libro, como siempre, en sus manos — ¿pero sabes lo que lo hace? Hace una muy jodida y perfecta existencia — Señaló, sonriendo para sí misma ante la vista del ensimismamiento de su novia en la historia que sostenía, sus ojos aún firmes en la página, inconsciente de su llegada.

Apagó el motor y salió del coche, cerrando la puerta firmemente detrás de ella, con un golpe lo suficiente alto para captar la atención de Yulia, del libro de sus manos. Miró hacia arriba y sonrió a la chica de ojos verdes que se acercaba, con su mano derecha saludándola animadamente mientras cerraba el libro de su mano izquierda, levantándose.

—Hey — dijo la morena calurosamente, poniendo el libro en el escalón detrás de ella mientras Elena seguía el camino hacia ella, levantando sus gafas de sol hasta su cabeza.

—Hola — devolvió Elena, abrazando a su novia en sus brazos y plantando un tierno beso contra los suaves labios de ésta en forma de saludo —¿Qué estás haciendo aquí fuera?

—Te estaba esperando — le dijo Yulia y la pelirroja sonrió ante la admisión mientras soltaba a la chica más pequeña.

—¿Lo estabas haciendo? — preguntó y Yulia asintió con su cabeza antes de hacer un gesto hacia el libro que estaba en el suelo.

—Sí, no podía esperar para verte — contestó tímidamente, con sus mejillas enrojeciéndose — y hacía tan buen día que pensé en sentarme aquí y leer hasta que llegaras — explicó Yulia.

—¿Qué estabas leyendo?— cuestionó Lena interesadamente, con su mirada cayendo hasta el libro abandonado que estaba en el escalón de la puerta delantera de la casa, intentando leer el título de éste.

—Eleanor & Park — respondió, con una mirada complaciente en su cara ante el interés de Lena.

—Creo que no lo he leído — Musitó la pecosa en alto —¿Está bien?

—Lo he empezado hace diez minutos — le informó a la chica más alta, encogiéndose de hombros —Pero parece prometedor.

—¿De qué va?— cuestionó Elena y Yulia se agachó para coger el libro de donde estaba, dándoselo a ella para que lo examinase.

—Es sobre dos adolescentes que se enamoran — habló mientras Lena leía el resumen, levantando sus ojos de la contraportada para encontrarse con los ojos azules de su novia cuando terminó.

—Sabes que probablemente tendrá un final que romperá el corazón ¿verdad? — dijo la pecosa, dándole de vuelta el libro a Yulia —Estas historias nunca terminan felizmente. Un personaje siempre termina muriendo o rompiendo el corazón del otro personaje.

—No siempre — dijo en desacuerdo, estudiando la portada del libro y girándolo en sus manos — A veces los autores te sorprenden — Comentó

—Además — añadió pensativamente — mi corazón va a ser reparado hoy así que ¿cómo de roto podría acabar? — Lena extendió su mano y quitó un mechón de pelo de los ojos de Yulia.

—¿Conociéndote? — preguntó retóricamente —Estará destrozado — dijo, riéndose ligeramente —Eres una romántica empedernida, cariño — le informó amablemente, con sus dedos trazando la cicatriz de encima de la ceja izquierda de la morena, delicadamente — Me acuerdo del desastre que eras cuando terminaste de leer “The Fault in Our Stars” — Le recordó — Tu corazón se rompe literalmente en mil pequeños pedazos cada vez que lees uno de esos libros. Entonces, dime cuando estés llegando al final y te traeré un poco de helado para ayudarte a adormecer el dolor ¿vale?

—¿Me traerías helado para ayudarme a superar el corazón roto de dos personajes ficticios? — preguntó Yulia, con sus ojos brillando en el sol de la mañana, poniendo énfasis a su sonrisa.

—Claro — contestó la pecosa, poniendo una mano en el hombro de la chica —Me encanta cómo te involucras en las historias que lees, Yul. Es una de mis cosas favoritas de ti. Eres tan apasionada con la literatura — Siguió, pausándose para coger la mano libre de su novia — Podría sentarme y verte leer durante horas — admitió, apretando la pequeña mano de su la pelinegra — Eres tan empática y sensible que es como si desaparecieras en la historia — Dijo con afecto — Tu cara sufre un millón de pequeños cambios de expresión dependiendo de lo que está pasando en las páginas que tienes delante y puedo prácticamente ver la historia desarrollada a través de tus ojos, son tan emotivos — Elena acarició el brazo de Yulia ligeramente con sus dedos — Entonces, si estás triste porque dos personas de las que te enamoraste no tienen un final feliz, bueno, te traeré helado, ¿vale? — dijo — Te traeré helado y te sostendré cerca hasta que ya no estés triste, porque todos los personajes ficticios están basados en alguien, todas las historias tienen alguna base en la vida y no hay nada malo con lamentar la pérdida del amor y ser sensible con el dolor de otra gente.

Yulia exhaló lentamente, mientras su boca se curvaba en una sonrisa lateral ante el tono de sinceridad de la voz de Lena.

—¿Lo dices de verdad? — preguntó y la pecosa asintió, con sus manos extendiéndose para tomar las mejillas de la chica más pequeña.

—Sí — contestó Lena — De verdad — confirmó, besando a Yulia suavemente en los labios, con el pulgar de su mano izquierda acariciando su mejilla derecha con cariño.

—Estoy encantada de que vengas al hospital conmigo hoy — Le dijo Yulia sinceramente, con sus ojos encontrándose con los verdes de su novia.

—¿Pensabas que no iría? — preguntó Lena riéndose ligeramente y Yulia negó con la cabeza.

—No — contestó y el ceño de la pelirroja se frunció mientras intentaba leer la cara de Yulia, haciendo que esta se quedara aparentemente pensativa, con sus ojos mirando a través de ella hacia algo en la distancia.

—¿Estás preocupada? — preguntó la pelirroja, queriendo tranquilizarla si era necesario.

—¿Sobre el procedimiento? — cuestionó, sus ojos volviendo hasta los verdes de Lena.

—Sí — respondió la pecosa.

—No. No realmente — Le dijo Yulia sinceramente, con una sonrisa apareciendo en sus labios de nuevo mientras la mano de Elena acariciaba su frente sobre la cicatriz — Mi doctor dijo que es bastante directo. Sólo unas cuantas descargas rápidas en el corazón y voilá, no más dolor de pecho y no más palpitaciones.

—Me suena bien — comentó Elena, encantada.

—A mí también — dijo de acuerdo Yulia.

—Entonces, ¿a qué hora tenemos que estar en el hospital? — preguntó, quitando la mano del lado de la cara de Yulia mientras la chica más pequeña se giraba y daba un paso atrás hacia la puerta.

—Tenemos como veinte minutos antes de irnos — contestó la morena habiendo echado un vistazo rápido a su reloj mirando la hora. Abrió la puerta para su novia y Elena entró, siguiéndola y cerrándola. Puso el libro que había estado sosteniendo en una de sus manos sobre la mesa del pasillo.

—¿Tienes todo lo que necesitas preparado? — cuestionó Lena mientras Jasper se tiraba encima de ella, con ganas. Se agachó y le acarició mientras Yulia contestaba.

—Sí, sólo necesito guardar un par de cosas para pasar la noche — dijo, yendo hacia las escaleras y empezando a subir, Lena estaba de pie detrás, siguiéndola.

—Pensé que era un día de procedimiento — remarcó Elena, sonando sorprendida — ¿Por qué necesitas llevar cosas para pasar la noche? Pensé que no tenías que quedarte.

—No lo necesito — reconoció Yulia, echando un rápido vistazo a la pelirroja por encima del hombro mientras llegaba al rellano — pero, me dijeron que llevara algo por si acaso y quiero estar preparada.

—No tendrás que quedarte — le aseguró Elena con confianza — Todo va a ir exactamente de la forma que tiene que ir y volverás a casa, comiendo pizza, antes de que lo sepas.

—Mierda, cierto, lo estaré — estableció, abriendo la puerta de su habitación mientras entraba — No he podido comer nada desde que me fui a la cama anoche porque necesito anestesia general y muero de hambre — Se quejó, poniendo énfasis en las últimas palabras, con su mano encontrando su camino hasta su estómago significativamente — No creo que tenga problema en comer una entera, no espera, a lo mejor dos pizzas enteras después.

—Bueno, cuando vuelvas a casa puedes tomar tantas pizzas como quieras, Yul — le prometió Lena desde su posición fuera de la habitación de su novia. Miró cómo Yulia caminaba hacia su armario y empezaba a buscar en los cajones en busca de un pijama, finalmente sacando unos shorts cortos y su camiseta de Ed Sheeran que pronto guardó en una bolsa de mano que estaba medio llena esperando sobre la cama. Por el rabillo del ojo, Lena se dio cuenta de un ligero, casi imperceptible movimiento en el pasillo a la izquierda y miró en esa dirección, con una sonrisa apareciendo en sus labios mientras sus ojos caían sobre Vika, quien tenía apoyada la cabeza en la puerta de la habitación ante el sonido de sus voces. La pequeña sonrió ampliamente cuando se dio cuenta de que Elena estaba ahí mirándola y echó un poco más hacia atrás la puerta, saludando con su mano a la chica mayor, con entusiasmo.

Lena devolvió el saludo a la hermana de Yulia y Vika hizo señas con su mano, aparentemente secretas, con una mirada vigilante en sus facciones que hizo que la chica de ojos verdes frunciera el ceño con confusión.

—¿Elena?— urgió Yulia, esperando una respuesta a una pregunta que la pecosa aparentemente no había escuchado.

—Sí Yul — dijo, con su cabeza volviendo hacia atrás con el sonido de su nombre, completamente inconsciente.

—¿Oíste lo que he dicho? — preguntó Yulia, sintiendo la distracción de Elena.

—Ugh, no — admitió, poniendo una cara de disculpa —Lo siento.

—Está bien — le dijo la ojiazul genuinamente, con una expresión confusa en su propia cara ante el comportamiento de Elena —Sólo me preguntaba si pensabas si necesitaba llevarme el brazalete de alerta médica al hospital conmigo — Repitió para el beneficio de su novia —Quiero decir que se supone que no tengo que llevar ningún metal durante el procedimiento así que pensé que a lo mejor sería más fácil dejarlo en casa, de esa forma no lo perdería. Tú y mi madre estaréis conmigo todo el tiempo, además tendrán mis historiales médicos así que, es un poco inútil llevarlo ¿no?

—Sí, lo es cariño — respondió, mirando hacia el pasillo donde Vika estaba mirando hacia ella de nuevo — Deberías dejar tu brazalete aquí — dijo, volviendo su atención hacia Yulia una vez más — Sabrán que eres epiléptica sin él.

—Ok, gracias — dijo Yulia encantada con el apoyo de su novia. Se quitó el brazalete de su muñeca y se giró para ponerlo en la mesilla.

—Hey Yul, voy a ir al baño mientras terminas aquí ¿vale? — le preguntó, echando un vistazo rápido al pasillo a Vika quien le estaba haciendo señas desesperadamente.

—Claro — dijo Yulia, mirando a Elena por encima de su hombro mientras ponía el peine y su iPod en la bolsa.

Una vez depositado con seguridad, dio un paso hacia el armario y Lena, viendo su oportunidad, caminó rápidamente por el pasillo hacia la habitación de Vika, haciendo que la chica más pequeña abriera más su puerta para dejarla entrar. La niña cerró detrás de ella y fue corriendo hacia la pecosa.

—¡Hola!— saludó ruidosamente, extendiendo su mano para cubrir su boca fuertemente cuando se dio cuenta de su error.

—Hola Vika — devolvió la pelirroja, en voz baja, entendiendo que Vika había intentado que esta conversación fuera privada —¿Va todo bien?— preguntó, agachándose delante de la pequeña.

—Sí — susurró Vika, bajando su propio volumen — Ahora que tú estás aquí.

—¿Ahora que estoy aquí? — preguntó Elena con misterio.

—Mmhmm — respondió la pequeña — No creía que fueras a venir y tenía miedo.

—¿Por qué tenías miedo? — cuestionó Elena, sintiendo tristeza en las palabras de Vika.

—Estaba asustada porque pensé que a lo mejor no ibas a llegar a tiempo para ir al hospital con Yulia pero tenías que ir con ella — explicó a toda prisa, con todo el aire saliendo de sus pulmones de una respiración rápida — Tienes que ir, de otra manera se pondrá enferma de nuevo y está mucho mejor — Continuó Vika a toda velocidad, dando golpecitos en el brazo de la pelirroja, suplicante — Juega al pilla pilla conmigo y con Jasper en el jardín todo el tiempo ahora — Divulgó felizmente — Incluso me da vueltas cuando me pilla y es tan divertido porque a veces no puede sostenerme en condiciones con su mano y me caigo al suelo. Lo hace más emocionante cuando pasa. Mamá se preocupa pero me hace reír y todo el aire sale de mis pulmones en plan “whoosh”.

—Vika — dijo Elena, con tono preocupado mientras ponía una mano en el hombro de la pequeña, tranquilizadoramente — Yul va a estar bien. No se volverá a poner enferma, lo prometo.

—Sé que no lo hará — respondió la niña con optimismo dando una palmada —No ahora que vas a ir al hospital con ella — Respondió Vika, saltando en el sitio, felizmente — Te asegurarás de que esté bien. Sé que lo harás. Tú sólo... tienes que recordar sostener su mano ¿vale? De otro modo tus poderes no funcionarán con ella — le dijo — Tienes que sostener su mano, ¿por favor? — suplicó y Elena sonrió mientras finalmente comprendía lo que Vika estaba diciéndole.

—Oh — dijo al darse cuenta, mientras su boca alargaba la palabra — Estás hablando de mis poderes de unicornio — Preguntó y Vika asintió.

—Vas a protegerla ¿verdad? — inquirió la pequeña ansiosamente.

—Claro que lo haré — confirmó Lena —Siempre voy a cuidar de ella.

—¿Lo harás? — presionó Vika insegura, queriendo más tranquilidad.

—Sí Vika — contestó la pelirroja sonriendo — Amo a tu hermana tanto. Siempre la cuidaré. Nunca dejaré que nada le haga daño ¿vale?
 
—Vale — dijo Vika, aparentemente aplacada por la promesa de Elena.

—Vale — repitió y Vika golpeó su brazo y la llevó hasta la cama con emoción.

—Mira lo que le he hecho — instruyó Vika, señalando el dibujo que había encima del edredón. Lena cogió la hoja de papel y sonrió ante la imagen que con cuidado había dibujado con pinturas.

—¿Esta eres tú? — preguntó la pelirroja, poniendo el dibujo de nuevo en la cama y señalando a una figura dibujada con un vestido rosa.

—Sí — verificó la pequeña rubia — Esa soy yo y después esta — dijo, señalando un poco una figura que llevaba unos vaqueros y una camiseta —esta es Yulia.

—Vale — dijo Elena fingiendo consideración seria y pretendiendo que estudiaba el dibujo cuidadosamente — Entonces, este debe ser Jasper — Señaló, haciendo un gesto a la pequeña mancha marrón entre las dos chicas.

—Mmhmm — dijo de acuerdo Vika —Estamos en el parque — Le dijo a Elena.

—Eso puedo verlo — devolvió la pecosa, mientras sus ojos admiraban el parque que era visible en la parte de atrás del dibujo.

—Es de cuando fuimos todas juntas — Explicó Vika —Esta de aquí eres tú — Compartió, con su pequeño dedo índice golpeando el papel hacia la tercera figura con pelo largo y bastante colorado.

—¿Soy yo? — preguntó Elena, halagada de que Vika la incluyera en el dibujo.

—Sí — dijo — Ves, puedes decirlo porque llevas una sudadera con un unicornio — Lena no se había dado cuenta del pequeño detalle antes de encontrarse a sí misma sonriendo ampliamente mientras sus ojos se fijaban en la imagen.

—¿Qué son estos corazones? — preguntó curiosa, señalando los pequeños puntos rojos por toda la hoja.

—Son nuestros recuerdos latentes — le dijo Vika como si fuera obvio —Este dibujo es un recuerdo latente también. Es uno mío que hice y por eso lo dibujé. Es uno de mis favoritos.

—¿Lo es? — preguntó Lena sintiéndose un poco conmocionada con el sentimiento de la pequeña.

—Sí — compartió Vika — Fue divertido y me gustó pasar tiempo contigo y con Yulia. Además, ninguna de mis amigas conoce un unicornio en la vida real.

Lena se rió para sí misma y puso una mano en lo alto de la cabeza de Vika para desordenar su pelo.

—A mí también me gustó pasar tiempo contigo — Le dijo a la chica pequeña, sinceramente.

—¿Crees que le gustará? — preguntó Vika con dudas, mirando la creación sobre su cama.

—Creo que le encantará — le dijo Elena con confianza.

—¿Vendrías conmigo a dárselo? — le preguntó la niña cogiendo el dibujo.

—Claro — contestó y Vika la cogió de la mano y la llevó hacia la puerta, parándose justo para abrirla antes de guiarla por el pasillo hasta la habitación de su hermana.

—Hola Vika — la saludó Yulia con afecto cuando se dio cuenta de que estaba de pie en la puerta, tímidamente. Terminó de cerrar la bolsa y la tiró al suelo al final de la cama mientras Lena aparecía a la vista —Elena... — añadió frunciendo el ceño, dándose cuenta de que la mano de su novia estaba entrelazada con la de su hermana — ¿Qué está pasando?

—Te hice algo — dijo la niña dando un paso más grande hacia Yulia, sosteniendo el dibujo con la mano, entre ellas.

—¿Qué es esto? — preguntó la pelinegra, cogiendo el papel y examinándolo —¿Somos nosotras?

—Sí — contestó Vika, mordiéndose el labio inferior de la misma forma adorable que Yulia solía hacerlo cuando no estaba segura de sí misma —Es cuando fuimos todas juntas al parque...

—Es precioso — alabó la morena genuinamente, agachándose sobre una rodilla delante de su hermana, abrazándola, con el dibujo aún en su mano.

Elena soltó la mano de la chica pequeña para que así pudiera devolverle el gesto y Yulia besó un lado de la cara de su hermanita, agradecidamente.

—Voy a llevarlo conmigo al hospital — expresó, poniendo una mano en lo alto de la cabeza de Vika y acariciando su pelo — Así estaré sonriendo todo el tiempo que esté allí.

—¿Lo harás? — preguntó Vika animadamente.

—Sí — contestó Yulia con entusiasmo, echando un vistazo rápido a Elena quien estaba mirando el intercambio con una sonrisa en la cara — Es tan bonito — Comentó — Debería de estar en una galería de arte con todos los otros grandes artistas pero soy egoísta — dijo, con voz baja en un susurro — Quiero guardármelo para mí. ¿Está bien? — Vika asintió con la cabeza con éxtasis ante el cumplido — Cuando llegue a casa después voy a ponerlo en mi pared — compartió, mirando alrededor en su habitación buscando un hueco lo suficientemente grande para poner la imagen, luchando por encontrar uno en algún lado.

Cuando Lena conoció a Yulia por primera vez, las paredes de su habitación estaban vacías. No había dibujos, ni posters, ni fotos. No había nada que las decorase. Pero ahora, lo opuesto era verdad y era casi imposible encontrar un hueco sin nada fotos, momentos y recuerdos por toda su habitación.

—¿Dónde crees que debería ponerlo? — le preguntó la ojiazul a su hermana, con una mirada de concentración en su cara mientras intentaba buscar un sitio.

—Deberías ponerlo allí — dijo Vika, señalando al techo sobre la cama de Yulia. La morena miró a Elena quien tenía una expresión a juego con la suya, con una amplia y entretenida sonrisa.

—Ese es el sitio perfecto — dijo, ya que su techo estaba libre y sin decoración — De esa forma puedo mirarlo cada noche antes de irme a dormir.

—¡Hija! — llamó Larissa desde abajo, interrumpiendo la conversación —Es hora de irse. ¿Estás preparada?

—Si — devolvió Yulia, estirando su cuello en un intento de mirar hacia Elena quien aún estaba de pie en la puerta de su habitación — Ahora mismo bajo — Volvió su atención de nuevo hacia su hermana y la abrazó de nuevo, besándola primero en la mejilla y después en la frente — Te veré después — dijo, echándose hacia atrás para mirar de nuevo a Vika.

—Vale — dijo la niña, echando una mirada significativa a Lena.

—Intenta pasarlo bien en el zoo con papi, ¿vale? — la animó Yulia —Después llegarás a casa y vamos a comer pizza y a ver unas películas juntas.

—¿Lo prometes? — preguntó Vika.

—Lo prometo — dijo Yulia con confianza, abrazando de nuevo a la niña —Gracias por el dibujo. Realmente me encanta.

—¿No te volverás a poner enferma? — preguntó Vika, nerviosa.

—Nope — contestó simplemente, extendiendo su mano sobre la cama depositando el dibujo en ella mientras cogía su unicornio de peluche que le había dado Vika como regalo de Navidad.

—Me llevo a Ifos así cuidará de mí y se asegurará de que mejore muy rápido.

—También lo hará Elena — añadió Vika y Yulia miró a su novia.

—Sí, Elena también lo hará — respondió la morena — Y mami. Ninguna de ellas dejará que nada malo pase ¿vale? — Vika miró entre Lena y Yulia, indecisa, aun evidentemente preocupada sobre el panorama de que su hermana se fuera de nuevo. Lena, se dio cuenta de lo difícil que debía ser para Vika entenderlo considerando las experiencias previas de los ingresos de su hermana. Entró en la habitación y se agachó al lado de Yulia, tomando la mano libre de su novia y levantándola hasta sus labios. Besó la parte de atrás de esta suavemente, con sus ojos sin dejar nunca la cara de la niña.

—Lo prometo — dijo Elena significativamente, dándose cuenta de la sonrisa de la pequeña mientras sus ojos se encontraban con las manos de Yulia y ella entrelazadas —La protegeré.

—Vale — dijo Vika tranquila mientras abrazaba fuertemente a Yulia con sus pequeños brazos. Permaneció ahí unos minutos, negándose a dejarla ir antes de finalmente soltarla.

—Te quiero — dijo la rubia antes de rápidamente tirar sus brazos alrededor de Elena en agradecimiento. La chica más mayor, fue tomada por sorpresa ante el inesperado gesto.

—Yo también te quiero Vika — devolvió Yulia, mirando el intercambio y levantándose, Ifos en una mano y Elena sosteniendo la otra mientras se ponía también sobre sus pies — Asegúrate de decir hola a los pandas y a los monos de mi parte — Pidió y la pequeña asintió con su cabeza mientras Oleg aparecía en la puerta.

—Hija — dijo dirigiéndose a Yulia — Tienes que irte o llegarás tarde. Tu mamá está esperando abajo.

—Ya voy — le informó, girándose para coger el dibujo y la bolsa sólo para encontrarse con que Elena ya los sostenía con su mano libre.

—Intenta comportarte — le dijo Oleg a su hija juguetonamente mientras daba un paso y la abrazaba, Lena soltó su mano de nuevo para permitirle que participara en el abrazo — No quiero ninguna sorpresa. Si no estás fuera de allí esta noche voy a ir a por ti ¿vale? — preguntó, medio de broma — No más noches allí. Esta familia ha visto demasiado ese hospital para toda una vida.

—Te veré en la cena — prometió Yulia y Oleg la besó en un lado de su cabeza.

—Te amo — dijo, estudiándola un momento.

—Te amo papi — declaró ella y dio un pequeño golpecito en su hombro animadamente antes de ponerse detrás de Vika, fuera del camino. Él puso sus manos en los hombros de Vika y vio cómo primero Lena y después Yulia dejaban la habitación, mientras su hija volvía a mirarle con una sonrisa amplia mientras pasaba. Juntas las dos fueron hacia abajo, encontrando a Larissa esperándolas pacientemente al lado de la puerta. El libro de Yulia estaba en su mano.

—Pensé que querrías llevarte esto — dijo Larissa, dándoselo a la morena.

—Gracias — dijo agradecida Yulia, cogiendo “Eleanor & Park” de su madre y poniéndolo bajo su brazo.

—Elena, ¿estás segura de que no te importa conducir? — preguntó Larissa y la pecosa negó con la cabeza.

—No, para nada — contestó moviendo la mano con indiferencia — Está bien, de verdad.

—Bueno, gracias — reconoció Larissa — Lo aprecio realmente — terminó, abriendo la puerta para que las dos chicas salieran, siguiéndolas.

Se pusieron de camino hasta el coche de Lena y una vez que todas se metieron a salvo dentro, Yulia delante con su novia, y su madre en el asiento de atrás detrás de su hija, se fueron hacia el hospital donde Yulia fue rápidamente ingresada llevándola hasta una habitación privada para esperar el procedimiento. A Larissa le pidieron que rellenase los papeles en representación de su hija y fue hasta donde estaba la enfermera para completarlos mientras la ojiazul se cambiaba el pijama que le daban allí. Diez minutos después, Lena estaba de pie contra una pared de la habitación de Yulia mirando tolerantemente cómo la enfermera ponía la pulsera de la identidad del paciente en la muñeca de su novia. La pelinegra estaba sentada al borde de la cama llevando el pijama del hospital, con su cabeza ladeada mientras estudiaba lo que estaba haciendo la enfermera, sus mechones largos y oscuros caían por su cara, oscureciéndola de la vista de Elena.

—Ahí tienes — dijo amablemente la enfermera, poniéndose recta de nuevo habiendo completado su tarea — Estás preparada.

—Genial — dijo Yulia de buen humor, moviendo su pelo fuera de sus ojos mientras levantaba su cabeza para encontrarse con la mirada de la enfermera.

—Sólo necesito ir a comprobar unas cosas más ¿vale? — preguntó.

—Claro — contestó Yulia, levantando su brazo reflexivamente para que la enfermera pusiera el manguito de la presión arterial alrededor.

Elena inspeccionaba la escena desde donde estaba, con sus ojos encontrándose con los azules de Yulia quedándose ahí mientras la enfermera completaba una tabla con las observaciones de la chica más pequeña.

—Bueno, todo parece estar bien — informó la enfermera a Yulia, habiendo escrito la presión arterial, temperatura, velocidad cardiaca y saturación de oxígeno en una tabla que ahora tenía en la mano — Le llevaré esto al doctor para que lo compruebe y después volveré un poco más tarde para ponerte la cánula para la anestesia, ¿vale?

—Vale — reconoció Yulia y la enfermera sonrió amablemente antes de girarse e ir hacia la puerta. Lena se separó de la pared y fue hacia la cama una vez que se fue, apoyándose en el colchón al lado de Yulia, cogiendo la mano de su novia.

—Bonita ropa — bromeó pícaramente, jugando con los dedos de la morena como de costumbre, con sus ojos firmes en sus manos mientras estaban apoyadas en su regazo, con una sonrisa en su cara.

—Cállate — protestó Yulia entretenida, empujando a Elena por el hombro con el suyo, con el peso de su cuerpo hundiéndose en el de la de ojos verdes durante un momento.

—No, de verdad — siguió la broma Lena — Es bonito...

—Sólo estás celosa porque me veo mejor de lo que tú te viste — Devolvió y Elena se rió, finalmente levantando sus ojos para encontrarse con los de su novia.

—Mierda, me había olvidado de que me habías visto con eso puesto también — Señaló y la morena levantó una ceja.

—Supongo que de verdad hemos visto el interior de este sitio un poquito demasiado este año — comentó la pelinegra y Elena envolvió un brazo alrededor del hombro de su novia, acercándola a su costado.

—Sí, pero tengo un muy buen sentimiento hoy, Yul — dijo, besando el lateral de la cabeza de su novia, animadamente — No creo que necesitemos volver aquí durante un tiempo una vez que esto haya terminado.

—¿No crees? — preguntó Yulia, girando su cara hacia un lado para poder mirar mejor a Elena.

—No cariño — contestó la pelirroja positivamente — No creo. Creo que esta será la última vez durante un largo tiempo. Lena miró a Yulia de cerca un momento, con las órbitas de color azul claro de su novia, mirando a través de la habitación —¿Estás bien? — preguntó apretando la mano de Yulia.

—Sí — contestó, bajando los ojos hasta sus manos un momento antes de encontrarse con la mirada preocupada de su novia — Sólo estoy pensando, eso es todo.

—¿En qué? — cuestionó Elena y la morena cambió su posición en la cama para así estar mirando a su novia.

—¿Parecen las cosas diferentes ahora? — preguntó Yulia directamente y de primeras Elena no estaba segura de a qué se refería.

—¿Diferentes? — preguntó.

—Sí. Diferentes — repitió — Mejor — aclaró.

—Sí Yul — dijo Lena — Las cosas parecen mejores ahora. ¿Por qué?

—Bueno, porque yo también creo que las cosas están mejor ahora — Admitió la morena — Quiero decir que, las cosas están mejor. Yo estoy mejor...

—Sí — urgió Elena, encantada de escuchar los pensamientos de su novia — Lo estás cariño. Así que ¿qué te molesta de eso?

—Sólo, no puedo evitar sentir como que algo no está del todo bien — compartió Yulia — Las últimas tres semanas, han sido perfectas, casi demasiado perfectas. Han sido irreales...

—¿Irreales como un sueño? — preguntó la pelirroja a sabiendas y Yulia asintió, sintiéndose insegura sobre seguir teniendo los mismos miedos que había tenido desde el accidente.

—Sí — dijo silenciosamente.

—Yul, no estás soñando — dijo Lena, besándola rápidamente en los labios —Estás despierta, te lo prometo. No está todo en tu cabeza.

—A veces lo parece y no puedo evitar el persistente sentimiento en la parte de atrás de mi cabeza de que la razón por la que todo ha sido tan increíble últimamente es porque me estoy recuperando y voy a despertar pronto — divulgó — Parece como que me estoy dando este tiempo, esta felicidad porque cuando finalmente abra mis ojos voy a estar de vuelta al principio otra vez, con dolor y luchando...

—Eso no va a pasar — la tranquilizó Elena, apretando el abrazo alrededor de la forma de la ojiazul.

—Sí, lo sé — dijo Yulia — pero pienso en ello Elena, sería el escenario perfecto ¿verdad? Iría al procedimiento hoy y después me despierto, sigo en el hospital, sólo que... tú no estás porque es el verano pasado y ni siquiera nos hemos conocido.

—¿De verdad estás preocupada por esto? — cuestionó y Yulia negó con la cabeza.

—No, preocupada no — contestó sinceramente — Sólo estaba pensando en ello, eso es todo.

—Sabes, nos conocimos antes del accidente — le contó la ojiverde — No lo recuerdas, eso es todo. Pero yo sí, lo recuerdo. No directamente, ni cuando primero nos hicimos amigas, pero, volvió a mí un día y ahora me pregunto cómo me olvidé de ello.

—¿Qué? — preguntó Yulia —¿Cuándo?

—Hacia finales del segundo año en la biblioteca — compartió Lena con ella — Fue durante el periodo de la comida. Habías estado ayudando a Frida con algo de su trabajo de matemáticas aplicadas y yo fui a encontrarme con ella. El ceño de Yulia se frunció mientras intentaba recordarlo.

—No me acuerdo de eso — dijo.

—Vosotras estabais terminando — continuó Elena con la historia — y me senté en la silla en frente de ambas y suspiré porque estaba aburrida — Se pausó un minuto intentando recordar cada detalle para Yulia — No me miraste para nada, realmente eres muy tímida cuando no conoces a alguien — señaló calurosamente, con su pulgar trazando pequeños círculos en la parte de atrás de la mano de la morena — Estabas ocupada guardando tus cosas y Frida me preguntó que qué me pasaba así que empecé a contarle lo de Svetlana. Estábamos saliendo entonces y habíamos ido al cine la noche de antes cuando nos encontramos con un grupo de amigos. Ella actuó como si no hubiera nada entre nosotras y eso me hizo daño porque ella realmente me gustaba entonces. Pensé que también le gustaba a ella, y a lo mejor le gustaba pero ella no estaba abierta sobre su sexualidad en aquel entonces, estaba aún escondiéndolo y me hacía sentir como que estaba avergonzada de estar conmigo — Lena se encontró con los ojos atentos de Yulia y continuó — Frida me dijo que debería romper con ella inmediatamente, que me merecía a alguien que estuviera dispuesto a reconocer nuestra relación en público y que no debería quedarme como el secreto de alguien — Reveló Elena — Pero tú no dijiste nada — impartió, sonriendo ante el recuerdo — Simplemente terminaste de subir la cremallera de tu mochila, callada y modesta como siempre.

—Entonces ¿qué pasó? — cuestionó Yulia.

—Te pregunté — confesó — Te pregunté qué pensabas y finalmente levantaste tus ojos para mirarme y dijiste que estabas de acuerdo con Frida, que el amor no es silencioso y reservado, es audaz y atrevido. Dijiste que el amor debería hacerte sentir sin miedo y que si tú estuvieras enamorada de alguien no tendrías miedo de mostrarlo. Dijiste que querrías que todo el mundo lo viera.

—Después ¿qué pasó? — preguntó Yulia cuando Elena no siguió.

—Después te levantaste, dijiste adiós a Frida y me dijiste que esperabas que todo se solucionara bien — se rió la pecosa — Después te fuiste y vi cómo te ibas sin pensar mucho en ello — Lena acarició la cicatriz de encima de la ceja izquierda de Yulia y suspiró alegremente — De repente todo funcionó — dijo, con una pequeña sonrisa en sus labios —Funcionó mejor de lo que nunca podía haber imaginado, Yul — Se pausó un momento y quitó un mechón de pelo de los ojos de Yulia, mientras su mano permanecía en la base del cuello de su novia, jugando con los largos mechones de ahí suavemente — Cuando te despiertes después estaré aquí — le dijo firmemente — Lo prometo. Soy tu príncipe ¿recuerdas? El príncipe siempre despierta a la bella durmiente con un beso, siempre.

—Podría escucharte hablar durante horas — dijo Yulia sin pensar y Lena sonrió.

—Eso es gracioso — respondió la pecosa — porque me siento igual contigo —  Yulia se echó hacia adelante y besó a Lena. Sus labios se unieron sin esfuerzo, sus bocas se moldeaban una con la otra como si fueran dos piezas adyacentes en un puzzle. Elena sintió que la lengua de Yulia trazaba su labio inferior y abrió la boca, permitiendo el acceso, profundizando el beso.

Los dedos de Lena se tensaron alrededor del pelo de la parte de atrás del cuello de la morena y la mano sin ocupar de la menor encontró su camino hasta la mejilla de ésta, cuando sus dedos acariciaban la piel de ahí, ligeramente.

—Tengo algo para ti — respiró la pelirroja cuando se apartaron y se echó hacia atrás para coger su mochila del suelo.

—¿Qué es? — preguntó Yulia a la chica más alta mientras buscaba en la mochila.

—Es un regalo — dijo, sacando algo brillantemente envuelto, con un lazo rosa completándolo.

—¿Por qué? — preguntó Yulia, apoyando su cabeza contra el hombro de Elena.

—Sólo porque quería darte algo — contestó la ojiverde deslizando el paquete en el regazo de Yulia.

—Elena, me acabas de conseguir entradas para ver a Demi — le recordó — No necesitas darme nada más.

—En realidad — se rió — esas fueron de la Señorita Oksana, no mías. Yo sólo te las estaba dando.

—¿Puedo abrirlo ahora? — preguntó, con sus dedos trazando el suave papel.

—No. Todavía no — Le dijo Elena — Tienes que esperar a después, cuando te hayas despertado de nuevo. Puedes abrirlo entonces, ¿vale?

—Vale — contestó Yulia mientras su madre llegaba a la habitación, seguida por la enfermera que había estado consiguiendo las cosas necesarias para poner la cánula en la parte de atrás de su mano.

Elena cogió el regalo del regazo de Yulia y lo volvió a poner en su mochila a salvo antes de levantarse de la cama, quitándose del camino.

La enfermera puso la cánula con experiencia en la mano derecha de la chica, diciéndole a la joven que irían a recogerla en unos veinte minutos para llevarla a la sala del procedimiento.

—¿Alguna pregunta? — preguntó y Yulia negó con la cabeza.

—Oh no, espera — dijo rápidamente mientras la enfermera se giraba para irse — ¿Cuándo podré comer después? — preguntó y la enfermera sonrió evidentemente divertida.

—Cuando quieras — contestó antes de irse de la habitación.

—Genial — comentó la morena, moviendo sus piernas en la cama estirándolas, Lena caminó para ponerse a su lado en la cama.

—¿Quieres que te consiga algo para cuándo salgas? — preguntó Larissa, cogiendo la silla sentándose entre ambas.

—No — dijo Yulia, apoyando su cabeza sobre el hombro de Lena de nuevo, la chica de ojos verdes jugando con sus pequeños dedos de una mano mientras cogía el libro de la mesilla con la otra — Veré cómo me siento. Puede que un poco nauseabunda de la anestesia.

—Vale — dijo Larissa, cogiendo su propio libro de la mochila y sentándose para leer.

Juntas todas se sentaron y esperaron, Lena felizmente mirando a Yulia mientras leía, admirando los pequeños cambios en la cara de su novia cada vez que pasaban los minutos. Cuando llegaron para llevársela, veinte minutos más tarde, bajó de la cama, besándola suavemente en los labios.

—Te veo pronto — Dijo y Yulia extendió su mano para tomar la mejilla de su novia.

—Deséame suerte — pidió, sonriendo ampliamente.

—No necesitas suerte — le dijo Elena señaladamente — Eres posiblemente una de las personas con más suerte de las que he conocido.

—Deséamela de todos modos — dijo y Lena se rió.

—Buena suerte — cedió quejándose, besando a Yulia de nuevo.

—Estaré de vuelta en un minuto — le dijo Larissa a la pelirroja mientras el mozo empezaba a mover la cama hacia la puerta. Iba a acompañar a Yulia hasta la sala para esperar a que la sedaran.

—Nos vemos en el otro lado — dijo la morena, diciéndole adiós con la mano a Lena mientras su cama desaparecía a través de la puerta y la chica más alta veía como desaparecía por el pasillo hasta que no pudo verla más.

—Siempre — dijo la pelirroja en la ahora vacía habitación mientras se sentaba en el sitio que había dejado libre Larissa, cogiendo el libro de Yulia de la mesilla de noche. Lo abrió, con sus ojos cayendo en una página cualquiera sobre una cita que había sido subrayada con un bolígrafo negro fino en el libro que había cogido prestado la pelinegra, de la biblioteca.

— “Nada anterior a ti cuenta — dijo él — Y no puedo ni siquiera imaginar un después.”

—Más o menos — murmuró Elena para sí misma, sonriendo mientras abría el libro por la primera página y empezaba a leerlo, con su cuerpo deslizándose en la silla para ponerse cómoda — Más o menos.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Dom Oct 09, 2022 5:52 pm

Capítulo 72

Diez minutos después, Larissa volvió e informó a Elena de que Yulia estaba bajo sedación sin ningún problema.

—Le dijeron que contase hacia atrás desde diez una vez que le inyectaron la anestesia a través de la vía — dijo Larissa riéndose mientras cogía otra silla para así poder sentarse al lado de Elena — Sólo consiguió llegar al nueve y se quedó completamente dormida.

—¿En serio? — preguntó alucinada la pelirroja — Wow, qué floja — Comentó riéndose.

—Sabes que no tenías que venir con ella hoy — Dijo Larissa, sonriendo a la novia de su hija con aprecio — Sé lo aburrido que puede ser esperar aquí. No hay mucho que hacer.

—No me importa — respondió sinceramente, poniendo el libro de Yulia de vuelta en la mesilla — Sólo me sentaría preocupada en casa de cualquier modo si estuviera allí. Además — dijo encontrándose con la mirada de Larissa de lado — Alguien tiene que acompañarte ¿no? — Larissa puso una mano sobre la de Lena y la apretó, agradecida por su bondad — ¿Puedo preguntarte algo? — cuestionó Lena con dudas, insegura de si iba a cruzar algún tipo de línea abriendo este tema de conversación en particular.

—Claro — permitió Larissa — Puedes preguntarme lo que quieras.

—¿Cómo era Yul al principio? — le preguntó — Quiero decir, cuando se despertó...

—¿Después del accidente? — preguntó Larissa y Lena asintió — ¿Por qué preguntas?

—Yo sólo... ella no se acuerda y siempre he tenido curiosidad — Le dijo la pelirroja sinceramente — Ha cambiado tanto en este poco tiempo que la he conocido pero, imagino que debe de haber cambiado incluso más rápidamente en aquel entonces.

—¿Olga y tú no habéis hablado de ello? — inquirió Larissa con una pizca de sorpresa en su tono, imaginando que la mejor amiga de Yulia podía haber sido la siguiente fuente de información para Elena después de su hija.

—A Olga realmente no le gusta hablar demasiado de ello y no quiero presionarla si es demasiado duro — Explicó.

—Bueno — empezó Larissa pensativamente — Ella no era mi hija, no en aquel entonces, no directamente — admitió — Pasaron meses antes de que empezara a ver a alguien que remotamente se pareciera a la Yulia que conocía y quería.

—¿Se acordaba de lo que le pasó? — preguntó Elena inquisitivamente.

—No. No durante mucho tiempo — Contestó Larissa — La primera semana después de despertarse, Yulia no hacía demasiado — compartió Larissa con Elena, con una mirada contemplativa en su cara — No hablaba ni una sola palabra, simplemente solía estar tumbada en la cama mirando fijamente el techo. Lo máximo que hacía era mover su cabeza de lado a lado y a veces levantaba su mano derecha, pero, sin ningún propósito. Era casi como si estuviera intentando averiguar qué era.

—¿Te reconocía? — preguntó la chica.

—No, no lo creo — Admitió Larissa tristemente — Sólo me miraba y no había nada ahí, sin reconocimiento, ni reacción, nada. Hablaba con ella y me miraba con la mirada vacía. No sé dónde estaba ella en aquel entonces pero no estaba aquí. Estaba en algún otro sitio — La mujer se pausó un momento para pensar en aquellos días, cuando se sentaba al lado de la cama de hospital de Yulia durante horas, con la salud de su hija mayor siendo su única preocupación — Fue a los diez días después de haberse despertado, cuando estaba yo sentada al lado de su cama como siempre hablándole y me miró, con una expresión vacía en su cara y finalmente dijo algo — Divulgó Larissa — dijo, “¿Mami?” Eso fue todo, sólo esa palabra y fue tan bajo que casi me la pierdo.

—Apuesto a que no te lo creías — comentó Elena, sonriendo ante la sinceridad de Larissa.

—Empecé a llorar — recordó la mujer, con sus ojos humedeciéndose con el recuerdo — Había pasado tanto desde que escuché su voz y todos los doctores nos habían advertido que probablemente nunca sería capaz de volver a comunicarse. Nos dijeron que sería muy probable que tuviera un daño cerebral irreversible y que necesitaría cuidados a tiempo completo. Lo más positivo fue que estaría confinada a una silla de ruedas, incapaz de hacer nada por sí misma. Me acuerdo cuando me lo dijeron de primeras. Pensé que si era lo mejor que podía pasar y que podíamos esperar entonces preferiría que hubiera muerto — Larissa se encontró con los ojos sorprendidos de Elena — Sé que me hace sonar horrible pero no hubiera querido esa vida para ella. No habría estado viviendo. Mi chica, estaba tan llena de energía, tan dinámica y viva. No creo que hubiera podido verla reducida a nada, a ni siquiera una sombra de lo que era. Creo que habría sido peor que no tenerla aquí para nada, sólo verla vivir su destino en silencio, sin saber qué estaba pensando pero siempre preguntándomelo.

—Pero no te rendiste — señaló Lena con compasión, entendiendo el punto de vista de Larissa.

— No, ellos no lo hicieron — Confesó Larissa — Estaba completamente perdida si soy sincera. No sabía qué hacer por ella. No creía que hubiera nada que pudiera hacer. Me sentí tan inútil. Sus terapeutas son la razón por la que ella está aquí hoy — reconoció — Son la razón por la que ha llegado tan lejos. Nunca se rindieron con ella, incluso cuando los doctores le habían dado la baja ellos continuaron. Sin ellos, Yulia sería una persona diferente y yo también. Me guiaron a través de la recuperación de Yulia casi tanto como lo hicieron con ella. Me dieron un propósito, ejercicios para hacer con ella; cosas simples que me hacían sentir como que estaba ayudando, aunque probablemente no lo estuviera haciendo. La primera vez que sus terapeutas físicos la sentaron al borde de la cama me dejaron quedarme y mirar. Uno de ellos estaba sentado detrás de ella, el otro delante de una silla y compartían miradas señaladas el uno con el otro. La terapeuta de detrás de Yulia, sonreía felizmente y levantó sus manos para mostrarme que Yulia estaba en realidad sentada por sí misma — Larissa recorrió su pelo con una mano, pausándose momentáneamente — Yulia lo consiguió tan sólo unos minutos antes de empezar a caer hacia atrás pero podía decir por la mirada en la cara de su terapeuta que lo había hecho bien. No fue hasta más tarde cuando fue capaz de sentarse sin una silla de ruedas y después un día, cuando estaba fuera de la UCI, fui a verla y me los encontré en medio de la sesión de tratamiento. La tenían de pie al lado de la cama entre ellos. Había necesitado un montón de ayuda para ponerla sobre sus pies y era la primera vez que había sido capaz de abrazarla adecuadamente desde el accidente. Creo que pensaban que estaba loca — Se rió, recordando lo que pasó después — Les abracé a ambos, como si fuéramos viejos amigos. No pude resistirme. Apreciaba tanto todo lo que habían hecho por mí y por Yulia — Continuó — Eran la combinación perfecta de positivo y paciente, forzando a Yulia hacia adelante en su recuperación sin ser agresivos. Recuerdo lo que se involucraron en su rehabilitación — explicó Larissa —El dinero no les importaba, eso no es por lo que lo hicieron. Podías ver las ganas que estaban mostrando ante las cosas más pequeñas que Yulia hacía. Eran incluso tan malos como yo — Se rió — Deberías de haber visto la cara del terapeuta del habla de Yulia cuando llegó una mañana y preguntó qué tal estaba, el silencio que normalmente seguía sus preguntas intercambiado por un “me siento mejor”.

—Eso es tan genial — recalcó Elena con admiración.

—Pero quedarse de pie era el peor punto para Yulia — Dijo Larissa —Después de que saliera a pasos agigantados. Su habla estaba mejorando casi cada día y antes de que lo supiera ella era capaz de salir por sí misma de la cama y caminar hasta el baño con las enfermeras. Recuerdo que yo estaba sentada en su habitación con ella un día, jugando a las “Cuatro en Raya” como su terapeuta física me había animado y a Yulia se le seguían cayendo las fichas. Se frustraba y tiró el juego al suelo enfadada con su mano derecha. Esa fue la primera vez que lloró por lo que le había pasado — compartió — Hasta ese mundo era como si no se hubiera dado cuenta de lo que estaba pasando o por lo que estaba pasando, pero en ese momento se dio cuenta y lloró.

Larissa se limpió sus ojos que estaban mojados ante el recuerdo de la angustia de su hija.

—Me preguntó por qué le había pasado eso a ella. Quería saber que había hecho mal, por qué el conductor no se había pasado y yo sabía que entonces la tendría de vuelta. Fue la primera vez que ella se refirió al accidente sin incitación. Estaba empezando a recordar cosas que le habían contado y a pesar de hacerle daño, lo tomé como una buena señal porque ya no estaba vacía, no estaba indiferente o incomprendida, estaba respondiendo en condiciones a algo horrible que le había pasado. Tenía su mente de vuelta, sus pensamientos, sus emociones. Ya no era una concha, era una persona de nuevo y nunca he estado más agradecida por nada en toda mi vida entera.

—Una parte mía desea haberla conocido en aquel entonces — confesó Elena —Ojalá pudiera haber visto lo lejos que ha llegado desde el primer día, pero, sólo sabré la mitad. La encuentro tan inspiradora — Estableció con afecto — No tiene ni idea de lo alentadora y edificante que es su historia. Lo mucho que su camino me motiva y me conmueve. Es completamente inconsciente a la admiración que le tengo — Larissa extendió una mano y apretó la de Elena encantada.

—Gracias — dijo Larissa, con una lágrima escapándose sin vergüenza ante las palabras generosas de Elena — Estoy tan agradecida por todo lo que has hecho por Yulia — elogió — Cuando me dijo por primera vez que estabais saliendo, estaba sorprendida — admitió — No estaba segura de si era una buena idea, no por tu género sino, porque no creía que Yulia estuviera emocionalmente preparada para una relación, y mucho menos con una que sería juzgada más fuertemente porque no era igual o correcta en los ojos de algunas personas. Sin embargo, eres realmente una bendición para la vida de mi hija. Eres amable, considerada, inteligente, una persona pensativa, y el hecho de que hayas estado al lado de Yulia a través de todo, bueno, eso te hace parte de mi familia y seguirás siendo parte de ella tanto tiempo como mi hija quiera que lo seas.

—¿De verdad? — preguntó Elena y Larissa apretó su mano en apoyo ante la respuesta.

—Sí — confirmó Larissa — Sólo quiero que Yulia sea feliz y lo es, a pesar de todo por lo que ha pasado, es feliz y mucho tiene que ver contigo.

—Me hace tan feliz — dijo Lena con su mirada hacia abajo, sonriendo enrojecida.

—Entonces mi consejo es que os aferréis a eso tanto como podáis — la animó Larissa — La gente que realmente te hace feliz son las gemas raras y deberían ser como un gran tesoro.

—Lo sé y la guardo como un tesoro — aseguró la chica a la mujer mayor —Atesoro cada insignificante segundo que estoy con tu hija.

—Bien — respondió felizmente Larissa — porque sé de hecho que ella atesora el tiempo que también pasa contigo.

—Entonces — dijo Elena, empezando a sentirse un poco consciente del camino que estaba tomando la conversación — ¿Cuánto dijeron que tardaría el procedimiento? — preguntó mirando hacia el reloj que estaba sonando fuertemente en la pared del hospital.

—Media hora, dependiendo de cuantos intentos tuvieran que hacer para regular su latido — le informó Larissa.

—Van a parar su corazón ¿verdad? — cuestionó Lena.

—Sí — confirmó la mujer — pero sólo un segundo. Lo suficiente para resetearlo a su ritmo normal.

—¿Cuándo tiempo lleva allí? — preguntó y Larissa miró el reloj.

—Veinte minutos — Suspiró.

—Entonces con suerte saldrá pronto — Comentó la pecosa y Larissa asintió con la cabeza.

—Con suerte — repitió.

—¿Quieres beber algo? — cuestionó Elena, levantándose de su silla buscando en su bolsillo algo de dinero — Voy a ir a coger un refresco de la máquina.

—No, estoy bien gracias — Contestó Larissa y la pecosa le sonrió en reconocimiento antes de desaparecer en el pasillo en busca de la máquina expendedora.

De repente encontró una y se paró delante de ella, metiendo el billete y seleccionando una Coca Cola que cayó ruidosamente. Se agachó a cogerla y se giró para ir hacia la habitación de Yulia, pausándose cuando vio a una mujer que llevaba un polo blanco que estaba de pie al lado de un paciente masculino que estaba luchando por andar por el pasillo.

Lena vio cómo la pasaban, tomando nota del gran hundido que tenía un lateral de la cabeza del hombro de una lesión que tenía, con una venda blanca cubriéndolo. Observó las manos de la mujer sosteniendo su cintura, dándole la estabilidad mientras sus piernas se movían incontrolablemente debajo de él, haciendo que pareciera como que estaba borracho.

—Perdona — dijo la mujer, dándose cuenta de que Elena les estaba mirando —¿Te importaría traer una silla? — preguntó asintiendo hacia una, a la izquierda de la pelirroja.

—Claro — dijo Elena, cogiéndola y llevándola hacia la mujer quien guiaba al paciente hasta ella con cuidado.

—Gracias — dijo con aprecio — Esto es lo más lejos que hemos llegado y creo que Bill se merece un poco de descanso antes de empezar nuestro paseo de vuelta a su habitación.

—Sin problema — devolvió Elena, con sus ojos leyendo las palabras “terapeuta física” impresas en su camiseta azul.

Sonrió a ambos calurosamente antes de empezar su camino de vuelta a la habitación de Yulia, escuchando el elogio que le estaba dando la terapeuta física a su paciente mientras se iba. Cuando finalmente se encontró de nuevo, después de un breve desvío, entró y caminó de vuelta a la silla, sentándose al lado de Larissa quien había cogido su libro de nuevo y ahora lo estaba leyendo en silencio para sí misma. Elena abrió su refresco y tomó un largo sorbo antes de coger “Eleanor & Park” de donde estaba en la mesa, maldiciendo interiormente la decisión de empezar a leerlo haciendo un nota mental de comprar su propia copia tan pronto como pudiera, ya adicta a la historia.

Las dos se sentaron en silencio, leyendo durante unos veinte minutos hasta que finalmente Yulia estaba de vuelta en la habitación, con una máscara de oxígeno en su cara y un doctor con su bata.

—¿Señora Volkova? — preguntó mientras los mozos ponían la cama donde había estado originalmente situada.

—Sí — dijo Larissa, bajando su libro y levantándose. Miró entre el doctor y su hija, mientras Elena se giraba en su propio asiento para mirar el intercambio entre los dos adultos, interesadamente.

—Me complace decirle que todo fue bien — dijo con una sonrisa en los labios — Conseguimos restaurar un ritmo de latido normal en el corazón de su hija después de tres intentos y todas sus constantes vitales parecen buenas.

—¿De verdad? — preguntó Larissa, exhalando fuertemente con alivio y echando un vistazo en la dirección de Yulia —Entonces ¿estará bien?

—Debería estar bien. Haré que vuelva para una revisión en una semana sólo para comprobar que no ha vuelto a su fibrilación auricular pero estoy seguro de que debería mantenerse el ritmo normal sin necesidad de ninguna medicación — la tranquilizó el doctor y Elena miró de vuelta a su novia dormida, con una amplia sonrisa en su cara ante las noticias —Mantendremos un ojo en ella un par de horas y después si todo se mantiene como está puede irse a casa con su cuidado — Se pausó un momento para dar un paso hacia Larissa antes de continuar — Su pecho probablemente estará adolorido unos días y las desfibrilaciones puede que hayan irritado su piel así que le he escrito una prescripción para unos antibióticos y una crema dermatológica para que pueda sobrellevar eso — Siguió — Ha estado yendo y viniendo de la consciencia desde que la llevamos a recuperación para monitorizarla y puede que esté un poco drogada mientras se recupera de la sedación así que no os preocupéis si está un poco confundida o desorientada. Se pasará dentro de poco. Si está bien, ¿necesitaría que viniera fuera un minutos para firmar unos papeles? — le preguntó a Larissa y ella asintió, sin hacer nada más de lo que necesitaba hacer.

—Claro — le dijo la mujer, girándose y acercándose a la cama un momento para plantar un suave beso en la frente de Yulia — Elena, voy fuera con el doctor un minuto pero después necesito llamar al padre de Yulia y hacerle saber que todo ha ido bien. ¿Estarás bien durante un minuto?

—Sí, estaré bien — contestó Elena y Larissa, sabiendo que las palabras eran ciertas siguió al doctor fuera de la habitación, cogiendo el móvil con ella.

Lena, ahora sola con su novia, puso la silla más cerca de la cama y cogió la mano izquierda de Yulia, llevando sus labios hasta ella y besando la parte de atrás de ésta tiernamente, sus dedos moviéndose hacia abajo después de un momento encontrando la cicatriz familiar a lo largo del brazo de Yulia que había empezado a trazar suavemente. Vio a Yulia moverse ligeramente ante su caricia y extendió una de sus manos hacia arriba para acariciar la frente de su novia.

—Hey cariño — dijo Elena mientras los ojos de Yulia se abrían, con un tono amable y reconfortante.

—¿Elena?— cuestionó la morena, su voz era ronca y adormecida, sus ojos se cerraron de nuevo mientras giraba su cabeza en la almohada en dirección a su novia.

—Sí Yul — contestó, su mano acariciando la frente de Yulia.

La morena tragó saliva con dificultad y exhaló fuertemente, con su lengua moviéndose para humedecer sus labios mientras sus ojos permanecían cerrados.

—¿Estoy muerta? — preguntó inactivamente y Lena sonrió ante la pregunta.

—Me temo que no — contestó, con sus dedos trazando la cicatriz de la cara de la morena.

—¿Estás segura? — respiró Yulia, con sus párpados moviéndose un momento antes de abrirse parcialmente para mirar a la pelirroja — Creo que he muerto.

—No has muerto — la tranquilizó — El doctor dijo que todo fue genial cariño.

Yulia luchó para abrir sus ojos de nuevo pero miró a Lena como pudo, con una sonrisa de tonta en su dirección.

—¿Lo hizo? — cuestionó y Elena asintió, apretando el brazo izquierdo de Yulia.

—Sí, lo hizo — Reiteró Elena —Vas a estar bien.

—Entonces, ¿no estoy muerta? — preguntó de nuevo Yulia, con sus párpados volviendo a cerrarse cubriendo sus ojos adormecida.

—No — repitió Elena.

—¿Entonces por qué estoy viendo un ángel? — preguntó adormilada y la sonrisa de Lena creció tanto que se preocupó de que sus mejillas se fueran a separar.

—No hagas eso — la regañó juguetonamente — No seas tan adorable. Sabes que es mi debilidad...

—Oh vale — dijo de acuerdo fácilmente Yulia, cerrando de nuevo sus ojos —Sabes — empezó unos segundos más tarde, con su voz relajada y silenciosa — Tuve un sueño realmente raro... — continuó, bajando la voz con la fatiga.

—¿Sí? — la animó Elena.

—Sí — exhaló dócilmente, con sus párpados levantándose un poco — Soñé que era un dragón — dijo.

—Un dragón, ¿eh? — preguntó Lena entretenida —¿Qué tipo de dragón?

—Uno grande — contestó simplemente, con sus ojos cerrándose de nuevo.

—¿Yul? — presionó la pecosa cuando su novia no continuó con la historia.

—Sí — dijo Yulia, con sus parpados levantándose lentamente.

—¿Ese fue todo tu sueño? — cuestionó y Yulia sonrió.

—No — dijo la morena, y el corazón de Lena latió fuertemente en su pecho ante la expresión de su novia — Tú también estabas en él...

—¿También era un dragón? — preguntó riéndose.

—No — murmuró — Un dragón no... eras... algo más... como, un pegaso...

—¿Un pegaso? — dijo — Quieres decir un caballo volador...

—Mmhmm — gimió Yulia borrosamente.

—Entonces ¿qué pasó en el sueño? — preguntó y la morena intentó girarse sobre su costado pero falló. Extendió torpemente su mano hasta la máscara de oxígeno que cubría su cara y se la bajó; forzando a sus ojos a abrirse para así poder mirar a Elena.

—Estaba herida... — murmuró Yulia — y...atrapada...debajo de esta montaña en una cueva...estaba...sola en la oscuridad... — dijo, con sus ojos volviendo a cerrarse mientras hablaba.

Lena acarició la mejilla de su novia con la parte de atrás de sus nudillos ligeramente y sus párpados temblaron un momento antes de volver a abrir los ojos.

—No podía volar bajo tierra — Dijo casi inaudiblemente — No había... suficiente oxígeno para echar fuego... no era un... dragón allí... — suspiró.

—Entonces ¿qué eras? — preguntó la pecosa, disfrutando la historia de Yulia.

—Era...— empezó débilmente.

—¿Eras qué cariño? — preguntó, Yulia habiendo empezado a dormirse de nuevo.

—Un lagarto...— respiró — Sólo un lagarto... no un dragón mágico como solía ser... — Lena frunció un poco el ceño ante las palabras de Yulia, su mano encontró su camino hacia su brazo que acarició amablemente — Tú me encontraste... — siguió — Viniste y... me salvaste — continuó después de una pausa — Me curaste... porque... también eras mágica. Me mostraste el camino para salir de la cueva... de vuelta... — dijo, volviendo a adormecerse.

—¿De vuelta a dónde? — preguntó Lena, con su mano ahora jugando con el pelo de Yulia, con su voz apenas en un susurro.

—De vuelta a la luz... — terminó — Tú... me ayudaste a convertirme en un dragón... otra vez... — exhaló lánguidamente.

La pelirroja permaneció callada, esperando a que Yulia continuase, a que terminase de contar lo de su sueño pero no lo hizo.

—¿Volviste a volar, Yul? — preguntó, viendo paralelismo entre el sueño de la chica y su relación y preguntándose si su novia realmente había soñado eso o si era sólo su forma de expresar cómo se sentía. La morena miró a Lena a través de sus ojos pesados y sonrió.

—Sí — Dijo simplemente — Volé de nuevo. Subía tan... alto... — continuó pensativamente — Podía ver el mundo completo a mis pies de nuevo... y... era precioso... — estableció, pausándose para inhalar — Era feliz... era yo de nuevo...

—¿Qué me pasó a mí en el sueño? — preguntó Elena, acercándose más sobre el lateral de la cama, cerrando la distancia entre ambas.

—¿Tú? — cuestionó la morena y Elena asintió, inconsciente de que su novia no podía ver el gesto, ya que tenía sus ojos cerrados una vez más.

—Sí — vocalizó Lena cuando se dio cuenta de su error.

—Bueno... viniste conmigo... — dijo, con su mano derecha levantándose raramente en busca de la de su novia.

Lena tomó la mano vagante de Yulia y ésta tiró de ella para así poder apoyarla sobre su pecho.

—Nos fuimos y vimos el mundo juntas — Terminó diciendo.

—El dragón y el caballo volador — se rió suavemente la pelirroja — Vaya pareja extraña — Se pausó un momento para considerar la creencia de Vika de que era un unicornio y sonrió, para compartir la teoría de su novia —¿Estás segura de que no era un unicornio, Yul? — cuestionó — Vika piensa que lo soy, ya sabes.

—¿Un unicornio? — dijo, considerando la sugerencia sin estar realmente consciente de las palabras de Elena, estaba demasiado dormida para comprenderlas — Supongo... sí, supongo que podías haberlo sido...

—Eso suena como un buen sueño, Yul — comentó mientras la respiración de Yulia se volvía menos profunda con su cansancio.

—Sí — dijo de acuerdo la morena — Pero extraño... — la pecosa se echó hacia adelante y cerró el espacio que quedaba entre ellas, presionando sus labios contra los de Yulia ligeramente, con la urgencia de besar a su novia demasiado grande para resistirse — Un beso para mi bella durmiente — Dijo, echándose hacia atrás y poniendo la mascarilla de oxígeno de la chica de vuelta sobre su boca.

—Estoy despierta — dijo y Lena movió un mechón de pelo fuera de la cara de la menor con sus dedos.

—Apenas — dijo y Yulia hizo un gran esfuerzo para abrir sus ojos completamente pero no pudo y se rindió.

La pecosa acarició el ceño de Yulia tiernamente de nuevo y la besó ligeramente en la frente.

—Vuelve a dormir — le instruyó, pero eso cayó en oídos sordos, Yulia dormía ya de nuevo.

Elena continuó sentada en la cama de Yulia y la miró en silencio mientras dormía. Una mano apoyada contra el brazo izquierdo de la morena, los dedos trazando la fina cicatriz que recorría la longitud de éste mientras la otra acariciaba la frente de la chica relajadamente. Diez minutos después, vio a la morena moverse de nuevo, sus párpados se movían unos segundos antes de abrirse. Las órbitas de color azules de Yulia se encontraron con las de Elena y sonrió de nuevo aparentemente sedada.

—Hola — dijo y Elena se inclinó hacia adelante sobre sus codos que estaban apoyados en la cama, al lado del cuerpo de su novia.

—Hola — devolvió la pecosa mientras Yulia extendía su mano sobre su pecho y hacía una mueca como si estuviera incómoda —¿Cómo te sientes?

—Me duele el pecho — contestó cerrando los ojos de nuevo — Hay alguien... hay alguien... ¿sentado en él? — preguntó vagamente — Es como si...alguien...estuviera sentado en él... ¿es Olga?

—Nadie está sentado encima de ti — le dijo Lena — Es sólo una herida donde te han desfibrilado el corazón, cariño. Probablemente dolerá un tiempo pero el doctor va a darte algo que ayudará con eso.

—¿Estás segura de que no es Olga? — cuestionó la pelinegra y Lena sonrió — Quien quiera que sea...se...se siente muy pesado.

—Olga no está aquí, Yul — Le informó amablemente — Viene a verte más tarde.

—¿Está...bien? — preguntó la morena.

—¿Olga? — preguntó la pelirroja y la otra chica asintió — Sí, está bien cariño. Sólo está ocupada esta mañana, eso es todo. Está cuidando de sus hermanos ¿te acuerdas?

—Ella es...buena con los niños — señaló aletargada y Lena levantó la mano izquierda de su novia para apoyarla en su cara — Será...una mamá genial.

—Sí, lo será — Dijo de acuerdo porque había visto a Olga interactuar con Vika y sus hermanos y sabía que Yulia tenía razón.

—Voy a ser...madrina...ya sabes — Dijo la morena, abriendo sus adormecidos ojos, mirando a Lena sin focalizar.

—No lo dudo — reconoció la pelirroja.

—Ella...me lo dijo — Continuó y Lena frunció el ceño.

—¿Hablas de cosas como esa con Olga? — le preguntó su novia sorprendida y Yulia asintió.

—Ella dijo...que quiere que yo sea... — compartió, mientras su mano libre se extendió para frotarse los ojos cayendo sobre su cabeza en la almohada sin haber conseguido su misión.

—Yul ¿de qué estás hablando? — cuestionó Lena confundida.

—Olga... — respondió adormecida.

—Haces que suene como si estuviera embarazada ahora — se rió la pecosa, acariciando la frente de Yulia con sus dedos, ligeramente.

—Lo está — Respondió automáticamente, suspirando fuertemente.

—No, Olga no está embarazada cariño — le dijo Elena riéndose un momento ante el error de Yulia.

—Sí, lo está...ella...me lo dijo... — murmuró.

—Yul, no creo que esté — empezó Lena a protestar, mientras su novia volvía a dormirse, con sus suaves ronquidos audibles en la habitación.

Elena consideró las palabras de la morena y movió su cabeza de lado a lado, sin estar convencida.

No había forma de que Olga estuviera embarazada. No podía estarlo. Lo hubieran sabido si lo estuviera. Estaría mostrando...

—Mierda santa — murmuró, recordando la cara de Olga y dándose cuenta de que había estado llevando muchas más camisetas sueltas a la escuela recientemente — Mierda santa... — dijo de nuevo, recordando el día que Yulia había ido corriendo a encontrarse con su mejor amiga porque estaba molesta.

Recordó cómo Fyodor y Olga habían pasado por algo duro, como habían estado discutiendo mucho y Olga había pensado que podían romper. Elena pensó de nuevo en la historia de Vika y en los raros antojos de Olga con helado y maíz, cómo se había sentido enferma después de comer en Jimmy’s cuando salió corriendo hacia el baño.

—De ninguna jodida manera — dijo la pelirroja, mirando hacia su novia dormida, desesperada por despertarla en condiciones, con un millón de preguntas diferentes corriendo por su cabeza. Se inclinó sobre la cama, tentada de despertarla pero pronto se sentó hacia atrás en su silla cuando escuchó la voz de Larissa detrás de ella, la madre de Yulia volvía de completar los papeles.

—¿Cómo está? — preguntó la mujer, pausándose al lado de la cama de Yulia recorriendo sus dedos a través del pelo de su hija pacíficamente.

—Está bien — contestó Lena mientras Larissa descendía en la silla a su lado poniéndose más cerca de ella en la cama.

—¿Se ha despertado ya? — preguntó la mujer y Elena asintió.

—Ha estado medio durmiéndose — contestó — No parece que esté tan confundida — Le informó — Sólo está dormida.

—Bueno, eso es algo al menos — Respondió Larissa, usando sus nudillos con amabilidad para acariciar la mejilla de su hija — No me entiendas mal — continuó, estudiando a su hija de cerca — Es extremadamente linda cuando está confundida pero es muy cansado tener que repetir todo una y otra vez.

La ojiverde sonrió ante el comentario de Larissa, recordando todas las veces que Yulia había ido recuperando la consciencia después de un ataque, completamente desorientada e incapaz de retener la información más simple.

—Es definitivamente cansón — dijo de acuerdo Elena riéndose ligeramente para sí misma, con su mano derecha jugando como de costumbre con los dedos de la mano izquierda de Yulia mientras hablaba.

—¿No le duele nada? — cuestionó Larissa preocupada.

—Dijo que le duele el pecho — le dijo sinceramente — Pensó que alguien estaba sentada en él.

—El doctor dijo que probablemente duraría un par de días al menos — Recalcó Larissa pensativamente — Dijo que también estaría bastante cansada. No estaría muy sorprendida si se pasa los próximos días en la cama recuperándose.

Lena y Larissa se quedaron junto a la cama de la ojiazul durante otros cuarenta y cinco minutos, mientras seguían hablando sobre cosas aleatorias hasta que, por el rabillo del ojo se dieron cuenta de que se estaba moviendo una vez más. Los ojos de Yulia se abrieron fácilmente y extendió su mano derecha para bajarse la mascarilla de oxígeno de su cara, poniéndola en su cuello mientras giraba su cabeza para mirar a los visitantes.

—Tengo tanta hambre — dijo seriamente, con voz ronca y rasgada.

—Siempre tienes hambre — se rió Larissa mientras su hija intentaba sentarse sin éxito, extendiendo su mano hasta su pecho mientras hacía una mueca de dolor.

—Ugh, Yul... — dijo Elena, sosteniendo el control remoto de la cama en su mano presionando el botón que levantaba la parte de arriba de esta en una postura para sentarse.

—Oh, gracias — Dijo la morena con aprecio, sonriendo ante la amenidad.

—¿Cómo te sientes? — le preguntó Larissa a su hija y Yulia se frotó el centro del pecho con sus nudillos, firmemente.

—Siento como que alguien condujo un coche por encima de mi pecho — contestó y Larissa puso una cara sin impresión ante la elección de la comparación.

— ¿Qué? Has preguntado — dijo.

—Así es como me siento — Se golpeó su pecho un poco con la palma de su mano — En realidad — dijo, dándole a la pregunta más pensamiento — Siento como si un luchador de seiscientos quilos estuviera sentado en él... Dios — se quejó — Recuérdame porqué demonios estuve de acuerdo con pasar por esto de nuevo.

—Estuviste de acuerdo con hacerlo porque sabías que era lo correcto — Le recordó Larissa y Yulia gruñó audiblemente, echando su cabeza hacia atrás sobre la almohada y cerrando sus ojos.

—Ugh, ¿Cuándo me volví tan razonable? — preguntó, levantando de nuevo su cabeza y Lena sonrió divertida.

—Veré si la enfermera puede darte algo para el dolor — dijo Larissa, levantándose y besando a Yulia en la frente, con cariño.

—¿Puedes ver si consigues algo para mi estómago también? — preguntó la morena y Larissa sonrió ampliamente, pellizcando una de las mejillas de Yulia entre su pulgar y su dedo índice.

—¿Quieres que te traiga unas patatas de la cafetería? — preguntó su madre y la cara de Yulia se iluminó ante la oferta — ¿Debo tomar eso como un 'si'?

—Sí, por favor — contestó Yulia, asintiendo con su cabeza — No te olvides del...

—Ketchup — terminó por ella Larissa — Lo sé mija — se rió — Elena ¿quieres algo? — preguntó la mujer mayor pero la pelirroja negó con la cabeza, levantando una mano delante de ella.

—No gracias — dijo.

—Ok, no tardaré mucho — Les dijo Larissa, girándose hacia la puerta.

—Te quiero — dijo Yulia y su madre miró por encima de su hombro antes de dejar la habitación en busca de algo de comida.

—Estás espabilada — señaló Elena una vez que estuvieron solas de nuevo.

—¿Comparado a qué? — cuestionó Yulia, extendiendo su mano para coger la de su novia y levantándola hasta su regazo.

—Comparado a antes — devolvió Elena.

—¿Antes? — preguntó de vuelta.

—¿No te acuerdas de lo que hemos hablado? — cuestionó Lena y la morena pareció pensativa un momento.

—¿Quieres decir a cuando estaba pensando que todo esto era un sueño? — preguntó y Lena suspiró mientras Yulia continuaba — Supongo que tenías razón. Realmente no lo es.

La pecosa consideró decirle que accidentalmente había dejado escapar el secreto de Olga, en su estado adormecido pero decidió no hacerlo, dándose cuenta de que no se acordaba de la conversación a sabiendas de que su novia se sentiría horrible por traicionar la confianza de su mejor amiga. Olga tendría que contárselo a ellas en algún momento, pero, hasta entonces, parecía como que iba a tener que morderse la lengua y sufrir sus preguntas sin hacer en silencio.

—Sí — contestó Elena, mirando sus manos entrelazadas y jugando con los dedos de Yulia.

—Estás muriendo por decir “te lo dije”, ¿verdad? — preguntó la pelinegra y Elena sonrió, levantando sus ojos para encontrarse con los de color azul de su novia.

—No — contestó Lena sinceramente — Sólo estoy aliviada porque fuera cierto. De otra manera quién sabe dónde estaría ahora.

—Probablemente desmayándote con Clare en el campamento — bromeó y Lena puso sus ojos en blanco, incapaz de prevenir que se ampliase su sonrisa.

—¿Acabas de decir “desmayándome”? — preguntó y Yulia asintió con la cabeza.

—Eso es una palabra — le informó desafiante.

—Lo sé — se rió a carcajadas — Sólo es que no pensé que te oiría decirla — Yulia bajó su mirada hasta los labios de su novia y la chica de ojos verdes ladeó su cabeza hacia un lado, cuestionante mientras se daba cuenta — ¿Estás bien? — preguntó y Yulia se mordió el labio inferior.

—Sólo me estaba preguntando cuando me darás mi beso — contestó y Lena se levantó de donde estaba apoyada en la cama y plantó un beso delicado contra los labios de Yulia.

—¿Feliz? — preguntó y Yulia se encogió de hombros.

—Supongo — dijo, haciendo que la pelirroja moviera su cabeza y la besara de nuevo, esta vez más profundamente, mientras sus labios permanecían contra la suave carne de la boca de Yulia hasta que sintió la sonrisa de su novia contra ella.

—¿Mejor? — cuestionó Lena sentándose en la silla.

—Bastante — confirmó y la pelirroja extendió su mano debajo de la silla y cogió su mochila, sacando el regalo que tenía para su novia y ofreciéndoselo a ella.

—Ahora que sabemos que no estás soñando — dijo mientras Yulia tomaba el regalo — Puedes abrir esto.

—Sabes que no tenías que traerme nada — le dijo, repitiendo su sentimiento de antes.

—No es mucho — le informó Elena — es sólo un pequeño regalo.

Yulia miró el regalo en su regazo y empezó a desenvolverlo, mientras sus dedos luchaban con el papel delicado.

—Puedes romperlo — le dijo la pecosa y Yulia sonrió antes de tirar del papel con su mano derecha, mientras la izquierda bajaba hasta su regazo.

—¿Qué es? — preguntó y Lena se levantó para ponerse sobre la cama al lado de su novia.

—Tienes que abrir la caja — la animó Lena, ayudándola a levantar la tapa.

—Es una flor — dijo Yulia, levantando la rosa de la caja — ¿Es de verdad? — preguntó, con su mano izquierda manipulando los pétalos pero incapaz de determinar definitivamente si era o no por la distinta sensación en su mano.

—No — contestó la ojiverde — Es de seda — admitió — De esa manera puedes guardarla con el resto de las cosas que guardas de nuestro tiempo juntas.

—¿Para recordarme al hospital? — cuestionó confundida.

—¿Qué? — preguntó Elena incrédula — No, cariño... para recordarte al baile.

—¿Baile? — dijo Yulia, mirando a los ojos esmeralda de Elena.

—Sí — dijo la pelirroja, sosteniendo la mirada de su novia.

Tomó el ramillete de la mano de Yulia y lo deslizó por su pequeña muñeca delante de la banda de identificación de paciente.

—Yulia — dijo, usando el nombre completo de su novia por primera vez en mucho tiempo — ¿Irás al baile conmigo por favor?

La sonrisa de la morena se amplió ante la pregunta y asintió con su cabeza felizmente.

—Sí — dijo, admirando la flor de su muñeca antes de besar a Lena profundamente, con su mano curvándose alrededor del cuello de la pecosa.

—Vale, bien — dijo Lena mientras morena soltaba sus labios — porque ya había comprado las entradas.

La pelinegra puso una mano en un lateral del cuello de Lena y bajó su mirada de nuevo hasta la caja, dándose cuenta de un papel doblado en el fondo de ésta. Lo sacó y le dio a su novia una mirada inquisitiva.

—No eres la única en la relación que puede escribir cartas sentidas y entradas de diario sinceras y...y...bonitas declaraciones de amor, ya sabes — dijo Elena en contestación a la pregunta sin hacer.

—Me escribiste una lista una vez — contrarrestó Yulia —¿Recuerdas?

—No, tú escribiste eso — Contestó moviendo la cabeza y refiriéndose a la lista de razones por las que le gustaba su crush y que Yulia había escrito por ella.

—¿Puedo leerla? — preguntó la morena dudosa y Lena movió la cabeza entretenida ante la pregunta.

—No — bromeó — Sólo lo estoy usando como decoración en la caja. Claro que puedes leerlo.

La pelinegra abrió la hoja en sus manos y se hundió en la cama mientras Lena se acercaba más a su lado para leer sobre el hombro de su novia.

“Vale, entonces...admitiré que esto es más difícil de lo que pensé que podía ser pero, por favor ten paciencia porque quiero decirte algo y realmente nunca he hecho este tipo de cosas antes.

Eres tú la que tiene un talento cuando se trata de esto, Yul. Eres la que es buena con las palabras, no yo. Eres la que es capaz de libremente compartir todos tus pensamientos íntimos y tus sentimientos conmigo. Nunca he sido así, no realmente. No de la misma forma que tú.

Soy reservada, eso lo sé. Sé que no siempre he sido muy comunicativa contigo antes, que he estado reacia a abrirme contigo porque no pensaba que podrías tratar con mis propios pensamientos y los tuyos...siempre han parecido atormentarte tanto, tus pensamientos. Recuerdo pensar que probablemente eras la persona más reflexiva que había conocido y me hacía preguntarme cómo tu cabeza no explotaba con todos esos pensamientos voladores alrededor, pero entonces me di cuenta; realmente nunca se quedaban mucho tiempo ¿verdad? Siempre salían de alguna manera...de forma hablada, o escrita, o en un mensaje grabado, o en una canción apropiadamente elegida. Siempre los has compartido conmigo y ahora es mi turno para hacer un cambio.

Una vez me hiciste una promesa; que estarías aquí, que estarías presente y no te rendirías. Mantuviste tu palabra para mí. Has mantenido mucho más que tu palabra.

Recuerdo que yo también te hice una promesa. Prometí que sería más sincera contigo, que sería más abierta sobre cómo me estoy sintiendo y lo era hasta cierto punto, pero nunca tanto como podía haberlo sido.

Podía haber estado infinitamente más expuesta, más vulnerable, más cándida y podía haber palidecido en comparación a lo mucho que tú lo eres conmigo.

Entonces, aquí va.

Te quiero.

Pero eso lo sabes, ¿no? Realmente no necesito decirlo.

Te quiero, Yul y es tan difícil poner esto en palabras exactamente por qué es y eso significa que realmente no necesita ni una razón o explicación con la que pueda definirlo.

Hay un millón de pequeñas razones por las que lo hago, y aún así no hay absolutamente ninguna razón. Ninguna.

En mi cabeza parece que todo tiene sentido pero después cuando lo escribo no.

Es una paradoja que parece que entiendo y a lo mejor nunca lo haré. A lo mejor esa es la belleza de todo; a lo mejor tú realmente no necesitas saber por qué o cómo pasó...simplemente que pasó.

A lo mejor es suficiente saber que este sentimiento existe. A lo mejor no debería ser cuestionado. A lo mejor deberías simplemente estar agradecida por ello y alegre mientras lo tengas.

Todo lo que sé es que algo ha cambió en mí el día que nos conocimos y no hay vuelta atrás ahora, porque ya no me importa por qué pasó, sólo que pasó.

Inspiras algo en mí, Yulia. No, me inspiras un tiempo.

Te admiro tanto que es irreal.

Has pasado por tanto y aún así aquí estás...

Realmente no sé qué decir, hay tanto que quiero decirte, que desearía poder hacerlo pero, no soy elocuente como tú. No puedo traducir mis pensamientos en un papel con la facilidad que parece que tú eres capaz...

Esta carta parece torpe y rara en comparación con todo lo que tú me has dado así que perdóname. Prometo seguir intentándolo y a lo mejor con el tiempo mejoraré...a lo mejor no, pero, seguiré intentándolo de todos modos.

Bueno, gracias Yul...gracias por todo lo que has traído a mi vida; tu risa, tu sonrisa, tu belleza. Gracias por inspirarme, por darme a alguien a quien admirar, por hacer que crea en el destino y en los milagros y en los cuentos de hadas y en finales felices.

Gracias por tu amor.

Gracias por compartirlo conmigo, por permitirme la alegría que conlleva experimentarlo.

Esto es de lejos, el mejor regalo que podías haberme dado nunca (y me has dado muchos).

Estoy tan orgullosa de ti y te quiero.

Siempre te querré.

Siempre x


Yulia bajó la carta cuando terminó de leerla y miró hacia arriba a Elena quien la estaba mirando expectante, con una expresión ansiosa en su cara.

—¿Qué piensas? — preguntó Lena sintiéndose insegura.

—¿Que qué pienso? — cuestionó y la pecosa asintió casi imperceptiblemente, sintiéndose más vulnerable de lo que nunca se había sentido antes — Pienso que te quiero — sonrió y Lena dejó la respiración que estaba sosteniendo que se escapara de una rápida bocanada, una risa feliz escapándose de sus labios.

—No tienes que decirlo ¿sabes? — dijo Elena juguetonamente, animada por las palabras de Yulia.

—Sólo...cállate — le instruyó la morena, lo que hizo, dejó de hablar, en parte porque Yulia se lo había dicho pero, en su mayoría porque la pequeña se había echado hacia adelante tomando sus labios entre los suyos, no castamente, ni delicadamente sino a la fuerza y con determinación.

Yulia había atacado su boca con la suya y la chica de ojos verdes había cedido casi instantáneamente. Había cedido y seguiría haciendo eso, cada, una, de, las, veces.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Miér Oct 12, 2022 3:32 pm

Capítulo 73

Yulia se quedó bajo observación en el hospital durante las siguientes horas, la enfermera revisaba regularmente sus signos vitales para ver cualquier evidencia de complicación como resultado de la cardioversión. Satisfecha de que estuviera estable y sin riesgo de desarrollar ningún problema, el doctor permitió darle el alta para ir a casa al cuidado de su familia, con una cita programada con él a la semana siguiente.

Después de lo que pareció como una eternidad de espera para que las prescripciones fueran rellenadas y los papeles del alta firmados, Elena llevó a Larissa y a Yulia hasta casa, mientras su novia hacía muecas de dolor todo el camino, cada vez que el coche se encontraba un bache hacía que el cinturón frotara de manera incómoda contra su pecho ya tirante. A la llegada a casa, Lena ayudó a su novia a salir del coche y la guió por el camino hasta dentro, mientras Larissa caminaba delante de ellas abriendo la puerta, con las cosas de su hija guardadas en la bolsa que sostenía en su mano derecha.

Yulia había sido aconsejada por el doctor para que “se lo tomara con calma” durante el resto del día mientras se recuperaba y ella había decidido elegir su recomendación completamente, optando por gastar las horas que quedaban del día tumbada en el sofá del salón con su novia y Vika, las tres bajo los confines del edredón, viendo unas cuantas películas de Disney y comiendo pizza.

Olga se pasó para verla esa tarde, uniéndose al trío que veían Toy Story 3 apretándose en un espacio casi inexistente al lado de Vika con mucha dificultad. Finalmente reconocieron que no había suficiente espacio para todas ellas en el sofá, y Olga puso a la niña en su regazo, haciendo cosquillas en el pequeño cuerpo de Vika juguetonamente mientras, causando que la hermana de Yulia se retorciera ferozmente en el sitio riéndose fuertemente en respuesta a la irritación. Elena estudiaba a Olga de cerca mientras cogía a la chica pequeña, quien estaba aún riéndose felizmente, en un abrazo fuerte, viendo la espalda de Vika hundirse en el pecho de la chica mayor mientras se sentaban para ver la película en la televisión que tenían delante de ellas. Mirándolas juntas, de la forma en la que Olga apoyaba su barbilla felizmente contra lo alto de la cabeza de Vika esporádicamente acariciando el suave pelo de la frente de ésta con sus dedos, no podía evitar estar de acuerdo completamente con Yulia en que Olga sería una madre genial. Sin embargo, incapaz de hacer la pregunta que había estado constantemente en su mente y en la punta de su lengua desde la revelación post- anestesia de su novia, estuvo en silencio preguntándose si Olga estaba realmente embarazada o si la divulgación completa era algo falso producto del sueño de Yulia.

La pelirroja siguió sondeando la pregunta durante el resto de la tarde mientras estaban sentadas juntas; el grupo persistía seguir su maratón de películas ininterrumpida hasta que Vika se quedó dormida, con su pequeño cuerpo extendido a lo largo de sus regazos en lo alto del edredón. El padre de Yulia fue para encontrarse con el estado de la menor y se la llevó escaleras arriba hasta su cama, dejando a las tres chicas mayores a solas. Olga sin embargo, tomó la salida del grupo de Vika como una pista para la suya y después de dar las buenas noches a Elena y Yulia, dejó a sus dos amigas para ir de vuelta a su casa.

Después de que Olga se fuera, Lena consideró preguntarle a la morena sobre el secreto posible que inconscientemente se le había escapado antes en el hospital pero, decidió que no lo iba a hacer cuando Yulia bostezó adormecida estirándose en el sofá, con sus pies ocupando el espacio que Olga acababa de dejar vació poniendo su cabeza en el regazo de Lena mirando la pantalla de la televisión. La pecosa suspiró para sí misma rendida, sin querer arruinar la tranquilidad del momento molestando a Yulia con el conocimiento de que potencialmente había roto la confianza de Olga. A cambio, Elena empezó a jugar con los largos y oscuros mechones de pelo de su novia, con sus dedos entrelazados con los suaves mechones como de costumbre mientras veían la última película de la lista; WALL-E.

Yulia se había como siempre, inevitablemente quedado dormida durante la película, con su cuerpo finalmente sucumbiendo al cansancio del procedimiento que había tenido lugar, y sus suaves ronquidos eran una música melódica para los oídos de Lena. La chica de ojos verdes estaba agradecida por esos pequeños momentos de serenidad que le habían garantizado recientemente, por el puro e inocente placer de estar en presencia de Yulia, ya que ninguna de ellas demandaba o necesitaba otra cosa excepto su compañía para estar perfectamente y completamente felices. El amor de Elena por estos momentos silenciosos y sin complicaciones que compartían tan a menudo había crecido, donde la forma delicada de Yulia estaba acurrucada contra su costado mientras leía o dormía, queriendo nada más que su completa intimidad y comodidad que era casi básica con su contacto físico. Lena normalmente tomaba esas oportunidades para reflejar su buena fortuna, en sus contables bendiciones para quedar, apreciando cada respiración que Yulia tomaba como un regalo de Dios y cada segundo que ella tenía garantizado en la vida de su novia como una dotación que aún no estaba completamente segura de merecerse. A pesar del ingreso de la morena en el hospital, hoy había sido otro día bueno para añadir en la recientemente aumentada y agradecida, de lejos, interrumpida carrera para ellas. Yulia estaba sana; estaban juntas, y para Lena, no había nada más que importase que eso.

La pelirroja se quedó en una contemplación pensativa durante el resto de la película, con sus pensamientos firmes en su camino hasta ese punto y solo volviendo a la realidad cuando WALL-E terminó y los créditos empezaron a aparecer. Miró su reloj dándose cuenta de la hora, cambiando su postura en el sofá para prepararse para irse, mientras Yulia se estiraba fácilmente ante el movimiento, girándose sobre su espalda. Miró hacia arriba dormida para encontrarse con los ojos verdes penetrantes a través de los suyos adormilados y la pelirroja se echó hacia adelante plantando un suave beso en los labios de Yulia, con sus dedos acariciando el ceño fruncido de su novia, haciendo que sus párpados se cerrasen durante un breve segundo.

—Cariño, se está haciendo tarde — le dijo Elena tristemente, en voz baja y tono suave — Debería de ir yendo a casa.

—No, quédate — protestó la morena, moviendo su cabeza mientras bostezaba y se giraba sobre su parte delantera. Enterró su cara contra el estómago de Elena, y sus brazos se envolvieron alrededor de las piernas de su novia en un intento de prevenir que se fuera.

—No puedo — respondió arrepentida la pecosa — Es casi mi toque de queda y mis padres me matarán si llego tarde.

Yulia gruñó derrotada y soltó a Elena, girándose sobre su espalda una vez más, con sus ojos cerrados porque le faltaba energía para mantenerlos abiertos. Elena trazó la cicatriz de la frente de su novia con su pulgar y suspiró audiblemente.

—Te veré mañana — le prometió, besando a la ojiazul en los labios de nuevo rápidamente, mientras la chica de cabellos negros asentía con su cabeza casi imperceptiblemente en reconocimiento, demasiado cansada para objetar nada más.

Lena con cuidado se deslizó de debajo de su novia y del edredón, con su mano sosteniendo la cabeza de Yulia brevemente hasta que pudo ponerla debajo un cojín para que descansara. Plantó un casto beso contra la frente de Yulia y la chica más pequeña se giró sobre su costado, hundiéndose más en el sofá y casi inmediatamente se quedó dormida de nuevo. Lena subió el edredón para cubrir el torso de la morena y se giró para irse, parándose en sorpresa cuando se encontró con Larissa mirándola desde la puerta con una amplia sonrisa en la cara, con su hombro apoyado sólidamente contra el marco de la puerta.

—¿Te vas?— preguntó la mujer mientras Elena recuperaba la compostura y silenciosamente hacía su camino hacia la puerta.

—Sí, necesito estar en casa antes de mi toque de queda — contestó, echando un rápido vistazo a Yulia por encima de su hombro mientras alcanzaba a la mujer mayor — ¿Cómo vas a subirla?— cuestionó.

—No lo haré — contestó Larissa riéndose y poniéndose recta — Parece cómoda ahí y una noche en el sofá no va a matarla.

—¿Le dirás que le dije adiós? — pidió Lena — Tengo el sentimiento de que no se acordará de que me fui por la mañana.

—Claro — prometió Larissa, dando un paso hacia el pasillo, con la pecosa siguiéndola de cerca. Fueron de camino hacia la puerta y Larissa la abrió para Elena.

—Gracias — reconoció la pecosa con aprecio.

—No, gracias Elena — dijo Larissa sonriendo — Realmente disfruté tu compañía en el hospital hoy. Fue bonito poder hablar sobre Yulia y todo lo que pasó, con alguien. Me di cuenta de que nunca lo había hecho antes...ya sabes...discutir cómo era en aquel entonces. Me sentí bien finalmente habiendo tenido la oportunidad.

—¿De verdad? — preguntó la chica — ¿No estabas enfadada de que te preguntara por ello?

—No, para nada — contestó la mayor — De hecho, me hizo darme cuenta de que probablemente necesito hablar con alguien adecuadamente — admitió — He estado tan centrada en hacer que Yulia reconociera sus sentimientos hacia el accidente que ni siquiera me he parado a considerar los míos.

—Realmente me gustó escuchar tu perspectiva de todo — Le dijo Elena sinceramente — Quiero decir que siempre he tenido curiosidad por los primeros días de la recuperación de Yulia y de alguna manera siento como que la conozco un poco mejor ahora. Siempre me olvido de lo mucho que ha tenido que pasar Yul físicamente después del accidente y admiro a la gente que la ayudó a llegar a donde está hoy, especialmente después de haber escuchado lo que has dicho de ellos — confesó.

—Bueno, eres más que bienvenida a venir y hablar conmigo cada vez que quieras,— le informó Larissa — Te contaré cualquier cosa que quieras saber.

—¿Lo harás? — preguntó Lena y la madre de Yulia asintió.

—Claro — confirmó — Creo que tengo la impresión de que tienes más que un interés pasajero en la rehabilitación de Yulia... — Lena pareció descubierta y bajó su mirada, sonrojada, sintiéndose consciente.

—He estado pensando mucho en lo que quiero hacer cuando termine la escuela — admitió con dudas, levantando su mirada de nuevo — Siempre pensé que quería ser escritora, pero ahora no estoy tan segura...

—¿Estás pensando en que puede que quieras ser terapeuta? — cuestionó Larissa y la ojiverde se encogió de hombros, insegura.

—Aún no lo sé — confesó — Sólo estoy contemplando terapia física como una opción de carrera, eso es todo.

—¿Lo sabe Yulia? — le preguntó Larissa.

—No — contestó, levantando su mirada de nuevo — No se lo he dicho todavía porque sólo lo estoy considerando — repitió — No sé, sólo creo que sería un trabajo interesante — continuó — Ver el viaje de Yul ha sido tan inspirador y no puedo evitar imaginar lo increíble que sería pasar el resto de mi vida ayudando a otra gente que ha pasado por cosas similares. Supongo que podría ser algo increíble saber que ayudaste a alguien y le devolviste su independencia, saber que les ayudaste a cambiar su vida por algo mejor...

—Bueno, si de alguna manera influencia tu decisión — dijo Larissa, sonriendo calurosamente — Creo que encontrarías terapia física como una carrera muy valiosa. Seriamente no puedo agradecer lo suficiente a todos los terapeutas involucrados en la recuperación de Yulia. Siempre estaré agradecida por su paciencia y dedicación. Ayudaron a devolverme a mi hija y eso es sinceramente uno de los mayores regalos que he recibido.

Elena sonrió ante las palabras de Larissa mientras la mujer mayor continuaba hablando.

—Creo que serías una terapeuta genial si eso es lo que decides hacer Elena — la animó — Has sido tan comprensiva apoyando a Yulia a través de todo. Definitivamente te animaría a ver más si eso es lo que te interesa.

—Gracias — respondió la pelirroja con aprecio, sonriendo mientras salía por la puerta hasta el escalón del frente — Creo que lo haré.

—Buenas noches Elena — dijo amablemente Larissa.

—Buenas noches — contestó, diciéndole adiós a la mujer con la mano.

—¿Nos vemos mañana? — preguntó, ya sabiendo la respuesta a la pregunta pero haciéndola igualmente.

—Sí, te veo mañana — Confirmó Lena antes de ir de camino a su coche.

Al día siguiente y de hecho, la semana siguiente al completo, estuvo relativamente sin novedades para Elena y Yulia, la última pasando la mayoría del tiempo recuperándose en casa, con su pecho aún magullado donde le habían hecho la cardioversión pero las palpitaciones que había estado sufriendo anteriormente ahora ya no eran un problema. Yulia fue a su cita con el doctor el Sábado después de su procedimiento y estaba encantada de escuchar que él estaba contento con la respuesta que estaba teniendo el tratamiento. Le informó que ahora el ritmo de su corazón había sido restaurado con éxito, el Digoxin que le había prescrito debería ser suficiente para prevenir que volviera a su fibrilación auricular de nuevo en un futuro inmediato, si lo volvía a hacer.

Animadas por este conocimiento, ambas volvieron a su alegre existencia de nuevo y las dos se volvieron, si era posible, incluso más inseparables de lo que lo eran antes. Las dos chicas pasaban cada oportunidad disponible juntas, cuando Lena no estaba en la escuela. Pasaron las últimas tardes de primavera paseando a Jasper en el parque con Vika, la niña haciendo que Elena la persiguiera hasta que no podía correr más y era forzada a colapsarse en el césped, con sus pulmones doliendo violentamente en su pecho, mientras su piel era cubierta de sudor del ejercicio y Yulia veía todo divertida desde un banco cercano mientras su hermana saltaba en lo alto de su novia, negándose a dejar que Elena descansara y recuperara la respiración ni siquiera por un minuto. Cuando no estaban ejercitando a Jasper y discutiblemente a Elena, las dos pasaban el resto de las tardes con Frida, Olga y Nastya, las cinco quedando en sus casas o se sentaban juntas en Jimmy's, todas intentando derrotar a Yulia en el reto de las alitas pero fallando miserablemente, ya que la ojiazul quedaba indisputablemente como ganadora una y otra vez a pesar de sus retadoras. Yulia y Elena disfrutaban todas las citas en sus tardes juntas también, citas que pasaban en las jaulas de bateo o en el cine, en la feria o en el zoo, citas que pasaban haciendo un montón de actividades entretenidas en variedad de localidades diferentes pero ninguna de ellas consiguiendo sobrepasar la felicidad que tenían, simplemente estando acurrucadas juntas en la cama de Yulia, en los labios la una de la otra ya que era lo único que necesitaban para ocupar su tiempo, era lo más barato y la única forma de entretenimiento que necesitaban.

Las dos dedicaban cada fin de semana después de la visita de Yulia al hospital, la una a la otra y cada sábado lo pasaban en la playa, ambas sentadas en lo alto de una manta en un punto aislado, con las olas golpeando contra la orilla hasta que la arena caliente empezaba a enfriarse y la brisa de la costa empezaba a levantar el día lentamente, terminando cuando se acercaba la noche. Preparaban una cesta de picnic con sus snacks favoritos y se sentaban alegremente juntas, pasando incontables horas simplemente hablando del pasado y su infancia mientras crecían, hablando del presente, del rápido acercamiento del verano y del juicio que se acercaba. Habían hablado del futuro, de sus esperanzas y sus sueños, planeando vacaciones que probablemente nunca tendrían y creando una lista imaginaria que probablemente dejarían a medias. Cuando no estaban hablando estaban leyendo, Yulia pensativamente involucrada en las obras literarias que más recientemente había adquirido en la librería pública mientras Elena se tumbaba en su estómago a su lado, estudiando determinadamente sus libros de texto, preparando sus finales.

El nuevo prospecto de salud de Yulia avanzaba a la perfección. El doctor aparentemente le había dado la motivación que necesitaba para intentar mejorar la función de su mano derecha tanto como humanamente pudiera, a pesar de que el terapeuta físico le dijera seis meses antes que el deterioro sería casi imposible de progresar más de lo que ya había conseguido porque el daño del nervio que había sufrido era demasiado significante, la pelinegra se pasaba horas practicando con su guitarra o escribiendo en su diario, ansiosa por probar que estaban equivocados. Lena no pudo identificar el momento exacto en el que la actitud de Yulia había cambiado, de que había hecho una transición final de ser esa chica que se odiaba a sí misma, fácilmente frustrada, y clínicamente deprimida cuando la conoció por primera vez, a la feliz, entusiasta y centrada que existía ahora, pero no creía que fuera algo que había pasado en una noche. La transformación de Yulia había conllevado mucho tiempo. No era el resultado de un simple evento. Era la composición de todo lo que le había pasado, lo bueno y lo malo. Gradualmente todas esas dudas propias, todas esas inseguridades sobre sus capacidades, todos esos sentimientos de insuficiencia que había sentido, se habían ido y a cambio habían sido repuestos con optimismo y auto creencia que hizo que el corazón de Elena creciera con placer y orgullo. Yulia era auto suficiente y muy raramente ponía excusas para sus incapacidades, a cambio, eligiendo encontrar formas alternativas de completar tareas si no era capaz de hacerlas de la forma normal. De hecho, había muy pocas cosas que Yulia no pudiera hacer por sí mima si se lo proponía y más a menudo lo hacía exitosamente en sus intentos.

La única cosa con la que Yulia aún tenía problemas era de vez en cuando con sus cicatrices, las que tenía como resultado del accidente y aquellas que se había auto causado mientras estaba en rehabilitación. Elena sabía que la chica se sentía avergonzada de sus pequeños cortes que se veían en su muñeca derecha y que estaba avergonzada de la falta de auto control que había tenido en aquel entonces, de su incapacidad de tratar con sus emociones adecuadamente o de una forma saludable. Ahora aceptaba mucho más las cicatrices y era capaz de ver las connotaciones positivas de ellas mucho más fácilmente de lo que lo había hecho antes. Ayudaban a recordarle que era una superviviente y una luchadora, que era fuerte y resistente; que estaba viva cuando debería de estar muerta.

La morena raramente aludía a sus cicatrices ahora excepto bajo ciertas circunstancias, la mayoría involucraban un prospecto potencial de exposición en público por parte de ambas o durante otras situaciones en las que la chica de ojos azules se encontraba intimidada o estresada. Cuando estaban juntas en la playa por ejemplo, Elena a menudo se quitaba sus shorts vaqueros y su camiseta, el calor era demasiado pegajoso e intenso para quedarse con la camiseta demasiado tiempo. Yulia sin embargo, siempre se había abstenido de desvestirse, dejaba su camiseta puesta en su sitio, sintiéndose demasiado consciente para quitársela cuando había tantos ojos vagando a su alrededor. La auto consciencia de Yulia, cuando se trataba de las cicatrices y su apariencia estaba en constante trabajo en progreso, pero, estaba demasiado avanzada y Lena sabía que su novia a veces trabajaba a través de esas inseguridades específicas como había hecho con todo lo demás. La pelinegra sólo necesitaba un poco más de tiempo, un poco más de ánimo, un poco más de apoyo y Lena podía ayudarla con esas tres cosas.

Lena estaría mintiendo su dijera que no se despertaba cada mañana medio esperando otra tormenta que las golpease, otro juicio que se pusiera en el camino para examinar su resolución y su nueva encontrada felicidad pero, de momento, no había llegado. A cambio, vivían lo que otros podían considerar algo aburrido y una existencia normal, pero que para ellas era, después de casi nueve meses de continuas dificultades, nada más que un paraíso idílico.

El sábado por la tarde, tres semanas después de la cardioversión de Yulia, Lena estaba sentada al borde de la cama de Nastya, con un pequeño espejo en sus manos mientras terminaba de aplicarse unos retoques finales de maquillaje en preparación para el baile. El resto de las chicas estaban aleatoriamente dispersas por la habitación de la castaña ojiverde, cada una de ellas variando estados de preparación. Frida de pie delante de un espejo de cuerpo entero ondulando su pelo, Nastya sentada con las piernas cruzadas en el suelo, rebuscando en su caja de joyas en busca de un brazalete para ponerse y Olga estaba con cuidado aplicando el eyeliner a Yulia, ya que la coordinación de la chica más bajita, aun era pobre para no emborronarse un ojo.

—Yul, podrías por favor dejar de moverte — se quejó Olga, casi arruinando el maquillaje de su amiga porque se estaba moviendo nerviosamente en su sitio.

—Lo siento — se disculpó la morena sinceramente — Sólo estoy preocupada por hacer que tú te retrases. Quiero decir, que los chicos llegarán pronto y no quiero que tengas que esperar para que termine de estar preparada...

—No te disculpes Yulia — comentó Nastya amablemente, finalmente encontrando el brazalete que había estado buscando, deslizándolo por la muñeca. El accesorio complementó su vestido negro perfectamente —Estaremos preparadas cuando lo estemos. No va a matar a Troy y Fyodor esperará un poco, ¿verdad Frida?

—Definitivamente no — dijo de acuerdo Frida, estudiando su apariencia en el espejo, girándose con la plancha de rizos, satisfecha con su reflejo.

Puso el aparato en el vestidor de Nastya y se giró para mirar a Yulia quien estaba mirando a través de un ojo, con el otro cerrado mientras Olga intentaba terminar la tarea entre manos.

—Tómate tu tiempo, Yulia — la tranquilizó Frida — No hay prisa ¿vale?

—Ojalá pudiera hacer algo para ayudar — musitó la morena en alto y Olga paró lo que estaba haciendo un momento, con una mano sosteniendo la barbilla de su amiga en un intento de hacer que no moviera su cabeza demasiado.

—Podrías quedarte quieta — sugirió la castaña, sólo medio bromeando — Eso ayudaría.

—No, quiero decir, ojalá pudiera hacerme esto a mí misma o algo — Aclaró Yulia — De esa forma tú podrías terminar de prepararte y después ambas habríamos terminado antes de que los chicos hubieran llegado.

—Aquí, Olga — dijo Lena, metiendo el espejo de su mano en el bolso y cerrando la cremallera, habiendo terminado con su propio maquillaje —Ayudaré a Yul mientras te pones tu ropa.

—¿Estás segura? — cuestionó la castaña y Lena puso su bolso en la cama a su lado y se levantó, yendo hacia su novia.

—Sí, estoy preparada — respondió, con su vestido verde esmeralda largo a juego con sus ojos y haciendo que parecieran más llamativos de lo que ya lo eran — Aún tienes que vestirte.

—Vale, genial — dijo Olga, levantándose y dándole a Elena el eyeliner negro que había estado usando.

La castaña más alta se movió hasta la puerta de la habitación de Nastya y sacó su vestido de donde había estado colgado antes de rápidamente desaparecer por el pasillo, haciendo su camino hacia el baño para cambiarse.

—Si no te estás quieta — empezó Elena, con tono serio mientras se sentaba delante de Yulia en el sitio que había dejado vacío Olga — Voy a dibujarte un par de gafas con esto — Amenazó juguetonamente, levantando el eyeliner en su mano, señaladamente. Yulia abrió el ojo que aún tenía cerrado firmemente para mirar a Lena y sonrió ampliamente.

—No te atreverías — respondió y la pelirroja levantó una ceja retadoramente.

—¿Eso crees? — preguntó y Yulia la estudió de cerca, debatiendo la probabilidad en su cabeza.

—Vale, me comportaré — prometió, creyéndose la amenaza de Elena, cerrando de nuevo su ojo, suspirando audiblemente mientras la pelirroja tomaba su barbilla con su mano libre, como Olga había hecho.

—Frida y yo también estamos preparadas así que vamos a ir abajo para preparar algunas cosas para la fiesta mientras termináis — le dijo Nastya a la pecosa, quien había empezado a aplicar la línea negra de eyeliner en Yulia, delicadamente.

—No puedo creer que tus padres pensaran que sería una buena idea dejarte sola durante el fin de semana con el baile — dijo Elena incrédula.

—Hey, no es mi culpa que se hayan ido a ver a mi tío afuera — Respondió Nastya encogiéndose de hombros — Prácticamente estaban pidiéndome que hiciera una fiesta. Quiero decir, soy una adolescente... ¿Qué pensaban que haría?

—Te matarían si se enterasen — dijo Elena.

—No, no lo harían — dijo en desacuerdo Nastya moviendo la mano con desdén a pesar de que Lena no podía ver el gesto mientras estaba mirando de cerca lo que estaba haciendo. Nastya se levantó y caminó hasta ponerse al lado de su amiga.

—A mis padres no les importará, no es como si no hubiéramos hecho barbacoas y fiestas aquí antes — continuó — Quiero decir, os están dejando quedaros aquí conmigo sin supervisión ¿no?

—Tener a cuatro de tus amigas más cercanas en casa no es lo mismo que estar de acuerdo con hacer una fiesta para casi cien estudiantes del instituto — Se rió la pecosa.

—Oh, vamos Lena — regañó Nastya — No va a haber ni de cerca tanta gente. Todos los de último año van a casa de Pavell Mavlovic y Samara está preparando también una fiesta, lo que significa que los deportistas y las animadoras de nuestro año estarán allí, no aquí — siguió — Habrá como unas treinta personas como mucho aquí — le dijo.

—Es tu funeral — comentó Elena y no pudo evitar sonreír ante cómo fruncía el ceño Yulia con el uso de esa palabra, con su ojo abierto entrecerrándose sin aprobarlo — Sabes a lo que me refiero — dijo la pelirroja, echándose hacia adelante y plantando un suave beso en la punta de la nariz de Yulia con cariño.

—No finjas que no tienes ganas Lena — dijo Frida, dando un paso al lado de Nastya — Puedes intentar jugar a ser la adulta madura aquí todo lo que quieras, pero has estado esperando el baile más que nadie en esta habitación... — Señaló, sonriendo a la otra chica quien estaba viendo la interacción con el rabillo del ojo silenciosamente — Por alguna razón inexplicable tienes unas ganas extremas. Tengo la teoría de que tiene que ver algo con el hecho de que nos quedemos aquí sin supervisión parental de nuevo — dijo pensativamente — Pero sólo es una teoría en progreso... — añadió sonriendo cuando vio que Lena la miraba.

—¿Me estás diciendo que tú y Troy no tomaréis provecho de tener una casa libre de padres? — cuestionó la pecosa y Frida no pareció ni siquiera intentar negar que era verdad.

—Claro que lo haremos — Dijo simplemente — Es la noche del baile. Es prácticamente un rito....

—Sólo es el baile de segundo año — le recordó Nastya riéndose — No es realmente el baile hasta el año que viene.

—¿Y qué? — preguntó Frida — Baile de segundo, baile de último año... ¿cuál es la diferencia? Se celebra lo mismo. ¿Por qué sino celebrarías esta fiesta, Nast?

—Está preocupada de que Olga tenga razón sobre convertirse en la señora loca de los gatos — dijo Yulia neutralmente, echando un vistazo a Nastya que ladeó su cabeza, con una mirada impresionada en su cara ante la sutileza de la chica más pequeña.

—Cállate, pequeña idiota — dijo la chica de buen humor mientras golpeaba juguetonamente a Yulia en el brazo. Lena rápidamente movió el eyeliner fuera de la cara de su novia mientras su cuerpo se movía en respuesta a la fuerza de Nastya y giró sus ojos penetrantes hacia su amiga, poco impresionada de que casi arruinara el maquillaje de Yulia.

—Whoops — dijo Nastya, poniendo una cara de lamento — Lo siento.

—Estaremos abajo — se rió Frida, tirando del brazo de Nastya y cogiendo sus bolsos de la cama, haciendo su camino hacia la puerta mientras desaparecían por ella.

Elena las vio irse y después volvió su atención a Yulia, terminando de aplicar el eyeliner a su novia, cogiendo la bolsa de maquillaje que estaba sobre la cama a sus pies para coger algo de máscara. Rápidamente la aplicó en las pestañas de la morena, quien con sus ojos azul cielo la miraban fijamente haciendo que Lena tuviera problemas con mantener su concentración.

—Toma — dijo Elena, poniendo la máscara en la bolsa de maquillaje examinando su trabajo, con sus manos llegando a apoyarse sobre los hombros de Yulia — Ya estás lista — Le dijo, Olga habiendo ya ayudado a Yulia con su base, colorete, lápiz de labios y pelo.

—Gracias — dijo la morena, echando hacia adelante y besando rápidamente a su novia en los labios, con gratitud.

—No te arruines el pintalabios cariño — bromeó Elena, quitando sus manos de los hombros de ésta soltando a la chica para que así pudiera levantarse y caminar hacia el espejo de la pared de la habitación de Nastya. La ojiazul analizó su reflejo de cerca en el cristal, mientras su cara se acercaba más para así tener mejor visión de sí misma. Parecía considerar su apariencia durante un momento, extendiendo su mano para rozar la cicatriz sobre su ojo izquierdo, pensativamente, evidentemente sin estar feliz con algo al fruncir el ceño.

—¿Qué pasa? — preguntó Elena, levantándose y caminando hacia ella.

—¿Crees que puedes cubrir esto? — preguntó Yulia seriamente, girándose hacia su novia.

—¿Quieres decir, con maquillaje? — preguntó la pecosa, con su mano inconscientemente levantándose para tocar la cicatriz de su cara, con su pulgar moviéndose a lo largo de esta.

—Sí — contestó Yulia.

—¿Por qué? — cuestionó Elena, bajando de nuevo su mano, con sus ojos encontrándose con los de su novia, con interés.

—Para así no poder verla — dijo ésta simplemente. Lena parecía confundida por las palabras de Yulia y acarició el pelo de su novia mientras lo tenía sobre un hombro.

—¿Por qué quieres cubrirla? — preguntó la ojiverde.

—Bueno, porque es el baile y quiero estar bien para ti — contestó Yulia.

—Siempre te ves bien, Yul — le dijo sinceramente — Eres preciosa... no necesitas esconder esto de nadie, especialmente no de mí — dijo, haciendo un gesto a la cicatriz con la mano con la que había estado jugando con el pelo de su novia.

—Sé lo que estás pensando, Elena pero no tienes que preocuparte por mí, lo prometo — dijo.

—¿Estás segura? — le preguntó — Sé lo mucho que luchas con tus cicatrices Yul...

—No, de verdad, lo prometo — empezó ésta — No estoy avergonzada de ella más, no como solía estarlo — La tranquilizó.

—¿No lo estás? — cuestionó Elena.

—No — le dijo — Es sólo que hoy no es como cualquier otro día, Lena — Explicó — Es nuestro baile de segundo y no sé... yo sólo, nunca pensé que vivirá suficiente para verlo y menos como para ir — divulgó — Nunca pensé que nadie me pediría ir con ellos, especialmente no alguien con quien he estado saliendo durante nueve meses. Sólo pensé que sería bonito si pueda cubrirla, sólo esta vez, sólo por una noche, sólo para que así no tengas que verla, para así cuando miremos atrás en las fotos no esté ahí...

—No voy a cubrirla por ti, Yul — dijo definitivamente, con sus dedos acariciando la cicatriz delicadamente.

—No vas a hacerlo — respondió la morena tristemente, en voz baja.

—No, no lo haré — Reafirmó Elena encontrándose con la mirada de Yulia de lado — No quiero hacerlo — Le dijo — Me encantan tus cicatrices, Yul y cubrirlas con maquillaje no hará que sean menos reales, no cambia el hecho de que estén ahí. Sólo será una ilusión temporal que desaparecerá el minuto en el que te laves la cara.

—Sí, eso lo sé — Reconoció la morena — Yo sólo... no he visto realmente mucha gente de la escuela desde que me fui y no sé... quiero demostrarles que estoy mejor ahora, que he cambiado... no quiero que vean a la misma chica que perdió su temperamento en la biblioteca e hizo una escena en la cafetería en la hora de la comida. Ya no soy esa...

—Sé que no lo eres, Yul — le dijo Elena, sonriendo — El cambio en ti es tan obvio. Podemos verlo todos. Ellos también lo verán. No necesitas cubrir tu cicatriz para demostrarlo.

—¿De verdad? — preguntó la pelinegra.

—De verdad — dijo Elena, dando un paso hacia adelante y acercándola en un abrazo — No necesitas preocuparte por nada de eso — añadió a sabiendas, besándola en la mejilla — Seguirás siendo la persona más preciosa de esa sala esta noche.

—Pero ¿qué pasa con las fotos? — cuestionó, ignorando el cumplido de Elena y sintiéndose nerviosa — ¿No van haciéndolas por ahí? Las ponen en el anuario...

—Sí, lo hacen — dijo de acuerdo la ojiverde, soltando a su novia para verla mejor — pero no tienes que preocuparte por eso cariño. Tu sonrisa distrae tanto que nadie nunca se dará cuenta de tu cicatriz, lo prometo — elogió — Aunque los fotógrafos te pillen cuando no estés sonriendo tus ojos son tan cautivadores que a la gente le será difícil darse cuenta de nada más. De verdad, no tienes que preocuparte por nada.

—Crees que estoy loca — estableció Yulia, sonriendo ante las palabras de Lena.

—Sí — contestó la pelirroja sinceramente, besando a Yulia ligeramente sobre la cicatriz en cuestión — Lo creo.

—Lo siento — se disculpó — Supongo que estoy más nerviosa por esta noche de lo que me había dado cuenta.

—Yo también lo siento — Dijo Elena.

—¿Sí? — preguntó la ojiazul.

—Sí, de verdad — Contestó Elena — Siento que aún no puedas ver lo preciosa que eres, incluso después de todas las veces que te lo he dicho. ¿Cuánto va a pasar hasta que finalmente me creas? — Yulia fue salvada del problema que venía con una respuesta cuando Olga volvió a entrar con su vestido azul, ancho y de cuello alto que conseguía disimular la pequeña tripa del bebé de la vista mientras que simultáneamente mostraba otras curvas de su cuerpo.

—¿Todavía no estás vestida? — preguntó Olga a Yulia, dándose cuenta de los vaqueros y la camiseta que llevaba mientras iba hacia la esquina de la habitación poniendo su sudadera y sus leggings con el resto de las cosas.

—Estaba esperando que terminases en el baño — contestó la morena, recogiendo su vestido de donde estaba puesto en la parte de atrás de la silla de Nastya, poniéndoselo sobre un brazo — No será ni un minuto — dijo, echando un vistazo rápido antes de desaparecer por la puerta.

—¿He interrumpido algo? — preguntó Olga sentándose al final de la cama de Nastya mientras Elena miraba hacia la puerta donde desaparecía Yulia.

—No — suspiró, caminando para sentarse al lado de la otra chica — En realidad no. Sólo se siente un poco nerviosa por esta noche. Supongo que me he olvidado un poco de que no ha estado en la escuela desde Enero. Creo que se siente auto consciente de la forma en la que se fue...

—Pero ha ido a la escuela desde entonces — dijo Olga — Quiero decir que ha venido a ver tus partidos y a esperarte fuera con Jasper...

—Sí, pero no es lo mismo — Reconoció la pelirroja — En realidad nadie viene a los partidos y la gente tiene tantas ganas de irse a casa al final de cada día que apenas se dan cuenta de que está allí esperándome.

—Pero ¿qué la tiene tan nerviosa? — preguntó la castaña — No es ni de lejos la misma chica que se fue.

—Creo que ese es el problema — Dijo Lena — Cree que la gente aún creerá que lo es.

—Oh, por favor — Se burló Olga — Ni una persona será capaz de mirarla y no ver lo mucho que ha cambiado. Ella es completamente diferente ahora...

—Eso lo sé y tú también — se rió la ojiverde — Pero ella no. ¿Sabes que quería que le cubriera la cicatriz? — preguntó retóricamente — Creo que pensaba que si hubiera un cambio físico obvio ellos lo verían y ayudaría...

—No puedes cubrirla completamente — dijo Olga — Lo hemos intentado antes, ¿recuerdas? Fue la noche del baile de invierno y sólo conseguimos hacerla menos visible. Está demasiado señalada para cubrirla con una base. Además, de qué demonios está hablando — siguió — Yul parece lo más sana de la que la he visto en casi doce meses. ¿Recuerdas lo mucho que hemos notado su cambio en este corto tiempo desde que salió de rehabilitación? El cambio físico fue una locura. La gente que no la ha visto en casi seis meses definitivamente verá una diferencia esta noche. No debería estar preocupada por ello. ¿Quieres que le dé un bofetón con sentido? — preguntó.

—Ves, por eso me gustas tanto — se rió Elena.

—¿Por qué? — preguntó Olga, sonriendo.

—Bueno, porque si hay alguien con quien puedo contar que entienda mis pensamientos cuando se trata de Yul, eres tú — Le dijo — Pero no quiero que le des ningún gancho izquierdo. No creo que eso vaya a ayudar...

—Sí, vale — reconoció la chica — Si cambias de opinión sabes dónde estoy.

—Apuntado — respondió Elena.

—Entonces, entiendo que ella no sabe nada de tus planes para esta noche — dijo Olga después de un momento de silencio cómodo que había pasado entre ambas.

—No lo creo — contestó la pelirroja.

—¿Crees que esta pequeña inseguridad de su parte cambia algo? — cuestionó a sabiendas.

—No — respondió Elena resueltamente — Puede que cambie la canción pero si es algo, hace que quiera hacerlo incluso más.

—¿De verdad piensas que poner la atención en ella es la mejor cosa si ya se está sintiendo consciente? — presionó Olga.

—Probablemente no — se dio cuenta Lena — pero, quiero hacer algo por ella y quién coño sabe, a lo mejor un gesto grande puede ser lo que ella necesite. A lo mejor entonces empieza finalmente a darse cuenta de que no estoy diciendo las cosas para hacerla sentir mejor, que realmente las digo en serio.

—Esto va a ir de una de dos formas — comentó Olga — O lo amará o se irá corriendo de la sala sintiéndose humillada...

—Bueno, esperemos que no sea la última — Dijo Lena — De otro modo, probablemente la seguiré sintiéndome de la misma forma.

—En ese caso, rezaré por ti Elena — bromeó la castaña y la chica de ojos verdes la golpeó juguetonamente en el brazo.

—No... estaré bien, ¿vale? — dijo intentando sonar con más confianza de la que sentía.

—Lo que tú digas — devolvió divertida — Para que conste, creo que será realmente dulce — le dijo sinceramente Olga.

—Gracias — dijo la ojiverde agradecidamente por el apoyo.

—Sin problema — dijo Olga, moviendo sus pies de atrás hacia adelante, frente a ella. Elena tuvo la urgencia repentina de preguntarle por la revelación de Yulia en el hospital, ya que la chica seguía sin haber dicho aún nada con respecto a su embarazo al resto del grupo, pero cambió de opinión cuando entró Yulia con su vestido puesto.

Lena se levantó y sonrió a su novia, con sus ojos vagando por su figura apreciativamente.

—Wow — dijo Elena, dando un paso hacia ella mientras Yulia ponía sus vaqueros y sudadera encima de la cómoda de Nastya — Estás increíble cariño — La morena miró hacia abajo para estudiar la longitud de su vestido rosa palo de cuello alto que le llegaba hasta las rodillas, algo insegura.

—Oh sí — dijo Olga, sintiendo las dudas de Yulia y levantándose de la cama — Estás totalmente buena, Yul — Le dijo de repente antes de coger su bolso e ir hacia la puerta. La morena la vio cómo se iba sin explicación y se giró para mirar a su novia con una expresión confusa en su cara.

—Fyodor está casi aquí — mintió la pelirroja fácilmente — Va abajo a esperar con las demás.

—Oh vale — dijo, dándose la vuelta y haciendo un gesto hacia la cremallera de la parte de atrás de su vestido — ¿Puedes subirla? — preguntó y Lena dio un paso hacia ella, con su mano tocando el material suave del vestido justo debajo de sus omóplatos.

Subió la cremallera hasta arriba y después deslizó sus manos alrededor de la cintura de Yulia, acercándola en un abrazo y bajando su barbilla para así apoyarla en el hueco de su cuello. Giró ligeramente a la pelinegra en su sitio, dejando un pequeño rastro de suaves y ligeros besos por su mandíbula y la chica pequeña arqueó su cuello hacia atrás en respuesta, exponiendo incluso más su garganta, cerrando sus ojos mientras lo hacía.

—Esta noche va a ser divertida — le dijo Elena, besando el hombro de la morena, amablemente apretando su abrazo alrededor de la cintura de su novia — Sólo intenta relajarte y disfrutar — Yulia asintió con la cabeza y la pelirroja la soltó un momento para coger el ramillete que le había comprado — Toma — dijo, deslizando la flor por la muñeca de Yulia — Ahora estás preparada — La pelinegra sonrió a la rosa y volvió a mirar a Elena felizmente.

—¿Nos vamos? — preguntó a la chica de ojos verdes, ofreciendo su brazo para que Lena lo cogiera.

—Claro — dijo ésta dudando un momento — pero Yul, ¿no quieres unos zapatos? — preguntó y Yulia miró hacia sus pies y se rió antes de escanear el suelo en busca de sus zapatos. Rápidamente caminó hacia allí y se los puso antes de volver donde Elena que estaba sosteniendo su bolso significativamente.

—Cierto... sí, probablemente también necesite eso — se rió, cogiéndolo mientras Lena movía su cabeza incrédula.

Unió sus brazos y besó a Yulia en los labios, mientras su boca permanecía ahí placenteramente durante unos minutos, con la de Yulia moviéndose fluidamente contra ella, devolviéndole el gesto fervientemente.

—¿Cariño? — preguntó la morena cuando se separaron.

—Sí — dijo Elena sin aliento, con la esquina de su boca levantándose en una media sonrisa.

—Intenta no emborracharte mucho esta noche, ¿vale? — preguntó Yulia significativamente y los ojos de la pelirroja brillaron pícaramente.

—Lo prometo — dijo Lena, con su sonrisa creciendo ante la insinuación de Yulia — Voy a estar lejos de cualquier cosa que me ofrezcan para beber Nastya y Frida.

—Bien — comentó Yulia, con una sonrisa amplia.

—Vamos a hacer unos buenos recuerdos — dijo Elena, tirando del brazo de su novia, llevándola a través de la puerta hasta el rellano.

—¿Unos buenos recuerdos? — preguntó la morena y Elena se pausó en las escaleras para mirarla.

—El mejor — dijo de acuerdo Lena, besándola una vez más antes de guiarla hacia abajo hasta la cocina donde estaban el resto de las chicas esperándolas.



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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Miér Oct 12, 2022 7:05 pm

Capítulo 74


Ambas encontraron a las otras tres sentadas en el mueble de la cocina hablando animadamente las unas a las otras, con las ganas palpables por las festividades de la tarde y el rápido acercamiento de las vacaciones de verano, viéndose en la energía de su conversación.

—¿Estáis listas? — preguntó Nastya con esperanza mientras el par cruzaba la habitación y se paraba en la parte opuesta a donde estaban sentadas.

La pelirroja puso sus manos en lo alto de la superficie de granito del mueble echando su peso hacia ellas mientras Yulia se deslizaba en la última banqueta disponible y empezaba a jugar con su collar, nerviosamente.

—Mmhmm — respondió Lena felizmente, echando un rápido vistazo en la dirección de Yulia, sonriendo ampliamente — ¿Están los chicos de camino hacia aquí? — preguntó, con sus ojos vagando por los muebles de la cocina donde había bolsas con snacks y bebidas para la fiesta que Nastya había planeado.

—Sí, llegarán en unos diez minutos — le informó Olga — Fyodor me mandó un mensaje hace unos minutos y dijo que la limusina acababa de llegar. Va a recoger a Troy a su casa y después vendrán aquí.

—Genial — respondió Lena, extendiendo la mano y cogiendo la mano libre de Yulia, como de costumbre. La pelinegra se la ofreció felizmente y bajó la que había estado nerviosamente jugando con el collar.

—Chicas, ¿queréis algo de beber antes de irnos? — preguntó Frida, ofreciéndole a Elena un vaso que contenía un líquido blanco que parecía sospechosamente vino.

—No, estoy bien — dijo la pelirroja, moviendo la mano que no tenía ocupada, delante de ella.

—Yulia, ¿quieres zumo de naranja? — preguntó Nastya, levantando un vaso del líquido.

—Gracias — dijo la morena agradecidamente mientras extendía la mano para coger el vaso de la mano de Nastya — Estoy tan sedienta.

—Espera Yul — intentó advertirle Lena sin éxito, cuando ya Yulia había llevado el vaso a sus labios, tomando un largo trago de él antes de que la primera palabra hubiera salido, incluso de sus labios.

—Jesús!!! — balbuceó la morena, tosiendo con el fuerte sabor del líquido mientras le golpeaba la parte de atrás de la garganta — ¿Qué demonios tiene esto? — preguntó jadeando, mientras volvía a poner el vaso en el mueble delante de ella.

—¿De qué estábamos hablando sólo hace cinco minutos? — le preguntó la pecosa a su novia, moviendo la cabeza incrédula hacia Nastya, asombrada de que fuera tan tramposa cuando se trataba de Yulia — Deberías de haber sabido que no tienes que coger ninguna bebida de Frida o Nastya.

—Espera, ¿tiene alcohol? — dijo la ojiazul, aún intentando recuperar su aliento mientras Lena frotaba su espalda suavemente con su mano.

La pecosa cogió el vaso del mueble donde lo había puesto Yulia y tomó un sorbo pequeño, dándole una mirada señalada a Nastya cuando saboreó el vodka que llevaba.

—¿Vodka, Nast? ¿En serio? — preguntó alucinada, deslizando el vaso hasta su amiga — Sabes que Yul no bebe — siguió, con tono duro — ¿Qué pasa si interactúa de mala forma con su medicación?

—Ok, lo siento ¿vale? — se disculpó, cogiendo el vaso de la pelirroja dando otro trago ella misma — Sólo pensé que sería interesante ver a Yulia emborracharse eso es todo, pero tienes razón, no estaba pensando.

—¿No hablamos de esto hace unas semanas? — le cuestionó la ojiverde.

—A lo mejor — Reconoció Nastya, con dudas.

—Estoy bastante segura de que todas estuvimos de acuerdo en que emborrachar a Yulia no era una buena idea — Dijo Lena.

—Definitivamente estaba de acuerdo con eso — dijo Olga, tomando un sorbo de su bebida — Estaba preocupada de que se liase con un extraño mientras estaba intoxicada dejándome así, preparando un viaje para cinco personas hacia Hawaii.

—Yo estaba más preocupada porque terminase dejándose fuera de juego a sí misma — Recordó Frida.

—Si recuerdo correctamente, tuviste un enorme ojo negro aquel día, ¿cierto Yulia?

—Probablemente — devolvió la ojiazul, sin acordarse de la conversación a la que se estaba refiriendo pero lo suficiente astuta para darse cuenta de que a menudo terminaba con un ojo negro después de un ataque — No puedo creer que me hayas hecho esto a mí — Se dirigió a Nastya, con su cara aparentemente agria por el sabor que aún quedaba en su boca.

—Lo siento — se disculpó de nuevo la castaña ojiverde mientras Yulia tragaba saliva con dificultad y extendía su mano para coger el vaso de agua de Olga, dudando durante un breve momento mientras lo tenía delante, como si de verdad creyera que podía contener otra cosa que no estuviera esperando.

—Es sólo agua — Le dijo Olga riéndose — Lo prometo — La morena levantó una ceja sin creerlo pero Olga le lanzó una sutil y significativa mirada que no pasó desapercibida para Lena, quien estaba mirando el intercambio interesadamente.

—¿De verdad? — preguntó Yulia, haciendo un receso en confiar en Olga para el beneficio de las otras chicas — ¿Estas segura de que no hay más vodka ni nada?

—¿Qué? ¿No me crees? — preguntó la castaña más alta, incrédula mientras Yulia cogía el vaso y lo levantaba hasta su boca. Lo sostuvo cerca de su nariz y olió el líquido, con dudas.

—Bueno, no — dijo la morena aun fingiendo indecisión — Claro que no. Quiero decir que aún recuerdo vívidamente aquella vez en la que pusiste canela en mi limonada y casi muero ahogada.

—Oh sí — dijo Olga riéndose para sí misma ante el recuerdo — Me había olvidado de eso. ¿Recuerdas esa vez que te hice beber suavizante fingiendo que era Mountain Dew? — La pelinegra frunció el ceño ante el recuerdo de Olga y volvió a poner el vaso sobre el mueble de la cocina. No estaba dispuesta a arriesgarse a otro asalto en su esófago a pesar de que Olga estaba diciendo la verdad, y eso que el vaso sólo contenía agua. A cambio, se levantó de su banqueta y fue hacia el fregadero, cogiendo un vaso limpio del mueble, llenándolo con agua fría, mientras las otras chicas la miraban desde sus posiciones aparentemente entretenidas con su comportamiento.

Tomó un sorbo del líquido frío y se giró para mirar a su audiencia, con una amplia sonrisa en su cara mientras sus ojos se encontraban con los de ella.

—Ya sabes, era realmente agua, Yul — le dijo Olga.

—A lo mejor — concedió — pero nunca puedes tener suficiente cuidado aquí — comentó, juntando sus labios fuertemente con satisfacción cuando vació el contenido del vaso, completamente — Al menos de esta forma sé que no la has manipulado.

Enjuagó el vaso y volvió a ponerlo en el fregadero antes de volver a su posición previa en la banqueta opuesta a Nastya.

—Tienes serios problemas de confianza Yulia — se rió Frida, terminando su propia bebida.

—Sí, pero crecí con Olga así que ¿puedes realmente culparme? — respondió, extendiendo su mano a Elena de nuevo, echando de menos el contacto — Si no dormías con un ojo abierto te garabateaba toda la cara con rotulador permanente o te afeitaba una parte de tu ceja.

—Estás bromeando ¿verdad? — preguntó Frida, riéndose ante la imagen.

—Ojalá — contestó la morena.

—Ahh, los buenos viejos tiempos — suspiró Olga nostálgica, mirando al espacio. La morena la golpeó firmemente en el hombro con su mano libre y parecía que había traído de vuelta a la realidad a Olga pero no lo hizo hasta el último minuto.

—Sabes qué — empezó, guiñándole un ojo a Yulia — Voy a dejarlo pasar esta vez pero aún tengo evidencias fotográficas de ambas bromas — Amenazó juguetonamente.

—¿Qué? — dijo Nastya, riéndose mientras se imaginaba a Yulia como un garabato andante.

—Olga, vas a enseñárnoslas ¿verdad? — le preguntó a la chica más alta.

—Bueno, duh — Se rió Olga.

—Claro que lo haré. Sólo que, no las tengo — Yulia hizo un puchero y la chica más alta quitó su mirada rápidamente, ansiosa por no ser fácilmente manipulada.

—¡Maldita sea, Yul! — se quejó — No hagas eso. Me estás matando — gruñó, poniendo su mano sobre sus ojos.

—Ugh, vale — Dijo la pelinegra, poniendo una cara neutral de nuevo cuando Olga aún no se había descubierto los ojos dos minutos después — Haz lo que quieras — La castaña miró a su amiga sospechosamente pero Yulia se encontró con su mirada de lado, sin decir ni una palabra.

—Sabes que, Nastya — dijo Olga, sin dejar de mirar a Yulia, cuya ceja estaba levantada significativamente en un gesto a la castaña por muy avergonzante y potencialmente material, para chantajear que tuviera — Te lo dejaré en mi testamento.

—Os odio — gruñó Nastya — Siempre empezáis a contarnos todas esas historias graciosas y después paráis cuando llegamos a conseguir algún detalle. Ahora me dices que hay alguna fotografía en algún lado de la parte de ceja que le faltaba a Yulia y que nunca la veré... ¿cómo de justo es eso?

—No lo es pero vas a tener que aguantarte — dijo Olga — Yul tiene una foto mía con un mal corte de pelo particular que preferiría que no lo vierais. Además, tiene un video montaje de mí saltando en lo que asumía que era un charco profundo que resultó que no lo era... — dijo, con voz baja ligeramente — Acabé cayéndome en él y casi me ahogo así que... ella gana esta ronda.

—De verdad eres una pequeña lesbiana escurridiza — Bromeó Nastya juguetonamente, moviendo su cabeza.

—Lo sé — respondió Yulia levantando sus cejas — Es genial ¿verdad? — Las chicas se sentaron en la cocina durante los siguientes quince minutos hasta que Troy y Fyodor llegaron, mientras pasaron el tiempo burlándose las unas de las otras y discutiendo sus planes para el verano que se acercaba.

Cuando el timbre sonó, todas fueron a contestar, encontrando a los novios de Olga y Frida de pie en el escalón de la puerta, los dos vestidos de smoking que habían alquilado para la ocasión. El grupo se pasó los siguientes diez minutos haciéndose fotos en el césped de la casa de Nastya, el conductor de la limusina tomando el rol de fotógrafo para ellos en la ausencia de sus padres, todas las reservas de antes de Yulia sobre ser capturada en una foto desaparecieron con el conocimiento de que esto nunca llegaría a ningún lado cerca del anuario de la escuela. Se aseguraron de que posaban para las fotos obligatorias formales, cada uno de ellos con una amplia sonrisa en su cara, todas las parejas juntas; Fyodor y Troy con sus brazos alrededor de las cinturas de sus novias, Elena con los suyos alrededor de Yulia. Nastya de pie felizmente entre ellos, con un brazo detrás de la espalda de Troy y otro detrás de la de Elena. Una vez que las hicieron, el pequeño grupo posó para unas fotografías más divertidas; mezclando las parejas, haciendo caras divertidas los unos a los otros, fingiendo luchar y actuar unos contra otros en escenarios que fueron pronto capturados por la cámara, entretenidamente.

En un momento, dejaron la casa de Nastya, los siete sentados en una limusina mientras hacían su camino hacia el Parrot Jungle Island y el pasillo donde era el baile.

—Esa es mi foto favorita — dijo Yulia, mirando por encima del hombro de Nastya mientras despacio miraba las fotografías que habían hecho con la cámara digital.

—¿Cuál? — preguntó Lena, acercándose a su novia para poder ver mejor la pequeña pantalla y la imagen que estaba siendo mostrada ahí.

—Esta — respondió Nastya riéndose mientras sostenía la cámara para que así Elena pudiera verla mejor.

—¿Tu foto favorita es una en la que parece que estás besando a Nastya? — preguntó la pelirroja a Yulia, poniendo sus ojos en blanco mientras levantaba su mirada hacia su novia.

—Sí — contestó Yulia — ¿Por qué, tienes algún problema con eso?

—Un poco — se rió la pelirroja.

—¿No crees que estemos lindas juntas? — preguntó la pelinegra mientras inclinaba su cabeza más cerca de Nastya en su lado opuesto, sonriendo ampliamente con énfasis.

—Trae, déjame ver eso — dijo Olga, extendiendo su mano para coger la cámara de las manos de Elena, para mirar las fotos.

—Oh sí, sois adorables — comentó Frida, moviendo un poco su cuello de su posición al lado de Olga para poder ver la imagen por sí misma.

—No lo somos — dijo Nastya.

—Sí, lo somos — dijo en desacuerdo la ojiazul, como argumento — Quiero decir, mira esta foto — dijo, cogiendo la cámara que le ofrecía Olga sosteniéndola delante de Nastya — Claramente me amas.

—No — se rió la castaña ojiverde.

—Entonces ¿por qué me pediste ir al baile? — cuestionó Yulia seriamente.

—No lo hice — Contestó, aparentemente preocupada por las palabras de la más pequeña.

—Si lo hiciste — dijo Yulia, aparentemente confundida — Incluso, me compraste este ramillete — Le dijo, levantando su muñeca, enseñándoselo.

—Uh, no te di eso — Dijo Nastya, echando una mirada preocupada a las otras — Lo hizo Elena.

—¿Qué? No, ella no lo hizo — Respondió la pelinegra, volviendo su atención a Lena durante un breve momento sin encontrarse con sus ojos — Lo compraste para mí. Me acuerdo... tú me lo diste cuando estaba en el hospital...

—No, esa fue Elena — Le dijo Nastya firmemente — No fui yo.

—¿Por qué haría eso, Elena? — preguntó Yulia aparentemente desconcertada —Está saliendo con Clare...

—Umm...Yul — dijo la pelirroja mientras Nastya respondía con un ruido —No, no está saliendo con ella.

—Yul, tú estás saliendo con Elena — dijo Olga frunciendo su ceño mientras se echaba un poco hacia adelante en su asiento.

—No — dijo en desacuerdo Yulia — Estoy saliendo con Nastya....

—¿Qué? No, no lo estás haciendo — protestó la mencionada rápidamente.

—Cariño, no digas eso — dijo Yulia, poniendo una mano en la rodilla de Nastya, aparentemente herida.

—Yulia, no estamos saliendo — le dijo la castaña ojiverde, firmemente.

—Claro que sí — contrarrestó Yulia — Hemos estado saliendo durante meses... no... no entiendo por qué dices que no...

—Yulia, no somos novias — Dijo simplemente Nastya — No soy gay.

—Sí, lo eres — Respondió la morena, pareciendo herida.

—Yul — dijo Lena, poniendo una mano en el hombro de la morena, con una expresión preocupada en su cara — ¿Te sientes bien?

—No — contestó tristemente, encontrándose con la mirada de Lena — No entiendo qué está pasando. ¿Por qué dirías algo como eso? — preguntó a Nastya, volviendo su atención hacia ella de nuevo — Me dijiste que me amabas...

—Esa no fui yo — dijo la chica, tan amablemente como podía — No estamos saliendo... — repitió — Estáis saliendo — continuó, señalando entre Yulia y Elena.

—¿Qué? — cuestionó Volkova, mirando a Lena cuya mano seguía en su hombro — No...ella está con Clare... tú eres mi novia... tú eres... yo... te amo... no a ella...

—Yul — dijo nerviosa Elena, intentando conseguir la atención de su novia de nuevo.

—No — la cortó ésta, con sus ojos aún firmes en Nastya — Por qué estás mintiendo...

—No estoy mintiendo — dijo Nastya — estás confundida Yulia. Tú... Yo no soy tu novia... díselo Elena — Suplicó.

—Yul, estamos saliendo — Dijo la pelirroja con tono suave y tranquilizador pero su mente estaba llena de emociones mezcladas — Te lo prometo, yo sólo... tu memoria... creo que puede que hayas olvidado...

—No lo he hecho — dijo silenciosamente Yulia — No estoy confundida, no estoy...

—Ok, ¿cuánto vodka le pusiste en la bebida? — preguntó Frida a Nastya, mirando a su amiga, cuestionante.

—No estoy borracha — dijo la morena a la defensiva mientras Nastya contestaba la pregunta de Frida.

— Había mucho pero sólo tomó un sorbo — protestó Nastya — No hay forma de que esté borracha...

—¿Crees que se haya podido mezclar con una de sus medicaciones? — cuestionó Olga. Nastya miró a Elena con miedo.

—¿Lena? — preguntó su amiga, nerviosa — ¿Qué piensas?

—No estoy loca — intercedió Yulia — Estamos saliendo... incluso me compraste un perro. No me lo estoy inventando...

—Cariño, escucha... — dijo Elena lo más suavemente posible, frotando el hombro de la chica hasta que la miró — Sé que probablemente parezca un poco raro pero confía en mí, no estás saliendo con Nastya. Estás saliendo conmigo...

—Elena — empezó a objetar Yulia, pero fue parada en corto por los labios de la otra chica sobre los suyos. Casi instantáneamente, la pelinegra empujó a Lena, y con la parte de atrás de su mano cubrió su boca protectoramente.

—¿Qué estás haciendo? — preguntó aparentemente alucinada.

—Estaba... — Empezó Elena pero Yulia no la dejó terminar.

—No me beses — dijo duramente antes de girarse hacia Nastya de nuevo —Dila que no me bese...

—Yulia no estamos saliendo — suspiró Nastya, sintiéndose extremadamente culpable de lo que estaba pasando.

—¡Bien! — dijo Yulia, con un tono elevándose con ira, evidentemente frustrada — Entonces vale, ¿con quién estás saliendo si no es conmigo? — preguntó agriamente.

—¡No estoy saliendo con nadie! — contestó Nastya — Estoy soltera...

—Bueno, ¿cuánto tiempo llevas soltera? — le preguntó Yulia — ¿Acabamos de romper?

—No, llevo soltera un tiempo — le dijo, poniendo una mano en lo alto de la de Yulia pero quitándola rápidamente cuando vio que la mirada de la otra chica caía hasta ella y una pequeña sonrisa aparecía en su cara —Nunca estuvimos juntas... nunca hemos estado juntas... nunca...

—¿De verdad? — le preguntó la morena, con dudas.

—De verdad — suspiró Nastya — Lo siento... sé que puede que sea difícil para ti de entender pero te prometo que no somos pareja...

—¿Estás segura de eso? — preguntó la morena, echándose hacia adelante rápidamente y besando a Nastya en los labios, con sus manos sosteniendo la cara de la otra chica mientras sus bocas se conectaban.

—¡Yulia! — se quejó la castaña ojiverde cuando la chica más pequeña soltó su boca, mirándola — ¡Jesús! Elena no he sido yo... lo has visto ¿verdad? — le preguntó a su amiga que tenía una mirada como si la estuviera apuñalando.

—¿Qué coño Nastya? — cuestionó la pelirroja — Podías al menos haber intentado empujarla...

—Me cogió por sorpresa — gimió la chica — No tuve tiempo de reaccionar.

—¡Claro que sí! — dijo Elena — Dios....

—Mira Yulia — dijo Nastya señalándola, volviendo su atención a la chica más pequeña que estaba estudiándola con mirada de adoración en la cara.

Yulia se echó hacia adelante para intentar besarla castamente en los labios de nuevo pero la otra chica echó hacia atrás su cabeza rápidamente, con su mano empujando sólidamente el pecho de la pelinegra para mantenerla lejos.

—¡No! Para ¿vale? No estamos saliendo — Le dijo resolutivamente — No puedes besarme ¿vale?

—Pero te quiero... — dijo miserablemente la morena.

—¡No! No, no lo haces, ¿vale? Amas a Elena... estás enfermizamente enamorada de ella... realmente me hace querer vomitar... estáis tan malditamente feliz todo el tiempo y estáis hechas para estar juntas.

Yulia miró a Lena y después a Nastya.

—¿De verdad? — preguntó perpleja — ¿Amo a Elena? — cuestionó girándose para mirar a la chica de ojos verdes en cuestión mientras Nastya asentía con la cabeza.

—Sí, de verdad — Le dijo Nastya.

—¿Estamos juntas? — preguntó a Elena.

—Sí, cariño — Dijo suavemente, extendiendo su mano para ponerla en su mejilla, asintiendo con la cabeza — lo estamos.

—Entonces, ¿de verdad estás soltera? — se dirigió hacia Nastya de nuevo.

—Sí — confirmó la castaña —Lo estoy.

—¿De verdad? — preguntó.

—Sí — Reiteró Nastya — De verdad.

—¿Has estado soltera un tiempo? — probó Yulia.

—Sí, durante bastante tiempo — Compartió infelizmente — Conociendo mi suerte probablemente moriré sola.

—¿Qué pasa con tus gatos? — le preguntó, con la esquina de su boca levantándose en una sonrisa — ¿No te mantendrán acompañada?

—¿Qué? — cuestionó la chica, sintiéndose perdida.

—Tus gatos — le dijo Yulia mientras su cara se encendía pícaramente — Vas a ser la señora loca de los gatos ¿verdad? ¿No es eso en lo que todas estuvimos de acuerdo?

—Oh Dios santo — dijo Nastya, finalmente dándose cuenta de que Yulia había estado burlándose de ella todo el tiempo — ¿Estás tomándome el pelo? — preguntó y la pelinegra se rió en alto entretenida mientras Nastya la empujaba fuerte por el brazo, golpeándola contra el costado de Elena — ¿Sólo estabas jugando conmigo? ¡Jesucristo Yulia! ¡Estaba de verdad preocupada por ti!

—Oh Dios, eso fue tan fácil — se rió, sentándose hacia atrás de nuevo —Sin mencionar divertido... — continuó.

—Eres increíble — le dijo Lena, empujándola amablemente por el hombro, con una gran sonrisa apareciendo en su cara — Mierda Yul, estaba casi lista para dirigirnos al hospital... ¿estabas intentando matarme?

—Lo siento cariño — se disculpó con Elena, inclinándose hacia ella y apoyando su cabeza contra el hombro de la pelirroja durante un instante —No pretendía asustarte pero tendríais que haber visto vuestras caras — se rió a carcajadas, golpeando su rodilla, divertida — No tenían precio. Dios, ojala hubiera grabado esto.

—Ha sido brillante — comentó Frida, altamente entretenida con todo y riéndose.

—¿Por qué me harías eso a mí? — preguntó la castaña ojiverde — Dios, casi me da un jodido ataque al corazón... ¡pensé que la bebida que te había dado había causado que tu cerebro se cortocircuitara o algo! — Se pausó un momento para poner su mano en su pecho y respirar fuertemente — Jodido infierno — siguió después de un momento aun intentando recomponer su cabeza sobre lo que había pasado — Pensé que te iba a dar un maldito ataque. ¡Me he cagado!

—¡Eso te sirve por intentar liármela a mí antes! — le dijo Yulia aun riéndose para sí misma — No soy una persona fácil de convencer ya sabes — Les informó — Si vas a meterte conmigo entonces yo me meteré contigo también.

—Tengo que aplaudir tu broma, Yul — dijo impresionada Olga — Incluso me convenciste de que lo estabas perdiendo — Se pausó un momento para mirar a Nastya quien estaba mirando fijamente a Yulia, desconcertada — Te ha pillado bien, Nastya — se rió Olga — No puedes negarlo. Claramente es mejor en esto que tú...

—Claro que lo soy — respondió la ojiazul — Lo aprendí de la mejor ¿no? — preguntó guiñándole un ojo a Olga.

—Quiero decir que ni siquiera intentaste ocultar el alcohol de la bebida de Yul — continuó Olga — Literalmente, pusiste tanto en ella que no había forma en la que no se diera cuenta. Si hubieras querido emborracharla deberías de haber al menos intentado enmascararlo mejor. Seamos sinceros aquí — dijo planamente — Has fallado.

—Ugh, te odio — se quejó Nastya de buen humor, cruzando sus brazos sobre su pecho y poniendo una mueca, rendida.

—Umm ¿cariño? — empezó Lena; con voz dura — ¿Podemos hablar por favor del hecho de que acabas de besar a Nastya? — terminó, levantando una ceja significativamente, con una expresión seria en su cara.

—No te enfades conmigo — dijo dulcemente la morena, inclinándose sobre el costado de Lena, besándola en la mejilla — Nastya es una besadora de basura comparada contigo — Le informó jovialmente, con sus brazos extendiéndose y envolviéndose alrededor del cuello de su novia — Quiero decir, que no me dieron mariposas ni nada, no de la forma en la que tus besos lo hacen — Le dijo — Fue casi como si ella no estuviera intentando ni siquiera ser sincera — Terminó y la fachada de Elena se rompió, con una amplia sonrisa a lo largo de su cara.

—No me pregunto por qué está soltera entonces — bromeó la pecosa y Yulia sonrió, juntando sus labios con los de su novia, fervientemente. Sintió a Elena sonreír contra su boca y trazó el labio inferior de su novia con la lengua pidiendo entrada. Cuando Lena apartó los labios, Yulia no perdió tiempo en profundizar el beso, deslizando su lengua en la boca de su novia, ansiosamente.

—Mmmm — gimió la ojiverde mientras la lengua de Yulia se movía con la suya, con una mano tirando del pelo de detrás del cuello. Lena movió sus manos hasta los huesos de las caderas de Yulia y la chica más pequeña acercó más su cuerpo hacia el de la pelirroja, presionando su peso contra su torso como si estuviera intentando derretirse en ella.

—Chicas — dijo Frida, aclarando su garganta haciendo que ambas chicas se separasen durante un momento para mirar en su dirección — La parte de atrás de la limusina es definitivamente el sitio perfecto para ese tipo de cosas — dijo, haciendo un gesto hacia ellas con su mano — pero podrías al menos esperar hasta estar solas primero, estáis haciendo que Nastya se siento incómoda — Yulia giró su cabeza para mirar a la mencionada quien se había movido un poco de su sitio para alejarse de la pareja.

—¿Qué hay de malo? — preguntó Yulia sonriendo a su amiga — ¿Quieres unirte?

—¿He mencionado que te odio? — preguntó Nastya moviendo su cabeza e ignorando la pregunta.

—Si, eso creo — Contestó Yulia.

—Si Nastya no se une entonces, Frida probablemente lo hará — Se burló Troy desde donde estaba sentado y Frida le pegó fuertemente en el brazo Auch! — se quejó.

—Frida es una pervertida — estableció Yulia riéndose — ¿Cómo puedes con ella? — Troy sonrió hacia su novia y la besó en los labios delicadamente antes de contestar.

—Bueno, es una pervertida — contestó simplemente, guiñando el ojo — Así es como...

—Eww...vale — dijo Olga, riéndose mientras el coche reducía la velocidad para pararse en su destino — Este viaje ha tomado un giro seriamente raro en algún momento y ahora necesito salir de aquí antes de que alguien sugiera que podemos participar todos en una orgía gigante.

—Yo juego — dijo Frida sin pensarlo.

—Yo también — dijo de acuerdo Troy.

—Probablemente podría ser persuadida — Añadió Yulia indiferentemente, encogiéndose de hombros.

—Yo no — dijo Lena — Sin ofensa Troy pero realmente no haces nada para mí...

—No pasa nada — se rió mientras el conductor de la limusina se abría para dejarles salir.

—Vale, estoy fuera de esto — dijo Olga apresuradamente, saliendo rápidamente por la puerta del vehículo, Fyodor y Nastya siguiéndola rápidamente.

—¿Algo que dijimos? — preguntó Troy y Frida movió su cabeza antes de salir de la limusina, con su mano cogiendo la de su novio, tirando de él.

—Después éramos dos — dijo Lena, poniendo su brazo alrededor del hombro de Yulia, abrazándola de lado.

—Sí — dijo Yulia, mientras sus ojos azules se encontraban con los de Elena, exponiendo su pequeño nerviosismo una vez más.

—¿Estás preparada? — le preguntó la pelirroja y Yulia extendió su mano quitando la de su novia de su hombro, llevándosela hasta sus labios un momento antes de entrelazar sus dedos. Suspiró fuertemente y sus ojos se abrieron ligeramente.

—Claro — dijo — Hagamos esto.

Yulia se echó hacia adelante y se levantó saliendo de la limusina hasta la luz de la tarde de fuera.

Se unieron a los otros que estaban esperándolas en el césped de al lado antes de ir dentro hasta el salón, la luz floja hacía que se parasen un momento para hacer que sus ojos se ajustaran.

El salón estaba lleno de estudiantes y grupos de ellos reunidos en el espacio, más en los bordes de la sala, hablando en alto unos a otros. Grandes mesas organizadas por toda la pista de baile y un pequeño escenario puesto con todo tipo de instrumentos musicales para la banda que iba a tocar después. Por encima, el techo decorado con globos azules y morados, carteles y otros adornos, el color coordinaba perfectamente con la decoración de la mesa y las sillas. A lo largo de la pared, una gran mesa con comida y bebidas todo preparado.

—Bienvenidos al baile — dijo Frida, mientras el grupo se paraba para estudiar la escena que tenían delante, tomando cada detalle con sus ojos, para guardarlo en sus memorias.

—Entonces, básicamente ¿es igual que cualquier otro baile? — preguntó Nastya, con sus ojos vagando por la sala, interesadamente.

—Bastante — reconoció Troy, asintiendo con su cabeza.

—Ya sabes lo que significa entonces — Dijo Yulia, echándose hacia atrás contra Lena quien estaba de pie detrás de ella, con sus brazos envueltos alrededor de la cintura de la menor.

—¿Qué? — preguntó Fyodor, mirando a Yulia.

—Será igual de divertido — dijo, sonriendo ampliamente.

—Has estado en un total de un baile de instituto antes — le recordó divertida Olga y la morena tiró de los brazos de Elena que tenía alrededor suyo.

—Si pero… — dijo, girando su cabeza para mirar a Elena quien se encontró con su mirada felizmente.

—¿Sabes qué? Fue realmente una noche genial — Dijo significativamente, recordando cómo ella y Lena habían pasado horas simplemente hablando, solo las dos entrelazadas juntas en la cama, compartiendo sus pensamientos privados la una con la otra, sus esperanzas personales y sus sueños.

—Sí, apuesto que lo fue — Dijo Frida sugerentemente y Elena la miró en respuesta.

—Deberíamos probablemente buscar una mesa antes de que estén todas ocupadas — sugirió Nastya y los demás asintieron con sus cabezas, siguiéndola por la sala hasta una que había en una esquina.

Yulia también hizo un movimiento, pero Lena la sostuvo, apoyando su barbilla en su hombro, besando un lado de su cuello delicadamente.

—Esa fue una noche genial — murmuró contra la piel de su novia, con sus brazos envolviéndola firmemente.

—Lo sé — Dijo de acuerdo Yulia, girándose en los brazos de la pelirroja para así estar mirándola.

—Tengo el sentimiento de que esta noche va a ganar — Dijo y Yulia sonrió, con sus ojos vagando por la sala.

—Creo que tienes razón — permitió Yulia, asintiendo con su cabeza.

—¿Eso crees? — probó Elena y Yulia miró hacia sus amigos antes de encontrarse con los ojos que siempre la habían cautivado tanto.

—Claro que lo creo — Contestó sinceramente — Ahora que estamos aquí no sé de qué estaba preocupada. Quiero decir que por un lado, está oscuro aquí y así nadie puede ni siquiera mirar en mi dirección — Señaló encantada —Por otro — continuó — Tú estás aquí y todos mis amigos están aquí — dijo —¿Qué más podría posiblemente necesitar para poder divertirme?

Lena acercó más a la chica y besó su frente ligeramente, con sus labios permaneciendo sobre la cicatriz de su ojo izquierdo.

—Entonces ¿ya no estás nerviosa? — le preguntó y Yulia negó con la cabeza contra el hombro de su novia.

—No, ya no — Contestó Yulia.

—Vale, entonces vamos a divertirnos un poco ¿no? — dijo Elena, besándola en la frente una vez más soltando a Yulia.

Tomó la mano de la menor y tiró de ella un poco para llevarla a través de la sala hasta donde estaban los demás.

—Elena, espera — dijo la morena, tirando hacia atrás del brazo de Lena, haciendo que parase y la mirase una vez más.

—¿Qué pasa? — le preguntó la pecosa.

—Nada — contestó Yulia — Sólo... si vamos a divertirnos entonces deberíamos también hacerlo adecuadamente — dijo moviendo a la chica hacia ella para juntar sus labios, mientras sus brazos inmediatamente se encontraban alrededor del cuello de la chica más alta.

Tiró de Elena hacia ella y profundizó el beso, disfrutando del sabor familiar de los labios de su novia contra los suyos.

—Síp — dijo Yulia sin aliento mientras se separaban — Definitivamente besas mucho mejor que Nastya.

—Gracias a Dios — dijo la pelirroja, llevando a Yulia por la sala de la mano — Oh, por cierto — dijo, parándose en seco cerca del grupo y girándose para mirar una vez más a la pelinegra — Si besas a alguien más que no sea yo otra vez voy a patearte el culo ¿vale?

—¿Es eso una promesa? — preguntó levantando una ceja seductoramente sacando la lengua entre sus dientes.

—Oh Dios — dijo Elena riéndose — Eres tan idiota.

—No finjas que no es la razón por la que me amas — dijo Yulia — Sé que lo es.

—Ahora sé por qué Nastya te odia — Se rió la pecosa.

—No me odia. No realmente — dijo Yulia — En realidad me ama.

—Pero no tanto como yo — pensó Elena mientras miraba cómo Yulia caminaba a su alrededor para sentarse en la mesa con sus amigos — Nadie nunca te amará tanto como yo.


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Sáb Oct 15, 2022 8:46 pm

Capítulo 75


Elena se movió de donde estaba de pie para unirse a sus amigos en la mesa, descendiendo con cuidado en un asiento vacío al lado de Yulia quien estaba escuchando atentamente a los demás mientras discutían el entretenimiento que habían organizado para la noche.

—Hey Elena — dijo Troy, dándose cuenta de que la chica de ojos verdes se había unido a ellos en una silla opuesta a la suya — ¿Es verdad que Boris Kuzukov y su banda van a tocar aquí esta noche o es sólo un rumor?

—No, son ellos — contestó la pelirroja, extendiendo su mano en busca de la de Yulia como de costumbre, una vez que estaba sentada. La cogió, mientras su novia se rendía a su posesión de buena gana.

—Algunos de los de último año del comité de entretenimiento les vieron tocar en la fiesta de cumpleaños de Pavell Pavlov hace un par de meses y les han contratado — explicó, entrelazando sus dedos con los de Yulia, acariciando la base de los dedos de la menor con su pulgar.

—¿Cómo consiguieron un concierto como ese? — preguntó Nastya sorprendida —Pavell Pavlov es la estrella del equipo de futbol.... — Lena le dio a Nastya una mirada de “¿Es en serio?“ y negó con la cabeza, desconcertada.

—Sven el bajista, es el hermano pequeño de Pavell — Estableció de golpe —Jesús! Nastya, ¿Cuánto hace que les conoces? — Nastya parecía estar avergonzada y Frida se rió ante su amiga, entretenida.

—Entonces, les has escuchado ¿verdad? — preguntó Olga a la pelirroja, interesadamente, cambiando un poco de tema.

Era la única que sabía que Elena había estado en un par de ensayos de su exnovio, ya que la pelirroja iba con ellos para organizar una canción para el set de esa noche.

—Sí — contestó sinceramente, Frida y Nastya la miraron con expresiones serias en sus caras — Me pasé por unos de sus ensayos hace un par de semanas.

—¿Sí? — preguntó Nastya a la chica de ojos verdes, con tono buscador —¿Por qué?

—Me quedé hasta tarde en la biblioteca a estudiar y estuve de paso — mintió fácilmente — Entonces pensé en pasar y decir “Hola”.

—¿Son buenos? — cuestionó Olga, dirigiendo la atención fuera de lo que involucraba a Elena con ellos.

—Sí, sorprendentemente lo son — contestó riéndose la pelirroja, agradecida por el respiro que le dio Olga.

—¿Por qué es gracioso? — preguntó Yulia, con una sonrisa curvándose en su boca ante la respuesta de su novia.

—Si les hubieras escuchado en primer año entenderías por qué es gracioso, Yulia — respondió Frida, riéndose también — Dios, eran horribles...pensé que mis oídos iban a empezar a sangrar cada vez que íbamos a verles practicar.

—¿Por qué ibais a verles si eran tan malos? — preguntó la pelinegra aparentemente más que confundida.

—Elena me obligaba — gruñó Frida, suspirando audiblemente ante la injusticia.

—Boris y yo salimos en primer año, Yul ¿te acuerdas? — le recordó Lena —Hemos hablado de esto antes.

—¿Lo hemos hecho? — preguntó, frunciendo su frente con concentración mientras intentaba recordar la conversación.

—Si ayuda a estimular tu memoria, sólo salía con él porque ella tenía un crush con su hermana — Le dijo Nastya.

—Oh — dijo Yulia, con su memoria finalmente volviendo a ella — Estaba en el equipo de animadoras ¿verdad? — cuestionó a Lena, algo insegura.

—Sí — confirmó — Se graduó el año pasado y fue a Duke University a estudiar derecho con una beca académica.

—No es que le estés siguiendo la pista de lo que está haciendo ni nada ¿no? — dijo Frida, riéndose alucinada.

—No — defendió Elena — Boris me lo dijo cuando hablé con él, eso es todo. Aparentemente está saliendo con un jugador de futbol, ahora.

—¿Una animadora saliendo con un jugador de futbol? — preguntó Troy burlándose — Eso es algo nuevo.

Frida le pegó en el brazo juguetonamente y él fingió insulto, mientras extendía su mano para cubrir el espacio, protectoramente.

—¿Por qué fue eso? — preguntó Troy.

—No seas tan malo — le regañó Frida y él puso una mueca a su novia que hizo que se riera.

Continuaron sentados hablando mientras el resto del salón se llenaba a su alrededor, la atmósfera se hacía más ruidosa y animada cada segundo que pasaba. Finalmente, la pista de baile se llenó y los estudiantes lanzaron la precaución al viento mientras bromeaban unos con otros, con el sonido de risas altas y felices, resonando en toda la sala.

Elena y los demás pronto se unieron al resto de estudiantes, las canciones animadas que el DJ estaba poniendo, les inspiraba ir a la pista de baile. El pequeño grupo bailaba unos con otros animadamente, mientras Olga y Nastya ponían a todos en vergüenza. Por su lado, Yulia intentaba lo mejor que podía no tropezarse con sus propios pies o golpearse en la cara con sus manos, estaba menos preocupada por cómo se veía antes, así que solo estaba disfrutando. Lena sonrió ante la vista de su novia cuyo puño estaba en el aire moviéndose mientras saltaba de arriba a abajo en el sitio mirando a Olga, mientras las dos cantaban las letras de la canción, felizmente, haciendo que sus voces se unieran al coro de todo el mundo.

Hubo un pequeño momento durante la noche donde Elena estaba preocupada de que Yulia fuera a romperse el tobillo, ya que la pequeña morena aterrizaba de forma poco elegante a sus pies casi cayendo de golpe al suelo. Sin embargo, la pelirroja había extendido instintivamente su mano hasta el torso de Yulia estabilizándola, envolviéndola con sus brazos protectoramente.

Yulia le sonrió a Lena mientras se encontraba de nuevo en sus pies, con una amplia sonrisa de lado extendiéndose en sus facciones haciendo que sus ojos brillaran debajo de la luz fluorescente.

—Mi héroe — dijo mientras sus manos encontraban las caderas de Elena, mientras sus ojos se quemaban en las piscinas esmeralda de la pelirroja, agradecidamente.

—¿Estás bien? — le preguntó Lena riéndose nerviosamente ante las palabras de su novia, con una mano bajando hasta la espalda de Yulia mientras la otra se extendía para arreglar el pelo de su novia que había caído por su cara de cualquier manera.

—Sí, estoy bien — tranquilizó a la chica alta, con la mano izquierda subiendo para acariciar la mejilla de la pecosa, delicadamente — Estoy bien gracias a ti — Añadió significativamente y la pelirroja tuvo la impresión de que estaba hablando sobre más de lo que acababa de pasar.

Extendió su mano y pasó ligeramente sus dedos sobre la cicatriz de la frente de Yulia, con una expresión ilegible en su cara mientras estudiaba la imperfección, pensativamente. La ojiazul levantó su propia mano y envolvió sus dedos alrededor de la muñeca de Lena, con cuidado.

—Lo siento — se disculpó Lena, moviendo su mano hacia abajo, creyendo que Yulia había estado haciendo un intento para romper el contacto.

—No lo estés — le dijo seriamente, con su mano guiando la de Elena hasta su pecho. Presionó la palma de la mano de la pecosa contra ella y se quedó callada, con sus ojos aún firmes en los de su novia.

Elena esperó un minuto, sintiendo el latido normal del corazón de Yulia bajo ella, insegura de qué decir para romper el silencio cómodo que había caído entre ellas.

—¿Ya no hago que tu corazón se acelere más? — bromeó después de un rato, sonriendo; feliz de que ya no sintiera el latido errático del corazón de la ojiazul.

—No — dijo Yulia suspirando fuertemente, con su sonrisa ampliándose en respuesta al suspiro de su novia ojiverde — Aún lo haces. Confía en mí.

—¿Estás segura? — preguntó ésta, usando su mano que aún estaba apoyada contra la espalda de Yulia para acercarla un poco más a ella — No lo parece.

—Sí, estoy segura — Dijo profundamente Yulia, soltando la mano de la otra chica, empujándola de buen humor. Lena recorrió sus dedos a través de los largos y oscuros mechones de pelo de la parte izquierda de la cabeza de Volkova y sintió la fina cicatriz escondida debajo. Empezó a trazarla sólidamente con su pulgar y vio que los ojos de Yulia se cerraban momentáneamente, disfrutando del alivio del contacto con ella, en su piel firme e incómoda, donde el tejido estaba curado.

—¿Duele? — preguntó Elena, en voz baja mientras seguía acariciando la cicatriz, suavemente.

—No, en realidad no — contestó sinceramente la ojiazul, abriendo de nuevo sus ojos para encontrarse con la mirada cuestionadora de Elena — Es sólo incómodo, a veces — admitió — Pero eso se siente bien — Compartió con aprecio, cerrando de nuevo sus ojos.

Elena bajó una esquina de su boca en una sonrisa triste y se inclinó hacia adelante para dejar un suave beso contra la frente de Yulia, dejando sus labios ahí mientras sus dedos seguían masajeando la cicatriz de su novia y simultáneamente acariciaba su pelo a la vez.

—¿Podemos salir un poco? — preguntó Yulia echándose hacia atrás y abriendo sus ojos para mirar la cara de Lena — Necesito algo de aire fresco.

—¿Te duele la cabeza? — cuestionó y la morena asintió con su cabeza casi imperceptiblemente.

—Un poco — confesó.

—Ok — dijo de acuerdo y bajó su mano para coger la de Yulia.

—Hey, ¿a dónde vais vosotras dos? — preguntó Frida levantando una ceja sugerentemente cuando se dio cuenta de que hacían un movimiento para irse.

—A Yul le duele la cabeza así que vamos a tomar algo de aire fresco — le dijo la pelirroja, poniendo sus ojos en blanco — No tardaremos mucho ¿vale?

—Vale — dijo Frida, con una sonrisa apareciendo en su cara — Tomaos vuestro tiempo.

Elena movió su cabeza exasperada y dirigió a Yulia por la pista de baile, ambas moviéndose entre la multitud de estudiantes hasta que llegaron a las puertas que abrieron hasta llegar a una gran y relativamente abandonada terraza. Salieron a la noche, la luz, la fría brisa les dieron la bienvenida haciendo que se refrescaran del calor de adentro.

—Aquí — dijo Elena, guiando a Yulia hasta un banco en la esquina de la terraza — ¿Quieres que vaya a por algo de beber para ti? — preguntó.

—No — contestó la pelinegra, tirando del brazo de Elena en un gesto silencioso para que se sentase.

—Sólo necesito un minuto, eso es todo. Hace tanto calor ahí dentro.

Elena se sentó al lado de su novia y envolvió un brazo alrededor de su hombro, acercándola en el pequeño sitio contra ella. La música de dentro estaba más baja allí afuera pero en los oídos de Lena aún sonaba el bajo fuerte, amortiguando todo lo demás a su alrededor, incluyendo las voces de algunos estudiantes que estaban sentados cerca.

—Parece que lo estás pasando bien ahí dentro — señaló mientras Yulia apoyaba su cabeza contra su hombro, extendiendo su mano para coger la que tenía libre su novia. Entrelazó sus dedos, manteniendo sus ojos firmes delante de ella, mirando fijamente el cielo de la noche mientras contestaba.

—Sí — Dijo Yulia sinceramente, girando su cabeza para mirar a Elena — ¿Y tú?

—¿Si estoy disfrutando? — preguntó Lena buscando aclaración y Yulia asintió — Sí, claro.

La morena volvió su atención hacia adelante, con sus ojos mirando las estrellas mientras brillaban en el cielo que tenían encima, y su mente intentando conjurar imágenes de las constelaciones, pero fallando ocasionalmente.

—Estás callada — dijo Elena, rompiendo el silencio, preocupada por Yulia.

—Sólo estoy pensando — dijo, con tono bajo — Estoy bien, lo prometo — dijo, acercándose más al costado de Lena.

—¿En qué estás pensando? — preguntó la pecosa atentamente, con su mano sobre el hombro de Yulia, empezando a jugar con su pelo de nuevo.

—Las estrellas — contestó.

Elena miró al cielo y estudió los puntos pequeños y luminosos que estaban, que eran como pequeños puntos blancos pintados en papel negro.

—¿Qué pasa con ellas? — cuestionó.

—Sólo estaba intentando ver si reconozco alguna de las constelaciones — Le dijo Yulia.

—¿Te sabes las constelaciones? — le preguntó sorprendida la pelirroja y Yulia negó con la cabeza.

—No — admitió riéndose — ¿Y tú? — Elena miró de nuevo al cielo y se quedó concentrada, con una suave exhalación escapándose de sus labios acompañada de una pequeña risa.

—He escuchado alguna de ellas pero no creo que pudiera encontrarlas — dijo, apoyando su barbilla en lo alto de la cabeza de Yulia — No me las sé tan bien.

—Finge que sí — animó Yulia y Lena sonrió como si pensara en las únicas que conocía.

—Ok — dijo Elena — Bueno, veamos... está Orión, el cazador — Explicó señalando un grupo de estrellas que podía ser cualquier constelación por todo lo que sabía.

—Esa es la del cinturón, ¿no? — preguntó la morena y Lena señaló una fila de tres estrellas en el cielo.

—Sí — dijo — Es esa de ahí — dijo riéndose, sin tener ni idea.

—¿Qué otras conoces? — preguntó Yulia divertida por la farsa de la pelirroja.

—Aquí — dijo Lena, levantando sus manos entrelazadas y señalando nada en particular — Esa es Cassiopea.

—¿Cassiopea?

—Sí — reafirmó Elena — Fue una reina vana y presumida de la mitología griega y se dice que la pusieron en el cielo como castigo por su arrogancia porque ofendió a la ninfa del mar, quien fue bendecida con gran belleza, diciendo que ella y su hija eran más bonitas que ellas.

—Ese no parece tan mal castigo si me preguntas a mí — remarcó Yulia —Imagina cómo se ve el mundo desde allí arriba.

—De acuerdo con la mitología la forzaron a dar vueltas por el cielo en su trono — explicó Lena, sonriendo ante la falta de entendimiento de Yulia, pero tomándose su tiempo para explicarlo — Ahora se pasa la mayor parte del tiempo pegada a él intentando no caerse. Probablemente no hay mucha oportunidad de que vea como se ve todo desde allí — terminó.

—Ok, bueno eso suena menos divertido — Reconoció Yulia riéndose.

—Creo que una de las constelaciones se llama como su hija, Andromeda — dijo insegura Elena.

—Conozco la historia de Andromeda — dijo Yulia con entusiasmo — Me acuerdo de que la leí una vez. Su padre la encadenó a una roca en el mar como un sacrificio al monstruo del mar que estaba atacando su reino.

—Eso es cierto — dijo la pecosa animadamente.

—Pero Perseo llegó y la salvó — Continuó Yulia.

—Si, lo hizo — dijo de acuerdo Elena.

— Convirtió al monstruo del mar en una roca usando la cabeza de medusa — recordó — Después se casaron y tuvieron como, cien hijos — bromeó.

—Creo que fue más, como nueve — se rió Elena. La morena giró su cara para mirar a la pecosa, mientras que con su mano libre, se posicionó sobre el pecho de su novia.

—¿Crees que la pusieron allí arriba como castigo también? — preguntó. Elena se encogió de hombros.

—No sé — divulgó — A lo mejor.

—¿Crees que a lo mejor todo el mundo se convierte en una estrella una vez que mueren? — le preguntó a su novia.

—¿Te estás poniendo filosófica otra vez? — dijo Lena y la morena volvió a mirar al cielo.

—Sólo tengo curiosidad — contestó Yulia; apoyando su cabeza contra el pecho de Elena — Creo que sería bonito, ya sabes, pensar que el cielo está iluminado con las infinitas almas del mundo — Se pausó un momento para permitir a Lena la oportunidad de responder pero siguió cuando no dijo nada — Imagina a la gente en su forma más verdadera y pura, volviendo al cielo para cuidar de la gente que dejan atrás — Siguió —Podrían observar a cada generación que siguiera sus pasos durante una eternidad, viendo la dinastía que han creado, las vidas de las que han sido responsables, la felicidad que han dejado.

—Inmortalidad verdadera — dijo Elena, dándose cuenta de a dónde iban los pensamientos de Yulia. La morena volvió su atención hacia la pelirroja y apretó la mano de su novia.

—A veces me siento tan insignificante — confesó la pelinegra mientras examinaba la enormidad del cosmos de nuevo — Me pregunto ya sabes, cuánto tiempo hubiera tardado la gente en olvidarme si hubiera muerto en el accidente.

—Les hubiera llevado toda una vida — La aseguró Elena con confianza.

—Sólo estás diciéndolo — dijo Yulia.

—No — dijo la pelirroja, encontrando la cicatriz de Yulia en un lateral de su cabeza, acariciándola amablemente con sus dedos — No es así. Serías casi imposible de olvidar, Yul. Confía en mí. Lo intenté una vez y cada pequeña e insignificante cosa me recordaba a ti — Se pausó un momento y besó la frente de Yulia ligeramente — Escuchaba una canción en la radio y me acordaba de que tú eras la persona que primero la compartió conmigo — continuó — o leía una cita en un libro en la escuela y pensaba que realmente te habría gustado — divulgó — Pensaba en ti en todo momento siempre que me acercaba a la playa y escuchaba el sonido de las olas golpeando la orilla. Me acordaba de ti cada vez que me tomaba un trozo de pizza o cuando iba a las jaulas de bateo. Has contaminado todo lo que está a mí alrededor así que no hay ni un solo lugar que no sea nuestro, que no contenga un recuerdo tuyo. Estás en todos lados y estoy agradecida porque nunca quiero olvidar a alguien tan increíble como tú — La pecosa apoyó su mejilla contra lo alto de la cabeza de Yulia y suspiró — Quieres ser una estrella, Yul, ser infinita y luminosa cuando mueras, ser recordada — reconoció — pero ya eres todas esas cosas. Traes luz a mi vida cada día y la felicidad que me haces sentir es interminable. No creo que nunca muera — dijo — Creo que lo que realmente quieres saber es si tuviste un impacto, si tu vida significó algo, que tú significaste algo — explicó.

—Quiero saber que no la malgasté — admitió Yulia — Estoy preocupada de haberla malgastado, mi vida y el tiempo que me han devuelto... — dijo — He pasado tanto tiempo en rehabilitación, tanto tiempo estando enfadada con todo el mundo y con todo incluyendo conmigo misma que creo que lo he hecho, Elena. Lo he malgastado. Fui tan desagradecida por ello y no debería de haberlo sido — Giró su brazo izquierdo para mirar las pequeñas cicatrices que tenía y Lena separó sus manos para pasar sus dedos contra ellas con cuidado.

—No la has malgastado — la tranquilizó la pelirroja — No lo has hecho ¿vale? Lo prometo. Tenías que recuperarte y lo hiciste, Yul. Quiero decir que mira lo mucho que has crecido, lo mucho que has cambiado desde que nos conocimos... no puedes decir que ese tiempo fue desperdiciado — La pelinegra miró a Elena y estiró su cuello para dejar un casto beso contra sus labios.

—Te amo — declaró Yulia, acariciando con sus manos la mejilla de Elena mientras empezaba a mirar fijamente a sus ojos.

—Yo también te amo — le dijo Elena — Confía en mí. Sé que tu tiempo no ha sido desperdiciado porque me lo diste a mí cuando me amaste de vuelta — Se pausó un instante para acariciar la frente de Yulia — Te amo tanto, Yul — Dijo, con tono suave y sincero mientras envolvía sus brazos alrededor del torso de la menor acercándola más contra el suyo — Te amo y siempre lo he hecho. Amo a la chica que vi primero en el pasillo en Septiembre; la patosa, tartamudeante, dudosa, tímida, autocrítica, la que estaba completamente inconsciente de mis sentimientos por ella. Amo a la chica que lentamente se vino abajo pieza a pieza, la chica que se desmoronó en un millón de pequeñas piezas justo delante de estos ojos porque el peso de todo lo que había pasado, estaba aplastándola. La amo Yul. La amo — Dijo señaladamente — La amo y la chica en la que se ha convertido, la que ha destrozado mi propio corazón con su dolor, la chica que desgarró mi corazón en dos, que desapareció de mi vida tan abruptamente y tan completamente que por un tiempo pensé que me la había inventado. Amo a la chica que me hizo suspirar cada segundo de cada día que estábamos separadas, la que me hizo darme cuenta de que la ausencia no hace que el corazón fuera más afectuoso, que toda la separación hace que mi pecho duela con un dolor y un anhelo que sólo podía ser curado por su regreso — La pelirroja se pausó un momento y sonrió a Yulia, extendiendo su mano derecha para que así sus dedos pudieran trazar la cicatriz de la frente de su novia — Amo a la chica que podía haberse rendido pero no lo hizo — continuó, quitando un mechón de pelo suave y oscuro de los ojos de Yulia, poniéndolo detrás de su oreja — la chica que vino a casa después de la rehabilitación y reconvirtió su vida. Amo a esa chica también; la que se ríe de sus propias bromas, la que ha descubierto una nueva forma de amar la vida, la chica que ha renovado su energía y su magnetismo que hace que se ilumine toda su cara, la sonrisa que nunca había alcanzado sus ojos antes y ahora hace que brillen. Amo a la chica que cree que no puede bailar pero que elige hacerlo de todos modos, la que ahora puede ver la belleza en el mundo, la belleza en casi todo excepto en sí misma. La amo y amo la callada, reflexiva, pensativa, inteligente, filosófica y lista chica que se sienta sola en su habitación leyendo; la chica que escribe cada pensamiento y cada sentimiento en su diario, la chica que es lo suficientemente valiente y amable como para compartirlo conmigo. Amo a la chica que se preocupa, solidaria y compasiva, la chica que ama a su hermana, la que se siente culpable por la carca que piensa que ha infligido en su familia y en sus amigos — Suspiró en alto ante la vista de una lágrima escapándose por la mejilla de Yulia y limpió los ojos de su novia con su pulgar en un intento de secarlos — Amo a la chica que aún, después de todo este tiempo, no puede ver que no es un inconveniente para la gente que la ama sino un regalo. Eres un regalo Yul — Le dijo Lena — Eres el mejor regalo que ninguno de nosotros podríamos pedir nunca.

Los dedos de Elena jugaban con el pelo de la frente de la morena suavemente, mientras sus ojos verdes penetraban, estudiando a su novia.

—Te amo Yul — Dijo simplemente — Amo cada una de tus versiones que existe, la buena y la mala. No hay ni una sola parte tuya que no ame. Te he amado, a ti por completo, y seguiré amándote, siempre — prometió —Nunca dejaré de amarte Yul, nunca, ni siquiera si tú dejas de amarme.

La morena sonrió; su sonrisa de lado, adorable, haciendo que se elevara una parte de su boca mientras sus ojos brillaban en la luz de la noche.

—Así que serás infinita — le dijo Lena — Incluso más de lo que ya lo eres.

—Gracias — dijo Yulia, estirándose para besar de nuevo a Elena, consolada por sus palabras, por su constante apoyo — Eso fue realmente bonito.

—Bueno, es la verdad — Dijo Lena, con una pequeña sonrisa jugando en sus labios. La pelirroja juntó sus bocas de nuevo brevemente y después miró a Yulia cuyos ojos estaban entrecerrados pensativamente.

— ¿Quieres volver dentro y bailar? — preguntó a su novia, ansiosa por volver con sus amigos y cambiar de tema de conversación en el que se habían estancado.

—¿Se ha ido tu dolor de cabeza? — preguntó la pecosa y Yulia asintió con su cabeza, limpiándose el ojo con su pulgar para asegurarse de que todos los restos de sus pocas lágrimas se habían ido.

—Sí — contestó sinceramente — Me siento mejor.

—Vale entonces — dijo de acuerdo Katina, levantándose y ofreciéndole la mano a Yulia para que la cogiera. La chica más pequeña aceptó la extremidad que le ofrecía agradecidamente y ésta la llevó dentro donde el sonido del estéreo se encontró con sus oídos mientras sonaba música ensordecedora.

—Puede que vaya al baño antes de volver con los demás — dijo Yulia, pausándose al borde de la pista de baile un momento haciendo que Elena parase en seco.

—¿Quieres que vaya contigo? — cuestionó y la morena negó con la cabeza.

—No, será un minuto — dijo.

—Vale, iré a por un par de bebidas — dijo Lena, balanceando sus manos entrelazadas entre ellas durante un instante, soltando la de Yulia para dejar que se fuera.

—Genial, gracias — Reconoció la morena antes de ir al baño. Elena se puso de camino hacia la mesa de los refrescos y se encontró con Olga que estaba a solas, contemplando la elección de su bebida.

—Hey, ¿va todo bien? Dijo Frida que a Yul le dolía la cabeza — dijo Olga cuando se dio cuenta de la presencia de Lena al ésta poner su mano en el hombro en forma de saludo.

—Sí — contestó la pelirroja — Dice que se siente mejor ahora.

—¿Y tú? — preguntó Olga — ¿Estás bien? ¿Nerviosa por lo de después?

—Un poco — divulgó, jugando con sus dedos nerviosamente delante de ella —Nunca he cantado delante de otra gente antes. Es un poco aterrador si soy sincera.

—Estarás bien — le aseguró Olga con confianza — Lo sé — Olga dio un paso hasta el recipiente con la bebida y cogió una copa y el cazo, lista para echar algo de líquido en ella.

—Puede que quieras estar lejos de cualquier cosa que no esté en una botella si estás intentando mantenerte lejos del alcohol — Sugirió Elena —Vi a Inna Yeltzin por ahí antes mientras su amiga Brianne distraía al Señor Ivanov. No me sorprendería que tuviera alcohol — La castaña miró a Elena pero no dijo nada, la mano que sostenía el cazo se giró un momento indecisa antes de volver a ponerla en el recipiente.

—¿Por qué crees que he estado evitando el alcohol? — preguntó Olga, poniendo la copa de nuevo en la mesa, girándose para mirar a la pelirroja.

—No... — dijo Lena, dándose cuenta del error pero ahora más segura de que todo lo que le había revelado Yulia sobre su amiga era verdad — Yo sólo...quiero decir, fue sólo un aviso en caso de que lo estuvieras por alguna razón, eso es todo...

—¿Te lo contó Yul? — preguntó Olga incrédula, sin aun decir las palabras en alto pero poniendo en sospecha a Elena por todo — Se suponía que era un secreto. Jesús!! — gruñó — No quería que nadie más lo supiera aún. Debería de haber sabido que te lo diría directamente...

—¡No lo hizo! — protestó la pelirroja rápidamente, dando un paso hacia Olga, sintiendo como si necesitara defender a Yulia quien seguía completamente inconsciente del hecho de que había dejado escapar el secreto de su mejor amiga — Lo prometo Olga, ¿vale? Yul no sabe que lo sé...

—Sólo la estás protegiendo — la interrumpió sin creerlo y Lena negó con la cabeza, poniendo una mano en el brazo de la chica más alta, desesperadamente.

—No lo estoy haciendo, lo prometo — dijo rápidamente Elena — Yul no sabe que me lo contó y estaría devastada si pensase que dejó escapar tu secreto... ya sabes qué haría Olga... ya sabes que nunca me diría nada contra tus deseos... en el fondo lo sabes...

—Bueno entonces, ¿qué pasó? — preguntó Olga, la verdad en las palabras de Elena finalmente golpearon una cuerda para ella — Cuando, ya sabes, te dijo que estaba... — bajó la voz, con sus ojos mirando alrededor en la sala para comprobar que nadie las estaba observando en su conversación —Ya sabes — continuó después de un minuto — embarazada — susurró en el oído de la pecosa. Elena intentó no sorprenderse ante la admisión mientras se acercaba más a Olga.

—Fue en el hospital después de que le hicieran la cardioversión — explicó — Estaba aún un poco sedada de la anestesia y lo dejó escapar. No se acuerda de haberlo dicho, Olga y pensé que a lo mejor solo estaba confundida, quiero decir, ni siquiera sabía que tú estuvieras de verdad... ya sabes.... — Dijo en bajo, dejando la palabra en el aire — No sabía realmente de una manera y otra hasta que tú ahora... lo siento — se disculpó sinceramente — Por favor, no te enfades con Yul. No he hablado de esto con ella. Por lo que a ella respecta aún sigue guardando tu secreto — Olga consideró las palabras de la pelirroja durante un minuto y miró a la pista de baile, mientras sus ojos caían en Yulia que salía del baño, con sus ojos azules escaneando la sala, buscando a Elena y al resto de sus amigos.

—¿No sabe que lo sabes? — cuestionó Olga, poco convencida.

—Te lo prometo — contestó Lena — Olga, ya sabes que Yul nunca traicionaría tu confianza. Ni siquiera por mí. Vosotras os conocéis desde hace muchísimo más que nosotras. Nunca te ha hecho eso.

Olga no se encontró con los ojos de Elena, ya que su mirada seguía a Yulia mientras intentaba navegar a través de la multitud de estudiantes que ocupaban la pista de baile yendo hacia donde las dos estaban.

—Vale — dijo la castaña, dándose cuenta de la verdad en las palabras de Elena —Te creo.

—¿No le dirás que lo sé? — cuestionó la pelirroja apresuradamente, con miedo de que Yulia las escuchara si conseguía luchar contra toda la gente que tenía delante de ella.

—No — la tranquilizó, finalmente encontrándose con la mirada nerviosa de la pecosa — No se lo diré, ¿vale?

—Ok — dijo Lena, en un silencio raro que cayó entre ellas por primera vez en mucho tiempo.

Elena miró a sus pies, insegura de qué decir a su amiga en respuesta a las noticias e incapaz de cambiar de tema sin parecer que tenía poco tacto. Olga parecía tener el mismo problema y se ocupó de coger una botella de agua de la mesa, abriéndola ruidosamente.

—Siento como que debería decir algo pero no sé el qué — Dijo finalmente la pelirroja, levantando sus ojos hacia Olga de nuevo, rompiendo el silencio entre ambas.

—Está bien — la tranquilizó ésta — Sé que es mucho. Aún no me he hecho a la idea de ello tampoco...

—¿Vas a... quedártelo? — preguntó Elena, bajando la voz para que así incluso Olga tuviera problemas de escuchar lo que había dicho.

—Sí — asintió Olga —Lo haré.

—Entonces...¿habrá una pequeña versión tuya corriendo por aquí el año que viene? — cuestionó Elena y Olga sonrió ante el pensamiento.

—Supongo... — reconoció la castaña.

—¿Crees que saldrá del mismo tamaño que Frida? — dijo juguetonamente Lena, intentando romper la tensión palpable en el aire.

—Oh Dios — se rió la castaña en voz alta y Lena se relajó mientras se reía también ante su broma — Espero que no.

—¿Tenemos que... abrazarnos o algo? — preguntó la pecosa y la sonrisa de Olga se amplió.

—Claro, ¿por qué no? — contestó dando un paso adelante y abrazando a Elena fuertemente.

—¿Enhorabuena?— cuestionó Lena insegura y sintió que Olga asentía con su cabeza contra su hombro.

—Eso creo — le dijo Olga y la pecosa apretó más a la otra chica en su agarre.

—Yul dijo algo mientras estaba sedada, que sabía sin duda que era cierta — dijo Elena, acariciando los brazos de Olga mientras se separaban.

—Oh sí — respondió Olga, intrigada —¿Qué fue?

—Dijo que serías una mamá genial — compartió Elena con ella y Olga sonrió ante la amabilidad del tono de la chica, extendiendo su mano para acariciarla agradecidamente.

—¿Quieres ser una tía loca? — preguntó Olga, bajando su voz conspiradoramente y Lena se rió ante la pregunta.

—Creo que Yul tendrá eso bastante cubierto — bromeó.

—Vale — concedió Olga — Entonces, puedes ser la tía guay — Sugirió.

—¿De verdad? — preguntó Elena.

—Depende — devolvió Olga.

—¿De qué? — cuestionó confusa la pelirroja.

—De si de verdad crees que tú y Yul vais a estar juntas siempre — dijo, girando su cabeza en la dirección de la morena quien había casi conseguido pasar por en medio de todos los estudiantes.

—Seré la tía guay — dijo simplemente, contestando a ambas preguntas a la vez, con su atención volviéndose hacia la dirección de Yulia, mientras la chica aparecía entre las dos mayores, a unos pasos.

—Jesús! Eso ha sido una jodida misión — Dijo Yulia, limpiándose la frente, una pequeña capa de sudor cubriéndola.

—¿Por qué no fuiste por fuera? — le preguntó divertida la pelirroja quien se giró para mirar a su novia con la ruta sugerida.

—Vale, finjamos que no era una opción — Dijo Yulia sintiéndose tonta y girándose para sonreír ampliamente a Olga — Hey — dijo saludándola, levantado una mano —¿Me echaste de menos?

—No — dijo Olga, haciendo una mueca y Yulia la golpeó juguetonamente en el brazo.

—Claro que lo hiciste — Dijo con desdén.

—Elena dijo que te dolía la cabeza — dijo Olga — ¿te sientes mejor ahora? Podemos irnos si estás cansada — ofreció.

—No, está bien. Se ha ido ya — le informó Yulia — Creo que el aire fresco ayudó. Pero hace tanto calor aquí. Necesitan un sistema de aire acondicionado mejor.

—Toma — dijo Lena, cogiendo una botella de agua de la mesa ofreciéndosela a su novia — Rehidratate, eso ayudará. Yulia cogió la botella agradecida y la abrió, llevándosela a sus labios y dando un largo trago del líquido refrescante.

—Gracias — Dijo cuando terminó, sus ojos cayendo en la Señorita Oksana quien acababa de acercarse a ellas al otro lado de la mesa.

—Hola chicas — saludó la Señorita Oksana — ¿Estáis teniendo todas buena noche?

—Hey — dijeron todas, Yulia sonrió ampliamente a la presencia de la mujer mayor dando un paso más hacia la mesa — Sí, ¿y tú? — preguntó.

—Tanto como un cuidador tiene permitido en estas cosas — contestó — Es bonito verte Yulia — dijo amigablemente — Estás realmente bien. ¿Cómo has estado?

—Mejor — contestó la morena mirando entre sus dos amigas que estaban observando la interacción felizmente — Estoy mucho mejor, gracias — Se pausó un minuto para poner la botella de nuevo en la mesa y dio un paso hacia atrás para que así sus muslos estuvieran apoyados contra esta — He estado... umm... he estado terminando todos mis créditos de este año ahora así que definitivamente pasaré al siguiente curso en otoño — Dijo encantada.

—Eso es genial — alabó la Señorita Oksana — Entonces ¿eso significa que te volveré a ver en mi clase de inglés?

—No estoy segura todavía — admitió Yulia — No lo he discutido aún con mis padres o con mi terapeuta ni nada pero, me gustaría volver a la escuela.

—Bueno, estaré pendiente de ti — Dijo la Señorita Oksana — Sería genial tenerte de vuelta. Siempre esperaba ver tus puntos de vista de los libros que estábamos leyendo. Mi clase no era lo mismo cuando te fuiste. Sin ofender, Elena — Añadió, echando un vistazo a la chica de ojos verdes que estaba al lado de Yulia.

—Ninguna — se rió la pelirroja poniendo una mano en el hombro de Yulia —Pensé exactamente lo mismo.

—Estoy encantada de que estés aquí — dijo la morena, cambiando un poco la conversación — Quería agradecerte personalmente, bueno, ya sabes — dijo echando un vistazo rápido a Olga — el regalo que me diste.

—¿Te gustó? — preguntó la Señorita Oksana y la boca de Yulia se abrió de golpe.

—¿Lo dices en serio? — respondió, perpleja por la pregunta — ¡Me encantó! Fue increíble, gracias.

—¿Cómo conseguiste el libro firmado por Demi Lovato? — preguntó Olga a la profesora.

—Puede que conozca a unas cuantas personas — contestó la Señorita Oksana evasivamente, con una sonrisa a sabiendas en su cara.

—¿Gente como Demi? — preguntó Olga, entrecerrando sus ojos sospechosamente, ninguna de las otras dos chicos sin haberle contado la verdad a la castaña más alta sobre la relación de la Señorita Oksana con la cantante, a pesar de que probablemente lo hubiera supuesto.

—A lo mejor — dijo la Señorita Oksana.

—¿De verdad no vas a decírmelo? — se quejó Olga — Quiero decir, ¿es un secreto o algo así? Ha habido rumores por la escuela sobre ello desde que llegaste aquí.

—Entonces no necesitas que te lo diga, ¿no? — se rió la profesora. Olga frunció el ceño infelizmente y Yulia le dio una mirada señalada, diciéndole que se quedara callada sólo un momento.

—No tenías que hacer eso por mí — dijo Yulia, dirigiéndose de nuevo a la profesora — En realidad no sabía cómo agradecerte adecuadamente todo lo que hiciste por mí en la escuela, mucho menos esto... Quiero decir, es Demi Lovato...

—No tienes que agradecerme, Yulia — le informó la Señorita Oksana — Ya te lo he dicho. Quería hacer esto por ti y sinceramente, viendo lo lejos que has llegado y lo feliz que eres ahora, eso es el agradecimiento más grande que podía necesitar nunca.

—Sabes, he estado pensando en qué hacer cuando deje la escuela — Dijo Yulia.

—¿Sí? — preguntó fascinada la Señorita Oksana.

—Sí — dijo Yulia, bajando su mirada a la mesa, repentinamente sintiéndose tímida — y sé que dijiste que debería considerar escribir pero no creo que eso es lo que quiera hacer.

—¿Has decidido convertirte en boxeadora? — bromeó la Señorita Oksana, refiriéndose al ojo morado que Yulia le había dejado.

—No — se rió Yulia, mirando hacia arriba para encontrarse con la mirada inquisitiva de la Señorita Oksana de nuevo — Estaba pensando en que me gustaría enseñar.

La profesora no podía contener la sonrisa que se extendía por su cara ante la confesión y Yulia también sonrió, encantada de que su elección de carrera hubiera evidentemente encantado a la mujer mayor.

—Estaba pensando en que a lo mejor podría enseñar Inglés como tú — siguió la morena con entusiasmo — Siempre dijiste que nunca tenía problemas hablando de cosas por las que tenía pasión y me encantan los libros... además, significaría que podría leer todo el tiempo... yo sólo... quería hacerte saber que realmente me inspiraste...

—Bueno — dijo la Señorita Oksana, frotándose la parte de atrás del cuello, conmovida — No creo que pudieras haberme dado mejor las “gracias” que diciendo eso — Dijo exhalando profundamente, soplando el aire de sus pulmones. Escuchó que decían su nombre y se giró para mirar hacia la puerta donde el Señor Ivanov estaba haciéndole señas, aparentemente habiendo roto alguna discusión entre dos chicos del equipo de baloncesto — Lo siento — se disculpó, mirando entre Yulia y el otro profesor, indecisa — Tengo que irme para resolver esto — dijo — Con suerte te veré de nuevo pronto pero sino después hablaremos más esto el año que viene, ¿cierto? — preguntó optimista y Yulia asintió con la cabeza.

—Sí — dijo determinadamente — Creo que lo haremos.

—Vale — dijo la Señorita Oksana, asintiendo con la cabeza en reconocimiento — En ese caso, disfrutad del resto de la noche, chicas. Que tengas un buen verano — se dirigió a Yulia específicamente, sabiendo que no la vería en la escuela la semana final antes de vacaciones.

—No podría ser peor que el año pasado — bromeó la morena — Quiero decir que al menos con suerte recordaré esto.

—Más te vale — dijo la Señorita Oksana — Quiero saberlo todo ¿vale? Prométemelo.

—Vale, lo prometo — dijo de acuerdo Yulia.

—Voy a quedarme con eso — la amenazó de buen humor, ofreciéndoles a las chicas una sonrisa final antes de desaparecer para ayudar al Señor Ivanov a tratar con los dos estudiantes que había separado.

—No puedo esperar a que volvamos a estar juntas en la escuela de nuevo — dijo Olga animadamente, acordándose de lo bien que se lo habían pasado durante los buenos días de Yulia — Espero que todas tengamos la misma aula.

—No tuvimos todas la misma aula — se rió Lena, cogiendo la botella de agua de Yulia, dándole un trago rápido — ¿Qué pasa con Nastya?

—A quién le importa Nastya — se rió la castaña más alta, moviendo su mano — ¡Estoy hablando de estar otra vez juntas Yul y yo! ¡Veo suficiente a Nastya en las clases de baile!

Yulia le dio a Olga una mirada que expresaba el hecho de que no estaba completamente convencida de que su amiga fuera a volver directamente a la escuela en otoño pero no dijo nada, sin querer mencionar nada delante de Elena.

La castaña movió la cabeza al verlo y supo que Elena había estado diciendo la verdad sobre la falta de conocimiento del error de Yulia.

—¡Sip! ¡Cheechee y Chancho de vuelta juntas! — dijo alegremente, poniendo sus brazos alrededor de los hombros de Yulia llevándola en dirección a la pista de baile, Elena las miraba mientras se iban con una sonrisa de entretenimiento en su cara.

—Jesús! — murmuró en voz baja riéndose — Dios ayúdanos a todos — Se rió siguiéndolas de cerca para reunirse al resto de sus amigos.

Siguieron bailando, Nastya y Olga pidiendo demasiadas canciones de Beyoncé para que al resto les gustase. De repente la banda de Boris tomó el escenario y el grupo se levantó para ver la primera canción, disfrutando de la versión de 'Mr Brightside' de The Killers.

—Tienes razón — dijo Yulia, con su espalda apoyada contra el torso de Elena mientras los veían, con los brazos de la chica de ojos verdes envueltos alrededor de su cintura —Son buenos.

—Definitivamente han mejorado desde primer año — dijo de acuerdo Frida — A lo mejor deberías de haber intentado se hetero un poco más, Lena — bromeó — A lo mejor un día serán disco de platino y tendrán una marquesina de cartel en el Madison Square Garden, al otro lado del océano. Podrías haber estado casada con el cantante de una banda. Podrías haber sido rica.

—El dinero no lo es todo — dijo Elena, bajando sus labios hasta el lateral del cuello de Yulia, presionándolos tiernamente contra la piel —Además, ya soy rica.

—Oh Dios — protestó Nastya, riéndose a carcajadas —Así empieza.

—Sólo estás celosa — se rió Yulia y Nastya le dio una mirada que decía, ”Por favor”.

Una vez que la primera canción fue tocada, el grupo tomó el baile una vez más, mientras Yulia intentaba lo mejor que podía seguir los pasos de Elena por tercera vez en la tarde pero fallando miserablemente.

—¡Mierda! Lo siento — se rió.

—Está bien — la tranquilizó Elena, echándose un poco hacia atrás.

—Tus pies van a doler mañana — señaló Yulia, poniendo una cara de disculpa.

—Me duelen ahora — se rió la pelirroja.

—Buena cosa que no lleve tacones — se dio cuenta Yulia.

—Sí, de otra manera mis pies habrían sido empalados — dijo de acuerdo.

—Te dije que te pusieras a unos cinco pies de distancia de Yulia cuando está bailando, Lena — comentó entretenida Nastya — Es peligrosa para tu salud.

—Oh vamos — dijo la morena — He mejorado bailando, ¿no? — preguntó a la otra chica que no le respondió — ¿Cierto? — persistió. Cuando Nastya sólo la sonrió, Yulia se giró hacia Olga — ¿Cierto Olga? — cuestionó y la chica más alta se rió, poniendo una mano en su hombro.

—Lo siento Yul, pero aún es una porquería — le informó simplemente. La pelinegra hizo un puchero y Frida puso una mano tranquilizadora en su brazo.

—Al menos tienes una buena excusa — dijo — Yo no tengo ninguna y soy igual de mala.

—Chicas voy a ir al baño — dijo Elena, haciendo un gesto en dirección, señalando con su pulgar por encima de su hombro.

Cuando nadie se enteró de sus palabras, aparentemente porque estaban demasiado distraídos con Yulia intentando probar que valía como bailarina de hip hop, Lena sólo se rió y se fue sin que se dieran cuenta.

Hizo su camino hasta el pequeño escenario, detrás de dos grandes altavoces que escondían a la banda, que estaban en un rápido descanso.

—Hey Elena — saludó Boris, encantado de verla — Pensé que a lo mejor habías cambiado de opinión sobre cantar con nosotros.

—No — dijo la pecosa, sonriendo a su exnovio, amablemente — Aún quiero, ¿si está bien?

—Claro — dijo, levantándose de donde había estado sentado — Los chicos estaban diciendo lo buena que eras. Quieren que te convenza para que te unas a la banda como nuestra vocalista femenina.

—Gracias, pero no estoy segura de que sea realmente mi cosa — contestó —Es sólo una vez.

—Bueno, la oferta está ahí — dijo, poniendo su botella en el suelo al lado del escenario —Piensa en ello, ¿vale?

—Vale — dijo de acuerdo mientras el resto de los miembros del grupo se levantaban y volvían al escenario.

—Vamos a empezar con nuestra canción ¿vale? — dijo Boris, dándole a Elena la guitarra acústica que tenía libre.

—Genial — dijo la pelirroja, deslizándola por encima de su hombro mientras Boris hacia un gesto a Lena para que subiera al escenario, con su estómago empezando a moverse violentamente con los nervios.

—Después de ti — dijo.

—Gracias por esto Boris — dijo agradecidamente.

—Sin problema — dijo antes de subir a la plataforma. Boris la siguió y se acercó a uno de los micrófonos que había delante del escenario — Vale chicos — dijo una vez que la música del sistema de estéreo había parado y todo lo que se podía escuchar en la sala en general eran inteligibles murmuros de estudiantes delante de él — Bueno, vamos a relajarnos un poco con el resto de nuestras canciones — Dijo, encendiendo su propia guitarra mientras hablaba — Creo que probablemente estaréis de acuerdo con que habéis escuchado suficiente mi voz esta tarde — bromeó — Así que le he pedido a una amiga que suba a cantar algo para vosotros a cambio — terminó, levantando su mano hacia Lena quien estaba de pie a su lado —¿Puede todo el mundo dar un aplauso a Elena? — preguntó, y la pelirroja se dio cuenta de que la cabeza de Yulia se giró hacia la derecha e izquierda buscando a su novia, aparentemente acabando de darse cuenta de que estaba ausente. La pelinegra miró hacia arriba en la dirección del escenario mientras Lena se acercaba al micrófono. Puso su mirada al nivel de la de Yulia y se encontró con sus ojos sorprendidos mientras hablaba.

—Hey — dijo Elena, con su voz rompiéndose un poco con los nervios — Bueno, normalmente no hago este tipo de cosas — admitió — pero me he estado sintiendo un poco inspirada últimamente y alguien una vez me animó a cantar una canción a una persona que me gustaba para mostrarle cómo me sentía... — se pausó un momento significativamente antes de continuar —Eso fue hace casi seis meses ahora — admitió — Así que, como podéis ver, llego un poco tarde.

Unas cuantas personas en la sala se rieron de la broma de Lena pero sus ojos verdes siguieron firmes en Yulia quien estaba de pie, paralizada mirándola.

—Esa persona sabe quién es — dijo Elena, pero sabía tanto como Yulia que el resto de estudiantes que se encontraban allí también habían probablemente adivinado que estaba hablando de ella — Así que voy a cantar una versión acústica de una canción que le gusta, sólo para ella.

La pelirroja suspiró audiblemente en el micrófono y golpeó una cuerda de la guitarra.

—Vale — dijo, exhalando de nuevo y mentalmente preparándose — Allá vamos.

Lena empezó a tocar la guitarra, Boris se unió con su guitarra acústica a la vez que el teclado; el bajista y el baterista.

“You're insecure, don't know what for, you're turning heads when you walk through the door. Don't need make-up to cover up. Being the way that you are is enough. And everyone else in the room can see it, everyone else but you,”

Elena cantaba melódicamente, su voz haciendo que la sala se quedara en silencio mientras las parejas empezaban a bailar lentamente delante de ella.

Mantuvo sus ojos firmes en Yulia cuyos ojos estaban quemando en los de ella, desde donde estaba de pie y se dio cuenta de que algunas personas estaban mirando en dirección a la chica menor desde su posición en el escenario.

“Baby, you light up my world like nobody else. The way you flip your hair gets me overwhelmed, and when you smile at the ground it ain't hard to tell you don't know, no, you don't know you're beautiful. If only you saw what I could see, you'd understand why I want you so desperately. Well, I'm looking at you and I can't believe, you don't know, no, you don't know you're beautiful.”

—Yul — escuchó la morena decir a Olga, cuestionante a su lado — ¿Estás bien?

—Shh.... — Dijo Yulia, con sus ojos sin dejar nunca a Elena, y su atención centrada en su novia y sólo en ella.

“Oh girl come on, you got it wrong. To prove I'm right I put it in a song. You're acting shy, I don't know why. You can tell by the look in your eye. And everyone else in the room can see it, everyone else but you.”

—Vale, ¿sabía alguien que Lena iba a hacer esto? — preguntó Frida, mirando a su alrededor a sus amigos.

—Shh... — dijo Yulia de nuevo, mientras fruncía su ceño ante las molestias.

“Baby, you light up my world like nobody else. The way you flip your hair gets me overwhelmed, and when you smile at the ground it ain't hard to tell, you don't know, no, you don't know you're beautiful. If only you saw what I could see, you'd understand why I want you so desperately. Well, I'm looking at you and I can't believe, you don't know, no, you don't know you're beautiful.”

Lena terminó la canción, con su mano golpeando la guitarra hasta que llegó al cierre y la gente de la sala se paró para aplaudir la actuación, pero, lo más importante, Yulia aplaudió, con una sonrisa enorme en la cara ante el talento de su novia.

—Gracias — dijo la pelirroja sintiéndose aliviada, con una pequeña sonrisa saliendo en sus propios labios mientras bajaba su mirada al suelo y volvía al micrófono. Se sentía aún un poco tímida mientras levantaba la guitarra para quitársela de alrededor de su cuello bajando el instrumento para apoyarlo en el suelo.

—Vale — dijo Boris, rápidamente acercándose a su micrófono, sosteniendo la muñeca de Elena antes de que pudiera irse — Bueno, no creo que podamos dejarla irse sin otra ¿no? — preguntó y la pregunta se encontró con un grito de la multitud. Lena movió su cabeza y levantó una mano objetando, pero escuchó la pequeña voz de Yulia desde atrás en la sala unirse a los demás — Vamos Elena — dijo silenciosamente el chico — ¿una canción más?

Lena miró a Yulia y a sus amigos, cogiendo de nuevo la guitarra.

—Vale — dijo en el micrófono, con una idea llegando a su cabeza mientras volvía a ponerse la guitarra — Cantaré una canción más — Dijo de acuerdo y todo el mundo la animó, con la energía de la noche, haciendo que gritasen cualquier cosa — Sólo con una condición — continuó, mirando directamente a Yulia, llenando a la pelinegra con un sentido de pánico —Quiero que alguien más cante y toque conmigo.

—Mierda — dijo Yulia en voz baja, haciendo que el ánimo de hace unos momentos, repentinamente fuera reemplazado con un horrible sentido de miedo.

—¿Yulia? — cuestionó Elena y todas las cabezas de la sala que la conocían se giraron en su dirección —¿Qué dices?


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 Dom Oct 16, 2022 11:43 am

Hola cariño feliz domingo, no se que había pasado q no me llegaban las notificaciones de los nuevos capítulos q habías subido y anoche cuando entro veo q hay colo 3 qué no había leído 😱😱😱😱 así q me puse ya al corriente con la historia. La broma de julia de verdad q me asusto 🤣🤣🤣 pobre Lena y Nastya. Ellas como siempre tan lindas, tiernas, amorosas una historia hermosa en todo el sentido de la palabra. Estare pendiente de la continuación, saludos 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER Miér Oct 19, 2022 9:15 pm

Capítulo 76


En el instante en el que las palabras dejaron la boca de Elena supo que fueron un error y se maldijo a sí misma en silencio, por ser tan temeraria e impulsiva.

“Mierda,” pensó, mientras su estómago se revolvía bajo la mirada de terror que apareció en la cara de Yulia, dándose cuenta de que todo el mundo estaba mirando en su dirección. “Mierda, mierda, mierda....

La petición había parecido una buena idea mientras había estado en la punta de su lengua. Había pensado que sería inocente e inofensiva, pero no lo era. A cambio, la invitación para que Yulia se uniera a ella fue más temeraria, más explosiva y más perjudicial que si hubiera accidentalmente lanzado una granada a la multitud.

“Joder,” maldijo de nuevo, con sus ojos sin dejar nunca de ver a Yulia, quien parecía un ciervo capturado en las luces, con sus ojos abiertos con miedo y sus mejillas completamente rojas ante la atención que estaba recibiendo.

Parecía incómoda y rara mientras estaba de pie cambiando su peso nerviosamente de una pierna a la otra, y sus ojos firmes en el suelo a sus pies, con vergüenza obvia para todos los que estaban mirándola pacientemente, esperando una respuesta.

“¿En qué coño estabas pensando?” se culpó, dándose cuenta de que debió haber sabido mejor, que poner a Yulia en el punto de mira conllevaría esto pero debía rectificar la situación sin dar incluso más atención para su novia.

—¿Yulia? — animó Boris, finalmente rompiendo el silencio que había caído en la sala, aun sosteniendo aquello dolorosamente todo el tiempo mientras la pregunta de Elena seguía sin ser contestada.

La morena levantó sus ojos tentadoramente en su dirección, incapaz de ignorar su voz profunda y barítona que hacía eco en el micrófono. Se recorrió el pelo con la mano nerviosamente, y su mortificación por lo que estaba pasando era evidente para todo el mundo, incluyendo para Elena. La pelirroja dio un paso más hacia su micrófono al ver la dificultad de su novia, desesperadamente deseando que hubiera alguna manera de que pudiera retirar sus palabras para liberar a Yulia de esta humillación.

“Mírame Yul,” urgía silenciosamente, a sabiendas de que su novia estaba deliberadamente evitando su mirada, mientras sus ojos azules habían dejado de ver a Boris después de unos segundos para vagar conscientemente por la sala en busca de una escapatoria, encontrándose a cambio con las miradas expectantes de sus compañeros.

Lena vio a Olga empujar a su novia en un costado y Yulia volvió su atención a la pecosa, con una mirada de sorpresa en su cara ante el inesperado contacto.

—Yul — dijo silenciosamente Olga, con su vista hacia adelante, centrada en Elena que estaba mirando la interacción interesadamente — ¿No vas a decir nada? — preguntó a su mejor amiga, discretamente — No puedes dejar simplemente a Elena así...

Yulia estudió a Olga con una expresión miserable en su cara, abriendo y cerrando la boca como si fuera a decir algo pero cambió de opinión en el último momento.

—Jesús! Yul — suspiró Olga, con sus ojos cayendo en su amiga al darse cuenta del movimiento en su visión periférica — Por favor, dime que puedes hablar... — pidió; en un tono tan bajo que apenas era un susurro.

—Yo... — forzó la morena con dificultad y Olga giró su cuerpo al completo para ver de frente a su mejor amiga, bloqueándola de la visión de Elena.

—Mierda — susurró Olga entre sus dientes apretados, echando un rápido vistazo por encima de su hombro a la chica de ojos verdes y después a Yulia — Vale... — dijo poniendo una mano en los hombros de la morena —Sólo...respira un minuto Yul.... — aconsejó — Volverá en un segundo ¿vale? Siempre lo hace...sólo...tomate un minuto para calmarte.
Yulia miró la sala, mientras su cerebro astutamente estaba consciente de que era el centro de atención e incapaz de ignorar el hecho ni siquiera un segundo.

—Yul, mírame — le dijo Olga silenciosamente mientras movía los hombros de la pelinegra en su agarre, mientras los ojos de su mejor amiga se volvían a encontrarse con los suyos —Ignórales.

—N... no... p... — intentó responder, con sus ojos volviendo a caer en las caras numerosas que estaban giradas en su dirección.

—Yul... — Empezó Olga, pero su frase fue cortada por Elena quien decidió que tenía que hablar.

—Yul — suplicó; con voz suave e implorando. Estaba nerviosa como para que Yulia dijera algo, cuando los susurros empezaban a llenar la sala ante la prolongada falta de respuesta. Olga miraba entre Lena y Yulia, nerviosa; dándose cuenta de que ninguna de ellas podía ganar, sin importar que pasase después.

Como si hubiera llegado a la misma conclusión, la morena salió de detrás de Olga, mientras ésta la soltaba de su agarre sin pelear, moviéndose para ponerse a su lado otra vez. Yulia suspiró audiblemente y finalmente levantó sus ojos para encontrarse con los de Elena, con el estómago de la pelirroja, que estaba ya revolviéndose violentamente, volcándose ante la mirada angustiada de su novia, sintiéndose así físicamente enferma.

—Jesús!! — gritó Dima desde un lado de la pista de baile donde estaba sentado en una mesa con sus amigos, con molestia e impaciencia en sus palabras — ¡Vamos joder Vo-Vol-Volkova! — gritó, con tono burlón — ¡Vamos a escucharlo! ¡Podría reírme un rato! — Su voz fácilmente se escuchaba en los confines silenciosos de la pequeña sala y Elena hizo una mueca de dolor ante su atribución al completo fiasco, sabiendo que su único propósito era avergonzar a Yulia más, recordándole a todo el mundo las dificultades previas que su novia había tenido en la escuela.

—¡Por qué coño no cierras la puta boca, Dima! — le dijo enfadada Svetlana, con voz tan audible, saliendo en defensa de Yulia. Le golpeó fuertemente en el brazo desde donde estaba sentada y él lloró en alto ante el dolor — Eres un jodido imbécil — Estableció simplemente, con un volumen poco ajustado, y la sala al completo fue capaz de escuchar el insulto.

—Puedes hablar — respondió furiosamente y Svetlana procedió a golpearle fuertemente en el pecho antes de levantarse, alejándose de su grupo.

—No le escuches Yulia — dijo Svetlana desde su nueva posición al borde de la pista de baile, con sus ojos encontrándose con la otra chica entre la multitud — Es una mierda como cantante. Puedes hacer mímica y aun así serías mejor que él — El resto de los estudiantes de la sala se rieron ante el comentario de la rubia y Elena le dio a Svetlana una mirada apreciativa, agradecida por su inesperado apoyo.

La pelirroja había sabido que Yulia no se iba unir a ella en el escenario desde el momento en el que había hecho la petición, pero entendió ahora sólo que había una cosa que pudiera hacer para evitar la atención hacia su novia y un intento de salvar lo que quedase de su ahora, cuestionable relación.

—Sabéis que — dijo Elena hablando claramente al micrófono, con su corazón latiendo rápidamente en su pecho con la atormentada expresión que tenía Yulia como resultado de la burla de Dima, mientras que sus dedos golpeaban la guitarra sin esfuerzo, que tenía colgada alrededor del hombro — A cambio voy a cantar algo más... —les informó, con su voz apagándose rápidamente mientras miraba su mano izquierda que estaba envuelta alrededor del instrumento.

Rápidamente golpeó un par de cuerdas para comprobar que la guitarra estaba afinada y las apretó donde era necesario, dándose a sí misma algo más de tiempo para pensar en otra canción. Cuando finalmente eligió una, empezó a mover su mano de abajo hacia arriba en el patrón necesario, mientras su mano izquierda se movía por las cuerdas fácilmente para que así la música volviera a llenar la sala.

Levantó su mirada hacia Yulia e iba a empezar a cantar cuando se dio cuenta de que su novia repentinamente se giró, con su pequeña forma empujando por el camino entre la multitud de estudiantes hacia la salida. Vio la mano de Olga correr detrás de ella en un intento de pararla, pero fue demasiado lenta, Yulia ya estaba a medio camino en la sala antes de que la chica castaña hubiera tenido la oportunidad de reaccionar.

—¡Yul! — gritó Lena, parando lo que estaba haciendo abruptamente y apresuradamente levantó la cinta de la guitarra por encima de su cabeza —¡Mierda! — maldijo, viendo cómo Yulia iba hacia la puerta y rápidamente desaparecía, todos en la sala estaban mirándola, disfrutando del espectáculo de los gritos mientras pasaba.

Lena abandonó la guitarra en el suelo del escenario y apresuradamente se bajó de la plataforma, aterrorizada por su estupidez. Vagamente escuchó a Boris decir algo en el micrófono detrás de ella mientras seguía los pasos de Yulia, pero su mente estaba en otro lugar, su desesperación de molestar a su novia estaba preocupando cada pensamiento, así que apenas era capaz de registrar sus palabras. Segundos después, escuchó a la banda resurgir con una nueva canción, con el ruido más que bienvenido para la pelirroja, quien era consciente de los susurros de los otros estudiantes de la sala mientras iba por el camino hacia la puerta.

—¡Yul!— gritó desesperadamente mientras salía al aire fresco, el cielo ahora estaba oscuro y las estrellas que habían sido tema de su conversación antes, en la tarde, ahora brillaban sobre ella —¡Mierda!— maldijo, mientras la profanidad se escapaba de su lengua fácilmente con frustración, que sentía hacia sí misma — ¡Yul! — gritó de nuevo, extendiendo una mano para ponerla en lo alto de su cabeza mientras daba vueltas en el sitio en busca de su novia, incapaz de verla en ningún lado.

Dio unos pasos, dudosa antes de girarse de nuevo mirando hacia el edificio, preguntándose dónde podía haber ido la ojiazul.

—Joder — murmuró agitada — ¡Yul! — gritó de nuevo, girándose para así estar mirando a los grandes jardines que tenía delante. Entrecerró sus ojos, buscando en la oscuridad y cuidadosamente fue hacia allí, cautelosa con sus pasos — Yul ¿estás aquí fuera? — preguntó, descendiendo unos pasos hacia el pequeño patio — ¿Puedes por favor decir algo? — dijo mientras caminaba por la arena, con sus ojos escaneando el área en busca de alguna señal de su novia — Me estás asustando...

Se acababa de girar para mirar de nuevo en dirección por la que había ido cuando escuchó la pequeña voz de Yulia decir desde atrás, “Lo siento”.

—¿Lo sientes? — preguntó sorprendida mientras se volvía rápidamente, mientras sus ojos luchaban para encontrar a su novia en la zona poco alumbrada.

—Sí — dijo la pelinegra y Lena hizo una mueca que fue incapaz de ver.

—Vale, ¿dónde coño estás? — cuestionó confundida, con su cabeza mirando en lo que asumía que había salido la voz de la pequeña pero sus ojos eran incapaces de encontrarla.

—Aquí — contestó y la pelirroja saltó asustada cuando Yulia de repente apareció a su lado derecho, aparentemente de la nada.

—¡Jesucristo! — dijo, saltando mientras su mano encontraba su camino hacia su pecho, con el corazón latiendo furiosamente contra su caja torácica —¡Joder no hagas eso! — le reprimió, en shock, sonando más como enfado de lo que ella pretendía.

—Lo siento — dijo de nuevo Yulia y la pelirroja se estremeció internamente ante el abatimiento en la voz de su novia.

—Por favor no te disculpes — le dijo — Soy una jodida idiota, Yul. Dios... — gruñó — La he cagado — admitió — He cometido un enorme y jodido error y lo siento ¿vale? — se disculpó — No estaba pensando... — dijo bajando la voz, anticipando a cualquier tipo de respuesta sin recibir ninguna —No te culpo por estar enfadada conmigo — le dijo — debería de haberlo sabido mejor que ponerte en el punto de mira así... pero me olvidé de donde estábamos... — siguió —Sólo estaba...sólo...no sé... — tartamudeó con el intento de explicación.

La pecosa se sintió completamente nerviosa ante el peso del silencioso escrutinio de Yulia, sus palabras fallando al intentar formar una frase coherente.

—Jodido infierno — se reprimió a sí misma enfadada, acercándose a Yulia, extendiendo su mano hasta el hombro de la menor — Sólo, ¿puedes decirme qué puedo hacer para arreglarlo? ¿Por favor? — suplicó Elena y la morena bajó su mirada hasta sus pies, frotando su mano en la frente pensativamente.

—Nada — contestó con consideración, levantando sus ojos hacia Elena de nuevo.

—¿Nada? Entonces, ¿eso es todo? — preguntó la pelirroja, su voz rompiéndose un poco mientras, preguntándose que había querido decir Yulia — ¿Lo he arruinado? — cuestionó inquieta, con lágrimas sus ojos — ¿Nos he arruinado?

—¿A nosotras? — devolvió Yulia, confundida — No — dijo, un frunce apareciendo en su cara.

—Yul por favor habla conmigo — le pidió Elena — Quiero decir que lo entiendo ¿vale? Estás jodidamente enfadada conmigo y no quieres, pero me estás matando...

—Elena — dijo la morena cortándola, viendo su turno de dar un paso hacia su novia cuando se dio cuenta de que no entendía que su limitada respuesta no era por enfado sino su habilidad.

— Mira, sé que lo que hice fue horrible y avergonzante y... y... sólo... no sé... un error de jodidas dimensiones épicas ¿vale? — continuó Elena, antes de que Yulia pudiera hacer que su cerebro y su boca trabajasen juntos al unísono — Eso lo sé. Confía en mí, probablemente lo recordaré ahora cómo arruiné esta tarde y nuestra relación para el resto de mi vida pero...

—Elena — intentó interceder pero la pelirroja siguió con su tren de pensamiento sin ser molestada.

—...no quiero perderte por esto — Le dijo simplemente — Te amo Yul y hemos sido tan felices recientemente — dijo, dejando salir sus palabras rápidamente, habiendo encontrado fluidez de nuevo — Quiero decir que todo nos ha esto yendo tan genial. Estás como... estás... lo estás haciendo tan bien ahora... — tropezó elogiando a la menor — No sé... — siguió insegura — A lo mejor debería de haber sabido que algo iba a pasar destrozando todo... todo era tan perfecto... y... nada es nunca perfecto... no para nosotras... yo sólo... algo malo tenía que venir en algún punto ¿verdad? Sólo que nunca pensé que sería yo... pensé que sería el juicio o algo...

—Elena — intentó Yulia una vez más, dando otro paso hacia la chica más alta.

—Quiero decir que el juicio es el mes que viene Yul — persistió la pelirroja en sus divagaciones aparentemente sin haber oído a su novia — Sé que es algo grande y todo... es masivo... y será duro... quiero decir que vas a tener que pasar por todo lo que te pasó de nuevo y no sólo en frente de mí o de tus padres, sino del conductor y un montón de extraños también... — Yulia movió la cabeza amablemente de lado a lado y puso sus ojos en blanco, poniendo el bolso que sostenía en su mano derecha a sus pies mientras Elena seguía hablando.

—¡Hey! — gritó sintiéndose irritada por el incesante dialogo de Lena. Chocó sus manos delante de la cara de la pecosa en un intento de silenciarla, perdiendo el impacto cuando estas fallaron en contactar completamente — ¡Para...! ¡De hablar...! — instruyó, dejando que sus palabras salieran a la fuerza, en comparación a lo normal.

—Ok — dijo Elena, echando su cabeza hacia atrás lejos de las manos de Yulia, cerrando su boca ligeramente en medio de la frase, sobresaltada por el tono de la menor.

—¡Gra...cias! — dijo agradecida, suspirando audiblemente y dejando salir una respiración calmada a través de sus labios mientras Elena esperaba —Tú... realmente... eres... una... j... j... jodida.... idiota — dijo tiernamente, refiriéndose al comentario anterior de Elena. No había malicia en su voz mientras lo decía, pero la pelirroja podía sentir la molestia de su novia y su boca se abrió de golpe, con una mirada de entendimiento en su cara, al menos.

—Oh — respondió.

—Sí... — dijo Yulia, frotándose la frente de nuevo. —Oh...

—No puedes hablar — Señaló la ojiverde al notarlo y Yulia asintió, bajando su mano hasta su costado — Por eso no estás realmente diciendo nada — Lena dejó una respiración profunda salir ante el conocimiento, sintiéndose agradecida — ¿Puedo hacer algo para ayudar? — preguntó, extendiendo su mano y cogiendo la de Yulia.

— Sí — contestó la morena — Cállate — Instruyó con dificultad.

—Acabas de... — empezó Elena, riéndose suavemente ante la franqueza de su novia pero Yulia se paró en corto levantando su mano, poniendo el dedo índice sobre la boca de su novia.

—P...p...para — tartamudeó; con una amplia sonrisa en su cara ante la incapacidad de su novia de quedarse en silencio. Lena abrió su boca como si fuera a hablar de nuevo pero la ojiazul presionó su dedo más firmemente contra sus labios.

—Aa...ahh — dijo firmemente, con una ceja levantándose un poco.

—Yul... — empezó Elena desesperada por hacer las cosas bien entre ellas pero Yulia la cortó rápidamente.

—Ah...ah — repitió moviendo la cabeza — No — Bajó su mano y fingió poner la cremallera sobre su propia boca, silenciosamente instruyéndole a Elena que se quedase callada — Un… Minuto — dijo, sosteniendo su dedo índice con énfasis.

Lena asintió con su cabeza finalmente cediendo mientras miraba sin palabras a la chica menor cerrar sus ojos y tomar un número de profundas y calmantes respiraciones. La morena las soltó despacio, cada una escapándose de sus labios como si estuviera reluctante a dejarlas salir, como si esta fuera una forma bien ensayada de meditaciones que llevaba a cabo diariamente.

—Eres una j...j...jodida idiota — dijo de repente, abriendo sus ojos cuando unos minutos habían pasado. Se encontró con la mirada inquisitiva de Elena, una llena de afecto, ya que sus palabras tenían más fuerza pero sin nada de crueldad.

—Lo sé — exhaló la pelirroja, apretando la mano de Yulia, dejando que las palabras salieran de su boca urgentemente, ahora que le había dado la oportunidad de hablar de nuevo — Sé que lo soy. Lo siento...

—No — dijo Yulia interrumpiéndola — eres una j...j...jodida...idiota — repitió, acentuando la última palabra, dando un paso más hacia adelante para cerrar la distancia entre ellas. Sacó su mano de entre la de Elena y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de la chica más alta para que así estuvieran apoyados contra su espalda.

—Sí... — respondió la pecosa confundida con el comportamiento de Yulia —Lo sé... — La morena presionó sus caderas juntas y levantó su cara hacia la de Lena, quien parecía perpleja por el afecto de su novia, considerando las circunstancias.

—No nos a...a...arruinaste — La tranquilizó como si sintiera el aturdimiento de Lena.

—¿No? — cuestionó, mientras su cara la traicionaba con sorpresa.

—No...no lo hiciste. No a nosotras...de todos modos — Contestó Yulia moviendo su cabeza y los rasgos de Elena se relajaron visiblemente ante las palabras — Pero... el baile está b...b...bastante...j...j...jodido — Dijo, con tono suave.

—Dios, lo sé... ¿en qué demonios estaba pensando? — Se reprendió a sí misma, con toda la tensión que había estado sosteniendo, desapareciendo ante la felicidad de Yulia — Nunca debí haber subido al escenario. Jesús! — suspiró — Olga incluso intentó advertírmelo pero no la escuché y ahora estás enfadada conmigo...

—Hey — dijo Yulia, echándose hacia atrás a propósito para encontrarse con la mirada de Elena, haciendo su voz fuerte y resolutiva, determinada de establecer su punto — No estoy e...e...enfadada...contigo.

—¿No lo estás? — cuestionó Elena.

—No — respondió Yulia.

—¿De verdad? — preguntó, sin realmente creérselo. Yulia se acercó más y puso sus labios juntos, mientras su cuerpo se derretía en el de la chica más alta mientras apretaba su agarre alrededor de su cintura, determinada a expresar la verdad de sus palabras en la ausencia de su habla normal.

—Estuviste...increíble — informó a Elena, con una amplia sonrisa en su cara mientras se echaba hacia atrás para encontrarse con los ojos verdes penetrantes, una vez que se separaron.

—¿Lo estuve? — preguntó la pecosa, con sus manos encontrando los hombros de Yulia, frotándolos suavemente.

—Sí — Le dijo ésta sinceramente, extendiendo una mano y acariciando su frente durante un segundo — Me encantó.

Lena sonrió ante la admisión de Yulia y se rió con alivio abrumador, mientras una suave risa se escapaba de sus labios inconscientemente.

—¿No estás diciéndolo porque sí? — presionó, aún dudosa de si creer las palabras de Yulia.

—No, tienes...t...t...tanto...talento — Compartió la morena con ella —Fue...precioso. Podría...escucharte...c...c...cantar...toda...la...noche.

—Entonces ¿por qué te fuiste? — le preguntó Elena confundida por la repentina salida del lugar —Iba a cantar algo más. No hubieras tenido que subir...

—Estaba...avergonzada — Contestó simplemente — Todo el mundo estaba... mirándome...y...me aterrorizó... — explicó — Después...mi habla... — intentó, gruñendo indignada ante el esfuerzo requerido para articular palabra —Es tan j...j...jodidamente...molesto...lo...odio...j...j...joder.

—Te puse en el punto de mira — reconoció Elena disculpándose.

—Sí — dijo de acuerdo la morena fervientemente, asintiendo con su cabeza, con una sonrisa en su propia cara mientras apretaba su agarre alrededor del torso de Elena — Tú...lo...hiciste — dijo —No... me... importó... la... canción... — le confesó Yulia — Si... no... hubieras... dicho mi nombre... la gente... estaría... demasiado ocupada... viéndose y bailando... para realmente...mirarme.

—Te he estresado ¿verdad? — le preguntó Elena — Por eso tu habla se fue ¿verdad? ¿Fui demasiado lejos pidiéndote que subieras y te unieras? Dirigió demasiada atención hacia ti...

—Está bien — la tranquilizó la morena, sin contestar directamente la pregunta pero diciendo suficiente para que así Lena entendiera que tenía razón.

—Lo sabía — compartió la ojiverde con ella, apoyando su frente contra la de Yulia, cerrando sus ojos momentáneamente — Joder, lo sabía — repitió, suspirando fuertemente levantando de nuevo su cabeza para mirarla de nuevo — Tan pronto como te lo pedí y vi la mirada de tu cara me di cuenta de que fue un error... yo sólo... no pude evitarlo. Has estado practicando tanto y sé que puedes tocar... te he escuchado. Yo sólo... pensé que sería bonito finalmente poder cantar contigo — admitió — Pensé que podíamos cantar nuestra canción, ya sabes... juntas. Me la cantaste tan preciosamente antes y supongo que sólo quería que todo el mundo viera lo increíble que eres — divulgó — Quería que te vieran de la misma forma en la que te veo yo pero era demasiado pronto — reconoció Elena — No estás preparada para eso aún. Necesitas más tiempo antes de sentirte lo suficiente segura...

—No — respondió la morena, interrumpiendo a Lena, frunciendo el ceño ante la observación de su novia. Soltó a la pecosa de su agarre — No es...eso.

—¿No? — cuestionó Elena — Entonces ¿habrías subido si tu habla hubiera estado bien?

—No — dijo Yulia — No... lo habría hecho.

—No entiendo — Admitió Elena — Acabas de decir...

—Elena... esa no soy yo — intercedió — Yo nunca... haría... algo como... eso. No... canto... en público. Te... lo dije... ¿recuerdas?

—Sé que lo dijiste — dijo la pecosa — pero pensé que era por tu habla y todo. Pensé que podías considerarlo ahora que estás mejor... — Yulia arrugó su cara pensativamente, dándose cuenta de que a pesar de todo el tiempo que habían estado juntas, todas las veces que habían hablado desde que empezaron a salir; Lena sólo entendía realmente las inseguridades de Yulia, sus rasgos de personalidad, en relación al accidente, muchos de ellos eran sólo consecuencia de lo que había ocurrido como resultado. A menudo se olvidaba de que muchos existían incluso antes del accidente, que eran una parte de lo que era Yulia en el fondo de su corazón. Sabía que Yulia era reservada y tímida excepto con sus amigas más cercanas, sabía que era una introvertida, que disfrutaba estando sola en su habitación leyendo un libro o escribiendo sobre sus sentimientos en su diario. Sabía que Yulia era pensativa y reflexiva, que estar sola era cómo se re energizaba, que a veces encontraba la interacción social y estar con gente alrededor era agotador. Conocía todas esas cosas sobre Yulia pero lo que a menudo se olvidaba o fallaba era en reconocer que su novia siempre había sido de esa manera, que su introversión no era un síntoma del accidente sino una parte de ella, tan arraigada e innata como cualquiera de las células que formaban su composición física. El hecho es que antes de su lesión mental, Yulia nunca habría ni siquiera considerado cantar delante de la mitad de la escuela, era demasiado tímida, demasiado miedosa e insegura. De hecho, cuando Olga le había sugerido que actuara en el concurso de talentos de la escuela durante su primer año, le había dicho que realmente prefería morir antes que someterse a esa humillación.

“Cuidado con lo que deseas,” pensó Yulia para sí misma, sin estar impresionada con el sentido de la ironía del universo. Ella misma estaría mintiendo si dijera que su introversión y su auto conciencia no había sido impactada por el accidente, porque lo había hecho. La había forzado a refugiarse incluso más así que evitó socializarse con nadie más que no fuera Olga y su familia, la vergüenza de su habla, su discapacidad cognitiva y su apariencia física hacían que incluso fuera más introvertida de lo que era antes del accidente. Se había vuelto más pensativa y más reflexiva hasta un gran extremo y todas esas introspecciones privadas que disfrutaba tanto antes se habían contaminado cuando ya no podía disfrutar de las cosas que solía porque sus habilidades físicas estaban demasiado profundamente dañadas. Todas sus silenciosas contemplaciones que una vez había encontrado revitalizadoras se habían transformado en algo tóxico, algo que en vez de estimularla, erosionaban lentamente su alma hasta que muy poca quedaba, hasta que era incapaz de encontrar diversión en nada, hasta que empezó a temer quedarse sola con sus pensamiento como compañía, ya que el pozo de depresión había hecho que descendiera incluso más que cualquier otra de sus lesiones sufridas como resultado del accidente. Después de la rehabilitación, una vez más había redescubierto la alegría que solía tener como resultado de una parte suya y ahora saboreaba su soledad de nuevo como solía hacerlo antes de que el accidente lo girase en algo nocivo y destructivo.

Últimamente no podía negar que Elena sabía mucho sobre ella; probablemente sabía más de ella que nadie más, después de todo, había compartido todo con su novia. Compartió sus gustos y las cosas que no le agradaban, sus hobbies, sus talentos, sus esperanzas y miedos, sus lamentos más profundos y sus grandes aspiraciones. Probablemente supiera más de ella ahora que nadie más en su vida; después de todo, compartía todo con ella. Lena sabía todo lo que había que saber sobre ella pero a veces Yulia no podía evitar pensar que a veces su novia luchaba distinguiendo la diferencia entre las partes de su personalidad que había desarrollado como resultado del accidente y aquellas que existían antes.

No podía culpar a Elena por eso; después de todo, apenas habían hablado antes de empezar este año de escuela, sin embargo, no podía evitar preguntarse lo mucho que Lena había esperado que se recuperase. Todo lo que había hecho en sus etapas iniciales de recuperación había sido enorme, pero habían disminuido en los últimos meses hasta un punto en el que ahora consideraba que no estaba haciendo ningún cambio obvio o notable. En lo que concernía a Yulia había alcanzado los límites de su potencial de mejora y estaba ahora casi, si no completamente recuperada del accidente dentro de la capacidad de su cuerpo para sanar.

—Elena — empezó, dando un paso hacia su novia de nuevo — ¿Te... acuerdas de mí antes del... accidente? — le preguntó dudosa, insegura de cómo sacar el tema adecuadamente.

—No Yul, ni siquiera te conocía entonces — le recordó — Sólo hablamos esa vez que te conté, la vez esa en la biblioteca con Frida. Eras demasiado tímida... — dijo bajando la voz perceptivamente, especialmente cuando se trataba de su novia.

—Algunas cosas... no... cambian Elena — Dijo significativamente — Algunas cosas... son solo... yo. No... son por... el... accidente.

—Lo siento — se disculpó de nuevo Elena — Supongo que sólo asumí que la razón por la que no habrías querido cantar conmigo era por las cosas de tu habla. No había considerado que podían ser sólo algo con lo que nunca habías estado cómoda con la idea de hacer. Cuando hablamos, cantar para mi crush en el show de Navidad de la escuela, ya sabes, cuando no sabías que eras tú, pensé que la razón por la que dijiste que nunca serías capaz de hacerlo era porque pensabas que nunca estarías lo suficiente recuperada para ello — explicó — Ni siquiera pensé que podía haber sido por algo más, que a lo mejor lo dijiste porque no te gustaba actuar delante de otros o algo — admitió. Se pausó un minuto para considerar la implicación de sus palabras antes de continuar — El accidente ha sido una gran parte en nuestra relación y ha tenido un gran impacto en tu vida que supongo que a veces puedo olvidarme de que había una versión tuya que existía antes — dijo Elena, acariciando la suave piel en el brazo de Yulia con su mano, delicadamente — Admito que a lo mejor encuentro difícil separarte del accidente en mi cabeza pero creo que es porque sólo te he conocido desde que pasó — divulgó, mientras su mano bajaba por el brazo de Yulia para encontrar su mano, cogiéndola — Me olvido de que a lo mejor, sólo a lo mejor, no todo lo que piensas y sientes está directamente unido a ello, que a lo mejor tus reacciones a las situaciones no son sólo un resultado de tu lesión mental — Apretó la mano de la morena firmemente antes de unir sus dedos — Lo siento — se disculpó sinceramente — Supongo que a veces incluso te defino por el accidente y no debería porque eres mucho más que eso, Yul.

—No... es tu... culpa — Le dijo consoladoramente, balanceando sus manos unidas entre ellas inconscientemente.

—¿No lo crees? — preguntó la pelirroja y Yulia negó con la cabeza, con una pequeña sonrisa curvándose en la esquina de su boca, volviéndose una sonrisa divertida que la chica de ojos verdes le devolvió.

— No — contestó, sabiendo que Lena fue una de las primeras personas que no era de su familia u Olga, que realmente vio a la persona bajo las incapacidades, viendo el fantasma de la chica que solía ser, incluso aunque realmente no la conociera — Es mía.

Lena ladeó su cabeza un poco en respuesta a las palabras de su novia y puso sus cejas juntas, incrédula y mistificada, al mismo tiempo.

—¿Quieres...finalmente...conocerla? — preguntó Yulia, tirando amablemente de la mano de su novia.

—¿A quién? — preguntó confundida.

—A Yulia — contestó y Lena sintió que su corazón se salía del pecho y su estómago se revolvía animadamente ante la forma en la que su novia había dicho su propio nombre con orgullo, como si fuera a compartir a alguien especial, alguien a quien atesoraba y valoraba inmensamente.

—¿Está aquí? — cuestionó, luchando con dificultad para prevenir las lágrimas que estaban amenazando en sus ojos, con una repentina sensación abrumadora de felicidad, inundándola ante la intimidad de su novia.

—Está aquí — Dijo de acuerdo y Elena soltó algo que sólo podía describirlo como un sollozo y una risa en respuesta a la admisión.

—¿De verdad? — preguntó Lena; con voz fina y con emoción.

—Sí — confirmó Yulia — Creo que... ha estado aquí... un tiempo. Sólo que no me... di cuenta...

“Estoy perdida, Elena... me he ido... Yulia... se ha ido... se ha ido y me odio a mí misma ahora... odio a esta persona... ella no es yo...no lo es.”

—¿Ya no está perdida? — cuestionó Lena, recordando las palabras de Yulia en el video que le envió desde el centro de rehabilitación, necesitando escuchar a su novia decir las palabras, explícitamente —¿No se ha ido?

—No.. — dijo suspirando, admitiendo con sorpresa para sí misma tanto como para Elena — La he encontrado de nuevo.

—¿Lo hiciste? — preguntó la pelirroja, con lágrimas cayendo libremente por sus mejillas, sonrojadas ahora.

—Sí, lo hice — Contestó Yulia; ya su habla era más fácil ahora —¿Quieres...conocerla? — repitió.

—Claro — contestó Elena, riéndose suavemente ante la pregunta de su novia.

—Te... llevaré... con ella — Le informó Yulia, agachándose para coger el bolso donde estaba en el suelo. Se levantó y se giró en sus talones para caminar en dirección al edificio, tirando un poco de la mano de Lena para que así la siguiera.

—Espera — dijo la ojiverde, parándose en seco y haciendo que Yulia se girase para mirarla — ¿Dónde está exactamente? — le preguntó la chica de ojos verdes.

—Está justo aquí — respondió simplemente Yulia, sonriendo — Soy ella.

—Entonces, ¿Dónde me llevas? — inquirió Lena y una mirada pícara apareció en la cara de Yulia ante la pregunta.

—Ella... no va a los bailes de la escuela — contestó.

—Bueno entonces, ¿Dónde va? — preguntó la pecosa, siguiéndole el rollo.

—A la playa, claro — contestó y Elena se golpeó a sí misma al no haber adivinado eso.

—¿Vamos a la playa de nuevo?

—No — Contestó seriamente Yulia — Vamos...por primera vez.

—¿Ella estará allí? — presionó Lena, insegura de lo que Yulia había planeado.

—Sí — contestó — Quiere contarte una historia.

—¿Qué tipo de historia? — preguntó y la morena sonrió de nuevo.

—La mejor historia — Respondió acercándose a Elena.

—¿Una historia de amor? — preguntó, levantando una ceja.

—No — dijo la ojiazul, estirándose para plantar un beso delicado en los labios de su novia — La precuela — Dio una paso hacia atrás, con sus ojos claros firmes en los esmeralda de Elena.

—¿Una biografía? — cuestionó y Yulia asintió.

—¿Quieres escucharla? — le preguntó la ojiazul, insegura.

—Quiero escuchar todas sus historias — le aseguró Elena — Tengo el sentimiento de que son las mejores que hay. Tengo en buen dominio que es brillante con las palabras...

—Averigüémoslo — dijo Yulia girándose de nuevo para ir hacia el edificio.

—Espera — dijo de nuevo la pelirroja, parándola una vez más — Hay sólo una cosa que quiero decir antes de irnos...

—¿Qué? — preguntó tentadoramente Yulia.

—Es bonito finalmente conocerte, Yulia — dijo Lena llevando su boca contra la de su novia una vez más, presionando sus labios suaves contra los de Yulia firmemente manteniéndolos ahí felizmente. Recorrió su mano por el pelo de la morena, mientras sus dedos acariciaban la cicatriz escondida debajo mientras apartaban sus bocas — No tienes ni idea cuanto he estado esperándote — Añadió, acercando su cuerpo al de su novia besándola ligeramente en la frente — He querido conocerte desde el primer momento en el que te vi.

—Siento haberte hecho esperar tanto — Dijo Yulia, mientras sus palabras salían fácilmente. La pecosa la besó una vez más en la frente, con sus brazos envolviéndola en un abrazo caluroso que la menor rápidamente devolvió mientras ella murmuraba contra su piel — Te habría esperado siempre.



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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 Jue Oct 20, 2022 1:17 am

Que bueno q el mal rato luego de la canción sirviera para que julia le presente a la verdadera julia a lena sera muy interesante y bueno para ellas. Como siempre amando la madures y evaluación de la historia es increíble como la hacen cada vez más fuerte y superan tantas cosas 😍. Saludos querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Sáb Oct 22, 2022 4:28 pm

Hola nenas, cómo han estado? Lamento no haber podido actualizar más seguido, pero se me ha hecho imposible.

Este capítulo lo dedico a Fati20, por su cumpleaños recién.

Muchas felicidades, nena y espero lo hayas pasado genial!!



Capítulo 77


Yulia ladeó su cabeza y conectó su boca con la de Elena en un silencioso reconocimiento ante sus palabras, sus suaves labios se presionaron amablemente contra la piel de su novia, en un beso delicado. Lena apretó su agarre alrededor del cuerpo de Yulia en respuesta, acercándola más, estando así sus caderas presionadas juntas y los contornos de sus respectivos cuerpos moldeándose el uno en el otro como si fueran dos piezas adyacentes de un puzzle. La mano derecha de Yulia se movía hasta el cuello de su novia mientras profundizaba el beso, encontrando las familiares profundidades de la boca de la chica más alta, mientras sus pequeños dedos se enredaban entre su pelo en la nuca de Elena. Giró sus mechones sedosos alrededor de sus dedos deliberadamente y el gesto envió un escalofrío por la espina de Elena haciendo que su piel sintiera un hormigueo de placer mientras los dedos de Yulia sin intención se pasaban por allí.

La respiración de la pelirroja se quedó captada en la parte de atrás de su garganta mientras la mano izquierda de Yulia trazaba un pequeño camino por su brazo derecho hasta llegar a su hombro, el ligero tacto era más que suficiente para hacer que su piel quemase a pesar de lo breve que había sido el contacto. Yulia la levantó rápidamente para tomar la mejilla de ésta, mientras su pulgar acariciaba los rasgos de la ojiverde suavemente mientras se acercaba aún más, mientras su cuerpo al completo se presionaba contra el de la chica más alta tan firme y deliberadamente que Elena tuvo que dar un paso atrás para mantener su equilibrio. La ojiverde sintió la pequeña sonrisa que se formó en los labios de Yulia en respuesta al repentino movimiento y el sabor de esta hizo que los músculos de su propia boca se curvasen inconscientemente.

La mano izquierda de Yulia se movía alrededor de ella para unirse a la derecha que estaba jugando con el pelo detrás del cuello de Elena y chupó ligeramente el labio inferior de ésta mientras se echaba hacia atrás, separando sus bocas de mala gana, con sus ojos azules hundiéndose en los verdes de Elena, casi instantáneamente.

—Te amo — dijo Yulia.

Los dedos de su mano derecha se movieron para acariciar la frente de Elena tiernamente mientras lo decía, sin mover sus ojos mientras seguían examinando los verdes penetrantes de su novia, intensamente.

—Sólo me acabas de conocer — bromeó Elena intentando aligerar la situación por el peso de las palabras de Yulia, la sinceridad con la que las había dicho, hicieron que se sonrojara profundamente cuando las combinó con la intensidad de su mirada.

La sonrisa de la morena creció más con el comentario de Elena y miró hacia el suelo entre ellas, finalmente rompiendo el contacto visual.

—Puede que en esta vida — respondió Yulia de golpe, con voz tranquila y tímida.

—Oh, eres buena — se rió la pecosa, mientras su corazón se revolvía involuntariamente ante la insinuación de Yulia, haciendo una pequeña referencia hacia lo de ser almas gemelas perdidas.

Los ojos de la morena vagaron por el cuerpo de Lena en un intento de evitar su mirada y se pararon en el hombro izquierdo de su novia donde una de las tiras esmeraldas de su vestido estaba torcida. Extendió su mano y usó ambas para volver a ponerla bien, mientras sus dedos trazaban las curvas de ambos hombros de la pelirroja delicadamente, concentrándose mientras se fijaba en el trabajo que tenía entre manos.

La pecosa le tomó la cara en sus manos y con cuidado levantó la barbilla de la menor para sí encontrarse con sus ojos una vez más.

—Mírame Yul — Instruyó Elena amablemente, mientras la pelinegra cerraba sus ojos, aún consciente de lo que había dicho.

Movió la cabeza y cerró sus ojos más fuerte mientras ponía la palma de su mano derecha ligeramente en el pecho de Lena en un intento de mantener la distancia de su brazo.

—No te avergüences — la tranquilizó Lena — Sólo soy yo aquí, Yul. Sólo nosotras.

Yulia intentó bajar su cabeza de nuevo pero Lena la sostuvo en el lugar, previniendo que hiciera el movimiento.

—Cariño — urgió la pelirroja, en tono suave y animador — Abre los ojos.

—No puedo — dijo Yulia, curiosa, abriendo su ojo derecho para mirar a Elena.

—¿Por qué no? — preguntó, con una sonrisa en sus labios ante la timidez poco característica de Yulia, haciendo una cara de dolor.

—Creo que puede que eso fuera demasiado — confesó la morena, haciendo una mueca que le decía a Lena que estaba igual de impresionada con lo que había dicho — ¿Siempre digo cosas así?

—Sí — dijo la pecosa, incapaz de prevenir que una sonrisa se formase en su cara creciendo más ante la nueva incomodidad descubierta de Yulia — Es una de las cosas que más amo de ti.

—¿No hace que te encojas? — preguntó finalmente abriendo los dos ojos para mirar a la más alta.

—En realidad lo contrario — le aseguró Lena moviendo la cabeza — Haces que me sienta como uno de esos personajes de uno de esos libros que tanto disfrutas leyendo, como si fuera el centro del universo de alguien, como que soy especial, que merezco la pena desgastar cien palabras bonitas en mí. Haces que me sienta alguien, Yul. Aunque no pudiera alcanzar cualquier otra cosa en mi vida en este momento, aun así me sentiría la persona más exitosa en la existencia porque de todo el mundo vivo en este momento en el tiempo, era la única lo suficientemente suertuda que hizo que te enamoraras — Envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Yulia y la acercó con fuerza hacia su cuerpo, conectando sus labios de nuevo en un beso que no dejó espacio para ninguna duda más en su opinión con respecto a ello.

—¿Eso te hizo encogerte? — cuestionó la ojiverde, soltando la boca de Yulia, poniendo un beso delicado sobre su cicatriz.

—No — contestó sinceramente — En realidad lo contrario — añadió haciendo mímica al tono de Elena de hace unos minutos.

Una esquina de la boca de Lena se elevó en una sonrisa y Yulia salió de los brazos de ésta.

—Ven conmigo — dijo la pelinegra simplemente. Su tono era poco exigente y simple, más que una pregunta era una orden, pero cuando le extendió su mano derecha para que la cogiera, Lena no tuvo poder para negársela.

—A cualquier sitio — contestó Lena, con toda la gracia mientras ponía su mano en la que Yulia tenía abierta, esperando — Enséñame el camino.

La morena cerró sus dedos alrededor de la mano de su novia y se giró en el sitio, tirando del brazo de la chica, amablemente mientras se dirigía hacia las escaleras en dirección al edificio donde el baile aún seguía su transcurso. Podían escuchar en la distancia el sonido de la música mientras se escapaba en la noche que tenían alrededor, el bajo haciendo ruido en sus oídos casi tan pronto como emergieron de su santuario privado a la vez que la voz preocupada de Olga.

—¡Yul! — gritó Olga, evidentemente aliviada al haber aparentemente localizado a su amiga — ¿Dónde demonios has estado? — preguntó, yendo hacia la morena, cerrando la distancia entre ellas apresuradamente. Volkova se paró en su camino y se giró para ver cómo Elena se movía detrás de ella a la vista.

—Oh — dijo Olga, finalmente dándose cuenta de que Elena estaba con ella. Miró hacia las manos entrelazadas de ambas y sonrió para sí misma — Ya veo...

—Jesús! Olga — dijo Lena desde su posición al lado de la pelinegra, moviendo su cabeza ante lo que la cabeza de Olga estaba pensando — ¿En serio?

—¿Qué? — preguntó Olga encogiéndose de hombros — Por todo lo que sé así es cómo os arregláis después de una pelea...

—Vale primero, no nos hemos peleado... — protestó Elena y la castaña levantó una ceja, incrédula.

—Sí, vale — La cortó Olga, riéndose en alto, evidentemente sin creerlo.

—De verdad — apoyó Yulia, echando un breve vistazo en dirección a la pelirroja antes de volver su atención hacia Olga.

—¡Hey! ¡Tú habla ha vuelto! — dijo felizmente su amiga, poniendo sus brazos a ambos costados dramáticamente ante el aporte de Yulia a la conversación.

—No mierda — respondió Yulia, moviendo su cabeza ante la necesidad de Olga para establecer lo obvio.

—Eso es pobre — dijo guiñándole un ojo a su mejor amiga — ¿En serio vas a intentar decirme que tú y Lena no... ya sabes... — sugirió evasivamente, aparentemente incrédula.

—Oh Dios mío — gruñó la ojiverde, poniendo sus ojos en blanco mientras Yulia hablaba.

—Olga... — advirtió y la castaña sonrió ampliamente.

—Ya sabes que sólo os estoy tomando el pelo a las dos — dijo, poniendo una mano en el hombro de Yulia — En realidad estaba muy preocupada por ti — Le dijo a la morena — Pensé por seguro que acabaría enterándome de que todas mis esperanzas de una boda Yulena estarían destruidas. Jodidas idiotas sois igual de malas. Quiero decir que, en serio Elena... ¿en qué demonios estabas pensando pidiéndole a Yul que subiera al escenario a cantar? Si me hubieras dicho lo que estabas planeando nunca te habría dejado subir allí. Es una manera segura de prender fuego y hacer que se cague seriamente...

—Bueno, eso lo sé ahora — dijo Elena, apenas sus palabras era reconocibles.

—Una vez incluso intenté meterla en la competición de talento de la escuela, pero se negó a quemarropa. Creo que sus palabras reales fueron, “preferiría morir antes que someterme a eso” — Compartió Olga — Después tú — continuó, dirigiéndose a Yulia de nuevo, apretando su hombro firmemente en su agarre — ¿Simplemente te vas cuando Elena está más vulnerable? Quiero decir, ha cantado una jodida canción de amor para ti y ¿tú que haces? Sales corriendo y la dejas ahí colgada. ¡Genial forma de hacer una escena, idiota! — se rió — Pensé que la idea era no dirigir incluso más atención a la situación y a ti misma pero, qué puedo decir, has fracasado ahí...

—Vale — dijo Yulia, cortándola — Lo entendemos vale. Somos estúpidas. ¿Podemos seguir adelante?

—¿Sabéis que hemos estado buscándoos a las dos? — siguió la chica respondiendo a Yulia, cambiando un poco de tema.

—Bueno, tú obviamente no has buscado demasiado — devolvió con énfasis la morena, señalando por encima de su hombro con el pulgar — Sólo estábamos allí. No es como si nos hubiéramos montado en un avión a Paris ni nada.

—No es mi culpa que no te pudiera encontrar — Se quejó gruñonamente la castaña — Intenté seguir el sonido de una discusión pero acabé encontrándome con Lindsey Martin gritándole a Carly Greene detrás de aquella vaya. Aparentemente Carly se acostó con el novio de Lindsey o algo... al menos, así es cómo sonaba cuando estaba gritando... de todos modos, no tienes ni idea lo raro que fue encontrarme con eso — musitó pensativamente. Movió su cabeza un momento al darse cuenta del tema de conversación, antes de continuar — ¿Dónde estaba? Oh sí, entonces después de salir de aquel drama me acordé de que no podías hablar — le dijo a Yulia — y que tú — continuó, girándose para mirar a Elena — nunca habrías considerado gritarle por irse porque probablemente te sentirías muy culpable por todo lo que pasó, entonces sólo me quedé cerca de la puerta como un guardaespaldas esperando a que volvierais. Quiero decir que, sinceramente chicas, podíais al menos haber fingido una pelea como una pareja normal para mí...

—Peleamos como una pareja normal — dijo ofendida la pelirroja.

—Nunca os he visto pelearos por nada — Compartió sinceramente Olga.

—¿Qué hay de cuando Yul fue a rehabilitación? — le preguntó Elena.

—No hablasteis durante seis semanas — le recordó la chica — No es como si hubierais tenido una discusión masiva ni nada. Yul sólo dejó de hablarte y seamos sinceros aquí Elena, parte de eso fue porque probablemente no podía hablar durante la primera semana que estuvo allí de todos modos...

—Olga — intercedió Yulia, dando un paso hacia ella y poniendo su mano a la fuerza sobre la boca de su amiga — ¿Puedes por favor cerrar la boca un minuto? — Olga murmuró algo incomprensible contra la palma de la mano de su amiga pero asintió con su cabeza al estar de acuerdo.

—Nos vamos — divulgó la pelinegra, quitando su mano de su posición previa cuando estuvo satisfecha con que la chica alta hubiera dejado de divagar.

—¿Os vais? — preguntó Olga en voz baja.

—Sí — confirmó Volkova.

—¡No puedes irte! — protestó Olga — No dejes que esa jodida gente de ahí te cohíba de pasártelo bien ¿vale? Ignórales si te dicen algo...

—Te veremos después Olga — dijo Yulia con desdén, su mente ya habiéndose decidido.

—Me veréis.... — Empezó la castaña pero Yulia no estaba escuchando, la chica más pequeña a cambio tiró de la mano de Elena llevándola por el edificio principal hasta fuera donde estaba la limusina aparcada, esperando su regreso.

—Espera un minuto — exhaló Olga, corriendo delante de Yulia, bloqueando su camino — ¿Dónde vais?

—¿Dónde crees que voy? — preguntó ambiguamente la morena.

—¿Cómo demonios debería saberlo? — contestó Olga levantando una mano delante de ella ante la idea de ambas chicas yéndose del baile pronto por alguna atención no requerida.

—Es el baile — Le dijo Yulia planamente.

—No mierda — dijo Olga haciendo mímica a las palabras de antes de Yulia con tanta precisión que Lena casi consiguió estar convencida de que había sido su novia quien lo había dicho — Entonces es el baile. ¿Y qué? ¿Qué significa eso?

—Piensa en ello — Instruyó la pelinegra y Olga lo hizo, frunciendo sus cejas un mero instante antes de que sus facciones finalmente evolucionaran en una mirada de pura sorpresa, dándose cuenta finalmente.

—¿Vas a ir a la playa? — preguntó Olga alucinada y Lena, cuya atención había estado entre las dos, vio que Yulia asentía con su cabeza.

—Sí — contestó.

—Entonces, ¿vas a ir a la playa o a la playa? — cuestionó, pidiendo aclaración.

—La playa — contestó Yulia — ¿Dónde más iría cuando hay un baile en la escuela?

—Wow — dijo Olga, dejando escapar una larga y lenta respiración, como si la confesión fuera algo momentáneo — Vale...

—Vale, cálmate Olga — se rió Elena — No es como si Yul y yo nunca hubiéramos ido antes a la playa...

—No, no entien... — empezó pero se paró abruptamente cuando vio el ligero movimiento de la cabeza de Yulia, silenciosamente pidiendo que parase.

—¿Qué? — preguntó Elena, sin haber visto el gesto y confundida con el cese repentino de la castaña.

—Nada — dijo Olga, arrugando su cara, consciente de que había atraído el interés de Elena sin poder fácilmente retroceder.

Entrecerró sus ojos y dio un paso más hacia Yulia, mirando fijamente los ojos de la morena como si estuviera buscando algunas respuestas.

—¿En serio la vas a llevar a la playa? — le susurró a Yulia y la ojiazul sonrió felizmente, contestando la pregunta de Olga sin necesitar decir palabras a cambio — Vas a llevarla a nuestro sitio secreto... al sitio donde todavía tienes que volver desde el accidente... al sitio que has esto evitando completamente...

—Umm... Olga... — empezó la pecosa con una expresión confundida en la cara ante el silencio que había caído entre las tres — ¿Qué...?

—Shh... — dijo la castaña, levantando un dedo para silenciar a Elena, mientras sus ojos no dejaban nunca los de Yulia.

—¿Quieres una foto? — le preguntó la morena a Olga en alto, haciendo una mueca que traicionaba su disfrute de la situación y siguió su evasión a las preguntas de su amiga. La castaña movió su cara hacia la de Yulia para estar así a unos pocos centímetros, con repentino escrutinio aparentemente fuera de lugar para Lena quien no había escuchado las preguntas murmuradas por Olga.

—Olga, sabes que si te acercas un poco más puedo asumir que es porque quieres besarme — advirtió Yulia a la chica castaña en beneficio de su novia. Echó su cabeza hacia atrás, lejos de la de Yulia mientras hablaba, en caso de que decidiera seguir su amenaza pero aun así examinó a la pequeña a través de sus ojos entrecerrados.

—Vale, ¿qué pasó allí abajo? — preguntó a Yulia, mientras todos sus pensamientos intentaban mantener una conversación entre las dos ahora olvidada, mientras señalaba hacia el pequeño patio del que habían vuelto su mejor amiga y su novia.

—Nada — contestó Elena — Sólo estábamos hablando...

—No, no entre vosotras dos — interrumpió Olga, rompiendo el contacto visual con su mejor amiga momentáneamente para mirar a Lena antes de volver a mirar a Yulia de nuevo — ¿Qué te ha pasado a ti? — cuestionó, señalando a la pequeña que estaba delante de ella. Yulia sólo sonrió ante la pregunta de nuevo y Lena vio la cabeza de Olga ladearse hacia un lado en respuesta.

—¿Vas a quitarte de mi camino? — inquirió la ojiazul de buen humor, ignorando la pregunta.

—Deja que me entere, ¿vas a la playa por primera vez en casi un año y te llevas a Elena? — preguntó — ¿Y yo no estoy invitada? — Yulia miró a Elena y después a Olga.

—Sólo hay algo muy importante que tengo que hacer Olga — dijo a propósito.

—Dios Santo — dijo la castaña, mientras las palabras salían como un susurro en el aire, de sus pulmones — ¿Qué coño te acaba de pasar? ¿Por qué vas allí ahora?

—Es hora Olga — dijo simplemente y la sonrisa entendedora que apareció en la cara de la castaña fue como ninguna otra que hubiera visto Elena antes.

—No lo digas como si nada — respondió Olga animadamente, con la voz quedándose atrapada en su garganta — No es nada. Es definitivamente algo. ¿Es hora? Jesús! Yul. ¿De verdad? ¿Es hora? Eso es todo lo que me vas a decir...

—¿Qué está pasando? — cuestionó la pelirroja, sintiendo algo grande estaba pasando, de lo que ahora estaba siendo privada. La castaña se rió entonces, con una risa musical y de corazón que hizo que el estómago de Lena se revolviera animadamente ante el prospecto de esta alusión misteriosa.

—Lo descubrirás — contestó la castaña, mirando rápidamente a la pelirroja antes de volver a Yulia — Vale Yul... — dijo — ¿Qué necesitas de mí?

—Nada — contestó sinceramente la morena — Sólo... diles a los otros que nos hemos ido y vuelve dentro para disfrutar de lo que queda de baile ¿vale?

—Mientras tanto, tú estarás aquí fuera robando la limusina... — dijo a sabiendas Olga.

—Me gusta más pensar en cogerla prestada — Se rió Volkova, haciendo énfasis en la última palabra — Prometo mandarla de vuelta para vosotros tan pronto como nos deje. No la necesitaremos después de eso.

—Bien — se rió Olga, mirando entre ambas chicas, encantada con algo.

—Entonces, ¿hablo contigo después? — probó con dudas la morena.

—Maldición claro que sí — Respondió Olga conclusivamente, con una expresión entretenida en su cara — Quiero saber qué demonios te ha pasado para que finalmente te dieras cuenta de que sigues siendo la misma maldita idiota que siempre has sido.

—La vida — dijo Yulia evasivamente en contestación a las palabras de Olga.

—¿La vida? — preguntó Olga riéndose mientras Yulia tiraba un poco del brazo de Lena para empezar a llevarla en dirección a la limusina.

—Sí, la vida es lo que me ha pasado, Olga — dijo pausándose momentáneamente cuando se puso hombro a hombro con su amiga.

—¿La vida no podía haber pasado un poco más rápido? — bromeó Olga, girando su cabeza hacia su amiga. La morena se rió y tiró de nuevo del brazo de Lena en una silenciosa petición a su novia de que la siguiera.

—¿No has oído Olga? — preguntó Yulia, juguetonamente — El tiempo cura todas las heridas — Dijo en bajo separándose, pasando cerca de la castaña, mientras Lena la seguía de cerca.

—Bueno, ¡gracias a Dios! — gritó la castaña, medio bromeando — ¡Una vergüenza que te haya llevado un año casi darte cuenta de lo que todo el mundo ya sabía! — gritó detrás de su amiga significativamente, moviendo su cabeza incrédula.

Vio a Yulia mirar por encima del hombro hacia ella, con una sonrisa en su cara.

—¡Nos veremos después en casa de Nastya! — gritó de vuelta la morena, diciéndole adiós con la mano.

—¡No os esperaré despierta! — respondió a sabiendas Olga, mirando a Yulia y Elena mientras lentamente empezaban a desaparecer de la vista en la oscuridad, consciente de la probabilidad de que verlas de nuevo a cualquiera de las dos antes de la puesta de sol, mañana iba a ser como ganar la lotería — ¡Hey, Yul! — gritó de nuevo a la menor — ¡Es bonito volver a verte finalmente! ¡He echado de menos salir contigo! ¿¡A lo mejor la próxima vez que te vayas a unas vacaciones tan largas podías enviarme una postal o algo!? — bromeó.

Olga no había esperado una respuesta, creyendo que Yulia no había oído nada, así que fue sorprendida cuando vio que la pequeña morena se giraba y empezaba a corretear hacia ella rápidamente.

—¿Qué estás haciendo? — se rió la castaña cuando una Yulia sin aliento golpeó contra ella, con sus brazos envolviendo a su amiga en un abrazo enorme.

—¿No... recibiste... mi...postal? — jadeó Yulia.

Soltó a Olga de su agarre y movió sus manos hasta sus rodillas, agachándose en un intento de recuperar el aliento, con una mirada pícara en su cara.

—¿De verdad tengo que responder a eso? — preguntó y Yulia se puso recta para así estar de nuevo mirándola.

—No... en realidad no — contestó la pelinegra sonriendo, dando largas respiraciones — Yo sólo... quería ver si... lo harías — Olga dio un paso hacia adelante como si fuera a abrazar a Yulia de nuevo pero decidió mejor en el último minuto — Voy... probablemente a tener que enviar... una enérgica carta al servicio postal... del país... sobre esto... — dijo la menor con esfuerzo, con su respiración finalmente asentándose —Pagué... un buen dinero por esa postal... me costó como... al menos 25 kopecs.

—¿Podrías parar de bromear un minuto? — preguntó Olga de buen humor.

—No creo que pueda — contestó sinceramente Yulia — No puedes... volver a meter al genio en la botella... una vez que le sueltas, Olga, eso lo sabes...

—¿Te estás comparando con un espíritu poderoso? — preguntó la castaña levantando una ceja.

—Claro que sí. Sabes que cada palabra que sale de mi boca es mágica — Dijo Yulia, con una sonrisa luminosa.

—No puedo creer que haya dicho que te he echado de menos — bromeó su amiga — Me olvidé lo estúpida que eres en realidad.

—¿Cómo podías haberme echado de menos si he sido “la misma maldita idiota” todo este tiempo? — preguntó, repitiendo las palabras que había dicho antes Olga.

—Bueno, porque no sabías que eras la misma persona y eso te hacía comportarte diferente... — estableció la castaña como si fuera la cosa más obvia del mundo. Yulia frunció el ceño ante las palabras pero lanzó sus brazos alrededor de su amiga de nuevo y la abrazó calurosamente.

—Sabía que me querías — dijo y Olga movió su cabeza y la empujó.

—¿De qué demonios estás hablando? — preguntó, fingiendo desagrado — Eres como una hermana pequeña molesta...

—Soy más mayor que tú — Le recordó Yulia.

—Sí, pero también eres más bajita que yo — señaló Olga.

—¿Quién no lo es? — preguntó la morena burlándose.

—El nervio — dijo Olga golpeándola un poco en el brazo. Yulia se encogió de hombros y volvió a mirar a Lena por encima de su hombro, quien la estaba esperando pacientemente a que volviera.

—¿Podemos seguir esta discusión más tarde? — pidió dudosa, mirando una vez más a Olga quien estaba mirando a Elena por encima del hombro de la otra chica — Tengo que irme.

—Sí, vete de aquí ahora mismo — la animó, moviendo una mano con desdén —En realidad no entiendo por qué te molestaste en volver corriendo sinceramente. Eres una idiota.

Volkova sonrió y abrazó a Olga de nuevo. Sintió los brazos largos de la chica alta envolverse alrededor de su torso fácilmente y las dos se quedaron así un momento, ambas negándose a dejarse ir mutuamente.

—Entonces, ¿esto significa lo que creo que es? — preguntó Olga con esperanzas cuando seguían abrazadas. Lágrimas se quedaban en sus ojos mientras abrazaba el cuerpo de Yulia fuertemente, con la realidad de la situación golpeándola al final — ¿Esto es ahora? ¿Ha terminado finalmente?

—Sí — contestó Yulia — Eso creo Olga.

—Sabes que la única persona que pensó que realmente podías haber realmente cambiado por el accidente fuiste tú Yul — dijo tristemente.

—Sí, eso lo sé ahora — admitió la ojiazul.

—Pero no cambiaste — le dijo la castaña, sintiendo la necesidad de decirlo de todas formas — En realidad, no muy en el fondo, donde importaba... Olga dejó una lenta respiración salir y Yulia supo que estaba intentando pararse de llorar.

—Siempre has sido la misma persona para mí Yul, siempre... — continuó después de un momento de pausa — Siempre has sido mi mejor amiga. Sé que el accidente te quitó mucho pero nunca te quitó eso... ni siquiera en los días malos... ni siquiera cuando estábamos peleándonos...

—Lo sé — dijo Yulia, abrazando de nuevo a su amiga — Siento todo por lo que te he hecho pasar los últimos doce meses. Si pudiera deshacer algo sería lo mucho por lo que has tenido que pasar por mí — Se pausó un momento y se echó hacia atrás para encontrarse con los ojos de Olga —Sabes que te quiero ¿verdad? — preguntó como si no estuviera cien por cien segura de que su amiga lo hacía. La castaña la soltó, incrédula con la pregunta.

—Claro — dijo Olga, plantando un rápido beso en la frente de la morena, con una amplia sonrisa en su cara — Yo también te quiero, hermanita — le dijo sinceramente — Ahora ¿por favor podrías irte ya? — preguntó bromeando, intentando mantener las lágrimas que estaban amenazando con caer, golpeando ligeramente a Yulia en la espalda — Algunos de nosotros aún estamos intentando disfrutar del baile y me estoy enfermando de mirar tu cara — Terminó frotándose bajo los ojos con su dedo índice, intentando preservar su maquillaje.

—Vale, me voy — dijo Yulia, asintiendo con su cabeza decisivamente.

—Bien — reconoció Olga riéndose.

—Te veré después — dijo la ojiazul, caminando hacia atrás lejos de su amiga.

— No lo harás — le dijo Olga con perspicacia — Pero está bien, te veré mañana.

—No, me verás después — dijo en desacuerdo Yulia. Olga negó con su cabeza pero no discutió más.

—¿Puedes hacerme un favor? — preguntó a cambio, mirando a Yulia con cuidado caminando lejos de ella — ¿Puedes por favor alejarte de cualquier coche de ahora en adelante?

—No — Contestó la morena, sonriendo — Lo siento.

—¿Puedes al menos llevar el casco que Lena te había dado en Navidad? — presionó.

—Pensaré en ello — prometió Yulia.

—Eso es todo lo que pido — se rió Olga. La morena no dijo nada más en respuesta, pero levantó una mano y movió sus dedos en silencio en un gesto de despedida, girándose y moviéndose hacia Elena.

—¿Va todo bien? — preguntó la pelirroja cuando llegó a ella.

—Todo está perfecto — contestó Yulia, extendiendo su mano para tomar la de Elena reflexivamente.

—¿Estás segura? — cuestionó — Eso fue un poco raro.

—Sí, bueno Olga es un poco rara — Se rió. Lena sabía que Yulia estaba guardándose algo a propósito para sí misma, pero no quiso presionar más, entendiendo que, fuera lo que fuera, probablemente lo descubriría pronto.

—Entonces ¿vamos a robar en serio la limusina? — cuestionó Elena, empujando a Yulia en el costado mientras seguían hacia donde estaba esperando el conductor — La playa está como a quince minutos caminando desde aquí...

—Sí, lo sé pero no vamos a ir directamente allí — le dijo mientras se paraban fuera del vehículo.

—¿No? — preguntó la pelirroja, girándose para encontrarse con la mirada de la morena.

—No — contestó Yulia cautelosamente.

—Déjame adivinar, ¿no me vas a decir dónde vamos primero? — preguntó Lena mientras Yulia abría la puerta y hacía un gesto para que entrase.

—No — repitió.

—No sé cuánto me va a gustar conocer a Yulia si es así de sombría — bromeó juguetonamente.

—Confía en mí, la amarás — la tranquilizó — Es graciosa.

Lena puso una mano en lo alto de la puerta del coche y se fue agachando cuando iba a entrar.

—¿De verdad no vamos a ir simplemente andando, allí? — preguntó pausándose — ¿De verdad quieres robar la limusina?

—Primero, no vamos a caminar hasta allí — repitió — Segundo, estamos tomándola prestada — se rió — No puedo conducir un coche — Le recordó entretenida.

—No sé por qué tú y Olga parece que pensáis que sería buena robando una.

—Hey, por todo lo que sé solías mover coches para ti antes del accidente — Bromeó Elena — A lo mejor es eso lo que me vas a contar.

—Bueno, si entras en esa maldita cosa entonces descubrirás lo que voy a contarte, ¿no? — dijo, haciendo un gesto con énfasis con su brazo. Lena puso los ojos en blanco pero finalmente cedió y se metió en la limusina, Yulia la siguió rápidamente — Pero sólo para ser claras, no robaba coches... — se quejó, haciendo una mueca mientras cerraba la puerta de la limusina detrás de ellas — Sólo robaba bancos. Quiero decir, Dios Elena. Dame algo de crédito. ¿Sabes lo difícil que es cambiar un coche robado?

—Eres una jodida idiota — se rió su novia.

—Sí, sí, lo sé — Aceptó mientras se ponía el cinturón. El conductor de la limusina bajó el cristal que las separaba del compartimento principal desde donde él estaba sentado y les preguntó si no preferían esperar al resto del grupo antes de irse.

—No — contestó la morena — Sólo somos nosotras.

El conductor preguntó a las chicas dónde iban y Yulia le dio la dirección de Nastya, explicándole que una vez que las dejara allí, tendría que volver aquí para esperar al resto del grupo.

—Sin problema — dijo el conductor, subiendo el cristal entre ellos de nuevo, poniendo el coche en movimiento.

—¿Vamos a casa de Nastya? — preguntó Lena.

—Sí — contestó la morena.

—Sabes que no tenemos la llave ¿verdad? — se rió la pelirroja.

—Sí, pero soy una ladrona increíble ¿recuerdas? — bromeó extendiendo su mano y cogiendo la de Lena — Te enseñaré lo buena que soy abriendo cerraduras — compartió, bajando sus ojos hasta sus manos entrelazadas y su pulgar acariciando la parte de atrás de la mano de Elena rítmicamente mientras hablaba — Estoy un poco oxidada pero si no puedo conseguirlo de esa manera entonces al menos sabes dónde guardan los padres de Nastya la llave de repuesto — Terminó.

—¿Siempre has sido así de molesta? — cuestionó Lena animadamente, acercándose al costado de Yulia, poniéndose cómoda para el camino.

—La palabra que estás buscando es, inteligente — le informó Yulia — pero, en respuesta a tu pregunta sí, siempre he sido así de molesta — Elena movió su cabeza y la puso sobre el hombro de la morena.

—¿Por qué siento como si algo fuera a cambiar? — le preguntó ansiosamente.

—A lo mejor porque es así — contestó sinceramente Yulia.

—¿Es una cosa buena? — cuestionó tentadoramente la ojiverde.

—No Elena — dijo — No es buena.

—¿No? — preguntó sorprendida, ladeando su cabeza para mirar a Yulia.

—No, no es buena — Dijo, volviendo su mirada hacia la ventana — Es mucho más que eso.

La pelirroja siguió los ojos de Yulia y sintió una sensación familiar de mariposas en el estómago ante las palabras de su novia. Sabía que eran verdad y que Yulia no estaba mintiendo. Sabía que lo que fuera a pasar después era grande, si no para ella, entonces para la menor que tenía al lado. Lo sabía por la forma en la que Olga había interactuado con Yulia, la castaña aparentemente estaba profundamente golpeada por algo que le había dicho. Lo sabía por la forma en la que Yulia había aludido a encontrar a la chica que pensaba que había perdido, por la forma en la que le había preguntado a Elena si quería conocerla.

Mientras continuaban en su camino de vuelta a la casa de Nastya, un silencio cómodo cayó entre ellas, Lena no podía evitar sentir como que era el final de algo, como si un capítulo del libro que habían estado escribiendo lentamente llegase a un cierre. Por mucho que le doliera decir adiós, Elena sabía sin sombra de duda que no era el final, que era sólo el nuevo comienzo, una oportunidad de volver a empezar. La idea de redescubrir las muchas razones por las que amaba a Yulia, ser capaz de escribir un nuevo capítulo en su historia, uno mejor que el anterior, era algo que Lena estaba esperando más de lo que se había dado cuenta.


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Sáb Oct 22, 2022 8:49 pm

Capítulo 78

Cuando llegaron a casa de Nastya, Elena no perdió tiempo en coger la llave de donde estaba guardada en el conducto eléctrico falso, haciéndolas pasar dentro. Sólo se quedaron lo suficiente como para quitarse el maquillaje y cambiarse los vestidos de baile en algo más cómodo antes de irse de nuevo; Yulia había optado por llevar una sudadera y unos pantalones de chándal que había llevado para el día siguiente mientras que Elena optó por un par de vaqueros cortos con una camiseta blanca y su camisa de franela favorita.

—Vale — dijo Lena, una vez que salieron y cerraron la puerta de Nastya seguramente detrás de ellas — ¿Ahora qué?

—Ahora — dijo la morena, con una pequeña sonrisa apareciendo en su boca mientras miraba a Lena, agachándose rápidamente para volver a poner las llaves en el sitio original donde estaban escondidas — Vamos a ir a mi casa.

—¿Tu casa? — cuestionó riéndose mientras se levantaba — ¿Por qué?

—Sólo necesito coger unas cosas — le informó simplemente mientras empezaba a caminar en dirección al Chevrolet Cruze rojo de su novia que estaba aparcado en la carretera.

—¿Qué cosas? — preguntó interesadamente la pelirroja, siguiéndola.

—Sólo cosas — contestó evasivamente mientras Elena aceleraba su paso para alcanzarla — Te enterarás dentro de poco. Ten paciencia — Le pidió animadamente.

—Disfrutas de esto ¿verdad? — preguntó sacando las llaves de su mochila, sonriendo ampliamente mientras se paraba al lado de su coche.

Yulia se apoyó contra el vehículo casualmente mientras la pecosa lo abría, con una sonrisa apareciendo en su cara en respuesta a la pregunta.

—Un poco — contestó sinceramente, llevando sus manos detrás de su espalda.

Lena negó con la cabeza entretenida ante la admisión de Yulia pero no dijo nada, a cambio, abrió la puerta del pasajero, sosteniéndola abierta para su novia.

—Bien, tendré paciencia — Cedió la ojiverde, haciendo un gesto para que Yulia entrase — Sólo estoy intrigada, eso es todo.

—Bien — dijo Yulia mientras se retiraba del coche descendiendo en el asiento del pasajero obedientemente — Estaba esperando que lo estuvieras — Admitió poniéndose el cinturón de seguridad por su torso para mantenerlo a salvo en el lugar.

—Sabes que me estás dando realmente expectativas muy altas, Yul — bromeó a su novia, apoyando su brazo en lo alto de la puerta del coche, inclinándose hacia la morena que estaba sentada, mirándola — Espero que puedas cumplir después de todo esto, sino voy a estar realmente decepcionada.

—Puedo — dijo confiada — Confía en mí. Vas a haberte incluso enamorado más irremediablemente de mí al final de esta noche, lo prometo.

—No sé si eso es posible — respondió Elena juguetonamente, poniéndose recta — pero, veremos... — dijo cerrando la puerta con cuidado.

Dio la vuelta alrededor del coche hacia el asiento del conductor y se sentó, poniéndose el cinturón antes de meter la llave en el contacto, encendiendo el motor para ir hacia la casa de Yulia. La mayoría de su viaje lo hicieron el relativo silencio, los ojos de la morena miraban a través del cristal observando el mundo que pasaban, evidentemente metida en sus pensamientos sobre algo. Fue sólo cuando el coche se paró que volvió su atención hacia Elena y la chica de ojos verdes no pudo evitar sonreír ante la expresión confusa de la cara de su novia, como si hubiera perdido completamente la noción del tiempo dándose cuenta ahora de lo que estaba pasando a su alrededor.

—Estamos aquí — dijo Elena ayudándola, cuando la expresión confusa no desaparecía de la cara de su novia después de unos segundos.

—Eso fue rápido — comentó Yulia mientras se echaba hacia adelante para mirar por encima de su novia a través de la ventana del conductor, confirmando con sus propios ojos que estaban en su casa.

Se soltó el cinturón de seguridad de su pecho, mientras sus ojos se levantaban para encontrarse con los de Elena una vez más.

—Eso pasa cuando tu mente está ocupada en algún otro sitio — contestó a sabiendas la pecosa.

—Sólo estaba pensando — respondió Yulia poniendo una mano en lo alto de la de Lena que estaba apoyada en su rodilla ahora que el coche estaba parado.

—Lo sé — respondió la otra chica mirando a sus manos un segundo, apretando la de Yulia en forma de apoyo — Está bien. Todos lo hacemos de vez en cuando.

—Pero algunos más que otros, ¿cierto? — señaló riéndose suavemente para sí misma mientras volvía a mirar hacia la casa.

—Tú haces de ello una costumbre — devolvió Lena amablemente mientras Yulia extendía su mano para abrir la puerta.

—Eso me han dicho — contestó, guiñándole un ojo a la pecosa mientras abría la puerta — Espera aquí un minuto, ¿vale? — medio preguntó, medio instruyó, con sus ojos encontrándose de lado con los de su novia — Ahora vuelvo.

—Ok — dijo de acuerdo la pelinegra fácilmente, soltando la otra mano de Yulia mientras salía del vehículo. La morena le dio a Elena una sonrisa fácil en reconocimiento mientras cerraba la puerta del coche y después se fue de camino a la casa vacía, con sus pequeños pies moviéndose decididamente por el camino, deteniéndose sólo para poder entrar. Elena esperó a que ésta desapareciera completamente de la vista antes de echarse hacia atrás, subiendo el volumen de la radio, ya que el sonido había estado muy bajo durante todo su viaje. Lo subió ahora que sus preocupaciones previas de molestar el silencio de Yulia ya no importaban y se echó hacia atrás en su asiento mientras esperaba, suspirando fuertemente.

What would I do without your smart mouth? Drawing me in and you kicking me out, you've got my head spinning, no kidding; I can't pin you down. What's going on in that beautiful mind? I'm on your magical mystery ride. And I'm so dizzy, don't know what hit me, but I'll be alright.

—Tienes que estar de broma — se rió mientras escuchaba la canción que melódicamente estaba llenando el espacio a su alrededor.

My head's under water, but I'm breathing fine. You're crazy and I'm out of my mind. 'Cause all of me, loves all of you. Love your curves and all your edges, all your perfect imperfections....

—Sí vale, es suficiente — dijo para sí misma respirando fuertemente otra vez. Extendió su mano y apagó completamente la radio, negándose a escuchar nada más, la canción la había llevado casi hasta las lágrimas, las letras hacían una perfecta representación de sus sentimientos por Yulia, conmoviéndola profundamente.

—Jesús! — suspiró, echando hacia atrás su cabeza contra el asiento, cubriéndose los ojos con la palma de su mano un momento, incapaz de detener la canción en su cabeza ahora que la relacionaba con su novia.

How many times do I have to tell you? Even when you're crying you're beautiful too. The world is beating you down; I'm around through every mood. You're my downfall; you're my muse, my worst distraction, my rhythm and blues. I can't stop singing; it's ringing, in my head for you.

—Vale... — dijo mientras se echaba hacia adelante y ponía de nuevo la radio, rápidamente sus dedos pusieron la función de reproductor de CD en busca de una canción diferente para distraer sus pensamiento. Acercó su mano a la radio mientras el CD actual se cargaba y sonrió para sí misma cuando el sonido de una guitarra eléctrica y una batería salía de los altavoces.

Baby, seasons change but people don't. And I'll always be waiting in the back room. I'm boring but overcompensate with headlines and flash, flash, flash photography. But don't pretend you ever forgot about me. Don't pretend you ever forgot about me...

—Oh, gracias a Dios — dijo agradecida de que Yulia le hubiera devuelto su disco de Fall Out Boy después de haber sido la causa de que la menor rompiera su guitarra hace unos meses. Se puso contra el asiento y cerró los ojos, cantando silenciosamente las letras mientras escuchaba la música esperando a que volviera la morena. Yulia había conseguido asustarla terriblemente por segunda vez en la noche cuando estaba en mitad de 'This Ain't A Scene, It's An Arms Race' cuando abrió la puerta detrás de Elena, inesperadamente.

—¡Mierda! — suspiró mientras su mano subía hasta su pecho que latía furiosamente ante la repentina aparición — ¿Puedes dejar de hacer eso? — se rió — Me has dado un susto de muerte... otra vez — Añadió tras una pausa.

—Lo siento — se disculpó silenciosamente la ojiazul, con remordimientos —No tenía la intención de asustarte.

Lena vio una sonrisa salir en la cara de Yulia mientras finalmente registraba la canción que sonaba en la radio.

—¿Qué? — le preguntó Elena, con una sonrisa iluminando sus propias facciones.

—¿Estás escuchando Fall Out Boy? — preguntó y el ceño de Elena se juntó.

—Sí — contestó — ¿Por?

—Es sólo que... no estoy segura de cómo es llevar esto con nosotras después de la última vez que tuve un instrumento con esta banda alrededor... — contestó, levantando la guitarra a la vista, poniéndola con cuidado en el asiento de atrás.

—¿Traes tu guitarra? — cuestionó la ojiverde, sonriendo.

—Sí — contestó Yulia — ¿Crees que sobrevivirá el viaje a la playa?

—Sólo hay una manera de averiguarlo — Respondió y Yulia, finalmente habiendo depositado todo en el asiento de atrás, cerró la puerta y fue hacia el lado del pasajero. Abrió la puerta y se sentó en el sitio con cuidado, fijando sus ojos en los verdes de Elena durante un instante, girándose para ponerse el cinturón de seguridad.

—A lo mejor ¿deberías de haber abrochado tu guitarra también? — bromeó la pecosa, mientras miraba como Yulia lo abrochaba en el lugar.

—Nah — dijo moviendo una mano delante de ella una vez que estuvo segura —Vivamos peligrosamente por una vez. Estoy segura de que estará bien.

—Vale, pero no me culpes si le pasa algo — dijo de buen humor su novia.

—No lo haré — Respondió casualmente.

—Bueno, entonces, ¿a dónde vamos? — preguntó a la ojiazul.

—A la playa — contestó sonriendo ampliamente.

—¿Nuestro sitio de siempre? — preguntó Elena.

—No — contestó moviendo su cabeza con énfasis, sin elaborarlo más.

—Yul, vas a tener que decirme a dónde vamos — dijo con tono serio — Sino, ¿cómo se supone que voy a saber dónde ir?

—Ve hacia nuestro sitio de siempre y después sigue conduciendo — la animó — Te dirigiré cuando estemos un poco más cerca.

—Eres tan extraña — Gruñó Lena débilmente mientras se ponía en marcha, con una sonrisa traicionándola en su cara mientras salía a la carretera.

—No será mucho tiempo, Elena, lo prometo — dijo poniendo una mano en la rodilla de la chica más alta — Sólo unos cuantos minutos más, eso es todo.

Elena extendió su mano derecha y la puso en lo alto de la izquierda de Yulia, cerrando sus dedos alrededor de ella con afecto mientras seguía conduciendo hacia la playa. Siguió las instrucciones de la ojiazul y fue en dirección al sitio donde normalmente pasaban sus días, solo cambiando el camino cuando llegaron a él y Yulia la dirigió calle abajo. Hizo lo que le pidió y siguió las indicaciones de su novia durante unos minutos, mientras la pequeña morena extendía su brazo delante de ella, señalando hacia la derecha o izquierda mientras navegaban por las calles decisivamente.

—Para allí — dijo Yulia haciendo un gesto hacia el espacio a mano izquierda de Elena.

La pecosa hizo lo que le pidió Yulia y fue con el coche hacia el otro lado de la carretera, parándose en la carretera en un lugar solitario.

La morena soltó su cinturón rápidamente cuando el coche se paró y se echó hacia adelante para mirar a través del cristal, con una gran sonrisa extendiéndose por su cara mientras sus ojos caían en el mar que se veía en la distancia, mientras el reflejo de la luna brillaba radiantemente en el agua en los huecos entre las palmeras que estaban delante de ellas.

—¿Dónde estamos? — preguntó Elena, mirando a través de la ventana intentando hacer sus conjeturas.

—En la playa — contestó simplemente, girándose hacia Lena, encontrándose con sus ojos verdes.

—Creo que nunca he estado aquí antes, Yul — comentó — ¿Estás segura de que tenemos permiso? — preguntó insegura.

—¡Claro! — contestó animadamente mientras abría la puerta del pasajero.

—¿De verdad? — cuestionó la pelirroja, aún insegura — Parece como si fuera privada.

—No lo es — la tranquilizó, saliendo del vehículo, bajando su cabeza para mirar a Lena una vez que estuvo fuera — Confía en mí — Imploró sinceramente.

—Ok — dijo de acuerdo la pelirroja, encontrándose con los ojos azules de Yulia, aceptando las palabras como ciertas, dándose cuenta de que nunca le había dado ninguna razón para dudar de ellas.

—Vale — reconoció la pelinegra cerrando la puerta y rápidamente cogiendo las cosas que había tomado de su casa, de la parte de atrás del coche.

—Trae, deja que coja algo — Ofreció Elena mientras salía del coche caminando para unirse a Yulia.

Amablemente cerró la puerta de atrás mientras se agachaba para ayudar a su novia quien estaba luchando con su guitarra y la mochila que había llevado con ella.

—No, está bien — Dijo apresuradamente, poniendo su guitarra en el suelo, levantando la tira de la mochila por su hombro.

—¿Estás segura? — preguntó Lena mientras se ponía de pie, sus ojos sin dejar nunca a su novia.

—Sí — contestó la morena cogiendo la funda de su guitarra, tomando la mano de Elena con la suya libre — Lo tengo — La tranquilizó.

—Vale, mientras estés segura — Dijo Elena cerrando el coche con la llave.

—Estoy segura — Contestó tirando amablemente del brazo de la otra chica, con entusiasmo — Vamos, aún tenemos un pequeño paseo hasta llegar allí — Dirigió a Elena por la calzada unos cuanto metros, tirando impacientemente de la mano de la pelirroja hasta que alcanzaron una valla de alambre que se paraba a la altura de la cintura. Se pausó delante de ella y frunció el ceño, mientras sus ojos escaneaban la barrera que tenían delante como si estuviera sorprendida de verla ahí.

—¿Va todo bien? — preguntó Lena viendo cómo el ceño de Yulia se fruncía pensativamente y sus ojos seguían vagando por la pequeña separación ante la ligera luz de las farolas de alrededor.

—Sí — dijo ésta dando un paso más hacia la división, soltando la mano de Elena un momento.

Caminó al lado de la valla, tocándola hasta que llegó a una puerta a mano derecha que no había visto en su primera observación. Deslizó el pestillo y la abrió, apoyando el peso de su cuerpo contra ella para que no se volviera a cerrar. Hizo un gesto a Elena para que pasase y la chica de ojos verdes dio un paso tentador en dirección a su novia, sintiendo algo de desconfianza en su estómago.

—¿Estás segura de que no me van a arrestar por esto? — preguntó dudosa, pausándose justo delante de su novia.

—Supongo que lo averiguaremos pronto — Contestó Yulia pícaramente, levantando una ceja mientras hablaba.

—Por favor, dime que estás bromeando — Pidió la pelirroja dando un paso para adelantar a su novia.

Yulia se alejó de la valla para seguirla, permitiendo que se cerrase de golpe ahora que ya no estaba delante de ella.

—Relájate — pidió a Lena, tomando su mano y tirando de ella enérgicamente mientras la llevaba entre las palmeras que había a su alrededor.

—No puedo relajarme — respondió Elena seriamente — ¿Sabes qué harían mis padres si me arrestan por intrusión?

—No te van a arrestar — se rió Yulia, caminando rápidamente.

Hizo que pasaran a través de los árboles evitando obstrucciones escondidas o bajas como si hiciera ese camino cada día de su vida.

—Estará bien — La tranquilizó de nuevo, con sus pies aún moviéndose rápidamente.

—Entonces... ¿solías venir aquí mucho? — preguntó como buscando más garantía de que no estaban rompiendo ninguna ley.

Miró por encima de su hombro preocupadamente en la dirección de la que habían ido, incapaz de hacer desaparecer el nudo de duda de su estómago.

—Todo el tiempo — confirmó Yulia.

—Yul, me hubieras contado si tenías antecedentes penales ¿no? — le urgió la ojiverde.

—Seguro... — contestó cuidadosamente, con sus ojos aún firmes, delante de ella mientras sus pies seguían conduciéndolas hacia adelante con un propósito — Sabes... si pudiera recordar si tenía uno o no... entonces... sí... claro que te lo diría.

—¡¿Qué?! — exclamó Lena mientras plantaba sus pies firmemente en el suelo dejando de andar — ¡Yul!— La morena se giró para mirarla y se rió en alto.

—Estoy bromeando — se rió dando un paso hacia Lena — No tengo antecedentes penales.

—¿Estás segura? — preguntó su novia, sin creerle completamente.

—Bueno, quiero decir, sí... estoy bastante segura... — respondió casualmente.

—Vale, tenemos que volver — Dijo Elena sintiéndose insegura.

—No — dijo en desacuerdo, aun riéndose un poco, evidentemente divertida ante las inseguridades de la chica — Ya casi estamos. Está literalmente justo al otro lado de esos árboles...

—Yul, no puedo ir a la cárcel... — estableció seriamente.

—No irás a la cárcel — se rió la ojiazul, tirando del brazo de Lena de nuevo, intentando llevarla hacia adelante.

—No creo que te crea — admitió y la morena se rió de nuevo.

Se giró para mirar a Elena y soltó su mano, a cambio, puso la palma de la suya contra la cara de su novia.

—Escucha — dijo mientras su pulgar acariciaba la mejilla de la pelirroja — No nos meteremos en problemas por estar aquí, te lo prometo. Sólo te estoy tomando el pelo, ¿vale? Puedes acceder a esta parte de la playa desde nuestro sitio de siempre si quieres — le informó sinceramente — Es solo que es más difícil por las grandes olas y la entrada, eso es todo. Es parte de la razón por la que nadie en realidad viene aquí. Es demasiado esfuerzo para llegar y está muy lejos de los restaurants y las otras amenidades para que los turistas quieran venir aquí.

—¿Qué pasa con los locales? — cuestionó Elena.

—No sé — se encogió de hombros, insegura de la respuesta a la pregunta —Supongo que saben que está aquí pero no creo que sea exactamente visible — Comentó — Quiero decir, la única razón por la que sé que está aquí es por mi padre. Él solía traerme con Olga todo el tiempo cuando estábamos creciendo.

—¿En serio? — preguntó Lena, aún con dudas — ¿Estás segura?

—Elena, deja que te pregunte algo — dijo significativamente, con sus ojos oscuros penetrando los de la ojiverde, profundamente — ¿Has visto un cartel de “No pasar”, en la valla?

—Bueno...no — admitió mientras Yulia la tomaba de la mano una vez más.

—¿Viste alguna señal que dijera que era un sitio privado? — presionó.

—No... — contestó Elena — pero... a lo mejor nos lo hemos perdido o algo.

—Vale — aceptó gruñonamente la morena — Bueno, ¿no crees que si fuera una zona privada la puerta habría estado cerrada?

—Supongo... — dijo.

—Elena — dijo Yulia mientras se echaba hacia atrás en sus talones tirando del brazo de su novia para que así estuviera estirado entre ellas — La valla del perímetro es tan baja que Vika podría escalarla en diez segundos si quisiera... — dijo bajando la voz, dando un paso hacia atrás. Lena se movió con ella, dando un paso tras otro.

—No es propiedad privada — Estableció la morena claramente para las dudas de Elena mientras seguía andando con cuidado, la chica más alta le seguía el paso.

—Entonces, ¿no me vas a llevar hacia la vida criminal? — preguntó la pelirroja, sintiéndose un poco más cómoda con las cosas ante la racionalidad de Yulia pero aún preocupándose por si se metían en problemas.

—Aún no — contestó sonriendo la pelinegra — Aún tenemos mucho tiempo para eso si quieres — añadió jovialmente, dándose una vuelta sobre sus converse en la arena para así volver a andar, con su mano aún entrelazada con la de Elena. Guió a la pecosa por el resto del camino a través de los árboles, con su pequeña mano agarrada ligeramente a la de la chica más alta tirando de ella amablemente hasta que emergieron a una pequeña playa que estaba aislada del resto de la línea costera por una barrera a un lado y una acumulación de maleza crecida al otro.

—Wow — dijo la ojiverde mientras sus ojos se centraban en las vistas pintorescas de delante.

—Lo sé ¿verdad? — dijo felizmente Yulia mientras daba un paso más y bajaba la funda de la guitarra a la arena. Se quitó la tira de la mochila de su hombro y la dejó con cuidado a su lado, liberándose del peso.

—Es tan bonito esto — observó Elena mientras apreciaba las vistas, mientras sus ojos miraban la luna enorme y todas las estrellas del cielo que las estaban iluminando. El océano estaba relativamente en calma y brillaba en la pálida luz de la noche, las olas generaba un golpeteo de atrás hacia adelante contra la orilla suavemente.

—Es casi, pero no tanto, tan preciosa como tú — Dijo suavemente Yulia, quitándose sus converse, fácilmente hundiendo sus pies en la arena fría.

Elena sintió su cara enrojecerse y dio un paso más hacia la morena, cerrando la distancia entre ellas.

—Dios, eres tan buena con eso ahora — elogió a Yulia, extendiendo sus manos para acariciar los brazos de la morena delicadamente por encima de las mangas de su sudadera.

—Tú lo haces fácil — compartió Yulia, solo medio bromeando mientras se ponía sobre sus talones, estirando los pies unas cuantas veces, manipulando la arena con sus pequeños pies como de costumbre. Lena apretó el bicep derecho de ésta, dándose cuenta de la ropa y mirando alrededor en la playa apartada, sonriendo para sí misma inconscientemente ante la tranquilidad pacífica del sitio. Las suaves llamadas de las gaviotas en la distancia y el suave movimiento de las palmeras creaban una plácida brisa detrás de ella con el único sonido de las olas detrás.

—No puedo creer lo silencioso que es esto — señaló la ojiverde, maravillada.

—Es porque está demasiado lejos de los sitios habituales para los turistas y así no hay ningún ruido de hoteles ni bares — compartió Yulia, encantada con la obvia aprobación de Lena de su escape secreto y el de Olga — Es parte de la razón por la que me encanta esto tanto.

Elena examinó a Yulia de cerca mientras sus ojos azules admiraban el paisaje sereno que las rodeaba, mientras su novia aparentemente volvía a familiarizarse con él después de una gran y agridulce separación. Lena podía ver la verdad de las palabras de Yulia, el obvio afecto que su novia tenía por el lugar, evidente en su cara. Sus facciones parecían más suaves ahí; sus ojos más vivos y espirituosos, su sonrisa más brillante que ninguna estrella que iluminaba el cielo.

—Sabes... — empezó Yulia, girando su mirada para encontrarse con la de Elena — Este es mi sitio favorito del mundo entero — Reveló con una pizca de melancolía en su voz que Elena no tuvo dificultad en escuchar pero sí a la hora de interpretar.

—¿Sí? — preguntó sorprendida, levantando su frente notablemente — Entonces ¿por qué no me has traído aquí antes? — preguntó Lena; con tono sin ser acusador sino interesado.

—Es porque lo he estado evitando — Divulgó Yulia sinceramente — La última vez que estuve aquí fue justo antes del accidente — compartió — Esta es la primera vez que he vuelto en casi un año.

—Nunca lo has mencionado antes — comentó Lena al darse cuenta, sus ojos estudiaban la cara de Yulia de cerca — En todo el tiempo que te he conocido Yul, no creo que te haya escuchado ni una vez hablar de este sitio.

—Lo sé — dijo, bajando su mirada para evitar el escrutinio de Elena — Es porque no he... — exhaló mirando sus propios pies mientras pateaba la arena.

—¿Por qué? — presionó la pelirroja sensiblemente; intentando unir todas las piezas de todo lo que Yulia le había contado para así poder formar una especie de explicación.

—Yo sólo... no podía... — confesó simplemente, levantando sus ojos hacia Elena de nuevo.

—Sí, pero... ¿por qué? — preguntó Elena suavemente, levantando su mano, poniéndola encima del hombro de Yulia de nuevo — Yul... — probó tiernamente, apretando su hombro en muestra de apoyo — No entiendo... si significa tanto para ti entonces, ¿por qué nunca me has hablado de él? — cuestionó con cuidado — ¿Por qué has estado evitándolo durante tanto tiempo? — La morena se frotó la boca pensativamente con los dedos de su mano derecha durante un momento antes de estirarse en el agarre de Elena, agachándose para abrir la mochila que había llevado con ella. Sacó una manta de adentro y la puso en la arena al lado del resto de las cosas, mientras Lena la miraba silenciosamente mientras lo hacía.

—Aquí — dijo dando un golpecito en el espacio a su lado una vez que se había sentado en lo alto — Ven y siéntate conmigo.

Lena obedeció, descendiendo en la manta al lado de Yulia quien estaba mirando fijamente al océano, contemplativamente. Durante unos minutos, la morena no dijo nada y Lena miraba pacientemente su perfil, permitiéndole en todo momento recopilar sus pensamientos sin interrupción.

Cuando la pelirroja había asumido que Yulia se había olvidado de que estaba ahí, la menor se giró en el sitio para mirarla. Extendió su mano hacia las de su novia y las cogió entre las suyas, llevándolas hasta sus rodillas.

—Sabes, nunca he sido popular, Lena — dijo simplemente, sin completamente encontrándose los ojos de la pecosa pero levantando su mirada en su dirección — En realidad nunca he tenido amigos. De hecho, antes de conocerte a ti, a Frida y Nastya, la única amiga que tenía era Olga — confesó — Sólo éramos ella y yo pero, eso estaba bien porque ella era tan buena amiga para mí que nunca realmente necesité ninguna otra — explicó, ladeando su cabeza para encontrarse con los ojos de Elena — Olga... es tan carismática y extrovertida; tan leal y confiable, tan.... increíble, que solo una como ella es equivalente a tener otras cien amigas. Al menos, así es como me siento — divulgó — Es como que... Olga es esta súper amiga que siempre sabe exactamente qué hacer o decir en cualquier situación y de alguna manera se las arregla para aparecer cuando la necesito más, incluso aunque sea sólo para estar ahí... incluso si no quiero hablar... ella estará ahí para mí y eso es suficiente... ella es suficiente...

La esquina de su boca se levantó ligeramente con una media sonrisa triste mientras manipulaba los dedos de Elena, levantando sus manos entrelazadas entre ellas, con sus ojos mirándola de cerca mientras lo hacía.

—¿Sabías que nuestras madres se conocían en el instituto? — le preguntó a Elena y la chica de ojos verdes asintió en respuesta.

—Sí, Frida mencionó algo una vez — Respondió sinceramente.

—Eran mejores amigas desde el primer día del primer año y lo han sido desde entonces — Dijo Yulia mirando al océano brevemente antes de volver sus ojos hacia la pecosa, de nuevo — Y yo he conocido a Olga toda mi vida — continuó — Literalmente crecimos juntas y su familia es la mía tanto como la mía es la suya. Entonces, Olga es más para mí que sólo una amiga, Elena. Es mi hermana y conoce todo lo que hay que saber de mí, todas mis historias, cada una de ellas. Quiero decir, ella debería.... — Se dió cuenta — Ha sido el personaje que más me ha apoyado en la mayoría de ellas.

Se pausó momentáneamente y se aclaró la garganta, su voz ligeramente estaba rasgada de hablar tan cándidamente.

—Olga estuvo ahí conmigo el día que se me cayó el primer diente de leche en la mesa del comedor — compartió con Elena — Estuvo ahí el día que conseguí que se me quedara la mano atrapada en el buzón de las cartas de mi vecino porque estaba intentando acariciar a su perro a través de él — reveló — Fue la persona que estaba sentada conmigo en mi habitación la tarde en la que mi abuelo murió, incluso antes de realmente saber lo que eso significaba. Recuerdo que ella estaba allí cuando mis padres se sentaron conmigo a contármelo — recordó — Querían contárnoslo juntas porque ella quería a mi abuelo tanto como yo lo hacía... las dos, siempre solíamos jugar con él en el jardín, juntos — le dijo — Olga le quitaba sus gafas y fingía que era mayor y no podía ver — Se rió tragándose las lágrimas — Recuerdo el día en el que murió, cómo sostuvo mi mano cuando mis padres nos explicaron que se había ido, que no iba a volver. La miré después de todo porque estaba confundida. No entendía qué significaba, pero sabía que ella sí. Ella tiene una familia grande y ha perdido gente antes, así que, sabía que cuando mis padres dijeron que no iba a volver era verdad, incluso aunque yo no les creía. Se quedó en mi casa esa noche y dormimos en una improvisada fortaleza que construimos juntas con mantas en mi habitación. Siempre las hacíamos en la esquina de mi habitación. Era como nuestro sitio especial... nuestro propio castillo secreto en el que podíamos encerrarnos — dijo, llorando abiertamente ahora, sin estar avergonzada de sus lágrimas, con una triste mezcla de anhelo y dolor hacia su pasado, en su voz — Recuerdo que Olga me dijo esta historia estúpida sobre un mono que no podía encontrar su banana para intentar animarme. Siempre solía hacer eso si estaba triste... cosas para hacerme reír, pero no pudo entonces... simplemente como no pudo después del accidente.

Se limpió sus ojos con la parte de atrás de su mano antes de continuar.

—Después de haberme contado su historia, nos tumbamos juntas bajo nuestros edredones en la fortaleza y seguía diciéndome que no debería de estar triste. Ella dijo que debería estar feliz, que mi abuelo se mudaba a su nueva casa en la puerta de al lado de Dios y que probablemente ya estarían celebrando una gran fiesta de bienvenida — Se pausó un momento y Elena apretó su mano, animándola a seguir — Dijo que él era tan amable que definitivamente haría un montón de amigos nuevos — Dijo después de tomarse unos segundos para recomponerse — Me dijo que cuando muramos, finalmente volveremos a verle, que nos los presentará y nos darán chocolate y dulces como hacían sus otros amigos siempre — Volvió a mirar hacia el océano arrepentida, mientras continuaba — Pasamos un montón de tiempo esa noche hablando sobre el regalo que podríamos darle cuando le viéramos la próxima vez, pero, no nos poníamos de acuerdo ni nada — Reveló Yulia, bajando su cabeza, limpiándose la nariz con las mangas — Me acuerdo de que Olga quería comprarle unas nuevas gafas porque siempre perdía las suyas cuando ella se las cogía pero, no importaban las sugerencias que hiciera, la única cosa que realmente quería darle era un abrazo...

—¿Cuántos años teníais cuando murió? — preguntó compasivamente Elena, acariciando la mano de Yulia con su pulgar, involucrada en los recuerdos de su novia, curiosa para ver cómo se relacionaban con su pregunta sobre la playa.

—Teníamos siete — contestó Yulia, limpiándose los ojos con su mano libre una vez más en un intento de evitar las lágrimas de ahí — Lo recuerdo claramente porque era la semana del cumpleaños de Olga y cuando nos enteramos de que había muerto, ella me dijo cómo había deseado que se hubiera quedado para su cumpleaños — recordó — Olga dijo que se lo habría guardado para ella si lo hubiera sabido; que lo habría usado para traerle de vuelta en vez de malgastarlo en una nueva bicicleta.

—Lo siento — se disculpó Lena cuando Yulia bajó la voz.

—No lo estés — le devolvió mientras la pelirroja usaba su pulgar para limpiar una lágrima que caía sobre la mejilla de la menor — Yo no lo estoy. Tengo tantos recuerdos increíbles de él que es difícil para él estar completamente fuera de mi vida.

Lena sonrió ante la ironía de las palabras de Yulia porque conocía los miedos de su novia sobre ser olvidada si moría. Habían hablado de sus inseguridades en numerosas ocasiones durante el transcurso de su relación, incluyendo antes esa tarde. Entonces, escuchar a Yulia reconocer la verdad del hecho ahora hizo que su corazón se revolviera sin reservas.

—Yo solo... esa es Olga... — siguió Yulia intentando volver al punto original — Actúa como que no le importa. De hecho, actúa como una completa idiota casi todo el tiempo. Ella sólo... hace un montón de bromas pero, es una gran blanda de corazón. Es un oso de peluche gigante; amable y cariñosa. A veces pienso que la gente realmente no sabe eso de ella...

—Nosotras lo sabemos — dijo en desacuerdo Lena con su novia — Frida, Nastya y yo... todas hemos visto ese lado de Olga. Lo vemos todo el tiempo gracias a ti — Añadió significativamente — Eres una de las cosas que garantiza que saque ese lado suyo. ¿Crees que no la hemos escuchado hablar de ti de la forma que estás hablando tú de ella ahora? ¿Crees que no nos ha contado historias sobre cómo tú has estado para ella también? Solíamos sentarnos en tu cama del hospital después de tu ataque en Navidad y me contaba todos sus recuerdos favoritos de ti — Compartió con afecto — Por ejemplo, me contó sobre aquella vez en la que robaste la cámara de video de tu padre e intentaste hacer un documental sobre uno de los gatos de tu vecindario... — se rió, recordando la historia de cómo Yulia y Olga le habían seguido todo el día, narrando sus acciones como si fueran David Attenborough — Me dijo que tú te quedaste atrapada en un árbol y ella tuvo que ir a conseguir que tu padre fuera a rescatarte.

—Éramos tan estúpidas en aquel entonces — se rió Yulia ante el recuerdo.

—¿Qué quieres decir con “en aquel entonces”? preguntó la pelirroja juguetonamente, soltando la mano de Yulia, empujándola contra su brazo, de buen humor.

—Cierto — permitió Yulia, echándose hacia atrás en el sitio antes de encontrar de nuevo su balance.

—¿De verdad crees que no sabemos el tipo de persona que es Olga, Yul? — preguntó la pecosa, moviendo su cabeza para encontrarse con los ojos de Yulia — ¿De verdad crees que la gente no puede ver simplemente lo mucho que se preocupa, especialmente cuando se trata de ti? — La morena no contestó la pregunta mientras la pelirroja continuaba — Olga no es mucho mejor que tú en esconder cómo es realmente — Le dijo — Todo el mundo sabe lo mucho que te quiere. Tendrías que estar ciega para no ver eso — Yulia movió su mano en la de Elena que aún la tenía sostenida antes de soltarla para coger arena que tenía al lado. No habló, a cambio solo permitió que los pequeños granos le hicieran cosquillas a través de sus dedos mientras lo miraba silenciosamente.

—Pero ¿por qué me estás contando todas estas cosas sobre Olga? — le preguntó la pelirroja mientras el último puñado de arena caía de la mano de Yulia. La pelinegra levantó sus ojos hasta los de Elena y los mantuvo ahí un momento, con una sonrisa apareciendo en sus labios ante la pregunta, bajando su mano para coger más arena.

—Querías conocer a Yulia — contestó como si fuera obvio — y bueno Olga, es una gran parte de lo que soy — explicó.

—¿Sí? — preguntó la ojiverde de alguna forma sarcásticamente, sonriendo ampliamente.

—Sí — contestó Yulia, entendiendo por la mirada de la cara de Lena que ya sabía eso — Quiero decir, somos tan diferentes de tantas formas pero Olga siempre hacía que esas diferencias no importasen — Dijo, bajando su mirada hasta el suelo, delante de ella — Olga es extrovertida y yo introvertida — estableció, bajando su mano para jugar con la arena de su lado — Ella es ruidosa y enigmática mientras que yo soy tímida y callada. Ella no tiene problema en hacer amigos y hablar con gente que no conoce pero yo siempre he tenido problemas con eso porque nunca he sentido como si supiera qué decir. Era tan rara incluso antes del accidente que hacía que hablar fuera difícil. Me tropezaba con mis propias palabras cuando estaba hablando con alguien nuevo y siempre solía preocuparme de lo que la gente pensaría de mí. Pero Olga no. Nunca le preocupaba lo que pensaran de ella — Yulia levantó sus ojos hacia los de Elena que la estaban mirando atentamente — Sabes, a veces solía desear que yo pudiera ser así, que pudiera ser como ella pero, no podía. Créeme, lo intenté pero, solo hacía que me sintiera incómoda y lo odiaba — compartió abiertamente — Siempre sentí como que la gente me estaba juzgando. Mis padres pensaban que tenía que intentarlo más, que no era bueno para mí si sólo tenía una amiga. Decían que debía de intentar socializar más. Estaban preocupados de que tuviera problemas cuando fuera a la Universidad, que si Olga y yo íbamos a escuelas diferentes entonces estaría sola y marginada — Explicó — Podía entender sus preocupaciones, podía pero, es difícil para mí dejar entrar a la gente. No sé si te has dado cuenta, Elena pero de alguna manera mantengo a mí yo para mí misma.

—Me he dado cuenta — reconoció la ojiverde, con una sonrisa en la cara.

—Pero puedo hacer amigos — siguió Yulia — Es solo que... me toma un tiempo, eso es todo. Necesito conocer a alguien antes de realmente poder confiar en ellos y a veces se impacientan y se aburren de esperar...

—Es su pérdida — le informó amablemente Lena, poniendo una mano en la rodilla de Yulia — No saben lo que se están perdiendo.

Yulia sonrió con aprecio ante las palabras de su novia.

—¿De verdad piensas eso? — preguntó Yulia.

—Lo sé — devolvió Lena sin siquiera un segundo de retraso para pensar —Cualquiera tendría suerte de tener una amiga como tú, Yul. Olga es lista y lo sabe. Sabe lo increíble que eres.

—Cuando estaba creciendo, Olga era la única persona que nunca me hizo sentir como que ser yo misma era potencialmente una cosa mala — dijo francamente — Me aceptaba por lo que era; defectos y todo. Es por ella que soy la persona que soy, que me siento tan cómoda a su alrededor. Nunca intentó cambiarme y es raro porque cuando estoy con ella, me siento más segura, más extrovertida, más dinámica... — musitó — Es como si... su personalidad fuera contagiosa y nunca me preocupo de avergonzarme de mí misma con ella porque sé que ella solo se ríe y me recuerda todo el tiempo que sus pantalones cortos se le cayeron en clase de gimnasia durante su segundo año de instituto — Elena sonrió ante la historia de Yulia mientras se acercaba más a ella, encontrándose con su mirada de lado — Cuando estoy con ella puedo ser yo misma — compartió — No tengo que fingir que soy alguien más. Puedo ser vulnerable o puedo ser una idiota — dijo sonriendo — Puedo estar callada o puedo ser ruidosa, y a ella no le importa porque saldrá con cualquier versión mía que exista en ese momento.

—Yul, estoy confundida. Pensé que dijiste que iba a conocer a Yulia esta noche — le dijo Elena un poco confusa con la historia de su novia.

—Lo haces — contestó, con su mano libre jugando con el material de la camisa de franela de Elena como de costumbre — pero, no porque no la conocieras.

—Entonces estoy un poco perdida — admitió — Quiero decir, que todo lo que me acabas de contar... no es exactamente información nueva. Siempre he sabido lo reflexiva que puedes ser, lo callada y contemplativa que eres — Le recordó a su novia — Siempre he sabido lo cerca que estás de Olga...

—Elena — interrumpió — No estás conociendo a Yulia esta noche porque no la conocías sino, porque yo no la conocía.

—¿Qué quieres decir? — cuestionó la pelirroja.

—Siempre has sabido quién era, Elena — le informó simplemente — Puede que haya sido difícil para ti separar las partes mías que eran puramente un resultado del accidente de las que eran partes mías de mi personalidad pero, en el fondo siempre conociste quien era — Le dijo, diciendo despacio las últimas palabras, alargándolas para recalcar algo — Era yo la que no lo hacía — continuó — pero, ahora sí. Sé quién soy de nuevo y lo estúpido es que soy la misma persona que siempre he sido... sólo que... no lo pude ver hasta hoy — Suspiró antes de continuar — Elena, la verdad es que solo hay dos personas que realmente conocen a mi yo verdadero — dijo la morena separando sus bocas y fijando sus ojos azules en los verdes de su novia — Sólo hay dos personas con las que realmente me siento cómoda de compartir todo; que pueden ver todo de mí, incluso las partes que no necesariamente me gustan demasiado.

—Yul... — empezó Elena pero Yulia extendió una mano y apretó una de las de su novia, para pararla a media frase.

—Está Olga... — estableció obviamente, bajando su voz mientras se echaba hacia delante — y después estás tú — Se pausó un momento y cogió una de las manos de la pelirroja — Te enamoraste de mi yo verdadero mucho antes que yo nunca pude — Dijo; acariciando la base de la mano de Lena con su pulgar suavemente, con su boca a unos pocos centímetros de la de la chica más alta, quemando con sus ojos los unos en los otros.

—Yul ¿estás diciendo lo que yo creo? — preguntó.

—Estoy diciendo que esto es lo mejor que puede ser, Elena — exhaló — Estoy diciendo que en mi mente estoy todo lo recuperada que voy a estar y sé que físicamente no estoy igual de bien como antes. Entiendo que nunca voy a volver a conseguir la función que solía tener, lo sé... eso lo sé pero, estoy diciendo que no importa. Eso está bien. Está bien Elena — dijo señaladamente, quitando un mechón de pelo de la pecosa fuera de sus ojos — Está bien porque la persona que soy ahora; la que tiene una familia que ha sacrificado todo por ella durante el último año, la que su mejor amiga ha estado a su lado incluso en momentos en los que intentaba alejarla, la que tiene una novia increíble que ama con todo su corazón, una novia que la ama de vuelta a pesar de todos los problemas a los que se han enfrentado... bueno, la quiero — Dijo Yulia — La quiero, sí.

—¿Sí? — preguntó Lena frenando un sollozo, conmovida por las palabras de su novia.

—Sí — contestó — La quiero y amo esta vida y a toda la gente extraordinaria con la que ha sido bendecida para compartirla.

—¿De verdad — preguntó Elena.

—De verdad — respondió Yulia sinceramente — Me ha tomado mucho tiempo llegar a este punto, Elena y ha sido increíblemente duro pero has sido tan paciente conmigo... — dijo bajando la voz — Me aceptaste por cómo era como hizo Olga. Cuando estaba demasiado deprimida para sacarme a mí misma de la cama, te sentaste conmigo. Estabas ahí y eso significa más para mí que ninguna otra cosa porque me hacía sentir que la forma en la que me estaba sintiendo era válida, que estaba bien para mí no estar bien... como... — bajó la voz, limpiándose la humedad de sus ojos — Lo siento — se disculpó, sorbiendo con la nariz mientras se echaba hacia atrás de su novia.

—No lo estés — le dijo Lena, limpiándole la mejilla con su pulgar.

—Es solo que... entendiste que necesitaba algo de tiempo... — siguió — Yo sólo... necesitaba tiempo para mejorar...

—Lo sé — dijo, acariciando la mejilla de Yulia con sus dedos, ligeramente.

—Gracias — susurró prácticamente, asintiendo con la cabeza.

—¿Por qué? — cuestionó Elena, frunciendo su ceño un poco con confusión.

—Por darme el tiempo que necesitaba y por no apresurarme a ponerme en un sitio para el que no estaba preparada — explicó — Por no empujarme antes de estar preparada. No voy a poder devolverte todo ese tiempo a ti y nunca voy a poder agradecerte lo suficiente, el tiempo que me diste.

—Lo acabas de hacer — contestó seriamente Lena, sonriendo — Escucharte decir esto... es el pago suficiente. Es más que suficiente.

—Me preguntaste antes porqué nunca te había traído aquí... — dijo, extendiendo una mano, cogiendo la de Elena que seguía acariciando su cara, capturándola por su muñeca — Me preguntaste porqué nunca había hablado de ello antes...

—Sí — reconoció la ojiverde, bajando su mano hasta su regazo.

—Bueno, es porque este sitio es especial para mí — empezó a explicar, poniendo su propia mano en lo alto de la de Elena — Es de Olga y mío. Un sitio al que veníamos juntas para escaparnos de la realidad un poco. Cuando estábamos solas aquí, fingíamos que estábamos atrapadas en una isla desierta, sólo para nosotras dos — Continuó — Nos contábamos secretos y hablábamos de lo que queríamos. Cosas estúpidas casi siempre — admitió, riéndose un poco a pesar de las lágrimas. Cogió la mano de su novia y unió sus dedos — Después del accidente, toda mi vida fue corrompida — Empezó a explicar — Todo parecía que había cambiado por mi depresión y nada parecía lo mismo — compartió — Mi estado de ánimo, arruinaba todo y no podía disfrutar de las cosas que había hecho antes — continuó — Sentía como que era una molestia... como que era una carga... como que no pertenecía aquí... mi madre, estaba o quejándose constantemente conmigo o sacándole puntilla a mis sentimientos... así que, esperaba con ganas el año de escuela, volver a tener alguna especie de normalidad, escaparme de mi casa sólo que... la escuela también era diferente... más dura e incluso más incómoda que mi casa...

—Lo sé Yul — la tranquilizó Elena — Leí tu diario. Recuerdo lo que escribiste en él y cómo te sentías.

—El accidente consiguió distorsionarlo todo — explicó — Las corrompió y las convirtió en sitios que no podía realmente soportar estar un tiempo prolongado de tiempo. Siento como que estaba atrapada y amargada estando en ellos, no podía soportar a todo el mundo mirándome como que era una inválida en la escuela pero me sentía de la misma forma cuando vi la sonrisa en la cara de mi madre que no alcanzaba sus ojos porque estaba fingiéndola para mi beneficio.

—¿Estabas preocupada de que si volvías aquí, que si hablabas de él entonces también sería dañado? — cuestionó Elena.

—Quería intentar guardar algo para mí — Respondió — Sólo quería una cosa quedase sin manchas, que quedase de la misma forma que era antes y estaba preocupada de que si volvía de nuevo entonces se arruinaría... que yo de alguna manera lo arruinaría. ¿Eso suena estúpido?

—No, no suena estúpido — tranquilizó Elena, ofreciéndole una sonrisa cálida. La morena extendió su mano y tiró de la mochila que llevaba, poniéndola más cerca a su lado.

—Esta noche, cuando estábamos hablando en el patio finalmente me di cuenta de algo — empezó, abriendo el bolsillo grande de la mochila mientras Elena miraba — Me di cuenta de que la única cosa que realmente había cambiado después del accidente era mi perspectiva de quién era, que en realidad aún era la misma persona que siempre he sido, incluso si mi cuerpo no funcionaba de la misma forma — terminó, sacando una caja de madera pequeña con candado dentro de la mochila, dándosela a Lena — Me ayudaste a darme cuenta de eso — Le informó — Fue por lo que dijiste, ya sabes, sobre mí no estando preparada para subir al escenario y cantar contigo — continuó, sacando un cordón de la mochila, envolviéndola en su mano para que así Elena pudiera ver la pequeña llave plateada atada a él — Ahí fue cuando todo de alguna manera cayó todo en su lugar para mí. Donde finalmente entendí — Levantó la llave para que Elena la cogiera.

—¿Qué es esto? — preguntó la ojiverde; extendiendo la mano y cogiendo el cordón de la mano de Yulia.

—Cada año desde que teníamos trece, el primer día de las vacaciones de verano, Olga y yo veníamos aquí y pasábamos el día planeando qué íbamos a hacer durante las vacaciones — respondió mientras Elena estudiaba los dos objetos que ahora sostenía en su mano — Traíamos mi guitarra y escribíamos canciones...

—¿En serio? — preguntó, sorprendida con la admisión.

—Sí — contestó Yulia, curvando su boca en una sonrisa — Creo que hablamos de ello una vez antes...

—El primer día de escuela en la comida — recordó Lena fácilmente, señalando en dirección de Yulia — Estábamos hablando del accidente y Olga te preguntó si echabas de menos tu vida de antes...

—Espera. ¿Fue de verdad hace tanto tiempo? — preguntó insegura Yulia.

—Sí — contestó Elena — Dijiste que echabas de menos escribir y Frida te preguntó que si te referías a escribir historias pero, dijiste que eran “canciones”.

—Huh —dijo pensativamente — Bueno, de todos modos, veníamos aquí durante todo el día y traíamos un picnic — Continuó — Íbamos a nadar y hacíamos el tonto en el agua, haciendo competencias para ver quién podía ir más lejos en el mar tocando aún el suelo sin desaparecer debajo del agua...

—Déjame adivinar — empezó Elena, entretenida con la información — Olga siempre ganaba.

—Olga es gigante — retornó, sonriendo — De acuerdo, ella ganaba — Deslizó su mochila fuera de su alcance y cambió su posición en la manta para así estar al lado de Elena.

—Al final del día, Olga y yo siempre nos sentábamos y mirábamos las predicciones que habíamos hecho la una para la otra el año anterior — divulgó — Entonces, escribíamos algunas para el año siguiente y las volvíamos a poner en esta caja que guardaba en mi armario hasta el comienzo del verano siguiente.

Yulia señaló a la pequeña caja en la mano de Lena, acercándose un poco para así estar apoyando sus codos sobre sus rodillas.

—Es hora, Olga... — recordó la pelirroja las palabras de antes de Yulia a su mejor amiga mientras se daba cuenta de que el año escolar estaba casi terminado.

—Ábrelo — animó a Elena, quien parecía alucinada, sintiendo como si estuviera entrometiéndose en algo que debería ser privado.

—Yul, no puedo hacer eso — Dijo Elena, dándole la caja y la llave a ella — Esto es algo que haces con Olga... no es mi lugar...

—Por favor — suplicó la pelinegra — A Olga no le importa, lo prometo. Sabe porqué te he traído aquí...

—¿Estás segura? — preguntó y Yulia asintió con su cabeza.

—Sí — contestó simplemente.

—Vale entonces — dijo Elena, poniendo la pequeña llave en el cerrojo, abriéndolo suavemente. Levantó la tapa de la caja y la puso en la manta delante de ella antes de sacar dos cachos de papel doblados, “Yul” escrito delante de uno con la letra de Olga y “Olga” en otro con una escritura que Lena no reconocía.

Cogió el segundo papel para que así Yulia pudiera leer el nombre de su mejor amiga.

—¿Es esta tu letra? — preguntó Elena al ver la letra cursiva en la hoja.

—Lo era — contestó la pelinegra, tomando la hoja doblada de la mano de Elena, trazando una línea en el texto con su dedo índice sentimentalmente.

—Es tan diferente... — señaló mientras Yulia se lo volvía a dar y movía su mano derecha significativamente; la coordinación que tenía después del accidente era la razón de que su letra nunca volviera a parecer de esa manera.

—¿Qué dice? — le preguntó Yulia.

—¿No te acuerdas? — dijo Elena.

—No — contestó sinceramente — Fue solo unos días después cuando pasó el accidente... no tengo ni idea de qué escribí.

—¿No estuviste tentada a mirar? — cuestionó Elena juguetonamente, desdoblando la hoja.

—No es así como esto funciona — respondió Yulia, sonriendo — No sería justo hacer trampa.

—¿Es un juego? — dijo Elena perceptivamente.

—No realmente pero ninguna de nosotras sabe lo que había escrito la otra hasta el verano siguiente — le informó Yulia — Cuando los miramos de nuevo vemos quién se acercó más con sus predicciones.

—¿Gana algo esa persona? — preguntó Elena.

—No — se rió Yulia — Sólo es una tradición estúpida.

Lena miró hacia abajo la hoja de su mano y leyó lo que Yulia había escrito, sus ojos aún no creían lo fácilmente legible que fue una vez la escritura de su novia.

—Bueno — animó la morena cuando Elena no dijo nada —¿Qué dice? — Lena levantó sus ojos para encontrarse con los de Yulia y le dio la hoja para que la leyera ella misma.

—1. Sacarás un A+ en tu examen final de Literatura Americana.

2.Me harás una gran broma.

3.Aún no me habrás ganado legítimamente en el reto de las alitas de pollo.

4.Finalmente dejarás de hacer que vea “The Vampire Diaries” contigo.

5.Seguirás siendo mi mejor amiga


—Supongo que dos de cinco no está mal — reconoció Yulia moviendo su cabeza entretenida — Ella sigue siendo mi mejor amiga y aún no me ha ganado en el reto de las alitas.

—Siempre hace que veamos “The Vampire Diaries” cuando estamos en su casa — se rió Lena — Pero Nina Dobrev es fácil de ver así que no me puedo quejar demasiado — bromeó a su novia quien le dio una mirada desaprobadora de vuelta — ¿Qué sacó en su final de Literatura Americana? — preguntó.

—Sacó una C — contestó Yulia, doblando de nuevo el papel — Iba a ayudarla este año pero... ya sabes... he luchado con mantener mis propios estudios — dijo, sonando con remordimiento.

—¿Asumo que no te hizo esa última gran broma? — cuestionó la pelirroja, volviendo a coger el papel de Yulia, poniéndolo en la caja de madera a salvo.

—No — respondió Yulia — No después del accidente.

—¿Es realmente tan buena con ellas? — preguntó fascinada.

—Sólo espera — advirtió — Estoy segura de que lo comprobarás en algún punto.

—Toma — dijo Elena, dándole el papel de las predicciones de Olga a Yulia —Deberías leer este primero.

Yulia miró el papel indecisa durante un momento antes de cogerlo.

—Ok — dijo de acuerdo, abriéndolo con cuidado y sonriendo mientras sus ojos escaneaban el papel escrito. Se rió mientras alcanzaba el final y lo doblaba por la mitad.

—¿Qué es tan gracioso? — preguntó la pelirroja y Yulia le dio las predicciones para que las leyera.

—1. Finalmente aprenderás a no preocuparte por lo que piensan de tus “increíbles” habilidades para el baile.

2.Te darás cuenta de que en realidad eres una guitarrista con talento y ganarás el concurso de talentos de la escuela cantando una de tus propias canciones.

3.Te venceré en tu reto de las alitas.

4.Te comerás cuatro pizzas enteras de una vez.

5.Tendrás tu primer beso y te enamorarás.


—Supongo que es un empate — dijo Elena, doblando el papel poniéndolo en la caja encima del primero.

—Eso parece — dijo de acuerdo Yulia; curvando su boca en una media sonrisa triste.

—¿Qué pasa? — preguntó Elena, sintiendo un ligero cambio de expresión en Yulia.

—En realidad no es nada — dijo poco convincente.

—Eres una mentirosa, Yul — comentó Elena.

—Vale — cedió — Es solo que no tuve mi primer beso — reconoció girándose en su sitio para mirar a su novia — pero, supongo que aún estoy algo molesta de no haber podido recordarlo...

—Hemos hablado de esto antes, cariño — dijo Lena frotando el antebrazo de Yulia, animadamente — Recuerdas el siguiente...

—Oh sí — se rió ligeramente, cortándola — ¿Quieres decir el intento desesperado que hice de besarte? ¿El beso que rápidamente rechazaste?

—Exactamente... — respondió Elena, haciendo una mueca al darse cuenta de que no era exactamente el mejor recuerdo que su novia tuviera de su primer beso.

—Supongo que imaginé algo diferente eso es todo — admitió Yulia — Pensé que sería como en las películas y estaría toda nerviosa. No pensaba que sería apresurado y frenético en el medio de la carretera fuera de mi casa. Pensé que sería más romántico — Lena miró a Yulia de cerca, estudiando sus facciones.

—Vale — dijo, con un pensamiento llegando a ella — Entonces, no te gustó el recuerdo que tienes de nuestro primer beso... Bueno entonces, hagamos otro.

—¿En serio? — preguntó Volkova, dejando escapar una rápida respiración en algo que sonó como una burla — ¿Sabes cuántas veces nos hemos besado desde entonces?

—Creo que tengo una buena idea de ello — dijo Elena, ladeando su cabeza ligeramente.

—Aprecio tu gesto pero... no puedes simplemente crear otro primer beso porque no te gustase el de verdad — Razonó Yulia.

—¿Por qué no? — cuestionó su novia.

—Bueno... porque tu primer beso es tu primer beso — dijo — Sólo tienes uno. Todo lo de después no cuenta.

—¿Quién lo dice? — discutió Elena.

—Todo el mundo — contestó Yulia.

—Yo no — dijo en desacuerdo Elena, echándose hacia adelante y tomando las mejillas de Yulia en la palma de sus manos — Digo que podemos hacer lo que queramos. Quiero decir que, esta noche es como un nuevo comienzo ¿no? Sólo somos tú y yo... juntas... — dijo bajando la voz, viendo cómo los ojos de la morena, bajaron hasta sus labios — Además, es el sitio perfecto... — continuó mientras los ojos de Yulia volvían a encontrarse con los suyos, mordiéndose su propio labio pensativamente mientras consideraba la oferta de Lena.

—¿De verdad quieres reescribir nuestro primer beso? — preguntó; tragando saliva con dificultad mientras Lena movía su cara más cerca de la de su novia — ¿Qué pasa si no es tan bueno como el que recuerdas?

—Será mejor — prometió la ojiverde con confianza, encontrando su camino hasta el costado de Yulia, su mano libre.

—Entonces sin presión — intentó bromear mientras la ojiverde movía su peso y bajaba su voz.

—¿Qué pasa? — preguntó la pecosa; acercando su boca más a la de Yulia para que así la menor pudiera sentir el calor de su respiración contra su piel — ¿Estás nerviosa?

—Un poco — admitió la morena, levantando su mano dudosamente hasta el hombro de Elena mientras su novia se acercaba lentamente.

Movió su cabeza hacia atrás un poco y estiró una mano para no caerse hacia en la manta cuando Lena seguía cerrando la distancia entre ellas.

—Elena — dijo, dándose cuenta de la sonrisa que había en la cara de la chica de ojos verdes — ¿Qué pasa si arruino tu recuerdo? — cuestionó.

—No lo harás — aseguró Elena.

La pelinegra bajó su mirada hasta los labios de su novia de nuevo e inhaló profundamente, su respiración atrapándose en su garganta, evidentemente aún sin estar convencida.

—Está bien — le susurró Lena — No necesitas estar nerviosa.

—No puedo evitarlo — dijo Yulia, tragando saliva con dificultad, mientras su corazón latía fuertemente en sus oídos ante la proximidad de Elena.

—Yul, tienes que ser la que lo haga — le informó su novia con sensibilidad — Tienes que besarme primero.

—¿Por qué? — exhaló silenciosamente Yulia, mientras su boca se secaba con sed por la de Lena.

—Siempre fuiste la que lo inició — dijo suavemente — Siempre fuiste tú la que me besaste primero.

—Vale — dijo Yulia, humedeciéndose los labios con su lengua, levantándose con su mano.

La pecosa se movió hacia atrás en respuesta, pero mantuvo cerca sus bocas y sus ojos, sin dejar nunca los de Yulia.

La morena levantó su mano y trazó los labios de Lena con sus dedos ligeramente mientras admiraba los contornos de la boca de su novia sintiendo la suave carne debajo de su tacto. Finalmente, cerró sus ojos y se acercó, deslizando sus dedos alrededor para que así la palma de su mano estuviera apoyada contra la mejilla de Lena mientras acercaba sus bocas. Los ojos de la pecosa se mantuvieron abiertos y vio cómo Yulia presionaba sus labios dudosamente contra los suyos, solo cerrándolos cuando la morena movió su mano hacia su cuello, entrelazando sus dedos con el pelo de su nuca. Lena sintió los labios de su novia presionarse más firmemente contra los suyos y su boca empezó a moverse tímidamente, como si cada recuerdo de cada beso que habían compartido se hubiera desvanecido de su mente completamente.

Lena se unió al ritmo de su novia fácilmente, sin profundizar el beso, a cambio disfrutando de la simplicidad de este, la forma en la que de alguna manera había conseguido hacer que su propio estómago se llenara de animadas mariposas, parecía inocente y nuevo a pesar del hecho de que no lo era.

—¿Fue... fue bueno? — preguntó nerviosamente Volkova cuando finalmente apartó sus bocas para así poder ver a Elena claramente.

—Ves — dijo Elena, trazando la cicatriz de la frente delicadamente con su pulgar, sonriendo con afecto a su novia — Te dije que sería mejor.

—¿Lo fue? — preguntó Yulia.

—¿Lo recuerdas? — cuestionó Lena.

—Sí — contestó ésta.

—Entonces fue mejor — dijo la pelirroja con una enorme sonrisa extendiéndose por su cara mientras se acercaba a la boca de Yulia besándola profundamente, sin perder tiempo en encontrar la lengua de su novia mientras inclinaba el peso de su cuerpo contra el
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 Dom Oct 23, 2022 3:28 am

Hola cariño muchísimas gracias por la dedicatoria por mi cumple es para mi muy especial qué en justamente en una historia tan hermosa quede siempre allí en ese capitulo esa dedicatoria me encanto el detalle gracias 💜💜. Y si estuvo bastante bien y esto ha sido el detalle perfecto de cierre, gracias también por a pesar de que se te dificulte estar pendiente de actualizar cada capitulo es tan bueno y hermoso lo leo lentamente para disfrutarlo y sentirlo al máximo y aquí seguimos pendiente de los próximos. Espero que tu estés bien y cada vez mejor quería mía te mando muchos saludos 😘😘😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Dom Oct 23, 2022 9:29 pm

Capítulo 79


—Mmm... — murmuraba Yulia, mientras la lengua de Lena se batía con la suya, mientras sus pequeñas manos automáticamente encontraban su camino alrededor del torso de su novia y empezaban a vagar por su espalda.

Elena presionó su peso contra ella, empujando más la espalda de su novia contra el suelo, levantando la sudadera de Yulia con sus manos para exponer su suave y delicada piel.

—No podemos... — dejó escapar rápidamente Yulia, separándose, haciendo que la pelirroja echara de menos sus labios casi inmediatamente, a pesar de las palabras pronunciadas pero volviendo a ella sin tardar.

Movió sus manos alrededor para apoyarlas a ambos lados de la pelvis de Lena, chupando con entusiasmo el labio inferior de ésta mientras la pelirroja recíprocamente mataba la ansiedad de Yulia, deslizando una rodilla automáticamente entre las piernas de la morena, mientras los dedos de su mano derecha trazaban un suave patrón a lo largo de la cicatriz del costado izquierdo de Volkova. Podía sentir la piel de su novia estremecerse bajo su tacto, sus caricias hacían que aparecieran escalofríos como por arte de magia.

—Vale — dijo simplemente Lena, ocupando su mano izquierda de jugar con el largo y sedoso pelo de Yulia, aparentemente ignorando la objeción de su novia.

—Elena — intentó protestar de nuevo la pelinegra, exhalando fuertemente, mientras sus manos una vez más ignoraban los mandatos de su cerebro, deslizándose por debajo de la camiseta blanca de su novia, acariciando ligeramente sus costados.

Levantó una pierna presionando su rodilla contra el lateral de la cadera de Lena, usándola como palanca, para empujar la pelvis de su novia incluso más cerca contra ella.

—Sí cariño — dijo la pecosa sin aliento, separándose en el beso un momento para mirar las facciones de su novia, la mano que había estado enganchada en el pelo de Yulia bajó hasta apoyarse en el lateral de su cuello.

Su pulgar acariciaba su piel suavemente, sus ojos buscaban los de Yulia haciendo que su resolución se desmoronase.

—Nada — dijo simplemente la morena, con toda la concentración perdida, tratando de pensar en otras cosas.

Elena volvió a llevar sus labios de nuevo hasta los de su novia antes de mover su atención hasta el hueco del cuello de la menor donde dejó un reguero de besos a lo largo de la línea de su mandíbula, desde su garganta a su oreja.

Volkova extendió su cuello ante la sensación, exponiéndose incluso más y silenciosamente animando a Elena a repetir el proceso. La pelirroja lo hizo de buena gana y besó el cuello de la morena de nuevo mientras deslizaba su mano derecha con destreza a lo largo de la cicatriz de su novia para apoyarla contra sus costillas. Yulia, después de saborear el placer de la boca de Lena contra la piel sensible de su cuello, giró su cabeza hacia un lado, impacientemente a lo que Lena llevó sus labios hinchados de vuelta a encontrarse con los suyos de nuevo.

—Mmmm — gruñó de nuevo Yulia, encontrando su camino de vuelta con su lengua hasta la boca de Lena, mientras sus manos se movían por el dobladillo de sus pantalones cortos.

Los dedos de sus manos capturaron la carne de las caderas de la ojiverde momentáneamente antes de seguir la tela hasta encontrar el centro, jugando con el botón de adelante.

Katina gimió, ante el pequeño y sorprendente cambio de dominancia pero insegura de porqué, esta no era la primera vez que Yulia había tomado el control durante situaciones siYulres, el recuerdo de cuando su novia una vez, sin permisa había arrancado su camisa de su cuerpo el día que volvió de su rehabilitación llegó rápidamente a su mente. Yulia luchaba por cambiar su peso bajo Lena y se apoyó en sus codos, haciendo que sus músculos abdominales se tensionaran bajo los dedos de la chica más alta que estaban aún acariciando su abdomen.

—Espera — instruyó la pelirroja; separándose arrepentida de la boca de Yulia, astutamente consciente de que los dedos torpes y descoordinados de su novia estaban luchando con el botón de sus shorts. La morena obedeció, cediendo la tarea que ocupaban sus manos mientras la pecosa se sentaba y se ponía sobre sus rodillas que estaban aún entre las piernas de ésta, mientras se ponía a horcajadas sobre la pierna izquierda de la otra chica — Aquí, siéntate — pidió amablemente, con sus ojos firmes en las pupilas dilatadas de Yulia dándose cuenta de la forma en la que su pecho se elevaba fuertemente, mientras sus pulmones tomaban largas bocanadas de aire para luchar por recuperar la respiración.

Hizo un gesto a Yulia y la morena se empujó a sí misma hasta sentarse mientras Lena estiraba sus manos para tirar de la parte de abajo de su sudadera. Tiró de ella por encima de la cabeza de Yulia con algo de dificultad para revelar la camiseta gris ajustada que llevaba debajo de ella, tirando la prenda a un lado, apresuradamente antes de finalmente volver su atención a su propia ropa. Sus dedos manipularon el botón de sus shorts y cuando finalmente estuvieron desabrochados, Yulia extendió su mano y tiró de la camiseta de Lena, tirando de ella por encima de su hombros, la pelirroja se encogió para hacerlo más fácil para que cayera en la manta detrás de ella. Una vez que fue libre de ella, Yulia envolvió su mano alrededor de la parte de atrás de su cuello y puso la otra contra la mitad de su espalda, uniendo sus labios de nuevo, ansiosamente, volviendo a poner a su novia encima de ella una vez más.

—Yul — dijo sin aliento, habiendo chupado ligeramente el labio inferior de la pelinegra para apartar sus bocas, levantando su cabeza para así poder encontrarse con la mirada de la morena, desesperada por sacar algo de su pecho.

Su mente empezó a captar finalmente qué estaba pasando entre ellas y empezó a sentirse intranquila de que ahí era a dónde la noche las estaba llevando.
—Yul — repitió de nuevo cuando la mano de su novia volvió a sus shorts vaqueros, mientras sus pequeños pulgares se metían en los agujeros de su cinturón, tirando de ellos para juntar sus caderas. Se levantó un poco sobre sus brazos estirados en un intento de mantener algo de distancia entre ellas.

—Sí — respondió Yulia, moviéndose hacia adelante y tomando la boca de Lena en la suya de nuevo, tomando los antebrazos de la pecosa en un intento de desplazar su posición actual, acercándose de nuevo.

Estaba ansiosa por sentir el cuerpo de la pecosa presionado contra el suyo, luchando para cambiar el peso de ésta, pero la fuerza de Lena fácilmente se resistía.

—Cariño — intentó Elena de nuevo, susurrando la palabra mientras tomaba una rápida oportunidad para recuperar el aliento.

—Sí — respondió de nuevo Yulia, igualmente sin aliento, con voz silenciosa y ronca mientras se encontraba con los ojos esmeralda de Elena. Su tono tenía un poco de irritación ante la falta de contacto, frotando lo alto de los brazos de la pelirroja intentando determinar qué era lo que estaba haciendo la tarea tan difícil.

—Gracias por compartir todo esto conmigo — exhaló la pecosa con aprecio. Levantó una mano, con cuidado manteniendo el balance y frotando el pelo de Yulia, quitándolo de sus ojos para así poder verlos claramente.

—¿En serio me estás deteniendo por eso, ahora mismo? — jadeó, riéndose suavemente, con una sonrisa calurosa iluminando su cara, entretenida —¿Para así poder agradecerme?

—No — mintió Lena, con el pecho aún adolorido mientras se sentaba ligeramente, y una pequeña risa escapándose de sus labios ahora que Yulia había captado su atención ante lo ridículo que su comportamiento, especialmente cuando estaban en medio de algo que requería muy pocas palabras y que ella había sido la persona que lo había iniciado.

—Sí lo era — dijo a sabiendas la morena mientras se ponía sobre sus codos, ampliando su sonrisa ante el sonrojo que aparecía en las mejillas de Lena.

—No lo era — protestó vagamente la pecosa, moviendo sus ojos para evitar los de Yulia — Era sólo... pensé que deberíamos intentar preservar tu inocencia, eso es todo — continuó, levantándolos de nuevo, acariciando la línea de pelo de su novia, reflexivamente.

—Es un poco tarde en nuestra relación para eso. ¿No crees? — contestó Yulia, entrecerrando sus ojos juguetonamente y su lengua sobresaliendo momentáneamente a través de sus dientes, mientras sonreía.

—¿De qué estás hablando? — preguntó Elena, fingiendo confusión — Sólo acabo de conocerte esta noche...

—Oh ¿de verdad? — intercedió Yulia, poniendo una mano en su pecho, con el corazón aún latiendo salvajemente de sus actividades recientes, mientras su voz se bajaba silenciosamente mientras levantaba una ceja, incrédula.

—Sí — contestó la pelirroja, mientras que con la mano que había estado acariciando la frente de la morena, bajaba un poco para trazar la cicatriz a cambio — No voy a acostarme contigo en la primera cita, Yulia — le informó, usando a propósito el nombre completo de su novia para tener efecto — No soy ese tipo de chica. Tengo unos principios, ya sabes — continuó — ¿Cómo de fácil crees que soy? — preguntó, moviendo su cabeza entretenida cuando Volkova le dio una mirada confundida, en respuesta.

—Bueno — empezó la pelinegra mientras se sentaba recta. Lena cambió su posición en la manta para permitir que tuviera sitio donde maniobrar — Si todo eso es realmente cierto y solo acabas de conocerme entonces he hecho cosas seriamente inapropiadas con alguien que sospechosamente se parecía a ti — Divulgó bromeando, poniendo sus piernas debajo de ella para que así no causaran ninguna distancia innecesaria entre ambas — Estuvo esta vez en el cine... — siguió, perdiendo sus palabras en medio de la frase cuando Lena se precipitó hacia adelante, plantando otro beso contra sus labios.

—No — la regañó ésta de buen humor, estudiando la cara de Yulia, absorbiendo sus suaves contornos cuando se sentó hacia atrás una vez más — Podríamos hacer esto toda la noche si quisiéramos — terminó, sabiendo lo fácil que era que la imaginación de su novia se apoderase de las situaciones como esta y rápidamente dándose cuenta de que si seguían su rutina habitual, su novia empezaría a tramar todo tipo de escenarios ficticios en su cabeza en respuesta al desesperado esfuerzo que había hecho para enmascarar su vergüenza ante su comportamiento.

—Vale — cedió Yulia, suspirando fuertemente ahora que su juego aparentemente había terminado — Sólo recuerda que tú empezaste — le recordó, extendiendo su mano hasta la de la otra chica, ahora que estaban sentadas mirándose la una a la otra de nuevo. Frotó la parte de atrás de esta con su pulgar como de costumbre, con una sonrisa amplia presente en su cara que Elena no pensó que fuera a desaparecer en ningún momento, ya que aparentemente disfrutaba de su invento, de buen humor.

—Vale — dijo la pelirroja, aceptando la responsabilidad sin discutir — Lo haré.

—Ahora, ¿dónde estábamos? — preguntó, mientras sus ojos encontraban los labios de Lena, permaneciendo allí mientras recorría su lengua significativamente a lo largo del inferior suyo, aparentemente ansiosa por retomarlo justo donde lo habían dejado. Se mordió una esquina de su boca con cuidado, bajando sus ojos para después levantarlos hasta encontrarse con los de Elena de nuevo, con una pregunta silenciosa intercambiándose entre las dos.

Elena llevaba una apariencia arrepentida mientras una lenta respiración salía por sus labios apretados extendiendo su mano para frotar amablemente sus dedos contra la mejilla de Yulia, estudiando su cara de cerca, sus ojos verdes penetrantes buscaban una excusa inofensiva para no seguir con sus travesuras previas.

—¿Qué pasa? — Le preguntó la morena, sintiendo las dudas repentinas de Elena.

—Nada — contestó sinceramente — Sólo... te amo.

—Yo también te amo — le devolvió felizmente, haciendo un movimiento para besar de nuevo a Lena.

La pecosa permitió que la besara tiernamente pero la pasión que habían compartido hace unos minutos era carente y sabía que la pelinegra las sentía cuando abandonó aquel intento, aparentemente un poco herida por las artimañas que usó.

—Lo siento — suspiró, apretando la mano de Yulia.

—No entiendo — le dijo sinceramente devuelta — ¿He hecho algo mal?

—No — la tranquilizó rápidamente, mientras que con la mano que había estado acariciando la mejilla de Yulia, ahora tomaba su cara — Para nada.

—Entonces, ¿cuál es el problema? — le cuestionó la morena.

—Es solo que... — empezó, incapaz de comunicar fácilmente su duda.

—¿Es solo qué? — preguntó Yulia, levantando su frente y haciendo que su nariz se arrugase como resultado — Pensé que querías... quiero decir parecía como que tú querías...

—Sí — suspiró prácticamente, soltando una larga respiración.

—Bueno entonces... estoy confundida — Le dijo Yulia sinceramente.

—Yul tú no querías — dijo simplemente — Empezar con esto.

—Lo sé pero... soy idiota — Bromeó — No deberías escuchar ni una palabra que digo — Le informó, poniéndose hacia adelante en sus rodillas en un intento de volver a donde lo habían dejado, acercando su boca a la de Elena — Mi cerebro y mi boca muy raramente están de acuerdo — susurró seductoramente — Deberías de saberlo ya.

La pelinegra ladeó su cabeza hacia un lado para así poder plantar otro beso contra los labios de Lena pero la chica pelirroja presionó una mano contra su pecho y amablemente la empujó hacia atrás, hasta donde estaba sentada.

— Yul — objetó disculpándose — No eres idiota — dijo, tomando con su mano el lado de la cara de la morena de nuevo — Además, me encanta escucharte cuando hablas — Le dijo — Tú deberías saber eso ya.

—Oh — dijo Yulia, con la realidad llegando a ella repentinamente — ¿Sólo quieres hablar? — preguntó, instantáneamente causando una sensación de alivio en la pecosa.

La última cosa que Elena quería hacer era herir los sentimientos de Yulia porque disfrutaba de la intimidad física que compartían considerablemente. De hecho, eso era parte de la razón por la que había empezado inicialmente a mover las cosas en esa dirección para empezar. Sin embargo, mientras seguían y las cosas se habían vuelto más agitadas entre ellas, se dio cuenta de que así no era cómo quería pasar el resto de su tarde juntas. No quería celebrar algo tan importante como la identidad redescubierta de su novia haciendo la misma cosa que estarían haciendo esa noche la mayoría de sus compañeros de clase. Esa noche era mucho más significativa que dos personas juntándose y consumando su relación. Ambas ya habían hecho eso y por mucho que lo disfrutara Elena, sólo parecía como que no era lo suficientemente substancial para marcar esa ocasión particular. Yulia significaba más que eso para ella.

—¿Está bien? — preguntó con dudas.

—Claro — dijo de acuerdo la morena mientras entrelazaba sus manos y las levantaba hasta sus labios, besando la parte de atrás de la mano de Elena en respuesta a la pregunta.

—Yul sabes que me encantan estar contigo — dijo, sintiendo como que tenía que justificarse a pesar de la fácil aceptación de Yulia — Es solo que... no me parece apropiado que debamos celebrar lo lejos que has llegado... ya sabes...

—¿Haciendo que nos corramos la una a la otra? — ofreció medio bromeando en un intento de tranquilizar a Lena, luchando por mantener la cara normal, obviamente entretenida por su propia broma.

—Exactamente — contestó la pelirroja sonriendo ampliamente, una que se escapó de sus labios ante la rápida broma de su novia — Creo que te sentías de la misma forma — sugirió insegura —Por eso objetaste a empezar con... — Yulia echo su cabeza hacia atrás y cerró sus ojos mientras gruñía audiblemente.

—Pero empezaba a sentirse tan bien,— se quejó la morena, haciendo una mueca mientras bajaba de nuevo su cabeza para mirar a Elena — Me confundiste con la forma en la que me estabas tocando.

—Lo siento — dijo, sonriendo ante la expresión adorable que tenía Yulia; la morena parecía extremadamente gruñona, tenía su cara arrugada fuertemente pero con el puchero más lindo que Elena había visto nunca.

—Sabes que no deberías besar a la gente así y después parar porque has cambiado de opinión — gruñó — Estabas empezando a desvestirme y todo — Siguió — Eres una provocadora — Le reprimió — Completamente me habías ganado y entonces, ¿qué? — preguntó, juguetonamente mientras se reía —¿Tuviste pánico escénico?

—Sí, exactamente eso, Yul — se rió —Simplemente no podía aguantar la presión — dijo — Este es tu sitio favorito después de todo. ¿Qué pasa si yo lo arruino? Nunca me perdonarías y no podría tener eso en mi conciencia ahora ¿no?

—Eso es verdad — dijo pensativamente la morena sonriendo ampliamente aun —Definitivamente no podría seguir saliendo contigo si eso pasara. Es probablemente la peor cosa que podías hacer a nuestra relación si te soy sincera.

—¿De verdad? ¿Quieres decir que sería peor que te engañase? — preguntó Elena entretenida.

—¡Mucho peor! — le dijo Yulia —Apuñalarme en el cuello dolería probablemente menos que arruinar este sitio para mí.

—Entonces, supongo que estás bien con que hayamos parado ¿no? — le preguntó.

—Sí, estoy bien — la tranquilizó de nuevo, plantando un rápido y suave beso en sus labios para demostrar la verdad de sus palabras.

Elena apretó su mano agradecidamente y giró su atención al océano, sus ojos cayendo en el reflejo de la luna mientras brillaba en el agua mientras Yulia estaba sentada observándola silenciosamente, esperando a que dijera algo.

—¿Entonces? — la animó la pelinegra cuando unos minutos habían pasado y aún no había dicho nada — ¿De qué quieres hablar?

—No sé — contestó sinceramente, volviendo su atención hacia Yulia —Supongo que puedo empezar por agradecerte de nuevo que me trajeras aquí — dijo, repitiendo su sentimiento de antes, con sus ojos estudiando la cicatriz de la frente de Yulia mientras hablaba.

Se pausó un momento y levantó su mano libre para recorrer su dedo índice ligeramente a lo largo de la imperfección.

—Sabes, realmente estoy conmovida de que compartieras todo esto conmigo — dijo, indicando a la playa y a la caja de las predicciones en la manta al lado de ellas con un casi imperceptible movimiento de su cabeza, con sus ojos fijos en los de su novia — Especialmente porque es algo especial para ti y para Olga — continuó, sintiendo por alguna razón que era importante para ella reconocer que no daba por sentado el maravilloso acto de abrirse de Yulia — Me siento muy privilegiada de ser presentada a este lugar y a una tradición que claramente significa mucho para ti.

—De nada — aceptó la morena humildemente, sonriendo a Elena suavemente.

—Sabes que no tenías que traerme aquí — Comentó la pelirroja, seriamente.

—Sí, lo sé — Dijo en desacuerdo Yulia, cortándola antes de que pudiera decir nada más.

—Yul, habría entendido si hubieras querido mantener esto entre Olga y tú — Dijo.

—A lo mejor — dijo — pero quería traerte aquí esta noche.

—¿Puedo preguntar por qué? — cuestionó interesadamente.

—Elena, este sitio... — empezó Yulia, suspirando — Está lleno solo con recuerdos buenos; recuerdos de todo el tiempo que he pasado aquí durante los años con todo el que he querido. No tengo ni un solo mal recuerdo de este sitio. Era mi sitio seguro; mi refugio; un sitio al que podía escaparme de las cosas que me estaban atormentando — compartió — Sólo estar aquí me hace sentir mejor; hace que el peso de mis preocupaciones se evapore en el aire como si fueran nada. No hay preocupaciones aquí o ansiedades. Sólo había sueños, ambiciones; esperanzas — Impartió con una mirada significativa —Este es el sitio donde me sentía más segura, donde venía a buscar consuelo. Solía poner mi mente en relajación casi instantáneamente donde fuera que estuviera aquí; es tranquilidad, es familiaridad, es belleza increíblemente usada para apaciguarme de una forma que nada más podría — Divulgó —No estaba segura de si aún lo haría después del accidente — Explicó abiertamente —Mis problemas parecían demasiado grandes para ser olvidados incluso con su ayuda. Así que ves; no solo quería traerte aquí conmigo esta noche Elena. Tenía que hacerlo. Tenía que traerte aquí porque te amo y si tuviera cualquier oportunidad de preservar mi santuario de antes después de todo por lo que he pasado, de no desvanecerlo o destrozarlo, bueno... sería con la persona que ha venido a mi vida y que sin esfuerzo ha tomado su lugar.

—¿Qué? — dijo alucinada Elena por el cumplido de Yulia; la mano que había estado acariciando la cicatriz de su novia como de costumbre mientras había estado hablando, se detuvo de golpe.

—Me has oído — contestó la morena — Mi santuario; mi refugio seguro... ya no es sólo un lugar. Es también una persona. Eres tú — Levantó su mano para coger la de Lena para sí sostenerla en la suya — Tú eres donde me siento más segura — Aclaró elocuentemente — Tú eres donde voy para conseguir consuelo. Eres tan preciosa como... no — dijo decisivamente — Eres más preciosa que cuando la playa al completo es bañada por todos los magníficos colores de la puesta de sol — Se pausó para inhalar un poco de aire antes de continuar, acariciando la piel suave de la parte de atrás de las de Elena, con sus pulgares —No creo que pudiera pedir manera más perfecta de celebrar que finalmente haberme encontrado a mí misma de nuevo, entonces que presentándoos a vosotros dos — Dijo seriamente — Por qué no empezar un nuevo capítulo de mi vida con la persona que amo, en el lugar que amo. ¿Por qué no empezar el próximo capítulo de mi vida en mi idea de paraíso?— Elena apenas movió su cabeza de lado a lado con admiración al sentimiento de Yulia y soltó sus manos del agarre de su novia para así poder tomar su cara, encontrando su camino hasta la boca de la morena y contestando el elogio de la única forma que sabía en ese momento.

Era exactamente en esas situaciones entre Yulia y ella las que Elena atesoraba más que nada, la forma en la que las palabras de Yulia podían fácilmente convertirse de bromas animadas hasta articular algo románticamente poderoso, la forma en la que podían conmoverla sin ni siquiera el mínimo esfuerzo, la forma en la que cada sílaba podía de alguna manera moverse por su lengua cuando en otras veces luchaba tan duro incluso por expresarse. Era como si esas palabras estuvieran destinadas a ser dichas en alto, como si Dios hubiera ordenado que se encontrasen con sus oídos, como si él hubiera elegido a Yulia para exactamente ese propósito.

—Eres increíble — le dijo Lena cuando se separaron, bajando una mano hasta apoyarla sobre el hombro de Yulia mientras el otro iba hasta su cicatriz automáticamente.

—Sólo para ti — dijo la ojiazul, examinando la cara de Elena, los ojos de su novia aún se mostraban preocupados con la mancha que sus dedos estaban acariciando lentamente.

La ojiazul extendió una mano y cogió la de Elena entre la suya para que así los dedos de su novia estuvieran suspendidos en el aire al lado de su ceja izquierda.

—¿Por qué haces eso? — preguntó Yulia, mirando de cerca la cara de Elena.

—¿Hacer qué? — cuestionó, con sus ojos esmeralda encontrándose con los azules de su novia.

—¿Acariciar mi cicatriz así? — aclaró, soltando la mano de la pelirroja que casi inmediatamente volvió a su sitio anterior.

—¿Así? — preguntó y Yulia cerró sus ojos y asintió, disfrutando del delicado tacto de su novia contra su piel.

—Sí, así — Contestó, con sus ojos abriéndose de golpe de nuevo — Siempre lo haces. Es como si estuvieras fascinada con ella.

—No, no estoy fascinada con ella, Yul — Estableció sinceramente, habiendo previamente dicho que no sabía por qué a menudo se encontraba a sí misma inconscientemente acariciando la cicatriz que estaba tan obviamente encima de su ceja izquierda — Estoy fascinada por ti.

—¿Por qué? — preguntó Yulia, era su turno para presionar a Lena con respuestas a las preguntas que tenía.

La pecosa suspiró fuertemente y se inclinó hacia adelante para plantar un rápido beso contra la cicatriz que lucía en el tema de conversación, deslizando su mano alrededor del cuello de su novia.

—Bueno...— dijo Elena, pausándose para pensar por un breve momento antes de continuar — Es porque has sido una paradoja desde el momento en el que te conocí — explicó, recorriendo la mano que había estado alrededor del cuello de Yulia a través de su propio pelo — Fuiste una lección en contradicciones, Yul; la chica que no podía hablar pero tenía tantas cosas que valían la pena por decir, la que quería tan desesperadamente aprender pero no podía concentrarse lo suficiente para retener lo que leía, quien quería ser normal cuando nunca ha sido nada más que excepcional. Eras un puzzle que quería resolver; un enigma que quería revelar. Me intrigaba cómo una persona podía estar tan en guerra consigo misma.

—Entonces, ¿crees que finalmente me has resuelto? — preguntó Yulia.

—No — dijo, mientras una esquina de su boca se levantaba en una sonrisa mientras ponía un mechón de pelo detrás de la oreja de Yulia — No creo que nunca quiera completamente. Me gusta que me estés sorprendiendo constantemente — Yulia bajó su mirada hasta el suelo autoconsciente mientras Elena continuaba — Cuando primero acaricié tu cicatriz, justo al principio de nuestra relación fue porque estaba buscando respuestas, Yul; por un camino hasta tu cabeza, por un destello de tu maravillosa mente, por algo de entendimiento sobre la forma en la que te estabas sintiendo — La iluminó sinceramente, levantando su mano hasta la frente de la morena de nuevo, haciendo que la pequeña levantase su cabeza — Solías guardarte todo para ti. Estabas tan cerrada, tan protectora con tus emociones y recuerdo desear que ojalá pudiera leer tu mente; que pudiera quitar cada pensamiento negativo que algún día tuviste y desvanecerlos para que no te hirieran más — Movió su mano para apoyarla contra la parte izquierda de la cabeza de Yulia, hundiendo sus dedos debajo del pelo que había ahí, acariciando la cicatriz que estaba escondida debajo — Después finalmente empezaste a abrirte a mí pero se ha convertido en una costumbre para mí entonces. Así que ahora cuando acaricio tu cicatriz no es porque esté buscando algo. Es porque la encuentro preciosa — divulgó, moviendo su mano de vuelta a su posición original acariciando la imperfección sobre su ceja una vez más — Es porque me recuerda lo cerca que estuvo este mundo de perderse algo tan preciado como tú. Esta cicatriz representa todo lo que amo de ti Yul; tu fuerza, tu vulnerabilidad, tu individualidad. Esta cicatriz es lo que te hace humana. Es un símbolo de tu experiencia. No es nada más y nada menos que eso — Se pausó, sabiendo lo mucho que Yulia había luchado para aceptar sus cicatrices y verlas como lo que realmente eran — Pero no siempre piensas eso — comentó — Crees que tu cicatriz te define, que dictamina tu belleza y cómo otra gente te percibe pero no es así. La belleza no es algo que ves, no es algo superficial. Es algo mucho más que eso. Es un sentimiento — estableció — La gente encuentra las cosas bonitas porque les hacen sentir algo; obras de arte, citas, experiencias, canciones, gente... esas cosas que pueden ser todas pensadas como bonitas así que, no es sólo una apariencia ¿no? — le preguntó — Ojalá pudieras ver eso — Dijo tristemente —Realmente desearía que pudieras ver solo lo preciosa que eres para mí y para todos los demás que te conocen. Eres amable y lista y divertida — dijo significativamente, sabiendo que Olga siempre bromeaba con el cuestionable sentido del humor de Yulia — Nos haces sentir especiales y nos haces sentir amados. Eso es lo que te hace preciosa Yul.

—Tú eres la que es preciosa — contrarrestó Yulia parando la mano de Elena en su camino.

—¿Qué es lo que me hace bonita para ti?— le preguntó la pelirroja seriamente, suspirando ante la aparente incapacidad de Yulia para aceptar sus palabras y esperando que haciendo la pregunta hacia ella finalmente lo entendería.

—Todo — dijo simplemente y Lena no pudo evitar la sonrisa que apareció en su cara y el calor que se desprendía con una simple palabra.

—Nunca entendí por qué Olga dijo que no podías flirtear — dijo la ojiverde, mientras sus mejillas enrojecian — Eres tan jodidamente blanda a veces Yul que siento que no soy nada más que masilla en tus manos.

—¿Quieres hacer unas predicciones conmigo? — le preguntó, echándose hacia atrás y cogiendo la caja de su lado, abruptamente cambiando de tema.

—Yul, ¿de verdad quieres que escriba predicciones para ti ahora? — preguntó Lena, queriendo volver a su tema de conversación anterior para sí poder intentar hacer que Yulia finalmente entendiera y aceptase que era preciosa.

—No — repitió, cogiendo la mochila y sacando un bolígrafo y un cuaderno de ella — Quiero que las escribas conmigo.

—¿Quieres que las escriba contigo para Olga? — preguntó confundida Elena por el repentino cambio de dirección, sintiéndose perdida y la ojiazul negó con la cabeza, manteniendo el boli encima del cuaderno en su otra mano.

—Para nosotras — dijo, poniendo el boli en el papel mientras Elena miraba, la cara de la morena aumentaba en concentración.

Cuando Yulia terminó le dio el cuaderno y el boli para que los cogiera, insegura de qué se suponía que tenía que hacer con ellas.

—Yul, yo... — empezó Elena, bajando sus ojos a la página leyendo lo que su novia había escrito.

—1. Seguiremos siendo preciosas la una para la otra.

Elena levantó sus ojos hasta los de Yulia que estaban estudiándola de cerca para ver una reacción ante lo que había escrito en la hoja.

—Me quiero — dijo la ojiazul, reiterando lo que le había dicho antes — Estoy feliz con la persona que soy ahora. Ya no me odio como lo hacía antes pero, no me encuentro a mí misma bonita, Lena — Se pausó y puso una mano en la rodilla de Elena, frotándola suavemente — Dicen que la belleza está en el ojo del espectador ¿cierto? — le preguntó — y si lo que dices es verdad entonces la belleza es determinada por una persona por un sentimiento que algo evoca en ellos. Entonces, me quiero pero no creo que sea bonita — Le dijo — Creo que tú lo eres.

—Yul...— gimió la pecosa, pensando que Yulia se había perdido completamente el punto de lo que había estado intentando decir.

—No Elena, me quiero — Dijo señaladamente de nuevo, levantando su dedo índice para parar la inevitable queja de su novia — pero no creo que sea bonita. Cuando me miro en el espejo solo me veo a mí. En realidad no siento mucho... — le dijo — Pero sé que soy bonita — dijo encontrándose con los ojos verdes de su novia de lado — Sé que soy bonita porque tú crees que lo soy y si estamos usando tu lógica, entonces eso lo hace cierto ¿no?

—Sí — Respondió la pelirroja incapaz de contener su felicidad al escuchar que Yulia finalmente decía esas palabras en alto, llenando su cara con una gran sonrisa —Eso es.

—Vale entonces — dijo, asintiendo hacia el papel en la mano de Elena — Ahora es tu turno de escribir una — Lena miró hacia abajo a la predicción de Yulia y dió un golpe con el final del boli en su mano contra el papel distraídamente mientras intentaba pensar en una segunda.

—Ok — dijo, acercándose a Yulia y apoyando el papel en una de sus rodillas —¿Qué hay de esto? — preguntó escribiendo algo fácilmente con el boli que sostenía.

—2. Siempre hablaremos las cosas, aunque sean buenas o malas, importantes o no.

—Me gusta — dijo de acuerdo la morena, apoyando su cabeza contra el hombro de la chica más alta, envolviendo un brazo alrededor de ella y acercándola a su costado.

—Yul es realmente importante que nunca dejes de contarme cómo te sientes — dijo seriamente, besándola en lo alto de su cabeza bajando la suya para apoyarla encima — No me importa si estás preocupada en molestarme porque te estés sintiendo deprimida de nuevo o porque estés enfadada por algo... Solo quiero que hables conmigo como siempre hemos hecho. Quiero que hables conmigo de la forma en la que lo haces ahora, ¿vale?

—Elena, sé que estás preocupada de que recaíga — dijo leyendo entre líneas y levantando su cabeza bajo la de su novia, para encontrarse con sus ojos.

—Sé que no debería estarlo — dijo culpablemente Elena, muy consciente de que el juicio estaba acercándose en el mes siguiente donde había una posibilidad de que pasase — Sé que eres diferente ahora pero no puedo evitarlo. No quiero perderte de nuevo — compartió — y tampoco quiero que te pierdas de nuevo. No ahora que finalmente has aprendido a amar lo que eres. No ahora que finalmente somos felices — dijo —No quiero volver a la forma en la que las cosas estaban antes. No sé si puedo verte hacerte pedazos de nuevo, Yul. No puedo quedarme en otra esquina de la calle y ver cómo te derrumbas en un millón de pequeñas piezas delante de mis ojos...

—No tienes que hacerlo — le aseguró, poniendo una mano tranquilizadora en lo alto de la de Elena, apretándola con énfasis — Lo prometo. No tienes que preocuparte por eso.

—¿Cómo puedes estar tan segura? — le preguntó — ¿Cómo lo sabes? El juicio... lleva en tu cabeza desde hace meses. Tuviste un ataque de pánico al escuchar la fecha que se había establecido, ¿recuerdas? Sólo estoy... preocupada...

—Elena, sé que te he hecho pasar por mucho — reconoció la morena cuando no encontró la fe que esperaba en la respuesta de la chica — Sé que hemos estado aquí antes; que he tenido subidas y bajadas en el tiempo que me has conocido como una montaña rusa pero, no sé qué puedo decir para hacer que creas que el suelo no se va a caer debajo de nuestros pies de nuevo — dijo — Por favor dime qué puedo decir para hacerte sentir mejor sobre ello... — suplicó, frotando la rodilla de Elena de nuevo —Por favor... — Se pausó un momento y bajó su mirada hasta las dos predicciones escritas en la hoja de su regazo cuando Lena no contestó, ya que los ojos de su novia miraban de nuevo al océano, obviamente intentando pensar una respuesta a su pregunta pero sin encontrar ninguna.

—No sé — respondió sinceramente, volviendo su atención a la morena — No sé qué necesito escuchar de ti, Yul. Ni siquiera estoy segura de que seas tú el problema...— Yulia parecía dolida ante la respuesta y cogió el papel y el boli de nuevo.

—3. No dejaremos que el mundo nos rompa — Escribió en una escritura desordenada.

—¿Qué significa? — preguntó Elena, asomándose por encima del hombro de Yulia para leer lo que estaba escribiendo.

—Significa que no hay nada a lo que no podamos sobrevivir — Explicó.

—¿Quieres decir nuestra relación? — cuestionó la ojiverde.

—La gente — aclaró — Yo. Tú. Nosotras. Sí... nosotras también supongo — reconoció — Si creo en algo más después de todo lo que he pasado es en esto, somos capaces y podemos sobrevivir a lo que parezcan las experiencias más devastadoras — estableció — Quiero decir que, hemos tenido un viaje con altibajos este año ¿no? Las dos...

—Sí — confirmó Elena.

—Pero sobrevivimos, ¿no? — dijo sonriendo Yulia —Juntas lo superamos.

—Sí — confirmó de nuevo Elena, sonriendo para sí misma ahora — Lo hicimos.

—Casi muero este año... — le recordó, a pesar de que Lena hubiera preferido olvidad ese detalle particular — Debería de haber muerto, pero no lo hice. No morí. Sobreviví y a pesar de los mejores esfuerzos del mundo no me rompió nunca, realmente porque aún estoy aquí ¿no? Puede que me haya llevado casi hasta un punto cercano a la derrota pero realmente nunca me ganó. No estaría aquí ahora mismo si lo hubiera hecho.

—Entonces, ¿qué estás diciendo? — preguntó la ojiverde un poco confundida.

—Estoy diciendo que yo no voy a dejar que el mundo me rompa — dijo señaladamente — No dejaré que rompa mi espíritu, no dejaré que me venza...

—¿Por qué?— presionó Elena, necesitando escuchar el razonamiento de Yulia — ¿Por qué no lo harás?

—Porque Elena, recuerdo lo mucho que quería morir hace once meses — admitió finalmente — Recuerdo cómo ese ha sido el pensamiento más prominente en mi cabeza, cómo realmente creía que era lo correcto, que resolvería los problemas de todo el mundo incluyendo los míos. Pero ahora pienso diferentemente. Ahora sé lo increíble que puede ser la vida, cómo tu suerte puede cambiar repentinamente de nuevo, cómo algo que parecía la peor experiencia de tu vida puede llevarte a algo increíble. Sé ahora que todo cambiará de repente. Todo cambiará y quiero estar aquí cuando pase. Quiero estar aquí cuando la tormenta haya desaparecido finalmente de nuevo y lo estaré. Estaré aquí porque recordaré cómo la idea de suicidarme, lo que una vez quise hacer tanto y que parecía una buena idea en ese momento, pronto se convirtió en la última cosa que jamás consideraría.

—¿De verdad? — dijo Elena; en voz baja y llena de emoción.

—Sí — contestó Yulia — El mundo no me romperá Elena. No puede, no si no le dejo.

—Yo tampoco dejaré que me rompa — apoyó fuertemente.

—Así que si el mundo no puede romperme y no puede romperte a ti — dijo pensativamente — entonces nunca será capaz de rompernos ¿no? — Lena no contestó directamente sino que cogió el cuaderno de Yulia y rápidamente escribió una nueva predicción que le dio a su novia para que la leyera.

[b]—4. Seguiremos juntas.

—Estaba esperando que escribieras algo así — Señaló encantada la morena, empujando a Elena con su hombro un poco y sacándola de su balance.

—¿Sí? — preguntó sentándose de nuevo.

—Sí — contestó Yulia sonriendo ampliamente, llevando su brazo alrededor de su novia, apoyando su cabeza contra el hombro de la chica más alta.

—Aún necesitamos una quinta — señaló la pelirroja, recordando cómo Yulia y Olga habían escrito ambas, cinco predicciones para cada una.

—¿Alguna idea? — cuestionó Yulia, mirando hacia el cuaderno apoyado en los muslos de su novia.

—No — confesó Elena, riéndose ante su incapacidad de escoger cualquier otra predicción.

—¿Qué hay sobre, haremos lo mejor de cada momento? — sugirió y Elena ladeó su cabeza para mirar a la menor, con una sonrisa amplia jugando en los bordes de sus labios. Cogió el bolígrafo y escribió la predicción final de Yulia en el papel.

—Sabes — dijo Elena, girando su cabeza en la dirección de Yulia de nuevo habiendo admirado sus expectativas para el año siguiente — Creo que definitivamente puedo vivir con esto.

—Yo también — dijo de acuerdo la pelinegra, con los dedos de su mano libre trazando las palabras inscritas en la hoja.

—Creo que esta es mi favorita — Señaló Elena, señalando a la número cuatro en la lista.

—Pero no me gusta pensar en esa como una predicción — Le dijo abiertamente la morena — Preferiría pensar en esa más como en una promesa.

—¿Una promesa? — dijo sorprendida Elena.

—Sí, una promesa — Confirmó.

—Entonces, ¿prometes que nunca me volverás a dejar? — preguntó Elena, con sus ojos verdes evitando los de Yulia, escaneando la playa. Había una pizca de algo en su voz que Yulia no sabía qué se trataba y miró de cerca la cara de su novia, intentando determinar qué era.

—¿Dónde podría ir posiblemente que fuera mejor que estar contigo? — dijo de golpe Yulia.

—Sabes lo que quiero decir — le reprimió Lena de buena gana, finalmente forzándose a mirar las órbitas azules de Yulia.

—Aún no me crees ¿verdad? — preguntó la morena dándose cuenta del tono solemne que había adquirido la pregunta de Elena hacía un momento — ¿Incluso después de todo lo que acabo de decir?

—No, te creo — Suavizó Elena arrepentida, juntando sus bocas y depositando un delicado y suave beso contra sus labios — De verdad. Prometo que no eres tú, soy yo — Reconoció acariciando la mejilla de Yulia reconfortantemente — Creo en ti Yul. Supongo que solamente estoy demasiado acostumbrada a nuestra felicidad a corto plazo que sigo esperando que lo peor pase. Eso no es tu culpa. Sólo necesito aprender a tener un poco de fe.

—No voy a volver a rehabilitación, Elena — Dijo segura — Te lo juro. No quiero volver nunca allí. No voy a volver a ser esa persona de nuevo... — Se pausó un minuto y miró al océano, con una idea repentina llegando a ella — Sé que hemos hablado sobre el juicio antes en numerosas ocasiones — empezó — pero ¿quieres saber realmente cómo me siento sobre eso, Elena? — preguntó, separando su brazo del de su novia empujándose a sí misma de la manta para así estar de pie sobre sus pies delante de ella — ¿Quieres que te cuente exactamente qué pienso? — continuó tirando del botón de su camiseta gris levantándolo por encima de su cabeza.

La tiró a un lado para que así aterrizara en lo alto de la funda de su guitarra y la frente de Elena se arrugó, confundida con el comportamiento de su novia, el torso de la morena ahora estaba sin ninguna ropa a excepción de su sujetador.

—¿Qué estás haciendo? — preguntó Elena, con sus ojos abiertos ampliamente mientras la morena se ponía hacia adelante haciendo un movimiento rápido para quitarse sus pantalones de chándal para así estar sólo en ropa interior.

—Voy a nadar — Contestó Yulia simplemente, ofreciéndole una mano a Elena en una petición silenciosa de que se uniera.

—Espera, pensé que ibas a contarme cómo te sientes sobre el juicio — cuestionó, incapaz de esconder su shock ante el casual cambio de tema de su novia.

—Sí — Dijo en respuesta — La verdad es que no me importa una mierda el juicio, Elena — Le dijo sinceramente — El juicio no es nada más que una formalidad ahora. No cambia nada — Le informó.

—Claro que sí — dijo en desacuerdo Elena.

—¿En serio? — contestó Yulia — Dime...¿qué cambia exactamente? — preguntó, con un tono sin ser dura sino cusioso.

Elena miró fijamente la mano extendida de la morena, simplemente la miraba fijamente, intentando que se le ocurriera un ejemplo válido en respuesta a la pregunta de su novia.

—Bueno, el conductor... — dijo Elena soltando la primera cosa que se le vino a la mente — Será declarado culpable y después le condenarán, Yul. Irá a la cárcel...

—¿Y eso cómo me afecta exactamente?— preguntó; con una inflexión compadecedora en su voz — ¿Qué diferencia traerá a mi vida? — Elena se encontró con la mirada de la ojiazul e instantáneamente comprendió que no conllevaría ninguna diferencia para ella. Lo que fuera que Yulia hubiera sentido hacia el conductor, el cierre que estaría esperando que trajera el juicio, evidentemente no lo necesitaba más y Elena estaba encantada por ese conocimiento inmensamente, la verdad en las palabras de su novia se asentaban como un respiro para su mente.

—Entonces, ¿vamos a nadar? — preguntó Elena dejando toda la discusión del juicio con esta nueva información tomando la mano que Yulia le ofrecía. Ella la usó como palanca para levantarse, mientras la pelinegra la asistió sobre sus pies.

—Sí — contestó Yulia, viendo cómo Elena se quitaba sus shorts vaqueros y la camiseta blanca fina que llevaba puesta.

Los tiró ambos encima de la ropa abandonada de Yulia y se puso delante de ella, preparada.

—Entonces, ¿cuántas veces has nadado desde el accidente? — preguntó la pelirroja creyendo que ya sabía la respuesta pero queriendo que lo estableciera claramente.

Yulia dio un paso de vuelta a la dirección del agua y bajó su cabeza un poco, con una mirada perspicaz en la cara y sus ojos azules brillando, llenos de vida. Levantó una mano delante de Elena y formó un cero con sus dedos y su pulgar.

—¿Ni siquiera cuando estabas en rehabilitación? — preguntó Elena caminando detrás de ella, Yulia lentamente yendo hacia donde el agua se encontraba con la orilla. La morena negó con la cabeza.

—He hechado jodidamente de menos nadar — maldijo y Elena sonrió ante el uso de la profanidad de su novia.

—Entonces, ¿por qué no lo has hecho? — le preguntó, levantando una ceja, su voz apuntando agudamente a la pregunta mientras se reía.

—Porque...— dijo Yulia, con sus pies finalmente encontrándose con el agua caliente delante de ella — Soy una jodida idiota — Continuó andando hasta que el agua llegó a sus caderas y Elena la siguió, pausándose en el borde del agua para mirar a su novia, cautivada por el aspecto dichoso de la cara de la morena, la forma en la que cada músculo de su cuerpo parecía estar relajado, la forma en la que su comportamiento al completo había cambiado para así no parecerse ni remotamente a la misma chica torpe que conoció aquel afortunado día en el pasillo del instituto. Mirando a Yulia ahora, Elena no podía evitar pensar que apenas se parecía a la chica que había dejado la casa de Nastya antes esa noche y eso era una cosa muy importante. Por primera vez desde que Elena la conoció, Yulia parecía como que pertenecía, como que estaba cómoda en su propia piel, como que estaba verdaderamente sin problemas y estaba en rígido contraste a cualquier cosa que había presenciado antes.

Como si estuviera validando la observación de Elena, la pelinegra extendió sus brazos a sus costados y echo su cabeza hacia atrás contra sus hombros, extendiendo su cuello, hundiéndose en el anochecer como si fuera la fuente de toda su energía, como si fuera preciso que recargara su batería. Sus ojos estaban cerrados mientras exhalaba fuertemente, soltando bocanadas de aire cortas a la fuerza, dejando salir la sensación del agua mientras se movía contra su cuerpo, el amable ir y venir de las olas aparentemente apaciguándola, eliminando todo el año pasado limpiándola de la metafórica marca que había dejado en ella.

Lena veía cómo Yulia se movía sobre sus talones y se permitió a sí misma caer sobre su espalda, con sus brazos aún estirados mientras desaparecía debajo del agua, su cuerpo al completo aparentemente inmerso de pies a cabeza. Esperó a que reapareciera de nuevo, y Yulia emergió unos momentos después en un rápido movimiento, con su mano derecha echando hacia atrás su pelo húmedo para así tenerlo fuera de sus ojos. Tomó un momento para recuperar su aspecto de nuevo, habiéndose desorientado durante su sumergimiento pero pronto se encontró con la mirada de Elena y sonrió felizmente.

—¿Vienes dentro? — le preguntó Yulia, con sus manos a ambos costados moviéndose en el agua.

No, la chica que estaba delante de Elena ahora no era definitivamente la misma chica que había dejado la casa hace tan sólo unas horas. Era la chica que había existido antes de que ni siquiera Elena la hubiera conocido. Era Yulia, la Yulia real, la versión virginal e inmaculada de ella que no había abordado todas las dificultades de la vida.

—En un minuto — dijo con afecto y Yulia hizo una mueca en respuesta.

—¿En un minuto? — repitió riéndose —¿Qué vas a hacer entonces? ¿Sólo estar ahí de pie echándome un vistazo?

—¿Tienes algún problema con eso? — contrarrestó, el hecho de que era la primera vez que Yulia se había quitado la camiseta en todas las veces que habían estado en la playa juntas sin pasar desapercibido para ella.

Podía ver los músculos tensos del abdomen de la morena desde donde estaba parada y las curvas de su cuerpo resaltadas contra el fondo del cielo brillante, ya que el agua salada brillanba contra su piel mientras se reflejaba la luna.

—No — dijo la pelinegra juguetonamente, moviéndose hacia adelante cerrando la distancia entre ambas. Usó sus dos manos para salpicar agua en la dirección de Elena pícaramente — Toma, ¿por qué no te refrescas un poco? — sugirió traviesamente.

—Yul, ¡estás haciendo que me empape! — bromeó Elena, echándose hacia atrás en el agua.

—Lo sé — bromeó, mordiéndose su labio inferior acercándose a ella de nuevo —Por eso estoy intentando refrescarte....

Lena movió la cabeza y Yulia metió sus manos en el mar, levantando el agua en su dirección a la fuerza, cubriéndola de agua salada.

—¡Oh mierda! — exclamó cuando vio la mirada de sorpresa en la cara de Elena cuando fue completamente empapada, mientras los ojos de su novia repentinamente se entrecerraban hacia ella como si fuera la presa que había cazado — ¡Lo siento! — se disculpó Yulia rápidamente, levantando sus manos delante de ella rindiéndose pero Elena cargó contra ella, sin escuchar nada —¡No! ¡Elena! — lloriqueó, girándose y corriendo más lejos dentro del agua, haciendo el sonido de la pelirroja persiguiéndola fácilmente audible en la tranquilidad del sitio.

—¡¿Dónde crees que vas?! — gritó Elena, sumergiéndose en el agua cuando estaba un poco más profunda optando por nadar a cambio, sabiendo que sería menos esfuerzo y sería más rápida que corriendo.

La pelinegra se giró para mirar por encima de su hombro y se dio cuenta del cambio de Elena, apresuradamente buceando en el agua como reacción, con sus brazos por encima de su cabeza mientras nadaba contra corriente.

Cuando la morena emergió de nuevo, se giró hacia la orilla y empezó a salpicar agua, escaneando el mar detrás de ella buscando a Lena quien no se veía dónde estaba ahora. Sintió algo frotarse contra su pierna, girándola, mientras sus ojos buscaban el origen y encontrando a su novia, quien se materializó saliendo del agua a unos centímetros, con su pelo largo y rojizo revuelto.

—¿Me buscabas? — preguntó, moviéndose fuera de su vista y Yulia sonrió mientras se tumbaba hacia atrás pateando el agua delante de la cara de ésta, impulsándose a sí misma hacia la orilla teniendo éxito en empapar la cara de la chica más alta de nuevo.

Cuando puso distancia entre ellas, Yulia se paró y bajó sus pies a la arena para así poder levantarse, mientras el agua llegaba justo a sus clavículas. Vio cómo Elena nadaba hacia ella, viendo el cuerpo atlético de su novia a través del agua.

—Eres un unicornio — se quejó, levantándose delante de Yulia, empujándola en el pecho para que así luchara por mantener el equilibrio.

—Lo sé — Dijo, levantando una ceja, haciendo que la esquina de su boca se levantara en una sonrisa.

La pecosa tomó la oportunidad para salpicar agua a su novia y Yulia balbuceó melodramáticamente, limpiándose la cara con la parte de atrás de su mano para prevenir que el agua se metiera en sus ojos. Sin inmutarse por el teatro de ésta, Lena repitió el proceso, usando más agua con más rapidez para tirarla en su dirección.

—Para — gruñó la morena, limpiándose la cara con las dos manos para proteger sus ojos del asalto.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Dom Oct 23, 2022 9:33 pm

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—Me ahogo — bromeó.

—Oh, ¿sí? — dijo Elena, sin dejar que se levantara y dando un paso determinado hacia ella.

Paró su ataque y Yulia bajó sus manos y abrió un ojo dudosa, insegura de si confiar en que su novia había parado completamente o si sólo quería pillarla con la guardia baja.

—No parece que te estés ahogando — señaló y Yulia finalmente abrió el otro ojo, haciendo su postura tensa y relajándose ahora que la amenaza de asalto inmediato de su novia parecía que se había disipado.

—No, prometo que sí — bromeó — Creo que puede que necesite el boca a boca...

Elena se acercó y extendió su brazo para alcanzar la parte de atrás del cuello de su novia, con intención muy obvia.

—Bueno entonces — dijo, presionando su cuerpo contra el de Yulia, y su otra mano tirando de la parte de abajo de su espalda para que así sus caderas estuvieran tocándose — Probablemente debería dártela ¿no?— Esperó la respuesta ingeniosa de Yulia pero nunca apareció y a cambio, la morena se echó hacia adelante y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Lena, acercándola a ella mientras juntaba sus bocas, besándola profundamente. La pelirroja sintió las manos de Yulia viajando de arriba hacia abajo por su espalda delicadamente mientras chupaba placenteramente su labio inferior y después su lengua, alternándose entre las dos atentamente. Bajó una de sus manos despacio, acariciando la longitud de la columna de Elena con la parte de atrás de sus nudillos mientras lo hacía, haciendo que la chica de ojos verdes tuviera un escalofrío en respuesta al roce, su cuerpo se movía en el de Yulia quien aceptó su peso inmediatamente y después lo contrarrestó echándose hacia adelante contra ella, las dos se balanceaban de atrás hacia adelante en el sitio todo el tiempo. La otra mano de Yulia subió hasta el costado de su novia y se asentó en su caja torácica, hundiendo sus rodillas ligeramente mientras ladeaba su cabeza en un intento de maximizar el contacto entre Elena y ella. Movió su boca lentamente contra la de la chica más alta y estiró sus rodillas para así incrementar inadvertidamente su fuerza en el beso, la gratificación que sintió Elena ante la sensación hizo que se sintiera mareada, con el sabor de Yulia intoxicándola.

La morena presionó su boca firmemente contra la de la otra; sin mover sus labios mientras permanecían ahí unos segundos. Se tomó su tiempo para apartarse del beso; apartando su cara muy lentamente pero quedándose lo suficientemente cerca de la de la chica más alta que aún podía sentir el calor de la respiración de Yulia contra su cara.

—Dios — exhaló la pelirroja, abriendo sus ojos instantáneamente para estar cara a cara con Yulia, cuyas pupilas estaban dilatadas mientras quemaban en las suyas.

Bajó su mirada y permitió a sus dedos explorar los contornos de los hombros de su novia como si estuviera comprobando que era real. Se dio cuenta de que el peso de su ésta estaba elevándose mientras recuperaba la respiración y no pudo resistir la urgencia de poner la palma de su mano contra el hueso del pecho de Yulia.

La morena puso su propia mano en lo alto y Elena la miró a los ojos que la estaban examinando de cerca. Una pequeña sonrisa apareció en los labios hinchados de Yulia y la ojiverde no pudo evitar devolvérsela. Sintió el corazón de Yulia moverse contra su caja torácica y estaba latiendo tan poderosamente que las vibraciones viajaron justo a través de su mano y por toda la longitud de su brazo. Lena tragó saliva con dificultad, sintiéndose desorientada, insegura de qué decir, con todas las palabras perdidas, con su cerebro completamente preocupado con el pensamiento de los labios de Yulia sobre los suyos.

Presionó la palma de su mano contra el pecho de la morena más determinadamente y movió su otra mano al lado de esta antes de bajar su boca para así besar el punto justo sobre el corazón de Yulia, bajo su clavícula. Volkova bajó su mirada, mirándola intensamente, pero Elena pronto se enderezó y conectó sus labios con los de ella de nuevo, no tan ávidamente como lo había hecho su novia, sino modestamente.

Acercó sus frentes brevemente y suspiró con los ojos cerrados.

—¿Estás bien? — le preguntó a Elena, finalmente su respiración asentándose.

Lena echó hacia atrás su cabeza y asintió, encontrándose con la mirada ansiosa de Yulia mientras tomaba su mejilla en la palma de su mano. Empezó a acariciarla con el pulgar, sonriendo ampliamente.

—Sí — dijo la pelirroja, con sus dedos acariciando la frente de la menor.

Un momento de silencio cómodo pasó entre ellas, la mano de la ojiverde una vez más encontrando su camino para trazar la cicatriz de encima del ojo izquierdo de Yulia, acariciando con sus dedos la imperfección mientras sus ojos verdes se fijaban en los de su novia, que la examinaban de cerca. Sus ojos esmeralda quemaban a Yulia, haciendo que la morena cambiase su peso en sus pies como respuesta, con las mejillas el calor sonrojadas ante el escrutinio de su novia.

—Ahí estás — dijo suavemente Elena, admirando la cara de su novia y la forma era más animada, más vívida, más alerta esta noche de lo que podía recordar haber visto nunca antes.

Yulia sonrió ante esas dos palabras como si fuera el piropo más exquisito que había recibido nunca, sus ojos aparentemente rivalizan con fuerza con la luz del sol que se escondía.

Lena intentó recordar cómo se veían los ojos de Yulia en alguno de sus peores días, recordar la forma en la que parecían vacíos, la forma en la que constantemente habían estado recubiertos por una fina capa de sueño y lágrimas atrapadas, cómo habían estado escondidos bajo oscuras sombras cuando fruncía su ceño, pero no podía. No podía verlos. Ahora todo lo que podía ver eran los ojos de Yulia de la forma que estaban en ese mismo momento, la visión era lo suficientemente poderosa para borrar el recuerdo de todas las veces que la había visto desconsolada mientras se había ahogado con los sollozos desesperados de su novia.

—Aquí estoy — dijo de acuerdo Yulia suspirando, frotando su mano con afecto uno de los brazos de Elena — ¿Qué piensas?

—¿De Yulia? — cuestionó y la morena asintió con su cabeza — Sí.

—Supongo que está bien — bromeó y Yulia la empujó hacia atrás inesperadamente, haciendo que perdiera el equilibrio cayendo al agua, con su peso mandando agua al aire a su alrededor.

Siguieron jugando con el agua durante un rato, Yulia tomando la oportunidad que se le presentaba para hundir a Elena bajo las olas, mientras que ésta le hacía cosquillas hasta que se doblaba en dos e involuntariamente tuvo que sumergir su cara en el agua, con el líquido quemando la parte de atrás de su garganta mientras accidentalmente inhalaba grandes bocanadas de esta. Otras veces, solo se habían tirado agua mientras hablaban, Elena apreciaba la forma en la que la sonrisa de Yulia trataba la luminosidad de la luna, la forma en la que su disfrute era palpable, su energía infecciosa, y su estado de ánimo nada menos que eufórico. Se veía exultante, como un niño pequeño que podía encontrar el placer en las cosas más simples, a quien no le importaba quien las estaba mirando porque estaban tan preocupadas entreteniéndose y experimentando la simple libertad que llegaba sólo con vivir el momento.

Más tarde, cuando se habían agotado volvieron a la manta donde se acurrucaron juntas esperando a secarse, mientras Elena envolvía sus brazos alrededor de los hombros de la morena para que así no se quedase fría ahora que el brilla se estaba levantando, sabiendo poco que la proximidad de su cuerpo semidesnudo y el de su novia hacían que la piel de Yulia se erizase. Incapaz de resistir la urgencia de besar a Elena cuando estaba tan presionada contra ella, Yulia satisfizo su deseo y conectó sus bocas sin demorarlo, moviendo sus manos sobre la piel de su novia, leyendo con sus dedos cada contorno de la forma en la que un hombre ciego lee en braille. Tiró de la pelirroja en la manta a su lado, tumbandose juntas, mientras el cuerpo de Yulia se moldeaba con el de su novia mientras se abrazaban, uniendo sus bocas, explorando sus profundidades como si fuera un territorio sin explorar que acababan de descubrir.

Cuando finalmente estuvieron secas habiendo conseguido separarse la una de la otra después de estar lo suficientemente juntas, se vistieron, tomaron la oportunidad de caminar de un lado a otro en la orilla con sus manos unidas, disfrutando de la tranquilidad de su alrededor, con el conocimiento de que ambas existían en el mismo momento siendo más que suficiente para aplacarlas.

—Yul — dijo Elena parándose repentinamente en su camino después de que hubieran pasado quince minutos, el sonido de su voz rompió el silencio que había caído entre ellas.

—Sí — respondió Yulia, también parándose y girándose para mirarla.

—Tenías razón antes — Dijo ambiguamente, causando que una mirada momentánea de confusión pasase por la cara de Yulia.

—¿Sobre qué? — cuestionó la morena, insegura de a qué se refería Elena.

—Definitivamente me he enamorado incluso más irremediablemente de ti esta noche de lo que ya estaba — Aclaró y la pelinegra sonrió en respuesta ante la admisión. Dio un paso hacia Lena sin decir nada, con sus manos aún entrelazadas — Estás muriendo por decir "te lo dije," ¿verdad? — se rió, dándose cuenta de la gran sonrisa que estaba en la cara de su novia.

—No — negó Yulia.

—Bueno, deberías — la animó Elena —Venga, no me importa. Puedes decirlo.

—Pero no quiero — estableció, acercándose incluso más a Elena —Nunca pensé que diría esto después de todas las veces que he estado casi muda,— empezó de buen humor — pero estoy un poco enferma de escucharme hablar esta noche.

—Bueno, entonces — dijo pensativamente la pelirroja, extendiendo su mano libre metiéndola en el bolsillo trasero de su short vaquero — Entonces ¿por qué no me dejas hablar un poco? — pidió, con sus dedos nerviosamente cogiendo la pequeña caja que estaba escondida fuera de la vista. Yulia asintió con su cabeza.

—Ok — dijo de acuerdo.

—Eso funciona perfectamente en realidad, Yul — le dijo.

—Sí — respondió la pelinegra.

—Sí, porque tengo algo que quiero darte — le reveló Elena, sacando una pequeña caja de su bolsillo trasero sosteniéndola entre ambas — Iba a dártelo después del juicio — explicó, con voz suave — pero, no sé. Parece más apropiado que te lo dé ahora — La mirada de la ojiazul se movió entre la caja y Elena — Lo he estado llevando en mi bolso — le dijo a Yulia encogiéndose casualmente de hombros, intentando actuar normal con el gesto a pesar de estar sintiendo cualquier cosa —Quería tenerlo conmigo por si acaso...

Yulia miró hacia las cosas que había en la manta y vio el bolso de Elena abierto al lado de la mochila, su novia evidentemente había sacado el regalo mientras se habían estado cambiando de ropa.

—¿En caso de qué? — preguntó Yulia; su voz era tan baja que la suave brisa casi hacía que no se escuchara.

—Sólo...por si acaso — contestó Elena pero la morena sabía por qué quería tenerlo a mano.

—En caso de que algo me pasase — remarcó más que preguntar.

Cuando Elena no discutió, ella supo que había golpeado con el meollo del asunto.

—Toma — urgió Elena, empujando la caja hacia Yulia — No quiero esperar más para dártelo — La menor extendió su mano dudosa para cogerlo pero no lo hizo, su extendió la mano sobre el objeto con indecisión.

—Por favor — imploró Elena ante las dudas de Yulia.

Los ojos azules de la pelinegra buscaron los de Elena durante un breve instante antes de finalmente ceder, sus delicados dedos se cerraron alrededor de la cara levantándola del agarre de su novia.

—Ábrela — le instruyó Elena y esta vez Yulia no dudó, con su mano libre cuidadosamente abrió la tapa de la caja de joyería para revelar una réplica exacta del anillo que le había comprado a ella como un retrasado regalo de San Valentín — Siempre me compras joyas — dijo la pelirroja como explicación, jugando con sus dedos como de costumbre con la cadena de alrededor de su cuello que le había dado Yulia en Navidad — Pensé que era hora de que finalmente te diera algo a cambio.

—No tenías que hacerlo — respondió Yulia mientras cogía el anillo de la caja, la pequeña banda sostenida firmemente entre su dedo índice y su pulgar mientras estudiaba la grabación de dentro — Un mar tranquilo nunca hizo un marinero experto.

—A lo mejor no pero quería — Respondió la pecosa sonriendo mientras se acercaba más y tomaba el anillo de la mano de Yulia con su mano izquierda.

Con cuidado deslizó la banda plateada en el cuarto dedo de la mano derecha y la menor lo estudió más de cerca, deleitándose con la forma en la que el frio metal se sentía contra su piel.

—Ahora vamos a juego — señaló felizmente mientras admiraba la luz de la luna reflejándose en la banda, la mirada de Lens caía hasta su propio anillo brevemente antes de volver hacia su novia.

—Supongo — dijo de acuerdo mirando cómo Yulia giraba el suyo para así poder ver el ancla y la ola diseñados fuera de él.

—Es increíble. Gracias — Dijo agradecidamente, encontrándose con los ojos de Elena de nuevo mientras, los suyos brillaban ampliamente.

—De nada — dijo Elena, extendiendo su mano hasta la de Yulia, apretándola tiernamente.

—Realmente me encanta — dijo sinceramente la pelinegra, su cara dividiéndose a medias mientras una sonrisa luminosa se extendía en ella.

Inclinó su cuerpo contra el de Elena, levantándose en sus dedos de los pies, besándola con aprecio en agradecimiento, con el ligero sabor de la sal aun permaneciendo en sus suaves labios pero sorprendentemente sin ser una experiencia desagradable.

—Sí, bueno...te amo — devolvió cuando Yulia se bajó hasta sus talones — A veces me aterra lo mucho que te amo Yul — Se pausó durante un momento y se acercó hacia Yulia, con el peso de su cuerpo en la arena húmeda que había alrededor para así dejar una marca en ella —Escucha — dijo, cogiendo la caja de la mano de la morena, guardándola de nuevo en su bolsillo. Cogió las manos de su novia entre las suyas una vez que estuvo seguramente guardada — ¿Te acuerdas de aquel día en la playa en el que me diste mi anillo?

—Sí — contestó simplemente Yulia, con el agua dándole en los pies.

—Dijiste que no tenía ninguna pregunta adherida a él... — empezó Elena, intentando pensar en la mejor forma para poner en palabras lo que quería decir después — Dijiste que solo venía con una promesa, pero venía con más de una; venía con un montón de ellas — Llevó sus manos entrelazadas entre ellas para que así estuvieran elevadas entre sus pechos — ¿Te acuerdas cuáles eran? — le preguntó y Yulia asintió con la cabeza.

—¿Y tú? — cuestionó amablemente, su tono de ninguna era forma retador.

—Recuerdo casi cada palabra que me dijiste ese día — Contestó sinceramente, el diálogo de Yulia estaba casi adherido permanentemente a su memoria — Me dijiste que estabas comprometida conmigo, que me mostrarías que mi fe en ti no estaba fuera de lugar. Me prometiste que te amarías a ti misma; que saldrías de la cama cada día y que no estarías pendiente de mí de nuevo. Me prometiste que escucharías si yo estaba teniendo problemas con algo, que estarías ahí... — Soltó una de las manos de Yulia y acarició su mejilla, mientras su corazón se derretía ante el recuerdo de las palabras de su novia, recordando cómo las sintió, cómo le habían dado la esperanza de que lo peor a lo que se habían enfrentado ya estaba detrás de ellas — Mantuviste todas tus promesas — continuó —cada una de ellas — Bajó su mano y cogió la mano derecha de Yulia de nuevo, con sus dedos jugando con el anillo que acababa de poner ahí, sus ojos mirando cómo se movía alrededor de su dedos fácilmente — Me dijiste que el anillo que me diste era un anillo de promesa — dijo pensativamente, ocupando sus dedos con su actividad actual — Que venía con la promesa de que hasta el día en que estuviéramos preparadas para casarnos tú estarías comprometida conmigo y solo conmigo. Dijiste que no querías estar con nadie más, que ya habías encontrado a la persona que te había hecho más feliz de lo que podrías haber imaginado nunca — Unió sus dedos con los de Yulia de nuevo y se encontró con los ojos de su novia —Mi corazón casi explotó en mi pecho cuando dijiste eso — admitió — Estaba tan feliz porque... me sentí de la misma forma contigo también — Yulia no dijo nada para interrumpir el discurso de Elena, sin querer interrumpirla cuando ésta estaba intentando expresarse, cuando estaba intentando compartir algo con ella que obviamente era importante —Quiero experimentar todo contigo — respiró — Cualquier desesperación agonizante, cada momento exaltado de felicidad, cada minuto mundano de rutina — Levantó su mano para apoyarla contra el lado del cuello de Yulia — Quiero ver el sol proyectarse sobre tus sombras en cada continente — Le dijo — Quiero despertarme cada día con la esencia de tu champú en mi almohada, tener el sabor de tus labios permaneciendo en mis labios en cada comida, escuchar el sonido musical de tu risa haciendo eco en la parte de atrás de mi mente cada segundo de cada día durante el resto de mi vida — compartió — Quiero sentir el fuego de tu roce contra mi piel y dejar que queme para siempre mi carne, sin apagarse nunca — Elena se pausó un momento, considerando las próximas palabras con cuidado — Quiero que dejes una marca en mi corazón tan obvia que el mundo entero la vea y sepa que pertenece a ti — Dijo cogiendo la mano derecha de la morena, sosteniéndola delante de su cara para así poder ver la banda plateada en su dedo claramente —Este también es un anillo de promesa — le informó, jugando de nuevo con la joya —Esta es una promesa de mi compromiso contigo.

Yul. No hay nada que puedas hacer nunca que cambiase la forma en la que me siento contigo — Declaró con confianza — Ya rompiste mi corazón una vez — dijo refiriéndose a su separación durante el tiempo en rehabilitación — Yo también te he roto el tuyo, igualmente, pero el amor abrumador que sentí cuando pensaba en ti nunca disminuyó en todo el tiempo que estuvimos separadas. Puede que se haya contaminado con dolor, pero aun así estaba ahí. La agonía que experimenté con tu desaparición de mi vida, existía porque a pesar de lo que pasó, aun así te amaba. Tú sin estar aquí, no me hubiera hecho el mismo daño que si yo no lo estuviera — Yulia cerró sus dedos más fuerte alrededor de la mano de Elena, apretándola en su agarre mientras se la llevaba a su boca y besaba la parte de atrás de ésta tiernamente.

—Te amo tanto — declaró Yulia.

—Ni la mitad de lo mucho que te amo yo — Le devolvió envolviendo sus brazos alrededor de Yulia, besándola profundamente, mientras las manos de su novia encontraban su sitio habitual contra la parte de debajo de su espalda.

—¿Crees que otra gente es así de feliz? — le preguntó la morena, estirándose en el abrazo de la ojiverde.

—Eso espero — contestó, dando un suave beso en los labios de Yulia.

—Elena ¿te quedarías aquí conmigo hasta por la mañana? — preguntó Yulia —Quiero ver la puesta de sol contigo.

—Sí — contestó ésta porque sabía cómo la mente de Yulia funcionaba y podía ver el simbolismo en el gesto sin ser dicho.

Volkova apoyó su cabeza contra el hombro de Katina y la chica de ojos verdes la abrazó más.

—Me encantaría ver el nuevo día contigo, Yul — La morena asintió con su cabeza contra el hombro de Elena y se quedaron así de pie, envueltas en los brazos de la otra durante unos minutos, sin haber palabras intercambiadas entre ellas pero el silencio diciendo más en el momento que si hubieran hablado. Fue Yulia quien en un momento se separó, dando un paso hacia atrás en el abrazo, cogiendo la mano de su novia para guiarla de vuelta a la manta donde se sentaron juntas, ambas perdidas en una conversación o tocando canciones con la guitarra de Yulia por turnos hasta que la luz se fue completamente, la tarde inevitablemente cedió a la noche.

Cuando se puso demasiado oscuro para ver y solo iluminaba la luz originada por el cielo, Elena se tumbó en la manta con Yulia, con un brazo envuelto alrededor de sus hombros mientras el otro jugaba con su pelo.

—Cuéntame más historias de las estrellas — animó la pelinegra a Elena mientras se deleitaban con las luces del cielo que eran como pequeñas manchas blancas pintadas que habían sido extendidas aleatoriamente a lo largo de un fondo negro.

Eso hizo Elena.

Se inventó historias sobre cómo se asentó el cielo, cómo una había sido lanzada a la atmósfera por un chico joven como guía para su futuro amor, cómo Dios las había plantado para mantener acompañada a la luna, cómo cada una representaba las mitades combinadas de dos almas gemelas y desaparecían del cielo cuando finalmente se habían encontrado la una a la otra.

Elena creó historia tras historia mientras estaba tumbada ahí con Yulia, mientras la cabeza de la morena era apoyada contra su pecho, con una de sus piernas envuelta encima de la de ella, cayendo cómodamente entre sus rodillas. Le contó a Yulia una historia y después otra, su novia se unía de vez en cuando y añadía sus historias más elaboradas.

Juntas estuvieron tumbadas hasta que el resplandor naranja del sol de la mañana podía verse levantándose en el horizonte; ninguna de ellas cansada por la falta de sueño. Vieron cómo la playa iba siendo bañada por una paleta de colores magníficos. Contenía tantos tonos diferentes que Elena luchaba por distinguirlos todos, de separar uno de otro, los límites que emergían entre ellos eran tan incocupiscientes que prácticamente no existían. Juntas saludaron un nuevo amanecer y con él, un nuevo comienzo; Yulia no sería más la versión fracturada de sí misma sino ella completa de nuevo. Elena sabía sin sombra de duda que este era el momento que recordaría por el resto de su vida. Siempre recordaría su significado y cómo la puesta de sol marcó el fin de uno de los capítulos más difíciles de la vida de Yulia; cómo había dado la bienvenida a un comienzo de uno mucho mejor, uno más feliz; uno con muchos menos juicios, uno lleno de color en vez de la oscuridad monótona que le fue infligida.

Mientras un nuevo día rompía, Elena sabía que todo había cambiado una vez más y no podía evitar sonreír al darse cuenta de que como la última vez, era para lo mejor. Antes que preocuparse por el futuro que sostenía, Elena eligió abrazar lo desconocido. Entendió que lo que pasara después sería mucho más fácil de afrontar de lo que había pasado antes, porque "un mar en calma nunca hizo un marinero experto," y ambas habían afrontado sus tormentas conjuntas.

😍😍😍

Amé este capítulo, sin dudas!!

Faltan pocos para que está historia culmine... 😔
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 Lun Oct 24, 2022 2:28 am

Es difícil no amar cada capitulo la forma que se aman la forma que han luchado por su amor y como evolucionan juntas es tan hermoso, es de esas historias de amor todos quisiéramos vivir alguna vez y imaginarla con ellas es sublime 😍😍😍. Saludos querida mía 😘😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Miér Oct 26, 2022 10:52 pm

Capítulo 80

La tormenta había terminado.

Elena estaba casi segura de ello.

Sabía que había estado pasando durante los últimos meses, de hecho, había sabido que había estado cediendo desde que Yulia y ella se sentaron con Svetlana en Jimmy's para dejar su pasado turbulento atrás. Había sentido ese cambio indisputable en el tiempo, casi inmediatamente al día siguiente. Había estado consciente del cambio de tiempo; cómo un día los cielos se habían estado abriendo gradualmente, el viento moría alrededor de ambas, las olas se asentaban bajo sus pies. Sin embargo, fue la tarde en la que ella y Yulia se habían tumbado juntas en la playa el día del baile cuando realmente había terminado todo. Se habían quedado juntas bajo las estrellas (las dos entrelazadas en la manta que su novia había llevado con ella) hasta que el sol había bajado por el horizonte, bañándolas a ambas en su luz gloriosa. Lado a lado habían visto un nuevo amanecer y con ello, la tormenta que había estado acosándolas durante la mayor parte del año pasado, desvanecía.

Al menos el agua turbulenta que Yulia y ella habían estado navegando se había asentado completamente y en vez de las furiosas olas que habían estado golpeando contra ellas en cada giro, ahora se enfrentaban a un mar calmado con el que prácticamente se deslizaban hasta su último destino.

Finalmente lo habían conseguido.

Su difícil viaje había llegado a un final y ya no remaban hacia la promesa de un paraíso idílico porque lo habían alcanzado. Habían sosegado la tormenta juntas y todo lo que quedaba para ellas era ahora echar amarras en el puerto y dar un paso en tierra donde la misma era firme y no se deshacía bajo sus pies; donde el brillo del sol era caliente contra sus caras, el canto de los pájaros era música para sus oídos y los paisajes eran innegablemente un complemento de belleza a sus ojos. El único obstáculo que se mantenía entre ellas y esta magnífica utopía era el juicio pendiente, y estaba tan cerca ahora que Elena podría casi oler el dulce aroma de las flores que adornaban el Jardín del Edén que las esperaba justo al otro lado de él.

—¡Ouch! — se quejó la pelirroja mientras algo sólido le golpeaba en las costillas dolorosamente, consiguiendo captar su atención bruscamente desde sus reflexiones silenciosas — ¿A qué viene eso? — cuestionó, girándose en dirección desde la que había venido el ataque, encontrando a Olga.

Lena tenía una mirada de molestia en la cara y no pudo evitar sonar un poco enfadada por la repentina molestia de sus meditaciones.

—Estás mirando fijamente — se rió Olga, mirando en la misma dirección que los de la pelirroja que habían estado centrados en encontrar a Yulia, que construía un castillo de arena con Vika cerca de la orilla de la playa.

—No — dijo mientras su mirada volvía hacia su novia.

—Sí, lo estás haciendo — dijo en desacuerdo, con una risa aguda escapándose de sus labios — Estás mirándola fijamente y lo has estado haciendo durante los últimos diez minutos.

—¿No tengo permiso para mirarla? — le preguntó ridículamente.

—A Vika no — bromeó Olga juguetonamente — Sólo tiene seis años. Es un poco inapropiado ¿no crees?

—Dios, eres una idiota — dijo Elena, golpeando a la castaña en el brazo y poniendo sus ojos en blancos.

Volvió su mirada hacia Yulia, con una amplia sonrisa apareciendo en su cara mientras estudiaba a la morena que estaba peinando el pelo de su hermana pequeña. Lena vio que Vika murmuraba algo en el oído de Yulia en respuesta al gesto y la mayor echó su cabeza hacia atrás y se rió animadamente con lo que había dicho.

—También estás sonriendo — observó Olga; con voz suave mientras estudiaba a la ojiverde. Las esquinas de su boca adquirieron una expresión similar ante la felicidad obvia de la chica de cabellos rojos — Es bonito verla tan feliz ¿no? — preguntó Olga, poniendo una mano en el hombro de Elena, con entendimiento.

—Sí — dijo silenciosamente ésta, bajando su mano hasta la rodilla de la castaña, apretándola ligeramente en reconocimiento, sin dejar nunca de mirar a su novia — Lo es.

Siguieron mirando a Yulia mientras Vika se acercaba más a ella, la menor envolvía sus brazos alrededor de los hombros de su hermana con afecto mientras Yulia cogía arena con el cubo para así crear otra torre del castillo. Cuando terminó, la ojiazul levantó una mano para acariciar el brazo de Vika tiernamente y la menor la besó rápidamente en la mejilla cogiendo el cubo de su agarre, poniéndolo al lado del resto de su creación. Yulia se echó hacia adelante sobre sus rodillas y con cuidado ayudó a Vika a levantar el cubo, la niña de seis años saltaba animadamente en el sitio cuando salió la arena y dejó una montaña de ésta perfectamente formada debajo. Yulia levantó su mano para que Vika chocara los cinco y la menor lo hizo con entusiasmo, mientras los dedos de la mayor se cerraban alrededor de los de su hermana durante un breve momento antes de volver a soltarlos.

Elena sintió que su sonrisa crecía mientras admiraba la obvia transformación que Yulia había sobrepasado desde que la conoció. Era tan diferente ahora que era casi irreconocible como la persona con la que se había encontrado hacía casi diez meses. La chica profundamente atormentada a la que se había acercado en el pasillo del instituto había desaparecido completamente esa noche en la playa después del baile, se había desvanecido en algún punto desconocido del que Elena secretamente esperaba que no volviera.

Yulia estaba tan llena de vida ahora, tan alegremente agradecida por cada momento, tan despreocupada, que Elena no podía evitar sonreír cada vez que sus ojos caían en su novia, no importaba lo que la morena estuviera haciendo. Yulia podía estar sentada, tumbada en el sofá viendo una película con Vika o silenciosamente leyendo un libro que ella se daba cuenta de que sus mejillas estaban empezando a doler de la sonrisa involuntaria que había aparecido en su cara al ver a su novia. Los músculos de Elena estaban tan poco habituados a mantener la sonrisa durante tanto tiempo que protestaban pero no le importaba la incomodidad que le causaban, para nada. De hecho, les daba la bienvenida con los brazos abiertos. Les daba la bienvenida porque recordaba vívidamente cada vez que su novia había llorado violentamente contra su pecho hasta el borde de ahogarse. Recordaba con perfecta claridad cómo Yulia había sido incapaz de afrontar su reflejo en el espejo, cómo había luchado para expresarse, para completar multitud de tareas sin ninguna facilidad en particular. Recordaba cómo Yulia se había odiado a sí misma tan vehementemente que habría preferido morir que sufrir otro día en su propia prisión personal. Recordaba cada momento desgarrador como el que habían pasado ayer pero en vez de llenarla con una melancolía que hacía que su pecho doliera y que sus ojos se llenasen de lágrimas, esos recuerdos ahora sólo servían para recordarse a sí misma el increíble viaje que su novia había hecho.

Viendo a Yulia ahora mientras jugaba con Vika, creía de corazón que el viaje de su novia definitivamente fue algo por lo que merecía la pena sonreír.

Era por eso por lo que a pesar de que sus amigas la tomaran el pelo, ahora tomaba cada oportunidad que podía para mirar fijamente a Yulia, para sonreírle, para apreciar su transición, de la chica abatida que se inclinaba sobre su vida como un tren que huye y que de alguna manera consiguió florecer en la que ahora estaba sentada delante de ella. Incluso desde su posición a unos quince centímetros, Elena podía ver la nueva energía que Yulia irradiaba; podía ver su confianza recientemente descubierta, su postura imperturbable y relajada. Todos aquellos pensamientos atormentados que la habían plagado tanto en el pasado ya no parecían existir y en vez de amargar su estado perpetuo de odio a sí misma Yulia ahora estaba valorando su auto valía.

Cuando miraba a Yulia ahora, tenía una sensación de orgullo tan inesperadamente que le quitaba la respiración; el aire en sus pulmones se atrapaba en su garganta y hacia que su respiración latiera furiosamente en su pecho. Era orgullo que había sentido cuando el aniversario del accidente de su novia había pasado sin apenas haberse mencionadl. Yulia y ella habían estado pasando el día con el resto de sus amigas y con Vika en el parque. El grupo había llevado un picnic al que Jasper tuvo un intento de asaltar en cada ocasión que se le permitió. En un punto, Frida y Nastya habían ido hasta el camión de los helados con Vika y Olga para comprarse uno, dejando a ambas chicas sentadas a solas en el césped con Jasper y sus cosas. Yulia había estado mirando a algo delante de ella, viendo cómo el resto de sus amigas intentaba elegir el sabor del helado que se iban a comprar, mientras que con su mano izquierda acariciaba el cachorro que iba creciendo y que estaba sentado a su lado, con la cabeza mirando hacia otro lado, por primera y única vez en el día, haciendo alusión a su desafortunado pasado.

—Ha pasado un año — fue todo lo que dijo de algún modo críptico.

Su cara se había mantenido sin cambios mientras se refería al accidente, pero el tono que usó era suave y amable en vez de solemne y grave, como si el aniversario no fuera un recordatorio terrible de algo que le había pasado sino una celebración de un año de su vida que se había perdido.

Elena había estado observando a Nastya y al resto de sus amigas, cuando Yulia habló pero se giró para mirar a su novia en respuesta al oír las palabras, sorprendida de que hubieran salido de sus labios casualmente sin nada aparente que las pidiera.

Había estudiado a la pelinegra un momento mientras seguía inconscientemente rascando a Jasper detrás de la oreja, mientras el perro lamía con entusiasmo la parte de atrás de ella en respuesta a la atención que estaba recibiendo. Sus ojos marrones permanecieron centrados fijamente en el grupo en la distancia y una pequeña sonrisa apareció en las esquinas de su boca mientras veía a Olga levantar a Vika para que así pudiera ver mejor las opciones disponibles. Nastya había hecho rápidamente lo mismo con Frida cuando había visto a su amiga ayudando a la hermana de Yulia y las tres chicas mayores se partieron de risa ante el gesto; la broma de Nastya hacia Frida las entretuvo inmensamente, Elena lo había aprobado por la forma en la que la sonrisa de Yulia se había ampliado mientras seguía viendo la escena que tenía delante así que no dijo nada en respuesta al comentario que había hecho. A cambio había optado por extender su mano para coger la que tenía libre su novia, apretándola en un reconocimiento silencioso ante la referencia, ya que ninguna palabra más necesitaba ser dicha sobre el fatídico día.

Eso había sido hace casi tres semanas, el primer día después de que hubiera terminado el instituto en verano.

Ahora Lena estaba sentada con las otras, en una playa vacía donde Yulia había pasado la mayor parte de su infancia en recreaciones aventureras con Olga. Era el diecisiete cumpleaños de la chica más alta, así que se la habían llevado de su casa esa mañana para así darles tiempo a sus padres para que organizaran la fiesta sorpresa que habían planeado meticulosamente. Lena sabía que Yulia se sentía culpable por el hecho de que Olga no había celebrado sus dulces dieciséis el año anterior porque estaba tan molesta con todo lo que había pasado con lo del accidente. Así que, como resultado, la menor había decidido que iba a asegurarse de que el cumpleaños de este año de su mejor amiga fuera doblemente mejor para compensar el que se había perdido.

—Ejem... — Nastya se aclaró la garganta deliberadamente, captando la atención de la ojiverde, aparentemente habiendo vuelto a sus meditaciones — Sabes que estás babeando ¿no? — bromeó y una sonrisa escapó de sus labios mientras observaba la mirada fija de su amiga en Yulia.

La pelirroja se giró hacia la chica de ojos verdes también y levantó una mano para limpiarse la boca en respuesta a la puntualización.

—No son babas, es sudor — informó a Nastya, moviendo su cabeza ahora que sus pensamientos ya no estaban ocupados con las reflexiones de las semanas pasadas y la nueva versión de Yulia que había emergido como un precioso fénix de las cenizas de una chica rota.

Volvió su mirada hacia su novia quien sin intención había hecho que fuera fácil ser víctima de las burlas de sus amigas y vio cómo ayudaba a Vika a coger algo de agua en el cubo para así poder terminar la construcción de su castillo.

—Sí, vale, lo que tu digas Lena; claro que es "sudor" — dijo, haciendo comillas en el aire con sus dedos mientras decía la última palabra en alto.

—Es sudor — dijo en su defensa mientras miraba a Nastya una vez más y usaba la parte de atrás de su mano para quitar otra capa de sudor que estaba cayendo por su frente — Está muy húmedo el día así que voy a sudar. Estaría preocupada si no lo hiciera con este tiempo — le recordó.

—Bueno, se parecía mucho a las babas — se rió la castaña ojiverde mientras estaba sentada en la toalla opuesta a la de la chica pelirroja.

Estaba apoyada sobre sus codos con su bikini, su largo pelo amarrado delante de ella mientras tomaba el sol.

—No es que podamos culparte si estuvieras babeando — comentó Clare desde su posición en el suelo.

La chica ahora se había convertido en una más del grupo y estaba tumbada sobre su estómago junto a Elena, con sus piernas detrás de su cabeza y sus pies cruzados por sus tobillos.

—¿Que se supone que significa eso? — le preguntó Katina un poco posesivamente.

—Sólo que Yulia es atractiva — contestó Clare indiferentemente mientras ojeaba una revista delante de ella — Si tuviera una novia que se pareciera a ella, yo también babearía. No hay nada de malo con eso — Clare dejó de hacer lo que estaba haciendo durante un momento para mirar en dirección de Yulia — Sólo tienes suerte de que lleve puesta la camiseta — continuó, señalando la camiseta gris ajustada que llevaba Yulia —Sino estarías probablemente sentada en un charco de agua ahora mismo.

—Eww... — dijo Olga, poniendo una cara desaprobadora ante la elección de palabras de Clare.

—Así no — respondió la chica, poniendo los ojos en blanco, tirándole una pelota de tenis que tenía cerca — ¿Podrías por favor no desviarte?

—¿Puedes por favor cambiar de tema? — suplicó Elena; sintiéndose extremadamente incómoda de que estuvieran discutiendo tan abiertamente la atracción de la morena y el efecto que podría tener en ella.

Miró de nuevo en la dirección hacia su novia y se mordió pensativamente el labio inferior mientras sus ojos se fijaban en la camiseta y en la gorra que Yulia llevaba para proteger las cicatrices del sol, ya que el tejido era frágil y más susceptible a quemarse que el resto de su piel. Yulia había compartido recientemente con Lena el consejo que el terapeuta le había dado después de que el accidente hubiera dejado su piel con las imperfecciones. Le había contado cómo le había recomendado que lo mejor sería intentar mantener las cicatrices fuera del alcance directo del sol; que si lo hacía ayudaría a reducir el riesgo de dañar su piel más, causando manchas que se oscurecerían y serían más obvias de lo que ya eran. Elena había descubierto a través de esto que eso había sido en gran parte la razón por la que Yulia nunca se había quitado la camiseta cuando habían ido a la playa juntas. Que todo lo había estado haciendo por seguir un consejo.

Sin embargo, la pecosa también era consciente de que esta no había sido siempre la razón por la que Yulia había seguido las recomendaciones, que antes de compartir esa noche juntas en la playa después del baile, había escondido sus cicatrices bajo su camiseta porque estaba avergonzada de ellas, porque estaba avergonzada de que marcasen su cuerpo y que mostraban severamente al mundo entero exactamente por lo que había pasado. Pero Yul no se sentía así ahora. Sus inseguridades a pesar de sus cicatrices habían sido otra víctima anticipada de la noche del baile y finalmente había conseguido derrotarlas, poniéndolas a descansar con todos sus otros tormentos y preocupaciones relacionados con el accidente. Elena ahora sabía sin sombra de duda que la única razón por la que Yulia seguía llevando puesta la camiseta era por su propio bien; que había terminado llevando la camiseta, protegiendo un cuerpo que había querido cada vez más. Yulia quería valorar su cuerpo de la forma en la que se lo merecía. Protegerlas del daño, cuando en un tiempo había estado más que feliz de infligírselo a sí misma y era una forma más de hacerlo.

—Sinceramente no puedo creer que Yulia lleve puesta una camiseta con este tiempo — dijo Nastya observando a Vika y a ella desde donde estaba sentada —Tiene que tener tanto calor con esa cosa. Quiero decir, que yo tengo calor con esto y estoy prácticamente desnuda — Gesticuló hacia su bikini significativamente.

—Puedes estar desnuda llevando esa cosa — devolvió Olga de buen humor, puntualizando el traje de baño de su amiga que en realidad no era peor que los otros — Quiero decir, maldita sea Nastya. ¿Podemos hablar de tus abdominales un segundo?

—No, definitivamente no podemos — contestó rápidamente la chica, poniendo fin a ese tema de conversación en particular, volviendo al original —Seriamente, está jodidamente abrasador hoy — Estableció como si no fueran conscientes de ese hecho a pesar de que Elena había mencionado la misma cosa antes — ¿Cómo no se ha desmayado exhausta por el calor?

—Déjala en paz — objetó Frida amablemente antes de que Elena pudiera hacerlo.

Estaba usando una de las muchas revistas que habían llevado con ellas para abanicar su cara mientras veía a la chica en cuestión pellizcar cariñosamente la mejilla de Vika.

—Sí, sabes por qué la lleva, Nastya. ¿De verdad crees que optaría por ello sino?— Lena le preguntó a su amiga.

—Sí vale, bien — permitió la castaña ojiverde — Sólo estoy impresionada de que no se haya abrasado aún, eso es todo.

—Sabes, estoy convencida de que la única razón por la que la lleva hoy es para hacer que Clare no la mire — comentó secamente Olga, con una amplia sonrisa en su cara — No sé por qué Yul dice que es porque su piel es más sensible al sol o lo que sea pero no parecía preocuparse de eso cuando se desnudó delante de mí el otro día.

—Sabes, que le bajaras los pantalones la semana pasada en el supermercado no cuenta como que ella se hubiera desnudado delante de ti ¿no? — preguntó Elena moviendo su cabeza al recordar la broma de la chica más alta — Ni siquiera están cerca de ser la misma cosa, idiota.

—Claro que sí — dijo en desacuerdo la más alta, indiferentemente.

—No lo son — disputó Nastya — Yulia en realidad no tiene ninguna yç para así poder empezar a aplicarse una generosa capa en los brazos.

—Fue su culpa que pasara — les informó Olga — Era un blanco fácil. Yul debería saber mejor que no debería llevar pantalones de chándal a mi alrededor — Contestó — Debería de saberlo. Es una jodida idiota a veces, lo juro.

—Olga — se quejó Frida — Seguramente no deberías de estar usando ese lenguaje cuando estás embarazada. ¿Que hay del bebé? — Olga le había contado a Frida y Nastya lo de su embarazo el primer día de vacaciones de verano y a pesar de que al principio estuvieron en shock ante la revelación pronto celebraron las noticias con ella, dándose cuenta del obvio entusiasmo de sus amigas hacia el giro inesperado de los eventos.

—El bebé no puedo oírlo — dijo Olga, levantando la mano delante de ella —Vigilaré mi boca una vez que esté aquí pero hasta entonces puedo decir lo que quiera.

—Aún no puedo creer que vayas a ser madre — admitió la castaña ojiverde, levantándose las gafas de sol para así tener una mejor visión de la chica.

—Yo tampoco — secundó Frida — Estoy feliz por Fyodor y por ti, lo estoy, pero ya le he dicho a Troy que no vamos a volver a tener más sexo — dijo de buen humor —No hay forma de que esté preparada para ser madre aún.

—En momentos como estos me hace feliz ser una lesbiana soltera — dijo Clare — Sin ofender — Añadió sinceramente encontrándose con los ojos de Olga.

—Ninguna — reconoció amablemente Olga.

—Espera, ¿qué pasó contigo y con Svetlana? — preguntó Frida al darse cuenta — Pensé que ibas a contactar con ella — dijo, recordando cómo Elena le había dado el nombre completo de la rubia para que así pudiera encontrarla en Facebook.

—Sí pero cambié de opinión sobre eso — empezó a contestar a la pregunta de Frida — No me entiendas mal, es atractiva y todo eso — dijo — pero pensé en todo lo que dijiste y decidí que lo de salir con una completa sociópata no era tan atrayente como al principio — Se pausó un momento y se giró en su costado para mirar al resto de las chicas, sujetando su cabeza apropiadamente sobre una mano — Quiero decir, puede que estuviera desesperada pero no tanto — Dijo y el resto de las chicas se rieron.

—Por esto es exactamente por lo que disfruto que salgas con nosotras tanto — Se rió Olga en obvio entretenimiento ante la más reciente adquisición al grupo —Eres la lesbiana más sensible que conozco — estableció, haciendo que Elena pusiera sus ojos en blanco —aunque me habías preocupado durante un tiempo.

—Sí — dijo de acuerdo Nastya — Es bonito escuchar que alguien más no es completamente mental — Comentó señaladamente — Elena y Yulia han perdido sus mentes perdonándola por todo lo que nos ha hecho.

—¿A nosotras? — cuestionó la pelirroja; levantando una ceja en respuesta a las palabras de Nastya — ¿Qué os ha hecho a vosotras Svetlana?

—Um, ¿hola? — dijo Olga, aparentemente alucinada porque Elena hubiera preguntado — Intentó destrozar Yulena.

—Oh Dios mío — murmuró la pelirroja en voz baja al oír el mote que Olga le había asignado a la relación que tenía con Yulia.

—Nadie se mete con Yulena y se sale con la suya, Elena — Dijo a la defensiva, siguiendo con el comentario de la pelirroja — Estaba intentando hundir mi ship y eso es completamente imperdonable. Quiero decir, ¿quién exactamente cree que es? — preguntó, sin realmente esperar una respuesta.

—¿Una puta loca? — contestó Nastya.

—Ok, primero — dijo Elena neutralmente —¿puedes por favor dejar de referirte a nosotras como Yulena?

—Oh vamos Lena — se quejó Frida poniendo una cara infeliz con la petición —Es lindo.

—Además, se consume mucho menos tiempo que tener que decir ambos nombres para referirnos a vosotras — añadió Nastya.

Elena gruñó y negó con la cabeza, astutamente consciente de que no iba a ganar la discusión por muchas veces que lo intentase.

—Vale — gruñó, momentáneamente olvidando lo que iba a decir — ¿Dónde estaba? — preguntó, frunciendo su frente pensativamente.

—Acababas de darnos tu "primero" — animó Clare para ayudarla.

—Oh cierto — dijo recordándolo —Segundo — siguió firmemente, levantando dos dedos — ¿Podemos tener menos de ese nombre que le ponéis? — preguntó — Sabéis lo mucho que lo odia Yul.

—Por eso lo hago cuando no está alrededor — contestó Nastya — ¿De verdad piensas que quiero molestar a tu novia? Todo lo que tiene que hacer es poner esa cara estúpida que pone e instantáneamente me sentiría culpable. Nadie aquí quiere eso, y yo menos.

—Molestar a Yulia es como pegar a un cachorro — concurrió arrepentidamente Frida, recordando el papel que había jugado con la admisión a rehabilitación —Nunca diríamos nada malo sobre Svetlana delante de ella.

—¿Podéis al menos no decir nada de primeras? — les pidió Elena — Ayudadme ¿vale? Yulia está tan feliz ahora mismo y os juro por Dios que si cualquiera de vosotras hace algo para cambiar eso entonces os patearé el culo.

—Vale Lena, cálmate, no hay necesidad de ponerse violentos — respondió Frida —No diremos nada en un futuro ¿vale?

—Habla por ti Frida — dijo en desacuerdo Olga — No estoy prometiendo eso.

—No sé por qué estáis tan molestas con que Yul y yo hayamos hecho las paces con ella de todos modos — cuestionó —Lo hiciste sonar como que somos amigas de Svetlana ahora cuando no lo somos — les informó — Sólo hemos estado de acuerdo en dejar el pasado atrás y seguir adelante con lo que pasó. No es como si fuera a empezar a invitarla a salir con nosotras todo el tiempo.

—¿Sabes que Yul me contó que la habías invitado a sentarse con nosotras el día en el que hablasteis en el restaurante? — le dijo Olga a sabiendas.

—¿Qué hay con vosotras que tenéis que estar contándoos todo a todas horas? — gimió la pelirroja de buen humor, con sus ojos vagando hacia su novia un instante —Ugh, no puedo creer que te lo contase.

—¿Por qué? ¿Estabas esperando que lo mantuviera como un secreto? — se rió Clare ante la reacción de Lena.

—Algo así — admitió gruñonamente — Fue algo de ese momento ¿vale? — confesó — Pensé que estaba intentando ser civil pero contrario a la creencia popular no he olvidado que me llevó hasta el hospital. Puede que la haya perdonado, pero siempre me acordaré de lo que hizo. No soy tonta para bajar completamente la guardia con ella — confesó — Quiero decir, Yul tiene razón, nosotras vamos a encontrárnosla de vez en cuando así que deberíamos al menos intentar ser amables — reconoció de algún modo.

—Yul te ha hecho blanda de cabeza — señaló Olga, echando un vistazo a su mejor amiga quien estaba forjando una bandera con un palo y un envoltorio de una chocolatina para adornar el castillo de Vika y suyo.

—Yul solo está intentando ser una mejor persona — dijo Elena con una pizca de aprobación en la voz con la generosidad de su novia.

—Sí, pero eso es porque ella es blanda de cabeza — devolvió Olga — No creerás que su cerebro se habría aplastado tan fácilmente sino ¿verdad?

—¡Olga! — protestó Frida en shock.

—¿Qué? — dijo la chica más alta, levantando sus brazos delante de ella inocentemente.

—¿No es un poco insensible decir eso cuando el juicio empieza mañana? — cuestionó.

—Entonces Yul puede hacer bromas sobre cosas así pero ¿yo no puedo? — preguntó ofendida — Eso es doble rasero — gimoteó — Quiero decir, mírala. No le importa un cuerno el juicio y siempre se está riendo de sí misma — dijo, haciendo un gesto en dirección de la pelinegra — Es tan estúpida ahora — Siguió con tono de afecto — Hace bromas inapropiadas sobre ello todo el tiempo — continuó —No puedo creer que me haya olvidado cómo era — reveló — Es graciosa y molesta de nuevo — estableció — En realidad — se pausó, considerando algo durante un momento — Creo que es incluso más ingeniosa y molesta ahora de lo que antes lo fue — Reconoció riéndose — Dios, quiero decir, mira a esa pequeña tontorrona — instruyó, con un tono cariñoso hacia su mejor amiga mientras la señalaba en la distancia —Está prácticamente brillando.

—Creo que eso es sudor — se rió Clare haciendo referencia a la respuesta de antes de Elena.

—No lo es — dijo la castaña resolutivamente y nadie discutió con ella porque sabían en el fondo que era verdad.

Todas miraron a Yulia durante un momento desde su posición, la chica que era el centro de su conversación se agachó para permitir a su hermana se subiera a su espalda ahora que aparentemente habían terminado de construir su castillo. Agarró las piernas de Vika por debajo de sus brazos y se levantó, con los brazos de su hermanita alrededor de su cuello mientras llevaba una amplia sonrisa en la cara y Yulia empezaba a cargarla en su dirección.

—¿Quién habría adivinado que se había convertido en esa pequeña mierdecilla cuando finalmente superó la depresión?— gruñó Olga, observando a su amiga mientras caminaba hacia ellas.

—Sólo estás molesta porque ha conseguido hacerte bromas como ocho veces este último mes y tú solo lo has conseguido con ella dos veces — dijo Nastya, siguiendo a Yulia mientras cuidadosamente dibujaba un camino a lo largo de la arena caliente.

—Creo que mi favorita fue cuando cubrió el pasillo de tu puerta con papel de cello y te enredaste — se rió Frida.

—¿Qué hay de la vez en la que puso zumo de limón y vinagre en el agua de Olga mientras estaba en el baño en Jimmy's?— ofreció Clare.

—No sé — dijo pensativamente Nastya —Aún creo que las galletas que hizo usando sal en vez de azúcar fue la mejor. La foto que hice de tu cara mientras dabas el primer mordisco es la mejor que he visto tuya — dijo dirigiéndose a Olga.

—Olga no tienes que culpar a nadie sino a ti misma — Le informó Elena — Eres la razón por la que se haya vuelto esa pequeña mierdecilla — le recordó a Olga, con una amplia sonrisa en su cara ante el recuerdo de todo lo que había hecho su novia —Tu empezaste esta guerra de bromas cuando pegaste con superglue esas monedas en las esquinas de su escritorio. ¿Sabes cuánto tiempo tardó en darse cuenta de porqué no podía cogerlas?

—Sí, pero ahora tengo un hijo — les recordó, moviendo su mano por su estómago con énfasis — Debería relajarse conmigo. Después de todo, no le gasté bromas cuando se estaba recuperando del accidente. Sólo es justo que me devuelva la misma cortesía.

—Eres una perdedora — Dijo perceptivamente Clare.

—Ella no está ganando — regañó la castaña, ofendida con la insinuación.

—Sí que lo está haciendo — dijo simplemente Frida.

—Sólo me estoy tomando mi tiempo para formular la mayor broma de venganza, eso es todo — compartió Olga con ellas —Entonces veremos cuál de nosotras está ganando. Mi próxima broma va a ser mejor que todas las suyas combinadas.

—Sí, bueno, buena suerte con eso — dijo Clare sarcásticamente, entendiendo el talento de Olga para las venganzas amigables.

—¿Buena suerte con eso? — preguntó Yulia, agachándose mientras las alcanzaba para que así Vika pudiera saltar de su espalda.

Se quitó de la cabeza la gorra y la tiró en lo alto de su toalla para así poder recorrer sus dedos a través de su pelo, deshaciendo los nudos que se habían formado como resultado de su sudor.

—Nada — contestó su amiga rápidamente antes de que nadie más pudiera contestar, sin querer darle ventaja del elemento sorpresa que sería su próxima broma.

—¿Cómo va la casa de la playa? — cuestionó Elena significativamente, rápidamente cambiando de conversación de su punto anterior.

La pelinegra se encontró con la mirada de su novia significativamente y le sonrió, haciendo que las mejillas de Elena se ampliaran exponencialmente.

—No es una casa de playa. Es un castillo de princesa — Dijo Vika; escuchando la pregunta de la chica más mayor, contestándola antes de que pudiera Yulia.

—Mi error — se rió Lena y Vika se giró en su sitio de lado a lado, con una expresión facial que hacía que pareciera la viva imagen de Yulia cuando se sentía avergonzada.

—Está terminado ¿no Vika? — dijo Yulia poniendo una mano en el hombro de su hermana, tiernamente.

—Sip — dijo orgullosamente Vika —Incluso tiene una bandera para que los visitantes sepan que la princesa está en casa.

—Eso es tan genial — remarcó sinceramente Olga.

—¿Queréis venir a verlo? — les preguntó Vika, extendiendo una mano para Elena y otra para Olga.

—Claro — contestó la pelirroja, tomando la extremidad ofrecida mientras se ponía de pie.

Olga también se levantó y cerró sus dedos alrededor de la delicada y pequeña mano y Vika empezó a llevarlas para que vieran la creación en la que ella y Yulia habían trabajado tan duramente.

Ambas, Frida y Nastya compartieron una breve mirada antes de levantarse, uniéndose a las otras tres chicas.

—¿No vas a ir a verlo también? — preguntó la pelinegra a Clare, dándose cuenta de que la otra chica permanecía en su sitio, estudiándola de cerca.

—Pensé que esta podía ser una buena oportunidad para hablar — dijo, ignorando la pregunta de Yulia, levantándose delante de ella.

—¿De qué? — cuestionó mientras se agachaba para coger una botella de agua que estaba en lo alto de su mochila.

Clare dio un paso hacia ella y Yulia abrió la botella en su mano y se la llevó a sus labios antes de dar un largo trago.

—Sabes de qué — contestó neutralmente la chica.

—Se lo voy a contar — informó Yulia a sabiendas, dándose cuenta de a qué se refería la otra chica.

Puso el tapón en su botella de agua y empezó a tirar de la etiqueta distraídamente para así evitar encontrarse con los ojos de Clare.

—¿Cuándo?— le preguntó ésta.

—Sólo estoy esperando el momento adecuado — le dijo Yulia, tirando la botella de vuelta a su mochila, finalmente levantando su mirada hasta la de Clare.

—Sigues diciendo eso — le recordó.

—Lo sé pero lo digo de verdad — respondió; limpiándose sus manos con la parte delantera de su camiseta para quitarse la condensación que la botella le había dejado en ellas — Es sólo que nunca parece el momento adecuado.

—Yulia, esto ha seguido así durante meses — señaló Clare — Te quedas sin tiempo. Tienes que contárselo ahora. No puedes dejar que pase más tiempo.

—Voy a contárselo — repitió la morena más firmemente — Simplemente no creo que sea justo por mi parte soltarlo y esperar que todas se enfrenten a ello, especialmente Elena y Olga.

—Yulia, esto está bien, ¿vale? Tienes que contárselo esta noche lo que significa que tienes que soltarlo — Dijo Clare — Si no se lo cuentas antes de que acabe el día entonces voy a tener que hacerlo yo.

—No — respondió Yulia rápidamente, recorriendo una mano por su pelo —Tengo que ser yo la que se lo cuente.

—Entonces tienes que hacerlo pronto — la animó Clare.

—Se lo contaré después de la fiesta, prometo que lo haré — resolvió — No me arriesgaré a hacerlo antes y arruinar el cumpleaños de Olga. No es justo para ella. Ya destrocé el del año pasado. Hoy tiene que ser perfecto.

—Sólo tienes que soltar la bala y seguir adelante — la animó Clare; poniendo una mano en el hombro de la morena.

— Soy una chica grande ¿Vale? Puedo tratar con lo de después, sea lo que sea — Yulia no parecía muy convencida y miró en la dirección en la que sus amigas estaban hablando con entusiasmo con Vika.

La pelirroja parecía sentir que estaba siendo observada porque volvió su atención del castillo de princesa de la chica pequeña y la ladeó en la dirección de Yulia, con una sonrisa apareciendo en su cara cuando vio que su novia la estaba mirando. Yulia devolvió el gesto en reconocimiento y Lena rompió el contacto visual entre ellas cuando Vika tiró animadamente de su brazo para enseñarle algo más.

—¿Vas a ser completamente sincera con Elena sobre todo el tiempo que hemos estado pasando juntas? — preguntó Clare dándose cuenta del intercambio entre Yulia y su novia.

—Si le digo la verdad entonces probablemente debería contarle todo — aceptó, mirando de nuevo a Clare.

—Va a enfadarse cuando se entere de que hemos estado quedando sin ella — reconoció la otra chica.

—Estará bien — negó fácilmente — No es como si nos hubiéramos estado viendo a escondidas, a sus espaldas teniendo un affair. Sólo hemos estado hablando.

—¿Crees que ella y las chicas estarán molestas de que hayas esperado tanto para contárselo? — cuestionó Clare, frotando la parte de atrás de su cuello sintiéndose culpable de que ella fuera la razón por la que Yulia había escondido información a Lena durante tanto tiempo.

—Supongo que lo averiguaremos pronto — contestó la morena, mirando a Elena quien estaba explicando algo a Vika.

—Sé por qué has estado posponiendo el contárselo y lo aprecio — dijo agradecidamente Clare — Estabas intentando protegerme pero ya no puedes hacerlo más. Tienen que saber la verdad antes de que entren en el juzgado mañana y me vean allí.

—Lo sé — Aceptó Yulia.

—Yulia tienen que saber que mi tío es el que te golpeó — Estableció Clare.

—Es solo que no quiero que te culpen por tu relación en él — admitió — Elena realmente le odia, Clare — Compartió, sabiendo que las palabras eran verdad incluso aunque Elena nunca las hubiera expresado en alto — Olga también.

—Yo también le odio por lo que te hizo — admitió la chica — pero es mi familia Yulia y no puedo evitar quererle a pesar de eso. Mis padres quieren que esté allí mañana dando apoyo moral y voy a estar a pesar de lo culpable que sea — La morena miró entre sus amigas y Clare, insegura.

—Sólo estoy preocupada por cómo vayan a reaccionar cuando lo sepan — divulgó — ¿Qué pasa si no quieren que salgas más con nosotras m? Me gusta que todas seamos amigas ahora.

—Es lo que es — le dijo Clare — Puedo entender completamente si así es cómo se sienten. No deberías sentirte mal sobre eso. Probablemente me sentiría igual si la situación fuera al revés — Clare se pausó un momento y dio otro paso hacia Yulia cuyos ojos se bajaron hasta los pies que estaban golpeando la arena distraídamente — Yulia, mi tío te atropelló — estableció, haciendo que los ojos de la morena volvieran a ella — Te golpeó y te dejó en la carretera para que murieras — dijo de golpe como un martillo trayendo a la situación con la realidad — Estaba conduciendo con la licencia suspendida y se dio a la fuga en vez de quedarse a ayudarte para así evitar meterse en problemas. Nunca debería haber estado en la carretera para empezar y casi te mata porque fue demasiado testarudo para aceptar el hecho de que la condición de su corazón significaba que no era seguro detrás de un volante del coche. Va a ir a la cárcel por lo que te hizo y debería ir a la cárcel, eso lo sé hasta yo.

—Dios, debería de habérselo contado a Elena y a las demás antes — dijo Yulia suspirando fuertemente — pero no podía compartirlo con ellas aún.

—Sé que no querías causar ningún drama — dijo Clare entendidamente, luego de que las dos lo habían discutido cuando se encontraron para hablar de su descubierta nueva unión — Entiendo eso ¿vale? Después de todo por lo que has pasado donde finalmente estás feliz, no quieres arriesgarte a perder eso pero tienes que ser sincera con ellas y contarles cómo te sientes.

—Clare — empezó Yulia pero se detuvo cuando sintió algo que tiraba de la parte de atrás de su camiseta.

Se giró para encontrar a Vika de pie detrás de ella, y al el resto de las chicas a unos centímetros de ella mientras se acercaban.

—Vamos a ir a nadar — le informó Vika sin dejar espacio para ninguna discusión con su hermana mayor.

—¿Sí? — preguntó la morena, dando un golpecito en la punta de la nariz de Vika con su dedo índice; mientras que la otra conversación en la que había estado involucrada, rápidamente la había dejado de lado mientras el resto de las chicas se acercaban rápido.

—Mmhmm — contestó Vika — Quiero que también vengáis Clare y tú — dijo cogiendo del brazo a su hermana — Elena y yo vamos a tener una lucha con Frida y Nastya así que tenéis que ser espectáculo — La morena se rió amablemente ante el uso de la palabra espectáculo.

—Quieres decir espectadoras — corrigió a la menor.

—Eso es lo que he dicho — respondió mientras Elena llegaba a su lado.

—¿Vas a pelearte con Frida y Nastya? — le preguntó Yulia a su novia, levantando una ceja como pregunta silenciosa.

—Vika se va a sentar en mis hombros y va a intentar empujar a Frida y Nastya — le explicó a su novia.

—Frida se va a sentar en los hombros de Nastya porque también es pequeña — dijo rápidamente Vika como explicación, sus palabras salían de su boca airadamente con entusiasmo — Después lucharemos — Dijo animadamente —Entonces Clare y tú tenéis que venir a verlo con Olga — Dijo — ¿Por favor? — imploró desesperadamente — ¿Vendrás?

—Claro, iré a veros — sonrió, poniendo una mano en el hombro de Vika.

La morena empezó a dar un paso hacia adelante mientras el resto del grupo también empezaba a ponerse de camino hacia el agua pero Vika se giró en sus talones para mirar a su hermana, parándola inmediatamente.

—No, espera — dijo la pequeña empujando el estómago de Yulia para pararla casi tirándola de espaldas —Tienes que quitarte primero la camiseta, tonta — Le recordó — Sino se mojará.

—Vika — empezó a objetar Olga ante la petición de la menor, moviendo un poco su cabeza de lado a lado significativamente cuando la miró — Yul puede llevarla en el mar si quiere. Tiene otra camiseta que puede ponerse después así que no pasa nada si se moja — La morena miró a su mejor amiga antes de mirar al resto de las chicas del grupo, dándose cuenta de las miradas expectantes que esperaban su reacción.

—No, pero si se moja después se estropeará — dijo Vika, sin entender la razón por la que Yulia la llevaba — Ven, puedo ayudarte — Le ofreció a su hermana, tirando de la parte de abajo de la camiseta para ayudarla con la prenda.

La pelinegra tomó la muñeca de Vika y por un breve momento el resto del grupo pensó que iba a regañar a la pequeña, negándose a la ayuda que le había ofrecido pero a cambio siguió sosteniendo el brazo de Vika y estudió a su hermana de cerca mientras deliberaba lo que iba a hacer después.

—Vale, solo un poco — cedió, suspirando fuertemente mientras veía una mirada confundida en la cara de su hermana mientras detenía su mano.

Acarició el pelo de Vika con su mano libre y se agachó delante de ella para tener una altura similar.

—Gracias — Le dijo a Vika apreciativamente soltando la muñeca de la niña de seis años para que así pudiera coger bien la parte de abajo de su camiseta — Aprecio mucho que me ayudes porque a veces se me queda atrapada la cabeza — bromeó, sacando su lengua y haciendo reír a su hermana.

—A mí también — dijo Vika y Yulia le sonrió.

La rubia rápidamente empezó a tirar de la camiseta de Yulia con dificultad, levantando sus brazos para permitirle que pudiera sacarla por su cabeza hasta que completamente se la quitó. Vika sonrió encantada con su ayuda y tiró la camiseta en la toalla a sus pies.

—Allá vamos — dijo la niña, sonriendo de oreja a oreja — Ahora no tendrás que tirarla porque el agua de mar la ha puesto toda salada — La boca de la morena se curvó en una sonrisa triste mientras jugaba con el pelo de la frente de Vika mientras la niña de seis años levantaba su mano con cuidado hasta la cicatriz de la frente de la mayor de los Volkov. Yulia arrugó su nariz ante el contacto moviéndola de lado a lado, haciendo que Vika se riera ruidosamente.

—Tu cicatriz es como la de Harry Potter — Le dijo pensativamente, aun tocando la marca con su dedo — Solías leérmelo ¿te acuerdas? — le preguntó.

—Sí, me acuerdo — contestó Yulia, pareciendo nostálgica.

—Decías que Harry tenía su cicatriz porque sobrevivió a la maldición de Lord Voulevont — La iluminó, completamente pronunciando mal el nombre de Voldemort — Dijiste que era uno de los magos más poderosos que han vivido nunca — le dijo — Dijiste que el amor de su familia le protegió y que por eso él era tan poderoso.

—Oh Dios — susurró Olga en voz baja, empezando a lloriquear mientras veía el intercambio, ya imaginando a dónde iba a ir la conversación.

La chica más alta se ganó un golpe en el brazo de parte de Nastya quien no quería que el ruido de su voz interrumpiera la interacción entre las dos hermanas.

—Entonces eso significa que debes de ser la bruja más poderosa que haya vivido nunca — continuó Vika, inconsciente del comentario de Olga porque lo había dicho muy bajo.

—¿Por qué? — cuestionó la morena, entretenida con la imaginación de su hermana.

—Bueno, porque tienes más cicatrices que Harry — contestó racionalmente Vika. Movió sus dedos para encontrar la cicatriz del lateral de Yulia antes de ponerla en el medio del pecho de su hermana — El accidente — empezó Vika, mirando a Lena y pensando en cómo era un unicornio que había estado protegiendo a Yulia desde que pasó, como los amigos magos de Harry Potter que le habían protegido cuando fue a Hogwarts — Fue... fue también una maldición ¿no? — cuestionó ingenuamente, con sus dedos frotando la cicatriz de la morena mientras sacaba su labio inferior con concentración mientras la examinaba de cerca.

Yulia no dijo nada inmediatamente pero consideró seriamente la pregunta de Vika, llegando a una conclusión de que la supervivencia de Harry Potter de la maldición Avada Kedavra había sido una bendición y una carga, al igual que su supervivencia del accidente.

—Sí Vika — contestó Yulia, acariciando el brazo de su hermana con sus nudillos —Fue una maldición pero ¿sabes qué? — dijo mirando a todas sus amigas que estaban alrededor — También fue una bendición — La menor levantó sus ojos para encontrarse con los de Yulia.

—¿Es eso bueno? — preguntó insegura.

—Sí — contestó Yulia — Es como en Harry Potter — Explicó bajando su voz hasta un susurro — ¿Te acuerdas de cómo hizo sus nuevos amigos después de lo que le pasó? — le preguntó a Vika y ella asintió en afirmativo — Fue a Hogwarts y conoció a Ron y Hermione y tuvo montones de aventuras de locura, ¿no? — Vika asintió de nuevo con su cabeza y miró a las amigas de su hermana que estaban a su alrededor.

—¿Tú también tienes aventuras locas con todo el mundo? — le preguntó Vika.

—A veces — admitió la ojiazul mientras los pequeños dedos de Vika trazaban la cicatriz de su pecho de nuevo, estudiando la imperfección con cuidado con ojos inquisitivos.

—¿Alguien como Lord Voulevont te robó todos los recuerdos latentes? — preguntó después de unos minutos mientras intentaba poner todas las piezas juntas en su cabeza para así darle sentido.

Elena podía ver a Yulia empezar a llorar, evidentemente conmovida por las palabras de Vika y la forma en la que se aferraba a lo que le dijo el día en el que habían ido al parque juntas con Jasper.

—Lo intentaron — le dijo Yulia, sorbiéndose la nariz ruidosamente y soltando una respiración audible mientras intentaba mantener la compostura.

Echó un rápido vistazo en la dirección de Clare y se encontró con su mirada, sus ojos fijándose los unos en los otros antes de que volviera a su hermana. Vika estaba presionando la palma de su mano contra la cicatriz que recorría la longitud del esternón de ésta, sintiendo el latido de su corazón.

—¿Fuiste protegida de la maldición porque mamá y papá te quieren mucho?— le preguntó simplemente.

—Sí — respondió Yulia — Así fue.

—Yo también te quiero — declaró Vika fácilmente — ¿Crees que yo también ayudé a protegerte?

—Sí — contestó de nuevo, encontrándose casi sin palabras ante la sinceridad de su hermana — Lo hiciste.

—Me alegro de que no pudieran robártela — dijo encantada, encontrándose con los ojos de Yulia sonriendo ampliamente, y sus dientes blancos claramente visibles.

La morena cogió la mano de Vika y besó la palma de esta suavemente, permaneciendo ahí hasta que acercó a la menor, besándola de nuevo, esta vez amablemente en lo alto de su cabeza.

—Yo también — admitió y Elena sintió que sus ojos sentían la fuerza de las palabras.

—Debes de ser super mágica — dijo Vika mientras acariciaba de nuevo la cicatriz de Yulia — Apuesto a que eres más fuerte que Harry y Dumbledore juntos — elogió; uniendo sus manos la una con la otra para demostrar el punto de su última palabra — Espero ser igual de mágica que tú cuando sea mayor.

—Tú ya eres mágica — dijo Yulia sinceramente, sintiéndose más que un poco asombrada — Eres super super maravillosamente mágica Vika — Dijo pellizcando la mejilla de la menor —Todo el mundo cae rendido ante tu hechizo en el minuto en el que te conocen.

—¿Sí? — preguntó la niña.

—Sí — respondió Yulia, asintiendo con su cabeza — Ni siquiera necesitas usar una varita y así es cómo sé que es magia de verdad — Dijo limpiándose los ojos — Sólo los mejores magos y brujas pueden hacer hechizos sin ellas — Sintió que Elena ponía una mano en su hombro y extendió la suya para ponerla encima de la de su novia agradecidamente.

—¿Aún estás triste por la maldición? — preguntó Vika, dándose cuenta de los ojos humedecidos de Yulia. Miró a Elena, preguntándose si estaba sosteniendo la mano de su hermana para hacer que se sintiera mejor — No quiero que estés triste — Le dijo pensando que la había molestado sacando el tema.

—No estoy triste Vika — contestó sinceramente Yulia.

—Entonces ¿por qué estás llorando? — le preguntó.

—Es porque estoy muy, muy feliz — le dijo, usando su pulgar para acariciar la mejilla de la niña.

Vika sonrió y envolvió sus brazos alrededor de Yulia para darle un abrazo y un beso en la mejilla.

—Entonces, ¿podemos ir a jugar ahora? — cuestionó con esperanza y Yulia asintió con su barbilla contra el hombro de su la pequeña.

—Con una condición muy importante — dijo; echando a Vika hacia atrás para así poder mirarla mejor.

Se frotó los ojos con la parte de atrás de su mano de nuevo mientras Vika la miraba preocupada por sus palabras.

—¿C-cuál? — tartamudeó nerviosa y la morena no pudo evitar sonreír ante el sonido que había dejado su boca, recordando todas las veces que ella había sonado así.

—Quiero estar en tu equipo — compartió con ella — No quiero sentarme y verlo.

—¡Vale! — dijo de acuerdo instantáneamente Vika, juntando sus manos antes de coger la de Yulia tirando de ella.

La pelinegra se levantó y los pequeños pies de Vika la dirigieron instantáneamente hacia el agua, tirando de su hermana por el brazo con entusiasmo.

—Olga ¿estás llorando? — preguntó Nastya a la más alta cuando se giró para seguirlas a ambas dándose cuenta de que la otra chica no se había movido porque estaba limpiándose los ojos furiosamente.

—No — dijo Olga y Nastya le dio una mirada señalada — Son sólo las hormonas — dijo como excusa y Nastya y las otras tres chicas se rieron amablemente ante la respuesta.

—Está bien Olga — dijo Clare, girándose para así poder moverse hacia la orilla — Si no fuera un completo robot, yo también estaría llorando — confesó, poniendo una mano en el hombro de la chica más alta mientras se acercaba —Esa ha sido probablemente la mierda más bonita que he visto en mi vida entera — Dijo antes de irse y seguir a Nastya y Frida mientras iban a unirse a las dos hermanas.


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Miér Oct 26, 2022 10:55 pm

—Jesús! — respiró Elena mientras se acercaba a Olga, siguiendo a Clare.

—Lo sé ¿verdad? — le dijo Olga, ambas girándose para mirar a Yulia mientras corría hacia el agua con Vika, las dos de la mano — Es mucho más como Yul, ¿no?

—Dímelo tú — Dijo de acuerdo Elena —¿Qué es eso de los Volkov y su maldito regalo con las palabras? — preguntó.

—¿Quién coño sabe? — dijo Olga — A lo mejor su madre las alimentó con libros en vez de potitos cuando estaban creciendo — sugirió y Elena no pudo evitar poner una sonrisa en los bordes de su boca — ¿De dónde coño ha salido eso acaso? — dijo de nuevo, moviéndose en sus talones sobre la arena al lado de Elena quien empezó a caminar hacia las otras — ¿Sacan esa mierda simplemente del aire o qué?

—Ni idea — se rió la pelirroja, girándose para considerar a su novia, quien había conseguido subir a Vika en sus hombros mientras esperaban pacientemente a Frida y Nastya para asumir sus posiciones.

Las dos chicas mayores lucharon en su tarea y el agarre de Nastya en Frida accidentalmente se deslizó, haciendo que cayera al agua con un fuerte golpe que hizo reírse a Vika. Clare rápidamente se movió para ayudar a Frida de vuelta a los hombros de Nastya y entre las tres consiguieron con éxito prepararse para que la batalla comenzase.

—Menuda panda de idiotas — se rió Olga, viendo cómo Yulia balanceaba a Vika de arriba hacia abajo en sus hombros al son de las olas.

—Estás sonriendo — dijo Lena dándose cuenta de la amplia sonrisa que iluminaba las facciones de Olga mientras veía al grupo delante de ella, repitiendo las palabras de antes de la chica.

—Sí, bueno soy feliz — dijo sin perder la referencia.

—Feliz cumpleaños Olga — dijo Elena —Espero que de momento haya sido mejor que el del año pasado — la castaña saboreó la escena delante de ella durante un momento antes de contestar.

—Lo es — confirmó — Está siendo mejor que el año pasado, desde que abrí la puerta esta mañana y encontré a Yulia sonriendo como una idiota al otro lado — Lena sonrió tristemente, incapaz de saber realmente cómo fue el cumpleaños del año pasado pero siendo capaz de hacerse una buena idea.

—¿Vienes? — preguntó Elena extendiendo una mano a su amiga sin saber qué más decir.

—Sí — dijo Olga, cogiéndola y permitiendo que la ojiverde la llevase por las olas para unirse a las otras quienes estaban ya inmersas en el juego.

Durante la siguiente media hora el grupo hizo una batalla tras otra por turnos, Yulia y Vika quedando ganadoras venciendo a Nastya, Frida, Clare y Elena en diferentes combinaciones mientras Olga arbitraba. La dinámica del dúo de las hermanas perdió finalmente contra Clare y Nastya; ya que Elena recurrió a otras tácticas haciendo cosquillas en el estómago de Yulia hasta que su agarre de Vika se deslizó y la niña de seis años calló como una roca al agua. Apareció debajo de las olas unos momentos después, riéndose melódicamente implorando a que lo volviera a hacer mientras saltaba encima de la espalda de Yulia.

—Vika necesito descansar un minuto ¿vale? — dijo la pelinegra; pareciendo estar sin aliento, luchando por quitarse las extremidades de la menor de alrededor de su torso hasta que Elena la ayudó.

—¿Estás bien? — le preguntó preocupada Vika.

—Estoy bien — la tranquilizó Yulia — Sólo me has cansado, eso es todo — dijo, adoptando las mismas tácticas que Lena había usado con ella, haciendo cosquillas a Vika en el estómago — Eres un pequeño monstruo — Bromeó de buen humor — Tienes demasiada energía para mí.

—Hey, Vika, ¿por qué no jugamos a salpicarnos? — sugirió Nastya, haciendo un gesto a la menor dándole una mirada a Yulia.

—Vale — dijo de acuerdo fácilmente, salpicando hacia la otra chica inmediatamente en el brazo — ¡La llevas!— grito mientras se iba corriendo rápidamente.

Yulia observaba el juego unos minutos antes de finalmente ir hacia la orilla con Elena al lado.

—Hey — dijo la pelirroja, alcanzando a su novia y poniendo una mano en la espalda mientras salían a la arena caliente permitiendo que sus pies se hundieran debajo, mientras pequeñas partículas se adherían a su piel — ¿Estás segura de que te sientes bien?

—Sí — la tranquilizó Yulia, girando su torso un poco, uniendo su mano con la de Elena — Sólo necesito beber algo y una oportunidad de sentarme. Vika es un torbellino a veces. Creo que tiene la energía de siete monos. Parece que no hay nada que la canse — Guió a Lena hasta sus cosas y extendió su mano para coger su camiseta que rápidamente se puso antes de coger la botella de agua de lo alto de su mochila, terminándosela con ganas.

—Wow, realmente estabas sedienta — señaló mientras Yulia volvía a ponerle el tapón, metiéndola en la mochila.

—Sí — dijo Yulia, sentándose en su toalla sin perder tiempo en tirarse sobre su espalda, evidentemente exhausta — No creo que esté acostumbrada a todo este ejercicio. Está haciendo que me deshidrate.

—¿Por qué no te echas una siesta? — sugirió Lena, mirando fijamente a su novia, fácilmente dándose cuenta de los signos que exhibía cuando su cuerpo ansiaba dormir.

—¿No vas a venir a tumbarte aquí conmigo? — preguntó la morena ignorando la pregunta.

—Depende de si vas a dormir o no — Contestó sinceramente Elena.

—¿Por qué? — cuestionó, levantándose sobre un codo para mirarla adecuadamente.

—Bueno, porque si vas a dormir entonces volveré con las demás para dejarte descansar — dijo.

—Pero ¿qué pasa si quiero que te quedes aquí conmigo? — preguntó Yulia.

—¿Quieres?— inquirió Elena pícaramente y Yulia sonrió ampliamente estirando su antebrazo hacia ella dramáticamente para así señalar a su novia.

—So honey now— empezó a cantar juguetonamente — Take me into your loving arms — persistió sentándose en sus rodillas, acercándose a Elena, con ambas manos ahora con sus palmas hacia arriba delante de ella, implorando.

—Yul — se rió pero Yulia siguió con audacia.

—Kiss me under the light of a thousand stars — siguió, reflejando entretenimiento mientras movía un brazo como si fuera un arco sobre su cabeza haciendo el gesto al cielo.

Extendió una mano para alcanzar una de Elena y la cogió entre las suyas mientras seguía con el sinsentido.

—Place your head on my beating heart — Cantó tirando amablemente de la mano de su novia.

—Eres una idiota — Se rió Lena mientras obedecía la petición silenciosa de Yulia cayendo en sus rodillas delante de ella, aterrizando en su propia toalla al lado de la de ésta — ¿Qué estás haciendo ahora?

—Sólo estoy pensando en voz alta — dijo frívolamente y Elena puso los ojos en blanco, sabiendo que iba a seguir con eso.

—¿No podías haber dicho simplemente que sí en vez de cantarme? — Preguntó mientras Yulia se tumbaba en su espalda de nuevo, levantando un brazo para que así ella pudiera tumbarse a su lado.

La pecosa cedió y Yulia envolvió un brazo alrededor de su hombro, acercándola contra ella mientras se reía.

—¿Me estás diciendo que mi respuesta musical no contestó tu pregunta? — dijo Yulia.

—La única pregunta que ha contestado era a si escuchas demasiado a Ed Sheeran o no — bromeó la pelirroja.

—Es prácticamente imposible escuchar demasiado Ed Sheeran — defendió mientras Lena enterraba su cara contra el pecho de la menor empezando a dibujar delicados círculos sobre su esternón con su dedo índice.

—Bueno ya sabes — suspiró la pelirroja, girando su cara y plantando un suave beso bajo la mandíbula de Yulia — Has tenido su álbum en repetición desde que fue publicado hace unas semanas y aún no te has aburrido de él.

—El álbum de Ed Sheeran es una herramienta muy manejable cuando estás en una relación — reveló Yulia mientras apoyaba su barbilla en lo alto de la cabeza de Elena — ¿Sabes cuántas líneas geniales hay en él?

—¿En serio? — se rió la ojiverde.

—No bromeo sobre las letras geniales de Ed Sheeran — dijo Yulia.

—Vale — dijo de vuelta, despegándose de Yulia para así poder verla mejor — ¿Por qué no intentas unas cuantas conmigo?

—Vale — aceptó el reto de Elena de buena gana — Lo hare — Se sentó y miró a Elena determinada a probar que era cierto.

—¿Qué hay de esta? — cuestionó, apoyándose en sus nudillos, acercándose a la pelirroja, mirando a los de su novia deliberadamente — I could look in to your eyes until the sun comes up — Dijo suavemente, sin rastro de sonrisa o alegría en su voz mientras hablaba, con sus órbitas azules, firmes en las de Elena, haciendo que las mejillas de ésta ardieran mientras se sonrojaba.

Elena sabía que se suponía que solo era una línea pero también sabía que Yulia sentía cada sílaba de lo que había dicho; la voz de la morena estaba llena de afecto y sus ojos no se rendían ante nada más que ver sus ojos verdes.

—Esa no funcionaría tan bien — dijo Lena y un lado de la boca de Yulia se levantó.

—Te dire que: "why don't you put your open lips on mine and slowly let them shut?" — urgió Yulia, echándose hacia adelante para que así su boca estuviera a unos centímetros de la de la chica pelirroja.

—Te odio — dijo ésta sonriendo ampliamente a pesar de sus palabras.

—Elena: "you know they're designed to be together" — le dijo seriamente, levantando una ceja.

—¿Puedes parar ahora? — suplicó, con sus ojos cayendo a los labios de la morena, haciendo que se mordiera el suyo en un intento de resistir sus ganas de besarlos.

—No luches contra ello — dijo Yulia —Sabes que quieres besarme ahora.

—Nope — dijo en desacuerdo, cerrando sus ojos para que así no pudiera ver los labios de su novia, fallando al no poder deshacerse de la imagen de ellos de su cabeza cuando podía sentir el aliento de Yulia haciendo cosquillas en su piel.

—¿Por qué no? — preguntó — Soy adorable — le dijo la ojiazul, cambiando su posición para así poder mordisquear el lóbulo de la oreja de Elena juguetonamente.

Lena la atacó hasta que volvió a abrir sus ojos, empujando a Yulia mientras ladeaba su cabeza para evitar el asalto.

—Would you kiss me like you wanna be loved? — suplicó Yulia. Lena movió su cabeza, negándose a rendirse.

—Por favor — Hizo un puchero — ¿Por qué no sólo: give me love?

—Jesús! ¿puedes no hacer eso por favor?— pidió Lena cubriéndose los ojos con una mano para evitar ver la expresión de su novia con la que siempre se salía con la suya.

—Bien — gruñó — pero solo recuerda que: you need me, I don't need you.

—¿Por qué eres tan jodidamente linda? — dijo exasperada, sintiendo que su propósito había sido roto mientras bajaba su mano para mirar de nuevo a Yulia.

—No sé, ¿crees que es porque estoy en: the A team? — cuestionó Yulia.

—¿No has terminado aún? — inquirió y la ojiazul negó con la cabeza.

—Podría hacer esto todo el día — le informó, encontrándose con los ojos de Elena confiadamente.

—Preferiría que no lo hicieras — compartió con ella.

—Elena: all I want is the taste that your lips allow y después pararé, lo prometo — suplicó con una mirada presumida en su cara.

—Ugh!!!! — gruñó, incapaz de detener la sonrisa que aparecía en su cara — Bien — Cedió ladeando su cabeza hacia adelante, besando a Yulia quien se había acercado más a ella, conectando sus labios con los de su novia perfectamente, como si estuvieran hechos para estar juntos.

Yulia con cuidado empujó a Elena sobre su espalda y se puso encima de ella, con sus bocas aún conectadas y su pequeña mano plantada en el costado de la pelirroja firmemente mientras la otra jugaba con su pelo.

—Te dije que era un genio con las letras — dijo arrogantemente, levantando su cabeza para separar sus labios pero acariciando el pelo de Elena con sus dedos, ligeramente.

—Pero sus palabras no son nada comparadas con las tuyas — discutió la ojiverde, haciendo que el cumplido llegara a ella fácilmente porque lo creía de corazón.

—Sí pero no puedes culparle por eso — empezó Yulia, encontrándose con la mirada de su novia — No es su culpa que no tuviera la inspiración que yo tengo — Dijo volviendo el cometido de nuevo a Elena haciendo que se sonrojara de nuevo.

—¿Qué hay de los Volkov y la forma en la que hacéis que todo lo que decís suene bonito? — cuestionó — Estoy muy segura de que podrías leer el menú de Jimmy's y hacer que suene como poesía. Vika es igual. Debe de ser una cosa genética — Musitó pensativamente.

—Los Volkov son a las palabras lo que los Katin son a los ninjas — Bromeó.

—Somos bastante buenos ninjas — dijo de acuerdo Elena.

—Creo que ayuda que te veas bien de negro — dijo, tomando la boca de Lena en la suya de nuevo besándola profundamente.

—¿Podéis conseguiros una habitación por favor? — gruñó Olga, habiendo llegado a ellas sin que se dieran cuenta, uniéndose a las otras —Estáis haciendo que tenga nauseas.

—Estás embarazada — estableció Clare —Probablemente sean náuseas mañaneras.

—Es la una de la tarde — señaló la castaña.

—Bueno, entonces son náuseas de la tarde — corrigió Clare en respuesta a la información.

—Umm, chicas — dijo Nastya cuando Yulia y Elena aún no se habían separado —Me gustaría ofreceros un recordatorio amigable de que hay niños viendo esto.

—Sí, además Vika también está aquí — Dijo rápidamente Frida.

—¿Me estás llamando niña? — preguntó Nastya mientras Elena y Yulia se apartaban la una de la otra a regañadientes, finalmente mirando a las intrusas de su momento privado.

—No, estaba llamando niña a Olga — aclaró Frida sonriendo a su amiga.

—Se supone que es mi cumpleaños y estoy recibiendo abusos de todo el mundo — Se quejó la castaña más alta —¿Cómo es eso? — gruñó sentándose en su toalla mientras Yulia y Elena se sentaban.

—Para eso son los cumpleaños — señaló Nastya — No pensabas que podrías ser el centro de atención sin ser ridiculizada ¿no?

—Chicas, al menos podríais decirme a qué hora empieza la fiesta sorpresa para maquillarme — Preguntó Olga a sabiendas.

—Al menos podrías fingir que no sabes nada de ella — dijo Yulia mientras Vika se sentaba en su regazo.

Envolvió a la menor con sus brazos cuando se sentó delante de ella y apoyó su barbilla en el hueco del cuello de su hermanita mientras se echaba atrás sobre su pecho.

—Tus padres han tenido que poner un montón de esfuerzo para organizarla así que al menos intenta actuar sorprendida cuando llegues — Instruyó mirando a su mejor amiga quien estaba sentada a su lado.

—Lo haré — aseguró Olga y cuando todas llegaron a su casa unas cuantas horas después se encontraron con gritos de buenos deseos.

—¿Te estás creyendo todo esto? — preguntó Yulia a Lena quien estaba de pie a su lado, con sus manos alrededor de la cintura de la menor mientras miraban a Olga aparentando ser la anfitriona de honor, sorprendida.

—Ni siquiera un poco — dijo la pelirroja, balanceando a Yulia de lado a lado en sus brazos.

—Wow, es realmente una porquería de actriz — se rió Yulia, con sus ojos vagando entre Vika y Regina, la hermana de Olga, quiénes se estaban abrazando animadamente en la esquina de la habitación.

—Al menos lo ha intentado — aprobó Elena.

—Le daré una A por el esfuerzo — dijo Yulia — pero consigue una D menos por la presentación.

—Eres una idiota — se rió Elena, besando el lateral del cuello de Yulia mientras seguían viendo cómo su amiga saludaba a los invitados que había en su casa.

—¿Cómo ha estado eso? — preguntó Olga a ambas cuando finalmente terminó de saludar a todo el mundo.

—Horroroso — le dijo sinceramente Yulia mientras Lena decía —terrible.

—¿En serio? — cuestionó la castaña —¿No actué lo suficientemente sorprendida?

—No actuaste para nada — Se rió la morena — Literalmente he visto mejores actuaciones en Disney Channel y la mayoría de los nuevos shows de ahí son espantosos.

—¿Eso es lo que tienes para mi cumpleaños? ¿Insultos? — inquirió Olga —¿Al menos tenéis el ticket para así poder devolverlo y cambiarlo por la tarjeta de la tienda?

—No me molestaría — dijo Elena — la única cosa que podrás comprar con eso es una letra de Ed Sheeran.

—No sé — sondeó Yulia — Puede que consigas una Lego House.

—Ok, ya está — estableció la pelirroja; fingiendo exasperación y soltando a Yulia.

Caminó hacia la multitud para encontrar a Nastya, Frida y Clare dejando a las dos mejores amigas solas.

—¡¿Fue algo que dije?! — gritó Yulia antes de volver su atención a Olga.

—Entonces si tus insultos no son mi regalo ¿qué es? — preguntó a la morena con una mano en su cadera mientras esperaba expectante.

—Pensé que yo iba a ser tu regalo este año — le dijo Yulia.

—Bueno, entonces ¿dónde coño está tu lazo? — dijo — Al menos podías poner esa parte. Quiero decir, rayos Yul, has puesto cero esfuerzo — La ojiazul puso sus ojos en blanco y extendió su mano hasta el bolsillo trasero de su pantalón para sacar un sobre arrugado.

—Toma — dijo, extendiéndolo en la dirección de Olga para que se callase —Feliz cumpleaños — La castaña cogió el sobre de Yulia y lo abrió, sacando una llave en una cadena.

—¿Y esto para qué es? — le preguntó.

—Cuando lo averigües podrás tener tu regalo — contestó evasivamente.

—¿Por qué eres tan jodidamente molesta? — preguntó, guardando la llave en su bolsillo trasero, fuera de la vista.

—Confía en mí — dijo significativamente —Va a merecer la pena. Te va a encantar.

—Te odio — objetó Olga.

—No, no lo haces.

—No, tienes razón. No lo hago — dijo de acuerdo — En realidad te quiero.

Yulia miró por encima del hombro de Olga a Fyodor quien se estaba acercando a ellas.

—Hey — dijo, deslizando su mano alrededor de la cintura de Olga — ¿Puedo llevármela un minuto? — preguntó, dirigiéndose a la morena.

—Depende de si vas a usar ese minuto para llevarla al dormitorio para volver a ya sabes... — devolvió Yulia.

—¡Yul! — exclamó la castaña pero Fyodor se rió sin estar ofendido.

—Considéralo la revancha por todo el pesar que nos has dado a Elena y a mí durante el último año — dijo Yulia girándose hacia Fyodor y diciéndole — Es toda tuya — Le guiñó un ojo a su amiga y se fue en busca del resto de las chicas.

—Oye Yul — gritó Olga detrás de ella y la ojiazul se giró para mirar a la más alta.

—¿Sí? — respondió, levantando una mano para rascarse la frente, encontrando la cicatriz que tenía escondida.

—¿Abre esto algo? — preguntó y Yulia solo sonrió.

—A lo mejor — contestó ambiguamente antes de volver a su dirección de antes, alejándose.

—Recuérdame ¿por qué soy amiga suya?— preguntó la chica a Fyodor y esta vez era su turno para sonreírle a ella.

Yulia pronto encontró al resto de sus amigas en el salón, todas estaban por la habitació, ocupando uno de los sofás. Cuando se unió a ellas tomó asiento en el brazo de uno de ellos junto a Elena quien reflexivamente tiró de ella hasta su regazo mientras seguía escuchando el debate de Nastya y Frida sobre cuál debería de ser el nombre del hijo de Olga.

Las cinco permanecieron durante la mayoría de la fiesta ahí con la castaña más alta que se unía a ellas de vez en cuando mientras la tarde progresaba, involucrada en conversaciones con sus familiares y otros amigos. De repente, la madre y el padre de Olga llevaron la tarta hasta la que era la habitación más grande de la casa y toda la multitud se puso alrededor de la mesa para cantarle Feliz Cumpleaños a la cumpleañera mientras la veían cortar la tarta.

—Allá vamos — dijo la madre de Olga mientras le daba a su hija el cuchillo que cogió sin reservas.

La chica se acercó más a la mesa y cogió el cuchillo hundiéndolo en la suave capa de tarta, retrocediendo casi instantáneamente cuando toda la cosa explotó en su cara, cubriéndola con la decoración blanca.

—¡Mierda! — maldijo, soltando el cuchillo en la mesa y limpiándose los ojos.

Buscó en la habitación a Yulia quien estaba sentada con Elena en una de las sillas. Estaba medio tumbada en el pecho de su novia fríamente, con los brazos de Elena envueltos alrededor de su cintura y levantando los nueve dedos con una sonrisa plasmada en su cara.

—¡Yul! — gritó Olga, alucinada de que hubiera conseguido gastarle otra broma más mientras los invitados se reían a su alrededor de buen humor con la poca fortuna de la chica del cumpleaños.

—¿Qué? — preguntó inocentemente.

—¿Qué demonios? — empezó, levantando sus brazos.

—Oh sí — dijo casualmente la morena, aparentemente pensativa — Puede que haya puesto un globo en la tarta. Pero está bien. Tu madre y tu padre tienen otra comestible para la gente — Olga se levantó de donde había estado sentada y caminó hacia Yulia, con todos los ojos de la sala en ella. La morena no intentó escapar, no intentó moverse, resignada a su destino y al conocimiento de que Olga iba a darla una paliza probablemente.

—Estoy tan orgullosa de ti ahora mismo — se rió la castaña a cambio, sorprendiendo a la menor, ya que aparentemente estaba impresionada por la inesperada y bien ejecutada broma de Yulia ahora que el shock inicial se había desvanecido — Mírate cómo has crecido. Has llegado tan lejos... — dijo quitándose la capa de tarta de la cara con su dedo índice extendiéndola por la de Yulia.

Olga se acercó y abrazó fuertemente a su amiga, tomando la oportunidad para frotar su mejilla contra ésta haciendo que la morena la abrazara de vuelta, sin realmente importarle que su cara estuviera siendo cubierta por tarta.

—Te das cuenta de que te la voy a devolver diez veces más fuerte por esto,— susurró en el oído de la morena.

—Estaría decepcionada si no lo hicieras — contestó Yulia, en voz tan baja que con el ruido de la habitación nadie a su alrededor se dio cuenta de la conversación.

—Mejor vigila tus espaldas Yul — advirtió, apartándose del abrazo.

—No te preocupes, estaré esperando — provocó a la chica más alta.

—¿Me vas a dar ya mi regalo? — preguntó Olga — Sabes que pienso que es solo justo considerando que acabas de destrozar mi tarta.

—¿Has averiguado para qué es la llave? — cuestionó mientras Elena frotaba su mejilla con el pulgar para quitar algo de tarta de ella.

Se lo chupó antes de apartarlo brevemente antes de repetir el proceso de nuevo.

—No no — admitió Olga.

—Entonces solo vas a tener que esperar — Reiteró la morena haciendo que la frustración de Olga creciera. La castaña parecía que iba a decir algo pero fue interrumpida antes de tener la oportunidad ya que alguien la estaba llamando.

—¡Hey Olga! — gritaron al unísono Vika y Regina y la chica se giró ante el sonido de su nombre solo para ser abordada por más sirope de la tarta que la hermana de Yulia y la suya habían tirado en su dirección.

—Ok — dijo, cogiendo un trozo de tarta tirándoselo a ambas — eso es todo — murmuró antes de extender su mano para coger otro cacho, empezando una pelea de comida en el comedor tirándosela a su primo quien siguió con ello tirando una puñado de patatas que se estaba comiendo, hacia Nastya y Clare.

El caos apareció en la sala después de eso y Yulia se apoyó contra el pecho de Elena y suspiró mientras lo veía; el sonido de las risas y los gritos de disfrute llenando la sala alrededor de ella.

—Tu cara sabe bien — comentó Elena, quitando otro trozo de sirope de tarta de la mejilla de Yulia, chupándose su dedo índice.

La morena se rió y extendió su mano para limpiarse su mejilla con el pulgar para así poder probar el sirope por sí misma.

—Mmmm, está bueno pero — empezó repitiendo la misma cosa de nuevo esta vez trazando su pulgar por los labios de Elena, cubriéndolos con una pequeña capa de sirope.

Sonrió a su vez, y plantó una de sus manos contra un lateral del cuello de su novia mientras se giraba en su sitio para tomar la boca en la suya. Elena sintió a Yulia tirando suavemente de su labio inferior, trazando con su lengua el contorno de este para quitar el sirope que había puesto hace sólo un momento.

—Eso sabe mejor — exhaló Yulia, estudiando las facciones relajadas de Elena, jugando con sus largos mechones de pelo rítmicamente en sus dedos.

Besó el hueco del cuello de Yulia mientras la menor permitía que sus ojos vagasen por la habitación hacia los otros ocupantes quienes aún estaban preocupados con sus amigables tácticas de guerra. Vio cómo Olga tiraba algo de su tarta de cumpleaños de verdad a la cara de Fyodor y Nastya se estaba cubriendo junto a Frida detrás del sofá, intentando evitar ser involucradas más en todo eso. Finalmente, la mirada de Yulia llegó hasta Clare quien estaba de pie en la otra esquina de la sala y que había conseguido usar a Vika como un escud.mo humano contra todos los ataques. Clare volvió su atención hacia Yulia cuando sintió que la estaban mirando y la morena sintió que su estómago se revolvía , dándose cuenta de que mañana todo el mundo sabría que había sido su tío el responsable de su accidente.

—Pero será mañana — pensó para sí misma mientras escuchaba el sonido de la risa profunda de Olga girando su atención hacia Elena, quien estaba sentada mirándola con afecto, sus dedos jugando con una de sus manos — porque no habrá demonios que vayan a arruinar el día.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 Jue Oct 27, 2022 11:01 am

Hola querida mía, creo q julia debió decir lo de clare con tiempo ella no tiene la culpa q fue su tío y sabe q merece pagar por lo q hizo así q no deberían molestarse con ella peor será si la ven mañana y les parece una traición. El capitulo muy lindo es bueno ver a julia bien y disfrutando de su amor q no fue nada fácil 😊. Espero el próximo besos cariño 😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Sáb Oct 29, 2022 10:39 pm

Capítulo 81


Yulia no podía dormir.

Lo intentó.

De hecho, había estado intentándolo desde que Elena la había dejado en casa cuando volvieron de donde Olga hace casi cinco horas.

Había intentado cada truco que sabía para animar de alguna forma a su sueño; contando ovejas, escuchando música, leyendo, respirando profundamente pero todas fallaban miserablemente y por eso ahora estaba tumbada en la cama, con la mente aguda y alerta mientras consideraba la razón por la que las pastillas de dormir que se había tomado hace casi cuarenta minutos, no habían tenido ningún efecto.

—Es porque no le contaste a Elena y a las otras lo del tío de Clare — pensaba, mientras silenciosamente se maldecía por haber retrasado compartir la verdad con sus amigas acerca de su papel en el accidente.

Gruñó fuertemente y se giró hacia un lado de la cama para así poder ver la hora que aparecía en el reloj de su mesilla.

3.21am

—Ugh — gruñó, volviendo a ponerse sobre su espalda y cerrando los ojos fuertemente, levantando una mano para frotarse su ojo izquierdo firmemente.

Podía sentir un ligero dolor de cabeza justo detrás de él y sabía que el comienzo del juicio más tarde solo haría que empeorase mientras el día progresaba.

—Jodida idiota — maldijo para sí misma por haber sido la morada de lo que ahora era un episodio de insomnio poco común — Deberías de habérselo contado hace meses cuando Clare y tú os disteis cuenta. No deberías de haber esperado tanto. ¿En qué demonios estabas pensando?

La verdad era que no había estado pensando. Sólo había estado feliz. Había estado muy feliz.

Todas lo habían sido.

—No. Todas son felices — reconoció y ese era el centro del problema.

Todo el mundo finalmente estaba feliz de nuevo y después de pasar el último año complicando las vidas de sus amigas con su salud, sus comportamientos, su estado de ánimo y los numerosos dramas que parecían haberla seguido a cada paso, había, sin sorpresas, sido incapaz de divulgar algo que podría potencialmente amenazar esa felicidad.

Miró al techo de encima de su cama y exhaló fuertemente despacio, con sus ojos cayendo hasta el dibujo que Vika había dibujado para ella antes de haber ido al hospital para que le hicieran la cardioversión por su latido irregular. Había seguido una promesa que había hecho a su hermana y lo había pegado al techo el día siguiente para así poder mirarlo cada noche antes de irse a dormir. La luz de su habitación era poca a esa hora pero pensaba que podía imaginarse las figuras que su hermana había dibujado en la hoja y su boca se curvó en una sonrisa mientras recordaba el día que Vika y ella habían ido juntas al parque con Elena.

—Ese fue un buen día — pensó mientras volvía su cabeza hacia la cama mirando de nuevo al reloj, suspirando para sí misma mientras veía la hora.

3.28am

—Debería levantarme — consideró, sabiendo que la probabilidad de conseguir dormir era extremadamente baja viendo que tendría que estar despierta en unas pocas horas para prepararse de todos modos para ir al juzgado.

Se quedó tumbada uno minutos más, cerrando su mano alrededor del edredón para echarlo hacia atrás, mientras su mente aun se debatía sobre si realmente era la mejor acción para hacer o no.

—Levántate — se urgió a sí misma antes de finalmente tirar las sábanas hacia atrás, colgando sus piernas por el borde del colchón para así estar sentada.

Se frotó el ojo izquierdo de nuevo, el ligero dolor que estaba apareciendo detrás de él hacía que extendiera su mano para coger el bote de analgésicos de su mesilla. Con su mano libre, encendió la lámpara de la mesilla y empezó a leer la prescripción del bote, deliberando el beneficio de tomarse otro par de pastillas para intentar apaciguar el dolor antes de que pudiera progresar más. En teoría, no había razón por la que no pudiera tomar otra pastilla pero aún se negaba a sucumbir a su rutina previa a pesar de ese conocimiento. Había pasado demasiado desde que las usaba habitualmente, a cambio ahora solo recurriría a ellas cuando el dolor era insoportable, ya que una parte de ella funcionaba irracionalmente sobre si empezaba a confiar de nuevo en las pildoras, volvería a los malos hábitos y no sería capaz de funcionar sin usarlos. Entonces, con todo esto en mente, decidió no tomarse ninguna y a cambio volvió su atención lejos del bote de su mano y hacia la papelera del suelo al lado de su escritorio. Con cuidado decidió tirarlo en esa dirección, entrecerrando sus ojos y su lengua sobresaliendo entre sus dientes en concentración mientras lo hacía. Una vez satisfecha con su trayectoria planeada, lo lanzó por el aire, ampliando sus ojos en sorpresa mientras caía suavemente en el recipiente, fuera del alcance de su vista.

—Y nadie está aquí para verlo — se rió suavemente, haciendo un esfuerzo para no ser demasiado ruidosa por miedo a despertar al resto de la familia.

Se levantó de la cama y fue hacia el escritorio, bajándose un poco los shorts de su pijama que se había subido ligeramente. Encendió la luz de su escritorio y se sentó en la silla, abriendo el cajón y sacando el diario que Elena le había comprado en Navidad y un bolígrafo.

Lentamente cerró el cajón con su rodilla mientras abría el cuaderno, quitando la tapa del bolígrafo, usando sus dientes. Puso la tapa en el otro extremo y rápidamente escribió la fecha en la parte de arriba de la siguiente hoja en blanco.

23 de Junio de 2014

Miró fijamente la página un momento mientras pensaba en qué escribir, dando golpecitos con el final del bolígrafo contra sus dientes.

—Hoy es el juicio — estableció para empezar — Finalmente está aquí y tengo un poco de emociones mezcladas sobre ello. Durante la mayor parte del tiempo es en todo lo que podía pensar y me quedaba despierta por la noche pensando si las cosas serían diferentes una vez que hubiera terminado, si las cosas se sentirían mejor, si yo me sentiría mejor. Cuando primero encontraron al conductor pensé que era la respuesta que había estado buscando. Había pensado que sería la solución a todos mis problemas. Que porque la policía finalmente sabía quién era, sería condenado y conseguiría un cierre que tan desesperadamente quería para poner el accidente detrás de mí. Pensé que esa era la única forma en la que seguiría adelante. Que viéndole sentenciado era lo que significaría el fin a todos mis tormentos.
He estado en tan mala situación desde entonces que me he aferrado a esa noción con cada parte de fuerza que tenía en mí. No me di cuenta de que su castigo tendría ese poco impacto en mí, que un veredicto de culpable no era el destello mágico que necesitaba para ayudarme a encontrarme a mí misma de nuevo.
Le odiaba tanto al principio. Le odiaba por lo que me había hecho, por dejarme en la carretera, yéndose para proteger mejor sus intereses en vez de actuar a favor del mío. Pensé que la ira había sido lo que necesitaba para atravesar esto. Que odiarle haría que dejase de odiarme a mí misma. Sin embargo, no lo era.
Todo lo que hizo era prevenir que viera dónde estaba el problema real que estaba en mí. Siempre ha estado en mí.
Me sentí como si él me hubiera quitado algo mío aquel día. Que me había robado mi vida pero la verdad del problema es que no lo había hecho.
Aún tenía mi vida.
No me la había robado. Casi lo había conseguido, pero, gracias a las acciones de la gente que, durante la mayor parte, siempre fueron relativos extraños para mí, no lo había hecho.
Aún estaba viva, respirando, envejeciendo con cada segundo que pasaba y no podía realmente estar enfadada con él por robarme mi vida cuando en realidad no lo hizo.
Le había culpado por la persona en la que me convertí después del accidente. Pensé que me había cambiado. Que me había convertido en alguien que no quería ser, alguien a quien no me podía enfrentar en el espejo, alguien que había perdido todo lo que la hacía ser quien era pero él no lo hizo.
No me había cambiado. No de la forma en la que pensé que lo había hecho.
Sí, el daño que su vehículo infligió en mi cuerpo hizo las cosas más difíciles, hizo que tareas que antes habían sido fáciles fueran más difíciles pero, no debía de haberme cambiado en la persona en la que me convertí.
Yo fui la razón por la que cambié. Fui yo quien permitió que lo que me pasó consumiera mi vida, que cambiara la forma en la que pensaba, la forma en la que reaccionaba a todas las situaciones a las que me enfrentaba.
Admitiré que algunos aspectos de mi personalidad y mi comportamiento los encontraba difíciles de controlar por mi lesión cerebral pero me he dado cuenta ahora de que todo lo que me había pasado fue una elección por mi parte. Me dejé revolcarme en mi propia tristeza, demasiado preocupada por lo que pensarían otras personas de mí, no me preocupaba lo suficiente por mí. La forma en la que elegí responder a lo que me pasó fue solamente mi responsabilidad. Hasta que acepté que no importaba cuanta gente intentase ayudarme porque mientras siguiera echando la culpa de mis acciones a alguien más, siempre fallaría.
Sé que la gente que ha estado en situaciones similares a la mía probablemente las hayan asumido mejor que yo, mientras que otros probablemente lo hayan hecho peor. Me he dado cuenta ahora de que el estado mental es importante no sólo para alguien en recuperación sino para cualquiera. El estado mental es importante, cada uno de los días de tu vida. Otra gente puede influenciarlo, como el conductor hizo cuando no pudo parar su coche en el cruce aquel día. Él influenció mi estado mental pero ojalá hubiera sabido cuando me desperté en la cama del hospital después que la única persona que realmente tiene control sobre cómo te sientes eres tú mismo.
Me siento bien finalmente expresando eso. Ser capaz de aceptar que muchos de mis problemas fueron resultado mío y no directamente suyos. Es bonito saber que puedo reconocer las elecciones pobres que hice durante el último año sin odiarme a mí misma por ellas. Caminar a casa desde la playa el día del accidente, volver a la escuela en vez de seguir el consejo de mis padres de terminar el año en casa, alejar a Elena cuando fui a rehabilitación, intentar esconder las hemorragias nasales de todo el mundo, no trabajar con mi terapeuta tanto como probablemente podía haberlo hecho; todos esos fueron las elecciones que hice. AI menos puedo mirar atrás ahora y ver el accidente y mis elecciones como lecciones.
Este último año ha sido una clase grande en perseverancia. Todas esas dificultades que he enfrentado me enseñaron lecciones incalculables que me servirán para el resto de mi vida. Supongo que es verdad lo que me dijo mi padre mientras pasábamos por la playa cuando era más pequeña, "Un mar en calma nunca hizo un marinero experto". Es divertido cómo algo con lo que una vez tuve problemas para entender ahora parece que tiene mucho sentido para mí.
Me acuerdo cuando me enteré de que habían cogido al conductor y cómo había deseado que estuviera muerto. Al día de hoy ese recuerdo aún me aterra porque nunca quiero pensar así de nadie. Nunca deseo daño a alguien, sin importar lo que hayan hecho. Ese no es el tipo de persona que quería ser.

—Es su juicio hoy — escribió retirándose en su silla mientras tomaba otro tiempo para recomponer sus pensamientos — El hombre al que había odiado tanto, quien una vez había deseado que estuviera muerto, es su juicio hoy y me parece tan raro que en vez de anticipar su sentencia me encuentro sintiéndome mal por todo lo que le está esperando. Ya no le odio y sé que el juicio no tiene otro propósito que ver cómo tomar responsabilidad por sus acciones. No va a darme ningún cierre y no me va a hacer sentir mejor. Ya he puesto el accidente detrás de mí y aunque me ha tomado mucho tiempo para sentirme mejor no tiene absolutamente nada que ver con él y todo tiene que ver conmigo.

Su oportunidad de encontrarse conmigo últimamente ha sido el catalizador que me ha llevado hasta este momento, hasta un lugar donde soy feliz, donde soy amada, donde soy una mejor persona, mejor "marinera" de lo que he sido antes. Hay tantas cosas por las que podría odiarle si quisiera, cosas por las que probablemente lo haría y que me habría tomado tiempo para reflejar el impacto que mis propias acciones han tenido en mi vida después del accidente pero, igualmente, hay tantas cosas por las que siempre tendría que estar agradecida. Aprecio todo mucho más ahora. Tengo un grupo de amigas increíbles y una novia increíble que aún no estoy segura de si me merezco completamente. He aprendido que soy fuerte, que puedo sobrevivir a través de cualquier cosa mientras no me rinda. No sé dónde estaría hoy si el accidente no hubiera pasado y prefiero no pensar en las posibilidades tampoco demasiado porque mi vida es la que es, y para ser sincera, es muy, muy buena.

Así que, sí he mezclado emociones sobre el juicio hoy, es porque tengo que verle vivir con las consecuencias de sus elecciones y por mucho que le odiase antes ahora me compadezco. Su vida cambiará por las elecciones que hizo al igual que lo hizo la mía. La única diferencia es que yo tengo paz con mis elecciones mientras que él está intentando ignorar las suyas.
La única elección que aún tengo que hacer es esta:
Resulta que el conductor no es un extraño como pensaba. No es una entidad sin cara sino una persona. Tiene una vida y una familia propia. De hecho, su familia no es desconocida para mí porque está relacionado con alguien que conozco y la elección que he hecho es guardar esa información de la gente más cercana a mí, de mis amigas y mi novia. Siempre tenía intención de ser sincera con ellas pero estaba intentando protegerlas, preservar la felicidad que he encontrado. Sin embargo, creo que he esperado demasiado para contarles la verdad y la elección que hice originalmente puede que no haya sido la mejor. Pero he hecho una lección ahora. No puedo esperar más; tengo que compartir ese conocimiento con ellas — escribió, poniendo el bolígrafo sobre la hoja mientras volvía a leer las palabras que había escrito — Tengo que contárselo — escribió significativamente, subrayando las tres palabras con énfasis — Tengo que vivir con lo que pase como resultado de mi elección como siempre lo he hecho.

Volvió a ponerle la tapa al bolígrafo y lo metió dentro de su diario, cerrando la portada mientras deslizaba el libro hacia adelante en la superficie de su escritorio echando hacia atrás la silla de ruedas. Escuchó la puerta de su habitación crujir mientras se abría y miró en su dirección mientras revelaba a Jasper, olfateando el suelo en busca de algo.

—Hey Jasper — susurró, acercando su silla cerca de él y agachándose para acariciar su cabeza, con un repentino pensamiento viniendo a ella — ¿Qué dices si nos vamos a dar un paseo? — murmuró silenciosamente, adoptando una posición arrodillada delante del cachorro Springer, acariciándole debajo de su barbilla.

Frotó el pelo de su cabeza antes de levantarse y vestirse con su chándal y una camiseta, su par de converse andrajosas haciendo su camino hasta sus pies para terminar el look por el que había optado. Cuando terminó, recogió a Jasper, quien estaba intentando coger la pelota que estaba debajo de la cama. En sus brazos le llevó hasta abajo, solo poniéndole de nuevo en el suelo una vez que su correa estaba segura en su sitio.

Durante la siguiente hora, paseó a Jasper por el vecindario y pensó en todo lo que había pasado durante el último año, con una sonrisa apareciendo en sus labios como reflejo de lo lejos que había llegado. La ruta le hizo pasar inconscientemente por el lugar del accidente al igual que por la casa de Olga antes de finalmente terminar fuera de la casa familiar de Elena. Se quedó de pie en la acera de la casa de su novia, mirando fijamente la pared blanca del exterior coronada por un tejado gris, intentando pensar la mejor forma para informarle Elena y a las otras de que había estado escondiendo el hecho de que el tío de Clare, había sido el responsable de accidente. Sabía que Elena estaría molesta de que no se lo hubiera contado y realmente no podía culparla, después de todo, se habían prometido mutuamente contarse todo. Era probablemente esa la razón por la que no podía pensar ni siquiera un escenario en su cabeza en el que no terminase con Lena extremadamente herida o enfadada y balanceaba la idea de que ella sería la razón por la que su novia se fuera a sentir de cualquiera de las dos formas.

—A lo mejor si lo escribo en una nota y lo pongo en tu collar no estará tan enfadada — le dijo a Jasper, mirando hacia abajo al Spaniel que estaba olfateando animadamente el felpudo de la puerta de Elena — No podría estar enfadada contigo ¿no? — le preguntó —No, claro que no podría — decidió, agachándose para acariciar su espalda, haciendo que el roce, lo girara para empezar a lamer su mano — Mírate. Eres tan lindo — señaló cogiendo al perro.

Caminó hasta la acera y se sentó al borde con su espalda en la casa de Elena, poniendo a Jasper a su lado.

—Siéntate — le ordenó, acariciando su cabeza mientras se sentaba, tumbándose después obedientemente en el suelo, aparentemente sus clases de entrenamiento habían dado sus frutos —Ya sé, te mandaré dentro y después esperaré a que se calme — musitó, jugando con el pelaje del costado de Jasper haciendo, que se girase para exponer su estómago — No, eso no va a funcionar — Se dio cuenta, mirando hacia abajo al pequeño perro —¿Alguna sugerencia, Jasper? — preguntó — Podría usar toda la ayuda que consiga.

Sin sorpresa, Jasper no contestó así que siguió mirando hacia la carretera pensando, gastando otra media hora en silenciosa contemplación hasta que escuchó a alguien diciendo su nombre desde la casa de Elena.

—¿Yulia? — dijo Inessa; preocupada ante la inesperada visión de la menor fuera de su cara a esa hora de la mañana.

Yulia se giró en respuesta a la voz y se levantó rápidamente, pareciendo avergonzada de haber sido pillada por la madre de Elena mirando al vacío fuera de su casa.

—Hola Señora Katina — dijo, levantando su mano libre, frotándose la parte de atrás de su cuello, cambiando su peso nerviosamente de un pie a otro.

—Son las cinco y media de la mañana — señaló Inessa con tono suave mientras salía por la puerta hasta el camino de su jardín, cerrándose la bata sobre sus hombros para mantenerlos cubiertos.

—¿Sí? — preguntó Yulia aparentemente sorprendida por las noticias, sin haberse puesto el reloj ni haber cogido el móvil —Lo siento — se disculpó — No quería despertarla.

—No lo hiciste — le aseguró la mujer amablemente, mirando de cerca a la novia de su hija dándose cuenta de los círculos oscuros de debajo de sus ojos —Me levanté pronto e iba a hacer café en la cocina cuando mire a través de la ventana y te vi sentada aquí — Inessa tiró de la puerta un poco detrás de ella para así no molestar al resto de la casa y dio unos cuantos pasos más en dirección a Yulia — ¿Cuánto tiempo llevas aquí fuera?— le preguntó.

—No lo sé exactamente — confesó la morena — un rato.

—¿Estás bien? — cuestionó Inessa con voz preocupada ante la presencia de la menor.

—Sí — dijo Yulia débilmente, bajándose las mangas de su sudadera para cubrir sus manos.

—¿Estás segura? — presionó la mujer a sabiendas.

—No — admitió — No exactamente — Inessa suspiró e hizo un gesto a Yulia, extendiendo su brazo, preparada para envolverla una vez que estuviera lo suficientemente cerca.

—¿Sabe tu madre que estás aquí? — cuestionó mientras Yulia caminaba en su dirección.

La pequeña morena negó con la cabeza en respuesta a la pregunta de la mujer mayor y ésta envolvió su brazo alrededor de los hombros de Yulia, acercándola a su costado con compasión.

—Te diré algo — empezó Inessa, acariciando la parte de arriba del brazo de Yulia con su mano — ¿Por qué no entras y nos preparo algo de beber? — sugirió.

—Ok — dijo de acuerdo fácilmente e Inessa la guió de vuelta a la casa, abriendo la puerta, haciendo un gesto a la novia de su hija para que entrase.

Guió a la morena por el pasillo silenciosamente cerrando la puerta detrás de ella antes de llevar a la menor a la cocina.

—Aquí — dijo, sacando un taburete del mueble de la cocina para que se sentase.

Yulia descendió en él obedientemente y la mujer puso una mano en su hombro.

—¿Qué quieres? — le preguntó Inessa cálidamente — ¿Café o chocolate caliente?— Yulia hizo una mueca mientras la madre de Lena decía la palabra café e Inessa se rió ligeramente.

—Chocolate caliente entonces — dijo caminando alrededor de la isleta para rápidamente preparar ambas bebidas.

Cuando terminó, llevó las dos tazas y las puso en la superficie de granito delante de Yulia, quedándose de pie un minuto estudiando a la menor, aparentemente con problemas. Frunció el ceño y fue a sentarse al lado de Yulia.

—¿Qué está pasando?— preguntó, poniendo una mano encima de la de la morena, dándose cuenta de que aún la tenía alrededor de la correa de Jasper.

El perro pequeño estaba tumbado a los pies de Yulia contemplativamente e Inessa se tomó un minuto para soltar la correa de su collar para que así fuera libre de explorar la casa tanto como quisiera. Yulia levantó la correa una vez que Jasper ya no estaba atado a ella y la puso en el mueble al lado de su bebida mientras el perro se levantaba e iba hacia el pasillo.

—Yulia — animó Inessa cuando aún no había respondido a su pregunta previa —¿Va todo bien?

—¿Está Elena aquí? — contrarrestó la pelinegra, con sus ojos centrados en sus manos para evitar los de la mujer.

—Está arriba durmiendo — contestó simplemente, examinando la cara de Yulia.

—Cierto, sí, claro — reconoció, asintiendo con su cabeza sin decir nada más.

—Yulia ¿has conseguido dormir algo anoche? — preguntó la madre de Elena a pesar de creer que ya sabía la respuesta a través de la apariencia de la menor. Yulia finalmente levantó la cabeza y negó con ella.

—No — contestó.

—No puedo decir que esté sorprendida con el juicio hoy — compartió dándole a Yulia una mirada comprensiva mientras apretaba su mano amablemente —Probablemente no va a ser fácil para ti.

—No es eso — interrumpió Yulia encontrándose con los ojos preocupados de Inessa.

—¿No? — probó con cuidado.

—No — contestó Yulia.

—Yulia puedes hablar conmigo si quieres— ofreció — A lo mejor podré ayudarte.

—Sólo he estado ocultando algo a Elena y estoy preocupada de que se vaya a molestar cuando se lo cuente — divulgó la ojiazul.

—¿Estás enferma? — preguntó Inessa aprensivamente.

—No, no estoy enferma — contestó poniendo sus dos manos en la taza de chocolate que tenía delante — Es sobre el conductor que me golpeó.

—Oh — dijo la mayor con una pequeña sonrisa formándose en sus labios, la que Yulia pensó que era extraña después de lo que acababa de admitir.

—¿Oh? — devolvió mientras la mayor se levantaba del taburete en el que había estado sentada.

—Espera aquí un minuto — dirigió Inessa levantando un dedo para que la menor se quedase ahí mientras iba hacia la puerta de la cocina, desapareciendo.

El ceño de Yulia se frunció con confusión mientras sus ojos vagaban por el espacio ahora vacío que había ocupado antes la madre de Elena. Cuando no volvió después de unos minutos, se giró en el taburete y dio otro sorbo a su bebida, hacienda una mueca mientras regañaba a su boca, habiéndose olvidado de dejar que se enfriase un poco antes de beber.

—Jesús! — se quejó sacando su lengua e intentando ver si se había causado alguna lesión a largo plazo.

—¿Yul? — preguntó Elena detrás de ella; con voz ronca por el sueño.

Yulia se giró para mirar a su novia, con su lengua aun sobresaliendo, haciendo que Elena se riera. Parecía cansada y su pelo era un desastre de enredos mientras bostezaba. Extendió una mano para cubrir su boca en respuesta al reflejo antes de estirar sus brazos hacia arriba por encima de su cabeza para soltar la tensión de sus músculos, el movimiento hizo que su camiseta se levantase exponiendo la piel de su estómago. Entró en la cocina seguida de cerca por su madre quien cogió su café del mueble, disculpándose y dejándolas a las dos solas para hablar.

—¿Sabes que aún ni son las seis? — le preguntó, frotándose los ojos con la parte de atrás de su mano mientras se acercaba a donde estaba su novia sentada.

—Yo... eh...— empezó pero Lena se rió de nuevo mientras recordaba como la chica de ojos azules estaba cuando entró a la cocina.

Ladeó su cabeza cuando estuvo justo al lado de Yulia y plantó un rápido beso en su frente antes de sentarse en el sitio que estaba ahora vacío a su lado.

—¿Te has vuelto a quemar la lengua? — preguntó extendiendo su mano cogiendo la mano libre de Yulia, el chocolate caliente ahora a salvo de nuevo en el mueble — Pensé que ya habías aprendido — Dijo bostezando de nuevo — Haces esto cada vez que tomas chocolate caliente cariño.

—Elena — dijo Yulia, poniendo una mano en lo alto de la de su novia — Necesito hablar contigo de algo.

—Lo sé — dijo la pelirroja, moviendo su cabeza como si estuviera deshaciéndose de las telarañas que la noche había dejado — Mi madre me lo ha dicho cuando vino a despertarme a esta hora inmoral — Gimió de buen humor —¿No podía haber esperado? — preguntó.

—No — contestó viéndose culpable por despertar a Elena tan pronto.

—Estaba teniendo un sueño realmente bueno — dijo la pelirroja seductoramente haciendo que la morena se sonrojase.

—Es solo — empezó Yulia sintiéndose nerviosa — Lo siento, pero realmente necesito contártelo antes de ir al juzgado después.

—Yul ¿es sobre lo del tío de Clare? — preguntó recorriendo su mano libre a través de su pelo mientras sus ojos verdes se encontraban con los azules de su novia.

—Espera, ¿ya lo sabes? — cuestionó Yulia, mientras su voz se elevaba, incrédula.

—Sí — afirmó Elena — Desde hace un tiempo.

—¿Quién te lo contó? — preguntó y Lena miró hacia la puerta de la cocina a través de la que su madre se había desvanecido — Espera, ¿fue tu madre?

—Sí — confirmó la pelirroja — Pero fue un accidente — Explicó — Tu madre le dijo algo cuando fueron a tomar café y empezó a hablarme sobre ello sin saber que no me lo habías contado aún.

—Yo...— empezó Yulia pero no pudo pensar en nada más que decir, quedando sin habla ante este giro de las cosas —¿Significa eso que las otras lo saben?

—Sí — le informó sinceramente Elena —Se lo conté.

—¿Por qué no me dijiste nada? — preguntó la morena — ¿Estás enfadada de que te lo escondiera?

—No estoy enfadada — la tranquilizó, acariciando el brazo de la morena con la palma de su mano — Supuse que tenías que tener una buena razón para no contármelo pero es como dije antes Yul; confío en ti para saber cuándo y cómo compartes las cosas conmigo — Se pausó un minuto antes de volver a bostezar — Sé que siempre me lo acabarás contando — dijo, con palabras distorsionadas mientras se atrapaban en el bostezo — Sólo que no pensaba que fuera a ser a las cinco y cuarenta y nueve de la mañana, eso es todo.

—Quería contártelo antes — dijo Yulia —Es solo que, hemos estado tan felices y estaba preocupada de arruinarlo todo otra vez. Estaba intentando protegerte, bueno, protegernos a nosotras y a esta estúpida burbuja de felicidad que parece que hemos creado recientemente — compartió, moviendo una mano para hacer un círculo imaginario a su alrededor.

—Yul, puedo entenderlo completamente, ¿vale? — aseguró Elena — Está bien. Sinceramente. Me lo has contado ahora y...

—He estado pasando tiempo a solas con Clare también — soltó repentinamente, intercediendo antes de que Elena pudiera terminar su frase, desesperada por compartir la verdad con ella ahora que la mayoría estaba finalmente ahí — Nos hemos estado viendo.

—¿Viéndoos? — preguntó Lena, aparentemente insegura.

—Sí — verificó Yulia.

—¿Qué quieres decir? — devolvió Elena.

—Sólo eso, ya sabes, para hablarlo — aclaró.

—Entonces, ¿no me has estado engañando? — dijo la pelirroja, sin creer ni un segundo que Yulia lo hubiera hecho pero necesitando escucharla.

—¡Qué! ¡No! — contestó rápidamente, elevando su voz con la protesta — Claro que no — dijo bajando la voz en un susurro aparentemente arrepentida por haber podido despertar al resto de la casa — Sólo hemos hablado. Eso es todo pero hemos estado quedando sin vosotras.

—Bueno, está bien mientras eso sea todo lo que hayáis hecho — bromeó Elena, acariciando con sus dedos la mejilla de Yulia — Estoy segura de que necesitabais discutirlo — La morena extendió su mano y quitó la de Elena de su cara, sintiendo que no se merecía el buen comportamiento de su novia — ¿Ayudó? — le preguntó Elena, sin sentirse herida por el gesto sino sinceramente interesada por la respuesta que Yulia fuera a dar a la pregunta.

—¿Ayudó el qué? — contestó confundida.

—Hablar de eso con ella — estableció.

—Sí, ayudó — admitió Yulia — ¿pero puedes como, gritarme o algo? — cuestionó — Estás muy calmada con todo y me está preocupando.

La ojiverde se rió musicalmente y se inclinó para besar a Yulia en los labios, levantando sus dos manos para tomar la cara de su novia mientras lo hacía.

—Confío en ti, idiota — Dijo con afecto, manteniendo las mejillas de Yulia firmemente en sus manos mientras se echaba hacia atrás para verla mejor —¿De verdad piensas que después de todo lo que hemos pasado esto iba a ser un drama enorme? — preguntó retóricamente — Jesús Yul, si algo fuera a interponerse entre nosotras ahora tendría que ser más grande que esto — Se rió — Quiero decir, hemos pasado tanto que sinceramente creo que podríamos sobrevivir a cualquier cosa mientras lo hiciéramos juntas — dijo —Así que deja de ser una idiota, ¿vale? No estoy enfadada y no estoy celosa. Sólo estoy feliz de que estés bien con todo — Yulia bajó su mirada hasta el suelo que había en medio y Elena levantó su barbilla para así encontrarse de nuevo con sus ojos — Además — dijo con una sonrisa juguetona en sus labios — Sé que no tengo que preocuparme por Clare — divulgó — Sabe que si alguna vez hiciera algo para meterse entre tú y yo, Olga seriamente patearía su culo — Se rió — La última vez que lo comprobé, Clare no tenía ningún deseo de morir. ¿A menos que haya algo que sepas que yo no sé? — preguntó de broma.

—Entonces ¿podemos seguir siendo amigas todas? — preguntó Yulia ignorando la última pregunta de Elena —Clare y nosotras, quiero decir.

—¿No seguimos siendo amigas todavía?— contrarrestó y Yulia sonrió.

—Sí — respondió al darse cuenta.

—Clare no es responsable del accidente más de lo que tú eres — Dijo decisivamente — Nunca la culparía por lo que pasó y ninguna de las otras. Pensamos que te sentirías de la misma forma si aún seguías feliz de que ella saliera con nosotras — la ojiazul suspiró fuertemente como si se hubiera quitado un peso de los hombros.

—¿Bien? — le preguntó Lena, sintiendo el alivio y jugando con un mechón del pelo largo y sedoso de su novia.

—Sí — contestó Yulia, asintiendo con su cabeza y sonriendo — Estoy bien.

—Te amo, ya lo sabes — Le dijo, trazando delicadamente la cicatriz de la frente de Yulia, haciendo que la chica del pelo negro sonriera ampliamente en respuesta al gesto familiar.

—Yo también te amo — dijo Yulia y conectó sus bocas, besando a la pecosa en los labios, tiernamente.

—Tengo miedo de que estés jodidamente atrapada conmigo para siempre cariño — bromeó Lena de buen humor.

—Siempre no es lo suficientemente largo,— respondió Yulia, con palabras mucho más pesadas en comparación con las de Elena, pero sin vergüenza, mientras sus dedos recorrían de arriba a abajo el brazo de su novia mientras la miraba.

—No. Seas. Tan. Jodidamente. Linda — La regañó Lena, besándola en los labios entre cada palabra usando su mano para girar la cara de su novia hacia la suya — ¿Qué demonios se supone que tengo que decir en respuesta a eso?

—Dime que me amarás una eternidad — contestó Yulia.

—¿Pensé que no era necesario? — preguntó la pelirroja, recordando su respuesta habitual ante las declaraciones de amor que se hacían.

—No lo es — dijo de acuerdo Yulia — Sólo sería agradable escucharlo, eso es todo.

—Bueno, en ese caso. Te amaré una eternidad, Yul — anunció Elena, besándola en los labios de nuevo — y cuando este mundo sea un vago recuerdo en la mente del universo aún te seguiré amando — sonrió — y cuando el universo se haya consumido completamente por algún problema la única cosa que quedará es mi amor por ti — Terminó mientras su dedo índice viajaba amablemente por la mandíbula de Yulia —¿Qué tal eso?

—Eso es realmente bueno — contestó sinceramente la morena, moviendo su mano del brazo de Elena para posicionarse en su cuello mientras sus ojos se encontraban y se quedaban firmes ahí, sin palabras entre ellas porque el significado detrás de la mirada que compartían era claro.

—Entonces, ahora que estoy despierta — dijo Elena; rompiendo contacto visual y bostezando dramáticamente, con una enorme sonrisa plasmada en su cara —¿Qué dices de desayunar?

—¿Podemos comer tortitas? — preguntó Yulia.

—Podemos comer lo que quieras — dijo la pelirroja, levantándose de su taburete yendo hacia la nevera para empezar a coger los ingredientes necesarios.

Su mano estaba alrededor de la puerta abierta mientras miraba dentro cuando sintió la mano de Yulia encima de la suya.

—Yo las haré — propuso mientras Lena miraba hacia arriba encontrándose con sus ojos — Es lo justo viendo cómo te desperté tan pronto — Elena se puso recta y sacó algunos huevos con un suave movimiento.

—¿Y si las hacemos juntas? — sugirió y la morena sacó un cartón de leche.

—Claro — dijo de acuerdo cerrando la nevera mientras Inessa entraba y ponía su taza de té en el fregadero.

—¿Todo está bien aquí? — preguntó y ambas compartieron una breve mirada antes de asentir en respuesta.

—Sí, todo está genial — dijo Elena —íbamos a hacer unas tortitas para desayunar — Le dijo, sosteniendo el cartón de los huevos.

—Entonces parece que he llegado en el momento adecuado — se rió la mujer —La última vez que hiciste tortitas aquí parecía que había explotado una pequeña factoría pastelera por toda la cocina — Cogió el cartón de Elena e hizo un gesto para que las dos se fueran a los taburetes del mueble.

—Os haré a las dos el desayuno — Estableció definitivamente para que así no hubiera discusión, cogiendo la leche de las manos de Yulia — Me quitará tiempo que de otra manera tendría que usar para frotar la batidora y el mueble más tarde.

—Genial, gracias — dijo Elena mientras ella y Yulia se sentaban.

Inessa procedió a hacer las tortitas y cuando terminaron de comer Elena se vistió con la ropa que iba a llevar para apoyar a Yulia en el juzgado. Llevó a la morena y a Jasper de vuelta a casa para que así su novia pudiera también prepararse y Larissa abrió la puerta para saludarlas tan pronto como Elena aparcó el coche, obviamente nerviosa por ver que Yulia no estaba en su cama cuando se levantó.

Pronto la hora del juicio llegó y Oleg, Larissa, Elena y Yulia fueron hacia el juzgado, encontrándose allí con Olga y sus padres, igual que con Frida y Nastya.

Las chicas estaban de pie delante de los asientos del público mientras los adultos estaban en una conversación con el abogado de Yulia cuando Clare se acercó a ellas tímidamente, evidentemente insegura de cuál sería su respuesta esa mañana si la verdad sobre la relación con el conductor había sido finalmente develada.

—Hola — saludó levantando una mano, con dudas — Bueno, historia graciosa, ¿pero os acordáis del sueño recurrente que estaba teniendo de perseguir una gallina por el patio? — preguntó intentando romper el hielo — Bueno, resulta que no era una gallina sino un gallo. ¿Qué se supone que significa eso?— cuestionó.

—A lo mejor significa que no te gustan las chicas sino los chicos — estableció fácilmente Olga, con una sonrisa de apoyo en su cara.

—Si, o puede que signifique que tienes que dejar de comer queso antes de ir a la cama — Añadió Nastya.

—Creo que significa que encajas — dijo Elena encontrándose con los ojos de Clare — No podrías salir con nosotras si no tuvieras al menos un sueño recurrente que bordara lo ridículo.

—Sí, sigo teniendo este sueño en el que Olga me come — confesó Frida.

—¿Qué? — se rió Nastya sin haber escuchado eso antes.

—Es mucho más grande que yo y me da miedo, ¡¿vale!? — explicó Frida rápidamente.

—Como si te fuera a comer — se rió Olga —Quiero decir, eres todo piel y huesos. Además eres tan bajita que apenas se te cataloga como comida. Eres más como una entrada.

—Oh Dios mío — Se rió Yulia.

—Entonces, ¿estamos bien? — les preguntó Clare necesitando confirmación.

—Solo si aún sigues trayendo la película a casa de Nastya para la próxima noche de películas — contestó Lena y Yulia envolvió un brazo alrededor de su cintura, encantada con esa interacción.

—Sí — se unió Olga — Me prometiste que traerías la trilogía de Scream ¿recuerdas? Tengo ganas de ver a Yul cubriéndose debajo de una almohada.

—Espera, vamos a ver películas de terror ¿otra vez? — se quejó Frida — Ya tuve que sufrir con "Sé Lo Que Hicisteis El Último Verano" ¿Cómo es eso justo?

—Fue votación — dijo Olga — Eres... — empezó pero fue interrumpida por la madre de Yulia acercándose y poniendo una mano en el hombro de su hija.

—Hija, tienes que venir y sentarte con nosotros ahora — Le informó Larissa, mirando alrededor al grupo de amigas —Puedes hablar con todas durante el receso.

—Vale — reconoció la morena mientras Larissa se movía para sentarse detrás de la mesa de procesamientos al lado del abogado que les representaba en el caso — Supongo que me tengo que ir — dijo, a todas, respirando fuertemente.

Olga, Frida y Nastya le ofrecieron una mirada amable a Yulia y la abrazaron antes de sentarse en el primer banco del público para unirse a los padres de Olga dejando a Elena y Clare aún con ella.

—Ya lo tienes — dijo la chica, poniendo una mano en el hombro de Yulia animadamente, sintiendo su malestar ante la situación entre ellas — Sin sentimientos ¿recuerdas? — le recordó a la menor antes de hacer un movimiento para irse y unirse al resto de su familia que estaban viendo la interacción con interés desde donde estaban sentados.

—Clare, espera — Dijo urgentemente Yulia, extendiendo una mano hacia la muñeca de la otra chica, previniendo que se fuera. Clare giró su cara y la morena sonrió ampliamente.

—Gracias por todo — dijo agradecidamente — Sé que no es fácil.

—Claro que lo es — dijo en desacuerdo, intercediendo — Es tan fácil como será este juicio — dijo moviendo sus manos delante de ella, imitando un tiro de baloncesto — Canasta — dijo levantando una ceja — Tiro limpio.

—Lo siento — se disculpó Yulia.

—No lo estés — dijo Clare, poniendo una mano en el brazo de la pelinegra — La única persona a la que culpar por el resultado de este juicio es a mi tío — Clare miró por encima de su hombro a su familia en ese instante — Debería irme — reconoció.

—Ok — aceptó y Clare asintió antes de girarse e ir al otro lado de la galería descendiendo en el banco entre un hombre y una mujer mayores, quienes Yulia asumió que serían sus padres.

—Voy a sentarme justo detrás de ti cariño — dijo Elena cogiendo la mano de su novia volviendo a captar la atención de Yulia lejos de Clare quien parecía tener una conversación agitada con los que estaban a su alrededor — Si lo encuentras difícil entonces simplemente gírate y mírame ¿vale?

—Elena, no tienes que quedarte en mi testimonio médico — estableció Yulia, con tono serio — Van a mostrar las fotografías y a hablar sobre lo que pasó cuando me llevaron a urgencias.

—No voy a abandonar esta sala — la interrumpió, apretando la mano de Yulia.

—Si tú lo dices — dijo — pero si necesitas irte, entonces puedes, ¿vale? Sé cómo te encontraste viendo las fotos cuando lo hicimos la primera vez. No quiero que estés aquí si no puedes.

—Yul — empezó a protestar Elena.

—No, prométeme que te irás si tienes que hacerlo — pidió — ¿Por favor? Me sentiría mejor sabiendo que lo harías — La pelirroja estudió la cara de Yulia durante un segundo antes de ceder.

—Vale — gruñó — Prometo que me iré si no puedo soportarlo. ¿Contenta?

—Sí — dijo Yulia sinceramente.

—Vale, ahora vete, y no sé, sé una idiota por allí un rato — intentó hacer que fuera todo más ligero un momento.

—Te veré después — dijo la ojiazul, besando a Elena en los labios caminando hacia atrás lentamente en dirección a la mesa donde se tenía que sentar.

Mantuvo sus manos entrelazadas hasta el último segundo posible y Elena sonrió mientras los dedos de Yulia finalmente perdieron el contacto con los suyos. La menor sonrió y después se giró para unirse a sus padres y a su abogado.

Elena la miró hasta que estuvo a salvo sentada y se movió por el banco hasta sentarse al lado de Nastya.

—¿Estás nerviosa? — le preguntó la castaña ojiverde a su amiga.

—Sip — admitió Elena, sin dejar de ver nunca la espalda de Yulia.

—Yo también — secundó Nastya mientras extendía una mano para tomar una de las de Elena entre las suyas.

Acarició la parte de atrás de ésta con su pulgar y la pelirroja finalmente retiró sus ojos de su novia para mirar hacia sus manos entrelazadas. Puso su otra mano encima de la de Nastya y miró hacia arriba para encontrarse con sus ojos claros.

—Gracias por estar aquí conmigo — dijo Elena — A las dos — dijo, mirando a Frida quien estaba mirando a su amiga con una mirada solidaria en su cara — Os quiero chicas — Nastya abrazó de lado a Lena y Frida extendió su mano para ponerla sobre sus piernas, apretando la rodilla de la pecosa en reconocimiento, silenciosamente devolviendo el sentimiento.

—Estamos también aquí por Yulia — dijo Frida.

—Lo sé — respondió la pelirroja — Eso es parte de la razón por la que os quiero. Sé que hemos tenido nuestros altibajos pero realmente sois mis mejores amigas. Habéis estado tan geniales este año...

—Ella va a estar bien, Lena — la tranquilizó Frida a sabiendas, bien consciente de lo nerviosa que había estado sobre el juicio, intentando ocultar sus pensamientos de Yulia.

Dio un golpecito en la pierna de la pecosa hasta que volvió a retirar su brazo, Nastya habiendo soltado también su agarre de su amiga.

—¿Eso crees? — preguntó Elena, aún preocupada. Frida miró a Yulia y sonrió.

—No, lo sé — contestó Frida y la pelirroja la miró mientras se sentaba hacia atrás contra el banco volviendo su atención completamente hasta la parte frontal de la sala, viendo a una multitud de gente entrando para tomar sus asientos.

Después de que el juez fuera presentado, las reglas del juzgado anunciadas y los cargos contra el acusado expuestos, la acusación y la defensa tomó turnos para presentar sus declaraciones abiertas. Los testigos fueron interrogados, cada uno examinado por cada abogado hasta que el doctor que primero había tratado a Yulia en urgencias hizo el juramento para presentar testimonio en relación con la condición de su paciente después del accidente.

El abogado de Yulia se levantó y se acercó al médico, inclinándose sobre la tribuna de los testigos.

—¿Podría por favor identificarse para el juzgado? — preguntó el profesional alto y canoso sentado detrás de la separación.

—Sí, mi nombre es Dr Alexandr Poblova y soy un médico de urgencias en el hospital del Sur de Moscú.

—Estaba usted de guardia el día que la Señorita Volkova llegó a su departamento, ¿es eso correcto? — preguntó.

—Sí — confirmó el doctor.

—¿Puede por favor describir al jurado las lesiones que presentaba la Señorita Volkova en su llegada? — animó.

—En su llegada a Urgencias, la Señorita Volkova estaba altamente inestable y en condición crítica — dijo — Su respiración era muy lenta y su ritmo cardíaco estaba limitado hasta el punto en el que su corazón apenas era capaz de mantener un ritmo de presión sanguínea sistólico de más de cincuenta — El Dr. Poblova consultó las notas que había llevado con él antes de seguir — Presentaba una gran fractura en el lóbulo temporal izquierdo del cráneo que se extendía hasta el hueso parietal. Pronto se encontró que tenía un gran hematoma subdural debajo y también un sangrado intracraneal. La Señorita Volkova había sufrido múltiples costillas rotas en el costado izquierdo de su pecho desde la T2 hasta la T10 y como resultado de esto el pulmón izquierdo de la Señorita Volkova había sido perforado causando un neumotórax que necesitaba ser drenado inmediatamente a su llegada a Urgencias — El Dr. Poblova giró la página en sus manos y continuó — Debido al trauma de su pecho del impacto del coche la Señorita Volkova también sufrió un taponamiento cardíaco, una laceración en el bazo y múltiples fracturas en su brazo, muñeca y mano derecha — Explicó — El taponamiento cardíaco necesitaba ser drenado usando una periocardiocentesis en urgencias para estabilizar a la Señorita Volkova para la cirugía.

—Me gustaría tomar esta oportunidad para exhibir 12 de las 18 fotos que fueron tomadas por la policía como pruebas del accidente — Yulia escuchó gritos alrededor en la sala mientras las imágenes de un cuerpo roto tumbado en una cama de hospital estaban siendo mostradas al resto del jurado pero ella mantuvo sus ojos hacia adelante, sin querer mirar a la gente que había a su alrededor por miedo a perder su compostura.

—Dr. Poblova, ¿puede por favor describir la intervención quirúrgica necesaria como resultado de las lesiones de la Señorita Volkova? — El Dr. Poblova ojeó el historial médico de Yulia y encontró la documentación relevante antes de contestar.

—La Señorita Volkova requirió múltiples procedimientos quirúrgicos para tratar las lesiones. Se le hizo una craneotomía para quitar el hematoma subdural y corregir las fracturas de su cráneo. Una esplenectomía fue necesaria para quitar su bazo al igual que se necesitó una intervención quirúrgica para corregir el daño de su corazón y su pulmón. La Señorita Volkova también requirió un aparato de fijación externa para sostener las fracturas de su brazo izquierdo mientras se curaban pero al mismo tiempo no estaba lo suficientemente estable para tener más cirugía para corregir el daño del nervio que tuvo, como resultado, una pérdida de función a largo plazo de su mano.

—Bajo su experiencia ¿cuál es la mortalidad de pacientes que se presentan en urgencias con condiciones similares? — preguntó el abogado de Yulia.

—Puede depender de la edad y el historial médico previo, pero normalmente encuentras entre un ochenta y noventa por ciento de muerte — Estableció. Yulia escuchó un ruido detrás de ella seguidos de unos pasos por el pasillo del juzgado y cerró sus ojos, sabiendo sin siquiera necesitar mirar que había sido Elena quien se había ido. Giró su cabeza para confirmar su creencia y tenía razón cuando se encontró el banco de detrás vacía sin Elena ni Nastya, mientras sus ojos se encontraron con los de Frida y Olga brevemente y las dos chicas le ofrecieron una pequeña sonrisa. La morena miró hacia adelante e intentó concentrarse en el testimonio de los testigos pero no podía, sus pensamientos estaban con Elena preguntándose si estaba bien. Intentó escuchar mientras el Dr. Poblova explicaba que en un diez por ciento de los pacientes que habían sobrevivido a un accidente de tráfico así con lesiones mentales similares; el siete por ciento normalmente se quedaban con un daño cerebral irreversible y a menudo en unidad de cuidados. El dos por ciento del tres restante se quedaba con discapacidades y tenían problemas por funcionar sin la ayuda de los otros. Y el uno por ciento restante de los pacientes tenía total independencia después de un trauma tan significativo como el que Yulia había tenido.

Volvió a mirar por encima de su hombro en dirección a la puerta y tuvo problemas para luchar con las ganas de levantarse y seguir a Elena. No quería nada más que estar con ella, pero era incapaz de irse mientras el juicio estaba en proceso a menos que hubiera unas circunstancias mitigantes.

—Que le jodan — pensó Yulia levantando una mano captando la atención del abogado.

Fue hacia ella y se agachó sobre la mesa.

—¿Estás bien? — preguntó susurrando mientras Oleg y Larissa miraban.

—No — dijo Yulia — Me siento mal, creo que tengo que salir.

—Vale — dijo — Sólo espera un minuto —Se giró hacia el juez.

—¿Puedo acercarme al estrado? — preguntó y el juez se lo permitió, el abogado de la defensa se unió a él.

Yulia vio al juez mirar en su dirección antes de asentir con su cabeza. El Señor Eugene, su abogado caminó hacia ella.

—El juez te dejará irte mientras concluimos el testimonio médico pero tendrás que volver después para evidenciar y ser testigo del resto de los procedimientos, ¿vale? — le dijo — Hará un corto receso después de concluir esto e iré a buscarte.

—Vale — dijo agradecidamente.

—Hija ¿quieres que vaya contigo? — preguntó Larissa pero Yulia puso una mano tranquilizadora sobre su brazo y negó con la cabeza.

—No, solo necesito algo de aire fresco. Estoy bien. De verdad, quédate aquí — pidió.

Larissa asintió con la cabeza mientras Yulia se levantaba y el Señor Eugene abrió la separación para que pudiera salir de la sala.

Le tomó todo a Yulia no correr hacia afuera, pero de alguna manera consiguió caminar calmadamente hasta la parte de atrás de la sala, manteniendo sus ojos centrados en la puerta del final del pasillo para así poder evitar el escrutinio de la gente sentada en la galería del público. Cuando la alcanzó, la morena la abrió y desapareció, permitiendo que se cerrase detrás de ella.

Finalmente libre, Yulia fue corriendo hacia la entrada del juzgado y se escapó a través de las puertas hasta de atrás. Fue cegada un momento por el sol mientras sus ojos se ajustaban, pero pronto vio a Elena sentada en las escaleras, con su cabeza hacia abajo y los brazos de Nastya envueltos alrededor de sus hombros.

—¡Elena! — gritó y la chica de ojos verdes se giró ante el sonido de la voz de Yulia levantándose rápidamente, cerrando la distancia entre ellas en unos cuantos pasos.

Puso sus brazos alrededor de la pelinegra y la abrazó fuertemente, ésta devolviendo el abrazo con la misma fuerza.

—Hey — dijo Yulia acariciando el pelo de su novia mientras caía por su espalda y lloraba en su pecho — Está bien — dijo —Estoy aquí — Yulia vio a Nastya acercarse desde donde había estado sentada y ésta apretó su hombro antes de volver dentro, dejándolas a las dos a solas.

—Lo siento — se disculpó Elena — Dios, lo siento tanto — dijo, sorbiendo con la nariz ruidosamente girando su cabeza para mirar a Yulia — Soy tan idiota — Le dijo —No quería hacer que te preocuparas, pero no podía quedarme ahí más. No podía...— empezó, sus palabras apagándose mientras suprimía otro sollozo — Lo intenté. Lo hice...

—Está bien — la consoló la morena — Me alegro de que te hayas ido. Eso es lo que quería ¿recuerdas? No quería que te quedaras si no podías. No por mí, tienes que mirar por ti también.

—Sí, pero ahora tú también te has ido — señaló — Ahora te estás perdiendo el juicio.

—Está bien. Te prometo que no es nada que no sepa ya — Bromeó intentando suavizar la situación.

—Yul — la regañó Elena, riéndose a pesar de las lágrimas.

La pelinegra soltó el torso de su novia y cogió su mano para volver a las escaleras.

—Ven aquí — dijo mientras guiaba a Elena hasta el suelo para sentarse.

Puso a la pelirroja a su lado, envolviendo un brazo alrededor de sus hombros y empezó a jugar con los dedos de una de sus manos.

—No tenías que venir detrás de mí — dijo Elena después de un momento, la mano que Yulia había puesto alrededor de sus hombros, acariciaban su brazo — Nastya estaba aquí.

—Lo sé — respondió Yulia — pero, quería estar contigo. Te lo debo al menos después de todas las veces que tú has estado para reconfortarme.

—Yul, no me debes nada— Le dijo seriamente.

—No — se opuso — Te debo todo — Dijo besando a Elena en lo alto de su cabeza.

—Ugh — gruñó Elena, limpiándose los ojos furiosamente cambiando de tema —Mírame — Se rió, escondiendo su cara en el pecho de Yulia — Es tan estúpido. No debería dejar que me afectara así. Quiero decir, tú estabas sentada justo ahí delante de mí — Yulia sonrió y movió la mano que estaba acariciando el brazo de Elena hasta su pelo.

—It's alright to cry, even my dad does sometimes — Empezó a cantar suavemente y Lena ladeó su cara para mirar a Yulia quien se encontró con su mirada entretenida — So don't wipe your eyes, tears remind you you're alive.

—Para — dijo la pelirroja, golpeando firmemente a Yulia en el esternón con su puño, mientras la otra chica se reía en respuesta — Pensé que habíamos hablado de esto.

—Tú hablaste — dijo aun riéndose — Yo no escuché — Se rió — Ya te dije que Ed Sheeran es un genio con las letras. Te juro que uno de estos días me creerás.

—Yul, lo digo en serio — se quejó Elena.

—Sí, pero yo no — contrarrestó, quitando unos mechones del pelo de Elena de sus ojos esmeralda para así poder verlos mejor — Vamos — urgió — Suavízate un poco para mí — La animó, apretando el brazo de Elena para así estar presionándolo más contra ella — No puedo soportar pensar que estás llorando por mí. Quiero hacerte sonreír. No quiero hacerte llorar nunca — Miró hacia adelante y una sonrisa de lado apareció en sus labios como si pensara en algo — Elena — dijo cuando su novia no respondió y la chica más alta miró de nuevo hacia arriba — You're strumming on my heart string — empezó y la pelirroja se estiró moviendo la cabeza —No espera — dijo mientras Lena la empujaba con firmeza por el hombro casi tirándola — I'll pick your feet up off of the ground and never ever let you down... lo prometo.

—¿Cómo coño haces eso? — preguntó —Jesús, ni siquiera puedo pensar una sola forma de sacar cualquiera de sus letras en una conversación.

—No lo cuestiones — dijo Yulia — Sólo abrázame otra vez para poder besarte.

Lena sonrió y envolvió sus brazos alrededor de la morena, acercándose más, besándola en los labios, profundizándolo casi instantáneamente mientras sus propios brazos se entrelazaban con los de su novia.

—Ey — vino la voz de Olga detrás de ambas interrumpiéndolas como era normal — ¿Es una fiesta privada o puede unirse alguien? — preguntó, Frida y Nastya con ella.

—Puedes sentarte con nosotras pero no te voy a besar — dijo Yulia haciendo una mueca mientras la pecosa se enterraba más contra el pecho de la morena.

Olga se sentó al lado de su mejor amiga y se puso contra su hombro mientras Frida y Nastya se sentaron al lado de Elena.

—¿Han terminado ya? — preguntó la ojiverde y Olga negó con la cabeza.

—Nope — contestó — Aún están siendo algo desagradables hablando de ti en el hospital. Quiero decir, no me entiendas mal. Me encanta ver tus heridas sangrientas en alta definición — dijo sarcásticamente — pero son como noticias paradas ahora.

—¿Verdad? — dijo Yulia levantando un brazo, encontrándose con los ojos de Olga, y los suyos brillando mientras Elena se reía.

—Dios, quiero decir que, podían haber puesto una película o algo para el resto de los que estábamos ahí — siguió Olga —Sin ofender ni nada Yul, pero eres un poco aburrida.

—Entonces ¿por qué viniste? — preguntó la morena.

—Pensé que habría palomitas — bromeó — La decepción sigue creciendo — Yulia frunció el ceño a Olga.

—Sólo está enfadada porque nadie ha gritado que objeta aún — Le dijo Frida a Yulia — Estaba debatiendo si hacerlo pero no sabía qué objetar.

—Iba a objetar el hecho de que este juicio es tan aburrido como un infierno — les informó Olga — Hacen que parezca mucho más entretenido en la tele — Yulia empujó a su amiga en el hombro y alcanzó su mano con la que estaba envuelta alrededor de Elena y juntas las cinco se sentaron fuera, bromeando hasta que se estaban riendo tanto que Nastya se partió casi por la mitad cayéndose casi por las escaleras.

De repente se estableció el receso y siguiendo eso, Yulia y las otras volvieron a entrar en el juzgado para lo que quedaba de testimonio, incluyendo el suyo. Una vez que los testigos de ambos lados fueron llamados, la acusación y la defensa hicieron que se cerrasen sus sentencias antes de que el jurado se fuera a debatir el veredicto.

El descanso pareció durar una eternidad, pero de repente todos fueron llamados de vuelta a la sala, todo el mundo esperando impacientemente escuchar el resultado de las deliberaciones del jurado mientras que el juez repetía los cargos de nuevo.

—¿Cómo encuentran al acusado? ¿Culpable o no culpable? — preguntó al jurado que había completado su rutina habitual.

Cuando el jurado devolvió un veredicto de culpable, Yulia no lloró de alivio como sus padres, no celebró su victoria como su abogado y no mostró ninguna pizca de festividad. A cambio se quedó sentada en la mesa y miró hacia el hombre cuya cabeza había caído a sus manos. Ella no podía evitar pensar en que era irónico; que cuando finalmente había encontrado libertad de los grilletes que se había puesto a sí misma después del accidente, él había perdido la suya para ir a los confines de una celda de la cárcel.

Ya no le odiaba ni le culpaba. Había encontrado paz con lo que le había pasado hace un tiempo. Entonces, mientras todo el mundo estaba aliviado y agradecido por el veredicto ella no podía evitar pensar que era trágico que una decisión, una elección hubiera tan drásticamente cambiado su vida hacia lo peor. Él tenía que vivir con eso de la misma forma en la que Yulia tenía que vivir con lo suyo.

Pensó de nuevo en alguna de las elecciones que había hecho durante el último año y la más prominente en su mente fue la que había hecho para vivir, para no terminar con las cosas incluso cuando cada fibra de su ser estaba carcomiéndola, diciéndole que era lo mejor que podía hacer. Recordó la decisión que había hecho de darle una oportunidad a Elena, de explorar una relación entre ellas y se giró para mirar a su novia ante el recuerdo, mirando por encima de su hombro a la pelirroja que estaba de pie mirándola, con una sonrisa triste en su cara. Elena sabía que ella probablemente se sentiría fatal por su inesperado papel en el destino de un hombre que estaba sentado en paralelo a ella, pero la verdad era que ella no se sentía así. La verdad es que él había hecho sus propias elecciones.

Los suyos parecieron ser mejores.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Dom Oct 30, 2022 5:31 pm

Capítulo 82 (Parte I)


—¿Hija? — dijo Larissa asomada en la habitación de su hija desde la puerta, con una mirada nerviosa en la cara.

Yulia abrió sus ojos, sus párpados estaban muy pesados como si hubiera estado durmiendo durante demasiado tiempo, como si no supieran cómo funcionaran. La luz que la saludaba la estaba regando, forzando a que se cerrasen de nuevo hasta que fue capaz de reunir todo el coraje y esfuerzo para abrirlos completamente.

—Hija — sonó una voz suave desde algún lado cercano, con una pequeña preocupación adherida a ella.

Yulia abrió sus ojos para buscar la fuente del sonido pero en vez de eso, sus ojos cayeron en el techo de encima de su cama y las baldosas blancas de la habitación de hospital que ocupaba.

A su alrededor estaba el lento y rítmico sonido de los aparatos y mientras tenía problemas por mantenerse despierta, para salir completamente del sueño profundo que la había consumido, sintió una caricia suave en el brazo derecho y lentamente giró su cabeza en respuesta hasta que fue saludada por la visión de su madre.

La mujer mayor parecía cansada mientras estaba sentada en la silla al lado de su cama y sus ojos estaban oscuros, con el peso de las noches interminables de preocupación.

Sonrió a Yulia tristemente cuando sus ojos se encontraron y la menor quería devolver el gesto pero se dio cuenta de que no podía, que su cuerpo no obedecía su mandato sin importar lo mucho que estuviera dispuesta.

Yulia se aclaró la garganta y se humedeció los labios, su boca se sentía seca por la falta de fluido oral como resultado del tuvo nasogástrico que le había nutrido durante las primeras etapas de su recuperación.
—D...d...don... — empezó a tartamudear, con voz baja y ronca, haciendo que su garganta protestara dolorosamente.

—¿Qué? — preguntó Larissa amablemente, acariciando el pelo de la frente de su hija con sus dedos, inclinándose más cerca de la pequeña figura, con sus codos apoyados en la cama hundiéndose en el colchón.

—D...d...dd...dónde está....E..ll..Elena? — preguntó y la frente de Larissa se frunció con confusión.

—Yulia — empezó, poniendo una sonrisa compadecedora en su cara mientras seguía jugando con el pelo de su hija tranquilizadoramente — ¿Quién es Elena?

Yulia sintió que su estómago se giraba horriblemente ante la pregunta y el pánico la inundó haciendo que su pecho se tensara fuertemente, atrapando el aire en sus pulmones sin dejar que se escapara.

—Yulia — dijo urgentemente Larissa, sentándose en el borde de la cama de su hija, moviéndola por los hombros fuertemente con una mano — Hija, despierta.

Yulia murmuró algo inaudible mientras soñaba y Larissa movió el pelo fuera de los ojos de su hija, dándose cuenta de la pequeña capa de sudor que tenía en la piel y de la forma en la que estaba respirando que era más elaborada de lo normal. Sus extremidades estaban retorciéndose en la cama mientras dormía y Larissa podía ver la misma incomodidad en las facciones de su hija que se presentaban siempre durante una de sus pesadillas.

—Yulia — dijo la mujer más firmemente, moviendo a la chica en la cama fuertemente, determinada a arrancarla del mal sueño en el que estaba obviamente atrapada — Tienes que despertarte ahora cariño — animó, su voz fuerte y alta mientras la movía de nuevo — ¡Hija!

Esta vez los ojos de Yulia se abrieron de golpe y le tomó un momento para orientarse, mientras sus ojos vagaban de lado a lado siendo brutalmente abordada por la pared de su habitación y la multitud de fotos pegadas a ella.

Se sintió desorientada y su pecho aún se subía rápidamente mientras sus pulmones luchaban por captar el aire que previamente creía que se había quedado aprisionado en ellos. Mientras su respiración empezaba a asentarse y sus facultades regresaban, los ojos de la pelinegra conseguían centrarse en una de las fotos directamente delante de ella en la pared. Era una foto suya con Lena durante una de las muchas excursiones a la playa y Yulia cerró sus ojos y sonrió para sí misma al verla; un lento y aliviado suspiro se escapó entre sus labios apretados.

—Hija? — preguntó Larissa tiernamente, moviendo sus dedos de atrás hacia adelante sobre la camiseta de Ed Sheeran de su hija en un intento de reconfortarla — ¿Estás bien? — preguntó insegura. La morena se giró sobre su espalda entre las sábanas y se encontró con los ojos atormentados de Larissa.

—Yeah — contestó, limpiándose la frente con la parte de atrás de su mano para quitar el sudor que tenía — Estoy bien — suspiró sinceramente, poniendo una mano agradecida en el brazo de su madre.

—¿Pesadillas? — preguntó Larissa a sabiendas y Yulia asintió con su cabeza minuciosamente en contestación.

—Sí — contestó.

—Ha pasado un tiempo desde la última vez que tuviste una — remarcó su madre y Yulia negó con la cabeza en desacuerdo.

—No — respondió, poniéndose un poco mejor en la cama para así poder hablar con su madre adecuadamente.

—No has dicho nada — comentó Larissa mientras la morena se echaba hacia atrás contra el cabecero de la cama, mirando el despertador para encontrarse con que se estaba acercando a las nueve de la mañana.

—Lo sé — dijo, extendiendo su mano hacia la almohada de sobra que tenía al lado poniéndosela sobre el regazo — No quería preocuparte — compartió con Larissa, manipulando distraídamente la tela de la funda de la almohada mientras sus ojos la miraban.

—¿Son aún del accidente? — preguntó Larissa interesadamente, cogiendo la mano de Yulia para hacer que parase de mover los dedos, nerviosamente.

—No exactamente — contestó evasivamente.

—¿Crees que necesitamos hablar de ellas? — preguntó Larissa y su hija levantó los ojos y le sonrió.

—No creo — dijo apretando la mano de su madre antes de elaborar un poco más — Es un poco raro pero en realidad sirven de ayuda.

La mayor de las Volkova estudió a Yulia durante unos momentos, evidentemente debatiendo si presionarla más pero decidió lo contrario, confiar en que si fuera algo serio su hija se lo contaría.

—Ok, pero sabes dónde estoy si cambias de opinión — Aceptó Larissa, dejando la oferta abierta para un uso futuro.

—Sí, lo sé — reconoció ésta, apretando la mano de su madre una vez más.

Larissa puso un mechón de pelo detrás de la oreja de Yulia y sonrió felizmente, aplacada con la respuesta de su hija.

—Sabes — empezó, disminuyendo su voz — la razón por la que en realidad he venido aquí es para hacerte saber que Olga está fuera en el jardín destruyendo mis flores.

—¿Está? — preguntó Yulia, sus ojos iluminándose emocionados.

—Sí — confirmó Larissa asintiendo, con las esquinas de su boca mostrando una sonrisa aún mayor.

—Supongo que finalmente ha adivinado qué abría la llave que le di.
Yulia tiró la almohada que había cogido hacia un lado y rápidamente retiró el edredón de su cama, casi golpeando a su madre en la cara con una esquina ante los nervios de ir escaleras abajo para unirse a su mejor amiga. Voló hasta el lado opuesto de la cama donde Larissa estaba sentada y salió corriendo de la habitación.

—¡Por favor ponte unos zapatos antes de salir! — le gritó Larissa, viendo cómo Yulia desaparecía rápidamente a través de la puerta, levantando una mano sobre su hombro derecho en reconocimiento silencioso a su instrucción.

Larissa movió la cabeza de lado a lado con entretenimiento mientras oía a Yulia bajar corriendo las escaleras de dos en dos mientras se levantaba, riéndose para sí misma mientras salía de la habitación de su hija más mayor yendo hacia la de Vika.

Una vez abajo, Yulia apenas se paró en el pasillo lo suficiente para deslizar sus pies en unas zapatillas antes de ir corriendo a la puerta trasera para ir al jardín. Sus ojos inmediatamente cayeron en Olga que, con una pala en su mano, estaba cavando un gran hoyo en el sitio qué solía albergar las petunias de su madre. Yulia se permitió a sí misma mirar a Olga un minuto, encantada de que su amiga finalmente se hubiera dado cuenta de lo que cerraba la llave que le había dado en su cumpleaños.

—Bueno — dijo la morena, con una sonrisa apareciendo en su cara mientras Olga volvía su atención en su dirección — Finalmente lo has averiguado ¿eh? — Olga tiró la pala al suelo a sus pies y se inclinó sobre el asa mientras estudiaba a la chica más bajita acercándose a ella.

—No gracias a ti — contestó Olga, limpiándose la frente con la parte de atrás de su mano — ¿Te habría matado darme una pista?

—¿Qué puedo decir? — devolvió Yulia mientras iba cerrando la distancia que había entre ellas — Pensé que eras mejor que esto con los acertijos. Quiero decir que han pasado cinco días, Olga. Pensé que sólo te tomaría dos como mucho.
—Bueno, perdóname por tener un cerebro de bebé — respondió la castaña sonriendo mientras Yulia se paraba delante de ella.

—¿En serio es esa la excusa que vas a usar? — se rió la morena — ¿Por qué no simplemente admites que te habías olvidado completamente del cofre del tesoro que enterramos en séptimo curso?

—No lo olvidé — dijo Olga sonando insultada por la acusación —Temporalmente lo desplacé en mi memoria, eso es todo.

—Eres tan idiota — se rió Yulia, dando un paso hacia adelante cogiendo la pala para retomar la excavación de la chica más alta.

—Lo dices como si no fuera un rasgo que he cogido de ti — remarcó Olga y Yulia puso sus ojos en blanco y movió la cabeza mientras seguía removiendo la tierra haciendo una pila a sus pies. Cuando la esquina de la pala golpeó con algo sólido y produjo un golpe, la pelinegra se giró para encontrarse con la mirada de Olga brevemente antes de bajar la pala al suelo a su lado. Las dos se agacharon en el suelo sobre el agujero y empezaron a quitar la tierra de los bordes del cofre moderadamente para exponerlo más.

—Ayúdame para sacarlo — dirigió Yulia mientras extendía una mano para coger una esquina de la caja. Olga maniobró para así posicionarse en la esquina opuesta del cofre copiando a Yulia, tomando firmemente el otro asa en su mano. Juntas levantaron el “cofre del tesoro” de la tierra y lo movieron sobre el césped. Con cuidado bajaron el cofre y se pusieron sobre sus rodillas delante de él, Olga levantando la mano en su camiseta para quitarse la llave que estaba colgada alrededor de su cuello en una cadena. La sacó por su cabeza y la puso en el cierre, empujándola un poco para así poder superar la dura capa de óxido que se había formado en la caja de metal. Ambas compartieron una mirada antes de que la última chica girase la llave hacia la izquierda hasta que hizo click, señalando que ahora estaba abierta.

—¿Acaso recuerdas lo que pusimos dentro? — preguntó Olga, mientras sus dedos se asentaban alrededor de una esquina de la tapa.

—Sí — contestó sinceramente Yulia — ¿Tú no?

—Claro — mintió.

—Recuerda que te regale unas clases de actuar para tu cumpleaños el año siguiente — dijo Yulia, moviendo su cabeza de lado a lado. Olga elevó la tapa y la puso hacia atrás estando así el cofre abierto. Dentro, el contenido estaba envuelto en una capa de plástico y Yulia la puso en la dirección opuesta con sus manos para revelar el tesoro.

—Oh Dios mío — gritó prácticamente la castaña, sacando un pequeño y perfectamente conservado osito dentro — ¿Es este Mishka?

—Sí — verificó Yulia, cogiendo el peluche — Esa es Masha — Le informó a Olga, señalando a la muñeca que ahora sostenía en sus manos — Fue la primera muñeca que tuve.

—Hey mira esto — dijo Olga sacando un álbum de fotografías mientras ponía la muñeca de nuevo dentro.

Yulia se acercó más a su amiga mientras abría la primera página revelando una foto de las dos en el primer cumpleaños de Olga. Mientras ojeaban el álbum, ambas se encontraron a sí mismas reviviendo su amistad, un centenar de diferentes recuerdos adheridos a esas páginas que tenían ante sus ojos.

—Me acuerdo de este día — dijo Olga con una sonrisa nostálgica en sus labios mientras señalaba a la foto de Yulia y ella en sus bicicletas fuera de la casa de los Volkov. Había sido el quinto cumpleaños de Yulia y sus padres acababan de comprarle la bicicleta como regalo — Era la primera vez que te subías a una bici — comentó Olga riéndose ligeramente para sí misma — No sabías cómo funcionaban los frenos y terminaste conduciéndola hasta un árbol para parar.

—Vale. No tienes que restregarlo — Gruñó la morena de buen humor — Tus padres te compraron tu primera bicicleta cuando tenías cuatro así que tenías un año de experiencia comparada conmigo...

—Te dije que podías intentar montarte en la mía pero dijiste que tenías demasiado miedo — Le recordó Olga.

—Si y lo tenía — sostuvo Yulia abrazando de cerca el oloroso osito de peluche contra su pecho — Ya eras más alta que yo y pensé que me caería hasta mi muerte porque tu bici era muy grande.

—La ironía es que acabaste haciéndote daño más con tu bici de lo que probablemente te hubieras hecho con la mía. Te rompiste la muñeca, ¿no? — se rió y Yulia asintió.

—Sí, me pasé el resto del día en la sala de urgencias y estuve tres meses así hasta que pude volver a intentar subirme en la bici de nuevo.

Olga cerró el libro y lo puso en el césped delante de ella antes de volver a mirar en el cofre.

—Hay tantas cosas geniales aquí dentro — dijo la castaña intentando apretar su cabeza dentro de su gorra favorita de baseball que había llevado cada día durante dos meses enteros antes de que sus padres la convencieran de lo contrario. Yulia se sentó en sus rodillas para acercarse al cofre, sacando un cuaderno.

—¿Es ese el registro de la actividad que hicimos cuando seguimos al gato pardo de la Señora Reid en el vecindario? — preguntó Olga.

—Sí, escucha — respondió Yulia, abriendo la primera página y leyendo en voz alta — Día 1, 10.20am. Misty se está lamiendo la pata. Parece que lo está disfrutando. Probablemente la metió en algo de mantequilla de cacahuate. 10.23am. Misty ahora se está rascando detrás de la oreja con su pata. Probablemente se está guardando el resto de la mantequilla de cacahuate para después cuando tenga hambre. Buena idea. Voy a intentar hacer esto.

—Espera, ¿qué dice eso? — cuestionó Olga señalando algo subrayado y con un asterisco justo debajo.

—Nota: tengo hambre. Quiero un sándwich de mantequilla de cacahuate. Y. — se rió, poniendo el cuaderno de nuevo en el cofre — Éramos tan tristes.

—No, no lo éramos — Dijo en desacuerdo la más alta estudiando la caja delante y extendiendo una mano para coger la de Yulia — Tú eras triste — Bromeó antes de encontrarse con los ojos azules de su amiga — Esto es increíble. Gracias. Realmente me encanta. Todas nuestras cosas favoritas de cuándo crecíamos están aquí — Remarcó moviendo unas cuantas dentro con su mano libre.

—Lo sé — reconoció Yulia — Pensé que podrías tenerla y darle alguna de las cosas al bebé — dijo frotando la parte de atrás de la mano de su amiga dándole a Olga su osito de peluche favorito con lo demás — Pensé que había un montón de buenos recuerdos dentro — explicó — Esperaba que a lo mejor pudieras compartirlos... ya sabes, cuando sea un poco más mayor. Contarle todas nuestras aventuras locas. A lo mejor les inspira a sus mejores amigos. Entonces algún día harán algo similar... — dijo bajando la voz reticentemente.

—Sabes — dijo Olga, quitando su mano de la de Yulia y a cambio envolviéndola alrededor de los hombros de la menor — Sólo puedo esperar que mi niño tenga la suficiente suerte para tener un día un mejor amigo tan increíble como tú.

—Lo será — dijo Yulia con certeza, enrojeciéndose con el cumplido — No hay forma en la que crezcan con una madre con un corazón tan grande y tan amable como tú sin ser igual de amigables y adorables. Van a tener más amigos de los que vayas a poder contar.

—No es la cantidad lo que importa. Es la calidad — Dijo seriamente Olga —Preferiría que tuvieran un amigo como tú que tener veinte que no lo fueran.

—¿De verdad? — preguntó Yulia.

—Sí — contestó Olga — De hecho, estaba hablando con Fyodor el otro día y decidimos que queríamos ponerle al bebé tu nombre — Le dijo — Sé que las otras han estado bromeando sobre que vaya a ponerle el nombre de alguna de ellas pero siempre lo supe, desde que decidí quedármelo, que sólo querría que tuviera tu nombre.

—Espera, ¿cuál? — preguntó Yulia intentando iluminar la situación perdida sin saber qué más decir. Entrecerró los ojos e hizo que Olga sonriera.

—Yuliya — contestó simplemente — Sé que realmente no te gusta pero a mí sí — Le informó — Supongo que podría llamarla Yulia pero pensé que podía ser un poco confuso cuando estéis en la misma habitación juntas. Además, cualquiera de los dos nombres representa lo mismo.

—¿El qué? — cuestionó la morena.

—Fuerza, resistencia, lealtad, inteligencia — Enumeró Olga fácilmente —Todas las cualidades que querría que tuviera.

Yulia no sabía realmente qué decir en respuesta al gesto de Olga porque se sentía completamente abrumada. El hecho de que su amiga quisiera ponerle su nombre a su hijo era un privilegio verdaderamente maravilloso y estaba conmovida de que su mejor amiga lo hubiera incluso considerado y más con la posibilidad de haberlo decidido así.

—¿Qué pasa si es chico? — le preguntó Yulia, aun si saber qué más decir para agradecerle la distinción — No puedes llamarle Yuliya, ¿no?

—No — se rió Olga — Entonces hemos pensado llamarle Khulio.

—¿Khulio? — preguntó Yulia.

—Sí Khulio — dijo haciendo énfasis — Khul.

Yulia sonrió ante el pensamiento que Olga había obviamente puesto en esta decisión y asintió con la cabeza.

—Khulio — repitió — Creo que ese suena realmente bien.

—Entonces, ¿qué piensas? — le preguntó Olga — ¿Está bien que le pongamos tu nombre? — Yulia no dijo nada pero asintió con su cabeza mientras se limpiaba los ojos humedecidos — ¿Es eso un sí? — preguntó Olga y Yulia asintió de nuevo.

—Sí — contestó; su voz aun con emoción — No creo que nunca vaya a tener mejor honor que ese en toda mi vida.

—Entonces así se queda — remarcó, acercando a Yulia más y frotando su brazo. La morena le devolvió el abrazo a Olga, envolviendo sus brazos alrededor de la chica más alta, sosteniéndola fuertemente mientras apoyaba su cabeza contra el hombro.

—Feliz cumpleaños Olga — le deseó Yulia, girando su cara para mirar a su amiga.

—Gracias por estar consciente este año, Yul — bromeó y Yulia se sentó hacia atrás, golpeándola juguetonamente, haciendo que Olga se riera —¿Qué? — preguntó aun riéndose — Lo digo en serio. Realmente ha ayudado a que el día sea más una celebración — Bromeó y Yulia la volvió a empujar.

La castaña se frotó el brazo dramáticamente en respuesta al empujón pero pronto tomó un rumbo más serio.

—Pero sinceramente Yul, gracias por tu regalo — Dijo Olga con aprecio —Tenías razón. Realmente me ha encantado.

—Esto es sólo una parte — dijo la pelinegra, con una sonrisa apareciendo en su cara.

—¿Sí? — preguntó Olga.

—Sí — devolvió Yulia — Estaba esperando hasta que la sentencia del conductor fuera confirmada antes de decírtelo pero ahora que la decisión ha sido un hecho supongo que finalmente puedo... — dijo bajando su voz pensativamente — Nos vamos a Disneyworld en unas semanas; mis padres, Vika y yo — Le dijo — Queríamos que vinieras con nosotras también... si quieres...

—¿Estás de broma? — preguntó Olga.

—No, es en serio — Aseguró Yulia — Sé que no podrás ir en algunas de las atracciones por tu embarazo pero es una oportunidad para que tengas unas vacaciones finales como adolescente antes de ser mamá — Olga tomó a Yulia en un enorme abrazo de oso — ¿Es eso un sí? — preguntó la morena repitiendo la pregunta de antes de su amiga —¿Quieres venir también?

—¡Sí! — dijo Olga — Ese es el “si” más definitivo.

Yulia envolvió sus brazos alrededor del torso de Olga y la sostuvo cerca.

—Te quiero Olga — declaró — Gracias por ser mi gran hermana pequeña.

—Genial... ahora estoy llorando — dijo la castaña riéndose, mientras sus lágrimas emborronaban su vista.

—Son las hormonas — se rió Yulia aun sosteniendo fuertemente a Olga.

—No lo son — Divulgó la más alta sinceramente — Es porque yo también te quiero y no sé qué habría hecho si te hubiera perdido, Yul.

—Habrías estado bien — Dijo frotando la espalda de Olga con su mano, animadamente.

—No — respondió Olga, moviendo su cabeza para que así Yulia pudiera sentir el movimiento contra su pecho — No lo habría estado.

Yulia soltó a Olga y la sostuvo por los hombros mientras se echaba hacia atrás para mirarla.

—Supongo que podríamos pasarnos el resto del día discutiendo sobre esto si realmente quisiéramos pero, no tendría mucho sentido considerando... — estableció; sonriendo mientras Olga se limpiaba los ojos — Entonces, ¿qué me dices si vamos arriba y te animas viendo a Vika practicar su regalo de cumpleaños para Elena?

—Ok — dijo de acuerdo Olga, poniendo todos los tesoros de su pasado dentro de la caja, cerrando la tapa con seguridad. Las dos se levantaron y llevaron el cofre dentro, abandonándolo en el pasillo antes de ir arriba para encontrarse con Vika cantando para sí misma en su habitación. Olga se quedó con la pequeña mientras Yulia se vestía y después todas desayunaron, las tres estaban ocupadas preparando la barbacoa de Lena hasta que de repente era hora de irse.

—Aquí Jasper — le llamó Yulia golpeándose los muslos con las manos, ligeramente agachada. El cachorro Springer se abalanzó sobre ella con entusiasmo y Yulia le puso la correa en el collar. Se la dio a Olga para que la cogiera y su madre le dio a Yulia su guitarra que cogió agradecidamente.

—Os veremos más tarde — dijo Larissa a su hija que estaba desenredando la correa de la guitarra en sus manos — Intenta no comer toda la comida antes de que lleguemos — Bromeó mientras la morena la desenredaba poniéndosela sobre los hombros para que así el instrumento estuviera ahora apoyado detrás de su espalda.

—No lo haré — contestó Yulia mientras cogía la mano de Vika protectoramente.

—¿Estas segura de que no quieres que os lleve? — preguntó Larissa mirando de nuevo a la mesa para comprobar el horno y asegurarse de que sus tartas no se estaban quemando.

—No gracias — Contestó la pelinegra — Será la única oportunidad en la que podamos pasear a Jasper hoy así que tenemos que ir andando hasta allí.

—Vale — dijo besando amablemente la frente de Yulia después dando otro beso en lo alto de la cabeza de Vika — Ten cuidado.

—Lo tendremos — dijo Vika sosteniendo la mano de Yulia fuertemente mientras abría la puerta.

La morena le dijo adiós con la mano a su madre y juntas, Olga, Vika y ella fueron de camino a la casa de Elena.

—Vale Vika — dijo Yulia agachándose delante de su hermana, poniendo una mano en su hombro.

—Este es tu gran momento ¿vale? — continuó — ¿Estás preparada? — Vika asintió y Yulia extendió su mano hasta la mochila de su hermana sacando una pelota de tenis de Jasper. Se volvió a levantar mirando hacia la casa, apuntando con el pequeño proyectil hacia la ventana del dormitorio de Lena con su mano derecha, fallando por poco.

—¿Quieres que lo haga yo? — ofreció Olga y la ojiazul metió de nuevo la mano en la mochila sacando otra pelota de adentro.

—No, puedo hacerlo — Dijo defensivamente, recordando cómo consiguió tirar el bote de sus pastillas sin esfuerzo hasta su papelera hace solo unos días.

—Si tú lo dices — se rió Olga y Yulia tiró la pelota a la ventana de nuevo, el pequeño misil golpeó firmemente el centro del cristal. Yulia le dirigió a Olga una mirada burlona.

—Sabes que esa no es la ventana de la habitación de Elena, ¿verdad? — se rió la castaña.

—¿Qué? Claro que lo es — Se negó Yulia.

—Nope — dijo simplemente Olga mientras la ventana se abría revelando a la madre de Elena, Inessa.

—¿Yulia? — dijo asomándose por el ahora hueco abierto, mirando al trio que estaba en su jardín delantero.

—Oh... Hola Señora Katina — saludó, con sus mejillas sonrojándose ante su vergüenza.

—¿Qué estáis haciendo las tres? — se rió la madre de Elena.

—Estamos... eh.... ve... — tartamudeó Yulia sintiéndose mortificada — Es sólo...

—Si estás buscando a Elena, está en la puerta de al lado — dijo Inessa señalando la ventana de al lado, después desapareciendo de la vista al momento.

Mientras volvía a su posición previa, Lena abrió la ventana de su habitación y se asomó, con una sonrisa plasmada en su cara haciendo que sus ojos brillasen luminosamente.

—¿Yul? — dijo Elena riéndose mientras miraba la escena de abajo — ¿Qué vas a hacer?

—Nada — dijo la pelinegra mientras Vika gritaba “¡Feliz Cumpleaños Elena!” tan fuerte como sus pulmones podían, aplaudiendo con sus manos ruidosamente, ahogando casi completamente a la chica más mayor.

La menor rebotó en sus talones emocionada y tiró del brazo de Yulia para urgir que actuara.

—Ok, ok... — dijo Yulia en respuesta a las súplicas de Vika, mirando de nuevo a Elena quien se había apoyado sobre sus codos en el marco de la ventana.

Veía cómo Yulia giraba su guitarra en su torso para que así estuviera ahora delante de ella y Vika apresuradamente cogió a Ifos, el unicornio de peluche de Yulia, de su mochila mientras su hermana empezaba a tocar unos cuantos acordes de su instrumento. Yulia golpeó el primer par e internamente se maldijo para sí misma ante el error.

—Maldita sea — murmuró mientras se pausaba momentáneamente para estirar sus dedos de la mano izquierda.

—¡Vamos! — dijo animadamente Vika, motivando a su hermana para que volviera a tocar y la mayor de las Volkov cedió, repitiendo la misma secuencia de notas, mejor en su segundo intento.

—Unicorns I love them. Unicorns I love them. Uni-uni-unicorns, I love them. Uni-unicorns, I could pet one if they were really real. And they are! So I bought one so I could pet it. La-lala-la.
Cantaba en alto Vika, levantando a Ifos mientras Yulia hacía su acompañamiento a la canción plagiada de “Mi Villano Favorito”.

Vika repitió la misma letra de nuevo una segunda vez antes de cambiar completamente a algo más original.

—Happy birthday unicorn. I love uni-unicorns. Happy birthday unicorn. I love them! — Terminó Vika y ambas Elena y su madre aplaudieron la actuación de la menor desde su posición aventajada.

La niña miró a Yulia quien estaba también aplaudiendo e hizo una dramática reverencia haciendo que la chica más mayor se riera.

—Vika espérame ahí, ¿vale? — le gritó Elena señalando a la niña antes de desaparecer.

Inessa la siguió y unos momentos más tarde la puerta delante de la casa de se abrió y la chica de ojos verdes emergió y fue hasta el trío que estaba ahí de pie. Tan pronto como la puerta fue abierta, Vika corrió hacia Elena y lanzó sus brazos alrededor de su cintura, Ifos ahora estaba olvidado en el suelo a los pies de Yulia.

—¡Feliz cumpleaños, unicornio! — le deseó Vika a la pelirroja y ésta se agachó a abrazarla.

—Gracias por la canción de cumpleaños — le dijo Elena sinceramente, relajando su agarre de la forma de la pequeña de siete años.

—¿Te ha gustado? — preguntó.

—Me ha encantado — Contestó Lena mientras Yulia se acercaba, con Ifos en su mano y su guitarra alrededor de su espalda.

—No me preguntes por qué ha elegido esa canción — dijo Yulia saludando, sosteniendo el animal de peluche para que lo cogiera su hermana — Dijo que tú sabrías por qué lo había hecho...

—Sí — compartió la pecosa — Es nuestro secreto, ¿verdad? — preguntó Elena a la niña, levantándose mientras Olga y Jasper se paraban a su lado.

—Sip — dijo Vika, apretando a Ifos en sus brazos. Yulia miró a Lena y a Vika.

—¿Debería acaso preguntar? — cuestionó Yulia levantando una ceja.

—Es probablemente mejor que no — Respondió la pelirroja, dando un paso más hacia su novia, atrapando su cuello entre sus brazos — Hey — Dijo seductoramente en modo de saludo.

—Hola — dijo Yulia, con sus brazos instintivamente encontrando su camino alrededor de las caderas de su novia.

Acercó más a la chica de ojos verdes contra ella y la besó profundamente en los labios.

—Feliz cumpleaños — dijo calurosamente, con una esquina de su boca curvándose en una sonrisa juguetona familiar.

—Gracias — dijo Elena mientras Yulia acercaba su cabeza y la besaba de nuevo.

Su boca permaneció contra la suave piel de la de su novia y Yulia metió su lengua dentro de los labios de Elena para así poder enredarse con la de la chica de ojos verdes.

—Ejem — se aclaró la garganta Olga y Lena de mala gana se separó de Yulia para mirar a su amiga — Aloha — dijo la castaña una vez que tuvo la atención dela pecosa — ¿Qué soy yo? ¿Invisible?

—Ojalá — bromeó Elena, dejando ir a Yulia para abrazar al a otra chica.

—Feliz cumpleaños — deseó Olga.

—¿Me has traído algo bueno? — cuestionó Elena y Olga indicó a Yulia a su derecha.
—Te he traído a Yulia — dijo la castaña.

—Bueno entonces... lo hiciste — Dijo pensativamente Elena, sonriendo a la chica quien puso los ojos en blanco.

—Oh Jesús! — gruñó — Allá vamos.

—¿Vais a besaros otra ves? — preguntó Vika tirando de la camiseta de Elena mirando entre su hermana y a la otra chica mayor.

—¡Vika! — se rió Olga — ¿Qué has estado haciendo? ¿Saliendo con Frida? — preguntó — No me había dado cuenta de que disfrutabas tanto viéndolas besarse. Voy a tener que vigilarte en el futuro.

—Tú las hiciste besarse antes — se quejó la niña, refiriéndose a la vez en la que Yulia había estado en el hospital, en Navidad.

—Sí pero yo tengo permiso — le informó Olga jovialmente — Soy la capitana del Yulena ship y tú eres... tú eres el primer ayudante... — dijo — El primer ayudante no puede hacer que se besen. Sólo el capitán puede hacer eso y acabo de comer. Dame unos minutos para que mi estómago se asiente, ¿vale?

—¿Qué es Yulena ship? — preguntó la niña, confundida.

—Sabes, no te preocupes — Dijo Olga — Voy a llevar a Jasper dentro para que beba algo de agua.

—Adiós — dijo Vika con la mano a Olga.

—Oh no — dijo la castaña, dándole a Yulia y Elena una mirada señalada mientras cogía a la pequeña de la mano — Tú también vienes.

—¿Qué? ¿Por qué? — preguntó la pequeña.

—Sólo...ven — la animó Olga, tirando de Vika detrás de ella mientras iba dentro.

—Entonces — dijo Yulia, volviendo sus manos a su posición previa, apoyadas alrededor de la cintura de Elena — ¿De verdad no me vas a contar toda la cosa del unicornio?

—A lo mejor un día lo haré — Contestó; con tono sin ser comprometido.

—Pero, ¿hoy no? — le preguntó Yulia y la pelirroja sonrió ampliamente ante la pregunta.

—No — dijo besando la frente de la morena sobre la cicatriz — Hoy no.

—¿Has tenido algún regalo de cumpleaños bueno? — le preguntó Yulia cambiando de tema mientras movía a Elena en sus brazos de lado a lado.

—Sí — contestó —Lo tuve — Dijo besando a Yulia bajo la mandíbula, mientras sus manos encontraban su camino hasta las mejillas de su novia para así poder ladear su cabeza exponiendo más su garganta.

Puso un delicado beso contra el hueco del cuello de Yulia y sintió que la menor tragaba saliva con dificultad en respuesta a la sensación.

—¿Q...que te han...d...dado? — dijo luchando por concentrarse mientras Elena estaba dejando besos a lo largo de la línea de su mandíbula.

—Dinero — susurró Elena mientras su boca iba hasta la oreja de Yulia, su respiración cálida causaba que un escalofrío recorriera la columna de la morena — Ropa — continuó, en voz aún baja y extrañamente seductora a pesar de las palabras que decía — Un nuevo guante de softball — Murmuró besando el cuello de Yulia de nuevo — Tú... — terminó flirteando. La ojiazul tragó saliva.

—O... O... Olga es... buena con... los... r... regalos — tartamudeó sintiéndose nerviosa mientras una de las manos de Lena levantaba su camiseta y la otra tanteaba su trasero.

—Me gusta cuando tartamudeas porque estás tan buena e incómoda — Admitió Elena; chupando ligeramente un punto justo bajo la clavícula de su novia, con una mano ahora tirando del tejido de la camiseta de ésta para exponer su piel flexible bajo la línea de su cuello mientras que la otra se movía alrededor para jugar con el trasero de sus vaqueros — Es un cambio agradable de cuando tartamudeabas porque estabas estresada — Sonrió contra la piel de la morena.

—S... sí... b... bueno... de alguna... forma... me encanta... cuando... p... puedo... respirar — tartamudeó la pelinegra, con sus ojos cerrados.

Sintió la mano de Elena moverse hacia un lado de su cara y su novia conectó sus labios y la besó profundamente, con la lengua vagando expertamente por dentro de la boca de Yulia. La morena se hundió en el beso, su pecho se presionó contra el de Elena firmemente mientras la pelirroja chupaba su lengua y hacía cosquillas en la parte de arriba de su boca, los dedos de su mano derecha acariciaban la cicatrizada piel de la parte izquierda de la cara de la morena tiernamente, habiendo abandonado el botón de sus shorts momentáneamente.

—Habría pagado para ver cosas menos pornográficas que esta — dijo Iván interrumpiendo el momento y haciendo que Yulia echara su cabeza hacia atrás tan rápido que estaba casi positiva de que se acababa de dar a sí misma un latigazo cervical — Hola Yulia — dijo; con una sonrisa enorme plasmada en sus facciones, sus brazos cruzados sobre su pecho mientras levantaba una ceja.

Yulia tosió ante el aire que se había quedado en su garganta y el sabor de Lena aún permanecía dolorosamente en sus labios.

—H... h... hola — Consiguió decir, moviendo su cabeza de lado a lado para aclararla, haciendo que el chico se riera a carcajadas.

—Lo siento — se disculpó levantando una mano — No dejéis que os pare chicas. Seguid como estabais.

—Jesús! — gruñó Elena, frotando la espalda de Yulia pacíficamente con una mano para intentar ayudarla a recuperar el aliento — ¿Por qué toda la gente que conocemos son unos completos pervertidos? — se quejó quitando su otra mano del estómago de la ojiazul mientras un coche aparcaba en la calle y Frida y Nastya salían — Hablando de... — dijo poniendo una sonrisa, saludándolas con la mano.

Yulia se aclaró la garganta de nuevo y se encontró con la mirada de Iván mientras Elena salía de su agarre, acercándose a sus dos amigas. El hermano de Elena caminó y se puso a su lado para así estar hombro con hombro, mirando a su hermana mientras abrazaba a las otras dos chicas que estaban ofreciéndole los regalos que sostenían en sus manos.

—¿Quieres beber agua? — le preguntó a Yulia quien aún estaba mirando hacia la casa.

—En realidad... — empezó la morena, tragando saliva con dificultad, con voz profunda y ronca mientras se giraba hacia él — Creo que sí.

Iván se encontró con su mirada y se rió, asintiendo con su cabeza con aprobación, y una sonrisa divertida en su cara.

—No me sorprende. Me estaba quedando sediento sólo con veros — comentó, guiñando el ojo — Seriamente necesito conseguirme una novia.

—A lo mejor si no fueras tan depravado tendrías una — Estableció Yulia, golpeándole en el brazo mientras él se alejaba de ella — Hay algo seriamente mal con que quieras ver cómo tu hermana se enrolla con su novia.

—Soy un adolescente — dijo en defensa, aun cubriéndose el brazo con su mano, protectoramente — Veríamos cualquier cosa. Además, desde atrás no podrías decir si era ella.

—Oh Dios mío — devolvió Yulia haciendo una mueca.

Iván iba a decir algo en respuesta a la objeción de Yulia pero fue golpeado en su lugar por Elena.

—Hey Yul — llamó la pelirroja, captando la atención de su novia mientras iba hacia la chica.

—Sí — respiró Yulia mientras Lena caminaba por el camino del jardín hacia ella. Frida y Nastya la saludaron con la mano y les devolvió el gesto fácilmente — Hola chicas — saludó calurosamente.

—¿Estas bien?— preguntó perceptivamente Elena, olvidándose de la pregunta de antes que le iba a hacer a su novia cuando vio la perturbación en su cara. Una suave risa se escapó de sus labios mientras veía a la morena tan agitada.

—No lo creo — Contestó sinceramente; aun completamente desconcertada por todo lo que había pasado en los últimos cinco minutos. Lena unió su brazo libre con el de ella mientras se ponía a su lado y empezó a llevarla en dirección a la casa; Frida y Nastya siguiéndolas de cerca hablando con Iván, entusiasmadas.

—¿Por qué? ¿Qué pasa? — cuestionó Elena.

—No preguntes — se rió mientras se paraban justo en la puerta.

—¿No venís dentro? — preguntó Frida mientras Iván se ponía alrededor de Elena, volviendo dentro.

—Danos un minuto — pidió Elena a su amiga.

—Sin problema — dijo de acuerdo Frida, alcanzando a la pecosa para coger su regalo — Llevaré esto dentro. Así tendrás tus manos libres...

—Frida — gruñó Yulia y la chica más baja guiñó un ojo antes de entrar en la casa de Elena.

—Tomaros vuestro tiempo — añadió Nastya mientras desaparecía detrás de Frida.

—¿Podemos irnos a algún sitio? — preguntó Yulia mientras Elena cogía las dos manos de su novia entre las suyas.

—Claro — dijo Elena, moviendo las manos de su novia alrededor de su espalda mientras se acercaba a ella — ¿Dónde quieres ir?

—A cualquier lado donde todos estos desviados sexuales que llamamos amigos y familia no estén — dijo seriamente.

Lena se rió ante la expresión agitada de su novia y trazó la cicatriz de su frente mientras estudiaba sus facciones.

—Si pero cariño — empezó, bajando un poco su voz, en tono suave — aun así estarás ahí — Dijo señaladamente.

—¿Qué estás intentando decir? — preguntó Yulia astutamente y Elena puso su mano en la parte de atrás de la cabeza de ésta, acercándola para así poder besarla tiernamente justo bajo su ojo derecho.

—Nada — contestó ligeramente — No estoy intentando decir nada.

—Bien porque aún tengo que darte tu regalo de cumpleaños — contestó sugerente, encontrándose de nuevo con sus ojos — Entonces puede que tengas que tener cuidado con lo que dices...

—¿Por qué? — preguntó Elena siguiéndole el juego comprimiendo a Yulia en sus brazos fuertemente — ¿Qué me has traído?

—Vas a tener que esperar para verlo ¿no? — bromeó, llevado su boca más cerca de la de la pecosa.

La pelirroja intentó mover su cabeza hacia adelante para besar a Yulia pero la ojiazul se echó hacia atrás, mirando a Lena pícaramente.

—¿No tienes ningún autocontrol? — preguntó mientras Lena acercaba hacia ella una vez más, con su boca casi encontrándose con la de su ésta quien había girado su cabeza en el último minuto.

—Claro que sí — respondió Elena poco convincente, optando por rápidamente besar a Yulia en su mejilla expuesta a cambio — Es sólo que parece que se haya perdido... temporalmente claro.... ya sabes lo descuidada que puedo ser a veces... — divagó besando el cuello de Yulia repetidamente, mientras su novia se movió para intentar liberarse del asalto pero fallando, ya que tenía los brazos de Elena cerrados alrededor de su torso fuertemente.

—Elena — dijo riéndose, y el sonido agudo que salía de su boca sonó de manera demasiado inusual — Detente — protestó empujando sus manos contra el pecho de la ojiverde.

—Pararé cuando dejes de ser tan atractiva — Propuso antes de capturar los labios de Yulia en su boca mientras luchaba en su agarre. Yulia, pillada desprevenida, se permitió a sí misma perderse en el beso, relajándose instantáneamente, todo pensamiento de escaparse se desvaneció cuando la boca de su novia estaba presionada tan gratificantemente contra la suya.

—Esto es tu culpa — exhaló Elena contra la piel de la ojiazul mientras la besaba bajo su mandíbula, chupando el punto de pulso — No puedes culparme por mi falta de autocontrol cuando vienes a mi casa así.

—Siempre vengo así — le recordó Yulia, tomando la boca de Elena en la suya un momento.

—Lo sé — suspiró Lena, con su boca justo en frente de la de su novia mientras su mano levantaba la parte de abajo de la camiseta ajustada de ésta de nuevo, exponiendo su estómago — y es un gran problema para mí.

Los ojos de Yulia cayeron hasta los labios de Elena y lamió su labio inferior antes de morderlo fuerte.

—Elena... — suplicó mientras la mano de su novia se movía hacia arriba cerca de su pecho.

—Mmhmm — respondió, exhalando profundamente para que así Yulia pudiera prácticamente saborear las partículas de aire que había soltado.

—Te odio jodidamente a veces — soltó finalmente, sucumbiendo a los avances de Lena, llevando sus bocas juntas, levantándose sobre los dedos de sus pies para forzar sus labios más firmemente contra los de la otra mientras profundizaba el beso placenteramente. Empujó a la pecosa contra un lado de la casa, fijándola ahí con sus caderas mientras una mano se apoyaba contra su cuello, la otra firmemente fijada alrededor de su nalga derecha. Las manos de la pelirroja encontraron su camino debajo de la camiseta de Yulia donde vagaban por su espalda libremente, golpeando contra su guitarra de vez en cuando mientras se movían. Yulia sintió a Elena sonreír contra sus labios y los apartó, con sus pupilas dilatadas mientras sus ojos se encontraban. Lena acarició ligeramente uno de los brazos de la morena, sonriéndole felizmente.

—Sabes que tienes que trabajártelo, Yul — bromeó animadamente mientras recuperaba su respiración — No sé cómo va a ganar tu regalo al de Olga — bromeó — Está ganando claramente en el departamento de regalos.

—Por favor — regañó la morena — Olga no tiene nada que hacer.

—Pruébalo — la retó Elena.

—Lo haré — Aceptó — Sólo que, no ahora mismo... — dijo; con clara insinuación — Puedes tener el resto de mi regalo después.

—No sé si puedo esperar hasta después — Admitió Elena, inclinando su torso hacia adelante para presionar sus caderas más contra las de la ojiazul.

—Bueno, vas a tener que hacerlo — Notificó a la otra, dándole un golpecito suave en la punta de su nariz con el dedo índice — Así que deberías irte probablemente y encontrar ese autocontrol que has “perdido” — Sugirió, haciendo unas comillas en el aire con su mano mientras se volvía a poner recta, caminando alrededor de Elena hacia la casa.

La pelirroja sonrió para sí misma y siguió a Yulia, retirándose del lateral de su casa para meterse dentro, uniéndose al resto de los visitantes que estaban en la cocina con su madre, su hermano y su hermana pequeña Katya. Su padre estaba fuera preparando la barbacoa mientras Elena abría los regalos de sus amigas, incluyendo el real que Olga le había comprado que había estado guardado en la mochila de Vika, a salvo.

Fue más tarde, cuando el resto de los invitados a la fiesta empezaron a llegar y las celebraciones empezaron realmente. Yulia, con dos guitarras en sus manos, se paseó hasta donde estaba Elena sentada con los demás.

—Yul, ¿por qué tienes mi guitarra? — le preguntó Elena, bajando el vaso de zumo que había estado bebiendo en la mesa del jardín para así poder coger el instrumento, con dudas.

—Quiero cantar un dueto — dijo la morena, poniéndose la suya sobre su hombro de nuevo.

—¿Qué? ¿Ahora? — cuestionó Elena sorprendida — ¿Quieres decir... aquí... delante de todo el mundo?


—Sí — contestó la morena.

—Vale, buen intento Yul — se rió Elena, poniendo su guitarra en el suelo a sus pies — Baja la otra, ¿vale? No soy estúpida. Hace unas semanas estabas diciendo que nunca harías eso. Dijiste que no cantas en público...

—Sé que lo dije — reconoció, cortándola — pero pensé que ver cómo estoy empezando mi vida de nuevo a lo mejor debería intentar algo nuevo — Dijo un poco nerviosa — Además, si recuerdo correctamente me dijiste que si alguna vez conseguía ser lo suficientemente buena de nuevo, te encantaría que tocásemos la guitarra juntas — La pecosa estudió a Yulia de cerca, viendo si había alguna falsedad en sus palabras sin encontrar ninguna. Claramente recordaba el día al que se estaba refiriendo, cuando no habían sido nada más que amigas. Habían estado en la habitación de la morena con Olga después de un día particularmente malo para ella y Elena había ayudado a la que ahora era su novia a coger su guitarra por primera vez desde el accidente. Las dos habían trabajado con “Heart Attack” de Demi Lovato juntas y la sonrisa que había aparecido en la cara de Yulia ante el pequeño logro había hecho que Elena sintiera como si acabara de ganar un millón de Euros en la lotería.

—No estoy bromeando Elena — dijo seriamente, dándose cuenta de las dudas de su novia — Quiero hacer un dueto contigo. Es una parte de tu regalo de cumpleaños... — Lena aun no parecía demasiado convencida por las palabras de Yulia así que la morena caminó hacia el reproductor de estéreo que tenía a todo volumen la canción “The Script” y lo apagó. Punteó las cuerdas de la guitarra mientras la conversación empezaba a morir, trayendo a la realidad a los invitados de que la música había parado de golpe. Yulia esperó esperanzada, con sus ojos firmes en Elena quien estaba sentada con el resto del grupo y Vika. Cuando la otra chica no se levantó para unirse a ella, la morena miró alrededor a la gente que estaba por todo el patio y pensó que lo mejor era que dijera algo en respuesta a sus miradas cuestionantes.

—Siento... umm... interrumpir... pero... yo... bueno... vale... bueno... si me conocéis, entonces... bueno... sabéis que realmente no hago esto... nunca... — empezó, mirando alrededor a las caras de los que estaban mirándola con interés, con sus ojos bajando hasta el suelo cada poco con timidez — pero... bueno... Elena fue la primera persona que realmente hizo que creyera que podría volver a tocar la guitarra... ya sabéis... cuando me lesioné la mano... — compartió, sin divulgar la historia completa porque era consciente de que no todo el mundo la conocía —Entonces... quiero tocar una canción... ya sabéis... con ella... ¿Está bien? — preguntó tímidamente — Algo como un... gracias... supongo...— explicó.

Volvió a mirar a Elena que estaba sentada examinándola, sin moverse y se dio cuenta de que los ojos de su hermana vagaban entre las dos, preocupadamente. Al encontrarse con la mirada de Yulia, Vika se levantó de su asiento determinada y cogió la guitarra de Lena, dándosela cuando la otra chica no se inmutó.

—Toma — dijo la niña, sonriendo ampliamente mientras los ojos de la pecosa caían en ella — Es realmente buena, lo prometo — Aseguró la niña a y la pecosa cogió el instrumento y se levantó, yendo despacio hacia Yulia.

—¡WOOO! — gritó Olga aplaudiendo fuertemente mirando el espectáculo —¡Vamos Yul!
—Sí, ¡ahí lo tienes! — la animó Nastya.

—Yul, ¿estás segura de esto? — preguntó silenciosamente la pecossa, deslizando la cinta de su guitara por sus hombros mientras se ponía al lado de su novia.

—Sí — dijo Yulia, con los nervios palpables — Puedo hacerlo... quiero decir... sólo somos tú y yo ¿verdad? — preguntó y Elena sonrió.

—Sí, sólo tú y yo — Mintió.

—Vale, entonces... yo... te miraré y estará bien... — se dijo a sí misma, mirando a la guitarra a sus manos. Lena puso la palma de su mano en la de Yulia, tranquilizadoramente.

—Yul ¿sabes que no tienes que hacer esto? — le dijo y la morena miró a los espectadores de alrededor, indecisa.

—Lo sé pero... quiero — Contestó simplemente.

—Ok — dijo Elena — Pero mientras estés segura.

Yulia miró por el patio una vez más antes de asentir con su cabeza en afirmativo.

—Estoy segura.

—Vale, entonces ¿qué vamos a tocar? — preguntó ya teniendo una vaga idea.

Se ajustó su guitarra a una posición más cómoda y la morena le dio solamente una pequeña sonrisa en respuesta a la pregunta mientras empezaba a tocar su instrumento, la música llenaba los oídos de Elena, haciendo que sus ojos se humedecieran automáticamente.

Después de haber pasado unas cuantas notas, Yulia empezó a cantar, fijándose en los ojos de Elena sin dejarla nunca.

—All I knew this morning when I woke, is I know something now, know something now, I didn't before. And all I've seen since eighteen hours ago, is green eyes and freckles in your smile, in the back of my mind making me feel like...I just wanna know you better, know you better, know you better now. I just wanna know you better, know you better, know you better now...

Elena podía ver la forma en la que las manos de Yulia temblaban y escuchaba cómo se quedaba atrapada ligeramente su voz por culpa de los nervios, entonces dio un paso hacia ella, apoyándola de la mejor forma que podía. Golpeó su propia guitarra, tomando el tono mientras se unía a su novia, juntando sus voces en harmonía mientras empezaba a cantar.

—I just wanna know you better now, know you better, know you better now. I just wanna know you, know you, know you.

Cause all I know is we said Hello. And your eyes look like coming home. All I know is a simple name. Everything has changed. All I know is you held the door, you'll be mine and I'll be yours. All I know since yesterday is everything has changed.


Yulia tragó saliva con dificultad, aun tocando el instrumento mientras asentía levemente con su cabeza para continuar.

And all my walls, stood tall painted blue. And I'll take them down, take them down and open up the door for you. Siguió Elena, acercándose a Yulia, intentando tranquilizarla —And all I feel in my stomach is butterflies, the beautiful kind, making up for lost time, taking flight, making me feel right.

Lena mantuvo la mirada de Yulia mientras su novia se volvía a unir de nuevo.

I just wanna know you better, know you better, know you better now. I just wanna know you better, know you better, know you better now. I just wanna know you better, know you better, know you better now.
El habla de la morena falló un momento mientras miraba a la gente que estaba viéndolas cantar, pero Elena siguió adelante. La pelinegra pronto la alcanzó cuando sus ojos azules se encontraron con los esmeralda.

Cause all I know is we said, 'Hello.' And your eyes look like coming. All I know is a simple name/. Everything has changed. All I know is you held the door. And you'll be mine and I'll be yours. All I know since yesterday is everything has changed. Come back and tell me why, I'm feeling like I've missed you all this time. And meet me there tonight, and let me know that it's not all in my mind.

Elena asintió con su cabeza de arriba hacia abajo, animando a que Yulia cantase sola, animándola silenciosamente, con una cálida sonrisa en su cara ante el orgullo que la llenaba mientras sus ojos caían en la mano izquierda de la morena que luchaba por mantenerse, consiguiéndolo a pesar de sus dificultades.

I just wanna know you better, know you better, know you better now. I just wanna know you, know you, know you...

—All I know is we said, —Hello.— And your eyes look like coming home. All I know is a simple name. Everything has changed. All I know is you held the door and you'll be mine and I'll be yours. All I know since yesterday is everything has changed.


Se unió la voz de Elena a la de Yulia de nuevo.

All I know is we said, 'Hello.' So dust off your highest hopes. All I know is pouring rain and everything has changed. All I know is a new found grace. All my days I'll know your face. All I know since yesterday is everything has changed.

Terminó la morena, dando un enorme respiro de alivio mientras tocaba las últimas notas, con una gran sonrisa apareciendo en su cara mientras la multitud aplaudía. Yulia vio a su madre y a Inessa de pie, juntas al lado de la puerta de la cocina y ambas sonrieron en su dirección cuando sus ojos se encontraron. Devolvió el gesto pero bajó su mirada al suelo, sintiéndose un poco más autoconsciente.
Lena soltó su guitarra y la movió alrededor para así tenerla apoyada sobre su espalda. Dio un paso adelante y puso a su novia y al instrumento en un sentido abrazo, con la barbilla apoyada contra el hombro de ésta, acogiéndola con entusiasmo. Giró su cara y plantó un rápido beso contra la mejilla de Yulia, con una sonrisa audible escapándose de sus labios.

—Esa es la canción que quería que cantásemos juntas en el baile — susurró Lena en su oído felizmente.

—Lo sé — asintió contra ella, encontrando difícil devolver el abrazo de Elena por la guitarra que se encontraba entre ambas — Siento haber llegado tarde... otra vez — añadió riéndose — pero... eso era tan jodidamente aterrador... — admitió.

—No has llegado tarde — le aseguró Elena — Nunca llegas tarde, sólo... lo haces todo en tu propio tiempo... eso es todo.

—Gracias por cantar conmigo — dijo Yulia agradecidamente por el apoyo de su novia.

—Bueno, no podía dejarte tirada ¿no? — preguntó, soltando a Yulia — Quiero decir, no es como si tuviera una excusa válida como tú...

—Elena — gruñó en objeción a la referencia, mirando de nuevo a la multitud que había vuelto a sus conversaciones anteriores.

—Cariño, sólo estoy bromeando — prometió la pecosa mientras Olga, Frida y Nastya llegaban a ellas, la más alta le dio un golpecito en la espalda a su mejor amiga para captar su atención.

—Bien hecho Yulia — elogió animadamente Frida, cogiendo la mano de la pelinegra con la suya.

—Sí, molas Yul — Secundó Olga — ¿Quién sabía que estábamos viviendo en un episodio de Glee? Todo lo que necesitamos es ese tío del piano... ¿cómo se llama? — preguntó, con una mirada perpleja en su cara mientras pensaba — No importa — dijo, moviendo su cabeza, incapaz de recordarlo — Pero en serio, primero fue Elena en el baile y ahora tú... ¿qué va a ser lo siguiente? — cuestionó, considerando algo ingenioso para decir — ¿Va a estallar Frida con “Like a Virgin”? — La ojiazul miró a Olga, arrugando su cara.

—Sería más irónico si tú lo hicieras — Dijo riéndose — Creo que sería más gracioso si Frida cantase “I wish”.

—¿I wish? — preguntó Frida, incapaz de recordar la canción.

—Sí, ya sabes...”I wish I was a little bit taller.... I wish I was a baller...”

—Oh Dios mío, ¡esa es perfecta! — se rió Nastya.

—No sé por qué te estás riendo Nast — se rió Frida a pesar de ser el centro de una broma — tú cantarías esa canción de la señora mayor de los gatos de Youtube.

—¿Qué canción de la señora de los gatos? — preguntó Nastya.

—¡Oh ya sé! — dijo Olga, moviendo su cabeza mientras empezaba a cantar — I love cats, I love every kind of cat, I just wanna hug all them but I can't... can't hug every cat... — Olga empezó a bailar y todo el mundo excepto Nastya se empezó a reir.

—Que os den — gruñó, aun molesta de que pensaran que era la solterona del grupo — No voy a envejecer con cincuenta gatos.

—No con esa actitud — se burló Lena mientras Yulia andaba hacia la mesa poniendo su guitarra encima fuera del camino.

—Os odio a todas y cada una de vosotras — dijo Nastya, fingiendo estar molesta — Voy a salir con Vika de ahora en adelante. Al menos ella no abusa de mí así.

—Te llevarás bien con ella — dijo Yulia secamente — Vika ama los gatos — La castaña ojiverde miró a Yulia de mala gana.

—Apestáis todas — dijo con desdén, levantando una mano y yendo hacia donde estaba Vika hablando enérgicamente con Katya — Panda de perdedoras.

—En ese caso, voy a poner algo de música otra vez — Comentó Olga, tomándose unos minutos para mirar el estéreo que estaba a unos centímetros — Después de todo, mis iniciales no son “DJ” para nada — bromeó, una amplia sonrisa en su cara ante su ingeniosidad.

—Eso no ha sido gracioso — le informó Elena, aun habiéndose reído.

—Verdad — devolvió encogiéndose de hombros antes de ir al aleatorio del iPod de Elena, probablemente en busca de algo de Destiny's Child.

—Voy a ir a intervenir en su sesión de DJ — les dijo Frida moviendo su cabeza — He escuchado suficiente Beyoncé para el resto de mi vida. ¿Tienes algo de Justin Timberlake?

—Probablemente — Contestó Elena moviendo su cabeza, pensando que había escuchado suficiente Justin Timberlake para el resto de su vida también.

—Excelente — dijo Frida; uniéndose a Olga, las dos casi instantáneamente creando un agitado debate sobre que canción debían poner.

—Voy a llevar esto arriba — dijo Elena a Yulia medio suspirando mientras cogía su guitarra poniéndosela para así tenerla de frente — Después bajaré y puedes ayudarme a comprobar si la tarta tiene trampas explosivas. No confío en Olga de no haberla manipulado después de que tu pusieras un globo en la suya — La morena no pudo evitar la sonrisa que apareció en su cara ante el recuerdo.

—“Trampas explosivas” suena inapropiado en mi cabeza — Comentó riéndose y Elena puso sus ojos en blanco.

—Vuelvo enseguida — informó a la pelinegra ignorando su comentario previo — No vayas a ningún lado — le instruyó, señalando con su dedo índice a la chica morena.

—No soñaría con ello — dijo pícaramente y Elena la miró sospechosamente antes de ir hacia la casa, subiendo las escaleras hacia su habitación.

La pecosa había terminado de poner la guitarra en su habitación e iba a irse de nuevo cuando escuchó que una tabla del suelo crujía detrás de ella y se giró para encontrarse a Yulia inclinando su peso contra la puerta de su habitación, con una mano envuelta alrededor del pomo de la puerta mientras se giraba en sus talones. Audiblemente hizo click en el sitio y la mano de ésta se movió rápidamente dándole vuelta a la llave, encerrándolas seguramente dentro.

—¿Que estás ha... — empezó Elena, ahogándose con sus propias palabras cuando Yulia extendió sus mano y descaradamente se quitó su camiseta para revelar los suaves contornos de su torso y el sujetador negro que llevaba — ...ciendo? — terminó, ampliando sus ojos mientras Yulia la tiraba al suelo — ¿Yul? — preguntó, alucinada.


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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 Lun Oct 31, 2022 11:04 am

Ahora es q viene el regalo bueno de cumpleaños 🤣🤣🤣. Me alegro mucho q ya julia salio de ese juicio y se cierre todo lo del accidente y pueda seguir adelante disfrutando de la felicidad por la qué han luchado. Saludos querida mía gracias por los capítulos la historia está increíble como siempre 😍😍😍
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Mensaje por RAINBOW.XANDER Lun Oct 31, 2022 7:09 pm

Capítulo 82 (Parte II)

—¿Qué parece que estoy haciendo? — preguntó Yulia; en voz baja y seductora, con sus ojos firmes, significativamente en los de su novia mientras se deslizaba fuera de sus sandalias, tirándolas cuidadosamente a un lado mientras empezaba a ir hacia Lena.

La pelirroja tragó saliva con dificultad mientras Yulia bajaba sus manos empezando a desabrochar el botón de sus shorts vaqueros. Al parecer su torpeza aparentemente ya no era un problema mientras sus dedos trabajaban sin dificultad.

Movió sus caderas con cuidado de lado a lado mientras pícaramente tiraba de la parte de arriba del material para que así estuviera justo por debajo de los huesos de sus caderas y Elena sintió que su cara se sonrojaba con calor mientras sus ojos vagaban ante la vista de la piel expuesta de Yulia. Soltó una respiración lenta, mientras sus manos ansiaban tener contacto con ella, sentirla bajo sus dedos, con su cuerpo latiendo ansiadamente ante el mero pensamiento de Yulia bajando más el material, de revelar incluso más de lo que ya había expuesto.

Como si estuviera leyendo la mente de su novia, la morena se bajó los shorts hasta que se deslizaron por sus muslos bajando fácilmente por sus piernas, parándose solamente en sus tobillos donde ya no tenían ningún otro sitio al que ir.

Salió de ellos fácilmente y, los dejó abandonados en la alfombra mientras seguía andando, con pasos dolorosamente lentos, hacia la chica que seguía en shock. Elena sintió que su piel empezaba a erizarse con anticipación mientras la distancia entre ambas empezaba a ser incluso más pequeña y se sentía mareada ante la perspectiva del tacto delicado de Yulia, acariciando su piel.

—Yul...— objetó silenciosamente, con la convicción fallando cuando su novia semidesnuda estaba de pie demasiado cerca — No podemos hacer esto justo ahora...— protestó de buen humor, sus palabras escapando de sus labios como una respiración sin aliento.

—Sí. Podemos — estableció con un sentido de finalidad que Lena se sintió que no podía discutir con ella.

Los ojos de la pelinegra estaban latiendo, tenía sus pupilas tan dilatadas que parecían negras en comparación con los azules normales. Estaban mirando a Elena ansiosamente, deslumbrándola, quemando hasta su alma para que así no pudiera quitarse el sentimiento de que era ella la que estaba de pie ahí desnuda a pesar de ser completamente consciente de que no lo estaba, de que era su novia quien estaba tan confiadamente ofreciéndole su cuerpo para un escrutinio.

—No — soltó la pelirroja cerrando fuertemente sus ojos — No podemos — Dijo desesperada por salirse de la situación, de parar para que no escalase más lejos, dolorosamente consciente de que había más de treinta personas abajo en su patio.

—No te preocupes — susurró Yulia, acercándose para que así su boca estuviera tan cerca del oído de Elena que sus palabras le hacían cosquillas placenteramente, haciendo que el pelo de la parte de atrás de su cuello se erizara en respuesta — Me he ocupado de todo.

—¿Qué quieres decir? — cuestionó, abriendo sus ojos mientras los labios de Yulia se encontraban en el lado de su cuello tentadoramente.

Lena tembló ante el contacto, ladeando su cabeza en la dirección opuesta reflexivamente exponiéndolo más. Instantáneamente se arrepintió del movimiento automático sin embargo, cuando Yulia tomó ventaja empezando a dejar suaves y delicados besos sobre la longitud de éste, sus labios siguieron el camino hasta el hueco de su garganta.

—Quiero decir, nadie va a venir a buscarnos — contestó, en voz aún baja y ronca mientras murmuraba las palabras contra el cuello de Elena y empezó a deslizar sus manos contra los costados de su novia, frotando la tela de su camiseta con un propósito sin disimular.

—Nuestros padres...— soltó la pelirroja; usando cada parte de su autocontrol que pudo reunir para no extender sus manos y devolver el gesto, mientras sus manos se movían nerviosamente a traición mientras estaban suspendidas en el aire en sus costados.

Las apretó en puños, presionando sus dedos firmemente contra las palmas para que así sus uñas se hincaran en la piel.

—...creen que hemos ido a recoger a Clare — terminó el pensamiento Yulia antes de que Elena pudiera, sus manos alejándose de la camiseta de su novia deslizándose hasta sus hombros mientras sus labios se presionaban ahora contra una de sus clavículas desnudas.

Sus manos, se movían por los brazos de Elena hasta alcanzar los puños de la camisa y tiró de ellos hasta las muñecas de su novia.

—Pero mi coche...— gimoteó mientras la boca de Yulia encontraba su camino hasta la mitad de su pecho.

—Frida lo ha cogido — La tranquilizó, levantando su mirada para encontrarse con los ojos verdes penetrantes de Elena, buscando una pregunta propia mientras sus manos iban hasta la parte de arriba de la camisa de la chica más alta.

—¿Sí? — cuestionó y Yulia asintió con su cabeza, bajando aún más la camisa de su novia sobre sus brazos hasta que estuvo casi afuera.

La pelirroja levantó sus brazos fuera de las mangas para que así la prenda ya no estuviera entre ellas y Yulia la tiró a un lado agradecidamente.

—Va a estar fuera al menos unos treinta minutos — Presionó Yulia, persuadiendo con sus manos el botón de la camiseta de Elena para revelar su estómago, mirando la cara de su novia, buscando alguna reacción.

—Bueno, vale... — dijo silenciosamente la ojiverde, perdiendo las palabras mientras tragaba saliva con dificultad en un intento de humedecer su ahora boca seca que estaba lentamente acercándose a la de Yulia.

Estaba ardiendo con impaciencia ahora, cada nervio de su cuerpo ansiando el tacto de Yulia pero su razón aun intentaba ganar por encima de la lujuria.

—Entonces... — empezó tentadoramente, con sus ojos cayendo en el estómago de Yulia y después incluso más abajo mientras vagaban por la longitud de sus piernas — ¿Puedo tener finalmente mi regalo de cumpleaños ahora?— la morena sonrió entonces, y una esquina de su boca se curvó pícaramente.

—Parte de él — devolvió, tirando de la camiseta de Elena en la misma dirección en la que había tirado su camisa.

Yulia admiró el cuerpo de Elena, mordiéndose el labio inferior mientras estudiaba cada curva, cada centímetro de su perfección impoluta. Miró fijamente a Elena y sin vergüenza, desprendiendo confianza y seguridad que no falló en excitar a la chica de ojos verdes haciendo que su corazón latiera más rápido en su pecho. Katina había estado siempre atraída a Yulia, siempre pensando en su belleza pero nada más atractivo para ella que cuando era asertiva. Amaba cuando Yulia hacía un cambio porque no era sobre dominancia, no era sobre poder; era sobre Yulia sintiéndose cómoda con ella, sobre confiar en ella completamente, sobre estar lo suficientemente segura para revelar cada una de sus partes en su presencia sin necesitar ningún ánimo o tranquilidad. Cuando Yulia tomaba el control, cuando era ella quien hacía el primer movimiento, no podía evitar encontrarla sexy porque significaba que Yulia no dudaba de sí misma, no se preocupaba de lo que pensaba de ella o no se preocupaba por ocultar sus cicatrices como hacía la primera vez que habían estado intimando. Ver la transición de Yulia desde la chica que había llorado la primera vez que Elena había descubierto sus cicatrices hasta la que ahora era sexy. Todo en ella era estimulante y el hecho de que Yulia la quisiera, de que la eligiera para compartir esta parte de sí misma con ella y sólo con ella, bueno, no había mayor sentimiento que saber eso.

Intentó conectar sus labios con los de Yulia, para finalmente ser capaz de probarlos pero la morena la evadió, apoyándose sobre sus rodillas, agarrando con sus manos su trasero, haciendo que se sobresaltara alarmada. Yulia movió sus manos lentamente alrededor de la parte delantera de los shorts de Elena, acariciando la piel que cubría su pelvis haciendo que su centro se contrajera en respuesta. Desabrochó el cierre con facilidad y miró hacia arriba a Elena quien la estaba mirando, respirando fuertemente en un intento de mantener la compostura, pero teniendo problemas inmensamente.

La morena permitió que sus dedos explorasen el estómago de su novia de nuevo, elevando una mano por un costado de su cuerpo sin prisa. Cuando alcanzó la parte de abajo de las costillas de Elena, sostuvo los costado de su novia resuelta y la acercó amablemente para que así sus labios pudieran conectarse con sus abdominales, justo debajo de su ombligo. Los músculos se tensaron debajo del contacto y Yulia presionó más firmemente sus labios mientras la mano de Elena bajaba hasta apoyarse en la parte de atrás de su cabeza.

Elena ya se sentía agitada por encima de lo creído, pero intentó mantenerse, cerrando sus ojos mientras Yulia depositaba un número de besos húmedos en la línea de la parte de encima de su ropa interior, con su lengua trabajando en un tiempo perfecto con su boca contra los músculos de su abdomen. Mientras bajaba, Yulia amablemente empezó a deslizar los shorts de la pelirroja hacia abajo y cuando finalmente alcanzaron sus tobillos, la boca de Yulia estaba demasiado ocupada provocando la parte delantera de la tela de la ropa interior de Elena. Fue en ese momento en el que la chica de ojos verdes no pudo resistirse más y salió de su ropa rápidamente, agachándose sobre Yulia y usando una mano para levantar la barbilla de su novia para así poder tomar su boca con la suya. Yulia se levantó entonces, empujando a su novia sobre sus talones mientras profundizaba el beso, sus manos rápidamente vagaron por la espalda de la chica más alta haciendo que su columna se arquease mientras intentaba abrir el cierre de su sujetador.

Lena levantó una mano, con su boca aún unida a la de Yulia, y paró a su novia en su intento de abrirlo, a cambio dirigió a la menor hacia atrás hasta que sus pantorrillas golpearon el borde de la cama cayendo en ella, con su cuerpo siguiéndola instantáneamente. La respiración de la pelinegra se entrecortó en su garganta mientras Elena se separaba de su beso, chupando el labio inferior de ésta mientras se volvía a poner de pie delante de ella.

Esperó mientras Yulia se ponía sobre sus codos y después deliberadamente quitó su sujetador delante de ella, sus ojos esmeralda se fijaron en los azules de la otra chica que estaban mirando la operación atentamente. Sonrió mientras veía la lengua de Yulia trazar su labio inferior y sus ojos se ampliaron más mientras su novia levantaba su ahora quitado sujetador hacia un lado tirándolo al suelo a sus pies. Elena no perdió tiempo en deslizarse fuera de su ropa interior, sus manos quitándosela y repitiendo el mismo proceso de nuevo; la fina tela de sus prendas de vestir cayeron al suelo.

—Eres alucinante — dijo Yulia sin pensar, las palabras se escaparon de sus labios antes de haber tenido tiempo siquiera para concebirlas.

Elena sonrió de oreja a oreja ante el cumplido y trepó en lo alto de su novia, presionando una pierna entre las rodillas de la morena mientras estaba a horcajadas sobre uno de los muslos de Yulia. La pelinegra se sentó un poco para encontrarse con Elena a mitad de camino mientras juntaban de nuevo sus labios chupando determinadamente la lengua de ésta, sintiendo la sensación, atrapando más a la chica de ojos verdes hasta que devolvió el gesto. Su mano izquierda tomó el lado del cuello de Elena mientras sus nudillos de la mano derecha recorrían su costado hasta que alcanzaron el pecho de la otra chica. Acarició la parte de atrás de su mano a lo largo del pezón de la pecosa antes de que su pulgar empezara a trabajar sobre la zona sensible hasta que se endureció.

Escuchó gemir a Lena en su boca y no pudo evitar sonreír, la vibración del sonido hizo que el espacio entre sus piernas se humedeciera. Había poco que Yulia disfrutase más que hacer a Elena feliz y sentir los gemidos guturales que evocaba en su novia tan fuerte, hacían que sus piernas temblaran y su estómago se revolviera con mariposas.

—Ven, siéntate — pidió Elena, separando sus labios apresuradamente mientras se echaba hacia atrás para permitir a su novia el espacio para completar su petición.

Yulia hizo lo que le pidió y se sentó, con una mano aún apoyada contra el lateral del cuello de Lena, mientras que la chica más mayor se deslizaba hacia abajo sobre su cadera. La pelirroja jugueteó con el cierre del sujetador de Yulia y se lo arrancó del cuerpo, la morena extendió sus brazos ante la instrucción silenciosa de su novia.

—Ok — ronroneó Lena, presionando el peso de su cuerpo contra el de Yulia mientras desabrochaba su ropa interior.

Empezó a mordisquear el cuello de la ojiazul, arañando la piel con sus dientes ligeramente mientras palmeaba el pecho de su novia, masajeándolas. Empezó a moverse hacia abajo hacia el pecho de Yulia, usando su lengua para dibujar una línea desde el hueco de su cuello hasta la cicatriz en el esternón de ésta. Guió sus manos hacia los costados de la morena para darse a sí misma más espacio. El nuevo tejido que partía del centro de la caja torácica de Yulia estaba entumecido en comparación con el resto de su pecho, los nervios debajo de esta pequeña ligera capa cicatrizada aun se regeneraban, pero eso no parecía importarle, la respuesta de los besos de Elena le provocaban y hacían que se retorciera de placer.

Lena continuó moviéndose hacia más abajo, su boca seguía meticulosamente con su tarea mientras llegaba hasta la parte de arriba de su ropa interior, deteniéndose. Bajó más sus manos y jugó tentadoramente con el dobladillo de las bragas de Yulia, mirando hacia ésta cuyas manos estaban cogidas al edredón a sus lados fuertemente, con sus ojos cerrados en su diversión. Lena sonrió para sí misma antes de lentamente, fuera bajando su ropa.

Sintió el cuerpo al completo de Yulia temblar mientras inmediatamente llevaba su boca hasta encontrarse con su centro empapado haciendo círculos en él con su lengua, mientras las pequeñas manos de su novia se enredaban con su pelo, tirando de él ligeramente.

—No, espera — exhaló la morena en protesta, con su respiración elaborada y su pecho elevándose y cayendo rápidamente en la agonía de su intimidad.

—¿Qué? — soltó Elena, pareciendo angustiada —¿Estás bien? — preguntó preocupada, siempre sospechando lo peor.

—Sí — jadeó, sentándose y poniendo a Elena sobre la cama para que así estuviera tumbada sobre su espalda.

La ojiverde apenas sabía que estaba pasando antes de sentir el pecho desnudo de Yulia contra el suyo, mientras ésta se ponía encima suyo.

—Es sólo que... es tu cumpleaños...no el mío — susurró en el oído de su novia mientras quitaba el pelo de su hombro, fuera de su camino.

Besó el ahora visible hueco del cuello de Elena, acariciando el hombro de su novia mientras fervientemente chupaba su punto erógeno, lubricándolo con su lengua para que así su boca se deslizase a lo largo de su piel, fácilmente.

—Jesús! — gruñó silenciosamente la pecosa, mientras los dedos de sus pies se doblaron instintivamente mientras sus músculos pélvicos se contraían con expectación.

Podía sentir los pechos de su novia presionados contra los suyos y la humedad del centro de Yulia contra su piel hizo que su propia humedad creciera exponencialmente, siendo sonrojante.

—Yul — suplicó Lena mientras la chica de ojos azules jugaba con el pelo detrás de su cuello, girándolo alrededor de sus dedos que estaban acariciando la piel debajo, haciendo que Elena tuviera escalofríos por su columna.

—Shh — le urgió Yulia, besándola en lo alto del hombro izquierdo de Lena, progresando hacia el lateral de su cuello, con su mano libre vagando hacia los pliegues humedecidos entre sus piernas.

Frotó sus dedos contra ellos y la respiración de Elena se hizo más pesada, girando su cara hacia el edredón de la cama para amortiguar la maldición que iba a salir de su boca como resultado de la mano de Yulia tanteando el punto. Soltó el pelo de Elena y empezó a acariciar uno de sus pechos, manipulándolo entre sus dedos expertamente, consiguiendo instintivamente encontrar cada punto sensible como si fueran los suyos.

Abrió más las piernas de Elena y probó la entrada a la parte más íntima de su cuerpo con sus dedos, el deslizamiento se hizo más fácil mientras hacía círculos en la entrada.

—Joder — escuchó murmurar a Elena contra la cama, con voz perdida en la tela mientras tiraba de ella para cubrirse la boca, ahogando sus llantos.

Estaban ambas cubiertas en sudor y la piel suave de Lena brillaba en la luz de la habitación mientras Yulia la miraba, mientras el eco de su climax se quedó suspendido ahí. El corazón de la pecosa estaba latiendo fuertemente en su pecho y puso una mano sobre él, sintiéndolo latir mientras vibraba contra su palma.

Yulia quitó su mano de donde había estado ocupadamente trabajando y empezó a trazar delicados besos a lo largo de la columna de Elena hasta que alcanzó el hueco de su cuello de nuevo. Se quedó ahí, justo debajo de la oreja de su chica. Una de sus manos acarició lo alto del hombro de Lena y la otra encontró su camino hasta la frente de ésta donde con cuidado quitó el pelo de su cara.

—Qué...— consiguió jadear la pelirroja, aun ligeramente desorientada por todo lo que acababa de pasar, extasiada mientras seguía experimentando las descargas de las sustancias que estaban recorriendo su sistema —Quiero decir... — gimió — Maldita sea...

Yulia pasó sus dedos por la frente de la chica nuevamente, estudiándola un momento antes de juntar sus bocas, sellándolas en un beso.

Lena se deslizó debajo de Yulia para ponerse más cómoda, mientras la lengua de morena encontraba su camino hasta su boca donde se enzarzó sensualmente de nuevo, con un movimiento lento y deliberado mientras se hundía más en su novia. Se quedaron así un rato, las dos sin decir nada hasta que repentinamente Yulia rompió el silencio.

—Elena — dijo contra los labios de su novia, con voz de alguna manera aún sin aliento.

—Sí — susurró la pelirroja.

Se encontró con la mirada de Yulia y encontró los ojos azules de su novia firmes en los suyos, preocupada nada más por las órbitas esmeralda que tenía delante de ella.

—Realmente ha terminado ya, ¿no? — dijo significativamente la morena, acariciando la mejilla de Lena.

Elena le ofreció una cálida y afectiva sonrisa en respuesta.

—Sí — contestó simplemente, mientras dejaba sus labios.

—Me alegro — dijo la morena, con la esquina de su propia boca levantándose reflexivamente.

—Yo también — devolvió Lena extendiendo su mano para acariciar la cicatriz de encima de la ceja de Yulia.

La pelinegra puso sus labios delicadamente sobre los de su chica, presionándolos amablemente hasta que la chica de ojos verdes profundizó el beso una vez más, envolviendo sus brazos alrededor del cuerpo de ésta mientras la acercaba más, con sus lenguas bailando sin esfuerzo, juntas; como siempre habían estado destinadas a unirse la una con la otra.

—Realmente ha terminado ya, ¿no? — repitió Elena en su cabeza, mientras Yulia soltaba su boca cambiando de posición en la cama, acariciándose contra la chica más alta, enterrando su cabeza en el hombro de Elena mientras el dedo índice de una de sus manos dibujaba pequeñas formas en el sudor de su pecho.

Había terminado.

Elena lo sabía sin sombra de duda.

Los últimos doce meses de dolor estaban detrás de ellas. El mar picado con el que habían luchado ahora no era nada más que un recuerdo desvaneciéndose. Con el juicio terminado habían dado el paso final a tierra firme y la tierra era tan inflexible que Elena tenía problemas para recordar cómo se sentía ser nada más que eso.

Giró rápidamente un mechón largo de pelo de Yulia alrededor de su dedo y la besó suavemente en lo alto de su cabeza, haciendo que la menor levantase los ojos en su dirección.

"Sí, definitivamente había terminado," pensó para sí misma mientras miraba hacia la chica que estaba acurrucada cerca de ella y se encontró con su mirada, y una sonrisa satisfecha en sus labios.

Había terminado y habían alcanzado el paraíso idílico que habían estado buscando. Finalmente lo habían encontrado y había superado cualquier expectación que Elena había tenido.

Todo era perfecto.

En su Jardín del Edén personal, el sol realmente brillaba más, los pájaros cantaban con más entusiasmo, las flores olían más dulce.

La tierra que había debajo de ellas ahora era preciosa. Era invitadora. Era de alguna forma lo que Elena quería para asentar sus raíces sin dejarlo nunca. Quería florecer ahí, quería sumergirse en ese sueño y seguir perdida en su magnificencia hasta el día en el que muriera. Se quedaría felizmente en ese sitio con Yulia para siempre porque ella era quien lo hacía tan perfecto. Ella era la razón de esa belleza, de su esplendor y apariencia. No sería para nada igual de impactante sin ella.

—Te amo — dijo Katina, expresando el pensamiento más prominente de su mente en ese momento.

—Yo también te amo — suspiró Yulia felizmente, aun acariciando ligeramente el centro del pecho de la chica mientras hablaba, con la mirada relajada de su cara haciendo que el corazón de Elena se revolucionase — Feliz cumpleaños Elena.

—Gracias por el regalo — bromeó ligeramente, sintiendo la pesadez que se había asentado durante un momento queriendo aliviarla.

—¿No deberías estar agradeciendo a Olga por ello? — devolvió Yulia riéndose y Elena hizo una mueca ante el apunte.

—Olga puede que te haya entregado... en una forma de expresar — dijo rápidamente en respuesta a la expresión que había aparecido en la cara de Yulia ante la insinuación — pero eso has sido toda tú — Terminó entretenida.

—Eso no es ni siquiera la mitad de lo que tengo para ti — Le informó Yulia, mirando hacia el despertador de la mesilla de Elena, gruñendo.

—¿Hora de levantarse? — preguntó perceptivamente la pelirroja y Yulia asintió con su cabeza, frustrada.

—Frida y Clare volverán pronto — se quejó — Tenemos que prepararnos para encontrarnos con ellas fuera.

—Sabes, me preguntaba dónde estaba Clare — comentó Elena riéndose — Pensé que era raro que no hubiera llegado ya.

—¿Sabes lo mucho que se quejó cuando le dije que tenía que llegar tarde a la barbacoa? — dijo la ojiazul sonriendo ante el recuerdo — Hizo que le prometiera que me aseguraría de que aún quedase comida cuando llegase.

—Sólo ha pasado hora y media desde que empezó — señaló Elena — Mi padre solo acaba de encender la barbacoa, ¿qué? — se pausó, mirando la hora —¿hace hora y media? Además mis padres compraron tanta comida que probablemente podríamos alimentar a la calle entera. No se lo perderá.

—Eso es lo que le dije.

—No sé cómo sentirme sobre el hecho de que coaccionases a dos de nuestras amigas para que te ayudaran a crear una coartada para que nosotras pudiéramos tener sexo — se rió — Realmente eres un pequeño genio.

—Lo sé — sonrió recordando la conversación que habían tenido en el centro comercial — Por cierto, ¿alguna vez has decidido si querías ser mi socia o no?

—Si esa es una de las ventajas de ser tu social entonces puedes contar conmigo — le contestó — Pero sabes que vas a escuchar a Frida hablar de esto al final, ¿verdad?

—Eso fue parte de la razón por la que estuvo de acuerdo para hacerlo — se rió Yulia.

—Oh Dios — gruñó — Va a hacer mi vida un infierno, ¿no?

—Probablemente — reconoció Yulia.

—¿Cómo conseguiste que Clare se involucrara en todo esto? — preguntó —No puedo imaginar que haya sido tan fácilmente persuadida.

—Tenía que prometer ser su celestina — contestó Yulia — En realidad no entiendo por qué parece que piensa que sería práctica cuando esté intentando elegir chicas.

—Si bueno — dijo la pecosa moviendo su cabeza entretenida, con la sonrisa jugando en sus labios haciendo que le dolieran las mejillas — Es lista. Eres jodidamente blanda. Tus palabras podrían hacer que cien chicas se enamorasen de ella.

—La única persona que quiero que mis palabras hagan que se enamore eres tú — Admitió Yulia sinceramente.

—Ves...— empezó Elena, con su dedo índice recorriendo la longitud de la mandíbula de la morena — Jodidamente blanda — Yulia la besó de nuevo antes de bajar de la cama.

—De verdad, tenemos que prepararnos — animó y Elena parecía aprobarlo mientras su novia caminaba por la habitación desnuda, recogiendo las prendas de ropa abandonadas por el suelo.

—Tú primero — la animó Lena, aun comiendo con los ojos a Yulia desde la cama — Sólo...miraré — La pelinegra le dio una mirada desaprobadora pero no dijo nada, a cambio empezó a vestirse mientras Elena la observaba.

Una vez que tenía su ropa puesta, Elena de mala gana se levantó y siguió sus acciones, poniéndose primero las bragas y después los shorts hasta que estaba completamente vestida. Se tomaron algo de tiempo para comprobar sus apariencias en el espejo para estar adecuadamente presentables antes de que Yulia tomara su mano, llevándola hasta la puerta del dormitorio, abriéndola con cuidado y comprobando que no había ninguna señal de vida afuera. Satisfecha de que no hubiera nadie alrededor, salieron hasta el pasillo, el suelo crujió debajo de las fuertes pisadas de Yulia haciendo que ambas se parasen.

Se pausaron, esperando a que alguien apareciera pero siguieron bajando las escaleras cuando nadie se materializó ante el ruido. Una vez que alcanzaron el pasillo, las dos se tomaron un minuto para mirar alrededor en las vecindades inmediatas, cada una mirando hacia un lado para comprobar que no había nadie alrededor. Decidiendo que la costa estaba libre y rápidamente yendo de camino hasta la puerta principal desapareciendo en el jardín, Yulia cerró la puerta detrás de ellas silenciosamente y volvió a coger la mano de Elena, ésta la guió hacia el camino para esperar en la carretera a que llegasen Frida y Clare. Fueron cinco minutos más tarde cuando las otras dos chicas aparecieron y Elena puso sus ojos en blanco ante la mirada de disfrute de Frida mientras salía del coche.

—Hola — dijo la castaña bajita tirándole las llaves del coche mientras iba hacia ella —¿Os habéis divertido?

—¿Te he dicho ya hoy que te odio? — dijo Elena.

—No — devolvió la chica más bajita sonriendo ampliamente — De nada por cierto — Dijo levantando una ceja sugerentemente.

—Hola Clare — saludó la pelirroja, volviendo su atención hacia la otra chica, intentando ignorar lo que solo acababa de empezar como un abuso de Frida.

—Hey — dijo Clare — Feliz cumpleaños — Dijo dándole la tarjeta a Elena.

—Gracias — dijo, bajando la mano que ahora la sostenía hasta un costado una vez que estaba seguramente en su agarre.

—No te he traído un regalo — le dijo abiertamente Clare — Supuse que involucrarme en esto — dijo moviendo la mano delante de ellas dos — debería ser más que suficiente — Elena consideró las palabras de Clare durante un momento antes de juntar sus labios, levantando una ceja de acuerdo.

—Eso es justo — decidió.

—Espera, si no hubiera sabido eso entonces no te hubiera comprado aquel brazalete — gimoteó Frida y la pecosa sonrió.

—Una pena para ti — se rió girándose y moviéndose en dirección hacia la puerta principal, con la mano de Yulia aún entrelazada con la suya.

—Entonces — dijo Clare, caminando al lado de Yulia — ¿Qué demonios os ha tomado tanto tiempo? No creía que estaría esperando medio día antes de recibir la llamada de Frida diciendo que estaba de camino.

—Tenía que esperar a que se presentase una oportunidad — contestó disculpándose la pelinegra.

—¿No podías haber creado una? — cuestionó.

—Oh — contestó Yulia considerando la pregunta — sí, probablemente podría haberlo hecho. Sólo...supongo que no estaba pensando...

—Está bien — la disculpó Clare fácilmente — ¿Puedes compensármelo cuando vayamos a por la ciudad juntas?

—¿La ciudad? — preguntó Yulia riéndose.

—Sí, ya sabes... prometiste ser mi celestina.

—Lo sé, pero... ¿la ciudad? — repitió Yulia.

—La ciudad. Jimmy's y esas cosas. Sabes lo que quiero decir — Dijo moviendo la mano con desdén delante de ella.

—Contacta con mi secretaria y apuntaremos una cita — respondió Yulia.

—Esa soy yo en caso de que te lo estés preguntando — dijo Elena mientras abría la puerta frontal guiándolas dentro por la casa.

Fueron hasta el patio y ambas Olga y Nastya miraron hacia ellas cuando se dieron cuenta de que el grupo había llegado.

—¡Clare! — gritó prácticamente Olga desde el otro lado del patio mientras ella y Nastya iban hacia ellas — Ya era hora de que alguien igual de entretenida que yo llegase.

—No eres entretenida — dijo Yulia y Olga frunció el ceño.

—Grosera — Dijo de mal humor antes de volver a mirar a la chica que acababa de llegar — ¿Qué os ha tomado tanto tiempo para llegar?

—Sí — la apoyó Nastya con interés.

—Problemas con el coche — contestó la chica usando la mentira ya acordada — Mi coche no se encendía y mis padres estaban fuera. Tuve que hacer que estas chicas vinieran a rescatarme i— Olga la estudió un momento, entrecerrando sus ojos sospechosamente.

—Espera un minuto — dijo, mirando entre Elena y Yulia, haciendo que la chica de ojos verdes pensara que la treta que cuidadosamente habían planeado había sido descubierta — ¿Por qué no me dijisteis que ibais? — preguntó — Hubiera ido también.

—Estabas demasiado ocupada haciendo que los oídos de todo el mundo sangraran mientras cantabas junto a Beyoncé y Nastya estaba en una profunda conversación con Vika sobre princesas — Contestó Frida.

—Además, el coche de Elena solo tiene suficiente espacio para cinco personas así que no podíais venir las dos — Continuó Yulia.

—Sí, pensamos que sería más justo que las dos os quedaseis — Explicó Elena mientras Inessa y Larissa se acercaban al grupo.

—Hola Clare — saludó calurosamente Larissa — Es bonito verte de nuevo. ¿Yulia dijo que estabas teniendo problemas con tu coche? — preguntó preocupada.

—Sí, esa maldita cosa no se encendía — compartió Clare, transmitiendo la cantidad necesaria de molestia — Tuve suerte de que estas chicas decidieran venir a recogerme sino no habría llegado.

—Sí, supongo que sí — dijo Inessa volviendo su atención hacia su hija —Pero en el futuro preferiría que personalmente me dejaras saber que te vas de tu propia fiesta de cumpleaños. Sin ofender a ninguna de las dos — Se dirigió a Frida y Yulia, cuando las otras dos chicas le habían explicado la situación a las dos mujeres mayores antes de haberse ido.

—Lo siento — se disculpó Elena — Yo sólo... supuse que cuanto más rápido encendiera el coche y nos fuéramos antes estaríamos de vuelta — Mintió, cuando Yulia había cubierto sus historias particulares antes de subir las escaleras.

—Bueno, con toda la justicia, Yulia se ofreció a ir a por ti pero dije que no — reconoció Inessa — Entonces no puedo quejarme demasiado. Me alegro de que finalmente hayas conseguido llegar — dijo la madre de Elena a Clare, apretando los hombros de su hija en su agarre — Sé que Elena realmente quería que todas sus amigas estuvieran con ella para celebrarlo hoy. Habría sido una vergüenza que te lo hubieras perdido.

—Perdonad un minuto — interrumpió Olga a los adultos —¿pero podemos hablar del hecho de que todas ellas nos abandonaron aquí a Nastya y a mí? — preguntó aún enfadada sobre eso —Quiero decir que puedo entender que la dejarais a ella ¿pero a mí?

—Olga, te dijimos por qué te hemos dejado aquí — dijo la pelirroja, exasperada.

—Sí, es porque eres molesta — dijo Yulia, soltando la mano de Lena, haciendo un movimiento hacia la mesa del patio donde habían estado todas antes.

Olga se giró y caminó con ella, el resto del grupo las miraba mientras ambas empezaban a empujarse.

—Iré a cuidar de las niñas — ofreció Frida.

—Te echaré una mano — Dijo Nastya uniéndose a la chica más bajita mientras seguían a sus mejores amigas quienes estaban peleándose juguetonamente.

—Deberías ir a vigilar también — le dijo Larissa a Elena y Clare, mirando a su hija mientras tiraba agua de un vaso de la mesa a la cara de Olga — cuanta más gente mantenga un ojo en esas dos, mejor.

—¿Aún querías hablar conmigo? — preguntó la pelirroja a su madre y ésta movió la cabeza.

—No, solo quería comprobar que todo iba bien — Contestó preocupadamente.

—Realmente siento haberme ido sin decírtelo — se disculpó Elena, sintiéndose culpable por mentir a su madre una vez más pero haciendo una completa promesa a sí misma en ese momento de que sería absolutamente la última vez que lo iba a hacer — No lo haré más, lo prometo.

—Está bien — dijo poniendo una mano en el lateral del cuello de su hija — No estoy enfadada.

—¿Estás segura? — preguntó Elena.

—Sí — la tranquilizó — Ahora ve a pasártelo bien con tus amigas — urgió —La comida estará lista pronto.

Lena hizo lo que le pidió y el resto del día lo pasó disfrutando de la compañía de sus amigas y su familia bajo el buen clima de Octubre, con conversaciones fluidas y el audible sonido de la gente disfrutando de sí mismo llenando el ambiente. Cuando la hora de cortar la tarta llegó, Elena estuvo agradecida por encontrar que no había sido interferida pero eso no detuvo a Olga de extendérsela por toda la cara en la primera oportunidad que se le presentó.

De repente el día había progresado más hasta el atardecer y la gente lentamente empezó a irse, volviendo a sus casas para la noche.

—Bueno, esos eran todos — dijo Elena, con una pizca de alivio en su voz mientras se giraba hasta el ahora limpio patio habiendo dicho adiós a los últimos invitados que acababan de ser Frida, Nastya, Olga y Clare.

Encontró a su novia sola; tumbada en el balancín mirando las estrellas de encima y la visión de ella tumbada ahí le recordó cuando ella y Olga habían salido por primera vez con ellas en la barbacoa anual de comienzo de curso en casa de Frida, en Septiembre. Yulia había estado dormida entonces, exhausta y prácticamente rendida del primer día de escuela después del accidente.

Estaba sentada completamente despierta ahora, mirando las constelaciones y girándose en la dirección de Lena, buscándole en la oscuridad relativa mientras iba hacia ella.

—¿Qué hora es? — preguntó Yulia, cambiando de postura para permitir a Elena que se sentase al lado, la pelirroja estiró sus piernas mientras miraba su reloj.

—No tienes que estar en casa hasta dentro de otra hora — contestó la pregunta sin hacer, mientras Yulia giraba su cuerpo, envolviendo sus pequeños brazos alrededor de su cintura.

—¿De verdad? — preguntó apoyando su cabeza en el hombro de Elena mientras su novia envolvía sus brazos alrededor de los suyos — Parece que hace siglos que mis padres se llevaron a Vika y Jasper a casa.

—Lo fue — confirmó Elena — Se fueron alrededor de las ocho — La morena se giró, soltando momentáneamente a Elena para coger un sobre que había estado puesto al lado del césped.

—Toma, se me olvidó darte esto antes — dijo, dándoselo a la pelirroja quien quitó sus brazos de alrededor de los hombros de Yulia, tomando el sobre con una sonrisa en la cara.

—Gracias — dijo abriéndolo para encontrarse una carta escrita a mano dentro.

Lena la levantó delante, sonriendo de oreja a oreja.

—¿Es esto una costumbre ahora? — le preguntó, habiendo visto la letra desordenada de la parte de delante donde se leía "Feliz Cumpleaños" y los numerosos globos que Yulia había dibujado en la portada en diferentes colores.

—Puede ser — contestó encogiéndose de hombros, sin decir una palabra — No lo he decidido aún.

—Bueno, para que conste — dijo Elena, abriéndola para leer lo que había dentro debajo de las luces que había a lo largo de las paredes que cerraban el patio —Espero que lo sea.

La ojiazul se inclinó sobre el costado de Elena, asentando su cabeza sobre su hombro una vez más mientras su novia leía el mensaje. Dentro de la tarjeta, había escritas dos palabras "Lee esto" con una flecha señalando a una página doblada de cuaderno que había sido puesta dentro. Elena la desdobló y escaneó las páginas, viendo la letra de su novia más legible de lo que había sido nunca pero aun así algo desorganizada.

"Querida Elena,

Feliz cumpleaños.

Creo que por una vez debería tener un bloqueo de escritor, no porque no sepa lo que quiero decir sino porque hay tanto que quiero compartir contigo que de verdad lo siento esta vez cuando digo que no sé por dónde empezar. Supongo que podría empezar con un "Gracias" pero si empiezo ahí entonces tendría que incluir todas las razones por las que estoy agradecida y esa lista es, francamente, interminable. Probablemente podría empezar con un "Te amo" pero de nuevo, la lista original de razones que empezaría a escribir después de que empezamos a salir ha crecido, incluso más desde entonces y seguirá creciendo cada día. A lo mejor podría empezar compartiendo mis esperanzas para nuestro futuro, pero las posibilidades de que se extiendan delante de nosotras son infinitas y no quiero limitarnos cuando podemos hacer lo que queramos. Hemos pasado por tanto Elena que empezar por el principio me llevaría demasiado para documentarlo pero, empezando desde este momento de ahora no parece hacer ninguna justicia para nada.

Entonces, viendo como no sé por dónde empezar, he pensado que te contaré una historia a cambio: es sobre una chica que conozco, una chica increíble con el corazón más tierno y con la disposición más adorable. Una chica que sabía cuándo dejar pasar las cosas que amaba. Eso era lo suficiente desinteresado y fuerte para hacer lo mejor por alguien que probablemente habría elegido aferrarse con sus dos manos y mantenerla cerca para siempre si hubiera tenido la oportunidad. Esa chica, sacrificó su felicidad por esa otra y hay muy poca gente en este mundo que estarían dispuestos a hacer la elección que rompería su propio corazón para preservar la cordura de otra.

Esta chica; me contó una historia una vez. Era una historia realmente buena sobre cuando era más pequeña y había sido sobre lo que la gente pensaba sobre el sitio más mágico de la tierra, un sitio donde los niños creen que cuentos de hadas no son sólo historias y los finales felices no son tan sólo un pensamiento. Me contó cómo se había enamorado de ese lugar, cómo los sentimientos que había experimentado ahí la habían enseñado a ser agradecida por todo lo que tenía, a apreciar la belleza del mundo, a escapar de los confines de la responsabilidad y a disfrutar de los placeres más simples que la vida tenía que ofrecer. Me dijo que mientras estuviera ahí simplemente se permitiría experimentar la vida, que viviría el momento, sólo existiendo y sin pensar nunca en hacer un recuerdo.

Ella probablemente piensa que no me acuerdo de esta historia pero sí me acuerdo. Me acuerdo de casi cada historia que me ha contado pero esta... ¿esta historia? Bueno, de alguna manera la recuerdo casi palabra por palabra a pesar de lo cansada que estuviera cuando la escuchaba.

Ella me dijo algo una vez que terminó de contar la historia y se quedó en mí desde aquel día.

"Haces que aprecie las canciones; llenas mi corazón con música con la que quiero cantar; mi día con color en otro mundo monocromático, mi vida con amor".

Pensé que eso era tan poético. Que si alguien era lo suficientemente privilegiado de encontrar a alguien que se sintiera de esa forma deberían encadenarse a sí mismos para mantenerse juntos hasta que la unión entre ellos fuera tan fuerte que nada pudiera separarles. Esa chica; me hizo sentir de esa forma. Aún lo hace cada día. Nunca creo que ella realmente aprecie lo oscura que había sido mi vida antes de que apareciera, cómo todo el color y la belleza en el mundo parecían haberse desangrado haciendo que estuviera frío y duro. Nunca sabrá cómo la música se paró, cómo había sido reemplazada con voces de demonios que no se callaban sin importar lo fuerte que lo intentase o lo mucho que ella intentó ayudarme.

Esa chica; esa increíble y preciosa chica que me liberó para encontrarme a mí misma de nuevo... se merece que le recuerden la magia que tiene del lugar de la historia para ella, experimentarlo de nuevo. No de la misma forma que lo había hecho antes porque aquellos recuerdos sin singulares y distintos en su forma, pero, de una manera diferente esta vez.

Sé que es probablemente claro que esa chica de la que estoy hablando eres tú Elena, pero para aclararlo pensé que tenía que decirlo.

Nunca seré capaz de decir lo suficiente "gracias" o "te amo". Nunca seré capaz de compartir todas mis esperanzas y sueños contigo porque no tienen límites. A lo mejor un día seré capaz de empezar desde el principio y recordar nuestra historia para ti, pero hasta entonces pensé que, como es tu cumpleaños y el día del aniversario en el que empezaste tu historia personal, a lo mejor podría existir yo contigo en ese lugar, a lo mejor podemos vivir el momento juntas y ver qué recuerdos nos trae.

Viendo cómo me das siempre regalos extraordinarios, ya sea una bola de peluche babeante o unas entradas para ver cantar a una de mis personas favoritas cantando canciones que ahora tienen más significado del que podría encontrar nunca en ellas antes de conocerte, pensé que debería conseguirte algo igual de extraordinario.

Entonces, habiendo sido dicho eso me gustaría hacerte una pregunta, ¿si está bien?

Elena, ¿vendrías a DisneyWorld con mi familia y Olga este verano?

Nunca podré decirte "gracias" o "te amo" lo suficiente pero quiero pasar el resto de mi vida intentándolo y pensé, que a lo mejor, sólo a lo mejor, este es el mejor sitio para empezar. Te querré siempre Yulia


Elena miró a su novia quien la estaba mirando expectante, esperando una respuesta a la pregunta.

—Si te ayuda a decidir — dijo la ojiazul, observando el proceso de pensamiento interno de Elena mientras consideraba su oferta — Tu madre dice que está bien.

—¿Sí? — preguntó Elena, ya que el permiso de sus padres había sido su mayor preocupación.

—Sí — le aseguró Yulia.

—Entonces sí — contestó Elena echando su cabeza hacia adelante y besando a Yulia, no una vez, ni dos sino repetidamente en los labios, mientras sus ojos se humedecian ante las palabras que había escrito y ante la generosidad de la oferta — Sí, me encantaría ir contigo.

—Vale — dijo felizmente , sonriendo mientras Elena la abrazaba con amor —Gracias.

—¿Me estás agradeciendo a mí? — preguntó Elena incrédula mientras Yulia se apretaba contra ella, mirando hacia las estrellas del cielo.

—Nunca dejaré de agradecerte — contestó Yulia.

—Yul, pero no quiero que sientas que estás en deuda conmigo — respondió Lena seriamente.

—No lo haré — le aseguró — Siempre me sentiré agradecida y hay una enorme diferencia entre esas dos cosas.

La pecosa sonrió y se acercó para besar la cicatriz sobre la ceja izquierda de Yulia mientras su novia entrelazaba sus manos. Jugó con el anillo que le había comprado a la ojiverde, aun estudiando las bolas de energía mientras brillaban encima de ellas.

—Hoy ha sido perfecto — musitó Elena en alto, pensando en cada cosa que había pasado — Si no te conociera pensaría que todo ha sido un sueño.

—No lo es — dijo Yulia y las palabras estaban tan intencionadas que Elena fue casi aplastada bajo el peso de ellas.

—¿No lo es? — preguntó, lágrimas aparecieron en sus ojos sintiéndose muy abrumada al escuchar esas palabras en los labios de su novia.

—No, no lo es — repitió Yulia, aun manipulando el anillo en la mano de Elena y recordando las palabras que estaban grabadas dentro de él, "Un mar en calma nunca hizo experto a un marinero" — Paró su preocupación momentáneamente para encontrarse con la mirada de la pelirroja — ¿Sabes? Tuve una pesadilla esta mañana — confesó —Soñé que me despertaba en el hospital y cuando lo hacía tú no estabas ahí... mi madre, no te conocía cuando pregunté y recuerdo la forma en la que mi estómago se revolvía debajo de mí.

—Yul, lo siento — Dijo Elena, apoyándola, frotando la frente de su novia — Sé lo mucho que odias el sentimiento de que todo está pasando en tu cabeza.

—No lo estés — respondió — No lo siento porque finalmente me he dado cuenta de algo.
Desde la rehabilitación realmente no he tenido muchas pesadillas sobre el accidente — compartió — No veo el coche viniendo hacia mí, más. Las únicas que he tenido desde entonces son las que son sobre ti pero, siempre me despierto y me encuentro en mi habitación donde las paredes están cubiertas con fotos de las dos. Pensé que cuando me recuperé me había "despertado" pero... estoy mejor ahora y todas las veces que me he despertado en el hospital sólo era fugaz — Le dijo — Es aquí donde encuentro que estoy así que, sé ahora que esto no es un sueño. Esto es la realidad.

—Entonces ¿ya no piensas que sea todo producto de tu imaginación? — cuestionó Elena.

—No — contestó sonriendo — No soy lo suficientemente creativa para imaginar alguien como tú en la existencia. Sólo Dios tiene la habilidad de concebir el ángel perfecto trayéndolo a la vida.

Lena movió su cabeza, sonriendo como una idiota, incapaz de suprimir la forma en la que sus mejillas se enrojecían fuertemente ante el cumplido.

—Sabes que amo tus palabras, Yul — dijo, con su cara aún enrojecida — pero a veces, me hacen sentir incómoda porque no tengo ni idea de cómo responder.

—Entonces no lo hagas — le dijo Yulia —Sólo... abrázame y bésame a cambio — Le pidió — De todos modos las palabras están sobrevaloradas.

—Las tuyas no — respondió, obedeciendo la demanda de Yulia, sosteniéndola más fuerte, plantando un suave y delicado beso en sus labios.

Siguió sosteniendo a Yulia así, mientras la cabeza de la morena estaba apoyada en su hombro mientras volvía su atención hacia el cielo, moviendo distraídamente el anillo alrededor del dedo de su novia, sin decir palabra alguna, realmente sabiendo que no había más nada que decir.

—Estás pensando — señaló astutamente Elena, acariciando el pelo de la frente de Yulia con sus dedos cuando diez minutos habían pasado sin haberse dicho nada.

—Sí — Confirmó la morena, aun rotando el anillo en el dedo de Elena, vagamente.

—¿En qué? Las estrellas — cuestionó, siguiendo la mirada de su novia.

—Sí — dijo Yulia — ¿Alguna vez pediste algún deseo cuando estabas creciendo?— preguntó interesadamente.

—En realidad, sí — admitió, levantando sus ojos hasta el cielo.

—¿Qué deseaste? — preguntó Yulia, volviendo su cabeza para así mirar a su novia.

—Deseé ser rica — confesó — Quería vivir en una mansión con una piscina y un tobogán — Le dijo riéndose — Quería más juguetes de los que tenía para jugar con ellos y una cama que llenase toda la habitación de lo grande que fuera. Quería ser capaz de comprar todo lo que quisiera.

—¿Qué desearías ahora? — preguntó la chica de ojos azules — ¿Aún seguirías deseando ser rica?

—¿Ahora? No, ahora no necesito desear ser rica porque ahora entiendo que el dinero no puede comprar todo. Eso probablemente suena cliché pero es la verdad — reconoció — Además, cuando realmente pienso en ello supongo que mi deseo se ha convertido en realidad en algún punto porque soy rica en más de las formas que pueda contar con una mano. Tengo un techo sobre mi cabeza y una familia que me quiere. Tengo un increíble grupo de amigas y una novia que adoro. Tengo salud. Soy feliz. Tengo multitud de agua limpia para beber... ¿qué más podría pedir?

—Entonces, ¿ya no quieres vivir en una mansión con una piscina y tobogán?

—No — contestó — Ahora sólo quiero vivir en una casa que la convierta en un hogar con la persona que amo. No importa lo grande que sea o lo mucho que cueste. La única cosa que tiene que tener es paredes que estén llenas con fotos de la gente que me importa más — Se pausó un momento, con sus ojos cayendo en los de Yulia quien había vuelto su atención hacia el cosmos — ¿Qué hay de ti? ¿Alguna vez le pediste algo a una estrella?

—He hecho muchos deseos en mi vida pero... nunca a una estrella — Compartió —Siempre pensé que sólo eran para cosas importantes. Pensé que a lo mejor sólo podías hacer que uno se convirtiera en realidad y no quería desperdiciarlo. Pensé que debía guardarlo por si acaso...

—Entonces vale — empezó Elena, cambiando su posición en la tumbona para poder mirar mejor a su novia — Si pudieras pedir un deseo ahora mismo, en este mismo momento sabiendo que no es el único que tendrías — dijo — ¿qué sería?

—Si pudiera pedirle algo a una estrella, sabiendo sin una sombra de duda que se convertiría en realidad entonces sólo hay una cosa que desearía ahora mismo — Dijo tentadoramente.

—¿Qué? — le preguntó curiosamente Elena.

—Desearía pasar el resto de la eternidad contigo — dijo — Quiero nuestro felices para siempre Elena, como hemos hablado.

—¿No quieres tantear un poco el terreno antes? — bromeó, haciendo que Yulia se riera — Una eternidad es un tiempo muy largo ¿sabes? Deberías probablemente explorar tus otras opciones antes de cometer algo a largo plazo como esto.

—No gracias — respondió Yulia — ¿Por qué desperdiciar mi tiempo?

—Bueno, si eso es lo que realmente quieres entonces a lo mejor deberías encontrar una estrella y decirlo ahí, — sugirió Elena — Qué tienes que perder, ¿eh? — La frente de la morena se frunció mientras sus ojos vagaban por los millones de pequeñas luces en el cielo, parando cuando encontró una pequeña en la distancia. No había nada especial sobre la estrella, no brillaba más que ninguna otra, no era más visible o grande esa noche pero por eso le gustaba a Yulia. Era humilde y modesta. No pedía atención, no demandaba que se la viera. Pensó que si hubiera cualquier estrella que le garantizase un deseo entonces esa era probablemente.

—¿Has elegido una? — preguntó la pelirroja y Yulia asintió con la cabeza contra el hombro de su novia, levantando el brazo y señalando con su dedo índice a la que había seleccionado.

—Esa tan pequeña justo ahí — le informó —es pequeña... ¿puedes verla?

Lena escaneó el área del cielo alrededor de la punta del dedo de Yulia y pensó que había visto el trazo de la estrella a la que estaba señalando.

—Eso creo — dijo insegura — ¿Por qué elegiste esa en particular?

—Porque a lo mejor nadie la ha visto aún — explicó con sus ojos humedecidos — A lo mejor ha estado ahí todo este tiempo escondida entre las otras estrellas esperando a que alguien la viera. A lo mejor necesita ayuda para devolverla a la vida y hacerla brillar de nuevo para que alguien finalmente la trate como a las otras, para darse cuenta de que a pesar de que está muda y débil en comparación con ellas, aún es una estrella y puede que aún tenga algo que ofrecer al mundo.

Elena estudió a la ojiazul leyéndola entre líneas y encontrando el sentido en sus palabras que no era directamente dicho. Puso la mano con la que Yulia había estado jugando en lo alto de la de ella para que parase, haciendo obvio el significado del movimiento para las dos.

—Yul, deberías de pedir tu deseo ahora — urgió Elena, apretando su mano y animándola.

La morena fijó sus ojos en la estrella unos segundos, capturando la imagen de ésta en su mente antes de cerrar los ojos y exhalar fuertemente para silenciosamente pedir su deseo.

—¿Lo has hecho? — preguntó suavemente, moviendo un mechón de su pelo fuera de los ojos de Yulia para así poder ver su cara mejor.

—Sí — dijo ésta.

—Entonces, viviremos felices para siempre — dijo sonriendo mientras abrazaba la pequeña forma de Yulia —empezando desde mañana.

—No, empezando mañana no — Objetó Yulia — empezando desde ahora.

—¿Ahora? — le preguntó Elena, sonriendo ante el recuerdo de la última vez en la que Yulia le había dicho eso, cuando todo en su relación había cambiado desde una amistad a algo más.

—Sí — dijo la ojiazul, escondiéndose en el pecho de Elena, sin preocuparse por tomarse las cosas despacio, ahora más dispuesta que nunca a tirarse a la piscina de cabeza en todo lo que la vida tenía que ofrecerle —Ahora.

🥰🥰🥰🥰

Puedo decir que este es el final, pero aún queda el epílogo, el cual subiré mañana.

Disfruten!!!
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 Lun Oct 31, 2022 11:54 pm

Que sentimiento tan agridulce ha sido una historia tan hermosa y tan real y cruda al mismo tiempo un amor tan fuerte en cada prueba acompañarlas en cada paso fue increíble y están teniendo el final que tanto merecen 😍 me encanta es una historia para atesorar en el corazón. Gracias escogerla nunca nos decepcionas. Espero ansiosa ese final pero comienzo de su vida plena y feliz. Se que ya debes tener una historia lista para sorprendernos y eso me emociona mucho. Saludos cariño 😘😘
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Mar Nov 01, 2022 7:47 pm

Epílogo

Estaba sentada en la mesa de su estudio mientras mantenía sus ojos firmes en la pantalla del ordenador que tenía delante de ella, los dedos de sus dos manos sobre el teclado lista para teclear pero a la vez quedándose frustradamente suspendidos en el aire con una aparente falta de inspiración.

Miró el punto de inserción intermitente en el centro del documento en blanco que había abierto, mientras la línea negra vertical aparecía y desaparecía en el mismo punto exacto cada segundo, sin moverse.

—Ugh — gruñó, echándose hacia atrás en la silla de oficina que ocupaba, llevando sus manos hacia atrás para apoyarlas detrás de su cabeza, con sus dedos entrelazados — Esto no debería de ser tan difícil — Se dijo a sí misma mientras amablemente giraba el asiento donde estaba sentada de lado a lado, haciendo el movimiento con sus pies.

Miró alrededor de la habitación y suspiró mientras sus ojos vagaban por el techo hasta el suelo y las estanterías que cubrían las cuatro paredes, eran escaneadas, viendo la multitud de libros que las llenaban, aquello que había coleccionado durante los años. Entrecerró sus ojos en un intento de leer los títulos de los volúmenes desde donde estaba sentada pero tuvo problemas, su visión ya no era la que solía ser por las gafas que ahora tenía que llevar firmemente sobre el puente de su nariz. Dándose cuenta de que era probablemente imposible seguir desde su sitio, la morena se echó hacia adelante teniendo problemas para salir de la silla, extendiendo una mano hasta la esquina de la mesa para ayudarse a levantarse, mientras la otra la extendió hasta su dilatado estómago, protectoramente.

—Jesús! — soltó una vez que estuvo en sus pies, la mano que usó para estabilizarse en la mesa la extendió para frotar la parte de atrás de su espalda que estaba protestando fuertemente ante el cambio de posición.

Caminó hasta la estantería más cercana con dificultad, con su mano aún sobre su abdomen que se giraba ligeramente bajo sus dedos y que estaba volviéndose más y más grande con el tiempo.

—Veamos... — dijo, el dedo índice de su mano libre recorría los lomos de los olorosos libros que estaban juntos en la estantería delante — Great Expectations, Little Women, The Count of Montecristo, Les Miserables, Macbeth... — enumeró en su cabeza mientras caminaba cerca de la pared, trazando los volúmenes con sus dedos mientras se iba moviendo.

Cuando alcanzó el final de la fila volvió su atención hacia la balda de abajo, su dedo índice haciendo el mismo proceso de nuevo mientras caminaba en dirección opuesta.

—To Kill a Mockingbird, The Catcher in the Rye, 100 Years of Solitude, Catch-22, Love in the time of Cholera.... — Continuó, considerando cada uno de los títulos y preguntándose si los autores habían tenido problemas para nombrar sus obras literarias aparentemente como ella estaba teniendo — Kite Runner, The Book Thief, Water for Elephants... — persistió; sólo deteniéndose cuando llegó a un pequeño block de notas sin título en el lomo.

Frunció el ceño y usó su dedo índice para sacarlo de los confines, golpeándolo en el borde hasta que fue más fácil de sacar.

—¿Qué demonios es esto? — se preguntó a sí misma rápidamente, girando el libro en sus manos y estudiando la portada sin encontrar una pista, el exterior sin escritura o signo de lo que contenía dentro.

Lo abrió por la primera página y levantó una ceja en sorpresa cuando espió la escritura desordenada que había dentro.

"Pues mi terapeuta me recomendó que escribiera unas cuantas cosas de vez en cuando ahora que voy a volver a la escuela... No sé, me parece estúpido, poner sobre el papel las cosas que pienso en mi cabeza".

—No puedo creer que guarde esto — murmuró en alto mientras cerraba de nuevo el libro — Menuda idiota sentimental — se rió mientras caminaba de nuevo hacia la mesa con él, encontrando difícil comprender por qué su mujer no había tirado el diario cuando se reubicaron del apartamento que compartieron, a su nueva casa hace casi tres años.

Puso el libro en lo alto de la mesa de roble cuando alcanzó la silla y se sentó de forma rara, sus manos controlaban el descenso usando los reposa brazos, ya que el tamaño de su estómago hacía difícil doblarse por la mitad así que se inclinó contra el asiento para poder sentarse. Estudió el libro desde su posición una vez que estuvo más cómoda, observando las andrajosas esquinas de la portada negra mientras su mente volvía al tiempo en el que había escrito las palabras que contenía. La esquina de su boca se levantó en una sonrisa y movió la cabeza entretenida mientras recordaba una conversación en particular que había tenido con Elena acerca de las entradas personales dentro de su diario. Se giró en la silla para así estar mirando la pantalla de su ordenador una vez más, con sus manos sobre el teclado durante un solo instante antes de empezar a teclear.

—Las divagaciones incompletas de una persona loca — tecleó, haciendo una mueca como reacción al ver las palabras en blanco y negro en la pantalla delante —Gracias a Dios que no planeo quedármelo — dijo en voz baja, volviendo a leerlo de nuevo antes de a propósito añadir un punto para hacer énfasis.

Sabía que no iba a usar ese título; después de todo, era ridículo. Sin embargo, la idea de no tener nombre para su recién acabado libro después de pasarse la mayor parte de los últimos dieciocho meses escribiéndolo no le sentaba bien. Prefería tener algo temporal que nada y eso era de lejos lo mejor que se le ocurrió en todo el día, "historia" siendo lo peor, en absoluto. Estaba debatiendo seriamente si retroceder y borrar lo que había escrito cuando su móvil, que estaba puesto sobre la dura superficie de la mesa, empezó a vibrar fuertemente, el tono de llamada sonaba fuertemente mientras que la llamada entrante le daba vida al dispositivo. Extendió la mano y lo cogió, sonriendo mientras veía el nombre de Elena en la pantalla.

—Hey — contestó felizmente, echándose hacia atrás en la silla habiendo llevado el teléfono hasta su oreja.

—Hey — respondió Elena suspirando fuertemente en la línea, con tono solemne en su voz.

—¿Qué pasa? — preguntó, sentándose hacia delante de nuevo instantáneamente al oírlo — ¿Va todo bien?

—Escucha cariño, sé que es nuestro aniversario pero no voy a poder volver del trabajo a tiempo para hacer nuestra reserva para cenar — Dijo con remordimiento — Lo siento mucho...

—Está bien — la tranquilizó antes de que tuviera la oportunidad de explicarse, sabiendo que Elena nunca se quedaría hasta tarde en el trabajo si no fuera por algo importante — Ya...comeremos algo aquí cuando llegues. Pediré comida o algo...

—Lo siento tanto — se disculpó de nuevo —Sé que tenías ganas de salir.

—Elena, está bien, de verdad — Dijo echándose hacia atrás en la silla — En realidad me alegro de que nos quedemos en casa...

—¿Sí? — interrumpió sorprendida la pelirroja.

—Sí — contestó, poniendo una mano sobre su estómago mientras sentía otra pequeña patada dentro de ella — No creo que pudiera enfrentarme a salir esta noche. Estoy exhausta y este bebé se ha estado portando mal todo el día.

—¿Está dando patadas otra vez? — preguntó Elena felizmente.

Sonaba tan encantada por las noticias que Yulia podía fácilmente imaginarse su sonrisa a través del teléfono y no podía dejar que los bordes de su propia boca se levantasen de la misma forma.

—Ha estado dando patadas tanto que casi me he convencido de que está intentando hacer un agujero — le dijo, riéndose ligeramente ante su intento de broma.

—¿Por qué querría escapar? — preguntó juguetonamente Elena — Personalmente yo tomaría casi cada oportunidad para estar dentro de ti.

—Oh Dios mío — exclamó la morena por el teléfono, mientras su boca se abría de golpe ante la insinuación — ¡No puedo creer que acabes de decir eso!

—¿Qué? — preguntó Lena, fingiendo inocencia.

—¡Ya sabes qué! — la regañó de buen humor — Espero que no haya ningún paciente alrededor escuchando esta conversación.

—No — dijo Elena, sonando arrepentida ante el recuerdo de dónde estaba — Estoy en la oficina sola en este momento. Pensé en escribir unos gráficos si tenía la oportunidad pero tengo que volver pronto a la sala.

—¿Tiene esto algo que ver con aquella chica joven? — le preguntó Yulia a su mujer, interesadamente — ¿Cuál era su nombre? ¿Stephanie?

—Sí — contestó Elena, suspirando de nuevo — Los doctores han elegido esta noche de todas las noches para decirle a ella, a su tía y a su tío que su cirugía no ha funcionado y que nunca podrá volver a caminar. Van a hacerlo después de que hayan terminado toda la lista quirúrgica del día... probablemente alrededor de las seis... yo sólo... pensé que debería de estar ahí cuando ellos lo hicieran.

—Por su tía, su tío ¿o por ella? — preguntó la ojiazul astutamente, girándose en la silla una vez como de costumbre.

—Ambas — contestó Elena antes de añadir — mayormente por ella.

—Bueno, deberías tomarte tu tiempo, ¿vale? — la animó — No te precipites para volver por mí. No voy a ir a ningún lado y has estado trabajando con ella desde que tuvo el accidente. Confía en ti Elena y estoy segura de que apreciará que estés ahí cuando le den las noticias. Siempre sabes exactamente que decir y necesitará ánimos ahora más que nunca.

—¿Por qué eres tan increíble? — preguntó la pecosa, verdaderamente conmovida por el entendimiento de su mujer.

—No lo soy — Contestó modestamente — Sólo sé el consuelo que fuiste para mí cuando las cosas parecían estar sombrías. No sé dónde estaría hoy si no hubiera sido por tu apoyo así que no puedo ser egoísta ahora mismo, no importa lo mucho que quiera serlo. Esa familia se merece tener consuelo también después de todo lo que han pasado... — dijo bajando la voz a media frase, girándose en la silla para mirar hacia la puerta del estudio ante el sonido de unos pasos detrás de ella.

—Mami — dijo una niña pequeña, frotándose los ojos adormecidos, con el oso de peluche que Olga le había comprado para Navidad el año pasado sobresaliendo en su mano.

—Hola bebé — dijo Yulia, sonriendo tiernamente ante la vista de su hija haciendo una seña para que fuera hacia ella — ¿Estás bien? — preguntó, bajando la voz y cubriendo el altavoz del teléfono con una mano, momentáneamente.

—Tengo sed — dijo, entrando en la sala yendo hacia donde estaba Yulia sentada.

—Vale — dijo la ojiazul, echándose hacia adelante en el asiento para dirigirse a la niña — Te traeré una bebida en un segundo ¿vale? — le aseguró, poniendo una mano en lo alto del hombro de su hija.

La menor asintió con su cabeza entendiéndola mientras se frotaba sus ojos cansada, mientras Yulia movía su pelo con afecto.

—¿Yul? — se podía escuchar la voz de Elena a través de la línea — Yul ¿estás ahí? — La morena levantó el teléfono hasta su oreja de nuevo para responder, volviendo su atención hacia la mujer al otro lado de la línea.

—Lo siento — se disculpó mientras su hija envolvía sus brazos alrededor de sus rodillas bajando su cabeza hasta su regazo — Alexa se acaba de despertar — Le informó, acariciando el pelo de su hija con los dedos.

—¿Es mami? — preguntó la chica, ladeando su cabeza y levantando sus ojos para mirar a Yulia con esperanzas.

—Si cariño, es mami. ¿Quieres hablar con ella? — le preguntó a su hija.

La menor asintió con su cabeza animadamente y ansiosamente cogió el teléfono.

—Pero sólo un minuto ¿vale? — le dijo Yulia — Mami está aún en el trabajo.

—Ok — dijo de acuerdo Alexa, bajando su oso de peluche para así poder coger seguramente el teléfono con las dos manos.

Yulia tuvo problemas para salir de la silla que había estado ocupando y con cuidado levantó a su hija para que se sentara en el sitio.

—Hola mami — dijo la pequeña animadamente, con una gran sonrisa en su cara mientras hablaba.

—Hola corazón — le devolvió Elena —¿Cómo estás?

—Dormida — dijo Alexa, cambiando su posición en la silla para que así ahora sus piernas estuvieran debajo de ella.

—¿Estás dormida? — preguntó suavemente, su voz era ligera y juguetona — ¿A lo mejor deberías ir a echarte una siesta?

—Acabo de echarme una — contestó la niña bostezando.

—¿Sí? — dijo Elena, fingiendo sorpresa ante la información.

—Sip — confirmó — Mami me leyó una historia primero.

—Bueno, eso es porque a mami le encantan las historias — le dijo.

—A mí también — compartió Alexa, echándose hacia atrás contra la silla y mirando a Yulia quien estaba de pie mirándola, con una mirada de adoración en su cara — Mami cuenta buenas historias.

—Mami cuenta las mejores historias — dijo de acuerdo la pelirroja fácilmente.

—¿Cuándo vienes a casa? — preguntó la niña, expectante.

—No hasta dentro de un rato cariño — contestó — Tengo que quedarme en el trabajo pero estaré en casa tan pronto como pueda, ¿vale?

—Vale — respondió simplemente Alexa, sacando la lengua de su boca para que así estuviera en lo alto de su labio, con una expresión pensativa en su cara —Tengo que irme ahora — le dijo a Lena después de un rato, mirando a Yulia sin querer meterse en líos por hablar demasiado.

—Vale, se buena chica con mami — Animó a su hija.

—Lo seré — prometió Alexa — Te quiero mami.

—Te quiero — respondió fácilmente la pelirroja.

—Adiós — murmuró la niña contra el altavoz antes de ofrecérselo a Yulia quien lo cogió agradecida.

—Hey — dijo la ojiazul, levantando el teléfono hasta su oreja mientras Alexa saltaba de la silla cogiendo su oso de peluche, desapareciendo rápidamente por la puerta del estudio — Probablemente debería irme.

—Yo también — le devolvió Elena.

—Cancelaré las reservas en el restaurante — Le informó Yulia mientras seguía a su hija hasta la cocina viendo cómo se sentaba en una silla del mueble.

—¿Quieres que llame a Olga?

—No, estás trabajando. Yo la llamaré — contestó Yulia.

—Estará devastada por no poder estar de niñera — Se rió la pelirroja.

—Lo superará — Dijo en respuesta Yulia —Va a llevar a Alexa al zoo con Yuliya el sábado así que estará más que compensada por el tiempo perdido entonces.

—De verdad que lo siento — se disculpó de nuevo — Te lo compensaré. Lo prometo.

—Elena, estás a punto de decirle a una niña de once años que acaba de perder a sus padres en un accidente de coche y que no va a volver a caminar. Creo que puedo encontrar en mi corazón la forma de perdonarte por llegar tarde por eso. No tienes que compensarme por nada.

—¿Estás segura? — preguntó poco convencida.

—Sí, estoy segura — Garantizó amablemente la morena, su voz traicionando la admiración que tenía por su mujer y el trabajo que hacía.

—Intentaré llegar a casa lo más pronto que pueda — Dijo Elena.

—Estaré esperándote aquí — le aseguró Yulia.

—Vale, entonces... te veré pronto entonces — Dijo la pecosa. Su resignación a colgar el teléfono palpable.

—Adiós cariño — devolvió Yulia; masajeando el punto de encima de su ceja izquierda con los dedos de su mano libre mientras sutilmente animaba su mujer a colgar —Te amo.

—Yo también te amo — dijo Elena como despedida ante de finalmente desconectar la llamada.

Yulia permitió al tono de llamada sonar en su oreja durante un minuto y suspiró antes de finalmente bajar el teléfono poniéndolo en el mueble de la cocina.

—Entonces — dijo poniendo la palma de una de sus manos firmemente al lado del aparato mientras estaba de pie al lado del mueble donde su hija la estaba mirando con interés — ¿Qué quieres beber? — preguntó a la niña.

—Leche — contestó Alexa, poniendo sus codos sobre la superficie de granito, mostrando sus dientes blancos mientras sonreía ampliamente.

—Leche ¿eh? — devolvió Yulia; en tono juguetón — ¿Estás segura de que eres lo suficientemente mayor para beber eso? — cuestionó, copiando la postura de su hija encontrándose con sus ojos verdes inquisitivos y una ceja levantada pretendiendo recelo.

—Mami, tengo tres años — le dijo Alexa riéndose musicalmente.

—Oh, ¿tienes tres? — preguntó Yulia; con una amplia sonrisa iluminando sus facciones — Supongo que eso significa que eres lo suficientemente mayor para comer unas galletas también ¿no?— La niña asintió con su cabeza con entusiasmo y Yulia le sonrió, acariciando algo de pelo oscuro de ésta para quitárselo de los ojos. La menor acarició la cicatriz de la frente de su mami con su dedo índice a cambio y Yulia arrugó su nariz animadamente ante el tacto.

—Puedes comer una de mis galletas — ofreció Alexa y Yulia se inclinó hacia adelante para plantar un rápido beso en la frente de su hija.

—Gracias — dijo agradecidamente mientras se levantaba para coger las cosas de sus respectivos sitios.

Psuso unas cuantas galletas en un plato y llenó un vaso pequeño de leche de la nevera, llevándolo hacia su hija, poniéndolo en el mueble delante de ella una vez que había terminado.

—¿Qué quieres hacer el resto de la tarde?— preguntó la ojiazul, mirando a su hija quien estaba cogiendo la bebida —¿Quieres ver una película? — preguntó a Alexa mientras la pequeña daba un rápido sorbo de leche, dónde el líquido dejaba un residuo blanco en lo alto de su labio mientras lo volvía a bajar.

—¿Podemos jugar a hacer creer? — cuestionó. Yulia cogió una de las galletas del plato y la metió en el vaso de leche de su hija que estaba ahora con seguridad encima del mueble. Dio un mordisco y Alexa siguió el ejemplo de su madre, accidentalmente cayéndose toda la galleta dentro de la bebida. Yulia hundió su mano para sacarla rápidamente antes de que se desintegrase completamente, sosteniéndola para que Alexa la cogiera rápido,. llevándosela a la boca en dos mordiscos.

—¿A qué hacer creer quieres jugar hoy? — cuestionó, empujando el plato de galletas más cerca de la niña de tres años para que así pudiera alcanzarlas más fácilmente.

—Unicornios y dragones — contestó simplemente.

—Cariño, jugamos a ese ayer — le recordó Yulia, riéndose suavemente.

—Pero ese es mi favorito — le informó la niña, dando otro mordisco de otra galleta.

—¿Por qué? — preguntó intrigada Yulia.

—Siempre finges que eres un dragón y me gustan los dragones — contestó la pequeña mientras daba otro sorbo de leche — Eres un buen dragón, mami — Yulia sonrió ante el cumplido y puso un mechón de pelo de Alexa detrás de su oreja — Espera... pero... mami está en el trabajo — empezó la niña de tres años; arrugando su cara mientras pensaba, considerando lo que Elena le había dicho al teléfono — Entonces... a lo mejor deberíamos jugar a unicornios y dragones más tarde — continuó — Mami siempre finge ser un unicornio, pero... no está aquí ahora... así que... no tenemos uno — terminó, encontrándose con los ojos azules de su madre.

—¿Por qué no eres tú el unicornio? — sugirió Yulia adorablemente.

—No puedo ser un unicornio porque mami me dijo que soy un dragón — disputó simplemente Alexa.

—Pero no eres sólo una dragón — dijo Yulia, cogiendo el plato ahora vacío y el vaso en sus manos para llevarlos al fregadero — Eres ambos.

—¿Ambos? — preguntó la menor, confundida mientras Yulia ponía las cosas en su el fregadero.

—Sí — confirmó la morena; volviendo hasta el lado opuesto del mueble donde estaba sentada su hija — Eres parte dragón pero también eres parte unicornio entonces... — dijo inclinándose hacia delante de nuevo — puedes ser el que quieras ser.

—Ok — dijo felizmente Alexa, bajando de su asiento y corriendo alrededor del mueble, extendiendo su mano hacia Yulia, tirando de ella con energía — Seré el unicornio y entonces tu puedes ser el dragón.

—Vale — dijo de acuerdo la pelinegra permitiendo a su hija llevarla fuera de la cocina para ir a jugar.

Cuatro horas después, cuando el dragón estaba inmensamente cansado de las numerosas aventuras y de esconderse, por lo que había sido probablemente la séptima vez esa tarde, en una cueva construida con mantas en una esquina del salón, el teléfono de la casa sonó fuertemente en el pasillo. Yulia sacó su cabeza de para hacer un movimiento para ir a contestar, encontrándose que había sido ganada por una mucho más ágil, Alexa.

—¡Hola mami! — se escuchó a Alexa exclamar desde fuera de la pared que separaba el salón del pasillo.

La morena salió de su escondite poniéndose con dificultad sobre sus pies, con una mano encontrando su camino instintivamente hasta su estómago mientras que la otra usó el sofá como apoyo para levantarse.

—Estoy definitivamente demasiado embarazada para este tipo de cosas ahora — murmuró mientras estiraba sus articulaciones lentamente saliendo de la sala para unirse a su hija.

—¡Es mami! — gritó animadamente la pequeña cuando vio a Yulia aparecer.

Se estaba balanceando en el sitio emocionada, con el teléfono entre sus dos manos mientras lo sostenía contra la oreja.

—¡Quiere hablar contigo! — gritó Alexa tirándole el teléfono en dirección a Yulia — Ha dicho que viene a casa ahora.

—Gracias — dijo agradecida la morena cogiendo el teléfono, levantándolo hasta su oreja — Hey — dijo, sus ojos cayendo en Alexa quien estaba mirándola con una gran sonrisa en la cara, evidentemente ansiosa por ver a Elena.

—Hey cariño — devolvió Elena — ¿No contestas ya al móvil?

—Está en la cocina y no lo escuché — le informó sinceramente — Alexa y yo hemos estado jugando unicornios y dragones en el salón...

—¿Qué? ¿Sin mí? — cuestionó la ojiverde fingiendo estar ofendida — ¿Quién fue el unicornio?

—Alexa — le dijo Yulia.

—Alexa es normalmente un dragón — Señaló Elena, riéndose.

—Sí bueno no estabas aquí y es tan dragón como unicornio — le recordó Yulia — Así es cómo tu quisiste, ¿recuerdas? ¿No es esa la razón por la que soy yo la que está sufriendo los tobillos hinchados y un dolor imparable en la espalda ahora mismo y no tú?

—Las dos lo quisimos de esa manera cariño — dijo Lena — Además, sabes que encantada cambiaría de lugar contigo si pudiera pero desafortunadamente no tienes un hermano, ni uno lo suficientemente increíble para ser un donante para nosotras.

—La única vez de mi vida entera que he deseado tener un hermano en vez de una hermana fue en el parto de Alexa — se rió —Es también la única vez que he odiado a Iván...

—¿Tío Iván? — preguntó la niña, obviamente cogiendo su nombre pero no el contenido de la conversación.

—Sí, cariño... — dijo Yulia; poniendo una mano en lo alto de la cabeza de Alexa amablemente.

—Le recordaré eso la próxima vez que le vea — se rió la pelirroja antes de continuar — Escucha cariño, la razón por la que he llamado exactamente es porque estoy de camino a casa desde el hospital ahora mismo así que no debería tardar mucho — dijo la pelirroja, cambiando de tema hasta la razón original por la que había llamado.

—¿Estás bien? — preguntó Yulia, sintiendo el tono solemne apenas escondido en la voz de su mujer —¿Cómo fue? — dijo acariciando el pelo de su hija ligeramente.

—Fue horrible como puedes imaginar — contestó sinceramente Elena, suspirando — Está muy molesta. Creo que pasará un tiempo hasta que sea capaz de pensar en rehabilitación de nuevo pero quiero que empiece a practicar en una silla de ruedas lo antes posible. Lo más rápido que empiece más independencia podrá tener. Espero que eso la ayude a empezar a mirar hacia adelante... — dijo bajando la voz, quedándose atrapada en su garganta.

—Lo siento — se disculpó sinceramente Yulia, sabiendo lo involucrada que Elena era con la rehabilitación de sus pacientes — ¿Puedo hacer algo? — preguntó mientras seguía acariciando el pelo de su hija mientras hablaba.

—No. Pero gracias — le informó, apreciando su oferta.

—Entonces... ¿estás conduciendo ahora?— preguntó nerviosa, recordando el accidente de la paciente de su mujer en el que había estado involucrada como resultado de que su padre estuviera hablando por su móvil.

—No te preocupes estoy usando el Bluetooth — La tranquilizó, inmediatamente entendiendo las preocupaciones de Yulia.

—Vale, bien — exhaló la pelinegra con alivio — ¿Te gustaría que te preparase un baño o algo cuando llegues? Puede ayudarte a relajarte si has tenido un día duro.

—Bueno, eso depende...— empezó Elena provocadoramente.

—¿De qué? — preguntó Yulia, completamente perdiéndose la insinuación.

—De si estarás esperándome dentro o no — contestó sugerentemente Elena y Yulia se rió a carcajadas.

—Créeme; no quieres compartir la bañera conmigo ahora. Sería como una ballena.

—Creo que yo debería juzgar eso, ¿no?

—Vale Capitán Ahab, pero no digas que no te advertí — bromeó.

—Moby Dick, ¿cierto? — preguntó perceptivamente Elena.

—Sí — verificó la morena mirando hacia abajo una vez más a Alexa quien estaba aún mirándola, claramente perdida en la conversación actual por la apariencia de su cara — Entonces, aproximadamente ¿cuánto crees que tardarás hasta llegar aquí?

—No mucho — contestó la ojiverde mientras se oía un golpe en la puerta.

Yulia sonrió y caminó hacia allí, extendiendo su mano libre hasta el pomo de la puerta, teniéndola justo suspendida en el aire.

—Espera un minuto, ¿no tienes llave? — bromeó juguetonamente y se podía escuchar el eco de la risa de Elena a través de la puerta.

—La he perdido — le dijo.

—Pero, eso no es realmente un problema ¿no? — dijo con desdén Yulia — Deberías tener más cuidado...

—Oh vamos, déjame entrar — la cortó Lena — He tenido un día de mierda y te he comprado algo — dijo suplicante, el tono de su voz tentaba a su mujer más de lo que le importaría admitir.

—¿Es algo bueno? — preguntó, mordiendo el anzuelo.

—Creo que es bastante bueno... pero... siempre podría dárselo a alguien más si no estás interesada.

—Por qué no lo deslizas por debajo de la puerta y decidiré si merece la pena o no dejarte entrar — sugirió Yulia.

—No creo que vaya a caber por debajo de la puerta cariño — compartió Elena seriamente.

—Vale, espera un minuto mientras le pregunto a mi compañera de habitación — Le dijo a Elena antes de volverse hacia su hija, encontrándose con sus ojos —¿Qué crees Alexa? ¿Deberíamos dejar entrar a mami? — cuestionó conspiradoramente y la niña sonrió ampliamente, asintiendo con su cabeza en afirmativo.

Yulia presionó el pomo y abrió la puerta ante la respuesta de su hija, con su cara iluminándose ante la vista de Elena de pie en el pasillo, con un pequeño cachorro retriever a sus pies con su correa.

—¡Mira mami! ¡Es un cachorro! — exclamó Alexa, corriendo hacia el perro.

—Feliz sexto aniversario — deseó la pelirroja y su mujer bajó el teléfono de su oreja, deslizándolo en su bolsillo trasero.

Yulia dio un paso hacia adelante para encontrarse con ésta y la besó en los labios en forma de saludo, dándole un abrazo raro, ya que su gran abdomen dificultaba el abrazo.

—No puedo creer que hayamos estado casadas seis años — dijo Yulia incrédula, relajando su agarre en Elena mientras Alexa estaba en el suelo a sus pies acariciando al perro.

—Sí, bueno no puedo creer que hayamos estado juntas dieciséis años — contrarrestó Elena — Ya sabes... quitando como... dieciocho meses — añadió, refiriéndose a la separación durante su segundo año de universidad.

—No puedo creer que me hayas comprado otro cachorro — estableció la morena mirando al perro que estaba lamiendo la cara de su hija con entusiasmo.

Lena le dio a Yulia la correa para que así pudiera agacharse a coger a su hija del suelo.

—Acabas de ir a comprarlo ahora o... ¿qué? — preguntó la mujer de ojos azules, alucinada.

—En realidad, Nastya ha estado cuidándolo por mí — dijo la pelirroja levantando a Alexa en el aire, besándola con afecto en la mejilla en forma de saludo, la pequeña se sentó en la cadera de su madre envolviendo sus brazos alrededor de su cuello acercándose más a ella alegremente — Me paré en su apartamento de camino a casa para recogerlo. Sé lo mucho que echas de menos a Jasper...

—Elena...— empezó pero la pelirroja la interrumpió antes de que pudiera empezar a objetar.

—Sé que no querías otro perro después de que él muriera porque acabábamos de tener a Alexa pero... ahora es más mayor y...

—¿De verdad crees que esto es una buena idea? — intercedió Yulia siendo la voz de la razón — Quiero decir, me encanta — dijo, agachándose lo mejor que pudo para coger el cachorro en un brazo, rascándole detrás de la oreja con una mano mientras sostenía aún el teléfono — Es un regalo increíble pero, ya tenemos a este pequeño monstruito corriendo por la casa y hay otro de camino. ¿No crees que tendremos nuestras manos llenas cómo está?

—No eres un pequeño monstruito ¿verdad cariño? — le preguntó Elena a la pequeña que tenía en sus brazos que estaba moviendo su cabeza en respuesta a la pregunta mientras su madre ligeramente acariciaba con la punta de su dedo índice su mejilla — Quieres quedártelo ¿verdad?

—Por favor — suplicó Alexa, abriendo sus ojos implorando a Yulia quien movió su cabeza ante las tácticas de Elena.

—Eso no es justo — gruñó la morena, entrando a la casa con el perro en sus manos.

Lena la siguió con Alexa aun en sus brazos y cerró la puerta con su pie.

—Ahora ya sabes exactamente que he tenido que aguantar todos estos años que hemos estado juntas.

Yulia le dio a su mujer una mirada señalada y puso el teléfono de nuevo en la base de la pequeña mesa del pasillo.

—Supongo que si nos lo vamos a quedar entonces probablemente deberíamos escoger un nombre — dijo Yulia; secretamente feliz de ceder a las peticiones de su mujer y su hija. Elena sonrió a sabiendas.

—¿Qué piensas Alexa? — preguntó Yulia, levantando al cachorro cerca de la menor para que así pudiera acariciarle — ¿Cómo deberíamos llamarle?

—¿Podemos llamarle Buddy? — preguntó y Yulia se encontró con la mirada de Elena.

—Buddy suena muy bien como nombre — elogió la pelirroja y Yulia asintió de acuerdo.

—Buddy es entonces — dijo Yulia, sonriendo e inclinándose para besarla en los labios, agradecida — Gracias — Reconoció con aprecio — Realmente me encanta.

—Pensé que te gustaría — Respondió la pecosa, cambiando el peso de su hija en sus brazos para besar de nuevo a Yulia.

Cuando se separaron, Elena se dio cuenta de la amplia sonrisa en la cara de Alexa, la niña miraba el intercambio entre las dos adultas.

—¿Por qué estás sonriendo? — le preguntó Elena.

—Nada — contestó Alexa, aun sonriendo ampliamente mientras miraba a sus madres.

—¿Nada? — preguntó la pecosa haciéndole cosquillas a la pequeña en el estómago, haciendo que se retorciera en sus brazos en un intento de escapar.

Elena bajó a Alexa al suelo mientras huía rápidamente, animando a su madre a que la siguiera, Yulia viéndolas desaparecer hasta la habitación de la niña. Movió su cabeza, aun acariciando el pelaje del perro, pensativamente.

—Tengo la sensación de que vas a ser el menor de mis problemas — le dijo, andando deprisa detrás de ellas.

Una hora después, cuando Buddy se había asentado en su nueva casa, Alexa había sido metida en la cama y ambas, Elena y Yulia habían disfrutado de un vaso de vino y de comida China de su restaurante favorito, las dos mujeres se sentaron juntas en el sofá. Yulia estaba tumbada sobre su espalda, con sus piernas estiradas y su cabeza en el regazo de Lena, con el sonido de la música suave llenando el espacio a su alrededor desde el estéreo en la esquina de la habitación. La ojiverde estaba mirando a su mujer, con los dedos de una mano acariciando ligeramente la cicatriz que aún se veía en su frente, con la costumbre sin irse nunca después de todos los años que habían estado juntas.

—Me alegro de que no saliéramos esta noche — musitó la pelirroja mientras seguía acariciando la imperfección.

—Yo también — concurrió Yulia, extendiendo su mano para apretar el codo de Elena en reconocimiento.

Katina se paró y movió su mano hasta el estómago abultado de su esposa, sonriendo cuando sintió una pequeña patada en la palma de su mano, haciendo que se riera.

—A lo mejor el bebé está intentando escapar después de todo — se rió, inclinándose hacia abajo para plantar un suave beso contra el ombligo de Yulia mientras acariciaba el pelo de su mujer —Definitivamente se parece a ti con la impaciencia.

—No soy impaciente — se quejó Yulia.

—Por favor — dijo Elena, poniendo los ojos en blanco — Alexa apenas se había retrasado un día antes de que probaras cualquier truco del libro para inducir el parto.

—¡Tenía ganas! — admitió — Así que demándame ¿vale? No podía evitarlo. Ya la había incubado durante nueve meses. Quiero decir que, ¿a qué estaba esperado exactamente?

—No tengo ni idea — confesó Elena — No podía esperar a conocerte — Dijo significativamente, pasando sus dedos por la cicatriz de Yulia de nuevo.

La morena extendió su mano izquierda y cogió la de su mujer. El pequeño tatuaje en forma de un punto y una coma que ahora cubría una parte de su muñeca fácilmente visible, le daban una distracción de las heridas que si hizo de adolescente. Había elegido el diseño por dos razones; primero, porque amaba la literatura pero, más importante, porque le recordaba cuando pudo haber acabado su vida, como un autor podía haber terminado una frase, pero no lo había hecho. Había tomado la decisión de no hacerlo y seguir hacia adelante, como el autor había hecho.

—Sabes, encontré mi diario hoy — le dijo a Elena ante la referencia a su pasado y la pelirroja bajó sus dedos para trazar la oscura marca sobre la piel de su mujer —No sabía que lo guardabas.—

—Significa demasiado para mí como para tirarlo — le informó la pecosa sinceramente, aun acariciando la marca sobre la muñeca de Yulia repetidamente con su dedo índice — Aún lo leo a veces cuando me siento nostálgica.

—¿Nostálgica? Por los "viejos buenos tiempos" — bromeó Yulia sonriendo.

—Sabes a lo que me refiero, Yul — le devolvió la mujer de ojos verdes, poniendo los ojos en blanco — Ese fue nuestro comienzo y creo que es bueno recordar dónde empezamos. Me ayuda a recordar lo lejos que hemos llegado desde entonces.

—Bueno, en el futuro no tendrás que recurrir a leer eso — Dijo significativamente Yulia.

—¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo? — preguntó Elena, con su boca ampliándose en una sonrisa.

—Finalmente lo he terminado — asintió teniendo problemas para sentarse. Lena la ayudó a sentarse en una posición vertical en el sofá y ésta se encontró con sus ojos verdes antes de continuar —Quería que fuera tu regalo de aniversario,— le dijo — Pensé que sería algo poético, ya sabes, ver cómo lo escribimos juntas y todo.

—Tú lo escribiste — estableció Elena modestamente — No puedo tomar ningún crédito de eso.

—Pueden ser mis palabras Elena pero mucho de lo que hay ahí son tus recuerdos, no los míos — Admitió Yulia —Tengo dificultad recordando muchas cosas del principio pero tú recuerdas todo. Necesito tu apoyo para rellenar los espacios en blanco por mí.

—Siempre querías que lo escribiéramos juntas — recordó Elena con una mirada sentimental en su cara.

—¿Quieres verlo? — preguntó Yulia.

Había tenido el último borrador escondido hasta ahora, sin querer que su mujer viera o leyera lo que había escrito completamente hasta que estuviera terminado y estaba feliz de lo que había conseguido.

—Claro que quiero — contestó Elena mientras Yulia se levantaba, extendiendo su mano hacia la mujer de ojos verdes.

Elena aceptó, cogiendo la mano de Yulia con la suya. Su mujer la llevó hasta el estudio y la guió hasta la silla antes de acercarse al cuerpo de Lena moviendo el ratón para despertar a su ordenador.

—¿Las divagaciones incompletas de una persona loca? ¿De verdad Yul? — se rió, leyendo el título en la página.

—Es un título en proceso — profesó Yulia entretenida por la reacción de la pelirroja —¿No supongo que se te pueda ocurrir uno mejor? — Elena estudió el anillo de su dedo y recordó las palabras que estaban grabadas en él.

—¿Un mar en calma nunca hizo experto a un marinero? — preguntó con dudas, pero la mirada en su cara mientras lo decía fue suficiente para convencer a Yulia de que a Lena no le gustaba la sugerencia tampoco —Borra eso — Dijo la mujer de ojos verdes, moviendo la mano delante de su cara y rápidamente mirando las páginas que tenía delante, buscando algo de inspiración.

Se paró cuando una parte del texto captó su atención, era una conversación que había tenido con su madre, que Yulia había traducido hasta una página y sintió que las lágrimas llegaban hasta sus ojos ante el recuerdo de la mujer que había perdido.

—¿Qué estás leyendo? — preguntó la ojiazul, dándose cuenta de los ojos humedecidos de su mujer, siguiendo su mirada.

—Esta parte — dijo Elena, señalando la pantalla.

Eso es la vida, Elena. Es una serie de pruebas y aflicciones. Atravesarás una sólo para encontrar que tienes que enfrentarte a otra. La gente enferma, cosas malas pasarán, es inevitable pero, si siempre estás esperando a que las dificultades vengan, si siempre te estás preocupando... ¿qué tipo de vida tendrás? Nunca disfrutarás de las cosas positivas; nunca las apreciarás si siempre estás esperando a que lo peor pase.

Yulia envolvió un brazo alrededor del cuello de su esposa consoladoramente al ver el contenido de la página y Elena puso una mano en su brazo mientras se apoyaba en su pecho.

—Me acuerdo de esto — dijo la pelirroja —Estaba enfadada cuando hizo que dejase de verte pero, tenía razón con lo que dijo.

—Entonces, ¿en qué estás pensando? — preguntó Yulia, sosteniendo firmemente a Elena en sus brazos.

—Creo que nuestro tercer año de instituto estuvo lleno de altibajos — musitó Elena, mirando a su mujer — Entonces, creo que deberías ponerle un nombre al libro que represente eso.

—¿Algo como qué? — cuestionó Yulia, leyendo de nuevo las palabras de Inessa.

—Penas y Lamentos — contestó Elena.

La morena miró la pantalla un momento y se inclinó sobre Elena para volver a la primera página, borrando el título que había escrito antes reemplazándolo con el nuevo. Lo consideró un momento, con una mirada de satisfacción en su cara.

—Penas y Lamentos — dijo con admiración — Creo que es el título perfecto.

Redujo el espacio entre el título y el nombre del autor usando la tecla de borrar y Elena se rió, limpiándose los ojos con la parte de atrás de su mano.

—Me gusta el pseudónimo que estás usando — se rió suavemente, con sus ojos aún húmedos pero apreciando la distracción de los pensamientos de su madre.

—¿Y.L. Volkatin? — preguntó Yulia y Elena asintió.

—Yulia, Elena, Yulena, ¿verdad? — cuestionó Elena.

—Sí — confirmó Yulia.

—Olga va a alegrarse por la referencia.

—En realidad a ella se le ocurrió — compartió Yulia con ella.

—¿Por qué no me sorprende? — dijo Elena mientras volvía a moverse por el documento hasta la página de agradecimientos — ¿Sabe Alina que la estás incluyendo en esto? — preguntó después de leer los créditos que Yulia le había dado a su profesora.

—Se lo enseñé la semana pasada cuando quedamos para comer — contestó.

—Sabe que todo este pequeño empeño es su culpa ¿verdad?— le dijo Elena a su mujer — Siguió presionándote a escribir...

—Lo hizo, pero... tú fuiste quien me inspiró — intercedió.

La pelirroja sonrió y cogió su mano, apretándola en un reconocimiento silencioso de sus palabras antes de volver su atención hacia la pantalla. Escaneó a través del documento, su corazón revolviéndose ante los recuerdos que había en la página mientras lágrimas se formaban en sus ojos de nuevo al ver sus nombres escritos en blanco y negro, con un significado que nunca había perdido.

—No has cambiado ningún nombre — dijo Elena, con voz llena de emoción — Pensé que dijiste que ibas a cambiar el tuyo...

—Sí bueno, alguien listo me contó una vez que no debería pasar mi trabajo a ficción — respondió Yulia, limpiando los ojos de la ojiverde con su pulgar para que se fueran las lágrimas antes de coger el ratón, volviendo al principio del documento donde estaban las palabras, "Basada en una historia real", escritas —Quiero que la gente crea en una historia de amor como la nuestra — Compartió con ella — Quiero que tengan la esperanza de que un día encontrarán a alguien que les haga sentir como tú haces que me sienta. Quiero que crean en finales felices y entiendan la importancia de la perseverancia. No quiero que se rindan nunca. Quiero que se den cuenta de que pueden perderse algo increíble si lo hacen. Quiero que la gente lea nuestra historia y sepa que se mejora en algún momento. Cada historia tiene cientos de finales felices en sí, Elena. Es sólo que a lo mejor a veces el autor sigue escribiendo hasta que no puede tener ninguno más, hasta que sólo hay un final viable.

—No crees eso — comentó Elena a sabiendas — Al menos ya no. Ahora crees que cada historia tiene un final feliz. Crees que a veces no siempre puedes verlo.

—Sí. Eso creo — dijo de acuerdo — Pero tú no. Siempre dices que la muerte es el último final para la historia de cualquiera.

—¿Entonces qué crees que es la muerte?— preguntó intrigada la pelirroja.

—Creo que es probablemente sólo el comienzo de otro capítulo — contestó abiertamente — Me gusta creer que es sólo una historia que ninguna persona viviente tendrá la oportunidad de leer.

—Creo que eso sería increíble si fuera verdad — dijo en respuesta Elena.

—Creo que un día finalmente creerás que lo es — dijo con esperanza la morena.

—A lo mejor — dijo Lena, poniendo una mano encima del brazo de Yulia en reconocimiento antes de bajar hasta la última página del documento, vagando con sus ojos de atrás hacia adelante en la pantalla mientras leía.

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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por RAINBOW.XANDER Mar Nov 01, 2022 7:49 pm

⏪⏪⏪

—¿Aquí es donde has decidido terminarlo? Después de nuestro tercer año de instituto — se rió la ojiverde frívolamente a pesar de sus ojos aún húmedos — ¿Qué pasa con la universidad?

—Quieres decir ¿la era del sexo, las drogas y el rock and roll? — cuestionó Yulia a su mujer, levantando una ceja —Eso es completamente otra historia; una que preferiría no tener que recordar aún — Dijo haciendo un gesto hacia la pantalla del ordenador — Me ha tomado todo este tiempo en aliviar esta tormenta de emociones. No creo que pudiera soportar volver al desastre que alimentó el alcohol hacia tu autodestrucción.

—Hey, al final todo funcionó — le recordó.

—Sí, una horrible depresión y ¿qué? ¿Un millón de noches de ligues después? — se rió la morena, ahora mucho más libre de hablar sobre lo que pasó en aquel entonces.

—No fue un millón — dijo Elena —Además, sólo era sexo. No es como si hubiera tenido sentimientos por alguien... no como tú...

—No te pongas celosa — reprimió la mujer de ojos azules de buen humor —Tú rompiste conmigo ¿te acuerdas?

—No sé en qué coño estaba pensando — Señaló genuinamente — Era una jodida idiota.

—No vas a escuchar reproches por mi parte — respondió Yulia alegremente —Pero sabes que nunca me preocupé por ellas de la forma en la que me preocupo por ti ¿no? — dijo sinceramente, poniendo una mano en la parte de atrás de la cabeza de Lena, besando su frente delicadamente — Sólo he amado a una persona en toda mi vida Elena y esa es y siempre serás tú — La pelirroja se levantó y abrazó fuertemente a su mujer, acercándola en un caluroso y afeccionado abrazo.

—Te amo — declaró Elena, besando a la otra mujer, permaneciendo contra los labios de ésta, felizmente — Gracias por escribir esto — dijo, besando de nuevo a Yulia y después encontrándose con sus ojos azúl cielo — Sé lo duro que has trabajado en ello y no puedo esperar a leerlo en condiciones. Realmente es un regalo de aniversario genial.

—Puedes leerlo todas las veces que quieras — le dijo Yulia — pero, no voy a mandarlo al editor hasta la semana que viene así que pasará un tiempo hasta que lo consigas impreso.

—Bueno, cuando finalmente esté a la venta definitivamente voy a comprar una copia — Le dijo — Quiero ser la dueña de una primera edición firmada. Probablemente va a valer mucho dinero algún día.

—Lo dudo — se rió Yulia extendiendo su mano para abrir el cajón de la mesa sacando una carta de adentro — Feliz aniversario — Dijo dándosela a Elena.

—¿Otra hecha a mano? — preguntó cogiéndola de la mano de su mujer y abriendo el sobre.

—Es una tradición — remarcó Yulia, levantando una esquina de su boca en una sonrisa, con sus ojos brillando.

Elena sacó la tarjeta y sonrió cuando vio dos anillos entrelazados dibujados delante con un "Feliz Aniversario", escrito con la letra desordenada de Yulia por encima y debajo de ellos.

—¿Necesito sentarme para esto? — cuestionó la pelirroja, sabiendo lo largas que habían sido todas las anteriores tarjetas que le había dado su mujer, sin importar si eran para su aniversario, su cumpleaños, el día de San Valentín o Navidad.

—No; no esta vez — Contestó Yulia mientras Elena abría la tarjeta para leer lo que había dentro — Te amo.

Katina sonrió al ver esa corta declaración y levantó su mirada para encontrarse con los ojos de Yulia que estaban mirándola de cerca, esperando una respuesta.

—¿Eso es todo? Sólo dos palabras...

—De todo lo que he dicho o escrito eran las únicas dos palabras que realmente me han importado siempre.

Elena sintió que sus ojos se humedecían ante las palabras de Yulia y reverenciaba el hecho de que después de todos estos años aún fueran capaces de conmoverla al borde de las lágrimas, de que su mujer pudiera coger un simple pensamiento y traducirlo en el sentimiento más poético. El regalo de Yulia con las palabras fue algo que no podía ser enseñado. Era instintivo. Sus palabras salían de algún lugar profundo a su antojo. No las planeaba, sólo pasaban.

Las palabras de Yulia eran naturalmente preciosas.

Como lo era ella.

Eran inspiradoras.

Justo como ella lo era.

Las palabras de Yulia eran todo para Elena.

Justo como ella lo era...

__

Debería de estar lloviendo.

Pero no lo estaba.

Los cielos deberían de estar grises y el tiempo sombrío como su estado de ánimo.

Pero no lo estaba.

A cambio, el sol estaba brillando en un cielo nuboso y el brillo era cálido e invitador contra el cielo mientras estaba de pie en el balcón de la casa de la playa que habían compartido. Sus ojos vagaban por el océano que tenía delante, admirando la vista y la forma en la que las calmadas olas golpeaban la costa, desapareciendo y fluyendo al mismo tiempo ante el segundo vistazo. Podía escuchar los pájaros cantando musicalmente en el cielo y le recodaba a ella cada vez que se habían sentado juntas en ese mismo sitio viendo cómo el día se desvanecía lentamente hasta la noche que las envolvía. Este era el hogar que habían construido juntas y los hijos que habían crecido aquí, habían compartido su amor en la playa y la sensación familiar de la arena cálida bajo sus pies mientras caminaban. Habían jugado en el mar durante numerosos veranos, sus pequeñas manos salpicando en el agua hasta que ya sus manos no podían más y a cambio sostenía las de sus hijos.

Así que, no, el tiempo no se correspondía con el estado de ánimo de Elena. De hecho, no estaba ni cerca de ser una representación aceptable para cómo se estaba sintiendo. Sin embargo, a pesar de eso la verdad que Elena pensaba que, dadas las circunstancias, probablemente sería un tributo más ajustado a su mujer porque Yulia, bueno, le habría gustado un bonito día como el de hoy.

—Mamá — una profunda y preocupada voz sonó detrás de ella en dirección de la casa — El coche está aquí — le informó mientras una mano firme se ponía contra su espalda en forma de apoyo — Está esperándonos fuera.

—Vale Samir — reconoció Elena, abrazando la dura cobertura del libro que tenía en sus brazos contra el pecho, sin dejar nunca de ver el océano — Estaré allí en un minuto.

—Alexa ha llamado — empezó tristemente — Va a encontrarse con nosotros en la iglesia con Pavell y los niños — le dijo a su madre.

Elena finalmente volvió su atención hacia su hijo y se encontró con sus ojos azules, recordándole a aquellos con los que se había enamorado hace años.

—Vale — dijo, poniendo una mano en su codo, la otra sosteniendo el libro fuertemente.

—¿Es ese uno de los libros de mamá? — preguntó, dándose cuenta del objeto y extendiendo su mano inquisitivamente.

—Sí — contestó ella, dándoselo — Fue el primero.

—Nunca he leído este — divulgó —Siempre solía decir que no era apropiado para mí o para Alexa.

—Probablemente tenía razón — Se rió tristemente, recordando algo del contenido.

—Recuerdo que solía leernos todo el tiempo cuando estábamos creciendo — comentó, observando la desgastada portada durante un momento antes de volver a dárselo a su madre, quien lo cogió agradecida.

—Le encantaba leeros historias — respondió, porque era la verdad.

Una de las cosas que Yulia amaba más sobre ser madre era disfrutar de las caras de sus hijos cuando se iluminaban con las historias que les contaba, la forma en la que sus expresiones cambiaban dependiendo de lo que estaba pasando en las historias que compartía, la forma en la que se reían cuando encontraban algo gracioso, o cuando la abrazaban fuerte cuando estaban asustados. Era en realidad el mismo disfrute que Elena solía tener cuando se sentaba a ver a Yulia leer.

—Siempre contaba las mejores — Dijo silenciosamente Samir.

La mujer asintió con su cabeza solemnemente y Samir se acercó para besarla en la mejilla, quitando alguno de los mechones largos y algo grises que cubrían su hombro fuera del camino para así poder hacerlo.

—Te esperaré delante — dijo, dándole algo de tiempo para que se preparase para lo que iba a llegar.

—Gracias — aceptó agradecidamente.

Samir la besó en la frente de nuevo delicadamente antes de ir de nuevo dentro de la casa para dejarla sola una vez más.

Una vez que estuvo segura de que se había ido, Elena soltó un pequeño sollozo contra el que había estado luchando desesperadamente para suprimirlo y puso una mano para cubrir su boca, avergonzada de que hubiera salido de sus labios. Sabía que hoy había estado esperando desde hace tiempo, ambas lo sabían pero aun así, no hacía que el dolor de su pecho se aligerase o que la devastación en su corazón fuera menor. No hacía su pérdida más fácil de llevar porque la realidad era que Yulia se había ido y ahora está sola sin la persona que tenía la esperanza de que fuera capaz de reconfortarla en medio de una desesperación tan agonizante.

Yulia había estado durmiendo cuando pasó. Simplemente se durmió en su silla en el balcón y nunca se volvió a despertar. Elena no podía evitar sentirse agradecida por eso. La última cosa que hubiera querido era saber que Yulia había sufrido, porque a pesar de sus bromas, nunca había perdido sus facultades y Elena no podía soportar la idea de que Yulia había sabido de lo que estaba pasando cuando había tomado su último aliento.

Los doctores habían pensado que su corazón se había rendido finalmente. Que los dos ataques al corazón que había sufrido en el pasado finalmente habían pasado factura a su órgano, dañándolo permanentemente sin reparación. Nadie realmente entendía que Yulia ahora no estuviera, su corazón siempre había estado en el mismo estado.

Yulia siempre había dicho que su corazón sería la cosa que la llevaría al final. Había tenido tantos problemas durante los años que siempre animaba a Elena a apostar por ello consiguiendo algo de dinero para unas buenas vacaciones en algún sitio cálido y exótico, algún sitio con arena blanca y playas con aguas transparentes y claras. Yulia no sabía que Elena no quería ir a ningún lado así sin ella. Que la playa sólo tenía belleza para ella porque ella también estaba ahí.

Elena recordaba el primer ataque al corazón que Yulia había sufrido cuando estaba en sus cuarenta. Recordaba haber estado tan preocupada por su mujer que apenas había funcionado pero Yulia salió de ello. Elena puso una sonrisa triste mientras recordaba con perfecta claridad la sonrisa tonta que había encontrado en los labios de Yulia cuando entró en la habitación del hospital para encontrársela mucho más viva.

—¿Pensabas que te desharías de mí tan fácilmente? — había preguntado cansada y Lena había explotado en sollozos incontrolables justo en aquel mismo sitio.

El segundo ataque al corazón golpeó más fuerte a Yulia. Era más mayor entonces, sesenta y cinco, pero a pesar de derribarla de sus pies durante unas semanas consiguió salir de ese también, su corazón estaba mucho más débil pero aun así latía, aun luchaba como siempre parecía hacer, como ella siempre parecía hacer.

Yulia siempre había sido resistente; siempre había tenido fuerza, incluso aunque ella no lo creyera. Era una luchadora. Había luchado durante ochenta y nueve años pero, últimamente ya no podía luchar más y Yulia repentinamente murió como cualquier persona que antes que ella lo había hecho.

Elena recordó que después del segundo, o en realidad, tercer roce de Yulia con la muerte, le había dicho que a lo mejor hacía algo impredecible, que a lo mejor sorprendería a Elena una última vez muriendo de algo más exótico como ahogada por una alita de pollo. Elena se había reído esa vez, incapaz de retener la risa que escapó de sus labios, de orgullosamente mirar a Yulia con esa cara en un intento de bromear haciéndola reír más fuerte.

Ahora no se estaba riendo porque Yulia ya no estaba alrededor y las bromas sin esfuerzo que una vez hicieron que su estómago doliera como resultado de su entretenimiento habían cesado ahora, sin volver a ser dichas de nuevo.

Volvió su atención hacia el libro que tenía en sus manos, escaneando la portada durante unos breves segundos antes de abrirlo, trazando con sus dedos las palabras que había escritas dentro con cariño.

Yulia había escrito muchos libros después de este. De hecho, había escrito casi, unos catorce en total. El primero siempre iba a ser el favorito de Elena. Había sido donde había empezado; donde todo había cambiado. El primer libro de Yulia era la historia que representaba el comienzo del resto de sus vidas juntas y no importaba lo que viniera detrás, siempre iba a ser el más importante. Sin esta historia no estarían las demás. Sin esta historia Elena no estaría de pie donde estaba, desesperadamente intentando pensar las palabras que eran lo suficientemente especiales para describir a su mujer y lo increíble que había sido.

Yulia siempre se había preocupado de lo que dejaría detrás de ella una vez que se hubiera ido. Siempre tuvo ese miedo irracional de que sería olvidada, de que la marca que dejaría en el mundo no sería lo suficientemente grande para causar un impacto. Si pudiera ver el gran vacío que su muerte había dejado en la vida de su familia y sus amigos entonces habría sabido el gran efecto que realmente tuvo, cómo su amor había dejado una impresión en el mundo que seguiría viviendo mientras que la siguiente generación de la familia que habían creado, siguiera. Pronto se estaría uniendo a todos ellos en la iglesia, cuatro generaciones de su familia juntos bajo un mismo techo para decir adiós al ángel que Dios había visto encajar con ellos durante todo lo que quiso.

Elena miró hacia abajo al libro abierto en sus manos y recordó la experiencia que estaba rememorando esa página que tenía delante. Era su noche del baile de invierno, cuando Yulia y ella se sentaron juntas en la cama en la casa de Nastya y hablaron profundamente durante la noche sobre todo y nada en lo que sus mentes pudieran pensar. Esa fue la noche en la que Elena por primera vez le dijo a Yulia que había considerado ser una escritora, poco sabía la ironía de sus palabras en aquel entonces, porque no había conocido el don de las palabras de Yulia y ella sabía que inspiraría a Elena a seguir otro camino completamente.

—Mamá — escuchó decir a Samir de nuevo, su hijo volviendo de donde la había estado esperando para ir en su búsqueda, preocupado —¿Estás bien?

Había querido decir que no, pero no podía. No podía porque recordaba otra conversación que había tenido con Yulia esa noche, una que habían tenido en repetidas ocasiones durante el curso de sus vidas juntas. Recordaba cómo le había dicho a Yulia que creía que la muerte era el final último a la historia de cualquiera; recordaba cómo Yulia había negado eso, cómo creía que la muerte no era el final a tu historia sino un comienzo de una aún sin escribir. Yulia había creído que había algo después de morir. Había creído que si amabas a alguien entonces ni siquiera la muerte podría separarles. A los ojos de Yulia, la muerte era sólo una transición que todo el mundo tenía que hacer en algún punto; sólo que era lo suficientemente práctica para saber que nadie lo haría juntos. Yulia creía que cuando esos que te preocupan finalmente iban de camino a lo inevitable los volverías a ver.

Después de todos los años juntas, Yulia había conseguido finalmente convencer a Elena de eso también.

—Sí — contestó, volviéndose hacia su hijo y sonriendo ante la comodidad de ese pensamiento.

Miró de nuevo al libro en sus manos y lo abrió por la última página, encontrando una hoja de papel doblada con su nombre, escondida.

Samir cerró la distancia entre ellos y cogió el libro de sus manos para que así pudiera abrirla, leyendo la nota por encima del hombro de su madre.

"Elena, Estoy escribiendo esta nota esperando que no decidas tomar un viaje a corto plazo porque no había planeado que encontrases esto hasta después de mi muerte. Tomé una apuesta que a lo mejor querrías revisitar dónde todo empezó y si estás leyendo esto entonces me alegro de estar en lo cierto. Es bonito saber que aún sigues buscando alivio en mis palabras, incluso aunque realmente nunca entendí la razón por la que las valorabas tanto.

Si me he ido entonces significa que mi corazón finalmente se ha rendido, nunca realmente creía que una alita de pollo sería la responsable de mi desaparición pero la risa que suscitó en tus labios definitivamente hizo que valiera la pena decirlo.

Elena, por favor recuerda la primera que me hiciste una vez. Dijiste que le hablarías a la gente sobre mí algún día y quiero que te aferres a eso ahora. No estés triste de que me haya ido, no compartas nuestros recuerdos con dolor sino con felicidad. Recuerda que realmente nunca puedo dejarte, no mientras me mantengas en tu corazón. Si no hay nada más que recuerdes, recuerda eso. Aun existo por ti y esta separación terminará lo suficientemente pronto.

Disfruta del tiempo que te queda con nuestra familia y no te preocupes que eres lo suficientemente fuerte para sobrevivir al resto del viaje sin mí. Esto es sólo otra tormenta Elena y eres una experta navegándolas ahora.

No sé dónde acabaré ahora pero sé que sea donde sea será precioso, porque la belleza está en el ojo del espectador y tú me enseñaste a ver la belleza en todo.

Sólo recuerda que te amo Elena y que no puedo esperar a verte de nuevo, para empezar otra historia mejor que la última.

Un mar en calma nunca hizo experto a un marinero ¿no? Entonces de nuevo el mar no permaneció en calma demasiado tiempo. Siempre volverá a tener turbulencias. El mar puede que no siempre haya sido idílico en nuestro viaje pero hizo de un infierno un paseo y estoy tan agradecida de que fuéramos capaces de permanecer juntas.

No voy a mantenerte demasiado Elena porque sé lo mucho que puedo divagar. Sólo quiero decirte una última cosa: estaba leyendo esta historia cuando escribí esta nota y pensé que era apropiado terminarla con las últimas palabras que te dije después de nuestro primer encuentro en el pasillo hace todos estos años.

Bueno, "Adiós Elena...a lo mejor nos vemos por aquí".


Samir envolvió un brazo alrededor de los hombros de su madre y ella ocultó su cara en su pecho, sin luchar contra las lágrimas sino subiéndose a la ola como un marinero experto en el que se había convertido. Él la llevó hacia la casa y juntos fueron hasta el coche, guiándola dentro para que se sentara con cuidado. Él se sentó con ella durante todo el viaje hacia la iglesia, con su mano en lo alto de la de ella mientras que el libro de Yulia seguía abierto en la otra.

Elena ahora sabía lo que iba a decir sobre Yulia, en el fondo pensó que siempre lo supo.

Había tantas palabras increíbles que Elena podía decir de su mujer y ninguna de ellas se compararían con el panegírico elocuente que probablemente recibiría si sus papeles estuvieran revertidos.

Sabía exactamente lo que iba a decir y era tan simple que estaba sorprendida de cómo no había caído en ello antes.

Iba a decirle a todo el mundo la verdad, porque al final del día, eso es todo lo que realmente tenía.

La verdad era que cuando primero conoció a Yulia había sido una chica rota, ansiosa por tirar su vida y entregarse a la muerte para escapar de sí misma y de su tortuosa mente. La verdad era que Yulia no había sido esa chica en mucho tiempo y ella recordaba claramente la noche después del baile donde desapareció para siempre, cuando vio el sol salir en la playa haciendo las predicciones para los años que las esperaban.

"3. Nunca dejaremos que el mundo nos rompa."

Y no lo hicieron.

Pero más importante, Yulia no lo hizo.

Yulia nunca dejó al mundo realmente romperla. A cambio, tomó la vida con ambas manos y la vivió en su versión más completa que pudo. Había disfrutado de cada minuto posible y soportado cada juicio que se le había dado con una resolución de acero que había desarrollado a lo largo del primer año que habían estado juntas.

Yulia había vivido.

Había vivido cada segundo de cada día y nunca dejó que el mundo la rompiera. Yulia nunca dejó que la vida la venciera.

A cambio, la conquistó.

Y Elena le contaría a todo el mundo que la escuchase, una simple verdad.

—Mamá, estamos aquí — dijo Samir, sacando a la mujer de sus pensamientos.

Estaba de pie fuera del coche, extendiendo su mano para que la cogiera.

—Vale — dijo, mirando a la iglesia durante un instante antes de rápidamente leer el párrafo final del libro de Yulia.

Cuando terminó, lo cerró y salió del coche, su hijo envolviendo su brazo alrededor de sus hombros de nuevo, su libro aun firmemente en sus brazos y las palabras de Yulia haciendo eco fuertemente en su cabeza:

Las historias de amor son interesantes. Más a menudo que no, se centran en dos protagonistas encontrándose y descubriendo que en seis billones de gente, hay sólo una persona con la que pueden imaginar el resto de sus vidas. Yulia sabía sin lugar a dudas que su tercer año de instituto fue el comienzo de una increíble historia de amor. De hecho, se convirtió en la mayor historia de amor que nunca conocerá porque era la suya. Era la historia sobre el amor entre dos chicas, cuyo destino había decidido lanzarlas juntas en el ojo de la tormenta. Era una historia sobre el amor de una familia, que hizo sacrificios y compromisos que fueron requeridos unos por otros. Era la historia de amor entre dos amigas, quienes estuvieron la una al lado del a otra a través de todo lo que la vida había tirado en su camino, lo bueno y lo malo. Pero finalmente, era la historia sobre el amor que una chica había encontrado en sí misma. Era una historia de amor en todos y cada uno de los sentidos de la palabra y eso es lo que la hizo genial.

🥲

Créanme cuando digo que esta historia la leí a la par de uds, porque en un principio, comencé hacerlo pero estaba mal traducida, lo que me incomodó el seguir la lectura y la dejé allí, guardada en mis carpetas con todos los fics que ya he leído, sin haberlo hecho realmente, pero fue un día, en el que decidí traducirla, corregirla y editarla, subirla y compartirla e ir leyendo mientras hacía todo eso, sin esperar que la historia me atrapara hasta el final.
Nunca pensé que Yulia moriría, pero era no difícil imaginar debido a todos los problemas de salud que tuvo en su adolescencia, sin embargo, lo bello de esta historia, lo hace en que ambas chicas nunca dejaron de amarse con tanto fervor que hasta el final, es lo más romántico que existe en esta increíble historia de amor.
Sé que la disfrutaron tanto como yo y agradezco que se hayan mantenido siempre a la expectativa, a la espera por otro capítulo más y sobretodo, que hayan tenido paciencia cuando no podía subir seguido.
Gracias, mis amores porque esto es para uds, porque es lindo hacer que la imaginación vuele, así sean 45 min o más, pero leer siempre saca una sonrisa, una alegría y eso me llena más que nada.
Las adoro. A todos los que leen, mil gracias siempre...

Xander...
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PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido  - Página 7 Empty Re: PENAS Y LAMENTOS (ADAPTACIÓN YULENA) Desconocido

Mensaje por Fati20 Miér Nov 02, 2022 12:44 am

Un final dolorosamente hermoso digno de esta historia qué fue así de principio a fin. Yo soy bastante difícil para llorar pero debo reconocer qué la muerte de julia y el saber a Elena sin su alma gemela sin la razón de sus sonrisas y felicidad me dolió al punto de llevarme al borde de las lágrimas las palabras tan hermosas de julia en esa nota 💔💔💔 siempre me gusto la crudeza y realidad de esta historia. Estoy super feliz que la leyeras y hicieras el trabajo de compartirla fue un largo, doloroso pero precioso viaje acompañándolas en su amor, siento que esta es de esas historias q quedan guardadas como un tesoro en el corazón por la esperanza de vivir algo así. Bueno para no extenderme demasiado gracias de verdad por la historia y espero q regreses super rápido y así la resaca literaria como le llamo yo cuando se termina una historia en la q uno se involucra tanto no sea tan dura y dolorosa. Saludos querida de mi corazón 😘😘😘
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