HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon

Capítulo 18: At the movie
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Me siento como una ridícula adolescente que sonríe mientras camina de la mano con su fantástico novio. No que eso quiera decir que tengo uno, nunca hablamos con Sash sobre «títulos», creo que a mis veinticuatro años, importa poco, al menos en el inicio, mientras las cosas se van definiendo solas.

Tengo que admitir que es lindo sentirse así. Jamás pude hacerlo en Maxim, no cuando mi carrera explotó, no con las ridículas celebridades con las que se me ocurrió juntarme, demasiado «cool» para las muestras públicas de afecto.

Pero aquí no hay nadie que regrese a verme o apunte un lente mientras caminamos al cine. Ya ni siquiera recordaba como se sentía comprar un boleto y hacer fila como el resto de personas en el mundo, comprar palomitas en un repleto bar y buscar en la sala los mejores puestos.

Antes tenía que comprarme un vestido para usarlo esa única ocasión, contratar una limosina, llegar a una hora determinada —fijada por los organizadores del evento— y pasear en una alfombra roja desde la cual, mi «pareja» y yo seríamos escoltados hasta nuestros lugares preestablecidos y observábamos una película que quizá ni siquiera era de mi interés, pero tenía el compromiso por promoción del estudio o por figurar y no perder popularidad; básicamente era un evento más, que mi manager programaba en mi horario.

Después de la función había el típico cóctel de celebración donde podía conversar con uno que otro de mis "conocidos" del medio, quejarnos de algo entre cortas risas, evitando ser escuchados por los productores o directores que nos rodeaban y luego, finalmente, ir a casa a quitarme todo lo que traía encima para poder ver algo en mi cine en casa, algo que realmente logre que olvide que vivía en un mundo de cristal.

Se siente bien sentarse en medio de la sala y ver como, dos filas más adelante, hay un grupo de muchachitos de colegio, no deben tener más de catorce años; están riendo de lo que los incomoda, de los besos fingidos de los actores o de las rápidas escenas de sexo.

Es demasiado divertido ver como la gente, para la que verdaderamente trabajaba, acoge un proyecto de esta manera. Es genial reírme de mi misma en la pantalla grande, sin preocuparme de ofender a alguno de los que pusieron dinero y esfuerzo en un mediocre proyecto que se perdió en las ideas que se plantearon en un papel al inicio; porque, sí... vinimos a ver mi más reciente película y debo decir, ni yo misma me reconozco ahí, he cambiado tanto en casi tres meses.

Realmente es espectacular poder hacer todo esto, sobre todo, reírme junto con Sash, tal y como los chicos de enfrente lo hacen... de lo ridículo que todo esto es, de lo absurdo de la vida... de como puedo ver a Lena Katina y saber que ya no soy ella.
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Y con este capítulo, cierro este mini marathón de hoy!! Nos leemos mañana...


Capítulo 19: Searching for me
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Alguien me está buscando, creí que podría escapar, pero no, al parecer no será tan fácil.

Ayer regresamos de una salida de campo con Sash, fuimos un par de pueblos al este y nos quedamos en un pequeño Bed & Breakfast por una noche.

Tomamos muchas fotos para mi blog y de paso conseguimos un buen trabajo; hacer un álbum de graduación, a una clase de una prestigiosa secundaria en Novosibirsk; fotos fuera de lo común, básicamente documentar una serie de aventuras que habían organizado, en un lapso de dos meses. El papá de uno de los chicos conocía a Sash y nos encontramos con él mientras caminábamos por la plaza, le comentó sobre lo que buscaban y, Sash y yo, dimos algunas ideas, el hombre quedó encantado. Habló con su hijo esa noche y nos llamó a la mañana siguiente para contratarnos.

Debíamos salir para la gran ciudad en dos semanas y permaneceríamos ahí —en el departamento que sus padres le dejaron como herencia—, hasta inicios de junio.

Así que, regresamos a tomar algunas cosas para emprender el viaje, yo a renovar el contrato de la cabaña para poder irme tranquila y tener mi pequeña casa a la cual regresar y Sash a dejar todo en orden en el negocio y avisarle a su abuelo sobre nuestro viaje.

Al llegar fui directo a tomar un baño, descansar y luego saldría para encontrarme con él para cenar, entonces recibí una llamada suya y todo se fue al diablo.

—¿Karen?

—Hey, ¿cómo está el abuelo?

—Bien, pero me dejó un poco intranquilo.

—¿Qué le pasó? ¿Está bien?

—Sí, él sí, pero alguien estuvo preguntando por ti en el pueblo —dijo preocupado, haciéndome sentir un escalofrío por todo el cuerpo—, estoy saliendo para tu casa. ¡No te vayas a ir Kay, tenemos que hablar!

Al colgar, empecé a empacar todo como loca, alguien andaba tras mi pista, pero ¿quién?, ¿la policía?, ¿mi manager?, ¿mi mamá?, ¿mis amigos?, ¿quién?

No tenía mucho que guardar, definitivamente me lo había hecho fácil para mí misma; todo entró en tres maletas y el estuche del equipo de fotografía que he adquirido en este tiempo.

La cabaña tenía un mes más de arriendo pagado y bueno, no recuperaría el depósito de la garantía, pero prefería esa pérdida de dinero a la de mi libertad.

Metí todo en el auto, cerré bien la cajuela y escribí una rápida nota para Sash, tal vez lo único que en realidad me duele dejar atrás; esto no lo hice ni con mi propia familia cuando me fui de Moscú.

Comencé a conducir por el angosto camino que daba a la calle principal y así iniciar mi huida, pero Sash se estacionó diagonalmente impidiéndome avanzar, lo que me obligó a salir del auto.

—Sash, apártate.

—No, vamos a tu casa. Hablaremos de esto.

—¡No, Sash! Debo irme, no tengo tiempo.

—¡Kay, no voy a quitarme, resolveremos esto!

Pasamos por lo menos diez minutos más discutiendo, pero era imposible, no saldría de ahí al menos que cediera a conversar con él, entonces dimos vuelta y entramos a preparar un trago, necesitaba calmar mis nervios.

—Fue un hombre —dijo, contándome lo que le había mencionado su abuelo mientras mi mano temblorosa servía el licor en un pequeño vaso— Estuvo haciendo preguntas con esta foto en mano.

Una de las tantas imágenes publicitarias que vivirán eternamente en internet.

—Esta no soy yo —dije con seguridad, devolviéndosela y me dirigí al sofá.

—Lo sé… Karen.

El tono con el que dijo mi nombre denotaba que sabía algo más, ¿estaba esperando que confiese algo? Porque yo lo negaría todo, rechazaría cualquier teoría, cualquier comparación o idea que se hubiese hecho al respecto. No soy más esa mujer.

Un silencio cayó entre los dos, él quería decir algo pero no se atrevía y yo no quería dar explicaciones.

—¿Vamos a pretender que somos idiotas entonces?

—No sé a que te refieres, Sash.

—A que si vamos a pasar la noche entera esperando que el otro diga algo.

—No tengo nada que decir.

—Está bien, empiezo yo —dijo acomodándose en el sillón y respirando fuerte— Sé quién eres y quién no —No me quitaba la vista de encima, constante, fuerte, seguro. Yo tragué en seco, quería salir corriendo, pero él me tomó de la mano, acariciándola con su pulgar— Eres Karen Ronan, eres fotógrafa, viniste aquí buscando un nuevo camino y ni yo, ni nadie se va a interponer en eso.

—Sí… yo no soy esa mujer.

—Lo sé —dijo quedándose nuevamente en silencio.

—¿Qué quieres escuchar de mí? Porque siento que esperas que te diga cosas que no…

—Nada —me interrumpió—, no quiero que digas nada…, ni haré preguntas. Sé que debes irte, pero no puedes huir así nada más, te seguirán el rastro.

—¿Y qué sugieres que haga? ¿Qué me quede esperando a que golpeen mi puerta?

Fui estúpida, acababa de admitir que tenía alguien de quién escapar, pero siento que no puedo fingir con Sash, él sabe más de lo que aparenta, tal vez hasta sepa que soy exactamente la mujer que buscan; quiero contárselo todo, quiero apoyarme en él, quiero saber que cuento con alguien, que puedo confiar… quiero creer… lo deseo tanto.

—No dejaremos que se acerquen tanto, así que haremos esto —dijo sacando su teléfono del bolsillo de su pantalón y abriendo la aplicación de mapas— Cambiaremos tus maletas a mi auto y te recostarás en el asiento trasero para que nadie te vea, dejaremos tu auto aquí; entonces conduciré hasta la salida del pueblo por esta ruta —decía mientras marcaba con el puntero y continuaba explicándome su plan— Aquí me quedo yo, tú seguirás sola. Te tomará unos 40 minutos hasta encontrar la carretera principal y de ahí seguirás hasta llegar a Novosibirsk.

—No puedo dejar mi auto, además ¿qué haré yo ahí?

—Esconderte entre la multitud, a plena vista —dijo con una sonrisa— Mi abuelo cree que el trabajo para el que nos contrataron es en Moscú y que tú ya estás en camino allá, mañana es lo que pensará todo el pueblo, jamás nos buscarán en Novosibirsk.

Perfecto, definitivamente sabe algo, quiere ayudarme a huir. Eso solo quiere decir que…

…sabe exactamente quién soy.

—Tú irás en mi auto y yo te alcanzaré en una semana llevándome el tuyo, cuando esté seguro de que nadie nos sigue.

—Sash…

—Eres Karen, lo sé; no necesitamos hablar de esto.

Suspiré y vi sinceridad en su mirada, estaba dispuesto a seguir el plan y yo quería hacerlo, pero ¿puedo en realidad confiar en él?, ¿puedo hacerlo si él no puede confiar en mí?, ¿si no le cuento la verdad?

—Sash… no quiero mentirte u ocultarte cosas.

—Para mí tú eres la mujer que conocí hace más de un mes, Karen, no Lena, Kay.

Lo sabía, lo sabía todo, ¿desde cuándo? Es un misterio, pero nada de eso importaba ya. La gente que me buscaba estaba muy cerca y debíamos poner el plan en acción. Ya habría tiempo a futuro para aclarar las cosas. Por el momento esto era lo mejor.

Sash me mandaría las direcciones exactas de como llegar al departamento, además de facilitarme con la llave y algunas indicaciones.

Él, por su parte, cancelaría mi contrato y entregaría la cabaña a su dueño, con la excusa de que al vivir por dos meses en otra ciudad sería un gasto innecesario. Tantearía el ambiente y se mantendría en contacto para informarme de todo.

Espero saber quién me busca, quién me pisa los talones, tal vez de esa manera, pueda camuflarme mejor.
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Holas!!! Feliz sábado. A ver... he subido capítulos desde ayer porque ya les he comentado que la historia se ve larga (porque son micro-capítulos)

A leer!!!


Capítulo 20: Novosibirsk
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He pasado los últimos días en la carretera. Esa noche conduje hasta Bakunin a tres horas y media del condado de Kingisepp. No quería pasar la noche entera en la carretera así que alquilé una habitación por la noche en un pequeño hotel en el centro.

Extrañaba mi cabaña, debo admitirlo, ese pequeño pueblo era como el cielo: callado, tranquilo, con gente amable y un ambiente lleno de familiaridad; extrañaba mi chimenea y la facilidad de prepararme un chocolate caliente; extrañaba no tener en frente un maldito televisor que me cuente las desgracias del mundo; extrañaba a Sash.

Era una linda habitación, pequeña pero cómoda, una cama de un buen tamaño, toallas limpias en el cuarto de baño, un minibar con varios tipos de licores y un dispensador de bocadillos al final del pasillo. Definitivamente extrañaba el que se había convertido en mi hogar.

Volví a la habitación, prendí la caja inservible en un canal de películas clásicas y me acomodé en la cama. Creo que devoré tres bolsas de papas fritas y dos paquetes de dulces antes de encontrarme completamente rendida y taparme con una frazada para dormir.

Sash llamó a eso de las ocho de la mañana a preguntar como iba todo, dijo que iría al restaurante a desayunar y averiguar lo que pudiera sobre aquel hombre que me buscaba y volvería a llamarme. Mientras tanto yo tomé un baño rápido, me vestí y volví a encaminarme hacía Novosibirsk.

Así han pasado tres días, la misma rutina, manejar un poco, parar a comer o a dormir, hablar con Sash por unos minutos y seguir.

Hace poco llegué a la ciudad, son las cuatro de la tarde y justo ahora estoy entrando al edificio. Todo está en orden, mi llegada fue anunciada con anticipación, por lo que nadie hace preguntas. Estoy cansada, solo quiero avisar que llegué bien y echarme en una cama.

El guardia de seguridad me saluda por mi nombre y me deja pasar al estacionamiento, enseñándome el que corresponde al departamento y me ayuda a bajar mi equipaje. Es atento, mañana le traeré una taza de café para agradecerle.

—Quinto piso a la derecha —me dice al llegar el ascensor—, no puedo dejar la puerta sola, disculpe que no la acompañe.

—No se preocupe, muchas gracias por todo y buenas noches —me despido y desaparezco tras las puertas que se cierran en frente de mí.

Saco las maletas y llego a la puerta, dos llaves y listo, estoy aquí. Doy un par de pasos y dejo mi equipaje en el corredor, ya acomodaré todo mañana. Cierro la puerta y doy un fuerte respiro. Es un alivio llegar a la meta. No es como lo tenía pensado, pero a veces la vida da vueltas por algo, habrá que esperar a ver qué es. Por lo pronto inspeccionaré el lugar.

Entra mucha luz por los ventanales de la sala. Es agradable y tibio, la cocina es muy amplia y moderna, tiene salida a una pequeña terraza cubierta donde se encuentra el comedor de diario. El refrigerador es enorme y el mesón de la misma manera. Parece que la familia de Sash cocinaba mucho.

Sigo por el pasillo. Hay muchas fotos de la familia. Es acogedor, Sash es adorable de niño, en muchas no tiene uno de sus dientes de enfrente, se ve gracioso. Algunas son retratos navideños, otras solo él jugando con sus padres en el parque y varias de él haciendo muecas a la cámara con su mamá, debe tener unos quince años, tal vez un poco menos.

Demasiados recuerdos traen a memoria mi propia infancia, mi casa, papá.

En total, paso por tres habitaciones grandes, una está convertida en un estudio con un librero grande que cubre una de las paredes y un gran escritorio, la otra evidentemente le pertenece a Sash y el cuarto principal de sus padres, ambos con estilos completamente contrarios.

Hay mucho por hacer.

El departamento está muy empolvado a causa del abandono, quien sabe cuánto tiempo pasó así. Limpiaré un poco en un par de horas. También debo ir a la tienda y comprar algo de comer, no hay nada en la alacena o la nevera. Pero estoy rendida de tanto manejar.

Tomaré un baño después de enviarle un mensaje a Sash y decirle que estoy bien y ya vi sus afiches de adolescencia, tiene en su escritorio una revista con una portada que hice hace por lo menos cinco años con el elenco de una serie de televisión que protagonizaba, era un drama que se llevaba a cabo en la playa de Anapa y, en las fotos, estamos todos con unos bikinis muy sugerentes. Es cómico pensar qué hacía con esa revista… no, no quiero pensar en eso. Es gracioso, nada más eso.

Bueno, es hora de volver a la normalidad, esperar a que Sash me conteste el mensaje que acabo de enviarle y decidir cuál es mi siguiente paso.

Ahora a la ducha y al supermercado.
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Capítulo 21: Yulia
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Volkova, Yulia Volkova…

¿Qué diablos quiere? ¿Para qué me busca?

De todos mis «amigos», jamás imaginé que sería ella la que fue a dar en Kingisepp para preguntar por mi paradero.

Bueno, le falta un poco para eso, pero conocemos sus intensiones, es ingenuo pensar lo contrario, después de todo, ¿qué más haría ella en un minúsculo pueblo, donde las películas llegan al cine meses después que en el resto del país?, ¿dónde hace tanto frío que debes cubrirte hasta las orejas en invierno y dónde ella, en especial, no tendría nada que hacer?

Escuchar a Sash por el teléfono preguntarme si la conozco o que cree que ella podría ser la que contrató al investigador privado fue un golpe. Por un segundo esperaba que fuese el interés de mi madre o mi hermana el que envió a ese hombre, pero no, fue Yulia.

¿Yulia Volkova?

—¿Y qué te preguntó?

—No te mencionó, solo dijo que estaba buscando un poco de tranquilidad y que quería quedarse por unas semanas. Lo que me pareció muy raro —responde con una clara inquietud.

—Imposible que sea una coincidencia.

—Sí, eso, no me pareció. Además que no se demoró nada en preguntar por un lugar dónde quedarse —Me avisa, mi vieja conocida tiene planes de arruinarme la existencia, eso sí— El dueño de tu ex cabaña le mencionó que «una joven fotógrafa» que trabajaba conmigo la había alquilado por los últimos dos meses, pero canceló el contrato por un viaje de trabajo.

—Así que ya le contaron de mí, genial. Pero ya sabe que me fui.

—Sí, pero ¿para que necesitaba venir al local de fotos a hablar conmigo? Claro que evitó hablar de ti directamente, pero vamos…

—Típico de Yulia, te dará mil vueltas para que no sospeches y, finalmente, le digas donde estoy. Seguro no creyó lo del viaje a Moscú —le garantizo, Yulia no es fácil de disuadir. Esto me traerá muchos dolores de cabeza.

—No pienso decirle nada, así insista hasta el cansancio, nada que te involucre.

—Gracias Sash, siento tanto que tengas que mentir por mí —Me disculpo, odio meter a más gente en mi decisión, es mía, yo debería ser la única que cargue ese peso.

—Quiere que le muestre el pueblo mañana, que la ayude guiándola sobre las tiendas y restaurantes.

—¡Ja! Quiere conquistarte primero. Otra vez, típico en ella —Me siento molesta y hasta un poco celosa. Yulia es muy atractiva y Sash… es un chico, qué chico no quisiera estar con Yulia Volkova, peor cuando se ofrece ella misma en bandeja de plata.

—Pues, mientras esté en ese plan, no podré viajar a Novosibirsk. Tendrás que encargarte del trabajo con los chicos tú sola.

—Lo imaginé —le dije completamente frustrada. Y bueno, seamos honestos, no es que no me tenga confianza, pero el trabajo se lo dieron a Sash, yo iba a ser su asistente nada más. Solo espero que no hayan quejas o problemas en medio camino— No te preocupes, planificaré todo y te mantendré al tanto.

—Tranquila, confío plenamente en ti —dijo muy calmado—, y Karen, ya que harás el trabajo completo, la paga es toda tuya.

—No Sash, tengo que darte tu parte. Además estás prestándome el departamento, no podría…

—Ese lugar es más útil con alguien en él, que vacío. No te preocupes por eso —me interrumpió insistiendo. Es generoso, pero no es como si yo necesitara el dinero. Lo único que de verdad requiero es calma.

—Espero puedas venir pronto, que Yulia se canse y regrese a su mundo de cristal.

—Eso mismo yo espero. Quiero verte, no son ni diez días y ya te extraño.

La verdad es que yo lo extraño también, sobre todo durmiendo en su vieja alcoba.

Yulia necesita desaparecer, marcharse por donde llegó y dejarme a mí hacer lo mismo.

¿Qué diablos quiere? ¿Qué… y conmigo?
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Capítulo 22: Recordings
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Sash no siente culpa al hacer esto, yo tampoco. La verdad es que al no estar ahí, esto me ayuda muchísimo a descubrir la razón por la cual Yulia tiene tanto empeño en encontrarme.

Mi actual "novio" sin título, decidió grabar con su celular las conversaciones que ha tenido con mi antigua amiga.

Yulia es tan transparente, se nota que no tiene paciencia para esto, se desespera con facilidad, quiere llegar a la meta sin haber hecho el esfuerzo de la carrera y para mi fortuna el árbitro está de mi lado.

—¿Esta chica era tu novia? —pregunta Yulia durante un desayuno en el café del barrio.

—No, estamos saliendo, pero no somos pareja todavía.

—¡Qué encantador! ¿Pero ya se acostaron, no?

¿No lo dije?, desesperada.

—¿Somos adultos, no?

—¿Y qué tipo de chica es?

—Excitante, segura, muy inteligente, talentosa, sabe mantener una buena conversación…

—O sea que es fea, o por lo menos, no es atractiva —interrumpe Yulia.

—Es, completamente hermosa —lo dice con tal tono de voz que me hace sonreír.

—Enséñame una foto.

—No tengo fotos suyas —dice Sash intentando salirse con esa mentira pero no tenía oportunidad, Yulia podrá estar desesperada, pero no es estúpida y rió con esa respuesta diciendo:

—¿Te acostaste con una hermosa, inteligente y audaz mujer, pero no tienes ni una foto de ella?

—Los fotógrafos vivimos tras el lente de una cámara, ella es fotógrafa —dice regresándole la risa— No, no tengo fotos suyas, pero no me hace falta, la tengo a ella.

—Esa chica no está aquí, ahora —murmura con una voz insinuante, como si estuviese acercándose a él.

—¡Uhm! —escucho una queja de Sash— ¿Qué crees que estás haciendo? —dice respirando con dificultad.

—Dándote un masaje —contesta Yulia de la misma manera, tratando de ser sexy y apuesto que llevaba una sonrisa de mierda en su cara— ¿Te gusta?

—Eres muy hábil con los pies —"¡¿Qué diablos?! ¡Yulia!"— Pero no necesito un masaje, puedes dejar de hacer eso.

—¿Tu chica no te dio nunca uno de esos? —dice y se escucha a Sash limpiar su garganta.

—Hizo otras cosas.

—Estoy segura de que es "muuuy hábil", algo que seguro aprendió "antes de ti" —dice Yulia puntualizando algunas palabras. Está segura de saber la verdad, tanto que no le preocupa que Sash capte todas esas insinuaciones.

—Lo es, y por supuesto que las aprendió antes de mí, es más me ha enseñado algunas cosas.

—Hmm, interesante —responde Yulia— ¿Cómo cuáles?

—Como que ella vale la pena —dice y se escucha una silla hacerse para atrás— Debo regresar al local.

—Pero…

—Tranquila, el café está pagado —dice Sash interrumpiéndola— Yo "invito" —recalcó— Gracias por el pequeño "favor".

Y ese es el final de la primera grabación. Genial, no pudo estar mejor.

¡Así es, Yulia! Fuiste demasiado fácil, espero que ese masaje haya sido lo suficientemente bueno para desquitar lo que vale el café, lo dudo pero… No puedo evitar reír.

Mejor vamos a la segunda grabación.
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Estoy muy emocionada q ya julia esta activa en la historia me gustan juntas y seguro ahora se pondrá todo mucho mas emocionante, saludos

Capítulo 23: More Recordings
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Suena arrepentida, pero es un truco. Quiere recuperar su confianza, nada más. Yulia siempre… tan transparente, por lo menos para mí.

—De verdad, lo siento. No actué a buen juicio —se disculpa— Quería un amigo aquí y lo arruiné todo.

—No te preocupes… ¿Yulia?

—Sí, Yulia —confirma un tanto molesta, hay matices en su voz que la ponen al descubierto y definitivamente no le gusta que no recuerden su nombre, después de todo es la gran Volkova, hermosa, famosa, increíble productora, empresaria, cantante y actriz de la televisión. ¡Buena jugada Sash!

—Me dejarías invitarte el almuerzo para reponer el "daño".

—No hubo daño, no te preocupes, en realidad tengo mucho trabajo.

—¿A dónde vas? Tal vez pueda acompañarte.

—Voy a tomar unos retratos en el Centro de Adultos Mayores; es para un anuncio publicitario —dice Sash y se escucha el sonido de un cierre, seguro estaba guardando el equipo de fotografía— Estoy seguro de que no te divertirás.

—Amo los viejitos, te acompaño —dice Yulia con seguridad. Al parecer va a perseguirlo hasta que pueda sacarle algo de información. Esto empieza a ponerme nerviosa.

—Si vienes, me ayudarás con las cosas.

—No tengo problema con eso, sé de iluminación, estoy segura que seré de ayuda, por lo menos, no te estorbaré.

Casi no se escucha el resto de la grabación dado que con el teléfono en el bolsillo, el micrófono tiene menos alcance, pero de lo que logro entender, tienen una plática muy casual, nada importante y luego la grabación se corta.

El tercer audio inicia con ellos platicando sobre el almuerzo, la comida de casa y como Yulia nunca tuvo eso, que las únicas veces que se sintió en familia fue con su mejor amiga.

Lo recuerdo. Yulia vivía pegada de la cadera de Anna, casi como si fuesen siamesas, por lo menos fue así durante el último año de escuela.

—¿Anna Kvitko? —pregunta Sash, dejándole saber que tiene presente quién es, él la conoce, ella debería sentirse en desventaja; aunque conociéndola lo más seguro es que se sienta halagada.

—Ella y Lena… Lena Katina —dice muy tranquila, como si nada pasara, como si no fuese "yo" el motivo por el que está allí con él.

—¿Lena Katina? ¿La cantante?

—Sí, ella. ¿La conoces?

—¿Quién no conoce a Lena Katina? Cantante muy famosa de pop, que sigue los pasos de Britney Spears, ¿no?

No puedo no reír con esa comparación, Sash y yo hablamos mucho de Britney y su caída hace unos años, es más, cantamos muchas de sus canciones en el karaoke del pueblo, fue muy divertido.

—¿Puedes no hablar así de ella?

—¿De Britney?

Ja, ja, ja… Te adoro Sash.

—¡De Katina! Ella nunca sería una idiota que se rapa la cabeza y se vuelve loca.

Vaya, vaya… me defiende. ¿Qué diablos quiere? De verdad, ¿qué?

—Perdón, la verdad es que es tu amiga… debes conocerla bien… Lo siento no quise ofenderla —Sash se disculpa y se escucha a Yulia suspirar con pena. ¡Dios!, daría lo que fuera por estar ahí y verla actuar preocupada.

—Olvídalo, no pasa nada…

—¿Estás bien?

—Sí, déjalo así.

—No, siento haberte ofendido con mi comparación, no era mi intensión que te pusieras mal con ese comentario.

—No es eso… es que…

¡¿Qué, Yulia?! ¡Suelta la lengua de una vez!

—Solo quiero saber que está bien…, viva y bien.

¡¿Solo eso?! Es demasiado.

Me fui para olvidarme de todo y ella contrata a alguien que me siga los pasos hasta casi dar conmigo, para luego irme a buscar en persona.

Esto es estúpido, nunca le importé, de todos mis amigos la que menos me quería, ¡por Dios, si alguna vez lo hizo!

¿Y ahora quiere saber si estoy viva y bien?

¡No! Lena Katina se murió, porque no estaba bien; ya no existe más, Yulia.

¡Cómo quisiera gritárselo!, ¡cómo quisiera estar ahí!… Pero no. Estoy aquí, en una ciudad, muy lejos de Kingisepp, con cuatro audios más que escuchar y una bronca inmensa por la frustración de no poder cumplir mi único deseo… desaparecer.
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Y bien, mañana subiré más capítulos, así que me despido con este un poco más largo que los demás!!

Hasta mañana, hermosas!


Capítulo 24: Hysteria
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Cada minuto que Yulia pasa con Sash es insoportable. Escucharla reír o jugando a que le importo, está poniéndome histérica. Las siguientes tres grabaciones son irrelevantes, Yulia cambió el tema inmediatamente al mencionarme y recurrió a hacer algunos comentarios sobre el clima y la tranquilidad del pueblo. Me imagino que todavía quiere sacarle información a Sash sin levantar sospecha y alterarlo.

Sus chistes sin gracia y sus sublimes mensajes sobre como querría vivir en un lugar así, solo me confunden. ¡Dios!, hasta suena convincente, pero yo recuerdo muy bien escucharla decir que ella es una mujer de ciudad y que lo que más quiere en la vida es la fama, destacar, ser la mejor.

¿Qué haría ella en un pueblo como Kingisepp? ¿Cantarle a los árboles? ¿Ganar puntaje 100 en el karaoke? Tal vez la única fama que tendría sería de la mujer fácil del pueblo y tampoco sería el tipo de reputación que ella tanto desea.

A Sash le cuesta volver a sacarme en la conversación. Lo hace dos días después, llevándola al puesto de revistas y periódicos, diciéndole que recuerda haber leído sobre mi desaparición en uno de ellos y de frente le pregunta ¿qué se ha sabido de mí?

—No mucho... Han pasado tres meses.

—¿Qué crees que le pasó?

—Ya no sé qué pensar. No hay rastro de que haya sido un secuestro, pero no dejó una nota, ni se despidió de nadie… Su manager está como loca buscándola y forzó a la policía a investigar.

—Me imagino que en sus manos todo fluirá más rápido.

—Todo lo contrario, ellos no tienen razones para creer que haya sido un crimen y ya lo declararon como desaparición voluntaria, no seguirán con la búsqueda.

Eso es genial, no tengo que preocuparme más por ellos.

—Vaya, ¿entonces creen que huyó?

—Ellos y su familia.

—¿Y ellos no la están buscando?

—Su papá falleció hace años y su mamá y hermana ni siquiera quisieron contratar a un investigador privado.

—Bueno, pero ¿por qué lo harían si saben que se fue voluntariamente?

—¡¿Por qué?! ¡¿Qué tal porque es su hija, su hermana?! —pregunta molesta, a mí ya no me sorprende, dejamos de ser una familia hace mucho tiempo.

—Pero si se fue sola, es porque quería hacerlo, ¿no?

—Lena... tiene que aparecer. Hay gente que se preocupa por ella, que la quiere, que la extraña. Si se fue... tiene una razón y tengo que saber cuál es, necesito saber que está bien.

—Así que "tú" la estás buscando.

—Mis amigos y yo —aclara tajante— Hemos seguido su pista desde que nos dimos cuenta que la policía no movería un dedo. Hace más o menos un mes, contactamos a una mujer que dijo haberse encontrado con su doble en una tienda y un hombre que la atendió en un café —"Diablos esa madre y su hija"— También pasó por Myshkin, lo sabemos porque el chico que le vendió un celular nos dio información y nos mostró un vídeo de seguridad donde la vimos claramente.

—¡Wow! Así que dejó mucho rastro.

—En realidad no, ha sido difícil buscarla. Contratamos a un grupo de investigadores privados. Dos sin éxito alguno y uno que nos hizo creer que pudo haber cruzado la frontera a Corea del Norte.

—Si lo hizo, será más difícil encontrarla.

—Sí, pero creemos que fueron pistas falsas, unos chicos en Bellingham, dijeron haber visto a alguien que lucía como ella, pero con cabello rubio, sin embargo después de ir a buscarla en Konigsberg (justo antes de cruzar la frontera), el investigador perdió completamente la pista y decidió regresar a la ruta principal al este, unos días más tarde llegó aquí, donde mucha gente la reconoció por su foto.

—¿Así que crees que tu amiga pasó por Kingisepp? Yo te puedo asegurar que no la ví—Sash dice tratando de dispersar la tensión.

Dejé demasiadas huellas. ¿Acaso nadie puede desaparecer por completo? ¿Cómo diablos hacen algunas personas para pasar años de incógnito?, ¿Huir de la policía?, ¿esconderse de sus crímenes? Yo solo quiero una vida nueva.

—Hizo más que pasar por aquí —menciona con seriedad— El detective descubrió que había rentado una cabaña, la misma que yo alquilé hace unos días, y le dijeron que era tu novia.

—¿Crees que Karen es Lena? —Sash ríe ahora, como si le hubiesen contado el mejor chiste del mundo. Pero Yulia no se inmuta, no dice una palabra, no hace ningún sonido.

—Más de medio pueblo sabe quién es, Sash. La reconocieron al instante.

—Reconocieron a Karen, no a Lena —aclara él— No voy a negar que se parecen mucho, también han confundido a Karen con Sophie Turner, no quiere decir que sea ella.

Yulia hace un bufido que no sé como interpretar, no sé si es de frustración o de ira, porque es verdad, a mí me han confundido con Turner muchas veces, ella misma me lo repetía… Puede existir alguien que se parezca a ambas, tanto que muchos duden. Esto fue un gran punto para Sash.

—Puede ser, pero es muy extraño que, de repente, el investigador entrega sus hallazgos, yo decido venir y ella desaparece de nuevo. Muy conveniente, ¿no crees? —dice con mucha seriedad.

—Ella estaba en camino a Moscú mucho antes de que tu investigador pasara por aquí.

—¿Por qué no la llamas?

—Lo hago, usualmente en la noche.

—Dile que te mande una foto, así puedo comprobar que no es ella y dejarte en paz.

—¿Así que solo para eso te quedaste, Yulia? ¿Para eso me buscas cada mañana en el local? ¿Para comprobar que Kay es tu amiga Lena?

—Debo encontrarla…

—Y espero que lo hagas, pero no la acosaré para probarte algo que tú crees saber con tanta seguridad.

—¿Qué le cuesta enviar una foto?

—Ella es una mujer muy privada y créeme, con todo este drama ya está bastante molesta, sobre todo cuando le conté sobre tu "masaje" el día que nos conocimos.

—¿Se lo contaste? —pregunta riendo.

—Por supuesto, no tenemos secretos.

—Linda relación —dice y se queda en silencio por algunos segundos— No quiero molestarte, te lo prometo, pero necesito saber que no es ella para poder seguirla buscando…

—¿No te has puesto a pensar que si tu amiga huyó, sin dejar huella, sin avisar a nadie, quiere que la dejen así? ¿Quiere olvidarse de todo y todos?

—Sí, lo he hecho, Sash; pero —pausa titubeando—... no lo entenderías.

—¿Qué? Dímelo, no soy tan idiota, ¿sabes?, muy pocas personas pueden engañarme.

¡Auch!… eso me dolió, no es que quería hacerlo, pero bueno…

Yulia continúa en silencio, le cuesta en realidad le cuesta decir lo que está pensando, pero tal vez esto sea la clave de todo.

—Vamos, Yulia... confía en mí.

—Hmm —suspira y vuelve a quedarse en silencio— ¿Sabes, Sash? Cuando amas a alguien… no es tan fácil dejarlos ir…

¡¿Qué?! No, no, perdón… ¡¿Queeé?!

Esto no ayuda en nada, mucho menos que el último audio termine ahí.

Marco el celular de Sash, una y otra vez… pero no se digna en contestar, ni una palabra.

Siento unas ganas terribles por destrozarlo todo, ir a uno de esos lugares donde puedes pagar por romper decenas de platos de cerámica y tomar uno por uno, hasta dejarlos en millones de pedazos.

Quiero regresar, únicamente para poder gritarle a Yulia que me deje en paz, que estoy haciendo exactamente lo que ella me pidió… perderme y no volver más.

¡¿Me ama?! Jamás, es una de sus malditas técnicas, de sus estúpidas mentiras, de su actuación…

… Lo es, ¿verdad? Tiene que serlo.
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Estos últimos estuvieron muy buenos!!!! Julia ya la ama y la va a encontrar, estoy ansiosa por leer los de mañana saludos

Hola chicas, que tal llevan el domingo?? Fati20, un besote y un abrazo. Gracias por comentar...

Disfruten los capítulos de hoy!





Capítulo 25: Call me back
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—Sash, es la 25va vez que te llamo. ¿Puedes por favor devolverme la llamada? Necesito hablar contigo… hoy, gracias.

Me cuesta creer que las cosas son así, que después de años de no ver a alguien pueda sentirme tan vulnerable, tan idiota, tan como antes.

Yulia siempre pudo hacerme sentir una cualquier cosa, nunca nada de lo que hacía estaba bien, siempre era todo una burla constante, mi forma de vestir, las cosas que me gustaban, mis decisiones en las canciones, sus opiniones en mis proyectos, todo, no había algo que le cayera bien.

Ahora dice cosas que me revuelven el estómago…

"Cuando amas a alguien… no es tan fácil dejarlos ir".

Genial, simplemente estupendo. ¡Harta!, eso es lo que estoy, de romperme la cabeza pensando a que se refería porque a ¿amor, amor?, no, imposible.

Además, ¿desde cuándo a ella le gustan las mujeres? Siempre fue muuuy clara con que le gustan los hombres; Sergey, Viktor hasta el idiota de Yuri, (bueno, eso solo fue en una fiesta, una ocasión, un amor de una noche, nada más, pero igual). Nunca la vi con una chica, jamás. Así que amor de que está enamorada de mí, no es lo que quería decir.

¿Por qué Sash no me contesta? ¿Por qué diablos tengo esta maldita agonía de ir por el auto y manejar de regreso a Kingisepp?

No lo entiendo, simplemente no puedo comprender. Lo que debería estar haciendo ahora mismo, es empacar mis cosas de este departamento, comprar un auto barato y partir hacia una ciudad o pueblo desconocido, huir nuevamente… Eso debería estar haciendo, en lugar de estar jugando con el control remoto, dando la vuelta a todos los canales mientras veo el reloj y espero impaciente que Sash se contacte conmigo.

Mañana tengo que ir a conocer a los chicos del trabajo y darles las ideas que acordamos, planear fechas para las fotos y resolver problemas técnicos que puedan suscitarse. Tengo que seguir, esta es la vida que elegí y Yulia no la puede adulterar.

¿Y qué si me encuentra?, ¿Qué si llega hasta mí?

No importa nada, negaré que soy Lena Katina, lo negaré hasta el fin del mundo, así ella se golpee contra las paredes para hacerme entender lo contrario.

No permitiré que esa mujer me arruine así el tiempo. Que me robe todos mis pensamientos.

No… ni siquiera es mi amiga y según ella, nunca lo fue.
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Feliz domingo estoy muy contenta leyendo os nuevos capítulos de hoy, espero que también estes teniendo un muy buen día

Siiiii!!! Bueno, un domingo cargado de cosas positivas!

Otro capítulo...


Capítulo 26: Pain
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No he podido pegar un ojo toda la noche y pasé hecho un zombie en el trabajo ayer y hoy.

Sash no me llamó esa noche y pasó dos días sin comunicarse. El muy astuto decidió viajar directamente hasta Novosibirsk, algo a lo que yo llamo imprudencia, pero ya lo hizo, no podemos cambiar las cosas; está aquí conmigo, dormido del cansancio del largo viaje, por lo que no pudimos hablar sobre qué pasó con Yulia. Lo único que mencionó es que no se refería a mí y que en la mañana me contaría todo lo que sucedió.

Yo por supuesto no me opuse, lo vi tan agotado y yo estaba igual, así que nos acostamos a dormir; él lo logró, yo no.

Ya marcan las ocho de la mañana y a las diez debo estar recogiendo el equipo faltante para las tomas del paseo que haremos con la clase este sábado; pero estoy tan cansada que no sé si lograré cargarlo al auto yo sola. Será mejor que despierte al Príncipe Azul, que ahora tiene más cara de Bello Durmiente. Necesitaré ayuda y si se le ocurrió venir será mejor que se levante de una vez.

Voy por una taza de café, tampoco soy un ogro y lo he extrañado. Una de azúcar y un chorrito de leche, suficiente para él, para mí un café cargado, doble, triple si es posible, tres de azúcar y ningún acompañante. Espero que eso sea suficiente.

—Hey —dice a mis espaldas, al parecer me sintió salir de la cama; se acerca a mi cuello y me besa por detrás apretando mi cintura. Se siente tan bien estar con alguien, olvidaba cuánto.

—Buenos días, ¿descansaste?

—Sí, bastante bien, pero veo que tú no.

—¿Se me nota mucho?

—Tienes unas ojeras de mapache.

—Es tu culpa, si me hubieras contestado o algo, hubiera podido dormir hace tres días.

—Lo sé, pero ya te dije que dejé al teléfono enviando el último audio y lo dejé en la mesa, y luego Yulia regó el vaso de agua encima, tengo suerte que un par de toallas absorbentes y un par de noches en un tazón con arroz lo resolvieron.

—Tú y tus remedios caseros.

—Funcionó, ¿no?

—Sí… pero bueno, me vas a contar que pasó después de esa "impactante declaración" —digo con un tono de suspenso y juguetón.

—No te preocupes, no se refería a ti cuando dijo lo de amar a alguien.

—¡Gracias a Dios! ¿Qué quiso decir?

—No sé si estés lista para esto, según entiendo el señor es muy… era muy querido por Lena.

—¿Quién?

—Tu maestro el señor…Shazlovo.

—¿Shapovalov?

—Ese, mismo —confirmó—, está muy enfermo… —guarda silencio sin saber como contarme lo que sea que Yulia le haya dicho— le dieron cinco meses de vida, tiene… un tumor cerebral —dice acercándose a mí y me abraza, pero yo estoy completamente helada… Es Shapovalov, por Dios no tiene ni 45 años, no… no puede ser— Lo siento Lena.

—No…

—Yulia y tus amigos te están buscando porque él se los pidió, quiere verte antes de morir, saber que estás viva… y bien.

Eso explica todo, por qué Yulia quiere saber que aún respiro, por qué aquello de que si ama a alguien no es fácil dejarlo ir.

Yo tampoco quiero hacerlo, no puedo ni siquiera pensar en ello. Regresar para visitarlo significaría abandonarlo todo, perder lo que he ganado desde que me fui…

Pero jamás me perdonaría no verlo.

Shapovalov me apoyó como un segundo padre cuando el mío murió, cuando mi familia se convirtió en gente desconocida, cuando mis amigos me dejaron a mi suerte por ser idiota, el único que no me abandonó.

¿Y ahora qué? ¿Qué hago?
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Capítulo 27: Alone
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Lloré en los brazos de Sash por no menos de una hora. Solo imaginarme a Shapovalov tan enfermo, me estremece, ¿Cuándo le diagnosticaron la enfermedad?, ¿Por qué no han hecho nada para tratarlo, operarlo o yo que sé?, ¿Por qué le queda tan poco de vida?

—Debo ir —le dije durante la cena, había pasado todo el día reflexionando sobre lo que tenía que hacer.

—Sabes a lo que te expones si lo haces —respondió intranquilo.

—Entiendo eso, pero no puedo dejar de verlo… es como un segundo padre para mí, Sash. Simplemente no puedo.

—Tendrán su casa u hospital muy vigilados, más ahora que Yulia dejó su mensaje muy claro —continua con un tono de advertencia, realmente lo noto preocupado por lo que pueda pasar— ¿No te has puesto a pensar que tal vez sea una trampa?, ¿Qué es una excusa para que regreses?

—Sí, pero eso puede arreglarse con un par de llamadas.

—¿A quién? ¿A algún "amigo"? —dice en un tono irónico.

—A su casa —contesto molesta, no me está gustando a dónde va encaminada esta conversación—, solo así podré saber si está ahí o en el hospital.

—¿Y qué vas a decirle?

—Nada, cuando sepa dónde se encuentra, podré decidir como acercarme.

—Déjame ir a mí —ofrece casi como una exigencia— Yulia cree que yo fui a Moscú para encontrarme contigo.

—Estoy segura de que Yulia ya sabe que estas aquí en Novosibirsk. No debiste venir así nada más, lo comprometiste todo —digo y él se ríe con burla.

—¿Ahora resulta que no puedo venir a mi propio departamento sin consultarte… Karen?

—Por supuesto que puedes Sash, hubiese agradecido que me lo advirtieras...

—¿Para qué? ¿Para que puedas huir?

—Tal vez...

—Perfecto, ¿así que eso harás cada vez que alguien de tu pasado asome las narices?

—Eso haré cada vez que lo necesite —aclaro fastidiada y me levanto de la mesa con mi plato en mano para llevarlo al lavabo, acabo de perder el apetito— Al parecer no ha quedado claro que conservar mi libertad es mi prioridad.

—¿De qué libertad hablas? Si vives escapando como una rata... de madriguera en madriguera.

—Eres un idiota —le digo tras escuchar esa estúpida comparación. ¿A qué puede referirse más que a que soy un ser vil, sucio y escurridizo? Siempre en la clandestinidad… escapando de todo. Sí, eso hago, huyo; pero mis intenciones son puras. No soy una rata de mierda… sólo un maldito ser humano.

—Tienes razón, soy el perfecto idiota —dice con dureza y recoge su plato, acercándose y bajando su tono de voz cuando está, tan solo, a unos centímetros de mi— Vine porque te extrañaba, porque no quería darte esta noticia por teléfono y que tengas que manejarlo sola, porque eso es lo que estás, ¿sabes?… completamente sola.

Sé que lo estoy, no puedo negar que conté con él durante este tiempo como alguien que estaba de mi lado, pero tengo que aceptarlo, estoy totalmente sola, sin excepción.

Eso fue lo que decidí, armar una nueva vida, olvidarme de todo y todos, no tengo a nadie de mi lado y eso no va a cambiar pronto.

Recogeré mis cosas e iré a un hotel.

Porque si hay algo que no voy a volver a hacer es depender de alguien, o dejar que nadie crea que tiene un decir sobre mis decisiones.

Veré la forma de llegar hasta Shapovalov y volveré a irme, esta vez… sin involucrar a Sash.
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...y con este capítulo, me despido hasta la semana que viene. Que tengan una excelente semana!


Capítulo 28: No Goodbye
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—Vamos Kay, no tienes que irte. Fue una estúpida pelea —dice mientras me persigue por su apartamento y yo recojo en una bolsa de basura todo lo que tengo por ahí. No hay tiempo de ponerme a empacar— ¿A dónde irás?

—A dónde se me de la gana, ahí.

—Karen, lo siento. Estaba molesto y no usé las palabras correctas —se disculpa— Vamos, deja todo esto y… prendamos la tele, veamos una película o salgamos al cine…

—Ya es muy tarde para eso.

—No hagas esto, sabes que no hace falta, aquí tienes un hogar… conmigo…

—¿Estás loco? —digo regresando a verlo con una iracunda mueca en mi cara— lo que tengo aquí es una prisión y si no te has dado cuenta estoy escapando justamente de eso, del encierro —continúo haciéndome a un lado y pasando por su lado — Yo no dependo de nadie, puedo valerme "sola".

—¡Yo no estoy tratando de retenerte conmigo! ¡No soy una cárcel!

—¿Desde cuándo lo sabes, eh? ¿Desde que me viste en la librería de tu abuelo? ¿Desde que fui a tu local por el trabajo? O tal vez desde cuando salimos a almorzar y pasaron una vez más esa estúpida noticia en el canal de chismes, ¿desde cuándo? —pregunto enfrentándolo, ya con todas mis cosas en las manos.

—Eso que importa.

—¡Por supuesto que importa! —grito y siento como la ira me consume, como estoy respirando fuertemente y no puedo controlar las cosas que quiero decirle— Dime Sash, ¿Acaso solo me ayudaste para poder acostarte con Lena Katina? ¿Sentiste pena por la estrellita de pop que parecía una indefensa idiota que vagaba por tu pueblo?

—Jamás se trató de eso… Nunca me importó quién fuiste antes.

—¡Ajam!, dime ¿cómo se sintió tirarse a Lena?

—Basta Karen… —dice tratando de calmarme, pero no, esto se terminó, más vale que deje aquí todas mis frustraciones, que de nada me servirán en la carretera.

—Porque, ¿sabes una cosa? No lo hiciste —digo con ironía— Alguien como tú jamás podría tirarse a Elena Katina. Para eso tendrías que tener un millón en cada bolsillo y auto de lujo, una casa de playa en Anapa y un nombre que saliera continuamente en cada uno de los periódicos del país.

No dice nada, solo me mira como tratando de reconocerme, esperando a ver si se me pasa el mal rato, no quiere volver a cometer el mismo error de hace unos minutos y decir algo de lo que pueda arrepentirse, pero yo… yo no quiero volver a cometer el mismo error de hace unas semanas y encariñarme con nadie.

—Apártate.

—¿Te irás? ¿No vas a volver?

—No. Quítate, Sash.

—¿Vas a cambiar de nombre otra vez?

—Haré lo que tenga que hacer, ahora déjame salir.

—Recapacita, Kay. No tienes que irte.

Lo miro y quisiera soltar todo, dejarlo caer en el piso y abrazarlo, disculparme y besarlo, llevarlo hasta la cama, dejar que me recorra entera, que me haga suya y… ahí está el problema. No lo soy, ni quiero serlo… Soy mía, de nadie más; no le pertenezco a él o a otro, a mi familia, amigos, manager, no. Y no voy a dejar que alguien vuelva a tener tanto poder sobre mí.

—Sí, si tengo que hacerlo. Ahora aléjate de mí —digo empujándolo y abro la puerta con dificultad para salir de una vez de esas cuatro paredes, subirme en mi coche y largarme de ese edificio y esa ciudad.
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Muy bien deja a ese imbecil inservible y vete sola, el siempre supo quien era y se la da de ingenuo q quiere ayudar por bueno. Pero bastante lucho por huir y ser libre así q lo deje

Hola nenas!!! Feliz finde.... espero estén bien. Bueno, arrancamos con estos capítulos el día de hoy, esperando los disfruten



Capítulo 29: On the Road again
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Continúo mi viaje de vuelta a Yaroslavl, cuando esté en Sverdlovsk averiguaré lo que necesite y si es una trampa bajaré hasta Ekaterimburgo.

Pasaré ahí un tiempo, sacando fotos para subirlas en mi blog y continuar ofreciendo mis servicios independientes.

¿Quién sabe? Tal vez invierta diez euros en uno de los juegos de algún casino y gane millones…, que igual no tendría donde guardar.

Odio continuar mi camino con tanto dinero en la maleta y, aunque nadie sabe que lo tengo, si llego a perderlo, al reloj o al pendiente, realmente estaré en problemas.

Necesito normalizar mi situación, mi nombre y sacar papeles con mis datos, para poder abrir una cuenta de banco, tener mayor seguridad o, en su defecto, estabilizarme en algún lugar, comprar una caja fuerte y guardarlo todo ahí.

Mientras tanto tomaré la ruta de la carretera 80 hasta Volga y luego la 76 hasta la 70 que pasa justo por Nizhni Nóvgorod y bajar hasta Sverdlovsk por la 15.

Esta vez no hay tiempo para perder pasando por pueblitos miserables o pasando más que una noche en un motel.

Debo apresurarme y descifrar ¿Cómo visitar a mi viejo maestro y amigo? ¿Cómo evadir a todos los que me buscan? pero especialmente, ¿Cómo salir de ahí nuevamente? ¿A dónde ir? ¿Qué hacer?… Porque Kingisepp es un punto en el mapa al que nunca regresaré.
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Capítulo 30: Tiredness
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Siento un cansancio total. He pasado un total de 50 horas entre conducir, dormir y comer, más de dos días completos viajando.

Acabo de alquilar un cuarto en un motel cuatro estrellas a la salida de Ekaterimburgo. Este lugar se ve mucho más impresionante en la televisión, así sea en un programa de investigación y crímenes.

Compro un celular desechable con un número que no volveré a usar para poder llamar a hacer las respectivas averiguaciones.

Sabía que podía encontrar información directamente llamando a la escuela. El maestro de turno sabrá dar información, casi sin pedir referencias. Solo necesitaba actuar un poco y fingir mi voz.

Shapovalov está internado en un centro de descanso, a las afueras de Moscú. Había escuchado hablar de ese lugar, bonito, muy verde, donde muchas personas tienen sus últimos años, o en este caso meses, muy bien cuidados.

La seguridad sería algo difícil de evadir, necesitaría una identificación para poder ingresar, por suerte estoy en el mejor lugar para conseguir una.

Recuerdo haber escuchado a papá cientos de veces que fácil era conseguir documentos falsos. Hay que ir a uno de los clubes de strip-tease de mala muerte a las afueras de la ciudad, pedírselo a uno de los gorilas de las puertas, ellos te ponen en contacto con una persona que cobra el anticipo y en 24 horas obtienes una creíble credencial con la que puedes esconderte… Usualmente de la ley, aunque este no es el caso.

Así que aquí espero, un par de horas más y tendré mi nueva tarjeta de identificación con mi propio nombre, foto y datos.
Mientras tanto, recorrí la ciudad y compré algunas cosas muy útiles, una peluca rubia de cabello natural para evitar ser reconocida a simple vista, unos jeans rotos, una chaqueta militar vieja y unas botas militares que me dan un look más rebelde.

Espero que sea suficiente para no levantar sospechas, soy la típica sobrina que no le interesa nada y que se ve forzada a ir a visitar al pariente enfermo.

No me queda mal el rubio, debo admitir que me gusta más que nada este tono, no es amarillo oxigenado o artificial, es un poco castaño pasando por el dorado y sí, me sienta muy bien.

Mañana emprendo viaje a Moscú, solo espero llegar a tiempo, que pueda verlo y hablar con él, dejar que se vaya tranquilo de este mundo y agradecerle todo lo que hizo por mí.

Será difícil ver a otro padre partir, pero por lo menos a él podré decirle un adiós.
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Capítulo 31: Testing the Water
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Llegué a Moscú hace aproximadamente una hora, evitando llegar hasta el centro.

He conducido dando la vuelta a la ciudad y procurando guardar todas las normas posibles de conducta para no levantar sospechas o que un policía de camino me detenga. Hay que ir con tranquilidad y seguridad, como si fuese un día normal en la vida de un ciudadano promedio.

Vine en un auto que alquilé en Baker, un pueblito diminuto camino a Moscú, en un lugar de segunda. Así, si un investigador privado llega a reconocerme podrán seguir mi rastro hasta ese lugar y no expondría ni la marca, el modelo o la identificación de mi coche, él que dejé en el estacionamiento privado cerca del hotel donde me estoy hospedando.

También soborné de antemano, al empleado del establecimiento, para que coloque datos falsos de contacto, como mi nombre, dirección y número de teléfono, aludiendo a que me buscaba mi esposo y que seguramente si llega a alcanzarme me caerá a golpes.

Pareció no solo convencido de ayudarme, sino también muy conmovido; dudo que puedan dar con mi paradero cuando regrese a la ciudad del pecado y me esconda por unos días.

Pero ahora lo importante es llegar hasta Shapovalov, más que nada aparentar que todo es normal y que mi visita no levante sospechas.

El centro de descanso es muy grande y tiene un enorme jardín y, conociendo a mi viejo maestro, él debe estar ahí. Ahora, el problema es descubrir si al pasar por el ingreso alguien estará esperándome, aunque no lo creo. He visto como la gente viene y va, nadie está siendo detenido por el guardia, seguramente es día de visitas o algo parecido.

Solo espero que mis viejos amigos no estén aquí o vayan a llegar en las siguientes horas. Es momento de acercarse y probar suerte.

—Hola buenos días, busco al señor Iván Shapovalov.

—¿El loco sin cabello? —responde el encargado con una amable sonrisa.

—El mismo, es mi tío. Quisiera verlo.

—Por supuesto, lo encontrarás junto al árbol del fondo. Siempre está ahí practicando alguna canción.

Bien, todo es muy fácil hasta el momento. Me abro paso entre un grupo de gente que está conversando en medio camino y lo veo a lo lejos, lo que me tranquiliza, por lo menos sé que aun está aquí, respirando el mismo aire que yo.

Continúo mi camino y, de repente el gira su cuerpo hacia mi dirección. Me vió y ladea ligero su cabeza, observándome fijamente; sabe exactamente quién soy y por un segundo me sonríe, pero justo cuando pretendía acelerar mi paso para alcanzarlo, lo veo negar rápidamente y hacer un gesto de que me vaya.

Paro en seco porque esto me toma por sorpresa e inmediatamente entiendo el por qué. Sergey está con Anna, caminando hacia él desde el otro lado del jardín, yo bajo la mirada y busco dónde esconderme. Si llegan a verme se acaba todo.

Para mi fortuna, las instalaciones del baño están a no más de 4 metros y logró entrar sin llamar la atención. Me encierro en el cubículo del fondo y a esperar, por suerte hay una ventana pequeña aquí, es un poco alta, pero creo que la alcanzo parándome de puntillas, saldré de aquí en unos minutos para ver si mis amigos ya se fueron.

No pasa mucho tiempo y siento a alguien entrar. Está hablando por teléfono y su voz es inconfundible. Es ella, la que una vez fue mi mejor amiga, Anna.

—¿Y ahora qué piensas hacer, Yulia? Dices que el chico regresó al pueblo solo y que no hay rastros de Lena, en Novosibirsk.

Lo sabía, siguieron a Sash.

—Pues no veo razón de que te quedes en ese pueblo, ella no volverá y lo sabes, ni siquiera por él.

Escucharla así es extraño, no sabe que la persona que busca está a menos de un metro de distancia, aquí en este baño. Solo tendría que abrir la puerta para encontrarme.

—Sé que le prometiste a Shapovalov buscarla y traerla, pero el tiempo se acaba, está muy débil y creo que deberías regresar. Lena no va a venir.

Sí, está perdiendo el tiempo buscándome. Es inútil que me espere ahí o que continúe, yo seguiré huyendo porque eso es lo que, al parecer, hago ahora... Ir de madriguera en madriguera como una maldita rata.

¿Qué libertad tengo?, si ni siquiera puedo visitar a alguien que quiero sin camuflarme.

Sash tenía razón, esto no es vivir una nueva vida, es actuar bajo, como si no mereciera ser parte de este mundo, como si fuese un maldito roedor.
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Capítulo 32: Shapovalov
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Han pasado dos horas y al parecer se están yendo ya. Veo como ambos lo abrazan y hacen un gesto de despedida, se toman de la mano y salen de mi vista.

Sergey y Anna, quién lo diría. No hacen mala pareja, pero ella no es precisamente lo que él siempre buscó. En todo caso, se les ve bien y felices, al menos por lo que pude ver.

Todavía es temprano y creo que si me apuro puedo ir hasta él y robármelo a un lugar más apartado, tal vez detrás del edificio principal.

Salgo de este solitario baño y observo por todo el jardín para dirigirme hacia el árbol. Aún sigue ahí y al verme comienza a acercarse con su silla de ruedas.

Se lo nota decaído, pálido y un poco más barbudo de lo normal. Me sonríe como antes… viejo loco. ¿Cómo iba a dejar pasar la oportunidad de venir? Jamás podría hacerlo.

—¡Lena!

Dios, se siente tan extraño. Hace meses que nadie me llama por ese nombre.

—¡Shapovalov! —digo y acelero mi andar hasta alcanzarlo y rodearlo en un abrazo.

—Mi pequeña, no sabes cuán preocupado estaba. Creí que no volvería a verte —dice emocionado— El rubio te sienta muy bien.

—Es una peluca, pero no le cuentes a nadie —le digo entre risas al oído, él sabe muy bien que no es mi cabello real, años en el espectáculo le enseñaron a reconocer las piezas de vestuario y utilería a la perfección.

—Sabía que te habías marchado a voluntad —dice ya más calmado y comienza a girar las ruedas de su pequeño vehículo para dirigirnos a un área más oculta— Me imagino que, sin saberlo, Yulia tuvo éxito y te encontró.

—No tanto éxito. Ni siquiera me encontré con ella. Un… amigo..., me advirtió de su presencia —le respondo caminando a su par—, y volví a esconderme.

—Están preocupados, ¿sabes? Realmente lo están.

—No lo creo, tú sabes muy bien como terminaron las cosas.

—Ha pasado mucho tiempo, la gente cambia.

—Lo sé, yo lo hice.

—Lena, por qué desapareciste así. Sin dejar rastro alguno.

—Creo que dejé muchos rastros —río mientras me siento en una banca y él se acomoda frente a mí— Necesitaba escapar de todo, me sentía completamente miserable. No conversaba con nadie, solo con mi manager, y los estúpidos ejecutivos, publicistas entrevistadores... Me sentía sola y perdida, tuve que hacerlo o me volvería loca.

—Pudiste retirarte oficialmente —me dice, como si no hubiera pensado en esa alternativa—, por lo menos no tendrías que esconderte... tanto.

—Hubiera tenido a todos los paparazzis encima, a los fans, a los que ya de por sí, me odian y a los que por conseguir algo de mí, seguirían insistiendo que siga siendo Lena Katina.

—Eso es verdad, pero creo que todo eso se acabaría con el tiempo.

—Lo dudo, he visto a muchos retirados regresando a lo mismo, solo para encontrar un poco de “paz” en la falta de insistencia —digo y lo veo asentir, sabe que no había otra opción, no para mí— Yo quiero otra vida, quiero vivir, comer lo que me de la gana, recluirme bajo las sábanas e invernar, o salir a la calle de la mano de alguien a quién no le importe quién soy, que me trate con respeto y me quiera así, sin mi fama o mi dinero, quiero poder alquilar un lugar donde pueda poner la música a todo volumen y bailar sin preocuparme de que hay un paparazzi frente a mi ventana, sacándome miles de fotos para vender la más bochornosa a las revistas...

—Querías la vida que tenías y que abandonaste al entrar a la escuela de artes —dice tomándome de las manos—, entiendo.

—Quería poder... elegir… y lo hice... Me fui —le digo con una falsa sonrisa, lo veo cansado, debe estarlo después de un largo día.

—Y ahora, ¿eres feliz?

—Algo, ¿tú cómo estás?

—Creo que es difícil hacerse a la idea de que vas a morir —Escucho salir de sus labios y mi corazón decae hasta el piso, porque es duro verlo así y saber que no le queda mucho tiempo, que un día lo pondrán en la tierra y que su sonrisa y sus consejos se irán con el viento.

—No sabes cuanto lo siento.

—Tranquila Lena, así es la vida… creo. Es como la lotería y esta vez me tocó a mí.

—¿Te dijeron algo los doctores?, ¿qué pasó?, ¿de dónde vino?

—No, un día apareció y ya, había "echado raíz" detrás de mi cabeza —dice tocándose delicadamente la nuca, seguro lo hace por instinto, como para asegurarse que está ahí, lo que yo hago cuando me duele algo, cuando me corto un dedo—
Está entrelazado en parte de mi espina dorsal, así que es inoperable.

—Ya... ¿ya no puedes caminar? —Señalo sus ruedas con mi quijada.

—No, perdí mis funciones inferiores desde hace más de un mes, y todos los días espero (sin quererlo), que pase... que el resto de mi cuerpo me falle y deje de responder a mi cerebro.

—Dios… —susurro y siento una gota caer sobre mi mano, estoy llorando, no sé ni desde cuando—, si hubiese sabido esto, yo...

—No te culpes, si yo estuviera en tu lugar, tal vez ni siquiera hubiese regresado —me confiesa apretando mi mano y sonriendo dulcemente. Es como mi padre, ni más ni menos... lo es— Te expones cada segundo que pasas aquí, Lena. ¿Por qué lo hiciste?

—No podía dejar de venir a verte. Por lo menos que sepas que te adoro y que eres tan importante para mí que… —Siento como mis ojos se nublan y no puedo verlo hasta no cerrarlos y sentir mis mejillas humedecidas nuevamente—… aunque me descubran, no me arrepentiré jamás de haberlo hecho.

—¿Recuerdas esa noche en que fueron a mi casa y estaba enseñándoles sobre las artes, la música?

—Cada día de mi vida. De mi "nueva" vida —le aclaro.

—Un día, lo olvidarás y cuando el recuerdo llegue a ti, de quien fuiste —me dice acercándose a mí, yo lo imito para escucharlo porque va bajando la voz, como si fuera a contarme un secreto—... en ese momento serás feliz, porque sabrás que lograste dejar el pasado atrás.

Lo miro y le sonrío limpiando mis lágrimas.

—Se quién eres, no sé tú nuevo nombre, pero sé quién eres y no es ese personaje que todos ven en las portadas de las revistas, el que te obligamos a ser en esa escuela para sobrevivir este mundo.

—Karen…Karen Ronan.

—Tomaste el apellido de tu actriz favorita —Sacude su dedo asintiendo en un tono de aprobación— Muy inteligente.

—Nadie creería que quiero algo de ella.

—Muy astuto, Karen.

—Kay —le digo presionando mis labios— Solo Kay.

—¿Sabes?, nunca creas que no vas a lograrlo o que debes regresar, ni siquiera por mí, por nadie —dice alentándome, pero no tiene por qué temer. Sé lo que quiero, no daré marcha atrás… no caeré… no lo creo… eso espero.

—A veces me pregunto por qué todos pudieron permanecer en sus casillas y yo… me volví idiota —le digo y siento pena de mi misma, estoy dudando, solo con verlo dudo.

—Este mundo del espectáculo "es idiota", los que no se vuelven un poco tontos en él… ya lo eran antes de entrar —dice y me guiña un ojo, haciéndome reír un poco.

Tiene razón. Todo este tiempo he pensado en Lena, en las cosas de las que quiero huir, sueño y hago lo posible por llegar a mi meta y no estoy disfrutando el camino.

El día en que no piense en Lena será el minuto en que haya encontrado la paz que busco, cuando mi pasado no sea más que un flash en un segundo, algo que se sienta como un sueño, un instante en el tiempo. Más no algo de lo que siga huyendo.

Ese es el objetivo ¿verdad?, olvidarme de quien fui, concentrarme en quién ahora soy.

—No te preocupes, pequeña. Lo veo en tus ojos, vas a estar bien.
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Capítulo 33: Ice Cream
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Salí del centro trastornada. Mi maestro y yo acabamos de tener nuestro último adiós y no quería dejarlo pero se terminó la hora de visita, él estaba muy cansado y ¿yo?… pues en sus propias palabras:

«Si no estás fuera de Moscú pronto, la gente que tus amigos pusieron como perros guardianes en la ciudad, te encontrarán».

Esto se siente tan sui generis, tan extraño. ¿Cómo diablos le dices un eterno adiós a un ser querido, sabiendo que aún está vivo?, ¿Qué podrías y deberías dárselo en su velorio, o cuando su cuerpo entre en suelo santo?

Dejé a mi segundo papá solo, a sabiendas que podría sacrificar esto que llamo mi nueva vida para pasar más tiempo con él, pero Shapovalov fue insistente.

«Si quieres cumplirme un último deseo, mi pequeña, ve a vivir, no mires atrás y se feliz», y lo haré, no le fallaré.
Respiré profundo un par de veces, abrí bien los ojos y crucé la calle para entrar a una heladería que estaba en frente.

—Un helado de chocolate y un agua embotellada con gas, por favor —pedí a la señorita de la caja y me senté mientras esperaba a que se desocupara un poco la fila y me llevaran el pedido a la mesa.

Elegí la esquinera y el asiento que daba a la pared, así no me preocuparía de que alguien me reconociera; cuando de repente escuché un par de voces muy particulares.

—No puedo creer que no hayamos alcanzado a la hora de visitas —dijo Vlad jalando la silla de la mesa posterior.

—Sí, es una verdadera pena, no le queda mucho tiempo y en realidad quería verlo una vez más antes de tener que partir a San Petersburgo —dijo una inconfundible voz de mujer, se trataba de mi hermana mayor, Katya— ¿Yulia no logró regresar aún?

—Todavía está buscando a Lena, pero Anna me dijo, hace unas horas, que ya está de regreso.

—¡No puedo creer que siga buscándola!

Yo tampoco, por lo menos no hasta ese momento.

—Lo sé, Lena se borró del planeta, ella sola quiso largarse. Que no regrese —dijo Vlad con dureza, una que jamás imaginé escuchar de él, pero como dije antes, la gente cambia, yo lo hice y evidentemente él también.

—¿Cómo está tu mamá con todo esto?

—Preocupada —mencionó con pena, ellas siempre fueron muy cómplices—, todavía se culpa, cree que es porque no hablaron en muchos años, por el divorcio, por la muerte de papá, pero no se atreve a darle la misma culpa a Lena —regañó con ira, entendí entonces que lo que la enojaba era pensar en mi— Todavía me repite que espera que esté bien en algún lugar y que no haya sido un secuestro. Desea tanto que un día regrese… con vida.

Algo que no puedo creer. Se le hizo tan fácil a mamá olvidarme por años cuando estuve aquí, a pocos kilómetros de distancia.

—¿Guarda esperanzas de que su hija no sea una completa idiota y egoísta? —preguntó con burla mi "amigo" en un tono amargado—, lo siento por tu madre, pero Lena desapareció por su cuenta y ojalá no regrese nunca.

—Te apoyo, ojalá que no —concordó mi cariñosa hermana— No entiendo por qué Yulia tiene metida la idea, entre ceja y ceja, de que debe encontrarla.

—Tal vez todavía siente algo por ella —dijo Vlad.

Y otra vez regresan esos sentimientos de incertidumbre. Creí que cuando habló de "amor" y de "dejarlos ir" con Sash se refería a Shapovalov, pero al parecer no era así por completo.

—Tonta, ¿cómo fue que Yulia se llegó a apegar tanto a mi hermana? Sobre todo después de lo que pasó con Anna.

Eso mismo me preguntaba yo, mi hermana tan considerada, haciendo las preguntas que yo no puedo decir sin delatarme.

—Siempre hubo algo ahí, es más creo que si no hubiese pasado el lío con el hermano de Anna, Yulia jamás se hubiera dado cuenta de sus sentimientos.

—No puedo, simplemente no puedo creer que le haya hecho falta que Lena salga de su vida y emborracharse hasta casi morir de intoxicación para darse cuenta de que estaba enamorada de ella.

Así que era real. Lo dijo ella, camuflándolo, seguro para que Sash no sospechara y no la atacara, para poder continuar con sus averiguaciones, pero ahora lo confirman dos de mis conocidos, gente que la quiere, porque hasta Katya lo hace, después de que nos graduáramos ellas empezaron a frecuentarse porque compartían clases en la universidad.

Ellos no mentirían, no necesitan hacerlo, es un hecho. Lo saben, no es un secreto a voces.

Yulia siente algo por mí y eso no puede indisponerme más.

Siento una necesidad terrible de salir de ahí y tomo mis cosas dejando medio helado sobre la mesa, me pongo mis gafas arreglo mi cabello y camino a la puerta de salida tratando de evitar cualquier contacto visual con esos dos, pero justo cuando estaba por salir, escucho a una pequeña niña decir a mis espaldas.

—¿Lena Katina?
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Hay Dios esta historia no se sabe a donde nos va a llevar lena huyendo julia enamorada ahora q la perdió y como será q se juntaran. Espero ansiosa mas capítulos, saludos

Domingo!! Domingo!!



Capítulo 34: Confusion
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—¿Lena Katina?

Juro que todo mi cuerpo se paralizó al escuchar a esa niña a mis espaldas. Pero pronto entendí que no se dirigía a mí.

—No cariño, soy Katya, su hermana.

En ese instante mis piernas reaccionaron y pude dar unos pasos para salir de ahí.

Los vi por la ventana, firmaban autógrafos para esa pequeña y ella tenía un rostro de decepción de tener que conformarse con eso, entonces regresó a verme y me sonrió, sus ojos brillaron de esa forma especial que solo un verdadero fan tiene para con una de sus estrellas favoritas.

Yo le mandé un beso volado y me despedí rápidamente agitando mi mano y luego de eso desaparecí.

En medio camino me quité esa calurosa peluca, me cambié de ropa en el baño de un Taco Bell a un lado de la carretera de ese pequeño pueblo y tomé un bus hasta Ekaterimburgo.

Ha sido el día más ajetreado que he tenido en meses. Estuve a punto de ser reconocida y descubierta, pero ya estoy aquí, logré ver a Shapovalov, despedirme y salir de ese lugar.

No veo la hora de entrar en mi habitación y tomar un helado baño para después ir a buscar algo de comer, tal vez una simple noche de Blackjack en uno de los casinos del centro, distraerme un poco, beber un tanto más y regresar con un tranquilizante zumbido a mi cama, para dormir hasta el medio día de mañana.

Sí, eso es lo que más deseo hacer.

—Buenas noches —digo pasando en frente de la recepción, cuando noto al encargado regalarme una sonrisa—, lo cuál no sé por qué me incomoda en realidad, pero bueno, no interesa, cuarto, baño y luego a disfrutar de Ekaterimburgo.

—Hey…

¿Qué hace él aquí? ¿Qué diablos hace Sash aquí?

—Dime que es una broma ¿Qué crees que haces en mi alcoba?

—Solo quiero hablar contigo.

—Ya hablamos, no queda nada más por decir. Vete… ahora —digo tirando mi bolsa a la cama y pasando por su lado hasta el cuarto de baño donde me encierro para no tener que enfrentarlo.

—Vamos, Karen. No podemos dejar así las cosas.

—¡Vete!

—Ya viste a tú maestro, ¿no?

—¿Qué te importa? —digo abriendo la puerta de un fuerte jalón— ¿Ya nada de esto es de tu incumbencia?

—No fue difícil encontrarte.

—Obvio, tienes mi número de placa, eso no quiere decir que debas seguirme como si fuese un bebé aprendiendo a caminar —respondo con terquedad y salgo del baño para comenzar a guardar mis cosas en las maletas. No me quedaría aquí si es tan fácil violar mi privacidad. A buscar nuevo hotel.

—Creo que juntos podemos hacer más que tú sola.

—No necesito niñera Sash. Creo que estás confundido con tus anteriores novias —digo dándome cuenta de algo muy importante— Nosotros ni siquiera lo fuimos, ahora vete.

—¿Y tú qué harás? ¿Huir nuevamente?

—No, no huiré. Me quedo en Ekaterimburgo por algunos meses, si tanto te importa. Y puedes darle pistas a Yulia para que venga a buscarme si quieres, me importa un comino.

Yo sigo guardando todo, mientras él me mira con curiosidad, como si no hablase en serio.

—¿Por qué haría eso? —pregunta inocentemente, pero qué idiota resultó ser.

—¿Sabes que te siguió hasta Novosibirsk, no?

—No… No lo hizo —niega nervioso.

—¡Oh, sí! Lo hizo y si yo no me hubiese ido de ahí, el momento en que lo hice, seguramente estaría ya en todas las revistas de espectáculos del país, gracias a tu imprudencia.

—Yo… lo siento, no sabía…

—Mira —digo respirando y calmándome. Él no entiende. Sí, es muy inocente, pero no tiene la culpa de serlo, él no es el que tiene que prever las consecuencias de sus actos, soy yo—, tuvimos buenos tiempos mientras tuvimos lo que sea que fuimos, pero…

—Pero se acabó… —completa tomando asiento sobre mi cama.

—Sí, se terminó —respondo mientras lo acompaño en ese gesto.

Lo escucho suspirar, ambos colgados mirando a la blanca pared y siento como su mano busca torpemente la mía.

—Te voy a extrañar y… no tienes que temer, no diré nada sobre ti —dice apretándola un poco con ternura y regresa a verme— Para mí siempre serás Karen.

Veo sinceridad en sus ojos, esos que me gustan tanto, porque para que negarlo. Sash fue increíble mientras estuvo ahí. Es hora de dejarlo ir.

—Gracias, Sash —Le regalo una sonrisa y él se apresura a besarme.

Tal vez todo se haya terminado, todo lo que nunca fuimos, pero nos queda la noche.

Al parecer, no tendré mi baño helado hasta más tarde, no comeré un lomo a la parrilla precisamente, pero «algo» comeré esta noche.

Mañana es otro día, mañana él estará en camino a su pueblo y yo iré a buscar trabajo además de otro lugar donde pasar mis noches. Quizás rentar un verdadero departamento y seguir.

Por que tengo que vivir mi nueva vida y olvidarme de la pasada. Porque tengo una promesa que cumplirle a mi viejo profesor y porque si hay algo que es completamente verdad en la vida, es que todo es impredecible y que el único tiempo que cuenta es el hoy.
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Capítulo 35: Mother´s Day
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Finalmente terminé de mudarme a mi nuevo departamento. Es una suite pequeña con dos áreas muy grandes, la sala/cocina y el dormitorio donde está el baño principal. El de invitados es la cosa más diminuta que he visto en mi vida, pero tampoco es que vaya a tener demasiadas.

Elegí este lugar porque venía con una pequeña bodega en el segundo subsuelo del edificio. Un lugar para montar mi cuarto oscuro y revelar las fotografías que me he dedicado a tomar con películas de una vieja cámara que encontré en barata en una feria de antigüedades hace unos días.

El departamento venía amoblado, pero con muy pocas cosas. Lo que debo admitir, me gusta.

Nunca creí que la simpleza fuera a ser tan tranquilizante, pero lo es.

Un sillón viejo pero bonito, cómodo más que nada, una mesa hecha con cajas de madera, repisas del mismo material y una cama que podría decirse es simplemente un colchón rodeado de unas tablas que le dan un estilo muy rústico. Todo el lugar es así. Como si lo hubieran sacado de una revista hipster o una página de tumblr.

La cocina es en realidad una cocineta de cuatro hornillas y no hay horno. Así que mañana tendré que pasar por un almacén de electrodomésticos comprando uno pequeño de mesa o en su defecto un microondas… y una cafetera. Eso es lo más importante, una buena cafetera.

Hoy llegó mi caja fuerte y por fin pude dejar de preocuparme por guardar mi dinero, el reloj y el pendiente dentro de una maleta llena de ropa sucia. Podré respirar en paz.

Han sido tres semanas en las cuales he podido adaptarme nuevamente al clima caliente, mucho más seco que en Moscú, por la falta de lagos y la abundancia del desierto.

¡Uff!, es un alivio nuevamente sentir que estoy en casa. Estaba harta de los hoteluchos, realmente cansada.

Prendó la televisión -me volví a acostumbrar a su ruido por las noches- y pongo un canal de películas mientras devoro un sándwich de mantequilla de maní y mermelada de mora con una soda de naranja.

Hmm, festival del día de la madre, genial.

Hoy, ni siquiera me acordé. 28 de noviembre, domingo. ¿Qué estará haciendo ella? ¿Pensando tal vez si «yo también» estoy pensando en ella? ¿Preocupándose de si todavía tengo pulso en mi muñeca? Lo dudo.

Intento dormir pero me cuesta, aún me cuesta sacarme todo de la cabeza. La falta de ocupación me está empezando a desesperar, así que mañana mismo voy por un empleo, cualquiera.

Debo hacer algo nuevo, algo que jamás haya cruzado por mi cabeza y en esta ciudad, seguro encuentro qué hacer.
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Que fastidioso el Sash ese no lo soporto

Bueno chicas, a partir de este capítulo, Lena se ve comprometida gracias a sus palabras. Por eso dice el refrán: No digas, nunca!

(creo) jajaja


Capítulo 36: Yes
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Recorrer esta ciudad bajo el sol es el mismísimo infierno. Tres días de ida y vuelta buscando algo que me llame la atención y en donde no se requiera un título universitario. Lo que no es un problema en realidad, si nos ponemos a pensar el tipo de trabajos disponibles en esta ciudad, ninguno en realidad requiere grandes estudios.

Tanto así que hoy conseguí uno de barman en una modesta discoteca.

Cuando digo modesta, me refiero a que no más de cien personas vienen aquí a divertirse. Y cuando digo discoteca, me refiero a que pasadas las doce de la noche el espectáculo principal que sale en escena es principalmente chicas bailando en poca ropa.

Pero no es un lugar de striptease para hombres, no. Es un bar para lesbianas muy cotizado y exclusivo, no todas las mujeres que hacen la fila para entrar lo logran.

¿Qué si sé mezclar tragos?

En realidad no, pero eso no importa, la dueña lo dijo claramente:

—Aquí, lo que se necesita, son caras bonitas, presencia, habilidad y carisma. Y tú lo tienes todo —Me miró de pies a cabeza, hizo que diera un par de vueltas y continuó—: Tu tatuaje es perfecto, tu figura exquisita, tienes una sonrisa que volvería gay a la más hetero de las mujeres y lo más importante, tienes aire de grandeza. El trabajo es tuyo.

Podría jurar que estaba enamorada de mí solo con verme, lo que se me hizo extraño y un tanto incómodo, pero luego mencionó.

—Si cumples bien con tu trabajo y sigues las reglas pronto podrías tener más participación en los shows y hacer mucho más dinero.

—¿Y cuáles son las reglas? —le pregunté de la manera más sexy, pero sin pasarme de provocadora, no quería dar una mala impresión, pero sí relucir mis bondades, por así llamarlas.

—Uno, no puedes salir con gente que trabaje aquí. No me gustan los pleitos —Eso claramente la incluía, lo que me dejó más tranquila— Dos, no puedes salir con las clientes, si lo haces tendrás que prohibirles que vengan al bar, ya lo dije, no me gustan los pleitos —repitió enunciando la última frase con pausa y mucha intensión— Tres, la puntualidad es la mejor virtud del ser humano, no te quiero ni un minuto más tarde aquí, ni que te vayas un minuto más temprano y cuatro, a nadie en este lugar se le dice que no, ¿entendido?

—¿Nunca un no?

—A menos que te pidan cometer un delito, nunca un no. Si quieren un baile privado, las llevas a una de las cabinas, si quieren un trago más fuerte lo haces, si quieren un beso, lo das, y todo, absolutamente todo se carga en su cuenta —dijo muy altiva— Somos un bar muy exclusivo, tendrán lo que quieran, pero saben muy bien que, cada cosa que pidan en este lugar, tiene un costo.

No me pareció nada fuera de lo que yo podría estar dispuesta a hacer, así que en ese momento fuimos a su oficina a hablar de dinero y a firmar el contrato.

—Hay algo muy importante que debes firmar junto con este contrato y es el acuerdo de no divulgación.

—Privacidad absoluta, ¿eh?

—Como ya dije, somos un club «muy» exclusivo. La gente que nos visita tiene «influencias» por así decirlo. No corremos ningún riesgo con eso —dijo pasándome las hojas que debía firmar.

—El acuerdo de no divulgación es indefinido —dije al leer la letra pequeña. Cosas de la profesión, mi abogado siempre hizo que lea mis contratos de principio a fin, sin dejar nada de lado.

—Lo es, así renuncies mañana, si en 10 años, divulgas información sobre lo que viste o hiciste en este club, te caerá una demanda que no podrás quitarte de encima —me dijo con mucha claridad. Pero eso en realidad a mi, me beneficia. ¿Acaso no estoy viviendo en la «clandestinidad»?— Espero que estés de acuerdo.

—No tengo problema con esto —dije firmando de inmediato. Empiezo mañana.

Eso sí, debo ir hoy para ver como funciona la dinámica del lugar.

Tengo que admitir que este trabajo me llama mucho la atención y que las reglas son pan comido.

Uno, nunca más saldré con un compañero de trabajo, Sash fue suficiente. Dos, soy hetero, así que salir con clientes, está fuera de mi objetivo. Tres, la puntualidad siempre ha sido uno de mi más grandes atributos. Y cuatro, estoy acostumbrada a decir sí, siempre. Por lo menos esta vez… me divertiré haciéndolo.

Noche, ven a mí. No puedo esperar más.
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