LA APUESTA // (ADAPTACION A YULENA) BY: densgd14

—¡¿Para eso quería tiempo?! ¡Maldita sea! ¡¿Para eso lo quería?!

Gritó una vez que cerró la puerta de su dormitorio, caminando de un lado a otro, con una mezcla de tristeza y furia recorriéndola, aventó lo que llevaba consigo a la cama y pasó sus manos por su cabello, desesperada.

Lágrimas salían de sus ojos y quería gritar, lo único que quería hacer era gritar y llorar, así que aprovechando que estaba sola en ese preciso instante, fue a su cama, tomó su almohada y hundió su rostro en ella, gritó y gritó en ella en repetidas ocasiones y después solo se dejó caer en la cama, sollozando y abrazando esa misma almohada, con sus piernas dobladas y mirando a un lado de la solitaria cama.

En ese momento su vista fue a parar en una fotografía que tenía de Yulia junto a ella en un mueble cerca de la ventana, esa fotografía la había cuidado y venerado como su posesión más preciada en todo ese tiempo que estuvo lejos de la pelinegra, amaba esa foto, porque su rostro reflejaba todo el amor que sentía y que siente por ella y la felicidad que la invadía cada vez que estaba a su lado.

Entonces, sin mover su vista de la fotografía, se levantó de la cama, caminó hasta ese mueble y tomó la foto entre sus manos, la observó y en ese preciso momento la aventó con todas sus fuerzas hacia la puerta, rompiendo el marco y el cristal que la protegían.

—¡Maldita sea, Yulia!

Después de su rabieta, solo intentó controlar la respiración, llevó una de sus manos temblorosas a su frente unos segundos y luego de notar lo que había hecho, corrió hasta la puerta y tomó la destrozada foto entre sus manos, alejándola de los pedazos de vidrios rotos que estaban en el suelo intentando no dañarla más y la miraba en silencio hasta que se sentó en la cama.

—¿Por qué no quieres ver que te amo? ¿Por qué? He sido honesta contigo, he rogado por tu perdón, me he humillado por ti, me has visto llorar por ti... te entregué todo lo que una persona enamorada le puede entregar a alguien y aun así te niegas a creer que mi amor por ti es verdadero ¿Por qué? ¿Es una venganza? Si es una venganza por todo lo que te hice en el pasado, bien, lo acepto, me lo merezco, estoy pagando todo con creces, estoy sintiendo lo que tu sentías, ya entendí, pero por favor, ya deja de torturarme de esta manera. No te basta con alejarme de ti, sino también hacerme sufrir al saber que estas con él... Yulia, estoy pagando todo el sufrimiento que te hice pasar, ¿no crees que es hora de tener un poco de felicidad?...

Hablaba viendo a la pelinegra en la foto, acariciando con sus dedos la parte en donde estaba su rostro, suspirando para luego dejarse caer por completo en la cama, llevándose la fotografía a su pecho y escondiendo su rostro en la cama dejando que las lágrimas siguieran corriendo con gran libertad.

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Al día siguiente.

—¿Estás segura de no querer ir a clases? — Le preguntó Nastya.

—Lo estoy, no pasará nada por un día que falte... solo quiero quedarme aquí y estar sola, pensar un poco ¿podrías por favor entender eso?

—Lo entiendo, Elena, sé que ver a la chica que amas con otro es duro, pero has estado toda la noche dándole vueltas al asunto, has dormido muy poco y no creo que sea correcto dejarte sola aquí así como estás.

—Estoy bien, Nastya, solo quiero estar sola.

—De acuerdo, te dejaré sola y me iré a clases, pero por favor, si te cansas de tu soledad solo llámame y estaré aquí tan pronto como pueda — Suspiró.

—Lo sé, gracias.

Dicho eso, Lena se giró un poco hasta la puerta del dormitorio donde Nastya estaba, miró como su mejor amiga asintió y después se fue dejándola sola.
La pelirroja volvió a su posición en su cama, mirando al vacío y con una de sus manos empezó a jugar con las sábanas de la cama en silencio.

Una parte de ella quería estar sola, encerrarse todo el día allí sin salir de la cama y sintiendo lástima por si misma, así como lo había hecho cuando Alex murió luego de que se recuperó de su accidente, pero las cosas en esta ocasión eran un tanto diferentes, porque ahora no estaba inválida, podía mover las piernas, no como en esa ocasión y además, a Alex ya no podía recuperarla, ella se había ido, pero en este momento, Yulia estaba viva y sin embargo, no podía recuperarla a ella tampoco por un maldito error de su parte.

Pero no todo era su culpa, ella le había pedido perdón hasta el cansancio, le juró que sus sentimientos hacia ella eran verdaderos, que en cuanto supo lo que sentía, ella había dejado de ser una apuesta para ella, pero Yulia no quiso creerle, se negó a creerle y se fue con Dima así nada más.

***

Estuvo en su cama unos minutos más, en completo silencio hasta que luego solo se levantó, se vistió y arregló su cabello, tomó sus cosas y las llaves del auto y salió del dormitorio para alejarse de la universidad y de la pelinegra, al menos por unas horas.

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Estuvo un gran rato solo conduciendo por la ciudad, de un lugar a otro, con el celular apagado y solo el sonido de la música en la radio local, hasta que llegó a un lugar que era una especie de pequeño lago, ni siquiera sabía como se llamada el lugar, nunca había estado allí pues estaba un poco alejado de la universidad, pero en ese momento, eso era lo que necesitaba, alejarse de todos.

***

Aparcó el auto, salió de él y con las manos en los bolsillos de su pantalón comenzó a caminar por ese lago.

La entrada no era muy agradable a los ojos al principio, pero una vez que se estaba dentro, te enamoras, tenía un hermoso sendero de piedras pequeñas, se ven personas paseando o jugando con sus mascotas, familias disfrutando del agua, amantes de la pintura retratando el paisaje en un lienzo o fotógrafos tomando las mejores imágenes, habían corredores o ciclistas por la zona, aves rondando por todas partes y la suave brisa golpeando su rostro mientras recorría el lugar… era sensacional.

Siguió caminando por el sendero de piedras, de vez en cuando se acercaba a los pintores o fotógrafos para poder ver lo que hacían con el pincel o con la cámara, y el resultado era precioso sin exagerar, la hacían sentir un poco mejor, un poco más relajada y menos triste.

Con una pequeña sonrisa en su rostro luego de ver lo que ellos hacían, se alejó, caminó hasta el lago y se sentó en la arena blanca frente a él, cruzó sus piernas y se sostuvo con las palmas de las manos en la arena mientras se hacía un poco hacia atrás para ver mejor.

Era un lindo día, estaba nublado, no hacía mucho frío y las nubes en el cielo se juntaban unas con otras eliminando cualquier tono azul, los días así eran sus días favoritos y aunque a algunos no les gustaban porque les hacían sentirse deprimidos, a ella la enamoraban y a pesar de que su estado de ánimo no era el más alegre en ese preciso momento, ella amaba los días así.

Continuó viendo hacia el frente, como el agua estaba serena, tranquila, y como eso la hacía sentir relajada y olvidarse de sus problemas un poco.

Estuvo sola unos 10 minutos, tal vez un poco más, hasta que comenzó a sentir una mirada, cosa por la que giró su cabeza en diferentes direcciones solo para saber si alguien estaba viéndola o algo y así fue en realidad.

Metros más atrás, a un lado del sendero de piedras estaba una chica bastante linda observándola intermitentemente recargada en una pared con una pequeña sonrisa tímida y agachando la mirada.

Era linda, no podía negarlo, tenía el cabello negro, largo, tal vez 1.65 de altura, delgada, era linda, muy linda.

La chica la miraba y luego ya no, estuvo así durante un minuto tal vez, incitándola a que Lena se acercara a ella con esa pequeña sonrisa tímida que le mandaba.

Total, ya no hay nada que pueda perder.

Entonces, se levantó de la arena, sacudió su pantalón un par de veces y se quedé ahí parada, solo viéndola, comenzando a dudar si en verdad debería acercarse a ella o no, pero cuando la chica por fin levantó su mirada nuevamente, Elena la vio a los ojos y se sonrieron, fue cuando sus piernas comenzaron a reaccionar y comenzó a moverse en su dirección.

Por primera vez la desconocida le mantuvo la mirada aun sonriendo y Lena la miraba con una pequeña sonrisa también mientras sus manos se movían inquietas de un lado a otro hasta que llegó por completo con ella.

—Lo siento si...

—Hola, yo...

Hablaron al mismo tiempo interrumpiéndose la una a la otra y luego de eso tanto la chica como Lena comenzaron a reír ligeramente rompiendo el contacto visual por algunos segundos, hasta que pararon y volvieron a verse a los ojos.

—¿Sabes? Antes de otra interrupción, quiero empezar bien. Hola, soy Elena.

—Hola, me llamo Sofía — Sonrió.

—¿Sabes? Antes de otra interrupción, quiero empezar bien. Hola, soy Elena.

—Hola, me llamo Sofía — Sonrió.

—Lindo nombre, Sofía...

—Muchas gracias, el tuyo también es muy lindo y... lo siento si te hice sentir incómoda con mi mirada, esa no era mi intención, yo solo... me llamó la atención que una chica tan linda como tu anduviera sola y más con esa cara de tristeza que tenías.

Escucharla decir eso le hizo fruncir el ceño a Lena pero con una pequeña sonrisa en su rostro, luego ladeó la cabeza y la miró.

Sofía estaba nerviosa, no dejaba de moverse y de mirar a todas partes menos a Lena, cosa que le pareció algo lindo en realidad, ya que muchas de las chicas que se le acercaban eran bastante seguras y ella no parecía de ese tipo de chicas seguras de si mismas gracias al nerviosismo que estaba demostrando.

—No te preocupes, está bien, y no quiero sonar pretenciosa ni nada por el estilo, pero estoy acostumbrada a las miradas y... ¿pudiste notar mi tristeza? — enarcó una ceja.

—Si creo que estés acostumbrada a las miradas, eres... eres muy linda y bueno, en cuanto a que si pude notar tu tristeza, pues si, pude notarla, soy una chica bastante observadora.

—¿Bastante observadora? — Sofía asintió y Lena sonrió — Bien, si eres tan observadora como dices, podrías decirme entonces que observas en mi rostro en este momento ¿no?

—Puedo intentarlo.

—Genial.

Entonces Sofía sonrió una vez más acercándose a Lena solo un poco, la miró a los ojos, como si estuviera estudiándola o como si pudiera leerle la mente, en silencio, solo permaneció así, viendo a la pelirroja y esta poco a poco comenzó a sentirse un tanto intimidada por esa mirada intensa y sus ojos color miel expresivos que miraban con concentración los suyos, cosa por la que unos segundos más tarde apartó la mirada y escuchó una pequeña risa de su parte.

—Bien, creo que tu análisis ha finalizado.

—¿Y bien? ¿Qué dice el análisis? — Lena la miró y enarcó una ceja nuevamente.

—Que estás triste por algo... o por alguien, tu mirada me lo dice y aunque sonríes, como lo has hecho hasta ahora, es solo para ocultar algo que te duele... ¿me equivoco?

Escucharla decir algo tan acertado de ella en ese momento hizo que la pelirroja sin duda se impresionara, porque ella siempre había sido buena para ocultar su tristeza de las personas que no la conocían y aquella chica era una completa extraña, no sabía nada de ella y sin embargo, supo su estado de ánimo con tan solo mirar sus ojos por algunos segundos, sin duda estaba impresionada y algo intrigada por la chica que acababa de conocer.

—Wow, me has descifrado bien, lo que acabas de decir es muy cierto y no sé como es que lo has hecho, como has podido saber eso con tan solo verme a los ojos.

—Ya te lo dije, soy muy observadora, tengo cierta facilidad para leer a las personas y a su estado de ánimo.

—Bueno, conmigo lo has hecho muy bien.

—Gracias, y dime ¿te gustaría contarme que te pasa? Sé que solo soy una chica que acabas de conocer pero una vez leí por ahí que era satisfactorio contarle tus problemas a un extraño, porque a veces es bueno contarle algo sobre ti a alguien que no conoces... sé que suena loco, pero tal vez funcioné.

Lena rió en cuanto escuchó lo que le dijo, negando con la cabeza un tanto más animada que antes, mordió su labio cuando desvió su mirada y segundos más tarde ya se encontraba sonriéndole mientras miraba sus ojos color miel.

—Creo que eso suena bastante atractivo para mí, además, me gusta conocer personas y hablar sirve para eso ¿no?

—Si, para eso sirve hablar, entonces ¿si quieres? — Rió y asintió.

—Claro, podemos ir a desayunar, ¿ya desayunaste?

—No, no lo he hecho, podemos ir a un restaurante cerca de aquí, yo lo conozco y es muy bueno.

—Por mi está perfecto, nos podemos ir en mi auto ¿qué dices?

—Yo digo que está bien, porque yo no traje mi auto.

—Bien, entonces sígueme.

Sofía asintió, se giró y tomó una mochila que se colgó en la espalda, después Lena comenzó a caminar con ella a su lado, en silencio, pero no era un tipo de silencio incómodo, al contrario, se sentía bien.

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Una hora después.

Sofía y Lena acababan su desayuno que había sido realmente agradable, y aunque ya habían terminado, permanecieron en la mesa, tomando un refresco cada una y pasando el rato.

En ese momento, la pelirroja se dio cuenta de que era una chica divertida, amigable y sin duda alguna sabía escuchar, era atenta y eso en una persona era una combinación que a Lena le gustaba bastante.

—Entonces, esa es tu historia, todo lo que te pasa es por culpa de una apuesta.

—Así es, por esa apuesta me pasa lo que me pasa y Yulia me odia por eso — Suspiró.

—¿Sabes? No voy a juzgarte, ese no es mi estilo, pero... ¿me permites dar mi punto de vista?

—Por favor — Asintió.

—Bueno, en cierto punto entiendo a tu ex, yo me hubiera enfadado bastante si alguien me hubiera hecho algo así, pero también puedo ver que estás arrepentida y que en verdad te enamoraste de ella, lo noté por la forma en la que me la describías o por la forma en la que tus ojos brillaban al contarme algo de ella. Se nota que estás mal.

—Si, todos lo notan, pero ella no, o tal vez también lo hace pero simplemente no puede confiar en mi nuevamente y ahora que ha vuelto con su ex veo las cosas mucho más difíciles que antes.

—Tal vez ella solo necesite tiempo.

—Le di tiempo y volvió con él. El tiempo no es el problema, el problema soy yo.

—No sé que decirte, lo siento si no estoy siendo de ayuda.

—Estás siendo de ayuda, en realidad me gustó hablar con alguien de mis problemas, y pasé un momento muy agradable contigo.

—Yo igual, Elena, eres una chica increíble — Sonrió.

—Puedo decir lo mismo de ti, me agradas.

Entonces Sofía volvió a sonreír y bajó la mirada unos segundos, luego volvió a los ojos de Lena y mordió uno de sus labios haciéndola sonreír.

—Bueno, creo que deberíamos irnos, supongo que tienes cosas que hacer ¿no?

—Mmm no, solo tengo que editar algunas fotografías.

—¿Editar fotografías?

—Si, ese es mi trabajo, soy fotógrafa y tengo que editar fotografías pero tengo hasta el miércoles para hacerlo.

—Fotógrafa ¿de verdad?

—Si, me gradué de la universidad hace 6 meses.

—Oh, eso es genial... ¿te puedo preguntar algo? — asintió — ¿Qué edad tienes?

—Tengo 23 pero muchos me dicen que no los aparento, por eso cuando les digo que me gradué de la universidad y que trabajo no me creen.

—Yo los entiendo, no aparentas tu edad.

—Bueno, veamos si tú la aparentas, ¿cuántos años tienes?

—Cumplí 20 hace un mes y medio.

—Lo sabía, tu si los aparentas y supongo que tú sigues estudiando ¿no?

—Si, voy a la Estatal.

—Wow, esa es una buena universidad.

—Lo es, me gusta.

Después solo se sonrieron y siguieron platicando durante un rato más, conociéndose más.

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—¿No quieres pasar? — Cuestionó Sofía.

—No puedo, debo irme, se hace tarde — Lena dijo desde la puerta de su auto cuando Sofía bajó de él y caminó hasta ella a su lado, una vez que llegaron al edificio donde estaba su departamento y para suerte de la pelirroja, aun no sabía si buena o mala, era el edificio donde Lauren vivía.

Tal vez es una coincidencia, tal vez es el destino, tal vez sea algo bueno.

—Solo un rato, anda, ven. Te juro que no soy una asesina en serie ni una secuestradora de lindas chicas pelirrojas, solo soy una fotógrafa de 23 años que quiere que su nueva amiga pase un rato en su departamento.

—En serio que me gustaría, pero ya es tarde y debo irme, tal vez para la próxima ¿de acuerdo? — Lena rió, arrugó su nariz y suspiró.

—Está bien, pero, si te doy mi número ¿me llamarás? — Asintió.

—Lo haré.

—Genial.

Entonces Sofía tomó una pluma que traía en el interior de su mochila, tomó la mano de Lena y anotó su número en la palma mientras la miraba de vez en cuando. Cuando terminó, solo sonrió.

—Lo apunté en tu mano ya que me dijiste que tienes el celular apagado y como sé que no quieres prenderlo porque verás todas las llamadas de tu mejor amiga, decidí ponerlo ahí.

—No te preocupes, está bien.

Después, Lena tomó la mano de Sofía y con lentitud tomó la pluma que traía en ella y así como lo hizo con su mano antes, ella anotó su número en la palma de la chica.

—Mi número.

—Te llamaré.

—Eso espero, pero bueno, ya debo irme.

Ella asintió y se acercó a Lena para darle un beso en la mejilla, después yo Lena sonrió y comenzó a marcharse hacia el edificio, la pelirroja la siguió con la mirada hasta que entró.

El día había sido bueno, no se quejaba y sin duda, el nerviosismo que Sofía tenía al conocerla se había ido conforme las horas pasaron, y eso a Lena le gustaba, porque de alguna manera, lograba hacerla reír y olvidarse aunque sea un rato de Yulia.

Eran las 4:37 de la tarde, toda la mañana y parte de la tarde Lena había estado con Sofía, ignorando su teléfono y a personas que estaban en su vida diaria.

Cuando llegó al dormitorio y entró a él, se encontró con Nastya, dando vueltas, al parecer preocupada y cuando se dio cuenta de la pelirroja, fue de inmediato con ella, tomándola de los hombros, inspeccionándola.

—¿Qué demonios haces? — Le preguntó Lena un tanto confundida.

—¿Estás bien, Lena? ¿Dónde estabas? ¿Porque desapareciste así? Me asusté, idiota.

—Oye estoy bien, solo quería salir y desconectarme del mundo y así lo hice.

—Lo siento, pero con tu depresión me pareció muy raro que salieras, y como no contestabas el jodido celular pensé que te habías ido a lanzar de un edificio.

—Por favor, Nastya, no seas estúpida, claro que no, solo salí a dar la vuelta, nada más.

—Bien, bien, me calmo, pero dime, Lena ¿dónde estuviste y por qué ya no te ves tan jodida a como estabas en la mañana?

—No es algo que debas saber.

—¿Porque? ¿Qué hiciste, Elena? — Preguntó enarcando una ceja.

—Como dije, no es nada que debas saber, ahora, si me disculpas, iré a tomar una ducha.

Después de eso, la pelirroja tomó su ropa y su celular y salió del dormitorio, dejando a Nastya bastante intrigada dentro.

En el camino hacia las duchas, encendió el celular por primera vez en el día y como supuso, tenía muchas llamadas perdidas y muchos mensajes de Nastya y solo un mensaje de un número que reconoció al ver su mano, era el de Sofía, por lo que antes de abrir el mensaje, registró el número en el celular y luego leyó lo que decía.

Para: Elena. De: Sofía.

Hola, solo quiero decirte que pasé una mañana muy buena contigo, en verdad me caíste muy bien y espero que podamos vernos pronto si tú estás de acuerdo.

Sofía


***

Para: Sofía. De: Elena.

Yo también pasé un rato muy agradable contigo hoy y claro que estoy de acuerdo en vernos pronto, ya después nos ponemos de acuerdo para eso.

Elena.

Después de mandar el mensaje, solo sonrió, llegó al baño y con muchos más pensamientos de los que ya tenía anteriormente se dio una anhelada ducha.

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Dos semanas después.

—¿Lo dicen en serio?

—Si, Yul, nosotras la vimos — Confirmó Anya.

—Así es, cuando Anya y yo llegamos al departamento de Lauren donde ella y Nastya nos esperaban, miramos como salió Elena de uno de los departamentos de ese pasillo anoche y luego de que Elena salió, otra chica también lo hizo, era bastante bonita y Elena se miraba muy sonriente y feliz, se despidieron con un beso en la mejilla y Elena se fue.

—¿Lena las miró?

—Si, nos notó pero solo nos miró y se fue — Dijo Svetlana.

—Oh...

Fue lo único que pudo articular Yulia luego de escuchar como Anya y Svetlana miraron a Elena con otra chica.

Se sentía mal por eso, y también enojada, se suponía que Lena la amaba y que estaba sufriendo por ella y en la primera oportunidad se va con otra chica.

—¡Mira! ¡Mira! ¡Esa es la chica! — Gritó Anya rápidamente y señaló hacia la izquierda, entonces Yulia pudo ver a la chica que su hermanastra le decía.

—¿Ella es la chica con la que Elena estaba?

—Si, es ella y viene para acá — Aclaró Sveta.

Yulia solo se sentó en la banca en la que las tres estaban, ya que las clases habían terminado y decidieron quedarse allí.

La chica iba directamente hacía las tres, con una sonrisa y con una rosa en la mano y cuando se acercó, la pelinegra no pudo evitar sentirse intimidada por su apariencia, en verdad era muy bonita.

—Hola, me llamo Sofía y lo siento por molestarlas, pero ¿saben dónde está el dormitorio de Elena Katina? Es que es la primera vez que vengo a recogerla aquí y estoy perdida.

Yulia no podía articular palabra, se sentía más mal de lo que ya estaba al escucharla, la chica venía por Elena, con una rosa en la mano y se veía bastante bonita, como si se estuviera preparando para una cita, y entonces, como la pelinegra no dijo nada, Anya fue la que habló y le indicó por donde tenía que ir para llegar con Elena.

—Ok, muchas gracias, hasta pronto.

Todas asintieron y la chica se retiró, entonces fue cuando Yulia al fin pudo reaccionar y miró a Anya con el ceño fruncido.

—¿Porque le dijiste dónde estaba el dormitorio de Elena?

—Porque ella quería saberlo y hubiera sido de mala educación no decirle.

—Pudiste decir que no sabías.

—Cierto, no lo pensé, lo siento, Yul.

—¿Entonces ella sale con Elena? ¿Tan pronto? ¿Cómo pudo hacerlo?

—Oye prima, lo siento, pero yo creo que no tienes el derecho de sentirte indignada o algo, ya que tu regresaste con Dima ¿recuerdas? — Le aclaró Sveta.

—¿De qué lado estás?

—Del tuyo, pero...

—¿Saben qué? Ya no quiero escucharlas, yo mejor me voy de aquí.

—A dónde vas — Preguntó Anya.

—No es su asunto.

Después de eso, se levantó de la banca y tan rápido como pudo comenzó a caminar hacia el auditorio, pero se detuvo al ver a esa chica que salía con Elena pasar por donde ella estaba, entonces decidió seguirla hacia el dormitorio de la pelirroja sin que Sofía se diera cuenta y cuando por fin llegó, Yulia se escondió detrás de una máquina expendedora observando como Elena abría la puerta, como salía al pasillo y tomaba en su mano la rosa que la chica le llevaba, le sonrió, besó su mejilla y luego la abrazó unos segundos y cuando se separaron, Elena dejó entrar a la chica y antes de que ella también lo hiciera, la pelinegra dejó su escondite y Lena se percató de su presencia la miró y pensó durante unos segundos hasta que se acercó a Yulia.

—Hola — Saludó Lena.

—¿Quién es ella?

—¿Disculpa?

—No te hagas la que no sabe nada, ¿quién es ella, Elena?

—Y tengo que decirte... ¿cómo por qué?

—Porque, porque...

—Ni siquiera puedes terminar esa frase.

—¿Quién es ella?

—Perdóname, Yulia, pero yo no tengo la obligación de decirte quien es ella... — suspiró — Sin embargo, lo voy a hacer. Su nombre es Sofía, es una amiga que conocí hace un par de semanas atrás.

—Ajá, ¿y tus amigas suelen traerte rosas? Porque yo nunca he visto a Nastya o a Lauren traerte una.

—Ok, Yulia, ¿estás aquí para interrogarme o qué?

—Estoy aquí para ver con mis propios ojos lo rápido que me cambiaste.

Cuando esas palabras salieron de la boca de la pelinegra, Lena dejó salir una risa sarcástica y negó con la cabeza mientras comenzaba a caminar por el pasillo para alejarse, pero antes de llegar a su dormitorio, se detuvo en seco y regresó con Yulia.

—Bien, quieres hablar de cambios ¿no? Perfecto, hablemos de cambios, hablemos de como tu si me cambiaste por Dima, y en cambio, a pesar de que ya terminamos, a decisión tuya, yo no te he "cambiado" por Sofía como tú dices, ella es solo mi amiga, le gusto, eso es cierto, y no te voy a negar que me gusta estar con ella, pero le dejé las cosas en claro, solo amigas, por ti y por ella, porque aunque tú no me creas, y aunque tú te niegues a perdonarme, yo te sigo amando, Yulia, y me prometí a mí misma que no estaría con otra chica cuando aun siento algo por alguien más. Yo no te he cambiado, como dices, sin embargo, tú lo hiciste, así que no veo el porqué de que me estés diciendo tal estupidez, no tienes el derecho y no deberías de tener la cara luego de que te vi besándote con Dima.

—Elena, yo...

—No, basta. Estoy cansada, en verdad cansada de todo esto. Ya no te voy a rogar más, no voy a seguir perdiendo la dignidad ni humillándome ante ti, sé que lo que hice fue malo, sé que no estuvo bien, lo sé, mierda, lo sé, pero ya me disculpé contigo, ya te dije hasta el cansancio que lo siento, y si tu no quieres aceptar mis disculpas, pues es asunto tuyo, no mío, pero esto hasta aquí llegó... te amo Yulia y puede que me creas o no, pero te amo más que a cualquier otra cosa en este mundo, pero también tengo derecho a seguir con mi vida y si algo se llega a dar con Sofía, no me voy a sentir culpable solo porque tú si puedes estar con alguien pero yo no tengo derecho a eso solo porque te dan celos verme con alguien más o dime ¿qué tan miserable debo ser para que tú puedas ser feliz? ¿Qué tan miserable debo vivir para que pague todas las estúpidas cosas que te hice en el pasado?... Estoy harta ya.

La pelirroja terminó de hablar respirando profundamente, observó a Yulia, algunas lágrimas ya salían de los ojos de la pelinegra y Lena podía sentir también lágrimas ya recorriendo sus propias mejillas, sin embargo, y a pesar de todo lo que le había dicho lo único que ella quería hacer era tomarla entre sus brazos, limpiar sus lágrimas y besarla, pero no lo hizo, en cambio, solo negó con la cabeza y se fui de ahí, entrando a su dormitorio y cerrando la puerta, se giró y Sofía la miraba, luego, esta se acercó a la pelirroja y la abrazó unos segundos, luego para separarse.

—Perdón, lo siento por esto, pero Yulia estaba afuera y solo... solo... me desahogué, le dije todo lo que tenía atorado en la garganta desde hace mucho y solo... me afecta, perdón.

—Elena, está bien, no te disculpes, sé que te duele, te entiendo.

—Gracias.

Tras eso, la pelirroja intentó controlarse un poco y Sofía volvió a abrazarla, luego, cuando se apartaron, la chica no dejaba de ver los labios de Lena y ésta también hacía lo mismo, miraba los labios de la otra pelinegra y por impulso, solo la besó.

Los labios de Sofía se sentían muy bien con los de Lena, le gustaba la sensación que estaba teniendo, pero a pesar de eso, ese beso no podía ser comparado con los besos que tenía con Yulia, ni mucho menos los sentimientos que tenía hacia Yulia, pero le gustaban las sensaciones que tenía con Sofía, tal vez eso era suficiente para comenzar a olvidar a la pelinegra de ojos azules.

Unos segundos después, al separarse, las lágrimas dejaron de recorrer sus mejillas y estaba tratando de controlar su respiración mientras Sofía la miraba con una pequeña sonrisa y con las mejillas con una coloración ligeramente rojiza.

—¿Aun estás considerando eso de solo ser amigas?

—En realidad, comienzo a dudar el que solo quiera ser tu amiga — Suspiró la pelirroja.

Tras eso, una pequeña sonrisa volvió a aparecer en los labios de Lena, luego, la morena se acercó más, acorralándola contra la puerta, envolviendo su cintura con sus brazos y Lena colocando una mano en la barbilla de esta, sin dejar de ver sus ojos. Enseguida Sofía intentó terminar con los centímetros que alejaban sus labios de los de la pelirroja para besarle de nuevo, pero Lena giró la cabeza y dejó ese beso en la mejilla.

—No quiero lastimarte, eres una gran chica y me gustas, en verdad me gustas, pero aun siento algo muy fuerte por Yulia y... no quiero que pienses que te estoy utilizando, porque no lo haría, no contigo.

—Sé que aun sientes algo por ella, y también sé que no me lastimarás, pero... déjame ayudarte a olvidarla, dame una oportunidad para ganarme tu corazón, por favor, Elena, solo te pido una oportunidad y si al final, aun la sigues amando, yo te dejaré en paz, incluso te ayudaré a reconquistarla, pero hoy, dame esa oportunidad.

Cuando Lena escuchó sus palabras, sus ojos bajaron a los labios de la morena y con su mano en su barbilla, la atrajo hacia ella, uniendo sus labios en otro beso, un pequeño beso que fue suficiente para intentar abrirse sentimentalmente a otra persona.

—¿Eso quiere decir que...?

—Si, te daré una oportunidad.

Ahora fue Sofía la que la besó por escasos segundos, los brazos de Lena rodearon el cuello de la morena y sus bocas estaban disfrutando el contacto, conociéndose y familiarizándose, era un beso muy bueno en realidad, a la pelirroja le gustaba pero no era igual que con Yulia y aunque lo intentara, algo le decía que no sería igual nunca.

Unos segundos más tarde, se separaron y tanto Sofía como Lena estaban sonrojadas pero se sentía bien y aquella sonrisa hizo sentir a Lena un poco más tranquila, cosa por que la llevó a tomar su mano, entrelazando sus dedos y le dejó un beso en la mejilla.

—¿Sabes? Este sábado será la fiesta de medio semestre y... ¿te gustaría ir conmigo como... como mi novia?

—Me encantaría ir contigo, y más si es como tu novia, sería perfecto — Sonrió.

Lena le sonrió una vez más, luego suspiró y la abrazó por algunos segundos hasta que se separó de ella sin soltar su mano.

—Bueno, creo que debemos irnos si queremos llegar a tiempo a mi exposición en la galería de arte ¿no crees? — Dijo Sofía.

—Oh, claro, me muero por ver esas fotografías, supongo que salieron hermosas ¿no?

—Eso quiero creer, más porque una linda pelirroja aceptó ser mi modelo en algunas.

Lena rió y suspiró profundamente, tomó sus cosas y la morena las suyas y salieron del dormitorio directo al auto, donde a medio camino por el campus, Lena divisó a Yulia, que estaba en una banca con Anya y Svetlana. La pelinegra se abrazaba a Anya mientras Svetlana le decía algo y frotaba su brazo como si estuviera consolándola, hasta que Yulia notó que la pecosa estaba pasando por ahí, con Sofía tomando su mano, por la que negó con la cabeza lentamente y Lena dejó de prestarle atención para seguir su camino hasta el auto de Sofía y poder alejarse de Yulia.

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Días después, sábado.

Los días pasaban bien para Elena, habían sido tranquilos a pesar de haber tenido dos encuentros un tanto incómodos con Yulia, el primero fue cuando en una cita con Sofía en un restaurante donde se la encontró con el grandulón y el segundo fue cuando Sofía la traía de regreso a la universidad, pero fuera de eso, habían pasado bien las cosas.

Ya no había hablado con Yulia directamente, y por eso se refería a que no había ningún contacto entre las dos que no fueran comerse con la mirada, luego, los días con Sofía habían sido en verdad geniales, habían salido prácticamente todos los días desde que se besaron y si, le gustaba bastante, ya no estaba tan triste pero a pesar de eso, aún estaba Yulia y su maldito recuerdo en su cabeza, un recuerdo que ya no sabía como destruir pero por lo pronto, estaba disfrutando con Sofía lo más que le fuera posible, y esa noche, la noche del baile, no sería una excepción.

—¿Y bien? ¿Qué tal me veo?

—Te ves increíblemente bien, Nastya y con ese escote, vas a matar a Anya, te lo aseguro.

—Perfecto, justo lo que quería escuchar, ahora, levántate y déjame verte, veamos si Sofía va a morir también, aunque sería lamentable, porque ella me agrada.

Increíblemente ese comentario de Nastya le había hecho reír, entonces negó con la cabeza divertida y se levantó de la cama, alisando su falda y acomodando su cabello, haciendo un gesto divertido a su mejor amiga, que asentía en aprobación a su atuendo.

—Sin duda ese cabello corto te queda muy bien, Elena y más con ese atuendo negro, te ves perfecta, amiga mía.

—Lo sé, pero, ¿ahora amas mi cabello? Recuerdo que casi me matas por cortarlo tanto hace dos días.

—Oye, era el shock inicial del momento, pero ahora, me gusta tu corto cabello ¿ok?

—Ok, solo eso quería escuchar, pero bueno, te dejo, recogeré a Sofía en su departamento.

—Está bien, ve por ella, nos vemos en el salón en un rato ¿ok? No te vayas a perder, Katina.

—Yo no lo haré, y por favor, que ni tu ni Anya, ni Lauren y Svetlana se pierdan, no quiero estar buscándolas.

—Trato, hasta más tarde, Lena.

—Adiós, Nastya.

Se miró por última vez al espejo, sonrió y tomó sus cosas para salir del dormitorio y en cuanto abrió la puerta, Nastya volvió a llamar su atención.

—Hey, Elena, espera, tengo una duda.

—¿Cuál es?

—Entre Sofía y tú ¿quién es la activa?

—¿Perdóname?

—Si, es que a veces tú eres muy ruda o ella lo es, así que no me queda claro el rol de cada una, pero podría apostar a que la activa es ella.

Cuando la pelirroja terminó de escuchar la sarta de estupideces que su mejor amiga había dicho, solo dejó salir una risa, la miró y enarcó ambas cejas antes de contestar a su pregunta.

—¿Sabes qué? Jódete, Isaeva, no pienso responderte eso.

—Vamos, Elena, tengo esa duda.

—Vete a la mierda, querida amiga.

La castaña entonces solo dejó salir una carcajada, mientras Lena cerraba la puerta y salía del campus, iba directo a su auto, mirando la pantalla del celular, estaba tan perdida en él, observando algunas fotos y por ese pequeño descuido chocó con una chica, haciendo que su celular cayera al suelo al igual que la mujer.

—Lo siento, no te vi, déjame ayudarte.

Entonces la chica tomó su celular entre sus manos y la ayudó a levantarse, fue en ese momento cuando notó que la chica con la que había chocado era precisamente Yulia, que la miró y enseguida llevó sus ojos a su celular, donde tenía una foto de las dos, que era la que la pelirroja iba viendo en el momento en que chocaron.

—¿Estás bien?

—Si... Me gusta esa foto — suspiró y le entregó el teléfono.

—Si, a mi... a mí también.

—¿Por qué aun la tienes?

—Porque... porque me gusta, no... no quiero borrarla.

—Te entiendo... Irás a la fiesta ¿verdad?

—Si, de hecho voy por... por Sofía.

—Lo supuse.

—Ajá... ¿Tú irás?

—No lo sé, tal vez...

Luego, Elena asintió y ambas se quedaron en silencio, la pelinegra la observaba y Lena también a ella, después, llevó la mirada a su celular, hasta esa foto de ellas, sonrió un poco y bloqueó el celular para guardarlo en su bolso y volver a ver a Yulia.

—Amm bueno, yo tengo que irme.

—Oh si, claro, adiós Elena, tal vez te vea en la fiesta.

—Eso espero, adiós.

Miró los ojos azules de la pelinegra unos segundos más, y comenzó a caminar, pero solo fueron unos pasos, hasta que giró, volvió con ella y dejó un beso en su mejilla, para ver como se sonrojaba un poco ante ese pequeño acto, ese acto que le había dejado un cosquilleo en los labios y con ganas de que ese beso, en lugar de haber sido en la mejilla hubiera sido en su boca, pero son cosas que ya no podían ser.

—Me gustaría preguntarte algo — Le preguntó Lena.

—¿Qué es?

—¿Crees que podríamos ser amigas al menos?

—¿Amigas?

—Si, no quiero perderlo todo cuando de ti se trata, al menos me gustaría que pudiéramos ser amigas, olvidando los rencores y todo eso, cada quien por su lado, pero conservando la amistad.

—No lo sé, Elena — Suspiró — Creo que ser amiga de tu ex, luego de todas las cosas que han pasado puede ser un poco difícil e incómodo.

—Pero vale la pena intentarlo ¿no? Por los recuerdos... ¿Qué me dices? ¿Amigas?

—Yo...

—Piénsalo, por favor.

—Lo pensaré — Asintió.

—De acuerdo.

Lena asintió lentamente y dejó salir un suspiro mientras la veía, no se cansaba de verla, y la seguía viendo como el primer día, a pesar de llevar ya dos meses separadas, la seguía viendo como el primer día y no sabía como cambiar eso.

—Entonces, que te vaya bien con tu novia...

—Igualmente, hasta pronto.

Le dio una última mirada a su rostro y sonrió, para luego, Lena retomar su camino y Yulia el de ella, con todo un revoltijo de sentimientos en su interior.

¿Amigas? ¿Habré hecho lo correcto al ofrecerle mi amistad?

Luego de tocar el timbre de la puerta de Sofía esperó unos segundos hasta que ella apareció, con una bella sonrisa mientras Lena la miraba de arriba a abajo y la chica hacía lo mismo que la pelirroja, apreciándose la una a la otra.

—Recuerdo que dijiste que la fiesta no es demasiado formal, así que... ¿esto está bien?

—Es perfecto, te ves muy linda, Sofía, en verdad.

—Gracias, tu igual te ves hermosa — Sonrió.

Entonces fue el turno de Lena en sonreír, para enseguida acercarse a ella, tomarla de la cintura y dejar un corto beso en sus labios seguido de un suspiro por parte de Sofía.

—Bueno ¿nos vamos?

—Por supuesto.

Dijo sonriente, salió del departamento y luego de cerrarlo bien, Lena tomó su mano y salieron del edificio para ir a la fiesta.

…………………………………………………………………………………………………..

—Bienvenida al baile de medio semestre — Mencionó la pelirroja en cuanto Sofía bajó del auto, mirando el gran salón donde sería el baile, como algunos estudiantes llegaban acompañados de sus parejas, otros con amigos y notando el ambiente universitario en cada esquina, sonrió y miró a la pelirroja.

—Vaya, esto se ve interesante, ya había olvidado lo que era estar rodeada de universitarios, sobre todo en una fiesta.

—Bueno, pues esta noche recordarás ese ambiente, creo que será divertido.

—Yo igual lo creo, más con buena compañía.

Con aquello, Sofía sonrió una vez más, luego rodeó el cuello de la pecosa con sus brazos y dejó un pequeño beso en sus labios, lo que hizo sonreír a Lena.

—Comparto tu pensamiento, pero en fin, vamos a buscar a Nastya, no debe de estar muy lejos.

—Ok, vamos.

Cuando la morena entrelazó sus dedos con los de la pelirroja, comenzaron a caminar entre todas las personas que estaban ahí buscando a Nastya, debía admitir que no solamente la estaba buscando a ella, sino también a Yulia, tenía la pequeña esperanza de verla allí esa noche, en realidad quería verla y eso la hacía sentir mal por Sofía pero simplemente no podía evitar el desear ver a Yulia aunque fueran solo algunos cortos minutos inclusive si era con el idiota de Dima.

—Ok, no veo a Nastya por ningún lado pero ahí está Lauren, vamos con ella.

Sofía solo asintió y comenzaron a caminar con Lauren que casualmente se estaba moviendo hacia alguna parte pero se detuvo cuando encontró a Svetlana, la pelirroja vio como le daba un beso en la mejilla y antes de que la castaña se volteara, Lauren le dio una rosa, dejando a Lena impresionada, porque Lauren no era de esas chicas detallistas, así que eso era nuevo, por lo que para enterarse bien el porqué de sus acciones cursis que estaba haciendo esos últimos días, apresuraron el paso hasta que llegaron con las dos chicas que incómodamente para Sofía y para Lena, estaban besándose.

—Despéguense ¿si?

En cuanto Lena habló, ellas dos dejaron de besarse y miraron sonriendo a las recién llegadas, mientras Lauren se movía detrás de Svetlana y la abrazaba, recargando su cabeza en su hombro.

—¿Se puede saber porque interrumpes un buen beso?

—Porque no tengo ánimos de ver como se comen la boca, por eso Lauren.

—Agg, aguafiestas.

—Bien, dejemos de hablar de eso. Sofía, ya conoces a Lauren, así que a ella la ignoraremos, pero ella se llama Svetlana, es...

—Mi novia... — Respondió la morena de ojos verdes.

—Si, su nov... ¡¿Tu qué?!

—Lo que escuchaste, Katina, Svetlana es mi novia.

—No puede ser ¿cuándo pasó eso?

—Hace una semana, Lauren me preguntó si quería ser su novia y acepté ¿por qué te impresionas?

—No... por nada.

Tras eso, Lena solo miró a Lauren con los ojos entrecerrados y esta lo único que hizo fue guiñarle un ojo y besó la mejilla de Svetlana nuevamente.

Tengo que hablar con ella luego, eso es un hecho.

—Pero bueno, ella es Svetlana, novia de Lauren.

—Es un gusto conocerte, Svetlana, yo soy Sofía, novia de Elena.

—Lo mismo digo, un gusto.

Cuando Svetlana dijo eso, le sonrío a Sofía y enseguida le lanzó a Lena una mirada que sinceramente la pelirroja no pudo descifrar pero que logró ponerla nerviosa, entonces, Lena limpió su garganta mientras pasaba una mano por la cintura de Sofía y miraba a cualquier parte menos a Svetlana.

—Ok, ya se presentaron, ahora necesito saber si no han visto a Nastya.

—La miré, pero en cuanto me descuidé, ella desapareció.

—Se fue con Anya a no sé dónde, ella y yo estábamos aquí, y de la nada Nastya apareció y cinco segundos después, ella y Anya desaparecieron— Completó Sveta.

—Agg, le dije que no se perdiera, pero bueno, vamos adentro y conseguimos una mesa ¿de acuerdo? Ellas ya aparecerán en algún momento.

—Sí, vamos.

Tras eso dicho, fueron al interior del salón, donde observaban la decoración, era linda, había globos por todos lados, la pista de baile estaba grande y espaciosa, tenía un escenario muy bien preparado, con micrófonos a cada lado de él y había un DJ que se encontraba ya reproduciendo música.

Entonces caminaron por el salón y encontraron una mesa, donde empezaron a conversar animadamente en lo que aparecían Nastya y Anya, pero pasaron cerca de 20 minutos y ellas seguían sin dar una señal de vida.

—¿Qué estarán haciendo estas dos para que tarden tanto?

—En realidad no quiero saberlo — Dijo Sveta.

—Puede que tu no pero yo sí, así que iré a buscarlas afuera, tal vez y con algo de suerte las encuentre.

Ellas asintieron y entonces Lena miró a Sofía.

—¿Está bien si te dejo aquí con ellas unos minutos o quieres acompañarme?

—No te preocupes, me quedaré con ellas, son bastante divertidas.

—Perfecto, no tardo, Sofía.

—Está bien.

La pelirroja dejó un pequeño beso en los labios de su novia y salió del salón en busca de las chicas que seguían desaparecidas y al no encontrar nada, fue a los jardines traseros del lugar, buscando y buscando, pero en ese instante, en lugar de encontrarlas a ellas, se encontró con Yulia, estaba sentada en una de las bancas del lugar, sin embargo, lo que más llamó su atención es que estaba sola, por lo que se acercó a ella y en cuanto se vieron, la boca de Lena cayó al suelo por lo hermosa que se miraba.

—Umm... oh... Hola...

—Hola, Elena — Sonrío.

—Amm... ¿por qué siempre que te veo... se me dificulta hablar?

—No lo sé, pero es divertido.

—No, para mí no.

—Pero para mí sí, creo que es... tierno.

Lena escuchó aquello, y no pudo evitar sonreír y luego rascar su nuca, nerviosa, cuando Yulia dejó su asiento y se levantó para acercarse solo un poco más a ella.

—En fin, ¿has visto a Nastya y a Anya?

—Amm no, desde que llegué no las he visto.

—Diablos, no las encuentro por ningún lado, pero sabes que, no me importa, ellas se perderán por hacer quien sabe que cosa, a mí no me interesa.

—Ya aparecerán, Elena.

—Sí, eso supongo, por lo pronto, yo regresaré al salón, pero tu... ¿qué haces aquí sola? ¿Y Dima?

—Dima no vino conmigo, recuerda que hoy tenían un partido importante y obviamente él no podía faltar, de hecho, yo no iba a venir pero Anya me convenció y aquí estoy.

—Oh, entiendo... ¿Quieres ir conmigo y con las chicas? Ya tenemos la mesa reservada y todo eso.

—No creo que sea buena idea, en realidad.

—¿Y por qué no?

—Porque tu estás con tu novia, y debes aceptarlo, eso sería muy incómodo para todos y supongo que más para ella, o al menos para mí lo sería, no me gustaría compartir mesa con la ex de mi novia.

—Eso no es cierto — Dijo Lena sin importancia.

—¿Por qué lo dices?

—Porque Lauren y yo tuvimos algo en un punto de nuestra vida, nunca formalizamos, pero si teníamos algo, sin embargo, llegaste a compartir mesa con ella y no solo eso, conviviste con ella.

—Elena... es diferente.

—Explícame porque lo es.

—Porque ustedes no sentían nada la una por la otra cuando se reencontraron, por eso me fue fácil, también porque sabía lo que sentías por mí y en esta ocasión, es diferente, porque, al menos yo, todavía siento algo por ti.

Cuando Lena escuchó a Yulia decir eso, su sorpresa fue evidente, más porque casi se ahogó con su propia saliva y porque parecía que sus ojos querían salirse de sus órbitas, ya que de todas las cosas que pensó que ella diría, eso, específicamente eso, nunca pasó por su cabeza y sin embargo, fue lo que ella dijo.

—Espera... ¿Qué... qué dijiste?

—Sabes muy bien lo que dije, Elena.

—Ok, si... lo sé, pero... ¿Todavía sientes algo por mí?

—Si — suspiró — Así es...

—Yulia, yo...

—Lo sé, estás con ella ahora, no pretendo alejarte de ella ni nada con esto que te estoy diciendo, solo quería hacértelo saber y ya, eso es todo, no te estoy pidiendo que regresemos, no voy a terminar con Dima, solo tenía necesidad de decírtelo, eso es todo, Elena.

No voy a negar que su confesión le gustaba, hasta que llegó al punto de "no voy a terminar con Dima". No lo sabía, pero Lena ya estaba tomando esas palabras como una despedida a lo que tenían y que ya no podría ser, por sus propios errores pero también de ella, ambas se lastimaron, tal vez de diferente manera pero el dolor fue exactamente el mismo y definitivamente, al menos para la pelirroja el "Todavía siento algo por ti" era una despedida a lo que alguna vez tuvieron.

—Bueno, entonces eso de ser amigas ni siquiera lo menciono ¿no?

—No tiene caso, Elena.

—¿Y por qué no? Al menos deberíamos intentarlo, y pues, lo nuestro no funcionó como pareja, tal vez como amistad sea diferente.

—¿Sabes, Elena? — Negó con la cabeza y suspiró — Yo una vez leí que si una pareja al terminar pueden tener una amistad, es porque uno de los dos aún está enamorado o nunca amó a la otra persona... Yo aún te amo...

Lena suspiró, era todo lo que podía hacer porque se sentía perdida, no sabía como reaccionar o como actuar, no sabía que decir.

—Yo todavía te amo también, Yulia... tal vez nosotras...

—No, ya no hay un nosotras, yo te dije que aun te amo, pero no puedo verte como te veía antes de enterarme de esa apuesta.

—Entonces — Suspiró — Este es nuestro final ¿cierto? ¿Hasta aquí llegó todo lo que vivimos? ¿De verdad quieres dejarlo todo aquí?

—No quiero dejarlo, pero es lo mejor, y tú lo sabes.

—Me niego a aceptarlo.

—Pues debes hacerlo.

Tras eso, Yulia iba a caminar hacia el interior del salón, pero la mano de Lena sujetando la suya evitó que siguiera su camino, entonces la pelinegra se giró, suspiró y de la nada, acarició la mejilla de la pelirroja con su mano, haciendo que esta cerrara los ojos por el contacto y lo siguiente que Lena sintió, fueron sus dulces labios presionar los de ella en un breve y corto beso, dejándola con ganas de más, necesitaba más, por lo que entonces Elena la tomó de la cintura y volvió a unir sus labios pero en esa ocasión fue un beso más largo, más intenso, más significativo, hasta que se separaron.

—Por favor, Yul...

—Por cosas como esta, es por lo que no podemos ser amigas... hasta aquí hemos llegado, debemos afrontarlo y aceptarlo.

Entonces Yulia se alejó completamente, y luego de darle una mirada triste a la pelirroja, se fue.

Elena se quedó ahí parada como idiota, con sus dedos tocando sus labios gracias al cosquilleo que el beso le había dejado, luego pasó su mano por su cabello y enseguida de suspirar y de dejar salir una gran respiración profunda, regresó al salón y de inmediato encontró la mesa de Yulia, en donde ya estaban ahí Anya y Svetlana, mientras que en su mesa, Lauren y Nastya le hacían compañía a Sofía.
No podía evitar sentirse mal por la otra pelinegra, por el beso que había tenido con Yulia y por las palabras que le había dicho, pues Sofía no se merecía una traición de su parte, ella era una gran chica y eso era lo más cobarde que podía hacerle.

Elena, eres un desastre, eso es un hecho.

Dejó salir un resoplido y a paso lento se acercó a su mesa, miró a Sofía y cerró los ojos brevemente para luego ver a sus dos amigas que estaban ahí sin hacer ni el más mínimo ruido.

—Chicas ¿creen que podrían dejarme sola con Sofía algunos minutos?

—Claro, Lena, yo invitaré a Anya a bailar ¿vienes Zaitseva?

—Acepto, no puedo estar mucho tiempo sin mi novia, con permiso chicas.

Tanto Sofía como Elena asintieron y en cuanto las dos se alejaron en busca de sus novias, ella se sentó junto a Sofía, suspiró y tomó su mano, no podía ocultarle eso, sinceramente no lo merecía y no estaba dispuesta a seguir siendo una caja de secretos nunca más, porque te consumen poco a poco y ella ya no podía seguirse hundiendo más.

—¿Elena?

—Sofía, yo debo decirte algo — suspiró — Hace unos minutos, cuando salí a buscar a Anya y a Nastya, pues me encontré con Yulia, hablamos un poco y...

—No digas nada más, lo sé.

—¿Lo sabes? ¿Qué sabes? — Frunció el ceño.

—Que besaste a Yulia.

—¿De verdad? ¿Cómo lo supiste? No entiendo...

—Cuando noté que estabas tardando, decidí salir a buscarte y en cuanto llegué al patio trasero, vi como la sujetaste y enseguida vi como se besaron.

—Sofía, yo...

—No, está bien, cuando te pedí una oportunidad, sabía a lo que me enfrentaba, sabía tus sentimientos, fuiste sincera conmigo desde el principio y yo acepté esto sabiendo que no sería fácil, así que un beso no me importa.

—¿Estás hablando en serio? Yo te entiendo si quieres dejarlo hasta aquí.

—No estoy dispuesta a eso, al menos no aun, seguiré con mi lucha, tal vez con algo de suerte, logre salir vencedora.

Luego de escucharla, le sonrió y suspiró aliviada, sin duda alguna, Sofía había llegado a su vida para mejorarla y vaya que lo estaba logrando, se sentía tan bien en ese momento, que lo único que pudo hacer fue acariciar el dorso de su mano suavemente y dejar un beso en su mejilla.

—Gracias por no darte por vencida.

—No lo haré, Elena.

Sofía sonrío y ahora dejó un corto beso en los labios de Lena que correspondió para que al terminar, se levantaran de esa mesa e ir a bailar.

………………………………………………………………………………………………………….

Horas más tarde.

—Y ¿Cómo esta Yulia?

En el momento en que Anya escuchó la pregunta que le hacía su novia, dejó de bailar y la miró sorprendida.

—Vamos, Anya, no me mires así.

—Es que me impresionaste ¿tú preguntando por Yulia? Nasty, eso es nuevo.

—Ay por supuesto que no... ven, estorbamos aquí.

La castaña de ojos claros comenzó a caminar entre la multitud de personas a través de la pista de baile con Anya sujetando su mano y cuando por fin lograron salir del mar de personas que bailaban una canción lenta, fueron hasta la mesa que compartía con Elena y se sentaron en ella.

—Ahora sí, cariño ¿qué tal Yulia? Elena me dijo que finalmente dejarán todo hasta aquí ¿cómo lo tomó ella?

—Bueno, está triste, aun la ama ¿sabes? y yo no entiendo porque si aún se aman las dos deciden separarse, creo que es algo tonto.

—Lo es, Anya, pero a veces las personas cometen estupideces y esas cosas son las que los ayudan a darse cuenta de lo que realmente necesitan. Elena también está algo triste pero logra cubrir esa tristeza siempre, aunque no le durará mucho y a pesar de que está con Sofía, ella aun ama a Yulia, solo es cuestión de que ambas vean la falta que se hacen mutuamente y todo volverá a la normalidad.

—Eso espero, Nastya, no me gusta ver a mi hermana así.

—Verás que si, pero por lo pronto, debemos apoyarlas ¿no crees?

—Si, supongo...

—En fin, dime ¿estás emocionada por la escapada del fin de semana?

—Mucho, me muero por conocer esa cabaña de tu familia, Nast.

—No falta mucho, solo una semana, haré que disfrutemos esos días bastante.

—¿Segura? ¿Cómo Nastya?

—No te puedo mostrar aquí, amor.

Anya rió ante el comentario comenzando a dejar pequeños pero muchos besos en los labios de su novia, haciéndola reír una vez más, hasta que sus miradas cayeron directamente en el escenario, donde Yulia subió. Aquello no sería bueno.

—Oh no... — Dio Anya sorprendida.

—Dime que no va a cantar.

—Lo hará.

—Perfecto.

……………………………………………………………………………………………………..

Sofía y Lena bailaban tranquilamente en la pista, la pelirroja con sus brazos en la cintura de su ahora novia y los de esta en su cuello, riéndose de pequeños comentarios que a veces cada una de la dos hacía, hasta que la música dio fin, se separaron entonces, miraron al escenario para esperar la siguiente canción y fue cuando Lena notó como Yulia acomodaba el micrófono preparándose para cantar lo siguiente.

Genial...

MY WORDS ARE WRAPPED IN A BARBED WIRE —MIS PALABRAS ESTÁN ENVUELTAS EN ALAMBRES DE PÚAS.

MY ACTIONS SPEAK FOR WHAT I CAN'T SAY —MIS ACCIONES HABLAN POR LO QUE NO PUEDO DECIR.

'CAUSE I FALL ONE STEP FORWARD —PORQUE CAÍ UN PASO MAS ADELANTE

TO PUSH YOU AWAY, PUSH YOU AWAY —PARA ALEJARTE, ALEJARTE.

En cuanto las primeras palabras salieron de su boca, Lena se quedó estática, solo viéndola, mientras la pelinegra de ojos azules la miraba también cuando cantaba, mientras sentía como cada palabra que decía iba directamente dirigida hacia la pelirroja.

AND MY HEART'S TOO DROWN TO DRY —Y MI CORAZÓN ESTA DEMASIADO EBRIO PARA CONDUCIR.

IF I SHOULD STAY AWAY FROM YOU, TONIGHT —DEBERÍA ALEJARME DE TI ESTA NOCHE.

BUT IN THIS BLACKOUT STATE OF MIND —PERO EN ESTE ESTADO DE APAGÓN EN MI MENTE.

BABY I WANT IS YOU, TONIGHT —CARIÑO, LO ÚNICO QUE QUIERO ES A TI ESTA NOCHE.

Yulia cantaba esas letras tan apasionadamente, se podía notar como sentía cada cosa que cantaba y como esa letra en particular le había hecho sentir a Lena un poco feliz por dentro pero también, muy muy confusa, cosa que la hacían querer dejar de verla y salir de ese lugar, pero sus piernas se negaban a responder al igual que sus ojos, por lo que permaneció ahí, hasta esperar a que terminara de cantar esa canción con indirectas demasiado directas.

AND NO LAST WORDS CAN STOP ME —Y LAS PALABRAS DE NADIE PUEDEN DETENERME.

I'M PAST THE POINT OF NO RETURN —HE PASADO A UN PUNTO QUE YA NO TIENE RETORNO.

NO MATTER HOW IT HURTS ME —NO IMPORTA CUANDO ME DUELA.

MOURNING TO YOU —ESTOY CORRIENDO HACIA TI.

RUNNIN' TO YOU —CORRIENDO HACIA TI.

Yulia terminó de cantar, el lugar explotó en aplausos y Lena seguía ahí estática, como una estatua pero reaccionó cuando sintió un ligero apretón en una de sus manos, trayéndola de vuelta a la realidad, por lo que observó a Sofía e intentó buscar una palabra adecuada para decirle.

—¿Estás bien? — Le preguntó su ahora novia.

—Si, yo solo... necesito algo de aire, ahora regreso.

Sofía sin esperar contestación, vio a Lena alejarse de ella y rápidamente salir del salón. Lena fue al patio trasero y se quedó parada mientras se recargaba en una de las paredes, mirando al cielo nocturno, a la hermosa luna y a todas las estrellas hasta que fue interrumpida por la voz de la que había salido huyendo hace tan solo segundos atrás.

—¿Tan mal lo hice como para que salieras huyendo?

En cuanto Elena escuchó la voz de Yulia, suave y tranquila que inundó sus oídos, ella volteó para verla, la pelinegra mordía su labio inferior y Lena solo dejó salir una risa sarcástica, negó con la cabeza y volvió a ver el cielo nocturno, que de alguna manera, lograba tranquilizarla internamente.

—¿Acaso eres bipolar, Yulia?

—No, Elena, no lo soy.

—¿Entonces, por qué cantaste esa canción?

—La canté porque... — Dejó de hablar, por lo que Lena volvió a verla, dejando salir un suspiro, Yulia caminó unos cuantos centímetros hacia la dirección donde estaba la pelirroja solo para recargarse en la misma pared que esta, justo a su lado y enseguida se encogió de hombros.

—Veo que no tienes respuesta para eso — Suspiró la pelirroja.

—No, en realidad no la tengo, simplemente la canté porque quería hacerlo.

—Ajá, ya veo... ¿sabes lo incómoda que me hiciste sentir?

—No creo que lo que sentiste fuera incomodidad, Elena.

—Eso no puedes saberlo, Yulia — Enseguida, ambas permanecieron en silencio, solo unos cuantos segundos, hasta que Yulia dejó salir una pequeña risa, haciendo que Lena enarcara una ceja, sin entender el porque de esa risa repentina.

—¿De qué te ríes?

—De nada, es solo que... en realidad, si sé que no sentiste incomodidad cuando canté ¿quieres saber cómo lo sé?

—Si, me ayudaría a estar un poco menos confundida.

—Bueno, pues mientras estaba en el escenario, mi mirada no se apartó de ti ni un solo segundo y te conozco, Elena, incluso me atrevería a decir que lo hago mejor que nadie, y sé que cuando te sientes feliz, comienzas a jugar con las puntas de tu cabello como lo hiciste hace unos minutos, cuando estás nerviosa o ansiosa miras la causa de eso sin parpadear, y eso también lo hiciste, además, noté a la perfección como luchabas contigo misma para evitar que esa sonrisa que solo yo sé provocar, se dibujara en tus labios. Esas pequeñas cosas me dijeron que lo que sentiste fue algo que no está nada relacionado con la incomodidad, podría asegurarlo.

Bien, ha dado justo en el clavo.

Lena no pudo hacer nada más que mirarla, dejar salir un suspiro y morder su labio inferior algunos segundos, ya que todo lo que había dicho era malditamente cierto, tenía la boca repleta de razón y ella no tenía nada, absolutamente nada para contradecir sus palabras acertadas a su reacción, pero no la dejaría ganar tan fácil.

—Esas pequeñas cosas no significan nada, Yulia, además, si me conoces tan bien como dices, debiste notar mi mirada desconcertada y confundida, porque estaba... no, mejor dicho, estoy confundida por esa canción y por tu actitud extraña y bipolar.

—Las noté, Elena — Sonrío — pero no tienes por qué estar confundida, solo fue una canción y ya, no es gran cosa.

—Tal vez no para ti, pero para mí lo es, ya que básicamente dijiste que deberías permanecer alejada de mí y sin embargo, haces todo lo contrario, justo como lo haces en este momento a pesar de que solo algunas horas atrás, dijiste que debíamos dejar todo aquí, que debíamos afrontarlo y aceptarlo.

—Se lo que dije — suspiró — Pero cuesta creer que dos personas que se quieren buscan separarse para estar mejor.

—Si, cuesta creer eso, sin embargo, esa fue tu decisión, no la mía y lo sabes perfectamente.

Sinceramente, a ese punto de la conversación, Lena se sentía realmente cansada de todo, de ella misma, de las circunstancias y de sus malditos sentimientos, aunque Yulia parecía estar bien con todo.

—Quiero besarte, esa es la decisión que ahora importa.

De forma inmediata, Yulia acortó la distancia que había entre las dos, tomando el cuello de la pelirroja con ambas manos y cuando se aproximaba a Lena de forma lenta, esta logró cerciorarse del ligero olor a alcohol que provenía de ella, ahí estaba la razón del porque de su cambio de pensar tan drástico, había bebido.

Perfecto, ahora todo tiene sentido.

En ese momento, la pelirroja se alejó de ella, tomó sus muñecas con sus manos y le dio la mirada más dura que podía.

—Yulia... ¿Yulia, has estado bebiendo?

—Solo un poco... — Sonrió — bueno, en realidad he bebido más que un poco, pero estoy bien.

—No, no estás bien, el alcohol hizo que te subieras al escenario a cantar esa estúpida canción, hizo que salieras tras de mí y comenzaras a hablar conmigo e hizo que quisieras besarme en este momento... no sabes lo que haces y te aseguro que mañana te arrepentirás.

—No me arrepentiré, Elena, se lo que hago, no he perdido la conciencia aun.

—Eso no es cierto.

Yulia intentó besarla nuevamente, pero ahora las manos de Lena en sus hombros la mantenían alejada, pues si bien, Lena igual se moría por besarla, no lo iba a hacer, en primera, porque no estaba dispuesta a ser una acción que solo el alcohol le daba el valor de hacer y en segunda, porque tenía algo de dignidad, y no estaba dispuesta a perderla de esta manera y a ceder a los deseos ebrios de Yulia. No estaba dispuesta a besarla solo porque unas cuantas copas de alcohol en el organismo de su Yul eran lo que querían.

—Basta Yulia, por favor, solo para... Regresa al campus, es lo mejor.

—No me quiero ir, quiero estar contigo.

—Eso no puede ser...

—Bien, entiendo, no me quieres, estoy captando, tal vez si es mejor que me vaya... Conseguiré un taxi y dejaré de molestarte.

—¿Un taxi?

—Si, llegué aquí con Anya y Nastya, pero no pienso arruinar la fiesta para ella, por lo que me iré en un taxi.

Ahora el tono de Yulia sonaba más que molesto, y la mirada que le daba le confirmaba su furia, sin embargo, Lena no la dejaría irse de allí en un taxi y menos en esas condiciones, sabía que estaba un poco consciente pero no en sus cinco sentidos, lo que podría ser peligroso, y Lena no dejaría que estuviera en peligro nunca, a pesar de las circunstancias.

—Tú no te vas a ir en un taxi, tú te vas conmigo, solo... solo espera aquí, iré a avisar.

—No te causaré más problemas, me iré sola, no te necesito, no te quiero cerca de mi ¿de acuerdo?

Ahora más que nunca creo que esta chica es bipolar.

Enseguida, y con una mirada autoritaria, Lena puso una mano en su cuello, evitando que se alejara y enarcó una ceja, dándole a entender que ella no se iría de allí sin ella.

—Tu te vas a ir de aquí conmigo o no te vas, es así de sencillo, no tienes opción, tampoco te estoy preguntando que quieres, simplemente te estoy avisando, Yulia.

—Te odio, Elena — Puso los ojos en blanco.

—No me interesa si me odias o no, bajo ninguna circunstancia voy a dejar que te vayas sola y que corras peligro, no voy a arriesgarme a que algo te suceda, eso no va a pasar, así que me vas a esperar aquí, sin hacer ninguna estupidez, yo voy a avisarles a las chicas que nos vamos y listo.

—Como estás tan segura de que voy a hacer lo que quieres ¿eh?

—No creo que me quieras ver furiosa ¿o sí? — Suspiró y tocó el puente de su nariz — Espero que aun recuerdes como soy cuando algo no es como yo quiero que sea, no soy paciente, Yulia, no me gustan los caprichos ni los berrinches, y si quieres ver a la Elena amigable, espero que hagas lo que te estoy pidiendo, claro, si no quieres ver el mundo arder ¿estás de acuerdo?

Yulia ya no tuvo más opción que fruncir el ceño, cruzar sus brazos sobre su pecho y asentir enfadada, entonces se alejó de la pelirroja, se recargó y miró el cielo mientras dejaba salir un suspiro, por lo cual ahora era el turno de Lena de suspirar, negar con la cabeza y entrar al salón, donde de inmediato comenzó a buscar a Sofía pero simplemente no la encontró, sin embargo, logró encontrar a Nastya que bailaba con Anya, cosa por la que rápidamente caminó hasta ellas y en cuanto llegó, interrumpió su baile.

—Nastya ¿sabes dónde está Sofía?

—Amm...

—¿Amm..? ¿Qué? — Enarcó una ceja.

—Ella se fue.

—¿Se fue? ¿Cómo que se fue?

—Si, se fue, al parecer se encontró con el hermano de un amigo suyo y luego, solo se fue.

—Oh, entiendo, seguramente me odia.

—Ella no te odia, antes de irse me dijo que mañana hablaban, que entendía que quisieras estar sola... o en compañía de Yulia, por lo que decidió que sería mejor que ella se fuera.

—Mierda, todo hago mal... — suspiró — En fin, yo me voy y me llevaré a Yulia, al parecer ha estado tomando y no quiero que regrese sola, ¿eso está bien, Anya?

—¿Ella está de acuerdo?

—No lo está, pero no dejaré que regrese sola, puede ser peligroso y nunca dejaría que algo le pasará, además, tampoco está dispuesta a irse contigo porque no quiere arruinar tu noche, y la conoces, sabes que es obstinada, no la harás cambiar de parecer.

—Si, tienes razón... Está bien, ve con cuidado y por favor, cuídala a ella.

—Siempre.

Tras eso, la pelirroja se alejó de ellas y caminó hasta la salida, donde ahora comenzó a pensar, ya que además de tener a Yulia en su cabeza, ahora también estaba Sofía, que inconscientemente le estaba haciendo daño y eso la hacía sentir mal, pero en fin, mañana hablaría con ella y llegarían a algo, tal vez a algo que sea bueno para ambas.

Cuando llegó a la salida, una muy pequeña sonrisa se instaló en sus labios, al ver como Yulia seguía en la misma posición que cuando se había ido, al menos había sido obediente y sus amenazas habían surtido el efecto deseado.

—¿Podemos irnos?

Yulia en cuanto escuchó la voz de Lena, solo puso los ojos en blanco y asintió, por lo que la pelirroja rió, y comenzó a caminar hasta el auto con ella en completo silencio a sus espaldas hasta que llegaron, le abrió la puerta del copiloto y ella entró sin siquiera mirarla, cruzándose de brazos en el asiento y mirando hacia enfrente.

Lena negó la cabeza por su actitud infantil pero también sonrió, porque se miraba tierna, después solo cerró la puerta, le dio la vuelta al auto y entró igual, arrancando y dirigiéndose al campus con solo el ruido de la radio dentro del coche.

………………………………………………………………………………………………….

—Bien, Yulia, ahora si puedes hacer lo que quieras, yo me iré a mi dormitorio.

Mencionó en cuanto ambas bajaron del auto, le dio una última mirada y comenzó a caminar, solo que se vio obligada a detenerse cuando finalmente la pelinegra había dicho algo luego de todo el camino en silencio.

—No te vayas.

—¿Qué?

—¿Podrías hacerme compañía? No quiero estar sola.

—Dios, Yulia, sinceramente no te entiendo, primero no quieres que permanezca cerca de ti y ahora no quieres que me vaya ¿qué te sucede?

—Por favor.

Fue lo único que Yulia dijo antes de que de sus ojos comenzaran a brotar las lágrimas y de que se abrazara a si misma cuando agachó la cabeza, ese fue el momento en el que Lena sintió su corazón romperse al ver tal imagen, ya que si había algo que odiaba con toda el alma, era verla llorar, no podía soportarlo y se negaba a dejar que sucediera, cosa por la que se aproximó a ella, levantó su cabeza y con sus pulgares limpió sus lágrimas.

—No llores, por favor, te lo suplico, no llores, te haré compañía, pero deja de llorar, Yul.

La ojiazul entonces asintió, sorbió su nariz haciendo reír a Lena quien tomó su mano entre la de ella, donde unos segundos después, Yulia se encargó de entrelazar sus dedos, causando sensaciones en el estómago de la pelirroja y un suspiro.

—Ven, vamos a tu dormitorio.

—No, yo no quiero... ir allí, vamos al... cuartito del auditorio... ¿sí?

—Está bien, vamos.

Ahora, otra vez en silencio, caminaron por el campus hasta que finalmente llegaron al auditorio y luego de que Lena se asegurara de que este estaba solo, fueron al pequeño cuarto que ahí había, Yulia se dejó entrar y cerró la puerta, después ambas se observaron y la pelinegra dejó salir un suspiro casi al mismo tiempo que Lena, luego fue hasta el sofá y se sentó en él mientras que la pelirroja permanecía de pie mirándola, tratando de controlar sus deseos de ir hacia ella, besarla y hacerle el amor como la primera vez.

Ahora, otra vez en silencio, caminaron por el campus hasta que finalmente llegaron al auditorio y luego de que Lena se asegurara de que este estaba solo, fueron al pequeño cuarto que ahí había, Yulia se dejó entrar y cerró la puerta, después ambas se observaron y la pelinegra dejó salir un suspiro casi al mismo tiempo que Lena, luego fue hasta el sofá y se sentó en él mientras que la pelirroja permanecía de pie mirándola, tratando de controlar sus deseos de ir hacia ella, besarla y hacerle el amor como la primera vez.

—¿Piensas quedarte ahí toda la noche? Ven aquí — Preguntó la pelinegra.

—Yo... no sé si sea correcto.

—Elena, no vamos a hacer nada, solo quiero sentirte cerca de mí.

—Ok.

Lena tragó saliva, y caminó hasta Yulia, se sentó a su lado en el sofá y dejó salir un suspiro cuando la pelinegra tomó una de sus manos y entrelazó sus dedos para después recargar su cabeza en el hombro de esta.

Uff, será una noche larga...

………………………………………………………………………………………………………..

—No te vayas, Nastya — Pidió la rubia.

—¿Quieres que me quede contigo esta noche?

—Si, Yulia no está aquí, y estoy algo preocupada.

—Te aseguro que está bien, está con Elena y ella la cuidaría más que a su vida, lo sabes, Anya.

—Si, tienes razón, pero aun así quiero que te quedes conmigo, hace tiempo que no dormimos juntas, que no pasamos la noche juntas.

—Ah, entiendo.

Enseguida de eso, Nastya entró al dormitorio de Anya, cerró la puerta con pestillo y la miró mientras enarcaba una ceja y se acercaba a la rubia, para colocar un mechón de su cabello detrás de su oreja y luego acariciar su mejilla, haciéndola sonreír.

—Pero cariño, la última noche que la pasamos juntas, no dormimos, nos entretuvimos haciendo algo que no fue dormir.

Tras decir eso, Anya sonrió aún más, mordiendo su labio inferior y rodeando con sus brazos el cuello de la castaña, pegando su cuerpo al de esta.

—Lo sé, Nastya, y es lo que quiero, que nos entretengamos en eso otra vez ¿crees que es posible?

—Sinceramente lo creo, amor.

Entonces esta vez fue Nastya la que sonrió, luego colocó sus manos en la espalda de la rubia, para bajar el cierre de su vestido mientras sus labios besaban vorazmente los suyos, esa fue la manera de comenzar una increíble noche.

………………………………………………………………………………………………………

—Sveta, no puedes seguir molesta conmigo ¿o sí?

—Si, Lauren, lo estoy.

—Anda hermosa, yo no hice nada.

—A mí no me convences... — suspiró — ¿sabes qué? Ya no quiero estar aquí, llévame a la universidad.

Mientras caminaban por el pasillo para llegar al departamento, la pelinegra de ojos verdes negó con la cabeza y caminó más rápido para alcanzar a Svetlana que ya estaba frente a la puerta, Lauren puso ambas manos a cada lado de su cabeza, aprisionándola ahí y le sonrió, pues le gustaba sobre manera verla así, celosa.

—Controla tus celos, preciosa.

—No estoy celosa, Lauren, ahora llévame a la universidad.

—Claro que lo estás, estás celosa y molesta porque esa chica en la fiesta me invitó a salir, pero no tienes razones porque la rechacé, y le dejé claro que tú eres mi novia y que solo tengo ojos para ti.

—A mí no me pareció eso, cuando cínicamente le miraste el trasero en cuanto se fue.

—Yo no le vi el trasero ¿te digo que estaba viendo?

—¿Qué, Lauren?

—Estaba viendo como se iba a tropezar con tu pie, pero que lo quitaste a tiempo porque te arrepentiste.

Entonces Svetlana solo negó con la cabeza, puso los ojos en blanco y enseguida la sonrisa de Lauren se hizo aún más grande, ya que obviamente tenía razón.

—¿Sabes? No me interesa nada de lo que digas, así que llévame al campus ahora.

—Te voy a llevar cuando aceptes que estás celosa.

—Bien —Bufó — Zaitseva, estoy celosa ¿sí? muy celosa, ¿estás feliz?

—Si, lo estoy.

—Genial, vámonos.

—Mmm ¿te digo algo? Cambié de opinión, en lugar de llevarte a la universidad, te voy a quitar esos celos.

—Eso es trampa — suspiró — ¿Qué se supone que harás?

—Haré lo que más me gusta, besarte.

Enseguida, la pelinegra colocó una mano en la cintura de la castaña y la otra en una de sus mejillas, haciendo que su cuerpo quedara pegado al suyo y luego de acariciar su nariz con la ella, la besó tiernamente.

Aquel beso fue increíble, y en medio de él, la sonrisa de Sveta y enseguida la de Lauren interrumpieron el intercambio, sin embargo, cuando los brazos de Svetlana rodearon el cuello de su novia, sus labios volvieron a encontrarse, siguiendo con el beso que poco a poco iba subiendo de tono y las manos de la ojiverde dejaron la cintura de esta para recorrer sus piernas.

El beso a esas alturas era lo más pasional que podía, por lo que sin romperlo, Lauren logró abrir la puerta del departamento y cuando estaban a punto de entrar a él, una voz que era muy conocida para la pelinegra las interrumpió. A Lauren se le congeló la sangre cuando se separó de Svetlana y miró a la chica que estaba ahí a tan solo un par de metros de distancia.

—Lauren...

—Valya... ¿Qué… qué haces aquí?

…………………………………………………………………………………………………………..

Al día siguiente.

Lena había despertado hacía más de media hora, y lo único que había hecho en ese tiempo era observar a Yulia dormir tan plácidamente que la llenaba de paz y tranquilidad.

Estaba sentada en el sofá mientras que Yulia estaba recostada, tenía su cabeza sobre sus piernas y una de las manos de la pelirroja acariciaba con ternura su mejilla.

Maldita sea, ¿cómo dejo de amarla?

Anoche habría sido una noche relativamente buena, Yulia y ella habían estado hablando durante casi dos horas, y en ese rato no pudieron evitar sentir como si hubieran regresado en el tiempo, a esos momentos en el que la morena y ella eran completamente felices, cuando estaban juntas y se amaban sin importarles nada más, así se había sentido con cada palabra que ambas decían, disfrutando de ese pequeño momento juntas hasta que finalmente el sueño las venció a ambas.

Un suspiro abandonó la garganta de Lena, y luego de acariciar el cabello azabache de su ex novia durante algunos minutos más, se levantó con cuidado del sofá, dejándola a ella aun dormida recostada sobre él, tomó sus tacones que estaban en el suelo y luego de ponérselos, volvió a ver a Yulia, acomodando la manta mejor sobre ella.

—Te amo, Yul.

Tras haber dicho esas palabras, se inclinó hacia ella, dejando un pequeño beso en su mejilla y en su frente después, para de inmediato salir del pequeño cuartito y caminar por el campus sumida en sus pensamientos hasta que llegó a su dormitorio y se encerró en él, sin importarle el hecho de que la cama de Nastya estaba hecha, pues aquello le indicaba que su amiga había decidido aprovechar la noche con Anya, haciendo que sintiera envidia por la relación que tenía la castaña con la rubia, ya que era parecida a la relación que había tenido con su morena hace tan solo unos meses atrás.

Enseguida, se cambió de ropa por algo más cómodo, pues como no había pasado la noche allí, aún tenía el atuendo de la fiesta de anoche, luego se recostó en la cama y tan solo tres segundos después de que cerró los ojos, fuertes golpes en la puerta la estremecieron. Maldiciendo por lo bajo se levantó de la cama para abrir la puerta, donde se encontró con una Lauren que se miraba bastante mal, ocasionado un sentimiento de confusión en la pelirroja.

—¿Sabes dónde está Svetlana? — Preguntó la pelinegra ojiverde con un tono de preocupación y tristeza evidente, por lo que llevó a la pelirroja a que frunciera el ceño y negar con la cabeza.

—Amm no, pensé que pasaría la noche contigo.

—Así fue, pero esta mañana cuando desperté ya no estaba... pasó algo anoche — Suspiró y pasó sus manos por su cabello.

Bien, ese tono no me gustó para nada.

Enseguida, Lauren tapó su rostro con ambas manos haciendo que Lena se impresionara bastante cuando comenzó a llorar. Lauren Zaitseva, la chica fuerte y que nada le importaba estaba llorando frente a su amiga, eso si era nuevo.

Cuando la pelirroja reaccionó, solo la abrazó por lo que le parecieron un par de minutos, después cuando se tranquilizó su amiga, la hizo pasar, se sentaron en la cama y la miró curiosa.

—Lauren ¿qué pasó?

—Se descubrió todo... Svetlana lo descubrió.

—Cuéntame que pasó.

——Flashback——

—Valya... ¿Qué… qué haces aquí?

—Viajé desde Francia porque quería sorprenderte... pero la sorpresa fue mía...

—Lauren ¿qué sucede? ¿Quién es ella?

Cuando escuché la voz de Svetlana, mi piel se erizó, mi respiración se aceleró y me quedé boquiabierta, las cosas se irían a la basura tras esto.

—Soy su novia, eso es lo que sucede...

—¡¿Qué?!... Lauren... Dime que no es cierto.

—Es cierto... ¡Maldita sea, Lauren! ¡¿Porque me hiciste esto?!

—No, Valya, yo... Svetlana...

No sabía que decir, me había quedado en blanco, había sido finalmente descubierta, y eso significaba que iba a perderla, pero no me refería a Valya, me refería a Svetlana, no quería perder a Svetlana.

—¡Que tienes para decir! ¡¿eh?! ¡¿Fue solo una aventura?! ¡¿Solamente sexo?!

—Si... es decir no... al principio era eso, pero ya no, no... Valya, lo siento, en verdad lo siento... pero me enamoré de Svetlana.

En ese instante miré a Svetlana, sus lágrimas se hicieron presentes y en Valya fue exactamente lo mismo, pero luego de limpiárselas con rabia, caminó hasta donde estábamos ambas, miró a Svetlana y luego me miró a mí, donde en ese momento su mano fue a parar a mi mejilla, dándome una fuerte bofetada, luego suspiró y de un segundo a otro, desapareció de mi vista, saliendo en una carrera del apartamento, por lo que alarmada y con temor, miré a Svetlana, ella me miró también, y cerró sus ojos durante algunos segundos para verme nuevamente.

—Saliste conmigo, me hiciste tu novia, me enamoraste... ¿Todo para tener sexo conmigo, a pesar de tener novia?

—Svetlana, sé que así parece pero... ok, si, en un principio fue así, me gustaste muchísimo y lo único que quería era meterte a mi cama, lo único que quería era sexo, pero nunca se dieron la circunstancias, nunca cediste, por lo que te volviste más atractiva para mí y me propuse tenerte en mi cama, pero algo pasó en este tiempo que eso dejó de importarme, algo que no sé que fue, pero me hizo enamorarme de ti, me hizo verte con cariño, con protección, cambiaste algo en mí, hiciste que algo naciera en mi interior... Por favor perdóname, sé que cometí un gran error, sé que debí terminar mi relación con Valya antes de haberte pedido que fueras mi novia, sé que hice las cosas mal, pero por favor, déjame remediar ese error, te lo suplico, no quiero perderte, no ahora que sé lo que es el amor gracias a ti…

Svetlana ahora solo caminaba de un lado a otro, con los brazos cruzados sobre su pecho mientras más lágrimas recorrían sus mejillas y ahora las mías también, pero repentinamente ella se detuvo, me miró y con brusquedad me besó.

Fue el beso más intenso que habíamos tenido hasta ahora, y en ese beso, ella rodeó mi cuello con sus brazos y de un momento a otro yo la cargué, ella rodeó mi cintura con sus piernas mientras que yo la sostenía de los muslos para entrar al departamento, cerré la puerta y con lentitud nos llevé a mi habitación.

Una vez ahí, la recosté suavemente en la cama y la miré solo unos segundos, pues Svetlana tiró de mi mano, haciéndome caer sobre ella y volvió a besarme intensamente, sus manos comenzaron a recorrer cada centímetro de mi cuerpo y yo me dejé llevar por su tacto hasta que me separé de sus labios e intenté hablar.

—Svetlana, yo...

—Cállate, no digas nada...

No pensaba obedecer esa orden, pero sus labios volvieron a los míos y con sus caricias mientras me desnudaba, me olvidé de todo y me dispuse a disfrutar.

——Fin Flashback——

—Entonces cuando desperté, ella ya no estaba, lo único que había ahí fue una nota en donde me decía que por fin había obtenido de ella lo que yo quería y que ya no la molestara más, que la dejara en paz.

—Wow... Lauren, lo siento, en verdad y sabes que te entiendo a la perfección.

—Lo sé, pero esa no es la razón por la que estoy aquí, sino que la he buscado desde que desperté y no la encuentro, tampoco he visto a Anya o a Yulia para saber si la han visto, por lo que tuve que venir contigo... no se en dónde buscar.

—Bueno, estuve con Yulia toda la noche, no me separé de ella hasta hace unos minutos atrás, no creo que esté ella enterada y Anya supongo que está con Nastya, así que tampoco creo que sepa algo.

—Soy una idiota.

—¿Sabes? Tal vez debas darle algo de tiempo, déjala que piense y que asimile las cosas, tal vez con eso se de cuenta de que estás arrepentida y de que te enamoraste y si eso no funciona, entonces yo te ayudaré, no me gustaría que termines como yo ¿estás de acuerdo?

Lauren asintió, suspiró y miró a su amiga, Lena la abrazó ya que sabía como se sentía estar en esa situación y por eso la iba a apoyar, porque era su amiga y porque a pesar de ser una chica increíblemente cínica y presumida con un gran ego, sabía que aquello le afectaba, porque nunca la había visto así y no estaba dispuesta a ver a su amiga sufrir, al menos ayudarla en esto la ayudaría a despejar su mente.

Días más tarde.


Ok, días han pasado, Yulia y Lena ya no han hablado desde la noche de la fiesta, al parecer, que la pelirroja se haya ido de donde estaban sin haberle dicho nada la había enfadado, pero las cosas estaban mejor así, la pelinegra seguía con el grandulón y aunque mataba a Lena verla con él, la pelirroja había intentado dejar de ponerles atención.

Las cosas entre Sofía y Elena iban bien, muy bien, le gustaba cada día más esa chica, pero aun no la amaba, eso aún no existía entre ellas y aunque quería sentir eso por la chica, Lena se esforzaba, en verdad se esforzaba pero no pasaba, y no creía que pasase.

Darle tiempo al tiempo, eso tiene que ser la clave.

Al parecer todo estaba como debía estar, o casi todo. La relación entre Nastya y Anya era increíble, y Lena se sentía muy feliz por su mejor amiga, porque la castaña era feliz y Anya era una chica increíble, completamente opuesta a Nastya, por lo que su relación era complementaria.

Al parecer eso de que polos opuestos se atraen, es cierto.

En cambio, con Lauren, las cosas no iban bien, pero tampoco iban mal.

Lauren, desde el día en que Svetlana se enteró de las intenciones que tenía en un principio, intentó de todo por acercarse a la castaña nuevamente, pero esta evitaba a la ojiverde a toda costa, cosa por la que Nastya y Lena interfirieron en eso.

Cada día Lauren se las arreglaba para llevarle un regalo, un detalle, una carta, una rosa o algo lindo y se lo entregaba a Nastya o a Lena y sin que Svetlana las viera, le dejaban eso en las pertenencias de ella, asegurándose de que supiera de quienes eran y a pesar de que era un proceso difícil con pocos resultados, las chicas sabían, gracias a Anya, que era su espía encubierta, que Svetlana poco a poco estaba cediendo e iba perdonando a la ojiverde, pero que debería esforzarse más para eso.

Fuera de todo eso, las cosas iban bien, al menos con casi todos, porque una pequeña parte de la pelirroja aun extrañaba con gran intensidad a Yulia, eso no había cambiado, y no sabía si eso era bueno o malo, pero en algún punto debía descubrirlo.

—Nastya, yo no creo que esto sea una buena idea, se va a molestar.

—¿Quieres escucharla cantar o no, Katina?

—Si, lo quiero mucho, pero... ¿y Sofía? No quiero mentirle.

—Pues debes hacerlo si quieres escuchar cantar a la enana.

Elena puso los ojos en blanco, suspiró y se sentó en su cama, viendo como Nastya le entregaba un boleto para el concurso de canto de Yulia en San Petersburgo, que había conseguido gracias a Anya, pero Lena estaba indecisa, no sabía si debía ir, por Sofía, porque de cierta forma, estaba mal ya que ella era su novia y también porque Dima iba a estar ahí, sin embargo, su deseo por verla concursar en algo tan enorme como eso era mucho más fuerte que cualquier otra cosa. Eso fue lo que le hizo tomar el boleto de la mano de Nastya y enseguida el ticket de avión que salía esa noche para la ciudad de San Petersburgo.

—Esto está mal.

—Pero sabes que quieres hacerlo, además, no tendrás problemas, Yulia se fue esta mañana con Anya y el grandulón de Dima, Sofía está fuera de la ciudad por una conferencia de fotografía y yo ya te tengo la reservación de una habitación en el mejor hotel de cinco estrellas de todo San Petersburgo, todo está arreglado.

—¿Ya tienes la reservación? — asintió la castaña — Sabías que al final iba a ceder ¿o no?

—Elena, te conozco desde hace ya muchos años, tenía la certeza y seguridad de que ibas a ceder.

Entonces, solo suspiró, se dejó caer en la cama mientras miraba el boleto para el concurso y luego de una gran y profunda respiración, se levantó.

—Bien, entonces solo me queda empacar y esperar para ir a tomar ese avión.

—Así es, Lena.

…………………………………………………………………………………………………………

Horas más tarde.

—Si, Nastya, ya llegué... voy a la habitación... estoy bien... no, no me moriré de hambre, se cocinar mejor que tu... no me voy a perder, he estado en San Petersburgo antes ¿lo recuerdas?... ¿Sabes? Me cuidas como si fueras mi mamá... sí, no viajaré mañana, lo haré el domingo temprano... ok, te aviso cuando esté de regreso... Adiós, Mamá Nastya...

Luego de terminar la llamada con Nastya y de aclarar que todo estaba bien (porque la cuidaba más que su mamá cuando era necesario) entró a la habitación y el chico que llevaba su equipaje dejó la maleta a un lado de la cama, Lena le agradeció, le dio su propina y él se retiró.

Eran casi las 10 de la noche, estaba algo cansada por el vuelo, cosa por la que luego de recorrer la habitación (que era muy hermosa, demasiado elegante y espaciosa) fue al baño, donde preparó el agua de la tina, con mucha espuma y se metió en ella, relajando su cuerpo y mente, permitiéndose cerrar los ojos y descansar como se debía.

Mientras dejaba que el agua la relajara, su mente comenzó a volar, imaginando cosas que le gustaría que pasaran... o más bien, imaginando a Yulia a su lado.

Con los ojos cerrados y una sonrisa en su rostro, podía sentir como la emoción poco a poco la iba dominando gracias al concurso en donde Yulia estaría, porque era algo importante para la pelinegra y aunque las cosas estaban mal entre ambas, si algo era importante para Yulia, también para ella lo era, sin embargo, también tenía un poco de nervios, porque cabía la posibilidad de que Yulia o Dima la miraran ahí y eso no sería bueno, cosa por la que debía pensar en algo que la ayudara a pasar desapercibida.

—Bien, Elena, este es el plan. Mañana, serás de las últimas personas en entrar al lugar, luego, cuando Yulia cante, no llamarás la atención, nada de aplaudir o gritar emocionada como loca y por último, cuando ella gane, porque ganará, no enloquecerás, ni correrás hacia ella para felicitarla, solo aplaudirás y sonreirás como las personas normales. Así pasarás desapercibida y ella nunca sabrá que estuviste ahí.

Luego de repasar su plan en voz alta, hablando con ella misma, como las personas inteligentes hacían, dejó salir un suspiro y continuó con su baño.

………………………………………………………………………………………………………

Vamos, Elena, debes dormir...

Se decía en su subconsciente, mientras daba vueltas en la cama tratando de conciliar el sueño, pero no podía.

Dio una última vuelta en la cama, quedando de espaldas en ella, mirando fijamente el techo, suspiró y colocó sus manos debajo de su cabeza.

No podía dormir porque en verdad estaba muy nerviosa y ni siquiera era un concurso en donde ella misma participaría, pero era donde Yulia podría tener una oportunidad en todo este mundo.

Había investigado y con lo que la pelinegra le había dicho, sabía que aquello era algo grande, pues el ganador pasaba directamente a un gran show musical, cosa que la tenía con algo de miedo y emoción a la vez, pues eso significaba que uno de los sueños de su Yul podría hacerse realidad, pero había miedo, porque si ganaba, eso significaba que tendría que irse de la universidad e iría a vivir lejos, entonces eso sería el adiós definitivo.

—Pasará lo que tenga que pasar, Elena...

Otro suspiro salió de su boca y luego bostezó, se recostó boca abajo, abrazó una de las almohadas de la cama y trató de dormir, mañana sería un día importante.

………………………………………………………………………………………………………

Al día siguiente.

—Señorita, su boleto por favor.

—Ah... si, yo... amm aquí esta, lo siento.

Se disculpó con el chico que recogía las entradas, pues había dejado de ponerle atención a todo lo que la rodeaba, ya que había alcanzado a ver a Yulia a lo lejos, miraba como se movía de un lado a otro, mientras hablaba rápidamente con el grandulón y Anya trataba de tranquilizarla moviendo sus manos como loca para darle aire y luego Yulia comenzaba hacer un ejercicio de respiración, estaba muriéndose de los nervios.

—Listo, señorita, puede pasar.

—Muchas gracias.

Tomó el boleto que el chico había roto por la mitad, dio un último vistazo a Yulia que ya se dirigía tomada de la mano de Anya al interior mientras eran seguidas por Dima y suspiró para enseguida entrar al lugar, donde buscó su asiento y maldijo a Nastya en su interior con todas sus fuerzas al notar que su lugar estaba en la segunda fila, donde Yulia podría verla muy bien.

Maldita Isaeva, me las pagarás.

—Pasará lo que tenga que pasar...

Tomó asiento, miró el programa del orden de los actos, eran diez y Yulia era la última en cantar, por lo que sus nervios hasta que la pelinegra subiera al escenario se prolongarían más de lo que ella misma podría soportar, pero no le quedaba de otra más que esperar.

Se acomodó un poco en su asiento, aburrida y desesperada para que todo empezara, comenzó a ver por todos lados, distrayéndose hasta cuando una mosca pasaba frente a ella, y en ese momento llevó su vista hasta el escenario, donde miró a Yulia que se asomaba por uno de los laterales del escenario para ver al público, fue cuando la ojiazul la miró, y se quedó boquiabierta mientras que Lena solo sonreía nerviosa. No sabía si el que supiera que estaba ella allí, sería bueno o malo para la pelinegra, pero esperaba que fuera bueno.

Yulia siguió viendo a Lena en la misma posición durante un minuto, más o menos, hasta que logró regresar en sí, luego articuló algo que la pelirroja no logró entender porque habló muy rápido, por lo que esta movió su cabeza para decirle que no había entendido lo que dijo, cosa que hizo que tomara su celular y unos segundos más tarde recibió un mensaje.

Mensaje de Yulia:

¿Qué estás haciendo aquí?

Recibido: 10:23 am.

Mensaje para Yulia:

Tenía que verte, sé que esto es importante para ti pero si te incomoda... yo me iré, no quiero arruinarte nada, Yul.

Enviado: 10:23 am.

Lena tembló un poco en el momento en que envió ese mensaje, tenía miedo por la respuesta de Yulia, pero su miedo mágicamente se fue cuando vio que la pelinegra había leído el mensaje, vio que sonrió y después la miró, suspiró y volvió a sonreír para enseguida llevar la vista hasta su celular.

Mensaje de Yulia:

No, por favor, no te vayas... quiero que estés aquí y... gracias por venir, Elena.

Recibido: 10:24 am.

Esta vez le tocó a Lena sonreír, la miró, le dio una sonrisa y Yulia igual lo hizo.

—Suerte.

Articuló la palabra con sus labios, al parecer Yulia había entendido porque asintió y sonrió más y luego desapareció en la parte trasera del escenario, haciéndole suspirar y dejándole con una gran sonrisa al saber que la quería allí con ella, aunque luego de eso, el concurso finalmente comenzó.

………………………………………………………………………………………………

—Bien, damas y caballeros, ahora, el acto que cerrará el concurso... ¡Denle un fuerte aplauso a la señorita Yulia Volkova!

En cuanto el nombre de Yulia fue pronunciado, el público aplaudió, Lena incluida, esperó hasta que la pelinegra apareciera en el escenario, pero en cuanto lo hizo, todas las luces se apagaron, y solo quedaron algunos reflectores directamente en ella.

Yulia observaba a la audiencia y Lena la observaba a ella. La pelirroja notó como llevaba la mirada hacia donde Anya y Dima estaban, esta solo asintió y después, casi de inmediato, su mirada y la de Elena se encontraron, la pelirroja sonrió y esta le sonrió igual, luego cerró sus ojos, suspiró, tomó el micrófono en sus manos y la canción empezó a sonar.

I can't win, I can,t reign — No puedo ganar, no puedo reinar.

I will never win this game — Nunca triunfaré en este juego.

Without you, without you — Sin tí, sin tí.

I am lost, I am vain — Estoy perdida, me he vuelto inútil.

I will never be the same — Nunca volveré a ser la misma.

Without you, without you — Sin tí, sin tí.

I won't run, I won't fly — No podré correr, no volaré.

I will never make it by — Nunca podré superar esto.

Without you, without you — Sin tí, sin tí.

I can't rest, I can't fight — No puedo descansar en paz, no puedo luchar.

All I need is you and I — Todo lo que necesito es que estemos juntos...

Yulia cantaba y nunca apartó su mirada de Lena y esta de ella tampoco, solo podía sonreír mientras la escuchaba, mientras miraba como entre cada pausa de una frase y otra le sonreía, no miraba a nadie más que no fuera Lena, y eso alegraba el corazón de la pelirroja, le estaba diciendo algo de la mejor forma en la que ella podía hacerlo, cantando.

I can't erase — No puedo borrar lo que pasó.

So I'll take blame — Por eso yo asumiré la culpa.

But I can't accept that — Pero no puedo aceptar que.

We're estranged — estemos separados.

En ese momento, Yulia cerró los ojos pero señaló a Lena con una de sus manos, luego volvió a abrirlos y asintió cuando la mirada de la ojiverde se concentró en sus ojos de forma expectante, sabiendo que era lo que Lena estaba pensando, se lo acababa de confirmar a pesar de que en el fondo, Lena ya lo sabía, ella sabía que había una oportunidad, aun la había.

[b]I am lost, I am vain — Estoy perdida, me he vuelto inútil.

I will never be the same — Nunca volveré a ser la misma.

Without you, without you, without you — Sin tí, sin tí, sin tí.

Mientras ella seguía pronunciando esas letras y sus miradas conectaban, Lena podía sentir como si fueran las únicas en ese lugar, solo ella, Yulia y sus sentimientos, su amor estaba ahí y a pesar de todo, seguía ahí, algo destruido, pero aun de pie y en cuanto dejó de cantar la gente se levantó para aplaudirle, la pelinegra le sonrió y en silencio articuló la palabra "te amo" mirando directamente a Lena, fue ahí cuando el corazón de Elena casi se detuvo.

……………………………………………………………………………………………………

Luego de la presentación de Yulia, el jurado fue a decidir los tres primeros lugares, demoraron cerca de 15 minutos en tomar su decisión, Lena se comía las uñas de los nervios hasta que comenzaron a decir los lugares, el tercero y el segundo ya habían sido premiados y ahora estaban anunciando el importante y la pelirroja quería arrancarse el cabello de la preocupación, nervios y emoción al mismo tiempo.

—Y ahora, el ganador del concurso nacional de San Petersburgo 2016 es...

………………………………………………………………………………………………………..

—¡Ganaste! ¡Ganaste! ¡Ganaste!

Lena gritaba eufórica, mientras abrazaba a Yulia por la cintura y ella la tomaba a ella del cuello, levantándola en el aire y dándole vueltas gracias a la emoción que tenía.

En cuanto escuchó el nombre de Yulia, coronándola como la ganadora, el silencio del lugar fue reemplazado por gritos, silbidos y aplausos de emoción y Lena no pudo quedarse en su lugar, al contrario, corrió tanto como la gente se lo permitió, subió al escenario y entre tantas personas que la rodeaban, logró llegar a ella, la abrazó fuertemente y aprovechando el hecho de que no había rastros de Dima por ninguna parte luego de la presentación de ella, la abrazó lo más que pudo y celebró a gritos con ella y Anya su victoria.

—¡Ganaste, Yul! ¡Ganaste, mi amor!...

En cuanto dijo esa palabra, el abrazo terminó, porque Lena lo había dicho sin querer y Yulia no esperaba escucharlo, entonces, se miraron mutuamente, directamente a los ojos, haciendo que Lena se paralizara.

—Yulia, lo siento, yo no quería decirlo, fue...

—No, Elena, está bien y... bueno yo...

—Yulia, amor.

Precisamente ahora tenía que aparecer este imbécil.

Cuando Lena escuchó la voz de Dima y en el momento en que se acercó a ella y la abrazó, ella se alejó un poco de los dos, no le gustaba verlos juntos, lo repudiaba con toda su alma, odiaba verlo cerca de ella.

—Yo mejor me voy... hablamos luego Yulia.

—No, quédate, quiero que veas esto y quiero ver tu rostro en cuanto lo escuches.

Lena frunció el ceño de inmediato, no estaba captando lo que él quería decir con esas palabras, pero en cuanto se puso de rodillas frente a Yulia, todos los presentes le prestaron atención a esa pareja en el centro del escenario y más, cuando él mostró un pequeño estuche negro, lo abrió y extendió su mano hacia ella, ahí la pelirroja comprendió que quiso decir.

—Yulia, sé que hemos tenido nuestros problemas y algunos obstáculos en el camino, pero yo creo que hemos sabido sobrellevarlos y superarlos, también sé que aun somos algo jóvenes para este tipo de compromiso y que aún estamos en la universidad, pero... yo te amo, te amo como nunca he amado a otra chica antes y sé que quiero compartir mi vida contigo siempre y quiero creer que tú también quieres eso, así que hoy, en este día y momento tan especial para ti, quiero preguntarte algo muy importante.... Yulia ¿te casarías conmigo?

Elena podía sentir en ese mismo instante como sus ojos se quemaban luego de escuchar eso, y como su rostro se ponía rojo de la furia que sentía cuando Dima la observó, sonriendo arrogante y con una mirada llena de burla hacia ella, pero no solo furia era lo que sentía en ese momento, también un miedo enorme, un terror inmenso a la respuesta de Yulia.

—¿Qué dices, preciosa? ¿Te casarás conmigo?

Las primeras lágrimas de Yulia se deslizaron por sus mejillas y miró directamente a los ojos de Lena, le dio una mirada que por más que Elena intentaba, no podía descifrar, no sabía si diría que sí, si diría que no, si diría que lo pensaría, no sabía cual sería su decisión y esa mirada que acaba de darle, solo la confundió.

—Dima...

Una última mirada más le dedicó a Lena cuando dijo esas palabras, se limpió las lágrimas que tenía y lo miró directamente a él, entonces Elena decidió que no quería oír esa respuesta, por lo que se dio la vuelta dispuesta a irse, sin embargo, escuchó lo que Yulia había decidido.

—No puedo casarme contigo.

La pelirroja se giró de inmediato nuevamente, miró como Yulia cerraba la caja con el anillo, aun en la mano de él, la miró, le dio una media sonrisa y suspiró para mirarlo a él otra vez que seguía frente a ella de rodillas y con la boca casi tocando el suelo por haber sido rechazado de esa manera y justo enfrente de muchas personas.

—Lo siento, Dima, pero no puedo hacerlo...

—Pero, Yulia...

—Perdóname — suspiró — Vámonos, Anya, por favor.

Anya asintió, le dio una sonrisa de lástima a Dima y tomó la mano de Yulia, pero cuando ambas pasaron por un lado de Lena, se detuvieron y Yulia se acercó a su oído.

—Tú y yo necesitamos hablar... ¿Crees que podamos? — Lena asintió — Ok, cuando estemos de vuelta en la universidad lo haremos ¿ok?

—Está bien.

Fue lo único que pudo decir, luego Yulia se fue y todos los demás también, mientras que Dima seguía ahí, viendo el estuche de su anillo y Lena solo procesaba todo lo que acababa de pasar, hasta que él finalmente salió de su shock, miró a Lena completamente furioso y se acercó a ella, fue entonces cuando la ojiverde le sonrió.