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REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA

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Mensaje por Volkatin_420 5/27/2024, 5:25 pm

A Lena no le viene la regla y no entiendo porque su mal humor 😂😂 unos capítulos más para que descargue su humor con yulia en una buena sesión de besos
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/28/2024, 2:45 am

Cap V: "¿Te has dado cuenta que estamos en tu Callidac?"

Era viernes, 18:45 y Yulia debería haber previsto que Elena no llegaría.

Le había dicho durante toda la semana que no le gustaban las fiestas y peor aún, que ese tal Fyodor, su vecino de enfrente, no le caía nada bien.

La celebración de bienvenida para ambas, para la familia que aparentaban ser, empezaría en 15 minutos y ella no quería llegar tarde ni sobre la hora. Se alisó el vestido azul que portaba esa tarde y avanzó hasta la cocina, sonriéndoles a los niños que esperaban por ellas en la mesa.

- ¿Están listos? - les preguntó por lo bajo y ambos asintieron enérgicamente, abandonando de un salto las sillas.

Caminaron sin prisa hasta la puerta y ella abrió, cediéndoles el paso y cerrando con llave al salir. Colgó su cartera cómodamente en su lado derecho y rodeó los hombros de ambos niños al ver a Fyodor esperándolos en la puerta.

El chico vestía un traje azul más claro que su vestido, casi celeste y un moño divertido color negro. Saludó a los pequeños con cariño y los dos corrieron directo al patio cuando les dijo que había más niños y juegos para que se divirtieran.

- ¿Y Elena? - preguntó el muchacho luego de dejarle un beso en cada mejilla.

- En su oficina, hoy tiene mucho trabajo. Me pidió que me disculpara por ella. Realmente le hubiese gustado estar aquí - ni su voz sonaba convincente ni el gesto de aprobación de su vecino fueron verdaderos, pero al menos lo intentó. Elena no le enviaba mensaje ni se había molestado en llamarla desde el mediodía, luego de volver a salir rumbo a su trabajo. Pero eso era a lo que se dedicaba, a fingir más allá de caricias y parejas, también palabras.

- Oh, está bien - se descuidó él agitando sus manos - haremos otra pequeña reunión en cualquier otro momento. Ven, adelante, Yulia. Ya hay algunos presentes - la invitó el castaño, guiándola con una mano en su espalda y cerrando antes de caminar rumbo al living.

Yulia observó todo sin intentar demostrarlo: la casa era grande, un living lujoso y espacioso con cuadros en sus paredes. Una barra ya ocupada por algunas parejas antes de llegar a la cocina y unas puertas corredizas de cristal, al fondo, daban paso al patio, justo como a ella le gustaba: con un césped tan verde como limpio, una parrilla en un rincón y una piscina llena de agua cristalina.

Fyodor la acercó a algunos vecinos que no conocía y todos la trataron con amabilidad y entre sonrisas. Por lo que no pudo dejar de tratarlos de igual manera.

- ¡Yulia! - escuchó la voz de Cezina con alegría mientras se acercaba a ella. La muchacha la apretó en un cálido abrazo y le dejó luego un beso en su mejilla, sosteniendo sus manos mientras le hablaba - pero mira que hermosa te ves. Lo siento - se disculpó al recibir un codazo de Fyodor - pero su esposa no está aquí, no me dirá nada ¿cierto?

- Oh, no, no - dijo Yulia - Elena no pudo venir.

- Que pena - murmuró la chica y enredó su brazo con el de Yulia, sonriéndole con victoria a Fyodor y alejándola de allí - Acabo de ver a tus hijos en el patio, son adorables.

- Si, lo son ¿tú tienes hijos? - preguntó con inocencia y la chica lanzó una risa.

- Para eso necesitaría pareja. Y no quiero nada de esas responsabilidades por ahora.

- Oh, eres….soltera - susurró Yulia, confundida por el hecho de que alguien en ese estado civil viviera en Anapa.

- Bueno, he tenido una pareja estable y la razón por la que me mudé ; pero si la relación se rompe y te has sabido ganar el cariño de los demás, uno de los dos puede conservar la casa - se le adelantó Cezina mientras detenían sus pasos en el living - recuérdalo para cuando Elena llegue tarde a casa. Trabaja en una oficina ¿cierto? O para cuando no pueda llegar a una fiesta - terminó la chica y Yulia dio un paso atrás, tratando de que aquel miedo que Cezina intentaba imponer no le generara duda.

Si, tal vez Elena tenía una secretaría en su oficina, como la gran mayoría de personas que trabajan allí y sí, tal vez también compartía tiempo de más con ella o sostenía una relación fuera de lo laboral. Al fin y al cabo ella no era su esposa realmente y el contrato que ambas firmaron se acabaría en un tiempo. Pero no quería imaginar que esa era la razón por la que Elena no llegó a esa reunión. O comenzara a ausentarse noches siguientes.

Tragó saliva fuertemente y se tomó la frente un momento. Cezina acarició su mejilla y le dijo que iría por un vaso con agua, que había perdido apenas algo de su color.

Asintió y la vió alejarse. Acomodó su pelo que con tanto empeñó planchó temprano a un costado y se sostuvo un momento de la pared; inhalando y exhalando intentando recuperar la calma. Porque eso era lo que la invadía ahora, un poco de intranquilidad al recordar cada palabra de Cezina.

La chica volvió y la ayudó a sentarse en uno de los sillones. Y ella quería quedarse sola ahora para alejar los penNikitaientos que pasaban por culpa de Cezina; pero la chica se acomodó a su lado y estiró su brazo hasta acariciar su rodilla, elevada sobre una pierna.

Yulia le sonrió con esfuerzo y bebió. Tan lento y sin mirarla para que comprendiera el mensaje.

- Te vi llegar con tu motocicleta la otra vez, el día de la mudanza.

- Oh, si. Si es mi motocicleta.

- ¿Y por qué no llegaste con tu familia? - le preguntó con algo de seriedad que a Yulia la hizo estremecer, pareciera que quería saber cada cosa y en esos momentos ella no estaba para responder con lucidez.

- Bueno yo…estaba de viaje y Elena había quedado en casa, con los niños y ellos llegaron antes.

- Entiendo - masculló Cezina antes de sonreírle y volver a tocarle la mejilla - Ya estás mejor - le aseguró poniéndose de pie y estirando su brazo para que lo tomara - Vamos al patio un momento, podemos hablar toda la noche. Vamos.

La casa terminó llenándose de gente minutos después. Yulia conoció a distintos empresarios, mujeres distinguidas de algún partido político y solo compartió un saludo con un sobrino de Svetlana. Un tal Nikita Makarov, hijo de su hermana, que los había presentado Cezina.

Terminó de beber su copa y la dejó en la pequeña mesa del patio, observando a Vika conversar cual adolescente con las demás niñas y a Samir correr cerca de la piscina. Entrecerró los ojos y quiso caminar hasta él cuando el timbre resonó en todo el lugar y la hizo detenerse un momento, para descubrir quién esperaba tras la puerta. No comprendía dónde iba a terminar acomodándose más gente si continuaban llegando.

Sin embargo, regresó la vista a Samir y llegó hasta él.

- Samir, no tan cerca de la orilla ¿si? - le pidió con suavidad al ver que no paraba de rondar los costados de la piscina. Tenía claramente más de unos 2 mts de altura y ni ella misma sabía nadar. El chico asintió con su cabeza y ella le sonrió.

- ¡Yulia! - volteó ante el llamado de Fyodor que llegaba con una sonrisa de felicidad y acompañado. Elena caminaba a su lado, con la mano del chico en su espalda, y algo avergonzada porque los demás volteaban a verla.

Y ella podía entender por qué. Su melena rizada y roja, totalmente despeinada, su traje negro y su corbata igual con su camisa blanca. Y sus ojos verdes que en ese momento se posaban sobre ella y algo similar a una sonrisa se aproximaba a su encuentro.

No pudo evitarlo y caminó hacia a ella para cortar la distancia cuanto antes.

- ¡Aquí está la otra invitada! - gritó Fyodor para los demás y ella quiso reír pero Elena se abrazó a su cintura, escondiendo su rostro en su cuello y susurrándole la vergüenza que sentía - Bueno, antes que acabe la fiesta deben hacernos los honores.

- ¿Qué honores? - preguntó rodeando los hombros de la pelirroja para que no se alejara.

- Cada nueva pareja debe bailar una canción. Son solo unos segundos - explicó Aleksandr, el esposo de Fyodor que caminaba hacia el reproductor musical - ¿Están listas?

Yulia llamó a Elena por lo bajo y le pareció sentir la nariz de ella acariciar su cuello al separarse.

La pelirroja la vió a los ojos y estiró su brazo izquierdo, ella enredó sus manos y sintió la otra en su cintura: Elena la pegó a ella con total dominio y comenzó a moverlas cuando la canción invadió sus oídos.

Era lenta. La melodía era tan lenta que no podían apartar sus ojos de la otra, de su boca o de su rostro buscando algún signo de incomodidad. Sin embargo no lo encontraban.

Elena juntó su mejilla izquierda con su derecha y los segundos de baile lo hicieron así, pegadas como si del matrimonio más enamorado se tratara.

De repente dejó de oír los murmullos ajenos y se dedicó a intentar entender que decía la boca de Elena, que movía sus labios contra ella y diciéndole algo. Parecía una disculpa, un lo siento que no terminó de escuchar porque otro sonido se oyó y todo se silenció.

Elena se alejó y desvió la vista tras ella. Y todos oyeron los gritos de Samir; su voz ahogada y su dificultad al hablar por el agua que invadía su boca.

Ambas corrieron al instante tras él y Elena se lanzó de lleno a la piscina. Allí, de pie a la orilla, Yulia notó inclusive que superaba los 2 mts.

La pelirroja lo sostenía con esfuerzo y nadó con él hasta la escalera, donde Yulia llegó y no dudó en tomarlo y, por mucho que 10 años tuviese, lo cargó en su regazo hasta el césped.; donde lo recostó y se arrodilló a su lado.

Cada intento de respiración de Samir se hacía más corto y difícil y ella no entendía por qué. Elena apretaba su pecho con ambas palmas abiertas de sus manos y el agua que expulsaba de su boca era mínima.

Todos los rodearon pero un grito de la pelirroja los alejó. Abrió la camisa del niño y continuó con sus intentos de reanimarlo. Sin embargo algo estaba haciendo mal porque sus ojos no se abrían y su rostro estaba tornándose claro.

Yulia lo oyó respirar y acercó su oreja de inmediato a su boca: conocía ese sonido particular al respirar y no era por nada bueno.

- Necesitamos un inhalador - le dijo a Elena y la pelirroja no lo dudó; volvió a cargarlo entre sus brazos y corrió con él a través de la casa. Yulia la seguía con Vika de su mano y abandonaron la fiesta sin ninguna palabra.

Afuera, Elena cruzó la calle nerviosa y cargó al niño dentro de su auto.

Yulia se acomodó en el asiento trasero con él y la niña en el de acompañante, moviendo sus manos y pidiéndole a Elena que se apurara.

- ¡Cómo demonios dejaron pasar el hecho de que es asmático! - gritó frustrada y golpeando el volante - Voy a matar a Iván - susurró con la voz quebrada y preguntándole a Yulia cómo seguía.

- Solo conduce y detente en la farmacia más cercana o la clínica. Lo que encontremos primero.

Podían sentir el frío de la pared tras ellas, que las sostenía y les recordaba lo triste y distante que era un lugar como esos. Una clínica casi oscura al final del pasillo y con pocos doctores rondeandola.

Era totalmente injusto, pensó Yulia, estaban todos divirtiéndose y de un minuto a otro todo se convirtió en un pequeño caos. Y Samir la estaba pasando peor que todos.

El chico estaba dentro de una sala de emergencias, junto al médico de guardia y minutos atrás pudieron escuchar su voz llegar allí, débil y casi apagada.

La morena se arrodilló frente a Vika y le acomodó un mechón de pelo tras su oreja, sonriéndole y recibiendo el mismo gesto.

- Siéntate allí - le pidió por lo bajo, señalando la silla a unos metros donde otros niños esperaban ser atendidos. Se estiró y antes de ponerse de pie le dejó un beso en la frente. La vió acomodarse y recostarse delante de todos y volteó hacia Elena, caminando hacia ella que no dejaba de mover su pierna derecha completamente nerviosa - Necesitas cambiarte esa ropa. Vas a enfermarte.

- No ahora - le dijo la pelirroja y ella asintió, pasando a su lado y sentándose frente a la sala donde Samir estaba. Notó de reojo la mirada de Elena y segundos después la tuvo a su lado - Estará bien ¿cierto?

- Una de mis madres tiene asma también - comenzó Yulia - este tipo de crisis es frecuente. Cuando salgamos, compraremos un inhalador y tendremos todo controlado. Pero si, estará bien - le sonrió ella, estirando una mano y acomodándola en su muslo. Elena la tapó con otra de ella y movieron sus dedos a la vez, entrelazando el agarre y sonriéndose con tranquilidad - Hiciste muy bien en lanzarte a esa piscina. Y luego cargarlo por toda la casa.

- ¿Es que lo viste? - preguntó Elena con la voz quebrada y sus ojos cargados de lágrimas - movía sus brazos y no podía pedir ayuda. Estaba ahogándose.

- No volverá a pasar - aseguró Yulia, tirando del agarre y rozando sus rostros - el médico le dará algo y se recuperará - terminó en un susurro y Elena alzó su cabeza, rodeándole el hombro y pegándose a ella en un abrazo.

Yulia la escuchó sollozar sobre su hombro por lo que se dedicó a acariciarle la espalda. Era lo que siempre hacía su madre cuando Larissa se encontraba en las condiciones de Samir.

La puerta frente a ellas se abrió y ambas se pusieron de pie al instante. El doctor guardaba su lapicera dentro de su bata y les sonrió luego de intercalar la mirada entre las dos.

- No hay nada de qué preocuparse - aseguró el hombre y Elena movió su mandíbula. Por supuesto que lo había, Samir había dejado de respirar con normalidad por unos minutos; eso es algo de qué preocuparse - Ingresó algo de agua por su boca y nariz y eso obstruyó parcialmente sus vías respiratorias. Acabo de darle un calmante, estaba muy nervioso. Necesito que en una hora exacta lo estabilicen con su inhalador.

- Si, claro, está bien - lo cortó Yulia, pasando bajo el brazo del doctor que se apoyaba en la pared y llegando a la camilla, donde Samir estaba sentado y lo abrazó al instante.

- Les daré una receta - continuó él pero Elena asintió lejanamente. Movió apenas su cabeza y desvió la vista hasta atrás del hombre. Yulia no dejaba de mover sus manos en el rostro de Samir y le preguntaba cómo se encontraba, si quería o necesitaba algo. El niño apenas tenía tiempo de negar cuando la morena volvía a sujetarlo y lo abrazaba, reclamándole que no vuelva a jugar cerca de una piscina.

Elena vió la felicidad y tranquilidad en ambos rostros y no pudo evitar sonreír. Realmente se veían cual madre e hijo.

Yulia lo ayudó a que regresara al piso y luego de tomar su mano cruzaron sus miradas. Avanzaba hacia ella y sin apartar sus ojos. Fue cuando el doctor palmeó su brazo, pidiéndole que la siguiera a su despacho, que ella finalmente parpadeó y luego de dejarle una caricia a Samir lo hizo.

Solo una receta médica con cuidados durante el resto de la noche le entregó él y ella caminó con rapidez hacia la salida. Apenas atravesó la puerta quitó la alarma de su automóvil y corrió hasta Yulia.

- Ey, Samir - llamó al niño que se acomodaba en el asiento trasero - ¿te sientes bien?

- Muy bien, solo me duele algo la cabeza.

- Claro, entiendo - balbuceó nerviosa porque nunca había estado en esa situación y no sabia cómo reaccionar. El niño apretó sus labios sin saber que más decir y ella se inclinó a dejar un beso en la mejilla - compraremos algo de helado ahora ¿te parece?

- ¡Genial! - alzó los brazos él y Elena retrocedió un paso, alejándose de la puerta.

- Yulia - susurró roncamente tomándola del brazo, impidiéndole que subiera al lado del niño - ya está mejor. Creo que puedes ir…que puedes ir a mi lado, en el asiento del acompañante.

La vió asentir y le sonrió antes de rodear el coche y subir, oyendo ya las risotadas de Vika con Samir.

Encendió el motor y esperó a que Yulia terminara de colocarse el cinturón de seguridad. Pisó apenas el acelerador y se alejaron de allí finalmente.

- Oye, Elena - la llamó Samir y ella lo observó por el espejo retrovisor, asintiendo para que continuara - ¿te has dado cuenta que estamos en tu Cadillac?- bromeó él y no pudo evitar reír, siguiendo las carcajadas de Yulia y Vika.

- Es verdad - se sinceró ella, doblando en una esquina y divisando una heladería a lo lejos - ¿Y sabes que les falta solo ahora?

- ¿Qué? - preguntó la niña.

- Montar la motocicleta de Yulia - terminó Elena, recostándose en su puerta y observando a la morena rodar los ojos - Oh vamos, Yul. No es tan malo. Mi auto sigue igual ¿no?

- Le dijiste Yul - se coló Vika entre ambos asientos para observarla con burla. Ella enrojeció al instante - A Elena le gusta Yulia.

Ni siquiera lo negó o le pidió que se callara. Tal vez porque todo aquello generaba la risa de Samir o porque en si solo era una broma.

Se removió en su asiento y se quitó su corbata todavía mojada. Por mucho que su ropa estuviera húmeda aún, su cuerpo comenzó a desprender calor que ninguna de todas esas gotas juntas pudieron bajar.

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Mensaje por Veroska 5/28/2024, 5:53 am

Jajajaja Ay está Lenita, hasta mojada, está sudando del calor🥵😂 Estuvo genial la interacción de todos en la Fiesta, incluso el que Elena se avergüence por llegar tarde, eso le da un pretexto para estar cerca de Yulia... Aww! Ya se están gustando más jajaja gracias por el capítulo Xand
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Mensaje por Fati20 5/28/2024, 6:27 am

Si fue un capitulo muy lindo para que se unan más como familia 😊 saludos cariño 😘😘I love youI love you
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Mensaje por LenaVolkova66 5/28/2024, 1:07 pm

No la dejó sóla 😍😍😍😍😍 eres una amor Lenita
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Mensaje por Corderito_Agron 5/28/2024, 8:07 pm

Elena "la dura" Katina y la que no se dejará gobernar en toda la historia hahahaha
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Mensaje por psichobitch2 5/28/2024, 8:08 pm

Se han gustado desde que se vieron pero ninguna dará su brazo a torcer hasta que no puedan más de amor
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/30/2024, 6:47 pm

Cap VI: "Fingir y no serlo"

Regla número 16: jamás te muestres vulnerable, recordó Elena cuando Samir propuso compartir el helado en el living, viendo una película todos juntos. Ella negó con seguridad luego de unos segundos y caminó escaleras arriba, encerrándose en el baño por una ducha caliente.

Quitó su ropa mojada con algo de esfuerzo y se deslizó en el frío piso hasta colar una mano tras la cortina y abrir la ducha. Ni siquiera se molestó en buscar lo que necesitaba, solo quería estar bajo el agua caliente un momento.

Con sus dos pies dentro, mojó su cabello y pasó sus manos hasta aplastarlo hacia atrás. A Elena le gusta Yulia, recordó con molestia y estiró su brazo en busca del jabón. Maldita niña malcriada, pensó cuando le fue inevitable continuar repitiendo esas palabras con la voz de Viktoria.

¿Cómo iba a gustarle Yulia? Era hermosa, sí pero su voz era irritante, su poca colaboración en el trabajo le molestaba y sobre todo que fuera tan desconsiderada la ponía de mal humor. Era egoísta, eso era Yulia Volkova y en una escala aún más alta que ella. Por lo tanto nunca la soportaría.

Ni siquiera Amber, aquella chica con la que realizó su primer trabajo, fue tan desesperante como Yulia. O tal vez fue porque apenas le dedicó miradas y atención durante esos meses que compartieron casa. Ella misma dividió dos cuartos y nunca hizo coincidir sus horarios con la muchacha. Solo sostenía su cintura cuando alguien más las observaba o fingía una caricia en las fiestas, bajo un ojo público.

Pero inclusive Amber acataba sus órdenes con predisposición y pocas veces le reclamaba algo.

El problema era entonces claramente Yulia. Era la segunda vez que trabajaba acompañada y su garganta terminaba picándole luego de gritarle porque hiciera las cosas bien. Entonces no, no podía gustarle alguien así.

Escuchó sonar su celular en la habitación de al lado, la que compartía con Yulia, y terminó enjuagándose con rapidez.

- Por tu bien, espero que seas tú Iván - murmuró al tomar una bata y colocársela, tenía mucho que reclamarle apenas hablara con él. Llevó una de las mangas a su nariz y la olió; movió su cuello con molestia y caminó rumbo a su cuarto - ¡Yulia! - le gritó pero la morena no hizo acto de presencia. Su celular volvió a sonar y llegó a el, atendiendo rápidamente - Iván - lo saludó entre dientes luego de leer su nombre en la pantalla.

- ¡Ey, princesa! Una semana ya en tu nuevo empleo ¿eh? debemos reunirnos para verificar los datos y estadísticas. Mañana los espero en mi oficina.

- ¿Nos? - preguntó ignorando el hecho de qué aún seguía enfadada con él.

- Necesitamos armar y detallar algunas cosas. Y para eso los necesito a los cuatro. A ti y a tu familia.

- No es mi familia - aseguró Elena, observando a Yulia pasar junto a ella y volteando tras la mirada de reojo que le dedicó la morena. Sus ojos quedaron en el espejo del tocador, inmóviles, cuando Yulia bajó los tirantes de su vestido y lo deslizó hacia abajo - Ajá, claro - le respondió a Iván que no paraba de hablar y se aclaró la garganta, intentando desviar su mirada ¿Iba a quitarse la ropa otra vez con ella cerca? Por supuesto, si era desconsiderada y egoísta. Su espalda desnuda quedó visible ante ella y por un momento le pareció imaginarse si la tocara. Parecía tan suave y ese color bronceado le sentaba perfecto; seguramente sus dedos se resbalarían en ella sin problemas y a Yulia se le erizaría la piel. Y podía hacerlo, al fin y al cabo compartían cama y la morena nunca la sentía cuando apoyaba la cara en su hombro; solo lo notaba a la mañana siguiente, cuando ya la babeaba con algo de intención. Movió su labio inferior bajó sus dientes y enredó una mano en su cabello antes de continuar - Si, bien, ahí estaremos. No, Iván, no lo olvidaré. Si, adiós - cortó con rapidez al ver a Yulia nuevamente en ropa interior y sin signos de incomodidad. Parecía que lo liberal y exagerado que era su carácter cuando no obedecía sus órdenes, lo era también al momento de mostrarse en lo que cualquier otro sería vergonzoso.

Abandonó su móvil sobre el tocador y giró sobre sus talones, evitando quitar su mirada de la mirada de Yulia.

- Mi bata tiene olor a humedad, Yulia - le reclamó pero la morena la ignoró. Ella entrecerró las cejas y se cruzó de brazos- ¿Me estás escuchando?

- Déjala en el lavadero - susurró la morena rodeando la cama y deteniéndose frente a ella para abrir su lado. Elena vagó la mirada en su cuerpo cuando Yulia se inclinó y levantó las frazadas. La morena la rozó antes de guardar algo en su mesa de luz y se aclaró la garganta, debatiéndose en dar o retroceder un paso - ahora apaga esa luz que quiero dormir - le ordenó por lo bajo y sin pensarlo se alejó de ella.

- ¿Y Samir?

- Ya acostado, igual que Viktoria. Les dejé que llevaran helado a sus cuartos.

- Pero Yulia, ensuciarán y….

- Lo limpiaré mañana - alzó la voz la morena y ella la vió dar la vuelta y cerrar sus ojos.

No entendía su reacción pero tampoco se dio la libertad de pensar en ello; no tenía por qué preocuparse de Yulia, porque era adulta y cualquier cosa ajena al trabajo que compartían le daba igual.

Ella tenía una vida y Yulia otra que retomarían cuando el contrato expirara y volverán a ellas con el dinero obtenido. Por lo tanto si a la morena le gustaba tener sus altibajos emocionales, no le prestaría atención. No estaba acostumbrada a eso y tampoco le importaba.

Apagó la luz y se quitó la bata, tanteando entre el mueble su pijama.

Se acostó al lado de Yulia minutos después y se preguntó si ya dormía porque su respiración era baja, calma y había unos centímetros separándolas que nunca existían. Se removió y sus espaldas se enfrentaron, ella lanzó un suspiro y habló por lo bajo antes de intentar dormir:

- Mañana iremos con mi jefe, luego del desayuno. Tenemos que ultimar unos detalles - no recibió respuesta alguna y el sonido de la almohada moverse contra algo tampoco. Quiso alzar su cabeza y girar a verla pero desistió ¿qué tanto podía costarle decirle está bien, al menos?

Regresó contra el colchón y acomodó las manos bajo su rostro; olvidando activar su despertador e ignorando el hecho de que en realidad lo sabía.

***

Apenas pisó el edificio, caminó sin duda hasta la oficina a las que fueron señaladas.

Elena avanzó con una Yulia más tranquila detrás y abrió la puerta de un pequeño despacho, descubriendo a Iván tras un escritorio que no era el de él y bebiendo felizmente su café.

Se abalanzó hacia él y golpeó con ambas manos la mesa, notando la mirada de confusión que por primera vez Iván le daba.

- ¿No te parece qué se te pasó algo en tu maldito historial? - le gritó y él se puso de pie, totalmente atónito a su tono de voz.

- ¿Se puede saber qué te pasa hoy día?

- ¿Qué me pasa? - ironizó la pelirroja - Pasa que en el historial del niño no pusiste que sufría de alguna enfermedad ¡ayer tuvo un ataque de asma! ¿Cómo se te puede pasar algo así?

- Nada en mis trabajos se pasa, señorita Katina - escuchó la voz de alguien más y volteó a la puerta. Un hombre mal vestido para su gusto, de camisa, jean y chaleco, ingresó con superioridad y caminó hasta ellos - El problema radica en que usted no leyó la ficha médica - terminó él lazándole una carpeta verde.

Ella lo miró de arriba abajo y abrió la carpeta, repasando uno de los puntos finales de la hoja que explicaba la enfermedad de Samir.

- No se supone que yo debería haberlo advertido - masculló Elena alzando su mentón - ¿Y quién es usted?

- Soy Gianfranco Romanov - se presentó él estirando su mano pero ella lo ignoró - la cabeza de todo este proyecto.

- Si, conozco algo de usted. Lo poco que hace en realidad, sus logros y que no son muchos - afirmó ella y Romanov le sonrió con malicia - ¿Y este es su edificio? Es de segunda clase y tiene pocos empleados - continuó sin darle tiempo a responder.

- Tengo la cantidad necesaria y son eficientes. Al parecer más eficientes que usted, señorita. Ninguno dejó pasar alguna vez tal información como la que usted evadió ¿es qué se está encariñando con el niño? ¿por eso su reclamo? - preguntó con burla él y Elena apretó sus labios, se moría por remover esos asquerosos rizos con tan solo un golpe.

- Por supuesto que no se trata de cariño - murmuró la ojiverde - pero se supone que como su madre debería conocerlo ¿Qué hubiese pasado si la crisis empeoraba? Su plan se iba al demonio.

- Para eso Yulia trabaja con usted - replicó Romanov - ella sabe lo que tiene que hacer y cómo salir de los problemas más difíciles incluso.

- ¿Podemos dirigir nuestra atención a la razón por la que estamos aquí? - interfirió Iván, intercalando la mirada entre ambos y desviándola cuando Yulia hizo acto de presencia - ¿Y los niños?

- En la entrada ¿por qué estamos aquí? - preguntó la morena.

- Necesito que los traigan - ordenó Iván.

- ¿Para qué? - insistió Elena.

- Tráiganlos y lo sabrán.

Elena abandonó la oficina de Gianfranco Romanov casi tres horas después, sola y con una especie de libro en mano.

El viento que ingresaba por las puertas de entrada a las que se acercaba, volaba las puntas de su camisa y su cabello, ayudando quizás a bajar la molestia que aún llevaba.

Viktoria y Samir estaban sentados con sus celulares, en el piso y bajo el escritorio de la mujer que recibía a cada uno que ingresara y les daba el permiso final para avanzar.

Se detuvo cerca de ellos y les ordenó que fueran al auto, que ya se marchaban de allí.

- ¿Dónde está Yulia? - les preguntó pero ambos alzaron sus hombros y desaparecieron afuera.

Se acercó a la mujer tras unos largos lentes y ella le dijo que en la oficina del señor Yasinov.

- ¿Quién es él? - le preguntó y la mujer le señaló al final del pasillo, del lado izquierdo, la última puerta. Ella asintió y caminó con velocidad hasta allí, sintiendo como la ausencia de aire de las puertas comenzaba a hacerle falta.

Llegó a la puerta final, la más impecable de todo ese corto trayecto y golpeó secamente dos veces luego de reconocer la voz de Yulia dentro. Pasaron segundos y nadie abrió pero las voces continuaban.

Se pasó una mano por la cara y golpeó nuevamente, con su puño y más veces: Yulia apareció con la misma seriedad de la noche anterior y Elena dirigió su vista tras ella. El señor Yasinov no tenía unos 50 años como lo había pensado al oír su apellido. Era joven, tanto como ellas y escondía unos músculos bajo ese traje marrón que portaba.

Él la miró con molestia y ella le sostuvo la mirada hasta que la retiró, abandonando su silla y caminando a ellas.

- Es hora de irnos - le dijo a Yulia y la morena asintió antes de pasar frente a ella y alejarse.

- Yulia - oyó mientras caminaba tras ella pero la morena no se detuvo. Y Elena sonrió - Te llamaré luego - gritó el chico y ella lo observó de reojo sin detener sus pasos.

Llegaron a su Cadillac y se montó en su habitual asiento, encendiendo el motor y moviendo la palanca de cambios para salir de allí.

Viktoria se estiró hasta ella y recibió lo que cargaba desde el edificio; un gran álbum de fotos tomadas minutos y horas atrás.

Iván llamó al habitual fotógrafo que se encargaba del asunto y los cuatros posaron de distintas maneras y delante distintos paisajes; totalmente irreconocible que lo lograron dentro de cuatro paredes.

Viktoria y Samir daban murmullos de admiración y bromeaban tras pasar página y verse junto a ellas, o solos, en distintas tomas.

- El lunes debemos volver - le dijo Elena y la morena asintió; Iván les había dicho que allí bien temprano debían presenciar otra sesión, pero con dos bebés y se les daría un toque más antiguo, para plasmar en imágenes el supuesto recorrido hasta llegar a la edad de hoy juntas, y con sus dos hijos.

Ninguna de las dos dijo palabra alguna durante el resto del camino por lo que Elena aceleró un poco más para llegar cuánto antes. Amaba el silencio porque era sinónimo de tranquilidad y soledad para ella. Pero este que compartía con Yulia era incómodo, sumamente incómodo y no le agradaba.

Estacionó frente a la casa que compartían y se quitó el cinturón de seguridad. Descendió y notó a Fyodor podando el césped, le alzó la mano con una fingida sonrisa y rodeó el auto, llegando a la morena y pasando a su lado.

- Creí que no te agradaba - la detuvo Yulia y ella regresó sobre sus pasos.

- Y no lo hace - aseguró ella, notando a los niños pasar a su lado - pero debo pretender que si.

- Es agradable - murmuró la morena, cruzando sus brazos y recostándose contra el capó del auto - es muy dulce con los niños y me ha presentado mucha gente ayer, durante la fiesta.

- De eso hablaremos ahora en el almuerzo.

- Claro, luego de que cocine ¿qué le agradará hoy a mi querida esposa? - preguntó Yulia con ironía y Elena le sonrió con la misma intención.

- ¡Yo quiero espaguetis! - gritó Samir pasando a su lado con patineta en mano y desapareciendo de su vista.

- Y con pollo - agregó Viktoria siguiendo los pasos del niño pero con sus rollers color rosa.

- ¡Yulia! - escucharon ambas la voz de Cezina, pasar tras ellas junto a otras mujeres en sus caminatas diarias. La morena le alzó la mano y Elena entrecerró los ojos antes de responderle igual. Sonrió internamente cuando la chica se mostró seria al verla y sin dudarlo se acercó a la morena, tomando su mentón con una de sus manos, obligándola a que la viera y golpeándola a su boca en un beso hambriento.

Aquella muchacha no le había agradado días atrás, cuando llegó en busca de la morena y ahora ese saludo por demás efusivo le generó desconfianza.

Yulia le rodeó la cadera y la pegó a ella, abriendo su boca e intensificando el beso sin importarle las miradas ajenas.

Que sabor dulce tenía siempre su aliento, cual fruta que nunca dejaba de comer en verano y que suave eran sus labios cuando respondía a cada movimiento impuesto por ella. Yulia sabía cómo continuar ese o cualquier beso y eso le parecía tan interesante como gustoso a hacerlo.

Dejaron de oír las voces femeninas porque nuevamente se encontraron solas frente a ese pequeño especio del vecindario. Ni rastros de Fyodor quedaron aunque su podadora aún seguía afuera.

Intentó bajar el arrebato del beso pero no lo consiguió. Cuando quiso separarse, Yulia la torturó con una inesperada mordida y sus bocas se volvieron a encontrar, marcando un ritmo más acelerado que al inicio.

Finalmente el aire comenzó a faltarles por lo que se alejaron casi a la vez, fingiéndose sus mejores sonrisas cual trabajo ya hecho y felicitándose por el mismo. Sin embargo, había algo en la mirada de la otra que las hacia aún subir y bajar su pecho con euforia.

Tal vez el lápiz labial corrido y ya ausente en la boca de Yulia y esparcido seguramente en la de ella. O las manos temblorosas de Yulia por haber acariciado su espalda.

Dio un paso atrás y guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón, aclarándose la garganta con mando y volviendo a hablar:

- Primero el señor Yasinov y ahora Cezina, vaya me tienes sorprendida - le dijo intentando sonar a broma y no algo molesta como realmente lo estaba.

- ¿Parviz?

- ¿Así se llama?

- Él y yo no tenemos nada - aseguró la morena y Elena cortó la distancia, regresando el paso que había retrocedido - Somos compañeros de trabajo y hace unos días me envío un mensaje, si pero no siento nada por él. Ya nada ¿O qué? - preguntó dejando sus manos en los hombros de Elena y alisando su camisa - ¿mi esposa está celosa? - bien, eso fue como una patada a su estómago porque no se lo esperaba. Yulia la miraba con sorna y su voz salió igual de irritante, disfrutando el momento.

Elena lanzó un resoplido irónico y ladeó su cabeza, notando la sonrisa de Yulia comenzar a desvanecerse y dejándola a ella nuevamente inmune frente a sentimientos ajenos:

- Si fueses mi esposa realmente si, me molestaría y hasta detendría los avances de cualquiera que se te acercara….pero esto es un trabajo y con quién te quieras acostar a mis espaldas, no es de mi incumbencia - terminó con la voz pesada y sintió el contacto de la morena alejarse.

Porque de eso se trataba todo esto, pensó al voltear y caminar hacia el interior de la casa, de fingir ser felices juntas.

No serlo.

🔜
Bien chicas... Siento no haber subido el capítulo ayer pero acá les dejo para que sigan disfrutando de la historia 😃
Más tarde les subo el capítulo final de la otra historia ☺
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Mensaje por LeaAgronsky 5/30/2024, 11:20 pm

Yul, te recomiendo que pasees desnuda que es mejor jajajaja así te hace caso
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Mensaje por Volkatin_420 5/31/2024, 1:55 am

Yulia tapese que a esta señora le va a dar un infarto y necesita el corazón en buen estado 😂😂😂💪
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Mensaje por Fati20 5/31/2024, 6:16 am

Y ahora porque julia tan seria 🤔. Lenita celosa es un caso serio y aun mejor cuando julia anda cambiándose frente de ella 🤣🤣🤣🤣 y muy profesionales con esos besos cada vez más intensos 😏😏😏. Saludos cariño 😘😘I love youI love you
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Mensaje por Veroska 6/1/2024, 6:08 am

Vaya! Si que Lena se está volviendo sin querer en posesiva en esa relación "no relación" que tienen, le brotan las ganas por la morenita preciosa y Yulia desnuda en sus narices jajaja para mí que en su seriedad le está jugando a Elena pa ver quién aguanta más... Yaaa que caigan las dos juntas mejor 😂😂😂
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Mensaje por Corderito_Agron 6/1/2024, 8:12 pm

Ya acuestense y listo y matan las ganas que se tienen las dos hahaha
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/1/2024, 11:29 pm

Cap VII: "Tras la cortina"

Domingo, 9:30 y Elena sonrió luego de acomodar sus manos tras su espalda. Era el primer día en que no debía esforzar su voz ni sus actos para llamar a los demás. Yulia, Viktoria y Samir estaban sentados en el sillón y escuchándola hablar al lado de una blanca pizarra.

Con marcador en mano, escribió el nombre de la niña y lo encerró en un círculo, dibujando flechas a los costados para continuar:

- Empieza Viktoria ¿qué tienes?

- Pavell Sidorov, 7 años, nacido en la ciudad de San Petersburgo bajo un vientre de alquiler. Único hijo hasta el momento de Svetlana Sidorova y por eso su consentido. Tiene una niñera que lo acompaña todo el tiempo mientras esté fuera de su casa porque sufre de déficit atencional. Así mismo le gusta la lectura, es el niño que más lee de su salón y las artes creativas. Una maestra particular lo acompaña y ayuda en su hora de matemáticas diarias porque es la asignatura que reprueba desde que empezó su paso por la escuela primaria. Se pasa la gran mayoría de los recesos solo, en el arenero tras el patio principal o a veces interactúa con Anatoly, algo así como su mejor amigo - terminó la niña, irguiéndose satisfecha y recibiendo un gesto aprobatorio por parte de la pelirroja.

- ¿Samir? - preguntó Elena señalando al niño.

- Haré lo que tú me ordenes. Ella fue la que ingresó a la oficina de la directora y leyó sus datos - aseguró él porque así lo habían hecho el viernes. Durante el segundo receso del Instituto, Samir fingió una caída cerca de la señora Mozorova, la directora y ella de inmediato corrió a auxiliarlo. Ajena a los ojos de los demás, Viktoria ingresó y buscó luego de cronometrar su reloj en busca del archivo de Pavell. Le bastó solo fotografiar con su celular la información necesaria y salió triunfante casi dos minutos después. Afuera, a través de las piernas de una profesora, Samir la vió alejarse y se puso de pie, alegando que ya estaba mejor y solo necesitaba un poco de agua.

La cuestión es que Elena nunca había dado órdenes a un niño. Ella sabía a la perfección qué hacer, cómo actuar y cuándo pero Samir escapaba de su radar y realmente no había preparado o ingeniado un plan para él.

Regresó la vista a la pizarra y notó varios puntos anotados tras la información de Viktoria, sacó apenas una flecha del nombre del niño y golpeó el marcador varias veces intentando idear algo.

- Habíamos quedado que te acercarías a él - le dijo al volver a verlo - uno de nosotros tiene que estar cerca de esa familia. Sabes de tecnología, Samir y a él le gusta el arte y esas cosas creativas, puedes llamar su atención - terminó satisfecha y el niño asintió con efusividad - Y Viktoria, necesitamos que ya no haya mejor amigo. Solo Samir - le ordenó y la niña apuntó algo en su celular. Elena caminó hasta la otra punta de la pizarra y escribió el nombre de la morena - ¿Yulia?

- Nikita Makarov es su sobrino, el familiar más directo luego de su hermana y su hijo. Es policía, graduado con honores y exactamente con el objetivo de preservar la riqueza de Sidorova. A diferencia de Svetlana, él habla todo el tiempo de su vida y no cuida la información que ventila. Inclusive será más fácil acercarnos a él que a Pavell - aseguró la morena y Elena la observó fijamente, armando una idea y tratando de que no escapara de sus límites.

- ¿Tiene pareja?

- El único casado con una mujer, y viviendo aún aquí con permiso de su tía, por supuesto y bajo su protección. Tiene una hija de dos años y junto a su esposa, una tal Oksana viven a dos cuadras de la casa de Sidorova. Una distancia que no sé si es buena o solo nos dificultará las cosas - dijo Yulia y la pelirroja asintió, escribiendo bajo una flecha dibujada en el nombre de la morena.

- Necesito que te acerques a la mujer. Y si él es policía, tal vez….

- Imposible - la cortó Yulia negando con la cabeza - solo tienen relación con los vecinos de mayor antigüedad. Cezina dice que es orden de Sidorova y Oksana las acata sin…

- ¿Cezina dice? - repitió Elena con algo de molestia que hizo a los niños mirarse entre ellos - ¿Y quién demonios es ella para hacerte opinar algo?

- No lo ha hecho - murmuró Yulia entre dientes - pero si sé algo de ese tal Makarov, es porque ella me lo comentó en la fiesta.

- Oh, genial - ironizó la pelirroja arrojando el marcador sobre el sillón - O sea que ni siquiera es confiable todo lo que me acabas de decir. Solo estás repitiendo lo que alguien más te dijo.

- ¿Y por qué no confiaría en ella?

- ¿Y por qué lo harías? - replicó Elena, caminando sobre una corta línea y pasando una mano en su cabello - Entonces no hay plan para ti hasta que no tengamos certeza de la información.

- ¿Y tú qué? Incluso nosotros ya hemos hecho más que tú - dijo Yulia - el hecho de haber hablado con muchos en esa fiesta me permitió comenzar a conocerlos y empezar a clasificarlos, dependiendo de su grado de importancia para nosotros ¿Y tú qué? - repitió enojada - No veo tu nombre en esa estúpida pizarra y aún no nos haz dicho qué demonios harás - terminó la morena, poniéndose de pie y perdiéndose dentro la cocina. Elena escuchó el ruido de unos cajones moverse con brusquedad y luego la vió regresar, recibiendo en su pecho una carpeta que soltó papeles en todo el piso - Y para tu información, sí averigüé sobre Makarov. Lee su maldito historial - terminó antes de caminar escaleras arriba.

Elena oyó un portazo y le dijo a los niños que podían volver a sus camas o aprovechar el domingo cómo quisieran. Ella se inclinó y tomó las cinco hojas de un extenso trabajo que realizó Yulia y las golpeó contra su frente; le había pedido a la morena que acatara sus órdenes y a cambio ella ya no le gritaría.

- Empezaste mal, Katina - se auto reclamó y se puso de pie, deteniéndose sobre el inicio de la escalera y mirando el final de la misma. Se tomó del barandal e iba a dar un paso pero agitó su cabeza y caminó con decisión a la cocina.

Necesitaba su café diario o las cosas no mejorarían.

***

La ojiverde tamborileaba sus dedos sobre el muslo y suspiró con molestia ¿qué tanto podía tardar Yulia en prepararse para salir? Llevaban casi cinco minutos de retraso y debían volver por una sesión de fotos solas esa mañana.

Viktoria y Samir ya estaban en el colegio y ella solo quería llegar a la oficina de Iván; porque esta vez no le permitió elegir nuevamente el lugar de encuentro y menos si eso consistía en el edificio de Gianfranco Romanov.

Se alejó del sillón y caminó alrededor del living, llamando a Yulia en un pequeño grito y para que se apresurara.

Casi diez minutos después, cuando estaba a mitad de escaleras porque subía en su búsqueda, la morena apareció y ella retrocedió un escalón de manera inconsciente; con su mirada perdida y su boca entreabierta al verla con aquel traje de motociclista como cuando la vió por primera vez.

Yulia se puso su casco y mientras los sujetaba pasó a su lado, alegando que se iría por su cuenta y ella no le molestó en realidad. Porque le fascinaba como esa prenda se amoldaba a su cuerpo y lo disfrutaba mientras caminaba tras ella.

Arrancó su automóvil segundos después y manejó siguiéndola de cerca.

Se detuvieron frente a un semáforo y observó por el espejo retrovisor a la morena acercarse entre los autos, demostrando su habilidad para manejar su vehículo y se detuvo a su lado. Yulia aceleró a medida que el color rojo comenzaba a descender y ella volteó a verla: esperaba que no hiciera una estupidez o peor aún se ocasionara a si misma un accidente.

La morena le devolvió la mirada y la aceleración aumentó hasta que el color verde les dio paso y la vió alejarse a toda velocidad.

Elena se cruzó de carril tras comprobar que nadie manejaba tras ella y dobló en la esquina que Yulia había desaparecido pero ya no había rastros de la morena: Los siguientes mil metros, los condujo sola.

Llegó al edificio fuera de Anapa y abandonó su Cadillac con rapidez. Se perdió dentro del lugar y fue directo al ascensor. La oficina de Iván tenía su puerta abierta y desde allí podía escuchar la risa de la morena, por lo que aceleró sus pasos.

- ¿Para esto me haces esperarte en casa?- le preguntó con notable fastidio y Yulia la miró con confusión.

- ¿De qué hablas? - murmuró la morena pero ella negó ligeramente.

- Déjalo ya. Bien ¿podemos empezar? - le preguntó a Iván y él asintió.

- Síganme - les dijo abandonando su despacho y ocupando la oficina de al lado. Carter, el fotógrafo que trabajaba para ellos, las esperaba y Elena frunció el ceño al ver dos carritos de bebé; había olvidado ese pequeño detalle - No serán muchas fotos, solo unas diez y pueden irse. Te las dejo - se despidió Iván y el chico con cámara en mano le hizo una señal de aprobación antes de hablar.

- Bien, necesito que te saques ese traje - le dijo a Yulia - y tú eso - le dijo a Elena señalándola de arriba abajo - Tras la cortina tienen ropa, usarán un juego por cada foto. Vamos, apresúrense que no tengo todo el día.

Ambas se miraron un momento y Elena fue la primera en dar media vuelta y caminar hacia el fondo del lugar. Había una cortina color blanca que cuando la abrió, descubrió ropa de distintos colores.

Se perdió tras ella y quiso cerrarla cuando Yulia la tomó y se lo impidió.

- ¿Qué haces? - le protestó por lo bajo y el fotógrafo nuevamente les ordenó que se apresuraran. La morena se acomodó a su lado y cerró la cortina.

El espacio era pequeño, como el cuadrado bajo una ducha y ellas apenas podían moverse.

Yulia le dio la espalda y Elena escuchó el cierre de su traje. Las mangas largas se deslizaron en sus brazos y luego sus piernas, ella tragó con dificultad y llevó las manos a su camisa blanca.

Estaba abriendo los botones cuando Yulia se quitó su musculosa color rosa y nuevamente su espalda desnuda quedó frente a sus ojos. La vió inclinarse y moverse para deshacerse del pantalón también.

Bien, tenía que admitirlo, tenía unas buenas piernas y no se cohibía en demostrarlas.

- No voltees - le dijo anticipándola cuando iba a hacerlo y la escuchó refutar por lo bajo.

- Solo tienes un pene, lo demás es igual en ambas - murmuró la morena y ella abrió su pantalón, intentando ignorar si era broma o lo decía en serio.

- Carter no lo sabe así que cierra la boca.

- Por cierto ¿qué se siente tenerlo? – preguntó Yulia mientras se ponía una remera como solía usar en su adolescencia - ¿es pesado?

- Cierra la boca, Yulia.

- ¿Te molesta cuando duermes? - continuó la morena - tienes que usar otra ropa interior ¿cierto? ¿Cuando te excitas te pasa igual que a los demás?

- ¿De qué hablas? - preguntó Elena quitándose su pantalón y notando que Yulia aún no se ponía la falda que debía usar.

- Tú sabes… ¿te excitas? ¿Sientes como cambia de tamaño? ¿Alguna vez alguien te ayudó a calmarte? No creo que sea tan grande como uno normal- siguió Yulia y ella estiró su brazo, tomándola de la cadera y jalándola contra ella.

La morena se tapó la boca con ambas manos para ahogar un grito y ella sonrió internamente al verla hacerlo.

Ambas estaban en ropa interior y Elena pudo sentir como así parecía que nada se interponía. Alejó a Yulia y la volvió con brusquedad contra ella, repitiendo el acto hasta sentir algo de palpitación en la punta de su miembro.

Yulia no dijo nada y la vió apretar sus ojos. Y ahora encima no podía soltarla, no quería porque su cuerpo así no se lo permitía.

Se frotó contra ella una vez más y se detuvo cuando Carter les gritó que ya regresaba, que su rollo estaba lleno y necesitaba uno nuevo. Mierda, pensó, el mundo estaba confabulando en su contra y ese no era el momento adecuado.

La puerta se cerró y la morena la regresó a la realidad cuando intentó separarse. Ella la sujetó con fuerzas y volvió a unir sus caderas.

No hubo quejas, ni gritos de molestia ni otro movimiento con intención de apartarse.

Elena tomó aire y rodeó la cintura de la morena, manejando las fricciones a su antojo y sintiendo la palpitación aprisionada en su bóxer. Estiró las manos a lo largo de sus muslos y acarició finalmente la piel tan suave que creía tenía Yulia.

Y no se equivocó.

La morena se encorvó y ella se mordió el labio para no gemir. Dios santo, iba a explotar disfrutándolo y no solo ella lo haría. Su pene comenzó a endurecerse y cada movimiento circular de Yulia solo lo hacía aumentar.

La estaba volviendo loca, estaba volviendo loca a Yulia y no podía pensar en nada más.

Algo de líquido pre seminal mojó su ropa interior y escuchó en la morena el sonido habitual de los dientes chocar con la saliva por deseo, provocándole el deseo a ella.

Yulia abrió sus glúteos y los cerró en torno a ella; gruñó, estaba dura como el acero y eso se estaba saliendo de control. Sin embargo, la morena no paraba de restregarse contra ella y alejarla no estaba entre sus planes.

Ascendió sus manos y tocó los costados de su cuerpo, toda su piel era suave y se preguntó cómo sería si sus labios la besaban o su lengua la acariciaba. Un maldito chorro de su semen seguramente saltaría sobre ella si eso pasara.

- ¿Esto responde tus preguntas? - susurró de la nada y totalmente entregada a lo que pasara.

Olía bien, se sentía bien y una de sus manos tras su cuello hacía que nada en Yulia fuera malo. La morena la tironeó de ese agarre y su boca llegó a su oído al momento que su otra mano rozaba uno de sus pechos.

Yulia gimió y sin dudarlo lo apretó con suavidad. Tenía el tamaño justo y le pareció sensual el hecho de que cupiese a la perfección entre sus dedos. Volvió a masajearlo y Yulia se golpeó hacia atrás con todas sus fuerzas.

Abrió la boca y gimió sin temor pero con algo de vergüenza. Allí, frente a ella, la chica a la que debía gritarle todo el tiempo y le recordaba que era su empleada, estaba a punto de lograr que se corriera en un acto inesperado.

Se preguntó que pasaría si la volteaba y la arrinconaba contra la pared, bajando la ropa interior de ambas y penetrándola con sus piernas alrededor de su cadera. Estaba segura que sería mejor que eso. Mucho mejor que eso y ninguna se opondría.

Decidida, tomó los brazos de Yulia y la giró. Se miraron con intensidad y notaron el color oscuro en ambos ojos. La pegó a ella y una mano de la morena tocó accidentalmente su miembro. Gritó y se recostó contra su hombro ¿era posible que pudiera excitarse aún más?

- ¿Ya están listas? - de repente la cortina se abrió y se separaron con violencia, logrando que Elena tambaleara y cayera al piso ¿En qué momento había entrado ese imbécil de Carter? Si, para ella ahora era un imbécil y nada haría cambiar su opinión.

El chico las miró con confusión y ella se tapó su entrepierna con ambas manos, observando a Yulia alejarse con una mancha de humedad en su ropa interior.

Intentó calmar su respiración y golpeó su cabeza contra la pared tras ella. Si Yulia le daba aviso a Iván de lo que acababa de pasar, ella se quedaría sin empleo.

Regla número 49: si las reglas se rompen y hay sentimientos de por medio, con cualquiera de los implicados, el trabajo se acaba. Para siempre.

Sus piernas aún temblaban y el calor en sus mejillas no desaparecía. Pero Iván estaba en un rincón ahora también y las observaba cual jefe de ambas. Eso lograba tranquilizarla un poco.

Elena llegó hasta la morena y se detuvo a su lado. La había excitado minutos atrás y ahora le daba un golpe de ternura: Yulia cargaba un bebé y aún no notaba su presencia. Sonrió y desvío su mirada cuando volteó a verla.

Carter dio la primera orden de que se sentaran en un montaje preparado especialmente para ese momento y así lo hicieron. Ella tras la morena y nuevamente sus caderas juntas.

Pero esta vez se sentía distinto. Una de sus manos rodeó la cintura de Yulia y fue con protección, con cariño e inclinó su rostro, vagando sus ojos en la morena y él bebé que sostenía mientras le hacía caras.

- Bien, no se muevan, esa posición está muy bien para empezar - ordenó el fotógrafo y el primer flash se oyó - Tomaremos unas cuatro o cincos con el bebé. En la oficina de al lado hay más niños para las siguientes.

Ambas asintieron y Elena pasó su brazo sobre le hombro de Yulia, llegando a la cabeza del bebé y acariciándolo con total dulzura. Él emitió un sonido gustoso y la morena giró a verla.

Ella la miró y le dedicó una sonrisa que fue correspondida al instante. Yulia se inclinó hasta ella y Elena acortó la distancia, recostando sus frentes y oyendo así las felicitaciones de Carter.

Si, definitivamente toda la piel de Yulia era suave. Y ella apenas comenzaba a descubrirla.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/2/2024, 3:10 am

Cap VIII: "El plan a seguir"



El plan no era muy difícil, lo había creado ella misma y mandaría al demonio a Elena si se llegase a enojar por las consecuencias. Iba a demostrarle que no era para nada inexperta en su trabajo y qué podía hacerlo sin sus estrictas y estúpidas órdenes.

Estaba sobre su motocicleta, a unos metros de la gasolinera y observando los movimientos que ocurrían dentro de la tienda. Llevaba más de cinco minutos allí por lo que, según sus cálculos, solo debería seguir unos segundos más.

Y así fue.

Vió su objetivo abandonar el lugar con bolsas en mano y caminar rumbo al auto que acababa de cargar gasolina. Yulia movió la llave de su motocicleta y encendió el motor, acelerando y siguiendo un BMW color azul.

Se cruzó de acera a tan solo unos metros de pegarse a el y lo siguió tratando de que no la notara y lográndolo en el proceso.

Estaba a menos de cien metros de un semáforo por lo que, tras voltear y ver que nadie conducía tras ella, rodeó el automóvil y se detuvo a su lado cuando llegaron y el color rojo los sorprendió.

Miró hacia un lado primero y luego al coche, descubriendo la mirada del conductor ya sobre ella. Sonrió con victoria y apuntó hacia atrás, haciendo que él también observara el neumático trasero.

- Tienes un neumático pinchado - le dijo bajo su casco y el conductor bajó su ventanilla - Tienes un neumático pinchado - repitió y lo escuchó bufar con molestia.

- Maldita sea ¿y esto cómo demonios pasó?

- Oríllate o tendrás problemas - le dijo ella y señaló con su pulgar hacia atrás, la fila de autos que comenzaban a acercarse.

Yulia vió frente a sus ojos el auto de Nikita Makarov estacionarse a un costado y sin dudarlo lo siguió.

Abandonó su motocicleta y se quitó el casco mientras llegaba a él:

- Puedo jurar que cuando cargué gasolina estaba perfecto ¡Perfecto! - gritó él, pateando el neumático y caminando en círculos luego - Por cierto, gracias por el aviso, ni siquiera lo había notado.

- No te preocupes, son cosas que suelen pasar.

- Tengo una reunión en menos de media hora ¡estúpido auto!

- Pues llama a una grúa o al seguro, no puedes dejarlo aquí.

- No tengo tiempo. Con la alarma me esperará hasta que regrese. Tomaré el primer taxi que se detenga - terminó Nikita, volviendo a la calle y alzando su brazo en busca de uno.

Sin embargo, sus constantes intentos fueron inútiles y regresó para repetir la patada en su coche.

- Escucha - dijo Yulia caminando hacia él - mi esposa sabe de esto, arregla su Cadillac ella misma, si quieres la llamo y en unos minutos lo reparará.

- ¿De verdad? - preguntó él con algo de esperanza.

- Pues si, no es muy difícil. Solo debe cambiar el neumático ¿tienes el auxiliar? No te preocupes - agregó cuando Nikita negó ligeramente con la cabeza - le diré que te consiga uno. Solo que se retrasará más por eso.

- Entonces gracias pero no. Volveré luego por él.

- Espera, espera - lo corrió ella cuando intentó irse nuevamente - puedes llevarte mi motocicleta.

- ¿Qué? - preguntó él sorprendido.

- Lo que escuchaste, puedes llevártela mientras mi esposa hace lo que tenga que hacer.

- Eres una de las nuevas vecinas ¿cierto?

- Cierto - aseguró Yulia - y por eso creo que deberías aceptar mi ayuda - Él observó su reloj de muñeca y luego a la morena; la situación era totalmente rara pero debía llegar a esa reunión con anticipación o tendría problemas.

Asintió con seguridad y Yulia le sonrió antes de bajar el cierre de su traje y buscar su celular.

- Puedes llevártela - le dijo mientras marcaba en su móvil y el le agradeció por lo bajo antes de correr hacia el vehículo. Yulia escuchó el motor encenderse y apretó los labios, maldito plan que había creado a último momento; por su propio bien que saliera perfecto o se iba a arrepentir toda su vida.

Nikita pasó frente a ella y le alzó la mano en un saludo. Yulia lo imitó y le dijo que era vecina de Fyodor, que luego la buscara allí. Lo vió asentir y finalmente lo escuchó y vió alejarse.

Alejó el celular de su oreja para su falsa llamada y lo guardó nuevamente.

Caminó hacia el automóvil y abrió la puerta de conductor, observando a su alrededor el poco tránsito y montándose al interior con rapidez.

Fue directa a la guantera y la abrió.

- Inservible, inservible, inservible- murmuró al ver la cantidad de papeles ajenos e inútiles para ella. Pasó la mano bajó el asiento acompañante y gruñó al encontrarlo vacío.

Recorrió de igual manera el asiento que ocupaba y golpeó el volante luego de continuar sin nada.

Se mantuvo un momento sentada, intentando calmarse y observó por el espejo retrovisor. Se cruzó hacia atrás rápidamente al ver unos abrigos, los levantó y sonrió al ver una agenda color marrón.

La abrió y dio un pequeño salto cuando su celular comenzó a sonar. Lo tomó luego de unos segundos y volvió a guardarlo al ver el nombre de Parviz en una llamada.

-Así quee a tu mujer le gustan las compras y gastar tu dinero- murmuró con malicia al ver la chequera con números altos y en la agenda una y otra vez la palabra shopping, dibujada y con detalles seguramente escritos por su propia esposa.

Pasó páginas con velocidad y descubrió algunos números de teléfonos y guía de cenas organizadas con fin laboral. Había un listado además de comida, de compras que al parecer él hacia siempre para cada fiesta.

A su esposa le gustaba gastar en ropa, gimnasio y clases de yogas. Y ella odiaba todo eso pero, si no lo hacía, Elena tampoco y nunca avanzarían.

Cerró la agenda y regresó todo a su lugar antes de abandonar el coche y tomar nuevamente su móvil.

Llamó a una grúa y se recostó contra el auto tras cortar la llamada: iban a ser unos largos 45 minutos esperando.

***

Bajó las escaleras entre pequeños saltos y caminó directo a la cocina por algo que beber.

Se había dado una larga ducha mientras se felicitaba mentalmente por su trabajo de horas atrás; Elena no podía volver a gritarle después de esto.

Regresó al living con una limonada fresca en mano y se detuvo frente al sillón, cuando la puerta se abrió dando paso a Samir y Viktoria.

- Obtuve la mejor calificación de mi salón hoy- alardeó la niña, arrojando la mochila a un costado.

- Eso es genial ¿de verdad?- preguntó Yulia y Vika asintió.

- La mejor y dos puntos arriba de la segunda mejor- continuó la pequeña.

- Felicitaciones Viktoria ¿y tú Samir?

- Un asco ¡toda la escuela es un asco!

- Oye, cálmate niño- le dijo, acercándose a él y entregándole su vaso- ¿por qué dices eso?

- Pues porque Vika ya pudo acercarse a su objetivo, yo aún no - respondió él, ignorando a la morena y acomodándose en el sillón. Yulia alzó ambas cejas sorprendida.

- Oye pero eso no es problema- intentó tranquilizarlo.

- Lo será cuando Elena se entere- murmuró Samir cruzándose de brazos con algo de tristeza y ella rodó los ojos, regresando a él y obligándolo a que tomara su vaso esta vez.

- Escucha, Elena es algo….intensa, con su trabajo. Pero no se molestará por eso, apenas estamos comenzando.

- No la conoces- susurró Samir- ninguno de nosotros y ya hemos notado como se molesta cuando no la obedecemos.

- Hagamos algo- propuso la morena- no hables con ella de tus avances hasta que los tengas ¿si? Y si te los pregunta antes pues…no es la primera vez que lo haces, Samir…miente- terminó ella y Samir asintió con una sonrisa, bebiendo finalmente de su limonada.

- Tengo hambre- dijo Viktoria , llamando la atención de los dos.

- Elena no vendrá hasta la noche ¿quieren que salgamos a comer?- preguntó y ambos niños abandonaron el sillón de un salto, antes de correr escaleras arriba para quitarse el uniforme escolar.

Tuvo que aguardar por ellos apenas cinco minutos, o menos, porque bajaron decididos con ropa cómoda.

Viktoria se deslizó por el barandal y Samir dio un salto desde mitad de escaleras. Ella entreabrió la boca sorprendida, caminando tras ellos con lentitud e intentando alcanzarlos.

- Oigan, tienen que enseñarme a hacer eso- les dijo tras cerrar la puerta y llegando a ellos con velocidad.

- Te saldrá unos 10 euros - le dijo Samir y ella golpeó suavemente tras su cabeza.

- Espero que hayan traído dinero para pagar su comida- bromeó Yulia, haciendo que ambos niños se detuvieran con brusquedad en medio de la calle- Vamos, vamos que muero de hambre.

***

- Hay un auto en la puerta de mi casa- escuchó la ojiazul. La voz de Elena volvía a sonar molesta, pesada y autoritaria. Detuvo un momento el cepillo en su cabello y volteó a verla, bajo el marco de la puerta y apoyada en el. La observó de arriba abajo, impecable como salió a la mañana con su pantalón de vestir verde olivo y su camisa blanca dentro, amoldando y resaltando el cuerpo perfecto que ella consideraba tenía.

Había visto los pequeños cuadrados de sus abdominales noches atrás, cuando Elena desprendió su cinturón y su remera se alzó tras caer en la cama. Le pareció jodidamente increíble y no podía evitar mirarlos ahora, a través de esa camisa de lino transparente.

Y tenía su maquillaje apenas gastado. Sus labios ocupados por un rosa brillante y sus ojos se veían más cristalinos tras ese sombreado natural. La vió mover la cabeza esperando su respuesta y ese movimiento bastó para que su perfume llegara a ella.

No podía negarlo y debía admitir que Elena Katina era hermosa a la vista de cualquiera y que se vería única al lado de alguien más. Elena tenía belleza y carácter por igual, como las malditas cualidades que siempre la debilitaban y terminaba exponiéndose en una especie de enamoramiento o gusto pasajero.

Regresó su vista al tocador y reinició el movimiento de sus manos, alisando su cabello antes de ir a la cama.

- En teoría, no es tu casa- le aclaró y la escuchó bufar por lo bajo- y si, hay un auto. Es un BMW.

- Eso ya lo sé- masculló Elena con obviedad, adentrándose a la habitación y cerrando la puerta tras ella- ¿pero cómo apareció aquí?

- Es de Nikita Makarov- le dijo sin rodeos y la vió clavarse en medio del cuarto con sorpresa. Esperó su reacción por lo que se mantuvo en silencio y , segundos después, la vió caminar hacia ella.

- ¿Qué dices? ¿De qué hablas?- le preguntó deteniéndose tras la silla y observándola a través del reflejo.

- Dijiste que debía acercarme a la mujer, bueno, no la he visto aún pero a él si. Y mantuvimos una conversación, tiene cara de imbécil y actúa como imbécil por lo tanto no creo que sea un problema.

- ¿Puedes explicarme exactamente cómo ocurrió eso?

- Lo seguí. Con la dirección de su casa llegué a ella por la mañana, su auto estaba afuera y estudié los movimientos del lugar. Nadie me vió ni yo a nadie por lo que bloqueé la válvula de aire. Unos minutos después comenzó a desinflarse pero él creyó en una pinchadura. Fácil ¿eh?

- Fácil una mierda, Yulia - la morena rodó los ojos. Ahí iban de vuelta - Te expusiste sin mi permiso y actuaste sin consultarme ¿para qué demonios crees que tuvimos esa reunión el domingo?

- ¿Te refieres a la reunión en el living y tú con una estúpida pizarra y escribiendo más estupideces? Oh, si. Muy eficiente.

- No es nada estúpido y quiero….

- Déjame terminar- la cortó con una mirada penetrante tras el espejo y Elena suspiró resignada - Este es un trabajo en equipo y nadie te puso a cargo en ningún momento ¿Sabes lo que me dijo hoy Samir? Que te enfadarías con él si le llegases a preguntar cómo va con su objetivo - dijo Yulia, abandonando la silla y girando, recostándose contra el tocador - E intenté decirle que se equivocaba pero claramente tiene razón - terminó solo para ver el gesto en el rostro de Elena. Parecía como si lo último no lo hubiese escuchado y aún se repetía mentalmente lo que le soltó luego de la pregunta.

La ojiverde se pasó una mano por la frente y rascó su cabeza, desviando su mirada de Yulia y dando un paso atrás.

- No estamos aquí para perder el tiempo- intentó excusarse y Yulia negó con la cabeza - Además tanto él como nosotros ya ha hecho esto, sabe lo que tiene que hacer.

- Pero no deja de ser un niño de 10 años. Y es el niño que da las gracias antes de cada comida, recuerda eso.

- No me vengas con moralidad, Yulia y mejor termina de decirme qué más haz hecho hoy. Sin mi permiso, por supuesto- agregó con frialdad y Yulia infló su pecho molesta; todo lo hermosa e inteligente que era terminaba yéndose por un caño con lo lejana y calculadora que podía llegar a ser por momentos.

Así mismo no le importó y le obedeció.

- Tengo los horarios de salida de su mujer junto a las direcciones. Y algunos de él también. Por cierto, vendrá por su coche en una hora, quizá y te agradecerá por tu ayuda. Creerá que tú arreglaste su neumático.

- ¿Algo más que deba saber?- preguntó y ella negó con la cabeza, justo cuando sonaba su celular.

Ambas dirigieron su mirada al móvil que se movía sobre el tocador y Yulia lo tomó, cortando la llamada con fastidio y arrojando el aparato sin cuidado.

- ¿Sucede algo? - preguntó Elena por lo bajo, avanzando un paso hacia ella.

- Nada importante, solo es Parviz- dijo Yulia y la ojiverde asintió lentamente, guardando las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

- Dijo que te llamaría- le recordó aquel grito de él días atrás mientras abandonaban el edificio de Romanov.

- Nunca tuvimos una relación. Solo nos conocimos por el trabajo, fuimos amigos y luego…bueno, amigos con derecho, ¿quizás? - preguntó con ingenuidad y vió a Elena lanzar una sonrisa. Podía jurar que ese hoyuelo que estaba viendo solo se formaba cuando sonreía de verdad y con gusto - pero dejó de hablarme de un día para otro y comenzó a salir con otras compañeras. Dijo que no buscaba una relación porque quería darle tiempo y espacio al trabajo, quería y necesitaba el dinero. Y en ese momento yo si buscaba estabilidad con él, el trabajo no me interesaba. Ahora las cosas cambiaron y lo que buscaba antes lo quiere él ahora.

- ¿Realmente ya no sientes nada por él?- preguntó Elena con la voz ronca y Yulia negó al instante.

- Nada ya. Ha decir verdad, en aquel tiempo solía ser algo….caprichosa. Y quería todo lo que comenzaba a rodearme, pero con el tiempo aprendí a desprenderme de todo e inclusive de él. Ahora no estamos en el mismo momento y dudo que lo volvamos a estar.

- ¿Cómo haces para olvidarte de alguien?- insistió Elena y Yulia ladeó la cabeza, intentando entenderla- Tú querías una relación con él y simplemente ahora ya ni contestas sus llamadas. Y pones mala cara al nombrarlo - regla número 36, recordó Elena: nada ni nadie debe quedar fuera del alcance de tus estudios.

- ¿Nunca te has enamorado?- preguntó Yulia y Elena estudió su rostro un momento. Vagó sus ojos sobre cada rincón de ella: su boca, la punta de su nariz y las extremidades de sus mejillas. Y negó ligeramente con la cabeza.

- No. Bueno quizás si, creo que uno simplemente no dice que no se enamora sin razones; debe de haber algo detrás y tal vez un desamor. Pero, si eso pasó, fue hace tiempo, inclusive antes de comenzar a trabajar en este negocio.

- Bueno pues, ahí tienes la respuesta. Siempre se puede olvidar o evitar recordar sin que duela- terminó Yulia y la pelirroja bajó su mirada, recorriendo esta vez su cuerpo que escondía tras esa bata rosa pero que ya conocía.

Yulia lo notó y estiró sus brazos a lo largo del mueble tras ella. Elena dio un paso más y nuevamente sus cuerpos allí estaban, rozándose y tocándose sin miedo y con gusto.

- Pero si tu quieres, ya no mantendré contacto con él- susurró ella y vió a la ojiverde morderse el labio, perdida completamente en su boca y ejerciendo una presión contra ella.

- ¿Si yo quiero?

- Ajá….si crees que interfiere en nuestro trabajo, le haré saber que no puede volver a llamarme.

- Si, si quiero - aseguró al instante. Tan decidida y convincente como cuando firmaba exactamente eso, sus trabajos- Él solo será una molestia entre nosotras- susurró y Yulia asintió tan lento como el aliento dulce de la ojiverde se lo permitió.

Estudió con lentitud los movimientos de Elena; que se pegó a ella y dejó una mano en su cintura, como el día anterior, tras aquel vestidor en la extraña sesión de fotos.

Se sentía igual. Sus caderas juntas y sus entrepiernas tocándose y un calor la recorría por dentro igual que horas atrás, cuando Elena la golpeaba contra ella y su pene crecía entre sus glúteos.

Fue la sensación más placentera haberla escuchado suspirar en su oído y gemir contra su hombro mientras acariciaba sus muslos.

Pero todo se había esfumado así tan rápido cómo había ocurrido. Ninguna emitió palabra sobre lo ocurrido y, cuando Elena llegó a la cama la noche anterior, ella fingió que dormía y la escuchó hacerlo minutos después, tras oír su respiración calma.

A la mañana, cuando despertó, Elena ya no estaba en la habitación y los niños tampoco en casa: era el primer día que la ojiverde no la despertaba a la fuerza para ordenarle hacer el desayuno.

Y volvieron a verse minutos atrás, cuando preguntó por el auto estacionado afuera. Y fue en ese momento, cuando el timbre resonó en todo el cuarto, que Elena asomó su lengua, humedeciendo sus labios, que ella sintió un último notable roce contra su cadera y la erección de la ojiverde alejarse luego.

Se tomó el pecho y expulsó todo el aire que había contenido en ese silencioso encuentro y se tomó del tocador para llegar a la cama. Se quitó la bata y abrió su parte, perdiéndose bajo las frazadas sin importar que apenas fueran las 21.

Escuchó la voz de Nikita opacar la de Elena en el living, mientras conversaban, y se echó boca abajo; intentando dormir antes de que la ojiverde regresara.

Pero, cuando la puerta principal volvió a cerrarse y oyó la seguridad que echaba Elena, se sentó un momento y quitó su pijama, quedando nuevamente en ropa interior.

Los pasos de la ojiverde se acercaban por las escaleras y Yulia regresó contra la almohada, evitando cerrar sus ojos mientras Elena llegaba a ella.

🔜
Nos leemos entre semanas, chicas!!! Besos 😘😘
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Mensaje por LenaVolkova66 6/2/2024, 3:35 am

Muy bien! Excelente!!! Estos dos capítulos merecen una ovación de pie 👏👏👏👏👏 me encantaron! 😏😏😏
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Mensaje por Corderito_Agron 6/2/2024, 5:24 am

maldito fotógrafo, interrumpir semejante momento tan fogoso. 😂😂😂😏😏😏
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Mensaje por Veroska 6/2/2024, 6:32 am

Caramba! Les iba a dar 100 a Lena y Yulia por ese encuentro que estaban teniendo en el capítulo anterior pero un -10 por imprudente a ese Carter, claro que me hizo reír el infartazo que se duo Lena jajaja pero 100 por ese primer acercamiento
Yulia la está acercando con sus encantos y ahí se afloja Lenita, y que ya deje de ser tan dura siendo mandona, claro jajaja estuvieron excelentes esos capitulos Xander
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Mensaje por Fati20 6/2/2024, 9:12 am

Muy intensos esos capítulos me encantaron, lastima la interrupción y también el mal carácter de Lena qué mandona e intensa pero seguro cuando Julia la ayude a relajarse cambiará ese mal genio. Saludos cariño mio I love youI love you😘😘
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Mensaje por soy_yulia_volkova 6/2/2024, 11:49 am

Creo k yulia omitió la parte de que prestó su moto, pero creo que lena después de conversar con el tal nikita se dio cuenta.
Vaya, cortitelas entre yulia & parviz y lena no dudó en que no quiere que ya nada entre ellos, yulia es muy blanda jajaj por cierto  k tenía tiempo de no leer ese nombre de parviz 
Lo último, cruel dejarlo ahí, con yulita esperando quietecita en la habitación.
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Mensaje por Patricia Armstrong 6/2/2024, 4:59 pm

Espero y continúen en lo que quedaron, creo todas estamos esperando un momento mucho más íntimo entre estas dos esposas 🙃🤭
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/4/2024, 2:01 am

Cap IX: "Una noche más"

- Le has prestado tu motocicleta- escuchó Yulia e inevitablemente apretó los ojos. La voz de Elena era cercana por momentos, molesta por otros e irritante a cada rato- Creí que nadie podía siquiera respirar cerca de ella- terminó la pelirroja, rodeando la cama y llegando a su lugar, tras ella.

- Era eso o continuar sin saber de él ¿te dejó mi llave?

- En la cocina- murmuró la ojiverde, quitándose los zapatos y Yulia volteó a verla.

- ¿Y por qué estás enojada ahora? Me acerqué a él, estoy haciendo mi trabajo y ni siquiera me das algo de crédito. Eres una maldita malhumorada y egoísta que solo quiere hacer todo por su propia cuenta.

- En realidad- la cortó Elena, abriendo su camisa y despojándose de ella sin pudor- iba a hacerlo. Iba a felicitarte- continuó antes de sacarse el pantalón y perderse bajo las frazadas. Su mano rozó el muslo de Yulia y solo ese contacto fue suficiente para que se arrastraran apenas hacia la otra- Conseguiste que nos invitaran a una cena.

- ¿De verdad?- preguntó Yulia sorprendida.

- De verdad. Mañana por la noche, dejaremos a Samir y Viktoria con una niñera, él me recomendó una señora de confianza. Debes estar lista para las seis, Yulia.

- ¿Iremos juntas?

- ¿Y tú qué crees?

- Me refiero a que, si vas a ir a trabajar y eso. O luego pasarás por mi- inquirió ella por lo bajo. Había esperado por esa felicitación de Elena y ahora que la oyó, todo pareció surrealista y la tomó por sorpresa; logrando enrojecerla y hablar de esa manera ahora, lejana y con timidez. Elena se giró hacia ella y se movió, acomodando su codo contra el colchón para sostener su rostro.

- Tal vez solo vaya a la mañana- susurró la pelirroja y Yulia apretó los labios, asintiendo lentamente para esconder una sonrisa- ¿Te gusta este lugar?

- Es agradable, es pequeño pero espacioso. Si, me gusta ¿por qué lo preguntas?

- Sé que has estado en muchos lugares distintos, fingiendo otros matrimonios. Solo curiosidad- dijo Elena - ¿Cómo te has llevado con tus demás parejas?

- En realidad, solo con mi mejor amigo firmo contratos. Toda mi confianza está depositada en él, así que no fue algo difícil de llevar.

- Tienes un mejor amigo.

- Vitya. Vitya Lizhin- sonrió la morena- y tú debes tener el tuyo.

- Dos- aseguró la pelirroja, estirando su mano y haciendo a un lado un mechón de pelo que caía sobre el cuello de Yulia- Elizavetha y Nastya. En este momento deben estar en algún lugar de Moscú.

- ¿Trabajas con ellas? ¿O lo haz hecho?

- Nunca. Ellas no saben que…bueno, que me dedico a esto. Nastya es abogada y el padre de Elizavetha es agente del FBI. Sería un caos si se enteraran. Y las decepcionaría.

- Son tus mejores amigas ¿cómo haces para ocultárselo?- preguntó Yulia, tratando de ignorar el gesto de tristeza que Elena realizó.

- Solo tengo que hacerlo- zanjó la pelirroja el tema y ella gesticuló con sus labios, deseando no haberla molestado con sus preguntas- ¿Por qué haces esto? ¿Por qué te dedicas a esto, Yulia?

Su nombre esta vez sonó distinto. Tan bajo y como nunca antes Elena lo había nombrado. Le gustó, esa manía de la pelirroja por manejar sus pulsaciones sin que lo supiera, estaba comenzando a agradarle sobremanera.

Se acercó un poco más a ella y sus rodillas se enfrentaron; sus rostros estaban distanciados por unos pocos centímetros y la pelirroja nuevamente acomodó su cabello; sonriendo satisfecha tras lograr tan realizable acto.

- Necesitaba el dinero, al principio y luego ya por costumbre, supongo. Vitya no quiere dejar el negocio y me pidió no hacerlo para continuar juntos. Además es mucho dinero.

- Mucho- repitió Elena con certeza.

- Y no lo sé, siento que no podría ser buena en nada que me proponga. Debo continuar de alguna manera en esto.

- No digas eso. En realidad, si quisieras, lograrías todo lo que quieras. Lograste acercarte a Nikita Makarov, incluso teniendo algo así como una prohibición. Avanzamos muchos pasos hoy y gracias a ti- terminó con sinceridad y ella se mordió la mejilla internamente. No tenía dudas, se moría por besarla.

No podía entender cómo alguien como Elena fuese tan fría y exigente pero cuando se calmaba, o hablaba con ella luego de una discusión, terminaba siendo la persona más dulce que oyó a lo largo de todos sus años.

Y eso representaba un peligro. Para ella, solo para ella porque no podía mezclar las cosas. Eso era un trabajo, le pagaban por fingir ser la esposa de Elena Katina y todo lo que girara en torno a ellas debía ser una mentira. Nada más.

Pero ninguno de los besos que se habían dado hasta el momento fueron falsos. A Vitya lo había besado en distintas oportunidades y nunca se quedaba pensando en ellos luego. O sus manos no solían rodearlo con pasión y mucho menos él se pegaba a ella con una erección entre sus piernas.

Estaba confundida, tal vez. Y allí estaban alumbradas apenas por la luz de su lámpara que no ayudaba a aclarar sus ideas tampoco.

Jamás se había sentido atraída hacia una mujer pero Elena era totalmente una excepción y rompía cualquier tipo de esquemas; para ella o para cualquiera, estaba segura. No podía ignorar sus ojos verdes tan penetrantes cuando la miraban, o su cabello revuelto luego de ducharse. Le parecía hermosa en todos sus sentidos y, más allá del trabajo que compartían, no veía razón alguna para no hacérselo saber.

Se inclinó hacia ella y vió una media sonrisa, triunfante, dibujarse en su rostro. Elena parecía saber lo que estaba pasando en su cabeza y no sabía si eso la expondría o sería de Elena una burla.

Se mordió el labio inferior con fuerzas y sintió una mano rodearle el rostro, acariciando su mejilla y llegando hasta su cuello. Elena tiró de su nuca y la golpeó contra ella, rozándola y solo juntando sus bocas para hablar sobre la suya:

- Me pareces jodidamente hermosa, Yulia- le dijo con la voz ronca y finalmente la besó.

Elena movía su rostro sobre el de ella con fuerzas, dominando la situación y haciéndola temblar; tardando en recuperarse para seguir su ritmo.

Era tan intensa como sus órdenes o sus gritos a la mañana y tan considerada como aquella vez que acarició un bebé en su sesión de fotos juntas y luego lo cargó, caminando con él en brazos y hablándole con una voz graciosa.

Elena era una montaña rusa de emociones y ella ya estaba subida, con la seguridad a medias pero con ganas de arrancar, deseando evitar cualquier tipo de caídas.

La pelirroja se recostó contra el colchón y llevó con ella su rostro, para no romper el beso y Yulia se apoyó con una mano en su abdomen. Clavó allí la uña de su pulgar y Elena suspiró en su boca. Sonrió y empujó su lengua, buscando ansiosamente la de ella.

Había perdido batalla con la cordura que solía acompañarla y no le importó, porque quería besarla y la manera en que la pelirroja devoraba su boca era aún mejor.

Elena rodeó su cintura y tiró de ella, obligándola a que se sentara sobre su cadera. Podía sentir el calor que su ropa interior desprendía y más aún el de su cuerpo, hirviendo en cada centímetro de su piel.

- Apaga la luz- le ordenó sin saber por qué y Elena cruzó su brazo hacia atrás, llegando a la lámpara y regresando al beso enseguida.

La pelirroja echó a un lado las frazadas y se mordió el labio; sus manos conducían la cintura de Yulia y la movían rítmicamente sobre ella. No entendía como su pene lograba reaccionar tan rápido a los roces de la morena y como a ella no le molestaba.

Yulia se sujetó el cabello, alejándose e irguiéndose para moverse con más libertad. Estaba excitada, mojada bajo su ropa interior y los dedos de Elena en sus muslos solo la provocaban más.

La escuchó gruñir y sabía que necesitaba más de ese beso tanto como ella; pero no se agachó. Elena estiró el brazo y atrapó su brassier, en el medio de su pecho, y la jaló contra ella, respirando contra su nariz tras satisfacer su deseo.

Elena elevó su cadera y Yulia echó su cabeza hacia atrás: su miembro estaba duro bajo ella y chocaba directo contra la humedad de su vagina. Regresó con velocidad la vista a Elena cuando sintió las manos en sus pechos; la pelirroja le sonrió, cegada por la lujuria y con algo de ternura que no pudo dejar escapar.

Ya no llevaba su brassier y quiso cubrirse con sus brazos, pero Elena los apartó y se estiró hasta ella, pasando el largo de su lengua en uno de sus pezones.

- Mierda, Elena- gimió, enredando las manos en su cabello y cerrando sus piernas con fuerzas cuando la pelirroja la mordió. Gimieron a la vez y ella pasó uno de sus dedos, desde el cuello hasta el bóxer de la ojiverde. Tiró de el y lo bajó lo que la posición le permitió.

Los movimientos de sus caderas aumentaron y Elena debió sostenerla de la espalda porque ella veía su orgasmo llegar. La pelirroja se friccionaba contra ella con tanta fuerza que no necesitaría más para terminar agotada. Su entrepierna le dolía y las palpitaciones en ambas se lo advertían.

Elena descendió sus manos y tomó sus glúteos, bajo su ropa interior, y manejó cada acto con más violencia. La escuchaba gemir contra su pecho y estaba volviéndola loca si es que podía llegar a lograrlo aún más.

De repente la pelirroja se detuvo y ella abrió sus ojos al instante, encontrándose con los de ella y preguntándole con la mirada qué sucedía.

- No tengo protección- le dijo y se aclaró la garganta. Su voz sonaba tan sexual que quería volver a besarla pero recordó sus palabras. Bien, debía admitir que no creía que iban a terminar teniendo sexo pero no podía darse marcha atrás si Elena lo hubiese deseado.

Reinició los movimientos y la pelirroja se echó, derrotada a su merced, contra la cama.

Ella se alejó apenas hacia arriba y bajó su ropa interior, arrojándola a un lado cuando la quitó del todo. Se echó con fuerzas sobre Elena y la oyó gemir en un grito. Estaba completamente desnuda sobre ella y se sentía mucho mejor que aquella vez tras el vestidor.

Tomó cada lado del bóxer y Elena bajó la mirada para encontrar la de ella; se veía hermosa y sensual por igual, con su rostro invadido por algo de sudor. La morena lo bajó sin dudas y lo dejó a la altura de sus rodillas, no le interesaba alejarlo más.

Se lamió el contorno de toda su boca y se mordió los labios: no, no era del tamaño normal como se lo había dicho en aquel reducido espacio tras la cortina. Estaba segura que llenaría cada rincón de su interior si la penetraba.

Elena movió su cabeza y vió la espalda y los glúteos de la morena expuestos. La jaló con cuidado del cabello y volvió a regresarla sobre ella, evitando entrar en su cavidad. Estaban mojadas lo suficiente como para lograrlo de un solo intento.

Yulia volvió a besarla y la pelirroja guió dos de sus dedos a su entrada, insertándolos sin previo aviso y contemplándose con los dientes de la morena al apretar sus labios. Los movió en su interior, como si buscara algo, y los sacó de un solo jalón. Cuando Yulia quiso protestar, los enterró en ella nuevamente y oyó su primer gemido pidiéndole por más.

Se arrojó contra Elena, escondiendo su rostro en su cuello y tratando de silenciar sus gritos de placer. La pelirroja apretaba su clítoris con su pulgar mientras dos de sus dedos giraban dentro de ella. Se movió hacia adelante, rozándose contra la pelirroja, y fue suficiente para que sus ojos se pusieran blanco y cayera desplomada tras un fuerte orgasmo.

Sintió un sonido proveniente de la boca de Elena y alzó su cabeza, observándola chupar sus propios flujos con gusto. Iba a terminar por volverse loca con o junto a ella. La mujer que vivía dándole órdenes y le gritaba a cada ocasión que tenía, acababa de darle los minutos más placenteros que nunca olvidaría.

Intentó regresar a su lugar pero sintió la dureza del pene aún entre sus piernas. Y si Elena la había satisfecho, ella no podía dejarla sin hacerlo también.

Sin sentarse ni cambiar posiciones, descendió su mano derecha y lo pasó por el miembro, una y otra vez hasta oír nuevamente los suspiros de la pelirroja. Lo rodeó con su mano y le pidió a Elena que se moviera.

- No la quites- le ordenó la pelirroja, sosteniendo su muñeca y elevando sus caderas. Lo hizo despacio al principio y, cuando sintió el liquido pre seminal comenzar a salir, aceleró los movimientos hasta que los chorros de semen comenzaron a escurrirse entre los dedos de Yulia.

Se había corrido en su mano tal como ella lo hizo en la de Elena y no pudo evitar pensar si la pelirroja se excitaría más, como ella al verla con sus flujos en la boca.

Se arrastró hacia atrás y abrió su boca, repasando su lengua la punta del miembro y quitando todo resto que delatara el momento vivido por las dos.

Elena echó su cadera en su interior y se desplomó contra la cama cuando tocó la pared de su garganta. Había sido suficiente sin siquiera hacerle el amor realmente.

Se observaron un momento a pesar de la oscuridad, cansadas, con la boca entreabierta y llenas de sudor.

Yulia llegó hasta su lugar y se acostó sin decir palabras.

Elena observó un momento el techo y luego volteó a verla, arrastrándose hacia ella y pasando un brazo por sobre su hombro. Acomodó su pecho contra su espalda y Yulia suspiró con alegría.

Era una noche más durmiendo junto a ella pero no se sentía ni la mitad de las demás.

- Descansa- le dijo Elena aún con la voz ronca y ella acarició la mano que caía al lado de su cuello, antes de cerrar los ojos.

- Buenas noches, Elena.

***

Yulia despertó al día siguiente y esperó un momento antes de girar. Podía ver la claridad del sol pasar por la ventana y reflejarse en el espejo del tocador.

No sentía el peso de Elena que la acompañó casi toda la noche y no se oía como si alguien respirara cerca. Tal vez ya se había ido a trabajar; no eran una pareja real después de todo. La pelirroja debía madrugar y salir rumbo a su oficina, sin notas en la mesa de luz ni café caliente en la cocina.

Volteó en la cama y efectivamente ya se encontraba sola. Se sentó un momento e ilusionada miró cerca del despertador: si, 9:45, Elena ya no estaba y aquella fantasiosa nota tampoco.

Se quitó las sábanas y abandonó la cama, llegando a su bata y colocándosela mientras dejaba la habitación. Ocupó el baño y se detuvo frente al lavabo, acercando su cara al espejo y observándose: tenía en su rostro los signos de una noche de pasión y no le molestó.

Se lavó la cara y sus dientes, acomodando su cabello luego sin prolijidad y cerrando la puerta al salir.

Su padre solía decir que a una mujer se le notaba la felicidad y buen humor luego de haber hecho el amor. Ella se mordió el labio ¿habría sido así también para Elena? ¿O solo un poco de sexo para quitar su tensión? Tal vez ni siquiera le dedicó una mirada al despertar y solo se duchó con rapidez para dejar la casa cuanto antes.

Recordando lo fría y calculadora que era, es muy posible que sí, pensó, haya hecho eso.

Atravesó el living y llegó a la cocina, sorprendiéndose gratamente al ver la cafetera caliente y dos tazas vacías sobre la mesada. Llenó una e iba a beber el primer sorbo cuando la puerta principal se oyó y, asustada, dejó todo en el lugar y regresó sobre sus pasos.

- No tienes idea la cantidad de gente que había en esa panadería- dijo Elena, pasando frente a ella con dos bolsas y dejándola estática en el lugar. Yulia alzó las cejas sorprendida y giró su rostro para verla, la pelirroja servía animadamente las dos tazas con café- ¿Quieres azúcar?- le preguntó Elena dedicándole una mirada junto a una sonrisa y Yulia asintió antes de caminar hacia ella.

- Creí que estabas en tu oficina- susurró por lo bajo y Elena negó con rapidez.

- No oí el despertador. Los niños duermen aún- dijo la pelirroja y ella se ajustó aún más la tira de su bata- No tienes que hacer eso, no te verán- le advirtió Elena y ella enrojeció, pasando el labio inferior bajo sus dientes una y otra vez.

- No lo hago por ellos.

- ¿Por mi?- preguntó la pelirroja con sorna y ella se quedó mirándola unos segundos ¿a qué estaba jugando? ¿Era esto de lo que hablaba su padre? ¿hacer el amor y actuar como una pareja feliz, realmente feliz, la mañana después? Elena no era así. No sonreía tantas veces seguidas y jamás había preparado un desayuno para ellos. Para los niños ni para ella; mucho menos para ella- Puedo recordarte con seguridad cada parte, Yulia- y allí estaba nuevamente; la llamaba en un tono de voz tan dulce que aquella montaña rusa volvía a encenderse y la sacudía de un lado a otro. La observó dejar las dos tazas en la mesa y luego alejar las sillas, invitándola a que ocupara una- No sé qué galletas comes o qué pero traje distintas variedades. A Samir le gustan las de chocolate.

- Si, gracias…a mi también- murmuró aún confundida y caminó hasta sentarse. Tomó la taza entre sus manos y olió su interior antes de darle el primer sorbo; Elena se acomodó frente a ella, imitándola y bebiendo con gusto.

- Hoy tenemos la cena con los Makarov, no lo olvides.

- ¿Te irás?- le preguntó pensando que terminaría su desayuno y se iría al trabajo. Pero Elena agachó la cabeza, sacudiéndola mientras sonreía y alzando su vista hacia ella.

- Ya perdí la mañana. Y no, tampoco tenía muchas ganas de ir- agregó antes de estirar su brazo y tomar una galleta- ¿Te había pasado con tu amigo algo similar a lo de anoche?- tosió sin reparos y la pelirroja tuvo que golpear suavemente su espalda para estabilizarla. No, por supuesto que con Vitya no había pasado, ni siquiera compartieron cama alguna vez. Sin embargo no fue eso lo que la sorprendió, sino la pregunta. Tan directa y audaz como lo era Elena.

- Por supuesto que no- aseguró y Elena asintió, antes de sonreírle y continuar su desayuno.

- Iré de compras por la tarde, creo que debemos llegar a la cena con una botella de vino o un pastel, no sé. Y necesito ropa… ¿quieres acompañarme?

- Claro, creo que también necesitaría vestir algo nuevo. Podríamos llevar a los niños.

- Seguro, y podríamos regalarles algo también- terminó y ella le dio una última mirada antes de terminar su café. Estaban consumiéndola las mismas ganas de la noche anterior de querer besarla. Se veía tan hermosa, con ese equipo deportivo color gris y su pelo revuelto, que solo deseaba juntar sus bocas una vez más.

Elena pareció saberlo, como la noche anterior también lo hizo, y sonrió tras su taza. Pero estiró su brazo al dejarla y arrastró su silla cerca de ella. Iba a besarla, eso parecía que ambas querían justo en ese momento.

- ¡Galletas de chocolate!- el grito de Samir las alertó y se separaron al instante, sin siquiera haberse rozado. El niño atacó directo la bolsa con sus galletas favoritas y, mientras sostenía una, ya masticaba otra con gusto.

- Oye, Samir despacio- le reclamó Elena poniéndose de pie- ¿Quieres leche?- continuó al abrir la heladera.

- Si, y con chocolate… ¿por qué no fuimos a la escuela hoy?

- Mi despertador no sonó- se anticipó la pelirroja, calentando en otras dos tazas un poco de leche- ah pero es genial ¿cierto?

- Muy- aseguró él sentándose al lado de Yulia y esperando por su desayuno- Escuché que hoy nos dejarán con una niñera.

- ¿Cuándo oíste eso?- preguntó la morena desconcertada y avergonzada.

- Pues anoche- dijo Samir alzando sus hombros- estuve aquí mientras Elena hablaba con ese tipo. Tenía una bocaza enorme- se admiró él, abriendo sus brazos y haciendo reír a ambas.

- Él es Nikita Makarov- le contó Elena de espalda a ellos, mientras preparaba el desayuno para Viktoria también- iremos a cenar a su casa hoy.

- Si, eso también escuché.

- ¿Y algo más?- preguntó Yulia, nerviosa de que el niño se hubiese mantenido despierto por mucho tiempo después. Pero él negó con la cabeza.

- No, estuve con mis videojuegos y luego me dormí- respondió al recibir la taza que Elena le tendió y comenzando a beber.

- Iré a despertar a Viktoria- dijo la pelirroja, abandonando la cocina y dejándolos solos.

Yulia no pudo evitar girar y verla desaparecer escaleras arriba. Elena le había dicho que le parecía jodidamente hermosa, pero la cuestión era al revés, Elena lo era para ella. Hermosa y sexy por igual, una combinación perfecta y tentadora para cualquiera.

Y eso haría justamente horas después. Compraría ropa nueva, si, y algo con lo cual Elena no pueda despegar sus ojos de ella. Que no transformara la noche anterior en una simple noche más.

Sintió la mano de Samir en su mentón y la fuerza del niño para que lo mirara:

- Ya, no seas tan obvia o inundarás la casa de tus babas.

- Ey, ey, niñito. Más respeto- le reclamó pero él ladeó su cabeza y la miró con obviedad- ¿Y ahora qué?

- Que si yo fuese Elena, yo estaría lanzando babas por ti- terminó él alzando ambas cejas y Yulia abrió la boca extrañada.

- Termina tu desayuno, mejor- le dijo, abandonando la silla y oyendo a las otras chicas bajar las escaleras.

- Desayunen y luego se bañan- les ordenó Elena- que saldremos de compras- terminó, dejándole una última mirada a Yulia y girando sobre sus propios talones.

Había hecho una nota mental para comprar algo cuando no lo pudo conseguir esa mañana, al salir apenas despertó: condones.

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Mensaje por Corderito_Agron 6/4/2024, 3:45 am

Sentí cosas de mujer 😳
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Mensaje por Fati20 6/4/2024, 7:21 am

Estuvo muy muy muy bueno 😏 nuestra Lena gruñona resulta ser un osito de peluche cariñoso y mansito 🤣🤣🤣🤣 eso es lo que les hacía falta ahora si todo va a fluir como dios manda. Saludos cariño de mi corazón ya quiero ver ese próximo encuentro ya con los condones
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Mensaje por soy_yulia_volkova 6/4/2024, 2:42 pm

Ya me duele el dedo jajajaj
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