MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
¡ay! Que bonito capitulo 🥰
SharonRoZe- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 17/06/2020
Edad : 27
Localización : México
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Hola, buen día hermosa, las congratulaciones son insuficientes ante trabajo impecable que siempre nos regalas, las palabras adquieren vivacidad por la mezcla magnífica de amor, ternura, cierta inocencia, aparente desprecio, galanteria, avaricia, tiranía, mismas que acarician al corazón de tal forma que se estremece ante esta revancha de emociones, relatos cuidadosamente elegidos a tal punto que conmueven hasta las fibras más profundas, la redención y la oportunidad de un nuevo comienzo, algo muy importante en esta historia es retomar la identidad de uno mismo, la difícil tarea de afrontar lo que realmente es cada quién, defender las creencias, las ideologías y lo que es parte de ti ante los prejuicios de una sociedad decante, en esta historia que fue espléndida por su comicidad elegante y por el significado tan reelevante en el tema de la diversidad, el gran lazo de la familia cuyo apoyo es trascendental para formar seres cuyos principios y valores inicien la diferencia para cambios mejores en el entorno, sobre todo el perdón para cerrar etapas, comenzar nuevos capítulos y liberar al alma y espíritu para poder vivir, muy entrañable y nostálgica para quiénes nos hace recordar escenas del pasado o la ausencia de personas muy queridas, en verdad gracias por tu entusiasmo en este fic y por el éxito, se muestra tu amor por lo que haces y así lo transmites.
Te envio un gran abrazo y mis más afectuosos saludos.
Feliz y exitosa conclusión.
Te envio un gran abrazo y mis más afectuosos saludos.
Feliz y exitosa conclusión.
Bet bet- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 10/05/2018
Localización : México
A RAINBOW.XANDER le gusta esta publicaciòn
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Bueno chicas, hoy, como les anuncié ayer, se acaba esta historia Primeramente, quiero agradecer a la autora LINQUI por plasmar tan excelente historia. En verdad que fue un fics muy bien elaborado, muy bien redactado que enganchó a todos. Mis congratulaciones siempre, porque existe mucho talento en el mundo.
Segundo, a ustedes por siempre estar allí, esperando ansiosas cada capítulo. Por sus mensajes de apoyo, por ser recurrentes. Por apreciar el trabajo de muchos escritores acá, que se toman un poco de su tiempo para llevarles lo mejor, y que ustedes lo aprecien tanto? Es algo que por más halagos que pueda escribir acá, quedaré corta de palabras.
Agradecida siempre estaré porque este se ha convertido en uno de mis hobbies favoritos y ya tengo muchos, pero la lectura, siempre será mi pasión.
El capítulo se divide en cuatro (4) partes, ya que por ser tan largo, el espacio no lo permite publicar completo. Espero lo disfruten...
A leer!!!
JUEVES, 12:15PM... Y el sol del mediodía en Moscú brillaba en su máximo esplendor. Tampoco podíamos dejar atrás al grandioso clima que se mantenía en su mejor punto y mucho menos al maravilloso ambiente que se respiraba en el nuevo hogar de los Katin.
El día para ellos estaba siendo increíble. Y no era para menos, la primera tarde del mes de diciembre finalmente llegaba y como ya era costumbre el decorado navideño no se había hecho esperar en la nueva casa Katin. Las chicas junto a Sergey y Fedora, se habían levantado desde muy temprano para trabajar en ello y, todo el fruto de su esfuerzo ya se veía plasmado por toda la casa. Gorros navideños, medias, serpentinas, luces, muñecos de nieve, alfombras, cojines, accesorios de todo tipo y un gran árbol de navidad de más de dos metros hacían parte de todo el amoblado de la sala. El lugar había quedado estupendo, y muy colorido. Digno de una visita turística.
Elena no lo pudo evitar y se mordió el labio inferior de felicidad al ver como estaba todo a su alrededor. Era como un sueño hecho realidad. Desde hace muchos años no había podido disfrutar de la navidad como lo estaba haciendo en ese momento. A unos metros de ella, Sergey tomaba todas las cajas que habían quedado vacías y las arrumaba en un solo lugar de la sala. Él necesitaba espacio para ver todo en orden. Volvió rápidamente al lado de las chicas y les miró sonriente.
Él también estaba entusiasmado.
—¿Están listas para ver brillar todo?— Les preguntó con alegría.
Elena y Katya asintieron llenas de emoción, así que no las hizo esperar por más tiempo. Tomó la tableta digital que controlaba todos los aparatos y con una pequeña configuración hizo que cada uno de los bombillitos led que estaban regados por toda la casa se encendieran e iluminaran cada rincón de ella. El gigantesco árbol de navidad cobró vida y por supuesto la sonrisa de las chicas también.
Katya no creyó lo que estaba viendo y de inmediato pegó unos saltitos de felicidad, aplaudía y no dejaba de gritar. De pronto corrió hacia el árbol y se abrazó a él con fuerza. Su pequeña pero hermosa sonrisa iluminó más el lugar.
—¡Eres el mejor papi! ¡El mejor de todos!— Le dijo a Sergey en un grito y se devolvió corriendo hacia él.
Sergey al verla venir, abrió los brazos, la tomó por la cintura y la suspendió en el aire por unos segundos haciendo que la pequeña riera más. Elena no pudo resistirse a ser parte de la celebración y se acercó a él para abrazarlo.
Sergey, dichoso por todo ese cariño que le brindaban sus mujercitas, las resguardó con fuerza entre sus brazos. Pasó una de sus manos por los hombros de Elena y besó su cabeza con mucha ternura, después dejó un pico duradero en la mejilla de Katya.
—¿Les gustó como quedó la casa, princesas?— Les dijo con cierto mimo.
Elena volvió a asentir con calma y Katya siendo un poco más inquieta, le agarró la cabeza y empezó a regarle besos por doquier.
Sergey solo pudo reír por las cosquillas que le causaba.
La pequeña se detuvo y de pronto le jaló las orejas. Le encantaba hacerlo — ¡Es la mejor navidad de todas! ¡Gracias papi! — Le dijo con toda honestidad.
Fedora negó con calma por la lindura de la pequeña. Era inevitable.
Sergey rió —Me alegra mucho mi amor — Le contestó — Y... no me agradezcas nada, esto es para ustedes — Les dijo y volvió a besarles donde lo había hecho antes.
Fedora esperó a que el tierno momento entre ellos finalizara y se aclaró la garganta. No quería interrumpir pero tenía que persuadirlos. Había más cosas que hacer.
—Bien Familia, es tiempo de seguir con los quehaceres. Vayan tomando puesto en el comedor. Ya es hora del almuerzo.
—¡¿Qué¡¡¿El almuerzo?!— Elena de pronto gritó confundida. Su mirada rápidamente buscó el reloj de la sala — ¡Mierda! ¡Son las 12:20! — Dijo desesperada.
Sergey se extrañó por su reacción. La miró con confusión — ¿Qué pasa amor? ¿Y qué es ese vocabulario?— le dijo con una ceja enarcada.
Elena se cubrió la boca y después sonrió avergonzada. Aquello se le había salido sin querer —Perdón papá... es que no me fijé en la hora y Yul quedó de recogerme a las 12:30 para ir a la Universidad. Ya es un poco tarde.
—Oh... Amor, pensé que era algo grave... — Negó divertido — Y también pensé que ya habías salido a vacaciones... — Le comentó.
Elena negó con calma — Aún no papá, pero el final del semestre es mañana así que no queda mucho.
Sergey se encogió de hombros — Bien... Perfecto. Entonces ve a alistarte rápidamente y vienes a almorzar. Te esperaremos.
—Si... — Elena sonrió, se puso de puntillas para besarle la mejilla y después salió a correr hacia el pasillo.
Sergey miró a Fedora y negó sin dejar la sonrisa...
Al otro lado de la ciudad, el pequeño cuerpo de Yulia aún se encontraba metido y rendido bajo las cobijas. El trajín del día anterior le había pegado tan fuerte que ni siquiera la alarma le había logrado despertar. Anoche, había caído como roca en el momento en que su cabeza había tocado la almohada. Sus ojos se mantenían cerrados y roncaba levemente. Su cuerpo sin duda estaba intentando recuperar las horas de sueño y toda la energía que había perdido en el vuelo y la mudanza con Elena.
Viktoria se encontraba a su lado y no hacía más que observarle fijamente al rostro, los gestos que Yulia hacía con el ceño y la boca le causaban mucha gracia. No quería perdérselos por nada. Había extrañado todo eso.
De pronto, Yulia comenzó a balbucear cosas sin sentido y esa fue la gota que rebosó a la pequeña. La niña no lo pudo evitar y empezó a reír fuertemente logrando que la siesta de su hermana fuera historia del pasado. Yulia se despertó y lo primero que hizo fue estirar todo sus músculos a los largo de la cama. Un gran bostezo fue lo siguiente que se le escapó y segundos después sus parpados se deslizaron completamente hacia sus pestañas dejando sus ojos abiertos de par en par.
La cara alegre de Viktoria fue lo primero que pudo disfrutar.
—¡Hola Yuli! — La niña se emocionó tanto que se lanzó sobre su cuerpo.
Yulia se quejó de dolor por la brusquedad de la pequeña pero al instante se acostumbró y sonrió de par en par. Viktoria no había dejado de abrazarle desde anoche que había vuelto a casa. A la niña le había afectado mucho los días que ella había estado fuera.
—Mi bebé... ¿Dormiste bien? — Yulia le susurró a la altura de la oreja.
Viktoria inclinó su rostro para mirarle. Su carita mostraba felicidad plena. La respuesta era obvia — Cuando estoy contigo siempre puedo dormir increíble. Extrañé mucho tus brazos porque hacen que no me dé frio en las noches. No vuelvas a irte sin mi Yuli. Me siento muy triste... — Sus ojitos se pusieron cristalinos al decir aquello. Yulia no iba a permitir que se le escaparan las lágrimas así que tomó sus mejillas y le clavó un besito duradero en la frente. Después se apartó y la miró fijamente.
—Te juro que no volveré a dejarte nunca más. Y por favor discúlpame por hacerlo... pero tú entiendes lo que estaba pasando con Lena, ¿verdad? — Viktoria asintió lentamente. Era pequeña, pero comprendía toda la situación — Entonces sabías que no podía dejar a Lena en ese lugar con su mamá.
—Lo sé, Kat me contó que su mamá estaba un poco loca. Ella me dijo que Lenita le tenía miedo... Y creo que ella también. Eso me asusta — Dijo inocentemente.
Yulia negó rápidamente para sacarle esas ideas de la cabeza.
—Ya no hay nada que temer. Ahora todo va a estar bien porque Katya y Lena están con su papá y él las va a proteger... Y por supuesto nosotras también. Vamos a cuidar mucho a nuestras chicas Katin — Le dijo sonriente pero el rostro de Viktoria se mantuvo serio. Parecía que algo le intrigaba.
Yulia enarcó una ceja al notarlo —¿Qué pasa bebé? ¿Por qué tienes esa carita tan triste? — Le dijo con mucho mimo.
Viktoria soltó un pequeño suspiro y dejó caer su frente contra el cuello de Yulia. La pelinegra sintió un aire caliente golpeando contra su piel y después su voz —Es que... ahora Lenita es tu novia y yo ya no seré más tu chica número uno. No quiero dejar de ser la número uno... — Viktoria dijo lo último en un quejido, y Yulia no pudo aguantar la risa. Soltó una carcajada muy satisfactoria y aún burlándose, le levantó la cabeza a la niña para que la mirara de nuevo. Viktoria tenía lagrimitas en sus mejillas.
—¡Oh Dios... De verdad estás llorando! — Yulia le dijo divertida y le secó las lagrimitas con su mano. Aunque era inútil porque Viktoria no dejaba de sollozar. Era una niña muy consentida —Hey mi vida... ya cálmate. Tú no tienes nada de qué preocuparte. Acaso no te he dicho millones de veces que tú siempre serás mi chica especial, que no importa quien venga a nosotras, siempre seremos tú y yo.
— Si... Pero es que...
—¡Pero es que nada!— Yulia la cortó y la envolvió con más fuerza entre sus brazos. Empezó a besarla en todo el rostro, logrando que los sollozos de la niña se fueran convirtiendo en risas debido a las cosquillas que le causaba.
Finalmente, segundos después todo volvió a la normalidad. Ambas se volvieron a mirar fijamente mientras se sonreían.
Yulia tomó la palabra — Te amo muchissisisiimo Viktoria Volkova. Nunca lo dudes.
Viktoria no pudo evitar que una sonrisa de oreja a oreja se le dibujara en el rostro al oír aquello. Pensó en responderle de igual manera pero quería divertirse un rato así que convirtió su linda sonrisa a una muy picara — Yo ya no te amo tanto Yuli... ahora quiero más a Lenincito — dijo riendo.
Yulia abrió la boca en sorpresa aunque sabía que todo se trataba de un juego —¡Pequeña traidora!— La agarró de la cintura rápidamente y la volteó hacia el otro lado de la cama mientras le hacía las más insoportables cosquillas en la panza. Viktoria reía a todo volumen. Era inevitable.
En el primer piso, la puerta principal de la casa se abría de par en par y allí aparecían los esposos Volkov con un montón de compras navideñas en las manos. Dieron unos cuantos pasos adentro pero se detuvieron al instante al escuchar el gran ruido que había. Ambos se miraron y sus cejas se enarcaron de inmediato al oír las risotadas que provenían del segundo piso.
Oleg no pudo evitar sonreír —Sin duda son Viktoria y Yul... — comentó con diversión.
Larissa dejó las bolsas en el suelo y subió rápidamente al segundo piso para ver lo que pasaba. Una vez en el pasillo, notó que los gritos provenían del cuarto de Yulia así que se acercó allí y abrió la puerta con cuidado. Sus labios de inmediato se convirtieron en una sonrisa cuando vio a sus dos niñas jugando sobre la cama. Esta vez, Viktoria tenía sometida a Yulia y era ella quien le hacía cosquillas por todos lados.
Larissa negó divertida — Oigan... Sus gritos se escuchan por toda la casa — Les llamó la atención a ambas.
Viktoria al verla, pegó un gritó lleno de alegría y se bajó de Yulia para correr hacia ella. Se le prendió de las piernas y le sonrió lindamente — ¡Mami! ¡¿Compraste las cosas para navidad?! ¡Si! ¡Si! — Le preguntó emocionada.
Larissa por supuesto asintió — Si amor, papá está abajo con todas las compras. ¿Por qué no vas a ayudarle. Ve ve...— Le dio unos pequeños empujoncitos que hicieron efecto.
—¡SIIIII! ¡YA VOY PAPI! — La niña gritó maravillada y se esfumó escaleras abajo en tan solo segundos.
Yulia se sentó en la cama y volvió a estirar sus brazos pero esta vez hacia arriba. Se tomó su tiempo allí. Sus músculos lo necesitaban. Otro gran bostezo se le escapó y de nuevo se dejó caer de espaldas contra el colchón mirando a Larissa.
—Mamiiii, tengo mucha pereza... Voy a dormir otro ratito. No olvides levantarme a las 12:00pm, ¿si? Recuerda que tengo que recoger a Elena a las 12:30... Para ir a hablar con los maestros sobre nuestras faltas de asistencia. No lo puedo dejar pasar. No quiero tener problemas con mis notas del semestre.
Larissa enarcó una ceja, miró el reloj en su mano y sonrió burlona — Pues creo que tanto Elena como tú ya perdieron hasta el descanso porque en este mismo instante son las 12:30 pm.
—¡¿QUÉ?!— Yulia pegó un saltó para intentar bajarse de la cama pero todo lo que logró fue tropezarse con el borde del colchón y caer al suelo bastante fuerte.
Larissa se asustó por semejante golpe que se dio así que rápidamente entró y le ayudó a ponerse de pie — ¡Por Dios Yulia! ¡Te volviste loca! ¡Ten más cuidado! — Le regañó.
La ayudó a volver sobre el colchón y la sentó.
Yulia se acarició la rodilla —¡Ouch! ¡Como un demonio! ¡Me golpeé fuerte! — dijo en un quejido.
Larissa negó por la torpeza de su hija y se agachó para mirarle la pierna. Gracias a Dios no tenía nada — Está bien, solo fue el choque contra el suelo. Ve a bañarte con tranquilidad. Yo me comunicaré con Elena para decirle que te espere.
—Gracias ma... — Yulia se levantó y caminó lentamente hacia al baño. Antes de girar la perilla de la puerta, recordó que Elena estaba incomunicada y se volteó de nuevo — Oh, mami, Lena está sin celular... ¿Tienes el numeró de su nueva casa? Debes llamarle allí.
—Lo tengo, lo tengo. Sergey me lo dió ayer. No te preocupes. Ve a ducharte pronto. Te espero en el comedor.
—Ok... — Yulia le dijo por último, y finalmente se metió al baño.
Larissa solo pudo negar. Estos chicos eran muy descuidados...
***
CASA KATIN.
1:10 PM
—¡Lena... Son la 1:10! Deja que te lleve. O vete en tu auto... Estás perdiéndote un buen tiempo de clase — Sergey le insistió desde la puerta pero Elena seguía con su terquedad. Solo negaba y se mantenía sobre la acera mirando a ambos lados de la carretera.
Fedora, pendiente de la situación, también salió a la puerta con una sonrisa en su boca. Aquella escena le estaba divirtiendo mucho. Sobre todo porque padre e hija llevaban en ese plan desde hacía más de diez minutos y el final siempre era el mismo. Ella conocía a Elena y tenía muy presente que la chica no se iba a mover de ahí sin que Yulia apareciera.
Se lo hizo saber a Sergey.
—Oye... Ya deja de insistirle. Tu hija no te escuchará... Al menos no lo hará hasta que su novia haga presencia — Le dijo divertida.
Sergey soltó un suspiro y se apoyó resignado contra el marco de la puerta. Se cruzó de brazos. No quería creerlo pero Fedora parecía tener razón, Elena no le haría caso.
De pronto, frunció el ceño.
—Oye Fedo... Crees que... — Se aclaró la garganta — Lena me quiere menos que a su novia — dijo pareciendo confundido.
Fedora lo miró, y lo hizo acompañado de un gesto burlón. La pregunta le parecía absurda — ¿Estás hablándome en serio Sergey Katin? — Le replicó incrédula.
Sergey se encogió de hombros. La verdad, ni el mismo entendía por qué había preguntado semejante tontería, solo se le había salido —Ahh... No sé, Yulia ha estado con ella... Fue por ella hasta otro país... Y yo...
Fedora soltó una risita al oír aquello. Lo interrumpió de inmediato — Hey, basta, eso no tiene nada que ver. Elena te ama demasiado, eres su padre, su sangre, si no te quisiera no estaría aquí contigo. Definitivamente no puedes compararte con la novia de tu hija. Es tonto.
—No es tonto. Solo mírala. No me escucha. Sin duda la quiere más que a mí.
—¿Qué? Sergey por favor... Las cosas no son así. Elena, ahora, está amando de dos formas diferentes. Estás tú y Katya, que son su familia, su círculo, su vínculo incondicional... Y está Yulia, que de igual manera está dentro de su círculo y de su vínculo pero con ella comparte un factor más íntimo, más romántico y más pasional.
—¿Intimo? ¿Pasional? Oh Dios... No uses esas palabras... No con mi pequeña... — Sergey se escandalizó. De la nada empezó a acariciarse la frente con nerviosismo. Aún le asustaba el hecho de afrontar que su pequeña Elena ya no era una niña.
Fedora volvió a reírse — Que exagerado eres Sergey Katin... Y si... Aunque te cueste aceptarlo Elena ya no tiene diez años, tiene veinte y ahora es una joven adulta hermosa que tiene una relación íntima, romántica y pasional con una chica de la cual está muy enamorada — dijo divertida.
A Sergey Katin no le causó gracia el comentario. Volvió a cruzarse de brazos —Te prometo que cuando vea a Yulia, voy a darle un gran coscorrón en la cabeza. Primero, por enamorar tanto a mi hija al punto de que no me hace caso, segundo por hacerla esperar y tercero, por hacer que llegue tarde a clases.
—Oh... — Fedora soltó una risita mientras negaba. Sergey era muy divertido — Suerte con ello... Pero creo que Elena no te dejará. Primero ella te dará un coscorrón a ti antes de que le toques a su novia.
—Eso lo veremos... Son las 1: 15pm ya — Sergey dijo decidido y empezó a dirigirse hasta la acera.
Antes de que él pudiera llegar a ella, Elena se giró hacia a él y le dio la mirada más fulminante de la historia, seguido, lo señaló con su dedo índice amenazantemente.
Sergey se sorprendió, y de inmediato detuvo su paso para después poner las manos en el aire.
—Ni siquiera vengas a insistirme sobre la hora. Voy a esperar a Yulia así me salgan raíces en los pies... — Elena le dijo con seriedad. Volvió a fijarse en la carretera.
Sergey negó y dejó sus manos en el aire mientras se volvía a acercar con cuidado. Elena parecía molesta.
—Oye amor, pero no te enojes, no venía a hablarte nada de eso. Solo quería preguntarte si quieres que llamemos a su casa para asegurarnos de que ya viene.
Elena soltó un suspiro y volvió a mirarlo, su boca se había convertido en un lindo puchero —Perdóname papá por hablarte así pero es que ya te he dicho miles de veces que no y tú sigues pareciendo disco rayado. Lo siento — Se disculpó, y después dio un paso hacia él para abrazarlo.
Sergey de inmediato la abrigó en sus brazos — Bueno bebé, yo también lo siento pero es que me preocupa que pierdas horas de clases. ¿Le llamamos a casa?
Elena inclinó la cabeza para mirarlo, estuvo a punto de asentir a la pregunta pero de pronto el fuerte rugido de un motor llamó su atención. Se soltó con delicadeza de los brazos de su padre para mirar a la carretera y de pronto una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro. Yulia finalmente venía toda velocidad.
Sergey se dio cuenta de que era su nuera la que venía en aquella moto así que aprovechó para bromear con su hija. Le mostró los nudillos —¿Crees que pueda darle un coscorrón por llegar tan tarde?
Elena lo miró divertida y en seguida negó... — Por supuesto que no papá. Ya trae la rodilla adolorida como para que ahora tú le provoques una migraña.
—Oh... Si... No me acordaba — Sergey se burló por lo que Larissa les había contado por teléfono y soltó una carcajada.
En ese mismo momento, la moto finalmente se detenía frente a ambos.
Yulia se sacó su casco con rapidez, dejando su cabello completamente alborotado. Elena sonrió de inmediato. No importaba como estuviese, su novia seguía siendo una Diosa.
—Mi amor... Perdón por tardarme tanto... Es que había demasiado tráfico. Algunas calles están cerradas por la decoración navideña y no sabía por dónde meterme. No era mi intención. Señor Katin, usted también discúlpeme por hacer esperar a Lena. No planeé esto. De verdad — Yulia se veía realmente apenada.
Sergey negó despreocupado — No te preocupes Yul. Lo importante es que ya estás aquí.
— Así es... Y ahora ya podemos irnos — Elena se giró hacia Sergey y se paró en puntillas para dejarle un beso duradero en la mejilla —Te amo papá. Nos vemos más tarde — Le dijo. Rápidamente se separó de él para subir a la moto.
Yulia esperó a que Lena se acomodara en el asiento trasero y después se giró para mirarla. Le pasó su casco — Póntelo mi vida.
Elena lo recibió sonriente y antes de que Yulia se volviera a girar, le agarró la mejilla para detenerla y le clavó un besito en los labios.
Yulia se sintió apenada por la presencia de Sergey así que solo atinó a sonreír entre el beso. Al separarse ambas miraron al hombre quien de inmediato alzó las manos al aire y a moverlas a los lados dándoles a entender que nada pasaba.
Elena se puso el casco, se abrazó tanto como pudo a la cintura de su chica y apoyó su barbilla en el hombro de ella. Se había imaginado tanto ese momento. Era otro sueño hecho realidad.
Yulia se despidió de Sergey con una sacudida de mano y finalmente aceleró con prudencia para volver a ruedo en la carretera.
Quince minutos más tarde, la moto ya se encontraba entrando al aparcamiento de la Universidad. A Yulia le gustaba dejar su vehículo siempre cerca de la entrada principal pero en esta ocasión, no iba a poder ya que el lugar estaba totalmente lleno. Típico de los últimos días de clase.
Aceleró por varios pasillos del gran parqueadero hasta que finalmente en uno de ellos logró encontrar un pequeño y perfecto espacio. Aprovechó para meterse allí, y una vez se acomodó, procedió apagar su vehículo.
Elena de inmediato se quitó el casco que traía — Dios... Esto hace mucho calor. ¿Cómo puedes mantenerte con él — Le comentó divertida mientras bajaba del vehículo.
Yulia también se quitó el suyo y rápidamente volteó a mirarle. Sonrió — Bueno... No me gusta tampoco pero vamos a tener que usarlo siempre. Tú seguridad ante todo — Le dio un guiño muy coqueto.
Elena no pudo aguantar la sensualidad que emanaba su novia en ese momento así que dio un paso cerca de la moto y le lanzó las manos al cuello para después clavarle un gran beso en la boca.
Yulia, lo recibió con todo el gusto y aprovechó para atraerla hacia su cuerpo, abrazándola por las caderas. Disfrutaron durante unos segundos y después ambas se sonrieron antes de separar sus bocas pero dejando sus cuerpos cerca. Lo necesitaban.
Yulia se relamió los labios.
—Dios... Lena... ¿Qué es lo que te echas en la boca? Tus labios siempre saben a una fruta diferente.
Elena se sonrió, y del bolsillo de su abrigo sacó un pequeño tarrito. Lo puso frente a sus ojos, le quitó la tapita y después se lo deslizó a ella en la boca — Es mi colorante de labios. Los preparo yo misma. Me humecta, me los deja brillantes y además los mantiene con un rico sabor para cuando tu los quieras chupar. ¡ES PERFECTO! — Sus cejas se movieron de arriba a abajo cuando dijo eso.
A Yulia le causó mucha gracia — Mmmm... Que buena idea Katina. Gracias por también pensar en mi. Fue algo muy brillante.
—Lo sé... ¿Quieres probarlos otra vez?— Elena se señaló los labios con picardía.
Yulia asintió con gusto e intentó acercarse de nuevo a besarle pero de pronto unos fuertes carraspeos de garganta, seguido de una voz femenina llamando el nombre de Elena se hicieron presente, y les interrumpieron el momento.
Ambas giraron sus cabezas hacia donde provenían las voces y allí pudieron ver a tres de las amigas de Elena, acompañadas por Nastya.
Las cuatro chicas les miraban con algo de recelo. Como si no aprobaran lo que estaban viendo.
A pesar de todo, Elena no se dejó amedrantar por aquellas miradas y no se movió del lado de Yulia.
De repente un silencio muy incómodo se hizo entre todas. Yulia aprovechó para bajarse de la moto y guardar todas sus pertenencias en su maletín. Quería estar preparada para cualquier cosa si esas mujeres empezaban una discusión o algo parecido.
Volvieron a mirarse durante un tiempo... Hasta que finalmente Nastya se aclaró la garganta.
—Mmmmm... Elena, hace días que no te veíamos... ¿Dónde estabas? — dijo con cierto interés.
Elena solo se encogió de hombros. No iba a darle detalles — Estaba en casa... Descansando solamente — Dijo con tranquilidad.
Aquella respuesta hizo que Nastya enarcara una ceja, sin duda no era lo que esperaba oír. Fastidiada, señaló sutilmente hacia la salida del pasillo — ¿Vienes con nosotras? Necesitamos hablar de muchas cosas — Casi había sonado como una orden.
Esta vez, Elena asintió con mucha calma. Ya no tenía porque ser de otra forma —Si voy a clase... Pero todavía no. Ustedes pueden ir yendo. Las alcanzaré en unos minutos — Le dijo sin titubear.
Nastya se mordió el labio inferior, haciendo obvia su total molestia. Sonrió falsamente y después asintió como si nada — Ok, nos vemos ahora. Cuídate...— Le dijo con sarcasmo y finalmente arrancó por el pasillo junto con las otras tres chicas.
Elena rodó los ojos y suspiró para aliviarse. No la soportaba — Iuch... Es tan... tan... ¡Falsa! ¡No puedo creer que yo era igual que ella! ¡Dios! ¡Yo era horrible! — Exclamó con rabia.
A Yulia le causó tanta gracia verla tan enojada que le agarró las mejillas y con una tierna mirada le detuvo su berrinche — Hey... hey, calma. Ya pasó. Relájate. Ya no hay nada de que preocuparse. Mejor... vámonos a clase. Si ya perdimos la oportunidad de hablar con los maestros por nuestras faltas debido a Milán, al menos no perdamos las últimas horas de semestre que nos quedan. ¿Está bien?— Le sugirió.
—Uhhh No sé...— Elena no parecía convencida pero al segundo asintió — Uhhh Ok... Está bien... Vamos ya... — dijo derrotada.
Yulia se rió, entrelazó su mano con la de ella y antes de darle un último beso la empezó a jalar hacia la salida del parqueadero.
Luego de una rápida despedida en el campus principal, cada una empezó a dirigirse a sus respectivos bloques. Elena iba sonriente por el pasillo que la llevaba a su salón de clases.
Se sentía renovada, sin el peso de siempre sobre sus espaldas, casi como si hubiera vuelto a nacer.
Finalmente llegó a la puerta de su clase y antes de girar la perilla, echó un vistazo adentro a través de la ventanilla. Todo se veía normal, no había el desorden de siempre y la maestra estaba dando la clase tranquilamente. Arregló su cabello sutilmente y abrió la puerta. De inmediato, como ya era costumbre, todas las miradas de la clase se concentraron en ella, incluida la de la maestra que no dudó en reprocharle su llegada tarde.
—Katina... ¡Que milagro! ¡Gracias por venir a mi clase!
Elena no pudo evitar llenarse de vergüenza así que se disculpó —Maestra, lo siento mucho. Es que tuve un problema con el trasporte. De verdad... No fue mi intención.
La maestra lo tomó con calma. Asintió de buena manera.
—Si, si, no te preocupes, no has sido la única en tener problemas con eso. Toma asiento y saca tus materiales.
Elena rápidamente fue a tomar el único asiento libre que había en el lugar, justo detrás de Nastya y todo el grupo de porristas. Se sintió muy incómoda de estar rodeada por ellas, pero al mismo tiempo le tranquilizó un poco al ver que Inna estaba en el asiento de al lado.
Inna de pronto le miró fijamente y después corrió su silla cuidadosamente para juntarse a ella lo más que pudo.
Elena enarcó una ceja confundida. Sus hombros y los de Inna estaban pegados completamente. Le hizo sentir nerviosa — Ahhh... ¿Qué haces? — Le murmuró en voz baja.
Inna echó un vistazo a todos lados, asegurándose que nadie las escuchara. Después de eso volvió a mirarle — Me alegra verte de nuevo, pero dime ¡¿En dónde te habías metido?! ¡Te hemos buscado por cielo y tierra todos estos días! ¡Hemos tenido que ensayar de día y noche para la final sin ti! ¡La entrenadora está super furiosa contigo! ¡Incluso pensó en sacarte del grupo pero yo insistí en que no lo hiciera! Hoy es nuestro último ensayo, tienes que venir... — Le susurró.
Elena se preocupó por lo que escuchó, en realidad las porras le gustaban mucho y no quería ser echada de ahí, y mucho menos en la presentación de la final —Dios... Lo siento pero tuve un gran problema en mi casa y se me hizo imposible venir. De hecho hoy estaba dispuesta a hablar con todos los profesores por los días que falté pero a Yulia se le pegaron las cobijas y me recogió super tarde.
—Jummm... Que mal... Ya se me hacía extraño... Pero oye... — Inna tuvo curosidad — Yul tampoco apareció estos días... ¿Ustedes estaban juntas? ¿Está todo bien?
—Oh... Si... ambas estamos de maravi... — Elena no pudo terminar la frase debido a que alguien tocó su espalda.
No se giró pero se dio cuenta de quien se trataba al escuchar su desagradable voz.
—Hey Katina... Dinos algo — Era Nastya.
Inna de inmediato regresó a su lugar. Lo último que quería era oír conversaciones ajenas.
Nastya continuó — ¿Ya sabes cuando vas a darle la estocada final a Volkova? ... Mañana se termina el semestre y tú nada que nos das aviso. Necesitamos saber cuál es el plan para prepararnos. Recuerda que también queremos hacer parte de la venganza contra ella — dijo divertida e hizo que las demás porristas rieran en voz baja.
A Elena le disgustó totalmente lo que estaba oyendo, sin embargo decidió mantenerse en calma y las ignoró a todas por completo. Su mirada se fijó en el pizarrón.
Nastya frunció el ceño al notar la actitud fría de su amiga con el tema, no entendía que le pasaba así que volvió a inclinarse contra su nuca — ¡¿Me estás oyendo verdad, Elena?! —¡Necesito que nos digas ahora mismo cuando vas a finalizar la apuesta! ¡Hey! ¡No puedes seguir jugando a la lesbiana con esa tipeja de Yulia! ¡¿Acaso no te da asco acercártele?! ¡Casi me vomito ahora en el parqueadero cuando vi que te iba a besar! ¡Por Dios... Elena! ¡No sé como lo soportaste! ¡Yo sé que te gusta lo extremo pero aguantarte los besos de esa jodida asquerosa debe ser un suplicio!...
Nastya seguía y seguía hablando estupideces... Y a Elena ya le estaba empezando a hervir la sangre. Su mandíbula se empezó a apretar y sus manos se empuñaron contra la silla.
—Elena, ¿me estás oyendo o no? ¡Necesitas terminarlo antes de que salgamos a vacaciones! ¡De nada nos sirve hacerlo cuando ya no estemos en la Universidad! ¡La gente lo verá y lo olvidará tan rápido que de nada habrá servido tu sacrificio! ¡Y por supuesto la única que habrá ganado es Volkova porqué disfrutó de ti!.... Elena...¿Me estás poniendo cuida...
—¡MIERDA! ¡YA CALLATE! — Elena no pudo aguantarlo más y explotó con todo.
Todo el salón de clases le quedó mirando con sorpresa, incluida la maestra que se quedó con el marcador en el aire.
Elena se levantó de su silla sin ningún cuidado y no dudó en girarse hacia Nastya y sus amigas quienes también le miraban con confusión.
—¡YA BASTA NASTYA! ¡BASTA DE TU MIERDA! ¡BASTA DE TODO! — Le gritó llena de ira.
La maestra al verlo rápidamente se hizo un poco más cerca de ambas.
—¡NO HARÉ NADA! ¡NO VOY A HACER NADA! ¡NO VOY A VENGARME DE NADIE! ¡Y NO DEJARÉ A NADIE EN RIDICULO PORQUE SENCILLAMENTE NO TENGO NINGÚNA RAZÓN PARA HACERLO! — Los ojos de Elena empezaron a ponerse rojos y cristalinos. Su respiración también se volvió pesada. Quería llorar — No existe esa tal apuesta... Y de hecho nunca existió.... — Su voz se entrecortó al decirlo. Se mordió el labio inferior, intentando calmar lo que sentía. Su mirada dejó de enfocarse en Nastya y se posó en el techo del salón. Suspiró —... Yulia Volkova no es parte de un juego. Estoy saliendo con ella, ambas estamos en una relación y es algo serio — Sus ojos volvieron a enfrentar a todas las porristas y a Nastya. Era la hora de la verdad — Y si me preguntan por qué... Pues es obvio ¿no? — Sonrió de tristeza. Una lágrima se deslizó por su mejilla — Soy gay, siempre lo he sido... Y todas las estupideces que les hice a las personas y le hice a Yulia fue solo porque la maldita frustración me estaba carcomiendo por dentro. Le hice cosas horribles a mucha gente, sobre todo a Yulia solo para sentirme mejor y para que ustedes tuvieran algo de que hablar... Pero al final, me rendí y aquí me tienen... Confesándoles a todos mi verdad — Elena se limpió la mejilla y secó sus ojos. No quería mostrar debilidad. Ya no había razones —No me importa si ustedes lo entienden o no. Y tampoco me importa si se burlan de mi. La Elena de antes ha dejado de existir, ahora solo soy yo y si les gusta de esa forma, perfecto y si no, también. Ya no voy a vivir de apariencias — Susurró por último y volvió a sentarse en su silla lentamente.
Todo el salón de clases quedó petrificado con lo que acaban de oír. “Elena Katina, la mujer perfecta y más popular de todos estaba confesando abiertamente su homosexualidad” aquello era algo de no creerse. Ese día era histórico.
Nastya empezó a mirar a toda la clase y al ver el montón de rostros confundidos y algunos llenos de consuelo por Elena, se levantó de la silla completamente furiosa.
Toda la clase pegó un salto del susto que les dio.
—¿Pero qué mierdas les pasa a todos ustedes? — Empezó a gritarles — Y sobre todo... ¿Qué mierda te pasa a ti? — Le gritó a Elena — ¿Cómo vas a salirme con que tú y Volkova se están comiendo los coños porque están enamoradas? ¿Te has vuelto demente? ¡Eres una asquerosa! ¡Las lesbianas son unas asquerosas! — Se le acercó al rostro para decirle tal cosa y de inmediato Inna saltó de su puesto y le metió un gran empujón que casi le hace caer al suelo de no ser por alguien que la sujetó.
La maestra corrió a posarse en la mitad del conflicto y pidió calma, pero Nastya la ignoró.
—Oh miren... La lesbiana mayor, Inna Dobrunova, ahora está defendiendo a la nueva lesbiana Katina. ¿Acaso no es bello?— Se burló.
—¡Ya dentente Nastya o voy sacarte de la clase! — La maestra le advirtió pero Nastya no hizo caso.
—¿Y por qué me va a sacar a mi maestra? Yo estoy bien, a quién debería sacar es a ese par de enfermas — Volvió a gritarles a las chicas y esta vez la maestra la agarró del cuello de la camisa.
Todo la clase se sorprendió.
—¡Cierra el jodido pico y lárgate de mi clase! Y ahórrate la molestia de presentar proyecto final, en este mismo momento decido que repruebas la materia.
—¡Que mierda! — La boca de Nastya se abrió hasta el límite —¡Usted no puede hacer eso!
—¡Si puedo! ¡Largate ya! ¡Salte! ¡Salte! — La maestra la agarró del hombro y la sacó a empujones de la clase.
Cerró la puerta con seguro para asegurarse de que Nastya no volviera a entrar y rápidamente se dirigió hacia Elena. Posó una mano reconfortante en el hombro de la chica.
Elena tenía la mirada clavada en el pupitre.
—Chicos, chicas... Espero que lo que acaba de pasar no se vuelva a repetir ni aquí ni en ningún lugar. No podemos tolerar la intolerancia. Nadie tiene el derecho de juzgar a otro por su condición sexual, color de piel, nacionalidad o por lo que sea diferente y no cause daños. Sean dueños de su propia vida y utilicen las palabras para dar consejos y no para herir.
Mientras la profesora intentaba apaciguar la situación, Inna se agachó al lado de Elena y entrelazó su mano con la de ella. Le quitó algunos mechones de cabello le cubrían la cara y le dio una sonrisa super brillante que logró hacer que Elena mostrara sus blancos y perfectos dientes. Le hizo sonreír.
—¡Eres muy valiente Lena! — Le dijo con alegría.
Elena suspiró nuevamente. Estaba aún en shock. Finalmente lo había hecho. Era increíble —Gracias... — Dijo con timidez — Deslizó sus ojos alrededor pero sin mover la cabeza. Sentía vergüenza de su alrededor.
Inna lo notó y la tranquilizó — Nadie te está mirando. Todos están atentos a la maestra — Le dijo.
Elena sonrió genuinamente esta vez.
La maestra volvió a su lado para asegurarse de que estuviera bien — Si no te sientes bien puedes decírmelo, te daré permiso de ir a descansar.
Elena negó de inmediato —Estoy bien, maestra, no ha pasado nada. Y por favor discúlpeme por interrumpir su clase.
—No te preocupes. Vamos a seguir entonces. Presten atención acá — La mujer volvió al pizarrón y todas las miradas de los estudiantes se fueron con ella, acción que hizo sentir mejor a Elena.
Horas más tarde, en el tiempo de receso, Elena caminaba hacia la mesas del campus en la grata compañía de Inna. Después de lo ocurrido en clase, Inna había procurado no dejar sola a la chica de cabellos rojos en ningún momento ya que entendía lo difícil que había sido para ella toda la situación. Nastya había sido una insolente con sus palabras de mierda y las otras porristas “quienes juraban ser sus amigas”, no se le habían acercado ni para decirle una sola palabra de aliento después de la confesión. Por esa razón, Inna trataba de distraerle de todo lo malo y le colocaba charla sobre lo que sería el evento de mañana. Los planes que tenían para la ejecución final de la coreografía, el peinado, el maquillaje, la ropa, los accesorios... Definitivamente un tema muy extenso del cual Elena estaba disfrutando mucho.
—¿Qué? ¡¿Teñirnos el cabello de rubio?! ¡Todas! ¡Oh por Dios no! ¡Eso no! — Elena quedó sorprendida cuando Inna le dio la noticia — ¡No lo haré! ¡NO!— dijo divertida.
—¿Por qué no? — Inna rió, finalmente encontró un pequeño espacio en el campus y se dejó caer al pasto, Elena le siguió —Vamos Elena... Ya te has teñido el cabello de ese color y se te ve super, el rubio no haría diferencia en ti. Eres demasiado bonita y todo te queda bien.
—Uhhh... Gracias por los halagos... Pero... ¿Rubio? ¿En serio?— Elena no parecía muy convencida.
Inna volvió a asentir — Vamos Katina... Es solo para el evento de mañana, después podrás volver a tu color. Todas las porristas aceptaron teñírselo. Tú no puedes quedarnos mal. No seas así...
El rostro de Inna se convirtió en una mueca llena de ternura mezclado con suplica.
Algo que Elena no puso soportar —Oh Dios... Está bien. Lo haré, lo haré... — Dijo derrotada.
Inna aplaudió con alegría y después se le acercó delicadamente para darle un abrazo cortito. Elena solo rió.
—Perfecto, Elena. Las chicas mañana irán todas a ese salón de belleza llamado “Boutique” que queda en el centro comercial. Ellas quieren teñírselo en ese lugar, pero yo en realidad prefiero teñirme el cabello en casa con ayuda de mi hermana. Si tú quieres puedes venir. Yo no tengo ningún problema y además creo que sería más cómodo para tí después de todo lo que pasó en clase.
—Claro, sería genial, y por supuesto me sentiría más cómoda, no quiero tener que lidiar más con esas chicas, y mucho menos con Nastya.
—No lo harás, en mi casa tengo todo lo necesario para volvernos unas sexys rubias. Así que no tienes de que preocuparte — Inna le dijo divertida y logró sacarle a Elena otra de sus lindas y matadoras sonrisas.
Mientras ellas se distraían con las risas, Tasha apareció en la escena tras las espaldas de su novia, se agachó a su lado sin hacer ruido y la sorprendió con un gran beso robado. Un beso que en segundos obtuvo la respuesta de Inna y se convirtió en uno muy cariñoso.
Elena, sin saber que hacer, alejó su mirada rápidamente hacia el pasto y se mordió su labio inferior con nerviosismo. Se puso a jugar con la grama verde durante aquellos segundos hasta que por fin escuchó a la pareja separándose.
Tasha se acomodó junto a ellas, abrazando a Inna y miró a Elena con una linda sonrisa — Hola, ¿cómo estás? — le dijo llena de buena vibra.
Elena asintió en calma y le devolvió el saludo — Estoy bien... Gracias por preguntar. Espero... que tú también estés igual — Le respondió claramente apenada. Para nadie era un secreto que a Elena aún le era difícil soltarse con ellas después de todo lo que había pasado anteriormente.
Tasha lo entendía y por eso lo tomaba con calma.
Inna de pronto miró alrededor y al no ver a las demás chicas cerca, le mostró una ceja enarcada a su novia — Espera... Y Karina, Yul, Ivka, Sveta... ¿dónde están? — dijo confundida.
Tasha señaló a los baños con su boca —Ivka y Sveta esperando su turno para entrar allí... Y Karina está comprando comida en la cafetería. Oh... Por cierto... — miró a Elena — Yulia está con ella. Karina la reclutó para que le cargara todas las bandejas con comida que siempre compra. Esa jirafa quería hacerme quedar a mí también pero me le escapé. Lastimosamente Yul no tuvo la misma suerte.
Elena soltó una pequeña risita al oír eso. En su mente de pronto imaginó toda la escena. Sobre todo la cara que tendría Yul.
Inna iba opinar algo del tema, pero no pudo hacerlo ya que a unos metros de ellas, alguien pegó un grito jodidamente ensordecedor con el nombre de Elena. Fue un chillido casi parecido al de un delfín.
Elena miró a su alrededor para ver de que se trataba pero fue demasiado tarde porque ya tenía un cuerpo femenino lanzándose sobre ella. Era Masha.
—¡Lena! ¡Lena! ¡Que felicidad me da verte! — La chica le decía llena de alegría mientras le atacaba las mejillas a besos.
Tasha e Inna miraban la escena con cara de asustadas. La chica castaña parecía una desquiciada.
Elena no pudo hacer nada ante las exageradas muestras de afecto de su amiga así que solo se dejó consentir por sus besos y abrazos.
Duraron unos momentos más así hasta que Masha decidió incorporarse, ayudó a Elena a sentarse de nuevo y volvió a abrazarle con todo el cariño del mundo para después clavarle un beso duradero en la mejilla.
Elena rió por ello — Hey Masha, no crees que ya tuve suficientes besos — Le dijo con diversión.
Masha negó de inmediato —Nunca van hacer suficientes amiga, te extrañé mucho. Por un momento pensé que no te volvería a ver — Eso último se lo dijo en un susurro.
Elena negó con calma — Yo también lo pensé Masha, pero Yul fue por mi y aquí estoy otra vez — Le dio una sonrisa.
Masha asintió aliviada — Gracias a Dios, Lena. Cuando mi novio me contó lo que pasó, yo casi me muero. Le pedí al cielo que te protegiera mucho.
—Gracias nena, tus oraciones sirvieron mucho — Elena le abrazó por los hombros —Ya estoy aquí de nuevo, y estoy de maravilla. Mi mamá salió de nuestras vidas para siempre, y me reconcilié con mi papá y ahora Kat y yo estamos viviendo con él en una nueva casa... Es cerca a tu vecindario. Te daré la dirección más tarde.
—Es tu deber — Masha le dijo divertida.
Elena asintió — Lo sé... Y bueno con Yul todo va de ensueño. Me hizo pasar unos días inolvidables en Italia.
Masha notó como los ojos de Elena brillaban de pronto. Se imaginó lo que había pasado —Jummm... Ni siquiera vayas a ser explicita porque ya se a lo que te refieres... Ya lo sé, y no quiero saberlo. Guárdate tus intimidades.
—¿Qué?— Elena se hizo la sorprendida — Oye... No me refiero a eso — fingió que no pero era obvio. Las noches de pasión fueron de otra galaxia — Quiero decir que me sentí libre, feliz, amada. Eran cosas que nunca había tenido la oportunidad de vivir.
—Si claro... — Masha respondió con sarcasmo.
A Elena le causó gracia su respuesta y le dio un codazo — Hey no seas así... — Intentó molestarle con algunas cosquillas en su estómago pero al mismo instante tuvo que dejarlo a un lado cuando vio una fila de piernas rodeándola.
Elena levantó su rostro y vio frente a ella a 4 de las porristas de su clase acompañadas de su amigo Luka, uno de los chicos con los que siempre solía andar. No pudo evitar llenarse de nervios al verlos juntos de nuevo. Lo último que quería era que se repitiera lo de hace un momento con ellos.
—¡¿Lena, será que podemos hablar?! — Luka de pronto le preguntó.
Elena se levantó rápidamente del pasto al mismo tiempo que Masha y se prendió al brazo de ella con todas sus fuerzas. A Masha le confundió la intensidad del agarre pero lo dejó pasar porque notó algo de miedo los ojos de su amiga.
—¿Sobré qué? — Elena le respondió con la voz temblorosa.
Inna notó lo que empezaba a surgir y no dudó en ponerse de pie por si tenía que volver a proteger a Elena. Tasha la siguió, aunque no entendía nada.
—Lena... Las chicas me contaron todo lo que pasó hace un rato en el salón de clases, sobre tu confesión... — Él le dijo.
Al oír eso, Elena de inmediato se puso a la defensiva. Negó rápidamente.
—Luka, yo ya dije lo que tenía que decir y no voy a volver a repetir el tema. Y tampoco voy a tolerar estupideces de nadie — De algo si estaba segura y era que no se iba a dejar pisotear nuevamente.
Luka negó.
—¡Hey! ¡hey! ¡Katina! — Se acercó a ella y le sujetó del brazo con delicadeza. Negó de nuevo — Ni yo, ni ninguno de los que estamos aquí hemos venido a reprocharte nada. ¡No tenemos que reprocharte nada de hecho! — Le dio una sonrisa — Lena, tú eres libre de amar a quien quieras, eso no nos incumbe a nosotros. Si yo... ¡esta vez hablaré por mi! — aclaró —... Decidí ser tu amigo no fue para sentirme más que otros o esas estupideces, simplemente lo hice porque me divertía mucho contigo, porque me caes bien.
—Luka tiene razón, Lena — Una de sus amigas porristas salió al frente. Se veía realmente arrepentida — De parte de todas las chicas queremos decirte que en realidad no nos importa tus preferencias. Si seguíamos el juego de burlarnos de la demás personas era solo porque tú también lo hacías y no queríamos quedarnos atrás. Queríamos ser “Cool” — Hizo un gesto con sus dedos — Pero ahora que sabemos esto, hemos llegado a la conclusión de que no nos afecta en nada. También queremos seguir siendo tus amigas, si tu lo permites. Y por favor, perdónanos por no decir nada en el salón. Creo que todas estábamos en shock y no pudimos parar a Nastya — Se disculpó.
Masha seguía confundida por todo pero aún así se mantenía al lado de su amiga mirando maravillada todo lo que sucedía. Tasha también estaba sorprendida. Su cara de shock la delataba.
—Amor... ¿Qué mierda pasa aquí? ¿Acaso esta gente está ensayando para una obra de teatro? — Le preguntó.
Inna se cubrió la boca para no reir. Se giró a mirarla — ¿Qué? No bebé, no es una actuación. Lo que ves es real.
Tasha no creía aquello. Era demasiado.
Luka volvía al ruedo — Lena, confía en nosotros. Queremos apoyarte en tu nueva etapa. Y también estamos dispuestos a disculparnos con tu chica por si alguna vez, alguno de nosotros la hizo sentir mal.
Elena se sintió aterrada al oír semejantes cosas. Por fuera todas esas personas se veían tan superficiales... Que era difícil de creer todo lo que salía de sus bocas. Sin embargo, analizó en ese mismo instante, que ella durante mucho tiempo había sido el espejo de todos... Que ella había sido su guía para los malos actos...
Asintió arrepentida — Chicos, antes de responderles me gustaría empezar ofreciéndoles mis sinceras disculpas. Porque... muchas veces los traté mal, porque hice que hicieran cosas que ustedes no querían, porque por mi insistencia y mi estupidez hicimos llorar y sufrir a otros. Pero sobre todo deben perdonarme por mentirles sobre mi, porque en realidad nunca me gustó la persona que quise ser. Fingí todo el tiempo solo para esconder todos mis miedos. Solo para esconder todo lo que me agobiaba... Ahora quiero ser sincera, aunque la gente me juzgue.
—Siempre habrá alguien que nos juzgue Lena, pero no nos vamos a morir por eso, ¿O si? — Luka le dijo divertido y le acarició el brazo.
Elena por fin sonrió.
—¿Puedo abrazarte?— Luka le dijo con inocencia. En realidad estaba siendo sincero.
Elena sintió un alivio correrle por las venas. Suspiró — Claro que si... — Le respondió con cariño y dejó que su amigo la envolviera en un corto pero cálido abrazo.
Luka la tomó de las manos — Confía en nosotros Lena, y por favor no le hagas caso a Nastya. Ella siempre te ha tenido envidia, siempre ha querido destacar más que tú pero nunca ha podido ni podrá. Y que te quede claro, no importa lo que hagas o lo que te guste. Siempre serás nuestra Elena Katina, la reina de este lugar.
Aquella frase hizo que Elena soltara una risita. Sin embargo negó — Gracias Luka, pero ya no quiero eso... Solo deseo poder hacer mis cosas con libertad. Solo deseo ser Elena.
—Está bien, Lena...— Luka intentó deletrear el nombre con diversión pero fue interrumpido por los quejidos de algunas de las chicas.
Él y Elena se movieron para ver lo que sucedía pero todo se volvió tenso cuando se encontraron de frente con el rostro de Aleksey.
El chico apareció en escena, viéndose como un loco. Estaba totalmente fuera de casillas. Tenía los ojos rojos, y las venas de la frente y el cuello se le marcaban como si quisieran explotarle. Además, tenía el rostro desencajado.
Luka, empezó a notar la forma con la que Aleksey miraba a Elena. Y también como apretaba los nudillos al punto de que se le volvían blancos.
De inmediato sospechó que algo estaba a punto de suceder, así que puso su cuerpo frente al de Elena como protección. Metió las manos a los bolsillos de su chaqueta y se relajó.
Le dio una sonrisa — Hey Alek, qué pasa man, ¿por qué estás a...
Luka ni siquiera pudo terminar su pregunta porque Aleksey se le fue encima, lo agarró del cuello de la camiseta y lo lanzó con toda la furia hacia un lado logrando que el cuerpo de Luka impactara contra la raíz de un árbol.
Elena se sorprendió e intentó correr para auxiliar a Luka pero Aleksey también la agarró a ella del cuello con toda la violencia imaginable y la lanzó contra el suelo.
Ambos cayeron, pero Aleksey aprovechándose de su fuerza, se le subió ahorcajadas sobre el estómago y le deslizó las manos hasta la garganta donde la empezó a ahorcar.
Elena intentó quitarselo de encima pero era imposible, Aleksey parecía endemoniado.
—¡Dime que no es cierto! ¡Dime que no eres una puta lesbiana! ¡Dime!— Él le comenzaba a gritar de forma desgarradora.
La reacción de Masha fue inmediata, se lanzó contra él para golpearlo por la espalda pero Aleksey la agarró del pie y la empujó, mandándola muy lejos.
Él no estaba dispuesto a que le dañaran su plan. Sus gritos contra Elena seguían — ¡Te dejas follar de Volkova, pero no de mi, no de mi! ¡Eres una jodida cerda! ¡Como dejas que esa hija de puta te toque! ¡Maldita asquerosa! ¡Tú eres mía! — Le decía sin importar nada.
Inna y Tasha también entraron en escena, agarrándolo de los brazos mientras intentaban tirarlo al suelo, pero sus esfuerzos parecían ser insuficientes. Aleksey estaba con el diablo adentro.
Algunas de las personas que se encontraban en los alrededores empezaron a acercarse a la escena para intentar ayudar pero todo allí era tan confuso que no sabían que hacer.
Segundo, a ustedes por siempre estar allí, esperando ansiosas cada capítulo. Por sus mensajes de apoyo, por ser recurrentes. Por apreciar el trabajo de muchos escritores acá, que se toman un poco de su tiempo para llevarles lo mejor, y que ustedes lo aprecien tanto? Es algo que por más halagos que pueda escribir acá, quedaré corta de palabras.
Agradecida siempre estaré porque este se ha convertido en uno de mis hobbies favoritos y ya tengo muchos, pero la lectura, siempre será mi pasión.
El capítulo se divide en cuatro (4) partes, ya que por ser tan largo, el espacio no lo permite publicar completo. Espero lo disfruten...
A leer!!!
Capítulo Final (PARTE 1)
JUEVES, 12:15PM... Y el sol del mediodía en Moscú brillaba en su máximo esplendor. Tampoco podíamos dejar atrás al grandioso clima que se mantenía en su mejor punto y mucho menos al maravilloso ambiente que se respiraba en el nuevo hogar de los Katin.
El día para ellos estaba siendo increíble. Y no era para menos, la primera tarde del mes de diciembre finalmente llegaba y como ya era costumbre el decorado navideño no se había hecho esperar en la nueva casa Katin. Las chicas junto a Sergey y Fedora, se habían levantado desde muy temprano para trabajar en ello y, todo el fruto de su esfuerzo ya se veía plasmado por toda la casa. Gorros navideños, medias, serpentinas, luces, muñecos de nieve, alfombras, cojines, accesorios de todo tipo y un gran árbol de navidad de más de dos metros hacían parte de todo el amoblado de la sala. El lugar había quedado estupendo, y muy colorido. Digno de una visita turística.
Elena no lo pudo evitar y se mordió el labio inferior de felicidad al ver como estaba todo a su alrededor. Era como un sueño hecho realidad. Desde hace muchos años no había podido disfrutar de la navidad como lo estaba haciendo en ese momento. A unos metros de ella, Sergey tomaba todas las cajas que habían quedado vacías y las arrumaba en un solo lugar de la sala. Él necesitaba espacio para ver todo en orden. Volvió rápidamente al lado de las chicas y les miró sonriente.
Él también estaba entusiasmado.
—¿Están listas para ver brillar todo?— Les preguntó con alegría.
Elena y Katya asintieron llenas de emoción, así que no las hizo esperar por más tiempo. Tomó la tableta digital que controlaba todos los aparatos y con una pequeña configuración hizo que cada uno de los bombillitos led que estaban regados por toda la casa se encendieran e iluminaran cada rincón de ella. El gigantesco árbol de navidad cobró vida y por supuesto la sonrisa de las chicas también.
Katya no creyó lo que estaba viendo y de inmediato pegó unos saltitos de felicidad, aplaudía y no dejaba de gritar. De pronto corrió hacia el árbol y se abrazó a él con fuerza. Su pequeña pero hermosa sonrisa iluminó más el lugar.
—¡Eres el mejor papi! ¡El mejor de todos!— Le dijo a Sergey en un grito y se devolvió corriendo hacia él.
Sergey al verla venir, abrió los brazos, la tomó por la cintura y la suspendió en el aire por unos segundos haciendo que la pequeña riera más. Elena no pudo resistirse a ser parte de la celebración y se acercó a él para abrazarlo.
Sergey, dichoso por todo ese cariño que le brindaban sus mujercitas, las resguardó con fuerza entre sus brazos. Pasó una de sus manos por los hombros de Elena y besó su cabeza con mucha ternura, después dejó un pico duradero en la mejilla de Katya.
—¿Les gustó como quedó la casa, princesas?— Les dijo con cierto mimo.
Elena volvió a asentir con calma y Katya siendo un poco más inquieta, le agarró la cabeza y empezó a regarle besos por doquier.
Sergey solo pudo reír por las cosquillas que le causaba.
La pequeña se detuvo y de pronto le jaló las orejas. Le encantaba hacerlo — ¡Es la mejor navidad de todas! ¡Gracias papi! — Le dijo con toda honestidad.
Fedora negó con calma por la lindura de la pequeña. Era inevitable.
Sergey rió —Me alegra mucho mi amor — Le contestó — Y... no me agradezcas nada, esto es para ustedes — Les dijo y volvió a besarles donde lo había hecho antes.
Fedora esperó a que el tierno momento entre ellos finalizara y se aclaró la garganta. No quería interrumpir pero tenía que persuadirlos. Había más cosas que hacer.
—Bien Familia, es tiempo de seguir con los quehaceres. Vayan tomando puesto en el comedor. Ya es hora del almuerzo.
—¡¿Qué¡¡¿El almuerzo?!— Elena de pronto gritó confundida. Su mirada rápidamente buscó el reloj de la sala — ¡Mierda! ¡Son las 12:20! — Dijo desesperada.
Sergey se extrañó por su reacción. La miró con confusión — ¿Qué pasa amor? ¿Y qué es ese vocabulario?— le dijo con una ceja enarcada.
Elena se cubrió la boca y después sonrió avergonzada. Aquello se le había salido sin querer —Perdón papá... es que no me fijé en la hora y Yul quedó de recogerme a las 12:30 para ir a la Universidad. Ya es un poco tarde.
—Oh... Amor, pensé que era algo grave... — Negó divertido — Y también pensé que ya habías salido a vacaciones... — Le comentó.
Elena negó con calma — Aún no papá, pero el final del semestre es mañana así que no queda mucho.
Sergey se encogió de hombros — Bien... Perfecto. Entonces ve a alistarte rápidamente y vienes a almorzar. Te esperaremos.
—Si... — Elena sonrió, se puso de puntillas para besarle la mejilla y después salió a correr hacia el pasillo.
Sergey miró a Fedora y negó sin dejar la sonrisa...
Al otro lado de la ciudad, el pequeño cuerpo de Yulia aún se encontraba metido y rendido bajo las cobijas. El trajín del día anterior le había pegado tan fuerte que ni siquiera la alarma le había logrado despertar. Anoche, había caído como roca en el momento en que su cabeza había tocado la almohada. Sus ojos se mantenían cerrados y roncaba levemente. Su cuerpo sin duda estaba intentando recuperar las horas de sueño y toda la energía que había perdido en el vuelo y la mudanza con Elena.
Viktoria se encontraba a su lado y no hacía más que observarle fijamente al rostro, los gestos que Yulia hacía con el ceño y la boca le causaban mucha gracia. No quería perdérselos por nada. Había extrañado todo eso.
De pronto, Yulia comenzó a balbucear cosas sin sentido y esa fue la gota que rebosó a la pequeña. La niña no lo pudo evitar y empezó a reír fuertemente logrando que la siesta de su hermana fuera historia del pasado. Yulia se despertó y lo primero que hizo fue estirar todo sus músculos a los largo de la cama. Un gran bostezo fue lo siguiente que se le escapó y segundos después sus parpados se deslizaron completamente hacia sus pestañas dejando sus ojos abiertos de par en par.
La cara alegre de Viktoria fue lo primero que pudo disfrutar.
—¡Hola Yuli! — La niña se emocionó tanto que se lanzó sobre su cuerpo.
Yulia se quejó de dolor por la brusquedad de la pequeña pero al instante se acostumbró y sonrió de par en par. Viktoria no había dejado de abrazarle desde anoche que había vuelto a casa. A la niña le había afectado mucho los días que ella había estado fuera.
—Mi bebé... ¿Dormiste bien? — Yulia le susurró a la altura de la oreja.
Viktoria inclinó su rostro para mirarle. Su carita mostraba felicidad plena. La respuesta era obvia — Cuando estoy contigo siempre puedo dormir increíble. Extrañé mucho tus brazos porque hacen que no me dé frio en las noches. No vuelvas a irte sin mi Yuli. Me siento muy triste... — Sus ojitos se pusieron cristalinos al decir aquello. Yulia no iba a permitir que se le escaparan las lágrimas así que tomó sus mejillas y le clavó un besito duradero en la frente. Después se apartó y la miró fijamente.
—Te juro que no volveré a dejarte nunca más. Y por favor discúlpame por hacerlo... pero tú entiendes lo que estaba pasando con Lena, ¿verdad? — Viktoria asintió lentamente. Era pequeña, pero comprendía toda la situación — Entonces sabías que no podía dejar a Lena en ese lugar con su mamá.
—Lo sé, Kat me contó que su mamá estaba un poco loca. Ella me dijo que Lenita le tenía miedo... Y creo que ella también. Eso me asusta — Dijo inocentemente.
Yulia negó rápidamente para sacarle esas ideas de la cabeza.
—Ya no hay nada que temer. Ahora todo va a estar bien porque Katya y Lena están con su papá y él las va a proteger... Y por supuesto nosotras también. Vamos a cuidar mucho a nuestras chicas Katin — Le dijo sonriente pero el rostro de Viktoria se mantuvo serio. Parecía que algo le intrigaba.
Yulia enarcó una ceja al notarlo —¿Qué pasa bebé? ¿Por qué tienes esa carita tan triste? — Le dijo con mucho mimo.
Viktoria soltó un pequeño suspiro y dejó caer su frente contra el cuello de Yulia. La pelinegra sintió un aire caliente golpeando contra su piel y después su voz —Es que... ahora Lenita es tu novia y yo ya no seré más tu chica número uno. No quiero dejar de ser la número uno... — Viktoria dijo lo último en un quejido, y Yulia no pudo aguantar la risa. Soltó una carcajada muy satisfactoria y aún burlándose, le levantó la cabeza a la niña para que la mirara de nuevo. Viktoria tenía lagrimitas en sus mejillas.
—¡Oh Dios... De verdad estás llorando! — Yulia le dijo divertida y le secó las lagrimitas con su mano. Aunque era inútil porque Viktoria no dejaba de sollozar. Era una niña muy consentida —Hey mi vida... ya cálmate. Tú no tienes nada de qué preocuparte. Acaso no te he dicho millones de veces que tú siempre serás mi chica especial, que no importa quien venga a nosotras, siempre seremos tú y yo.
— Si... Pero es que...
—¡Pero es que nada!— Yulia la cortó y la envolvió con más fuerza entre sus brazos. Empezó a besarla en todo el rostro, logrando que los sollozos de la niña se fueran convirtiendo en risas debido a las cosquillas que le causaba.
Finalmente, segundos después todo volvió a la normalidad. Ambas se volvieron a mirar fijamente mientras se sonreían.
Yulia tomó la palabra — Te amo muchissisisiimo Viktoria Volkova. Nunca lo dudes.
Viktoria no pudo evitar que una sonrisa de oreja a oreja se le dibujara en el rostro al oír aquello. Pensó en responderle de igual manera pero quería divertirse un rato así que convirtió su linda sonrisa a una muy picara — Yo ya no te amo tanto Yuli... ahora quiero más a Lenincito — dijo riendo.
Yulia abrió la boca en sorpresa aunque sabía que todo se trataba de un juego —¡Pequeña traidora!— La agarró de la cintura rápidamente y la volteó hacia el otro lado de la cama mientras le hacía las más insoportables cosquillas en la panza. Viktoria reía a todo volumen. Era inevitable.
En el primer piso, la puerta principal de la casa se abría de par en par y allí aparecían los esposos Volkov con un montón de compras navideñas en las manos. Dieron unos cuantos pasos adentro pero se detuvieron al instante al escuchar el gran ruido que había. Ambos se miraron y sus cejas se enarcaron de inmediato al oír las risotadas que provenían del segundo piso.
Oleg no pudo evitar sonreír —Sin duda son Viktoria y Yul... — comentó con diversión.
Larissa dejó las bolsas en el suelo y subió rápidamente al segundo piso para ver lo que pasaba. Una vez en el pasillo, notó que los gritos provenían del cuarto de Yulia así que se acercó allí y abrió la puerta con cuidado. Sus labios de inmediato se convirtieron en una sonrisa cuando vio a sus dos niñas jugando sobre la cama. Esta vez, Viktoria tenía sometida a Yulia y era ella quien le hacía cosquillas por todos lados.
Larissa negó divertida — Oigan... Sus gritos se escuchan por toda la casa — Les llamó la atención a ambas.
Viktoria al verla, pegó un gritó lleno de alegría y se bajó de Yulia para correr hacia ella. Se le prendió de las piernas y le sonrió lindamente — ¡Mami! ¡¿Compraste las cosas para navidad?! ¡Si! ¡Si! — Le preguntó emocionada.
Larissa por supuesto asintió — Si amor, papá está abajo con todas las compras. ¿Por qué no vas a ayudarle. Ve ve...— Le dio unos pequeños empujoncitos que hicieron efecto.
—¡SIIIII! ¡YA VOY PAPI! — La niña gritó maravillada y se esfumó escaleras abajo en tan solo segundos.
Yulia se sentó en la cama y volvió a estirar sus brazos pero esta vez hacia arriba. Se tomó su tiempo allí. Sus músculos lo necesitaban. Otro gran bostezo se le escapó y de nuevo se dejó caer de espaldas contra el colchón mirando a Larissa.
—Mamiiii, tengo mucha pereza... Voy a dormir otro ratito. No olvides levantarme a las 12:00pm, ¿si? Recuerda que tengo que recoger a Elena a las 12:30... Para ir a hablar con los maestros sobre nuestras faltas de asistencia. No lo puedo dejar pasar. No quiero tener problemas con mis notas del semestre.
Larissa enarcó una ceja, miró el reloj en su mano y sonrió burlona — Pues creo que tanto Elena como tú ya perdieron hasta el descanso porque en este mismo instante son las 12:30 pm.
—¡¿QUÉ?!— Yulia pegó un saltó para intentar bajarse de la cama pero todo lo que logró fue tropezarse con el borde del colchón y caer al suelo bastante fuerte.
Larissa se asustó por semejante golpe que se dio así que rápidamente entró y le ayudó a ponerse de pie — ¡Por Dios Yulia! ¡Te volviste loca! ¡Ten más cuidado! — Le regañó.
La ayudó a volver sobre el colchón y la sentó.
Yulia se acarició la rodilla —¡Ouch! ¡Como un demonio! ¡Me golpeé fuerte! — dijo en un quejido.
Larissa negó por la torpeza de su hija y se agachó para mirarle la pierna. Gracias a Dios no tenía nada — Está bien, solo fue el choque contra el suelo. Ve a bañarte con tranquilidad. Yo me comunicaré con Elena para decirle que te espere.
—Gracias ma... — Yulia se levantó y caminó lentamente hacia al baño. Antes de girar la perilla de la puerta, recordó que Elena estaba incomunicada y se volteó de nuevo — Oh, mami, Lena está sin celular... ¿Tienes el numeró de su nueva casa? Debes llamarle allí.
—Lo tengo, lo tengo. Sergey me lo dió ayer. No te preocupes. Ve a ducharte pronto. Te espero en el comedor.
—Ok... — Yulia le dijo por último, y finalmente se metió al baño.
Larissa solo pudo negar. Estos chicos eran muy descuidados...
***
CASA KATIN.
1:10 PM
—¡Lena... Son la 1:10! Deja que te lleve. O vete en tu auto... Estás perdiéndote un buen tiempo de clase — Sergey le insistió desde la puerta pero Elena seguía con su terquedad. Solo negaba y se mantenía sobre la acera mirando a ambos lados de la carretera.
Fedora, pendiente de la situación, también salió a la puerta con una sonrisa en su boca. Aquella escena le estaba divirtiendo mucho. Sobre todo porque padre e hija llevaban en ese plan desde hacía más de diez minutos y el final siempre era el mismo. Ella conocía a Elena y tenía muy presente que la chica no se iba a mover de ahí sin que Yulia apareciera.
Se lo hizo saber a Sergey.
—Oye... Ya deja de insistirle. Tu hija no te escuchará... Al menos no lo hará hasta que su novia haga presencia — Le dijo divertida.
Sergey soltó un suspiro y se apoyó resignado contra el marco de la puerta. Se cruzó de brazos. No quería creerlo pero Fedora parecía tener razón, Elena no le haría caso.
De pronto, frunció el ceño.
—Oye Fedo... Crees que... — Se aclaró la garganta — Lena me quiere menos que a su novia — dijo pareciendo confundido.
Fedora lo miró, y lo hizo acompañado de un gesto burlón. La pregunta le parecía absurda — ¿Estás hablándome en serio Sergey Katin? — Le replicó incrédula.
Sergey se encogió de hombros. La verdad, ni el mismo entendía por qué había preguntado semejante tontería, solo se le había salido —Ahh... No sé, Yulia ha estado con ella... Fue por ella hasta otro país... Y yo...
Fedora soltó una risita al oír aquello. Lo interrumpió de inmediato — Hey, basta, eso no tiene nada que ver. Elena te ama demasiado, eres su padre, su sangre, si no te quisiera no estaría aquí contigo. Definitivamente no puedes compararte con la novia de tu hija. Es tonto.
—No es tonto. Solo mírala. No me escucha. Sin duda la quiere más que a mí.
—¿Qué? Sergey por favor... Las cosas no son así. Elena, ahora, está amando de dos formas diferentes. Estás tú y Katya, que son su familia, su círculo, su vínculo incondicional... Y está Yulia, que de igual manera está dentro de su círculo y de su vínculo pero con ella comparte un factor más íntimo, más romántico y más pasional.
—¿Intimo? ¿Pasional? Oh Dios... No uses esas palabras... No con mi pequeña... — Sergey se escandalizó. De la nada empezó a acariciarse la frente con nerviosismo. Aún le asustaba el hecho de afrontar que su pequeña Elena ya no era una niña.
Fedora volvió a reírse — Que exagerado eres Sergey Katin... Y si... Aunque te cueste aceptarlo Elena ya no tiene diez años, tiene veinte y ahora es una joven adulta hermosa que tiene una relación íntima, romántica y pasional con una chica de la cual está muy enamorada — dijo divertida.
A Sergey Katin no le causó gracia el comentario. Volvió a cruzarse de brazos —Te prometo que cuando vea a Yulia, voy a darle un gran coscorrón en la cabeza. Primero, por enamorar tanto a mi hija al punto de que no me hace caso, segundo por hacerla esperar y tercero, por hacer que llegue tarde a clases.
—Oh... — Fedora soltó una risita mientras negaba. Sergey era muy divertido — Suerte con ello... Pero creo que Elena no te dejará. Primero ella te dará un coscorrón a ti antes de que le toques a su novia.
—Eso lo veremos... Son las 1: 15pm ya — Sergey dijo decidido y empezó a dirigirse hasta la acera.
Antes de que él pudiera llegar a ella, Elena se giró hacia a él y le dio la mirada más fulminante de la historia, seguido, lo señaló con su dedo índice amenazantemente.
Sergey se sorprendió, y de inmediato detuvo su paso para después poner las manos en el aire.
—Ni siquiera vengas a insistirme sobre la hora. Voy a esperar a Yulia así me salgan raíces en los pies... — Elena le dijo con seriedad. Volvió a fijarse en la carretera.
Sergey negó y dejó sus manos en el aire mientras se volvía a acercar con cuidado. Elena parecía molesta.
—Oye amor, pero no te enojes, no venía a hablarte nada de eso. Solo quería preguntarte si quieres que llamemos a su casa para asegurarnos de que ya viene.
Elena soltó un suspiro y volvió a mirarlo, su boca se había convertido en un lindo puchero —Perdóname papá por hablarte así pero es que ya te he dicho miles de veces que no y tú sigues pareciendo disco rayado. Lo siento — Se disculpó, y después dio un paso hacia él para abrazarlo.
Sergey de inmediato la abrigó en sus brazos — Bueno bebé, yo también lo siento pero es que me preocupa que pierdas horas de clases. ¿Le llamamos a casa?
Elena inclinó la cabeza para mirarlo, estuvo a punto de asentir a la pregunta pero de pronto el fuerte rugido de un motor llamó su atención. Se soltó con delicadeza de los brazos de su padre para mirar a la carretera y de pronto una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro. Yulia finalmente venía toda velocidad.
Sergey se dio cuenta de que era su nuera la que venía en aquella moto así que aprovechó para bromear con su hija. Le mostró los nudillos —¿Crees que pueda darle un coscorrón por llegar tan tarde?
Elena lo miró divertida y en seguida negó... — Por supuesto que no papá. Ya trae la rodilla adolorida como para que ahora tú le provoques una migraña.
—Oh... Si... No me acordaba — Sergey se burló por lo que Larissa les había contado por teléfono y soltó una carcajada.
En ese mismo momento, la moto finalmente se detenía frente a ambos.
Yulia se sacó su casco con rapidez, dejando su cabello completamente alborotado. Elena sonrió de inmediato. No importaba como estuviese, su novia seguía siendo una Diosa.
—Mi amor... Perdón por tardarme tanto... Es que había demasiado tráfico. Algunas calles están cerradas por la decoración navideña y no sabía por dónde meterme. No era mi intención. Señor Katin, usted también discúlpeme por hacer esperar a Lena. No planeé esto. De verdad — Yulia se veía realmente apenada.
Sergey negó despreocupado — No te preocupes Yul. Lo importante es que ya estás aquí.
— Así es... Y ahora ya podemos irnos — Elena se giró hacia Sergey y se paró en puntillas para dejarle un beso duradero en la mejilla —Te amo papá. Nos vemos más tarde — Le dijo. Rápidamente se separó de él para subir a la moto.
Yulia esperó a que Lena se acomodara en el asiento trasero y después se giró para mirarla. Le pasó su casco — Póntelo mi vida.
Elena lo recibió sonriente y antes de que Yulia se volviera a girar, le agarró la mejilla para detenerla y le clavó un besito en los labios.
Yulia se sintió apenada por la presencia de Sergey así que solo atinó a sonreír entre el beso. Al separarse ambas miraron al hombre quien de inmediato alzó las manos al aire y a moverlas a los lados dándoles a entender que nada pasaba.
Elena se puso el casco, se abrazó tanto como pudo a la cintura de su chica y apoyó su barbilla en el hombro de ella. Se había imaginado tanto ese momento. Era otro sueño hecho realidad.
Yulia se despidió de Sergey con una sacudida de mano y finalmente aceleró con prudencia para volver a ruedo en la carretera.
Quince minutos más tarde, la moto ya se encontraba entrando al aparcamiento de la Universidad. A Yulia le gustaba dejar su vehículo siempre cerca de la entrada principal pero en esta ocasión, no iba a poder ya que el lugar estaba totalmente lleno. Típico de los últimos días de clase.
Aceleró por varios pasillos del gran parqueadero hasta que finalmente en uno de ellos logró encontrar un pequeño y perfecto espacio. Aprovechó para meterse allí, y una vez se acomodó, procedió apagar su vehículo.
Elena de inmediato se quitó el casco que traía — Dios... Esto hace mucho calor. ¿Cómo puedes mantenerte con él — Le comentó divertida mientras bajaba del vehículo.
Yulia también se quitó el suyo y rápidamente volteó a mirarle. Sonrió — Bueno... No me gusta tampoco pero vamos a tener que usarlo siempre. Tú seguridad ante todo — Le dio un guiño muy coqueto.
Elena no pudo aguantar la sensualidad que emanaba su novia en ese momento así que dio un paso cerca de la moto y le lanzó las manos al cuello para después clavarle un gran beso en la boca.
Yulia, lo recibió con todo el gusto y aprovechó para atraerla hacia su cuerpo, abrazándola por las caderas. Disfrutaron durante unos segundos y después ambas se sonrieron antes de separar sus bocas pero dejando sus cuerpos cerca. Lo necesitaban.
Yulia se relamió los labios.
—Dios... Lena... ¿Qué es lo que te echas en la boca? Tus labios siempre saben a una fruta diferente.
Elena se sonrió, y del bolsillo de su abrigo sacó un pequeño tarrito. Lo puso frente a sus ojos, le quitó la tapita y después se lo deslizó a ella en la boca — Es mi colorante de labios. Los preparo yo misma. Me humecta, me los deja brillantes y además los mantiene con un rico sabor para cuando tu los quieras chupar. ¡ES PERFECTO! — Sus cejas se movieron de arriba a abajo cuando dijo eso.
A Yulia le causó mucha gracia — Mmmm... Que buena idea Katina. Gracias por también pensar en mi. Fue algo muy brillante.
—Lo sé... ¿Quieres probarlos otra vez?— Elena se señaló los labios con picardía.
Yulia asintió con gusto e intentó acercarse de nuevo a besarle pero de pronto unos fuertes carraspeos de garganta, seguido de una voz femenina llamando el nombre de Elena se hicieron presente, y les interrumpieron el momento.
Ambas giraron sus cabezas hacia donde provenían las voces y allí pudieron ver a tres de las amigas de Elena, acompañadas por Nastya.
Las cuatro chicas les miraban con algo de recelo. Como si no aprobaran lo que estaban viendo.
A pesar de todo, Elena no se dejó amedrantar por aquellas miradas y no se movió del lado de Yulia.
De repente un silencio muy incómodo se hizo entre todas. Yulia aprovechó para bajarse de la moto y guardar todas sus pertenencias en su maletín. Quería estar preparada para cualquier cosa si esas mujeres empezaban una discusión o algo parecido.
Volvieron a mirarse durante un tiempo... Hasta que finalmente Nastya se aclaró la garganta.
—Mmmmm... Elena, hace días que no te veíamos... ¿Dónde estabas? — dijo con cierto interés.
Elena solo se encogió de hombros. No iba a darle detalles — Estaba en casa... Descansando solamente — Dijo con tranquilidad.
Aquella respuesta hizo que Nastya enarcara una ceja, sin duda no era lo que esperaba oír. Fastidiada, señaló sutilmente hacia la salida del pasillo — ¿Vienes con nosotras? Necesitamos hablar de muchas cosas — Casi había sonado como una orden.
Esta vez, Elena asintió con mucha calma. Ya no tenía porque ser de otra forma —Si voy a clase... Pero todavía no. Ustedes pueden ir yendo. Las alcanzaré en unos minutos — Le dijo sin titubear.
Nastya se mordió el labio inferior, haciendo obvia su total molestia. Sonrió falsamente y después asintió como si nada — Ok, nos vemos ahora. Cuídate...— Le dijo con sarcasmo y finalmente arrancó por el pasillo junto con las otras tres chicas.
Elena rodó los ojos y suspiró para aliviarse. No la soportaba — Iuch... Es tan... tan... ¡Falsa! ¡No puedo creer que yo era igual que ella! ¡Dios! ¡Yo era horrible! — Exclamó con rabia.
A Yulia le causó tanta gracia verla tan enojada que le agarró las mejillas y con una tierna mirada le detuvo su berrinche — Hey... hey, calma. Ya pasó. Relájate. Ya no hay nada de que preocuparse. Mejor... vámonos a clase. Si ya perdimos la oportunidad de hablar con los maestros por nuestras faltas debido a Milán, al menos no perdamos las últimas horas de semestre que nos quedan. ¿Está bien?— Le sugirió.
—Uhhh No sé...— Elena no parecía convencida pero al segundo asintió — Uhhh Ok... Está bien... Vamos ya... — dijo derrotada.
Yulia se rió, entrelazó su mano con la de ella y antes de darle un último beso la empezó a jalar hacia la salida del parqueadero.
Luego de una rápida despedida en el campus principal, cada una empezó a dirigirse a sus respectivos bloques. Elena iba sonriente por el pasillo que la llevaba a su salón de clases.
Se sentía renovada, sin el peso de siempre sobre sus espaldas, casi como si hubiera vuelto a nacer.
Finalmente llegó a la puerta de su clase y antes de girar la perilla, echó un vistazo adentro a través de la ventanilla. Todo se veía normal, no había el desorden de siempre y la maestra estaba dando la clase tranquilamente. Arregló su cabello sutilmente y abrió la puerta. De inmediato, como ya era costumbre, todas las miradas de la clase se concentraron en ella, incluida la de la maestra que no dudó en reprocharle su llegada tarde.
—Katina... ¡Que milagro! ¡Gracias por venir a mi clase!
Elena no pudo evitar llenarse de vergüenza así que se disculpó —Maestra, lo siento mucho. Es que tuve un problema con el trasporte. De verdad... No fue mi intención.
La maestra lo tomó con calma. Asintió de buena manera.
—Si, si, no te preocupes, no has sido la única en tener problemas con eso. Toma asiento y saca tus materiales.
Elena rápidamente fue a tomar el único asiento libre que había en el lugar, justo detrás de Nastya y todo el grupo de porristas. Se sintió muy incómoda de estar rodeada por ellas, pero al mismo tiempo le tranquilizó un poco al ver que Inna estaba en el asiento de al lado.
Inna de pronto le miró fijamente y después corrió su silla cuidadosamente para juntarse a ella lo más que pudo.
Elena enarcó una ceja confundida. Sus hombros y los de Inna estaban pegados completamente. Le hizo sentir nerviosa — Ahhh... ¿Qué haces? — Le murmuró en voz baja.
Inna echó un vistazo a todos lados, asegurándose que nadie las escuchara. Después de eso volvió a mirarle — Me alegra verte de nuevo, pero dime ¡¿En dónde te habías metido?! ¡Te hemos buscado por cielo y tierra todos estos días! ¡Hemos tenido que ensayar de día y noche para la final sin ti! ¡La entrenadora está super furiosa contigo! ¡Incluso pensó en sacarte del grupo pero yo insistí en que no lo hiciera! Hoy es nuestro último ensayo, tienes que venir... — Le susurró.
Elena se preocupó por lo que escuchó, en realidad las porras le gustaban mucho y no quería ser echada de ahí, y mucho menos en la presentación de la final —Dios... Lo siento pero tuve un gran problema en mi casa y se me hizo imposible venir. De hecho hoy estaba dispuesta a hablar con todos los profesores por los días que falté pero a Yulia se le pegaron las cobijas y me recogió super tarde.
—Jummm... Que mal... Ya se me hacía extraño... Pero oye... — Inna tuvo curosidad — Yul tampoco apareció estos días... ¿Ustedes estaban juntas? ¿Está todo bien?
—Oh... Si... ambas estamos de maravi... — Elena no pudo terminar la frase debido a que alguien tocó su espalda.
No se giró pero se dio cuenta de quien se trataba al escuchar su desagradable voz.
—Hey Katina... Dinos algo — Era Nastya.
Inna de inmediato regresó a su lugar. Lo último que quería era oír conversaciones ajenas.
Nastya continuó — ¿Ya sabes cuando vas a darle la estocada final a Volkova? ... Mañana se termina el semestre y tú nada que nos das aviso. Necesitamos saber cuál es el plan para prepararnos. Recuerda que también queremos hacer parte de la venganza contra ella — dijo divertida e hizo que las demás porristas rieran en voz baja.
A Elena le disgustó totalmente lo que estaba oyendo, sin embargo decidió mantenerse en calma y las ignoró a todas por completo. Su mirada se fijó en el pizarrón.
Nastya frunció el ceño al notar la actitud fría de su amiga con el tema, no entendía que le pasaba así que volvió a inclinarse contra su nuca — ¡¿Me estás oyendo verdad, Elena?! —¡Necesito que nos digas ahora mismo cuando vas a finalizar la apuesta! ¡Hey! ¡No puedes seguir jugando a la lesbiana con esa tipeja de Yulia! ¡¿Acaso no te da asco acercártele?! ¡Casi me vomito ahora en el parqueadero cuando vi que te iba a besar! ¡Por Dios... Elena! ¡No sé como lo soportaste! ¡Yo sé que te gusta lo extremo pero aguantarte los besos de esa jodida asquerosa debe ser un suplicio!...
Nastya seguía y seguía hablando estupideces... Y a Elena ya le estaba empezando a hervir la sangre. Su mandíbula se empezó a apretar y sus manos se empuñaron contra la silla.
—Elena, ¿me estás oyendo o no? ¡Necesitas terminarlo antes de que salgamos a vacaciones! ¡De nada nos sirve hacerlo cuando ya no estemos en la Universidad! ¡La gente lo verá y lo olvidará tan rápido que de nada habrá servido tu sacrificio! ¡Y por supuesto la única que habrá ganado es Volkova porqué disfrutó de ti!.... Elena...¿Me estás poniendo cuida...
—¡MIERDA! ¡YA CALLATE! — Elena no pudo aguantarlo más y explotó con todo.
Todo el salón de clases le quedó mirando con sorpresa, incluida la maestra que se quedó con el marcador en el aire.
Elena se levantó de su silla sin ningún cuidado y no dudó en girarse hacia Nastya y sus amigas quienes también le miraban con confusión.
—¡YA BASTA NASTYA! ¡BASTA DE TU MIERDA! ¡BASTA DE TODO! — Le gritó llena de ira.
La maestra al verlo rápidamente se hizo un poco más cerca de ambas.
—¡NO HARÉ NADA! ¡NO VOY A HACER NADA! ¡NO VOY A VENGARME DE NADIE! ¡Y NO DEJARÉ A NADIE EN RIDICULO PORQUE SENCILLAMENTE NO TENGO NINGÚNA RAZÓN PARA HACERLO! — Los ojos de Elena empezaron a ponerse rojos y cristalinos. Su respiración también se volvió pesada. Quería llorar — No existe esa tal apuesta... Y de hecho nunca existió.... — Su voz se entrecortó al decirlo. Se mordió el labio inferior, intentando calmar lo que sentía. Su mirada dejó de enfocarse en Nastya y se posó en el techo del salón. Suspiró —... Yulia Volkova no es parte de un juego. Estoy saliendo con ella, ambas estamos en una relación y es algo serio — Sus ojos volvieron a enfrentar a todas las porristas y a Nastya. Era la hora de la verdad — Y si me preguntan por qué... Pues es obvio ¿no? — Sonrió de tristeza. Una lágrima se deslizó por su mejilla — Soy gay, siempre lo he sido... Y todas las estupideces que les hice a las personas y le hice a Yulia fue solo porque la maldita frustración me estaba carcomiendo por dentro. Le hice cosas horribles a mucha gente, sobre todo a Yulia solo para sentirme mejor y para que ustedes tuvieran algo de que hablar... Pero al final, me rendí y aquí me tienen... Confesándoles a todos mi verdad — Elena se limpió la mejilla y secó sus ojos. No quería mostrar debilidad. Ya no había razones —No me importa si ustedes lo entienden o no. Y tampoco me importa si se burlan de mi. La Elena de antes ha dejado de existir, ahora solo soy yo y si les gusta de esa forma, perfecto y si no, también. Ya no voy a vivir de apariencias — Susurró por último y volvió a sentarse en su silla lentamente.
Todo el salón de clases quedó petrificado con lo que acaban de oír. “Elena Katina, la mujer perfecta y más popular de todos estaba confesando abiertamente su homosexualidad” aquello era algo de no creerse. Ese día era histórico.
Nastya empezó a mirar a toda la clase y al ver el montón de rostros confundidos y algunos llenos de consuelo por Elena, se levantó de la silla completamente furiosa.
Toda la clase pegó un salto del susto que les dio.
—¿Pero qué mierdas les pasa a todos ustedes? — Empezó a gritarles — Y sobre todo... ¿Qué mierda te pasa a ti? — Le gritó a Elena — ¿Cómo vas a salirme con que tú y Volkova se están comiendo los coños porque están enamoradas? ¿Te has vuelto demente? ¡Eres una asquerosa! ¡Las lesbianas son unas asquerosas! — Se le acercó al rostro para decirle tal cosa y de inmediato Inna saltó de su puesto y le metió un gran empujón que casi le hace caer al suelo de no ser por alguien que la sujetó.
La maestra corrió a posarse en la mitad del conflicto y pidió calma, pero Nastya la ignoró.
—Oh miren... La lesbiana mayor, Inna Dobrunova, ahora está defendiendo a la nueva lesbiana Katina. ¿Acaso no es bello?— Se burló.
—¡Ya dentente Nastya o voy sacarte de la clase! — La maestra le advirtió pero Nastya no hizo caso.
—¿Y por qué me va a sacar a mi maestra? Yo estoy bien, a quién debería sacar es a ese par de enfermas — Volvió a gritarles a las chicas y esta vez la maestra la agarró del cuello de la camisa.
Todo la clase se sorprendió.
—¡Cierra el jodido pico y lárgate de mi clase! Y ahórrate la molestia de presentar proyecto final, en este mismo momento decido que repruebas la materia.
—¡Que mierda! — La boca de Nastya se abrió hasta el límite —¡Usted no puede hacer eso!
—¡Si puedo! ¡Largate ya! ¡Salte! ¡Salte! — La maestra la agarró del hombro y la sacó a empujones de la clase.
Cerró la puerta con seguro para asegurarse de que Nastya no volviera a entrar y rápidamente se dirigió hacia Elena. Posó una mano reconfortante en el hombro de la chica.
Elena tenía la mirada clavada en el pupitre.
—Chicos, chicas... Espero que lo que acaba de pasar no se vuelva a repetir ni aquí ni en ningún lugar. No podemos tolerar la intolerancia. Nadie tiene el derecho de juzgar a otro por su condición sexual, color de piel, nacionalidad o por lo que sea diferente y no cause daños. Sean dueños de su propia vida y utilicen las palabras para dar consejos y no para herir.
Mientras la profesora intentaba apaciguar la situación, Inna se agachó al lado de Elena y entrelazó su mano con la de ella. Le quitó algunos mechones de cabello le cubrían la cara y le dio una sonrisa super brillante que logró hacer que Elena mostrara sus blancos y perfectos dientes. Le hizo sonreír.
—¡Eres muy valiente Lena! — Le dijo con alegría.
Elena suspiró nuevamente. Estaba aún en shock. Finalmente lo había hecho. Era increíble —Gracias... — Dijo con timidez — Deslizó sus ojos alrededor pero sin mover la cabeza. Sentía vergüenza de su alrededor.
Inna lo notó y la tranquilizó — Nadie te está mirando. Todos están atentos a la maestra — Le dijo.
Elena sonrió genuinamente esta vez.
La maestra volvió a su lado para asegurarse de que estuviera bien — Si no te sientes bien puedes decírmelo, te daré permiso de ir a descansar.
Elena negó de inmediato —Estoy bien, maestra, no ha pasado nada. Y por favor discúlpeme por interrumpir su clase.
—No te preocupes. Vamos a seguir entonces. Presten atención acá — La mujer volvió al pizarrón y todas las miradas de los estudiantes se fueron con ella, acción que hizo sentir mejor a Elena.
Horas más tarde, en el tiempo de receso, Elena caminaba hacia la mesas del campus en la grata compañía de Inna. Después de lo ocurrido en clase, Inna había procurado no dejar sola a la chica de cabellos rojos en ningún momento ya que entendía lo difícil que había sido para ella toda la situación. Nastya había sido una insolente con sus palabras de mierda y las otras porristas “quienes juraban ser sus amigas”, no se le habían acercado ni para decirle una sola palabra de aliento después de la confesión. Por esa razón, Inna trataba de distraerle de todo lo malo y le colocaba charla sobre lo que sería el evento de mañana. Los planes que tenían para la ejecución final de la coreografía, el peinado, el maquillaje, la ropa, los accesorios... Definitivamente un tema muy extenso del cual Elena estaba disfrutando mucho.
—¿Qué? ¡¿Teñirnos el cabello de rubio?! ¡Todas! ¡Oh por Dios no! ¡Eso no! — Elena quedó sorprendida cuando Inna le dio la noticia — ¡No lo haré! ¡NO!— dijo divertida.
—¿Por qué no? — Inna rió, finalmente encontró un pequeño espacio en el campus y se dejó caer al pasto, Elena le siguió —Vamos Elena... Ya te has teñido el cabello de ese color y se te ve super, el rubio no haría diferencia en ti. Eres demasiado bonita y todo te queda bien.
—Uhhh... Gracias por los halagos... Pero... ¿Rubio? ¿En serio?— Elena no parecía muy convencida.
Inna volvió a asentir — Vamos Katina... Es solo para el evento de mañana, después podrás volver a tu color. Todas las porristas aceptaron teñírselo. Tú no puedes quedarnos mal. No seas así...
El rostro de Inna se convirtió en una mueca llena de ternura mezclado con suplica.
Algo que Elena no puso soportar —Oh Dios... Está bien. Lo haré, lo haré... — Dijo derrotada.
Inna aplaudió con alegría y después se le acercó delicadamente para darle un abrazo cortito. Elena solo rió.
—Perfecto, Elena. Las chicas mañana irán todas a ese salón de belleza llamado “Boutique” que queda en el centro comercial. Ellas quieren teñírselo en ese lugar, pero yo en realidad prefiero teñirme el cabello en casa con ayuda de mi hermana. Si tú quieres puedes venir. Yo no tengo ningún problema y además creo que sería más cómodo para tí después de todo lo que pasó en clase.
—Claro, sería genial, y por supuesto me sentiría más cómoda, no quiero tener que lidiar más con esas chicas, y mucho menos con Nastya.
—No lo harás, en mi casa tengo todo lo necesario para volvernos unas sexys rubias. Así que no tienes de que preocuparte — Inna le dijo divertida y logró sacarle a Elena otra de sus lindas y matadoras sonrisas.
Mientras ellas se distraían con las risas, Tasha apareció en la escena tras las espaldas de su novia, se agachó a su lado sin hacer ruido y la sorprendió con un gran beso robado. Un beso que en segundos obtuvo la respuesta de Inna y se convirtió en uno muy cariñoso.
Elena, sin saber que hacer, alejó su mirada rápidamente hacia el pasto y se mordió su labio inferior con nerviosismo. Se puso a jugar con la grama verde durante aquellos segundos hasta que por fin escuchó a la pareja separándose.
Tasha se acomodó junto a ellas, abrazando a Inna y miró a Elena con una linda sonrisa — Hola, ¿cómo estás? — le dijo llena de buena vibra.
Elena asintió en calma y le devolvió el saludo — Estoy bien... Gracias por preguntar. Espero... que tú también estés igual — Le respondió claramente apenada. Para nadie era un secreto que a Elena aún le era difícil soltarse con ellas después de todo lo que había pasado anteriormente.
Tasha lo entendía y por eso lo tomaba con calma.
Inna de pronto miró alrededor y al no ver a las demás chicas cerca, le mostró una ceja enarcada a su novia — Espera... Y Karina, Yul, Ivka, Sveta... ¿dónde están? — dijo confundida.
Tasha señaló a los baños con su boca —Ivka y Sveta esperando su turno para entrar allí... Y Karina está comprando comida en la cafetería. Oh... Por cierto... — miró a Elena — Yulia está con ella. Karina la reclutó para que le cargara todas las bandejas con comida que siempre compra. Esa jirafa quería hacerme quedar a mí también pero me le escapé. Lastimosamente Yul no tuvo la misma suerte.
Elena soltó una pequeña risita al oír eso. En su mente de pronto imaginó toda la escena. Sobre todo la cara que tendría Yul.
Inna iba opinar algo del tema, pero no pudo hacerlo ya que a unos metros de ellas, alguien pegó un grito jodidamente ensordecedor con el nombre de Elena. Fue un chillido casi parecido al de un delfín.
Elena miró a su alrededor para ver de que se trataba pero fue demasiado tarde porque ya tenía un cuerpo femenino lanzándose sobre ella. Era Masha.
—¡Lena! ¡Lena! ¡Que felicidad me da verte! — La chica le decía llena de alegría mientras le atacaba las mejillas a besos.
Tasha e Inna miraban la escena con cara de asustadas. La chica castaña parecía una desquiciada.
Elena no pudo hacer nada ante las exageradas muestras de afecto de su amiga así que solo se dejó consentir por sus besos y abrazos.
Duraron unos momentos más así hasta que Masha decidió incorporarse, ayudó a Elena a sentarse de nuevo y volvió a abrazarle con todo el cariño del mundo para después clavarle un beso duradero en la mejilla.
Elena rió por ello — Hey Masha, no crees que ya tuve suficientes besos — Le dijo con diversión.
Masha negó de inmediato —Nunca van hacer suficientes amiga, te extrañé mucho. Por un momento pensé que no te volvería a ver — Eso último se lo dijo en un susurro.
Elena negó con calma — Yo también lo pensé Masha, pero Yul fue por mi y aquí estoy otra vez — Le dio una sonrisa.
Masha asintió aliviada — Gracias a Dios, Lena. Cuando mi novio me contó lo que pasó, yo casi me muero. Le pedí al cielo que te protegiera mucho.
—Gracias nena, tus oraciones sirvieron mucho — Elena le abrazó por los hombros —Ya estoy aquí de nuevo, y estoy de maravilla. Mi mamá salió de nuestras vidas para siempre, y me reconcilié con mi papá y ahora Kat y yo estamos viviendo con él en una nueva casa... Es cerca a tu vecindario. Te daré la dirección más tarde.
—Es tu deber — Masha le dijo divertida.
Elena asintió — Lo sé... Y bueno con Yul todo va de ensueño. Me hizo pasar unos días inolvidables en Italia.
Masha notó como los ojos de Elena brillaban de pronto. Se imaginó lo que había pasado —Jummm... Ni siquiera vayas a ser explicita porque ya se a lo que te refieres... Ya lo sé, y no quiero saberlo. Guárdate tus intimidades.
—¿Qué?— Elena se hizo la sorprendida — Oye... No me refiero a eso — fingió que no pero era obvio. Las noches de pasión fueron de otra galaxia — Quiero decir que me sentí libre, feliz, amada. Eran cosas que nunca había tenido la oportunidad de vivir.
—Si claro... — Masha respondió con sarcasmo.
A Elena le causó gracia su respuesta y le dio un codazo — Hey no seas así... — Intentó molestarle con algunas cosquillas en su estómago pero al mismo instante tuvo que dejarlo a un lado cuando vio una fila de piernas rodeándola.
Elena levantó su rostro y vio frente a ella a 4 de las porristas de su clase acompañadas de su amigo Luka, uno de los chicos con los que siempre solía andar. No pudo evitar llenarse de nervios al verlos juntos de nuevo. Lo último que quería era que se repitiera lo de hace un momento con ellos.
—¡¿Lena, será que podemos hablar?! — Luka de pronto le preguntó.
Elena se levantó rápidamente del pasto al mismo tiempo que Masha y se prendió al brazo de ella con todas sus fuerzas. A Masha le confundió la intensidad del agarre pero lo dejó pasar porque notó algo de miedo los ojos de su amiga.
—¿Sobré qué? — Elena le respondió con la voz temblorosa.
Inna notó lo que empezaba a surgir y no dudó en ponerse de pie por si tenía que volver a proteger a Elena. Tasha la siguió, aunque no entendía nada.
—Lena... Las chicas me contaron todo lo que pasó hace un rato en el salón de clases, sobre tu confesión... — Él le dijo.
Al oír eso, Elena de inmediato se puso a la defensiva. Negó rápidamente.
—Luka, yo ya dije lo que tenía que decir y no voy a volver a repetir el tema. Y tampoco voy a tolerar estupideces de nadie — De algo si estaba segura y era que no se iba a dejar pisotear nuevamente.
Luka negó.
—¡Hey! ¡hey! ¡Katina! — Se acercó a ella y le sujetó del brazo con delicadeza. Negó de nuevo — Ni yo, ni ninguno de los que estamos aquí hemos venido a reprocharte nada. ¡No tenemos que reprocharte nada de hecho! — Le dio una sonrisa — Lena, tú eres libre de amar a quien quieras, eso no nos incumbe a nosotros. Si yo... ¡esta vez hablaré por mi! — aclaró —... Decidí ser tu amigo no fue para sentirme más que otros o esas estupideces, simplemente lo hice porque me divertía mucho contigo, porque me caes bien.
—Luka tiene razón, Lena — Una de sus amigas porristas salió al frente. Se veía realmente arrepentida — De parte de todas las chicas queremos decirte que en realidad no nos importa tus preferencias. Si seguíamos el juego de burlarnos de la demás personas era solo porque tú también lo hacías y no queríamos quedarnos atrás. Queríamos ser “Cool” — Hizo un gesto con sus dedos — Pero ahora que sabemos esto, hemos llegado a la conclusión de que no nos afecta en nada. También queremos seguir siendo tus amigas, si tu lo permites. Y por favor, perdónanos por no decir nada en el salón. Creo que todas estábamos en shock y no pudimos parar a Nastya — Se disculpó.
Masha seguía confundida por todo pero aún así se mantenía al lado de su amiga mirando maravillada todo lo que sucedía. Tasha también estaba sorprendida. Su cara de shock la delataba.
—Amor... ¿Qué mierda pasa aquí? ¿Acaso esta gente está ensayando para una obra de teatro? — Le preguntó.
Inna se cubrió la boca para no reir. Se giró a mirarla — ¿Qué? No bebé, no es una actuación. Lo que ves es real.
Tasha no creía aquello. Era demasiado.
Luka volvía al ruedo — Lena, confía en nosotros. Queremos apoyarte en tu nueva etapa. Y también estamos dispuestos a disculparnos con tu chica por si alguna vez, alguno de nosotros la hizo sentir mal.
Elena se sintió aterrada al oír semejantes cosas. Por fuera todas esas personas se veían tan superficiales... Que era difícil de creer todo lo que salía de sus bocas. Sin embargo, analizó en ese mismo instante, que ella durante mucho tiempo había sido el espejo de todos... Que ella había sido su guía para los malos actos...
Asintió arrepentida — Chicos, antes de responderles me gustaría empezar ofreciéndoles mis sinceras disculpas. Porque... muchas veces los traté mal, porque hice que hicieran cosas que ustedes no querían, porque por mi insistencia y mi estupidez hicimos llorar y sufrir a otros. Pero sobre todo deben perdonarme por mentirles sobre mi, porque en realidad nunca me gustó la persona que quise ser. Fingí todo el tiempo solo para esconder todos mis miedos. Solo para esconder todo lo que me agobiaba... Ahora quiero ser sincera, aunque la gente me juzgue.
—Siempre habrá alguien que nos juzgue Lena, pero no nos vamos a morir por eso, ¿O si? — Luka le dijo divertido y le acarició el brazo.
Elena por fin sonrió.
—¿Puedo abrazarte?— Luka le dijo con inocencia. En realidad estaba siendo sincero.
Elena sintió un alivio correrle por las venas. Suspiró — Claro que si... — Le respondió con cariño y dejó que su amigo la envolviera en un corto pero cálido abrazo.
Luka la tomó de las manos — Confía en nosotros Lena, y por favor no le hagas caso a Nastya. Ella siempre te ha tenido envidia, siempre ha querido destacar más que tú pero nunca ha podido ni podrá. Y que te quede claro, no importa lo que hagas o lo que te guste. Siempre serás nuestra Elena Katina, la reina de este lugar.
Aquella frase hizo que Elena soltara una risita. Sin embargo negó — Gracias Luka, pero ya no quiero eso... Solo deseo poder hacer mis cosas con libertad. Solo deseo ser Elena.
—Está bien, Lena...— Luka intentó deletrear el nombre con diversión pero fue interrumpido por los quejidos de algunas de las chicas.
Él y Elena se movieron para ver lo que sucedía pero todo se volvió tenso cuando se encontraron de frente con el rostro de Aleksey.
El chico apareció en escena, viéndose como un loco. Estaba totalmente fuera de casillas. Tenía los ojos rojos, y las venas de la frente y el cuello se le marcaban como si quisieran explotarle. Además, tenía el rostro desencajado.
Luka, empezó a notar la forma con la que Aleksey miraba a Elena. Y también como apretaba los nudillos al punto de que se le volvían blancos.
De inmediato sospechó que algo estaba a punto de suceder, así que puso su cuerpo frente al de Elena como protección. Metió las manos a los bolsillos de su chaqueta y se relajó.
Le dio una sonrisa — Hey Alek, qué pasa man, ¿por qué estás a...
Luka ni siquiera pudo terminar su pregunta porque Aleksey se le fue encima, lo agarró del cuello de la camiseta y lo lanzó con toda la furia hacia un lado logrando que el cuerpo de Luka impactara contra la raíz de un árbol.
Elena se sorprendió e intentó correr para auxiliar a Luka pero Aleksey también la agarró a ella del cuello con toda la violencia imaginable y la lanzó contra el suelo.
Ambos cayeron, pero Aleksey aprovechándose de su fuerza, se le subió ahorcajadas sobre el estómago y le deslizó las manos hasta la garganta donde la empezó a ahorcar.
Elena intentó quitarselo de encima pero era imposible, Aleksey parecía endemoniado.
—¡Dime que no es cierto! ¡Dime que no eres una puta lesbiana! ¡Dime!— Él le comenzaba a gritar de forma desgarradora.
La reacción de Masha fue inmediata, se lanzó contra él para golpearlo por la espalda pero Aleksey la agarró del pie y la empujó, mandándola muy lejos.
Él no estaba dispuesto a que le dañaran su plan. Sus gritos contra Elena seguían — ¡Te dejas follar de Volkova, pero no de mi, no de mi! ¡Eres una jodida cerda! ¡Como dejas que esa hija de puta te toque! ¡Maldita asquerosa! ¡Tú eres mía! — Le decía sin importar nada.
Inna y Tasha también entraron en escena, agarrándolo de los brazos mientras intentaban tirarlo al suelo, pero sus esfuerzos parecían ser insuficientes. Aleksey estaba con el diablo adentro.
Algunas de las personas que se encontraban en los alrededores empezaron a acercarse a la escena para intentar ayudar pero todo allí era tan confuso que no sabían que hacer.
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Capítulo Final (PARTE 2)
A unos metros, en la cafetería, Karina y Yulia se dirigían con las bandejas hacia una de las mesas pero todo movimiento que había alrededor de ellas se les estaba haciendo muy extraño. De pronto veían como todo el mundo corría de aquí para allá, como algunos se metían a los bloques e incluso la gente que ocupaba las mesas, salían a correr sin importarles que dejaban su refrigerio y sus pertenencias botadas.
Parecía una escena del fin del mundo. Yulia se encogió de hombros —¿Qué demonios pasa aquí? ¿Acaso es un simulacro del cual no me enteré?— dijo con sarcasmo.
Karina igual de confundida, frunció el ceño y empezó a observar detenidamente hacia donde se dirigía la mayoría. Allí logró ver el promontorio de estudiantes.
—Allí, mira, algo está pasando ahí — Le señaló el lugar. Colocó la bandeja que sostenía sobre la mesa más cercana e intentó salir corriendo hacia allá pero Yulia la detuvo.
—Oye... No vayas allí. Debe ser alguna tontería de las que siempre pasan en este lugar. Mejor vamos a buscar a las chicas — Sugirió.
Karina dudó sobre que hacer pero sus ganas de chismear fueron más grandes —Solo echaré un vistazo. Quédate aquí y cuídame mi comida — Le dijo, y salió corriendo.
Al llegar al lugar, Karina no pudo ver nada así que se abrió campo entre la multitud. Luchó hasta llegar a lo primero y de inmediato sus ojos se abrieron de par en par al ver lo que estaba pasando.
Aleksey aún seguía sobre Elena mientras Inna, Tasha y otras personas lo golpeaban fuertemente sobre la espalda.
Karina se asustó tanto, que quiso entrar a ayudar pero antes volvió a salir de la multitud para hacerle señas a Yulia.
—¡Yul! ¡Yul! ¡Ven! — Le gritó pero era inútil en medio de tanta algarabía.
Corrió rápidamente de vuelta.
Yulia le vio la cara de angustia y no dudó en preguntarle — ¿Qué pasa? — Le dijo.
Karina respiró con problemas.
— Aleksey... está ahorcando a Elena Katina, e Inna y Tasha están sobre él dándole golpes — dijo agitada.
El rostro de Yulia se puso pálido —¡Qué mierda!— tiró la bandeja al pasto y arrancó a toda velocidad hacia la muchedumbre. El cerco de gente que se había hecho era inmenso pero nadie se metía a ayudar.
Yulia empezó a empujar a todo el mundo hasta que logró llegar a ellos. Solo le bastó ver un segundo de lo que sucedía para que la mente se le nublara de ira. No lo pensó y de inmediato se lanzó contra la espalda de Aleksey, agarrándolo por el cuello, deslizándole su brazo alrededor y ejerciéndole toda la fuerza posible en la garganta para que él soltara a la chica.
Aleksey empezó a sentir que se quedaba sin aire y sin pensarlo dejó en libertad a Elena, pero de inmediato cogió a la chica que tenía encima y la lanzó al suelo de un gran empujón.
Mientras Elena era resguardada por las chicas, Yulia intentaba pararse para ir donde ella pero Aleksey la alcanzó a agarrar de las piernas y la tumbó de nuevo al pasto.
Ambos empezaron una lucha la cual ganó Aleksey por obvias razones. Él la agarró de las manos, se las sujetó arriba de la cabeza y procedió a subírsele encima del estómago como había hecho con Elena.
—¡Tú eres la razón de todo esto! — Le gritó.
Yulia no le contestó nada; sin embargo, decidió lanzarle un escupitajo al rostro que trajo como consecuencia que él se enfadará más de lo que estaba y por consiguiente le clavara un puñetazo en la cara que enseguida la dejó perpleja y sin fuerzas para luchar.
Él, al observar el gran vacío que había quedado en los ojos de Yulia, empezó a temblar y de inmediato se le quitó de encima. Se quedó sentado a un lado de ella y de pronto se agarró la cabeza como si recién se hubiese dado cuenta de lo que había hecho.
Inna corrió rápidamente al lado de Yulia y no pudo evitar que el pánico la invadiera al ver que la chica tenía la mirada perdida. Empezó a gritar por ayuda y ese fue el momento exacto donde todo el mundo comenzó a reaccionar.
Uno de los muchos chicos que se acercaron a ellas, cargó a Yulia en sus brazos y se la llevó de prisa hacia la enfermería.
Elena, quien tampoco estaba del todo bien, alcanzó a observar como se llevaban cargada a Yul y no pudo contener la desesperación. Empezó a gritar su nombre. A preguntar a donde la llevaban. Las chicas que estaban con ellas, la ayudaron a pararse y la llevaron tras ella. Todo era un caos.
Finalmente, algunos profesores junto al decano empezaron a llegar al lugar. Estaban todos confundidos mientras veían como Yulia y Elena eran trasladadas a la enfermería.
Algunos estudiantes tenían rodeado a Aleksey con el fin de que no huyera, pero él ni siquiera quería intentarlo. Seguía tirado en el suelo.
Los profesores empezaron a interrogar a todos, otros fueron en ayuda de Luka que seguía adolorido en el suelo mientras que el entrenador de basquetball y el decano se dirigieron al chico problema.
Al llegar junto a él, al entrenador pareció olvidar todos los protocolos de la Universidad y lo agarró de la camisa con todas sus fuerzas. Lo levantó abruptamente y después, lo estampó contra un árbol violentamente. Todos los estudiantes se sorprendieron por el actuar del maestro, sin embargo, al decano principal no parecía importarle. Él hombre solo sacó su teléfono y se lo puso sobre la oreja mientras miraba la situación.
—¡¿Ya ves la mierda que has hecho?! ¡Estúpido! — El entrenador sacudió a Aleksey con fuerza. El hombre estaba iracundo — ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡¿Acaso se te marchitó el cerebro?!— le gritó, estampándole una palmada en la cabeza.
Sin embargo, Aleksey no hacía nada, su rostro solo mostraba confusión y arrepentimiento.
—¡¿Cómo te atreves a golpear a tus compañeras?! ¡En esta Universidad no se hace eso!— El entrenador continuaba — ¡No lo voy a tolerar! ¡No vas a jugar mañana en la final! ¡A partir de este momento estás fuera de mi equipo de baloncesto! ¡Vete olvidando de las ofertas que me han hecho por ti! ¡No vas a obtener ninguna!
—¡Usted no puede hacerle eso! — Nastya de pronto apareció en la escena. Caminó cerca de ellos enfrentándose al entrenador —No puede hacer eso porque sin Alek no ganarán nada, entiéndalo, todos quedaremos en ridículo si lo echa. Lo necesitan.
—¡Nosotros no necesitamos a nadie! — El adolorido Luka le gritó desde donde estaba. Se levantó del pasto con dificultad agarrándose la cadera. Caminó hasta ellos con mucho esfuerzo y le lanzó una mirada fulminante a Nastya —Nosotros no necesitamos a un imbécil como ese en nuestro equipo — Le repitió — No queremos a un idiota que golpea a nuestras compañeras porque no acepta que no le quieren. Él es un jodido loco y tú una jodida chismosa y envidiosa que no puede amarrarse la lengua. ¡Mira lo que has provocado!— le gritó muy cerca del rostro y, rápidamente un maestro se acercó para calmarlo.
Nastya solo negó burlona — Me importa una mierda lo que pienses, Luka. Yo solo digo la verdad. El entrenador no puede sacar del equipo a su máxima estrella.
—Claro que puede señorita Nastya — El decano se entrometió en la conversación. Guardó su teléfono en el pantalón y se encogió de hombros muy relajado. Al parecer tenía un as bajo la manga — De hecho, el entrenador Grigori puede sacar y meter a quien quiera de su equipo. Está facultado para eso. Tú no le dices que hacer. Eres una simple estudiante de este plantel.
Algunas risas burlonas se desprendieron por todos los alrededores. Nastya se dio cuenta que había quedado en ridículo, y disimuladamente tragó saliva y se quedó callada.
De repente, tres agentes de la policía aparecieron junto a todos.
El decano les señaló a Aleksey sin titubear — Señores, ahí está. Él es Aleksey Nabokov. Hace unos segundos agredió a dos de nuestras alumnas sin razón alguna. En este momento ellas están siendo atendidas en enfermería — Informó.
Uno de los policías, al parecer el comandante de la cuadrilla, dio la orden a sus otros dos compañeros para que fueran hasta Aleksey.
Ellos se acercaron a él y lo agarraron.
El chico se asustó al ver que lo esposaban — ¡Señor Decano, por favor! ¡no, me haga esto! ¡por favor! — Empezó a suplicarle.
El decano se encogió de hombros y negó. Solo cumplía con su deber —Yo no te hecho nada Aleksey, tú solo te has ganado el problema. Responsabilízate.
—Pero... Señor... Por favor... Hablemos — El chico insistió, pero los policías no lo dejaban. Empezaban a arrastrarlo.
El decano miró como se lo llevaban y aprovechó para darle unas últimas palabras.
—No Aleksey, no tenemos nada que hablar. Y por cierto... Quedas expulsado de la Universidad de Moscú. No quiero que jamás vuelvas a poner un pie aquí. Adiós.
—¡¿Qué?! ¡No!¡Señor!¡No me haga esto!¡Por favor! — Aleksey empezó a gritar más de lo debido mientras los policías lo arrastraban para subirlo a una patrulla.
Nastya corría detrás de él como perrito. Intercedía para que no se lo llevaran.
El comandante de policía se acercó al decano con una libreta en mano — Señor, podemos hablar con las implicadas. Queremos tomar sus testimonios para que hagan una denuncia formal — Le pidió.
El decano asintió y lo hizo sin problema — Si podemos oficial, pero será después de que nuestros doctores las revisen. Queremos asegurarnos de que estén bien. Acompáñeme por aquí por favor. Voy a mostrarle la enfermería — Le indicó el lugar.
Antes de arrancar su caminata, volteó a mirar a Luka — Hey, Yeltzin, ven a la enfermería con nosotros. Necesito que te revisen también — Le ordenó de buena manera.
Luka asintió, y empezaron a dirigirse hacia allá.
En la enfermería de la Universidad, Yulia y Elena estaban siendo atendidas en camillas diferentes con unos diagnósticos muy tranquilizadores.
Yul ya había recobrado el sentido, pero el golpetazo que tenía aún necesitaba atención. El impacto no le había roto la piel pero si causado un sangrado por la nariz. Además que... se le notaba una pequeña fisura a la altura de su tabique y también su mejilla había tomado un color rojizo.
Elena, por su parte, se encontraba del todo bien, no tenía ningún trauma en su cuello y el dolor en su garganta era mínimo.
La enfermera que le atendía, se lo comunicó —Bien, Elena, todo marcha normal contigo. Puedes sentarte si quieres, allí hay agua si deseas beber — La mujer le señaló un vaso con líquido que estaba sobre la mesa.
Elena se inclinó para beberlo. Lo necesitaba.
La enfermera también se acercó a la camilla de Yulia. La miró a los ojos detenidamente y después sacó una linternita de su bata con la que le alumbró las pupilas.
—¿Mejor?— Le preguntó.
Yulia asintió con calma —Si... señora... Mucho — Le dijo respetuosamente.
La enfermera sonrió y se dispuso a arreglarle la almohada para que su cabeza tuviera un mejor apoyo — Ok... Yulia. Puedes quedarte descansando aquí. Por ahora solo te daré un poco de hielo para que lo pongas sobre la ceja y no te aparezcan hematomas. Ya vuelvo — La mujer se giró y caminó fuera de la habitación.
En ese momento, Elena se bajó de la camilla y, sin pensarlo, se le lanzó encima, escondiéndole su rostro en el cuello. La agarró fuerte. Realmente había temido lo peor — Sentí que se me iba la vida cuando vi que ese chico te llevaba cargada y no te movías. Pensé que te había pasado algo muy malo— Le susurró débilmente. Yulia sintió una humedad en su cuello y rápidamente sospechó que Elena empezaba a lagrimear. Eso era algo que no iba a permitir, así que se levantó de la camilla con ella encima y le tomó el rostro, efectivamente su hermosa novia tenía los ojos rojizos y cristalinos.
—No llores mi amor... — Le sonrió con ternura y le devolvió el abrazo. Elena se metió entre sus muslos y la agarró por la cintura, le volvió a esconder su rostro donde estaba antes. Necesitaba estar así. Se sentía protegida.
En ese momento, Inna, Tasha, Masha y Karina hicieron su aparición en la habitación. Entraron en silencio para no molestar a la pareja en su pequeño momento pero fue inevitable que no sucediera algo. Karina quien aún no sabía de esa relación, no pudo evitar sorprenderse al verlas tan abrazadas. De inmediato, tomó a Tasha de los hombros y se lo preguntó —¿Hay algo que no me has dicho?— Le dijo con exagero. Tenía los ojos como platos.
Tasha se sonrió. Karina era un caso especial — Bueno... Te lo explicaré de esta forma. Es simple. Creo que de tanto odiarse y buscarse... Yul y Elena terminaron enamoradas. Y... como viste, algunas personas no lo pudieron aceptar con madurez — Le susurró.
A Karina pareció convencerle la respuesta ya que no cuestionó más. Volvió a su lugar y se quedó en silencio al ver que la enfermera volvía a entrar a la habitación.
La mujer se acercó a la pareja y le entregó una toalla y una bolsa con cubos de hielo a Yulia. Elena sacó de nuevo su rostro y observó todo sin dejar de abrazar a su chica. No quería dejarle.
La mujer habló — Cubre la bolsa con la toalla y póntela sobre el golpe hasta que el hielo se derrita por completo. Vas a ver que no quedará ninguna marca ni hinchazón.
Yulia asintió —Está bien. Muchas Gracias, doctora.
—Estoy para servirles, chicas, sigan descansando. Si necesitan algo voy a estar en la habitación de al lado. Su compañero Luka acaba de llegar con un gran golpe en la espalda. Iré con él. Permiso — Les comunicó y volvió a retirarse.
Elena frunció el ceño al oír aquello. No podía creer que hasta Luka hubiese salido lastimado por Aleksey. Todo había sido una locura.
Pero no quería pensar más en eso, quería olvidar lo sucedido y rápidamente le quitó a Yulia la toalla y el hielo. Acomodó todo como le había dicho la enfermera y se lo colocó con delicadeza sobre la mejilla.
A Yulia le causó risa el gesto, y eso provocó que las demás chicas también rieran. A Elena le dio vergüenza, ya que obviamente se reían de su acción, pero lo supo sobrellevar y siguió cuidando de Yul.
Sin embargo, aquello no iba a durar mucho ya que todo indicaba que las visitas no iban a parar. La puerta de la habitación se volvió a abrir y ahora era Varvara quien hacía su aparición.
La chica dio un paso adentro y miró fijamente a la pareja. Las vio abrazadas y no puedo evitar sufrir una punzada de dolor en su corazón. En ese momento, entendió perfectamente porque se había dado toda la situación en el campus... Y también porque Yulia le había rechazado.
También se le hizo extraño la unión entre ellas... Ya que había sido testigo de los conflictos que siempre tenían. Pero a pesar de todo lo que la gente pensaba y decían de ella, Varvara era una chica muy madura y no les hizo ningún comentario sobre eso. Solo se quedó en la puerta y sonrió a todas.
Después volvió su atención a la pareja.
—Me alegra que estén bien, chicas — Les dijo con sinceridad.
Elena y Yulia le sonrieron sutilmente.
Ella también lo hizo... Un poco apenada... Claro. Se aclaró la garganta — Mmmm... A Aleksey lo han expulsado de la Universidad... Y también se lo ha llevado la policía.
—¡¿Se lo ha llevado la policía?! — Masha se sorprendió al oírlo.
Varvara le asintió — Si... empezó a gritar que lo perdonaran cuando lo subieron a la patrulla. Nastya se fue con él, no paraba de defenderlo.
Inna negó al oír eso. Sintió malestar de inmediato —Jummm... Nastya debería de ser expulsada también. Ella fue quien incitó todo esto. Es una bruja... — dijo bastante fastidiada.
En ese instante el decano entró a la habitación junto al policía. Todas las chicas se quedaron estupefactas al verlo. Él era muy elegante y autoritario.
—Señoritas... — Saludó a todas rápidamente y se dirigió junto a la pareja. Puso sus manos en los hombros de ambas — La enfermera me ha dado sus diagnósticos y me alegra que todo haya ido bien. Me preocupé mucho cuando las vi viniendo hacia acá. También lamento todo lo que pasó. Como medida, hemos expulsado a Aleksey y también lo hemos hecho arrestar. Ahora necesitamos que nos cuenten a mi y al oficial de policía lo que pasó para poder redactar los hechos y presentar una queja formal. ¿Podrían hacerlo?
Yulia y Elena asintieron de inmediato. No tenían duda de eso. Iban a denunciarlo.
El decano miró al resto de chicas — Ustedes también estuvieron involucradas así que necesito sus testimonios. Tomen asiento por favor — Les pidió amablemente y todos se acomodaron en la habitación.
Elena se subió a la camilla para sentarse junto a Yulia y el policía empezó a interrogarla a ella ya que había sido el personaje principal de la historia.
Horas más tarde, después de un aburrido interrogatorio, la pareja por fin se encontraba de vuelta junto a la moto.
Elena, mostrándose bastante cansada, se quitó su maletín de la espalda y lo puso sin ningún cuidado encima del asiento. Después, apoyó sus manos en él, se inclinó mirando al suelo y dejó salir un gran suspiro.
Yulia lo vio y de inmediato se le acercó para darle unas cariñosas y reconfortantes caricias en la espalda. El estrés en que estaba envuelta Elena era normal. Todo lo que había pasado en el salón, en el campus, más el interrogatorio tan extenso y aburrido de hace un momento no eran fáciles de llevar. Definitivamente cualquiera hubiese estado igual.
—Respira tan profundo como puedas Lena. Sácalo todo para que ahora puedas ir a casa y descansar todo lo que quieras — Le dijo tiernamente.
Elena tomó su posición de nuevo y le miró con algo de tristeza — ¿Acaso no irás a casa conmigo? ¿No te quedarás a dormir hoy? Ayer me lo prometiste... — Se mostró un poco decepcionada.
Yulia no quería hacerla sentir de esa forma, así que se acercó y le deslizó una de sus manos a la mejilla. Le acarició tiernamente su pómulo y le dio una sonrisa —No quise decir eso mi bebé. Solo fue metafóricamente. Si voy a quedarme contigo... Pero primero tenemos que ir a mi casa por ropa y por supuesto por Viktoria. Recuerda lo que te conté en enfermería, no quiero decepcionarla a ella y menos a ti, así que lo mejor es tener a mis dos chicas en el mismo lugar y no dejar sola a ninguna.
Elena se rió al escuchar aquello. Asintió — Si lo recuerdo Yul... Ojalá Katya me hubiese dicho lo mismo que te dijo Vika a ti pero ahora que tiene “papitis aguda” ni me mira.
—¿Papitis aguda? — Yulia se rió. Negó burlona — Pobre señor Katin, en este momento lo deben tener jugando a la cocinita.
Elena soltó una risotada genuina al oír eso... De pronto se imaginó a su papá en ese plan...
7:00 PM
—Papá, Fedo, Kat... Estamos en casa — Elena avisó después de que cerró la puerta. Viktoria se soltó del agarre de su hermana y se entró hasta la sala donde inmediatamente se maravilló al ver el decorado de la casa de los Katin. Empezó a dar vueltas en su posición mientras observaba cada rincón del lugar.
Yulia intentó advertirle de que no corriera dentro de la casa pero Elena llegó a su lado y la persuadió.
—Déjala Yul... Ella quiere conocer la casa. No pasa nada... — Le dijo relajada.
Yulia negó preocupada mientras miraba como la pequeña iba rápido de lado a lado. Temía que fuera a causar algún daño — Pues si, pero dile tú que por favor camine. ¿Qué tal si se estrella con algo? Tu papá nos echa a patadas...
—Claro que no... Vamos... — Elena la tomó de la mano y la jaló por completo hasta adentro. Le quitó su maletín, se quitó el de ella y los dejó encima del sofá. Miró a la niña y le señaló el jardín trasero — Vika, Kat debe estar jugando en el patio con Prince y Princess. Ve a buscarla si quieres... — le dijo.
Viktoria no lo dudó y se echó a correr como una bala.
Yulia de nuevo intentó advertirle pero en ese momento un ruido de unos rodachines provenientes del pasillo llamó la atención de ambas. Sus miradas se posaron allí y fue en ese instante donde Sergey y Fedora hacían su aparición, ambos venían arrastrando un montón de maletas.
Elena enarcó una ceja al verlos.
—Hola... ¿Qué hacen con eso? ¿Por qué tantas maletas?— les dijo extrañada.
Elena notó como su padre miraba a Fedora con algo de nerviosismo y de inmediato supo que algo no iba bien.
—¿Qué es lo que pasa? ¡Fedo! ¡¿Qué pasa?!— Volvió a preguntar.
Fedora bajó los hombros y suspiró derrotada. Se acercó a Elena y le tomó las manos tiernamente.
—Mi Lena... Mis hijos adelantaron el viaje a Moscú y en unos minutos vendrán a recogerme... Me voy hoy a mi pueblo. Me voy a Ivángorod... — Fedora, sonrió pero lo hizo con mucha tristeza.
Elena no creyó lo que acaba de oír. Empezó a negar repetidamente mientras sus ojos se colocaban cristalinos — Pero Fedo... Se supone que ibas a pasar las festividades de fin de año con nosotros. ¡Tú me lo prometiste! — le dijo enojada. Su voz se empezaba a quebrar.
Yulia se preocupó por su novia, sin embargo no intervino ante lo que pasaba. Es decir... ¿Qué iba a decir? ¿Qué iba a hacer?
Sergey también decidió guardar silencio. Él sabía cuanto le dolía y le afectaba a su chica la noticia.
Fedora asintió con lentitud. Su rostro mostraba arrepentimiento. Sentía haber roto su promesa así — Mi niña, por favor perdóname... — Le susurró con honestidad. Era tan difíci — No quise hacerlo. Esto fue algo que no planeé... Pero mis hijos me sorprendieron con la noticia y no pude decirles que no. Mi amor, hace tiempo que no los veo, ni ellos a mi... Por favor, entiéndeme — Le pidió.
Elena no pudo aguantar y se echó a llorar con libertad. De inmediato se lanzó contra el cuerpo de Fedora y la abrazó con todas sus fuerzas mientras lo dejaba salir todo.
Fedora tampoco pudo seguir haciéndose la fuerte y unas cuantas lágrimas se le escurrieron contra el hombro de la más joven. Empezó a llenarla de caricias en la espalda para intentar calmarla pero Elena simplemente no podía.
—Mi Lena... Tranquilízate por favor... Yo no voy a dejarlas. Vendré a verles de seguido e incluso ustedes pueden ir a pasar unos días a mi casa. Nada me haría más feliz que tener a toda mi familia junta. Sería maravilloso para mí.
Elena bajó el volumen de sus sollozos pero no soltó a Fedora de su agarre. La abrazaba como si no hubiera un mañana. La abrazaba porque no quería que se fuera — Te amo mucho Fedo... — Le susurró de pronto. El corazón de Fedora martilló como loco al oír ese “te amo”... Elena nunca le había dicho esa palabra.
—Te amo muchísimo aunque jamás te lo haya dicho. Perdóname por todo lo malo, por a veces ser grosera contigo y por no escucharte cuando debí. Gracias por todo, gracias porque por ti tuve la fortaleza de seguir viviendo cuando llegué a esta ciudad. Porque sin tus cuidados yo no lo hubiera logrado... — Le confesó.
Sergey sintió sus ojos arder al oír semejantes cosas. Nunca llegó a imaginar la magnitud de ello, de lo mal que Elena había estado. Se sintió culpable.
Fedora negó — No me tienes que agradecer nada amor, todo lo que hice, lo hice porque me nació, porque quería cuidarte, porque también te amé mucho desde el día en que te conocí... Gracias por decirme que me amas... Eso fue algo que siempre quise escuchar — La voz de Fedora se quebró y no pudo evitar llorar.
Los sollozos de ambas mujeres inundaron la sala.
Sergey se acercó a ambas y las reconfortó con caricias en la espalda.
De pronto, el sonido de un claxon retumbó en la calle y Sergey rápidamente fue a asomarse a la ventana. Allí vio como un carro se parqueaba en la acera y salían dos hombres, todo indicaba que eran los hijos de Fedora.
Avisó.
—Fedo, han llegado por ti... — dijo.
Fedora se limpió sus lágrimas y alejó a Elena delicadamente de su cuerpo. La tomó de las mejillas e intentó que le prestara atención, pero Elena parecía estar en otra galaxia. Sollozaba sin control.
—Cuidate mucho, presta atención a los estudios y haz las cosas bien. Cuida a Katya, cuida a tu papá, a Prince a Princess... Y ten una linda relación con tu novia. Te amo mi amor, mucho — Le dijo con dolor y le besó la frente.
El timbre de la puerta se disparó y Elena no pudo sobrellevarlo, entró en negación hasta que decidió escapar de todo y se echó a correr hacia al pasillo que llevaba a las habitaciones.
Yulia intentó decir su nombre pero fue inútil porque Elena se esfumó.
Fedora se le acercó y le acarició el hombro — Cuídala mucho y por favor dale todo tu amor. Hazla feliz... Aunque bueno, ella ya es feliz contigo, pero hazla mucho más feliz, que se hastíe de felicidad.
Yulia asintió —Lo haré Fedo, no te preocupes. Elena queda en buenas manos.
—Me voy tranquila porque sé que es verdad. Cuídate mucho y por favor despídeme de tu familia.
—Por supuesto. Tenga buen viaje, y por favor manténganse en contacto con Elena. Gracias — Yulia se inclinó y la envolvió en un cálido abrazo.
Fedora sonrió — Adiós... — Se despidió y se giró para ir hacia sus maletas.
Yulia no lo dudó y caminó directo hacia la habitación de Elena. Al llegar frente a la puerta, logró escuchar unos fuertes sollozos provenientes de allí. No supo si era buena idea entrar, si Elena la quería ahí... Pero al final se decidió y giró la perilla con suavidad.
Entró a la habitación y ahí la vio tirada boca abajo sobre el colchón y con el rostro hundido sobre una almohada.
Yulia cerró la puerta, se quitó sus tenis y se acostó con delicadeza a su lado. Le acarició la parte trasera de la cabeza y con mucho cuidado le hizo que girara la cabeza para poder verle el rostro.
Su corazón dolió tanto al verla. El rostro de Elena se mostraba tan triste. Rápidamente le quitó el cabello de la cara y le secó las lágrimas con sus manos aunque fuera inútil porque ella no dejaba de lagrimear.
Le dio un poco de aire y después le clavó un lindo besito en la punta de la nariz.
—No llores más mi bebita — Le susurró lo más tierno posible.
Elena negó —Fedo... era como mi mamá Yul... Me cuidó desde que yo tenía diez años. Me arropó todas las noches, me despertó con un beso de buenos días, incluso hasta el día de hoy lo hizo — Otro gran sollozo se le escapó al recordarlo.
Yulia no tuvo de otra que dejarla desahogarse. La abrazó por la cintura y le deslizó una mano bajo la cabeza para que ella se apoyara en su pecho.
Ambas se miraban.
Yulia no le dijo más y empezó a acariciarle el rostro con cariño hasta que Elena al fin pudo calmarse.
Los sollozos desaparecieron pero no las lágrimas. Esas aún brotaban de sus ojos con abundancia.
—Este día ha sido una mierda Yul... — Ella le susurró con calma — Pensé que todo iba a estar bien después de zafarme de Inessa, pensé que todo iba a estar bien estando por fin con mi papá, pensé que todo iba a estar bien porque estabas conmigo, pero no fue así, este día ha sido una total mierda... Primero Nastya, después Aleksey y ahora esto... Parece que estoy sufriendo el karma aún por todos mis errores — Su voz se escuchaba débil. Totalmente derrotada.
Yulia se puso a su altura, dejando su rostro tan cerca al de ella. Negó — Todo lo que pasó hoy... tarde o temprano tenía que suceder Lena. Sobre lo de Nastya y Aleksey, tú y yo ya lo habíamos previsto... Sí, no sabíamos que lo iban a tomar de esa forma tan violenta, pero ya sabíamos que no saldríamos bien libradas de esto.
Prosiguió.
—Oye... Al menos... No todos lo tomaron mal. Mira a esas personas que pensaste que no eran tus amigos... La noticia los tomó por sorpresa pero al final terminaron apoyándote, de una u otra forma lo entendieron. Y por Fedo... eso también ya lo sabías... Y sé que es lo que más te duele de todo esto pero tienes que aceptarlo mi amor. Fedo necesita a su familia.
—Lo sé... Y siento haber actuado así, fui egoísta con ella... — dijo con culpabilidad.
Yulia negó — Por supuesto que no, eso no es así, simplemente te duele y ella lo entiende. Intenta no llorar más amor, cálmate, olvídate de todo, olvídate de este horrible día y piensa en lo que vendrá. Hoy te has quitado un peso de encima, tuviste pros y tuviste contras... Pero mañana es un nuevo día. Un día que pinta para ser muy especial. Cálmate por favor — Yulia no aguantó y le dio un besito en los labios — Mañana será un día importante para ti, necesitas estar fuerte y necesitas estar fuerte para tus porristas, recuerda que eres su líder.
—Ya no quiero bailar... No me siento bien... — Elena dijo llena de fragilidad. Cerró los ojos y suspiró profundamente mientras dejaba caer más lágrimas.
Yulia simplemente no iba a reprocharle nada más, no iba a indisponerle con más cosas, así que... Volvió a llevar sus dedos contra el rostro de ella y empezó a llenarla de pequeñas caricias. Definitivamente este día había sido muy duro para ella.
Después de un rato, el silencio de pronto inundó la habitación. Elena ya había dejado de llorar, ya no le salían lágrimas y su respiración era bastante tranquila.
Yulia al notarlo, susurró su nombre en varias ocasiones pero no obtuvo respuesta. Elena se había quedado dormida en su hombro.
Yulia recordó que debía supervisar a Viktoria así que salió con cuidado de la cama y acomodó a Elena en la almohada. Buscó una cobija en su closet y la arropó de pies a cabeza después de quitarle los zapatos. Le dio un beso en la mejilla y después salió de la habitación sin hacer mucho ruido. Caminó por el pasillo hasta la sala y en el sofá principal vio a Katya junto a su hermanita. Ambas estaban disfrutando de unas deliciosas paletas frías mientras veían la TV.
A unos metros de allí, en el comedor, se encontraba Sergey. Él, al verla, le levantó una mano y con un ademán le pidió que se acercara.
Yulia caminó con calma y sintiéndose un poco avergonzada tomó la silla frente a su suegro. Todo lo hacía con mucho cuidado. Aún era difícil para ella tratar con él.
¿Quieres una copa?— Él le señaló una botella de vino que había sobre la mesa.
Yulia se encogió de hombros y asintió sin más.
Él sonrió por su respuesta, le sirvió y mientras ponía la copa frente a ella, le habló — ¿Cómo está mi hija? ¿Ya se ha calmado?— le preguntó.
Yulia asintió de nuevo. Deslizó sus manos hasta la copa y empezó a jugar con el tallo del cristal. No miraba a Sergey — Lloró hasta que se quedó dormida señor Katin. La partida de Fedora le afectó mucho. Hoy ha sido un día bastante difícil para ella.
Sergey asintió sutilmente. También miró su copa. Quizás quería meditar bien sus palabras.
Bebió un poco de líquido y volvió a ponerla contra la mesa.
—Creo que Elena ha tenido días bastantes malos y hoy ha explotado definitivamente. Afortunadamente... — Él deslizó su mano y le agarró el brazo. Yulia lo miró —... Tú estás a su lado para consentirla y ayudarla. Te lo agradezco mucho... — Le dijo con honestidad.
Le dejó libre de nuevo.
Yulia negó —Usted no tiene que agradecerme nada señor Katin. Como no hacerlo si por esas situaciones llora y se lastima.
—Si... Tienes razón, pero, no quiero agradecerte solo por eso. En realidad quiero agradecerte por todo lo que has hecho por ella. Por enamorarla, por quererla, por ser un apoyo cuando ella no tenía a nadie más que a Fedo. Me asombra tu valentía; te fuiste a Milán sin importar nada, se la quitaste a Inessa y me la trajiste sana y salva. Además... Te presentaste a mí sin saber cual sería mi opinión acerca de su relación. Nos acompañaste a la casa a pesar de saber que algo no iba a ir bien. Estuviste dispuesta a todo. La has enchufado con tu familia al punto de que ellos se preocupan por ella como si fuera una hija más y estoy totalmente agradecido por eso. Tú eres como un ángel que ha llegado a su vida… Y bueno... No solo a su vida, a la de Katya también, hoy me habló tanto de ti que estuve a punto de ponerle una cinta en la boca — Dijo divertido y ambos rieron. Negó con sus manos — Es una broma — Aclaró, pero no era necesario. Yulia lo entendía — De verdad Yulia. Eres increíble. Gracias, gracias y gracias por todo lo que has hecho por Elena. Me quedo muy tranquilo al saber que tiene una persona como tú a su lado. Una persona que la ama sinceramente y que la protege sin importar qué.
—Señor Katin... Gracias por sus palabras, me quedo corta ante ellas, pero le agradezco que esa sea su visión de mí.
—No te quedas corta en lo absoluto — Él le replico — Lo digo porque son hechos. Quiero que sepas que estoy enterado de lo que pasó hoy en la Universidad. El decano me llamó para ponerme al tanto de la situación.
Al escuchar eso, Yulia agachó la cabeza, bebió por fin un sorbo de vino y después negó con algo de molestia. Acordarse de esa escena la llenaba de ira. Sobre todo porque no había podido hacer mucho para proteger a Elena — Lo de hoy fue una canallada señor Katin.
—Lo fue, y voy a hacer todo lo posible para que ese tipejo no salga tan pronto. Aunque... será difícil ya que sus padres lo protegen mucho. Podrían sacarlo mañana mismo. Tienen bastante poder.
—Eso escuché de mi padre... Pero al menos ya lo expulsaron de la Universidad y no lo volveremos a ver allí.
—¿Tus padres saben lo que pasó?
Yulia asintió —El decano también los llamó. Mi padre está furioso y mi hermano ni hablar. Pero bueno, algo es algo.
—Lamento mucho que la peor parte te la hayas llevado tú. ¿Ahora entiendes porqué digo que siempre proteges a mi niña? Te llevaste un súper golpe por defenderle.
—Creo que ese golpe le va a doler más a él cuando entienda lo que hizo. Yo estoy bien y ni marcas me quedaron gracias a que Elena me tuvo con hielo toda la tarde.
—Imagino lo preocupada que estuvo al verte... ¿Me contarías como fue qué pasó?
—Claro... — Yulia empezó a relatar paso por paso todo lo que había escuchado en las declaraciones y por supuesto lo de su vivencia propia. El relato se hizo largo pero después de varios minutos logró culminarlo.
Sergey estaba asombrado y muy molesto — ¡Es un hijo de p*** ! ¡Quisiera ir a romperle la cara ahora mismo! — Susurró con ira.
Yulia negó — No vale la pena señor Katin. Es mejor dejarlo así y no atormentar más a Elena. Por favor... No vaya a decirle nada sobre esto. Elena me pidió que no se lo dijera a nadie, ni siquiera sabe que mis papás se enteraron y prefiero dejarlo así a hacerla sentir mal o a que se martirice por eso.
—Si, si, quédate tranquila. No haré nada es solo que me da impotenc... — Sergey no pudo terminar la frase ya que al levantar la cabeza vio a Elena viniendo hacia ellos.
Yulia también la vio y se puso de pie al igual que Sergey.
Él de inmediato se acercó a Elena y la abrazó con dulzura. Le acomodó la silla que estaba junto a Yulia para que ella la tomara. Volvió rápidamente a su silla y todos se volvieron a sentar.
—¿Cómo te sientes?— Él le preguntó.
Elena lo miró y sonrió débilmente — Estoy bien papi, ya todo pasó — Le dijo, sin embargo, su voz reflejaba tristeza.
Sergey enarcó una ceja divertido y le agarró las manos. Dejó tiernos besos en cada una de ellas haciéndola sonreír — Jum... A mi no me engañas mi bebé... Pero ya se con que te voy a quitar esa tristeza. Espérame aquí mi sol — Le dijo con mucho mimo y se levantó directo a la cocina.
Elena se cubrió la cara con algo de vergüenza debido al trato infantil de Sergey. Empezó a reírse mientras negaba — No te vayas a burlar de mi... — Le advirtió a Yulia que solo estaba sonriendo.
Sergey salió de nuevo a toda velocidad con una bandeja en la mano y cinco platos.
—Katya, Viktoria, vengan aquí... — Les avisó. Las niñas se acercaron rápidamente.
Sergey acomodó los platos frente a las chicas, uno para él y después colocó su mano en la tapa de la bandeja. Miró a las chicas con una mueca muy graciosa y después abrió la misma.
—¡Ta dam! — Exclamó con todo el poder.
Elena se levantó de la mesa para echar un vistazo y al ver lo que había dentro de la bandeja abrió los ojos y la boca como platos — Ohhh... ¡Tarta de fresas!!! — Gritó sorprendida — Dios... ¡Te amo! — Le dijo encantada y lo abrazó llena de felicidad.
Yulia solo sonrió mientras disfrutaba del delicioso olor que emanaba el panqué.
Sergey sirvió los platos, sirvió vino para los adultos y después del brindis todos empezaron a comer tranquila y felizmente.
...
Minutos después.
Sergey levantó las manos al aire lleno de satisfacción. Se agarró la panza y se la acarició. Katya y Viktoria se rieron.
—¡Dios! ¡Este pastel fue una delicia! ¡Voy a lavar los platos! ¡¿Me ayudan?! — Les preguntó a las niñas que de inmediato dijeron que si.
Sin embargo, cuando intentó recoger la mesa, Elena lo detuvo — Hey papá, deja eso, yo lavaré la loza. Tú ya hiciste suficiente preparándonos esto. Ve a descansar si quieres.
Sergey lo pensó durante unos segundos hasta que al final se encogió de hombros.
—Mmmm está bien, no voy a reprochar eso — dijo divertido — Se levantó de la mesa, caminó hasta ella y le dio un besito en la cabeza — Gracias amor.
—No es nada, gracias a ti papi. Estuvo delicioso — Elena le respondió y se levantó de la mesa, empezó a recoger los platos y los vasos con ayuda de Yulia.
Sergey se despidió de las niñas y se fue a su habitación mientras las chiquillas volvían a tomar el sofá frente a la TV.
Elena entró a la cocina directo al lavabo, dejó los platos usados dentro de él y empezó a lavarlos mientras Yulia se ocupaba de limpiar y resguardar el sobrante en la nevera.
Al terminar, Yulia se acercó a Elena por la espalda y la envolvió en un cálido abrazo, le deslizó sus manos por debajo de la camisa y las dejó puestas sobre el marcado abdomen de la chica. Seguido de eso, le empezó a besar en la parte trasera del cuello lo cual causó que Elena empuñara las manos y se mordiera el labio inferior debido a la placentera sensación. No podía evitarlo. Su cuerpo reaccionaba así a cada toque de Yulia.
Aún así, intentó no dejarse llevar y se concentró nuevamente en la limpieza de los platos.
Yulia detuvo los mimos y apoyó su barbilla en el hombro de ella — ¿Ya te sientes mejor bebé? — Le susurró con ternura.
Elena se sonrió y después asintió con calma — Definitivamente. Pensé en lo que me dijiste y tienes mucha razón. Hay que seguir... — dijo con honestidad.
A Yulia le alegró oírlo — Genial amor... Olvídate de todo lo malo y piensa positivo. Mañana será un gran día para ti. ¡Vas a lucirte en tu presentación! ¡Y yo voy a estar ahí animándote y sintiéndome orgullosa de ti! Y sabes que... cuando salgas a la cancha voy a gritar a todo pulmón... ¡Miren! ¡Esa es mi novia! ¡Envídienme perdedores!
—¿Qué? — Elena se giró hacia ella riendo.
Yulia aprovechó, la agarró de las caderas y después de inclinarla la subió sobre la encimera de la cocina.
Elena se agarraba de ella y no paraba de reír — ¿Te has enloquecido? —En cuanto les digas perdedores te van a linchar.
—Oh... Bueno, un golpe más no me vendría mal. A ver — Enarcó una ceja — ¿Me ayudarías a hacer la cuenta de cuantos he recibido ya? Contando los tuyos.
—Hey no... — Elena hizo un puchero. Le pegó una palmadita en el brazo — Eso no, no me hables de esas cosas. Ambas prometimos que no lo haríamos — Le recordó.
Yulia asintió — Lo sé... Solo estaba bromeando.
Elena negó en desacuerdo y en seguida la abrazó por el cuello con cariño. Clavó sus ojos en ella durante unos segundos y luego soltó un suspiro. La belleza de Yulia no le dejaba de anonadar. De hecho todo en ella le anonadaba — Dios... Volkova... El día en que Larissa y Oleg te estaban haciendo debieron haberse inspirado mucho. Tú si que eres irreal. Soy yo quien debería ser la envidiada. Que afortunada — dijo con diversión.
Yulia movió las cejas de arriba abajo llena de orgullo. Se encogió de hombros juguetonamente — Bueno... Tienes mucha razón. Eres realmente afortunada. Una cara como está... — Se señaló así misma — No la podrás ver en años. Es cuestión de genética. Ya sabes... Genética de la más fina — dijo burlona.
Yulia empezó a reírse de sus propias palabras, sin embargo, segundos después su rostro se mostró confundido. Una mueca muy desagradable se hizo en su rostro — Oh... Y gracias por hacerme pensar en el momento en que mis padres unieron su cuerpo y alma para crearme. Es muy romántico imaginarlo — Dijo con sarcasmo el cual hizo soltar a Elena una gran carcajada.
Ambas se quedaron riendo durante un rato de sus estupideces hasta que quisieron relajarse de nuevo. Elena acercó su rostro al de ella y le besó en los labios con suavidad.
Los ojos de Yulia se cerraron por inercia. La sensación era indescriptible.
Compartieron un agradable beso y volvieron a separarse para tomar aire. Sus frentes quedaron unidas.
—Gracias por todo lo de hoy Yul. Seguro que mañana será grandioso — le susurró.
Yulia la miró a los ojos, le dio un guiño — Por supuesto que si. Ya quiero verte vestida de porrista. Te ves jodidamente sexy así — Le dijo coquetamente.
Elena se sonrojó —Mmmm...— Se aclaró la garganta — A propósito... Mañana iré a eso de las 8 a casa de Inna para prepararme. Nos vamos a maquillar, a arreglar el cabello y a ajustar, cosas de la rutina. Ya sabes... Para estar radiantes en la presentación.
—Cool... Está bien... Y es genial que estés relacionándote con Inna. Me gusta que te juntes con personas como ella. Es muy buena chica. Me gusta — dijo con inocencia, pero a Elena no le gustó eso. Su ceño se frunció.
—¿Te gusta?— Le enarcó una ceja.
Yulia negó.
—Oye... Me gusta pero no el me gusta de atracción, me gusta de que es buena gente, es confiable. Es ah... Es una buena persona — Aclaró.
No le quiso dar más vueltas al asunto y se giró de espaldas. Se metió entre las rodillas de Elena, le agarró los muslos y la cargó a caballito. Elena gimió sorprendida y se le prendió del cuello.
—Wow... ¿Qué haces?— Le dijo mientras se reía.
Yulia empezó a caminar con mucha dificultad. Su cuerpo era muy pequeño para esas actividades — V a —mos.. a.. do..rmir... Maña—.na.. Tie—..enes que... madr——ugar— Sus palabras salieron entre cortadas. Abrió la puerta de la cocina con su pierna y logró salir a la sala.
Las niñas las vieron así y pensaron que se trataba de algún juego. Rápidamente se pararon del sofá y corrieron a prenderse de los pies de Yulia mientras gritaban de alegría.
La pobre Yulia intentó seguir caminando pero era imposible. Tres cuerpos sobre ella era demasiado, tanto que... quedó sin poder moverse...
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Capítulo Final (PARTE 3)
Al día siguiente...
4:50PM.
Universidad de Moscú.
Después de las últimas horas de clase del año, el momento más esperado por todos finalmente estaba a punto de llegar. La gran final de baloncesto se encontraba a solo minutos de iniciar y el lugar donde se iba a llevar acabo, la magnífica “arena Uni-Moscú” estaba hecha una fiesta. Había lleno total, estudiantes por doquier y la alegría y el orgullo de todos ellos se sentía hasta en lo más alto. Era como un carnaval. Había pelotas rodando por todos lados, bombas, muñecos inflables con los que la gente se divertía.
Karina, Tasha y Yulia quien recién llegaban, pasaron la puerta principal y de inmediato se detuvieron. Las tres entraron en shock, nunca habían visto tanta algarabía en toda su vida.
—Joder... Esto está a reventar ¡Te dije que no perdiéramos tiempo comprando comida! ¡Nos hemos quedado sin puesto!— Tasha regañó a Karina con bastante seriedad.
La chica más alta frunció el ceño y solo se abrazó a sus bolsas llenas de comida chatarra. Como podía, se llevaba manotadas de papas a la boca. Su estómago parecía no tener fondo.
Ella y Tasha comenzaban a discutir, mientras que Yulia, por su parte, empezaba a mirar con calma hacia todos los rincones de las graderías. No sabía porque, pero se sentía bastante optimista, en alguna parte tenía que haber lugar para ellas.
Karina y Tasha seguían en lo suyo.
—¡Mierda Yul! ¡No te pongas histérica! Solo llama a Ivka o a Sveta y pregúntales que en donde están. Ellas nos deben estar guardando puesto. Solo hazlo y deja esa cara de amargura. Hoy no es un día para estar de malas. No me dañes mi momento de comer — Karina le decía.
Yulia intentó concentrar su atención en las graderías lo más que pudo, hasta que finalmente su búsqueda dio resultado. Su mirada y la de Masha se encontraron desde la lejanía y de inmediato, la chica más joven se levantó de la silla y le hizo un montón de señas, entre ellas, unas para que se acercaran.
Yulia rápidamente entró en acción. Cortó la pelea entre las dos chicas con mucha autoridad — ¡Oigan! ¡ya cállense!. — Les gritó.
Tasha y Karina se silenciaron de inmediato. Quedaron sorprendidas.
Yulia se aclaró la garganta un poco avergonzada. No quiso gritarles de esa forma pero había sido necesario — He visto a Masha en las graderías y nos están guardando puesto. Vamos por favor — Les comunicó y de inmediato empezaron a caminar.
En el momento en que Yulia empezó a subir las graderías, todas las personas que estaban a su alrededor empezaron a despejarle el paso para que no chocara con ellos. Unos la saludaban con muy buena onda y otros incluso le ofrecían su mano para que se sostuviera. Todo eso le empezó a parecer extraño pero supuso que aquellas atenciones se debían a los sucesos lamentables del día anterior. Las personas sin duda estaban demostrándole su apoyo. Era genial lo que estaba pasando.
Yulia finalmente pasó a dos personas más y llegó al lado de Masha.
Ambas se miraron fijamente, se sonrieron y no pudieron evitar abrazarse. Masha la apretó con fuerza. Hace días que no se veían y la falta que se hacían era mutua.
—Yul... Por fin. Dios... Me alegra verte — Le dijo al soltarse.
Yulia le acarició con ternura la mejilla y esta vez ella le abrazó. En ese momento se llevó una gran sorpresa al notar que su hermano estaba en una de las sillas mirándole. Su boca se abrió incrédula — ¿Tú que haces aquí? — Le dijo asombrada —¿Por qué no me dijiste que venías? Nos hubiéramos podido venir juntos.
Lenin se rió y la jaló hacia la silla vacía que estaba a su lado. Masha también se sentó y Tasha y Karina agarraron las sillas que estaban junto a Yulia. Para sorpresa de ambas, Ivka y Svetlana estaban en los puestos traseros a ellas. Todo era una gran coincidencia.
Lenin contestó a la pregunta.
—Bueno... No te lo dije porque no sabía que iba a venir. Hoy tenía clases de tennis pero al final me decidí a no ir. No quería rechazarle la invitación a mi novia — Lenin abrazó a Masha con ternura al decir aquello. También le dio un beso en la mejilla que la hizo sonrojar. A Yulia no le quedó más que sonreír ante la cursilería de su hermano y su mejor amiga. Le encantaba verlos así de contentos.
De pronto toda la gradería explotó en aplausos cuando el elegantísimo e importante decano de la Universidad, apareció en la mitad de la cancha, saludando a todos mientras que en su otra mano sostenía un micrófono.
El hombre sin duda era un gran líder.
—¡Cómo están Universidad de Moscú!— Dijo lleno de emoción y la respuesta por supuesto fue increíble. Era una fiesta — Joooo... Así me gusta chicos, me alegra verlos con tanta energía — Alentó de nuevo. Esperó a que la arena se calmara un poco y de nuevo se llevó el micrófono a los labios — Bueno... No voy a demorar más esto. Solo quería decirles que por favor disfruten de esta final tanto como puedan, apoyemos a los dos equipos por igual y demos ejemplo de juego limpio y buena convivencia. También desearles unas grandiosas vacaciones. Ojalá descansen mucho. Y nos vemos aquí en dos meses. ¡Los quiero! — Terminó por decir y reverenció a toda la arena que volvió a enloquecer.
El decano desapareció de allí y en ese instante las luces de toda la Arena de la Universidad se apagaron. Todo el público quedó en silencio pero eso no duró mucho porque en seguida, la imagen de un gran reloj apareció dibujado en toda la mitad de la cancha.
En él se mostró una cuenta regresiva de diez segundos que dio inició sin aviso y que todo el mundo enloqueció con ella.
Todos se unieron al conteo, aplaudiendo cada vez que pasaba un número.
—¡9!¡8!¡7!¡6!¡5!... — El volumen crecía — ¡4!¡3!¡2!¡1!—.... ¡0000000! — El final llegó...Y los fuegos artificiales aparecieron por doquier acompañado de un grandioso juego de luces.
De pronto, las hermosas porristas de la Universidad de Moscú empezaron a aparecer en la cancha y toda la arena enloqueció al triple de lo que habían estado antes. Los gritos por ellas eran inhumanos. La arena se movía de lado a lado. Se sentía como un concierto de ROCK en los 80”s. Era magnifico.
Cada una de las chicas caminaba a la mitad de la cancha, animando al público que estaba fuera de sí. Los silbidos y los piropos eran la comidilla de todo. Las chicas estaban más bellas que antes y tenían loco a todo el mundo con su nuevo look. Sus cabellos rubios destacaban enormemente.
Las porristas terminaron su desfile a mitad de la cancha, menos dos de ellas. Elena e Inna aún no salían de sus lugares, ellas eran las faltantes y tenían a todo el mundo a la expectativa.
Yulia y Tasha no entendieron lo que estaba pasando y se miraron mutuamente. Si todas las porristas estaban rubias, eso significaba que sus novias también lo estaban... ¡Joder! ¡Ya querían verlas!
Una música instrumental empezó a sonar y el momento llegó para todos, Elena e Inna salieron de sus escondites y si antes la gente había enloquecido al triple, en esta ocasión habían recontratriplicado los gritos.
Las chicas iban corriendo hacia sus compañeras mientras sostenían y ondeaban unas banderas con el logo de la Universidad.
Cuando llegaron a la mitad de la cancha, ambas se hicieron adelante de las demás porristas, miraron a las cámaras y mostraron sus hermosas sonrisas, junto a unos coquetos guiños que hicieron volver loco a todo el mundo otra vez.
Yulia no daba crédito a lo que estaba viendo en las pantallas. La cara de su novia estaba siendo mostrada en primer plano en toda la arena y definitivamente parecía irreal. Su corazón latía desesperado. Elena rubia era algo fuera del planeta. Era algo sin límites, los había sobrepasado todos.
De pronto, todas las personas que estaban a su alrededor empezaron a silbarle y a decir su nombre y el de Elena en tono humorístico y juguetón.
La noticia de que ellas dos ahora eran pareja se había regado por toda la Universidad y a la gente no le había disgustado nada el hecho. Muchos disfrutaban de ello.
Tasha, Masha, su hermano y las demás chicas empezaron a reírse de todo lo que pasaba. Realmente era divertido que algo así le sucediera.
—Yul... Ahora eres tan popular como tu novia. Vas a tener que aprender a lidiar con ello — Masha le dijo divertida, y le sacó una sonrisa genuina.
Yulia se rascó la barbilla incomoda ante tantas miradas sin embargo decidió restarle importancia a eso y volvió su atención a la hermosa mujer rubia que seguía en la cancha. Elena e Inna entregaron las banderas a dos colaboradores del evento y tomaron sus posiciones de baile.
Antes de que la música empezara, Elena echó un vistazo a las graderías que tenía enfrente y como si fuera obra del destino, su mirada se encontró con la de Yulia sin tener que esforzarse mucho.
Ambas se quedaron mirando fijamente, y Elena aprovechó para ponerse la mano en la boca y lanzarle un beso muy coqueto.
Masha, Lenin y todas las demás chicas que rodeaban a Yulia empezaron a reír y a aplaudir debido al suceso. Estaban disfrutándolo demasiado.
Yulia se sonrió mientras negaba y le siguió el juego a Elena, poniéndose de pie para atrapar el dichoso beso que le había mandado. Al “agarrarlo” se llevó la mano empuñada contra el pecho, justo en su corazón.
Las porristas que estaban viendo la escena, no pudieron resistir a tanta ternura y se derritieron allí paradas. No podían mentir, les encantaba la nueva pareja... Bueno, no a todas, Nastya y Varvara no parecían estarlo.
Finalmente, la música empezó y la rutina de las porristas dio inicio al gran show. A pesar de que en las pantallas se proyectaba todo, la mayoría del público se puso de pie con el fin de disfrutar mejor lo que sucedía en la cancha. Las porristas deleitaban a todos los presentes con sus grandiosos y limpios pasos.
En un momento de la coreografía, todo se detuvo y finalmente entraron los jugadores del equipo a hacer parte del show. Elena corrió junto a Luka quien ahora era el capitán y empezaron un excelente trabajo.
Minutos después de una espectacular presentación, todo culminó y las porristas se hicieron a un lado de la cancha para seguir animando.
Los dos equipos entraron y el momento del partido llegaba por fin. El árbitro dio el pitazo y la pelota empezó a rebotar.
La gente del público empezó a alentar al equipo, a cantar, a aplaudir, mientras que otros se lo tomaban con más calma y solo se dedicaban a mirar. También había algunos a los que no les interesaba para nada el juego, como a Yulia, que solo se dedicaba a mirar cada gesto que hacía su chica mientras alentaba a los muchachos.
Después de una hora de sufrimiento, el tiempo extra terminó y la arena completa estalló en júbilo al ver como el equipo de la Uni-Moscú se adueñaba del gran trofeo nacional.
Todos los jugadores empezaron a abrazarse y las porristas no dudaron en unirse a ellos. Saltos, cantos, correteos y demás se vivía en ese momento. El instante de la premiación llegó minutos después y al culminar, todos los estudiantes salieron de la arena hacia el campus, completamente felices.
Tasha, Yulia y los demás también salieron pero se detuvieron a unos metros de la puerta principal de la arena a esperar a que Elena e Inna llegaran junto a ellas.
Lenin estaba anonadado de ver la locura que se había formado en el campus. Miraba asombrado a todos lados — Joder... Esto parece un mundial en vez de un campeonato nacional. Aquí si que son apasionados. Nunca lo imaginé así... — Le comentó a Yulia, que también observaba con una sonrisa todo lo que sucedía a su alrededor.
Las porristas y los jugadores de pronto empezaron a salir y toda la gente que estaba allí, corrió como loca hacia ellos y los rodearon para llenarlos de aplausos.
En medio de la algarabía, Elena logró ver a Yulia y se escabulló por medio de las porristas para llegar a ella.
Yulia la vio venir y sonrió llena de alegría. Estaba segura de que Elena se le iba a lanzar encima y por supuesto no estaba equivocada.
Elena pegó un salto contra su cuerpo, así que ella no dudó y la agarró por la cintura, la cargó de sus muslos y unió sus labios junto a los de ella.
Elena la agarró de las mejillas y ambas empezaron a besarse como si el mundo se les fuera a acabar. En ese momento el bullicio que había alrededor se apagó para ellas. Lo único que escuchaban y sentían eran los latidos de sus corazones.
Después de un momento, ambas separaron sus bocas y Elena se bajó al pasto sin dejar de agarrarle las mejillas a Yulia. De pronto, se mordió el labio y se las pellizcó — ¡JODER YULIA VOLKOVA! ¡TE AMOOOOOOO! — le gritó en el rostro con todas las fuerzas, llamando la atención de los demás.
Yulia soltó una carcajada y la abrazó con fuerza. En ese mismo instante, Masha se acercó a ellas y se unió al abrazo.
Inna, Tasha, Karina, Ivka, Svetlana las rodearon y discretamente empezaron a felicitar y a dar sus buenas vibras a todos. Los jugadores también se unieron y en ese momento Luka aprovechó para llamar la atención de los que estaban ahí.
—¡CHICOS! ¡ESTO HAY QUE CELEBRARLO! ¡EL SUGAR NOS ESPERA!— Gritó lleno de emoción, logrando que todos estuvieran de acuerdo con él y empezaran a irse.
Masha esperó que todos se alejaran y se acercó al grupo — Chicas, si quieren ir al Sugar también, solo avísenme. Haré que nos guarden la mejor mesa para todos.
—Por Dios... Ni siquiera lo tienes que preguntar. Has esa llamada ya. Vamos a celebrar que ... ¡Oficialmente estamos en vacaciones! — Tasha gritó fuera de si y todas lo celebraron con aplausos.
— Bien, bien, no perdamos más tiempo. Esto ya es un hecho. ¡Vamonos! — Karina se hizo atrás de todos y empezó a empujarlos hacia el campus.
La celebración de los estudiantes era un total hecho y el movimiento bestial que había en el Sugar Rock, era la prueba máxima de ello. El reloj apenas marcaba las siete de la noche, sin embargo, a esa hora tan tempranera el lugar ya no daba abasto. Estaba todo full y parecía que no cabía un alma más allí.
Masha cruzó primero la puerta del Sugar y su cuerpo colapsó al instante. Tuvo que detenerse, no pudo dar un paso más al ver como estaba su bar. El Sugar era un lugar que por costumbre reunía mucha gente, pero lo de hoy era otra cosa. Nunca había visto algo igual. Aquello parecía estar fuera de control.
Afortunadamente, Alexa, su empleada de confianza apareció de pronto frente a ella mostrándole una sonrisa de dos metros.
—Señorita, bienvenida, ya le tengo apartada su mesa, sígame por favor — Ella le cedió el paso y Masha volvió a caminar sin dejar de mirar a todos lados. Los demás también siguieron hasta que llegaron a la mesa que había sido reservada.
Todos se sentaron menos Masha, ella seguía preocupada por su negocio — Alexa...¿ crees que deba ir a la barra a ayudar? ¿O en las mesas? Lo que sea puedo ayudar.
La empleada rió y negó de inmediato con mucho respeto — Por favor señorita, tranquilícese, mantenga la calma. Todo está bajo control. Su padre se imaginó que esto pasaría ya que hoy salen muchos universitarios a vacaciones así que contrató a más personal. De hecho, él también está en la barra ayudando y cuando se enteró que usted venía para acá con sus amigas me dijo que por favor le hiciera saber que no se preocupe por nada y disfrute de la noche. Oh... Y también que pida lo que quiera.
Masha se puso una mano en el pecho y suspiró aliviada. Lenin rápidamente se levantó de su silla para asegurarse de que todo estuviera bien —¿Pasó algo malo, amor? ¿Puedo ayudarte en algo?— Le dijo.
Masha lo miró con una sonrisa y negó lentamente — No, no pasa nada. Sentémonos — le dijo más calmada.
Alexa se acercó a la mesa, les dio la bienvenida a todos y sacó su libretita de pedidos.
Masha tomó la palabra — Ok, ok, chicas y chico... — Miró a su novio con diversión al decir eso y se volvió a levantar de la silla — Les informo que hoy el Sugar Rock es de ustedes así que... ¡Pidan lo que se les antoje porque la casa invita! — Gritó llena de energía y los aplausos de toda la mesa no se hicieron esperar.
Karina rápidamente alzó su mano, llamando la atención de Alexa — Yo haré el primer pedido así que quiero que me traigan la botella más grande del mejor Tequila que haya en este jodido bar. ¡Hoy me quiero emborrachar! — dijo emocionada y de nuevo la celebración de toda la mesa no se hizo esperar.
Mientras las demás seguían haciendo sus pedidos, Yulia deslizó una mano por los hombros de Elena y la atrajo hacia ella. La abrazó con fuerza y le clavó un beso en la frente.
Elena solo sonrió ante tanta ternura.
—¿Qué quiere tomar la rubía más sexy del planeta? — Yulia le dijo en tono divertida y la hizo reír.
—Creo que... También quiero tequila.
—Woww...— Yulia enarcó las cejas, sorprendida. Respetaba el tequila demasiado — Ok... estás en modo Karina ¿Eh?. — Le molestó cariñosamente —Mmmm... ¿También quieres embriagarte? ¿Has bebido tequila antes?
Elena se encogió de hombros.
—No, no lo he probado pero quiero hacerlo hoy...
—Está bien... Pero te advierto que es bastante fuerte. Vas a terminar dormida al segundo trago.
— Claro que no... — Elena rió — No lo haré, y en caso de que pase, tú vas a cuidarme... ¿cierto?
—Totalmente — Yulia le respondió y se inclinó para dejarle un beso en los labios.
Alexa se acercó a ellas con la libretita y Yulia le dio una sonrisa — Hola Alexa, dame por favor, una botella de tequila y dame mucho pero mucho limón. Que sea demasiado. Lo vamos a necesitar... Oh y también regálame dos cervezas bien frías.
—¿Cerveza?— Elena se extrañó — ¿No tomarás tequila conmigo? — Le dijo algo decepcionada.
Yulia negó con una sonrisa. Le agradeció a Alexa y volvió a mirarle — Amor... las cervezas son para ayudar a bajar el tequila, así no te va a dar tanta resaca al día siguiente. Es un truco que aprendí.
—Ummm... Y yo pensando que no te gustaba beber...
— No me gusta — Yulia le aclaró — Quiero decir, no es que no me guste del todo, es solo que, solo lo hago cuando son ocasiones especiales... Y bueno, me ha pasado una que otra vez en días normales.
—Lo sé, te vi super borracha una vez en este lugar. Incluso te subiste a cantar pero casi no se te entendía nada. Estabas tan ebria que tu lengua se trababa toda... Fue jodidamente gracioso — Elena empezó a sonreír cuando las imágenes de esa noche llegaron a su cabeza.
Yulia frunció el ceño intentando recordar pero nada venía a su mente.
Elena continuó — Estabas tan ebria esa día, que apuesto a que ni siquiera recuerdas que esa noche tú y yo nos liamos en mi auto.
—¡¿Cómo dices?! — Los ojos de Yulia se abrieron como platos. No podía creer lo que estaba escuchando —¿Estás jodiéndome?
—No, es cierto... Y no te lo quise contar antes pero ya que más da, pasó. Me haré cargo de las consecuencias por si me quieres denunciar. Yo me aproveché de que estabas en otro planeta para meterte a mi auto y besarte con todas las ganas del mundo. Yo sé que no estabas en tus cabales pero me respondiste a todo y las cosas se pusieron un poco calentonas entre las dos, aunque... no pasó a mayores porque Nastya, Aleksey y los demás chicos arruinaron todo. Lo siento mucho — Su rostro se mostró arrepentido.
Yulia pareció pensante por unos segundos hasta que la empezó a mirar con los ojos entrecerrados.
—Oh... Mierda... Ese fue el día en que supuestamente yo me había dormido en el jodido parqueadero y después desperté en casa de Masha, con su ropa, pensando en que ella y yo habíamos cogido... Y luego tú apareciste con tu lindo rostro a molestarme porque no me había bañado... Oh Dios... Te voy a...— pareció enojada pero al instante empezó a reír y metió la mano detrás de la silla para darle una nalgada a Elena, quien solo se burló con una carcajada — Por todos los cielos Katina, como no recordé eso, con esa información hubiera podido hundirte en ese momento. Te habría hecho mi esclava por siempre.
—Me habría asustado mucho si hubieses recordado todo lo que pasó esa noche, pero de todas maneras no me habría molestado que me convirtieras en tu esclava — Aunque... conociéndote como eres... No habrías hecho nada en mi contra. Simplemente me hubieses pedido que te dejara en paz.
—Probablemente... Y si eso hubiera pasado de esa forma, tú y yo no estaríamos aquí, así, a punto de darnos otro beso — Le susurró en los labios. Elena sonrió embobada e intentó acercarse a su boca pero no pudo ya que el momento fue interrumpido por la llegada de los meseros.
Los empleados pusieron todas las bebidas sobre la mesa, acomodaron todo lo necesario y se retiraron de nuevo. Elena frunció el ceño en confusión al ver una bandeja de cristal rebosando de limones cortados a la mitad.
—Jumm... Creo que esto es una exageración... ¿Por qué tanto limón? — Le dijo a Yulia que rápidamente negó.
—No lo es Lena, créeme. El tequila es bastante fuerte. Vas a vaciarte esta bandeja en segundos... Solo mira esto — Yulia sirvió las copas y le pasó una a ella para que la olfateara. El fuerte olor del tequila hizo que la cara de Elena se convirtiera en una mueca.
—Oh... Es demasiado... — Susurró espantada.
En ese mismo momento, Tasha aplaudió para que todas le miraran — Ok, Ok, cállense ya y por favor enfóquense en mí — Se puso de pie, abrió la botella de Vodka que había pedido y se dispuso a llenar su copa y la de Inna. Le pasó el trago a su novia y después levantó en el aire su shot.
—Chicas, Lenin... En esta noche tan alegre quiero brindar junto a ustedes por muchos motivos... Primero, quiero que disfrutemos de este trago por nuestras grandiosas y ahora rubias, Inna y Elena, quienes dieron lo mejor de si para que el show de hoy fuera espectacular. Y porque nos sorprendieron a Yul y a mi con su cambio de look tan llamativo. Nosotras abrimos los ojos como platos cuando las vimos salir por toda la cancha — Dijo divertida y toda la mesa empezó a reír — Bueno, bueno, también, quiero brindar por esto que está pasando. Porque hace unos meses atrás, las cosas estaban tensas entre algunas personas aquí presentes — Tasha miró a Yul y a Elena —Porque ninguna imaginamos que las cosas fueran a cambiar tanto hasta el día de hoy, y con esto me estoy refiriendo por supuesto a nuestra nueva pareja Yul y Elena, que a pesar de todo lo malo, están juntas apoyándose y hacen un equipo genial.
—¡Eso es! — Masha alentó a la pareja y de nuevo los gritos y silbidos de la mesa no se hicieron esperar. El ambiente era espectacular.
Tasha continuaba — Tercero, quiero brindar por que a partir de ahora, y estoy segura de que será así, todos los que estamos en esta mesa forjaremos un gran amistad. ¡Ustedes son geniales! — Exclamó con exagero haciendo reír a algunos — Ok, ok... Y por último, quiero brindar por Masha, que nos ha bendecido con su grandioso bar y con estos hermosos tragos la noche de hoy. Gracias por consentirnos, Masha. Eres la mejor sin duda. ¡SALUD! — Tasha colocó su copa en la mitad y todos los demás se levantaron de la silla, uniéndose al brindis.
Antes de que Elena se llevara su trago a la boca, Yulia le pasó una rodaja de limón. Ella la miró confundida pero lo agarró.
—Bebe el trago y luego chúpate toda la pulpa.
—Bueno... — Elena asintió y a la cuenta de tres, ambas se llevaron sus tragos a la boca.
Yulia bebió toda su copa sin ningún problema, incluso sin utilizar su pedazo de limón... sin embargo, Elena no pudo con el trago entero. Lo bebió hasta la mitad.
—Oh Dios... qué es esto — Se quejó por el sabor. Yulia vio la cara de sufrimiento que tenía así que de inmediato le metió el limón a la boca y se lo exprimió.
Todos en la mesa empezaron a reír a carcajadas. No podían con lo que estaban viendo.
—Lo creo y no lo veo, Elena. Nunca has tomado tequila ¿TÚ?— Inna le dijo sorprendida.
Elena se sentó en la silla negando. Bebió un poco de cerveza para bajar el ardor en su estómago — No, nunca lo había probado, soy de tomar más vino. Nunca bebo algo que no sea vino — Les contó sonriendo.
Las demás chicas solo negaron sin dejar de reír.
Yulia se preocupó y le sirvió un vasito de agua — ¿Quieres que te pida un vino? ¿O Algo más suave...— Le susurró.
Ella negó — No amor, así está bien. Tengo que aprender — Le respondió y terminó de beber el líquido restante de su copa. Después de eso, ella mismo tomó su pedazo de limón y lo chupó. Su rostro fue menos trágico esta vez pero aun así era difícil de llevar.
Yulia la quedó mirando por un momento y no tuvo más remedio que encogerse de hombros. Una sonrisa se empezaba a formar en sus labios, ya sabía que su chica no iba a terminar bien pero que más daba, ella iba a estar ahí para cuidarla cuando cayera dormida...
***
Horas más tarde, la fiesta en el SUGAR seguía en lo más alto y los espectaculares clásicos de la música DISCO tenían a todo el mundo gozando sin parar.
En la mesa, las chicas estaban descontroladas bebiendo y cantando a todo pulmón al ritmo de Stayin” Alive de los Bee Gees. Una canción que sin duda prendía a cualquiera, en cualquier situación... aunque bueno, a Yulia y a su hermano no tanto, ellos eran los únicos en la mesa que parecían tomarlo con más calma. Y era entendible, ambos se estaban controlando con el alcohol a diferencia de las chicas que revolvían de todo.
La canción finalmente llegó a la última nota y toda la mesa explotó en aplausos. La alegría que sentían era descomunal. Incluso Elena ya estaba bebiendo el tequila directamente de la botella. Era algo de locos.
Al parecer el Dj del SUGAR ROCK decidió seguir con la tematica de los clasicos porque al instante empezó a reproducirse la espectacular “Like a Virgin” de Madonna a todo volumen. Elena no pudo creer que estuviera sonando una de sus canciones favoritas y se levantó de la silla sin ningún cuidado mientras se molía a carcajadas.
Yulia intentó agarrarla de la cintura para que no se fuera a caer pero Elena la alejó rápidamente.
—¡No me cojas!— Le dijo riendo. Le pasó la botella de tequila y de pronto empezó a mover su cuerpo sensualmente al ritmo de la canción.
Yulia se sorprendió cuando Elena se le metió entre las piernas, la agarró de la barbilla y comenzó a cantarle cada frase muy cerca del rostro. De pronto, todo el mundo estaba rodeando la mesa de las chicas y alentando a Elena mientras ella seguía bailando para su novia.
A Yulia se le olvidó que cientos de personas las estaban mirando y solo se dedicó a disfrutar de los eróticos movimientos que su chica estaba haciendo solo para ella mientras tarareaba la letra de una canción que aunque polémica, también hablaba de lo enamorada y renovada que le hacía sentir su amor y su compañía.
Yulia no pudo evitar que su corazón latiera enloquecido. El nivel de sensualidad de Elena estaba incrementando, además el nuevo color de cabello le calzaba de fantasía.
Yulia sintió que no podía sobrellevar semejante momento y se clavó la botella de tequila en la boca. Dejó que el líquido traspasara su garganta como un manjar...
La canción culminó y Elena sin dudarlo, se le sentó sobre los muslos y la besó nuevamente con mucha pasión mientras le agarraba la barbilla con fuerza.
Lenin, no daba crédito a lo que le estaba pasando a su hermana y decidió grabarlo todo con su teléfono. Aquello debía quedar para el recuerdo.
Elena se separó un poco y le regaló una hermosa sonrisa que duró solo unos segundos ya que después la envolvió en un abrazo.
Yulia la mantuvo allí sobre sus piernas durante un momento hasta que Elena misma decidió volver a su silla, aunque su rostro ya no era el mismo, se veía cabizbajo.
Yul lo notó y no dudó en preguntarle —¿Qué pasa mi amor? ¿Te estás sintiendo mal?— Le dijo preocupada.
Elena asintió y después hizo el amague de querer vomitar.
Yulia se alertó rapidamente y la levantó de la silla con cuidado. Pensó en que tal vez Elena necesitaba un poco de aire así que la llevó afuera del Bar. Ambas caminaron hasta la acera donde había un pequeño murito para descansar.
Yulia la sentó allí con cuidado, se puso de cuclillas frente a ella y empezó a soplarle con su boca sobre la frente en donde se le veían muchas gotas de sudor. Dejó de hacerlo por un momento para poder observarle directamente al rostro y sin planearlo sus labios se encogieron de las esquinas.
Elena parecía haber batallado en una guerra. Su cabello rubio estaba despeinado por todas partes, estaba sudorosa y el maquillaje se le había movido, sobre todo el labial que se le había regado afuera de los labios. ¡Se veía malditamente sexy!
De pronto, la chica inclinó la cabeza hacia arriba y apoyó contra el muro de concreto que esta tras ella. Cerró los ojos y soltó un suspiro bastante largo. Sin duda necesitaba un descanso.
Yulia aprovechó y le bajó el cierre del abrigo hasta el inició de los pechos para que el aire relajante de la noche la refrescara. Seguido de eso de su jean sacó un pañuelito de esos que siempre cargaba y con ella, le limpió el sudor que le corría por la frente.
Elena volvió a mirarle cuando sintió ese toque. Sus ojos estaban risueños. Definitivamente se había pasado con el alcohol.
—¿Ya no tienes ganas de vomitar?— Yulia le susurró con ternura mientras seguía limpiándole la frente.
Sin embargo, ella negó relajada — Claro que no. Yo me siento super... ¿Y tú? ¿Cómo estás?— Le replicó divertida. No dejaba de mostrar su sonrisa que derretía a cualquiera. Era hermosa. Yulia se encogió de hombros.
—Yo... Mmm... Me siento un poco mareada, pero apuesto a que tú lo estás más... Deberíamos irnos a descansar ya — Le comentó pero Elena negó de inmediato al escucharlo.
Su rostro se transformó en una mueca.
—¡Claro que no! ¡Quiero seguir disfrutando de nuestra noche! ¡Estamos en vacaciones! ¡No quiero descansos! ¡Quiero divertirme contigo! ¡Volvamos adentro! ¡Quiero bailar hasta que amanezca! ¡Necesito el tequila! — dijo decidida y de inmediato se puso de pie. Intentó dar un paso pero Yulia se levantó y la agarró por la cintura. La detuvo.
—Hey, hey, Lena... Espérate. ¿Cómo qué tequila? Ya ha sido suficiente. Estás muy borracha bebé. Oye... Yo también quiero seguir disfrutando de nuestra noche pero no aquí, todos en la mesa ya están en otro mundo y no quiero que terminemos igual. Por favor... Vámonos.
Elena se quedó mirándole fijamente hasta que asintió, pareció entender la preocupación de Yul. Aunque, ella no quería que la noche acabara allí así que se lo hizo saber de nuevo.
—Está bien... No más alcohol, pero si quiero que vayamos a un lugar. Y no te puedes negar — Le advirtió.
—¿De qué se trata?— Yulia enarcó una ceja pero Elena soltó una risita y no le contestó nada. Simplemente se soltó de su agarre, la tomó de la mano y la arrastró hasta su Porsche.
—Es una sorpresa — Le contestó emocionada y de pronto se acercó a la puerta del piloto la cual abrió sin problema.
Los ojos de Yulia se abrieron como platos cuando la vio montándose al auto. Entró en pánico y de inmediato fue hacia ella. Agarró la puerta y no dejó que la cerrara — Hey, Elena, ¿qué diablos crees que haces? ¡No vas a conducir en el estado en que estás! ¡No lo voy permitir! — Le habló con autoridad.
Elena se encogió de hombros y sin protestar se deslizó hacia el asiento del copiloto. Estiró su mano con las llaves del auto para que ella las cogiera.
—Conduce tú entonces... — Le dijo y sin más se quedó callada.
Yulia agarró las llaves y con mucha duda se metió al Porsche. Cerró la puerta y la pensó más de dos veces para meter la llave en la cerradura. No estaba para nada segura que conducir ese auto era buena idea. Ella no estaba tan mal como Elena pero también había ingerido mucho alcohol y no quería causar un problema.
Sin embargo, la dulce voz de su novia la sacó de su meditación.
—¿Podrías prender el auto? Quiero poner música... — Le pidió con inocencia y ella no pudo negarse a eso.
Metió la llave, prendió el auto y le cumplió el deseo. Al darle play al reproductor, la popular y muy famosa Ariana Grande comenzó a sonar en las bocinas del Porsche.
A Elena le encantaba así que empezó a moverse al ritmo de la música pero fue fugaz porque detuvo su baile y se acercó al tablero del GPS. Marcó una dirección en él y miró a Yulia sonriente — Ve allí — Le pidió con diversión y se le acercó a dejarle un beso en el hoyuelo.
Yulia asintió y arrancó el auto con mesura, salió a la carretera y presionó el acelerador adecuadamente para ir al lugar que Elena había marcado.
En cuanto el Porsche de las chicas giró por la carretera, una camioneta negra muy lujosa entraba por la puerta principal del Sugar, iba al parqueadero y se detenía en el lugar que Yulia había despejado con anterioridad.
Tal vez el destino era muy bueno o simplemente existían las casualidades porque las personas que acaban de llegar en el auto eran nada más y nada menos que Nastya y Aleksey.
Ambos estaban con cara de pocos amigos, Nastya porque no había podido destacar en nada y Aleksey por las razones que ya se sabían.
Nastya apagó las luces de la camioneta, quito el seguro de las puertas y salió del auto. Aleksey la siguió y juntos se dirigieron hasta la entrada del Sugar.
Al llegar, ambos se vieron sorprendidos por el montón de gente que había. Aleksey se cubrió la cabeza con la capucha de su abrigo para no llamar la atención de sus excompañeros, aunque era algo inútil ya que ellos estaban por todas partes.
Sin embargo, a Nastya aquello no le importó y se dirigió a la barra.
Aleksey corrió tras ella.
Encontraron un lugar y se quedaron de pie esperando que alguien los atendiera. Aleksey no dejaba de mirar nervioso a todos lados.
—¡No llames la atención tanto! ¡Solo disfruta!— Nastya le aconsejó.
En ese momento, una de las empleadas se acercó a ellos para tomarles el pedido. Nastya encargó un coctel mientras que el chico pedía una cerveza.
La mujer no tardó mucho con los tragos y se los pasó.
Aleksey ni siquiera esperó el brindis que Nastya pretendía hacer, se llevó la botella a la boca en cuanto la agarró y bebió casi todo el líquido.
Volvió a mirar a su alrededor, dejó la botella sobre la barra, arregló las arrugas de su ropa y después peinó su cabello.
Nastya lo miró extrañada — ¿Qué haces?— Le dijo.
Aleksey pasó de nuevo las manos por su pelo y bebió lo último que quedaba en la botella.
—Voy a buscar a Elena. Ya vengo — Dijo como si nada y se giró hacia la multitud.
Nastya abrió la boca sorprendida. Su ceño se frunció de inmediato. No podía creer que el idiota ese la dejara allí sola por irse a buscar a alguien que lo odiaba y no tenía interés en él.
Aleksey empezó a recorrer todo el Sugar en busca de Elena, quería disculparse con ella por el lamentable episodio del día anterior. Solo pensaba en encontrarla y hacerlo pero sus planes se empezaron a trastocar cuando sin querer en una mala movida, su cuerpo chocó de frente contra el de su ex amigo Luka, quien a verlo, no pudo contener la ira.
El rostro de Luka se desencajó y de inmediato sus puños se apretaron. No podía creer que él estaba ahí — ¡Que jodida mierda haces en este lugar! — Le gritó tan fuerte que llamó la atención de los que estaban rodeándolos, incluido la mesa de las chicas.
Karina, completamente borracha, colocó su mano en el hombro de Lenin y le señaló a Aleksey — Mira, ves a ese hijo de puta al que están gritando. Se llama Aleksey, y fue él quien dejó inconsciente a tu hermana con el golpetazo que le dio. Ayer la policía se lo llevó pero míralo, ya está aquí, disfrutando de la libertad. Esa es la ventaja de tener padres adinerados.
La mandíbula del rubio se apretó al oír tal cosa. Se acercó al oído de Masha con delicadeza y le susurró que no demoraría.
Se puso de pie con cuidado y se dirigió a donde estaba Luka y Aleksey, a quien otros chicos del equipo ya lo tenían rodeado.
Lenin abrió el círculo que se había hecho entre ellos, empujó a los estudiantes que estaban allí y sin pensarlo, quitó a Luka del camino y agarró a Aleksey del cuello.
Todos se sorprendieron por aquella reacción, pero fue algo que no duró mucho porque Lenin les hizo saber la razón.
—¡Te crees muy machito pegándole a niñas, ¿eh?! ¡Eres un pedazo de mierda!— le gritó a la cara y seguido, le dio un golpetazo que le impactó en toda la mejilla derecha y lo mandó a volar sobre una mesa.
Aleksey cayó boca arriba, agarrándose todo el rostro. Intentando detener la sangre que empezaba a salir.
Un Lenin totalmente decido, fue de nuevo hacia él y lo agarró del abrigo, lo levantó y empezó a empujarlo hacia las afueras del Sugar. Muchas personas salieron a la calle, nadie quería perderse la escena.
Lenin siguió empujando a Aleksey hacia la acera del Sugar hasta que el chico cayó nuevamente al suelo, sentado y sin fuerzas. Tenía el rostro lleno de sangre. El golpe de Lenin había sido certero.
—¡Qué pasa! ¡Levántate y pelea! ¡O solo eres capaz de meterte con chicas! — Uno de sus excompañeros de equipo le gritó.
Aleksey se había ganado el odio de todos con todo lo que había hecho el día de ayer.
Lenin agitado, intentó caminar hacia él, pero Luka le puso una mano en el pecho y lo detuvo.
—No vale la pena, ya dejalo. Él no merece nuestro tiempo — Le susurró.
El rubio pareció entenderlo y se quedó quieto. Masha llegó en ese momento y lo agarró del brazo para calmarlo. Aunque ya no era necesario.
Nastya, quien se dio cuenta de la situación, salió a la calle y rápidamente se agachó a su lado para ayudarlo. Sin embargo, al verlo lleno de sangre, se llenó de ira, se levantó decidida e intentó ir contra Lenin. Quiso darle una cachetada pero la rápida reacción de Masha no se lo permitió.
La chica castaña la agarró del brazo y con fuerza la empujó, haciéndola caer al suelo. Todas las personas que estaban mirando el espectáculo empezaron a reír y a burlarse de ella.
Masha se enojó, no iba a permitir más escándalos en su negocio.
—¡Largate de aquí Nastya! ¡No quiero volver a verte ni a ti ni al imbécil de Aleksey! ¡A ninguno! — Les gritó — ¡Lárguense lejos! ¡A ustedes ya nadie los quiere cerca! ¡Entiéndanlo de una buena vez! ¡No son gente grata! ¡No son bienvenidos! ¡Y ya fuera de aquí! ¡O voy a llamar a mis guardias para que los echen a patadas! — Les amenazó.
Todos los testigos empezaron a gritarles que se fueran, además de cosas despectivas y nada gratas. Nastya se sintió aludida y se levantó hacia Aleksey, lo ayudó a pararse y juntos empezaron a correr hacia la camioneta.
Ambos entraron y Nastya pisó el acelerador con toda para escabullirse de allí. Algunas botellas de alcohol impactaron contra los cristales de su auto. Sin duda eran odiados.
Masha entrelazó su mano con la de Lenin y le dio una sonrisa tranquilizadora.
Él negó arrepentido — Perdona el escandalo pero cuando me enteré que era él...
—Lo sé — Masha lo cortó — No te preocupes. Se lo merecía. Ya olvidado. Sigamos en los nuestro— Le dijo con calma y empezó a llevarlo de nuevo hacia dentro.
Luka, empezó a entrar a todos de nuevo, alegando que todo había acabado. La fiesta debía seguir...
Nada podía detenerlos.
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Capítulo Final (Parte 4)
En otro lugar de la ciudad, Yulia seguía conduciendo tranquilamente por la solitaria carretera mientras que su acompañante se mantenía en sintonía con la buena música que retumbaba dentro del Porsche.
Por un momento había pensado que la idea de conducir a un lugar que no conocía era demasiado absurda, pero en realidad estaba disfrutando demasiado del viaje. No dejaba de sonreír ni de carcajearse y todo gracias a su novia que no perdía la oportunidad de dedicarle cada canción de amor que se reproducía en los parlantes. Elena le estaba ofreciendo todo un espectáculo.
Los minutos siguientes fueron igual de alegres pero como siempre, algo extraño tenía que suceder. Yulia, quien mantenía la mirada fija en la carretera, comenzó a notar que aquellas calles se le hacían muy familiares. Las grandes casas, lo lujosas que eran y además... El vecindario al que acaba de entrar. Se sintió muy confundida, miró el GPS con atención y después intercambió una mirada a Elena cuando se dio cuenta que el camino que ella había indicado allí, las estaba dirigiendo a su antigua casa, solo que por una ruta que ella desconocía.
De inmediato se lo dijo.
—Elena Katina... Este camino nos está llevando a la mansión de tu madre. ¿Acaso este era tu gran plan? El lugar al que tanto querías venir... — Le dijo preocupada pero sin dejar de conducir.
Elena miró por la ventana, estudió el lugar y de pronto empezó a reírse — Obvio no, mira — Colocó su dedo en el GPS, señalándole el punto a donde debían llegar.
Yulia le echó un vistazo y le enarcó una ceja. El punto seguía dando básicamente sobre la mansión Katina — Está señalando tu casa, Elena — Trató de obviarlo, pero Elena se sonrió y negó con seguridad.
Apagó el GPS y le señaló la carretera — Solo sigue mis indicaciones — Le dijo sin dejar de sonreír.
Yulia suspiró derrotada y tuvo que obedecer a las órdenes de su chica. El auto recorrió unas cuantas calles hasta que efectivamente se cruzaron con la mansión Katin.
Yulia disminuyó la velocidad, mientras pasaban al lado de la gran reja negra que daba acceso a la lujosa casa. Siguió con lentitud, también pasando los altos muros que muchas veces había saltado por Elena.
El auto dejó la casa de Inessa atrás y empezó a recorrer la siguiente mansión. En ese momento, Elena sacó la cabeza por la ventana y solo unos metros después, le pidió que se detuviera.
Yulia orilló el auto contra la cerca, pero no apagó el motor.
Elena se quitó el cinturón de seguridad y la miró, sus ojos tenían un brillo muy especial — Llegamos amor. Sígueme — Le guiñó el ojo con picardía y luego salió del auto como si nada. Cerró la puerta tras de si y corrió junto a la cerca.
Yulia se sintió confundida nuevamente y la siguió con la mirada. Al ver como su chica empezaba a escalar la cerca de ladrillo, se llenó de pánico, apagó el auto, bajó de él lo más rápido que pudo y corrió hacia ella.
Al llegar a su lado, la agarró por la cintura y le detuvo el progreso — ¡Hey, Lena, qué diablos haces! ¡Bájate de ahí! — Le susurró llena de nervios.
Elena se inclinó para verla y negó lindamente. No lo haría — No pasa nada amor, vamos. Quiero mostrarte algo — Le respondió de igual forma.
A pesar de saber que estaban cometiendo el peor de los errores, Yulia aflojó el agarre y la dejó seguir hacia arriba.
Ella también empezó a escalar llena de miedo pero con mucho cuidado.
Ambas llegaron a la cima, comenzaron a bajar juntas el otro lado de la cerca hasta que tocaron el suelo.
Yulia se sacudió su pantalón y luego levantó la mirada para ver el lugar. Frente a sus ojos había una mansión que parecía diez mil veces más lujosa que la de los Katin. Era como un castillo real, pero decorado con adornos de esta época.
Elena la agarró del brazo, sacándola de su distracción —Esta es la casa de un político muy reconocido. Ven a ver la maravilla que tiene aquí — Le dijo emocionada y la arrastró como si nada hacia el jardín de la casa.
Yulia se sentía nerviosa cada vez que daba un paso más cerca, pero al mismo tiempo no podía dejar de distraerse por todo lo que había a su alrededor. Aquella casa era simplemente magnifica. Estaba fuera de la imaginación.
Elena la arrastró y la arrastró por todos lados hasta que logró llegar al lugar que tanto deseaba.
Frente a ambas había una piscina inmensamente grande, pero no era solo su tamaño lo llamativo, la forma en que había sido construida era simplemente grandiosa. Estaba rodeada de bellas flores, de rocas perfectamente formadas, de luces coloridas que alumbraban todos los alrededores fuera y dentro, además de una gran cascada que caía con fuerza y creaba una abundante espuma en el agua azuleja.
A Elena se le formó una sonrisa de oreja a oreja. Ese lugar era su favorito de aquella mansión y nunca había tenido la oportunidad de disfrutar de él cuando solían visitarlo.
En ese instante, ella decidió que la espera terminaría así que se bajó todo el cierre de su abrigo y lo mandó a volar lejos, dejando su torso completamente desnudo y libre. Siguió con su sudadera y sus bragas, y por último lanzó por ahí sus tenis, sin ningún cuidado.
Yulia se dio cuenta de lo que estaba pasando y casi enloquece al ver que su novia estaba como Dios la trajo al mundo. Se echó las manos a la cabeza sin saber que hacer pero rápidamente reaccionó y se quitó su chaqueta.
—¡Amor! ¡por todos los cielos! ¡¿Qué haces desnuda?!— Intentó cubrirla con la chaqueta pero Elena corrió y se lanzó al agua.
En ese momento, Yulia sintió que se le iba al aire. Su reacción fue inminente ante aquel hecho de manera que rápidamente se acercó hasta el borde y se lanzó tras ella sin pensarlo.
Agarró a Elena bajó el agua y la ayudó a salir a flote aunque eso había sido totalmente innecesario porque aunque Elena estaba ebria, sabía perfectamente lo que hacía.
Ambas quedaron de pie justo en la mitad de la piscina, agarradas una a la otra, mirándose a los ojos.
Elena empezó a reír de pronto en forma burlona por lo que acababa de suceder, pero a Yulia no le causaba la misma gracia. La pelinegra empezó a darle palmadas al agua mostrándole toda su molestia — ¡AHHHHHHH! ¡¿POR QUÉ ME HACES ESTO?! ¡QUIERES PROVOCARME UN INFARTO?! — Le gritó severamente. El corazón le latía asustado. Una chica ebria y una piscina de casi dos metros de altura no eran gran combinación. Había temido por un desenlace fatal.
Elena estaba demasiado ebria para entender la situación, así que solo empezó a burlarse mucho más de su novia al verla tan enojada y con el rostro tan desencajado. De pronto, se giró hacia el otro lado y empezó a nadar libremente por todo el agua, extendiendo su desnudez a flote.
Yulia soltó un suspiro y luego negó derrotada. Se arrepentía de haberla dejado tomar tanto. Definitivamente no volvería a dejar que Elena tocara una copa de tequila.
La chica desnuda siguió nadando hasta que llegó bajó la cascada, ahí se detuvo y levantó la cabeza hacia el agua, permitiendo que todo el líquido que bajaba por las rocas le cayera en el rostro.
Yulia la quedó mirando fijamente, estudiando cada uno de sus movimientos. Como los parpados se le cerraban por el impacto del agua, como se echaba su cabello, ahora dorado, hacia atrás, como se le formaba esa típica sonrisa dulce que convertía sus ojos en dos medias lunas. Además, para completar el panorama, el montón de luces coloridas bajo la piscina se reflejaban en su cuerpo y dibujan un arcoíris en él... Elena parecía una sirena de cuento.
Perfecta.
Yulia no pudo aguantar los latidos de su corazón y empezó a nadar hacia ella. No esperó a que Elena terminara con su refrescante baño y la sorprendió agarrándola por la cintura.
Elena gimió mientras reía y se dejó llevar por Yulia al pequeño escondite que había bajó la roca y la cascada.
Yulia la recostó contra la pared, y le mostró una sonrisa llena de picardía.
Elena volvió a sonreír por aquella acción, y de inmediato le deslizó sus manos por el cuello, acariciándole su rostro para poder unir sus labios con los de ella.
Comenzaron a besarse lentamente, a compartir un pequeño y necesario momento durante unos segundos, hasta que Elena decidió separarse solo un poco.
Deslizó sus pulgares hasta la boca de Yulia y le rozó los labios con ternura.
—Te amo demasiado, Volkova... — Le susurró con fragilidad pero sin dejar esa dulzura que siempre le caracterizaba. Los ojos le brillaban —Te amo con todas mis fuerzas aunque seas una regañona de primera — Bromeó, e hizo que Yulia sonriera por milésima vez. Continuó — Aunque, también sé qué lo haces porque te preocupas por mi... — Algo de cordura llegó a su cabeza.
Yulia le dio la razón. Asintió — Así es preciosa. Es por eso que lo hago. Y lo siento si a veces parezco muy negativa pero es que a ti se te ocurren unas cosas que... Joder... Solo mira donde estamos... — Exclamó abrumada.
Elena volvió a soltar una risita burlona — ¿Acaso no te gusta este lugar? — Le preguntó.
Yulia negó — El lugar es perfecto amor, me encanta... — Le dijo con honestidad — Pero... Me encantaría más si no fuera una piscina ajena, si no fuera de tu vecino ricachón político y si la casa de tu madre no estuviera al lado. Sin esos puntos esto habría sido magnifico. Oh, espera... Y sin contar que alguien podría venir en este momento, darse cuenta de que estamos irrumpiendo ilegalmente y sacarnos a patadas, o en el peor de los casos, llamar a la policía.
—Oh Dios... ¡Eres tan trágica! ¡Nada de eso va a pasarnos! — le exclamó divertida.
Yulia se encogió de hombros — Uno nunca sabe, Katina. Podría ser. En fin... Debes estar preparada siempre. Sobre todo porque no quiero que alguien venga y te vea desnuda. Tú, enterita, eres mía, y nadie más puede deleitarse con lo que me pertenece. ¿Entendido?
Yulia le dio un guiño lleno de coquetería el cual le hizo bombear el corazón como loco. Además, eso de que ella le pertenecía le había sonado demasiado excitante.
Elena no lo aguantó y se acercó para darle otro beso. La adoraba con todas sus fuerzas. Yulia Volkova era su todo.
Y se lo hizo saber.
La miró fijamente a los ojos — Eres lo mejor que le ha pasado a mi vida Yul... Y no estoy exagerando... — Le aclaró.
Yulia rió.
—No creo eso mi cielo.
—Bien... porque no lo hago. Y si, puede que esté muy ebria en este momento pero es la verdad. Tú... me haces sentir viva. Me haces sentir que he nacido de nuevo. Haces que mi corazón se dispare, haces que todo se vuelva color de rosa... Sobre todo cuando me amas en la intimidad — Elena le susurró y apoyó su frente con la de ella — Y no es solo por el placer que me haces sentir, es porque de verdad siento que vuelo, un montón de sentimientos se combinan dentro de mí y... Cielos... — Suspiró — Ni siquiera sé como explicarlo — Le dijo.
Hubo un pequeño silencio, el cual Elena aprovechó para acomodar sus ideas. Quería expresarle a su novia demasiadas cosas — Yo... Quiero agradecerte por hacerme feliz... Por comprenderme y por aguantarme. Gracias también por esos espectaculares días en Génova. Ojalá podamos repetir un momento así a solas, sin interrupciones, en una casa frente a la playa, disfrutando del momento. Sin duda han sido los mejores días de mi vida.
—Tú solo tienes que decirme lo quieres y yo lo haré realidad. Si deseas mañana mismo nos vamos de nuevo a Italia, compramos una casa frente al mar y mandamos a construir en nuestro jardín una piscina igual a esta para que bañes desnuda las veces que quieras. Vamos, yo haré lo que me pidas — le respondió divertida.
Elena volvió a sonreir ante la idea. Definitivamente todo era genial.
—De verdad harás lo que yo te pida? — Le replicó
Yulia asintió — Lo que quieras, donde quieras y a la hora que sea.
Elena se mordió el labio con picardía al escuchar eso. Le encantaba — Entonces empieza en este momento Volkova. Quítate la ropa y nada conmigo. Para eso te traje aquí y no nos vamos a ir sin hacerlo.
—¿Qué?— Yulia se burló. Volvió a negarse — Pídeme cualquier otra cosa pero no eso. Ya con que una de nosotras esté desnuda es suficiente. Será más fácil cuando nos descubran.
— ¿De verdad no vas a cumplirme ese deseo? — Elena sonó tan decepcionada, que Yulia no pudo evitar sentirse mal. Hace un segundo le había prometido de todo y ahora se negaba. Era una tonta.
Soltó un gemido de protesta — Lena... Pero es que... ¿Cómo diablos voy a desnudarme aquí? ¡Qué tal si viene alguien y me ve! ¡Lo siento pero no quiero que me vean desnuda!— Sonó preocupada.
Elena intentó hacerla cambiar de parecer y comenzó a poner su típico rostro de tristeza infinita. Arrugó su ceño y convirtió su boca en un tierno puchero.
Yulia no pudo resistirse y pegó un grito — Iuchh... Ok, ok, lo haré pero solo será por unos minutos y después nos vamos — Dijo derrotada y comenzó a sacarse la camisa.
Elena de inmediato comenzó a sonreír al verla despojándose de la ropa. Le ayudó a sacarse el pantalón, el top y las braguitas.
Yulia agarró sus pertenencias y las dejó sobre una de las rocas que había allí en el pequeño escondite. Por nada iba a dejar su ropa en donde Elena había tirado la de ella.
Finalmente, ambas se cogieron de las manos y salieron de nuevo hacia la piscina. Yulia no podía dejar de mirar a los alrededores. De verdad temía demasiado a que alguien apareciera y las encontrara allí.
Elena entendió el nerviosismo de su chica así que se hizo todo lo posible para hacerla sentir relajada. Empezó a rodearla y a lanzarle pequeñas e inofensivas manotadas de agua al rostro.
Yulia empezó a reírse por lo bajo mientras que con sus manos se cubría del agua.
Elena sintiéndose juguetona, deslizó su mano por lo más bajo y le metió un pellizco en el trasero que la hizo saltar. Yulia se sorprendió por aquello y de inmediato intentó ir a agarrarla para hacerle lo mismo pero Elena empezó a esquivarla por todos lados.
En ese momento ambas comenzaron un lindo y divertido correteó por toda la piscina. Se olvidaron de todas las preocupaciones y por fin le dieron rienda suelta a la diversión que tanto necesitaban.
Minutos después de mucho jugueteo, Elena se detuvo a la mitad de la piscina para dar un respiro y permitió que Yulia se le acercara y la agarrara de nuevo por las caderas.
— ¡Te tengo! — La chica más baja le gritó y de inmediato la alzó de sus muslos, dejándola más inclinada que ella y con los pechos fuera del agua.
Elena sintió de pronto que sus pezones se endurecían. Rápidamente se llevó una mano a sus pechos, dejando protegidas a sus chicas.
Yulia sonrió al verle — Que sensible son. Se ponen erectos con nada — Le molestó, y se ganó una pequeña e inofensiva palmada en su hombro.
Elena le mostró de nuevo un puchero —¡Es porque está haciendo mucho frio! Apuesto a que los tuyos también se van a poner igual ahora que salgas del agua.
Yulia negó — No lo harán... Y si quieres apostar ¡Perfecto! ¿Qué sugieres?
— Ahhhh... — Elena pareció pensativa. Echó un vistazo alrededor, a ella misma desde su posición y de pronto chasqueó los dedos — ¡La que pierda deberá irse corriendo desnuda hasta casa mientras que la otra la sigue en el auto!
—¿Qué? — Yulia enarcó una ceja.
Ella se encogió de hombros — Lo vi en una película — Explicó inocentemente pero aún así se ganó una carcajada de Yulia.
— Ok... Lena... Mira, la que pierda deberá levantarse mañana muy temprano y preparar un delicioso desayuno para la otra. ¿Está mejor? — Elena asintió — Ok, salgamos... — Yul le dijo por último y la bajó de nuevo.
Ambas empezaron a ir hacia la orilla, sin embargo, tuvieron que detenerse y quedarse muy quietas cuando oyeron unas voces masculinas extremadamente cerca.
Yulia entró en pánico y comenzó a mirar a todos lados hasta que logró observar a dos hombres que se acercaban con linternas hacia la piscina.
Elena también los vio y de igual manera se asustó — Oh... Nos han pillado. Salgamos de aquí rápido — Dijo llena de miedo e intentó moverse pero Yulia no la dejó. La sostuvo de su mano.
—Por Dios... ¿Cómo se te va a ocurrir salir? Ellos ni siquiera nos han visto aquí pero si sales así no más si lo harán. Tenemos que esperar que pasen derecho y después salir. Deben ser guardias que solo están haciendo su recorrido.
—¡Pero ya vienen hacia acá! ¡Que vamos a hacer!
Yulia intentó pensar con cabeza fría, miró a todos lados buscando otra alternativa de salida pero definitivamente no lo había. Lo único que les quedaba era meterse bajo la cascada y esperar que los hombres se volvieran a ir.
—Amor, vamos bajo la roca, vamos rápido — susurró lo más bajo que pudo y ambas empezaron a ir allí. Se metieron bajo la cascada nuevamente y se quedaron en completo silencio.
Los pasos y las voces de los hombres se escucharon finalmente allí, los dos venían hablando de deportes pero eso quedó en el pasado cuando uno de ellos notó las bragas rojitas de Elena tiradas sobre el pasto.
El hombre las recogió del suelo y las estiró de lado a lado mientras que su compañero las alumbraba con su poderosa linterna.
Ambos empezaron a sonreír.
—Wow... Que braguitas tan sexys... ¿De dónde habrán salido? — El hombre comentó con diversión.
Yulia escuchó con claridad lo que habían dicho y no pudo evitar asustarse cuando recordó que las bragas de Elena habían quedado allí tiradas. Rápidamente se movió con cautela del escondite y echó un vistazo hacia ellos. Su ceño se frunció de inmediato al ver como ambos hombres se reían mientras miraban con morbo el pedazo de tela.
—Umm... No creo que estas bragas sean de alguien de la mansión... Aquí solo viven puras viejas amargadas que nunca usarían estas bellezas — Entre ellos hablaban y se burlaban.
Yulia estaba echando fuego, el hombre manoseaba demasiado los calzones de su chica.
De pronto, el chico que tenía la linterna le arrebató las bragas a su compañero y las estiró de la misma forma. Les echó un vistazo de cerca y después, se las llevó contra la nariz donde las olfateó de una manera exagerada.
Yulia sintió que le daba un derrame nasal al ver esa escena, no aguantó más y de inmediato volvió al rincón del escondite donde se encontraba su ropa. La tomó rápidamente y se la colocó como pudo.
Elena se confundió al ver lo que ella hacía y la manera tan violenta en que lo hacía. Yulia tenía el rostro fruncido hasta el límite.
—Yul... ¿Qué pasa?¿Qué están haciendo?— Le susurró lo más bajo que pudo.
Yulia la miró fijamente y la agarró de los hombros — Amor... Esos asquerosos están olfateando tus bragas. ¡Y nadie puede olfatear tus bragas! — Dijo con ira. ¡Voy a salir a recuperar tu ropa así que espérame aquí!— Al decirle eso, intentó traspasar el agua de la cascada pero Elena la detuvo en seguida.
A pesar de que estaba ebria sabía que esa era una pésima idea. La regañó en voz baja.
—¡¿Cómo se te ocurre?! ¡No vas a ir a ningún lado! ¡Esperaremos a que se vayan y saldremos!
—¡Pero es que... tus bragas... ¡Las tienen en las narices! — Yulia pegó un gemido pero al final se resignó.
Volvió a asomarse con cautela y observó que los hombres seguían en su jodido ritual de olfateo. Tuvo que negar con la cabeza — ¡Malditos puercos!— Susurró para ella misma hasta que finalmente dejaron de hacerlo.
—Uuuffff... Estas bragas huelen delicioso, a chica joven y bien cuidada — El hombre de la linterna comentó con excitación. Sonreía — Seguramente el jefe estuvo de fiesta aquí con esas modelitos que suele traer y esto se le quedó a una de ellas — Alzó las bragas al aire y suspiró — Voy a guardarlas para mí... Creo que las necesitaré para distraerme esta noche — Dijo divertido y las guardó en el bolsillo de su pantalón. Aunque la mitad de las bragas quedó colgándole fuera.
Su compañero negó con la cabeza mientras reía. Le señaló el paso, dándole a entender que siguieran su ronda y así lo hicieron. Empezaron a alejarse de nuevo.
Yulia no podía creer lo que había escuchado que el tipo haría con las bragas de su novia y definitivamente no pudo soportarlo — Elena... Cuando yo te diga que corras, tienes que correr muy rápido hacia al Porsche — Le dijo sin más y salió del escondite.
Elena no entendió nada pero intentó agarrarla pero fue imposible ya que Yulia nadó rápidamente hasta la orilla y salió de la piscina.
El miedo la consumió, no supo que hacer, sobre todo porque su ropa no estaba cerca de los bordes de la piscina.
Yulia empezó a irse tras los hombres, caminando en puntillas sin hacer nada de ruido. Aprovechó que ellos iban carcajeándose y se les acercó lo más que pudo sin perder de vista las bragas.
En un momento de extrema decisión, adelantó sus pasos y sin pensarlo decidió lanzarse a por las bragas.
Logró arrebatarlas del bolsillo al hombre que por supuesto sintió el jalonazo y se giró a ver que era.
Yulia lo miró a los ojos, agarró las bragas con fuerza y sin dudarlo arrancó una maratón de vuelta hacia la piscina.
A los pocos metros de allí, Elena ya estaba fuera de la piscina intentando encontrar su ropa entre el montón de flores pero lastimosamente no estaba ninguna de sus prendas, ni su abrigo ni su sudadera. Se habían esfumado.
De pronto. Escuchó un montón de gritos.
—¡CORRE! ¡CORRE! ¡CORRE AL AUTO! — ¡CORRE! ¡CORRE! ¡CORRE AL AUTO!
Echó un vistazo al lugar de donde provenían y allí fue cuando se percató de que Yulia venía corriendo con sus bragas en la mano y detrás de ella los dos hombres persiguiéndola.
—CORRE...
— Pero que... Elena quedó en shock pero rápidamente se dio cuenta de la señal de la que Yulia había hablado así que también arrancó a correr desnuda por todo el jardín.
Yulia aceleró el paso tanto como pudo y al llegar junto a la piscina, agarró su chaqueta y volvió rápidamente al ruedo. Logró alcanzar a Elena mientras escalaba el muro, le ayudó a llegar a la cima y después la ayudó a bajar tan rápido como pudo.
Corrieron al Porsche, ambas entraron por la puerta del piloto a toda velocidad y ahí fue cuando Yulia pisó con violencia el acelerador... El auto se desapareció por la carretera en un tiempo record.
***
12:10 AM.
CASA VOLKOV.
Y como si se tratara de una película de acción el Porsche se subió a la acera y frenó en seco sobre el jardín de los Volkov, dañando por completo el césped que Larissa tanto se esmeraba por cuidar.
Dentro del auto, Elena se sacudió fuertemente por el frenazo pero afortunadamente pudo controlarlo rápido, gracias a que estaba agarrada de los soportes.
Yulia por su parte se sostuvo del volante lo más que pudo sin dejar de pisar el freno.
Ambas se quedaron así, hubo un momento de gran silencio mientras procesaban lo que había sucedido, pero de repente, un ruido muy extraño sonó en el auto y de pronto, empezó a salir un montón de humo desde la capota delantera del Porsche.
Fue en ese momento cuando las carcajadas mezcladas con aplausos de Elena no se hicieron esperar e inundaron todo el lugar.
Yulia no miraba a ningún lugar, tenía los ojos clavados en el volante mientras lo agarraba como si no hubiera un mañana. Definitivamente no salía del shock...
Pero por supuesto, eso fue solo cuestión de tiempo ya que las carcajadas de Elena la hicieron reaccionar.
Yulia quitó su pie del freno, alejó las manos del volante con lentitud y volteó a ver a su novia. La mujer se agarraba el estómago debido a que no podía parar de reír.
Yulia no pudo evitar contagiarse y también empezó a reírse, su cabeza cayó contra el volante y fue ahí donde dio rienda suelta a su típica risa. De pronto empezó a negar cuando a su mente vino todo lo de hace un momento. ¡Había sido una locura!
Elena se calmó, volvió a su postura y al darse cuenta de su desnudez se cubrió sus partes íntimas con las manos.
Yulia ya más relajada, se inclinó nuevamente y la miró. Ambas tenían unas sonrisas dibujadas en sus rostros.
Yulia se percató de la falta de ropa de su chica y rápidamente levantó la chaqueta que había recuperado de la piscina y se acercó a ella para ponérsela. Elena se dejó envolver en ella. Todo su torso quedó cubierto.
—Gracias — Elena agradeció sin dejar de sonreír. Se subió el cierre de la prenda hasta el cuello y luego se quedó mirando su entrepierna y muslos desnudos.
Yulia se percató de eso y metió la mano bajo su camisa, de allí sacó las bragas. Las estiró para que Elena las viera pero ella de inmediato las esquivó. Su rostro se volvió una mueca.
Yulia se confundió —¿Qué pasa? ¡Son tus bragas! ¡Las recuperé amor! — le dijo extrañada, pero Elena volvió a negar y seguía con su cara de asco.
—¡No, aleja eso de mí, no voy a coger unas bragas que un par de tipos olfatearon y se pusieron en la cara! ¡No lo haré!— Dijo cruzándose de brazos.
Yulia enarcó una ceja. Pareció obviarlo — No te las estoy dando. Solo te las estoy mostrando para que veas que las recuperé. Por supuesto no iba a dejar que te las colocaras — Comentó.
Elena frunció el ceño confundida. Se encogió de hombros. No entendía nada — Si no ibas a dejar que me las colocara de nuevo entonces para que te arriesgaste de esa manera. ¡Esos tipos pudieron haberte agarrado! ¡Lo hubieras dejado como estaba y ya! ¡No debiste hacer esa locura mi amor! — Le dijo burlona.
Pero Yulia no estuvo de acuerdo con ella — Oh no, no me importa nada. No iba a dejarles tu ropa interior a un par de cerdos. ¡ACASO NO ESCUCHASTE LO QUE ESTABAN DICIENDO! ¡El asqueroso de la linterna dijo que las utilizaría para divertirse! ¡Iughh! ¿Sabes que quiere decir eso? ¡MASTRUBARSE! — Gritó fuera de sí y Elena no pudo evitar otra carcajada al verla tan molesta. Tuvo que cubrirse la boca rápidamente para amortiguar la risa.
Yulia continuó. Sacudió las bragas y las empuñó fuertemente — Sabes que, Elena, mañana voy a destruirlas con mis propias manos. Prefiero... quemarlas antes de que alguien las quiera coger para su satisfacción. ¡Eso no sucederá mientras yo viva! — Dijo exageradamente e intentó guardarlas en el bolsillo de su pantalón pero se le hizo muy imposible ya que la ropa se le había pegado al cuerpo debido a la humedad — ¡Joder! ¡Estoy chorreando agua por doquier! — Exclamó con algo de molestia.
Miró a todo su alrededor y negó por el desastre que había allí dentro. El asiento del Porsche estaba empapado. El suyo y el de Elena.
—Amor, te juro que mañana mandaré a lavar tu auto... — Le dijo pero Elena negó despreocupada. Eso la tenía sin cuidado.
—No pasa nada Yul... Mejor... Entremos ya a la casa si... ¡Empezó a darme mucho frio!
—Claro que si amor... Vamos — Le respondió y salió rápidamente.
Elena intentó abrir su puerta para salir pero Yulia de inmediato la gritó, haciéndola detenerse.
—Lena... Alguien nos podría estar viendo y estás sin ropa interior... Sal por aquí por favor... Yo voy a cubrirte...— Le pidió en su susurro al cual Elena sonrió.
Salió del auto con cautela y ambas caminaron rápidamente hasta la puerta, Yulia caminando detrás, tapándole su lindo trasero.
Elena abrió la puerta y en seguida se metieron.
La oscuridad de la sala las envolvió así que Yulia sacó su teléfono de la chaqueta y alumbró el camino.
Ambas empezaron a ir en puntitas, logrando hacer el mínimo ruido. Subieron las escaleras, caminaron por el pasillo y finalmente se metieron a la habitación de Yul.
Yulia cerró la puerta con suavidad, fue rápidamente a su lámpara y la encendió haciendo que el cuarto se iluminara un poco. Luego, se dirigió hasta su closet, rebuscó en él y después sacó un par de toallas que relucían.
Elena se quedó de pie junto a la cama, mirándole: mientras que con sus manos se tapaba la entrepierna.
Yulia regresó a su lado y lo primero que hizo fue envolverle una de las toallas en la cintura, cubriéndole la desnudez. Después tomó la otra y se la colocó sobre la cabeza delicadamente. Empezó a moverla con suavidad sobre el cabello de Elena, ayudándole a opacar la gran humedad que había en él.
A Elena de pronto se le formó una sonrisa al ver que Yul la había tomado como prioridad en vez de encargarse de si misma ya que en realidad ella estaba mucho peor. Tenía la camisa y su jean pegados al cuerpo, los zapatos inundados y el cabello destilándole agua como si estuviera en la regadera. Una locura.
Decidió poner equidad a la situación así que se llevó las manos a la cabeza y tomó la toalla por su cuenta. La deslizó contra el cabello de Yul y la movió de la misma forma.
—Ve a quitarte esa ropa bebé... No quiero que te de un resfriado — Le dijo lindamente.
Yulia se miró y por supuesto estuvo de acuerdo.
Asintió — Bien... Lo haré. Ya vuelvo. Y hey... No hagas ruido... — Le pidió divertida y luego se alejó hacia su baño.
Elena se sonrió, negó con inocencia y se sentó en el borde de la cama. El efecto del alcohol aún seguía en su sangre así que le era difícil mantenerse de pie.
No bastó mucho tiempo para que Yulia apareciera de nuevo esta vez envuelta en una bata de baño y con el pelo casi seco.
Ella cerró la puerta del baño tras salir y su ceja se enarcó cuando vio que Elena seguía sentada en el borde de la cama, con la chaqueta aún puesta y el cabello todavía húmedo. Mirando a un punto muerto en el suelo.
Se le acercó y la sacó de su ensoñación cuando le tocó el hombro.
Elena se volvió a poner de pie rápidamente pero casi pierde el equilibrio. La tuvo que coger de la cintura.
—Wooow, woow... Cuidado Lena, cuidado — Le susurró con una sonrisa.
Elena negó por su torpeza. Se disculpó — Lo siento es que... Todo me da vueltas.
Yulia asintió — Te entiendo amor. Debes descansar ya. Ven, dejame quitarte esto — Le replicó y le deslizó sus manos hacia el cierre de la chaqueta. Empezó a bajárselo con cuidado, poco a poco hasta que logró abrirlo por completo. La toalla que tapaba la entrepierna desnuda de Elena, también cayó al suelo debido a ello.
Yulia soltó un suspiro mientras agarraba los extremos de la chaqueta y se la comenzaba a deslizar fuera. Para ella nunca era fácil hacer ese tipo de cosas. Aunque el cuerpo de Elena ya no le era extraño, tenerla de frente, desnuda, era imposible de llevar. En la piscina se había contenido por la circunstancias pero esto era diferente.
Finalmente le sacó la chaqueta y la dejó caer al suelo. Sus ojos de inmediato observaron el torso de su chica. Aún había gotas de agua en él. Se deslizaban por su piel. Demasiado sexy...
Se agachó a recoger la toalla y se dedicó a esfumarle el agua del cuerpo. Los hombros, los brazos, el abdomen y por último por encima de los pechos. Pasó la tela con suavidad sobre ellos y de pronto obtuvo una sensual recompensa. Los botones rosados de su chica se colocaron más grandes de lo normal. Se habían puesto erectos.
No pudo evitarlo, y soltó una pequeña risita al notarlo. Elena se ruborizó.
—Tus cositas me están apuntando como si quisieran dispararme... ¿Aún tienes frio?— le molestó.
Elena negó agachando la cabeza. El rubor en sus mejillas se estaba haciendo mayor. De pronto, se aclaró la garganta — En realidad si tengo mucho frio, pero mis cositas no se vuelven así por él, te mentí... — Susurró sin dejar de sonreír.
Yulia enarcó una ceja con picardía — Ahhh no... Y entonces qué les pasa...— Dijo burlona.
Elena se abrazó a sí misma, cubriéndose e intentando acaparar el frio. Se encogió de hombros —... Solo basta que tú estés cerca para que mi cuerpo reaccione así... No puedo controlarlo — Le confesó.
Yulia sonrió por la gracia que le causaba el momento y se acercó para envolverla en un abrazo. Al acariciarle y ponerle las manos sobre la espalda pudo sentir lo helada que tenía la piel y no la expuso más a la desnudez.
Se alejó de ella con delicadeza y sin soltarle, arregló todas sus almohadas de la cama y bajó las cobijas.
—Ven, vamos a descansar... — Le susurró con ternura y la llevó poco a poco sobre el colchón. Se aseguró de que Elena quedara a la mitad de la cama y después le subió todas las cobijas hasta el cuello.
Elena le mostró una hermosa sonrisa por su exageración y después sacó una mano con la que acarició el lado vacío de la cama. Una clara invitación de que la quería a su lado.
Yulia lo entendió y asintió. Pero antes señaló a su closet — Voy a ponerme una pijama y ya vuelvo — Le dijo.
Pero a Elena no le gustó la idea, negó de inmediato — Quédate así... Quítate la bata y caliéntame con el calor de tu cuerpo. Entra aquí ya — Levantó la cobija y le señaló el colchón.
Yulia no protestó y simplemente le cumplió su deseo. Se desnudó ante los ojos verdigrises de su novia y se deslizó junto a ella.
Elena la recibió con los brazos abiertos. La mantuvo sobre ella. Ambas se observaban fijamente. El amor fluía en sus miradas.
—Este ha sido uno de los mejores días de toda mi vida Yul... Nunca lo voy a olvidar... — Le susurró con sinceridad.
Yulia no mostró ninguna expresión diferente pero sin duda estaba de acuerdo. Ese día también iba a quedar plasmado en su memoria. Sobre todo porque nunca antes alguien le había hecho cometer tantas locuras juntas.
—Perdón si he hecho algo que no te ha gustado... — Continuó — Pero quiero que sepas que me ha hecho feliz todo lo que ha pasado hoy. Eres increíble... De principio a fin.
—Hmm... No me halagues tanto que de pronto pierdo la humildad — Yulia bromeó y la hizo reír. Una risa débil pero sincera.
—Te estoy hablando en serio. Poner mis ojos en ti fue la mejor decisión que he tomado porque a pesar de que sufrí por ello y te hice pasar horribles momentos, ahora estoy aquí, disfrutando de tu amor, disfrutando de una nueva familia y de unos nuevos amigos... De una nueva yo... Gracias... Eres lo mejor que me ha pasado en mi vida — Le volvió a repetir y de pronto una lagrimita le corrió por la mejilla.
Yulia se sonrió y deslizó su pulgar por su mejilla para que desapareciera. No quería verle llorar... Así fuera de felicidad.
Elena se rió — Creo que ya estoy muy sensible.
Yulia asintió — Total. Deberías descansar ya mi amor.
Elena negó — No, no quiero dormir. Terminemos de hacer esta noche épica y hagamos el amor. Tengo muchas ganas, desde la piscina tengo muchas ganas — Le confesó.
Yulia notó la veracidad de sus palabras en el brillo incesante de sus ojos. Ojos llenos de deseo. Un deseo que también sentía.
No dijo más y se le subió encima lentamente — Si así lo quieres no digas más, solo te pido que no vayas a hacer mucho ruido. Tengo la habitación de Viktoria y mis padres aquí al lado.
— Está biiiiiieenn ¡OHHHHHHH!
Yulia no le dio ni tiempo de contestar porque rápidamente se metió bajó las cobijas y le atacó la entrepierna.
Elena tuvo que ponerse una almohada sobre el rostro y apretársela con fuerza para disminuir el volumen de los quejidos... Aunque, una almohada parecía que no iba a ser suficiente.
FIN.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A ccdkatina, Volkatinale92, Vera Rivero, Ely, Yulieth, SharonRoZe y a Kathe les gusta esta publicaciòn
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Oh me.envanto todo el capitulo lo disfrute mucho, jaja mejor las locuras de Elena que cambio tan grande dio. Muchas gracias por subir estos fic me encantan tus historias!! A la espera de la próxima
Volkatinale92- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 06/07/2019
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Fascinante todos los capítulos ehhh. Me la eh gozado con el ultimo , que locuras esas chicas. Esta historia me ha encantado. Gracias por adaptarla y compartirla con nosotr@s. Espero leerte pronto en otra. Hasta la próxima.
Yulieth- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 01/06/2020
Edad : 34
Localización : Portugal
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Hola, Nezhaley. Primero, aclaro que los fics que subo, son adaptaciones y segundo, el fics Ginger Apple. The Stripper, es el que tiene más contenido sexual que el resto.
Saludos!
Saludos!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Me encantó, de principio a fin! Gracias por subirlo
Aleinads- Mensajes : 519
Fecha de inscripción : 14/05/2015
Edad : 35
Localización : Colombia
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Woow! Me encantan tus Fics, sean adaptaciones o no, en verdad están geniales, gracias por compartirlos y espero encontrar más de tus historias
katina4ever- Mensajes : 280
Fecha de inscripción : 03/07/2015
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Me encanto la historia gracias por compartirla🤩🤩
ccdkatina- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 23/12/2015
Edad : 40
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Muy buena la historia...muchas gracias...saludos..
Kathe- Mensajes : 5
Fecha de inscripción : 12/09/2021
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