MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Está muy buena la historia! Leí los 8 capitulos juntos y la intriga me mata jaja
denarg_94- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 11/05/2016
Edad : 30
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Hola chicas, espero que estén muy bien. Paso rápido por acá para poder dejar el capítulo de hoy y pedir disculpas por no saludarles de manera personalizada como siempre, es que estoy haciendo cosas del insti y pues, un tanto atareada me tienen.
Las quiero mucho a todas. Amo que comenten y amo que lean la historia y les agrade cada capítulo que trae este mágico fics.
Por cierto, bienvenidas a los nuevos usuarios que comentan y recordarles que si tienen algún apasionado por la lectura y la escritura, son bienvenidos a desahogarse acá.
A leer!!
Días después...
Yulia no se hallaba, caminaba de allá para acá alrededor de la sala, rodeaba los sofás, se sentaba en ellos, se levantaba, los volvía rodear. Su teléfono se encontraba en alta voz sobre la mesita de la sala, intentaba comunicarse con Anya desde hace aproximadamente diez minutos pero su amiga no respondía a la llamada y eso le tenía al filo del desespero. Los días anteriores no habían sido nada fáciles para ella, Miroslava no contestaba a sus llamadas ni mensajes, cuando marcaba de otros teléfonos y trataba de hablarle, ella de inmediato colgaba al escuchar su voz. Cuando llamaba a la línea de su casa su mamá o algún otro familiar se la negaban por pedido de la misma. No respondía a ningunas de las conversaciones que iniciaba a través de las redes sociales, ni siquiera los leía. Le ignoraba por completo.
Tres noches atrás de lo ocurrido se había comunicado con Anya, poniéndole al tanto de la situación con Elena y pidiéndole ayuda para arreglar las cosas con Miroslava.
Lastimosamente las respuestas de su mejor amiga en los dos días pasados no habían sido alentadoras, su novia no permitía que le tocara el tema, el nombre “Yulia” estaba bloqueado en alguna conversación entre ambas. Todo era una mierda.
Finalmente su llamada fue contestada. Yulia se quedó quieta frente al teléfono, ansiando que la respuesta de hoy fuera positiva, si no, tomaría un vuelo a St. Petersburgo en los próximos días para aclarar todo de raíz.
—¿Si?
—¡Maldita sea, Anya! ¡Hasta que por fin te dignas a contestar! ¡¿Qué demonios estás haciendo?!
—Oye, oye... Que yo sepa, primero se saluda, Yulia Volkova... No es tan difícil, ¿sabes? Y si tanto te intriga lo que hago pues estoy en la ducha completamente desnuda y llena de jabón ¿Deseas saber algo más?
—¡Mierda!— Yulia se mordió el labio inferior y se dejó caer en el sofá. Aquella respuesta no la esperaba —No, Anya, no deseo nada más, tú información acaba de ser muy explícita y ya estoy sintiéndome excitada de solo imaginarte— Suspiró profundo a propósito y la risa de Anya se escuchó fuertemente por la bocina —Mejor vamos al grano. Dime qué me tienes una buena noticia hoy.
—Lo siento, mi amor pero no, todo sigue igual. Tú novia me habla sin ningún problema pero cuando te nombro se niega a escucharme— Anya se silenció por unos segundos —Yul... esto no te lo había dicho y no sé si es buena idea pero... según lo que me contaron las chicas hoy, Miroslava se está comportando de una manera algo extraña, tal parece anda desatada en la Universidad y desde hace tres días no ha dejado de visitar el Bar de la zona para emborracharse.
—No me jodas, ¿La han visto con alguien? ¿Me está engañando?— Yulia se cubrió la frente con preocupación. Era lo último que le faltaba.
—Eso no fue lo que te dije, no confundas las cosas. Lo que trato de decir es que si no haces lo posible por hablar con ella pronto, puede cometer alguna estupidez. Está dolida creyendo que traicionaste su confianza y uno en esa situación no piensa nada.
—Maldita sea, Miroslava no es así, ni siquiera puedo imaginarlo— Yulia gimió —tendré que conseguir un tiquete y volar a St. Petersburgo tan pronto como pueda, tal vez mañana.
—No sé que decirte, Yul... es decir, pienso que sería lo mejor pero eso ya es decisión tuya.
—Con esto que me has dicho, me he puesto peor que antes, Anya, ahora si estoy jodida.
—Nada de eso— Anya le regañó —Si te lo cuento es porque sé cuanto quieres a tu novia y ella a ti, así que no quiero que ninguna cometa algo estúpido y todo termine por la borda, sobre todo cuando me has dicho los planes que tienes para proponerle que se independice contigo. Inclusive ya te tengo el precio de algunos apartamentos muy lindos y cómodos...
—Diablos, eso tendremos que dejarlo para después— Yulia se incorporó del sofá y caminó hasta la barra de la sala para servirse un whisky. Llenó la copa hasta rebosarla y la bebió de un sorbo. En ese momento lo necesitó —Primero tengo que explicarle la verdadera razón del problema. Eso será lo más difícil, contarle la realidad. Si me perdona esa, entonces mando a comprar de inmediato cualquiera de esos apartamentos que has visto.
—Seguro que si te perdonará... Debiste haberle contando eso desde un principio. Tú ni siquiera sabes mentir y te pones a intentarlo.
—Lo sé.
—A propósito y hablando de tu problemilla, ¿cómo vas? ¿Ha vuelto a decir o hacerte algo?
—Absolutamente no, al día siguiente después de lo ocurrido me fui a reflexionar bajo un árbol y ella llegó, no parecía querer pelear o algo parecido, incluso llegué a sentir que estaba preocupada por mí. Tuvimos una pequeña conversación de algo que no recuerdo y allí quedó todo, ni ayer ni anteayer volvió a aparecer por mis narices... Y lo agradezco.
—Quisiera conocer a esa mujer para partirle la cara, lo que ha hecho contigo es jodidamente estresante. ¿Tiene alguna red social o algo donde pueda verle, conocerla?
—No, nada.
—Bueno... por lo menos descríbemela físicamente para hacerme una idea. ¿Es baja, alta, flaca, rellenita? ¿Siquiera es linda?
—¡¿Linda?!... No, Anya, no es linda... Es dolorosamente hermosa, es casi perfecta— Yulia se sirvió otro trago y comenzó a beberlo, al otro lado Anya ya iniciaba con su vestimenta. —Es un poco más alta que yo, un cuerpo de infarto, sus pechos tienen el tamaño adecuado, cabello rojo largo y rizado, ojos color verde con tonalidades grises que se convierten en dos medias lunas cuando sonríe, nariz y pómulos pronunciados, labios rosados y carnosos y una maldita sonrisa que mataría a cualquiera. Esa condenada es Elena Katina— Yulia la recordó y azotó con furor su copa en la barra. Por más que quisiera negarlo la mujer era fantástica.
—Por Dios, suena tan perfecta que necesito verla. Dame su nombre completo, la buscaré en Facebook.
—Le buscaré en los contactos de una amiga y te enviaré el link por mensaje para que la veas.
—Por favor, y mientras lo haces terminaré de arreglarme adecuadamente. Nos vemos.
—Adiós— Yulia se despidió, volvió a la sala para tomar el teléfono y caminó hasta el despacho de su padre aún con la copa de whisky en sus manos. Se sentó en la silla principal y prendió el computador portable.
Comenzó a navegar sin problemas y encontró el perfil de Masha. Entre sus amigos, efectivamente se encontraba Elena en ellos... pero con el nombre de “Sergeyevna Katina”. Entró y se sorprendió cuando vio en la portada principal el rostro de ella junto a Katya. Ambas estaban abrazadas y sonreían llenas de felicidad. Sintió curiosidad y siguió examinando cada foto. La mayoría mostraban a Elena junto a su hermanita, sonriendo y haciendo muecas agradables como desagradables. Yulia se encontró sonriendo embobada, en aquellas imágenes sentía a la chica con un aura totalmente diferente. Siguió mirando y se sorprendió al encontrar algunas fotos de la mujer sin maquillaje y ropa cómoda, era igual de hermosa, no existía cambio en ella. Dejó de mirar las imágenes y revisó otras cosas de la biografía, le pareció extraño que aquel perfil tuviera pocos amigos. Tal parecía que Katina solo conservaba a sus más allegados en él. Las cosas que posteaba también eran muy diferentes a como las creía. Eran mensajes con reflexiones, cosas llenas de ternura. Yulia se sintió confundida por un momento y llegó a pensar que ese no era perfil de la chica.
Volvió a Masha, buscando un nuevo rastro de Elena pero solo el mismo perfil aparecía, fue al buscador y escribiendo el nombre de “Elena Katina” en él. La búsqueda fue positiva, existía otro. Yulia entró con un click y sus cejas se enarcaron viendo el contenido, esa biografía representaba en todos los sentidos a la Katina que conocía. Fotos con sus amigas, abrazada con diferentes chicos en fiestas, en carros lujosos, borracha. Casi como un historial para presumir su fantástica vida. Yulia no supo a que se enfrentaba, al parecer Masha tenía razón, habían dos clases de Elena, una buena y angelical, y una mala y demoniaca. Miró todas las tonterías de aquel perfil pero no aguantó y cerró su sesión. Pensó que lo mejor era no enviar nada a Anya y dejar las cosas tal y como estaban, total, con tal de que no se metiera con ella nunca más... le daba igual y le importaba en absoluto la vida de la mujer.
Terminó de beber la copa y salió nuevamente hacía la sala, tumbándose perezosamente en el sofá, mirando a los alrededores de la sala. Otra vez estaba sola, su mamá y Viktoria siempre iban en las tardes a acompañar a su padre a la oficina y Lenin... de él no sabía su paradero.
Prendió la TV y dejó el canal de las noticias. De pronto, un mensaje llegó a su celular.
—Inna, las chicas y yo iremos al Sugar hoy, ¿Estás ahí? ¿Quieren verte cantar?— Era Tasha.
Yulia suspiró, desde el jueves en la noche no se presentaba en el lugar, y hoy sábado no tenía las mínimas ganas de aparecerse en aquel sitio. Paseó sus dedos por la pantalla, pensando en como decirle a su amiga que estaba en casa haciendo pereza y sin ganas de nada.
—No estoy allá, en este momento estoy en mi casa, con la piyama puesta y frente a la TV.
—¡Oh, que mal! Estaba pensando en pedirte que cantaras algo para Inna de mi parte, pero será otro día, ¿Si quiera te encuentras bien? Desde el miércoles andas algo rara y cabizbaja. Solo quería animarte
Yulia re-leyó las últimas líneas del mensaje, era tan cierto... Desde aquel día había evitado estar con sus amigas y no porque algo malo pasara con ellas, la razón había sido para despejar su mente a solas, reviviendo lo que ocurría con su novia para tratar de arreglarlo.
Nuevamente miró a su alrededor, el reloj marcaba las 8:30 pm, era sábado, estaba completamente sola y sin nada que hacer, ¿Por qué no pasar un buen momento con las chicas?
Contestó el mensaje.
—Estoy bien, Tash, y envíame la canción que quieres para tu chica, en unos minutos salgo para el Sugar.
Apagó la TV y saltó del sofá hacía las escaleras mientras le escribía un mensaje a su madre para avisarle.
—Mamá, te había dicho que no iría al Sugar a cantar pero he cambiado de opinión, por favor avísale a Viktoria y dile que no dormiré con ella hoy pero que la amo… y también a papá. Te amo... Y no te preocupes por mí. Estaré bien.
Entró a la habitación, tiró el teléfono en la cama y se metió a la ducha a la velocidad de un rayo.
...
Más tarde, marcando casi las 9:30 de la noche, Yulia bajaba de su taxi y se dirigía a la gran puerta del Sugar. El lugar estaba repleto de personas como de costumbre. Miró cada una de las mesas desde la entrada y en una cerca del escenario divisó a Tasha y las demás chicas riendo y disfrutando. Antes de acercarse a ellas, se dirigió a la chica que atendía la Barra. La misma que se sorprendió al verla frente a ella.
—¡Estás aquí! ¡Viniste!— Masha no pudo esconder su felicidad y rodeó la Barra para salir. Envolvió sus brazos en la cintura de Yulia y luego le miró con el ceño fruncido y un tierno puchero —Hace dos días que no vienes, ¿Ya no te gusta este lugar?
—Si me gusta este lugar, pero como te dije anteayer y ayer, no me encontraba de muy buen humor como para venir. Hoy me siento mejor.
—Me alegra tanto. Ya me he acostumbrado tanto a tu linda voz que me fue difícil no escucharla los días pasados. Cantarás hoy, ¿verdad?
—Lo haré— Yulia le regaló una sonrisa, que por alguna razón le hizo sonrojar demasiado y alejarse nuevamente hacia la Barra.
Los ojos de Yulia se entrecerraron al ver la cara roja de Masha, la reacción de la chica no le había parecido nada normal.
—¿Por qué te pones así?— Preguntó, apuntándole con el dedo.
Masha se sonrojó aún más.
—Es que... no te dije pero... ¡Diablos! Tu rostro es tan parecido al de tu hermano que de pronto lo vi a él... Lenin me pareció tan lindo el día que estuvo aquí.
Yulia enarcó una ceja al escuchar la voz melosa y dulce que su amiga había utilizado para decir eso. No se lo esperaba.
—Pensé que me dirías algo como: Es que no te dije pero... ¡Diablos! ¡Soy lesbiana y me gustas!— Yulia soltó una carcajada al mismo tiempo que Masha hacia una mueca desagradable y le lanzaba una palmada suave en su brazo. El mismo que ya no le dolía pero aún seguía un poco rojizo.
—¡No seas tonta!— Se quejó — Hablo en serio, de verdad te pareciste mucho a él. Creo que me gusta— Nuevamente se sonrojó.
—Si quieres puedo llamarlo y decirle que venga. No me molestaría para nada que se conocieran y que te convirtieras en mi cuñada.
—¿Qué? No, no... Solo fue un comentario, nada serio— Dijo notoriamente nerviosa y comenzó a pasar el trapo sobre la barra.
—Ya te descubrí, niña— Yulia le molestó y colocó una mano sobre la suya, deteniendo su fingido intento de limpiar —Te ayudaré a conquistarlo, pero te advierto algo…
—No quiero conquistarlo. Solo dije que me gustaba— Masha chilló e intentó soltarse pero Yulia no le dejó.
—¿Vas a escucharme? — Masha asintió muy atenta —Conquistar a un Volkov no es nada fácil, tendrás que trabajar mucho. Pero sobre todo... me tienes que tratar muy bien a mí— Le amenazó.
—¿Eso era necesario pedirlo?— Masha preguntó, esta vez con una sonrisa. Yulia negó divertida —No me vayas a hacer quedar mal con tu hermano. Te lo advierto, Yul.
—A ti nunca, preciosa— Yulia le dio un guiño lleno de coquetería que hizo reír a Masha bastante fuerte.
—Ya deja de molestarme, me pones nerviosa. Mejor dime, ¿qué vas a tomar para pasar el rato?, ¿Whisky? ¿Cerveza? ¿Agua?
—¿Te pongo nerviosa?— Yulia preguntó picara. Masha de nuevo le lanzó una palmada en el brazo.
—¡Yah! ¿Qué quieres?
—Ok, ok... Dame una cerveza— Le pidió burlona.
Masha se alejó para preparar su pedido mientras ella comenzaba a observar a todas las personas a su alrededor. El Sugar no era precisamente un lugar para parejas del mismo sexo pero era inevitable no ver algunas en el lugar.
De pronto la mirada de Yulia se detuvo en la puerta, allí comenzaban a entrar algunos chicos y chicas que había visto en la Universidad. Observaba con curiosidad a cada uno de ellos y de repente sintió molestia al ver que el grupo de personas lo cerraban, Aleksey, Nastya... y la grandiosa Elena Katina.
El grupo de apropiadamente diez personas analizó el lugar y tomaron una mesa seguida en donde se encontraban sus amigas. Sus ojos no pudieron dejar de admirar a la chica de cabello rojo, era tan jodidamente bella y cualquier prenda que vistiera la hacía ver hermosa. Su vestido negro de mangas le hacía destacarse mil veces más que al resto de mujeres junto a ella.
Yulia suspiró y dejó de admirarla para volver con Masha, su amiga finalmente volvía con el trago.
—Aquí está.
—Estaré en aquella mesa— Yulia le señaló en donde se encontraban Tasha y las demás —Si necesitas algo ya sabes— Masha asintió.
Yulia tomó el vaso de cerveza y se alejó hacía sus amigas. Cuando llegó a la mesa, una serie de silbidos y aplausos por parte de las chicas se hicieron presentes. Yulia pudo darse cuenta que ya estaban con algunos tragos encima.
—Por fin llegas, Yul. Ven aquí— Una Tasha muy alegre le palmeó la silla vacía a su lado.
Antes de tomar asiento, Yulia rodeó la mesa para saludar a cada una de las chicas de beso como correspondía. Finalmente tomó su lugar, quedando entre Tasha y Karina.
—Pensábamos que no vendrías— Inna le dijo.
Yulia quería comentarle al oído el porqué se había demorado, pero Inna estaba muy lejos de ella, exactamente al frente. Vaciló por unos instantes cuando vio los ojos de Karina, Ivka, Sveta y Tasha, y tomó la decisión de decirlo para todas. En fin, no daría todos los detalles.
—No me estaba sintiendo muy bien en estos últimos días, ni hoy, he tenido problemas con mi novia pero he pensado que todo se solucionará. Tengo planeado tomar un vuelo mañana para ir a visitarla.
—¿Un vuelo? ¿Tu novia no es de aquí?— Ivka preguntó con curiosidad.
Yulia negó.
—Ambas somos de St. Petersburgo— Aclaró —Mi familia tuvo que mudarse aquí por el trabajo de mi padre, por lo tanto ella y yo estamos alejadas.
—¡Oh! Debió ser difícil para ambas— Svetlana hizo el comentario.
Esta vez, Yulia asintió.
—Claro que lo es, Sveta. Por algo tienen problemas. ¿No escuchaste a Yulia?— Karina le dijo como si estuviera regañándole.
Ivka, frunció el ceño y no dudó en darle una palmada en la espalda —No le hables así a nuestra niña, jirafa aprovechada.
—¿Y tú no me pegues enana del demonio?— Karina le respondió y trató de devolverle la palmada, pero la mano de Inna la detuvo.
Svetlana, Tasha y Yulia miraban con diversión la pequeña y ridícula escena.
—¡Podrían comportarse como personas normales!— Exclamó Inna con un poco de enojo.
Karina e Ivka asintieron.
—Si, chicas. Déjense de estupideces y mejor brindemos por Yulia que mañana verá a su novia— Tasha levantó su copa de whisky y rápidamente las demás chicas, incluida Yulia y su cerveza, la siguieron.
Después de brindar, Karina comenzó a contar algunas historias largas y absurdas que hacían reír a todas a carcajadas. Todas disfrutaban, también el grupo de Katina que estaba a una mesa de ellas.
Los minutos iban pasando lento, las chicas no estaban totalmente borrachas pero el alcohol poco a poco comenzaba a hacer efecto en la cabeza de todas, excepto Inna que era la que más se moderaba.
Yulia dejó la conversación con Ivka y se acercó a Tasha.
—Me dijiste que le dedicarías una canción a tu novia, ¿Cuál es?— Le susurró.
—No tengo idea. Pero una que exprese lo mucho que quiero estar con ella por siempre— Tasha le respondió y comenzó a reír de la nada.
Yulia sonrió con calma mientras la miraba, no había duda que su amiga estaba más afectada que ella.
Decidió no insistirle a Tasha sobre dicha dedicatoria y le dio un sorbo a su copa de whisky. Si su mente no le fallaba, ya era el décimo trago que llevaba en la noche, sin contar los que bebió en su casa y las cervezas vacías que habían en la mesa.
Repentinamente, una de las meseras que conocía pasó por su lado, le siguió con la mirada, admirando lo bella que se veía en su uniforme hasta que le vio detenerse en la mesa de Katina y sus amigos.
De inmediato sus ojos cambiaron de objetivo y se clavaron en Elena, que en ese mismo instante se dejaba besar con pasión irrefrenable por Aleksey. Él le agarraba el rostro con fuerza mientras ella solo tenía sus manos con vasos llenos de cerveza. Ni siquiera era un beso agradable a la vista, era desesperado y asqueroso por parte del chico pero por alguna razón, Yulia no podía dejar de verles. En ese momento se preguntaba si Katina tenía alguna relación con él, puesto que ya los había visto en aquel plan un par de veces.
Una canción con ritmo bastante sensual comenzó a sonar fuertemente por las bocinas del Sugar, varias personas, incluidas Katina y Aleksey fueron a la pista para disfrutarla. Sus movimientos comenzaban a ser exagerados ante los ojos de Yulia. Elena estaba de espaldas a él, restregando su cuerpo con lujuria en las partes íntimas del chico. Las manos del tipo tan poco se quedaban atrás, recorrían cada centímetro del perfecto y esculpido abdomen de la mujer. Algunas veces se paseaban casi a la altura de sus pechos.
Sin poder evitarlo, Yulia se llenó de rabia y un sentimiento demoniaco le recorrió cada vena de su cuerpo. Sentía celos de Katina y de lo que hacía. La muy maldita, la misma que había perjudicado su relación se aprovechaba de aquella situación, mientras ella permanecía ahí sentada... y sin nadie con quien divertirse de esa manera.
De repente, sintió un cosquilleo en su oreja y la voz de Karina interrumpió sus pensamientos.
—¿Estás deleitándote con Katina o con el chico?— Le preguntó.
Yulia se incorporó en su asiento, terminándose de beber el whisky que quedaba en su copa. —A los dos— Le respondió sin dejar de mirarlos. La pareja pronto comenzaba a besarse de nuevo con más intensidad que en la mesa —Sabes si..., ¿el tipo es su novio?
—¿Aleksey? Pffff— Karina soltó una carcajada —¡Por supuesto que no! Él es uno más de sus miles de pasatiempos. Aunque estoy casi segura, no, estoy segura de que a él si le gustaría ser algo más para Elena. Lástima que no lo va a conseguir, será utilizado y olvidado como los anteriores chicos.
—¿Conoces desde hace mucho tiempo a Katina?— Yulia sintió curiosidad.
—Si, de hecho fuimos a la misma escuela. Y casualidad que nos encontramos en la Universidad y en la misma carrera.
—¿Y alguna vez le viste una pareja oficial, un novio o algo parecido? ¿Siempre fue así de pe...?
—¿Perra?— Karina le completó la frase —Yulia le miró con pena y asintió —Te contestaré la primera pregunta: No, nunca en mi vida le vi una pareja oficial. Y la segunda: No, no siempre fue así, era una chica calmada y penosa, muy popular por su belleza.... el caso es que era una buena chica hasta que repentinamente comenzó a cambiar. Se volvió así en los últimos años de la escuela. Recuerdo muy bien que fue después de un altercado que tuvo con una de sus amigas. Ambas se alejaron y tomaron rumbos diferentes. Es todo. Oh... Y ahí viene la Universidad... y tú ya tienes una idea clara de lo que es Katina en ese lugar.
Un cómodo silencio envolvió a Yulia en ese momento. En ese instante anheló saber el porqué de la actitud tan grotesca de aquella mujer.
Comenzó a beber mucho más, revolviendo bebidas sin ningún control.
Una hora más tarde, el fuerte suspiro proveniente de Karina le sacó de sus pensamientos. La miró de nuevo y descubrió sus ojos pegados en la pareja.
—Ese maldito está disfrutando lo que muchísimas personas desearíamos hacer: Abrazar, besar y tocar a Elena Katina, ¿Por qué no soy hombre?— Gimió, sin despegar sus ojos de la escena.
A Yulia le pareció gracioso lo que dijo y soltó una carcajada bastante audible. Comenzó a pegarle a la mesa. Estaba claro que el alcohol la había atrapado.
En ese momento, Masha llegó a la mesa y se agachó a su lado, tomándole la barbilla.
—Yul— Yulia le miró fijamente, acompañada de una sonrisita tonta. Tenía la mirada caída y los ojos rojos. Estaba muy borracha —¿Por qué te embriagaste? ¿Y ahora quien va a dar el show de la noche?— Masha le dijo pero no enojada.
—No te preocupes, belleza. Yo lo haré— Yulia le clavó un beso en la mejilla e intentó ponerse de pie pero fui inútil, ni siquiera pudo sostenerse.
—Yul, quédate quieta, así no puedes hacer nada— Inna, la única sobria de la mesa, razonó.
Lastimosamente, Yulia no iba a hacerle caso. De nuevo intentó levantarse, logró ponerse de pie y comenzó a dirigirse al escenario mientras Masha la abrazaba por la cintura y le decía al oído que se detuviera.
—Por favor, Yul, hazlo por mí. No hagas una estupidez— Masha le rogó en un susurró, pero Yulia se soltó y subió al escenario.
En ese instante la música se acabó y el chico del sonido activó los micrófonos y la guitarra de Yulia, acostumbrado a que ya era hora de su show.
Masha trató de decirle con una seña que lo apagara todo, pero la cabina estaba muy lejos y la ebria Yulia comenzaba a hablar.
—¡Buenas noches a todos!— Saludó a la clientela. La mayoría de ellos ya la conocían así que fueron a acomodarse en sus mesas.
Los ojos verdi-grises de Katina brillaron al verla.
—Soy Yulia y esta noche haré algo especial— Dijo, su lengua se trababa pero era bastante entendible. Caminó hasta la guitarra y la tomó, pasándola por su torso para volver al micrófono —Ésta canción que voy a interpretar es para mi amiga Inna de parte de su novia Tasha— Señaló a la mesa, haciendo que todos miraran —Una canción de amor, para una pareja que se ama. Esto es... “We Belong Together”— Terminó por decir y comenzó a tocar algunas notas en la guitarra acompañada de su suave voz.
El público del Sugar quedó en total silencio, todos pendientes de la chica en el escenario.
Katina seguía de pie, ahora sola y recostada en una de las paredes cerca de los baños para tener una mejor vista de Yulia.
Cuatro minutos pasaron y Yulia rasgó la última armonía en la guitarra. Los aplausos y los silbidos no se hicieron esperar, sobre todo los de su mesa. Allí todo se había vuelto un furor celebrando el beso de la pareja homenajeada. Se bajó del escenario después de dejar la guitarra en su lugar y comenzó a tambalearse mientras iba hacia el baño. La música del bar sonaba de nuevo. Logró entrar y de inmediato abrió unos de los grifos para refrescar su rostro. De alguna manera, eso le ayudaba a estar menos mareada.
Se miró por unos segundos al espejo e inesperadamente, Elena Katina apareció en él, llegando a su lado.
—No sabía que cantabas tan bien, Volkova— Le dijo, pero Yulia ni se inmutó.
Katina, notó lo ida que estaba la chica y la tomó de la barbilla, analizando su mirada y todo su rostro. Vio sus parpados caídos, sus ojos rojos, su mirada perdida y al instante supo que estaba terriblemente ebria.
Una sonrisa perfecta y triunfal se formó en su rostro.
—Dios, Volkova, mira cómo estás... Déjame ayudarte— De su bolso sacó un pañito húmedo y comenzó a pasarlo por cada parte del rostro de Yulia. Su frente, sus cejas, su nariz, sus labios, eran limpiados con la mayor delicadeza.
Los rastros de agua desaparecieron, Elena botó el pañito y enseguida se encontró con la sonrisa de Yulia. Una que le pareció muy estúpida.
—¿Qué te pasa, Volkova? ¿Estás muy jodida?— Le preguntó con humor, aún sosteniendo su barbilla.
Yulia asentía lentamente sin dejar la sonrisa.
—Mira, preciosidad... Yo tengo que irme a mi casa... en este instante. No me puedo quedar contigo— La ojiazul habló entrecortado y se escapó del agarre de Elena.
Salió del baño hacia la calle, pasando desapercibida por Masha y sus amigas.
Caminó hasta la carretera con el plan de tomar un taxi, pero Elena llegó a su lado, entrelazando su mano con la de ella y la detuvo.
Elena miró hacia todas partes y la arrastró como pudo hasta el parqueadero el cual era el único lugar que parecía solitario y oscuro. Mientras la llevaba, Yulia no dejaba de balbucear cosas sin sentido.
Finalmente, al final del pasillo, Elena llegó frente a su Porsche negro y apoyó a Yulia contra él, colocando sus manos contra los vidrios de la puerta trasera a cada lado para que no se le escapara.
—¿Este es mi taxi? ¿Mi carro? Okey, vámonos preciosa— Yulia le dijo, logrando que a Elena se le saliera una risita cuando intentaba fallidamente abrir la puerta.
Se veía tremendamente estúpida haciéndolo.
—No es un taxi, Volkova... es mi carro— Elena le aclaró —¿Te gusta?
Yulia se giró en el pequeño lugar que tenía entre los brazos de Elena y observó el auto durante unos minutos.
De nuevo volvió a Katina —¡Es grandioso! ¡Me encanta!— Exclamó, de nuevo con esa sonrisa que hacía aparecer su lindo hoyuelo.
Elena lo notó y se mordió el labio inferior —A mi también me encanta— Susurró y tomó a Yulia del cuello con ambas manos como si pretendiera ahorcarla. Sin embargo su agarre era suave y delicado.
—Eres jodidamente hermosa, Volkova. Pareces un tierno bebé— Murmuró, mirándole el rostro fijamente, clavando sus ojos en aquella mirada cansada.
Yulia no se movía en lo absoluto.
Lentamente comenzó a acercar su rostro y su cuerpo al de Yulia, sus labios carnosos dejaron un beso en donde se formaba el hoyuelo y siguieron subiendo por las mejillas. Dejó un beso en su frente, en cada uno de sus ojos, en su nariz... y por último uno en sus labios. Yulia al sentir su aliento, por inercia abrió su boca y Katina sonrió una vez más. Tomó el labio inferior de la chica ebria y comenzó a mimarlo entre los suyos. Sus manos poco a poco iban soltando el cuello, sustituyéndolo por sus brazos pero esta vez alrededor de toda su nuca.
Las manos de Yulia, no se quedaron quietas, rodearon la cintura de Elena, atrayéndola completamente hasta su cuerpo sin dejar espacio.
Aquel beso comenzaba a ponerse más serio, Yulia abría su boca y la cerraba contra la lengua de Elena, la mordía con suavidad, incluyendo sus labios. La chica hacía lo mismo, jugaban igual. Elena, sin despegar su boca de la otra chica, bajó las manos a su bolso y sacó las llaves del auto. Quitó el seguro de las puertas y corrió a Yulia para abrir en donde ellas estaban apoyadas. Jaló la manija y lentamente y con cuidado empezó a empujar a Yulia adentro, dejándola acostada sobre todo el asiento trasero. Cerró la puerta y se subió ahorcajadas sobre la cintura de la chica.
Le miró una vez más firmemente y se inclinó, rozando sus labios —Te odio con todas mis fuerzas, Yulia Volkova. Te odio por hacerme sentir como un bicho raro. Como el maldito bicho raro que siempre he sido— Repitió, y nuevamente atacó los labios de la mujer con deseo mientras comenzaba a desabotonarle la camisa...
Lenita...
Las quiero mucho a todas. Amo que comenten y amo que lean la historia y les agrade cada capítulo que trae este mágico fics.
Por cierto, bienvenidas a los nuevos usuarios que comentan y recordarles que si tienen algún apasionado por la lectura y la escritura, son bienvenidos a desahogarse acá.
A leer!!
Nueve
Días después...
Yulia no se hallaba, caminaba de allá para acá alrededor de la sala, rodeaba los sofás, se sentaba en ellos, se levantaba, los volvía rodear. Su teléfono se encontraba en alta voz sobre la mesita de la sala, intentaba comunicarse con Anya desde hace aproximadamente diez minutos pero su amiga no respondía a la llamada y eso le tenía al filo del desespero. Los días anteriores no habían sido nada fáciles para ella, Miroslava no contestaba a sus llamadas ni mensajes, cuando marcaba de otros teléfonos y trataba de hablarle, ella de inmediato colgaba al escuchar su voz. Cuando llamaba a la línea de su casa su mamá o algún otro familiar se la negaban por pedido de la misma. No respondía a ningunas de las conversaciones que iniciaba a través de las redes sociales, ni siquiera los leía. Le ignoraba por completo.
Tres noches atrás de lo ocurrido se había comunicado con Anya, poniéndole al tanto de la situación con Elena y pidiéndole ayuda para arreglar las cosas con Miroslava.
Lastimosamente las respuestas de su mejor amiga en los dos días pasados no habían sido alentadoras, su novia no permitía que le tocara el tema, el nombre “Yulia” estaba bloqueado en alguna conversación entre ambas. Todo era una mierda.
Finalmente su llamada fue contestada. Yulia se quedó quieta frente al teléfono, ansiando que la respuesta de hoy fuera positiva, si no, tomaría un vuelo a St. Petersburgo en los próximos días para aclarar todo de raíz.
—¿Si?
—¡Maldita sea, Anya! ¡Hasta que por fin te dignas a contestar! ¡¿Qué demonios estás haciendo?!
—Oye, oye... Que yo sepa, primero se saluda, Yulia Volkova... No es tan difícil, ¿sabes? Y si tanto te intriga lo que hago pues estoy en la ducha completamente desnuda y llena de jabón ¿Deseas saber algo más?
—¡Mierda!— Yulia se mordió el labio inferior y se dejó caer en el sofá. Aquella respuesta no la esperaba —No, Anya, no deseo nada más, tú información acaba de ser muy explícita y ya estoy sintiéndome excitada de solo imaginarte— Suspiró profundo a propósito y la risa de Anya se escuchó fuertemente por la bocina —Mejor vamos al grano. Dime qué me tienes una buena noticia hoy.
—Lo siento, mi amor pero no, todo sigue igual. Tú novia me habla sin ningún problema pero cuando te nombro se niega a escucharme— Anya se silenció por unos segundos —Yul... esto no te lo había dicho y no sé si es buena idea pero... según lo que me contaron las chicas hoy, Miroslava se está comportando de una manera algo extraña, tal parece anda desatada en la Universidad y desde hace tres días no ha dejado de visitar el Bar de la zona para emborracharse.
—No me jodas, ¿La han visto con alguien? ¿Me está engañando?— Yulia se cubrió la frente con preocupación. Era lo último que le faltaba.
—Eso no fue lo que te dije, no confundas las cosas. Lo que trato de decir es que si no haces lo posible por hablar con ella pronto, puede cometer alguna estupidez. Está dolida creyendo que traicionaste su confianza y uno en esa situación no piensa nada.
—Maldita sea, Miroslava no es así, ni siquiera puedo imaginarlo— Yulia gimió —tendré que conseguir un tiquete y volar a St. Petersburgo tan pronto como pueda, tal vez mañana.
—No sé que decirte, Yul... es decir, pienso que sería lo mejor pero eso ya es decisión tuya.
—Con esto que me has dicho, me he puesto peor que antes, Anya, ahora si estoy jodida.
—Nada de eso— Anya le regañó —Si te lo cuento es porque sé cuanto quieres a tu novia y ella a ti, así que no quiero que ninguna cometa algo estúpido y todo termine por la borda, sobre todo cuando me has dicho los planes que tienes para proponerle que se independice contigo. Inclusive ya te tengo el precio de algunos apartamentos muy lindos y cómodos...
—Diablos, eso tendremos que dejarlo para después— Yulia se incorporó del sofá y caminó hasta la barra de la sala para servirse un whisky. Llenó la copa hasta rebosarla y la bebió de un sorbo. En ese momento lo necesitó —Primero tengo que explicarle la verdadera razón del problema. Eso será lo más difícil, contarle la realidad. Si me perdona esa, entonces mando a comprar de inmediato cualquiera de esos apartamentos que has visto.
—Seguro que si te perdonará... Debiste haberle contando eso desde un principio. Tú ni siquiera sabes mentir y te pones a intentarlo.
—Lo sé.
—A propósito y hablando de tu problemilla, ¿cómo vas? ¿Ha vuelto a decir o hacerte algo?
—Absolutamente no, al día siguiente después de lo ocurrido me fui a reflexionar bajo un árbol y ella llegó, no parecía querer pelear o algo parecido, incluso llegué a sentir que estaba preocupada por mí. Tuvimos una pequeña conversación de algo que no recuerdo y allí quedó todo, ni ayer ni anteayer volvió a aparecer por mis narices... Y lo agradezco.
—Quisiera conocer a esa mujer para partirle la cara, lo que ha hecho contigo es jodidamente estresante. ¿Tiene alguna red social o algo donde pueda verle, conocerla?
—No, nada.
—Bueno... por lo menos descríbemela físicamente para hacerme una idea. ¿Es baja, alta, flaca, rellenita? ¿Siquiera es linda?
—¡¿Linda?!... No, Anya, no es linda... Es dolorosamente hermosa, es casi perfecta— Yulia se sirvió otro trago y comenzó a beberlo, al otro lado Anya ya iniciaba con su vestimenta. —Es un poco más alta que yo, un cuerpo de infarto, sus pechos tienen el tamaño adecuado, cabello rojo largo y rizado, ojos color verde con tonalidades grises que se convierten en dos medias lunas cuando sonríe, nariz y pómulos pronunciados, labios rosados y carnosos y una maldita sonrisa que mataría a cualquiera. Esa condenada es Elena Katina— Yulia la recordó y azotó con furor su copa en la barra. Por más que quisiera negarlo la mujer era fantástica.
—Por Dios, suena tan perfecta que necesito verla. Dame su nombre completo, la buscaré en Facebook.
—Le buscaré en los contactos de una amiga y te enviaré el link por mensaje para que la veas.
—Por favor, y mientras lo haces terminaré de arreglarme adecuadamente. Nos vemos.
—Adiós— Yulia se despidió, volvió a la sala para tomar el teléfono y caminó hasta el despacho de su padre aún con la copa de whisky en sus manos. Se sentó en la silla principal y prendió el computador portable.
Comenzó a navegar sin problemas y encontró el perfil de Masha. Entre sus amigos, efectivamente se encontraba Elena en ellos... pero con el nombre de “Sergeyevna Katina”. Entró y se sorprendió cuando vio en la portada principal el rostro de ella junto a Katya. Ambas estaban abrazadas y sonreían llenas de felicidad. Sintió curiosidad y siguió examinando cada foto. La mayoría mostraban a Elena junto a su hermanita, sonriendo y haciendo muecas agradables como desagradables. Yulia se encontró sonriendo embobada, en aquellas imágenes sentía a la chica con un aura totalmente diferente. Siguió mirando y se sorprendió al encontrar algunas fotos de la mujer sin maquillaje y ropa cómoda, era igual de hermosa, no existía cambio en ella. Dejó de mirar las imágenes y revisó otras cosas de la biografía, le pareció extraño que aquel perfil tuviera pocos amigos. Tal parecía que Katina solo conservaba a sus más allegados en él. Las cosas que posteaba también eran muy diferentes a como las creía. Eran mensajes con reflexiones, cosas llenas de ternura. Yulia se sintió confundida por un momento y llegó a pensar que ese no era perfil de la chica.
Volvió a Masha, buscando un nuevo rastro de Elena pero solo el mismo perfil aparecía, fue al buscador y escribiendo el nombre de “Elena Katina” en él. La búsqueda fue positiva, existía otro. Yulia entró con un click y sus cejas se enarcaron viendo el contenido, esa biografía representaba en todos los sentidos a la Katina que conocía. Fotos con sus amigas, abrazada con diferentes chicos en fiestas, en carros lujosos, borracha. Casi como un historial para presumir su fantástica vida. Yulia no supo a que se enfrentaba, al parecer Masha tenía razón, habían dos clases de Elena, una buena y angelical, y una mala y demoniaca. Miró todas las tonterías de aquel perfil pero no aguantó y cerró su sesión. Pensó que lo mejor era no enviar nada a Anya y dejar las cosas tal y como estaban, total, con tal de que no se metiera con ella nunca más... le daba igual y le importaba en absoluto la vida de la mujer.
Terminó de beber la copa y salió nuevamente hacía la sala, tumbándose perezosamente en el sofá, mirando a los alrededores de la sala. Otra vez estaba sola, su mamá y Viktoria siempre iban en las tardes a acompañar a su padre a la oficina y Lenin... de él no sabía su paradero.
Prendió la TV y dejó el canal de las noticias. De pronto, un mensaje llegó a su celular.
—Inna, las chicas y yo iremos al Sugar hoy, ¿Estás ahí? ¿Quieren verte cantar?— Era Tasha.
Yulia suspiró, desde el jueves en la noche no se presentaba en el lugar, y hoy sábado no tenía las mínimas ganas de aparecerse en aquel sitio. Paseó sus dedos por la pantalla, pensando en como decirle a su amiga que estaba en casa haciendo pereza y sin ganas de nada.
—No estoy allá, en este momento estoy en mi casa, con la piyama puesta y frente a la TV.
—¡Oh, que mal! Estaba pensando en pedirte que cantaras algo para Inna de mi parte, pero será otro día, ¿Si quiera te encuentras bien? Desde el miércoles andas algo rara y cabizbaja. Solo quería animarte
Yulia re-leyó las últimas líneas del mensaje, era tan cierto... Desde aquel día había evitado estar con sus amigas y no porque algo malo pasara con ellas, la razón había sido para despejar su mente a solas, reviviendo lo que ocurría con su novia para tratar de arreglarlo.
Nuevamente miró a su alrededor, el reloj marcaba las 8:30 pm, era sábado, estaba completamente sola y sin nada que hacer, ¿Por qué no pasar un buen momento con las chicas?
Contestó el mensaje.
—Estoy bien, Tash, y envíame la canción que quieres para tu chica, en unos minutos salgo para el Sugar.
Apagó la TV y saltó del sofá hacía las escaleras mientras le escribía un mensaje a su madre para avisarle.
—Mamá, te había dicho que no iría al Sugar a cantar pero he cambiado de opinión, por favor avísale a Viktoria y dile que no dormiré con ella hoy pero que la amo… y también a papá. Te amo... Y no te preocupes por mí. Estaré bien.
Entró a la habitación, tiró el teléfono en la cama y se metió a la ducha a la velocidad de un rayo.
...
Más tarde, marcando casi las 9:30 de la noche, Yulia bajaba de su taxi y se dirigía a la gran puerta del Sugar. El lugar estaba repleto de personas como de costumbre. Miró cada una de las mesas desde la entrada y en una cerca del escenario divisó a Tasha y las demás chicas riendo y disfrutando. Antes de acercarse a ellas, se dirigió a la chica que atendía la Barra. La misma que se sorprendió al verla frente a ella.
—¡Estás aquí! ¡Viniste!— Masha no pudo esconder su felicidad y rodeó la Barra para salir. Envolvió sus brazos en la cintura de Yulia y luego le miró con el ceño fruncido y un tierno puchero —Hace dos días que no vienes, ¿Ya no te gusta este lugar?
—Si me gusta este lugar, pero como te dije anteayer y ayer, no me encontraba de muy buen humor como para venir. Hoy me siento mejor.
—Me alegra tanto. Ya me he acostumbrado tanto a tu linda voz que me fue difícil no escucharla los días pasados. Cantarás hoy, ¿verdad?
—Lo haré— Yulia le regaló una sonrisa, que por alguna razón le hizo sonrojar demasiado y alejarse nuevamente hacia la Barra.
Los ojos de Yulia se entrecerraron al ver la cara roja de Masha, la reacción de la chica no le había parecido nada normal.
—¿Por qué te pones así?— Preguntó, apuntándole con el dedo.
Masha se sonrojó aún más.
—Es que... no te dije pero... ¡Diablos! Tu rostro es tan parecido al de tu hermano que de pronto lo vi a él... Lenin me pareció tan lindo el día que estuvo aquí.
Yulia enarcó una ceja al escuchar la voz melosa y dulce que su amiga había utilizado para decir eso. No se lo esperaba.
—Pensé que me dirías algo como: Es que no te dije pero... ¡Diablos! ¡Soy lesbiana y me gustas!— Yulia soltó una carcajada al mismo tiempo que Masha hacia una mueca desagradable y le lanzaba una palmada suave en su brazo. El mismo que ya no le dolía pero aún seguía un poco rojizo.
—¡No seas tonta!— Se quejó — Hablo en serio, de verdad te pareciste mucho a él. Creo que me gusta— Nuevamente se sonrojó.
—Si quieres puedo llamarlo y decirle que venga. No me molestaría para nada que se conocieran y que te convirtieras en mi cuñada.
—¿Qué? No, no... Solo fue un comentario, nada serio— Dijo notoriamente nerviosa y comenzó a pasar el trapo sobre la barra.
—Ya te descubrí, niña— Yulia le molestó y colocó una mano sobre la suya, deteniendo su fingido intento de limpiar —Te ayudaré a conquistarlo, pero te advierto algo…
—No quiero conquistarlo. Solo dije que me gustaba— Masha chilló e intentó soltarse pero Yulia no le dejó.
—¿Vas a escucharme? — Masha asintió muy atenta —Conquistar a un Volkov no es nada fácil, tendrás que trabajar mucho. Pero sobre todo... me tienes que tratar muy bien a mí— Le amenazó.
—¿Eso era necesario pedirlo?— Masha preguntó, esta vez con una sonrisa. Yulia negó divertida —No me vayas a hacer quedar mal con tu hermano. Te lo advierto, Yul.
—A ti nunca, preciosa— Yulia le dio un guiño lleno de coquetería que hizo reír a Masha bastante fuerte.
—Ya deja de molestarme, me pones nerviosa. Mejor dime, ¿qué vas a tomar para pasar el rato?, ¿Whisky? ¿Cerveza? ¿Agua?
—¿Te pongo nerviosa?— Yulia preguntó picara. Masha de nuevo le lanzó una palmada en el brazo.
—¡Yah! ¿Qué quieres?
—Ok, ok... Dame una cerveza— Le pidió burlona.
Masha se alejó para preparar su pedido mientras ella comenzaba a observar a todas las personas a su alrededor. El Sugar no era precisamente un lugar para parejas del mismo sexo pero era inevitable no ver algunas en el lugar.
De pronto la mirada de Yulia se detuvo en la puerta, allí comenzaban a entrar algunos chicos y chicas que había visto en la Universidad. Observaba con curiosidad a cada uno de ellos y de repente sintió molestia al ver que el grupo de personas lo cerraban, Aleksey, Nastya... y la grandiosa Elena Katina.
El grupo de apropiadamente diez personas analizó el lugar y tomaron una mesa seguida en donde se encontraban sus amigas. Sus ojos no pudieron dejar de admirar a la chica de cabello rojo, era tan jodidamente bella y cualquier prenda que vistiera la hacía ver hermosa. Su vestido negro de mangas le hacía destacarse mil veces más que al resto de mujeres junto a ella.
Yulia suspiró y dejó de admirarla para volver con Masha, su amiga finalmente volvía con el trago.
—Aquí está.
—Estaré en aquella mesa— Yulia le señaló en donde se encontraban Tasha y las demás —Si necesitas algo ya sabes— Masha asintió.
Yulia tomó el vaso de cerveza y se alejó hacía sus amigas. Cuando llegó a la mesa, una serie de silbidos y aplausos por parte de las chicas se hicieron presentes. Yulia pudo darse cuenta que ya estaban con algunos tragos encima.
—Por fin llegas, Yul. Ven aquí— Una Tasha muy alegre le palmeó la silla vacía a su lado.
Antes de tomar asiento, Yulia rodeó la mesa para saludar a cada una de las chicas de beso como correspondía. Finalmente tomó su lugar, quedando entre Tasha y Karina.
—Pensábamos que no vendrías— Inna le dijo.
Yulia quería comentarle al oído el porqué se había demorado, pero Inna estaba muy lejos de ella, exactamente al frente. Vaciló por unos instantes cuando vio los ojos de Karina, Ivka, Sveta y Tasha, y tomó la decisión de decirlo para todas. En fin, no daría todos los detalles.
—No me estaba sintiendo muy bien en estos últimos días, ni hoy, he tenido problemas con mi novia pero he pensado que todo se solucionará. Tengo planeado tomar un vuelo mañana para ir a visitarla.
—¿Un vuelo? ¿Tu novia no es de aquí?— Ivka preguntó con curiosidad.
Yulia negó.
—Ambas somos de St. Petersburgo— Aclaró —Mi familia tuvo que mudarse aquí por el trabajo de mi padre, por lo tanto ella y yo estamos alejadas.
—¡Oh! Debió ser difícil para ambas— Svetlana hizo el comentario.
Esta vez, Yulia asintió.
—Claro que lo es, Sveta. Por algo tienen problemas. ¿No escuchaste a Yulia?— Karina le dijo como si estuviera regañándole.
Ivka, frunció el ceño y no dudó en darle una palmada en la espalda —No le hables así a nuestra niña, jirafa aprovechada.
—¿Y tú no me pegues enana del demonio?— Karina le respondió y trató de devolverle la palmada, pero la mano de Inna la detuvo.
Svetlana, Tasha y Yulia miraban con diversión la pequeña y ridícula escena.
—¡Podrían comportarse como personas normales!— Exclamó Inna con un poco de enojo.
Karina e Ivka asintieron.
—Si, chicas. Déjense de estupideces y mejor brindemos por Yulia que mañana verá a su novia— Tasha levantó su copa de whisky y rápidamente las demás chicas, incluida Yulia y su cerveza, la siguieron.
Después de brindar, Karina comenzó a contar algunas historias largas y absurdas que hacían reír a todas a carcajadas. Todas disfrutaban, también el grupo de Katina que estaba a una mesa de ellas.
Los minutos iban pasando lento, las chicas no estaban totalmente borrachas pero el alcohol poco a poco comenzaba a hacer efecto en la cabeza de todas, excepto Inna que era la que más se moderaba.
Yulia dejó la conversación con Ivka y se acercó a Tasha.
—Me dijiste que le dedicarías una canción a tu novia, ¿Cuál es?— Le susurró.
—No tengo idea. Pero una que exprese lo mucho que quiero estar con ella por siempre— Tasha le respondió y comenzó a reír de la nada.
Yulia sonrió con calma mientras la miraba, no había duda que su amiga estaba más afectada que ella.
Decidió no insistirle a Tasha sobre dicha dedicatoria y le dio un sorbo a su copa de whisky. Si su mente no le fallaba, ya era el décimo trago que llevaba en la noche, sin contar los que bebió en su casa y las cervezas vacías que habían en la mesa.
Repentinamente, una de las meseras que conocía pasó por su lado, le siguió con la mirada, admirando lo bella que se veía en su uniforme hasta que le vio detenerse en la mesa de Katina y sus amigos.
De inmediato sus ojos cambiaron de objetivo y se clavaron en Elena, que en ese mismo instante se dejaba besar con pasión irrefrenable por Aleksey. Él le agarraba el rostro con fuerza mientras ella solo tenía sus manos con vasos llenos de cerveza. Ni siquiera era un beso agradable a la vista, era desesperado y asqueroso por parte del chico pero por alguna razón, Yulia no podía dejar de verles. En ese momento se preguntaba si Katina tenía alguna relación con él, puesto que ya los había visto en aquel plan un par de veces.
Una canción con ritmo bastante sensual comenzó a sonar fuertemente por las bocinas del Sugar, varias personas, incluidas Katina y Aleksey fueron a la pista para disfrutarla. Sus movimientos comenzaban a ser exagerados ante los ojos de Yulia. Elena estaba de espaldas a él, restregando su cuerpo con lujuria en las partes íntimas del chico. Las manos del tipo tan poco se quedaban atrás, recorrían cada centímetro del perfecto y esculpido abdomen de la mujer. Algunas veces se paseaban casi a la altura de sus pechos.
Sin poder evitarlo, Yulia se llenó de rabia y un sentimiento demoniaco le recorrió cada vena de su cuerpo. Sentía celos de Katina y de lo que hacía. La muy maldita, la misma que había perjudicado su relación se aprovechaba de aquella situación, mientras ella permanecía ahí sentada... y sin nadie con quien divertirse de esa manera.
De repente, sintió un cosquilleo en su oreja y la voz de Karina interrumpió sus pensamientos.
—¿Estás deleitándote con Katina o con el chico?— Le preguntó.
Yulia se incorporó en su asiento, terminándose de beber el whisky que quedaba en su copa. —A los dos— Le respondió sin dejar de mirarlos. La pareja pronto comenzaba a besarse de nuevo con más intensidad que en la mesa —Sabes si..., ¿el tipo es su novio?
—¿Aleksey? Pffff— Karina soltó una carcajada —¡Por supuesto que no! Él es uno más de sus miles de pasatiempos. Aunque estoy casi segura, no, estoy segura de que a él si le gustaría ser algo más para Elena. Lástima que no lo va a conseguir, será utilizado y olvidado como los anteriores chicos.
—¿Conoces desde hace mucho tiempo a Katina?— Yulia sintió curiosidad.
—Si, de hecho fuimos a la misma escuela. Y casualidad que nos encontramos en la Universidad y en la misma carrera.
—¿Y alguna vez le viste una pareja oficial, un novio o algo parecido? ¿Siempre fue así de pe...?
—¿Perra?— Karina le completó la frase —Yulia le miró con pena y asintió —Te contestaré la primera pregunta: No, nunca en mi vida le vi una pareja oficial. Y la segunda: No, no siempre fue así, era una chica calmada y penosa, muy popular por su belleza.... el caso es que era una buena chica hasta que repentinamente comenzó a cambiar. Se volvió así en los últimos años de la escuela. Recuerdo muy bien que fue después de un altercado que tuvo con una de sus amigas. Ambas se alejaron y tomaron rumbos diferentes. Es todo. Oh... Y ahí viene la Universidad... y tú ya tienes una idea clara de lo que es Katina en ese lugar.
Un cómodo silencio envolvió a Yulia en ese momento. En ese instante anheló saber el porqué de la actitud tan grotesca de aquella mujer.
Comenzó a beber mucho más, revolviendo bebidas sin ningún control.
Una hora más tarde, el fuerte suspiro proveniente de Karina le sacó de sus pensamientos. La miró de nuevo y descubrió sus ojos pegados en la pareja.
—Ese maldito está disfrutando lo que muchísimas personas desearíamos hacer: Abrazar, besar y tocar a Elena Katina, ¿Por qué no soy hombre?— Gimió, sin despegar sus ojos de la escena.
A Yulia le pareció gracioso lo que dijo y soltó una carcajada bastante audible. Comenzó a pegarle a la mesa. Estaba claro que el alcohol la había atrapado.
En ese momento, Masha llegó a la mesa y se agachó a su lado, tomándole la barbilla.
—Yul— Yulia le miró fijamente, acompañada de una sonrisita tonta. Tenía la mirada caída y los ojos rojos. Estaba muy borracha —¿Por qué te embriagaste? ¿Y ahora quien va a dar el show de la noche?— Masha le dijo pero no enojada.
—No te preocupes, belleza. Yo lo haré— Yulia le clavó un beso en la mejilla e intentó ponerse de pie pero fui inútil, ni siquiera pudo sostenerse.
—Yul, quédate quieta, así no puedes hacer nada— Inna, la única sobria de la mesa, razonó.
Lastimosamente, Yulia no iba a hacerle caso. De nuevo intentó levantarse, logró ponerse de pie y comenzó a dirigirse al escenario mientras Masha la abrazaba por la cintura y le decía al oído que se detuviera.
—Por favor, Yul, hazlo por mí. No hagas una estupidez— Masha le rogó en un susurró, pero Yulia se soltó y subió al escenario.
En ese instante la música se acabó y el chico del sonido activó los micrófonos y la guitarra de Yulia, acostumbrado a que ya era hora de su show.
Masha trató de decirle con una seña que lo apagara todo, pero la cabina estaba muy lejos y la ebria Yulia comenzaba a hablar.
—¡Buenas noches a todos!— Saludó a la clientela. La mayoría de ellos ya la conocían así que fueron a acomodarse en sus mesas.
Los ojos verdi-grises de Katina brillaron al verla.
—Soy Yulia y esta noche haré algo especial— Dijo, su lengua se trababa pero era bastante entendible. Caminó hasta la guitarra y la tomó, pasándola por su torso para volver al micrófono —Ésta canción que voy a interpretar es para mi amiga Inna de parte de su novia Tasha— Señaló a la mesa, haciendo que todos miraran —Una canción de amor, para una pareja que se ama. Esto es... “We Belong Together”— Terminó por decir y comenzó a tocar algunas notas en la guitarra acompañada de su suave voz.
El público del Sugar quedó en total silencio, todos pendientes de la chica en el escenario.
Katina seguía de pie, ahora sola y recostada en una de las paredes cerca de los baños para tener una mejor vista de Yulia.
Cuatro minutos pasaron y Yulia rasgó la última armonía en la guitarra. Los aplausos y los silbidos no se hicieron esperar, sobre todo los de su mesa. Allí todo se había vuelto un furor celebrando el beso de la pareja homenajeada. Se bajó del escenario después de dejar la guitarra en su lugar y comenzó a tambalearse mientras iba hacia el baño. La música del bar sonaba de nuevo. Logró entrar y de inmediato abrió unos de los grifos para refrescar su rostro. De alguna manera, eso le ayudaba a estar menos mareada.
Se miró por unos segundos al espejo e inesperadamente, Elena Katina apareció en él, llegando a su lado.
—No sabía que cantabas tan bien, Volkova— Le dijo, pero Yulia ni se inmutó.
Katina, notó lo ida que estaba la chica y la tomó de la barbilla, analizando su mirada y todo su rostro. Vio sus parpados caídos, sus ojos rojos, su mirada perdida y al instante supo que estaba terriblemente ebria.
Una sonrisa perfecta y triunfal se formó en su rostro.
—Dios, Volkova, mira cómo estás... Déjame ayudarte— De su bolso sacó un pañito húmedo y comenzó a pasarlo por cada parte del rostro de Yulia. Su frente, sus cejas, su nariz, sus labios, eran limpiados con la mayor delicadeza.
Los rastros de agua desaparecieron, Elena botó el pañito y enseguida se encontró con la sonrisa de Yulia. Una que le pareció muy estúpida.
—¿Qué te pasa, Volkova? ¿Estás muy jodida?— Le preguntó con humor, aún sosteniendo su barbilla.
Yulia asentía lentamente sin dejar la sonrisa.
—Mira, preciosidad... Yo tengo que irme a mi casa... en este instante. No me puedo quedar contigo— La ojiazul habló entrecortado y se escapó del agarre de Elena.
Salió del baño hacia la calle, pasando desapercibida por Masha y sus amigas.
Caminó hasta la carretera con el plan de tomar un taxi, pero Elena llegó a su lado, entrelazando su mano con la de ella y la detuvo.
Elena miró hacia todas partes y la arrastró como pudo hasta el parqueadero el cual era el único lugar que parecía solitario y oscuro. Mientras la llevaba, Yulia no dejaba de balbucear cosas sin sentido.
Finalmente, al final del pasillo, Elena llegó frente a su Porsche negro y apoyó a Yulia contra él, colocando sus manos contra los vidrios de la puerta trasera a cada lado para que no se le escapara.
—¿Este es mi taxi? ¿Mi carro? Okey, vámonos preciosa— Yulia le dijo, logrando que a Elena se le saliera una risita cuando intentaba fallidamente abrir la puerta.
Se veía tremendamente estúpida haciéndolo.
—No es un taxi, Volkova... es mi carro— Elena le aclaró —¿Te gusta?
Yulia se giró en el pequeño lugar que tenía entre los brazos de Elena y observó el auto durante unos minutos.
De nuevo volvió a Katina —¡Es grandioso! ¡Me encanta!— Exclamó, de nuevo con esa sonrisa que hacía aparecer su lindo hoyuelo.
Elena lo notó y se mordió el labio inferior —A mi también me encanta— Susurró y tomó a Yulia del cuello con ambas manos como si pretendiera ahorcarla. Sin embargo su agarre era suave y delicado.
—Eres jodidamente hermosa, Volkova. Pareces un tierno bebé— Murmuró, mirándole el rostro fijamente, clavando sus ojos en aquella mirada cansada.
Yulia no se movía en lo absoluto.
Lentamente comenzó a acercar su rostro y su cuerpo al de Yulia, sus labios carnosos dejaron un beso en donde se formaba el hoyuelo y siguieron subiendo por las mejillas. Dejó un beso en su frente, en cada uno de sus ojos, en su nariz... y por último uno en sus labios. Yulia al sentir su aliento, por inercia abrió su boca y Katina sonrió una vez más. Tomó el labio inferior de la chica ebria y comenzó a mimarlo entre los suyos. Sus manos poco a poco iban soltando el cuello, sustituyéndolo por sus brazos pero esta vez alrededor de toda su nuca.
Las manos de Yulia, no se quedaron quietas, rodearon la cintura de Elena, atrayéndola completamente hasta su cuerpo sin dejar espacio.
Aquel beso comenzaba a ponerse más serio, Yulia abría su boca y la cerraba contra la lengua de Elena, la mordía con suavidad, incluyendo sus labios. La chica hacía lo mismo, jugaban igual. Elena, sin despegar su boca de la otra chica, bajó las manos a su bolso y sacó las llaves del auto. Quitó el seguro de las puertas y corrió a Yulia para abrir en donde ellas estaban apoyadas. Jaló la manija y lentamente y con cuidado empezó a empujar a Yulia adentro, dejándola acostada sobre todo el asiento trasero. Cerró la puerta y se subió ahorcajadas sobre la cintura de la chica.
Le miró una vez más firmemente y se inclinó, rozando sus labios —Te odio con todas mis fuerzas, Yulia Volkova. Te odio por hacerme sentir como un bicho raro. Como el maldito bicho raro que siempre he sido— Repitió, y nuevamente atacó los labios de la mujer con deseo mientras comenzaba a desabotonarle la camisa...
Lenita...
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
lo sabia Lena esta perdida por Yulia y no lo quiere aceptar y me temo que es por lo que paso con su amiga, seguro se enamoró se ella, se declaró y la chica la llamo bicho raro. Quiero leer más plisss!
DIAMANTEKAV- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 22/11/2016
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Que bien capitulo estuvo muy bueno, lena aprovechándose de julia así fue ufff super. Mañana como q julia va a perder ese vuelo y se encontrará marcada por lena. Esperaremos con ansias el siguiente
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Wow🤩🤩🤩 Fijo Lena cambio cuando le confesó sus sentimientos a su amiga y la llamó bicho raro pero Julia llegó para moverle todo sus sentimientos, la amo.. Me ha encantao este capítulo tía
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Eso era todo, le gusta Yulia... No quiero imaginarme las cosas que pasan pero ya estoy entendiendo a Lena me encantó este capítulo #MuyRevelador
Aleinads- Mensajes : 519
Fecha de inscripción : 14/05/2015
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Localización : Colombia
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Wow :O que candente la última parte...
Aunque tengo un presentimiento tal vez me equivoco pero quizás la amiga de Yulia, Anya conozca a Lena.. Ojo es un presentimiento ya falta esperar el próximo capítulo para saber más..Saludos
Aunque tengo un presentimiento tal vez me equivoco pero quizás la amiga de Yulia, Anya conozca a Lena.. Ojo es un presentimiento ya falta esperar el próximo capítulo para saber más..Saludos
VIVALENZ28- Mensajes : 921
Fecha de inscripción : 04/08/2014
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
¿Julia se acordará de algo al día siguiente? Y si se acuerda le dirá la verdad a la cornuda digo a Miroslava?
Vera Rivero- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 18/09/2019
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Buen día muy querida y estimada escritora:
El ser emprendedora significa arriesgarse a tomar decisiones con todo el temple enfrentando los temores, carisma representa el glorioso don de atraer a los demás por medio de la palabra y la personalidad, inteligencia para comprender la realidad de forma excepcional, sensibilidad para percibir más allá de lo que permiten los sentidos la estética, la belleza, los sentimientos y las pasiones, afabilidad y educación que proporciona un trato amable, maravilloso y cortés , honestidad al actuar con la verdad, perfeccionarse para mejorar continuamente, persistencia para no dejarse vencer ante la adversidad, un espíritu fuerte, determinación por ser valiente, humildad por no alardear de las capacidades y cualidades, empatía por entender la situación de los demás, imaginación para innovar con grandes ideas, madurez para responder a los retos, resilencia para adaptarse a las circunstancias, eso y mucho más proyectas, somos el reflejo de todo lo que hacemos en la vida, gracias por dedicar tiempo y excelentes palabras a tus seguidoras, por mitigar la desesperanza en este aislamiento, ellas al igual que tú han contribuido a la consciencia del bienestar de todos, el tiempo es infinito y eternamente inmutable, la vida es relativa, frágil y fugaz.
Todo lo descrito no bastará para lo que representan tus historias y sobre todo lo que significa tu presencia en ellas.
Siempre con el respeto y admiración que mereces me despido...
El ser emprendedora significa arriesgarse a tomar decisiones con todo el temple enfrentando los temores, carisma representa el glorioso don de atraer a los demás por medio de la palabra y la personalidad, inteligencia para comprender la realidad de forma excepcional, sensibilidad para percibir más allá de lo que permiten los sentidos la estética, la belleza, los sentimientos y las pasiones, afabilidad y educación que proporciona un trato amable, maravilloso y cortés , honestidad al actuar con la verdad, perfeccionarse para mejorar continuamente, persistencia para no dejarse vencer ante la adversidad, un espíritu fuerte, determinación por ser valiente, humildad por no alardear de las capacidades y cualidades, empatía por entender la situación de los demás, imaginación para innovar con grandes ideas, madurez para responder a los retos, resilencia para adaptarse a las circunstancias, eso y mucho más proyectas, somos el reflejo de todo lo que hacemos en la vida, gracias por dedicar tiempo y excelentes palabras a tus seguidoras, por mitigar la desesperanza en este aislamiento, ellas al igual que tú han contribuido a la consciencia del bienestar de todos, el tiempo es infinito y eternamente inmutable, la vida es relativa, frágil y fugaz.
Todo lo descrito no bastará para lo que representan tus historias y sobre todo lo que significa tu presencia en ellas.
Siempre con el respeto y admiración que mereces me despido...
Bet bet- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 10/05/2018
Localización : México
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
DIAMANTEKAV: Hola!! Vale, me alegro que te haya gustado el capítulo y que apreciaras que a Lena se le sale la baba por Yuli… Puff!!! A quien no? Un abrazo.
Fati20: Hola cariño. Pues, hoy leeremos si Yulia se acuerda de lo que pasó anoche o que…. Pobre!! Un abrazo.
Kamila: En fin…. Creo que Lena por más que haya tenido malas experiencias no es razón para volverse tan loca. O si? Jajaja… gracias por comentar. Un beso.
Aleinads: Jajaja… y le encanta demasiado, seguramente. Lenita está tocadita de la cabeza… Un saludo.
VIVALENZ28: Vamos a ver cuan cierto son tus presagios! Gracias por comentar. Un abrazo.
Vera Rivero: Jajajajaja… sos mala!!! Llamarla cornuda es algo ridículo. Un abrazote.
Bet bet: Genia. Sos una genia y halagadora. Me encantas tus palabras que obvio son demasiado para mí pero igual las aprecio un montón. Un gran abrazo, un beso para ti.
A los que no comentan pero leen, un fuerte abrazo y gracias de verdad por hacerse presente de alguna manera.
A leer!
Elena continuaba deleitándose segundo a segundo con la lengua y los labios de Yulia, sus dedos ya habían culminado la labor con los botones de la camisa y ahora sus manos comenzaban a infiltrarse en el abdomen de la mujer. Dejó un último y fugaz beso en su boca antes de inclinarse hacia atrás, separándose y clavándole la mirada en el torso. El pedazo de piel que se le alcanzaba a notar a la chica era tan blanco que parecía brillar en medio de tanta oscuridad.
Perdida ante tanta perfección le abrió la camisa por completo descubriendo el sujetador negro que cubría sus pechos. Sonrió con lujuria y de nuevo, apoyó sus manos en el abdomen pálido. Sus ojos se cerraron por instinto, la piel de Yulia estaba caliente, era suave y fina como la seda. Lo que más deseaba era marcar sus labios en aquel lugar y así lo hizo, se inclinó ante el brillante abdomen y comenzó una faena de besos y lamidas en él. Yulia no dejaba de reírse, al parecer la boca de la pelirroja solo le provocaba cosquillas.
Pronto, Elena comenzaba a sentirse deseosa por conocer más de aquel cuerpo, sus besos junto a sus manos tomaban camino bajo el ombligo de la chica, llegando hasta el comienzo de su pubis. Se topó con la tela del jean, descubrió los botones y el cierre e intentó zafarlos pero...
—Oye, oye... ¿qué haces?— Yulia de inmediato irrumpió y le alejó las manos de su ropa. Logró sentarse aún con ella en su regazo y le señaló el volante mientras soltaba risitas por lo bajo. En ese instante, Elena sonrió de manera genuina mientras veía los gestos torpes que hacía la morena. No podía negar que era demasiado linda, tonta y graciosa en su estado.
—Mira, hermosura... no tengo tiempo para esto... Ve al asiento del piloto, prende el auto y llévame a mi casa — Yulia le dijo, su mano ni siquiera pudo sostenerse en el aire y cayó sobre el asiento.
Elena se burló y le tomó el rostro con cariño, acunándolo entre sus largas manos y viéndola fijamente. Ella también tenía algunos tragos encima, pero a diferencia de Yulia, era un poco más consciente de lo que hacía y decía — ¿Y para que quieres ir a tu casa? Aquí estamos bien, Volkova — Le dijo con dulzura y besó fugazmente aquellos labios que no dejaban esa estúpida sonrisa.
—¡No, no y no!— Yulia decía con exageración —No puedo quedarme contigo preciosura. Mi chica me está esperando en su habitación.
—¿Tu chica?— Elena enarcó una ceja con disgusto al oírlo —¿Qué tu novia no está en otra ciudad?— Preguntó extrañada, viendo como Yulia comenzaba a negar con la cabeza y las manos al mismo tiempo.
—No preciosa, ella no. Estoy hablando de mi chica número uno, de mi mujercita favorita. — Explicó.
—¿Tienes una amante, Volkova?— Elena abrió la boca en sorpresa, cruzándose de brazos. Era lo último que esperaba.
—No... No. Hablo de Viktoria, Viktoria Volkova, mi hermanita de siete años. Ella no se siente segura si no estoy acompañándola, si no la abrazo al dormir ¿Entiendes? Tengo que irme —
Yulia intentó quitarla de encima, pero Elena se rehusó. Le tomaba el rostro con fuerza y apretaba más sus muslos contra los suyos.
—Eso es tierno de tu parte, Volkova... pero en este momento yo quiero ser tu chica número uno y no voy a dejarte ir. Tengo que aprovecharte ahora, eres una perra cuando estás sobria.
—Elena se inclinó sobre su garganta y comenzó a dejar mordiscos y besitos húmedos en ella. Sus labios exploraban y probaban la piel con todo el gusto del mundo. Le encantaba escuchar como las risitas tontas de Yulia disminuían poco a poco y comenzaban a ser sustituidas por respiraciones fuertes y suspiros profundos.
Elena sonreía gustosa en medio de cada lamida, sin duda estaba logrando excitarla.
—Tengo que irme, mujer. Insisto — Yulia tartamudeaba entre suspiros y quejidos pero no intentaba apartarla.
Al cabo de un rato, Elena se separó para mirarla de nuevo, los ojos de la mujer tenían un brillo inexplicable, sin duda expresaban deseo y pasión.
Con atrevimiento, le agarró la cabeza, girándola a un lado para dejar el cuello despejado — ¡Wow, que lindo tatuaje, Volkova!— Murmuró cuando descubrió el dibujo detrás de su oreja. Lo trazó con sus dedos y acercó su boca para succionar allí mientras Yulia gemía de nuevo.
—¡Ay!... ¿Por qué haces esto, Katina? ¿Acaso no te doy asco? ¿No te dan asco las mujeres? Estoy sudando, por lo tanto tengo gérmenes allí, y también aquí— Elena le miró al rostro y la vio señalándose el puchero en el que se había convertido su boca.
—Por supuesto que no Volkova, no me das asco en lo absoluto— Le respondió con una amplia sonrisa y se inclinó para morder el puchero y lamerlo —Nunca podrías darme asco, solo lo dije porque te odio, odio el hecho de sentirme así otra vez por alguien, por ti. Ya me había convencido de que todo estaba en el pasado, de que era un error pero has llegado y me has jodido de nuevo. Aborrezco este maldito sentimiento.
—¿De qué hablas, preciosura? ¡No entiendo nada!— Yulia balbuceó, y Elena de rabia, le succionó el labio y lo mantuvo entre sus dientes para que se callara.
En ese momento no necesitaba más que lidiar con sus propios pensamientos y sentimientos. Yulia la tenía en un sube y baja de emociones.
Se tomó unos segundos para pensar.
— No voy a dejarte tranquila hasta que te largues por donde viniste, lo juro, Volkova. Tu estúpida presencia no me hace sentir normal.
—¡Pero si yo no he hecho nada!— Yulia le dijo divertida, y esta vez, fue ella quien dio el primer paso y tomó a Elena de la barbilla, obligándola a mirarla —Mira preciosa... Por qué mejor no me dejas ir y vas a divertirte al Bar con tus amigos, amigas y con ese idiota al que te coges tras los árboles, Uhm? Mi bebé Viktoria me espera — Yulia intentó moverse de nuevo, pero Elena la retuvo de su pecho descubierto.
—No Volkova, ni ese imbécil, ni ninguno de esos estúpidos me interesan en este momento. Te quiero a ti — Le dijo con calma, mirándola a los ojos y nuevamente la empujó sobre el asiento, le abrió la camisa mientras le atacaba los labios con desespero y sus manos tocaban de nuevo su piel. Yulia se dejaba hacer aunque seguía balbuceando estupideces mientras era besada por la pelirroja.
Pasaron algunos minutos y aunque Yulia estuviera ebria hasta el carajo, aquellos besos y toques comenzaban a hacer estragos en su cabeza y en su cuerpo. De pronto sus manos comenzaron a subir por la cintura de Elena, saltando a su espalda y bajando hasta su trasero. Lo agarró con fuerza, logrando que la pelirroja se levantara un poco y gimiera dentro de su boca. El ambiente dentro del auto empezaba a ponerse pesado, ahora ya no era solo Elena quien llevaba las riendas del asunto, Yulia comenzaba a tomar el control total de la situación.
Encontró el cierre del vestido en la espalda de Elena y lo rasgó hasta el límite para luego bajarle la tela hasta la cintura. Ambas se separaron del beso, las mejillas de Elena se tornaban rojas al ver los ojos de Yulia clavados en su sujetador negro. No protestó ante lo que la chica ebria había hecho, por una parte, ambas estaban con el torso semidesnudo. Era casi un empate.
Yulia no pudo evitarlo y atacó el cuello de Elena, que de inmediato alzó la cabeza para despejarle el camino. A medida que los segundos pasaban, el picoteo y las respiraciones eran tan claros que parecían tener eco dentro del auto.
Las manos de Elena se volvían a enredar en el cuello de Yulia, manteniéndola allí mientras atrapaba sus labios de nuevo.
De pronto…
—Te quiero ver desnuda otra vez— Sintió a Yulia susurrarle.
Elena no podía creer lo que había escuchado, estaba a punto de protestarle pero no pudo cuando sintió las manos de la chica encima de su sujetador, apretando sus pechos con suavidad.
Cerró los ojos con fuerza y soltó un gemido bestial. Su labio inferior se mantenía entre sus dientes, las manos de Yulia encajaban tan bien en sus pechos.
Yulia empezó a masajearla y en ese momento Elena sintió que su mente se congelaba. Si, era ella quien había dado inicio a lo que estaba sucediendo pero aún así no podía evitar que un sentimiento de miedo y angustia la invadiera. De repente, pensó en todas las consecuencias que esto le podía traer a su imagen si mañana Yulia se levantaba acordándose de todo.
De inmediato por su cabeza pasó la idea de apartarse pero en cuestión de segundos se olvidó de todo cuando sintió el aliento de la mujer sobre su sujetador.
Sintió a Yulia abrazarla de la cintura y quiso desmayarse cuando la chica dejó un beso entre sus pechos. La repentina preocupación o las consecuencias de aquello ya no existían en su mente. Abrazó a Yulia con más fuerza de lo común y cerró los ojos al sentir que su piel era cubierta por la lengua caliente de la mujer. Los gemidos de Elena comenzaron a escaparse de su garganta, no eran tan fuertes ni muy bajos pero derrochaban y obviaban el exceso de placer que sentía.
Las manos de Yulia viajaban por todo su cuerpo, acariciaban sus muslos, en el interior y casi en su entrepierna… Elena intentó despojar a Yulia de su camisa pero de un segundo a otro, el éxtasis del momento se fue al carajo cuando algunas voces se escucharon cerca. Elena miró por la venta trasera y vio a su grupo de amigos a pocos metros del auto. Rápidamente se separó de Yulia, se acomodó el vestido, puso seguro a todas las puertas y se quedó mirando cada movimiento de afuera. Los chicos miraban hacia todas partes, era obvio que la buscaban.
Uno de ellos junto a Aleksey se acercaron a la ventana para mirar dentro y Elena agradecía en ese instante que las ventanas fueran polarizadas.
—¿Lena?— Aleksey tocaba el cristal y jalaba la manija de la puerta –Lena, ¿estás ahí? ¿Muñeca?
Yulia lo vio a través del cristal y alzó la mano para saludarlo. Un “¡Hola!” estuvo a punto de salir de su boca pero Elena con rapidez la cubrió.
—Shhh… no hagas ruido, te lo ruego, Volkova — Le suplicó en un susurro. Yulia le acarició el cabello y le dio un guiño que la hizo sonreír.
—¿Lena? ¿Corazón? ¿Estás ahí? ¿Abre?— Aleksey insistía.
—Ya detente Alek, es obvio que Elena no está allí. Ya hubiera abierto la puerta— Nastya le dijo, cruzándose de brazos y apoyándose contra la capota trasera del Porsche.
—¡En donde rayos se metió!— Aleksey exclamó fuerte. Apretaba sus puños y miraba en todas las direcciones posibles del parqueadero y la calle. Parecía enojado.
—No te empieces a poner histérico, déjame llamarla— Elena vio cuando Nastya sacó su celular y de inmediato buscó su bolso en el suelo, sacó su aparato y lo silenció.
Yulia se reía bajito.
Después de algunos intentos, Nastya se dio por vencida y guardó de nuevo su teléfono.
—No, no contesta ¿Seguro qué buscaste bien en el Bar? ¿En los baños? ¿Viste si estaba con su amiguita, Masha?— Le preguntaba a Aleksey.
Él solo asentía desesperado.
Los minutos pasaban, los chicos no se iban y dentro del auto Elena trataba de ingeniarse algo para que se largaran de allí pero era muy difícil. A su mente no llegaba nada claro, el efecto de la cerveza la envolvía cada vez más, y además, no podía sacar de su cabeza lo que había pasado hace unos minutos con la mujer que tenía al frente.
Desvió su mirada al rostro de la morena y esta vez no se encontró con la estúpida sonrisa que tanto le gustaba, sino una boca entre abierta y unos ojos cerrados. No tenía que ser adivina para saber que el sueño ya la había atrapado.
De pronto, su celular comenzaba a vibrar de nuevo y eso logró que su mente se iluminara.
Abrió la bandeja de mensajes y le escribió a Nastya.
—¿Dónde están todos? ¡Estoy en la mesa y está vacía! — Lo releyó y luego lo envió.
Rápidamente observó por la ventana para ver la reacción de su amiga.
—Chicos, Elena está en el Bar. Me acaba de enviar un mensaje— Nastya dijo y alzó el celular en frente de todos para que pudieran leerlo.
Finalmente, Elena vio como comenzaban a alejarse y soltó un profundo suspiro que le alivio al máximo. A partir de ese momento supo que no contaba con mucho tiempo así que procedió a abotonar la camisa de Yulia y a golpearla suavemente de las mejillas para despertarla. Lastimosamente con eso no tuvo éxito. La mujer estaba profunda, era inútil.
Salió del auto y volvió a mirar adentro, sabía que no sería fácil sacar a Yulia en su estado, pero tampoco podía dejarla ahí ¿Qué explicación le daría a sus amigos cuando vinieran?
Elena suspiró y se metió de nuevo, la abrazó por la cintura y comenzó una lucha para tratar de llevarla fuera. Aún con los constantes movimientos, Yulia no despertaba.
Con mucho esfuerzo logró sacarla y para no levantar sospecha alguna la arrastró hasta otro auto que estaba lejano al suyo y la dejó sentada contra una de las llantas. Se agachó a su lado y le despejó el rostro que se había llenado de sus propios mechones negros.
—Espero que cuando despiertes no te acuerdes de ninguna de las estupideces que hicimos y que te dije. Ni siquiera sé porque lo hice, te odio con todas mis fuerzas— Dijo furiosa.
Regresó a su automóvil, tomó su bolso con rabia y después de darle una última miradita al cuerpo ebrio en el suelo… se alejó hacia al Bar, dejando a la chica allí abandonada.
Fati20: Hola cariño. Pues, hoy leeremos si Yulia se acuerda de lo que pasó anoche o que…. Pobre!! Un abrazo.
Kamila: En fin…. Creo que Lena por más que haya tenido malas experiencias no es razón para volverse tan loca. O si? Jajaja… gracias por comentar. Un beso.
Aleinads: Jajaja… y le encanta demasiado, seguramente. Lenita está tocadita de la cabeza… Un saludo.
VIVALENZ28: Vamos a ver cuan cierto son tus presagios! Gracias por comentar. Un abrazo.
Vera Rivero: Jajajajaja… sos mala!!! Llamarla cornuda es algo ridículo. Un abrazote.
Bet bet: Genia. Sos una genia y halagadora. Me encantas tus palabras que obvio son demasiado para mí pero igual las aprecio un montón. Un gran abrazo, un beso para ti.
A los que no comentan pero leen, un fuerte abrazo y gracias de verdad por hacerse presente de alguna manera.
A leer!
Diez
Elena continuaba deleitándose segundo a segundo con la lengua y los labios de Yulia, sus dedos ya habían culminado la labor con los botones de la camisa y ahora sus manos comenzaban a infiltrarse en el abdomen de la mujer. Dejó un último y fugaz beso en su boca antes de inclinarse hacia atrás, separándose y clavándole la mirada en el torso. El pedazo de piel que se le alcanzaba a notar a la chica era tan blanco que parecía brillar en medio de tanta oscuridad.
Perdida ante tanta perfección le abrió la camisa por completo descubriendo el sujetador negro que cubría sus pechos. Sonrió con lujuria y de nuevo, apoyó sus manos en el abdomen pálido. Sus ojos se cerraron por instinto, la piel de Yulia estaba caliente, era suave y fina como la seda. Lo que más deseaba era marcar sus labios en aquel lugar y así lo hizo, se inclinó ante el brillante abdomen y comenzó una faena de besos y lamidas en él. Yulia no dejaba de reírse, al parecer la boca de la pelirroja solo le provocaba cosquillas.
Pronto, Elena comenzaba a sentirse deseosa por conocer más de aquel cuerpo, sus besos junto a sus manos tomaban camino bajo el ombligo de la chica, llegando hasta el comienzo de su pubis. Se topó con la tela del jean, descubrió los botones y el cierre e intentó zafarlos pero...
—Oye, oye... ¿qué haces?— Yulia de inmediato irrumpió y le alejó las manos de su ropa. Logró sentarse aún con ella en su regazo y le señaló el volante mientras soltaba risitas por lo bajo. En ese instante, Elena sonrió de manera genuina mientras veía los gestos torpes que hacía la morena. No podía negar que era demasiado linda, tonta y graciosa en su estado.
—Mira, hermosura... no tengo tiempo para esto... Ve al asiento del piloto, prende el auto y llévame a mi casa — Yulia le dijo, su mano ni siquiera pudo sostenerse en el aire y cayó sobre el asiento.
Elena se burló y le tomó el rostro con cariño, acunándolo entre sus largas manos y viéndola fijamente. Ella también tenía algunos tragos encima, pero a diferencia de Yulia, era un poco más consciente de lo que hacía y decía — ¿Y para que quieres ir a tu casa? Aquí estamos bien, Volkova — Le dijo con dulzura y besó fugazmente aquellos labios que no dejaban esa estúpida sonrisa.
—¡No, no y no!— Yulia decía con exageración —No puedo quedarme contigo preciosura. Mi chica me está esperando en su habitación.
—¿Tu chica?— Elena enarcó una ceja con disgusto al oírlo —¿Qué tu novia no está en otra ciudad?— Preguntó extrañada, viendo como Yulia comenzaba a negar con la cabeza y las manos al mismo tiempo.
—No preciosa, ella no. Estoy hablando de mi chica número uno, de mi mujercita favorita. — Explicó.
—¿Tienes una amante, Volkova?— Elena abrió la boca en sorpresa, cruzándose de brazos. Era lo último que esperaba.
—No... No. Hablo de Viktoria, Viktoria Volkova, mi hermanita de siete años. Ella no se siente segura si no estoy acompañándola, si no la abrazo al dormir ¿Entiendes? Tengo que irme —
Yulia intentó quitarla de encima, pero Elena se rehusó. Le tomaba el rostro con fuerza y apretaba más sus muslos contra los suyos.
—Eso es tierno de tu parte, Volkova... pero en este momento yo quiero ser tu chica número uno y no voy a dejarte ir. Tengo que aprovecharte ahora, eres una perra cuando estás sobria.
—Elena se inclinó sobre su garganta y comenzó a dejar mordiscos y besitos húmedos en ella. Sus labios exploraban y probaban la piel con todo el gusto del mundo. Le encantaba escuchar como las risitas tontas de Yulia disminuían poco a poco y comenzaban a ser sustituidas por respiraciones fuertes y suspiros profundos.
Elena sonreía gustosa en medio de cada lamida, sin duda estaba logrando excitarla.
—Tengo que irme, mujer. Insisto — Yulia tartamudeaba entre suspiros y quejidos pero no intentaba apartarla.
Al cabo de un rato, Elena se separó para mirarla de nuevo, los ojos de la mujer tenían un brillo inexplicable, sin duda expresaban deseo y pasión.
Con atrevimiento, le agarró la cabeza, girándola a un lado para dejar el cuello despejado — ¡Wow, que lindo tatuaje, Volkova!— Murmuró cuando descubrió el dibujo detrás de su oreja. Lo trazó con sus dedos y acercó su boca para succionar allí mientras Yulia gemía de nuevo.
—¡Ay!... ¿Por qué haces esto, Katina? ¿Acaso no te doy asco? ¿No te dan asco las mujeres? Estoy sudando, por lo tanto tengo gérmenes allí, y también aquí— Elena le miró al rostro y la vio señalándose el puchero en el que se había convertido su boca.
—Por supuesto que no Volkova, no me das asco en lo absoluto— Le respondió con una amplia sonrisa y se inclinó para morder el puchero y lamerlo —Nunca podrías darme asco, solo lo dije porque te odio, odio el hecho de sentirme así otra vez por alguien, por ti. Ya me había convencido de que todo estaba en el pasado, de que era un error pero has llegado y me has jodido de nuevo. Aborrezco este maldito sentimiento.
—¿De qué hablas, preciosura? ¡No entiendo nada!— Yulia balbuceó, y Elena de rabia, le succionó el labio y lo mantuvo entre sus dientes para que se callara.
En ese momento no necesitaba más que lidiar con sus propios pensamientos y sentimientos. Yulia la tenía en un sube y baja de emociones.
Se tomó unos segundos para pensar.
— No voy a dejarte tranquila hasta que te largues por donde viniste, lo juro, Volkova. Tu estúpida presencia no me hace sentir normal.
—¡Pero si yo no he hecho nada!— Yulia le dijo divertida, y esta vez, fue ella quien dio el primer paso y tomó a Elena de la barbilla, obligándola a mirarla —Mira preciosa... Por qué mejor no me dejas ir y vas a divertirte al Bar con tus amigos, amigas y con ese idiota al que te coges tras los árboles, Uhm? Mi bebé Viktoria me espera — Yulia intentó moverse de nuevo, pero Elena la retuvo de su pecho descubierto.
—No Volkova, ni ese imbécil, ni ninguno de esos estúpidos me interesan en este momento. Te quiero a ti — Le dijo con calma, mirándola a los ojos y nuevamente la empujó sobre el asiento, le abrió la camisa mientras le atacaba los labios con desespero y sus manos tocaban de nuevo su piel. Yulia se dejaba hacer aunque seguía balbuceando estupideces mientras era besada por la pelirroja.
Pasaron algunos minutos y aunque Yulia estuviera ebria hasta el carajo, aquellos besos y toques comenzaban a hacer estragos en su cabeza y en su cuerpo. De pronto sus manos comenzaron a subir por la cintura de Elena, saltando a su espalda y bajando hasta su trasero. Lo agarró con fuerza, logrando que la pelirroja se levantara un poco y gimiera dentro de su boca. El ambiente dentro del auto empezaba a ponerse pesado, ahora ya no era solo Elena quien llevaba las riendas del asunto, Yulia comenzaba a tomar el control total de la situación.
Encontró el cierre del vestido en la espalda de Elena y lo rasgó hasta el límite para luego bajarle la tela hasta la cintura. Ambas se separaron del beso, las mejillas de Elena se tornaban rojas al ver los ojos de Yulia clavados en su sujetador negro. No protestó ante lo que la chica ebria había hecho, por una parte, ambas estaban con el torso semidesnudo. Era casi un empate.
Yulia no pudo evitarlo y atacó el cuello de Elena, que de inmediato alzó la cabeza para despejarle el camino. A medida que los segundos pasaban, el picoteo y las respiraciones eran tan claros que parecían tener eco dentro del auto.
Las manos de Elena se volvían a enredar en el cuello de Yulia, manteniéndola allí mientras atrapaba sus labios de nuevo.
De pronto…
—Te quiero ver desnuda otra vez— Sintió a Yulia susurrarle.
Elena no podía creer lo que había escuchado, estaba a punto de protestarle pero no pudo cuando sintió las manos de la chica encima de su sujetador, apretando sus pechos con suavidad.
Cerró los ojos con fuerza y soltó un gemido bestial. Su labio inferior se mantenía entre sus dientes, las manos de Yulia encajaban tan bien en sus pechos.
Yulia empezó a masajearla y en ese momento Elena sintió que su mente se congelaba. Si, era ella quien había dado inicio a lo que estaba sucediendo pero aún así no podía evitar que un sentimiento de miedo y angustia la invadiera. De repente, pensó en todas las consecuencias que esto le podía traer a su imagen si mañana Yulia se levantaba acordándose de todo.
De inmediato por su cabeza pasó la idea de apartarse pero en cuestión de segundos se olvidó de todo cuando sintió el aliento de la mujer sobre su sujetador.
Sintió a Yulia abrazarla de la cintura y quiso desmayarse cuando la chica dejó un beso entre sus pechos. La repentina preocupación o las consecuencias de aquello ya no existían en su mente. Abrazó a Yulia con más fuerza de lo común y cerró los ojos al sentir que su piel era cubierta por la lengua caliente de la mujer. Los gemidos de Elena comenzaron a escaparse de su garganta, no eran tan fuertes ni muy bajos pero derrochaban y obviaban el exceso de placer que sentía.
Las manos de Yulia viajaban por todo su cuerpo, acariciaban sus muslos, en el interior y casi en su entrepierna… Elena intentó despojar a Yulia de su camisa pero de un segundo a otro, el éxtasis del momento se fue al carajo cuando algunas voces se escucharon cerca. Elena miró por la venta trasera y vio a su grupo de amigos a pocos metros del auto. Rápidamente se separó de Yulia, se acomodó el vestido, puso seguro a todas las puertas y se quedó mirando cada movimiento de afuera. Los chicos miraban hacia todas partes, era obvio que la buscaban.
Uno de ellos junto a Aleksey se acercaron a la ventana para mirar dentro y Elena agradecía en ese instante que las ventanas fueran polarizadas.
—¿Lena?— Aleksey tocaba el cristal y jalaba la manija de la puerta –Lena, ¿estás ahí? ¿Muñeca?
Yulia lo vio a través del cristal y alzó la mano para saludarlo. Un “¡Hola!” estuvo a punto de salir de su boca pero Elena con rapidez la cubrió.
—Shhh… no hagas ruido, te lo ruego, Volkova — Le suplicó en un susurro. Yulia le acarició el cabello y le dio un guiño que la hizo sonreír.
—¿Lena? ¿Corazón? ¿Estás ahí? ¿Abre?— Aleksey insistía.
—Ya detente Alek, es obvio que Elena no está allí. Ya hubiera abierto la puerta— Nastya le dijo, cruzándose de brazos y apoyándose contra la capota trasera del Porsche.
—¡En donde rayos se metió!— Aleksey exclamó fuerte. Apretaba sus puños y miraba en todas las direcciones posibles del parqueadero y la calle. Parecía enojado.
—No te empieces a poner histérico, déjame llamarla— Elena vio cuando Nastya sacó su celular y de inmediato buscó su bolso en el suelo, sacó su aparato y lo silenció.
Yulia se reía bajito.
Después de algunos intentos, Nastya se dio por vencida y guardó de nuevo su teléfono.
—No, no contesta ¿Seguro qué buscaste bien en el Bar? ¿En los baños? ¿Viste si estaba con su amiguita, Masha?— Le preguntaba a Aleksey.
Él solo asentía desesperado.
Los minutos pasaban, los chicos no se iban y dentro del auto Elena trataba de ingeniarse algo para que se largaran de allí pero era muy difícil. A su mente no llegaba nada claro, el efecto de la cerveza la envolvía cada vez más, y además, no podía sacar de su cabeza lo que había pasado hace unos minutos con la mujer que tenía al frente.
Desvió su mirada al rostro de la morena y esta vez no se encontró con la estúpida sonrisa que tanto le gustaba, sino una boca entre abierta y unos ojos cerrados. No tenía que ser adivina para saber que el sueño ya la había atrapado.
De pronto, su celular comenzaba a vibrar de nuevo y eso logró que su mente se iluminara.
Abrió la bandeja de mensajes y le escribió a Nastya.
—¿Dónde están todos? ¡Estoy en la mesa y está vacía! — Lo releyó y luego lo envió.
Rápidamente observó por la ventana para ver la reacción de su amiga.
—Chicos, Elena está en el Bar. Me acaba de enviar un mensaje— Nastya dijo y alzó el celular en frente de todos para que pudieran leerlo.
Finalmente, Elena vio como comenzaban a alejarse y soltó un profundo suspiro que le alivio al máximo. A partir de ese momento supo que no contaba con mucho tiempo así que procedió a abotonar la camisa de Yulia y a golpearla suavemente de las mejillas para despertarla. Lastimosamente con eso no tuvo éxito. La mujer estaba profunda, era inútil.
Salió del auto y volvió a mirar adentro, sabía que no sería fácil sacar a Yulia en su estado, pero tampoco podía dejarla ahí ¿Qué explicación le daría a sus amigos cuando vinieran?
Elena suspiró y se metió de nuevo, la abrazó por la cintura y comenzó una lucha para tratar de llevarla fuera. Aún con los constantes movimientos, Yulia no despertaba.
Con mucho esfuerzo logró sacarla y para no levantar sospecha alguna la arrastró hasta otro auto que estaba lejano al suyo y la dejó sentada contra una de las llantas. Se agachó a su lado y le despejó el rostro que se había llenado de sus propios mechones negros.
—Espero que cuando despiertes no te acuerdes de ninguna de las estupideces que hicimos y que te dije. Ni siquiera sé porque lo hice, te odio con todas mis fuerzas— Dijo furiosa.
Regresó a su automóvil, tomó su bolso con rabia y después de darle una última miradita al cuerpo ebrio en el suelo… se alejó hacia al Bar, dejando a la chica allí abandonada.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Hostia pero es una perra Elena Danos otro capítulo por favor tía
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Este capítulo fue pura diversión de esas 2 en ese carro lastima la interrupción de los amigos y pobre julia como la va a dejar tirada allí sólita. Bueno ya vemos q lena vive una lucha de amor y odio donde obviamente el amor domina, esperaremos con ansias más estuvo tan bueno q se sintió corto
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Wooohhh Elena es muy mala prefiere hacer sufrir a yulia que darle todo su amor jijiji, pues parece que quiere que yulia de vaya pero si lo logra se va a arrepentir y le va a sufrir mucho
DIAMANTEKAV- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 22/11/2016
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Que mala Lena, porque trata así a la pobre de Yulia, lo más seguro esque ya se enamoro de ella pero eso no es motivo para que la trate así me encanta esta historia, continúa pronto
Aixa- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 17/04/2018
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Hola chicas, cómo están? Lamento haber dejado la incógnita abierta con respecto al capítulo anterior. Veo que todas tienen la misma opinión con respecto a Lena y es que la pelirroja es un tanto macabra y malvada. Pobre Yulia tendrá que pagar los platos rotos que rompa la pecosa pero, indudablemente la morenaza de ojos azules, ha caído perdidamente enamorada de esta chica que tiene un pacto con el mismísimo demonio… o es ella el demonio?
Un abrazo y un beso a cada una de uds que a diario están allí, gritando eufóricamente para que los capítulos sean posteados cada media hora. Pero lamentablemente no se puede.
Las quiero mucho chiquillas!!!
A leer…
—¡Hey, disculpa!— Inna llegó a la barra, llamando la atención de Masha que en cuanto le vio dejó de conversar con su ayudante y se acercó a ella regalándole una sonrisa amable.
—¡Hola! ¿Deseas alguna bebida? ¿Qué te prepare algo especial?— Le preguntó.
Inna rápidamente negó.
—En realidad no. Mmm... Estoy aquí porque no encuentro a Yulia por ningún lado, desapareció desde hace unos minutos y quería saber si... ¿tú la habías visto? ¿Si has hablado con ella? ¿Si se fue a su casa?
—¿Yul? No, no lo hice — El ceño de Masha se arrugó —La última vez que la vi fue cuando bajó del escenario. De ahí me ocupé sirviendo bebidas y no volví a saber nada. Pensé que aún estaba con ustedes.
—Pues no, ya ves que no está conmigo… Y tampoco la volví a ver desde ese momento— Inna dijo tímida –Estoy intentando llamarla pero no contesta su teléfono, me preocupa que algo malo le haya pasado. Yulia bebió mucho, estaba hecha una nada.
—¡Diablos! Lo sé, lo sé— Masha contestó espantada y rápidamente se despojó del delantal mientras rodeaba la barra y salía hacia Inna.
Sus ojos comenzaron a recorrer con cuidado cada uno de los rincones del Sugar. Aún había muchas personas pero ninguna de ellas similar a su amiga. Pronto, el mismo sentimiento de temor que Inna sentía, empezaba a invadirla.
—Es inútil, Masha. Te dije que ya la busqué en todo el Bar. ¡No está aquí! ¡Tampoco en los baños! ¡En ninguna parte!— Inna intervino.
—¿Ya la buscaste afuera?— Masha le miró.
—Mmmm no... No puedo salir, todas las chicas de mi mesa están muy ebrias y temo que si me voy en busca de Yul, también se me pierda una. ¿Podrías hacerlo tú? Tienes seguridad en el Bar, ellos podrían ayudarnos.
—Te comprendo. Y si, tienes toda la razón. Ven... — Masha tomó su brazo y la dirigió hasta la mesa, obligándola a sentarse con las demás chicas que ya estaban completamente caídas sobre la madera —Quédate cuidándolas y siéntete tranquila. Ya mismo mandaré a todos los guardias en busca de Yulia. Si se ha salido de Bar no debe estar muy lejos. La encontrarán.
—Hey, ¿pero me avisarás?— Inna le preguntó dudosa. Masha le dio una sonrisa tranquilizadora.
—Claro que si, no te preocupes— Le aseguró, y rápidamente se alejó a la salida principal de Bar.
En las afueras del Sugar, Elena no dejaba de ventilarse el rostro con sus largas manos a medida que acercaba a la puerta. Inhalaba y exhalaba profundo cada vez que daba un paso. El pequeño momento con Yulia le había dejado mal en todas las maneras posibles. Aún se sentía excitada hasta el carajo. Su entrepierna se encontraba húmeda y palpitaba descontrolada al igual su cuello y cada una de sus venas. Por su frente corrían gotitas de sudor, cada rincón de su anatomía transpiraba al máximo. El corazón le martillaba con fuerza y por su cabeza pasaban miles y miles de pensamientos que le tenían en el límite de la confusión.
Su mente era un revoltijo de cosas, no dejaba de sentirse expuesta por lo que había pasado hace unos segundos en su auto. La chica Volkova había logrado que ella dijera e hiciera cosas que nunca en su vida hubiera querido... con ella ni con ninguna otra mujer. Yulia estaba destruyendo fácilmente su caparazón, el mismo que por tanto tiempo había protegido y que siempre le hacía sentir segura frente a su familia y sus amigos. Quería culpar a la cerveza de los acontecimientos y, aunque la bebida si le había afectado su comportamiento, no era la principal razón para que terminara así. Sentía un nudo en la garganta, quería gritar todo lo que tenía guardado dentro pero lo retuvo cuando se vio a centímetros de la puerta. Su amiga Masha también se encontraba allí, junto al jefe de seguridad del Bar, ambos mirándola.
—¿Lena? ¿Qué haces acá sola? Ya son más de las dos de la mañana, por aquí es demasiado peligroso, ¿sabías?— Le regañó —Y además... ¿Dónde te habías metido? Nastya, Aleksey y los demás te andaban buscando como locos.
Elena no pudo evitarlo, pero aquella pregunta le hizo hervir de nervios.
—Yo… Yo — Comenzó a tartamudear. Normalmente habría mentido con facilidad pero ese... ¿Dónde te habías metido? Solo lograba que más imágenes junto a Yulia llegaran a su cabeza.
Las cejas de Masha comenzaban a enarcarse.
—Estaba llamando a casa para ver como se encontraba Katya— Finalmente soltó —Ya sabes... si ya había logrado dormirse sin mí. En el Bar no podía hablar con tanto ruido, tenía que venir acá... Y también necesitaba tomar un poco de aire. Me estaba ahogando allá dentro.
Masha frunció el ceño al notar cierto tono de nerviosismo en su voz. Sentía duda de la veracidad de aquellas palabras. Últimamente su amiga se comportaba muy extraño, más que antes.
Finalmente asintió y le hizo una seña para que se quedara con ella.
Continuó la charla con su guardia.
—Ok, Han. Discúlpame por salirme de la conversación. Sigamos acá, quiero que la busquen en los alrededores del Bar, si es necesario por toda la manzana y si es necesario por todo el barrio. Necesito encontrarla.
—Por supuesto, señorita. Empezaré inmediatamente. Con permiso, me retiro— El corpulento jefe de seguridad contestó y se alejó unos metros.
Elena notó como el hombre sacaba su radio y comenzaba a dar instrucciones por el. Sintió curiosidad.
—¿Qué está pasando, Masha? ¿Algo grave? ¿Te robaron?
—No, nada que ver. Estaba tranquilamente conversando con una de las meseras y entonces Inna llegó a mi bastante preocupada diciéndome que Yulia había desaparecido de la nada. No la encuentra desde hace más de media hora y teme que le haya pasado algo porque estaba totalmente ebria.
—Umm... no sabía que Volkova y la gran Inna estaban aquí— Elena fingió sorpresa.
—Si, si estaban... bueno, Inna y sus amigas siguen adentro pero Yulia no. Antes de desaparecer hasta cantó toda borracha y le dedicó una canción a la pareja de chicas más popular de la Universidad, supongo que no la viste porque estabas acá afuera. En fin… — Masha soltó un suspiro —Yul anda perdida y mandé a todos los guardias a buscarla. Me asusta que ande por ahí sola y alguien quiera hacerle daño.
—¿Por qué eres tan negativa siempre?— Elena le preguntó riendo —¿Qué tal si esa idiota borracha se haya ido directo a su casa? No te alteres... probablemente en este momento ya está dormida y tú aquí preocupada por ella... Ni que Volkova fuera algo importante para esta sociedad — dijo lo último con burla, ganándose una mala cara de desaprobación por parte de su amiga.
—¿Cómo eres capaz de decir eso?— El rostro de Masha se puso serio —De verdad, yo aún no entiendo cuál es tu problema con Yulia... Y tampoco voy a preguntártelo porque sé que no me lo dirás pero ya ponle un alto. Yulia me dijo lo último que le hiciste y eso fue muy cruel. Su novia no se lo merecía, dañaste su relación.
—Aishhh... Tú no sabes nada Mashi-Mashi, y no voy a discutir contigo por la tonta de Volkova — Dijo despreocupada y se cruzó de brazos mientras comenzaba a mirar a los alrededores. Una pequeña sonrisa se había formado en sus labios. Le encantaba escuchar que sus palabras habían tenido efecto esperado en aquella relación.
El silencio gobernó el ambiente, la chica más joven prefirió callar aunque no entendía la actitud tan despreocupada de Elena ante las cosas que hacía. Últimamente, ya estaba empezando a molestarle aunque no se lo hiciera notar.
De pronto, el jefe de seguridad se acercó de nuevo.
—Señorita, me informan que han encontrado a Yulia. Ya la traen de vuelta— Informó.
Masha no pudo evitarlo y se agarró fuertemente del brazo del guardia amortiguando un gritillo de felicidad en él. Elena permanecía en silencio. En sus adentros rogaba que Volkova llegara completamente dormida para que no comenzara a soltar nada de lo que había pasado en el auto.
—Dios... ¿te dijeron dónde está?— Masha continuó la conversación con el hombre.
—Si, al parecer estaba dormida en el suelo del parqueadero. Ahí la encontró, Troy.
—!¿En el parqueadero?¡— Masha exclamó sorprendida —¡¿Cómo que en el parqueadero?!
—Hey… ¿Has sabido algo?— Inna llegó a unirse a la conversación.
—Si, ya traen a Yulia hacia acá, al parecer estaba durmiendo en el parqueadero— Masha le contestó.
—¿Durmiendo en el parqueadero?— El rostro de Inna se frunció —¡¿Cómo es eso posible?!
—No lo sé, pero allá estaba… Y creo que allá vienen — Masha señaló hacia el pasillo de los autos y a lo lejos se alcanzaba a observar a uno de los guardias con Yulia en brazos.
A medida que se iban acercando el corazón de Elena martillaba de miedo. Yulia no venía dormida, sus gritos se escuchaban fuertísimos.
—¡Bájame, animal! ¡Necesito irme en mi moto! ¡Debo ir a casa! ¡Hazlo ya! ¡Mi bebé me necesita!— La morena decía mientras pataleaba y trataba de bajarse de los brazos del guardia.
En cuanto llegaron al grupo, el hombre la bajó con cuidado, sosteniéndola de las caderas ya que su equilibrio era deplorable.
Yulia al ver a las chicas, intentó acercarse mientras soltaba risitas —¡Chicas, que gusto verlas! ¡Se ven preciosas como siempre! ¡Las amo a todas!— Decía.
Masha e Inna se acercaron a revisarla, en búsqueda de alguna herida o un signo extraño en su cuerpo. Pero para la suerte de Elena, la piel de Yulia había reaccionado bien a sus desesperadas caricias. Las marcas de los chupones y los mordiscos ya no estaban en su cuello. Habían desaparecido por completo.
—¿Por qué estabas en el parqueadero, Yul?— Inna se aventuró a hablarle pero era inútil, Yulia solo balbuceaba puras incoherencias.
—¡Quiero mi auto, preciosura! ¡Mi taxi, ¿lo recuerdas?! ¡Llévame a casa! ¡Necesito un chofer!
—De lo ebria que está, seguro pensó que uno de esos autos le pertenecía, y terminó dejándose vencer por el sueño. Cuando la encontré estaba boca abajo sobre el cemento— El guardia que la sostenía comentó.
—¡Quiero ir a casa!— Yulia seguía gritando —¡Llévenme a casa!
—No podemos llevarla así a su casa— Inna habló para todos — No conozco a sus padres pero seguramente se enojarán si la ven en ese estado. Yo lo haría.
—Tienes razón — Masha intervino —Hagamos algo, tú vete tranquila con las demás que yo me encargo de ella. Me la llevaré a mi casa.
—¿Estás segura?— Inna le preguntó. –No creo que Yulia sea fácil de manejar.
—Si, si... no te preocupes. Yo me las arreglaré— Masha le dijo y luego intercambió una mirada al jefe de seguridad —Asegúrate de conseguir un taxi para la señorita, y ayúdale en lo que necesite. Si es necesario la acompañas hasta la puerta de su casa.
—Como usted diga — El hombre asintió.
—Gracias Masha, te llamaré al celular de Yul para que me mantengas informada. Que descanses— Inna le regaló una sonrisa y se acercó a Yulia, susurrándole un “te quiero” y dejándole un sonoro beso en la mejilla. Se alejó para despedirse de todos y finalmente se alejó junto con el corpulento hombre al Bar.
Masha intercambió una mirada al otro guardia que sostenía a Yulia —Avísale a Alexa que debo irme a casa urgente así que queda encargada de todo. Ayúdale en lo que necesite y cierren bien todas las puertas.
—Si, señorita.
—Yo me encargo de ella. Ve al Bar— Masha le dijo y sostuvo a Yulia por la cintura para que él la soltara.
El chico pidió permiso y también abandonó el lugar dejando a las dos amigas y a Yulia solas.
—Lena, ¿Podrías ayudarme a conseguir un taxi?— Masha le preguntó.
Elena se quedó en silencio durante unos segundos, se mordía el labio repetidas veces. Parecía querer decir algo pero no podía.
—¡Elena, te estoy hablando!
—¡Vamos en mi auto!— De pronto soltó de la nada, sorprendiendo a Masha. No dijo más y se acercó a Yulia también rodeándola por la cintura.
Masha prefirió no protestar y entre ambas comenzaron a llevarla hacía el Porsche.
En el camino, el auto permanecía en total silencio. Masha iba totalmente concentrada en el volante y en la carretera ya que llovía con mucha fuerza. Por otra parte, Elena solo se ocupaba de mirar a la mujer ebria por medio del espejo retrovisor. No creía que por su mente en realidad hubiera pasado la idea de ofrecerse a ayudarle. Era tan absurdo. Odiaba a Yulia Volkova, ella no se merecía nada bueno de su parte, nunca.
Elena se perdió tanto en sus bipolares pensamientos que ni se daba cuenta que desde hace mucho rato, Masha ya había parqueado frente a casa y le llamaba la atención.
—¿Elena? ¿Hey? ¿Lena?— Masha le movió de un hombro, logrando que por fin la mirara. —¿Te pasa algo? ¿Estás ida?— Le dijo preocupada.
Elena miró una vez más por el espejo retrovisor, y luego negó con lentitud —No, es que me siento algo mareada. El efecto de la cerveza... ya sabes...— trató de explicar. Giró su mirada a la ventana, y por fin se enteró donde se encontraban — Umm... ya llegamos... – Dijo para si misma. Volvió a mirar a Masha —Entonces, te dejo mi auto y mañana regreso por él. Voy a tomar un taxi— Dijo, e intentó abrir la puerta pero Masha le agarró de la muñeca.
—No es necesario que te vayas, Lena. Sabes que puedes quedarte las veces que quieras, también es tu casa. Además, sería perfecto si decidieras quedarte, Natalya está de vacaciones y mi papá decidió dormir hoy donde su novia. Prácticamente estoy sola y creo que tu ayuda en este momento seria indispensable — Hizo el comentario, mirando a la mujer en el asiento trasero.
Elena se mostró dudosa durante unos segundos.
—Umm... está bien, voy a acompañarte esta noche— Dijo sin emoción, pero en realidad le encantaba la idea de quedarse un rato más junto a Yulia.
—Te lo agradezco mucho, amiga — Masha le dijo feliz, y la envolvió en un abrazo que no duró mucho. Ambas se quitaron el cinturón de seguridad, bajaron del auto y sacaron a Yulia como pudieron para poder entrar a la casa. La lluvia aún caía bastante fuerte.
Adentro, las chicas luchaban con Yulia tratando de que subiera las escaleras. Sus pies no lograban estabilizarse más de cinco segundos sobre el suelo y cada vez que daba un paso, las tres se caían.
Finalmente después de mucho esfuerzo, llegaron a la habitación de Masha y la dejaron caer sobre el colchón.
—Dios... eso fue horrible. Debimos haberla dejado en ese parqueadero— Elena se quejó mientras se sentaba en la cama y comenzaba a quitarse los tacones.
Masha sonreía.
—No digas eso, Lena. Solo mírala— Le dijo, señalando a Yulia. La chica sonreía como idiota mientras miraba el techo —Está totalmente perdida, ni sabe lo que hace. No podemos culparla.
—Si claro... — Elena bufó —Parece que nunca en su vida hubiera tomado. Estoy casi segura que es su primera vez.
—Puedes tener razón. Según lo que me ha dicho, no es de emborracharse mucho, y que más prueba que esto. Aún no puedo creer que se hubiera dormido en el parqueadero. Mira su ropa, está hecha un desastre, completamente sucia.
—Mmmm... Si, si… yo tampoco puedo creerlo— Elena murmuró, más para si misma. Parte de aquel desastre también había sido obra suya.
—Voy a tener que hacerla duchar. No puedo dejar que duerma así— Masha hizo el comentario y se inclinó sobre Yulia para quitarle el jean. Cuando trató de zafarle los botones, la chica ebria de inmediato le tomó las manos y la detuvo.
—No hagas eso, mujer. Solo mi novia tiene el derecho de hacerlo. Ella y nadie más— Su lengua se trabó unas veces, pero fue entendible para ambas chicas.
Masha soltó una carcajada —Pues... tú novia, me permitió a mí hacerlo... así que déjame desvestirte porque te voy a dar un baño— Le alejó las manos de los botones y prosiguió con su objetivo. Yulia seguía protestando por su jean aunque no intentaba detenerla.
—Me ayudas con la camisa, Lena— Masha preguntó sin mirarla.
Elena se llenó de nervios ante el pedido pero aún así se corrió junto a Yulia y llevó sus manos hacia su cuello para iniciar con el primer botón. Comenzó a zafarlos con lentitud y a medida que avanzaba no podía evitar recordar el momento en el Porsche. Si tan solo Masha supiera que te hice lo mismo hace unas horas. Pensaba mientras miraba a Yulia directamente a los ojos.
Rápidamente lograron despojar a la morena de todo, dejándola solo en su ropa interior negra. La mirada de Elena estaba perdida en aquel cuerpo, no tenía ninguna duda de que Yulia Volkova era magnifica de pies a cabeza.
—Ayúdame a levantarla Lena— De pronto Masha la sacó de sus pensamientos.
Elena de inmediato asintió y la ayudó a llevar al baño.
La sentaron dentro de la tina y Masha se agachó para abrir el grifo, dejando que el agua caliente comenzara a caer.
—¿Vas a bañarla con ropa interior?— Elena le preguntó confundida.
Masha negó.
—Por supuesto que no. Ahora que la tina se llene, haré que se la quite. Supongo que es lo mejor— Le contestó, y empezó a mezclar el jabón líquido en el agua. Yulia no hacía más que mirar como se iban creando algunas burbujas.
—Bien... — Elena se encogió de hombros— Entonces yo también voy a aprovechar para darme una ducha. Iré a la habitación de invitados, ya vuelvo— Avisó y salió del baño —¡Voy a tomar unas de tus pijamas!
—Está bien — Masha le gritó y se levantó para cerrar la puerta.
Minutos más tarde, Elena se dirigía por el pasillo hacia la habitación de Masha. Iba totalmente renovada, repuesta. Su cabello estaba aún húmedo y la pijama de short y blusa le que quedaba un poco ajustado pero sin duda se sentía mejor que el vestido que llevaba.
Cruzó la puerta y al no ver a las chicas, dedujo que aún estaban en el baño. Fue allí y cuando entró, vio a Yulia sentada sobre el inodoro, ya vestida con una sudadera y una camisa mientras Masha le secaba el cabello con una toalla. Su amiga también ya llevaba pijama.
—¿Cómo estuvo el baño de Volkova? ¿Fue difícil?— Elena preguntó con humor.
Masha le dio una sonrisa.
—Bastante difícil, con decirte que casi no se deja quitar la ropa interior. Insistió e insistió en que solo su novia podía quitársela. Al final tuve que pasarle uno de mis peluches para entretenerla. Fue la única forma para que se dejara dar el baño.
—Jodida situación— Elena murmuró, sintiendo una punzada en el corazón al oír que Volkova de nuevo había nombrado a su novia.
—Bien... hemos terminado, Yul. Vamos a la cama— Masha le habló y de nuevo la ayudó a parar.
Yulia salió a pasos lentos, aunque aún perdía el equilibrio.
Al llegar a la cama, Masha la lanzó con suavidad en la mitad del colchón dejándola boca arriba. La chica poco a poco iba cerrando los ojos.
—Parece que es todo, Masha. Yo me voy a mi habitación también. Nos vemos mañana— Elena intentó despedirse con un besó, pero Masha lo esquivó —¿Qué?— Le preguntó confundida.
—¡Vamos… Lena! Tú no puedes irte a dormir a la otra habitación, tienes que quedarte aquí conmigo. ¿Qué tal si a Yul le da por levantarse más tarde y no puedo con ella? ¡Tienes que ayudarme!
—Pero... ¿Y cómo vamos a dormir tres personas en una cama, Masha? Eso es incómodo.
—Mi cama es lo suficientemente grande. Solo mira— Le señaló el colchón — Yulia es tan pequeña que no ocupa nada, podremos dormir bien. ¿Por favor?— Masha juntó sus manos, casi rogando.
Elena vaciló por un momento, pero al final suspiró y se encogió de hombros.
— Si no tengo otra opción— Contestó.
—No la tienes— Masha le replicó y se metió a la cama cubriéndose con la misma cobija de Yulia hasta la barbilla. Elena la quedó mirando con una ceja enarcada mientras se cruzaba de brazos.
—¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué haces esa cara?
—Masha, te acepto todo menos dormir al lado de Volkova, córrela a la orilla de la cama, tú hazte en la mitad y me das el otro extremo a mí. Muévete —Elena le ordenó e intentó correrla.
—No Lena, nos toca dormir así, si la dejó en la orilla Yulia podría caerse.
—Ese no es mi problema, no voy a dormir al lado de esa ebria— Córrete— Elena gimió de nuevo y le bajó la cobija hasta la cintura.
—Lena, ya deja tu tonto orgullo y solo acuéstate. Ya casi son casi las tres de la mañana —Masha se quejó, apagó su lámpara, se arropó de nuevo hasta la barbilla y se acomodó de lado frente a Yulia.
Las manos de Elena de inmediato se empuñaron, gimió unas cuantas veces más pero no tenía otra opción. Caminó hacia el otro extremo de la cama y se metió bajo la gran cobija de lana que cubría a las demás.
Apagó su lámpara y a diferencia de Masha, le dio la espalda al cuerpo dormido de la mitad.
Al pasar de los minutos, Elena aún no lograba pegar un ojo. El ruido de la lluvia chocando como rocas contra la ventana y las fuertes respiraciones de Masha, eran una de las razones. Pero la verdadera causa principal de su insomnio, era la mujer que tenía al lado. Ella era la que provocaba una tormenta de pensamientos locos en su propia cabeza.
El calor corporal que emanaba la mujer también la estaba enloqueciendo. Elena odiaba lo que le hacía sentir pero aún así quería voltearse y abrazarse a ella durante la noche. Sentir su cuerpo contra el suyo.
De repente, y casi como si sus pensamientos hubieran sido escuchados, sintió cuando Yulia se movió y se pegó a su cuerpo, abrazándola por la cintura con fuerza mientras su respiración comenzaba a chocar contra su nuca. Elena sintió que su corazón se paralizaba, estar así se sentía tan jodidamente bien.
Trató de sobrellevar la tortura durante unos segundos pero no pudo lograrlo y se giró quedando frente a frente contra la chica. Tomó su celular de la mesita y con él le alumbró el rostro. Yulia, parecía que soñaba con algo porque su nariz se arrugaba por momentos y sus labios trataban de convertirse en una sonrisa.
—Ebria estúpida ¿Por qué eres tan perfecta?— Elena susurró lo más inaudible que pudo, con una pizca de furia en su voz. Llevó sus manos al rostro de Yulia y comenzó a trazar con sus dedos cada parte de él. Sus cejas, su nariz, su boca, deteniéndose en su labio inferior. Con su pulgar lo acariciaba una otra vez sin parar, parecía que estaba encantada con él.
Elena se inclinó un poco para asegurarse de que su amiga siguiera dormida y al confírmalo volvió al rostro de la chica y picoteó sus labios repetidas veces con mucha calma. De nuevo sentía la necesidad de probar esos labios y los humedeció por completo, convirtiéndolo en un suave y lento beso como aquel que le había dado en el parqueadero.
Yulia comenzaba a corresponder, la sostenía de sus caderas mientras ella le sujetaba de las mejillas.
A medida que el beso avanzaba, Elena se aseguraba de atrapar sus labios con suavidad para que no se escapara algún sonido sospechoso. Lastimosamente sus intentos de esconder habían sido inútiles...Masha estaba escuchándolo todo.
Lena, cariño... qué carajos estás haciendo???????
Un abrazo y un beso a cada una de uds que a diario están allí, gritando eufóricamente para que los capítulos sean posteados cada media hora. Pero lamentablemente no se puede.
Las quiero mucho chiquillas!!!
A leer…
Once
—¡Hey, disculpa!— Inna llegó a la barra, llamando la atención de Masha que en cuanto le vio dejó de conversar con su ayudante y se acercó a ella regalándole una sonrisa amable.
—¡Hola! ¿Deseas alguna bebida? ¿Qué te prepare algo especial?— Le preguntó.
Inna rápidamente negó.
—En realidad no. Mmm... Estoy aquí porque no encuentro a Yulia por ningún lado, desapareció desde hace unos minutos y quería saber si... ¿tú la habías visto? ¿Si has hablado con ella? ¿Si se fue a su casa?
—¿Yul? No, no lo hice — El ceño de Masha se arrugó —La última vez que la vi fue cuando bajó del escenario. De ahí me ocupé sirviendo bebidas y no volví a saber nada. Pensé que aún estaba con ustedes.
—Pues no, ya ves que no está conmigo… Y tampoco la volví a ver desde ese momento— Inna dijo tímida –Estoy intentando llamarla pero no contesta su teléfono, me preocupa que algo malo le haya pasado. Yulia bebió mucho, estaba hecha una nada.
—¡Diablos! Lo sé, lo sé— Masha contestó espantada y rápidamente se despojó del delantal mientras rodeaba la barra y salía hacia Inna.
Sus ojos comenzaron a recorrer con cuidado cada uno de los rincones del Sugar. Aún había muchas personas pero ninguna de ellas similar a su amiga. Pronto, el mismo sentimiento de temor que Inna sentía, empezaba a invadirla.
—Es inútil, Masha. Te dije que ya la busqué en todo el Bar. ¡No está aquí! ¡Tampoco en los baños! ¡En ninguna parte!— Inna intervino.
—¿Ya la buscaste afuera?— Masha le miró.
—Mmmm no... No puedo salir, todas las chicas de mi mesa están muy ebrias y temo que si me voy en busca de Yul, también se me pierda una. ¿Podrías hacerlo tú? Tienes seguridad en el Bar, ellos podrían ayudarnos.
—Te comprendo. Y si, tienes toda la razón. Ven... — Masha tomó su brazo y la dirigió hasta la mesa, obligándola a sentarse con las demás chicas que ya estaban completamente caídas sobre la madera —Quédate cuidándolas y siéntete tranquila. Ya mismo mandaré a todos los guardias en busca de Yulia. Si se ha salido de Bar no debe estar muy lejos. La encontrarán.
—Hey, ¿pero me avisarás?— Inna le preguntó dudosa. Masha le dio una sonrisa tranquilizadora.
—Claro que si, no te preocupes— Le aseguró, y rápidamente se alejó a la salida principal de Bar.
En las afueras del Sugar, Elena no dejaba de ventilarse el rostro con sus largas manos a medida que acercaba a la puerta. Inhalaba y exhalaba profundo cada vez que daba un paso. El pequeño momento con Yulia le había dejado mal en todas las maneras posibles. Aún se sentía excitada hasta el carajo. Su entrepierna se encontraba húmeda y palpitaba descontrolada al igual su cuello y cada una de sus venas. Por su frente corrían gotitas de sudor, cada rincón de su anatomía transpiraba al máximo. El corazón le martillaba con fuerza y por su cabeza pasaban miles y miles de pensamientos que le tenían en el límite de la confusión.
Su mente era un revoltijo de cosas, no dejaba de sentirse expuesta por lo que había pasado hace unos segundos en su auto. La chica Volkova había logrado que ella dijera e hiciera cosas que nunca en su vida hubiera querido... con ella ni con ninguna otra mujer. Yulia estaba destruyendo fácilmente su caparazón, el mismo que por tanto tiempo había protegido y que siempre le hacía sentir segura frente a su familia y sus amigos. Quería culpar a la cerveza de los acontecimientos y, aunque la bebida si le había afectado su comportamiento, no era la principal razón para que terminara así. Sentía un nudo en la garganta, quería gritar todo lo que tenía guardado dentro pero lo retuvo cuando se vio a centímetros de la puerta. Su amiga Masha también se encontraba allí, junto al jefe de seguridad del Bar, ambos mirándola.
—¿Lena? ¿Qué haces acá sola? Ya son más de las dos de la mañana, por aquí es demasiado peligroso, ¿sabías?— Le regañó —Y además... ¿Dónde te habías metido? Nastya, Aleksey y los demás te andaban buscando como locos.
Elena no pudo evitarlo, pero aquella pregunta le hizo hervir de nervios.
—Yo… Yo — Comenzó a tartamudear. Normalmente habría mentido con facilidad pero ese... ¿Dónde te habías metido? Solo lograba que más imágenes junto a Yulia llegaran a su cabeza.
Las cejas de Masha comenzaban a enarcarse.
—Estaba llamando a casa para ver como se encontraba Katya— Finalmente soltó —Ya sabes... si ya había logrado dormirse sin mí. En el Bar no podía hablar con tanto ruido, tenía que venir acá... Y también necesitaba tomar un poco de aire. Me estaba ahogando allá dentro.
Masha frunció el ceño al notar cierto tono de nerviosismo en su voz. Sentía duda de la veracidad de aquellas palabras. Últimamente su amiga se comportaba muy extraño, más que antes.
Finalmente asintió y le hizo una seña para que se quedara con ella.
Continuó la charla con su guardia.
—Ok, Han. Discúlpame por salirme de la conversación. Sigamos acá, quiero que la busquen en los alrededores del Bar, si es necesario por toda la manzana y si es necesario por todo el barrio. Necesito encontrarla.
—Por supuesto, señorita. Empezaré inmediatamente. Con permiso, me retiro— El corpulento jefe de seguridad contestó y se alejó unos metros.
Elena notó como el hombre sacaba su radio y comenzaba a dar instrucciones por el. Sintió curiosidad.
—¿Qué está pasando, Masha? ¿Algo grave? ¿Te robaron?
—No, nada que ver. Estaba tranquilamente conversando con una de las meseras y entonces Inna llegó a mi bastante preocupada diciéndome que Yulia había desaparecido de la nada. No la encuentra desde hace más de media hora y teme que le haya pasado algo porque estaba totalmente ebria.
—Umm... no sabía que Volkova y la gran Inna estaban aquí— Elena fingió sorpresa.
—Si, si estaban... bueno, Inna y sus amigas siguen adentro pero Yulia no. Antes de desaparecer hasta cantó toda borracha y le dedicó una canción a la pareja de chicas más popular de la Universidad, supongo que no la viste porque estabas acá afuera. En fin… — Masha soltó un suspiro —Yul anda perdida y mandé a todos los guardias a buscarla. Me asusta que ande por ahí sola y alguien quiera hacerle daño.
—¿Por qué eres tan negativa siempre?— Elena le preguntó riendo —¿Qué tal si esa idiota borracha se haya ido directo a su casa? No te alteres... probablemente en este momento ya está dormida y tú aquí preocupada por ella... Ni que Volkova fuera algo importante para esta sociedad — dijo lo último con burla, ganándose una mala cara de desaprobación por parte de su amiga.
—¿Cómo eres capaz de decir eso?— El rostro de Masha se puso serio —De verdad, yo aún no entiendo cuál es tu problema con Yulia... Y tampoco voy a preguntártelo porque sé que no me lo dirás pero ya ponle un alto. Yulia me dijo lo último que le hiciste y eso fue muy cruel. Su novia no se lo merecía, dañaste su relación.
—Aishhh... Tú no sabes nada Mashi-Mashi, y no voy a discutir contigo por la tonta de Volkova — Dijo despreocupada y se cruzó de brazos mientras comenzaba a mirar a los alrededores. Una pequeña sonrisa se había formado en sus labios. Le encantaba escuchar que sus palabras habían tenido efecto esperado en aquella relación.
El silencio gobernó el ambiente, la chica más joven prefirió callar aunque no entendía la actitud tan despreocupada de Elena ante las cosas que hacía. Últimamente, ya estaba empezando a molestarle aunque no se lo hiciera notar.
De pronto, el jefe de seguridad se acercó de nuevo.
—Señorita, me informan que han encontrado a Yulia. Ya la traen de vuelta— Informó.
Masha no pudo evitarlo y se agarró fuertemente del brazo del guardia amortiguando un gritillo de felicidad en él. Elena permanecía en silencio. En sus adentros rogaba que Volkova llegara completamente dormida para que no comenzara a soltar nada de lo que había pasado en el auto.
—Dios... ¿te dijeron dónde está?— Masha continuó la conversación con el hombre.
—Si, al parecer estaba dormida en el suelo del parqueadero. Ahí la encontró, Troy.
—!¿En el parqueadero?¡— Masha exclamó sorprendida —¡¿Cómo que en el parqueadero?!
—Hey… ¿Has sabido algo?— Inna llegó a unirse a la conversación.
—Si, ya traen a Yulia hacia acá, al parecer estaba durmiendo en el parqueadero— Masha le contestó.
—¿Durmiendo en el parqueadero?— El rostro de Inna se frunció —¡¿Cómo es eso posible?!
—No lo sé, pero allá estaba… Y creo que allá vienen — Masha señaló hacia el pasillo de los autos y a lo lejos se alcanzaba a observar a uno de los guardias con Yulia en brazos.
A medida que se iban acercando el corazón de Elena martillaba de miedo. Yulia no venía dormida, sus gritos se escuchaban fuertísimos.
—¡Bájame, animal! ¡Necesito irme en mi moto! ¡Debo ir a casa! ¡Hazlo ya! ¡Mi bebé me necesita!— La morena decía mientras pataleaba y trataba de bajarse de los brazos del guardia.
En cuanto llegaron al grupo, el hombre la bajó con cuidado, sosteniéndola de las caderas ya que su equilibrio era deplorable.
Yulia al ver a las chicas, intentó acercarse mientras soltaba risitas —¡Chicas, que gusto verlas! ¡Se ven preciosas como siempre! ¡Las amo a todas!— Decía.
Masha e Inna se acercaron a revisarla, en búsqueda de alguna herida o un signo extraño en su cuerpo. Pero para la suerte de Elena, la piel de Yulia había reaccionado bien a sus desesperadas caricias. Las marcas de los chupones y los mordiscos ya no estaban en su cuello. Habían desaparecido por completo.
—¿Por qué estabas en el parqueadero, Yul?— Inna se aventuró a hablarle pero era inútil, Yulia solo balbuceaba puras incoherencias.
—¡Quiero mi auto, preciosura! ¡Mi taxi, ¿lo recuerdas?! ¡Llévame a casa! ¡Necesito un chofer!
—De lo ebria que está, seguro pensó que uno de esos autos le pertenecía, y terminó dejándose vencer por el sueño. Cuando la encontré estaba boca abajo sobre el cemento— El guardia que la sostenía comentó.
—¡Quiero ir a casa!— Yulia seguía gritando —¡Llévenme a casa!
—No podemos llevarla así a su casa— Inna habló para todos — No conozco a sus padres pero seguramente se enojarán si la ven en ese estado. Yo lo haría.
—Tienes razón — Masha intervino —Hagamos algo, tú vete tranquila con las demás que yo me encargo de ella. Me la llevaré a mi casa.
—¿Estás segura?— Inna le preguntó. –No creo que Yulia sea fácil de manejar.
—Si, si... no te preocupes. Yo me las arreglaré— Masha le dijo y luego intercambió una mirada al jefe de seguridad —Asegúrate de conseguir un taxi para la señorita, y ayúdale en lo que necesite. Si es necesario la acompañas hasta la puerta de su casa.
—Como usted diga — El hombre asintió.
—Gracias Masha, te llamaré al celular de Yul para que me mantengas informada. Que descanses— Inna le regaló una sonrisa y se acercó a Yulia, susurrándole un “te quiero” y dejándole un sonoro beso en la mejilla. Se alejó para despedirse de todos y finalmente se alejó junto con el corpulento hombre al Bar.
Masha intercambió una mirada al otro guardia que sostenía a Yulia —Avísale a Alexa que debo irme a casa urgente así que queda encargada de todo. Ayúdale en lo que necesite y cierren bien todas las puertas.
—Si, señorita.
—Yo me encargo de ella. Ve al Bar— Masha le dijo y sostuvo a Yulia por la cintura para que él la soltara.
El chico pidió permiso y también abandonó el lugar dejando a las dos amigas y a Yulia solas.
—Lena, ¿Podrías ayudarme a conseguir un taxi?— Masha le preguntó.
Elena se quedó en silencio durante unos segundos, se mordía el labio repetidas veces. Parecía querer decir algo pero no podía.
—¡Elena, te estoy hablando!
—¡Vamos en mi auto!— De pronto soltó de la nada, sorprendiendo a Masha. No dijo más y se acercó a Yulia también rodeándola por la cintura.
Masha prefirió no protestar y entre ambas comenzaron a llevarla hacía el Porsche.
En el camino, el auto permanecía en total silencio. Masha iba totalmente concentrada en el volante y en la carretera ya que llovía con mucha fuerza. Por otra parte, Elena solo se ocupaba de mirar a la mujer ebria por medio del espejo retrovisor. No creía que por su mente en realidad hubiera pasado la idea de ofrecerse a ayudarle. Era tan absurdo. Odiaba a Yulia Volkova, ella no se merecía nada bueno de su parte, nunca.
Elena se perdió tanto en sus bipolares pensamientos que ni se daba cuenta que desde hace mucho rato, Masha ya había parqueado frente a casa y le llamaba la atención.
—¿Elena? ¿Hey? ¿Lena?— Masha le movió de un hombro, logrando que por fin la mirara. —¿Te pasa algo? ¿Estás ida?— Le dijo preocupada.
Elena miró una vez más por el espejo retrovisor, y luego negó con lentitud —No, es que me siento algo mareada. El efecto de la cerveza... ya sabes...— trató de explicar. Giró su mirada a la ventana, y por fin se enteró donde se encontraban — Umm... ya llegamos... – Dijo para si misma. Volvió a mirar a Masha —Entonces, te dejo mi auto y mañana regreso por él. Voy a tomar un taxi— Dijo, e intentó abrir la puerta pero Masha le agarró de la muñeca.
—No es necesario que te vayas, Lena. Sabes que puedes quedarte las veces que quieras, también es tu casa. Además, sería perfecto si decidieras quedarte, Natalya está de vacaciones y mi papá decidió dormir hoy donde su novia. Prácticamente estoy sola y creo que tu ayuda en este momento seria indispensable — Hizo el comentario, mirando a la mujer en el asiento trasero.
Elena se mostró dudosa durante unos segundos.
—Umm... está bien, voy a acompañarte esta noche— Dijo sin emoción, pero en realidad le encantaba la idea de quedarse un rato más junto a Yulia.
—Te lo agradezco mucho, amiga — Masha le dijo feliz, y la envolvió en un abrazo que no duró mucho. Ambas se quitaron el cinturón de seguridad, bajaron del auto y sacaron a Yulia como pudieron para poder entrar a la casa. La lluvia aún caía bastante fuerte.
Adentro, las chicas luchaban con Yulia tratando de que subiera las escaleras. Sus pies no lograban estabilizarse más de cinco segundos sobre el suelo y cada vez que daba un paso, las tres se caían.
Finalmente después de mucho esfuerzo, llegaron a la habitación de Masha y la dejaron caer sobre el colchón.
—Dios... eso fue horrible. Debimos haberla dejado en ese parqueadero— Elena se quejó mientras se sentaba en la cama y comenzaba a quitarse los tacones.
Masha sonreía.
—No digas eso, Lena. Solo mírala— Le dijo, señalando a Yulia. La chica sonreía como idiota mientras miraba el techo —Está totalmente perdida, ni sabe lo que hace. No podemos culparla.
—Si claro... — Elena bufó —Parece que nunca en su vida hubiera tomado. Estoy casi segura que es su primera vez.
—Puedes tener razón. Según lo que me ha dicho, no es de emborracharse mucho, y que más prueba que esto. Aún no puedo creer que se hubiera dormido en el parqueadero. Mira su ropa, está hecha un desastre, completamente sucia.
—Mmmm... Si, si… yo tampoco puedo creerlo— Elena murmuró, más para si misma. Parte de aquel desastre también había sido obra suya.
—Voy a tener que hacerla duchar. No puedo dejar que duerma así— Masha hizo el comentario y se inclinó sobre Yulia para quitarle el jean. Cuando trató de zafarle los botones, la chica ebria de inmediato le tomó las manos y la detuvo.
—No hagas eso, mujer. Solo mi novia tiene el derecho de hacerlo. Ella y nadie más— Su lengua se trabó unas veces, pero fue entendible para ambas chicas.
Masha soltó una carcajada —Pues... tú novia, me permitió a mí hacerlo... así que déjame desvestirte porque te voy a dar un baño— Le alejó las manos de los botones y prosiguió con su objetivo. Yulia seguía protestando por su jean aunque no intentaba detenerla.
—Me ayudas con la camisa, Lena— Masha preguntó sin mirarla.
Elena se llenó de nervios ante el pedido pero aún así se corrió junto a Yulia y llevó sus manos hacia su cuello para iniciar con el primer botón. Comenzó a zafarlos con lentitud y a medida que avanzaba no podía evitar recordar el momento en el Porsche. Si tan solo Masha supiera que te hice lo mismo hace unas horas. Pensaba mientras miraba a Yulia directamente a los ojos.
Rápidamente lograron despojar a la morena de todo, dejándola solo en su ropa interior negra. La mirada de Elena estaba perdida en aquel cuerpo, no tenía ninguna duda de que Yulia Volkova era magnifica de pies a cabeza.
—Ayúdame a levantarla Lena— De pronto Masha la sacó de sus pensamientos.
Elena de inmediato asintió y la ayudó a llevar al baño.
La sentaron dentro de la tina y Masha se agachó para abrir el grifo, dejando que el agua caliente comenzara a caer.
—¿Vas a bañarla con ropa interior?— Elena le preguntó confundida.
Masha negó.
—Por supuesto que no. Ahora que la tina se llene, haré que se la quite. Supongo que es lo mejor— Le contestó, y empezó a mezclar el jabón líquido en el agua. Yulia no hacía más que mirar como se iban creando algunas burbujas.
—Bien... — Elena se encogió de hombros— Entonces yo también voy a aprovechar para darme una ducha. Iré a la habitación de invitados, ya vuelvo— Avisó y salió del baño —¡Voy a tomar unas de tus pijamas!
—Está bien — Masha le gritó y se levantó para cerrar la puerta.
Minutos más tarde, Elena se dirigía por el pasillo hacia la habitación de Masha. Iba totalmente renovada, repuesta. Su cabello estaba aún húmedo y la pijama de short y blusa le que quedaba un poco ajustado pero sin duda se sentía mejor que el vestido que llevaba.
Cruzó la puerta y al no ver a las chicas, dedujo que aún estaban en el baño. Fue allí y cuando entró, vio a Yulia sentada sobre el inodoro, ya vestida con una sudadera y una camisa mientras Masha le secaba el cabello con una toalla. Su amiga también ya llevaba pijama.
—¿Cómo estuvo el baño de Volkova? ¿Fue difícil?— Elena preguntó con humor.
Masha le dio una sonrisa.
—Bastante difícil, con decirte que casi no se deja quitar la ropa interior. Insistió e insistió en que solo su novia podía quitársela. Al final tuve que pasarle uno de mis peluches para entretenerla. Fue la única forma para que se dejara dar el baño.
—Jodida situación— Elena murmuró, sintiendo una punzada en el corazón al oír que Volkova de nuevo había nombrado a su novia.
—Bien... hemos terminado, Yul. Vamos a la cama— Masha le habló y de nuevo la ayudó a parar.
Yulia salió a pasos lentos, aunque aún perdía el equilibrio.
Al llegar a la cama, Masha la lanzó con suavidad en la mitad del colchón dejándola boca arriba. La chica poco a poco iba cerrando los ojos.
—Parece que es todo, Masha. Yo me voy a mi habitación también. Nos vemos mañana— Elena intentó despedirse con un besó, pero Masha lo esquivó —¿Qué?— Le preguntó confundida.
—¡Vamos… Lena! Tú no puedes irte a dormir a la otra habitación, tienes que quedarte aquí conmigo. ¿Qué tal si a Yul le da por levantarse más tarde y no puedo con ella? ¡Tienes que ayudarme!
—Pero... ¿Y cómo vamos a dormir tres personas en una cama, Masha? Eso es incómodo.
—Mi cama es lo suficientemente grande. Solo mira— Le señaló el colchón — Yulia es tan pequeña que no ocupa nada, podremos dormir bien. ¿Por favor?— Masha juntó sus manos, casi rogando.
Elena vaciló por un momento, pero al final suspiró y se encogió de hombros.
— Si no tengo otra opción— Contestó.
—No la tienes— Masha le replicó y se metió a la cama cubriéndose con la misma cobija de Yulia hasta la barbilla. Elena la quedó mirando con una ceja enarcada mientras se cruzaba de brazos.
—¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué haces esa cara?
—Masha, te acepto todo menos dormir al lado de Volkova, córrela a la orilla de la cama, tú hazte en la mitad y me das el otro extremo a mí. Muévete —Elena le ordenó e intentó correrla.
—No Lena, nos toca dormir así, si la dejó en la orilla Yulia podría caerse.
—Ese no es mi problema, no voy a dormir al lado de esa ebria— Córrete— Elena gimió de nuevo y le bajó la cobija hasta la cintura.
—Lena, ya deja tu tonto orgullo y solo acuéstate. Ya casi son casi las tres de la mañana —Masha se quejó, apagó su lámpara, se arropó de nuevo hasta la barbilla y se acomodó de lado frente a Yulia.
Las manos de Elena de inmediato se empuñaron, gimió unas cuantas veces más pero no tenía otra opción. Caminó hacia el otro extremo de la cama y se metió bajo la gran cobija de lana que cubría a las demás.
Apagó su lámpara y a diferencia de Masha, le dio la espalda al cuerpo dormido de la mitad.
Al pasar de los minutos, Elena aún no lograba pegar un ojo. El ruido de la lluvia chocando como rocas contra la ventana y las fuertes respiraciones de Masha, eran una de las razones. Pero la verdadera causa principal de su insomnio, era la mujer que tenía al lado. Ella era la que provocaba una tormenta de pensamientos locos en su propia cabeza.
El calor corporal que emanaba la mujer también la estaba enloqueciendo. Elena odiaba lo que le hacía sentir pero aún así quería voltearse y abrazarse a ella durante la noche. Sentir su cuerpo contra el suyo.
De repente, y casi como si sus pensamientos hubieran sido escuchados, sintió cuando Yulia se movió y se pegó a su cuerpo, abrazándola por la cintura con fuerza mientras su respiración comenzaba a chocar contra su nuca. Elena sintió que su corazón se paralizaba, estar así se sentía tan jodidamente bien.
Trató de sobrellevar la tortura durante unos segundos pero no pudo lograrlo y se giró quedando frente a frente contra la chica. Tomó su celular de la mesita y con él le alumbró el rostro. Yulia, parecía que soñaba con algo porque su nariz se arrugaba por momentos y sus labios trataban de convertirse en una sonrisa.
—Ebria estúpida ¿Por qué eres tan perfecta?— Elena susurró lo más inaudible que pudo, con una pizca de furia en su voz. Llevó sus manos al rostro de Yulia y comenzó a trazar con sus dedos cada parte de él. Sus cejas, su nariz, su boca, deteniéndose en su labio inferior. Con su pulgar lo acariciaba una otra vez sin parar, parecía que estaba encantada con él.
Elena se inclinó un poco para asegurarse de que su amiga siguiera dormida y al confírmalo volvió al rostro de la chica y picoteó sus labios repetidas veces con mucha calma. De nuevo sentía la necesidad de probar esos labios y los humedeció por completo, convirtiéndolo en un suave y lento beso como aquel que le había dado en el parqueadero.
Yulia comenzaba a corresponder, la sostenía de sus caderas mientras ella le sujetaba de las mejillas.
A medida que el beso avanzaba, Elena se aseguraba de atrapar sus labios con suavidad para que no se escapara algún sonido sospechoso. Lastimosamente sus intentos de esconder habían sido inútiles...Masha estaba escuchándolo todo.
Lena, cariño... qué carajos estás haciendo???????
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
jajaja Lena es que no te puedes aguantar, quiero leer más y ver la cara de Lena al saber que la han descubierto jajaja
DIAMANTEKAV- Mensajes : 11
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
La atraparon comiéndose a julia pero aun puede poner algún pretexto a fue julia dormida q ella no se había dado cuenta aunque son excusas bastantes pobres. Estuvo buenísimo capitulo gracias por no hacernos esperar mucho aunque en este quedamos con más ganas q nunca de el otro q va a pasar . Saludos
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Joder Elena es la mera hostia
Kamila- Mensajes : 168
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Jajajajaja hasta que Masha por fin decide darse cuenta ¿y ahora q excusa le dará Katina?
Vera Rivero- Mensajes : 35
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Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Jajajaja, en serio, Lena que haces? :v pobre Masha qyedará traumada con las locuras de su amiga, a ver que se inventa ahora.
Aleinads- Mensajes : 519
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Jajaja re violina Lena... ¡Eso no se hace!
denarg_94- Mensajes : 17
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Edad : 30
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Hola mis chicas, cómo están? Veo que han quedado en shock como la pobre Masha. En realidad, a Lenita creo que le debe estar patinando el coco o debe tener alguna neurona desajustada que hace que el cerebro le funcione a medias cada vez que tiene a la pobre Yulia al frente. Ahora bien, chicas, la morocha no tiene a su novia en otra ciudad, que hace ella buscando lo que no se le ha perdido con la pelirroja? Por esas razones es que tiene que aguantar las locuras de la otra y sin chistar.
Un beso a cada una y un abrazo gigante. Me encanta que les agrade mucho la historia y por la paciencia que me han tenido ya que he estado un poco atareada con asuntos personales que me tiene un poco ocupada.
A leer!!
El terror y el nerviosismo que invadían a Masha en aquel instante no se comparaban a ningún otro sentimiento o vivencia de su pasado. Tanto era el shock por la situación que ni siquiera podía reaccionar o moverse de su lugar. En sus adentros quería convencerse de que aquellos sonidos provenientes de sus amigas no eran lo que se imaginaba pero parecía demasiado obvio. ¡Estaba segura de que lo escuchaba eran los labios de ambas chicas chocándose! Rápidamente, sacó su mano debajo de la manta y la llevó hacia el switch de su lámpara dispuesta a descubrir lo que pasaba al lado de su cama pero estaba temblando tanto que su cálculo no fue el correcto y la tumbó al suelo. El bullicio del choque hizo que Elena a la velocidad de un rayo dejara la boca de Yulia y se volteara a la misma posición que tenía antes.
Masha se sentó asustada y antes de que pudiera salir de la cama, la puerta de su habitación se abrió y todo su alrededor se iluminó. Su mirada se deslizó a la entrada y su papá estaba allí con la mano puesta en el switch de la luz principal y mirándola con una ceja enarcada.
—¿Qué pasó?— Preguntó él, mirándola extraño. Masha no respondió y en vez se dio la vuelta para mirar a las chicas, Yulia se había acostado de lado, respiraba con calma, se notaba que estaba dormida, y Elena... Masha se sintió perdida cuando la vio dándole la espalda, arropada de pies a cabeza... ¿Era eso posible? ¿Y entonces lo que había escuchado hace unos segundos? ¿Fue su imaginación? ¡No era cierto! ¡Qué diablos! —Hija, ¿qué te pasa? ¿Tuviste una pesadilla? ¿Por qué tu lámpara está en el suelo? ¿Qué estabas haciendo?— Su padre le preguntó nuevamente.
—Ahh, paaa... Es que... me levanté un poco confundida porque... Yo, yo... escuché algo pero al parecer no era lo que pensaba — Masha trataba de explicarle, moviendo las manos hacía todos lados. Y por la cara que hacía su padre nada le era claro.
—Está bien, amor....Detente, ya entendí, no te preocupes. Solo vine para que supieras que ya estaba en casa — Le dijo él y recogió la lámpara para devolverla a su lugar —Mejor conversamos mañana para que tus amigas no se despierten. Vuelve a la cama. Te quiero— Besó su frente, la arropó de nuevo y salió de la habitación después de apagar las luces.
Los ojos de Masha quedaron abiertos de par en par, sus manos agarraban la cobija con mucha fuerza a la altura de su pecho. No podría haberse equivocado, lo que había escuchado era claro. Pero luego las chicas estaban cada una en su lugar. ¿Lo había soñado? ¿Era el sonido de la lluvia? ¿Yulia haciendo sonidos con su boca mientras dormía? No.... Pero bueno si... solo fueron sonidos, ella no había visto nada para corroborarlo. Masha dejó que una avalancha de opciones y dudas la inundaran por completo; mientras que al otro lado de la cama... el corazón de Elena no paraba de latir a mil por hora... Eso había sido arriesgado.
Al día siguiente, Yulia despertaba con el típico dolor de cabeza que provocaba una intensa noche de copas. La luz del sol era brillante y golpeaba con fuerza en todo su alrededor. Ella solo atinaba a cubrirse el rostro con las manos para no prolongar su sufrimiento. Lentamente se sentó, abrió los ojos completamente mientras se estiraba y se quedó paralizada cuando vio que nada a su alrededor le era conocido. Aquella habitación era extraña, solía ir con Masha pero nunca entrar a su habitación. Al ver que estaba acostada en una cama que no era la suya, rápidamente se miró de pies a cabeza y se encontró arropada con una sábana de color blanco que emanaba un delicioso olor y brillaba de limpieza. Yulia no recordaba como demonios había llegado allí, ni una vez más de quien era el lugar... pero no parecía tan malo.
Su mirada se desvió a las cuatro paredes de la habitación, notando que todo se encontraba en perfecto orden, excepto, por algunas prendas que se encontraban sobre un sofá. Yulia observó con cuidado, y sus ojos se abrieron como platos cuando notó que entre aquella ropa estaban su camisa y su pantalón, acompañados de unas bragas y un sujetador que no eran suyos. De inmediato levantó la sabana para mirarse, pensando que estaría desnuda pero para su suerte no era de esa manera, aún así, se horrorizó un poco al verse vestida con algo que no era suyo. Alguien la había desvestido para ponerle lo que le llevaba. Diablos ¿Acaso había pasado la noche con alguien?
Los pensamientos de Yulia se esfumaron cuando de pronto escuchó movimientos en el baño de la habitación. La manija de la puerta giró unas cuantas veces y segundos después de allí salía una mujer envuelta en una bata y con una toalla sobre el rostro. Yulia se encogió de miedo contra el espaldar de la cama, estaba frente a la mujer con la que probablemente había hecho algo indebido la noche anterior, la mujer que había despojado de su ropa, su camisa, su pantalón.
La chica descubrió su rostro y el corazón de Yulia casi se despedaza cuando vio que se trataba de Masha.
— ¡Yul! ¡Por fin despertaste! ¡Ya era hora!— Masha expresó con una sonrisa, pero rápidamente fue sustituida por una ceja enarcada cuando vio el rostro de horror que Yulia tenía —¿Qué te pasa? Le preguntó divertida. La cara de horror de Yul era demasiado para ella.
—Masha... ¡¿Qué hicimos?! ¡Diablos, esto nunca debió pasar! ¡Nunca!— decía Yulia agarrándose la cabeza, su voz era dramática.
Confundida por la actitud de su amiga, Masha lanzó la toalla sobre el tocador, caminó hasta la cama y se sentó a su lado para tratar de comprender lo que pasaba. Yulia por su parte, ni siquiera se atrevía a mirarla.
—Yul, cálmate...— Le susurró, e intentó tomarle la mano, pero al instante, Yulia se sobresaltó y comenzó a gritar.
—¡¿Cómo voy a calmarme después de lo que hemos hecho?! ¡¿Cómo?! ¡Esto no pudo haber pasado!
—¿Anoche? ¿De qué estás hablando?— Masha frunció el ceño.
—Pues... de lo que hicimos. Estoy en tu cama, mi ropa y tu ropa interior está en ese sofá, estoy con otras prendas lo que quiere decir que me desnudaste, tú estabas duchándote, ¿No es obvio?— Yulia gimió y se sonrojó al mismo tiempo que lo decía. Masha al verlo, inmediatamente captó a lo que la chica se refería.
—Oye, óyeme... ¡no, no, no!— Negó —¡No confundas las cosas! Anoche tú y yo no hicimos nada más que dormir ¿Acaso no te acuerdas?
Yulia negó.
—No, no me acuerdo de nada... Pero si es así, ¿por qué estoy con esto?— Se señaló lo que llevaba puesto —Perfectamente pude haber dormido con mi ropa — Le reclamó.
Masha solo atinó a sonreír.
—Okey, okey, Yulia Volkova, voy a refrescarte la memoria porque al parecer estás totalmente perdida. Y te contaré desde como yo lo viví ¿está bien?— Yulia asintió —Bien... Ayer, llegaste al Bar tipo 9:30 de la noche, me saludaste, coqueteaste conmigo y luego te fuiste a la mesa con tus amigas. Estabas con Tasha, Inna y las demás...
— Espera... ¿Yo coqueteé contigo?— Yulia preguntó incrédula.
Masha asintió.
—Si, lo hiciste, y fue muy extraño porque me hiciste sonrojar. Pero bueno... Eso no viene al caso— Masha se sacudió —Luego de eso me acerqué a tu mesa para avisarte sobre el show que siempre haces pero estabas completamente ebria. Tú insististe en que ibas a cantar y te dije que no subieras al escenario en ese estado, pero aún así lo hiciste y le dedicaste una canción a Inna. Aunque... tu cantada no salió tan mal aún cuando tu lengua se trababa por momentos.
—Eso no lo recuerdo.
—Entonces voy bien— Masha se burló y se dejó caer boca arriba en la cama. Yulia ya comenzaba a sentirse un poco aliviada —Después de eso te bajaste del escenario, yo tuve que seguir atendiendo la barra y no supe nada más de ti — Continuó —Horas más tarde, tú amiga Inna vino a mi bastante preocupada porque no te encontraba por ningún lado y temía por ti y porque hicieras algo estúpido ya que estabas ebria hasta el carajo. Yo también me asusté con la noticia así que mandé a todos los guardias del Sugar a buscarte por cielo y tierra, y uno de ellos te encontró tirada y dormida en el suelo del parqueadero. Luego Inna quiso llevarte con ella, pero no le dejé ya que ella estaba lidiando con tres ebrias más así que me encargué de ti. Deduje que no era buena idea llevarte a tu casa en ese estado así que solo te traje aquí. Tu ropa estaba muy sucia gracias a que estuviste tirada en el suelo, no te iba a dejar dormir así en mi limpia cama entonces te la quité, te di una ducha y te vestí con mi ropa de nuevo. Es todo, no te violé ni me violaste.
—¿Entonces no hicimos nada de lo que estoy pensando?
—No, depravada.
—!No soy depravada!— Yulia se quejó —Lo qué pasa es que no tolero mucho el alcohol y cuando me excedo suelo cometer estupideces. ¿Qué querías que pensara si me viera en una cama que no es la mía, mi ropa en un sofá y a una mujer saliendo de la ducha?
—Probablemente lo mismo— Masha le respondió y al segundo soltó una carcajada. Yulia le miraba con el ceño fruncido pero poco a poco iba cambiando a una simpática sonrisa.
Aprovechó que Masha no paraba de reír y se levantó para recoger su ropa y ponérsela, antes de que ella se incorporara y la mirara.
—Gracias, por no dejarme tirada en ese parqueadero. Aunque… no entiendo que estaba haciendo yo en ese lugar.
—Yo tampoco— Masha le respondió aún con burla y se levantó hacía el tocador para empezar a peinarse.
Yulia volvió a la cama, se puso los zapatos y después tomó su celular de la mesita de noche. Al tocar la pantalla, se sorprendió cuando vio la hora... ¡Eran más de la 3 de la tarde!
—¡Mierda!— Exclamó en voz alta. ¡Se suponía que los preparativos del viaje a St. Petersburgo iban a ser en la mañana! ¡Ya era demasiado tarde!
—¿Qué? ¿Qué pasa?— Masha se preocupó y la miró de nuevo. Yulia daba vueltas mientras guardaba las llaves y sus pertenencias en los bolsillos.
—¡Tengo que irme ya! ¡Nos vemos, Masha! ¡Gracias por todo! ¡Adiós!— dijo con afán. Corrió hasta la puerta y al abrirla, algo cayó contra su cuerpo. No esperaba sujetar a alguien entre sus brazos y mucho menos que ese alguien fuera... Elena Katina.
Yulia se extrañó de verla allí pero de inmediato le ayudó a incorporarse, la chica no dejaba de mirar al suelo llena de vergüenza pues era obvio que había sido descubierta fisgoneando tras la puerta.
—Eh... Masha... yo, mmm... mi celular acaba de morir y necesito que me prestes tu cargador— Dijo completamente sonrojada y mirando por encima del hombro de Yulia pero sin quitarse de la puerta.
Masha asintió, yendo hacía a uno de los cajones de su mesita de noche pero no dejaba de mirar extrañada aquella situación, lo que había escuchado anoche aún pataleaba en su cabeza. Mientras, a centímetros, Yulia no dejaba de mirar encantada el rostro colorido de Elena ya era la segunda vez que la veía con la guardia baja y le maravillaba.
—¿Ya lo encontraste? Lo necesito urgente— Elena se mostró seria e impaciente, quería hacer creer que la única razón por la que estaba ahí era aquel cargador pero no, si estaba oyendo tras la puerta y le aliviaba haber escuchado que Yulia no recordaba nada de anoche y que no dijera cosas comprometedoras.
Yulia le siguió analizando durante un tiempo más, y de pronto, unos 'flashazos' de la noche anterior llegaron a su mente. En ellos, Elena, atrapaba su cuello y le besaba con intensidad mientras la acorralaba contra un auto. Lastimosamente el pequeño recuerdo no duró mucho en su cabeza porque la voz de Masha interrumpió.
—No lo encuentro. Ven ayúdame— Gritó y Elena entró a la habitación.
Yulia volvió a recordar que no le quedaba mucho tiempo así que se despidió de nuevo —Debo irme, Masha.
—¿Ummmh? No, espera— La chica contestó rápido, dejó a Elena y se acercó a ella —¿Por qué no te quedas? Es domingo, podemos hacer algo divertido.
—Lo siento, no puedo quedarme. Tengo planes.
—Al menos quédate para el almuerzo.
—Ehmm... No puedo... Es que... — Yulia se movió tan cerca de ella como pudo para empezar a susurrar. No quería que Katina escuchara una pizca de su conversación —Me voy hoy mismo a mi ciudad. Iré a St. Petersburgo.
—¿Y eso por qué? ¿Volverás? ¿Dime que volverás?— Masha comenzó una pequeña escena y la envolvió en un abrazo mientras comenzaba a sollozar.
Yulia y Elena se miraron, ambas sin entender lo que pasaba.
Masha seguía.
—Te has convertido en alguien tan importante para mí y ya me abandonarás. Dime que volverás. ¡Dime!— Pedía la chica entre chillidos.
Yulia no quería aclarar nada en presencia de Elena así que arrastró a la joven al baño de la habitación. La sentó sobre el filo de la bañera y se asomó una vez por la puerta para asegurarse de que Katina siguiera ocupada.
Cerró con seguro y se arrodilló frente a Masha —¿Estás llorando por mi?— Le preguntó con ternura y diversión a la vez. No creía que la chica se hubiera puesto de esa manera por solo ella.
Masha asintió realmente afectada, lagrimitas recorrían sus mejillas. Yulia tomó una toalla de las repisa y las secó con cuidado.
—No me iré del todo, nena, solo será mínimo una semana en los que trataré de solucionar el problema que la mujer de allá afuera provocó— En ese instante, Elena caminaba al baño y pegaba su oreja en la puerta —Mi novia no quiere contestar a ninguno de mis llamados y la única solución que me queda es hablar de lo sucedido con ella, en persona.
—Tú no me has contado con detalles lo que pasó con Elena. Quisiera saberlo porque anoche creo haberla escuchado besa...
—Yo preferiría que lo dejáramos así— Yulia la cortó— no vale la pena recordar el pasado. Además, ella es tu amiga y no vas a creerme.
—¡Claro que si!— Masha gimió.
Yulia negó —No, no lo harás, y no hablemos más del tema. Debo irme. Prometo que te llamaré y te informaré de todo. Y por favor, no comentes esto con nadie — Yulia se levantó y le clavó un beso en la mejilla —Me voy, cuídate mucho— Dijo por último para que después, Masha la envolviera en un último abrazo.
La castaña se quedó en el baño limpiando sus lágrimas mientras Yulia salía de él y se dirigía a la salida. Al cruzar la puerta, se encontró a Elena allí, apoyada sobre el barandal de la escalera y mirándola fijamente.
Yulia ignoró aquellos ojos verdigrises y siguió su camino por el pasillo, lastimosamente tuvo que detener su paso cuando sintió unos olfateos en su nuca.
—¿No vas a ducharte antes de irte, Volkova? Apestas a alcohol y a sudor, tu horrible olor se siente a metros.
Yulia se giró y sonrió cuando vio el lindo rostro de Katina convertido en una mueca. Su nariz estaba arrugada y apretada por sus dedos. Se veía adorable.
—Y si huelo tan mal... ¿Qué haces tan pegada a mi, Katina?— Le preguntó con burla. Quiso tomar una pequeña venganza por lo que la chica le había hecho pasar los días anteriores, así que se pasó una mano por su supuesto cuello sudoroso, por su frente y luego procedió a restregársela a Elena en todo el rostro.
La chica pecosa quedó paralizada ante lo sucedido, Yulia dedujo que estaba a punto de reaccionar, de lanzársele encima y golpearla así que rápidamente bajó las escaleras y huyó de la casa riendo a carcajadas. Elena quiso gritar y hacer una pataleta pero todo quedó amortiguado en su boca cuando sintió el aliento y un susurro de Masha en su oreja.
— Sé que estabas besando a Yulia anoche...
Yulia buscando las 19 patas al gato!!
Un beso a cada una y un abrazo gigante. Me encanta que les agrade mucho la historia y por la paciencia que me han tenido ya que he estado un poco atareada con asuntos personales que me tiene un poco ocupada.
A leer!!
Doce
El terror y el nerviosismo que invadían a Masha en aquel instante no se comparaban a ningún otro sentimiento o vivencia de su pasado. Tanto era el shock por la situación que ni siquiera podía reaccionar o moverse de su lugar. En sus adentros quería convencerse de que aquellos sonidos provenientes de sus amigas no eran lo que se imaginaba pero parecía demasiado obvio. ¡Estaba segura de que lo escuchaba eran los labios de ambas chicas chocándose! Rápidamente, sacó su mano debajo de la manta y la llevó hacia el switch de su lámpara dispuesta a descubrir lo que pasaba al lado de su cama pero estaba temblando tanto que su cálculo no fue el correcto y la tumbó al suelo. El bullicio del choque hizo que Elena a la velocidad de un rayo dejara la boca de Yulia y se volteara a la misma posición que tenía antes.
Masha se sentó asustada y antes de que pudiera salir de la cama, la puerta de su habitación se abrió y todo su alrededor se iluminó. Su mirada se deslizó a la entrada y su papá estaba allí con la mano puesta en el switch de la luz principal y mirándola con una ceja enarcada.
—¿Qué pasó?— Preguntó él, mirándola extraño. Masha no respondió y en vez se dio la vuelta para mirar a las chicas, Yulia se había acostado de lado, respiraba con calma, se notaba que estaba dormida, y Elena... Masha se sintió perdida cuando la vio dándole la espalda, arropada de pies a cabeza... ¿Era eso posible? ¿Y entonces lo que había escuchado hace unos segundos? ¿Fue su imaginación? ¡No era cierto! ¡Qué diablos! —Hija, ¿qué te pasa? ¿Tuviste una pesadilla? ¿Por qué tu lámpara está en el suelo? ¿Qué estabas haciendo?— Su padre le preguntó nuevamente.
—Ahh, paaa... Es que... me levanté un poco confundida porque... Yo, yo... escuché algo pero al parecer no era lo que pensaba — Masha trataba de explicarle, moviendo las manos hacía todos lados. Y por la cara que hacía su padre nada le era claro.
—Está bien, amor....Detente, ya entendí, no te preocupes. Solo vine para que supieras que ya estaba en casa — Le dijo él y recogió la lámpara para devolverla a su lugar —Mejor conversamos mañana para que tus amigas no se despierten. Vuelve a la cama. Te quiero— Besó su frente, la arropó de nuevo y salió de la habitación después de apagar las luces.
Los ojos de Masha quedaron abiertos de par en par, sus manos agarraban la cobija con mucha fuerza a la altura de su pecho. No podría haberse equivocado, lo que había escuchado era claro. Pero luego las chicas estaban cada una en su lugar. ¿Lo había soñado? ¿Era el sonido de la lluvia? ¿Yulia haciendo sonidos con su boca mientras dormía? No.... Pero bueno si... solo fueron sonidos, ella no había visto nada para corroborarlo. Masha dejó que una avalancha de opciones y dudas la inundaran por completo; mientras que al otro lado de la cama... el corazón de Elena no paraba de latir a mil por hora... Eso había sido arriesgado.
Al día siguiente, Yulia despertaba con el típico dolor de cabeza que provocaba una intensa noche de copas. La luz del sol era brillante y golpeaba con fuerza en todo su alrededor. Ella solo atinaba a cubrirse el rostro con las manos para no prolongar su sufrimiento. Lentamente se sentó, abrió los ojos completamente mientras se estiraba y se quedó paralizada cuando vio que nada a su alrededor le era conocido. Aquella habitación era extraña, solía ir con Masha pero nunca entrar a su habitación. Al ver que estaba acostada en una cama que no era la suya, rápidamente se miró de pies a cabeza y se encontró arropada con una sábana de color blanco que emanaba un delicioso olor y brillaba de limpieza. Yulia no recordaba como demonios había llegado allí, ni una vez más de quien era el lugar... pero no parecía tan malo.
Su mirada se desvió a las cuatro paredes de la habitación, notando que todo se encontraba en perfecto orden, excepto, por algunas prendas que se encontraban sobre un sofá. Yulia observó con cuidado, y sus ojos se abrieron como platos cuando notó que entre aquella ropa estaban su camisa y su pantalón, acompañados de unas bragas y un sujetador que no eran suyos. De inmediato levantó la sabana para mirarse, pensando que estaría desnuda pero para su suerte no era de esa manera, aún así, se horrorizó un poco al verse vestida con algo que no era suyo. Alguien la había desvestido para ponerle lo que le llevaba. Diablos ¿Acaso había pasado la noche con alguien?
Los pensamientos de Yulia se esfumaron cuando de pronto escuchó movimientos en el baño de la habitación. La manija de la puerta giró unas cuantas veces y segundos después de allí salía una mujer envuelta en una bata y con una toalla sobre el rostro. Yulia se encogió de miedo contra el espaldar de la cama, estaba frente a la mujer con la que probablemente había hecho algo indebido la noche anterior, la mujer que había despojado de su ropa, su camisa, su pantalón.
La chica descubrió su rostro y el corazón de Yulia casi se despedaza cuando vio que se trataba de Masha.
— ¡Yul! ¡Por fin despertaste! ¡Ya era hora!— Masha expresó con una sonrisa, pero rápidamente fue sustituida por una ceja enarcada cuando vio el rostro de horror que Yulia tenía —¿Qué te pasa? Le preguntó divertida. La cara de horror de Yul era demasiado para ella.
—Masha... ¡¿Qué hicimos?! ¡Diablos, esto nunca debió pasar! ¡Nunca!— decía Yulia agarrándose la cabeza, su voz era dramática.
Confundida por la actitud de su amiga, Masha lanzó la toalla sobre el tocador, caminó hasta la cama y se sentó a su lado para tratar de comprender lo que pasaba. Yulia por su parte, ni siquiera se atrevía a mirarla.
—Yul, cálmate...— Le susurró, e intentó tomarle la mano, pero al instante, Yulia se sobresaltó y comenzó a gritar.
—¡¿Cómo voy a calmarme después de lo que hemos hecho?! ¡¿Cómo?! ¡Esto no pudo haber pasado!
—¿Anoche? ¿De qué estás hablando?— Masha frunció el ceño.
—Pues... de lo que hicimos. Estoy en tu cama, mi ropa y tu ropa interior está en ese sofá, estoy con otras prendas lo que quiere decir que me desnudaste, tú estabas duchándote, ¿No es obvio?— Yulia gimió y se sonrojó al mismo tiempo que lo decía. Masha al verlo, inmediatamente captó a lo que la chica se refería.
—Oye, óyeme... ¡no, no, no!— Negó —¡No confundas las cosas! Anoche tú y yo no hicimos nada más que dormir ¿Acaso no te acuerdas?
Yulia negó.
—No, no me acuerdo de nada... Pero si es así, ¿por qué estoy con esto?— Se señaló lo que llevaba puesto —Perfectamente pude haber dormido con mi ropa — Le reclamó.
Masha solo atinó a sonreír.
—Okey, okey, Yulia Volkova, voy a refrescarte la memoria porque al parecer estás totalmente perdida. Y te contaré desde como yo lo viví ¿está bien?— Yulia asintió —Bien... Ayer, llegaste al Bar tipo 9:30 de la noche, me saludaste, coqueteaste conmigo y luego te fuiste a la mesa con tus amigas. Estabas con Tasha, Inna y las demás...
— Espera... ¿Yo coqueteé contigo?— Yulia preguntó incrédula.
Masha asintió.
—Si, lo hiciste, y fue muy extraño porque me hiciste sonrojar. Pero bueno... Eso no viene al caso— Masha se sacudió —Luego de eso me acerqué a tu mesa para avisarte sobre el show que siempre haces pero estabas completamente ebria. Tú insististe en que ibas a cantar y te dije que no subieras al escenario en ese estado, pero aún así lo hiciste y le dedicaste una canción a Inna. Aunque... tu cantada no salió tan mal aún cuando tu lengua se trababa por momentos.
—Eso no lo recuerdo.
—Entonces voy bien— Masha se burló y se dejó caer boca arriba en la cama. Yulia ya comenzaba a sentirse un poco aliviada —Después de eso te bajaste del escenario, yo tuve que seguir atendiendo la barra y no supe nada más de ti — Continuó —Horas más tarde, tú amiga Inna vino a mi bastante preocupada porque no te encontraba por ningún lado y temía por ti y porque hicieras algo estúpido ya que estabas ebria hasta el carajo. Yo también me asusté con la noticia así que mandé a todos los guardias del Sugar a buscarte por cielo y tierra, y uno de ellos te encontró tirada y dormida en el suelo del parqueadero. Luego Inna quiso llevarte con ella, pero no le dejé ya que ella estaba lidiando con tres ebrias más así que me encargué de ti. Deduje que no era buena idea llevarte a tu casa en ese estado así que solo te traje aquí. Tu ropa estaba muy sucia gracias a que estuviste tirada en el suelo, no te iba a dejar dormir así en mi limpia cama entonces te la quité, te di una ducha y te vestí con mi ropa de nuevo. Es todo, no te violé ni me violaste.
—¿Entonces no hicimos nada de lo que estoy pensando?
—No, depravada.
—!No soy depravada!— Yulia se quejó —Lo qué pasa es que no tolero mucho el alcohol y cuando me excedo suelo cometer estupideces. ¿Qué querías que pensara si me viera en una cama que no es la mía, mi ropa en un sofá y a una mujer saliendo de la ducha?
—Probablemente lo mismo— Masha le respondió y al segundo soltó una carcajada. Yulia le miraba con el ceño fruncido pero poco a poco iba cambiando a una simpática sonrisa.
Aprovechó que Masha no paraba de reír y se levantó para recoger su ropa y ponérsela, antes de que ella se incorporara y la mirara.
—Gracias, por no dejarme tirada en ese parqueadero. Aunque… no entiendo que estaba haciendo yo en ese lugar.
—Yo tampoco— Masha le respondió aún con burla y se levantó hacía el tocador para empezar a peinarse.
Yulia volvió a la cama, se puso los zapatos y después tomó su celular de la mesita de noche. Al tocar la pantalla, se sorprendió cuando vio la hora... ¡Eran más de la 3 de la tarde!
—¡Mierda!— Exclamó en voz alta. ¡Se suponía que los preparativos del viaje a St. Petersburgo iban a ser en la mañana! ¡Ya era demasiado tarde!
—¿Qué? ¿Qué pasa?— Masha se preocupó y la miró de nuevo. Yulia daba vueltas mientras guardaba las llaves y sus pertenencias en los bolsillos.
—¡Tengo que irme ya! ¡Nos vemos, Masha! ¡Gracias por todo! ¡Adiós!— dijo con afán. Corrió hasta la puerta y al abrirla, algo cayó contra su cuerpo. No esperaba sujetar a alguien entre sus brazos y mucho menos que ese alguien fuera... Elena Katina.
Yulia se extrañó de verla allí pero de inmediato le ayudó a incorporarse, la chica no dejaba de mirar al suelo llena de vergüenza pues era obvio que había sido descubierta fisgoneando tras la puerta.
—Eh... Masha... yo, mmm... mi celular acaba de morir y necesito que me prestes tu cargador— Dijo completamente sonrojada y mirando por encima del hombro de Yulia pero sin quitarse de la puerta.
Masha asintió, yendo hacía a uno de los cajones de su mesita de noche pero no dejaba de mirar extrañada aquella situación, lo que había escuchado anoche aún pataleaba en su cabeza. Mientras, a centímetros, Yulia no dejaba de mirar encantada el rostro colorido de Elena ya era la segunda vez que la veía con la guardia baja y le maravillaba.
—¿Ya lo encontraste? Lo necesito urgente— Elena se mostró seria e impaciente, quería hacer creer que la única razón por la que estaba ahí era aquel cargador pero no, si estaba oyendo tras la puerta y le aliviaba haber escuchado que Yulia no recordaba nada de anoche y que no dijera cosas comprometedoras.
Yulia le siguió analizando durante un tiempo más, y de pronto, unos 'flashazos' de la noche anterior llegaron a su mente. En ellos, Elena, atrapaba su cuello y le besaba con intensidad mientras la acorralaba contra un auto. Lastimosamente el pequeño recuerdo no duró mucho en su cabeza porque la voz de Masha interrumpió.
—No lo encuentro. Ven ayúdame— Gritó y Elena entró a la habitación.
Yulia volvió a recordar que no le quedaba mucho tiempo así que se despidió de nuevo —Debo irme, Masha.
—¿Ummmh? No, espera— La chica contestó rápido, dejó a Elena y se acercó a ella —¿Por qué no te quedas? Es domingo, podemos hacer algo divertido.
—Lo siento, no puedo quedarme. Tengo planes.
—Al menos quédate para el almuerzo.
—Ehmm... No puedo... Es que... — Yulia se movió tan cerca de ella como pudo para empezar a susurrar. No quería que Katina escuchara una pizca de su conversación —Me voy hoy mismo a mi ciudad. Iré a St. Petersburgo.
—¿Y eso por qué? ¿Volverás? ¿Dime que volverás?— Masha comenzó una pequeña escena y la envolvió en un abrazo mientras comenzaba a sollozar.
Yulia y Elena se miraron, ambas sin entender lo que pasaba.
Masha seguía.
—Te has convertido en alguien tan importante para mí y ya me abandonarás. Dime que volverás. ¡Dime!— Pedía la chica entre chillidos.
Yulia no quería aclarar nada en presencia de Elena así que arrastró a la joven al baño de la habitación. La sentó sobre el filo de la bañera y se asomó una vez por la puerta para asegurarse de que Katina siguiera ocupada.
Cerró con seguro y se arrodilló frente a Masha —¿Estás llorando por mi?— Le preguntó con ternura y diversión a la vez. No creía que la chica se hubiera puesto de esa manera por solo ella.
Masha asintió realmente afectada, lagrimitas recorrían sus mejillas. Yulia tomó una toalla de las repisa y las secó con cuidado.
—No me iré del todo, nena, solo será mínimo una semana en los que trataré de solucionar el problema que la mujer de allá afuera provocó— En ese instante, Elena caminaba al baño y pegaba su oreja en la puerta —Mi novia no quiere contestar a ninguno de mis llamados y la única solución que me queda es hablar de lo sucedido con ella, en persona.
—Tú no me has contado con detalles lo que pasó con Elena. Quisiera saberlo porque anoche creo haberla escuchado besa...
—Yo preferiría que lo dejáramos así— Yulia la cortó— no vale la pena recordar el pasado. Además, ella es tu amiga y no vas a creerme.
—¡Claro que si!— Masha gimió.
Yulia negó —No, no lo harás, y no hablemos más del tema. Debo irme. Prometo que te llamaré y te informaré de todo. Y por favor, no comentes esto con nadie — Yulia se levantó y le clavó un beso en la mejilla —Me voy, cuídate mucho— Dijo por último para que después, Masha la envolviera en un último abrazo.
La castaña se quedó en el baño limpiando sus lágrimas mientras Yulia salía de él y se dirigía a la salida. Al cruzar la puerta, se encontró a Elena allí, apoyada sobre el barandal de la escalera y mirándola fijamente.
Yulia ignoró aquellos ojos verdigrises y siguió su camino por el pasillo, lastimosamente tuvo que detener su paso cuando sintió unos olfateos en su nuca.
—¿No vas a ducharte antes de irte, Volkova? Apestas a alcohol y a sudor, tu horrible olor se siente a metros.
Yulia se giró y sonrió cuando vio el lindo rostro de Katina convertido en una mueca. Su nariz estaba arrugada y apretada por sus dedos. Se veía adorable.
—Y si huelo tan mal... ¿Qué haces tan pegada a mi, Katina?— Le preguntó con burla. Quiso tomar una pequeña venganza por lo que la chica le había hecho pasar los días anteriores, así que se pasó una mano por su supuesto cuello sudoroso, por su frente y luego procedió a restregársela a Elena en todo el rostro.
La chica pecosa quedó paralizada ante lo sucedido, Yulia dedujo que estaba a punto de reaccionar, de lanzársele encima y golpearla así que rápidamente bajó las escaleras y huyó de la casa riendo a carcajadas. Elena quiso gritar y hacer una pataleta pero todo quedó amortiguado en su boca cuando sintió el aliento y un susurro de Masha en su oreja.
— Sé que estabas besando a Yulia anoche...
Yulia buscando las 19 patas al gato!!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Increíble el capitulo, pero muy corto
Aixa- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 17/04/2018
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
jajaja me encanta esta historia ya me estaba desesperando, ay Lena Lena que dirás ahora?
DIAMANTEKAV- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 22/11/2016
Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER
Muy buen capitulo ojalá q julia no tarde mucho en la otra cuidad, nada mejor q julia y lena juntas así sea peleándose.
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
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