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MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER

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MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER - Página 4 Empty Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Kamila 5/13/2020, 10:15 pm

Pero que capítulo tan corto tía, adoro a masha me ha encantao esa mulher😍

Kamila

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MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER - Página 4 Empty Re: MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER

Mensaje por Aleinads 5/14/2020, 2:29 am

Oh dear lord! Jajaja te pillaron Lena!!
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/14/2020, 8:09 pm

Hola chicas, feliz jueves de #tbt, por cierto. Me parecería genial si cada una, quien me sigue en mi página de Instagram, me envaran al DM, su mejor TBT y subirlo en mis historias, promocionando cada una de sus cuentas! Very Happy Very Happy Me parece genial la idea, a ver cuantas se animan.

Sé que el capítulo estuvo muy corto, y por eso el día de hoy les traigo uno nuevo para compensarlas. Este capítulo está lleno de nostalgia y algo de tristeza y ya verán el porque. Gracias miles por estar allí y ser fieles a la lecturas. A mis chicas, un gran abrazo y un besote inmenso!!

A leer!!!

Instagram: @t.a.t.u_fics


MIS OJOS SOBRE TI (By:LINQUI) // RAINBOW.XANDER - Página 4 2020-011


Trece




— ¡PAPÁ! ¡MAMÁ! ¿DÓNDE ESTÁN?— Yulia llegó gritando a su casa. Caminó por toda la sala y al cruzar el estudio se encontró con la puerta totalmente abierta y a su padre y a su madre mirándola fijamente desde adentro. Sonrió de una manera bastante tímida y Larissa solo le hizo una seña para que pasara.

—Creo que he sido muy clara cuando les digo a ti y a tu hermano que si no van a venir a casa o si se van a quedar hasta tarde en alguna parte tengan la delicadeza de hacerme una llamada. Ya estaba por llamar a la policía— Larissa se escuchaba seriamente enojada. La mirada y la cabeza de Yulia de inmediato quedaron inclinadas; mientras... Oleg solo atinaba a reírse —¿Qué acaso no eres consciente de qué nos haces preocupar?

— Lo siento, mamá, es que me quedé en casa de Masha y ambas nos quedamos dormidas hasta ahora...

—¿Seguro que dormiste en casa de esa chica Masha? ¿O será qué te fuiste a pasar la noche en la cama de esa chica Elena? Estoy segura que fue eso ¡Como si no fuera suficiente que te escaparas con ella el día que las encontré en la piscina!

—¿Qué? ¡Mamá, por favor! Si estaba con Masha y por última vez te digo que no tengo nada con esa mujer llamada Elena. ¡Ni siquiera somos amigas!

— Ya ya... Está bien, cálmense....— Oleg entró en la conversación –Y no es necesario que digas más Yulia. Solo cumple con avisarnos la próxima vez que vayas a desaparecer así, tú mamá y yo nos preocupamos por ti— Yulia, asintió con lentitud —Al menos dinos... ¿Cómo te fue anoche?

—Ehh... Me fue bien, todo estuvo en... orden — Respondió, pero por dentro no muy segura. Obviamente no recordaba nada.

Hubo un pequeño e incómodo silencio, tal vez los padres querían saber más pero Yulia no deseaba tener una conversación sobre su increíble borrachera, no con su padre... y mucho menos con su mamá quien prácticamente echaba humo por la nariz y orejas.

—Bueno, entonces... ¿Nos necesitabas para algo? ¿O solo venías a reportar tu llegada? Te escuchamos gritarnos desde la sala.

—Ahhh si...— Pero... ¿Y ahora como iba a decirles esto? Por supuesto el ambiente era el menos indicado... Diablos... —Papá, mamá... Yo... quería informarles algo... Y a ti papá, pedirte un favor muy grande — Dijo con claro nerviosismo.

—Si está en mis manos, por supuesto.

Larissa miraba en silencio.

—Tenía planeado viajar a St. Petersburgo en la mañana y volver hoy en la noche pero perdí el boleto de avión que reservé anoche antes de irme al Bar y ahora necesito que me consigas uno nuevo para irme... ya mismo.

—¿Qué?— Él enarcó una ceja.

—Espera... ¡¿Qué acabas de decirnos?! ¡¿Ibas a irte a St. Petersburgo sin pedirnos permiso?!— Ahora fue el turno de Larissa.

—Bueno es que...— Yulia comenzó a rascarse la cabeza mientras tomaba asiento lentamente y pensaba muy bien en lo que iba a decir. No quería dar otro paso en falso —Papá, mamá... últimamente he tenido muchos problemas con Miroslava, todo está mal, demasiado... y si no hago lo posible por ir a verla nuestra relación seguramente va a pasar de estar en el carajo a destruirse por completo. Venir a esta ciudad, alejarme de ella, resultó terrible para ambas. Sé que no tenía opción porque mi deber es estar aquí con mi familia pero al menos quiero que las cosas entre ella y yo estén bien hasta que termine la Universidad y me vaya de vacaciones. Ayúdenme, no será por mucho... ¡Por favor!— Casi rogó.

Ambos padres se quedaron en silencio, mirándose fijamente y sin saber que decir. No esperaban que Yulia les pidiera algo así, y menos de la nada.

—Mi vida... mmmm yo...— Oleg comenzó a tartamudear — Yooo.... Ehhh ¿Tú que opinas?— Se zafó del asunto e intercambió miradas a Larissa. Ella tomó la palabra.

—Yul… Yo opino que está bien que quieras ir a ver a tu novia y solucionar los problemas que tengan, pero.... ¿Tenías que escoger este día para irte? ¡Pudiste haberte ido el viernes y regresar hoy! ¿Qué pasará con la Universidad? ¿Quién llevara a Viktoria a la escuela? Te recuerdo que mañana es su primer día de clases.

—¡No me quedaré un mes ni un año, mamá! Solo serán tres días o una semana a lo máximo. Y no me fui antes porque tenía la esperanza de que contestara mis llamadas pero ni eso hace. Estoy a punto de perderla... si es que ya no es demasiado tarde — Susurró lo último agarrándose la cabeza y el estudio volvió a silenciarse.

Larissa se levantó de su silla y comenzó a rodear la habitación. No le gustaba la idea de que Yulia dejará la ciudad de un momento a otro pero aún así no podía negarle nada, nunca lo hacía y menos si la situación con su nuera a quien adoraba estaba tan mal —Te quedarás tres días y ni uno más. Quiero que el miércoles en la noche ya estés aquí, y tu hermano tiene que ir contigo o no hay trato.

—¿Ir a dónde? —¿Qué pasa? ¿A dónde tengo que ir? — En ese instante Lenin entraba al estudio.

—Yulia irá a St. Petersburgo y tú vas a acompañarla— Larissa lo informó.

Él quedó confuso.

—¿Es eso cierto?— Preguntó a Yulia.

—Es totalmente cierto – Gritó ella y se levantó de la silla para comenzar a repartir besos a sus padres. La emoción la tenía hiperactiva—Gracias mamá. Gracias papá. El miércoles estaremos aquí sin falta.

—Ok, ok chicos... Entonces vayan y alisten las maletas rápido. Yo haré una llamada para conseguir esos boletos.

—Pero, yo ni siquiera he dicho si quiero ir!— Lenin se quejó con todos pero Yulia lo abrazó y comenzó a llevarlo fuera del estudio.

—¡Eso ni tu te lo crees, hermanito!— Le dijo por último y Lenin se la llevó cargada al segundo piso.

...

En otro lugar de Moscú, Elena ya se encontraba al borde de la desesperación. Desde que Yulia había abandonado la casa, Masha no dejaba de perseguirle por todo el lugar haciéndole preguntas y repitiéndole lo mismo de lo mismo. El bombardeo era incesante, la chica como fuera quería hacer caer a Elena aunque aún estuviera muy insegura de si ese beso había sido real. Ambas se encontraban en la cocina, el lugar era un desastre, había ollas y recipientes llenos de toda clase de comida sin cocinar, el bullicio y la discusión que las chicas tenían allí ni siquiera les había permitido concentrarse en la preparación del almuerzo.

— Ya deja de molestarme con lo mismo, Masha. Desde hace media hora te estoy diciendo que no he besado a nadie, tú probablemente estabas delirando o soñando, pero te repito una vez más... ¡NO ERA YO BESANDO A YULIA VOLKOVA!

—Pero si ya lo hiciste antes....

— ¡Si, pero te he dicho mil veces que eso fue por una apuesta! ¡Ya deja de preguntarme estupideces!

—¿Entonces que fue lo que escuché? Yo estaba despierta, no deliraba ni soñaba. Era el sonido de labios chocándose.

—¡UNA VEZ MÁS, NO ERAN MIS LABIOS!!!!!!

—¡DETENGANSE YA!— De pronto se escuchó un grito muy masculino y fuerte desde la puerta. Elena y Masha de inmediato se quedaron en silencio, miraron a sus espaldas y allí encontraron al padre de la segunda chica, cruzado de brazos y con las cejas fruncidas hasta el límite. Era obvio que estaba sacado de quicio —Podrían por favor dejar de gritar por toda la casa sobre quien besó a quien o si era un sueño, una pesadilla o lo que fuera. Ya me tienen harto con lo mismo. ¡ELENA! — Katina se sobresaltó al oír su nombre.

—¿Si?...— Susurró bastante tímida.

—¿Besaste si o no a esa tal, Yulia Volkova?

—No señor...

—Bien... ¿Ahora si ya te quedó claro, hija? — Le preguntó a Masha, que solo pudo asentir débilmente —Perfecto, como ya todo quedó claro ahora concéntrense en lo que están haciendo porque no entiendo como es que hay tanta comida regada por toda la encimera y en esos recipientes, si solo están preparando el almuerzo de tres personas... Por favor chicas, no sean tan despistadas— Dijo el hombre y se fue de allí.

Masha y Elena se miraron mutuamente, después a todo el desastre que tenían. Realmente la cocina era un caos.

—Ya ves lo que provocas, Masha, ahora tu papá me odia.

—Es tu culpa por ocultarme las cosas.

—Yo no te he ocultado nada. Y para que dejes de pensar en estupideces, no volveré a estar cerca de Volkova nunca jamás en la vida.

—Eso no será necesario— Masha le dijo enojada— Yulia hoy se volvió a su ciudad y creo que no va a regresar...— Tomó una pizca de salsa roja y se la untó a Elena en los labios. La pelirroja ni siquiera tuvo reacción... Lo que le acaba de decir Masha la había dejado perpleja.



...


Ver de nuevo las calles que solías recorrer, los lugares donde solías ir a divertirte, estar otra vez en el lugar donde está la persona que amas, tus conocidos, compañeros, amigos... volver a donde perteneces siempre es gratificante.

Los hermanos Volkov disfrutaban al máximo de las carreteras de St. Petersburgo, tanto así que sus cabezas sobresalían por las ventanas del Taxi, sus ojos no dejaban de brillar mientras pasaban y veían cada avenida. Probablemente si a Yulia no se le hubiese ocurrido en el camino desde casa de Masha la idea de hablar con su padre sobre conseguir los vuelos a última hora, en este momento estarían subidos en un tren que con seguridad hubiera hecho más lenta su llegada.

Ya había pasado cerca de una hora de viaje en carretera, el reloj del taxi marcaba las 7:30 de la noche y aún los planes de Yulia parecían no estar del todo claros... O así lo veía Lenin...

—Entonces... ¿Nos quedamos en un hotel? No quiero ir donde mis tías y mucho menos donde la abuela, y tampoco le dije a ninguno de mis amigos que vendría así que no quiero molestar a nadie.

—Supongo que sí... o no sé, tú ve a quedarte donde quieras, yo lo único que quiero es irme directamente donde mi novia, no quiero perder un segundo de mi estancia aquí.

—¿Ni siquiera te darás una ducha? Quiero decir... No sé si lo has notado pero...— Lenin atrapó la camiseta de Yulia por la parte delantera para que ella la viera. Tenía bastantes manchas de suciedad —No te bañaste en casa y tu ropa no se ve limpia, parece que te hubieras revolcado en un basurero.

— Diablos!! — Yulia dijo cuando se observó, ni siquiera se había dado el tiempo de mirar sus fachas... —Es porque es la misma ropa que utilicé anoche… y si me duché hoy... o eso supongo...— Dijo pensativa —En fin... No quiero ir a un hotel y perder tiempo, necesito ir a casa de mi novia, ya.

— ¿Y en dónde estabas anoche?

—No sé y ni quiero acordarme que hice ayer porque por culpa de eso no pude viajar a la hora que quería. Ya había apartado un boleto para estar aquí en la mañana pero me quedé dormida. Que bueno que mi papá tiene sus influencias porque sino... Aún estaría en esa horrible ciudad.

—¿Sabes algo? Creo que estás volviéndote loca y al menos deberías cambiarte la ropa. No sería de buen gusto que tu novia que no te ve hace más de un mes, te vea llegar en ese estado.

—Claro que no...

—Claro que si, Señor— Le habló al taxista – Ya no iremos a la dirección que ella le dio, llévenos al hotel más cercano.

—¿Qué? No, señor, a un hotel no....— Yulia iba a protestar pero Lenin le tapó la boca y quedaron forcejeando como locos.

El conductor solo miraba con algo de miedo lo que pasaba en los asientos traseros de su vehículo.

...

Después de su travesía por el hotel, los chicos viajaron en el mismo taxi de antes a la casa de Miroslava. Yulia bajó, movió su mano despidiendo a Lenin mientras el auto se alejaba. Se dirigió a la puerta y antes de timbrar, suspiró para aliviarse, vería a su novia después de un largo mes... Y probablemente la vería muy enojada. En sus adentros rogaba que todo saliera bien y que su venida aquí no terminara en caos.

Puso su dedo en el timbre y tan solo unos segundos bastaron para que apareciera la hermosa madre de Miroslava frente a ella. La mujer de inmediato sonrió asombrada.

—¡Yulia! ¡Pero que sorpresa!— Expresó con alegría y la envolvió en un abrazo lleno de calidez al que la chica no dudó en responder.

—¿Cómo está señora?

—Estoy bien... Hija, por favor sigue, sigue... Vamos — Respondió y tomó una de las manos de Yulia para adentrarla a la sala. En ese lugar también se encontraba su suegro que al verla llegar, tuvo la misma reacción de su esposa.

—¡Yul, que sorpresa! Ven a sentarte por aquí por favor— La arrastró al sofá principal y Yulia apenada solo atinaba a sonreír de medio lado. Sus suegros se veían muy feliz de verla y eso solo significaba una cosa: Miroslava no les había contado nada de lo sucedido.

— ¡Lo mismo dije cuando la vi! Es grandioso tenerte otra vez por aquí. Miroslava no nos dijo que vendrías— Comentó su suegra.

— Es verdad, esa niña no nos dijo nada, te hubiéramos podido ir a recoger.... Pero bueno... ¿Cómo has estado? ¿Cómo están tus padres y tus hermanos? ¿Se han adaptado a la gran Moscú?

—Ehh si, es muy distinto de aquí, pero supongo que si la hemos pasado bien en la Ciudad. Y en cuanto lo otro... Todos bien de salud, el negocio de mi padre floreciendo cada día, mi madre feliz en su nueva casa, Viktoria perfectamente, mañana entra a su escuela, Lenin aún en busca de lugar para sus entrenamientos y yo siguiendo mi carrera en la Universidad.

—Wow, me alegra saber que todos están tan bien. Con toda sinceridad.

—Gracias Señor... Ah... Y también... Miroslava no les dijo nada... porque ella no sabe que estoy aquí — Dijo apenada.

—Oh!!! ¿Cómo es eso? ¿Quieres sorprenderla? Porque déjame decirte que lo lograrás. Esa chica muere por verte— Dijo la mujer.

—Bueno si... Yo también moría por verla, de hecho tenía preparado viajar en la mañana pero no pude y tuve que posponerlo hasta hace unas horas. Recién llegué y vine directamente aquí.

—Oh, entonces no te hacemos perder más tiempo, Miroslava está en su habitación y creo que está dormida. Sorpréndela y en un rato las llamo para que vengan a tomar la cena. Ve...—

— Lo haré, permiso señor, permiso señora— Yulia dejó la sala y comenzó a subir las escaleras, el cuerpo le comenzó a temblar cuando se vio a unos pasos de la habitación de su novia. Se acercó a la puerta y con cuidado giró la perilla para poder escabullirse, adentro todo se veía oscuro así que entró en puntillas y cerró silenciosamente. Una débil luz proveniente de la calle que se filtraba por el ventanal le permitió ver un montón sobre la cama, tomó el switch de una de las lámparas y efectivamente allí se encontraba Miroslava dormida.

El corazón de Yulia se disparó, solo podía ver el perfil izquierdo de su novia ya que se encontraba acostaba de lado. Empezó a detallarla y sonrió cuando vio que abrazaba una de sus almohadas, tenía su cabello negro y largo regado sobre otra almohada, la blusa de mangas blancas con la que siempre le gustaba dormir y unos shorts azules claros que dejaban al descubierto por completo sus piernas. Yulia se acostó lentamente sobre la cama y pasó una mano por las caderas de la chica sin dejar de mirar su perfil. Sabía que su novia estaba enojada pero eso no la detuvo a que la abrazara con fuerza y que luego le plantara un sonoro beso en la mejilla que logró despertarla.

Miroslava comenzó a moverse poco a poco ante la mirada intensa de Yulia, abrió los ojos solo un poco y al sentir esa presión en la espalda, levantó la cabeza para mirar hacia atrás y se encontró a centímetros con la cara de su novia. Hubo un corto silencio, parecía que la chica no asimilaba que era Yulia la que estaba ahí abrazándola y sonriéndole.

— ¿Yulia? – Susurró —¿Eres tú?— la pelinegra asintió y quiso darle un beso en la boca pero Miroslava inmediatamente la esquivó. Su cara cambió a una molesta e intentó zafarse del agarre pero Yulia la apretó más fuerte — ¡Suéltame! ¿Qué haces aquí? ¡No quiero que me toques!

—Bebé... Estoy aquí para que hablemos.

—No tenemos nada de que hablar, solo déjame.

—Tenemos mucho de que hablar y más cuando ni siquiera tomas mis llamadas, ni siquiera dejaste que te explicara como fueron las cosas en realidad!

—Ya todo me quedó claro, Yulia, no tienes nada que hacer aquí, solo vuelve a Moscú y sigue acostándote todo lo que quieras con la zorra que te conseguiste. Lo nuestro ya terminó ¡Déjame levantarme!

—No voy a dejarte ir hasta que me escuches — Yulia la abrazaba cada vez más fuerte debido al forcejeo incesante de la chica —Y no tienes nada claro, y si tengo que estar aquí, si de verdad te engañara con alguien sencillamente no le habría dicho a mi padre que me consiguiera un vuelo de la nada para venir a verte, si te engañara simplemente te diría: Si, me gusta otra persona y quiero estar con ella y te dejaría en paz. Si te engañara no estaría aquí sobre ti rogándote que me dejes explicarte todo — La última frase salió de Yulia con tono fuerte y eso hizo que Miroslava dejara de moverse.

De nuevo el silencio gobernó la habitación, Yulia aprovechó y se pasó por encima de su novia para acostarse a su lado nuevamente, pero esta vez para quedar frente a ella. Notó los ojos de Miroslava brillantes, lagrimitas amenazaban con caer de allí pronto.

—¿Me dejas contarte lo que pasa?— Está vez le susurró.

Miroslava asintió con debilidad —No quiero mentiras.

—No lo haré....

—¡Miroslava! ¡Yulia! La cena está lista — La madre de Miroslava cortó el momento.

Yulia quiso darle un golpe al colchón debido a la interrupción, pero se contuvo y bajó en compañía de su novia en completo silencio.

En el comedor ya se encontraban sentados los padres de su novia junto a unos banquetes de pescado que se veían exquisitos. Mientras tomaba un lugar en la mesa recordó los anteriores momentos allí vividos, siempre era agradable su compañía, estas personas siempre habían sido como una segunda familia. Cerró los ojos por unos segundos y agradeció en su mente poder estar con ellos de nuevo.

Sirvieron sus platos y antes de comenzar a disfrutar, la señora Irina se quedó observándolas a ambas, sobre todo a su hija que estaba cabizbaja.

—Miroslava, ¿te encuentras bien? ¿Acaso no te hace feliz ver a Yul aquí con nosotros?— Le preguntó pero Miroslava no respondió nada y se dedicó a tomar su cena.

El señor Boris le dio una sonrisa a Yulia en forma de disculpa —Bueno... Las relaciones a veces pasan por malos momentos pero estoy seguro que lo superarán como probablemente lo han hecho antes. No hagamos esta cena incomoda, nunca debe ser así. Disfrutemos por favor — Dijo él y los restantes en la mesa comenzaron a probar sus platos.

A medida que la cena avanzaba, Yulia conversaba muy fluidamente con sus suegros sobre Moscú, los estudios, la familia y todo lo que había sucedido desde su partida de St. Petersburgo. También de su viaje sorpresa junto a Lenin y de sus planes futuros. Ese era un tema que precisamente quería hablar con ellos.

—Tengo pensado terminar este semestre en la Universidad de Moscú y venir a vivir nuevamente a St. Petersburgo. En la capital todo es más difícil, creo que no es para mí, aún no he logrado adaptarme, y no me siento bien. Quiero conseguir un apartamento, graduarme aquí y empezar mi carrera profesional como artista. Antes de irme, mi profesor de arte me había hecho unas propuestas para exponer mis pinturas frente a personas muy importantes pero todo quedó en la deriva por la mudanza.

— Me parece muy bien que tengas esa visión de tu futuro... Pero, ¿Tus padres están de acuerdo con que regreses aquí sola? Aún eres muy joven —La señora Irina, cuestionó.

—Aún no lo he hablado con ellos pero sé que lo entenderán, mis padres confían en mí, esa es mi decisión y ya está tomada.

— Es una decisión de admirar, Yul, y la verdad, me hace muy feliz que vengas aquí de nuevo.

—No solo a ella, Yulia — Esta vez fue el señor Boris quien habló — A todas las personas de esta casa nos alegra oír eso, y estoy seguro que más a cierta persona aunque ahora no lo quiera expresar.

Toda la mesa estalló en risas, incluso Miroslava. La cena terminó y después de que ambas se despidieran, Miroslava entrelazó su mano con la de Yulia y la arrastró hacia el jardín trasero de la casa. La llevó bajo uno de los árboles, aquel era el favorito de Miroslava. Siempre que Yulia llegaba a visitarla, iban allí y se acostaban contra él para ver las estrellas. Incluso tenía sus nombres grabados en la madera. Casi lo habían bautizado como su lugar. Yulia no pudo sentirse más feliz al estar ahí parada.

Miroslava se sentó y se recostó contra el árbol, Yulia no dudó en hacer lo mismo.

—Gracias por traerme aquí— Le dijo. Miroslava no dejó de mirar el cielo pero Yulia pudo ver como en su boca se formaba una linda sonrisa.

—Supongo que si vas a tratar de conquistarme nuevamente, este es el mejor lugar para hacerlo— Dijo divertida. Yulia le devolvió la sonrisa y buscó su mano para entrelazarla. Miroslava no la rechazó.

—Bebé, de verdad, créeme cuando te digo que no estoy haciendo nada con nadie, lo que pasó ese día fue una tontería… y si te mentí es porque quería evitar que pensaras lo peor, pero claramente nada me salió bien.

—Y entonces... — La mirada fría de Miroslava se clavó en la suya.

—Ese día... — Yulia suspiró, estaba decidida a contarle a su novia todo sobre Elena, pero por supuesto seria cuidadosa con los detalles — Bueno... no ese día. Desde que entré a la Universidad me ha pasado algo, con alguien, es una chica que me odia con todas sus fuerzas y aún estoy intentando averiguar porqué...

—No entiendo...

—Simple, se ha empeñado en hacerme la vida imposible. La primera vez... — Yulia una vez más pensó con cuidado. No podía decirle lo que pasó en el campus, no le diría a su novia que una completa desconocida le había comido la boca frente a toda la Universidad —Te conté que hay una materia electiva... bueno, esa chica estaba en mi clase, ella y yo hicimos equipo, pero falló en todo y el profesor me obligó a hacer otro juntas para ayudarla a reforzarse. Fui a su casa y cuando le reclamé que todo lo había hecho mal de nuevo, metió a su licuadora el trabajo y lo trituró, incluido el que yo ya había realizado. Desde ese momento me odia, me tira miradas llenas de veneno, me dice cosas y... el día que llamaste a casa y mamá te dijo que yo no estaba pasó algo y no es lo que te imaginaste… Esa noche ella se apareció en mi casa, no supe como porque nunca le di mi dirección, luego me enteré de que una amiga mía se la dio… Yo abrí sin saber que era ella y se metió como si nada, empezó a hurgar por todo el lugar, incluso abrió la nevera de mi cocina sin permiso y se comió unas cosas. Intenté llamar a la policía para que la sacaran de ahí pero… me quitó el teléfono y me arrojó a la piscina de nuestro jardín. Yo hice lo mismo pero en ese momento llegó mi mamá y ella de inmediato se fue. Esa chica se llevó mi teléfono y yo ni siquiera me di cuenta, dos horas después me enteré de que no lo tenía gracias a Lenin y me enloquecí solo de pensar que esa mujer lo tenía. En el tengo cosas nuestras muy íntimas, lo sabes... y me aterraba que ella las descubriera y pudiera utilizarlas para dañarme. Así que fui hasta su casa, me metí como pude, le reclamé que me devolviera mi teléfono porque sé que llamarías y ella haría cualquier estupidez para hacer quedar mal, forcejeamos pero terminé encerrada en su closet y fue ahí cuando tú llamaste y ella te dijo esas cosas tan lamentables.

Miroslava empezó a negar mientras soltaba risitas. Yulia no lo entendía —¿De verdad esperas que crea eso?— Le preguntó burlona.

Yulia se encogió de hombros.

—No tienes porqué... Pero es lo que en realidad sucedió. Sé que si te decía esto por teléfono iba a sonar ridículo como crees que es ahora, por eso te mentí cuando te devolví la llamada al día siguiente. Y tuve que llamarte el día después porque esa chica me tuvo encerrada toda la noche en su closet...

—¿Qué? ¿Y por qué no la denunciaste con la policía?

— Si lo hacía yo tampoco iba a salir muy librada, me metí a su casa sin permiso, me salté los muros y luego entré por su ventana. Ella simplemente hubiera dicho que yo quería robarla o algo parecido. Es una mujer muy astuta.

Miroslava siguió negando, se levantó y se cruzó de brazos… Otra vez mirándole con frialdad, claramente nada de lo que Yulia le contó le parecía cuerda, parecía más una historia sacada de un circo.

—O sea que eres víctima, llamémoslo… de 'bullying' por una mujer y sin ninguna razón válida, que se mete a tu casa y se roba tus cosas, te daña los trabajos, te encierra en closets y aparte de eso también le dice a tu novia que tiene sexo contigo. Eso es algo muy difícil de asimilar, sabes…

—Por favor, bebé... No te estoy mintiendo. Todo es verdad —Los ojos de Yulia se volvieron cristalinos y unas lágrimas se le escaparon —Si solo pudieras estar ahí y comprobarlo con tus ojos...

—Si estuviera allí, esa imbécil ya no estaría viva — Dijo enojada —Aún así, suponiendo que es verdad, debe haber una razón para que te esté haciendo eso, teniendo en cuenta que no le has hecho nada.

— No lo sé, a veces creo que me odia porque soy gay o algo así. La tipa es una homofóbica insoportable.

—No será que tal vez... ¿le gustas?— Miroslava inclinó una ceja.

—No, estoy segura de que no, a esa mujer le encantan los hombres, de eso no hay duda. Pero amor... —Yulia también se levantó y tomó los brazos cruzados de Miroslava para entrelazarlos entre sus manos —Todo lo que te he dicho es verdad, la absoluta verdad, y aunque suene loco tuve que venir aquí y aclararlo porque no soporto saber que estás pensando lo peor de mí. Por favor... Perdóname por mentirte, estoy dispuesta a hacer lo que me digas para conseguir que me des una sonrisa sincera y me digas que todo está bien. Te lo ruego.

—Dame tiempo, por favor.

—Amor…— Yulia se quejó. Tiempo era lo que menos tenía.

—Yulia, no te quejes. No esperes que te diga: “Si amor, te perdono. Vivamos felices”. Entiende que esto es difícil de asimilar para mí. Mejor dime… ¿Tienes dónde dormir está noche?

—Ehmm... Si... Se supone que Lenin está en un hotel— Contestó con obvia tristeza. Miroslava no pudo evitar que se le saliera una sonrisa y dejó las manos de Yulia para abrazarla por el cuello.

—Bueno... Los hoteles son aburridos... Vamos a mi habitación, nos acostamos en mi cama y seguimos hablando allí. Es más cómodo.

—Si tú quieres…

—No te pongas triste. Quiero que sepas que me llena de felicidad que estés aquí conmigo, Yulia Volkova. Ya extrañaba tenerte así de cerca — Miroslava acercó su rostro y chocó sus labios con los de su novia. Fue un beso corto pero no importaba, era un pequeño paso para que todo se arreglara… Y además, era lo que Yulia más había anhelado desde que la vio…


...


En Moscú, la pequeña Katya estaba acostumbraba a nunca perderse ningún capítulo de su serie animada favorita, pero hoy era todo lo contrario. Estaba en la habitación de su hermana mayor, acostada en su cama, abrazándola por la cintura y mirándole fijamente al rostro. Sus ojos no podían despegarse de la cara de Elena, su hermana mayor estaba más callada que de costumbre y todo el tiempo había estado mirando a un punto fijo en la habitación. Esa definitivamente no era la Elena a la que ella estaba acostumbrada y menos cuando miraban esa caricatura.

—Lena... ¿Ya no te gusta la serie?— La niña se aventuró a preguntarle. Elena se sobresaltó por la vocecita de su hermanita y rápidamente le devolvió la mirada. En ese momento cayó en cuenta que se había distraído todo el tiempo.

—¿Qué me dijiste, baby?

—¿Qué si ya no te gusta la serie?

—Eh... Claro que si me gusta, Katya... Es solo que... — Suspiró profundamente para luego regalarle una sonrisa —Es que... creo que hoy no me siento tan bien.

—Tus ojos no se ven como siempre, hoy se ven tristes, ¿Por qué, Lena?— La niña se inclinó un poco más hacía arriba para que su rostro quedara a la par con el de su hermana. Su manita que anteriormente estaba en la cintura de Elena, cambió a su mejilla.

El corazón de Elena estalló de ternura por el pequeño gesto de Katya. La abrazó tan fuerte como pudo y la mantuvo así. Esa niña era lo que más amaba en su vida.

—Estoy triste porque alguien que me gusta mucho se fue y no creo que la vuelva a ver... Nunca — Le dijo, y aunque Katya no le entendiera nada, a ella le hacía bien sacar todo aquello que la estaba mortificando.

—¿Y por qué se fue? ¿No puedes ir a verla? —Elena rió ante la pregunta.

—No sé porque se fue, y no puedo ir a verla, se marchó lejos... — Dijo junto con un puchero lindo que hizo sonreír a Katya.

—¿Y cómo se llama?

—Se llama... Yulia— Respondió sin pensarlo. Katya arrugó la frente y se soltó del abrazo para rápidamente sentarse en la cama. Al parecer se interesó por ese nombre.

—¡Yulia! ¿Cómo la chica que vino aquí y me dibujó?... — Dijo con alegría... pero luego su rostro fue quedando sombrío —¿A quién le gritaste en la cocina y le tiraste tu celular al suelo?

—No me he disculpado contigo por eso, Kat, no tenías que estar ahí viéndolo... Y si, se llama como esa chica que hizo ese lindo dibujo de ti.

—¿Puedo preguntarte algo?— Elena asintió —¿Por qué odias a Yulia? Ella no es mala, le gusta decirme cosas bonitas y también es muy guapa. ¿No lo crees?

Elena se incorporó y también se sentó, esa pregunta le parecía interesante —Sé que ella no es mala... también sé que te ha dicho cosas bonitas y la verdad es que si es muy guapa, yo diría que demasiado guapa. Y no la odio... Es solo que... ella es la clase de persona de la que siempre he querido huir— Dijo eso... más para ella misma. Y no pudo evitar que sus pensamientos siguieran fluyendo —Me hace sentir como lo que más me he prohibido por años. Ella representa lo que quiero ser, representa mis miedos, mis debilidades, mis desgracias.

Ella es exactamente lo que papá y mamá odian de alguien... Y también es lo que ellos nunca aceptarían en mí, ni para mi…

Elena no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran y sintiera ganas de llorar. Katya al verlo, reaccionó acurrucándose entre los pies de su hermana mayor. Aún era muy joven para entender, pero no olvidaría que el nombre de Yulia había provocado todo eso en su hermana...



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Ouch, Lenita, no sufras!!
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Mensaje por Fati20 5/14/2020, 8:53 pm

Ojalá q julia regrese pronto vale 🙁 pobre lena ahora sufriendo porque se le fue su juli y q triste q sepa q sus padres nunca la aceptarían 💔.
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Mensaje por DIAMANTEKAV 5/14/2020, 9:00 pm

Pobre Lena sufre solo porque no tiene el apoyo de sus padres y sabe que si se acepta como es tendrá muchos problemas. Quiero leer más a ver que hará Lena cuando vuelva a ver a Yulia

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Mensaje por Aleinads 5/14/2020, 9:08 pm

Bueno, muy bueno, ya entiendo a Lena, pero igual ha sido demasiado cruel con Yulia, que es ajena a todo su drama familiar y no tiene culpa de nada... Ademas creo que esta muy enamorada de su novia para tener algo con ella Sad
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Mensaje por Kamila 5/15/2020, 12:33 am

Lena me dá Lastima, encantao con tu capítulo tía, cuidate saludos

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/17/2020, 6:06 pm

Hola chicas, cómo han estado? Bueno, yo estoy pasando por un cuadro gripal que me ha tenido en cama estos días y deseando que aún quieran seguir leyendo la historia ya que por haberme ausentado, por estar en cama, no pude subir ningún capítulo recién.

Sé que el capítulo anterior fue bastante nostálgico, sobretodo porque están conociendo un poco más los sentimientos de Lena hacia Yulia y el porque de su absurda conducta, aunque no sea la apropiada pero a veces somos un poco inmaduros para  demostrar ciertos sentimientos, pero espero que este sea más de su agrado porque Lenita ya como que está comenzando a recapacitar un poco.... solo un poco, tampoco crean que ha avanzado un tanto.

Les envío un fuerte abrazo y un beso, siempre agradecida con todas ustedes por el incondicional apoyo.

A leer!!!

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Catorce





Para: Lenin

— Hey, no me esperes esta noche, estoy en modo reconciliación Wink

—No olvides los condones, hermanita. Aún soy muy joven para ser tío :B  Adiós!!!!!

—ERES UN IDIOTA!!!!!!

—Yo también te quiero!!!  Besos, cuídate, ah... Y salúdame a tu noviecita, sin su drama no hubiéramos podido estar aquí. No lo olviden, traten de no ser tan ruidosas y disfrútenlo mucho. BYE!


—Es un imbécil... — Yulia negó junto con una sonrisa mientras dejaba su celular sobre la almohada de Miroslava. Volvió a llevarse las manos a la parte trasera de su cabeza, cerró los ojos y dejó salir otro suspiro de sus pulmones, uno más profundo de los muchos que ya había dejado escapar antes. Semanas atrás no lograba sentir tanta paz y tanta calma juntas.
Sus pupilas retomaron los alrededores de la habitación y de nuevo sonrió, estaba allí, de regreso, con ella... Utilizando su pijama, arropada con sus cobijas, aspirando el aroma de su almohada, descansando sobre su cama, aquella siempre tan cálida y suave.

El sonido de la puerta del baño interrumpió sus pensamientos y su mirada vagó allí, Miroslava llevaba una muda de ropa nueva para dormir y el cabello ligeramente húmedo. Definitivamente sexy...

—¿Ya le avisaste a tu hermano que te quedarás aquí? — Ella le preguntó.

Yulia tomó el teléfono de nuevo y lo estiró en el aire mientras lo movía juguetonamente —Deberías mirar lo que escribió.

Miroslava también sintiéndose un poco más en confianza, se acercó a la cama y se metió con lentitud bajo las cobijas, acomodando su cuerpo justo encima del de Yulia. Su cabeza quedó recostada en el pecho de la morena para poder observar su rostro. Leyó la corta conversación en el teléfono y dejó escapar una risita —¿Por qué supone que tú y yo tendremos intimidad de reconciliación? ¿Acaso no le dijiste que aún no estás perdonada?

—Hey! ¿Cómo que aún no estoy perdonada?— La boca de Yulia se convirtió en un tierno puchero —Me invitas a dormir contigo, luego te acuestas encima de mí a mirarme lindamente ¿Qué significa esto? Por favor, perdóname ya, no quiero quedarme con el recuerdo de solo un piquito, deseo un beso de verdad.

—Si quieres un súper beso debes ganártelo, yo no soy tan fácil como crees —Miroslava le respondió con diversión y ninguna pudo evitar que una sonrisa se hiciera en sus bocas.

El silenció acobijó el ambiente y, Yulia, sin dejar de mirarla con intensidad, llevó su mano derecha al cabello de la chica y comenzó a llenarlo de suaves caricias. Los ojos de la otra morena quisieron cerrarse pero no lo lograron, aún tenían muchas cosas que aclarar.

—¿Es verdad todo lo que le dijiste a mis padres en la cena? ¿Piensas regresar aquí? —Le preguntó, y esta vez con clara seriedad. Yulia asintió —¿Lo haces solo por mí?

—¿Por quién más lo haría, amor?— Ella le respondió sin dudarlo.

Miroslava se inclinó solo un poco para poder mirarla mejor, quería que la conversación fuera más cómoda. Retomó —¿Y qué pasará con tu familia cuando hagas eso? Estoy segura que toda la responsabilidad de tu decisión caerá sobre mí, y van a pensar que elegiste estar conmigo antes que con ellos.

—Eso no pasará. No es como si tuviera que vivir con mi familia toda la vida, amor. El día de la separación en algún momento tiene que llegar y yo lo tengo previsto para dentro de unos meses. Ya no tengo 12 años, puedo cuidarme sola.

—Lo entiendo, pero aún así siento que esto no va a terminar bien. Tu familia va a odiarme, y me preocupa todo lo que puedan pensar y sentir sobre mí. La noticia va a dolerles mucho... sobre todo a tu mamá y a Viktoria, no tengo duda de que el golpe será más duro para ella.

—No pienses de esa forma por favor. Viktoria es una niña mientras vaya a la escuela y haga amiguitos yo no voy a ser tan necesaria en su vida, se distraerá... Y con mi familia todo va a estar bien, separarme de ellos no sería algo tan trágico, igual seguirían siendo mi familia, no voy a perderlos y mientras pueda visitarlos constantemente no habrá ningún problema.
Pero contigo todo es distinto, lo nuestro es una relación de pareja, es algo más pasional y es un sentimiento muy diferente. Una relación hay que alimentarla cada día, es como las flores... si no se riegan y cuidan... mueren, y si sigo alejada de ti justo como está pasando ahora... Voy a perderte. Tengo miedo de no estar aquí y que conozcas a alguien que te de lo que yo no puedo, me asusta que dejes de quererme.

Miroslava sintió la absoluta verdad en aquellas palabras, y lo corroboró con la sinceridad que los ojos de Yulia expresaban —Tus preocupaciones y las mías no son muy diferentes— Le respondió y se lanzó contra los labios de la chica. El momento que Yulia Volkova tanto deseó por fin llegaba, y tal y como se lo imaginó... Era maravilloso. Los labios de Miroslava comenzaron moviéndose con lentitud sobre su boca, humedeciéndola completamente. La abrazó por el cuello y la atrajo con fuerza para darle entrada a su lengua. El ritmo era perfecto, el beso era grandioso.

Yulia se dejó hacer por su novia durante lo que parecieron dos largos minutos, hasta que ella finalmente se retiró. El corazón le martillaba a mil...

—Uffff... así que de esta manera se siente besar a alguien... — Miroslava le susurró sobre los labios con bastante diversión —No puedo negar que a mi boca le hacía falta su vitamina, ya hace más de un mes que no podía probarla, eso es cruel.

—Tienes razón, debí venir antes y proveerle sus necesidades.

—Suenas como si la tuya no lo hubiera necesitado... — La ceja derecha de Miroslava se enarcó.

Yulia quiso responder pero quedó enmudecida “Suenas como si la tuya no lo hubiera necesitado”  Eso le provocó estragos en sus pensamientos— Era obvio que no lo había necesitado, Elena Katina la había proveído en una ocasión.

—Entonces... ¿No la necesitaste? — Miroslava le repitió con sospecha. Pero antes de que esas se alargaran, Yulia la tomó de las mejillas y la lanzó contra el colchón para luego subirse sobre su cuerpo.

—Por supuesto que si y mucho más que tú!— Le devolvió en un susurro y continuó la faena de besos...

Al día siguiente, el tranquilo sueño de Yulia había sido interrumpido gracias a unos mínimos ruidos que venían de su alrededor. Sacó la cabeza de la almohada y con los ojos entreabiertos, descubrió a su novia bastante apurada, abriendo y cerrando cajones del tocador. Por el ventanal podía observar que el cielo aún permanecía oscuro.

— Amor... ¿Qué hora es? ¿Por qué estás así vestida? ¿A dónde vas?— Le preguntó entre un bostezo.

Miroslava, sin dejar de maquillarse, la miró por el reflejo del espejo y no pudo evitar reírse, Yulia estaba completamente despelucada y además sus ojos no lograban abrirse bien. Se veía muy graciosa —Pues a la Universidad, ¿a dónde más iría un lunes en la mañana?

—¡Dios... es cierto!— Yulia se dio una palmadita en la frente. El día de ayer había sido tan agitado para ella que ni siquiera tenía noción del tiempo.

—Y falta poco para las 6am. Aún es temprano, deberías seguir durmiendo.

—Claro que no, amor... ¿Cómo podría quedarme si tú no estás? Voy a levantarme ya— Dijo, y fue precisamente lo que hizo, dejó atrás las tibias cobijas y caminó hasta el tocador, posándose detrás de su novia —Voy a darme una ducha rapidita, quiero acompañarte hoy y también quiero ver a Anya, no te vayas a ir sin mí por favor.

—No lo haré, pero tienes que darte prisa, ya casi voy a bajar para el desayuno.

—Ok, ok, entonces voy a tener que bañarme como lo hace un gato — Dijo divertida, logrando que su novia riera de nuevo. Le dejó un tierno beso en una de sus mejillas y desapareció hacía la puerta del baño.


Minutos más tarde, ambas se encontraban dentro de la Universidad. El reloj ya casi estaba a punto de marcar la hora de inicio de clases y Yulia se negaba a soltar las manos de su novia para que entrara al salón de clase. No se quería perder ni un solo segundo de ella, no cuando su estadía en la cuidad era tan corta.

—Yul, mi profesor está a punto de entrar y si me ve aquí afuera va a regañarme, déjame ir ya— Miroslava le suplicaba por milésima vez con unos cuantas muecas y pucheros que hacía con su boca, Yulia solo se sonreía.

—Ya, ya, está bien, esto es difícil pero te dejaré ir. Prométeme que después de que terminen las clases iremos a divertirnos. Quiero que vayamos a almorzar a donde tanto nos gusta y luego al cine o a donde tú desees.

—Lo prometo, mi amor, igual no tenía ningún plan hoy. Iré a buscarte a la biblioteca cuando sea el descanso, no te muevas de allí. Ahora si debo irme. Nos vemos— Miroslava le dejó un besito fugaz en los labios y comenzó a correr hacía la puerta. Yulia la siguió con la mirada y su rostro cambió a uno confundido al ver como se detenía en la línea de entrada —¡Esmérate mucho hoy! ¡Aún no estás perdonada!— Ella le gritó y siguió su camino en medio de carcajadas.

Yulia no pudo hacer más que una mala cara junto con un puchero, después de la guerra de besos que habían tenido anoche, juraba que esa palabra ya estaba extinta en el vocabulario de su novia. Negó enojada unas cuantas veces mientras comenzaba a caminar con lentitud hacia la biblioteca de la Universidad.


...


6: 30 am

En Moscú, la mañana comenzaba bastante fría y lluviosa a diferencia de St. Petersburgo. Las hermanas Katina se mantenían abrazadas bajo las cobijas, Elena estaba en silencio mientras miraba las gotas de agua azotándose contra los cristales de la habitación. No hacía mucho había despertado, pues Katya, como todas las mañanas, debía prepararse para ir a la escuela.

Le echó un vistazo al reloj de su mesita de noche, ya marcaba las 6:30 am, la hora exacta en que tendría que despertar a su hermanita, ordenarle que dejara la cama y se metiera a la ducha, pero en ese momento, estaba dudando de hacerlo. El clima, la razón principal. La lluvia estaba realmente fuerte y parecía que no iba a cesar pronto.

Desvió su mirada a la niña con intenciones de comenzar a llamarle, pero ni siquiera fue necesario, los ojos de Katya se encontraban abiertos de par en par, le miraba fijamente —¡Wow!
¿Por qué tienes esos ojos tan abiertotes, bebé? Y yo que ya estaba a punto de despertarte — Le dijo con voz mimada.

Katya se sonrió y se acorrucó más en su cuerpo — No pude dormir mucho, Lena. Escuché como tú llorabas contra la almohada y mis ojos no querían cerrarse. Tenía miedo. Pensé que algo iba a pasarte. Lo siento, hermana, no debí preguntarte sobre la chica Yulia, no lo voy a volver hacer, no quiero verte llorar nunca más —Le dijo, y el agarre se hizo más y más fuerte.

Elena sintió un pinchazo en el corazón, no solo por lo que le acaba de decir Katya, también por oír de nuevo el nombre de Yulia. Anoche, después de calmarse, pensó que Volkova estaba mejor alejada, pero no era así, ahora el sentimiento se había vuelto más intenso... y lo odiaba —Está bien, Kat, no pasa nada. Yo estoy bien, y no tienes que sentirte culpable. Más adelante me entenderás... Te lo prometo — Dijo pensativa. Decidió que aquel tema no debía seguir y continuó con lo de antes —En fin, como puedes ver... Está lloviendo mucho, y creo que es mejor que no vayas a la escuela hoy.

— No, Lena.... — La niña de inmediato la soltó y terminó parada sobre la cama. Por su cara de “voy a llorar en este instante” parece que la propuesta no le agradaba — ¡Si quiero ir! ¡Quiero ir! ¡Hoy tengo que llevar mi pincel! ¡La profesora dijo que hoy vamos a pintar! ¡Quiero pintar! ¡Quiero pintar! ¡Llévame, Lena! ¡Llévame! — Comenzó a saltar sin parar y a repetir lo mismo y lo mismo. Elena no se esperó tal reacción, honestamente pensó que la lluvia la detendría pero bueno... así eran los niños.

—Está bien, bebé, si vas a ir, pero no hagas más eso— Le dijo para que detuviera sus saltos sobre el colchón. También se deshizo de las cobijas y luego cargó a Katya  para llevarla a la ducha.

Veinte minutos más tarde, la sonrisa de Fedora brilló cuando vio a las chicas Katin llegando al comedor completamente hermosas y relucientes. Katya con su lindo uniforme blanco de deporte y Elena con una blusa negra de mangas largas y jeans ligeros del mismo color pero de buen gusto para mostrarse en la calle. La encargada no lo pudo evitar y comenzó a llenarlas de cumplidos mientras éstas se acomodaban en la mesa para recibir su desayuno.  Después de que las tres disfrutaran de la comida más importante del día y de hablar cosas banales, Fedora ordenó a Katya que subiera a su habitación a lavarse los dientes y quedó con Elena a solas. En ese momento, aprovechó para juntar su silla.

—Anoche tu abuela llamó— Le comentó —Y sonaba algo molesta. Dijo que tu madre no le ha hablado a casa por más de un mes para preguntar como estaba. Recibí un discurso sobre ser ingrato con los padres por casi 20 minutos, estuve a punto de quedarme dormida con el teléfono en la oreja— Dijo lo último soltando una risita burlona.

Elena sonrió débilmente, y luego dejó escapar un suspiro —Mamá no tiene tiempo ni de llamarnos a Katya o a mí para saber si la estamos pasando bien, menos lo hará con mi abuela. Y ni hablar de papá...  Nunca lo han hecho... — La tristeza en su voz fue tan obvia para Fedora, que no supo responderle, en vez, levantó sus brazos y recurrió a cubrir las manos de la chica que estaban sobre la mesa. Elena no hizo ningún movimiento, solo la miraba a los ojos.

—Siempre te he dicho que si necesitas hablar de cualquier cosa puedes hacerlo conmigo. Estoy aquí para ti y para Katya. Recuérdalo.

—Lo sé, Fedo, y te lo agradezco— Le respondió sin ganas.

Fedora quiso seguir...

— Te preguntarás a que viene esto, pero deseo saber ¿Qué es lo que te tiene tan de mal humor en estas últimas semanas? Te noto cambiada.

—¿A qué te refieres?— Elena preguntó confundida.

—Pues... en específico a lo que sucedió hace unos días aquí con esa chica Yulia. ¿Qué es lo que te pasa con ella?

—¡Oh... no es posible, Fedo! ¡¿Tú también vas a preguntarme por ella?!— Se quejó. Su rostro ya tenía una mueca nada agradable.

—¿Yo también? ¿Y quién más lo ha hecho?— La mujer le sonrió.

—Pues Katya. Anoche me preguntó que si yo odiaba a esa Yulia.

—Y... ¿la odias?— Fedora enarcó una ceja.

Elena se mostró pensativa pero luego negó con una expresión de niña mimada que parece a punto de lloriquear.

—¡Entonces, Lena! ¿Qué fue lo que pasó aquella mañana? Explícame quién es ella y por qué los guardias la traían de tú habitación como si fuera un zombie? Yo vi como tenía su brazo lleno de hematomas, y luego sales tú y le tiras sus pertenencias al suelo y le gritas... Dime porque me confundes.

—Fedo, ni siquiera hubo una razón para que yo le hiciera esas estupideces. Es solo que desde que la vi... tengo esos impulsos de hacerla sentir inferior a mí. Ella me frustra.

—¿Y sabes por qué te provoca eso?

—Si... — Dijo, asintiendo derrotada.

En ese momento, la pequeña Katya volvía a aparecer frente a ellas totalmente abrigada y lista para salir.

Todas salieron hasta la puerta donde ya las esperaba el chofer, Katya se despidió de la encargada, luego Elena y ella aprovechó para decirle unas palabras.

—Lena, si quieres seguir hablándome cuando regreses, eres bienvenida. Cualquier cosa que me cuentes estará conmigo y solo conmigo. Lo sabes.

Elena asintió —En cuanto vuelva retomamos. Si quiero decírtelo todo.

—Está bien. Vayan con cuidado— Fedora le marcó un beso en la mejilla y dejó que se subieran al auto para que luego este se perdiera entre la fuerte lluvia.


...

En St. Petersburgo

—¡¿Estás aquí desde ayer y no fuiste capaz de llamarme?! Definitivamente eres la peor amiga que se pueda tener, Yulia Volkova. Ni siquiera debería hablarte. Déjame trabajar.

—Oye, pero ya estoy aquí. Y además tú ya sabías que yo vendría. No me hagas berrinches, no te quedan — Yulia y la bibliotecaria de la Universidad mantenían una conversación un poco subida de tono. Anya dentro de la Barra iba de allá para acá acomodando algunos papeles en los estantes mientras que Yulia, en el lado opuesto, le seguía sin dejar de responderle. Gracias al cielo el lugar no abría aún, así los gritos no se filtraban a los pasillos.

—¡Sabía, pero no pensé que en realidad vinieras!

—Hey, Any, ya cálmate por favor! Lo importante es que ya estoy aquí contigo y ni siquiera me saludaste correctamente. Ven a darme mi abrazo— Yulia abrió los brazos exageradamente. Internamente estaba gozando la situación, la cara de fastidiada de Anya era tremenda.

—Si quieres un abrazo... Pues ven aquí tú— Le dijo aún enojada, y de inmediato, Yulia se subió a una silla y saltó la barra de la biblioteca.  Anya se deshizo de sus brazos cruzados, le sonrió y fue ella quién se abalanzó primero —Te extrañé mucho, tontita— Susurró.

Yulia le llenó la mejilla de besos —Yo igual. Te lo juro. Anya se soltó del abrazo, salió para colocar el aviso de abierto en la puerta de la biblioteca y de nuevo regresó para seguir su charla con la visitante.

A medida que el reloj avanzaba, la biblioteca se iba llenando de más y más de estudiantes.  Anya se mantenía junto a Yulia tras la barra de la biblioteca, ambas actualizándose de todos los chismes y cosas que habían sucedido en los alrededores. De pronto, el tema de Elena salió a relucir.

—Entonces... ¿qué ha pasado con la chica abusiva... ésta... Elena? Cuando hablamos me dijiste que iba bien... ¿Sigue igual todo?

—Si... creo que sí. Ayer la vi y no ocurrió nada, aquí estoy.

—¿Cómo es eso? ¿También te encuentras con ella los días de fin de semana? Te recuerdo que ayer fue domingo— Anya le reclamó. Sus cejas ya se habían enarcado de manera insinuante.

—Pues ayer me encontré con ella en la casa de una amiga, no estaba en una cita o encuentro si es que lo estás pensando. Ya te conté que ella me odia. Además... me la crucé ya cuando iba a irme así que no fue mucho lo que nos vimos. Y como vio que no me duché, solo atinó a decirme que yo olía mal.

—¡¿Qué?! Esa chica es vida— Anya aplaudió y luego comenzó a reír a carcajadas.

Yulia continuó —Y cuando me dijo eso, me pasé la mano por el rostro y mi cuello sudoroso y se la restregué en la cara... Y obviamente tuve que salir corriendo. Estoy segura que la próxima vez que nos veamos va a vengarse de mí. Ya me estoy preparando psicológicamente — Dijo lo último riendo.

—¿Pero aún no tienes idea de por qué te molesta?

—No, absolutamente no, ella es tan extraña. Creo que un día se despierta y dice: “Hoy seré mala”, otro día: “Hoy seré divertida”, Otro día: “Hoy seré linda”... Ashhh!!!!— Yulia se quejó —
Honestamente no tengo idea de lo que quiere. Su mejor amiga que también es mi amiga me dice que ella no es así y blah blah blah pero yo ya no sé ni que creer. Te lo repito, es muy, demasiado extraña.

—Por el infierno, ¡quiero conocerla! Ven, vamos a encontrarla — Anya atrapó su portátil y con la ayuda de Yulia encontró rápidamente el perfil de Elena en Facebook.

Foto tras foto, los ojos y la sonrisa de Anya iban cambiando de forma, Yulia podía jurar que las pupilas de su amiga ya no eran redondas, ahora tenían la figura de un corazón... Y lo entendía, sabía que era inevitable, Katina era tan jodidamente guapa en persona y en esas imágenes se veía tan sexy y a la vez tierna. Era imposible que despegara sus ojos de la pantalla aunque ya había visto esas fotos anteriormente...

Anya terminó de ver todas las fotos, y de pronto, cerró la tapa del portátil con muchísima fuerza. Su rostro parecía en shock —Es DIVINA, Yulia, es jodidamente DIVINA. Pensé que exagerabas cuando me la describías por teléfono pero no... Es hermosa. Mejor que como la imaginé. PERFECTA!— Dijo casi chillando.

Yulia estuvo de acuerdo —Lo es, Anya, lo es... Pero toda esa belleza a veces queda en segundo plano por las actitudes que toma.

—Oh Dios... No me importa su comportamiento, de mi parte que me torture y castigue como se le de la gana. ¡Soy toda suya!

—Ya deja de decir estupideces.

—No son estupideces, Yulia. Y no puedo esperar para viajar a Moscú la próxima semana y conocerla. A propósito, ¿ya me tienes una habitación lista? No quiero llegar y encontrarme con la noticia de que tengo que dormir contigo, sabes que me gusta dormir sin ropa y no deseo tener a mi mejor amiga rendida a mis pies.

—Claro... Es que eres tan irresistible— Le dijo fastidiada, y rodó los ojos. Anya solo comenzó a reír.

En ese mismo instante un grupo de 3 chicas se acercaron al estante, le pidieron a Anya algunas fotocopias y después se sentaron en una mesa cercana. Yulia se quedó viéndolas.

—Aprovechando que estás mirando a esa mesa, te voy a contar algo. ¿Ves a la chica de la mitad? — Yulia asintió —Verás, trabajar aquí me permite darme cuenta de todo lo que sucede en este lugar y me enteré que esa chica anda averiguando sobre tu novia.

—¿Qué cosas?— A Yulia, se le fueron frunciendo las cejas.

—Pues sobre su vida personal y eso... Estoy casi segura, no, estoy segura de que tiene un crush con Miroslava — Anya comenzó a mover las cejas de arriba abajo junto con una sonrisa triunfal mientras; el rostro de Yulia empezaba a verse preocupado. Ella lo notó —Hey, pero aún no me hagas esa cara, Miroslava y ella nada que ver, ni conoce de su existencia, ni siquiera tienen amigos en común.

—¿Entonces para que me cuentas esto? ¿Lo haces para que me mortifique más mientras no estoy aquí? Porque déjame decirte que lo estás logrando. No te olvides que una de las razones por las que vine fue por lo que hablamos por teléfono.

—Lo sé, y no es con el fin de hacerte sentir mal, no digas tonterías, es para prevenirte. Recuerda que yo soy tus ojos mientras no estás aquí.

Yulia asintió pero no muy segura, sabía por experiencia propia que la Universidad era un lugar de cacería, y además, Anya muy pronto iba a dejar a Moscú por sus vacaciones.

...

En horas de la noche, Yulia llegaba junto a Miroslava a la habitación del hotel. Entraron a uno de los cuartos y entre risas, se tiraron boca arriba sobre la cama. Debajo de la puerta habían encontrado una nota de Lenin para Yulia, en el cual avisaba que no iría a dormir, y en el que también se seguía refiriendo en modo burlesco a los textos telefónicos de anoche.

—Está loco, ese hombre está loco— Yulia dijo al aire y luego se giró para quedar sobre Miroslava. Sus narices y labios se rozaban —¿Te divertiste hoy?— Le preguntó en un susurro.

Miroslava solo asintió y luego la abrazó por el cuello, ninguna dejaba de mirarse —No tiene comparación poder estar contigo así, viéndote, tocándote, odio cuando estás del otro lado de la pantalla, me siento como una perdedora.

—Eso va a cambiar, amor... Te lo prometo.

Miroslava no quiso perder más el tiempo y se lanzó contra el labio inferior de su chica, atrapándolo con sus dientes. Comenzó a devorarle la boca como nunca lo había hecho, sin lugar a duda estaba necesitada de caricias, y por supuesto, Yulia tampoco se quedaba atrás. Sus manos empezaron a filtrarse bajo la blusa de la chica más joven, deseando quitarle el sujetador. Ella al sentirlo, sonrió, y lo hizo por si misma. La ropa salió volando hacia el suelo.

Yulia no se hizo esperar y se tiró contra ese torso desnudo. Ascendía hacia sus pechos, acariciándolos con sus manos y luego con sus dedos, logrando que los botones rosados de su novia empezaran a endurecerse. Cerró los ojos y con sus labios comenzó a rozarlos, a humedecerlos, mientras poco a poco iba metiéndolos en su boca con totalidad. Miroslava, entre suaves gemidos, tomó una de las cobijas y como pudo cubrió a ambas... Era una de sus costumbres, le gustaba que esos momentos se vivieran como una total intimidad.


....

Tres días después...

Jueves 11: 00 am.

La escuela primaria de Moscú comenzaba a abrir sus puertas y, como todos los días, Elena ya se encontraba allí, recostada sobre el auto de su chofer, esperando la salida de Katya.

Un grupo de niños y niñas acompañados de sus mentores empezaban a salir en orden. Elena divisó la cabeza de su hermanita entre el montón de personitas y rápidamente se acercó por su espalda. Le llamó y Katya al escucharla, de inmediato se giró y se lanzó contra su cuello, abrazándola fuerte y llenándole su mejilla de besos — ¡Es Lena! — Dijo en un gritillo que desprendía felicidad.

Elena sonrió y después notó como la mano de Katya sostenía la de otra niña.

—Lena, mira... ella es mi nueva amiga— Katya le presentó.

Elena se agachó a su altura para saludarla e inevitablemente sus ojos se abrieron como platos cuando le vio el rostro. Podía jurar que esa niña era la viva imagen de Yulia Volkova. Intentó decirle un “Hola” pero el fuerte rugido de un motor sonó bruscamente a su espalda.

Se giró, con el fin de reclamarle a la persona que había hecho eso pero quedó totalmente muda cuando vio el rostro de Yulia Volkova salir del casco.

Viktoria se sorprendió y esperó a que Yulia bajara de la moto y se agachara para envolver sus bracitos en el cuello de su hermana. Yulia la cargó y de pronto, la chiquita comenzó a llorar fuertemente, Elena y Katya solo veían la escena en silencio.

—No llores así, preciosa. Ya estoy aquí — Yulia trataba de calmarla, le daba caricias en la espalda y la arrullaba. Su estadía en St. Petersburgo había tomado unas horas más y no pudieron encontrarse el día de ayer en la noche. Su madre ya le había advertido que esto pasaría.

Viktoria finalmente se calmó un poco y Yulia la bajó para luego regalarle una sonrisa a Katya quien la miraba anonadada —¿Cómo estás pequeña?— Le dijo, y la niña solo reaccionó regalándole un abrazo cálido y un beso en su mejilla.

—Yul, anoche te esperé y no llegaste. Eres una mentirosa— Viktoria no dejaba de lagrimear así que Katya volvió a tomar su manita.

Yulia tuvo que agacharse de nuevo... —Perdóname bebé. Lenin y yo tuvimos problemas con los boletos y solo pudimos regresar ahorita. No lo hice a propósito. Sabes que nunca te mentiría. ¿Podrías perdonarme? No lo volveré hacer— Se arrodilló y juntó sus manos como si estuviera rogando. El rostro de Viktoria rápidamente se convirtió en uno alegre y asintió para volver a darle un abrazo a su hermana —Por eso te amo— Le dijo sonriendo, y sacó una cajita de dulces de su bolsillo. Los traje para ti, comparte con Katya.

Las niñas se distrajeron abriendo la cajita y Yulia pasó su mirada a Elena —¿Y tú no piensas darme un abrazo de bienvenida?— Le dijo burlona. Obviamente molestándola.

Elena enarcó una ceja e intentó sonreír pero lo cortó rápidamente, no quería mostrarse simpática con ella por ningún motivo —¿Qué haces aquí? Masha dijo que te habías ido a tu ciudad y no regresarías — Eso sonó casi como un reclamo, y ahora fue el turno de Yulia de inclinar su ceja.

—¿Eso dijo?— Elena asintió —Pues no era cierto, ya estoy de regreso. Pero no te preocupes, para tu tranquilidad, no será por mucho... En tres meses ya no me verás por aquí. Dijo y le regaló un guiño.

—No sabes cuanto me alegra, Volkova. Cogeré un calendario y marcaré los días. Seguro voy a deleitarme con eso.

—Seguro lo harás— Le dijo sonriendo. Fue a su moto, se subió y luego llamó a Viktoria para entregarle su mini casco —Vamos, bebé, hay que ir a casa.

—Yul, podemos llevar a Katya a su casa, ella nunca se ha montado en una moto. Por favor.

—Si, yo quiero ir con ustedes. Llévame, Yulia.

—¡Si¡

—¡Vamos!

—¡Si¡

Ambas niñas comenzaron una gritería en medio de la calle, Yulia miró a Elena sin saber que hacer.

—Kat, tú no puedes subirte con ellas ahí, es muy peligroso y ni siquiera hay espacio para ti. Además, nuestro auto nos está esperando. Vámonos — Elena le dijo con calma pero ella y Viktoria se negaban completamente.

De nuevo siguieron con su berrinche inmanejable, hasta que Yulia le propuso una idea a Elena —No lo van a dejar… así que propongo llevar a tu hermanita y tú dejas que Viktoria se vaya contigo.

—No es necesario, no tienes que molestarte. Yo…

— No es ninguna molestia — Yulia la cortó —, ten, abróchaselo bien— Le dijo y le pasó el mini casco de Viktoria. Elena asintió, pero por dentro se sentía tan apenada como nunca. Además de estar conversando con ella, se estaban poniendo de acuerdo en algo… eso era demasiado.

Se acercó a Katya y le puso el casco, las niñas finalmente se callaron y Yulia habló —Bien, no puedo llevarlas a las dos porque me puede ver la policía así que Katya vendrá conmigo y tú Viktoria, te irás con ella— Señaló a Elena — ¿Estamos de acuerdo?— Preguntó y las niñas asintieron.

—Después de que todas estuvieran de acuerdo, Elena ayudó a su hermanita a subirse adelante de Yulia y caminó junto a la pequeña Viktoria hacia su auto. A ella le abrió la puerta trasera para que entrara y cuando fue su turno de entrar, escuchó como Yulia la llamaba. Se inclinó para mirarla.

—No le digas ninguna tontería a mi hermanita— Le advirtió. Elena rió por lo bajo y subió su mano para mostrarle su dedo meñique. Por supuesto que no lo haría, a las niñas las dejaba fuera del problema.

Ambos vehículos arrancaron, Elena se aseguró por la ventanilla trasera de que Yulia le siguiera y luego intercambió una mirada a Viktoria, le asombraba tener una mini Yulia a su lado, eran igual de guapas.

—¿Quieres una?— La niña de pronto le ofreció un dulce de la cajita. Elena asintió, tomó la gomita y luego le dio una de sus típicas sonrisas. Viktoria también le sonrió — No sabía que tú eras la hermana de Katya. Ahora si me gustas— Le soltó de la nada.

Elena quedó confundida ¿Ahora si le gustaba? UH? —¿A qué te refieres con que te gusto? ¿Acaso me has visto antes?— Le preguntó.

Viktoria movió su cabeza de arriba abajo, su boca rebosaba de gomas —Te vi abrazándote con mi hermana en nuestra piscina. Yo me enojé mucho porque no me gusta que chicas que no conozco se le acerquen a Yuli, y tú eras una desconocida para mí pero ya cambié de opinión porque eres la hermana mayor de Kat. Ahora pienso que eres muy bonita y tu sonrisa brilla mucho. Espero que a Yuli también le gustes —Dijo inocentemente pero para Elena eso tenía otros significados.

—¿Y es que... no le gusto a tu hermana?— Preguntó por curiosidad. Quería saber si Yulia la había nombrado en algún momento.

—Ella me dijo que no le gustabas mucho, pero yo no le creí, creo que si le gustas pero solo un poquitito— Dijo haciendo una pequeña cantidad con sus dedos y Elena no pudo evitar soltar una carcajada junto con aplausos.

Minutos más tarde, los vehículos finalmente parqueaban en la entrada del camino que llevaba a la casa. Viktoria y Elena bajaron del auto, mientras que Yulia y Katya lo hacían de la moto. Ambas niñas corrieron al lado de sus respectivas hermanas mientras estas se acercaban. Las cuatro quedaron frente a frente, y Yulia fue la primera en hablar.

—Bueno, espero que te hayas divertido. Nos vemos luego— Le dijo a Katya y se acercó para despedirla nuevamente con un abrazo y un beso. Viktoria, por su parte, se acercó a Elena y le susurró algo a la oreja, luego juntaron sus meñiques y chocaron sus manos. Yulia se sorprendió y no dudó en acercarse a Elena para cuestionarla —¿Qué demonios fue eso?— Le preguntó con el ceño fruncido.

—No es nada— Elena le respondió, levantó su mano y rápidamente le metió algo en la boca para luego escapar junto a Katya dentro del auto. Sacó la cabeza por la ventana y comenzó a gritarle— Mejor regresa con cuidado a casa. Y gracias por lo que hiciste hoy, por portarte de esa forma con mi hermana... A ella le agradas mucho — Le dijo riendo y desapareció nuevamente.

Yulia escupió en su mano lo que la chica le había dejado en su boca y se encontró con uno de los dulces que había traído para Viktoria, pero esa gomita parecía especial, aquella tenía la forma de un corazón…


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Mensaje por Kamila 5/17/2020, 6:56 pm

Vale, esa Elena es toda una sorpresa 😂 pobre de Yulia que se prepare q esta mujer va con toda sus armas para volverla loca,🤣🤣... Gracias por publicar. Cuídate mucho... Saludos..

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Mensaje por DIAMANTEKAV 5/17/2020, 8:06 pm

Elena Elena jajaja estas que saltas de la emoción jajaja, me gustó mucho perooo siempre hay un pero, creo que va a haber mucho dolor en esta historia, muchas gracias por actualizar!! A la espera del próximo

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Mensaje por Fati20 5/17/2020, 10:42 pm

Muy buen capitulo q bueno q ya julia regresó y bueno tienen 3 meses para q se amen y julia lo se vaya. Nada más emocionante a leer cuando están juntas con sus juegos. Aquí seguiremos al pendiente de la continuación
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Mensaje por Aleinads 5/17/2020, 11:33 pm

No me esperaba esta reaccion, muy buen capítulo. Gracias por subirlo!
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Mensaje por Bet bet 5/18/2020, 2:23 am

Hola mi muy estimada escritora:
Estoy especialmente admirada por tu gran respeto, responsabilidad y correspondencia para con todas las personas que seguimos tus fics, se agradece tu esfuerzo por publicar aún cuando tu estado de salud no sea del todo favorable, y sobre todo con la humildad y cariño para disculparte por la ausencia, una persona que proyecta e inspira, con principios, educación y virtuosa, por dirigirse con respeto y de forma muy cálida al presentarnos cada capítulo, a decir verdad con cualidades fascinantes que se deben de reconocer lo más que se pueda, haces una gran labor para distraernos , en lo personal es una gran compañía el leer tus historias en momentos tan difíciles en los que se tiene que lidiar con la incertidumbre, la soledad, porque para muchos la vida cambió, y es un maravilloso aliciente el tener grandiosas historias para expandir la mente, porque no sabes en cuanto contribuyes para nuestro bienestar, y gracias por esa enorme acción, espero mejores de excelente manera porque personas como tú no merecen estar enfermos(as), y estés muy consentida y mimada, cuídate mucho.
Te envio un abrazo y besos.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/19/2020, 5:59 pm

Buen día, chicas. Feliz martes, creo que es martes Surprised en fin, ya mejorando poco a poco y con más ánimo para traerles otro capítulo. Gracias a todas las chicas que preguntaron por DM en instagram, por acá también, sobre mi estado de salud. También me asusté un poco creyendo que era algo relacionado con el Covid-19, pero afortunadamente todo fue un susto, una simple gripa que ya está cediendo.

Amo que amen leer, amo que amen viajar con su imaginación con cada uno de los fics que acá se postean, porque para eso está creada la página, para evadir un rato la realidad y vivir dentro de estos personajes que nos fascinan.

Un fuerte abrazo a todas...

A leer!!!

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Quince




Si había algo en lo que Larissa Volkova se declarara una total experta era en la preparación del MANDUGUK. Aquel plato hecho con sopa de carne y especie de ravioles, carne roja, vegetales, tofu, tiritas de alga y muchos guisantes se convertía en su arma perfecta para enamorar a la familia; y también para combatir el frio que comenzaba a vivirse en la ciudad.

El aroma que salía de la cocina ya se regaba por toda la casa y tenía como loco a Lenin. El chico no dejaba de molestar a Larissa quien mientras lo oía protestar desde la puerta, reía por lo bajo y revolvía con una cuchara de madera su deliciosa creación.

—El olor que sale de esas sartenes es grandioso, mamá. Apúrate o voy a morir de hambre— Él, de nuevo se quejó y entró hasta llegar a su lado, le tiró una de sus manos por el cuello y sus ojos se clavaron en la sopa. Larissa seguía disfrutándolo.

—¿Y no comiste nada en el avión?

—Si... pero aún tengo hambre. Puedo tomar uno de esos? — Le señaló un pedazo de carne ya frita. Larissa le dio el visto bueno, entonces él comenzó a tomar no uno, si no varios pedazos.

La charla sobre lo bien que olía la comida continuaba entre madre e hijo, hasta que unos gritos interrumpieron y empezaron a  retumbar en la sala.

—¡Hermanito! ¡Hermanito! ¿Dónde estás?! ¡Hermanito!— La voz de Viktoria apareció y rápidamente Lenin se asomó por la puerta. Su hermanita menor corría por cada rincón de la sala, llamando su nombre desesperadamente. Más atrás, Yulia cerraba la puerta principal.

Ella lo vio.

—Bebé, ya no grites más... Mira a tu hermanito allí— Le dijo y le señaló a Lenin en la puerta. La niña sonrió de oreja a oreja y se lanzó como un rayo contra los brazos de su hermano. Lo empezó a besar enloquecida mientras él la sostenía en el aire y reía junto a ella.

—Ahí tienes a esa mujercita... Para que luego digas que ella solo se la vive por mí— Yulia le molestó y siguió dentro de la cocina para acercarse a su madre. Le dejó un beso en la mejilla y también elogió la comida.

—Desde la calle pude sentir el olor de esta maravilla. Se ve... Esplendida— Dijo mordiéndose los labios.

Larissa movió la cabeza estando de acuerdo —Lo sé, sabes que es mi plato estrella— Le respondió junto con un guiño y continuó —Tu papá no demora, así que ya casi voy a servir la mesa. Pueden ir yendo al comedor.

—Uhhmm no, madre..., mejor iré arriba y sacaré mi ropa sucia de la maleta. La lavaré. En el hotel no tuve tiempo de nada.

—Está bien, pero ve rápido... Yo te aviso cuando llegue papá.

—Si— Yulia besó la frente de Larissa como una diminuta despedida y luego salió de la cocina deteniéndose en la entrada e interrumpiendo el cariñoso reencuentro de sus hermanos.

—Viktoria, vamos a mi habitación. Debemos hablar— Se refirió a la niña.

Lenin la fulminó con la mirada.

—No ves que está conmigo, después te la llevas— Él le protestó.

—Hey... Solo será por un momento, tonto. Tendré que irme a la Universidad en menos de una hora y tú podrás quedarte con esa belleza el resto de la tarde. Dame solo unos minutos con ella, ¿si? tiene que explicarme algunas cosas —Los brazos de Yulia se abrieron con intención de cargarla y Lenin no tuvo de otra más que entregarle a la niña.

Subieron las escaleras, entraron a la habitación y de inmediato Viktoria corrió sobre la cama y comenzó a deshacerse de su ropa escolar como si nada y a tirarla a donde fuera. Yulia se paró frente a la cama para observarle cruzada de brazos y una sonrisa ligera. Su hermanita parecía bastante feliz, con una energía más de lo común.

Viktoria terminó de desvestirse, tomó del colchón la camisa de dormir de Yulia y se la echó encima; después le quedó viendo con una gran sonrisa.

Si, en definitiva era felicidad.

—¿Puedo saber que te tiene tan emocionada?— Yulia le interrogó junto con una ceja inclinada. Viktoria no respondió, y en vez se sentó en la cama y abrió la maleta de viaje que estaba allí, tomó prenda por prenda de la ropa sucia y comenzó a sacarla sobre el colchón. —¿Qué haces?

—Escuché cuando le dijiste a mamá que la ibas a lavar. ¿Puedo ayudarte?

Yulia se tornó confundida pero asintió y comenzó a recoger las prendas del suelo y de la cama para luego salir junto a Viktoria hacía el cuarto de lavado. Comenzó a meter su ropa en el aparato con ayuda de su hermanita y al terminar la cargó y la sentó sobre la lavadora. Sus rostros quedaron a la misma altura y notó en los ojos de Viktoria ese brillo radiante.

—¿Ahora si puedo saber por qué estás tan emocionada? — Volvió a repetirle la pregunta de hace un momento. Las manitas de Viktoria fueron a dar contra sus mejillas.

—Porque estás de nuevo conmigo, Yuli... Y también porque llevaste a mi amiga Kat en la moto.

—Oh... Pues yo también adoro tener a mi mujercita favorita a mi lado. Amo poder verte de nuevo— Le dijo, tomando su manitas y besándolas con ternura. Sus manos quedaron entrelazadas —Y por lo de Katya... No fue gran cosa. Solo lo hice porque tú me lo pediste.

—Tú ya conocías a Kat, ¿cierto?

—Oh... Si! ¿Recuerdas cuando te dije una vez que quería presentarte a alguien? Pues era Katya. Incluso te dije su nombre.

—¿Y cómo la conociste?

Yulia se puso una mano en la barbilla, haciendo una expresión pensativa. Trataba de recordar como había pasado —Uhmm pues... creo que fue una vez que su hermana y yo teníamos que hacer un trabajo de la Universidad, entonces tuve que ir a su casa y allí vi a Kat, ella me agradó mucho.

—Wow, a mí también me agradó mucho, y también su hermana Lenita. Ella es muy buena y muy muy linda— Dijo con entusiasmo.

Al oír ese nombre Yulia sintió curiosidad. Además... no había olvidado el choque de manos entre Viktoria y la mujer pesadilla. De hecho, eso era lo que quería preguntarle desde que llegaron —¿Qué fue exactamente lo que te dijo esa chica durante el camino? ¿Te dijo cosas sobre mí? ¿Te preguntó por mí?

—Ummm... — Viktoria pensó —más o menos... Me preguntó si a ti te gustaba ella y yo le dije que si... pero un poquitito.

—¡¿Qué?! — Yulia exclamó totalmente desconcertada. Una mano fue a dar a su frente —¿Y por qué te preguntó eso?— ¿Y por qué le dijiste que me gustaba un poquito? Ella no me gusta nada, Vika—  Pareció enojada.

—Pues yo le dije que me había enojado verte abrazándola en la piscina porque no me gusta que otras chicas se te acerquen, y cuando te lo pregunté a ti me dijiste que ella no te gustaba mucho pero yo no te creí nada... Yo pensé que si te gustaba porque tus ojos la miraban de una manera linda. Por eso se lo dije — La voz de Viktoria se tornó frágil y su mirada fue a dar contra el suelo. Era obvio que sentía culpabilidad.

Yulia al notarlo, le levantó la barbilla con delicadeza. No se iba a permitir bajarle los ánimos a la pequeña —Mi bebé, no hiciste nada malo, no te pongas así. Mírame—  Le dijo y le regaló una sonrisa tranquilizadora— No pasa nada... Mejor sígueme contando que más te dijo ella.

—Uhmmm... Lenita me dijo que podía ir a su casa cuando quisiera— La emoción de Viktoria retornó a su rostro —... también dijo que su nana cocinaba muy rico y que le diría que nos prepara unos ricos postres a Kat y a mi cuando yo fuera a jugar. También dijo que podía ir a su casa a hacer tareas, a dormir y a ver películas de princesas en su mini sala de cine. Me prometió que nos divertiríamos mucho y que seríamos amigas.

—Uhjuummmm... Así que ella te dijo todo eso — Yulia pensó en voz alta y comenzó a negar —No lo puedo creer, es que no lo puedo creer. Ella es tan... Rara!

—Ella no es rara, Yuli. Lenita es muy bonita y ahora es mi amiga. Yo quiero que también tú y ella se hagan cercanas y podamos ir a su casa a jugar. Por fi, ¿podrías hacerte amiga de Lenita? ¿Puedes hacer que te guste aunque sea solo un poquitito?— Viktoria juntó sus manitas en forma de ruego y le hizo cara de cachorrito al que no se le puede negar nada.

Yulia suspiró en derrota, asintió con lentitud y cubrió las manos de Viktoria con las suyas. —Te prometo que esa chica... Lenita, como tú lo pronuncias— Se rió —Va a gustarme un poquitito.

—Siiiiiiiii— Viktoria se alegró y la abrazó por el cuello con fuerza. Yulia también la cubrió con sus brazos y quedó mirando hacía un punto invisible en la pared, la verdad es que no estaba muy segura de poder cumplirle esa promesa. No, si en la contraparte estaba alguien como Elena.

...

1:00pm

Esa tarde el campus de la Universidad parecía más bullicioso que antes, o al menos... así era para Yulia. Era la primera vez que observaba tanto movimiento, le sorprendía ver como algunos estudiantes ondeaban banderas de distintos colores, otros llevaban tambores, otros coreaban canciones que nunca había escuchado y otros llevaban los rostros llenos de pintura.  Ella miraba extrañada hacia todas las direcciones, trataba de encontrar a alguna cara conocida que le sacara de dudas pero no parecía tan fácil entre tanta gente. Siguió detallando cada cosa y supuso que todo a su alrededor era parte de alguna celebración... pero no estaba ni cerca de imaginarse de qué se trataba.

Comenzó a escabullirse entre la multitud cuando de pronto escuchó su nombre en la lejanía. Observó a todas partes y a solo unos metros se encontró con Tasha, Inna y Karina sentadas sobre el pasto. Las tres tenían sus manos en el aire. Ella se acercó.

—Volkova, tu cara estaba como la de un niño que perdió a su mamá en el supermercado, ¿qué te pasa? Ven aquí—  Karina le molestó, y después la jaló para sentarla entre ella e Inna. La pareja se sonrió.

—Pensamos que no volveríamos a verte. Ya estábamos extrañándote— Tasha le dijo.

Inna asintió en acuerdo — ¿Cómo te fue en tu viaje? ¿Todo bien?

—Todo fue de maravilla, gracias por preguntar. Y también las extrañé, de verdad — La morena les dijo con sinceridad. Echó un vistazo nuevamente a su alrededor y aprovechó para salir de dudas —Puedo saber... ¿Qué ocurre en este lugar? ¿Es alguna clase de festival o algo parecido?

—Claro que no es un festival, Volkova, culturízate, por favor! — Karina le contestó en modo de burla e Inna soltó una risotada.

—Oye Kari, no seas así, Yulia tiene derecho a no conocer nada de esto. Es nueva aquí, ¿lo olvidas?— Le dijo.

Yulia sonrió. Inna siempre tan linda, comprensiva y actuando en su defensa.

—No lo es, Yul— Ella comenzó a explicarle —Hoy comienza el campeonato nacional de baloncesto y nuestra Universidad siempre es anfitriona del evento. Nuestro equipo abrirá el primer juego así que ya entenderás porque hay tanto desorden.

—El equipo siempre está en el TOP y lleva siendo campeón por 6 años consecutivos, es por eso que tienen tanta fanaticada— Tasha comentó.

—Y lo mejor es que mañana no hay clases— Karina terminó.

—¿Y es obligación venir o podemos quedarnos en casa?— Yulia preguntó para todas. Tasha lo tomó.

—No es obligación venir, pero en mi caso... Solo vengo a ver al grupo de porras del equipo, en especial a una animadora— Al decirlo, abrazó a Inna y le dejó un besito en los labios. Yulia abrió la boca en sorpresa.

—No me digas que perteneces a las porristas, ¿Estás jodiéndome?— le dijo a Inna, quien de inmediato negó —No lo creo— Después dijo asombrada.

—Pues créelo, Volkova — dijo Karina —Y créeme también cuando te digo que nuestro equipo de animadoras es lo único bueno de este evento. Te apuesto a que la mitad de la gente que está aquí solo viene por ellas...

Y precisamente cuando Karina declaró eso, una manada de silbidos y ovaciones se comenzaron a escuchar detrás de ellas. Yulia posó sus ojos allí y por un instante pensó que estaba viviendo un Déjà vu de su primer día en ese lugar. Un grupo de mujeres bellísimas, liderado por Katina y su amiga Nastya se hacía camino entre el público. La mayoría iba en ropa deportiva pero aún así no dejaban de verse fabulosas, en especial Elena, esa mujer era encantadora. Los ojos de Yulia se quedaron en ella, pronto recordó lo sucedido hace unas horas con las niñas más lo que había hablado con Viktoria en casa. Katina en este lugar se veía tan imponente, tan inalcanzable... Y aún así actuaba de forma extraña en otras ocasiones. Era incomprensible. Negó por sus pensamientos y siguió el recorrido de las mujeres hasta que llegaron a un grupo de chicos y empezaron a intercambiar saludos, Yulia solo fijándose en
Elena, y viendo como esa hermosa mujer le regalaba sus labios a Aleksey.

—Y yo tenía razón, nuestras animadoras tienen más fans que el propio equipo— Karina retomó el tema.

—Lo correcto sería decir: “Nuestra líder tiene más fans que el propio equipo”— Inna comentó divertida.

—¡Claro que no! Elena puede ser muy popular pero ustedes también tienen su club de fans, en especial tú, Inna. Traes muertos a muchos de esta Universidad, es solo que no lo demuestran por Tash!

—Y que ni lo hagan porque se las verán conmigo— Tasha dijo en broma.

Todas las voces que rodeaban a Yulia, incluida la conversación de las chicas se enmudecieron totalmente de su entorno. Por un momento mientras observaba sin parpadear los labios de Elena dentro de la boca del chico, (que por cierto, le caía bastante mal) se preguntó si para la mujer aquel acto tenía algún sentimiento de por medio. Ya Karina le había asegurado que no, pero su duda volvía a salir ya que esta vez... ese beso parecía más íntimo que otros.

De repente sintió curiosidad de conocer el sentir de Katina ¿Y si a ella si le gustaba él como más que un pasatiempo?, Y si así era... ¿Cómo se comportaba ella enamorada? ¿Era linda? ¿Tierna? ¿Celosa? ¿Detallista? ¿Apasionada?...  ¿Qué hacía cuando estaban a solas? De las cosas que hablaban, ¿qué compartían?  Yulia frunció el ceño,  suspiró y se apoyó en sus manos contra el pasto. ¿Por qué diablos estoy haciéndome estás preguntas? Se dijo así misma. Intentó volver a adentrarse en la conversación pero una mano en su hombro no se lo permitió. Ladeó la cabeza para ver quien era y se encontró con la agradable sonrisa de Masha.

La chica más joven no le dio tiempo de decir un “HOLA” si quiera y en unos segundos ya la tenía encima, llenándola de besos y acorralándola contra el pasto.

—Wowww...!!!!  No ha empezado el partido y ya tenemos a alguien derribada—  Karina comenzó a bromear.

Ambas se incorporaron, Masha riendo un poco apenada por las miradas del grupo.

—¿Qué te pasa, nena? ¿Acaso quieres matarla?— Karina le molestó

—Oh por Dios no... Lo siento, yo lo siento. Solo me emocioné mucho al verla.  Dijo mirando a Yulia quien parecía sonrojada.

Las chicas bromearon durante unos segundos más, pero lo dejaron para seguir hablando de otras cosas del evento. Mientras; Masha se hizo más cerca de Yulia.

—Que bueno que regresaste... Y precisamente hoy que es la inauguración del juego. Te aseguro que te va a encantar.

—Jummm... — Yulia murmuró no muy convencida —Pues si hubiera sabido que hoy no veríamos clases me hubiese quedado en casa durmiendo y comiendo. Soy enemiga número uno del deporte, no me atrae en lo más mínimo.

—Pues a mi tampoco me gusta el deporte, pero los shows que ofrecen aquí son grandiosos... Y además, siempre vengo a apoyar exclusivamente a Lena... Aunque estemos peleadas… es mi deber.

—¿Están peleadas? — Yulia mostró desconcierto. Eso si que era un notición —¿Y eso porqué?

Masha se puso intranquila ante la pregunta.

—Ohh...  Diablos...  ¿Qué hice?— Pensó en voz alta —Yul... Te tengo que contar algo... O más bien... tengo que preguntarte algo— Le dijo.

—¿De qué se trata?

—¿Podemos ir a otro lugar? Es que...— Señaló todo a su alrededor — Aquí hay mucho ruido.

—Oh no— Yulia movió la cabeza en negación —No voy a moverme. Esto pronto va a comenzar y no quiero separarme de las chicas. Puedes contármelo aquí. No hay ningún problema.

—¿No hay problema si te digo que creo que Elena volvió a robarte algunos besos mientras dormías?— Le susurró al oído. A Yulia se le salió un “¿Qué?” de la garganta bastante ruidosa, tanto así que las chicas le voltearon a mirar.

—¿Estás bien?— Inna le interrogó.

Ella asintió lento.

—Todo bien, es solo que me dijo algo y me impresioné— Le respondió y volvió con Masha  —¡Explícate!— Le exigió en un susurro.

Masha decidió una vez más que ese no era un buen lugar para contarle sobre su inquietud así que agarró su mano y la levantó para luego llevársela arrastrada hasta una de las mejores localidades de la Universidad. El lago artificial. El lugar más solitario de todo el campus en ese momento.

Se sentaron sobre una de las orillas, Masha mirando el agua y Yulia observándola a ella.

—¿Explícate?— Nuevamente se lo pidió.

—El domingo...— Masha inició, manteniendo su posición —¿Recuerdas a Elena en mi casa? Bueno...  ese día en la madrugada cuando te encontramos en el parqueadero, ella se ofreció a llevarnos en su auto. Me ayudó a bajarte del carro, me ayudó a cambiarte la ropa sucia. Yo te duché y te acosté en mi cama, le dije a ella que se quedara durmiendo con nosotras por si tu necesitabas levantarte, y ella a regaña dientes aceptó. Nos dispusimos a dormir pero después de unos minutos comencé a escuchar unos sonidos muy extraños... Bueno... la verdad no eran nada extraños — Se corrigió a ella misma— Empecé a escuchar un beso, el ruido de labios chocando — Dijo con drama —No voy a interrogarte a ti sobre esto porque... Diablos...
Estabas tan ebria que juro que no te acordabas ni del color de tus calzones en ese momento... Pero te lo aseguro, ella te estaba robando un beso. O tú y ella se estaban besando... Ashh ya ni sé— Masha se hizo un completo lio.

Yulia no hacía ninguna expresión.

—¿Ni siquiera lo viste y ya supones que unos sonidos eran besos? ¡Un beso! Vamos, Masha, tanto drama por eso y ni estás segura. Elena no tendría porqué robarme picos dormida, ¿Qué ganaría ella?

—No lo sé, pero a mi nadie me quita de la cabeza que esos eran besos. Ella lo negó rotundamente pero últimamente se comporta tan rara que ya no se ni que creer. Ese fastidio tan repentino hacia ti me tiene la cabeza hecha añicos.

—Si ella lo negó es porque así fue, no le des más vueltas al asunto. Tal vez estabas soñando o delirando ya que por dentro anhelas que exista un vínculo entre ella y yo.

—¿Un vínculo? — Masha dijo confundida  —... ¿Amoroso?

—¡No amoroso, por favor!— Le aclaró — Me refiero a un vínculo amistoso. Varias veces me has dicho que quieres que ambas seamos amigas. Es por eso.... — Yulia comenzó a soltar risitas—  Vínculo amoroso... Por favor— Soltó con burla.

Masha le quedó mirando.

—¿Y por qué no puede ser así? ¿Acaso Elena no te atrae ni un poco? ¿No te parece linda?

—Pffff...  ¿Y por qué me estás preguntando esto? — Yulia siguió riendo.

—Pues no sé... quiero saber que piensas de ella... — Masha se encogió de hombros.

—Pues... pienso que es una odiosa.

—No de su personalidad porque por obvias razones no vas a decir nada agradable, ¡Físicamente!— Masha le aclaró.

—Pues... Ella es muy linda... Una de las mujeres más lindas que he visto en mi vida— Yulia murmuró con la mirada sobre el agua. Tomó unas piedritas del pasto y comenzó a arrojarlas al lago. A Masha le pareció atractiva su respuesta. De pronto quiso bromear con ella.

—¿Y quién crees que es más linda, Elena o tu novia?— Una pequeña sonrisa se hizo en su boca.  Yulia le miró con una ceja enarcada —Es físicamente...—

—Creo que... sería un empate... pero— Tomó más piedritas del pasto y las tiró todas juntas al agua —Si Elena sonríe, definitivamente se lleva el título — Le dijo, suspiró y rápidamente se puso de pie —¿Volvemos ya?  No quiero que las chicas se vayan y me toque encontrarlas entre tanta gente.

—Sí, vamos ya ...— Masha también se levantó, entrelazó su mano con la de ella y tomaron el camino de regreso.


Más tarde

3:00pm

—Esto está a reventar. No veo ningún lugar.

Desde la entrada principal del coliseo, Tasha detallaba cuidadosamente las tribunas. Solo necesitaban cuatro sillas pero todas alrededor de la cancha parecían ocupadas. Yulia también detallaba. En ese momento calculaba que podría haber más de quince mil personas en el lugar.

—Allá hay unos cuantos lugares— Karina señaló donde se encontraba la sillería más alta del coliseo, pero Tasha no le dio el visto bueno.

—No en esos lugares, es demasiado lejos de la cancha y no voy a poder ver a mi chica bien.

—Creo que ahí hay unos— Esta vez, Masha mostró unas sillas vacías en la primera fila de las tribunas bajas, precisamente, atrás de donde se hacían los jugadores y lo más importante a menos de cinco metros de la cancha.

Como un rayo corrieron a esos lugares y los ocuparon sin importar qué... Karina quedando cerca de Tasha y Yulia quedando entre ella y Masha.

Más y más personas comenzaban a llegar, no faltaba mucho para dar comienzo al evento y la  organización corría de aquí para allá ultimando detalles. Las tribunas ya se veían adornadas con los colores representativos de la Universidad, algunos estudiantes tocaban trompetas y tambores para elevar el bullicio. El ambiente ya estaba en su punto.

Pronto los jugadores de los equipos entraron. Yulia los miraba a uno por uno hasta que sus ojos se centraron en Aleksey. De pronto sonrió cuando le vio la cinta de capitán en su brazo. “Al parecer él y Katina están hechos el uno para el otro” Pensó.

Después de unos minutos, finalmente la espera terminó y el show dio comienzo. Lo primero: algunas palabras de los organizadores y directivos de la Universidad, seguido de un show artístico de luces alusivos al deporte, después una larga demostración de la banda musical de la Universidad y luego el primer tiempo del partido.  Minutos antes de que iniciara el juego, al público estudiantil le habían repartido trompetas de plástico, guantes, bombas y muchos elementos para hacer ruido... Y durante el partido… Tasha, Karina y Masha  al igual que todos, hacían uso de aquellos implementos. Las chicas gritaban, saltaban, animaban al equipo con todo el entusiasmo posible mientras que Yulia por su parte, se mantenía relajada en su silla, mascando un poco de goma y tratando de seguir el juego.

Pronto los primeros minutos del partido terminaron, el equipo de la Universidad momentáneamente liderando sobre su rival por 15 puntos de ventaja y el público quedando totalmente encendido. Las chicas se sentaron bastante agitadas y en ese instante las bocinas de la arena anunciaron el show de porras. El grupo de mujeres velozmente apareció en mitad de la cancha, haciendo que la fanaticada se volviera aún más loca de lo que ya estaba antes. Yulia tuvo que botar la goma de mascar e incorporarse en su silla porque el espectáculo de chicas bellas que tenía a solo unos metros no se veía todos los días. El grupo de porristas estaba de muerte y sus vestimentas de color blanco con tiras azules muy revelador… mucho más.

Yulia no pudo controlar el impulso y de inmediato sus ojos buscaron a Elena, vio como la chica caminaba y se hacía lugar en frente de todas las demás. Tomando su puesto de líder. A su lado escuchaba como Tasha y Karina le echaban flores a Inna mientras Masha a su derecha gritaba el nombre de su amiga sin parar. Y al parecer, aquellos llamados hicieron efecto porque Elena posó su mirada en ellas, le saludó a Masha con su mano y luego le dio una sonrisa, después, miró a Yulia y sus ojos se quedaron fijos en ella… No se apartaban, incluso cuando la música ya comenzaba a sonar.

El performance de las mujeres daba inicio, movimientos muy sensuales y también profesionales hacían parte de la rutina. La mirada punzante de la líder sobre Yulia no desaparecía y la hacía sentir extraña.

Masha pareció darse cuenta de eso  —¿Es mi impresión o Elena no nos deja de mirar?— Le preguntó. Yulia se encogió de hombros sin saber más que hacer. Se sentía nerviosa, Katina la tenía nerviosa.

A unos metros, los jugadores del equipo que justo le daban la espalda, empezaron a hacerse comentarios. Uno de los chicos que se encontraba al lado de Aleksey le señalaba a Elena, sus ojos y luego a él.

Aleksey no lo entendía. Su rostro parecía confundido.

—¿Qué significa eso? No soy experto en señas— él le preguntó a su compañero.

El chico se acercó a su oreja —Acaso no lo ves... Elena no deja de mirarte, está dedicándote ese sexy baile a ti mi amigo. Está comiéndote con la mirada.

—¿Tú crees? Parece que me mira pero a la vez no estoy seguro.

—Claro que es a ti— El chico le dijo y lo hizo mirar para atrás— Ve allá, detrás de nosotros no hay nadie a quien pudiera darle esas miradas... A menos que... — Vio a Masha — Le esté ofreciendo ese sexy baile a su amiga Masha.

Ambos rieron ante el comentario.

En la tribuna, aquella mirada también se estaba haciendo popular.

—¿Por qué Katina está viendo hacía acá? Tiene la mirada de un león cuando ve a un ciervo— Tasha hizo el comentario solo para Karina, pero Yulia puedo escucharla.

—No creo que esté mirando aquí, ahí adelante de nosotras está su novio de medio tiempo Aleksey, es obvio que está dando el show para él. Más bien, Inna si está sonriéndote... Mirala...
¿Entonces Katina no está viéndome a mí? Yulia quedó confundida con la pequeña charla, se fijó en Aleksey y efectivamente él estaba frente a ella. Las posibilidades eran 50 / 50, y al caer en cuenta de ello, sintió una frágil punzada en el corazón... Sin entender porqué.

El espectáculo de porras finalizó en ese momento y Yulia inmediatamente se levantó de la silla y salió del lugar. Comenzó a caminar lentamente por todo el campus. El cielo ya se había puesto oscuro. Notó que las estrellas brillaban más de lo usual y se detuvo por un momento. Elena regresó a su mente y de pronto pensó que casualmente hoy su día había girado todo en torno a ella.  Y lo rescatable... Por ninguna mala acción de su parte.

Siguió el camino a paso lento hasta que se vio frente a la entrada del parqueadero. No era una exageración decir que no había un solo alma en ese lugar aparte de la suya. Estaba completamente solo. Entró por la fila de los autos y a unos pasos escuchó un ruido sospechoso entre ellos. Se acercó en puntillas por la parte trasera de un carro Porsche negro y se sorprendió cuando vio a una chica colocándose un suéter a la altura de su cabeza. El abdomen plano y blanco se le veía. Antes de que pudiera hablarle, la mujer se bajó la tela por completo y descubrió a Elena. Ya no traía el traje de porrista, ahora vestía toda de negro y el cabello suelto y despeinado.

—¡Hola!— Yulia le saludó tímidamente. Elena tiró unas cuantas bolsas al asiento trasero de su auto y cerró la puerta.

—Hola Volkova...  ¿Por qué no estás disfrutando la segunda parte del partido?— Le preguntó y se hizo cerca de la entrada del piloto. Colocó su mano en la manija de la puerta pero no la abrió.

Yulia caminó unos pasos más cerca.

—Pues... la verdad, no me gusta nada el deporte y tengo un poco de sueño — Sonrió —¿Y tú? Eres la animadora principal de ellos, pero parece que ya te vas...

—No quiero estar aquí. Hoy no estoy de humor— Dijo ella con calma.

Hubo un corto silencio, donde solo se escuchó el soplido del viento y el sonido de los árboles.

Yulia sin saber como actuar, acarició la capota trasera del Porsche —Lindo auto...  Me gusta— Comentó, cortando la incomodidad.

Elena la miró extrañada, pero asintió  —Me tengo que ir, Volkova. Nos vemos— Jaló la manija de la puerta y la abrió, pero Yulia se acercó y colocó su mano sobre la de ella. Al darse cuenta que la había tocado, la alejó a la velocidad de un rayo y se disculpó.

—Lo siento... es que yo... quería decirte algo— Le dijo y llevó su mano a la cabeza para rascarse. Sin duda no la estaba pasando bien.

Elena lo notó y volvió a cerrar la puerta. Se cruzó de brazos e hizo un ademán con la cabeza para que lo dijera.

—Mi hermana me contó lo que le dijiste esta mañana camino a tu casa... Y también quería agradecértelo. Katya es su primera amiguita desde que llegamos a esta ciudad y que la hayas invitado a pasar unos buenos ratos... la tiene muy emocionada. Está que no se cambia por nada... con sinceridad te lo digo. También son bienvenidas a nuestro hogar.

Elena asintió, mordió su labio y se quedó en silencio por un momento, los latidos de su corazón iban en aumento, quería derretirse pero trató de seguir pareciendo seria y fría.

—No es nada, Volkova... Y lo que te dije de Katya también es cierto así que... no hay ningún problema. Tu hermanita puede ir a mi casa cuando quiera.

—Gracias.

Elena movió la cabeza— Ahora si debo irme — Tomó de nuevo la manija pero otra vez…

—¡Espera!— la voz de Yulia la volvió a interrumpir —¿Podemos hablar sobre algo más?

Elena se devolvió.

—Claro...— Le respondió, y esta vez, caminó a la capota delantera del auto y se sentó sobre ella. Golpeó el lado vacío para Yulia, que no tardó en tomarlo  —¿De qué quieres hablarme?

—Viktoria me dijo que… — Yulia se pausó por un momento. Sintió sus mejillas ardiendo como nunca —Me dijo que quería que tú y yo también nos hiciéramos muy buenas amigas, ¿y sabes?... A mí me gustaría que de una vez y por todas tú y yo lleváramos la fiesta en paz… entonces, la idea no es nada descabellada. Así que... aquí me tienes— Abrió los brazos —estoy a tu lado, indefensa y dispuesta a hacer lo que desees. Puedes decirme en este momento porqué te caigo mal, porqué me odias... o lo que sea que tengas contra mí, lo que sea… yo lo entenderé, así sea lo más absurdo del mundo, lo haré. Dilo— Yulia le miró divertida y le sacó una sonrisa genuina.

Elena negó con emoción —No voy a decírtelo. Y aunque te lo contara... de nada serviría. Nada cambiaría entre tú y yo… Todo seguiría igual.

—Por qué Katina... Vamos dímelo...— Yulia la empujó levemente con su hombro  —Yo no quiero tener enemigas, no sirvo para eso.

— Lo siento Volkova... Pero eso no puede ser... Yo nunca podría ser tu amiga.

—Pero tiene que haber una razón... ¿Es porque soy muy blanca? ¿O Es porque soy enana? ¿O porque no manejo un Porsche? ¿Es porque soy Gay?— La señaló con su dedo — ¡Si, es eso!… ¡Es porque soy gay!— Le soltó aún con tono humorístico.

Elena asintió —Si, Volkova... Yo no podría ser amiga de una lesbiana y menos de una lesbiana como tú. Lo siento… Yo nunca te podría ver como mi amiga —Le repitió sonriendo.

—Entonces, al menos intentemos fingirlo.... por mi hermanita... por nuestras hermanitas...  ¿Trato?— Le dijo y le mostró su dedo meñique. Una costumbre suya para siempre cerrar promesas.

Elena la quedó mirando fijamente durante unos segundos, aún con esa linda sonrisa burlona y divertida tan característica — Solo delante de las niñas. Fuera de eso... seguiré haciéndote sufrir, Volkova — Le contestó riendo y tomó su dedo. Rápidamente se zafó, se bajó del auto y finalmente se metió dentro de él.  Yulia se quedó allí sentada.

—Si no te quitas de allí en cinco segundos voy a arrancar— Le gritó.

Yulia puso las manos arriba y bajó lentamente.  Ni siquiera tuvo tiempo de girarse a ver porque el auto ya había arrancado por la puerta de salida. Miró una vez más al cielo y volvió a sonreír —Esto será divertido— Susurró…


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Mensaje por Fati20 5/19/2020, 6:32 pm

Muy buen capitulo 😀 esto de llevarse bien por las hermanitas estoy segura q traerá muy buenos momentos entre las chicas, cada día se va poniendo mejor la historia.
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Mensaje por Kamila 5/19/2020, 10:25 pm

Que capítulo loco 🙄🙄🙄 Elena ya comienza a gustarme en esta historia jejeje.. Saludos, cuídate mucho 😘

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Mensaje por Aleinads 5/20/2020, 3:52 am

Excelente, me gusto... esa actitud de Lena se ve que traerá diversión. Very Happy Very Happy
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/21/2020, 6:07 pm

Hola nenas, guapas todas, en serio. veo que están comenzando a querer un poco más a Lena. Ella puede ser adorada y odiada a la vez pero en particular, la prefiero odiosa. En casi todas las historias que he leído, la pobre parece tan sumisa que no sé porque nadie la ha idealizado como una novicia Razz Razz ya es hora de que la podre haga sufrir un poco a la morocha, no? Bien, entonces, me alegro que cada día estén disfrutando de los capítulos y que las visitas al foro sean más frecuentes también.

Como siempre les digo, amo que amen leen, que amen dejar volar su imaginación tal y como lo publiqué en la entrada del foro:

LA IMAGINACIÓN ES LA ÚNICA SALIDA QUE NOS LLEVA A DESCUBRIR MUNDOS QUE EN LA REALIDAD NUNCA NOS ATREVEREMOS A CONOCER... PORQUE LA HISTORIA NO TERMINA HASTA QUE UNO DECIDE QUE TERMINE

Las quiero un montón, queridas!

A leer!!

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Dieciséis



“Seguiré haciéndote sufrir” Yulia negó con humor y se dejó caer de espaldas sobre la cama. Fijó su mirada en el techo. Sus labios se habían enarcado y estaban convertidos en una sonrisa de oreja a oreja. Katina, Katina y Katina. Eso era todo lo que rondaba en su cabeza. El momento vivido con la mujer unas horas, la conversación. Suspiró de alivio. Quería sentirse preocupada por aquella frase amenazante, pero no, sencillamente no le era posible. Ya no le afectaba para nada las palabras de la mujer, ni sus actitudes. Ya no le temía y, de hecho, le divertía pensar en las nuevas tácticas que ella utilizaría para cumplir su promesa.

—Ella no es tan mala después de todo— Susurró al aire y se giró de lado para abrazar una de sus almohadas. Cerró los ojos, dispuesta a descansar del ajetreo del día de una vez por todas... Lastimosamente el chillido de su celular la interrumpió. Miró la pantalla, era Miroslava solicitando una video llamada —¿Está pidiendo verme sin antes enviarme un mensaje?—dijo en voz alta para si misma y frunció el ceño. Eso solo le dio la sospecha de que al parecer su novia aún desconfiaba de ella. Negó varias veces pero aceptó la llamada…

Al día siguiente, Yulia despertaba dejando salir un gran bostezo. Hace días que no lograba tener un sueño tan satisfactorio. Nada se comparaba al calor de su habitación, a la comodidad de su cama. Sin duda el frío de Moscú y las cobijas de lana también eran parte del grandioso episodio. Se sentía magnifico despertar así.

Empezó a estirarse, dando vueltas por toda la cama aún con los ojos entrecerrados hasta que después abrió sus parpados por completo para quedarse mirando extrañada todo a su alrededor. Le pareció raro que la habitación estuviera tan iluminada. Normalmente nunca entraba tanta luz por sus dos ventanales, no era así en las mañanas.

Buscó su celular para ver la hora pero cuando intentó hundir el botón de encendido, la pantalla no se iluminó. El teléfono estaba muerto, sin una gota de batería. Salió de la cama, dirigiéndose fuera de la habitación y al bajar algunos escalones, escuchó ciertas voces venir de la sala. En su rostro se formó confusión.

Siguió bajando y al llegar al último escalón, por poco se resbala cuando vio a Elena Katina sentada en su sofá mientras Katya y Viktoria jugaban a armar rompecabezas sobre la alfombra.
El ruido que provocó su casi caída hizo que las tres mujeres la miraran al mismo tiempo. Las niñas rápidamente se levantaron llenas de felicidad y corrieron hacía ella, prendiéndose de cada una de sus piernas. Ella, sintiéndose aún llena de confusión, se dejó abrazar. Las detalló por un momento y vio que traían puesto el uniforme de la escuela.

—¡Yul, que linda pijama! ¡Y estás muy despeinada!— Katya le gritó riéndose, y vio como la mujer en el sofá se tapaba la boca, amortiguando su risa. Llena de vergüenza, se llevó las manos a la cabeza y comenzó a tratar de peinarse. Katina se veía radiante, y ella ya podía imaginarse como estaba su aspecto de recién levantada.

De pronto, su madre apareció en la escena llevando una bandeja con tres vasos de lo que parecía Coca Cola. Le entregó uno a Elena, y las niñas al verla con las bebidas, regresaron a la sala para tomarlas. La mujer notó a su hija mayor estancada en las escaleras, con la mirada perdida en ellas y no dudó en interrogarla.

—Mi vida ¿Qué haces ahí?— Le preguntó.

Yulia por fin entró en razón al oír su voz.

—Mamá... ¿Qué horas son? ¿Por qué no me levantaste para llevar a Viktoria? Ella ya está vestida y yo ni siquiera...

—Volkova, Volkova... Cálmate por favor— Le dijo ella cuando empezó a hablar de más. Soltó una risita y miró a Elena con complicidad. Yulia enarcó una ceja —Viktoria no está vestida para irse, acaba de llegar de la escuela. Son las 11:20 de la mañana, no las 6:00am.

—¿Qué? Eso no es posible... — Yulia sin creerlo, se acercó y corroboró lo que decía su madre en el reloj de la sala. 11:20 am, como lo había escuchado.

Larissa se sentó frente a Elena y continuó.

—Si, hija. Esta mañana entré a tu habitación para despertarte pero no pude hacerlo, dormías tan plácidamente que mejor decidí no interrumpir tu siesta. Sé que estabas cansada por el viaje así que elegí llevar a Viktoria a la escuela. Y como tampoco bajaste temprano supuse que aún estabas durmiendo y también fui a recogerla. Allá tuve la suerte de encontrarme con Elena, y como las niñas querían venir a jugar... Aquí estamos. No tienes que preocuparte, todo salió bien.

Yulia no respondió, solo se dedicó a asentir unas cuantas veces y después lanzó una miradita rápida a Elena. No podía evitarlo. La mujer se veía esplendida. Blusa de tiras, shorts y zapatillas, todas las prendas de blanco. El color le asentaba de maravilla.

—¿Te sirvo el desayuno o mejor esperas el almuerzo? Ya no tarda en estar— Larissa le preguntó.

—No, madre... Esperaré el almuerzo... Mejor voy a... a... —Empezó a tartamudear y a señalar a las escaleras —... Voy a... Ducharme.

—Está bien... Ve... — Larissa le respondió no muy segura por su actitud.

En ese mismo instante el teléfono de la sala timbró.

Larissa no tuvo que moverse de su lugar ya que el teléfono se encontraba a su lado en una mesita. Atendió con un amable “hola” mientras Yulia comenzaba a alejarse hacia las escaleras, pero cortó su pasó cuando escuchó el nombre de su novia salir de los labios de su madre. Se giró velozmente y quedó atenta a la conversación.

—Si, hija... Claro... — Larissa movía la cabeza y sonreía. Elena miraba todo con tranquilidad. —Si, aquí está... No para nada... De hecho se acaba de levantar. Si, dame un momento ya pasa— Larissa dejó la bocina sobre la mesa y miró a su hija — Es Miroslava— Le dijo, y ella de prisa corrió a coger el teléfono.

Larissa se levantó con la bandeja y se dirigió a la cocina, dejándola a solas con Elena y las dos niñas. No sentía cómodo sostener una conversación con su novia delante de la mujer que provocó un caos entre ellas así que le dio la espalda y comenzó a hablar en un tono bajo.

Elena la miraba de reojo, intentando escuchar.

—¿Quién es Miroslava?— De repente, Katya cuestionó a Viktoria sin dejar su juego. Elena lo escuchó y centró su atención en ellas sin dejar la conversación de Yulia.

—Miroslava es la novia de mi hermana— La niña respondió sin más.

Katya se detuvo, la miró y frunció el ceño en confusión —¿Novia? — Preguntó. Viktoria asintió —¿La novia de Yul es una niña? —Volvió a preguntar y, de nuevo, Viktoria asintió. Katya se quedó en silencio. Al parecer no entendía muy bien el término —¿Y qué hacen las novias?— Terminó por decir.

Viktoria también se detuvo para poder mirarle —No sé, pero mi hermana y Miroslava se toman de las manos, se dan muchos abrazos y a veces... — Se hizo más cerca de Katya y rió — He visto como se dan besitos.

Katya al oír lo último, abrió la boca y luego la cubrió con su manitas, completamente sorprendida. Viktoria no dejaba de sonreír y a Elena no le gustaba para nada lo que oía. Ella de nuevo se concentró en Yulia y en como le explicaba a la mujer con la que hablaba el porqué de su teléfono apagado.  

Las niñas seguían en su charla...

—Pero Yulia también nos toma de la mano, nos abraza y nos da besitos... ¿O sea que nosotras también somos sus novias?— Katya preguntó inocentemente. Viktoria movió la cabeza negándolo.

—Yo soy la hermana de Yuli así que no puedo ser su novia y tú eres muy pequeña, las novias no pueden ser tan pequeñas como nosotras. Tienen que ser grandes como Yuli.... o como Lenita — Viktoria señaló a Elena y Katya fijó la mirada en el perfil de su hermana. Estuvo así por un corto momento, al parecer tratando de acomodar toda la información recibida, y de nuevo lanzó una pregunta.

—¿Entonces Lena y Yul pueden ser novias?

Viktoria lo meditó por un momento pero le dio el visto bueno asintiendo.

A un metro de ellas, Yulia solo contestaba con respuestas cortas. “Si”, “no” “bueno”, “Está bien” era todo lo que salía de su boca. Elena lo odiaba, con esas replicas no lograba darse a una idea de lo que tanto hablaba ella con su novia.

Larissa regresó, tomando de nuevo el mismo sofá y en ese mismo momento Yulia terminaba la llamada.

Larissa le miró —¿Pasó algo?— Le preguntó.

Yulia negó, junto a una expresión tranquila —Nada de que preocuparse. Me llamó porque... —Miró a Elena y dudó por un momento en decir lo que seguía.

—¿Por qué?— Larissa insistió.

—Se irá todo el fin de semana a las afueras de la cuidad y me dijo que estará incomunicada. Solo quería despedirse... —Finalmente lo dijo, mirando a Katina de nuevo. Al no obtener ninguna respuesta de su madre, siguió con sus planes —Voy a ducharme y ya regreso. Permiso — Pasó por la mitad de ambas mujeres y subió las escaleras a la velocidad de un rayo.

Un rato después, Yulia bajó completamente renovada. Zapatillas, jeans negros, camiseta blanca, chaqueta negra, cabello peinado, maquillaje ligero. Hermosa sin muchos detalles.

Llegó al primer piso y vio a Viktoria junto a las dos invitadas sentadas en el comedor. Fue hacia allá, y Katya, al notar su presencia, se quitó del lado de Elena y le señaló el lugar para que lo ocupara. Yulia no tuvo de otra y tomó la silla junto a la hermosa mujer. Comenzó a jugar con sus dedos y a mover su pie derecho de arriba abajo. Obviaba la incomodad que sentía.

— ¿Por qué no te dejaste la pijama que traías hace un rato Volkova. Era tan ridícula… — Escuchó a Elena susurrarle. Volteó a mirarle y no pudo evitar mostrarle su sonrisa. Esta vez Katina estaba en lo cierto.

—También me gustaría ver tus pijamas Elena, puedo asegurar que no son mejores que la mía.

—No Volkova, yo si tengo excelentes gustos hasta para las prendas de dormir, mis pijamas no parecen sacadas de adornos de fiesta infantil —Le dijo y de una forma muy juguetona. Yulia comenzó a negar mientras reía.

De pronto escuchó a las niñas hablando como cotorras, las miró y volvió con Elena. —Tenemos una promesa ¿no?— Le susurró con seriedad.

Elena se fijó en su hermana y no dudó en asentir.

En ese momento, la puerta principal de la casa se abrió y allí aparecieron los dos hombres de la casa. Oleg Volkov junto a Lenin, su hijo. Viktoria al percatarse de la llegada, saltó de la silla y corrió a los brazos de ambos sujetos. Su padre y su hermano la alzaron y la llenaron de besos.

Yulia observó a la mujer contemplando la linda escena y quiso explicarle.

—Son mi padre y mi hermano— Le susurró.

Elena se colocó de pie cuando los hombres comenzaron a acercarse. Mostrando total respeto con una sonrisa a ambos, pero sobre todo a Oleg. Yulia no pudo eludir la manera de actuar de la chica por la esquina de su ojo.

Los hombres llegaron a la mesa y ella salió del asiento para abrazar a su hermano y a su padre. Luego de un cálido saludo, se alejó y señaló a Elena.

—Padre, Len… ella es Elena... Una... —se frenó por un segundo—.... Amiga de mi Universidad— después soltó insegura y vio a su hermano arqueando una ceja.

Elena saludó a ambos —Señor Volkov. Es un gusto conocerlo— Le dijo.

Él rió.

—Gracias Elena. Bienvenida y siéntete como en tu casa. Vuelve a tu lugar, por favor. No es necesaria la formalidad en mi casa— Dijo divertido y después se retiró a la cocina.

Todas se sentaron nuevamente, incluyendo a Viktoria y a su hermano que tomó la silla frente a Elena y la quedó observando. Ella al notarlo, comenzó a sentirse nerviosa. Yulia solo miraba expectante. No quería que su hermano dijera alguna estupidez o tal vez le hiciera algún reclamo a la mujer. Después de todo, él estaba enterado de la situación y no deseaba que ese tema se tocara delante de las niñas.

Se aclaró la garganta.

—¿Estabas con papá?— Le preguntó. Lenin se cruzó de brazos y negó.

—Me lo encontré en el camino...— Dijo sin dejar de mirar a Elena.

Yulia se sintió avergonzada pero agradeció que en ese momento sus padres llegaran a la mesa con los platos del almuerzo. Larissa sirvió y antes de empezar a probar los alimentos como ya era de costumbre, Oleg hizo que todos en el comedor cerraran los ojos mientras él comenzaba a agradecer en voz alta por el día, por estar junto a sus seres queridos y por los alimentos.
Elena no omitía ningún detalle sobre el comportamiento de la familia Volkov. Tampoco podía librarse de sentirse incomoda. Ese tipo de cosas nunca pasaban en su hogar.

El almuerzo inició y entre bocado y bocado algunas conversaciones familiares comenzaban a surgir. Katina disfrutaba de la deliciosa comida y contemplaba en silencio la facilidad con la que cada miembro del clan Volkov se expresaba cada uno. Incluso cuando Viktoria hablaba, era escuchada con toda la atención del mundo.

La incomodidad que padecía poco a poco fue desapareciendo. Ahora si no le quedaba ninguna duda de que Yulia Volkova no solo era perfecta físicamente, todo lo que le rodeaba a la chica, era oro.

Se llevó otro bocado de carne a la boca y, de repente, vio a Oleg mirándola. Sonrió con pena y se cubrió los labios con una servilleta mientras masticaba.

—Y dime Elena... ¿También eres amante del arte como mi hija? ¿Estás en su misma facultad?— Él le preguntó. Todos los ojos de la mesa se posaron en ella. Sintió su rostro arder, y más al percibir la mirada penetrante de Yulia sobre su perfil derecho.

Tomó un sorbo de agua, de nuevo se pasó la servilleta por los labios y dio una sonrisa tímida —Si me gusta el arte, Señor Volkov… pero no estoy en la misma facultad de Yulia... Yo estudio diseño de modas....— Sus mejillas se colorearon de un ligero color rojizo y Yulia soltó una sonrisa burlona al notarlo.

No tenía que ser adivina para saber que Katina estaba extremadamente nerviosa.

—¡Oh bueno... pensé estabas en su misma clase — Respondió él riéndose.

Larissa aprovechó para entrar en la conversación.

—¿Y cómo te hiciste amiga de Yuli siendo de otra facultad? ¡Me sorprende! Supuse que a mi hija se le haría difícil hacer AMISTADES — Lo dijo más alto —en una Universidad tan grande con personas de otras facultades... —Eso lo comentó mirando a Yulia con los ojos entrecerrados.

—Uhmm... Pues... nos.... nos… ahhh — Elena se aclaró la garganta. Claramente no sabía que decir.

Yulia tuvo que entrometerse.

—Nos conocimos por que Elena es amiga de Masha, la dueña del Sugar... El bar donde voy a cantar...— Explicó.

Su madre de nuevo le lanzó una mirada punzante. Era obvio, varias veces le había asegurado que no eran amigas y ahora lo confirmaba de la nada.

—Discúlpame por lo que te voy a preguntar Elena— Oleg volvió a hablarle — Pero tus padres, nunca están en casa?

—Papá y mamá nunca están casa por culpa de los negocios — Katya, de repente dijo a toda la mesa Continuó — No quiero que mami y papi trabajen tanto... Mi hermana y yo siempre tenemos que quedarnos solitas... y no nos gusta — Dijo lo último convirtiendo su boca en un puchero.

La mesa se silenció durante unos segundos. Yulia veía por la esquina de su ojo como la mandíbula de Elena se tensionaba.

—Cuando tus papás no estén, Lenita y tú pueden venir a dormir en mí habitación, así no estarán solas — Viktoria le dijo.

—Claro que si— Larissa estuvo de acuerdo —Y no te sientas triste, si tus papitos trabajan mucho es para darte un buen futuro. Para que puedas ir a la escuela y ser alguien mejor.

—Así es pequeña....— Lenin se entrometió en la conversación y en breve cambió de tema —¿Y cómo les fue hoy en la escuela? ¿Se divirtieron?— Les preguntó.

Las niñas de inmediato comenzaron a hablar sin parar...

Horas más tarde, toda la familia Volkov y las dos chicas Katin se habían traslado al comedor del Jardín. Elena, Larissa y Oleg charlaban cómodamente mientras Katya y Viktoria jugaban en el pasto. Al otro lado de la mesa, Yulia y su hermano estaban juntos. Él no paraba de preguntarle sobre la chica.

—¡Por Dios!! ya te he dicho que mi mamá fue quien la trajo, no yo! Deja de molestarme. —La morena se quejaba pero él continuaba.

—Es que es demasiada casualidad que hayamos metido a Viktoria en la misma escuela de su hermanita. Definitivamente el destino las quiere cerca...— Se burlaba. Sus ojos no dejaban de estudiar a Elena — Joder! No me voy a cansar de repetirlo. ¡Está buenísima! Es tan pero tan bella. ¿Crees que me haga caso?— Le preguntó mordiéndose los labios.

Yulia lo miró con enojo... —No, no te va a hacer caso. Y te prohíbo tener algún gusto por ella — Le advirtió.

Él enarcó una ceja —¿Y quién eres tú para decirme eso?

—Soy tu hermana, y no quisiera verte enamorado de alguien que no te va a tomar en serio. Te lo digo de verdad— Le dijo seria.

Lenin se rió.

—Calma Volkova... Solo estoy molestando. Hasta parece que te hubieras puesto celosa— Le molestó.

—Oh, no dijiste eso…— Yulia se puso de pie y se alejó de él para ir hacía las niñas y sentarse con ellas.

¿Yo celosa de ella? Por favor…  Murmuró en su mente.

—¿Quieres jugar con nosotras?— De improviso, Katya la interrogó.

Ella negó y después le revoloteó el cabello con ternura —Gracias, preciosa pero no. Solo vine a ver que estaban haciendo —Mintió.

Viktoria también se acercó— ¿Podemos ir al parque al que siempre me llevas?— Le pidió.

Yulia vio los ojitos brillantes de su hermana y no era opcional negarse ante esa mirada —Si, pero esperen un momento. Voy a consultarlo— Les dijo, y se levantó hacia el comedor.

Al llegar, interrumpió la conversación tan agradable que sostenían sus padres con la hermana mayor de Katya. Larissa la vio posarse a su lado y como de costumbre la tomó por las caderas y la hizo sentarse sobre sus muslos.

—¿Qué quiere mi bebé?— Le preguntó con una voz mimada, dándole unos jalonazos en las mejillas. Yulia quiso darse un balazo en la cabeza. Su cara se tornó roja. Primero Katina la veía en las peores fachas y ahora su madre le hablaba como si fuera una recién nacida. Esto no estaba pasando…

—Maaaaaa!!! por favor. Te he dicho que no me hables así! — Se quejó completamente sonrojada.

Larissa se cruzó de brazos —Ya te he dicho que no tiene nada de malo. Mientras yo exista, te voy a hablar así por siempre —Le regañó y toda la mesa se burló.

— Si, ya ya… me lo has dicho — Dijo avergonzada —Es solo que... Viktoria quiere ir al parque y quiero saber si… ¿Hay algún problema en que también lleve a Katya?— Eso lo dijo para Elena.

La mujer negó.

—No... no hay problema pero ahhh... ¿En dónde es...?— Dijo nerviosa.

—Es cerca. Deberían de ir juntas— Oleg se entrometió en la conversación — Así puedes mostrarle a Elena el vecindario.

Ambas chicas se encogieron de hombros.


En las afueras de la casa, Elena terminaba de agradecer a Oleg y a Larissa por la deliciosa  comida y la agradable tarde que le habían hecho pasar. Los abrazos iban y venían mientras que a unos metros, Yulia junto a las niñas la esperaban recostadas sobre el mercedes rojo en el que habían llegado.

Por fin la despedida acabó, y Elena se acercó a ellas.

—Ahora si podemos irnos— Dijo.

Yulia señaló al garaje...

—Entonces espérame, voy a sacar mi moto y nos vamos...— Respondió, pero Elena negó

—¿Para qué? Podemos irnos en mi carro, yo te traeré de vuelta... si tú quieres...— Dijo agachando la mirada.

Yulia asintió lentamente pero sin dejar de notar el comportamiento extraño de la mujer. Si, se habían puesto de acuerdo en no decir cosas pesadas delante de las niñas pero Elena actuaba demasiado diferente a lo que esperaba.

Finalmente abrió la puerta trasera del auto pero Katya y Viktoria entraron primero y ocuparon ambos puestos. No tuvo de otra y entró al asiento del copiloto.

Elena también subió al auto, y Yulia vio como de una cajuela sacaba unas gafas negras y se las colocaba. Y si Elena no fuera Elena, en ese momento le hubiera dicho a gritos que se veía tan caliente como el infierno. Tuvo que apartar su mirada hacia la ventana porque la tentación de observar a la mujer era demasiado…

En menos de diez minutos el Mercedes aparcó frente al parque. Todas bajaron al mismo tiempo, pero Viktoria y Katya salieron con mucha prisa y de inmediato corrieron hacia el puesto de helados portables que siempre aparcaba allí.

Yulia no las perdía de vista.

—Voy a pagar lo que sea que estén pidiendo. Ve buscando un lugar— Le dijo a Elena. Ya iba a empezar a correr, pero de nuevo se giró hacia ella — ¿Tú... también quieres uno? —Le preguntó, refiriéndose a los helados.

Elena asintió —De fresa, por favor...

Yulia sonrió al darse cuenta que había pensado en ese sabor para ella, y luego de un suspiro fue tras las chicas.

El parque no se encontraba tan poblado, así que para Elena fue fácil encontrar un buen lugar. Se sentó sobre el pasto y su mirada buscó el puesto de helados, las chicas ya se acercaban a donde estaba ella y fue inevitable que su mirada se posara en Yulia. El viento hacía que el cabello de la mujer se moviera de lado a lado, se veía irreal ante sus ojos.

Al fin estuvieron frente a ella, Yulia le pasó el helado y se sentó a su lado. Viktoria y Katya también cayeron sobre el pasto pero ellas estaban en su propio mundo.

Elena notó que Yulia era la única del circulo que no tenía helado.

—¿Y dónde está el tuyo?— Le preguntó moviendo la golosina.

Yulia señaló el helado de Viktoria mientras fruncía el ceño de forma divertida —Las últimas bolas del único sabor que me gusta quedaron allí— Dijo con tristeza.

Elena sonrió.

—¡Que lastima!— Dijo burlona y comenzó a darle lamidas exageradas al suyo para que ella lo viera.

Yulia prefirió no contestarle nada, y en vez, se quitó la chaqueta, la dobló y la puso sobre el pasto para después dejarse caer sobre ella y utilizarla como almohada. Sus ojos se cerraron.

Algunos minutos pasaron para que Viktoria y Katya se alejaran hacia los juegos del parque. Yulia al no escucharlas cerca ni sentir su presencia, soltó una risita e inclinó sus labios de lado a lado en una linda sonrisa. Sus ojos aún mantenían cerrados.

—Hey Katina, debo decir que eres una profesional. Deberías ser actriz— Empezó a decir en voz baja. Abrió un ojo y vio a Elena mirándole con una ceja enarcada. Continuó —Si... Te comportaste tan bien hoy delante de mis padres. Te veías como una niña que no mata ni una mosca. Una santa. Déjame decirte que por un momento casi me lo creo...— Se burló —¿Te imaginas si yo le hubiera dicho a mis padres que tu en realidad no eres mi amiga? ¿Y qué me dejaste en ridículo frente a la Universidad? ¿Y que también me tuviste encerrada en tu closet durante toda una noche? ¿Y que por tu culpa mi novia casi me manda a la verga?

—Esa es mi especialidad, Volkova — Le respondió ella con suspicacia —Aunque por lo que veo... Ya nada de eso te afecta y… las cosas con tu novia están bien... ¿o me equivoco?

Yulia le guiñó un ojo.

—No te equivocas. Todo está de maravilla.

—Si... te oí hablar con ella por teléfono — Alzó la mirada al cielo y la dejó allí — Me pregunto... ¿Qué diablos tuviste que hacer para que ella te perdonara? Yo no lo hubiera hecho...

—Le conté la verdad... Le hablé de ti— Yulia le dijo sin más.

Ella la miró sorprendida.

—¿Y qué le dijiste? ¿Qué soy el diablo reencarnado en persona?

—Eso y hasta más— Yulia de nuevo se sentó — Y dijo que si volvía a saber que me has hecho algo… vendría personalmente a golpearte — Se mordió los labios para impedir una risa.

—Ja!!!— Elena bufó con humor.

Yulia se rió.

—¿Por qué te burlas? Sería divertido verte peleando.

—Para empezar, nunca he peleado ni pelearía con nadie por otra persona, y mucho menos si esa otra personas eres tú— El rostro de Elena ahora se había tornado muy serio.

Pero a Yulia no le importó y quiso molestarla de nuevo —Que mala eres conmigo, Katina… —Hizo una pausa y se apoyó en sus manos. De pronto, recordó algo y aprovechó el tema para salir de esa duda que tanto la agobiaba —Pero apuesto a que si pelearías por ese chico Aleksey ¿no?... Se nota lo enamorada que estas de él.

Elena le sostuvo la mirada.

—Claro, Volkova... Estoy loquita por él— Le dijo, obviando el sarcasmo.

—Vamos Katina. ¡¿Vas a decirme que no te atrae él ni un poco?!— Exclamó. Elena quedó en silencio — Bien… Y entonces ¿qué pasa con las miradas tan intensas que le das?, ¿ los besos tan pasionales que compartes con él… ¿Los abrazos?

Elena la miró extraño. Con una ceja enarcada. Eso le parecía más un reclamo.

—Que no se note mucho que te mantienes pendiente de mi, Volkova — Le dijo.

Yulia soltó una carcajada —Oye... Katina, no soy la única persona que te ha visto en ese plan de amoríos con tu noviecito... Tú lo haces en frente de toda la multitud.

—Mira, Volkova. Para empezar a quien mire, con quien me beso y donde lo hago no te incumbe. Segundo, él no es mi novio. Y tercero, tú no tienes ni idea de mis sentimientos. No sabes si estoy o no enamorada así que no supongas tonterías — Dijo con algo de enojo. De inmediato se levantó y miró hacía otro lugar —Me acordé que debo hacer algo... ¿Podemos irnos?

Yulia notó sus ojos brillosos. Casi como si estuviera a punto de llorar.

También se levantó y buscó su rostro. Elena le agachó la mirada —Oye… yo no quise indisponerte. Solo estaba jugando. ¿Fue por algo que dije? — Le preguntó un poco preocupada.

La chica negó.

—Solo debo irme... Vámonos, por favor.

Yulia se giró, echándose el cabello para atrás, dejando salir su intranquilidad por lo que acaba de provocar. En un movimiento rápido y, sin darse cuenta de lo que iba a hacer, regresó a su posición,  tomó la barbilla de la chica con una de sus manos y le alzó el rostro para que la mirara.

Elena quedó paralizada ante el repentino toque.

—Katina… No te vayas… Lo siento — Le susurró, mirándola fijamente a los ojos.

Elena no lograba siquiera armar una palabra, podía jurar que en ese instante los latidos desenfrenados de su corazón le retumbaban en sus oídos.

De pronto las voces de las niñas comenzaron a sonar muy cerca y Yulia cayó en cuenta en donde se encontraba su mano. Velozmente la alejó y la escondió detrás de su espalda. Su mirada y la de Elena se encontraron de nuevo… y para ambas fue muy obvio el sonrojo que tenían en sus rostros.

Los latidos de su corazón también comenzaban a golpear más rápido.


Surprised Estas dos huelen a besos muy pronto!!
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Mensaje por Kamila 5/21/2020, 6:35 pm

Encantao con el intro del capítulo maravilhoso🤩.. Pobre de Yulia con esta mujer terça de sentimientos..

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Mensaje por Fati20 5/21/2020, 11:42 pm

Una maravilla esas 2 juntas y julia conociendo q lenita tiene su lado lindo y bueno en definitiva esa amistad entre las niñas las acercaran mucho y esperemos pronto tener más besos q lenita pierda el control
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Mensaje por Aleinads 5/23/2020, 2:17 am

Me gusta, de verdad me gusta Lena, y mas ahora que parece que empieza a gustarle a Yulia, junto con su familia.
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Mensaje por DIAMANTEKAV 5/23/2020, 2:55 am

Jejeje ay chicas chicas, ustedes poco a poco van a caer una en brazos de la otra 🤭😍

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 5/23/2020, 5:42 pm

Buen día chicas, cómo están? Excelente sábado...Muy soleado y es que provoca estar tumbada en la playa tomando el sol, pero claro... esta cuarentena no nos deja salir a ningún lado y me ha tocado tener que tumbarme en el patio de mi casa, con la pileta de fondo a ver si agarro un lindo color rojo Laughing Laughing

Un saludo y un abrazo a todas las que siempre comentan y a los que solo leen, un abrazo más especial todavía porque amo que todos estén allí!! Razz

Disfruten de este nuevo capítulo y si hoy llegamos a las 3500 visitas, capaz y subo entonces el que continúa Smile

A leer!!

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Diecisiete





Horas más tarde, en la noche, Elena yacía sobre su cama contemplando el adormilado rostro de Katya en el lado vacío del colchón. No llevaba mucho tiempo allí, pero aquella actividad era algo muy común, casi como un hobbie. Le encantaba detallar cada expresión que hacía la pequeña al dormir. ¡Uh! Y no estaba de más recordar que la niña había caído rendida en aquel lugar en el momento en que su cabeza tocó la almohada. Era totalmente entendible, después de todo el ajetreo vivido durante las horas de la mañana y la tarde habían sido muy pesados para su joven cuerpo.

El momento pronto fue interrumpido cuando la puerta de la habitación sonó unas cuantas veces.

— ¡Lena, soy yo!— Escuchó a Fedora avisar desde el pasillo y, de inmediato, se levantó a la velocidad de un rayo para abrirle la puerta.

Al estar frente a frente, la mujer hizo una expresión de desconcierto. Elena, ahora, parecía más calmada que cuando entró a casa gritándole que debía ponerla al tanto de muchas cosas que le habían pasado durante el día. Lo agradecía internamente.

—Por fin me desocupé, mi niña. Ahora si podemos hablar con calm...— Ni siquiera alcanzó a terminar la frase, porque Elena agarró sus manos y la arrastró hasta el balcón de su habitación.

La pelirroja cerró la puerta de cristal con mucho cuidado de no despertar a su hermana, y después amortiguó un grito mordiéndose los labios. Fedora aún la miraba extrañada. La cara de Elena rebosaba de felicidad pura.

—No sé que fue lo que te pasó, pero supongo que fue algo muy bueno... – La encargada se apoyó en sus codos contra el barandal del balcón, con su mirada fija en ella. Elena copió su posición pero mostrándose totalmente risueña.

— Hoy fue un día maravilloso, Fedo — Dijo mientras comenzaba a recordar la magnífica tarde en casa de los Volkov.

El interés de la mujer creció.

—Ahh... ¿si? ¿Y por qué? ¡Deja de intrigarme! ¡Dímelo ya!— Le dijo desesperada.

Elena comenzó su relato, hasta con los más mínimos detalles. Y es que para ella todo en ese lugar había sido tan agradable, desde la comida, la charla y la cálida compañía de la familia. Hasta las miradas extrañas y los pequeños pero fructuosos momentos con Yulia.

Fedora escuchaba atenta a cada palabra salida de aquella boca. Ya tenía conocimiento de todos los detalles sobre su sexualidad, sus miedos, sus preocupaciones y todo lo demás, pero nunca la había visto tan esmerada en hablar de algo... o alguien.

—No hubiera querido que terminara así... Pero no lo pude soportar — Dijo  después de un tiempo — Ella me sacó de quicio y tuve que irme antes de que mis impulsos explotaran. Estuve a punto de quebrarme ante Yulia Volkova... Ella vio mis ojos llorosos. Sé que sintió que sus palabras me hicieron daño... Y eso no puede ser, Fedo, no puede ser...!

Aunque la chica también se auto regañaba por algunos comportamientos que había mostrado ante Yulia, y más la estupidez que cometió en el parque; sentía que había sido demasiado obvia y no deseaba que la hija mayor de los Volkov fuera testigo de ninguna de sus debilidades.

Fedora empezó a reír por lo bajo.

—Cálmate mi niña, no es para tanto — Le dijo.

Elena se desesperó.

—¡¿No es para tanto, Fedo?! ¡Claro que lo es! Yo no quiero que me vea con la guardia baja, ni mucho menos que me note sonrojada. ¡Oh! ¡Eso es lo peor, que me vio sonrojada!— Dijo con las manos sobre el cabello, a punto de empezar a arrancárselo.

—Mantén la calma, por favor. Me gustaba más esta historia en el comienzo — Fedora le desenredó los dedos del cabello, mantuvo acunando sus manos y le miró fijamente. Un suspiró se hizo presente  —A veces es inevitable controlar nuestros impulsos. No podemos culparnos por eso. ¿Y qué si te vio sonrojada?— Se encogió de hombros —Eso puede significar muchas cosas, no solo que le gustes.

—Pero fui muy obvia, después de eso solo cogí a Katya y salí corriendo de allí. Debí quedarme y darle una mala cara o un empujón por haberme tocado pero mi única reacción fue esa... Salir huyendo. Lo obvié... — Dijo susurrando.

Fedora negó.

—No, Lena. Estás dando algo por hecho. No sabes si es lo que ella también sintió o vio... Además, ¿por qué te tocó si sabe perfectamente que a ti no te agrada eso? ¿Y por qué reaccionó preocupada si tú ni siquiera eres amable con ella? Perdóname, pero si yo fuera ella, aprovecho el momento y te hago sentir peor.

—Yo qué sé, Fedo. Yulia Volkova es la tipa más estúpida y tolerante del planeta. Nunca ha reaccionado agresiva por las cosas que le he hecho y hace unos días me dijo que no era buena haciendo enemigos... Solo quiere llevarse bien conmigo.

La mujer quedó pensativa.

—¿Será eso? O...  ¿será que tal vez hay alguna posibilidad de que también esté sintiendo algo por ti? Y por esa razón no reacciona mal contigo.

—¡Claro que no!— Elena bufó. Regresó al barandal y dejó la mirada perdida en su gigante jardín —Ya te he dicho que Yulia Volkova tiene una novia... y se muere por ella — Se mantuvo en silencio.

Fedora se acercó y la cubrió con sus brazos mientras con sus manos le daba pequeñas caricias en la espalda. Reconfortándola.

Elena continuó — Y si alguna vez esa posibilidad existiera... Tampoco me haría ilusiones con ella. Yo nunca podría confesarle mis sentimientos a nadie. Primero mis padres me destierran de este planeta antes de aceptar que quiero estar con una mujer — Su voz fue débil pero la encargada optó por el silencio. No sabía que hacer para ayudar, la cabeza de la chica era un lio. Este tipo de temas no eran fáciles de tocar.

El silencio gobernó de nuevo, hasta que la puerta de cristal se abrió.

Katya apareció rascándose los ojos y bostezando. La mujer mayor se dio cuenta que era tiempo de servir la cena.

...

En otro lado de la ciudad, Yulia se resguardaba en su cuarto de pintura trazando pincelazos descuidados sobre un lienzo en blanco. Después de la cena había entrado allí pero los intentos de plasmar alguna figura artística en la tela eran completamente inútiles. No lograba una mínima pizca de concentración, su mente era un revoltijo de pensamientos.

Detuvo sus trazos por un momento, fijándose en lo que había formado en el lienzo. Su ceño se frunció. Era la pintura más horrible que había hecho en su vida. Le recordó a unos de los dibujos de Viktoria.

Dejó el pincel sobre el tablero y luego soltó un gran suspiró. Era imposible seguir, no tenía nada de imaginación... Elena Katina de nuevo se había apoderado de sus pensamientos.

En ese mismo instante, la puerta se abrió de la nada y su hermano apareció bajo el marco.

Ella lo miró.

—¿Estás muy ocupada? — Le preguntó.

Yulia negó sin darle mucha importancia y con un gesto de su mano lo invitó a pasar.

Lenin entró al cuarto, corrió una silla que estaba junto a la puerta y la puso a su lado. Su rostro se convirtió en la peor mueca antes vista cuando vio la pintura de su hermana.

Yulia rió al verlo.

—¿Qué demonios es eso?— Señaló el lienzo — ¿Acaso es un tipo de arte extremadamente súper abstracto?— Le molestó. Ella le revolvió el cabello.

—No, ni yo sé lo que es. Entré aquí para poder despejarme pero como ves... No hay nada en mi cabeza. Absolutamente nada...

—Uhmmm... Un bloqueo— Él murmuró tomándose la barbilla —Eso solo pasa cuando hay algo que te preocupa. Déjame adivinar, ¿Volviste a pelear con Miroslava?

Yulia negó.

—Ella y yo estamos perfectamente.

—Entonces... ¿Es por el regaño que te dio mamá en la cena?

—Tiene mucho que ver... — Dijo, pues su madre no sé había quedado con las ganas de hablar sobre la supuesta amistad que si existía entre ella y Elena, y de nuevo, afirmó en frente de todos de que en definitiva si creía que la chica era su amante. Lastimosamente nada pudo convencerla de que no era así.

Lenin quedó pensativo.

—Ya veo...  si eso tiene mucho que ver entonces supongo qué lo que dijo mamá es cierto. Tú y ella tienen algo escondido.

—No es así...— Yulia se quejó.

—¿Entonces por qué la protegiste cuando papá preguntó sobre su supuesta amistad? Pensé que en ese momento te vengarías de ella y la delatarías en frente de todos pero no hiciste más que ayudarla.

—Solo lo hice por Viktoria y Katya — Yulia contestó fulminante y se levantó de la silla. Comenzó a merodear la habitación, cruzada de brazos y ojeando al suelo mientras Lenin la seguía con la mirada. Continuó —No iba a protagonizar una escena para dañar el almuerzo. Para mi no tiene sentido hacer sentir mal a otro... Y además... yo... — Se calló durante unos segundos y sus ojos buscaron los de Lenin. Él percibió en aquella mirada mucha preocupación —... Me he dado cuenta de que ella no es una mala chica — Le dijo, apoyándose contra la pared. Alzó la mirada hacía la lámpara, manteniéndola allí — Hay algo que la obliga actuar de esa forma tan brusca, pero  sé que no es así, he visto que tiene facetas diferentes. Me las ha mostrado — Tomó un respiro y continuó — Len... — Volvió la mirada a él — Ella parece fuerte pero en realidad es muy frágil. Y por eso ahora más que nunca quiero descubrir el porqué de su actuar. Deseo conocerla más allá, ver su lado más íntimo... Eso me tiene inquieta. Tengo miedo de solo pensar en como voy a lograrlo.

—Si ya te ha mostrado distintos colores entonces no tardarán en salir otros, y poco a poco te vas a dar cuenta de como es ella en realidad... Si es que es diferente de como tú crees...

Yulia regresó a la silla.

—Sé que lo es.

—Por lo tanto deja que pase— Lenin rió. Se levantó de la silla y dio unos cuantos pasos hasta la mesa donde se hallaban los demás lienzos en blancos. Tomó uno y retornó para sustituir el que Yulia tenía en frente.

—Espero que ahora si empieces a pintar algo agradable. Deja salir lo que tienes en tu mente... y ojalá sea algo lindo. Adiós— Le dijo con humor. Besó su mejilla y luego se retiró de la habitación.

Al escuchar la puerta cerrarse, Yulia clavó la mirada en el lienzo. Las últimas palabras de su hermano resonaron en sus oídos. Sonrió, y comenzó a plasmar en el lienzo aquello que se dibujaba en sus adentros...

...


En la casa Katin, el ambiente se vivía agradable en el comedor. Las tres mujeres disfrutaban de la cena mientras reían y charlaban cosas banales. Muy diferente de cuando estaban en casa los padres de las chicas. A unos metros, el cachorro de Elena también las acompañaba.

La cena seguía transcurriendo con total normalidad hasta que pronto el chillido de la puerta principal interrumpió. Las tres  mujeres se giraron y fue la sonrisa de Elena que de inmediato se esfumó cuando vio como Sergey e Inessa Katina entraban a la mansión con sus típicas caras serias y amargadas.

La pequeña Katya se bajó de la silla y corrió rápidamente a los brazos de su padre gritando su nombre, pero él, ni siquiera fue capaz de contestarle algo ni de agacharse para saludarla como debía. La niña solo lograba abrazar sus pies. Lo mismo pasó con Inessa Katina, y Elena al presenciarlo, empuñó su tenedor con mucha fuerza. Lo odiaba, aborrecía la actitud tan fría de sus padres con la pequeña.

Ambos llegaron a la mesa y tomaron los asientos vacíos. Fedora de inmediato se puso de pie.

—Señor Katin, señora... Espero que hayan tenido un buen viaje. Traeré la cena. Con su permiso— La mujer les dijo tímida, haciendo una reverencia muy exagerada. Recogió su plato de la mesa con mucho cuidado y con la cabeza gacha desapareció hacia la cocina. El corazón de Elena sintió una punzada al verlo. Ella sabía que a sus padres no les gustaba que Fedora se sentara en el comedor principal. Para ellos, ella solo era parte de la servidumbre de la casa.

Inessa organizó sus cubiertos y después se cruzó de brazos, Elena notó que la empezaba a detallar.

—Un día de estos vas a quedarte calva si sigues tiñéndote tanto el cabello— La mujer le dijo con burla al ver que se había retocado más el color rojo. Ella solo atinó a asentir y comenzó a revolver la comida de su plato. El apetito lo había perdido por completo.

En la sala, Katya se había quedado hurgando los portafolios y las maletas de sus padres. Desacomodó todo lo que pudo y al no ver nada que pudiera tomar, regresó a su silla del comedor.

—¿No me trajiste nada, mami?— Le preguntó a la mujer inocentemente, pero ésta, la miró con el ceño fruncido y la fulminó.

—Claro que no. ¿Acaso crees que yo estaba jugando?— Le dijo enojada. Los ojitos de Katya se colorearon de rojo y después se volvieron llorosos. Elena se mordió el labio inferior para después tomar aire. Una forma de aguantar su rabia.

Fedora regresó con los platos para ellos, los colocó sobre el cristal y desapareció de nuevo. La mesa quedó en total silencio.

Ambos sujetos comenzaron a comer y en ese instante Elena anheló huir de allí... pero sabía que si se iba, su madre probablemente empezaría a gritarle por no “respetar los protocolos de la cena”.

El comedor permanecía en silencio, hasta que Inessa Katina se aclaró la garganta. Elena inclinó la mirada y de nuevo se dio cuenta que su madre la miraba.

—Dentro de dos meses tendré un viaje a Milán y tú vendrás conmigo. Quiero que conozcas al hijo de un importante amigo que hicimos en este viaje. Será el heredero de las cadenas de hoteles más importantes en Italia. Un excelente partido.

—No voy a ir— Elena respondió de inmediato, mirándola fijamente.

La mujer rió de lado, pinchó con su tenedor un pedazo de carne y después se llevó el bocado.

—No te estoy preguntando si quieres ir. Te estoy diciendo que vas a ir.

Elena empuñó sus manos.

—Mamá, ya te he dicho mil veces que no estoy interesada en conocer a ninguno de los hijos de tus amigos ricachones. Deja de estar buscándome pareja. Quiero concentrarme en mis cosas.

—¿En tus cosas?— Inessa alzó una ceja —Déjame adivinar... ¿La universidad por ejemplo?— Preguntó con ironía. Elena no se inmutó —¡Ja, ja y ja! ¿A quién tomas por tonta, Elena?— Dijo mirándola con seriedad —Si ni siquiera eso tomas en serio. ¿O acaso crees que porque estoy fuera del país no me doy cuenta de las cosas? De que ni eres capaz de cumplir con tus clases y andas repartiendo dinero para que te pasen por alto las faltas.

—¡Eso no es cierto!— Elena golpeó el cristal con sus puños y se levantó de la silla completamente enojada.  Katya mantenía la cabeza gacha.

Sergey Katin se paró de la mesa y se alejó hacía el jardín. Era un hombre al que no le gustaban ese tipo de cosas.

—Ya te dije Elena, no me tomes por tonta — Inessa le advirtió —Y de nuevo te aviso, el viaje a Milán es un hecho. Si ni deseas poner empeño en la carrera profesional que tu misma escogiste entonces es hora de que organices tu vida con un hombre y hagas tu propia familia.

—¿Qué?— Elena se sorprendió. No creía lo que Inessa le decía. Su corazón latía desenfrenado —¿De verdad quieres verme casada ya? ¡Estoy por cumplir veinte años por Dios! ¡Lo último que quiero es amarrar mi vida a un maldito hombre y vivir amargada por el resto de mi maldita vida... ¡Tal y como tú! —Le gritó con todas sus fuerzas.

Fedora asomó la cabeza desde la cocina. Aquellas palabras habían retumbado por toda la casa.

—Pues eso es lo que harás— La mujer le dijo como si nada, masticando la comida tranquilamente.

Elena sintió su cuerpo arder ante la actitud tan fresca de su madre. Las ganas de romper en llanto amenazaban con salir, su respiración se agitaba y su cuerpo empezaba a temblar.

No pudo sostener el nudo en su garganta y subió corriendo a su habitación.  Cerró la puerta con fuerza y cayó boca abajo sobre su cama. Una infinita cantidad de lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. La chica se había quebrado completamente en aquel momento.

...

Horas más tarde, Yulia enteramente concentrada en el lienzo, terminaba de dar los últimos retoques. Desde la partida de Lenin no se había detenido en retratar la figura que tanto rondaba su mente.

Finalmente, después de unos segundos, se alejó para ver su gran creación y quedó perpleja cuando vio el rostro de Elena Katina frente a ella. Sus cejas se fruncieron hasta el límite. No era posible lo que acaba de pasar. Había retratado a la mujer, sonriendo de oreja a oreja.

Negó para si misma tomándose las sienes y se levantó de la silla hacía la puerta. Puso su mano el switch de la luz, pero antes de bajarlo, no pudo evitar mirar una vez más el dibujo.

—¿Qué me pasa?— Susurró para si misma y salió de la habitación.

Al cerrar la puerta tras ella, se encontró con que el pasillo estaba completamente oscuro. Sacó el celular de su sudadera y al tocar la pantalla, se dio cuenta de la hora, ya eran más de las diez de la noche.

Se sorprendió.

—Tanto tiempo pasé allí dentro pintando — Se dijo a si misma. Negó de nuevo y empezó a caminar a través del largo pasillo.

A medida que se acercaba a su habitación, se detuvo a la mitad del camino cuando recordó que hoy tampoco había ido al Sugar y tendría que disculparse con Masha.

De nuevo sacó su celular para intentar llamarle pero no lo hizo.

—Pero ella no me ha llamado... Y siempre lo hace cuando no voy. Tal vez no se está haciendo cargo del Sugar estos días... Y está su padre— Habló sola nuevamente.

Siguió su recorrido y al pasar por la habitación de Viktoria, vio una frágil luz salir por las orillas de la puerta.

Pensó que su hermanita no podía dormir como ocurría casi todos los días, y giró la manija de la puerta, abriéndola par en par.

Viktoria se asustó y rápidamente escondió su mano derecha debajo de la sabana. Yulia enarcó una ceja al verlo.

—¿Qué tienes ahí?— Le interrogó.

Viktoria solo le mostró una sonrisa de culpabilidad.

—¡Viktoria!— La señaló frunciéndole el ceño y la niña sacó su mano de la sabana lentamente. Tenía agarrado el teléfono inalámbrico perteneciente a la habitación de sus padres.
Yulia se lo quitó suavemente.

—¿Qué haces con esto? — Lo alzó en el aire —Tú sabes muy bien que el teléfono no es para jugar —Le llamó la atención.

Viktoria entrelazó sus manos y comenzó a moverlas con nerviosismo.

—Yo no estoy jugando Yuli. Estaba hablando con alguien.

—¿Hablando con alguien? ¿A las diez de la noche?— Viktoria asintió —¿Y con quién?— Preguntó confundida.

—Pues con Kat— La niña respondió.

Yulia se cruzó de brazos.

—¿Y de qué estabas hablando con ella a estas horas? Tú sabes que no puedes agarrar el teléfono Viktoria. Mi mamá te lo ha dicho muchas veces.

—Si Yuli pero Kat, quería hablarme porque... porque...— Comenzó a dudar en decirlo y Yulia lo notó.

Suspiró y se sentó al lado de su hermanita —¿Qué está pasando Vika? Sabes que puedes decirme con toda la confianza.

—Kat me dijo que no le contara a nadie.

—¿Sobre qué?— Yulia sintió curiosidad.

—Es que Kat dice que Lenita está encerrada en su habitación desde hace rato, llorando muy fuerte y no la deja entrar. Kat también está llorando porque tiene mucho miedo de que a su hermana le pase algo. Está muy asustada, Yuli!

—¿Qué? ¿Ella te dijo eso? ¿Estás segura? — La preocupación de Yulia se hizo evidente.

La rubiecita asintió.

—Si, ella me estaba diciendo eso por el teléfono cuando tú entraste. Yo creo que aún sigue ahí — La niña señaló la bocina y Yulia rápidamente se colocó el aparato en la oreja. Nada se escuchaba.

—¡Hola! ¡Katya! ¡Soy Yul! ¡¿Estás ahí?! ¡Katya! ¡Hola! — Dijo unas cuantas veces — Del otro lado, la línea se mantuvo en silencio por unos segundos hasta que la voz de la niña se escuchó.

—¿Yuli...?— Se escuchó un poco ronca.

—Si, pequeña soy yo. ¿Por qué tienes la voz así? ¿Dime qué está pasando?

—Es mi hermana, Yuli... Está llorando mucho y no me abre la puerta de su habitación. ¡Tengo mucho miedo! ¡No quiero que a Lena le pase nada! ¡No me gusta oírla llorar!

La niña dijo aquellas palabras ahogándose en llanto y Yulia se desesperó aún más.

—Kat, ve a buscar a alguien... Ve en busca de la mujer que te cuida. Ella te ayudará.

—¡Nooo, no sé donde está Fedo, Yuli! Por favor, ven ayúdame tú. ¡No quiero que oír a Lena llorar! ¡No quiero!

Yulia se pasó una mano por el cabello mientras seguía escuchando las suplicas de la niña. No tenía ni la más mínima idea de que hacer, pero era insoportable oír aquella voz llena de fragilidad.

Volvió a hablarle.

— Katya, cálmate por favor. Voy ayudarte pero tienes que calmarte. Deja de llorar — Le pidió.

Los sollozos aún eran sonoros.

—¿Vendrás?

Ella suspiró

—Si, bebé. Voy a ir a tu casa ahora mismo, pero por favor... no le digas a Elena nada de esto. Voy para allá ¡Espérame! — Colgó el teléfono, y rápidamente salió hacia su habitación para tomar las llaves de la moto.




Yulia se ha ganado mi admiración al dibujar a Lena!! I love you A mi solo me usan para stickers graciosos rabbit Very Happy Very Happy
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Mensaje por Kamila 5/23/2020, 6:21 pm

Tan bella Yuli🤩😍, pobre Elena con la vida que lleva.. Ya estoy ansiosa por el leer el siguiente capitulo... Saludos

Kamila

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Mensaje por Fati20 5/23/2020, 6:49 pm

Pobre lena de verdad q le toca una vida muy dura 💔 y julia casa vez le toca más darse cuenta q siente algo especial por lena. Ojalá q lleguen las visitas q quieres porque necesitamos saber q hará julia en casa para consolar a lena 😱😱😱
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