LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Durante los siguientes dos días Yulia no fue a la escuela, alegando que sus heridas eran muy graves y no sanarían correctamente si volvían a golpearla, aunque la verdadera razón por la cual se quedaba en casa era para poder pasar su tiempo con la chica del frente. El contacto entre ellas era mínimo. Algunas veces, Lena entrelazaba sus meñiques. Otras, simplemente, sus hombros se tocaban. Algunas veces Yulia jugaba con su cabello, y otros Elena lo hacía con el de ella. Pero sus encuentros casi siempre se limitaban a Yulia haciendo tareas atrasadas mientras Elena hacía crucigramas sobre su cama o daba vueltas en su patineta alrededor de la estrecha habitación. Casi fueron descubiertas un par de veces, pero no resultó ser nada serio. A veces Elena ayudaba a Yulia con alguna tarea que no entendía, pues era bastante lista. Otras, Yulia ayudaba a Elena a reorganizar su habitación. A veces, esta última le pedía a Yulia posar para dibujarla y ella accedía con mucho gusto. Los resultados eran increíbles. La morena pensaba que Elena era la mejor artista del mundo. Los peores momentos eran cuando debían separarse para que la pelirroja asistiera a unas de sus citas, y el mejor era cuándo regresaba y simplemente se asomaba a la ventana. En esos momentos Yulia veía a Elena apoyando su mano derecha sobre el vidrio y mirándola hasta que algunas de las dos se atrevía a tomar un marcador y escribir como el primer día en el que se conocieron. El sábado estuvieron todo el día en la habitación de Elena, riendo y hablando sobre cosas sin importancia.
El domingo sucedió casi lo mismo, pero a la hora del almuerzo, Lena le preguntó a Yulia si quería almorzar con ella, y esta no se negó. Le preguntó también cual era su comida favorita, y esta no negó en decir pizza. Fue entonces cuando la ojiverde le dijo a su madre que quería almorzar pizza, y esta no se lo negó. Media hora después llegó el repartidor, y Elena entró a su habitación con la caja de la comida entre manos. Yulia le había dicho a su madre que estaría estudiando en la biblioteca y que comería algo en el camino. Su mamá solo le deseó un feliz día. ¿Qué madre puede esperar que su hija en realidad esté comiendo pizza con la vecina?… Yulia le demostró a Lena que podía comer más de lo que parecía poder, y le mostró sus mejores eructos, aunque los de Elena eran inigualables. Cuándo terminaron de almorzar, la morena recibió una llamada de Allison.
Yulia: ¿Hola?
Allison: ¡Yul! ¡¿Estás bien?!
Yulia: Mejor que nunca - Contestó sonriendo mientras miraba a la ojiverde, la cual estaba jugando un juego de preguntas con su celular.
Allison: Yul, Sara quiere saber si te gustaría salir con nosotras dentro de una hora. Iremos al cine. Bajo la Misma Estrella, por si te interesa.
Yulia se mordió el labio inferior. Bajo la Misma Estrella era la película que tenía meses esperando por ver. Aquel libro era su favorito. Debía de haberlo leído unas diez veces, y cada vez que lo releía lloraba y reía mucho más que la vez anterior. Quería ir. En serio quería ir…
Pero entonces vio a la pelirroja, la cual estaba concentrada en sus juegos, respondiendo preguntas sin dudar ni un solo segundo en cuál era la correcta. Fijándose bien, Yulia vio en la mejilla de Lena un rastro de salsa que la pizza había dejado. Con su pulgar lo limpió dulcemente, y cuándo la chica la miró la pelinegra se llevó el dedo a la boca, sonriendo, sintiendo que su corazón salía cuando Lena también lo hizo
Yulia: Me encantaría ir, Ally, pero tal vez otro día. Ahora mismo estoy justo donde quiero estar.
Los ojos de Elena se iluminaron, y Volkova sintió a todo su ser derretirse con esta acción.
Allison: ¿De nuevo ella, Yul? - Preguntó. Todos los días en los cuales Ally la había llamado, la morena estaba con la chica de la ventana.
Yulia: Siempre es ella - Comentó, y finalmente colgó su celular sin decir adiós.
Elena había retomado su juego, y de nuevo estaba ganando y superando niveles de forma asombrosa. Yulia simplemente la miraba jugar, sonriendo. Finalmente Lena pareció reaccionar y se alejó de la pantalla.
Elena: Deberías ir… Mis clases de piano empiezan dentro de una hora, así que no nos queda mucho tiempo. Había pensado en no ir hoy, pero creo que es tiempo de que también estés con tus amigas.
Yulia: ¿Hablas en serio?
Lena solo asintió.
Yulia: Bueno, está bien, iré - Contestó mientras le enviaba un mensaje a Allison - Pero necesito que me prestes algo de ropa. Se supone que estoy llegando de la biblioteca después de una larga sesión de estudios, y un pijama rosa no es lo que yo usaría para ir a estudiar.
La chica de la ventana solo sonrío y asintió. Caminó hasta su armario y abrió las puertas.
Elena: Elige lo que quieras…
Yulia: ¿No tienes algo más colorido? Mi mamá jamás creerá que esta ropa es mía.
La pelirroja pareció dudar, pero finalmente asintió. Buscó dentro de su armario hasta encontrar una mochila negra y algo rota y la colocó sobre su cama. Cuándo Yulia la abrió, se sorprendió. Dentro encontró una camiseta rosa con las palabras [l]“Soy diferente”[/i] escritas al revés con todos los colores del arcoíris. También sacó unas leggins blancas que, en algunas partes, parecían haber sido salpicadas por brochazos multicolores. Finalmente encontró zapatillas moradas y una gorra del mismo color con las mismas palabras que la camisa en la parte trasera. Las miró sonriente. Jamás habría esperado que Elena pudiese tener ropa como esa.
Elena: Es lo único que tengo, Yul…
Yulia: ¿Dónde lo compraste?
Elena: Internet. Un día solo buscaba algunas cosas de Lana del Rey y encontré esto y… no lo sé, solo me gustó.
Yulia: ¿Por qué las tienes? -Sentía tanta curiosidad. Quería conocer cada mínimo secreto de Elena Katina, aunque la mayoría fuesen insignificantes.
Elena: Porque yo soy diferente. Todos lo somos.
Yulia asintió. Aquella vaga respuesta era suficiente para ella.
Yulia: ¿Alguna vez la has usado?
Elena: Un par de veces, tal vez… Pero jamás en público o frente a otras personas. Mi madre me mataría si lo supiera.
Yulia: ¿Si supiera que tienes esta ropa? Yo no le veo nada de malo, es solo ropa…
Elena: Sabes a lo que me refiero, Yulia … Además, la del Asperger soy yo, no intentes imitar mi forma de tomármelo todo a lo literal.
La morena solamente sonrió y volvió a mirar la ropa que tenía entre manos, intentando aun procesar la situación.
Elena: Si no te gusta puedo buscarte algo de Katya o…
Yulia: Cállate, Lena. Solo… - No encontraba palabras. Se sentía tan feliz. La pelirroja era como ella, realmente lo era. Primero el beanie y ahora la ropa. ¿Qué otros secretos escondía Elena Katina? -… Es hermosa, Lena.
Elena: ¿Lo dices en serio?
Fue entonces cuando, sin poder evitarlo, la abrazó. La abrazó con fuerzas, y Lena no la alejó. Pero tampoco le correspondió. Y aunque cualquiera hubiese quedado inconforme, para Yulia aquel abrazo fue el cielo.
Yulia: Iré a cambiarme - Indicó mientras caminaba hacia el baño.
Elena: Yo también lo haré.
Yulia entró al baño, sonriendo y suspirando, sintiendo su corazón más grande con cada latido. Mientras se colocaba la ropa de Lena, sentía que sus manos abrazaban su cuerpo. La camiseta le quedaba algo grande, pero los leggins y las zapatillas le entraban a la perfección. Por último se colocó la gorra hacía atrás, para que cualquiera pudiese leer la frase que allí había. Salió cuándo pensó estaba lista.
Lo que encontró frente a ella casi la hizo desmayar. Elena tenía puestos unos pantalones negros y unos tenis desatados, a los cuales miraba con frustración. Y su torso… ¡Solo llevaba un sexy brasier negro! Yulia estuvo mirándola durante algunos minutos. Miró sus abdominales, su perfecta espalda, sus pechos… Y sus cicatrices. Tenía tres. Una a cada lado de su abdomen y una en la parte izquierda de su pecho. Pero aun así era hermosa. Elena Katina era la única mujer capaz de lucir tan bien cicatrices como aquellas.
La pelirroja volteó la mirada en ese preciso instante. Abrió los ojos como platos y se cubrió con una almohada. Yulia se sonrojó de inmediato. Aquello era incómodo.
Elena: ¿Desde hace cuánto estás allí?
Yulia: No… no lo sé.
Elena: ¿Tú me viste? - Las mejillas de la pelirroja estaban ardiendo al igual que las de la morena.
Yulia: Sí - Confesó. Sabía que mentir no iba a dar ningún tipo de resultado -… Y pienso que deberías atar esos zapatos - Agregó, intentando no hacer más incómoda la situación.
Entonces Elena soltó la almohada y se sentó sobre la cama mientras gruñía y colocaba las manos sobre su cabeza. Yulia se acercó y se sentó a su lado procurando no tocarla.
Yulia: Ey, Lenita ¿Qué sucede?
Elena: Son… son mis zapatos… Yo… Yo quería… quería atarlos pero… mis dedos… mis dedos no son ágiles en eso y… ¡soy un desastre!
Yulia lentamente acercó su mano al cabello de Lena y comenzó a jugar con él, buscando entregarle, de esta forma, algo de tranquilidad.
Yulia: No lo eres, Lenita.
Elena:… ¿Tu sabes atarlos, Yul?
Era una pregunta extraña, pero aun así Yulia se sentía obligada a responderla. Sin dudarlo, susurró un ligero sí.
Elena: ¿Podrías enseñarme?
Yulia sonrío y, lentamente, unió sus meñiques.
Yulia: Sí… Pero no ahora mismo. Tengo que irme antes de que mis amigas lleguen, así que realmente estoy algo atareada. Pero podríamos empezar mañana, si quieres.
Elena: Eso me encantaría - Dijo sonriendo, mirándola a los ojos durante solo un par de milisegundos.
Yulia: Elena…
Elena: ¿Sí?
Yulia: No te asustes.
Elena: ¿Por qué me asustaría?
Pero Yulia no respondió. Solo se arrodilló frente a la chica pelirroja y comenzó a atar sus zapatos, concentrada. Sus mejillas estaban ardiendo. ¿Estaría haciendo lo correcto? ¿Desde cuándo ataba las agujetas de sus vecinas? ¡¿Desde cuándo ataba las agujetas de sus vecinas mientras estas solo usaban brasier?!
Cuando terminó se levantó sonriente, pero no miró a Lena. Caminó hacia la ventana, hizo una bola con sus pijamas y las lanzó, haciendo que estas cayeran dentro de su propia habitación.
Yulia: Te veré más tarde - Susurró, aun sin voltear a mirarla. Finalmente, comenzó a descender por la escalera.
Iba ya por la mitad cuándo escuchó a Lena llamarla.
Elena: ¡Espera!
Yulia: ¿Qué sucede, Lena?
Elena: Hace frío. Tu mamá jamás creería que has salido sin un abrigo.
Y sin decir más, le lanzó una de sus muchas chaquetas negras, la cual la morena atrapó fácilmente.
Elena: Te veré más tarde -Dijo, y Yulia pudo distinguir un guiño. Se sujetó fuertemente a las escaleras, procurando no caer.
Yulia: Ser tan sexy debería de ser un delito, pelirroja - Susurró, pero Lena ya se había marchado.
Bajó apresuradamente la escalera y se dirigió al frente de su propia casa mientras se colocaba la chaqueta de Lena. No es algo que ella tendría en su armario, pero seguramente podría inventar algo lo suficientemente creíble. Aspiró fuertemente. Olía a Elena.
Tocó la puerta dos veces, sintiéndose una idiota de inmediato. ¿No debía de tener ella las llaves de su propia casa?
Fue su madre quien abrió la puerta.
Larissa: ¿ Yulia? ¿Por qué estás tocando? ¿Dónde están tus llaves?
Yulia: Yo… em… yo… la olvidé.
Larissa: Deberías ser más cuidadosa cuándo sales, cariño. No sabes cuándo tendrás una emergencia y… Espera. ¿Qué estás haciendo con esa ropa?
Yulia: Es mía ¿No te gusta? - Preguntó con una mueca.
Larissa: Sí, claro que si - Respondió de inmediato, no queriendo hacer sentir mal a su hija - Es solo que no te la había visto antes.
Yulia: La compré hace unas semanas mamá, y pensé que hoy era un buen día para usarla.
Larissa: ¿También compraste esa chaqueta? Realmente no lo creo, porque te queda algo grande, así que…
Yulia se sonrojó. Poco a poco la mentira que había creado se caía a pedazos.
Larissa: ¿Es de ella, verdad? - Preguntó mientras se cruzaba de brazos y alzaba una de sus cejas.
Yulia: ¿Perdón?
Larissa: No soy estúpida, Yulia. Hace unos días dijiste que alguien te gustaba… ¿Estuviste con ella?
Yulia: No hicimos nada malo, mamá, lo prometo… - Se apresuró a aclarar con las mejillas ardiendo. Su madre no había descubierto TODA la verdad, pero si gran parte de ella.
Larissa: Te creo, hija - Susurró mientras colocaba las manos sobre sus hombros- Pero la próxima vez me gustaría que no me mintieras ¿Está bien?
La morena, simplemente, asintió sintiéndose avergonzada.
Larissa: Ahora pasa, siéntate y háblame sobre ella mientras tomamos algo de jugo de naranja.
Durante media hora Yulia habló con su madre acerca de la chica del frente, intentando dar la menor descripción física de ella. Le contó acerca de como la hacía sonreír, sonrojarse. Le contó acerca del extraño sentido del humor de la chica pelirroja. Le habló acerca de su inocencia, de su gran inteligencia, de la forma en la que podía lograr que, con el contacto de solo un par de dedos, su corazón diera un giro. No le habló sobre su corazón, o sus riñones, o su Asperger. No le habló sobre sus crisis, ni de su forma de interpretarlo todo de forma literal. No le habló de sus cicatrices ni de la extraña ropa que guardaba en su armario. No habló sobre estas cosas porque odiase que Lena las tuviese. En realidad, cada una de esas cosas la hacían ser ella misma, y a Yulia le encantaban, pero las cosas que una persona quiere pueden ser las que otra persona odia.
Larissa: Realmente te gusta - Esta no era una pregunta.
Yulia: Sí, eso creo - Contestó sonrojada, con la cabeza gacha y una sonrisa en el rostro.
Larissa: ¿Ya se han besado?
Yulia: ¡Mamá! ¡Lenita no es así!
De inmediato escondió el rostro entre sus manos. Se sentía tan avergonzada después de haber dicho aquel apodo.
Larissa: ¿Lenita? ¿Ya le tienes un apodo? - Preguntó con una sonrisa en el rostro. De nuevo parecía ser la madre de su mejor amiga. ¿Qué madre se siente feliz luego de que su hija le confiese que ha estado viéndose con una completa desconocida a la cual llama Lenita?
Yulia: Mamá, por favor… esto es… vergonzoso.
Larissa: Por favor, Yulia. No es como si las hubiese encontrado desnudas en tu habitación…
Yulia: ¡Mamá!
Larissa: Lo que quiero decir, Yulia, es que no deberías avergonzarte de estar enamorada… Y mucho menos de una persona como ella.
Yulia: Ella es increíble - Susurró con una sonrisa estúpida.
Larissa: Ya me lo has dicho… Ahora, cuéntame más…
Pero, para suerte de Yulia, el timbre de entrada sonó justo en ese preciso momento.
Yulia: Deben ser Sara y Allison. Vamos a ver una película.
Larissa: ¿Lenita también va?
Yulia: ¡No la llames Lenita! ¡Solo yo puedo llamarla así! - Exclamó irritada casi de inmediato- Y no, no va… Ellas no la conocen.
Larissa: ¿No estudia con ustedes? –Su entrecejo había comenzado a fruncirse.
Yulia: No, pero…
Larissa: ¿Cómo la conociste entonces, Yulia? No eres de las que salen…
Yulia: Mamá, otro día te explicaré…
Larissa: Yulia…
Yulia: ¡Adiós mamá! -Se despidió mientras abría la puerta.
Larissa: ¡YULIA!
Yulia: Hablaremos más tarde, mamá -Y sin decir más salió de allí, sintiendo que sus mejillas aun ardían.
Se apoyó sobre la puerta respirando agitadamente, mordiéndose el labio, olvidando el hecho de que sus amigas estaban allí.
Sara: Si fueses mi novia ya te habría abofeteado. ¡Estamos acá, Yul! ¡Dinos hola o algo!
Yulia sacudió su cabeza, intentando despejar su mente.
Allison: Ha estado tanto tiempo sin nosotras que seguramente ya nos olvidó.
Sara: A ti te olvidó, Ally. A mí me ama. ¡No puede olvidarme tan fácilmente!
Allison: ¡Cállate Sara “Nombre largo” Hansen!
Sara: Solo estás celosa porque Yul me ama a mí y no a ti - Comentó cruzándose de brazos y sacando la lengua en un gesto infantil.
Yulia: Las amo a las dos por igual chicas, no se peleen.
Sara: ¡Pero tú y yo tenemos algo especial! ¡Debes amarme más! - Exclamó con una mano en el corazón, haciéndose la dolida.
Yulia: Sara…
Yuri: Pensé que me amabas…
Yulia: ¡ Sara!
Sara: Me acabas de romper el corazón, Yul – Susurró, fingiendo llorar.
Fue entonces cuando Yulia sonrió y se subió a la espalda de su amiga y le besó la mejilla.
Yulia: Deja de llorar por esa idiota que acaba de dejarte y vamos al cine.
Allison: Sí, Sara. Sus calcetines olían mal.
Yulia: ¡Mis calcetines no huelen mal! - Reprochó aferrándose fuertemente a Sara mientras esta comenzaba a caminar junto a Allison.
Y así continuó su recorrido de tres cuadras hacia el cine. Comentarios absurdos, falsas relaciones y bromas personales. Esto es lo mejor de la amistad, el hecho de que por un momento, mientras estás junto a tus amigos, la vida deja de ser tan aburrida y se convierte en un mundo ridículo y absurdo del cual te puedes reír hasta quedarte sin energías.
Compraron las entradas. Últimas tres para su suerte. Se sentaron a las afueras del cine, esperando a que se les permitiera entrar a la sala, comiendo lentamente palomitas de maíz y unos cuantos dulces.
Sara: Yul, debo de ser una estúpida porque no me había dado cuenta antes pero… ¿Tu ropa es nueva?
Yulia se miró y sonrió. No se había quitado la ropa de Elena, ni siquiera la gorra o la chaqueta.
Yulia: Algo así…
Allison: ¿Esa chaqueta es de ella, verdad?
Sus amigas estaban un poco más informadas que su madre acerca de sus encuentros con Elena, pero no sabían aún que esta vivía a su lado o cual era su nombre.
Yulia: Si - Respondió finalmente, cubriendo sus mejillas acaloradas.
Allison: Chica ruda ¿eh?
Yulia: Parece serlo -"Pero no lo es”
Sara: ¿En serio me dejaste a mí, Sara Hansen, por una chica ruda que usa chaquetas de cuero negras? - Preguntó, fingiendo secar sus lágrimas con su muñeca-… ¡Te lo pierdes Yulia Volkova! ¡Yo pude haberte dado todo lo que querías! - Gritó mientras colocaba su cabeza sobre el hombro de Allison e intentaba hacerle creer a la pelinegra que sus carcajadas eran en realidad un descontrolado llanto. Las personas allí las miraban con confusión y curiosidad, haciendo a Yulia sentirse más avergonzada que nunca.
Allison: Sara, hay muchas mejores…
Sara: ¡Pero yo la quiero a ella, Ally! - Gritó mientras la señalaba, escondiendo aún su cabeza en el hombro de su amiga.
Las personas las miraban aun más, preguntándose si debían intervenir o no. Yulia quería desaparecer.
Yulia: Sara…
Sara: ¡No me hables, desalmada!
Yulia: Sara, si no te callas voy a…
Sara: ¡No me importa con cuantas te acostaste! ¡¿Qué soy yo para ti?! ¡¿Un juguete?!
Yulia se cubrió con la chaqueta de Elena. Aquel era el último lugar donde quería estar. De repente, un guardia de seguridad se les acercó.
Policía: ¿Algún problema, señoritas?
Sara: ¡Esta idiota me dejó por una chica que usa chaquetas de cuero! - Lloró desconsoladamente. El hombre miró a Yulia, que posiblemente hubiese podido cocinar un asado con sus mejillas encendidas.
Policía: Señorita, no me importa lo que esta chica le haya hecho. Si van a discutir háganlo afuera. Están incomodando a los demás.
Sara: ¡Pero yo la amo!
Y así fue como a Sara, Yulia y Allison se les fue prohibida la entrada a aquel cine durante el resto de sus vidas. Yulia intentó discutir con Sara mientras iban de camino a comprar dulces y refrescos para una improvisada noche de cine en casa, pero no lo logró. Simplemente no podía enojarse con Sara. Era una estúpida y la había hecho pasar como una completa idiota frente a un montón de desconocidos, pero ahora, recordándolo todo, la situación había sido bastante divertida.
Yulia: Eso fue tan vergonzoso…
Sara: Y divertido…
Yulia: Y vergonzoso…
Allison: Y lo deberíamos repetir.
Yulia: ¡Si seguimos así nos van a vetar hasta de nuestras propias casas!
Sara: ¡Entonces deja de engañarme, Volkova!
Yulia sonrió ante la broma de su amiga y saltó a su espala riéndose y besando su mejilla dulcemente.
Allison: ¿Ahora se van a besar intensamente como prueba de reconciliación o…?
Yulia: ¡Allison!
Allison: ¡Solo preguntaba! -Se defendió alzando las manos.
Yulia solo negó con la cabeza y sonrió mientras Sara comenzaba a caminar en dirección a su casa. La morena se sostenía fuertemente para no caerse.
Allison: Volkova ¿Cuándo vas a presentarnos a la chica por la cual cambiaste a Sara?
Yulia se sonrojó de inmediato, sabiendo que podía hacerlo en cuánto llegaran, y escondió su rostro en el hombro de Sara.
Sara: Yo era demasiado buena para ella…
Allison: ¡Sara! ¡Esto es serio!
Sara: Eres una aburrida, Ally…
Yulia: Cuándo aprendan a comportarse tal vez podrán conocerla.
Allison: Y así fue como Allison Dyna y Sara Hansen jamás conocieron al nuevo amor de Yulia Volkova – Comentó, imitando una muy mala voz de narradora.
Sara: Esto es triste, Volkova. Primero me dejas y ahora no puedo conocerla… Comenzaré a salir con Ally.
Allison: Lo siento, Sara, salir con dos Hansen a la vez no es lo mío…
Siguieron caminando entre bromas, como solo lo hacen las verdaderas amigas. Yulia sonreía. Jamás había tenido amigas así… Svetlana y Masha habían sido sus mejores amigas en Moscú, pero la abandonaron en cuánto supieron sobre su orientación sexual. Y no habían sido ni la mitad de divertidas.
Al llegar a la casa de Yulia las amigas comenzaron a ver una película sentadas en el sofá de la casa junto a Vika, Larissa y su padrastro. Cuándo Vika se quedó dormida, Jhonathan y Larissa decidieron subirla juntos a su habitación.
Yulia: Se llama Elena –Soltó entre suspiros. No podía ocultárselos más. Las mejores amigas no hacen eso.
Allison: ¿Qué?
Yulia: No puedo presentárselas ahora, pero se llama Elena.
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CONTINUARÁ...
Simplemente, hermosa historia
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
A leer!!
Capítulo 11
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Paso un mes. Un largo y hermoso mes. Elena recibía la visita de la chica pelinegra todos los días. Verla se había convertido en parte de su rutina. Curarle las heridas también. Elena le había aconsejado hablar con sus padres, con el director o con la policía.
Yulia: No tiene sentido, ellos seguirán haciéndolo - Decía, y Lena prefería quedarse callada mientras, dulcemente, la ayudaba a desinfectar y cubrir sus heridas.
Yulia había intentado devolverle su ropa colorida y su chaqueta negra durante mucho tiempo, pero Lena le pidió que las conservara, pues ella les daría un mejor uso. La morena al principio se negó, pero finalmente fue cediendo e incluso terminó usando más ropa de Lena, como una camisa de “The 1975” y unos shorts blancos. Definitivamente se habían convertido en las mejores amigas.
Nada parecía poder arruinar lo que estaban viviendo.
Excepto una cosa…
Elena despertó tarde aquel día. Pensó de inmediato que podía ser a causa de las medicinas. Corrió hacía la ventana, esperando verla, pero ella ya se había ido a la escuela.
“Estúpida escuela” Pensó.
Sonrío al ver en la ventana un papel que decía “Buenos días, guapa. Espero verte más tarde”.
Desgraciadamente, no lo hizo.
Una hora después, cuándo Lena hubo desayunado y estaba en su cuarto intentando resolver un crucigrama, no lográndolo gracias a que sus pensamientos siempre eran desviados hacía Yulia, recibió una llamada de Jennifer que no dudó en responder. Necesitaba alejar su mente de Yulia si quería seguir con su rutina.
Jennifer: ¡Katina!
Elena: ¡Scott!
Jennifer: Lena, acabo de hablar con tu cardiólogo. Me dijo que tu corazón no parece estar respondiendo al tratamiento. ¿Cuándo planeabas decírmelo?
Elena: No planeaba decírtelo - Susurró, dejando escapar una lágrima por sus ojos.
Decirlo era como admitir que estaba mal. Y estar mal era estar enferma… Elena Katina siempre estaba enferma. Y estaba cansada de esto.
Jennifer: Lena, yo - La pelirroja no pudo identificar el hecho de que Jennifer estaba enojada hasta que finalmente explotó -… ¡Soy tu amiga, Elena! ¡¿En serio no planeabas contármelo?! ¡¿Querías que lo supiera cuándo fueses de nuevo al hospital?!
Elena: Jenny ...
Jennifer: ¡Soy tu amiga, por todos los cielos! ¡Tú mejor amiga, Katina! ¡Decirme cosas como estas es importante, Elena! – Lena se sintió culpable. Jennifer tenía razón.
Tiffany: Jenny, yo no ...
Jennifer: Yo solo… yo… yo te quiero, Lena… y no… no soportaría perderte –Dijo entre suspiros.
Elena: ¡Jen, estoy bien! –Exclamó exasperada. No estaba enferma. No lo estaba.
“Sí lo estás, idiota”
Jennifer: ¡No estás bien, Elena! ¡Tu corazón puede fallar en cualquier momento! Tus exámenes dicen que…
Elena: ¡A la mierda los exámenes! ¡Yo me siento bien, Jennifer! ¡No soy una puta enferma! ¡Dejen de tratarme como a una bebé!
Jennifer: Lena...
Elena: No estoy enferma – Sollozó, cayendo al suelo y cubriendo su cabeza mientras lágrimas escapaban por sus ojos verdes - No lo estoy.
Jennifer: ¿Elena, qué sucede? – La rubia conocía a Lena. Conocía cada mínima faceta de su voz. Sabía lo que estaba por venir.
Elena:… Yo solo quiero ser normal, Jen. Quiero buenos riñones, un corazón que no funcione como la mierda y… yo solo… no quiero estar enferma de nuevo – Susurró, sin intentar limpiar sus lágrimas.
Jennifer: Elena, respira.
Elena: ¡Estoy cansada de toda esta mierda, Jennifer! ¡Mi mamá no me deja salir de la casa! ¡No puedo hacer nada sin que sea un riesgo para mí! ¡No sirvo para nada!
Jennifer: Elena, tranquilízate ¿Está bien? Entiendo lo que dices… Voy… voy a llamar a tu mamá.
Elena: ¡No, Jenny! ¡Estoy bien!
Jennifer: Estás a punto de tener un ataque de pánico, Lena. No estás bien. Tu mamá tiene que…
Elena: ¡Puedo controlarme sola! Yo solo… solo… - Pero las palabras ya no salían de su boca, y así Elena Katina terminó ahogada por el llanto, sintiendo como sus lágrimas quemaban sus mejillas.
Jennifer: Lo siento, Lena. Tengo que hacerlo.
Y la llamada terminó. Lo siguiente que la pelirroja escuchó fue el teléfono de su casa sonar y a su madre atender. Frustrada, Elena lanzó su celular contra la pared y simplemente, gritó. Gritó porque estaba enferma. Gritó porque nadie parecía creer que ella podía hacer algo por su cuenta. Gritó por que se odiaba. Gritó porque era una idiota.
Casi de inmediato llegó Inessa y la cubrió con sus brazos. Lena intentó empujarla, indicarle que ella podía calmarse sola, pero Inessa no la soltó ni un segundo.
Su madre estaba hablando, pero ella no podía escucharla. Solo escuchaba sus propios gritos y una voz en su cabeza que la llamaba idiota.
Se retorcía de un lado a otro, llorando y gritando. Intentó golpear su cabeza para callar la voz, pero Inessa se lo impidió. Enterró sus uñas en la piel de sus piernas, buscando opacar el dolor que sentía en su interior, pero de nuevo su mamá se lo impidió. Finalmente comenzó a darse por vencida, y la voz de la pelirroja mayor se hizo presente en su cabeza.
Inessa: Esto no le hace bien a tu corazón, Elena.
Y tenía razón. Elena respiró hondo y contó hasta diez. Si odiaba ser una enferma, debía de eliminar las posibilidades de serlo.
Inessa: ¿Estás mejor? – Preguntó mientras apoyaba la cabeza de su hija en su hombro, la pelirroja aun llorando desconsoladamente.
Elena: No - Sollozó.
Inessa intentó calmarla acariciando su espalda, pero las lágrimas de la chica seguían rodando por sus mejillas.
Elena: Soy una idiota.
Inessa: No, Lena, no lo eres…
Elena: No puedo hacer nada…
Inessa: Elena, no digas eso.
Elena: Soy una idiota, mamá – Suspiró, y el llanto se hizo más intenso.
Inessa intentó múltiples veces tranquilizarla, pero todo terminaba igual: en un llanto peor que el anterior. Pasó al menos una hora hasta que por fin lograse que la pelirroja se calmara.
Inessa: Piensa en algo que te guste, Lena. Olvídate de todo lo que tienes por un minuto y piensa en algo que te guste.
Fue allí cuándo vino a su mente la imagen de Yulia. Sus ojos azules, su piel blanca, su sonrisa, sus expresiones fáciles de deducir, su voz… Todo. Y finalmente una sonrisa se dibujó en el rostro de Lena. No una sonrisa falsa, en esa donde solo levantaba la comisura de su labio. Aquella fue una sonrisa real.
Inessa: Así me gusta, Lena …
Elena: Mamá – Susurró, limpiando sus lágrimas y alejándose rápidamente de su madre, sintiéndose incómoda - ¿Crees que puedes dejarme sola un momento?
Inessa: Solo si prometes que no te harás daño.
Elena: Jamás me lo he hecho, mamá – Inessa miró las marcas de uñas que habían quedado en la pierna de su hija y frunció el seño
Inessa: No creo que sea buena idea…
Elena: Mamá, por favor – Susurró.
Finalmente, después de muchos intentos, Inessa se vio obligada a ceder.
La pelirroja se sentó en su cama, limpiando sus lágrimas, pensando en cómo las manos de Yulia la habrían tranquilizado en aquella situación antes de que comenzara.
Su celular comenzó a sonar.
Elena camino hacía él y lo levantó. La pantalla estaba rota, pero aun podía leer el nombre de quien la llamaba: Jennifer. De nuevo.
Jennifer: ¿Estás bien, Lena?
Elena: Sí, yo solo… yo solo estoy harta de que esto suceda – Susurró, sintiéndose una completa idiota por lo que le había sucedido. Se sentía una idiota por enfadarse con su amiga solo porque esta se preocupaba por su estado. Se sentía una idiota porque estaba acostumbrada a ello.
Jennifer: Esto no es tu culpa, Elena. Es malo, sí, pero tienes que aprender a vivir con ello.
Elena: ¿Cómo puedes pedirme esto si tú jamás te has enfermado?
Jennifer: Estoy en el hospital la mitad del día. He visto a cada persona entrar y salir de acá. He visto como sufren, Katina. Y luego los he visto sonreír después… Y cuándo les pregunto por qué lo hacen ellos solo me dicen que no pueden hacer nada mejor – Explicó con la voz quebrada - Y tienen razón, Katina… Ellos solo… - Y, sin motivo que Elena comprendiese, comenzó a llorar al otro lado del teléfono. En el fondo la pelirroja escuchó la voz de Troy tranquilizándola - Lo siento.
Elena: ¿Sucede algo, Jenny? – Lena sabía que el hecho de que su amiga estuviese llorando a través del teléfono no era completamente normal. Jennifer jamás había llorado frente a Elena. La pelirroja jamás la había visto llorar. Una vez le preguntó por qué, y Jenny solo contestó “Porque si yo soy fuerte, tu eres fuerte”
Jennifer: Es solo que…
Elena: Puedes decírmelo, Jenny.
Jennifer: Es Troy, él… - El llanto se hizo más grande. En el fondo Troy le susurraba que todo estaría bien. Que no iba a abandonarla - tiene un tumor cerebral, Elena… y su rango de vida es de…
Pero Jenny no pudo terminar su oración, pues el llanto se hizo cada vez más fuerte. Elena estuvo pegada al teléfono todo el tiempo, dejando escapar algunas lágrimas por sus ojos, sintiendo que su corazón se retraía dolorosamente ante la noticia.
O tal vez frente a algo más grande y grave…
De repente la voz de Troy se escuchó al otro lado del altavoz.
Troy: ¿Lena?
Elena: ¿Troy? ¿Estás bien? ¿Cuándo lo supiste? – Preguntó, preocupada. Troy era un buen chico, y un gran amigo, y no deseaba que nada malo le sucediera. Sobre todo porque Jennifer lo amaba, y si perdía a Troy también perdería a la rubia. De nuevo estaba llorando.
Troy: Elena, yo – Intentaba permanecer fuerte, pero su voz también estaba algo quebrada - Estoy bien. ¿Me escuchaste? Estoy bien… Lo supe desde hace un par de días, pero Jen acaba de enterarse y… - Suspiró - Tu eres la única que puede entenderme ahora mismo, Elena.
Elena: ¿Quieres un consejo, Troy?
Troy: Por favor –Y la pelirroja reconoció esa voz. Era la voz que ella usaba todo el tiempo. La voz de alguien que se siente enfermo. De alguien que ESTÁ enfermo.
Elena: No intentes hacerle sentir a los demás que estás bien. Eso solo te hará sentir mal a ti.
Y sin esperar una respuesta, Lena finalizó la llamada, colocando su celular al lado y dejando que lágrimas corrieran por sus mejillas desenfrenadamente. Otro ataque parecía acercarse.
Ya se había perdido a sí misma. No quería perder a Troy y a Jennifer también.
Fue entonces cuando lo sintió.
Primero, un pequeño dolor. Luego el sentimiento de que su corazón era estrujado. La sensación de ahogo. El dolor se hacía más grande.
Cayó al suelo de rodillas, sujetando su pecho, respirando agitadamente.
“No de nuevo, idiota. Por favor, no” Pensaba, como si con eso pudiese detener lo que estaba sucediendo “Inhala, exhala. ¡Vamos Lena! ¡No es difícil! ¡Hazlo joder!”
Su corazón era estrujado. Débiles sonidos guturales escapaban por su garganta. Se quedaba sin aire. Las cosas daban vueltas a su alrededor. La garganta le dolía. Las nauseas iban y venían.
“No, idiota. No. Tú no estás enferma. Tú no estás enferma”
Lágrimas corrían por sus ojos, pero ella no se daba cuenta a causa de las miles de malas sensaciones que sentía. El dolor empeoraba con cada segundo.
Elena: Mamá –Fue lo último que dijo antes de caer directamente inconsciente sobre el suelo.
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CONTINUARÁ...
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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La pelinegra estuvo preocupada durante cinco días seguidos. Lena no había estado en su habitación durante todos esos días. No la había visto ni una vez, y dudaba que la estuviese ignorando, aunque conociendo a Elena Katina y su extraña personalidad, esto no le extrañaría.
Fue entonces cuando lo supo.
Estaba desayunando con su familia, ya preparada para ir a su escuela, cuándo Larissa y Jhonathan comenzaron a entablar conversación.
Larissa: ¿Sabías que la hija de los Katin está en el hospital?
Yulia abrió bien los ojos. No podían estar refiriéndose a ella…
Jhonathan: ¿Los Katin?
Larissa: Sí, nuestro vecinos. Los padres no son muy sociables, pero hablé con sus hijos ayer mientras estaba en el supermercado.
Jhonathan: Creo haberlos visto un par de veces, pero nada importante… ¿Cuál de sus hijos está en el hospital?
Larissa: La mayor, creo…
“No, por favor, no” Suplicaba mentalmente a quien sea que la estuviese escuchando.
Jhonathan: ¿Qué le sucedió?
Larissa: Su corazón. Al parecer tuvo una falla cardiaca o algo así…
Jhonathan: Pobre chica…
A la morena le ardían los ojos, repletos de lágrimas que deseaban salir.
“No es Lena, Yulia. Tranquila” Intentaba convencerse, pero sabía que solo se estaba mintiendo.
Viktoria: Yo la conozco - Susurró Vika, sonriendo, no entendiendo bien que era lo que sucedía con Elena - Cuándo mi tía me trae a casa ella siempre está saliendo del auto de sus papás. A veces tienen que llevarla cargada hasta la casa - Comentó -… Una vez se le cayó un libro repleto de… crucigramas, creo que se llaman… y fui a devolvérselo. Solo dijo gracias y entró a su casa - Contó, moviendo sus manos exageradamente, como si este movimiento permitiera salir las palabras de su boca más fácilmente- Creo que es algo gruñona - Murmuró riendo.
“¡No lo es! ¡Solo debes conocerla!” Gritó mentalmente, enojada. Pero Vika no tenía la culpa… ella era solo una niña. No podía comprender todos los problemas con los que Lena tenía que lidiar en su vida.
Larissa: Al parecer los doctores piensan que lo mejor es un trasplante de corazón, pero no pudieron hacerlo a causa de sus problemas renales…
Jhonathan: ¿Problemas renales?
Larissa: Es una chica llena de problemas…
Yulia: No lo es - Susurró, mirando su plato medio lleno, asqueada. Lo único que quería hacer era llorar y gritar. La comida ya no le interesaba, y esto era extraño siendo ella Yulia Volkova- Podría estar drogándose, fumando y bebiendo, mamá, y eso sería un problema porque lo habría elegido. Pero ella no eligió tener todos los problemas que tiene… Es como cuándo te da un resfriado. Tu no elegiste el resfriado, él te eligió a ti.
Jhonathan: Tu mamá no quiso decir eso, Yulia …
Yulia: Lo sé, papá… Jhonathan, quise decir -Aun después de tantos años viviendo con él, no se sentía cómoda llamándolo de aquella forma- Pero se refirieron a ella como una chica llena de problemas como si fuese una drogadicta o algo así…
Larissa colocó una mano sobre la de Yulia y la apretó fuertemente con entendimiento.
Larissa: Lo siento ¿Está bien?
La pelinegra simplemente asintió, dudando en poder responder gracias a las lágrimas que querían salir en ese momento por sus ojos.
Jhonathan: ¿Y cómo se llama ella?
Larissa: No puedo recordarlo bien… Era algo como… Era… ¡Elena!
“¡MIERDA!”
Elena Katina estaba mal. La chica de la ventana estaba mal. La chica de la ventana podía estar muriendo en ese preciso momento.
Sin poder soportarlo más Yulia se levantó de la mesa y fue directo a su habitación sin terminar su desayuno. Cerró la puerta y se apoyó en ella, mordiéndose el labio para que su boca no dejara escapar los gritos que deseaba. Fue deslizándose lentamente hasta llegar al suelo, y una vez allí se cubrió la cabeza con ambas manos y lloró.
Lloró porque la vida era injusta. Porque no se merecía aquello. Lloró porque no había podido hacer nada. Lloró porque la vida era una mierda. Lloró porque Elena Katina era la única persona que podía hacerla feliz en aquel momento, y ella estaba en el hospital, tal vez inconsciente.
Estuvo llorando durante varios minutos con la cabeza entre las piernas, dejando que su mente evocara cada cosa que le encantaba de la chica de la ventana. Sus sonrisas, sus ojos, su voz, su inteligencia, su honestidad… Había tantas cosas. ¿Por qué una persona tan pura, tan hermosa, tan Lena, tenía que sufrir tanto? ¿Por qué ella y no esos delincuentes que paseaban por las calles sin ser descubiertos?
Finalmente, su madre llamó a la puerta con suavidad.
Larissa: Yulia, si no te vas ahora llegaras tarde –Le advirtió dulcemente.
Lo último que la morena quería era ir a la escuela, pero sabía que si no lo hacía por voluntad propia sus padres la obligarían.
Yulia: Está bien - Susurró, intentando que su voz no sonara quebrada y así evitarle preocupaciones a su madre.
Se levantó, fue al baño y enjuagó su rostro, borrando cualquier rastro de lágrimas, dejando solamente un par de ojos rojos. Al salir caminó hacia la ventana, como si todo pudiese haber sido una mala pesadilla y Elena estuviese allí para desearle un feliz día. Pero su habitación estaba vacía.
Fue entonces cuando decidió llevarse una parte de la pelirroja. Tomó la chaqueta de cuero negra y se la colocó junto a la gorra morada con la frase “Soy Diferente”, siempre con la frase hacía adelante. Respiró hondo. Aún olían a Lena.
Quince minutos después ya había llegado a la escuela y estaba guardando algunos libros en su casillero.
Allison: ¡Volkyyyy!
Yulia no se sentía de humor para enfadarse con Ally por llamarla de esa manera, así que solo volteó, sonrió falsamente y la saludó con una de sus manos.
Sara: ¿Es en serio? ¿No vas a insultarla al menos?
Yulia solamente negó con la cabeza. Allison se encogió de hombros y se alejó un poco, indicando que debía llamar al primo de Sara. Era su aniversario.
“¡Es su puto aniversario! ¡¿Por qué ellos son felices y Elena no?!”
Cerró con rudeza su casillero y colocó su cabeza sobre él.
Sara: Linda chaqueta… Y linda gorra. ¿Son de Elena, verdad?
Yulia solamente asintió. No creía tener fuerzas para hablar.
De repente Sara tomó su brazo, apretándolo dulcemente, como si supiese que necesitaba consuelo.
Sara: ¿Sucede algo, Yul?
Prefirió no responder, sabiendo que se quebraría en cuánto comenzara a hablar.
“¡Sucede que la vida es una idiota que tortura a quienes no se lo merecen! ¡Sucede que la chica que me gusta está en un estúpido hospital, con un corazón débil, y con muchas posibilidades de morir!… ¡Pero no te diré esto porque no me entenderías! ¡Porque tu vida es perfecta!”
Sara: Yul, por favor…
Yulia: Sara, solo…tu solo - Su voz había comenzado a quebrarse. Una lágrima silenciosa se deslizó por su mejilla. Con los puños cerrados y odiando todo lo que la rodeaba, golpeó su casillero, justo encima de su cabeza.
Sara: Yulia, por favor, mírame… -Estaba preocupada. Muy preocupada.
Fue entonces cuando la morena se lanzó a los brazos de Sara, la abrazó fuertemente y lloró. Lloró porque Lena no estaba bien. Lloró porque Lena no podía ser feliz. Lloró porque la vida era una mierda.
Se aferró fuertemente a la camiseta de su amiga, depositando todo su odio y frustración en ella. Sara solo la abrazaba y le susurraba que todo estaba bien, que llorar no era malo, que estaba bien desahogarse.
Allison llegó unos minutos después y sin dudarlo se unió al abrazo. Yulia dejó escapar insultos por sus labios de vez en cuando, así como también el nombre de Lena. Quienes pasaban por su lado la miraban con lastima, pero conociendo quien era y quienes eran sus enemigos, descartaban la opción de ofrecerle un pañuelo o preguntarle por qué razón lloraba.
Finalmente, sus llantos comenzaron a hacerse cada vez más y más leves hasta que finalmente desaparecieron. Se alejó de Allison y Sara lentamente, secando sus lágrimas y mirando al suelo sonrojada, no creyendo lo que acababa de hacer.
Sara: ¿Que sucede,Yul? - Preguntó dulcemente mientras la ayudaba a secarse las lágrimas con un pañuelo. Allison la miraba con los ojos vidriosos, no sabiendo que hacer.
Yulia: Ella… ella… ella no está bien, Sara.
Sara: ¿Qué quieres decir con eso?
Pero Yulia no pudo explicarlo, pues el timbre de entrada sonó, indicando el inicio de las actividades.
Las clases fueron lentas y dolorosas. Por más que lo intentaba, la morena no podía escuchar nada. No podía prestar atención y sentía un inmenso dolor en su pecho. Durante todo el día no se encontró con Arthur y Alfred, pero esto no la hizo sentirse más feliz. Lo único que la haría sentir feliz aquel día sería Elena Katina.
Finalmente las clases terminaron y Yulia se despidió de sus amigas con un fuerte abrazo mientras estas le decían que todo estaría bien.
Fue entonces cuando sucedió. La morena estaba entrando a su auto cuándo sintió la respiración de Arthur en su cuello. Se tensó de inmediato.
Arthur: Buen día, GAY-KOVA.
Yulia se aferró fuertemente a la chaqueta de Elena.
“Por favor, hoy no”
Arthur: Linda gorra –Dijo con malicia, y se la quitó para observarla, soltando una carcajada que hubiese hecho llorar a cualquier niño.
Casi de inmediato Yulia se dio la vuelta, lo empujó y le quitó la gorra de las manos con rudeza.
Yulia: Mía –Rugió, y volvió a colocársela para finalmente cruzarse de brazos.
Arthur: ¡¿Quién te crees para desafiarme, GayKova?! – Preguntó enojado.
Era la primera vez que lo hacía. La primera vez que se atrevía a tocarlo. La primera vez que se atrevía a enfrentarlo con más que palabras.
Yulia: ¡Vamos! ¡Golpéame! ¡¿O vas a esperar a tu noviecito Alfred!
Lo cierto era que Alfred no estaba por ningún lado. Era como si se lo hubiese tragado la tierra. Y para Yulia era lo mejor del mundo.
Arthur: ¡Cállate! ¡Acá la rara eres tú!
Yulia se cruzó de brazos y frunció el ceño.
Yulia: Dime algo que no sepa ya – Susurró desafiante mientras levantaba una de sus cejas. Era como si Arthur, al quitarle la gorra, le hubiese dado una razón para enfrentarlo y ser fuerte: Elena.
Arthur: Voy a hacerte cerrar tu gran bocota – Sentenció.
Antes de que pudiese verlo venir, un puño golpeó su cara. Cayó al suelo viendo al mundo girar. Sintió sangre en la boca.
“De nuevo”
Arthur: Esto es solo el inicio, GayKova…
Y se acercó para patearla. Pero no lo hizo.
Una voz lo detuvo antes.
XX: Tú no vas a tocarla –Advirtió la voz lentamente, con una furia y un odio que habría hecho temblar a cualquiera.
Yulia lentamente levantó la mirada. No, aquello era imposible.
Lo primero que vio fue unos tenis blancos. Luego fue subiendo la mirada. Pantalones negros, camisa negra, chaqueta de cuero negra y un beanie morado en su cabeza.
“Soy un unicornio”
Sus manos, apretadas en puños, sujetaban su viejo skate. Sus músculos estaban tensos. Tenía el ceño fruncido y sus ojos… Yulia jamás había visto tanto odio en ellos.
Pero no. Ella no podía estar allí. Ella estaba en el hospital…
Arthur comenzó a reír como loco.
Arthur: ¿Crees que me das miedo? ¡Tienes un beanie que dice “Soy un unicornio!… Si yo fuese tu me alejaría. No quisiera marcarte a ti también, bonita –Dijo, mirando a Lena de arriba abajo, con una mirada divertida. Finalmente se acercó a Yulia nuevamente.
Yulia: ¡NO! – Gritó con furia, y lo empujó fuertemente con su mano derecha, haciéndolo retroceder unos pasos.
En ese instante todos los estudiantes habían formado un círculo alrededor de ellos, deseando ver la escena de más cerca sin ser participes de ella.
La morena se levantó lentamente, apoyándose del auto. Cuándo finalmente logró ponerse de pie, Lena entrelazó su mano con la suya y comenzó a acariciar sus nudillos con su pulgar. Yulia se sintió extrañada. Elena jamás había hecho algo como aquello, pero le gustaba.
Yulia: ¿ Elena? Pensé que estabas en el hos…
Elena: Te explicaré más tarde – Susurró con la cabeza gacha, sin querer mirarla a los ojos. Yulia sonrió. Seguía siendo la Lena de siempre. Tímida pero fuerte como nadie.
Arthur: Que linda parejita –Se burlo- Ahora, si me permiten, voy a hacerlas probar mi puño.
Elena: Yulia, entra al auto ...
Yulia: Lena... Pero ...
Elena: ¡Entra!
Yulia solo obedeció. Elena jamás le había hablado con tanta autoridad… Y eso le gustaba. Le gustaba ver a la Lena ruda tanto como le gustaba ver a la Lena tímida.
Desde dentro, Yulia escuchó los gritos de la pelirroja.
Elena: ¡NO VOLVERÁS A TOCARLA! ¡NO VOLVERÁS A MIRARLA! ¡NO VOLVERÁS A PENSAR EN ELLA! – Le advertía, apuntándolo con el dedo mientras daba la vuelta al auto y abría la puerta del copiloto.
Arthur: ¡¿QUÉ VAS A HACERME SI NO LO HAGO, UNICORNIO?!
Elena solo sonrió falsa y dulcemente, como una niña que no mataría ni a una mosca.
Elena: No querrás saberlo – Contestó, con una voz demasiado aguda. Y Yulia casi se echó a reír. Solo Elena Katina podía hacer que aquellas expresiones de niña dulce se viesen aterradoras.
Elena entró al auto casi de inmediato y susurró un leve “Vámonos de acá”. Yulia no dudó en encender el auto.
Yulia: ¡¿Qué hacías allí, Lena?! – Preguntó mientras conducía.
Elena: Tienes sangre en el labio…
Yulia: ¡Lena, respóndeme!
Elena: Tenemos que curar eso –Susurraba. No parecía estar escuchándola… Como muchas veces, parecía haberse metido en sus propios pensamientos.
Yulia: ¡ELENA!
Elena: Para el coche.
Y la morena lo hizo. Sabía que si no lo hacía Lena no dejaría de hablar sobre su labio roto, lo cual quería decir que no respondería sus preguntas.
La pelirroja sacó un pañuelo de su bolsillo y comenzó a limpiar el labio de Yulia dulcemente. La pelinegra cerró los ojos, sintiendo dolor y a la vez una mezcla de entusiasmo. ¡ Elena estaba allí, junto a ella!
Yulia: Pensé que estabas en el hospital…
Elena: Llegue hoy. No pueden hacerme otro trasplante hasta que tenga nuevos riñones, así que necesito que este corazón que tengo permanezca lo más sano posible… mi doctor recomendó una hora de ejercicio diario, así que decidí salir a andar en patineta y… Solo quería verte, Yul. Te extrañé mucho –Todo esto lo dijo sin mirarla a los ojos, concentrada en limpiarle el labio. Yulia abrió los ojos. Estaban tan cerca. Su mirada, de inmediato, se desvió a sus labios. Deseaba besarla.
“¡No pienses en eso!”
Fue entonces cuando suspiró. Ella la había extrañado. Sonrió.
Yulia: También te extrañé, Lena –Dijo, una vez que ella se alejó junto con el pañuelo ensangrentado.
Elena: ¿Dónde lo pongo? – Preguntó, señalando el pañuelo.
Yulia: Lánzalo al suelo. Lo recogeré después.
Elena lo hizo.
Yulia: Lindo beanie –La halagó con una sonrisa mientras volvía a encender el auto.
Elena: Pensé que te gustaría –Dijo sonriendo.
Yulia: ¿Lo vio tu madre?
Elena: Me lo puse cuándo salí.
Claro. Elena aun seguía teniendo miedo… Una visita al hospital no te quitará el miedo a ser tu misma por más que lo intentes, sobre todo si estás allí por tu corazón y no por tus problemas de inseguridad.
Elena: ¿Te gustaría acompañarme a mi diálisis? – Preguntó - Le dije a mi madre que iría sola, pero tu compañía no me haría daño y… El hospital esta a unas calles, así que ir en mi skate será fácil si tú no quieres…
Yulia: Claro que iré, Elena – Susurró con una sonrisa en el rostro, mirándola por el rabillo del ojo -… ¿Tengo que quedarme en la sala de espera, cierto?
Elena: No si logro que Jennifer te permita pasar…
Yulia: ¿Jennifer?
Elena: Mi mejor amiga. Ya la conocerás.
Yulia simplemente asintió. Llegaron al hospital unos minutos después.
Elena: ¿Puedo dejar mi skate acá?
Ella asintió. La pelirroja solo sonrió y se dispuso a salir del auto.
Yulia: Con una condición… -Dijo.
Elena: ¿Condición?
Yulia: Mírame a los ojos… No lo has hecho en todo el día.
Elena solo asintió y respiró un par de veces, como si se estuviese preparando psicológicamente para hacerlo. Luego volteó la mirada y sus ojos se encontraron.
Era tan hermoso mirar aquel mar verde esmeralda. Yulia se sintió sin aliento…. Debía de ser la mujer más afortunada. Estaba viendo los ojos más hermosos del universo.
Y fue entonces cuando lo vio. Sus ojos estaban cristalizados, como si hubiese estado llorando o quisiera hacerlo.
Yulia: ¿Elena? ¿Estás bien?
Pero la chica no respondió. Solo bajó la mirada, se cubrió el rostro con las manos y comenzó a llorar. De inmediato Yulia la abrazó, sintiendo que era su deber aunque a Lena no le gustasen los abrazos. La pelirroja la había salvado de una paliza, ahora debía recompensarla…
La chica de la ventana no la alejó.
Yulia: ¿Qué sucede, Elena? – Preguntó entre susurros, jugando con su cabello.
Elena: El problema es que me enamoré de ti, Yulia Volkova. Y yo… yo simplemente no puedo amarte como te lo mereces. Estoy enferma. Ninguno de mis órganos parece querer funcionar como debe. Soy un pedazo de basura, una idiota, y me enamoré de ti… Lo único que hice durante mis días en el hospital fue pensar en ti. No pude dejar de hacerlo, Yul. No pude porque me enamoré de ti – En este punto ambas estaban llorando. Yulia escondió su cabeza en el cabello de Elena, aspirando su aroma, esperando que eso la tranquilizara, pero las palabras de Lena tenían un efecto increíble en ella - Hablé con mi psicólogo. Él es el único que sabe que soy lesbiana a parte de ti. Me dijo que lo intentara, que intentara ser feliz… ¡Pero no puedo ser feliz sabiendo que tú no serás feliz conmigo!
Yulia: ¿Quién te dijo que no lo seré, Elena?
Elena: ¿Cómo puedes ser feliz con una enferma como yo, Yul?
La morena solo se alejó, sujetó la barbilla de Lena y susurró dulcemente:
Yulia: Elena, para mi tú no estás enferma.
Estaban tan cerca. Pudieron besarse en ese mismo instante. Se miraron los labios mutuamente durante un par de minutos, esperando el beso tan anhelado. Yulia incluso se permitió cerrar los ojos un par de veces… Pero no sucedió.
Elena solo salió del auto. Segundos después, con un suspiro, Yulia hizo lo mismo.
Yulia: ¿Por qué no me besaste, Lena?
Elena: ¿Por qué no lo hiciste tú? – Preguntó con una sonrisa. ¿Era aquello un reto?
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CONTINUARÁ...
Hola chicas!!! Amé este capítulo en particular!!! Simplemente, lo amé
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Elena iniciaba los preparativos para la diálisis mientras Yulia esperaba fuera. Jennifer aún no había conseguido su permiso, así que debió hacer todo aquello sola, lo cual era lo mejor, pues los preparativos eran aburridos: Debía pesarse, tomar su presión arterial, su temperatura, limpiar la zona y aplicar la anestesia tópica y la heparina, un anticoagulante. Yulia obtuvo el permiso de entrar justo antes de que la enfermera le colocara las vías en el brazo.
Yulia: Elena – Susurró, apareciendo a su lado. La pelirroja estaba recostada en su silla, mirando su celular, así que se sorprendió al verla.
Elena: Parece que Jennifer hizo su trabajo…
Yulia: Es muy amable, Lena. Ahora entiendo por qué es tu mejor amiga… Dijo que estaría acá dentro de una hora. Su novio tenía una cita médica o algo así.
La pelirroja asintió. Probablemente estaba con el neurólogo. Lágrimas amenazaron con salir de sus ojos cuándo recordó el tumor cerebral de su amigo.
Yulia: ¿Qué sucede, Lena?
Elena: Recuerdos, solo eso –Respondió mientras limpiaba sus lágrimas, no queriendo preocupar a su amiga por cosas innecesarias- ¿Quieres sentarte?
Yulia: ¿Puedo?
Lena sonrió y se hizo a un lado, dejando el espacio suficiente para que la morocha pudiese sentarse a su lado. Yulia se sentó de inmediato a su lado.
Yulia: Bien. ¿Ahora qué?
Elena: Ahora esperamos a que la enferma coloque las vías en mi brazo y me conecte a la máquina para que…
Yulia: No me refiero a eso, Elena. Ignora la máquina unos instantes. ¿Qué vamos a hacer tú y yo mientras estamos acá?
Lena sonrió. Le encantaba la forma en la que Yulia la hacía sentir un poquito no tan enferma.
Elena: Podríamos hablar acerca del idiota que intentó golpearte… - Susurró con odio y la cabeza gacha, jugando con sus propios dedos, los cuales había comenzado a chasquear inconscientemente.
Yulia: O podríamos hacernos preguntas mutuamente –Sugirió, sonriendo. Lena la miró a los ojos unos segundos y luego asintió apartando la vista.
Elena: Eso me parece bien.
Luego de esto llegó la enfermera.
Enfermera: Buenos días, Lena. ¿Estás preparada?
La pelirroja solamente asintió sin dignarse a mirarla. Conocía a aquella enfermera, Antonia, desde que había comenzado su diálisis y no había logrado dirigirle más de dos o tres palabras en un día.
“Es todo culpa del Asperger” Pensaba “Eres una idiota, Katina”
Enfermera: Veo que tienes nueva compañera. ¿Tu novia?
Lena sonrió ante esta idea, pues le gustaba. Pero no… Yulia no necesitaba estar con una enferma como ella. Había mejores.
Yulia: Solo una amiga –Por el rabillo del ojo la vio sonreír y luego tenderle una mano a la enfermera.
Enfermera: Vendré en unos minutos a colocarte las vías.
Lena volvió a asentir.
Cuándo se fue, Yulia habló.
Yulia: Parecen conocerte desde hace mucho, Lena.
Elena: Vengo acá desde que tengo dieciséis… Y tengo dieciocho ahora, así que…
Yulia: Entiendo – Susurró con una sonrisa, colocando una mano sobre las suyas -… ¿Todos están acá por la diálisis? – Preguntó mientras miraba a la gente que los rodeaba, todos recostados en sillas como las de la pelirroja. La chica de ojos verdes solamente asintió. Todos estaban allí por la misma mierda.
Elena suspiró y miró su brazo izquierdo. Miró la extraña forma que le daba su fistula y frunció el entrecejo. Daría todo por unos buenos riñones.
Yulia: ¿Te duele?
Elena: ¿Perdón? –Estaba confundida.
Yulia: ¿Te duele cuándo te colocan las vías?
Elena meditó un poco su respuesta.
Elena: Me colocan anestesia tópica antes, pero aún así debo admitir que duele un poco… -No mentía. A veces debía morder su propia lengua para no gritar. Tal vez era su mente quien lo exageraba todo… Elena odiaba las inyecciones debido al frecuente uso de ellas, así que su mente la hacía sentir el dolor al máximo.
Yulia: ¿Quieres tomar mi mano?
La pecosa sonrió ante aquella propuesta. Podía parecer algo de niños, pero asintió, sabiendo que la mano de Yulia siempre lograba calmarla.
Con torpeza colocó su mano sobre la de la morocha y entrelazó sus dedos, acariciándole los nudillos con el pulgar. Se sentía bien. Había sostenido la mano de Yulia de esa forma dos veces en un solo día. Era todo un logro. La sonrisa de su rostro se ensanchó.
Elena: Yulia, sobre lo que te dije en el auto…
Yulia: ¿Si?
Elena no pudo notar que la pelinegra estaba emocionada de saber lo que diría. Primero, porque no la estaba mirando y segundo, porque no podía. Si lo hubiese sabido tal vez no hubiese dicho lo que dijo.
Elena: Olvídalo.
Aún con la mirada baja, Elena escuchó a la chica de ojos azules suspirar.
Yulia: Si eso quieres –Fue todo lo que dijo… Parecía ¿Decepcionada?
Fue entonces cuando llegó Antonia junto con todos los elementos que necesitaba para colocar las vías de Lena.
Enfermera: Si miras a otro lado será más fácil.
Sin saber por qué, ese día estaba realmente nerviosa. Tal vez porque había sido el primer día en el que iba al hospital junto a Yulia. Tal vez porque había recibido suficientes inyecciones en los últimos días. Tal vez porque sabía que iba a doler.
De repente, la morena sujetó su barbilla y la miró directamente a los ojos. Lena intentó desviar la mirada, pero Yulia no lo permitió.
Yulia: Todo va a estar bien, Lena. Solo mírame.
Lo hizo. Antes de que lo supiera, las dos vías ya estaban en su brazo y la máquina de diálisis estaba funcionando. Solo había sentido dos débiles pinchazos.
Yulia: ¿Estás bien?
Elena solo asintió y se alejó de Yulia, recostando su cabeza sobre la almohada de la silla, admirando como la máquina de diálisis hacía lo que su cuerpo no podía.
Yulia: Cuéntame de ti, Lena.
La pelirroja volteó la mirada repentinamente y se encontró con la pelinegra recostada a su lado.
Elena: Ya te hablé de ella…
Yulia: No, Elena. Quiero que me hables de tu vida a fondo… Quiero conocer cada detalle de ella.
Elena solo asintió y colocó su cabeza sobre el hombro de Yulia. Jamás había hecho esto, pero se sentía bien. Cerró los ojos y comenzó a hablar mientras la morena jugaba dulcemente con su cabello.
Elena: Antes de nacer mis padres llevaban una mala vida. Vivían en un viejo basurero y todo su dinero lo gastaban en drogas y alcohol. Fue entonces cuando el padre de Jennifer los rescató y les encontró un trabajo. Todo lo que tenemos ahora es gracias a él… El punto es que antes de que el padre de Jenny los encontrase, mi madre ya estaba embarazada de mi, así que me vi afectada por sus vicios. A los siete meses de embarazo el ginecólogo me detectó un foramen oval, es decir un agujero en el corazón, durante uno de sus estudios, pero dijo que esto no era grave ya que la mayoría cierra días después del nacimiento. Por supuesto, yo era la excepción a la regla. Horas después de nacer comencé a ponerme azul, mis latidos eran débiles y respiraba con dificultad. Después de unos exámenes los doctores determinaron que tenía el síndrome del corazón izquierdo hipoplastico, lo cual quiere decir que el lado izquierdo de mi corazón no se había desarrollado correctamente. De inmediato me sometieron a un trasplante. Conseguir el corazón no fue difícil… En cuánto lo necesite el padre de Jenny ya tenía varios a mi disposición… Los doctores dicen que tengo suerte. Dicen que, con el historial de mi madre, debí de tener más problemas congénitos, pero yo no lo veo de esta forma… A los seis meses tuve varicela. No fue nada grave. Un mes después tuve sarampión. Tampoco fue grave. Tuve otitis dos veces seguidas, pero lo superé. La meningitis tampoco me afectó demasiado… Cuándo tenía un año y medio me enfermé de influenza, pero mi sistema inmunológico no respondió bien a los tratamientos y casi morí, pero por una extraña razón eso no sucedió y sigo acá. A los cuatro fui a una cita de rutina con mi cardiólogo y este notó que mi corazón no estaba funcionando correctamente, así que ordenó realizar los exámenes necesarios y finalmente determinó que era un rechazo. Mi sistema inmunológico estaba intentando desechar el cuerpo extraño. ¿Extraño verdad? Mi cuerpo intenta deshacerse de lo bueno pero jamás es capaz de alejar lo malo… Intentaron hacer todo lo posible para que mi cuerpo no rechazara mi corazón, pero finalmente debieron ceder ante otro trasplante… Fui feliz por, más o menos, dos años, hasta que mi páncreas se inflamó y los médicos no tuvieron más remedio que extirpar una parte de él. No lo perdí completamente, pero si una gran parte, y luego de un mes mis médicos determinaron que necesitaba dosis diarias de insulina para ayudar a mantener mi nivel de azúcar en sangre ya que mi mínimo pedazo de páncreas no puede hacer las cosas solo. Pasaron años y todo estuvo más o menos bien. Incluso practique Softball. Pero toda mi felicidad terminó cuándo mi corazón, nuevamente, comenzó a ser rechazado. Los doctores intentaron hacer todo lo posible para evitar otra cirugía, pues podía ser peligrosa al ser yo insulinodependiente, pero finalmente debieron someterme a la cirugía. Mis padres debieron firmar un papel esa vez. Ellos se hacían responsables de lo que pudiera sucederme, y si moría el hospital no se haría cargo. Por suerte, sobreviví… A los doce estuve deprimida, y mis padres pensaron que necesitaba hablar con alguien. Me llevaron al psicólogo esa vez. Me detectó Asperger casi de inmediato, la cual es la razón por la que colecciono monedas, relleno crucigramas, no miro a las personas a los ojos, interpreto todo de forma literal, no entiendo el lenguaje no verbal, no puedo atarme los zapatos, amo mi rutina, me cuesta demostrar afecto y muchas otras cosas… Intenté asistir a grupos de apoyo, pero estos solo me deprimieron más. Los niños de mi clase comenzaron a molestarme. Y finalmente mi madre decidió que la educación en casa era lo mejor, y sinceramente lo fue. En casa no tenía a tantas personas para recordarme que no era como los demás. Hace dos años tuve insuficiencia renal severa debido a las constantes medicinas que debía tomar para que mi corazón no fuese rechazado, y aunque mis médicos hicieron todo lo que pudieron, no lograron que mis riñones funcionaran como antes, así que de inmediato sugirieron las diálisis. Pero yo no quería estar condenada a ella, así que hablé con ellos sobre la posibilidad de un trasplante. Al inicio me dijeron que no, que era demasiado peligroso debido a mi corazón trasplantado, pero finalmente accedieron a realizarlo, no sin antes obligar a mis padres a firmar ese papel donde ellos se hacían responsables de lo que pudiera sucederme en el quirófano. La cirugía fue perfecta, pero mi recuperación no. Mi trasplante fue rechazado de inmediato, y los doctores volvieron a sugerirme la diálisis. Fue entonces cuando pedí otro trasplante. Ellos dijeron que era peligroso, pero yo no quería depender de una máquina… Tuve dos trasplantes más, y ninguno funcionó. Y así fue como terminé viniendo a este lugar tres veces a la semana… Finalmente, hace cuatro meses comencé a sentirme fatigada y mi corazón de vez en cuando latía de forma anormal. No se lo dije a mis padres. No quería ser una estúpida enferma… Fue entonces cuando mi corazón se detuvo por primera vez. Desde entonces los médicos están intentando hacer todo lo posible para que mi sistema no rechace mi corazón, pues realizar otro trasplante podría ser verdaderamente peligroso debido a mi insulinodependencia y a mi problema renal. Mi corazón se ha detenido dos veces más desde entonces, la última hace cuatro días. Finalmente los doctores determinaron que una de las razones por la que mi corazón parecía estar fallando era porque no hacía suficiente ejercicio, así que mi sobreprotectora madre se vio obligada a ceder con sus cuidados… Y sí. Creo que eso es todo.
Yulia gruñó, y fue entonces cuando Elena levantó la cabeza. La morena movía su cabeza de lado a lado con una sonrisa en los labios y los ojos cristalizados.
Elena: ¿Qué sucede?
Yulia: Esa no es tu historia, Lena.
Elena: Sí lo es, Yulia…
Yulia: ¡No quiero un repaso de tu historial médico, Elena! ¡Ya me lo contaste la primera vez que hablamos! - Exclamó. Su voz no era demasiado alta como para que todos en la sala la escucharan, pero su tono era suficiente como para que Lena la notara irritada- Quiero conocer tu verdadera historia - Reveló con un suspiro.
Elena: No se cual es mi verdadera historia, Yulia - Susurró, apretando fuertemente la mano de su amiga, como si en estas encontrase algún tipo de fuerza.
Fue entonces cuando Jennifer llegó.
Jennifer: Buen día, Katina.
Elena: El mejor, Scott – Contestó sonriendo mientras volteaba su mirada para observar dulcemente a Yulia, que saludó a Jennifer con un ligero movimiento de su mano.
Jennifer: ¡Woooh! ¡Elena Katina acaba de responder a mi saludo positivamente! –Exclamó sonriendo, evitando levantar demasiado la voz, sabiendo que a los demás pacientes les incomodaría-… Deberías traer a tu novia más seguido –Dijo sonriendo, guiñándole un ojo a Yulia. Elena intentó protestar, pero Jenny siguió hablando- Aunque me hubiese gustado que me lo dijeras antes. Ya sabes, se supone que soy tu amiga y todo eso…
Elena: Jen, ella no es mi novia.
La rubia solamente miró sus manos unidas y alzó una ceja. Lena también lo hizo. Su dedo pulgar aun acariciaba dulcemente los nudillos de Yulia. Casi de inmediato, alejó su mano.
Yulia: ¿Cómo le fue a tu novio con el doctor?… ¿Se llamaba Troy, cierto? –Seguramente Jennifer no le había contado a la morena acerca del tumor cerebral de Troy, el poco tiempo que se habían visto en la sala de espera.
Elena miró a su amiga y, luego de buscar en las profundidades de su diccionario mental de expresiones, dedujo que estaba triste.
Yulia: ¿Qué sucede? ¿Dije algo malo?
Jennifer: No importa, tú no lo sabes… Yo solo… –Una lágrima cayó por su mejilla.
Elena: Jenny ...
Jennifer: Van a operarlo en un par de semanas – Susurró, dejando escapar cuántas lágrimas podía- Sus posibilidades de sobrevivir a la operación son casi nulas…
Elena: Jenny, yo no sé qué…
Jennifer: Va a llevarme al parque, Lena. Y luego iremos a la playa. Hizo una lista – Susurró, intentando respirar hondo para así contener su llanto- “Cincuenta cosas que quiero hacer con Jennifer antes de morir” – Sollozó - La número cincuenta es “Casarme con ella”…
Fue entonces cuando Yulia se levantó de la silla y tomó a la rubia del brazo, sentándola al lado de Lena. De inmediato ella se abrazó a su amiga y comenzó a llorar sobre su hombro, Elena no disfrutando del contacto. Abrazar a Yulia era sencillo, y la conocía desde hacía realmente poco tiempo. Abrazar a Jennifer, su mejor amiga de toda la vida, no debía de ser tan difícil.
Yulia: Tú la necesitas más que yo ahora – Susurró, acariciando la espalda de la pequeña rubia.
Elena solamente se dedicó a mirar a Jennifer y limpiar sus lágrimas. En ese momento no encontraba nada para decir. Nada de lo que ella dijera podría hacer sentir bien a Jennifer en aquel momento… Lena solo quería hablar con Troy. Sabía lo duro que era todo. Sabía lo que se sentía ser el enfermo. Sabía lo que se sentía estar muriendo. Podía comprenderlo a él más de lo que podía hacerlo con Jennifer.
Jennifer: La número cinco es ver una película en el cine mientras vestimos ropas iguales. La número diecisiete es comer cuatro pizzas enteras junto a mí sin explotar antes… Incluso te incluyó en una, Lena.
Elena: ¿Cuál?
Jennifer: La número veintiséis: “Burlarme de Lena junto a Jenny porque yo moriré primero”
Fue entonces cuando la pelirroja se echó a reír. No era el momento, pero lo hizo.
Yulia: ¡¿Cómo puedes reírte de algo así, Lena?! –Le recriminó. Parecía enojada. Aún así, la pelirroja no pudo parar de reír. Había algo en su interior que la obligaba a reír, que parecía estar haciéndole cosquillas en el estómago.
Jennifer: No es su culpa. Suele suceder todo el tiempo… Una vez tuvo un ataque de risa en el funeral de una de sus tías. En menos de quince minutos todos estaban riendo junto a ella… En realidad, alegrar los días tristes con una sonrisa no puede ser tan malo.
Entonces Lena escuchó a Jennifer reír. Y luego la siguió Yulia.
Su risa era la gloria.
Y lo era porque estaba enamorada. Todo lo que le había dicho en el auto era cierto… Estaba enamorada como idiota. Y sí, no era lo mejor que Yulia podría tener. Elena no era nada para ella. Yulia tal vez se casaría con alguna otra chica y sería muy feliz… Pero mientras pudiese, iba a disfrutar de cada segundo con ella.
En menos de quince minutos, toda la sala de diálisis estaba riendo junto a ellas.
Como Jennifer lo había dicho, alegrar el día triste con una sonrisa no había sido tan malo.
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CONTINUARÁ...
Hola! Sorry por el atraso de hoy, pero acá les dejo este capítulo. Algo triste, pero emocionante a la vez!
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Luego de terminada la diálisis, Elena estaba tan débil que no podía levantarse sin ayuda. Su madre estaba fuera, esperándola en el auto, así que Yulia no pudo llevarla de la mano para cerciorarse de que estaba bien. Lena fue acompañada por enfermeras hasta la salida, no sin que antes que Yulia le prometiera una charla esa noche.
Cuándo la morena llegó a su casa, Elena ya estaba durmiendo sobre su cama, con un rostro tan adorable que no pudo evitar el suspiro que salió de sus labios. Corriendo fue a buscar su celular y tomó una foto de la pelirroja en el mejor ángulo que encontró, tomando en cuenta que estaban a dos metros de distancia. Aún así, la foto salió bastante bien. Sin dudarlo, esta tomó lugar en el fondo de escritorio de su celular.
Comenzó a hacer sus tareas, esperando el momento de que Lena despertase, cuándo recibió la llamada de Sara.
Sara: ¡Yulia Volkova! -Parecía realmente molesta.
Yulia: Sara, si vienes a reclamarme por no salir contigo te diré que puedes irte con Allison y ser feliz, porque en serio estoy muy ocupada con este problema de física y no q…
Sara: ¡Cállate, Yul! - Suspiró. La había llamado por su apodo, así que no estaba verdaderamente molesta, pero aun así su tono había sonado autoritario.
Yulia: Sara...
Sara: Alina me contó que Arthur te golpeó, Volk…
Yulia: Siempre lo hace - Contestó, encogiéndose de hombros-… Por cierto ¿Quién es Alina?
Sara: Oh, cierto… Tú no la conoces. Es miembro del coro escolar.
Yulia intentó recordar su rostro, pero no lo logró. Era una completa desconocida para ella.
En realidad, la mayoría de los chicos en su escuela eran unos desconocidos para ella. Yulia era la rara. La excluida. La lesbiana.
Sara: También me contó que alguien llegó a salvarte…
Las mejillas de la pelinegra se sonrojaron de inmediato, y dio gracias a Dios por estar sola en ese momento. No habría sido capaz de soportar las burlas de sus amigas en ese instante.
Sara: ¡No puedo creer que Alina sepa quién es Lena antes que yo! ¡Soy tu mejor amiga, Volkova!
Yulia: Sara, please ...
Sara: ¡Y lo peor es que nadie se atrevió a grabar! ¡Nadie! ¡Pero si pudieron grabar aquel vídeo donde me picaba la nariz! ¡Todos los estudiantes de esa escuela son unos idiotas!
Yulia se echó a reír cuando recordó el vídeo de la castaña rascándose la nariz por toda la red. Fue divertido, y como Sara era una chica de esas con las que nadie se metería, las bromas en el colegio cesaron casi de inmediato. Fue solo un momento divertido… Si hubiese sido Yulia en vez de Sara, las burlas aun seguirían.
Yulia: ¿Quieres una foto, Sara?
Sara ¿Perdón?
Yulia: Tengo una foto de Lena en mi celular justo ahora. No podrás detallarla bien, pero al menos así podrás dejarme en paz para que termine mi tarea de física. ¿Lo tomas o lo dejas?
Sara: ¡Quiero esa foto ya, Volkova!
La castaña no tuvo que esperar más de dos minutos para tener la foto en su celular.
Sara: Va a sonar loco, pero creo haberla visto antes…
Yulia: Es imposible, Sara… –Soltó de inmediato, aunque no estaba completamente segura.
Sara: Tienes razón. Jamás olvidaría alguien tan sexy… ¡Y lo siento si no te gusta que diga esto, pero ella es realmente sexy! ¡Soy lesbiana por tu Lena, Volkova! ¡¿Cómo puede ser tan sexy cuando duerme?! ¡Cuando yo duermo soy una terrible mezcla de cabellos, sudor y baba!
Yulia: Si no fueses mi mejor amiga te golpearía ahora mismo por decir todo eso sobre Lena …
Sara: Y, además, te defendió de Arthur y ganó. ¡Ganó! ¡Esa chica sexy te defendió y le gano a Arthur Caca de Vaca!… Volk, te juro que ahora mismo soy capaz de hacer cualquier cosa para que te cases con ella.
Yulia: ¡ Sara! ¡Ni siquiera somos novias!
Sara: ¡Cállate, Yul!… ¿Sabes qué? Les crearé un ship, así como Brangelina o Larry. Déjame pensar… Lenyul… No, eso suena horrible… Yuliana… No, asqueroso… Volena… Eso suena a peor. Definitivamente ese no - Yulia estaba sonriendo, divirtiéndose con los fallidos intentos de su amiga - Lenavolk…
Yulia: Ssra, amo esto de que estés intentando crear el ship perfecto, pero en serio necesito terminar el ejercicio de física…
Sara: ¡Eres una aburrida, Yulia!
Yulia: Pero aun así me amas…
Sara: No desde que estoy con Allison. Ella me hace tan feliz - Susurró, fingiendo estar enamorada.
Yulia: ¿No crees que Freddie se pondrá celoso si sigues saliendo con Allison y conmigo a escondidas?
Sara: Quiero a Allison, Yulia bah , lol.
La morena se echó a reír. Sara era capaz de encontrar el chiste en cada pequeña situación, y esto era lo que a Yulia le encantaba de ella. Por esta razón la castaña era su mejor amiga junto a Ally. Mientras Ally le daba un hombro para llorar, Sara intentaba animarla con estúpidos chistes. Ni Svetlana ni Masha le habían dado este tipo de amistad. Tal vez, solo tal vez, jamás habían sido sus verdaderas amigas.
Fue entonces cuando Yulia miró el reloj. Ya era bastante tarde. Elena pronto despertaría, no había terminado la tarea de física y ese día Yulia y Lena tendrían otra increíble clase de atado de agujetas a través de la ventana.
Sara: ¡Ya sé de dónde conozco a Lena, Volk! –Soltó- ¡Oh, por Dios!
Yulia: Tendrás que contarme mañana, Sara –Dijo, no muy interesada. Lo cierto es que solo quería estar con Lena en ese momento- Necesito terminar esto ya -Y sin esperar a que Sara se despidiera, colgó la llamada.
Desde hacía un mes Yulia estaba intentando enseñarle a atar sus agujetas a la chica de la ventana. Lena aprendía rápido, pero sus dedos no. Aun así, Yulia había logrado reducir el tiempo de Lena de veinte minutos a ocho, lo cual era un gran logro. El nudo final aún no era perfecto, y a veces las agujetas se soltaban en solo un par de pasos, pero aún así Yulia estaba orgullosa de ella. Estaba orgullosa porque nunca, ni una vez, se había rendido. A pesar de frustrarse, a pesar de los miles de nudos que se desataban, a pesar de los nudos mal hechos, la pelirroja jamás se había rendido. Solo había respirado hondo y seguido adelante. Yulia admiraba esto de ella.
Fue entonces cuando Elena comenzó a moverse bajo las sábanas. Sus movimientos eran lentos, y cada vez que parecía estar a punto de despertar su cuerpo volvía a caer en una etapa en inanición que duraba unos diez segundos cada vez.
Entonces Yulia recordó la vieja patineta de la chica que aun estaba dentro de su auto. No había logrado devolvérsela antes, así que pensó que aquella sería una buena excusa para entrar por la ventana de la pecosa y verla una vez más ese día.
Se colocó unos shorts blancos y una camiseta de “The 1975”, la cual antes pertenecía a Lena, y como siempre aquella gorra morada por la cual ya tenía un gran cariño. Estuvo a punto de salir cuándo Jhonathan notó que se estaba marchando.
Jhonathan: ¿A dónde vas a esta hora, Yulia? Ya casi está lista la cena.
Yulia: Tengo que… –Se aclaró la garganta- tengo que ir a buscar unas cosas a casa de Sara. Regresaré dentro de quince minutos, lo prometo.
Su padrastro pareció dudar un poco al principio, pero finalmente asintió. Yulia estaba de nuevo a punto de salir cuando escuchó la voz de su madre.
Larissa: ¿Vas con ella, verdad?
La morena sabía que mentir no era una opción en ese momento. Su madre la conocía muy bien. Podía mentirle a Jhonathan, e incluso podía engañar a un detector de mentiras, pero su madre sabía que travesuras cometería antes de hacerlas.
Jhonathan: ¿Ella?
Larissa: La chica de le gusta. Se ha estado viendo con ella desde hace un tiempo. ¡Ya te lo había contado!
Jhonathan: ¿Lenita?
Yulia: ¡No los llames Lenita, Jhonathan! ¡Solo yo puedo llamarla así! - Exclamó, irritada.
Larissa: ¡ Yulia! -La reprendió.
La morena de inmediato se dio cuenta de su error, sacudió su cabeza y caminó hacía el hombre, dándole un gran abrazo y un beso en la mejilla.
Yulia: Lo siento, es solo que… Solo yo la llamo así ¿Está bien?
Jhonathan: Te entiendo, hija - Yulia arrugó la nariz. Amaba a Jhonathan, pero el hecho de que la llamase hija no le gustaba. Jhonathan siempre seria Jhonathan. Y Oleg, su padre, siempre seria su padre - Yulia. Quise decir Yulia.
Se alejó de Jhonathan sonriendo y sujetó la manija de la puerta algo dudosa.
Yulia: Por favor, mamá. No serán más de veinte minutos.
Su madre no respondió. Solo se acercó a ella, le sujetó las manos y la miró directamente a los ojos.
Larissa: ¿Te gusta? - Yulia solo asintió. Sus mejillas comenzaban a tomar un color escarlata- ¿Mucho? - La morena volvió a asentir- ¿Te trata bien? -Esta vez, dejó escapar un leve “si” por sus labios- ¿Ella te hace feliz, Yulia?
La pelinegra lo pensó un momento antes de responder.
Yulia: Ella me ayuda con mis tareas, mamá. Ella siempre me pregunta si tengo frío, y si mi respuesta es sí me presta una de sus chaquetas. Ella me hace reír y se ríe de mis chistes aunque estos sean muy malos. Con ella soy yo misma, y conmigo ella es ella misma. Ella me cuida cuando lo necesito. Ella me defiende cuando lo necesito - Suspiró, sonriendo, con las mejillas más que encendidas- Y no sé si la amo, mamá. No lo sé. Pero hoy ella me miró a los ojos y lloró. ¡Lloró mamá! Y lo hizo solo porque piensa que está enamorada de mí, pero ella cree ser un idiota y que no es suficiente para mí. Pero lo es. Ella es todo lo que necesito. A veces solo me mira a los ojos un par de segundos y siento que puedo tocar el cielo y… Tú quieres saber si ella me hace feliz. Y lo cierto es que si. Si no lo hiciera no estaría saliendo de la casa solo para verla veinte minutos.
Y sin decir más, sin esperar las palabras que su madre iba a dirigirle, Yulia salió de la casa con las mejillas encendidas y millones imágenes de Lena revoloteando al rededor de su cabeza.
Buscó la vieja patineta dentro de su auto y luego subió las escaleras que la conectaban con la ventana de Lena lo más rápido que pudo. La ventana, como siempre, estaba abierta.
Cuando entro sonrió, sintiéndose cómoda ante el ambiente ya conocido. Depositó la patineta al lado de la ventana y luego se acerco a la cama de Elena. Ella aun estaba allí, moviéndose de un lado a otro pesadamente, esforzándose por despertar.
Fue entonces cuando Yulia cedió ante sus impulsos.
Se recostó al lado de la pelirroja y le besó la mejilla sin pensar en cómo la chica podía reaccionar a esto.
Yulia: Despierta, Lenita -Le susurró al odio.
La reacción de Elena no fue una dulce sonrisa y un tierno “Gracias por despertarme”…
Saltó de la cama ahogando un grito y respirando agitadamente. Se recostó sobre la pared y colocó una mano sobre su pecho. De inmediato, sus dedos comenzaron a chasquear. Estaba asustada. Nerviosa. Agitada.
Yulia: Lena … lo… lo siento.
Elena: ¿Qué… que haces aquí?
Yulia: Quería darte una sorpresa –Lentamente se iba acercando. No quería asustarla de nuevo, pero necesitaba hacerla dejar de chasquear los dedos. Durante el tiempo que Yulia había conocido a la pelirroja se había dado cuenta de que el sonido de sus dedos solo lograba estresarla más. Yulia pensaba que chasquearlos la relajaba, pero lo que en verdad hacía este sonido era aumentar sus sentimientos negativos.
Yulia: Quería estar contigo una vez más…
Elena: ¿Puedes… puedes irte?
De inmediato se sintió confusa.
Yulia: ¿Irme?
Elena: Esto no es parte de nuestra rutina. Debías esperar a que yo despertase… y luego hablaríamos con carteles a través de la ventana. Como siempre.
Yulia: Pero hoy vamos a cambiar eso…
Elena: ¡No! ¡No es parte de nuestra rutina, Yulia!
Yulia: Pero…
Elena: ¡Vete, Yulia!
De inmediato, la chica de los ojos color mar se sintió irritada.
Yulia: ¿Soy solo una estúpida rutina para ti? – Intentó mantenerse calmada, respirando hondo. No quería estallar.
Elena: ¿Perdón?
Yulia: ¡¿Eso es lo que soy?! ¡¿Una estúpida rutina sin la cual no puedes vivir?! – Explotó, intentando mantener un tono de voz bajo pero aun así irritado. No quería alertar a los padres de Elena, pero tampoco quería parecer una niña sonriente y juguetona.
Lena sacudió su cabeza rápidamente, pero la ira había consumido lo suficiente a Yulia como para que notara el gesto.
Yulia: ¡Eres una idiota, Elena Katina! ¡Somos amigas, no rutina! ¡Quería verte! ¡Solo verte! ¡Y ahora me pides que me vaya porque no es “parte de nuestra rutina”! ¡La amistad no tiene rutinas, Katina!
La pelirroja intentó acercarse a Yulia, pero esta se lo impidió. En cuanto la tuvo cerca la empujó con ambas manos, alejándola lo más posible. Lena permaneció estática, con la boca abierta y los ojos cristalizados.
Elena: Yulia...
Yulia: ¡Cállate! ¡Hablarme a estas horas tampoco es parte de tu rutina, estúpida! – Lágrimas calientes resbalaban por sus mejillas. Lágrimas de rabia- ¡Eres una estúpida! ¡Lo estás arruinando todo con tus rutinas! ¡Me gustas, y yo soy solo una cosa que tienes que hacer para que su vida se sienta en control!
Elena de inmediato se deslizó hacia el suelo y colocó la cabeza entre sus manos, comenzando a llorar y chasquear sus dedos con intensidad. Había dado justo en el blanco. Yulia habría ido a consolarla, pero…
Yulia: ¡No vas a convencerme con eso, Elena! ¡No voy a ceder ante tus lágrimas!
Y sin poder seguir en aquella habitación por más tiempo, pues sabía que en cualquier momento cedería aunque no lo deseara, la pelinegra se acercó a la ventana. Se quitó la gorra de la cabeza y la lanzó directo a la cama de Lena, depositando allí toda la irritación que sentía. Amaba esa gorra. Amaba la frase “Soy diferente” en ella, pero dejarla fue la única forma que encontró para hacer sufrir a Elena tanto como ella lo estaba haciendo.
Yulia: Hablaremos cuándo ya no sea solo una rutina para ti.
Y sin querer decir más, bajó las escaleras aun llorando. Entró a su casa sin decir nada. Sus padres la miraron preocupados, pero Yulia fue directo a su habitación antes de que pudiesen preguntar algo.
Fue entonces cuando pensó en lo que había sucedido.
No era culpa de Elena reaccionar así. No era culpa de Elena ver todo como una rutina. No era culpa de Elena llorar cuándo se sentía abatida.
“Eres una estúpida” Dijo la voz de Arthur en su cabeza.
Y lo era. Se sentía como una.
Había enviado todo a la mierda. Había destruido todo. Había peleado con la chica de la ventana. La hermosa chica de ojos verdes que le hacía estallar el corazón.
Había peleado con Elena Katina.
Corrió hacia su ventana, esperando poder disculparse. Pero en cuanto miro a través de ella notó que las ventanas de la habitación de Lena estaban cerradas y que ella estaba teniendo un ataque de pánico en ese preciso momento mientras su madre la abrazaba en intentaba contenerla. También notó que, con dolor, se aferraba a la gorra morada que minutos antes había depositado sobre la cama.
En su habitación, Yulia también comenzó a llorar.
____________________________________________
CONTINUARÁ...
Pienso que Yulia debe tener un poco más de paciencia con Lena.
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Inessa no había logrado calmar naturalmente el ataque de pánico que Elena había sufrido. La chica había gritado, llorado y sollozado. Había insultado sin parar. Había roto cosas. Había enterrado sus uñas en su piel y había golpeado el suelo hasta que sus nudillos sangraron.
Se había sentido tan herida. Tan estúpida. Incluso Yulia lo sabía. Sabía que ella era una estúpida y se había alejado como todos siempre terminaban haciéndolo.
Aunque sus padres lo intentaron no lograron detener su ataque. Finalmente debieron llamar a los paramédicos, que se encargaron de administrarle un sedante. Era la primera vez que tenían que hacerlo.
Se despertó bastante tarde a la mañana siguiente a causa del sedante. En cuánto abrió los ojos se encontró con Iván y Katya, que estaban sentados sobre el suelo mirando absortos el portátil que estaba frente a ellos.
Iván: Buenos días, Lena -Dijo al mirarla. Le sonrió, y luego Katya alzó la mirada y también lo hizo.
Katya: Queríamos despertarte, pero teníamos miedo de que estuvieses de mal humor y…
Elena: ¿No deberían estar en la escuela? - Preguntó con su ronca voz matutina.
Iván: Mamá nos dijo que podíamos quedarnos contigo si queríamos. No dormimos bien anoche… Aún con el sedante gritaste varias veces.
Elena solamente pudo asentir y mirar a su hermano, pidiéndole disculpas por algo que no podía manejar. Intentó sentarse en la cama, pero de inmediato un gran dolor de cabeza la invadió y cayó de nuevo sobre su espalda.
Elena: ¿Por qué me duele la cabeza?
Iván: Posiblemente fue el sedante. Te dieron una dosis bastante alta.
Elena solamente asintió, sintiendo que su cabeza dolía aun haciendo esta simple acción.
Katya: Mamá dijo que podías tomar unos analgésicos en cuánto desayunaras…
Elena: ¿Dónde está ella?
Katya: Fue a hablar con tus médicos. Quieres saber cómo pudo haber afectado el sedante a tu sistema - Informó - Estamos a cargo ahora, Lena -Se burló, intentando mantenerse seria.
Elena: ¿Ustedes? -Por supuesto,. Lena no podía comprender que se trataba solo de una broma.
Iván: Si… Por cierto, lamento lo de tu celular. Katya no quería incendiarlo.
De inmediato Lena se sintió alarmada y se levantó. Se apoyó contra la pared en cuanto el dolor de cabeza se hizo presente, y un leve mareo llegó a su cuerpo. Las manos de Iván la llevaron de nuevo a la cama antes de que pudiera caer.
Elena: ¡¿Por qué tocaron mi celular?! -Exclamó enojada, aún demasiado adolorida y mareada como para gritar.
Iván: Lena, tranquila - Susurró, acariciando su brazo. La pelirroja de inmediato se sintió incómoda con el contacto y se alejó lo más que pudo - Era solo una broma. Tu celular está bien. Todo está bien.
Elena:… Eres un idiota - Dijo finalmente.
Iván: El peor de todos - Sonrió. Finalmente dirigió su mirada al reloj y luego le dijo a Katya con suavidad: - ¿Podrías acompañarla al baño mientras yo voy a preparar su desayuno? Procura que no se caiga -La menor solo asintió.
En cuanto Iván se fue, la menor de los Katin se acercó a Lena y rodeó sus caderas con uno de sus brazos.
Katya: Vas a levantarte lentamente, Lena. ¿Está bien? - La pelirroja asintió ligeramente - Si te mareas solo dilo -La chica volvió a asentir - Muy bien, hagamos esto.
Elena logró mantenerse de pie con la ayuda de su hermana luego del tercer intento. Caminaron lentamente hacia el baño, Lena deteniéndose a respirar profundamente algunas veces. Luego de hacer sus necesidades fisiológicas, cepillar sus dientes y lavar su rostro, Katya decidió que no sería mal para su hermana mayor tomar un baño.
Lentamente Lena se desvistió con ayuda de su hermana, aunque se negó a quitarse su ropa interior durante al menos cinco minutos, pero terminó por ceder al darse cuenta de que la discusión no iba a tener ningún tipo de final si seguían así.
El agua tibia abrazó su piel en cuanto esta la tocó. Se sentía bien. El dolor de cabeza desaparecía lentamente, al igual que los mareos. Relajándose, cerró los ojos.
Katya: Elena… - La llamó. La chica abrió los ojos y la miró, no a los ojos, pero lo hizo- Tal vez sea un mal momento, pero… ¿Qué fue lo que te hizo entrar en pánico ayer?
Fue entonces cuándo las palabras de Yulia llegaron a su mente de, haciéndola sentir como la basura que creía ser.
“Eres una estúpida! ¡Lo estás arruinando todo con tus rutinas! ¡Me gustas, y yo soy solo una cosa que tienes que hacer para que su vida se sienta en control!”
Una lágrima resbaló por su mejilla y sus dedos comenzaron a chasquear bajo el agua tibia.
Elena: No… no quiero… no quiero hablar de eso - Sollozó.
Katya simplemente asintió y limpió la lágrima que había resbalado por la mejilla de su hermana.
Katya: ¿No te hiciste daño en la fístula durante el ataque? - La menor sabía que la única forma de evitar que Lena sufriese un ataque en ese preciso momento era desviando su atención.
La pelirroja miró su brazo izquierdo cuidadosamente. Miró aquel pequeño bulto, ese que parecía una vena dilatada. Lo observó fijamente hasta que estuvo completamente segura de que estaba bien.
Elena: Sin daños - Susurró.
Katya: Que bien - Suspiró aliviada. El ataque había sido prevenido.
Unos minutos más tarde Lena ya estaba de nuevo sobre su cama, vestida con unos pantaloncillos negros, una camiseta del mismo color y calcetines azules hasta la rodilla.
Luego de comer el desayuno que Iván había preparado para ella, tomó los analgésicos. Unos quince minutos después comenzó a sentirse mucho mejor y fue capaz de salir de su cama y sentarse al lado de sus hermanos, intrigada por lo que los estaba haciendo reír.
Elena: ¿Juegan Club Pengüin?
Katya: Estamos viendo vídeos de gatos, Lena … Ya nadie juega Club Pengüin.
Elena: ¡Eso no es verdad! ¡Yo aún lo juego!
Iván: Estas loca -Se burló, pero luego al ver que su hermana se había ofendido debido a esto agregó: - Solo bromeo, Lena - Ella asintió. Por supuesto. La gente normal solía bromear de esta forma todo el tiempo -… ¿Aún tienes el oso blanco que te regaló papá? Ya sabes, el malvado oso de la isla que se llama… No lo recuerdo, pero…
Elena: ¿Herbert?
Iván: ¡Sí!
Elena sonrío y asintió. Estaba escondido en su armario, allí en el rincón donde guardaba las cosas que la hacían vulnerable.
Katya: ¡¿Es en serio, Elena?! - La pelirroja solo se encogió de hombros. Quería parecer una chica ruda ante los demás, pero lo cierto es que amaba los peluches, Bob Esponja y la película de Lego. A veces disfrutaba viendo viejas películas de Disney, o leyendo cuentos infantiles. De vez en cuando también coloreaba, aunque no los típicos libros de dibujo, sino lo que ella dibujaba con sus propias manos - ¿Podrías mostrármelo?
Se levantó lentamente, aun sintiéndose débil, y fue a su armario. Encontró a Herbert de inmediato, al igual que una rana, varios osos, a Bob Esponja e incluso un minion. Depositó todos sus animales de peluche sobre la cama y sonrío. Había olvidado lo divertido que podía ser solo mirarlos y pensar que incluso las más aterradoras criaturas podían convertirse en tiernos juguetes para niños.
Incluso el ser más espeluznante del planeta puede volverse hermoso.
Iván: Y eso es lo que guarda Elena “Ruda” Katina en su armario - Susurró.
Elena: Cállate…
Iván: Sí señora - Contestó en tono de burla, haciendo un saludo militar.
Elena: Eres un idiota -Dijo con una sonrisa, tomando a Frog, su rana de peluche, entre manos y permitiéndose ser quien realmente era durante algunos segundos.
Iván: ¿Lo dices en serio? - Preguntó, haciéndose el herido.
Elena: Sabes que no sé cómo bromear, Iván.
Fue entonces cuando Elena la vio. Sobre el suelo, casi bajo su cama, estaba aquella gorra morada con la frase “Soy diferente” escrita al revés. La tomó entre sus manos y la observo fijamente. Recordó a Yulia, como había sido una idiota al pedirle que se marchara, como ella la había herido y como le había dicho que hablarían de nuevo cuándo la morena dejara de ser una estúpida rutina para ella.
De inmediato cayó al suelo, llorando y chasqueando sus dedos, otra crisis aproximándose. Katya e Iván de inmediato intentaron tranquilizarla sosteniendo sus brazos, procurando que no comenzara a hacerse daño.
Katya: Todo está bien, Elena.
Pero ellos no podían saber esto. Yulia no los había herido a ellos. No habían sido ellos quienes habían herido a la ojiazul.
Escondió su cabeza entre sus manos, aun llorando y recordando cada facción de Yulia la noche anterior.
“Eres una idiota, Katina” Se decía a sí misma “Ella solo quería estar contigo y tú la echaste. Tenía derecho a decirte todo lo que te dijo y más, porque tú eres una idiota, te enamoraste de ella y ella es demasiado buena para ti”
Katya: Elena, tienes que calmarte…
Iván: No pienses en las cosas malas ahora, Lena. Piensa en algo que te haga sentir bien.
De inmediato su mente buscó recuerdos de Yulia sosteniendo sus manos para que estas dejaran de chasquear. Recordó su mirada azúl mar. Su tacto. Su sonrisa. Su voz. La forma en la que lograba relajarla.
En menos de lo que esperaba sus lágrimas se habían marchado.
Iván: ¿Estás mejor? - Preguntó finalmente. La pelirroja asintió.
Katya: Elena, necesito que nos digas que sucedió. Y lo siento si no quieres hacerlo, pero tienes que contarnos. Tú no estás bien, hermana - Susurró, limpiando sus lágrimas tiernamente.
La pelirroja suspiró hondo. Tenía razón. Necesitaba contarles lo que sucedió, ellos necesitaban saber por qué casi había tenido un ataque de pánico… Tenía que contarles sobre Yulia.
Tenía que hablar sobre lo que realmente era.
Solo su psicólogo y la morena lo sabían. Y Jennifer tal vez un poco…
Elena: Prométanme que no van a juzgarme…
Katya: Lena…
Elena: Prométanlo, por favor. Prometan que no se alejaran de mi pase lo que pase.
Katya e Iván se miraron confundidos durante unos instantes antes de decir al unísono “Lo prometemos”
Elena: ¿Recuerdan que hace unas semanas ustedes supusieron que estaba enamorada? - Preguntó, jugando con la gorra morada que tenía entre manos. Sus hermanos asintieron - Lo estoy… - Confesó sonriendo entre susurros- Me hace reír, aunque no puedan creerlo. Es la mejor persona que jamás conocí, y tan diferente a mí que no podrían creerlo. Me hace sentir bien y algo así como no enferma. Logra hacer que lo que Dan me hizo sentir se vea solo como un juego - Dan había sido su primer novio. Tenía catorce en ese entonces. Creyó estar enamorada, pero el chico la dejó por alguien sin enfermedades, alguien por quien no debía preocuparse -… Es la única persona que no me trata como a una estúpida enferma aunque lo sea - Suspiró, sonriendo aún más y delineando los contornos de la gorra.
Katya: ¡Wooh! Lena, jamás te había escuchado hablar así de alguien. Él debe ser increíble - Dijo con una sonrisa mientras acariciaba su brazo dulcemente.
Elena suspiró de nuevo y se levantó. Aquella era la parte difícil. Jamás había planeado tener una conversación como aquella, pero no podía seguir ocultándose. Lentamente se acercó a la ventana y colocó su mano sobre el vidrio mirando hacía la habitación de Yulia, completamente vacía. No había nada pegado sobre el vidrio. Ni un papel deseándole buenos días ni un dibujo gracioso. Nada.
Lena respiró hondo.
Había llegado el momento.
Elena: Él es ella -Dijo. Se detuvo unos minutos, esperando escuchar alguna reacción, pero la habitación permanecía en silencio - Y ella es perfecta.
La pelirroja había pensado que se sentiría mal luego de decir aquello, pero lo cierto era que jamás había estado tan feliz. Miró la gorra entre sus manos y pensó en cómo se veía está en la cabeza de Yulia.
“Eres perfecta, Yulia Volkova”
Iván: Lena… -El diccionario mental de la pelirroja no supo identificar el tono de voz de su hermano en ese momento.
Elena: Si quieres insultarme o algo, por favor, hazlo más tarde. Hoy solo…
De repente unas manos acariciaron sus brazos. Era Iván. De inmediato aquello se transformó en un abrazo… Lena no le correspondió, pero al menos no se apartó como siempre.
Iván: Te voy querer siempre, Elena - Le susurró al oído- Si tú eres feliz yo lo soy.
Ella simplemente asintió. Cualquiera hubiese considerado esta una respuesta fría, debido al hecho de que las lágrimas no decoraban sus mejillas. Pero las reacciones de Lena eran diferentes a las del resto, y aunque no lo demostrase, las palabras de su hermano la habían conmovido profundamente.
Katya: Tú no eres lesbiana, Lena… -Se le escuchó susurrar. Estaba aún sobre el suelo, cubriendo sus ojos con sus manos, intentando analizar la situación.
Iván: Katya…
Katya: ¿Cómo puedes serlo? Saliste con Dan y con…
Elena: Solo lo hice porque a mamá la hacía feliz. No quería decepcionarla. Ya era demasiado para ella tener una hija que parece estar muriendo cada treinta minutos…
La menor asintió, aun analizando la situación. Katya no era homofóbica, pero no esperaba recibir aquella noticia en ese momento y de la forma en la que lo había hecho.
Elena: Si no te gusta está bien, pero… No le cuentes a mamá. Esto es algo que solo yo puedo…
Pero antes de que terminara Katya ya se había echado a sus brazos, llorando y sonriendo. Esta vez Elena si respondió al abrazo.
Katya: Te amo, Elena Katina. Podrías casarte con un perro de tres cabezas y yo aún te seguiría amando - Elena dejó escapar una leve carcajada por sus labios. Lentamente, la menor se fue alejando de su hermana - Ahora háblanos acerca de ella y cuéntanos por qué estas sufriendo ataques de pánico cuándo la recuerdas.
Tal vez admitir que le gustaban las mujeres no iba a ser su mayor confesión ese día…
………………………..
En la tarde, Elena se dirigía a casa de los Hansen para recibir sus clases de piano. Iba en patineta, pues Jennifer no iba a asistir ese día. Ella aprovecharía cada uno de los segundos finales de Troy para demostrarle cuánto lo amaba.
La charla con Katya e Iván había sido bastante divertida. Se burlaron del hecho de querer conocer a personas a través de ventanas más seguido, y de cómo su madre no se había dado cuenta de que Yulia había estado cada tarde junto a Elena durante un mes. También le aconsejaron hablar con Yulia en cuanto la vieran.
Ambas se habían equivocado.
La señora Hansen abrió la puerta de la casa luego de que Lena tocase el timbre por segunda vez.
Rachel: Buenas tardes, Elena -Dijo amigablemente. La señora Hansen podía ser autoritaria en sus clases, pero era una buena persona.
Elena: Buenas tardes - Susurró sin mirarla. Lena jamás intercambiaba más que unas cuantas palabras formales con la señora Hansen.
Rachel: Llegas algo temprano, Elena. Media hora temprano, en realidad. Aún estoy en clases con otros de mis alumnos… ¿No te molestará esperar un poco?
Lena simplemente negó con la cabeza. Rachel la hizo pasar y esperar sentada en el sofá. La señora Hansen le ofreció algo de beber, pero ella se negó. La señora se fue de inmediato. Sus otros alumnos debían de ser principiantes, pues no estaban recibiendo sus clases en el piano de la sala, sino en el piano del sótano, ese que aun Elena recordaba claramente.
Diez minutos después, la puerta de entrada se abrió lentamente. Debía de ser uno de los hijos de la señora Hansen.
Y lo era… Se trataba de Sara.
Su corazón comenzó a palpitar rápidamente cuándo detalló a la acompañante de la chica. Era Yulia.
:::::::::::::::::::
La morena se quedó paralizada al ver la silueta de la pelirroja sentada en el sofá de la sala, vestida completamente de negro, mirándola fijamente, revelando miedo en sus ojos.
Yulia estaba consciente del corte en su labio inferior y de su nariz sangrante, pero aún así sonrío al verla. Los golpes de Arthur y Alfred se volvieron invisibles en cuánto ella apareció en su vista.
… Así que de allí conocía Sara a Elena…
Yulia: Elena Katina - Susurró, pensando que ella no la escucharía. Pero lo hizo, y la pelirroja hizo algo que la morena jamás habría esperado de ella.
Corrió hacía ella y le sujetó los brazos, mirando cada parte de su rostro con nerviosismo.
Elena: Yul… ¿Qué te…? ¿Qué les…? ¿Fue Arthur? Por favor dime que… Mierda, mira tu labio… Tienes que limpiar eso y… -Susurraba angustiada.
Sara: Mi nombre es Sara…
Elena: ¿Te duele mucho?… Será mejor que… ¿Por qué estás sudando…? ¡¿Dónde está tu auto?!
Sara: Soy amiga de Yul…
Yulia: Elena, ya, tranquila - Susurró, sujetando sus manos, pues había comenzado a chasquear sus dedos.
Sara: Y es un placer conocerte…
Elena: Está bien - Suspiró, asintiendo lentamente- Estoy bien - Murmuró, como intentando convencerse de esto.
Sara: Perdón, pero… -Interrumpió- Estoy acá. Sara Hansen. Diecisiete años. Amiga de Yul. ¡¿A alguien le interesa esto?!
Yulia vio a Lena mirar confundida el rostro de Sara mientras fruncía su entrecejo, jamás encontrándose sus ojos verdes con los de su amiga. Finalmente, una de las comisuras de sus labios se elevó ligeramente. Yulia conocía aquel gesto. Era una sonrisa, pero no completamente real.
Elena: Me llamo Elena - Susurró tímidamente, ofreciéndole su mano.
Sara: Ya lo sé - Comentó, estrechando la mano de la chica con su característica rudeza- Vienes a mi casa desde hace casi un año, obviamente sé tu nombre. Yo soy Sara, pero tú ya lo sabías.
Elena solamente asintió, Yulia detectando confusión en ella. Sí, la personalidad de Sara podía llegar a ser todo un enigma para la chica del Asperger.
Sara: Yul, voy a saludar a mis hermanos y a buscar algunos libros para hacer nuestra tarea. ¿Te parece? Serán solo cinco minutos, lo prometo.
La castaña sabía que ayudarla a limpiar sus heridas no era una opción. Yulia jamás lo permitía. La pobre Sara ya tenía bastante con tener que soportar algunos golpes que no merecía de vez en cuando.
Yulia simplemente la miró, besó su mejilla y asintió.
En cuánto Sara se fue los ojos de Yulia volvieron a Elena, que ahora miraba en la dirección por la cual la castaña se había marchado con el ceño fruncido y los puños apretados.
Yulia: ¿Qué sucede, Lena?
Elena:… ¿Es tú novia? - Preguntó, aún sin mirarla.
Yulia: ¡No! ¡Sara no…! ¡Qué asco! ¡Es como mi hermana!
Elena: Pero la besaste…
Yulia sonrió. Elena estaba celosa, y eso, de alguna forma, le parecía divertido. Lentamente y sin preocuparse por la sangre que corría por su rostro, acercó sus labios a la mejilla de la pelirroja y la besó tiernamente para luego sonreír. La reacción de Lena fue tensarse al instante, pero luego de unos segundos sonrío y relajó sus músculos. Yulia se sintió sonrojar.
Yulia: ¿Mejor?
Pero no le permitió responder pues ya había corrido hacía el sillón y estaba buscando un pañuelo para limpiar la sangre en su bolso. Limpiar la sangre en su nariz fue sencillo, pero no la de su labios. Cada vez que el pañuelo tocaba la herida, dejaba escapar un débil gemido.
Elena: Déjame hacerlo -Pidió acercándose a ella y tomando el pañuelo. Se arrodilló y miró directamente su labio. Casi de inmediato Lena comenzó a limpiar la sangre con delicadeza, la morena no sentía ningún tipo de dolor.
Yulia: Lo siento - Susurró. En cuanto Elena terminó su trabajo - Lamento haber dicho todo lo que dije. No es tu culpa ser como eres y hacer lo que haces… Y no creo que seas una estúpida - Se disculpó, sus ojos encontrándose con los de la pelirroja unos segundos antes de que esta última los retirara, incómoda.
Elena: No eres una estúpida rutina - Susurró, uniendo lentamente sus meñiques - Y no quiero que te vayas - Agregó, mirándola fijamente a los ojos.
Yulia solamente pudo sonreír. Tal vez muchos, después de aquella discusión, habrían esperado un discurso o algo parecido, pero la morena conocía a Elena y sabía que, aunque sus frases no habían sido largas, sus disculpas habían sido sinceras. Y esto era lo único que a ella le importaba.
De repente, la mirada de Lena volvió a descender a los labios de la morena y por un momento, la vio suspirar.
Los ojos de Yulia encontraron también su camino hacia los labios de la chica.
Involuntariamente su lengua humedeció sus propios labios. Quería besarla. Jamás le había sucedido, jamás había deseado besar a alguien tanto como deseaba hacerlo con Elena Katina. La necesitaba. Necesitaba aquel beso. Rodeó con sus brazos el cuello de Lena, esperando que esta la rechazara.
Se sorprendió al sentir las manos de ésta rodear su cintura. Ella también quería besarla.
Fue entonces cuando la pelirroja comenzó a acercarse lentamente, como esperando a que Yulia le empujase lejos. Esta última solo cerró los ojos y suspiró.
Sus manos sudaban y cada segundo se hacía interminable. Yulia podía sentir el aliento de Lena sobre su rostro, pero sus labios aún no se encontraban. Comenzó a temblar y su corazón se aceleró. Se sentía en las nubes… Fue entonces cuando lo dijo…
Yulia: Es mi primer beso… -Soltó sin pensar.
Elena: ¿Qué? - La morena la sintió alejarse. Cuándo abrió los ojos, Lena estaba cerca, pero no tanto como lo habría deseado.
Yulia: Es mi primer beso… Solo eso… Ahora sigue con lo que estabas haciendo.
Pero la pelirroja negó con su cabeza. Intentó alejar sus manos de la cintura de Yulia, pero esta se lo impidió, colocando sus manos sobre las de ellas y acariciando sus nudillos con su pulgar. Cuando estuvo segura de que Lena no se alejaría, volvió a colocar sus manos alrededor de su cuello.
Yulia: Bésame… Por favor.
Elena: Estamos en casa de Sara y tú tienes un corte en el labio. No hay velas ni música romántica o flores… Tu primer beso no debe de ser así, Yul.
Entonces la morocha le sujetó la barbilla y la hizo mirarla directamente a los ojos durante unos segundos antes de que la pelirroja apartase la mirada, incómoda.
Yulia: Podría besarte dentro de un panal de abejas y no me importaría… Yo solo quiero besarte Elena Katina. Quiero besarte ahora mismo.
Elena: Yul, un humano no cabe dentro de un panal de abejas…
Yulia: No es literal, Elena - Explicó - Lo que quiero decir es que no me importa donde me darás mi primer beso. Yo solo quiero besarte - El calor subió a sus mejillas, sintiéndose avergonzada. Jamás había imaginado suplicar para recibir su primer beso.
Elena:… Estoy enamorada de ti - Dijo, y la miró a los ojos. Y aunque parecía querer hacerlo, no apartó la mirada.
Yulia: Lena…
Elena: Si voy a besarte quiero que sepas que estoy enamorada de ti. Estoy enamorada y a veces no sé cómo demostrártelo. Estoy enamorada de ti y a veces siento que te haré daño. Estoy enamorada de ti, y soy una idiota por pensar que tengo una oportunidad, pero estoy enamorada de ti. Te veo y mi corazón se acelera, y es porque estoy enamorada de ti. Cuándo estoy sin ti es como si fuese un poco menos yo, y es porque estoy enamorada de ti. Y te estoy diciendo todo esto porque estoy enamorada de ti - Soltó rápidamente. Un suspiro escapó de sus labios al finalizar y rápidamente apartó la mirada. Un pequeño rubor se hizo presente en sus mejillas, pero no lo suficientemente grande como para igualar el de Yulia.
Yulia: Elena - Susurró - Yo también estoy enamorada de ti -No sabía cómo igualar el discurso de Lena, así que solo dijo lo que estaba sintiendo en ese momento. Lo que sentía en todo momento desde que había conocido a la chica la pelirroja.
Y, de nuevo, la mirada de Lena viajó directo a los labios de Yulia. Sin pensarlo, la mirada de la pelinegra hizo lo mismo. Inconscientemente volvió a humedecer su labio, no sintiendo el roce de su lengua con la herida. Cuando la pelirroja comenzó a acercarse, Yulia cerró los ojos nuevamente, esperando el tan ansiado beso.
Y fue entonces cuando Sara llegó…
Sara: Ya lo tengo t… ¡Oh! Lamento interrumpir. Yo no sabía que…
Las mejillas de Yulia se enrojecieron de inmediato y Lena se separó de ella lo más rápido posible, chasqueando sus dedos.
Yulia: Sara, tu no…
Sara: Puedo darle cinco minutos si quieren.
Elena: Nosotras no… no… ella y yo… ambas… no es… no nos… no estábamos -Tartamudeaba. Yulia no pudo evitar sonreír cuándo notó lo nerviosa que la pelirroja estaba.
Escuchando el sonido producido por los dedos de Lena, la morena acercó sus manos lentamente y detuvo sus dedos. Elena simplemente bajó la mirada y respiró profundamente.
Sara se cruzó de brazos y elevó una de sus cejas, sonriendo con gracia, Yulia sabía que ninguna explicación borraría lo que su amiga había visto.
Entonces la madre de Sara llegó a la habitación junto a dos de sus alumnos. Yulia sabía que iban a su escuela, e incluso de vez en cuando coincidían en las clases, pero no había hablado con ellos jamás. Sus nombres eran Fyodor y Oksana.
Fyodor: ¿Elena Katina? - Preguntó sorprendido al ver a la pelirroja. Ella solo lo miró, sonrió y fue a darle la mano- ¿Aún evades los abrazos? -Lena simplemente volvió a asentir -… Te vi ayer mientras defendías a la chica en el estacionamiento. ¿Es tu novia? - Yulia se sonrojó y sonrió cuando se descubrió deseando serlo. Elena negó lentamente, como si dudase de esto- Oh, ya veo… Y ella esta acá - Se sorprendió, y con una sonrisa en el rostro corrió a darle la mano, la cual Yulia estrechó sin miedos. Aquel chico parecía ser una buena persona - Hola, soy Fyodor. Y ella es Oksana -Dijo, señalando a la chica tímida que estaba detrás de él, saludando a Lena con una de sus manos- Estamos en el club de orgullo gay de la escuela - Informó entre susurros, como si este fuese un secreto, y en verdad debía de serlo pues Yulia jamás había escuchado hablar de él- Lo llamamos “El Coro Escolar”…
Sara: ¡Ahora entiendo por qué jamás los he visto cantar! - Exclamó, su madre le hizo una seña para que bajara la voz.
Fyodor: Elena no era parte de él, pero siempre hacíamos los trabajos junto a ella. Los otros jamás se nos acercaban. Las personas en la escuela no saben que somos gays abiertamente, pero aun así somos “los raros”… Tu lo entiendes. Fuiste la primera valiente y, sinceramente, luego de lo que te sucedió nos ha dado algo de miedo.
Yulia: ¿Has dicho que hacían trabajos junto a Lena? - Preguntó curiosa, ignorando lo demás, mirando fijamente a la pelirroja, la cual se mantenía callada mientras la señora Hansen la dirigía al piano.
Oksana se colocó al lado de Fyodor de inmediato.
Oksana: Soy Oksana, un gusto -La saludó, estrechando su mano. Yulia solo sonrío sin mirarla, esperando la respuesta a su pregunta.
Fyodor: Le estaba contando a Yulia sobre el “Coro Escolar”… ¡No me mires así, Oksana! ¡Ella no dirá nada! Sabes mejor que nadie que…
Yulia: ¿Elena estudiaba con ustedes? - Preguntó, deseando que los chicos se callaran para poder escuchar la dulce melodía que Lena había comenzado a tocar en el piano, haciendo viajar su mente por un universo completamente perfecto.
Fyodor: No en el mismo año. Ella debería de haberse graduado el año pasado si no hubiese comenzado a tomar clases en casa. Pero coincidíamos en varias clases…
Oksana: Lena era la única no miembro del “coro” que sabía nuestro secreto, y jamás se lo dijo a nadie. Nuestros amigos confiaban mucho en ella. Si no entendían clases a la primera persona que preguntaban a cerca del tema era Lena… Tal vez sabes que ella es muy lista.
Yulia simplemente asintió. Elena debía de ser la persona más inteligente que jamás había conocido. Podía resolver crucigramas en diez minutos, y era increíble con los números y conceptos.
Yulia: Me gustaría hablar con ustedes un poco más, pero tengo que hacer trabajos con Sara y se enojará si no terminamos a tiempo -Dijo, observando fijamente a su amiga, la cual estaba sentada sobre el sillón organizando libros y materiales, susurrando improperios de vez en cuando mientras observaba la gran pila de trabajo por hacer.
Fyodor: Oh, ya veo -Dijo, triste- Entonces supongo que… nos veremos mañana.
Yulia: Tal vez -Dijo, y sin despedirse fue a sentarse junto a Sara.
Fyodor y Oksana se fueron segundos después.
Sara y Yulia estuvieron haciendo su trabajo durante una hora. No fue fácil, pues fácilmente la morena se distraía con las melodías que Lena tocaba en aquel piano. De vez en cuando se permitía mirar su espalda cubierta por una chaqueta de cuero negra y sus ágiles dedos acariciando las teclas. Suspiros involuntarios escapaban por sus labios. Ella era perfecta… Sara solo le golpeaba el hombro y la hacía regresar a su trabajo.
Finalmente, la castaña y Yulia terminaron su trabajo, exhaustas.
Sara: ¿Te gustaría quedarte una hora más?
Yulia solo la miró, confundida. Sara siempre la invitaba a ver una película después de hacer las tareas juntas, pero aquella vez su invitación había sonado extraña.
Sara: Es el tiempo que falta para que las clases de Lena terminen - Informó, guiñándole un ojo.
Yulia no hizo nada más que aceptar con una gran sonrisa en el rostro.
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CONTINUARÁ...
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Saludos y besos!
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Lena no había podido concentrarse lo suficiente durante sus clases de piano. Solo podía pensar en Yulia, en su casi beso, en la forma en la que ella estaba dispuesta a entregarle su primer beso.
De inmediato, Lena recordó su primer beso… Había sido con Danny. Un asco total, por cierto. El chico era un completo idiota, pero ella estaba ciega de amor. Había hecho locuras por él… Pero eso ya quedaba en el pasado.
“Al menos no le entregaste tu virginidad, idiota” Esto era lo único que Lena había hecho bien durante su relación con aquel estúpido: negarse aunque él lo pidiera mil veces.
Rachel: No, Elena, no… Volviste a equivocarte -Dijo, ayudándola a colocar sus dedos en la posición correspondiente- Así. Concéntrate, por favor - Lena simplemente asintió, sintiéndose enojada consigo misma por no lograr tocar aquella pieza que llevaba semanas practicando.
Finalmente terminaron las torturantes clases de piano, y ella estaba dispuesta a salir corriendo por la puerta cuando la voz de Yulia la detuvo.
Yulia: ¿Quieres que te acompañe? - Preguntó tímidamente. De inmediato, Lena sintió los ojos de Rachel y Sara, quien estaba sentada en el sofá junto a Yulia escribiendo mensajes con su celular, fijos en ella - Ninguna de las dos vino en auto así que… Además, vivimos cerca.
Rachel: ¿Viven cerca?
Elena simplemente asintió, no consiguiendo que las palabras salieran de sus labios.
Yulia: En realidad, somos vecinas.
Sara: Espera… ¡¿Qué?! ¡¿Por qué no me lo habías contado, Volky?!
Rachel: Hija, por favor… No es como si te hubiese ocultado una novia o algo así.
La chica alta simplemente se quedó callada, y Lena recordó, apenada, la situación tan comprometedora en la cual Sara las había descubierto.
Yulia: ¿Qué dices, Lena?
Simplemente pudo asentir con una tonta sonrisa en el rostro. Tomó su patineta y abrió la puerta, esperando a la morena. La chica de la ventana se acercó rápidamente y, luego de despedirse de Sara y la señora Hansen, salió por la puerta seguida de Elena.
Comenzaron a caminar en silencio, solo mirándose de vez en cuando, Elena sonriendo y suspirando cada vez que pensaba en ella.
“Háblale, idiota”
Elena: ¿Dónde está auto?
“¡Idiota! ¡¿No pudiste encontrar nada mejor de que hablarle?!”
Yulia: Mi auto esta en el taller ahora mismo. Se le pincharon los dos neumáticos delanteros…
Elena: ¿Ambos? - La vio asentir- Eso es extraño.
Yulia: No cuando Arthur lo hace - Confesó, bajando la mirada.
Elena: ¿Es la primera vez que lo hace?
Yulia: Elena, no quiero hablar de eso -Fue lo único que dijo. La pelirroja simplemente asintió, sabiendo que la respuesta sería no.
Y el silencio apareció entre ambas. De vez en cuando Lena deseaba hablar, pero sus palabras parecían demasiado estúpidas en su mente y cerraba su boca. Finalmente, una pregunta escapó por sus labios.
Elena: ¿Te molesta si uso mi patineta? Prometo no ir muy rápido…
Yulia la miró sonriendo y, por un momento, Lena sintió que su corazón estaba teniendo un ataque, pero sin incluir el dolor.
Yulia: Te dejaré usarla si me enseñas a usarla primero -Propuso. Elena simplemente fijó sus ojos en los de ella unos instantes y asintió.
Colocó la patineta sobre el suelo y ofreció una mano a Yulia. La ayudó a subirse lentamente, llevando su mano libre a la cintura de la chica para mantenerla estable. La morena dejó salir una carcajada de su boca cuándo Lena comenzó a mover lentamente la patineta, haciéndola avanzar.
Su risa era la gloria.
La pelinegra estuvo cinco minutos más sobre la patineta, Lena nunca debilitó su agarre, hasta que finalmente decidió bajarse.
Elena: ¿Ya puedo subir?
Yulia: Por supuesto - Contestó con una sonrisa que la pecosa imitó.
Subió a su patineta con seguridad y comenzó a avanzar junto a Yulia, que caminaba con los ojos puestos en el suelo y una hermosa sonrisa en el rostro.
Elena: Yul, sobre lo que pasó en la casa de la señora Hansen…
Yulia: No me pidas que lo olvide de nuevo, Elena Katina. No voy a hacerlo.
Elena: No es eso… Es solo que… en serio quería besarte - Susurró sin mirarla fijamente.
Yulia:… ¿Por qué…? ¿Por qué no lo haces ahora? - Preguntó, Lena identificó su voz avergonzada de inmediato. Jamás le había resultado tan sencillo percibir las emociones de las otras personas.
Elena: Porque estoy enferma…
Yulia: Lena …
Elena: Estoy enferma, y tu no mereces algo así. Tu primer beso debería ser con una supermodelo o algo parecido. Alguien que no tenga todo lo que yo. Alguien que no estée tan jodidamente jodida.
Fue entonces cuando sintió un tirón en su chaqueta y casi cayó de la patineta. Antes de darse cuenta sus pies estaban sobre el suelo y el rostro de Yulia estaba más cerca de lo que debería.
Yulia: No me importan todos los problemas que puedas tener, Elena. Quiero que mi primer beso sea contigo y… ¿Acaso no te has visto en el espejo? ¡Eres mejor que una supermodelo plástica y ruin!… Y si tu estás jodidamente jodida, quiero estarlo yo también -Dijo decidida, sabiendo que cada palabra que salía de sus labios era cierta- Jódeme, Lena - Susurró, las manos de la morena aún sostenían su chaqueta, atrayéndola cada vez más hacia ella. Lena miró fijamente aquellos labios.
Yulia no era la única que deseaba aquel beso. Lena lo necesitaba. Cada parte de su interior gritaba por aquellos labios.
“Jodeme, Lena” Una extraña sensación recorrió su cuerpo al recordar aquellas palabras. Yulia Volkova podía hacerla sentir de tantas maneras que sentía que podía estallar en cualquier momento.
Sus manos encontraron el camino a la cintura de la morena y permanecieron allí, firmes, sin moverse. Los ojos de Yulia estaban cerrados, sus labios entreabiertos y sus mejillas sonrojadas. Lo único que Elena deseaba hacer en aquel momento era besarla.
Se acercó lentamente, cerrando sus propios ojos, sintiendo su corazón acelerarse, preparada para sentir los labios de Yulia sobre los suyos, cuando “Really Don’t Care” comenzó a escucharse a alto volumen.
Yulia: Mierda - Susurróo irritada, buscando algo en su pantalón. Se trataba de su celular. Alguien estaba llamando- ¿Mamá?… ¿Qué sucede?… No, estoy bien… Estaba en casa de Sara… Si… Si… Mamá, por fav… Mamá… Está bien, llegaré en quince minutos… Mamá, no tenemos que hablar de esto ahora… Mamá… Está bien, estoy con ella. ¿Feliz?… ¡No!… ¡Mamá, no!… Pero mamá… Está bien, solo no me avergüences - Elena escuchó la conversación atentamente, intentando llevar el hilo de esta sin llevarlo en lo absoluto. Cuándo los ojos de la pelinegra se encontraron con los suyos, esta sonrió - Lenita - Susurró, aun con el celular en la mano- Mi mamá quiere hablar contigo. ¿Crees que…? ¿Puedes hablar con ella para que me deje en paz?
La sonrisa de Elena desapareció de sus labios. ¿La madre de Yulia sabía de su existencia? Dudas comenzaron a atacar su cabeza. No sabía si debía hablar o no, o si su Asperger le permitiría liberar un par de palabras. Pero, aun así, asintió al ver los ojos de Yulia clavados en los suyos. Tomó el teléfono y, nerviosa, lo llevó a su oído.
Elena: ¿Si?
Larissa: Es bueno escuchar tu voz -Dijo. Parecía ¿aliviada? Lena no lo sabía con certeza. No podía descifrar aquel tono de voz - Al menos así sé que eres real y no invento de Yulia para encubrir noches de alcohol y sexo… ¿Cómo te llamas?
Elena: Lena, soy Elena -Dijo, dejando escapar un suspiro. Sus manos estaban sudorosas, y no podía entender el por qué. De repente, sus dedos comenzaron a chasquear. Las manos de Yulia de inmediato viajaron a sus manos, deteniendo el sonido, haciéndola sentir un poco menos tensa casi de inmediato.
Larissa: Bueno, Elena, es un gusto hablar contigo… Solo quiero que sepas que estoy muy feliz de que hagas a mi hija feliz, pero me gustaría tenerla de vuelta en quince minutos. Su tía se quedará a cenar y ella prometió preparar la cena antes de que yo llegue…
Elena simplemente asintió, no recordando que la mujer no podía verla. Finalmente recordó esto y, con las palabras saliendo difícilmente de sus labios, dijo:
Elena: Estará allá pronto, lo prometo.
Se escuchó un suspiro a través del auricular.
Larissa: Cuídala, Elena -Y, por alguna razón, la chica intuyó que no solo se refería al hecho de llevarla a casa.
Elena: Más que a mi vida - Sentenció, las palabras saliendo más fácil de lo que esperaba, su mano aferrándose fuertemente a la de Yulia. Pasaron algunos segundos antes de que Larissa volviera a hablar.
Larissa: Me caes bien, Elena. Tal vez pueda conocerte algún día.
Elena: Tal vez… -Repitió entre suspiros, la dificultad para hablar volviendo en el acto.
Larissa:… Adiós, Elena.
Y fue así como la llamada finalizó.
Elena le devolvió el celular con una sonrisa y luego, sin pensar en lo que hacía, besó la mejilla de Yulia con delicadeza. De inmediato la notó sonrojarse.
Yulia: ¿Por qué lo hiciste?
Elena: Tu madre quiere que llegues pronto, así que no podré darte tu primer beso ahora, pero… Tómalo como un adelanto.
Yulia: ¿Adelanto? ¿Eso quiere decir que si vas a besarme?
Elena: Mi cardiólogo me hizo una revisión antes de salir al hospital, así que no necesito ir mañana. Jennifer y Troy quieren que los acompañe al cine… Pero ir sola sería aburrido, así que quiero que tú vayas conmigo.
Yulia pareció dudar un momento, pero finalmente asintió sonriendo.
Yulia: Solo con una condición… -Impuso.
Elena: ¿Cual? - Preguntó, frunciendo el entrecejo.
La morocha se acercó lentamente a su oído, y cuándo su aliento impactó contra su piel, Lena pudo jurar jamás haberse sentido de aquella forma.
Yulia: Mañana tendrás que besarme.
Elena no pudo negarse. Ella deseaba aquel beso tanto como la morena.
……………………..
Esa noche Elena y Yulia hablaron a través de la ventana con carteles, así como en los viejos tiempos. Lena le había devuelto la gorra morada a la pelinegra, quien la estaba usando en ese preciso momento, y ella tenía puesto su beanie morado. Usar aquellas prendas se había vuelto una especie de tradición para ellas.
“Cuéntame sobre tu primer beso” Decía el cartel del Yulia.
“Fue horrible”
“¿Qué tan horrible?”
“¿Recuerdas la primera vez que te hablaron de la reproducción humana?”
“No podría olvidarlo”
“Peor que eso”
Elena la vio reír a través de la ventana, y un hormigueo se apoderó de su cuerpo. No la estaba escuchando, pero su risa se convirtió también en la risa de la pelirroja en menos de un segundo.
“Eres hermosa, Yulia Volkova” Escribió. Las mejillas de la morena se sonrojaron al leer esto y una sonrisa apareció en sus labios.
“¿Cómo pasamos de hablar de la reproducción humana a los halagos?”
“De la misma forma en la que yo pasé de espiarte por la ventana a enamorarme de ti”
“Buena respuesta, chica de la ventana”
“¿Te parece?”
“Sí, porque yo tampoco sé como pasé de ser la espiada a enamorarme completamente de ti”
Siguieron hablando durante media hora, hasta que Lena determinó que era demasiado tarde. Aunque la pelirroja intentaba alejarse un poco de su rutina, su mente se lo impedía.
“Descansa, chica de la ventana” Escribió.
“Tú también eres hermosa…”
“¿Perdón?” Preguntó, confundida. La respuesta de Yulia no tenía ningún sentido.
“Antes me dijiste que era hermosa. Tu también lo eres. No podía irme a dormir sin que lo supieras”
“Ten lindos sueños, Yul” Le deseó, con una sonrisa iluminando el rostro de ambas chicas.
“Los tengo desde que te conocí”
Y sin permitir que Lena respondiera, Yulia corrió a apagar la luz y se recostó sobre su cama. Elena colocó su mano derecha sobre el vidrio de la ventana y suspiró.
“Buenas noches, Yul” Pensó, y luego de esto imitó lo que la chica de la ventana había hecho segundos antes.
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CONTINUARÁ...
Espero queden satisfechas por el día de hoy Nos volvemos a leer mañana con dos nuevos capítulos
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Yulia fue a la escuela con una sonrisa en el rostro. Llevaba la chaqueta negra de Lena y la gorra morada, y contaba cada minuto que faltaba para volver a verla. La idea de ver una película junto a la chica pelirroja la emocionaba como a una niña pequeña, pero su primer beso era lo que en realidad estaba ocupando cada parte de sus pensamientos.
Sara:… ¡Yul! ¡Yul! ¡YULIA! -La llamó a la hora del almuerzo. Era la segunda vez que la castaña se había visto obligada a gritarle para sacarla de sus pensamientos.
Yulia: ¿Qué sucede? - Preguntó asustada.
Sara: Le estaba contando a Ally sobre tu beso con Lena y…
Yulia: ¡No nos besamos! - Aseguró, sonrojada. Y esta era la muy cruel verdad.
Sara: Por favor, casi tenía sus labios sobre los tuyos…
Yulia: Tu misma lo has dicho, Sara. Casi - Sonrió, ocultando sus mejillas sonrojadas entre sus manos, decepcionada por no haber logrado probar aquellos labios que habían estado más cerca de ella que nunca.
De repente, la chica notó como su otra amiga parecía estar algo pensativa mientras miraba fijamente su comida a medio probar.
Yulia: ¿Qué sucede, Ally? - Preguntó con una leve sonrisa en su rostro, sujetando levemente su brazo.
La chica suspiró.
Allison: Volk, lamento decirlo pero -Hizo una pausa dramática y volvió a suspirar frunciendo su entrecejo, como si lo que estaba por decir le doliese profundamente-… creo que deberías alejarte de ella.
Yulia rió alto, como si aquello se tratase de un chiste. Y pensaba que lo era hasta que se fijó en el rostro de su amiga. Aquella mueca jamás sería una sonrisa.
Yulia: ¿Lo dices en serio? - Aún tenía la esperanza de que aquella fuese una broma muy pesada.
Allison: Esa chica tiene un montón de problemas, Yul. Sara me contó todo lo que sabe de ella mientras tú estabas en Lenalandia… Si no te alejas ahora vas a sufrir Yul. Esa chica te va a destrozar lentamente hasta que solo queden un millón de pedacitos de ti para que la gente los pisotée y rompa aún más
Yulia: ¿Cómo lo sabes, Allison? Tú no la conoces. No sabes nada a cerca de ella…
Allison: ¡Desde que la conoces todo lo que haces es sufrir por ella!
Yulia: No es cierto, Ally… Sara, dile que no es cierto - Suplicó a su amiga más alta.
Pero la chica solo lo pensó todo unos instantes para finalmente fruncir el entrecejo, asentir y decir:
Sara: Yul, lo siento, pero Ally tiene razón. Has hablado con ella durante un poco más de un mes y ya has llorado unas… ¿Tres veces?… ¡Ayer lo hiciste antes de ir a mi casa, Volkova!… Ya comenzó a destruirte.
Yulia: Ella no me está destruyendo - Afirmó, sintiéndose confundida y enfadada por el repentino cambio de opinión de su amiga.
Sara: Sí lo está haciendo, pero tú estás demasiado ocupada encantándote con ella como para darte cuenta de que es así.
Yulia: ¡Ella no de esas que te encantan y luego te destruyen, Sara!
Allison: ¡Ella está enferma, Yulia! - Exclamó, no lo suficientemente alto como para que los demás en la cafetería escuchasen. El corazón de la morena se encogió dolorosamente ante aquella afirmación- ¡No puedes borrar eso! ¡Ella ya te encantó, Yulia! ¡Ella va a destruirte! ¡Aunque ella no lo desee va a herirte!
Yulia: ¡ELLA NO ES UNA MALDITA ENFERMA, ALLISON! - Gritó, demasiado enojada con su amiga como para mantener un tono de voz bajo. Elena solo tenía algunos problemas, pero no era una maldita enferma incapaz de hacer nada. La mitad de la cafetería volteó a mirarla en ese instante y las mejillas de la morena de inmediato enrojecieron al darse cuenta de la atención que estaba recibiendo.
Un temblor se apoderó de su cuerpo cuándo sintió una débil respiración en su cuello.
Alfred: ¿Defendiendo a tu noviecita, GayKova?
La pelinegra, al escuchar el tono maligno en su voz, supo que lo que estaba por venir era malo.
Un puño impactó directo en su estómago, dejándola sin aire y haciéndola caer directamente al suelo, tosiendo y tomando grandes bocanadas de aire.
Yulia: ¿Es todo lo que tienes, pequeño? - Preguntó débilmente, intentado recuperar el aire que había escapado de sus pulmones, con una sonrisa intentado aparecer en su rostro.
Arthur: ¡Cállate GAY-KOVA!
Alfred: ¿Qué te parece si te hacemos un par de moretones, preciosa? Tal vez a tu noviecita le gusten…
Arthur: Sí, GayKova… A tu unicornio le gustan las cosas moradas -Dijo con amargura en su voz. La rabia se apoderó de Yulia casi al instante- Es una idiota.
Yulia: ¡No te metas con ella! -Exigió lo más alto que pudo.
Alfred: ¡Owww! ¡Arthur! ¡Se protegen entre sí! ¡Qué hermosura! - Exclamó, con una carcajada saliendo de sus labios. Arthur escupió sobre ella, y Yulia solo pudo dejar salir una lágrima por sus ojos. Se sentía tan humillada- ¿Dónde está ella ahora, GayKova? ¿Dónde está tu noviecita cuándo necesitas que te defiendan? ¿Estará acaso en un bar de mala muerte con otros de su especie?
Yulia: ¡CÁLLATE!
Alfred: Uuuh, que miedo. Casi me hiciste temblar, GayKova.
Fue entonces cuando una voz algo familiar llegó a los odios de la chica.
Fyodor: Déjenla en paz -Exigió, colocándose de brazos cruzados frente a Yulia, protegiéndola. En menos de un minuto, la ojiazul ya estaba rodeada por la mayoría de los miembros del “coro escolar”- Arthur, Alfred, puede que no parezcamos intimidantes. Somos solo miembros del coro y unos raritos, pero vamos a defender a esta chica con todo lo que tenemos. ¡Nos cansamos de ustedes y de toda su mierda!
Una sonrisa instantánea apareció en su rostro aunque no era precisamente el momento de que lo hiciera.
Cuándo Yulia logró ponerse de pie aparecieron Arthur y Alfred frente aquella gran barrera, mirándose mutuamente con los brazos cruzados.
Una carcajada escapó por sus labios al mismo tiempo.
Alfred: ¡APLAUSO PARA LOS RARITOS DEFENSORES DE LA GALAXIA! - Gritó, y los demás chicos de la cafetería, sabiendo lo que podría suceder si no cumplían los caprichos de aquel par les iría mal, comenzaron a aplaudir y reír sonoramente.
Arthur: Apártense idiotas. Yo solo quiero golpear a esta estúpida lesbiana… Ustedes me caen parcialmente bien, así que les dejaré pasar esta.
Oksana: ¿Vas a golpearla solo porque prefiere dedos antes que un pene pequeño como los suyos? - Preguntó cruzada de brazos. Yulia no pudo evitar que una sonrisa apareciera en sus labios. Jamás había pensado que Oksana podría decir algo como aquello.
Alfred: ¡Cállate, Oksana! ¡Eres una…! - Exclamó enojado, acercándose a la chica, preparado para golpearla. Arthur, por suerte, lo detuvo.
Arthur: Tranquilo, Alfred. Recuerda que solo golpeamos a GayKova y de vez en cuando a aquellos gays que se sientan al fondo de la cafetería.
Yulia volteó su mirada hacia a ellos. Eran Richard y Blaine, la única pareja gay conocida en el instituto. Richard era hijo de un ex alcalde, lo cual les evitaba una gran cantidad de golpes, pero no todos. Blaine estaba colocado protectoramente frente a su amante, listo para defenderse si Arthur o Alfred se acercaban a ellos. A pesar de ser víctimas, jamás se habían acercado a Yulia, temiendo que los golpes que recibían esporádicamente aumentaran la frecuencia.
Finn: ¿Y los golpean solo porque son homosexuales? - Yulia conocía a ese chico. Era bastante popular a pesar de formar parte del coro, y toda chica intentaba acercársele. Aun así, nadie lograba conquistarlo. Ahora Yulia conocía la razón gracias a la confesión que Fyodor le había hecho el día anterior.
Arthur solo asintió con una sonrisa maléfica en su rostro, al igual que Alfred.
Arthur: Sí, los golpeo porque son un puto error en este puto mundo… Ahora déjenme disfrutar un poco de mi día. Todos acá quieren escuchar los gritos de GayKova…
Fyodor: Si vas a golpearla solo porque le gustan las personas de su mismo sexo, entonces creo que vas a tener un gran trabajo hoy…
Alfred: ¿Qué quieres decir?
Yulia no estaba preparada para lo que vio a continuación.
En menos de un segundo, Fyodor estaba besando a Finn con pasión en medio de la cafetería. Los demás miembros del coro no se quedaron atrás. Samantha y Franccesca, Oksana y una chica que Yulia supuso era Dara, Kurt y Chris, dos chicos que la morena desconocía pertenecientes a los matematletas, dos de las más populares porristas e incluso el capitán del equipo de fútbol junto al más aplicado de los alumnos, habían comenzado a besarse en medio de aquella cafetería.
Las bocas de Arthur y Alfred se abrieron completamente, al igual que las de todas las personas en la cafetería, incluyendo empleados y profesores.
Demasiado humillados como para permanecer allí, Alfred y Arthur se fueron maldiciendo.
……………………..
Después de lo sucedido en la cafetería, los dos bravucones habían vuelto a aparecer. Yulia intentó dar gracias a los miembros del “coro” por haberla defendido, pero ellos solo dijeron que harían cualquier cosa por la chica que hacía feliz a Elena Katina, dejando la cafetería sigilosamente luego de esto.
Sara y Allison habían intentado disculparse con su amiga durante el resto del día. Finalmente lograron que esta volviera a dirigirles la palabra, pero solo con la condición de que dejaran de opinar acerca de Lena hasta que la conocieran mejor.
Cuándo las clases por fin terminaron, Yulia fue acompañada por Sara y Allison hacía la salida. La morena deseaba que sus amigas conocieran a Elena de una vez y cerraran sus bocas.
No tuvo que esperar mucho para reconocer a la chica de la patineta, alejada de la multitud, mirando el suelo y chasqueando sus dedos mientras vestía una chaqueta de cuero y un beanie morado. Una sonrisa apareció en su rostro.
Yulia: ¡ Lena! -La saludó al llegar a ella. En un movimiento involuntario envolvió sus brazos alrededor del cuello de la chica pelirroja, dándose cuenta muy tarde de lo que había hecho.
Ella jamás había abrazado a Lena mientras esta no estaba en medio de una crisis sin ser rechazada o no correspondida, así que esperó que la chica solo se tensara o no le correspondiera, sintiéndose triste antes de que sucediera.
Como siempre, Lena la sorprendió.
Sus manos rodearon torpemente su cintura, y Yulia dejó escapar un suspiro cuándo la pelirroja hundió su cabeza en su cuello. Yulia hizo lo mismo con ésta, disfrutando del abrazo como jamás había disfrutado ningún otro.
Elena: Hola - Susurró débilmente. Su aliento le provocó cosquillas en el cuello, lo que la hizo reír débilmente durante algunos segundos.
Yulia: Hola - Contestó, sintiendo a Lena reaccionar de la misma forma que ella - Linda chaqueta -La halagó. Era idéntica a la que Yulia estaba usando en ese preciso instante.
Elena: Tu chaqueta también es muy linda…
Yulia: Por supuesto que lo es. Es tuya.
La morocha sintió a Lena sonreír contra su cuello y luego un resoplido salió por su nariz, el aire haciendo cosquillas en su cuello y enviando millones de descargas eléctricas por todo su cuerpo.
Elena: Quiero decir que… se ve… se ve linda en ti.
Una sonrisa se apoderó de su rostro, al igual que un ligero rubor.
De repente, alguien carraspeó audiblemente y ambas chicas se separaron un poco. Yulia dio la media vuelta aun entre los brazos de Lena, quedando completamente apoyada sobre la chica. La pelirroja intentó apartar sus brazos, pero Yulia se lo impidió colocando sus manos sobre las de ellas, acariciándolas con sus pulgares, demostrándole de esta forma que estaba bien.
Sara y Allison se cruzaron de brazos, se miraron mutuamente y sonrieron, como diciéndose mentalmente: “Estas tienen algo”
Yulia: Lena, ellas son Allison y Sara, mis mejores amigas… Allison, Sara, ella es Lena, mi… -Después de todo lo sucedido no sabía cómo etiquetar su relación con Elena. No eran novias, no. Pero tampoco eran simplemente amigas- Mi algo - Susurró finalmente, sintiendo las manos de Lena aferrándose más a su cintura luego de decir esto.
Sara: Es bueno verte de nuevo, Lena -Dijo sonriendo. Y, a pesar de lo que había dicho en la cafetería, no parecía estar mintiendo.
Elena: Es un… un gusto… un gusto verte de nuevo, Sara - Susurró, Yulia dedujo que con la mirada en el suelo. Acarició sus manos con sus pulgares, transmitiéndole seguridad -… Y es un… un placer conocerte Allison -Dijo aun más bajo.
Allison: ¿Es cierto que irán a ver una película?
Elena: Si… Jennifer y Troy… ellos… Jennifer es mi amiga y… -Estaba realmente nerviosa. Sus manos estaban sudorosas, y aunque Yulia intentaba tranquilizarla con caricias en sus manos, no lo lograba - Iremos los cuatro… No quería… yo… sola… no es… no me… y después Yul dijo que… ella… un beso y… yo…
La morena comprendió el mensaje a pesar del nerviosismo de Lena y sus oraciones sin terminar, pero al ver el rostro de sus amigas supo que estas apenas habían logrado captar las palabras.
Yulia: Respira, Lena - Susurró, acariciando sus manos, entrelazando sus dedos por primera vez en el día y sintiendo mil mariposas en su estómago cuando la chica pelirroja las sujetó con fuerza, como si temiese que ella se marchara.
Yulia escuchó a Lena tomar una gran bocanada de aire y soltarla de inmediato.
Elena: Iremos a ver la película con Troy y Jennifer… Ellos… Ellos son - Respiró de nuevo. El no trabarse se le estaba dificultando, dedujo Yulia, pero al menos lo estaba intentando - Son mis amigos. Y yo no quería ir sola, así que invité a Yul y ella dijo que iría solo si…
Yulia: Te autorizo a omitir esa parte, Lena.
Una risita nerviosa escapó por los labios de la pecosa, el sonido retumbando en los oídos de Yulia como el canto de ángeles.
Sara: ¡No! Ya empezaba a ponerse interesante! ¡Cuéntame Elena!… ¡Si lo haces yo juro que… que… BESARÉ A ALLY!
Allison: ¡SARA!
Sara: Vamos, Ally. Sé que quieres besarme.
Allison: ¡Sara, salgo con tu primo!
Sara: Pero yo… yo quiero saber – Susurró, fingiendo tristeza.
Yulia: ¡Aunque se besen ella no les…!
Elena: Yulia quiere que le dé su primer beso - Confeso rápidamente con una sonrisa- Ahora bésense.
Yulia: ¡Elena! - Exclamó sonrojada.
Allison: ¡Sara!
Sara: Prepárate Ally - Susurró seductoramente, sujetando fuertemente a su amiga por la cintura.
Yulia: ¡NO! ¡USTEDES NO PUEDEN BESARSE! - Gritó molesta, no lo suficientemente alto como para que el resto de los estudiantes la escuchara. Se alejó de Lena rápidamente y se colocó entre sus amigas, alejándolas- A cada quien lo suyo. ¡Y Freddie me cae bien, Sara!
Sara: ¡Pero mira a Ally! - Exclamó, intentando parecer seria. Aun así, no funcionó. Risas escapaban de sus labios inconscientemente - Ella es todo lo que podría desear - Suspiró exageradamente.
Allison: Te odio, Sara Hansen.
Sara: ¡Yo te odio más Allison Rompecorazones Dyna!
Elena: ¡No se odien! -Casi suplicó. Yulia de inmediato recordó la poca destreza que tenía Elena para identificar lo que era broma y lo que era real. La miró. La preocupación en su rostro casi la hizo morir de ternura - No tienen que besarse si no quieren, pero por favor no se odien por mi culpa.
Casi al instante, Yulia vio los dedos de Lena comenzar a chasquear.
De inmediato se alejó de sus amigas, la sujetó de la mano y la llevó algo lejos para que sus amigas no pudiesen escucharla. Debía tranquilizarla. Debía comentarle acerca de las muy extrañas personalidades de sus amigos. Y, además, debía reclamarle por revelar lo de su primer beso.
Elena: Se odian por mi culpa - Susurró cabizbaja. Yulia le sujetó las manos y se agachó un poco, haciéndole caras raras hasta que la pelirroja elevó su mirada, sonriendo levemente.
Yulia: No se odian, Lena. Solo están jugando. Es solo una broma.
Lena tardó algunos segundos analizando lo que Yulia le había dicho. La morena sonrió, pues mientras lo hacía pudo mirar los ojos de la chica pelirroja sin que esta apartara la mirada. Ese día había un toque de gris en ellos.
Elena: ¿Estás segura? - Preguntó débilmente, apretando fuertemente las manos de Yulia, sintiendo una fuerte electricidad recorriendo el cuerpo de la morena con este simple acto. Yulia simplemente pudo asentir.
Yulia: Ahora es mejor que nos marchemos si no queremos llegar tarde…
Elena asintió dulcemente, y luego pareció fijarse en algo detrás de la ojiazul.
La chica volteó la mirada. Elena estaba mirando a Sara y a Allison.
Yulia: ¿Qué sucede, Lena?
Elena: ¿Crees que puedan venir con nosotras?
Una sonrisa apareció en los labios de Yulia.
Yulia: ¡ALLY! ¡¿SIGUES ASISTIENDO AL SERVICIO COMUNITARIO?!
Allison: ¡SI, PERO HOY ES MI DIA LIBRE!
Cinco minutos después las cuatro chicas caminaban hacía el hospital. En realidad, lo hacían tres. Elena estaba sobre su patineta, de vez en cuando bajando su pie solo para darse impulso, Yulia sujetaba su mano.
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CONTINUARÁ...
Feliz domingo, chicas gracias por sus comentarios y visitas para apreciar de esta hermosa historia. Fati20, un abrazo dulce querida!
Recuerden que hoy hay doble actualización, así que más tarde tendrán otro interesante capítulo
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Jennifer y Troy las estaban esperando fuera del hospital dentro del auto de la pequeña (Jennifer en el asiento del conductor y Troy en el del copiloto). El chico parecía estar dormido sobre la ventanilla mientras Jennifer sujetaba su mano y cantaba algo que Lena no fue capaz de escuchar.
Golpeó ligeramente la ventana del conductor, obligando a que Jennifer la bajara.
Jennifer: Buenos días, Katina…
Elena: Jennifer, espero que no te moleste… es que… sus amigas… Sara y Allison… las invité a venir.
Jennifer solo le sonrió a Lena y luego miró a las tres chicas que estaban detrás de ella. Saludó a Yulia con una sonrisa, y a las otras dos de igual forma.
Jennifer: Estarán algo apretadas, pero no hay problema alguno.
Lena simplemente asintió y abrió la puerta trasera del auto. Sara fue la primera en pasar y presentarse a Jennifer. Allison fue la siguiente.
Sara: Si los culos monumentales de Yul y Lena ocupan mucho espacio, entonces puedes sentarte en mis piernas Ally.
Allison: ¡Sara! ¡No voy a sentarme en tus piernas!
Sara: ¡¿Por qué?!
Allison: ¡Porque aun tienes esa estúpida idea de que somos novias y seguramente tocarás mi trasero! ¡Y a Freddie no le va a gustar eso!
Sara: Bah Freddieciosa…
Allison: ¡Cállate, Sara “Nombre Largo” “Piernas Largas” “Dedos Largos” “Todo Largo” Hansen!
Sara: Eso quiere decir que te has fijado en mis dedos…
Allison: ¡Sara! ¡Eso fue asqueroso!
Jennifer: Señor, ayúdalas - Suplicó, apoyando su cabeza en el respaldo del asiento del conductor mirando al cielo a través del vidrio del parabrisas.
Mientras tanto Yulia y Lena observaban la discusión mientras intentaban contener su risa y se tomaban las manos dulcemente, el dedo pulgar de Lena acariciaba ligeramente los nudillos de Yulia.
Yulia: Niñas, dejen de pelear - Les pidió con una sonrisa en el rostro. Lena recordó que su maestra de preescolar solía decir cosas como aquella todo el tiempo, así que una gran carcajada escapó de sus labios, haciendo que Troy se removiera en su asiento.
Jennifer: Duerme - Susurró al oído de su novio, acariciando su mejilla dulcemente, dejando un ligero beso allí.
Elena: Lo siento – Se disculpó, avergonzada. Odiaba perder el control.
Yulia: Es mejor que nos vayamos antes de que despertemos a Troy - Dijo, sujetando fuertemente la mano de Lena- Y para que ustedes dos - Señaló a Sara y a Allison - dejen de pelear como un par de estúpidas, Lena va a ir sobre mis piernas. Punto.
Casi de inmediato la sonrisa en el rostro de la pelirroja se borró y su cabeza comenzó a sacudirse, negándose rotundamente.
Yulia: ¿Por qué no? - Preguntó mirándola fijamente a los ojos. Lena apartó su mirada de inmediato, sintiéndose incómoda.
Elena: Mi trasero es grande – Susurró avergonzada - No como el tuyo, pero es… es…
Jennifer: Lena cree, está algo… no algo. Muy… pasada de peso - Explicó a través de la ventanilla del auto, una mueca que Lena no supo distinguir apareciendo en el rostro de su mejor amiga. La pelirroja simplemente se encogió de hombros, afirmando que lo que había dicho su amiga era cierto.
Yulia: Lena -Dijo, mirándola de nuevo a los ojos, está vez la pelirroja mantenía la mirada. Lo cierto es que amaba como los ojos de Yulia podían hacer que su corazón trasplantado y con fallas se acelerara como un caballo que galopa a través de los valles - Eres increíble ¿Está bien? Tienes un cuerpo increíble, desde tu cabello hasta tus pies. No estás pasada de peso, créeme. Tienes cada kilo donde debe estar. Y aunque lo estuvieses me encantarías, y encantarías a cada persona que te viera… Y no me hagas hablar de tu culo porque…
Sara: Ya sabemos que babeas por el culo de la chica por la que me dejaste, así que ahórrate eso y sube al auto para que podamos ir a ver esa película…
El rostro de Yulia se volvió completamente rojo y Lena sonrió. Amaba verla avergonzada, esos momentos en los que se convertía en una tierna niña inocente a la cual solo quería besar y abrazar hasta morir.
Fue entonces cuando Lena lo decidió.
Con rapidez se movió hacia el auto y subió, viendo a Yulia sorprenderse ante su rapidez, su corazón se quejó un poco debido al brusco movimiento. Colocó su patineta bajo sus pies y sonrío pícaramente mientras miraba fijamente los ojos de Yulia, logrando no sentirse ni un poco incómoda.
Elena: Estoy segura de que mi trasero es grande, pero necesito comprobar que tu trasero sea tan grande como se ve…
Yulia: ¡Lena!
…………………..
Lena sonreía al sentir las manos de la pelinegra acariciar su fistula delicadamente mientras sus propios brazos envolvían la cintura de Yulia, una sonrisa siempre dominando su rostro.
Elena: ¿Cómo está él?- Preguntó refiriéndose a Troy, que había comenzado a removerse en su asiento produciendo algunos sonidos guturales.
Jennifer miró a su novio unos segundos, sonrió con tristeza y luego simplemente le sujetó la mano con fuerzas. La pelirroja, por supuesto, no notó este gesto. No a causa de su Asperger, sino debido al hecho de que el cuerpo de Yulia no le permitió ver.
Jennifer: Él… su tumor está creciendo, Lena. Está en una zona de su cerebro que es prácticamente intocable, así que es imposible que él no… Que él no m… él no… Ya sabes… pero aun así los doctores creen que pueden hacer algo, así que intentaré pensar positivo y olvidar que… lo estoy perdiendo - Una lágrima resbaló por su mejilla, y Lena la vio limpiarla rápidamente a través del espejo retrovisor. Las caricias en la fistula aumentaron, y le gustaba la sensación que dejaban los dedos de Yulia al pasar por aquel leve elevamiento en su brazo. Simplemente, la hacían sentir un poco menos mal al saber que, dentro de un mes, Troy ya no estaría allí - ¿Recuerdas que solía quejarse de dolores de cabeza y a veces se trababa al hablar? Era a causa del tumor… Los síntomas ahora son más intensos. Tiene que tomar píldoras para el dolor, y estas lo hacen sentir muy cansado. De vez en cuando olvida cosas y tiene ataques de ira… Así que si quieres saber cómo está creo que… no puedo… no puedo responder eso… - Pequeñas lágrimas resbalaban por la mejilla de la chica, y su nariz levemente se enrojecía. Lena quería hacer algo, decir algo, pero simplemente no podía. Se sentía tan mal que las lágrimas no tardaron en llegar a sus ojos, no permitiéndose liberarlas.
Sara: Lo importante es que él está vivo ahora - Susurró Sara, sujetando dulcemente la mano libre de Jennifer. Se conocían hacía menos de cinco minutos, así que Lena no podía comprender como Sara podía estar dirigiéndole la palabra a Jenny. Ella, normalmente, no hablaba con alguien hasta haberle visto al menos unas cinco veces. Y ni hablar de tocarla - Si alguien me dijera que Freddie va a morir mañana yo… me destrozaría, pero… intentaría hacerlo feliz durante las pocas horas que le quedarían porque… Estás haciéndolo bien, Jennifer. No puedes cambiar nada, pero puedes hacer todo un poco menos difícil para él…
……………………..
Yulia: ¿Te duele? - Preguntó, Lena solo iba sintiendo el ronroneo del auto y tenía sus piernas parcialmente entumecidas debido al peso del cuerpo de la morena sobre ellas.
Elena: ¿Qué cosa? –La pelirroja no era buena para deducir, aunque las cosas estuviesen frente a su nariz.
Yulia: Tú fistula…
La chica pelirroja miró a las demás. Sara y Allison estaban hablando acerca de cual canción de Beyonce colocar en la radio mientras Jennifer intentaba persuadirlas con colocar a Justin Timberlake. Nadie parecía estar ganando. Troy simplemente continuaba dormido, ajeno a la conversación.
Yulia: Lena… - Escuchó a lo lejos.
Se había distraído. Lo supo en cuanto miró a Yulia e intentó recordar lo último que la chica había dicho, sin éxito. Solo pudo sonreír como una idiota al verla, como siempre.
Yulia: ¿Qué es tan gracioso?
Elena: No lo sé. Yo no recuerdo lo que me preguntaste - Susurró, escondiendo su rostro en el cuello de Yulia.
Yulia: Te pregunté si te duele que toque tu fistula…
Lena se echó a reír. La inocencia en las palabras de Yulia la hacían sentir inmensas cosquillas en su estómago, y las cosquillas la hacían querer reír durante toda su vida.
Elena: No. Pero intenta no presionarla, es delicada… Y por eso siento cosquillas cuando la tocas. Es agradable–Confesó- Al igual que el hecho de tener tu trasero sobre mis piernas –Agregó en ruso, pensando que Yulia no entendería.
Yulia: ¡Lena! ¡Eres una pervertida!
La pecosa abrió sus ojos como platos. ¿Acaso había escuchado a Yulia hablar coreano?
“Por supuesto que lo hiciste, idiota”
“Y su voz en ruso es sexy”
“Calla tu lado pervertido idiota”
“No pelees conmigo, yo soy tú y tu eres yo”
“Cállate idiota, me das dolores de cabeza”
Elena: Yulia… ¿Hablas ruso?
Yulia: Soy de Rusia. Vivo acá desde hace menos de un año. Pensé que lo sabías… Mi acento me delata –Comentó sonriéndole, y luego giró su cabeza para mirarla a los ojos, el auto de Jennifer iba deteniéndose frente a un semáforo, el corazón de Lena iba acelerando - Por cierto, eres sexy hablando ruso.
Elena: Tu acento no te delata en mi cabeza –Comentó, señalando con su dedo su frente. Era odioso no poder darse cuenta de detalles tan simples como acentos lingüísticos - Y tú también eres sexy hablado ruso.
Sara: ¡¿PUEDEN DEJAR DE HABLAR EN SU FUCKING IDIOMA Y DEDICARSE A HABLAR DE BEYONCE EN UN IDIOMA QUE CONOZCAMOS?!
Lena simplemente sonrió y asintió mientras escuchaba a Yulia carcajearse sobre sus piernas.
Su risa era la mejor risa que jamás podría escuchar.
…………………….
Luego de ir a unos cinco cines diferentes (Yulia y sus amigas habían sido vetadas en todos ellos), llegaron a uno lo suficientemente lejos como para que Sara no hubiese dado problemas allí.
Compraron los boletos, las palomitas, los refrescos y las golosinas, pero aún faltaba una media hora para que la película comenzara así que decidieron sentarse en una mesa a charlar mientras Troy tomaba un par de pastillas. Despertarlo había sido difícil para Jennifer, pero finalmente lo había logrado.
Lena rió cuándo los vio salir del auto. Estaban usando la misma ropa, solo que la de Jenny era un poco más femenina. Según recordaba, vestirse iguales estaba en la lista de Troy. Lena se rió aún más cuándo Troy comenzó a burlarse de ella por el hecho de que sería él quien moriría primero. Jenny no decía nada, solo escuchaba y sonreía dulcemente cuando Troy la miraba.
Fue doloroso para ambas. Lena lo sabía.
Pero, aun así, la chica pelirroja se esforzó por actuar lo suficientemente bien.
Troy: ¡Troy llamando a… -Hizo una pausa, como si no pudiera recordar el nombre de la pecosa, a la cual estaba mirando fijamente mientras movía su mano frente a su rostro. Pasaron varios segundos antes de que completara su frase - Lena!
Elena: ¿Qué sucede?
Troy: Estaba diciendo que ahora que volví del… de allí –Señaló la puerta del baño hombres- voy a seguir burlándome de… de ti… -Dijo con una sonrisa que era completamente falsa, incluso para Lena- ¿Cierto Jenny?
Jennifer: ¿Te duele la cabeza, amor? – Preguntó sujetando su mano, preocupada, ignorando la pregunta anterior.
Troy: No –Se negó- Ni un… ni un poco –Sonrió, pero el diccionario mental de Lena de inmediato supo que era falsa de nuevo. Estaba intentando convencerse -… Lena, Yulia me contó que… le gusta… Ed Sheeran. ¿Verdad, Jennifer? –La pequeña asintió.
Yulia: Le conté sobre mi obsesión por sus letras, su música, su voz y el hecho de que estoy usando su camiseta bajo esta chaqueta.
Elena: Dime que no es verdad –Suplicó con un suspiro escapando por sus labios mientras que tomaba la mano de Yulia bajo la mesa, de inmediato su pulgar comenzó a jugar con los nudillos de Yulia.
Yulia: ¡Vamos, Lena! ¡Es hermosa!
Elena: ¡Lo sería si no fuese rosa chillón y si tú no dijeras que si llegase a cantarte en el oído te volverías completamente heterosexual!
Yulia: ¡Lena! –Reclamó. Lena la vio sonrojarse y sonrió.
“Te trae loca, idiota”
“A ti también”
Sara: Alguien está celosa…
Yulia: ¡Sara!
Sara: ¡Yulia!
Allison: ¡Allison!
Todos miraron a la chica, confundidas e intentado que un ataque de risa no saliera de sus gargantas.
Allison: ¿Qué?… Quiero sentir que hice algo malo, y si ustedes no van a reprenderme, voy a hacerlo yo porque soy muy rebelde.
Sara se echó a reír con el comentario de Allison, y luego la siguieron los demás.
Sara: Esa es una de las razones por las que dejaría a Freddie por ti – Se burló, y luego abrazó a Allison fuertemente y depositó un sonoro beso en su mejilla, la otra chica solo rió ante la broma de su amiga.
Troy: Jennifer… -Dijo Troy, mirándola. Las demás miraron de forma inevitable, como atraídos por el imán del amor ajeno- ¿Puedes…? Yo quiero un beso tam… también.
Jenny simplemente sonrió y se acercó a la mejilla de Troy, depositando un tierno beso allí, y luego sujetó dulcemente las mejillas del chico y lo obligó a mirarla para plantar un dulce beso en sus labios.
Elena: Awww, Tronyfer –Suspiró.
Sara: ¿Qué has dicho?
Jennifer: Lena nos creó un ship juntando nuestros nombres. Es muy lindo.
Elena: Y estúpido…
Jennifer: Por favor, Katina. Es lindo y ya…
Sara: ¿Sabes Lena? Yo intenté crear un ship para ustedes… Yulka fue lo mejor que me ocurrió… Tal vez puedas ayudarme.
Yulia: ¡Sara Hansen, cierra tu boca! –Lena sonrió al escuchar el agudo tono de la chica. Realmente estaba muy avergonzada.
Se quedó callada unos instantes, observando a Yulia enrojecer y creando un montón de nombres, ninguno lo suficientemente bueno.
Hasta que finalmente se le ocurrió…
Elena: ¿Por qué no YuLena?
Yulia: ¡LENA!
Sara: Eso suena bien… Realmente muy bien.
………………………..
Jennifer: Chicas, la película está por comenzar –Informó mientras ayudaba a que Troy se levantara de su silla, sosteniendo sus palomitas y bebidas cuando el chico estuvo estable sobre el suelo.
Troy: ¿Vamos a ver los pitufos, Jennifer?
Jennifer: Troy, esa película la vimos hace meses…
El chico asintió. Lena, al ver su rostro, supo que no lo recordaba. Y supo que era a causa de su tumor.
“Puta vida de enfermedad” Pensó, entendiendo un poco la sensación que Troy debía de tener en ese momento.
Troy: Oh, lo siento Jenny…
Jennifer: No te disculpes – Susurró abrazándolo. Ahora que estaba de pie, Lena podía observar Claramente la gran altura de Troy y a la pequeña Jennifer mirándolo desde abajo. Para cualquiera que los viese de lejos, el hecho de su romance era una locura. Para Lena, su romance era algo que, simplemente, era completamente perfecto.
Fue entonces cuando Elena Katina recibió un mensaje de su madre.
“Llámame ahora mismo”
Lena: Chicas, tengo que hablar con mi madre… Saldré un rato… Las veo dentro…
Sara: Está bien, Lenka…
Elena: ¿Lenka?
Sara: Si, Lenka…
Lena simplemente negó con su cabeza sonriendo ante semejante estupidez. Lo cierto era que el humor de Sara era un poco raro, pero a Lena comenzaba a gustarle.
Yulia: ¿Quieres que te acompañe?
Sara: ¡YuLena Feels!
Yulia: ¡Sara!
Elena: Quédate. Estaré bien –Prometió mirando a Yulia- Serán solo unos minutos.
Lena salió del cine y se dirigió a un hermoso jardín con hermosas rosales alrededor y una fuente en medio mientras llamaba a su madre. No pudo evitar pensar en que en ese jardín había planeado tener su primer beso con Yulia y que seguramente, como su vida era un asco, su madre desmoronaría todos sus planes. Pensó en lo hermoso que habría sido poder besarla frente a la fuente, escuchando a los pajarillos cantar y con las rosas preparadas para hacerlo todo un poco más romántico. Suspiró antes de llevarse el teléfono a la oreja.
Inessa: ¿Lena?
Elena: ¿Qué sucede, mamá?
Inessa: ¿Dónde estás?
Elena: Estoy con Jennifer y Troy. Voy a ver una película con ellos y unas amigas.
Inessa: ¿Qué amigas?
Elena: Ellas… -No podía hablarle sobre Yulia, así que decidió mentir - No son malas personas. Lo prometo. Puedes preguntarle a Jennifer.
La pelirroja cerró los ojos, esperando que su madre le exigiese regresar de inmediato. Incluso ahora, después de escuchar lo que había dicho a ésta, Lena deseaba regresarse a casa por haber cometido semejando locura de ir al cine con dos extrañas, la chica que le gustaba, su mejor amiga y un chico alto con un tumor cerebral que lo estaba matando.
“Tomas muy malas decisiones, idiota”
Inessa: Oh, ya veo… Disfrútalo, cariño. Pero no llegues tarde –Dijo su madre, y luego la llamada finalizó, dejándola con la boca abierta.
Miró su celular atentamente. ¿Podía ser aquello cierto? ¿Podía estar Inessa Katina, la madre controladora, estar permitiendo que su hija viera una película con personas que no conocía?
Aquel debía de ser el mejor día de su vida…
Estuvo así, mirando su celular fijamente, pensando en la broma que seguramente le estaban jugando, cuándo sintió un par de brazos envolver su cintura por detrás. Conocía esos brazos.
Elena: ¿Yulia? –Por supuesto era ella- ¿Qué sucede?
Se giró y notó que la chica la miró fijamente a los ojos, de inmediato Lena se perdió en aquel mar. Sintió unauya y la sujetó dulcemente, acariciando los nudillos de Yulia con su pulgar. Le gustaba hacer eso. Se sentía bien, y la chica pelinegra sonreía cuándo lo hacía, así que… ¿Por qué no?
Yulia: Quiero mi beso ahora… - Susurró avergonzada.
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CONTINUARÁ...
Gracias y nos leemos mañana!!
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Yulia simplemente la había seguido. Lo único en lo que podía pensar era en el gran deseo que tenía de que los suaves labios de Lena presionaran los suyos por primera vez.
Se sentía emocionada, como una niña pequeña a punto de probar su helado favorito. O como un niño que acaba de recibir sus primeros autos de juguete. O como una adolescente que conoce a su artista favorito… Había muchas comparaciones, pero ninguna lo suficiente buena como para descubrir lo que estaba sintiendo…
Había corrido en cuánto la vio marchar, asegurándoles a los demás que solo quería asegurarse de que Lena estuviese bien. Y creyó convencerlas hasta que Sara gritó:
Sara: ¡Suerte con el beso!
Sus mejillas, como siempre, se sonrojaron de inmediato.
La encontró mirando su celular, en un jardín repleto de flores tan hermoso que no pudo evitar suspirar al ver la belleza en él. Quería su primer beso justo allí. Realmente quería que aquel lugar mágico guardara el recuerdo de aquel mágico momento en el que Elena sellaría sus labios con los suyos.
Se acercó lentamente a ella, sonriendo, sabiendo que si procuraba no hacer mucho ruido ella no sabría que estaba allí. En realidad, aunque hiciera ruido Lena no se daría cuenta. Estaba demasiado metida en sus pensamientos, ajena a lo demás que estaba pasando, así como muchas veces sucedía.
Se colocó detrás de la chica pelirroja. Ahora que estaban cerca, Yulia podía apreciar el hecho de que Elena era apenas un par de centímetros más alta. No era como si no lo hubiese sabido antes. Tiempo atrás se había dado cuenta mientras compartían tarde en la habitación de ésta. El punto era que estaba nerviosa, y cuando se está nerviosa comienzas a notar cosas estúpidas que no vienen al cuento.
Sin pensarlo, rodeó la cintura de Lena. Recordó que no solía estar acostumbrada al contacto físico, y menos al de las personas que no podía ver, así que se preparó para ser rechazada. Pero eso no sucedió.
Elena: ¿Yulia? – Preguntó, y una tonta sonrisa apareció en sus labios. ¿Cómo era posible que la pelirroja la reconociera sin verla directamente?- ¿Qué sucede?
La pelirroja comenzó a darse la vuelta, su rostro quedando considerablemente cerca. Yulia se sonrojó. Se estaban mirando fijamente, y la morena se sentía en el cielo. Soltó la cintura de Lena y dirigió sus manos a las de ellas, sintiendo de inmediato las reconfortantes caricias de sus pulgares en sus nudillos. Sonrió. Le gustaban aquellas caricias. Era como si, de esa forma, la chica le dijera que todo estaba bien… Entonces, simplemente, lo dijo…
Yulia: Quiero mi beso ahora… -Dijo en algo que sonó más como un susurro. Su rostro ardía. Estaba segura de que su sonrojo era más que evidente.
Fue entonces cuando sintió un par de manos sujetar dulcemente sus mejillas y acariciarlas. Elevó su mirada. Lena tenía sus ojos pegados en los de ella, y parecía que jamás iba a apartarlos. Elena Katina estaba enamorada de ella. Lena estaba tan enamorada como ella.
Iba a recibir su primer beso de alguien que estaba completamente enamorada de ella, y a la cual amaba de igual forma.
Elena Katina era la chica perfecta para ella, Yulia Volkova, la adolescente que comenzó a ser maltratada a los quince años en cuánto los demás supieron que sus gustos eran distintos a los de las otras chicas. Aquella que no tuvo verdaderos amigos hasta que había comenzado su vida en un nuevo país. Aquella que jamás se sintió lo suficientemente hermosa como para que una chica considerablemente buena se enamorara de ella. Aquella que era golpeada todos los días por los estúpidos de Arthur y Alfred. Aquella que jamás había conocido lo que era estar verdaderamente enamorada de alguien.
Jamás pudo pedir algo mejor.
Sonrió.
Yulia: Me gustan tus ojos, Elena…
Elena: ¿Qué…? –Parecía desconcertada.
Yulia: Me gustan tus ojos. La forma en que me miran. No lo sé, tal vez estoy loca, pero cada vez que tus ojos se encuentran con los míos es como si pudiese volar y… Me gusta eso, Lena. Me gusta volar… Y me gusta que me toques, aunque sea con un dedo. Me gusta cuando entrelazas nuestros meñiques. Me gusta cuando sujetas mi mano, y me gusta cuando me acaricias los nudillos con tu pulgar… Y me gusta cuando andas en patineta, y también cuando caminas… Me gusta cuando colocas tu mano derecha sobre la ventana y luego me sonríes. Me gusta mucho verte sonreír, incluso por una estupidez y… Supongo que solo me gusta cada mínima parte de ti… Y me gusta que me gustes… y me gusta que seas la primera persona a la que voy a besar. Me gusta que seas la primera persona por la que me siento sentimentalmente atraída… y me gusta cuando dices que te estás enamorando de mí, porque yo también lo estoy haciendo.
Sintió lágrimas caer sobre sus mejillas y bajó la mirada, avergonzada. No quería llorar durante su primer beso… Pero aquellas no eran lágrimas de tristeza. En ellas había alegría, esperanza, amor, y no podía evitar liberarlas.
Elena: ¿Por qué lloras?… No llores, por favor…
Yulia: Jamás voy a poder decirte lo muy especial que eres para mi Elena Katina… No soy buena con las palabras, como tu… Yo solo… Me gustas Lena … Me gustas mucho… Y lo siento si no puedo explicártelo como debería hacerlo -Dijo en un susurro, volviendo a alzar la mirada, encontrándose con una sonriente pelirroja frente a ella.
De repente y para sorpresa de Yulia, la ojiverde se acercó a su rostro y comenzó a depositar delicados besos sobre sus mejillas, limpiando sus lágrimas detenidamente, haciendo a Yulia sentir cosquillas cada vez que aquellos delicados labios tocaban su piel. No pudo evitar soltar risitas nerviosas.
Sin pensarlo, colocó sus manos en la cintura de Lena, aferrándose fuertemente a aquella chaqueta negra tan parecida a la que ahora llevaba puesta.
Y fue entonces cuando sucedió.
Elena simplemente colocó sus labios contra los de Yulia, esta última sintiendo su cuerpo vacilar en cuanto aquellos labios tocaron los suyos, cerrando los ojos de inmediato ante el suave contacto.
Era un beso suave, delicado, que llenaba a Yulia de un montón de cosas que jamás había pensado sentir. Los labios de Lena se sentían increíblemente bien sobre los suyos. Suaves. Tiernos. Dulces. Electrizantes.
No eran de aquellos besos pasionales de película. Era un dulce y leve primer beso.
Sin saber por qué, Yulia comenzó a reír sobre los labios de la pecosa. No pensó en que ella se alejaría, solo rió. Y lo hizo aún más cuando las manos de Lena rodearon su cuello y la acercaron más a sus labios.
Fue entonces cuando Elena comenzó a reír sobre sus labios también. Estaban riendo sobre los labios de la otra, y no había mejor sensación que esa. Jamás podría cansarse de besar a Lena de aquella forma.
Yulia fue la primera en separarse de los labios de Lena y apoyar su nariz contra la de esta, respirando agitadamente y dejando que leves risitas salieran de sus labios. Elena hacía exactamente lo mismo.
Y, simplemente, volvió a besarla. Yulia Volkova había descubierto su nueva obsesión: Los besos de Elena Katina. Sin pensarlo, rodeó con ambos brazos el cuello de la pelirroja, esta última bajando sus manos hacía las caderas de la morena segundos después, y sin dudar, la ojiazul la acercó más a ella, como si esto fuese posible. El beso era lento, casi tanto como el anterior, y las cosquillas regresaban al estómago de Volkova.
De repente, sintió la lengua de Lena trazar su labio inferior. Tuvo deseos de abrir los ojos, pero lo evitó. Aquello se sentía bien, y si bien estaba sorprendida, quería que la pelirroja siguiera haciéndolo. Como si hubiese escuchado sus pensamientos, la chica de la ventana lo hizo de nuevo.
Inconscientemente entreabrió sus labios, y sin que pudiese hacer nada la lengua de Lena estaba dentro de su boca, explorándola lentamente, haciéndola sentir grandes descargas eléctricas por todo su cuerpo. Había leído sobre besos en sus libros de ficción, pero aquello que estaba sucediendo era mil veces mejor que aquellos besos escritos… Era mejor porque en aquellos libros no incluían a Elena Katina.
A pesar de todo, era un beso inocente. Dulce. Lento. Un beso con sabor a ilusiones y enamoramiento. Un beso con sabor a la pelirroja.
Finalmente, Yulia fue separándose lentamente de la chica, abriendo los ojos cuando sintió que estaba lo suficientemente lejos. La miró. Una gran sonrisa decoraba el rostro de Lena, e incluso podría haber dicho que sus ojos también lo estaban haciendo. Se mordió ligeramente el labio mientras se fijaba en los de la pecosa, esos que segundos antes habían estado sobre los suyos. Y se echó a reír. Rió fuerte, como cuando te están haciendo cosquillas en todo el cuerpo.
Rió porque había besado a Elena Katina en medio de un hermoso jardín y frente a una elegante fuente. Rió porque se sentía mejor que nunca. Rió porque estaba enamorada de ella.
Sin dudarlo, enterró su cabeza en la de la otra chica, leves risitas aun saliendo por sus labios. La chica de la ventana también estaba riendo, pero un poco más bajo que ella.
Elena: Se mi novia, Yulia Volkova…
Jamás se negaría a aquello.
…………………..
Habían decidido irse. No querían estar con nadie más en aquel momento que con ellas mismas.
Caminaban en dirección a sus casas tomadas de la mano, de vez en cuando Lena besando dulcemente sus labios y Yulia abrazándola de costado cuando se le daba la oportunidad. Algunos que pasaban por su lado las miraban con asco, y otros simplemente les sonreían y continuaban caminando, como si aprobaran su amor, pero a la distancia.
Elena: La sociedad no está lista para nosotras…
Yulia: Pero nosotras estamos listas, y eso es lo que importa… - Contestó, tomando el brazo de Lena y besando su fístula dulcemente. Le gustaba hacerlo. Elena sonreía cada vez que lo hacía, y su risa era la cosa más hermosa y perfecta que Volkova jamás había logrado visualizar.
Y el infierno de ese día comenzó.
XX: ¡GayKova! ¡Qué grata sorpresa!
La respuesta inmediata de Yulia fue paralizarse.
“No, hoy no. Por favor”
Elena: Sigue caminando –Le susurró. Yulia la miró, incrédula. ¡¿En serio quería que siguiese caminando tranquilamente cuando aquel chico quería destrozarle los dientes?! Lena estaba enojada, pero aun así no parecía estar a punto de dar la vuelta para enfrentar a Arthur. Era como si estuviese segura de que no la atacarían.
Y decidió que si Lena caminaba, ella lo haría también.
Le sujetó la meno fuertemente y siguió caminando junto a ella, manteniéndose tensa.
Arthur: ¡GayKova! ¡Estoy hablando contigo!
Yulia cerró los ojos fuertemente. Esta vez, la voz del chico había sonado aun más severa.
Elena: Sigue caminando. Estamos en una via pública, y hay unas veinte personas viendo. No puede hacernos nada – Aseguró besando su mano para tranquilizarla. Lo logró. Lena era todo lo que estaba bien para su vida y un solo beso podía hacerla sentir segura en el centro de millones de explosiones.
Yulia: ¿Cómo nos deshacemos de él?
Arthur: ¡GAYKOVA!
Elena: Entremos a esa floristería…
Lo hicieron, y tal y como Lena parecía haberlo previsto, Arthur se fue casi de inmediato, aunque bastante enojado.
Elena: Está bien – Susurró para tranquilizarla. Yulia no había notado estar abrazando a Lena fuertemente, temblando - Todo estará bien mientras estés conmigo. Yo voy a protegerte, incluso siendo una completa inútil.
Yulia: Elena, tu no eres…
De repente, el encargado de la tienda se acercó a ellas. Ambas voltearon. Era Fyodor, y detrás del mostrador, su novio Finn arreglaba algunos ramos de rosas mientras tarareaba alguna estúpida canción.
Fyodor: ¿Puedo ayudarte, Katina?
Elena: ¿Qué estás… haciendo… que estás haciendo acá?
Fyodor: Negocio familiar – Explicó con una gran sonrisa - Bueno, casi… - Miró a Finn, que le sonrió de vuelta y saludó a las chicas con una sonrisa- ¿Necesitas un ramo o algo así?
Yulia: No… nosotras ya nos… -Quiso contestar, pero fue interrumpida por Lena.
Elena: Solo quiero una rosa…
Fue el primer regalo que Yulia recibió de su novia, Elena Katina.
___________________________________________________
CONTINUARÁ...
Bueno, y el tan anhelado beso ya llegó Nos leemos mañana de nuevo. Un fuerte abrazo
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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El domingo después de la hora del almuerzo Yulia subió a su habitación, esperando lograr hablar con su novia a través de la ventana antes de que esta tuviese que irse a clases de piano y ella recibiera la visita de Sara y Allison para ver películas y hablar sobre cualquier estupidez en la sala de estar.
Elena y ella habían hablado sobre esto días antes: no por estar ahora en una relación debían olvidar a las otras personas en su vida.
Al llegar a su habitación, Yulia decidió darse un baño rápido, pues había ayudado a Jhonathan a cocinar y el olor a humo se le había pegado a la ropa. Luego de que el agua golpeara su cuerpo durante unos diez minutos, salió y se colocó un corto short negro y una camiseta rosa, junto a un lazo del mismo color. Sonrío. Ahora que lo recordaba, Lena jamás la había visto con lazos en el cabello, y esto era extraño, pues Yulia los amaba. Pensó que tal vez se había encariñado demasiado con la gorra morada de la chica de la ventana, y lo confirmó cuándo deseó colocársela al pensar en ella. Pero no. Era el momento de descansar para esa gorra.
Salió del baño preparada para ir a la habitación de Elena, y no imaginó que se llevaría una gran sorpresa en ese preciso instante.
La pelirroja estaba en su ventana usando una camiseta negra que dejaba al descubierto sus hermosos y pálidos hombros y un beanie del mismo color en su cabeza, golpeando el vidrio con su mano izquierda ligeramente. Sonrío al verla.
De inmediato corrió a abrir la ventana para dejar pasar a su novia. En cuanto la chica cabellos rojos estuvo dentro, se abrazó a Yulia y colocó su cabeza sobre su hombro, comenzando a acariciarla inmediatamente, alegre ante el contacto. A pesar de ser novias, el contacto físico era algo a lo que aún Elena no estaba acostumbrada, así que la morena disfrutaba cuando cosas como esas sucedían. Pero no esa vez.
Lena respiraba pesadamente y sus manos parecían temblar ligeramente.
Yulia: Lena… Elena … ¿Estás bien?
Difícilmente, la chica negó con su cabeza. Yulia, sabiendo que la chica no tendría fuerzas para rechazarla, colocó su mano sobre el pecho de la otra y descubrió un latido irregular.
Yulia: Será mejor que te sientes…
No tardaron en llegar hasta la cama. Yulia se sentó al lado de la pelirroja entrelazando sus meñiques, viéndola intentar recuperar su respiración. Se veía cansada.
La vio colocar su cabeza entre sus propias piernas y sus propias manos sobre su rostro. En algún libro la morena había leído que hacer eso era bueno para la oxigenación. Y hablando de piernas, Elena estaba usando unos cortos shorts blancos, lo cual dejaba ver sus pálidos muslos y…
“¡Concéntrate, Yulia! ¡¿Acaso no ves que tu novia se esta ahogando?!” La voz de Arthur en su mente siempre la hacía centrarse y dejar de pensar en cosas irrelevantes como las sexys piernas de Elena “¡YULIA!”
Sacudió su cabeza varias veces. Debía concentrarse en el echo de que su novia parecía estar a punto de desmayarse por falta de oxigeno.
Delicadamente, comenzó a acariciar la espalda de la pelirroja, realmente preocupada.
Yulia: ¿Ya estás mejor? - Preguntó luego de unos minutos.
Lena asintió, levantando ligeramente el rostro para luego volver a colocarlo sobre sus piernas.
Elena: Es solo… subir… escaleras… yo… corazón… rechazo - A pesar de que no había logrado completar ni una sola frase, la morena comprendió claramente lo que estaba diciéndole.
Yulia: Está bien, Lena. Tomate tu tiempo.
Luego de unos diez minutos, Lena finalmente levantó la cabeza, miró a la pelinegra y sonrió.
Elena :Hola - Dijo con voz baja y rasposa. Aún su respiración no se había normalizado del todo, pero estaba mucho mejor que al principio. Una sonrisa instantánea se dibujó en los labios de Yulia.
Yulia: Hola - Susurró colocando un rebelde mechón de cabello tras la oreja de su novia - ¿Cómo llegaste hasta acá?
Elena: Cambié la… la escalera de lugar y… y yo… yo solo subí… y estuve… diez minutos… y tuve que sujetarme… me cansé y…
Yulia: Oh, Lena, lo siento. Debí dejar la ventana abierta… Estaba tomando un baño y no pensé que tu vendrías hasta acá. En realidad, iba a ir a tu habitación ahora mismo…
Elena: Quiero demostrarte que… que tu… no eres una simple rutina - Susurró mirándola fijamente a los ojos. Como siempre, la intensidad de aquella mirada color esmeralda estuvo a punto de hacerla caer desmayada.
Yulia sonrió de forma inmediata, sujetó las mejillas de Lena entre sus manos y la besó tiernamente, haciendo a la pelirroja suspirar.
Yulia: Eres tan especial para mí, Lena…
La pecosa simplemente sonrió y luego, lento y de forma torpe, rodeó la cintura de Yulia con sus brazos y le besó la mejilla. Luego enterró su cabeza en el cuello de ésta.
Elena: Lamento si mis abrazos no son los mejores pero… no acostumbro darlos.
Yulia simplemente sonrió y besó dulcemente la parte superior de la cabeza de su novia antes de abrazarla ella también.
Yulia: Tus abrazos son los mejores, Elena Katina – Susurró, y se inclinó para posar sus labios sobre la mejilla de su novia. Fue algo incómodo, ya que la chica seguía apoyada en su hombro, pero valió la pena cuándo Lena giró la cabeza y unió sus labios con los de ella.
Elena elevó su cabeza y se separó de los labios de Yulia, mirándola fijamente a los ojos.
Elena: Me gusta… tu lazo. Es algo muy… rosa… pero me gusta.
Yulia: Es bueno escucharte decir esto - Sonrió.
Se hizo silencio. Pero no uno incómodo. Fue uno de aquellos que pueden permanecer horas sin que nadie los note.
Elena: ¿Vas a mostrarme tu habitación?
Ella simplemente pudo asentir.
……………….
Luego de que Lena hubiese visto su escritorio con una cantidad descomunal de libros, sus paredes rosa chicle repletas de fotografías y posters, su desordenado armario y el suelo repleto de cosas, y de que Lena le diera varios consejos de limpieza que obviamente Yulia no pensaba aceptar, se recostaron sobre la desordenada cama de sabanas rosadas de la chica de cabellos negros, sus hombros tocándose y sus manos entrelazadas sobre el estómago de ésta última.
Yulia: ¿Te gustó mi habitación?
Elena, simplemente, se encogió de hombros.
Yulia: Vamos, Lena, puedes decirme…
Elena: Es linda, pero… está muy desordenada y me hace sentir un poco nerviosa, más o menos.
Yulia: Si eso es verdad entonces ahora mismo estarías chasqueando tus dedos - Susurró con una sonrisa mientras miraba la mano de Elena sujetando la suya, su dedo pulgar acariciando sus nudillos.
Elena: ¿No has pasado suficiente tiempo conmigo como para darte cuenta de que tus manos logran tranquilizarme en cualquier momento? -Le dijo acercándose a sus labios lentamente, Yulia cerrando sus ojos casi de inmediato - Con tu mano logras que se detengan mis ataques de pánico. Logras que olvide el echo de que tu habitación es un asco y de que estoy rompiendo mi rutina más que nunca. Te a… -Se detuvo, y un gran suspiro de alivio escapó por los labios de la morena. Si bien hubiese amado oír esas palabras, ella pensaba que aun no era el momento - Te quiero - Finalizó, cambiando la palabra que había pensado utilizar por una más apta en la situación. Yulia sonrió. Elena debía de estar pensando lo mismo que ella.
Yulia: ¿Sería estúpido que solo me besaras ahora mismo?
La respuesta a esta pregunta fueron los labios de la pelirroja posándose sobre los suyos, una sonrisa inmediata apareciendo en los labios de ambas durante ese contacto.
La lengua de Lena humedeció delicadamente el labio de Yulia, pidiendo permiso para entrar. Suspiró audiblemente y se lo permitió de inmediato, ambas lenguas enredándose de inmediato, esta acción hizo que Yulia se sintiera en medio de las nubes casi tan verdes como los ojos de Elena. No pudo evitar soltar otro suspiro.
Lentamente, Lena fue cambiando de posición, de forma que su rostro quedase sobre el de su novia, una de sus piernas entrelazándose con la de la morena, el beso siendo aun lento y completamente romántico.
Dulcemente Yulia rodeó con su brazo libre el cuello de Lena, mientras que con su otra mano aun sujetaba la de la pelirroja. De repente, la chica de ojos verdes se alejó ligeramente, esta ultima suspirando ante la repentina falta de contacto.
De repente, Lena comenzó a dejar pequeños y delicados besos sobre las comisuras de los labios de Yulia y fue trazando una línea de besos hasta llegar a su cuello. Se detuvo antes de dejar un pequeño y delicado toque allí.
Yulia: Te quiero, Elena Katina. Te quiero más de lo que puedes imaginar…
Elena: No puedo imaginar, Yul. ¿Lo recuerdas? Soy pésima en eso - Susurró, con su labios volviendo a posarse sobre el cuello de la morena. Yulia cerró los ojos y sonrió. Le gustaba esa sensación.
Yulia: Tienes razón, no puedes imaginar, y eso solo hace la brecha entre tu imaginación y lo mucho que te quiero infinidades de veces más grande…
Y con su mano libre sujetó la barbilla de Lena para guiar su rostro hacia el suyo, sus labios uniéndose en un tierno beso de inmediato.
……………………
Luego de que Elena se fuese a clases de piano junto a Jenny (A la cual Yulia había saludado a través de la ventana), bajó a la cocina a preparar todo para la tarde de películas que tendría con sus amigas.
Yulia: ¿Vika, Jhonathan y tu irán a algún lado? - Preguntó a su madre mientras servía palomitas de maíz en un gran tazón y snacks en otro.
Larissa: No, pero estamos planeando ver una película en el sótano mientras ustedes están acá arriba. No queremos incomodar.
Yulia: Mamá, pueden ver la película con nosotras. Ustedes no nos incomodarían nunca… Sara ama Vika y Allison ama hablar con pa… con Jhonathan y contigo… Por favor, mamá. Vean la película con nosotros…
Larissa: Solo si Sara no trae cincuenta sombras de Grey…
Yulia: ¡Mamá! ¡Esa película aun no se estrena!… Y si quisiera entretenerme con algo pasado de tono vería porno lésbico… -Esto último lo dijo solo en un susurro, sus mejillas sonrojándose.
Larissa: ¡Yulia! -Le reclamó, una sonrisa que no debía estar allí apareciendo en sus labios. De nuevo, Larissa se comportaba como la madre de su mejor amiga.
Yulia: ¡Es la verdad!
Larissa: Cállate -Le susurró de nuevo, abrazándola esta vez, besándole ligeramente la mejilla.
Se hizo silencio, pero este silencio, al contrario del silencio que se había formado entre Lena y ella horas antes, era incómodo. Muy incómodo.
Pensamientos comenzaron a florecer en la cabeza de Yulia. La mayoría eran dudas…
Elena: ¿Crees que él estaría orgulloso de mi, mamá? - Preguntó refiriéndose a su padre. Larissa dejó escapar un suspiro y abrazó a su hija aun más.
Larissa: No tengo duda alguna…
Yulia: Pero yo soy… no soy como las demás… Y… ¿Qué padre quiere una hija como yo? - Preguntó, una lágrima escapó por sus ojos, su madre ayudó a limpiarla de inmediato. Era extraño como Yulia podía pasar de estar feliz por la reciente visita de Lena a estar triste por el hecho de que su padre podría no haber estado orgullosa de quien era en esos momentos - Quiero mucho a Lena, mamá. Es la mejor novia que jamás pude imaginar, pero… Somos diferentes mamá. La sociedad jamás va a aceptarnos como a los demás y tengo miedo de que mi padre hubiese sido parte de esa sociedad… - Sollozó.
Larissa: Yulia, mírame - Susurró. La morena elevó sus ojos inundados en lágrimas para mirar fijamente a su madre - No eres diferente a mi. No eres diferente a nadie. Tienes dos ojos, una nariz, una boca, manos, dedos, piernas. Tienes todo lo que los demás. No eres diferente a nadie, hija. El hecho de amar a alguien no va a hacerte menos humana ¿Lo entiendes? Oleg, tu padre, sabía esto. Y estoy segura de que, esté donde esté, está presumiendo tener la mejor hija de todo el universo….
La chica de ojos azules solo logró asentir y abrazar a su madre fuertemente, dándole las gracias de esta forma…
Larissa: Ahora vas a contarme acerca de Elena, que al parecer es tu novia ahora…
La chica morena se sonrojó de inmediato y escondió su rostro en el cuello de su madre, avergonzada…
Yulia: Yo… iba a contártelo, mamá… pero… yo…
Larissa: Tranquila, Yulia …
Yulia: ¿No estás enojada?
Larissa: No puedo estarlo. Yo hice lo mismo cuándo comencé a salir con Oleg… Sabía que tu abuela se enojaría cuando supiera que me había enamorado de un extranjero - Larissa había nacido en Polonia. Oleg en Rusia. El hombre estaba en un viaje de relajación cuando se conocieron - No me equivocaba. En cuanto lo supo me echó de la casa. Luego naciste tú y tú padre decidió que fuésemos a su país para que tuvieses una mejor vida y ya sabes lo que pasó cuatro años después - “Cáncer” Pensó Yulia. En el páncreas. No sobrevivió más de dos meses después de que se lo diagnosticaran. Su madre conoció a Jhonathan tres meses después. Se casaron un año más tarde. Yulia fue la niña de las flores.
Yulia: ¿Eso significa que vas a echarme de la casa?
Larissa negó, sonriendo y abrazando aun más a su hija.
Larissa: No cometeré los mismos errores que tu abuela, hija… Pero quisiera que me lo contaras todo, sobre como te lo pidió y sobre todo tu primer beso… ¡Y no intentes mentirme! ¡Se qué no habías dado tu primer beso hasta hace una semana, así que imagino que esa chica fue la primera!
Yulia se alejó de inmediato de su madre y miró el suelo, completamente avergonzada. Sus mejillas ardían.
Yulia: Mamá… yo…no quiero… no quiero…. hablar de esto… ella y yo…
Y fue en ese preciso instante cuando el sonido del timbre de la casa retumbó en las paredes del lugar. Yulia había sido salvada por la campana.
…………………..
Mientras Sara y Allison escogían cual película ver (Mi villano favorito y El Rey León eran las principales opciones), Yulia llevaba mantas y almohadones para colocarlos en el suelo, sabiendo que Sara y Allison eran completamente hiperactivas y no se quedarían sentadas en el sofá durante toda la película. Viktoria estaba sugiriéndole a las chicas ver la última película de barbie, a lo cual estas se negaban rotundamente.
Sara: ¡¿Sabes cuántas veces he visto esa película con Amber?! ¡Siete! ¡SIETE!
Viktoria: Pero yo… -Dijo haciendo pucheros- Sara, por favor…
Sara: Ally, ayúdame - Suplicó a su amiga. Si había algo a lo que Sara no podía resistirse era a los pucheros de las hermanas Volkova.
Allison: ¿Qué te parece si vemos Harry Potter?
Sara: ¡Ally! ¡Hemos visto esa película ocho veces! ¡OCHO! ¡ESA ES UNA VEZ MÁS DE LA QUE HE VISTO LA ÚLTIMA PELICULA DE BARBIE!
Viktoria: Tu decides, Sara. Barbie o Harry…
Yulia: Uhhh, Vika Volkova en su momentos de rebeldía. Deberías estar asustada Sara -Se burló mientras colocaba los tazones de palomitas y snacks sobre el sillón y veía a su madre charlar con Jhonathan en un rincón. La morena sabía que su madre estaba hablando acerca de lo sucedido en la cocina.
Sara: Está bien, veremos Harry Potter… ¡Pero solo porque Harry se parece a Freddie!
Allison: En tus más profundos sueños, Sara…
Sara: ¡Déjame en paz, Ally! ¡Estoy intentando crear una excusa menos estúpida que “una tierna niña rebelde que hace desgarradores pucheros, me obligó”!
Allison: Sigue intentando…
Sara: Entonces puede ser: Allison me prometió una noche salvaje repleta de se… - Yulia la miró fijamente con los ojos abiertos. La castaña no debía olvidar que Vika estaba allí - de juegos muy divertidos, así que no pude negarme…
Allison: ¡Yo jamás te prometí una noche salvaje repleta de se… “juegos muy divertidos”!
Sara: En mi cabeza sí, así que prepárate mi amor -La advirtió guiñándole un ojo.
Allison: ¡Sara!
Viktoria: ¿A ustedes también les gustan las chicas como a Yuli? - Preguntó, haciendo a su hermana sonreír. Yulia y sus padres le habían explicado a su pequeña hermana sobre esto, y la pequeña simplemente había abrazado a su hermana y le había dicho que la querría aunque se casara con un elefante volador con siete cabezas.
Allison: ¡No! -Respondió rápidamente.
Sara: ¡A mi solo me gusta Ally! - Sara siempre siendo tan Sara.
Allison: ¡Sara!
Sara: Antes intenté salir con tu hermana, pero ella prefirió a la rebelde de su novia y… -Sí, Yulia se lo había dicho. No podría habérselos ocultado luego de todos los mensajes que Sara le había enviado esa tarde.
Viktoria: ¿Tienes novia, Yulia? - Preguntó mirando fijamente a su hermana a los ojos, la chica sé sonrojó de inmediato.
Yulia: Yo… eh… ¡Empezó la película!
………………………
Luego de una hora, Vika se quedó dormida, como siempre que veía películas que ya sabía de memoria. Sus padres decidieron llevarla a su habitación, pues está científicamente demostrado que los padres consideran a las camas más cómodas para sus hijos que un sillón lleno de palomitas y migajas de doritos.
En cuándo estuvieron solas, Yulia supo lo que le esperaba.
Sara y Allison comenzaron a hacer preguntas casi de inmediato.
Sarai: ¿Cómo fue?
Yulia: Bien, Voldemort asesinó a los padres de Harry y Hagrid lo llevó a… -Dijo intentando desviar la atención de sus amigas.
Sara: ¡Sabes de lo que hablamos, Volkova!
Allison: Y, sin ofender, no sabes imitar la actitud Elena…
Yulia: ¿Actitud Elena?
Allison: Sabes a lo que me refiero. No entender indirectas y toda esa basura…
Yulia: ¡No es una basura! - Exclamó enojada.
Sara: Si, ya lo sabemos, Yul. Créeme que lo sabemos. Ahora háblanos del beso…
Yulia: ¿Beso? ¿Qué beso? -Sus mejillas claramente se habían sonrojado, y de forma ágil tomó una de las múltiples mantas del suelo y se cubrió todo el cuerpo con ella, como si fuese algún tipo de protección.
Allison: ¡Te dije que no uses la actitud Elena!
Sara: Háblanos del beso YULENA, por favor. Somos tus amigas. Tenemos derecho a saber estas cosas.
Yulia: Está bien - Suspiró, y luego de quitarse la manta del rostro y sentarse cómodamente en el sofá, miró a sus amigas recostadas en el suelo, Sara intentando invadir el espacio personal de Allison constantemente y sonrió -… Ella es… Ella fue… Ella estaba - Respiró hondo. Estaba muy nerviosa y avergonzada, pero aun así quería que todo el mundo supiera que Elena Katina le había dado su primer beso, y que este había sido perfecto. Y, conociendo a Sara, todo el mundo lo sabría en un dos por tres - Yo solo me dejé llevar. No lo sé, ella es perfecta. Sus labios son perfectos y…
Sara: Su lengua también…
Allison: ¡Sara! -La reprendió.
Yulia: Déjala. Tiene razón. Su lengua también - Sonrió, y supo al instante que sus mejillas jamás debieron de verse tan rojas -… El punto es que ella es perfecta, y sus labios son tan suaves y saben tan bien. Es como si pudiese tocar el cielo con ellos ¿Entienden?
Sara: Ally, terminamos… No me importa que Volkova me engañe. ¡La necesito para vivir!
Allison: Gracias… - Susurró con los ojos cerrados, suspirando.
Sara: No entristezcas, Allison. Cuando necesite consuelo iré contigo - Susurró seductoramente mientras envolvía con su brazo los hombros de la morena de ojos verdes y depositaba un beso en su mejilla.
Allison: Sara…
Sara: ¡Déjala hablar! ¡No la interrumpas!
Allison: ¡Tu empezaste!
Sara: ¡Cállate!
Yulia simplemente sonrió y miró sus dedos, sabiendo que si seguía mirando a sus amigas moriría de vergüenza.
Yulia: Ella… no lo sé… ustedes siempre me han dicho que sus primeros besos han sido terribles y todo eso, pero puedo asegurarles que jamás desearía olvidar mi primer beso porque fue simplemente maravilloso… -Contó. Ella no lo notaba, pero sus ojos brillaban de felicidad- Mientras nos besábamos sentí algo tan hermoso que no pude evitar reírme sobre sus labios, y Lena simplemente hizo lo mismo… ¡Ella se reía! ¡Incluso mientras nos besábamos!… y nos besamos de nuevo… Sara, Ally, puedo asegurarles que no hay mejor sabor que la risa de otra persona en tu boca.
Fue entonces cuando se escuchó un sollozo proveniente de las escaleras. Cuándo Yulia volteó la mirada se encontró con su madre llorando y a Jhonathan consolándola tiernamente, su mano acariciando la espalda de Larissa y su ojos mirándola fijamente como si ella fuese la persona más hermosa del mundo. Yulia se preguntó si, horas antes, mientras Elena intentaba recuperar el aire, la había mirado de la misma manera.
Yulia: Mamá… Papá… No sabía que estaban allí -No se corrigió al llamar a Jhonathan “papá”. Siempre había huido de esa palabra al estar frente a él solo por el echo de pensar que sería una traición a su padre biológico… Pero ahora, al verlo acariciar la espalda de su madre de la misma forma en la que ella lo había hecho horas atrás con Elena, supo que, aunque Oleg iba a ser su padre para siempre y ella iba a amarlo como lo había echo desde el primer día, Jhonathan ya era parte de su vida. De sus movimientos. Oleg era su padre, sí. Pero Jhonathan también lo era.
Sus padres simplemente se acercaron a ella y se sentaron a su lado. Sara y Allison decidieron ir a la cocina, sabiendo que padres e hija necesitaban tiempo a solas. Larissa y Jhonathan abrazaron a Yulia en cuanto las chicas se fueron.
Larissa: Tienes un corazón tan hermoso, Yulia … El solo hecho de que describas tus sentimientos por Lena de esta forma nos deja ver que en realidad la quieres. Mucho.
Yulia simplemente asintió, abrazándose aun más a su madre, dejando escapar lágrimas por sus mejillas.
Jhonathan: Yulia, sé que tal vez no te gustará lo que voy a decirte, pero… Estoy muy orgulloso de ser tu padre.
La morena negó con la cabeza ligeramente, miró a Jhonathan, sonrió y se abalanzó sobre sus brazos.
Yulia: Y yo estoy muy orgullosa de ser tu hija -Le susurró al oído, procurando que su madre no escuchara, siendo aquel un momento que solo ambos necesitaban tener en sus recuerdos. Los brazos de Jhonathan envolvieron a su hija fuertemente, como si no quisiera dejar ir en aquel momento.
Yulia sonrió. Sabía que, estuviese dónde estuviese, Oleg también estaba orgulloso de ella.
………………….
A kilómetros de distancia, Arthur planeaba su próxima jugada mientras su acompañante tomaba un baño en la ducha de aquel motel barato. Repasó cada uno de los pasos y sonrió. Simplemente, todo saldría increíble. Yulia pagaría por la humillación que le había echo aquel día en el que se negó a besarlo.
XX: ¡Amor! ¿Ya vienes? - Preguntó desde la ducha.
Arthur: Por supuesto…
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CONTINUARÁ...
Alguien más piensa que a Sara le gusta Allison?
Lo siento por actualizar tarde!!! Las quiero mucho
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Re: LA CHICA DE LA VENTANA // ADAPTACIÓN A YULENA
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