MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
Fati20- Mensajes : 1370
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10 años después...
Lunes 8 de julio 2024, San Petersburgo.
Los tacos resonaban cada vez que sus zapatos daban pasos sobre la acera, aunque no podían escucharse del todo cuando se encontraba en una de las ciudades más ruidosas del país. Su fiel secretaria la seguía al lado conversando por teléfono con ejecutivos, había sido una suerte contratarla porque además de ser eficiente se había convertido en su mejor amiga. En una esquina iba a cruzar la calle pero como se dio cuenta que el conductor no iba a frenar, le dedicó una mirada de odio que increíblemente funcionó ¡Vaya! Se detuvo al instante, en cualquier lugar incluso en las cotidianidades su imponente presencia era respetada. ¿Pero quién era Yulia Volkova hoy día para que esto ocurriera?
Todo partía por ser hija del respetado matrimonio Volkov. Oleg y Larissa se enfocaron a lo mismo que era el mundo del entretenimiento, hace años iniciaron arduos negocios con una de las multinacionales más importantes del país en este ámbito y hace 4 años lograron su objetivo, Oleg se convirtió en el presidente de Time Warner y su esposa ocupaba otro de los grandes puestos que era la de CFO (conocido mejor como director financiero). Time Warner reunía la mayor cantidad de operaciones en cine, televisión y publicaciones a nivel mundial, por eso haber llegado a los grandes puestos significaba el éxito rotundo de lo que llevaban de su carrera.
Aunque Yulia no formaba directamente parte de Time Warner, había heredado de sus padres los gustos por el mundo de las comunicaciones, por ello estudió periodismo en la St. Petersburg State University. Actualmente era conductora de lunes a viernes de un programa nocturno de noticias en RT, algunas veces cuando el tiempo le alcanzaba hacía reportajes y entrevistas en otro programa para RT internacional. Por supuesto que tenía el don para la comunicación y el hecho que su familia formara parte de Time Warner (empresa propietaria de RT) le valía aún más el respeto entre sus colegas. Pero la fama que se había ganado con el público era gracias a ella y su trabajo impecable dentro y fuera de la pantalla, las personas en la calle la reconocían y la heredera por supuesto que lo agradecía.
-Yulia, quiero apuntarte para que hagas una importante entrevista para RT internacional, no dijo quién era el personaje esta vez pero deberás viajar – comentó su secretaria.
-¿Y eso cuando sería? – miró a su secretaria.
-El próximo mes, la primera semana de agosto en Francia se realizará el “Paris Fashion Week” y tienes que entrevistar a un icono de la moda, aún no ha dicho nombres porque está en conversaciones, conseguir una entrevista con esa persona es muy difícil así que si lo logran sumarás otra “estrellita” a tu currículum –la pelinegra sonrió antes de que ambas se subieran a una limusina que las condujera a un spa donde pudieran hacerse la manicure y unos cuantos masajes de relajación.
Era verano, los estudiantes y muchos trabajadores organizaban sus vacaciones pero ella lejos de tenerlas estaba más ocupada que nunca porque era un periodo donde las personas solían estar más en casa para ver la TV, los portales de internet, donde los hechos noticiosos ocurrían con mayor frecuencia. Pero no se quejaba, le encantaba lo que hacía porque no tenía que rendirle cuentas a nadie salvo a sí misma.
Una vez dentro del SPA de lujo en el hotel Mandarín Oriental, fue a un baño para quitarse la ropa y estar únicamente con unas bragas, luego se envolvió en una toalla blanca y quedó boca abajo en una camilla donde una preciosa mujer de rasgos asiáticos empezó a masajear la zona superior de los hombros. Fue imposible no ronronear del gusto, se sentía un poco agotada y los masajes la ayudaban a estar mejor cada día, pero el sueño venció la consciencia y aunque trató de despertar, los párpados le pesaron más, fue así como se quedó dormida.
~Escuchó insistentemente el timbre de la mansión, como apenas podía levantarse no hizo caso, tenía sirvientas encargadas para eso. Pero la tranquilidad que había ganado después de almuerzo se fue a lo más recóndito del mundo porque a pasos agigantados una persona llegó a su puerta, la abrió violentamente y la miró. ¡Mierda! ¿Qué hacía Nastya aquí?
Sus piernas le temblaban, respiraba agitadamente y los puños, Dios, sus puños los tenía abajo gracias a Dios aunque firmes.
-Te pedí que cuidaras a mi amiga, te dije que te habías ganado una persona increíble y mira lo que pasó ¡Eres una enferma! – Yulia tragó saliva, sentándose en la cama para mirarla mejor.
-¿Qué pasó?
-¡¿Pues qué pasó?! ¿Estás bromeando? –Nastya caminó hacia ella pero al darse cuenta que realmente iba a pegarle, frenó un poco. En ese segundo llegó enfadada Larissa pidiéndole que se retirara del hogar, no tenía ningún derecho a tratar a su hija así - Perdóneme usted señora pero su hija es una perra, la mayor mentirosa de este país, usted y su esposo también.
-¡Retírate de mi casa niña insolente! – ordenó Larissa.
-¿Cómo quiere que me retire como si nada si mi mejor amiga fue humillada ante tantas personas y su hija, que se supone es la mujer que la ama, cae en la mentira? – Larissa miró a su hija que lloraba en silencio, luego se enderezó y acercó peligrosamente a Nastya.
-Vete ahora, infeliz.
-Seré infeliz pero al menos tengo la consciencia limpia, que conozco a la mujer que es mi mejor amiga, que siempre confiaré en ella hasta que se pruebe lo contrario, no creeré en pruebas baratas manejables… Yulia, quédate con esa confianza de mierda para otras personas, porque no volverás a ver a Elena, desapareció y lo peor es que nadie de nosotros sabe dónde está.
-Si desapareció es obvio que es culpable porque se… - la mamá de la morena no pudo terminar de hablar.
-¿En serio? –Nastya las miró con asco, tenía los ojos llenos de lágrimas porque sus malas decisiones le hicieron daño a un inocente - Se….se fue porque tenía miedo, se sentía traicionada por las personas que amaba, humillada, usada, quería huir de toda esta mierda…
Se dio vuelta para irse de este lugar, no quería tener que ver nunca más con estas personas, verles la cara le causaba sentimientos desagradables. Aunque volteó unos segundos hacia Yulia, quería recordarle el enorme error que había cometido y la grandísima persona que se perdió.
-Solo una cosa más, Yulia –se le quebró la voz - A tu padre le dirán en unos minutos la verdad, Elena es inocente de todo cargo que se le imputa pero... ¿No se te ocurrió pensar que Pavell Smirnov podía estar implicado?~
Su cuerpo dio un espasmo tan fuerte que la masajista se sorprendió. Yulia seguía boca abajo y se quedaría así por un buen tiempo porque no quería que vieran como estaba su rostro. La máscara de pestañas se había mezclado con sus lágrimas y habían manchado su piel, el corazón se movía tan fuerte que podía sentir los latidos resonando en cada rincón de su cuerpo. ¿Por qué había soñado eso? ¿Por qué le seguía doliendo tanto como si hubiese sido ayer? Había estado en tratamiento con un psicólogo durante un tiempo largo, todo parecía superado desde hace 6 años pero ¿Por qué venía a soñar esto ahora? ¿Con razón de qué? Se acomodó mejor y dejó que las manos de la masajista fueran una distracción, era muy buena haciendo masajes y presiones, eso definitivamente la ponía de muy buen humor y se enfocaría en eso, nada de sueños ni el pasado.
-Amiga ¿Estás bien? – interrogó su secretaria y mejor amiga, Yulia para convencerla levantó su mano e hizo una señal positiva con el pulgar. Por supuesto que estaba bien, solo había sido una jodida pesadilla. ¡El presente era el presente! El pasado estaba atrás……Si tan solo supiera.
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Dijon, Francia, en ese mismo momento
Mientras en San Petersburgo el reloj marcaba las 4:29, en Francia eran 5 horas más tarde. A pesar que el cielo estuviese oscuro nada podía detener a esa niña para ir en busca de lo que curaría a su hermanito menor. Había estado espiando una conversación privada de sus padres desde la escalera, había escuchado lamentos y algo así como “necesitamos un milagro para salvar a nuestro niño del cáncer”. Desde hace varios meses la pequeña de 8 años había visto como la salud de su hermano de 5 años se había deteriorado, cada semana que pasaba lucía peor y aunque no entendía lo que los médicos decían sabía que necesitaban la cura pero ¿Cuánto costaba esa “cura” que sus padres no podían costear? Pequeña pero inteligente, dio la excusa que iría a la casa de su amiga (la cual quedaba al lado), pero contrario a eso aprovechó la oportunidad para dar la vuelta y correr a una farmacia cercana. Había llegado a una en el centro de la pintoresca ciudad Francesa, por suerte estaba abierta así que sonreía porque sabía que lograría su cometido.
Dando pasos lentos se acercó al mesón, como era de estatura baja los dependientes de la farmacia no la veían y su paciencia se acababa.
-Disculpe…. señor –su tierna voz llamó la atención de uno de ellos, quién se asomó para ver el rostro preocupado de la pequeña - Necesito comprar una cura.
-Mon Dieu, ¿Estás perdida, niña? – comentó el farmacólogo, la niña frunció el entrecejo, sus manitos las metió a los bolsillos de su vestido.
-No, he venido a comprar una cura… escuché que se llama milagro ¿Cuánto cuesta un milagro? – dijo de manera inocente.
-No te entiendo ¿Podrías explicarte? – comentó el hombre.
-Mi hermano necesita una cura para su enfermedad, sé que la cura se llama milagro y la he venido a comprar ¿Cuánto cuesta un milagro? - La pequeña se dio cuenta que una mujer estaba parada al lado de ella pero no le puso atención, se concentró en la cara de pocos amigos del vendedor.
Dada la inocencia de la niña el vendedor de la farmacia soltó una risa bajo la mano que tenía puesta en su cara. Los niños son niños pero no bobos, por eso al sentirse ignorada los ojos de la pequeña se llenaron de lágrimas, más, una mujer se agachó a su lado puso una mano en su mentón y le alzó el rostro. Aquella mujer tenía los ojos más hermosos que había visto en su vida, emanaba una calidez impresionante que no tenían los europeos y su sonrisa ¡Dios santo! La sonrisa más pura que había visto en un adulto.
-Disculpa –su tono de voz a pesar de ser un poco ronca, era agradable - Escuché que buscas algo… ¿Se llama milagro? ¿Me explicas eso? – La niña se secó las lágrimas y asintió.
-Sí, mi hermano está muy enfermo y mis papitos dicen que necesitan una cura para salvarlo, siempre hablan de “milagro” y necesito saber cuánto cuesta un milagro –sacó de un bolsillo una moneda- Tengo esta moneda de dos euros – la mujer sonrió con ternura, inclinó la cabeza a un costado y habló.
-Vaya, yo sé dónde venden milagros de 2 euros… -tomó su teléfono para llamar a su chofer, su voz sonaba increíble cuando hablaba en un fluido francés- Roux, necesito que me hagas un favor….
La niña acompañó a la elegante mujer hasta un auto largo y negro, no sabía cómo se llamaba pero sabía que ahí viajaba la gente rica. Un hombre de pelo oscuro y ojos verdes se bajó del vehículo, se acercó a la mujer elegante y agachó la cabeza a modo de saludo, además aceptó un papel pequeño donde la “mujer elegante y bonita” garabateó unas cosas.
-Mi hermanito tiene cáncer –susurró pensativa, la mujer elegante se detuvo mirando angustiada la nada como si se sumergiera en sus pensamientos. Estaba segura que el milagro era dinero para costear una quimioterapia o un trasplante de médula.
-Roux, dame eso –tomó el cheque, lo destruyó y garabateó otro para entregárselo a su chofer- Lleva a la niña hasta su hogar, diles quién les entregó esto y por favor dales mi número de teléfono para que se comuniquen conmigo –se agachó frente a la niña rubia de coletas graciosas- ¿Cómo te llamas?
-Agathe –sonrió de vuelta.
-Nunca, por nada del mundo, vuelvas a aceptar que un desconocido te lleve en un vehículo, por más que te prometan cosas, esta es una excepción porque yo te di el milagro que necesitas, nadie más te dará un milagro de este tipo…te pido por favor que le pidas a tus padres que te hablen de que hay que hacer con los desconocidos cuando te ofrecen cosas en la calle... sé que suena ridículo que yo te lo diga pero… - la niña agachó la cabeza, luego la miró con una sonrisa.
-No se preocupe señora, nadie jamás me ha inspirado tanta confianza como usted, tomaré precauciones… -aceptó la mano que el chofer le ofrecía para subirla a la limusina - ¡Disculpe! –Dijo la niña por la ventana, ya se había puesto el cinturón de seguridad - ¿Cómo se llama usted?
-¿Yo? La competencia me llama “La dama del universo”, pero tú puedes decirme Elena Katina.
Alzó la mano para despedir a la niña a medida que su limusina se alejaba. Nunca pensó que un viaje a la farmacia terminase en algo tan bonito como esto ¿Ella dando milagros? Ver la pureza y necesidad de esa niña pidiendo un “milagro” llamó la bondad que guardaba en el fondo de su ser, muy pero muy en el fondo. Dio media vuelta, llevó las manos a los bolsillos de su abrigo y empezó a caminar entre las calles nocturnas de Dijon, quería pasar desapercibida pero una vez más las personas se volteaban cuando la veían caminar. Podía ser una empresaria común al ojo del “ignorante” pero los transeúntes sabían que no era alguien normal, de hecho sacaban sus cámaras para fotografiarla desde cualquier ángulo que se les permitía. ¿Qué demonios hacía la famosísima diseñadora y magnate Katina caminando con los “normales”? la gente la miraba de pies a cabeza, las mujeres escondían sus sonrisas bajo sus manos al ver que efectivamente era cierto lo que comentaban los que tuvieron el privilegio de verla en vivo, era una bomba sexual a punto de estallar bajo sus costosos y elegantes vestidos de su colección.
Katina suspiró al llegar donde vivía, no quería que nadie, salvo la familia de la pequeña Agathe, supiera de la actitud bondadosa que había tenido porque a pesar de ser bonita había sido un desliz de su fortaleza, las palabras de la niña y la enfermedad de su hermanito había dado en la herida que no podía sanar en su alma. Frunció el entrecejo seriamente, no quería que los demás la vieran como una débil mortal, la barrera que había creado debía seguir erguida imponente.
Cuando caminó hacia su habitación sonó el teléfono en el bolsillo de su abrigo, podía ser una imbécil con la “competencia”, una jefa recta en la empresa, pero nadie ni nada podía tocar su corazón como solo su hermana sabía hacerlo. Elena suspiró aliviada al escuchar su voz.
- Mi pequeña Katya –era una mujer de 20 años pero seguía siendo su hermana, su “hija”, sobre todo después de la tragedia de hace unos años - ¿Cómo llegaste a Rusia? ¿Cómo está… –se le quebró la voz ¡No podía superar esa angustia!- ¿Cómo está mamá?
La ama y señora de la moda a nivel global tenía un punto débil y ese era su única familia, su hermana, la única mujer que quedaba y amaba.
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Pues ya ven... Elena recuperó la voz, es exitosa y Yulia también lo es, así que para mañana tendrán dos capítulos para deleitarse!
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Dios! Le había costado muchísimo dejar que su hermana viajara a Rusia, sobre todo porque era la primera vez que la joven pisaba el país después de la tragedia ¡De eso hace 9 años! La condición fue simple: solo tenía autorización para ir si ella la dejaba a cargo de un guardaespaldas aunque ¿Por qué la “autorizaba” cuando Katya ya era una mujer de 20 años? Ante los ojos de su hermana jamás dejaría de ser su hermanita menor, la “niña” que debió cuidar como su propia hija a los casi 20 años.
-Mamá está bien –susurró Katya acongojada por el otro lado de la línea, Elena suspiró angustiada, quizás nunca debió dejarla salir sin su presencia - Pero esto lo necesitaba, yo sé que necesito estar acá para que me dé su bendición y así iniciar un periodo tan importante…
-Como es entrar a la universidad – terminó de decir Elena, apretó los labios, no podía evitar tener emociones encontradas cuando pensaba en eso- Dile a mamá que la amo, en unos días creo que tendré el valor suficiente para ir a Moscú a verla…
-Lena… -pausó un poco, debía buscar las palabras correctas para hablarle y no quebrarse tras la línea- Ma…. Mamá está en todas partes como papá y lo sabes, puedes decirle que la amas sin necesidad de estar frente a su lápida ¿No es eso lo que me decías cuando era niña?
Siguieron hablando un poco hasta cortar la llamada. Elena miró el teléfono en su mano mientras oía el “silencio” de su lujosa casa. Tenía toda la riqueza que alguien pudiese desear pero ¿Qué era eso si por dentro estaba muerta? Giró el asiento de cuero negro en la oficina que poseía allí con la intención de mirar lo que la motivaba a seguir adelante. En un cuadro estaba enmarcado el boceto que había hecho el día donde perdió el respeto hacia el amor en pareja y la confianza en los demás, pero a pesar de todo era el primer dibujo de tantos, el dibujo que le decía que de la miseria “humana” se puede salir adelante para llegar al primer escalón.
Caminó hacia su habitación, se quitó la ropa por completo y así desnuda entró a una bañera llena de burbujas y agua caliente. No pudo evitar gemir de satisfacción, hoy había sido un día muy largo que finalizó en una curiosa situación de la farmacia. ¿Esa pequeña niña habría llegado a salvo a casa con el “milagro”? el teléfono al lado de la bañera vibró un poco, un mensaje de su chofer que confirmaba que sí, Agathe estaba en casa y sus padres lloraban de alegría ¡La famosa diseñadora Katina les había dado una luz de esperanza!
Sonrío de medio lado, muy pocos, quizás solo 3 personas (además de su chofer y la asistente que trabajaba para ella aquí en las tareas del hogar) conocían su lado humano, el resto solo le temía a su persona o respetaba demasiado, estaba segura que la consideraban una insensible de piedra obsesionada con la perfección de su trabajo y el de sus empleados. Poco a poco fue cerrando los ojos mientras sus pensamientos la llevaban a una de esas fechas que quería olvidar, para siempre si era posible.
Flash Back
9 años atrás, Lyon, Francia
Cuando separó la toalla de sus comisuras labiales, se dio cuenta que esta estaba manchada con sangre ¡Maldita evidencia! Pero en ese instante cuando quiso ocultarla su hija entró sin pedir permiso al baño. Quedó perpleja, había caminado rápido desde su pequeña habitación al escucharla vomitar otra vez pero no pensó que se toparía con lo que su madre tenía en manos. No era algo normal ¡Tener sangre no era normal! Alzó sus ojos a los de ella y se dio cuenta que realmente ocultaba algo desde hace mucho tiempo.
-“¿Qué está pasando, mamá?” –hizo seña con sus manos. En esos años aun no podía hablar.
-Nada mi amor, me lastimé el labio de… -la pelirroja frunció las cejas ¡Pero cómo podía mentirle de esa manera!
Para ella era difícil buscar las palabras correctas, sobre todo porque sus ánimos estaban muy bajos y el cansancio era insoportable. ¿La verdad? Inessa Katina tenía adenocarcinoma gástrico. Constantes dolores abdominales después de las comidas, falta del apetito, los vómitos con sangre y la falta de peso le advirtió que algo mal pasaba con su cuerpo. Comenzó a sentir todo aquello poco después de llegar a Francia, siempre lo asociaba a estrés y la angustia por todo lo que tuvo que pasar su hija pero llegó a un punto donde todo se hizo insoportable y tuvo que recurrir a un médico para que la revisara. Por suerte era un profesional humano que consiguió que le hicieran los exámenes gratis, días después supo los resultados pero la bondad del médico no duró tanto porque era imposible hacerse una extirpación del tracto digestivo si no tenía dinero…. ¿Era la falta de dinero o solo cosa de tiempo para que esto pasara? Una mujer joven que tenía que seguir sacando la cara por sus hijas. Pero no se lo contaría, por supuesto que no se lo contaría a ninguna de ellas porque estaban en un período muy difícil y ella era el gran soporte para sus hijas.
-“¿Por qué hay sangre, mamá?”
Fin Flash Back
Se despertó cuando su cabeza se hundía bajo el agua, se había quedado dormida pensando en ese día que su madre le contó en secreto lo que le estaba pasando. Entre otros detalles que por ahora no quería sacar a luz desde su cabeza, fue que la vida le dio la importante tarea de ser la “madre” de su hermana cuando Inessa había fallecido 4 meses después, de albergar a la niña siempre que lloraba, de abrazarla mientras se quedaba dormida con ella en la cama, de esconderse en un armario para gritar y llorar sin que Katya la escuchara. El primer año en Francia había sido un infierno de mierda, pero un año donde se dio cuenta que no podía dar pie atrás en la misión que se había puesto en la cabeza cuando huyó de Rusia: Un día sería alguien grande en la vida, alguien tan grande que nadie la humillaría por su carencia de dinero. Alguien tan grande que todo el mundo la respetaría… sería alguien en base al sueño y la pasión que compartía con su padre. ¿Por qué una chica como ella no puede ser diseñadora?
Pero uno de sus mayores logros, sería alguien que pudiese hablar para que nadie la hiciera callar, para expresarse con libertad.
Se secó todo el cuerpo, buscó ropa interior limpia en un cajón y se metió bajo las sábanas de seda blanca en su cama. Mientras trataba de quedarse dormida rodeada de su riqueza, Lena pensaba que “Cenicienta” nunca se hubiera convertido en la “Dama del universo” si no hubiese sido por la ayuda de la única persona que durante la madrugada llegó a su hogar en Rusia para gritarle que confiaba en ella. Fyodor Rakinovich… o mejor conocido en el pasado como “T.O.P”
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Domingo 14 de julio 2024 decía el calendario, una semana después.
Yulia estaba revisando hoja por hoja la pauta de la entrevista que debía hacer mañana en la noche en vivo al ministro de educación de su país sobre las protestas que los estudiantes habían hecho frente a la casa blanca. No se había cansado de leer sobre el tema porque le gustaba mantenerse informada de todo, quizás era el mal del periodista o no, pero de todas formas no podía “NO” estar al tanto si de eso su entrevista se trataba.
Estaba demasiado concentrada en un minuto que tardó en darse cuenta que el teléfono bajo la almohada vibraba una tras otra vez. Miró la pantalla para saber quién estaba llamando ¿Cómo era posible que el jefe la interrumpiera un día domingo? Ni siquiera debía importarle, debía estar acostumbrada con todo lo que llevaba trabajando para él.
-¡Buenos días Yulia! ¿Cómo has amanecido? – la mujer se acarició la frente y luego el tabique nasal.
-Más o menos, estoy con un dolor de cabeza impresionante señor Cardew pero aquí leyendo la pauta para hablar con el ministro.
-Recuerda que debes seguir dando una buena impresión, querida, eres a la chica de la cual todos esperan ver y escuchar noticias ¡Nadie mejor que tú! –Yulia no sabía si recibía constantes adulaciones por su buen trabajo o porque sus padres pertenecían a los puestos más grandes de Time Warner ¡Lo más grande en comunicaciones!- En realidad llamaba para decirte que el día de ayer tuve que usar uno de mis recursos para conseguir que este famoso personaje nos concediera una entrevista.
-¿Disculpe? – la pelinegra entrecerró los ojos, después de soñar con la discusión de Nastya hace una semana atrás, había borrado de su cabeza todo lo que había sucedido ese día.
-Lo lamento, se supone que Masha debía decirte – el hombre esperó un poco para beber su café, luego siguió hablando- Verás, nos comunicamos con una persona X en Francia que nos dio el número de la secretaria personal de “La dama del universo”.
-¿La dama qué? –No comprendió nada.
-Después de insistir por tantos días nos dieron el espacio para el día 10 de agosto, debes hacerle una entrevista con el motivo de cubrir su tan esperada participación en el Paris Fashion Week 2024 – terminó por decir su jefe.
-¿10 de agosto? Le juro que es imposible ir señor Cardew –miró el calendario sobre el mueble al lado de su cama, ese día se había comprometido para ser la testigo legal de Masha, su mejor amiga y secretaria, en el matrimonio civil.
Yulia Volkova era su periodista estrella, la gente la quería porque tenía una llegada muy linda con las personas en la calle, era atinada y certera para las entrevistas o su presencia y forma para conducir el noticiero de la noche en RT, era muy agradable ¡Qué terrible! Tratando de persuadirla perdió tiempo, la pelinegra tenía todo el poder para negarse a ir a un lugar si ya tenía un compromiso previo, además la vida misma le enseñó que las personas cercanas son lo más importante en el mundo, si su mejor amiga se casaba por el civil ella estaría allí sí o sí. Lamentablemente su jefe tendría que fichar a otra colega, no faltaría quienes estuviesen interesadas en ir a Francia a entrevistar seguramente a diseñadores amanerados o con los humos subidos a la cabeza pensando solo en lo que esta “IN” y lo que está “OUT”.
Cuando sintió que le quedaba claro todo sobre la entrevista de mañana, tomó su computadora personal para ver otros portales de noticias. Por supuesto que no todo lo sabía en este mundo y revisar de vez en cuando no estaba mal.
Pero no pensó que en primera plana se encontraría con la foto de ese imbécil, debajo de su imagen decía “Libre después de 10 años de cárcel, Pavell Smirnov logra reducir su condena después de una lucha eterna con la justicia y los Volkov”.
La garganta le dolió de forma impresionante al igual que el esófago por culpa de todo ese ácido que subió de la boca de su estómago hasta arriba. Cambió a otro sitio web, cualquier cosa para evitar lo que sabía que le hacía daño, después de todo ¿A quién le gustaba escarbar en las heridas del pasado? Pavell no tenía ningún poder sobre ella, tipos como él no se cruzarían en su camino de nuevo y no se equivocaba en lo absoluto, pero por supuesto que daños cometidos en el pasado fueron lo suficientemente grandes para cambiarle el destino a varias personas.
Si tan solo supiera que cerró la puerta a una gran oportunidad para entrar al pasado… ¿O no?
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Más tarde vuelvo con otro capítulo se los prometo
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Al otro día, Dijon, Francia
Cuando el taxi se detuvo frente a ese enorme edificio de piedra blanca, se dispuso a abrir la puerta pero el conductor se adelantó para hacerlo él mismo. Katya sonrió agradecida, extendió la mano y le dio la paga por el viaje pero con una gran cantidad de dinero que sobraba. El hombre abrió los ojos sorprendido, segundos después reaccionó y metió la mano a su bolsillo para guardar el dinero, pero no salió con la mano vacía sino con una pequeña flor de papel rosa.
Algo tan sencillo pero significativo emocionó a la joven, no todas las personas en este mundo eran terribles, vivían apurados o estresados por su ritmo de vida, más de alguna podía darse unos segundos para hacer algo así. Quizás Katya emanaba una tranquilidad y belleza distinta a todo el resto de las francesas, por algo siempre se destacaba dentro de un cúmulo de personas.
Cuando ingresó al edificio de la empresa de su hermana, todos se dieron cuenta de su presencia. Más de alguno corrió a su lado para preguntarle que deseaba, si quería comer algo, si necesitaba acomodarse en el mejor sofá del edificio o cualquier cosa por el estilo.
Katya estaba segura que si pedía que le trajesen un elefante lo harían, cualquiera de los trabajadores en este lugar correría con tal de complacerla y así asegurarse que la hermana de la gran “Dama del Universo” estuviese en las mejores condiciones. Por suerte la joven no era de ese tipo de mujeres que abundaban.
-No gracias, solo iré al sexto piso para esperar a mi hermana –el edificio de 6 pisos que por fuera se veía muy pintoresco y acorde al estilo renacentista-gótico de Dijon, por dentro era lo contrario, resaltaba la modernidad y tecnología - No se preocupe.
-Señorita Katina, si usted necesita a su hermana podemos sacarla de la reunión, tenemos órdenes de la señorita Elena de hacer cumplir su orden –Katya cerró la boca, los 10 empleados que estaban a su alrededor en primera planta parecían preocupados y urgidos por correr donde Lena y avisarle que su hermana estaba aquí. No le parecía que estas personas temieran de ella.
-Mi hermana desea cumplir mis deseos ¿No? –asintieron convencidos. Cada uno de los 47 empleados en este edificio sabía que todo valía poco o nada al lado de la hermana de la jefa, así ella lo había decretado con autoridad- Pues mi deseo ahora es ir a esperarla a su oficina mientras ella termina su reunión –alguien iba a insistirle que podían interrumpir la reunión pero la joven negó - Estaré bien, yo hablaré allí con la señorita Elena…
Uno de los empleados la escoltó en el ascensor hasta asegurarse que estuviera cómoda en la oficina de la jefa. Cuando así sucedió Katya se acomodó en el enorme e imponente asiento giratorio de cuero negro. Miró todo lo que tenía la oficina de su hermana y sonrió orgullosa, pensar que hace unos años habían llegado con tan pocas cosas y ahora estaban en lo más alto. Pero más que riqueza monetaria, a Katya le gustaría que su hermana alcanzara también la riqueza emocional con todos los demás y no solo con ella o sus mejores amigos. Miró a un costado y vio la foto que tenía en tamaño grande de, según ella, las mujeres más importante de su vida. Pero la sonrisa de la joven se fue perdiendo cuando se puso a pensar en que el valor de pareja para Lena había perdido el sentido desde que llegó a Francia hace 10 años, de hecho la había visto con muchas mujeres, realmente muchas como para recordar una cifra exacta. Aunque estaba segura que si alguien a ella la tratara como Lena lo hace con las mujeres, le arrancaría los ojos con sus propias manos.
-¿Y qué ha de ser de Iván? –giró el asiento de cuero hacia la ventana para mirar el perfecto cielo celeste ahí en Dijon, pensando sobre la familia y ese tipo de cosas se acordó de quién alguna vez fue su hermano. ¿Estaría bien? ¿Qué sería de él cuando la empresa de los Smirnov había quebrado? De sus pensamientos la sacó una voz familiar, la voz de alguien que se había convertido en una persona a la cual admirar.
-¿En qué piensas Katya? –asustada giró el asiento para verlo allí parado con un traje elegante de oficina. Fyodor Rakinovich era el director financiero de la empresa de Elena Katina, su mano derecha, su mejor amigo- Pareces preocupada.
-Estoy esperando a mi hermana, me dijeron que está en una reunión… ¿No deberías estar allí? – el hombre miró sobre su hombro, luego a ella directamente.
-Sí pero salí a tomar un poco de aire fresco, tu hermana puede ser aterradora cuando piensa que las personas con las que conversa son incompetentes... de hecho deberían haberle avisado que estabas, despedirá a la mitad de la planta por hacerte esperar.
-A mi hermanita le hace falta un poco de mmm ¿Realidad?
Fyodor asintió acercándose a la enorme ventana de la oficina de Elena. Realmente ella y su hermana eran polos opuestos en cuanto al trato con las demás personas, pero ¿Quién podía cuestionar a Katina si su vida aquí en Francia había empezado de forma poco convencional? Sonrió con melancolía recordando cuando eran más adolescentes, cuando en plena madrugada se dio cuenta que no podía desconfiar de ella y había corrido hasta su casa para prestarle toda la ayuda posible. ¿Qué hizo Fyodor Rakinovich (T.O.P) exactamente? Aquella noche cuando la encontró empacando sus cosas, trató de averiguar que quería. Huir, las lágrimas en el rostro de Elena y la forma en la que se movía delataban la profunda herida que los Volkov y Yulia le dieron. Sintió en ese momento que huía por proteger a su familia, proteger su persona y alejarse de todo esto que la atormentaba.
~“Ayúdame, necesito alejarme de aquí”~ había murmurado esa noche Katina entre lágrimas.
~“Quédate donde tu abuela hasta cuando te avise”~ le dijo “T.O.P” a “Cenicienta”... ~“Cuando eso pase te enviaré donde eso” –indicó el bosquejo que había sobre la cama de su amiga- “Donde eso será valorado ¿Realmente quieres huir lejos de este lugar”~
~“Lo más lejos posible, por favor”~
Fue así como a Fyodor se le ocurrió costearle los pasajes a su amiga y su familia a Francia, en Lyon tenía un departamento pequeño donde se quedaba cuando iba a Europa, podía pasársela. Como “T.O.P” tenía recursos y, como sabía que su amiga ya no tocaría ningún Euro de lo que Oleg Volkov le dio, abrió una cuenta bancaria a su propio nombre en un banco francés donde su amiga pudiese retirar dinero, si Lena no quería dejar rastros la apoyaría.
-Je ne peux pas travailler avec vous –dijo golpeando la puerta de su oficina de una sola vez. No era consciente de lo sexy que sonaba su francés cuando hablaba. Su aparición fue tan repentina que Fyodor y Katya se voltearon para mirarla sorprendidos. Pero toda la rabia que surcaba el rostro de la “Dama del universo” fue cambiado por una expresión de alegría completa. Fyodor no se sorprendió, para Elena la máxima felicidad y la única persona que podía ponerla así de contenta era su hermana- ¡Mi pequeña!
-¡Lena! –corrió y la abrazó por el cuello, “T.O.P” tenía una necesidad de grabar este momento para que ningún trabajador de esta empresa o de la competencia anduviera murmurando por los pasillos el “demonio” de persona que Elena Katina podía llegar a ser para conseguir lo que quería - No quise interrumpir tu reunión, muchos de tus empleados de la primera planta insistieron que querían llamarte para avisarte pero fui yo quien me negué…
-¿Cómo estuvo el vuelo? –acariciaba su largo cabello rojizo, le dolía que su hermanita fuese tan bella, odiaba que los hombres la miraran con deseo ¡Ahorcaría a quién la tocase!
-Bien, te juro que me siento más tranquila, llené de flores nuevas yo misma la lápida de papá y mamá, le contraté a alguien para que las renovara cada vez que se marchitaran.
-No quiero interrumpir este lindo momento, así que supongo que iré a terminar la reunión que dejaste a medio cerrar… Lena –se puso delante de ella, no tenía miedo de decirle las cosas que pensaba y quizás tenía ese crédito por haber sido pieza fundamental para que se convirtiera en la persona que era- Trata de mejorar tu temperamento ¿Sí? Me retiro.
Ninguna de los hermanas Katina habló hasta que él cerró la puerta. Gustosa la jovencita se acomodó en un sofá para contarle todo lo que había hecho en Rusia y lo extranjera que se sentía allí a pesar de haber nacido en el país.
Ambas bebían del más fino café que pudiesen servirles.
- Y me puse a hacer zapping en los canales, pasé por los canales de TV por cable cuando –de pronto Katya se quedó callada y bebió un enorme sorbo de café, Elena entrecerró los ojos curiosa pero no emitía palabra alguna a la espera de que su hermana continuara- Amm y eso, era extraño estar en Rusia y no tenerte a mi lado…
-Creo que muy pronto tomaré un vuelo en el jet para visitar a nuestros padres –a pesar de estar como 12 años sin un padre y 9 años sin una madre, le seguía doliendo sentirse tan sola en ese sentido, como si el papel de “hija” desapareció por completo cuando la vida se llevó a su madre.
Katya apoyó su cabeza en el hombro de tan respetada mujer y con una mano empezó a jugar con la costosa gargantilla que llevaba. Podía ser Elena Katina una tirana con los demás cuando las cosas no salían como las deseaba, pero en el fondo de su ser, en el fondo de su corazón seguía albergando a esa mujer con defectos y sentimientos que pocos conocían, la mujer que sufría y se sentía vulnerable.
Mientras más pensaba en silencio más creía que su decisión era correcta. ¿Para qué iba a contarle que vio a Yulia Volkova en el noticiero de RT? Esa mujer era consideraba “non grata” en la vida de las Katin, ella y toda su maldita familia.
Lena se separó para caminar hacia su escritorio, luego puso ambas manos sobre la superficie.
-¿Sabes qué? Es hora que comience a darle toques finales a la última pieza de mi colección de otoño-invierno que presentaré en el Paris Fashion Week ¿Quieres ver?
Katya, entusiasmada saltó del sofá hacia el escritorio de su hermana para ver cómo desplegaba las manos sobre una superficie blanca donde tenía un dibujo de un abrigo a medio terminar. ¡Era precioso!
Pero ¿Quién era exactamente la mujer que creaba diseños de ropa tan exquisitos?
Elena Katina había estudiado en ESMOD (Escuela superior de artes y técnicas de la moda), la escuela de moda más antigua y prestigiosa de Francia. Estudió el primer año en Lyon porque era la única ciudad que conocía en el país, luego de que los profesores se dieran cuenta que la chica tenía más potencial que el resto de sus compañeros, la becaron para que continuara el segundo y tercer año en Paris. Fue tanto el impacto y sello que ponía en sus diseños que cuando se tituló a la edad de 22 años uno de sus maestros la contrató para que lo apoyara en algunos proyectos. Pero la ambición de “cenicienta” no se quedó allí nada más, no quería desperdiciar su coeficiente intelectual quedándose en lo simple. Mientras trabajaba para mantenerse así misma y a su hermana, hizo un curso de 3 años de Gestión en la “American University of Paris”. Para cuando terminó a la edad de 25 años, la fama en el mundo de la moda ya empezaba a notarse, de hecho grandes figuras internacionales comenzaron a interesarse en sus diseños y poco a poco comenzó a crecer su negocio. ¿Por qué no crear su propia marca de ropa? ¿Su propia empresa para manejar sus negocios? A sus casi 28 años ya tenía casi todos sus planes armados, “S&I” era el nombre de su empresa y marca, solo quería extender aún más sus límites y establecer sus propias tiendas de ropa no solo en Francia sino Europa y el resto del mundo ¿Cuánto tardaría en eso?
Era joven, aun le quedaba para seguir perfeccionándose pero a pesar de eso era increíble cuan famoso su trabajo era. Por eso tenía que mantener una reputación para el Paris Fashion Week. Un evento que le traería más de un dolor de cabeza…
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Hola Hola!! Bueno aquí les dejo un capítulo más quería preguntarles algo... será que subo otro capítulo más???
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Jueves 1 de agosto, Paris, Francia
Levantó la comisura de los labios al notar cuan ansiosas las personas estaban a su alrededor. Nunca pensó que llegaría a este nivel y ahora disfrutaba estar donde estaba. Sentada en la punta de una larga mesa de reuniones ejecutivas, Elena miraba todo a su alrededor con la espalda erguida, las manos cruzadas sobre la superficie de vidrio y el cabello peinado de forma casual pero de tal forma que a ella se le veía con mucho estilo. Estaba reunida con los principales organizadores del Paris Fashion Week, quienes querían explicarle dónde y cómo sería el evento durante los días que durase, cuando sería su turno de mostrar sus diseños y quienes estarían presentes. La organización había estado un poco tardía por culpa de pleitos y renuncias al interior de esta, pero ahora que todo parecía estar bien y que nada pondría en peligro la realización de este tan esperado evento, podían asegurarle el día que presentaría su colección. El miércoles de la próxima semana empezaba el evento con galas, música, desfiles, etc. pero el sábado 10 de agosto, todo estaba puesto de tal forma que ella fuese la protagonista de ese día con un desfile de modas a lo grande.
Su participación era esperada por miembros en el área del entretenimiento, editores de revistas de moda, celebridades, los dueños de las tiendas más famosas a nivel global.
Después de todo ¿Quién se quería perder algo de la “Dama del Universo”, la nueva promesa de la moda? nadie supo cómo empezaron a nombrarla así, solo que efectivamente llamaba la atención y atraía más personas.
-Me gusta la importancia que se le darán a mis diseños pero eso no restará que agradezca al final a quienes las materializaron… -Elena podía comportarse como una tirana a veces, pero siempre destacaría el hecho que no trabajaba sola y que para que sus diseños fueran tangibles habían confeccionadores artesanales de su confianza y con experiencia en el rubro- Una duda ¿Cuántas personas puedo invitar?
-Estarán disponibles las invitaciones que ustedes deseen.
-Me gustaría más el sistema de la lista, no quiero que la gente que considero importante tenga el riesgo de extraviarlas - se inclinó hacia adelante una mujer joven de pelo castaño y lacio, con el escote apenas disimulado bajo su uniforme.
-¿Podría darme los nombres? Los agregaré de inmediato –Elena quitó la vista de donde no debía tenerla puesta, seguía siendo lesbiana, obviamente se fijaría en una mujer que descaradamente le coqueteaba con su escote tan cerca.
-La primera y más importante, Ekaterina Katina, luego Fyodor Rakinovich –la mujer castaña escribía rápido.
-¿Alguien más? –levantó una ceja para incitarla a que continuase si es que debía.
-Por supuesto –Elena sonrió de medio lado, con el tiempo la vida le demostró quienes en su vida valían la pena considerar importantes - Oksana Pavlova y Nastya Kurnikova.
Después de continuar hablando dieron por finalizada la reunión, los organizadores estaban muy contentos de saber que Elena Katina tenía todo listo e incluso que ya tenía escogidas a las modelos que vestirían sus prendas desde hace meses. Recordó con gracia cuán difícil había sido ese casting porque para 24 puestos de modelaje audicionaron 347 chicas de varios países. A veces se le olvida que su fama crecía. Se despidió de los ejecutivos, dio media vuelta para dirigirse a su limusina pero apoyada “casualmente” sobre una pared estaba esa mujer castaña que asistió a la reunión, su ropa estaba más suelta, jadeaba disimuladamente pero no para Elena, un gesto con los ojos y la boca le indicaron que la siguiera. Sin hacer más gestos que una sonrisa engreída, Katina la siguió. No debió sorprenderle que la castaña la tomara de la mano para “meterla” en la primera oficina al paso que estaba vacía y así poder devorarle la boca a besos (y otras cosas también). ¿Se negaría Katina a esa generosa oferta? Nunca rechazaría la invitación suculenta de una preciosa mujer para meterse entre sus piernas, hormonas y ganas tenía de sobra, una más, una menos, no contaba con cuantas se acostaba, el sexo siempre era bienvenido.
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2 días después… Moscú, Rusia.
¿Cómo podía describir la sensación que tenía ahora mismo en su pecho? Quizás algo así como unas enormes ganas de salir corriendo y volver a su refugio en la ciudad de Dijon, Francia, un miedo que le paralizaba la parte posterior de la cabeza, su cuello y parte de los brazos. Cuando puso un pie fuera del avión supo que reaccionaría de mala forma ¿Pero cómo podía evitarlo? No había forma, la ciudad de Moscú uyy le traía más recuerdos amargos que buenos, más dolorosos que agradables. Miró hacia el lado, uno de sus guardaespaldas la acompañaba para no sentirse tan abandonada en un país que hace mucho tiempo lo sentía ajeno, por suerte también sabía manejar así que se encargaría de ser su chofer.
Arrendaron un vehículo lujoso pero que no llamase tanto la atención, no quería que alguien la reconociera, fuese cual fuese el motivo.
Era increíble cómo había cambiado su personalidad, se sentía siempre segura y dueña del mundo estando en cualquier país pero acá en Rusia salía a flote la “cenicienta” que dormía en su interior. Quería estar solo un día, su única razón para darse 3 días de descanso era precisamente para visitar a sus padres en el parque, pedirles la bendición, cambiar las flores con sus propias manos y largarse de aquí.
Su guardaespaldas la miró de reojo, Elena tenía la mirada perdida en el lago que estaba tan cerca de la avenida. La última vez que estuvo acá fue una pesadilla, pero la vez anterior a esa también, era imposible amar a Rusia. Sonó el teléfono que tenía en su mano, reconocía el número porque esa mujer se lo había dado la última vez que se reunieron fugazmente en Francia.
-¿Aló?
-¡Cariño! ¿Ya llegaste? – la voz de Nastya del otro lado del teléfono le sacó una sonrisa al instante.
Nada de hoteles, se hospedaría donde su eterna mejor amiga para soportar el trago amargo del miedo y la ansiedad, con ella y sus amigos no había necesidad de ser la más poderosa siempre, simplemente ser “normal”. Nastya respetó la idea de que Elena fuese donde sus padres primero y luego se quedara con ella, después de todo mientras antes pudiese resolver sus problemas mejor.
-Señorita Katina ¿Realmente quiere pasar al parque ahora o prefiere descansar? – la pelirroja suspiró y lo miró con debilidad, muy pocos eran testigos de la cara vulnerable de la “Dama del Universo”
-Sí, necesito hacerlo ahora….
El guardaespaldas simplemente la siguió por detrás, respetaría espacios y se quedaría varios metros lejos desde donde su jefa estuviese, pero jamás la perdería de vista.
Elena simplemente dio pasos por el camino de piedras en el parque, no quería pensar mucho y solo sentir hasta llegar a la lápida de sus padres pero ¿Cómo le dices tú a una chica que no extrañe a sus padres, cuando por la “fuerza” tuvo que hacerse adulta? ¿Cuándo totalmente perdida tenía que tomarse en serio el papel de “madre” de su propia hermana? Un quejido involuntario brotó de sus labios cuando llegó a ellos finalmente, dobló un poco las rodillas hasta caer sentada en el césped.
Sus ojos se veían más oscuros cuando estaba triste y el atardecer aparecía. Su rol de “Ama” se había cambiado por la de un “sumisa” que se doblegaba ante los recuerdos del pasado y el dolor también.
“Inessa Katina, el eterno ángel que vive con sus hijos” –leyó en la lápida de su madre, luego corrió un poco la vista a la de su padre- “Sergey Katin, tus hijos y tu esposa te aman con toda tu alma, siempre”.
Arrugó el entrecejo, la boca y la nariz en una mueca que dio paso a un llanto silencioso. Agachó la cabeza, tomó césped con sus manos e hizo fuerza para que no la escucharan quejarse. Se sentía como una niña abandonada y perdida a la deriva de, una vez más, los recuerdos del pasado. No había estado aquí desde que enterraron a Inessa, acompañada de sus 3 mejores amigos, algunos familiares y lo más difícil, una hermana de casi 12 años que lloraba desconsoladamente contra el féretro pidiéndole a su madre que no se fuera lejos.
-No creo que sea necesario explicarles lo que me pasa, ustedes pueden mirar mejor las cosas desde arriba –Elena miraba las lápidas con dolor - Pero no puedo mentirles… los extraño tanto –tembló recordando los abrazos de su madre, las sonrisas de su padre - Es la primera vez que estaré en un evento tan importante como lo es “la semana de la moda”, sig… significará un gran salto en el sueño que comparto contigo papá… -rascó su nuca y se secó las lágrimas, le dolía todo el cuerpo con la pena - Quiero que todo resulte como Dios quiere que sea, pero espero que sea para bien, no quiero por nada del mundo que algo le falte a Katya… -tocó las flores que tenían puestas a un costado, la persona de mantenimiento hacía bien su trabajo - Vengo a pedirles perdón también…. No… no creo que sea capaz de volver a Rusia, después de todo ¿No se supone que es más importante lo que vive dentro de mí que sus propias lápidas? ¡Han pasado casi 9 años! – creía tener un monólogo con las lapidas donde sus padres estaban enterrados, no sabía cómo la voz podía salir de su garganta cuando todo el cuerpo le quemaba por los sentimientos.
Después de dejar que las lágrimas volvieran a caer por su rostro, agachó la cabeza y besó ambas lápidas. Cuando dio la vuelta y se colocó los lentes de sol para cubrir sus lacrimosos ojos, se repetía una y otra vez que esto no era darle la espalda a su familia ni a sus padres, sabía que no estaban precisamente aquí sino a su lado, pero la culpa se aferraba de su consciencia para decirle que cometía un error creyendo que escapando de Rusia iba a solucionar problemas del pasado que formaron su personalidad tan hostil. Eso se solucionaba con otras cosas como la fe y escuchar los consejos de las personas que realmente la amaban. Le dolió cerrar la puerta del vehículo deportivo y alejarse del parque. Había sido una visita fugaz pero no se torturaría tampoco más de lo debido, sonaba tentador cuando recordaba que una dulce y “maternal” Nastya la esperaba con los brazos abiertos en su casa para decirle que todo estaría bien. No la veía desde enero y ya le hacía falta gente real en su vida.
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San Petersburgo, Rusia, en ese mismo instante…
Le dio una calada al cigarrillo que tenía entre sus manos, usualmente no fumaba pero cuando estaba en un círculo de gente cercana en un ambiente de salida, lo hacía. Masha, su secretaria, era también su mejor amiga pero eso no quitaba que pudiese tener más amistades o gente con la cual divertirse, especialmente colegas.
Estaban allí 7 mujeres, incluyéndola, reunidas en la casa de una de ellas mientras bebían y charlaban, despejar la mente del trabajo una noche no estaba mal ¿O sí? Una mujer de ellas propuso un cambio de tema, quizás algo así como “verdad o reto” o cualquier cosa que sonara a desafío.
-Yo les pregunto a todas –dijo una de las mujeres, esperó unos segundos para dar una pausa misteriosa - ¿Qué es lo más malo que hayas hecho en tu vida? –Tomó una botella y la hizo girar, donde apuntase la tapa es quién debía responder sino pagar penitencia - ¡Yulia!
-Oh no –susurró Yulia, el color de su piel se puso muy blanca, parecía estar con náuseas - ¿Lo más malo? Creo que fue evadir una multa o algo así.
-Que aburrido –masculló la chica esperando que hubiese algo más suculento que contar. Pidiendo permiso la pelinegra salió de allí para darle una última probada al cigarrillo en la terraza del hogar.
Cuando la calidez de una noche de verano la envolvió, sintió una corriente eléctrica recorrer su espalda completa. ¿Cómo una pregunta tan simple la hizo sentir náuseas? ¿En serio lo más malo fue evadir una multa? Le dio una probada al cigarro antes de tirarlo al suelo de baldosas y hacerlo añicos con la punta de su tacón. Observaba atentamente lo que hacía como si así pudiese destrozar la culpa que nacía en su pecho. ¡No! ¡No! Tratando de salvarse de sus propios recuerdos caminó de vuelta donde sus amigas, mientras no se le ocurriera abrir una puerta del pasado estaría segura. Además, la pregunta nada tenía que ver con alguien que había sufrido y que había culpado injustamente ¿O sí? Su error también la había marcado mucho a ella y su familia, por eso cualquier cosa que le recordase el pasado la afectaba. Santo cielo, necesitaba tratamiento con un profesional de nuevo….
El teléfono en su bolsillo sonó con el aviso que un mensaje le había llegado, era la nota de Boris, uno de esos amigos que tenía solo porque en la cama era increíble. ¡Genial! Nada que un poco de buen sexo no pudiese borrar…
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Esa noche fue recibida por los cálidos brazos de su mejor amiga. Apenas la podía ver durante el año porque ambas estaban ocupadas con sus propios trabajos, sobre todo Elena que era dueña de su propia empresa y debía estar constantemente manejando cosas que podían salirse de los planes. Por eso mismo cuando Nastya tenía un fin de semana libre (era editora en una revista), Katina disponía de un jet privado para que fuese a buscarla y la trajera de Rusia en poco tiempo.
Para una persona, sobre todo alguien como Katina, las amistades valen demasiado, pueden ser nuestro más grande soporte cuando no poseemos una familia, pueden ser nuestra vía de escape cuando estamos a punto de estallar o perder la cabeza. La vida le demostró a Elena que si existía confianza en el ser humano, que no estaba tan sola como creía ni tenía que lamentarse de sí misma por eso, los años y el tiempo se encargaron de poner en el camino a las personas correctas ¡Sus amigos!
Fyodor poco tiempo después de dejarla lo mejor establecida que podía en Francia, regresó a Rusia y supo todos los detalles sobre la noticia de que Oksana había sido quién ayudó en develar la verdad de Lena. Pero todo entusiasmo de contarle donde se encontraba la amiga de ambos fue frenado por el deseo mismo de “Cenicienta” en querer ser invisible a los ojos de Heidelberg y el resto del “mundo”. ¿Qué podía hacer? Tardó un poco en darse cuenta que lo primero que debía hacer era avisarle a Katina de esto, si Oksana se la había jugado por ella necesitaba ser reconocida, porque fue de las pocas que confió y que, de hecho, gracias a eso la salvó de todo los cargos que se le imputaron.
La persona que “apretó” a Fyodor para que hablase fue Nastya. La castaña siempre tuvo la sospecha que él sabía dónde se encontraba Elena y después de darle los mejores argumentos de la importancia de la amistad y la seguridad que esta podía proporcionarle a Katina, fue que Fyodor Rakinovich contó la verdad. Nadie trató de convencerla de que regresara a Rusia, “Cenicienta” era dueña de su vida y de hacer lo que consideraba mejor para ella.
Esas personas, sus amigos, fueron los pilares para que Katina no terminara derrumbándose después de la muerte de su madre, en la tarea de ser “madre” de Katya, los múltiples trabajos que tomó para costear los estudios de ella y el día a día o en el camino para terminar siendo diseñadora. Ellos le proporcionaron su cariño, incluso aunque ella se negara le mandaban constantemente dinero porque sabían cuan pesada se hacía la carga para ella sola, viajaban cuando podían, pero claro, todo esto sin contárselo a quienes fueron sus compañeros en Heidelberg, especialmente a Yulia, porque siempre fue la petición de Lena que esto quedase así, su existencia tenía que ser un en secreto y su paradero también.
……………………..………………….………………….…………
Paris, Francia, días después, sábado 10 de agosto 2014.
¡Demonios! El rostro de Elena se fue arrugando de la decepción cuando su pedido no podía llevarse a cabo. Estaba lo suficientemente ocupada como para tener que hacerse un espacio y dar esa entrevista que le restaría tiempo necesario para otra actividad. Hablaba por teléfono con su secretaria para ver la posibilidad de cancelar la reunión con la periodista de RT international Ximena Brown, pero la mujer le comunicó que a estas alturas era imposible, de seguro la mujer ya estaba en tierras francesas.
Amargada cortó la comunicación y se dirigió hacia el salón donde las modelos se probarían los diseños que usarían en el desfile de hoy en la noche. Quería ver que todo estuviese en orden, que a nadie le quedase apretado o algo por el estilo porque entraría a corregir de inmediato lo que fuese con sus propias manos. Sí, “La Dama del Universo” era la mente creativa, dibujaba, armaba con colores las ideas en su mente, pero también tenía una gran destreza para tomar unos cuantos trozos de tela y llevar al concreto sus dibujos, más, como no tenía todo el tiempo de confeccionar sus diseños, trabajaba en la empresa con gente modesta pero muy buena que se encargaba de ello también.
Las modelos sonrieron cuando la gran Elena Katina se acercaba a ver en detalle las prendas de vestir. Estaban terminadas hace días pero no quería errores, no cuando era su primera vez en un “Fashion week”.
-Usted es la mejor, señorita Katina –murmuró con un acento alemán una modelo esbelta, muy alta y de pelo oscuro. Estaba tan nerviosa que solo sonrió incómoda, en otra ocasión se le hubiera levantado el ego mucho más, pero no ahora.
-Hay gente con una larga experiencia en el rubro, solo soy una pionera más –susurró Elena mientras tocaba el borde de un abrigo blanco y largo, le encantaba el diseño de este y como se veía en ella.
-A una pionera las grandes figuras del espectáculo no le han mandado a hacer diseños, tampoco salen becados de su clase por destacarse sobre los demás ni tienen una mente tan creativa para hacer piezas únicas que sirvan realmente para utilizarse… - respondió la modelo, sorprendida. Elena la miró, era increíble cuanto sabía - Siempre busco la biografía de quien será la o él que me contrate, no se sorprenda.
Elena asintió agradecida y caminó hacia otra de sus prendas para comprobar que estuviese en orden. Le quedaron dando vueltas las palabras de la modelo alemana, realmente no era una pionera, ya se estaba haciendo un espacio en este mundo y los expertos sabían su nombre y conocían su marca. ¿Pero por qué tanta inquietud el día de hoy? Era simple: “La Dama del Universo” sí podía sentir nervios, no era imponente todo el tiempo ni mucho menos un intento de la mujer maravilla, pero le costaba admitir todo aquello que disminuyera su fuerte imagen.
-Bien, chicas, chicos – todos la miraban, incluso aquellos que trataban de sacarse o colocarse una prenda - Hoy en la noche tendremos algo muy importante, serán ustedes quienes lleven en su cuerpo el fruto de mi esfuerzo y otras personas que trabajan conmigo… confío en ustedes y espero hagan lo mejor posible luciéndose en la pasarela ¿Entendido? –Termino por decir Elena, todos asintieron y dijeron que sí, habían hablado muchas cosas de “La Dama del Universo” pero estando con ella aquí parecía otra persona, no una malhumorada a quien temer. La pelirroja miró el reloj de oro blanco en su muñeca - Tengo una reunión en un hotel, recuerden que a las 7 deben estar acá porque les harán sus peinados desde temprano…
Con prisa se dirigió al vehículo negro con vidrios polarizados que la esperaba afuera. Tenía solo una hora para cambiar su vestuario y arreglarse antes que la periodista Brown llegase a la suite presidencial del Hotel Napoleón. Usualmente le preguntaban lo mismo así que tenía desde siempre un plan para saber qué y qué no responder pero ¿La filmarían? ¿La entrevista sería subida a un sitio web o un reportaje a la RT en la televisión? Suspiró profundamente, se dijo que no le temía a nada, había hecho otras entrevistas pero es que… ¡Ninguna estuvo programada el mismo día que el de un evento tan fabuloso y respetable como lo era la semana de la moda!
Agradeció a su chofer y de inmediato tomó un ascensor para llegar a la suite donde se hospedaba. Se reuniría con Fyodor Rakinovich, Oksana, Nastya y su hermana Katya poco antes de las 7 aquí mismo, quería ir junto a ellos al salón donde se efectuaría el evento, las personas que más quería (quizás hasta los únicos) las necesitaba a su lado.
Preocupada buscó que ponerse, si iban a entrevistar a la “Dama del Universo” debía verse como tal. Se paró frente al espejo, se peinó de forma que parecía como si lo hubiera hecho en un salón de belleza. ¡Increíble! Sí, alguien profesional la peinaría para el desfile, pero ahora no había tiempo ni alguien a mano para eso. Sacó un vestido color azul marino que se le ceñía al cuerpo resaltando su figura de una manera elegante pero sensual a la vez, zapatillas de tacos negros, accesorios que iban a juego con el vestido. Cuando terminó de perfumarse sonrió a su reflejo ¡Genial! Se sentía segura de sí misma y todo lo que la rodearía en la entrevista. Si terminaba a tiempo podría arreglarse con ganas para el desfile pero ¿Podía disimular frente a la periodista de que quería terminar con esto luego?
Respiró profundamente antes de entrar al ascensor que la dirigiría al último piso. Parecía una persona bastante vanidosa porque no podía quitar los ojos de su reflejo, no era por un asunto de ego, en realidad Elena se decía mentalmente que era capaz ¡Ella podría lograrlo esta noche!
-Concéntrate primero, tienes una entrevista que dar… - se dijo Elena a sí misma.
…………………………..………………….………………….
Por otra parte, la periodista caminaba acelerada hacia el hotel Napoleón. Había llegado esta mañana a Francia y su reloj biológico no la acompañaba. Es que, después de todo ¿Cómo podía sentirse bien si en tan solo un día su vida parecía quedar con los “pies arriba”? Yulia miraba el tacón de su zapato, sí, estaba en condiciones, no se le había roto y su peinado estaba arreglado. No se notaba, de hecho nadie se daría vuelta para observarla, pero la pelinegra sudaba mucho estando ansiosa, no quería cometer errores y es que ¡Santo cielo! No tuvo ni tiempo de buscar la biografía de la famosa “Dama del Universo” porque durante el vuelo era imposible agarrar señal, además jamás estuvo en sus planes viajar a Francia en una entrevista que se había negado primero a dar pero ¿Por qué estaba acá?
Primero, su colega Ximena Brown había salido hace 2 días en la noche a un pequeño cóctel, pero como ingirió comida intoxicada de salud se encontraba muy mal. No, Yulia estaba comprometida porque sería la testigo de Masha en la boda civil pero, de nuevo ¿Por qué estaba acá?
Así fue como se encontraba apurada caminando dentro del hotel hacia recepción. Por suerte su francés no estaba olvidado y podía comunicarse sin problemas. El ascensor demoró en bajar pero en subir fue todo lo contrario. Cuando se abrió en el último piso del hotel, una entrada de dos puertas estaba entreabierta. ¿Sería esa la suite presidencial? Comenzó a dar pasos insegura hacia allá cuando escuchó una melodía de jazz llenar el ambiente, pero antes de tocar la puerta vio de espaldas a una mujer mirando por la ventana mientras cantaba ¡Dios santo! La voz de “La Dama del Universo” era exquisita, su francés no era como algunos que lo hablaban muy agudo, ella cantaba en tono suave, un tono tan increíble que de tan solo oírla tuvo que sostenerse de una manilla de la puerta. Era como si la voz de aquella mujer llenara todos sus sentidos y le hiciera perder la cabeza. El pecho empezó a palpitarle muy fuerte, tuvo que tomar grandes cantidades de aire para atreverse a dar unos pasos dentro de la suite. ¿Sería esta la famosa diseñadora del cual su jefe ni siquiera se atrevió a mostrarla físicamente, cegado por la emoción de conseguir una entrevista?
-Disculpe… ¿Es… es usted a la que llaman “La Dama del Universo”? –mentalmente se golpeó por sonar tan sosa, ella era una famosa periodista ¿Por qué no decirle por su nombre? Bueno, ni siquiera lo sabía.
Elena sonrió, esa pobre mujer sonaba como si estuviese en un matadero o a punto de ser sacrificada para los dioses. La voz femenina de la periodista sonaba aguda y asustada ¿Las malas lenguas le habrían dicho que era una tirana?
Con una sonrisa de disculpa giró sobre sus propios talones para enfrentar a la periodista, más, toda emoción positiva se esfumó de inmediato cuando vio a la mujer parada frente a ella. El tiempo se detuvo en ese segundo, la música dejó de sonar, su sistema de alarma se disparó de inmediato, sus ojos estaban más dilatados que nunca, empezó a sudar, temblar y luego quedó con la sensación que algo malo estaba pasando, algo MUY MALO. Pero… No...No... ¡NO! ¡¿Qué demonios hacía Yulia Volkova aquí?! ¡Esto era una jodida pesadilla! ¡¿ERA ELLA?!
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Hola, Hola, chicas! Lamento no haber subido otro capítulo más ayer. Pasaron cosas pero acá de nuevo estoy... A ver, que opinan de este encontronazo de hoy?
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Toda la seguridad que creemos poseer, todo lo que teníamos planeado puede desaparecer en un segundo, basta un cambio de planes para que la copa que se balancea al borde de la mesa se caiga y destruya en mil pedazos. Así su seguridad y corazón se sentía, como si bajo sus pies se abriera un enorme hoyo negro que la succionaría por completo y no la dejaría salir a flote. Pestañeó un par de veces pero la visión de una Yulia más adulta y bonita seguía allí parada e impactada tanto como ella. Con un traje apretado blanco y el pelo hacia un lado…. Tragó saliva e inspiró, ni siquiera se dio cuenta cuando su sistema creyó que sería conveniente dejar de respirar, ni siquiera recordaba cómo se llamaba o donde estaba. Pasaron varios segundos, quizás minutos pero ninguna era capaz de darse cuenta que la persona que tenía al frente no era una ilusión, era de carne y hueso.
-¿Lena? –Susurró Yulia, su voz aguda que revelaba cuan sorprendida estaba, pareció hacerla despertar.
Cual piedra, rígidamente Elena giró sobre sus talones y caminó hacia un sofá de cuero blanco en forma de “L” donde se dispondría a realizar la entrevista. Pero claro, la pelinegra no daba ningún paso.
-¿Vas a sentarte? ¿Vas a realizarme una entrevista? No sabía que tuvieras apellido Brown –Elena masculló llena de ira y en ruso con un ligero acento francés.
Su voz, una vez más, atravesó todos sus poros hasta calarse en su corazón para apretarlo con fuerza. Santo Dios ¡Elena podía hablar! ¡Podía hacerlo! ¿Cómo llegó aquí? ¿Por qué tenía que verla? Miles de preguntas formulaban su mente mientras trataba de caminar hacia el otro extremo del sofá. Esto era chocante, demasiado como para que alguna de las dos pudiese hacer algo más que solo movimientos forzados ¿Y si corría por la puerta? ¿Y si se apretaba el brazo para despertar de este sueño? Alzó lentamente los ojos, partiendo por unos zapatos de tacón negros apoyados posesivamente contra la alfombra, se cruzó de piernas de forma elegante, un vestido azul marino que la hacía ver increíblemente atractiva y los accesorios como la gargantilla de oro o brazaletes igualmente de oro, una postura recta de espalda, unos ojos… Dios, unos ojos que jamás había visto tan llenos de ira y odio sincero y ese cabello, ahora lacio, peinado de forma que decía a gritos que era una mujer rica. Que imponente se veía, que peligrosa era, se sentía la hormiga al lado del elefante, una sumisa frente a un amo al que obedecer. Mierda… ¿Esta era la nueva Elena Katina? ¿La adulta en la que se había convertido?
-Yo… - tartamudeó Yulia, no había parte de su cuerpo que no estuviese sudando, cada segundo se sentía más ridícula e indefensa. “Reacciona, por Dios, reacciona” se gritaba pero era imposible hacerlo, la sola presencia de esa mujer la humillaba de una particular manera indirecta.
-“Chienne” –Elena moduló asqueada, había dicho “Perra” en francés - ¿No… no sabías quién era yo? - desde la primera palabra demostraba quien dominaba aquí, los roles se habían cambiado, oh sí, desde que salió de Rusia hace 10 largos años, los roles se habían invertido- Bienvenida a Francia Yulia Volkova, yo soy la “Dama del Universo”.
Las piernas le temblaban, sus pasos eran tan débiles que cualquier brisa podía haberla botado. Logró sentarse pero las manos no le obedecían cuando quería sacar de su cartera el notebook para escribir la entrevista, si hubiese sido cualquier otra persona en la tierra mantendría su compostura y profesionalismo como siempre, pero apenas podía comportarse como un ser humano cuando tenía a la protagonista del error más grande de su vida, a quién no tuvo merecido ser tratada tan mal. Katina se estaba impacientado con facilidad, la nueva Yulia Volkova era torpe como una rata… ella no tenía demasiado tiempo y se lo iba a hacer saber ¡Por supuesto que sí!
-Señorita Volkova, no tengo todo el tiempo del mundo, tengo un desfile y para mí el tiempo es oro… si tiene la amabilidad de apurarse –Yulia levantó los ojos hacia Elena con temor, respiró profundamente y sacó el computador para colocarlo sobre sus piernas.
-No sabía que te vería… -quería gritar ¡TRÁGAME TIERRA! Pero tenía una responsabilidad tan grande entre sus manos. Todo un canal esperaba por la nota para subirla a la web y algunas fotografías también, aunque ahora tenía la sospecha que no podría hacer lo último.
-¿No sabías? –La pelirroja enarcó una ceja, tenía una mano sobre sus labios, con la otra golpeaba impaciente el sofá- ¿Tampoco te sabes las preguntas? –Yulia levantó la barbilla.
-Sí las sé, solo que vengo en representación de mi colega Ximena Brown ¿Lista? –Elena hizo un gesto con la mano para darle a entender que empezara. Yulia rogó internamente para que Dios le diera un poco de valor para hacer esto.
- Sorprendente, exitosa, particular… te describen así muchas personas que trabajan contigo ¿Me puedes explicar cómo llegaste a alcanzar el éxito en el mundo de la moda?
-Poniéndome una meta por delante, no dejar que nadie vuelva a pisotearme y seguir el sueño que compartía con mi padre… es así como me he convertido en lo que soy, cuando una persona controla sus debilidades domina el resto.
Yulia apenas pudo escribir lo que le había dicho, estaba más concentrada en el tono de su voz y la forma en la que la miraba ¿Tanto tiempo había pasado en Francia que ya tenía el acento impregnado en su voz? ¿Desde cuándo que podía hablar? Se sentía más que observada mientras tecleaba la respuesta. Sacó de su bolsillo el teléfono y lo dispuso para grabar, como buena periodista debía enfocarse en observarla y entablar una buena conversación, pero era difícil comportarse como tal cuando tenía a Elena Katina frente a ella.
-Ha… hablando de este éxito ¿A quiénes le agradecerías por eso?
-Mi madre –dijo la pelirroja de forma inmediata - A mi hermana Katya, a mis amigos, esas personas son las únicas que valen la pena –parecía escupir las palabras con rabia. La pelinegra palideció, si no era una forma indirecta de echarle a la cara algo… - Esas personas que están a tu lado sin importar lo que suceda, esas que hicieron que mi vida se convirtiera en esto. Pero también puedo agradecerle a mi padre, estoy segura que allá arriba hizo algo para que las cosas resultaran –“Y no me dejara caer al abismo” pensó con dolor.
-¿Qué quieres mostrar en la noche de hoy? La gente en todos los medios publica lo entusiasmados que están por ver tus diseños… -Elena no respondía, solo la observaba en silencio como si pudiera atravesar sus ojos con los suyos verdigrises. Parece que ninguna de las dos salía aun del trance y de la sorpresa. De golpe cerró el computador- ¡DIOS SANTO! ¡Basta ya con esto! ¿No te das cuenta que mantener una conversación como esta, es enferma? ¿Pretendes que sigamos con esto como si no nos impactara el vernos?
-¿Quieres que actúe como debo? ¡¿Quieres que lo haga?! –Elena se paró de inmediato y empezó a rodear el sofá- ¡Me asquea tenerte frente de mí! Pensé que recibiría a una periodista pero apareces tú –Yulia pestañeó sorprendida, la voz sonó muy dolida.
-¿Te asqueo?
-Mira en lo que me he convertido, en alguien que tiene poder, en alguien que no tiene que humillarse para tener dinero… claro que me impacta verte porque deseé tanto no encontrarte de nuevo…
-Yo no quise –la pelinegra gimió recordando la noche en la que optó por no confiar en sus palabras, había estado luchando por un buen tiempo para superar la culpa pero el solo ver a Elena la descolocaba, no es que tuviese sentimientos hacia ella pero el dolor no se lo quitaba nadie - Deberías comprender que…
-¿Comprender? Vous êtes fou! –Elena tiró un vaso de agua lejos pero no se rompió porque la alfombra lo amortiguó- No me pidas que comprenda ni que te reciba con los brazos abiertos, no soy esa pequeña “cenicienta” ni imbécil de ayer, tengo casi 28 años, soy una mujer distinta… No me interesa dar una entrevista para ti ni el RT, tengo que responder a la noche frente a un público que espera mucho de mí –indicó la puerta de la suite- Si tienes algo de dignidad lárgate de este lugar, vuelve a Rusia y piensa que todo esto solo ha sido parte de su retorcida imaginación –Yulia estaba boquiabierta respirando agitada.
-Cerda… te convertiste en una cerda –susurró acongojada, Elena se inclinó hacia adelante para rozar su nariz en el cuello de ella, sonrió al verla tan perturbada y con los ojos llenos de lágrimas.
-Gracias Yulia, en serio gracias por hacerme lo que me hiciste, creo que fue el pie para darme cuenta la pobre imbécil que era…. Gracias por darme el último golpe para tener el valor de ir a un especialista y que esto –tocó su garganta - Funcionara.
Yulia la empujó al salir de allí, tras de ella escuchó como las puertas de la suite se cerraron fuertemente para decirle “Vete de aquí”. Cuando estuvo sola en ese pasillo, un dolor tan grande se apoderó de su pecho que gimió sin poder evitarlo, pero no podía quedarse aquí. Cuando llegó al primer piso del hotel Napoleón apenas pudo articularle a una recepcionista la palabra “baño”, la mujer supuso que la “extrangera” estaba enferma y le facilitó uno de los tantos baños que los empleados ocupaban. Golpeó la puerta de su cubículo, se sentó en el inodoro y rompió a llorar con un dolor que le desgarraba cada fibra de su cuerpo. ¿Realmente había pasado? ¿Había visto a Elena Katina? ¡¿A ELENA KATINA?! Era diseñadora, era millonaria, tenía su propia empresa y marca…. Y empezaba a hacerse famosa.
Nerviosa rascaba sus brazos mientras lloraba casi al borde de perder la capacidad de respirar, el maquillaje corría en sus pómulos tiñendo su piel pero no le importaba. Se sentía imbécil ¿Por qué aceptó venir aquí? Lo más sorprendente era ver el cambio de quién fue Lena en la adolescencia para convertirse en una mujer apodada “la Dama del Universo”.
Pero no era la única que estaba en shock, Elena tenía las manos sobre su cabello en un momento que parecía ser un ataque de pánico. Miraba ansiosa su patético reflejo, los ojos estaban más abiertos que nunca, las lágrimas caían copiosamente pero las retiraba con el dorso de su mano. Yulia Volkova ya no era una adolescente, era una mujer pero no estaba pendiente en buscar los cambios favorables en su cuerpo o incluso el tono de su voz, estaba más preocupada en pensar otras cosas.
-Tengo un desfile que mostrar, ya no la volveré a ver, tranquila Lena… ya nadie puede hacerte daño ¡Nadie! –golpeó el espejo pero para su suerte no se rompió ni le hizo daño. Llamó al salón de belleza exclusivo donde la atenderían en una hora. ¡Que viniesen hasta acá porque así lo deseaba!
Pero si Elena creía que todo terminaba aquí, estaba equivocada. ¿Acaso era coincidencia que la pobre colega de Yulia se enfermara o que ella tomase el lugar? Explosivo y terrible había sido este fugaz encuentro, pero tenía que esperar un poco porque este había sido apenas el comienzo. ¿Librarse de ella? Esto había que verlo. Se dio media vuelta para mirarse frente al espejo que reflejaba todo su cuerpo. Aparentemente su rostro estaba serio y muy firme pero por dentro quería morirse ¿Cómo pudo Yulia llegar acá? ¿Realmente fue una coincidencia o solo era una excusa para verla? Quizás la última opción era menos probable dado que no la buscó en 10 años.
Bajó por el elevador seguida por un guardaespaldas, por la hora suponía que debían estar esperándola y eso le gustaba, necesitaba cuanto antes a las personas que la habían apoyado durante años para estar aquí. Debía recordar una cosa muy importante ¡NO PERDER LA COMPOSTURA! Había luchado por tanto tiempo como para que Yulia con una aparición destruyera sus defensas…. Bueno, tal vez nunca superó el pasado para estar firme en el presente.
Cuando las puertas del elevador se abrieron ante su cara, pudo ver a Katya hablar entusiasmadamente con Fyodor Rakinovich. Siguió la vista y se encontró con Oksana y Nastya hablando entre ellas. Sonrió con pena, ellos eran su todo en este momento.
-Santo Cielo ¡Que atractiva! –Katya se paró para contenerla entre sus brazos, gesto que Elena aceptó con mucho gusto. Su “niña” siempre sería el motivo de sus alegrías, verla crecer le dolía pero también le enorgullecía, cuando se fuera en unos días a la universidad perdería la cabeza por completo- Te ves demasiado hermosa, temo que tendré que sacar un espantamoscas para apartar a todo mundo.
-Diría lo mismo para ti – Elena la sostuvo con delicadeza de una mano y la hizo girar para ver el vestido que le había diseñado - Preciosa, no esperaba menos.
-¡Me encanta! Además es una forma de promocionar la marca de la familia ¿O no? –a la jovencita le brillaban los ojos de tal forma que a Elena se le humedecieron. Su hermana captó un cambio fugaz en la mirada de Lena- ¿Te pasó algo? –susurró, pero la pelirroja negó con la cabeza ¿Cómo podría decirle lo que pasaba sin preocuparla? Sabía que reaccionaría mal, caminó con una sonrisa de medio lado.
-Miren a quién tenemos aquí – dijo Elena, su acento francés era exquisito.
-Estás increíble ¡Demasiado! –Oksana la rodeó con sus brazos y plantó un beso en su mejilla.
-Lo sé –sacó su lengua mientras caminaba hacia Nastya, ella y Oksana eran las únicas mujeres que no miraba con deseo, más bien como sus hermanas - Gracias a ambas por venir –respiró el perfume del castaño cabello de Nastya y besó el costado de su frente- ¿Les parece si vamos ya?
-¿Y para mí no hay beso? –Fyodor murmuró fingidamente celoso logrando que todas rieran ¡Pero qué bien se sentía con todos ellos! Bueno, hoy era noche para brillar.
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Con los ojos llenos de lágrimas miró la maleta sobre la cama del hotel, tenía que irse antes que su ánimo se fuese mucho más abajo del suelo. Como cuando un pequeño sufre, lo único que quería ahora era estar con sus padres para contarles lo sucedido. Para ellos tampoco fue fácil el proceso de perdonarse a sí mismos por el tremendo daño que le causaron no solo a Elena sino su familia entera, incluso hasta el día de hoy la culpa sigue latente. Cuando iba a guardar el notebook y la grabadora se dio cuenta que no tenía material para la nota que debía escribir. Jamás en su carrera cometió errores, siempre cumplió plazos y por eso fue ascendida de forma tan rápida ¿Sería esta la primera vez? Frustrada se sentó en la orilla de la cama para darse unos segundos y respirar. Había venido porque su jefe se lo rogó, además su mejor amiga, Masha, había aplazado la boda civil debido a que su pareja había caído hospitalizado por una hepatitis. Hasta 4 horas antes del vuelo se negó a venir a Francia porque sentía que su deber era estar con Masha, pero ella encontró poco conveniente quedarse cuando tenía la oportunidad de viajar a Paris y reportear un evento que cualquiera de sus colegas que le pisaban los talones deseaban obtener. Si a ella le iba bien con esto a Masha también porque trabajaban juntas.
Con muchas ganas de seguir llorando sostuvo su cabeza y le pidió a Dios un poco de paciencia y fortaleza, que le diese una señal sobre que debía hacer. En ese instante la grabadora que ocupó para la entrevista se cayó desde la cama hasta la punta de sus zapatos. Si eso no era una señal ¿Qué era? La tomó con su mano derecha y la apretó lo suficiente para entender una cosa, tenía que terminar con esto como la profesional que ella era. Su asistencia para cubrir la participación de la “Dama del Universo” estaba acreditada, tenía un pase VIP para acceder, tenía un asiento reservado, en ese sentido el canal era muy cuidadoso con sus trabajadores. ¿Iba a ir o acobardarse por un error de hace 10 años o cumplir con su deber de periodista?
Se paró derecha, con “dignidad” secó las lágrimas de sus ojos y buscó en la enorme maleta la ropa que tenía para el desfile. Un sweater negro donde sus mangas le llegaban hasta el codo, se ajustaba a su figura al igual que la falda de tubo negra que le quedaba más arriba de las rodillas. Esto quedaba mejor con unas pantis negras transparentes y unas botas cafés de caña alta que combinasen con el abrigo falso de piel. Jamás se pondría algo que fuese de piel de animal REAL, estaba en contra de esas cosas. Cuando arregló su cabello y el maquillaje guardó la grabadora en su pequeña cartera, nada más que su talento y el fotógrafo de la RT que la acompañaría era suficiente.
El canal también le dejó arrendado un vehículo que la trasladase a todas las partes que necesitara, genial, en caso de un desastre podía salir corriendo. ¡Pero no pienses así maldita sea! Se gritaba en la cabeza cuando abordó el coche.
Sabía que iba a verla de nuevo en menos de 4 horas después del primer encuentro en el hotel, por eso tenía que trabajar todos los músculos de su cara para no deformarla otra vez con los gestos, nada de mandíbulas desencajadas, ojos abiertos como discos ni gemidos de ansiedad.
Aprovechaba de mirar el paisaje en el trayecto pero cuando decidió poner realmente atención a eso, llegó. No le sorprendió la seguridad que había por todas partes ni cuantos aparcacoches dispusieron, los Fashion Week donde fuera que se realizasen estaban altamente protocolados. Miró su reloj, mierda, estaba atrasada.
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Minutos después….
Elena sudaba tanto, estaba preocupada de ver que todas las modelos estuviesen en orden y que el maquillaje como la ropa fuera la adecuada. Bien, le hicieron caso y no habría atrasos. Podía escuchar al presentador hablar, los murmullos de las personas, en uno de esos asientos estaban sus amigos y su hermana, cuanto le hacían falta ahora para apretarles la mano y lograr un poco de calma. Tosió incómoda, miró hacia el techo y cerró los ojos para pedirle a su padre que esto resultara, después de todo estaba cumpliendo un sueño de ambos.
Cuando la música empezó a sonar fue la señal para que los modelos empezaran a caminar por la pasarela. Cuando un modelo diese la vuelta completa e ingresara, recién podía pasar otro. El presentador iba explicando los detalles que cada modelo y la intencionalidad puesta en los conjuntos. Los flashes de los camarógrafos presentes eras sorprendentes porque no se habían visto tantos antes, si pudiesen decir en este minuto el desfile de modas más exitoso de todos estos días que llevaba el Paris Fashion Week, sin duda era Elena Katina.
Todos los asientos estaban ocupados e incluso había personas paradas al fondo del salón observando todo con atención. Celebridades, gerentes, especialistas del medio, periodistas, todos tenían los ojos puestos en cada conjunto. La semana de la moda era un evento multicultural, las y los fashionistas estaban en su gloria, comentaban lo que les parecía “in” y “out”, los encargados comerciales estaban dispuestos a hacer contratos si algo les gustaba mucho y si es que el diseñador le parecía correcto disponer de sus prendas, las galas y cenas eran el punto de encuentro favorito de todos.
Pero allí estaba ella, Elena, protagonista de la presente noche. Los asistentes estaban demasiado encantados y satisfechos con cada diseño (femenino y masculino) que daba vueltas por la pasarela. Muchos de ellos eran de tal forma que podían usarse en una reunión, en la oficina, en cosas que todo el mundo hacía y no parecían extravagantes como tantos diseños que hacían sus colegas. Eso era lo que la gente le gustaba de “La Dama del Universo”, tenía modelos para el gusto de todo el mundo y al menos esta temporada se destacaba por la belleza y sobriedad. Si un famoso le pedía algo atrevido y poco visto ella lo haría, su creatividad parecía no tener límites.
-Que belleza –susurró Yulia al ver pasar un abrigo blanco que llegaba hasta la pantorrilla de la modelo, era más largo en la parte trasera, parecía un vestido pero era realmente precioso, los cortes impecables. Estaba enamorada de todo lo que veía. Anotaba sus opiniones en una libreta tratando de que sus sentimientos no influyeran... ¡Profesional ante todo! Minutos después no se dio cuenta cuando el último modelo pasó y todos se pararon para aplaudir - Ay Dios –imitó la postura de los demás pero con la barbilla temblando porque sabía lo que se venía. Para su suerte no tenía idea de la presencia de Katya y los demás, ni ellos de ella porque si no se armaría una pelea poco decorosa que nadie querría presenciar.
Giró la cabeza al escenario y allí, justo allí pudo ver caminar a Elena Katina como toda una miembro de la familia real o algo por el estilo, sonreía, se veía tan contenta con lo suyo que por alguna razón Yulia se sentía ajena a todo eso. Cuando estuvieron juntas no le contó sobre esta “pasión” ¿La habría desarrollado después? El corazón le latía más fuerte cuando la aclamada “Dama del Universo” acercó un micrófono a sus labios para hablar.
-Es sorprendente y maravilloso para mí estar parada aquí en un evento tan importante como es el Paris Fashion Week, ciudad cuna de la moda en todo el mundo, referencia para los seguidores y amantes de las corrientes… lo he dicho antes pero lo repetiré de nuevo –a la pelinegra el tono de voz de Elena le parecía demasiado bueno para ser cierto, no podía acostumbrarse a escucharla y saber que era capaz de hablar. Su acento francés le provocaba sentimientos encontrados, por una parte se debía a la forma exquisita como decía las cosas, la otra era que había pasado tanto tiempo fuera de su país que ya tenía otro acento. “Por tu culpa” le dijo la vocecilla en su interior - Todos estos trajes los diseñé yo pero junto a otras personas con experiencia es que están aquí materializados frente a ustedes… gracias, de verdad muchas gracias por todas las personas asistentes, estoy ansiosa por saber sus opiniones y críticas para mejorar –solo la semana de la moda era capaz de lograr que Elena Katina tuviese humildad a la luz pública - La marca S&I nace de lo más profundo de mi corazón con el apoyo de mis mejores amigos y la mujer más importante de mi vida… mi hermana –la pudo distinguir para darle una sonrisa distinta a la anterior, esta era más que sincera, era pura… ¡Era preciosa!
Mientras hablaba, Yulia sintió náuseas, no sabía si era molestia, miedo o ambas. Hace unas horas se había mostrado totalmente diferente con ella, más vil, quizás un poco “cerda”… ¿Cruel? Ahora frente a todos en su vestido oscuro y ese cabello rebelde se veía más poderosa y respetada que en la habitación del hotel, con una actitud intachable como la de alguien que sabe que se estaba jugando todo acá.
Todos volvieron a aplaudir sacándola de su trance de pensamientos, alzó la vista al frente y vio a Elena agachada de la mano de dos modelos, estaba haciendo la reverencia escuchando las felicitaciones de todos. Si alguien creyó que esta chica no tenía potencial, realmente ahora no había dudas. Muchas más puertas se le abrirían. Cuando levantó la cabeza, sus ojos cual imanes se quedaron fijos en una mujer que ya no aplaudía. Apretó la mandíbula para no demostrar sorpresa, no, ahora frente a todo el mundo no iba a hundirse. ¡Pero que mierda hacia Yulia acá? No parecía contenta y tampoco le importaba, solo deseaba sacársela de encima. Antes que alguien se percatara de que miraba a alguien, volvió a cerrar los ojos e inclinar la cara hacia el techo.
-“Papá, estoy haciendo algo que sé que te gustaría haber hecho, estoy creciendo y sé que saliendo de acá seré alguien aún más poderosa… por favor no me dejes caer ahora, no por favor” –Rogó a sus adentros Elena, suspiró y abrió los ojos de nuevo, Yulia seguía allí mirándola de la misma forma.
¿Iba a empezar una guerra, de nuevo? Empezó a recordar el instante cuando la pelinegra decidió no creerle ni confiar en ella, fue en ese minuto y viéndola en silencio que debía admitir con dolor una cosa. Ese episodio en su vida no lo había superado… no aun después de 10 años…
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La nueva Elena es una perra sin sentimientos 🥲 no será fácil para Yulia conseguir el perdón de Lena, pero bueno ya verán lo que pasa luego...
Hasta Mañana!!
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Yulia usó toda su fuerza para no desviar la mirada. No era una guerra muda de quién se quedaba más tiempo observando a la otra pero tenía la convicción que era una buena periodista y que como tal no podía sentirse insegura frente a alguien, menos a Elena Katina.
Los aplausos continuaron por unos segundos más, todos los asistentes al desfile quedaron demasiado a gusto con lo que ella les entregó ¿Sería esto un significado para más oportunidades? Elena estaba hablando con una de las modelos pero cuando quiso devolver la mirada hacia donde “ella” estaba sentada, encontró el asiento vacío. Sonrió de medio lado con sarcasmo, que se fuera pronto porque no tenía cabeza para pensar en otra cosa que no fuese el gran momento que estaba viviendo. Podía sentirlo, se avecinaba algún contrato para vender su ropa en una tienda comercial exclusiva, ese era el primer paso a seguir para abrir su cadena de tiendas para la marca S&I.
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Nauseosa, con la piel sudorosa, la pelinegra llegó apenas al primer baño que encontró a su paso. No había desistido en bajar la mirada hace un momento pero se sintió tan ajena en ese ambiente donde no era bienvenida por parte de la protagonista del desfile, que no soportó más tiempo y se retiró. “La Dama del Universo” poseía todo el derecho del mundo a celebrar y recibir aplausos, Yulia tenía muy en claro que ella era la persona menos indicada para observar aquello ¿Por qué quedarse? De todas formas su sistema nervioso la estaba traicionando y se aferraba a su cuerpo para dominarlo a su antojo, ese era el motivo de que físicamente se sintiera mal.
¿Realmente debió aceptar venir aquí? Podía sentir en el bolsillo de su abrigo la grabadora que trajo, eso la hacía sentir peor ¡Ni siquiera había terminado la entrevista ni tuvo el coraje de acercarse! ¿Qué iba a llevarle a su jefe? Con la sensación de que en cualquier momento vomitaría, se encerró en un cubículo y abrió la tapa del retrete, más, en ese minuto escuchó la puerta del baño abrirse de manera torpe como si alguien realmente estuviese urgido por estar allí. Pero no era una persona, eran dos mujeres las que entraron. Un poco asustada levantó los pies sobre el retrete, no quería oír nada pero le era imposible cuando esa pareja estaba demasiado apasionada en su atmósfera ¡Tendrán sexo ahí mismo! ¿Quién podía tener sexo en un baño relativamente público? Mentalmente se regañó por pensarlo, ella lo había hecho y no podía negar que era excitante el factor de correr el riesgo de ser sorprendidos.
Entraron al cubículo de al lado, podía sentir como una de las chicas acomodaba a la otra sobre una superficie del retrete y jadeaba quizás contra su piel.
Los jadeos de una de las chicas no llamaban su atención en lo más mínimo, era el tono algo ronco y erótico en los gruñidos de la otra mujer los que comenzaron a despertar sus sentidos. Avergonzada se sonrojó, era totalmente inmoral excitarse con la actividad sexual de otra pareja ¿O no? ¿Desde cuándo se preocupaba de lo correcto? Torció los dedos de sus pies, el jadeo de la mujer llegaba cada vez más cerca de su propio oído como si le estuviese haciendo el amor a ella. Podía irse sin hacer ruido y dejar que esa pareja tuviese la privacidad y tranquilidad para hacer lo que quisieran pero había 2 razones que se lo impedían. Uno, la pareja no sabía de su presencia y dos, quizás en el fondo estaba demasiado excitada como para salir de allí. Eran una mezcla de besos y golpes contra la pared, jadeos y gemidos que iban incrementando su velocidad mientras más se retozaban una contra la otra.
-Dios –Yulia susurró dejando una mano sobre su frente, la sudoración por la ansiedad se había convertido en humedad en todos los rincones de su cuerpo. Tuvo que enterrar las uñas en sus muslos para no gemir, la mujer de al lado casi gritaba del placer ¡Perra con suerte! Seguramente la otra mujer conocía su cuerpo o tenía una larga experiencia con otras mujeres como para provocarle semejantes reacciones. No sabía que le hacía pero deducía que era jodidamente buena.
-¡Santo cielo! –un nuevo golpe en seco contra la pared que las separaba le hizo abrir los ojos a Yulia. Cuando la pareja de al lado llegó al orgasmo las piernas de ella temblaron ansiosas, en cualquier momento también tendría uno.
Tuvo que respirar varias veces para calmarse hasta que se dio cuenta que las fogosas de al lado se habían ido. Ella debería salir también si quería alcanzar un avión lo antes posible a Rusia. Sí, sus cambios de humor la llevaron a pensar que esa era la mejor opción, terminar la entrevista sería imposible. Acomodó su cabello y una vez que estuvo segura de poder mantenerse en pie salió de allí, pero tuvo que apoyarse contra la pared de al lado para no caer contra el suelo de baldosas.
Frente al espejo estaba Elena Katina acomodando su vestido, su cabello estaba despeinado y no parecía querer arreglarlo. Sus ojos estaban fijos en su reflejo, tenía el ceño fruncido y los labios colorados.
Esperen…. Ella… ¿Ella había tenido sexo en el cubículo de al lado? ¡¿ELLA?!
No tuvo tiempo de moverse para pasar desapercibida porque apenas había salido Elena se dio vuelta para mirarla. Respiraba agitada, su cara era de pocos amigos y no parecía contenta con verla allí. ¡Oh no! la iba a creer psicópata obsesiva.
Yulia llevó las manos a sus bolsillos y pudo sentir allí la grabadora. Por un segundo volvió a sentir valor y se aferró a eso como la última gota de esperanza.
-Necesitamos hablar –susurró. Elena no cambiaba su expresión y era evidente que no cambiaría su postura - Sé que estoy arruinando tu momento de gloria y quizás que otras cosas –lo último lo murmuró más para sí misma, era muy extraño tener que entablar una conversación cuando ella había tenido sexo a su lado, vaya… las personas cambiaban demasiado en 10 años- Tengo que editar una noticia donde tú eres la protagonista, ni tú ni yo deseamos que pasara esto y mientras antes terminásemos con esto sería bueno para ambas.
-Afuera me está esperando gente importante, no me parece adecuado ni atinado tu sugerencia de hacer la entrevista ¿No te parece? –era obvio a lo que se refería y podía apostar que no era que la escuchó teniendo sexo. El acento francés se hacía notar más cuando estaba enfadada - Es mejor que te vayas y regreses por donde llegaste Yulia Volkova, nadie molesta a nadie.
La pelinegra no pudo decir otra cosa, estaba apretando la mandíbula para que no se le llenaran los ojos de lágrimas. No podía culparla, no podía exigir, tampoco es que le pidiese una relación o algo por el estilo, solo quería terminar algo completamente profesional pero le dolía, sí, le dolía su negativa aun después de tanto tiempo. Se debatió varios segundos sobre “qué hacer” bajo su penetrante mirada verdigris, pero luego de pensarlo lo suficiente agachó la cabeza a modo de despedida y salió de allí. Había dado todo lo que pudo de sí misma pero las cosas terminaban así. Cerró la puerta tras de sí de un solo golpe sin importarle parecer brusca. Allí en un pasillo buscó con la mirada al chofer que la traía, tardó un poco en encontrarlo porque en el lugar había muchas personas relacionadas con el Paris Fashion Week. Caminó hacia él pero la mano de una muchacha joven la detuvo. Se volteó extrañada, era una mujer con aspecto de secretaria o algo por el estilo.
-¿Señorita Volkova? –un poco sorprendida asintió- La señorita Katina le manda esta tarjeta –con una evidente expresión de sorpresa sostuvo aquella hoja diminuta entre sus dedos.
“~Yulia Volkova terminaremos esa entrevista, después de eso jamás volverás a aparecerte en frente de mí ¿Lo entendiste? Lo haremos bajo mis reglas, habla con mi secretaria, su teléfono está al reverso~”
No sabía si sentirse ofendida o alagada por aquella tarjeta, optó por la segunda cosa. Caminó rápido al vehículo, el chofer la dirigió hacia el hotel donde se hospedaba y una vez estando sola se dio una buena ducha de agua caliente, nada mejor para relajar su cuerpo tensado. Hoy había sido un día de mierda marcado por la sorpresa de haber visto después de tantos años a Elena, descubrir que ella era una diseñadora camino a la fama no estuvo en sus planes, sucedieron muchas cosas como para sentirse bien. Envuelta en toallas se acomodó al borde de la cama para mirar otra vez la tarjeta, no iba a desperdiciar la oportunidad que se le daba.
Marcó en su teléfono y esperó unas cuantas tonadas.
-¿Hola? ¿Hablo con la secretaria de Elena Katina?
…………..…………..…………..…………..…………..…………..………
Si alguien pudiese tomar una fotografía de su expresión facial en este momento, estaba segura que llegaba a ser patética. Con la boca abierta miraba todo a su alrededor cuando el taxi se detuvo frente a ese edificio blanco de 6 pisos. Era día miércoles 14 de agosto, tuvo que aplazar el vuelo de regreso a Rusia para asistir a la reunión previamente acordada con la secretaria de Lena.
Nerviosa, apretó la cartera a su cuerpo e ingresó al edificio. Le pareció sorprendente que la arquitectura de Dijon no se viera reflejada dentro de S&I, todo era muy lujoso y moderno pero por ciertas leyes no podían tener un edificio estilo Nueva York de más pisos. Se acercó hasta un mesón alargado de vidrio y madera donde una mujer de un precioso cabello oscuro y liso miraba una pantalla.
-Disculpe, tengo una reunión con la señorita Katina –la recepcionista le dedicó una sonrisa y le pidió que esperara unos segundos para verificar con la secretaria de la jefa que esto fuese cierto. El trato de ella era amable, se respiraba tranquilidad en cada persona que entraba o salía del hall central.
-Señorita Volkova puede subir al sexto piso de inmediato… -cuando entró al elevador, las puertas se cerraron delante de ella. Incluso se miró en el espejo que cubría las paredes para verificar su atuendo. Había ido a una peluquería donde ondularon su cabello más de lo normal, su vestido era corto pero lo hacía lucir elegante con una chaqueta negra encima. Si, le gustaba como se veía. El elevador se detuvo en el piso correspondiente pero sus pies eran incapaces de obedecerle.
-Sal ya –jadeó y se dirigió a otra secretaria igualmente perfecta, era rubia pero sus ojos eran color miel, emanaba elegancia - Disculpe, vengo por una reunión que tengo con la señorita Katina.
-Me avisaron por interno, puede pasar a la oficina de inmediato, la señorita Katina la está esperando.
Nerviosa giró sobre su eje y caminó por un pasillo donde al final una puerta enorme estaba entreabierta. La mayoría de las oficinas abajo eran de paredes de vidrio con el logo S&I pero esta oficina en particular resguardaba la privacidad de ella.
Estaba en los dominios de la “Dama del Universo” y tenía mucho miedo, sí, porque cualquier cosa o error que cometiera sería la última impresión que Elena se llevaría de ella. Tocó la puerta para llamar la atención de Katina, no entraría sin su permiso. El asiento giratorio negro tras un escritorio se giró lentamente hacia ella, aumentando la tensión palpable del ambiente. Sentada estaba Elena con las cejas juntas y las manos cruzadas entre ellas sobre su regazo, una posición que decía a gritos quién mandaba en este juego. Le era imposible entrar ¿Cómo podrían llevar una entrevista si el ambiente y la comunicación entre ambas eran diferentes?
-Bienvenida a mi oficina, señorita Volkova… ¿Tendría la amabilidad de ingresar? – susurró algo ronca.
Pero era Yulia, quien ahora no hacía nada más que observarla. Poniendo un pie dentro de ese lugar era peligroso, no podía describir las sensaciones que esto le provocaba, solo que se trataba como si algo le gritase que saliera cuanto antes. Además ¿Cómo podría hablarle sin recordar que había tenido sexo en un baño de mujeres, justo en el cubículo de al lado?
Ahora se desataría el primer round de lo que podía ser otra guerra
¿Quién decía que mantendrían una conversación tranquila? ¿No sería momento de sacar a relucir cosas al sol y empezar a chocar?
Esa invitación, esa voz y ese acento sonaban tan peligrosos como caminar descalzo sobre cuchillos o hacer equilibrio en la cima de un acantilado. Suspiró en silencio y entró hacia esa oficina antes de cerrar la puerta con cuidado, extrañamente se sentía reducida ante la presencia de esa mujer de cabello rojo y le dolía esa sensación ¿Cuánto daño causó para que el pasado quedara reducido a “nada”? ya debía superarlo, por el bien de su salud mental debía hacerlo si no quería caer con un psicólogo como hace poco menos de 10 años.
Con delicadeza se quedó sobre el cómodo asiento de cuerpo negro que estaba frente al escritorio de la “jefa”. Había una placa de vidrio tallada con las palabras “Elena Katina, CEO & Designer of S&I” que tan bien destacaban su posición en esta empresa, era la directora, fundadora y diseñadora principal de la marca de ropa que estaba dando que hablar en los portales de moda. Alzó la vista hacia ella, sus ojos verdes destacaban mucho más, se vestía con estilo y hasta quizás con prendas de su propia mano. Sin decir una sola palabra sacó la grabadora, cada movimiento que hacía la pelirroja lo analizaba por completo. Katina odiaba admitirlo pero la Yulia periodista tenía un estilo muy exquisito para arreglarse, su cabello negro ondulado tomado en una gran coleta alta con toda la frente despejada, aros de diamantes y ese vestido negro con un escote cubierto hasta el cuello por un entramado de encaje la hacía lucir fina como una muñeca de porcelana que jugaba a los desafíos.
-Señorita Katina, me di el tiempo de revisar su biografía por internet pero dice muy poco, me interesa saber…
-¿Acaso no dijimos que lo haríamos a mi manera? –avergonzada miró su gargantilla de oro blanco, pero luego se acordó que a un entrevistado se le miraba a los ojos de forma directa - Esta nota es como todas las demás, mis logros, los desafíos que he superado hasta llegar donde estoy, mis planes a futuro ¿No puedes hacer algo original? –por primera vez Yulia la miró con una ceja arqueada.
-¿Quieres que sea original? Podría describir en la nota cómo te escuché teniendo sexo después de tu gloriosa presentación en el Paris Fashion Week… -Elena frunció el ceño molesta, ya sabía que la había escuchado pero que se lo dijera en su oficina en ese tono le enfadaba - Bien, quiero saber que significa la sigla S&I y porque decides ponerla como el nombre de tu propia marca – Elena se apoyó sobre los codos en el escritorio.
-S&I son los nombres de mis padres, Sergey e Inessa, representan la lucha por alcanzar el tener un puesto en la sociedad, representan la nobleza y el dar todo de sí por las personas que aman.
-Pues me parece precioso el significado –la pelinegra susurró conmovida- La familia es nuestro sustento emocional, de ellos podemos aferrarnos cuando más lo necesitamos –Katina apretó los dientes, para Yulia era fácil contar con ese apoyo emocional a la mano de sus padres, ambos vivos, pero para Elena su única familia era Katya porque de Iván no tenía noticias hace muchos años, un conflicto emocional no superado, Elena de pronto levantó el teléfono.
-J'ai besoin de deux “Coffee” -echó un vistazo rápido a la periodista- Apportez-moi les cookies -Yulia le miraba los labios con melancolía, no había un rastro de deseo en sus ojos pero lo que recordaba le daba un poco de angustia. Hace años tenía que ver como Elena modulaba para comunicarse, ahora hablaba y cantaba en su mejor tono posible en dos idiomas o hasta quizás más- ¿Qué más quieres saber?
-¿Qué expectativas tenías del Paris Fashion Week, que no se cumplió y qué cosas nuevas te trajo?
-Tenía expectativas muy buenas porque sabía que estar aquí siendo protagonista era algo importantísimo para muchos diseñadores, todas se cumplieron y superaron lo que esperaba, lo más importante es que ayer firmé para una tienda de la que no daré nombre por ahora pero sí puedo decir que parte de mi colección estará allí…. –rascó su mentón pensando en que más diría- Mi meta es que mi marca S&I sea tan reconocida como lo que fue Carolina Herrera, Calvin Klein y así una larga lista por delante, deseo tener tiendas S&I en varios países.
La conversación siguió el rumbo solo de lo profesional, cada una estaba haciendo esto lo más maduro posible para terminarlo cuanto antes. Aunque Yulia no sabía que pasaría cuando las preguntas llegasen a su fin ¿Sería un “Adiós” y nada más? Porque no podía quitarse de la cabeza el hecho de que debía pedirle perdón por el pasado o mencionar el accidente siquiera para cerrar de todas maneras un ciclo inconcluso de su vida, de la vida de ambas. Fueron interrumpidas por la secretaria castaña de ojos color miel que traía una bandeja con dos tazas de vidrio y platillos finos que contenían café. Inspiró lentamente para que ese aroma llenara sus pulmones, pero cuando vio una caja metálica con galletas su alma pareció rasgarle el cuerpo por dentro. Galletas… Galletas….
Flash Back
-“Yo no sé qué puedo agradecerte pero te daré un consejo” –Elena siguió escribiendo mientras de sus labios colgaba media galleta- “No pienses que todo está asegurado, un día lo que creemos que tenemos puede desaparecer de golpe” –Yulia iba a responder pero la pelirroja siguió escribiendo- “Perdí mi voz, mi padre y muchas cosas en un accidente automovilístico, quizás tú tienes bastante dinero pero hay otras cosas, muchas otras cosas que se pierden y el dinero no puede pagar”
-¿A qué te refieres? –la morena susurró angustiada, Elena dudó si seguía escribiendo o no, pero la verdad es que no volvería ver a esta guapa chica otra vez.
-“Una pareja, Yulia, un accidente puede hacer que una pareja te olvide”.
Fin Flash Back
Esa vez había sido la primera ocasión donde se pudieron reunir como dos personas civilizadas sin tratar de arrancarse la piel con la mirada. Cuando adolescentes se juntaron bajo un árbol en la mansión de los Volkov y brindaron con una galleta. Sus ojos se humedecieron al instante porque las palaras escritas en ese tiempo por “Cenicienta” ahora cobraban un sentido tan fuerte que le dolía el pecho. “Cosas que se pierden y el dinero no puede pagar” “Un accidente puede hacer que una pareja te olvide”. Ella la perdió en el pasado, ni con todo el dinero del mundo pudo encontrarla y traerla de vuelta, el accidente representaba todas las falsas acusaciones en su contra y que ella creyó sin darle una sola cuota de confianza, la había olvidado como novia cuando más la necesitó.
Elena miró los ojos de Yulia, luego la dirección de su mirada y se retorció sobre el asiento de cuero al interpretar las imágenes que podía pasar la cabeza de esa mujer.
-No somos adolescentes Yulia Volkova, no pienses en el pasado y mira el presente porque es lo único que tenemos – Yulia se secó la lágrima que nunca escapó y la miró desafiante pero herida.
-¿Pretendes que sigamos esto como si nada? ¿Crees que es sano? ¡¿Lo crees?! –levantó la voz pero Elena no se inmutó, solo apretó los labios porque nada la iba a hacer caer- ¿Sabes lo que pienso? Que esto es burdo, patético y falso ¿Quieres que me pare delante de ti solo como una periodista? ¡Maldita sea Katina no te veo hace 10 años! ¡Hace 10 años luché con mis propias culpas y demonios luego de darme cuenta de un error que cometí! – Elena se paró imponente y con la mirada de un demonio a punto de explotar.
-Hace 10 años tú decidiste cambiar el curso de las cosas, si quiero que esto sea profesional, si quiero que nada del pasado influya en esta jodida entrevista es porque quiero que termine cuanto antes, que RT internacional tenga la noticia que acordamos porque soy una mujer de palabra, pero a lo que a nosotras respecta personalmente no me interesa…. Cambiamos, crecimos, tenemos otra vida, la culpa que tienes es tu propio castigo y yo estoy cumpliendo un sueño preocupada de otras cosas, has sido tú la que por accidente apareciste, si no tengo empatía ni corro a abrazarte pregúntatelo porque… ¿Harías eso tú con esa persona que considerabas la última que te fallaría? ¿La primera que saldría a defenderte? Pero que al final de cuentas terminó por darte la espalda ¿O no Yulia? - Para la pelinegra el suelo bajo sus pies era arena movediza, estaba sentada mirando un poco más hacia arriba los ojos de ese nueva Katina.
-No es como que viva pensando en el pasado, también te superé, también vivo, también tengo parejas y sexo, también tengo un sueño cumplido y un trabajo que amo… es solo que no puedo fingir que no me impacta encontrarte acá.
-¿Y? ¿Qué quieres que haga? ¿Qué te termine contando cada cosa que hice en estos años? Eso no va a pasar y esto va a terminar –Elena volvió a sentarse en su lugar y la miró sin expresión alguna - Me gusta mi vida, me gusta lo que tengo y lo que he logrado, no me interesa… en serio, no me interesa lo del pasado porque este es mi presente y como tal, tú no formas parte de él.
Listo, esto era lo que debía escuchar para darse cuenta que la entrevista se había acabado hace mucho rato ya. Había cumplido con su deber de periodista y llegó hasta lo último para terminar la entrevista, incluso recibió la cruda verdad. Katina no era la misma del pasado y tampoco volvería a serlo, sus errores hicieron que ella tomara decisiones que la llevaron hasta la cima y se quedaría con la imagen de una mujer que no quería en lo más mínimo saber de ella. No iba a culparla pero tampoco iba a aceptarlo de buenas a primeras. Tomó la grabadora y guardó el archivo antes de meterla en su cartera. Se colocó una chaqueta para cubrir su cuerpo y se paró para salir de allí. Caminó hacia la salida de la oficina seguida por esos pasos firmes y decididos de la gran “Dama del Universo”, por supuesto que la encaminaba, se aseguraría de que se fuera ya. Con un último gesto cortés, Elena le abrió la puerta, Yulia se volteó y la miró por última vez a la cara. Tenía pena, era ser humano, sentía mucha pena porque las cosas no se hubieran podido quedar en buenos términos.
-Adieu Yulia –dijo en francés con tono frío.
Iba a decirle adiós también pero se sentía tan cansada emocional y físicamente que las palabras no salieron de su boca y solo pestañeó un par de veces antes de salir de allí. Sabía que Elena se había quedado mirando su figura pero eso no le impidió seguir con la mirada al frente hasta el elevador. Yulia arreglaría las cosas en su maleta, se iría de vuelta a Rusia y se preocuparía de editar una buena entrevista para seguir con su vida. Tenía una mejor amiga con la que trabajaba, una familia increíble y otras personas que hacían de su día a día o noche tras noche una gran oportunidad para botar el estrés.
Elena se paró frente a la enorme ventana de vidrio en su oficina para mirar lo que se alcanzaba a apreciar de Dijon. No sabía si sentirse bien, indiferente o mal por lo que había dicho. Si hubiese sucedido esto hace 10 años se habría expresado por medio de señales, escrituras o modulaciones, le habría dicho todo lo que pasó por su cabeza pero ahora a la edad de casi 28 años había algo poderoso llamado orgullo. No iba a decirle cada una de las cosas que pasaron, cómo llegó a ser una persona que podía expresarse verbalmente, cómo sufrió después de la muerte de su madre, cómo se convirtió en la mamá de su hermana o esas cosas, tocó lo suficiente el tema del pasado para seguir el presente ¿Acaso creyó que con decirle esas cosas a la cara de Yulia se sentiría mejor? No, ahora se sentía extrañamente incompleta como si por lo que tanto esperó para escupir no la llenó.
Pero la vida es como un boomerang, hacemos cosas o tenemos personas que alejamos de nuestra vida con o sin decisión propia… pero todo, a fin de cuentas, todo regresa.
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ufff... pedís maratón, no???
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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