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MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA

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RAINBOW.XANDER
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MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA - Página 7 Empty Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA

Mensaje por psichobitch2 2/20/2022, 11:56 pm

Cómo necesitaba llegar por lo menos hasta este capítulo, ponerme al día con esta historia. Adoro estos personajes. Amo el papel que tiene Lena en la historia, en particular hace acordarme de alguien muy especial, siento que es su viva imágen. Imponente, seductora, poderosa... Por favor, solo espero con ansias los demás capítulos y yo espero seguirlos a diario.

Excelente!
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/21/2022, 1:17 am

Drunk in Love
____________________________________________

Cuando Elena volvió a la mesa se dio cuenta que Yulia no estaba. Había metido la pata hasta al fondo con ese comentario de “puta”, porque estaba segura que no lo era, además ¿Era ella una puta también? Se acostaba con las mujeres que quería y lo creía normal para alguien atractiva como “la Dama del Universo”, lamentablemente no toleraba la idea de Yulia en los brazos de tantos hombres o haciéndoles travesuras sexuales. Le había arruinado la noche a quién con tanto esmero le preparó la fiesta sorpresa. Apenas tuvo la oportunidad de sentarse cuando apagaron las luces y unos mozos de muy buen aspecto le acercaron en un carrito metálico la torta. Su rostro, bajo la luz de las 28 velas se veía siniestro y más aún ahora que estaba preocupada por lo que había dicho, su piel no tenía las marcas de la bofetada pero el dolor interno era grande. Sí, la había cagado.

-“…Cumpleaños, Elena Katina, que los cumplas feliz” –todos estallaron en aplausos y vitoreos esperando que pidiera los 3 deseos, pero ella fue más rápido y con un solo soplo las apagó- Hey…

-Arruinaste los 3 deseos –Fyodor se cruzó de brazos- Eso no se hace.

-Créeme amigo, los deseos son solo mitos que nunca se cumplen –Elena siguió fingiendo una sonrisa a los demás pero Fyodor se acercó para murmurarle algo sin que los demás supieran.

-¿Sabes dónde fue Yulia? Agarró su bolso y se dirigió a la salida con los ojos brillosos, solo murmuró algo como que tenía náuseas y debía descansar - la boca del estómago de Elena se le estranguló.

-Créeme, no es asunto mío.

Pero sabía que no era cierto, iba directamente relacionado con lo que le había dicho, la forma vulgar de hacer semejanza con algo que no era, la manera inapropiada de querer sacarla del lado de Gautier por algo que le ardió en el cuerpo todas las veces que ella la miró con deseo. Por supuesto que iba continuar con la cena, después de todo, estaba segura que habían puesto mucho empeño para que quedara tan bien como estaba.

…………............................................………………………

¿Qué hora era? ¿2 de la madrugada? Con cuidado llenaba las copas con vino blanco. Se encontraba sola en el hotel bajo la luz cálida, no era una buena combinación ¿O sí? por supuesto no esperaba a nadie, esas copas iban directo a su boca para sentir como el líquido le quemaba el esófago y el estómago al bajar. Había rechazado las ofertas de Gautier, una para ser la cara de su agencia de modelos y la otra para permitir que se metiera entre sus piernas. Ya no tenía deseos de obtener el perdón de Elena, lo único que la ataba a este país era la promesa que le había hecho a Katya para ayudar a su hermana además del compromiso que había adquirido con esta y el entorno. Llenó otra copa con vino, había perdido la cuenta después de la copa número 6 pero no parecía importarle demasiado, no entraría Masha a la suite porque su amiga se hospedaba en la que estaba al lado suyo. 

Con un deje de pereza observó la botella, le quedaba un poco menos de la mitad y ya la cabeza le daba vueltas. “Estoy borracha, genial” pensó antes de hacer el intento de irse a la cama, mas fue imposible, había tropezado con una preciosa mesa de centro antes de dar a parar al principio del colchón. Quería llorar pero se negaba, no estaba en sus días para sentirse tan emocional y aun dentro de este estado quería salvar el poco orgullo que le quedaba. 

-No es por Elena Katina, no es por Elena Katina... –murmuró torpemente antes de acomodarse mejor y completamente sobre el colchón. En ese minuto sonó la voz de alguien del servicio que decía “Servicio a la habitación”- No… es… es que yo no quieroh mmmm –con todo el equilibrio que su cuerpo le daba abasto se paró en ambos pies y caminó a la puerta de la suite - Si no es el pos…. el postre que y… yo…digo…. Diablos –giró la manilla y abrió la puerta hasta atrás con la esperanza que fuera el mousse de chocolate, sino el servicio tendría serios problemas - Y donde está…. –pero sus ojos enfocaban otra cosa, una mujer con la mirada penetrantemente, dilatada y la boca torcida que delataba su preocupación - ¿Qué … qué ha… mmm…haces aquí?

-No pensé que… que me…cielos, que-me-abrirías-la-pue…puerta - ¡Elena Katina estaba borracha y afuera de su habitación! Recargaba su peso en el marco para no perder el equilibrio, lucía cansada, su blusa de seda blanca estaba abierta los dos primeros botones y el abrigo desarmado como si hubiera venido de la guerra - ¿Puedo entrar? –de inmediato Yulia se puso delante suyo aunque no fue ningún tipo de impedimento para pasar sobre ella, ni siquiera esperó una respuesta.

¿Por qué estaba parada al medio de la suite de Yulia Volkova? Después que la cena finalizara y se llevara a casa un buen trozo de pastel, la consciencia le pesó más fuerte que nunca. La sensación de una bofetada en la cara no se le quitaba, la idea de que ahora se retorcía de manera gozosa con Gautier en una cama le repugnaba demasiado, eso y más la alentaron a coger una botella de whisky y beberla directamente de la botella. Luego tirada sobre su propia cama reflexionó sobre las ventajas y desventajas de quedarse aquí sola versus correr donde Nana y acostarse con ella o hablar con Yulia. Claro, estando ebria la vergüenza no entraba en su diccionario y le pareció mejor dirigirse directamente con la mujer que había tratado tan mal aunque dentro de su estado, la responsabilidad si estaba y el encargado de traerla fue su fiel chofer.

-Vete –Yulia indicó la puerta - Ve… vete antes que te de una bofe…mm… ta...tada.

-No me apetece –Elena elevó los hombros con pereza - No me – se quedó mirando fijamente la nada - No me…quiero ir.

-Eres… un...ser… despre…ciable –Yulia caminaba torpemente hacia ella - Yo que, que tanto me… me esmeré por tenerte esa pff pa –gruñó - ¡Maldito vino! Esa fiesta y… y tú me tratas de puta …p-u-t-a –al deletrear enterraba su uña en la abertura de su blusa, sintiendo bajo su dedo la piel caliente y delicada de Katina - Vete.

-De verdad lo siento –susurró Elena elevando su mano para sostener la mejilla de Yulia, incluso estando ebria se veía jodidamente adorable - Tú no… no eres nada de lo que dije –entre ambas, Katina era la que menos estaba alcoholizada - ¿Vas a…explicarme lo que pasa con Nana?

-Oh sí, esa zorra de pelo rubio –caminó hacia la mesa de centro para servirse otra copa de vino, Elena solamente siguió cada uno de sus pasos a la espera que no ocurriera un accidente - ¿Soy go… gorda? –Yulia elevó y agudizó la voz, Katina no pudo evitar sonreír con eso - Obviamente ella quiere…. Mmm…quie… re ser tu modelo ¿Por qué me...dijo…que fueron íntimas en mi cena de…bienvenida? ¿No soy perfecta por no ser… no ser rubia? –sostuvo la copa y comenzó a beberla sin dejar de respirar, la gota transparente del líquido cayó por un costado de su boca provocando un jadeo de Katina.

Elena estaba en el limbo, no soportaba de cierta manera a Yulia Volkova por haberla herido hace 10 años, por no haber confiado en ella cuando se suponía que se amaban. Pero luego siendo adultas, luego que ella le pidiera perdón, que Katina se lo hubiese denegado, luego de haber interactuado varias veces sus ojos cambiaron un poco la visión de la nueva Yulia adulta. Hermosa a su manera, cargante a veces, pasional cuando lo deseaba, era una bomba con un carácter tan especial que la estaba volviendo loca. ¿Por qué tenía que pasarle esto? Tenía miles de mujeres con las que podía estar, pero en este segundo ella solo deseaba estar con una y aunque se odiara por reconocerlo era Yulia.

-Deja de beber –“No le hagas caso a tu cuerpo, estás ebria” pensó enfadada, cada punto de su cuerpo quemaba de deseo y no caer en la tentación dolía- Es… estás borracha – Yulia tiró la copa a un sofá y la enfrentó, su postura era de ataque.

-¡Basta de decir lo que puedo y no puedo hacer! Estoy así –hizo un gesto con el dedo índice y pulgar - Así de…de mandarte a la mierda.

Tres, dos, uno. Elena gruñó apretando sus puños pero la bomba interna que por días trató de calmar estalló en su máximo esplendor. Podía arrepentirse de esto después, cuestionarse por días lo imbécil que había sido pero ahora su máxima necesidad estaba en esa boca que no quería ser callada. Con un movimiento encerró el cuerpo de Yulia entre la pared y el suyo, por más que hacía fuerza era difícil seguir luchando contra lo inevitable, la pelinegra era frágil a su lado pero tan femenina que fue imposible no desearla.

-Cá-lla-te –Elena gruñó apoyando su frente con la de ella - Cállate por el amor de… de Dios –Yulia le quería responder pero tener todo el calor de su cuerpo envolviéndola no la ayudaba - Niégate, niégate ahora, a esto a todo lo que pasa –lamió sus labios antes de inclinar su cabeza y succionar parte de su cuello como si fuera un exquisito helado de chocolate.

-Mmh–gimió apoyando la frente en el hombro de Elena, su boca succionando su cuello como un fervoroso vampiro en busca de sangre la estaba excitando.

-A la mierda Nana –besó su barbilla- a la…la mierda Gautier –su boca escaló por su mejilla hasta llegar a su boca- Todo a la mierda.

Asaltó su boca con sus labios firmes y sedientos de un beso realmente apasionado. Yulia tenía mil excusas con los que podía detenerla, más el deseo y la excitación eran tan poderosas que mandó lejos los cuestionamientos. Abrazó a Elena por la nuca para pegarla más, sus labios y lenguas se movían con tanta necesidad pero aun así no podían calmarla. Como animal ella le rompió la blusa, le quitó el sujetador y los lanzó lejos dejando a la vista los hermosos y perfectos pechos de Katina, la pelirroja quería hacer lo mismo pero para no arruinar el vestido metió sus manos por debajo y empezó a subirlo. Juntas chocaron contra un librero que le sirvió a Elena de apoyo para sujetar a Yulia con sus rodillas. La pelinegra levantó sus brazos y arqueó su trasero dándole más acceso a Katina para que siguiera ascendiendo sus manos hasta tocar sus pechos cubiertos por el sujetador.

-Eres exquisita –Elena jadeó contra sus labios mientras estos respondieron atacándola con un beso. Le excitaba repetirse en la cabeza que estaba con “La Dama del Universo”, que todo su cuerpo podía ser explorado por sus manos expertas. En este momento no le importaba que número de mujer ocupaba en su vida, de todas formas ella tampoco era la primera - Arrancar...

-Saca –Yulia gimió agudamente, su nariz y boca se encargaban de succionarla y probarla, su aroma a vainilla era tan excitante que deseaba lamerla más.
 
Elena arrancó el vestido, también el sujetador e inclinó su cabeza hacia atrás solo para tener una vista del banquete que podía servirse. 

Yulia respiraba agitada, sus mejillas teñidas de rojo le daba el toque adorable preciso para encoger su estómago, sus pechos firmes y perfectos la hipnotizaban y gritaban para que los probara. Su cintura era preciosa y estrecha que terminaba en unas curvas y unos muslos si un rastro de estrías o algo parecido. Muchas de las mujeres con las que había estado tenían implantes mamarios, liposucciones, operaciones o cosas así, ella no las negaba pero si pudiera compararlas con Yulia, sin duda prefería lo natural ante el plástico.

Levantó sus manos y bajó las de Volkova para que se sujetara de su cuello, con sus muslos abrió un poco más las piernas de Yulia para tener un mayor acceso a ella. Lenta y acompasadamente contorneaba su cadera para que ella sintiera en el roce cuanto la estaba deseando. Con cada roce le arrancaba un suspiro o gemido, lo que a Elena también le excitaba pero era un arma de doble filo.

-Voy a hacerte el amor –susurró la pelirroja contra su lóbulo, no se daba cuenta que en ese mismo segundo su “Cenicienta” interior hablaba- “Ma belle poupée”, voy a pro… probar cada rincón de… este cuerpo que me vuelve loca –jadeó roncamente en su oreja provocando que el sexo de Yulia se humedeciera más y más. Apenas podía dimensionar el agrado que era escuchar la voz de Elena comparado con el pasado cuando solo podía hacerlo con sus preciados ojos - Y no vas a impedirlo…

Cuando sabes que deseas bastante algo pero que puede traer consecuencias, tienes una lucha interna tan grande que tu alma pareciera dividirse entre la seguridad que te da alejarte o caer en la tentación. Elena sostuvo el cuerpo de Yulia entre sus brazos, podía estar un poco ebria pero la sensación de tenerla así había sido algo que no había experimentado en mucho tiempo. ¿Cuándo fue la última vez que su corazón estaba taquicárdico por una mujer? ¿Cuándo fue la última vez que se sentía tan jodidamente emocionada sin tener la explicación de ello? La preciosa pelinegra se aferraba a Katina abrazándola con sus piernas y brazos, sus bocas se devoraban con tanta pasión que se teñían de rojo con el calor que las envolvían, la humedad de sus lenguas era otro ingrediente lujurioso. Terminaron cayendo sobre la cama, Elena extendiéndose por completo mientras Yulia se acostaba sobre todo su abdomen y pechos para retorcerse lentamente entre las caricias. El silencio de la habitación había desaparecido hace mucho rato, solo se podían escuchar sus respiraciones agitadas, el movimiento de sus labios y lenguas, los jadeos que se escapaban con las caricias. Si esto fuese meramente carnal como el sexo, ya estarían follando contra una pared una y otra vez, y aunque la bomba había explotado con esa intención, ahora que sus cuerpos se acariciaban con tanta delicadeza la intención cambió. ¿Se podría decir que en este momento Cenicienta y su heredera estaban haciendo el amor? No podían excusarse con el argumento de que estaban ebrias, tal vez el alcohol ayudaba a desinhibirse pero ¿Harían esto si realmente se detestaran como agua y aceite?

Elena le sostuvo la cara con ambas manos y se dio el tiempo de mirarla varios segundos, pero de un segundo a otro su expresión se fue angustiando, no quiso darle importancia pero lo que estaba sintiendo era muy fuerte, la verdad le golpeaba la consciencia. Antes de arrepentirse fue Yulia la que le dio un beso tan lento y tierno que le borró las dudas, ambas, un nudo de piernas y brazos volvieron a tocarse condescendientemente.

-Quiero besarte toda –jadeó Elena contra su boca, estaba tan jodidamente húmeda que resistirse era un suplicio. 

La pelinegra introdujo la mano dentro de su ropa interior, tocando el sexo de Katina con el mismo ritmo de sus lenguas. ¡Santo Cristo! Esto no ayudaba en nada.

-Delicioso –susurró Yulia con la intención de dirigir su boca hacia abajo, pero Elena fue más rápida - Pero que…

-No lo hagas –exhaló al borde - Quiero…. –le dio un vistazo rápido antes de girarse ambas al mismo tiempo.

La dio vuelta sobre el colchón dejando que Yulia quedara boca abajo. El vestido lo lanzó al suelo y después de eso se dio el tiempo de apreciar su cuerpo por detrás ¿Cómo alguien podía decir que estuviera gorda, solo por no parecer un hueso como las demás modelos? Y de ser gorda ¿Cuál era el problema con el físico? Estaba segura que si Yulia aumentara de peso tendría esa pasión tan calcada en su mirada y actuar que se sentiría feliz de tenerla… pero… ¿Por qué pensaba en esas cosas referidas a sentimientos? Trató como pudo de quitarse esas cosas de la cabeza antes de inclinar el rostro y besarle toda la columna, desde su nuca pasando por toda la línea hasta llegar donde comenzaba su ropa interior. La escuchaba gemir agudamente, era imposible borrar la sonrisa bobalicona de su rostro, volvió a repetir el proceso para escucharla una vez más.

-Lena…-gimió contra la almohada, se sentía tan caliente y húmeda que si la pelirroja no le arrancaba todo terminaría por hacerlo ella.

-Ese es mi nombre, lo sé –murmuró Elena contra su cuello, estaba prácticamente acostada sobre ella rozando su sexo contra la curvatura de su trasero - ¿Qué quieres que te haga?

-Mmh…hum –se quejó agudamente- Por favor, tócame…

-Oh sí –mordió una nalga de su trasero, suave y apetecible trasero - Lo haré…feliz cumpleaños para mí.

Bajó la braga color negro y la dejó caer a un costado, Elena se sacó la falda y sus bragas quedando totalmente desnuda. Yulia sabía que en este segundo estaba perdiendo la vista espectacular de una Diosa griega totalmente desnuda, pero entre el estado de ebriedad y la necesidad de ser poseída no era capaz de moverse. 

Con cuidado, Elena sostuvo su trasero y lo acarició en círculos, pero mejor era la vista si la volteaba para verle la cara. Así lo hizo, las mejillas de ella estaban rojas, su frente estaba húmeda por el calor, mierda, era adorable así despojada de esa imponente presencia que tenía cuando se metía en su papel de periodista.

Se miraron como si lo hicieran por primera vez, Yulia sonrió de costado haciéndola gemir de algo que no podía explicar. Le separó las piernas con cuidado pero antes de penetrarla con sus dedos, le robó otro beso llenó de deliciosa pasión. Para Yulia sentir como la llenaba por dentro era la gloria, podía estar con otros hombres pero esto era simplemente de otro mundo, su calor, sus gloriosos dedos pasando lentamente y avivando cada llama de maravilloso placer dentro de ella. Elena cerró los ojos y gruñó.

-Mon Dieu –salió de ella y volvió a poseerla, una vez, otra vez y así hasta que Volkova clamó un poco más de fuerza - Deliciosa.

La sonrisa descarada de Yulia terminó por calentarla más. ¿Quería fuerza? La sostuvo como pudo y se la llevó contra una pared donde la penetraba con sus dedos una y otra vez, ningún cuerpo de alguna mujer se semejaba a esto, nadie podía complementarla de tan exquisita manera como ella lo hacía.

Eran dos adultas piel contra piel queriéndose en una habitación de hotel. Yulia aprovechaba de perder su nariz y boca contra el cabello rojizo y húmedo de Katina, era la mujer más exquisita que había tenido la oportunidad de probar, sus temores se iban a la mierda volando por la ventana gracias a la botella de vino que había bebido, no completa pero era bastante para lo acostumbrada que estaba.

-Hueles tan bien –respiraba sobre su cuello - flores, flores y mucha delicadeza… mía.

-¿Y Nana? –ambas jadeaban al ritmo de las embestidas.

-A la mierda ella y todos, solo mía –se estaba volviendo adicta a la boca de Yulia, la necesitaba más que respirar, más que cualquier cosa. Su alma se estaba metiendo en un espiral de deseo sorprendente hasta que las paredes vaginales alrededor de sus dedos comenzaron a contraerse. Después de un minuto la escuchó gemir tan alto que supo que había alcanzado las estrellas, luego Elena se rindió ante las súplicas de su cuerpo apoyando cansadamente su rostro contra los pechos de Yulia. ¡Dios! Se estaba volviendo loca con el libido, el cariño y todo lo demás mezclado, que la gran dama se apiadara de los demás mortales porque esta noche iba a costar mucho dejar de hacerle el amor a la preciosa mujer que jadeaba contra su cuello. Suya.

…………...................................................................

El placer, la tranquilidad, dolor… sí, le dolía cada posible punto de su cuerpo en este momento. Más, a pesar de eso la satisfacción emocional era tan grande que aún sin abrir los ojos ya estaba sonriendo. Quiso voltearse para seguir durmiendo pero sus pechos rozaron una espalda muy suave. El sueño que consumía su cabeza pareció evaporarse por arte de magia, abriendo sus ojos poco a poco hasta observar un cabello negro que caía como cascada sobre las sábanas y que rozaba su nariz haciéndole cosquillas. No sabía que le dolía más, si sus músculos o el hecho que no estuviera sorprendida de saber la mujer que tenía a su lado, el hecho de no haber olvidado ningún jodido y exquisito segundo de la madrugada. No quería pensar si lo había hecho bien, si cometió un error o si era la mujer más imbécil del planeta por haberse acostado con ella. Menos, mucho menos iba a aferrarse a esos pensamientos emocionales que le decían a gritos que había disfrutado tanto su cuerpo pero mucho más su compañía, mucho más esos abrazos que se habían dado entre sueños o esos ronroneos satisfactorios cuando esa mujer se acurrucaba contra ella.

Sin poder luchar contra el impulso, estiró una mano y dejó que sus dedos jugaran con el cabello de Yulia. El corazón comenzó a latirle de inmediato ¿Se daba cuenta del problema en el que estaba metida? Por supuesto que se aferraba a la esperanza que no lo recordara por todo el vino que había tomado, sonaba como una hija de puta pero no podía permitir que las cosas se mezclaran. De partida ella no podía estar con Yulia, seguía odiándola por todo el daño, además trabajaban juntas y esto dificultaría todo avance que tenían ya hecho con lo del vestido. 

-Aunque fuiste tú la que estando muy consciente de la realidad siguió adelante, admítelo, te encanta Yulia Volkova –murmuró como si algo le saliera del alma para darle una bofetada y despertarla.

¿Tanto le costaba admitir que no soportaba la idea de otro hombre tocándola? “Qué mierda estás haciendo conmigo, bruja” pensó mirando el cuerpo de la morena tapado apenas con una sábana de hilo egipcio, color blanca. Parecía un ángel caído, dormía con tanta placidez que moría por caer en la tentación de acomodarse a su lado y abrazarla contra su cuerpo para que durmieran un poco más. Pero tenía que ser consecuente con el cómo actuaba y con lo que decía, si estaban embarcadas en un proyecto juntas no podía acostarse con Yulia y salirse del rumbo, ese objetivo en común que habían acordado. Dejó de tocarla y salió de la cama antes de colocarse la ropa que había tirado en el suelo de la suite pero cuando estuvo de pie el dolor llegó a su cabeza de golpe ¡Jodida resaca! 

-Mierda –presionó la palma de sus manos en la frente para disipar las molestias. Yulia seguía durmiendo abrazada a una almohada pero con la espalda al aire. Bien, no estaba mal si se acercaba, sostenía las sábanas y la tapaba para protegerla de un resfriado, de todas maneras era un ser vivo y no era ser débil si la cuidaba, además era su modelo y no iba a permitir que se enfermara - Espero no recuerdes lo que pasó anoche Yulia, esto solo terminará por dañarnos más de lo que estamos una con la otra, no hay nada entre…nosotras –depositó un beso al costado de su frente, quizás tardó en desprender sus labios y no se dio cuenta de ello - Adiós…

Se dio una mirada al espejo para que su cara no delatara que había tenido una noche de sexo, luego de puntillas se fue hacia la puerta para abrirla y salir de la habitación. Sabía que se torturaría el resto de sus días por haber llegado a este hotel y haber perdido todas las inhibiciones. ¿Cuánto le costaría trabajar disimulando que nada pasaba entre las dos? Toda esa minuciosa salida no valió mucho la pena, la mujer que dormía de espaldas tenía los ojos más abiertos que nunca hacia la pared del frente. Lágrimas caían de sus ojos lentamente bajo ese silencio sepulcral de la suite. Aunque se dijera que había actuado bajo los efectos del alcohol su consciencia no podía estar limpia, cada beso, cada caricia y cada gemido lo recordaba como si lo hubiera hecho apenas hace un segundo. Se sentía como una prostituta.

Era tan doloroso darse cuenta que su corazón seguía albergando la esperanza de un perdón pero más ahora albergaba una cosa…la esperanza del amor.

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Esas dos se aman con locura pero Lena aún está llena de odio!!!

Hasta mañana chicas! 😘

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Mensaje por Fati20 2/21/2022, 4:01 am

Una noche bien intensa que vivieron y el alcohol fue el mejor amigo para que las 2 por fin hicieran lo que tanto deseaban y no querían aceptar y ahora luego de estar así es muy tonto pensar que podrán evitar que se repita qué los celos sean más intensos y que el deseo de volver a vivir eso no les gane. Fue buenísimo me encanto!!!! Ahora vamos a ver q pasara, saludos querida mía hasta mañana 😘😘😘
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Mensaje por Ely 2/21/2022, 4:38 am

Que triste espero q Elena la perdone

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Mensaje por katina4ever 2/21/2022, 6:07 am

OMG!!! Super geniales estos capítulos!, muero por saber que Pasará ahora, Lenita se está pasando de lista con Yul, pero ella solo ha tratado de ser buena con ella y que la trate de está manera???? Nooooo
Saludos querida, te esperemos con ansias Mañana 😉 😊 😁 🤗 😘
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Mensaje por katina4ever 2/21/2022, 2:14 pm

Woooooow!! Vaya sorpresa que me llevé al ver un nuevo capítulos No cabe duda de que las chicas se aman, por mucho que intentan negarlo, solo espero que mi Lenita no lastime más a Yul y me alegra que Yul no sé deje menospreciar, vamos Yuul!!!!
Saludos querida y muchas gracias !!! Te esperamos con un nuevo capítulo. 😊😊😊😊😊😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/22/2022, 1:50 am

El Desfile y un Brindis Especial
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Viernes 25 de octubre 2024, una semana después...

“Quiero sorprenderme el día del evento”. No, no era suficiente para Yulia ese tipo de argumentos, estaba segura que todas las veces que fue a S&I para probarse el vestido y el hecho de no haberse topado a Elena no era una coincidencia ¿Por qué una mujer fijaba los detalles para dárselos después a la jefa? Apenas se habían visto estos días y quizás su cuerpo lo agradecía, suficiente era tener que lidiar con los recuerdos de una noche fogosa y los sentimientos que ella misma puso en eso. Le dolía que esto ocurriera porque buscaba la manera de ser profesional a pesar de lo que su corazón sintiera, lo único que podía hacer en esto era calificar a Elena Katina de cobarde. ¿Cuántas veces se habían topado? Dos veces con escasos minutos de por medio donde la pelinegra se encontró en la misma disyuntiva, no saber si tratarla con la “ley del hielo” o actuar como si nada hubiera ocurrido. Al final se decidió por la segunda opción porque un desprecio era exteriorizar todo lo que llevaba dentro.

Después de dar vueltas por la cama decidió levantarse, el reloj marcaba las 8 de la mañana y no podía quedarse más tiempo aquí, un largo día la esperaba. Ya todo el mundo se había enterado de la importancia de este vestido como el primer modelo en el camino a ser diseñadora, era por eso y mucho más que hoy día debía mostrar la pasión en su mirada y caminar. Hasta ayer había recibido las clases con una mujer para aprender a ser “modelo”, la suerte estaba echada. Dentro de la ducha dejó que el agua caliente la empapara en cada rincón de su cuerpo, las caricias del agua la hacían gemir porque no pudo evitar imaginar que eran las manos de Elena, esas manos calientes que despertaron todos sus puntos nerviosos y que estimuló hasta el cansancio. No recordaba mucho como se sentía con ella cuando eran adolescentes, simplemente ahora estar con Katina siendo adultas había sido distinto. Pudo estar borracha pero se había sentido tan querida y cuidada ¿O eran sus sentimientos los que le hicieron creer cosas que no eran? Probablemente, que Elena escapara apenas había amanecido hablaba mucho de eso.

Al salir de la ducha se dio cuenta que en su teléfono tenía una llamada perdida ¡Era de Katina! Quiso obviarla pero el día y el evento de hoy no estaban para eso.

Con la toalla envuelta en su húmedo cuerpo marcó de vuelta, solo dos tonos bastaron para que contestara.

-Buenos días –murmuró  Elena con un tono distinto al habitual - Quería saber cómo estabas – Yulia apretó el puño, si tan solo supiera.

-Bien, estoy arreglándome para salir a un spa y prepararme para la tarde, allá en el estudio me peinarán.

-Es… ¿Es posible juntarnos un momento a beber café? Simplemente quiero darte los buenos ánimos para la noche y agradecerte por todo –sonaba más que sincera.

-No –dijo sin pensarlo ¿Acaso tenía que estar siempre lista para Katina? Seguramente no había pensado en esa noche ni un solo miserable segundo cuando ella sí se había torturado. Elena tragó saliva sorprendida.

-¿No?

-Elena, no sé los motivos pero esta semana no apareciste para ver el vestido ni los detalles por finalizar, estuve todos los días allí cumpliendo con mi parte, este día quiero dármelo para prepararme sola ¿Sí? Nos vemos en el estudio… 

Elena miró con la boca abierta su teléfono ¡Esto era increíble! Nadie jamás se negaba a una petición suya menos una mujer. Ella por supuesto no recordaba nada por la borrachera de esa noche, por eso no le afectaba en nada ir o no ir a S&I en cambio Elena estaba las 24 horas pensando y soñando con ese cuerpo, esa mirada dulce y esos gemidos que clamaban ser callados con los besos más apasionados del mundo. Bien ¡Que se jodiera! 

………….................................................................

Todos esos rostros se voltearon hacia ella cuando entró en el estudio donde se maquillaban las modelos. No había mujer en este lugar que no supiera quién era, bastantes le sonrieron cortésmente, otras simplemente decidieron ignorarla por la envidia que corroía sus cuerpos desde que supieron que sería la “musa” de la gran “Dama del Universo”. El corazón le palpitaba dentro del pecho en una mezcla de emoción y miedo, el vestido había quedado tan precioso pero definitivamente no sería lo mismo vérselo puesto hoy. Masha a su lado hizo las gestiones para que la acercaran a una estilista privada y así arreglaran su cabello lo más pronto posible. 
Yulia se acomodó en un asiento giratorio con cuidado, una mujer de cuello largo y mucha clase se presentó antes de soltarle el cabello y rociarlo con agua para poder peinarlo a gusto. Sus ojos estaban puestos en su reflejo, quería perderse en ella misma para no pensar en otra cosa que no fueran los consejos y tips que debía tener en cuenta en la pasarela. Estuvo quizás minutos sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, toda conversación se fue perdiendo, cada ruido o gesto ajeno desapareció por completo. Un cosquilleo la invadió en la parte baja de su vientre cuando volvió de sus pensamientos y se fijó en su reflejo de nuevo. ¡Estaba completamente sola en el salón! Antes de alegar una silueta en el espejo llamó su atención, una silueta que empezó a tener forma.

De inmediato su cuerpo respondió ante su imagen humedeciéndose por completo. Ese peinado  imponía más su presencia, el vestido no tan largo color vino ceñido a su cuerpo, los accesorios a juego y esas zapatillas con tacones tan elegantes le daban altura.

-Ya que me negaste la oportunidad esta mañana de hablar contigo supongo que debo hacerlo ahora – sus ojos se veían más verdes que nunca, parecía que la iban a devorar.

-¿Qué es lo que deseas? –susurró Yulia sin dejar de mirarla a través del espejo, Katina estaba tras ella y agachada, con la cabeza prácticamente a su lado.

-Quiero decirte simplemente gracias, gracias por todo lo que me has ayudado desde que estuviste acá…. –Yulia sintió un nudo en su garganta, le dolía que Elena ignorara lo que había pasado esa noche porque ella no podía hacerlo- Muestra esa pasión que te caracterizó desde el primer día, demuestra porque eres mi modelo, demuestra por qué eres diferente a todas las chicas que están aquí.

-No hay nada que agradecer –Yulia giró la cabeza un poco hacia el lado, sus narices se rozaban pero ninguna era capaz de moverse los milímetros que separaban sus labios - Estoy cumpliendo con una promesa –a Katina le ardía todo pensando cómo podía devorarle la boca, pero no, no le gustaba ni sentía cosas por ella, solo era atracción sexual - Ve, haz que vuelvan las demás porque tenemos que arreglarnos.

-Sorpréndeme cuando estés con ese vestido, quiero que tu pasión cuele el alma de todos los asistentes –iba a besarle la frente pero se contuvo, Elena no era alguien demostrativa ni mucho menos una débil ¡Era su jefa!

Yulia no respondió, esperó que se fuera antes de gemir angustiada entre sus manos. Esos ir y venir, esas miradas de deseo y esos acercamientos que quemaban su cuerpo terminarían efectivamente haciéndole daño ¿Qué quería lograr Lena con eso? No podía darse más importancia de la que la pelirroja le daba porque de seguro estaba en su lista negra o era la mujer 20.000 en su cama.

El evento había comenzado y obviamente las y los modelos entraban y salían “tras bambalinas”. Apartaron a otro cuarto a la pelinegra para que pudieran ponerle con libertad el traje que entre 3 personas cargaban. Estaba parada con ropa interior en un ambiente temperado, las mujeres estiraron el vestido en una mesa enorme para que no sufriera arrugas porque ¡Dios! Plancharlo fue una odisea, un solo movimiento en falso y podían quemar la obra de arte hecha vestido. ¡Manos a la obra!

…..............................................................................

De todos los asientos dispuestos alrededor de la pasarela, el suyo tenía la mejor ubicación. El lugar donde efectuaban el desfile de moda estaba en un teatro en medio de Paris, había muchos medios que cubrían el evento, muchos asistentes y gente famosa que estaba al tanto de todo este tipo de cosas. Como una buena diseñadora debería estar tomando apuntes de las prendas de sus colegas para aprender más de ellos, pero su cabeza no era capaz de procesar otra cosa que no fuera un número que contaba en retroceso. Luego de 1 hora después cuando la última pieza de Phill Cho salió del escenario, todas las luces se apagaron para solo quedar encendida una que enfocaba los telones negros apostados al principio de la pasarela. El hombre que hablaba tras el micrófono relataba la importancia de la pieza que habían dejado para lo último en este evento, todos contenían su respiración porque se había comentado mucho que esta sin duda sería la pieza más sublime de la noche y que si salía a la venta solo los más importantes la podrían adquirir dado a su alto valor monetario.

Elena sintió varias miradas sobre ella cuando dijeron su nombre, hace 10 años esto sonaría a una mentira más, sin embargo, su sueño se había hecho realidad gracias a ese boceto dibujado con la rabia y la pena de una decepción amorosa. 
 
-“Pues dejamos sobre el escenario la primera pieza dibujada por la famosa diseñadora Elena Katina” –dijo el hombre antes de retirarse y antes que pusieran de fondo una música tan apasionante que a todos en este lugar se les erizó el cabello.

“Lo harás bien” susurró con los ojos cerrados Yulia antes de que los telones negros se desplazaran hacia los lados y revelaran su imagen por completo. La exclamación de todos los presentes fue instantánea, la luz cálida hacía juego con el color marfil del vestido. Katina se llevó una mano a la boca porque la sorpresa era evidente, haberla evitado durante toda la semana tuvo el efecto que esperaba ¡Tenía una Diosa frente a ella! Comenzó a caminar sobre la pasarela tal y como se había imaginado a la mujer que tenía en mente cuando hizo el boceto. Sobre su cabello había una tiara gruesa que sostenía el velo hacia su espalda, guantes blancos y un vestido lleno de ínfimos detalles que tardó noches enteras por hacer. Era su pieza, única y exclusivamente hecha por ella a mano sin ayuda de alguien esta vez. Se le estaba partiendo el pecho al verla de esa manera, lucía como una reina con ese vestido de novia, nunca se la había imaginado de esa forma y ahora que la tenía frente a sus ojos no podía creer cuan bella y exquisita lucía. Apenas respiraban el resto de los asistentes, concordaban con ella con que era una pieza única ¡Qué manera de llover las fotografías! 

-Es…. Es hermosa –la mujer que le había partido el corazón lucía con clase y mucho sentimiento su obra de arte.

A su mente por supuesto que llegaron de nuevo las imágenes cuando hicieron el amor en el hotel. Su boca besando su cuello con tanto cariño hasta hacerla gemir por más, también cuando fue ella la que besaba tiernamente sus pechos y el vientre. Habían sido el complemento perfecto esa vez, nunca había deseado tanto a una mujer o sus caricias como esa noche. Por supuesto que quería comprobarlo de nuevo solo para darse cuenta que había sido calenturas de una noche, por supuesto que su orgullo la estaba cegando y haciendo daño a ambas. Por un segundo la “novia” miró hacia abajo justo al asiento donde ella la estaba observando, eran la clásica imagen de “Cenicienta y su heredera”.
Los ojos de la pelinegra estaban anegados en lágrimas, no podía dejar de pensar que esto surgió después que se comportara como una imbécil, después de hacerle daño y dejar de verse por 10 años. ¡La quería maldita sea! La quería tanto y no podía explicarse cómo era posible si se habían dejado de ver por tanto tiempo, quería correr y llorar desconsoladamente pero se mantenía estoica en la pasarela como lo había prometido. Katina no iba a perdonarla, ella no iba a quererla de nuevo ni hacerle el amor no estando ebria, Katina no quería que la recordara.

-Lo que pudo ser –susurró Yulia acongojada y con el pecho apretado. ¡Mierda! ¡Eso le había salido del alma, su cenicienta interior estaba sufriendo!- Lo…. Lo que pudo ser –sus ojos verdigrises estaban húmedos- Lo que pudo ser y… y que no sucedió….

Yulia no había dejado de mirarla, por supuesto leyó sus labios terminando por partir su alma y mandarla al infierno de la tortura y el sufrimiento. ¡Esto debió ocurrir maldita sea! Sin planes terribles, sin Pavell de por medio ni mentiras o tampoco dolor, este vestido debió ser suyo para llevarlo hacia la mujer que ella amaba, a la mujer que no pudo confiar y a la que después de 10 años seguía guardando en su corazón. Basta... ella no podía seguir de pie en este lugar...no más.

Se quedó en medio de la pasarela para que todos los fotógrafos y asistentes al desfile pudieran tomarle unas cuantas fotografías a la prenda, algunos de seguro subirían de inmediato a la web la imagen del vestido. ¡Es que era precioso! Faltaban adjetivos para poder calificarlo, era una de esas piezas que contemplas por horas dado su belleza y detalles que lo hacen único. La pregunta que urgía en los presentes era una sola ¿Saldría a la venta? Muchos darían lo que fuera por conseguirlo sin importar que otros la adquirieran, de ser así solo unos pocos tendrían el privilegio de poseerla. Pero eran suposiciones nada más, en este segundo cuando Elena estaba embelesada por el vestido y la mujer que lo llevaba puesto, estaba de acuerdo en una cosa: no vendería el vestido bajo ningún punto de vista ni permitiría su reproducción. Era tan bello que nadie tenía el derecho de llevarlo puesto salvo Yulia Volkova que la había inspirado en hacerlo. Por supuesto que su cuerpo no reaccionó muy bien cuando la idea pasó por su cabeza, el ácido de su estómago subió hasta la garganta haciéndola toser.

Yulia volteó y caminó hacia el principio de la pasarela para que le dieran un último vistazo, aunque el hombre tras el micrófono llamó a Elena para que subiera al escenario. Así lo hizo con toda la elegancia que la caracterizaba, muchos suspiraron con su presencia porque era cierto lo que se comentaba ¡Lucía preciosa! 

Con cuidado, Katina posó su mano en la cintura de Yulia y la acercó bastante para que sus cuerpos quedaran casi pegados de lado. La gente quedaba sin habla ¡Parecían una hermosa pareja! Por eso mismo y otras cosas los flashes no tardaron ni 1 segundo en llegar, querían captar a la “Dama del Universo” y su gran obra de arte puesto en el cuerpo de su primera modelo personal. Los ojos de la pelinegra seguían húmedos por toda la situación, hace un segundo dijo “no más” pero ahora sentía que tenía que llegar hasta el final con esto, después sería libre.

……..........................................................................

Lunes 28 de octubre, Dijon, 3 días después marcaba el calendario.
 
Los sitios de moda y varias revistas a nivel mundial publicaron en sus portales online la foto de Elena Katina sosteniendo de lado el cuerpo de Yulia, destacando lo maravillados y totalmente enamorados que estaban los cibernautas y expertos en la materia con el vestido ¡Rogaban que lo vendiera! ¡Que hiciera una reproducción masiva del vestido! Pero no conseguirían respuestas aún de su parte. 

En este momento Elena cerraba la computadora de su oficina después de mandar un mail con informaciones a unos socios de la empresa. Sabía que no tenía tiempo para otras cosas ahora, debía irse a un estudio fotográfico en 20 minutos más porque tendrían la sesión fotográfica junto a Yulia para la revista Vogue. Esta era con toda seguridad la última actividad que tenían juntas y que estaba estipulada en el contrato, después de eso estaría libre para volar de vuelta a Rusia y continuar realizándose como una periodista. No le gustaba la idea, extrañamente no recordaba demasiado como era su diario vivir sin ella llegando a S&I para probarse el vestido y tener clases de “modelaje”, pero debía pensar que todo era para un bien mayor, recobraría su tiempo a solas, su libertad, dejaría de tener pensamientos o deseos que no correspondían a ella.

Antes de ingresar al vehículo donde la trasladaba su chofer, el teléfono en su bolso comenzó a sonar. No siempre tenía ganas de atender llamados pero todo cambió cuando vio el nombre de esa mujer en su teléfono.

-“Bon après-midi ma chérie” –pronunció cada palabra de tal forma que la otra mujer quiso gemir. Su tono de voz diciendo “buenas tardes, muñeca” en francés era una cosa que debían grabar para reproducirlo en un CD dedicado a mujeres de sangre caliente - ¿Cómo estás Nana?

-Aquí estirada en mi cama después de salir de la ducha…estoy mojada –Katina cerró los ojos para recrear una imagen en su cabeza, que ardiente debía lucir la rubia en su cama - ¿Y tú?

-Preparándome para una sesión de fotos, no tan entretenida claro como lo que has de estar haciendo –la pelirroja se rió bajo con el intento más sensual que su garganta le daba abasto - ¿Necesitas algo? 

-Mmm hum estoy en Dijon por una escena de mi nueva película, quería saber si deseabas, ya sabes, pasar a cenar después de esa tediosa sesión y entrevista que te ha de hacer Vogue –Nana no mostró celos en su voz pero sabía perfectamente con quién lo haría- Si tan solo me hubieses elegido a mí… pero bueno, quería invitarte a cenar a un restaurante donde soy socia – Elena con tal de evitar pensamientos sentimentales hacia Yulia, cualquier cosa.

-Anótame de inmediato ¿A qué hora, chérie? 

Después de seguir hablando cualquier cosa con connotación sexual, Elena cortó la llamada. Su chofer estaba sin gestos en su rostro, solamente la esperaba sentado dentro del vehículo como era su trabajo. Poco les tomó llegar al estudio, sabía que estaba atrasada por haberse quedado hablando por teléfono con Nana, pero no era nada que una sonrisa no pudiera vencer ¿O sí? Al llegar saludó al hombre corpulento que vigilaba la entrada, no fue necesario identificarse para que supiera quién era o a qué venía. Una mujer con elegante vestido blanco le señaló el camerino donde la prepararían. Era primera vez que hacía una entrevista que incluyera una sesión fotográfica (photoshoot), no tenía memoria de haber hecho una antes como esta así que una vez más algo “primero” lo realizaba con Yulia. 

La misma mujer que la recibió le mostró todo el guardaropas que usaría en la sesión, desde blusas oscuras y gorras ladeadas, hasta zapatillas lustrados o vestidos con gargantillas doradas que denotaban su riqueza. Primero le hicieron vestir unos pantalones de lino negro, una blusa blanca, una chaqueta blanca y una corbata sin anudar que tendría que usar caída a un costado, al estilo tomboy pero sin dejar relucir su lado femenino.

En su mismo camerino una maquilladora le puso una finísima capa de base en el rostro, retocó su maquillaje, Elena sabía que era para evitar el brillo de su piel con las luces del estudio.

-Solo falta que la peinen –la mujer le hizo la seña a otra para que le dedicara unos buenos minutos al arreglo del cabello. Katina sonreía levemente por cortesía cuando en realidad solo quería salir del estudio, tomar las fotos e irse de aquí (eso creía ella)

Cuando finalmente estuvo lista para la primera temática de las fotos, caminó junto a un grupo de personas hacia otro estudio especialmente ambientado para ello. Estaba tan pendiente de las instrucciones que le daba el fotógrafo que no se había fijado cuando entraron allí. Tuvo que apretar sus dientes para que su rostro no se transfigurara en otra cosa. Con una sonrisa “inocente” Yulia miraba al asistente de luces que le hablaba entusiasmadamente de algo, por la forma en la que ese asistente la miraba era obvio que quería flirtear. Pero no solo eso la sacó de trance, Yulia Volkova tenía puesto un vestido amarillo que se ataba al cuello y que revelaba gran parte de su espalda, un vestido que no le llegaba más allá de las rodillas, unas flores sobre su cuello y el cabello tomado de forma tan casual que le hizo pensar en una Yulia despojada de tanta riqueza.

Una de las asistentes la empujó levemente para hacerla reaccionar e indicarle donde debía posicionarse.
Yulia le dio una larga mirada de pies a cabeza antes de seguir hablando con el asistente de las luces como si nada.
-Lamento interrumpirlos –usaba la autoridad hasta en el tono de su voz- Pero vamos a comenzar… -Yulia iba a levantar su mano para despedirse del chico de las luces, pero Elena se la sostuvo suavemente y la llevó a sus labios. Ese pequeño toque sensual logró encenderla de mil formas posibles- Este será nuestro último trabajo ¿Lo haremos bien? – Yulia suspiró lentamente al escucharla, hace 10 años era imposible que hablara y ahora se la encontraba con ese toque francés, mierda.

-Sí, lo haremos bien…

La primera instrucción del fotógrafo bastó para que todo se desarrollara con naturalidad, “Mírense fijamente a los ojos por unos segundos”. Elena Katina, que estaba apoyada contra la pared empapelada de afiches, no le quitó los ojos a ella en ningún momento, de hecho ese efecto hipnotizador de sus ojos verdes atrajo el cuerpo de Yulia como el polen a la abeja. No era de sorprenderse que contra su vestido sintiera el calor del cuerpo de Katina, menos que sus cuerpos comenzaran a acomodarse con vida propia. Elena descansó su mano en la cintura de la morena para atraerla más al mismo tiempo que ella se sostenía del borde de su blusa. El fotógrafo y los demás asistentes murmuraban emocionados por la gran química que tenían, pero Katina y Volkova eran ajenas a los comentarios de los demás, solo respiraban lentamente sin dejar de observarse en cada ínfimo detalle.

La tensión entre ambas empezó a subir, Yulia sintió tanto miedo de los propios deseos que su carne y cuerpo querían que trató de apartarse, más, fue Elena la que tuvo mayor reflejo y la atrapó sosteniéndola de los brazos. Sus pulgares trazaban círculos sobre la piel de ella, sus labios temblaban ansiosos por besarle la boca aun estando frente a todos. Si en un pasado le encantó siendo adolescente, ahora siendo adulta con 10 años más lucía muchísimo mejor. Estuvo a punto de susurrarle “exquisita” cuando el fotógrafo empezó a dar otras instrucciones de cómo posar ¡Genial! Las habían salvado de sus propios deseos…

Así fue como al pasar los minutos el flash las cubría en cada toma o nueva pose. Tuvieron que sonreírse aunque no quisieron, tuvieron que cambiarse de atuendos e incluso tomarse fotos acostadas en el césped, a través de una rejilla que las separara, con poses que a Katina la hicieran destacar como “La Dama del Universo” y a ella como su “musa inspiradora”. Al final de la tarde cuando apenas quedaban rayos de sol surcando el cielo anaranjado, dieron finalizada la sesión fotográfica. La entrevista se la realizaron en simultáneo, ambas con un periodista distinto que captara lo mejor posible respuestas satisfactorias.

-Mmm mierda –suspiró cansada al reflejo que había en el espejo en ese camerino. Ya se había despojado de la ropa y lo demás y aunque afuera el día se había acabado el suyo no. Emocionalmente se sentía muy mal, tenía bastante en claro lo que sentía independientemente si correspondiera o no, estaba harta de todo pero a la vez no. No, no podía entenderse. Tenía fatiga, sí, por eso abrió un cajoncito del mueble donde le indicaron había una pequeña colación que era un paquete de galletas sabor “helado”. Su mente rápida asoció aquello con el pasado, con el primer brindis especial de ambas, también con el segundo en una cafetería cuando Katina fue su conductora un momento. Sus ojitos se llenaron de lágrimas con los recuerdos de lo que fue una relación en un principio muy inocente.

-Yulia –había abierto la puerta tan rápido que la sobresaltó - Yo… lo siento, venía a despedirme de ti, hoy fue una tarde… -disimuladamente se secó las lágrimas y le sonrió como si nada - Que… ¿Te pasa algo? – Yulia negó con la cabeza, sabía jodidamente lo que significaba esto, ella ya tenía decisiones tomadas y el contrato tenía estipulado su participación obligatoria hasta que la sesión y entrevista a Vogue finalizara.

-¿Me acompañarías a una cafetería? Sería bueno que cerráramos todo este trabajo juntas con algo así.

-¿En una cafetería y no una cena? –Elena arrugó la frente, la simplicidad con la que Yulia tomaba algo así no le gustaba para nada- Mmm verás yo venía a despedirme porque…-al ver que la sonrisa en Yulia se ensanchaba más se sintió perturbada ¿Por qué lo hacía? ¿De verdad estaba feliz o era un elemento de distracción? No podía decir que sí porque tenía una cena con Nana en unos minutos, aunque una vez más su “Cenicienta interior” habló primero - Bueno, vamos y te llevo en el vehículo con mi chofer….

El mundo es redondo, si partes en un punto y caminas en línea recta sin mirar atrás terminarás regresando al mismo lugar. ¿Era esto algo similar? Ambas entraron a una cafetería muy bonita que estaba en pleno centro de Dijon, su decorado antiguo la hacía aún más interesante, el olor a café en el ambiente y la charla amena de las personas convertían cualquier ambiente en uno deseable para relajarse. Nadie las identificó pero a pesar de eso Katina eligió la mesa más apartada de la cafetería para tener un poco de privacidad. Una mesera con una sonrisa cortes les alcanzó el menú pero en ese momento Elena se disculpó con la excusa que debía hacer una llamada importante.

-Pide cualquier cosa por mí ¿Sí? Lo que pidas estará bien, ya regreso…. –Era la excusa perfecta para ir al baño y mojarse la cara, ella tampoco se sentía muy bien después de todo. ¡Ah! Y además para avisarle a Nana que llegaría una hora más tarde. Caminó varias veces por el baño, quería hacer tiempo con tal de tener menos tiempo y evitar los silencios incómodos. Ya su cabeza no sabía si la odiaba tanto como en un principio, pero el hecho de darse cuenta la aterraba demasiado. Después de 15 minutos miró el reloj, considerando prudente que era volver a la mesa.

Notó a Yulia acomodar algo en la mesa ¿Acaso no era tarea de la mesera hacerlo? Con un poco de indignación por el “mal servicio” se acercó a ayudar a la pelinegra, más, al enfrentarla y ver lo que había en la bandeja no fue capaz de moverse más.

-Ah, aquí estabas –la voz le temblaba, Yulia estaba nerviosa - Tenía antojos así que pedí helado y galletas… ¿Tienes algún problema con eso?

-¡¿Debería tenerlos?! –Elena gruñó sentándose frente a ella ¿Esto era una broma? Aun recordaba todo lo relacionado con eso, el significado y el código de ambas, la inocencia de su relación y la sencillez también- ¿Comemos? En serio Yulia ¿Hay algún motivo por el que quieras estar aquí además de finalizar el proceso?

-Esto –sostuvo una galleta y la untó en la copa de helado, luego la alzó ante sus ojos- Después de varios días puedo decir que sí, logré mi cometido y pude ayudarte en este sueño que posees, quiero brindar…. Por ambas, para que cada una tenga un fruto positivo de esto, porque sea una exitosa periodista en FOX y para que tú estés en la cima de tu carrera.

Katina sintió que toda la sangre se fue a sus puños y cara quedando totalmente roja. Si había bombas emocionales que explotarían, esta era una de esas. No sabía si gritaría y la trataría con atrevimiento por estar jugando con cosas del pasado de la relación como las galletas y el helado, por darse cuenta que lo hacía a propósito o… por darse cuenta que esto era la despedida.

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Que este par termine de casarse, por favor!!! 😭😭😭😭
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Mensaje por katina4ever 2/22/2022, 2:49 am

🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺🥺
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Mensaje por Fati20 2/22/2022, 4:52 am

Cuando se acercan las despedidas no pueden con eso las 2 se aman pero el pasado es duro sobretodo para lena pero ellas son su felicidad juntas. Ya quiero saber que va a pasar 😱😱😱 ahh espero lena deje plantada q la desabrida esa de la Nana y bueno saludos querida mía 😘😘😘😘
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Mensaje por Elena Sonda 2/22/2022, 6:39 am

Ufff 😥 leí este capítulo como mil veces, me imagine a Yulia con ese maravilloso vestido y a Elena mirándola con todo el amor que le tiene pero que no quiere aceptar confused..... Ojalá que con este "brindis" puedan arreglar las cosas y estén juntas de una vez por todas

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Mensaje por psichobitch2 2/22/2022, 10:23 am

Imaginé a Yulia como una reina con el vestido diseñado por Elena. Este capítulo fue bastante nostálgico, espero que pronto Elena se de la tarea de perdonar, así podrá sanar ese ego y esa petulancia que se gasta al hablar con los demás.

Saludos y gracias por esta historia
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/23/2022, 2:02 am

Un Adiós, Un Regreso y Una Consecuencia
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Sin decir una palabra por el momento y aún conteniéndose las ganas de gritar, sostuvo también una galleta, la untó en helado y la chocó con cuidado contra la galleta que Yulia sostenía. Un nudo se formó en su garganta ¿Es que ella era cruel y disfrutaba haciéndolo? ¿Por qué le estaba haciendo caso?

Flash Back

Sorprendentemente la morena sacó su pote de helado, sacó una cuchara de plástico que traía en el bolsillo y se la tendió para que la cogiera con la mano izquierda. Tomó la suya que ya estaba usando y untó un poco de helado.
 
-Saca un poco – Elena extrañada lo hizo- ¿Te acuerdas del brindis de la galleta? –La forma en la que la miraba le pareció tan dulce - Hagamos una con helado, porque sé que se vendrán cosas nuevas…sin importar nuestra situación económica, dejemos que las cosas sigan con naturalidad ¿Estás de acuerdo? – Elena se rió a su manera, meneó la cabeza sin creer que estaba haciendo esto.

-“Sí, estoy de acuerdo” –ambas chocaron sus cucharas y se comieron el helado. Parecían dos niñas sonrojadas consigo mismas y de lo que hacían.
 
Fin flash Back


Cerró los ojos con ese recuerdo y optó por comerse la galleta, pero la dulzura de ella no le llegaba a la boca. Esa navidad, esa maldita noche del 23 de diciembre del 2014 ella había planeado una sorpresa para Yulia. Le había comprado una cadena de oro con un dije de galleta y otro de helado porque eran dos símbolos que las unían, esa noche cuando ambas estuvieran apartadas se la iba a colocar susurrando una frase que había practicado mucho tiempo. Iba a decirle “Te amo” con su propia voz, no más modulaciones, no más contenciones, podría decirle aquello porque su esfuerzo “mental” también cooperó en ello. 10 años después se encontraban en esto, dos adultas que se despedían después de finalizar el contrato que las mantuvo prácticamente 3 semanas juntas.

-¿Así de simple te vas a despedir? Vaya Yulia, mostraste tanta insistencia y entusiasmo por trabajar conmigo y con esto –Elena indicó a su alrededor - Una simple cafetería… es aquí donde pretendes hacerlo ¿No?

-Sabes perfectamente lo del helado y la galleta, quería recordarte que aún habiendo odio entre nosotras podemos tener un momento para reflexionar y dejar nuestras diferencias de lado.

-¿Quién te dice que lo estoy haciendo? –La pelirroja gruñó - ¿Quién te dice que no te sigo detestando? Espera, espera…- hizo una mueca - ¿Piensas que voy a perdonarte? - Aún cuando sus palabras le dolieron bastante, Yulia sonrió lentamente.

-Y cuando todo finaliza aprovechas de sacar tu artillería más pesada el último día… lo único que sabes decir es eso como si estuviera pensando en tu perdón, en que no me odias – por supuesto que lo hacía desde que se había dado cuenta que aún poseía sentimientos muy fuertes hacia Katina - Te has vuelto un ser tan oscuro, tan llena de resentimiento que no sabe mirar más allá de su ombligo.

-¡Y supongo que tú eres la madre Teresa! –Lanzó un bufido burlona - No me conoces en lo absoluto Volkova ¡Nada! –sus puños le temblaban, sus piernas querían separarse de la silla donde estaba pero seguía allí mirándola con toda la ira brotando de su boca.
 
“No pierdas la compostura, Yulia, no lo hagas”. Respiraba profundamente para no caer en el juego.

-Me da tristeza que una mujer tan inteligente siempre caiga en lo mismo, llevamos un trabajo relativamente tranquilo estos días pero cuando te das cuenta que me voy aprovechas de mostrarte cómo eres… no ¿Sabes algo? Tienes razón, no conozco a la “Dama del Universo”, yo solo conocí a quién fue la mujer que quise tanto cuando adolescente, mi “Cenicienta” –cuando Yulia dijo esa palabra, Katina quiso llorar y no entendía por qué - Mi novia, a la que herí por culpa de una manipulación sentimental… yo ya me perdoné y dejé de castigarme por el error, por eso creo que puedo seguir adelante… en cambio tú, Lena, tú seguirás estancada tratando de odiarme y teniéndole rencor a mi familia, si es así nadie más que tú puede sacarte de ese círculo… – la pelinegra se paró dejando un billete generoso sobre la mesa - Sin embargo –enarcó una ceja, estaba aparentemente serena - Si es así como te gusta ser, está claro que no hay nada que hacer…

Salió de allí dejándola sola, con dos copas de helado y galletas a medio comer. ¡Mierda! Ella se iría mañana y terminarían las cosas así ¿No? En ese momento de duda donde se decidía si recurría al sexo de Nana o no, sus pies ya estaban caminando rápido tras la pelinegra. Esquivó varias mesas bajo la mirada atenta de todos los presentes, muchos la reconocieron pero no le importó en lo absoluto, si ella se iba a ir no la dejaría así como así.

-¡TAX….! –no terminó la frase porque un cuerpo detrás suyo la acorraló contra una pared en un pequeño pasillo ubicado entre dos edificaciones de estilo gótico. 

Antes que pudiera perder la tranquilidad creyendo que la estaban secuestrando, las manos calientes de esa mujer le sujetaron la cintura para desaparecer la distancia existente de sus cuerpos. Apenas un gemido brotó de su boca porque el resto fueron callados por los labios de Katina. En todo su cuerpo podía sentir la presión del de la pelirroja, todo su calor lo percibía y se acumulaba entre sus muslos. Podía enumerar 100 razones por las que esto estaba fuera de lugar pero otras 100 razones llegaban a su cabeza, 100 razones que hacían que esto sí valiera la pena. ¡Mierda! Cuanto se habían aguantado el tocarse y besarse hace unas horas en la sesión fotográfica, no iba a racionalizar el “por qué” hacían esto ya que terminarían enfriándose. 

-Joder, Yulia –jadeó Elena contra su oreja humedeciéndola luego con su boca - Me he estado aguantando toda la maldita tarde por tocarte… por favor – su quejido de impaciencia se debía a la humedad en su entrepierna mojando sus bragas . Con suerte esperó un mínimo asentimiento de su cabeza antes que sus manos se encargaran de subirle el vestido que llevaba, arrancar de un solo tirón la braga color beige, separarle las piernas y con sus dedos entrar en ella. Ambas inclinaron su cabeza hacia atrás - ¡Mierda! Oh…. –jadeó- Elena estás tan… tan...

Sus figuras no se identificaban gracias a la oscuridad de la calle y ese callejón sin salida. Katina entraba y salía de su cuerpo queriendo que llegara lo más pronto posible al orgasmo, pero luego la idea de que se iba a ir de Francia la hacía moverse lento tratando de tomarse las cosas con calma. Arrastró su nariz por todo el cuello de esa mujer tratando de captar lo máximo posible su perfume, pecaría de imbécil y mentirosa si dijera que había féminas más exquisitas que ella. A Elena le hubiese gustado estar haciendo el amor en la habitación de su casa pero era imposible, era tanta la pasión que en el camino quemarían todo a su paso. La pelirroja necesitaba sentir más. Con ayuda de Yulia se desabotonó sus jeans negros y junto con su braga los bajó, la pelinegra llevó una mano al sexo de Katina jugando con los pliegues.

Yulia se afirmaba con el abrazo que tenía al cuello de la pelirroja, con las piernas que se posaban una a cada costado de sus anchas caderas, en esa posición unieron sus sexos, sintiendo a Katina en toda su plenitud. Fricción, calor, fuerza, humedad, jadeos, no querían ser delatadas pero la pasión era tanta que debían canalizarla de la más exquisita manera.

Desesperada buscó la boca de Elena exigiendo que la abriera y le diera la libertad a su lengua de recorrer sus rincones, de lamer sus labios y chuparlos a gusto con tanto ímpetu que los dejaba al rojo vivo. 

Esto era un poco brusco, un poco rápido, un poco animal. La necesidad corría por la sangre de ambas y el temor de ser sorprendidas por alguien le daba el toque adrenalínico que necesitaban también. Las manos de Yulia acariciaban toda su espalda bajo su blusa. En ese vaivén Yulia acarició las mejillas de esa diosa griega que fue suya, el contorno de su nariz y labios, el contorno de su mandíbula que se tensaba mucho más a medida que la velocidad de sus embestidas aumentaba. Quería que fuera suya, que no solo se encontraran en peleas, discusiones, quería que el sexo no solo fuera sexo sino que implicaran sentimientos más hermosos como el amor. Antes de entristecerse Elena mordió apenas su cuello justo antes que llegara al orgasmo con tanta violencia que su carne se contraía en espasmos de forma rápida.

Segundos después Katina se liberó junto a ella tan cálidamente que le arrancó un gemido de la boca. 

Dejó descansando su frente junto a la de Yulia mientras trataban de recuperar el ritmo de la respiración. En esa atmósfera solo las acompañaba el ruido de sus corazones latiendo, el ruido de los autos que pasaban en la calle más cercana y personas que caminaban ignorando la escena fogosa del callejón oscuro. 
En ese momento cuando se alejó unos centímetros del cuerpo de la pelinegra, ella empezó a temblar.
 
-¿Tienes frío? –Elena susurró preocupada, antes de sacarse la chaqueta para taparla vio su rostro y las lágrimas que corrían de él- Yulia…

-Déjame ir… -murmuró la morena acongojada- Déjame ir por favor…

-Yo… no es que... 

-Por favor déjame –bajó su vestido y no le importó no llevar ropa interior abajo, podía muy bien disimularlo. Se apartó más de Elena sin ser capaz de mirarla a la cara ¿Qué especie de mujer que se respetaba a sí misma, después de una discusión terminaba teniendo sexo? Estaba asqueada de sí misma y el poco amor que se profesaba ¡Más respeto! Era obvio que la quería mucho pero si seguía siendo débil ante ella, si seguía cediendo a esos deseos más profundos terminaría por arruinarse a sí misma - Es… esto es el adiós Lena... Elena Katina, no… no deseo más que tu propio éxito y tranquilidad aunque no retiro lo que te dije en la cafetería… - limpió su nariz rápidamente con el dorso de su mano, no podía parar de sorber ni derramar gotas de tristeza- Yo, me voy…

-Yulia –la pelirroja quiso abrazarla pero Yulia se deshizo en sus brazos como arena entre los dedos.

La vio caminar a tropezones hacia el taxi más cercano, contuvo el aliento cuando desapareció dentro de uno y se perdió lejos en el camino. Ahí se iba el último rastro del pasado como “Cenicienta”, ahí iba su primera y única musa inspiradora, allí se iban todos unos recuerdos mezclados entre el dolor y el amor. La estaba perdiendo pero no era capaz de dar pasos e impedir que se fuera de Francia, si ella aun contra su carácter de mierda y palabras hirientes la había ayudado a sumar más puntos a su carrera de diseñadora a cambio de nada ¿Quién era ella para impedirle ser buena periodista en un canal tan importante como FOX? Caminó torpemente de vuelta al callejón oscuro, apoyó derrotada la cabeza contra la pared pero luego cuando ganó fuerza y rabia empezó a patearla dando gritos. ¡Rabia! ¡Molestia! ¡Todo en esta vida estaba podrido!

El teléfono suyo que estaba tirado en el suelo vibraba con la llamada entrante de Nana, sabía que era ella pero no podía terminar por matar a su corazón si iba a esa cena y se metía entre sus sábanas. De pronto comenzó a llorar en silencio cuando abrazó  sus piernas allí sentada en el suelo, estaba más que jodida, estaba arruinada y así se quedaría por mucho tiempo más.

¿Hasta la 1 de la madrugada? ¿Quizás un poco más tarde? No recordaba hasta que hora estuvo en ese oscuro callejón llorando y pateando cosas llevada por la rabia que sintió, rabia contra sí misma, rabia contra el resentimiento que se aferraba a su corazón como sanguijuela chupa sangre ¡Ese resentimiento que no le hacía nada bien ni a la gente que la rodeaba!. No recordaba con exactitud cómo fue que llegó a su casa en perfectas condiciones sin haber chocado el vehículo, porque no tenía recuerdos de prestarle atención a la calle. Así, digna de una cobarde dejó que una de las personas más importantes de su vida huyera de ella por no saber retenerla ni tener la capacidad de confesarle exactamente lo que pensaba o sentía ¿Y cómo hacerlo si con suerte ella estaba al tanto de eso?

Fue así como al día siguiente Yulia y su mejor amiga Masha, viajaron desde Dijon a Paris para tomar un vuelo directo a San Petersburgo. Masha nunca se había sentido tan preocupada en su vida como ese día cuando la vio salir de la habitación del hotel en Dijon con un rostro de pocos amigos, un rostro sin expresión alguna. No se atrevió a preguntar porque tenía la sospecha que sería como meter el dedo en la herida y la terminaría haciendo llorar. Sabía que Yulia y Elena Katina fueron novias en el pasado, era evidente para cualquiera que tuviese esa información que ambas seguían manteniendo sentimientos una a la otra, pero si su amiga se retiraba era por una razón más poderosa que solo lo de “El contrato finalizó” “El empleo con FOX” y esas cosas.

Fue así como dos personas que sufrían y se querían, terminaron alejándose por unos días. A veces el ser humano podía ser jodidamente terco, terco a tal punto que se cegaba y se hería más de la cuenta.

………........................................................................

Miércoles 11 de diciembre 2024, un mes y dos semanas después, San Petersburgo, Rusia, 14:20 pm.

Fox News era un canal de noticias abierto las 24 horas del día que repetía en la madrugada cierto contenido, con programas sobre viajes, documentales y una variedad de temas actuales. Volkova era conductora de noticias en el noticiero de las 21 hrs hasta las 22:30 donde hacían un resumen de todo lo acontecido en el día y noticias nuevas para revelar. Estaba en conversaciones aún lo del talk show, tenía que revisar el contrato y saber que estaba sucediendo para que la dirección pusiera en duda aquello. ¿Reclamar? Apenas tenía la cabeza para hacer valer sus derechos, las noticias eran su pasión pero ¿Un Talk Show? Era el sueño de todo periodista tener algo propio en cualquier canal de la compañía FOX, pero ella no decía nada, todo lo ponía en las manos de Masha por el momento ¡Que lo hablaran después! Su cabeza no estaba para esas cosas, por el momento.

Yulia abrió con gracia la carpeta que tenía frente a ella para leer unos archivos que estaban allí impresos. Ahora se encontraba sentada en una reunión de pauta para aclarar las noticias que expondrían en unas horas más. Le dolía la cabeza, estaba con un humor de mierda y, peor, ella tenía que hablar todo el tiempo porque el resto de sus compañeros amaban como salían las ideas de su mente. 

-¿Están de acuerdo con eso? –Asintieron- Bien, de verdad lo siento pero mi cabeza va a estallar y quiero ir a beber un café afuera del canal… Masha ¿Te encargas de anotar lo importante?

-Si señorita Volkova –en el trabajo Masha prefería mantener la cordialidad - Cuando regrese le contaré los detalles relevantes, necesita ese café y un analgésico…

Una señal con la cabeza hacia los demás bastó para decir “adiós”. Desde hace días que su humor no estaba bien, que tenía cefalea y sabía perfectamente las razones, razones que obviamente le negaba a sus padres aunque fuese en vano, estos ya lo sospechaban. Cuando salió caminando de la oficina y el edificio donde se encontraba, tembló por completo ¡Qué frío hacía! La tentación ganó de nuevo esta vez y del bolsillo de su chaqueta de cuero sacó una cajetilla de cigarros para fumarse uno. Era lo único que creía que la ayudaba a tranquilizar su ansiedad y la ensalada de pensamientos en su cabeza, no había espacio en su agenda para un psicólogo y tampoco quería hacerse uno para asistir a la iglesia, poco a poco se estaba encerrado en sí misma como cuando Elena desapareció hace 10 años y de ello ganó una depresión.

-Un día terminaré cruzando la calle y rogaré que me aplaste un camión, peor, desearé que algo me lleve pronto –con sutileza aspiró por la boca dejando que el humo quemara su garganta, luego lo expulsó por la nariz en un gesto que no se veía femenino - Claro, uno debe preocuparse de actuar de cierta manera porque es figura y modelo para muchos, pero no tienen idea de lo que me está pudriendo por dentro… -gruñó antes de volver a darle una calada a su cigarro y continuar caminando por las calles de la ciudad. 

Había visto en varias ocasiones una cafetería muy bonita por fuera (y aparentemente por dentro también) y ahora se le antojaba un café porque creía que estando sola bebiendo uno podía levantarle el ánimo ¿Por qué no probar uno de allí? 

Apuró el paso no solo porque no podía darse todo el tiempo del mundo sino porque haciéndolo entraba en calor. Estaban casi en invierno y el frío se hacía presente cada día, muy pronto de seguro nevaría.

Al llegar allí y mover la puerta sonó una campanilla que captó la atención de un trabajador que caminaba con archivos en la mano y un logo de la cafetería en su chaleco, también de una mesera que de seguro la atendería muy pronto. Yulia se dio el gusto de aspirar el aroma que rondaba el local ¡Qué bien se sentía!

-Es hora de relajarse –susurró con una sonrisa pequeña para alentarse a sí misma. Tenía, por más que le costara, que sacarse adelante aun cuando no se sintiera bien, si ella no se ayudaba terminaría con una depresión (si es que ya no estaba en una)

……..........................................................................

Al mismo tiempo, 20: 46 pm, Dijon, France.
 
Es aquí cuando todo el mundo se preguntaba ¿Qué bicho le había picado? Era primera vez que “La Dama del Universo” hacía una reunión para felicitar a todos sus empleados de S&I y comunicarles que todos obtendrían un bono especial por motivos navideños. “¿Estará enamorada?” susurraban algunos “Es imposible” murmuraban otros, pero no recibieron esas palabras con escepticismo, al contrario, sonrieron de oreja a oreja porque esas palabras eran gratificantes para seguir trabajando de tan buena manera.

Elena había recibido una carta el día de ayer desde el ministerio del trabajo con un motivo muy particular, premiarían a S&I como la empresa con mayor productividad del semestre y con el equipo más eficiente ¡Eso era un honor! Que reconocieran su esfuerzo era bueno pero que los premiaran a todos mucho mejor.

La sonrisa que llevaba en la cara era una de las cosas que más le costaba hacer. ¿Por qué no se dedicaba a ser actriz? Incluso hasta con Katya y sus mejores amigos disimulaba lo podrido y oscuro que estaba su corazón solo para no herirlos por una promesa, una promesa que cobardemente se hizo esa noche llorando contra el muro, no iba a herir a nadie más en su vida, nadie pagaría por sus propios demonios...

Una semana después de eso entrando en noviembre, empezó a cambiar su actitud con los demás, con sus empleados, con la gente de la calle, con cualquiera que antes pasó a llevar con su endemoniada personalidad, ahora hacía el esfuerzo por hacer lo contrario.

Se acostaba con mujeres, sí, mujeres que no le duraban ni la mitad de la noche porque apenas las tenía desnudas su mente maquinaba contra ella y le daban la forma de otra mujer mucho más importante. ¿Pero dónde había quedado Nana? No le quedaba más que reír sin ganas cuando recordaba porqué la rubia la detestaba tanto ahora. Ese día que Yulia tomó el vuelo hacia Rusia y concretó que ya nada quedaba entre ambas, Katina se dio la libertad de tener el día completo para “descansar” cuando en realidad tomó una botella de ron y bebió como condenada toda la tarde tirada en su cama.
Nana había vuelto a llamar para saber de ella ¿Por qué no le respondió el teléfono anoche? ¿Por qué no fue a cenar como lo prometió? Después de tantos intentos Elena contestó la llamada cantando una preciosa balada de amor en francés.

“¿Es para mí?” preguntó un poco emocionada aunque Katina estuviera notoriamente borracha. “No es para ti, Nana, es para la hermosa mujer que dejé partir, se llama Yulia Volkova ¿Acaso no la conoces?”. Se habían envuelto en una discusión donde ella gritó cosas como que iba a destruirla, más, solo eran palabras que se las llevaba el viento, muy bien sabía la rubia que bastaba una llamada para que Katina la arruinara ahora que era más que famosa.

-Disculpe señorita Katina –la sacó de sus recuerdos, seguían en la sala de reuniones - Hay una llamada para usted.

-Sea quien sea dígale que estoy ocupada con mis empleados, lo llamaré más tarde – la empleada miró preocupada la hoja donde había anotado unas cosas.

-Me dijo que sabía que diría eso y que por lo tanto diera su nombre… se llama Oleg Volkov, de hecho… mmm… dijo que se encuentra en Francia, aquí en Dijon a… -el rostro de Elena se desfiguró por completo, estaba pálida y no respiraba- Abajo en la primera planta de S&I…le digo que…

-Discúlpeme, debo bajar de inmediato –Elena tomó sus cosas y salió disparada por la puerta bajo la mirada preocupada de los demás ¿Qué había sucedido como para que la jefa saliera así con esa cara como si hubiera ocurrido un accidente? Todos miraron a la secretaria de la jefa, quién solo se limitó a levantar los hombros y salir de allí.

……….….........….........…..............…...............…..........

San Petersburgo, Ru, en ese mismo instante…

Yulia sonreía mientras bebía el café ¡Le había dado en el blanco! El café con crema arriba y chocolate líquido en el fondo era una maravilla exquisita, la cafetería se veía pequeña pero era acogedora, el servicio era ameno y todo lo que vendían lucía maravilloso, no dudaba que esos fueran los motivos por los que estuviese completamente llena.

Estaba concentrada en su teléfono viendo videos de sus grupos favoritos con los audífonos puestos, que no se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Algo, algo muy fuerte meció todas las mesas y vidrios de la cafetería provocando un chillido en varios clientes. Ese temblor hizo que levantara la cabeza y desviara la atención hacia la ventana, las personas corrían en las calles, los clientes de la cafetería salían de la misma forma por la puerta atorándose y desesperándose por ser los primeros en salvarse.

Todo empezó a correr en cámara lenta como en las películas de dramas. No desees algo porque se puede cumplir, la boca decreta todo lo que hablas ¿Sería el caso de Yulia por haber deseado algo que se la llevara? Todo volvió a mecerse, el pánico había tomado posesión de ella por completo y era incapaz de mover sus pies.

“¡Muévase o se morirá!” le gritaban pero no escuchaba, estaba tan presa el medio que solo pestañeaba creyendo que era una pesadilla. Su café estaba tirado en el suelo pero sus pertenencias las tenía en la mano. Algo muy fuerte volvió a estallar en el edificio de al lado que su onda expansiva logro romper las ventanas de la cafetería de una vez por todas.

El cuerpo de Yulia cayó al suelo tan fuerte que golpeó su frente con el borde de una mesa. Solo podía sentir la sangre caliente salir por su nariz y el costado de su frente, estaba tan mareada que si volvía a estallar lo que creía era una bomba, de seguro fallecería desintegrada.

¿Un ataque terrorista? ¿Cabía dentro de las posibilidades siendo un día 11? ¿11 de diciembre?

Su cuerpo se llenó de ese escalofrío cuando sabes que algo muy malo va a pasar. “Voy a morir” pensó angustiada, pero antes de caer inconsciente para salvarse de sufrir con su propio destino, la figura de alguien la miró desde lo alto, solo se percató que algo en esa figura la sorprendió ¿Unos ojos verdigrises muy característicos? ¿Ese rostro le era familiar pero no sabía su nombre?… pero fue demasiado tarde para quedarse en esos detalles, un tremendo dolor golpeó su costilla justo cuando el suelo y las paredes volvieron a remecerse con un sonido ensordecedor...ya todo lo veía negro…

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Pero qué pasó??? 😱😱
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Mensaje por Fati20 2/23/2022, 4:09 am

Que locura sería un temblor un atentado es más factible y como quedará nuestra julia al enterarse lena creo q será lo q necesita para terminarse de decidir a buscar al amor de su vida y dejar el rencor atrás y ser feliz. Muchos saludos querida mía 😘😘
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Mensaje por Elena Sonda 2/23/2022, 6:47 am

Yo coincido con que fue un atentado.... Falta ver que le fue a decir Oleg a Lena.... Y cuando se entere de lo que le paso a Yulia, seguramente saldrá corriendo a buscarla 😬😬

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Mensaje por katina4ever 2/23/2022, 12:54 pm

Pero que rayos pasó??? 😱😱Que le sucedió a Yul??!! Será que con ésto logrará reaccionar Lena!! Woow! Cada día más intriga... Saludos linda!! 😘😘😘
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/24/2022, 1:57 am

Lo siento
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Rapidez, urgencia, miedo, sorpresa tal vez. Eso y más pasaba por la cabeza de Elena cuando bajaba las escaleras de S&I para llegar lo más pronto posible a la primera planta. ¿Elevador? No tuvo cabeza para esperar a que subiera, creía la opción de bajar por la escalera corriendo era mucho más rápido. No podía hacerse una idea exacta de lo que quería hacer Oleg en Dijon, la razón que lo había llevado a esto debía ser sumamente importante como para no hacer uso de otros medios como una llamada o una webcam, al contrario, había cruzado la mitad del continente para verla. 

La visión que tenía de su alrededor estaba volviéndose lenta, miró sus manos y las notó borrosas, las líneas de las cosas empezaban a dispersarse lo que sería normal si tuviera problemas de la vista. Cuando llegó al último escalón en la primera planta, divisó la figura desgastada de Oleg pero fue incapaz de ir hacia él, el dolor más grande incluso más que el del accidente pudo sentirlo en su pecho. Abrió la boca en una perfecta “o” y casi como si su cuerpo tuviera vida propia empezó a sollozar ¡¿Pero qué demonios?! El dolor estaba apretando casi literalmente su corazón, la molestia traspasó su cuerpo y se aferró de su alma con uñas y dientes para torturarla. Los empleados que pasaban cerca la vieron tirada de rodillas en el suelo con las manos en su pecho izquierdo mientras esos sollozos dejaban de ser sollozos y se transformaban en un llanto desesperado.

-¡Está sufriendo un infarto! –chilló una recepcionista a otra, estaban buscando un teléfono para llamar de emergencia a una ambulancia.
¡Pero no era un infarto! Quería decirles ¡No lo era! ni siquiera sabía lo que tenía pero no podía parar de llorar con pena como si estuviera perdiendo algo en su vida. Estaba agachada así casi en posición fetal hasta que una voz hizo callar a las demás.

-Déjenla en paz, por favor déjenla – Oleg sin esperar permiso de nadie la ayudó a pararse sujetándola de costado - Necesito una sala para hablar en privado con ella, ahora…

-Pero tiene… - Katina seguía llorando.

-NO…TIENE…UN…INFARTO –bramó Oleg entre dientes, la mujer dio un respingo a ese hombre con sus ojos húmedos, parecía muy peligroso.

Minutos después Elena no supo en qué momento se vio envuelta en silencio, en qué momento ese episodio de angustia cesó y sus lágrimas se secaron. Alzó la cabeza y vio una taza de té humeante que sostenía Oleg Volkov hacia ella, no dudó en aceptarlo y beberlo para calmarse un poco. Estaba acostada sobre un sofá de cuero negro tapada hasta la cadera por una manta de polar, no tenía vergüenza de parecer una niña desamparada que alimentaban con leche caliente o un cachorrito mojado, la compañía le venía muy bien y no podía despreciarla. Pasó el dorso de su mano por el resto de lágrimas que creía tener pero sus mejillas ya estaban secas, más, el dolor en su pecho no había cesado pero sí disminuido.

-No te preguntaré que fue eso porque yo mismo sentí que tendría un episodio así cuando llegaste al primer piso… ¿El motivo? No sé pero agradezco a Dios estar aquí a tu lado… -Elena apenas pestañeó, el dolor en los ojos de Oleg le decían tantas cosas como a la vez ninguna. Ese hombre tenía pena desde hace años y se le notaba pero a diferencia de cuando lo vio en San Petersburgo esta vez Elena no sentía la rabia descontrolada hacia él - Perdóname si estoy aquí de forma imprevista, perdóname por no tener la mejor apariencia del mundo – tocó su barba y las pocas canas que habían en ella - Pero no me he sentido bien desde hace varios días y es porque cuando uno ve sufrir lo que ama, también sufre –Elena tembló porque sabía a lo que se refería- Simplemente vine a hacer algo que debí hacer hace tanto tiempo pero que no tuve las agallas de ello… estás hecha una mujer en todos los sentidos –sonrió arrugando sus ojos, una sonrisa era nerviosa porque temía ser rechazado- Eres dueña de tu propia empresa y marca, pronto crecerás mucho más cuando decidas expandirte… no sé si sea apropiado expresarme de esta manera pero estoy orgulloso de eso –el cuerpo de Katina no estaba crispándose como antes, estaba calmada escuchándolo mientras aferraba sus manos a la taza de té - De que pudiste salir adelante a pesar de todo, a pesar de la pérdida de tu madre… -los ojos de Oleg se llenaron de lágrimas, lágrimas que cayeron cuando cerró los ojos por unos segundos porque el dolor crecía en su mente- No voy a perdonarme nunca no haber estado allí cuando sucedió todo –susurraba- No haber estado con la pequeña Katya, haberles dado lo que necesitaban, haberlas amparado bajo el manto de mi familia…

-Pero no me caí –susurró Elena con pena.

-Lo sé, lo sé y eso me alivia un poco –torció la mandíbula- Inessa era alguien importante en nuestras vidas, no puedo compararme contigo porque sé que todo lo que pasaste es mucho más grande que lo nuestro pero… enterarme después de 10 años que ella está muerta y que no podré pedirle perdón por actuar como un cobarde, me duele y me desespera pero así estamos ahora, yo a tu lado conversando de lo que pasa…

Se quedaron en silencio no porque no supiera que decir sino porque necesitaban reflexionar de lo que querían, lo que sentían, lo que pasaba y se decía. Katina dejó la taza vacía sobre una mesa de vidrio ubicada al medio de ambos cuerpos, luego miró a Oleg unos segundos. Sí, el famoso magnate y prácticamente el rey del imperio comunicacional de Rusia parecía un hombre común y corriente sin mucho arreglo y a punto de largarse a llorar. Si él estaba así y quizás hasta su esposa Larissa igual, no quería imaginar cómo estaba Yulia, porque había venido con esa intención ¿No?

-Aún te debes preguntar exactamente por qué estoy aquí, por qué viajé…No me corresponde decirlo pero mi hija no está bien aunque quiera hacerme creer lo contrario.

-¿Qué le pasa a Yulia? –dijo de inmediato.

-¿Quieres la verdad? Me gustaría saber tu parte… - no dijo nada, la mujer de ojos verdes delante suyo estaba muda - Sé que ambas sufren, lo sé porque una vez pasé por lo mismo.

-¿Qué? –Elena no puedo entenderle ¿A qué se refería?

-Sabes que antes de todo el dinero que tengo fui pobre, también pasé por el cuento de “Cenicienta” al fijarme en alguien de un “status” mucho más alto que el mío – Esa mujer debía ser Larissa - Pero no me rendí y tuve lo que quise… yo no quiero que mi hija no alcance lo que desea y aunque tiene su trabajo le hace falta una sola cosa para ser feliz, aunque diga que está bien y que se ha perdonado no es así… Elena –su nombre sonó como un ruego - No te pido que nos perdones porque eso solo lo sabrás tú pero como padre te pido una cosa…sé sincera con tus sentimientos, la omisión está matando a mi hija por dentro, Yulia no está bien y temo que algo le pase y sea demasiado tarde para rescatarla…
 
-Es difícil ser sincera… las cosas no pueden volver a ser color rosa de una noche a la mañana.

-¡¿De una noche a la mañana?! –Oleg preguntó sorprendido - Han pasado 10 años Elena, han pasado días donde se han visto y no se atreven a decirse lo que sienten, porque yo no soy imbécil, vi las fotos de la producción de Vogue, del desfile, si nadie se da cuenta que hay algo entre ustedes es porque no lo desea ver…. Estás terminando por cavar tu fosa y enterrarte en ella, pero Yulia hace lo mismo…tengo miedo de perderla –susurró desesperado - Por favor, no perderás nada con ser sincera con mi hija, no perderás nada que no hayas perdido ya…ambas necesitan terminar con este sufrimiento de una vez por todas.

La conversación de pronto se vio interrumpida por la figura de Fyodor que entraba apurado con una Tablet a mano, quién al ver a Oleg Volkov abrió sus ojos muy sorprendido. Después de tanto tiempo lo veía en persona ¡Vaya!

-Yo…-tendió su mano para saludarlo- Disculpen si interrumpo la conversación pero, bueno… -les pasó la Tablet- Estaba navegando por internet cuando salió esta noticia como urgente, de hecho ya todos acá en la empresa están viendo la TV y los “Breaking News” –parecía ansioso y es que la noticia no era para menos.

-No puede ser –susurró impactado- A… ¡¿Ataque terrorista en Rusia?! –miró la hora en el reloj e hizo el cálculo con la zona horaria de Moscú - Necesito saber de mi familia, Dios, no….no…no, sé que Yulia está en el canal a esta hora, sé que ella y mi mujer están bien, lo sé –lo decía cada vez menos seguro- Un atentado en San Petersburgo –gimió con sus ojos húmedos, era horrible imaginar muertes de personas inocentes a manos de otros enfermos. 

Elena a su lado estaba pálida, las palabras no salían de su boca y las ganas de llorar volvían tan fuertemente que tapó sus labios para darse unos segundos y respirar profundamente. Miró a su alrededor, miró al cielo, ella no la había perdido ¿O sí? Ese dolor y llanto de golpe cuando bajó no tenía relación alguna con Yulia ¿O sí? 

-Dígame que está bien –susurró al borde del colapso - Dígame que Yulia está bien…

………....................................................................

La enfermera miraba de reojo al hombre que sujetaba su cabeza con ambas manos, hace unas horas llegó gritando al sector de urgencias con una mujer pálida y flácida como gelatina entre sus brazos. ¿Sería oportuno acercarse para pedir los datos del ingreso? Todos se movían rápido, la noticia se había esparcido como la plaga y de igual forma llegaban los heridos por una atención oportuna. Gracias al cielo no habían colapsado aunque ya habían dado el aviso para que mandaran ingresos a otros hospitales de la ciudad. Con cautela se sentó a su lado y tocó su hombro para llamar su atención, cuando la observó pudo ver de más cerca esos ojos verdes que se habían tornado oscuros, ese cabello casi rojizo ensuciado por escombros al igual que su ropa.

-Necesita verse usted también –murmuró la enfermera empática pero con cuidado - Podría estar herido.

-No lo estoy –de hecho no sabía el motivo de estar a salvo, excepto por un dolor en su espalda y unos magullones en las piernas, el resto estaba en buenas condiciones ¡Era un milagro! - No lo necesito.

-Pero sería bueno sí...

-¡He dicho que no lo necesito! –El hombre se exasperó pero la profesional a su lado no perdió la calma, ella sabía que era totalmente comprensible su reacción y reconocía haber cometido un error con insistir - Digo… Dios –volvió a barrer las manos en su cabello, la ansiedad terminaría por acabar con él luego - Por poco morimos todos, fue…fue horrible ver personas tiradas en las calles llenas de sangre, gritos, polvo ambiental, escuchar el derrumbe de un edificio… mi… mi cafetería –se le estranguló la voz con el nudo en la garganta - mi cafetería…

-¿La mujer con la que llegó era su pareja? –él negó de inmediato.

-Es una mujer que vi entrar, una mujer que no se podía mover del pánico y… y que antes de que estallara una bomba cerca la vi tirada en el suelo desangrándose por unos golpes en el cuerpo… me paré a su lado, la miré, me miró –sonaba muy preocupado- Atiné a cubrirla con mi cuerpo antes que unas mesas y paneles cayeran sobre nosotros, parece que no fue suficiente porque creo se rompió unas costillas –era ese el motivo de su dolor de espalda, pero las ganas de saber sobre ella eran mucho más fuertes que lo demás- Por mí no hay problemas de verdad, la traje para que no se muriera, llamé a mi mujer para decirle que yo estaba bien pero…Yulia no está bien – la enfermera le tomó delicadamente sus manos para hacer contacto visual y llegar a él de una u otra forma.

-Usted sabe su nombre ¿No? …. Necesito que me ayude a llenar información porque no queremos que esté perdida para los demás ¿Cierto? –Asintió como un niño asustado a pesar de sus 33 años- Dime su nombre completo o lo que más sepas de ella – el hombre cerró los ojos tratando de hacer memoria.

-Yulia… Yulia Volkova, es importante, sus padres son los famosos Volkov que… -pausó un momento- Son personas relacionadas con las comunicaciones, no me sé su edad exacta… no sé si es alérgica a algo, somos desconocidos salvo por dos o 3 veces que la vi hace muchos años porque en esos tiempos hice muy malas relaciones con alguien de apellido Smirnov –sabía que esa información última no era relevante, solo que no podía callar su boca.

-¿Cuál es su nombre? 

-Iván, señora, Iván Katin.

-Señor Katin, le prometo que están haciendo todo para salvar a la señorita Volkova y quede con las menores secuelas posibles, ojalá sin ellas –aún, a pesar de esas palabras de aliento el pobre hombre tenía el mismo rostro como si fuera a llorar o desmayarse, algo por el estilo- Sepa que lo último que sé de ella es que las costillas rotas perforaron su pulmón derecho, quédese con la idea que si hubiera corrido antes solo por su vida y no se hubiera detenido por la señorita Yulia, quizás no estaría si quiera viva…

Ese comentario de la enfermera levantó su ánimo un poco pero no fue suficiente para sentirse mejor, estuvo a un segundo de su muerte y casi no podía explicarse como había sobrevivido solo con magullones en la espalda. Las bombas que detonaron estuvieron en el famoso edificio del frente y no el del lado como supuso Yulia antes de caer inconsciente. La ola expansiva rompió vidrios y puertas, incendió algunas estructuras aledañas e hizo añicos lo que estuvo a su paso. Su cafetería, su dulce y pequeña cafetería que había puesto con tanto esfuerzo junto al de su esposa estaba en las ruinas, quizás se lo merecía por haber sido un imbécil cuando joven pero no ella que siempre fue una mujer encantadora. ¿Acaso estaba pagando la pérdida de su primera inversión por todo el comportamiento del pasado?

Ahora vendría a verlo al hospital porque sabía que no podía salir de allí hasta que terminaran la intervención quirúrgica con Yulia Volkova. Su rostro le fue familiar apenas cruzó la puerta de su cafetería, después de unos segundos se había dado cuenta que la vio dos ocasiones antes cuando frecuentó en una turbia amistad con Pavell Smirnov. Si esa pelinegra de rostro perdido no fue capaz de moverse, tampoco él iba a dejarla allí a su suerte para que los escombros la mataran. 

.………........................................................................
 
Oleg miraba con notoria angustia la televisión en la oficina de Elena, ambos más Fyodor a su lado no podían creer como la mente del ser humano era capaz de maquinar un meticuloso plan asesino contra gente que no tenía la culpa de ciertas acciones que tomaban sus políticos. Todos los noticieros del mundo estaban con un enlace a San Petersburgo y la imagen del centro de la ciudad hecho un caos, el edificio Lakhta Center en el suelo y los escombros que derrumbaron otras propiedades cercanas. Los analistas calculaban el número de muertes en al menos 1.500 personas, más de 300 heridos y la cifra seguiría aumentando.

-¿Por qué no llama para cerciorarse que están bien? – Pregunto Elena. Oleg sostuvo su teléfono, por suerte tenía cobertura en Francia.

-Lo están, sabrás que lo están cuando llame a Larissa –marcó de inmediato a su esposa, no pasaron más de dos tonos hasta que ella contestó - ¡Amor!

-Oleg ¡Dios! La ciudad está hecha un caos –lloraba, el Time Warner Center quedaba a 11 minutos en vehículo del famoso Lakhta Center, el ruido se había escuchado poderosamente cerca, el temblor también y la inseguridad dominaba a todos en el país- ¡Necesito que vengas, necesito que vengas! ¿Has podido comunicarte con Yulia? No contesta su teléfono, no contesta nada, llamé al canal y dijeron que salió a tomar un café…

-Quizás aún no llega –gimió, la pena que tenía en el cuerpo no era por eso- Mi vida, llamaré a mis contactos, encontraremos a Yulia bien, debe estar por llegar de vuelta… No apagues el teléfono y por favor, ve a casa a estar segura.

-¿Pero cómo volverás? Cerrarán todos los vuelos de ida y vuelta, volverá a pasar el caos del atentado del World Trade Center en Estados Unidos… adiós amor –murmuró Larissa acongojada con toda la fe que algo saliera bien.

Cuando cortó la llamada Oleg marcó de inmediato a su equipo de seguridad, dio la orden de buscar a Yulia donde fuese porque su presentimiento no era bueno, estaciones de policía, en los lugares de usualmente frecuentaba, en hospitales del país, que ingresaran a los sistemas si era necesario pero no le importaba ¡Quería saber de su hija ahora! Elena por su parte empezó a hacer lo mismo, como era conocida tenía su red de contactos, que buscaran a una Yulia Olegovna Volkova de casi 28 años en cualquier parte de la ciudad si fuera necesario pero que le trajeran resultados.

Quizás estaba en camino a su trabajo de vuelta y ellos se preocupaban demasiado, de todas formas querían ubicarla solo para cerciorarse que estaba bien

Pero la espera era traicionera muchas veces como las falsas ilusiones, 3 horas después de varias tazas de café, ojeras y desesperación llamaron de FOX para comunicar la preocupación de la desaparición de Yulia, si realmente estuviera bien habría llegado de vuelta para refugiarse y no preocupar a los demás.

Elena comenzó a sollozar entre sus manos sin poder evitarlo, no quería imaginarse en un parque lleno con flores en su mano y escuchando el relato de un sacerdote sobre las bondades que tuvo Yulia cuando estuvo viva, no quería verla pálida como blanca nieves dentro de un féretro y observar el descenso de este bajo tierra, todo eso si encontraban su cuerpo. Lo peor ¡No quería que muriera sin poder pedirle perdón! Rascaba sus brazos nerviosamente, las lágrimas caían una tras otra mientras en su interior le rogaba a Dios que le diera una segunda oportunidad para hacer las cosas bien, para tener a Yulia al frente, tirarse a su pies y hablar de una vez por todas de lo que sentía. 

Justo después de decirlo llamaron a Oleg de vuelta. Ambos se miraron en un preciso segundo donde el mensaje fue claro “Es sobre Yulia”. Con temor cogió su teléfono móvil, su mano era torpe pero hizo todo el esfuerzo posible para no dejarlo caer. 

-Señor Volkov, localizamos a la señorita Yulia…-le dio una mirada rápida a Elena para asentirle que lo habían hecho- Sin embargo… -esa palabra rompió toda esperanza de poder llorar de alegría- Sin embargo fue en un hospital y en peligro de muerte… - a Oleg se le estranguló la garganta.

-Pero…pero –murmuró al borde del llanto.

-Solo dijeron que un hombre la llevó a urgencias, tuvo una hemorragia interna porque parte de sus costillas rotas perforaron su corazón…. Es necesario y más que urgente que llegue al país, conseguiremos los permisos necesarios con las autoridades para su ingreso en el jet privado.

-Elena Katina, in… inclúyela también a ella por… por favor.

Sus ojos estaban en el suelo pero cuando los levantó hacia la “Dama del Universo” bastaron para decirle lo que tampoco quería oír, su Yulia estaba en el limbo entre la vida y la muerte. Katinq gritó, pateó las mesas y tiró sus pertenencias al suelo mientras lloraba descontroladamente. ¡Malditos terroristas! ¡Malditos enfermos! Oleg se acercó a ella, la sujetó de los hombros antes de estrecharla contra su cuerpo en un abrazo para brindarle un poco de paz casi como si fuera su propia hija. Como una niña perdida Elena lloraba, balbuceaba el nombre de Yulia cada dos segundos, Oleg también lo hacía pero buscó en esa agonía un segundo de paz para tomarle la cara con ambas manos.

-Mírame, por favor Elena, mírame.

-No quiero que se muera, no quiero –decía la pelirroja descontroladamente- ¡NO QUIERO!

-¡Si sigues así va a morir! –la pelirroja con las pestañas empapadas en lágrimas lo miró - Vámonos a Rusia, vamos a verla….por favor vámonos ahora.

…….......................................................................

Jueves 12 de diciembre 2024 marcaba el calendario, un día después del atentado al Lakhta Center.

La información que todos manejaban a nivel mundial era la siguiente, desde hace unas semanas Al Qaeda amenazaba al gobierno de Rusia para que retirase sus tropas de Afganistán e Irak (los que estaban allí con el propósito de llevar la “libertad” al pueblo islámico), si no lo hacían finalizando el mes de noviembre tomarían serias represalias contra el pueblo de Rusia. El gobierno por supuesto no había tomado esa amenaza como seria porque constantemente grupos de rebelión hacían llegar sus descargos contra los políticos y sobre todo el actual presidente del país. Lamentablemente se estaban ganando enemigos, más la fecha se había cumplido y como no lo creyeron verdad, un grupo de terroristas de Al Qaeda se sacrificó para hacer volar el edificio b detonando bombas en varios pisos.

El pánico se hizo colectivo en todo el país, las personas caminaban con desconfianza por las calles y temía subir grandes edificios. Una vez más los vuelos nacionales e internacionales fueron cancelados por lo que los aeropuertos habían aumentado su seguridad rastreando posibles bombas en sus estancias. Canales de televisión se dedicaban todo el día a hablar de la noticia, el pueblo lloraba la pérdida de tantas personas en el accidente, se iniciaron desde ayer labores de rescate para cuerpos y personas vivas. ¡Todo el mundo estaba pendiente de lo que había pasado!

Por supuesto que solo unos pocos tuvieron la autorización de gobierno para entrar al país y uno de ellos fue Oleg Volkov acompañado de su guardaespaldas y Elena Katina. Fyodor (anteriormente apodado “T.O.P”) había quedado a cargo de S&I porque era la única persona en la que realmente podía confiarle un cargo tan importante. Katya iba camino en auto hacia San Petersburgo apenas se había enterado de lo sucedido, quería acompañar a su hermana en lo que serían las siguientes horas más terribles después de la muerte de su madre.

Fue así como una preciosa limusina llegó hasta el hospital donde la pelinegra estaba internada. No se dieron cuenta cuando una horda de periodistas los bañaron en un mar de flashes y micrófonos pidiendo respuestas sobre el estado de la famosa lectora de noticias Yulia Volkova.

Pasaron de largo sin responder una sola pregunta o molestarse en espantar a los demás, el único fin era encontrar a Larissa que estaba aquí e ir juntos a ver a la pelinegra. Prácticamente corrían en los pasillos, la necesidad de tener a Yulia era más poderosa que la dignidad.

Se detuvieron en seco cuando vieron a Larissa llorando desconsoladamente en los brazos de un hombre al que no se le podía ver el rostro porque estaba de espaldas. Oleg gimió pensando lo peor ¡¿Yulia había muerto?! Una enfermera se acercó a ellos que se encontraban en medio de la sala de espera en urgencias. Elena creyó que su suministro de lágrimas se había agotado, pero con la sola idea de que habían llegado tarde comenzó a llorar de nuevo en silencio.

-Buenas noches señor Volkov, soy la enfermera de turno, estoy desde ayer cuando su hija fue ingresada en este sector del hospital...

-No me diga que murió… por favor –la mujer se quedó unos segundos analizando su rostro afligido, el de la mujer pelirroja a su lado era peor - No…

-No murió señor Katin, aunque no está internada en esta unidad sino en UCI, sé bastante de lo que le pasó… una perforación al pulmón es algo muy grave, fue operada también de las costillas apenas ingresó pero solo sabrán que tan exitosa fue la operación cuando pasen al menos 48 horas.

-Mi niña –gimió Elena pasando una mano por su cabeza, no tenía en absoluto la apariencia de una multimillonaria ni diseñadora de ropa. Imaginársela sola y aterrada esperando lo que sería quizás su muerte, le partía el corazón. Era muy fuerte pensar que Yulia rasgó los límites de la muerte y no entró en ella por suerte ¡Estuvo a punto de perderla! Y no, no podía cantar victoria.

-Ese hombre que está allí fue el que la salvó… créanme, si hubiese llegado unos minutos más tarde la señorita Volkova ya estaría muerta –le tomó las manos a ambos - Nadie puede contar eso dos veces.

Larissa escuchó la voz de su esposo y de inmediato se separó del desconocido para lanzarse a sus brazos llorando desesperada por la hija de ambos ¡Quería a su niña ahora! No podía concebir la idea o la imagen de Yulia llena de máquinas por todas partes tratando de ser estabilizada.

Oleg escondió el rostro en el cuello de su esposa para estallar en un llanto amargo. ¿Por qué la única hija de ambos tenía que pasarle esto? ¿Por qué la gente estaba tan enfermera para hacerlo?

Elena tembló por completo cuando se dio cuenta que tenía que acercarse a ese hombre y agradecerle con el alma lo que había hecho, un agradecimiento monetario era lo mínimo que podía hacer, pero también se encargaría de sonsacarle toda la información del cómo encontró a Yulia, por qué hizo todo. Con cuidado tocó su hombro para llamar su atención, pero apenas pudo rozarlo a ambos les dio una corriente eléctrica desde la nuca a los tobillos. Fue así como un desgastado hombre se volteó sabiendo que tenía que hablar con el resto de la familia de Yulia.

-Oye –susurró Elena.

Pero la sorpresa fue tal que ambos abrieron sus bocas enormemente. Iván miró a su hermana de pies a cabeza al mismo tiempo que recibía toda su energía cargada de angustia. Su rostro estaba con ojeras marcadas, era evidente que no pudo descansar desde donde fuera que venía. Podían pasar 10 años, incluso más desde que no se veían pero no habían cambiado demasiado como para no darse cuenta que tenía a su hermana frente a él.

-Tú… I… Iván –quería gruñir de rabia contra ese infeliz pero no tenía fuerzas, además su cabeza daba vueltas por todas partes, la sorpresa era obvia y no sabía si emocionarse o ahorcarlo con sus propias manos- Iván ¿Eres tú?

Los ojos verdes de Iván comenzaron a llenarse de lágrimas acompañadas de un gesto evidente en su boca de que quería llorar. ¡Elena. estaba hablando! Lo único que pudo hacer fue agachar la cabeza y asentir sin que su hermana menor viera cómo las lágrimas se escurrían por sus mejillas, quería abrazarla, quería gritar pero había sido un infeliz con toda la familia y sobre todo ella, porque si había alguien a quién debía pedirle perdón en esta vida…. era Elena.

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Excelente capítulo!!! ✌✌ Bravo por Iván que al parecer ya es un hombre de bien... Elena lo perdonará??
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Mensaje por Fati20 2/24/2022, 2:19 am

Hay pobre julia pero es fuerte y va a salir de esto y servirá para q ambas ya se amen y dejen todo lo malo atrás, bueno yo creo q si perdonara a Iván porque al parecer cambio y bueno salvo a julia q es lo importante, ahora a esperar el próximo. Saludos querida 😘😘😘
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Mensaje por katina4ever 2/24/2022, 5:59 am

😱😱😱😱😱 nooooo ya quiero que sea mañana!! Excelente capitulo, muchas emociones, ojalá que Yul despierte pronto y puedan arreglar la situación
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/25/2022, 3:08 am

Una Charla y Un Te Amo...
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Oleg se desprendió de los brazos de Larissa un momento dándose cuenta que Elena miraba fijamente al hombre que había salvado a su hija. En ese instante se acercó otra enfermera a él para comunicarle de forma discreta que Yulia ya podía recibir visitas. No quería interrumpir el ambiente entre ambos pero debía contarle lo que le habían dicho y así lo hizo tocando el hombro de Elena.

-Lena, Yulia ya puede recibir visitas pero… bueno, solo pueden entrar dos personas –la pelirroja lo miró y luego lo hizo con Larissa, su respuesta estaba clara y no podía ponerse por delante.

-Es oportuno que lo hagan ustedes primero porque son sus padres, yo me quedaré aquí –miró de reojo a Iván - Hablando con él –pudo ver la duda marcada en los ojos claros de Oleg pero no le daría explicaciones en una situación tan fuerte como lo era estar en el hospital - Cuando tengamos un tiempo a solas le explicaré todo… 

Oleg volvió a mirar a la persona que estaba tras Elena y no había que ser genio para darse cuenta que algo tenían en común. Asintió en silencio, sostuvo a su mujer de lado y caminaron por donde la enfermera los estaba guiando. 

Después que Elena los viera desaparecer, se volteó hacia Iván y con la mandíbula tensa le hizo una señal hacia los asientos más apartados de la sala de espera. No podían conversar en un café o parque afuera porque estaba atestado de periodistas, además si se apartaba unos pocos metros del recinto hospitalario corría riesgos de no estar al lado de Yulia en caso que ocurriera una emergencia. La incomodidad era palpable en el ambiente pero quién tenía mayor control de la situación era ella porque Iván estaba sentado muy tenso con la mirada en el suelo, parecía como si le temiese y no era para menos, su comportamiento en el pasado había sido tan aborrezco que ni siquiera merecía que le estuviera hablando ahora. Pero todo cambia con el simple hecho de haberle salvado la vida a Yulia Volkova. Se dio unos segundos para apreciar su cambio en 10 años. Iván llevaba barba de unos días, su espalda estaba encorvada hacia adelante por la posición en la que estaba, no parecía tener lesiones en la cara pero ¿Tendría en otras partes de su cuerpo? Cerró los ojos un instante para pedirle en silencio a sus padres que la ayudaran mucho, no quería gritarle ni golpearlo pero perdonar o escuchar como si nada era bastante difícil.

-¿Por qué tú? –Elena susurró- Dentro de todos los millones de ciudadanos tenías que salir tú para salvarle la vida a Yulia.

-Porque simplemente tenía que hacerlo yo –dijo Iván en un tono bajo- Apareció, la vi sola y si...

-Y si no te hubieras quedado a salvarla hubiera… muerto –se le quebró la voz. Necesitó más de 10 segundos para calmar su garganta- Por eso digo ¿Por qué tenías que salvarla tú? Después de 10 años apareces de esta forma, porque si no hubiera pasado esto no estarías acá frente a nosotros ¡¿Por qué esperas que pase una tragedia?!

-Yo no busqué esto –No parecía un hombre de 33 años con su hermana de 28, más bien lucía como un niño siendo reprendido por su madre, el tono de su voz era triste- Y sé perfectamente el perro que fui desde adolescente con mi propia familia, pero no tienes idea de lo que he cambiado…

-Como si eso fuera a regresar a mamá –a Elena las lágrimas le corrían con una rabia muy grande- ¡Cómo si eso le fuera a regresar las noches que lloró sin saber nada de ti! ¡Y se murió así sin más! 

Iván que había estado guardando las ganas de llorar desde que vio a su hermana allí parada, simplemente estalló contra sus manos. Elena no tenía idea las cosas que habían pasado para que madurara, todas esas cosas que le acabó de decir no eran nuevas pero que se las dijera ella era enormemente doloroso, además sentimentalmente no estaba bien cuando estuvo el día de ayer a punto de morir y dejar abandonada a su esposa en este mundo sin la cafetería que instalaron juntos. Tenía tantas cosas mezcladas en el corazón y la cabeza que no podía verbalizarlas ahora, lo único que necesitaba era llorar.

Elena podía ser rencorosa, podía estar tremendamente dolida y hasta “odiar” a Iván pero verlo llorar era algo nuevo y sorprendentemente no le gustaba que estuviera así. ¿Qué cosas pasaban por su cabeza? ¿Qué lo hizo cambiar y llegar a ser un hombre “maduro”?

No interrumpió su llanto, simplemente esperó a que se calmara mientras ella también se secaba las lágrimas que escurrían por sus ojos recordando la madre de ambos que ya no estaba. Iván rascó ansioso su barbilla pero fue incapaz de levantar la mirada hacia ella, no quería ser juzgado aún aunque lo mereciera.

-Sí, sé perfectamente que mamá falleció hace casi 10 años atrás, sé que no pude pedirle perdón por cómo me comporté, por cómo me avergoncé de mi familia… pero lo he estado haciendo todos los meses frente a la lápida de ella y papá allá en Moscú –Katina menor entrecerró los ojos - Una vez al mes viajo allá y estoy todo el día conversándoles, arreglándoles las lápidas y poniéndole las mejores flores… -se le quebró la voz- La vida no nos regresará a nuestros papás pero es lo mínimo que merecen.

-¿Y crees que por eso mereces el perdón? –decía Elena raspando sus dientes.

-¿Te lo estoy pidiendo? –Iván la miró a la cara- Si te sirve, lamento cada mierda que te dije cuando no podías hablar, cada cosa que dije o no estuve presente a su lado, pero no pediré perdón por ello porque no lo merezco, mi propio castigo ya lo he tenido todo este tiempo… -cuando dijo eso recordó las muchas veces que Yulia le dijo que ella y su familia ya habían tenido el “castigo” por no creerle, mierda, eso dolía.

Elena se paró nerviosa a mirar por la ventana que daba vista a un precioso jardín fuera del hospital, un jardín que claramente no reflejaba los sentimientos de las personas que podían estar en una sala de espera. No podía perdonarlo porque él no quería recibirlo ni pedirlo, aun habiéndolo pedido tampoco iba a hacerlo de una noche a la mañana.

-Me… ¿Me podrías decir que pasó cuando viste a Yulia? Las cosas, por qué estás aquí, todo…- pidió Elena, su hermano cerró los ojos porque recordar era doloroso.

-Yo tenía una cafetería que estaba al frente del Lakhta Center, la puse con mi esposa –Elena pestañeó sorprendida ante esa confesión ¡Así que su hermano tenía esposa! Pero no quiso interrumpirlo- Nos costó demasiado conseguir ese lugar porque era muy solicitado pero lo conseguimos… ayer estaba revisando que todo estuviera en orden cuando la vi entrar, parecía tranquila pero no la reconocí al principio… cuando ocurrieron los estremecimientos, los sonidos de bomba, cuando todos huían… yo.. bueno, también correría pero me di cuenta que alguien quedaba todavía –la pelirroja apretó los labios angustiada imaginando a Yulia aterrada allí- Ella no podía moverse, miraba todo como si se tratara de un sueño, le dije que se moviera… luego con la fuerza de la ola expansiva de una de las bombas ella se cayó al suelo, corrí a su lado, la miré por un segundo antes que me diera cuenta que nos caerían mesas y paneles encima… ahí la cubrí por completo con mi cuerpo pero no fue suficiente, se rompió algunas costillas del lado derecho y se le perforó el pulmón, tuvo una hemorragia interna y…

-Ella no merecía esto –Elena ahogó un sollozo- Estando allí quizás si tú no estuvieras, hubiese… Dios, hubiese muerto –Iván veía sus expresiones, la forma en la que se expresaba de ella le dejaba muy en claro que tenía sentimientos por Yulia Volkova- ¿Cómo estás tú?

-Para tu decepción la persona que apenas tuvo magullones fui yo, la persona a quién le cayeron los paneles en la espalda no perdió la consciencia ni sufrió daños grandes… pero ¿Sabes? –Iván sonrió con pena- Perdí la cafetería que era el principio que tenía con mi mujer –Elena iba a perder los estribos por decir semejante estupidez cuando divisó la figura de Oleg y Larissa. Ambos Katin se pararon para recibirlos, los rostros de los Volkov no eran muy alentadores sobre todo cuando tenían lágrimas bordeándolos. El alma de Elena se desvaneció por un segundo.

-Queremos hablar con este hombre…pasa a verla Elena –ella le dio una última mirada a Iván para darle a entender que tenían demasiado para hablar luego que viera a Yulia, esto no iba a quedar así como así. Oleg cuando pasó al lado de Elena le susurró al oído disimuladamente.

-A veces las cosas pasan por algo, si tu hermano llegó ahora necesitan escucharse ¿No crees que Inessa y tu padre lo hubieran deseado así?

Sorprendida lo quedó mirando pero no pudo hablar mucho cuando sabía que tenía una de las tareas más fuertes de los últimos días. La enfermera en silencio la dirigió al área donde tenían internada a la pelinegra, el olor a hospital, el ambiente que se vivía no le gustaba para nada. Cuando la mujer se detuvo tras una puerta el estómago se le contrajo ¿En qué estado se la toparía? ¿Estaría lista para ello? Entró con cuidado a una habitación que no emitía ruido alguno salvo por el monitor continuo que marcaba la frecuencia cardíaca del corazón de Yulia. La enfermera murmuró que estaría afuera en caso de emergencia, pero ella no le entendió porque sus ojos estaban puestos en la mujer que suponía era suya. Tenía una mascarilla que cubría su nariz y boca en una ventilación mecánica no invasiva, de su tórax salía un drenaje por donde salía la sangre que comprimió su tórax, en sus brazos tenía vías y sueros con medicamentos, en su tórax seguramente unos electrodos para monitorizar su frecuencia cardíaca que era lo que sonaba, estaba tan llena de cosas que no pudo evitar apoyarse en un borde de la cama a ponerse a llorar. ¡¿Por qué ella?! ¿Por qué no una persona que realmente lo mereciera? 

-Gra…gracias Iván –apenas caminó para sostener la débil mano de Yulia que posaba sobre su abdomen- Dios… –apenas rozó su piel cuando el monitor marcó un leve aumento de la frecuencia cardíaca ¡Ella la sentía!- Mi niña preciosa…Yulia –no soportó más de 5 segundos sin ponerse a llorar sobre su mano. Verla débil y totalmente dependiente de los cuidados de los demás era chocante- No te vas a morir Yulia, no se te ocurra irte de aquí por favor –le daba pequeños besitos sin importarle que las lágrimas mojaran su piel.

¿Qué clase de enfermos mentales eran capaces de hacerles daño a los demás sin algún tipo de culpa o remordimiento? Una mujer que tenía talento de sobra, que era preciosa y amaba su trabajo había acabado en un hospital frágil como el cristal ¿Lo peor? Es que no sabía si tendría consecuencias físicas así también como neurológicas. 
Dejó de llorar para volver a quedarse en silencio.

-Vas a recuperarte hermosa, vas a recuperarte y saldrás adelante –acarició su frente donde posteriormente dejó un beso- No te vas a ir de aquí ¿Verdad? –Katina susurró contra su oído, su voz nuevamente volvió a quebrarse- Cenicienta debe decirle a su heredera que la ama con toda su alma –besó de nuevo su frente- Que es suya y que no la va a dejar correr de su lado, porque Ceni… Cenicienta no debe pedirle perdón, la… “La Dama del Universo” quiere hacerlo por no saber tratarla como se lo merecía –de su bolsillo sacó una cajita de cristal. El sonido metálico que hizo la cadena dentro le recordó 10 años atrás cuando la compró para Yulia ese día navideño. Nunca lo había tirado a la basura porque no se había atrevido ni tampoco fundido para convertirlo en otra joya- Mira –susurraba- Esto te pertenece ¿Sabes? –era extraño mantener una conversación a solas pero sabía que ella la escuchaba, su ritmo cardíaco parecía alterarse cuando hablaba- No sé si lo puedes llevar puesto pero lo pondré aquí un rato.

Le apartó un poco la bata de hospital delgada que cargaba en su cuerpo, luego depositó la cadena con un dije de helado y otro de galleta de oro sobre su pecho izquierdo donde latía su corazón.

-Quiero hacerte una promesa, Yulia, el día que salgas de acá todo será diferente para ambas, para todos, solo sal adelante, tómate todo el tiempo que necesites pero no te vayas –secó sus lágrimas- No te vayas ¿Lo prometes? -besó la cadena así también como su piel y el pecho de ella- Tengo que decirte a la cara que te amo…–era como quitarse un tremendo peso de encima- ¿Lo entiendes? –acercó su rostro al costado de la cabeza de Yulia y se quedó así unos segundos recordando toda su esencia y calor, escuchando atentamente el sonido del monitor que era el único signo fidedigno de que su corazón seguía latiendo. Gimió abrumada pensando lo peor, porque cuando Elena viera esa máquina parar, sería el fin de su propia vida.

“No te vas a morir… gracias a Iván” murmuró Elena al besar una última vez su frente. La mujer imponente del mundo de las noticias, esa que tenía carácter para enfrentarse ahora estaba débil dependiente de máquinas y líquidos para estabilizarla. Realmente estaba segura que no se moriría, de todas formas quería hablar con el médico a cargo de ella para que le diera todos los datos relevantes de lo que fue la intervención y lo que le esperaba de aquí en adelante. Le dio una última mirada prometiendo sin palabras que estaría pendiente siempre de ella. Cerró la puerta tras de sí con un gran suspiro lleno de angustia, las lágrimas que cayeron hace unos segundos se secaron de sus mejillas dejando unas marcas. Ella iba a estar bien, las cosas no habían sucedido para terminar en una tragedia ¿Coincidencia que entrara a la cafetería de Iván? ¡Imposible!

Por otra parte allí estaban los Volkov mirando a Iván mientras este les relataba la forma en la que había sucedido todo, emocionándolos porque imaginar la escena era vivir las emociones que Katin les describía, era ver a través de su relato lo que sus ojos no pudieron hacer. 

-¿Y tú te has hecho exámenes? –preguntó Oleg, Iván negó incómodo, no era que no tuviera dinero pero es que tampoco tenía la cabeza para ello cuando el accidente había sido muy fuerte para él- Pues debes hacértelo, voy a costear todo lo que necesites pero si tienes un dolor en la espalda es bueno que te veas…

-No señor Volkov, preste toda atención a su hija que lo necesita más que nunca.

-Pero incluso teniendo tus propios problemas estuviste a primera hora de la mañana acá conmigo dándome consuelo… por favor, es lo mínimo que podemos hacer por ti ¿Está bien? –habló Larissa, el hombre asintió sin darse cuenta que ambos Volkov se miraban dándose un mensaje secreto. Se enteraron que la cafetería donde estaba Yulia y que quedó destruida fue suya, lo siguiente a hacer era obvio. De pronto fueron interrumpidos.

-Señores Volkov –al lado del médico tratante estaba Elena que fue quién lo trajo para este sitio- Señores Katin, soy Burhan el cirujano que estuvo a cargo de la extensa operación a su hija… -nadie allí presente dijo una sola palabra- Sé cuánto quieren saber del estado de ella, qué es lo que le espera, si hay o no consecuencias neuronales con el golpe… aun su hija está en estudio con tac cerebral, angiografía cerebral y ese tipo de cosas para descartar consecuencias, ahora, en cuanto a su pulmón y las costillas rotas, estas últimas ya fueron intervenidas con sujeción de clavos …-se extendió en explicaciones lo más simples posibles para que pudieran entenderle, todos asentían pero no podían evitar tener un rostro preocupado- Tendrá reposo de 6 semanas cuando despierte y el drenaje que está en el costado lateral de su tórax elimina líquidos y sangre que quedan después de la operación para que no se asusten … -asintieron aún con la duda en el rostro- Quiero que les quede claro que Yulia está fuera de peligro, gracias a las transfusiones de sangre y todo lo que se le hizo a tiempo no va a fallecer por si lo piensan, solo necesita tiempo para recuperarse.

Con esas últimas palabras pudo darles un segundo más para ¡Fue quitarse un enorme peso de encima! Luego de que le dieran las gracias se retiró para dejarlos solos esta vez. En una hora más el cirujano y su equipo médico estaban autorizados para dar una conferencia de prensa con el fin de traspasar la misma información a los periodistas, todos merecían saber la verdad del estado de Yulia.

-¿Por qué no van a cambiarse, comer algo y si lo desean volver después? Estaré aquí por un rato con mi esposa para arreglar papeleos y ver si podemos trasladar a Yulia a una clínica más cercana de nuestra casa… -más que echarlos el señor Volkov tenía otra intención.

-Tiene razón, trataré de demorarme lo menos posible porque no quiero estar apartada de aquí ni un segundo –Elena miró a su hermano unos segundos- ¿Dónde irás?

-No lo sé –parecía ausente de la escena, no podía quitarse de la cabeza la imagen de su cafetería en las ruinas y el pensamiento sobre qué haría para salir adelante- realmente no lo sé.

-¿Me presentarías tu casa y tu esposa? –los ojos de Iván brillaron en evidente emoción, Oleg que abrazaba a su mujer no pudo evitar sonreír de costado ¡Esa era su intención con sacarlos unos minutos de acá! - Digo, si no te molesta.

-No, no, al contrario… -le indicó la salida un poco torpe, parecía un niño que mostraba sus juguetes a los invitados- Vamos.

Salieron por otro lado con tal de evitarse la marea de periodistas que los asecharon a la llegada. Juntos subieron a un taxi y con las indicaciones de Iván el chofer cambió de dirección. Elena no supo cómo fue que las palabras salieron de su boca antes de pensarlo dos veces, si estaba en la ciudad y si Iván vivía acá ¿Por qué no conocer su entorno o dónde vivía exactamente? Había mencionado a una “esposa” y la necesidad de saber sobre él era más fuerte que el orgullo que tenía. Necesitaban una conversación más profunda y con la cabeza fría para no decirse todas las estupideces que pasaran producto de años de incertidumbre y rencor, además, aun no sabía que fue exactamente lo que le pasó a Iván para haber cambiado tan drásticamente.

El taxi entró a un pequeño suburbio a la salida de la metrópolis, casas de dos pisos estaban rodeadas de mucho césped y árboles que le daban un toque necesario de paz en una ciudad tan llena de aglomeraciones. Elena miró de reojo como la mano de Iván tocaba en un patrón repetitivo su rodilla, estaba ansioso porque de seguro temía ser juzgado.

-Donde vivo no es un lujo como de seguro vives tú, si hay algo que te molesta esperaría disimularas el disgusto –lo dijo tan rápido que apenas pudo entenderle.

-No voy a hacerlo –respondió Elena, se miraban fijamente- En serio no voy a hacerlo ¿Se te olvida de dónde venimos?

-Solo temo ver en tus ojos la misma mirada de vergüenza que tenía yo cuando observaba cómo vivíamos, no por favor –se le quebró la voz- No quiero volver a esa persona, a lo que fui… -sin decir más pagó y abrió la puerta justo cuando el taxi se detuvo frente a una casa de un piso bastante bonita y con un enorme jardín por delante.

A Elena se le apretaba el estómago de ansiedad mientras esperaba a que su hermano abriera la puerta de su casa ¿Cómo sería por dentro? ¿Estaría su esposa allí? Quería explicaciones, necesitaba tantas respuestas pero iría despacio por ellas para no atormentarlo lo suficiente, ya se sentía demasiado agradecida por haberle salvado la vida a Yulia solo que no lo decía abiertamente.

Su hermano le indicó que pasara y fue en ese momento cuando cruzó la puerta que se sintió emocionada. La primera cosa que vio colgada en la pared era una imagen de ellos como familia, una de las pocas que se sacaron antes que Sergey muriera en el accidente automovilístico. Inessa, Sergey, Iván, ella y Katya más pequeña estaban sonriendo a la cámara en lo que era un día de pesca exitosa donde los juegos, comida y risas no faltaron. Le tomó unos segundos dejar de observar la fotografía para seguir a su hermano hacia la sala de estar donde se había acomodado en unos sofás de cuero blanco. Todo lo que sus ojos podían abarcar lucía precioso, no costoso pero sí comprado con esfuerzo y decorado de forma tan cálida que le daban ganas de sentarse a estar por horas aquí. No pasó ni un segundo cuando quiso preguntarle algo pero no tuvo tiempo porque una voz femenina clamaba la atención de su hermano, era dulce pero sonaba muy preocupada.

-¡Iván! –una preciosa mujer de ojos claros apareció en la sala de estar- Iván mi amor pensé que me avisarías para irte a buscar al hospital, iba a salir y… –se quedó mirando fijamente a Elena cortando sus palabras abruptamente, tuvo que pestañear varias veces para darse cuenta de quién se trataba- Iv…Iván, ella… - Elena no pudo evitar sonreír, si en algún momento pensó en una pareja para su hermano se imaginó alguien con categoría de zorra pero la mujer que tenía al frente estaba en la categoría de dulzura, belleza y de seguro en la de “sensual”.

-Hola, mi nombre es Elena Katina y soy her… hermana de Iván –su boca quedó abierta en una perfecta “O”. Sin dudarlo más se acercó y le tendió una mano para que tuvieran un primer contacto físico- Mucho gusto en conocerte.

-El… el… el gusto es mío –miró preocupada a su esposo luego a Elena. Sus ojitos claros estaban llenos de lágrimas- No sabes cuánto habla de ti y su familia –susurró confidencialmente- Ha sido así desde hace mucho… - Iván la abrazó de lado, depositó un beso en su frente y con orgullo miró a su hermana.

- Lena, ella es Kristen Katina, mi esposa…

Elena volvió a tender la mano a la mujer de melena café pero cuando ella la tocó, está la tiró hacia ella para darle un fuerte abrazo. No podía entenderse a sí misma pero necesitaba agradecerle por… ¿Por qué? 

-Si amas a mi hermano, si lo has cuidado este tiempo, en el nombre de mis padres y hermanos te doy las gracias, de verdad muchísimas gracias –susurró Elena contra su oído. Kristen asentía contra su hombro dejando que las lágrimas cayeran en sus ojos- Tu esposo salvó la vida de la mujer que amo y no sabes cuan agradecida estoy por ello - la mujer no dudó en mirarla algo sorprendida por la confesión.

-Estuve a punto de perderlo –sollozó.

-Pero está aquí para… -cerró los ojos sin poder creer lo que estaba diciendo o lo sensible que se sentía con ello- Para nosotras.

-Perdimos nuestra cafetería.

-Van a recuperarla, me tienen a mí… tienen a los Volkov, no estarán solos –la separó solo unos segundos para mirarle bien la cara y hacerse la idea que era su cuñada ¡Su cuñada!- Hablo en serio ¿Sí? No les faltará nada porque no lo permitiré –la castaña se rompió emocionalmente en una mezcla de emoción pero también de angustia y dolor. Había estado a punto de perder a Iván, el primer negocio que armaron juntos y por lo que se esforzaron tanto quedó hecho añicos, preocupada dejó que él volviera el día de hoy al hospital para ver a Yulia. ¿Y ahora se topaba con quién se suponía era su cuñada?

Cuando miraron alrededor no vieron a Iván pero Kristen le murmuró donde podía estar esperándola. Prometió hacerles tazas de café con unos trozos de pastel, pero la charla entre ambos debían tenerla sí o sí ahora. Elena a medida que daba pasos por la casa se prometió a sí misma no permitir que Iván quedara un día más sin recibir asistencia médica, si Oleg se lo había ofrecido lo obligaría a hacerlo.

Tocó la puerta de una pequeña biblioteca que tenía, allí parado estaba Iván con una foto entre las manos que por cosas de distancia no divisaba de que trataba. 

-No sé de qué hablaron pero no me disculparé si Kristen dijo algo o si te sentiste incómoda con su cercanía… digamos que es muy latina en su forma de ser, muy de piel y me fascina que lo sea.

-¿Desde cuándo la conoces? –le mostró ambas manos- ¿Más de 10 años? Eso quiere decir que…

-Lena, es cierto que me avergonzaba del hogar que teníamos porque quería cosas mejores, pero todo “empeoró” cuando la conocí después del accidente de papá y tu… tuve deseos de darle todo lo que veía que a ella le faltaba, de darle esperanzas que podía ir a la universidad a pesar de ser de un estrato igual o peor que el nuestro… me acerqué a Pavell, quería ser su socio para tener dinero e invertirlo en cosas para Kristen, sentía rabia del accidente de papá y ver que no podías hablar… –gruñó- Fui un pendejo de mierda en un principio sin ninguna razón válida, pero luego me fui de casa porque me dediqué a ayudarla... Kristen no sabía de mi familia y de cómo los trataba, no me lo hubiera perdonado en ese entonces.

-Dios…

-Ella tiene tu edad ¿Sabes? –Iván rascaba su cabellera nervioso, se paseaba como animal enjaulado- Cuando te insulté fuera de una cafetería ¿Lo recuerdas? Me pedías que volviera a casa pero yo te traté asquerosamente mal, en ese momento yo y ella llevábamos 2 años conociéndonos y teníamos sentimientos el uno por el otro, pero justo ese día… ese día después de nuestra pelea cuando llegué a su casa me contó que estaba embarazada.

-¡Santo Dios! ¿¡Embarazada?!

-Me preguntaba a mí mismo ¿Siendo tan miserable cómo voy a ayudarla con un trabajo? Temía contarle a mi mamá justo en ese momento pero mantuve esto en secreto aunque… cuando tomé 2 años después el valor de acercarme a mamá, cuando más la necesité me enteré que estaba muerta.

-¿Por qué la necesitabas? ¿Por qué no antes y sí en ese momento? ¡¿Por qué?! –gritó Elena enfadada.

-Siempre las necesité pero era cobarde para admitirlo y para volver a casa, yo supe que se fueron del país pero no a donde, me hice a la idea que las perdí para siempre pero… -miró nervioso sus pies- Si quieres saber que me hizo cambiar Lena fue… -Cenicienta no decía nada, no quería interrumpirlo- Mi nenita preciosa, mi Lilian –le tendió la foto para que la conociera- Ella es y será mi más grande amor… ella, tu sobrina Lena, estuvo conmigo casi 2 años de su vida hasta que un bastardo infeliz, un borracho la mató cuando la atropelló –lloraba silenciosamente mientras hablaba- Es por ese motivo desesperado que quise buscar a mamá, buscarlas para tener consuelo pero me enteré que mamá también estaba muerta y que nadie me podría decir dónde estabas tú… ese es el motivo por el que no soy el mismo de antes y por el que no lo seré de nuevo, Lena, ser padre…aunque fuese por dos años ser padre me hizo madurar.

Elena angustiada miraba la foto de una preciosa niña tan blanca como Kristen, de ojos definitivamente Katin y una sonrisa igual a las de Katya. Esa pequeña niña, su sobrina que ya no estaba viva y que seguramente se encontraba descansando en los brazos de sus abuelos paternos… ¿Acaso necesitaba otra señal?

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😭😭😭😭😭
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Mensaje por Ely 2/25/2022, 3:48 am

Muy triste pero q bien q Iván cambio por el bien de su familia

Ely

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Mensaje por Fati20 2/25/2022, 5:06 am

Que tranquilidad qué julia esta fuera de peligro y q sentía q lena estaba con ella hablándole 😊. Lo de lena y su hermana era necesario así ella sanará todo lo q la atormenta y llena de odio para ser libre y feliz. Saludos querida hasta mañana 😘😘😘
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Mensaje por katina4ever 2/25/2022, 1:26 pm

😭😭😭😭😭😭 ay que cosas tan fuertes, todos has sufrido tantas cosas estos 10 años.... Solo falta que al fin despierte Yul😭😭😭😭
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Mensaje por Ely 2/26/2022, 3:35 am

Hoy no va a ver actualización

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Mensaje por RAINBOW.XANDER 2/26/2022, 7:18 pm

¿Bella Durmiente? o ¿Blanca Nieves?
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¿Qué más podía decir? Sus explicaciones no eran del todo razonables para justificar su comportamiento, incluso había sido malagradecido cuando su padre aún estaba vivo, luego más cuando conoció a Kristen ¿Pero valían sus razones? Antes de alzar los ojos al rostro de su hermana esta ya estaba presionando su hombro con una mano en un contacto que parecía demasiado bueno para ser cierto. Quiso hablarle pero ella fue más rápida.

-Con la pérdida de Lilian creo que la vida te ha dado más que una bofetada –susurró Elena.

-Pero mi niña no merecía pagar por mis errores, si la vida hubiera querido hacerme daño o hacerme cambiar ¿Por qué eligió esto? 

-No lo sé, tampoco sé si justificarte con lo de Kristen, si sea aceptable pero ya pasó –el tono de su voz era inusualmente confortador para alguien que guardaba rencor- Estamos acá, salvaste la vida de Yulia, la vida te trajo de nuevo a la mía… vamos a tener que luchar por muchas cosas ¿Sabes? – Iván asintió al borde de las lágrimas, otra vez- Y nos va a tomar tiempo acostumbrarnos a tratarnos como hermanos, por cierto, tendrás que lidiar con Katya para contarle todo lo demás ¿Quieres estar a solas con ella o que estemos juntos los 3?

-Solo con ella sería lo más justo y apropiado pero ¿Cuándo? ¿Dónde está? ¿Cuántos años tiene? 

-Es toda una mujer ahora… ¿Cuándo? En unos minutos estará por llegar a esta casa, solo le he dicho que fuiste tú quién salvó a Yulia y que el resto de las explicaciones se las darás acá, vas a tener cuidado porque no sé cómo pueda reaccionar.

-Gracias –se secó las lágrimas con el dorso de la mano, era todo lo que podía decir por el momento.

-Después de conversar con ella ve al hospital para que un médico te revise bien, espera al señor Volkov y a mí para acordar algo importante y si es posible por favor lleva a Kristen… -iba a salir del despacho sin más pero se volteó y sin previo aviso lo abrazó fuertemente. Era la primera vez en tantos años que tenían un contacto físico tan real como este, Elena no sabía por qué lo hacía o exactamente por qué no tuvo reparos en darlo, simplemente el deseo de apoyarlo en este momento era más fuerte que todo lo demás.

Iván aceptó el abrazo y le acaricio levemente la espalda haciendo todos los esfuerzos para no terminar llorando en el suelo. ¿Quién era él para merecer siquiera el abrazo de quién rechazó antes por ser muda? Ayer había sido todo el caos y ahora estaba con su hermana entre los brazos. No pedía perdón pero de alguna forma indirecta Elena se lo estaba dando. Si esto era una segunda oportunidad no iba a desperdiciarla por nada del mundo, porque Dios sabría muy bien porque lo estaba haciendo.

……….........................................................................

4 días después, Lunes 16 de diciembre 2024
 
La energía de una persona es muy poderosa cuando nuestra alma más lo necesita, sobre todo si se trata de alguien que amamos en lo más profundo de nuestro ser. El sonido del monitor era lo único que antes se escuchaba en la habitación pero en este minuto la voz suave de “Cenicienta” inundaba las 4 paredes, lo que más le gustaba era hacer eso, ver fascinada como el monitor mostraba un aumento de la frecuencia de su corazón cada vez que abría la boca para dedicarle una canción, preguntarle cómo estuvo su día o si soñaba con ella. Ahora se encontraba sentada en un sofá cerca de la cama donde Yulia descansaba, hablaba al mismo tiempo que usaba su mano para trazar líneas con un lápiz grafito. ¿Diseñando algo tal vez? 

-Al parecer todos tenemos un personaje de cuento en nosotros ¿No? –sus ojos viajaban de la hoja hacia Yulia - Me declaro como “Cenicienta” pero tú definitivamente eres la “Bella Durmiente” ¿No piensas despertar? –rió por lo bajo sin soltar el lápiz. De pronto su tono de voz cambió a uno más melancólico - A veces temo que te quedes así para siempre pero luego me calmo ¿Sabes? Fuiste salvada por algo y el médico dijo hoy en la mañana que la operación ha sido un éxito.

Por un segundo miró el dibujo que hacía y se quedó en silencio observándolo por varios minutos, no sabía cuántos pero eran muchos. Allí estaba Yulia con el pelo recogido sosteniendo un ramo de flores, en su rostro se reflejaba una sonrisa inocente y una mirada de costado muy coqueta. Lo que llevaba puesto era un diseño único y lleno de detalles pensado en ella y que no lo revelaría a nadie salvo a quién correspondiera. 

Con respecto a Yulia Volkova, ya todo el país sabía que estaban esperando que saliera del estado de inconsciencia, su operación fue todo un éxito y que la habían  trasladado a una clínica privada donde estuviera en mejores condiciones además de una mayor cercanía con la residencia de los Volkov en la ciudad. Iván finalmente fue a hacerse exámenes con un médico para evaluar su espalda y cabeza, ninguno de los estudios arrojó una anormalidad aparente porque huesos y cerebro estaban en perfectas condiciones, salvo por los hematomas visibles en su piel que desaparecerían con el tiempo. Después de eso se reunió en la noche junto a su esposa con Elena y Oleg donde le comunicaron que pagarían la reconstrucción de su cafetería en otra parte de San Petersburgo. ¡Dios! Habían respondido tan emocionados y dieron muchas explicaciones sobre por qué era importante para ellos la cafetería. 
Todo parecía empezar a tener forma ¿No? Aunque Elena no sabía con exactitud que había hablado Katya e Iván ese día, los vio salir abrazados del despacho con lágrimas en los ojos de ambos.

-¿Te gustaría escuchar cosas sobre mí en el camino a ser “La Dama del Universo”? –dejó el bosquejo de lado y se acomodó en un asiento cerca de la mujer que dormía- Me tomó como 3 años el poder hablar con fluidez… con la ayuda que me prestó Fyodor fui donde especialistas y se dieron cuenta que sí tuve consecuencias neurológicas después del accidente… -Elena acariciaba la mano de la morena con la punta de sus dedos- Allí los neurólogos se dieron cuenta que tenía Afasia de Broca, un trastorno del lenguaje que se caracteriza por la dificultad de articular palabras, eso sumado a un impacto psicológico me imposibilitaban hablar –suspiró- Me traté de todas las formas posibles y poco a poco podía articular palabras en un principio pequeñas luego largas, frases completas y ahora heme aquí, hablando sin poder parar… –se paró del asiento, tomó el bosquejo y lo acercó a la cama como si se lo enseñara a una Yulia consciente - Esto que está acá te lo daré cuando pase un tiempo, pero de algo estoy segura es que no te vas a librar de mí –sonriendo con pena se acercó a su rostro, esa mascarilla de ventilación mecánica no invasiva tapaba su objetivo- No vas a morir por esto… -la levantó un poco antes de acercar sus labios y depositar en los de Yulia un beso suave y cálido que envolviera sus labios. Fue como una chispa, un despertador, un toque mágico de cuento. Mordiéndose los labios se separó del contacto y dejó la mascarilla hacer su trabajo- No le digas al médico que lo hice… te amo “Bella durmiente”… o “Blanca nieves” ¿Lo discutiremos otro día?

Depositó un beso en su frente antes de salir de la habitación con un bosquejo en mano y el calor ardiendo en sus labios. Se iba a comportar muy cursi si no la controlaban y eso no era propio de una jefa y dueña de empresa. 

Horas después en otra parte de la ciudad, Katya estaba sentada con las piernas cruzadas sobre el césped frente a Kristen que estaba en la misma posición. Quería tener una charla de mujer a mujer con su cuñada porque tenía la necesidad de comunicarse y saber otras cosas. La charla con su hermano mayor fue extensa y un poco difícil al principio, incluso le había dado a Iván unos cuantos golpes en el tórax y la cara para descargar años de sufrimiento, más, luego de eso terminó llorando entre sus brazos pidiéndole que no volviera a salir de su vida y agradeciéndole por salvarle la de Yulia.

-Es grato tener una cuñada así oficialmente ¿Sabes? Aunque me angustia no haber estado en el matrimonio de ustedes… ¿Tus padres quieren a mi hermano?

-Lo aman desde que lo vieron, gracias a su ayuda pudieron salir adelante, tener mejores puestos de trabajo y yo a estudiar en la universidad… su personalidad con nosotros fue tan distinta ¿Sabes? Tanto así que me da vergüenza y ganas de pedir perdón por ello, mientras era así con nosotros a ustedes no las tomaba en cuenta –tembló ante el recuerdo- El día que supe cómo era su familia en realidad fue el día que corrió para buscarlas, esos días cuando falleció nuestra hija…

-No pidas perdón en su nombre, él no quiere ser perdonado… además no tienes la culpa digo ¿De qué sirve quedar pegado en el pasado? –Katya suspiró angustiada- Mira a mi hermana Lena y a Yulia, tuvo que pasar una tragedia para que ella admitiera que la amaba… dime ¿Eso es sano? 

-Por supuesto que no –le sostuvo las manos- No tienes idea de lo feliz que me hace tenerlas en nuestra vida, Iván no paraba de hablar de ustedes, de leer noticias de Lena sobre lo exitosa que era que ahora verlas frente a frente se siente como si las conociera desde hace años… no se vayan de nuestra vida ¿Sí? 

-No lo haremos, aunque tardemos en tratarnos como hermanos con Iván te juro que no lo haremos…eso sí necesitaremos de tu ayuda porque lo conoces más que nosotras mismas –Kristen asintió sin dudarlo. Por los relatos de Iván y por lo que podía percibir ahora, Katya era mucho más emocional que Elena o con menor fuerza para guardar rencor, tenía esa capacidad sí de unir a las personas y de seguro sería la encargada de hacerlo con sus hermanos mayores.

Comenzaron a hablar de cosas pasadas y del presente, sobre cómo le iba en la universidad a Katya o por qué Kristen no había terminado sus estudios. Por suerte no estaba nevando, el día era frío pero estaba despejado y en ese parque no invadía el terror que permanecía en el país con respecto al atentado. De pronto la charla fue interrumpida por el llamado de Iván al teléfono de su hermana menor, incluso sin haber contestado supo que era algo urgente.

-Iván, dime que sucede…. No, no sé dónde está ahora ¿Por qué? … ¡¿QUÉ?!- su hermano mayor estaba en la clínica.

-Necesito a Lena ahora y no puedo ubicarla ¡Santo Dios! - el aparato que sostenía Katya contra su oreja se cayó sobre el césped con brusquedad. ¡¿Dónde estaba Elena cuando más la necesitaban?!
¿Estaría bien? ¿Estaría cerca? ¿Dónde podía ubicarla para comunicarle que Yulia había despertado? 

Como un cuento de hadas, el beso del príncipe despierta a la princesa dormida despojándola del sueño eterno y trayéndola a la realidad de nuevo pero ¿En qué estado se la encontraría? Solo ahora sabrían si tenía consecuencias físicas necesarias para cortar de raíz su carrera de periodista o algo tan simple como si podía reconocerlos a todos.... después de todo era absurdo que tuviera una amnesia post traumática ¿O no?

Si tomaran la velocidad con la que corrió por tanto tiempo el famoso maratonista Usain Bolt y la compararan con la velocidad que Elena había corrido hace unos minutos, Katina sería ganadora indiscutida de una carrera. Había ido a despejar su mente y hacer “sondeo de mercado” en los centros comerciales de la ciudad pero la llamada de su hermana la sorprendió a tal punto que abandonó de golpe las conversaciones con un dueño de una tienda X. ¡Yulia había despertado! No le habían dicho en qué condiciones y tampoco iba a tener cabeza para prestar atención a ellas, su único objetivo era llegar a la clínica pero como estaba “en otra onda” no pensó que sería más útil pedir un taxi, no, llegó literalmente corriendo.

Alguien que obviamente no quiso resguardar la información había subido parte de ella a internet, era esperable que estuviera atestado de periodistas clamando una respuesta ¿Consecuencias neurológicas? ¿Perdió la memoria? ¿Tuvo algún tipo de derrame? A Katina la ingresaron por una entrada privada, de esa forma pudo llegar al tercer piso de la unidad donde Yulia descansaba. Todas las esperanzas de verla de inmediato se fueron a la basura cuando una enfermera le prohibió la entrada con la excusa de que el equipo médico estaba evaluando a la paciente.

-No les doy más de 10 minutos, sino entraré igual.

-Señorita Katina, es necesario hacerle evaluaciones y preguntas de rigor para saber qué le pasa a la señorita Volkova, usted no interrumpirá nada si no quiere que llame a seguridad para sacarla de acá.

-¡Usted no entiende nada!

-Lena –Oleg puso una mano en su hombro ¡La pobre temblaba entera!- No interrumpamos por favor, por el bien de nuestra Yulia, no hagamos algo estúpido...

Neurólogos estaban frente a la cama de la pelinegra tratando de saber que le pasaba, haciendo comentarios, pedirían exámenes necesarios para evaluar su cerebro porque no solo sufrió fractura de costillas, seguramente se había dado un golpe en la cabeza que pudo afectar algún área cerebral y solo ahora lo podían saber.

Media hora después 5 hombres y una mujer de mediana de edad con batas blancas salieron de la sala acompañados de enfermeras y algunos paramédicos que escucharon la conversación. Los padres de Yulia fueron de inmediato con los médicos pero Elena se apartó y entró a la habitación sin pedir permiso. Lo primero que vio fue a la pelinegra mirar hacia el techo respirando sin la mascarilla de ventilador mecánico, ahora solo estaba con una naricera que le administraba un poco de oxígeno. Los ruidos, las conversaciones, todo lo demás desapareció cuando Yulia desvió la mirada hacia ella. ¿Respirar? ¿Qué era eso? Se olvidó de todo en el momento que Yulia decidió observarla, quería llorar pero no tenía claro si era por miedo o alegría. ¿La reconocía? ¿Qué estaba pensando? ¿La odiaba?

-Yulia –su susurro sonó muy triste porque no había ese brillo característico en sus ojos ¡Mierda!- ¿Sabes quién soy yo? ¿Lo sabes? –Pero no hablaba, sus ojos azules la miraban de pies a cabeza sin entender - ¿Puedes hablar? … Yulia si no sabes quién soy yo al menos dilo, te juro que… que empezaremos de nuevo –sus propios ojos verdes estaban llenos de lágrimas, el mundo se le estaba yendo abajo con la negativa de la pelinegra en no dar una respuesta, lo que significaba una consecuencia neurológica, no sabía quién era - Yo…

-Eres la mujer que amo –susurró de repente produciendo un quiebre total en Elena. ¡¿Qué había dicho?! Al ver su desconcierto volvió a repetirlo- La mujer que amo… Elena Katina –avergonzada bajó la cabeza pero la alzó de inmediato al escuchar los sollozos de la “Dama del Universo” que estaba con el rostro contra la cama mientras sostenía sus manos desesperadamente. 

Si no le había respondido al primer intento fue por la impresión de verla allí a su lado, la última vez que se habían visto fue en Francia con ese encuentro sexual fuera de una cafetería. Pero ahora todo era distinto, Elena estaba aquí en Rusia arrodillada y prácticamente llorando por verla despierta ¿Qué cosas le habrán dicho los médicos? ¿Pérdida de la memoria? ¿Amnesia post traumática? ¡Ni hablar! Estaba plenamente consciente recordando cada ínfimo detalle del accidente, todas las personas que habían entrado y salido de su vida las tenía en su cabeza, no habían impedimentos para hablar ni tragar, por eso mismo en una hora le sacarían la sonda nasogástrica que le habían puesto para alimentarla mientras estuviera inconsciente. Le harían estudios de imagenología y actividad cerebral para descartar de forma definitiva algún daño, radiografía de tórax para evaluar su pulmón derecho aunque la habían auscultado y todo parecía seguir las respuestas esperadas.

Alzó la mano para acariciar su cabello rojizo, no quería escucharla llorar y no sabía exactamente por qué estaba aquí a su lado rogándole identificarla, quería que ella misma le expresara las cosas, no quería hacerse falsas ilusiones de nuevo.

-Rogué a Dios –la pelirroja estaba con los ojos colorados - Rogué a Dios que no te llevara de mi lado, que pudieras recordarme, que ningún golpe en la cabeza fuera suficiente para que me olvidaras… esto no podía acabar como una novela trágica.

-No te he olvidado, a nadie -los ojos de Yulia también tenían lágrimas, sentía angustia por provocarla en otros con lo del accidente - No sé cuántos días han pasado, no sé nada… ¿Podrías contármelo todo? –Antes que pudiera responderle la puerta se abrió con la figura de sus padres.

-¡Oh mi cielo! –Larissa corrió a la cama y besó repetidamente su frente- Mi niña hermosa, mi vida bendito Dios –estaba llorando de alegría- ¿Me reconoces? ¿Sabes quién soy?

-Mamá –balbuceó contra su cuello dejando que la abrazaran aunque fuera delicadamente- No llores.

-Casi te pierdo y me pides que no llore –nada era más reconfortante que los besos cargados de amor que solo los padres pueden brindar- Eres mi vida, parte de mi alma y yo… Dios, no quiero recordar cuando me dijeron que estabas grave en un hospital y yo…

Siguió hablando aunque le habían dicho que no lo hiciera para no cansar a la paciente ¿Qué les pasaba? ¿Cómo eran capaces de dar ese tipo de órdenes cuando lo único que querían era cerciorarse que estaba bien y que todos esos temores de amnesia eran sin fundamento? En algún momento Elena sintió que estorbaba ese momento tan íntimo entre padre, madre e hija pero la propia mano de Oleg le impidió que se alejara, si algo le había quedado de lo que hablaron en Francia antes de saber lo del accidente, debería quedarse con Yulia en todo momento. Eso hizo, sostuvo su mano izquierda y entrelazó los dedos con ella aún bajo la mirada sorprendida de la pelinegra. Estaba bien y era esperable puesto que su último encuentro quedó muy mal, pero eso no sería impedimento para acercarse a ella y aprovechar cada preciado segundo. 

Después de unos minutos más de charla llegó un auxiliar diciendo que salieran de la sala porque la paciente debería descansar, pero dada la mirada de Elena y ese brillo de necesidad reflejado en sus ojos le permitieron quedarse un poco más.

-Ellas dos necesitan conversar. Muchas gracias –le guiñó el ojo a la auxiliar además de utilizar por primera vez su dinero para sobornar. Todo era para un bien mayor.

Estando ya solas Elena soltó la mano de Yulia y se acercó a la ventana para mirar el paisaje de un precioso parque cerca, los rayos de sol que casi no se veían y el frío de seguro aumentaría. Aún seguía escuchándose el monitor de la frecuencia cardíaca pero con alegría podía decir que esa habitación se llenaría de las voces de ambas. La culpa llegó a Katina de golpe, como una bofetada dura apareció al ser realmente consciente de la situación. Un accidente, un atentado terrorista tuvo que pasar para admitir que la amaba y estar a su lado en este momento ¿Qué hubiera pasado si Oleg no hubiera ido a verla? Todo pasa por algo, las vueltas de la vida eran tan sorprendentes y a veces necesarias para reaccionar, sí, con culpa o no debía admitir que necesitó ayuda extra para reconocer sus propios sentimientos.

-¿En qué piensas? –Yulia rompió el silencio, su voz era un poco débil- ¿Estás arrepentida de estar acá?

-Eso jamás –Elena se volteó pero no se acercó, tenía los brazos cruzados- Solo estoy luchando con mis propios pensamientos y culpas ¿Sabes? –la pelinegra estiró la mano para hacerle entender que la quería cerca. Sin dudarlo lo hizo pero los ojos volvieron a humedecerse- Casi me morí cuando supe lo que te había pasado Yulia, pero antes de eso enterarme que estabas mentalmente tan mal… ¿Fui yo la culpable?

-Ambas, tú por seguir inconscientemente responsabilizándome por lo del pasado y culpa mía por no ser sincera para decirte lo que me pasaba... Yo te amo Lena, te amo tanto que me duele el pecho y sí, me importa y me dolerá si me rechazas por lo que te estoy diciendo… -trató de acomodarse en la cama, la pelirroja la ayudó- Ese día del accidente quise despejar mi mente porque, Dios, estaba cayendo en una depresión, tenía deseos incluso de que algo me pasara para desaparecer un momento…

-Yulia –dijo Elena angustiada.

-Y me pasó…- apretó sus labios casi como si hiciera un puchero o estuviera a punto de quebrarse de nuevo - Y ahora me despierto y lo primero que sale de mi boca es tu nombre... ¿Estuviste conmigo durante estos días?

-Estuve a tu lado, sí –dejaba sus dedos acariciar el cabello de Yulia, lavado seguramente en la mañana porque olía deliciosamente a rosas - Tu corazón latía más rápido cuando te hablaba –al ver sus mejillas teñirse rojas tuvo unos deseos desesperados por hacerle tantas cosas - Yo sabía que no te ibas a morir y que yo, por supuesto, no iba a desperdiciar esta oportunidad… ¿Quieres que sea sincera? Yo necesito ayuda psicológica para borrar ciertos traumas de mi vida, para hacer desaparecer definitivamente ese pensamiento o rencor hacia el pasado sobre algo donde ambas fuimos víctimas… pero paso a paso ¿Sabes? Paso a paso, primero despierta bien, acostúmbrate a lo que te dirán los médicos, reposa, después viviremos la vida… pero quiero que sepas que no te dejaré ir de la mía –Yulia gimió sorprendida con sus palabras, quería chillar emocionada pero aún se sentía débil - No importa cuánto tardemos pero vamos a quitar esas inhibiciones y vamos a aprender a expresarnos mejor… yo también te amo tanto Yulia –con esas palabras la pelinegra terminó rompiéndose en lágrimas silenciosas- Tanto que de alguna u otra forma la vida permitió que fuese mi propio hermano que te salvara la vida… está afuera y...

-Necesito agradecerle tanto…

-Lo sé, pero ahora yo… te juro que necesito hacer esto…

Levantó con cuidado su rostro y sin perder de vista su objetivo besó sus deliciosos labios capturándolos con su boca de inmediato. Volkova respondió con un gemido de satisfacción tal que el monitor de frecuencia cardíaca aumentó las pulsaciones de forma instantánea. Apenas podía moverse pero todo lo que necesitaba en este momento era eso, el contacto físico más simple con la mujer que amaba y que la necesitaba de igual forma. 

-Te juro Yulia, te juro que esta “Dama del Universo” tendrá una mutación con “Cenicienta” para ser lo que deseas, no soy perfecta pero lo seré para ti –susurraba contra sus labios- Te juro que te amaré con todos los detalles, incluyendo eso que de seguro te preocupará que son las marcas que te queden en la piel sobre las costillas, todo… todo... ¿Lo entiendes? –Yulia apenas podía responder de lo emocionada que estaba. ¿Era realmente justo tener que pasar por un accidente para ver luces de felicidad al fondo del abismo? Miró los ojos verdigrises de Elena Katina y comprendió por qué ese día entró a la cafetería......todo era parte del camino.

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Y bien chicas, lamento no haber podido postear el capítulo el día de ayer. Faltan solamente dos capítulos más el epílogo para que la historia acabe 😔


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Mensaje por Ely 2/26/2022, 9:42 pm

Me encanto gracias saludos 😘

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