MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Sintió que se le apretaba la garganta con las palabras de Elena, sabía que no podía huir ni esconderse porque lo que vendría después era inevitable. Seguía apoyada contra el mueble, ella tenía una pierna entre las suyas y su cadera rozaba el costado de la suya. Sí, ahí vivamente bajo sus jeans había algo que prometía bastante pero más allá de lo carnal, en los ojos verdes de Elena había algo precioso y sentimental. Alzó una mano que repasó desde la parte superior de su tabique nasal pasando por sus labios hasta terminar en su barbilla, lugar donde apoyó sus labios y la besó. Escuchó a Elena jadear con ese contacto lo que la motivó a besarle la barbilla de nuevo, dejar una mano tras su nuca para acercarla y probar sus labios. Sentía que se estaba volviendo adicta a sus labios, eran tan suaves y cálidos ¡Deseaba morderlos! Así lo hizo mientras Lena comenzaba a inclinarse hacia adelante al mismo tiempo que dejaba el cuerpo de Yulia sobre el mueble. Sus dedos firmes y cálidos dibujaban círculos en sus mejillas. Elena también creía que la boca de Yulia era el manjar más rico del universo sobre todo cuando la punta de la lengua lamía en su boca insistiendo para abrirla. Tuvieron que separarse porque le faltaba la respiración, ambas jadeaban en una posición donde Elena estaba con más firmeza entre sus piernas.
-Eres hermosa – Yulia acarició su mejilla, Elena inclinaba el rostro contra la mano para dejar que le hicieran cariño - Y en esta habitación eres solo mía - la pelirroja se mordió el labio, sus ojos entrecerrados y ese gesto la hacían lucir más atractiva que nunca.
-“Afuera también soy solo tuya” –moduló antes de sujetarla por la nuca y la cintura, quería levantarla para tenerla frente a frente.
Sin más tomó un control que descansaba en el mueble y lo apretó, el radio que estaba cerca del LED tocó jazz ¿Cómo sabía que le gustaba eso y cómo descubrió su ubicación? Coqueta y con una sonrisa se le acercó para tenderle una mano, había modulado “Esto es un clásico” porque no había nada más sensual que estar solas bailando jazz. Pegó su cuerpo al de ella como antes, sus caderas estaban unidas y se contorsionaban lentamente, ella descansaba su frente en el cuello de esta, estar entre sus brazos era su posición preferida.
-Mi aspecto no es el más sexy del mundo, lo lamento –comento Yulia, escuchó a Elena reír bajo, sabía que era una respuesta de “No me jodas con eso, te ves estupenda”- Es que estaba sola, no pensé que llegarías de hecho… -suspiró, la pelirroja empezó a hacerle cariño sobre la espalda con su mano - De hecho es una sorpresa de lo más encantadora… mmm...
-“Bailar lentamente contigo, lo añadiré a mi lista de cosas favoritas que tengo sobre ti”.
-¿Tienes una lista? –Estaba inclinada para mirarle la cara- Me gustaría leerla –Lena negó con una sonrisa de forma torcida, era secreta y solo suya. Se quedaron en silencio pero sus ojos no se despegaban de la otra, el ambiente se volvía cada vez más cálido- ¿Qué hubiera pasado si no se te hubiera ocurrido venir a nombre de tu madre en el verano?
-Mmm –suspiró sonriendo- “No estaría ocurriendo esto” –llevó las manos al borde del pantalón de ella, repasando sobre la piel blanca y suave de su cintura, de su vientre, sobre el ombligo, abriendo camino con sus manos hasta posarlos sobre las copas de sus sujetadores. Vio como Yulia abría los labios dando un gemido ¡Cuánto amaba ese sonido! La morenq se acercó a su oído, sosteniéndose del cuello de la pelirroja para jadear suplicando.
-Sácame la blusa.
Pero no lo iba a hacer así, no de esa manera. La música de Jazz seguía sonando de fondo pero no la tomaban en cuenta, habían creado su propia atmósfera donde no podían dejar de mirarse. La tomó de la cintura y la espalda anclándosela al costado de su cuerpo, Yulia se abrazó a su cuerpo con las piernas a las caderas de “Cenicienta” y sus brazos los dejó de nuevo en el cuello, pero esa posición no duró mucho cuando la depositó en la cama lentamente. Había dado otro gemido, la morena estaba receptiva y la anticipación a ser “devorada” por esa mujer la ponía mucho peor.
“Permiso” –dijo Elena, la palma de su mano la dejó sobre su vientre, hacía círculos con ella antes de bajar el rostro y besarle ese sector que había calentado. Yulia se retorcía involuntariamente, tenía las mejillas rojas y los labios hinchados por los besos- “Voy a quererte por todas partes esta noche” –le quitó la blusa y la tiró lejos, los pechos de ella estaban cubiertos por un sujetador negro de encaje. Miraba bobamente el espectáculo, sentía hambre y deseo de placer pero también una necesidad increíble de amarla y protegerla.
Tenía las rodillas, una de cada lado de su menuda cadera, el antebrazo izquierdo apoyado en el colchón y la mano derecha presionando uno de sus pechos.
-“Tan hermosa…. tan mía ahora” –moduló la pelirroja antes de enterrar con suavidad el rostro en su escote, respirar el perfume y el calor que ella emanaba. Besó con delicadeza el borde de su pecho izquierdo, daba pequeños mordiscos para que Yulia hablara ya en “otras lenguas” por culpa de la excitación- “Mmm deliciosa” mía…mía –la morena volvió a retorcerse bajo su cuerpo, tenía los ojos cerrados y los dedos de los pies estirados, se sentía mucho más que húmeda e inquieta pero detenerla sería un pecado- Mía… so… solo mía.
-Mmm Lena… Lena –trató de quitarse el sujetador pero ella se lo prohibió diciendo “mía”- Por favor….
-“No me quites este placer” –murmuró la pelirroja con los ojos entrecerrados y “fingidamente” enfadada, pero al ver su rostro preocupado y rojo sonrió instantáneamente- “Hermosa” –Yulia levantó la espalda mientras sus dedos expertos desabrochaban el sujetador. Lo retiró y lo lanzó a un costado, se mordía los labios observando sus pechos al aire y como los pezones se formaban capullos- “Encantador” –abarcó con su boca un pecho para lamerlo ¡Vaya! Yulia dio un gemido tan alto que si alguien pasaba por el pasillo podía oírlas. Eran suaves, muy suaves, de textura blanda y tibia. Por supuesto que Lena no se quedaba atrás, estaba excitada pero quería alargar esto tanto como fuese posible, quería disfrutarla porque ¿Y si no quería verla nunca más con lo que tenía en el sobre? ¿Si acaso creía que se estaba aprovechando de ella por eso?
Cuando Yulia le quitó la blusa pudo ver sus pechos tras el sujetador blanco, eran hermosos, su vientre blanco como la leche pero algo marcado. Ya la había visto así cuando estuvo de salvavidas en la piscina ¡Que delicia de vista!
-“¿Me quieres comer?” – con una sonrisa coqueta moduló Elena, pero como Yulia no la había visto repitió la pregunta. Perversamente sonrieron, Yulia asintió pero antes de hacer otro movimiento la abrazó dejando que sus pechos desnudos descansaran sobre los de ella. El calor que se transmitían era indescriptible, estaban en silencio respirando y tratando de grabar en su memoria esto- “Me encantas tanto Yulia, tanto que me estoy dando miedo” –moduló aunque sabía que no podía verla ni oírla. Buscó su boca para besarla, era una de las cosas favoritas que había en su lista, una cosa de la cual no soportaría privarse.
Sin dejar de besarse la depositó en la cama presionando sus caderas en la parte donde sabía que Yulia se sentía sensible. No había tiempo de hablar solo de acariciarse porque no sabían realmente lo que se vendría después, tampoco querían que de sorpresa Oleg las interrumpiera aunque fuese con nobles intenciones. Por suerte la morena tenía un pantalón de tela fácil de retirar así que no le tomó ni 3 segundos dejarla solo con las bragas puestas. Así se fueron quitando la ropa hasta quedar completamente desnudas, la música seguía sonando de fondo, Elena estaba sentada de rodillas sobre el colchón y Yulia sobre las piernas de ella mientras seguían besándose lentamente. ¿Por qué no podían estar eternamente así? Lejos de los prejuicios de los problemas de la sociedad y sus estratos económicos, solo ellas dos que se querían de verdad, que pasaron de estar odiándose a comprenderse y enamorarse.
-Si dices que soy solo tuya, tú eres solo mía, es un trato ¿no? – cuestionó Yulia, la pelirroja asintió contra su cuello, que bien se sentía que ella la acariciara y la quisiera, pero tampoco podía relajarse si podía sentir sus sexos rozar ligeramente. Elena solo se concentraba en tocarla y hacerla sentir bien, la trataba de forma tan encantadora que sentía deshacerse entre sus manos.
Lentamente dejó caer una mano hasta el costado de su pierna, tanteando el área para saber cómo ella respondía. Dos de sus dedos los llevó hasta su sexo para acariciar esa zona, estaba receptiva, muy muy receptiva porque Yulia jadeó de forma salvaje. Intentó morderle la oreja de la misma forma que ella la estaba tocando abajo y lo conseguía, Elena también se estaba excitando más de la cuenta. Eran un pasional nudo de brazos y piernas unidos en un abrazo, Katina se sentía afortunada de poder tenerla desnuda sobre ella, no tener impedimento para besarla ni mucho menos tocar la zona más erógena de ella.
-Más fuerte… más… fuerte – Yulia susurraba contra el lóbulo de su oreja, contorneaba su cadera contra la mano de Yulia, nunca pudo dimensionar lo tremendamente pasional que podía ser ella o que con simples cosas la estuviese llevando al borde del orgasmo, todo en un contexto emocional.
Pero cuando los músculos se le contrajeron preparados para caer al abismo del orgasmo, Elena se detuvo sonriendo contra su cuello de forma perversa ¿Acaso quería jugar?
Separó su rostro con ambas manos, uniendo su frente para modularle un “¿Me permites, Yulia?”
-Solo tuya – susurró un poco ansiosa la morena, las palabras quedaron grabadas en su lengua y corazón, “Solo tuya” y sabía o sentía que sería así por mucho tiempo o quizás ¿Siempre?
¿Yul? –ella la miró fijamente, el sonido de su ronca voz resonó en la habitación. Seguían abrazadas sobre la cama- Te…. Te… te quie… –gruñó, trataba de decir “te quiero” pero le costaba, no tenía por qué forzarse a hacer algo que no podía. La ojiazul puso un dedo sobre sus labios, dedos que remplazó con su boca para que se relajara. Sonrió bobamente porque su perfume, su piel suave y su respiración agitada era la mezcla perfecta en este momento, era todo lo que deseaba, daría porque esto fuese eterno. La sujetó por la cintura, ansiosa e indecisa pero fue finalmente ella quién comenzó a acomodarse sobre Elena sin soltarle la boca. No había que alargar más esto, con Elena estaría bien.
Y fue así, fue así cada segundo en la que sus cuerpos se acomodaron y se agitaron juntas sobre la enorme cama. A diferencia de estar con Pavell, Katina era mucho más especial porque ella no podía hablar, todo su cariño y esfuerzo lo empleaba con su cuerpo, con su boca ¡Con sus manos! ¡Maravillosas y expertas manos! De todas formas no tenía cabeza para hacer comparaciones, solo podía cerrar los ojos y sentir cada uno de los estímulos.
Tenía los brazos aprisionados sobre su cabeza, el cabello despeinado pero su boca ocupada en otro beso que la pelirroja le estaba dando. Ya había tenido algunos orgasmos y ella quería seguir jugando un poco más, tenía sus razones. Sus caderas se agitaban la una a la otra con más fuerza, estaban sonriendo y disfrutando tanto esto, pero sus sonrisas se fueron tensando cuando sintieron que el orgasmo estaba cerca.
-Lena…. Lena… Mmh Lena… -gimió rindiéndose ante el orgasmo, tensaba sus piernas y dedos de los pies, las corrientes eléctricas corrían desde su entrepierna hasta todo el resto del cuerpo. Jadeando la abrazó fuertemente para que Yulia también se rindiera ante el orgasmo sobre su cuello. Estaban sudando pero no querían separarse, habían hecho el amor por un largo rato y habían descubierto una cosa muy dulce: si pudiesen elegir un lugar favorito en el mundo, sería este, descansar sobre el cuerpo de la otra.
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Todo estaba silencioso excepto, de nuevo, por la tormenta que había afuera y que azotaba los vidrios de la habitación. Los párpados los sentía pesados y aunque aún tenía sueño nadie podía quitarle esa satisfacción y felicidad que la embargaba ahora ¡No era de menos! Entre sus brazos tenía a Yulia durmiendo desnuda, sus piernas suaves se enredaban con las suyas y podía decir que estaba tranquila por la forma lenta en la que respiraba. Buscó con el brazo derecho su teléfono para ver la hora, cuando tocó la pantalla se dio cuenta que eran las 8 de la mañana y gracias a las nubes grises estaba un poco oscuro. Se mordió los labios mientras la miraba dormir, era exquisita, era…. era todas las cosas buenas que podía describir ahora. Agachó la cabeza para darle besos en su cuello, una de las partes favoritas de su cuerpo y que anotaría en su lista. La “heredera” ronroneó por los besos que “Cenicienta” le daba sobre su piel, se retorcía gustosa mientras la pelirroja reía bajito al ver como reaccionaba con sus caricias.
-Mmm buenos días – Yulia se volteó con los ojos cerrados para abrazarla con sus brazos y piernas - Buenos días…
-Yul mía, mía, mía –la aferró más a su cuerpo. La morena volvía a ronronear como un felino porque su voz ronca era exquisita para sus oídos, aun deseaba con todo su ser que hablara normalmente ¡Estaba segura que se derretiría!
-Gracias por lo de anoche, de verdad gracias por tratarme tan… como tú solo sabes – dijo la ojiazul, luego suspiró y abrió los ojos.
-“¿Cómo solo yo sé?” –moduló Elena con una sonrisa perversa, una mano que descansaba en el costado de ella la fue descendiendo hasta dejarla entre sus piernas, estaba caliente y húmeda. Yulia gimió enterrando las uñas en su espalda, su cadera la movía contra sus expertos dedos - Mía – jadeó mordiéndose los labios - Mía –besó su hombro con hambre, por supuesto que también se estaba excitando como ella pero necesitaba hacerla llegar al orgasmo con sus manos. Empleó más velocidad, adentro, afuera, y así sucesivamente hasta que la heredera gritó contra su boca cuando le daba un beso, los músculos de su sexo se contraían rápidamente con el orgasmo.
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Ansiosa caminaba como león enjaulado, acababa de ducharse y ahora se encontraba Yulia en eso. No había caído en la tentación de tomar un baño juntas porque sabía que si no se controlaba terminarían quedando en una silla de rueda ambas. Con esa idea sonrió pero luego recordó lo que tenía entre manos. Hace unos días había dicho (o pensado) que le haría el amor solo cuando fuese realmente suya, y lo había hecho anoche, se dio el lujo de dejar de reprimirse el amarla de esa manera porque ya tenía lo que le había prometido. Pruebas, pruebas que harían que Yulia tomara una decisión pero también que le hacían temer de su reacción. Porque por más que quería que ella supiera la verdad, no deseaba verla sufrir por un imbécil que no la deseaba. Con su rostro sin maquillaje, con el cabello tomado en una toalla, con ropa ligera y una sonrisa salió del baño. Elena sonrió también, Yulia no necesitaba colocarse maquillaje para verse tan bella como estaba ahora.
-“Sería bueno que nos sentáramos, hay… hay algo que debo mostrarte” –al modular esas palabras la cara de la morena cambió completamente, había visto en Elena preocupación por lo tanto sabía que lo que tenía que mostrarle no era algo bueno. ¿Habría llegado por eso?
Se quitó la toalla para peinarse el cabello pero fue Elena quien sostuvo el cepillo para hacerlo, le gustaba ver como esa masa despeinada caía lisa y húmeda sobre sus hombros. Besó su nuca, parte del cuello y luego la soltó porque estaba lista.
-¿Qué quieres decirme Lena? – La voz de Yulia rompió el silencio, se volteó sobre la cama, la miraba sentada de rodillas.
-“Prometí que esta semana te probaría que Pavell Smirnov no valía la pena, te dije que las personas a tu alrededor eran peligrosas… pues bien” – De sus jeans sacó el sobre que había tomado del suelo hace unos minutos, abrió el sobre pero no sacó lo que tenía dentro- “Primero quiero que sepas que no te lo dije hasta conseguir pruebas para que me creyeras, segundo, no quiero que creas que me he querido aprovechar de ti… no, yo te quiero demasiado” –besó sus labios, ella respondió de forma tan tierna a pesar que sentía miedo. Con un poco de temor le acercó el sobre abierto, las manos temblorosas de Yulia lo recibieron para entender que contenía.
Elena no quería perderse ninguna de sus reacciones. Cuando sacó la primera fotografía supo que algo en la morena se rompió de inmediato, la boca de ella se había abierto enorme y un quejido brotó desde lo más profundo de su ser. Así mismo fue cuando sacó una y otra y otra foto que tenía dentro.
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Pavell sonrió de oreja a oreja al ver que Yulia se acercaba a él con una ternura impresionante. Andaba con chaqueta de cuero para pasar el frío del día pero también con lentes de sol, claro que él no sabía que lo utilizaba para ocultar los ojos rojos que tenía de tanto llorar. Al ver esa cínica sonrisa en su cara le dieron ganas de golpearlo pero mantuvo la compostura, por ahora.
-Mi amor – Pavell la recibió entre sus brazos, sostuvo su cara y la besó ¡Yulia Volkova era exquisita!- Me sorprendió tu llamada para juntarnos, te echaba de menos.
-No está mal que le pida a mi novio salir ¿O interrumpo su día domingo? –de la mano caminaron hasta el vehículo que ella conducía, había llegado hasta la mansión de él para buscarlo luego podrían salir donde Yulia tenía planeado- ¿Qué tal tu día? A mí me duelen los músculos del cuerpo, cada uno de ellos –apretó la mandíbula imaginando porqué estaba así, si llegaban a su cabeza las imágenes de la madrugada del sábado terminaría por desparramarse en el asiento con un orgasmo.
La conversación dentro del vehículo la mantuvo lo más normal posible, puso música para cantar alegre junto a él, doblando por cada calle para llegar a su destino. Miró de reojo su cara cuando entró en una calle paralela a la de la costanera. Pavell tragó saliva, se removió en su asiento y cambió la posición para mirarla fijamente.
-¿Por qué no vamos a otra parte?
-¿Qué tiene de malo este café? –dijo Yulia con un tono inocente, aunque sus ojos bajo los lentes ocultaban las lágrimas de rabia - ¡Ah espera! ¿Es aquí donde trabaja Svetlana? Yo pensé que jamás haría algo tan “bajo” como suele decir ella.
-Creo que sus papás la obligaron a atender el lugar los domingos como castigo para costear las multas de tránsito que tiene acumuladas –murmuró su novio sin importancia. Abrió la puerta a su lado y luego la cerró, debía ser natural, estaba seguro que Yulia quería obtener algún descuento en su compra de café como para venir al lugar donde su “amiga” estaba.
Cuando entraron, el sonido de una campanilla llamó la atención de los demás clientes y trabajadores de la cafetería “Xpresso”. Tomados de la mano estaban parados en la entrada, Pavell buscaba un lugar lejano donde acomodarse con su chica pero la morena tenía otro objetivo en mente. Acomodó sus gafas de sol, se mordió los labios y le susurró a su chico que Sveta estaba tras la caja atendiendo. Smirnov no quería ir pero cedió, se suponía que este fin de semana lo compartiría con su chica y no su amante ¡Jodida coincidencia e idea de Yulia! Era evidente el desconcierto en Svetlana Kutznesova, abrió la boca pero formó una sonrisa falsa para que la morena creyese que le gustaba tenerla frente a él. Le dio un vistazo rápido a Pavell, no quería delatarse pero es que teniéndolo tan cerca era difícil no observarlo ¡Sobre todo cuando era todo lo que ella deseaba! Miró sus manos unidas y gruñó pero luego sacó la voz con el mejor tono posible.
-¡Yulia! ¡Pavell! Que sorpresa tenerlos aquí – Sveta alcanzó un menú- Pueden acomodarse en una mesa y pedir algo de acá, un mozo los va a atender ¿O quieren algo para llevar?
-No queremos interrumpir tu trabajo –miró a su novia- ¿Pidamos para llevar?
Yulia estaba muy concentrada en los ojos de Svetlana. Cada vez que miraba a Pavell tenía un brillo intenso en sus ojos que delataban el deseo oculto. Comenzó a temblar, tragó saliva y sonrió, por suerte ya no tenía sus ojos rojos ni lacrimosos, por suerte había buscado las palabras necesarias y había tomado el valor suficiente para hablar.
-Yo quisiera algo para llevar pero no está en este menú –comentó Yulia, Svetlana juntó las cejas, no quería hacer algo especial por ella ¡Jamás!
-¿Qué cosa quieres mi amor? – Pavell acarició su mejilla - Si no está en el menú puedo decirle a mi chef que nos prepare algo en la casa, además hace frío y estoy seguro que Sveta –la miró haciéndole una mueca para que siguiera el juego- No quiere que la molestemos.
-Que conveniente –se le quebró la voz, tosió y se quitó las gafas de sol- Pues quiero que ambos me expliquen esto –con un solo movimiento sacó el montón de fotografías de su cartera y se las lanzó a la rubia a la cara- No, de hecho no necesito que me lo expliquen… ambos ¡Par de puercos! – la rubia nerviosa miró a su alrededor, todos estaban viendo la escena. Se agachó para tomar unas fotos.
-Mierda….
Allí estaba ella con Pavell, ambos besándose apasionadamente contra un lavamanos del baño que prácticamente nadie ocupaba por su ubicación tan alejada de las salas de clases. ¡Pero qué mierda! ¡¿Cómo?! Levantó la vista al escuchar una bofetada que Yulia le dio en la mejilla a Pavell, pero poco duró su atención porque la morena había apretado su mano para darle un puñetazo en la nariz.
-¡Eres una jodida perra! ¡Ramera! ¡Puta! –Yulia sintió como su cuerpo se llenó de adrenalina logró subirse sobre el mesón, sostenerla de la cabellera rubia y mecérsela tanto como su fuerza le dio posible. Las personas de la cafetería miraban todo con la boca abierta, no se atrevían a interferir aunque si pasaba a mayores llamarían a la policía.
-¡Basta Yulia! – Pavell intentó detenerla en vano.
-¡No me digas que pare infeliz! Tú y ella son unos mierdas, iguales el uno al otro –Sveta chillaba al ver que caía sangre de su nariz, pero Yulia no tenía intensión de parar - ¿Ahora lloras? ¡Eh! Ambos me vieron la cara, ambos… tú, a ti que te consideraba mi amiga a pesar de tu carácter de mierda y ególatra… y tú, Pavell, tanto que me lamenté por –se quedó callada, no iba a meter a Elena en esto - Tanta culpa que sentí…. Se suponía Sveta que eras mi amiga, se supone que no debes meterte con mi novio por respeto a mí, por una fidelidad a la amistad pero…
-¡Me rompiste la nariz cuernuda! – Chilló Svetlana.
-¡Miren todos! –Yulia se dirigía a las personas de la cafetería, muchos de ellos estaban incómodos con la situación ¿Por qué no arreglaban problemas ajenos en lo privado?- Estos dos, estos dos estuvieron juntos a mis espaldas, ella era mi amiga y él ERA mi novio.
-Yulia…. – al chico se le apretó la garganta al oír eso.
-¡Yulia ni que nada! Váyanse a la mierda ambos, si hubiese sido otra sería grave pero con mi amiga ¡Con mi amiga!... afuera en muchas calles están sus fotos, vayan… vayan a ver -enterró el dedo en el pectoral de Smirnov, tenía la mandíbula tensa y los ojos húmedos pero no lloraría, ya había llorado demasiado ayer cuando se enteró de esto, ahora quería un poco de dignidad- Olvídate de todo lo que nos unió, de las relaciones con tu familia porque mis padres ya están enterados de esto, olvídate de ser… la pareja perfecta –se le quebró la voz pero tragó saliva ¡Dignidad! La vena se le marcaba en el cuello- y tú, Svetlana ¡Felicidades! Eres la gran zorra de Heidelberg…
Sveta estaba con lágrimas, todas las personas les ponían mala cara y eso le daba vergüenza ¿Cuántas personas subirían esto a YouTube? Su preciada nariz operada, su cabello, su dignidad, todo estaba arruinado.
-Hija de puta – la rubia masculló angustiada.
Ella jadeó. Al escuchar esa frase Yulia se volteó y de inmediato estrelló un puñetazo en su nariz.
-Con mi madre no, mierda, con mi madre no –masculló la morena cerca del rostro de Sveta la cual estaba llorando, salió de allí zafándose de los brazos de Pavell y dirigiéndole la mirada de odio más fuerte que pudo haber hecho antes.
Que lucharan con su vergüenza ellos dos solos, que llamaran a la policía si querían, Yulia Volkova tenía muchos contactos para quitarse de encima una detención. No quería ser acompañada ahora, no correría donde Elena Katina, ahora que toda la adrenalina se desprendió de su cuerpo necesitaba amanecerse llorando. Esto recién estaba comenzando, la guerra se había desatado.
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Ya se enteró
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
Elena Sonda- Mensajes : 57
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Flash Back
Elena no quería perderse ninguna de sus reacciones. Cuando sacó la primera fotografía supo que algo en la morena se rompió de inmediato, la boca de ella se había abierto enorme y un quejido brotó desde lo más profundo de su ser. Así mismo fue cuando sacó una y otra y otra foto que tenía dentro.
Allí estaba su novio con quién, a pesar de su carácter de mierda, consideraba su amiga. ¡¿Cómo pudo lamentarse todo este tiempo de querer a Elena?! Lanzó un grito desesperado al igual que las fotos ¡Eran unos asquerosos! ¡Eran lo peor! Alzó la vista con sus ojos inundados en lágrimas, sentía mucho dolor en el pecho y el estómago, Lena estaba mirándola preocupada pero no decía (modulaba) nada.
-Lo sabías ¡Tú lo sabías! – La pelirroja tosió.
-“Te dije que no te diría nada hasta tener pruebas, te hice una promesa y cumplí”.
-¡Esa perra está con Pavell! Se rieron a mis espaldas, me vieron los cuernos, besé labios que pasaron por su boca y sexo, sexo y yo… aaaaaahg –tomó las fotografías y empezó a lanzar cada vez más lejos - ¡Quiero estar sola! ¡Quiero estar sola! – Elena no esperó mucho para sostenerla entre sus brazos y caer con ella a la cama, abrazadas, dejando que ella lanzara todas las patadas y palmazos que quisiera pero no la soltaría.
Lloraba amargamente contra la almohada, a pesar que ella misma había “engañado” a Pavell, él lo había hecho quizás desde una época en la que Yulia si lo amó. Era una falta a su orgullo, a su corazón y la forma en la que la ojiazul le entregó sus sentimientos. ¿Su amiga y su novio? ¿Cuándo creyó que él era el chico perfecto y con el que quería pasar toda la vida? Por supuesto que iba a terminar la relación antes de saber esto porque sus sentimientos ya no eran los mismos, por supuesto que no tenía todos los derechos de recriminarle sus acciones, pero de igual forma seguía doliendo como si una daga le diera en el pecho una tras otra vez. La fuerza de su llanto se fue acabando hasta que ya no salieron lágrimas ni lamentos, solo podía sentir el calor del cuerpo de Elena envolverla completamente mientras sus labios le hacían cariño en el cuello y la punta de su nariz en el cabello húmedo. Quería enfrentar a su “cenicienta” y preguntarle “¿Por qué me lo dijiste después de hacer el amor? ¿Querías aprovecharte de mí?”, pero no era tonta, se conocía tan bien que estaba segura que no hubiese sentido deseo ni fuerzas para tenerla cerca y la habría mandado a la mierda. Lena solo quería demostrarle todo lo que la amaba y cuanto valía la pena, pero quería que ella misma se lo dijera. Se movió un poco para voltearse y tenerla cara a cara, su preocupación era evidente.
-“¿Me vas a golpear?” –Moduló.
-Cómo… por… - abrió la boca sorprendida ¿Tan bruja era? Meneó la cabeza - ¿Por qué ahora Lena? ¿Por qué después de hacerme el amor? - A Elena se le cortó la respiración, quería buscar las palabras adecuadas.
-“Porque pensaba decírtelo antes pero cuando te vi, tan linda, tan delicada… supe que lo único que quería era amarte, dejar de estar poniéndonos ataduras”.
Le acarició el rostro por donde las lágrimas habían caído. Yulia suspiró cansada pero también encantada por la pelirroja. ¿Por qué el amor dolía tanto? Tenía que tomar acciones con Pavell y Svetlana, tenía que hacerlo pero no hoy día, hoy lloraría todo lo que su cuerpo le pidiera.
-“¿Quieres llorar?” –Haciendo pucheros y gemidos asintió, sus ojos volvieron a humedecerse - “Llora mi niña, llora todo lo que tengas que llorar” – Elena la besó en la frente escuchando como Yulia rompía en un llanto de nuevo. Pavell se iba a lamentar por hacerla sentir así.
Fin Flash Back
El día después del caos en la cafetería, el lunes, Oleg y Larissa Volkov fueron a la mansión de los Smirnov a hablar con los padres de Pavell. Después de duras conversaciones quedaron en un acuerdo, mantendrían las negociaciones que tenían entre las familias pero por ningún motivo querían a Pavell cerca de Yulia, ni siquiera en Heidelberg sino se acabaría todo. No querían mezclar los negocios con la relación de sus hijos pero los Volkov tenían muy en claro una cosa, la sanidad mental y la dignidad de su hija era más importante para ellos que el dinero. Pero no todo era tan diplomático, ellos se negaron rotundamente a pagar la operación de la nariz que a Svetlana Kutznesova le hicieron en la mañana, por supuesto que los Volkov quisieron imponer su respetada figura familiar, los Kutznesov tenían muy en claro que no podían reclamar nada, la actitud de su hija era inadmisible y no la compartían.
El calendario marcaba jueves 18 de diciembre, Yulia estaba sentada entre las piernas de Elena mirando el atardecer desde el último piso de la mansión. Hacía tanto frío pero gracias a los brazos y el calor que el cuerpo mismo de la pelirroja le brindaba, se sentía muy a gusto. Compartieron unas tazas con café colombiano, el más exquisito que habían probado, también con el mismo tipo de galletas con la cual una vez “brindaron” bajo el árbol. Durante estos días muy poco se le veía sonreír a la morena, no era de menos cuando un novio tan importante se había acostado con su amiga, no cuando estaba dejando ir todos esos recuerdos para dejar espacio para los nuevos. Lena le dio un beso en su mejilla, se protegía el rostro del viento escondiéndolo tras el cabello de Yulia, el perfume de su shampoo era exquisito como toda ella, podía estar horas y horas abrazándola y bebiendo café sin aburrirse.
-Este año no tuve ánimos de celebrar mi cumpleaños, pueden todos joderse, en serio – dijo Yulia.
-“Yo puedo hacerte una celebración personal si lo deseas >” – escribió Elena en su Ipad.
-Pero me regalaste esta cadena de oro, es preciosa, aunque quizás tome en cuenta tu generosa oferta –Yulia rió, luego se volteó para mirarla fijamente- Quiero que tengas paciencia conmigo, en un par de días cuando volvamos a clases quiero que me des un espacio de días para reordenar todas las personas que me rodean, estoy segura que muchas me dejarán…
-“No saben de lo que se pierden” – bufó Elena.
-El asunto es…. Es que será por muy poco y…
-“Lo que quieres es esperar unos días para hacer público lo nuestro ¿Verdad?” –ella asintió, la pelirroja sonrió- “Te entiendo completamente y esperaré lo que sea, nada me pondrá más feliz que andar de la mano contigo por Heidelberg, mandando a la mierda los malos comentarios, las malas personas… mis amigos te aceptarán gustosos aunque” –dejó de modular para dar una sonrisa torcida - “Tendrás que tener paciencia con mi mejor amiga, Nastya, ella más que mi amiga parece mi madre” – Yulia se acordó de la chica que dijo ser la novia de Lena en la fiesta de Pavell, de seguro lo hacía para proteger a Elena aunque no podía dejar de pensar que ella estaba en lo cierto, esa mujer tenía carácter.
-Preciosa – Yulia susurró poniéndose de rodillas en el espacio que ella dejaba entre sus piernas - Como deseo quitar a las malas personas de mi vida, sé que entrarán nuevas… te estoy abriendo mi corazón y confiando todo de mí, incluso mi cuerpo – Katina asintió, su alma y su cuerpo, los bienes más preciados - No quiero que me falles, no quiero que el amor que siento por ti sea en vano ¿Me prometes que no me fallarás así como yo te prometo lo mismo?
-“I promise” –la pelirroja moduló antes de sostenerle con delicadeza la barbilla y besarla, dejando que los últimos rayos de sol iluminaran sus rostros antes de perderse en el horizonte de una tarde del “casi” invierno.
En ese mismo instante pero en otra parte de la ciudad de Moscú, Pavell le entregaba un buen rollo de dinero a ese hombre de aspecto pulcro pero oscuro y secreto. Sentía mucha ira, demasiada como para poder dormir bien o comer algo estos días, la única forma de saciar eso era buscar respuestas. ¿Quién lo habría acusado? Estaban sentados uno frente al otro, el enigmático rostro del detective no delataba emociones porque solo estaba acá para recibir instrucciones. Por supuesto que Pavell conseguiría lo mejor de lo mejor, tenía recursos y por supuesto Sveta lo apoyaba.
-¿Qué es exactamente lo que desea saber?
-Pruebas, quiero saber quién fue la persona que delató mi infidelidad a mi ex novia, le puede sonar a juego de niños pero para mí esto es orgullo de hombre –Pavell masculló y le mostró una foto donde aparecía él con Sveta besándose sobre el lavamanos del baño de la escuela - Quiero saber quién tomó estas fotografías, quiero nombres en menos de tres días ¿Hay forma de saberlo? Estudio en la escuela de Heidelberg y puedo darle la ubicación de este baño.
-Hay maneras de saberlo –su voz era ronca - No creo en los crímenes perfectos, solo en los descuidos y le digo, de aquí a tres días le tengo el nombre de quién lo hizo, o al menos la imagen para que usted lo o la identifique.
-Bien, la mitad del dinero se lo acabo de dar, cuando termine con su trabajo le doy la otra parte… - respondió Pavell.
Sin decir adiós, solo asintiendo con su cabeza, salió de allí el detective con una misión importante para su carrera. Pavell quería culpables, su reputación había caído un poco y lo podía ver en las redes sociales como su propio Facebook y en los grupos de Heidelberg como así también en las páginas de chat de la escuela. Era tema lo de “Pavell Smirnov se acuesta con Svetlana Kutznesova”, comentarios iban y venían en su mayoría con connotación negativa, los más calientes decían que Pavell tenía suerte por meterse con tan deseada rubia, pero otros aborrecían su conducta. Era un hecho que Yulia era muy querida en la escuela y la mayoría tomaría parte por ella. Por eso necesitaba vengarse, tenía muchos planes pero solo necesitaba el nombre del culpable para actuar cuanto antes.
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Sábado 20 de diciembre 2014 marca el calendario, 2 días después de que Pavell tuviera la reunión con el detective privado.
Afuera hacía frío pero él se sentía muy cómodo en la cama de su habitación. Sobre sus piernas tenía el computador portátil para hacer un chequeo habitual a sus cuentas bancarias. Miró hacia el lado al escuchar a su esposa suspirar. Durmiendo podía ser realmente agradable y dulce pero cuando estaba en su papel de jefa tenía actitud severa si las cosas no se hacían bien. Oleg dejó un beso en su espalda para luego seguir viendo la pantalla del computador. Entrecerró los ojos al ver que algo no le cuadraba, sabía la cantidad exacta de dinero que entraba o salía y al ver el número total de dinero que poseía supo que había un serio problema. Antes de poder reaccionar sonó el teléfono personal que descansaba en el mueble, su intuición no fallaba y podía apostar que era el jefe encargado de su seguridad financiera, el señor Piero Müller.
-Piero, soy Oleg, háblame.
-Señor Volkov, por su tono de voz supongo que se ha enterado de lo que está pasando, de su cuenta fueron retirados 50 millones de euros.
-Mierda – Oleg masculló sin sentir vergüenza. Incluso esa cantidad no era tanta para él pero no soportaba la gente deshonesta ni la que robaba- ¿Cómo es esto posible?
-No entendemos de verdad como han burlado las barreras de seguridad, incluso para un hacker es difícil, debe ser muy bueno –no escuchó nada que proviniese de la otra línea, salvo la respiración densa de su jefe - Pero ya tenemos personas a cargo de la investigación.
-Me comunicaré de inmediato con la KGB, tengo muy buenos amigos que se pondrán a cargo de esto… Dios ¡Son 50 millones! No es tanto pero es la acción ¿Crees que puedan ser personas de la competencia?
-Para alguien que es dueño de muchas cosas en el área del entretenimiento, es posible –pausó Piero un poco- Señor Volkov por favor comuníqueme con sus amigos federales una vez haga contacto con ellos, juntos podemos trabajar para encontrar a los culpables, conmigo pueden ver los gráficos de cómo ha manejado su dinero en los últimos días.
El asunto quisieron manejarlo en secreto, no querían que llegase a los medios de comunicación para que los canales de prensa lo atosigaran con preguntas. ¿Quién había tenido el atrevimiento de robarle tanto dinero? ¿Acaso era envidia de lo que poseía? Le molestaba ¡Por supuesto que le molestaba! Trataba de ser día a día un ejemplo para los demás, una persona con principios que le inculcaba valores a su única hija ¿Cómo los demás podían actuar así con él? No quería andar de mal humor por la casa ni tomarla con los demás pero era imposible no andar con una cara de molestia. Sus amigos de la KGB, los agentes Peeters y Klein, ya estaban al tanto de la situación así que esa misma tarde, abrieron un archivo para empezar la investigación. Junto a Piero Müller que estaba encargado de las finanzas de Oleg Volkov, más expertos informáticos que trabajaban dentro de la unidad de delitos de cuello blanco de la KGB, tratarían de encontrar a los culpables, pero había que andar con cuidado, no sabían de quién se podía estar tratando.
………........................................................
Era domingo, Elena quería hacer algo especial, quería reunir a sus amigos y recibirlos con lo que tenía, sí, quería tenerlos en su casa. Invitó a sus “fenómenos” con quienes tenía una relación muy especial, a Nastya que era su mejor amiga y a Yulia, porque en ese momento quería dejar de ocultar que entre ambas sucedían cosas. No era boba, ya le había mandado señales a Nastya para que supiera que las cosas con la “heredera” eran distintas, todo con tal que no estuviera de mal carácter por no ser la primera en enterarse de eso.
“Cenicienta” que había ido al baño, volvió a la cocina topándose con una imagen que le pareció muy bonita. Allí frente a un sartén estaba Yulia revolviendo la carne molida, cebolla y especias, a unos cuantos pasos estaba Katya rebanando verduras con cuidado, ambas reían mientras conversaban de quién era el ídolo adolescente más ardiente del momento ¡Pero qué femenina la conversación! ¿No? La niña era confidente de su hermana y sabía que la mujer que tenía a su lado era su “casi” pareja (solo porque no lo habían oficializado), además Katya ya la había visto una vez en el hospital cuando esta fuea ver a Lena con el accidente de la fractura. “Qué bonitas” pensó antes de interrumpir la atmósfera para calentar las tortillas ¡Prepararían tacos! Sus amigos traerían los bebestibles y otras cosas para comer, pero lo principal de la cena corría por cuenta de Elena Katina.
-Me gusta la idea que traigas a tus amigos acá ¿Sabes hermana? –Katya se volteó, era increíblemente educada y bonita, con los mismos ojos y cabello de Elena- Quizás los alrededores no sean tan lindos pero la casa nuestra es preciosa.
-Estoy de acuerdo con esta chiquilla – Yulia le guiñó un ojo. El sector donde vivían no era tan bueno, había cierto peligro durante la noche y las calles no estaban en su mejor estado pero la casa por dentro y por fuera aunque fuese chica era muy bonita - Me encanta ¿Sabes que hablo en serio verdad? –Asintió.
-¿Puedo hacerme un taco antes de irme dónde la abuela? –La pequeña hacía pucheros, la mayor le hablaba con las manos.
-“Es lo mínimo que te mereces por haberme ayudado a armar esto” –Yulia las observaba curiosa, ojalá pudiese aprender el lenguaje de señas para que Elena no modulase todo el tiempo para ella.
Inessa se despidió de su hija y Yulia, le hubiera gustado estar para recibir a los demás pero tenía un bus con pasaje comprado y podía perderlo. Desde que había dejado de trabajar tenía tiempo de hacer todo lo que no pudo antes, pero esto duraría por las vacaciones porque a partir de enero entraría a estudiar. Cuando estuvieron solas las 2, Yulia abrazó a su “Cenicienta” por el cuello para fundir sus cuerpos en un contacto donde se notaba mucho cuanto latía su corazón. Elena empezó a mecerla como si estuviesen bailando, quería que estuviese tranquila porque sus amigos no la dañarían, ella lo sabía.
-Estoy tan nerviosa, es como si tuviese que presentarme con la realeza – comentó Yulia. La pelirroja sostuvo su rostro lleno de cariño.
-“Te apuesto lo que quieras que saldrá todo bien”.
-Yo no diría eso de Nastya, me da miedo – Elena la atacó con un beso dulce y lento, gemía por la textura de sus labios con los de Yulia mezclados, todo en un contacto.
-“Espera y verás”.
Todos sus “fenómenos” (los apodaba así con cariño) llegaron 10 minutos después, Oksana solo había estado acá una vez pero como había venido de día se perdió en las calles. Con cercanía la saludaron e incluso a Yulia también, no querían actuar como no les gustaría ser tratados así que fueron sinceros y le dieron una oportunidad. La Yulia de antes estaba a miles de kilómetros lejos comparado con la de ahora.
-Traje mi Ipod y el parlante portátil para poner música –T.O.P movía el cuello con ritmo.
-“Puedes dejarlo aquí” – Elena le indicó una mesa a un costado- “pon lo que quieras”.
-A la orden mi capitán.
-Y Yulia ¿Cocinaste también? – Preguntó curiosa Amber, la morenq sonrió mostrando sus manos orgullosa.
-Sí, casi nunca cocino así que ha sido una experiencia totalmente nueva –se sonrojó porque sus palabras sonaban tan caprichosas ¿Quién no había hecho el intento siquiera de un huevo frito?
Empezaron a acomodar las cosas mientras los chicos jugaban PlayStation en la TV, no es que fuesen machistas es solo que ellas temían que las tortillas de taco y los rellenos no llegasen a tiempo a la mesa y terminaran antes en los estómagos de ellos. Cuando Yulia salió con un pote enorme de vidrio lleno de tomate picado, Nastya estaba parada conversando con Elena en la entrada. No pasó desapercibida porque la castaña la miró al instante, se sintió más que cohibida y aunque tendía a bajar la cabeza, la mirada de esa chica lo hizo imposible, estaba entre la curiosidad y advertencia. Elena volteó hacia la morena y le sonrió con cariño en cada esquina de su boca, quería brindarle tranquilidad ¡Ni que su mejor amiga le fuese a arrancar un pedazo!
-Chicos está lista la cena – aviso Oksana.
-¿Me disculpan todos? – dijo. Nastya miró a los chicos sobre el sofá, a las chicas paradas en la entrada de la cocina y al lado de la mesa - Quiero hablar con Yulia de algo y me tardaré poco - la morena sintió sus piernas perder el equilibrio, miró a Elena en busca de ayuda pero ella solo se limitaba a asentirle, tenía que hacerlo, no podía librarse de esto.
Bajo la mirada curiosa de todos caminaron hacia la habitación de Lena, una vez solas la castaña cerró la puerta tras de sí y le hizo un gesto para que se sentara en la cama, como si fuese dueña de este sitio. Los labios de Yulia temblaban, sentía un dolor de estómago increíble y la nuca empezó a sudarle. Nastya abrió los ojos con sorpresa ¿Pero qué le estaba pasando? ¿Tanto miedo provocaba? Le tomó las manos y le sonrió, un acto que la ojiazul no tenía planeado que sucediera pero que la castaña a pesar de todo lo hizo para el bien de ella ¡Qué dulce!
-Sé que tienes mucho miedo, incluso mi amiga ya me advirtió que me portara bien contigo ¡Cómo si fuera a morderte! –Apenas Volkova pudo sonreír - Mira, sé que antes había dicho en la fiesta de tu novio que era pareja de Lena, pero lo hice solo con fines de proteger su orgullo… la verdad ya la sabes ¿No? Soy su mejor amiga y ella la mía, la quiero como mi hermana y la protejo como mi hija.
-Qué bonito –dijo Yulia con un tono agudo. Tragó saliva y respiró profundamente, quizás había heredado todo el melodrama de su madre - ¿Qué quieres decirme?
-Quiero darte las gracias –el rostro de la ojiazul tomó un gesto de sorpresa - Mi amiga sonríe como boba, no soy idiota como para no saber que algo está pasando entre ustedes dos, si eres algo positivo para su vida, si su mudez ni “nivel socioeconómico” –lo dijo con un gesto de aburrimiento, ella no consideraba que Lena fuese pobre, quizás los ricos sí - Sea un impedimento para tener algo con ella, solo quería estar a solas para darte las gracias pero también para pedirte un favor…
-Lo que sea, de verdad lo que sea que quieras puedes pedírmelo – respondió Yulia, la castaña miró a su alrededor, luego a los ojos azules de esa chica.
-Cuídala, por favor, cuídala porque ella está poniendo su corazón en tus manos y eso es algo muy valioso… Lena es una mujer que increíblemente lucha por las personas que ama, sé que estás dentro de esas, perdió a su papá… yo… yo estuve en el vehículo que chocó el suyo –Una perfecta O la boca a la “heredera” se formó ¡No tenía idea! - Eso, por favor cuídala y no te avergüences jamás de ella ni permitas que esas personas que te rodean le hagan algo también ¿Me lo prometes?
Yulia sentía un nudo en la garganta, era incapaz de mirarla fijamente porque tenía todo el conocimiento que se había ganado a alguien muy valiosa - Sí, lo haré, digo… lo prometo.
………................................................
Y mientras todos ellos se reunían en la mesa a comer tacos, Pavell estaba en su habitación con ella al frente. En una bolsa transparente dejaba ver evidencia, pintura roja, guantes, una brocha grande. ¡Efectivamente había sido Sveta la culpable de la gigantografía en Heidelberg! Quizás antes le hubiese gritado por sus acciones pero después de que Yulia cortara la relación con él no le deseaba exactamente un mundo color rosa.
Sveta parecía entusiasmada con la idea que se le acababa de ocurrir, la KGB estaba detrás de ella y aunque los supo evadir por un tanto no sería para siempre ¿Culpables querían?
-Culpable van a tener… -masculló Pavell, sintió su bolsillo vibrar, le hizo un gesto a Svetlana para que guardara silencio- ¿Hola? Sí, habla con él… sí… ¿Ahora? bueno, lo espero en media hora, adiós –la chica se tocaba el parche de la nariz pero sus ojos estaban dilatados ante la espera.
-¿Quién era?
-Me tiene el nombre del culpable… ¡Lo tiene! – murmuró el chico mirándola fijamente.
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Este par no me está gustando para nada!! Hola chicas, que alegría como siempre estar por acá devuelta con uds!!! Compartiendo más capítulos.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
Elena Sonda- Mensajes : 57
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Fyodor Rakinovich (T.O.P) tocaba la guitarra mientras los demás cantaban y aplaudían al mismo tiempo. Estaban sentados en el césped del pequeño patio que poseía la casa de Elena, todos alrededor de un asador viejo que quemaba leña para simular lo mejor que se podía una fogata. La mayoría estaban ebrios y pasándola bien sin hacer escándalo, excepto Oksana que era la conductora designada y que, por ende, no podía beber nada de alcohol. Yulia descansaba el rostro en el hombro de Elena, su cuerpo se había relajado completamente después de contarle a todos los demás que ambas estaban comenzando una relación. Era increíble que nadie se sorprendiera del todo, decían entre sonrisas que era la clásica historia de “el odio al amor”, quizás no les impactó porque los últimos días ambas se sonreían y saludaban en un ambiente que era todo lo contrario a la tensión.
Fue extraño cuando todo quedó en silencio, se habían ido entre risas y gestos torpes pero con la promesa que pronto harían esto de nuevo en la casa de alguien más.
El reloj marcaba la una y media de la noche, Yulia había avisado que llegaría cerca de las 3 am y aunque la tentación de quedarse era grande no podía aceptarla, necesitaba estar en casa porque la situación era un poco delicada. 50 millones de euros era una fortuna, no tanto para los Volkov pero para los “no tan ricos” y gente común sí ¡¿Quién mierda se había atrevido a tocar el dinero de su padre?! Meneó la cabeza, no podía arruinar lo poco que le quedaba acá con los pensamientos negativos y personales. Terminó de lavarse los dientes y las manos antes de encontrarse con Elena en la sala de estar. Ella no había oído sus pasos y eso le dio el chance de poder observar su cuerpo y perfil con calma. Si se detenía a mirar su físico sin duda que era hermosa, sus ojos se veían más claros con la luz tenue que había, su nariz era pequeña, perfecta, y la punta un poco respingada… ¡Un rostro labrado por ángeles! pero si miraba más allá de lo que se podía palpar, podía asegurar que era igualmente bella como persona y Yulia era la afortunada de corresponderle. Estaba tan perdida en Elena que no se dio cuenta que la pelirroja sonreía de medio lado tratando de adivinar sus pensamientos.
-¿Tienes sueño? –murmuró Yulia, caminó hasta Elena para acomodarse sobre sus piernas, era una posición cómoda.
-“No” –moduló- “Teniéndote aquí es difícil tener sueño”.
-Ya me doy cuenta –con sus dedos empezó a acariciar el rostro de Elena, le gustaba escuchar cuando suspiraba o le daba un complejo de felino y ronroneaba- Lena, me gustaría que me dijeras una cosa y que seas sincera conmigo –asintió de inmediato, sus rostros estaban cerca el uno del otro - ¿Por qué te gusto? ¿Qué tengo de especial?
-“A veces uno no puede explicar porque le pasan cosas con una persona” –la miraba con cariño, se daba el tiempo de fijarse en sus detalles - “Pero sí puedo decir que tu sonrisa me vuelve loca, la forma en la que tu riqueza no te ahoga, el cómo me tratas y miras, no lo sé… es un conjunto complicado de cosas”.
-Así que soy complicada ¿Eh? – Yulia rió abrazándola por el cuello para capturar su boca y darle besos. Le gustaba recorrer con su mano el cabello de Elena, sentir como sus rostros, labios y lenguas se sincronizaban para deleitarse de algo tan exquisito como era esto, un beso que empezaba lento y luego tomaba un rumbo pasional.
Esta vez hicieron el amor en la cama de la pelirroja, las sábanas que tenía se metieron varias veces entre sus cuerpos desnudos cada vez que se posicionaban de alguna manera. Era increíble lo amada y adorada que se sentía cuando Lena besaba tan llena de sentimientos cada rincón de su cuerpo, la textura de sus dientes y lengua cuando quería comportarse un poco más salvaje. Pero no todo fue recibir, también quiso demostrarle con su cuerpo que ella la quería también. Recorrió su cuerpo con atención, mesura, no quería perderse ningún detalle, ni siquiera quería pasar por algo si tenía un lunar o algo, quería recorrerla entera y usar sus manos, boca y alma para complacerla.
Elena descansaba sobre el pecho desnudo de Yulia, estaba jadeando pero con una sonrisa bobalicona en su cama porque hacer el amor con ella era tan perfecto. Se sentía como una felina cada vez que los dedos de la morena se mezclaban con sus húmedos mechones de cabello. En ese estado entre consciente y somnolienta le llegó un pensamiento a la cabeza, quizás un deseo. Movió un poco el rostro y sostuvo un pezón de ella entre sus labios para poder lamerlo, Yulia se estremeció y quería más pero no podía quedarse más tiempo. Antes de poder levantarse la pecosa la retuvo bajo su cuerpo y aunque sabía que no tendrían de nuevo un encuentro fogoso, estaba ansiosa, sus ojitos verdes brillaban de anticipación.
-“Sabes que me importas”, Yul –besó la punta de su nariz, ella sonreía cada vez que Elena murmuraba su nombre- “Y eres una de las cosas más bonitas que me ha pasado después de que tuviera un accidente” – a Yulia se le llenaron los ojos de lágrimas.
-Gracias mi niña, amor, gracias –balbuceaba.
-“Después de hacer el amor contigo encontraba prudente preguntarte esto” –le temblaba la barbilla pero aun así seguía manteniendo una sonrisa en la cara - “¿Puedes ser mi novia?” – Yulia gimió emocionada- “¿Te atreverías a darle este honor a tu amada Cenicienta y caminar juntas sin que te dé vergüenza?” – La morena empezó a reír mientras lloraba emocionada, era casi como si le pidiese matrimonio porque ponía tanto sentimiento aun no pudiendo hablar.
-A lo primero, claro que quiero ser tu novia, no me importan los cuestionamientos ni cuánto tiempo debo esperar después de haber roto con Pavell porque él no merece mi luto –rieron- Tampoco me importa lo que digan en Heidelberg, tengo mucha influencia para que me respeten y poner un recurso de protección por las dudas…. –volvieron a reír antes de abrazarse para darse un beso precioso y lleno de sentimiento sin que Yulia dejara de susurrar “mi novia, mía y solo mía”.
A pesar de las protestas, Yulia dejó que Elena la fuese a dejar hasta la mansión. El vehículo de ella estaba en mal estado y había llegado en taxi, pero cenicienta por supuesto no se atrevería a dejar a la morena de vuelta a su hogar y sola en un vehículo ajeno tan entrada la madrugada.
……….................................................................
Dos días después, martes, Oleg Volkov estaba dentro de aquel pequeño salón dando su testimonio a la KGB. Explicaba junto Müller (encargado de seguridad financiero) lo que ganaba por hora, cuál era el promedio de sus gastos y cosas así. Incluso el señor Müller había confesado lo que sabía, le servía por años a Volkov como para robarle, era de su plena confianza. ¿Pero quién? Oleg nunca ocupaba computadores ajenos, jamás grababa claves de seguridad, tenían una lista de las cuentas bancarias del país que hayan recibido cerca de 50 millones de Euros desde el día que se efectuó el robo y eran pocas realmente pero ¿Y si el dinero se había ingresado en montos distintos en varias otras cuentas? Uno de los especialistas informáticos (también agente federal) habló con los encargados del sitio web del banco para tratar de buscar la cuenta a la cual había sido el robo inicial, si fue eliminado no importaba, existiría la información grabada en la red de todas maneras como para saber dónde esa cuenta ingresó el resto del dinero, obtener direcciones IP, cosas por el estilo.
Oleg esperaba que se hiciera algo, que la madurez del ladrón no superara la inteligencia de ellos para lograr atraparlo, aunque fuera a los cómplices.
Y mientras él seguía preocupado del robo, Elena con Oksana paseaban por un centro comercial para ver las compras de navidad. Era la primera vez que la pelirroja hacía esto así que lo consideraba toda una novedad. Gastaba el dinero solo cuando era necesario (De la beca que le había dado Oleg) así que le quedaba un poco para gastarlo en algo para los demás. Oksana caminaba con ella sostenida de su brazo, a simple vista parecían una pareja pero ambas sabían que eran muy amigas y estaban enamoradas de sus respectivas novias. Oksana sonreía encantada con los gestos inocentes de Katina, era toda una gracia verla caminar y mirar para todas partes pensando que podía comprarle a su chica y los demás.
-¿Una joya te parece? – sugirió Oksana, pararon frente a una vidriería donde veía que había de todos los tipos y formas
-“Un collar” –modulaba consigo misma pensando que era lo correcto ¡Un collar de oro con dos dijes, uno con la forma de helado y la otra de una pequeña galletita! Se rió al entender ese pequeño código que tenía entre ambas. ¡Compraría eso!- “Entraré aquí ¿Tienes pensado lo que le comprarás a tu chica?”
-Sí ¿Me esperas un poco? Iré a la tienda del frente, hay un abrigo que sé que le encantará así que ¿10 minutos en esta tienda, en la entrada? –los ojos de Oksana brillaron, su amiga asintió antes que ella se fuera rápido a comprarle uno de los regalos que le tenía a su novia.
Entusiasmada se acercó donde una dependienta para explicarle lo que quería, la muchacha le mostró las colecciones de dijes que tenían ¡Gracias al cielo había encontrado lo que quería! Rara vez la gente encontraba dijes a sus gustos, había que mandarlos a hacer y eso tardaba unos cuantos días. Buscó la cadena más preciosa para colocar los dijes de galleta y helado, después lo guardaron en una caja plana del tamaño de un Ipad para que estuviese en buen estado. Quería ver la cara de su chica al abrir el regalo pero a la vez tenía miedo ¿Y si no le gusta? ¿Y si no era a su nivel?
Miró su teléfono celular porque le llegó un aviso de un mensaje. Pagó con su tarjeta el regalo pero no se movió mucho porque quería leer lo que decía en su teléfono.
“¡No te lo pierdas! Hoy en la noche una fiesta a beneficio del St. Jude Children’s Research Hospital una cena de navidad, por cada persona que asista el ministerio de salud donará 100 Euros con el fin de colaborar con las investigaciones para buscar curas más rápidas y efectivas contra el cáncer, lugar…” –asintió de inmediato - “Cada asistente debe venir vestido cómodamente ¡No te pierdas esta cena para ayudar a nuestros niños y que además disfruten su navidad con tan buena noticia!”
De inmediato en WhatsApp todos sus fenómenos empezaron a comentar el mensaje que les había llegado ¿Cómo podrían perdérselo cuando tenía fines tan buenos? No había que estar mucho rato, solo lo suficiente para esperar que se hiciera el conteo del número de asistentes y esperar una cifra del monto final que se donaría. Compartirían algún vino o lo que la cena ofreciera. Yulia le mandó un mensaje aparte preguntando si asistirían juntas, podían llegar todos como un grupo de amigos y dejar que las cosas tomaran su rumbo natural.
Estaba claro, todo Heidelberg asistiría ¡Que buen motivo para hacer una cena! Miró la bolsa que cargaba por un lado con el regalo de ella, se lo daría esta noche cuando encontrasen el momento para estar solas. Se dio vuelta, Oksana cargaba una bolsa lo que era una señal para seguir comprando lo demás, por supuesto que no le faltaría nadie.
Disimuladamente el rostro de esa persona se estiró en una sonrisa antes de tirar el teléfono al contenedor más cercano, todos asistirían a la fiesta.
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Capitulo corto lo sé perdón 🥲 como ya vieron "El drama está a la vuelta de la esquina" Bueno, ya me retiró antes de que me golpeen por dejarles con la intriga Las amooo muchísimo!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Yulia buscó un abrigo morado dentro de aquel armario tan grande que poseía, la invitación decía que podía ir vestida cómodamente así que eso hizo, escogió unos pantalones negros ajustados, una blusa blanca y el abrigo del mismo color que sus zapatos. Se sentía bonita, quería verse bonita no por lo que dijeran sino por la única persona que le interesaba en este momento. Sus padres no estaban porque habían sido llamados por sus amigos federales ¿Algo estaba pasando? Le dijeron que se divirtiera con cuidado y que tomase prestado el Roll Royce que quedó en el garaje, todo con tal que no se expusiera en un taxi cuando volviese de la cena navideña. Cuando estuvo lista llamó a Elena para avisarle que la pasaría a buscar, ella sí sabía la ubicación de ese salón además era la ocasión perfecta de llegar juntas para que todo el mundo las viese, como amigas o pareja no importaba, al menos empezar a introducir la verdad que había entre ambas.
Con un sabor amargo en la boca fue manejando. Desde que terminó con Pavell los que se suponían eran sus amigos se distanciaron de ella y de él ¿Cómo pasó eso? Era evidente que no tuvo verdaderas amistades, la necesidad de estar siempre con los de su nivel la llevaron a elegir a la gente incorrecta y ahora tenía que enfrentarse a la realidad, los únicos que parecían o sentía como gente real eran los “fenómenos” de su novia. ¿Serían sus amigos si ella era sincera con ellos? No es que tuviese el poder absoluto pero nadie se atrevería a molestarlos si Yulia pertenecía a ellos, era mayor el temor de las represalias que Volkova pudiese tomar con los demás que el deseo de hacer sentir mal a los que creían diferente pero ¿Hasta cuándo? ¿Era necesario usar el poder de su familia para merecer el respeto de los demás?
Estacionó el vehículo afuera de la casa de Lena, era pequeña pero le seguía pareciendo la más bonita de todas en este sector. Su chica era una mujer que tardaba poco, gracias al cielo no se comportaba como la típica chica en cuanto al horario. La sonrisa que le dedicó al abrir la puerta de la casa fue gratificante, vestida con una chaqueta de cuero, un jersey celeste y jeans oscuros. Sintió ganas de ronronear sugestivamente pero no quería entusiasmarla con iniciar algo dentro del vehículo, aunque la idea a largo plazo sonaba exquisita.
-“Te ves hermosa” –moduló la pelirroja sin dejarle responder - “Gracias por venir a buscarme, siento que debiera ser al revés”.
-Caballerosa – rió coqueta, esperando que Elena se colocara el cinturón de seguridad - Bienvenida a su carruaje mi bella cenicienta, la llevaré al baile en el castillo ¿Le parece?
-Mmh… Mmh –asintió - “Después de encontrarnos con los chicos y salir de allí, quiero que tengamos un momento a solas, quiero darte algo” – llevaba una bolsa a un lado para que Yulia no viese lo que contenía, de hecho le pediría que abriera el porta equipaje para meterlo allí hasta cuando terminase la cena- “¿Vamos?”
No solo le daría el collar. Con mucho esfuerzo durante la tarde y frente a un espejo había aprendido algo, quería estar en silencio con Yulia en un lugar oscuro, abrazarla y darle lo que quería. ¡Si hasta de las ansias el pecho le temblaba!
Cuando llegaron el sitio estaba lleno de autos y personas, la música que había dentro tenía un volumen moderado. Todos vestían bien, nadie de gala ni tampoco excesivamente informal, lo justo y necesario para estar dentro de lo “cómodo”. En el estacionamiento se reunieron con los demás, todos sonrieron cuando el Roll Royce de Volkova frenó. Oksana, Jin y los demás saludaron a Yulia y Elena, aun no tenían deseos de entrar aunque la temperatura afuera no era precisamente agradable, había solo 5°C.
-Qué lástima que Nastya no pudiese venir, fue muy simpática con todos… - comentó Amber - Hablando en serio ¿Cuándo repetiremos una junta? Yo ofrezco mi hogar.
-Tendría que ser después de navidad porque todos tenemos planes hasta el 25 o 26… - Fyodor miró en silencio a los demás, luego le dedicó una sonrisa entusiasta a la heredera - Puedes ir con nosotros Yulia aunque debes responder esto ¿Qué piensas de nosotros los “fenómenos”? - Yulia bajó la mirada un poco nerviosa, pero la mano de su novia en la cintura la trajo a tierra.
-Pienso que ustedes no son como todos lo creíamos, de hecho no me gusta que se digan fenómenos porque de eso no tienen ni un tercio –lo miró a los ojos- Fyodor, dejaste de usar esa ropa tan extravagante, te peinas de manera normal y aun si vistieras de esa forma eres muy bueno, Oksana por vestir lo que sea o ser lo que sea no te hace menos y así cada uno de ustedes tienen cosas muy buenas… pienso que son lo mejor que tiene Lena.
-Las personas que te rodean son una mierda, siento decírtelo pero no valen la pena… cambiaste y eso es porque te agrada nuestra amiga, si quieres unirte a los fenómenos las vacantes están listas y abiertas – Oksana le sonrió- ¿Les parece si vamos a bailar y degustar un poco lo que tengan dentro?
El salón estaba lleno pero había suficiente espacio para los asistentes. Lo que se supone que verían no fue así, todos estaban parados mirando una pantalla blanca donde se proyectaba la imagen de Elena Katina, abajo decía “¡Cuidado con esta ladrona!”
Era como si la sola presencia de ellos advirtiera a los demás, cada uno de los presentes se dio vuelta para mirar a los fenómenos pero con mayor sorpresa a Elena. ¿Qué estaba pasando?
-¿Qué está sucediendo? –susurró Yulia, la voz sonó tan aguda que apenas pudieron entenderle.
-Esto es un error, esto es un error – Oksana empezó a decir mientras caminaba hacia algún lugar ¡Necesitaba encontrar al culpable de lo que estaba pasando!
Los “fenómenos” se acercaron a “Cenicienta” para protegerla, no querían que se sintiera sola pero ella no respondía siquiera, estaba pálida e inmóvil, además sudaba por la nuca y le temblaron las manos.
-¡¿Quién hizo esto?! –gritó enojada para que todos le presentaran atención, la música había cesado así que todos le entendieron. Elena la miró, le sujetó la muñeca haciendo un gesto con el rostro para que se calmara, todo iba a estar bien - Pero Lena…
La voz distorsionada de un hombre se escuchó, todos tenían el entrecejo fruncido pero se concentraron en la pantalla donde seguía la imagen de Elena y las advertencias.
-“Bravo, Elena, Bravo” –decía el hombre, nadie sabía que era Pavell Smirnov desde otro lugar, tenía una sonrisa marcada en la cara y las emociones brotando en cada palabra - “Supiste hacer que todos te quisieran con esa fingida inocencia ¿Será tu mudez también una?” – Yulia miraba con el entrecejo fruncido todo, esto debía ser una broma de mal gusto y aunque le susurraba a la pelirroja que se fuera, la chica no podía moverse porque tenía los pies plantados al suelo - “Le viste la cara a todos pero ya es hora que se enteren la poca cosa que has sido ¿Por qué no dices la verdad? ¿Por qué te acercaste a Yulia Olegovna Volkova? Supongo que todo el dinero que posee no tiene nada que ver ¿O sí? Ni una gota de amor, nada de nada de lo que dices es real y me sorprende lo buena actriz que puedes llegar a ser” –sus amigos e incluso la morena miraron a Katina con un gesto contrariado - “Pero no se preocupen, se darán cuenta que lo que hablo es cierto, las pruebas aparecerán y la culpable declarada como tal será”.
Elena sentía que el aire le era arrancado de los pulmones, todos a su alrededor estaban en silencio mirándola confundidos, algunos enojados otros preocupados. Enojada se volteó para mirarlos a todos, quería gritarles que todo era mentira pero no podía hablar ni siquiera gemir, el pavor de la vergüenza estrangulaba su garganta. Esto era mentira ¡Era una jodida mentira!
-Lena… ¿Sabes quién hizo esto? ¿A qué se refiere? Por favor explícame….voy a… - susurró Yulia.
Pero antes de decir “Voy a creerte” en la “cena” irrumpieron hombres gritando ¡Salgan todos de acá! Las personas empezaron a asustarse pero los “fenómenos” no se movían de donde estaban parados, Yulia tampoco por el impacto. Un agente entró con el rostro muy serio y con el brazo levantado mostrando su identificación de la KGB, a su lado otras 3 personas con armas en sus manos que si bien no apuntaban directamente la tenían a un costado por si acaso. Detrás de ellos caminaban los imponentes y respetados Volkov, con un gesto de decepción y enojo hacia “Cenicienta”. La morena se dio cuenta de ello, por eso retrocedió un poco para mirar de pies a cabeza a su novia, algo había pasado para que sus padres estuviesen con la KGB, ellos iban a iniciar una investigación y habían sido llamados en el día pero… no, eso era imposible.
Los curiosos miraban desde afuera para saber que sucedía dentro, pero muchos fueron corridos por otros agentes de la policía.
Elena tragó saliva al ver la mirada de las personas que más respetaba después de su madre, no, por favor, no debían creer en mentiras ¡Esto era una jodida pesadilla!
Oleg dio unas cuantas palmadas como si la felicitara por algo, pero su cara decía todo lo contrario.
-Bravo, bravo bravo…. Tu juego acá Elena Katina, se acaba.
-“¿De qué está hablando?”
-¿Vas a negar todo? Oh deja recordártelo –la morena cerró los ojos con dolor acongojada, si su padre hablaba así todo debía ser cierto - El insulto de mi hija en la escuela, pintura roja, que la trataran como una Zorra ¿Más? Hace poco sufrí un robo considerable pero… santo cielo ¡¿Por qué te lo estoy explicando si tú lo sabes todo?!
-“Eso no es cierto” –apretaba sus puños, se suponía que debía estar besando a Yulia en este momento para entregarle su regalo, no siendo mirada con repudio por parte de todos, aunque Oksana miraba la escena un poco escéptica - “No es cierto” –un agente la sujetó del cuello y la hizo caer de rodillas duramente contra el suelo para esposarle las muñecas, ella trataba de gritar pero no podía siquiera, estaba congelada.
El señor Volkov se agachó hasta su altura y le susurró con la ira saliendo a borbotones por su boca.
- ¡Pequeña infeliz! –le dio una bofetada que por poco no hizo girar su cabeza, jadeó impactada, segundos después la mano se marcó en su mejilla.
-¡Papá basta! Por favor… -Yulia sollozaba- ¿Qué está pasando? ¡¿Por qué la tienen esposada?!
-Señorita Volkova, tenemos pruebas irrefutables de que esta mujer es autora del delito en su contra, cuando fue ridiculizada ante Heidelberg con su imagen y palabras soeces escritas con pintura roja, los artículos fueron encontrados hace unos instantes en la pared de su habitación… guantes, lata de spray roja….
Yulia negaba pero cuando sus ojos se dirigieron a su madre, ella muy triste asintió en silencio. Katina desesperada se retorció entre los brazos de los agentes de la KGB pero estos la sujetaron más duramente para que no se moviera ni un poco más. Sus amigos estaban impactados, Oksana tenía sus ojos llenos de lágrimas mientras negaba con la cabeza ¡Algo no le calzaba!
-Y no solo es eso, es muy probable que esta mujer vaya detenida muchos años en la cárcel.
-Agh no, no, no – Elena decía desesperada- ¡No! –había dicho algo ¡Todos la miraron sorprendidos!
-¿Quieres saber, mi niña, en que cuenta fueron a parar los 50 millones de mi cuenta bancaria? –La “heredera” gimió perdiendo el equilibrio, esto no podía ser real, la mujer que amaba era pura, su mirada ni corazón mentían, mucho menos la forma de hacer el amor- Todo, cada parte de ese monto fue a parar a su tarjeta – apuntó a Elena - ¡¿O vas a desmentir esto?!
Le tiró duramente a la cara un papel recién impreso que cayó a sus rodillas. Con la mirada húmeda y el orgullo más que arruinado, vio su nombre y datos de la cuenta que Oleg Volkov le había dado para depositarle mes a mes el dinero de la beca. Pero, con fecha de hace unos días atrás aparecía registrado el ingreso de 50 millones de Euros a las 4 de la madrugada. Si quería defenderse tenía que tener un buen argumento. ¿Sería capaz de levantar los ojos y ver que la mujer que tanto amaba la estaba despreciando en este momento?
¿Lo peor de todo? Es que esto era la punta de todo lo que se venía en las siguientes horas. Nadie tenía idea que desde muy lejos y con binoculares, el autor de toda la artimaña se reía con ganas.
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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La confianza es la base de toda relación, si tú no la posees entonces no puedes entablar una. Al menos eso estaba pensando Elena mientras todo el mundo tenía la vista fija en ella y cada una de sus reacciones al ver el papel de su cuenta bancaria. Oleg frente suyo emanaba demasiada ira como para llenarla de insultos, pero no lo haría más, no acá ni de nuevo frente a Yulia. Gimió lamentándose de cómo esto en un segundo se tornó en su contra, aun para no creerlo, parecía la escena de una película, un drama o una telenovela latina.
-¡¿Acaso no puedes explicarlo?! - habló otro agente federal que miró todo este tiempo la escena en silencio - elenay, la investigación de los informáticos revela que se hizo desde la IP de tu hogar, es decir que sí hubo uso del internet allí ¿Seguirás mintiendo?
Elena apretó la mandíbula, tenía los ojos húmedos ante las lágrimas que no quería que cayeran pero estaban al borde de hacerlo. Dignidad ante todo.
- “Yo no fui, yo no fui” ¡No! –Tensó las muñecas - “Señor Volkov, entienda por favor, si hubiese querido robarle ¿Por qué no lo hice antes? ¿Por qué ahora? ¡Es una trampa!” – la decepción en sus ojos no cambiaba, la ira iba disminuyendo pero la confianza se había roto, y no era el único, Larissa, su esposa estaba igual.
Cuando se dio cuenta que no le creerían, que las pruebas eran realmente creíbles, bajó los hombros gimiendo. Ella no estaba mintiendo pero ante lo que los expertos habían encontrado, hechos bajo movimientos limpios e inteligentes del verdadero delincuente, era difícil luchar sola. Cada segundo que pasaba el alma se le hacía pedazos, el dolor se estaba irradiando en las fibras musculares de sus piernas y brazos sobre todo en las muñecas donde las esposas las sujetaban. Su mamá, su hermanita menor ¡Ella no podía estar en la cárcel!
Oleg tensó la mandíbula, volvió a agacharse mientras escuchaba de fondo los sollozos de su hija. Se acercó de a poco al rostro de quién fue la chica que quería como si fuese su propia hija.
-Suéltenle las esposas – ordenó Oleg, aunque la liberaron Katina se quedó en la misma posición sumisa, callada, temblando - Entrégame tu tarjeta –no esperó que ella lo hiciera, introdujo su mano izquierda en el bolsillo derecho del pantalón de “Cenicienta”- Sin derechos a los beneficios de mi dinero, sin permiso para acercarte a mi hija – la pelirroja gimió sintiendo las lágrimas escurrirse al lado de su puente nasal - Sin derecho para poner un pie en la mansión, Lena… mientras termina la investigación no quiero verte, no quiero a una ladrona cerca de mi vida ¡Menos cuando deposité mi confianza en ti y te quise como a una hija! – iba a gritarle como pudiese que ella no era la culpable del robo, pero era difícil que le creyeran en este minuto - No estarás presa, pero cuando se cierre este caso y así te declaren, la justicia hará lo suyo, no te preocupes que tu hermana y madre estarán a salvo.
-Señor, si ella es la culpable no podemos dejarla libre.
-Yo sé que Elena no va hacer otro movimiento – el señor Volkov trataba de no conmoverse con las lágrimas de la chica, lágrimas que torpemente se secaba - No sería capaz de desafiar a la familia Volkov.
Cuando al fin sus palabras cesaron, Lena se atrevió a levantar la vista a las personas que la rodeaban. Sorprendida abrió su boca con un sabor de muerte en ella, sus amigos no decían algo pero la miraban con desilusión absoluta, excepto Oksana que tenía las manos en su cara evidentemente tapando su llanto silencioso. Pero cuando sus ojos verdes se quedaron en Yulia, comprendió el significado absoluto de lo que era la humillación, nunca en su vida se había sentido tan humillada hasta que ella la miró con esa expresión de pies a cabeza. ¿Es que acaso estaba llena de mierda? ¿Es que acaso la apariencia de princesa se había esfumado y dio paso a la mendiga? Paradójicamente el reloj marcaba las 12, había vuelto a ser “Cenicienta”.
-Te pedí que no me decepcionaras, te pedí… te entregué mi corazón – Oleg tensó los músculos de su mandíbula, no tenía idea de alguna relación existente entre ambas - ¿Y así es como me lo pagas? ¡¿Así es cómo me lo pagas?! –Elena abrió la boca para modular algo pero se quedó así, sin moverla excepto para volver a cerrarla. De todas las personas aquí presentes, era a Yulia en quién tenía depositada toda su confianza y su alma, era Yulia a quién menos esperaba una reacción así, se suponía que…. Que Yulia debía confiar en ella.
Se paró sin sacudir sus jeans, había muchos curiosos mirando sorprendidos tras las ventanas de vidrio la escena, no todos se habían ido, la falsa información se expondría como virus en las redes sociales. Comenzó a caminar erguida con la vista al frente, la humillación se colgaba de ella como una piedra muy pesada sobre la espalda. Oksana comenzó a gritar que no se fuera ¡La pobre estaba llorando! Se volteó un poco para mirar a todos, los de la KGB no estaban convencidos en dejarla ir pero si Oleg lo creía bien lo permitirían, después de todo sabía que un culpable no podía huir del país. Yulia parecía muy seria pero Katina no sabía que por dentro la morena había muerto. Cuando salió de salón empezaron a empujarla los demás, a gritarle ladrona e infeliz, más de alguno le escupía pero ella seguía mirando al frente con la mandíbula tensa como la piedra.
Oksana se dio vuelta para darle una bofetada a cada uno de sus amigos, lo hizo tan rápido que ninguno tuvo tiempo de reaccionar.
-¡Están cometiendo un error! – Les gritó Oksana.
-¡Pero ahí están las pruebas! ¡Nos estuvo engañando todo este jodido tiempo! ¿Podrías dejar de ser tan ciega? – respondió Jin.
-Yulia Volkova, eres una perra ¡Una perra de mierda! –esquivó un brazo de T.O.P para salir huyendo de ahí. Sabía que esto estaba mal, la investigación aún no estaba finalizada ya se habían atrevido a decir todo tipo de cosas en un lugar con personas ajenas ¿Acaso por el arrebato llegaron ante Elena antes de tiempo? No podía creer en su culpabilidad aun teniendo las pruebas ¡No, no, no! ¿Y si era demasiado inocente como para aceptar la verdad? Lloraba desesperada, no podía ver el camino mientras trataba de llegar a su vehículo, necesitaba hablar con su padre ¡Ese hombre era su último y gran recurso!
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Por suerte su madre y Katya llegaban a primera hora de la mañana, así tenía tiempo para estar sola. No supo cómo pudo bajarse del taxi y meter la llave en la cerradura de una vez, quizás la necesidad de estar protegida en su mundo la tenía haciendo todas las cosas veloz. Caminó por instinto a su habitación, allí la pared de madera estaba destrozada donde seguramente encontraron la lata de spray roja y guantes. ¿Pero cómo lograron ponerla allí sin que se diera cuenta? La investigación aun no terminaba, o sea que había una pequeña ventana para que se supiera la verdad pero la humillación y el dolor estaba tan presente y fuerte que nada podría quitarlo. Gritó enojada, pateó todo lo que tuvo cerca y de la rabia se quitó la ropa quedando únicamente con una blusa de manga corta blanca y ropa interior. Como tigre enjaulado caminaba de un lado a otro, nunca había sentido tanta angustia después del accidente y la noticia de la muerte de su padre. ¡Yulia debía creerle porque la quería! ¿O acaso el cariño no era lo suficientemente fuerte? Quizás Oleg no estaba convencido del todo y por eso la dejó libre para que no la detuvieran, por ahora. El daño estaba hecho, su respeto y orgullo habían sido pisoteados de forma cruel y todo el mundo la tenía calificada como ladrona de mierda. Comenzó a llorar con la angustia saliendo desde lo más profundo de su garganta, tenía las manos sobre su estómago porque la acidez subía por su esófago. No quería vomitar, no quería enfermarse ni caer en un hospital. Si Yulia se sentía decepcionada, ella mucho más porque esperó una respuesta totalmente distinta a la que la morena mostró hace poco.
Como no podía hablar se frustraba más y con eso la desesperación aumentaba. Arrancó cosas que tenía pegada en la pared, rompió con un puño el espejo para no ver su decadente reflejo. Aun llorando se agachó para sacar de bajo su cama una caja donde compartía la gran pasión con su padre, la pasión que nunca pudo concretar por los recursos económicos. Agarró un lápiz de grafito y punta fina que dejó sobre un block de dibujo, comenzó a trazar y trazar mientras gritaba y las lágrimas caían una tras otra en sus mejillas, en su cabeza palabras pasaban constantemente, palabras como: “Váyanse a la mierda todo el mundo. ¡Váyanse a la mierda!”, “Esperaba más de ti, Yulia” o “Todo esto se murió”.
Aún estaba la esperanza de que los demás volvieran en sí pero ella no estaba dispuesta a dar un paso más en la decisión que había cruzado en su cabeza. “Si tan solo no fuese pobre, si estuviese al mismo nivel de los demás no me hubiesen mirado con tanto asco y desprecio”. Pero más que la humillación pública era el dolor de que la mujer que tanto amaba no levantara más la voz para dejar, por último, todo en duda hasta que finalizara la investigación.
Los minutos pasaron y cuando salió de su burbuja negra se dio cuenta que tenía el trabajo terminado. Con hipos miraba lo que había dibujado, era perfecto, era simplemente la pieza que la sacaría de todo esto. Miró a su alrededor, quizás no estaba tomando la decisión más sensata pero no sabía que más hacer ¿Sería correcto volver a Heidelberg?
Dobló el dibujo, lo metió en la caja y salió en busca de otras cosas….
¿Ladrona la querían creer? Ladrona iban a tener.
………………….................................................
Miércoles 24 de diciembre 2014…
Quedó con los ojos abiertos mientras su hija le relataba lo sucedido anoche. Oksana tenía ojeras porque no había podido dormir, su dolor y todo lo que albergaba se lo contó a su novia que pacientemente le hacía cariño mientras escuchaba todo y le daba consejos. El padre de Oksana, Viktor, era un ex agente de la policía, por lo tanto sus conocimientos de cómo proceder en investigaciones y tema de sospechosos eran increíbles.
-Me parece una estupidez que hayan actuado así cuando no han agotado los recursos disponibles, entiendo, tienen las pruebas pero si ella reclama inocencia… -Viktor miraba a su hija fijamente, era igual a ella físicamente - Mira, por último hablar esto en privado y no frente a tantas personas porque ¿Te imaginas la investigación tiene un giro y se dan cuenta que es inocente? ¿Quién paga los daños? Esas pruebas que poseen pueden ser falseadas… -puso una mano en su hombro- ¿Qué te hace pensar que es inocente?
-Es mi amiga, sé cómo Lena se comporta y sus virtudes, su moral, ella realmente no haría algo así además no era muy querida en Heidelberg y si alguien quería hacerle daño tiene más recursos que ella como para hundirla… papá necesito tu ayuda, si es culpable quiero comprobarlo pero no por ellos, si es inocente… si es inocente voy a dejar la cagada.
-Tu padre fue uno de los mejores, tengo muchos contactos –susurraba para hacer esto más confidente, aunque no había otra persona en casa le gustaba resguardarse - Dijiste que encontraron cosas en su casa, que alguien usó su wifi para hacer el robo… todo esto nos lleva a que, si no fue ella la culpable alguien pudo ingresar a su casa no estando presente.
-¿Y? – preguntó Oksana.
-Dame la dirección de tu amiga –mientras su hija le iba diciendo, desde la computadora fue digitando, el programa hizo unas cuantas cosas, mostrando números y finalmente llegando a un mapa - Esto nos muestra las cámaras de seguridad que hay en la ciudad, tu amiga vive en un sector un poco peligroso por lo tanto la municipalidad dispuso hace 5 años cámaras de seguridad ocultas para que los vándalos no las rompieran, aquí –tocó un punto rojo - Hay una y está frente a la casa de tu amiga, tenemos que ir a allá y averiguar si apunta a ella.
-Pero si son secretas cómo sabremos que… - volvió a preguntar Oksana, su padre levantó una ceja para reprenderla ¿Es que acaso se le olvidaba con quién hablaba?- Por eso eres el mejor, tenemos que ir donde ella para comentarle de esto, quiero demostrarle que yo sí le creo.
-Es mejor que no le digas porque si fuese la culpable la alertaríamos, solo anda y habla con ella de otra cosa mientras yo observo las cámaras que están cerca.
Entusiasmada subió al vehículo con su papá, aunque ahora se desempeñaba en otro cargo, aun mostraba la capacidad para solucionar las cosas y pensar meticulosamente todo. La ansiedad le apretaba el pecho y cuando estacionaron no esperó más y saltó del auto para ir donde su amiga. Viktor con lentes oscuros miró hacia los postes de luz con atención, tenía una vista impresionante.
Oksana golpeaba la puerta apurada- ¡Lena! ¡Lena soy yo Oksana! –esperó un poco pero no tenía respuesta- Lena…Katya… Inessa –impaciente se asomó por una ventana que no tenía cortinas pero estaba cerrada, su sorpresa fue tanto que apenas reaccionó. Mierda, mierda, mierda- ¡Papá! Ven… por favor –Viktor descubrió que efectivamente una de las cámaras tenía el enfoque hacia el sector de la casa de Elena. Bien, podía pedir las grabaciones- ¡Papá! –al ver a su hija llorando corrió hacia ella, le indicó la ventana y al ver todo por dentro no dudó en golpear el vidrio para quebrarlo por completo.
Entró dándole estrictas indicaciones a su hija que no se moviera y le avisara de cualquier movimiento sospechoso desde afuera. Viktor caminó en cada instancia sin tocar nada, por supuesto, luego de comprobar toda la casa salió por la ventana (la puerta estaba cerrada) solo para anunciarle lo evidente.
-Se fueron… no hay nada ni nadie, Oksana, tu amiga huyó…
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Pobre Lenita
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
Elena Sonda- Mensajes : 57
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Si había huido de su hogar, habían dos razones: era culpable de todo lo que se le acusaba o solo se había escapado por miedo. Viktor salió del hogar de la familia Katin y caminó con su hija hacia el automóvil, el tiempo estaba en su contra, no sabía si los agentes federales visitarían el hogar de Elena de nuevo pero si se encontraban con que no estaba, todo sería peor.
-Mi vida, no quiero que llores ahora, necesitamos tranquilidad para movernos rápido ¿Sigues creyendo que tu amiga sea inocente después de esto? –manejaba hacia donde podrían facilitarle los videos de las cámaras de seguridad, haber sido honesto y buen agente le valió contactos. Oksana asintió, tenía aun la pequeña esperanza- Lucharemos por eso… no le diremos nada a nadie aún pero apenas tengamos pruebas iremos a reclamar su inocencia.
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Lágrimas caían de sus ojos mientras cantaba un villancico. El paisaje de afuera era tan depresivo como lo que tenía en el corazón, los árboles sin hojas, la capa de nieve que comenzaba a crecer en todas partes, el frío… sí, todo estaba como su alma y sus sentimientos. Le dolía el pecho cada vez que se acordaba de anoche cuando su padre mostró el papel de la cuenta bancaria de Elena con los 50 millones de Euros. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué la usó? ¿Acaso esas veces que la besó eran todas falsas? Sus palabras, sus demostraciones de afecto ¿Todo?
Quería ahogar las lágrimas pero le era imposible, maldición, en el fondo no sabía si ella era culpable pero las pruebas estaban allí. La seguía amando aún con todo lo que estaba pasando pero no podía contactarse con ella, no por una razón de orgullo familiar.
-Dios – Yulia gimió antes de hundir su cara entre las rodillas y romper a llorar con todo lo que sus pulmones y garganta le daban abasto. Recordó su rostro desfigurándose con desesperación cuando se dio cuenta que nadie alzaba la voz en su defensa, pensó en la promesa que le había hecho cuando dijo que no la decepcionaría, en todas las cosas buenas que se habían ido a la basura por culpa de esas pruebas. ¿Qué tanto podía creerle cuando eran irrefutables?
Se secó las lágrimas con el dorso de su mano, se paró de la superficie cerca de la ventana y caminó hacia el mueble al lado de la cama. De allí sacó una fotografía que tenía con Elena, ambas hacían una cara graciosa a la cámara, tras ella había un escrito que decía “Por esos momentos donde solo nos pertenecemos, te quiero”. Se acomodó al borde de la cama mirando la foto pero pensando en otra cosa, ahora que tenía la cabeza un poco más fría más cosas podía pensar. Lena tuvo muchas oportunidades para haber robado algo desde que estuvo trabajando como empleada en la mansión, pero jamás se efectuó un robo ¿Por qué ahora? ¿Logró sacar alguna cuenta secreta de la oficina de su padre?
-¡Basta ya! –lanzó la foto lejos en un arrebato por su parte. No quería sacar más conclusiones propias, pero su alma o su consciencia quería gritarle una cosa: ¿Acaso no la querías tanto como para depositar aunque sea un mínimo de porcentaje en ella? Tal vez no sería capaz de reconocerlo porque hacerlo significaba haber cometido un enorme error.
- Está bien, está bien… por esa mujer que amas, maldita sea, por esa mujer que amas confiarás un poco –bajó el tono de su voz con un toque melancólico- A pesar de que las pruebas digan que es culpable…
Mientras tanto en otra parte de la ciudad de Moscú, Viktor y Oksana esperaban que la policía diera con las imágenes de las cámaras de video-vigilancia que correspondieran en fecha y ubicación. Se estaban saltando algunos protocolos, pero porque las personas encargadas fuesen amigos de él le daban el acceso a lo que deseaba.
Oksana abrazaba su propio cuerpo mientras le rezaba a Dios por una ayuda, porque las cosas se aclararan y los culpables fuesen detenidos, su amiga no era culpable y ella lo sabía ¿Era prudente llamar a Nastya, la mejor amiga de Lena? Si no sabía lo que sucedía era mejor llamarla cuando tuviesen los resultados, alarmarla ahora sería peor.
-Papá, todo esto de la revelación sucedió anoche en una cena… -tomó su teléfono y le mostró el mensaje que le había llegado- No creo que Lena sea tan estúpida como para armar una fiesta y “acusarse” ante todos, hay alguien que está detrás de todo…
-Díctame el número telefónico –lo anotó en su mano, después llamó a un “amigo” para que rastreara el aparato desde donde había sido enviado todo- ¿Sí? Genial… necesito que me envíes eso a casa pero que nadie lo toque sin guantes… Me parece bien, adiós y gracias –pasó una mano por su cabellera, estaba cansado pero no se rendiría en lo que podía ser un caso importante que resolver- lo encontraron, van a llevármelo a casa, me parece perfecto para decirle a la KGB que lo investigue.
-Viktor ¿Es esta la fecha y hora verdad? Creo que hay algo que querrás ver – dijo uno de los agentes de policía.
La pelirroja de reflejos amarillos y su padre se acercaron al monitor donde fue reflejada la imagen. Aunque era de noche podía verse claramente gracias a que las cámaras estaban preparadas para ello. Podía apreciarse la hora, 3:30 am, alguien encapuchado caminó hasta un costado de la casa de Elena, sentándose sobre el pobre césped que poseía. No se le veía el rostro pero por sus proporciones no parecía ser ella, la cinta seguía corriendo y la persona en cuestión continuaba ocupando un laptop pero hablando por teléfono con alguien, parecía como si recibiera instrucciones de alguien aunque no estaba del todo relajado, cada 20 segundos miraba hacia atrás y su alrededor para no ser descubierto. 4:20 am, a esa hora cerró el computador portátil, lo metió a una mochila y se paró pero como quedó de cara a la cámara podía apreciarse sus rasgos. Oksana tragó saliva, el policía usó el mouse y otra tecla para acercar la grabación y esperar que la imagen se fuera acomodando al zoom, allí después de unos segundos se podía apreciar que en definitiva NO ERA Elena y tampoco lo conocía pero ¿Sería efectivamente el ladrón? La esperanza crecía en el pecho de la muchachita.
-Si yo fuera ustedes me iría de inmediato a la KGB, ellos deben tener la hora precisa del robo, además pueden hacer reconocimiento de rostros ¿No? Con eso llegarán a la persona implicada y los cuestionamientos se efectuarán.
Viktor y Oksana se embarcaron en otro “viaje” con lo que podía ser una prueba importante, la cinta les fue entregada de inmediato ¡Había que actuar ya! Manejaron por la avenida principal y bajaron por Arlan boulevard donde se encontraba la oficina dela KGB. No le importaba cuanto debían estar allí porque la reputación de una persona pendía de un hilo. Oksana seguía tratando de llamar a su amiga pero le era inútil, la operadora decía que el número al que había marcado estaba ocupado.
El guardia a cargo de la entrada le preguntó por su identificación, bastó mostrarla para que lo dejasen pasar, Viktor Pavlov era conocido en el mundo de la investigación.
-Necesito comunicarme con los agentes Klein y Peeters ¿Se encuentra alguno de los dos? –un hombre bajito de traje le indicó una sala de vidrios transparentes de habían 4 personas leyendo documentos y discutiendo entre ellos, el pelirrojo más alto era Klein y el rubio atlético Peeters, preferían usar sus apellidos para ser llamados.
-Lo siento pero ahora se encuentran en una reunión y… ¡Oiga!
Viktor caminó rápido hacia ellos, subiendo una pequeña escalera que lo hizo subir a la sala. No le importaba interrumpir en lo absoluto cuando esto era importante.
-¡¿Quién es usted?!
-Viktor Pavlov, supongo que me conocen ¿No? –cuando trabajaba se corrió el rumor que un hombre con ese nombre en la KGB había sido pieza clave para desbaratar grupos de terroristas. Alzó su mano para dejar sobre la mesa el CD con el video de las cámaras de seguridad- Tengo la impresión que hablan sobre el caso de Elena Katina y el robo de los 50 millones.
-¿Qué quieres? – dijo Peeters.
-¿A ustedes no se les ocurrió averiguar más? ¿Cámaras de seguridad? Testigos, posibles vinculantes, no sé…. – Viktor indicó el CD- También hago mis propias averiguaciones, acá hay un video de una cámara de video vigilancia que está ubicada justo frente a la casa de Elena –uno de los agentes le dio permiso al otro para que colocara la imagen, iba explicando todo a medida que indicaba con su dedo la pantalla - Esta persona como pueden ver llegó a las 3:30 am, carga una mochila y sus proporciones parecen ser diferentes a las de Elena ¿No? Adelántela un poco... Bien… bien ¡Ahí! –la imagen se detuvo cuando el chico de la imagen quedó de frente a la cámara- Sus rasgos no pertenecen a Elena Katina, si dicen que su internet fue usado para robar, esta persona bien que puede ser sospechosa… - el agente Peeters estaba sorprendido frente a la pantalla, efectivamente la persona que había en el video no era la pelirroja pero podía reconocerlo.
-¡Yo sé quién es! ¡Yo lo sé!
Frank Rohmer, 40 años, era un delincuente que andaban siguiendo hace bastante tiempo, muchas personas habían alertado ser estafadas por un hombre con sus características en la clonación de tarjetas y cosas por el estilo, los únicos datos que tenía la KGB era que vendía información secreta de algunas compañías y se manejaba muy bien con asuntos de cyber crimen. ¿Acaso la necesidad de obtener dinero lo llevó a un descuido como ese? ¿O realmente pensó que no había cámaras de seguridad cerca?
Viktor manejaba sin su hija, le había pedido que no se arriesgara en la búsqueda de un criminal y fuera a casa, pero por nada del mundo podía contarle a alguien que Elena había huido, algo así podía perturbar el curso de la investigación y distraer a los agentes.
Por supuesto que Oksana no era del todo obediente, sabía y sentía que su amiga era inocente ahora mucho más con lo del video. Tomó un taxi que la condujo a la mansión de los Volkov, necesitaba sacar lo que tenía dentro de su pecho, dolor y palabras atascadas que debían ser expulsadas. Los guardias de seguridad le preguntaron por identificación, no dudó en decir que era compañera de colegio de Yulia y que necesitaba hablar con ella, no mencionó que era amiga de Elena Katina porque no la dejarían poner un solo pie en el terreno. La morena bajó las escaleras cuando por interno le comunicaron que en la entrada de la mansión estaba una muchacha de pelo teñido que se llamaba Oksana.
De inmediato pudo ver su decadente estado, el cabello lo llevaba despeinado, los ojos los tenía rojos y los labios partidos, había estado llorando todo el día y le pareció bien que sufriera un poco, lo que había pasado su amiga era mil veces peor.
-¿Qué haces acá? –susurró la morena, no le avergonzaba su estado.
-Te aseguro que el día de mañana o muy pronto te vas a arrepentir tanto de lo que hiciste anoche ¡¿Cómo mierda no pudiste confiar más en la mujer que querías?! Yo, yo que no soy su novia, solo su amiga puse mi confianza en ella y sus palabras ¡¿Cómo pudiste caer tan bajo?!
-¡¿Crees que no lo estoy lamentando?! –Gritó Yulia enojada, su tono de piel se puso más rojizo - ¿Por qué te ríes?
-Porque aun así estás dudando, lo veo en tus ojos, quieres creer en ella pero no puedes poner tu 100%... es una lástima, vas a sufrir tanto… -Oksana trató de no llorar, tuvo que morderse la mejilla por dentro para evitar confesar lo que estaba pasando- Te juro que te vas a arrepentir.
Fue una visita breve que a Yulia le costó creer si se había hecho o no. Con un nudo en la garganta vio como Oksana desaparecía tras las puertas de la mansión, si había hecho esos comentarios era por algo y no podía creer que era falso o lejano, tenía el presentimiento que más pronto de lo que pensaba se iba a lamentar. Por instinto marcó hacia el teléfono de Elena, pero una vez más aparecía como apagado… si tan solo supiera que no estaba cerca.
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Adoro a Oksana nunca, nunca dudó de Lenita
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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Estaba frente a la televisión cambiando canales una y otra vez, no sabía que quería ver y tal vez ni siquiera tenía ganas de ver TV. Se sentía agotado y cansado de su vida, los ojos los tenía rojos porque dormía muy poco debido a todas las cosas que hacía en el día y parte de la noche, pero hoy era uno de esos días donde estaba haciendo “nada”. Sintió un golpe en la puerta ¿Sería la pizza que pidió para cenar?
No veía nada claro por el visor de la puerta así que la abrió de inmediato, pero su sorpresa fue mayor cuando personas de grandes proporciones con sus chalecos de la KGB lo habían acorralado contra la pared en un abrir y cerrar de ojos.
-Señor Rohmer, va a tener que explicar muy bien que hacía la madrugada del 20 de diciembre afuera de la casa de la señorita Katina – el acusado empezó a sudar, miraba todo a su alrededor con tal de no responder pero la fuerza bruta de los agentes lo hizo voltear la cara.
-Yo… yo no fui allí.
-Frank, hay evidencia que eres tú, tu cara es muy fácil de ver desde cualquier parte… ¿Quieres realmente mentirle a la ley? –Peeters tomó el CD para mostrárselo - Aquí hay un video donde estás ocupando un computador fuera de la casa de Elena Katina, si no tienes una explicación lógica te juro que no te dejaremos salir –miró a otros colegas- Registren la casa.
-¡Está bien voy a explicar! –Frank con tanto miedo no se le ocurría otra cosa, usualmente siempre estaba en un estado de calma pero ahora que de dinero su situación era patética andaba agitado- Me contrataron para hacer un robo pero no creí que se darían cuenta… maldita sea.
-Usualmente las personas con el paso del tiempo pierden su talento, para la próxima tendrás que ser más cuidadoso aunque no habrá próxima – comentó Peeters que sonrió con asco, detestaba a los tipos como él que usaban su inteligencia para cometer crímenes.
-Jefe, encontramos este cheque dentro un joyero, también su computadora para analizarla…. –Peeters se puso guantes blancos para tomar el cheque, abriendo sus ojos enormemente con el nombre que aparecía allí.
-¿Esta persona te mandó a cometer el crimen? –Interrogó Peeters. Frank cerró los ojos, podía darle otra explicación pero las huellas digitales suyas y del autor estaban allí, gimió y asintió- Cada día me sorprende lo estúpidos que pueden ser…
-No somos estúpidos, simplemente pedí más dinero y en su descuido no me dio efectivo sino un cheque que no he cobrado.
-Ni podrás cobrar… -Peeters le quitó el teléfono que supuso guardaba en el bolsillo - Ahora registrarán todo esto, también tu computadora y verán si encuentran alguna huella digital en este cheque que pertenezca a Pavell Smirnov…
A Frank Rohmer se lo llevaron detenido mientras todo esto se esclareciera, pondrían más agentes a trabajar en la investigación para apurar el proceso. Durante el camino Peeters apretó la mano en la parte superior de su tabique nasal porque era evidente que las cosas habían tomado un rumbo distinto al que creía, quizás realizar investigaciones a amigos no era tan bueno, en la necesidad de encontrar una respuesta rápida se cometían errores y ellos, bueno, al parecer habían hecho uno grande. No se lo iba a comentar a Oleg, no aun hasta que pudiesen hablar con Pavell Smirnov y comprobar cada una de las evidencias que tenían hasta el minuto: el video de la cámara de seguridad, el cheque, el computador, el teléfono de Frank Rohmer y el que Viktor Pavlov dijo que les pasaría pronto, un teléfono donde se mandó el mensaje de la cena de la noche anterior.
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Sábado 27 de diciembre, 3 días después.
Larissa se sentó al lado de su hija para que comiera, Yulia estaba pálida y casi no había tragado algún tipo de alimento desde que pasó todo el caos en la cena navideña. En la bandeja había un plato de sopa con verduras y fideos, pan de molde, gelatina con manzana picada en cubos y un vaso de jugo de pera. Era algo liviano para el estómago de la chica que apenas podía soportar algo luego de estar 2 días completos en ayunas. Larissa le ayudaba con la cuchara porque la morena no tenía fuerza para sostenerla, parecía un zombie o algo por el estilo.
-¿Comerás esta por mamá? – Larissa utilizó su tono de voz que hacía como cuando ella era pequeña. La hizo sonreír- Vamos hija, debes alimentarte –aceptó la cucharada de sopa y así cada una de ellas hasta que la terminó. Como no tenía que trabajar se sacó los zapatos y se metió a la cama de la morena para abrazarla y dejar que durmiera después de haber terminado con todo lo que había en la bandeja- Descansa hija, todo estos problemas se van a pasar y podrás estar más tranquila.
No estaba tan segura de eso, Oleg había recibido una llamada de uno de sus amigos agentes sobre la investigación y las cosas no parecían ser buenas, si nunca lo fueron ahora mucho menos porque nuevas pruebas habían aparecido y los resultados estaban allí. Pero claro que no le diría a su hija lo que pasaba, no ahora, su estado nervioso era decadente y el ambiente debía ser lo más grato para que no cayera en una crisis.
Oleg llegó al lugar donde el agente Klein le pidió que fuera, el corazón le latía una tras otra vez porque sabía que cruzando esa puerta caería sobre él el peso del dolor y la vergüenza. Además estaba muy triste, su única hija se había enfermado y no mejoraba con nada, ser padre es difícil pero una madre tiene esa respuesta única que prende en un hijo la llama de la vida.
Se encontró con Peeters que lo llevaba hacia una sala con un sistema de seguridad impresionante. Solo dio unos cuantos pasos hasta que se detuvo abruptamente. Sentado con las muñecas esposadas estaba Pavell Smirnov, su mirada cargaba un odio impresionante y al parecer no quería cooperar. Apretó los labios, esto significaba una cosa que averiguaría ahora.
Al lado de Pavell estaba un hombre alto de unos 45 años aproximadamente, tenía los ojos oscuros y el rostro de pocos amigos.
-Te presento a Viktor Pavlov, es padre de una amiga de Elena –dijo Peeters, Viktor lo miró de mala forma pero no fue mal educado, tendió su mano de todas maneras. Pavell alzó la vista hacia Oleg, quien se contuvo para no golpearlo ¡Era un infeliz!
-Explícame que está pasando, ya no entiendo…- a Oleg le temblaba la voz.
-Este infeliz no quiere colaborar –Peeters comentó frustrado, Pavell apretó su mandíbula, apenas podía creer que estaba sentado acá con agentes de la KGB ¡Su padre lo sacaría de esto!- Pero tenemos pruebas, de hecho tuvimos que trabajar en navidad para esclarecer el problema… este hombre que tienes aquí le pagó a un hacker para que te robara los 50 millones de Euros y los transfiriera a la cuenta de la señorita Elena, utilizando programas de muy buena calidad para borrar huellas en la internet… todo se hizo desde la cuenta de Katina porque se la hackearon, utilizaron el internet de ella también.
-Hijo de puta… infeliz ¡Eres un infeliz! –Oleg se abalanzó sobre Pavell pero su amigo lo detuvo para no agredir al chico, no querían añadir cosas que lo ayudaran a ser libre.
-Hay un video que comprueba que el hacker estuvo en la casa de Elena gracias a Viktor, ex agente de la CIA y padre de Oksana… también el cheque tiene algunas marcas de su huella digital, un poco borrosas pero pudieron hacerle las pruebas pertinentes para comprobar que son de él, además nuestros informáticos analizaron el computador de Frank Rohmer y aunque borró las conversaciones todo quedó grabado… por supuesto que no tuvo la delicadeza de hacer bien su trabajo porque ya no es lo que era, fue descuidado y poco meticuloso.
-O… o sea que… - tartamudeó el señor Volkov.
-Están todas las pruebas para culparlo, esta vez sí Oleg, esta vez sí tenemos al verdadero culpable…
-Y… y la pintura roja y… ya sabes –Oleg sintió un nudo en su garganta, Viktor alzó la voz para que le pusiera atención, sabía que pensamientos empezaba a tener el señor Volkov.
-La KGB puede pedir las cintas de seguridad para saber cómo llegaron esos artículos a la casa de Elena… Oleg ¿Te das cuenta que culpaste a una persona inocente y la humillaste de la peor manera frente a mucha gente?
Pavell sonrió de medio lado, su familia le pondría el mejor abogado para sacarlo y aunque sabía que luchar contra los Volkov era imposible, al menos tenía la satisfacción de que había generado caos a la maldita de Katina. No tenía remordimientos, era un enfermo. Oleg sintió sus ojos llenarse de lágrimas, pondría una demanda de inmediato contra Pavell Smirnov y no tendría piedad a la hora de poner cargos en su contra ni pedir una condena efectiva, le pediría a sus amigos que limpiasen todo el historial de Elena para que quedase como antes frente a la Ley.
-¡¿No vas a hablar en lo absoluto?! – exclamó Oleg mirando a Pavell, el chico levantó la barbilla con un gesto de burla en su cara.
-No sin un abogado –de lo único que se arrepentía por ahora, era haber contratado a un imbécil como hacker sin saber que se drogaba y era descuidado en borrar los “rastros” del crimen. Como dijo el detective privado que contrató una vez, no existen los crímenes perfectos sino trabajos mal hechos, o algo por el estilo.
-Te vas a hundir en tu propia mierda Smirnov, te juro que lo harás.
-Lo haré, me hundiré pero no por mucho tiempo, al menos pagaré por lo que hice pero… ah espera ¿Cómo pagarás tú el daño que le causaste a tu querida Elena? ¿Toda la vergüenza y el miedo que le provocaste? Y lo mejor ¿Darte cuenta con tu familia que vuestra confianza es tan débil como un vidrio? Los remordimientos no se quitan fácilmente Oleg Volkov.
-Investigaremos también a Svetlana Kutznesova, es sospechosa después de que pasó el problema con tu hija – intervino Peeters.
Un silencio abrupto se apoderó de la sala, Oleg miró a sus amigos y estos le devolvieron una mirada de disculpa. Las investigaciones seguirían pero los principales culpables ya estaban identificados, dentro de ellos no figuraba Elena Katina lo que con seguridad podían declararla inocente de todos los cargos que se le imputaron. Oleg arrugó el ceño, dio media vuelta y caminó como pudo hacia el vehículo que manejó hasta este lugar. El dolor en su pecho era muy fuerte, se sentían aguijones darle una y otra vez en el corazón, una voz gritarle en su cabeza “¡Eres un grandísimo hijo de puta!”
Elena había reclamado su inocencia una tras otra vez en su mudez, sus ojos llenos de dolor y lágrimas. Le había dicho muchas cosas, la golpeó con sus propios puños y la humilló frente a los alumnos de Heidelberg, frente a sus amigos, frente a su hija.
-Elena… maldita sea… Elena –Oleg ni siquiera se había afeitado, como Yulia su humor tampoco era el de los mejores, no se sentía bien y mientras manejaba se sentía peor. Empezó a sudar a borbotones pensando que podía hacer ahora, pero cuando iba a doblar para dirigirse a la casa de Elena, el teléfono que tenía apoyado en su auto estaba sonando.
Presionó un botón para contestar la llamada, nunca pensó lo fuerte que sería hacerlo.
-¿Hola?
-Amor, por favor necesito que llegues a la casa pronto –estaba con la voz quebrada, de fondo podía escuchara a Yulia gritar- Tiene crisis ¡Necesito que vengas! Yulia está con una crisis de nervios.
Un hijo es una de las cosas más importantes que los padres poseen, cuando corren peligro el estado de alerta se dispara al doble. Oleg olvidó completamente el asunto sobre Elena Katina porque su atención estaba en el camino, necesitaba llegar cuanto antes. Apenas estacionó el vehículo abrió la puerta y salió corriendo, subió la escalera saltándose la mayor cantidad de peldaños posibles. A medida que se acercaba, más fuerte eran los gritos de Yulia, gritos mezclados con dolor y desesperación. No preguntó si podía entrar, abrió la puerta de una sola patada encontrándose con su hija aferrada a la ventana del balcón mientras continuaba gritando cosas inentendibles. Larissa la abrazó por detrás pero era inútil, su hija se retorcía entre los brazos para zafarse de ese contacto pero bastó que Oleg la abrazara también para que deshiciera en quejas.
-¡Lena! Papá ¡Lena! ¡Soy una perra! – se lamentaba Yulia.
-Mi amor que pasó… hija, mi vida por favor cálmate – suplicó el señor Volkov.
-¡NO! ¡NOOOOOOOOO! ¡Lena, papá! –Larissa se apartó un poco para que Oleg la sostuviera. Su padre la sujetó con ambas manos en el rostro para que lo mirara aunque era imposible, ella seguía llorando.
-¿Qué pasó con Elena?
-¡Desapareció papi, desapareció! –No fue necesario preguntar quién lo dijo, su hija lo mencionó también- Vino Nastya, su… su mejor amiga… papá ¡Lena se fue! - Larissa suspiró secándose las lágrimas y frotándose los brazos.
- Nunca vi una mujer tan enojada en mi vida, por poco no agredió a Yulia pero… Dios, las palabras de su boca fueron muy sucias… e… ella dijo que por su culpa Elena huyó y nadie sabe dónde está –con esas palabras la morena siguió llorando mientras se retorcía.
-¡¿Huyó?! ¡¿QUÉ?! – Oleg seguía sin creerlo.
-Déjenme sola, por favor ¡Salgan de acá! – les dijo Yulia, ambos padres se quedaron mirando preocupados, por precaución atinaron a cerrar la puerta del balcón y la terraza. Cerraron la puerta con cuidado pero se quedaron detrás.
Yulia Volkova también sabía que Elena era inocente, Nastya había sido la primera en enterarse gracias a Oksana que le informó de todo el día de hoy, con detalles y peor, había desaparecido llevada por el miedo. ¿Estaría bien? ¿Su hermana y madre tendrían dónde dormir? Apretó contra su pecho la fotografía donde estaban juntas, se recostó en la cama y los lamentos se hicieron mucho más fuertes. No había confiado en ella en lo absoluto, se había comportado de la peor manera pero ¿De qué servía sus lamentos ahora cuando no la defendió? No podía correr siquiera a rogar su perdón, tampoco tendría la posibilidad de ser rechazada con sus ojos verdes, ella se había esfumado en busca de seguridad, la seguridad que su novia ni sus amigos supieron brindarle. Oleg también empezó a llorar acurrucándose contra su esposa para que lo abrazara, si no lo hacía terminaría con una crisis como la de su hija. ¡Y se lo merecían! Ellos lo sabían y por eso se sentían peor.
Pero la gran incógnita era ¿A dónde se había escapado Elena? Mientras ellos lloraban por darse cuenta del TREMENDO ERROR cometido, uno de sus amigos la ayudaba a embarcarse en un viaje que la ayudaría a cumplir su objetivo, sin saber que ante la ley y las personas que supuestamente la amaban, ya era considerada inocente.
¿De qué servían los lamentos ahora? el destino mismo se iba a encargar de que los culpables pagaran, porque lo que era piedra se transformaría en diamante, quién fue humillada sería amada, envidiada y respetada.
10 AÑOS DESPUÉS...
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Ok, ok calma... Ya pasaron 10 años... Quién será ahora Elena Katina en el mundo??
Besos mis niñas!
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
Elena Sonda- Mensajes : 57
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Re: MY CINDERELLA // ADAPTACIÓN A YULENA
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