Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
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soy_yulia_volkova
RAINBOW.XANDER
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Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Amo a Charlie D'amelio pero lastima que no es la misma porque me derrito de amor
Volkatin_420- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 13/03/2023
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Ohhh, Charlie, Charlie no está mal que yulia quiera ver a su ex, al final fueron amigos siempre así que Lena, bájale un poco a tu intensidad
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 06/03/2023
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Este fic me puede definitivamente es de lo más emocionante y todos los personajes interactuan parejo y a la perfección, ninguno se queda por fuera y encajan en cada situación. Sé que no sos la autora del fic pero gracias por adaptarla y compartirla como siempre
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
21. La hice suplicar
LENA
El salón en el que se entregaban los premios era inmenso. Con mesas redondas distribuidas en el interior y paredes que se alzaban hasta una cúpula redonda con pinturas de gente desnuda y ángeles.
Miré a mi alrededor, a los balcones dorados en las paredes y las cortinas de terciopelo pesado y rojo.
Las luces aún estaban encendidas mientras la gente avanzaba y muchos se saludaban.
En el escenario, una pantalla gigante reproducía una y otra vez un comercial de los premios.
Fedor enganchó su brazo con el mío, igual de maravillado que yo. Me di cuenta de que la gente se volteaba a vernos, pero no sabía si se debía a mí, o a él, porque seguro nadie lograba reconocernos.
—¿Cuál es nuestra mesa? — preguntó inclinándose hacia mí, como si compartiéramos un secreto.
—Creo que la diecinueve — murmuré.
—Esa es la nuestra también.
La chica de pelo rosa que se había puesto en medio de mi pelea con Yulia enganchó su brazo en el mío que estaba libre.
No me gustaba que la gente entrara en confianza tan rápido conmigo, pero la chica no se veía como una amenaza y aún no encontraba una razón válida para echarla. Además, no podía negar que nos salvó el culo hace unos minutos delante de los camarógrafos.
Su nombre me sonaba, pero no sabía de dónde.
—¿Eres esa cantante que salió de youtube? — le pregunté mientras nos guiaba a nuestra mesa.
Ella asintió.
—Y tú eres "esa youtuber". Todos te conocemos — Me puse tensa, esperando que dijera algo malo sobre mí — Eres la que hizo ese video de los sociópatas en los shows de TV. Todo el mundo se enojó con ese video.
Rodé los ojos.
Había hecho ese video hace casi un año. Recuerdo haber hecho enfadar a mucha gente porque llamé sociópatas a muchos personajes de la ficción amados. Lo que me seguía pareciendo estúpido, porque seguían siendo personajes ficticios.
—No me importa. Me gusta hacer llorar a los hombres — respondí mientras me acomodaba en mi mesa.
Charlie se sentó a mi derecha y Fedor estuvo a punto de sentarse a mi izquierda, pero apenas su culo tocó la silla se levantó de golpe y señaló hacia alguien a lo lejos.
—¿Ese es el señor de "te lo resumo"? Voy a pedirle un autógrafo.
Estuve tentada a decirle que eso no era buena idea, porque él no se veía como el tipo de persona al que le gustaba ser molestada, pero Fedor estaba demasiado emocionado y no quise pincharle su globo. Así que me limité a verlo esquivar a algunas personas en el centro del salón, de camino a la otra punta.
En ese momento las luces bajaron y se encendieron las lámparas de las mesas.
Una chica rubia se dejó caer junto a Charlie en nuestra mesa redonda. Llevaba un vestido negro y algunos tatuajes en los brazos. Supuse que se trataba de su bajista.
Estaba abrazando una bandeja como las que usaban los empleados para repartir aperitivos y la de ella estaba llena de galletas con queso.
Charlie clavó sus ojos en la bandeja.
—Andy ¿Qué es eso?
La muchacha terminó de masticar su galleta y tragó.
—Traje comida para todos, por su puesto — Dejó una galleta delante de la pelirrosa, otra delante de mí y luego repartió a quienes estaban a mi lado. Cuando giré el rostro para ver con quienes nos había tocado sentarnos, casi me dio un infarto al encontrarme con el rostro de Yulia a unos pocos centímetros — Una para cada una. El resto para mí.
De repente recordé lo último que me dijo en la alfombra antes de que nos separáramos.
"Me gustas, pero no me gusta como me tratas".
¿Qué más quería de mí? Sentía que ella esperaba que me entregara ciegamente, que le confiara todos mis secretos y mis preocupaciones. Pero yo no era así.
Me moví disimuladamente un poco más lejos de ella, para guardar distancia, pero Yulia ni siquiera me miró. Porque, a su lado, estaba su amiga, y las dos estaban charlando sobre gente a la que yo no conocía.
A mi derecha, Charlie comenzó a pelear con su bajista porque al parecer ésta última quería ver cuántas galletas podía comerse sin beber agua. Y Charlie estaba segura de que había visto un episodio de "Mil maneras de morir" así.
A mi izquierda, la actriz amiga de Yulia estaba murmurando algo cerca de su oído mientras le señalaba a alguien entre el público y Yulia reía.
Y, en el medio, estaba yo, mirando al frente, gritando internamente y maldiciendo a Fedor por dejarme sola.
Alguien subió al escenario y comenzó a presentar las categorías y dar un discurso. Charlie dejó de hablar con su amiga para prestar atención y Yulia hizo lo mismo.
—¿Conoces a ese chico? — dijo Charlie de repente a mi lado, cuando un muchacho de más o menos nuestra edad subió a entregar un premio — Tiene un canal.
—No me suena su cara — susurré.
—Es porque no la muestra. Hace videos sobre "cómo sobrevivir" a películas y series de terror o acción. Quiero que saque el de "Los juegos del hambre".
—Charlie vio todos sus videos como unas tres veces — comentó su amiga a su lado mientras tomaba otra galleta de la bandeja — Mis favoritos son los de "Jigsaw".
—La mayoría de los de jigsaw son... — me detuve en seco cuando sentí algo en mi pierna. Charlie y su compañera me miraron con curiosidad. La mano de Yulia me estaba presionando el muslo debajo de la mesa — ...Son fáciles de resolver.
Charlie no estuvo de acuerdo. Comenzó a hablar sobre un juego en específico que fue hecho para que nadie lo ganara, pero yo estaba un poco distraída con la mano en mi pierna. Tragué saliva y miré de reojo a mi izquierda.
Yulia seguía hablando con su amiga, como si nada, pero su mano estaba debajo del mantel de la mesa y cuando cerré las piernas ella dejó de hablar un momento para verme con desinterés.
Junté las cejas en advertencia. Ella movió su pulgar y presionó mi muslo con más lentitud antes de continuar hablando con su amiga.
¿A qué estaba jugando?
Tuve un flashback de esa noche que ella pasó en mi cuarto, luego de la fiesta. Me había tocado en el mismo lugar, de la misma manera, y lo sabía.
Me pasé una mano por el rostro y bebí un poco de agua de mi copa. Charlie seguía hablando sobre no sé qué juego del péndulo en Jigsaw.
—Ya, pero es raro verte sin los arneses y las correas — comentó la amiga de Yulia a mi derecha — Siento que te estoy viendo desnuda sin nada en el cuello.
—A lo mejor eso es lo es lo que quería que vieras — Yulia rió y movió su mano en mi pierna más hacia arriba.
Di un respingo y pateé sin querer la mesa con mi rodilla. Las copas se volcaron y una cayó sobre el vestido de Yulia. Las sillas chirriaron cuando las chicas se apartaron de la mesa y un empleado se apresuró a ayudarnos.
Yulia me soltó y se tapó la boca antes de mirarme. Si cualquiera la estuviera viendo, creería que simplemente se había asustado por el movimiento brusco. Pero las dos sabíamos que ella estaba escondiendo una sonrisa.
—Te has mojado el vestido.
Su amiga le pasó una servilleta para que se secara, pero no tenía sentido. El agua había traspasado la tela negra de su vestido y ahora formaba una mancha enorme sobre sus piernas.
Yulia tomó la mano de su amiga para rechazar la servilleta y se levantó.
—Voy al baño. Veré si puedo secarlo.
Su amiga asintió, preocupada.
—Ve, en un rato te alcanzo.
Yulia se marchó sin siquiera mirarme. Su amiga buscó algo en su bolso y aproveché su distracción para levantarme mientras los encargados del salón se apresuraban a cambiar el mantel.
—No te molestes. Voy yo — Toqué el hombro de la muchacha cuando pasé a su lado y lo presioné.
No pretendía que fuera una amenaza, pero al mismo tiempo sí, así que esperaba que ella hubiera captado el mensaje pasivo agresivo que quise darle.
Con un poco de suerte alguien nos habría visto, pensaría que estoy yendo a ayudar a Yulia y ese chisme llegaría a los programas de chimentos mañana.
Pasé entre las mesas de camino al baño. El salón estaba lo suficiente oscuro como para que tuviera que cuidarme de no patear sin querer algún bolso o tropezar con un pie. A Yulia la perdí de vista desde el principio, pero luego de uno o dos minutos pude orientarme y encontrar mi camino.
El baño estaba al fondo, detrás de todas las mesas, donde apenas sí se escuchaba de lo que hablaban en el escenario.
Cuando entré lo encontré vacío, salvo por Yulia, que estaba junto a la puerta intentando secar el agua de su falda en el secador.
Me detuve en la entrada y cerré detrás de mí.
Ella me sonrió, con la falda aún levantada. Ésta era lo suficientemente larga como para que apenas sí se le vieran sus tacones y una parte de su pierna, aunque en el lado de la abertura revelaba mucho más.
Su voz hizo eco cuando habló.
—¿Qué pasa, Lena? Te percibo un poco nerviosa.
Cínica.
—¿A qué estás jugando? — Trabé la puerta.
Yulia presionó el botón del secador de nuevo y levantó su falda aún más, para que el aire caliente diera justo en la mancha.
—No sé de qué estás hablando — respondió sin interés.
Estaba comenzando a darme cuenta de que a ella le gustaba mucho hacerse la que no le importaba nada.
—¿Crees que puedes coquetearle a otra chica delante de mi mientras me tocas bajo la mesa?
—Bueno — Yulia bajó la vista a su falda — Elena, tú sabes cómo soy, ese es mi personaje. Me gusta coquetearle a la gente. Y como tú y yo no somos nada...
—"Tú y yo no somos nada" — me burlé — Deja eso — Bajé su falda para que me mirara y clavé mis ojos en los suyos — Tú y yo no somos nada, pero igual te gusta tocarme debajo de la mesa.
—Eso es porque me gusta verte sufrir — Yulia sonrió — ¿En qué estabas pensando cuando cerraste las piernas tan fuerte? Casi me rompes los dedos — Me enseñó su mano, la misma con la que me había tocado — ¿No le vas a dar un beso? Me duele.
AAAAAGGG!!!!!
Sinvergüenza.
—¡No me puedes pasar por encima de esa manera, como si no hubiera ningún tipo de consecuencia!
Las primeras veces había sido divertido. Apenas nos conocíamos. Pero no me gustaba sentirme así todo el tiempo, como si no tuviera el control.
Yo siempre tuve el control. En todos los aspectos y todas mis relaciones.
Yulia no iba a ser la excepción.
Ella comenzó a negar.
—¿Qué consecuencia? — Dio un paso hacia mí y tocó mi pecho para empujarme — ¿Qué es lo que vas a hacer? ¿Nalguearme? — se rió.
Atrapé su muñeca y la empujé hasta que chocó contra el lavabo.
—¿Tú no recuerdas cuando te dije que la próxima vez te haría gemir de dolor? — La sonrisa de su rostro se borró al ver que yo, de verdad, estaba molesta. Y eso por alguna razón me gustó — Se te olvida una cosa, Yulia: tú no me caes bien.
Alguien golpeó la puerta a nuestra espalda. Miré por sobre mi hombro a la perilla girar, pero el pestillo impidió que se abriera.
—¿Yulia? — llamó la voz de su amiga desde el otro lado — ¿Está todo el orden? No puedo abrir la puerta.
Bajé hasta su cuello y dejé un beso.
—Dile que se vaya — murmuré.
Yulia apoyó las manos en el lavabo para aguantar mi peso y estiró el cuello.
—¡Me he quitado el vestido para secarlo! ¡No entres, ya salgo!
—¿Quieres que te ayude?
Abrí los ojos y me encontré con mi reflejo en el espejo.
¿Yulia acababa de decir que se había quitado el vestido y ella quería entrar a "ayudarla"?
—¡No hace falta! — gritó Yulia — ¡Sólo vigila la puerta!
Me separé un poco de ella, con uno de mis brazos alrededor de su cintura.
—Date la vuelta — le ordené.
Yulia buscó mis ojos, un poco nerviosa, pero obedeció. Se miró en el espejo y luego a mí, detrás suyo, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo porque pasé mi mano por su espalda y la empujé hacia abajo.
Volvió a apoyar las palmas sobre el lavabo con un jadeo de sorpresa. Su cabello cayó por encima de sus hombros e intentó mantener la frente en alto para verme, pero yo continué empujándola. Acabó doblando los brazos y apoyando los codos en su lugar, con su estómago casi pegado al lavabo.
Su espalda quedó al descubierto.
—¿Qué vas a hacer? — preguntó con el rostro escondido.
—¿Tú qué crees?
Metí la mano por la abertura de su vestido y la sentí aguantar la respiración. Apoyé mi palma libre contra el lavabo para poder sostenerme y acomodé mi mano entre sus piernas, sobre la tela de su ropa interior. Me pareció sentir el cuero de una correa presionando su muslo.
—Abre las piernas.
Al principio no se movió, pero unos segundos después cedió y mi mano se pudo deslizar mejor.
—Más — le pedí, y esta vez obedeció más rápido.
Pasé un dedo con suavidad sobre la tela. Ella suspiró y cuando vi su rostro en el espejo me di cuenta de que no me estaba mirando. Lo había girado hacia un lado para no verse a ella misma, pero podía notar cómo se estaba sonrojando.
Volvieron a golpear la puerta.
—¡Yulia! ¿Se está secando bien el vestido?
Rodé los ojos.
—Qué pesada.
Yulia soltó una risa que rápidamente sofocó cuando presioné de más contra la tela. La sentí caliente contra mi mano, pero no húmeda, y no quería meterme tan rápido si aún no estaba tan mojada, porque podía lastimarla.
Así que continué masajeando la zona lo suficientemente despacio como para que no se corriera. Y sabía, por cómo ella se removía contra mí, que lo estaba sufriendo.
—¿De verdad te gusta ella? — le pregunté, refiriéndome a su amiga en la puerta.
—Es linda — Admitió y bajó la cabeza para esconderse entre su cabello — Y no tiene pareja.
—Pero tú si tienes — le recordé.
—¿Dónde? No la veo.
Deslicé los dedos lento pero con fuerza. Ella volvió a jadear.
—Aquí — Aparté el cabello de su rostro y me acerqué a su oído — Entre tu piernas.
—Lena... — Se aclaró la garganta y apartó la mirada — Métete.
No voy a decir que no lo disfruté, porque sí lo hice. Verla incapaz de mantenerme la mirada, incluso desde el reflejo del espejo. Ver su rostro enrojecido y sentirla caliente y húmeda por mí.
—Dí "por favor".
—Por...— Tragó saliva — Por...
—No te entiendo, sé más clara.
—Elena, por favor — Cerró los ojos — Por favor.
Dejé un beso en su mejilla y pasé la mano por debajo de la tela de su ropa interior. Ella se estremeció y comencé a moverme.
—Vamos a dejar algo claro. — Metí un dedo dentro de ella con calma y la sentí presionarse contra mí — Ponle el nombre que quieras a lo nuestro, no me importa. Seguiré siendo la única con la que puedes correrte — Moví el dedo lentamente, lo más profundo que llegó — Y mientras más me odies, mientras más intentes ponerme celosa, más voy a disfrutar hacerte suplicar.
Yulia gimió.
Alguien tocó la puerta de nuevo y tuve que taparle la boca con mi mano libre. Eso la obligó a enderezarse, con su espalda contra mi pecho y su cabeza hacia atrás, sobre mi hombro. Metí un segundo dedo adentro y continué.
Cuando estuve segura de que no iba a hacer más ruido, le destapé la boca y bajé la mano hasta su estómago para sostenerla mejor.
Yulia tenía los ojos cerrados y de vez en cuando jadeaba. No estuve mucho tiempo más con mis dedos dentro de ella, porque sabía que no se iba a correr así. Así que luego de un momento los saqué despacio y continué masajeando, sólo que esta vez un poco más rápido y más profundo.
Pasaron unos minutos hasta que su respiración comenzó a agitarse. Su pecho subió y bajó con más fuerza y la sentí tensarse hasta que se vino. Fueron unos segundos en los que me quedé pegada a ella hasta que se deshizo en mis brazos.
Luego de eso vino el silencio. Se tomó un momento para respirar con calma y yo saqué mi mano para abrazarla. Ella se giró para tenerme enfrente y escondió su rostro en mi pecho. Acaricié su cabello con mi mano limpia y le di un beso en la coronilla.
—Lena.
—¿Qué?
Yulia apoyó las manos en mis brazos para separarse un poco, lo suficiente como para verme. En su rostro ya no estaba más esa expresión desafiante, ni la sinvergüenza. Ahora su frente se arrugaba con preocupación.
—Sabes que todas esas veces que te dije que me gustabas, no me refería a sólo esto — Me mantuvo la mirada un momento, para que comprendiera que se refería a lo que acabábamos de hacer — Quiero ir en serio contigo. Quiero que esto salga bien para las dos y que, cuando termine todo esto de "enemigas"...sigamos juntas.
¿Ir en serio?
Sabía que era algo normal, pero Alexey estuvo tanto tiempo entre nosotras que por alguna razón pensé que, una vez que ella resolviera su asunto con él, se iría. Ahora que lo pensaba, siempre me había visto como alguien de apoyo mientras ella superaba su ruptura.
Nunca me había planteado seguir con Yulia luego de que todo pasara.
—¿Qué quieres tú? — me preguntó.
¿Qué quiero yo?
—Yo...
Sentí un nudo en la garganta.
Yo tenía miedo de que me rompiera el corazón.
—¿Yulia? — Más golpes en la puerta — Si no sales ahora voy a llamar a alguien del staff y...
Solté a Yulia y abrí la puerta.
Su amiga estaba ahí, delante de mí, con el puño en el aire, listo para golpear de nuevo. Cuando me vio sus ojos se abrieron aún más en sorpresa y luego miró por encima de mi hombro, a mi acompañante.
—Eres muy ruidosa — dije — Vete.
Ella abrió la boca para responder algo, pero la acabó cerrando y, luego de asegurarse de que Yulia no estuviera en contra de su voluntad conmigo, se marchó sin decir nada.
—¿Todas tus amigas son igual de insoportables que tú?
Volví a cerrar la puerta y fui a los lavabos para lavarme las manos.
—¿Estás loca? — Yulia caminó hasta donde yo estaba — ¿Y si le dice a alguien lo que vio?
Me sequé las manos con la tela de mi pantalón.
—Pues más te vale comenzar a compartir canciones de Girl in Red para preparar a tus fans.
La tomé del mentón para besarla cuando vi, en la parte derecha de su cuello, una marca de mi labial. No pude evitar sonreír.
—¿Qué tengo?
Yulia se miró en el espejo y notó la marca. Chasqueó la lengua y abrió el grifo para lavárselo.
—Déjalo — la detuve.
—¿Estás loca? Lo van a ver.
Le di un beso en los labios.
—Mejor. Que sepan que tienes correa.
Cuando salimos, los premios habían llegado a su primer descanso.
Al estar siendo transmitidos en vivo tenían que hacer algunas pausas para los comerciales. Y durante la primera muchos comenzaron a aprovechar para ir al baño, buscar comida o salir al jardín trasero a tomar aire.
Nosotras hicimos eso último y yo aproveché para enviarle un mensaje a Nastya para que pasara a buscarnos, en vista de que Yulia vino con su amiga en su auto y yo me negaba a dejarla irse con ella.
Fuera, el jardín era inmenso. Tenía una pequeña laguna y un puente que pasaba por encima. Habían arbustos e incluso un rosal.
—¿Esa no es Charlie?
Yulia señaló a una chica de cabello rosa que estaba subiendo el puente. Ella le estaba gritando a alguien de arriba para llamar su atención. Me pareció que era un hombre.
Ellos no podían vernos, pero nosotras si podíamos escucharlos.
—¿Eres el chico del canal de "Cómo sobrevivir"? — le preguntó Charlie mientras terminaba de subir.
El muchacho apagó la pantalla de su teléfono y le tendió la mano para ayudarla a subir.
—Sí soy. ¿Tú quién eres?
—Soy Charlie, tu fan — Ella estrechó su mano con entusiasmo — He visto todos tus videos. Mi favorito es el del apocalipsis zombie. He aprendido más de supervivencia contigo que en los exploradores.
Yulia me levantó una ceja y yo me alcé de hombros.
El muchacho rió y pasó un brazo por encima de los hombros de ella.
—Qué linda eres. Y me halagas mucho ¿Qué te parece si luego de aquí me acompañas a una fiesta a la que planeaba ir?
—¿Qué?
—¿Qué?
Charlie se sacó su brazo de encima.
—No, yo sólo vine a hablar de tus videos.
—Ah, sí, los videos. Podemos hablar de eso en la fiesta si quieres.
Intentó ponerle el brazo encima otra vez.
Yulia y yo hicimos amague de subir al puente, pero la bajista de Charlie se nos adelantó. Separó al muchacho de ella tirándolo de su camiseta hacia atrás y lo miró durante unos segundos.
No me había dado cuenta antes, pero ahora que la rubia estaba de pie notaba que se veía en buena forma. No dudaba de que, si quisiera, podría darle un puñetazo sin problema.
Entonces, sin mucho interés, lo empujó del puente.
El muchacho cayó al agua y nos salpicó hasta a nosotras. Un grupo de personas que estaba cerca se apresuró a socorrerlo cuando él sacó la cabeza del agua para pedir ayuda.
Alguien se lanzó a buscarlo. Fue todo un caos.
En ese momento se oyó un bocinazo desde el estacionamiento. Mi teléfono comenzó a vibrar con una llamada entrante de Nastya justo cuando Charlie y Andy consiguieron bajar del puente a toda prisa.
—¿Necesitan un auto? — les pregunté.
Ellas se detuvieron en seco y nos miraron. Entonces, la rubia asintió.
—Por favor y gracias.
—Les hice un gesto para que nos siguieran y las cuatro salimos corriendo mientras los de seguridad se acercaban al lago para ver qué estaba sucediendo.
Salté el arbusto que separaba el jardín del estacionamiento y ayudé a mi no-novia a pasar.
Una rama le raspó en la pierna, pero por el resto salió ilesa.
Charlie y su bajista hicieron lo mismo y las cuatro corrimos hasta el único auto que estaba con las luces encendidas en el medio del estacionamiento y nos metimos de golpe en los asientos traseros.
Nastya y Taeyeon estaban en los asientos de adelante.
Las dos gritaron, probablemente creyendo que las estaban robando.
—¡No tenemos dinero! ¡Somos pobres! — gritó Taeyeon.
Me di en el codo contra la puerta del otro lado, Yulia clavó su culo en mi cadera y las otras dos se metieron como pudieron.
—¡Arranca! — le grité a la rubia.
Nastya aceleró sin pensárselo dos veces. Salió hacia la avenida y yo intenté acomodar a Yulia sobre mis piernas. Me aclaré la garganta.
—Traje a unas amigas, espero que no les moleste.
—Me gustaría saber si traerlas con nosotras nos compromete con la ley — quiso saber Nastya.
—Eh... ¿Probablemente? — me sinceré.
—¡Absolutamente no! ¡Bájalas! — Taeyeon se giró en su asiento para ver quienes eran nuestras pasajeras. Se veía enojada, como si fuera a gritarnos, pero cuando vio a las chicas se congeló. De no ser por la oscuridad, podría jurar que la vi palidecer — ¿A...Andy?
La rubia, que intentaba sentarse encima de Charlie, levantó la cabeza al escuchar su nombre.
Ella también se congeló cuando vio quién la había llamado.
—¿Taeyeon?
LENA
El salón en el que se entregaban los premios era inmenso. Con mesas redondas distribuidas en el interior y paredes que se alzaban hasta una cúpula redonda con pinturas de gente desnuda y ángeles.
Miré a mi alrededor, a los balcones dorados en las paredes y las cortinas de terciopelo pesado y rojo.
Las luces aún estaban encendidas mientras la gente avanzaba y muchos se saludaban.
En el escenario, una pantalla gigante reproducía una y otra vez un comercial de los premios.
Fedor enganchó su brazo con el mío, igual de maravillado que yo. Me di cuenta de que la gente se volteaba a vernos, pero no sabía si se debía a mí, o a él, porque seguro nadie lograba reconocernos.
—¿Cuál es nuestra mesa? — preguntó inclinándose hacia mí, como si compartiéramos un secreto.
—Creo que la diecinueve — murmuré.
—Esa es la nuestra también.
La chica de pelo rosa que se había puesto en medio de mi pelea con Yulia enganchó su brazo en el mío que estaba libre.
No me gustaba que la gente entrara en confianza tan rápido conmigo, pero la chica no se veía como una amenaza y aún no encontraba una razón válida para echarla. Además, no podía negar que nos salvó el culo hace unos minutos delante de los camarógrafos.
Su nombre me sonaba, pero no sabía de dónde.
—¿Eres esa cantante que salió de youtube? — le pregunté mientras nos guiaba a nuestra mesa.
Ella asintió.
—Y tú eres "esa youtuber". Todos te conocemos — Me puse tensa, esperando que dijera algo malo sobre mí — Eres la que hizo ese video de los sociópatas en los shows de TV. Todo el mundo se enojó con ese video.
Rodé los ojos.
Había hecho ese video hace casi un año. Recuerdo haber hecho enfadar a mucha gente porque llamé sociópatas a muchos personajes de la ficción amados. Lo que me seguía pareciendo estúpido, porque seguían siendo personajes ficticios.
—No me importa. Me gusta hacer llorar a los hombres — respondí mientras me acomodaba en mi mesa.
Charlie se sentó a mi derecha y Fedor estuvo a punto de sentarse a mi izquierda, pero apenas su culo tocó la silla se levantó de golpe y señaló hacia alguien a lo lejos.
—¿Ese es el señor de "te lo resumo"? Voy a pedirle un autógrafo.
Estuve tentada a decirle que eso no era buena idea, porque él no se veía como el tipo de persona al que le gustaba ser molestada, pero Fedor estaba demasiado emocionado y no quise pincharle su globo. Así que me limité a verlo esquivar a algunas personas en el centro del salón, de camino a la otra punta.
En ese momento las luces bajaron y se encendieron las lámparas de las mesas.
Una chica rubia se dejó caer junto a Charlie en nuestra mesa redonda. Llevaba un vestido negro y algunos tatuajes en los brazos. Supuse que se trataba de su bajista.
Estaba abrazando una bandeja como las que usaban los empleados para repartir aperitivos y la de ella estaba llena de galletas con queso.
Charlie clavó sus ojos en la bandeja.
—Andy ¿Qué es eso?
La muchacha terminó de masticar su galleta y tragó.
—Traje comida para todos, por su puesto — Dejó una galleta delante de la pelirrosa, otra delante de mí y luego repartió a quienes estaban a mi lado. Cuando giré el rostro para ver con quienes nos había tocado sentarnos, casi me dio un infarto al encontrarme con el rostro de Yulia a unos pocos centímetros — Una para cada una. El resto para mí.
De repente recordé lo último que me dijo en la alfombra antes de que nos separáramos.
"Me gustas, pero no me gusta como me tratas".
¿Qué más quería de mí? Sentía que ella esperaba que me entregara ciegamente, que le confiara todos mis secretos y mis preocupaciones. Pero yo no era así.
Me moví disimuladamente un poco más lejos de ella, para guardar distancia, pero Yulia ni siquiera me miró. Porque, a su lado, estaba su amiga, y las dos estaban charlando sobre gente a la que yo no conocía.
A mi derecha, Charlie comenzó a pelear con su bajista porque al parecer ésta última quería ver cuántas galletas podía comerse sin beber agua. Y Charlie estaba segura de que había visto un episodio de "Mil maneras de morir" así.
A mi izquierda, la actriz amiga de Yulia estaba murmurando algo cerca de su oído mientras le señalaba a alguien entre el público y Yulia reía.
Y, en el medio, estaba yo, mirando al frente, gritando internamente y maldiciendo a Fedor por dejarme sola.
Alguien subió al escenario y comenzó a presentar las categorías y dar un discurso. Charlie dejó de hablar con su amiga para prestar atención y Yulia hizo lo mismo.
—¿Conoces a ese chico? — dijo Charlie de repente a mi lado, cuando un muchacho de más o menos nuestra edad subió a entregar un premio — Tiene un canal.
—No me suena su cara — susurré.
—Es porque no la muestra. Hace videos sobre "cómo sobrevivir" a películas y series de terror o acción. Quiero que saque el de "Los juegos del hambre".
—Charlie vio todos sus videos como unas tres veces — comentó su amiga a su lado mientras tomaba otra galleta de la bandeja — Mis favoritos son los de "Jigsaw".
—La mayoría de los de jigsaw son... — me detuve en seco cuando sentí algo en mi pierna. Charlie y su compañera me miraron con curiosidad. La mano de Yulia me estaba presionando el muslo debajo de la mesa — ...Son fáciles de resolver.
Charlie no estuvo de acuerdo. Comenzó a hablar sobre un juego en específico que fue hecho para que nadie lo ganara, pero yo estaba un poco distraída con la mano en mi pierna. Tragué saliva y miré de reojo a mi izquierda.
Yulia seguía hablando con su amiga, como si nada, pero su mano estaba debajo del mantel de la mesa y cuando cerré las piernas ella dejó de hablar un momento para verme con desinterés.
Junté las cejas en advertencia. Ella movió su pulgar y presionó mi muslo con más lentitud antes de continuar hablando con su amiga.
¿A qué estaba jugando?
Tuve un flashback de esa noche que ella pasó en mi cuarto, luego de la fiesta. Me había tocado en el mismo lugar, de la misma manera, y lo sabía.
Me pasé una mano por el rostro y bebí un poco de agua de mi copa. Charlie seguía hablando sobre no sé qué juego del péndulo en Jigsaw.
—Ya, pero es raro verte sin los arneses y las correas — comentó la amiga de Yulia a mi derecha — Siento que te estoy viendo desnuda sin nada en el cuello.
—A lo mejor eso es lo es lo que quería que vieras — Yulia rió y movió su mano en mi pierna más hacia arriba.
Di un respingo y pateé sin querer la mesa con mi rodilla. Las copas se volcaron y una cayó sobre el vestido de Yulia. Las sillas chirriaron cuando las chicas se apartaron de la mesa y un empleado se apresuró a ayudarnos.
Yulia me soltó y se tapó la boca antes de mirarme. Si cualquiera la estuviera viendo, creería que simplemente se había asustado por el movimiento brusco. Pero las dos sabíamos que ella estaba escondiendo una sonrisa.
—Te has mojado el vestido.
Su amiga le pasó una servilleta para que se secara, pero no tenía sentido. El agua había traspasado la tela negra de su vestido y ahora formaba una mancha enorme sobre sus piernas.
Yulia tomó la mano de su amiga para rechazar la servilleta y se levantó.
—Voy al baño. Veré si puedo secarlo.
Su amiga asintió, preocupada.
—Ve, en un rato te alcanzo.
Yulia se marchó sin siquiera mirarme. Su amiga buscó algo en su bolso y aproveché su distracción para levantarme mientras los encargados del salón se apresuraban a cambiar el mantel.
—No te molestes. Voy yo — Toqué el hombro de la muchacha cuando pasé a su lado y lo presioné.
No pretendía que fuera una amenaza, pero al mismo tiempo sí, así que esperaba que ella hubiera captado el mensaje pasivo agresivo que quise darle.
Con un poco de suerte alguien nos habría visto, pensaría que estoy yendo a ayudar a Yulia y ese chisme llegaría a los programas de chimentos mañana.
Pasé entre las mesas de camino al baño. El salón estaba lo suficiente oscuro como para que tuviera que cuidarme de no patear sin querer algún bolso o tropezar con un pie. A Yulia la perdí de vista desde el principio, pero luego de uno o dos minutos pude orientarme y encontrar mi camino.
El baño estaba al fondo, detrás de todas las mesas, donde apenas sí se escuchaba de lo que hablaban en el escenario.
Cuando entré lo encontré vacío, salvo por Yulia, que estaba junto a la puerta intentando secar el agua de su falda en el secador.
Me detuve en la entrada y cerré detrás de mí.
Ella me sonrió, con la falda aún levantada. Ésta era lo suficientemente larga como para que apenas sí se le vieran sus tacones y una parte de su pierna, aunque en el lado de la abertura revelaba mucho más.
Su voz hizo eco cuando habló.
—¿Qué pasa, Lena? Te percibo un poco nerviosa.
Cínica.
—¿A qué estás jugando? — Trabé la puerta.
Yulia presionó el botón del secador de nuevo y levantó su falda aún más, para que el aire caliente diera justo en la mancha.
—No sé de qué estás hablando — respondió sin interés.
Estaba comenzando a darme cuenta de que a ella le gustaba mucho hacerse la que no le importaba nada.
—¿Crees que puedes coquetearle a otra chica delante de mi mientras me tocas bajo la mesa?
—Bueno — Yulia bajó la vista a su falda — Elena, tú sabes cómo soy, ese es mi personaje. Me gusta coquetearle a la gente. Y como tú y yo no somos nada...
—"Tú y yo no somos nada" — me burlé — Deja eso — Bajé su falda para que me mirara y clavé mis ojos en los suyos — Tú y yo no somos nada, pero igual te gusta tocarme debajo de la mesa.
—Eso es porque me gusta verte sufrir — Yulia sonrió — ¿En qué estabas pensando cuando cerraste las piernas tan fuerte? Casi me rompes los dedos — Me enseñó su mano, la misma con la que me había tocado — ¿No le vas a dar un beso? Me duele.
AAAAAGGG!!!!!
Sinvergüenza.
—¡No me puedes pasar por encima de esa manera, como si no hubiera ningún tipo de consecuencia!
Las primeras veces había sido divertido. Apenas nos conocíamos. Pero no me gustaba sentirme así todo el tiempo, como si no tuviera el control.
Yo siempre tuve el control. En todos los aspectos y todas mis relaciones.
Yulia no iba a ser la excepción.
Ella comenzó a negar.
—¿Qué consecuencia? — Dio un paso hacia mí y tocó mi pecho para empujarme — ¿Qué es lo que vas a hacer? ¿Nalguearme? — se rió.
Atrapé su muñeca y la empujé hasta que chocó contra el lavabo.
—¿Tú no recuerdas cuando te dije que la próxima vez te haría gemir de dolor? — La sonrisa de su rostro se borró al ver que yo, de verdad, estaba molesta. Y eso por alguna razón me gustó — Se te olvida una cosa, Yulia: tú no me caes bien.
Alguien golpeó la puerta a nuestra espalda. Miré por sobre mi hombro a la perilla girar, pero el pestillo impidió que se abriera.
—¿Yulia? — llamó la voz de su amiga desde el otro lado — ¿Está todo el orden? No puedo abrir la puerta.
Bajé hasta su cuello y dejé un beso.
—Dile que se vaya — murmuré.
Yulia apoyó las manos en el lavabo para aguantar mi peso y estiró el cuello.
—¡Me he quitado el vestido para secarlo! ¡No entres, ya salgo!
—¿Quieres que te ayude?
Abrí los ojos y me encontré con mi reflejo en el espejo.
¿Yulia acababa de decir que se había quitado el vestido y ella quería entrar a "ayudarla"?
—¡No hace falta! — gritó Yulia — ¡Sólo vigila la puerta!
Me separé un poco de ella, con uno de mis brazos alrededor de su cintura.
—Date la vuelta — le ordené.
Yulia buscó mis ojos, un poco nerviosa, pero obedeció. Se miró en el espejo y luego a mí, detrás suyo, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo porque pasé mi mano por su espalda y la empujé hacia abajo.
Volvió a apoyar las palmas sobre el lavabo con un jadeo de sorpresa. Su cabello cayó por encima de sus hombros e intentó mantener la frente en alto para verme, pero yo continué empujándola. Acabó doblando los brazos y apoyando los codos en su lugar, con su estómago casi pegado al lavabo.
Su espalda quedó al descubierto.
—¿Qué vas a hacer? — preguntó con el rostro escondido.
—¿Tú qué crees?
Metí la mano por la abertura de su vestido y la sentí aguantar la respiración. Apoyé mi palma libre contra el lavabo para poder sostenerme y acomodé mi mano entre sus piernas, sobre la tela de su ropa interior. Me pareció sentir el cuero de una correa presionando su muslo.
—Abre las piernas.
Al principio no se movió, pero unos segundos después cedió y mi mano se pudo deslizar mejor.
—Más — le pedí, y esta vez obedeció más rápido.
Pasé un dedo con suavidad sobre la tela. Ella suspiró y cuando vi su rostro en el espejo me di cuenta de que no me estaba mirando. Lo había girado hacia un lado para no verse a ella misma, pero podía notar cómo se estaba sonrojando.
Volvieron a golpear la puerta.
—¡Yulia! ¿Se está secando bien el vestido?
Rodé los ojos.
—Qué pesada.
Yulia soltó una risa que rápidamente sofocó cuando presioné de más contra la tela. La sentí caliente contra mi mano, pero no húmeda, y no quería meterme tan rápido si aún no estaba tan mojada, porque podía lastimarla.
Así que continué masajeando la zona lo suficientemente despacio como para que no se corriera. Y sabía, por cómo ella se removía contra mí, que lo estaba sufriendo.
—¿De verdad te gusta ella? — le pregunté, refiriéndome a su amiga en la puerta.
—Es linda — Admitió y bajó la cabeza para esconderse entre su cabello — Y no tiene pareja.
—Pero tú si tienes — le recordé.
—¿Dónde? No la veo.
Deslicé los dedos lento pero con fuerza. Ella volvió a jadear.
—Aquí — Aparté el cabello de su rostro y me acerqué a su oído — Entre tu piernas.
—Lena... — Se aclaró la garganta y apartó la mirada — Métete.
No voy a decir que no lo disfruté, porque sí lo hice. Verla incapaz de mantenerme la mirada, incluso desde el reflejo del espejo. Ver su rostro enrojecido y sentirla caliente y húmeda por mí.
—Dí "por favor".
—Por...— Tragó saliva — Por...
—No te entiendo, sé más clara.
—Elena, por favor — Cerró los ojos — Por favor.
Dejé un beso en su mejilla y pasé la mano por debajo de la tela de su ropa interior. Ella se estremeció y comencé a moverme.
—Vamos a dejar algo claro. — Metí un dedo dentro de ella con calma y la sentí presionarse contra mí — Ponle el nombre que quieras a lo nuestro, no me importa. Seguiré siendo la única con la que puedes correrte — Moví el dedo lentamente, lo más profundo que llegó — Y mientras más me odies, mientras más intentes ponerme celosa, más voy a disfrutar hacerte suplicar.
Yulia gimió.
Alguien tocó la puerta de nuevo y tuve que taparle la boca con mi mano libre. Eso la obligó a enderezarse, con su espalda contra mi pecho y su cabeza hacia atrás, sobre mi hombro. Metí un segundo dedo adentro y continué.
Cuando estuve segura de que no iba a hacer más ruido, le destapé la boca y bajé la mano hasta su estómago para sostenerla mejor.
Yulia tenía los ojos cerrados y de vez en cuando jadeaba. No estuve mucho tiempo más con mis dedos dentro de ella, porque sabía que no se iba a correr así. Así que luego de un momento los saqué despacio y continué masajeando, sólo que esta vez un poco más rápido y más profundo.
Pasaron unos minutos hasta que su respiración comenzó a agitarse. Su pecho subió y bajó con más fuerza y la sentí tensarse hasta que se vino. Fueron unos segundos en los que me quedé pegada a ella hasta que se deshizo en mis brazos.
Luego de eso vino el silencio. Se tomó un momento para respirar con calma y yo saqué mi mano para abrazarla. Ella se giró para tenerme enfrente y escondió su rostro en mi pecho. Acaricié su cabello con mi mano limpia y le di un beso en la coronilla.
—Lena.
—¿Qué?
Yulia apoyó las manos en mis brazos para separarse un poco, lo suficiente como para verme. En su rostro ya no estaba más esa expresión desafiante, ni la sinvergüenza. Ahora su frente se arrugaba con preocupación.
—Sabes que todas esas veces que te dije que me gustabas, no me refería a sólo esto — Me mantuvo la mirada un momento, para que comprendiera que se refería a lo que acabábamos de hacer — Quiero ir en serio contigo. Quiero que esto salga bien para las dos y que, cuando termine todo esto de "enemigas"...sigamos juntas.
¿Ir en serio?
Sabía que era algo normal, pero Alexey estuvo tanto tiempo entre nosotras que por alguna razón pensé que, una vez que ella resolviera su asunto con él, se iría. Ahora que lo pensaba, siempre me había visto como alguien de apoyo mientras ella superaba su ruptura.
Nunca me había planteado seguir con Yulia luego de que todo pasara.
—¿Qué quieres tú? — me preguntó.
¿Qué quiero yo?
—Yo...
Sentí un nudo en la garganta.
Yo tenía miedo de que me rompiera el corazón.
—¿Yulia? — Más golpes en la puerta — Si no sales ahora voy a llamar a alguien del staff y...
Solté a Yulia y abrí la puerta.
Su amiga estaba ahí, delante de mí, con el puño en el aire, listo para golpear de nuevo. Cuando me vio sus ojos se abrieron aún más en sorpresa y luego miró por encima de mi hombro, a mi acompañante.
—Eres muy ruidosa — dije — Vete.
Ella abrió la boca para responder algo, pero la acabó cerrando y, luego de asegurarse de que Yulia no estuviera en contra de su voluntad conmigo, se marchó sin decir nada.
—¿Todas tus amigas son igual de insoportables que tú?
Volví a cerrar la puerta y fui a los lavabos para lavarme las manos.
—¿Estás loca? — Yulia caminó hasta donde yo estaba — ¿Y si le dice a alguien lo que vio?
Me sequé las manos con la tela de mi pantalón.
—Pues más te vale comenzar a compartir canciones de Girl in Red para preparar a tus fans.
La tomé del mentón para besarla cuando vi, en la parte derecha de su cuello, una marca de mi labial. No pude evitar sonreír.
—¿Qué tengo?
Yulia se miró en el espejo y notó la marca. Chasqueó la lengua y abrió el grifo para lavárselo.
—Déjalo — la detuve.
—¿Estás loca? Lo van a ver.
Le di un beso en los labios.
—Mejor. Que sepan que tienes correa.
Cuando salimos, los premios habían llegado a su primer descanso.
Al estar siendo transmitidos en vivo tenían que hacer algunas pausas para los comerciales. Y durante la primera muchos comenzaron a aprovechar para ir al baño, buscar comida o salir al jardín trasero a tomar aire.
Nosotras hicimos eso último y yo aproveché para enviarle un mensaje a Nastya para que pasara a buscarnos, en vista de que Yulia vino con su amiga en su auto y yo me negaba a dejarla irse con ella.
Fuera, el jardín era inmenso. Tenía una pequeña laguna y un puente que pasaba por encima. Habían arbustos e incluso un rosal.
—¿Esa no es Charlie?
Yulia señaló a una chica de cabello rosa que estaba subiendo el puente. Ella le estaba gritando a alguien de arriba para llamar su atención. Me pareció que era un hombre.
Ellos no podían vernos, pero nosotras si podíamos escucharlos.
—¿Eres el chico del canal de "Cómo sobrevivir"? — le preguntó Charlie mientras terminaba de subir.
El muchacho apagó la pantalla de su teléfono y le tendió la mano para ayudarla a subir.
—Sí soy. ¿Tú quién eres?
—Soy Charlie, tu fan — Ella estrechó su mano con entusiasmo — He visto todos tus videos. Mi favorito es el del apocalipsis zombie. He aprendido más de supervivencia contigo que en los exploradores.
Yulia me levantó una ceja y yo me alcé de hombros.
El muchacho rió y pasó un brazo por encima de los hombros de ella.
—Qué linda eres. Y me halagas mucho ¿Qué te parece si luego de aquí me acompañas a una fiesta a la que planeaba ir?
—¿Qué?
—¿Qué?
Charlie se sacó su brazo de encima.
—No, yo sólo vine a hablar de tus videos.
—Ah, sí, los videos. Podemos hablar de eso en la fiesta si quieres.
Intentó ponerle el brazo encima otra vez.
Yulia y yo hicimos amague de subir al puente, pero la bajista de Charlie se nos adelantó. Separó al muchacho de ella tirándolo de su camiseta hacia atrás y lo miró durante unos segundos.
No me había dado cuenta antes, pero ahora que la rubia estaba de pie notaba que se veía en buena forma. No dudaba de que, si quisiera, podría darle un puñetazo sin problema.
Entonces, sin mucho interés, lo empujó del puente.
El muchacho cayó al agua y nos salpicó hasta a nosotras. Un grupo de personas que estaba cerca se apresuró a socorrerlo cuando él sacó la cabeza del agua para pedir ayuda.
Alguien se lanzó a buscarlo. Fue todo un caos.
En ese momento se oyó un bocinazo desde el estacionamiento. Mi teléfono comenzó a vibrar con una llamada entrante de Nastya justo cuando Charlie y Andy consiguieron bajar del puente a toda prisa.
—¿Necesitan un auto? — les pregunté.
Ellas se detuvieron en seco y nos miraron. Entonces, la rubia asintió.
—Por favor y gracias.
—Les hice un gesto para que nos siguieran y las cuatro salimos corriendo mientras los de seguridad se acercaban al lago para ver qué estaba sucediendo.
Salté el arbusto que separaba el jardín del estacionamiento y ayudé a mi no-novia a pasar.
Una rama le raspó en la pierna, pero por el resto salió ilesa.
Charlie y su bajista hicieron lo mismo y las cuatro corrimos hasta el único auto que estaba con las luces encendidas en el medio del estacionamiento y nos metimos de golpe en los asientos traseros.
Nastya y Taeyeon estaban en los asientos de adelante.
Las dos gritaron, probablemente creyendo que las estaban robando.
—¡No tenemos dinero! ¡Somos pobres! — gritó Taeyeon.
Me di en el codo contra la puerta del otro lado, Yulia clavó su culo en mi cadera y las otras dos se metieron como pudieron.
—¡Arranca! — le grité a la rubia.
Nastya aceleró sin pensárselo dos veces. Salió hacia la avenida y yo intenté acomodar a Yulia sobre mis piernas. Me aclaré la garganta.
—Traje a unas amigas, espero que no les moleste.
—Me gustaría saber si traerlas con nosotras nos compromete con la ley — quiso saber Nastya.
—Eh... ¿Probablemente? — me sinceré.
—¡Absolutamente no! ¡Bájalas! — Taeyeon se giró en su asiento para ver quienes eran nuestras pasajeras. Se veía enojada, como si fuera a gritarnos, pero cuando vio a las chicas se congeló. De no ser por la oscuridad, podría jurar que la vi palidecer — ¿A...Andy?
La rubia, que intentaba sentarse encima de Charlie, levantó la cabeza al escuchar su nombre.
Ella también se congeló cuando vio quién la había llamado.
—¿Taeyeon?
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A Fati20 y a Veroska les gusta esta publicaciòn
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Que bueno que regresaste cariño ya se te extrañaba mucho. Y volviste con este capitulo tan genial tiene de todo desde lo divertido hasta lo excitante, esa metedera de mano bajo la mesa y el rápido en el baño siendo Lena la dominante estuvo ufff super . Ojalá Lena no dañe las cosas por el miedo a ser herida, no ve que julia la quier mucho y esta perdidamente enamorada con todo y sus maltratos. Ya quiero saber cual es el misterio de Taeyeon y las otras chicas . Feliz noche cariño mio
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Pero miren a nuestra hermosa Katina dándose su puesto así es hermana! Dese a respetar y que yulia sea la dominada jajajaja que excitante capítulo y atrevido bravo!!
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Venga!!!! Que le doy un 10 a Lena por haber quedado de osada en el capítulo... Esto me ha tomado por sorpresa y casi que meto la mano por la pantalla del móvil y cago a trompadas a la gili de la amiguita por interrumpir y ser más intensa que una suegra fastidiosa pero es que éstas dos juntas son tan hermosas!!!! Y bueno, ahora la Andy viene a joderle todo el romance oculto a la Taeyeon por la Nastya a quien también quiere comerse a como de lugar!
Amo tu fics como te adoro a vos!
Amo tu fics como te adoro a vos!
psichobitch2- Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 26/05/2015
Edad : 32
Localización : New York - EEUU
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
22.Me olvidé el título, perdón
LENA
Andy y Taeyeon se quedaron mirándose como si no pudieran creer lo que tenían delante de ellas. Casi que pareció cómico de ver sus expresiones tan exageradas mientras las luces de los faroles entraban por las ventanilas.
Al principio creí que tal vez eran amigas, pero luego de la sorpresa no vino la emoción. Taeyeon se echó hacia atrás como si quisiera guardar distancia y Andy apartó la mirada.
Sentí que podía cortar la tensión con un cuchillo.
—Ah ¿Ustedes se conocen? — preguntó Yulia, sentada sobre mí, siempre imprudente.
—Sí, algo así — Taeyeon se acomodó el cabello detrás del hombro y se volvió a acomodar en su asiento, dándonos la espalda, como toda una diva.
—Nos conocemos de la secundaria — le dijo Andy a Yulia.
Eso por alguna razón me sorprendió y al mismo tiempo no.
Sabía que Taeyeon no era un libro abierto. Ocultaba demasiadas cosas y, en especial, sobre su pasado. Pero no me esperaba que haya compartido clase con dos artistas conocidas ¿Qué era lo siguiente que nos revelaría? ¿Que trabajaba para la CIA? ¿Que tenía una identidad secreta?
Me preguntaba qué había sucedido entre ellas como para que se vieran tan disgustadas de verse.
—¿Ustedes de dónde se conocen? — nos preguntó Charlie mientras acomodaba su mentón sobre el hombro de Andy, quien estaba sentada sobre sus piernas.
¿Había espacio para que Andy se sentara en el medio en lugar de sobre Charlie? Sí. Pero también había espacio para Yulia y aún así no pensaba dejarla bajarse, porque gay ante todo.
—Bueno, Taeyeon es...
—Mi novia — me interrumpió Nastya. Cinco pares de ojos se clavaron en ella, pero la rubia apenas si nos dedicó una mirada a través del espejo retrovisor antes de volver a fijarse en el camino — Y yo soy amiga de Lena y Yulia — Cerró los ojos un momento y nos sonrió — ¿A dónde las llevo, chicas?
Andy y Charlie compartieron una mirada que no supe interpretar.
Yulia intentó verme por encima de su hombro, como queriendo decir "¿Tú sabes algo de esto?", pero sólo pude alzarme de hombros.
Probablemente sólo fuera Nastya molestando a Taeyeon. Y, por lo que podía ver, estaba funcionando, porque la muchacha estaba recargada contra la ventanilla de su asiento, como si quisiera abrir la puerta y saltar apenas parásemos en un semáforo.
—¿Crees que podrías dejarnos en la casa de un amigo? — le pidió Charlie a Nastya — Vive por aquí cerca.
Taeyeon le dijo una dirección a Nastya, como si supiera de qué amigo estaban hablando, y Nastya asintió.
—Eso queda cerca de mi departamento, así que voy a dejar primero a las novias y luego a ustedes.
¿Estaba hablando de nosotras?
—No somos novias — Dije sin soltar a Yulia.
—Sí, es sólo que no hay espacio en el auto — me defendió la morena.
—Y la estoy agarrando para que no se caiga.
Yulia se recargó contra mi pecho y aproveché para dejarle un beso en la mejilla.
—¿Tienes frio? — le pregunté.
Ella se alzó de hombros en respuesta, así que me quité el saco para ponérselo encima. Ella descansó su cabeza en mi pecho y cerró los ojos.
Tonta no era.
-.-.-.-.-.
TAEYEON
Nastya condujo hasta nuestro departamento.
Guardé silencio en todo el camino, incómoda, aunque las chicas hablaban entre ellas de vez en cuando. Incluso la rubia se metía para aportar alguna que otra cosa a la conversación.
Cuando se detuvo delante de nuestro edificio, Lena despertó a Yulia para hacerla bajar y yo me desabroché el cinturón, aliviada. Necesitaba salir de ese auto cuanto antes, subir al departamento y esconderme abajo de una manta hecha bolita de la pena.
Iba a recordar este momento todas las noches antes de irme a dormir.
—¿A dónde vas, amor?
Nastya dejó una mano en mi pierna cuando me dispuse a abrir la puerta.
Me congelé.
¿Cómo que "amor", hija de puta?
Nastya me sonrió, como la psicópata que era, y sabía que Charlie y Andy estaban mirándome, juzgándome.
Sabía que había dicho eso para ponerme en una situación difícil. Si me bajaba aquí, primero, iba a quedar que estaba rechazando a mi novia para ir con otras chicas. O peor: se podrían dar cuenta de que no somos novias y Nastya mintió para que yo no me viera tan patética en comparación con mis ex amigas de la secundaria, felizmente en pareja y exitosas.
—Ah, sólo quería abrir la ventana — mentí.
Comencé a bajar el vidrio como una desquiciada. Nastya respondió con un simple "okay" y arrancó apenas las chicas entraron a su departamento.
Vi el edificio alejarse por la ventana con tristeza.
Andy y Charlie, por otro lado, se acomodaron una junto a la otra en el asiento. Igual de incómodas que yo. Era obvio que ninguna de nosotras quería estar ahí. Por supuesto que no querían: Me metí en su relación y le jugué una broma pesada a Charlie cuando estábamos en la secundaria.
No entendía cómo era que todavía no me habían pegado.
—Taeyeon me ha hablado mucho sobre ustedes — Dijo Nastya de repente.
Ah?
CÁLLATE, CÁLLATE.
Vi desde el retrovisor cómo Andy volvió a compartir una mirada con Charlie.
Odiaba que hicieran eso. Parecían tener una conversación privada que nunca entendía. Siempre me hacían sentir excluida.
—¿Qué dijo de nosotras? — preguntó Charlie.
Que son lesbianas. Fin del cuestionario.
Juraba por Dios, que si Nastya les contaba que le conté todo, iba a abrir la puerta y tirarme con el auto en movimiento.
Como Lady Bird.
Lady Duende.
—Me contó sobre lo difícil que era pensar qué comer cuando se juntaban — respondió de lo más casual — Ella siendo celíaca y tú siendo vegetariana. Siempre era arroz.
—Ah — Andy se recargó contra el asiento y se cruzó de brazos, bajando la guardia. Al parecer ella había estado igual de tensa que yo — Eso es porque Taeyeon no sabe cocinar. Una vez metió una planta de lechuga en la parrilla.
—Pensé que si la doraba quedaba más rica — me defendí — Como la cebolla.
Las tres me miraron completamente asqueadas.
—Bueno, todos cometemos errores en la cocina. Más a esa edad — Nastya hizo un gesto con la mano para restarle importancia — Lo dices como si ella fuera la única responsable.
—Sí de la lechuga quemada. — Andy la señaló para dejar en claro su punto — Pero estoy segura de que ese día estaba borracha, así que no puedo juzgarla. Cualquiera comete ese error.
Me coloqué la capucha de mi sudadera para esconderme.
No estaba borracha ese día. Sólo lo dije para que no me juzgaran tan duro.
Genuinamente quise dorar la lechuga.
—Ah, ¿Ves, Taeyeon? — Nastya me dio un codazo con suavidad sin dejar de conducir — Y tú comiéndote la cabeza todos estos meses.
—¿Seguimos hablando de comida? — preguntó Charlie.
—Por supuesto — Nastya le sonrió — ¿De qué más podríamos estar hablando? — las tres guardamos silencio — Incluso si se trata de sentido común no meter una planta de lechuga en la parrilla, no todos tenemos el privilegio de tener a alguien que nos enseñe a cocinar. Yo nunca necesité aprender porque en casa teníamos a gente contratada para eso, así que cuando me mudé sola no tenía idea ni de cómo hervir un huevo.
—Pobre, la millonaria — me burlé.
Andy carraspeó para esconder una risa y Nastya me dedicó una mirada asesina sin dejar de sonreír. Había pasado el tiempo suficiente con ella como para saber que eso significaba "voy a destruirte".
—Lo que quiero decir — continuó Nastya con su discurso — Tú, Andy, seguramente tuviste unos padres que se preocupaban por su alimentación y se tomaban en serio tu vegetarianismo, así que aprendiste a desenvolverte sola. Pero no creo que los padres de Taeyeon le hayan prestado tanta atención a la celiaquía de Taeyeon como para enseñarle a prepararse sus propios alimentos ¿No es así?
Me miró en espera de una respuesta y sólo pude asentir, incómoda.
Yo jamás le había dicho eso. Jamás le dije qué tanta atención me prestaban mis padres, o si se tomaban en serio mi dieta. No entendía de dónde lo había sacado o cómo lo había deducido.
—Supongo que sí.
—Pero ahora sabes que no tuviste que meter esa lechuga en la parrilla.
Miré con desconfianza a Nastya.
Andy se agarró de las cabeceras de los asientos delanteros para inclinarse hacia adelante. Me pegué más a la puerta, temiendo lo peor.
—Si nunca te he perdonado, Taeyeon, es porque tú nunca lo has sentido en serio — dijo — Siempre inventabas excusas o culpabas a otros.
Sentí la boca seca.
Me había disculpado una vez, creo. Pero habían sido más las veces que intenté desviar mi culpa hacia ella que otra cosa. Sabía que no era la reacción que esperaban de mí luego de las cosas que hice, pero en ese momento estaba tan enojada, me sentía tan humillada por estar siendo juzgada.
Ellas siempre habían tenido todo.
Andy siempre lo había tenido todo.
Vivía en una casa enorme y preciosa con sus dos padres, que la amaban y se preocupaban por ella de una manera que yo sabía que mis padres jamás lo harían por mí. Tenía a Charlie, para la que siempre había sido su prioridad.
¿Y qué tenía yo?
Una madre alcohólica que me decía cosas hirientes cada vez que se disgustaba. Tenía un padre ausente y una novia que ni siquiera quería que la llamara novia porque le daba pena estar conmigo.
Cerré los ojos con fuerza.
¿Por qué siempre tenía que ser la segunda opción de todos?
—Lo siento — dije, luego de abrir los ojos.
Sentía haber salido con Andy para usarla de la misma manera que mi ex novia me usó a mí y sentía haberme aprovechado de Alana, nuestra otra amiga, cuando ella no tenía amigos, porque ahora ya sabía lo que se sentía quedarse sola.
Había visto a Elena ser acosada por sus propios seguidores, su propia familia, porque no le creían, de la misma manera manera que nadie le creyó a nuestra amiga cuando intentó defenderse.
Y sentía haberme metido con Charlie, la única persona que se preocupaba genuinamente por mí.
—Lo siento — repetí y me pasé la manga de la sudadera por el rostro cuando me comenzaron a arder los ojos — Por haberlas lastimado. No se lo merecían.
—Nosotras ya lo superamos, Taeyeon — respondió Charlie desde atrás.
—¿A mí que me importa? ¿No ves que estoy llorando?
—Ay, miren, ya llegamos — dijo Nastya.
En ese momento nos dimos cuenta las tres que el auto se había detenido. No estaba segura de si habíamos llegado recién, o si fue hace tiempo, pero Nastya no quiso interrumpir el momento.
Andy y yo nos miramos. Yo con los ojos rojos, probablemente hinchados, con cara de culo pero con el mentón en alto porque seré víbora, pero con orgullo. Ella como queriendo agregar algo, pero sin saber qué.
—Sólo vete — Rodé los ojos — Rubia tarada oxigenada.
—Ah, enana de mierda.
Andy intentó meterse entre los asientos de adelante para agarrarme del pelo. Grité y Charlie tiró de su novia hacia atrás para sacarla del auto. Nastya trabó las puertas apenas se cerraron y encendió el motor.
—¡Ha sido un placer! — se despidió desde la ventanilla mientras arrancaba — ¡Ojalá nos volvamos a ver!
Me sequé la cara de nuevo con frenesí. Nastya subió un poco el volumen de su radio para llenar el silencio y condujo.
—Ah, amo esta canción — Cerró los ojos y movió la cabeza como si disfrutara de la melodía — Toss your dirty shoes in my washing machine heart, baby bang it up inside... — Volvió la cabeza para verme y arrugó la frente — ¿Estás bien? — me preguntó.
No quería ni siquiera mirarla.
—Deja de meterte en mi vida — le ordené — No te di permiso para que hicieras eso.
Ella hizo un puchero.
—Lo siento, Taeyeon. Una oportunidad así no se presenta todos los días.
—Jódete.
—Sí, yo también te amo.
Me llevé las manos a la cabeza y subí las piernas al siento para hacerme bolita. No la aguantaba.
¿Cómo podía ver que todo se iba a la mierda y estar como si nada? ¿Es que nada nunca le afectaba?
—Sé que haces todo esto porque te divierte molestarme.
La expresión de Nastya cambió. Dejó de sonreír y me miró, preocupada.
—Me divierte molestarte — dijo — No hacerte sufrir. Jamás me haría gracia verte llorar.
—No estoy llorando.
Miré al frente para que no viera mis ojos rojos.
—Puedes llorar frente a mí ¿Sabes? No voy a juzgarte.
—Nadie está llorando, cállate.
Ella volvió a fijarse en el camino.
—Yo sabía que en el fondo eras una blanda. Sólo tienes que ir a terapia.
—Muérete.
Nastya rió.
-.-.-.-
LENA
Cuando entramos al edificio Yulia llevaba aún mi saco sobre sus hombros. Creí que Taeyeon iba a acompañarnos, pero al parecer quedó atrapada con Nastya.
—Me pregunto por qué le gustará tanto torturar a la enana — murmuró Yulia, como si leyera mis pensamientos.
Me detuve frente al elevador y presioné un botón para llamarlo.
Nunca llegué a conocer tanto a Nastya, pero sabía que ella no era muy inocente que digamos. Dulce y amable, sí. Pero inocente no.
Y me pregunté si esa era su manera rara de coquetearle a Taeyeon.
—No tenía idea de que ella fuera así, honestamente — me sinceré.
—Yo tampoco tenía idea de que serías capaz de empotrarme en un baño público con mi amiga esperando afuera, pero aquí estamos.
Presioné los labios para no sonreír cuando las puertas del elevador se abrieron.
—¿Quieres más? — le pregunté luego de entrar — Con un poco de suerte no nos cruzamos con nadie en el elevador.
—Quiero que me respondas la pregunta que te hice antes, Gatita —Se acomodó a mi lado y presionó el botón que llevaba a mi piso — ¿Quieres ir en serio conmigo?
Temblé.
Yo, genuinamente, esperaba que se hubiera olvidado de eso.
Sabía que no podía dejar en pausa lo que sea que tuviéramos, pero también sentía que estaba yendo muy rápido. Habían muchas cosas que podían salir mal y Yulia quería todo ya. Y a veces podía ser tan entrometida que me ponía los pelos de punta.
—Creo que podríamos intentarlo. — respondí, un poco insegura — Pero de a poco.
Ella ladeó la cabeza para verme.
—¿Qué significa "de a poco" para ti?
—Bueno — Tomé aire — Que quiero que primero resuelvas esa mierda con tu ex antes de intentar nada serio conmigo. — La vi separar los labios con sorpresa a través del espejo del elevador — Seré honesta, Yulia. No me siento cómoda con Alexey entre nosotras. Si quieres visitarlo para darle un cierre, hazlo, y luego bloquéalo. Pero no me pidas que me abra contigo cuando tú aún no cierras lo tuyo con tu ex.
Ella apartó la mirada, un poco incómoda.
—Me parece justo.
—Y antes de que vuelvas a preguntarme, lo llamé para exigirle que vuelva y te de una explicación. Pero no tiene huevos y me dijo que estaba en el trabajo.
Me salté adrede la parte en la que dijo que terminó con ella por su trabajo.
—Sabes que no es que esté celosa... — comenzó Yulia.
—Lo sé.
—Sólo me pone nerviosa que lo hayas hecho sin avisarme, porque también me compete. Quiero que me avises esas cosas.
Suspiré.
—Bien. Y yo quiero saber cuándo irás a verlo, o si hablas con él, y de qué hablaron.
—¿Por qué?
Me aguanté las ganas de decir que porque Alexey era un imbécil y me daba miedo que la lastimara con lo que fuera a decirle. Decidí usar palabras más suaves.
—Porque quiero ir a partirle la cara si te llega a culpar por su infidelidad o algo así. Eso no fue tu culpa.
Ella sonrió, pero no dijo nada. Pensé que se enojaría porque amenacé con golpearlo, pero al parecer ni siquiera le importó.
—Te quiero — dijo.
Ahora fui yo quien apartó la mirada.
—Ay, Yulia, no digas eso.
Me levantó una ceja.
—¿Por qué no?
Porque me voy a ilusionar.
🥺🥺🥺
LENA
Andy y Taeyeon se quedaron mirándose como si no pudieran creer lo que tenían delante de ellas. Casi que pareció cómico de ver sus expresiones tan exageradas mientras las luces de los faroles entraban por las ventanilas.
Al principio creí que tal vez eran amigas, pero luego de la sorpresa no vino la emoción. Taeyeon se echó hacia atrás como si quisiera guardar distancia y Andy apartó la mirada.
Sentí que podía cortar la tensión con un cuchillo.
—Ah ¿Ustedes se conocen? — preguntó Yulia, sentada sobre mí, siempre imprudente.
—Sí, algo así — Taeyeon se acomodó el cabello detrás del hombro y se volvió a acomodar en su asiento, dándonos la espalda, como toda una diva.
—Nos conocemos de la secundaria — le dijo Andy a Yulia.
Eso por alguna razón me sorprendió y al mismo tiempo no.
Sabía que Taeyeon no era un libro abierto. Ocultaba demasiadas cosas y, en especial, sobre su pasado. Pero no me esperaba que haya compartido clase con dos artistas conocidas ¿Qué era lo siguiente que nos revelaría? ¿Que trabajaba para la CIA? ¿Que tenía una identidad secreta?
Me preguntaba qué había sucedido entre ellas como para que se vieran tan disgustadas de verse.
—¿Ustedes de dónde se conocen? — nos preguntó Charlie mientras acomodaba su mentón sobre el hombro de Andy, quien estaba sentada sobre sus piernas.
¿Había espacio para que Andy se sentara en el medio en lugar de sobre Charlie? Sí. Pero también había espacio para Yulia y aún así no pensaba dejarla bajarse, porque gay ante todo.
—Bueno, Taeyeon es...
—Mi novia — me interrumpió Nastya. Cinco pares de ojos se clavaron en ella, pero la rubia apenas si nos dedicó una mirada a través del espejo retrovisor antes de volver a fijarse en el camino — Y yo soy amiga de Lena y Yulia — Cerró los ojos un momento y nos sonrió — ¿A dónde las llevo, chicas?
Andy y Charlie compartieron una mirada que no supe interpretar.
Yulia intentó verme por encima de su hombro, como queriendo decir "¿Tú sabes algo de esto?", pero sólo pude alzarme de hombros.
Probablemente sólo fuera Nastya molestando a Taeyeon. Y, por lo que podía ver, estaba funcionando, porque la muchacha estaba recargada contra la ventanilla de su asiento, como si quisiera abrir la puerta y saltar apenas parásemos en un semáforo.
—¿Crees que podrías dejarnos en la casa de un amigo? — le pidió Charlie a Nastya — Vive por aquí cerca.
Taeyeon le dijo una dirección a Nastya, como si supiera de qué amigo estaban hablando, y Nastya asintió.
—Eso queda cerca de mi departamento, así que voy a dejar primero a las novias y luego a ustedes.
¿Estaba hablando de nosotras?
—No somos novias — Dije sin soltar a Yulia.
—Sí, es sólo que no hay espacio en el auto — me defendió la morena.
—Y la estoy agarrando para que no se caiga.
Yulia se recargó contra mi pecho y aproveché para dejarle un beso en la mejilla.
—¿Tienes frio? — le pregunté.
Ella se alzó de hombros en respuesta, así que me quité el saco para ponérselo encima. Ella descansó su cabeza en mi pecho y cerró los ojos.
Tonta no era.
-.-.-.-.-.
TAEYEON
Nastya condujo hasta nuestro departamento.
Guardé silencio en todo el camino, incómoda, aunque las chicas hablaban entre ellas de vez en cuando. Incluso la rubia se metía para aportar alguna que otra cosa a la conversación.
Cuando se detuvo delante de nuestro edificio, Lena despertó a Yulia para hacerla bajar y yo me desabroché el cinturón, aliviada. Necesitaba salir de ese auto cuanto antes, subir al departamento y esconderme abajo de una manta hecha bolita de la pena.
Iba a recordar este momento todas las noches antes de irme a dormir.
—¿A dónde vas, amor?
Nastya dejó una mano en mi pierna cuando me dispuse a abrir la puerta.
Me congelé.
¿Cómo que "amor", hija de puta?
Nastya me sonrió, como la psicópata que era, y sabía que Charlie y Andy estaban mirándome, juzgándome.
Sabía que había dicho eso para ponerme en una situación difícil. Si me bajaba aquí, primero, iba a quedar que estaba rechazando a mi novia para ir con otras chicas. O peor: se podrían dar cuenta de que no somos novias y Nastya mintió para que yo no me viera tan patética en comparación con mis ex amigas de la secundaria, felizmente en pareja y exitosas.
—Ah, sólo quería abrir la ventana — mentí.
Comencé a bajar el vidrio como una desquiciada. Nastya respondió con un simple "okay" y arrancó apenas las chicas entraron a su departamento.
Vi el edificio alejarse por la ventana con tristeza.
Andy y Charlie, por otro lado, se acomodaron una junto a la otra en el asiento. Igual de incómodas que yo. Era obvio que ninguna de nosotras quería estar ahí. Por supuesto que no querían: Me metí en su relación y le jugué una broma pesada a Charlie cuando estábamos en la secundaria.
No entendía cómo era que todavía no me habían pegado.
—Taeyeon me ha hablado mucho sobre ustedes — Dijo Nastya de repente.
Ah?
CÁLLATE, CÁLLATE.
Vi desde el retrovisor cómo Andy volvió a compartir una mirada con Charlie.
Odiaba que hicieran eso. Parecían tener una conversación privada que nunca entendía. Siempre me hacían sentir excluida.
—¿Qué dijo de nosotras? — preguntó Charlie.
Que son lesbianas. Fin del cuestionario.
Juraba por Dios, que si Nastya les contaba que le conté todo, iba a abrir la puerta y tirarme con el auto en movimiento.
Como Lady Bird.
Lady Duende.
—Me contó sobre lo difícil que era pensar qué comer cuando se juntaban — respondió de lo más casual — Ella siendo celíaca y tú siendo vegetariana. Siempre era arroz.
—Ah — Andy se recargó contra el asiento y se cruzó de brazos, bajando la guardia. Al parecer ella había estado igual de tensa que yo — Eso es porque Taeyeon no sabe cocinar. Una vez metió una planta de lechuga en la parrilla.
—Pensé que si la doraba quedaba más rica — me defendí — Como la cebolla.
Las tres me miraron completamente asqueadas.
—Bueno, todos cometemos errores en la cocina. Más a esa edad — Nastya hizo un gesto con la mano para restarle importancia — Lo dices como si ella fuera la única responsable.
—Sí de la lechuga quemada. — Andy la señaló para dejar en claro su punto — Pero estoy segura de que ese día estaba borracha, así que no puedo juzgarla. Cualquiera comete ese error.
Me coloqué la capucha de mi sudadera para esconderme.
No estaba borracha ese día. Sólo lo dije para que no me juzgaran tan duro.
Genuinamente quise dorar la lechuga.
—Ah, ¿Ves, Taeyeon? — Nastya me dio un codazo con suavidad sin dejar de conducir — Y tú comiéndote la cabeza todos estos meses.
—¿Seguimos hablando de comida? — preguntó Charlie.
—Por supuesto — Nastya le sonrió — ¿De qué más podríamos estar hablando? — las tres guardamos silencio — Incluso si se trata de sentido común no meter una planta de lechuga en la parrilla, no todos tenemos el privilegio de tener a alguien que nos enseñe a cocinar. Yo nunca necesité aprender porque en casa teníamos a gente contratada para eso, así que cuando me mudé sola no tenía idea ni de cómo hervir un huevo.
—Pobre, la millonaria — me burlé.
Andy carraspeó para esconder una risa y Nastya me dedicó una mirada asesina sin dejar de sonreír. Había pasado el tiempo suficiente con ella como para saber que eso significaba "voy a destruirte".
—Lo que quiero decir — continuó Nastya con su discurso — Tú, Andy, seguramente tuviste unos padres que se preocupaban por su alimentación y se tomaban en serio tu vegetarianismo, así que aprendiste a desenvolverte sola. Pero no creo que los padres de Taeyeon le hayan prestado tanta atención a la celiaquía de Taeyeon como para enseñarle a prepararse sus propios alimentos ¿No es así?
Me miró en espera de una respuesta y sólo pude asentir, incómoda.
Yo jamás le había dicho eso. Jamás le dije qué tanta atención me prestaban mis padres, o si se tomaban en serio mi dieta. No entendía de dónde lo había sacado o cómo lo había deducido.
—Supongo que sí.
—Pero ahora sabes que no tuviste que meter esa lechuga en la parrilla.
Miré con desconfianza a Nastya.
Andy se agarró de las cabeceras de los asientos delanteros para inclinarse hacia adelante. Me pegué más a la puerta, temiendo lo peor.
—Si nunca te he perdonado, Taeyeon, es porque tú nunca lo has sentido en serio — dijo — Siempre inventabas excusas o culpabas a otros.
Sentí la boca seca.
Me había disculpado una vez, creo. Pero habían sido más las veces que intenté desviar mi culpa hacia ella que otra cosa. Sabía que no era la reacción que esperaban de mí luego de las cosas que hice, pero en ese momento estaba tan enojada, me sentía tan humillada por estar siendo juzgada.
Ellas siempre habían tenido todo.
Andy siempre lo había tenido todo.
Vivía en una casa enorme y preciosa con sus dos padres, que la amaban y se preocupaban por ella de una manera que yo sabía que mis padres jamás lo harían por mí. Tenía a Charlie, para la que siempre había sido su prioridad.
¿Y qué tenía yo?
Una madre alcohólica que me decía cosas hirientes cada vez que se disgustaba. Tenía un padre ausente y una novia que ni siquiera quería que la llamara novia porque le daba pena estar conmigo.
Cerré los ojos con fuerza.
¿Por qué siempre tenía que ser la segunda opción de todos?
—Lo siento — dije, luego de abrir los ojos.
Sentía haber salido con Andy para usarla de la misma manera que mi ex novia me usó a mí y sentía haberme aprovechado de Alana, nuestra otra amiga, cuando ella no tenía amigos, porque ahora ya sabía lo que se sentía quedarse sola.
Había visto a Elena ser acosada por sus propios seguidores, su propia familia, porque no le creían, de la misma manera manera que nadie le creyó a nuestra amiga cuando intentó defenderse.
Y sentía haberme metido con Charlie, la única persona que se preocupaba genuinamente por mí.
—Lo siento — repetí y me pasé la manga de la sudadera por el rostro cuando me comenzaron a arder los ojos — Por haberlas lastimado. No se lo merecían.
—Nosotras ya lo superamos, Taeyeon — respondió Charlie desde atrás.
—¿A mí que me importa? ¿No ves que estoy llorando?
—Ay, miren, ya llegamos — dijo Nastya.
En ese momento nos dimos cuenta las tres que el auto se había detenido. No estaba segura de si habíamos llegado recién, o si fue hace tiempo, pero Nastya no quiso interrumpir el momento.
Andy y yo nos miramos. Yo con los ojos rojos, probablemente hinchados, con cara de culo pero con el mentón en alto porque seré víbora, pero con orgullo. Ella como queriendo agregar algo, pero sin saber qué.
—Sólo vete — Rodé los ojos — Rubia tarada oxigenada.
—Ah, enana de mierda.
Andy intentó meterse entre los asientos de adelante para agarrarme del pelo. Grité y Charlie tiró de su novia hacia atrás para sacarla del auto. Nastya trabó las puertas apenas se cerraron y encendió el motor.
—¡Ha sido un placer! — se despidió desde la ventanilla mientras arrancaba — ¡Ojalá nos volvamos a ver!
Me sequé la cara de nuevo con frenesí. Nastya subió un poco el volumen de su radio para llenar el silencio y condujo.
—Ah, amo esta canción — Cerró los ojos y movió la cabeza como si disfrutara de la melodía — Toss your dirty shoes in my washing machine heart, baby bang it up inside... — Volvió la cabeza para verme y arrugó la frente — ¿Estás bien? — me preguntó.
No quería ni siquiera mirarla.
—Deja de meterte en mi vida — le ordené — No te di permiso para que hicieras eso.
Ella hizo un puchero.
—Lo siento, Taeyeon. Una oportunidad así no se presenta todos los días.
—Jódete.
—Sí, yo también te amo.
Me llevé las manos a la cabeza y subí las piernas al siento para hacerme bolita. No la aguantaba.
¿Cómo podía ver que todo se iba a la mierda y estar como si nada? ¿Es que nada nunca le afectaba?
—Sé que haces todo esto porque te divierte molestarme.
La expresión de Nastya cambió. Dejó de sonreír y me miró, preocupada.
—Me divierte molestarte — dijo — No hacerte sufrir. Jamás me haría gracia verte llorar.
—No estoy llorando.
Miré al frente para que no viera mis ojos rojos.
—Puedes llorar frente a mí ¿Sabes? No voy a juzgarte.
—Nadie está llorando, cállate.
Ella volvió a fijarse en el camino.
—Yo sabía que en el fondo eras una blanda. Sólo tienes que ir a terapia.
—Muérete.
Nastya rió.
-.-.-.-
LENA
Cuando entramos al edificio Yulia llevaba aún mi saco sobre sus hombros. Creí que Taeyeon iba a acompañarnos, pero al parecer quedó atrapada con Nastya.
—Me pregunto por qué le gustará tanto torturar a la enana — murmuró Yulia, como si leyera mis pensamientos.
Me detuve frente al elevador y presioné un botón para llamarlo.
Nunca llegué a conocer tanto a Nastya, pero sabía que ella no era muy inocente que digamos. Dulce y amable, sí. Pero inocente no.
Y me pregunté si esa era su manera rara de coquetearle a Taeyeon.
—No tenía idea de que ella fuera así, honestamente — me sinceré.
—Yo tampoco tenía idea de que serías capaz de empotrarme en un baño público con mi amiga esperando afuera, pero aquí estamos.
Presioné los labios para no sonreír cuando las puertas del elevador se abrieron.
—¿Quieres más? — le pregunté luego de entrar — Con un poco de suerte no nos cruzamos con nadie en el elevador.
—Quiero que me respondas la pregunta que te hice antes, Gatita —Se acomodó a mi lado y presionó el botón que llevaba a mi piso — ¿Quieres ir en serio conmigo?
Temblé.
Yo, genuinamente, esperaba que se hubiera olvidado de eso.
Sabía que no podía dejar en pausa lo que sea que tuviéramos, pero también sentía que estaba yendo muy rápido. Habían muchas cosas que podían salir mal y Yulia quería todo ya. Y a veces podía ser tan entrometida que me ponía los pelos de punta.
—Creo que podríamos intentarlo. — respondí, un poco insegura — Pero de a poco.
Ella ladeó la cabeza para verme.
—¿Qué significa "de a poco" para ti?
—Bueno — Tomé aire — Que quiero que primero resuelvas esa mierda con tu ex antes de intentar nada serio conmigo. — La vi separar los labios con sorpresa a través del espejo del elevador — Seré honesta, Yulia. No me siento cómoda con Alexey entre nosotras. Si quieres visitarlo para darle un cierre, hazlo, y luego bloquéalo. Pero no me pidas que me abra contigo cuando tú aún no cierras lo tuyo con tu ex.
Ella apartó la mirada, un poco incómoda.
—Me parece justo.
—Y antes de que vuelvas a preguntarme, lo llamé para exigirle que vuelva y te de una explicación. Pero no tiene huevos y me dijo que estaba en el trabajo.
Me salté adrede la parte en la que dijo que terminó con ella por su trabajo.
—Sabes que no es que esté celosa... — comenzó Yulia.
—Lo sé.
—Sólo me pone nerviosa que lo hayas hecho sin avisarme, porque también me compete. Quiero que me avises esas cosas.
Suspiré.
—Bien. Y yo quiero saber cuándo irás a verlo, o si hablas con él, y de qué hablaron.
—¿Por qué?
Me aguanté las ganas de decir que porque Alexey era un imbécil y me daba miedo que la lastimara con lo que fuera a decirle. Decidí usar palabras más suaves.
—Porque quiero ir a partirle la cara si te llega a culpar por su infidelidad o algo así. Eso no fue tu culpa.
Ella sonrió, pero no dijo nada. Pensé que se enojaría porque amenacé con golpearlo, pero al parecer ni siquiera le importó.
—Te quiero — dijo.
Ahora fui yo quien apartó la mirada.
—Ay, Yulia, no digas eso.
Me levantó una ceja.
—¿Por qué no?
Porque me voy a ilusionar.
🥺🥺🥺
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A Fati20 le gusta esta publicaciòn
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Hay Lenita es que si te quiere y lo demuestra mucho, es una ternura la Lena es una goloza en el ascensor también . Lo de Taeyeon esta super enredado habrá q seguir leyendo para entenderlo. Muchos saludos cariño mio, que tengas un muy lindo viernes
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
23. Siempre esperen lo inesperado
ALTO AHÍ:
Antes de comenzar el capítulo la autora recomienda que pongan de fondo (pueden buscar en youtube o spotify) la canción: "Danse Macabre" para escucharlo mientras leen. Les recomienda comenzar a reproducirlo a partir de la segunda escena (desde la prueba de vestidos hasta el final).
Asegura que lo van a disfrutar muchisimo más así y créanme que si lo es!!!!
ELENA
Cuando Yulia y yo abrimos la puerta del departamento, nos encontramos con Nikolay echado en el sofá, jugando con su nintendo switch.
Él levantó la cabeza y nosotras nos detuvimos en la puerta, como si temiéramos que se hubiera enterado de lo que sucedió en la gala y nos fuera a regañar. Pero más que enojado, se veía somnoliento.
—¿Dónde está Fedor? — preguntó.
Ah.
Fedor.
Yulia y yo nos miramos alarmadas.
¡Lo habíamos dejado en la gala!
No puede ser.
Saqué mi teléfono para llamarlo, sin darle explicaciones a Nikolay, y en la pantalla apareció su nombre en grande con una llamada entrante. Atendí enseguida.
—¿Fedor? — pregunté preocupada — ¿Dónde estás?
—¿Yo? — El pelirrojo hizo una pausa — ¿Dónde estás tú? Te estoy buscando hace como... como siete horas — soltó una risa de borracho — Estoy yendo a la fiesta. Voy a compartir auto con Lali. Lamento dejarte sola, pero el deber llama — Me pareció oír que alguien lo llamaba y luego a él tapando el micrófono para responder — Te dejo. Vuelve con Yulia o no sé. No vayas sola. Quisieron ahogar a alguien en el lago.
Miré a Nikolay, sentado aún en el sofá, atento a la llamada. Estaba segura de que me iba a echar una bronca por dejar a Fedor apenas colgara.
—No te preocupes por mí. Llamaré a un taxi — mentí — ¿Por qué no me pasas la dirección de la fiesta así pasamos a buscarte?
Fedor respondió algo que no entendí y colgó. Unos segundos después me envió una dirección.
—¿Dónde está Fedor? — volvió a preguntar el emo.
—Mira, puedo explicarlo — Me acerqué con cautela hasta mi amigo — Nos tuvimos que separar para escapar de la policía y él acabó en una fiesta con otros famosos — Le enseñé la pantalla de mi teléfono — Aquí está la dirección. Podemos ir en taxi.
Él se levantó del sofá y dejó su nintendo sobre las almohadas, resoplando.
—Tú quédate aquí. Voy yo.
¿Ni siquiera me iba a preguntar por qué estábamos escapando de la policía?
—Pero...
—Ya has hecho bastante. — Presionó su dedo índice contra mi frente para empujarme hacia atrás cuando pasó a mi lado.
Golpeé su mano para quitármela de encima y lo vi colocarse su chaqueta antes de marcharse.
Volví a fijarme en Yulia, ahora que teníamos la casa para nosotras dos. Pero cuando la vi, la encontré mirando su teléfono. La vista clavada en la pantalla, concentrada y se mordía la uña del dedo pulgar.
—¿Qué estás viendo?
La abracé por la espalda e intenté mirar por encima de su hombro. Ella dio un respingo y apagó la pantalla antes de girar su rostro y darme un beso en la mejilla.
Levanté una ceja.
—Tengo que ver a mi representante — Se zafó de mi agarre para marcharse.
Bajé los brazos.
—¿Ahora? — Ella asintió y fue directo hacia la puerta — ¿Cómo que ahora? ¿Qué quiere tu tío?
Yulia dejó su mano en la manija de la puerta y se detuvo antes de abrirla. Se tomó un momento para darse unos toquecitos en el cuello con su dedo índice.
—Alguien vio el labial en mi cuello y ahora tengo muchas explicaciones que dar.
Salió antes de que pudiera decir nada u ofrecerle llamar a un uber. Salí al balcón para verla marcharse. Un auto negro la esperaba debajo y ella entró en los asientos de atrás, no sin antes levantar la vista y lanzarme un beso en el aire.
La saludé con la mano y me metí.
Si había sido tan grave como para tener que pasar a buscar a Yulia a media noche, debía de ser un desastre.
Abrí twitter casi con miedo mientras me echaba en el sofá. Lo que se suponía que iban a ser cinco minutos curioseando se convirtieron fácilmente en treinta.
La gala era tendencia.
Y era todo un caos.
Habían tweets sobre Andy tirando al tipo de "cómo sobrevivir" al lago, teorías sobre que era un intento de homicidio o que Charlie la había engañado con ese chico.
Juliana8697: Con los brazos que se carga Andy yo también querría que me tirara de un puente.
itsangelesseco: Dios aprieta pero ella que me ahorque.
También habían fotos mías en la alfombra roja y de Yulia. En algunas se nos veía discutir, pero eso no me preocupó tanto porque al fin y al cabo nos llevábamos mal.
Wllsxgfg: Bro, estaban discutiendo sobre Alexey 🤮
iz01001: Como que ya cansan ¿No?
https_cgh: Si, sí. Como que les falta deconstruirse un poco.
Lechuga_quemada: O coger.
Cité el tweet de lechuga quemada.
"A tu mamá le falta coger".
Habían más fotos. Gifs y videos de Yulia yendo al baño y su amiga siguiéndola unos segundos después. Gente shippeándolas. Al parecer la amiga de Yulia se llamaba Gina.
Macarra-23: SI YULIA X GINA NO ES REAL, EXPLIQUEN ESTO. *Foto adjunta*
Abrí el tweet y encontré una imagen de Yulia. Ella estaba caminando dentro del salón y alguien hizo zoom a la marca de labial en su cuello. Detrás de ella estaba yo, pero eso no salía en la foto porque alguien la cortó.
Jjk07: Para mí que cogieron en el baño.
—¡Ellas no cogieron! ¡Yo cogí con Yulia! — le grité al teléfono.
—No necesitaba saber eso — dijo una voz desde la puerta.
Taeyeon acababa de entrar y le estaba echando llave.
—Esta es mi casa y yo grito lo que...— Me detuve cuando ella levantó la cabeza. Sus ojos estaban hinchados y un poco rojos, al igual que su nariz — Eh, ¿Estás bien?
Taeyeon se alzó de hombros y se quitó los zapatos. Se veía cansada y me preocupé. Ella no estaba así cuando Yulia y yo nos bajamos del auto. ¿Qué había pasado durante esa media hora que no estuvimos?
—¿Qué te hicieron?
—Nada.
Taeyeon se secó los ojos y se fue directo a su cuarto.
Yo la seguí.
—Oye — Me detuve en la puerta de su cuarto y la vi lanzarse sobre la cama. Escondió el rostro en su almohada y de ahí no se movió — Taeyeon, dime qué ha pasado — Me senté en el borde de su cama — Si no me lo dices tú, voy a asumir lo peor e iré a la casa de Anastasya con mi picana eléctrica a exigirle respuestas.
Taeyeon finalmente descubrió su rostro. Se volteó para quedar acostada mirando al techo y volvió a secarse el rostro. Su cabello, perfectamente lacio, ahora estaba un poco despeinado.
—No tengo amigas — dijo, con el puchero afuera.
Arrugué la frente.
—¿Y yo qué soy?
Sorbió los mocos y se alzó de hombro.
—¿Ed Sheeran?
Decidí ignorar su atentado contra mi integridad.
—Soy tu amiga — dije — Eres mi caniche maquiavélico y si alguien se mete contigo, lo pisaré.
—Eso sería un premio — lloriqueó.
Miré al techo en busca de paciencia. No podía enojarme con Taeyeon por no ponerse seria, porque a mí tampoco me gustaba hablar de 🤮 sentimientos.
—Mira, no sé qué clase de relación tienes con Nastya, pero sea tu amiga o no, yo sí lo soy. Aunque a veces te pegue — Miré a su mesa de noche, un poco incómoda — Así que deja de mentir y decir por ahí que no tienes amigos. Si no fuera tu amiga ¿Podría hacer esto? — Le di una palmada en el hombro.
Taeyeon miró mi mano e hizo una mueca.
—No me vuelvas a tocar.
—Sí, tienes razón. Me pasé — admití.
Ella se sentó y ya no estaba llorando. Se acomodó a una distancia razonable de mí y vio mi teléfono entre mis manos.
—¿Por qué le estabas gritando a tu móvil? — preguntó con los ojos medio llorosos.
—Ah — Encendí la pantalla al recordar lo que estaba haciendo antes de que ella llegara y le enseñé la foto de la amiga de Yulia — Están diciendo que se cogió a mi chica en el baño.
Chasqueó la lengua.
—No le digas "mi chica". Das pena ajena.
Me llevé las manos al rostro, estresada.
Ya sabía que daba pena ajena ¿Pero cómo quería que le dijera? Ni siquiera era mi novia. Pero ahí andaba yo, reclamándola mía, como un bad boy de wattpad.
Qué feo era tener corazón.
—¿Eso no es bueno, igual? — preguntó Taeyeon — Así nadie sospecha de ustedes.
—Yulia dijo que quiere que hagamos público lo nuestro cuando todo se solucione. Pero si comienzan a decir que sale con su compañera de elenco, las cosas se van a complicar más.
Taeyeon guardó silencio un momento.
—¿Y tú quieres que se haga público?
No respondí.
Yo tenía miedo.
Sentía que Yulia se lo estaba tomando muy a la ligera y no se daba cuenta de todas las cosas que habían en juego, o lo complicado que podía ser. No me gustaba la idea de salir con ella a escondidas, pero tampoco la de exponerme aún más siendo su pareja.
Cada problema que tenía era como cavar un hoyo del cual debía averiguar cómo salir. Y conocer a Yulia fue cavar directamente una tumba. A veces pensaba que estaba consiguiendo solucionar los problemas y salir, pero luego pisaba algo mal y caía de regreso, sólo que con el hoyo más profundo.
No me gustaba comparar nuestra relación con eso, porque ella de verdad me gustaba y me importaba. Pero a mí cualquier cosa me estresaba y era un problema.
¿Hacer pública nuestra relación iba a solucionar mis problemas, o iba a meterme aún más profundo en esa tumba?
Yulia no me respondió ningún mensaje hasta el día siguiente. Me dijo que tendríamos que dar explicaciones si queríamos salir de ese desastre y que me mantendría al tanto.
Intenté continuar con mi vida los siguientes días ignorando ese problema. Me llegaban mensajes de panelistas o empleados de canales para darles una pequeña entrevista o responderles preguntas. En cada cosa que posteaba me etiquetaban en comentarios preguntándome lo mismo una y otra vez:
¿Yulia y yo estábamos peleando por Alexey en la gala?
Confié en Yulia, así que esperé a que ella viniera con una solución antes de responder nada. Pero la semana también estuvo cargada para ella, porque el novio de su compañera de elenco comenzó a acusarla de meterse en la relación luego de ver las fotos de la gala.
Y sus seguidores estaban volviéndose locos.
LittleWitch_7: ¿Nuevo shipp?
valeherie: Que deje a su novio y se quede con Yulia lol
Yelilov: Yo sé que no es canon pero mi OTP va a ser siempre Lena x Yulia. Para mí Lena la odia tanto porque reprime su homosexualidad.
FiaOllivander: @Yelilov Es obvio que Yulia ya superó todo pero Lena no la quiere dejar ir.
ItaliaHerrera6: Se está colgando de su fama ¿No vieron cómo subieron sus vistas desde que se metió con el novio de Yulia?
—¿Por qué la están defendiendo sólo a ella? — pregunté.
Una mano me quitó el teléfono de las manos.
—¿Y si nos concentramos en lo que estamos haciendo ahora? — me preguntó Taeyeon — Porque les estás pagando a estas señoras por hora.
Levanté la vista y me encontré con mi reflejo en el espejo. A mi lado, una mujer completamente vestida de negro me miraba sonriente.
Faltando sólo un mes para la boda de mis padres, me tocaba escoger un vestido de dama de honor antes de que fuera demasiado tarde.
Estábamos en uno de los tantos cuartos que funcionaban como cambiadores en la tienda de vestidos. Todo en la tienda era dorado y blanco: adornos dorados en los espejos y marcos de la puerta, y paredes blancas con tapices dorados.
Era una de las boutiques más caras y prestigiosas de la zona y la había escogido, no porque me interesaran sus vestidos, sino porque quería demostrarle a mis padres que si quería, podía incluso pagarme vestidos hechos a medida y preciados en euros.
—Ah, sí. Me gusta este — dije sin siquiera detenerme a ver mucho el vestido.
Cualquiera me iba a quedar bien.
—¿Estás segura que quieres que sea blanco? — me preguntó la empleada con una sonrisa un poco tensa — Si buscas un vestido claro para dama de honor, podemos probar con un rosa pálido. ¿O qué te parece un tono nude?
—No, no — Alisé la falda y me miré en el espejo. Era simple, de satén blanco y un poco al cuerpo. Mi cabello se veía mucho más vibrante que cuando usaba otros colores — Blanco está bien.
La empleada miró a Taeyeon, quien estaba justo detrás de mí, con mi teléfono en la mano y cruzada de brazos.
—Déjela. Tiene cinco años y quiere hacer enojar a su papá.
—Puedo usar un vestido negro si no les gusta el blanco — les sugerí — Con un velo.
—¡No! — gritaron Taeyeon y la empleada al mismo tiempo.
Les levanté las cejas.
—Allá tú si quieres parecer la novia — soltó Taeyeon.
Tal vez si debería cambiarlo por el negro.
—Bueno, si este vestido es el indicado... — la empleada juntó las manos e hizo una pausa, como si estuviera dándome tiempo para que me retractara — Voy a dejarte para que puedas cambiarte.
Ella abrió la puerta para salir justo cuando otra empleada intentaba entrar. La chica que vino de afuera se acercó para susurrarle algo a su compañera y ella me miró con sorpresa luego de escuchar atentamente.
Miré a Taeyeon extrañada, pero ella se alzó de hombro.
Mi teléfono comenzó a vibrar en su mano y ella lo miró, sorprendida, antes de pasármelo.
Era una llamada de Yulia.
Me bajé del pequeño escalón redondo sobre el que estaba parada y atendí.
—¿Yulia?
—¿Sigues en la tienda de vestidos, Gatita?
Taeyeon se acercó a mí para escuchar la llamada, así que extendí mi brazo para que mantuviera una distancia sana.
—Sí ¿Por qué?
—Genial — respondió — Estamos yendo para allá. Canal dos tiene un móvil cerca y acepté que nos hicieran una entrevista si nos dejaban hablar primero.
—¿Hablar? ¿Hablar de qué? — pregunté cautelosa — ¿Una entrevista?
—Sí, Lena. Vamos a hablar.
—¿De qué? No hemos ensayado nada — Comencé a caminar por toda la sala — No puedes desaparecerte una semana y aparecer de repente con un móvil ¿Qué les vamos a decir?
—La verdad — dijo — Que estamos saliendo.
¡¡¡¡QUÉ??????
¿ESTÁBA LOCA?
—¿Estás loca?
—Loca de amor por ti, ah — Soltó una carcajada — Mira, es fácil: Les decimos que en la fiesta discutimos ¿No? Por lo típico. Digamos que tú me enfrentaste porque yo te ataqué en redes y yo te recriminé por hacer lo mismo. Una cosa llevó a la otra, fuimos a discutir al baño y del odio al amor hay un solo paso ¿No dijiste eso tú una vez?
—No se lo van a creer.
—¿Cómo que no? Si así fue como pasó en realidad. Más o menos. Y piénsalo: Decimos que comenzamos a salir desde ese momento, matamos el chisme de que me cogí a mi compañera de elenco y ya no tenemos que fingir que nos odiamos. Matamos tres pájaros de un tiro.
Esto estaba pasando muy rápido y no estaba lista. Se suponía que primero iba a solucionar el drama con su compañera de elenco y luego limpiaríamos nuestra imagen para soltar la noticia.
No todo junto.
—¿Estás segura? — le pregunté.
—Es la excusa perfecta. Nadie podrá decir que estuvo todo armado porque saben que sí estuve con alguien en el baño. Piensa en cómo van a subir tus números luego de hoy. Nadie se lo va a esperar. Elena.
—¿Qué?
—Yo sé que no te gusta confiar en la gente, pero confía en mí. Voy a estar contigo. Y si te quieren culpar de algo, podré defenderte, porque ya no tendré que ocultar que estamos saliendo.
Me limpié el sudor de la mano en la tela de mi costoso vestido. Taeyeon me dio un manotazo para que no lo volviera a hacer.
—Está bien — suspiré y me pasé una mano por el cabello, estresada — Yulia, confío en ti.
—Gracias, te quiero.
Le dio un beso al teléfono y cortó.
Yo casi hiperventilé.
Taeyeon me llevó al sofá para que me sentara y vi cómo las empleadas de la tienda iban de un lado al otro para acomodar la sala principal para la entrevista. No me extrañaba que accedieran, puesto que era publicidad gratis.
—¿Debería cambiarme? — le pregunté a Taeyeon.
—No, no — Una empleada se acercó a mí y me dio una palmada en el hombro para animarme — Déjatelo puesto. Voy a anotarte el nombre del diseñador en un papel para que lo digas si te preguntan ¿Está bien? Di que aceptamos citas. Y que te tratamos muy bien — Me sonrió, pero al ver que no le estaba devolviendo la sonrisa, se puso nerviosa — ¿Quieres un té?
—De frutos rojos, por favor.
Yulia llegó unos minutos después y me guiaron hasta la parte delantera de la tienda, lejos de los cuartos pequeños donde la gente se probaba los vestidos. Ella ya estaba sentada en uno de los delicados sofás mientras hablaba y bromeaba con las empleadas.
Llevaba el cabello atado en una cola de caballo y unos lentes de sol sobre la cabeza. Su ropa, completamente negra, hizo contraste con mi vestido blanco cuando me senté, tensa, a su lado. Con sus guantes y su chaqueta de cuero parecía que acababa de llegar con su motocicleta a secuestrar a la novia de una boda.
El móvil llegó al rato. Entró un camarógrafo y una reportera. Estuvieron unos minutos acomodándose y charlando con Yulia. Intentaron incluirme a mí en la conversación, pero yo estaba demasiado nerviosa y era demasiado antipática como para meterme en la charla.
La reportera se acercó a nosotras y nos colocó las cucarachas antes de sentarse en un sillón, a nuestro lado.
Encendieron el televisor en la sala y colocaron el canal dos.
El presentador apareció luego de un comercial. Era el mismo que una vez intentó entrevistar a Yulia cuando Alexey le cortó. Ese que quiso sacarle palabras de contexto para hacerme quedar mal.
Este era mi plan: iba a dejar que Yulia hablara y sólo iba a responder lo que me preguntaran. Nunca había dejado que me hablaran o trataran mal en todos estos años desde que tengo el canal y no iba a dejar que un conductor y unos panelistas lo hicieran ahora.
—Y siguiendo con la línea de los hechos en la gala de premios — comenzó el conductor —. Ya cubrimos la fiesta catastrófica que se dio después, el atentado de homicidio de uno de los músicos contra un youtuber y finalmente, en exclusiva en canal dos, vamos a saber lo que verdaderamente pasó en ese baño de la gala. Tenemos a Yulia del otro lado. Hola, Yulia ¿Cómo estás?
La cámara se encendió y las dos aparecimos en la mitad de la pantalla, junto al presentador en su estudio.
—Hola, Boris. Bien, aquí ¿Y tú?
—Bien, bien — dijo — Veo que no estás sola. Estás con Elena. Que Elena, para los que no sabían, es, era, la amante de tu ex novio.
Ay, no ¿Dónde me metí?
—Hola, Elena ¿Cómo estás?
Sonreí.
—Bien, Boris, muchas gracias.
—Siempre tuve muchas dudas con este caso y nunca pude sacar nada de Yulia ¿Sabes? A ella le gusta mucho hablar de si misma, pero no de otras personas ¿No es así?
Yulia asintió de acuerdo, completamente relajada.
—Sólo hablo de lo que es importante.
A veces me olvidaba que, frente a la televisión, ella vendía esa imagen de chica mala. Yo estaba acostumbrada a ver un lado más infantil suyo.
En ese momento llegó una de las empleadas de la tienda con mi té de frutos rojos y lo tomé, asintiendo con la cabeza para agradecerle. La taza, al ser de porcelana, hacía que el líquido se viera más oscuro de lo que era y parecía que estaba bebiendo vino, o sangre.
—Pero hoy Elena va a responder a todas nuestras preguntas — continuó el conductor — Elena, además de ser la tercera en discordia, es una youtuber famosa. Fue invitada a la gala y, de hecho, se sacó varias fotos con Yulia allí. En algunas estaban discutiendo ¿No es así? ¿Estaban discutiendo sobre Alexey? Puedes ser sincera conmigo, Elena.
—No de Alexey — respondió Yulia.
—Simplemente me acerqué a preguntarle por algunas indirectas que estuvo dejando sobre mí.
Yulia rodó los ojos.
—Y yo le estaba diciendo que las indirectas no eran para ella, sino para otra Elena.
—Sí, por eso le dabas fav a todos los tweets que hablaban mal de mí ¿No? — Yulia guardó silencio y yo continué con mi narrativa — Sólo quería parar las indirectas. Recibí mucho odio por ese malentendido.
—Esta no es la primera vez que recibes odio en masa ¿No, Elena? — me siguió la corriente el presentador.
—No. Recibo mucho con cada video.
—Me imagino. Pero yo estoy hablando de antes de que fueras famosa — Él dijo — Antes de tener tu canal incluso. Tú ya eras famosa desde pequeña.
Me puse alerta.
El presentador guardó silencio, a la espera de que respondiera algo, pero no dije nada. Yulia me miró, sin entender, y me alcé de hombros.
—¿No sabes de lo que hablo, Elena?
—No — respondí.
Esperaba que no. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y sentí la sangre agolparse en mi rostro. Tragué un poco del té con dificultad.
—Bueno — Él miró a la cámara — El "hate" masivo no es nada nuevo para Elena. Ella lo lleva experimentando desde que es pequeña, desde la primaria. Porque tuvo la suerte, o desgracia, de hacerse viral por una pelea. Una pelea que terminó muy mal. Que terminó con Elena en el hospital.
La pantalla enorme detrás de él comenzó a reproducir un video.
Sentí que se me cayó el mundo encima.
Una mano temblorosa con la cámara de un teléfono grababa el baño de una primaria. Se ven las paredes blancas y las puertas rosadas desteñidas de madera.
No me quedé a ver el resto porque ya sabía qué era lo que pasaba.
Eso no fue una pelea. No podía ser una pelea cuando yo nunca tuve la oportunidad de ganar, cuando yo ni siquiera estaba participando en ella.
Era una chica mucho más grande y mayor que yo golpeándome la cabeza contra el lavabo hasta hacerme perder la conciencia. Eran dos pares de manos sujetándome de los brazos cada vez que intentaba escaparme. Eran mis pies resbalándose con el agua del grifo y ellas riendo.
Y yo llorando.
—¿Qué es eso, Elena? — preguntó Yulia a mi lado.
Me levanté de golpe.
Esquivé los pies de la reportera, pero no vi a la empleada de la tienda parada junto a ella. Chocamos y el té se volcó sobre nosotras. El líquido rojo traspasó con facilidad el caro satén y sentí cómo mi piel se deshacía bajo el agua hirviendo.
Jadeé de dolor, me arranqué la cucaracha del oído y me fui.
Pude ver de reojo cómo la cámara me enfocaba la espalda y eso me hizo sentir mucha más rabia. Tragué el nudo en mi garganta y me metí en el pasillo que daba a los cambiadores.
—¡Elena! — me llamó Yulia.
—¡Elena, no te vayas! — gritó la reportera.
Comencé a abrir puertas, desorientada. Uno de esos cambiadores era el mío, pero todos eran iguales. En mi cabeza sólo podía escucharme una y otra vez llorando en el video, llamando a mamá.
Sentí que la cámara me estaba siguiendo y escuché a Yulia volver a llamarme, así que aceleré el paso.
—¿Taeyeon? — llamé a mi amiga, desesperada.
¿Dónde estaba?
Cuartos oscuros e iluminados, chicas cambiándose o familiares siendo interrumpidos en plena celebración por una chica con vestido blanco y una mancha roja enorme en su pecho.
—¿Elena?
Una puerta al final del pasillo se abrió y Taeyeon salió. Apresuré el paso y casi me abalancé sobre ella.
Nos metimos al cambiador y ella trabó la puerta con una silla.
Me dejé caer en el suelo y me cubrí el rostro, avergonzada y al borde de un ataque de pánico.
ALTO AHÍ:
Antes de comenzar el capítulo la autora recomienda que pongan de fondo (pueden buscar en youtube o spotify) la canción: "Danse Macabre" para escucharlo mientras leen. Les recomienda comenzar a reproducirlo a partir de la segunda escena (desde la prueba de vestidos hasta el final).
Asegura que lo van a disfrutar muchisimo más así y créanme que si lo es!!!!
ELENA
Cuando Yulia y yo abrimos la puerta del departamento, nos encontramos con Nikolay echado en el sofá, jugando con su nintendo switch.
Él levantó la cabeza y nosotras nos detuvimos en la puerta, como si temiéramos que se hubiera enterado de lo que sucedió en la gala y nos fuera a regañar. Pero más que enojado, se veía somnoliento.
—¿Dónde está Fedor? — preguntó.
Ah.
Fedor.
Yulia y yo nos miramos alarmadas.
¡Lo habíamos dejado en la gala!
No puede ser.
Saqué mi teléfono para llamarlo, sin darle explicaciones a Nikolay, y en la pantalla apareció su nombre en grande con una llamada entrante. Atendí enseguida.
—¿Fedor? — pregunté preocupada — ¿Dónde estás?
—¿Yo? — El pelirrojo hizo una pausa — ¿Dónde estás tú? Te estoy buscando hace como... como siete horas — soltó una risa de borracho — Estoy yendo a la fiesta. Voy a compartir auto con Lali. Lamento dejarte sola, pero el deber llama — Me pareció oír que alguien lo llamaba y luego a él tapando el micrófono para responder — Te dejo. Vuelve con Yulia o no sé. No vayas sola. Quisieron ahogar a alguien en el lago.
Miré a Nikolay, sentado aún en el sofá, atento a la llamada. Estaba segura de que me iba a echar una bronca por dejar a Fedor apenas colgara.
—No te preocupes por mí. Llamaré a un taxi — mentí — ¿Por qué no me pasas la dirección de la fiesta así pasamos a buscarte?
Fedor respondió algo que no entendí y colgó. Unos segundos después me envió una dirección.
—¿Dónde está Fedor? — volvió a preguntar el emo.
—Mira, puedo explicarlo — Me acerqué con cautela hasta mi amigo — Nos tuvimos que separar para escapar de la policía y él acabó en una fiesta con otros famosos — Le enseñé la pantalla de mi teléfono — Aquí está la dirección. Podemos ir en taxi.
Él se levantó del sofá y dejó su nintendo sobre las almohadas, resoplando.
—Tú quédate aquí. Voy yo.
¿Ni siquiera me iba a preguntar por qué estábamos escapando de la policía?
—Pero...
—Ya has hecho bastante. — Presionó su dedo índice contra mi frente para empujarme hacia atrás cuando pasó a mi lado.
Golpeé su mano para quitármela de encima y lo vi colocarse su chaqueta antes de marcharse.
Volví a fijarme en Yulia, ahora que teníamos la casa para nosotras dos. Pero cuando la vi, la encontré mirando su teléfono. La vista clavada en la pantalla, concentrada y se mordía la uña del dedo pulgar.
—¿Qué estás viendo?
La abracé por la espalda e intenté mirar por encima de su hombro. Ella dio un respingo y apagó la pantalla antes de girar su rostro y darme un beso en la mejilla.
Levanté una ceja.
—Tengo que ver a mi representante — Se zafó de mi agarre para marcharse.
Bajé los brazos.
—¿Ahora? — Ella asintió y fue directo hacia la puerta — ¿Cómo que ahora? ¿Qué quiere tu tío?
Yulia dejó su mano en la manija de la puerta y se detuvo antes de abrirla. Se tomó un momento para darse unos toquecitos en el cuello con su dedo índice.
—Alguien vio el labial en mi cuello y ahora tengo muchas explicaciones que dar.
Salió antes de que pudiera decir nada u ofrecerle llamar a un uber. Salí al balcón para verla marcharse. Un auto negro la esperaba debajo y ella entró en los asientos de atrás, no sin antes levantar la vista y lanzarme un beso en el aire.
La saludé con la mano y me metí.
Si había sido tan grave como para tener que pasar a buscar a Yulia a media noche, debía de ser un desastre.
Abrí twitter casi con miedo mientras me echaba en el sofá. Lo que se suponía que iban a ser cinco minutos curioseando se convirtieron fácilmente en treinta.
La gala era tendencia.
Y era todo un caos.
Habían tweets sobre Andy tirando al tipo de "cómo sobrevivir" al lago, teorías sobre que era un intento de homicidio o que Charlie la había engañado con ese chico.
Juliana8697: Con los brazos que se carga Andy yo también querría que me tirara de un puente.
itsangelesseco: Dios aprieta pero ella que me ahorque.
También habían fotos mías en la alfombra roja y de Yulia. En algunas se nos veía discutir, pero eso no me preocupó tanto porque al fin y al cabo nos llevábamos mal.
Wllsxgfg: Bro, estaban discutiendo sobre Alexey 🤮
iz01001: Como que ya cansan ¿No?
https_cgh: Si, sí. Como que les falta deconstruirse un poco.
Lechuga_quemada: O coger.
Cité el tweet de lechuga quemada.
"A tu mamá le falta coger".
Habían más fotos. Gifs y videos de Yulia yendo al baño y su amiga siguiéndola unos segundos después. Gente shippeándolas. Al parecer la amiga de Yulia se llamaba Gina.
Macarra-23: SI YULIA X GINA NO ES REAL, EXPLIQUEN ESTO. *Foto adjunta*
Abrí el tweet y encontré una imagen de Yulia. Ella estaba caminando dentro del salón y alguien hizo zoom a la marca de labial en su cuello. Detrás de ella estaba yo, pero eso no salía en la foto porque alguien la cortó.
Jjk07: Para mí que cogieron en el baño.
—¡Ellas no cogieron! ¡Yo cogí con Yulia! — le grité al teléfono.
—No necesitaba saber eso — dijo una voz desde la puerta.
Taeyeon acababa de entrar y le estaba echando llave.
—Esta es mi casa y yo grito lo que...— Me detuve cuando ella levantó la cabeza. Sus ojos estaban hinchados y un poco rojos, al igual que su nariz — Eh, ¿Estás bien?
Taeyeon se alzó de hombros y se quitó los zapatos. Se veía cansada y me preocupé. Ella no estaba así cuando Yulia y yo nos bajamos del auto. ¿Qué había pasado durante esa media hora que no estuvimos?
—¿Qué te hicieron?
—Nada.
Taeyeon se secó los ojos y se fue directo a su cuarto.
Yo la seguí.
—Oye — Me detuve en la puerta de su cuarto y la vi lanzarse sobre la cama. Escondió el rostro en su almohada y de ahí no se movió — Taeyeon, dime qué ha pasado — Me senté en el borde de su cama — Si no me lo dices tú, voy a asumir lo peor e iré a la casa de Anastasya con mi picana eléctrica a exigirle respuestas.
Taeyeon finalmente descubrió su rostro. Se volteó para quedar acostada mirando al techo y volvió a secarse el rostro. Su cabello, perfectamente lacio, ahora estaba un poco despeinado.
—No tengo amigas — dijo, con el puchero afuera.
Arrugué la frente.
—¿Y yo qué soy?
Sorbió los mocos y se alzó de hombro.
—¿Ed Sheeran?
Decidí ignorar su atentado contra mi integridad.
—Soy tu amiga — dije — Eres mi caniche maquiavélico y si alguien se mete contigo, lo pisaré.
—Eso sería un premio — lloriqueó.
Miré al techo en busca de paciencia. No podía enojarme con Taeyeon por no ponerse seria, porque a mí tampoco me gustaba hablar de 🤮 sentimientos.
—Mira, no sé qué clase de relación tienes con Nastya, pero sea tu amiga o no, yo sí lo soy. Aunque a veces te pegue — Miré a su mesa de noche, un poco incómoda — Así que deja de mentir y decir por ahí que no tienes amigos. Si no fuera tu amiga ¿Podría hacer esto? — Le di una palmada en el hombro.
Taeyeon miró mi mano e hizo una mueca.
—No me vuelvas a tocar.
—Sí, tienes razón. Me pasé — admití.
Ella se sentó y ya no estaba llorando. Se acomodó a una distancia razonable de mí y vio mi teléfono entre mis manos.
—¿Por qué le estabas gritando a tu móvil? — preguntó con los ojos medio llorosos.
—Ah — Encendí la pantalla al recordar lo que estaba haciendo antes de que ella llegara y le enseñé la foto de la amiga de Yulia — Están diciendo que se cogió a mi chica en el baño.
Chasqueó la lengua.
—No le digas "mi chica". Das pena ajena.
Me llevé las manos al rostro, estresada.
Ya sabía que daba pena ajena ¿Pero cómo quería que le dijera? Ni siquiera era mi novia. Pero ahí andaba yo, reclamándola mía, como un bad boy de wattpad.
Qué feo era tener corazón.
—¿Eso no es bueno, igual? — preguntó Taeyeon — Así nadie sospecha de ustedes.
—Yulia dijo que quiere que hagamos público lo nuestro cuando todo se solucione. Pero si comienzan a decir que sale con su compañera de elenco, las cosas se van a complicar más.
Taeyeon guardó silencio un momento.
—¿Y tú quieres que se haga público?
No respondí.
Yo tenía miedo.
Sentía que Yulia se lo estaba tomando muy a la ligera y no se daba cuenta de todas las cosas que habían en juego, o lo complicado que podía ser. No me gustaba la idea de salir con ella a escondidas, pero tampoco la de exponerme aún más siendo su pareja.
Cada problema que tenía era como cavar un hoyo del cual debía averiguar cómo salir. Y conocer a Yulia fue cavar directamente una tumba. A veces pensaba que estaba consiguiendo solucionar los problemas y salir, pero luego pisaba algo mal y caía de regreso, sólo que con el hoyo más profundo.
No me gustaba comparar nuestra relación con eso, porque ella de verdad me gustaba y me importaba. Pero a mí cualquier cosa me estresaba y era un problema.
¿Hacer pública nuestra relación iba a solucionar mis problemas, o iba a meterme aún más profundo en esa tumba?
Yulia no me respondió ningún mensaje hasta el día siguiente. Me dijo que tendríamos que dar explicaciones si queríamos salir de ese desastre y que me mantendría al tanto.
Intenté continuar con mi vida los siguientes días ignorando ese problema. Me llegaban mensajes de panelistas o empleados de canales para darles una pequeña entrevista o responderles preguntas. En cada cosa que posteaba me etiquetaban en comentarios preguntándome lo mismo una y otra vez:
¿Yulia y yo estábamos peleando por Alexey en la gala?
Confié en Yulia, así que esperé a que ella viniera con una solución antes de responder nada. Pero la semana también estuvo cargada para ella, porque el novio de su compañera de elenco comenzó a acusarla de meterse en la relación luego de ver las fotos de la gala.
Y sus seguidores estaban volviéndose locos.
LittleWitch_7: ¿Nuevo shipp?
valeherie: Que deje a su novio y se quede con Yulia lol
Yelilov: Yo sé que no es canon pero mi OTP va a ser siempre Lena x Yulia. Para mí Lena la odia tanto porque reprime su homosexualidad.
FiaOllivander: @Yelilov Es obvio que Yulia ya superó todo pero Lena no la quiere dejar ir.
ItaliaHerrera6: Se está colgando de su fama ¿No vieron cómo subieron sus vistas desde que se metió con el novio de Yulia?
—¿Por qué la están defendiendo sólo a ella? — pregunté.
Una mano me quitó el teléfono de las manos.
—¿Y si nos concentramos en lo que estamos haciendo ahora? — me preguntó Taeyeon — Porque les estás pagando a estas señoras por hora.
Levanté la vista y me encontré con mi reflejo en el espejo. A mi lado, una mujer completamente vestida de negro me miraba sonriente.
Faltando sólo un mes para la boda de mis padres, me tocaba escoger un vestido de dama de honor antes de que fuera demasiado tarde.
Estábamos en uno de los tantos cuartos que funcionaban como cambiadores en la tienda de vestidos. Todo en la tienda era dorado y blanco: adornos dorados en los espejos y marcos de la puerta, y paredes blancas con tapices dorados.
Era una de las boutiques más caras y prestigiosas de la zona y la había escogido, no porque me interesaran sus vestidos, sino porque quería demostrarle a mis padres que si quería, podía incluso pagarme vestidos hechos a medida y preciados en euros.
—Ah, sí. Me gusta este — dije sin siquiera detenerme a ver mucho el vestido.
Cualquiera me iba a quedar bien.
—¿Estás segura que quieres que sea blanco? — me preguntó la empleada con una sonrisa un poco tensa — Si buscas un vestido claro para dama de honor, podemos probar con un rosa pálido. ¿O qué te parece un tono nude?
—No, no — Alisé la falda y me miré en el espejo. Era simple, de satén blanco y un poco al cuerpo. Mi cabello se veía mucho más vibrante que cuando usaba otros colores — Blanco está bien.
La empleada miró a Taeyeon, quien estaba justo detrás de mí, con mi teléfono en la mano y cruzada de brazos.
—Déjela. Tiene cinco años y quiere hacer enojar a su papá.
—Puedo usar un vestido negro si no les gusta el blanco — les sugerí — Con un velo.
—¡No! — gritaron Taeyeon y la empleada al mismo tiempo.
Les levanté las cejas.
—Allá tú si quieres parecer la novia — soltó Taeyeon.
Tal vez si debería cambiarlo por el negro.
—Bueno, si este vestido es el indicado... — la empleada juntó las manos e hizo una pausa, como si estuviera dándome tiempo para que me retractara — Voy a dejarte para que puedas cambiarte.
Ella abrió la puerta para salir justo cuando otra empleada intentaba entrar. La chica que vino de afuera se acercó para susurrarle algo a su compañera y ella me miró con sorpresa luego de escuchar atentamente.
Miré a Taeyeon extrañada, pero ella se alzó de hombro.
Mi teléfono comenzó a vibrar en su mano y ella lo miró, sorprendida, antes de pasármelo.
Era una llamada de Yulia.
Me bajé del pequeño escalón redondo sobre el que estaba parada y atendí.
—¿Yulia?
—¿Sigues en la tienda de vestidos, Gatita?
Taeyeon se acercó a mí para escuchar la llamada, así que extendí mi brazo para que mantuviera una distancia sana.
—Sí ¿Por qué?
—Genial — respondió — Estamos yendo para allá. Canal dos tiene un móvil cerca y acepté que nos hicieran una entrevista si nos dejaban hablar primero.
—¿Hablar? ¿Hablar de qué? — pregunté cautelosa — ¿Una entrevista?
—Sí, Lena. Vamos a hablar.
—¿De qué? No hemos ensayado nada — Comencé a caminar por toda la sala — No puedes desaparecerte una semana y aparecer de repente con un móvil ¿Qué les vamos a decir?
—La verdad — dijo — Que estamos saliendo.
¡¡¡¡QUÉ??????
¿ESTÁBA LOCA?
—¿Estás loca?
—Loca de amor por ti, ah — Soltó una carcajada — Mira, es fácil: Les decimos que en la fiesta discutimos ¿No? Por lo típico. Digamos que tú me enfrentaste porque yo te ataqué en redes y yo te recriminé por hacer lo mismo. Una cosa llevó a la otra, fuimos a discutir al baño y del odio al amor hay un solo paso ¿No dijiste eso tú una vez?
—No se lo van a creer.
—¿Cómo que no? Si así fue como pasó en realidad. Más o menos. Y piénsalo: Decimos que comenzamos a salir desde ese momento, matamos el chisme de que me cogí a mi compañera de elenco y ya no tenemos que fingir que nos odiamos. Matamos tres pájaros de un tiro.
Esto estaba pasando muy rápido y no estaba lista. Se suponía que primero iba a solucionar el drama con su compañera de elenco y luego limpiaríamos nuestra imagen para soltar la noticia.
No todo junto.
—¿Estás segura? — le pregunté.
—Es la excusa perfecta. Nadie podrá decir que estuvo todo armado porque saben que sí estuve con alguien en el baño. Piensa en cómo van a subir tus números luego de hoy. Nadie se lo va a esperar. Elena.
—¿Qué?
—Yo sé que no te gusta confiar en la gente, pero confía en mí. Voy a estar contigo. Y si te quieren culpar de algo, podré defenderte, porque ya no tendré que ocultar que estamos saliendo.
Me limpié el sudor de la mano en la tela de mi costoso vestido. Taeyeon me dio un manotazo para que no lo volviera a hacer.
—Está bien — suspiré y me pasé una mano por el cabello, estresada — Yulia, confío en ti.
—Gracias, te quiero.
Le dio un beso al teléfono y cortó.
Yo casi hiperventilé.
Taeyeon me llevó al sofá para que me sentara y vi cómo las empleadas de la tienda iban de un lado al otro para acomodar la sala principal para la entrevista. No me extrañaba que accedieran, puesto que era publicidad gratis.
—¿Debería cambiarme? — le pregunté a Taeyeon.
—No, no — Una empleada se acercó a mí y me dio una palmada en el hombro para animarme — Déjatelo puesto. Voy a anotarte el nombre del diseñador en un papel para que lo digas si te preguntan ¿Está bien? Di que aceptamos citas. Y que te tratamos muy bien — Me sonrió, pero al ver que no le estaba devolviendo la sonrisa, se puso nerviosa — ¿Quieres un té?
—De frutos rojos, por favor.
Yulia llegó unos minutos después y me guiaron hasta la parte delantera de la tienda, lejos de los cuartos pequeños donde la gente se probaba los vestidos. Ella ya estaba sentada en uno de los delicados sofás mientras hablaba y bromeaba con las empleadas.
Llevaba el cabello atado en una cola de caballo y unos lentes de sol sobre la cabeza. Su ropa, completamente negra, hizo contraste con mi vestido blanco cuando me senté, tensa, a su lado. Con sus guantes y su chaqueta de cuero parecía que acababa de llegar con su motocicleta a secuestrar a la novia de una boda.
El móvil llegó al rato. Entró un camarógrafo y una reportera. Estuvieron unos minutos acomodándose y charlando con Yulia. Intentaron incluirme a mí en la conversación, pero yo estaba demasiado nerviosa y era demasiado antipática como para meterme en la charla.
La reportera se acercó a nosotras y nos colocó las cucarachas antes de sentarse en un sillón, a nuestro lado.
Encendieron el televisor en la sala y colocaron el canal dos.
El presentador apareció luego de un comercial. Era el mismo que una vez intentó entrevistar a Yulia cuando Alexey le cortó. Ese que quiso sacarle palabras de contexto para hacerme quedar mal.
Este era mi plan: iba a dejar que Yulia hablara y sólo iba a responder lo que me preguntaran. Nunca había dejado que me hablaran o trataran mal en todos estos años desde que tengo el canal y no iba a dejar que un conductor y unos panelistas lo hicieran ahora.
—Y siguiendo con la línea de los hechos en la gala de premios — comenzó el conductor —. Ya cubrimos la fiesta catastrófica que se dio después, el atentado de homicidio de uno de los músicos contra un youtuber y finalmente, en exclusiva en canal dos, vamos a saber lo que verdaderamente pasó en ese baño de la gala. Tenemos a Yulia del otro lado. Hola, Yulia ¿Cómo estás?
La cámara se encendió y las dos aparecimos en la mitad de la pantalla, junto al presentador en su estudio.
—Hola, Boris. Bien, aquí ¿Y tú?
—Bien, bien — dijo — Veo que no estás sola. Estás con Elena. Que Elena, para los que no sabían, es, era, la amante de tu ex novio.
Ay, no ¿Dónde me metí?
—Hola, Elena ¿Cómo estás?
Sonreí.
—Bien, Boris, muchas gracias.
—Siempre tuve muchas dudas con este caso y nunca pude sacar nada de Yulia ¿Sabes? A ella le gusta mucho hablar de si misma, pero no de otras personas ¿No es así?
Yulia asintió de acuerdo, completamente relajada.
—Sólo hablo de lo que es importante.
A veces me olvidaba que, frente a la televisión, ella vendía esa imagen de chica mala. Yo estaba acostumbrada a ver un lado más infantil suyo.
En ese momento llegó una de las empleadas de la tienda con mi té de frutos rojos y lo tomé, asintiendo con la cabeza para agradecerle. La taza, al ser de porcelana, hacía que el líquido se viera más oscuro de lo que era y parecía que estaba bebiendo vino, o sangre.
—Pero hoy Elena va a responder a todas nuestras preguntas — continuó el conductor — Elena, además de ser la tercera en discordia, es una youtuber famosa. Fue invitada a la gala y, de hecho, se sacó varias fotos con Yulia allí. En algunas estaban discutiendo ¿No es así? ¿Estaban discutiendo sobre Alexey? Puedes ser sincera conmigo, Elena.
—No de Alexey — respondió Yulia.
—Simplemente me acerqué a preguntarle por algunas indirectas que estuvo dejando sobre mí.
Yulia rodó los ojos.
—Y yo le estaba diciendo que las indirectas no eran para ella, sino para otra Elena.
—Sí, por eso le dabas fav a todos los tweets que hablaban mal de mí ¿No? — Yulia guardó silencio y yo continué con mi narrativa — Sólo quería parar las indirectas. Recibí mucho odio por ese malentendido.
—Esta no es la primera vez que recibes odio en masa ¿No, Elena? — me siguió la corriente el presentador.
—No. Recibo mucho con cada video.
—Me imagino. Pero yo estoy hablando de antes de que fueras famosa — Él dijo — Antes de tener tu canal incluso. Tú ya eras famosa desde pequeña.
Me puse alerta.
El presentador guardó silencio, a la espera de que respondiera algo, pero no dije nada. Yulia me miró, sin entender, y me alcé de hombros.
—¿No sabes de lo que hablo, Elena?
—No — respondí.
Esperaba que no. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y sentí la sangre agolparse en mi rostro. Tragué un poco del té con dificultad.
—Bueno — Él miró a la cámara — El "hate" masivo no es nada nuevo para Elena. Ella lo lleva experimentando desde que es pequeña, desde la primaria. Porque tuvo la suerte, o desgracia, de hacerse viral por una pelea. Una pelea que terminó muy mal. Que terminó con Elena en el hospital.
La pantalla enorme detrás de él comenzó a reproducir un video.
Sentí que se me cayó el mundo encima.
Una mano temblorosa con la cámara de un teléfono grababa el baño de una primaria. Se ven las paredes blancas y las puertas rosadas desteñidas de madera.
No me quedé a ver el resto porque ya sabía qué era lo que pasaba.
Eso no fue una pelea. No podía ser una pelea cuando yo nunca tuve la oportunidad de ganar, cuando yo ni siquiera estaba participando en ella.
Era una chica mucho más grande y mayor que yo golpeándome la cabeza contra el lavabo hasta hacerme perder la conciencia. Eran dos pares de manos sujetándome de los brazos cada vez que intentaba escaparme. Eran mis pies resbalándose con el agua del grifo y ellas riendo.
Y yo llorando.
—¿Qué es eso, Elena? — preguntó Yulia a mi lado.
Me levanté de golpe.
Esquivé los pies de la reportera, pero no vi a la empleada de la tienda parada junto a ella. Chocamos y el té se volcó sobre nosotras. El líquido rojo traspasó con facilidad el caro satén y sentí cómo mi piel se deshacía bajo el agua hirviendo.
Jadeé de dolor, me arranqué la cucaracha del oído y me fui.
Pude ver de reojo cómo la cámara me enfocaba la espalda y eso me hizo sentir mucha más rabia. Tragué el nudo en mi garganta y me metí en el pasillo que daba a los cambiadores.
—¡Elena! — me llamó Yulia.
—¡Elena, no te vayas! — gritó la reportera.
Comencé a abrir puertas, desorientada. Uno de esos cambiadores era el mío, pero todos eran iguales. En mi cabeza sólo podía escucharme una y otra vez llorando en el video, llamando a mamá.
Sentí que la cámara me estaba siguiendo y escuché a Yulia volver a llamarme, así que aceleré el paso.
—¿Taeyeon? — llamé a mi amiga, desesperada.
¿Dónde estaba?
Cuartos oscuros e iluminados, chicas cambiándose o familiares siendo interrumpidos en plena celebración por una chica con vestido blanco y una mancha roja enorme en su pecho.
—¿Elena?
Una puerta al final del pasillo se abrió y Taeyeon salió. Apresuré el paso y casi me abalancé sobre ella.
Nos metimos al cambiador y ella trabó la puerta con una silla.
Me dejé caer en el suelo y me cubrí el rostro, avergonzada y al borde de un ataque de pánico.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
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Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Que feo vale pero eso es algo a lo que se expone la gente famosa la prensa busca hasta lo más profundo lo más doloroso y más privado con tal de subir sus números. Pobre Lena y también Julia q quería hacer algo y todo salio tan mal espero que las cosas mejoren y Lena no lo pague con Julia. Feliz sábado cariño mio espero hoy nos puedas subir más capitulos
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Que periodista tan maldito 🤬🤬🤬y que tanto quiere Yulia por hacer pública su relación 🤬🤬 espero que no se joda nada entre las dos por un pasado que más bien debería unirlas
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
De mal gusto lo que hicieron esos reporteros 🥺🥺 no tienen porque sacar un pasado de Lena cuando apenas era una niña. No entiendo que tiene que ver si pasado con todo esto además, yulia solo quiere ser feliz a su lado y no las dejan tranquilas pobre Lenita
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 06/03/2023
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
24. Sé la villana
YULIA
Elena entró en una de las últimas puertas de los vestidores y Taeyeon cerró dando un portazo. Intenté seguirla, pero me tuve que detener a mitad de camino cuando escuché que alguien venía detrás de mí.
Mujeres con vestidos de gala sacaban sus cabezas por las puertas para ver lo que estaba sucediendo. Se oían murmullos por todas partes y las empleadas, vestidas de negro, intentaban hacer que todas volvieran a sus cambiadores.
Me di la vuelta y ahí estaban.
El camarógrafo y la reportera del canal dos mirándome, como si ellos no hubieran formado parte de todo ese desastre.
Sentí algo creciendo dentro de mí. Era rabia, era odio, era una mezcla de todo eso con impotencia.
Ella cerró la mano mejor alrededor de su micrófono y lo acercó a sus labios.
—¿Lena se enojó contigo? — preguntó en un tono condescendiente.
La abofeteé.
Su rostro giró con la fuerza del golpe. Le tardó un solo segundo en recuperarse y su expresión cambió a una de enfado.
—¿Estás loca? — me preguntó.
—Yo loca y tú mal educada.
Di un paso hacia ella para asestarle otro golpe, pero una de las empleadas se puso entre nosotras para separarnos. Todo se convirtió en un caos rápidamente. Más empleadas llegaron, las clientas comenzaron a gritar desde sus cambiadores para que nos echaran y me pareció oír a alguien llamar a la policía.
Fui a por ella.
Si me iban a arrestar, que lo hagan por más de un puñetazo.
De repente vi a una persona conocida entre todo el caos de manos y cuerpos.
Mi tío, quien había estado fumando fuera de la tienda, pasó su brazo alrededor de mí, por encima de mis brazos. Intenté patear al camarógrafo, pero él me arrastró hacia atrás, más lejos de ellos. Su agarre era lo suficientemente fuerte como para impedirme sacar los brazos.
—¡Quédate quieta! — me gritó.
—¡Suéltame! — Intenté arañar su brazo. En ese momento me arrepentí de no haber tomado esas clases de defensa personal — ¡Suéltame! ¡Esto es tu culpa!
Vi cómo las otras se las arreglaban para sacar a la reportera y al camarógrafo de la tienda, quienes no querían ceder porque "estaban trabajando".
Mi tío no me soltó hasta que consiguió meterme dentro de uno de los cambiadores gigantes. Me soltó como si estuviera botando la basura y cuando intenté salir, se puso frente a la puerta.
—Te quedas ahí hasta que te calmes — Me apuntó con un dedo en advertencia.
—¡Estoy calmada!
Él ladeó la cabeza y juntó las cejas, enfadado.
Retrocedí para mantener la distancia y me abracé a mi misma. El espejo enorme que ocupaba toda una pared me devolvía mi reflejo y no me gustó cómo me veía, desesperada y preocupada.
Preocupada porque sabía que Elena estaba en uno de esos cuartos pasando por quién sabe qué después de lo que le hicieron.
—Espero que estés contenta. — Dijo él — La policía está en camino.
¿Qué me importaba la policía?
—¿Qué querías que hiciera? ¿Dejarla estar?
—¡Sí! — Cerró la puerta y se pasó la mano por el cabello, visiblemente estresado. Su traje estaba mal acomodado y no estaba segura de si eso lo había hecho yo, o él mismo mientras intentaba llegar a mí — ¿Sabes lo que pasa con los artistas que se portan agresivos en público? ¿Tú te quieres quedar sin trabajo?
Sabía que lo que estaba diciendo era cierto. No importaba lo que me hicieran, no importaba qué tan malo fuera, no podía perder el control y mucho menos delante de una cámara. Esto acababa de marcarme de por vida.
Cuando tienes un público, incluso quejarte de algo podía cerrarte muchas puertas.
Pero ahora, con el calor en la sangre y todo muy reciente, en lo único que podía pensar era en que esa cachetada había valido la pena.
—Ellos no tuvieron que haber puesto ese video — me defendí.
—Son un programa de televisión, supéralo.
—¿Siquiera es legal? — Sentí un nudo en la garganta. No sólo le habían hecho algo imperdonable a Lena, que nada tenía que ver con ellos. También me lo habían hecho a mí. A mí, que trabajaba con ellos, en el mismo canal. Que me llevaba bien con la mayoría, que los consideraba mis amigos — No voy a renovar contrato con ellos. No haré otra temporada para la serie.
—Siéntate, por favor.
—¡No! — Deje de dar vueltas por todo el salón y volví a mirarlo — Déjame ver a Elena.
Él rió.
—Estás loca si piensas que te voy a dejar...
—Déjame ver a Elena — repetí — O comenzaré a gritar y a romper todo.
La sorpresa en su rostro cambió a enfado.
—¡¿Por qué tienes que ser tan malcriada?!
—¡Porque quiero y puedo!
Lo empujé para abrir la puerta y salí. Él no me detuvo, pero seguí andando con miedo de que se arrepintiera y comenzara a perseguirme. Me sentía mal por estar haciéndolo pasar por un mal momento a él también, pero no podía simplemente irme y dejar a Elena, como si fuera un pañuelo descartable que ya usé.
Llegué a la última puerta, que estaba cerrada. Algunas empleadas del pasillo giraban sus cabezas para verme, pero nadie se acercaba a mí, probablemente con miedo de provocar otro incidente. El camarógrafo y la reportera no estaban en ningún lado.
Golpeé la puerta con suavidad.
—¿Elena? — la llamé, pero nadie respondió. Pensé que tal vez ya se había ido, pero cuando intenté abrir la puerta, esta no cedió — Elena, sé que estás ahí — Ella siguió sin responder y no supe qué hacer — Elena, lo siento mucho — Apoyé la frente en la puerta — De verdad lo siento. Jamás pensé... — me detuve, recordando lo que había visto en ese video. Aunque escucharla llorando fue lo que más me había roto de todo — De haber sabido que ese video existía, jamás te habría sugerido aparecer en la tele.
—No puedes culparme por no decirte — respondió.
Su tono de voz era apagado y bajo, pero se oía cerca. Casi como si estuviera del otro lado de la puerta.
—No te estoy culpando por eso — dije — No te estoy culpando por nada — Le dejé en claro.
Pensé en ella, en lo mucho que se esforzaba por cerrarse incluso conmigo. En lo difícil que era hacerla confiar y cómo odiaba que la vieran como una niña o alguien que necesitara ayuda.
Quería abrazarla.
Quería protegerla de cualquier cosa que se le viniera encima luego de todo esto. Pero sabía que no podía hacer nada. Y también sabía que todo era mi culpa. Porque nada de esto habría pasado si yo no hubiera aceptado la propuesta del programa. O si hubiera sido más responsable y mantenido la relación verdaderamente en secreto.
Nada de esto hubiera pasado si yo no me hubiera puesto en su camino. Si nunca hubiera visto sus videos o si nunca le hubiera contado a Alexey sobre nosotras coincidiendo en la misma clase.
—Lo siento tanto — Cerré los ojos con fuerza — Te prometo que voy a arreglarlo. No sé cómo, pero voy a hacerlo.
—Nunca te pedí que lo arreglaras.
Abrí los ojos, extrañada por su sorpresa.
—No tienes que pedírmelo. Lo haré porque quiero.
—Pero yo no — insistió — No quiero tus tontos planes de primaria, Yulia. No sirven. Cada vez que intentas arreglar algo, sólo lo empeoras.
Cada una de sus palabras se clavaron en mi pecho como cuchillas. Pero lo que más me dolía era saber que todo era cierto.
Sentí las lágrimas queriendo salir, pero no me lo permití.
Esto no era sobre mí.
—Lo siento.
La puerta se abrió de golpe.
Perdí el equilibrio y trastabillé hasta recuperarlo. Cuando levanté la mirada ella estaba parada frente a mí.
Elena estaba cruzada de brazos, con la ropa cambiada. Su vestido manchado descansaba sobre un sofá y ahora llevaba encima una simple camiseta negra y unos pantalones de jean. Los tacos colgaban de los dedos de su mano y ella estaba descalza.
—¿Para qué te disculpas? — me preguntó. Su piel estaba enrojecida alrededor de sus ojos y su nariz, pero no estaba llorando — ¿De que me sirve que pidas perdón si luego lo harás de nuevo? ¿Crees que eso me hará sentir mejor a mí, o a ti?
—¿De qué estás hablando? — Di un paso hacia ella — ¿Por qué haría algo así de nuevo?
Ella extendió el brazo para mantener la distancia.
Pude ver a Taeyeon sentada en una de las sillas, cruzada de brazos, pero no nos miraba. Parecía querer que ese momento pasara lo más rápido posible.
—Tú siempre prefieres pedir perdón en lugar de permiso. — Continuó Lena. La vi tragar saliva, pero no quitó el brazo de entre nosotras — Pasas por encima de mí y no me tomas en serio. Me pides que confíe en ti, pero ni siquiera sabes lo que haces y no te importa si puedo salir lastimada.
—Si me importa.
—¡No te importa! — Sus ojos brillaron, como si quisiera llorar — Porque si de verdad te importara, tendrías más cuidado. Pensarías las cosas dos veces ¿Y sabes una cosa? — Presionó los labios un momento, como si no quisiera decirlo — Ya no voy a dejar que me sigas lastimando.
Volví a secarme más lágrimas.
—¿Qué estás diciendo?
—Que no nos hacemos bien — dijo — Y ya no te quiero cerca, Yulia.
Sentí cómo se me rompía el corazón en miles de pedazos.
¿Cómo podía algo que ni siquiera había comenzado, destruirme tanto?
—Elena.
Ella miró hacia otro lado.
No quería dejarla.
Quería decirle que podíamos solucionarlo todo juntas. Que me iba a esforzar más.
Pero sus palabras aún retumbaban en mi cabeza.
Ella tenía razón: cada vez que intentaba arreglar algo, sólo lo empeoraba más. Y ya no quería seguir lastimándola.
—Yulia — llamó mi tío a la puerta — La policía quiere hablar contigo.
Hice una mueca e intenté ignorarlo.
—Te quiero — le dije a Elena, al borde de las lágrimas.
—No vuelvas a decir eso — Ella quitó su brazo de entre nosotras, pero sólo para señalar la puerta — Sabes que si alguien te escucha decirlo, me atacarán peor.
Me pasé las manos por el rostro, para secar las lágrimas.
¿Cómo podía ser posible que ni siquiera podía decirle a la persona que quería lo que sentía? ¿Cuándo había dejado de ser dueña de mi propia vida?
—Lo siento — sollocé.
Ella se cubrió los ojos con una mano.
—¿Puedes irte, por favor?
Y me fui.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
ELENA
Tuve todo el camino de regreso a casa para pensar en cómo iban a ser las cosas desde ahora y culparme por todo lo que había hecho mal.
Fedor tenía razón. Le estuve confiando todo este tiempo mi carrera y mi vida a una persona a la que nunca debí confiárselo.
Pero no era su culpa. Ella no estaba preparada para esa responsabilidad y no le correspondía, tampoco. Había sido culpa mía por pensar con el corazón y no con la cabeza, como siempre hice.
Miré por la ventana del taxi e intenté no pensar en Yulia llorando frente a mí.
Sabía que lo que le había dicho había sido cruel. Especialmente a ella, que era como una niña. Yulia nunca había tenido miedo de quererme, de ser sincera conmigo y de exponerse. Sabía que lo que fuera que yo le dijera le afectaría diez veces más de lo que me habría afectado a mí cualquier cosa que ella me dijera.
Sentía que había caído bajo por hacerla llorar.
—¿Supongo que no habrá vestido blanco para la boda? — preguntó Taeyeon a mi lado.
Parpadeé y aparté esos pensamientos de mi cabeza.
—Compraré uno negro — respondí. De hecho, no me disgustaba la idea — Tal vez con unos guantes largos ¿Crees que me vería bien con eso?
Taeyeon rodó los ojos.
—Tú sabes que te vas a ver bien hasta con una bolsa de papas. Presumida.
—No tienes que odiarme por ser más bonita que tú.
—Como que te hace falta sufrir un poco más ¿No?
Separé los labios con sorpresa ante su respuesta. Taeyeon se tapó la boca y las dos acabamos riendo.
Estaba haciendo un esfuerzo tan grande para que todo no me sobrepasara, pero me estaba costando tanto.
Me sequé las lágrimas con la manga de la camiseta y Taeyeon le dio una palmada a mi hombro para reconfortarme.
Aprecié su intento.
Intentamos no sacar de nuevo el tema hasta que llegamos al departamento. Subimos el ascensor en silencio hasta nuestro piso, pero cuando estábamos por llegar a nuestra puerta, Taeyeon no se aguantó.
—¿Qué harás ahora? — preguntó en un susurro, como si no quisiera que Fedor y Nikolay, dentro del departamento, nos escucharan — No creo que te llegue odio por el video, pero aún así tienes que dar muchas explicaciones.
Saqué las llaves.
Tenía un plan. Era complicado, iba a tomar mucho trabajo y no sólo me implicaba a mí. Pero si todo salía bien, no sólo iba a limpiar mi imagen.
También iba a vengarme.
Abrí la puerta del departamento, donde ya estaban todos adentro, reunidos.
Nikolay sentado en el sofá, junto a mi padre, mamá parada junto al televisor mientras veía las noticias y Fedor alcanzándole una taza de café.
Los cuatro pares de ojos se clavaron en mí cuando entramos. Mamá pausó el programa en medio de la "entrevista" que me habían dado hace unas horas, y me apuntó con el control remoto. Llevaba su traje de oficina, al igual que papá, y me supuse que los dos habían salido temprano sólo para venir aquí cuanto antes.
—Supongo yo que no me has llamado para que te consuele ¿No? — preguntó mamá con una ceja alzada, como si me estuviera poniendo a prueba.
—No veo el problema de que te llame si quiere que la consueles — Papá se tocó la frente, como si mamá ya lo estuviera estresando — Estaría bien que te portaras como su madre de vez en cuando.
—No, mamá tiene razón — Cerré la puerta detrás de mí y los miré a ambos — Los llamé porque necesito su ayuda.
-.-.-.-.-.-.-.-
YULIA
El diablo trabajaba duro, pero Elena aún más.
Porque esa misma noche recibí una notificación de que acababa de comenzar un directo.
Quise meterme a verlo. Una parte de mí tenía miedo y curiosidad por lo que sea que fuera a hacer o decir en su directo. Pero la otra quería meterse para apoyarla, aunque fuera con un par de comentarios anónimos.
—Necesito que me prestes atención, Yulia.
Apagué la pantalla de mi teléfono y miré al frente, a mi tío detrás de su escritorio en su despacho.
La noche había caído en su casa todo era silencio. Sólo nosotros, agotados y aún trabajando.
Él se veía visiblemente cansado, como probablemente me viera yo después de todas esas horas que pasamos en la estación de policía. Además de eso, llevaba toda la tarde aprovechando cada momento libre para convencerme de que no renunciara a mi trabajo.
Accedí a no renunciar, pero le advertí que no iba a renovar ningún contrato con ellos. Y mucho menos les daría notas o entrevistas.
Es más, hasta les di unfollow a todos.
Ahora intentaba pensar cómo hacer para evitar que me vetaran de otros canales después de golpear a una reportera.
—Tomo mi responsabilidad del asunto — Se recargó contra su asiento — Ninguno vio venir lo del video.
—Ya, pero eso puede jugar a su favor — dijo una voz femenina a mi lado — Porque la tomó por sorpresa y todos lo saben.
Miré a Nastya, sentada junto a mí, cruzada de piernas.
Normalmente ella participaba en muchas de nuestras reuniones, porque era quien me recomendaba y conseguía muchas de las oportunidades que tuve en mi carrera gracias a los contactos de sus padres. Así que no me sorprendió que mi tío la llamara.
—Pero quién soy yo para hablar de publicidad ¿No? — le restó importancia al asunto con un gesto de la mano, como si estuviera bromeando — Sólo tienes que asegurarte de que la gente sepa que has reaccionado así de manera completamente justificada, y que no estás fuera de control. Haz un video culpando al programa por lo bajo que cayeron y listo.
—No te veo muy preocupada — se quejó mi tío.
—No lo estoy — Negó como si no hubiera razón para estarlo — ¿Quién no te va a querer contratar con la cantidad de personas a las que mueves?
—Yo sí estoy preocupada — Me metí por primera vez en la conversación — Por Elena.
Mi tío chasqueó la lengua, como si eso fuera lo último que faltara.
—Elena va a estar bien. Ella no fue la que golpeó a un reportero.
—Sí, pero igual la están atacando — intenté defenderla y miré a Nastya en busca de ayuda — ¿Hay algo que yo pueda hacer para que dejen de odiarla? No me importa si me culpo de todo.
Tal vez no pudiera volver a acercarme a ella ni hablarle, pero quería hacer lo que estuviera a mi alcance para aligerar la carga.
Nastya miró al techo, como si estuviera pensando.
Yo podía confiarle toda mi vida a ella, porque ya la había visto sacarme a mí o incluso a si misma de situaciones peores. Y sabía que una simple recomendación de ella bastaba para abrirle o cerrarle puertas a una persona.
—Tengo una idea — dijo finalmente — Pero no te va a gustar.
—Me gustaría que no tenga que hacer nada ilegal — sugirió mi tío.
Comencé a negar, para que supiera que eso no me importaba.
—Tú dilo. Yo lo haré.
—Si quieres que Elena sea la víctima, alguien tiene que ser el villano — respondió como si fuera obvio — Sé la villana.
—¿Cómo?
—Vuelve con Alexey.
Nos leemos mañana mis niñas hermosas
YULIA
Elena entró en una de las últimas puertas de los vestidores y Taeyeon cerró dando un portazo. Intenté seguirla, pero me tuve que detener a mitad de camino cuando escuché que alguien venía detrás de mí.
Mujeres con vestidos de gala sacaban sus cabezas por las puertas para ver lo que estaba sucediendo. Se oían murmullos por todas partes y las empleadas, vestidas de negro, intentaban hacer que todas volvieran a sus cambiadores.
Me di la vuelta y ahí estaban.
El camarógrafo y la reportera del canal dos mirándome, como si ellos no hubieran formado parte de todo ese desastre.
Sentí algo creciendo dentro de mí. Era rabia, era odio, era una mezcla de todo eso con impotencia.
Ella cerró la mano mejor alrededor de su micrófono y lo acercó a sus labios.
—¿Lena se enojó contigo? — preguntó en un tono condescendiente.
La abofeteé.
Su rostro giró con la fuerza del golpe. Le tardó un solo segundo en recuperarse y su expresión cambió a una de enfado.
—¿Estás loca? — me preguntó.
—Yo loca y tú mal educada.
Di un paso hacia ella para asestarle otro golpe, pero una de las empleadas se puso entre nosotras para separarnos. Todo se convirtió en un caos rápidamente. Más empleadas llegaron, las clientas comenzaron a gritar desde sus cambiadores para que nos echaran y me pareció oír a alguien llamar a la policía.
Fui a por ella.
Si me iban a arrestar, que lo hagan por más de un puñetazo.
De repente vi a una persona conocida entre todo el caos de manos y cuerpos.
Mi tío, quien había estado fumando fuera de la tienda, pasó su brazo alrededor de mí, por encima de mis brazos. Intenté patear al camarógrafo, pero él me arrastró hacia atrás, más lejos de ellos. Su agarre era lo suficientemente fuerte como para impedirme sacar los brazos.
—¡Quédate quieta! — me gritó.
—¡Suéltame! — Intenté arañar su brazo. En ese momento me arrepentí de no haber tomado esas clases de defensa personal — ¡Suéltame! ¡Esto es tu culpa!
Vi cómo las otras se las arreglaban para sacar a la reportera y al camarógrafo de la tienda, quienes no querían ceder porque "estaban trabajando".
Mi tío no me soltó hasta que consiguió meterme dentro de uno de los cambiadores gigantes. Me soltó como si estuviera botando la basura y cuando intenté salir, se puso frente a la puerta.
—Te quedas ahí hasta que te calmes — Me apuntó con un dedo en advertencia.
—¡Estoy calmada!
Él ladeó la cabeza y juntó las cejas, enfadado.
Retrocedí para mantener la distancia y me abracé a mi misma. El espejo enorme que ocupaba toda una pared me devolvía mi reflejo y no me gustó cómo me veía, desesperada y preocupada.
Preocupada porque sabía que Elena estaba en uno de esos cuartos pasando por quién sabe qué después de lo que le hicieron.
—Espero que estés contenta. — Dijo él — La policía está en camino.
¿Qué me importaba la policía?
—¿Qué querías que hiciera? ¿Dejarla estar?
—¡Sí! — Cerró la puerta y se pasó la mano por el cabello, visiblemente estresado. Su traje estaba mal acomodado y no estaba segura de si eso lo había hecho yo, o él mismo mientras intentaba llegar a mí — ¿Sabes lo que pasa con los artistas que se portan agresivos en público? ¿Tú te quieres quedar sin trabajo?
Sabía que lo que estaba diciendo era cierto. No importaba lo que me hicieran, no importaba qué tan malo fuera, no podía perder el control y mucho menos delante de una cámara. Esto acababa de marcarme de por vida.
Cuando tienes un público, incluso quejarte de algo podía cerrarte muchas puertas.
Pero ahora, con el calor en la sangre y todo muy reciente, en lo único que podía pensar era en que esa cachetada había valido la pena.
—Ellos no tuvieron que haber puesto ese video — me defendí.
—Son un programa de televisión, supéralo.
—¿Siquiera es legal? — Sentí un nudo en la garganta. No sólo le habían hecho algo imperdonable a Lena, que nada tenía que ver con ellos. También me lo habían hecho a mí. A mí, que trabajaba con ellos, en el mismo canal. Que me llevaba bien con la mayoría, que los consideraba mis amigos — No voy a renovar contrato con ellos. No haré otra temporada para la serie.
—Siéntate, por favor.
—¡No! — Deje de dar vueltas por todo el salón y volví a mirarlo — Déjame ver a Elena.
Él rió.
—Estás loca si piensas que te voy a dejar...
—Déjame ver a Elena — repetí — O comenzaré a gritar y a romper todo.
La sorpresa en su rostro cambió a enfado.
—¡¿Por qué tienes que ser tan malcriada?!
—¡Porque quiero y puedo!
Lo empujé para abrir la puerta y salí. Él no me detuvo, pero seguí andando con miedo de que se arrepintiera y comenzara a perseguirme. Me sentía mal por estar haciéndolo pasar por un mal momento a él también, pero no podía simplemente irme y dejar a Elena, como si fuera un pañuelo descartable que ya usé.
Llegué a la última puerta, que estaba cerrada. Algunas empleadas del pasillo giraban sus cabezas para verme, pero nadie se acercaba a mí, probablemente con miedo de provocar otro incidente. El camarógrafo y la reportera no estaban en ningún lado.
Golpeé la puerta con suavidad.
—¿Elena? — la llamé, pero nadie respondió. Pensé que tal vez ya se había ido, pero cuando intenté abrir la puerta, esta no cedió — Elena, sé que estás ahí — Ella siguió sin responder y no supe qué hacer — Elena, lo siento mucho — Apoyé la frente en la puerta — De verdad lo siento. Jamás pensé... — me detuve, recordando lo que había visto en ese video. Aunque escucharla llorando fue lo que más me había roto de todo — De haber sabido que ese video existía, jamás te habría sugerido aparecer en la tele.
—No puedes culparme por no decirte — respondió.
Su tono de voz era apagado y bajo, pero se oía cerca. Casi como si estuviera del otro lado de la puerta.
—No te estoy culpando por eso — dije — No te estoy culpando por nada — Le dejé en claro.
Pensé en ella, en lo mucho que se esforzaba por cerrarse incluso conmigo. En lo difícil que era hacerla confiar y cómo odiaba que la vieran como una niña o alguien que necesitara ayuda.
Quería abrazarla.
Quería protegerla de cualquier cosa que se le viniera encima luego de todo esto. Pero sabía que no podía hacer nada. Y también sabía que todo era mi culpa. Porque nada de esto habría pasado si yo no hubiera aceptado la propuesta del programa. O si hubiera sido más responsable y mantenido la relación verdaderamente en secreto.
Nada de esto hubiera pasado si yo no me hubiera puesto en su camino. Si nunca hubiera visto sus videos o si nunca le hubiera contado a Alexey sobre nosotras coincidiendo en la misma clase.
—Lo siento tanto — Cerré los ojos con fuerza — Te prometo que voy a arreglarlo. No sé cómo, pero voy a hacerlo.
—Nunca te pedí que lo arreglaras.
Abrí los ojos, extrañada por su sorpresa.
—No tienes que pedírmelo. Lo haré porque quiero.
—Pero yo no — insistió — No quiero tus tontos planes de primaria, Yulia. No sirven. Cada vez que intentas arreglar algo, sólo lo empeoras.
Cada una de sus palabras se clavaron en mi pecho como cuchillas. Pero lo que más me dolía era saber que todo era cierto.
Sentí las lágrimas queriendo salir, pero no me lo permití.
Esto no era sobre mí.
—Lo siento.
La puerta se abrió de golpe.
Perdí el equilibrio y trastabillé hasta recuperarlo. Cuando levanté la mirada ella estaba parada frente a mí.
Elena estaba cruzada de brazos, con la ropa cambiada. Su vestido manchado descansaba sobre un sofá y ahora llevaba encima una simple camiseta negra y unos pantalones de jean. Los tacos colgaban de los dedos de su mano y ella estaba descalza.
—¿Para qué te disculpas? — me preguntó. Su piel estaba enrojecida alrededor de sus ojos y su nariz, pero no estaba llorando — ¿De que me sirve que pidas perdón si luego lo harás de nuevo? ¿Crees que eso me hará sentir mejor a mí, o a ti?
—¿De qué estás hablando? — Di un paso hacia ella — ¿Por qué haría algo así de nuevo?
Ella extendió el brazo para mantener la distancia.
Pude ver a Taeyeon sentada en una de las sillas, cruzada de brazos, pero no nos miraba. Parecía querer que ese momento pasara lo más rápido posible.
—Tú siempre prefieres pedir perdón en lugar de permiso. — Continuó Lena. La vi tragar saliva, pero no quitó el brazo de entre nosotras — Pasas por encima de mí y no me tomas en serio. Me pides que confíe en ti, pero ni siquiera sabes lo que haces y no te importa si puedo salir lastimada.
—Si me importa.
—¡No te importa! — Sus ojos brillaron, como si quisiera llorar — Porque si de verdad te importara, tendrías más cuidado. Pensarías las cosas dos veces ¿Y sabes una cosa? — Presionó los labios un momento, como si no quisiera decirlo — Ya no voy a dejar que me sigas lastimando.
Volví a secarme más lágrimas.
—¿Qué estás diciendo?
—Que no nos hacemos bien — dijo — Y ya no te quiero cerca, Yulia.
Sentí cómo se me rompía el corazón en miles de pedazos.
¿Cómo podía algo que ni siquiera había comenzado, destruirme tanto?
—Elena.
Ella miró hacia otro lado.
No quería dejarla.
Quería decirle que podíamos solucionarlo todo juntas. Que me iba a esforzar más.
Pero sus palabras aún retumbaban en mi cabeza.
Ella tenía razón: cada vez que intentaba arreglar algo, sólo lo empeoraba más. Y ya no quería seguir lastimándola.
—Yulia — llamó mi tío a la puerta — La policía quiere hablar contigo.
Hice una mueca e intenté ignorarlo.
—Te quiero — le dije a Elena, al borde de las lágrimas.
—No vuelvas a decir eso — Ella quitó su brazo de entre nosotras, pero sólo para señalar la puerta — Sabes que si alguien te escucha decirlo, me atacarán peor.
Me pasé las manos por el rostro, para secar las lágrimas.
¿Cómo podía ser posible que ni siquiera podía decirle a la persona que quería lo que sentía? ¿Cuándo había dejado de ser dueña de mi propia vida?
—Lo siento — sollocé.
Ella se cubrió los ojos con una mano.
—¿Puedes irte, por favor?
Y me fui.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
ELENA
Tuve todo el camino de regreso a casa para pensar en cómo iban a ser las cosas desde ahora y culparme por todo lo que había hecho mal.
Fedor tenía razón. Le estuve confiando todo este tiempo mi carrera y mi vida a una persona a la que nunca debí confiárselo.
Pero no era su culpa. Ella no estaba preparada para esa responsabilidad y no le correspondía, tampoco. Había sido culpa mía por pensar con el corazón y no con la cabeza, como siempre hice.
Miré por la ventana del taxi e intenté no pensar en Yulia llorando frente a mí.
Sabía que lo que le había dicho había sido cruel. Especialmente a ella, que era como una niña. Yulia nunca había tenido miedo de quererme, de ser sincera conmigo y de exponerse. Sabía que lo que fuera que yo le dijera le afectaría diez veces más de lo que me habría afectado a mí cualquier cosa que ella me dijera.
Sentía que había caído bajo por hacerla llorar.
—¿Supongo que no habrá vestido blanco para la boda? — preguntó Taeyeon a mi lado.
Parpadeé y aparté esos pensamientos de mi cabeza.
—Compraré uno negro — respondí. De hecho, no me disgustaba la idea — Tal vez con unos guantes largos ¿Crees que me vería bien con eso?
Taeyeon rodó los ojos.
—Tú sabes que te vas a ver bien hasta con una bolsa de papas. Presumida.
—No tienes que odiarme por ser más bonita que tú.
—Como que te hace falta sufrir un poco más ¿No?
Separé los labios con sorpresa ante su respuesta. Taeyeon se tapó la boca y las dos acabamos riendo.
Estaba haciendo un esfuerzo tan grande para que todo no me sobrepasara, pero me estaba costando tanto.
Me sequé las lágrimas con la manga de la camiseta y Taeyeon le dio una palmada a mi hombro para reconfortarme.
Aprecié su intento.
Intentamos no sacar de nuevo el tema hasta que llegamos al departamento. Subimos el ascensor en silencio hasta nuestro piso, pero cuando estábamos por llegar a nuestra puerta, Taeyeon no se aguantó.
—¿Qué harás ahora? — preguntó en un susurro, como si no quisiera que Fedor y Nikolay, dentro del departamento, nos escucharan — No creo que te llegue odio por el video, pero aún así tienes que dar muchas explicaciones.
Saqué las llaves.
Tenía un plan. Era complicado, iba a tomar mucho trabajo y no sólo me implicaba a mí. Pero si todo salía bien, no sólo iba a limpiar mi imagen.
También iba a vengarme.
Abrí la puerta del departamento, donde ya estaban todos adentro, reunidos.
Nikolay sentado en el sofá, junto a mi padre, mamá parada junto al televisor mientras veía las noticias y Fedor alcanzándole una taza de café.
Los cuatro pares de ojos se clavaron en mí cuando entramos. Mamá pausó el programa en medio de la "entrevista" que me habían dado hace unas horas, y me apuntó con el control remoto. Llevaba su traje de oficina, al igual que papá, y me supuse que los dos habían salido temprano sólo para venir aquí cuanto antes.
—Supongo yo que no me has llamado para que te consuele ¿No? — preguntó mamá con una ceja alzada, como si me estuviera poniendo a prueba.
—No veo el problema de que te llame si quiere que la consueles — Papá se tocó la frente, como si mamá ya lo estuviera estresando — Estaría bien que te portaras como su madre de vez en cuando.
—No, mamá tiene razón — Cerré la puerta detrás de mí y los miré a ambos — Los llamé porque necesito su ayuda.
-.-.-.-.-.-.-.-
YULIA
El diablo trabajaba duro, pero Elena aún más.
Porque esa misma noche recibí una notificación de que acababa de comenzar un directo.
Quise meterme a verlo. Una parte de mí tenía miedo y curiosidad por lo que sea que fuera a hacer o decir en su directo. Pero la otra quería meterse para apoyarla, aunque fuera con un par de comentarios anónimos.
—Necesito que me prestes atención, Yulia.
Apagué la pantalla de mi teléfono y miré al frente, a mi tío detrás de su escritorio en su despacho.
La noche había caído en su casa todo era silencio. Sólo nosotros, agotados y aún trabajando.
Él se veía visiblemente cansado, como probablemente me viera yo después de todas esas horas que pasamos en la estación de policía. Además de eso, llevaba toda la tarde aprovechando cada momento libre para convencerme de que no renunciara a mi trabajo.
Accedí a no renunciar, pero le advertí que no iba a renovar ningún contrato con ellos. Y mucho menos les daría notas o entrevistas.
Es más, hasta les di unfollow a todos.
Ahora intentaba pensar cómo hacer para evitar que me vetaran de otros canales después de golpear a una reportera.
—Tomo mi responsabilidad del asunto — Se recargó contra su asiento — Ninguno vio venir lo del video.
—Ya, pero eso puede jugar a su favor — dijo una voz femenina a mi lado — Porque la tomó por sorpresa y todos lo saben.
Miré a Nastya, sentada junto a mí, cruzada de piernas.
Normalmente ella participaba en muchas de nuestras reuniones, porque era quien me recomendaba y conseguía muchas de las oportunidades que tuve en mi carrera gracias a los contactos de sus padres. Así que no me sorprendió que mi tío la llamara.
—Pero quién soy yo para hablar de publicidad ¿No? — le restó importancia al asunto con un gesto de la mano, como si estuviera bromeando — Sólo tienes que asegurarte de que la gente sepa que has reaccionado así de manera completamente justificada, y que no estás fuera de control. Haz un video culpando al programa por lo bajo que cayeron y listo.
—No te veo muy preocupada — se quejó mi tío.
—No lo estoy — Negó como si no hubiera razón para estarlo — ¿Quién no te va a querer contratar con la cantidad de personas a las que mueves?
—Yo sí estoy preocupada — Me metí por primera vez en la conversación — Por Elena.
Mi tío chasqueó la lengua, como si eso fuera lo último que faltara.
—Elena va a estar bien. Ella no fue la que golpeó a un reportero.
—Sí, pero igual la están atacando — intenté defenderla y miré a Nastya en busca de ayuda — ¿Hay algo que yo pueda hacer para que dejen de odiarla? No me importa si me culpo de todo.
Tal vez no pudiera volver a acercarme a ella ni hablarle, pero quería hacer lo que estuviera a mi alcance para aligerar la carga.
Nastya miró al techo, como si estuviera pensando.
Yo podía confiarle toda mi vida a ella, porque ya la había visto sacarme a mí o incluso a si misma de situaciones peores. Y sabía que una simple recomendación de ella bastaba para abrirle o cerrarle puertas a una persona.
—Tengo una idea — dijo finalmente — Pero no te va a gustar.
—Me gustaría que no tenga que hacer nada ilegal — sugirió mi tío.
Comencé a negar, para que supiera que eso no me importaba.
—Tú dilo. Yo lo haré.
—Si quieres que Elena sea la víctima, alguien tiene que ser el villano — respondió como si fuera obvio — Sé la villana.
—¿Cómo?
—Vuelve con Alexey.
Nos leemos mañana mis niñas hermosas
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A Fati20 le gusta esta publicaciòn
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Que injusta es Lena vale como va a dejarla así tan feo y esta idea de que vuelva con Alexey imaginense hay si es verdad que Lena pensara q nunca dejo de amarlo y solo jugo con ella . No merecen todo lo malo que les está pasando. Muchos saludos cariño mio hasta mañana
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Malísima idea el tío de Yulita siempre le da las peores ideas del mundo ....................... Despues de lo k pasó no es lo mejor k pueda acer porq Lena pensará k la usó y pobrecita:(
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Las ideas que a todos les ronda la cabesota es del tamaño de la luna y malas por supuesto no se que tiene en la cabeza el tío de julia y tampoco Julia en caso de que acepte volver con el bueno para nada de Andrey aguanta Elena que Julia va por ti pero sin ideas estúpidas para empezar
Volkatin_420- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 13/03/2023
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
25. Alexey hace tarta de limón
YULIA
Un año atrás
La universidad le chupaba a uno el alma.
Eso es algo que siempre había tenido claro. Pero uno nunca se da cuenta de los verdaderos efectos de algo hasta que los ve de cerca como yo, en ese caso, que tenía a un Alexey dormido a mi lado en la mesa del bar.
Era pleno invierno, pero el frío aquí no se sentía tanto. Aún así Alexey llevaba sobre sus hombros la enorme chaqueta con la que llegó a la primera clase de las siete de la mañana. Con su bufanda de lana había improvisado una pequeña almohada contra la pared y cabeceaba cada vez que alguien hablaba cerca de él.
—Eso te pasa por poner todas tus clases en el mismo día — dije a la quinta vez que lo vi cabecear mientras comía mi emparedado.
Abrió los ojos, sólo apenas, lo suficiente como para verme con los ojos entornados. Tenía marcas de la bufanda en la mejilla y ojeras. Estiré el brazo y pasé mi mano por su cabello en un intento pobre de consuelo. Él ladeó la cabeza hacia mí como si le hubieran gustado mis cinco segundos de atención.
Me daba pena verlo tan cansado, pero no podía hacer nada para ayudarlo. Yo estaba igual con el comienzo de las grabaciones de mi serie.
—Es mi único día libre en el trabajo — se quejó y descansó su mejilla en la palma de mi mano antes de verme a los ojos — ¿No tienes algo que decirme?
Arrugué la frente.
—¿Algo como qué? — pregunté, pero mi atención se esfumó cuando la campana de la puerta volvió a sonar con la llegada de alguien.
El bar de la facultad se encontraba en el subsuelo y, muchas veces, era el único sitio en todo el edificio con calefacción funcionando, así que era común que en los recesos entre hora y hora se llenara de estudiantes que buscaban calor o comida.
Aún así, no pude evitar entrar en pánico cuando vi a la mismísima Elena Katina entrar.
Ella estaba vestida completamente de rosa, llevando falda incluso en invierno. Su cabello iba atado en una cola de caballo mientras revisaba algo en sus apuntes y yo no podía creer cómo era capaz de bajar las escaleras de la entrada con esos tacones sin siquiera ver el camino.
Entonces levantó la cabeza y me miró.
Ahogué un grito, solté a Alexey y escondí el rostro detrás de uno de mis cuadernos. El ruido llamó más atención de los que estaban sentados alrededor y Alexey frente a mí dio un respingo del susto.
—¿Qué fue eso? — preguntó.
No me atreví a levantar la cabeza por encima de mi cuaderno, con miedo de que aún siguiera mirando. Así que señalé con disimulo hacia la pelirroja.
—¿Sabes quién es? — le pregunté.
Alexey negó sin dejar de mirarla. Parecía molesto, como si se estuviera preguntando quién había sido la atrevida que le robó la atención de su novia. Pero a mí me dio más miedo que ella lo atrapara viéndola, así que le toqué el mentón con la punta de los dedos para que dejara de hacerlo.
—¡No la mires tanto! — grité en un susurro — Es youtuber. De esos videos sobre películas que me gustan.
Miré por encima de mi cuaderno de nuevo y me tapé la boca para ahogar cualquier ruido fangirl. Ella estaba parada frente a la barra y le tendía a la empleada su termo de aluminio, probablemente para que le cargara más agua. Cuando su mano quedó libre, se la llevó a la parte trasera de su falda plisada para acomodarla.
Me tapé el rostro con la mano.
Gay. Gay. Homosexual. Gay.
—Aww... — Alexey achicó los ojos como si ya comprendiera — Te gustaaa — se burló.
—No, no me...
—Son novias, son novias.
—Te va a escuch...
—Se aman, se besan, se pasan el chicle, se tocan sus partes...
—¡Callate! — Rodeé la mesa y tapé su boca.
Él intentó ahogar una risa y yo me puse completamente roja. Más miradas se clavaron en nosotros. Alexey pasó su brazo alrededor de mi cintura y me miró a los ojos, haciendo un esfuerzo para no reír.
—¿Por qué no la saludas?
—¡¿Estás loco?!
Creo que Alexey no estaba entendiendo el nivel de pánico que yo estaba manejando en ese momento.
—Sí, deberías saludarla — insistió — ¿Qué sabes si ahora se va y no la volverás a ver nunca más?
¿Cómo le explicaba que me sentaba detrás de todo en las clases que compartíamos para que no me viera?
Negué con la cabeza y él se alzó de hombros, dándose por vencido. En ese momento la pelirroja pasó a nuestro lado y giré el rostro rápido mientras rezaba para que no me hubiera visto. Alexey levantó una mano para saludarla amablemente, probablemente sólo para molestarme.
Intenté verme lo más casual que pude parada junto a mi novio, que me sostenía con un brazo en la cintura, y mirando a una pared donde no había nada.
—Ya se fue.
Me dio un suave apretón en la cadera y finalmente pude bajar la guardia. Me dejé caer sobre sus piernas y escondí el rostro entre mis manos. Él me rascó entre el cabello, justo como yo había hecho unos minutos antes.
—¿Por qué no quieres que te vea? — me preguntó.
—Porque compartimos clases — le respondí sin descubrir mi rostro — Y no quiero que se incomode si sabe que soy su fan.
Era como, no sé, tener a Harry Styles en tu clase de álgebra. Sí, puedes ir y pedirle una foto. O no decirle nada para no incomodarlo porque van a verse todos los días hasta el final de las clases.
—Probablemente ella sea tu fan — me corrigió.
—Todos son mis fans. Ese no es el punto.
—Seguro — Él sonrió — Me debes una.
¿Yo le debía una? ¿Por qué? ¿Por no delatarme delante de mi ídola?
—Sí, una patada en el culo te debo.
—Sh... — Tomó mi mentón y levantó mi rostro para darme un pequeño beso. Cerré los ojos y se lo correspondí, aunque intenté verme lo más indignada que pude — Maleducada. Sólo calienta la cena por mí.
—¿Qué cena? — le pregunté, con su mano aún en mi mentón.
—La cena que yo preparé y congelé, porque tú dijiste que no tenías tiempo para preparar.
Junté las cejas e intenté recordar. A veces, cuando no estaba muy cansada, cenábamos juntos. Pero este último año había sido muy difícil para ambos. A los dos nos estaban exigiendo más y más en el trabajo y mis horarios podían ser irregulares a veces.
De hecho, esa noche tenía programada una grabación en el set para unas tomas que se realizaban de noche, así que no pude haberle prometido que cenaríamos juntos. Establecimos el día y el horario de la grabación desde hace una semana.
—Tienes que estar bromeando.
La sonrisa de Alexey se borró y yo me asusté.
¿Me estaba olvidando de algo?
—¿De qué cena estás hablando? — volví a preguntar.
Alexey me soltó y miró hacia otro lado.
—¿Qué día es hoy, Yulia? — me preguntó, ahora molesto.
—¿Quince de junio? — respondí, no muy segura. Él me alzó las cejas y entonces lo recordé. Me tapé la boca con sorpresa y pena — ¿Feliz cumpleaños?
—Calentarás la cena — Rodó los ojos — Y espero que tu regalo sea grande.
¿Cómo le decía?
No quería decirle, pero tenía qué.
—No puedo verte esta noche. — Me mordí el labio — Tengo trabajo.
Alexey no respondió.
Me quitó de encima suyo con calma, se levantó de su silla y se marchó.
Tenía que arreglar esto, así que tomé mi mochila, guardé los cuadernos con prisa y lo seguí fuera del bar. Lo encontré en uno de los pasillos que llevaban a la planta baja, a punto de subir las escaleras, y cuando lo llamé, mi voz hizo eco.
Estaba agradecida de que el frío hubiera dejado desolados los pasillos, porque, por mucho que me gustara actuar, no me gustaba dar shows gratis con mi relación. Y menos cuando había sido yo la que metió la pata.
—Alexey, lo siento — Lo alcancé en las escaleras y comencé a subir junto a él, Las cosas se me caían de la mano, pero no quería bajar el ritmo por miedo a que se fuera — Lo siento, lo siento, lo siento. Es trabajo.
—Deja de poner a tu trabajo como excusa — respondió con molestia — ¿Sabes una cosa? Yo también tengo trabajo. Pero hablé con mi gerente un mes antes de tu cumpleaños para pedir el día libre. Te pregunté hace semanas y me prometiste que estarías, anoche me quedé hasta tarde preparando la cena porque sabía que los dos íbamos a estar cansados para preparar nada hoy.
—Estaba libre cuando te lo prometí. Esto fue de improvisto. Me avisaron hace sólo una semana.
—¿Y no pensaste en avisarme durante toda esa semana? — Alexey se detuvo a mitad de las escaleras para mirarme de frente. Me detuve unos escalones por debajo de él — ¿O en negociar la fecha? ¿En moverla una noche antes, o una noche después? ¿Querías dejarme plantado sin avisarme, o es que te olvidaste por completo?
No pude evitar sentir el pinchado de culpa en mi pecho. No supe qué responder. Había metido la pata y lo sabía. Y me hacía sentir fatal que estuviera tan enojado conmigo.
—Lo siento — Repetí con sinceridad — Voy a compensarlo.
Alexey cerró los ojos y se pellizcó el caballete de la nariz.
—Deja de prometer cosas. Nunca cumples nada — Más que un pinchazo, ahora eso se sintió como un puñetazo — Yo sé que cuando algo te importa le echas más ganas que cualquier otra persona. No te estoy pidiendo que dejes tu trabajo por mí. Te estoy pidiendo que me tengas un mínimo de consideración. Ya estoy cansado de que me dejes plantado como un estúpido.
—Sabes que no lo hago adrede.
—¡Sé que no lo haces adrede! — levantó un poco la voz y el eco en el pasillo volvió — Pero te estás pasando Volkova. Si quieres que lo terminemos aquí...
—¿Por qué todo para ti se soluciona terminando? — lo interrumpí antes de que siquiera pudiera terminar la oración. No quería que lo dijera — Mira, si ya no me quieres, sólo dilo. Pero no me amenaces con cortar cada vez que pasa algo malo.
Alexey rodó los ojos.
—¿Cómo no te voy a querer si te preparé una puta tarta de limón a las dos de la mañana?
—¿Me preparaste una tarta de limón?
Sentí un nudo en la garganta de sólo pensar en Alexey, que se la pasaba de mal humor con todo el mundo menos conmigo, preparando la cena hasta tarde para que comiéramos juntos en su cumpleaños. Y yo ni siquiera fui capaz de hacer lo mínimo: cambiar el día de la grabación o avisarle.
Sabía que disculpándome no iba a solucionarlo. Y prometiéndole cosas tampoco. Pero no quería arruinar su cumpleaños y hacer que lo pasara enfadado y solo.
Se me había pasado. No lo hice con maldad.
Nunca antes había tenido un papel protagónico y no tenía idea de lo pesado que podía llegar a ser este trabajo una vez que eras mayor de edad. Y mucho más con los estudios. Todo me superaba y sentía que ya no estaba haciendo nada bien.
No me podía desempeñar ni en los estudios, ni en el trabajo, ni como novia. Sólo podía hacer cosas mediocres.
—Eh, no llores — Alexey pasó su brazo por encima de mis hombros y me atrajo hacia él para abrazarme.
Me llevé las manos al rostro al darme cuenta de que estaba llorando e intenté secarme algunas lágrimas.
—Lo siento — repetí abrazándolo — No quiero que terminemos. Sé que soy una pésima novia, pero es sólo que todo me tomó por sorpresa. Compraré un calendario y agendaré todas nuestras citas — Escondí el rostro en su pecho — Voy a faltar hoy.
—No, no faltes.
—Sí — Me limpié los mocos con la manga de mi camiseta — Les diré que estoy enferma. Que me dio la gripe porcina.
Él chasqueó la lengua.
—Ve a trabajar. Si no vas, no podrán grabar nada.
—Pero quiero cenar contigo.
Él acarició mi cabello.
—Cenaremos el sábado ¿Qué te parece? Y el domingo hacemos algo juntos.
—¿Y la tarta de limón?
—La pongo en el congelador.
Me sequé las lágrimas y levanté la cabeza.
—¿Eso se puede congelar?
—No tengo idea — me sonrió.
LENA
Actualidad
Llevaba los últimos dos días hecha bolita en la cama de mi cuarto.
No fui a clases. No tenía ánimos para hacerlo y sabía que si me cruzaba con una sola persona que me mirara medio segundo de más, iba a perder la cordura.
Así que me limité a trabajar para salir de este agujero.
Apenas mis padres abandonaron la casa, grabé un video. Me tomó un par de horas entre el armado de guión, juntar audios, capturas de pantalla, artículos y publicaciones. Pero cuando todo terminó, sólo me quedó esperar a que Nikolay hiciera su magia editándolo.
Al día siguiente visité el estudio jurídico de mi madre.
—Cuando era pequeña pensaba que un estudio jurídico era donde estudiaban los judíos — comentó Taeyeon en la mesa de desayuno, mientras miraba su teléfono y masticaba una tostada — Elena, perdona el atrevimiento, pero con el culo que tienes puedes alimentar a toda una familia.
Extendió el brazo sobre la mesa y me enseñó lo que estaba mirando en su teléfono.
Era una foto que acababa de subir a Instagram. Me la había sacado el día anterior. Llevaba un pantalón corto con diseño escocés, rosa, y una camiseta celeste ajustada. Yo estaba de espaldas, ligeramente rotada para ver al frente, y por el ángulo bajo de la cámara se me veía parte del culo.
Detrás de mí se podía leer claramente el cartel del estudio jurídico de mamá.
Era una amenaza, pero dándole mi toque. Y, pese a no estar leyendo los comentarios en redes, sabía que todos se iban a volver locos después de verla. O por mi culo, o porque finalmente estaba tomando acciones legales.
LeosmarPerozo: Elena por favor siéntate en mi cara. Es lo único que te pediré en la vida.
Sophnrd2411: Qué bien que comía Yulia.
Ara_Serv_Ross: ¿LO DE ATRÁS ES UNA OFICINA DE ABOGADOS?
maeian_:
lelizavaleta: Déjame presentarme * tropieza con su ferrari y deja caer accidentalmente sus cinco millones de euros *
—Cinco millones de euros voy a tener cuando el juez apruebe mi denuncia — murmuré.
Mi teléfono comenzó a sonar sobre la mesa, con la llamada de un número desconocido.
Miré a Taeyeon, un poco nerviosa, pero ella se limitó a alzarse de hombros. Estuve tentada a colgar, porque no me gustaba atender números privados, y mucho menos ahora que yo estaba en boca de todos.
Pero una corazonada me hizo atender.
—¿Hola? — respondí llevándome el teléfono a la oreja.
—¿Elena? — dijo Alexey desde el otro lado de la llamada — ¿Estás bien?
Aparté el teléfono y miré la pantalla, sorprendida.
¿Escuché bien?
—¿Ahora sí hablas español? — le pregunté.
—Sólo quería saber cómo estabas — respondió — Me enviaron el video de tu entrevista y... — me pareció oírlo suspirar — Lo siento mucho. No merecías eso.
Por supuesto que no merecía eso ¿Pero quién era él para creerse con el derecho de sentir lástima por mí? ¿O de llamarme en un momento como este, cuando lo último que quería era escucharlo a él, precisamente?
—Sí, y tampoco merecía que me metieras los cuernos. Pero nunca te disculpaste por eso.
Taeyeon se inclinó por encima de la mesa al escuchar eso, como queriendo oír más de la conversación. La amenacé con un tenedor para que no se acercara más, pero ella rodeó la mesa y pegó su oreja al otro lado del teléfono.
—Lamento eso también — se disculpó — Ahora discúlpate tú, por publicar mi número de teléfono en internet.
—No.
Primero muerta.
—Ah, o sea ¿Está mal cuando te acosan a ti, pero no cuando me acosan a mí?
Elevé el mentón con orgullo.
—Ajá, porque tú sí hiciste algo malo.
—¿Y tú no? — me preguntó — ¿No comenzaron a acosarte porque subiste un video hablando mal de Yulia y nuestra relación?
Presioné los labios.
Así que sí había visto el video, después de todo. No sabía por qué siempre asumí que él no lo vería. Me tendría que esperar que, aunque no le interesaran mis análisis, alguien le diría que en determinado minuto del video yo lo mencionaba.
—No sabía que estabas suscripto a mi canal — intenté molestarlo para cambiar de tema.
—Sí, lo estoy — dijo — Y medio país lo está después del video que subiste ayer. Yo...eh... — Hizo otra pausa — ¿Ustedes de verdad estaban saliendo?
—¿Qué te importa? ¿Con qué cara vienes a pedirme chisme después de bloquear a Yulia de todos lados? Tienes razón, yo cometí muchos errores. No tuve que haber puesto tu número de teléfono en línea, por muy enojada que estuviera ¿Pero tú? Tú nos metiste en este lío en primer lugar. Nos engañaste, te desapareciste y nos dejaste para que nos comieran viva. Espero que estés mejor con tu nuevo trabajo y tu nueva vida...
—No lo estoy. El negocio de mis padres se fundió y tuve que dejar la carrera para ayudarlos. Por eso me fui.
Tragué saliva.
—Aún así te odio — respondí, más preocupada que enfadada.
—Yo también te odio — contestó con la misma energía — ¿Pero estás bien?
—No deberías estar preguntándome esto a mí, Alexey — dije.
A mí no me importaba si él se preocupaba por mí o no, si me llamaba o si se disculpaba.
Pero Yulia...
—Llama a Yulia — le pedí.
—En realidad, estaba pensando en tomar un tren e ir a verla.
No les voy a mentir. La idea de Alexey yendo a ver a Yulia en persona, de ellos dos estando juntos por primera vez en meses, me hizo sentir un poco de celos y repulsión. Recordé lo empeñada que estuvo ella todo este tiempo con volver a verlo y sabía que por mucho que ella pudiera superarlo ¿Qué tan fácil era olvidar una relación de tantos años? Y más cuando esa persona había sido tu amigo de toda la vida.
—¿Irás a verla?
—Sí. Tú crees... ¿Crees que es una buena idea?
Cerré los ojos con fuerza.
No podía estar preguntándome esto a mí. Él sabía que ella me importaba. Y que yo lo odiaba.
¿Qué quería que le respondiera?
Por un momento se me pasó por la mente la imagen de ellos dos volviendo. Sabía que Yulia me había jurado que jamás iba a volver con él, pero...
No podía lidiar con eso ahora.
—Tal vez — me tragué mi orgullo — Pero hazme un favor. No vengas ahora.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—Porque todo está muy fresco. No le vas a hacer ningún bien a nadie si te ven por aquí o con ella. Y Yulia tampoco está en su mejor momento ¿Sabes?
—¿Cuándo debería ir, entonces?
Intenté pensar una fecha. Algo lo suficientemente alejado como para que todo este escándalo se enfriara y como para que yo pudiera volver a acostumbrarme a estar sola.
—Dame un mes — le pedí — Luego de la boda de mi padre. Déjame... déjame descansar un poco y asistir a la boda tranquila.
—Un mes — repitió.
—Sí, un mes — dije.
El tiempo que me quedaba para superar a Yulia.
Es domingo y espero la estén pasando lindo nos leemos más tarde con otro capítulo
YULIA
Un año atrás
La universidad le chupaba a uno el alma.
Eso es algo que siempre había tenido claro. Pero uno nunca se da cuenta de los verdaderos efectos de algo hasta que los ve de cerca como yo, en ese caso, que tenía a un Alexey dormido a mi lado en la mesa del bar.
Era pleno invierno, pero el frío aquí no se sentía tanto. Aún así Alexey llevaba sobre sus hombros la enorme chaqueta con la que llegó a la primera clase de las siete de la mañana. Con su bufanda de lana había improvisado una pequeña almohada contra la pared y cabeceaba cada vez que alguien hablaba cerca de él.
—Eso te pasa por poner todas tus clases en el mismo día — dije a la quinta vez que lo vi cabecear mientras comía mi emparedado.
Abrió los ojos, sólo apenas, lo suficiente como para verme con los ojos entornados. Tenía marcas de la bufanda en la mejilla y ojeras. Estiré el brazo y pasé mi mano por su cabello en un intento pobre de consuelo. Él ladeó la cabeza hacia mí como si le hubieran gustado mis cinco segundos de atención.
Me daba pena verlo tan cansado, pero no podía hacer nada para ayudarlo. Yo estaba igual con el comienzo de las grabaciones de mi serie.
—Es mi único día libre en el trabajo — se quejó y descansó su mejilla en la palma de mi mano antes de verme a los ojos — ¿No tienes algo que decirme?
Arrugué la frente.
—¿Algo como qué? — pregunté, pero mi atención se esfumó cuando la campana de la puerta volvió a sonar con la llegada de alguien.
El bar de la facultad se encontraba en el subsuelo y, muchas veces, era el único sitio en todo el edificio con calefacción funcionando, así que era común que en los recesos entre hora y hora se llenara de estudiantes que buscaban calor o comida.
Aún así, no pude evitar entrar en pánico cuando vi a la mismísima Elena Katina entrar.
Ella estaba vestida completamente de rosa, llevando falda incluso en invierno. Su cabello iba atado en una cola de caballo mientras revisaba algo en sus apuntes y yo no podía creer cómo era capaz de bajar las escaleras de la entrada con esos tacones sin siquiera ver el camino.
Entonces levantó la cabeza y me miró.
Ahogué un grito, solté a Alexey y escondí el rostro detrás de uno de mis cuadernos. El ruido llamó más atención de los que estaban sentados alrededor y Alexey frente a mí dio un respingo del susto.
—¿Qué fue eso? — preguntó.
No me atreví a levantar la cabeza por encima de mi cuaderno, con miedo de que aún siguiera mirando. Así que señalé con disimulo hacia la pelirroja.
—¿Sabes quién es? — le pregunté.
Alexey negó sin dejar de mirarla. Parecía molesto, como si se estuviera preguntando quién había sido la atrevida que le robó la atención de su novia. Pero a mí me dio más miedo que ella lo atrapara viéndola, así que le toqué el mentón con la punta de los dedos para que dejara de hacerlo.
—¡No la mires tanto! — grité en un susurro — Es youtuber. De esos videos sobre películas que me gustan.
Miré por encima de mi cuaderno de nuevo y me tapé la boca para ahogar cualquier ruido fangirl. Ella estaba parada frente a la barra y le tendía a la empleada su termo de aluminio, probablemente para que le cargara más agua. Cuando su mano quedó libre, se la llevó a la parte trasera de su falda plisada para acomodarla.
Me tapé el rostro con la mano.
Gay. Gay. Homosexual. Gay.
—Aww... — Alexey achicó los ojos como si ya comprendiera — Te gustaaa — se burló.
—No, no me...
—Son novias, son novias.
—Te va a escuch...
—Se aman, se besan, se pasan el chicle, se tocan sus partes...
—¡Callate! — Rodeé la mesa y tapé su boca.
Él intentó ahogar una risa y yo me puse completamente roja. Más miradas se clavaron en nosotros. Alexey pasó su brazo alrededor de mi cintura y me miró a los ojos, haciendo un esfuerzo para no reír.
—¿Por qué no la saludas?
—¡¿Estás loco?!
Creo que Alexey no estaba entendiendo el nivel de pánico que yo estaba manejando en ese momento.
—Sí, deberías saludarla — insistió — ¿Qué sabes si ahora se va y no la volverás a ver nunca más?
¿Cómo le explicaba que me sentaba detrás de todo en las clases que compartíamos para que no me viera?
Negué con la cabeza y él se alzó de hombros, dándose por vencido. En ese momento la pelirroja pasó a nuestro lado y giré el rostro rápido mientras rezaba para que no me hubiera visto. Alexey levantó una mano para saludarla amablemente, probablemente sólo para molestarme.
Intenté verme lo más casual que pude parada junto a mi novio, que me sostenía con un brazo en la cintura, y mirando a una pared donde no había nada.
—Ya se fue.
Me dio un suave apretón en la cadera y finalmente pude bajar la guardia. Me dejé caer sobre sus piernas y escondí el rostro entre mis manos. Él me rascó entre el cabello, justo como yo había hecho unos minutos antes.
—¿Por qué no quieres que te vea? — me preguntó.
—Porque compartimos clases — le respondí sin descubrir mi rostro — Y no quiero que se incomode si sabe que soy su fan.
Era como, no sé, tener a Harry Styles en tu clase de álgebra. Sí, puedes ir y pedirle una foto. O no decirle nada para no incomodarlo porque van a verse todos los días hasta el final de las clases.
—Probablemente ella sea tu fan — me corrigió.
—Todos son mis fans. Ese no es el punto.
—Seguro — Él sonrió — Me debes una.
¿Yo le debía una? ¿Por qué? ¿Por no delatarme delante de mi ídola?
—Sí, una patada en el culo te debo.
—Sh... — Tomó mi mentón y levantó mi rostro para darme un pequeño beso. Cerré los ojos y se lo correspondí, aunque intenté verme lo más indignada que pude — Maleducada. Sólo calienta la cena por mí.
—¿Qué cena? — le pregunté, con su mano aún en mi mentón.
—La cena que yo preparé y congelé, porque tú dijiste que no tenías tiempo para preparar.
Junté las cejas e intenté recordar. A veces, cuando no estaba muy cansada, cenábamos juntos. Pero este último año había sido muy difícil para ambos. A los dos nos estaban exigiendo más y más en el trabajo y mis horarios podían ser irregulares a veces.
De hecho, esa noche tenía programada una grabación en el set para unas tomas que se realizaban de noche, así que no pude haberle prometido que cenaríamos juntos. Establecimos el día y el horario de la grabación desde hace una semana.
—Tienes que estar bromeando.
La sonrisa de Alexey se borró y yo me asusté.
¿Me estaba olvidando de algo?
—¿De qué cena estás hablando? — volví a preguntar.
Alexey me soltó y miró hacia otro lado.
—¿Qué día es hoy, Yulia? — me preguntó, ahora molesto.
—¿Quince de junio? — respondí, no muy segura. Él me alzó las cejas y entonces lo recordé. Me tapé la boca con sorpresa y pena — ¿Feliz cumpleaños?
—Calentarás la cena — Rodó los ojos — Y espero que tu regalo sea grande.
¿Cómo le decía?
No quería decirle, pero tenía qué.
—No puedo verte esta noche. — Me mordí el labio — Tengo trabajo.
Alexey no respondió.
Me quitó de encima suyo con calma, se levantó de su silla y se marchó.
Tenía que arreglar esto, así que tomé mi mochila, guardé los cuadernos con prisa y lo seguí fuera del bar. Lo encontré en uno de los pasillos que llevaban a la planta baja, a punto de subir las escaleras, y cuando lo llamé, mi voz hizo eco.
Estaba agradecida de que el frío hubiera dejado desolados los pasillos, porque, por mucho que me gustara actuar, no me gustaba dar shows gratis con mi relación. Y menos cuando había sido yo la que metió la pata.
—Alexey, lo siento — Lo alcancé en las escaleras y comencé a subir junto a él, Las cosas se me caían de la mano, pero no quería bajar el ritmo por miedo a que se fuera — Lo siento, lo siento, lo siento. Es trabajo.
—Deja de poner a tu trabajo como excusa — respondió con molestia — ¿Sabes una cosa? Yo también tengo trabajo. Pero hablé con mi gerente un mes antes de tu cumpleaños para pedir el día libre. Te pregunté hace semanas y me prometiste que estarías, anoche me quedé hasta tarde preparando la cena porque sabía que los dos íbamos a estar cansados para preparar nada hoy.
—Estaba libre cuando te lo prometí. Esto fue de improvisto. Me avisaron hace sólo una semana.
—¿Y no pensaste en avisarme durante toda esa semana? — Alexey se detuvo a mitad de las escaleras para mirarme de frente. Me detuve unos escalones por debajo de él — ¿O en negociar la fecha? ¿En moverla una noche antes, o una noche después? ¿Querías dejarme plantado sin avisarme, o es que te olvidaste por completo?
No pude evitar sentir el pinchado de culpa en mi pecho. No supe qué responder. Había metido la pata y lo sabía. Y me hacía sentir fatal que estuviera tan enojado conmigo.
—Lo siento — Repetí con sinceridad — Voy a compensarlo.
Alexey cerró los ojos y se pellizcó el caballete de la nariz.
—Deja de prometer cosas. Nunca cumples nada — Más que un pinchazo, ahora eso se sintió como un puñetazo — Yo sé que cuando algo te importa le echas más ganas que cualquier otra persona. No te estoy pidiendo que dejes tu trabajo por mí. Te estoy pidiendo que me tengas un mínimo de consideración. Ya estoy cansado de que me dejes plantado como un estúpido.
—Sabes que no lo hago adrede.
—¡Sé que no lo haces adrede! — levantó un poco la voz y el eco en el pasillo volvió — Pero te estás pasando Volkova. Si quieres que lo terminemos aquí...
—¿Por qué todo para ti se soluciona terminando? — lo interrumpí antes de que siquiera pudiera terminar la oración. No quería que lo dijera — Mira, si ya no me quieres, sólo dilo. Pero no me amenaces con cortar cada vez que pasa algo malo.
Alexey rodó los ojos.
—¿Cómo no te voy a querer si te preparé una puta tarta de limón a las dos de la mañana?
—¿Me preparaste una tarta de limón?
Sentí un nudo en la garganta de sólo pensar en Alexey, que se la pasaba de mal humor con todo el mundo menos conmigo, preparando la cena hasta tarde para que comiéramos juntos en su cumpleaños. Y yo ni siquiera fui capaz de hacer lo mínimo: cambiar el día de la grabación o avisarle.
Sabía que disculpándome no iba a solucionarlo. Y prometiéndole cosas tampoco. Pero no quería arruinar su cumpleaños y hacer que lo pasara enfadado y solo.
Se me había pasado. No lo hice con maldad.
Nunca antes había tenido un papel protagónico y no tenía idea de lo pesado que podía llegar a ser este trabajo una vez que eras mayor de edad. Y mucho más con los estudios. Todo me superaba y sentía que ya no estaba haciendo nada bien.
No me podía desempeñar ni en los estudios, ni en el trabajo, ni como novia. Sólo podía hacer cosas mediocres.
—Eh, no llores — Alexey pasó su brazo por encima de mis hombros y me atrajo hacia él para abrazarme.
Me llevé las manos al rostro al darme cuenta de que estaba llorando e intenté secarme algunas lágrimas.
—Lo siento — repetí abrazándolo — No quiero que terminemos. Sé que soy una pésima novia, pero es sólo que todo me tomó por sorpresa. Compraré un calendario y agendaré todas nuestras citas — Escondí el rostro en su pecho — Voy a faltar hoy.
—No, no faltes.
—Sí — Me limpié los mocos con la manga de mi camiseta — Les diré que estoy enferma. Que me dio la gripe porcina.
Él chasqueó la lengua.
—Ve a trabajar. Si no vas, no podrán grabar nada.
—Pero quiero cenar contigo.
Él acarició mi cabello.
—Cenaremos el sábado ¿Qué te parece? Y el domingo hacemos algo juntos.
—¿Y la tarta de limón?
—La pongo en el congelador.
Me sequé las lágrimas y levanté la cabeza.
—¿Eso se puede congelar?
—No tengo idea — me sonrió.
LENA
Actualidad
Llevaba los últimos dos días hecha bolita en la cama de mi cuarto.
No fui a clases. No tenía ánimos para hacerlo y sabía que si me cruzaba con una sola persona que me mirara medio segundo de más, iba a perder la cordura.
Así que me limité a trabajar para salir de este agujero.
Apenas mis padres abandonaron la casa, grabé un video. Me tomó un par de horas entre el armado de guión, juntar audios, capturas de pantalla, artículos y publicaciones. Pero cuando todo terminó, sólo me quedó esperar a que Nikolay hiciera su magia editándolo.
Al día siguiente visité el estudio jurídico de mi madre.
—Cuando era pequeña pensaba que un estudio jurídico era donde estudiaban los judíos — comentó Taeyeon en la mesa de desayuno, mientras miraba su teléfono y masticaba una tostada — Elena, perdona el atrevimiento, pero con el culo que tienes puedes alimentar a toda una familia.
Extendió el brazo sobre la mesa y me enseñó lo que estaba mirando en su teléfono.
Era una foto que acababa de subir a Instagram. Me la había sacado el día anterior. Llevaba un pantalón corto con diseño escocés, rosa, y una camiseta celeste ajustada. Yo estaba de espaldas, ligeramente rotada para ver al frente, y por el ángulo bajo de la cámara se me veía parte del culo.
Detrás de mí se podía leer claramente el cartel del estudio jurídico de mamá.
Era una amenaza, pero dándole mi toque. Y, pese a no estar leyendo los comentarios en redes, sabía que todos se iban a volver locos después de verla. O por mi culo, o porque finalmente estaba tomando acciones legales.
LeosmarPerozo: Elena por favor siéntate en mi cara. Es lo único que te pediré en la vida.
Sophnrd2411: Qué bien que comía Yulia.
Ara_Serv_Ross: ¿LO DE ATRÁS ES UNA OFICINA DE ABOGADOS?
maeian_:
lelizavaleta: Déjame presentarme * tropieza con su ferrari y deja caer accidentalmente sus cinco millones de euros *
—Cinco millones de euros voy a tener cuando el juez apruebe mi denuncia — murmuré.
Mi teléfono comenzó a sonar sobre la mesa, con la llamada de un número desconocido.
Miré a Taeyeon, un poco nerviosa, pero ella se limitó a alzarse de hombros. Estuve tentada a colgar, porque no me gustaba atender números privados, y mucho menos ahora que yo estaba en boca de todos.
Pero una corazonada me hizo atender.
—¿Hola? — respondí llevándome el teléfono a la oreja.
—¿Elena? — dijo Alexey desde el otro lado de la llamada — ¿Estás bien?
Aparté el teléfono y miré la pantalla, sorprendida.
¿Escuché bien?
—¿Ahora sí hablas español? — le pregunté.
—Sólo quería saber cómo estabas — respondió — Me enviaron el video de tu entrevista y... — me pareció oírlo suspirar — Lo siento mucho. No merecías eso.
Por supuesto que no merecía eso ¿Pero quién era él para creerse con el derecho de sentir lástima por mí? ¿O de llamarme en un momento como este, cuando lo último que quería era escucharlo a él, precisamente?
—Sí, y tampoco merecía que me metieras los cuernos. Pero nunca te disculpaste por eso.
Taeyeon se inclinó por encima de la mesa al escuchar eso, como queriendo oír más de la conversación. La amenacé con un tenedor para que no se acercara más, pero ella rodeó la mesa y pegó su oreja al otro lado del teléfono.
—Lamento eso también — se disculpó — Ahora discúlpate tú, por publicar mi número de teléfono en internet.
—No.
Primero muerta.
—Ah, o sea ¿Está mal cuando te acosan a ti, pero no cuando me acosan a mí?
Elevé el mentón con orgullo.
—Ajá, porque tú sí hiciste algo malo.
—¿Y tú no? — me preguntó — ¿No comenzaron a acosarte porque subiste un video hablando mal de Yulia y nuestra relación?
Presioné los labios.
Así que sí había visto el video, después de todo. No sabía por qué siempre asumí que él no lo vería. Me tendría que esperar que, aunque no le interesaran mis análisis, alguien le diría que en determinado minuto del video yo lo mencionaba.
—No sabía que estabas suscripto a mi canal — intenté molestarlo para cambiar de tema.
—Sí, lo estoy — dijo — Y medio país lo está después del video que subiste ayer. Yo...eh... — Hizo otra pausa — ¿Ustedes de verdad estaban saliendo?
—¿Qué te importa? ¿Con qué cara vienes a pedirme chisme después de bloquear a Yulia de todos lados? Tienes razón, yo cometí muchos errores. No tuve que haber puesto tu número de teléfono en línea, por muy enojada que estuviera ¿Pero tú? Tú nos metiste en este lío en primer lugar. Nos engañaste, te desapareciste y nos dejaste para que nos comieran viva. Espero que estés mejor con tu nuevo trabajo y tu nueva vida...
—No lo estoy. El negocio de mis padres se fundió y tuve que dejar la carrera para ayudarlos. Por eso me fui.
Tragué saliva.
—Aún así te odio — respondí, más preocupada que enfadada.
—Yo también te odio — contestó con la misma energía — ¿Pero estás bien?
—No deberías estar preguntándome esto a mí, Alexey — dije.
A mí no me importaba si él se preocupaba por mí o no, si me llamaba o si se disculpaba.
Pero Yulia...
—Llama a Yulia — le pedí.
—En realidad, estaba pensando en tomar un tren e ir a verla.
No les voy a mentir. La idea de Alexey yendo a ver a Yulia en persona, de ellos dos estando juntos por primera vez en meses, me hizo sentir un poco de celos y repulsión. Recordé lo empeñada que estuvo ella todo este tiempo con volver a verlo y sabía que por mucho que ella pudiera superarlo ¿Qué tan fácil era olvidar una relación de tantos años? Y más cuando esa persona había sido tu amigo de toda la vida.
—¿Irás a verla?
—Sí. Tú crees... ¿Crees que es una buena idea?
Cerré los ojos con fuerza.
No podía estar preguntándome esto a mí. Él sabía que ella me importaba. Y que yo lo odiaba.
¿Qué quería que le respondiera?
Por un momento se me pasó por la mente la imagen de ellos dos volviendo. Sabía que Yulia me había jurado que jamás iba a volver con él, pero...
No podía lidiar con eso ahora.
—Tal vez — me tragué mi orgullo — Pero hazme un favor. No vengas ahora.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—Porque todo está muy fresco. No le vas a hacer ningún bien a nadie si te ven por aquí o con ella. Y Yulia tampoco está en su mejor momento ¿Sabes?
—¿Cuándo debería ir, entonces?
Intenté pensar una fecha. Algo lo suficientemente alejado como para que todo este escándalo se enfriara y como para que yo pudiera volver a acostumbrarme a estar sola.
—Dame un mes — le pedí — Luego de la boda de mi padre. Déjame... déjame descansar un poco y asistir a la boda tranquila.
—Un mes — repitió.
—Sí, un mes — dije.
El tiempo que me quedaba para superar a Yulia.
Es domingo y espero la estén pasando lindo nos leemos más tarde con otro capítulo
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Cariño mio alegría tenerte aquí desde temprano anoche quedamos con el corazón roto . Ellas no merecen tantas cosas malas y me encanto leer como Julia ya era fans de Lena tan tierna y linda espero que resuelvan las cosas 🥺🥺. Espero que estés descansando y tengas un muy buen día
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
No no no no no no noooo está todo mal todo mal no pueden romper así por así o sea ellas ya se amaban desde antes bueno al menos Julia así lo demostró y alexey estaba de acuerdo por lo menos sabía que habia un chispaso alli con las dos desde antes y no quiero que estén peleada así que por fis sube otro capitulo mas hoy gracius
Volkatin_420- Mensajes : 235
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Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
26. Me tiran por las escaleras
YULIA
Al parecer la notificación que recibí el día del desastre no fue de un directo de Lena, sino de un video estrenándose.
Un video de 52 minutos y 47 segundos que no pude ver hasta que terminé la reunión con mi representante y Nastya.
Mamá y papá me llevaron a casa. No hablamos en todo el camino salvo por alguna que otra frase para animarme o cambiar el tema. Los dos habían visto el desastre en televisión y supongo que después de todas esas horas en la estación de policías y de ver el pésimo estado en el que me encontraba, ninguno quiso discutir.
Fui directo al cuarto y me derrumbé sobre mi cama. Ahora que estaba sola, quería llorar. Quería llamar a Lena y preguntarle cómo estaba. Quería abrazar a mi conejo, pero conociéndolo, seguro estaba cavando un agujero a la casa del vecino.
¿De verdad Nastya se pensaba que iba a solucionar algo volviendo con Alexey? ¿Con cómo estaban las cosas? Sí, se iban a poner todos del lado de Elena, pero ya había metido demasiado la pata como para entender que este tipo de cosas no funcionaban.
Así que me limité a buscar el video de Lena y darle play.
Lo primero que vi fue a Lena en pantalla. Lo que ya de por sí me sorprendió, porque ella no solía salir en sus videos de youtube hasta el final, donde hacía anuncios o agradecía a los que se habían quedado hasta el final.
Ella estaba perfectamente peinada, con la ropa cambiada y el maquillaje. Estaba tan bien arreglada que se me estrujó el corazón de sólo pensar en ella volviendo a su casa destruida y teniendo que ponerse a trabajar y maquillarse de inmediato. Ni siquiera pudo haber tenido tiempo para procesar todo.
Ella miró directo a la cámara comenzó a hablar:
"Este video es una respuesta directa a los últimos escándalos y rumores en los que me he visto involucrada".
"En las últimas semanas se ha estado discutiendo sobre mí, mi moral, mi pasado y mi vida privada, haciendo muy, muy públicos varios problemas y aspectos de mi vida. Y ahora millones de personas han estado especulando con sus opiniones sobre un tema del que no tienen idea".
"No voy a pedir simpatía ni perdón, pero sí les voy a pedir que vean este video por completo antes de que formen una opinión al respecto".
"Me disculpo de antemano si este video les resulta "demasiado preparado" o "estructurado". Me tomé el tiempo de anotar todos los temas que pienso tocar en este video y organizarlos cronológicamente para que finalmente entiendan el contexto de este circo".
"Así que vamos a comenzar con el video que todos vieron".
Entonces comenzó a contar cosas que ni siquiera yo sabía, sobre el grupo de chicas que la acosaba y golpeaba. Contó cómo nadie hizo nada al respecto y el problema escaló hasta que Lena acabó en el hospital, cómo eso derivó en un síndrome de estrés post traumático que la hizo faltar el resto del año a clases por el miedo:
"Oía sonidos donde no los había y veía cosas que mi cabeza inventaba. No podía salir de casa sin que me sudaran las manos o sentir que algo malo iba a pasarme. El corazón se me salía cada vez que escuchaba a alguien cerca y no podía dormir porque me despertaba asustada cada vez que un auto pasaba cerca de mi casa".
No sabía si era el reflejo de la luz, pero me pareció ver sus ojos llorosos.
Hubo un corte en el video y luego comenzó a contar todo, absolutamente TODO, desde que nos conocimos hasta ahora sin vacilar ni un poco.
Habló de la fiesta, de la llamada de Alexey en el baño, de esa vez que se escondió en mi casa para escapar de los reporteros y cómo intenté defenderla en la primera entrevista. Todos esos momentos se veían tan lejanos ahora.
"En ese momento estaba comenzando a cuestionarme por primera vez mi orientación sexual. Si yo era quien en verdad creía, o si todo había sido una mentira que yo misma sostuve. Me asustaba la idea y más aún siendo Yulia la persona que me hiciera sentir de esa manera".
"Tengo problemas para confiar en la gente y en ese momento, lo que más me daba miedo era que... bueno, que me rompiera el corazón".
Luego comenzó a contar con lujos de detalle cómo mi representante nos sugirió hacer pública nuestra enemistad para atraer a más gente.
Le envié un mensaje rápido a Nastya pidiéndole que viera el video de Elena, sin creérmelo.
¿Ella de verdad se iba a exponer por completo delante de tanta gente?
Dijo que subió el video donde hablaba indirectamente de Alexey y de mí por click bait, pero más que nada por celos.
"No porque estuviera celosa. Sino porque sabía que lo estaba y lo odiaba. La odiaba a ella por hacerme sentir así y me odiaba a mí por tener ese tipo de sentimientos. Así que hice algo destructivo sin pensarlo. Y me arrepentí casi al instante".
Recordaba haber visto ese video.
En el momento me dolió que sugiriera que Alexey había cortado conmigo por culpa de mi trabajo, en especial porque era algo que me rondaba por la cabeza hace tiempo. Pero luego de ver todo el odio que ella recibió, lo fui olvidando.
De vuelta en el video, Lena comenzó a hablar sobre nuestras peleas en las redes. Dijo que algunas eran reales, pero otras eran mentira. Lo que sí era cierto al cien por ciento, era que durante todo ese tiempo las dos nos veíamos en secreto. Y también peleábamos por cosas que el público nunca se enteró.
Finalmente, Lena narró cómo se suponía que íbamos a revelar que estábamos saliendo ese fatídico día en la tienda de vestidos, pero el video sucedió.
"Yulia tiene un corazón enorme. Ella siempre quiso dar más de lo que podía, y por eso es que la quiero tanto. Pero eso también la hizo tomar decisiones que no debía y prometer cosas que luego no pudo cumplir".
Me tapé la boca y pausé el video. Retrocedí diez segundos y volví a darle play.
"Por eso es que la quiero tanto".
Ella de verdad había dicho que me quería y ni siquiera me lo dijo a mí.
Se lo dijo a sus suscriptores en un maldito video, después de terminar conmigo.
"Tomé la decisión de terminar nuestra relación ese día. Ninguna de las dos fue lo suficiente madura como para manejar todo esto. Nuestros trabajos, nuestras carreras, los medios y el acoso masivo de tanta gente. Son cosas que no quiero revivir. Las dos somos diferentes y en lugar de ayudarmos, sólo empeoramos la situación para la otra".
El video terminó.
Me llevé una mano al pecho, sintiendo una presión horrible en él. Habían tantas cosas para procesar al mismo tiempo.
No tenía idea de cómo la había afectado el ataque cuando era niña. Ni que todo el acoso nuevo la estuviera haciendo revivirlo.
Tampoco tenía idea de la mezcla de emociones que ella tenía, de la presión que le hice sentir y del miedo que tenía a que le rompiera el corazón.
Tragué el nudo en mi garganta y le escribí un mensaje:
"Lo siento".
Pero nunca le llegó.
Me había bloqueado.
-.-.-.-.-.-
Pasaron varias cosas durante los siguientes días.
Recibí varias propuestas para entrevistas en la radio y en distintos canales de televisión. De todos, menos del canal dos.
Los diarios virtuales y los programas de opinión se hicieron un festín durante toda la semana, tratando diversos temas:
"¿Yulia es lesbiana o bisexual?" "Los jóvenes de hoy en día se exponen mucho en redes", "¿La fama te hace violento?", "¿De cuánto fue la multa que Yulia tuvo que pagar por golpear a una reportera?", "¿Está bien hablar de lesbianas en horario familiar?"
Mis favoritos:
EL LESBIANISMO INCITA AL CRIMEN: entrevista con una lesbiana.
Ay, dios.
LOS YOUTUBERS HACEN HOMOSEXUALES A LOS NIÑOS.
Nunca me importó que hablaran de mí. Bien o mal, para mí la mala fama no existía. Era fama y ya.
Me había tomado el tiempo de ir a todas las entrevistas, temiendo que, si los rechazaba, intentaran contactarse con Elena.
Me limitaba a confirmar todo lo que ella había dicho y contar mi experiencia. Lo bueno era que, al haber revelado todo, no había mucho que ocultar.
Y los seguidores de Lena se habían vuelto sobreprotectores con ella.
Ksj7_ en twitter: ABRO HILO DE TODAS LAS VECES QUE LOS MEDIOS ATACARON A LENA.
la_simp_de_Yulia citó: ¿Saben qué es lo que me da más rabia? Que ella nunca habló con ningún medio. Ellos simplemente la atacaron y opinaron sin siquiera conocerla.
user1323_uwu: Ella ni siquiera es de la televisión. No digo que sea perfecta, pero la manipularon cabrón. Y ella está chiquita.
LaAmanteDeYulia: Qué feo que haya tenido que terminar con Yulia.
Lechuga_quemada respondió a LaAmanteDeYulia: Ahora se quejan pero bien que hace dos semanas hasta sus propios fans la estaban acosando.
idk_miranda_: ENCIMA VEÍA VIDEOS DE "ESTUDIA CON BTS" CÓMO PUEDEN ODIAR A ALGUIEN TAN ADORABLE?
valeherie: YO DIGO QUE SUBAMOS FANCAMS DE BTS EN TWITTER CON SU NOMBRE PARA QUE CADA VEZ QUE ALGUIEN LA BUSQUE SÓLO VEA ESO Y NO EL OTRO VIDEO FILTRADO.
ElenaKatina; cito a Valeherie: Ser ARMY fue lo mejor que me pasó en la vida
Sabía que no podía juzgar la situación sólo por lo que veía en redes, pero me alegraba ver que había recuperado a sus seguidores y que se habían vuelto más protectores con ella.
No fue hasta el final de la segunda semana que volví a recibir noticias de ella.
En forma de una denuncia.
Recibí el correo el viernes por la mañana en la puerta de mi casa.
Era un bozal legal de parte de Elena.
—¡¿Qué es un bozal legal?! — Le grité al teléfono mientras conducía.
Desde que el invierno había comenzado, la noche caía mucho más temprano. Eran las nueve de la noche y yo iba de camino hacia una discoteca para hacer una presencia pagada, porque desde que había acabado las grabaciones de la serie, tenía mucho tiempo libre.
Mi único trabajo esa noche era ir, subir un momento al escenario, saludar al público y hacer como que la pasaba bien.
Pero no la estaba pasando muy bien.
—¿Has intentado leer la denuncia? — me preguntó Nastya desde el otro lado del teléfono.
Encontré un hueco entre dos autos a una calle de la discoteca e intenté estacionarme.
Todo lo que hice ese día, lo hice enojada.
No lo podía creer. Lena, mi princesa, a la que siempre había defendido. ¡Me puso un bozal legal!
—¡Por supuesto que he intentado leer! ¡Pero tiene muchas letras! Y mi abogado nada más me dijo que nos viéramos el lunes y que no mencione a Elena en ningún lado.
Apagué el motor y tomé el teléfono, que descansaba en mi asiento con el altavoz encendido. Conecté mis auriculares y lo guardé en el bolsillo de mi chaqueta antes de salir.
—Me parece bastante sano considerando que terminaron.
—¡No es sano que tu ex novia te demande! ¿Sabes cuánto tengo que pagar si violo el bozal legal? ¡Cinco mil dólares! Dó la res!!!
Le di un portazo a la puerta.
Estaba tan enojada que agregué una canción que se llamaba "I hate u, I love u" a nuestra playlist colaborativa de spotify, la única plataforma en la que no me tenía bloqueada.
Había hecho todo bien. Le di su espacio y asistí a entrevistas para calmar a los medios. Di la cara para que ella no tuviera que hacerlo y tuve que soportar preguntas fuera de tono y muy personales.
¿Por qué me había puesto un bozal legal?
—Bueno, a ver — Nastya se aclaró la garganta — Diariodecuyo.com dice "Un juez, a pedido del denunciante, le prohíbe a otra persona nombrar, exhibir, divulgar, difundir imágenes, datos, informaciones, referencias, audios por si o por interpósita persona, conversaciones privadas, mensajes o cualquier audio privado en el que se mencionara a la persona" ¿Sabes qué pienso? Ayer el conductor del canal dos twitteó "otro bozal legal". Probablemente por eso no hayan hablado de ella en toda la semana.
—Pero han hablado de mí — me quejé.
—Porque quieren que tú vayas y hables de ella. Porque ellos no pueden.
Aceleré el paso, en parte por el enfado y en parte por el frío de la noche. La calle estaba desierta y los árboles se mecían con el viento fuerte. Y yo no había salido más que con una chaqueta de cuero y una falda de mezclilla.
—No pensaba asistir a ese canal ni aunque me pagaran.
—Supongo que ella quería asegurarse.
Solté un gritito de frustración.
En todas estas semanas nunca me había enojado con Elena de verdad.
Por mucho que ella me odiara o me molestara, por mucho que quisiera ponerme a prueba o hablara mal de mí, ella era la que me odiaba. No al revés.
Pero esta vez...
—Puedo entender que termine conmigo y no quiera saber nada de mí. Puedo entender que incluso me bloqueara ¿Pero por qué tuvo que decirme en ese video que me quería luego de terminar conmigo? ¿Por qué me puso un bozal legal como si yo fuera quien la estuvo acosando?
—Te diría que se lo preguntaras, pero no puedes.
—¡No es gracioso!
Colgué cuando encontré la fila a la discoteca. Pasé junto a la multitud de gente aguardando por entrar y me detuve adelante de todo, frente a la puerta. Me dejaron pasar de inmediato y me pidieron que me reuniera con el encargado para que me diera las instrucciones de esa noche.
Dentro, era difícil de ver. Las luces intermitentes hacían casi imposible guiarse entre tantas personas y la música era tan fuerte que no llegaba a escuchar ni a las personas que charlaban a mi alrededor.
El suelo estaba pegajoso y me pareció pisar un zapato de camino a la estación de DJ.
Mientras, no dejaba de darle vueltas al asunto.
Ella tenía tanto miedo de que yo le rompiera el corazón, pero la única a la que se lo rompieron fue a mí.
—¡Yulia, Yulia! — Un brazo pasó por encima de mis hombros y me atrajo hacia alguien con fuerza — ¿Cómo estás?
Levanté la cabeza y me encontré con el rostro del encargado, completamente vestido de negro. Estaba gritando para hacerse oír por encima de la música y pretendía estar de buen humor en la fiesta, cuando los dos sabíamos que no era así.
—Estoy bien ¿Qué tengo que hacer? — le sonreí, como la buena actriz que era.
Él se detuvo y me tomó por los hombros.
—¡Puedes ir y quedarte un rato en el VIP! — Señaló arriba, al segundo piso desde el que se asomaban algunas personas. Me pareció ver una cabellera pelirroja entre la gente, pero cuando parpadeé ya no estaba — Te llamaré cuando los chicos estén más despiertos para que subas al escenario y hables un poco. Cuando acabes diles que se ven sedientos y que compren algo para beber.
Asentí para que viera que lo escuché bien y él se despidió. Hice mi camino hacia las escaleras que daban a la zona VIP y tuve que esquivar a dos o tres personas que intentaron bailar conmigo.
Estaba a mitad de camino de las escaleras cuando levanté la cabeza y la vi.
—¿Taeyeon?
Ella estaba al final de las escaleras, a punto de bajar, varios escalones por encima de mí. Llevaba un vestido rojo, corto, y un vaso largo con una bebida en la mano.
Clavó sus ojos en mí y los abrió como si acabara de ver un fantasma.
¿Entonces sí vi a Elena en la zona VIP?
Subí unos escalones para llegar a la zona y buscarla, pero Taeyeon también avanzó, en dirección contraria a la mía, y me impidió el paso.
—¿Elena está contigo? — le pregunté.
—No, no está. Vine sola — respondió de inmediato.
Entrecerré los ojos.
—A ver, déjame pasar.
Hice amague de subir, pero ella se apoyó en la barandilla, para bloquearme. Esto estaba siendo muy sospechoso.
Y Taeyeon se veía muy nerviosa para no estar ocultando nada.
—Déjame pasar. Quiero ver si me estás diciendo la verdad — repetí.
Taeyeon miró a su alrededor, como si estuviera llamando a toda su paciencia. Normalmente era divertido verla molesta, porque era Nastya quien la sacaba de sus casillas y siempre pensé que en el fondo no estaba enojada de verdad.
Pero ahora sí parecía estarlo.
—¿No ves que ella no quiere verte? — preguntó.
—¿Cómo puedo verlo si ni siquiera sabe que estoy aquí? — intenté convencerla — Sólo quiero hablar con ella una última vez. Quiero que me diga algo en la cara si tiene huevos.
—No.
—¡¿Por qué no?! — pregunté exasperada. Armé un megáfono con mis manos y miré a la zona VIP — ¡Elena, COBARDE HDP! ¿POR QUÉ MANDAS A TU DUENTE A DETENERME?
—¡¿Eres imbécil?! — Taeyeon me empujó y retrocedí un escalón para no caer — ¿Por qué estás tan empeñada en traer la atención hacia ella? Está bien sin ti.
Que dijera eso acabó con la poca paciencia que me quedaba.
—¡¿Tú qué sabes si está bien sin mi?! ¿Te llamas Elena, de casualidad?
—¡Tal vez tú seas su fan, pero no vives con ella! —Taeyeon clavó su dedo pulgar en mi pecho. Retrocedí otro escalón — No la ves todos los días. No sabes que, cuando no está estudiando, está investigando, grabando, haciendo directos o armando guiones. Ese trabajo es su vida, era su hogar, y tú lo convertiste en su pesadilla.
Esperen un momento.
—¿Cómo sabes que soy su fan?
—¿Te crees muy lista, imbécil? Tu usuario de roblox es Pussy_Destroyer666. Por supuesto que ibas a ser la pesada que le tira piropos en sus streams.
Me tapé la boca con la mano.
—Mi identidad secreta.
Taeyeon rodó los ojos.
—No tan secreta. Dejaste de meterte a sus directos después de que terminara contigo, como para ser más obvia.
—Por supuesto que iba a dejar de meterme — Aparté la mirada, un poco apenada.
Me dolía un poco estar en sus directos, porque sabía que era la única manera en la que podría verla. Así que dejé de meterme.
—Vete, Yulia. Nos están viendo.
Ella señaló con su mirada por encima de mi hombro y, cuando me volteé, vi a un grupo de adolescentes en el pie de las escaleras. El tipo de seguridad no les permitía el paso a la zona VIP, así que sólo podían estar ahí agrupados, con sus cámaras de teléfono apuntándonos hasta que yo bajara para saludarlos, como se suponía que era mi trabajo.
¿No podía ni siquiera suplicarle a mi ex novia que me dejara verla sin que me acosaran?
—¡Bueno, más razón para que me dejes pasar! En la zona VIP no nos podrán grabar.
La empujé para pasar a su lado. Taeyeon soltó una palabrota y me tomó por el brazo, pero su zapato patinó. Cayó de culo un escalón más abajo y yo también caí con ella. Me aferré a la barandilla con fuerza y las personas en el pie de las escaleras comenzaron a murmurar e intentaron pasar para ver qué estaba sucediendo.
Apoyé un pie en uno de los escalones, aún aferrándome a la barandilla para no perder el equilibrio, y vi a Taeyeon, sentada debajo de mí.
Ella me tomó por los hombros, jadeando por la adrenalina, y clavó sus ojos en los míos.
—¿Sabías que una vez quemé una lechuga en la parrilla? — Sonrió — La gente siempre se ríe cuando le explico que por eso mi nombre de usuario en las redes es "Lechuga_quemada".
No puede ser.
—¿Tú eres...?
—Lo siento, Yulia. No me dejaste otra.
Antes de que pudiera siquiera procesarlo, ella me empujó hacia abajo, mi mano se soltó y caí.
YULIA
Al parecer la notificación que recibí el día del desastre no fue de un directo de Lena, sino de un video estrenándose.
Un video de 52 minutos y 47 segundos que no pude ver hasta que terminé la reunión con mi representante y Nastya.
Mamá y papá me llevaron a casa. No hablamos en todo el camino salvo por alguna que otra frase para animarme o cambiar el tema. Los dos habían visto el desastre en televisión y supongo que después de todas esas horas en la estación de policías y de ver el pésimo estado en el que me encontraba, ninguno quiso discutir.
Fui directo al cuarto y me derrumbé sobre mi cama. Ahora que estaba sola, quería llorar. Quería llamar a Lena y preguntarle cómo estaba. Quería abrazar a mi conejo, pero conociéndolo, seguro estaba cavando un agujero a la casa del vecino.
¿De verdad Nastya se pensaba que iba a solucionar algo volviendo con Alexey? ¿Con cómo estaban las cosas? Sí, se iban a poner todos del lado de Elena, pero ya había metido demasiado la pata como para entender que este tipo de cosas no funcionaban.
Así que me limité a buscar el video de Lena y darle play.
Lo primero que vi fue a Lena en pantalla. Lo que ya de por sí me sorprendió, porque ella no solía salir en sus videos de youtube hasta el final, donde hacía anuncios o agradecía a los que se habían quedado hasta el final.
Ella estaba perfectamente peinada, con la ropa cambiada y el maquillaje. Estaba tan bien arreglada que se me estrujó el corazón de sólo pensar en ella volviendo a su casa destruida y teniendo que ponerse a trabajar y maquillarse de inmediato. Ni siquiera pudo haber tenido tiempo para procesar todo.
Ella miró directo a la cámara comenzó a hablar:
"Este video es una respuesta directa a los últimos escándalos y rumores en los que me he visto involucrada".
"En las últimas semanas se ha estado discutiendo sobre mí, mi moral, mi pasado y mi vida privada, haciendo muy, muy públicos varios problemas y aspectos de mi vida. Y ahora millones de personas han estado especulando con sus opiniones sobre un tema del que no tienen idea".
"No voy a pedir simpatía ni perdón, pero sí les voy a pedir que vean este video por completo antes de que formen una opinión al respecto".
"Me disculpo de antemano si este video les resulta "demasiado preparado" o "estructurado". Me tomé el tiempo de anotar todos los temas que pienso tocar en este video y organizarlos cronológicamente para que finalmente entiendan el contexto de este circo".
"Así que vamos a comenzar con el video que todos vieron".
Entonces comenzó a contar cosas que ni siquiera yo sabía, sobre el grupo de chicas que la acosaba y golpeaba. Contó cómo nadie hizo nada al respecto y el problema escaló hasta que Lena acabó en el hospital, cómo eso derivó en un síndrome de estrés post traumático que la hizo faltar el resto del año a clases por el miedo:
"Oía sonidos donde no los había y veía cosas que mi cabeza inventaba. No podía salir de casa sin que me sudaran las manos o sentir que algo malo iba a pasarme. El corazón se me salía cada vez que escuchaba a alguien cerca y no podía dormir porque me despertaba asustada cada vez que un auto pasaba cerca de mi casa".
No sabía si era el reflejo de la luz, pero me pareció ver sus ojos llorosos.
Hubo un corte en el video y luego comenzó a contar todo, absolutamente TODO, desde que nos conocimos hasta ahora sin vacilar ni un poco.
Habló de la fiesta, de la llamada de Alexey en el baño, de esa vez que se escondió en mi casa para escapar de los reporteros y cómo intenté defenderla en la primera entrevista. Todos esos momentos se veían tan lejanos ahora.
"En ese momento estaba comenzando a cuestionarme por primera vez mi orientación sexual. Si yo era quien en verdad creía, o si todo había sido una mentira que yo misma sostuve. Me asustaba la idea y más aún siendo Yulia la persona que me hiciera sentir de esa manera".
"Tengo problemas para confiar en la gente y en ese momento, lo que más me daba miedo era que... bueno, que me rompiera el corazón".
Luego comenzó a contar con lujos de detalle cómo mi representante nos sugirió hacer pública nuestra enemistad para atraer a más gente.
Le envié un mensaje rápido a Nastya pidiéndole que viera el video de Elena, sin creérmelo.
¿Ella de verdad se iba a exponer por completo delante de tanta gente?
Dijo que subió el video donde hablaba indirectamente de Alexey y de mí por click bait, pero más que nada por celos.
"No porque estuviera celosa. Sino porque sabía que lo estaba y lo odiaba. La odiaba a ella por hacerme sentir así y me odiaba a mí por tener ese tipo de sentimientos. Así que hice algo destructivo sin pensarlo. Y me arrepentí casi al instante".
Recordaba haber visto ese video.
En el momento me dolió que sugiriera que Alexey había cortado conmigo por culpa de mi trabajo, en especial porque era algo que me rondaba por la cabeza hace tiempo. Pero luego de ver todo el odio que ella recibió, lo fui olvidando.
De vuelta en el video, Lena comenzó a hablar sobre nuestras peleas en las redes. Dijo que algunas eran reales, pero otras eran mentira. Lo que sí era cierto al cien por ciento, era que durante todo ese tiempo las dos nos veíamos en secreto. Y también peleábamos por cosas que el público nunca se enteró.
Finalmente, Lena narró cómo se suponía que íbamos a revelar que estábamos saliendo ese fatídico día en la tienda de vestidos, pero el video sucedió.
"Yulia tiene un corazón enorme. Ella siempre quiso dar más de lo que podía, y por eso es que la quiero tanto. Pero eso también la hizo tomar decisiones que no debía y prometer cosas que luego no pudo cumplir".
Me tapé la boca y pausé el video. Retrocedí diez segundos y volví a darle play.
"Por eso es que la quiero tanto".
Ella de verdad había dicho que me quería y ni siquiera me lo dijo a mí.
Se lo dijo a sus suscriptores en un maldito video, después de terminar conmigo.
"Tomé la decisión de terminar nuestra relación ese día. Ninguna de las dos fue lo suficiente madura como para manejar todo esto. Nuestros trabajos, nuestras carreras, los medios y el acoso masivo de tanta gente. Son cosas que no quiero revivir. Las dos somos diferentes y en lugar de ayudarmos, sólo empeoramos la situación para la otra".
El video terminó.
Me llevé una mano al pecho, sintiendo una presión horrible en él. Habían tantas cosas para procesar al mismo tiempo.
No tenía idea de cómo la había afectado el ataque cuando era niña. Ni que todo el acoso nuevo la estuviera haciendo revivirlo.
Tampoco tenía idea de la mezcla de emociones que ella tenía, de la presión que le hice sentir y del miedo que tenía a que le rompiera el corazón.
Tragué el nudo en mi garganta y le escribí un mensaje:
"Lo siento".
Pero nunca le llegó.
Me había bloqueado.
-.-.-.-.-.-
Pasaron varias cosas durante los siguientes días.
Recibí varias propuestas para entrevistas en la radio y en distintos canales de televisión. De todos, menos del canal dos.
Los diarios virtuales y los programas de opinión se hicieron un festín durante toda la semana, tratando diversos temas:
"¿Yulia es lesbiana o bisexual?" "Los jóvenes de hoy en día se exponen mucho en redes", "¿La fama te hace violento?", "¿De cuánto fue la multa que Yulia tuvo que pagar por golpear a una reportera?", "¿Está bien hablar de lesbianas en horario familiar?"
Mis favoritos:
EL LESBIANISMO INCITA AL CRIMEN: entrevista con una lesbiana.
Ay, dios.
LOS YOUTUBERS HACEN HOMOSEXUALES A LOS NIÑOS.
Nunca me importó que hablaran de mí. Bien o mal, para mí la mala fama no existía. Era fama y ya.
Me había tomado el tiempo de ir a todas las entrevistas, temiendo que, si los rechazaba, intentaran contactarse con Elena.
Me limitaba a confirmar todo lo que ella había dicho y contar mi experiencia. Lo bueno era que, al haber revelado todo, no había mucho que ocultar.
Y los seguidores de Lena se habían vuelto sobreprotectores con ella.
Ksj7_ en twitter: ABRO HILO DE TODAS LAS VECES QUE LOS MEDIOS ATACARON A LENA.
la_simp_de_Yulia citó: ¿Saben qué es lo que me da más rabia? Que ella nunca habló con ningún medio. Ellos simplemente la atacaron y opinaron sin siquiera conocerla.
user1323_uwu: Ella ni siquiera es de la televisión. No digo que sea perfecta, pero la manipularon cabrón. Y ella está chiquita.
LaAmanteDeYulia: Qué feo que haya tenido que terminar con Yulia.
Lechuga_quemada respondió a LaAmanteDeYulia: Ahora se quejan pero bien que hace dos semanas hasta sus propios fans la estaban acosando.
idk_miranda_: ENCIMA VEÍA VIDEOS DE "ESTUDIA CON BTS" CÓMO PUEDEN ODIAR A ALGUIEN TAN ADORABLE?
valeherie: YO DIGO QUE SUBAMOS FANCAMS DE BTS EN TWITTER CON SU NOMBRE PARA QUE CADA VEZ QUE ALGUIEN LA BUSQUE SÓLO VEA ESO Y NO EL OTRO VIDEO FILTRADO.
ElenaKatina; cito a Valeherie: Ser ARMY fue lo mejor que me pasó en la vida
Sabía que no podía juzgar la situación sólo por lo que veía en redes, pero me alegraba ver que había recuperado a sus seguidores y que se habían vuelto más protectores con ella.
No fue hasta el final de la segunda semana que volví a recibir noticias de ella.
En forma de una denuncia.
Recibí el correo el viernes por la mañana en la puerta de mi casa.
Era un bozal legal de parte de Elena.
—¡¿Qué es un bozal legal?! — Le grité al teléfono mientras conducía.
Desde que el invierno había comenzado, la noche caía mucho más temprano. Eran las nueve de la noche y yo iba de camino hacia una discoteca para hacer una presencia pagada, porque desde que había acabado las grabaciones de la serie, tenía mucho tiempo libre.
Mi único trabajo esa noche era ir, subir un momento al escenario, saludar al público y hacer como que la pasaba bien.
Pero no la estaba pasando muy bien.
—¿Has intentado leer la denuncia? — me preguntó Nastya desde el otro lado del teléfono.
Encontré un hueco entre dos autos a una calle de la discoteca e intenté estacionarme.
Todo lo que hice ese día, lo hice enojada.
No lo podía creer. Lena, mi princesa, a la que siempre había defendido. ¡Me puso un bozal legal!
—¡Por supuesto que he intentado leer! ¡Pero tiene muchas letras! Y mi abogado nada más me dijo que nos viéramos el lunes y que no mencione a Elena en ningún lado.
Apagué el motor y tomé el teléfono, que descansaba en mi asiento con el altavoz encendido. Conecté mis auriculares y lo guardé en el bolsillo de mi chaqueta antes de salir.
—Me parece bastante sano considerando que terminaron.
—¡No es sano que tu ex novia te demande! ¿Sabes cuánto tengo que pagar si violo el bozal legal? ¡Cinco mil dólares! Dó la res!!!
Le di un portazo a la puerta.
Estaba tan enojada que agregué una canción que se llamaba "I hate u, I love u" a nuestra playlist colaborativa de spotify, la única plataforma en la que no me tenía bloqueada.
Había hecho todo bien. Le di su espacio y asistí a entrevistas para calmar a los medios. Di la cara para que ella no tuviera que hacerlo y tuve que soportar preguntas fuera de tono y muy personales.
¿Por qué me había puesto un bozal legal?
—Bueno, a ver — Nastya se aclaró la garganta — Diariodecuyo.com dice "Un juez, a pedido del denunciante, le prohíbe a otra persona nombrar, exhibir, divulgar, difundir imágenes, datos, informaciones, referencias, audios por si o por interpósita persona, conversaciones privadas, mensajes o cualquier audio privado en el que se mencionara a la persona" ¿Sabes qué pienso? Ayer el conductor del canal dos twitteó "otro bozal legal". Probablemente por eso no hayan hablado de ella en toda la semana.
—Pero han hablado de mí — me quejé.
—Porque quieren que tú vayas y hables de ella. Porque ellos no pueden.
Aceleré el paso, en parte por el enfado y en parte por el frío de la noche. La calle estaba desierta y los árboles se mecían con el viento fuerte. Y yo no había salido más que con una chaqueta de cuero y una falda de mezclilla.
—No pensaba asistir a ese canal ni aunque me pagaran.
—Supongo que ella quería asegurarse.
Solté un gritito de frustración.
En todas estas semanas nunca me había enojado con Elena de verdad.
Por mucho que ella me odiara o me molestara, por mucho que quisiera ponerme a prueba o hablara mal de mí, ella era la que me odiaba. No al revés.
Pero esta vez...
—Puedo entender que termine conmigo y no quiera saber nada de mí. Puedo entender que incluso me bloqueara ¿Pero por qué tuvo que decirme en ese video que me quería luego de terminar conmigo? ¿Por qué me puso un bozal legal como si yo fuera quien la estuvo acosando?
—Te diría que se lo preguntaras, pero no puedes.
—¡No es gracioso!
Colgué cuando encontré la fila a la discoteca. Pasé junto a la multitud de gente aguardando por entrar y me detuve adelante de todo, frente a la puerta. Me dejaron pasar de inmediato y me pidieron que me reuniera con el encargado para que me diera las instrucciones de esa noche.
Dentro, era difícil de ver. Las luces intermitentes hacían casi imposible guiarse entre tantas personas y la música era tan fuerte que no llegaba a escuchar ni a las personas que charlaban a mi alrededor.
El suelo estaba pegajoso y me pareció pisar un zapato de camino a la estación de DJ.
Mientras, no dejaba de darle vueltas al asunto.
Ella tenía tanto miedo de que yo le rompiera el corazón, pero la única a la que se lo rompieron fue a mí.
—¡Yulia, Yulia! — Un brazo pasó por encima de mis hombros y me atrajo hacia alguien con fuerza — ¿Cómo estás?
Levanté la cabeza y me encontré con el rostro del encargado, completamente vestido de negro. Estaba gritando para hacerse oír por encima de la música y pretendía estar de buen humor en la fiesta, cuando los dos sabíamos que no era así.
—Estoy bien ¿Qué tengo que hacer? — le sonreí, como la buena actriz que era.
Él se detuvo y me tomó por los hombros.
—¡Puedes ir y quedarte un rato en el VIP! — Señaló arriba, al segundo piso desde el que se asomaban algunas personas. Me pareció ver una cabellera pelirroja entre la gente, pero cuando parpadeé ya no estaba — Te llamaré cuando los chicos estén más despiertos para que subas al escenario y hables un poco. Cuando acabes diles que se ven sedientos y que compren algo para beber.
Asentí para que viera que lo escuché bien y él se despidió. Hice mi camino hacia las escaleras que daban a la zona VIP y tuve que esquivar a dos o tres personas que intentaron bailar conmigo.
Estaba a mitad de camino de las escaleras cuando levanté la cabeza y la vi.
—¿Taeyeon?
Ella estaba al final de las escaleras, a punto de bajar, varios escalones por encima de mí. Llevaba un vestido rojo, corto, y un vaso largo con una bebida en la mano.
Clavó sus ojos en mí y los abrió como si acabara de ver un fantasma.
¿Entonces sí vi a Elena en la zona VIP?
Subí unos escalones para llegar a la zona y buscarla, pero Taeyeon también avanzó, en dirección contraria a la mía, y me impidió el paso.
—¿Elena está contigo? — le pregunté.
—No, no está. Vine sola — respondió de inmediato.
Entrecerré los ojos.
—A ver, déjame pasar.
Hice amague de subir, pero ella se apoyó en la barandilla, para bloquearme. Esto estaba siendo muy sospechoso.
Y Taeyeon se veía muy nerviosa para no estar ocultando nada.
—Déjame pasar. Quiero ver si me estás diciendo la verdad — repetí.
Taeyeon miró a su alrededor, como si estuviera llamando a toda su paciencia. Normalmente era divertido verla molesta, porque era Nastya quien la sacaba de sus casillas y siempre pensé que en el fondo no estaba enojada de verdad.
Pero ahora sí parecía estarlo.
—¿No ves que ella no quiere verte? — preguntó.
—¿Cómo puedo verlo si ni siquiera sabe que estoy aquí? — intenté convencerla — Sólo quiero hablar con ella una última vez. Quiero que me diga algo en la cara si tiene huevos.
—No.
—¡¿Por qué no?! — pregunté exasperada. Armé un megáfono con mis manos y miré a la zona VIP — ¡Elena, COBARDE HDP! ¿POR QUÉ MANDAS A TU DUENTE A DETENERME?
—¡¿Eres imbécil?! — Taeyeon me empujó y retrocedí un escalón para no caer — ¿Por qué estás tan empeñada en traer la atención hacia ella? Está bien sin ti.
Que dijera eso acabó con la poca paciencia que me quedaba.
—¡¿Tú qué sabes si está bien sin mi?! ¿Te llamas Elena, de casualidad?
—¡Tal vez tú seas su fan, pero no vives con ella! —Taeyeon clavó su dedo pulgar en mi pecho. Retrocedí otro escalón — No la ves todos los días. No sabes que, cuando no está estudiando, está investigando, grabando, haciendo directos o armando guiones. Ese trabajo es su vida, era su hogar, y tú lo convertiste en su pesadilla.
Esperen un momento.
—¿Cómo sabes que soy su fan?
—¿Te crees muy lista, imbécil? Tu usuario de roblox es Pussy_Destroyer666. Por supuesto que ibas a ser la pesada que le tira piropos en sus streams.
Me tapé la boca con la mano.
—Mi identidad secreta.
Taeyeon rodó los ojos.
—No tan secreta. Dejaste de meterte a sus directos después de que terminara contigo, como para ser más obvia.
—Por supuesto que iba a dejar de meterme — Aparté la mirada, un poco apenada.
Me dolía un poco estar en sus directos, porque sabía que era la única manera en la que podría verla. Así que dejé de meterme.
—Vete, Yulia. Nos están viendo.
Ella señaló con su mirada por encima de mi hombro y, cuando me volteé, vi a un grupo de adolescentes en el pie de las escaleras. El tipo de seguridad no les permitía el paso a la zona VIP, así que sólo podían estar ahí agrupados, con sus cámaras de teléfono apuntándonos hasta que yo bajara para saludarlos, como se suponía que era mi trabajo.
¿No podía ni siquiera suplicarle a mi ex novia que me dejara verla sin que me acosaran?
—¡Bueno, más razón para que me dejes pasar! En la zona VIP no nos podrán grabar.
La empujé para pasar a su lado. Taeyeon soltó una palabrota y me tomó por el brazo, pero su zapato patinó. Cayó de culo un escalón más abajo y yo también caí con ella. Me aferré a la barandilla con fuerza y las personas en el pie de las escaleras comenzaron a murmurar e intentaron pasar para ver qué estaba sucediendo.
Apoyé un pie en uno de los escalones, aún aferrándome a la barandilla para no perder el equilibrio, y vi a Taeyeon, sentada debajo de mí.
Ella me tomó por los hombros, jadeando por la adrenalina, y clavó sus ojos en los míos.
—¿Sabías que una vez quemé una lechuga en la parrilla? — Sonrió — La gente siempre se ríe cuando le explico que por eso mi nombre de usuario en las redes es "Lechuga_quemada".
No puede ser.
—¿Tú eres...?
—Lo siento, Yulia. No me dejaste otra.
Antes de que pudiera siquiera procesarlo, ella me empujó hacia abajo, mi mano se soltó y caí.
Pues, quien iba a pensarlo, no??? El secreto de TAEYEON es que también es fan de Elena!! Todas somos fans de la rojita!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
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Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Ese detalle se nos pasó claro con la historia de cuando intento hacer lechuga a la parrilla y julia claro con ese nombre tan particular y pervertido . Sigo pensando que Lena esta maltratando mucho a la pobre Jul pero creo q lena necesita es tiempo que las aguas se calmen y entonces volver 🥺🥺 porque ellas se aman mucho y que genial nuestra bella Lenita no sabe q tiene todos esos fans locos por ella. Muchos saludos cariño mio gracias por esos capítulos de hoy espero que tengas un muy buen lunes
Fati20- Mensajes : 1370
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Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Holaaaaa belleza de ojos verdes bueno, como dice Fati, a Lena se le está yendo la mano con yulia, ella no debe mesclar su pasado con el presente y mucho menos sabiendo que yulia le ha dicho que la quiere y ella lo sabe así que lenita por favor, cálmate 🥺🥺🥺🥺 espero que no vayas a matar a yulia por las escaleras
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
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Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
Lenita está dolida simplemente está dolida con su pasado, con sus padres y lo que pasa con Yulia y su ex novio. Está descubriendo que le gusta una mujer de la que no está segura porque siente que de la noche a la mañana le harán daño, un daño que puede ser más imaginario que real... En fin, todo lo que hace lo hace es para defenderse y no la dañen... Es mi humilde opinión hahahahaha
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
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Re: Ella sabe que la odio // Ash-Quintana
27. ¿Las amigas se besan? Pregunta seria
YULIA
Me dolía el culo.
Empecemos por ahí.
El suelo de la discoteca estaba pegajoso y mojado cuando apoyé la mano en él y todo daba vueltas. No tenía idea de si se debía por las luces intermitentes o por la contusión en mi trasero.
A mi lado estaba el vaso que antes sostenía Taeyeon en su mano, vacío.
Ahora entendía por qué estaba mojado el suelo.
Cuando levanté la cabeza me encontré rodeada por un grupo de adolescentes con sus cámaras y flashes encendidos, apuntándome. Algunos me tendían sus sudorosas manos para que las tomara y me levantara.
—¡Taeyeon! — Escuché la voz de Lena detrás de mí — ¡Te dije que la distrajeras, no que la mataras!
—Pues distraída ya está.
Intenté darme la vuelta para verla justo cuando ella empujó a dos chicos para abrirse camino y arrodillarse frente a mí.
Abrí la boca, sorprendida.
Elena llevaba un vestido azul, si es que eso se podía llamar vestido, porque no era más que una falda corta de tela muy delgada con dos tiras anchas que salían de ella y pasaban por su pecho para cubrir sus tetas. O, al menos, la mitad de ellas. Su cabello estaba planchado y suelto, sin su característica vincha que le echaba el pelo hacia atrás.
—¿Ya morí? — pregunté sin poder dejar de verla — ¿Eres un ángel?
—¿Estás bien? — preguntó tendiéndome una mano. Mi mirada no sabía donde posarse. Si en sus uñas perfectamente arregladas, en su cintura desnuda, en el escote de su vestido o en su labial de brillos rosa — Sí, por lo que veo estás bien.
Sacó su mano e hizo un amague de levantarse, pero me lancé a sus brazos y entrelacé mis manos detrás de su cuello.
—¡Ay, mi cabeza! ¡Me duele! ¡Me estoy muriendo!
Elena casi perdió el equilibrio y acabó aferrándose a mí para no caer. Cuando levanté la cabeza, la encontré mirándome con mala cara. Lo que ella no sabía era que a mi me encantaba que me mirara así.
Por mí que me pisara.
—¿Estás bien? ¿Qué ha sucedido?
El encargado se abrió camino hasta entrar al círculo y pasó su mirada de Lena a mí.
La pelirroja me ayudó a levantarme. Lo que fue un poco difícil, porque yo me negaba a soltarla.
—Estoy bien — Encontré a Taeyeon entre la multitud y clavé mis ojos en ella — Tropecé con un caniche.
—¿Un caniche? — El encargado se giró al de seguridad con alarma — ¿Se metió un perro?
El de seguridad se alzó de hombros.
—A mí me pareció ver un caniche más temprano — Uno de los adolescentes levantó la mano, medio borracho — O capaz era una chica muy baja.
Taeyeon abrió la boca, ofendida y sorprendida, pero no dijo nada.
En seguida se sumaron más adolescentes borrachos para contar dónde habían visto al caniche, formando otro círculo, pero esta vez alrededor del encargado. Él estiró el cuello para verme por encima de las cabezas, sobándome la frente.
—¿Te golpeaste? — me preguntó.
Me alcé de hombros sin soltar a Elena. Temía que se escapara mientras estaba distraída, así que jugué la carta de la enferma.
—¡Ay, me duele! ¡Me golpeé la cabeza! — Me dejé caer y Lena soltó una palabrota antes de atraparme con sus fuertes brazos — ¡Me muero!
—Cállate y ve al hospital — El encargado me echó con un gesto de la mano — No te mueras aquí.
Levanté la cabeza.
—¿Me vas a pagar?
—No, claro que no. No has hecho nada y encima te quieres morir en mi negocio.
Quise protestar, pero Lena pasó un brazo por mi cintura para alejarme de la multitud.
—Vamos, abuelita. A tomar tu medicina.
Lo dijo en un tono dulce, pero por la mirada que me echó, supe que ese tono iba a cambiar si no le obedecía.
Qué suerte para ella que a mi me gustaba obedecer.
La dejé llevarme a la salida. La gente no se apartaba al vernos, así que Elena tuvo que empujar a varias personas para hacerse camino.
Salimos por la puerta principal y todas las miradas de las personas que estaban esperando para entrar se clavaron en nosotras. Elena saludó con la mano a alguien de la fila que acababa de sacar una cámara, como si fuera un fan, así que yo la imité.
Intenté sin mucho éxito ignorar las cámaras de los teléfonos apuntándonos.
—¿No te da miedo que nos vean juntas? — le pregunté, un poco nerviosa.
—No es como si nos tuviéramos que seguir escondiendo — respondió una vez que pasamos la fila de personas — Y la gente sabe que te estoy acompañando al hospital.
De repente recordé que se suponía que estaba enfadada con ella.
—¿Tengo que estar al borde de la muerte para que me prestes atención?
Lena me miró sin bajar el mentón.
—Sí. Porque no somos nada.
Ay, me dolió.
Me dolió más que una Rusia corrupta.
—¿No podemos ser amigas, al menos? — le pregunté mientras la guiaba a mi auto — ¿Porfi? No, espera un momento — La aparté para caminar por mi cuenta — ¡¿Por qué me pusiste un bozal legal?!
—Porque no quiero que hables de mí.
Lena continuó caminando, así que tuve que seguirla.
—¡No estaba hablando de ti!
—¿En serio? — se detuvo y puso una mano en mi pecho para impedir que me acercara más — ¿Y esas entrevistas a las que estuviste yendo toda la semana?
—¿Qué? Lo hice para protegerte. Para que no te llamaran a ti.
—Pues yo no te pedí que lo hicieras.
Me pasé una mano por el rostro, frustrada.
—Sí, ya sé que puedes sola y eso. Pero yo también tuve mi parte en todo esto ¿No te pareció que tú también pudiste consultarme antes de decir toda la verdad? No puedo quedarme sentada mientras el mundo arde — Ella no respondió, así que continué — ¿No podemos estar juntas? Está bien. Lo respeto. Pero no puedes echarme del tablero cuando yo también fui un jugador. Tiene que haber un intermedio.
No la quería menos que hace dos semanas y sabía que probablemente me doliera lo mismo o más el tenerla como amiga que el no tenerla, pero al menos quería poder apoyarla sin sentirme como si estuviera haciendo algo mal: dejarle comentarios de ánimos, estar para ella cuando lo necesitara, hablar con ella en clases...
Elena había significado mucho para mí durante mucho tiempo.
Desde que había comenzado a ver sus videos y me enamoré de cómo los narraba y de los análisis que hacía. Tenía sentido, si me ponía a pensar en que las dos estábamos estudiando lo mismo y ella usaba mucho de lo que aprendía en clases.
Luego ella comenzó a hacer streams y dejé de verla como un canal. Ahora ella tenía una cara y, sabía que era estúpido, pero comencé a considerarla una amiga. Solía tenerla de fondo cuando hacía tarea o durante esas horas interminables en mi camerino.
A veces el ver sus videos me recordaba el por qué seguía en la carrera y por qué estaba haciendo todo este esfuerzo de estudiar y trabajar al mismo tiempo.
—No quiero que estemos en malos términos — continué, un poco apenada — Tú significas mucho para mí.
Elena no sabía nada de eso. Ella probablemente pensará que la conocí en esa fiesta, semi inconsciente, y que se trataba de una obsesión pasajera.
Y sabía que si se lo contaba ahora, sólo quedaría raro.
Me dolía no ser capaz de explicarle lo que ella significaba para mí.
—No estamos en malos términos — dijo cuando se detuvo frente a mi auto. Apoyó una mano sobre el techo y me miró apenada — Pero aún no sé qué hacer contigo.
—¿Por qué tienes que decirme las cosas tan secas? ¿No ves que tengo el corazón blandito? — me sobé la frente para que viera que, aparte de blanda, estoy lastimada.
—¿No te habías golpeado sólo el culo cuando caíste? — preguntó una voz conocida.
Taeyeon estaba parada detrás de nosotras, a uno o dos metros, cruzada de brazos por el frío y con su bolso y el de Lena echado al hombro.
Bajé la mano de mi frente con lentitud, sin apartar los ojos de ella. Aún no había olvidado que ella me empujó. Y mucho menos lo que dijo antes de hacerlo.
Estuve tentada a agarrarla por las mechas, pero sabía que si lo hacía, Lena se iba a ir con ella. Así que tuve que dejarla entrar al auto.
Me senté en el acompañante, Lena en el volante y Taeyeon detrás. Miré por el espejo retrovisor a la pelinegra mientras el no-amor-de-mi-vida se abrochaba el cinturón.
—Te voy a denunciar — la amenacé.
Taeyeon rió.
—¿Cómo? ¿No dijiste en cámara que tropezaste?
Golpeé la guantera con la palma de mi mano.
—¡Vamos a caso cerrado!
Lena arrancó y frenó de golpe. Taeyeon cayó de su asiento y yo casi me di la cara contra la palanca de cambio.
—Ay, perdón — Lena volvió a encender el motor — Abróchense los cinturones. Es la primera vez que manejo desde que me dieron la licencia.
En ese momento me di cuenta de que, si no había muerto en las escaleras, iba a morir en el auto.
Nos abrochamos los cinturones y no discutimos durante todo el viaje, demasiado asustadas como para hablar.
Cuando llegamos al hospital nos hicieron sentarnos y esperar. Decidí aprovechar ese tiempo para pensar en cómo decirle a mi doctor que me dolía el culo sin quedar muy mal cuando Elena, en lugar de sentarse, le pidió su bolso a Taeyeon y se lo echó al hombro.
—¿Ya te vas? — enderecé mi espalda, alarmada.
Elena comenzó a negar.
—Iré a tomar aire — dijo y me enseñó su teléfono en la mano — Y de paso subo una historia con el chisme a instagram. Antes de que alguien se invente algo.
Se despidió con la mano y salió.
Yo miré a mi alrededor, a la sala de espera en el hospital. Habían sólo dos personas además de nosotras y el sitio se veía tranquilo. Un poco de música sonaba de fondo mientras la recepcionista hacía algo en su computadora y los que esperaban ser atendidos estaban lo suficientemente alejados como para no escucharme si decidiera amenazar de muerte a Taeyeon.
Y eso hice.
Me moví de mi asiento hasta quedar junto a Taeyeon. Ella dio un respingo, pero se veía demasiado asustada como para moverse.
Aparté el flequillo de su frente con cariño fingido.
—¿Me explicas eso de que eres lechuga_quemada? — le pedí.
Taeyeon tragó saliva y miró a la recepcionista, como buscando ayuda, pero ella estaba mirando su computadora.
—¿Qué quieres que te explique? ¿Quieres que te muestre mi teléfono?
—Sí, por favor.
Lechuga_quemada había sido uno de los pocos usuarios que estuvieron apoyando a Elena cuando todos la atacaron y Taeyeon no se veía como una amiga muy considerada que digamos.
Sacó su teléfono y me enseñó la pantalla. Me mostró su perfil en twitch, con el mismo nombre de usuario. Luego me mostró su lista de mutuals, y ahí estaba yo. O, mejor dicho, ahí estaba Pussy_destroyer666.
Se lo quité de las manos y salí de su perfil. Luego volví a entrar, sólo para asegurarme de que no fuera una captura de pantalla, una grabación o una app falsa.
—¿Esto fue lo que vio Nastya en tu teléfono? — le devolví el móvil — Para ser honesta, pensé que habías asesinado a alguien, no que tuvieras una cuenta fandom.
Taeyeon sostuvo el teléfono contra su pecho.
—Para algunos de nosotros es peor que nos descubran una cuenta fandom.
Me aparté un poco de ella para darle su espacio.
—Entonces ¿Eres una fan de Elena?
—No soy su fan. Sólo quería ver con quién me estaba mudando y comencé a ver sus videos. No es mi culpa ser carismática y no poder evitar interactuar.
¿Taeyeon, carismática?
Taylor Swift y Kanye West volverían a ser amigos antes de que eso pasara.
La miré con desconfianza.
—¿De casualidad te gusta Elena?
—¿Me preguntas eso porque soy lesbiana?
—No. O sea, sí, pero yo...
—O sea que eres homofóbica.
—No soy homofóbica.
—Lesbofóbica. Peor. Sólo eres homofóbica con las mujeres.
—No, yo amo a las mujeres.
—Menos a las lesbianas.
Me levanté de golpe y la apunté con un dedo. Las otras tres cabezas en la sala se volvieron a mirarnos.
—¿Te gusta mi ex? ¿Si o no?
—No, claro que no — Guardó el teléfono en su bolso — Sólo soy muy rockstar para reconocer que la sigo — Levantó la cabeza — ¿Qué hay de ti?
Me rasqué la nuca y aparté la mirada.
—Supongo que lo mismo. — Contesté antes de volver a mirarla. Quiero decir, a mi sí me gustaba, pero no era su fan por eso — No se lo dirás ¿Verdad?
Ella miró a ambos lados de la sala, como si quisiera asegurarse de que Lena aún no llegaba.
—No, si tú no se lo dices — Me aseguró — Pero entiendes que si vuelves a meterte con la carrera de Lena, volveré a lanzarte por las escaleras ¿No? Tengo una sola amiga y más me vale protegerla a toda costa.
—Amix, es Elena. No una entrada para ver Spider Man. No te la voy a robar.
—No es necesario que se estén amenazando — Lena volvió a entrar por la misma puerta que había salido, con el teléfono en la mano, y se detuvo a mi lado, delante de Taeyeon. Hasta entrando a un hospital parecía modelo de pasarela — Porque a partir de ahora ninguna se va a meter con la carrera de la otra.
¿Ah?
—¿A qué te refieres? — le pregunté.
—A que tomé una decisión. Podemos ser amigas — dijo, inflando un poco el pecho y volviéndose a mí para tenerme de frente — Pero está prohibido hablar u opinar del trabajo de la otra. Ni entre nosotras, ni con otros, ni en redes. Si quieres ser mi amiga, puedes serlo. Pero de la Lena real. No de la Lena que está detrás de la pantalla. — Tragó saliva — Amigas. Nada más. ¿Quieres, o no?
—Elena. Tú me puedes pedir que mate a alguien y yo te diré que sí.
Ella comenzó a negar.
—No es necesario que mates a nadie.
—¿Estás segura?
Rodó los ojos, pero me pareció ver el atisbo de una sonrisa.
Sentía que esto era un poco como empezar de cero, sólo que esta vez iba a hacerlo bien.
Nada de Alexey, nada del trabajo, de los programas de televisión o fans. Sólo nosotras. Dos compañeras de clases.
🫶🫶🫶
YULIA
Me dolía el culo.
Empecemos por ahí.
El suelo de la discoteca estaba pegajoso y mojado cuando apoyé la mano en él y todo daba vueltas. No tenía idea de si se debía por las luces intermitentes o por la contusión en mi trasero.
A mi lado estaba el vaso que antes sostenía Taeyeon en su mano, vacío.
Ahora entendía por qué estaba mojado el suelo.
Cuando levanté la cabeza me encontré rodeada por un grupo de adolescentes con sus cámaras y flashes encendidos, apuntándome. Algunos me tendían sus sudorosas manos para que las tomara y me levantara.
—¡Taeyeon! — Escuché la voz de Lena detrás de mí — ¡Te dije que la distrajeras, no que la mataras!
—Pues distraída ya está.
Intenté darme la vuelta para verla justo cuando ella empujó a dos chicos para abrirse camino y arrodillarse frente a mí.
Abrí la boca, sorprendida.
Elena llevaba un vestido azul, si es que eso se podía llamar vestido, porque no era más que una falda corta de tela muy delgada con dos tiras anchas que salían de ella y pasaban por su pecho para cubrir sus tetas. O, al menos, la mitad de ellas. Su cabello estaba planchado y suelto, sin su característica vincha que le echaba el pelo hacia atrás.
—¿Ya morí? — pregunté sin poder dejar de verla — ¿Eres un ángel?
—¿Estás bien? — preguntó tendiéndome una mano. Mi mirada no sabía donde posarse. Si en sus uñas perfectamente arregladas, en su cintura desnuda, en el escote de su vestido o en su labial de brillos rosa — Sí, por lo que veo estás bien.
Sacó su mano e hizo un amague de levantarse, pero me lancé a sus brazos y entrelacé mis manos detrás de su cuello.
—¡Ay, mi cabeza! ¡Me duele! ¡Me estoy muriendo!
Elena casi perdió el equilibrio y acabó aferrándose a mí para no caer. Cuando levanté la cabeza, la encontré mirándome con mala cara. Lo que ella no sabía era que a mi me encantaba que me mirara así.
Por mí que me pisara.
—¿Estás bien? ¿Qué ha sucedido?
El encargado se abrió camino hasta entrar al círculo y pasó su mirada de Lena a mí.
La pelirroja me ayudó a levantarme. Lo que fue un poco difícil, porque yo me negaba a soltarla.
—Estoy bien — Encontré a Taeyeon entre la multitud y clavé mis ojos en ella — Tropecé con un caniche.
—¿Un caniche? — El encargado se giró al de seguridad con alarma — ¿Se metió un perro?
El de seguridad se alzó de hombros.
—A mí me pareció ver un caniche más temprano — Uno de los adolescentes levantó la mano, medio borracho — O capaz era una chica muy baja.
Taeyeon abrió la boca, ofendida y sorprendida, pero no dijo nada.
En seguida se sumaron más adolescentes borrachos para contar dónde habían visto al caniche, formando otro círculo, pero esta vez alrededor del encargado. Él estiró el cuello para verme por encima de las cabezas, sobándome la frente.
—¿Te golpeaste? — me preguntó.
Me alcé de hombros sin soltar a Elena. Temía que se escapara mientras estaba distraída, así que jugué la carta de la enferma.
—¡Ay, me duele! ¡Me golpeé la cabeza! — Me dejé caer y Lena soltó una palabrota antes de atraparme con sus fuertes brazos — ¡Me muero!
—Cállate y ve al hospital — El encargado me echó con un gesto de la mano — No te mueras aquí.
Levanté la cabeza.
—¿Me vas a pagar?
—No, claro que no. No has hecho nada y encima te quieres morir en mi negocio.
Quise protestar, pero Lena pasó un brazo por mi cintura para alejarme de la multitud.
—Vamos, abuelita. A tomar tu medicina.
Lo dijo en un tono dulce, pero por la mirada que me echó, supe que ese tono iba a cambiar si no le obedecía.
Qué suerte para ella que a mi me gustaba obedecer.
La dejé llevarme a la salida. La gente no se apartaba al vernos, así que Elena tuvo que empujar a varias personas para hacerse camino.
Salimos por la puerta principal y todas las miradas de las personas que estaban esperando para entrar se clavaron en nosotras. Elena saludó con la mano a alguien de la fila que acababa de sacar una cámara, como si fuera un fan, así que yo la imité.
Intenté sin mucho éxito ignorar las cámaras de los teléfonos apuntándonos.
—¿No te da miedo que nos vean juntas? — le pregunté, un poco nerviosa.
—No es como si nos tuviéramos que seguir escondiendo — respondió una vez que pasamos la fila de personas — Y la gente sabe que te estoy acompañando al hospital.
De repente recordé que se suponía que estaba enfadada con ella.
—¿Tengo que estar al borde de la muerte para que me prestes atención?
Lena me miró sin bajar el mentón.
—Sí. Porque no somos nada.
Ay, me dolió.
Me dolió más que una Rusia corrupta.
—¿No podemos ser amigas, al menos? — le pregunté mientras la guiaba a mi auto — ¿Porfi? No, espera un momento — La aparté para caminar por mi cuenta — ¡¿Por qué me pusiste un bozal legal?!
—Porque no quiero que hables de mí.
Lena continuó caminando, así que tuve que seguirla.
—¡No estaba hablando de ti!
—¿En serio? — se detuvo y puso una mano en mi pecho para impedir que me acercara más — ¿Y esas entrevistas a las que estuviste yendo toda la semana?
—¿Qué? Lo hice para protegerte. Para que no te llamaran a ti.
—Pues yo no te pedí que lo hicieras.
Me pasé una mano por el rostro, frustrada.
—Sí, ya sé que puedes sola y eso. Pero yo también tuve mi parte en todo esto ¿No te pareció que tú también pudiste consultarme antes de decir toda la verdad? No puedo quedarme sentada mientras el mundo arde — Ella no respondió, así que continué — ¿No podemos estar juntas? Está bien. Lo respeto. Pero no puedes echarme del tablero cuando yo también fui un jugador. Tiene que haber un intermedio.
No la quería menos que hace dos semanas y sabía que probablemente me doliera lo mismo o más el tenerla como amiga que el no tenerla, pero al menos quería poder apoyarla sin sentirme como si estuviera haciendo algo mal: dejarle comentarios de ánimos, estar para ella cuando lo necesitara, hablar con ella en clases...
Elena había significado mucho para mí durante mucho tiempo.
Desde que había comenzado a ver sus videos y me enamoré de cómo los narraba y de los análisis que hacía. Tenía sentido, si me ponía a pensar en que las dos estábamos estudiando lo mismo y ella usaba mucho de lo que aprendía en clases.
Luego ella comenzó a hacer streams y dejé de verla como un canal. Ahora ella tenía una cara y, sabía que era estúpido, pero comencé a considerarla una amiga. Solía tenerla de fondo cuando hacía tarea o durante esas horas interminables en mi camerino.
A veces el ver sus videos me recordaba el por qué seguía en la carrera y por qué estaba haciendo todo este esfuerzo de estudiar y trabajar al mismo tiempo.
—No quiero que estemos en malos términos — continué, un poco apenada — Tú significas mucho para mí.
Elena no sabía nada de eso. Ella probablemente pensará que la conocí en esa fiesta, semi inconsciente, y que se trataba de una obsesión pasajera.
Y sabía que si se lo contaba ahora, sólo quedaría raro.
Me dolía no ser capaz de explicarle lo que ella significaba para mí.
—No estamos en malos términos — dijo cuando se detuvo frente a mi auto. Apoyó una mano sobre el techo y me miró apenada — Pero aún no sé qué hacer contigo.
—¿Por qué tienes que decirme las cosas tan secas? ¿No ves que tengo el corazón blandito? — me sobé la frente para que viera que, aparte de blanda, estoy lastimada.
—¿No te habías golpeado sólo el culo cuando caíste? — preguntó una voz conocida.
Taeyeon estaba parada detrás de nosotras, a uno o dos metros, cruzada de brazos por el frío y con su bolso y el de Lena echado al hombro.
Bajé la mano de mi frente con lentitud, sin apartar los ojos de ella. Aún no había olvidado que ella me empujó. Y mucho menos lo que dijo antes de hacerlo.
Estuve tentada a agarrarla por las mechas, pero sabía que si lo hacía, Lena se iba a ir con ella. Así que tuve que dejarla entrar al auto.
Me senté en el acompañante, Lena en el volante y Taeyeon detrás. Miré por el espejo retrovisor a la pelinegra mientras el no-amor-de-mi-vida se abrochaba el cinturón.
—Te voy a denunciar — la amenacé.
Taeyeon rió.
—¿Cómo? ¿No dijiste en cámara que tropezaste?
Golpeé la guantera con la palma de mi mano.
—¡Vamos a caso cerrado!
Lena arrancó y frenó de golpe. Taeyeon cayó de su asiento y yo casi me di la cara contra la palanca de cambio.
—Ay, perdón — Lena volvió a encender el motor — Abróchense los cinturones. Es la primera vez que manejo desde que me dieron la licencia.
En ese momento me di cuenta de que, si no había muerto en las escaleras, iba a morir en el auto.
Nos abrochamos los cinturones y no discutimos durante todo el viaje, demasiado asustadas como para hablar.
Cuando llegamos al hospital nos hicieron sentarnos y esperar. Decidí aprovechar ese tiempo para pensar en cómo decirle a mi doctor que me dolía el culo sin quedar muy mal cuando Elena, en lugar de sentarse, le pidió su bolso a Taeyeon y se lo echó al hombro.
—¿Ya te vas? — enderecé mi espalda, alarmada.
Elena comenzó a negar.
—Iré a tomar aire — dijo y me enseñó su teléfono en la mano — Y de paso subo una historia con el chisme a instagram. Antes de que alguien se invente algo.
Se despidió con la mano y salió.
Yo miré a mi alrededor, a la sala de espera en el hospital. Habían sólo dos personas además de nosotras y el sitio se veía tranquilo. Un poco de música sonaba de fondo mientras la recepcionista hacía algo en su computadora y los que esperaban ser atendidos estaban lo suficientemente alejados como para no escucharme si decidiera amenazar de muerte a Taeyeon.
Y eso hice.
Me moví de mi asiento hasta quedar junto a Taeyeon. Ella dio un respingo, pero se veía demasiado asustada como para moverse.
Aparté el flequillo de su frente con cariño fingido.
—¿Me explicas eso de que eres lechuga_quemada? — le pedí.
Taeyeon tragó saliva y miró a la recepcionista, como buscando ayuda, pero ella estaba mirando su computadora.
—¿Qué quieres que te explique? ¿Quieres que te muestre mi teléfono?
—Sí, por favor.
Lechuga_quemada había sido uno de los pocos usuarios que estuvieron apoyando a Elena cuando todos la atacaron y Taeyeon no se veía como una amiga muy considerada que digamos.
Sacó su teléfono y me enseñó la pantalla. Me mostró su perfil en twitch, con el mismo nombre de usuario. Luego me mostró su lista de mutuals, y ahí estaba yo. O, mejor dicho, ahí estaba Pussy_destroyer666.
Se lo quité de las manos y salí de su perfil. Luego volví a entrar, sólo para asegurarme de que no fuera una captura de pantalla, una grabación o una app falsa.
—¿Esto fue lo que vio Nastya en tu teléfono? — le devolví el móvil — Para ser honesta, pensé que habías asesinado a alguien, no que tuvieras una cuenta fandom.
Taeyeon sostuvo el teléfono contra su pecho.
—Para algunos de nosotros es peor que nos descubran una cuenta fandom.
Me aparté un poco de ella para darle su espacio.
—Entonces ¿Eres una fan de Elena?
—No soy su fan. Sólo quería ver con quién me estaba mudando y comencé a ver sus videos. No es mi culpa ser carismática y no poder evitar interactuar.
¿Taeyeon, carismática?
Taylor Swift y Kanye West volverían a ser amigos antes de que eso pasara.
La miré con desconfianza.
—¿De casualidad te gusta Elena?
—¿Me preguntas eso porque soy lesbiana?
—No. O sea, sí, pero yo...
—O sea que eres homofóbica.
—No soy homofóbica.
—Lesbofóbica. Peor. Sólo eres homofóbica con las mujeres.
—No, yo amo a las mujeres.
—Menos a las lesbianas.
Me levanté de golpe y la apunté con un dedo. Las otras tres cabezas en la sala se volvieron a mirarnos.
—¿Te gusta mi ex? ¿Si o no?
—No, claro que no — Guardó el teléfono en su bolso — Sólo soy muy rockstar para reconocer que la sigo — Levantó la cabeza — ¿Qué hay de ti?
Me rasqué la nuca y aparté la mirada.
—Supongo que lo mismo. — Contesté antes de volver a mirarla. Quiero decir, a mi sí me gustaba, pero no era su fan por eso — No se lo dirás ¿Verdad?
Ella miró a ambos lados de la sala, como si quisiera asegurarse de que Lena aún no llegaba.
—No, si tú no se lo dices — Me aseguró — Pero entiendes que si vuelves a meterte con la carrera de Lena, volveré a lanzarte por las escaleras ¿No? Tengo una sola amiga y más me vale protegerla a toda costa.
—Amix, es Elena. No una entrada para ver Spider Man. No te la voy a robar.
—No es necesario que se estén amenazando — Lena volvió a entrar por la misma puerta que había salido, con el teléfono en la mano, y se detuvo a mi lado, delante de Taeyeon. Hasta entrando a un hospital parecía modelo de pasarela — Porque a partir de ahora ninguna se va a meter con la carrera de la otra.
¿Ah?
—¿A qué te refieres? — le pregunté.
—A que tomé una decisión. Podemos ser amigas — dijo, inflando un poco el pecho y volviéndose a mí para tenerme de frente — Pero está prohibido hablar u opinar del trabajo de la otra. Ni entre nosotras, ni con otros, ni en redes. Si quieres ser mi amiga, puedes serlo. Pero de la Lena real. No de la Lena que está detrás de la pantalla. — Tragó saliva — Amigas. Nada más. ¿Quieres, o no?
—Elena. Tú me puedes pedir que mate a alguien y yo te diré que sí.
Ella comenzó a negar.
—No es necesario que mates a nadie.
—¿Estás segura?
Rodó los ojos, pero me pareció ver el atisbo de una sonrisa.
Sentía que esto era un poco como empezar de cero, sólo que esta vez iba a hacerlo bien.
Nada de Alexey, nada del trabajo, de los programas de televisión o fans. Sólo nosotras. Dos compañeras de clases.
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