REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Me encabta la familia qie hacen todos
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap. XXXVII: "La ley de la selva"
Con motivo de un aniversario más de Anapa, están cordialmente invitadas a la cena y posterior fiesta a realizarse este viernes, citada en el lugar donde inició todo este proyecto. Esperamos contar con su presencia, sin ningún tipo de obligación ni gastos.
Yulia gesticuló confundida, incluso en palabras sobre papel Svetlana Sidorova era un tanto extraña.
- ¿Qué es eso? - le preguntó Elena abrazándola por detrás. Sonrió, la sintió aspirar de su perfume y luego dejarle un sonoro beso en su cuello.
- Una invitación de Sidorova. Hará una fiesta este fin de semana, en su casa.
- ¿Una invitación para ti?
- Para toda la familia, Elena ¿quieres ir? - le preguntó girando pero sin romper el contacto. Pasó los brazos por el cuello de la pelirroja y tironeó de el hasta su altura.
- Mmm, no lo sé - ronroneó la pecosa jugando con su nariz en el cuello de su esposa - habrá demasiada gente y gente que no me cae bien.
- Pero me pondré un vestido - susurró ella echando su cabeza hacia atrás. Los dientes de Elena rasparon su piel y dejaban pequeñas mordidas a cada paso- y será corto.
- Ni se te ocurra.
- Con unos zapatos de tacón…negros - continuó con su voz más seductoramente posible. Sabía cuánto amaba Elena verla con algo negro, sus ojos se oscurecían así y el verde desaparecía por la pasión que enardecía de la pelirroja. La oyó gruñir y ella abrió la boca, liberando un suspiro cuando comenzó a succionar su cuello.
- ¿Y qué más?
- No lo sé… va a ser un vestido tan pequeño y apretado que… Elena… - se interrumpió cuando la ojiverde se pegó a ella y comenzó a mover sus caderas - quizá hasta no lleve ropa interior - Elena se detuvo al instante y dio un paso atrás. Sin embargo, sus manos sostenían aún su cintura y sus ojos vagaban en todo su cuerpo - ¿Qué?
- No puedes no llevar ropa interior.
- ¿Y por qué no?
Elena no le respondió. La sujetó con fuerzas y la obligó a caminar hacia atrás, golpeándola contra la mesada y sentándola sobre ella luego. Allí estaban ahora sus ojos verdes, oscurecidos con pasión y clavados sobre los de ella.
Tragó secamente y la vió quitarse la camiseta de pijama. Eran más de las 10 pero con los niños en el colegio, poco le importaba el avance del reloj. Elena estaba semidesnuda frente a ella y no entendía muy bien a dónde quería llegar.
Yulia alzó los hombros y la pecosa rodó los ojos, antes de llegar de una zancada a ella y acomodarse entre sus piernas.
- ¿Te gustaría que alguien más me viera desnuda?
- ¡Elena, ese ni siquiera es el punto! No estaría desnuda y además… solo quería incentivarte a que aceptaras. Vamos, es una fiesta en casa de Svetlana.
- Pues no iré si vas con ese tal vestido corto.
- Entonces iré sola. Esto es como una entrada gratuita al último paso que necesitamos para terminar nuestro trabajo, Elena y no voy a desaprovecharlo. Además, en el sobre había otra carta. Sidorova quiere que haga uno de mis platos para Pavell esa noche.
- ¿Entonces irás sola? - Yulia bufó molesta ¿todo lo demás no lo había escuchado?
- Pues sí. Si tú no quieres acompañarme y yo no voy a obligarte, no me toca más que ir sola.
- Me obligas a tener sexo - abrió la boca sorprendida y sus mejillas enrojecieron. Nunca, jamás obligaría a nadie a algo, mucho menos a tener sexo. Está bien, se pasaron la noche anterior como la anterior y la anterior a todas las demás, golpeando la cama contra la pared hasta pasada las 3 a.m ¡pero eran sus hormonas! Y Elena era su esposa y debía satisfacerla. Solo eso implicaba algo de obligación.
- No te obligo, Elena Katina no digas tonterías. Además, la que habla y comienza una posición distinta eres tú. Así que básicamente tú me estarías obligando a cumplir tus fantasías.
- No son fantasías. Estás siempre tan estrecha que podría vivir dentro de ti - sus ojos se separaron orbitalmente e intentó bajar de la mesada para mojar su caliente rostro. Pero Elena la atrapó por los muslos y escondió el rostro en su cuello, besándolo suavemente y moviendo sus dedos cual lenta caminata- de verdad, Yul. Eres la mujer más hermosa. Podría vivir abrazada a ti y sería suficiente para mi.
Ella sonrió y pasó sus brazos bajo los de Elena, apretándola en un abrazo diario. Cada día, encontraban un momento para realizarlo, para entregárselo a la otra y mantenerse en esa posición por unos segundos.
La pelirroja descansó el mentón en su hombro y la rodeó de manera protectora. Yulia sonrió, cuánto le encantaba que la sujetara así, en un inconfundible mensaje de que dejara su mente en blanco y ella pensaría por ambas.
- Hablaré con Iván. Cuanto antes. No quiero dejar pasar más días - el silencio continuó. Elena era poco predecible. Si estaba abrazándola con seguridad, era porque a cambio pasaría algo por lo que tendría que protegerla. Y ella no era agradable a Iván ni Iván a ella, así que no la dejaría sola.
- Iré contigo.
- No.
- Sí.
- No - repitió Elena separándose para mirarla a los ojos.
- Sí.
- He dicho que no, Yulia.
- Me da igual, ya no eres mi jefe. Si tiene algo para decirte, me lo dirá a mí también - otro silencio. Solo unos segundos después, Elena curvó una media sonrisa y ella la imitó completándola - ¿y ahora qué?
- Eres la mujer más hermosa y testaruda de este mundo - aseguró acercándose a su boca. Atrapó su cuello y le dejó un fugaz y violento beso que la desestabilizó. Elena sonrió para sus adentros, amaba separarse y dejarla aún con los ojos cerrados y sus labios hacia arriba, en una petición por más.
- ¿A dónde vas? - le preguntó al verla caminar hacia el living. Su camiseta aún estaba en el piso y no se molestó en tomarla.
- A ducharme. Quiero ir a la oficina antes de que lleguen los niños - respondió Elena subiendo las escaleras. Se detuvo al terminar y, con su mano aún en el barandal, se giró al sentirse observada - ¿vienes?
Regla número 13 de su trabajo: donde hay gente, hay trabajo. Y donde más gente, más trabajo.
***
Elena llevó la copa a su boca y olió el vino: no, no era de su gusto favorito pero le dio un trago mientras observaba a Yulia a lo lejos, hablando animadamente con Oksana y Svetlana Sidorova. Cezina estaba a su alrededor pero le daba la espalda y lo agradeció, para no tener que demostrarle su molestia.
No había nada referido a su trabajo allí para ella. Yulia estaba ocupándose de todo y parecía haber congeniado con Sidorova por primera vez. Volteó y dejó la copa, sacudiendo sus manos antes de guardarlas dentro del bolsillo de su pantalón.
Infló su pecho, y miró a su alrededor: no, definitivamente no iba a ser su noche porque odiaba socializar por mucho que se le diera bien. Quiso caminar hacia su esposa cuando Nikita Makarov se detuvo frente a ella y no llegaba solo.
- Elena, la cabeza creadora de nuestras ganancias ¿Quién hubiese dicho que un poco de cereal nos posicionaría como uno de las ciudades más productivas de los últimos meses? - él la abrazó sin vergüenza un segundo y el olor a alcohol en exceso llegó a su nariz.
- Oh, bueno…es una manera de devolverle la buena acogida a este lugar.
- Elena, ella es Christine, la sucesora de los emprendimientos King. Christine, ella es…
- Sí, sí. Elena Katina, una de las mujeres más hermosas e inteligentes de tu ciudad. Por no decir la más de ambas cosas - aquella muchacha se acercó con un excesivo movimiento de caderas. Incluso los ojos de Nikita fueron a parar bajo su espalda mientras continuaba bebiendo.
Elena estiró su brazo para saludarla pero la chica la ignoró, tomando uno de sus hombros y ayudándose con el a llegar a su mejilla. Le sonrió con esfuerzo y regresó las manos dentro de su pantalón. La chica se quedó a su lado, con sus codos rozándose y ella se aclaró la garganta, intentando formular una idea para salir de esa incómoda situación.
- He escuchado de tu padre. Richard es el dueño de la mecánica más grande de los alrededores. Todo un logro.
- Mi abuelo lo comenzó, en realidad - la corrigió Christine - y es el típico legado de un padre hacia otro. Y como soy hija única, pues me toca continuarlo. Aunque no sé mucho de mecánica.
- Oh bueno, Elena sabe mucho de eso - intervino Nikita y ella lo miró. Pero sus ojos se desviaron tras el, a Yulia observándola con los ojos entrecerrados y lejana a la conversación con las otras mujeres. Oksana le hablaba y Sidorova la miraba, pero estaba fuera de ese lugar por mucho que su cuerpo permanecía de pie entre ellas. Parpadeó varias veces y agitó la cabeza, antes de sonreírle a Nikita fingiendo escucharlo - Una vez cambió el neumático de mi auto. Su esposa dice que es muy buena haciéndolo y sinceramente, Elena, nunca te lo he dicho pero no volvió a pincharse. Eres buena eh - bromeó él palmeando su hombro y ella solo continuó sonriéndole - Así que cualquier cosa que necesites, tienes que ir con esta pelirroja - el tipo estaba ebrio, pensó Elena. Ella ni siquiera había cambiado tal neumático y toda esa farsa la había comenzado Yulia.
Él se fue y lo maldijo mentalmente, aquella muchacha se paró frente a ella y obstaculizaba su vista a Yulia.
- Nikita o te halaga mucho o te halaga mucho - bromeó la chica - aunque en realidad, ya había oído hablar de ti por boca de mi padre. Han asistido a varias reuniones juntos y dice que eres muy capacitada.
- Oh, gracias por eso, no lo sabía. De igual manera, hago lo que mejor puedo.
- ¿Pero Nikita tiene razón? ¿Hablo contigo ante cualquier duda en un futuro? Realmente no sé nada de mecánica - y ella tampoco. Estúpido Nikita con su estúpida boca enorme por la que solo lanzaba tonterías.
- Nikita está un poco ebrio. Incluso sin estarlo suele exagerar. No le hagas mucho caso.
- Está bien, eres modesta. Me gusta - terminó la chica y ella la observó un segundo: demostraba a primera vista ser la consentida de papá. Vestido costoso, cabello arreglado por horas, moreno y joyas en sus dedos y cuello - ¿quieres beber algo?
- Oh, no, no, gracias. Acabo de dejar una copa y aún es temprano.
- Sí, lo sé. La noche es larga - agregó Christine estirándose contra ella para llegar a la barra y tomar una copa de champán. Elena volteó su rostro al lado contrario y rascó bajo su ojo, rogando internamente que alguno de sus hijos se acercara y la quitara de allí.
Con sus ojos de vuelta al frente, cuando la chica se reincorporó, tragó fuertemente al descubrir a Yulia acercándose a ellas.
Iba a saludarla, sonreírle o dedicarle algún gesto pero la morena se le adelantó y se colgó de su cuello, besándola con rapidez y dominio. Apenas tuvo tiempo de seguirle el ritmo y responderle como le hubiese gustado.
Yulia le dejó un último corto beso y se separó, deteniéndose frente a ella y uniendo sus caderas con total intenciones de fastidiarle. La conocía, estaba celosa y no tenía ninguna razón para reclamárselo. Le encantaba sentirla así.
- Buenas noches - se sorprendió de que su voz saliera tan natural y amistosa. Yulia estiró su brazo y se presentó frente a aquella morena sin vergüenza - Soy Yulia, la esposa de Elena. Mucho gusto.
- Christine - murmuró la chica - igualmente… bueno, tengo que hablar con Nikita otras cosas. Hasta luego - Elena apenas movió su cabeza en un saludo y Yulia se despidió exageradamente por ambas, besando la mejilla de la chica dos veces y sonriéndole como si de su mejor amiga se tratara.
- Hasta nombre de zorra tiene - Elena apretó los labios y sus mejillas se inflaron al retener la risa. Yulia seguía con la mirada en la partida de aquella muchacha pero se había controlado - Oksana me habló de ella. Es una niña de papi que se gasta su dinero en operaciones. Nada en ella es natural.
- Yul - susurró rodeándole la cintura y girándola para que la viera - nunca me habías besado así.
- Por supuesto que sí. Siempre te beso igual.
- Yulia Volkova ¿cómo puedes ser tan poco romántica y decir eso? Tienes un beso distinto dependiendo la hora.
- ¿Yo poco romántica? ¿Estás oyéndote? - asintió, divertida y ejerciendo fuerza para que se pegara a ella. Pero Yulia tenía sus pies clavados en su lugar y sus brazos cruzados, negada a ofrecerle su deseo.
- Tus besos de buenos días son entrecortados. Me das uno cuando despiertas antes, justo bajo el lóbulo de mi oreja y luego en mi boca hasta despertarme. Si nos vemos en la cocina, solo salpicados.
- ¿Salpicados?
- Entrecortados.
- Entrecortados, ajá.
- Cuando me voy o regreso del trabajo, te cuelgas de mi corbata, camisa o cuello y son los besos más deliciosos que recibo. Cargan una ternura especial y haces que no pueda separarme. Son los besos de una esposa completamente enamorada….Y los de la noche, antes, mientras y luego de que hacemos el amor - agregó por lo bajo reteniéndola finalmente contra ella - no tienen control. Tus labios se hinchan apenas y arden, además siempre me dejas manejarlos. Te beso a mi antojo y se convierte en mi parte favorita del día contigo.
Yulia descruzó sus brazos y los relajó bajo los codos de la pelirroja. Elena bajó las manos tras su espalda y apretó los dientes al recordar dónde estaban. Sin embargo se inclinó y la besó de todos modos.
Sus bocas chocaban con hambre, en una pequeña batalla por separarse y recomenzar para tomar el control. Pero ella no cedió y Yulia terminó haciéndolo, suspirando cuando la invadió con su lengua y quedó indefensa y a su merced.
- Tengo algo. Lo tomé de la cocina de Sidorova - murmuró la morena en medio del beso y ella bajó la intensidad. No quería apartarse pero tampoco podían continuar.
- ¿Qué es?
- Te lo mostraré en casa. Además, lo tengo escondido en mi brassier - se mordió el labio inferior con fuerzas y hundió sus manos en los bolsillos, acomodando su miembro bajo su pantalón para intentar calmarse - ¿tienes hambre?
- Un poco. Sidorova solo ha hecho platos vegetarianos - Yulia rió y negó ligeramente con la cabeza.
- Te pregunté si tenías hambre. De verdad - la morena alzó una ceja, sugestiva y Elena lanzó una bocanada de aire.
- ¿Aquí? - bueno, la casa era lo suficiente espaciosa, dividida en decenas de cuartos e incluso había un garaje que podía ser del tamaño de una casa normal. Y afuera, el patio estaba poco ocupado y algunos rincones oscuros. De repente su mente se inundó de imágenes allí, su espalda contra un árbol y Yulia arrodillada frente a ella, abriendo su pantalón y liberando su miembro duro y erecto. Sus manos en la cabeza de la morena mientras le proporcionaba placer y terminaba eyaculando en su boca. La boca de su esposa era su cavidad caliente favorita para descender en un fuerte orgasmo - ¿los niños?
- Todos los niños en la planta alta.
- ¿La vas a tragar toda? - su pene estaba ya apretado entre sus piernas y no iba a esperar por horas a que se esa estúpida reunión acabara. Yulia se pasó la lengua por el contorno de sus labios, de manera cuidadosa y ella rodeó su muñeca - toda, Yulia.
Tiró de ella y comenzó a abrirse paso entre los invitados. Agradeció que nadie se interpusiera para detenerlas y bajó las escaleras de entrada con rapidez, volteando solo para ver que la morena la siguiera sin problemas.
- Es tu culpa, Elena - dijo la morena sorprendiéndola.
- ¿Mi culpa?
- No puedes poner celosa a una mujer embarazada. Sus hormonas se alteran el doble - ella no había hecho nada pero no podía contrariarla. Llegaron al final del patio y allí, a completa oscuridad y con la música a lo lejos, giró y Yulia se lanzó a abrir con rapidez su cinturón.
Eso era algo así como la ley de la selva, fue lo último que pensó Elena. Yulia con sus hormonas era la presa y no tenía de qué culparla. Porque ella era el león hambriento que la devoraba cuando tenía hambre. Y estaba hambrienta cada vez que lo recordaba.
- Traga toda y nos vamos a casa - le ordenó con su mirada en ella y Yulia asintió. Antes de pasar su lengua en la punta de su glande y obligarla a echar su cabeza atrás.
***
- Esto no tiene sentido - murmuró Elena con la mirada fija en la pantalla de su computador. Estaban en su oficina, ella, Yulia y los niños luego de que cada uno registrara algo de información en la fiesta de la noche anterior.
- Pues lo tiene - la contradijo Viktoria, arrojándose contra un sillón en la esquina - eso quiere decir que esas dos se acuestan.
- ¡Viktoria no hables así! - le reclamó Yulia. La niña solo rodó los ojos.
- Si esa es la cuenta bancaria, con el número que tomaste al quitarle su tarjeta…no hay error y coincide con la de Cezina…es porque se acuestan y comparten la cuenta.
- Pero si Cezina está aquí por lo mismo que nosotros - les recordó Samir confuso - no entiendo nada.
Elena lo miró. Ella tampoco estaba entendiendo y había algo más de trasfondo ya de manera obvia. Sin embargo no sabía descifrar qué.
- ¿Y si Svetlana es una estafadora también? - preguntó la niña y Yulia volteó a verla. Ella negó con seguridad.
- No tendría sentido ¿por qué Cezina habría planeado aquello contra Yulia para separarnos y querernos lejos de aquí? Solo Cezina es la estafadora…
- Solo entre ellas - agregó Yulia y Elena asintió lentamente. Los niños en cambio las miraban confusos - no está trabajando sola. Hay alguien con ella, o más de alguien y quien conoce a Svetlana y falsificó la tarjeta que yo tomé.
- Si esto es una guerra con Cezina sola, se volverá un caos cuando descubramos con quiénes trabaja y qué son capaces de hacer.
Hubo un pequeño silencio en el que Elena terminó de tipear algunas cosas y finalmente apagó la máquina. Se meció en su silla y le dedicó una mirada a su familia: no iba a quedarse a esperar el ataque de los demás.
- Podemos salirnos ahora - les dijo y los tres giraron a verla - no voy a arriesgarlos.
- No - aseguró Viktoria negando con énfasis y poniéndose de pie - este es el golpe que Romanov ha estado esperando. Y nosotros hemos estado esperándolo para salirnos - agregó señalándose y a su hermano - así que vamos a quedarnos, lo llevaremos hasta el final y nos iremos con el premio mayor. Eso y la ayuda de su boda, ayudará a que dejemos esa empresa. Yo no me voy.
Elena se pasó una mano por la cara y suspiró frustrada; definitivamente cuando ellos dejaran ese trabajo, no iban a volver a el jamás. Romanov era un titiritero mediocre pero ahora estaba recibiendo ayuda de Iván. Y ella conocía los límites de su jefe. Justo antes del final, él cortaría las sogas.
- Está bien - murmuró al darse por vencida - nos tomaremos cinco días en planear una estrategia para el golpe final. Y el golpe final solo se da una vez, lo saben. Después de eso nos largamos, sin peros ni reproches ¿estamos de acuerdo?
Todos asintieron. Inseguros y con lentitud, pero lo hicieron.
Observó a Yulia y bajó la vista hasta su vientre: solo un poco más, se dijo. Un poco más y su tiempo para consentir a su esposa comenzaría.
Solo un poco más, luego del golpe final que las cosas cambiarían.
Rogó, internamente, que hasta que eso ocurriera continuar siendo el león hambriento. Y no la presa a ser devorada salvajemente.
***
Relación directa con el objetivo: Elena marcó una X.
Avance a promedio normal, casi superior: otra X.
Estrategias habituales: X.
Última compra: X.
Todo ese legajo era representando por X y más X.
Había sido el peor trabajo de su historia, de su currículo. De su experiencia.
Pero había ganado de otra manera y no podía ocultar su satisfacción por ello. Eso había salido como mejor resultado, incluso aún cuando nada estaba terminado.
Nivel de experiencia grupal: sonrió e ignoró la X.
- Elena, que bueno que estás aquí. Ven, necesito hablarte sobre algo - guardó la carpeta en su maletín y abandonó la silla de espera para seguir los pasos de Nikita Makarov. Atravesaron el pasillo de aquella brillante empresa hasta llegar a la oficina.
Él abrió la puerta y sostuvo el picaporte, sonriéndole mientras le cedía el paso. Ella entrecerró los ojos y lo observó un momento: o estaba comenzando a actuar paranoica desde que el reloj comenzó a correr como el último mes allí o definitivamente algo se escondía detrás de aquel gesto.
Avanzó dos pasos y uno al costado, esperándolo para caminar juntos hasta el escritorio. Makarov le palmeó el hombro y bromeó preguntándole si todo estaba bien. Elena solo asintió y continuó tras sus pasos.
- Espero que lo que tenga para decirte no opaque entonces tu buen humor de hoy - definitivamente era un idiota. Le había dicho que todo estaba bien, no que repartía buen humor para todos.
- Eso no suena muy bien, Nikita ¿tengo que preocuparme?
- La verdad es que todos estamos preocupados. Siéntate, por favor - le señaló la silla junto a ella y Elena se relamió los labios: definitivamente algo de paranoia y algo más había en esas palabras.
Se sentó y lo vió voltear, mirando por la ventana con la persiana baja y con un dedo entre ella, manteniendo su rostro oculto y apenas dejando pasar algo del sol.
Se removió y se aclaró la garganta, esperando porque comenzara con aquel misterio.
- Estamos en banca rota - hubo un silencio, un largo silencio que se prolongó mientras él arremangaba su camisa. Elena pasó saliva secamente, eso no podía ser posible. Nikita era la cara de la empresa, sí pero Sidorova la fuente de dinero y la mujer tenía mucho. Tanto o más que todos los lugareños de Anapa juntos.
Se pasó una mano por su cabellera y acomodó una pierna sobre la otra, pretendiendo no inquietarlo ni delatarse con lo que fuera a decirle. Era la primera vez que en uno de sus trabajos le soltaban aquello y, por lógica, si no había más billetes, no había más trabajo.
- No entiendo, Nikita ¿cómo puede ser eso posible? Hasta hace dos semanas teníamos compradores por mayor. Incluso King quiere unirse como proveedor y comenzar esto a nivel industrial ¿De qué estás hablando? ¿Estás seguro? - el soltó el dedo de la persiana y volteó a verla.
- No te lo había dicho porque sé cómo se siente qué desprestigien tu trabajo pero… hace unos días recibía algunas quejas. Varias, a decir verdad. Tu cereal ya no es el mismo, la gente dice que ha cambiado su gusto y el hecho de que hayamos aumentado los precios no ayudó demasiado. No quieren continuar arriesgándose y detendrán las compras por un tiempo.
Eso era una completa farsa, pensó y se apretó los labios para no saltar y golpearlo. Estaba mintiéndole en la cara. Los productos continuaban igual. Jasone no cambiaba la receta a menos que ella lo hubiese ordenado y jamás lo había hecho. Y Jasone era una de las pocas personas a la que le confiaba los detalles. Así que era Makarov quién estaba enredándolo todo, no él.
- Sin dinero de compradores, más el que depositamos en agrandar el campo, la compra de los silos, los nuevos empleados….el dinero llegó a su tope, Elena. No podemos soltar ni una moneda más.
- ¿Eso quiere decir que te desligas de mi empresa?
- Hemos crecido gracias a ti. Tu empresa agrandó a la mía pero sí, estoy desligándome de ella en nombre de mi tía - Y metía a Sidorova en esto. Continuaba queriendo engañarla usando a su tía de escudo. No le creía, no iba a creerle y menos aún cuando Svetlana aún no había hablado con Yulia sobre algún despido de su arrebatado y momentáneo puesto de chef personal.
Estaba a 48 días de terminarlo todo. La presión estaba corriendo en cada gota de su sangre y ahora con esto, iba a terminar explotando de mala manera.
Asintió y se puso de pie. Aún con sus dientes pegados, sacudió la cabeza y estiró su brazo en dirección a él.
- Vaya, esto no es algo que una empresaria hubiese deseado oír pero…te entiendo, Nikita - él miró su mano, esperando un estrechón y alzó la suya con lentitud. Elena le sonrió, mientras el contacto se sacudía y finalmente se separó en busca de su maletín.
- Elena, no quiero que tomes esto personal.
- Oh, no, Nikita. Estos son negocios. Algunos negocios te dan poder y dinero para gastar. Otros te mandan al fondo de todo ¿no crees? - lo miró, casi en desafío y un leve sonrojo pintó la cara pálida de él. Lo vió asentir y sacó a relucir su mejor sonrisa forzada - de igual manera, ha sido un completo agrado acercarme a ti y formar esta alianza. Aunque no lo creas, ha sido tu empresa la que hizo crecer a la mía.
- Bueno, eso… eso nos deja en empate - balbuceó él rascando tras su cuello y ella sonrió de medio lado. Asintió en un solo movimiento y giró sobre sus talones, regresando a la puerta sin temblor - y te repito, Elena. Esto no es personal. Tienes una familia, ambos la tenemos y estoy haciendo lo mejor para la mía - se detuvo bajo el marco de la puerta y le dedicó una mirada por sobre su hombro.
- Tranquilo, Nikita. Sin rencores. Quizá en un futuro todo vuelva a marchar en conjunto… También tengo que cuidar a mi familia. Envíale saludos a tu esposa - alzó su mentón y se aferró al maletín, avanzando con seguridad hasta el ascensor.
Regla número 17 de su trabajo: En los últimos días previos a terminar, cuatro ojos, seis si son posible, más de dos manos y una sola cabeza: la tuya y la de nadie más.
Apretó el botón 1 y, cuando llegó a planta baja, en su mente comenzó a graficar ideas distintas de la que ya había planeado con su familia.
Samir, el experto en tecnología y aparatos, monitorearía todo alrededor. A más de 200 metros a la redonda y el interior, cuando ellas avanzaran. Sería la voz en su oído que la alertaría y sus ojos en guía cuando la oscuridad no la dejara ver más allá de la nada.
Viktoria, la experta en temas de conversaciones y entretenimientos, sería exactamente eso: la distracción. Había invitado dos días atrás a Pavell Sidorov a pasar unas horas en el cine, por una película cualquiera y un paseo en el parque. Svetlana los llevaría y se quedarían con ellos, dejando la casa al vacío y descuido para la libertad con que ella quisieran manejarse.
Yulia y ella harían el trabajo duro.
Yulia había dejado una pastilla entre medio del dulce de Pavell para retrasar aún más la llegada. Con reacciones luego de las dos horas consumida y con leves, casi nada, de consecuencias que solo se solucionarían en un hospital. No en casa ni con cuidados maternales.
Viktoria lo llevaba con ella y se lo entregaría al inicio de la película. Su envoltura celeste y la de ella rosa, ayudaba a distinguirlo a la perfección.
Elena llegaría al cuarto de Sidorova y tomaría una simple tarjeta. La tarjeta que manejaba la ciudad entera. Abría la puerta del banco, de otras habitaciones de la casa y, su favorita, tenía un código, posible de la caja fuerte.
No había vuelta atrás porque atrás se había quedado la paciencia de la pelirroja de llevar esto como una estafa normal. A Sidorova no había papeles, ni fotografías comprometedoras que la harían desvalijar su cuenta bancaria. Fue su objetivo más convincente, inteligente y difícil de engañar. Además, el tiempo ya no los favorecía y su relación con Nikita había cortado del todo días atrás.
Elena acomodó un pequeño audífono en su oído y Yulia le adhirió un trozo de cinta, casi del tamaño de una uña, a su mejilla para sostener un micrófono. Samir le ordenó que lo golpeara con uno de sus dedos y ella suavamente le obedeció. El sonido llegaba a la perfección hasta él y viceversa.
- Aún podemos no hacerlo - le dijo Yulia sosteniéndose de sus hombros y ella negó con seguridad. "No dinero, no adopción" eso le había dicho Romanov, ignorando su estado de matrimonio real con la morena. No iba a dar pasos de cobarde ahora - está bien. Te amo, Elena - ella le sonrió y acarició su mejilla, antes de estirarse y dejarle un suave beso en los labios.
- ¿Tienes la tarjeta?
- Detrás está el código. Si efectivamente no funciona, vas y buscas el de su habitación. No si ésta es suficiente, Elena ¿de acuerdo? No te arriesgues - le pidió la morena al guardarle la tarjeta que había tomado de la fiesta aniversario del lugar. Asintió, aún sabiendo que adentro las cosas podían cambiar de un segundo a otro.
- Acaban de entrar al cine - las interrumpió Samir desde la cama de ambas al leer el mensaje que su hermana le había enviado. Desde allí, la señal era mejor y el cuarto era el único con llave y seguridad - cuando Elena se vaya le diré para que comience el conteo - asintieron. Tras pasar el 30, Viktoria le entregaría el cereal a Pavell.
Elena subió la cremallera de su chaqueta negra, al igual que cada prenda de ropa que llevaba, y cubrió hasta su cuello. Yulia le entregó un gorro oscuro también y se miraron una vez más antes de que se lo colocara.
Sin embargo aún no cubrió su rostro y solo algo de su roja melena se asomaba bajo el.
- ¿Todo listo, entonces? - preguntó Yulia y ella tomó su mano.
- Samir, cierras y coloca la alarma. No le abres a nadie ¿de acuerdo? - ordenó Elena y el niño asintió - Todo listo - agregó regresando su vista a Yulia y caminando hacia la puerta con ella detrás.
Salieron por el garaje, ella acostada en el piso del coche y Yulia manejando con tranquilidad. Dejaron su casa y la morena aceleró en busca de su objetivo.
- Esto tiene que ser divertido como la vez anterior - murmuró Yulia, intentando sonar a broma pero ella la conocía y pudo distinguir el temblor y el nerviosismo en su voz.
- Lo dudo - susurró casi para ella. Estaba en el asiento trasero y la posición era algo incomoda además - ¿Yulia?
- ¿Si?
- No regreses ni esperes por mi ¿de acuerdo?
- Elena qué….
- ¿De acuerdo?
- ¡No habíamos quedado en eso!
- Cambio de planes. Desde que estamos aquí ha sido un cambio de planes constantes. Que las empresas con Makarov, que tú como cocinera, como entrenadora y la repentina atracción de Viktoria por ese niño. Todo ha sido una maldita bola que no dejó de crecer. Bueno, hoy la vamos a pinchar y no te quiero a ti cerca.
- Sabíamos que cosas así podían ocurrir. Voy a regresar por ti.
- No - le ordenó seriamente y Yulia la miró por el espejo retrovisor, golpeando el volante y volteando a la ventanilla cuando ni siquiera pudo ver su mirada - Vas con Oksana y la mantienes ocupada. A ella y a su estúpido marido. Saldré cuando Samir me lo diga y lo haré por mi propia cuenta.
- Estás haciendo que te odie justo ahora, Elena.
- Y haré que me ames a la noche otra vez…¿lo prometes? - le preguntó removiéndose y tratando de estirar su espalda - Yulia.
- Está bien - suspiró la morena comenzando a descender la velocidad - pero ante el mínimo peligro se lo haces saber a Samir y que él me llame ¿prometes eso?
Elena se alzó, cuando el auto se detuvo y coló medio cuerpo hacia los asientos delanteros. Tomó el mentón de su esposa y lo giró hacia ella.
- Lo prometo - le dijo antes de besarla y sentir el miedo que una boca transmitió a la otra. No supo dónde quedó la sensación pero se separaron, segundos después, y finalmente abandonó el coche.
Yulia la vió alejarse por el espejo retrovisor y mordió su mejilla internamente: algunas lágrimas se acumularon en su garganta por lo que encendió el motor y movió la palanca de cambios con violencia. Aceleró y, con una última mirada a su esposa, manejó con destino a su parte en ese plan.
Tomaría un talonario de Svetlana Sidorova y, utilizando la tarjeta con su firma, sería suficiente para tener cientos de ella y sellarlas en distintos cheques. Solo eso debía hacer. Un pequeño fraude que disfrutarían días después, cuando ya no estuviesen en Anapa.
No habría violencia ni sangre inocente derramada por lo que su titulo de estafadora continuaría intacto. Recordó incluso que Iván le había contado varias historias similares de otros empleados que no podían cumplir con el objetivo y terminaban haciéndolo de esta manera.
El dinero era dinero para su jefe y no importaba de qué fuente provenía.
Tras saltar el jardín, caminó con seguridad y cuidado hacia la ventana más baja y accesible de la parte trasera. Allí, levantó el listón y pasó con precaución una de sus piernas primero.
Y de repente se vió dentro de la casa de Svetlana Sidorova. La recordaba a la perfección, Yulia había tomado fotografías de ella en aquella fiesta y las había memorizado tangiblemente por la mañana. El primer piso estaba iluminado casi en su totalidad, por lo que llegó con rapidez y en silencio hasta las escaleras. Allí, se mantuvo bajo ella y esperó unos segundos la comunicación con Samir.
Hubo algo de interferencia al inicio pero finalmente lo oyó con claridad.
- Bien, Elena ya estás dentro. No me respondas aún, solo escucha. Toma a Beiste y dale su libertad - rodó los ojos por tal singular presentación y se encorvó para quitar un pequeño frasco que su cinturón sostenía. Lo abrió y lo acercó al piso, soltando una pequeña rata que desapareció al instante y comenzó a moverse por todos lados.
Hubo un silencio, largo en el que contempló la respiración de su hijo y él la suya antes de que otro sonido se oyera: Beiste había tambaleado un florero pero nadie se acercó a comprobarlo. La casa estaba sola.
Era sabido que a Sidorova no le agradaban los empleados domésticos más allá de su chofer. Pero él estaba con ella y Viktoria en el cine y luego para llevarlos al parque. Estaba sola allí dentro y ahora solo era cuestión de actuar determinada.
- Bien, sube. El cuarto de Sidorova es el último tras doblar a la izquierda. De lado derecho - le dijo Samir y ella murmuró apenas. Subió con lentitud, pisó lento en cada escalón y, al terminar, encendió una pequeña linterna de bolsillo y comenzó su búsqueda.
Podía sentir como su cuerpo temblaba, como si metros de nieve lo aplastaran y como sus latidos eran bruscos, agitados y que dominaban el resto de sus sentidos. Estaba intranquila, preparada para cualquier exaltación y eso no la dejaba ver más allá de suposiciones, del terror que viviría si alguien aparecía de la nada.
Dio los últimos pasos y llegó al final del pasillo. Acercó su brazo y el picaporte no cedió. Suspiró y, con sus manos temblorosas, tomó la tarjeta que Yulia le había dado.
- Mira bien cómo vas a pasarla. Si tras el tercer intento falla, la alarma de seguridad comenzará a sonar - le advirtió Samir sorprendiéndola y aumentando su inquietud - lo siento, no quería asustarte.
- No te preocupes - susurró mientras alumbraba la pequeña tarjeta para buscar el lado correcto y abrir. Creyó encontrarlo y la deslizó por la pequeña caja a un costado de la puerta. Un sonido corto y ensordecedor delató que no lo hizo de la manera correcta. Retrocedió un paso e iluminó toda la pared, quizá podía haber otra entrada con un simple código nada más.
- Vamos, Elena. Pavell ya comió su cereal.
- No me ayudas - balbuceó regresando a la puerta y dejando solo una de los extremos de la tarjeta a punto de pasar. Lanzó una bocanada de aire y la deslizó nuevamente en un rápido movimiento.
Echó su cuerpo hacia atrás y segundos después un pequeño punto verde le dio la entrada. Tomó el picaporte otra vez y empujó la puerta sin problemas esta vez.
- Estoy dentrob- le informó a Samir y sonrió al oír su festejo desde el otro lado.
- Controlaré los alrededores mientras haces lo tuyo ¿de acuerdo?
- Sí, estaré bien. Ve por lo tuyo - él solo debía salir por la ventana de su cuarto y trepar hasta el techo; donde un aparato más convincente que el telescopio lo alertaría de los movimientos alrededor de la casa de Svetlana.
- Cuídate, Elena…te quiero - lo oyó moverse, dejando la cama atrás y el ruido de la ventana abrir. Se mordió el labio inferior con fuerzas y se desplazó en el cuarto de Sidorova.
No era muy difícil adivinar a dónde guardaban los millonarios su dinero, o dónde se encontraba su caja fuerte, pensó Elena. Caminó hasta el respaldar de la cama y, en la pared a casi la mitad, había un cuadro con la foto de Pavell. Lo quitó con cuidado y lo dejó a un lado, sonriendo con triunfo al no fallar en sus pensamientos.
La copia de la tarjeta que sostenía no iba a abrirlo, lo sabía. Nada de esas cosas se abrían con una simple copia. Pero ella o cualquier otro ladrón que hubiese querido hacerlo también, utilizaría alguna herramienta y fuerza física.
Tardó más de diez minutos en hacerlo pero cedió. Una pequeña puerta de metal, cuadrada, se abrió frente a sus ojos. La invadió con su brazo y quitó algunos de los lotes que allí había. Nada era dinero. No había joyas y, por el contrario, había un documento, legal y sellado, que determinaba que solo con el, el dinero de Sidorova podía ser tomado.
Todo estaba hipotecado y cuidado legalmente. No había ahorros ni dinero que se pudiese retirar de algún lado ni en ningún banco. Sidorova no podía entonces usar cheques ni dar créditos. Frunció el ceño, eso no es lo que había estado pasando todos los meses anteriores.
- Y entonces qué mierda significa esto… - con sus ojos aún en los papeles que sostenía, un paso se oyó tras ella. Pegado a su espalda y algo frío, completamente helado, tocó su cabeza y la obligó a arrojar todo aquello.
- Eso significa, que has estado haciendo mi trabajo por todo este tiempon- conocía esa voz y su corazón solo latió con más miedo. No conocía el peso ni el calor de un arma pero estaba segura que eso presionaba su cabeza. El sonido del seguro, cuando fue retirado, lo confirmó y solo apretó los dientes - así que Cezina tenía razón. Son estafadoras igual que nosotros. Levanta las manosb- lo hizo y entendió todo con rapidez: Sidorova era solo un poco de carne a lanzar en medio de la nada y ella, como quien le apuntaba, solo los buitres esperando para tomarlan- ahora nos vamos, porque tengo un lindo lugar para llevarte a pasearb- la tomaron del cuello de su chaqueta y sintió una sacudida antes de ser jalada fuera de la habitación.
La voz de Samir resonó en sus oídos al atravesar toda aquella oscuridad y sus ojos se inundaron de agua: tendría que haberle hecho caso a Yulia y haber practicado, ante la duda, alguna señal de ayuda.
Yulia observó el reloj ¿dónde se supone que estaba el mensaje de Samir asegurándole que ya todo estaba terminado y podía volver a casa? Incluso Viktoria ya debía estar en los minutos finales de su parte.
Oksana le sirvió la segunda taza de café y se sentó a su lado, mientras continuaba con la conversación de su bebé. La entretuvo hasta que notó que ya llevaba casi dos horas allí y, cuando el timbre de la casa sonó, aprovechó para escribir en su móvil mientras Oksana atendía.
- Nikita, cariño, al fin llegas. Llevo horas esperándote - le reclamó la dueña de casa y regresó a ella demostrando su molestia. El mensaje de Yulia quedó a medio escribir al ver a Makarov acercarse y oír sus quejas por lo bajo.
- Buenas tardes, Yulia….estamos intentando solucionar los problemas financieros, Oksana. Te lo había comentado, por eso me tardé… ¿has preparado la cena?
- No tenía dinero con qué comprarlo y me has cancelado la tarjeta - Yulia lo observó quitar algunos billetes de su bolsillo y lanzarlos sobre la mesa mientras continuaba quejándose. Era la primera vez que lo veía tan serio y su traje mal arreglado. Sin su clásica corbata y ahora la camisa abierta hasta su pecho y fuera de su pantalón. Cuando él la descubrió mirándolo, sacudió la cabeza y regresó su vista a Oksana - bien, prepararé algo fácil.
- Oh, no. Yo diría algo más formal, cariño. Tendremos visitas.
- ¿Visitas? - preguntó la mujer sorprendida.
- Necesito nuevos compradores e inversores, Oksana y la única manera de ganármelos es invitándolos a casa y hacerlos sentir cómodo. Ahora ve y compra lo necesario.
- Está bien - refunfuñó la mujer - Yulia ¿me acompañas? - hubiese soltado un no al instante, pero no tenía sentido volver a casa sin el permiso de Samir antes. Y tampoco podía ir por Elena, la pelirroja se lo había ordenado y ella misma le había prometido que no lo haría. Asintió lentamente y abandonó la silla, siguiendo los pasos de Oksana a la salida.
- Oh y Yulia - las detuvo Nikita en la puerta - quédate a cenar e invita a Elena. Nuestra relación se rompió un poco con el fallo de nuestras empresas y no me gustaría que empeorara ¿puede ser? Hoy habrá inversores y ella sabe manejarse en esa área - asintió pero no lo haría. Solo acompañaría a Oksana a sus compras y volvería a casa. Samir la debe estar esperando, Viktoria llegaría en cualquier momento y Elena ya debería haber terminado. No quería ninguna cena que no incluyera a ellos tres.
- Claro - le dijo y abandonaron la casa.
Minutos después, mientras conducía el Cadillac de Elena porque el auto de Oksana no encendió, su celular sonó dentro de su pantalón y descendió la velocidad para tomarlo. Era un mensaje de Samir.
Elena no responde y alguien está con ella. Necesito que vengas a casa ahora.
Clavó los frenos con violencia y dio marcha atrás sin importarle los bocinazos ni griteríos de los demás automóviles. Giró el volante con brusquedad en un intento de regresar pero los reclamos de Oksana la detuvieron.
- ¿Qué crees que haces? ¡Vas a matarnos!
- Tengo que volver a casa - le dijo y tomó la palanca de cambios. Pero el auto no se movió ni medio centímetro. Oksana estaba apuntándole a su brazo sin temblor y estaba segura que, si aceleraba, iba a dispararle.
- No vas a volver a ningún lado. Ahora, conduce con precaución y hacia dónde te indique - no lo hizo. Elena estaba en peligro y, quizá, Samir también. Se mantuvo inmóvil y con la mirada al frente. No iba a mover un solo músculob- ¿Quieres reunirte con tu esposa? - volteó a verla y una sonrisa victoriosa se dibujó en quien se suponía era la mujer más amistosa y dulce del lugar - quieres hacerlo. Bien, y lo harás, pero para eso debes conducir… Hazlo ahora.
Empezó lo bueno, chicas y acá les dejo un capítulo excitante!! Disfruten el finde que resta.... Besos!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
[size=60]Que capitulazo en verdad. Un giro inesperado que no creí posible. Ellas comenzaron siendo las estafadoras y ahora parecen las estafadas pffff..... Ahora Cezina, Oksana y Nikita sois la gran banda de ladrones que guay![/size]
psichobitch2- Mensajes : 292
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Nooooo! Se quedó en el mejor momento de miedo jajaja estuvo exitante y de nervios el capítulo de ayer y el de hoy ... No comprendo porqué Elena no se escucha cuando no se siente segura ni a Yulia .. 2 personas siempre piensan mejor. Gracias por los capítulos Xander
Veroska- Mensajes : 107
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Y ahora la familia está siendo la presa.
Todo muy raro lo que descubrió lena, pero oksana fue la que nos sorprendió, supongo que como está ligada con nikita, pueden ser socios con Sveta y cezina, todos como familia, o quieren estafar a ¿no se? Jajajaja que lío.
Preocupa que algo le pueda pasar a yulia
Todo muy raro lo que descubrió lena, pero oksana fue la que nos sorprendió, supongo que como está ligada con nikita, pueden ser socios con Sveta y cezina, todos como familia, o quieren estafar a ¿no se? Jajajaja que lío.
Preocupa que algo le pueda pasar a yulia
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Malditossss todo era una trampa ...como saldrán se esta ... Espero que sean más inteligentes que todos ellos .,, noooo y ahora cuando el otro capítulo .., me déjaste intrigado y nervioso y con hambre....
Corderito_Agron- Mensajes : 305
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Siempre los qué más tienen pinta de estúpidos manejables resultan ser la mente maestra espero que las chicas puedan salir bien de esto 🥺🥺 con Jul embarazada y los niños metidos en eso da miedo, esperare con ansias el siguiente. Saludos cariño mio
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Fati20 escribió:Siempre los qué más tienen pinta de estúpidos manejables resultan ser la mente maestra espero que las chicas puedan salir bien de esto 🥺🥺 con Jul embarazada y los niños metidos en eso da miedo, esperare con ansias el siguiente. Saludos cariño mio
Toda la razón mi estimada Fati20, siempre los moscos muertos son los mentes maestras de todo y los que salen triunfantes
LenaVolkova66- Mensajes : 216
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap. XXXIX: "Localizador"
- ¡Samir! ¡Samir, abre! - era Viktoria. El niño abandonó las escaleras y corrió a abrir la puerta - ¿Qué significa ese mensaje que me enviaste? - estaba alterada, sus brazos moviéndose por todos lados y él balbuceo algo, antes de hilar bien las ideas. Estaba nervioso y los gestos de su hermana para que hablara solo lo empeoraba.
- ¡Pues eso! Perdí conexión con Elena. Su micrófono fue arrojado en algún lado y alguien la descubrió.
- ¿Qué? - Viktoria cerró de un portazo y pasó a su lado, perdiéndose en el segundo piso - ¡dónde está tu computadora!...¡Samir! - él parpadeó varias veces y ,tras reaccionar, siguió con rapidez los pasos de su hermana.
- Allí… ¡allí!
- ¿Allí dónde?
- Allí frente a ti, Viktoria, maldita sea. Sobre la cama, la tienes frente a tus ojos - él se acercó a tomarla pero la rubia se la arrebató y comenzó a teclear en busca de algo - ¿Qué haces?
- ¿Le has avisado a Yulia?
- Sí pero no responde - Viktoria alzó la vista a verlo y él tragó saliva secamente. Conocía a su hermana y ya estaba planeando alguna locura en que alguno, o ambos, se arriesgarían a cambiar las cosas.
- ¿Hace cuánto fue eso?
- No lo sé, 20 minutos o más. Ya debería estar aquí ¿no?
- ¿El localizador de Elena aún sigue conectado?
- Para qué demonios me quitas la computadora si no sabes manejarla - reclamó él llegando a Viktoria y quitándosela rápidamente. Buscó en un archivo ya abierto y allí estaba, una señal emitida de manera perfecta y mostrando un punto rojo, inmóvil, dentro de un fondo negro - allí está.
- Bien, busca las coordenadas. Si Yulia no atiende, salimos en cinco minutos.
- ¿Qué? ¿Estás loca? - preguntó Samir observándola caminar con el celular en su oreja - No podemos….
- Su móvil está pagado - lo cortó ella - ¿ya tienes eso?
- Aún no. Tardaré unos minutos. E insisto, Elena nos ordenó esperarlas aquí. Fuese el tiempo que fuese necesario.
- Me da igual, Elena ya no está y por ende sus órdenes tampoco.
- Viktoria no podemos…
- ¡Maldita sea, Samir no es la primera vez que haremos esto! Deja de ser tan gallina y haz lo que te digo.
- ¡No soy un gallina!.
- Pero estás actuando como tal y estás poniéndome más nerviosa…Iré por Sidorova, tiene que enterarse de esto.
- Definitivamente estás loca ¡Nos matará si se entera!
- Me acaba de dejar en casa su chófer y regresaba por ella y Pavell a la clínica. Cuando llegue, verá lo que sea que haya dejado Elena a medias y nos descubrirá ¿quieres eso, gran tonto?
- A ver, gran genia ¿y qué vas a decirle? "Disculpa Svetlana se han llevado a mi madre, posiblemente a las dos, porque las descubrieron cuando intentaban robarte ¿puedes no ser cruel y ayudarnos a buscarlas?"
- Yo no hablo así, idiota.
- Claro, porque no te has escuchado - Viktoria se pasó una mano por la cara y lanzó un suspiró molesto. Se acercó a su hermano y lo jaló de su camiseta, empuñando sus dedos en ella y alzando su otro puño con enfado.
- Escucha, no sé si lo recuerdas pero ellas han hecho muchas cosas por nosotros. Compran tus inhaladores cada vez que lo necesitas, nos dan la libertad que antes nunca tuvimos y se han casado para poder adoptarnos. Ellas nos adoptarán ¿lo entiendes? Tú lo querías y ellas lo hicieron por ti ¿vas a pagarles de esta forma?
- Solo tengo 10 años. No sabemos qué les pasó ciertamente.
- Y yo 9 e iré por ellas. Ahora, dame las malditas coordenadas o te golpearé - no iba a hacerlo en realidad y sonrió mentalmente cuando lo soltó y él terminó de anotar algunos números en un papel - Y…y…y ¿dónde sería esto? - preguntó confundida al leerlo. Samir rodó los ojos y se lo quitó nuevamente.
- Es aquí. Bueno, a la salida de Anapa… ¿Vas a llamar a Svetlana o qué?
- No…no lo sé ¡ya me pusiste nerviosa! ¿Lo ves? - alzó la voz y de repente se hizo un silencio. Samir retrocedió dos pasos y se echó derrotado sobre la cama. Ella lo observó un segundo y trató de ingeniar algo. Siempre se manejaban al revés, en realidad: él creaba las ideas y Viktoria las llevaba a cabo.
No importaba cuán peligroso sonara o cuánto tiempo invirtieran en algo. El equipo que siempre formaban con alguien más, terminaba reduciéndose a ellos y a sus propias ideas para continuar.
Una vez, cuando el señor Cotton estuvo a punto de descubrirlos, ella simplemente borró la evidencia. Eso hacían los ladrones ¿no? Chasqueó los dedos y llegó hasta su hermano para darle una pequeña patada que lo alejara de la cama.
- Iremos a lo de Sidorova - le dijo llegando al armario y tomando el casco de motocicleta de un salto.
- ¿Qué?
- Tenemos unos 15 minutos, 20 quizás hasta que el chofer llegue y ella esté de vuelta en su casa. Nos adelantaremos y tomaremos el video de su cámara de seguridad.
- No podemos hacer eso. La seguridad lo controla.
- Sidorova es su propia seguridad. Tiene una especie de sótano donde controla cada cámara, que en realidad solo son 3. Lo ví en la fiesta - agregó cuando su hermano intentó preguntar algo más.
- ¿Y el plan es….
- Buscaremos la cinta, allí descubriremos quién se llevó a Elena y si podemos ir a buscarlas. Pero debemos editar el video de tal forma que Elena desaparezca y el culpable sea otro ¿me sigues?
- Editar nos tomará tiempo. Quizá hasta horas….está bien - se dio por vencido Samir al ver el suplico en la mirada de su hermana - toma las llaves de la motocicleta de Yulia y espérame abajo.
- ¿Qué? ¿Y por qué? ¿tú a dónde irás?
- Debo ir al baño. Llevo dos horas aguantándome… ¡oh y encierra a Mumu en tu cuarto!
Viktoria tiró su cabeza hacia atrás antes de impulsarse y caminar hacia la mesa de luz. Allí estaban las llaves de la morena y las tomó con una media sonrisa y sus ojos iluminados.
Abajo, en la vereda y ya sobre la motocicleta, debió esperar a que Samir usara su inhalador para alejar sus miedos y tratar de manejar su respiración. Cuando lo logró, él se acomodó tras ella y abrazó su cintura aún tembloroso.
- ¿Cuándo fue la última vez que condujiste? - le preguntó él y Viktoria sonrió, acelerando y avanzando sin problemas los primeros metros.
- Lo importante es que sé hacerlo.
***
Regla número 24 de su trabajo: nunca hay oscuridad ni miedo. Ni siquiera cuando te veas encerrada, a un minuto de ser descubierta.
Sin embargo ahora lo tenía. Pero no por ella. Oía la voz y los sollozos de Yulia acercándose y sus manos, atadas tras su espalda, temblaban del solo pensar el peligro que podía estar rodeando a su esposa.
Le quitaron el gorro que cubría sus ojos y sacudió la cabeza para quitarse el cabello que le impedía ver. Abrió los ojos y todo era negro a su alrededor. Hasta que alguien más se acercó y encendió una luz. Buscó de inmediato a la morena pero estaba sola y junto a quién la había descubierto en casa de Sidorova.
Nikita Makarov le sonrió con sorna y se recostó bajo el marco de la puerta. Elena le echó un vistazo al lugar: era un galpón. Lo conocía, dónde guardaban las bolsas llenas de cereal y estaba a la salida de Anapa, pegado a la empresa dónde firmaban los contratos.
- ¿Y Yulia? - le preguntó echando fuego por su mirada. Cuán tonto solía parecer y ahora estaba allí, reteniéndola cual asesino y disfrutando verla así - si le pasa algo a mi familia, te mataré. Y me cobraré con la tuya, te lo prometo, Nikita.
- Mira que interesante - se mofó él cruzándose de brazos - pero me recordaste a tu familia. Y aquí solo te tengo a ti y a Yulia. Bueno y a uno de tus hijos… a los otros dos los iré a buscar enseguida.
- Te estoy hablando en serio, idiota. No los toques o…
- O qué - Cezina apareció de la nada e ingresó directo a ella. Apretó los dientes por lo predecible que fue el golpe en su mejilla y se quejó en silencio. Se odiaban mutuamente y Cezina iba a aprovechar la situación de tenerla a su merced, era algo que no se podía obviar - esto va a ser muy divertido, Elena Katina.
La miró con furia, con su pecho subiendo y bajando en una hinchazón dominada por las ganas de saltarle e impactarla contra su puño una y otra vez. Se estiró hasta ella para demostrarle que no le temía cuando alguien más entró y traía a Yulia con ella.
Aflojó su ceño y la durabilidad en su rostro para mirar a su esposa. Yulia no estaba amarrada ni tenía signos de haber sido golpeada. Lanzó un suspiro de alivio casi inaudible y le sonrió intentando calmarla.
Sus labios se apretaron dubitativamente al ver sus mejillas húmedas y su nariz roja. Yulia solo la miraba mientras Oksana la retenía por el brazo.
Arrodillada en el piso, se removió cuando Cezina se acercó a la morena. No estaba armada, ni Nikita y lo que cargaba Oksana lo dejó a un costado, sobre una pila de bolsas.
- Se los dije - comenzó Cezina caminando alrededor de Yulia - Te lo había advertido, preciosa. Tenían que largarse de aquí - la brusquedad en su respiración regresó, cuando la vió detenerse tras su esposa y acomodar una mano en su cabello y otra en su cadera - Pero no, Yul. Continuaron desafiándome y aquí están ahora.
- ¿Trabajan los tres juntos? - la cortó, recibiendo la mirada de los otros tres - ¿Tan poco inteligentes son que así lo necesitan?
- ¿Y ustedes? - se burló Nikita - también son dos, un equipo.
- Yulia no tiene nada que ver en esto - soltó al instante y Nikita frunció el ceño. Cezina en cambio largó una corta risa.
- No me digas.
- Es cierto - insistió moviendo sus manos pretendiendo soltarse - Ni ella ni mis hijos tenían idea de a lo que me dedicaba realmente. Llegué aquí por consejos de una amiga y lo planeé con el tiempo, por eso nada me salió bien.
Cezina regresó a ella, con una sonrisa burlona y nuevamente golpeó su mejilla. La otra esta vez y el ardor se hizo presente.
Yulia se soltó de Oksana y corrió hasta ella, abrazándola y alejando a Cezina de un empujón.
- ¡No la toques!
- Bueno, ya ¡ya! - Oksana cortó otro ataque de Cezina hacia Elena y volvió hacia la morena, sujetándola del brazo y regresándola pasos atrás - no olvidemos que Yulia está embarazada.
- ¿Y qué con eso? - preguntó Cezina entre dientes.
- ¡Que no somos asesinos! - exclamó la mujer.
- La culpa es de ellas - habló Nikita caminando hacia Elena - yo… yo era el único heredero de todo los emprendimientos de mi tía. Todo su dinero pasaría a mi cuenta bancaria cuando ella cumpliera los 60 años. Y de repente llegan ustedes, queriéndomelo arrebatar todo. Iban a dejarme a mí y a mi familia en la calle ¿eso iban a hacer?
- Me dijiste que eras un estafador - se burló Elena con una sonrisa de medio lado, victoriosa - y no eres más que un estúpido ladrón vividor. Un mantenido, hay muchos tipos como tú.
- Quizá - murmuró Nikita - pero lo que seguramente ya no habrá más, son estafadoras como tú - ella continuó sonriéndole aunque el miedo la paralizó por dentro. Recordó las palabras de Oksana, ellos no eran asesinos pero Nikita era tan idiota que algo mal calculado podría terminar mal. No despegó sus ojos de él mientras lo vió alejarse y salir del lugar. Miró a Yulia, asustada contra Oksana y bajó hasta su vientre: nuevamente, no iba a quedarse a esperar el ataque de los demás.
- Oksana - llamó a la mujer en un susurro. Ignoró la mirada de Cezina y continuó - no sé lo que tengan planeado pero Yulia no se lo merece. Ella no tiene nada que ver con esto. Por favor, déjala ir.
La vió dudar, soltar el agarre hacia su esposa y por un momento la creyó libre. Pero Cezina llegó a Yulia y, a la fuerza, la arrastró lejos de la mujer.
- No va a pasarle nada a Yulia si te mantienes callada - le dijo aquella maldita rubia mientras abrazaba a la morena por detrás. Maldita y maldita, pensó una y otra vez al ver sus manos recorrer el torso de Yulia - todavía me acuerdo de aquella noche en el hotel - le dijo al pasar sus labios sobre el cuello desnudo de la morena - hueles mejor que aquella vez incluso.
Elena se mordió el labio internamente pero no quitó su mirada de ellas. Por cada centímetro que Cezina avanzara en el cuerpo de Yulia, se cobraría un golpe después.
- Si vas a hacérselo, llévatela a otro lado - ordenó Nikita regresando y ella se puso de pie cuando Cezina hizo el intento de guiarla fuera de allí. Nikita la miró de reojo mientras manejaba su celular y Oksana detuvo los avances de Cezina por alejarse - siéntate.
Lo hizo, sin despegar su mirada de la rubia y se acomodó otra vez.
- ¿Y qué se supone que van a hacer con nosotras? - la ignoraron y esta vez solo Yulia la observó. Ella estudió a Cezina de arriba abajo, no estaba armada y nada en ella representaba peligro. Quizá, si Yulia solo la golpeara y luego tomara el arma a casi un metro de ella, las posiciones cambiarían - ¿Solo eso quieren? ¿El dinero de Sidorova? Entonces me salgo, Nikita…. ¡Nikita, te estoy hablando a ti! - repitió y finalmente obtuvo su atención - te devolveré cada centavo del dinero que nuestras empresas ganaron conjuntamente y me salgo de esto ¡me salgo! Suelta a Yulia y nos iremos mañana mismo, ahora si quieres. Y terminas de robarle a tu tía a tu gusto….solo, déjanos ir.
- Irás con la policía, no soy idiota.
- No me interesa denunciarte si mi familia está bien. Estoy protegiendo a la mía y tú a la tuya ¿lo recuerdas? - se hizo un silencio y Nikita gesticuló, pensativo y asintió segundos después.
- Ni se te ocurra pensar en hacerle caso - lo detuvo Cezina - no los dejé entrar a mi negocio solo para echarse atrás ante el mínimo miedo - Elena mordió su labio inferior, con violencia y apretó los dedos de su mano. La cabeza creadora de todo aquello era Cezina, cómo los habrá manipulado para que participaran, no lo sabía y tampoco le importaba ahora. Solo salir de allí ocupó ese momento su mente y observó las posibles salidas. No había ventanas y el techo era demasiado alto. Solo la puerta pero Nikita la bloqueaba apenas.
Regresó su vista a Yulia y por un momento parecieron entenderse. La morena le señaló su muslo derecho, con sus ojos rápidamente y lo movió apenas hacia adelante, mostrándole la forma de su celular.
Ahora tenía que llegar a el, no sabía cómo pero debía pensar una idea con el antes de que algo peor sucediera.
- Oksana, llama a mi tía y dile que estoy tras una persecución. Que alguien entró a su casa y que estoy tras esos ladrones. Asegúrale que me llamarás luego para saber qué pasó y allí la traeremos.
Elena la vió salir tras la orden de su esposo y ahora solo eran él y Cezina. Nikita anotaba algunas cosas con rapidez en un cuaderno y Cezina las vigilaba.
De repente, Yulia se echó al suelo, comenzando un griterío de dolor mientras se tomaba el vientre y Nikita le ordenó que se callara. Sin embargo, no se detuvo y él mismo la sujetó y la sacó casi arrastrando de allí.
Ese era el momento justo. Confiaba en que la morena lo distrajera unos minutos más y ella se encargaría de Cezina. Asentó una rodilla con firmeza y, con un fuerte impulso, apoyó la otra y finalmente volvió a estar de pie.
Cezina caminó sin miedos hasta el costal donde descansaba el arma y la tomó, avanzando hacia ella mientras Elena caminaba en la misma dirección.
Cuando el seguro fue retirado, la luz se apagó y un disparo retumbó allí dentro.
***
- ¿Es aquí? - preguntó Viktoria arrojando la motocicleta y Samir leyó una vez más el papel con las coordenadas.
- Sí, aquí. Dentro de ese galpón, supongo - intentaron avanzar hacia el, tras aquel largo pastizal pero una mano en cada uno de sus hombros los detuvo.
- Ustedes se quedan aquí - en el camino a casa de Svetlana, Samir hizo una llamada telefónica a la oficina de Elena. Iván Shapovalov estaba en medio de ellos, obligándolos a dar un paso atrás y observando hacia la poca claridad a aquel lugar.
- Va a necesitarnos, ellos son dos ¡quizá más! - aseguró Samir. Habían visto el video de la cámara de seguridad y descubrieron a Nikita Makarov en el. Viktoria concluyó que el retraso de Yulia se debía a que Oksana también estaba metida y la obligaba a permanecer con ella.
- Baja la voz, niño. Ustedes controlarán los alrededores ¿de acuerdo?
- Eso es aburrido - se quejó Viktoria - ¡queremos golpear a alguien!
- Los alrededores - repitió Iván. Quitó un arma de su cinturón y la acomodó entre sus manos - no dejen que Sidorova los vea cuando llegue - terminó y finalmente caminó entre el frío verde de esa noche.
A cada paso que daba, podía sentir los ojos de los niños a su espalda y unos gritos. Parecía Yulia, quejándose y sin pensarlo caminó hacia ellos.
Se detuvo tras una pared y asomó apenas su cabeza. La vió caminar junto a alguien, seguramente el tal Nikita Makarov del que le hablaron los niños y los vió detenerse a un costado, con Yulia y sus quejidos y el tipo pidiéndole que se callara.
Salió de allí y finalmente se encontró frente a la puerta: Elena, la niña que tanto había protegido durante años y amado como su propia hija, estaba frente a alguien que le apuntaba.
Estudió los posibles movimientos y la distancia. Sin pensarlo, estiró su brazo y apagó la luz.
Y disparó.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Auucch no quiero más drama ya las quiero ver con su baby
Patricia Armstrong- Mensajes : 52
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Wow estos niños son unos genios y van a poder salvarlas esa Cezina tan manipuladora y desgraciada ojalá termine presa o muerta y listo. Espero con ansias el siguiente capitulo saludos cariño
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Hay nooooo Lenita espero que este bien u.u y Julia tiene que tener cuidado con su embarazo ya quiero que este drama termine menos mal que Ivanv llego ufff ahora si se viene todo
LeaAgronsky- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 08/01/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Nooooooohhhhhhh...porque lo dejas ahí no creo ser capaz de dormir...ni siquiera comer...ya estoy pensando en los posibles desenlaces de ese disparo de ivan..y solo espero que lena salga bien al igual que yulia y los niños...que en definitiva son mis ídolos...gracias por la actualizacion...ahhh y aca roban todos hasta los ex presidentes...jajajajaj
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Valeeeeeeee hasta ayer me había puesto al día con esta historia y pum sacaste otro capítulo jaja pero ya me lo he leído y ahora sí puedo comentar y decir que la historia está super y la trama está buenisima y que esos niños son lo mejor de lo mejor.
Muchas gracias por publicar estás adaptaciones y darnos otro mundo que leer saludos, bai
Muchas gracias por publicar estás adaptaciones y darnos otro mundo que leer saludos, bai
Freen's Wife- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 23/06/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
¿Cómo va a apagar la luz y luego disparar? ¿Quiere matar a Lena? Hahahahahahaahahahaha, señorito inteligente Iván hahahahaha ojalá ni herida salga mi pelirroja, me escuchó???
Lo que añoro es que Lena le de una paliza a Cezina, que se la está ganando oiga pero que le dé durisimo
Lo que añoro es que Lena le de una paliza a Cezina, que se la está ganando oiga pero que le dé durisimo
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Espero que le haya atinado al disparo y no haya matado a alguna de las chicas o peor aún, a nadie y se escapen
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 06/03/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Corderito_Agron escribió:¿Cómo va a apagar la luz y luego disparar? ¿Quiere matar a Lena? Hahahahahahaahahahaha, señorito inteligente Iván hahahahaha ojalá ni herida salga mi pelirroja, me escuchó???
Lo que añoro es que Lena le de una paliza a Cezina, que se la está ganando oiga pero que le dé durisimo
Si le hace falta una pelea de verdad a Cezina con Elena... Te doy la razón.
Espero que salga libre Elena y no herida y ese atentado sirva para que Ivan ya termine ese trabajo y puedan vivir en paz Elena con Yulia y los niños.
Estuvo emocionante el capítulo, amé ese temple y convicción de Elena por protejer a su familia, a su mujer y sus hijos.
Veroska- Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 18/02/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap. XL: "Dentro de ti"
Sus manos temblorosas, sus nudillos dañados y la sangre que escurría entre sus dedos.
Su rodilla aguantando el impacto que la desestabilizó y la volvió al piso, imposibilitándose a insistir con levantarse.
La voz de Yulia, llegando entre gritos y llamándola mientras sollozaba.
Sus ojos en el techo, su espalda siendo sostenida por su esposa y su mirada se perdió en ella unos segundos. Con su mano ensangrentada, acarició su mejilla y la vió llorar.
Yulia la sujetaba cual bebé bajo los brazos de una madre desesperada porque despertara. Y la sintió desconsolada cada vez que la acercaba a su pecho, opacando sus palabras de amor que el llanto interfería.
- ¡Elena!... ¡Elena, mírame! - no pudo hacerlo y se rindió ante el cansancio y el dolor.
Sus parpados se cerraron y sus brazos se desligaron de ella.
Y no la escuchó ni vió más nada.
"…Luego del inesperado suceso ocurrido en Anapa, nuestra ciudad vecina, ya hay dos detenidas en el caso. Una de ellas perdió la vida mientras la ambulancia la trasladaba al hospital más cercano.
Svetlana Sidorova, fundadora del lugar y víctima segura de los hechos, envió un comunicado explicando algunas situaciones que rodeaban a su familia también. Sin embargo, estará presente en el juicio que a cada uno de los imputados se les presente, ignorando así el lazo que los une.
Una familia totalmente destrozada y una serie de preguntas confusas para los vecinos, fue lo que dejó el encuentro entre agentes de la K.G.B y los delincuentes relacionados al caso.
Estaremos informando más tarde, cuando algo más de información…."
Yulia apagó la televisión y mordió su labio inferior para evitar llorar. Tragó saliva secamente y se quitó la sábana, dejando atrás esa incómoda camilla.
Era el segundo empujón que le daba a ese enfermero y el tercero a su compañera. Iba a darles mucho más si no se alejaban y la dejaban irse.
Se arrancó la venda que cubría su frente y caminó con dominio hacia la puerta. Allí, luego de abrirla, nuevamente Sthepan aparecía con su gesto molesto y como lo había visto los últimos días.
- ¿A dónde se supone que vas?
- ¡Quiero irme de aquí! ¡Ahora! Ya estoy bien ¡siempre lo estuve! Quiero irme a mi casa y estar con mi familia.
- Eso no será posible, Yulia ¿cuántas veces quieres que te lo diga? Regresa a la cama, aún estás en revisión.
- ¡Estoy bien!
- Tú sí pero a quien estamos cuidando es a tu bebé ¿quieres que él termine de crecer bien, cierto? Sin ningún tipo de problemas y en perfecto estado ¿cierto, Yulia? - lo observó, fulminándolo con la mirada y luego volvió a la cama. Sí, llevaba tres días allí y , si continuaba bajo esas cuatro paredes, era solo por su bebé - Ahora, deja que Carl vuelva a ponerte el suero y por tercera vez en el día, te lo ruego, no te lo quites.
Le sonrió con ironía y estiró su brazo. Carl, uno de los enfermeros, se acercó temeroso bajo la mirada protectora del doctor y volvió a conectar todo para su cuidado.
Sthepan, el médico que la tenía bajo su cuidado, anotó algunas cosas en una planilla y ella observó hacia arriba, evitando hacer contacto con alguno de ellos tres.
Solo quería irse. Deseaba volver a casar cuánto antes y ver nuevamente a Samir y Viktoria. Los extrañaba demasiado y necesitaba saber que tan bien estaban en realidad.
- Bueno, Yulia, como te dije, el líquido amniótico protegió en su totalidad a tu hijo. Has ingresado a tu tercer mes de embarazo y el bebé comenzara a formarse con más precisión. A partir de ahora puedes hacerte una ecografía y conocer su sexo - se volteó y le dió la espalda. Juntó sus dos manos y las acomodó bajo su mejilla izquierda, asintiendo despreocupadamente de eso ahora - si comes bien la cena, te podrás ir hoy mismo.
Regresó a verlo con felicidad y no pudo evitar aprovechar la cercanía y abrazarlo: por fin iba a volver a casa.
Se separó segundos después y lo miró confundida al verlo sonrojado. Sin embargo, palmeó su hombro y le agradeció por lo bajo.
- Bueno, pero también debes tratarlos bien a ellos - insistió él señalando a sus enfermeros. Yulia rodó los ojos - traerán la cena en una hora. Tu bebé continúa creciendo de maravilla dentro de ti, Yulia. Sigue cuidándote ¿de acuerdo?
- De acuerdo, sí. Gracias - volvió a abrazarlo emocionada aún y luego regresó de espalda a la cama. Pasó decenas de veces su labio inferior bajo sus dientes, nerviosa y ansiosa por volver a su normalidad.
Se preguntó si Samir habría estado haciendo sus tareas escolares y no perdiendo el tiempo en sus videojuegos y trasnochándose por ellos.
O si Viktoria estuvo alimentando adecuadamente a Mumu y no dándole dulces y chocolates todo el tiempo. O si limpió lo mismos desastres que su cachorro hacía.
Con Elena, en vez de suposiciones, prefirió dejarlo todo en una ilusa imaginación.
Todo se sentía como aquella vez que llegaron. Incluso a pesar de la llegada del invierno, el calor de aquella tarde era exactamente igual.
En la vereda, cientos de cajas dispuestas para su mudanza. Todo había terminado y era hora de comenzar a asimilarlo. Era la última vez que pisaría Anapa. Los últimos minutos, la última hora, quizá y comenzaría a borrar todos los recuerdos que allí forjó.
Alejaría de su mente desde la primera imagen que vió, a Samir alucinado por su motocicleta, y a la última, a Elena siendo llevada por un equipo de médicos y cargada inconsciente a una ambulancia.
Se montaría en aquel oscuro Cadillac con los niños en el asiento trasero y lo trasladarían todo a un nuevo comienzo. A un nuevo lugar, a cientos y miles de kilómetros de allí. No habría nada, en un futuro, que les hiciera recordar ese lugar. Nada, ni siquiera cuando tocara su vientre y meses después viera a su hijo por primera vez.
Podría fingir que, en realidad, el destino dónde nacería era el mismo dónde lo procreó. Fingir se le daba bien e iba aprovechar los últimos gestos que podía a usar entre mentiras.
El taxi tras ella se marchó y estaba sola ahora. Con un desplanchado equipo deportivo y una sudadera dos tallas más grandes que la suya. Pero estaba a pasos de su casa también y podía obviar esos detalles.
No cargaba nada. Ni un bolso, una bolsa o una pequeña cartera. Era ella y sus ganas de atravesar esa puerta, de reencontrarse con Viktoria, Samir y Mumu podría unirse también. Eran solo ella y las emociones que se generaron durante las últimas horas.
Avanzó con un pequeño cosquilleo nervioso y evitó desviar su vista cuando alguien cerró la cortina de la cocina. Aquella pequeña ventana dónde solía ver hacia el exterior cuando preparaba la cena y estudiaba los movimientos de los vecinos.
Se sintió ilusa un momento. Cuántas pistas se le habían atravesado a modo de advertencia y no las supo leer con claridad en su momento ni después. Apenas había leído entre líneas, unas cortas e inocentes ideas que tampoco terminó por concretar. Si le hubiese hecho caso a Elena desde el principio, mantener a Cezina alejada. Si le hubiese hecho caso.
- ¡Yul! - la puerta se abrió de un solo movimiento y ambos niños la recibieron. Corrieron hasta ella y los sostuvo entre sus brazos como pudo. Mumu se quedó bajo el marco, con su cola hacia arriba y sus patas delanteras estiradas, ladrando tras reconocer su regreso - ¿está todo bien ya? ¿vas a quedarte con nosotros? - la voz de Viktoria se mezcló con la de Samir y los dos preguntaban ansiosos. Asintió, recibiéndolos nuevamente contra ella y permaneciendo en ese abrazo por un incontrolable tiempo.
Podía oír el esfuerzo que Samir hacía para no aumentar sus sollozos y podía sentir el agarre brusco de Viktoria en su sudadera, impidiéndole que se alejara de ambos.
- Iván estuvo aquí por la tarde - murmuró Samir sin separarse - volverá mañana. No podía decirnos lo que quería a nosotros.
- Lo llamaré luego. Mañana no estaremos aquí - le dijo y el contacto con Viktoria aumentó.
- ¿Segura que puedes viajar a estas horas? Está por anochecer - continuó él y Yulia notó que era cierto. Eran pasada las seis de la tarde y el sol ya estaba ocultándose. Así mismo lo harían. Se largarían de allí cuánto antes. Esa misma noche - te extrañé.
- Y yo los extrañé a ambos - rodeó los hombros de ambos y caminó con ellos hacia el interior de la casa. Más cajas ocupaban el living y algunos muebles habían sido tapados como indicio para quitarlos y ser los que llevarían.
Se acercaron a la escalera y ocuparon el primer escalón en silencio. Solo la alegría de Mumu se oía entre pequeños sonidos y sus ladridos, que eran detenidos por Viktoria.
Había un portarretratos, en medio de la mesa ratona que antes ocupaba su mesa de luz y se dedicó a mirarlo. Estaban los cuatro allí, en aquella extraña sesión armada por Iván y terminó disfrutando, incluso cuando el tiempo de disfrutar ni siquiera estaba entre sus planes.
Se preguntó qué hacía allí. Por qué no estaba en su cuarto, su lugar perteneciente.
Se humedeció los labios y alejó sus brazos de los niños para acomodarlos sobre sus muslos.
- En unos días debo regresar al médico, me dirá el sexo del bebé ¿me acompañarán? – Samir fue el primero en voltear y verla, asintiendo frenéticamente con una sonrisa. Sorprendido de oír la pregunta.
Viktoria apoyó la cabeza contra su brazo y asintió con lentitud, protegiendo su ansiedad internamente.
- ¿Ya están listos? ¿Se han duchado? - ambos asintieron.
- Solo estábamos esperándote - murmuró Samir - oh y debo bajar una última caja de mi cuarto. Mi consola - él se puso de pie y corrió escaleras arriba.
Yulia sonrió, observando a Viktoria abandonar su lugar también.
- Iré por Mumu - le dijo señalando con su pulgar hacia el lavadero. Cuando la vió levantarse, el perro corrió sin reparos hacia donde acostumbraba pasar sus tardes - y…luego podemos irnos.
- Está bien - susurró y la vió alejarse.
Yulia se pasó las manos a lo largo de sus muslos y se puso de pie, perdiéndose en la cocina para ver si algo más faltaba guardar.
Nada. La mesada vacía, las paredes solitarias y el olor a soledad ya comenzaba a respirarse.
Ya no se levantaría al día siguiente y prepararía allí el desayuno. Ya no se sentaría a la hora del almuerzo con los niños ocupando esa mesa y hurgando a cada segundo la heladera. Ya no despediría a Elena con su habitual beso allí luego de que le dijera que tan bien estaba la comida.
Alzó el mentón. Ya no habría nada de eso allí, como la pelirroja lo deseaba. Como su último golpe antes de dejar ese trabajo.
Se acomodó contra la mesada y miró el exterior: estaba anocheciendo ya. Solo unos minutos más y, cuando sus hijos estuviesen listos, comenzaría otro viaje. Ya tenían destino, ya tenían una casa que los esperaba. Solo los esperaba unas horas dentro del coche y ese asunto habría acabado.
Bajó la vista un momento y repasó el frio mármol que su abdomen presionaba. Estaba frío como siempre y helado como nunca. El vacío de las cosas lo congeló, como estaba sintiéndose su cuerpo si permanecían más tiempo allí dentro. La calefacción se había apagado y, seguramente, las ventanas de las habitaciones le daban libertad al viento de recorrer cada rincón.
Flexionó sus brazos y se rodeó a sí misma. Cerró los ojos e infló su pecho, respirando los últimos recuerdos de esa casa.
De repente su perfume llegó a su nariz. Sus brazos protectores, seguros y firmes, se acomodaron en su cadera con autoridad, con pertenencia. Con el amor que siempre la había tratado. Echó su cabeza hacia atrás y su cuello se llenó de sus besos, de los ruidosos y enamorados besos que siempre dejaba en ella.
Podía sentir el latido acelerado de su corazón y la respiración agitada que soltaba por su boca. Con todo aquello solo más le encantaba. El deseo por ella nunca acabaría, como esas trampas en los videojuegos de Samir que siempre lo hacían perder. Incluso cuando ganara, si él llegase a ganar, el deseo continuaría sin acabar.
- No he hecho otra cosa en estos días más que extrañarte - le murmuró contra su oído y ella giró sobre sus talones. Allí, frente a sus ojos, los verdes que siempre se fusionaban cuando la miraban y cambiaban de color la penetraban visualmente. Pasó los brazos tras su cuello y la acercó aún más, sonriendo al verla buscar su boca pero ella no se lo permitió.
- Pueden extrañarme los niños, que no me habían visto mientras estuve en el hospital. Pero tú ibas cada día - le recordó moviendo su cabeza arriba y abajo, jugando a tentarla un momento.
- Pero no estabas aquí, conmigo en nuestro lugar. No dormías conmigo y no podía dormir por ello. Me tienes acostumbrada a ti, Yulia y se siente horrible cuando me quitas ese privilegio.
- Elena - susurró acariciando sus frentes mientras acariciaba su nuca - estás siendo exagerada.
- No exagero - le aseguró tomando su mentón y deslizando su mano hasta abarcar su mejilla. Sintió su pulgar allí, moviéndose con derecho y repasando su labio inferior con hambre - no me gusta cuando estás lejos de mi - la besó, sin anticipárselo y regresó las manos a su cintura - ¿no habíamos quedado en que iría a buscarte cuando te dieran el alta?
- Quise darte una sorpresa - murmuró tirando de su labio inferior - además, estabas en los últimos detalles ¿cierto? - la pelirroja no le respondió y volvió a reclamar su boca.
Quiso dominar el momento pero Elena no la dejó y, como siempre, se dejó llevar por ella y sus movimientos. La pecosa empujó su lengua y ella abrió la boca sin hacerla esperar. Hizo el intento de alejarse pero Elena la sostuvo con seguridad, implantándola en su lugar y sin permitirle moverse.
Cada beso, cada sonido, cada respiración de su esposa contra ella, demostraron que verdaderamente la había extrañado. La dulzura de Elena en sus manos, bajo su sudadera y acariciando su espalda, se contraponía a la fiereza de sus labios en un ataque continuo porque la notara.
Y lo hacía. No había notado a nadie más desde que Elena se coló en ella, una y otra vez incluso cuando pretendía no enamorarse. La notaba, la notó e iba a continuar haciéndolo ahora, que tenía tras aquellas cuatro paredes una segunda oportunidad a futuro.
- Los niños te han echado de menos - susurró la pelirroja contra su boca - y han llorado por extrañarte. Pero nadie te extraña como yo, Yul….soy como un robot sin pilas si no estás cerca - se separaron y se echó contra su pecho a reír - estoy hablando en serio, Yulia.
- Lo sé, mi amor….pero no puedes negar que suena divertido - le dejó un último beso y retrocedió un paso, para acomodar su cabello - ¿cómo sigue tu rodilla?
Elena estiró su pierna y ambas la observaron a pesar del pantalón.
- Solo fue un golpe. Un rasguño para alguien como yo - rodó los ojos y se pasó con nervios un dedo bajo su nariz, recordando el momento.
- Estaba preocupada por ti. No eras mi Elena en ese momento.
-Flashback-
Cezina caminó sin miedos hasta el costal donde descansaba el arma y la tomó, avanzando hacia ella mientras Elena caminaba en la misma dirección.
Cuando el seguro fue retirado, la luz se apagó y un disparo retumbó allí dentro.
Cezina cayó herida, gritando desgarradoramente mientras sostenía su pierna. Había recibido una herida de bala y su arma había caído a metros de su cercanía.
Elena oyó la voz de Iván, que la buscaba y luego de unos segundos sintió sus manos liberadas. Se acomodó sobre Cezina y alzó su brazo. Con su puño cegado de ira, golpeó su rostro una y otra vez hasta oírla sollozar, rogándole porque se detuviera.
Había lastimado a su familia, a Yulia y ni todos los golpes que deseaba darle lo recompensarían. Sin embargo continuó. La tomó por el cuello de su camiseta y la elevó hasta su rostro, regresándola contra el suelo en un fuerte golpe.
Una y otra vez su puño azotó contra su mentón, contra sus mejillas y por otras partes de su rostro. Ni siquiera las manos de Iván en su cintura podían separarla. Se lo había prometido a sí misma: cuando estuviese a solas con ella, la golpearía. Y no iba a detenerse ahora.
Pasaron minutos o cientos de ellos quizá y la sangre de Cezina salía de su boca y se pegaba a sus dedos. Se irguió y la vió bajo ella, suplicándole con la mirada que se detuviese.
Iván había encendido la luz pero ni con ella le tendría piedad. Se puso de pie, dispuesta a jalarla hacia afuera, cuando una patada llegó a su rodilla derecha y oyó el crujido de sus huesos, antes de caer sobre un saco lleno de granos de cereal.
El espacio entre su nuca y la cabeza golpeó contra la dureza de la bolsa; y se sintió como si hubiese rozado un ladrillo o alguna piedra pesada. Oía a Iván afuera, encargándose de Nikita y defendiendo a Yulia. Quiso levantarse pero Cezina la golpeó con su arma y no pudo volver a reaccionar.
La vió apuntándole y otro disparo hizo cerrar sus ojos. La oyó caer a su lado, en un golpe seco y alzó la vista hacia atrás: Iván estaba inmóvil, con una pierna flexionada y sus brazos estirados luego de volverle a salvar la vida.
Suspiró y todo el dolor comenzó a expandirse en cada rincón de su cuerpo.
Sus manos temblorosas, sus nudillos dañados y la sangre que escurría entre sus dedos.
Su rodilla aguantando el impacto que la desestabilizó y la volvió al piso, imposibilitándose a insistir con levantarse.
La voz de Yulia, llegando entre gritos y llamándola mientras sollozaba.
Sus ojos en el techo, su espalda siendo sostenida por su esposa y su mirada se perdió en ella unos segundos. Con su mano ensangrentada, acarició su mejilla y la vió llorar.
Yulia la sujetaba cual bebé bajo los brazos de una madre desesperada porque despertara. Y la sintió desconsolada cada vez que la acercaba a su pecho, opacando sus palabras de amor que el llanto interfería.
- ¡Elena!... ¡Elena, mírame! - no pudo hacerlo y se rindió ante el cansancio y el dolor.
Sus parpados se cerraron y sus brazos se desligaron de ella.
Y no la escuchó ni vió más nada.
-Fin del Flashback-
- Soy tu Elena en todo momento - Yulia se mordió el labio.
- Pero tu cabeza había recibido un fuerte golpe. Estabas inconsciente a causa de el y mis nervios no ayudaron mucho cuando te vieron así - dijo Yulia, dejando atrás las bromas y mirándola de manera dudosa. Luego de dejar Anapa, dejarían atrás ese episodio pero, mientras lo recordaba, no podía evitar el estrujamiento que vivía su corazón - E Iván hizo un buen trabajo, fingiendo ser de la K.G.B y salvándonos a todos - sonrió la morena. Cuando Sidorova llegó minutos después de los disparos, Iván le mostró su falsa placa policíaca y le aseguró que Elena era agente encubierta, parte de su equipo y que hacían su trabajo descubriendo a su sobrino en un fraude económico.
- Hizo su trabajo - murmuró Elena con la voz ronca - solo…me molesta saber que Nikita estará en libertad.
- Solo será por un tiempo. Hasta el día del juicio tiene prisión preventiva. Además, lo que pase ahora con ellos, ya no es de nuestra incumbencia - agregó con un gesto divertido y Elena suavizó su ceño al fin. Asintiendo y volviendo a rodear su cintura, se acercó a dejarle un suave beso en los labios - Tuve mucho miedo, de verdad, Elena.
- Tenías una parte de mí, dentro de ti, Yul - susurró la ojiverde sobre su boca - nada iba a pasarte porque te cuidaba. Y nada a mí porque tengo que cuidarlo cuando salga finalmente.
- Nosotros ya estamos listos - apareció Samir con una caja pequeña y Viktoria a su lado con Mumu en brazos.
- No subirán ese perro a mi auto ¿o si? - preguntó Elena seriamente.
- Sí - respondieron los otros tres y los niños desaparecieron afuera - Mumu ya es uno más, Elena ¿cuándo vas a acostumbrarte? - le preguntó Yulia pasando a su lado para abrazarla de frente.
- No es eso - murmuró la ojiverde sujetándola y obligándola a caminar hacia atrás, rumbo a la puerta - es que ya larga pelos y ensuciará mi auto.
- Pues lo limpias… no puedes quejarte ahora, tendrás más dinero y podrás pagar un lavadero, cariño - La volvió a besar y se separó con un fuerte sonido. Esperó porque Elena cerrara con llave y la dejara luego junto a una maseta.
Teniéndola a su lado, tomó su mano y caminaron juntas hasta el coche.
- ¿Y en tu ciudad hay shoppings, Elena?- le preguntó Viktoria cuando se acomodaron en sus asientos y se colocaban el cinturón de seguridad - quiero comprarme mucha ropa. Necesito muchas cosas nuevas. Tienes un cuarto para cada uno en tu casa ¿cierto?
- No, no los hay - bromeó la pelirroja encendiendo el motor - Y llevo usando la misma ropa por más de 10 años.
- Eres un asco - insistió la niña - ¿podemos parar a cenar en algún lado? Tenemos que celebrar, hemos cumplido nuestro trabajo y terminado antes de tiempo.
Elena movió la palanca de cambios y aceleró, sonriendo mientras Yulia giraba a hablar con los niños.
- Por supuesto, lo merecemos - los alentó la morena - tenemos un cheque original con un millón de Euros a nuestro favor y una copia de la firma de Sidorova para cualquier otro fraude - porque eso habían obtenido. Svetlana Sidorova pagó unas supuestas indemnizaciones que nunca cobraría el servicio policial que Iván había montado y Elena era parte, así que esos millones tendrían destino directo a ellas.
Y, tras el intento de aquel golpe final antes de ser descubiertas, Elena llevó con ella el documento con el que podían realizar todas las extracciones y dar cheques por doquier en nombre de Svetlana Sidorova.
Podían incluso quedarse con Anapa y nadie podría negárselos. Pero eso sería otra historia y aún no querían apresurar las cosas.
Por ahora, Elena y Yulia solo gastarían en sus hijos, y en el que estaba por venir.
Regla número 46 de su trabajo, recordó la ojiverde mientras dejaba atrás el cartel de bienvenida a Anapa: tú, solo tú, eres la única invencible de cada trabajo.
Feliz día nenas ya casi nos estamos acercando a los últimos capítulos de la historia, así que les recomiendo no perderse ninguno. Besos mi querida Fati20 como siempre a la vanguardia. Freen'sWife que bueno que te pudiste poner al día con la historia. Un beso a todas, menos a Corderito, jajajaja.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Joder! Que susto! No leía nada de MI LENA y me estaba preocupando ahahahahah y cuando aparece la caraja pensé que Yulia estaba alucinando o algo lol Menos mal que todo salio bien! Y gracias al inteligente de Iván, al final lo tendré que sacar de mi lista negra ahahahahah Vaya, encima han conseguido el dinero! Ha salido todo redondo xD Ahora a empezar una nueva vida esta vez real! Estoy deseando leer esta nueva etapa con el embarazo y el bebe...al menos que tengas preparados mas sustos ahahahahah y quiero mi besooooooooooo
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Me alegra tanto que al final todo saliera tan bien de verdad que manejaron todo super bien y ya van a salir de ese lugar que a mi nunca me dio buena espina me recordaba mucho aquella historia del pueblo con la sexta esa del monstruo . Estoy segura vamos a disfrutar mucho esta etapa de julia embarazada los niños ya siendo suyos completamente y Lena consintiendo a su amor en libertad sin actuar nada. Saludos cariño de mi corazón te mando un beso grandote
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Vaya! Me dejaste sorprendida, me preguntaba cómo Yulia podía estar extrañando a alguien como Lena y lo primero que lees es que cae noqueada y ensangrentada, que bueno que fue drama y de manera facil y Svetlana solita les da dinero... Quiero saber con lujos sobre su nueva casa, el nacimiento de su hijos, su nueva vida, las amigas de Lena capaz que pwgan el grito sabiendo que ya está casada y se saltaron la etapa del noviazgo, pero fue excelente la manera en que fueron llegando los sentimientos cada dia que pasaban juntas, ufff ya me huele a final, pero así son las historias.
Gracias Xander, de regreso a ti también
Gracias Xander, de regreso a ti también
Veroska- Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 18/02/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Que genial, aunque al principio me asusté ya que se leyó sobre lena pero de manera trágica y luego nada, pero tan linda siempre estando pendiente de su morena y su declaración por haberla extrañado. Lástima que ya va a terminar, pero me encanta esta historia, como todas.
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 06/03/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Pensé que Elena había muerto gracias al estúpido de Iván pero me emosione cuando la leí 🩹 que hermosas son ahora falta que tengan a su bebé y sean felices por siempre
LeaAgronsky- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 08/01/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
que decirte, excelente capitulo un cierre de esta etapa perfecto muy bien escrito y pues empieza la cuenta regresiva? voy a llorar pero luego recuerdo que tienes planeada otra historia y se me pasa saludos
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap. XLI: "Vida"
Cada movimiento errático se volvió violento, fuerte, brusco pero cegado por el dominio del amor. Cada sonido de su piel, chocando contra la de ella, envolvía, además de su cadera, a la habitación en un cubículo de pasión. Un espacio pequeño rendido para ellas dos.
Sus manos, empuñadas a cada lado de su cintura, y su mirada hacia abajo, observando como en menos de un segundo una parte de ella entraba en su esposa e invadía de placer a ambas, hasta hacerlas explotar.
El cuerpo de la morena bajo ella, con sus uñas estáticas, clavadas en la parte baja de su espalda mientras gemía con su cabeza echada hacia atrás. Su miembro duro, llenando cada parte de su necesitado interior y su cavidad caliente, esperándolo y encerrándose sobre el, excitándola más.
Cada vez que abría la boca y jadeaba. Cada vez que la veía y la descubría con sus ojos apretados. Cada vez que su sudor comenzaba a gotear y caer sobre ella, sobre sus pechos que rebotaban. Cada vez que se mordía el labio inferior para no gritar y alertar a los demás. Cada vez que sus orgasmos se juntaban, rindiéndolas a la vez, y cada vez que ella gritaba su nombre mientras el éxtasis la tomaba. Cada vez que eso pasaba, sentía que el control se salía de ella y podía subir a una montaña, a gritar cuánto amaba a su esposa.
Cada vez que eso pasaba se sentía distinta, tan distinta que el placer solo la cambiaba apenas, le daba solo el empujón a sentirse así. El estar junto a Yulia, sobre ella o gimiendo en su cuello, el compartir la cama, la habitación y ahora la casa. Eso era lo que terminaba por completar ese cambio que la hacia sentir distinta.
Rendida, agotada como estaba, acomodó sus codos sobre los hombros de la morena y descansó allí, sobre el estrenado colchón, sus brazos. La oía respirar agitada y sonreía satisfecha a causa de ello. La sintió vagar por la línea en medio de su espalda y se arqueó apenas, en consecuencia a lo que Yulia hacía en su cuerpo siempre. Insistente y segura que ese pequeño espacio le pertenecía.
- Como extrañaba esto, Yul - le dijo mordisqueando su mentón y moviendo suavemente sus caderas - podría pasar el resto de mi vida dentro de ti - Yulia rió, contenida y por lo bajo. Sus caricias comenzaban a ascender y descender con más peligro, sabiendo a dónde quería detenerse pero esperando inútilmente el momento para hacerlo.
- En algún momento necesitarías salir a tomar aire. Estarías muy acalorada todo el día allí dentro - fue su turno para reír y no se contuvo ni midió el tono. Se removió sobre ella y Yulia acarició sus glúteos antes de apretarlos; empujándola contra ella para reiniciarlo todo.
- Amo cuando haces eso - jadeó contra su oreja y la mordió tironeándola, para chupar su caliente y tentador lóbulo.
- Y yo amo cada parte de ti - detuvo sus movimientos y alejó lentamente sus rostros, hasta verla otra vez a los ojos y notar el rubor aún cubriendo sus mejillas. Yulia le sonrió con timidez, insegura de cómo lo había recibido pero segura por lo que dijo. Miró su boca, acolchonada y entreabierta. Hinchada y casi roja en todo su esplendor. Sonrió, volviendo a sus ojos y percatándose de que no había alejado su vista de ella - amo cuando haces eso. De que me miras y estudias mientras piensas algo internamente. Amo cuando me haces el amor como ahora, como siempre, entregándote completa a mi y deteniéndote si te lo pido.
- Nunca me lo has pedido.
- Y nunca lo haría. Amo haberte conocido como mi jefa gruñona y mandona que no me caía bien ni yo a ella. Cada paso que dimos después hasta formar este camino y transitar en el, Elena. Amo todo lo que vivimos incluso aquello que nos separó en un momento.
- No puedes amar eso, Yulia.
- ¿Y por qué no? Solo me demostró que te importo de verdad. Ahuyentaste aquellos miedos de ser solo una conquista que caía bajo tus encantos. Amo tus encantos - le dijo sacudiéndole el cabello y sonrojándola levemente - amé todo tu proceso de adaptarte a Samir y Viktoria, de compartir tiempo con ambos y ser quien eres ahora con ellos.
- ¿Quién soy ahora con ellos?
- Eres su madre - aseguró Yulia acariciando su nuca y bajando con la otra mano por su espalda - no hay nada que nos impida finalmente tenerlos como nuestros hijos. Los adoptaremos cuánto antes y continuaremos igual que siempre, pero sin la duda de que Gianfranco nos los pueda quitar.
- No va a quitárnoslos.
- Por supuesto que no….amo estar esperando un hijo de ti, de ambas. Seremos una familia, los cinco, y no habrá nada que pueda cambiarlo.
- Sí, si habrá algo que pueda cambiarlo todo - murmuró Elena y la morena frunció el ceño - en un futuro, otro hijo. Ya no seríamos cinco, quizá seis o siete con el paso del tiempo - Yulia rió y ella la miró confundida - ¿qué es lo gracioso?
- Primero debemos cuidar bien al bebé que estamos esperando ahora, amor.
- Sí, lo sé pero…. ¿no te gustaría tener un niño en brazos, otro esperándote en la cuna y otro, no lo sé, sentado en su silla de bebé con todo el rostro lleno de comida? Viktoria y Samir casi adolescentes, en sus cuartos, Samir estudiando y Vika… ¿qué hace Vika? Además de ver su serie cada martes.
- Viktoria hace todo lo que se proponga….y no lo sé, Elena ¿por qué tantos niños? No quiero pasar mis cuarenta años y tener un bebé. Ya no estaríamos en edad de hacerlo.
- Pero podemos intentarlo cada noche mientras podamos - susurró de manera juguetona y regresando contra su cuello. Acarició uno de sus pechos y Yulia se arqueó, cuando estrujó un pezón entre sus dedos - ¿Yulia?
- ¿Uhg?
- ¿Alguna vez te he dicho que nunca me sentí así? - le preguntó alzando su cadera y embistiéndola nuevamente sin aviso. La morena jadeó, en un golpe seco sin aire y ella se mantuvo quieta, esperando porque se acostumbrara a su intromisión.
- ¿Así como?
- Feliz. Así como me siento contigo. Haces que me sienta feliz con lo que soy y no con lo que tengo, incluso con toda mi torpeza para manejar los sentimientos. Siempre me creí de esos monstruos bajo la cama, Yul y desde que estás conmigo, yo…. no sé si puedan encontrar la manera de hacerte sentir como tú me haces sentir.
- Y amo cuando hablas así - aseguró la morena y ella volvió frente a su rostro. Se inclinó sin espera y la besó con la pasión que nacía cuando de Yulia se trataba y crecía al ritmo de su excitación.
La impaciencia por volverla a oír gemir, jadear entre suspiros y sentirla sudada bajo ella la hizo moverse, enterrándose en ella y saciando sus deseos.
La embistió por varios minutos, evitando romper el beso y sintiendo las manos de su esposa aferradas bajo su espalda. Ella amaba eso de Yulia, que se sujetara a ella siempre mientras tambaleaba, creía tambalear y la necesitaba para ser su soporte, su agarre. Su seguridad.
Tomó una pierna de la morena y la elevó, pegándola casi a su pecho y logrando la penetración más profunda. Sus caderas se movieron al compás, de manera frenética, casi furiosa cuando su miembro tocó una pared que le impedía continuar más allá. Se salió de Yulia y se miraron, transmitiéndose en ese hilo invisible cuánto se amaban, cuánto se acoplaban a la otra y cuánto necesitaba el cuerpo de ambas continuar y acabar ese momento.
Se hundió en ella y cayó agotada, sintiendo los flujos de Yulia juntarse con su orgasmo.
Apenas habían pasado unos segundos cuando sintió una mano entre medio de los cuerpos y se alzó para verla mientras lamía los restos que escurrían con su sabor. Gruñó, imitando su gesto y hurgó en el interior de la morena con dos dedos. Los retiró y los llevó a la boca de Yulia, perdiéndolos allí dentro y sintiendo como su pene volvía a endurecer.
- No sabía que era tan dulce - bromeó y Elena río, mientras volvía a hurgar en su interior. Esta vez los saboreó solo ella y bajo la atenta mirada de su esposa.
- Sí, siempre tan dulce, Yul - la besó, juntando los dos sabores y coló con rapidez su lengua. Atrapó una de sus manos y las entrelazó a la altura de su cabeza, hundiendo el colchón allí para controlar sus impulsos de comenzar a moverse nuevamente - tenemos que ir a la clínica, Yul - le recordó sobre sus labios cuando la morena la rodeó con sus piernas.
- Oh, es verdad. Tienes razón - alejaron solo sus bocas pero mantuvieran sus ojos sobre la otra, el contacto con sus manos y ella aún en el interior de la morena. Vagaron su vista hacia lo que las rodeaba, de manera inocente y dejaron pasar unos minutos antes de volver a besarse.
- Aunque si lo hacemos rápido, diez minutos, quizá, no pasará nada. Luego nos bañaremos juntas y ahorraremos tiempo - Yulia asintió rápidamente.
- Es lo que iba a decir.
Volvió a embestirla, volvió a morder su cuello, volvió a besarla y volvió a oír su nombre en un suspiro cansado cuando la llevó a otro orgasmo.
Volvió a decirle y a escuchar que la amaba.
Volvió a sentir como aquel monstruo bajo la cama, se arrastraba hacia el fondo de la oscuridad y se alejaba.
***
Elena observó su reloj de pulsera, casi 20 minutos llevaban allí dentro y el calor era insoportable. Sentía además algo de sudor caer por su espalda producto de los nervios, quizá, porque había llegado con una chaqueta por el frío que se esparcía afuera.
Entrelazó sus manos en medio de sus muslos y le dirigió una mirada a Viktoria, que estaba sentada junto a ella en la sala de espera.
- Puedo estar nerviosa yo ¿pero tú? - le dijo al oír y ver chocar su pie derecho una y otra vez contra el piso.
- No estoy nerviosa, solo ansiosa.
- ¿Y qué? ¿no es lo mismo?
- Por supuesto que no. Nerviosa estás tú, porque eres una cobarde. Ansiosa estoy yo, que quiero saber cuánto antes que espera Yulia.
- Que esperamos - la cortó corrigiéndola al instante - es mi hijo también.
- Si bueno pero tú no lo llevas dentro. Así que sería un 75% de Yulia y el resto te pertenecería - Elena juntó las cejas, como nunca antes sorprendida y se removió hasta mirarla de frente.
- Me pertenece en su totalidad, como le pertenece a Yulia. Ambas lo procreamos.
- Tú solo le diste algo, la ayudaste un poco. Yul hace todo lo demás, no puedes darte ese crédito. Ella pasará los dolores y hará el esfuerzo al momento del parto. No tú - terminó la niña, cruzándose de brazos victoriosa y ella la miró con la boca abierta.
Se volteó hacia el otro lado y observó a su esposa, que acariciaba el cabello de Samir porque se había quedado dormido en sus piernas.
- ¿Escuchaste lo que ella dijo? - le reclamó señalando con su pulgar hacia atrás. Yulia negó ligeramente con la cabeza - dijo que el bebé es más tuyo que mío.
- Porque lo es - agregó Viktoria sin mirarlas.
Iba a continuar preguntando cuando la puerta frente a ellas se abrió. El médico, un hombre mayor que quedaba pequeño bajo su bata, despidió a otra mujer con su embarazo ya avanzado y casi a finalizar antes de llamarlas a ellas.
Yulia despertó suavemente a Samir y se puso de pie, observando la partida de aquella mujer. Así iba a verse ella en unas semanas y no pudo negar que algo de intranquilidad y miedo la invadió al pensarlo. Le faltaba más de la mitad de ese ciclo y muchas cosas podían pasar. Más dolor, quizá, y eso era lo que la ponía nerviosa.
Elena tomó su mano y la sacudió mientras la sonreía. Se aferró a su brazo y pasaron al lado del hombre, antes de adentrarse a la habitación.
- No puede haber niños aquí dentro - los detuvo él aún en la puerta - nadie más que la madre en realidad.
- Yo soy su otra madre - aseguró Elena seriamente.
- Lo sé, señora Katina, pero por eso mismo, solo ustedes pueden ingresar.
- Ellos son mis hijos - insistió la pelirroja.
- Y no molestaremos - se adentró Viktoria sin espera y caminó directo a la silla tras el escritorio con su hermano a su lado - ni notará nuestra presencia, usted haga su trabajo - le ordenó y el hombre suspiró, derrotado y cerró finalmente.
- Está bien pero manténganse en silencio.
Unos cinco minutos tardó el doctor en prepararlo todo. Le ordenó a Yulia acomodarse sobre la camilla mientras él buscaba el transductor y un poco de gel. Elena lo observó todo con minuciosidad, como el hombre ocupaba una silla y se arrastraba con ayuda de las pequeñas ruedas hacia Yulia.
Ella se mantuvo de pie, a un lado de su esposa y tomó su mano para intentar calmarse. Yulia parecía estarlo, porque no paraba de sonreír y mirarlo todo con entusiasmo. La vió alzarse su remera y sonrió de medio lado, el abdomen bien trabajado de Yulia quedó al descubierto.
El doctor colocó una cantidad de gel sobre el vientre apenas pronunciado de la morena y la escuchó apretar sus dientes, sintiendo el frío que esa acción le provocó. Él acomodó el transductor sobre ese solido color azul y esperó un momento.
Con sus ojos en la pantalla, conectada al aparato que ya se movía sobre Yulia, con la cabeza ladeada de su esposa para observarla también y el silencio de sus hijos mientras se acercaban cautelosos, envolvió la atmósfera del resumen de su vida.
Los volteó a ver y les sonrió dulcemente, moviendo apenas su cabeza en una seña para que acortaran más la distancia.
- Bueno, eso que oímos ahí es el sonido directo de tu bebé, Yulia - comenzó el medico moviendo aún el aparato - y debo recordarles que esto es una apreciación con posibilidad cercana a precisión. Los genitales de su hijo se terminarán de formar correctamente el mes entrante, allí descubrirás con exactitud si…
- Sí, sí también regresaremos en semanas ¿puede decirnos que ve ahora? - lo cortó Elena sorprendiendo a todos y recibiendo sus miradas asombradas - lo siento.
- Bien, el lugar entre sus piernas es un esbozo ¿de acuerdo? - continuó el hombre señalando la pantalla del monitor - como está, por ahora, ubicado paralelamente a la columna de tu hijo, Yulia…
- Nuestro - lo corrigió Elena. El hombre gesticuló con algo de molestia y terminó de hablar.
- Como ese esbozo está en dirección paralela a su columna, es muy probable que sea niña. Sí, están esperando una niña.
Todos se mantuvieron en silencio. Se callaron y ninguno se volteó a ver.
Solo el corto sollozo de Yulia rompió la tranquilidad completa de allí dentro.
Elena entreabrió la boca, respirando algo alterada y alzó sus cejas. Altas y sorprendidas de lo que acababa de oír.
Iba a cargar, en unos meses, sobre sus brazos a una niña. Y sería su hija, lo era ya pero podía hacérselo saber en unas semanas. Sus ojos se aguaron y su mandíbula se movió, intentando ocultar las lágrimas de emoción que querían salir.
Yulia estaba embarazada de su hija. Sonrió, acercándose a ella y le dejó un beso en los labios. Corto, sin mover sus bocas, y un contacto que le hizo saber que ahora sería la seguridad no solo de ella, si no de esa pequeña también.
- O sea que voy a tener con quien salir de shopping - murmuró Viktoria con felicidad y ella rió contra la frente de su esposa.
- Eso es injusto - se quejó Samir - quiero un hermano, un varón para jugar mis videojuegos. Me deberán dar un hermano el año entrante.
- Quizá tú puedas conseguir cientos de amigos ahora, Samir - lo incentivó Yulia nerviosa y ella se separó. Le dejó un beso en la frente y luego miró al médico, que los observaba con rareza.
- ¿Algo más que debamos saber?
- No por ahora. Yulia aún puede continuar con los alimentos variados pero deberá comenzar a controlar la cantidad. Tiene que tener especial cuidado con las verduras, ingerirlas bien lavadas y evitar la cafeína, el cigarrillo y las carnes rojas tienen que estar bien cocinadas - asintió, memorizando todo con claridad mientras bajaba la camiseta de Yulia - el mes entrante estaré esperándote, Yulia.
- Esperándonos - lo corrigió Viktoria cruzándose de brazos y caminando a la puerta. El médico rodó los ojos y finalmente abandonó su silla.
Elena ayudó a la morena a dejar la camilla y, luego de que se despidiera de su doctor, ella llegó hasta él a hablarle por lo bajo.
- Sé que Yulia debe cuidarse, evitar correteos y esas cosas pero….¿puede tener sexo un tiempo más? - no le importó como sonaba ni la sonrisa avergonzada de él. Dejó una mano sobre el hombro del médico y se acercó aún más, esperando la respuesta.
- Si el embarazo continúa normal y no hay algún virus en determinado tiempo de tu parte hacia ella…pueden continuar teniendo sexo hasta que rompa bolsa - chocó sus manos de manera victoriosa y sonrió satisfecha. En tu cara, Volkova, pensó al recordar cuando Yulia la amenazó con que ya no tendría más de sus antojos hormonales.
- Muchas gracias, doctor - lo abrazó sin reparos y palmeó su espalda, antes de dejar el consultorio al fin.
***
- Regla número 31- murmuró mientras repasaba con su mano una pancarta colgada fuera de la oficina de Iván - sola llegarás y sola te irás. Y el beneficio final será para ti, completamente para ti.
Elena se aferró al maletín negro que solía utilizar para estos casos y alzó su mentón, avanzando hasta la puerta y abriendo sin anunciarse.
Ingresó y cerró tras ella. Iván giró su silla y la vió. Hubo un momento en que solo se miraron, con seriedad y luego él aflojó hasta sonreírle. Se acercó y estiró su brazo, esperando la mano de él en un saludo.
- ¿No hay abrazo?
- Primero lo primero - aseguró de manera ronca. Fue un pequeño estrechón e Iván retiró su mano. Sin embargo ella no y abrió la palma, aguardando por algo más. Lo vió retirar una carpeta de su cajón y se la entregó.
- Es todo legal, Elena - le garantizó Iván cuando la abrió y comenzó a leerla - solo debes firmar tú y Yulia, por supuesto.
- Eso parece - masculló cerrándola y resguardándola bajo su brazo. Allí, dentro de esa carpeta, los papeles de la custodia de Viktoria y Samir, ahora como sus hijos legalmente. Dejó el maletín sobre el escritorio y lo giró, para que él lo abriera y descubriera su cometido en el interior - y aquí también está todo.
- Incluso hay más - se sorprendió Iván al tomar algunos lotes de billetes y notar que efectivamente había más de la parte que le correspondía como cada trabajo, tras terminarlo.
- Es un regalo de mi parte y de Yulia. Algo de más para ti y algo de más para Romanov, para que suplanten los años que ya no trabajaremos ni los niños para él.
Una última mirada de Iván, casi en reproche y finalmente se puso de pie, sujetándola con fuerzas en un abrazo.
Se sintió como siempre, protegida bajo él y la caricia de orgullo que le daba a su espalda antes de separarse.
- Tengo una pregunta antes que te vayas - le dijo y ella frunció el ceño: había guardado las manos en sus bolsillos y miraba el piso, totalmente nervioso por lo que iba a decir.
- Hazla.
- Sé que en un principio me comporté como un idiota, entre esto que tenías y sentías por Volkova.
- Yulia.
- Yulia….pero ella está esperando un hijo tuyo y se casaron y puso todo tu mundo de cabeza. Me preguntaba si, no lo sé ¿aún estoy dentro de ese mundo? - Elena curvó una sonrisa. La sinceridad en su voz y sus gestos lo delataban, querían continuar en el y ella no iba a desplazarlo.
- Por supuesto, Iván - él rodeó el escritorio y volvió a abrazarla. Esta vez fue distinto, no fue una felicitación por acabar de manera perfecta su trabajo. Era un abrazo de agradecimiento, de disculpas también pero de agradecimiento por querer conservarlo en su nueva vida.
- Tengo algo para ti…. bueno, para ustedes - se sorprendió al verlo regresar con entusiasmo al cajón y tomar una bolsa de regalo, algo grande y espaciosa. Se la entregó, con una señal de que la abriera y descubriera lo que había dentro.
- Es….hermoso, Iván pero….tendremos una niña - le dijo divertida, al retirar el regalo: un pijama de bebé, del tamaño casi de su brazo pero de color celeste, con dibujos de autos infantiles.
- Oh, rayos - se lamentó él, sonrojándose levemente - tendría que haberle hecho caso a Natassja y comprar uno para niña también.
- No te preocupes. Es el primer regalo y es hermoso. Alguien lo usará. Gracias, Iván.
Volvió a abrazarlo y la despedida, como debía suponerse tras no volver a pisar esa empresa, fue de manera agradable y no se sintió como tal.
***
- Cuando dije que alguien lo usaría, no me refería a esto - reclamó Elena dejando el sillón tras oír el timbre. Viktoria le había puesto aquel pijama a Mumu y estaba tomándole fotografías mientras lo movía en distintas poses cual modelo.
- Buenas tardes - la saludó una mujer tras abrir la puerta. Tenía su brazo estirado y ella entrecerró los ojos, no la conocía, no tenía ni idea quién era y estaba sonriéndole, esperando por su saludo - eres Elena ¿cierto?
- Ajá y usted es…
- ¡Mamá! - Yulia bajó las escaleras emocionada, alzando sus brazos y llegando a la mujer para envolverlos en ella. Elena abrió sus ojos de manera desmesurada, llevaban apenas dos días allí ¿en qué momento se contactó Yulia con ellas y les dijo dónde vivía ahora? - olvidé decírtelo, cariño pero hablé con ellas anoche. Solo querían venir a conocerte y a los niños.
Asintió, con total lentitud y sintiendo el bombeo violento de su corazón.
Otra mujer se acercó y no parecía contenta. La miró a ella con seriedad, casi enojada y luego suavizó una sonrisa para Yulia. Pero, mientras abrazaba a su hija, la miraba a ella aún seriamente.
- Madres, ella es Elena, mi esposa. Elena, amor, ellas son Larissa - de acuerdo, Larissa era la buena, pensó mientras la veía sonreír aún - y Sofía - ella estiró su brazo y el segundo estrechón de manos le dolió.
- Hola, buenas tardes…. suegras.
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