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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/23/2018, 8:08 pm

Hola chicas!! A ver... No es mucho lo que puedo adelantarles, pero con esto, espero despertarles la alerta de lo que se viene posiblemente la semana que viene. Sè que les va a gustar tanto como a mì.
Un abrazo y nos leemos en el otro fics!  Laughing  Cool  Laughing


La psicoterapeuta Elena Katina, asegura su nuevo empleo en el asilo Psiquiátrico de Moscù para criminales dementes. Tratar con trastornos mentales nunca fue un problema para ella. Hasta que una de sus pacientes comience a entrar en su cabeza y estropee sus sentimientos.
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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

Mensaje por andyvolkatin 6/25/2018, 2:02 am

Hola Very Happy
se ve interesante
quiero ver como se va desarrollar
esta historia
siguela tiene mi apoyo
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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

Mensaje por Fati20 6/26/2018, 5:11 am

La quierooooo leer ???????????????? suena buenísima
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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

Mensaje por mary 6/26/2018, 5:21 am

Wooooow suena muy interesante ala espera del fic 😉

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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

Mensaje por Fany 6/26/2018, 9:44 am

👌👌👌

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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

Mensaje por Kamila 6/30/2018, 2:45 pm

Suena interesante ehhhh

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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/30/2018, 9:49 pm

Surprised que gusto me da que estén ansiosas porque comience esta historia. Para que vean que no soy mala y como lo que prometo lo cumplo, voy a subir el primer capítulo a ver que les parece. Gracias por sus comentarios que son bien alentadores y que me contentan tanto. Bueno, no seguiré escribiendo mas y voy al grano.

A leer!!  Arrow


CAPITULO 1: LA VACANTE



A tan solo pasos de mi destino, advierto la puerta color negro del lugar, mi corazón palpita apresuradamente con la necesidad de entrar.

Sin duda, el lugar es demasiado intimidante, incluso por las mañanas. Tengo el presentimiento que por las noches será aún más escalofriante. La puerta principal es grande y vieja; de cerca es más fácil percibir los pedazos desprendidos alrededor de las barras de hierro. Vallas y alambres rodean su perímetro, evitando la fuga de los residentes. Una placa con letras en negritas está situada sobre el lado derecho de la entrada.

Una inscripción que puede leerse tanto en Ruso como en Inglés: Bienvenidos al Asilo psiquiátrico de Moscú para criminales dementes.

"Criminales Dementes"

Yo, Elena Katina, voy a trabajar en uno de los más reconocidos Institutos de Salud Mental de Moscú, el renombrado: Asilo Psiquiátrico de Moscú para Criminales Dementes.

Dos guardias abren la puerta, cruzo el umbral dentro de mi coche y aparco a unos metros. A tan solo segundos recibo el saludo de un hombre de mediana edad, vestido con una bata blanca igual a la mía. Lleva lentes con marcos redondos. Al observarlo más detenidamente, puedo notar que el puente de su nariz luce un poco torcido, es como si se lo hubiera roto de alguna manera.

- Doctora Katina, es un gran placer conocerla - El hombre alto me tiende la mano como forma de saludo.

- Gracias señor, también es un placer conocerlo - Le devuelvo el gesto con una sonrisa. Del lado izquierdo de su bata blanca hay una etiqueta donde puede leerse su nombre y cargo: Boris Putin. Supervisor General.

- Doctora Katina, después de revisar su curriculum tengo que hacerle una pregunta. ¿Por qué dejó su antiguo empleo para laborar en un lugar rodeada de criminales?


Verá, mi primer empleo fue en el “Instituto de Moscú para la Salud Mental Juvenil”. En ese entonces, la mayoría de mis pacientes fueron niños y ocasionalmente adolescentes con experiencias traumáticas. Aunque todos ellos tenían diferentes trastornos mentales, ninguno era un criminal. Sin embargo, siempre he tenido la pasión por estudiar la mente humana y los diferentes e inesperados mundos que pueden coexistir dentro de la cabeza, de una sola persona. Ni siquiera sé cómo, ni por qué comenzó esta extraña fascinación, pero desde que era una niña, leer historias sobre asesinos en serie y psicópatas fue mi pasatiempo favorito. Siempre había algo en ellos, que con curiosidad llamaban mi atenciòn. Siempre preguntándome cómo funcionarà su mente. Asistí a clases de criminología en la universidad y me impliqué en los Cursos de Ampliación en Ciencias Criminales.

Y sí, nunca he tenido la oportunidad de tratar con internos de ninguna clase. Así que no le puedo negar que sea extraño, el que yo quiera un puesto tan complejo cuando tenía uno que era estable y seguro. La cuestión, es que la comprensión de la mente de un criminal demente, es algo que en verdad deseo con impaciencia. Es por eso que quiero tener este desafío en mi vida.


- Entender la mente de un criminal es un gran desafío, pero presiento que me hará crecer profesionalmente e incluso personalmente. Soy muy consciente de las consecuencias y las dificultades que requiere este trabajo, aun así, eso no significa que no sea competente para llevarlo a cabo. ¡Estoy lista, señor! - Finalicé demostrando estar muy segura de mis palabras.

Sabía que se trataba de un desafío nada sencillo, no obstante no podía dejar pasar esta oportunidad. Podría ser mi única oportunidad para estar cerca de un verdadero criminal. Así que cuando me enteré de las vacantes para psicoterapeutas y psiquiatras en este hospital, no perdí tiempo en enviar mi curriculum vitae. La verdad, es que no esperaba conseguir el empleo. De hecho, no tengo muchos antecedentes tras de mí que me respalden, han sido tan sólo un par de años desde que me gradué y comencé a trabajar en el campo. No hay mucho que pueda aportar de lo que ya tenga el asilo. O eso es lo que yo, creí. Al parecer, estaba equivocada. Me dieron el trabajo. ¡Gracias a Dios, estaba equivocada!

Me dio una leve sonrisa y la devolví - Venga por favor, voy a mostrarle los alrededores.

Asentí - Gracias, señor - Le agradecí antes de seguirlo.

Mis ojos pasaron por cada parte del lugar con la intención de aprenderlo. Nos detuvimos en el patio, una zona limpia, grande y hermosa. Había fuentes, bancos y árboles perfectamente recortados. La fuente del centro vertía agua, y a juzgar solamente por el patio, este lugar no parecía ser un centro penitenciario, ni mucho menos un hospital.

- Toda esta zona es el patio. También la llamamos área del jardín - El doctor Putin inició su discurso mientras me conducía por el largo camino - Cada día, durante un par de horas, los residentes salen al patio para recrearse.

- ¿Todos ellos? - Pregunto curiosa. Es un poco arriesgado tener a todos los internos, junto a los que tienen trastornos mentales, en el mismo lugar y al mismo tiempo. No porque fueran criminales, sino porque algunos trastornos podían conducir a estallidos violentos en tan solo segundos.

- Los residentes están divididos en unidades y secciones. Hay dos unidades principales: Penitenciaría Regular y Cuidados Intensivos. Penitenciario Regular son reconocidos como PR, son los delincuentes menores y quienes tienen algún tipo de lucidez, psicópatas y sociópatas, que a menudo están bajo penitenciario regular. En Cuidados Intensivos, mantienen a los pacientes con enfermedades mentales extremas o aquellos que pueden perder el sentido de la realidad: la mayoría de ellos son esquizofrénicos. Nunca permitimos que los pacientes de las dos unidades se mezclen. Su recreación sucede en momentos diferentes - Me explicó con calma - Incluso, algunos residentes de cuidados intensivos ni siquiera se les permite salir de sus celdas para la recreación. Ciertos internos, pueden ser peligrosos e incontrolables, por ese motivo tratamos de ser más cautelosos - Asentí, comprendiendo.

Caminando entre los jardines, noté dos edificios. Ambos iguales en su estructura, fachada, e incluso el color. Pero uno era más pequeño, con menos ventanas y más deteriorado. Ni siquiera era necesario que me dijera que ese, es el edificio que resguarda a todos los residentes.

- El edificio de la derecha es la penitenciaría; donde todos los residentes permanecen durante la mayor parte del tiempo. Cada uno tiene su propia celda, ya que podrían ser muy...individualistas - Puedo no tener experiencia tratando con criminales, sin embargo, la mayoría de los niños que cuidaba en el hospital eran muy delicados para tratar y por falta de una mejor palabra...muy obsesivos. Si los niños llegan a ser de esa forma no imagino a los Criminales Dementes. El doctor Putín continuó con su discurso - El edificio a la izquierda es el hospital general o como le llamamos, Centro Médico. Todo el equipo médico del Asilo, opera dentro del hospital. Cada médico tiene su propia oficina y el equipo necesario se les proporciona.

Antes de venir, vi las imágenes del asilo por internet, y sinceramente, no esperaba que fueran tan idénticas, dado que se dan tantas falsificaciones en los artículos en línea. En efecto, el hospital estaba limpio y con la tecnología que mostraban las imagenes. Era impresionante.

- El refectorio es este - me indicó el lugar - Aquí es donde los residentes toman sus alimentos. La recreación se lleva de este modo; los reclusos son divididos en secciones para que todo el mundo tenga su turno para merendar - Asentí - El refectorio también es usado por el equipo médico y los oficiales de la penitenciaria en general - ¡Oh, eso es grandioso! Eso significaba que no tendré que cargar mi comida desde casa.

Después de tomar el ascensor hasta el segundo piso, mientras seguía al Doctor, pude ver algunos médicos comenzando sus sesiones con sus pacientes. Incluso me topé con una de las residentes. Vestía un uniforme gris, su cabello estaba grasiento y revuelto. Sus ojos grandes dejaban ver ojeras debajo de ellos, indicando su ausencia de sueño. Una etiqueta sobre su pecho con tan solo su apellido escrito "Senya". Un oficial le escoltaba para tener su sesión con uno de los médicos.

Finalmente nos detuvimos en la tercera habitación del pasillo.

- Esta oficina le pertenecía al doctor Pávlov pero debido a que dimitió a su cargo, ahora será suya - Asentí en gratitud - Debo añadir, que también será responsable de sus pacientes.

- Sí, director. ¿Puedo preguntar cuántos son?.

- Alrededor de tres o cuatro. Ningún médico en el Asilo tiene más de cinco pacientes. Los archivos de todos los reclusos están disponibles en el archivador. Así que antes de iniciar sus sesiones, le recomiendo lea los perfiles de antemano.

- Gracias, Director.

- Ahora, con respecto a las sesiones... La duración de cada una dependerá de usted, pero ninguna puede excederse de tres horas. Si el paciente se torna violento de alguna forma, la sesión se termina de inmediato. Si se siente insegura con algún paciente, puede solicitar que dos oficiales se queden durante toda la sesión para mantenerla a salvo. Todas las sesiones, son grabadas y conservadas junto a los demás archivos, claro está, que puede acceder a ellos en cualquier momento. ¿Tiene alguna pregunta, doctora?.

- ¿Dónde encuentro el archivador, director?.

- En el sótano. Siempre puedes encontrar a la oficial Smirnova cuidando de ellos.

- ¿Hoy tendré algunas sesiones?.

- Solo si usted, así lo quiere. Un paciente suyo tiene programado una sesión para hoy pero podemos cancelarla si prefiere no hacerla. El primer día siempre es duro.

- No, está bien. Estoy lista - Digo una vez más. Mi voz no sonó tan segura como antes, pero aun así lo fue. Es normal sentirse nerviosa en un nuevo empleo. En el pasado, también me puse nerviosa el primer día. Pero ahora estaba nerviosa al saber que todas mis sesiones serian grabadas. Las sesiones con los niños no eran grabadas, por lo tanto el ambiente era mucho más tranquilo.

Quizás se debía a que eran jóvenes. Si el director solicitaba grabar todas las sesiones, tenia que haber un motivo y seguramente yo, no iba a contradecirlo.

- Me siento aliviado al escuchar eso. ¿Le gustaría ver su oficina ahora?

- Sí, por favor - Estuve de acuerdo.

Cuando abrió la puerta, me sentí un poco decepcionada. Sinceramente esperaba una habitación mejor. Sin duda es limpia, pero eso, es todo. Con paredes lisas color blanco y una sola mesa en el centro. La lámpara del techo colgaba de un largo cable que la hacía parecer más una oficina de interrogatorios. En frente de la mesa, había una pequeña silla para sentar a los residentes.

En verdad, sentí ganas de redecorar el lugar lo más pronto posible. Todo era tan incoloro e insípido. Soy una psicoterapeuta, no un detective. ¡No necesito una habitación blanca con nada en ella!¡Necesito colores, libros, sillas cómodas y juguetes! Bueno, al menos es lo que mis ex pacientes necesitaban. Por otra parte, tanto como quiera mi oficina color rosa y alegre, este lugar es un asilo para delincuentes, no un lugar para niños.

- Su sesión está programada para las catorce horas de la tarde, en caso de que quiera hacerlo por las mañanas o las tardes, será de su elección.

- Gracias, director.

- Bien, continuemos con el recorrido.


~~*~~


Después de que el recorrido terminara en el centro médico, me dirigí hacia el archivero. El Dr. Putin dijo que estaban en el sótano del edificio grande, así que tomé el ascensor y me dirigí allí, para sacar los archivos de mi primer paciente. El director me anticipó que me encontraría con los oficiales, así que no sorprendió verles al llegar. Lo que si fue una sorpresa para mí, fue el hecho de que ambas oficiales eran mujeres.

No sé por qué, pero nunca pensé, que además del equipo médico, un lugar como este pudiera tener mujeres. Es decir, sé que es un poco sexista, pero realmente me sorprendió. En mi opinión, las mujeres no deberían ser oficiales en una prisión para enfermos mentales.

- ¡Ah, hola! - la más alta de las oficiales me saludó, sin olvidar una sonrisa al levantarse de la mesa. Rápidamente hice lo mismo. La oficial llevaba el cabello largo y oscuro, parecía ser muy amiga de la rubia junto a ella - Soy Smirnova, Irina Smirnova. Encargada del archivero - Añadió.

- Soy Tanya Petrova. No soy encargada del archivero, pero sigo siendo una oficial - La rubia se presentó con una sonrisa.

- Hola, es un gusto conocerlas. Soy Elena Katina. La nueva psicoterapeuta del asilo.

- Aah, así que usted tomó la vacante que dejo el Doctor Pávlov - Irina indicó.

- Sí - afirmé.

- ¿Y, ya está trabajando? - preguntó Tanya curiosa.

- Tengo una sesión con uno de los residentes, así que sí, y me gustaría revisar su expediente antes de tratarla. Necesito tener un poco de información sobre sus antecedentes.

- Seguro -  La oficial Smirnova caminó hasta los muebles de metal con diferentes cajones puestos en el sitio - ¿Sus pacientes son los mismos que los del  Doctor Pávlov?.

- Sí. Cuidaré de sus ex-internos.

- De acuerdo, entonces.

Mis ojos parpadearon sutilmente cuando la mujer no requirió ni menos de dos minutos para entregarme los documentos - Es muy eficiente, oficial - Parpadeé un poco desconcertada por su rapidez.

Ella sonrió - Lo aprecio, Doc. Pero no hago mucho aquí además de tener "un ojo sobre estos bebés", así que estoy bastante familiarizada con el lugar de cada archivo, de cada interno.

- Ha permanecido en este sitio por mucho tiempo - La otra oficial, Tanya, añadió - Ella sabe todo acerca de los internos.

- ¡Algo, cállate, imbécil! - Irina golpeó la otra mujer en el brazo.

- ¡Oh, vamos, no actúes como si no fuera verdad!

- ¡Pero no puede decírselo a los médicos! - le escuché decir entre dientes. Cierto. Mientras la oficial Irina no tome ventaja de ello, no veo ningún problema. Así que sonreí de vuelta.

- Está bien - Le aseguré - No se lo diré a nadie.

- ¿Ves? ¡Es seguro! - Tanya se encogió de hombros.

- Gracias, Doctora Katina.

- Gracias por los archivos, oficial Smirnova.

- Me llamo Irina, Doc - Asentí. Cuando me disponía a dejar el sótano, escuche a Irina decir detrás de mi espalda - Buena suerte hoy, doctora. No es el mejor día para comenzar su empleo.

- ¿Por qué lo dices? - Pregunto curiosa, con el ceño fruncido.

- Su primer paciente...

- ¿Qué? - ¿Qué está mal con mi paciente?

- Es muy difícil de tratar.

- ¿Tù sabes con que residente tengo mi primera sesión?.

- ¡Por supuesto! Yulia Volkova, Unidad de Cuidados Intensivos - Unidad de Cuidados Intensivos.

Esas tres palabras hicieron eco dentro de mi cabeza mientras mis piernas me conducían a mi oficina hasta el segundo piso. Estaría mintiendo si dijera que no fui sorprendida por mi paciente cuando abrí su archivo y ví la pequeña imagen recortada, de una, residente en la página de perfil.

Volkova Yulia es una mujer. Una mujer. Y una criminal.

Unidad de Cuidados Intensivos.

Y cuando mi paciente, vistiendo un uniforme color naranja brillante, entró en mi oficina escoltada por dos policías, tragué saliva un poco nerviosa. Mentirìa si dijera que no estaba un poco sorprendida por aquella mujer, que, aunque pequeña y femenina, resultó ser una peligrosa criminal bajo Cuidados Intensivos. Estaría mintiendo, si dijera que no estaba sorprendida cuando sus ojos miraron atentamente los míos.

Los latidos de mi corazón, aumentaron su ritmo un poco más rápido cuando su rostro se iluminó y la mujer me recibió con una psicòtica sonrisa.

- Hola, Doctora...
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Mensaje por Fati20 7/1/2018, 5:34 am

Que maravilla muy buen primer capitulo nos dejas muy intrigada de como será ese primer acercamiento, estoy segura q será una historia buenísima, sube más pronto por favor
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Mensaje por Kano chan 7/2/2018, 8:15 am

Mm interesante
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/7/2018, 10:51 pm

Hola chicas, paso rápido por acá para dejarles el segundo capítulo. Un abrazo a todas!

A leer!!



CAPITULO 2: LA RESIDENTE



La imagen entrecortada en los documentos, era completamente antigua; la prueba, Yulia Volkova actualmente llevaba el cabello largo y oscuro en lugar de rubio hasta los hombros como en la imagen. También había perdido algo de peso, era fácil de verlo en sus pómulos un poco más prominentes que antes y el holgado uniforme anaranjado la hacía verse incluso más delgada de lo que realmente era.

Sorprendentemente, Volkova tenía ojos color azul claros muy vívidos. Esperaba que los residentes tuvieran un aspecto enfermo o con algún tipo de depresión, como indicio general de lo que sucede cuando alguien permanece en un lugar como el Asilo por mucho tiempo. Los residentes pierden la esperanza, y sus ojos sólo muestran el verdadero estado de sus almas: aislamiento, depresión, ira; a veces sólo queda un vacío allí. Pero los ojos de esta mujer, no mostraban ninguno de estos signos, no. Lo que había era un poco de curiosidad e inocencia. Sus grandes e infantiles ojos eran entrañables y casi, acogedores. ¡Ella no lucia como una criminal en lo absoluto!

Sacudí mi cabeza. Nunca en toda mi vida hubiera imaginado que tal mujer, tan femenina, pertenecería a la Unidad de Cuidados Intensivos de un centro penitenciario para la salud mental. Sé que soy una psicoterapeuta, no debería dejarme engañar por su mirada ya que fácilmente podría estar enmascarando la mente de uno mismo, sin embargo, no puedo evitar sentirme sorprendida al presenciar su aspecto.

Mis ojos revisaron los archivos por encima de mi escritorio, recabando la información más básica sobre mi primer paciente. Leí sus registros mucho antes de su acceso, pero me tomé unos segundos para memorizar la información general.

Nombre: Yulia Volkova. 24 años.
Nacimiento: Febrero, 20, 1985.
Procedencia: Moscú, Capital.
País: Rusia.
Estado civil: Soltera.

Crimen:
- Asesinatos en Serie.

Diagnóstico:
- Muestra signos de exclusión/aislamiento.
-Patología para mentir.
- Episodios graves de violencia, si la ira es provocada.


- Hola, Doctora - La oí saludarme nuevamente.

- Hola, Señorita Volkova - Le devolví el saludo. En seguida una sonrisa le acompañó, y supe, en cuanto vi a los dos oficiales fruncir el ceño en confusión, que nunca debí haber hecho eso. Estoy acostumbrada a saludar con una sonrisa a todas las personas, así que simplemente lo hice ante una criminal. Una psicópata criminal, ya saben. ¿Cuál es la mejor manera de comenzar un trabajo? No hacer, lo que acabo de hacer.

- Tiene un nuevo rostro, ¿eh?. Mucho mejor, me atrevo a decir - La mujer bromeó. Parpadeé antes de darle otra sonrisa.

- Soy su nueva psicoterapeuta, señorita Volkova. He tomado la vacante que dejó el Doctor Pávlov - le expliqué. Por su expresión, parecía que la residente Volkova estaba de buen humor. Era una buena señal, tal vez cooperaría fácilmente conmigo.

- ¿Que le sucedió?.

- Renunció.

- Seguro que lo hizo - Soltó una sonrisa, dándome la impresión que ella sabía más, de lo que estaba diciendo.

- ¿Sabe algo? - Pregunté con el ceño fruncido.

- ¿Sobre qué?

- ¿El motivo de la renuncia del Dr. Pávlov?.

- Probablemente, porque no estaba ayudando mucho - Yulia respondió con indiferencia. - ¿No es por eso, que está usted aquí, doctora? ¿Para ayudarme? - La última parte llegó como un susurro.

- Sí, todos estamos aquí para ayudarla, señorita Volkova.

- Bien - sonrió cálidamente.

- ¿Requiere de nuestra presencia, doctora Katina? - Uno de los oficiales me preguntó. Alto, con el cabello corto color negro azabache. Vislumbré su nombre en la etiqueta del lado derecho de su pecho, Fyodor Kuznetsov.

El Supervisor General y Director de este lugar, Boris Putin, me aconsejó, que si tenía miedo o incomodidad por la hostilidad de los pacientes, podía solicitar a los oficiales que se quedaran en mi oficina durante toda la sesión, y poder protegerme de cualquier peligro.


En realidad, no sabía que era lo mejor. No había tenido a ningún oficial conmigo mientras trataba a mis pacientes en mi antiguo trabajo, por lo que sería un poco extraño para mí. Tal vez, incluso para el paciente. ¿Qué me garantizaba que ella me dirá todo, ante la presencia de los oficiales? ¿No inhibirá su comportamiento y modales? Las manos de la residente Volkova estarían esposadas y seguirían así durante toda la sesión, y no creo que estuviera en condiciones de recurrir a la violencia en ese estado.

- No lo creo necesario, oficial - rápidamente respondí.

- ¿Está segura, doctora?.

- Bueno, mis sesiones solían ser privadas y me gustaría que permanecieran confidenciales, como hasta ahora. También será más cómodo para el residente, supongo...

- Me gusta usted, doc. ¿La puedo llamar doc; doc?.

Asentí. La mayoría de los niños en el hospital me llamaban de esa manera así que estaba acostumbrada a escucharlo todo el tiempo. No me molestaba en absoluto.

- Si, claro.

- En verdad me gusta, Doc - su sonrisa fue más amplia.

- Le recuerdo doctora, tratar con estos enfermos mentales puede ser difícil - Fyodor insistió.

- Bueno, se quedará fuera de mi oficina, ¿no? - al menos es lo que yo esperaba. Incluso, si yo no los requería durante la sesión, esperaba tenerlos cerca por si algo salía mal y el paciente se tornaba violento.

- Sí, Doctora.

- Entonces, no hay necesidad de preocuparse. En caso de emergencia, le llamaré enseguida -  dije calmada.

- Como usted desee, Doctora.

- Gracias, oficial Fyodor - Asentí con gratitud.

- No hay problema, Doctora Katina - Ambos oficiales salieron de la oficina. Sin embargo, la voz de una alegre Volkova se los impidió.

- ¿Cómo está su esposa, Sr. Fyodor? - preguntó con una sonrisa. Su voz era alegre y curiosa. Definitivamente estaba de buen humor.

Por otro lado, el otro oficial llamado Gólubev giró su cabeza, nada contento - ¡Cállate, Volkova!.

Ella no lo hizo.

- Escuché que consiguió el papel principal de un musical muy famoso...¡Eso es bueno! Me encantan los musicales ya sabes... la gente siempre me dijo que tenía talento para cantar...de cualquier forma, salúdala por mí. Estoy muy feliz por ella. ¡Incluso orgullosa! -  dijo con entusiasmo.

- ¡Ya cállate!.

- ¿Cuál es su nombre? ¿Olga? Por favor. Dile que espero se rompa una pierna.

Me estremecía por el shock en el que caí, cuando el oficial Fyodor tiró del cabello de Yulia y golpeó su cabeza con bastante fuerza contra la mesa.

- ¡Cierra tu maldita boca, fenómeno!

- Oficial, disculpe, ¡Pero le pido encarecidamente que no hagan esto con mi paciente! - ¿Estaba jodidamente loco? Tratar a los residentes con actos violentos sólo haría que empeoraran. Especialmente alguien que es diagnosticado con problemas de ira. Está demás decir que las personas insanas que se tornan violentas, son mucho más peligrosas que la gente normal. ¿Este hombre...quiere morir?

Fyodor Kuznetsov, bajó la cabeza después de soltarla.

- Lo siento, Doctora - Evidentemente, el tono demostraba que no estaba de acuerdo. En seguida noté en mi paciente una mancha de sangre en su frente debido al golpe. Volkova marcó una sonrisa en sus labios. ¿Qué demonios? ¿Esto le divierte?

- Escuchó a la Doctora, Sr. Fyodor...seguramente no queremos hacerla enojar, ¿cierto?.

- Voy a matarte, Volkova - amenazó.

- Oh, qué hombre más violento. ¿No se siente mal por amenazar a una niña? - Ella fingió estar asustada.

- No, cuando la niña es una jodida psicópata.

- Qué boca tan sucia tiene, oficial. El oficial Dima aquí presente, es mucho más amable. Aprenda de él.

Percibí al otro oficial un poco incómodo. Se veía joven y había un poco de frescura en su rostro. Su nombre, Dima Gólubev.

Realmente necesitaba a estos hombres fuera de mi oficina. No sólo estaban retrasando mi sesión sino también provocando a mi paciente. De acuerdo, ella fue la única quien lo provocó desde el principio, aun así… ellos deberían marcharse antes de que algo grave sucediera.

- Ya es hora de comenzar mi sesión. Gracias oficiales por traer a la señorita Volkova. Ahora por favor, déjennos a solas.

- En seguida Doctora. Discúlpenos - Gólubev inclinó la cabeza y salió de la habitación seguido por el oficial Fyodor. Sus voces fueron bajas, pero aun podía oírlos desde el pasillo debido al silencio que se produjo en la oficina. Un: "Maldita mierda", dicho por el oficial Fyodor Kuznetsov fue claramente audible dentro de las cuatro paredes donde nos encontramos la residente y yo.

- Lamento eso - Le dije a ella. Ser llamado mierda no es nada halagador, no importa la ocasión.

Ella sonrió suavemente.

Sacudí mi cabeza nuevamente y respiré profundamente.

- ¿Nerviosa, Doctora? - Preguntó elevando sus cejas.

. - No - Respondí.

No debía mostrarle al paciente que estaba nerviosa. Tenía que ser más profesional que nunca.

- Simplemente no esperaba este per-... ¿Está bien, señorita Volkova? - Vi un poco de sangre deslizarse de su frente hacia abajo.

- ¿Esto? - preguntó elevando sus manos esposadas y apuntando la sangre - Sólo da cosquillas. ¿Le gustan las cosquillas, Doc?.

- No.

- A mí tampoco. Son desagradables...

Abrí mi bolso sobre el escritorio y saqué un pañuelo. Me incliné hacia adelante, pulsé el tejido contra la frente de Yulia frotándolo cuidadosamente para retirar la sangre. Ella cerró los ojos cuando el tejido tocó su herida e hizo una mueca de dolor.

- Tienes una boca muy floja, ¿cierto? No deberías haberle dicho eso.

- Necesito diversión de vez en cuando o me volveré loca aquí dentro, Doc.

- ¿Y tú idea de diversión es ofender a los oficiales? ¿Acaso eres una de esas personas que les gustan sufrir y sentir dolor? - Tal vez lo era. Los masoquistas eran más comunes que las aves en estos días.

- No lo ofendí, Doctora. Estaba felicitándolo, a él y a su esposa. Pero el cabrón se enojó. ¿Cómo iba a saberlo? - sonrió satisfecha.

- Estoy bastante segura, que pudiste haberlo imaginado - Expresé cuando vi la sonrisa de satisfacción en su rostro - Listo. Ahora está limpia - Después de limpiar su herida, le coloqué un curita para prevenir el brote de la sangre.

- ¿Obsesionada con el rosa, Doc?- Yulia rió al ver el color de la curita y de mi bolso.

- El rosa es un color terapéutico, señorita Volkova.

- ¿Cómo es eso?.

- Calma los nervios y aumenta la felicidad - Eso fue...estúpido. Sé que suena estúpido. Estaba siendo presionada por un maldito criminal y sólo hablé acerca de los efectos terapéuticos del color rosa. Esta mujer probablemente piense que soy una idiota.

- Será mejor que nos aseguremos que usted, no diseñe el uniforme del Asilo en un futuro cercano.

Me reí. No muy fuerte, pero tampoco una risita, fue una corta carcajada que fue suficiente para hacerme sentir un poco más cómoda. No me esperaba que la residente Volkova fuera tan habladora. Sus archivos decían tener signos de aislamiento y eso significa una persona tímida y solitaria. Volkova era lo opuesto. Estaba de muy buen humor. Tal vez mi primer día no será tan duro como pensaba.

Revisé mi reloj, las. 2:10pm. Respiré profundo nuevamente, intenté relajarme y a continuación, pulsé el botón blanco de la máquina de grabación. La cinta comenzó a girar indicando que a partir de ese momento y durante todas la sesiones estaría grabando. Después de un par de segundos, estaba lista para iniciar mi primera entrevista.

- Doctora Elena Katina, psicoterapeuta. Entrevista #1, residente: Yulia Volkova.

- ¿Así que soy tu primera vez, Doc? - Ella comentó con entusiasmo - Bueno, ya sabes lo que dicen, nunca puedes olvidar la primera vez. Intentaré hacerlo memorable para ti - La chica rió con fuerza. Claramente noté el tono sexual que utilizó en sus palabras. Sin embargo, no me molestó. Sólo dejaba ver que la mujer estaba lo suficientemente cómoda para hacer chistes. Sin embargo, había una cosa que podía decir sobre Yulia Volkova a primera mano y era lo bien que la chica podía usar su voz. La entonación, el volumen y el ritmo.

- Al parecer, disfruta mucho de las charlas, señorita Volkova.

- Bueno, cuando sólo están las paredes y tu cabeza para pasar el tiempo, puedes disfrutar de las cosas, que no sabes que puedes hacer.

- Interesante. ¿Diría que era más introspectiva antes de llegar al Asilo?.

- Mi personalidad, es del tipo que siempre está cavando en sus cicatrices, ¿entiende?.

- ¿Tiene muchas cicatrices, señorita Volkova?.

- Cuatro - Me contesta levantando cuatro de sus dedos - Tengo esta que está por encima de mi tobillo derecho que la obtuve cuando me caí del escenario...

- ¿Escenario?

- Mi padre tenía un circo en nuestra ciudad natal, Ekaterimburgo... - y las mentiras han comenzado.

- No eres de Ekaterimburgo.

- Y tú no eres de Los Ángeles - Parpadeé confundida. Yo nunca dije que fuera de Los Ángeles.

- Mi padre es ruso.

- Aun así... tú no eres de Rusia - dijo apuntándome.

- Soy mitad rusa.

- ¿Cuál es tu otra mitad? ¿Americana? ¿Canadiense?.

- Americana - le contesté - Soy de los Ángeles - California.

- Oh, un lugar encantador - Yulia amplió sus ojos con emoción.

- ¿Estuviste ahí?.

- Mi segunda cicatriz, es de cuando salté del Puente Golden Gate...

- La mentira patológica, va a ser un obstáculo para que pueda ayudarla, señorita Volkova.

- Bueno, si no puede ayudarme...entonces no está haciendo bien su trabajo! - Soltó sin dudarlo. ¿Qué fue lo que dijo? ¿Cómo se atreve decir eso?

- ¡Tú, eres la última persona capaz de juzgar, si un médico está haciendo un buen trabajo o no! - le contesté.


Volkova rió. Su risa llenó toda la habitación haciéndome sentir un poco rara. Era la primera vez que escuchaba su risa, era ruidosa y muy alegre. De una manera divertida, me recordaba a la risa de una vieja mujer. ¿ Una niña femenina , riendo como una mujer vieja? Algo muy inusual.

- Doctora...soy la persona más capacitada para hacerlo. Si digo que la Doctora Elena Katina, curó a Yulia Volkova de su psicosis mental, ¡Oh Doc!, Usted sería tan...pero tan..famosa.

- ¿Famosa?

- ¡Claro! Trabajar en este Asilo puede ser un buen trabajo pero reconozco que es mentalmente agotador...todos esos malditos locos... ¡Pero! Si yo le muestro al equipo médico, que el resto de sus pacientes y yo estamos bajo control ¡BAM! ¡Estarás en la cima, Doc! - dijo apuntando su dedo hacía mi de nuevo - Ganará fama, notoriedad, respeto... ¿No es por lo qué está aquí después de todo?. Entonces, no debería desecharme enseguida, Doc. Debería escucharme.

- Te estoy escuchando.

Su sonrisa se agrandó - ¡Perfecto! ¿En dónde estaba? ¡Aha! Mi tercera cicatriz la conseguí cuando mi mejor amigo...

- Hábleme de su infancia, señorita Volkova - La interrumpí. No quería oírla hablar de sus falsas cicatrices.

Yulia rodó sus ojos y se inclinó hacia atrás, en su silla.

- Awn, ¿Esta es otra de esas sesiones aburridas, donde tú me haces preguntas sobre mi pasado, con la esperanza de que mi horrible infancia sea la respuesta a todos mis problemas? - Pregunto aburrida.

- ¿Tu niñez fue horrible? - Esa era la respuesta la mayor parte del tiempo. Es increíble cómo las experiencias de la infancia pueden afectar tanto a una persona. Si ella había tenido una infancia horrible, no sería una sorpresa.

- Fue tan buena como lo puede ser para cualquier niño - Dijo encogiéndose de hombros.

- ¿Entonces, tenía muchos amigos?.

- No. Soy tímida. Nunca tuve la habilidad para hacer amigos - De acuerdo. Tímida- solitaria, como se lee en su archivo.

- Hábleme acerca de sus padres.

- Mi padre era un sombrero...

- Habías dicho que tu padre tenía un circo...

- Tenía dos empleos...un hombre muy ocupado. Trabajó duro, cada día y cada noche... - Esta mujer. Joder. Lo único que hace es mentir todo el tiempo. Es realmente frustrante.

- Esto no va a ir a ningún lado - Dije frustrada.

- ¡Siempre estás yendo a algún lugar, Doc! Bueno, lo harías, si tuvieras paciencia y me escucharas.

- No he venido aquí a escuchar sus mentiras, señorita Volkova.

- Entonces, ¿Espera que le cuente la verdad acerca de mi vida, de forma gratuita? ¡La vida no funciona de esa manera, nena! Ya sabes lo que dicen...Sin dolor no hay ganancia - Sí, tal vez ella era una masoquista.

- ¿Quieres ser lastimada para decirme lo que necesito? Porque puedo llamar a los oficiales ahora mismo, señorita Volkova, y esta vez no voy a detenerlos.

- ¿Eso es una amenaza, Doc? - hubo un gran sonrisa en su rostro y sabía que la mujer estaba divirtiéndose con esto - ¡Vamos, eres una psicópata! ¡Puedes hacerlo mejor que eso! - Había emoción en su voz.

- No soy una psicópata, señorita Volkova, soy psicoterapeuta.

- ¿Es que acaso existe una diferencia?.

- ¡Por supuesto que sí!

- Aun así...tienes que hacerlo mejor - levantó las manos y la forma en como las dejó, solo indicaba que me estaba retando a una pelea.

- El oficial Fyodor, será libre de matarte - Intenté con tono firme.

- ¡Fyodor, es terrible con esto! - dijo un poco decepcionada - La amenaza es un arte, Doctora...no puedes empezar con una amenaza de muerte - Por supuesto que puedo. Es la amenaza más valiosa. Pero me intriga saber porque piensa de esa manera.

- ¿Por qué no? - Me decidí a preguntar.

- Es el gran final! - Levanté mis cejas al escuchar el tono callejero que Yulia había usado - ¡Usted no puede comenzar con el final, Doctora! Porque cuando lo haces...no puedes ir más allá. Lo ve, empezar con una amenaza de muerte sólo significa que su oferta más grande ya no existe y a partir de ese momento, sólo irá hacia atrás - Me quedé en silencio. En realidad...tenía sentido - Las amenazas deben ser intimidantes, se supone que te hacen temer lo que viene después. No hay nada más, después de la muerte, Doc. La muerte es el juego final - Ella no dijo nada más después de algunos minutos, en la espera de que se hundiera en mi cerebro - No inicias con tu estocada final, Doctora. No es divertido.

Diversión. Esa parece ser la palabra que traduce a Yulia Volkova. Siempre querer divertirse; haciendo bromas; tiene una sonrisa en su rostro. Al parecer todo lo que le importa es divertirse. Y su idea de diversión, es muy retorcida.

- Tu idea de diversión parece ser un poco...extrema.

- Todos tenemos algo que es extremo, Doctora. La mayoría de las veces es...latente. Es como la gravedad... Todo lo que se necesita es un pequeño empujón... y ¡Bam! ¡Despierta! Barriendo todo lo que sabías de tí mismo. Te hace querer más, más y más...te hace enojar, ¿ya sabes, Doc? Hace que te despiertes en medio de la noche temblando como una hoja en el viento.

- ¿En serio?.

- ¿Cuál es el suyo, Doc? - preguntó curiosa, inclinándose hacia adelante; dejando sus brazos sobre la mesa.

- Mi deseo de ayudar a la gente.

- ¿Amenazándome de muerte, cuando no quiero contestar una pregunta? Yo no lo llamaría mucha ayuda, nena. Yo lo llamaría un desperdicio de tiempo. Mi tiempo, por supuesto, pero no es como si pudiera hacer mucho por aquí, ¿o sí? . Así que teniendo una mejor cara para charlar, seguro hace las cosas un poco más refrescante.

- Los archivos dicen que muestras signos de exclusión y aislamiento pero tú hablas demasiado. ¿Acaso hoy es un día especial, señorita Volkova?.

- Simplemente, intento aliviar el estado de ánimo. Nos hago sentir más cómodas. Sinceramente puedo decirle que tengo más conexión con usted de lo que tuve con el Dr. Pávlov.

Me dice con su dedo apuntándome. De nuevo. Era la tercera vez que ella me señalaba. Frunció el ceño. No puedo evitar encontrarlo raro. Señalar es considerado una grosería, y me tomó un par de años dejar de hacerlo, para no ser vista como una persona grosera. Yulia no usa sus modeles y lenguajes, incluso no hace lo que se espera de ella, especialmente porque es una mujer. Habla mucho más parecido a un hombre. ¿Acaso Yulia pasó más tiempo con hombres que con mujeres?

- ¿Cuánto tiempo estuvo bajo su cuidado, señorita Volkova? - Pregunté haciendo referencia al Dr. Pávlov. Aunque no creo que sus sesiones con él fueron suficientes para hablar como lo estaba haciendo ahora, podía darme algunas respuestas. ¿Cómo por qué si las celdas del Asilo son individuales, de donde Yulia absorbía los gestos y modales?.

- No lo sé. Los días y las noches pasan, pero no las cuento. No quiero volverme loca.

Al principio, quería reír.

Pero luego percibí algo.

Volkova es muy aficionada al sarcasmo, ironía y chistes tontos. Y eso, sólo revelaba que estaba más cuerda de lo que esperaba. Por lo que Boris Putin me había informado sobre los residentes de la unidad de Cuidados Intensivos, con esquizofrenia muy a menudo (e incluso Irina dijo que ella era difícil de tratar) y personas con poca cordura, me esperaba un carácter completamente distinto. Tan molesto como esas mentiras podían ser, el rasgo de ser irónico y sarcástico es realmente un signo de una mente sana. La mayoría de los niños autistas y esquizofrénicos no entienden esas frases y mucho menos pueden decirlas ellos mismos. Y hasta ahora, Yulia no mostraba algún comportamiento que describiera en ella una cordura no válida. Quiero decir... si lo hubiera estado, el Dr. Pávlov la habría diagnosticado.

Y...Si Yulia está sana, ¿Por qué pertenece a la Unidad de Cuidados Intensivos? ¿Fue a causa de sus episodios violentos?

- ¿Se enoja con rapidez, señorita Volkova? - pregunto curiosa.

- Me considero a mí misma, tan relajada como se me permite, Doc - dijo riendo con su juego de palabras.

- ¿Tiene algún tipo de amnesia?.

- ¿Amnesia?

- ¿Eres plenamente consciente de ti misma, todo el tiempo? ¿Alguna vez te has preguntado, cómo terminaste haciendo algo?.

- Ahora que lo pregunta, nunca supe cómo conseguí mi cuarta cicatriz - Ah genial, la charla de las cicatrices regresó.

- Probablemente porque no es real - exclamé.

- ¿Qué no es real?.

- Tus cicatrices. Solo has estado mintiendo sobre ellas todo el tiempo.

- ¿Cree que miento todo el tiempo?.

- Estoy segura de eso.

- Entonces, ¿Cuál es el punto, Doc? - Preguntó levantando sus hombros.

- ¿El punto de qué?.

- De esto - Sus ojos viajaron por toda la oficina intentando encontrar algo un poco interesante - Si no me cree…¿Cómo podrá ayudarme?.

- En el momento que deje de mentir acerca de usted y su pasado podré ayudarla, señorita Volkova.

- ¿ Y cómo sabe que estoy mintiendo acerca de mi pasado?.

- Porque lo sé.

- ¿Por qué eres una psicópata?.

- Psicoterapeuta. Y sí, esa es la razón. Así puedo decirte cuando tú, estás mintiendo.

- No puede.

- Sí, claro que sí. Estoy preparada para hacerlo.

- Si usted puede decirme cuando estoy mintiendo, significa que también sabe cuándo estoy diciendo la verdad.

- Eso es correcto.

- Pero no lo haces.

- Sí, sí lo hago.

- Ustedes están tan convencidos de que miento todo el tiempo, que si les contara una historia real, todavía seguirían creyendo que es una mentira.

- No es mi culpa, ¿cierto?

- Por supuesto que lo es. Usted debe ser capaz de reconocer las diferencias. Fueron entrenados para ello, no? - Apreté mis dientes y una arrogante sonrisa apareció en el rostro de Yulia.

- ¿Se enoja con facilidad, Doc?.

- No. Y sí, soy capaz de ver las diferencias.

- ¿En serio? - La morena levantó sus cejas no estando muy convencida de ello - ¿Ha creído en algo de lo que le he dicho, Doctora?.

- Creí cuando me contaste que no tenías muchos amigos. Que eres solitaria.

- ¿Me cree a mí, o cree, lo que está escrito en mis archivos? - Bien, he de decir, que es inteligente. Más inteligente de lo que pensé que sería. No hubo respuesta mía, y el breve silencio significó la verdadera respuesta. No creía en ella. Sólo creía en los papeles.

Yulia resopló - Ustedes creen en las palabras de otros doctores, no en la mía.

- Yo siempre voy a creer en las palabras de otros doctores, antes que la suya, señorita Volkova.

- Entonces, ¿Cuál es el objetivo de nuestra pequeña charla, Doctora? ¿Si solo va a escuchar a otras antes que a mí?.

- Voy a escucharte, cuando dejes de mentir acerca de tu vida.

- ¿Cómo sabes que estoy mintiendo acerca de mi vida?.

- ¡Porque es demasiado obvio! ¡Nunca saltastaste del puente Golden Gate porque nunca has salido de Moscú! ¡Tu padre no tenía dos empleos, porque si fuera dueño de un circo, tendría suficiente dinero para sostener a su familia, por lo tanto no necesitaría otro empleo! Tus mentiras son muy fáciles de ver - Y eso era extraño. Cuanto más pensaba en ello más me lo parecía. Normalmente, el hecho de mentir es una condición patológica de los pacientes, cuando tienen problemas para distinguir la realidad de sus historias inventadas. Creen que sus historias son reales y es muy difícil para ellos reconocerlas como falsas. Sin embargo...Yulia no es así.

- ¿Toma algún medicamento, señorita Volkova? - Una explicación de esto, podría ser su medicación.

- ¿No puede leer mis archivos? - Soltó con una sonrisa.

- Sí, claro que puedo.

- Entonces, ¿Por qué no lo hace en lugar de preguntarme? - Ella sabía exactamente como provocar mis nervios. Traté de no mostrarle que estaba un poco molesta.

- Solo era una forma de saber, si usted puede hablar con la verdad acerca de sí misma.

- Si digo la verdad sobre mi vida, entonces tendré que admitir que estaba equivocada sobre lo que pensabas.

- ¿Respecto a qué?.

- A que no miento todo el tiempo - Un razonamiento muy certero.

- Temo que diré que...tienes razón - Su sonrisa arrogante se hizo aun más grande. ¿Cuán pretensiosa podría llegar a ser realmente?

- Y si ese es el caso...también significa que usted, no puede saber si estoy mintiendo o no.

No quería afirmar que podía tener razón, así que permanecí en silencio. Ella lo tomó como un sí y su risa fue igual a la del gato Cheshire del famoso cuento.

- Entonces... tiene que admitir... que le dieron una formación de mierda, Doctora - Ella sabía tan bien, cómo ponerme de nervios. Es detestable. Odiaba a esta mujer.

- ¡No he tenido una formación de mierda, señorita Volkova, pero al mismo tiempo puedo decirle que estaba equivocada sobre usted. No me avergüenza decirlo. Apenas la he conocido hoy, y hasta el momento no me ha dado ninguna razón para creerle, así que si creí que estaba equivocada sobre usted, es totalmente su culpa - ¡Toma eso!

Ella sonrió nuevamente - Hablas como si tuviera que estar ofendida por eso, Doc - Tiene razón. Yo estaba ofendida, e intenté utilizar un argumento para molestarla. Por el amor de Dios, Elena, ella es una psicópata y una criminal. ¡ A ella no le importaba ser honesta o no! Le importaba una mierda , esta sesión, yo y todo realmente. Ella sabía que podía burlase de mí, ponerme de nervios, pero yo no podía hacer lo mismo con ella.

Ella entendía, que no sabía nada aparte de lo que estaba escrito en sus archivos. Además, sabía lo que estaba escrito en sus archivos. Y sabía con seguridad, que no podía enojarla porque tenía este diagnóstico acerca de la psicosis violenta, por la que yo tenía miedo a que el interruptor fuera encendido.

Yo, era simplemente su tiempo de ocio.

Y cuando me di cuenta, me enfadaba conmigo misma.

- Gracias señorita Volkova, por su presencia - dije sin rodeos. Ella frunció el ceño confundida cuanto terminé la sesión - Doctora Elena Katina, psicoterapeuta. Entrevista #1 con la residente Volkova Yulia, finalizada - Después de eso, pulsé el botón de la grabadora y la cinta de la máquina se detuvo.


Me levanté de mi asiento y abrí la puerta de la oficina, permitiendo a los oficiales la entrada.

- La sesión ya ha terminado. Por favor, lleven a la residente de regresó a su celda.

Ella aún se veía confundida. Honestamente, pensé que sería más pretenciosa que antes, pero me sorprendió que fuera todo lo contrario.

- ¿Qué pasó, Doc?.

Revisé mi reloj y vi la hora: 3:43 pm. Hablé con ella durante más de una hora y media y no pude saber ni una sola cosa acerca de su vida. Me frustró.

- Ya es hora de terminar la sesión, señorita Volkova. No podemos hablar eternamente, ¿ cierto?.

- Supongo que no.

- Bueno, puedes salir ahora. La veré en la próxima sesión.

- ¿Cuándo será nuestra próxima sesión?

- El próximo lunes.

Ella guardó silencio y simplemente asintió con la cabeza. Los dos oficiales la sujetaron por los hombros y la obligaron a caminar empujando su cabeza hacia abajo. Cuando pasó cerca de mí, la escuché susurrar - xyz 320 - Parpadeé inconsciente sin poder entender de qué estaba hablando.

Regresé a mi escritorio y empecé a empacar mis cosas. Cuando finalmente terminé, tomé los archivos de la mesa. Al tenerlos en mis manos, mis ojos cayeron en la parte inferior de la página; donde una nota fue escrita en tinta roja por el médico anterior de Yulia.

Medicación:

XYZ 320 - Prevención para episodios de violencia ~ Dosis: 3 diarias.
Efectos Secundarios: letargo, somnolencia y fatiga.

No pude evitar sonreír. Ella me había dicho el nombre de su medicamento, cuando incluso, yo había olvidado que le había hecho la pregunta. Era una buena señal. Básicamente significaba que podía decir la verdad de vez en cuando.

Si digo la verdad sobre mí, entonces tendrías que admitir que estabas equivocada sobre lo que pensabas.


Entonces, entendí.

Yulia Volkova no sufre del síndrome de la mentira patológica. Ella simplemente lo hacía para divertirse.

Al salir de la oficina, mi sonrisa creció aún más. Sentí como si hubiera golpeado al Dr. Pávlov y a su diagnóstico de mierda. Sentía como si hubiera golpeado a todos los anteriores médicos en la cara.

Fue mi primera sesión en este lugar y logré descubrir algo sobre mi paciente, que su médico anterior no pudo.

Aumenta tu ego, en verdad. Estaba equivocada cuando dije que no sabía nada acerca de Yulia Volkova.

Yo sabía más sobre ella que nadie más en este Asilo.
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Mensaje por Kamila 7/7/2018, 11:19 pm

Excelente capítulo, me gusta el papel de Julia... ????

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Mensaje por mary 7/7/2018, 11:44 pm

Cada que tiempo los subiras y muy buen capitulo

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Mensaje por Fati20 7/8/2018, 4:19 am

Vuelve pronto todos los días reviso a ver si actualizo esta muy muy buena la historia ????
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Mensaje por andyvolkatin 7/8/2018, 4:40 am

Hola Very Happy
que buen capitulo
Lena y Yulia dos personajes interesantes
a Yulia le dijeron fenomeno porque sera?
Lena su curiosidad hasta donde podra llegar?
espero la sigas pronto
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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/8/2018, 4:30 pm

Hola chicas, les dejo mi correo shootingstar8620@gmail.com para cualquier comentario adicional acerca de alguno de los fics, o cualquier cosa que quieran solicitar. En cuanto a los días de publicación pues, pueden ser los miércoles y sábados o solo los sábados. Depende de mi horario laboral

Surprised
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/14/2018, 10:28 pm

Hola chicas, feliz sábado. Un gusto pasar por acá de nuevo y saber que han estado leyendo el fics. Sabía que iba a gustarles y por eso quise compartirlo con ustedes. Y bien, acá les dejo el tercer capítulo.

A leer!


CAPITULO 3: ESPOSADA



- Entonces, ¿Cómo le fue en su primer día, Doctora? - La oficial Irina preguntó después de beber un poco de su taza de café.

Estaba de vuelta en la bodega para devolver los archivos de mi paciente. La otra oficial que la acompañaba antes, Tanya, ya no estaba allí.

- Mejor de lo que esperaba - respondí.

- Oh, qué bien - Dijo con una cálida sonrisa. Le entregué los archivos y enseguida caminó hacia los archiveros, acomodándolos en la gaveta correcta.

- ¿Y dónde está la oficial, Petrova? - pregunté, curiosa.

- En el turno de la tarde con Nikolay Vasíliev en la sesión 3 de la penitenciaría regular - me respondió enseguida. Impactante conocer cómo Irina sabía cada cosa acerca de este lugar.

- ¿Sabes todo, sobre todo el mundo aquí dentro?.

Ella rio divertida - No lo sé todo, Doctora. Yo diría que solo un poco de información. Soy responsable de los archivos y me aburro fácilmente, así que necesito distraerme....

- Leyendo los archivos de los residentes - Terminé su oración.

Para ser honesta, era algo ilegal. Los registros de los pacientes tenían que ser privados y sólo sus propios médicos estaban autorizados a leerlos. Pero poniéndome en sus zapatos, no podía enfadarme por eso. Quiero decir, entiendo por qué lo hace, debe ser tedioso quedarse en este sótano todo el tiempo. Si fuera ella probablemente haría lo mismo.

- Algunos de los oficiales vienen aquí hablar conmigo. En verdad aprecio su compañía. Hablar con ellos me permite aprender mucho más sobre el Asilo. Se vuelve fácil memorizar los horarios de los oficiales después de un tiempo.

- ¿A qué vienen hasta aquí?.

- En realidad, no lo sé - se encogió de hombros - ¿Así que la residente Yulia Volkova fue útil hoy? preguntó curiosa cambiando de tema.

- No realmente - Cuando pienso en la sesión con mi primer paciente, me doy cuenta que ella no me había ayudado en lo absoluto. Me hizo sentir como si hubiera desperdiciado mi tiempo. Lo único bueno fue, que me las arreglé para descubrir que no sufre de la mentira patológica, lo que es una cosa positiva, al menos - Sin embargo, ella es muy diferente a lo que yo esperaba.

Ella rio - Sí, lo sé. No siempre se ve a una linda chica encerrada en Cuidados Intensivos en un Asilo para delincuentes.

Yo no estaba hablando de su aspecto. Aunque tengo que admitir que me hizo sentir un poco rara cuando vi por primera vez a Yulia. En mi opinión, las mujeres criminales serían enormes lesbianas, llenas de tatuajes y piercings. Era un pensamiento muy sexista pero era como yo la había imaginado desde el principio. Sin embargo,Yulia Volkova era completamente diferente a esa imagen que había creado en mi mente. Su aspecto era como el de una de chica, que esperas encontrar en un parque aprovechando la puesta de sol, con una botella de vino y algunos amigos como compañía.

Pero no. Ella era un residente que estaba alojada en un Asilo para criminales dementes. Sí, el aspecto realmente puede ser engañoso.

- Eh, Oficial Irina...- Comencé, recordando algo que me estaba molestando. Honestamente no sabía si Irina conocía la respuesta, pero aparte de todo el mundo aquí, ella probablemente era la única que podía darme esta información - ¿Por qué Volkova está bajo cuidados intensivos?

Ella frunció el ceño - ¿Qué?.

- Verás... El Dr. Putin, me indicó que la unidad de cuidados intensivos está reservada para los criminales más peligrosos, especialmente, aquellos que son esquizofrénicos o quienes no tienen ninguna cordura mental. Sin embargo...Yulia Volkova está muy lejos de tener alguna de esas condiciones. Ella es completamente consciente de su entorno y su comportamiento, además muestra signos de una mente sana - Dije esto con mucho cuidado al explicarle.

- ¿Mente sana?

- Me refiero, a médicamente hablando. Sus problemas mentales no están conectados a las psicosis, así que ella no debería estar bajo Cuidados Intensivos.

- No obstante, Yulia Volkova es extremadamente peligrosa - Mi corazón latió más rápido de lo habitual.

- ¿Lo es? ¿Por qué?

- ¿No leyó su expediente? Ha matado a muchas personas.

¡Oh!. Eso no era lo que me esperaba - Supongo que varios de los criminales que están en este sitio también son asesinos, ¿cierto?. Así es como yo esperaba que fuera. Simplemente pensé que ella, siendo una persona en su sano juicio, estaría asignada a la Penitenciaria Regular y no a la Unidad de Cuidados Intensivos .

Irina respiró profundo -No siempre estuvo bajo Cuidados Intensivos. Cuando Iván Shapovalov aún estaba a cargo del Asilo, Volkova fue residente de la Penitenciaría Regular.

- ¿Por qué la cambiaron?.

- En el pasado, los residentes compartían celdas con otros reclusos. Y ya sabe, tanto peleas como desastres eran comunes entre ellos, ¿entiende? - Asentí -  Miles de altercados sucedieron así como algunos accidentes, entonces el director decidió que las celdas serían usadas individualmente.

- ¿Hubo algunas peleas y accidentes con Yulia Volkova?.

- Sí, las hubo. Yulia Volkova es bastante famosa acá en el Asilo.

- ¿Famosa? ¿Por qué? - pregunté curiosa. ¿En un lugar como este? ¿Era por su aspecto?

- Bueno, ella ha estado aquí encerrada demasiado tiempo y todo el mundo conoce su nombre. Además, muchos la consideran la reclusa más bonita de toda la instalación. Su fama es notoria y nadie se atreve a meterse con ella - Wow - Leyó su diagnóstico, ¿cierto? A veces tiene episodios de violencia… y es cuando se torna peligrosa. Ese, es el motivo por el que ella fue trasladada a Cuidados Intensivos. Debido a que no puede ser controlada.

Mi cabeza casi estalló intentado procesar la información dentro de sí misma. Eso no era bueno. Realmente debía ser más cuidadosa con ella.

- La última vez que tuvo uno de sus episodios, mató a una de sus compañeras de celda.

Mis ojos se agrandaron y mi corazón incrementó sus latidos nada más escuchar esas palabras. Tragué silenciosamente, mientras mi mente imaginaba a Yulia matando a una residente con una pistola. Espera... no puede usar armas, Lena, ¿estás loca? ¿Un cuchillo? No, eso no era posible. Los oficiales hacen inspecciones en todas las celdas cada semana, seguramente ellos lo hubieran encontrado. Por lo tanto… Si Yulia no utilizó un arma… ¿Cómo diablos hizo para matar a otra residente? ¿Simplemente con sus manos?

- ¿Cómo? - pregunté con los ojos pegados al suelo.

- Volkova, le destrozó el rostro a la chica contra la pared, rompiendo algunos de sus huesos, y luego estranguló a la mujer.

Mis manos comenzaron a temblar.

- ¿Por qué lo hizo? - pregunté incrédula.

- No lo sé.

- ¿No lo sabes? - Levanté la cabeza, encontrándolo extraño - ¿Cómo es posible que no lo sepas? Conoces todo lo que sucede alrededor de este lugar, ¿no?

Ella rió divertida - Gracias, doc. Pero no. Solo me enteré de lo que pasó. No sé, el por qué.

- Pero... ¿No había nadie con ella para detenerla? ¿Y los oficiales?.

Ella resopló. La miré confundida.

- ¿Qué esperaba, Doctora? ¿Que un oficial salvara a la residente? - Sinceramente, un poco, sí, pero guardé silencio cuando siguió hablando - A nadie en este lugar le importan esos fenómenos, Doctora. Un interno menos es un maniático menos con el que tratar. ¡La mayoría de nosotros odia a esos bastardos de mierda y la única razón, por la cual el Asilo aún tiene oficiales, es a causa del maldito sueldo! Nadie sueña con trabajar en un lugar tan jodido como este, Doc. Bueno, nadie excepto los médicos como usted...porque...ya sabe, al final, nosotros somos quienes tratan con ellos una vez que sus entrevistas terminan.

Quise decir algo para contradecirla, pero no pude. Ella tenía razón. Los oficiales son los que estaban con los residentes las 24/7, no yo, no el Dr. Putin, no Iván Shapovalov. Entonces entendí por qué el oficial Fyodor estaba tan enojado con Yulia. Es fácil enojarse cuando tienen que enfrentarse a los residentes todo el tiempo. Drenan toda su energía.

- Mire, Doctora, sé que puede sonar duro, pero eso es lo que pensamos por aquí. No podemos tolerar a esos enfermos, así que saber que ellos se matan entre sí, es algo bueno.

Acabé asintiendo, desestimando sus palabras. Estaría mintiendo si digo que no estaba asustada. Estaría mintiendo si digo que no estaba preocupada por lo que acababa de escuchar. No era porque sentía lo de la reclusa fallecida. Tampoco porque Volkova mató a alguien. Quiero decir, he leído sus archivos y sé que es una asesina y todo. Sin embargo, ella era pretenciosa, divertida y juguetona, e incluso cuando el oficial Fyodor golpeó su cabeza contra la mesa, lo que pudo provocar un momento de ira en cualquiera, no afectó a Yulia en ninguna forma. Imaginar que en verdad mató a otro residente, simplemente con sus manos... ¿Qué fue lo que la molestó tanto?

- ¿En verdad no sabes por qué lo hizo?- pregunté nuevamente a Irina. Ella negó.

- No, Doc. No sé por qué lo hizo. Solo sé que eso, fue lo que hizo.

Saber el motivo, por el cual Yulia mató a alguien, sería un gran avance. Podría decir mucho acerca de ella. Quiero decir, ella no me dirá nada, incluso si se lo pregunto, probablemente podría contarme una mentira. Si existiera una forma de conocer la verdad, eso sería genial.

Y entonces recordé algo: Ella mató a una de sus compañeras de celda.

- Acabas de decir que Volkova mató a una de sus compañeras de celda, lo que significa que habían más compartiendo la misma, ¿cierto? - Mi voz salió más emocionada de lo que me esperaba.

- Sí, compartió su celda con otras tres reclusas. ¿Por qué? - preguntó frunciendo las cejas.

- Podría hablar con ellas. Quizás conozcan la causa de lo que pasó.

La oficial no parecía contenta con esto - Doctora... -  me llamó con tono firme y mi sonrisa desapareció por un momento - No creo que deba molestarse por eso. Ya es pasado ahora y creo que debería dejarlo como está.

- No voy a molestar, Oficial. Esto es importante, y no hay forma de que pueda dejarlo así. Cada acontecimiento durante su vida es crucial y podría ayudar a tratar la psicosis de Volkova.

- ¿Habla en serio? - sus cejas se fruncieron más.

- ¡Sí, por supuesto!.

- Bueno, si usted lo dice... - suspiró - Siendo que una de las internas perdió la vida, sólo hay dos reclusas con la puede hablar; Ángela Bogrova y Elizaveta Goryunova.

- ¿A qué unidades pertenecen?

- Ambas son de Penitenciaría Regular. Y antes que nada, tendría que hablar con sus médicos.

- Sí, lo sé. ¿A quiénes debo acudir?.

Ángela Bogrova está bajo el cuidado de la Doctora Anastasia y Elizaveta Goryunova está bajo el cuidado de la Doctora Victoria.

- Gracias, Irina - Le di una sonrisa sincera a modo de agradecimiento.

- No hay problema, Doctora - Asentí.

Cuando estaba a punto de abandonar la bodega, recordé algo - Eh, ¿Podrías decirme cuál es el diagnóstico de las residentes? - Pregunté un poco avergonzada de mí misma. Siendo el médico de otro residente, no tenía por qué conocer detalles de otros pacientes. Es poco ético. Pero como Irina era la reina de la información en este lugar, tal vez podría utilizar sus conocimientos y saber lo que necesito para ayudar a mis pacientes.

- Ah, no se preocupe, ambas son fáciles de tratar. Especialmente Ángela.

- ¿En serio?.

Ella levantó sus hombros y bebió más de su café - Sí, estará bien. Siempre y cuando no toque su comida - me advirtió.

Estaba dispuesta a ir tras la Doctora Anastasia y hablar con ella de inmediato, pero sabía que no era el mejor momento. Eran las 5:45 p.m. y la mayoría de los médicos estarían por salir del Asilo. Y yo tenía una sesión mañana a las 2:00 pm con otro paciente, así que podía usar el día para hablar con la residente Bogrova sobre Volkova. Decidí entonces, mejor ir a casa y descansar un poco.

Pensar en mi primer día en general, me hacía creer que no había sido un mal comienzo. Me faltaba tener un poco de paciencia con las risas de mi primer paciente y su actitud inteligente-arrogante pero estaba convencida de que día a día, seria capaz de mantener el ritmo. Solo necesitaba conocerla mejor.


~~*~~


La mañana era soleada y cálida, y me encontré disfrutando del sol más de lo que debía. Reconocí al oficial Dima Dyrbov del día anterior cuando hablé con el otro oficial y me acerqué casualmente, pidiéndole que me llevara con la Doctora Anastasia.

- Seguro - respondió y seguí sus pasos.

Llegamos al elevador del Centro Medico, donde presionó el botón 3, y en un par de minutos, me encontré en la oficina siete de ese piso. Respiré profundo y llamé a la puerta.

No pasó mucho antes de ser recibida por la doctora. Me encontré a mí misma un poco nerviosa por un segundo, sin decir nada. De alguna manera, las palabras no querían salir. ¿Estoy haciendo lo correcto?

- Las dejaré solas, con permiso - El oficial Dyrbov se alejó, no sin antes hacer sonreír hacia mí y a la Doctora Anastasia.

- Sí, ¿Puedo ayudarla? - preguntó, después de unos segundos en silencio.

Me aclaré la garganta - Hola... Soy Elena Katina....

- Oh sí, la nueva psicoterapeuta, ¿cierto?

- Esa misma.

- Soy Anastasia Kosheleva, psicólogo. Encantada de conocerle, Doctora. Puede llamarme Nastya, si así lo deseas - Agregó con una sonrisa, yo hice lo mismo - ¿Cómo puedo ayudarla, Doctora Katina?

- Me enteré que es responsable del cuidado de Ángela Bogrova.

- Sí, es correcto. ¿Hizo algo mal? - preguntó algo preocupada. Negué con la cabeza.

- No. Verá, una de mis pacientes es Volkova Yulia y solía compartir celda con Ángela Bogrova antes de pasar a la unidad, que pertenece ahora - Sus ojos verdes se ampliaron con sorpresa.

- Sí… escuché lo que se dijo. Fue un desafortunado incidente.

- Me gustaría saber, si es posible hablar con la residente Bogrova con respecto a lo que pasó.

- ¿No puede hablar con su paciente? - preguntó curiosa. Incluso si lo intento, Yulia mentirá al respecto. Necesito saber lo que pasó a través de alguien más.

- Volkova...es difícil de tratar - dije repitiendo las mismas palabras que Irina me dijo el día anterior - Ella no es muy cooperativa. Pensé que la residente Bogrova podría ayudarme a entender a mi paciente un poco mejor.

- Oh, ya veo - Dijo sonriendo amablemente - No tengo sesión con ella el día de hoy, pero podría organizar una para usted. Por favor, venga conmigo - me invitó a pasar.

Su oficina no era muy diferente a la mía, salvo que la lámpara en el techo estaba en mucho mejor estado que la mía y además tenía ventanas.

- Solo quiero hablar con ella de manera casual, no hay necesidad de hacer una sesión de ninguna clase - Rápidamente le indiqué.

- Sí, seguro - Pulsó un botón de la máquina puesta en su escritorio - ¿Alguien podría traer a la residente Ángela Bogrova a mi oficina, por favor? Soy la Doctora Nastya, oficina 7, tercer piso - Una vez que terminó de hablar, me sonrió de nuevo.

- Usted comenzó ayer...¿Cómo le fue en su primer día?.

- Bastante bien - Asentí.

- Me alegra escuchar eso. Especialmente si su primer día fue con la residente Volkova Yulia. A menudo le da a sus médicos momentos complicados - Sí, Volkova en verdad sonaba ser la chica popular en este lugar.

- ¿Por cuánto tiempo ha trabajado en el Asilo? - pregunté curiosa.

- Tres años - Mis ojos se abrieron.

- Wow, es mucho tiempo.

- Sí. Nunca creí que permanecería tanto tiempo en este lugar. Un minuto deseas salir corriendo pero luego pasa el tiempo y cuando lo notas, han pasado años. Es algo extraño, cuánto pueden llegar agradarte estos chicos, después de un tiempo - Ella sonrió.

- ¿Por cuánto tiempo ha tratado a la Srta. Bogrova?.

- Dos años. Su mejoría ha sido bastante buena! - dijo con la voz llena de orgullo.


Se siente muy bien cuando hemos sido capaces de ayudar a las personas a lidiar con sus problemas. Incluso si son delincuentes, a veces sus errores no eran por querer hacer un mal, sino por no ser capaces de mantenerse unidos. Ver a un paciente mejorar gradualmente su condición y comportamiento, valía todo el esfuerzo del mundo.

- ¡Eso es genial! - la felicité.

- Lo es, espero que sea igual con sus pacientes.

- Gracias.

- ¿Tiene sesiones el día de hoy?.

- Sí, tengo una a las 2 pm. Todas mis sesiones son por la tarde.

- Oh, eso es bueno.

- ¿Porque?.

- Bueno, por las mañanas los residentes están en el patio en el tiempo de recreación y muchos médicos utilizan ese momento, para observar cómo se relacionan con otros residentes. Es un gran paso para conocer un poco mejor a tus pacientes - Nunca se me ocurrió, pero realmente tiene sentido. Quizás podría utilizar ese tiempo para observar a Volkova.

Se escuchó un golpe en la puerta y la Doctora Nastya abrió en seguida, permitiendo que los oficiales entraran junto a la residente.

Ángela Bogrova no me sorprendió tanto como lo hizo Yulia, pero aun así lo hizo. Era alta, cabello marrón largo, y delgada. Mucho más delgada que Yulia. Llevaba un traje gris, distinto al color naranja brillante.

- Hola, Ángela - La Doctora Nastya la saludó. En seguida noté que no le tendió la mano para saludarla. Sólo una idiota podría hacerlo...y esa idiota era yo.

- Hola, Doctora Nastya -  Bien, han pasado dos años, así que quizás era suficiente para poder llamarse por su primero nombre - ¿Hay algo mal? ¿Qué sucede?

- Ella es la Doctora Katina y es nueva en el Asilo. Una de sus pacientes es amiga tuya - Amiga, no sería una palabra que yo usaría para llamar a Volkova, después de lo que hizo con la residente.

- ¿Amiga mía?.

- Sí, y necesita un poco de tu ayuda para saber más sobre su paciente. Por lo tanto, ¿Podrías ayudarla? - Ángela tomó asiento y me observó.

- Podría intentarlo.

- De acuerdo - Nastya se dirigió a mí - Como será una charla sobre tu paciente, será mejor que me retire.

Asentí agradeciendo su gesto.

- Adiós, Doctora Nastya - Ángela dijo suavemente. Me hizo sonreír, fue agradable ver la buena relación entre ellas.

- Pórtate bien Ángela. Estaré justo afuera - Le agradecí a Nastya nuevamente y pronto me encontré a solas con la residente. Ella parecía agradable y cooperativa. Me pregunto, cuales habrán sido sus delitos.

- Hola, señorita Bogrova. ¿Cómo está?.

- No está mal - Se encogió de hombros.

- Tengo entendido que compartió celda con Volkova Yulia.... - Sus ojos se abrieron como platos.

- ¿Yulia? ¿Cómo está? - preguntó, ligeramente interesada.

- Ella está bien.

- ¿En serio? - La chica no parecía convencida. Para ser sincera, no sabía cómo estaba o lo que ella estaba sintiendo. Se veía bien durante la sesión, pero eso era todo lo que yo sabía. No tenía idea de cómo se comportaba Yulia durante el resto del día. Tal vez, necesitaba observarla cuando estuviera en los jardines.

- Ella está bien, Srta. Bogrova. No se preocupe - Terminé diciendo.

- Ha pasado un tiempo. La extraño - Fruncí el ceño.

- ¿La extrañas? ¿Te agrada Yulia?.


- Seguro que sí. Es una buena amiga - Ella no podía ser una buena amiga. De ninguna manera. ¿Mató a una residente y esta mujer estaba diciendo que Yulia era una buena amiga? ¡No! Probablemente hablaba de alguien más.

- ¿Estamos hablando de la misma persona? - Pregunté confundida.

- Yulia... -comenzó diciendo - Ojos azules e infantiles, cabello largo y oscuro...enana - Bien, la descripción era poco precisa - Ella me hace reír... es divertida, Doctora. Me agrada.

Asentí todavía encontrando raro, cómo esta mujer podría gustar de Yulia.

- Hm… De acuerdo. Verás, sé que un incidente se produjo en el Asilo. Un incidente entre Volkova y tu otra amiga - Sus ojos se volvieron más oscuros.

- Katya no era mi amiga  - Dijo sacudiendo la cabeza.

- ¿No lo era? ¿Por qué dices eso?.

- Porque no lo era. Elizaveta y yo la odiábamos. Fue bueno que Yulia terminara con esa niña.

- He venido hasta aquí, para hablar sobre ese incidente en específico. ¿Podrías contarme, que fue lo que sucedió? - Ella miró al suelo, pareciendo un poco incómoda.

- ¿Por qué quieres hablar de ello?.

- Porque es importante. Podría ayudar a Yulia.

La chica respiró profundo y tan solo unos segundos después, ella cedió.

- Katya era nueva en el Asilo, se mudó a nuestra celda cuando todas estábamos en paz. No sabía cuál era su problema, le encantaba hacernos enfadar - fruncí el ceño.

- ¿Cómo?.

Hizo una mueca de rabia - Tocó mi comida... ¡No toque mi comida, Doctora! ¡Nadie toca mi comida!- Parpadeé. De acuerdo, no tocaré su comida - Solía poner muy furiosa a Elizaveta. Ella es muy posesiva con Krystal, sabe, y Katya tocaba a Krystal y esas cosas por el estilo.

- ¿Y Yulia?.

- Yulia es bastante tranquila. En realidad, ella nunca se enoja cuando la provocan.

- Entonces, ¿Por qué mató a Katya? - pregunté enseguida.

- Bueno, a veces, Yulia murmura cosas cuando está dormida - ¿Habla entre sueños? ¿Yulia es sonámbula? - Y la mayoría del tiempo, lo que dice no tiene ningún sentido. Pero un día... ella parecía tener un muy mal sueño - Su voz se tornó más tranquila y sus ojos se pagaron al piso -Y...ella balbuceó un nombre - Fruncí el ceño - Al día siguiente... cuando todas estábamos listas para dormir, Katya comenzó nuevamente con sus provocaciones. Yulia nunca prestaba atención a lo que Katya decía la mayor parte del tiempo. Pero entonces, Katya pronunció ese nombre. El mismo nombre que Yulia murmuró un día antes. Y al minuto siguiente... Volkova la mató.

Mis ojos se abrieron por la emoción del relato, tratando de entender lo que estaba escuchando.

- Ocurrió tan rápido, Doctora. En un parpadear de ojos, Yulia la había matado.

- ¿Cómo lo hizo? - quería más detalles.

-Yulia aplastó la cabeza de Katya contra la pared y le sacó toda la mierda. La nariz, la mandíbula, los dientes, todo había salido en pedazos - Sentí mi estómago revolverse - Nunca supimos que Yulia fuera tan fuerte, tan solo le tomaron unos segundos matar a Katya.

- ¿Sólo porque la chica pronunció "un nombre"? - pregunté después de unos segundos.

- Sí.

Parece que ese nombre, es el gatillo de la psicosis de Yulia. Incluso bajo medicación, el disparo fue lo suficientemente fuerte como para que pasara. El físico de Yulia no era voluminoso, era bastante delicado e infantil en realidad. Ella no era la clase de persona que se espera que tenga una conducta agresiva, ni siquiera es lo suficientemente fuerte para aplastar la cabeza de alguien contra la pared, el punto es, que la psicosis violenta es una condición donde la persona no tiene control de su fuerza. No hay conciencia detrás del acto, no hay nada racional que les impida detenerse, al contrario, era totalmente emocional. Todo es manipulado para que siga adelante con el acto de violencia. Una vez que la psicosis violenta está encendida, no existen cadenas, lo único que hay es el impulso de golpear, romper y matar con todas tus fuerzas. El nivel de su fuerza se vuelve descomunal. Incluso los niños bajo esta psicosis pueden ser capaces de matar a un adulto. A veces, es necesario a más de tres hombres fuertes para sujetar a estas personas en su lugar. La camisa de fuerza es una necesidad para ellos y deben llevarlo durante días después de los episodios. Yulia no estaba vistiendo una camisa de fuerza, por lo tanto, tenía que haber pasado un tiempo desde que tuvo su último episodio de violencia.

Me sorprendí deseando conocer el nombre. ¿Cómo es posible que Yulia pueda ser activada con un simple nombre? ¿Sería un evento traumático? Necesitaba saberlo.

- ¿Cuál es el nombre? - pregunté por último.

Ángela parecía sorprendida por la pregunta y sacudió la cabeza - No voy a decirlo.

- Debe hacerlo, señorita Bogrova. Soy su médico.

- ¡No me importa quién carajo eres! - me estremecí - ¡Podría ser Santa Claus y aun así no le diría un carajo acerca de ello! ¡No diré nada! ¡Todo lo que sabe ahora es suficiente!

- No, no lo es. Conocer el nombre la ayudará - Mi voz sonó ahora más firme y en verdad me esperaba su colaboración.

- ¿Está loca? ¡No conoce a Yulia, Doctora Katina! ¡Pronunciar ese nombre despertará el diablo dentro de ella!.

- Ella es mi paciente, señorita Bogrova, y este es un paso importante para el tratamiento de su psicosis.

- ¡Puede balbucear toda esa mierda que habla con los demás médicos, todo lo que quiera, pero no funcionará conmigo, Doctora! ¡Olvídelo! No voy a decirle el nombre - Su voz era desafiante.

- ¿Por qué no? ¿Cuál es el problema si lo haces?.

- Yulia sabe que Elizaveta y yo somos las únicas que conocemos el nombre. Si usted habla con ella, sabrá que una de nosotras se lo contó y entonces va a matarnos. ¡No quiero morir, Doctora! - La chica estaba exagerando.

- Eso es un disparate. Yulia está en otra unidad; las celdas son individuales ahora. No hay peligro alguno. Ella no podrá matarla, señorita Bogrova - La tranquilicé.

- ¿Está jodidamente, hablando en serio? ¿Cree que alguien de aquí está seguro porque estamos en unas malditas celdas individuales? ¡Yulia es una de las residentes que gobierna este jodido lugar, Doctora Katina!.

- ¿Cómo? ¿Qué significa eso de gobernar este lugar? - Ella apartó la mirada y se inclinó hacia atrás en la silla.

- Nada.

- Puedo darte comida - Ofrecí. No tenía idea de cómo podía darle otros alimentos de lo que servían en el comedor, pero no me importó. Esto era información importante. Necesitaba saber sobre ello. Así que sí, estaba dispuesta a sobornar a una residente para saberlo. Ella levantó la cabeza y se inclinó un tanto escéptica - Buena comida - Añadí.

- ¿En serio?.

- Si me cuentas todo.

- ¡No puedo contarle todo, quiero vivir!.

- De acuerdo, entonces. Dime por qué dices que Volkova gobierna este lugar....

- Existen algunos residentes con los que no debes meterte. Yulia es una de ellas. De hecho ella y Yarina son las únicas mujeres con ese prestigio. Ya sabe, es mejor dejarlas solas. Katya no lo sabía y pagó el precio. No voy a cometer el mismo error....

- ¿Qué significa realmente que Volkova gobierne este lugar? ¿Tiene ventajas? ¿Algún trato especial?.

- ¡No! Ella es sólo una interna peligrosa. Tiene conexiones, ¿sabes? Ella tienes buenos amigos como Sasha y Pavell.

- Yulia no tiene amigos - Le contradigo.

- Eso es lo que ella quiere que usted piense, Doctora. ¡Yulia tiene amigos; admiradores; amantes! Algunas personas matan por ella. Y considerando que la mayoría de nosotros somos asesinos; matar, no es algo difícil de hacer.

¿Cómo era posible? ¿Todo lo que sabía sobre ella era una mentira? ¿Incluso fue capaz de engañar a su anterior médico? La mayoría de lo que estaba escrito en sus archivos, estaba quedando, como una gran mentira. Sé que algunos diagnósticos pueden resultar equivocados, pero resultaba ser algo intrigante.

- Estoy esperando mi Pelmeni - dijo de repente. Yo reí.

- Mañana - Tengo que pensar en cómo darle un pelmeni en primer lugar.

- Entonces...¿Ya puedo salir, Doctora Katina? - Ella era bastante cooperativa, tenía que admitirlo. Es bueno saber más acerca de Yulia. Especialmente, el cómo parecía ser apreciada por muchos de por aquí. Aun estoy curiosa por saber ese "nombre" pero Ángela no iba a decirlo. Tal vez, intentaría hablar con Elizaveta más adelante. Asentí

- Gracias, señorita Bogrova.

- Por favor, no hable con Yulia sobre esto - me pidió.

- No te preocupes, esta es una conversación privada - Le aseguré.

Ella suspiró y se levantó, lista para salir de la oficina. Abrí la puerta para ella y los oficiales la dirigieron de nuevo a su celda.

- ¿Fue útil? - preguntó Nastya curiosamente, acercándose a mí.

- Sí, lo fue. Gracias, Doctora Anastasia.

- Puede llamarme Nastya. Ambas compartimos el mismo rango, no hay necesidad de usar el doctora.

- Llámame Lena entonces - dije con una sonrisa.

- Oh, bueno... Lena. - Ambas sonreímos - ¿Sabes que te ayudaría más, en todo este asunto?.

- ¿Qué?.

Me llamó con su mano y nos detuvimos en el corredor. A través de una de las ventanas, distinguí a lo lejos Volkova en el área de jardín; sentada en un banco.

- Hablar con tu paciente.


~~*~~


Me sentía insegura al ir hablar con ella después de lo que había descubierto. Mató a una residente simplemente con sus manos, a causa de un nombre. Una palabra equivocada. ¿Qué pasa si digo algo mal y ella hace lo mismo conmigo? ¿Los oficiales estarían listos para detenerla? Ángela dijo que había matado a esa chica tan rápido; en un abrir y cerrar de ojos. Entonces ¿Podría matarme a mí de la misma forma? ¿Cómo puedo sentirme segura estando cerca de ella, después de todas las cosas que sé?

¡Concéntrate, Lena! ¡Eres su doctora, no debes tenerle miedo!

Aclaré mi garganta decidida a hablar con ella . No podía matar a un médico ...¿O sí ?

Su largo y oscuro cabello revoloteaba contra el viento, mientras tenía una pacífica sonrisa en su rostro. Sus pies se mecían hacia adelante y hacia atrás, como si fuera una niña pequeña que no puede llegar el suelo. La única cosa que gritaba que era una criminal, era el holgado y brillante uniforme color naranja. ¿Por qué convertirse en un criminal? He conocido a muchas personas con trastornos mentales que no terminaron siendo delincuentes. ¿Tendrá algo que ver "El nombre"?

Mi corazón golpeó más y más rápido, conforme acortaba la distancia hacia ella.

- Hola, señorita Volkova - la saludé estirando mi mano. ¿Qué diablos? ¿De nuevo? ¿Qué está mal conmigo?

- ¿Qué pasó, nena? - me sonrió - Mucho tiempo sin verte, ¿eh?.

- ¿Cómo te sientes hoy? - le pregunté. Ella frunció el ceño y noté una expresión confusa.

- ¿Por qué estás preguntándome eso?.

- Bueno, me gustaría saber cómo te sientes. Para conocerte mejor.

- ¿Si dijera que tengo una sensación horrible, podrías hacer algo al respecto? - estaba tratando de ser educada, pero esta chica era tan jodidamente grosera... maldita sea.

- Podría intentarlo - Le respondí sinceramente - Es mi trabajo.

- No, no lo es - Ella rápidamente descartó - El doctor Pávlov nunca se tomó la molestia de hacerlo.

- Yo no soy el Dr. Pávlov - es odioso ser comparado con otro médico. Cada uno tiene su propio enfoque, estilo y nunca existirá un solo método para hacerlo bien. Así que escuchar, que me compare con su médico anterior fue un poco ofensivo para mí.

- Punto para ti, doc.

- ¿Puedo sentarme? - Le pregunté amablemente y ella sonrió. Estaba un poco sorprendida por ello.

- Sí, seguro - Al escuchar su afirmación, me senté a su lado. Mis ojos revisaron rápidamente sus manos. No estaba esposada. ¿Estaban locos? ¿Cómo podían dejarla andar libremente? ¿Qué si ella mata a alguien?

- ¿Dónde están tus esposas? - Le pregunté tratando no mostrar mi preocupación.

- Pasiva-Agresiva, ¿no es así, Doc?.

- ¿Qué? - fui sorprendida por esas palabras.

- Oh vamos, viene hasta aquí, hablar conmigo, preguntando cómo me siento y esas cosas. Tratando de demostrar que le importa, pero lo siguiente que hace... es preguntar, ¿En dónde están mis esposas?... - Ella resopló - Sólo importa si estoy esposada para que pueda sentirse segura, ¿cierto?

- ¡No! ¡Eso no es cierto! Yo..yo…- tragué saliva - Lo siento. Ella rió.

- ¿Este es su primer trabajo, Doctora?.

- ¡Por supuesto que no! ¡Trabajé en un hospital psiquiátrico durante dos años antes de venir aquí! - pronuncié orgullosa de mí misma.

- Entonces, ¿Por qué se comporta, como un novata?.

- ¡No me comporto como una novata!

- ¡Sí, lo haces!.

- ¡No, no lo hago!

- Sí claro, ¿Entonces por qué me tienes miedo? - Porque le estrllaste la cabeza a una persona contra la pared.

- No te tengo miedo.

- Sí, claro que lo tiene.

- ¡No, no es cierto!

Ella entrecerró los ojos y cuando mis ojos captaron la mirada de su mano derecha yendo hacia mí. Me deslicé a un lado, consiguiendo alejarme de ella. Ella rió.

- Ve, me tiene miedo - No contesté - Yo no le haré daño, Doctora.


- No te creo - La oí bufarse.

- Aun crees que estoy mintiendo, ¿eh? - suspiró - Al final, eres igual que el Dr. Pávlov, ¿no? -  Espera... ¿Qué? ¿Qué significa eso? - Disfruta de la luz del sol, nena. Yo estoy segura, que no quiero estar cerca de una persona que no confía en mí.

Y nada más decir eso, se levantó de la banca. Antes de que se alejara, su mirada se alineó con la mía, y cuando la vi entrecerrar sus ojos, sabía que ella estaba pensando en algo. También me las arreglé para ver el curita rosa del día anterior, aun estando en su frente.

¿En qué está pensando ahora? ¿Me estaba perfilando mentalmente? ¿Está pensando en matarme? ¿Ella...

Quedé sin aliento al instante, cuando, repentinamente, me sujetó de las muñecas. ¿Qué estaba haciendo? ¿Me iba hacer daño? ¿Me estrangularía después?

- Deje de temblar, Doctora. No es buena señal. Muestra que es débil y tiene miedo.

- Yo...yo no tengo miedo.

- Sí, sí lo tiene. Puedo verlo. Todo está escrito en su cara. La Doctora Katina es un conejito asustado - se burló.

- ¡No lo soy! - repliqué.

- La Doctora Katina no sabe qué hacer, en su primer trabajo...- se burló de nuevo. Y me molesté enseguida.

- ¡No es mi primer trabajo, deja de decir eso!

- La Doctora Katina y su formación de mierda no son suficientes...

- ¡No he tenido una formación de mierda!.

- ¿Que pasa contigo novata?.

- ¡No soy una novata! - Ella rió.

- Lo dice la doctora que le da la mano a los residentes y les pide una disculpa - sonrió presuntuosa y liberó mis manos - Estaba equivocada, nena. Tú no eres como el Doctor Pávlov... Al menos él era inteligente.

Sentí, como si me hubiera abofeteado en la cara. Yulia nunca me tocó, pero cuando dijo esas palabras fue como si me hubiera golpeado justo en las entrañas. Entendí a que se refería.

Yo, soy una doctora. ¡Una maldita doctora! ¡Mi rango era incluso superior al de los oficiales de este lugar! Y sin embargo, estaba comportándome como si ella fuera superior a mí. Dándoles la mano, diciendo lo siento, siendo educada... ¡Le estaba dando autoridad! Le estaba dando una posición más alta que yo, en este lugar. No podía dejar que eso pasara. Si me comportaba de esta forma con los demás residentes, me tomarían como a una tonta. Bien, Yulia ya me tomaba como a una tonta... Y no podría tolerar que alguien más lo hiciera.

Mis ojos se abrieron, al ver a Yulia rápidamente siendo empujada al suelo, y sostenida por dos oficiales.

- ¡Oh, vamos! - bufó, molesta. Sus brazos fueron puestos detrás de la espalda y su rostro fue presionado contra al suelo.

- ¡Cierra la maldita boca, reclusa! ¿Doctora, está bien? - me preguntó uno de ellos.

- S..sí. - rápidamente contesté - Está bien, oficiales. Ella no me hizo daño.

- ¿Ven? Yo no le hice daño. No puedo lastimarla. Ella es mi doctora.

- ¡Cierra tu asquerosa boca!

- Oficiales, pueden dejarla ir. Está bien.

- Lo siento, Doctora, pero nos vemos forzados a detener a un recluso cuando se vuelven violentos -  Un trueno audible se produjo y noté las manos de Yulia siendo esposadas. Tuve una sensación de pesar creciendo en mí interior.

Volkova fue levantada del suelo con la ayuda de los hombres. Habían algunas heridas en su rostro, pero ninguna grave.

- Bueno, al menos ahora estoy esposada... - bajé mi cabeza - ¿Se siente segura ahora, Doctora? - No. En realidad no.

- ¡Camina directo a tu celda , reclusa!.

- ¿No me dejarás disfrutar de la luz del sol, compañero? - preguntó, levantando sus cejas.

- ¡Vete a la mierda! ¡Regresarás a tu celda, ahora! - Él la empujó haciéndola caminar y ella rió, alejándose.

- ¡Buenos días, Doctora! - dijo. Giré mi cabeza hacia ella - ¡Esperemos que su segundo día sea mejor que el primero! ¡No use demasiado su formación de mier...

Mis ojos miraron al suelo cuando mencionó aquello. Aun estaba confundida con esta chica. Cada vez descubría algo acerca de ella, mi cabeza se volvía un tornado. ¿Ella estaba jugando conmigo? ¿Todo lo que oí sobre ella era cierto? ¿En verdad mató a una persona por decir solo un nombre? ¿Esa niña pequeña era una de los prisioneros más peligrosos entre los residentes?

Suspiré.

No debía pensar tanto en ella. Tenía otros pacientes que atender. La residente con la que tenía sesión, era alguien llamada Masha. Y realmente esperaba que ella no fuera tan misteriosa como Yulia.
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Mensaje por mary 7/15/2018, 12:21 am

Quierooooo mas capitulos pliiis

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Mensaje por Kamila 7/15/2018, 4:18 am

Otrooooo

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Mensaje por Fati20 7/16/2018, 5:11 am

No nos hagas esperar hasta el otro fin de semana es demasiado ???????? queremos saber más esta buenísimo
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/19/2018, 2:32 am

Jajaja!! Pues ustedes si que no tienen nada de paciencia, eh?? Bueno, acá les dejo otro capitulo y menos mal que pude desocuparme temprano para poder pasar por acá. Un beso a todas las que comentan, un abrazo enorme a los que leen y nada mas que agregar!

A leer!!



CAPÍTULO 4: EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS



Mi respiración se cortó nada más ver a Masha entrar en mi oficina. Pensé que Yulia reflejaba como debía lucir un no-criminal en todo su esplendor, pero nunca estuve más equivocada que ahora. Pues Masha lo era. Probablemente se debía a que era más pequeña y más joven que Yulia. Su largo cabello rubio daba la apariencia de una niña nacida en Alemania, como esas chicas que solía ver cuando iba de vacaciones con mis abuelos.

Llevaba un uniforme gris, perteneciente a la penitenciaría regular. Los residentes del Asilo vestían de acuerdo a su unidad por razones de seguridad; el naranja para Cuidados Intensivos; gris para los residentes de la Penitenciaria Regular. Incluso el trato de los oficiales hacia los residentes era muy diferente. Estaban inclinados a actuar, mucho más severos contra los residentes de Cuidados Intensivos que los Regulares. Irina incluso me dijo, que a veces, algunos residentes regulares suelen quedarse en el Jardín sin ninguna supervisión.

Estando Masha en la Penitenciaría Regular, sería más fácil de tratar que a Yulia, o sinceramente, eso me esperaba. No podían existir dos pacientes, tratándome como si fuera una tonta. Así que estaba dispuesta a mostrar mi aprendizaje y probar que no había tenido una formación de mierda. Si lograba que al menos una de mis pacientes fuera consciente de eso... valdría la pena.

- Hola, Señorita Mariya - Saludé al leer su nombre. Mariya Kozlova. Esta vez no extendí mi mano y sinceramente me sentí orgullosa de mí.

Aparte de la información básica, como su nombre, fecha de nacimiento y ciudad natal, no habían muchas cosas sobre ella en los archivos. No había descripción de su psicosis ni de su comportamiento. No estaba muy segura del por qué. Su crimen era, como se indica abajo, tráfico de drogas. Bueno, al menos no era una asesina.

- ¿Eres mi nueva Doctora?.

- Sí. Soy Elena Katina.

- Genial. Estaba cansada de tener a esa viejo cabrón de mierda a mi alrededor - Parpadeé un poco incómoda, cuando ella tomó asiento delante de mí.

- Buenas tardes, Doctora Katina. ¿Solicita de nuestra presencia en la oficina? - Reconocí al oficial Fyodor llamándome.

- Hola, oficial Kuznetsov. ¿Cómo está? - pregunté con una sonrisa.

- No muy diferente a otros días, pero gracias por preguntar, Doctora.

- Ya veo. ¿Y cómo le va a su esposa? - Pregunté curiosamente, recordando a Yulia decir, que su esposa había conseguido un papel en un musical. No sabía cómo iba a reaccionar, pero sabía que si yo preguntaba, él no estaría tan enojado. Además, estaba siendo sincera en cuanto al trabajo de su esposa, así que en mi mente era una pregunta válida. Él sonrió orgulloso.

- Ella va muy bien. Su última actuación fue aclamada por la crítica.

- Eso es genial - Sonreí nuevamente al oír su respuesta.

- Si, gracias.

- Ow, maldición, por favor, consigan una habitación - La chica habló repentinamente con una mueca.

- ¿Requiere de nuestra presencia, Doctora Katina? - preguntó ignorando a la residente.

- No, estaré bien gracias - Descarté, y salió de la habitación tan pronto escuchó mi respuesta.

Me tomé un breve momento para respirar. Bien, era momento para mostrar mis actitudes! ¡Vamos Lena, tú puedes hacerlo! ¡Esta chica no debe verte coma una tonta! ¡Sè firme!


Una vez sentí que estaba lista para iniciar el período de sesiones, pulsé el botón blanco de la grabadora y la cinta comenzó a girar, grabando la entrevista.

- Psicoterapeuta Elena Katina, Entrevista #2: Residente Mariya Kozlova.

- Olvide ese nombre y llámeme Masha, Doctora - Me dijo rápidamente al oír su nombre real.

- Eh, Srta. Koz...

- Por favor, Doctora, Mariya es sólo para amigos íntimos - dijo sonriendo con dureza. - Simplemente Masha - repitió. Asentí.

- Está bien... Entonces, Masha, ¿Por cuánto tiempo estuviste bajo el cuidado del Dr. Pávlov?-  Me pareció un poco extraño que no escribiera mucho acerca de su paciente. No había ningún indicio de los rasgos de su personalidad en los archivos, ni de ninguna indicación visible de su psicosis. Lo única cosa escrita , era su crimen.

- No mucho, gracias a Dios. El viejo era una espinilla en el culo.

- ¿En serio?¿Y eso por qué?.

- ¿Nunca conoció algún tipo, que todo lo que dijera o hiciera la hacía enojar?.

- Sí, claro.

- Bueno, pues ese era el Dr. Pávlov. Definitivamente no me agradaba el bastardo. Quizá nuestro tipo de sangre no era compatible - Yo no estaría preocupada por eso. La mayoría de las veces, los pacientes tienden a no agradar de sus médicos, sencillamente porque nuestro trabajo requiere el ser firme. Es como cuando un estudiante no gusta de su profesor, porque le llama la atención al no hacer sus deberes. No era muy grave.

- Aun no me has dicho cuánto tiempo estuviste con él. ¿Puedes decírmelo?

- Un par de meses o algo así - Respondió con indiferencia - ¿Por qué?.

- Sus notas sobre ti son un muy escasas. ¿Tienes otros médicos a parte de él?.

- No - Parpadeé.

- Entonces...¿Podría ser, que acabas de llegar al Asilo hace un par de meses ?

- Sí, no tengo mucho tiempo en este lugar .

- ¿En dónde estuviste antes de llegar - si ella estuvo en otra instalación, podría buscar sus registros anteriores.

- Libre, caminando por las calles de Moscú...

- Traficando drogas... - agregué. Su rostro se transformó en una mueca de orgullo.

- Así era. Hay cientos de miles de personas que serían capaces de matar por una basura de esas, ya sabe. Ellos matan, roban y luego vienen a mí, a comprar mis cosas. Es impresionante, Doctora. Buena vida, buen dinero, buena basura.

- Y entonces tú y tu mierda fueron confiscadas... - Su mueca presumida desapareció y la vi roer sus dientes.

- Alguien me delató.

- ¿Así es como terminaste aquí? ¿Te hiciste algún examen médico?.

- Yo no estoy loca, Doctora - dijo al instante, interrumpiéndome - Yo no soy uno de estos locos! ¡Me trajeron a este lugar, Dios sabe por qué!.

- Bueno, si estás aquí , debe haber algún tipo de comportamiento, inusual de tú parte.

- Mi único comportamiento, es amar el olor del dinero, Doctora. ¿Eso es algo inusual? ¿Qué todo el mundo ame el dinero? ¿Acaso no todos aman el olor del dinero, porque pueden comprar cualquier mierda que deseemos?.

- ¿No será, que te gusta demasiado el olor de tus narcóticos? - estas sustancias podían dejar en muy mal estado la mente de alguien, y esa, podía ser una de las razones por la que fue traída al Asilo. No todos los efectos secundarios son extremos, sin embargo, hay grados de ella. El más ligero sería, un poco de paranoia o ansiedad. Llegaba a ser tan ligera, que la persona ni siquiera se daba cuenta de haberla desarrollado.

- ¡Carajo, no, Doctora! ¡No soy estúpida - Ella desechó rápidamente mis palabras con una sonrisa - Tiene que usar la cabeza, Doctora, o usted podría terminar perdiendolo todo -  apuntó sus dedos a su cabeza - Nunca utilicé ninguna de esas basuras, pero como lo dije antes, había un montón de gente que venían a mí.

- ¿Qué te llevó a hacerlo? - ¿La razón de que Masha y Yulia terminaran como delincuentes, era un misterio para mí?. Eran muy jóvenes y muy bonitas, se suponía que estarían en la universidad, buscando un buen empleo, casarse, teniendo familia, y no siendo criminales.

- La vida - Ella se encogió de hombros - Es dinero fácil, Doctora.

- ¿Era digno? ¿Tenías todo ese dinero fácil y al final, acabaste aquí?.

- Esa, una de esas pequeñas metáforas que se usan en la vida, Doctora. Tuve buen dinero y buena vida. Sabía que no sería así por siempre y que algún día alguien, querría tener nuestro territorio, pero por un tiempo, esos momentos fueron de oro puro.

- ¿Nuestro territorio? - Repetí al escucharla - ¿No estabas sola? - Ella rio.

- Nadie hace esto solo, Doctora. Especialmente en este campo.

Bien, estoy de acuerdo, es muy difícil estar por tu cuenta si traficas drogas. Tienes que pertenecer a una red con otros.

- ¿Fuiste la única a la que atraparon?.

- Olga y Katya estaban conmigo.

Mi corazón latió más fuerte de lo normal al escuchar ese nombre. ¿Katya… no era la chica que fue asesinada por Yulia? No cabe duda, estoy segura que ese era su nombre. ¿Masha era su compañera? ¿Se habrá enterado de lo que sucedió? ¿Sabrá que la asesina de su amiga es también mi paciente?

Probablemente no. Todos los médicos, mantienen en secreto el nombre de cada  uno de sus pacientes. Además, con Volkova en Cuidados Intensivos, hay poca probabilidad  de que se entere que también soy la Doctora de ella.

- ¿Olga y Katya eran tus socias? - pregunté curiosa, controlando mi voz.

- Éramos tan grandes. Nuestra basura era lo mejor. Se vendía tan fácil como un pastel de helado.

- ¿Qué sucedió con ellas?.

- Nos trajeron a este sitio.

- ¿Y puedes asegurar que ninguna de ellas tenía un comportamiento inusual?.

- ¿Por qué es eso importante? - preguntó enfadada - Eso no es problema mío.

- Si una de ellas tiene alguna psicosis, los oficiales pensarían que todas ustedes la tendran, esa sería la razón de que tú también, fuiste traída junta a tus socias.

- Eso no es justo.

- A ti no te importo lo que es justo, así que, ¿Por qué debería al gobierno importarle? - ella se quedó callada nada más escucharme. Apretó sus dientes un poco molesta - No se trata de ser justos, Masha, se trata de seguridad.

- ¡¿Y mi seguridad, Doctora?! - La chica alzó su voz un tanto alterada - ¡¿Y si soy asesinada por uno de esos locos?¡.

Una vez más, recordé de lo sucedido con Katya. Masha seguramente sabía lo sucedió con esa pobre chica, así que era normal tener miedo a que pudiera pasarle lo mismo a ella.

- Ustedes están a salvo - Intenté calmarla.

- ¡¿A salvo dice?! ¡Porque siento que estoy caminando sobre cáscaras huevos aquí, Doctora! ¡Un movimiento en falso, una palabra equivocada y boom! Tu cabeza será lanzada contra la pared como un pedazo de mierda - Tragué al escuchar esas palabras - Pero a usted no le importa. Aquí , a nadie le importa - soltó.

- ¿Por qué debería importarnos, Masha? - le pregunté firme, levantando mis cejas - ¿Por qué deberíamos cuidar de ti?.

- Yo no estoy loca, Doctora - repitió.

- Eres una traficante de drogas. Sigues siendo una criminal. Y tú eres lo que esos oficiales odian más. Así que dime, ¿Por qué debería preocuparme por ti? ¿Por qué deberían, preocuparse por tu amiga?

- Hago lo mejor que puedo para vivir en paz en este lugar. Lo mismo hace Olga. Y también, lo hacia Katya - Me reí entre dientes.

- Si ella intentaba vivir en paz, ¿Porque fue asesinada?.

- Katya siempre buscó llamar la atención, ¿Pero cómo es que iba a saber, que una de sus compañeras de celda era una maldita perturbada?.

Me tomó un par de segundos darme cuenta, que tenía los dientes apretados y mi nariz se había dilatado cuando ella se refirió a Yulia de esa forma. Me había tomado por sorpresa. Estaba un poco enojada porque alguien llamó a Volkova "maldita perturbada". ¿Por qué? Ni siquiera lo sabía.

- ¿Eras cercana a ella? - pregunté después de un par de segundos - Parece que Katya te importaba.

- Éramos socias. Trabajábamos y vivimos juntas. Es normal que me iba a importar - Asentí. Fue muy bueno escucharla decir esas cosas. Significa básicamente que ella tenía algún tipo de simpatía, una muy buena señal. La simpatía era lo que le faltaba a los psicópatas o sociópatas, y fácilmente podía deducir su diagnóstico - A diferencia de todos ustedes - añadió más tarde, con dureza.

- Mira, sé que estás enojada porque tu amiga fue asesinada, pero no puedes culparnos. Si Katya estaba haciendo un esfuerzo para vivir aquí, no hubiera sido asesinada.

- Solo estaba intentando hacer amigos.

- ¿Molestando a una las residentes más peligrosas?.

- Ella no lo sabía. Nadie nos dijo nada sobre de los residentes de este lugar.

- ¿Era necesario? ¿Nunca pasó por tu mente, que cada uno de los residentes eran peligrosos? -  Porque sinceramente, fue lo primero que pensé cuando me dieron el empleo. A pesar de sentirme preparada para el reto, no podía mentir acerca de no estar nerviosa. Tratábamos con delincuentes mentalmente enfermos en este lugar, un pequeño error podía desencadenar una bomba dentro de ellos. Y no necesité que nadie me dijera nada. Mi forma de pensar, era que todo el mundo tendría la misma sensación. ¿Pero esa chica era completamente ajena a ello? Nah, yo no compraría esa mierda.

- ¿No sabes si Katya tenía algún problema mental? - pregunté de nuevo.

- ¿Por qué eso importa ahora? Está muerta, no es como si pueda ayudarla, o si?.

- ¿Eso es, un sí? - levanté mis cejas esperando su afirmación.

- No. Yo no sé nada sobre la salud mental de Katya. La mía es completamente sana.

- Mente sana no significa libre de problemas mentales, Masha. Los psicópatas tienen mentes sanas, son capaces de adaptarse a diferentes situaciones y engañar a mucha gente, pero sus problemas son extremadamente peligrosos.

- ¿Sabe cómo tratar con los psicópatas, Doctora? Dispárele con un arma directo a sus cabezas y listo. Nadie tiene que vivir con esos bastardos nunca más.

- Si matamos a cada persona con trastornos mentales, la raza humana se extinguirá a la mitad.

- Eso quiere decir, que para usted es una mala cosa - Ella replicó - Todos vamos a morir al final, Doctora.

- Entonces, ¿Por qué estás molesta por la muerte de tu amiga? - Traté de contratacar - ¿Porque fue demasiado pronto? ¿Porque era tu amiga? ¿Porque a nadie le importó salvarla cuando podían?.


Ella bajó la mirada, no contestando mi pregunta.

Decidí dejar de preguntar sobre ese evento en particular. La única persona, que podía ayudarme a descubrir más sobre este tema, era la propia Yulia. Tenía que evitar descubrir cosas de ella, a través de alguien más.

Me aclaré la garganta al percibir que la oficina estaba en silencio.

- Mencionaste que antes de venir aquí estaban "deambulando por las calles de Moscú...

- Sí.

- ¿Dónde estaban tus padres? - pregunté con el ceño fruncido. Ella no respondió - ¿Están muertos? - se mantuvo en silencio. Mientras yo estaba buscando una reacción diferente  - ¿Conociste a tus padres? - Ella se sujetó de los lados de la silla. Allí encontré el punto sensible - Creciste en la calle, porque fuiste abandonada por tus propios padres, nadie se preocupó por ti... - Sus manos agarraron la silla con más fuerza. Levantó la mirada molesta.

- No quiero su lastima, Doctora.

- No siento lastima por ti. Estoy tratando de ayudarte.

- Si quiere ayudarme. Déjeme salir de este maldito lugar.

- Hasta que se demuestre lo contrario, eres tan cuerda, como cada residente de este lugar - Apartó la mirada con enfado.

- ¡No estoy loca, Doctora! - repitió, más agitada. No estaba muy convencida. Quiero decir, sí, estaba de acuerdo. Ella incluso era fácil de leer. Sin embargo, no podía descartar las posibilidades. Era mi segundo día y el primer día tratándola; iba a necesitar más sesiones con ella para descubrir su personalidad.

- Decirlo una y otra vez, no va ayudar tu causa - aconsejé.

- Mierda - Gimió frustrada, dirigiendo su mirada al techo.

- Compórtate y nadie golpeará tu cabeza contra una pared, Masha - rápidamente agregué - Compórtate, ayúdame con esto, y sólo entonces yo seré capaz de ayudarte.

- Si su ayuda es igual que la del Dr. Pávlov, prefiero no recibirla.

- Yo no soy el Dr. Pávlov.

- Bien por usted, Doctora.

Fruncí el ceño, cuando la voz de Yulia invadió mi mente diciendo casi lo mismo. Ambas, tanto Yulia como Masha, parecían no gustar de los estándares del Dr. Pávlov. No sabía el por qué, pero en verdad tenían un gran resentimiento contra el hombre.

- Por lo tanto, ¿Has estado en las calles toda tu vida - decidí preguntar sin rodeos.

- Ser una rata de la calle no es tan malo como usted cree, Doctora. Era libre. No tenía un jefe. Yo era mi propio jefe.

- Fuiste tu propio jefe porque tú, no tenías a nadie. Es por eso que eras una rata de la calle, en primer lugar. Estoy bastante segura que te hubiera gustado ser una rata doméstica, que una de la calle.

- No, por supuesto que no - negó categóricamente.

- Piel dura, corazón blando - le respondí - suele ser de esa forma.

- ¡Deje de fingir que sabe acerca de mi maldita vida, Doctora! ¡Usted no sabe nada! ¡La odio doctora de mierda! ¡Todo lo que tienen que hacer es sentarte allí con su estupida-inteligancia-de mierda, haciendo sentir a todos una mierda, porque piensa que hablando sobre las raíces de nuestros problemas, nos ayudará en algo! ¡Deje de ser ilusa, Doctora, aquí a nadie le importa usted!¡ Aquí nadie entiende por qué tenemos estas malditas sesiones de todos modos... simplemente nos hacen sentir como una mierda y llenos de rabia. Y no importa cuánto lo intente, usted nunca va ayudar a nadie en este lugar! - gritó furiosa, parándose de su asiento.


Mis ojos perdieron su centro, por un momento.

Me dolió. Realmente lo hizo.

Sé que cree que estos períodos de sesiones, no podrán ayudarla. De hecho, la mayoría de los residentes no creen en ellas. No entienden el propósito de seguir contándome sus vidas. No debería verme afectada por ello. Pero lo estaba.

Y probablemente, lo haría por siempre.

Odio cuando las personas desestiman mi ocupación. Siempre piensan que es una pérdida de tiempo. Algunos incluso, se atreven a pensar que no es una verdadera profesión. O como dice Yulia todo el tiempo, que yo, tuve una formación de mierda.

Pero tenía que demostrar que estaban equivocados.

Necesitaba demostrar que podía ayudarlos. Especialmente, después de que Masha golpeó mi punto débil.

- Puedo ayudar. Podría ayudarte ahora mismo, simplemente escribiendo en estos papeles que no perteneces aquí - Sus ojos se ampliaron en un segundo, pidiéndome que lo hiciera - Pero antes de hacerlo, necesito estar segura de ello.

- ¿Por qué ustedes no me creen?

- Es el primer día que te te trato como paciente, no puedes esperar que crea todo lo que dices. No soy tonta.

Ella suspiró un poco cansada, pero enseguida cedió.

- Enséñame como puedes vivir en paz en este lugar , Masha. Muéstrame que eres ''normal'' y te sacaré de aquí - Sus ojos se ampliaron.

- ¿En serio?.

- Claro.

Ella asintió con la cabeza.

Me sentía feliz. Me sentí orgullosa de mí misma.

Me las arreglé para controlar, exitosamente a una residente. Había una sensación de cosquilleo en mi estómago. Me hizo sonreír.

- Necesito tener más sesiones contigo, pero por ahora está bien - Ella me sonrió tímidamente - Muchas gracias por tu tiempo, Masha.


- Gracias, Doctora - La chica agradeció tímidamente. Me incliné sobre la grabadora.

- Doctora Elena Katina, Entrevista #2 con la residente Masha, finalizada - Pulsé el botón de la máquina de nuevo y la cinta se detuvo. Abrí la puerta y el oficial Fyodor entró listo para llevarla de regresó a su celda - Nos vemos la próxima sesión, Masha.

- Nos vemos, Doctora - Antes de que ella saliera de la habitación se dio la vuelta, para decir algo más - Ah, y gracias por llamarme Masha. El Dr. Pávlov siempre me llamó por mi nombre real. No me gusta. Es muy anticuado - Sonreí de vuelta.

- De nada - Ella asintió con la cabeza una vez más y finalmente abandonó la sala.

una gran sonrisa se fomrò en mis labios. ¡Toma Volkova! Quièn ha tenido una formación de mierda, ¿eh? ¡Oh dios, se sentía tan bien! Mi segundo día fue increíblemente mejor que el primero. Y por alguna razón que no sabía, quería demostrar que Yulia estaba equivocada.



~~*~~


Mis ojos se mantuvieron encima de Volkova, todo el tiempo en el que estuvo en el patio de recreación al día siguiente. No hablé con ella, pero mis ojos estuvieron siempre allí, intrigados por cada uno de sus movimientos. Ángela dijo, que ella tenía amigos. O al menos gente lo suficiente cercana, como para que sean llamados amigos. Sin embargo, durante todo el tiempo que mis ojos estuvieron sobre ella, siempre estuvo sola.

Los residentes sabían que era peligrosa y que no debían meterse con ella. Quiero decir, las noticias corrían rápidamente en lugares como este y sin duda, todo el mundo sabía que Yulia Volkova había matado a otra residente. Especialmente porque fue uno de los motivos, por el que el Dr. Putin decidió establecer a los residentes en celdas individuales. Para los residentes, evitar a alguien que era capaz de aplastar sus cabezas en segundos, era totalmente comprensible.

Lo que evitó que apartara los ojos lejos de ella, fue que parecía estar escribiendo algo en un cuaderno. Sentada en el patio; con la espalda apoyada contra un árbol, sus muslos sirviendo de mesa para su bloc de notas color negro; estaba totalmente centrada en ello. Su cabeza hacia abajo en todo momento. ¿Qué es lo que está escribiendo? ¿Pensamientos? ¿Ideas? ¿Recuerdos? Estaba muerta de curiosidad por saberlo.

Dejé mi escondite, y caminé a través del patio para llegar hasta ella.

- Buenos días, señorita Volkova - Saludé. Sin extenderle la mano y esta vez, sentí que estaba mejorando en mi trabajo, día con día.

Ella no respondió. La vi dejar de mover el lápiz por un breve instante, y enseguida retomó sus trazos como si nada. Me pareció muy raro que ella no contestara. Parecía muy habladora en los últimos días.

- ¿Qué estás escribiendo? - Pregunté, interesada en la actividad.

Ella no respondió una vez más. Fruncí el ceño un poco confundida. Me coloqué detrás de ella para mirar por encima de sus hombros y espiar lo que estaba escrito en el bloc de notas. Mis ojos se abrieron bastante sorprendida, cuando descubrí que en realidad, no estaba escribiendo nada, ella estaba dibujando.

Bien, el dibujo no era técnicamente la palabra, eran garabatos.

Había escrito su nombre romanizado en el centro del papel. Ramas de árboles y remolinos adornaban la palabra y mientras más se extendían, nuevas formas eran perfiladas. Cuervos, mariposas, hongos, calabazas, calaveras, ranas, gusanos…todo estaba hecho de una manera muy caricaturesca, especialmente las setas y las ranas, teniendo ojos grandes y algunos de ellos con diferentes expresiones.

Realmente, me tomó por sorpresa.

No debido a sus habilidades para dibujar, no era tan buena para ser honesta, sino porque nunca pasó por mi cabeza que Yulia gustara del dibujo.

El dibujo es uno de los campos por excelencia del arte.

El arte es increíble.

Y el arte, no es el tema preferido de los asesinos a sangre fría.

Esta mujer lograba sorprenderme cada día.

- No sabía que te gustaba el arte - dije aun sorprendida por ella.

- Si te lo decía, no me ibas a creer - Replicó al cabo de un rato. Al principio pensé que era simplemente una broma, pero luego me di cuenta de que ella realmente lo había dicho, siendo que desde nuestra primera sesión la tenía como a una mentirosa. No creí ni una sola de sus palabras aquel el día, y como tal, si ella me hubiera dicho que gustaba del arte, la verdad, es que yo no le hubiera creído.

Un sentimiento de pesar cayó sobre mí y quería decirle que lo sentía pero me contuve. Tenía que demostrarle que yo, estaba a cargo. ¡No más saludos corteses, no más disculpas, no más amabilidad! Tenía que ser fuerte, cuidar mi posición.

- Sí, no lo hubiera hecho - Asentí - ¿Te molesta?.

- ¿Por qué iba a molestarme? No es mi trabajo el que está en peligro - Fruncí el ceño un tanto sacudida por eso.

- Mi trabajo no está en peligro.

- Una Doctora novata, siempre está en peligro.

- ¡No soy una Doctora novata! - Mi voz salió molesta. Vi su sonrisa pretenciosa, aparecer en sus labios.

- Decirlo una y otra vez no hará que cambie, nena.

Sabía que tenía que mantenerme más relajada. Ella estaba tratando de molestarme, yo lo sabía. Pero no me importó. Quería demostrar que era buena.

- ¡Oh, por favor, no sabes nada! ¡Ayer estuve muy bien!.

- Oh ¿En serio? - preguntó con sarcasmo, entintado los ojos de otro hongo.

- Sí.

- ¡Enhorabuena, Doc! ¿Quién es la tonta? - Sentí mi pecho llenarse de ira.

- ¡Ella no es una tonta!.

- No se halague a usted misma, Doctora. Una residente deliberadamente...- movió sus manos hacia a fuera, burlándose de la situación - Decidió contarle sus orígenes. Es bastante increíble, Doctora, cómo una residente fue idiotizada por sus estudios de mierda.

- Sólo porque tu no crees en mis habilidades no significa que todos aquí piensen lo mismo. Hay gente que quiere mi ayuda - respondí rápidamente.

- Ellos quieren su ayuda para salir de este lugar, no para ser tratados - Eso, era exactamente lo que Masha quería. Era consciente de ello.

- Puede que sea cierto, pero al hacerlo puedo ayudarlos a superar sus problemas.

- Puede ser -  Ella asintió con la cabeza - Si usted cree, en lo que ellos le dicen - Mi nariz se dilato por la rabia.

- Habías dicho que no te molestaba - repliqué.

- Y no lo hago, nena. Sólo te estoy dando algunos consejos, para tener éxito en tu trabajo.

- ¡No necesito consejos que vengan de ti!

- Oh, vamos, Doc, ¿No vas a escuchar a la pequeña Volkova? Yo solo quiero ayudarte.

- ¡No necesito tu ayuda!

- Sí, la necesitas.

- No, no la necesito.

- Sí, sí la necesitas.

- ¡Esto es absurdo! ¿Por qué iba a necesitar de tu ayuda?.

- ¡Porque eres novata! Y necesitas que alguien te enseñe cómo funcionan las cosas en este lugar.

- Que estúpido

- Le llamas estúpido, pedir un poco de ayuda.

- Bueno, si quieres ayudarme, entonces respóndeme una pregunta.

- ¿Qué pregunta?

- ¿Por qué mataste a Katya? - solté de repente.

Esa era la pregunta que se mantenía rondando en mi cabeza. Y por supuesto, cuál era el nombre que desencadenaba su psicosis.

Necesitaba saberlo. Necesitaba oírla decir, el por qué.

- ¿Quién es Katya? - Preguntó, levantando su cabeza en confusión.

- ¿La chica, a la que le rompiste la cabeza en la pared? - Mi voz salió más alta de lo que esperaba.

- Ah... - Ella sacudió la cabeza recordándolo repentinamente.

- ¿Por qué lo hiciste? - Ella se encogió de hombros.

- Solo quería hacerlo.

- ¿Tu querías? - mis ojos se abrieron - ¿Así nada más? ¿Por qué tu querías?

- Tengo necesidades, Doc.

- ¿Y una de tus necesidades, es matar?

- Los peces necesitan nadar, y las aves volar.

- ¡Deja de fingir que matar es un instinto tuyo! ¡No lo es! - Bueno, en realidad podría serlo. Simplemente, yo no quería creerlo. Yulia siempre me sorprendía a cada momento y en todas esas ocasiones, nunca sentí, que tuviera esa verdadera inclinación, el de ser una fría asesina. Ella podría haber matado gente en el pasado, pero ante mis ojos, había sido por defensa propia o su psicosis. No porque ella realmente así lo deseara. Además, a Yulia le gustaba divertirse. ¿Cuál sería la diversión en matar a alguien como Katya? La chica era vista solamente como una rata callejera.

Parpadeé cuando Yulia cerró su bloc de notas, se levantó de la tierra, y me miró directamente.

- ¿Quieres saber por qué mate a la cabeza de metanfetamina? - apreté mis dientes, sintiendo mi corazón latir más rápido. Di un paso hacia atrás, un tanto ansiosa de lo que iba a decir - Hay, ese sentimiento dentro de usted, Doctora, que te mantiene unida. Es muy pequeño, pero muy potente. Es el sentimiento de comprender, que usted, en cualquier momento, puede terminar con la vida de alguien más.

Ella dio un paso hacia adelante y sentí mi corazón golpear contra mi pecho, con demasiada fuerza.

- Una vez que se siente por primera vez, se queda allí. Siempre presente. Después de un tiempo, esta sensación comienza a convertirse en voces en tu cabeza, murmurando, susurrando y gritándote ''¡Hazlo. Hazlo. HAZLO!. '' – tragué, congelada en el mismo lugar, mis piernas parecían haberse convertido en piedras - ¿Preguntò, que por qué mate a esa cabeza de metanfetamina?. ¡Fácil, Doc! ¡Al final, las escuché a ellas.

- Eso, es horrible - Fue todo lo que pude decir después de un momento.

- ¡Es increíble! ¡Se siente muy bien! - su sonrisa se volvió más amplia que nunca - Tan bien.

- ¡Mataste a una residente por nada! ¡Ella no era nadie!.

- Ouch, que dura, Doc - ella fingió ser lastimada.

- Estás loca - Fue una observación obvia, pero las palabras salieron antes de que incluso, me diera cuenta.

- ¡Bienvenida al manicomio, Doctora! - Abrió los brazos, como si me estuviera dando la bienvenida con un abrazo - ¡Todos aquí, estamos locos! ¡Yo estoy loca, tú estás loca!.

- ¡Yo no estoy loca!.

- ¡Seguro que sí! O usted no habría venido aquí - Me callé - ¡Por favor, disfrute de su estancia! Un buen viaje sólo es placentero cuando hay diversión durante el camino... Vamos, Doctora Katina... ¡Diviértase! Y después de un tiempo, podrá sentir como si este lugar fuera el país de las maravillas! - Terminó diciendo con entusiasmo.


Mis dedos estaban temblando ligeramente y sabía que no era por el frío. Hubo un zumbido en mi cabeza, que me decía que diera un paso atrás. Es una de esas corazonadas que llevas dentro, que te advierten que estás potencialmente en peligro.

Sin embargo, la mente de Yulia me intrigaba. De una forma tan extraña que simplemente no podía dejarla ir. No podía encogerme de hombros y fingir que no estaba interesada en ella. Su mente, su voz y sus acciones me cautivaban, y al final, terminé cediendo.

Supe de inmediato, que estaba jodida.

Existía una loca mujer, de la cual apenas sabía nada y me desafiaba de una manera, que nunca antes lo había sido. Y no es que Yulia fuera la persona más demente de todos los tiempos. Ni siquiera era la persona más loca del Asilo, estaba bastante segura de que había gente allí fuera, mucho peor que ella. Es sólo que era la primera vez que me encontraba con a alguien como ella. Y lograba hacer que mi curiosidad se hiciera más y más grande.

Aunque realmente no era una Doctora novata, siempre me sentía como una, cuando la tenía alrededor. Esa era la razón, por la que ella pensaba que yo era novata. La dejé ver a través de mí. Y me odié a mí misma por ello. Aunque había una voz en mi cabeza que me decía que retrocediera, también había otra que susurraba que escuchara a esta mujer.

Y déjenme darles un consejo: cuando hay dos voces en su cabeza, nunca, nunca, vayan por la que susurra.

Yo lo hice.

Y Dios, yo lo lamentaría tanto.

Esta mujer, despertaba sentimientos dentro de mí, que nunca antes había sentido en vida.

Pronto, se convertiría en mi infierno personal.

Y Yulia Volkova, sería el diablo que gobernaría en èl.
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Mensaje por Kamila 7/19/2018, 2:57 am

Wow excelente capítulo ehhh

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Mensaje por mary 7/19/2018, 3:15 am

Nomanches me tiene atrapada esta historia esta genial por ese motivo somos impacientes

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Mensaje por Fati20 7/19/2018, 4:27 am

Buenísimo el capitulo es tan emocionante cuando se encuentran estamos tan intrigadas en la historia como lena por julia por eso no tenemos paciencia, esperamos el próximo con ansias muy pronto, muchos saludos ????????
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 7/22/2018, 1:06 am

Hola chicas, cómo están??? Feliz sábado para todas, con algo de frío por acá pero bien. Pues, créanme que las entiendo porque a mi la historia me enganchó una vez que comencé a leerla y después no pude parar. Pero no quiero subirla toda en una sola noche. La idea es crearles el gustito por la trama y que se enamoren más de las protagonistas.

Me despido dejandoles un beso grande...

A leer!!



CAPITULO 5: SIENDO INTIMAS



- ¿Está bien, Doctora? - Escuché la voz de Tanya junto a mí.

- Sí, ¿Por qué no lo estaría, oficial?.

- Cuanto más observa a esa reclusa, más escalofriante se pone.


Yulia Volkova. No importa cuántas veces me diga a mí misma que retroceda, ella siempre está tirando de mí, llevándome más cerca, cuestionándome en qué piensa y que siente...quedaba mucho por saber sobre ella, y ahora, sabía tan poco.

Se convirtió en mi rutina venir por las mañanas y obsérvala, mientras ella estaba en el patio. Incluso, si no hacia nada más que trazar garabatos, yo estaba allí, mirándola a lo lejos, intentando saber quién era, realmente.

- Solo vigilo a mi paciente, oficial - Desestime.

- ¿Descubrió algo interesante sobre ella? - preguntó curiosa.

- Me enteré que mató a una residente.

- Ah, eso no es noticia, Doc.

- Lo es para mí.

- ¿Y ahora la está vigilando para ver si ataca a otro interno? - Se burló. Finalmente aparté la mirada de Yulia, y observé a la oficial junto a mí - Puede que ella sea una maníaca, pero no es estúpida, Doc. Si llega a lastimar a otro recluso, será puesta bajo llave.

- ¿Bajo llave? - No comprendí de qué estaba hablando.

- Será aislada. Este no es simplemente Asilo, sino un centro Penitenciario. Cuando los residentes rompen las reglas o hay una conmoción, es lo que generalmente se hace. Cuando llegan a las cinco faltas graves, los internos son llevados a la Unidad Especial de Seguridad. O como lo llamamos, la UES.

- ¿Entonces ella tiene ya cuatro faltas? - Negó con la cabeza.

- En realidad no. Ella fue directo a la UES después de que mató a la interna. Cuando regresó tres semanas más tarde, fue trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos y recibió una advertencia, donde se le dijo, que si cualquier otro altercado ocurría, sería enviada a la UES de inmediato. No tiene ninguna falta grave, pero tan pronto como la obtenga, estará bajo llave nuevamente. Es por eso que no osará en meterse en problemas.

- ¿La UES es tan mala como suena? - Había escuchado antes acerca del aislamiento. Los residentes normales sufren demasiado al ser privados del contacto humano.

- Bueno, seguro que no es el país de las maravillas - Tanya levantó sus hombros - Quiero decir, mire lo que pasó con Natasha Zinchenko.

- ¿Qué le sucedido a Natasha Zinchenko?

- Una semana en la UES, y la niña comenzó a gritar "¡Estrés!" cada vez que alguien la tocaba - La oficial rió - Sin embargo, fue divertido. ¡ESTRÉS! - repitió mientras hacía que su cuerpo temblara, burlándose de lo pasado.

- ¿Dónde está ahora?.

- ¿Natasha? Regresó a su celda. Es la hermana mayor de Krystal por cierto -  Añadió rápidamente.

- ¿Cómo lo sabes?.

- Irina nos lo dijo.

- ¿Nos? ¿La oficial Smirnova te lo cuenta todo?

- Ojalá - suspiró un poco descontenta - Ella siempre sabe más de lo que nos cuenta.

- ¿En serio? - Mi curiosidad creció.

- Bueno, nos cuenta algunas cosas por ser oficiales. Probablemente si se lo pide se lo contará también, después de todo, usted es un médico - Se encogió de hombros. Por mi parte, yo no estaba muy convencida. Irina sabía más de lo que les decía - Entonces, ¿Cómo ha estado su primera semana? - cambió rápidamente de tema.

- No ha estado mal - Asentí con la cabeza - Intento encajar.

- Lo sé, la primera semana es difícil - Chasqueó su lengua - ¿Con quién tiene sesión hoy?.

- Darya.


Ella rió - Bueno, creo que hoy tendrá el día libre, Doc - Frunció el ceño confundida - Darya ha sido aislada - Mis ojos se abrieron por un segundo.


- ¿Los residentes no tienen sesiones cuando están aislados?

- No. Deben mantenerse aislados del exterior, todo el tiempo.

- ¿Cuánto tiempo estará allí? - Pregunté, curiosa. Aunque comprendía por qué debían ser aislados en la UES, no cambiaba el hecho de que eso podía afectar en su progreso. Cuando un paciente está en tratamiento, especialmente si su respuesta es favorable, la brusca interrupción puede desencadenar ira, depresión y ansiedad.

- Dos semanas.


Me quedé pensativa. Debe ser horrible estar sola durante dos semanas en la UES. Quiero decir, sé que sus celdas son individuales, pero tienen la hora del almuerzo con otros residentes, así como la recreación en el patio. Aún pueden hablar entre sí. Y verse los unos a los otros. En la UES, no hay contacto con nadie, ni siquiera contacto visual. Todo lo que hay, son paredes y tu propia cabeza, para matar el tiempo.

Bueno, cuando sólo hay paredes y tu cabeza para matar el tiempo, puedes disfrutar de cosas, que no sabías que harías - Recordé las palabras de Yulia en nuestra primera sesión. Y me pregunté cómo lo manejaba Yulia realmente, cómo le había afectado. Pasó tres semanas allí. Es demasiado tiempo - Espero que esté bien - murmuré, devolviendo la vista a Yulia.

Oí a la oficial Tanya suspirar - A veces me pregunto por qué los médicos gustan tanto de estos bastardos.

- ¿Qué?.

- Usted se preocupa por la estancia de Darya en la UES - En realidad, estaba pensando en Yulia, pero me callé - Otros médicos piensan lo mismo sobre sus pacientes. ¿Por qué los prefieren a ellos sobre nosotros? Somos normales, Doc. ¡Se supone que tienen que estar preocupados por nosotros, no por esos pequeños desgraciados!.

- No los prefiero a ellos - Me defendí.

- Oh, por favor, si le sacara toda la mierda a esa reclusa en este preciso momento, usted sería la primera en detenerme.

- ¿Y por qué harías eso en primer lugar?. Ella no está haciendo nada malo.

- ¿Ve? ¡La está defendiendo!.

- ¿Qué? ¡No! ¡Claro que no, solo estoy criticando tu actitud!.

- ¿Por qué? Ella está loca y golpearla le demostrará mi autoridad sobre ella.

- ¡Sabes que ella no hará nada por defenderse, de lo contrario será enviada directo a la UES y tu solo estás tomando ventaja de eso!.

- Sí, una vez más, solo voy a demostrarle mi autoridad.

- ¡Solo estas demostrando cuan imbécil puedes llegar a ser! - Contesté amargamente. Pero ella río en voz alta.

- Puedo ser una idiota pero nunca una asesina. Una ladrona. Violador. Los reclusos son todos unos delincuentes, doctora, y ellos deben conocer su lugar en el Asilo. ¡Los médicos los hacen sentir dueños de este maldito sitio! ¡Ustedes tiene que parar de hacer eso!.

- No obstante, la violencia no resuelve nada. Deberían tener en cuenta que algunos de los residentes tienen problemas de ira y golpearlos a tal grado de violencia, podría desencadenar respuestas de la misma naturaleza.

- ¿Y usted sabe qué pasará cuando eso ocurra? - Preguntó mostrando una petulante expresión en su rostro.

- No. ¿Qué pasará?.

- Se irán directo a la UES - la noto algo incomoda - No pueden ganar, Doctora. Ellos no deben ganar.

- Esto no es un juego, oficial.

- No, así es cómo funciona el sistema - respondió de vuelta - No intente romperlo, Doctora. Una voz proveniente de los altavoces la llamó en ese momento - No se vuelva muy íntima con sus pacientes, Doc - dijo más como una advertencia que como un consejo.

- No lo haré - Dije más para mí misma.


Ella asintió con la cabeza - Váyase a casa, doctora. No hay mucho qué hacer por aquí - Dijo antes de abandonar el lugar y tomar su camino.

Mis ojos volvieron a Yulia, y enseguida sus ojos azules se encontraron con los míos. Su mirada era tan intensa, mi corazón latió más rápido, demasiado asustada. Ella también me estaba mirando.

Sí, debo ir a casa en seguida.


~~*~~

- Hola, señorita Volkova - saludé con una sonrisa al verla entrar a mi oficina, para nuestra segunda sesión formal. Ella me respondió con un guiño, sentándose en la silla justo enfrente de mí.

- ¿Cómo esta, Doctora Katina? - El oficial Dima me preguntó con una sonrisa cordial. Fyodor, no estaba con él en ese momento.

- Todo bien, oficial. ¿Dónde está el Sr. Kuznetsov?.

- Día libre - Asentí con la cabeza - ¿Quiere que nos retiremos?.

- Sí, por favor.


Los dos oficiales no tardaron en abandonar la oficina y esperar afuera.

- ¿Qué cuenta, Doc? ¿Ha disfrutado de su estancia? - me preguntó, mostrando su pretenciosa sonrisa después de quedarnos a solas. Sé de dónde venía eso.

A pesar de que la residente Volkova me catalogaba de novata, mi primera semana había sido buena, en general. No logré tener una sesión con mi otra paciente, por estar en aislamiento o cómo fue llamada por la oficial, la UES. Al parecer, se metió en una pelea con otro residente para "refrescarse " y el Dr. Putin envió a la niña bajo llave. Por lo tanto, mi primera semana fue solo con Yulia y Masha. Sin duda fue una buena semana, no demasiado estresante.

- Sí, hasta ahora ha estado muy bien - Asentí.

- Ves, te lo dije... El País de las Maravillas - Sonrió con picardía.

- ¿En qué estás ahora? ¿El sombrerero loco?.

- No lo sé, ¿Por qué no me lo dices tú... Alicia? - Sonrió más ampliamente.

- El Gato Cheshire - respondí de vuelta nada más con ver su sonrisa. En verdad era el personaje que más se le asemejaba. Misteriosa, siempre sonriendo y haciéndome vagar, debido a esta gran intriga que sentía por ella.

- Bueno, al menos yo no soy ese drogadicto ciempiés azul - Me reí, sintiéndome mucho más cómoda. Esperé un par de segundos antes de pulsar el botón en la grabadora, oficialmente iniciando nuestro período de sesiones.

- Doctora Elena Katina, psicoterapeuta, entrevista #3. Residente: Yulia Volkova.

- ¿Cómo fue su fin de semana, señorita Volkova? - Pregunté, con voz curiosa.

- Genial, Doc. Fui al Gorky Park y después, vi una película con unos amigos, sin embargo, no hubo palomitas de maíz, ¿Qué osadía, cierto?

- No hay necesidad de usar el sarcasmo aquí, señorita Volkova.

- La necesidad de utilizar el sarcasmo siempre estará ahí, Doctora.

Parpadeé pensando sí realmente esa, era su condición. Me gustaría poder entender su mente. Poder leer lo que ella está pensando o cómo se está sintiendo. Ella siempre está mostrando esa fachada suya. La graciosa Yulia Volkova, la sarcástica Yulia Volkova... Realmente no sabía qué era real o qué era una mentira en ella.

Pero estaba decidida a conocerla y a descubrir cuál era su verdadera personalidad.

Así que decidí traer conmigo la Prueba Rorsharch. A pesar de haber sido discutido por años cuán precisa era, para mí había sido útil. Creo que no era la prueba más fiable, pero en el pasado, fui capaz de encontrar rasgos de personalidad, en la mayoría de los chicos que traté en mi antiguo empleo.

Quizás, también podría encontrar un rasgo de personalidad en Yulia.

La prueba constaba de 10 tarjetas y en cada tarjeta, una mancha formaba una imagen en particular. El paciente tenia que decir cuál era la primera cosa que venía a su mente, al ver la tarjeta. Sería una prueba sencilla sin una respuesta correcta o incorrecta.


- Bueno, señorita Volkova, tengo algunas tarjetas aquí...- comencé diciendo suavemente, tomé las tarjetas de mi bolsa y las organicé en el orden correcto -Y lo que quiero que haga es que me diga ¿Qué ve en ellas?

Levanté mi cabeza confundida al escuchar su risa. La icónica risa de la mujer vieja resonaba por toda la oficina.

- Sabes, nena... De verdad pensé que las sesiones donde me hacías hablar de mi infancia era una pérdida de tiempo, pero esto... ESTO - ella se inclinó hacia adelante, apuntando las tarjetas en mi mano - ¡Se lleva totalmente el premio! - continuó riendo - ¡Gracias, Doc! Usted nunca deja de divertirme con su ocurrencias de novata.

- Ya sabía que no lo tomarías en serio.

- ¿Quién la tomaría en serio? - se burló aun riendo.

- Vamos, Yulia...- El nombre se deslizó de mis labios completamente. No sabía cómo ni por qué había salido. Sonaba correcto llamarla así? Masha estaba feliz cuando yo la llamé por su nombre y no por su apellido, quizá no le importaría a Yulia tampoco. Además, habían tantos Volkov en este lugar, que llamándola Yulia haría mi vida más fácil.

- Oooh, poniéndonos intimas, ¿cierto nena? ¿Cómo debo llamarte? ¿Yelena? ¿Elena? ¿Lenita? ¿Lenoska? ¡Lena! - gritó bastante alegre - ¿Sabes lo que significa Lena? - mi nariz se dilató.

- ¡Para! - le ordené.

- Lena intensa - Ella rió.

- ¡No me llames Lena!.

- ¿Por qué no? ¡Es un nombre interesante! - Se inclinó hacia atrás, sonriendo aún más - ¡Es un nombre que pone una sonrisa en mi cara! Esto me hace pensar que hay alguien aquí, con quien me puedo relacionar.

Fruncí el ceño confundida - ¿Por qué puedes relacionarte con alguien llamada Lena? - Me enfadé conmigo por decirlo en voz alta. Jesús, Lena, ¿Por qué no te callas?

- Shh, es un secreto, Doc - Ella susurró aun sonriendo. Sacudí mi cabeza, tratando de no dejarla entrar en mí.

- De acuerdo, empecemos - dije mostrándole la primera tarjeta del conjunto - Solo dime... ¿Qué ves?.

- ¿Estás hablando en serio? - levantó una de sus cejas, no creyendo lo que estaba haciendo.

- Siempre estoy hablando en serio.

- Podría darle una respuesta equivocada, ¿lo sabe?.

- No existe respuesta correcta o incorrecta, Srta. Volkova - y en verdad no existía. Lo que buscábamos, es cómo las imágenes eran traducidas por el paciente y cómo les hacía sentir.

- UN UNICORNIO. Tiene alas, ¿Cuál es el nombre de un unicornio con alas? ¿Pegasu-cornio? ¿Aerocornio? Sí, un Aerocornio.

- Esa, no es una respuesta válida.

- Habías dicho que no habían respuestas correctas o incorrectas con esto ¿Por qué me estás tratando diferente?.

- No me estas diciendo lo que realmente ves, solo estás bromeando. Por eso no es una respuesta válida. Mira la tarjeta y dime lo primero que venga a tu mente.

- Bien, al parecer, la imaginación no es bienvenida aquí, ¿eh?.

Suspiré sintiéndome un poco molesta. Ella lo notó y sonrió al instante.

- Esto es estúpido. ¿Cómo puede usar esas estúpidas cartas y hacerse llamar Doctora?.

- Llámame como quieras, no voy a dejar las tarjetas de lado. Cuanto antes me digas lo que ves, antes terminamos. Vamos, ayudate a ti misma...¿Qué ves? - Pregunté colocando las tarjetas delante de sus ojos. Entonces, sus ojos se movieron a la tarjeta que estaba sosteniendo.

- El cachorro que tuve cuando era una niña. Era pequeño, negro y esponjoso, apenas podía ver sus ojos....

- Omite los chistes. Esto es importante - le llamé la atención nuevamente, a sabiendas que estaba intentando molestarme.

- Claramente estás siendo prejuiciosa - Soltó con burla.

- Tú sabes, ya habríamos terminado la prueba, si de verdad intentaras hacerlo como se debe, pero todo lo que haces es malgastar tu tiempo con esos estúpidos chistes. Si piensa que esto es basura, ¿Por qué molestarse siquiera en intentarlo?.

Ella parpadeó y finalmente pareció ceder. Suspiré aliviada cuando sus grandes ojos azules, se posaron en la tarjeta que sostenía.

- Mariposa - Dijo indiferentemente, totalmente desinteresada en lo que estaba haciendo.

- ¿Te provoca algún sentimiento? - le pregunté.

- Aburrimiento.

Ignoré lo que dijo, colocando la tarjeta a un lado y mostrándole la segunda.

Su sonrisa desapareció completamente y sus ojos se ampliaron por un segundo.

Sólo por un segundo, pero esa segunda fue la más preciada.

La primera tarjeta de la prueba de Rorsharch es la más famosa. La respuesta más común era, como la propia Yulia lo dijo, una mariposa. También se registraron otros animales con alas como las polillas y murciélagos. Otras respuestas fueron dos osos o dos seres humanos moviéndose.

La segunda tarjeta del conjunto tenía algunas manchas rojas en ella. A menudo era vista como sangre. Y parecía ser un poco angustiosa para ella. Había casos de víctimas de abuso físico que se mostraban incómodas al ver la tarjeta.

La poca o ninguna expresión en su rostro me hizo reflexionar sobre ello.

Incluso el silencio que le siguió, hicieron que mis sospechas empezaran a acrecentarse.

Sus ojos se apartaron de la tarjeta y noté en ella una gran incomodidad - Sangre - Habló finalmente. Su voz fue un poco más baja de lo habitual. Ella se percató de su desliz y trató de cubrirlo aclarando su garganta.

- ¿Te provoca algún sentimiento? - Le pregunté completamente interesada en su respuesta.

- ¿Por qué estamos haciendo esto? - ira, pensé para mí.

- ¿Ves alguna otra cosa?.

- No - mintió. La tarjeta la había afectado pero estaba tratando de actuar de manera fría, estaba tratando de demostrar que la prueba era ridícula, que una tarjeta "estúpida" no era desagradable a la vista. Yo, sin embargo, fácilmente deduje lo que estaba pasando.

Puse la tarjeta a un lado y le muestro la tercera. La tarjeta III aún tenía algunas manchas rojas en ella, así que estaba un poco curiosa por saber cómo iba a reaccionar. Sus ojos se trasladaron a la tarjeta y percibí como volvió a cambiar su rostro.

- Un sangriento pajarito.

- ¿Cómo te hace sentir?.

- ¿Puedo retirarme, Doctora? - preguntó levantándose de la silla. Parpadeé, totalmente sorprendida por el acto repentino.

- ¿Qué? ¡No! ¡Apenas comenzamos la sesión!. Te quedan siete cartas por ver.

- ¡Esto es una mierda!.

- Evidentemente no es una mierda. Las tarjetas están hablando de ti más de lo que tú nunca has hecho.

- ¿Qué? ¡Eso es ridículo! ¿Cómo carajo cree en esas galimatías de mierda? ¿También cree en las adivinanzas?

Estaba ofendida por ello - ¡No seas ridícula! El adivinar no es ciencia!.

- ¡Oh, pero parece creer que las galimatías de las mariposas que le dirán sobre mi personalidad, si es ciencia! ¿Cuál es el siguiente paso? ¿La astrología? ¿Quieres saber mi signo del zodíaco, Doctora? ¿Quieres saber si somos compatibles, eh?.

Estaba totalmente sorprendida por sus modales. Se notaba su angustia por las tarjetas, que hasta cierto punto, la mayor parte de su discurso había sido agresivo. Ahora, estaba viendo a la afligida Yulia Volkova. Sin embargo, sabía que no era la verdadera Volkova. Podría estar cerca, pero tendría que romper algunas paredes para averiguarlo.

- Siéntese, señorita Volkova - Pronuncié con firmeza.

- No quiero seguir.

- Usted no decide eso.

- Por supuesto que sí, yo soy el paciente - me desafió.

Estaba cansada de que Yulia hiciera lo que quisiera, por poseer este maldito lugar. Me levanté de mi asiento, y siendo un poco más alta que ella, la vi desde arriba, y la miré ferozmente - ¡Yo soy la Doctora aquí y soy yo, quien indica cuando la sesión ha terminado! - levanté mi voz mostrando autoridad.

- Uh, Lena intensa está de vuelta, ¿eh?.

Mi nariz se dilato de nuevo - ¡No me llames de esa forma!

- No se moleste en actuar superior a mi, Doctora, ¡Usted aun suena como una novata! - intentó entrar en mí. En ese momento ya no me importaba si me llamaba o no, novata. Había logrado ver a Yulia Volkova mostrar otros comportamientos muy diferentes a su actuación despreocupada y bromista, ser llamada novata no me haría dar un paso atrás.

- ¡Siéntate! - Dije de nuevo.

- No me siento bien, Doctora.

- ¡La sesión aún no ha terminado!.

- ¡Toda esta sesiones son inútiles! - soltó molesta. Noté que no estaba completamente enojada. Quiero decir, tiene problemas de ira, si ella estuviera realmente enojada, tendría uno de sus episodios ahora mismo. Y dios me ayude, si eso pasaba. No creo que a su enojo, le importaría tener que pasar un par de días en la UES.

- Quiero ayudarte, Yulia - dije suavemente, tratando de calmar los nervios - A veces, hablar de tus problemas es lo que podría ayudar.

- ¿Entonces, volverás a las charlas de la infancia de nuevo?.

- Con lo que te sientas más cómoda - intenté hacer las paces con ella.

- Me siento cómoda abandonando su oficina - Sentí como si me hubiera abofeteado la cara. Ella estaba siendo un poco intolerable y claramente no lo haría más fácil para ambas. Suspiré, inclinándome a un lado, presioné el botón de la grabadora, para detener la cinta.

- Doctora Elena Katina, entrevista con Yulia Volkova, finalizada - No había mucho que hacer. Ella no iba a cooperar y el ambiente, sólo se volvería más pesado y más incómodo para las dos. Era mejor terminar la sesión y dejarla calmarse, a obligarla a permanecer aquí y angustiarla aún más.

- ¡Gracias a Dios! - Murmuró molesta.

Cuando los dos oficiales la llevaron de vuelta a su celda, suspiré frustrada. Finalmente estaba consiguiendo algo de ella. Siempre con esa fachada despreocupada, pero solo bastó ver una “estúpida” tarjeta y mostró sus expresiones. Por otro lado, probablemente estaba enfadada con ella misma.

- ¿Cuál es tu historia, Yulia? - pregunté suavemente como si ella aun estuviera en la oficina conmigo. En verdad quería ayudarla. Nunca sentí como si Yulia hubiera nacido "loca". Algo pasó con ella que la llevó a convertirse en esto. No tenía idea de que realmente le ocurrió, pero ver su respuesta con la tarjeta II y III, la agresión física y abuso fueron los primeros en mi lista. Estaba preocupada por ella. Todo lo que deseaba es que confiara en mí y me contara todo. Sacudí la cabeza, no muy segura si había sido lo correcto el hacer la prueba.

~~*~~


No dormí bien esa noche. Estuve pensando, en cuales podrían haber sido los recuerdos que regresaron a Yulia, por nuestra última sesión. Así que estaba ansiosa por encontrarla y ver cómo se sentía.

Caminando por el patio a la mañana siguiente, mis ojos nunca se reunieron con los suyos. No pude encontrarla en absoluto. Empecé a sentir que algo andaba mal. ¿Dónde diablos estaba? Busqué a mi alrededor y reconocí a Dyrbov platicando con otro oficial. Cuando me acerqué a ellos, bajaron sus cabezas.

- Buenos días, Doctora Katina - saludó.

- ¿De casualidad no sabe dónde está la residente Volkova? - rápidamente pregunté.

Él levantó sus hombros - No, pero es turno de la recreación, podría estar en alguna zona del patio.

- No he podido encontrarla en absoluto.

- Tal vez aún está en su celda - El otro oficial habló. Su nombre, Troy MacCubbin - Algunos de los internos no siempre salen al patio.

Tuve la sensación que eso, era lo que había sucedió con Yulia. Ella se sentía lo suficiente intranquila como para quedarse en su celda, cuando podría estar en los jardines, garabateando en su bloc de notas. La tristeza me golpeó directo al corazón cuando intuí que probablemente era mi culpa. Yo la hice sentir de esa manera. Necesito hablar con ella.

Mi último pensamiento salió de mi boca lo suficiente alto, como para que los oficiales lo escucharan. Un instante después Dyrbov hablo - Hm, podemos llevarle a su celda - Me dijo.

Asentí en gratitud y los seguí. Podía sentir mi corazón latir más rápido con cada paso que nos acercaba al otro edificio: el Centro Penitenciario. Nunca había estado allí para ser honesta. Diablos, la mayoría de los médicos nunca iban a ese edificio. Nos quedábamos en el centro médico todo el tiempo. Finalmente fui arrastrada a las celdas, donde todos los residentes son realmente intimidantes.

Parecía que todos mis sentidos se habían agudizado después de caminar a través de la doble-puerta de la cárcel, cada uno de mis sentidos estaban alertas, la vista, la audición, el olfato y el tacto. El ruido estaba sobrecargado debido a que los residentes de Cuidados Intensivos estaban separados de la Penitenciaría Regular - y la recreación en ese momento, era sólo para los residentes de la I.C – los demás estaban en sus celdas. A pesar de que sus celdas eran privadas, todavía estaban lado a lado y era muy fácil para los residentes entablar conversaciones al azar. Distinguí como algunas celdas eran más grandes que otras, y me las arreglé para escuchar algunos de los residentes quejarse.

Mi nariz se arrugó ligeramente cuando escuché a algunos hombres silbarme. Y noté en ese instante, que algunas mujeres residían en el mismo lugar. Sabía que la penitenciaría era mixta, pero creí que las mujeres estaban separadas de los hombres, como en una sección reservada o una unidad de algún tipo, pero no de esta forma. Todas ellas estaban junto con el resto de los hombres. ¿Qué pasaba si eran atacadas sexualmente? Mis pensamientos cambiaron rápidamente y me olvidé de respirar por un momento, cuando vi una gran cucaracha muerta en medio del piso.

- Esto es horrible...- dije para mí misma, siguiendo a los oficiales. Si había una muerta podría haber más vivas, ¿cierto? . El Centro Médico estaba limpio y ordenado, era muy diferente a las escenas que estaba presenciando en la penitenciaría.

Entre las palabras y gritos, me las arreglé para escuchar un - ¡Doctora! - parpadeé, giré mi cabeza y vi a Masha detrás de los barrotes de su celda. Su cabello rubio estaba enredado, al parecer se había levantado directamente de la cama. Me acerqué hasta donde estaba ella.
- Hola, Masha - Mis ojos se movieron por el lugar, con el miedo a encontrar alguna otra cucaracha.

- ¿Qué está haciendo aquí? - me preguntó. Vi sus ojos brillar, como si estuviera feliz de verme.

- ¿Es tu Doctora, Masha? - El residente que tenia de vecino interrumpió - Oh, mierda, deseo que mi doctor fuera tan caliente como ella! - Hice mi mejor esfuerzo para no parecer incómoda - No es justo, mi Doctor es hombre, un idiota petimetre y peludo. ¡Es asqueroso!

- ¡Cierra tu maldita boca! - El oficial MacCubbin utilizó su bastón para golpear los barrotes y hacerlo callar.

- ¿Cómo estas, Masha? - Ignoré el comportamiento grosero del hombre.

- Bien, Doctora. Tenemos sesiones hoy, ¿cierto? - Me sentía orgullosa de mí misma, al ver que alguien estaba contenta de las sesiones. Quiero decir, pude haberlo estropeado con Yulia, pero al menos estaba haciéndolo bien con Masha. Me hacía sentir bien que alguien disfrutara de lo que hacia.

- Sí, hoy tendremos una sesión. Debo irme ahora, te veo más tarde, Masha.

- Nos vemos, Doctora - Ella se despidió.

Comencé a caminar de nuevo, y me sentí aún más incómoda con los silbidos y las formas en cómo me llamaban. Incluso podía oírlo de algunas mujeres. Me estremecí, ante uno de esos y sentí asco.

Finalmente llegamos a la Unidad de Cuidados Intensivos. Solté un pequeño grito cuando vi una rata muerta en el lugar, en vez de una cucaracha. ¡Ow, Jesús!. Este lugar era una basura. ¿Cómo podían estos edificios pertenecer al mismo entorno? ¿Cómo es que nadie parecía preocuparse por la higiene de esta instalación? La sección de Cuidados Intensivos era un poco extraña, tenía que admitir. Hacía mucho frío y había una luz en el ambiente verdosa que me parecía bastante rara. No había barrotes en las celdas, en su lugar, había un grueso y pesado trozo de metal, como puerta - ¡Ayuda! - Era el grito más común de por aquí. También logré escuchar a alguien gritar - Están aquí para matarme. ¿Qué debo hacer?.

Yulia permanece aquí cada maldito día. Yo no podría soportar estar en este lugar ni siquiera 10 minutos, mucho menos días. Ella está atrapada en este lugar sin tener a dónde ir. Pasar sus días en un cuarto gris debe ser el infierno. Tal vez por eso, ella se esfuerza para divertirse. No había nada más que hacer por aquí. Los períodos de sesiones conmigo podría ser su cuerda de escape de un ambiente tan tedioso. Sin embargo, todo lo que hice fue molestarla.

Ambos oficiales se detuvieron en la última celda del corredor - ¡RECLUSA! - Me estremecí cuando gritaron. Dyrbov sacó la llave y con la ayuda de Troy, abrieron la gruesa puerta de metal. Observé con cautela a mi alrededor antes de entrar en la habitación.

Me quedé boquiabierta por un momento, cuando vi los dibujos en las paredes. Era totalmente diferente a sus garabatos. Hecho con una simple tiza blanca. Había el dibujo de una niña recostada sobre un árbol, con algunas aves que volaban por encima. Era bastante impresionante. Al analizar sus dibujos, me preguntaba si representarían sus sentimientos. ¿Esa niña hecha con una tiza blanca era la misma Yulia? ¿Estaba imaginando ser libre de este lugar?

Literalmente, no tenía palabras para describir lo que estaba viendo. Era realmente hermoso.

Mis ojos se dirigieron hasta la menuda cama en la esquina de la habitación. Había un gran bulto sobre ella, cubierta por sabanas y supe en seguida, que era Yulia.

- ¡Reclusa! - me estremecí nuevamente cuando gritaron.

Yulia cambió su peso y balbuceó algo. Se destapó, levantó la cabeza, y abrió sus ojos cansados. Su rostro estaba un poco inflamado y sus grandes ojos estaban apagados.

- Quee... - bostezó sin poder terminar su frase. Su expresión soñolienta me atrevo a decir, era adorable.

- La Doctora Katina quiere hablar contigo - explicó Dyrbov.


Ella asintió con la cabeza. Movió sus ojos y se reunieron con los míos. Aun podía distinguir que estaba cansada.

- Oficiales, ¿Pueden dejarnos a solas? - Les pedí.

- Lo siento Doctora, tenemos que quedarnos.

- Vamos, sorete, necesitamos algo de privacidad entre médico-paciente. Vete a la concha de la lora un rato - Yulia habla por las dos. Parpadeé, intentado no reírme por la forma en cómo se había referido a él, sorete.

- ¡Cállate, reclusa! - gritó Troy MacCubbin.

- Tu novio está un poco agresivo, hoy Dima. Tal vez un masaje en la espalda lo calme. Podrían utilizar la celda de la izquierda, está vacía por el momento. Pero sean rápidos, sólo tienen 10 minutos - Ella agitó las manos - Creo que es suficiente. Los chicos nunca duran más que eso de todos modos.

- ¿Quieres que te meta un tiro? - Mis ojos se ampliaron cuando lo escuché. ¿Qué? ¿Estaba hablando en serio? ¿Le metería un tiro por una tonta broma?

- No puedes hacer eso, ella no ha hecho nada - me enfrenté. Y él me miró confundido.

- ¿Qué? Ella me faltó al respeto. Merece ser castigada.

- Sí, seguro le vas a dar un tiro porque te dijo que tomaras tu desayuno; es totalmente justificado - me burle de él - ¡Vamos oficial, era sólo una broma!.

- ¡Soy el oficial a cargo y debe obedecerme!.

- Oh, sintiéndose seguro detrás de ese uniforme, ¿cierto? - Yulia se echó a reír con burla - Dame 20 minutos, un abrelatas y te tendré llorando como un perrito. No te preocupes, quizás te guste - Añadió con una voz áspera.

MacCubbin parecía estar afectado por ello - ¡Es suficiente! - Dije rápidamente, tratando de calmar las cosas - Oficiales, déjenos a solas.

- ¿Y si ella la ataca? - preguntó Dyrbov preocupado.

- Ella no lo hará. Y si lo hace, sufrirá las consecuencias.

Me sentí aliviada cuando ambos salieron. Sin embargo, dejaron la puerta abierta, no me sentía muy cómoda con otros residentes escuchándonos, así que caminé hacia la puerta, y la empujé para cerrarla. Bueno, lo intenté, porque la puerta estaba tan malditamente pesada que no sucedió nada. Pasé un poco de vergüenza, al verme tratando de cerrar a puerta. Cambié mi peso de muchas formas, pero fue inútil. Mis ojos se abrieron con sorpresa, cuando vi a Yulia brindarme su ayuda, empujando la puerta para cerrarla.

- Esto está tan jodidamente pesado - Me aparté después de que la puerta fue cerrada.

- Entonces, ¿Por qué vino a mi celda? Nunca nadie viene aquí - Ella preguntó volviendo a su cama. Sólo entonces, me di cuenta de que no estaba vistiendo el uniforme naranja de su unidad. Su atuendo era una camiseta blanca y un pantalón gris. Probablemente la ropa con la que ella solía llevar para dormir, ya que el uniforme debía ser inapropiado para ello. Verla así, me hizo sentir rara. Fue uno de esos momentos en donde no podía ver a una criminal en ella.

Todo lo que podía ver, era a una mujer normal con un pasado traumático.

- Quería verte. Hablar contigo. ¿Estás bien?.

- ¿Por qué no iba a estarlo?.

- Te hice sentir incómoda ayer - Y realmente lo lamentaba - Yo no quería presionarte. No sabía que las tarjetas te afectarían.

- No me afectaron - Por supuesto, ella se negaría. Nunca aceptaría que mis 'galimatías' funcionaban.

- Sabía que lo negarías, es un poco absurdo discutir sobre ello, pero sé que te afectó. Quiero decir, ¿Te has escuchado ayer? Perdiste la compostura.

Ella se burló - No la perdí, Doc. Usted realmente no quiere verme enojada.

- No, realmente y por eso terminé nuestro período de sesión. Y he venido hasta aquí, para pedirte una disculpa por hacerte sentir incómoda. El abuso es un tema muy delicado y tu...

- Eso es curioso - me interrumpió. Su voz no era tan alegre como antes - Vienes aquí, abajo, a tratar de disculparte por hacerme sentir incómoda, y, ¿Adivina qué? Todavía me haces sentir incómoda.

Aparté la mirada con la sensación de angustia. Quería ayudarla, y al mismo tiempo necesitaba que ella hablara conmigo pero no quería presionarla. Esto era realmente delicado. Honestamente no sabía qué hacer.

- Yulia...por favor, permítame ayudarle - le dije suavemente, intentando animarla a confiar en mí.

- ¿Qué le hace pensar que usted pueda ayudarme, Doctora? He tenido más médicos en esta mierda, que usted pacientes en toda su vida y ninguno de ellos me ayudó. Necesitarás algo más que la fortuna de tus tarjetas para llegar al fondo de lo que está mal conmigo.

La miré, sintiéndome horrible. Estaba allí para arreglar las cosas entre nosotras como médico-paciente y simplemente estaba jodiendo las cosas. Entonces algo comenzó a molestarme - ¿Cuántos médicos has tenido?.

Ella se encogió de hombros - No lo sé. No puedo recordarlos. Nombres aleatorios como Smirnov, Alekseyév, Ivanov...no importaba como se llamaban.

- ¿Recuerdas mi nombre? - Le pregunté, imaginando que se olvidaría de mí como todos sus anteriores médicos cuando me fuera.

- ¿Cómo podría olvidar a un médico llamado Lenoska?! - soltó y sin pensarlo, me reí ruidosamente. Ella rió junto a mí - Ves, te lo dije, Doc....¡Un increíble nombre! Siempre pone una sonrisa en mi rostro.

- Lena - dijo después de que nuestras risas se apagaran. Ella me miró un poco confundida - También voy a llamarla Lena.

- Elena Katina, Lena Intensa, Lenoska... agradable mezcla que tienes aquí.

Estaba bromeando, eso significaba que estaba bien nuevamente. Asentí con la cabeza, sintiéndome mejor acerca de mí misma. En cierto modo, también sentía nuestro vínculo como médico-paciente que omenzaba a mejorar. Y sobre todo, quería que ella superara completamente su trauma. Podría tomar un tiempo para que confiara en mí, pero estaba decidida a ser el médico que cuidara de ella. No quería que se olvidara de mí. Yo, seguramente no me olvidaría de ella.

Una sirena con un gran ruido, procedió de uno de los altavoces en el techo. Era el timbre que advertía a los residentes que la recreación había terminado. Los residentes de Cuidados Intensivos tenían que regresar a sus celdas.

- Te veré luego, Yulia - dije antes de girarme. Mis mejillas se tornaron rosadas cuando vi la pesada puerta. En seguida, su risa llenó la habitación.

Momento después, con su ayuda me las arreglé para tirar de la puerta y abrirla - Hasta luego, Doc - Ella agitó su mano como despedida - ¿Eh, Doc? - me volvió a llamar.

- ¿Sí?

- Gracias por venir hasta aquí.

Sonreí. ¡Oh, sí! ¡Estaba haciendo algo bien!

- Eres bienvenida - Asentí de nuevo y con mi sonrisa más grande que nunca, dejé la Unidad de Cuidados Intensivos.

Ahora lo que necesitaba, era encontrar a alguien que limpiara este lugar.
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Mensaje por mary 7/22/2018, 2:30 am

Wooooow que chido esta todo esto sigue asi

Enviado desde Topic'it
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AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN) Empty Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)

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