AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
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Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Primero gracias por la historia la verdad está fabulosa y amo el personaje de Jul y a la escritora mis respetos
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Y bien, como este día fantástico casi ya termina, les dejaré otro capítulo más para que culminen este finde como Dios manda. Un abrazo a todas y un placer que estén ahí pendientes de cada uno de los fics y de los capítulos de esta historia.
A leer!!
CAPITULO 21: CONFLICTO
El momento, en el que ella dejó la lavandería, mis ojos se cerraron. Las emociones descontroladas aún estaban allí, casi brotando hacia la superficie. Exhalé, intentando controlarme. Tengo que ser fuerte. No puedo perder la compostura. Voy a ver a Yulia a menudo y no puedo permitir que esto se interponga en nuestro camino. Simplemente no podemos ser otra cosa, que lo que ya somos. Sería incorrecto. Sería ilegal. Sería peligroso. No importan mis sentimientos por ella, no debo cruzar esa línea.
-¿Qué me estás haciendo Yulia Volkova?- Me cuestioné, negando con la cabeza, como si la negación hiciera que todo esto desapareciera. Pues ciertamente, no lo hizo. -¿Cómo dejé que esto pasara?-
Después de lavarme la cara y abrocharme adecuadamente la camisa, finalmente regresé al Refectorio, donde todos los civiles se habían hospedado, con mantas y toallas. Mis ojos, al instante buscaron a Yulia, pero no pude encontrarla por ninguna parte. Nastya y el oficial Fyodor, me ayudaron a entregar el resto mantas y toallas al resto de los civiles que entraban. La lluvia se hacía más fuerte, y los truenos en el cielo, sólo indicaba que llevaría tiempo para que finalmente se aclarara.
Cuando me acerqué a una joven mujer, descubrí a una niña a su lado. Era muy pequeña, de siete u ocho años a juzgar por su estatura. Su pelo y su ropa estaban empapados por la lluvia; sostenía su osito de peluche con fuerza como si estuviera asustada por los sonidos de los truenos. Probablemente lo estaba.
Bajé a mis rodillas y le entregué una manta.
-Gracias, Titi.- Sonreí cuando dijo esas palabras. Pero mi sonrisa se interrumpió cuando oí una voz resonando en el comedor a través de los altavoces en el techo.
- Irina Smirnova, ven en mi oficina inmediatamente.- Busqué a Irina en ese instante y la vi soltar una maldición, molesta. Me puse de pie y fui hasta ella.
- ¿Quieres que vaya contigo?-
Ella negó con la cabeza. -No te involucres en esto, Lena. Estás aquí para cuidar de la reclusa, no necesitas más problemas-.
- Pero ...-
-Yo tomé la decisión de que toda esta gente entrara y tengo que hacerme responsable. Esto no tiene nada que ver contigo. Quédate con Volkova-. Me instruyó, preparándose antes de salir. -¿Y dónde está la reclusa?-
Mis ojos se apartaron. -¡¿Eh?!... - La vi fruncir el ceño. -Yo… yo no sé...
Irina tiró de mi brazo, llevándome a una esquina lejos de los oficiales y la multitud.
-¿Qué quieres decir con que no sabes? Ella se fue de aquí, con la excusa de que iría a buscarte-. Y claro que me encontró, incluso nos besamos. Pero eso, no se lo diría a Irina.
- Fui a la lavandería para conseguir más toallas y mantas y...
-¡No puedes permitir que una reclusa ande libremente por aquí, Lena!-
-¡Yulia no le hará daño a nadie!-
-No se trata de si le hará daño de alguien o no. ¡No puedes permitir que esa reclusa esté libre!-
- Yo no ... yo ...
-Mira tengo que irme, ¿de acuerdo? ¡Pero tú, tienes que encontrar a la reclusa!-
Irina se marchó rumbo a la oficina de Boris, dejándome confundida y sin poderle decir nada más. Apreté los dientes y finalmente suspiré. Di una última inspección al lugar, sin encontrar mi objetivo. Decidí ir a la lavandería para ver si milagrosamente, Yulia estaba allí, pero tampoco estaba.
Salí de la lavandería y empecé a buscar en todas partes. Archivero: nada. Mi ex oficina: nada. ¿Dónde diablos estaba?
Al pasar cerca de las duchas, oí el sonido del agua cayendo. Parpadeé. -¿Yulia?- La llamé en voz baja, entrando a las duchas. Vi el uniforme naranja, colgado sobre la puerta y sabía que ella estaba dentro. Exhalé, aliviada porque finalmente pude encontrarla. Me senté en el banco a esperar que terminara.
Cerré los ojos, tratando de calmar los fuertes latidos de mi corazón. El sonido de la ducha constante, provocó que mis palmas comenzaran a sudar. Ella estaba sola, allí adentro, tan cerca de mí, completamente desnuda, bajo el agua escurriendo sobre todo su cuerpo, una vez más. Yo solo podía forzar a mi mente, a olvidarme de ella.
Mis ojos, pronto se centraron en la playera blanca, tirada en el suelo. Esa playera gastada, que usaba bajo su uniforme naranja. Sentí que mi corazón latía directo en mis oídos. Terriblemente ansiosa, caminé hasta la prenda, levantándola del suelo para dejarla en su lugar. Sin embargo, me quede allí, pegada durante un segundo, cerrando los ojos. Sostuve la playera bajo mi nariz e inhalé. Mis dedos se cerraron tras oler el dulce aroma de Yulia.
Oh Dios. Olía tan bien.
Tragué saliva, al oír el agua detenerse. Sentí que el pánico me inundó profundamente. ¿Cómo se suponía que debía verla después de lo qué pasó? ¿Cómo voy a verla y fingir que no siento nada? ¿Cómo se supone que la mire, allí, desnuda? No, no puedo. No puedo hacer esto.
Regresé su playera al suelo, dejando el lugar antes de que pudiera verla frente a mí. Como si hubiera corrido diez millas, mi respiración, perdió totalmente su ritmo. Sí, ya sabía que estaba huyendo. Yo sabía, que la estaba evitando como el mismísimo demonio. Pero no podía quedarme en ese lugar, totalmente sola con ella.
No creo haber estado en tan gran conflicto, en toda mi vida. ¿Yo, escapando? ¿Sin darle la cara? ¿Cuánto tiempo nos tomará dejar de ser torpes entre nosotras? ¿Cuánto nos tomará, para olvidar este error y seguir adelante?
No lo sé. Lo único que si sé… es que Irina tenía razón. Yulia me tiene entre sus manos.
~~ * ~~
- ¿Estás bien, Doc?-
Mi corazón perdió totalmente el control y tragué saliva con fuerza. Mis ojos se cerraron sin atreverme a mirarla. -¿Doc?- No le respondí. La oí suspirar a mi lado. -Bien, déjame adivinar. En este momento, estás en conflicto, porque yo soy una reclusa y tú eres mi médico. Y el código moral de los Médicos, es que nunca debes intimar con tus pacientes. Ahora no sabes qué hacer, porque quieres huir pero también tienes que cuidar de mí. Tienes miedo de que será de nosotras, de la torpeza que se cree, y además, de las inevitables interacciones entre nosotras-.
.
.
.
Al instante, mis ojos se abrieron con sorpresa. Aquellos claros ojos azules, me saludaron. Era tan inquietante, lo fácil que era quedarse esclavizados a ellos. Yulia se apoyaba contra la pared, con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón naranja. Apreté los dedos del pie, tratando de adherir mis pies al suelo y no tirar de ella cerca de mí. Por un momento, olvidé lo que ella había dicho. Todo lo que quería, era que Yulia fuera una chica libre en las calles de Moscú, que me llevara a su casa y tuviéramos sexo…...
Negué con la cabeza, tratando de deshacerme de esos pensamientos. -Entonces ¿Lo entendí mal?- Preguntó, al verme sacudir la cabeza. Su piel brillaba después de su ducha y todos mis vellos del cuerpo se erizaron, imaginando cómo sería sentir su piel húmeda sobre la mía. Mi corazón latió salvajemente, totalmente fuera de ritmo.
- Tie…tienes algo de razón.- Dije mirando a otro lado.
Su vestimenta habitual, había cambiado. Llevaba su uniforme de repuesto, una camiseta negra y pantalones color naranja. Su cabello permanecía húmedo por la reciente ducha y la toalla blanca, colgada sobre su hombro, le daba un aura despreocupada de alguna forma. Ella era realmente muy encantadora. Y estoy segura de que ella lo sabía.
- ¿Algunas? ¿En dónde me he equivocado?-
- Yulia, no estoy de humor para hablar de esto ahora.- Dije, tratando de actuar de manera fría.
- ¿Estás bien?-
- No quiero hablar de eso, ¿de acuerdo? Fue un… -
- Error, debemos superarlo y seguir adelante.- Ella terminó antes de que yo pudiera hacerlo. -Lo entiendo.-
-Mira, esto no es el mejor lugar para que hablemos. Algún oficial nos podría oír, o incluso todos los civiles que entraron… Debemos olvidarnos de todo, ¿lo entiendes?-
- Está bien.- Ella asintió con la cabeza. -Como desees, nena.-
- No me llames así.- Dije con firmeza, intentando no enamorarme más de esta mujer. Pero salió, de una forma un tanto brusca.
- ¿Estás enojada conmigo?-
- Ya no quiero hablar más del tema.-
-Bien. Me callo entonces-.
-Será lo mejor.-
El silencio incómodo era inevitable. Yulia se alejó de donde había estado, para acercarse a las ventanas del refectorio y observar la lluvia del exterior. Sólo entonces, fui capaz de ver unas letras en el dorso de su camisa, escrito en perfecto inglés, ‘RECLUSA’.
Al observar su espalda, mi mente comenzó a trabajar, imaginando sus músculos flexio… -… sacudí mi cabeza, evitando más sucias jugadas de mi cabeza. ¿Qué me está pasando? ¿Desde cuándo tengo esta clase de pensamientos con mujeres? ¿Con hombres? ¡Claro! ¿Siempre estuve loca por los chicos, como la típica chica…, pero ¡¿Estar loca por una mujer?¡Nunca! ¿Qué hizo esta reclusa conmigo? ¿Cómo puede tenerme tan loca ahora? ¿Cómo ella puede...
-Hey, Doctora Katina, ¿Puedo hablar con usted un momento?- El oficial Fyodor me habló repentinamente, desviando mi atención de la residente, durante un momento. Tarareé un sí, siguiéndolo a una esquina.
-¿Qué pasa oficial?-
-Hm… ¿No cree que tener a la reclusa aquí, está mal?- Me preguntó refiriéndose a Yulia.
-¿Por qué?-
-Pues verá, la gente común, no se siente segura con una criminal a su alrededor, Doctora-.
- Me está ayudando, oficial.-
-Ayudaría mucho más, si estuviera lejos de la gente-. Miré a Yulia, con el corazón aun latiendo como loco. Observé a su alrededor y vi como algunas personas parecían incómodas al tenerla cerca. Ellos la miraban con desconfianza, y en ese momento, logre ver a un hombre levantarse de su sitio, para alejarse de ella. -Bien, pues ya lo ve… esa gente de ahí… algunos de ellos... son amigos o familia de las personas que dejaron de existir, gracias a esa psicópata asesina. Es molesto tenerla a su alrededor.-
- Ellos no saben que fue ella.-
- Sin embargo... ¿No cree que debería volver a su celda?-
- Cariño, no te acerques a ella.- Oí decir a una mujer a su hija. -Ella es una delincuente. Es el mal -.
El Oficial Kuznetsov tomó la llave de su celda y me la dio. -Es lo mejor, Doc.-
¿Lo es? Reflexioné con la idea. Tal vez. Suspiré, no contenta con la decisión.
- Yulia ...- Pronuncié su nombre, y el dulce sonido de él, golpeó mi propio núcleo. Basta, Elena. Mantente al margen. -Ven conmigo.-
Caminó con paso firme, hasta ponerse a un lado de mí. -¿Qué pasa?-
-Los oficiales quieren que estés en tu celda-. Le dije con firmeza, sin atreverme a mirarla.
-¿Qué? ¿Por qué?-
-Por motivos de seguridad-.
- No voy a hacerle daño a nadie.- Dijo sacudiendo su cabeza de un lado al otro.
-No se trata de que le hagas daño a alguien-.
-Entonces ¿De qué se trata? ¡¿Eh?!- Preguntó, girándose hasta tenerme en frente. Su voz era baja para no llamar la atención, pero podía ver un poco de irritación en su tono. Su respiración golpeó mi cara y cerré los ojos para no hacer, lo que tenía en mente.
-Es… que estas personas… no se sienten seguras contigo a su alrededor…-
-¡Yo, les estaba ayudando!-
-No... hagas esto difícil… Yo sé que entiendes, por qué es peligroso. Por favor, ayúdate a ti misma-.
-Pero, estoy contigo, todo está bien ¿cierto?-
Quería decirle que así seria, que todo estaría bien y tendríamos sexo - ¡Para ya, Elena! Golpeé mi cabeza con mis nudillos para evitar esos pensamientos.
-Oye, ¿Estás bien?- Me preguntó, sosteniendo mi mano. Sentí la carne de gallina por todas partes de mi cuerpo y me liberé bruscamente de su agarre.
-Suéltame-.
-¿Qué pasa contigo?- Preguntó ligeramente molesta.
-Sólo quédate callada y sígueme-.
- No quiero.- Ella desafió.
Suspiré, cosa que no ayudó en nada a calmarme. -Yulia... por favor...-
-¿Por qué no puedo quedarme aquí?-
-Ya te dije el motivo… La gente, te tiene miedo. Eres una residente y estas fuera de tu celda-.
Oí maldecir por lo bajo llena de rabia. -¿Qué? ¿Así que cuándo trato de ayudar, solo me devolverán a mi celda? ¿Y qué tiene de justo lo que están haciendo?-
-Nada. Pero esto no se trata de justicia. Sólo haz lo que se te dice… y regresa a tu celda-.
-No quiero-. Negó con la cabeza.
-No se trata de lo que quieres. ¡Se trata de lo que necesitas!-, Le repliqué de vuelta -¿Por qué están siendo tan difícil?- Le pregunté un poco enojada, por ponerse en esa actitud tan terca. -Sera sólo por un momento. Hasta que la lluvia se detenga y ellos se marchen-.
-¿Y si la lluvia no se detiene? ¿Y si llueve el día entero?- No le contesté. -¿Y qué va a pasar con nosotros, Doctora? ¿Todos nos quedaremos dentro de nuestras celdas el día entero? ¿Y nuestra comida? ¿Y la cena?-
-Estoy segura que pensaremos en algo-. Dije de forma rápida. Por otro lado, sabía que la lluvia se estaba haciendo más fuerte. -Ahora, sólo…-
-Deja que me quede aquí...- Me estremecí, al oír un ruidoso trueno. -Me mantendré lejos de ellos... Lo prometo-.
-Si te quedas aquí, yo tendré que quedarme contigo y… -
-¿No puedes? ¿Es eso? ¿No te puedes quedar conmigo? ¿Es porque cuando me miras, recuerdas lo que pasó?-
No. En realidad, imagino lo que realmente podría pasar. Perderme a mí misma y hacer algo tan jodidamente, que pudiera lamentar después. Fui capaz de detenerme en la lavandería, pero posiblemente no suceda si ocurre una próxima vez. Y no quiero tener una próxima vez.
-Es...complicado-.
-No, no lo es. Tú, lo estás haciendo complicado-. Replicó.
-No tengo tiempo para esto…. Sólo ven conmigo-.
-¡No!- Ella simplemente comenzó a alejarse de mí. -¡Hay un maldito torrencial afuera y ya tomé mi ducha!-
-¡No me importa! ¡Tienes que volver a tu CELDA!-
-¿Por qué, estás enojada conmigo? ¡No te hice nada!-
-No estoy enojada contigo. Solo estoy siguiendo órdenes-.
-¿Siguiendo órdenes?-
-Sí. Va en contra de las reglas que camines libremente por el Asilo-.
-Va en contra de las reglas, darle dulces a los residentes-. Parpadeé. - ¿Eso te impidió hacerlo?-
- ¿Por qué estás actuando así?-
-¿Tu , por qué estás actuando así?-
-¿Actuando como? ¿Cómo un ser humano razonable?-
-¡No! Como una ridícula y egoísta-.
-¿Egoísta?- Mi voz, salió un poco más alto de lo que hubiera querido. -¿Yo soy la egoísta aquí? ¡Estoy tratando de parar cualquier accidente que pueda ocurrir aquí!-
-¡¿Por qué habría un accidente?!-
-¡Porque estas fuera de tu celda!-
-¿Así que de repente, me hice esta persona incontrolable, que tiene sed de matar a todo el mundo aquí presente? ¿Dónde está la doctora que me dijo que asesinar no es mi instinto?-
-¡OYE!- Las dos nos quedamos en silencio, al oír a un oficial gritar en nuestra dirección. -¿Está todo bien aquí?- Se acercó más a nosotras, mirando de mí hacia Yulia. -¿La está molestando, Doctora Katina?-
-No se preocupe, oficial… todo está bien-. Aminoré sus preocupaciones.
-Sí… seguro que sí-. El oficial respondió. Alejándose de nosotras, metiendo sus manos dentro de sus bolsillos y dirigiéndose hacia el ascensor.
-Lo lamento oficial...- me disculpé, tratando de no molestarlo.
-Yulia... ¡Ya basta!- Ella se echó a caminar de repente sin hacerme caso. Resoplé esta vez, enojada con ella. ¡Maldita sea! -¡Para! ¡No puedes correr por aquí!-
- No estoy corriendo.-
-¡Por el amor de Dios!, ¿No puedes hacer lo que se te dice por una sola vez? ¿¡Eh!?- La vi morder sus mejillas, desde el interior.
-¿Me quieres lejos de esta gente, cierto? Entonces, me marcho. ¡Ahora, regrese allí e impresiona a todos esos oficiales de mierda!- Señaló el refectorio con su cabeza. -Tal vez así puedas ganar más publicidad. ¡Felicidades, Doctora Katina!-
-¿Por qué tienes que ser tan condescendiente?-
-¡Ah!, ¡¿ Así que también soy el problema aquí?-
-¿Quién más lo sería?-
-¡No lo sé… tal vez TÚ!-
-¿Yo? ¡Yo solo estoy haciendo mi trabajo!-
Yulia se mofó. -Pues solo déjame, maldita sea-.
-No puedo dejarte y menos caminando por los pasillos. Tengo que vigilarte-.
-Bueno, ahora que tienes tus gafas, podrás verme cuatro veces mejor-.
-¡Ya cállate!- le solté furiosa. Estaba cansada y enojada. Mayormente, por mi propio conflicto que por sus altanerías, pero tan agotaba estaba que sentía que la situación me estaba comiendo viva. -¡No estoy de humor para escuchar tus bromas, así que sólo cállate de una vez!-
-Bien, me callaré-. Volvió alejarse, dirigiéndose a otro lugar.
-¿A dónde vas?- Me ignoró completamente, alejándose aún más de mí. Me limité a seguir el color de su uniforme para no perderla -¡Hey! ¡Te estoy hablando!-
Las palabras apenas salieron de mis labios, cuando un feroz tirón me hizo tambalear hacia atrás, cerrándome de golpe contra la pared. Mis ojos se agrandaron al encontrarme con que ella me había empujado, sus brazos presionaban mi pecho, sosteniéndome con fuerza en el mismo lugar. -¿Me pediste que me calle, cierto?- Parpadeé. -¿Y no estás de buen humor? ¡Pues bienvenida al club, Doc! ¡Porque tampoco estoy de humor para lidiar con tus conflictos de mierda ahora mismo! No quieres ni mirarme o hablar conmigo en absoluto. Por lo tanto, si ni siquiera puedes fingir que nada pasó entre nosotras, enfrente de los demás, sólo vete a casa. Porque en el momento, en el que uno de los oficiales se den cuenta que me estás evitando, sabrán que algo está mal. Y las noticias van a estallar… este tipo de cosas no son difíciles de notar. Así que sólo termina con tus cuestiones y conflictos de una vez, o vas a terminar perdiendo tu trabajo de nuevo. ¡Y esta vez, no habrá ninguna Irina que te regrese!- Mi aliento fue sorbido desde mis pulmones, al escuchar sus palabras ásperas y ver su intensa mirada. -Y quítate tus malditas gafas. Te vuelves una cabrona igual que ellos-. El silencio incómodo fue inevitable una vez más.
Eso fue hasta que el silencio, se convirtiera en el ruido sordo de Yulia, siendo empujada al suelo por un oficial. -¿Está bien Doctora Katina?- Me preguntó de inmediato. Sin recibir una respuesta mía, todo lo que podía hacer era parpadear.
- ¡YA, QUITATE!- Sólo entonces me pareció que mis sentidos regresaron.
- TU, RECLUSA. ¡¿QUIERES PODRIRTE EN LA UES?¡-
-Está bien, oficial. Suéltela-. Le dije en un tono alto. Sentí un nudo en el corazón al ver que el oficial apuntaba su arma de electrochoque hacia ella. Yo, seguramente jamás lo hubiera llamado para hacer esto. Y no quería que un escándalo se desarrollara aquí mismo, donde muchos podían ser testigos.
-La acaba de atacar-.
-¡No me estaba atacando!-
-¡QUITATE IDIOTA!- Gritó Yulia, sacudiendo su cuerpo, intentando escaparse del hombre. Pero él, era más fuerte. Ella gruñó frustrada y enojada. -¡No hice nada! ¡Sólo quítate cabrón!-
-¡CIERRA LA MALDITA BOCA!- Le devolvió el oficial, empujando su cabeza contra el suelo. -¿Quieres un tiro? ¿¡Eh!? ¡Lo entiendes pedazo de mierda!-
-¡Suéltela Oficial!-
-¡Esta bastarda tiene que aprender cuál es su sitio, Doctora!-
-Solo suéltela-.
-¡Pero la estaba atacando!-
-No me estaba atacando. ¡Ahora déjela ir!- Dije más fuerte. Vi a algunos civiles rodearnos y realmente deseé, que él no hiciera nada estúpido. El oficial se rindió, liberando a Yulia sin antes darle una advertencia.
-La próxima vez, estas perdida, reclusa-.
-Solo déjame en paz, cabrón de mierda!-
Mis ojos se ensancharon, cuando oí los gritos de dolor saliendo de Yulia al recibir un disparo del hombre. Su cuerpo se retorcía en el suelo, durante toda la descarga eléctrica. -¡NO! Yulia!-
-¡Oh Dios Mío! ¿Qué pasó con ella?- Oí a más civiles rodearnos.
-¿Está siendo electrificada?-
-¿Yulia, estás bien?- Le pregunté, pero ella no respondió mientras sus músculos seguían con espasmo.
-¡Retrocedan, Retrocedan!- Oí a Irina repentinamente aparecer. Abrió sus brazos, haciéndolos alejarse de la escena. - Oficial Pavell, ¿Por qué le ha disparado?-
-Le estaba haciendo daño a la Doctora-.
Irina entrecerró sus ojos, en dirección a mí. -¡No es cierto!- Contesté. -¡Y aun si fuera verdad, no puedes simplemente dispararle una descarga eléctrica, Dios!-
-¡Oh Dios Mío!… ¿Le diste una descarga eléctrica?- Un hombre cuestionó al oficial.
- Eso es horrible ...-
Cuando los efectos del disparo, finalmente se detuvieron, Yulia se quedó en el suelo, ahora teniendo problemas para respirar.
- Yulia? ¿Estás bien?-, Le pregunté, arrodillándome a su lado. -¿Hey, Yulia?-
Sus ojos estaban entreabiertos, y era evidente que los efectos de las descargas, habían tenido un gran impacto. Ni siquiera podía hablar o moverse. De la esquina de su boca, goteaba un poco de saliva. -Yulia, estás bien?-, Le pregunté de nuevo, tocando sus mejillas ligeramente con los dedos. -¿Puedes oírme?-
-¿Titi?- Oí a una niña hablar. Mis ojos, reconocieron a la niña con su osito de felpa. Caminó hasta quedar cerca de Yulia. -¿Residente-titi, estás bien?-
- ¿... Vi ... Ka?- Oí murmurar débilmente a Yulia. Parpadeé con vehemencia.
-¿Titi?-
-Aléjate de ella o te hará daño niña-. El oficial arrastró a la niña lejos de Yulia.
-... Vi... ka ….n...- Cuando miré hacia Yulia, la vi cerrar sus ojos. Yo, simplemente terminé negando con la cabeza.
-¡No, no! ¿Yulia? ¿Hey? ¿Puedes escucharme?- El hecho de haber visto a Yulia, soportar descargas eléctricas en el pasado y esta vez, verla perdiendo el conocimiento solo me inquieto. Aún no se había recuperado de su anterior problema, ¿Sería posible que la descarga le hubiera causado un daño irreversible?
- Por favor, todos ustedes den un paso atrás!- Demandó Irina.
- ¿Qué va a pasar con ella?-
- ¿Yulia?-, La llamé de nuevo.
-Estará bien, no tiene nada de qué preocuparse- Irina trató de calmar a los civiles.
-Vamos a cuidar de ella-.
-Irina … tenemos que llevarla a la enfermería- Dije con rapidez. Irina asintió con la cabeza.
Irina hábilmente desarmó al oficial. -Sólo retírese, oficial-. Le exigió, alejando al oficial que había causado todo el problema.
-Pero...-
-¡AHORA!- El hombre se quedó callado y obedeció. En ese momento Irina se acercó hasta nosotras, arrodillándose a mi lado. -¡Oficiales consíganme una camilla!-
En cuanto los oficiales llegaron con la camilla, Yulia fue puesta en ella con sumo cuidado. Me puse de pie siguiéndolos hasta la enfermería, no sin antes, mirar hacia la multitud, localizando a la niña con el osito.
~~ * ~~
Mis dedos acariciaban la toalla en mis manos, mientras ella seguía inconsciente. Tomé asiento en una silla cercana a su cama, esperando a que despertara. No lo entendía. No entendía cómo habían nacido estos sentimientos por Yulia. Y no entendía cómo tan de repente, estaba tan enojada con ella. ¿Por qué estaba enojada? ¿Por qué me sentía frustrada? ¿Y porqué incluso después de estar enfadada con ella, todavía estaba aquí? ¿Porque era esta patética Doctora, sentada al lado de la cama de Yulia, viéndola dormir? Soy una desgracia.
Cuando la puerta de la habitación se abrió de repente, levanté la cabeza, reconociendo a Irina al entrar.
-¡Oh mierda!, ¡Estamos en problemas!- Soltó, cerrando la puerta, para apoyar su cabeza en ella.
-¿Qué pasa?-
-¿Ella te atacó Lena? ¡Dime la verdad!- Soltó con rapidez, de la misma forma que yo negué con la cabeza.
-No-.
-¿Entonces, por qué el oficial le disparó?-
-Él pensó que ella me estaba haciendo daño, pero no era así-.
-Mierda... estamos tan jodidas en este momento-.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué está pasando?- Me levanté de la silla.
-Ver a una persona ser electrificada, no es el mejor panorama del mundo. Sobre todo, si ella no hizo nada-.
-No te estoy entendiendo. ¿De qué estás hablando?- Dado que el Asilo usa la electrificación desde hace tiempo, es sorprendente escuchar a Irina hablar sobre ello.
-Los civiles, que se están quejando Lena … parecen impactados por lo que pasó. Y eso, es mala publicidad-.
-¿Mala publicidad?-
-¿Sabes cuántas personas pensaran que fue cruel que esta reclusa fuera electrificada sin motivo?-
-Supongo que muchas-.
-¡SÍ! ¡MUCHAS!- pronunció en voz alta, de forma exasperada. -Ahora, habrá más gente que exija, que este lugar sea cerrado por nuestro trato inhumano-.
-¿Entonces, por qué no dejan de usarlo? ¡Te dije muchas veces que esto era una tortura y que ya no es aceptada como antes, pero ustedes siguieron usándolas. Tú dijiste que ibas a prohibir el uso de esas armas...-
-Cuando sea la Directora. ¿Soy la Directora ahora, Lena?- Su altanería me hizo calmarme. -¿Ves que en la etiqueta de mi uniforme, diga Directora Irina Smirnova?
-No-. Respondí.
-Pues allí lo tienes-.
-¿Por qué te comportas de esta forma?-
-No estoy de humor ahora, ¿de acuerdo?-
-Parece que hoy, todo el mundo no está de humor...- Le hice notar, aspirando y recostándome en la silla.
-Bien, pues está lloviendo. La gente se pone de malhumor en los días lluviosos-.
Miré a Yulia. Ella no estaba de mal humor en estos días. Me dije a mi misma. -Siento que este será un largo día-. Suspiré.
-Dímelo a mí-. Replicó, alejándose de la puerta. -Estoy caminando sobre cáscaras de huevo con los civiles del refectorio y Boris está enojado porque los dejé entrar-.
-No tenías opción, Irina. Eran demasiados empujando la puerta, iban hacer lo que fuera por entrar-.
-Aun así… Si algo se sale de control, estaremos perdidos-.
-¿Qué podría salirse de control? Los residentes están dentro de sus celdas-.
-Pero ella no lo está-. Señaló con su cabeza, hacia la cama donde estaba sentada al lado. Apreté la mandíbula.
-No tienes nada de qué preocuparte. Yulia no lastimaría a los civiles-. Le aseguré
-Sin embargo, ya lo hizo antes-. Aparté la vista, herida por sus palabras y lo que implicaba con ellas. -¿Sabes quiénes son todos esos civiles, verdad?-
-Sí, lo sé-. Centré mis ojos en el suelo. -Amigos y familiares, a quienes Yulia… perjudicó-.
Irina apretó los dientes. -Yo ni siquiera sé cómo puede vivir con ello. ¿Cómo puede descansar su cabeza sobre la almohada y dormir tranquilamente? Toda esa culpa, de haber derramado sangre de gente inocente…. ¿No siente nada? ¿Cómo pudo hacer tanto daño y hacer que le importe un comino?-
-A veces...- Comencé diciendo. -A las personas les importa un comino... porque a los demás, les importas un comino también-. Irina parpadeó, pensando en esas palabras.
-Eso es basura-. Negó. -Hay gente aquí, que tenían la mejor de vida, grandes padres, buena educación, grandes oportunidades y aun así, les importó un comino. Siguen asesinando y violando. La gente se jode sola, Doc-.
-Sí, algunas personas lo hacen-. Le respondí. Pero ese no creo que fuera el caso de Yulia.
-Da igual… debo irme y revisar cómo van las cosas en la planta baja-. Se enderezó con rapidez, caminado hacia la puerta, pero antes de que pudiera marcharse, decidí preguntarle algo, que me tenía inquieta.
-¿Te puedo preguntar algo?-
Se dio la vuelta, para mirarme. -Sí, seguro-.
-¿Sabes de casualidad, si Yulia tiene hermanos?-
-¿Hermanos?-
-Hm. Como... una hermana menor o un hermano mayor...-
-No creo. Nunca escuché hablar sobre ello. ¿Por qué?-
Rechacé con rapidez su curiosidad. -Sólo se me ocurrió-.
-Siempre se tomó a Volkova, como hija única. Sus archivos no dicen nada sobre su familia-.
-¿Nada? ¿Hermanos, padres, parientes?-
-Todo lo que sé, es que ella es de la capital-.
-También tengo ese dato-.
-Sé que se graduó, en la Escuela Secundaria Privada en Moscú.- De acuerdo, eso no lo sabía.
-¿Escuela Privada?-
-Sí… como lo dije antes, Doc-. Parpadeé, no consiguiendo lo que quería decir. -Hay gente aquí, que tenía la mejor de vida, grandes padres, buena educación, grandes oportunidades… y todavía les importó un comino-. Ella me dio una media sonrisa cabeza, antes de dejar la habitación.
Escuela Secundaria Privada de Moscú. … Si no me confundo, es una de las mejores escuelas de Moscú. Sobre todo para estudiantes que apuntan a universidades extranjeras. La escuela tiene muchos elogios y es muy prestigiosa. La matrícula debe ser absurda. Sí Yulia asistió a esa escuela, debe venir de una familia con dinero.
La cosa es… que venir de una familia con dinero, no se traduce en tener siempre una gran vida. A veces. El dinero, es donde todos los problemas se crean. Moscú tiene el nivel de suicidio más alto del mundo y la mayor parte de ellos, son personas que tienen una gran fuente de ingresos. Pero lo que los hace terminar con sus vidas, son otras cosas, como la presión social y la jerarquía, basada en la edad estricta. Yulia no es inmune a los problemas, sólo porque su familia tiene dinero. He visto crecer a la gente con dinero, y apartarse de sus propias familias, hijos que desconocen a sus padres, padres que desconocen a sus hijos… La vida es mucho más que sólo tener dinero.
Mi atención fue captada, por un movimiento a mi derecha. Inmediatamente me levanté, acercándome a ella.
-¿Yulia… estás bien?- Su respuesta fue un gemido. Sus ojos abrieron y cerraron, contrayendo su cara en descontento. -¿Estás bien?-
-Ah, vete a la mierda-. Gruñó con furia, volviendo su cabeza hacia el otro lado. Me sorprendió su brusca reacción dirigida hacia mí. -¿Qué haces aquí?-
- Yulia ...-
- Vete-.
- Yulia ... lo siento ...-
-¡Ah! ¿Ahora lo sientes? ¿Cuándo casi pierdo la vida?- Se sentó en la cama, tirando de los tubos adheridos a ella.
-Tú no…
-¿Ha sentido una descarga eléctrica, a sólo minutos de haber tomado una ducha, Doctora Katina?-
Eso me golpeó con fuerza. Negué. -No-.
-Duele como el maldito culo-. Exhalé, consciente de que estaba enojada por la situación.
-Lo siento…-
-¿Por qué estás enojada conmigo? ¡Yo no hecho nada!-.
- No lo sé.- Le respondí con honestidad.
- Sí, una razón totalmente válida.-
-¿En serio? ¿De verdad vas a estar con esa actitud tuya?- gruñí, rodando los ojos por su humor terco y seco. -Por eso me haces enojar-.
-Eso es una mierda. Siempre te gustan mis bromas... ¡Pero desde que te pusiste esas gafas, solo te la pasas quejando-
-¡No me la paso quejando!-
-¡Sí, lo has estado haciendo! Un minuto estás bien conmigo y el otro estás enojada. No lo consigo. Hice lo que querías. No quieres que nosotras seamos algo más… Y trato de seguir adelante, pero todo lo que tú haces, es lloriquear diciendo que soy una terca. ¿Explícame como es que tan de repente, soy una terca? ¿Sólo porque no quiero pasar el día en una maldita celda? Eso es apenas ser terca. Y hasta tú me dijiste que debería estar fuera de ella más a menudo. ¿Así que tratar de hacer lo que siempre me dijiste, me convierte en un símbolo de terquedad e ingratitud? ¿Cómo se supone que me enfrente a esos dobles estándares? ¿Y por qué hay dobles estándares en esta situación? ¿Por qué de un momento para otro estás tan enojada conmigo? ¡Es por lo que hicimos!- Eso me dejó fuera de lugar. -¡Y te gustó!-.
Esa declaración era indignante. -No es cierto-.
-Revienta tu burbuja rosa, mujer. Solo estás en negación-.
-¡No estoy en negación!-
-¡Me deseabas! ¡Lo hiciste! ¡No finjas que no me deseabas, Doctora Katina … sé que lo hacías!-
Mi mente estaba dando vueltas, girando con las palabras que acababa de decirme. Y durante un momento, casi lo solté. Casi le decía cuánto ansiaba que volviera a tocarme, a besarme, lamerme una vez más. Las palabras, fueron sepultadas profundamente dentro de mí. Pero no lo hice. No podía permitirme decir esas cosas. ¡Simplemente no podía! ¡Nunca!
-¡Sólo cállate, no sabes nada!-
-Oh, yo sé algunas cosas. Te sorprenderías-.
-¡Cállate!-
-Entonces, ¿Qué es lo que quieres, eh? ¿Fingir como si nunca hubiera pasado?-
-¡Sí, fingir que nunca pasó!-
-¿Quedarnos con la torpeza entre nosotras? ¿Mantener los conflictos dentro? ¿Pensé que eras una psicoterapeuta? … ¿Es tu trabajo tratar los conflictos? Parece que tú también necesitas a tu propio terapeuta, cariño-.
-¡No me llames así! ¡No soy tu cariño!-
-Tú apenas si eres mi Doctora. Sólo eres una tonta llorona, que usa gafas y que pretenden ser una Doctora-.
-¿Eso es todo lo qué piensas de mí? ¿Qué soy una tonta llorona que usa gafas?-
-No, es cómo tú estás pretendiendo ser-. Cambió su tono, a uno más alto, para burlarse de mí. -¡Oh Mírenme, soy la Doctora Elena Katina, y hoy estoy siendo innecesariamente una perra por mis propias RAZONES!...
-¡Cállate!- Estaba logrando enojarme.
-¡Hoy me besuqueé con mi paciente y me encanto pero la odiaré de aquí en adelante, debido a mis propias RAZONES! …
-¡SÓLO CALLATE- Ella ya no me estaba enojando, me estaba poniendo furiosa.
-Y para liberarme de mi frustración sexual, buscaré a un hombre muy guapo esta noche, sólo para demostrarme que mi amor por las pollas es mayor que nada en este mundo...-
-¡CIERRA TU MALDITA BOCA!-
-Solo porque no quiero darle esa satisfacción a mi paciente, haciéndole saber que me gustaron sus caricias y… -
-¡SÓLO CIERRA TU MALDITA BOCA!-
En ese momento, vi llamas en sus ojos. -Inténtalo-.
La necesidad de besar aquellos labios, era tan fuerte, que mi interior estaba a punto de entrar en combustión. Pero no permitiría que eso pasara. De ninguna manera.
-Jódete-.
-¿En serio? ¿Eso es lo mejor que puedes decir?- Preguntó, burlándose de mí. -¿De todas las cosas que pudiste haberme dicho para hacerme callar, solo se te ocurrió… 'Jodete' ¿Esa era tu mejor opción?-
Tragué saliva con fuerza. Buscando controlarme, cerré mis ojos al instante.
-Eso es realmente lindo, Doctora Katina-
-Sabes que...- Dije alejándome. -Olvídalo. Esto no tiene sentido. Sólo haz lo que quieras, te dejaré en paz-. La sensación de cansancio comenzó a extenderse por todo mi cuerpo. Afirmé mis palabras con la cabeza, caminando hacia la puerta. -Que tengas un buen día, Yulia-. Porque este, ya no era un buen día para mí.
Había tantas cosas sucediendo en mi cabeza ahora mismo, pero el ser agredida verbalmente por Yulia cuando había intentado disculparme, no estaba en mis planes. La puerta se cerró detrás de mí, y me apoyé contra ella. Mi corazón latía tan rápido, por el dolor y el cansancio. Había tantos sentimientos dentro de mí, que solo me estaban asfixiando. No llores, Lena. No llores.
~ ~ * ~~
Suspiré, totalmente agotada por la confrontación con Yulia. Me senté con Nastya y Bárbara, que ocupaban una mesa en el refectorio. -Este será un largo día-. Excluí.
-Dímelo a mí. Me preocupan todos los residentes-. Nastya manifestó, antes de beber un sorbo de su café. -Si sigue lloviendo, la hora de la comida tendrá que ser retrasada-.
-¿Por qué?- pregunté en voz baja.
-Pues, no esperas que los residentes tengan contacto con los civiles-.
-Y los civiles son nuestra prioridad-. Bárbara añadió, con su habitual voz tranquila y suave. -Así que el almuerzo se les servirá a ellos-.
-Ángela se pondrá furiosa cuando se entere-. Nastya sacudió su cabeza mientras Bárbara esbozaba diminuta sonrisa.
-Pero… ¿Y nosotros? ¿Nuestra comida? ¿Y todo el personal del Asilo?- Pregunté preocupada.
-Tal vez nos den algo, al menos eso es lo que espero-.
-¿Hay suficiente comida para todos?-
-Lo dudo. Pero si no lo conseguimos, los reclusos serán los que sufrirán por todo esto-. Respondió Nastya. -Por eso Ángela va a molestarse-.
-Si se lo explicas, estoy segura que lo entenderá - Bárbara opinó, tomando breves sorbos de su café.
-No lo sé. Esperemos que la lluvia desaparezca, para que los civiles puedan devolverse a sus casas. Sería una desgracia que se quedaran aquí por el resto del día. Irina ya está en problemas por el simple hecho de dejarlos entrar-.
-Sí, estoy muy asustada por ella. Tomó la responsabilidad de toda esta gente y si algo se sale de control, las cosas se pondrán mal para ella-. Añadí, buscando a Irina con los ojos.
-Creo que hizo lo correcto-. Declaro Bárbara.
-Sí yo también lo creo-. Asentí.
-Entonces ¿Cómo está Yulia Volkova?- Aparté la mirada, escuchando la pregunta de Nastya.
-Ella está bien-. Bárbara contestó en mi lugar. -Es increíblemente resistente. Da un poco de miedo cómo puede lidiar con tanto y aun así estar bien, sobretodo físicamente-.
-Que haya recibido una descarga eléctrica después de haber tomado su ducha... eso ya son ligas mayores…-
-¿Podemos dejar de hablar de Yulia?- Pregunté. Bárbara y Nastya fruncieron el ceño, encontrando extraña mi petición. Yulia siempre ha sido mi tema favorito en este lugar, pero ahora mismo, todo lo que quería, era no recordarla a ella, ni a lo que pasó entre nosotras.
-¿Todo está bien? ¿Creo que es la primera vez que escucho decirte eso?-.
- Sí, es ... sólo que estoy cansada ... y ... Yulia está bien ahora ... así que no hay necesidad de hablar sobre ella. Está durmiendo, no hay peligro alguno. Así que vamos a dejarlo.- Respondí rápidamente. Ambas estuvieron de acuerdo en cambiar de tema, pero sabía que encontraban extraño que fuera tan contundente con respecto a Yulia. Bueno, al menos habían dejado de hablar sobre ella. Gracias a Dios..
A leer!!
CAPITULO 21: CONFLICTO
El momento, en el que ella dejó la lavandería, mis ojos se cerraron. Las emociones descontroladas aún estaban allí, casi brotando hacia la superficie. Exhalé, intentando controlarme. Tengo que ser fuerte. No puedo perder la compostura. Voy a ver a Yulia a menudo y no puedo permitir que esto se interponga en nuestro camino. Simplemente no podemos ser otra cosa, que lo que ya somos. Sería incorrecto. Sería ilegal. Sería peligroso. No importan mis sentimientos por ella, no debo cruzar esa línea.
-¿Qué me estás haciendo Yulia Volkova?- Me cuestioné, negando con la cabeza, como si la negación hiciera que todo esto desapareciera. Pues ciertamente, no lo hizo. -¿Cómo dejé que esto pasara?-
Después de lavarme la cara y abrocharme adecuadamente la camisa, finalmente regresé al Refectorio, donde todos los civiles se habían hospedado, con mantas y toallas. Mis ojos, al instante buscaron a Yulia, pero no pude encontrarla por ninguna parte. Nastya y el oficial Fyodor, me ayudaron a entregar el resto mantas y toallas al resto de los civiles que entraban. La lluvia se hacía más fuerte, y los truenos en el cielo, sólo indicaba que llevaría tiempo para que finalmente se aclarara.
Cuando me acerqué a una joven mujer, descubrí a una niña a su lado. Era muy pequeña, de siete u ocho años a juzgar por su estatura. Su pelo y su ropa estaban empapados por la lluvia; sostenía su osito de peluche con fuerza como si estuviera asustada por los sonidos de los truenos. Probablemente lo estaba.
Bajé a mis rodillas y le entregué una manta.
-Gracias, Titi.- Sonreí cuando dijo esas palabras. Pero mi sonrisa se interrumpió cuando oí una voz resonando en el comedor a través de los altavoces en el techo.
- Irina Smirnova, ven en mi oficina inmediatamente.- Busqué a Irina en ese instante y la vi soltar una maldición, molesta. Me puse de pie y fui hasta ella.
- ¿Quieres que vaya contigo?-
Ella negó con la cabeza. -No te involucres en esto, Lena. Estás aquí para cuidar de la reclusa, no necesitas más problemas-.
- Pero ...-
-Yo tomé la decisión de que toda esta gente entrara y tengo que hacerme responsable. Esto no tiene nada que ver contigo. Quédate con Volkova-. Me instruyó, preparándose antes de salir. -¿Y dónde está la reclusa?-
Mis ojos se apartaron. -¡¿Eh?!... - La vi fruncir el ceño. -Yo… yo no sé...
Irina tiró de mi brazo, llevándome a una esquina lejos de los oficiales y la multitud.
-¿Qué quieres decir con que no sabes? Ella se fue de aquí, con la excusa de que iría a buscarte-. Y claro que me encontró, incluso nos besamos. Pero eso, no se lo diría a Irina.
- Fui a la lavandería para conseguir más toallas y mantas y...
-¡No puedes permitir que una reclusa ande libremente por aquí, Lena!-
-¡Yulia no le hará daño a nadie!-
-No se trata de si le hará daño de alguien o no. ¡No puedes permitir que esa reclusa esté libre!-
- Yo no ... yo ...
-Mira tengo que irme, ¿de acuerdo? ¡Pero tú, tienes que encontrar a la reclusa!-
Irina se marchó rumbo a la oficina de Boris, dejándome confundida y sin poderle decir nada más. Apreté los dientes y finalmente suspiré. Di una última inspección al lugar, sin encontrar mi objetivo. Decidí ir a la lavandería para ver si milagrosamente, Yulia estaba allí, pero tampoco estaba.
Salí de la lavandería y empecé a buscar en todas partes. Archivero: nada. Mi ex oficina: nada. ¿Dónde diablos estaba?
Al pasar cerca de las duchas, oí el sonido del agua cayendo. Parpadeé. -¿Yulia?- La llamé en voz baja, entrando a las duchas. Vi el uniforme naranja, colgado sobre la puerta y sabía que ella estaba dentro. Exhalé, aliviada porque finalmente pude encontrarla. Me senté en el banco a esperar que terminara.
Cerré los ojos, tratando de calmar los fuertes latidos de mi corazón. El sonido de la ducha constante, provocó que mis palmas comenzaran a sudar. Ella estaba sola, allí adentro, tan cerca de mí, completamente desnuda, bajo el agua escurriendo sobre todo su cuerpo, una vez más. Yo solo podía forzar a mi mente, a olvidarme de ella.
Mis ojos, pronto se centraron en la playera blanca, tirada en el suelo. Esa playera gastada, que usaba bajo su uniforme naranja. Sentí que mi corazón latía directo en mis oídos. Terriblemente ansiosa, caminé hasta la prenda, levantándola del suelo para dejarla en su lugar. Sin embargo, me quede allí, pegada durante un segundo, cerrando los ojos. Sostuve la playera bajo mi nariz e inhalé. Mis dedos se cerraron tras oler el dulce aroma de Yulia.
Oh Dios. Olía tan bien.
Tragué saliva, al oír el agua detenerse. Sentí que el pánico me inundó profundamente. ¿Cómo se suponía que debía verla después de lo qué pasó? ¿Cómo voy a verla y fingir que no siento nada? ¿Cómo se supone que la mire, allí, desnuda? No, no puedo. No puedo hacer esto.
Regresé su playera al suelo, dejando el lugar antes de que pudiera verla frente a mí. Como si hubiera corrido diez millas, mi respiración, perdió totalmente su ritmo. Sí, ya sabía que estaba huyendo. Yo sabía, que la estaba evitando como el mismísimo demonio. Pero no podía quedarme en ese lugar, totalmente sola con ella.
No creo haber estado en tan gran conflicto, en toda mi vida. ¿Yo, escapando? ¿Sin darle la cara? ¿Cuánto tiempo nos tomará dejar de ser torpes entre nosotras? ¿Cuánto nos tomará, para olvidar este error y seguir adelante?
No lo sé. Lo único que si sé… es que Irina tenía razón. Yulia me tiene entre sus manos.
~~ * ~~
- ¿Estás bien, Doc?-
Mi corazón perdió totalmente el control y tragué saliva con fuerza. Mis ojos se cerraron sin atreverme a mirarla. -¿Doc?- No le respondí. La oí suspirar a mi lado. -Bien, déjame adivinar. En este momento, estás en conflicto, porque yo soy una reclusa y tú eres mi médico. Y el código moral de los Médicos, es que nunca debes intimar con tus pacientes. Ahora no sabes qué hacer, porque quieres huir pero también tienes que cuidar de mí. Tienes miedo de que será de nosotras, de la torpeza que se cree, y además, de las inevitables interacciones entre nosotras-.
.
.
.
Al instante, mis ojos se abrieron con sorpresa. Aquellos claros ojos azules, me saludaron. Era tan inquietante, lo fácil que era quedarse esclavizados a ellos. Yulia se apoyaba contra la pared, con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón naranja. Apreté los dedos del pie, tratando de adherir mis pies al suelo y no tirar de ella cerca de mí. Por un momento, olvidé lo que ella había dicho. Todo lo que quería, era que Yulia fuera una chica libre en las calles de Moscú, que me llevara a su casa y tuviéramos sexo…...
Negué con la cabeza, tratando de deshacerme de esos pensamientos. -Entonces ¿Lo entendí mal?- Preguntó, al verme sacudir la cabeza. Su piel brillaba después de su ducha y todos mis vellos del cuerpo se erizaron, imaginando cómo sería sentir su piel húmeda sobre la mía. Mi corazón latió salvajemente, totalmente fuera de ritmo.
- Tie…tienes algo de razón.- Dije mirando a otro lado.
Su vestimenta habitual, había cambiado. Llevaba su uniforme de repuesto, una camiseta negra y pantalones color naranja. Su cabello permanecía húmedo por la reciente ducha y la toalla blanca, colgada sobre su hombro, le daba un aura despreocupada de alguna forma. Ella era realmente muy encantadora. Y estoy segura de que ella lo sabía.
- ¿Algunas? ¿En dónde me he equivocado?-
- Yulia, no estoy de humor para hablar de esto ahora.- Dije, tratando de actuar de manera fría.
- ¿Estás bien?-
- No quiero hablar de eso, ¿de acuerdo? Fue un… -
- Error, debemos superarlo y seguir adelante.- Ella terminó antes de que yo pudiera hacerlo. -Lo entiendo.-
-Mira, esto no es el mejor lugar para que hablemos. Algún oficial nos podría oír, o incluso todos los civiles que entraron… Debemos olvidarnos de todo, ¿lo entiendes?-
- Está bien.- Ella asintió con la cabeza. -Como desees, nena.-
- No me llames así.- Dije con firmeza, intentando no enamorarme más de esta mujer. Pero salió, de una forma un tanto brusca.
- ¿Estás enojada conmigo?-
- Ya no quiero hablar más del tema.-
-Bien. Me callo entonces-.
-Será lo mejor.-
El silencio incómodo era inevitable. Yulia se alejó de donde había estado, para acercarse a las ventanas del refectorio y observar la lluvia del exterior. Sólo entonces, fui capaz de ver unas letras en el dorso de su camisa, escrito en perfecto inglés, ‘RECLUSA’.
Al observar su espalda, mi mente comenzó a trabajar, imaginando sus músculos flexio… -… sacudí mi cabeza, evitando más sucias jugadas de mi cabeza. ¿Qué me está pasando? ¿Desde cuándo tengo esta clase de pensamientos con mujeres? ¿Con hombres? ¡Claro! ¿Siempre estuve loca por los chicos, como la típica chica…, pero ¡¿Estar loca por una mujer?¡Nunca! ¿Qué hizo esta reclusa conmigo? ¿Cómo puede tenerme tan loca ahora? ¿Cómo ella puede...
-Hey, Doctora Katina, ¿Puedo hablar con usted un momento?- El oficial Fyodor me habló repentinamente, desviando mi atención de la residente, durante un momento. Tarareé un sí, siguiéndolo a una esquina.
-¿Qué pasa oficial?-
-Hm… ¿No cree que tener a la reclusa aquí, está mal?- Me preguntó refiriéndose a Yulia.
-¿Por qué?-
-Pues verá, la gente común, no se siente segura con una criminal a su alrededor, Doctora-.
- Me está ayudando, oficial.-
-Ayudaría mucho más, si estuviera lejos de la gente-. Miré a Yulia, con el corazón aun latiendo como loco. Observé a su alrededor y vi como algunas personas parecían incómodas al tenerla cerca. Ellos la miraban con desconfianza, y en ese momento, logre ver a un hombre levantarse de su sitio, para alejarse de ella. -Bien, pues ya lo ve… esa gente de ahí… algunos de ellos... son amigos o familia de las personas que dejaron de existir, gracias a esa psicópata asesina. Es molesto tenerla a su alrededor.-
- Ellos no saben que fue ella.-
- Sin embargo... ¿No cree que debería volver a su celda?-
- Cariño, no te acerques a ella.- Oí decir a una mujer a su hija. -Ella es una delincuente. Es el mal -.
El Oficial Kuznetsov tomó la llave de su celda y me la dio. -Es lo mejor, Doc.-
¿Lo es? Reflexioné con la idea. Tal vez. Suspiré, no contenta con la decisión.
- Yulia ...- Pronuncié su nombre, y el dulce sonido de él, golpeó mi propio núcleo. Basta, Elena. Mantente al margen. -Ven conmigo.-
Caminó con paso firme, hasta ponerse a un lado de mí. -¿Qué pasa?-
-Los oficiales quieren que estés en tu celda-. Le dije con firmeza, sin atreverme a mirarla.
-¿Qué? ¿Por qué?-
-Por motivos de seguridad-.
- No voy a hacerle daño a nadie.- Dijo sacudiendo su cabeza de un lado al otro.
-No se trata de que le hagas daño a alguien-.
-Entonces ¿De qué se trata? ¡¿Eh?!- Preguntó, girándose hasta tenerme en frente. Su voz era baja para no llamar la atención, pero podía ver un poco de irritación en su tono. Su respiración golpeó mi cara y cerré los ojos para no hacer, lo que tenía en mente.
-Es… que estas personas… no se sienten seguras contigo a su alrededor…-
-¡Yo, les estaba ayudando!-
-No... hagas esto difícil… Yo sé que entiendes, por qué es peligroso. Por favor, ayúdate a ti misma-.
-Pero, estoy contigo, todo está bien ¿cierto?-
Quería decirle que así seria, que todo estaría bien y tendríamos sexo - ¡Para ya, Elena! Golpeé mi cabeza con mis nudillos para evitar esos pensamientos.
-Oye, ¿Estás bien?- Me preguntó, sosteniendo mi mano. Sentí la carne de gallina por todas partes de mi cuerpo y me liberé bruscamente de su agarre.
-Suéltame-.
-¿Qué pasa contigo?- Preguntó ligeramente molesta.
-Sólo quédate callada y sígueme-.
- No quiero.- Ella desafió.
Suspiré, cosa que no ayudó en nada a calmarme. -Yulia... por favor...-
-¿Por qué no puedo quedarme aquí?-
-Ya te dije el motivo… La gente, te tiene miedo. Eres una residente y estas fuera de tu celda-.
Oí maldecir por lo bajo llena de rabia. -¿Qué? ¿Así que cuándo trato de ayudar, solo me devolverán a mi celda? ¿Y qué tiene de justo lo que están haciendo?-
-Nada. Pero esto no se trata de justicia. Sólo haz lo que se te dice… y regresa a tu celda-.
-No quiero-. Negó con la cabeza.
-No se trata de lo que quieres. ¡Se trata de lo que necesitas!-, Le repliqué de vuelta -¿Por qué están siendo tan difícil?- Le pregunté un poco enojada, por ponerse en esa actitud tan terca. -Sera sólo por un momento. Hasta que la lluvia se detenga y ellos se marchen-.
-¿Y si la lluvia no se detiene? ¿Y si llueve el día entero?- No le contesté. -¿Y qué va a pasar con nosotros, Doctora? ¿Todos nos quedaremos dentro de nuestras celdas el día entero? ¿Y nuestra comida? ¿Y la cena?-
-Estoy segura que pensaremos en algo-. Dije de forma rápida. Por otro lado, sabía que la lluvia se estaba haciendo más fuerte. -Ahora, sólo…-
-Deja que me quede aquí...- Me estremecí, al oír un ruidoso trueno. -Me mantendré lejos de ellos... Lo prometo-.
-Si te quedas aquí, yo tendré que quedarme contigo y… -
-¿No puedes? ¿Es eso? ¿No te puedes quedar conmigo? ¿Es porque cuando me miras, recuerdas lo que pasó?-
No. En realidad, imagino lo que realmente podría pasar. Perderme a mí misma y hacer algo tan jodidamente, que pudiera lamentar después. Fui capaz de detenerme en la lavandería, pero posiblemente no suceda si ocurre una próxima vez. Y no quiero tener una próxima vez.
-Es...complicado-.
-No, no lo es. Tú, lo estás haciendo complicado-. Replicó.
-No tengo tiempo para esto…. Sólo ven conmigo-.
-¡No!- Ella simplemente comenzó a alejarse de mí. -¡Hay un maldito torrencial afuera y ya tomé mi ducha!-
-¡No me importa! ¡Tienes que volver a tu CELDA!-
-¿Por qué, estás enojada conmigo? ¡No te hice nada!-
-No estoy enojada contigo. Solo estoy siguiendo órdenes-.
-¿Siguiendo órdenes?-
-Sí. Va en contra de las reglas que camines libremente por el Asilo-.
-Va en contra de las reglas, darle dulces a los residentes-. Parpadeé. - ¿Eso te impidió hacerlo?-
- ¿Por qué estás actuando así?-
-¿Tu , por qué estás actuando así?-
-¿Actuando como? ¿Cómo un ser humano razonable?-
-¡No! Como una ridícula y egoísta-.
-¿Egoísta?- Mi voz, salió un poco más alto de lo que hubiera querido. -¿Yo soy la egoísta aquí? ¡Estoy tratando de parar cualquier accidente que pueda ocurrir aquí!-
-¡¿Por qué habría un accidente?!-
-¡Porque estas fuera de tu celda!-
-¿Así que de repente, me hice esta persona incontrolable, que tiene sed de matar a todo el mundo aquí presente? ¿Dónde está la doctora que me dijo que asesinar no es mi instinto?-
-¡OYE!- Las dos nos quedamos en silencio, al oír a un oficial gritar en nuestra dirección. -¿Está todo bien aquí?- Se acercó más a nosotras, mirando de mí hacia Yulia. -¿La está molestando, Doctora Katina?-
-No se preocupe, oficial… todo está bien-. Aminoré sus preocupaciones.
-Sí… seguro que sí-. El oficial respondió. Alejándose de nosotras, metiendo sus manos dentro de sus bolsillos y dirigiéndose hacia el ascensor.
-Lo lamento oficial...- me disculpé, tratando de no molestarlo.
-Yulia... ¡Ya basta!- Ella se echó a caminar de repente sin hacerme caso. Resoplé esta vez, enojada con ella. ¡Maldita sea! -¡Para! ¡No puedes correr por aquí!-
- No estoy corriendo.-
-¡Por el amor de Dios!, ¿No puedes hacer lo que se te dice por una sola vez? ¿¡Eh!?- La vi morder sus mejillas, desde el interior.
-¿Me quieres lejos de esta gente, cierto? Entonces, me marcho. ¡Ahora, regrese allí e impresiona a todos esos oficiales de mierda!- Señaló el refectorio con su cabeza. -Tal vez así puedas ganar más publicidad. ¡Felicidades, Doctora Katina!-
-¿Por qué tienes que ser tan condescendiente?-
-¡Ah!, ¡¿ Así que también soy el problema aquí?-
-¿Quién más lo sería?-
-¡No lo sé… tal vez TÚ!-
-¿Yo? ¡Yo solo estoy haciendo mi trabajo!-
Yulia se mofó. -Pues solo déjame, maldita sea-.
-No puedo dejarte y menos caminando por los pasillos. Tengo que vigilarte-.
-Bueno, ahora que tienes tus gafas, podrás verme cuatro veces mejor-.
-¡Ya cállate!- le solté furiosa. Estaba cansada y enojada. Mayormente, por mi propio conflicto que por sus altanerías, pero tan agotaba estaba que sentía que la situación me estaba comiendo viva. -¡No estoy de humor para escuchar tus bromas, así que sólo cállate de una vez!-
-Bien, me callaré-. Volvió alejarse, dirigiéndose a otro lugar.
-¿A dónde vas?- Me ignoró completamente, alejándose aún más de mí. Me limité a seguir el color de su uniforme para no perderla -¡Hey! ¡Te estoy hablando!-
Las palabras apenas salieron de mis labios, cuando un feroz tirón me hizo tambalear hacia atrás, cerrándome de golpe contra la pared. Mis ojos se agrandaron al encontrarme con que ella me había empujado, sus brazos presionaban mi pecho, sosteniéndome con fuerza en el mismo lugar. -¿Me pediste que me calle, cierto?- Parpadeé. -¿Y no estás de buen humor? ¡Pues bienvenida al club, Doc! ¡Porque tampoco estoy de humor para lidiar con tus conflictos de mierda ahora mismo! No quieres ni mirarme o hablar conmigo en absoluto. Por lo tanto, si ni siquiera puedes fingir que nada pasó entre nosotras, enfrente de los demás, sólo vete a casa. Porque en el momento, en el que uno de los oficiales se den cuenta que me estás evitando, sabrán que algo está mal. Y las noticias van a estallar… este tipo de cosas no son difíciles de notar. Así que sólo termina con tus cuestiones y conflictos de una vez, o vas a terminar perdiendo tu trabajo de nuevo. ¡Y esta vez, no habrá ninguna Irina que te regrese!- Mi aliento fue sorbido desde mis pulmones, al escuchar sus palabras ásperas y ver su intensa mirada. -Y quítate tus malditas gafas. Te vuelves una cabrona igual que ellos-. El silencio incómodo fue inevitable una vez más.
Eso fue hasta que el silencio, se convirtiera en el ruido sordo de Yulia, siendo empujada al suelo por un oficial. -¿Está bien Doctora Katina?- Me preguntó de inmediato. Sin recibir una respuesta mía, todo lo que podía hacer era parpadear.
- ¡YA, QUITATE!- Sólo entonces me pareció que mis sentidos regresaron.
- TU, RECLUSA. ¡¿QUIERES PODRIRTE EN LA UES?¡-
-Está bien, oficial. Suéltela-. Le dije en un tono alto. Sentí un nudo en el corazón al ver que el oficial apuntaba su arma de electrochoque hacia ella. Yo, seguramente jamás lo hubiera llamado para hacer esto. Y no quería que un escándalo se desarrollara aquí mismo, donde muchos podían ser testigos.
-La acaba de atacar-.
-¡No me estaba atacando!-
-¡QUITATE IDIOTA!- Gritó Yulia, sacudiendo su cuerpo, intentando escaparse del hombre. Pero él, era más fuerte. Ella gruñó frustrada y enojada. -¡No hice nada! ¡Sólo quítate cabrón!-
-¡CIERRA LA MALDITA BOCA!- Le devolvió el oficial, empujando su cabeza contra el suelo. -¿Quieres un tiro? ¿¡Eh!? ¡Lo entiendes pedazo de mierda!-
-¡Suéltela Oficial!-
-¡Esta bastarda tiene que aprender cuál es su sitio, Doctora!-
-Solo suéltela-.
-¡Pero la estaba atacando!-
-No me estaba atacando. ¡Ahora déjela ir!- Dije más fuerte. Vi a algunos civiles rodearnos y realmente deseé, que él no hiciera nada estúpido. El oficial se rindió, liberando a Yulia sin antes darle una advertencia.
-La próxima vez, estas perdida, reclusa-.
-Solo déjame en paz, cabrón de mierda!-
Mis ojos se ensancharon, cuando oí los gritos de dolor saliendo de Yulia al recibir un disparo del hombre. Su cuerpo se retorcía en el suelo, durante toda la descarga eléctrica. -¡NO! Yulia!-
-¡Oh Dios Mío! ¿Qué pasó con ella?- Oí a más civiles rodearnos.
-¿Está siendo electrificada?-
-¿Yulia, estás bien?- Le pregunté, pero ella no respondió mientras sus músculos seguían con espasmo.
-¡Retrocedan, Retrocedan!- Oí a Irina repentinamente aparecer. Abrió sus brazos, haciéndolos alejarse de la escena. - Oficial Pavell, ¿Por qué le ha disparado?-
-Le estaba haciendo daño a la Doctora-.
Irina entrecerró sus ojos, en dirección a mí. -¡No es cierto!- Contesté. -¡Y aun si fuera verdad, no puedes simplemente dispararle una descarga eléctrica, Dios!-
-¡Oh Dios Mío!… ¿Le diste una descarga eléctrica?- Un hombre cuestionó al oficial.
- Eso es horrible ...-
Cuando los efectos del disparo, finalmente se detuvieron, Yulia se quedó en el suelo, ahora teniendo problemas para respirar.
- Yulia? ¿Estás bien?-, Le pregunté, arrodillándome a su lado. -¿Hey, Yulia?-
Sus ojos estaban entreabiertos, y era evidente que los efectos de las descargas, habían tenido un gran impacto. Ni siquiera podía hablar o moverse. De la esquina de su boca, goteaba un poco de saliva. -Yulia, estás bien?-, Le pregunté de nuevo, tocando sus mejillas ligeramente con los dedos. -¿Puedes oírme?-
-¿Titi?- Oí a una niña hablar. Mis ojos, reconocieron a la niña con su osito de felpa. Caminó hasta quedar cerca de Yulia. -¿Residente-titi, estás bien?-
- ¿... Vi ... Ka?- Oí murmurar débilmente a Yulia. Parpadeé con vehemencia.
-¿Titi?-
-Aléjate de ella o te hará daño niña-. El oficial arrastró a la niña lejos de Yulia.
-... Vi... ka ….n...- Cuando miré hacia Yulia, la vi cerrar sus ojos. Yo, simplemente terminé negando con la cabeza.
-¡No, no! ¿Yulia? ¿Hey? ¿Puedes escucharme?- El hecho de haber visto a Yulia, soportar descargas eléctricas en el pasado y esta vez, verla perdiendo el conocimiento solo me inquieto. Aún no se había recuperado de su anterior problema, ¿Sería posible que la descarga le hubiera causado un daño irreversible?
- Por favor, todos ustedes den un paso atrás!- Demandó Irina.
- ¿Qué va a pasar con ella?-
- ¿Yulia?-, La llamé de nuevo.
-Estará bien, no tiene nada de qué preocuparse- Irina trató de calmar a los civiles.
-Vamos a cuidar de ella-.
-Irina … tenemos que llevarla a la enfermería- Dije con rapidez. Irina asintió con la cabeza.
Irina hábilmente desarmó al oficial. -Sólo retírese, oficial-. Le exigió, alejando al oficial que había causado todo el problema.
-Pero...-
-¡AHORA!- El hombre se quedó callado y obedeció. En ese momento Irina se acercó hasta nosotras, arrodillándose a mi lado. -¡Oficiales consíganme una camilla!-
En cuanto los oficiales llegaron con la camilla, Yulia fue puesta en ella con sumo cuidado. Me puse de pie siguiéndolos hasta la enfermería, no sin antes, mirar hacia la multitud, localizando a la niña con el osito.
~~ * ~~
Mis dedos acariciaban la toalla en mis manos, mientras ella seguía inconsciente. Tomé asiento en una silla cercana a su cama, esperando a que despertara. No lo entendía. No entendía cómo habían nacido estos sentimientos por Yulia. Y no entendía cómo tan de repente, estaba tan enojada con ella. ¿Por qué estaba enojada? ¿Por qué me sentía frustrada? ¿Y porqué incluso después de estar enfadada con ella, todavía estaba aquí? ¿Porque era esta patética Doctora, sentada al lado de la cama de Yulia, viéndola dormir? Soy una desgracia.
Cuando la puerta de la habitación se abrió de repente, levanté la cabeza, reconociendo a Irina al entrar.
-¡Oh mierda!, ¡Estamos en problemas!- Soltó, cerrando la puerta, para apoyar su cabeza en ella.
-¿Qué pasa?-
-¿Ella te atacó Lena? ¡Dime la verdad!- Soltó con rapidez, de la misma forma que yo negué con la cabeza.
-No-.
-¿Entonces, por qué el oficial le disparó?-
-Él pensó que ella me estaba haciendo daño, pero no era así-.
-Mierda... estamos tan jodidas en este momento-.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué está pasando?- Me levanté de la silla.
-Ver a una persona ser electrificada, no es el mejor panorama del mundo. Sobre todo, si ella no hizo nada-.
-No te estoy entendiendo. ¿De qué estás hablando?- Dado que el Asilo usa la electrificación desde hace tiempo, es sorprendente escuchar a Irina hablar sobre ello.
-Los civiles, que se están quejando Lena … parecen impactados por lo que pasó. Y eso, es mala publicidad-.
-¿Mala publicidad?-
-¿Sabes cuántas personas pensaran que fue cruel que esta reclusa fuera electrificada sin motivo?-
-Supongo que muchas-.
-¡SÍ! ¡MUCHAS!- pronunció en voz alta, de forma exasperada. -Ahora, habrá más gente que exija, que este lugar sea cerrado por nuestro trato inhumano-.
-¿Entonces, por qué no dejan de usarlo? ¡Te dije muchas veces que esto era una tortura y que ya no es aceptada como antes, pero ustedes siguieron usándolas. Tú dijiste que ibas a prohibir el uso de esas armas...-
-Cuando sea la Directora. ¿Soy la Directora ahora, Lena?- Su altanería me hizo calmarme. -¿Ves que en la etiqueta de mi uniforme, diga Directora Irina Smirnova?
-No-. Respondí.
-Pues allí lo tienes-.
-¿Por qué te comportas de esta forma?-
-No estoy de humor ahora, ¿de acuerdo?-
-Parece que hoy, todo el mundo no está de humor...- Le hice notar, aspirando y recostándome en la silla.
-Bien, pues está lloviendo. La gente se pone de malhumor en los días lluviosos-.
Miré a Yulia. Ella no estaba de mal humor en estos días. Me dije a mi misma. -Siento que este será un largo día-. Suspiré.
-Dímelo a mí-. Replicó, alejándose de la puerta. -Estoy caminando sobre cáscaras de huevo con los civiles del refectorio y Boris está enojado porque los dejé entrar-.
-No tenías opción, Irina. Eran demasiados empujando la puerta, iban hacer lo que fuera por entrar-.
-Aun así… Si algo se sale de control, estaremos perdidos-.
-¿Qué podría salirse de control? Los residentes están dentro de sus celdas-.
-Pero ella no lo está-. Señaló con su cabeza, hacia la cama donde estaba sentada al lado. Apreté la mandíbula.
-No tienes nada de qué preocuparte. Yulia no lastimaría a los civiles-. Le aseguré
-Sin embargo, ya lo hizo antes-. Aparté la vista, herida por sus palabras y lo que implicaba con ellas. -¿Sabes quiénes son todos esos civiles, verdad?-
-Sí, lo sé-. Centré mis ojos en el suelo. -Amigos y familiares, a quienes Yulia… perjudicó-.
Irina apretó los dientes. -Yo ni siquiera sé cómo puede vivir con ello. ¿Cómo puede descansar su cabeza sobre la almohada y dormir tranquilamente? Toda esa culpa, de haber derramado sangre de gente inocente…. ¿No siente nada? ¿Cómo pudo hacer tanto daño y hacer que le importe un comino?-
-A veces...- Comencé diciendo. -A las personas les importa un comino... porque a los demás, les importas un comino también-. Irina parpadeó, pensando en esas palabras.
-Eso es basura-. Negó. -Hay gente aquí, que tenían la mejor de vida, grandes padres, buena educación, grandes oportunidades y aun así, les importó un comino. Siguen asesinando y violando. La gente se jode sola, Doc-.
-Sí, algunas personas lo hacen-. Le respondí. Pero ese no creo que fuera el caso de Yulia.
-Da igual… debo irme y revisar cómo van las cosas en la planta baja-. Se enderezó con rapidez, caminado hacia la puerta, pero antes de que pudiera marcharse, decidí preguntarle algo, que me tenía inquieta.
-¿Te puedo preguntar algo?-
Se dio la vuelta, para mirarme. -Sí, seguro-.
-¿Sabes de casualidad, si Yulia tiene hermanos?-
-¿Hermanos?-
-Hm. Como... una hermana menor o un hermano mayor...-
-No creo. Nunca escuché hablar sobre ello. ¿Por qué?-
Rechacé con rapidez su curiosidad. -Sólo se me ocurrió-.
-Siempre se tomó a Volkova, como hija única. Sus archivos no dicen nada sobre su familia-.
-¿Nada? ¿Hermanos, padres, parientes?-
-Todo lo que sé, es que ella es de la capital-.
-También tengo ese dato-.
-Sé que se graduó, en la Escuela Secundaria Privada en Moscú.- De acuerdo, eso no lo sabía.
-¿Escuela Privada?-
-Sí… como lo dije antes, Doc-. Parpadeé, no consiguiendo lo que quería decir. -Hay gente aquí, que tenía la mejor de vida, grandes padres, buena educación, grandes oportunidades… y todavía les importó un comino-. Ella me dio una media sonrisa cabeza, antes de dejar la habitación.
Escuela Secundaria Privada de Moscú. … Si no me confundo, es una de las mejores escuelas de Moscú. Sobre todo para estudiantes que apuntan a universidades extranjeras. La escuela tiene muchos elogios y es muy prestigiosa. La matrícula debe ser absurda. Sí Yulia asistió a esa escuela, debe venir de una familia con dinero.
La cosa es… que venir de una familia con dinero, no se traduce en tener siempre una gran vida. A veces. El dinero, es donde todos los problemas se crean. Moscú tiene el nivel de suicidio más alto del mundo y la mayor parte de ellos, son personas que tienen una gran fuente de ingresos. Pero lo que los hace terminar con sus vidas, son otras cosas, como la presión social y la jerarquía, basada en la edad estricta. Yulia no es inmune a los problemas, sólo porque su familia tiene dinero. He visto crecer a la gente con dinero, y apartarse de sus propias familias, hijos que desconocen a sus padres, padres que desconocen a sus hijos… La vida es mucho más que sólo tener dinero.
Mi atención fue captada, por un movimiento a mi derecha. Inmediatamente me levanté, acercándome a ella.
-¿Yulia… estás bien?- Su respuesta fue un gemido. Sus ojos abrieron y cerraron, contrayendo su cara en descontento. -¿Estás bien?-
-Ah, vete a la mierda-. Gruñó con furia, volviendo su cabeza hacia el otro lado. Me sorprendió su brusca reacción dirigida hacia mí. -¿Qué haces aquí?-
- Yulia ...-
- Vete-.
- Yulia ... lo siento ...-
-¡Ah! ¿Ahora lo sientes? ¿Cuándo casi pierdo la vida?- Se sentó en la cama, tirando de los tubos adheridos a ella.
-Tú no…
-¿Ha sentido una descarga eléctrica, a sólo minutos de haber tomado una ducha, Doctora Katina?-
Eso me golpeó con fuerza. Negué. -No-.
-Duele como el maldito culo-. Exhalé, consciente de que estaba enojada por la situación.
-Lo siento…-
-¿Por qué estás enojada conmigo? ¡Yo no hecho nada!-.
- No lo sé.- Le respondí con honestidad.
- Sí, una razón totalmente válida.-
-¿En serio? ¿De verdad vas a estar con esa actitud tuya?- gruñí, rodando los ojos por su humor terco y seco. -Por eso me haces enojar-.
-Eso es una mierda. Siempre te gustan mis bromas... ¡Pero desde que te pusiste esas gafas, solo te la pasas quejando-
-¡No me la paso quejando!-
-¡Sí, lo has estado haciendo! Un minuto estás bien conmigo y el otro estás enojada. No lo consigo. Hice lo que querías. No quieres que nosotras seamos algo más… Y trato de seguir adelante, pero todo lo que tú haces, es lloriquear diciendo que soy una terca. ¿Explícame como es que tan de repente, soy una terca? ¿Sólo porque no quiero pasar el día en una maldita celda? Eso es apenas ser terca. Y hasta tú me dijiste que debería estar fuera de ella más a menudo. ¿Así que tratar de hacer lo que siempre me dijiste, me convierte en un símbolo de terquedad e ingratitud? ¿Cómo se supone que me enfrente a esos dobles estándares? ¿Y por qué hay dobles estándares en esta situación? ¿Por qué de un momento para otro estás tan enojada conmigo? ¡Es por lo que hicimos!- Eso me dejó fuera de lugar. -¡Y te gustó!-.
Esa declaración era indignante. -No es cierto-.
-Revienta tu burbuja rosa, mujer. Solo estás en negación-.
-¡No estoy en negación!-
-¡Me deseabas! ¡Lo hiciste! ¡No finjas que no me deseabas, Doctora Katina … sé que lo hacías!-
Mi mente estaba dando vueltas, girando con las palabras que acababa de decirme. Y durante un momento, casi lo solté. Casi le decía cuánto ansiaba que volviera a tocarme, a besarme, lamerme una vez más. Las palabras, fueron sepultadas profundamente dentro de mí. Pero no lo hice. No podía permitirme decir esas cosas. ¡Simplemente no podía! ¡Nunca!
-¡Sólo cállate, no sabes nada!-
-Oh, yo sé algunas cosas. Te sorprenderías-.
-¡Cállate!-
-Entonces, ¿Qué es lo que quieres, eh? ¿Fingir como si nunca hubiera pasado?-
-¡Sí, fingir que nunca pasó!-
-¿Quedarnos con la torpeza entre nosotras? ¿Mantener los conflictos dentro? ¿Pensé que eras una psicoterapeuta? … ¿Es tu trabajo tratar los conflictos? Parece que tú también necesitas a tu propio terapeuta, cariño-.
-¡No me llames así! ¡No soy tu cariño!-
-Tú apenas si eres mi Doctora. Sólo eres una tonta llorona, que usa gafas y que pretenden ser una Doctora-.
-¿Eso es todo lo qué piensas de mí? ¿Qué soy una tonta llorona que usa gafas?-
-No, es cómo tú estás pretendiendo ser-. Cambió su tono, a uno más alto, para burlarse de mí. -¡Oh Mírenme, soy la Doctora Elena Katina, y hoy estoy siendo innecesariamente una perra por mis propias RAZONES!...
-¡Cállate!- Estaba logrando enojarme.
-¡Hoy me besuqueé con mi paciente y me encanto pero la odiaré de aquí en adelante, debido a mis propias RAZONES! …
-¡SÓLO CALLATE- Ella ya no me estaba enojando, me estaba poniendo furiosa.
-Y para liberarme de mi frustración sexual, buscaré a un hombre muy guapo esta noche, sólo para demostrarme que mi amor por las pollas es mayor que nada en este mundo...-
-¡CIERRA TU MALDITA BOCA!-
-Solo porque no quiero darle esa satisfacción a mi paciente, haciéndole saber que me gustaron sus caricias y… -
-¡SÓLO CIERRA TU MALDITA BOCA!-
En ese momento, vi llamas en sus ojos. -Inténtalo-.
La necesidad de besar aquellos labios, era tan fuerte, que mi interior estaba a punto de entrar en combustión. Pero no permitiría que eso pasara. De ninguna manera.
-Jódete-.
-¿En serio? ¿Eso es lo mejor que puedes decir?- Preguntó, burlándose de mí. -¿De todas las cosas que pudiste haberme dicho para hacerme callar, solo se te ocurrió… 'Jodete' ¿Esa era tu mejor opción?-
Tragué saliva con fuerza. Buscando controlarme, cerré mis ojos al instante.
-Eso es realmente lindo, Doctora Katina-
-Sabes que...- Dije alejándome. -Olvídalo. Esto no tiene sentido. Sólo haz lo que quieras, te dejaré en paz-. La sensación de cansancio comenzó a extenderse por todo mi cuerpo. Afirmé mis palabras con la cabeza, caminando hacia la puerta. -Que tengas un buen día, Yulia-. Porque este, ya no era un buen día para mí.
Había tantas cosas sucediendo en mi cabeza ahora mismo, pero el ser agredida verbalmente por Yulia cuando había intentado disculparme, no estaba en mis planes. La puerta se cerró detrás de mí, y me apoyé contra ella. Mi corazón latía tan rápido, por el dolor y el cansancio. Había tantos sentimientos dentro de mí, que solo me estaban asfixiando. No llores, Lena. No llores.
~ ~ * ~~
Suspiré, totalmente agotada por la confrontación con Yulia. Me senté con Nastya y Bárbara, que ocupaban una mesa en el refectorio. -Este será un largo día-. Excluí.
-Dímelo a mí. Me preocupan todos los residentes-. Nastya manifestó, antes de beber un sorbo de su café. -Si sigue lloviendo, la hora de la comida tendrá que ser retrasada-.
-¿Por qué?- pregunté en voz baja.
-Pues, no esperas que los residentes tengan contacto con los civiles-.
-Y los civiles son nuestra prioridad-. Bárbara añadió, con su habitual voz tranquila y suave. -Así que el almuerzo se les servirá a ellos-.
-Ángela se pondrá furiosa cuando se entere-. Nastya sacudió su cabeza mientras Bárbara esbozaba diminuta sonrisa.
-Pero… ¿Y nosotros? ¿Nuestra comida? ¿Y todo el personal del Asilo?- Pregunté preocupada.
-Tal vez nos den algo, al menos eso es lo que espero-.
-¿Hay suficiente comida para todos?-
-Lo dudo. Pero si no lo conseguimos, los reclusos serán los que sufrirán por todo esto-. Respondió Nastya. -Por eso Ángela va a molestarse-.
-Si se lo explicas, estoy segura que lo entenderá - Bárbara opinó, tomando breves sorbos de su café.
-No lo sé. Esperemos que la lluvia desaparezca, para que los civiles puedan devolverse a sus casas. Sería una desgracia que se quedaran aquí por el resto del día. Irina ya está en problemas por el simple hecho de dejarlos entrar-.
-Sí, estoy muy asustada por ella. Tomó la responsabilidad de toda esta gente y si algo se sale de control, las cosas se pondrán mal para ella-. Añadí, buscando a Irina con los ojos.
-Creo que hizo lo correcto-. Declaro Bárbara.
-Sí yo también lo creo-. Asentí.
-Entonces ¿Cómo está Yulia Volkova?- Aparté la mirada, escuchando la pregunta de Nastya.
-Ella está bien-. Bárbara contestó en mi lugar. -Es increíblemente resistente. Da un poco de miedo cómo puede lidiar con tanto y aun así estar bien, sobretodo físicamente-.
-Que haya recibido una descarga eléctrica después de haber tomado su ducha... eso ya son ligas mayores…-
-¿Podemos dejar de hablar de Yulia?- Pregunté. Bárbara y Nastya fruncieron el ceño, encontrando extraña mi petición. Yulia siempre ha sido mi tema favorito en este lugar, pero ahora mismo, todo lo que quería, era no recordarla a ella, ni a lo que pasó entre nosotras.
-¿Todo está bien? ¿Creo que es la primera vez que escucho decirte eso?-.
- Sí, es ... sólo que estoy cansada ... y ... Yulia está bien ahora ... así que no hay necesidad de hablar sobre ella. Está durmiendo, no hay peligro alguno. Así que vamos a dejarlo.- Respondí rápidamente. Ambas estuvieron de acuerdo en cambiar de tema, pero sabía que encontraban extraño que fuera tan contundente con respecto a Yulia. Bueno, al menos habían dejado de hablar sobre ella. Gracias a Dios..
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Me encanta tanto la faceta de Yulia... Gracias por la maratón... Ers un amor...
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Muchas gracias. Por el maraton. Los capítulos estuvieron excelentes. Espero y pronto subas otro capitulo.
Aixa- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 17/04/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Gracias por los 2 capítulos estuvieron buenísimos. Fue una lástima q lena por luchar con sus deseos y lo q debe haber este así y la pobre julia sin saber que hacer, espero q en el próximo estén ya mejor luego de eso q vivieron estén bien y se repitan esos besos, es triste cuando están peleada. Esperare muy ansiosa el próximo el miércoles lo veo tan lejos
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Gracias este fin estuvo genial con los capítulos y a esperar al siguiente con ancias y reitero amo a Julia saludos chicas
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Fati20 esperemos miércoles si no hasta el sábado tú y yo estamos llocas por esta historia tan genial porque nos desespera está espera pfff
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Si Mary nos toca esperar q hoy miércoles toque, fue triste que terninaran peleadas y la espera se hace un tormento
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Hola chicas, siento no haber podido subir el capítulo correspondiente pero hoy si. Un beso a todas, de verdad que me ponen a mil con sus comentarios y lo mucho que les gusta la historia.
A leer!!!
CAPITULO 22: LUCHANDO
El primer obstáculo se presentó. La gente dentro del refectorio, comenzó a quejarse de hambre y de necesitar comida. Los oficiales no tenían otra opción, que intentar solucionar el problema. El resultado, tanto los residentes como el personal se quedaron sin comer. Un tazón de sopa fue el almuerzo de los civiles y aunque muchos no estaban de acuerdo con lo servido, reconocieron que no estaban en posición de pedir algo mejor.
En poco tiempo, una línea gigantesca se formó. Cada persona recibía un tazón de sopa al pasar. Estando todos los civiles en el refectorio, muchos de ellos tuvieron que comer en el suelo ya que las mesas estaban repletas de gente. Mis ojos siguieron a la niña del osito, cuando tomó el tazón con ambas manos.
Tomó asiento en el suelo, junto a su manta y cerca de las ventanas.
Nadie estaba con ella en ese momento, así que decidí acercarme.
-Hola-. Dije, inclinándome. Ella sonrió al verme.
-Hola, Doctora-titi-.
-¿Puedo acompañarte?-
-Si-. Contestó moviendo la cabeza. En seguida me senté a su lado. -¿No vas comer?- Me preguntó.
-Nuestra comida será servida más tarde, no te preocupes-.
-¿Quieres del mío?- Me ofreció su tazón, pero agité mi mano en negación.
-No, está bien. Gracias por compartirla conmigo pero tú la necesitas más que yo-. Me regaló una sonrisa, antes de tomar una buena cucharada. -¿Por qué estás sola?-
-No estoy sola. Tú estás conmigo-. Respondió bajando la cuchara. No pude evitar reírme por esa respuesta. Ingeniosa.
-¿La chica bonita, está bien?- Mis ojos se agrandaron. Jesucristo. ¿En serio? ¿Incluso una pequeña de siete años pregunta por esa mujer? -Ella fue lastimada... por ese oficial-
-Ella está bien-.
-¿Eres su Doctora?-
-Sí, soy su Doctora-.
-¿Ella de verdad es una mala persona?- Durante un momento, todo lo que pude escuchar, fueron los ruidos sordos de mi propio corazón. -Mi tía dice que ella es mala. Pero ella nos trajo hasta acá dentro. Así que ahora ya no entiendo-. Sí, yo tan poco. Aunque mi confusión eran otras cosas.
-Yo… no...lo sé-.
-¿No lo sabes?- Preguntó sin entenderme. -Pero eres su Doctora...-
-Ella no es mala para mí…- contesté su pregunta, siendo lo más sincera que podía.
-¿Ella es mala con los demás?-
Me gustaría que ese no fuera el caso. Sería más fácil si Yulia se controlara por su propia cuenta. Sería mucho más fácil si no le hiciera daño a nadie más. -A veces-. Dije finalmente. La oí sorber su sopa una vez más.
-Debes ser una buena Doctora-. Mis mejillas se sonrojaron.
-¿Por qué dices eso?-
-Porque si ella no es mala contigo, significa que le gustas, ¿verdad?- No contesté. -Y si le gustas, debes ser una buena Doctora-.
-¿Así lo crees?-
-Hum. Sí, eso creo-. Asintió con la cabeza, gesto que me hizo gracia. -Ella fue lastimada por ese oficial… tal vez es mala con todo el mundo porque le hacen daño también. En mi escuela hay una niña que hace bullying. Siempre está pateando mi pierna, y no me gusta. A veces quiero hacerle daño para que deje de hacérmelo a mí. Tal vez la chica bonita siente lo mismo-.
Tragué saliva, mirando fijamente la lluvia caer a través de las ventanas. -Sí, tal vez-.
-Si dejan de hacerle daño, también dejará de lastimar a la gente-. Me encantaría que fuera así de simple.
-¿Cómo te llamas?- Pregunté curiosa, girando mi cabeza hacia ella.
-Marina. - No Vika. ¿Por qué Yulia llamó a esta niña, Vika?
-Soy Lena. Encantada de conocerte.- Me presenté y antes de que ella contestara, sorbió otro poco de su sopa.
-También es un placer conocerte, titi-.
-¿Cómo estuvo la sopa?-
-Estuvo buena. Me gusta la sopa caliente en los días fríos-. Sonreí. -¿Y a la chica bonita?- Preguntó, con su cabeza girada completamente hacia mí. La observé por un momento antes de contestar.
-¿Qué pasa con ella?-
-¿Ella no tiene hambre?-
Probablemente. -Ella está bien. No te preocupes, tendrá su almuerzo más tarde-. Una vez obtuvo mi respuesta volvió a comer.
- ¿Cuánto tiempo va a quedarse aquí?-
- No lo sé.-
- ¿Sera demasiado?-
- No lo sé. Tal vez.-
- ¿Qué tiempo ha estado aquí?-
-Cinco años-.
-Eso es mucho tiempo. ¿No se siente sola?-
-Probablemente sí...-
-Cuando estoy asustada y sola, Prince me ayuda con eso-.
-¿Prince?- Pregunté sin entender a quien se refería. Levantó su osito café a su lado haciéndome reír. -A veces, cuando duermo por las noches, él ahuyenta a los monstruos bajo mi cama-.
-¿En serio?- Un entusiasta movimiento de su cabeza, fue mi respuesta. -Tienes un osito muy valiente..-
-Él es un príncipe, un oso y un caballero. Es muy valiente por naturaleza-. Sonreí suavemente.
-La cosa es...- empecé, sintiéndome herida por mis propias palabras. -Que la chica bonita, como tú le dices, es una adulta, por lo tanto no tiene un Prince para ayudarla-.
-Entonces, la tienen que ayudar otros adultos-.
-Sí-.
- ¿Y usted la está ayudando?-
- Estoy tratando.- Respondí y la niña sonrió con una amplia sonrisa.
~~ * ~~
Tan pronto como Nastya y yo regresamos a la mesa con el almuerzo, los gritos se escucharon en todo el refectorio.
-¡AHGG! ¡SUELTAME!- Reconocí esa voz al instante, era Yulia. Mis ojos la buscaron con rapidez y cuando finalmente la encontré, mis manos se apretaron en puños viendo como estaba siendo arrastrada por el Oficial Dima.
-¿Qué está pasando ahora?- Oí la queja de Nastya.
Tragué saliva con fuerza cuando el Oficial estuvo delante de mí. -La llave, Doctora. Por favor.-
Pido al instante. Me había dado la llave de la celda de Yulia, cuando me pidió que la devolviera a su celda. Pero parece que él, finalmente haría el trabajo.
Miré de él hacia Yulia, descubriendo que ella negaba con la cabeza, como si me dijera que no lo hiciera. Hice una pausa durante un momento, preguntándome que debería hacer. Muchas personas nos estaban mirando en ese momento sin decir ni una sola palabra. Es lo mejor Lena, me dije a mi misma. Ellos tienen que estar seguros. Ella tiene que estar segura.
Suspiré entregándole la llave.
La mirada en el rostro de Yulia, me hizo querer que un agujero en la tierra me tragara sepultándome viva por mi acción. -¡AHGG! ¡NO!- Yulia hacia todo lo posible por intentar liberarse de su agarre.
-¡No tientes mi maldita paciencia, Volkova!-
-¡No lo hago! ¡Solo suéltame!-
-¡Regresarás a tu celda! ¡AHORA MUÉVETE!- Gritó, haciendo que algunas personas se estremecieran por el volumen de su voz y yo incluida.
- ¡No quiero!-
-¿Qué no quieres?- Se paró delante de ella, su respiración estaba golpeando su rostro. -¿Crees que tienes opción aquí? Escoria ¡Haz lo que digo y MUEVETE!- La sujetó y arrastró fuera del lugar. Los seguí al instante. Quería decir algo, hacer que él se detuviera. Pero no lo hice. No quise oponerme a él delante de tantas personas. No quería comenzar otro escándalo. No quería que Yulia creyera que tenía poder sobre mí.
¿Y si ella volvía a su celda, los oficiales dejarían de maltratarla, cierto?
Es lo mejor. De hecho es lo mejor.
- ¡No, deja que me quede! ¡No quiero volver a mi celda!-
-¿No quieres volver a tu celda?- Se detuvieron por las puertas plegables del edificio. -Bien, perfecto. Simplemente quédate allí-. Nada más decir eso, la empujó con fuerza hacia las puertas haciendo que estas se abrieran. Yulia cayó de espaldas al suelo fuera del edificio. Las gruesas gotas de lluvia que caían, humedecieron su rostro poco a poco. Su espalda se mojó, luego su rostro, camisa, pantalones y finalmente su cabello.
Cerré los ojos, sintiendo que la rabia de su actitud pasada, se derretía completamente. Lo que estaba sintiendo ahora era el deseo de evitar que la humillaran y abrazarla con fuerza. Pero no me moví. Y tampoco lo hizo Yulia. Cansada, ella simplemente se quedó en el suelo, mojándose totalmente por la lluvia.
Sin importar el clima, el oficial Dima salió mojándose igual que ella y en un abrir y cerrar de ojos la esposó.
Yulia se levantó muy despacio, dando una última mirada hacia atrás. Siguió su camino con la cabeza hacia abajo todo el tiempo. Mi corazón se encogió dentro de mi pecho mientras era testigo de esa escena.
-Yulia…-. Murmuré en lamento. Nastya me apretó el hombro a mi lado.
- Lo siento.- Dijo en voz baja.
~~ * ~~
Exhalé y finalmente comencé a alejarme. Tomé mi teléfono, pero al ver en la pantalla 'Sin servicio', lo devolví a mi bolsillo. Yulia estaba enojada por todo lo que había pasado y yo no tenía el estado de ánimo correcto para lidiar con ello. Pero si en verdad quería ayudarla, debía olvidar nuestra discusión y ser la persona que necesitaba.
Usando los teléfonos del hospital, mis dedos rápidamente presionaron los números de Lyudmilla. Un tono, dos tonos, tres tonos…
-¿Hola?-
-¿Señorita Shapovalova?-
-¿Doctora Katina? ¿Está bien?-
-Estoy bien, no se preocupe por mí-.
-¿Qué pasa?-
-La gente de la manifestación perdieron los estribos por la lluvia, intentaron tirar la puerta, pero la Oficial Irina les ofrecido refugio en hospital. Todo está bajo control-.
-¿De verdad? ¿No es peligroso?-
-Todos los residentes están en sus celdas. No hay peligro en absoluto-.
-¿Cuánto tiempo se quedarán?-
-Hasta que la lluvia se detenga-.
-¿Qué va a pasar si la lluvia no se detiene? ¿O si la lluvia se queda el día entero?- No contesté. -¿Y los reclusos? ¿Y su comida y cena?- Gracioso, eso era exactamente lo que Yulia me había preguntado.
-Ya pensaremos en algo. No te preocupes-.
-Lo siento, pero me resulta difícil no hacerlo. Si ocurre cualquier accidente...-
-No pasara. Créame. No hay razón para que eso pase-.
-Bien, lo entiendo… ¿Necesitas algo de mí? ¿Hay suficiente comida en el Asilo para todos?-
No tengo ni idea. No pensé en ello. -Hum… Te llamo para hablar de Yulia Volkova-
-...-
-Lo siento... es sólo que...-
-¿Lastimó a alguien?-
-No. Está en su celda-. Mentí. -Es sólo que... ¡Huh! … … tú sabes mucho sobre su vida como El Niño Asesino, ¿cierto?-
-No sé si puedo asegurar eso. Solo sé un poco de ella-.
-Hm. ¿Sabes si ella tiene alguna… una hermana?-
-...-
-Tal vez, una hermana menor-.
-Creo que tiene una hermana llamada Viktoria Volkova-. Mi corazón perdió su ritmo. -Ayuda a sus padres con su tienda en su ciudad …-
-¿Tienda?-
-Los padres de Yulia son doctores-.
-¿Doctores?- Esa era una gran sorpresa. En realidad, nunca le creí, cuando me decía que su padre era un sombrerero o que tenía un circo, pero nunca pensé que sus padres podrían ser doctores. Entonces tiene sentido que asistiera a la Escuela privada, siendo que ellos son médicos, son de las profesiones más lucrativas en el país.
-Optometristas-.
-¿Por qué no vienen al Asilo? ¿Ellos saben sobre la situación de su hija?-
-Viven en fuera de la ciudad. No creo viajen desde tan lejos, solo para venir hasta acá y hablar con Volkova por una hora-.
-¡Es su hija!-
-Pues ya ves, algunos padres les importa un carajo sus hijos-.
-¿Aún viven en San Petersburgo?-
-Por lo que tengo entendido, sí-.
-¿Entonces por qué Yulia se graduó en Moscú?-
-¿Qué? ¿De qué estás hablando? No te entiendo-.
-En los registros escolares que se tienen de Yulia, dicen que asistió a la Escuela Privada de la capital. Esto significa que en sus años de secundaria, vivió en Moscú-.
-Bueno… ¿Cuál es el problema? Ellos pudieron haberla enviado a la capital cuando era más joven, y hacer que terminara su escuela secundaria. Es muy común, Doctora. Moscú tiene las mejores escuelas del país, especialmente para aquellos estudiantes que quieren asistir a las universidades-.
-Lo sé… yo sólo… discúlpeme Señorita Shapovalova, ¿Pero, puede decirme cómo contactarlos?-
-¿En qué está pensando Doctora? ¿Llevar a su familia a verla?-
-Sí, eso es lo que estoy pensando-.
-¿Por qué?-
-Es su familia. ¡Necesita de su apoyo!. Yulia está sola aquí… no tiene a nadie...-
-¿Y por qué traer a su familia le ayudará? Han pasado años. Probablemente, ella ya se acostumbró-. No creo que nadie se acostumbre a algo así.
- Creo fielmente que es importante para su tratamiento ...-
-Ni siquiera sabe cómo son esas personas, Doctora Katina. ¿Y si son groseros?¿Y si no quieren verla? ¿Y si no se preocupan por ella? Y si...-
-Sólo quiero hablar con ellos. Conocerlos. Si percibo que no sienten cariño por Yulia, entonces los dejaré en paz. Lo prometo. Pero si son padres normales y sienten cariño por su hija, es justo que se les permita visitarla-.
-Ellos tienen permitido visitarla, es sólo que nunca se molestaron en hacerlo-.
-¿Puedes decirme como contactarlos?- La interrumpí, no queriendo ver los escenarios negativos. Tener una conversación con ellos podría ser suficiente para hacerlos cambiar de opinión y hacerlos venir aquí. -¿Exactamente en qué parte de San Petersburgo viven? ¿Su correo… electrónico… alguna forma de comunicación?-
Se tomó su tiempo para darme una respuesta. Si no fuera por su respiración al otro lado, creería que me había dejado al teléfono y se había ido a otra parte.
-Esta conversación está siendo grabada… y no es seguro liberar información en estos teléfonos. Llegaré a tu casas esta noche, ¿de acuerdo?- Cerré mis ojos, empuñando mis manos. ¡Sí! ¡Hablaremos entonces!
-Gracias, Señorita Shapovalova. Esto es muy importante-.
-Espero que así sea-. Contestó en un tono temeroso, finalmente colgando el teléfono. Sé que esto es importante. Y sé que lo que hago, puede ser bastante complicado. Pero al mismo tiempo, es una pieza importante para el tratamiento de Yulia. Ella no puede ser simplemente abandonada en el Asilo, ser olvidada por sus seres queridos. Necesita a su familia. Tengo que hablar con ellos.
Y tal vez, hacer que Yulia vea a su pequeña hermana una vez más.
~~ * ~~
Con la lluvia finalmente terminada, la multitud se preparó para salir. Irina ahora estaba tranquila. Todo había transcurrido sin problemas, sin ningún desastre, mientras lo civiles habían estado dentro del Asilo. A pesar de que fueron testigos del daño que recibió Yulia, técnicamente no hubo ningún un desastre, sólo una desgracia, según dijeron algunos oficiales.
Yulia ...
Seguramente estaba herida. No sólo físicamente, si no también emocionalmente. Todo lo que ella quería, era no pasar todo el día en su celda, pero sólo terminó siendo forzada a eso.
¿Estaría enojada conmigo?
-¡Doctora Lena!- Oí una voz infantil llamándome. Me di la vuelta y reconocí a la pequeña Marina.
- Oh, hola, Marina ...-
-Solo vine a devolverle su manta-. Estiró sus brazos cortos totalmente cubiertos por la manta. -Puede dársela a la chica bonita?-.
-¿A la chica bonita?-
-Podría tener frío-. Mi corazón se sintió cálido por su noble gesto.
Sonreí, arrodillándome a su altura. -Gracias-
-Gracias, titi.- Ella inclinó la cabeza sosteniendo con fuerza su osito de peluche.
-Estoy segura de que estará contenta de tener tu manta-.
-La chica bonita debe tener hambre.- Sí, es lo más probable. -¿Le darán su comida ahora?-
-No tienes nada de qué preocuparte. Ella estará bien. -Más tranquila, asintió con la cabeza. Me abrazó y derritió mi corazón.
-Marina...- Oí a una voz femenina llamarla y vi a una mujer mayor, frente a mí. -Tenemos que irnos ahora. Vamos a casa.-
- Está bien.- La niña contestó terminando el abrazo. -Adiós, Doctora Lena.-
- Adiós, Marina.-
-Cuida de la chica bonita-. Dijo tomando la mano de la mujer mayor. Asentí con la cabeza, sintiendo mi corazón hincharse.
- Lo haré.-
~~ * ~~
Mis dedos acariciaron el pequeño papel donde Lyudmilla había escrito una dirección. La dirección de la ciudad natal de Yulia. La dirección de su familia.
Según Lyudmilla, los padres de Yulia eran optometristas y tenían un local en la ciudad. Y si lo que pensaba era cierto…. Yulia tenía una pequeña hermana llamada Viktoria.
Mi plan era este. Ir por su familia y llevarlos hasta el Asilo para que la vieran. Yulia necesitaba su apoyo. Nada era más doloroso que ver a tu propia familia no mostrar ningún interés por ti.
Estaba decidida a que se reunieran una vez más. Probablemente, toda la fuente de la ira de Yulia brotaba de esta situación. Después de todo, la dejaron sola, siendo olvidada por mucho tiempo. Y yo no iba a permitir eso. Traería a su familia y haría que finalmente estuvieran en paz.
-Espero que sepas lo que haces-. Lyudmilla me dijo completamente confiada.
-Sé lo que hago-.
-Tenga cuidado, Doctora-.
-Lo tendré-.
-¿Has hablado con Yulia sobre esto?-
-No. Ya la conozco. Tratará de persuadirme para que no lo haga-.
-Tal vez, ella tenga alguna razón para hacerlo-.
Negué con la cabeza. -No. Lo siento, señorita Shapovalova. Esto es importante y necesita a su familia como apoyo. Por lo tanto voy a traerlos-.
-¿Y si a ella no le gusta? ¿Qué pasa si se enoja?-
-¿Más de lo que ya está?- Pregunté, levantando mis cejas. -No te preocupes, le diré de su familia pronto. Sólo quiero hablar con ellos antes y saber cómo son-.
-¿Entonces iras a San Petersburgo mañana?-
-Sí, tomare un día libre en el trabajo. Volveré pronto -.
No parecía contenta con todo esto, pero terminó asintiendo. Suspiró. -Pues bien, buena suerte entonces. ¿Si necesitas algo sólo llámeme, de acuerdo?-
Sonreí. -Gracias, Lyudmilla-. Asintió con la cabeza, se colocó su gorrito y abandonó mi piso. Mis ojos contemplaron la dirección, otra vez.
- Que todo salga bien.- Me dije a mí misma. -Yulia verá a su familia de nuevo. Ya no estará sola. Todo estará bien.-
~~ * ~~
Cuando finalmente salí del coche y vi el anuncio del local, mi corazón latió demasiado rápido. Pasé un momento difícil, intentando mover mis piernas para acercarme al lugar, el cual había escrito Lyudmilla en un pedazo de papel.
Mantente firme Lena. Puedes hacer esto.
A cada paso que daba y me acercaba al lugar, mis latidos iban perdiendo su ritmo. A sólo unos pasos antes de entrar en la tienda, me detuve, preguntándome si estaba haciendo lo correcto. Cerré mis ojos y casi podía imaginar a Yulia hablando con sus padres. Sonriendo y riendo, porque finalmente ella podía ver a su pequeña hermana otra vez. Su padre abrazándola después de haber estado lejos de su pequeña niña. Y eso… fue lo que me impulsó a seguir adelante.
-Hola, ¿Puedo ayudarla en algo?- Una persona me preguntó y las palabras no parecían asentarse en mi cerebro en ese momento. La mujer justo delante de mí, era casi de mi estatura, delgada, cabello negro y ojos azul vivo, detrás de sus propias gafas. Había algunas arrugas en su cara, pero el hoyuelo en su mejilla, me dijo que la mujer era la madre de Yulia.
-¿Esta bien señorita?-
Mis manos se cerraron en puños. De nuevo, estaba pasando por un momento difícil para registrar lo que estaba pasando a mí alrededor. Aclaré mi garganta y le di una media sonrisa. -Ho-Hola... Soy Elena Katina...- Ella también me sonrió.
-¿Está buscando gafas, Señorita Katina?- Terminé asintiendo a su pregunta.
-Sí-.
-Por favor, sígame-. Me adentré en el lugar, siguiendo sus pasos. Por la razón que fuera, mi visión se volvió un tanto borrosa. -¿Se siente bien?-
-Tengo problemas con mis ojos-. Ella sonrió, encontrando un poco divertida mi respuesta.
-Por favor, siéntate-. Me ofreció una silla detrás de mí.
Me senté, y al instante mis ojos se centraron bajo los marcos del mostrador transparente.
-¿Hay algún modelo en específico que estés buscando?-
- Sólo uno que se adapte mejor a mi cara.- Dije en la tentativa de calmarme.
- ¿Alguna marca que prefiera?-
- En realidad no.- Contesté sin atreverme a mirarla a la cara como era debido. Es su madre. Es la madre de Yulia. ¿Cómo voy hablar con ella sobre su hija? ¿Cómo voy hacer que....
- ¿De dónde eres? ¿Moscovita?-
-Sí, soy Moscovita-.
Cuidadosamente, colocó una gran bandeja encima de la mesa, llena de marcos, con varias marcas, varios modelos y varios colores. -¿Le gustan los marcos de color? El rosa oro se está vendiendo bien esta temporada...-
Cerré mis ojos. -Lo siento... Lo siento mucho… pero...-
-¿No le gusta el rosa?-
Me reí por su pregunta. No, yo amo el rosa. Pero esto no es por lo que estaba aquí. Sino para hablar de Yulia, y con su hermana también. -Como le dije antes, mi nombre es Elena Katina...- La vi fruncir el ceño -Soy psicoterapeuta-.
-Bien...-
-Y…eh... ahora mismo soy responsable de cuidar a una persona… lla…llamada… Yulia Volkova...- Ella asentía con la cabeza mientras hablaba, pero no fue sino hasta que pronuncié el nombre, que vi su expresión en shock. -Creo que es su hij-
-Lo siento, señorita Katina, pero si no tiene interés en comprar gafas, le aconsejo que mejor se retire-. Dijo sin rodeos y con suma firmeza.
-Necesito hablar con usted-.
-No tengo nada que hablar contigo-. Se levantó rápidamente de su asiento. -Ahora, por favor váyase-. Señaló con su mano hacia la salida.
Me levanté, manteniéndome en calma. -Por favor, en verdad tengo que hablar con usted sobre su hija..-
-Ella no es mi hija-. Declaró con rapidez, provocando que mi corazón dejara de latir.
-¿Qué?-
-Ella no es mi hija-. Repitió firmemente. -Probablemente se equivocó. Hay miles de Yulia Volkova en este país, es un nombre muy común. Me confunde con alguien más-.
-No, no estoy equivocada. Yulia es su hija, hasta tiene rasgos de usted. Como su sonrisa-. Esa mención le hizo apretar los dientes, en lo que creí, era ira.
-No tengo ningún rasgo que se parezca –
-¿Todo está bien, mamá?- Oí la voz de una mujer cerca de nosotras. Y cuando me giré para descubrir a la dueña de la voz, juro por Dios que casi tuve el impulso de llamarla Yulia. La mujer era alta, delgada, y tan pálida como Yulia, con el cabello largo y rubio, ojos azul claro. Tenía carne en sus huesos y mejillas, pareciendo más sana como nunca antes vi en Yulia y su ropa formal, la hacía lucir una mujer muy madura, aunque su cara fuera muy joven.
-Sí, todo está bien, Vika-. ¡Vika! ¡Vika! ¡Esta chica es Vika! ¡Es su hermana! ¡No lo puedo creer! Realmente la encontré. -Esta cliente estaba viendo las gafas y estaba a punto de irse. ¿No es así, señorita Katina?-
-Mire, realmente tengo que hablar de Yu...-
-Vika, por favor acompaña a la señorita Katina afuera. Solo nos está haciendo perder el tiempo-.
No necesitaba crear un escándalo dentro del lugar, así que solo asentí con la cabeza y seguí a Vika fuera del lugar.
-Vika, por favor...- Le pedí tan pronto como estuvimos fuera. -Tengo que hablar contigo sobre Yulia-.
Sus ojos se ampliaron al escuchar ese nombre. -¡Déjame en paz! ¡Solo déjanos en paz!-. Gritó. -Nunca vuelvas aquí y menos hablar de esa...-
-¡Es tu hermana!-
-¿Qué quiere? ¿¡Eh!?-
-Quiero hablar contigo. Yulia necesita tu ayuda-.
Se mofó y el parecido a su hermana era asombroso. -Nunca necesitó mi ayuda y estoy segura que no la necesita ahora-.
-¡Está sola y te necesita! ¡Ella necesita a su familia!-
-Dejó de tener una familia en el momento en que asesinó a una persona. Ahora, déjanos en paz-.
-No la pueden dejar sola-.
-Ha estado sola toda su vida señorita Katina. Ya se acostumbró a ello-. Me dio la espalda con el fin de regresar adentro. -Ahora, deja este lugar y vuelve a Moscú. Mi familia no quiere tener nada que ver con Yulia Volkova-.
-Ella te mencionó-. Le dije antes de que pudiera entrar. -Dijo tu nombre-. Ella se detuvo al instante. -Viktoria… por favor... dame algunos minutos. Veinte minutos. Es todo lo que te pido. Si después de esto todavía no quieres verla, lo entenderé y los dejaré en paz. Nunca te molestaré otra vez. Lo prometo. Pero sólo por esta vez… durante sólo veinte minutos… déjame hablar-. Podía sentir que lo estaba considerando. -Por favor.- Le rogué.
La oí suspirar. -Bien. Veinte minutos-. Estuvo de acuerdo. -Y después nos dejarás en paz-.
-Lo prometo-.
~~ * ~~
El fuerte olor a café invadió mis fosas nasales al sentamos en una las mesas fuera de una cafetería. Habíamos caminado cinco minutos desde su lugar de trabajo. La tensión estaba construida más que antes. De todos los resultados que prevé, la familia de Yulia rechazándola no era una de ellas. Tal vez, debido a que Yulia pronunció su nombre, deduje que eran hermanas cercanas. Por lo visto, estaba muy equivocada.
-¿Qué espera de mí, señorita Katina?-
-Me puedes llamar Elena-.
-Señorita Katina-. Bien, tal vez ser obstinada estaba en sus genes.
-Yulia sufre mucho estando en el Asilo-. Comencé diciendo tranquilamente, después de beber un sorbo de mi café.
-Se supone que lo haga. Es un Asilo para criminales con enfermedades mentales-. El hecho de que ella básicamente se encogiera de hombro y diera por hecho las cosas, me estaba molestando. Es como si ni siquiera le importara.
-¿Has estado allí?- Pregunté curiosa.
-¿Por qué iba hacerlo?- Sus respuestas siempre eran un aguijón en mi pecho. Como espadas perforando mi corazón.
-Porque ella es tu familia. Tu hermana mayor-.
Exhaló, apartando la vista. -¿Sabe lo que se siente señorita Katina? ¿Tener una hermana asesina?- Cerré mis ojos. -¿Una asesina múltiple que todo lo que hace es derramar sangre de otra gente? ¿Gente inocente?-
Negué con la cabeza. -No-.
-¿Qué sentiría si un hermano suyo cometiera esas atrocidades? ¿¡Eh!?-
-No lo sé...-.
-Yo si lo sé-. Sonrió irónicamente. -Deshonra, ira, desilusión. Vergüenza de segunda mano-.
-Lo siento-.
-Si lo sintiera, no estaría aquí hablando conmigo sobre ella-.
-¿Acaso no fuiste cercana a ella? ¿O nunca fue así?-
-Yulia es mayor que yo por cinco años. Es una gran diferencia. Cuando ella tenía quince años, yo tenía nueve años. Sus amigos no eran mis amigos. Sus pasatiempos no eran mis pasatiempos. Crecimos en tiempos diferentes, ciudades diferentes, casas diferentes-.
-Aun así… sigue siendo tu hermana mayor. ¿No la echas de menos?-
-Ha estado lejos de mi vida durante casi una década. Eventualmente uno se acostumbra a ello, señorita Katina-.
Apreté mi mandíbula, herida por sus palabras. -¿No te importa lo que pueda pasar con ella?- Pregunté sorprendida por su comportamiento.
-No. Ella siguió el camino equivocado por su propia elección-. Declaró con firmeza. -Mamá y Papá hicieron todo lo posible para darle la mejor vida. Se le trasladó a Moscú cuando tenía sólo doce años, con el fin de que asistiera a las mejores escuelas del país. Papá solía decir, que ella era inteligente para su propia edad, y que estaba seguro de que se convertiría en una doctora. ¿Pero qué eligió? Ser una criminal. Pudrirse en ese Asilo es consecuencia de sus acciones y decisiones. Ella lo consiguió por si sola-. Bebí a sorbos de mi café, sintiendo la punta de la lengua quemarse, por el calor de la bebida y las amargas palabras de Vika. -Ese el destino de una psicópata como ella-.
-¿Crees que ella es una psicópata?-
-La brutalidad de sus asesinatos hablan por sí solos-.
Tragué saliva, los sentimientos estaban disparándose, inflándose como un globo dentro de mi pecho, intentando asfixiarme. -Cuando era joven… ¿Notaste en ella algún comportamiento fuera de lo común? ¿Alguna tendencia violenta?- Pregunté interesada en su respuesta.
-No puedo decirle mucho, señorita Katina. Como le dije, Yulia y yo estuvimos separadas durante muchos años. Era demasiado pequeña, para recordar cuando ella era solo una niña y estaba demasiado lejos, cuando ella era una adolescente viviendo en Moscú. Cuando crecí y me hice un adolescente, Yulia ya no estaba conmigo. Estaba allí, en ese Asilo, pagando los crímenes que cometió. Y ahora mismo, con veinte años, apenas puedo recordar su cara o incluso su voz-.
Esto era realmente triste.
-¿Y no te preguntas cómo luce? ¿Cómo suena su voz ahora? ¿Cuáles son sus aficiones?-
-En realidad no. Ella nunca sintió nada, por aquellos inocentes hombres que mató, ¿Y por qué debería cuidar de ella cuando apenas estuvo en mi vida? Ser un pariente de sangre no es una excusa para perdónalos de sus malas acciones y su pasado-.
Tragué saliva, con las sensaciones disparándose en el interior de mi pecho que causaban asfixia. -Vika ... Yo creo Yulia es más que sólo una criminal a sangre fría. Y quizás, si le das una oportunidad, es posible que tú también lo veas. No se trata de perdonar lo que hizo. Se trata de entenderla. Y estar allí para ella -.
-Mi familia no desea reconocerla, ni tener contacto con ella. Sufrimos mucho por sus acciones. Después de que fue tomada por la policía y el tribunal la condenara, papá casi tuvo que cerrar nuestro local. Nadie quería venir a comprar. Éramos la familia y el negocio de una asesina múltiple-. Tragué saliva. -Es una mancha que se mantiene señorita Katina-.
-Yulia ha estado en el Asilo durante más de cinco años. ¿No has querido visitarla alguna vez?-
-No. Está bien por su cuenta en ese lugar-.
Sacudí mi cabeza con incredulidad.
-Yulia… ella está...- Comencé a decir. -Mencionaste que tus padres hicieron todo lo posible para darle la mejor vida…-. Asintió con la cabeza. -Tú padre envío a una chica de doce años absolutamente sola a una ciudad como Moscú, para que únicamente se concentrara en sus estudios y eso, no significa la mejor vida-. Apreté los dientes y ella frunció el ceño. -¿Te has puesto a pensar en algún momento lo sola que se sintió? No tenía ni familia, ni amigos, estaba totalmente sola, teniendo que soportar clases y más clases con el fin de conseguir buenas notas. A una edad tan joven, viviendo en sus condiciones, es demasiado fácil romperse. ¿Quién estaba allí para ayudarla con sus estudios? ¿Quién estaba allí para ayudarla cuando era intimidada en la escuela? ¿Quién estaba allí para ayudarla con los monstruos que vivían bajo la cama? Nadie. Estaba absolutamente sola. Sola en aquellas calles oscuras y peligrosas de Moscú-.
-¿Así que ahora vas a echarnos la culpa a nosotros?-
-No. No te culpo. Solo digo que sus mejores intenciones no funcionaron para ella. Y esto no es culpa tuya, la vida a veces no funciona como queremos. Pero ya que Yulia vivió sola todos sus años de juventud, hizo malas elecciones y se convirtió en una persona rota debido a ciertas circunstancias. Y ahora mismo, la están abandonando allí. Sólo están cometiendo los mismos errores una vez más. Solo quieres gritarle en su cara, en lugar de aceptar que olvidaste su cara cuando estaba libre, viviendo una vida normal como todo el mundo. Tú solo quieres gritarle en su cara, sabiendo que estaba sola tanto en Moscú, como dentro de su propia familia en su ciudad natal-.
- ¡Mis padres estaban tratando de darle la mejor educación posible y que hizo ella, desperdiciarla!¡ No se atreva a culparlos! ¡Yulia eligió ese camino ella misma!-
-Las imágenes que tiene Yulia de su familia, quedaron atrapadas en el pasado. Probablemente cree que todavía tienen diez años ya que nunca volvió a ver tu cara después de tantos años. Probablemente ni siquiera se dé cuente que eres una mujer adulta. ¡Y la parte triste es que probablemente nunca lo hará!.¿Es eso lo que quieres? ¿No volver a ver su cara nunca más? ¿Cómo reaccionarias se hubiera venido hasta acá para decirte que tu hermana ya está muerta? ¿Tu respuesta iba ser, ella se buscó todo eso por su cuenta?-
-Y sin embargo, ella se buscó todo por su cuenta-. Me reí con frialdad. -Ella eligió ese camino y tiene que lidiar con sus consecuencias-.
-Ella no tiene que lidiar con ellos… sola...-
-Se lo dije antes, Señorita Katina... No nos necesita. No me necesita. Ella está acostumbrada a estar sola-. Terminé negando con mi cabeza. -No hay nada que nosotros podamos hacer por Yulia, señorita Katina, ella es una causa perdida - Negué, sin poder entender lo que decía. Nadie es una causa perdida - Ella es una asesina y no tenemos intención de tener contacto con ella. Estamos mucho mejor de esta forma. Vivimos nuestras vidas muy bien ahora. Nuestra tienda está yendobien. Y ya estoy en la universidad, siguiendo los pasos de mis padres. Yulia podría haber sido parte de esto… pero ella lo echo a perder todo. Ya no hay lugar para Yulia en nuestras vidas. Aprendimos a vivir con esto. Es parecido a cuando pierdes a un miembro de la familia. Sólo lo aceptas y sigues adelante. Vivimos como todo el mundo-.
Colgué mi cabeza, finalmente aceptando mi fracaso. No hay nada más que pueda hacer. Lo intenté. Pero no sirvió de nada. Lyudmilla tenía razón. Les permitían visitarla es sólo que ellos nunca se molestaron en hacerlo. ¿Por qué se molestarían? Yulia había estado ausente la mayor parte de sus vidas. Era como uno de aquellos parientes distantes, que apenas sabias que existe. Alguien de quien sólo sabes su nombre, pero su cara es un misterio...
-Lo siento. No nos interesa visitar a Yulia. Todo este tiempo hemos estado intentando olvidar lo que ha hecho-.
Asentí con la cabeza. -Gracias por hablar conmigo, Vika-. Le agradecí. -Y lamento haberlas perturbado. No las molestaré más-.
-Gracias, señorita Katina-.
-Por si cambias de opinión… aquí está mi número-. Dije, entregándoselo.
-No te preocupes, no lo haré-.
Bebí el resto de mi café y me levanté de la mesa. -Discúlpame-. Dije cortésmente. -Oh, antes de que lo olvide… aquellos hombres que Yulia mató y salieron en los periódicos… no todos eran inocentes. Ellos también eran criminales-.
No dijo ni una palabra. -Que tengas un buen día, Viktoria-.
-Usted también, señorita Katina-. Me aparte, secándome las lágrimas con las manos cuando estuve lejos.
~~ * ~~
Mientras caminaba en el interior de los pasillos, oí los gritos y chirridos de los residentes, ahora recordando lo que me esperaba con Yulia. La situación me golpeó directamente en el corazón. -¿Por cuánto tiempo va a estar aquí?- Recordé la pregunta de la niña. -¿No se siente sola?- Era curioso cómo una niña desconocida que ni siquiera conocía a Yulia, cuidaba más de ella que su propia hermana o su propia familia.
Tan pronto como abrí la puerta de su celda, entré y me acerque a su cama. Me mordí el interior de las mejillas, preocupada por todo lo que estaba sucediendo. Tomé asiento en la esquina de su colchón, justo a su lado. La espalda de mis dedos tocaron su mejilla y me fue difícil sostener mis lágrimas dentro de sus conductos.
Poco a poco, ella abrió los ojos. Parpadeó un par de veces, tratando de centrarse en mí. -Hey ...- dije en voz baja.
- ¡Doc ... regresaste!- Asentí con la cabeza. -¿Dónde estabas?-
-Tome un día libre.-
- ¿Dónde están tus gafas?-
- En casa-.
- ¿Qué haces aquí? ¿No estabas enojada conmigo?-
Sin importarme nada más en el mundo, presioné mis labios contra los suyos.
-¿Entonces eres de nuevo Lena?- Sonrió con satisfacción y supe enseguida lo mucho que la echaba de menos.
-Nunca he dejado de ser Lena-.
-No lo sé… por un momento has sido la Doctora Katina … Ella no es muy afectuosa-. Me reí.
-Yulia...- La llamé, entrelazando mis dedos entre los suyos.
-Hm...-
-No estás sola-. Dije en tono firme.
Y mientras ella apretaba mi mano, cerró la brecha entre nosotras y me besó nuevamente. -Lo sé.-
A leer!!!
CAPITULO 22: LUCHANDO
El primer obstáculo se presentó. La gente dentro del refectorio, comenzó a quejarse de hambre y de necesitar comida. Los oficiales no tenían otra opción, que intentar solucionar el problema. El resultado, tanto los residentes como el personal se quedaron sin comer. Un tazón de sopa fue el almuerzo de los civiles y aunque muchos no estaban de acuerdo con lo servido, reconocieron que no estaban en posición de pedir algo mejor.
En poco tiempo, una línea gigantesca se formó. Cada persona recibía un tazón de sopa al pasar. Estando todos los civiles en el refectorio, muchos de ellos tuvieron que comer en el suelo ya que las mesas estaban repletas de gente. Mis ojos siguieron a la niña del osito, cuando tomó el tazón con ambas manos.
Tomó asiento en el suelo, junto a su manta y cerca de las ventanas.
Nadie estaba con ella en ese momento, así que decidí acercarme.
-Hola-. Dije, inclinándome. Ella sonrió al verme.
-Hola, Doctora-titi-.
-¿Puedo acompañarte?-
-Si-. Contestó moviendo la cabeza. En seguida me senté a su lado. -¿No vas comer?- Me preguntó.
-Nuestra comida será servida más tarde, no te preocupes-.
-¿Quieres del mío?- Me ofreció su tazón, pero agité mi mano en negación.
-No, está bien. Gracias por compartirla conmigo pero tú la necesitas más que yo-. Me regaló una sonrisa, antes de tomar una buena cucharada. -¿Por qué estás sola?-
-No estoy sola. Tú estás conmigo-. Respondió bajando la cuchara. No pude evitar reírme por esa respuesta. Ingeniosa.
-¿La chica bonita, está bien?- Mis ojos se agrandaron. Jesucristo. ¿En serio? ¿Incluso una pequeña de siete años pregunta por esa mujer? -Ella fue lastimada... por ese oficial-
-Ella está bien-.
-¿Eres su Doctora?-
-Sí, soy su Doctora-.
-¿Ella de verdad es una mala persona?- Durante un momento, todo lo que pude escuchar, fueron los ruidos sordos de mi propio corazón. -Mi tía dice que ella es mala. Pero ella nos trajo hasta acá dentro. Así que ahora ya no entiendo-. Sí, yo tan poco. Aunque mi confusión eran otras cosas.
-Yo… no...lo sé-.
-¿No lo sabes?- Preguntó sin entenderme. -Pero eres su Doctora...-
-Ella no es mala para mí…- contesté su pregunta, siendo lo más sincera que podía.
-¿Ella es mala con los demás?-
Me gustaría que ese no fuera el caso. Sería más fácil si Yulia se controlara por su propia cuenta. Sería mucho más fácil si no le hiciera daño a nadie más. -A veces-. Dije finalmente. La oí sorber su sopa una vez más.
-Debes ser una buena Doctora-. Mis mejillas se sonrojaron.
-¿Por qué dices eso?-
-Porque si ella no es mala contigo, significa que le gustas, ¿verdad?- No contesté. -Y si le gustas, debes ser una buena Doctora-.
-¿Así lo crees?-
-Hum. Sí, eso creo-. Asintió con la cabeza, gesto que me hizo gracia. -Ella fue lastimada por ese oficial… tal vez es mala con todo el mundo porque le hacen daño también. En mi escuela hay una niña que hace bullying. Siempre está pateando mi pierna, y no me gusta. A veces quiero hacerle daño para que deje de hacérmelo a mí. Tal vez la chica bonita siente lo mismo-.
Tragué saliva, mirando fijamente la lluvia caer a través de las ventanas. -Sí, tal vez-.
-Si dejan de hacerle daño, también dejará de lastimar a la gente-. Me encantaría que fuera así de simple.
-¿Cómo te llamas?- Pregunté curiosa, girando mi cabeza hacia ella.
-Marina. - No Vika. ¿Por qué Yulia llamó a esta niña, Vika?
-Soy Lena. Encantada de conocerte.- Me presenté y antes de que ella contestara, sorbió otro poco de su sopa.
-También es un placer conocerte, titi-.
-¿Cómo estuvo la sopa?-
-Estuvo buena. Me gusta la sopa caliente en los días fríos-. Sonreí. -¿Y a la chica bonita?- Preguntó, con su cabeza girada completamente hacia mí. La observé por un momento antes de contestar.
-¿Qué pasa con ella?-
-¿Ella no tiene hambre?-
Probablemente. -Ella está bien. No te preocupes, tendrá su almuerzo más tarde-. Una vez obtuvo mi respuesta volvió a comer.
- ¿Cuánto tiempo va a quedarse aquí?-
- No lo sé.-
- ¿Sera demasiado?-
- No lo sé. Tal vez.-
- ¿Qué tiempo ha estado aquí?-
-Cinco años-.
-Eso es mucho tiempo. ¿No se siente sola?-
-Probablemente sí...-
-Cuando estoy asustada y sola, Prince me ayuda con eso-.
-¿Prince?- Pregunté sin entender a quien se refería. Levantó su osito café a su lado haciéndome reír. -A veces, cuando duermo por las noches, él ahuyenta a los monstruos bajo mi cama-.
-¿En serio?- Un entusiasta movimiento de su cabeza, fue mi respuesta. -Tienes un osito muy valiente..-
-Él es un príncipe, un oso y un caballero. Es muy valiente por naturaleza-. Sonreí suavemente.
-La cosa es...- empecé, sintiéndome herida por mis propias palabras. -Que la chica bonita, como tú le dices, es una adulta, por lo tanto no tiene un Prince para ayudarla-.
-Entonces, la tienen que ayudar otros adultos-.
-Sí-.
- ¿Y usted la está ayudando?-
- Estoy tratando.- Respondí y la niña sonrió con una amplia sonrisa.
~~ * ~~
Tan pronto como Nastya y yo regresamos a la mesa con el almuerzo, los gritos se escucharon en todo el refectorio.
-¡AHGG! ¡SUELTAME!- Reconocí esa voz al instante, era Yulia. Mis ojos la buscaron con rapidez y cuando finalmente la encontré, mis manos se apretaron en puños viendo como estaba siendo arrastrada por el Oficial Dima.
-¿Qué está pasando ahora?- Oí la queja de Nastya.
Tragué saliva con fuerza cuando el Oficial estuvo delante de mí. -La llave, Doctora. Por favor.-
Pido al instante. Me había dado la llave de la celda de Yulia, cuando me pidió que la devolviera a su celda. Pero parece que él, finalmente haría el trabajo.
Miré de él hacia Yulia, descubriendo que ella negaba con la cabeza, como si me dijera que no lo hiciera. Hice una pausa durante un momento, preguntándome que debería hacer. Muchas personas nos estaban mirando en ese momento sin decir ni una sola palabra. Es lo mejor Lena, me dije a mi misma. Ellos tienen que estar seguros. Ella tiene que estar segura.
Suspiré entregándole la llave.
La mirada en el rostro de Yulia, me hizo querer que un agujero en la tierra me tragara sepultándome viva por mi acción. -¡AHGG! ¡NO!- Yulia hacia todo lo posible por intentar liberarse de su agarre.
-¡No tientes mi maldita paciencia, Volkova!-
-¡No lo hago! ¡Solo suéltame!-
-¡Regresarás a tu celda! ¡AHORA MUÉVETE!- Gritó, haciendo que algunas personas se estremecieran por el volumen de su voz y yo incluida.
- ¡No quiero!-
-¿Qué no quieres?- Se paró delante de ella, su respiración estaba golpeando su rostro. -¿Crees que tienes opción aquí? Escoria ¡Haz lo que digo y MUEVETE!- La sujetó y arrastró fuera del lugar. Los seguí al instante. Quería decir algo, hacer que él se detuviera. Pero no lo hice. No quise oponerme a él delante de tantas personas. No quería comenzar otro escándalo. No quería que Yulia creyera que tenía poder sobre mí.
¿Y si ella volvía a su celda, los oficiales dejarían de maltratarla, cierto?
Es lo mejor. De hecho es lo mejor.
- ¡No, deja que me quede! ¡No quiero volver a mi celda!-
-¿No quieres volver a tu celda?- Se detuvieron por las puertas plegables del edificio. -Bien, perfecto. Simplemente quédate allí-. Nada más decir eso, la empujó con fuerza hacia las puertas haciendo que estas se abrieran. Yulia cayó de espaldas al suelo fuera del edificio. Las gruesas gotas de lluvia que caían, humedecieron su rostro poco a poco. Su espalda se mojó, luego su rostro, camisa, pantalones y finalmente su cabello.
Cerré los ojos, sintiendo que la rabia de su actitud pasada, se derretía completamente. Lo que estaba sintiendo ahora era el deseo de evitar que la humillaran y abrazarla con fuerza. Pero no me moví. Y tampoco lo hizo Yulia. Cansada, ella simplemente se quedó en el suelo, mojándose totalmente por la lluvia.
Sin importar el clima, el oficial Dima salió mojándose igual que ella y en un abrir y cerrar de ojos la esposó.
Yulia se levantó muy despacio, dando una última mirada hacia atrás. Siguió su camino con la cabeza hacia abajo todo el tiempo. Mi corazón se encogió dentro de mi pecho mientras era testigo de esa escena.
-Yulia…-. Murmuré en lamento. Nastya me apretó el hombro a mi lado.
- Lo siento.- Dijo en voz baja.
~~ * ~~
Exhalé y finalmente comencé a alejarme. Tomé mi teléfono, pero al ver en la pantalla 'Sin servicio', lo devolví a mi bolsillo. Yulia estaba enojada por todo lo que había pasado y yo no tenía el estado de ánimo correcto para lidiar con ello. Pero si en verdad quería ayudarla, debía olvidar nuestra discusión y ser la persona que necesitaba.
Usando los teléfonos del hospital, mis dedos rápidamente presionaron los números de Lyudmilla. Un tono, dos tonos, tres tonos…
-¿Hola?-
-¿Señorita Shapovalova?-
-¿Doctora Katina? ¿Está bien?-
-Estoy bien, no se preocupe por mí-.
-¿Qué pasa?-
-La gente de la manifestación perdieron los estribos por la lluvia, intentaron tirar la puerta, pero la Oficial Irina les ofrecido refugio en hospital. Todo está bajo control-.
-¿De verdad? ¿No es peligroso?-
-Todos los residentes están en sus celdas. No hay peligro en absoluto-.
-¿Cuánto tiempo se quedarán?-
-Hasta que la lluvia se detenga-.
-¿Qué va a pasar si la lluvia no se detiene? ¿O si la lluvia se queda el día entero?- No contesté. -¿Y los reclusos? ¿Y su comida y cena?- Gracioso, eso era exactamente lo que Yulia me había preguntado.
-Ya pensaremos en algo. No te preocupes-.
-Lo siento, pero me resulta difícil no hacerlo. Si ocurre cualquier accidente...-
-No pasara. Créame. No hay razón para que eso pase-.
-Bien, lo entiendo… ¿Necesitas algo de mí? ¿Hay suficiente comida en el Asilo para todos?-
No tengo ni idea. No pensé en ello. -Hum… Te llamo para hablar de Yulia Volkova-
-...-
-Lo siento... es sólo que...-
-¿Lastimó a alguien?-
-No. Está en su celda-. Mentí. -Es sólo que... ¡Huh! … … tú sabes mucho sobre su vida como El Niño Asesino, ¿cierto?-
-No sé si puedo asegurar eso. Solo sé un poco de ella-.
-Hm. ¿Sabes si ella tiene alguna… una hermana?-
-...-
-Tal vez, una hermana menor-.
-Creo que tiene una hermana llamada Viktoria Volkova-. Mi corazón perdió su ritmo. -Ayuda a sus padres con su tienda en su ciudad …-
-¿Tienda?-
-Los padres de Yulia son doctores-.
-¿Doctores?- Esa era una gran sorpresa. En realidad, nunca le creí, cuando me decía que su padre era un sombrerero o que tenía un circo, pero nunca pensé que sus padres podrían ser doctores. Entonces tiene sentido que asistiera a la Escuela privada, siendo que ellos son médicos, son de las profesiones más lucrativas en el país.
-Optometristas-.
-¿Por qué no vienen al Asilo? ¿Ellos saben sobre la situación de su hija?-
-Viven en fuera de la ciudad. No creo viajen desde tan lejos, solo para venir hasta acá y hablar con Volkova por una hora-.
-¡Es su hija!-
-Pues ya ves, algunos padres les importa un carajo sus hijos-.
-¿Aún viven en San Petersburgo?-
-Por lo que tengo entendido, sí-.
-¿Entonces por qué Yulia se graduó en Moscú?-
-¿Qué? ¿De qué estás hablando? No te entiendo-.
-En los registros escolares que se tienen de Yulia, dicen que asistió a la Escuela Privada de la capital. Esto significa que en sus años de secundaria, vivió en Moscú-.
-Bueno… ¿Cuál es el problema? Ellos pudieron haberla enviado a la capital cuando era más joven, y hacer que terminara su escuela secundaria. Es muy común, Doctora. Moscú tiene las mejores escuelas del país, especialmente para aquellos estudiantes que quieren asistir a las universidades-.
-Lo sé… yo sólo… discúlpeme Señorita Shapovalova, ¿Pero, puede decirme cómo contactarlos?-
-¿En qué está pensando Doctora? ¿Llevar a su familia a verla?-
-Sí, eso es lo que estoy pensando-.
-¿Por qué?-
-Es su familia. ¡Necesita de su apoyo!. Yulia está sola aquí… no tiene a nadie...-
-¿Y por qué traer a su familia le ayudará? Han pasado años. Probablemente, ella ya se acostumbró-. No creo que nadie se acostumbre a algo así.
- Creo fielmente que es importante para su tratamiento ...-
-Ni siquiera sabe cómo son esas personas, Doctora Katina. ¿Y si son groseros?¿Y si no quieren verla? ¿Y si no se preocupan por ella? Y si...-
-Sólo quiero hablar con ellos. Conocerlos. Si percibo que no sienten cariño por Yulia, entonces los dejaré en paz. Lo prometo. Pero si son padres normales y sienten cariño por su hija, es justo que se les permita visitarla-.
-Ellos tienen permitido visitarla, es sólo que nunca se molestaron en hacerlo-.
-¿Puedes decirme como contactarlos?- La interrumpí, no queriendo ver los escenarios negativos. Tener una conversación con ellos podría ser suficiente para hacerlos cambiar de opinión y hacerlos venir aquí. -¿Exactamente en qué parte de San Petersburgo viven? ¿Su correo… electrónico… alguna forma de comunicación?-
Se tomó su tiempo para darme una respuesta. Si no fuera por su respiración al otro lado, creería que me había dejado al teléfono y se había ido a otra parte.
-Esta conversación está siendo grabada… y no es seguro liberar información en estos teléfonos. Llegaré a tu casas esta noche, ¿de acuerdo?- Cerré mis ojos, empuñando mis manos. ¡Sí! ¡Hablaremos entonces!
-Gracias, Señorita Shapovalova. Esto es muy importante-.
-Espero que así sea-. Contestó en un tono temeroso, finalmente colgando el teléfono. Sé que esto es importante. Y sé que lo que hago, puede ser bastante complicado. Pero al mismo tiempo, es una pieza importante para el tratamiento de Yulia. Ella no puede ser simplemente abandonada en el Asilo, ser olvidada por sus seres queridos. Necesita a su familia. Tengo que hablar con ellos.
Y tal vez, hacer que Yulia vea a su pequeña hermana una vez más.
~~ * ~~
Con la lluvia finalmente terminada, la multitud se preparó para salir. Irina ahora estaba tranquila. Todo había transcurrido sin problemas, sin ningún desastre, mientras lo civiles habían estado dentro del Asilo. A pesar de que fueron testigos del daño que recibió Yulia, técnicamente no hubo ningún un desastre, sólo una desgracia, según dijeron algunos oficiales.
Yulia ...
Seguramente estaba herida. No sólo físicamente, si no también emocionalmente. Todo lo que ella quería, era no pasar todo el día en su celda, pero sólo terminó siendo forzada a eso.
¿Estaría enojada conmigo?
-¡Doctora Lena!- Oí una voz infantil llamándome. Me di la vuelta y reconocí a la pequeña Marina.
- Oh, hola, Marina ...-
-Solo vine a devolverle su manta-. Estiró sus brazos cortos totalmente cubiertos por la manta. -Puede dársela a la chica bonita?-.
-¿A la chica bonita?-
-Podría tener frío-. Mi corazón se sintió cálido por su noble gesto.
Sonreí, arrodillándome a su altura. -Gracias-
-Gracias, titi.- Ella inclinó la cabeza sosteniendo con fuerza su osito de peluche.
-Estoy segura de que estará contenta de tener tu manta-.
-La chica bonita debe tener hambre.- Sí, es lo más probable. -¿Le darán su comida ahora?-
-No tienes nada de qué preocuparte. Ella estará bien. -Más tranquila, asintió con la cabeza. Me abrazó y derritió mi corazón.
-Marina...- Oí a una voz femenina llamarla y vi a una mujer mayor, frente a mí. -Tenemos que irnos ahora. Vamos a casa.-
- Está bien.- La niña contestó terminando el abrazo. -Adiós, Doctora Lena.-
- Adiós, Marina.-
-Cuida de la chica bonita-. Dijo tomando la mano de la mujer mayor. Asentí con la cabeza, sintiendo mi corazón hincharse.
- Lo haré.-
~~ * ~~
Mis dedos acariciaron el pequeño papel donde Lyudmilla había escrito una dirección. La dirección de la ciudad natal de Yulia. La dirección de su familia.
Según Lyudmilla, los padres de Yulia eran optometristas y tenían un local en la ciudad. Y si lo que pensaba era cierto…. Yulia tenía una pequeña hermana llamada Viktoria.
Mi plan era este. Ir por su familia y llevarlos hasta el Asilo para que la vieran. Yulia necesitaba su apoyo. Nada era más doloroso que ver a tu propia familia no mostrar ningún interés por ti.
Estaba decidida a que se reunieran una vez más. Probablemente, toda la fuente de la ira de Yulia brotaba de esta situación. Después de todo, la dejaron sola, siendo olvidada por mucho tiempo. Y yo no iba a permitir eso. Traería a su familia y haría que finalmente estuvieran en paz.
-Espero que sepas lo que haces-. Lyudmilla me dijo completamente confiada.
-Sé lo que hago-.
-Tenga cuidado, Doctora-.
-Lo tendré-.
-¿Has hablado con Yulia sobre esto?-
-No. Ya la conozco. Tratará de persuadirme para que no lo haga-.
-Tal vez, ella tenga alguna razón para hacerlo-.
Negué con la cabeza. -No. Lo siento, señorita Shapovalova. Esto es importante y necesita a su familia como apoyo. Por lo tanto voy a traerlos-.
-¿Y si a ella no le gusta? ¿Qué pasa si se enoja?-
-¿Más de lo que ya está?- Pregunté, levantando mis cejas. -No te preocupes, le diré de su familia pronto. Sólo quiero hablar con ellos antes y saber cómo son-.
-¿Entonces iras a San Petersburgo mañana?-
-Sí, tomare un día libre en el trabajo. Volveré pronto -.
No parecía contenta con todo esto, pero terminó asintiendo. Suspiró. -Pues bien, buena suerte entonces. ¿Si necesitas algo sólo llámeme, de acuerdo?-
Sonreí. -Gracias, Lyudmilla-. Asintió con la cabeza, se colocó su gorrito y abandonó mi piso. Mis ojos contemplaron la dirección, otra vez.
- Que todo salga bien.- Me dije a mí misma. -Yulia verá a su familia de nuevo. Ya no estará sola. Todo estará bien.-
~~ * ~~
Cuando finalmente salí del coche y vi el anuncio del local, mi corazón latió demasiado rápido. Pasé un momento difícil, intentando mover mis piernas para acercarme al lugar, el cual había escrito Lyudmilla en un pedazo de papel.
Mantente firme Lena. Puedes hacer esto.
A cada paso que daba y me acercaba al lugar, mis latidos iban perdiendo su ritmo. A sólo unos pasos antes de entrar en la tienda, me detuve, preguntándome si estaba haciendo lo correcto. Cerré mis ojos y casi podía imaginar a Yulia hablando con sus padres. Sonriendo y riendo, porque finalmente ella podía ver a su pequeña hermana otra vez. Su padre abrazándola después de haber estado lejos de su pequeña niña. Y eso… fue lo que me impulsó a seguir adelante.
-Hola, ¿Puedo ayudarla en algo?- Una persona me preguntó y las palabras no parecían asentarse en mi cerebro en ese momento. La mujer justo delante de mí, era casi de mi estatura, delgada, cabello negro y ojos azul vivo, detrás de sus propias gafas. Había algunas arrugas en su cara, pero el hoyuelo en su mejilla, me dijo que la mujer era la madre de Yulia.
-¿Esta bien señorita?-
Mis manos se cerraron en puños. De nuevo, estaba pasando por un momento difícil para registrar lo que estaba pasando a mí alrededor. Aclaré mi garganta y le di una media sonrisa. -Ho-Hola... Soy Elena Katina...- Ella también me sonrió.
-¿Está buscando gafas, Señorita Katina?- Terminé asintiendo a su pregunta.
-Sí-.
-Por favor, sígame-. Me adentré en el lugar, siguiendo sus pasos. Por la razón que fuera, mi visión se volvió un tanto borrosa. -¿Se siente bien?-
-Tengo problemas con mis ojos-. Ella sonrió, encontrando un poco divertida mi respuesta.
-Por favor, siéntate-. Me ofreció una silla detrás de mí.
Me senté, y al instante mis ojos se centraron bajo los marcos del mostrador transparente.
-¿Hay algún modelo en específico que estés buscando?-
- Sólo uno que se adapte mejor a mi cara.- Dije en la tentativa de calmarme.
- ¿Alguna marca que prefiera?-
- En realidad no.- Contesté sin atreverme a mirarla a la cara como era debido. Es su madre. Es la madre de Yulia. ¿Cómo voy hablar con ella sobre su hija? ¿Cómo voy hacer que....
- ¿De dónde eres? ¿Moscovita?-
-Sí, soy Moscovita-.
Cuidadosamente, colocó una gran bandeja encima de la mesa, llena de marcos, con varias marcas, varios modelos y varios colores. -¿Le gustan los marcos de color? El rosa oro se está vendiendo bien esta temporada...-
Cerré mis ojos. -Lo siento... Lo siento mucho… pero...-
-¿No le gusta el rosa?-
Me reí por su pregunta. No, yo amo el rosa. Pero esto no es por lo que estaba aquí. Sino para hablar de Yulia, y con su hermana también. -Como le dije antes, mi nombre es Elena Katina...- La vi fruncir el ceño -Soy psicoterapeuta-.
-Bien...-
-Y…eh... ahora mismo soy responsable de cuidar a una persona… lla…llamada… Yulia Volkova...- Ella asentía con la cabeza mientras hablaba, pero no fue sino hasta que pronuncié el nombre, que vi su expresión en shock. -Creo que es su hij-
-Lo siento, señorita Katina, pero si no tiene interés en comprar gafas, le aconsejo que mejor se retire-. Dijo sin rodeos y con suma firmeza.
-Necesito hablar con usted-.
-No tengo nada que hablar contigo-. Se levantó rápidamente de su asiento. -Ahora, por favor váyase-. Señaló con su mano hacia la salida.
Me levanté, manteniéndome en calma. -Por favor, en verdad tengo que hablar con usted sobre su hija..-
-Ella no es mi hija-. Declaró con rapidez, provocando que mi corazón dejara de latir.
-¿Qué?-
-Ella no es mi hija-. Repitió firmemente. -Probablemente se equivocó. Hay miles de Yulia Volkova en este país, es un nombre muy común. Me confunde con alguien más-.
-No, no estoy equivocada. Yulia es su hija, hasta tiene rasgos de usted. Como su sonrisa-. Esa mención le hizo apretar los dientes, en lo que creí, era ira.
-No tengo ningún rasgo que se parezca –
-¿Todo está bien, mamá?- Oí la voz de una mujer cerca de nosotras. Y cuando me giré para descubrir a la dueña de la voz, juro por Dios que casi tuve el impulso de llamarla Yulia. La mujer era alta, delgada, y tan pálida como Yulia, con el cabello largo y rubio, ojos azul claro. Tenía carne en sus huesos y mejillas, pareciendo más sana como nunca antes vi en Yulia y su ropa formal, la hacía lucir una mujer muy madura, aunque su cara fuera muy joven.
-Sí, todo está bien, Vika-. ¡Vika! ¡Vika! ¡Esta chica es Vika! ¡Es su hermana! ¡No lo puedo creer! Realmente la encontré. -Esta cliente estaba viendo las gafas y estaba a punto de irse. ¿No es así, señorita Katina?-
-Mire, realmente tengo que hablar de Yu...-
-Vika, por favor acompaña a la señorita Katina afuera. Solo nos está haciendo perder el tiempo-.
No necesitaba crear un escándalo dentro del lugar, así que solo asentí con la cabeza y seguí a Vika fuera del lugar.
-Vika, por favor...- Le pedí tan pronto como estuvimos fuera. -Tengo que hablar contigo sobre Yulia-.
Sus ojos se ampliaron al escuchar ese nombre. -¡Déjame en paz! ¡Solo déjanos en paz!-. Gritó. -Nunca vuelvas aquí y menos hablar de esa...-
-¡Es tu hermana!-
-¿Qué quiere? ¿¡Eh!?-
-Quiero hablar contigo. Yulia necesita tu ayuda-.
Se mofó y el parecido a su hermana era asombroso. -Nunca necesitó mi ayuda y estoy segura que no la necesita ahora-.
-¡Está sola y te necesita! ¡Ella necesita a su familia!-
-Dejó de tener una familia en el momento en que asesinó a una persona. Ahora, déjanos en paz-.
-No la pueden dejar sola-.
-Ha estado sola toda su vida señorita Katina. Ya se acostumbró a ello-. Me dio la espalda con el fin de regresar adentro. -Ahora, deja este lugar y vuelve a Moscú. Mi familia no quiere tener nada que ver con Yulia Volkova-.
-Ella te mencionó-. Le dije antes de que pudiera entrar. -Dijo tu nombre-. Ella se detuvo al instante. -Viktoria… por favor... dame algunos minutos. Veinte minutos. Es todo lo que te pido. Si después de esto todavía no quieres verla, lo entenderé y los dejaré en paz. Nunca te molestaré otra vez. Lo prometo. Pero sólo por esta vez… durante sólo veinte minutos… déjame hablar-. Podía sentir que lo estaba considerando. -Por favor.- Le rogué.
La oí suspirar. -Bien. Veinte minutos-. Estuvo de acuerdo. -Y después nos dejarás en paz-.
-Lo prometo-.
~~ * ~~
El fuerte olor a café invadió mis fosas nasales al sentamos en una las mesas fuera de una cafetería. Habíamos caminado cinco minutos desde su lugar de trabajo. La tensión estaba construida más que antes. De todos los resultados que prevé, la familia de Yulia rechazándola no era una de ellas. Tal vez, debido a que Yulia pronunció su nombre, deduje que eran hermanas cercanas. Por lo visto, estaba muy equivocada.
-¿Qué espera de mí, señorita Katina?-
-Me puedes llamar Elena-.
-Señorita Katina-. Bien, tal vez ser obstinada estaba en sus genes.
-Yulia sufre mucho estando en el Asilo-. Comencé diciendo tranquilamente, después de beber un sorbo de mi café.
-Se supone que lo haga. Es un Asilo para criminales con enfermedades mentales-. El hecho de que ella básicamente se encogiera de hombro y diera por hecho las cosas, me estaba molestando. Es como si ni siquiera le importara.
-¿Has estado allí?- Pregunté curiosa.
-¿Por qué iba hacerlo?- Sus respuestas siempre eran un aguijón en mi pecho. Como espadas perforando mi corazón.
-Porque ella es tu familia. Tu hermana mayor-.
Exhaló, apartando la vista. -¿Sabe lo que se siente señorita Katina? ¿Tener una hermana asesina?- Cerré mis ojos. -¿Una asesina múltiple que todo lo que hace es derramar sangre de otra gente? ¿Gente inocente?-
Negué con la cabeza. -No-.
-¿Qué sentiría si un hermano suyo cometiera esas atrocidades? ¿¡Eh!?-
-No lo sé...-.
-Yo si lo sé-. Sonrió irónicamente. -Deshonra, ira, desilusión. Vergüenza de segunda mano-.
-Lo siento-.
-Si lo sintiera, no estaría aquí hablando conmigo sobre ella-.
-¿Acaso no fuiste cercana a ella? ¿O nunca fue así?-
-Yulia es mayor que yo por cinco años. Es una gran diferencia. Cuando ella tenía quince años, yo tenía nueve años. Sus amigos no eran mis amigos. Sus pasatiempos no eran mis pasatiempos. Crecimos en tiempos diferentes, ciudades diferentes, casas diferentes-.
-Aun así… sigue siendo tu hermana mayor. ¿No la echas de menos?-
-Ha estado lejos de mi vida durante casi una década. Eventualmente uno se acostumbra a ello, señorita Katina-.
Apreté mi mandíbula, herida por sus palabras. -¿No te importa lo que pueda pasar con ella?- Pregunté sorprendida por su comportamiento.
-No. Ella siguió el camino equivocado por su propia elección-. Declaró con firmeza. -Mamá y Papá hicieron todo lo posible para darle la mejor vida. Se le trasladó a Moscú cuando tenía sólo doce años, con el fin de que asistiera a las mejores escuelas del país. Papá solía decir, que ella era inteligente para su propia edad, y que estaba seguro de que se convertiría en una doctora. ¿Pero qué eligió? Ser una criminal. Pudrirse en ese Asilo es consecuencia de sus acciones y decisiones. Ella lo consiguió por si sola-. Bebí a sorbos de mi café, sintiendo la punta de la lengua quemarse, por el calor de la bebida y las amargas palabras de Vika. -Ese el destino de una psicópata como ella-.
-¿Crees que ella es una psicópata?-
-La brutalidad de sus asesinatos hablan por sí solos-.
Tragué saliva, los sentimientos estaban disparándose, inflándose como un globo dentro de mi pecho, intentando asfixiarme. -Cuando era joven… ¿Notaste en ella algún comportamiento fuera de lo común? ¿Alguna tendencia violenta?- Pregunté interesada en su respuesta.
-No puedo decirle mucho, señorita Katina. Como le dije, Yulia y yo estuvimos separadas durante muchos años. Era demasiado pequeña, para recordar cuando ella era solo una niña y estaba demasiado lejos, cuando ella era una adolescente viviendo en Moscú. Cuando crecí y me hice un adolescente, Yulia ya no estaba conmigo. Estaba allí, en ese Asilo, pagando los crímenes que cometió. Y ahora mismo, con veinte años, apenas puedo recordar su cara o incluso su voz-.
Esto era realmente triste.
-¿Y no te preguntas cómo luce? ¿Cómo suena su voz ahora? ¿Cuáles son sus aficiones?-
-En realidad no. Ella nunca sintió nada, por aquellos inocentes hombres que mató, ¿Y por qué debería cuidar de ella cuando apenas estuvo en mi vida? Ser un pariente de sangre no es una excusa para perdónalos de sus malas acciones y su pasado-.
Tragué saliva, con las sensaciones disparándose en el interior de mi pecho que causaban asfixia. -Vika ... Yo creo Yulia es más que sólo una criminal a sangre fría. Y quizás, si le das una oportunidad, es posible que tú también lo veas. No se trata de perdonar lo que hizo. Se trata de entenderla. Y estar allí para ella -.
-Mi familia no desea reconocerla, ni tener contacto con ella. Sufrimos mucho por sus acciones. Después de que fue tomada por la policía y el tribunal la condenara, papá casi tuvo que cerrar nuestro local. Nadie quería venir a comprar. Éramos la familia y el negocio de una asesina múltiple-. Tragué saliva. -Es una mancha que se mantiene señorita Katina-.
-Yulia ha estado en el Asilo durante más de cinco años. ¿No has querido visitarla alguna vez?-
-No. Está bien por su cuenta en ese lugar-.
Sacudí mi cabeza con incredulidad.
-Yulia… ella está...- Comencé a decir. -Mencionaste que tus padres hicieron todo lo posible para darle la mejor vida…-. Asintió con la cabeza. -Tú padre envío a una chica de doce años absolutamente sola a una ciudad como Moscú, para que únicamente se concentrara en sus estudios y eso, no significa la mejor vida-. Apreté los dientes y ella frunció el ceño. -¿Te has puesto a pensar en algún momento lo sola que se sintió? No tenía ni familia, ni amigos, estaba totalmente sola, teniendo que soportar clases y más clases con el fin de conseguir buenas notas. A una edad tan joven, viviendo en sus condiciones, es demasiado fácil romperse. ¿Quién estaba allí para ayudarla con sus estudios? ¿Quién estaba allí para ayudarla cuando era intimidada en la escuela? ¿Quién estaba allí para ayudarla con los monstruos que vivían bajo la cama? Nadie. Estaba absolutamente sola. Sola en aquellas calles oscuras y peligrosas de Moscú-.
-¿Así que ahora vas a echarnos la culpa a nosotros?-
-No. No te culpo. Solo digo que sus mejores intenciones no funcionaron para ella. Y esto no es culpa tuya, la vida a veces no funciona como queremos. Pero ya que Yulia vivió sola todos sus años de juventud, hizo malas elecciones y se convirtió en una persona rota debido a ciertas circunstancias. Y ahora mismo, la están abandonando allí. Sólo están cometiendo los mismos errores una vez más. Solo quieres gritarle en su cara, en lugar de aceptar que olvidaste su cara cuando estaba libre, viviendo una vida normal como todo el mundo. Tú solo quieres gritarle en su cara, sabiendo que estaba sola tanto en Moscú, como dentro de su propia familia en su ciudad natal-.
- ¡Mis padres estaban tratando de darle la mejor educación posible y que hizo ella, desperdiciarla!¡ No se atreva a culparlos! ¡Yulia eligió ese camino ella misma!-
-Las imágenes que tiene Yulia de su familia, quedaron atrapadas en el pasado. Probablemente cree que todavía tienen diez años ya que nunca volvió a ver tu cara después de tantos años. Probablemente ni siquiera se dé cuente que eres una mujer adulta. ¡Y la parte triste es que probablemente nunca lo hará!.¿Es eso lo que quieres? ¿No volver a ver su cara nunca más? ¿Cómo reaccionarias se hubiera venido hasta acá para decirte que tu hermana ya está muerta? ¿Tu respuesta iba ser, ella se buscó todo eso por su cuenta?-
-Y sin embargo, ella se buscó todo por su cuenta-. Me reí con frialdad. -Ella eligió ese camino y tiene que lidiar con sus consecuencias-.
-Ella no tiene que lidiar con ellos… sola...-
-Se lo dije antes, Señorita Katina... No nos necesita. No me necesita. Ella está acostumbrada a estar sola-. Terminé negando con mi cabeza. -No hay nada que nosotros podamos hacer por Yulia, señorita Katina, ella es una causa perdida - Negué, sin poder entender lo que decía. Nadie es una causa perdida - Ella es una asesina y no tenemos intención de tener contacto con ella. Estamos mucho mejor de esta forma. Vivimos nuestras vidas muy bien ahora. Nuestra tienda está yendobien. Y ya estoy en la universidad, siguiendo los pasos de mis padres. Yulia podría haber sido parte de esto… pero ella lo echo a perder todo. Ya no hay lugar para Yulia en nuestras vidas. Aprendimos a vivir con esto. Es parecido a cuando pierdes a un miembro de la familia. Sólo lo aceptas y sigues adelante. Vivimos como todo el mundo-.
Colgué mi cabeza, finalmente aceptando mi fracaso. No hay nada más que pueda hacer. Lo intenté. Pero no sirvió de nada. Lyudmilla tenía razón. Les permitían visitarla es sólo que ellos nunca se molestaron en hacerlo. ¿Por qué se molestarían? Yulia había estado ausente la mayor parte de sus vidas. Era como uno de aquellos parientes distantes, que apenas sabias que existe. Alguien de quien sólo sabes su nombre, pero su cara es un misterio...
-Lo siento. No nos interesa visitar a Yulia. Todo este tiempo hemos estado intentando olvidar lo que ha hecho-.
Asentí con la cabeza. -Gracias por hablar conmigo, Vika-. Le agradecí. -Y lamento haberlas perturbado. No las molestaré más-.
-Gracias, señorita Katina-.
-Por si cambias de opinión… aquí está mi número-. Dije, entregándoselo.
-No te preocupes, no lo haré-.
Bebí el resto de mi café y me levanté de la mesa. -Discúlpame-. Dije cortésmente. -Oh, antes de que lo olvide… aquellos hombres que Yulia mató y salieron en los periódicos… no todos eran inocentes. Ellos también eran criminales-.
No dijo ni una palabra. -Que tengas un buen día, Viktoria-.
-Usted también, señorita Katina-. Me aparte, secándome las lágrimas con las manos cuando estuve lejos.
~~ * ~~
Mientras caminaba en el interior de los pasillos, oí los gritos y chirridos de los residentes, ahora recordando lo que me esperaba con Yulia. La situación me golpeó directamente en el corazón. -¿Por cuánto tiempo va a estar aquí?- Recordé la pregunta de la niña. -¿No se siente sola?- Era curioso cómo una niña desconocida que ni siquiera conocía a Yulia, cuidaba más de ella que su propia hermana o su propia familia.
Tan pronto como abrí la puerta de su celda, entré y me acerque a su cama. Me mordí el interior de las mejillas, preocupada por todo lo que estaba sucediendo. Tomé asiento en la esquina de su colchón, justo a su lado. La espalda de mis dedos tocaron su mejilla y me fue difícil sostener mis lágrimas dentro de sus conductos.
Poco a poco, ella abrió los ojos. Parpadeó un par de veces, tratando de centrarse en mí. -Hey ...- dije en voz baja.
- ¡Doc ... regresaste!- Asentí con la cabeza. -¿Dónde estabas?-
-Tome un día libre.-
- ¿Dónde están tus gafas?-
- En casa-.
- ¿Qué haces aquí? ¿No estabas enojada conmigo?-
Sin importarme nada más en el mundo, presioné mis labios contra los suyos.
-¿Entonces eres de nuevo Lena?- Sonrió con satisfacción y supe enseguida lo mucho que la echaba de menos.
-Nunca he dejado de ser Lena-.
-No lo sé… por un momento has sido la Doctora Katina … Ella no es muy afectuosa-. Me reí.
-Yulia...- La llamé, entrelazando mis dedos entre los suyos.
-Hm...-
-No estás sola-. Dije en tono firme.
Y mientras ella apretaba mi mano, cerró la brecha entre nosotras y me besó nuevamente. -Lo sé.-
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
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Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Oooooh pobre Juli en este capítulo Lena me desespero un poco al principio mmmmm su familia un poco no se egoísta pfff esperaré el siguiente gracias por actualizar
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Excelente como siempre, ojalá la hermana cambie de parecer...
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Hay pobre julia me da tanta ternura se agustio q lena no estuvo, es triste q la familia piense así pero en parte se entiende no debió ser nada fácil lo q vivieron Me da mucho gusto q ya lena y Julia están bien esperare ansiosa el sábado q saber q pasará no te pierdas y gracias por darnos tan buena historia de verdad q lo disfruto mucho
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Subirán capitulo ??
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Estamos en la espera ojala hoy suba el q toca el sábado
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Hola chicas!!! Un placer saludarlas de nuevo en este hermoso Domingo. Aunque un poco nublado, el sol a medio salir pero es lindo al fin. Les menciono que el capítulo de hoy está un poco subido de tono, así que prepárense porque ya las chicas no tienen respeto por nada.
Un beso a todas y...
A Leer!!!!
CAPITULO 23: CERCA
-Entonces, ¿Cómo salió todo?- Esa fue la primera pregunta que me hizo Lyudmilla cuando llegó a mi apartamento. Me tomé mi tiempo para responder con sinceridad. Ella no tenía ni idea de que las cosas no habían salido nada bien.
Suspiré - Tenías razón- Asentí, afirmando lo que me había dicho antes. Aún me sentía un poco herida por las palabras que usó Vika hacia su hermana - Realmente no tienen ningún interés. No les importa lo que suceda con Yulia.
-¿Qué fue lo que dijeron?
-Que están viviendo mejor como lo han hecho hasta ahora - Ella no me dijo nada, continué -¿Hablaste con ellos en algún momento?- Pregunté curiosa -¿Conocías su posición con respecto a Yulia?
-Un poco. Es decir, nunca tuve una charla seria con ellos, pero tampoco fue difícil encajar todas las piezas -respondió- Por lo visto, han intentado olvidarse de Yulia y al final lo han conseguido. Es triste pero sucede muy a menudo. Este país tiene una sociedad estricta y ninguna familia, quiere tener obligaciones con una persona mentalmente enferma. Si ellos vinieran de visita, estarían reconociendo a la reclusa. Por lo regular, la mayoría nunca lo hacen. Especialmente cuando su hija es una asesina en serie - Asentí con la cabeza – Volkova ha estado lejos de sus vidas desde hace tiempo. Así que realmente no existe un motivo para venir, después de tanto tiempo. Si no lo hicieron cuando ella recién entró al Asilo, ¿Por qué vendrían pasado cinco años?
-Lo sé. Es sólo que... pensé....que Yulia… y su hermana... eran cercanas.
-¿Por qué?-
- Porque ella pronunció el nombre de Viktoria. No lo sé. Sólo fue una idea que tuve - Lyudmilla bebió un poco de su chocolate caliente - Desde que Yulia tenía once años ha estado sola en Moscú, y Viktoria nunca salió de San Petersburgo...-
-Probablemente lo mismo pudo haber ocurrido con Viktoria - Dijo de repente.
-¿Qué quieres decir?-
-Volkova fue enviada a estudiar aquí, en Moscú; en la mejor escuela privada, ¿cierto? Donde estudió, es uno de los mejores internados del país. Viktoria pudo haber seguido el mismo camino que su hermana, ese camino en el cual Yulia se convirtió... en ya sabes... una criminal. Sus padres quizás pensaron que era más seguro mantener a Viktoria en San Petersburgo, para evitar que pasara lo mismo.
Sí, es lo más probable - Supongo que sí.
-Así que... ahora... ¿Cuál es tu plan?- Preguntó curiosa.
-¿Mi plan?-
-Dijiste que querías traer a su familia, porque ella se siente sola y porque necesita a alguien que la apoye. Pero ahora que su familia fue eliminada de la lista... ¿Qué es lo que tienes en mente?
Nada. No tenía nada en mente. Su familia era lo único en mi lista. Pero con ellos negándose a cuidar de Yulia, me habían dejado sin opciones.
-No lo sé. No tengo un plan por ahora.
-¿Y sus amigos?-
Mi corazón latió con más fuerza. ¿Amigos? La única persona de la que sé, que estuvo en la vida de Yulia aparte de su familia, es Domen. Ese nombre siempre ha sido mi más grande curiosidad de Yulia. Sobre todo, después de saber que fue el detonante de su episodio cuando mato a Katya .
Pero en absoluto he tocado el tema con Yulia. No me atrevo hacerlo.
Aparte de su nombre, no sé nada de ese hombre. Es decir, ahora sé que no es su hermano como lo pensé una vez, por lo que ser su amigo era mi nueva hipótesis. Aunque nunca lo vi visitándola. ¿En verdad creerá que es mejor que esté sola en el Asilo? ¿Quizás no viene porque no quiere tener contacto con una criminal como su familia? ¿O simplemente se olvidó de ella?
¿Cómo saberlo? ¿Cómo encontrarlo? ¿Acaso puedo? ¿Tengo ese derecho? Al parecer esas preguntas solo podían ser contestadas por Yulia, y eso, era un gran problema.
-No, no lo sé - Contesté - Pero no creo que traerlo sea una idea buena.
No pasó desapercibo para mí, su ceño fruncido -¿Traerlo? ¿Entonces, es un él?
- Yulia podría tener un amigo .... Pero no creo que sea lo mejor para ella.
- ¿Por qué?-
- Es sólo un presentimiento.- Dije.
- Yo puedo buscarlo si gustas. Sólo dame el nombre y yo haré el trabajo por ti -.
Negué con la cabeza. -No. No puedo decírtelo -.
- ¿Por qué no?-
- Es privado.- Le respondí con firmeza.
- Oh, de acuerdo, es tu decisión. Pero de nuevo... ¿Qué harás ahora?-
Me encogí de hombros. -Por lo pronto, volver a nuestras sesiones.-
-Oh, hablando de ello... tu oficina ha cambiado.- Me tomó por sorpresa la nueva información.
-¿Cambió?-
-Hm. El cambio se debió al violento comportamiento de Volkova hacia sus médicos anteriores. Estaba recibiendo su sesiones, en una unidad especial de la UES .
Negué con la cabeza. -Con el debido respeto señorita Shapovalova, me gustaría tratar a Yulia en la misma oficina de siempre.-
-¿Estás segura?-
-Me gustaría no tener una celda como mi oficina. Y estoy bastante segura de que Yulia siente lo mismo-.
Ella terminó aceptando mis condiciones. -Estoy segura que usted se lo merece.-
Sonreí. -Gracias, señorita Shapovalova.-
- Puedes llamarme Lyudmilla.-
- Gracias, Lyudmilla.-
-¿Algo más?- Estaba a punto de decir que no, pero luego lo pensé por un minuto y decidí hacer una petición. Tal vez estaría dispuesta a hacerlo por mí.
-Sí, sólo una cosa más...- la vi parpadear, ligeramente interesada. -Me gustaría que le regresaran sus pertenencias a Yulia.-
-¿Pertenencias?- Ella frunció el ceño.
-Sí. Me gustaría que las cosas de Yulia le fueran devueltas. Ya sabes, los dibujos, libros y rompecabezas que solía tener en su celda. Se le retiraron cuando se le cambió de unidad, y agradecería si las tuviera de vuelta. Yulia las extraña-.
-Hm. Veré que puedo hacer.-
Sonreí alegremente. -Gracias, Lyudmilla.
-De nada, Doctora Katina - Y una vez más, parecía que las cosas poco a poco iban encajando en su lugar.
~~ * ~~
Y allí estaba ella, entrando a mi oficina con su uniforme naranja brillante seguida por el oficial Dima y Fyodor. Sí. Todo estaba en su lugar.
Tan pronto como entró, Yulia volvió la cabeza para ver los estantes que contenían sus propios libros y rompecabezas. Una brillante sonrisa apareció en su rostro.
-¡Oh, lo recordaste!- fue lo primero que dijo, usando ligeramente su tono bromista. -Y no hay ni un poco de rosa a la vista. ¡Buen trabajo, Doc!-.
-¡Siéntate Reclusa!- Ordenó uno de los oficiales.
-¡Aish!, ¿Por qué tan amargado por la mañana, señor Kuznetsov? ¿No pasó una buena noche con su esposa?
-Yulia...-La llamé antes que pudiera decir otra cosa. -Para. Déjalo en paz.-
-Es él quien me molesta.-
-Sólo escúchalo y siéntate.-
-Bueno, lo hare si él me libera.- Dijo mostrando las esposas en sus muñecas. -Son muy molestas.-
-Olvídalo, reclusa. No vamos a... -
-Quíteselas.- exigí con rapidez. Ambos oficiales no se veían contentos con mi orden.
Yulia sonrió en seguida. -Ya escuchaste a mi Doctora, Señor Kuznetsov.-
Él la llamo mierda, antes de finalmente quitarle las esposas. -Un día, vas a terminar perdiendo tus dientes, reclusa.-
- ¿Y no lo haremos todos algún día?-
-¡Cállate!. En verdad me estoy quedando sin paciencia contigo-.
-No se preocupe Señor Kuznetsov, ya voy a comportarme.-
-¿Quiere que nos quedemos dentro de la oficina, Doctora Katina?-, Preguntó el Oficial Dyrbov cortésmente. Negué rápidamente con la cabeza.
-Que les vaya bien, chicos.- Yulia bromeó agitando su mano despidiéndose de ellos. Sin pronunciar otra palabra, los oficiales abandonaron la oficina.
-Dame esos cinco, nena.- Se acercó hasta mí, para chocar su mano con la mía.
- Sólo siéntate, Yulia-.
-¡Aish!, ¿Qué pasa?- suspiró y siguió mis instrucciones. Tomó asiento en la silla al otro lado de la mía.
-Tienes que sentarte para que podamos empezar la sesión.- Le expliqué, provocando un gesto de descontento en su rostro.
-¿Estás siendo la Doctora Katina otra vez?-
-¿Qué quieres decir, con siendo la Doctora Katina otra vez?- Parpadeé.
-Ya sabes... la aburrida.-
- ¿Y cómo es que estoy siendo aburrida? Sólo te pedí que te sentaras...- Se encogió de hombros. -¿Por qué sigues tomándome el pelo, Yulia?-
-Porque es divertido.- Ella sonrió.
Bueno, supongo que todo volvió a la normalidad. Suspiré, aunque no era una señal de descontento. Era más bien, un suspiro de ‘aquí vamos de nuevo '. Ahora mismo tenía una risa interior. Era una buena sensación, el tener nuestra relación de vuelva a la normalidad. Pensé que después del incidente en la lavandería, estaríamos discutiendo y peleando sin parar, pero con el tiempo todo estaba en orden. Yulia no me presionaba, ni estaba derramando comentarios groseros sobre mí como lo hizo días anteriores, y obviamente, estaba haciendo las cosas más fáciles para las dos.
Sorprendentemente, ella decidió aceptar la regla de ‘Haremos de cuenta que nunca sucedió’. Ambas lo hicimos. Y ahora, ella estaba tratando de ser la habitual Yulia Volkova que yo conocía. Ya saben... usando el sarcasmo que todo el mundo odia, menos yo.
Después de presionar el botón de la grabadora en el escritorio, estaba lista para comenzar la entrevista. -Doctora Elena Katina, psicoterapeuta. Entrevista # - -
- ¿Vas a grabar?- Ella me interrumpió casi al instante.
- Es necesario-.
- ¿Por qué?-
-Es la prueba de tu tratamiento. El Director tendrá esto como una prueba para demostrar ante el tribunal que estás bajo control-.
-¿Director?- Levantó las cejas. -¿El cabrón de Putin?-
-No lo llames así.- Lo defendí con rapidez. Sólo para que quede claro, era por la sesión siendo grabada. En realidad no importaba cuánto insultara Yulia a ese bastardo.
-¿Cómo hará él, para que la corte crea que estoy bajo control cuando no sabe ni siquiera lo que sucede aquí? Él no sabe nada acerca de mí. Ni siquiera le importa. Él es la última persona en este lugar, que podría tratar de convencer a la corte para que cambien de opinión acerca de mí-.
-Bueno, lo entiendo, pero así son las cosas.-
-Tú podrías hacerlo.- Parpadeé.
-¿Qué?-
-Eres mi médico. Tú eres la única que podría hacerlos cambiar de opinión y demostrar que estoy bajo control-.
-Sí, y por eso tengo que grabar tus sesiones.- Declaré, volviendo al punto.
Ella resopló un poco molesta. -¿Estás hablando en serio? ¿Por qué compras esta basura? Tú sabes que las siguientes dos horas de conversación, serán sólo un espectáculo. Sobre todo porque ahora estamos básicamente juntas todo el tiempo. -
-Tú eres la única que hace alusión a esto como un espectáculo. Si te limitaras hacer realmente lo que te digo, esta sesión podría ayudar. Nastya pudo disminuir la sentencia de Natasha Zinchenko a un año, debido a sus sesiones tranquilas - La vi fruncir el ceño.
-¿Natasha Zinchenko?
-Sí. Nastya está tratando de obtener la libertad condicional para ella. Y si todo va bien, Natasha, incluso puede ser puesta en libertad a partir del próximo año. Puedes tener lo mismo si te comportas.
Se quedó tranquila, tocando la mesa con sus dedos, pensando en algo. -¿En verdad podría conseguir lo mismo?
-¡Por supuesto! Por eso estoy aquí. Pero para que eso suceda, tendrás que ayudarte a ti misma y ser totalmente honesta conmigo-.
-Generalmente soy honesta.-
-Eso no es lo que dicen tus archivos.-
Y antes de que pudiera hacer algo más, apretó el botón de la máquina deteniendo la cinta de golpe. Estaba empezando arrepentirme, por haber pedido que le quitaran las esposas.
-¿Es en serio? ¿Vas a comportarte de esa manera? -
-¿Así cómo? ¿Profesionalmente?-
Se burló, apartando la mirada. Ahora que la tenia de perfil lateral, podía ver lo delgada que era, sobre todo después haber visto a Viktoria con quien la estaba comparando. -Nunca has sido profesional... y de repente quieres serlo.-
-¿Qué?-
-Sabes que la información que tienes allí son una mentira, ¿cierto?- señaló los papeles sobre el escritorio con un gesto en la cabeza.
-¿Y es mi culpa? - Pregunté con obviedad. -Tú te pusiste en esta posición. Todos en este Asilo creen que eres una mentirosa... ... una mentirosa patológica - Dije leyendo el término en sus propios archivos en mi escritorio. -Y por mucho tiempo nunca trataste de demostrar lo contrario.-
-A ti te lo he demostrado.-
-Sí, a mí... ... en esta oficina, donde nadie tiene prueba de ello.- Ella entrecerró los ojos y me encontré teniendo la sensación, de finalmente estar ganándole a ella.
-Tú eres la prueba. Todo lo que tienes que hacer es escribirlo en mis archivos-.
-No puedo escribir información en tus archivos sin tener ningún apoyo de las mismas. Por esa razón, es que las cintas son importantes-.
-No me siento cómoda contando cosas privadas a personas que apenas conozco.-
-Tú me conoces lo suficientemente.-
-Honestamente... Ya no estoy tan segura - Me desafió.
-¿Estás hablando en serio? ¿Vas a portarte así? -Dije de inmediato, sintiendo el calor de mi cuerpo elevándose. -¿Después de todo lo que he tratado de hacer por ti?-
-¡Estas tratándome como una mierda! ¡Lo único que haces es huir y hacerme a un lado de forma drástica!
-Ah, ¿Así que negarme a que algo pase entre nosotras, es hacerte a un lado de forma drástica?
-¡Oh!, ¿Ahora hay un nosotras?- Cerré mis ojos, sintiendo la ira correr por todo mi cuerpo.
-¿Cuál es tu problema? ¿Por qué no puedes entender la situación? ¡Está mal, Yulia! - Le respondí, poniéndome de pie.
-¿Por qué está mal? ¿Por qué las dos somos mujeres? ¿Es eso? - No dije nada por un segundo, consiguiendo que ella se mofara. -Ahí lo tienes. Encontré la respuesta.
-¡Esa no es la respuesta! ¡Es ilegal y lo sabes! ¡Mi carrera está en riesgo y no voy a perderla por una estúpida reclusa!
-¿Ahora soy estúpida?-
-¡Te estás comportando como una! ¡No puedo creer que no sigas mis instrucciones y te comportes de esta forma después de lo que me he esforzado por ti! ¡¿Sabes lo que sucederá si alguno de ellos se entera de lo que hicimos?
- ¡No hemos hecho nada!-
-¡Tú sabes que lo hicimos! Si alguien nos hubiera visto en la lavandería no... -
-¡Me dejaste sola!- gritó enojada antes de que yo pudiera terminar y abruptamente, se levantó de su asiento. -¡Les diste la llave y me dejaste aquí!-
-¡Estaba intentando proteger a todo el mundo!-
-¡Todos menos yo!-
-¡Tú no eres el centro del Universo!-
-¡Soy tu paciente! ¡Tú único paciente! ¡Es tu trabajo cuidar de mí, no dejarme sola en este lugar! -
-¿Ahora estás enojada porque me tomo un día libre? ¿Eso tiene sentido? -
-¿Tu maldito día libre fue para buscarte un hombre bonito? ¿Es eso lo que hiciste? ¿Abriste las piernas buscando algún pene en la calle?
Y fue entonces cuando perdí el control. Mi enojo llegó al nivel más alto. -¡¿Quieres callarte?! ¿Por qué te importa un carajo? ¡Es mi vida y haré lo que quiera con ella! ¡No te debo nada! ¡Así que si quiero abrir mis piernas para cualquier pene de allá afuera lo haré y tú no vas a detenerme, reclusa!
- ¡Sí lo haré!- Sus ojos estallaron en llamas.
Entonces, me besó. Repentinamente. De una forma brusca. Nuestros labios chocaron y sin que ella me lo pidiera, incliné la cabeza para permitir que su lengua se moviera sigilosamente para buscar la mía. Esta vez, no era un beso de gratitud. No era un beso suave. Era uno que quemaba. Uno impaciente. Uno apasionado.
En el instante, en el que necesitamos un poco de aire, rompimos el beso. Mi corazón golpeó sobre mi pecho tan rápido como nunca antes lo hizo en mi vida. Las manos de Yulia me empujaron con suficiente fuerza para dar tres o cuatro pasos hacia atrás. Ella se pegó contra mí, dejando mi espalda completamente contra la pared de la oficina.
Sus manos encontraron mi cintura, enviando escalofríos por toda mi columna vertebral. Mi boca se abrió con la intensidad de los sentimientos y casi perdí el equilibrio cuando sentí su respiración rozando mi cuello. Su olor intoxicó todos mis sentidos. ¡Oh Dios!. Mis piernas parecían haberse convertido en gelatina, y en el momento que ya no fui capaz de mantenerme en la misma posición vertical, Yulia fue la que me sostuvo, impidiéndome caerme al suelo bajo nosotras.
Tienes que detenerla, Elena. Mi mente me advirtió. Incluso traté de lanzar algunas palabras, pero los labios de Yulia me lo impidieron. Lo siento, Dios, soy demasiado débil. Soy demasiado débil ante su cálido cuerpo presionándose contra el mío. Soy demasiado débil a su lengua, entrelazándose con la mía.
Llevé mis manos a su cintura y sin preámbulos, profundicé el beso. Había algo dentro de mí, ardiendo, quemándose. Deseé anular cada trozo de sentido común sobre mi cuerpo.
Yulia se quitó mis manos de encima y las sujetó con fuerza contra la pared, por encima de mi cabeza. ¡Oh Dios!. En cuanto soltó mis labios, gruñí, extrañando su sabor en mi lengua.
Bésame. Bésame. Bésame. ¡Solo bésame de una buena vez! -Dilo.- Ella susurró de repente en mi oído, con su ronca voz. -Di que te gusta.- Sus manos sobre las mías, presionaron con más fuerza contra la fría pared de la oficina. Y pude ver las llamas en sus ojos.
Mis dedos se apretaron dolorosamente dentro de mis zapatos. ¿Cómo podría decirle que no cuando cada parte de mi cuerpo ardía con deseo por ella?
- M..me ...gusta ....- El calor de mis palabras, fue sentido al instante por mi propio cuerpo. Todo estaba alerta. Todo ardiendo por la necesidad de su tacto.
-Di que me quieres.- Embarazoso. Era embarazoso qué fuera tan cierto. Y fue vergonzoso lo mucho que mi cuerpo se estaba preparando para esto. Podía sentirlo. Podía sentirlo, allí abajo, en la espera de darle la bienvenida a ella. Cerré los ojos, jadeando.
-Yo...- Mi cuerpo estaba caliente, mis mejillas estaban quemando diez veces más con lo que estaba a punto de decir. Me centré en sus ojos azul oscuro por el deseo, y si bien mi voz no se escuchó, mis labios hicieron su trabajo moviéndose de acuerdo a esas palabras. -Te quiero.- Yulia leyó. Y ella sabía que lo decía en serio.
Un gemido salió a la superficie cuando sus labios besaron mi cuello. Lámeme, lámeme, lámeme por favor... Y así lo hizo. Humedeció todo mi cuello lentamente como pudo, enviando ráfagas de placer a todos mis músculos. Era obvio. Demasiado evidente. -Le gusta esto, ¿cierto, Doctora?- No me atreví a responder. Su cálida respiración golpeó mi oído. -Te calienta, ¿no es así? Romper las reglas... y ser tocada de esta forma, tan impropia, por su propio paciente? -Mi corazón latió tan fuerte, completamente fuera de ritmo. -Es emocionante, ¿cierto? ¿Estar aquí, siendo excitada por una reclusa mientras los oficiales están solo detrás de esa puerta? Te enciende, ¿no es cierto?
La forma en que mi cuerpo respondía a las palabras de Yulia, se estaba volviendo demasiado intensa, incluso para mí. Nunca recuerdo haber sido tan sensible a la voz de alguien. No sabía si era el riesgo de ser atrapadas por los oficiales o la sensación de querer serlo, pero había algo que me hacía sentir dolorosamente sensible.
Yulia me dio la vuelta y me empujó hacia atrás, haciendo que chocara con el escritorio detrás. Papeles volaron rápidamente. Mis manos en puños, se aferraron a las esquinas de la mesa como forma de apoyo. Tragué saliva cuando sentí mis pantalones siendo desabrochados por sus manos. En cuestión de segundos Yulia tiró de ellos hasta mis tobillos. Y al sentir sus dedos pastando sobre mis muslos, deslizándose hacia arriba, gemí con fuerza.
Un gemido más broto desde lo profundo de mi garganta, cuando sus dedos finalmente llegaron a su destino y detuvieron sus movimientos. La pausa que hizo allí, hizo que mi núcleo cosquilleara, bruscamente impaciente.
Tarareó suavemente, rozando un suave beso sobre el lóbulo de mi oreja. Y en un rápido movimiento, su mano ahuecó mi entrepierna, permitiéndome percibir un poco de mi propia excitación en la punta de sus dedos.
-Doc ... Usted está empapada aquí abajo- Murmuró sobre mi oído, manteniendo a propósito su voz en el tono bajo y ronco que tanto me afectaba. - ¿Quiere que la seque, Doctora?- Gemí un poco más fuerte por su observación, mientras sus dedos se sumergían en un océano de deseo.
- Shh ... Tienes que mantenerte en silencio, Doc. Los oficiales están afuera. Podrían escucharte...
Oh Dios.
- Y si te escuchan, podrías ser despedida. ¿Quieres ser despedida?
Negué con la cabeza de lado a lado. - Yo tampoco quiero eso. Así que... no gimas tan alto, ¿de acuerdo?
Mi voz se apagó en un gemido, ante mi propio cuerpo reaccionó a las palabras que Yulia me estaba diciendo, mi pecho se movía de arriba abajo, con lujuria, anulando la voz que me decía que lo que estaba haciendo, era totalmente ilegal e incorrecto.
Gemí y empujé mis caderas con más fuerza contra la mano de Yulia.
-Yu..lia ....- Apenas susurré su nombre.
La forma en la que sus dedos frotaban suaves círculos sobre mi clítoris debía ser ilegal. Su ronca voz sobre mi oído debía ser ilegal. Cerré los ojos, dejándome a mí misma como la víctima de su magia. Mi última pizca de autocontrol se había ido cuando sentí su lengua en mi sexo. Golpeé mi mano sobre mi boca para amortiguar el fuerte gemido que fue arrancado cuando la lengua de Yulia me lamió los labios con impaciencia.
¡OH DIOS MIO!.
¡Oh Dios, esto es increíble!.
Se siente demasiado bien.
Oh, sí, por favor no pares.
Sigue así.
Estaba a punto de poner mi mano sobre su cabeza para mantenerla donde estaba, cuando se levantó y deslizó lentamente sus dedos dentro de mí.
Deseaba tanto pronunciar palabras de necesidad, suplicas urgentes para que Yulia me llevara poco a poco hasta allí, pero no confiaba en mí al hablar, no sería capaz de controlar el volumen de mi propia voz. Sería más fuerte de lo que desearía.
Yulia había establecido un ritmo lento y constante contra mí, llevándome tan terrible y deliciosamente cerca del borde. ¡NO!. No podía ser tan rápido. Cerré los ojos de golpe e intenté concentrarme, queriendo controlar la propia necesidad de mi cuerpo para liberarse. Solo ansiaba contener ese momento un poco más de tiempo.
Yulia dejó un beso suave sobre mi frente mientras aumentaba la velocidad dentro y fuera de mí, dando como resultado que mis paredes se exprimieran con más fuerza alrededor de sus dedos, aspirándola más profundamente, sosteniéndola por más tiempo en mi interior. -Ves... mira lo descaradamente que me deseas... -susurró repentinamente, para luego escucharla reír junto a los gemidos que se derramaba de mis labios. - Te gusta cuando te hablo así, ¿verdad, Doctora?- Sí, me gusta. Seguí hablándome como hasta ahora. -Eres una chica muy traviesa, Doc.- Solté un suave gemido.
- Yul ...-
- Hm ...-
No era capaz de hablar correctamente. – Ma…más-rápido.- Supliqué.
-Despacio, Doc. Las mejores cosas de la vida se hacen con sumo cuidado y muy, muy lento.-
¿Por qué está haciéndome esto a mí? ¿Por qué me estaba tomando el pelo así?
-Ahora...tranquilízate - Estoy tranquila. -Cierra los ojos.- Cerré los ojos. -Escucha mi voz.- La escuche plenamente. -Siente el momento. No lo apresures. Ve con la corriente.- Besó mi mejilla, se movió hacia un lado de mi cuello, dejando un rastro de saliva por ese camino. Todo mi cuerpo se sacudió. Y sin duda, ella lo sentía. -Tan, tan traviesa Doctora Katina . -Mi mano no era capaz de amortiguar mis gemidos.
- ¿Qué quieres, Doc?- me preguntó y apreté los ojos, mi temperatura aumenta a niveles de quemaduras.
Oh, Dios, ayúdame.
- Yo…
- Shhh ... más bajo, Doc.- Sinceramente, no sabía qué hacer. Mi mano definitivamente no amortiguaba mis gemidos y sabía que cada vez que Yulia acariciaba dentro de mí, mi voz se hacia cada vez más y más fuerte.
Estando los oficiales afuera, seguramente estaba a un paso de ser despedida. Pero de nuevo. ¿Que podía hacer?
Cuando los dedos de Yulia se abrieron y luego se cerraron en mí interior, me derrumbé. Logré abrazarme a ella, dejando mis manos aferrados a su espalda, y mi barbilla cayó sobre su hombro. Mi respiración ya era entrecortada para ese momento, mi cadera se curvó en su dirección, dejando que Yulia fuera capaz de profundizarme más adentro.
- ¿Estás cerca?-
Lo sabía. Yo sabía muy bien que ya no sería capaz de sostenerlo por más tiempo.
- Tan..cer…cerca ...
-Absolutamente. Mírese doctora, tan desesperada por mí ... tan dolorosamente en la necesidad de sentirme.
Sabía que tenía que hacer algo para detener el eminente grito, que en cualquier momento me ahogaría. -Siempre lo has deseado, ¿cierto? ¿Cuánto tiempo lo has estado esperando, Doc?- Demasiado, demasiado tiempo.
- Yul…ia ... ...- Mi cuerpo se acercó más a ella, escalando demasiado alto a mi placer.
- Hm ...-
Oh Dios.
- Yo ...- Oh, Dios. Mis dedos de pies y manos se curvaron.
- Vamos por ello, Doctora. Vamos, córrete para mí, Elena -.
Sintiendo el placer y desesperación, intenté ahogar el grito de mi garganta haciendo lo que nunca, se me ocurrió haría en toda mi vida.
Mordí su hombro. Con demasiada fuerza.
Mis dientes se profundizaron sobre su uniforme naranja que incluso pude sentir su piel debajo. Yulia se mantuvo en silencio, acariciándome a través de la longitud de mi orgasmo, alargándolo el mayor tiempo posible.
Aun con los ojos cerrados, me dejé hacer a su merced. Cuando el espasmo definitivo me dejó sin aliento y débil, sus dedos se mantuvieron en mi interior. Besó mi cabeza y en un segundo ellos se habían ido. Yo, aún la sostenía en mi abrazo, con mis dientes sumergidos en su hombro.
- ¿Estás bien?-
Me tomó un tiempo recuperar mi control nuevamente. Y después de que finalmente lo hiciera, lo primero que pude hacer, fue retirar mis dientes lejos de ella. Con la cabeza sobre su hombro, mis ojos perdieron su enfoque, mis músculos ahora estaban relajados, me sentía intoxicada cuando tuve su mano en mi espalda. -¿Estás bien?- No respondí. Ella movió la cabeza hacia atrás y tomó mi rostro con su mano libre, mirándome fijamente a los ojos.
-¿Estás bien?- Su pulgar acarició mi mejilla.
Los vellos de todo mi cuerpo se erizaron cuando mis ojos se cruzaron con los suyos. Algo se rompió dentro de mí y mis manos se clavaron en el uniforme naranja de Yulia, acercándola aún más para poder estampar mis labios sobre los suyos.
Realmente no importaba. Todo lo que quería, era a ella. Todo lo que quería era a Yulia, allí, conmigo.
Besándome. Tocándome. Follándome.
Un beso a todas y...
A Leer!!!!
CAPITULO 23: CERCA
-Entonces, ¿Cómo salió todo?- Esa fue la primera pregunta que me hizo Lyudmilla cuando llegó a mi apartamento. Me tomé mi tiempo para responder con sinceridad. Ella no tenía ni idea de que las cosas no habían salido nada bien.
Suspiré - Tenías razón- Asentí, afirmando lo que me había dicho antes. Aún me sentía un poco herida por las palabras que usó Vika hacia su hermana - Realmente no tienen ningún interés. No les importa lo que suceda con Yulia.
-¿Qué fue lo que dijeron?
-Que están viviendo mejor como lo han hecho hasta ahora - Ella no me dijo nada, continué -¿Hablaste con ellos en algún momento?- Pregunté curiosa -¿Conocías su posición con respecto a Yulia?
-Un poco. Es decir, nunca tuve una charla seria con ellos, pero tampoco fue difícil encajar todas las piezas -respondió- Por lo visto, han intentado olvidarse de Yulia y al final lo han conseguido. Es triste pero sucede muy a menudo. Este país tiene una sociedad estricta y ninguna familia, quiere tener obligaciones con una persona mentalmente enferma. Si ellos vinieran de visita, estarían reconociendo a la reclusa. Por lo regular, la mayoría nunca lo hacen. Especialmente cuando su hija es una asesina en serie - Asentí con la cabeza – Volkova ha estado lejos de sus vidas desde hace tiempo. Así que realmente no existe un motivo para venir, después de tanto tiempo. Si no lo hicieron cuando ella recién entró al Asilo, ¿Por qué vendrían pasado cinco años?
-Lo sé. Es sólo que... pensé....que Yulia… y su hermana... eran cercanas.
-¿Por qué?-
- Porque ella pronunció el nombre de Viktoria. No lo sé. Sólo fue una idea que tuve - Lyudmilla bebió un poco de su chocolate caliente - Desde que Yulia tenía once años ha estado sola en Moscú, y Viktoria nunca salió de San Petersburgo...-
-Probablemente lo mismo pudo haber ocurrido con Viktoria - Dijo de repente.
-¿Qué quieres decir?-
-Volkova fue enviada a estudiar aquí, en Moscú; en la mejor escuela privada, ¿cierto? Donde estudió, es uno de los mejores internados del país. Viktoria pudo haber seguido el mismo camino que su hermana, ese camino en el cual Yulia se convirtió... en ya sabes... una criminal. Sus padres quizás pensaron que era más seguro mantener a Viktoria en San Petersburgo, para evitar que pasara lo mismo.
Sí, es lo más probable - Supongo que sí.
-Así que... ahora... ¿Cuál es tu plan?- Preguntó curiosa.
-¿Mi plan?-
-Dijiste que querías traer a su familia, porque ella se siente sola y porque necesita a alguien que la apoye. Pero ahora que su familia fue eliminada de la lista... ¿Qué es lo que tienes en mente?
Nada. No tenía nada en mente. Su familia era lo único en mi lista. Pero con ellos negándose a cuidar de Yulia, me habían dejado sin opciones.
-No lo sé. No tengo un plan por ahora.
-¿Y sus amigos?-
Mi corazón latió con más fuerza. ¿Amigos? La única persona de la que sé, que estuvo en la vida de Yulia aparte de su familia, es Domen. Ese nombre siempre ha sido mi más grande curiosidad de Yulia. Sobre todo, después de saber que fue el detonante de su episodio cuando mato a Katya .
Pero en absoluto he tocado el tema con Yulia. No me atrevo hacerlo.
Aparte de su nombre, no sé nada de ese hombre. Es decir, ahora sé que no es su hermano como lo pensé una vez, por lo que ser su amigo era mi nueva hipótesis. Aunque nunca lo vi visitándola. ¿En verdad creerá que es mejor que esté sola en el Asilo? ¿Quizás no viene porque no quiere tener contacto con una criminal como su familia? ¿O simplemente se olvidó de ella?
¿Cómo saberlo? ¿Cómo encontrarlo? ¿Acaso puedo? ¿Tengo ese derecho? Al parecer esas preguntas solo podían ser contestadas por Yulia, y eso, era un gran problema.
-No, no lo sé - Contesté - Pero no creo que traerlo sea una idea buena.
No pasó desapercibo para mí, su ceño fruncido -¿Traerlo? ¿Entonces, es un él?
- Yulia podría tener un amigo .... Pero no creo que sea lo mejor para ella.
- ¿Por qué?-
- Es sólo un presentimiento.- Dije.
- Yo puedo buscarlo si gustas. Sólo dame el nombre y yo haré el trabajo por ti -.
Negué con la cabeza. -No. No puedo decírtelo -.
- ¿Por qué no?-
- Es privado.- Le respondí con firmeza.
- Oh, de acuerdo, es tu decisión. Pero de nuevo... ¿Qué harás ahora?-
Me encogí de hombros. -Por lo pronto, volver a nuestras sesiones.-
-Oh, hablando de ello... tu oficina ha cambiado.- Me tomó por sorpresa la nueva información.
-¿Cambió?-
-Hm. El cambio se debió al violento comportamiento de Volkova hacia sus médicos anteriores. Estaba recibiendo su sesiones, en una unidad especial de la UES .
Negué con la cabeza. -Con el debido respeto señorita Shapovalova, me gustaría tratar a Yulia en la misma oficina de siempre.-
-¿Estás segura?-
-Me gustaría no tener una celda como mi oficina. Y estoy bastante segura de que Yulia siente lo mismo-.
Ella terminó aceptando mis condiciones. -Estoy segura que usted se lo merece.-
Sonreí. -Gracias, señorita Shapovalova.-
- Puedes llamarme Lyudmilla.-
- Gracias, Lyudmilla.-
-¿Algo más?- Estaba a punto de decir que no, pero luego lo pensé por un minuto y decidí hacer una petición. Tal vez estaría dispuesta a hacerlo por mí.
-Sí, sólo una cosa más...- la vi parpadear, ligeramente interesada. -Me gustaría que le regresaran sus pertenencias a Yulia.-
-¿Pertenencias?- Ella frunció el ceño.
-Sí. Me gustaría que las cosas de Yulia le fueran devueltas. Ya sabes, los dibujos, libros y rompecabezas que solía tener en su celda. Se le retiraron cuando se le cambió de unidad, y agradecería si las tuviera de vuelta. Yulia las extraña-.
-Hm. Veré que puedo hacer.-
Sonreí alegremente. -Gracias, Lyudmilla.
-De nada, Doctora Katina - Y una vez más, parecía que las cosas poco a poco iban encajando en su lugar.
~~ * ~~
Y allí estaba ella, entrando a mi oficina con su uniforme naranja brillante seguida por el oficial Dima y Fyodor. Sí. Todo estaba en su lugar.
Tan pronto como entró, Yulia volvió la cabeza para ver los estantes que contenían sus propios libros y rompecabezas. Una brillante sonrisa apareció en su rostro.
-¡Oh, lo recordaste!- fue lo primero que dijo, usando ligeramente su tono bromista. -Y no hay ni un poco de rosa a la vista. ¡Buen trabajo, Doc!-.
-¡Siéntate Reclusa!- Ordenó uno de los oficiales.
-¡Aish!, ¿Por qué tan amargado por la mañana, señor Kuznetsov? ¿No pasó una buena noche con su esposa?
-Yulia...-La llamé antes que pudiera decir otra cosa. -Para. Déjalo en paz.-
-Es él quien me molesta.-
-Sólo escúchalo y siéntate.-
-Bueno, lo hare si él me libera.- Dijo mostrando las esposas en sus muñecas. -Son muy molestas.-
-Olvídalo, reclusa. No vamos a... -
-Quíteselas.- exigí con rapidez. Ambos oficiales no se veían contentos con mi orden.
Yulia sonrió en seguida. -Ya escuchaste a mi Doctora, Señor Kuznetsov.-
Él la llamo mierda, antes de finalmente quitarle las esposas. -Un día, vas a terminar perdiendo tus dientes, reclusa.-
- ¿Y no lo haremos todos algún día?-
-¡Cállate!. En verdad me estoy quedando sin paciencia contigo-.
-No se preocupe Señor Kuznetsov, ya voy a comportarme.-
-¿Quiere que nos quedemos dentro de la oficina, Doctora Katina?-, Preguntó el Oficial Dyrbov cortésmente. Negué rápidamente con la cabeza.
-Que les vaya bien, chicos.- Yulia bromeó agitando su mano despidiéndose de ellos. Sin pronunciar otra palabra, los oficiales abandonaron la oficina.
-Dame esos cinco, nena.- Se acercó hasta mí, para chocar su mano con la mía.
- Sólo siéntate, Yulia-.
-¡Aish!, ¿Qué pasa?- suspiró y siguió mis instrucciones. Tomó asiento en la silla al otro lado de la mía.
-Tienes que sentarte para que podamos empezar la sesión.- Le expliqué, provocando un gesto de descontento en su rostro.
-¿Estás siendo la Doctora Katina otra vez?-
-¿Qué quieres decir, con siendo la Doctora Katina otra vez?- Parpadeé.
-Ya sabes... la aburrida.-
- ¿Y cómo es que estoy siendo aburrida? Sólo te pedí que te sentaras...- Se encogió de hombros. -¿Por qué sigues tomándome el pelo, Yulia?-
-Porque es divertido.- Ella sonrió.
Bueno, supongo que todo volvió a la normalidad. Suspiré, aunque no era una señal de descontento. Era más bien, un suspiro de ‘aquí vamos de nuevo '. Ahora mismo tenía una risa interior. Era una buena sensación, el tener nuestra relación de vuelva a la normalidad. Pensé que después del incidente en la lavandería, estaríamos discutiendo y peleando sin parar, pero con el tiempo todo estaba en orden. Yulia no me presionaba, ni estaba derramando comentarios groseros sobre mí como lo hizo días anteriores, y obviamente, estaba haciendo las cosas más fáciles para las dos.
Sorprendentemente, ella decidió aceptar la regla de ‘Haremos de cuenta que nunca sucedió’. Ambas lo hicimos. Y ahora, ella estaba tratando de ser la habitual Yulia Volkova que yo conocía. Ya saben... usando el sarcasmo que todo el mundo odia, menos yo.
Después de presionar el botón de la grabadora en el escritorio, estaba lista para comenzar la entrevista. -Doctora Elena Katina, psicoterapeuta. Entrevista # - -
- ¿Vas a grabar?- Ella me interrumpió casi al instante.
- Es necesario-.
- ¿Por qué?-
-Es la prueba de tu tratamiento. El Director tendrá esto como una prueba para demostrar ante el tribunal que estás bajo control-.
-¿Director?- Levantó las cejas. -¿El cabrón de Putin?-
-No lo llames así.- Lo defendí con rapidez. Sólo para que quede claro, era por la sesión siendo grabada. En realidad no importaba cuánto insultara Yulia a ese bastardo.
-¿Cómo hará él, para que la corte crea que estoy bajo control cuando no sabe ni siquiera lo que sucede aquí? Él no sabe nada acerca de mí. Ni siquiera le importa. Él es la última persona en este lugar, que podría tratar de convencer a la corte para que cambien de opinión acerca de mí-.
-Bueno, lo entiendo, pero así son las cosas.-
-Tú podrías hacerlo.- Parpadeé.
-¿Qué?-
-Eres mi médico. Tú eres la única que podría hacerlos cambiar de opinión y demostrar que estoy bajo control-.
-Sí, y por eso tengo que grabar tus sesiones.- Declaré, volviendo al punto.
Ella resopló un poco molesta. -¿Estás hablando en serio? ¿Por qué compras esta basura? Tú sabes que las siguientes dos horas de conversación, serán sólo un espectáculo. Sobre todo porque ahora estamos básicamente juntas todo el tiempo. -
-Tú eres la única que hace alusión a esto como un espectáculo. Si te limitaras hacer realmente lo que te digo, esta sesión podría ayudar. Nastya pudo disminuir la sentencia de Natasha Zinchenko a un año, debido a sus sesiones tranquilas - La vi fruncir el ceño.
-¿Natasha Zinchenko?
-Sí. Nastya está tratando de obtener la libertad condicional para ella. Y si todo va bien, Natasha, incluso puede ser puesta en libertad a partir del próximo año. Puedes tener lo mismo si te comportas.
Se quedó tranquila, tocando la mesa con sus dedos, pensando en algo. -¿En verdad podría conseguir lo mismo?
-¡Por supuesto! Por eso estoy aquí. Pero para que eso suceda, tendrás que ayudarte a ti misma y ser totalmente honesta conmigo-.
-Generalmente soy honesta.-
-Eso no es lo que dicen tus archivos.-
Y antes de que pudiera hacer algo más, apretó el botón de la máquina deteniendo la cinta de golpe. Estaba empezando arrepentirme, por haber pedido que le quitaran las esposas.
-¿Es en serio? ¿Vas a comportarte de esa manera? -
-¿Así cómo? ¿Profesionalmente?-
Se burló, apartando la mirada. Ahora que la tenia de perfil lateral, podía ver lo delgada que era, sobre todo después haber visto a Viktoria con quien la estaba comparando. -Nunca has sido profesional... y de repente quieres serlo.-
-¿Qué?-
-Sabes que la información que tienes allí son una mentira, ¿cierto?- señaló los papeles sobre el escritorio con un gesto en la cabeza.
-¿Y es mi culpa? - Pregunté con obviedad. -Tú te pusiste en esta posición. Todos en este Asilo creen que eres una mentirosa... ... una mentirosa patológica - Dije leyendo el término en sus propios archivos en mi escritorio. -Y por mucho tiempo nunca trataste de demostrar lo contrario.-
-A ti te lo he demostrado.-
-Sí, a mí... ... en esta oficina, donde nadie tiene prueba de ello.- Ella entrecerró los ojos y me encontré teniendo la sensación, de finalmente estar ganándole a ella.
-Tú eres la prueba. Todo lo que tienes que hacer es escribirlo en mis archivos-.
-No puedo escribir información en tus archivos sin tener ningún apoyo de las mismas. Por esa razón, es que las cintas son importantes-.
-No me siento cómoda contando cosas privadas a personas que apenas conozco.-
-Tú me conoces lo suficientemente.-
-Honestamente... Ya no estoy tan segura - Me desafió.
-¿Estás hablando en serio? ¿Vas a portarte así? -Dije de inmediato, sintiendo el calor de mi cuerpo elevándose. -¿Después de todo lo que he tratado de hacer por ti?-
-¡Estas tratándome como una mierda! ¡Lo único que haces es huir y hacerme a un lado de forma drástica!
-Ah, ¿Así que negarme a que algo pase entre nosotras, es hacerte a un lado de forma drástica?
-¡Oh!, ¿Ahora hay un nosotras?- Cerré mis ojos, sintiendo la ira correr por todo mi cuerpo.
-¿Cuál es tu problema? ¿Por qué no puedes entender la situación? ¡Está mal, Yulia! - Le respondí, poniéndome de pie.
-¿Por qué está mal? ¿Por qué las dos somos mujeres? ¿Es eso? - No dije nada por un segundo, consiguiendo que ella se mofara. -Ahí lo tienes. Encontré la respuesta.
-¡Esa no es la respuesta! ¡Es ilegal y lo sabes! ¡Mi carrera está en riesgo y no voy a perderla por una estúpida reclusa!
-¿Ahora soy estúpida?-
-¡Te estás comportando como una! ¡No puedo creer que no sigas mis instrucciones y te comportes de esta forma después de lo que me he esforzado por ti! ¡¿Sabes lo que sucederá si alguno de ellos se entera de lo que hicimos?
- ¡No hemos hecho nada!-
-¡Tú sabes que lo hicimos! Si alguien nos hubiera visto en la lavandería no... -
-¡Me dejaste sola!- gritó enojada antes de que yo pudiera terminar y abruptamente, se levantó de su asiento. -¡Les diste la llave y me dejaste aquí!-
-¡Estaba intentando proteger a todo el mundo!-
-¡Todos menos yo!-
-¡Tú no eres el centro del Universo!-
-¡Soy tu paciente! ¡Tú único paciente! ¡Es tu trabajo cuidar de mí, no dejarme sola en este lugar! -
-¿Ahora estás enojada porque me tomo un día libre? ¿Eso tiene sentido? -
-¿Tu maldito día libre fue para buscarte un hombre bonito? ¿Es eso lo que hiciste? ¿Abriste las piernas buscando algún pene en la calle?
Y fue entonces cuando perdí el control. Mi enojo llegó al nivel más alto. -¡¿Quieres callarte?! ¿Por qué te importa un carajo? ¡Es mi vida y haré lo que quiera con ella! ¡No te debo nada! ¡Así que si quiero abrir mis piernas para cualquier pene de allá afuera lo haré y tú no vas a detenerme, reclusa!
- ¡Sí lo haré!- Sus ojos estallaron en llamas.
Entonces, me besó. Repentinamente. De una forma brusca. Nuestros labios chocaron y sin que ella me lo pidiera, incliné la cabeza para permitir que su lengua se moviera sigilosamente para buscar la mía. Esta vez, no era un beso de gratitud. No era un beso suave. Era uno que quemaba. Uno impaciente. Uno apasionado.
En el instante, en el que necesitamos un poco de aire, rompimos el beso. Mi corazón golpeó sobre mi pecho tan rápido como nunca antes lo hizo en mi vida. Las manos de Yulia me empujaron con suficiente fuerza para dar tres o cuatro pasos hacia atrás. Ella se pegó contra mí, dejando mi espalda completamente contra la pared de la oficina.
Sus manos encontraron mi cintura, enviando escalofríos por toda mi columna vertebral. Mi boca se abrió con la intensidad de los sentimientos y casi perdí el equilibrio cuando sentí su respiración rozando mi cuello. Su olor intoxicó todos mis sentidos. ¡Oh Dios!. Mis piernas parecían haberse convertido en gelatina, y en el momento que ya no fui capaz de mantenerme en la misma posición vertical, Yulia fue la que me sostuvo, impidiéndome caerme al suelo bajo nosotras.
Tienes que detenerla, Elena. Mi mente me advirtió. Incluso traté de lanzar algunas palabras, pero los labios de Yulia me lo impidieron. Lo siento, Dios, soy demasiado débil. Soy demasiado débil ante su cálido cuerpo presionándose contra el mío. Soy demasiado débil a su lengua, entrelazándose con la mía.
Llevé mis manos a su cintura y sin preámbulos, profundicé el beso. Había algo dentro de mí, ardiendo, quemándose. Deseé anular cada trozo de sentido común sobre mi cuerpo.
Yulia se quitó mis manos de encima y las sujetó con fuerza contra la pared, por encima de mi cabeza. ¡Oh Dios!. En cuanto soltó mis labios, gruñí, extrañando su sabor en mi lengua.
Bésame. Bésame. Bésame. ¡Solo bésame de una buena vez! -Dilo.- Ella susurró de repente en mi oído, con su ronca voz. -Di que te gusta.- Sus manos sobre las mías, presionaron con más fuerza contra la fría pared de la oficina. Y pude ver las llamas en sus ojos.
Mis dedos se apretaron dolorosamente dentro de mis zapatos. ¿Cómo podría decirle que no cuando cada parte de mi cuerpo ardía con deseo por ella?
- M..me ...gusta ....- El calor de mis palabras, fue sentido al instante por mi propio cuerpo. Todo estaba alerta. Todo ardiendo por la necesidad de su tacto.
-Di que me quieres.- Embarazoso. Era embarazoso qué fuera tan cierto. Y fue vergonzoso lo mucho que mi cuerpo se estaba preparando para esto. Podía sentirlo. Podía sentirlo, allí abajo, en la espera de darle la bienvenida a ella. Cerré los ojos, jadeando.
-Yo...- Mi cuerpo estaba caliente, mis mejillas estaban quemando diez veces más con lo que estaba a punto de decir. Me centré en sus ojos azul oscuro por el deseo, y si bien mi voz no se escuchó, mis labios hicieron su trabajo moviéndose de acuerdo a esas palabras. -Te quiero.- Yulia leyó. Y ella sabía que lo decía en serio.
Un gemido salió a la superficie cuando sus labios besaron mi cuello. Lámeme, lámeme, lámeme por favor... Y así lo hizo. Humedeció todo mi cuello lentamente como pudo, enviando ráfagas de placer a todos mis músculos. Era obvio. Demasiado evidente. -Le gusta esto, ¿cierto, Doctora?- No me atreví a responder. Su cálida respiración golpeó mi oído. -Te calienta, ¿no es así? Romper las reglas... y ser tocada de esta forma, tan impropia, por su propio paciente? -Mi corazón latió tan fuerte, completamente fuera de ritmo. -Es emocionante, ¿cierto? ¿Estar aquí, siendo excitada por una reclusa mientras los oficiales están solo detrás de esa puerta? Te enciende, ¿no es cierto?
La forma en que mi cuerpo respondía a las palabras de Yulia, se estaba volviendo demasiado intensa, incluso para mí. Nunca recuerdo haber sido tan sensible a la voz de alguien. No sabía si era el riesgo de ser atrapadas por los oficiales o la sensación de querer serlo, pero había algo que me hacía sentir dolorosamente sensible.
Yulia me dio la vuelta y me empujó hacia atrás, haciendo que chocara con el escritorio detrás. Papeles volaron rápidamente. Mis manos en puños, se aferraron a las esquinas de la mesa como forma de apoyo. Tragué saliva cuando sentí mis pantalones siendo desabrochados por sus manos. En cuestión de segundos Yulia tiró de ellos hasta mis tobillos. Y al sentir sus dedos pastando sobre mis muslos, deslizándose hacia arriba, gemí con fuerza.
Un gemido más broto desde lo profundo de mi garganta, cuando sus dedos finalmente llegaron a su destino y detuvieron sus movimientos. La pausa que hizo allí, hizo que mi núcleo cosquilleara, bruscamente impaciente.
Tarareó suavemente, rozando un suave beso sobre el lóbulo de mi oreja. Y en un rápido movimiento, su mano ahuecó mi entrepierna, permitiéndome percibir un poco de mi propia excitación en la punta de sus dedos.
-Doc ... Usted está empapada aquí abajo- Murmuró sobre mi oído, manteniendo a propósito su voz en el tono bajo y ronco que tanto me afectaba. - ¿Quiere que la seque, Doctora?- Gemí un poco más fuerte por su observación, mientras sus dedos se sumergían en un océano de deseo.
- Shh ... Tienes que mantenerte en silencio, Doc. Los oficiales están afuera. Podrían escucharte...
Oh Dios.
- Y si te escuchan, podrías ser despedida. ¿Quieres ser despedida?
Negué con la cabeza de lado a lado. - Yo tampoco quiero eso. Así que... no gimas tan alto, ¿de acuerdo?
Mi voz se apagó en un gemido, ante mi propio cuerpo reaccionó a las palabras que Yulia me estaba diciendo, mi pecho se movía de arriba abajo, con lujuria, anulando la voz que me decía que lo que estaba haciendo, era totalmente ilegal e incorrecto.
Gemí y empujé mis caderas con más fuerza contra la mano de Yulia.
-Yu..lia ....- Apenas susurré su nombre.
La forma en la que sus dedos frotaban suaves círculos sobre mi clítoris debía ser ilegal. Su ronca voz sobre mi oído debía ser ilegal. Cerré los ojos, dejándome a mí misma como la víctima de su magia. Mi última pizca de autocontrol se había ido cuando sentí su lengua en mi sexo. Golpeé mi mano sobre mi boca para amortiguar el fuerte gemido que fue arrancado cuando la lengua de Yulia me lamió los labios con impaciencia.
¡OH DIOS MIO!.
¡Oh Dios, esto es increíble!.
Se siente demasiado bien.
Oh, sí, por favor no pares.
Sigue así.
Estaba a punto de poner mi mano sobre su cabeza para mantenerla donde estaba, cuando se levantó y deslizó lentamente sus dedos dentro de mí.
Deseaba tanto pronunciar palabras de necesidad, suplicas urgentes para que Yulia me llevara poco a poco hasta allí, pero no confiaba en mí al hablar, no sería capaz de controlar el volumen de mi propia voz. Sería más fuerte de lo que desearía.
Yulia había establecido un ritmo lento y constante contra mí, llevándome tan terrible y deliciosamente cerca del borde. ¡NO!. No podía ser tan rápido. Cerré los ojos de golpe e intenté concentrarme, queriendo controlar la propia necesidad de mi cuerpo para liberarse. Solo ansiaba contener ese momento un poco más de tiempo.
Yulia dejó un beso suave sobre mi frente mientras aumentaba la velocidad dentro y fuera de mí, dando como resultado que mis paredes se exprimieran con más fuerza alrededor de sus dedos, aspirándola más profundamente, sosteniéndola por más tiempo en mi interior. -Ves... mira lo descaradamente que me deseas... -susurró repentinamente, para luego escucharla reír junto a los gemidos que se derramaba de mis labios. - Te gusta cuando te hablo así, ¿verdad, Doctora?- Sí, me gusta. Seguí hablándome como hasta ahora. -Eres una chica muy traviesa, Doc.- Solté un suave gemido.
- Yul ...-
- Hm ...-
No era capaz de hablar correctamente. – Ma…más-rápido.- Supliqué.
-Despacio, Doc. Las mejores cosas de la vida se hacen con sumo cuidado y muy, muy lento.-
¿Por qué está haciéndome esto a mí? ¿Por qué me estaba tomando el pelo así?
-Ahora...tranquilízate - Estoy tranquila. -Cierra los ojos.- Cerré los ojos. -Escucha mi voz.- La escuche plenamente. -Siente el momento. No lo apresures. Ve con la corriente.- Besó mi mejilla, se movió hacia un lado de mi cuello, dejando un rastro de saliva por ese camino. Todo mi cuerpo se sacudió. Y sin duda, ella lo sentía. -Tan, tan traviesa Doctora Katina . -Mi mano no era capaz de amortiguar mis gemidos.
- ¿Qué quieres, Doc?- me preguntó y apreté los ojos, mi temperatura aumenta a niveles de quemaduras.
Oh, Dios, ayúdame.
- Yo…
- Shhh ... más bajo, Doc.- Sinceramente, no sabía qué hacer. Mi mano definitivamente no amortiguaba mis gemidos y sabía que cada vez que Yulia acariciaba dentro de mí, mi voz se hacia cada vez más y más fuerte.
Estando los oficiales afuera, seguramente estaba a un paso de ser despedida. Pero de nuevo. ¿Que podía hacer?
Cuando los dedos de Yulia se abrieron y luego se cerraron en mí interior, me derrumbé. Logré abrazarme a ella, dejando mis manos aferrados a su espalda, y mi barbilla cayó sobre su hombro. Mi respiración ya era entrecortada para ese momento, mi cadera se curvó en su dirección, dejando que Yulia fuera capaz de profundizarme más adentro.
- ¿Estás cerca?-
Lo sabía. Yo sabía muy bien que ya no sería capaz de sostenerlo por más tiempo.
- Tan..cer…cerca ...
-Absolutamente. Mírese doctora, tan desesperada por mí ... tan dolorosamente en la necesidad de sentirme.
Sabía que tenía que hacer algo para detener el eminente grito, que en cualquier momento me ahogaría. -Siempre lo has deseado, ¿cierto? ¿Cuánto tiempo lo has estado esperando, Doc?- Demasiado, demasiado tiempo.
- Yul…ia ... ...- Mi cuerpo se acercó más a ella, escalando demasiado alto a mi placer.
- Hm ...-
Oh Dios.
- Yo ...- Oh, Dios. Mis dedos de pies y manos se curvaron.
- Vamos por ello, Doctora. Vamos, córrete para mí, Elena -.
Sintiendo el placer y desesperación, intenté ahogar el grito de mi garganta haciendo lo que nunca, se me ocurrió haría en toda mi vida.
Mordí su hombro. Con demasiada fuerza.
Mis dientes se profundizaron sobre su uniforme naranja que incluso pude sentir su piel debajo. Yulia se mantuvo en silencio, acariciándome a través de la longitud de mi orgasmo, alargándolo el mayor tiempo posible.
Aun con los ojos cerrados, me dejé hacer a su merced. Cuando el espasmo definitivo me dejó sin aliento y débil, sus dedos se mantuvieron en mi interior. Besó mi cabeza y en un segundo ellos se habían ido. Yo, aún la sostenía en mi abrazo, con mis dientes sumergidos en su hombro.
- ¿Estás bien?-
Me tomó un tiempo recuperar mi control nuevamente. Y después de que finalmente lo hiciera, lo primero que pude hacer, fue retirar mis dientes lejos de ella. Con la cabeza sobre su hombro, mis ojos perdieron su enfoque, mis músculos ahora estaban relajados, me sentía intoxicada cuando tuve su mano en mi espalda. -¿Estás bien?- No respondí. Ella movió la cabeza hacia atrás y tomó mi rostro con su mano libre, mirándome fijamente a los ojos.
-¿Estás bien?- Su pulgar acarició mi mejilla.
Los vellos de todo mi cuerpo se erizaron cuando mis ojos se cruzaron con los suyos. Algo se rompió dentro de mí y mis manos se clavaron en el uniforme naranja de Yulia, acercándola aún más para poder estampar mis labios sobre los suyos.
Realmente no importaba. Todo lo que quería, era a ella. Todo lo que quería era a Yulia, allí, conmigo.
Besándome. Tocándome. Follándome.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
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Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Wow Wow que capítulo ehh...
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Fue diossssss que capitulo fue mucho mejor de lo que imaginaba que sería esa primer encuentro sexual fue wuaooooo super excitante esa forma de Julia tomar el control y lena por fin teniendo lo q necesitaba y reprimia hasta de fantasear. Siento que es el principio de varios encuentros así solo espero q no las descubran y se separaren q eso pase :\ por favor
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Wooooooooooow que capitulo santa cachucha pfff regalanos otro plis
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Queremos otro maratón por favor chicas apoyan mi petición?
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Yo también quiero un maraton. Estoy ansiosa por leer el capitulo de hoy
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Hola chicas, como están?? jajaja... veo que extrañando el fics, no?? Pues veamos cuantas peticiones para realizar el maratón tenemos de aquí al sábado y puede ser que la semana entrante, les de una sorpresa. Bueno, estaré de vacaciones y con más tiempo libre!!!
A leer!!
CAPITULO 24: ADICCIÓN
-¿Estás bien?- Preguntó suavemente en mi oído. Mi cuerpo estando tan relajado después de liberar mi frustración sexual, estaba en el suelo, incapaz de mantenerme de pie. El escritorio detrás de mí, era el apoyo para mi espalda. Yulia estaba en mi regazo, sus manos abrigando mi cintura. Mis ojos cerrados reviviendo los sentimientos de lo que había pasado entre nosotras.
-¿Qué hemos hecho?- murmuré, exasperada.
-Hey ... está bien, vamos a estar bien ...
-No, no lo estaremos - respondí, aun con los ojos cerrados, negando con la cabeza. Sintiendo que las lágrimas ahogaban ligeramente mis ojos. -Todo ha cambiado ahora.-
-No, eso no es cierto. Prometo que nada cambiará entre nosotras...
-¿En verdad crees, que esto sólo se trata sobre nosotras?
-¿Por qué sería sobre alguien más?
-¿No sabes lo equivocada que estás?
-No hay nada de malo en esto - dijo con calma. Su voz era mucho más suave que antes. -Yo quería esto y tú también lo querías. No hay nada de malo en ello -.
-Sí lo hay. ¡No puedes vivir tu vida haciendo las cosas que quieras! Es importante que entiendas que hay reglas y que necesitan ser seguidas.
-¿De nuevo lo de médico-paciente?- Interrumpió. -Esta es una convención estúpida. Tú no puedes creer que los médicos no se encariñen con sus pacientes... Y si existe una regla como esa, básicamente significa que ha pasado muchas veces en el pasado.
-¿Qué estás tratando de decir?-
-Que no debes culparte por esto, ni tampoco sentirte culpable por ello. Está bien.-
-No, no está bien, Yulia. ¿No puedes ver el proble… - mis palabras fueron silenciadas por sus labios sobre los míos. Una vez más, me encontré a su merced, requiriendo de un tiempo para lograr romperlo.
-Si tu no quisieras... me apartarías de ti... Pero no lo hiciste - ¡Porque me haces débil! ¡Maldita seas, Yulia Volkova! -Tú querías - Mis mejillas se sonrojaron. -Y no hay nada malo en ello.
-Yulia ...
-Date un poco de libertad, Elena. En un lugar como este, un poco de ella podría ser la única cosa que nos impida terminar locas.
Tenía un poco de razón al hacer su tarea. Pero se sentía como si estuviera hablando más sobre ella misma, que cualquier otra cosa. Ella terminó inclinándose más cerca, hasta abrazarme, y mi frente, cayó sobre su hombro. Poco a poco, esa zona se estaba convirtiendo en mi lugar favorito por alguna razón.
-Ellos no lo sabrán.- Aseguró de repente. -No sabrán de nosotras. Nadie lo hará, lo prometo-.
Me quedé quieta, sólo pensando bien las cosas. Sus palabras, su olor, su suave respiración, con las manos sobre las mías. Era tan irreal estar allí, con ella, de esa forma. Sin embargo, era tan increíble y tan simple. Si estas paredes no pertenecieran a un centro penitenciario, todo sería mucho más fácil... Realmente más fácil.
-No lo entiendes.. Esto es peligroso. Hay mucho en juego en este momento. No puedo dejar que pase.
-Ya pasó.- Controlé mi impulso de rodar los ojos con esa afirmación tan obvia.
-Pasar por segunda vez, quiero decir.-
-Ya pasó.- Dijo con una sonrisa un poco descarada.
-Yulia...- la llamé por tomar el asunto en un simple comentario.
-¿Qué?- se rió.
-Sabes a lo que me refiero.-
-¿Y ahora qué? Pretendemos que nunca suce…
-Sucedió-. Asintió con la cabeza en decepción. Se levantó de mi regazo con rapidez, girándose hasta darme la espalda.
-¿Es lo que realmente quieres? ¿Regresar a esto? -
-Yulia, por favor... Es lo único que podemos tener.-
-Si tú lo dices.- procedió a caminar y sentarse casualmente en la silla frente al escritorio.
-Yulia...-
-Levántese Doctora, tenemos que terminar esta sesión.- Su voz era fría y llena de sarcasmo. Exhalé, sintiendo la torpeza llegar a mí.
Poco a poco me levanté del suelo, peinándome el cabello con los dedos, y ajustándome la ropa en su lugar. El olor de la excitación, aún estaba presente en el aire, pero a su debido tiempo, desaparecería. Una vez sentada frente a ella, sólo a unos metros, tragué saliva. Mi corazón aun latía tan rápido. -Por favor, Yulia.... Trata de entender por qué tengo que hacer esto-.
-Lo entiendo.- ¿Pero por qué tiene que estar enfadada?
-Es por nuestro propio bien.-
-No estás haciendo un buen trabajo, fingiendo consigo misma que no sucedió nada, Doctora.-
-Sólo no quiero que esto sea incómodo.-
-Tuvimos sexo, Doctora. Por supuesto que será incómodo. -Asentí con la cabeza, entendiendo el punto. Era mejor ignorarlo y concentrarse para no ser molestada por ello. Aclaré la garganta y pulsé el botón de la grabadora, retomando la entrevista una vez más.
Se sentía absolutamente mortificante proseguir con Yulia allí. Todo lo que quería era terminar, volver a casa, tomar una ducha de agua fría, cubrirme con mis mantas y olvidar lo que hicimos. Sería algo que sólo se presentaría en mis fantasías y que estaba bien e inofensivo siendo de esa forma, pero lo de antes, lo que realmente había pasado… no había sido sólo una fantasía sexual. Este sentimiento, ese recuerdo, ese olor, todo ello... sería lanzado al pasado. Tenía demasiado miedo, del cual si no era cautelosa, podría convertirse en una especie de adicción.
Y las adicciones nunca son buenas.
-Entonces... después de todo... ¿Estás dispuesta a hablar con la verdad?-, pregunté de repente, tratando de retomar la conversación antes del “acontecimiento”.-
-¿No vas a utilizar tu capacitación de mierda para saber si estoy diciendo la verdad?-
-Todavía piensas que soy una mala Doctora... ¿eh?-
-Eres buena, lo que está mal es tu personalidad-.
-Honestamente... Yulia ... No lo entiendo… ¿Por qué estás tan enojada conmigo?-
-No estoy enojada.-
-Si lo estás. Estás enojada. Herida. ¿Qué pasa?
-No lo entenderías.-
-¿Qué pasa con eso? Tu sabes que soy la persona más indicada para entenderte-.
-Estás perdiendo tu tiempo, Doctora... No soy fácil de entender.-
-No, Yulia. Tú, estás gastando tu tiempo. -dije. -Estás perdiendo años de tu vida aquí. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que llegaste al Asilo? -no respondió, pero noté su mirada. -La imagen en tus archivos muestra a una muy joven Yulia... A principios de tus 20 , ¿cierto? Y ahora mírate, casi a finales de ellos... Desperdiciaste los mejores años de tu vida aquí dentro. -Las lágrimas vacilaron en sus ojos, provocando dolor en mi pecho, sin embargo, no lo demostré.- Y si no cambias te mantendrás atascada aquí. ¿No quieres salir? ¿Vivir una vida normal? ¿Reunirte con tus amigos y tener una fiesta de bienvenida? ¿Entrar a la universidad y seguir el camino con una buena carrera? La vida no son estas paredes, Yulia. Puede ser que estas sesiones no te preocupen y solo sean diversión para ti ... pero no será divertido cuando te des cuenta que has dejado pasar toda tu vida aquí dentro. -La vi exhalar con el sendero de sus lágrimas marcadas en su rostro. Me encontré luchando con mi deseo de no ser movida por ello. -Estos documentos, pueden decir cuan psicópata y loca estás, pero yo sé que no lo estás. No eres una mala persona. Sé que has cometido crímenes. Sé que hiciste cosas malas. Pero también sé que eres capaz de amar y preocuparte. Y estoy aquí para mostrarte esas cosas-.
La forma en la que se limpió las lágrimas con las mangas de su uniforme, me hizo suspirar de alivio. Sabía que finalmente traspasaba sus paredes. Quería abrazarla, y sostener su mano para darle apoyo. Yulia, se había convertido en un pedazo de mi vida, y ahora, aún más después de haber tenido relaciones sexuales. Ella estuvo dentro de mí hace un par de minutos, pero ahora, era yo la que quería estar dentro de ella. De una forma diferente, pero al mismo tiempo, se sentía mucho más íntimo.
-Así que... por favor... dime... ¿Por qué estás enojada conmigo?-
Tomó un poco de tiempo para que lo dijera. -Me prometiste que no te irías.- Murmuró débilmente.
-No lo hice.-
-Me ignoraste. Le diste al oficial Dima la llave y me dejaste sola. - ¿Todavía era por eso?
-Tenía que darle la llave.-
-Incluso después de que la lluvia se detuviera, no dijiste nada. Solo te fuiste. No tuve mi comida ni mi cena de ese día. -Sentí una sensación de ardor dentro de mí.
-Lo siento, Yulia-.
-No te presentaste al día siguiente. Durante dos días seguidos, no estuviste. Pensé que habías sido despedida de nuevo. Pensé que habías estado tan enojada conmigo, que en realidad terminaste renunciando. Pensé que algo malo te había pasado y que estabas muerta. -Sentí que mi corazón se fundió al momento. Era una estupidez lo débil que me ponía esta mujer.
-Yulia...-
-Ya sabía que estabas enojada conmigo... después de las cosas que dije ese día. Pero estaba enojada por la forma en que me estabas ignorando y evitando todo el tiempo. Estaba enojada porque que de repente, te convirtieras en una de esas personas que nunca fuiste. Y estoy enfadada porque todavía quieres ser esa persona. Todavía quieres ignorarme y evitarme... y eso, sólo nos va distanciar. -Suspiré, cerrando los ojos.
-Eso no va a distanciarnos.-
-Sí, lo hará. Es lo que siempre sucede. Ellos siempre desaparecen. -Murmuró las últimas palabras. Tragué el nudo en mi garganta y apreté los dientes, tratando de reprimir las lágrimas.
-Yulia...- la llamé ... pero no quiso mirarme. Estaba siendo honesta conmigo, así que decidí hacer lo que creí y preguntar lo que estaba en mi mente. -¿Por qué crees que todos se van?-
-Porque así lo quieren-.
-¿Esta sensación, de ser constantemente abandonada... tiene algo que ver con tu familia?¿Sientes como si fuiste abandonada por tus padres?
Apartó la mirada al instante. Respeté el silencio que vino poco después. Mi corazón latía drásticamente fuerte y rápido, esperando por ella. -Sí.- Fue la respuesta y solo traté de transmitirle mi lado más profesional que pude.
-¿Por qué?-
-Porque soy yo.-
-¿Por qué dices eso?-
-¿Ahora vienen las charlas de las infancia, eh?-
-Yulia... Sé que esto es difícil ... pero a veces ...-
-¿Cree en los fantasmas, Doctora?- Preguntó al instante, y debido a la naturaleza de la pregunta, parpadeó confundida.
-¿O aquí vamos otra vez?-
-¿Crees en los fantasmas?-
-Eh....- estaba tratando de entender a que venía esa pregunta, pero nada de lo que pensaba tenía sentido. -...No estoy segura.-
-¿Eso es un no?-
-Lo siento,Yulia.. ¿A dónde quieres llegar?-
-Hay gente por ahí... que creen en los fantasmas, espíritus y demonios... Y hay personas que no creen en ellos.-
-Sí...- Seguí escuchando su discurso.
-Sabes, las personas que creen en esas cosas, pasan toda su vida en busca de ellos. Viven sus vidas tratando de encontrar evidencia real de que existen esas criaturas. Cazadores de dominios y caza-fantasmas... ¿Puedes creer eso? Ellos creen plenamente en esos seres, e incluso pasan toda su vida en su búsqueda y muy probamente, nunca los encuentren. -
-No es fácil probar que existen seres paranormales.- agregué.
Asintió con la cabeza. -Y hay personas que no creen en esos seres, y sin embargo, a veces, son ellos los que son víctimas de esas criaturas.- Rió y fruncí el ceño. -Nunca creyeron en los fantasmas y entonces un día, se mudan de casa y ¡Bang! Los fantasmas y demonios que viven allí, atormentan las pobres vidas de esas personas. Y lo que pasa con esas personas que nunca creyeron en fantasmas, es que simplemente quieren deshacerse de todo. De repente, todo lo que quieren es olvidar que alguna vez, vieron uno-.
Eché la cabeza hacia la izquierda.
-¿No te parece curioso, Doc? ¿No te parece curioso que la gente que busca fantasmas y demonios nunca los encuentra, pero las personas que no creen en ellos y los vieron, solo quieren olvidarlos? -
-Bueno, es una especie de experiencia traumática y horrible. Tiene sentido por qué quieren olvidarse de ello-.
-¿No es curioso?- Levantó la cabeza, mirándome a los ojos. -¿Que lo que algunos tratan de encontrar, otros tratan de olvidar?-
Y antes de que pudiera decir algo más, lo entendí. Eso, era sobre nosotras. Yulia no quería hablar de su infancia. Ella quería olvidarla. El fantasma de su historia, el demonio que se encontró con ella y la dejó de esta forma. Y yo era esos cazadores de demonios y caza-fantasmas. Yo era la que buscaba sus demonios. Yo era la que quería encontrar y Yulia era la que quería olvidarlos.
-El pasado puede doler, Yulia.- Dije suavemente. -Por lo general, es lo que le pasa a la gente por diferentes razones. La vida no es perfecta. Tú, me lo dijiste una vez, a la vida le gusta hacernos calzón chino. Y a veces, la vida arroja más de lo que podemos sostener. -Vi sus ojos brillando con la luz, sobre todo por las lágrimas que había derramado con anterioridad -Tú pasado nunca va a desaparecer. Se mantendrá molestándote, tirando de ti todo el tiempo. Y puedes ocultarlo, pretender que nunca ocurrió, o enfrentarlo. -
-Ese es Lion King.- Dijo al instante haciéndome reír. Y luego me siguió con su risa.
-No busco el fantasma en tu historia, Yulia...- añadí al notar que el ambiente era mucho menos torpe que antes. -Quiero ayudarte a lidiar con esto. A veces, todo lo que necesitamos, es a alguien en quien confiar y quien nos escuche. - bajó la cabeza. -Confío en ti y estoy aquí para escucharte. Y todo lo que necesito es que confíes en mí y me hables-.
Suspiró antes de ceder. -Mi padre es médico, un optometrista, en un país donde el 80% de sus ciudadanos necesita gafas, seguro que le deja una buena cantidad de dinero.- Escuché sus palabras atentamente. -Él quería que también fuera una doctora. Y con el fin de que fuera una, mis padres decidieron darme una excelente educación. Me trajeron a Moscú, a una gran academia. Era un internado. Una escuela genial, Doc... -La forma en la que dijo genial, fue obvio el sarcasmo. -Hermosos jardines, una gran piscina, biblioteca, cómodas camas... gente llena de odio.-
Fue difícil para mí, no ser totalmente invertida en lo que me estaba diciendo.
-Ni siquiera la veía como una escuela. Parecía algo así como una película distópica. Sin embargo, fue agradable estéticamente, muy aterradora y espeluznante al mismo tiempo. Los estudiantes de todas las edades estudiaban hasta el culo, con el fin de alcanzar el sueño de entrar a una de las mejores universidades del país - Se detuvo por un segundo - Odiaba ese lugar.- Y en ese momento recordé las palabras de Viktoria - Mamá y Papá hicieron todo lo posible para darle la mejor la vida, sin embargo, ella lo tiró todo a la basura…
…Era un internado... Amanecíamos en ese lugar, almorzábamos en ese lugar, cenábamos en ese lugar, dormíamos en ese lugar. Desdé las 07 a.m. a las -07 p.m.... clases y más clases. ¿Sabes lo aburrido que llegan a ser, Doc? -Me puedo imaginar lo drástico que es el sistema de educación en el país. Es una locura el como muchos niños pasan tantas horas en las escuelas de este país. Demonios, Yulia sólo tenía once años - Los fines de semana eran por lo menos libres. Finalmente podíamos salir de esa instalación e ir a alguna parte. Muchos estudiantes pasaban los fines de semana con sus familias si eran de la capital. Otros vivian en otras regiones y no podían reunirse con sus familias. ¿Supongo que yo, estaba en ese barco? -No he dicho nada, pero le di una inclinación de cabeza para entender lo que quería decir.
-El único momento del año que por fin podía volver a casa y verlos, era las vacaciones de Navidad.-
-¿Te gustaban esos tiempos? ¿Te gustaba pasar la Navidad con tu familia?
-Sí.- Quería gritarle a Viktoria, las palabras que compartió conmigo en nuestra conversación privada. Ella era su hermana, y echaba de menos a su familia. Sin embargo, Viktoria dijo que Yulia está bien así, porque estaba acostumbrada a estar sola. Nadie puede sentirse bien completamente solo. A nadie le gusta estar solo. -Hasta hace tiempo.- Concluyó. Entrecerré mis ojos. -Tenía catorce años. Volví con ellos para Navidad. Incluso les ayudé a adornar la casa. Cuando la cena estuvo lista, todos estábamos en la mesa. Mamá, papá, Vika, mi hermana pequeña y yo -.
Fue difícil para mí, fingir que no los conocía. Es decir, los había visto en persona. Los vi de cerca. Incluso vi como la apariencia física de Viktoria es tan parecida a la de su hermana mayor.
-Papá estaba hablando con un cliente en la tienda. Habían estado hablando por un rato, entonces él hizo una broma sobre sí mismo y todos rieron a la vez. -No sabía que estaba intentando decirme Yulia. -Todos menos yo. Hice todo lo posible para al menos reír, pero no pude. Y no es que la broma no fuera graciosa. Probablemente lo era. ¡Demonios! Incluso Viktoria, una niña de diez años se estaba riendo. Es sólo... que yo no lo entendía. -Todavía no sabía lo que estaba insinuando. -Me di cuenta de que todo el mundo se reía, casi con lágrimas en sus ojos y allí estaba yo, ni siquiera una sonrisa falsa. En ese momento en particular, me sentía excluida-.
Oh, ahora lo entiendo.
-Sentí, como si todo se había torcido o distorsionado. Sentía como si no pertenecía allí. Estuve lejos de ellos durante tanto tiempo, que me perdí muchas cosas que sucedían en casa. Ahora era una especie de extraterrestre. Era una extraña en mi propia familia. Y lo que me enfureció más, fue que ellos tenían buenas historias que contar…. y yo no tenía ninguna. Nada estaba sucediendo en mi vida, porque me había quedado atrapada en esa escuela, estudiando para complacer a mis padres, que luego se convirtieron en parientes lejanos que sólo se ven una vez al año-.
-Lo siento, Yulia...-
-Y a medida que pasaba el tiempo, nos volvíamos aún más distantes. Estaba derivando lentamente lejos de ellos y ni siquiera les importaba. Ni siquiera parecían darse cuenta. -Tragué saliva. -Se hizo tan normal que no me tuvieran allí, que cuando me fui totalmente, ellos no sintieron mi ausencia.-
-Yulia...-
-Con todo eso pasando, decidí que no tenía por qué convertirme en una doctora, solo porque un extraño quería que así fuera. Así que ni siquiera hice el intentó por presentar los exámenes de ingreso. Todos esos años en la escuela de excelencia, siete años estudiando en la mejor academia del país, a la nada. Salí de una escuela estúpidamente rica para vivir en un piso con una chica pobre y deprimida, que estaba buscando una compañera de cuarto, con la que pudiera dividir el alquiler. -rió. -Mi padre se puso furioso cuando se enteró. Me llamaba todos los días e incluso llamó a mi compañera de cuarto para que me hiciera cambiar de opinión. Nicole se enojó porque que mi padre la llamó drogadicta y lo mandó a la mierda-.
Parpadeé, sorprendida por las palabras y expresiones hacia su propio padre.
-Cuando fui encontrada culpable por mis crímenes, ellos se presentaron en la corte. Al menos, mi padre había asistido. Él llegó para decirme “Debía haber sabido que no eras una buena persona. Estamos contentos de que Viktoria no pasara mucho tiempo contigo. Paga por lo que has hecho y olvídate de nosotros, Yulia. Él no entendía. Ellos fueron los que me olvidaron, me dejaron sola. -Cerré los ojos. -Me dejaron sola y nunca se molestaron en volver a verme. Ni cuando estuve en el colegio. Ni cuando llegue a esta prisión. Nunca estuvieron aquí. Ni siquiera sé cómo se ven ahora-.
-Lo siento.- ella miró al suelo y sabía que no importaba cuántas veces dijera que lo sentía, Yulia seguiría estando herida. -Lo siento mucho, de verdad-.
-Está bien, Doc. Ya me acostumbré.-
-No, no lo has hecho.- Dije en voz baja. -Nunca lo harás. Es por eso que eres tan propensa a romperte, cuando alguien te deja. Especialmente alguien con quien tienes un vínculo. El dolor de quedarte sola sigue ahí, ¿cierto?
No respondió, pero olfateó, demostrándome que sus sentimientos escondidos se estaban exponiendo de nuevo. Dejé mi profesionalismo a un lado y me dirigí a ella con un pañuelo.
-Sólo recuerda, yo estoy aquí y no te voy a dejar sola. ¿Me escuchaste? -Esta vez, me miró a los ojos, fijamente.
-Parece que estoy condenada a vivir atrapada en estas paredes, ¿cierto, Doc?-
-Nadie está condenado a vivir atrapado en estas paredes, Yulia. Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Hasta tú puedes hacer que la gente se dé cuenta que vales la pena. Sé que tú lo vales. Tú, eres una buena persona. Me lo has demostrado. -Logré percibir, lo suave que se había tornado su mirada. Se veía serena y sin ningún problema atormentándola. Hoy más que nunca, sentí como si ella estuviera confiando en mí. No tengo idea de si el sexo era la causa de esto, pero parecía mucho más accesible que antes. Parecía mucho más hermosa que antes. -Muéstrale a los demás quien eres.-
La comisura de sus labios tiró hacia arriba. Mis ojos se fijaron en ella y el silencio llegó con rapidez. Me sorprendí a mí misma, perdida en su mirada una vez más, y con ella tan cerca de mí, estaba peligrosamente cerca de ceder y besarla.
-¿Se ha terminado?- Preguntó de repente, regresándome a mi zona de restricción.
-¿Disculpa?-
-¿Hemos terminado por hoy?-
-Ahn... ¡Sí! Creo que es hora de terminar. -me puse de pie con rapidez, aclarando mi garganta por mi propia vergüenza.
-¿Estás bien?-
-Sí claro.- Respondí, evitando sus ojos. Posando la mirada sobre sus hombros mientras se levantaba de la silla. Mis mejillas se ruborizaron, al recordar el momento en el que mis dientes marcaron su piel. Se percató de mi mirada, y observó su propio hombro. -Lo siento, por eso.-
-Está bien. No duele tanto-.
Aparté la vista avergonzada. -Entrevista con Yulia Volkova...- pronuncié, deteniendo la cinta y dando por terminada la sesión.
Ella inhaló, y me pregunté si se sentía aliviada o sobrepesada.
-¿Estás bien? ¿Te inquietó nuestra conversación?
-No- respondió con rapidez, moviendo la cabeza hacia los lados. Sonreí, mi corazón totalmente lleno de orgullo. -Sé lo difícil que es para ti contarme tu vida. Gracias por compartirla y gracias por confiar en mí, Yulia-.
Ella asintió con la cabeza.
-Tu confías lo suficiente en mí, como para dejar que te tocara en tu oficina.- Mi cara se sobrecargó de rosa. -Supongo, que te merecías algo como esto.-
Aparté la vista, nuevamente avergonzada por su observación.
-Entonces, ¿Ahora eres tímida?- Rió
-No estás haciendo un buen trabajo con lo que acabas de decir,Yulia.
-Sí, soy buena. Solo estoy bromeando, Doc. Significa que ya no estoy resentida-.
-No bromees.-
-No puedo. Es mi naturaleza. Además, es imposible dejar de bromear cuando pareces un cerdo rosa en este momento-.
-No me llames así.-
-¿Cuál es tu color favorito ahora mismo? ¿Caoba?-
-Yulia...-, la llamé mientras se reía tontamente. -Está bien, voy a parar. No me gusta jugar sucio-.
-Nunca te detendrás, ¿cierto?-
-Sí, por supuesto que lo haré. Cuando me vuelva aburrida-.
Exhalé, y con mi corazón palpitando, me reí, sintiendo menos carga que antes. Moviendo la cabeza a un lado, tomé los archivos del escritorio y junto a Yulia, dejé la oficina.
~~ * ~~
-¿Los extrañas?-, pregunté, ayudándola a ponerse en la cama.
-¿A quién?-
-¿Tu familia?-
Parecía que estaba fuera de su zona de confort en ese momento. Después de un par de segundos, obtuve mi respuesta. -No lo sé.-
-¿No lo sabes?- negó con la cabeza.
-No lo sé.-
-¿Te gustaría verlos de nuevo?-
-No sé.- Fruncí el ceño, ¿Cómo era posible que ella no lo supiera? -Estoy acostumbrada a no tenerlos conmigo.-
-Eso no responde la pregunta.- parpadeó. -Dijiste que no recordabas sus caras... ¿No te gustaría ver cómo se lucen ahora? ¿Cómo va su negocio? ¿A quién se parece tu hermana? Ella debe ser una adulta ahora.
Yulia se quedó en silencio durante un tiempo. -¿Una adulta?-
-¿Quieres verla?- Porque honestamente, si ella decía que sí, haría todo lo posible para que Viktoria viniera al Asilo.
-Mi padre nunca lo permitirá. Ellos la protegen demasiado de mí-.
-Ella ya no es una niña. Toma sus propias decisiones. -Incluso si ella se había negado la primera vez, intentaría que cambiara de opinión.
-¿Viktoria?- Murmuró. -¿Ver a Vika de nuevo? ¿Después de todos estos años? -
-Nunca es demasiado tarde.-
-¿Y cómo eso sería posible?- El hecho de escuchar, como si lo considerara, me estaba dando la determinación de ir a buscar a su hermana a San Petersburgo y traerla a como dé lugar.
-Puedo traerla.- Sugerí.
-¿Puedes? ¿Cómo? Ni siquiera sabes cómo es. -Oh, créeme sí que lo sé. Te sorprendería lo mucho que se parece a ti, Yulia.
-No necesito saberlo. Sólo necesito la dirección de la tienda y la encontraré. La convenceré y haré que te visite-.
-¿Harías eso?- El brillo en sus ojos, me hizo asentir con la cabeza en garantía.
-Por supuesto que sí-, Dije con mucha seguridad. Sé que será difícil convencer a Viktoria, pero que sea difícil, no significa imposible. Es decir, se supone que Yulia es una de las residentes más peligrosas en el Asilo y sin embargo, ella está confiando en mi de esta forma. La chica que todo el mundo considera un ser de sangre fría. Esa chica de sangre fría, me mostró la calidez que puede sentirse en sus abrazos. ¿Lograré convencer a Viktoria para que visite a su hermana? Sólo necesito un poco más de persuasión.
-¿En serio?-, Preguntó levantándose de la cama. Esa sonrisa tan suya, que derretía mi corazón en un segundo, estaba plasmada en su rostro.
-¡Por supuesto! Haría cualquier cosa por ti, Yulia-.
Ella sonrió y al momento, noté su mirada encima de mis labios. Fue entonces cuando caí en cuenta, de lo realmente difícil que era para mí estar lejos de ella. ¿Por qué es tan difícil apartarla?. No importa cuántas veces me dijera que es ilegal, incorrecto y que debemos pretender que nunca ocurrió... La sensación de querer estar con ella, era demasiado fuerte para poder contenerla.
Ni siquiera traté de detenerla. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me besó suavemente.
~~ * ~~
Vergonzoso.
Fue vergonzoso, cómo me dejé atrapar por ella de esta forma.
Fue vergonzoso, cómo dejé que me desnudara una vez más.
Fue vergonzoso cómo incluso, no me importó que fuera en su cama.
Estaba allí, completamente desnuda. Acostada, con ella encima de mí. Su lengua arrastrando palabras sobre mi abdomen, creando sensaciones en mí, que nunca pensé que existirían. Había demasiadas cosas sucediendo dentro de mí, que no podía sostener. Así que me permití ser barrida por las olas del placer.
Y lo sabía. Me conocía demasiado bien.
Mis sentimientos por esta mujer, estaban por encima de cualquier otra cosa, que haya sentido por alguien en mi vida.
Yo, era adicta a esta mujer. Y el problema era, que no quería ninguna rehabilitación.
A leer!!
CAPITULO 24: ADICCIÓN
-¿Estás bien?- Preguntó suavemente en mi oído. Mi cuerpo estando tan relajado después de liberar mi frustración sexual, estaba en el suelo, incapaz de mantenerme de pie. El escritorio detrás de mí, era el apoyo para mi espalda. Yulia estaba en mi regazo, sus manos abrigando mi cintura. Mis ojos cerrados reviviendo los sentimientos de lo que había pasado entre nosotras.
-¿Qué hemos hecho?- murmuré, exasperada.
-Hey ... está bien, vamos a estar bien ...
-No, no lo estaremos - respondí, aun con los ojos cerrados, negando con la cabeza. Sintiendo que las lágrimas ahogaban ligeramente mis ojos. -Todo ha cambiado ahora.-
-No, eso no es cierto. Prometo que nada cambiará entre nosotras...
-¿En verdad crees, que esto sólo se trata sobre nosotras?
-¿Por qué sería sobre alguien más?
-¿No sabes lo equivocada que estás?
-No hay nada de malo en esto - dijo con calma. Su voz era mucho más suave que antes. -Yo quería esto y tú también lo querías. No hay nada de malo en ello -.
-Sí lo hay. ¡No puedes vivir tu vida haciendo las cosas que quieras! Es importante que entiendas que hay reglas y que necesitan ser seguidas.
-¿De nuevo lo de médico-paciente?- Interrumpió. -Esta es una convención estúpida. Tú no puedes creer que los médicos no se encariñen con sus pacientes... Y si existe una regla como esa, básicamente significa que ha pasado muchas veces en el pasado.
-¿Qué estás tratando de decir?-
-Que no debes culparte por esto, ni tampoco sentirte culpable por ello. Está bien.-
-No, no está bien, Yulia. ¿No puedes ver el proble… - mis palabras fueron silenciadas por sus labios sobre los míos. Una vez más, me encontré a su merced, requiriendo de un tiempo para lograr romperlo.
-Si tu no quisieras... me apartarías de ti... Pero no lo hiciste - ¡Porque me haces débil! ¡Maldita seas, Yulia Volkova! -Tú querías - Mis mejillas se sonrojaron. -Y no hay nada malo en ello.
-Yulia ...
-Date un poco de libertad, Elena. En un lugar como este, un poco de ella podría ser la única cosa que nos impida terminar locas.
Tenía un poco de razón al hacer su tarea. Pero se sentía como si estuviera hablando más sobre ella misma, que cualquier otra cosa. Ella terminó inclinándose más cerca, hasta abrazarme, y mi frente, cayó sobre su hombro. Poco a poco, esa zona se estaba convirtiendo en mi lugar favorito por alguna razón.
-Ellos no lo sabrán.- Aseguró de repente. -No sabrán de nosotras. Nadie lo hará, lo prometo-.
Me quedé quieta, sólo pensando bien las cosas. Sus palabras, su olor, su suave respiración, con las manos sobre las mías. Era tan irreal estar allí, con ella, de esa forma. Sin embargo, era tan increíble y tan simple. Si estas paredes no pertenecieran a un centro penitenciario, todo sería mucho más fácil... Realmente más fácil.
-No lo entiendes.. Esto es peligroso. Hay mucho en juego en este momento. No puedo dejar que pase.
-Ya pasó.- Controlé mi impulso de rodar los ojos con esa afirmación tan obvia.
-Pasar por segunda vez, quiero decir.-
-Ya pasó.- Dijo con una sonrisa un poco descarada.
-Yulia...- la llamé por tomar el asunto en un simple comentario.
-¿Qué?- se rió.
-Sabes a lo que me refiero.-
-¿Y ahora qué? Pretendemos que nunca suce…
-Sucedió-. Asintió con la cabeza en decepción. Se levantó de mi regazo con rapidez, girándose hasta darme la espalda.
-¿Es lo que realmente quieres? ¿Regresar a esto? -
-Yulia, por favor... Es lo único que podemos tener.-
-Si tú lo dices.- procedió a caminar y sentarse casualmente en la silla frente al escritorio.
-Yulia...-
-Levántese Doctora, tenemos que terminar esta sesión.- Su voz era fría y llena de sarcasmo. Exhalé, sintiendo la torpeza llegar a mí.
Poco a poco me levanté del suelo, peinándome el cabello con los dedos, y ajustándome la ropa en su lugar. El olor de la excitación, aún estaba presente en el aire, pero a su debido tiempo, desaparecería. Una vez sentada frente a ella, sólo a unos metros, tragué saliva. Mi corazón aun latía tan rápido. -Por favor, Yulia.... Trata de entender por qué tengo que hacer esto-.
-Lo entiendo.- ¿Pero por qué tiene que estar enfadada?
-Es por nuestro propio bien.-
-No estás haciendo un buen trabajo, fingiendo consigo misma que no sucedió nada, Doctora.-
-Sólo no quiero que esto sea incómodo.-
-Tuvimos sexo, Doctora. Por supuesto que será incómodo. -Asentí con la cabeza, entendiendo el punto. Era mejor ignorarlo y concentrarse para no ser molestada por ello. Aclaré la garganta y pulsé el botón de la grabadora, retomando la entrevista una vez más.
Se sentía absolutamente mortificante proseguir con Yulia allí. Todo lo que quería era terminar, volver a casa, tomar una ducha de agua fría, cubrirme con mis mantas y olvidar lo que hicimos. Sería algo que sólo se presentaría en mis fantasías y que estaba bien e inofensivo siendo de esa forma, pero lo de antes, lo que realmente había pasado… no había sido sólo una fantasía sexual. Este sentimiento, ese recuerdo, ese olor, todo ello... sería lanzado al pasado. Tenía demasiado miedo, del cual si no era cautelosa, podría convertirse en una especie de adicción.
Y las adicciones nunca son buenas.
-Entonces... después de todo... ¿Estás dispuesta a hablar con la verdad?-, pregunté de repente, tratando de retomar la conversación antes del “acontecimiento”.-
-¿No vas a utilizar tu capacitación de mierda para saber si estoy diciendo la verdad?-
-Todavía piensas que soy una mala Doctora... ¿eh?-
-Eres buena, lo que está mal es tu personalidad-.
-Honestamente... Yulia ... No lo entiendo… ¿Por qué estás tan enojada conmigo?-
-No estoy enojada.-
-Si lo estás. Estás enojada. Herida. ¿Qué pasa?
-No lo entenderías.-
-¿Qué pasa con eso? Tu sabes que soy la persona más indicada para entenderte-.
-Estás perdiendo tu tiempo, Doctora... No soy fácil de entender.-
-No, Yulia. Tú, estás gastando tu tiempo. -dije. -Estás perdiendo años de tu vida aquí. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que llegaste al Asilo? -no respondió, pero noté su mirada. -La imagen en tus archivos muestra a una muy joven Yulia... A principios de tus 20 , ¿cierto? Y ahora mírate, casi a finales de ellos... Desperdiciaste los mejores años de tu vida aquí dentro. -Las lágrimas vacilaron en sus ojos, provocando dolor en mi pecho, sin embargo, no lo demostré.- Y si no cambias te mantendrás atascada aquí. ¿No quieres salir? ¿Vivir una vida normal? ¿Reunirte con tus amigos y tener una fiesta de bienvenida? ¿Entrar a la universidad y seguir el camino con una buena carrera? La vida no son estas paredes, Yulia. Puede ser que estas sesiones no te preocupen y solo sean diversión para ti ... pero no será divertido cuando te des cuenta que has dejado pasar toda tu vida aquí dentro. -La vi exhalar con el sendero de sus lágrimas marcadas en su rostro. Me encontré luchando con mi deseo de no ser movida por ello. -Estos documentos, pueden decir cuan psicópata y loca estás, pero yo sé que no lo estás. No eres una mala persona. Sé que has cometido crímenes. Sé que hiciste cosas malas. Pero también sé que eres capaz de amar y preocuparte. Y estoy aquí para mostrarte esas cosas-.
La forma en la que se limpió las lágrimas con las mangas de su uniforme, me hizo suspirar de alivio. Sabía que finalmente traspasaba sus paredes. Quería abrazarla, y sostener su mano para darle apoyo. Yulia, se había convertido en un pedazo de mi vida, y ahora, aún más después de haber tenido relaciones sexuales. Ella estuvo dentro de mí hace un par de minutos, pero ahora, era yo la que quería estar dentro de ella. De una forma diferente, pero al mismo tiempo, se sentía mucho más íntimo.
-Así que... por favor... dime... ¿Por qué estás enojada conmigo?-
Tomó un poco de tiempo para que lo dijera. -Me prometiste que no te irías.- Murmuró débilmente.
-No lo hice.-
-Me ignoraste. Le diste al oficial Dima la llave y me dejaste sola. - ¿Todavía era por eso?
-Tenía que darle la llave.-
-Incluso después de que la lluvia se detuviera, no dijiste nada. Solo te fuiste. No tuve mi comida ni mi cena de ese día. -Sentí una sensación de ardor dentro de mí.
-Lo siento, Yulia-.
-No te presentaste al día siguiente. Durante dos días seguidos, no estuviste. Pensé que habías sido despedida de nuevo. Pensé que habías estado tan enojada conmigo, que en realidad terminaste renunciando. Pensé que algo malo te había pasado y que estabas muerta. -Sentí que mi corazón se fundió al momento. Era una estupidez lo débil que me ponía esta mujer.
-Yulia...-
-Ya sabía que estabas enojada conmigo... después de las cosas que dije ese día. Pero estaba enojada por la forma en que me estabas ignorando y evitando todo el tiempo. Estaba enojada porque que de repente, te convirtieras en una de esas personas que nunca fuiste. Y estoy enfadada porque todavía quieres ser esa persona. Todavía quieres ignorarme y evitarme... y eso, sólo nos va distanciar. -Suspiré, cerrando los ojos.
-Eso no va a distanciarnos.-
-Sí, lo hará. Es lo que siempre sucede. Ellos siempre desaparecen. -Murmuró las últimas palabras. Tragué el nudo en mi garganta y apreté los dientes, tratando de reprimir las lágrimas.
-Yulia...- la llamé ... pero no quiso mirarme. Estaba siendo honesta conmigo, así que decidí hacer lo que creí y preguntar lo que estaba en mi mente. -¿Por qué crees que todos se van?-
-Porque así lo quieren-.
-¿Esta sensación, de ser constantemente abandonada... tiene algo que ver con tu familia?¿Sientes como si fuiste abandonada por tus padres?
Apartó la mirada al instante. Respeté el silencio que vino poco después. Mi corazón latía drásticamente fuerte y rápido, esperando por ella. -Sí.- Fue la respuesta y solo traté de transmitirle mi lado más profesional que pude.
-¿Por qué?-
-Porque soy yo.-
-¿Por qué dices eso?-
-¿Ahora vienen las charlas de las infancia, eh?-
-Yulia... Sé que esto es difícil ... pero a veces ...-
-¿Cree en los fantasmas, Doctora?- Preguntó al instante, y debido a la naturaleza de la pregunta, parpadeó confundida.
-¿O aquí vamos otra vez?-
-¿Crees en los fantasmas?-
-Eh....- estaba tratando de entender a que venía esa pregunta, pero nada de lo que pensaba tenía sentido. -...No estoy segura.-
-¿Eso es un no?-
-Lo siento,Yulia.. ¿A dónde quieres llegar?-
-Hay gente por ahí... que creen en los fantasmas, espíritus y demonios... Y hay personas que no creen en ellos.-
-Sí...- Seguí escuchando su discurso.
-Sabes, las personas que creen en esas cosas, pasan toda su vida en busca de ellos. Viven sus vidas tratando de encontrar evidencia real de que existen esas criaturas. Cazadores de dominios y caza-fantasmas... ¿Puedes creer eso? Ellos creen plenamente en esos seres, e incluso pasan toda su vida en su búsqueda y muy probamente, nunca los encuentren. -
-No es fácil probar que existen seres paranormales.- agregué.
Asintió con la cabeza. -Y hay personas que no creen en esos seres, y sin embargo, a veces, son ellos los que son víctimas de esas criaturas.- Rió y fruncí el ceño. -Nunca creyeron en los fantasmas y entonces un día, se mudan de casa y ¡Bang! Los fantasmas y demonios que viven allí, atormentan las pobres vidas de esas personas. Y lo que pasa con esas personas que nunca creyeron en fantasmas, es que simplemente quieren deshacerse de todo. De repente, todo lo que quieren es olvidar que alguna vez, vieron uno-.
Eché la cabeza hacia la izquierda.
-¿No te parece curioso, Doc? ¿No te parece curioso que la gente que busca fantasmas y demonios nunca los encuentra, pero las personas que no creen en ellos y los vieron, solo quieren olvidarlos? -
-Bueno, es una especie de experiencia traumática y horrible. Tiene sentido por qué quieren olvidarse de ello-.
-¿No es curioso?- Levantó la cabeza, mirándome a los ojos. -¿Que lo que algunos tratan de encontrar, otros tratan de olvidar?-
Y antes de que pudiera decir algo más, lo entendí. Eso, era sobre nosotras. Yulia no quería hablar de su infancia. Ella quería olvidarla. El fantasma de su historia, el demonio que se encontró con ella y la dejó de esta forma. Y yo era esos cazadores de demonios y caza-fantasmas. Yo era la que buscaba sus demonios. Yo era la que quería encontrar y Yulia era la que quería olvidarlos.
-El pasado puede doler, Yulia.- Dije suavemente. -Por lo general, es lo que le pasa a la gente por diferentes razones. La vida no es perfecta. Tú, me lo dijiste una vez, a la vida le gusta hacernos calzón chino. Y a veces, la vida arroja más de lo que podemos sostener. -Vi sus ojos brillando con la luz, sobre todo por las lágrimas que había derramado con anterioridad -Tú pasado nunca va a desaparecer. Se mantendrá molestándote, tirando de ti todo el tiempo. Y puedes ocultarlo, pretender que nunca ocurrió, o enfrentarlo. -
-Ese es Lion King.- Dijo al instante haciéndome reír. Y luego me siguió con su risa.
-No busco el fantasma en tu historia, Yulia...- añadí al notar que el ambiente era mucho menos torpe que antes. -Quiero ayudarte a lidiar con esto. A veces, todo lo que necesitamos, es a alguien en quien confiar y quien nos escuche. - bajó la cabeza. -Confío en ti y estoy aquí para escucharte. Y todo lo que necesito es que confíes en mí y me hables-.
Suspiró antes de ceder. -Mi padre es médico, un optometrista, en un país donde el 80% de sus ciudadanos necesita gafas, seguro que le deja una buena cantidad de dinero.- Escuché sus palabras atentamente. -Él quería que también fuera una doctora. Y con el fin de que fuera una, mis padres decidieron darme una excelente educación. Me trajeron a Moscú, a una gran academia. Era un internado. Una escuela genial, Doc... -La forma en la que dijo genial, fue obvio el sarcasmo. -Hermosos jardines, una gran piscina, biblioteca, cómodas camas... gente llena de odio.-
Fue difícil para mí, no ser totalmente invertida en lo que me estaba diciendo.
-Ni siquiera la veía como una escuela. Parecía algo así como una película distópica. Sin embargo, fue agradable estéticamente, muy aterradora y espeluznante al mismo tiempo. Los estudiantes de todas las edades estudiaban hasta el culo, con el fin de alcanzar el sueño de entrar a una de las mejores universidades del país - Se detuvo por un segundo - Odiaba ese lugar.- Y en ese momento recordé las palabras de Viktoria - Mamá y Papá hicieron todo lo posible para darle la mejor la vida, sin embargo, ella lo tiró todo a la basura…
…Era un internado... Amanecíamos en ese lugar, almorzábamos en ese lugar, cenábamos en ese lugar, dormíamos en ese lugar. Desdé las 07 a.m. a las -07 p.m.... clases y más clases. ¿Sabes lo aburrido que llegan a ser, Doc? -Me puedo imaginar lo drástico que es el sistema de educación en el país. Es una locura el como muchos niños pasan tantas horas en las escuelas de este país. Demonios, Yulia sólo tenía once años - Los fines de semana eran por lo menos libres. Finalmente podíamos salir de esa instalación e ir a alguna parte. Muchos estudiantes pasaban los fines de semana con sus familias si eran de la capital. Otros vivian en otras regiones y no podían reunirse con sus familias. ¿Supongo que yo, estaba en ese barco? -No he dicho nada, pero le di una inclinación de cabeza para entender lo que quería decir.
-El único momento del año que por fin podía volver a casa y verlos, era las vacaciones de Navidad.-
-¿Te gustaban esos tiempos? ¿Te gustaba pasar la Navidad con tu familia?
-Sí.- Quería gritarle a Viktoria, las palabras que compartió conmigo en nuestra conversación privada. Ella era su hermana, y echaba de menos a su familia. Sin embargo, Viktoria dijo que Yulia está bien así, porque estaba acostumbrada a estar sola. Nadie puede sentirse bien completamente solo. A nadie le gusta estar solo. -Hasta hace tiempo.- Concluyó. Entrecerré mis ojos. -Tenía catorce años. Volví con ellos para Navidad. Incluso les ayudé a adornar la casa. Cuando la cena estuvo lista, todos estábamos en la mesa. Mamá, papá, Vika, mi hermana pequeña y yo -.
Fue difícil para mí, fingir que no los conocía. Es decir, los había visto en persona. Los vi de cerca. Incluso vi como la apariencia física de Viktoria es tan parecida a la de su hermana mayor.
-Papá estaba hablando con un cliente en la tienda. Habían estado hablando por un rato, entonces él hizo una broma sobre sí mismo y todos rieron a la vez. -No sabía que estaba intentando decirme Yulia. -Todos menos yo. Hice todo lo posible para al menos reír, pero no pude. Y no es que la broma no fuera graciosa. Probablemente lo era. ¡Demonios! Incluso Viktoria, una niña de diez años se estaba riendo. Es sólo... que yo no lo entendía. -Todavía no sabía lo que estaba insinuando. -Me di cuenta de que todo el mundo se reía, casi con lágrimas en sus ojos y allí estaba yo, ni siquiera una sonrisa falsa. En ese momento en particular, me sentía excluida-.
Oh, ahora lo entiendo.
-Sentí, como si todo se había torcido o distorsionado. Sentía como si no pertenecía allí. Estuve lejos de ellos durante tanto tiempo, que me perdí muchas cosas que sucedían en casa. Ahora era una especie de extraterrestre. Era una extraña en mi propia familia. Y lo que me enfureció más, fue que ellos tenían buenas historias que contar…. y yo no tenía ninguna. Nada estaba sucediendo en mi vida, porque me había quedado atrapada en esa escuela, estudiando para complacer a mis padres, que luego se convirtieron en parientes lejanos que sólo se ven una vez al año-.
-Lo siento, Yulia...-
-Y a medida que pasaba el tiempo, nos volvíamos aún más distantes. Estaba derivando lentamente lejos de ellos y ni siquiera les importaba. Ni siquiera parecían darse cuenta. -Tragué saliva. -Se hizo tan normal que no me tuvieran allí, que cuando me fui totalmente, ellos no sintieron mi ausencia.-
-Yulia...-
-Con todo eso pasando, decidí que no tenía por qué convertirme en una doctora, solo porque un extraño quería que así fuera. Así que ni siquiera hice el intentó por presentar los exámenes de ingreso. Todos esos años en la escuela de excelencia, siete años estudiando en la mejor academia del país, a la nada. Salí de una escuela estúpidamente rica para vivir en un piso con una chica pobre y deprimida, que estaba buscando una compañera de cuarto, con la que pudiera dividir el alquiler. -rió. -Mi padre se puso furioso cuando se enteró. Me llamaba todos los días e incluso llamó a mi compañera de cuarto para que me hiciera cambiar de opinión. Nicole se enojó porque que mi padre la llamó drogadicta y lo mandó a la mierda-.
Parpadeé, sorprendida por las palabras y expresiones hacia su propio padre.
-Cuando fui encontrada culpable por mis crímenes, ellos se presentaron en la corte. Al menos, mi padre había asistido. Él llegó para decirme “Debía haber sabido que no eras una buena persona. Estamos contentos de que Viktoria no pasara mucho tiempo contigo. Paga por lo que has hecho y olvídate de nosotros, Yulia. Él no entendía. Ellos fueron los que me olvidaron, me dejaron sola. -Cerré los ojos. -Me dejaron sola y nunca se molestaron en volver a verme. Ni cuando estuve en el colegio. Ni cuando llegue a esta prisión. Nunca estuvieron aquí. Ni siquiera sé cómo se ven ahora-.
-Lo siento.- ella miró al suelo y sabía que no importaba cuántas veces dijera que lo sentía, Yulia seguiría estando herida. -Lo siento mucho, de verdad-.
-Está bien, Doc. Ya me acostumbré.-
-No, no lo has hecho.- Dije en voz baja. -Nunca lo harás. Es por eso que eres tan propensa a romperte, cuando alguien te deja. Especialmente alguien con quien tienes un vínculo. El dolor de quedarte sola sigue ahí, ¿cierto?
No respondió, pero olfateó, demostrándome que sus sentimientos escondidos se estaban exponiendo de nuevo. Dejé mi profesionalismo a un lado y me dirigí a ella con un pañuelo.
-Sólo recuerda, yo estoy aquí y no te voy a dejar sola. ¿Me escuchaste? -Esta vez, me miró a los ojos, fijamente.
-Parece que estoy condenada a vivir atrapada en estas paredes, ¿cierto, Doc?-
-Nadie está condenado a vivir atrapado en estas paredes, Yulia. Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Hasta tú puedes hacer que la gente se dé cuenta que vales la pena. Sé que tú lo vales. Tú, eres una buena persona. Me lo has demostrado. -Logré percibir, lo suave que se había tornado su mirada. Se veía serena y sin ningún problema atormentándola. Hoy más que nunca, sentí como si ella estuviera confiando en mí. No tengo idea de si el sexo era la causa de esto, pero parecía mucho más accesible que antes. Parecía mucho más hermosa que antes. -Muéstrale a los demás quien eres.-
La comisura de sus labios tiró hacia arriba. Mis ojos se fijaron en ella y el silencio llegó con rapidez. Me sorprendí a mí misma, perdida en su mirada una vez más, y con ella tan cerca de mí, estaba peligrosamente cerca de ceder y besarla.
-¿Se ha terminado?- Preguntó de repente, regresándome a mi zona de restricción.
-¿Disculpa?-
-¿Hemos terminado por hoy?-
-Ahn... ¡Sí! Creo que es hora de terminar. -me puse de pie con rapidez, aclarando mi garganta por mi propia vergüenza.
-¿Estás bien?-
-Sí claro.- Respondí, evitando sus ojos. Posando la mirada sobre sus hombros mientras se levantaba de la silla. Mis mejillas se ruborizaron, al recordar el momento en el que mis dientes marcaron su piel. Se percató de mi mirada, y observó su propio hombro. -Lo siento, por eso.-
-Está bien. No duele tanto-.
Aparté la vista avergonzada. -Entrevista con Yulia Volkova...- pronuncié, deteniendo la cinta y dando por terminada la sesión.
Ella inhaló, y me pregunté si se sentía aliviada o sobrepesada.
-¿Estás bien? ¿Te inquietó nuestra conversación?
-No- respondió con rapidez, moviendo la cabeza hacia los lados. Sonreí, mi corazón totalmente lleno de orgullo. -Sé lo difícil que es para ti contarme tu vida. Gracias por compartirla y gracias por confiar en mí, Yulia-.
Ella asintió con la cabeza.
-Tu confías lo suficiente en mí, como para dejar que te tocara en tu oficina.- Mi cara se sobrecargó de rosa. -Supongo, que te merecías algo como esto.-
Aparté la vista, nuevamente avergonzada por su observación.
-Entonces, ¿Ahora eres tímida?- Rió
-No estás haciendo un buen trabajo con lo que acabas de decir,Yulia.
-Sí, soy buena. Solo estoy bromeando, Doc. Significa que ya no estoy resentida-.
-No bromees.-
-No puedo. Es mi naturaleza. Además, es imposible dejar de bromear cuando pareces un cerdo rosa en este momento-.
-No me llames así.-
-¿Cuál es tu color favorito ahora mismo? ¿Caoba?-
-Yulia...-, la llamé mientras se reía tontamente. -Está bien, voy a parar. No me gusta jugar sucio-.
-Nunca te detendrás, ¿cierto?-
-Sí, por supuesto que lo haré. Cuando me vuelva aburrida-.
Exhalé, y con mi corazón palpitando, me reí, sintiendo menos carga que antes. Moviendo la cabeza a un lado, tomé los archivos del escritorio y junto a Yulia, dejé la oficina.
~~ * ~~
-¿Los extrañas?-, pregunté, ayudándola a ponerse en la cama.
-¿A quién?-
-¿Tu familia?-
Parecía que estaba fuera de su zona de confort en ese momento. Después de un par de segundos, obtuve mi respuesta. -No lo sé.-
-¿No lo sabes?- negó con la cabeza.
-No lo sé.-
-¿Te gustaría verlos de nuevo?-
-No sé.- Fruncí el ceño, ¿Cómo era posible que ella no lo supiera? -Estoy acostumbrada a no tenerlos conmigo.-
-Eso no responde la pregunta.- parpadeó. -Dijiste que no recordabas sus caras... ¿No te gustaría ver cómo se lucen ahora? ¿Cómo va su negocio? ¿A quién se parece tu hermana? Ella debe ser una adulta ahora.
Yulia se quedó en silencio durante un tiempo. -¿Una adulta?-
-¿Quieres verla?- Porque honestamente, si ella decía que sí, haría todo lo posible para que Viktoria viniera al Asilo.
-Mi padre nunca lo permitirá. Ellos la protegen demasiado de mí-.
-Ella ya no es una niña. Toma sus propias decisiones. -Incluso si ella se había negado la primera vez, intentaría que cambiara de opinión.
-¿Viktoria?- Murmuró. -¿Ver a Vika de nuevo? ¿Después de todos estos años? -
-Nunca es demasiado tarde.-
-¿Y cómo eso sería posible?- El hecho de escuchar, como si lo considerara, me estaba dando la determinación de ir a buscar a su hermana a San Petersburgo y traerla a como dé lugar.
-Puedo traerla.- Sugerí.
-¿Puedes? ¿Cómo? Ni siquiera sabes cómo es. -Oh, créeme sí que lo sé. Te sorprendería lo mucho que se parece a ti, Yulia.
-No necesito saberlo. Sólo necesito la dirección de la tienda y la encontraré. La convenceré y haré que te visite-.
-¿Harías eso?- El brillo en sus ojos, me hizo asentir con la cabeza en garantía.
-Por supuesto que sí-, Dije con mucha seguridad. Sé que será difícil convencer a Viktoria, pero que sea difícil, no significa imposible. Es decir, se supone que Yulia es una de las residentes más peligrosas en el Asilo y sin embargo, ella está confiando en mi de esta forma. La chica que todo el mundo considera un ser de sangre fría. Esa chica de sangre fría, me mostró la calidez que puede sentirse en sus abrazos. ¿Lograré convencer a Viktoria para que visite a su hermana? Sólo necesito un poco más de persuasión.
-¿En serio?-, Preguntó levantándose de la cama. Esa sonrisa tan suya, que derretía mi corazón en un segundo, estaba plasmada en su rostro.
-¡Por supuesto! Haría cualquier cosa por ti, Yulia-.
Ella sonrió y al momento, noté su mirada encima de mis labios. Fue entonces cuando caí en cuenta, de lo realmente difícil que era para mí estar lejos de ella. ¿Por qué es tan difícil apartarla?. No importa cuántas veces me dijera que es ilegal, incorrecto y que debemos pretender que nunca ocurrió... La sensación de querer estar con ella, era demasiado fuerte para poder contenerla.
Ni siquiera traté de detenerla. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me besó suavemente.
~~ * ~~
Vergonzoso.
Fue vergonzoso, cómo me dejé atrapar por ella de esta forma.
Fue vergonzoso, cómo dejé que me desnudara una vez más.
Fue vergonzoso cómo incluso, no me importó que fuera en su cama.
Estaba allí, completamente desnuda. Acostada, con ella encima de mí. Su lengua arrastrando palabras sobre mi abdomen, creando sensaciones en mí, que nunca pensé que existirían. Había demasiadas cosas sucediendo dentro de mí, que no podía sostener. Así que me permití ser barrida por las olas del placer.
Y lo sabía. Me conocía demasiado bien.
Mis sentimientos por esta mujer, estaban por encima de cualquier otra cosa, que haya sentido por alguien en mi vida.
Yo, era adicta a esta mujer. Y el problema era, que no quería ninguna rehabilitación.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Hay q bello capítulo de verdad me encanto como lena logra derribar las defensas de Julia y Julia las de lena con un amor tan lindo y puro, no quiero q la historia termine nunca disfrutar mucho más de ellas juntas así es hermoso. Me alegra enormemente que estés de vacaciones con más tiempo libre debo felicitarte porque adaptas de manera impecable esos q lo hacen por hacerlo y hay errores corta todo la emoción pero las tuyas son impecables. Bueno dinos q hacer para ganar ese maraton y dalo por hecho ya ansío el sábado
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Escritora te admiro de verdad la respetos, está historia es fabulosa y es una de mis favoritas , falta mucho por describir sobre Julia el significado de domen que pasara con Irina, los papá de Julia cambiarán de parecer y lo más importante cacharan a Lena con Julia en algun momento comprometedor finos que hacer para el maratón plis
Enviado desde Topic'it
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mary- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 22/05/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Hermosos capítulos ehhh
Kamila- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 02/04/2018
Re: AMOR TRAS LAS REJAS // RAINBOW.XANDER (ADAPTACIÓN)
Bueno, creo que esta vez no tendrán que hacer nada para merecerse el maratón de AMOR TRAS LAS REJAS, porque con su fidelidad, me tienen en sus manos. Pero no será este sábado, si podemos esperar hasta la semana entrante cuando tenga más chance de hacerlo.
Para uds, mis respetos siempre!!
Para uds, mis respetos siempre!!
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
Fecha de inscripción : 19/09/2016
Edad : 22
Localización : Buenos Aires
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