HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Subí al auto, después de pedirle a una de las enfermeras que me ayudara a bajar con una silla de ruedas. Lena dijo te espero afuera y así lo hizo, y la verdad yo estaba lo suficientemente molesta con ella como para llamarla para que me ayude. Mi enojo continuó, hasta podría decir que se intensificó al verla.
Odio ser tratada como una niña, que mi pareja no pueda confiar en mí, aclararme lo que siente e informarme todo lo que está pasando. Hace que dude de lo que pueda saber, de lo que oculta, de la sinceridad de sus palabras.
Cuando me aclaró que no me preguntaría nada de mi pasado, porque quería que fuera yo quién decidiera qué y cuándo decirlo, ¿fue porque ella tampoco quería compartir sus secretos?, ¿porque sabía muy bien que hay cosas que no quiere que sepa de ella?, ¿porque no quería que haga lo que estoy a punto de hacer y exigirle la verdad?
—¿Cómo está? —me preguntó denotando su aflicción, su contrariedad, hasta su fastidio. ¿Qué le importaba? Ella no era problema suyo.
—Mejor —le respondí en seco.
—¿Debo imaginar que hablaron «de todo un poco»?
—Algo así.
Respiró y se acomodó para encender el coche. Se colocó el cinturón y, fijándose en los retrovisores, salió del parqueadero.
No se dignó en mirarme por varios minutos. Yo empecé a crecer desesperada con el silencio y encendí la radio.
No fue hasta que llegamos al primer semáforo en rojo que retomó la conversación.
—Debes estar muy molesta.
—Si tú lo dices.
—No hace falta que lo diga, es evidente, pero vamos al punto. ¿En serio esperabas que te contara sobre suposiciones de la policía, cosas que no deben ser difundidas para no entorpecer la investigación?
—¡Soy tu pareja, Katina. Esperaba un poco más de confianza!
—No podía hacerlo, lo siento.
—¿Y por qué es eso, ah? ¿Acaso crees que no puedo manejar la verdad? ¿Que soy tan imprudente que llamaré a los medios para contarles las novedades?
—Me dieron órdenes de no hacerlo…
—¿Órdenes? —reí con sarcasmo y ella hizo caso omiso, virando la esquina para subir por la colina al mirador, a esta hora siempre está desierto. Me di cuenta de que quería privacidad, así que permanecí callada hasta que llegamos.
—¿Órdenes de quién? —retomé la pregunta, apenas apagó el motor.
—De la policía, del oficial Witter en particular —respondió, y antes de que pueda seguirle preguntando, levantó su mano, exigiéndome que la deje hablar.
Dudaba si contarme o no, lo que no era una buena señal. Apagó la radio y se viró hacia mí, quitándose el cinturón.
—Eras sospechosa —dijo con una notable pena—, estaban investigándote, aunque nunca tuvieron evidencia fuerte para arrestarte. Tal parece que ni siquiera para llamarte a hacer preguntas.
—¿Sospechosa de qué? Ni siquiera conducía alguno de los vehículos.
—Katya… ella habló con la policía, les dijo que en una ocasión, cuando tus amigos intentaban ayudarte, tú amenazaste a Sergey directamente en frente de todos, le dijiste que contratarías a unos gorilas, o algo así, para escarmentarlo.
—¡No me jodas, Lena! ¿Nada más por eso no me contaste algo tan importante? —le pregunté aún más molesta, eso no la justificaba, no la limpiaba de culpa— Ya sabes como hablo, mis amenazas rara vez son reales.
—¡Rara vez, Yulia! Rara vez. Y la policía no tiene mucho por donde ir en el caso. Se me advirtió no mencionarte nada hasta que me den el visto bueno. Lo que no sucedió hasta hace unos minutos, cuando bajé para hablar con el detective mientras visitabas a Eva.
—Sabías que me lo contaría.
—Lo suponía, sí. Layla lo haría si su hija no te lo contaba.
—Y querías cubrirte las espaldas —aseguré, ella bufó una risa con burla, yo no entendía nada y volví a insistir— ¡Vamos Lena, dame una buena razón para no habérmelo contado antes!
—¡Qué tal tres o cuatro!
—¡Te escucho! —repliqué cruzándome de brazos.
—Bien, la primera, tu salud era frágil y los doctores me recomendaron no llenarte de estrés, lo que fue una buena idea porque semanas después tuviste un ataque de pánico por esa misma razón; la segunda, si te lo contaba y llamabas a un abogado, la policía tomaría eso como una clara señal de que tienes algo que ocultar y no me digas que no lo hubieras hecho. Estoy segura de que acabas de ofrecerle uno a Eva— Entonces quise interrumpirla, no para negarlo, sino para explicarle. No me lo permitió— Tercera, una de las víctimas en todo este incidente es mi tía Sonya, el fiscal está coordinando, junto con los familiares, si presentar o no cargos a Eva, lo que me convierte en una persona de interés en el caso, una de las partes que tiene que decidir. Se me ordenó silencio total, esto que te estoy diciendo podría ponerme tras las rejas por lo menos, dos años por entorpecer la investigación, ¿lo sabías?
—¡Lena…!
—¡No, espera!, ¿qué tal la cuarta? —me respondió completamente enojada, frustrada, al borde de las lágrimas—Estos meses han sido un infierno para mí, desde que recibimos la llamada de Fyodor por lo de tu hermano, hasta el día de hoy.
Sus lágrimas cayeron junto con su mirada, mas ella seguía hablando con toda la furia que pudo.
—¡No doy más, no puedo, ya no aguanto y, para serte franca, lo único que quería era olvidarme de todo y no tener que escucharte hablar del tema cada cinco minutos, como sé que lo harás de ahora en adelante!
Su respiración es agitada, su ceño fruncido denotaba su enojo y sus lágrimas son un claro reflejo de su agobio. Intentaba calmarse y tomaba alientos lentos y profundos, bufando finalmente para regresar su mirada a mis ojos.
—Sí, sabotearon el auto de Sergey. Sí, tu ex novia que tanto amas casi muere por ello. Sí, seguramente la acusarán de homicidio culposo porque ha sido imposible hacer entrar en razón a los demás familiares, imposible. He intentado de todo, pero ellos quieren justicia y sienten que la tendrán con Eva sentenciada. Y sí, te oculté cosas, ¡vaya, te mentí!, pero no vengas a mi esperando comprensión y una disculpa, cuando tú ni siquiera te has dignado en hablarme de esa mujer en la que depositas cada uno de tus pensamientos.
—¡No sé de qué hablas, apenas te he pedido que me traigas una sola vez al hospital! —le recordé, porque no tenía idea de dónde sacaba la idea de que Eva era todo lo que tenía en mente. Eso no es verdad, ella me preocupa, pero… fue ahí que lo confesó:
—¿Sabías que hablas dormida, Yulia?
La miré extrañada, porque no, yo no hablo dormida, nunca lo he hecho y me sorprendió la sola mención.
—Lo haces, todas las noches —inhaló un suspiro gigante y lo soltó dando vuelta al frente, se tomó unos segundos, se colocó el cinturón y encendió el auto— Te llevaré a casa, puedes quedarte ahí el tiempo que necesites. Estoy segura de que Anna puede ayudarte a mudarte nuevamente a la tuya…
—¿De qué hablas, tenemos todo listo para viajar a Úglich por mi tatuaje?
—Ve con Anna entonces, yo viajaré sola a otro lugar.
—¿Y a dónde diablos se supone que vas a ir?
—No lo sé, fuera de aquí, lejos de esta maldita ciudad.
—¡No!
—No puedes decidir esto por mí, Yulia.
—¡Somos una pareja, lo decidimos juntas y no, no puedes decirme que me dejas y te vas, así nada más!
—¡Puedo y lo hago! —exclamó con seguridad—, porque de lo contrario mi cabeza va a explotar y yo… Tú debes decidir qué quieres, Yulia, si a Eva o a mí. Si quieres esta vida llena de problemas o vas emprender algo nuevo conmigo.
—¿Es un ultimátum o me estás terminando?
—Nada más te estoy dando la oportunidad de que descifres a quién amas en realidad, que decidas qué tipo de vida quieres tener —me dijo instantes antes de encender el vehículo— Conmigo las cosas son muy simples. La vida llena de drama no es lo mío. Si eso es lo que buscas… puedes quedarte con ella.
Dio de retro hasta encaminarse a la carretera y fue a dejarme a casa, al menos la que yo sentía era nuestra casa.
No pude hacer más, llegamos, metió mis maletas en la sala y sin decir más que un «hasta pronto» salió, sin un beso, un abrazo, un te amo, ni siquiera un te quiero.
Ahora debo recoger mis cosas y volver a mi casa con Anna. Esperar a que Lena me llame, como ofreció hacerlo cuando llegue a algún lugar fijo, si es que se decide por uno.
Me siento extraña, perdida, como cuando me enteré que había desaparecido. De cierta forma, siento como si empezáramos de cero.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Fati20, sos un poco dramática pero bien, a Yulia le toca sufrir un poco por pelotuda!!!
Capítulo 122: Missing
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¿Cómo te das cuenta de que algo te falta?
Por ejemplo, un anillo que siempre llevas en el mismo dedo. Su peso se acopla a tu ser, su forma a tu piel. La incomodidad inicial que causa en los dedos próximos se hace cotidiana, así como el ritual de jugar con él cuando estas nervioso o aburrido.
Poco a poco, ambos van haciéndose uno, encuentran una armonía. Te gusta sentirlo en ti; lo mueves, lo giras, te lo sacas y lo regresas a su posición inicial. Ahí, donde ya encontró un lugar.
De un momento a otro, sientes que ya no está, tratas de tocarlo con tu pulgar, de encontrarlo con tus otros dedos, no lo haces.
Regresas a ver a tu mano confirmando su ausencia y, en seguida, sientes un vacío en el estómago por la inmediata angustia de no saber qué pasó, cuándo lo perdiste.
Empiezas a hacer memoria, pero no lo recuerdas, después de todo, siempre estaba ahí. No tiene otro lugar, no desde que decidiste ponerlo en tu dedo la primera vez. Ese es su sitio, contigo, ¿dónde más podría estar?
Ese es el sentimiento que ahora tengo. Es una constante angustia, una aguda y persistente pulsación que se dispara desde mi pecho por todo el cuerpo, cada momento que la pienso. Y es seguido, todo el día; rara vez me encuentro pensando en algo más.
Lena se fue. Me siento vacía, me hace falta, me duele no escuchar su voz, no verla a mi lado, no sentir su aroma, no escuchar su respiración, no mirar sus ojos, no besar su sonrisa…
Me agobia no saber dónde está, ya son cinco días y aún no ha llamado, me preocupa.
Si lo que quería es que me dé cuenta de cuánto la necesito, de lo mucho que la amo, con estos días ha sido suficiente. Pero sé que para ella no.
¿Cuánto tiempo le costó sentirse cómoda en su propia piel cuando desapareció la primera vez?, ¿Cuánto tiempo le tomará ahora?, y si lo hace, ¿va a volver?
—Dale tiempo —me dice Anna al verme aquí una noche más, acostada de lado sobre el sofá de la sala de estar, inmutada ante un programa de televisión que ni siquiera estoy mirando.
No respondo nada, solo acaricio a Chesca que viene a lamer mi mano caída hacia el piso, se la ha pasado pegada a mi lado desde que regresé a mi casa.
—Te nota triste —me dice mi amiga, sonriéndonos levemente—, anoche lloró mientras dormías. Te escuchaba suspirar entre sueños.
La tomo con mi mano y la subo hasta mi pecho, ella inmediatamente lame mi quijada y mi cara, acomodándose a mi lado.
—Anna, ¿hablo dormida?
—A veces, últimamente te he escuchado decir su nombre.
¡¿Cuál?!
—Kay, es muy claro y tratas de pronunciar Cuervo o algo así —me responde antes de que pueda preguntarle— Debe ser porque estás pensando mucho en ella, porque estás angustiada, porque la amas y la extrañas.
Lena tenía razón, hablo dormida. Pero… ¿qué fue lo que dije? Yo… no amo a Eva, ya no. Debí estar preocupada, pero ¿qué pude decir para que Lena reaccionara así? No recuerdo ningún sueño con Eva, no recuerdo ningún sueño en general.
—Trata de tranquilizarte, Kay va a volver y van a estar bien. Unas vacaciones nunca le hacen mal a nadie.
Eso lo sé, por eso trabajé tanto estas semanas en mi recuperación, para poder irme de vacaciones con ella y reencontrarnos, hacer recuerdos que no tengan nada que ver con las paredes de un hospital.
Jamás imaginé que, las vacaciones que necesitaba, eran de mí.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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El otoño seguro se hace sentir en los estados del norte y el oeste. En Moscú es muy perceptible; el año entero es una sola temporada. Los cambios son mínimos en la vegetación, en ocasiones más lluvias, pero la mayoría del tiempo es… lo mismo de siempre.
Tal vez por eso, es tan difícil para mi quedarme aquí, además de intentar pasar completamente desapercibida, básicamente encerrada en esta casa.
Hubiera partido ese mismo día. Aún está en mis planes ir a visitar a Sash, quizá pasar con ellos unas semanas. Hoy son exactamente siete días desde que dejé a Yulia en mi casa para que "sola" regresara a la suya y yo vine a esconderme aquí, a la casa de papá.
Sé que le dije a Yulia que me iría, que estaba harta de esta ciudad y lo estoy, pero estoy más harta aún, de no poder hacer cosas con mi identidad, la verdadera.
La ley dice que debes vivir en un estado por lo menos diez semanas para poder pedir el cambio legal de tu nombre. Ya llevo de regreso muchas más, así que inicié el papeleo. Si me voy de aquí será como Karen, no como Lena y dejaré de esconderme. Si las revistas, los reporteros y paparazzis me siguen, que lo hagan, ya no seré esa mujer, eso se acabó.
Ahora, resulta que, a pesar de que el nombre me lo dieron este lunes, oficialmente, debo hacer cambios en mis cuentas de banco, en las tarjetas de crédito y demás, lo que me tomará otra semana en esta ciudad; esa es mi razón de permanecer aquí. Bueno, aparte de otro motivo, uno un poco más personal.
En siete días, exactamente, es el día de Acción de Gracias y, sin importar los roces que tuvimos con Yulia, ella y yo, planeábamos pasarlo juntas.
Queríamos hacer algo sencillo, nada de pavo o mil cosas. Yo cocinaría la lasaña que tanto le gusta, ella compraría todo lo necesario para hacer margaritas, veríamos una película que escogeríamos al azar en Netflix, reiríamos de lo estúpida que es, de lo estúpidas que fuimos al seleccionarla de esa manera, cambiaríamos a otra, a un drama o un documental que, seguramente, sacaría lágrimas de mis ojos y de ella sus más tiernos abrazos.
Al final de la noche, me enroscaría en su pecho y, después de decirle un te amo, me quedaría dormida hasta la madrugada. La despertaría entonces para demostrarle lo mucho que le agradezco entrar a mi vida de esa manera este año, a pesar de todas las cosas que han pasado últimamente, le dejaría saber que no me arrepiento de nada.
Así que, aquí estoy, esperando lo que necesito para poder irme en paz; sabiendo que ese día debe suceder, que antes de partir de verdad, debo dar ese gracias.
No puedo irme sin él.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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«Hey», recibo un mensaje que he esperado por siete días.
Pero ¿qué se supone que debo hacer ahora?, ¿reclamarle que me ha tenido preocupada o decirle que me alegra y tranquiliza escuchar de ella?
Hacerla sentir mal no me ayudará en nada, por lo pronto: «Hola»
«Lamento no haberte escrito antes, la verdad, no estaba de ánimo. Lo siento».
«No hay problema, entiendo».
Bien, comprensiva, atenta… decepcionada, irritada.
¿Por qué no me escribió antes? ¿Dónde está? No puedo negar que, sí, me siento un poco mejor de leerla, aunque hubiera preferido una maldita llamada.
¿Tanto le costaba llamarme?
Tal vez sí, posiblemente cree que sería demasiado personal, que no podrá pensar sus respuestas… quizá yo también lo prefiero así.
«¿Cómo estás?»
«Hmm», le envío, sintiendo nuevamente desilusión. No quiero esto, no me siento bien, quiero hablarle, quiero verla, quiero tocarla, quiero pedirle disculpas por lo que hice conscientemente y lo que hice sin saber.
¡Odio todo esto, lo odio!
«Estás un tanto monosílaba por lo que leo».
«Sí».
«¿Quieres hablar de ello?».
«No»
«Te extraño».
Y qué diablos le contesto a eso, ella sabe que yo también. Debe saberlo, ¿no?
«Si estás por dormir, te dejo, solo quería que sepas que estoy bien, que te extraño y… te amo».
¡Maldición, no puedo así, simplemente no puedo!
«Kay»
«¿Sí?»
«Puedo… llamarte unos minutos, tan solo… unos minutos».
No debí mandar ese último mensaje, no recibo contestación inmediata como en los anteriores.
«Olvídalo», envié, justo en el momento en que entraba la llamada.
—Perdón por la demora, tuve que salir al patio porque estaba calentando algo en el microondas y, adentro, la señal se perdió completamente —me dice apurada. ¿Dónde está? Tiene una cocina, tiene un patio, no está en un hotel— ¿Yulia?
—Perdón, tan solo, me distraje… pensando —le contesto todavía haciéndome preguntas— Aquí estoy.
—Te envié un mensaje para no despertarte con la llamada si estabas durmiendo. Sé lo mucho que te molesta que te llamen cuando estás descansando.
—Es tarde, pero sigo despierta. Se me ha hecho imposible dormir estos días… —le digo sin caer en cuenta de que podría tomarlo como un reclamo—, perdón no era mi intensión… —Mejor me callo, no pretendía poner más estrés en la situación. Lena siempre se preocupa mucho cuando no descanso, cuando tengo estos momentos de insomnio.
—Dicen que cuando estás mal del corazón es difícil dormir… Yo estoy igual —me confiesa con una tierna risa, corta y dulce, me hace sonreír al escucharla— Estaba pensando que, tal vez… si quieres… podríamos hacer, de esto, un pequeño ritual.
—¿El llamarnos en la noche?
—Sí —responde. Parece ser algo que ha pensado y yo no tengo objeción. Si es lo más que puedo tener de ella por el momento, lo quiero, lo acepto sin regañar.
—Sí, claro. Podríamos hablar de nuestro día o tal vez ver una película a la distancia… no sé, es una idea —le sugiero, escuchando un silencio del otro lado. Perfecto me excedí.
Anna sugirió pasos pequeños cuando vuelva a tener contacto con ella y a mi solo me faltó proponerle tener sexo por llamada telefónica. Okey sí, exagero, pero igual.
—Me encantaría, un día eliges tú, un día elijo yo, ¿te parece?
Una sonrisa más grande se graba en mis labios y empiezo a sentirme mejor, realmente mejor.
Es curioso como, alguien que se va y te deja el corazón perforado, puede llenarte nuevamente en pocos segundos y cambiarlo todo. Es más curioso aún, que cuando eso sucede, te das cuenta de que amas a ese alguien, es un hecho. Si dudabas, la prueba está ahí.
Esto es un, paso por paso.
Unas llamadas ahora, unas películas después, tal vez una que otra visita.
—¿No va a haber protesta a las que yo elija?
—Siempre y cuando no la haya con las mías tampoco —me responde, y ya me imagino qué tipo de películas querrá que vea.
—Okey, llegaremos a un mutuo acuerdo…
—¿Qué tal ahora mismo? ¿Quieres ver algo?
Sí, definitivamente estoy mejor. Nada es perfecto, pero iremos arreglando esto, de alguna manera, sé que lo haremos.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 125: Photograph
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—Quiero mostrarte algo —me dice en media conversación. No sé de qué se trata, así que solo espero a que llegue el mensaje.
Es una foto de su nuevo documento de identificación, ahora con el nombre Karen Ronan a un lado de su fotografía… Ningún rastro de Lena Katina.
Me quedo mirándolo por un buen tiempo, esto se veía venir, debí suponer que sería más temprano que tarde.
—Sales linda en la foto —le digo finalmente.
—Gracias, espero que… no… que no te moleste que te lo enseñara… o…
—¿Por qué me molestaría? Era algo que tenías que hacer y me alegra que no esperaras más.
Esto debe ser un peso que descarga de sus hombros, dejar definitivamente el mundo que ella creó con ese nombre atrás.
—Cuervo, ¿puedo preguntarte algo?
—Claro. No necesitas preguntarme si algo quieres… preguntarme —termina confundida y casi puedo verla sacudiendo su cabeza—, dime.
—¿Por qué querías un manager cuando volviste, si no querías volver al espectáculo? Sé que te reuniste con algunos después de Varvara, lo que no sé es para qué.
—Hmm —exhala justo en el auricular—, apenas regresé me contactó un conocido de una cadena de noticias. Querían hacerme una entrevista exclusiva para aclarar qué pasó y por qué me fui.
—¿Un remedo de Diane Sawyer o algo así?
—No algo así, ella precisamente.
—Wow, eso es grande, ella no entrevista a cualquiera.
—Lo sé, sin embargo, contratar a otro agente para coordinar una sola entrevista, hubiese sido excesivo. Yo misma me contacté con ellos y les dejé saber que no estaba interesada al momento.
—Entiendo, pero eso no contesta mi pregunta. Hasta hace poco tuviste algunas reuniones buscando uno…
—Esos no son agentes de actores o cantantes —me dice interrumpiéndome—, se dedican exclusivamente a representar fotógrafos.
—¡Oh!
Eso no lo sabía, entonces quiere meterse en esto de lleno. Me parece bien, es buena en lo que hace y no lo digo por que sea mi pareja, es realmente buena.
—Debo encontrar a uno que no solo esté conectado, sino que tenga diversidad total en el mundo de la fotografía; que trabaje con revistas, con galerías, con editoriales y de las buenas, y que también sepa valorar el contenido artístico, no solo el comercial; alguien abierto que se mueva dentro del mundo digital, que es una de las cosas que más me interesa.
—Vaya, Cuervito, debo decir que me impresionas. Yo pensaba que iniciarías con esto más como un hobby, trabajando para tu libro.
—Ese era el plan al inicio, pero cuando rechacé la entrevista sentí que si no voy a regresar a la vida que dejé, debo apropiarme de lo que quiero y hacerlo bien.
Debo admitir que tener a una mujer a tu lado que no teme ir por lo que desea, que siempre está tratando de mejorar y de alcanzar el siguiente nivel, es completamente excitante.
De qué está hecha la vida si no es para seguir caminando. Yo tampoco soy el tipo de mujer que se queda sentada viendo como la vida te pasa por encima.
Ella es motivada, inteligente, astuta, además de hermosa. Es la mujer perfecta y quisiera decir que es mía, pero Kay no le pertenece a nadie. Está contigo porque quiere, nunca porque sienta que debe o no encuentra otro lugar que no sea a tu lado. Es independiente y eso me gusta.
—Y… cuando seas una fotógrafa muy famosa y reconocida, ¿me fotografiarás a mí?
—Depende del tipo de fotos —dice soltando una ligera risa, pícara.
—Las que tú quieras, siempre y cuando no las subas a internet. Mi cuerpo… es tuyo.
—Me tientas, Yulia Volkova…
—Algo tengo que hacer, ¿no?
Eso, algo tengo que hacer para que se anime a decirme dónde está. En menos de 72 horas es día de Acción de Gracias y yo quiero verla. Si logro que me diga su ubicación, puedo viajar como sea, aunque conseguir boleto de avión es difícil en estas fechas, algo debo hacer, aún no puedo manejar… pero podría contratar un chofer. Yo que sé, ¡algo!
—Vamos a dormir —dice mientras bosteza.
—Vamos.
No fue hoy, pero quizá mañana me diga algo.
Ojalá.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 126: Sleeping
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¿Quién no ha visto la cara de un bebé a punto de romper en llanto?
Pues esa es la expresión con la que encontré a Yulia esta mañana, cuando llegué de sorpresa a su casa.
Anna me dejó entrar. Su vuelo a Kraskovo por el fin de semana partía a las once de la mañana y yo llegué con todas las compras hechas para el almuerzo, antes de las nueve y treinta. Subí las escaleras hasta el segundo piso y entré sigilosa a su habitación.
Duerme, pero con esa mueca en la cara, con una U invertida marcando sus labios, su quijada arrugada y sus manos cruzadas en su pecho, como si tuviera que resguardarse de algo.
Se ha esforzado un mundo para descubrir en donde estoy durante los últimos dos días. Ha intentado los no te escucho bien, ¿qué tal si me das el número fijo del hotel para llamarte?, así como los ¿por qué no me mandas una foto de donde estás? Enséñame tu parte del mundo. Sin embargo, complacerla con cualquiera de los dos le habrían dado suficiente información sobre mi verdadero paradero. No demoraría más de veinte minutos para pararse tras la puerta de mi casa, exigiendo una explicación de por qué no resolvemos las cosas con un café en mano, o por qué nos dedicamos a jugar al gato y al ratón todas las noches… y tendría razón.
Anna se despide de mí con un abrazo y un susurro, no volverá hasta el domingo. Me agradece que, por lo menos hoy, me quede aquí con ella. La había invitado a viajar por el feriado, pero Yulia se negó rotundamente; quería dormir y pasar todo el día en la cama. Está triste… y siento que es por mí.
Doy vuelta alrededor de la cama y me quito los zapatos intentando no hacer ruido alguno, colocándolos fuera del camino, a un lado de la cama. De la misma manera me quito los pantalones, quedando únicamente con una remera de algodón, a rayas, y mi ropa interior.
Alzo las cobijas despacio y me adentro en ese calor que ella ha creado durante la noche con su cuerpo. Me acerco a su espalda y me apego lo más posible, sin despertarla.
Su aroma es suave, frutal y algo cítrico; el olor de su piel mezclado con su perfume favorito.
Me junto aún más con mis labios sobre ese buzo de mangas largas, una pijama que conozco muy bien, era mía. La única diferencia es que, esa talla, a mi me queda ajustada y, a ella, apenas suelta en el busto, ni apretada, ni muy floja.
No lleva nada por debajo, más que un par de bragas cómodas de algodón tipo bóxer, usualmente es lo único que se pone para dormir. Me imagino que como yo, ella también me extraña.
Espero un momento, algunos minutos hasta que nuestro calor se vuelva uno solo y tomo forma con su cuerpo. Mis piernas detrás de las suyas, mi torso a su espalda, mi mano colándose por entre su brazo y su cintura.
Realmente la extraño.
Ella inconscientemente me busca en sus sueños, guardando mi mano en medio de su estómago, y murmura mi nombre… mi nombre… «Kay, quédate conmigo».
—Aquí estoy, amor. Duerme tranquila. Aquí estoy.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Despierta con un largo suspiro y se queda quieta al sentirme a sus espaldas. Sabe que soy yo porque entrelaza nuestros dedos y acaricia el dorso de mi mano con su pulgar.
La dejo sentirme por unos minutos antes de hablarle. Beso su hombro y trazo líneas con mis labios en su cuello, susurrándole al oído un: «Buenos días».
El aire es fresco gracias al sistema de aire de su casa, tanto que el calor de nuestros cuerpos es confortable, delicioso, acogedor y adormecedor. Podría estar así por días, si no fuera por el evidente hambre que ambas sentimos. Nuestros estómagos lo hacen presente con unos ruidos que nos hacen reír.
—Debe ser el medio día —le digo notando la luz del sol que se aprecia reflejada en la pared, la sombra de la cortina es casi vertical.
Su cuerpo da vuelta en mis brazos y sus hermosos e hinchados ojos me confrontan. Estuvo llorando, o tiene una terrible alergia…, pero lo más seguro es que lloró.
No dudo en darle un beso, uno y otro, y otro más, apenas presionando nuestros labios, acariciándola suavemente con la punta de mi nariz y de regreso a su boca con calma.
Un gusto salado me advierte de sus lágrimas; me siento tan culpable… y lo soy.
Saber que alguien sufre por tus acciones, por más justificadas que estas sean, es el peor sentimiento que se puede tener.
Yulia es una mujer tan fuerte, tan entera. Rara vez se expresa de esta forma. Su manera de dejar salir todo lo que tiene adentro son -en la mayoría de casos- las letras, sus escritos, sus fuertes gestos en el rostro… hasta sus gritos; más nunca o debería decir, casi nunca, sus lágrimas, su pena, su depresión.
Hacer daño a alguien que no se permite a sí misma liberar su frustración de esta manera, es el infierno. Yo la hice llorar… y quién soy yo para creerme con ese derecho.
Recorro su rostro con mis labios, recogiendo cada una de esas gotas saladas hasta llegar a sus ojos y, con cariño, los acaricio. Paso mi mano y brazo por debajo de su cuello, y la aprieto a mi cuerpo en un abrazo que sé que necesita, ella oculta su rostro bajo mi quijada y solloza en mi cuello.
La siento tan débil, tan agotada; odio verla así.
Nos quedamos en silencio, se escucha a lo lejos el ruido de la ciudad; un poco más cerca, la brisa que cruza los árboles; a unos metros, el ruido del aire acondicionado, a unos cortos centímetros, su profunda respiración.
Acaricio su cabello y la lleno de besos en la frente. Ella acaricia con figuras mi espalda, en ocasiones, claros rasguños, al apretar su puño en mi remera.
Yo la dejo llorar, la dejo liberarse de toda esta desilusión que tiene adentro. Yo soy la que la causó, yo soy la que debe estar aquí ahora, la que debe cuidarla, darle un poco de confort, como mínimo.
A veces es difícil llegar a entender cómo, cuando entras en una relación y llega a formarse un lazo fuerte y verdadero, debes sacrificar, debes entregar, debes comprometer.
Yulia y yo decidimos tomar un camino juntas y, en el andar, yo decidí entregarle algo; ella hizo lo mismo. Nuestros corazones ahora están en manos de la otra; son delicadas esferas de cristal.
El camino es empedrado, por lo menos por ahora. Es por eso que el cuidado debe ser mayor, y yo… fallé. Tropecé y lo tiré, lo lastimé; es mi deber recoger los pedazos y tratar, de una forma u otra, enmendar mi error.
Jamás he estado enamorada, no hasta que Yulia llegó. Nunca me importó mucho tener este cuidado, nunca me entregaron un corazón.
Siento el suyo latir con tristeza, con enojo, con locura, con amor, con todo junto por mí, y de la misma manera, el mío lo acompaña.
—¿Podemos quedarnos así unas horas más? —susurra, y su aliento golpea mi clavícula, haciéndome sentir un escalofrío que reprimo apretándola con mi cuerpo.
—El tiempo que quieras, Yulia… todo el que tú quieras.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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—Nada en este mundo, supera tu lasaña —me dijo Yulia cubriéndose la boca con su mano para hablar— ¡Nada, nada, nada!… Okey, tal vez el sexo… ¡pero nada más!
—Exageras —le sonreí al verla disfrutar su comida, de verdad le gusta este platillo. La primera vez que lo hice, estábamos aún en la secundaria y, si entonces -cuando solía ser dura conmigo- no pudo contener su gusto, mucho menos ahora.
—Hmm… —Negó, intentando debatir con sus manos. Prefirió seguir comiendo antes de darme la contraria.
—Pareces Garfield.
—No tengo problema con esa comparación. Ese gato es un claro reflejo de mi personalidad, además… gato, nueve vidas. A mi me quedan ocho.
—Eres tan boba —le dije sonriendo, mientras dejaba mis cubiertos sobre el plato.
¡Dios, comimos tanto! Sin embargo todavía quedaba el postre y un helado de manjar y avellanas no caía nada mal.
Me levanté hacia el refrigerador, sacando la sorpresa; dos vasos individuales y dos cucharas, junto con un adorno de chocolate en forma de pavo, que compré en la heladería.
—Al parecer comeremos pavo después de todo —bromeó mordiéndole la cabeza— Debería tener relleno de mora o fresa, para que se riegue cuando lo muerdes… sería divertido. La sangre de los inocentes. Un homenaje real a la historia de este país.
—Tu cinismo es algo de admirar… y agradecer en este día.
Un día largo y extraño, de hecho.
Nos levantamos aproximadamente a las cuatro y treinta de la tarde, el hambre que sentíamos nos obligó a ponernos de pie.
Para ese entonces ella estaba más tranquila, habíamos iniciado una charla cotidiana, mencionando la suerte que teníamos de no cenar pavo esa noche porque, de ser así, no lo haríamos; reímos un poco y cambiamos de tema.
Hablamos sobre el viaje de Anna, sobre cuanto ella y Vlad han estado frecuentándose, sobre cómo ha progresado en la terapia estas dos semanas que hemos pasado separadas, además de su trabajo y la propuesta de hacer un spin off de su serie original.
Esa noticia en particular la emocionó mucho, fue la que más le cambió el ánimo, se notaba que tenía muchas ganas de contármelo, en persona.
En general tocamos muchos temas, menos los evidentes, Eva y mi partida.
Yulia buscó su ropa interior en el cajón de su armario y se adentró en el baño para tomar una ducha y vestirse con algo cómodo para pasar la tarde, mientras tanto, yo me puse mis pantalones y bajé a la cocina para preparar la lasaña.
Comencé con la salsa y la carne, nada difícil o complicado de hacer, ninguna pasta lo es. Para cuando Yulia finalmente bajó, yo estaba terminando la salsa blanca, solo quedaba rallar el queso y preparar los acompañamientos.
—¿En qué ayudo? —preguntó robándose la punta del pan bagette que yacía sobre la mesa.
—¡Qué tal si preparas el pan de ajo! —Terminó su improvisado entremés y, ayudada de su bastón, se acercó al mesón. Me dio un tierno beso en el hombro y se quedó hipnotizada con el movimiento de la cuchara de palo en la salsa, un ligero hervor y estaría lista.
—Mmm, ya quiero comer —Olfateó lo preparado y largó un suspiro, tomó un cuchillo del cajón a mi derecha y regresó a la mesa para cortar las rodajas de pan y colocarlas en la bandeja.
Ya casi todo estaba listo, solo faltaba meter el molde y el pan en el horno y, en la espera, hacer la ensalada.
Menos de una hora después nos sentamos a la mesa. El queso todavía burbujeaba en la superficie dorada. Yo sabía que al cortarla y colocarla en el plato, se esparciría en él, perdiendo su forma. Desafortunadamente así funciona mi lasaña; demasiada salsa de carne y salsa blanca, demasiado «liquido» entre las capas de pasta.
No es la receta más común, o la manera más adecuada de realizar y no tengo duda que en un centro culinario la descartarían por su falta de estructura, pero en sabor -si debo decirlo yo misma- es la mejor.
—Hufff… Dios, voy a explotar… —se quejó, después terminar de la última gota de su cuchara de helado. Puso sus manos sobre su vientre y se recostó en el sofá.
—Creo que si te quedas en esa posición no podrás levantarte en un par de horas —le dije estirándole la mano para subir a la alcoba— Todavía tenemos que escoger una película y, seguramente, quedarnos dormidas a los diez minutos.
Ella se quejó por no querer moverse, pero finalmente me tomó de la mano y subimos al segundo piso.
—Te daré una pijama —dijo acercándose al closet y se detuvo, como si un campo de fuerza transparente la estuviera deteniendo. Esperé unos segundos, ella seguía allí, en la misma posición.
—Una camiseta vieja será suficiente, hace un poco de calor —le dije tratando de crear una reacción. Supe que estaba preguntándose internamente si debió haberme ofrecido la prenda o no, si tenía intenciones de quedarme o, tal como llegué, me iría sin avisar.
Seguía sin moverse ni un centímetro, estaba congelada en media habitación, una vez más había perdido el ánimo.
Caminé unos pasos y me puse frente a ella obligándola a mirarme, acariciando su quijada con mis dedos.
—¿Qué tal si mañana hablamos de todas las cosas que están cruzando por tu mente? Hoy, disfrutemos de la noche, ¿te parece?
Inhaló profundo exhalando de la misma forma; me miró y cerró sus ojos, asintiendo a mi propuesta.
—Te daré tu camiseta de Arctic Monkeys —Estiró su mano hacia el cajón — Yo usaré la The Ramones.
—Que también es mía, por cierto… pero está bien, no pongo objeción —Le respondí, levantando las manos, el momento exacto en que me miró con reclamo.
Cuando vivía en Ekaterimburgo, solía darle mis camisetas de bandas para dormir las noches que no llevaba pijama. Poco a poco les fui perdiendo el rastro, ahora entiendo el porqué, se las llevaba cuando venía a Moscú.
—Y Cuervo… sin medias en la cama —me advierte— Que has pasado toda la tarde limpiando el piso de mi casa con ellas, deben estar negras.
Yulia odia sentir los pies cubiertos bajo las sábanas. Yo no tengo problema, ya veremos qué dice cuando le proponga mi plan para navidad. A ver si en un clima helado puede aguantar sus pies desnudos… a menos que intente calentarlos con los míos. Lo que tampoco estaría nada mal.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 129: A Late Talk
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Tal como lo supuse, nos quedamos dormidas en pocos minutos, es lo malo de comer tanto, se te van las ganas y las posibilidades de hacer «otras cosas», no hay tiempos sexies después de un festín a la romana.
Desperté con la leve luz del reloj digital del descodificador a eso de las 3:17 de la madrugada y me encontré con sus ojos, mirándome.
—¿Por qué no estás durmiendo? —Me acomodé nuevamente en la almohada y volví a cerrar los míos sin recibir una respuesta, lo que me obligó a abrirlos nuevamente— ¿Yulia?
—Shhh, descansa —me susurró, pero la tristeza en su hablar no me dejó tranquila. Comenzó a acariciar el borde de mi rostro, acomodando mis cabellos caídos tras mi oreja y continuaba mirándome como si fuese una muñeca de cristal, como si cualquier movimiento brusco podría romperme en mil pedazos.
—¿Qué pasa?
—Nada, Cuervo, duerme.
—Yulia, solo… dime qué sucede —le dije al percatarme de su tono preocupado. Es un sutil cambio en la gravedad de su voz, imperceptible para los que no la conocen bien; para mí era tan claro como distinguir entre el color blanco y el negro.
—Hmm —suspiró. Deteniendo sus caricias al instante, endureciendo sus facciones, su cuerpo.
—Háblame, por favor.
Negó, rozando nuestras narices, así de cerca estábamos la una de la otra.
—Está bien —contesté a su negativa. El momento de aclarar nuestras dudas había llegado— Entonces empiezo yo…
Las miles de preguntas que quería hacerle se esfumaron de mi mente en un segundo. ¿Valía la pena traer su pasado a la luz?, ¿Cambiaría eso nuestro futuro juntas?
Siempre he creído que lo hecho, hecho está, que si la vida te obligó a cerrar una puerta es para que busques otra, salgas de ese lugar y comiences a caminar hacia el frente, nunca vi la lógica en retroceder; recorrer el mismo sendero una y otra vez no me llevaría a ningún lugar.
Suspiré antes de confesar que no había nada que quisiera preguntarle. Prefería explicarle cosas que creo que la molestan, que le preocupan a ella.
—Mañana te irás —asumió con certeza. Ese era el plan, al menos hasta hoy en la mañana que la encontré llorando. Saldría esta misma noche, pasaría por casa, tomaría mi maleta y emprendería el camino al norte, y, sin embargo, aquí estaba, de madrugada en la cama con Yulia, a punto de decirle que no me movería de este lugar hasta el domingo.
—No.
—Lo harás eventualmente.
—Me temo que sí, lo haré… —no me dejó terminar, tapó mi boca con su pulgar y acarició mis labios. Los miró por lo que se sentía como una eternidad y marcando la pena en su rostro retomo las palabras.
—Entiendo que debas irte… que necesites tu tiempo y por eso mismo siento que… será lo mejor si… —pausó, respiró, volvió a llenar sus pulmones de aire y, con un gesto de dolor en el rostro, liberó su pesadez—… debemos terminar…
La sola mención de ese grupo de palabras me llegó como un puñal clavándose en mi pecho. Lo filoso de su tono, lo quebrada que tenía su voz al dejarlas salir, darse cuenta de que ha estado pensando en esto por algún tiempo, la duda de si era únicamente por mí. Todo se acumuló en un cosquilleo dentro de mi nariz y un frío en mi columna.
—Te equivocas…
—No… tú te fuiste para tener una libertad que… yo te volví a quitar.
—Me confundes con una hormiga que sigue a las demás, a la que se le dice qué hacer y a dónde ir —refuté, extrañada de la dureza con que lo hice—… yo sé a donde voy, quién soy, decido que hacer; tú no me has quitado nada —Recobré mi delicadeza al hablar y repetí los movimientos que ella hizo en mí. Una caricia en su rostro, bajando por su cuello, posando mi mano en su espalda.
—Te fuiste la primera vez porque no aguantabas más, lo volviste a hacer hace unas semanas y en unos días… partirás de nuevo…
—No como la última vez —le aseguré, tratando de apaciguar su rigidez con mis caricias en su columna— Necesito irme, pero no quiero alejarme de ti.
—Eso no tiene lógica, si te vas, te alejarás…
—No —le repetí, presionando nuestros labios— No —susurré en ellos—… iré a reunirme con un agente en San Petersburgo, está de paso y es una buena oportunidad. Pasaré ahí una semana y viajaré a Kingisepp —La miré sabiendo que asumiría que voy únicamente por Sash— Tu cronograma termina el 15 de diciembre, ¿no? —Asintió— Ven conmigo… podemos pasar Navidad y año nuevo, rodeadas de nieve, con un chocolate caliente frente a la chimenea.
Esperé a que analice la propuesta, no tenía más opción, era su turno de objetar si es que así lo quería.
Tras unos minutos, mi paciencia se llevó lo mejor de mí e interrumpí sus pensamientos.
—Sash no va a estar, seríamos únicamente tú y yo —le aclaré, ella movió sus ojos a un lado, pensaba, ¿en qué?, no lo sé, pero le tomó un tiempo más hablar.
—¿Las dos nada más?
—Sí, tú y yo, la nieve, la chimenea. Alquilé la cabaña en donde me quedé…, donde nos quedamos, en realidad.
—¿Y qué con Sash?
—Él tiene una novia en Novosibirsk, se mudó hace un mes. Pasará allá con su familia y con su abuelo.
Me tranquilicé cuando sentí su cuerpo ceder y relajarse.
—¿Qué pasará después?
—No lo sé, pero lo hablaremos y decidiremos juntas.
—Okey —concluyó y descansó sus ojos finalmente. Yo me acomodé en su cuello, esperando que el sueño volviese a mi cuando de la nada ella comenzó a hablar, con sus ojos aún cerrados, simplemente habló.
—La conocí en el Club, no era como otras chicas, ella… al principio me traía recuerdos de Layla —pausó— No, no sabía que era su hija, hasta meses después no lo supe. Eva no se trató de Layla en absoluto. No la usé para recordarla… pero sí, me enamoré de ella.
Yo la observaba y la que endureció su cuerpo entonces, fui yo.
—Fue la primera vez que alguien me hacía sentir tan viva, tan elocuente, tan completa, tan… dócil —bufó una burla a si misma sonriendo de lado, estaba recordando su relación y era feliz— Le encantaba hacerme cosquillas, ¿sabes? Yo lo odiaba, o decía que lo hacía, la verdad me encantaban sus juegos, su risa, su bromas. Era una chica boba, sin vergüenza, si tenía que pararse en medio escenario en el karaoke y gritar una canción, bailar, o… lo que sea, lo hacía sin pensarlo dos veces… La libertad con la que vivía era envidiable.
—Fue tu primer amor —le dije y me miró por unos segundos.
—Lo fue, pero yo ya no la amo más… yo… tú… debes creerme.
—Lo sé, ese nunca fue el problema. Me gusta escucharte hablar de ella… conmigo.
Y sí, no me molesta, estoy segura de que en el futuro, si esta conversación termina bien, escucharé más de ella. Debo acostumbrarme, todos tenemos una historia.
—¿Qué fue lo que dije? —me susurra. Una duda que debía imaginarme que la invadiría desde el momento que lo mencioné.
—«Te amo, Ev», «te extraño», «te necesito», a veces sonreías y nada más decías su nombre —le cuento causando un desagrado notable en su gesto, se apena de haberlo hecho, como si hubiese podido evitarlo— ¡Yulia, no! No te culpes, sé que estabas preocupada y lo que hacías era soñarla, recordar su relación. No tiene nada de malo —me mira con reproche, ambas sabemos que me molestó— Es… raro, incómodo, lo acepto, aún así, no tiene nada de malo recordar una buena relación.
—Por eso no me dijiste nada hasta ese día.
—Dolía, no te voy a mentir, cada vez que despertaba con tus palabras hacia ella, dolía.
—Debiste decírmelo…
—¿Para qué? Si yo pudiera elegir qué soñar no habría repetido la pesadilla de tu accidente por semanas. ¿Qué hubieses hecho tú?, ¿dejar de dormir?
—No lo sé… ¿por qué estabas tan molesta entonces?
—Si no lo recuerdas, fue tu acusación lo que me molestó, tu reclamo… El mío con esto fue nada más un… desquite infantil.
—Pero tú creías que yo la amaba todavía. Querías que elija.
—Estaba agobiada, completamente saturada de todo, los líos con la policía, la demanda legal -que siento haberte ocultado, por cierto-, la terapia, la invasión, el hecho de que me había entrevistado con por lo menos diez agentes y ninguno se decidía a firmar contrato conmigo… todo se acumuló —confesé exhausta de solo pensar en eso nuevamente— Dudé mucho los últimos días, dudé de tus motivos para viajar, dudé más aún cuando me pediste pasar por el hospital, dudé de mi misma, de ti, de nuestra relación… simplemente dudé.
—Okey —dijo ella con un bostezo.
—Yulia… sé que hay cosas que todavía quieres saber, pregúntame.
—No ahora, quiero dormir un poco.
—¿Cuándo entonces? No puede pasar otro mes solo en la espera de otra madrugada de insomnio.
—Desayuno… mañana, dormir… ahora…
Tenía razón, "dormir ahora" era el mejor plan. Por lo menos dejamos algunas cosas en claro, si con eso es suficiente para descansar… "desayuno mañana" será.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 130: Breakfast
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El desayuno estuvo exquisito, ambos en realidad.
Desperté con el olor del café a la distancia, pan tostado y tocino.
Kay se había despertado muy temprano para prepararlo y entró a la habitación, con una bandeja en mano, justo cuando abría los ojos.
—Buenos días, ¿dormiste bien? —preguntó acomodando todo en el velador.
—Dormí excelente.
Más que nada dormí con ella, con esa hermosa mujer que vestía nada más que sus bragas de algodón y esa remera -que le robé- anudada a un lado de sus caderas, dejando ver toda la extensión de sus níveas piernas… y su cola, su linda cola, ¡por Dios!, mi desayuno se veía más que apetitoso.
—El café se va a enfriar —me advirtió, leyéndome la mente, y aunque estaba segura de que mis ganas no bajarían de temperatura, no quería experimentar con esa posibilidad.
Me enderecé en mi propio puesto y peiné un poco mi cabello con mis dedos, soltándolo sobre mis hombros y estiré mi mano en su dirección, llamándola con una seña.
Es tan linda cuando duda de mí y ladea su rostro, entrecerrando los ojos mientras decide si debería seguir mis instrucciones o no.
—¡Vamos, ven! —Le suplico con la sonrisa que le encanta. Es una coqueta y me devuelve el gesto de la manera más pícara también.
Di unas palmadas en mi regazo, invitándola a sentarse sobre mi, pero ella prefirió jugar la carta segura y lo hizo a mi derecha, virando su cuerpo para verme.
Lamentablemente yo no le presté mucha atención, estaba perdida en sus suaves piernas, que sobresalían completamente de la cama. Mi mano no demoró en tocarlas, en acariciar su muslo, apenas a unos milímetros de su centro.
—Yulia… el café —dijo con dificultad y exhaló cuando hice un movimiento inesperado con dos dedos sobre esa prenda de algodón, recibiendo una descarga inmediata de su humedad.
—Mi desayuno está listo… ven aquí —le repetí, sin embargo, ella estaba ocupada disfrutando tanto mi masaje en su área intima como para responder o moverse.
Si la montaña no va a Mahoma…
Me destapé completamente y me senté a horcajadas por su espalda. La abracé con mis manos acariciando sus lados para quitarle la remera -mucha ropa para esta hora de la mañana. La tiré por algún lugar de la habitación y de paso me quité la mía de la misma forma, regresando con mis manos, lentamente sobre su abdomen hasta su caliente centro, continuando lo que inicié.
Su piel es dulce, más aún cuando me muero por probarla. Disfruto tanto olfatearla en las mañanas, hundir mi nariz en su cuello, besarlo, embriagarme con su olor.
Su respiración se agitaba cada vez más, mis dedos jugaban sobre la tela, mi boca en su espalda, mi otra mano apretando uno de sus pezones, ejerciendo cada vez más fuerza, más velocidad, finalmente pellizcándolo sin perdón. Eso la obligó a largar un grito con la excitación grabada en su tono.
Otra descarga se hacía presente bajo mis dedos, esa prenda húmeda comenzaba a estorbarme y decidí abandonar la suavidad de sus senos para adentrarme en sus bragas.
Mi propio centro se apretó involuntariamente al tocarla, estaba tan mojada y yo no me quedaba atrás; ambas íbamos por el mismo camino.
Los gemidos que emitía, junto con sus entrecortadas respiraciones, me ponían cada vez más al filo de lo inaguantable. Necesitaba tenerla sobre ese colchón, dispuesta a mí, abierta de par en par, para probarla, tocarla, frustrarla y luego someter sus ansias y complacerla.
Extrañaba tanto el sexo con Kay, en general, lo extrañaba todo, pero más a ella así.
Me di la vuelta con cuidado y me puse de pie tan solo para jalarla hacia mí con un beso y que me ayudara a sostenernos. Quería quitarle esa inútil prenda.
Bajé por su cuerpo inundada con fragmentos de su voz y me hinqué en el piso con mi rostro justo enfrente de ese tierno monte que me moría por probar.
La tela bajó sin dificultad alguna y cayó sobre sus tobillos. Kay la arrojó a unos metros con un movimiento con sus pies y me miró agitada, deseosa, suplicante.
Mis labios encontraron su centro sin dificultad alguna. Se abrieron con gusto, acompañados de mi húmeda lengua, presionando mi urgencia sobre la suya.
Tembló apenas la toqué y varias veces después, mientras mi lengua recorría lo largo de sus labios, recogiendo su humedad.
Su sabor es perfecto, la mezcla exacta entre acidez, un toque salado y con un final dulce único.
Probarla es como degustar un buen whisky; antes de tomártelo, debes inhalar su aroma, de primera instancia sentirás el gusto que éste tiene, haciéndote salivar, tal vez uno de los pasos más importantes. Los olores y sabores van de la mano, prepararte para lo que vendrá solo hará crecer tu deseo de tenerlo en los labios, así que vuelves a inhalar.
Le das una corta probada y lo primero que sientes es como quema tu boca y te llenas de su gusto. Deberías sentir su acidez, su origen, hasta un toque dulce mientras más lo saboreas. No has degustado un buen whisky si no sientes todos esos elementos.
Kay se perdía en mis acciones, en cuánto disfrutaba de cada lamedura, cada empuje de mi quijada entre sus pliegues.
Temblaba, encontrándose cerca del final, pero yo quería un poco más.
Me separé interrumpiendo su curso y la empujé a la cama tan solo para montarme sobre ella y empezar a llenar su cuerpo con besos recorriéndola desde sus pies a su boca, que desesperadamente buscaba su propio sabor.
Su deseo me quitó todas las intenciones. Lena me sujetó por las muñecas y con su cuerpo nos dio la vuelta.
—¡Eh, eh, no! —me dijo cuando traté de liberarme y retomar mi posición. Gratamente fui víctima de la desesperación de sus labios, sus dientes aprisionaron mi piel, dejando marcas que seguramente conservaré por varios días y luego regresó a mi oído, comiendo mi cuello a bocanadas, gimiendo justo en él.
—Cuervo, más vale que termines lo que estas iniciando… —me interrumpió con un mordisco en el lóbulo.
—¿Yulia?… ¿Alguna vez… te has probado en los labios de otra mujer?
Era una pregunta que no sabía como responder. Era obvio que sí, prácticamente, en algún momento de la noche, eso es exactamente lo que haces. Es lo que yo acababa de hacer con ella y ella lo ha hecho conmigo.
—¿Quieres hacerlo?
No entendía qué era lo que me proponía pero no iba a desaprovechar la oportunidad de probar algo nuevo.
—¿Qué propones? —le susurré, recibiendo la sonrisa más traviesa que la he visto poner.
Ella me soltó y se colocó boca abajo, sobre el colchón.
—Sube en mí, complácete —susurró.
Lo que me pedía era extraño, complacerme significaba arremeter sobre su cuerpo, específicamente sobre su cola, hacerlo hasta llegar al orgasmo de esa manera. Es una posición muy común entre las parejas heterosexuales, no lo neguemos, pero yo no tengo un pene, que sacaría ella de eso, era…raro.
—¡Vamos, sube! —pidió nuevamente.
Mi centro ya estaba bastante necesitado para ese entonces y sentir la suavidad de sus nalgas fue increíblemente placentero. Abrí un poco mis piernas para poder sostenerme mejor y solo ese movimiento me dio otra punzada de placer.
Lena descubrió su cuello, quería que la besara, que la tocara con mi pecho sobre su espalda, y lo hice.
Empecé a mover mis caderas de manera circular, recibiendo un suave y delicioso contacto con su piel, apoyándome en los codos para poder continuar mi movimiento.
Ella levantaba su cola cada vez que yo empujaba mi centro, dándome más contacto con su pelvis, excitándome cada vez más.
Me separé, empujándome con mis puños sobre el colchón, mis movimientos crecían más erráticos, esto era excitante, era delicioso, era increíble ver como ella se retorcía debajo de mí y movía sus hombros, extendía sus músculos, gemía con cada empuje que recibía de mi cuerpo.
Finalmente, sentí un calor inmenso en mi vientre, en mi pecho, se extendió por mi espalda y ella extendió sus manos hasta mi cola, presionándonos aún más. Mi cuerpo vibraba, completamente agitado, hasta que caí vencida sobre su espalda, mi respiración era exagerada, más de lo normal. Mi aliento pegaba en su cuello y ella sonreía, tal vez le causaba cosquillas.
Regresé de espaldas al colchón para recuperar mi respiración y fue cuando, sin advertirlo, ella se hincó a mi lado.
—Ahora, ¿quieres probarte?
Aún tenía dudas de lo que haría, pero asentí.
Levantó su pierna izquierda y se colocó a horcajadas al nivel de mi cuello, era evidente lo que tenía que hacer.
—¿Lista? —me sonrió, se sostuvo del respaldar de la cama. Yo descendí un poco para poder alcanzarla— Compláceme.
No sé de donde sacó esta idea, lo único que sé es que fue ¡es-pec-ta-cu-lar!
Y sí, tenía razón. El momento que puse mis labios en su centro sentí la diferencia. Un sabor distinto mezclado con el suyo; penetrante, fuerte, un poco más ácido.
La expresión «se corrió» es algo que hasta ahora me había parecido absurda, llegas al orgasmo, te vienes, terminas. Sin embargo esta vez, literalmente, mi humedad «se corrió» por su piel hasta llegar a su centro. Me pregunto ¿cómo se sintió?
Me he probado en los labios de otras mujeres, en los de mi actual pareja muchas veces, pero… Dios, tenía que ser Kay quién ponga la barra en otro nivel.
Nunca volveré a pensar en esto sin recordarla así, sentada sobre mi boca, apretando con dureza sus manos en la cama, con sus senos perfectos vistos desde este ángulo.
La sostuve con mis brazos rodeando sus piernas a cada lado y la mantuve ahí hasta cuando sentí que no daba más e intentó separarse.
Era palpable la tensión que ejerció en mi rostro y, en pocos segundos, la vi desbaratarse sobre mi.
Después de eso estaba lista para el desayuno que había preparado. ¡Qué importaba que el café estuviera frío, las tostadas duras y la mantequilla derretida!
Este es el mejor desayuno que he tenido en meses, sin duda, el mejor.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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—¿Por qué me tendría «en gracia» un jefe de la mafia? Eso no tiene sentido —balbuceó Kay aún con la cuchara del helado en la boca. Es el segundo tarro tamaño personal que comemos esta tarde.
A eso del medio día, fuimos a hacer compras al supermercado, algunos paparazzis nos esperaban a la salida y se encargaron de tomar cientos de fotografías.
Lo gracioso de todo es que yo aún no puedo caminar tan bien sin mi bastón, es más, la velocidad es un problema y Kay se aprovechó de la situación para tomar mi mano libre y entrelazar nuestros dedos. Puso la sonrisa más sincera que pudo fingir para ellos y posó para cada una de las fotos.
Yo, por mi lado, me coloqué mis gafas oscuras antes de salir del auto y esa mueca de: «el mundo me apesta», que se ha vuelto mi marca registrada al pasar de los años.
Como dijo Lena al salir de casa:
—Si van a vernos juntas, que nadie dude que la Chica Mala volvió para quedarse y además, que se consiguió a una linda novia.
¿Cómo refutar esa declaración? Yo estoy de vuelta más segura que nunca y mi pareja es la mujer más hermosa de todas.
No puedo creer que me haya tomado estar al borde de morir para darme cuenta que, esconderme tras las apariencias y los gustos que la sociedad te impone -que el mundo del espectáculo exige-, era una completa estupidez.
Yo vine a este planeta a vivir mi vida, no la de mis padres o mi familia, mis amigos, mucho menos la de los empresarios viejos y anticuados y, si el público me abandona, tendré que emprender un nuevo camino, como lo hizo Kay.
Juro que no entra nada más en la nevera, ni un chocolate de dos centímetros de diámetro. Lo único que compramos fueron golosinas, ya saben, helados de muchos sabores, jamones, salame, quesos maduros de diferentes tipos, aceitunas, frutas secas, vino y jugos en cantidades industriales, además de las pizzas congeladas listas para meter al horno.
Kay se pasó de la raya, pero me aseguró que no me dejaría arrepentirme absolutamente de nada de lo que pusiera en mi boca. Y sí, lo hizo en el tono más sexual del universo.
Lo que me trae a este justo momento. Iniciamos la plática que quedó pendiente la noche de ayer y ella se sorprendió de algunas de las preguntas que le hice.
—Eso es lo que Samir aseguró y, para serte sincera, me preocupa… mucho —le comenté. Colocó el envase vacío sobre el velador y movió su lengua dentro de su boca, jugando con la cuchara, hasta que decidió que no quería preocuparse por eso ahora y se la sacó dejándola adentro del tarro— Cuervo, esta es la mafia, no los bribones de una película de Hollywood. Ellos pudieron estar tras el incendio de tu casa y… ¡O…! —Detuve su interrupción con mis manos y alzando la voz—… pudieron ser enemigos suyos, ¿entiendes? Tal vez deberíamos ir a la policía.
—Mira, Yulia, entiendo tu frustración, pero preocuparnos por esto no nos llevará a nada, no ahora.
—Pero…
—Créeme, el abogado me explicó todo esto cuando pasó lo de Fyodor. La policía está metida en sus bolsillos, acusarlos solo empeorará las cosas.
—¿Así que no haremos nada? ¿No averiguaremos o contrataremos a un investigador?
—Si este hombre hubiese querido matarme, lo habría hecho sin problemas. La mafia no se anda con rodeos.
En eso tenía razón, de igual forma, el tipo que entró en la casa esa noche, era un principiante que prácticamente no hizo nada más que allanar el lugar. Se lo multó y ya está por ahí, libre como el viento, peligroso como el mar.
¿Así iba esa estúpida canción?
… Qué importa.
—Amor… —Me encanta cuando me dice así, mis sentimientos explotan un poquito por dentro— ¿Crees que mañana podamos pasar todo el santo día en la cama?
—Si eso quiere mi ave de rapiña, claro.
—¡Awww!, tú siempre tan dulce —rió acercándose a acurrucarse en mi pecho.
—Para cuando se te ofrezca, Ka.
Es de las pocas veces que le he dicho por el apodo con el que Sash se refería a ella, pero… le gusta y debo confesar que a mi también.
No quiero que termine el fin de semana, no quiero que se vaya. Esas dos semanas que pasaremos lejos serán un martirio, aunque ahora… estamos bien.
Solo espero la nieve, el silencio de la cabaña, el calor de la chimenea y a ella, así, exactamente como está en este momento, prendada de mi cuerpo, respirando sobre mi cuello.
Hoy fue un día perfecto, hace tanto que no tenía uno de estos.
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
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Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon
Capítulo 132: The Party
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Recuerdo aún el destello brillante que cegó mi vista cuando desperté en esa habitación. Fue un día como hoy, hace exactamente un año.
La noche anterior fui a un evento privado de uno de los cantantes que también tenía a Varvara como manager. Ambas fuimos invitadas, junto con cuatro más de sus representados. Los seis compartimos limusina, de hecho, todos nos llevábamos muy bien.
Al llegar fuimos recibidos por mayordomos y chicas vestidas con muy poca ropa sirviendo bocaditos y licores en bandejas, paseándose como si su trabajo fuese atraer la mirada de los invitados, y así era de alguna forma.
¿Quién puede ignorar a una mujer que llevaba nada más una tanga diminuta y dos parches en sus pezones?
La degradación de esas mujeres importaba muy poco, era la casa del rapero con más promesas del último año, él mandaba lo que le daba la gana en su casa y, en este caso, era ese tipo de entretenimiento.
Como siempre, la fiesta continuó. Yo decidí hacerme de la vista gorda, la verdad es que ese tipo de «espectáculos» están siempre a la orden del día en ese mundo, nada es muy controversial o muy pasado de tono… o eso es lo que todos creen.
Entre todos los invitados sumábamos no más de veinte personas. Todos muy conocidos, todos muy «amigos».
La cena estuvo increíble, en eso tampoco hubo moderación. Noize Mc contrató el mejor chef de todo Moscú para preparar el menú. Langosta importada como entrada, un exquisito pescado en salsa de almendras y trufas de plato fuerte y un delicioso mouse de limón y arándanos, acompañados de un rico crocante de pistacho. Quizá de lo mejor que había probado en años.
Luego vino la reunión en el área del jardín, chicas que hacían danza sincronizada en su enorme piscina, música acorde de la noche, un poco de baile y mucha bebida.
Quizá me excedí, ¿pero… es eso razón suficiente, eso me llena de responsabilidad?
Recuerdo haber tomado, tal vez, cinco vasos de un whisky «carísimo», según me contaron mis colegas. Fuerte, realmente mata caballos, si es que eso existe, además de un shot de un vodka americano que Varvara trajo de su viaje al país gringo, una semana atrás.
Mi cabeza daba vueltas y sentía claramente cómo mi equilibrio se perdía cada segundo que seguía en ese lugar.
Me excusé al baño y fui acompañada por Daniel Kozlovski un actor, compañero y amigo que trabajó conmigo en una película en el 2013. Muy reconocido desde entonces, le gusta escoger con cuidado sus roles y se destaca en el cine independiente, cosa que a Varvara nunca le hizo mucha gracia.
Dan fue tan amable como para tomarme del brazo y ayudarme a caminar, acompañarme a la puerta del baño y esperarme afuera. Recuerdo ver su sombra sobre el piso, justo por la ranura de la puerta… y eso es todo lo que mi recuerdo guarda de cómo terminó la noche.
La luz me quemaba las córneas, era tan intensa que tuve que cerrar mis párpados lo mayor posible; era el sol de la mañana que pegaba directo en mi cara.
Mi pecho se sentía extraño y fue cuando me di cuenta de que no llevaba mi vestido puesto, no tenía ropa interior tampoco. Mi única cubierta era una sábana blanca, a simple vista, pulcra. Mi compañía… ninguna. Estaba sola en esa habitación que no reconocí.
Me envolví en esa tela y fue cuando me percaté que la sábana que cubría el colchón estaba manchada de sangre; algunas gotas muy disueltas -por así decirlo- y una mancha de un tono amarillento a un lado, supuse que era el rastro de semen. No quise sobre analizar lo que vi, era evidente que había tenido sexo esa noche.
Instintivamente acerqué mi mano a mi vientre, tenía ese dolor leve e incómodo de cuando el acto es fuerte, lo que me extrañó; ese sentimiento suele desaparecer con las horas, mucho menos la mayoría de veces, y la mancha estaba completamente seca.
Analicé la habitación por unos segundos y encontré mi vestido, colocado con cuidado sobre el respaldar de una silla, mi ropa interior, tirada en el piso en una esquina.
Recogí mis cosas y entré en el baño. La analicé y noté al vestido en perfecto estado, más mis pantaletas no, la mancha de sangre estaba presente en ellas, estaban rotas, como si me las hubieran sacado a la fuerza y comencé a presentir lo peor.
Decidí no estresarme y entré en la ducha para tomar un baño corto. Puse unas gotas de jabón líquido en mi mano y, al pasar por mi centro, sentí mucho ardor y un dolor punzante cuando el agua caliente se escurrió entre mis piernas. Me examiné rápidamente y ví la marca de una mordedura en mi muslo, muy cerca de mi área íntima.
Salí de ahí de inmediato, me sequé y busqué algo de vestimenta en ese cuarto. Tuve suerte al encontrar unos paquetes de ropa promocional del tour de Noize Mc, un buzo que me quedaba demasiado grande y unos pantalones deportivos que ajusté con el cordón en la cintura.
Llamé a Varvara de urgencia y le conté lo que había descubierto, le pedí que me recogiera de inmediato y cinco minutos después estaba bajando por las escaleras de esa enorme y desolada casa. Entré directamente en el coche y recibí un reclamo antes de siquiera decirme un buenos días.
—¡Dime que no te bañaste!
El reproche era obvio, ¿pero yo qué sabía sobre lo que me pudo haber pasado la noche anterior?
No era la primera vez que tenía sexo fuerte con un hombre y, aunque no es mi preferencia, lo he hecho. Esa noche no había sido más que eso, ¿verdad? Por lo menos hasta que entré en la ducha y comprobé rastros de violencia que, ni en la más absurda de las situaciones, le permitiría a cualquiera infringir en mí.
Pasamos por una farmacia. Ella entró y me pidió que me recostara en el asiento para que nadie me reconociera. Salió, minutos después, con una botella de una bebida hidratante y una pastilla para el día después, que sin permitir reproche me obligó a tomar.
—¿Qué quieres hacer? —me preguntó muy seria.
Pensé eternamente la respuesta. No sabía qué había pasado, ni con quién o cómo sucedió, además, había borrado toda evidencia de mi cuerpo -si es que eso era- y para ser sincera tenía miedo… de todo.
—Si quieres mi consejo profesional… —pausó decidiéndose si hacía o no lo correcto—… ni siquiera lo recuerdas. Olvídalo, ve a casa, reorganizaré tu cronograma. Tómate una semana de vacaciones y… simplemente olvídalo.
Seguí su consejo y, debo confesar que, no fue difícil. Si alguien me violó, no tengo memoria de ello, de absolutamente nada después de mi visita al baño, en realidad.
No tengo miedo a volver a tener sexo, no tengo la imagen de mi violador grabada en mis pupilas. La marca en mi muslo sanó y, físicamente, no guardo ningún souvenir de esa noche.
Sin embargo, mi ánimo decayó tanto los días subsiguientes. La falsedad de los medios, de mi carrera, de mis «amigos» que quizá ni siquiera llegaban a ser mis conocidos, todo me cambió en un instante.
El ritmo de trabajo que Varvara «reorganizó», me agotó en pocas semanas y, finalmente, un 4 de enero decidí irme, olvidarme de todo, reinventarme, vivir una vida simple.
Tal vez no todo haya funcionado como lo planeé, pero eso no cambia las cosas. Mi vida ahora es mucho mejor que la que dejé.
Con respecto a lo que pasó o no en esa fiesta, no he hablado con ninguno de los presentes desde ese día y Varvara nunca supo darme detalle de mi paradero después de verme con Dan.
Sé que él cambió de representante por febrero, que se enfocó más en ese mercado que «no daba frutos» según mi ex-agente y es feliz con una linda pelirroja que conoció en el rodaje de su último film.
No quiero acordarme de esa noche y mi empeño en dejar esa experiencia de lado ha tenido mucho éxito. Todo iba muy bien, hasta que esta mañana, encendí el televisor y vi un video de Noize Mc.
En las noticias hablaban de la exclusiva fiesta anual que tuvo el día de ayer y es ahí cuando caí en cuenta de que, exactamente hace un año el día de hoy, yo despertaba en esa habitación, con mis ojos fundidos por la luz y una incertidumbre que vive en lo más oscuro de mi memoria.
¿Qué pasó?
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—Hey, ¿estás bien?
—¿Hum?… Ah, sí —respondo sacudiendo la cabeza y ese recuerdo.
—Qué falta de movimiento hay en el medio, para que las fiestas de Noize Mc sean noticia —comenta estirando las sábanas de su extremo de la cama. Es medio día y queremos dejar el cuarto limpio antes de salir a comer.
—Así parece —respondo sin explayarme más, me siento extraña. No he mencionado lo que pasó a nadie, solo lo sabe Varvara, lo cual me parece injusto con Yulia. Ella es mi pareja, debería contarle estas cosas o…
—Ustedes pertenecían a la misma disquera, ¿no? ¿Fuiste a alguno de sus eventos alguna vez? —interrumpe mis pensamientos.
Sí, a varias y a una en la que no sé si me violaron o tuve una noche extrema con alguien, tampoco sé con quién.
—A la última que fui, fue una reunión pequeña, una cena entre… amigos.
—¿Eras amiga de ese rapero misógino?
—Alekseev no es así, él es agradable. Noize Mc es una pantalla, un personaje, así es ese mundo.
—Antes de encontrarte fui a una con Vlad, Anna y Sergey —me cuenta, robándose mi atención cuando menciona a Varvara— Esa mujer no dejó de perseguir a Sergey toda la noche para que considere cambiar de manager. Se corría el rumor de que ella renunció a Dan Kozlovski y quería otro actor en su portafolio.
—No eran un buen equipo, él tenía otros intereses.
—De lo que supe por Malia, tuvieron una fuerte pelea. No supo decirme el porqué, pero él parecía tenerle mucha apatía, resentimiento, algunos decían que salían a escondidas y él la encontró con alguien más.
—Esa historia es ridícula, Varvara no tenía novio, ni amante; la mujer no tenía tiempo de nada, su vida era una carrera de fórmula uno —digo contradiciendo el rumor— Cuando pasaba conmigo no podía permanecer sentada más de diez minutos a la vez, no dormía ni cinco horas en total, además, Dan era soltero, muchas veces me invitó a salir.
—¿Daniel Kozlovski pretendía a mi novia?
—Danny coqueteaba con Lena Katina, tu novia es Kay Ronan —le respondo en ese mismo tono de sexy y juguetón que ella acaba de usar.
—¿Nunca saliste con él? —pregunta con una curiosidad que deja ver algo de celos en el fondo. Yo niego vagamente, ella lo nota y relaja sus facciones.
Dan es muy apuesto, además de un caballero completo, gracioso, simpático. No por nada es muy querido por todo el mundo.
—¿Sabías que él audicionó para mi serie? Para el papel de protagonista y lo rechacé.
—¿Lo dices en serio? Hubiese quedado perfecto para ese rol, mucho mejor que Steve.
—¡Hey, Steve es bueno!
—Dan es mejor.
—No lo sé, algo tiene ese tipo… es como…, nadie puede ser tan perfecto sin ocultar algo oscuro por ahí. Nunca me dio buena espina.
—Es que no lo conocías.
—Tal vez la que no lo conocía, eras tú —Termina dándome un guiño y le da un golpe a la almohada que acaba de colocar en la cabecera. Da media vuelta y toma su bastón para salir de la habitación— Vámonos ya, Cuervo, que tengo hambre y la reservación es en cuarenta minutos.
Me cuesta pensar en que Yulia pueda tener razón, sobretodo después de esa cena. La verdad no quiero ponerme a pensar en lo que pudo haber sucedido, he vivido en una confortable ignorancia por un año, en una relativa paz.
Claro que si un día debo hacerlo, Dan es el primero al que debo preguntar. Él es la última persona que recuerdo tener contacto esa noche, él debe saber qué pasó conmigo cuando salí del baño.
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