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HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon

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Mensaje por katina4ever 9/11/2021, 8:34 pm

Woow! Me había perdido de tanto y ahora solo espero saber más de esta historia. Por otra parte...me alegra saber que te encuentras mejor. Cuídate mucho, esperamos tu pronta mejoría. Saludos y abrazos
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/11/2021, 8:38 pm

Capítulo 55: Things
________________________________________

Estoy a punto de llegar a Moscú. Es martes, medio día y lo único que quiero hacer es regresar a Ekaterimburgo, pasar unos días más con Lena, unas horas, unos minutos… lo que sea. Simplemente no quiero estar aquí.

Aquel domingo nos levantamos de la cama para un almuerzo tardío. Unos simples macarrones con queso de caja, que comimos en un tazón y con cuchara. No nos tomó más de diez minutos prepararlos.

Nos dirigimos a la sala y nos sentamos sobre la alfombra, reposando la espalda en los pies del sillón y yo le señalé la repisa con discos y libros que había notado en la mañana.

Le comenté que había hecho un buen trabajo inventándose una vida, nadie creería que apenas la tenía unos cuantos meses pretendiendo ser Kay y que estaba segura de que no había leído uno solo de esos libros, además ¿desde cuándo le gustan tanto los Beatles?

Ella rió y me explicó que, en realidad, es la colección de su papá y que, aunque no lo crea, los había leído todos. Eran las únicas cosas que le había heredado, junto con su colección de cámaras de fotos.

—Papá le dejó todo a Katya. A mi únicamente los libros, los vinilos y su colección de cámaras.

—¡¿Qué?! —le pregunté sorprendida. Después de como se comportó su hija mayor tras el divorcio, pensé que él tendría más consideraciones con Lena.

—Él… me dejó una carta —dijo tapándose la boca para hablar mientras terminaba de comer— Sabía que a mí me estaba yendo muy bien y que, al contrario de mi hermana, yo si sé administrar mi dinero y no terminaré en una pocilga. Así que me dejó sus pertenencias más preciadas -cosas que él realmente disfrutaba-, para que lo disfrute a él y nuestros recuerdos juntos. A ella le dejó todo lo demás, absolutamente todo.

—Katya no se cansa de protestar que no tuvo nada en la herencia, que tú vendiste la casa para gastarte ese dinero en mil cosas, cuando ella más lo necesitaba.

Lena soltó algunas carcajadas, casi atorándose con los fideos y se levantó a buscar algo de tomar.

—Katya es tan falsa, por Dios. Ella misma puso la casa, con todo lo que tenía adentro, a la venta, una semana después de entregarle las llaves —contesta bebiendo el agua y limpiando su garganta— Además, es una tonta. Lo vendió muy barato, ni siquiera hizo un buen estudio de bienes raíces del sector. No me costó nada recuperarla.

—¿Tú compraste la casa?

—Sí, como anónimo, hasta la pagué en efectivo a través de uno de los abogados de la firma que contraté para proteger todas mis ganancias. Ella no hizo ni una pregunta, le brillaban los ojos.

Y tal vez, eso fue lo que más me sorprendió de todo. Lena tiene un lugar donde esconderse en Moscú, un lugar confortable, por lo menos tres veces más grande que este y con todas las comodidades del mundo, por lo menos con un par de televisores, pero ella está allí, viviendo en una antigua fábrica convertida en vivienda y trabajando en un bar de strippers.

Si tan solo tuviese el valor de hacer lo que ella hizo hace seis meses y buscar mi felicidad sobre todo lo demás. Pero no, aquí estoy. Cruzando los límites de la ciudad, lista para llegar a casa, tomar un baño y salir al estudio para comenzar los ensayos de las canciones que grabaremos para su nuevo álbum.

Hogar, dulce hogar… ya quiero regresar a ti.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/11/2021, 9:11 pm

Capítulo 56: Can I Kiss You?

________________________________________

—¿Puedo besarte? —me preguntó Lena esa noche de domingo y solo con escuchar esas palabras ya me tenía completamente dispuesta a todo.

Asentí dejando mi estúpido celular a un lado y, enderezándome un poco para que ella pueda acomodarse en mi regazo, la envolví con mis brazos.

Entonces me sonrió y me dijo:

—¿Quién diría que un día estaría con Yulia Volkova pidiéndole un beso?

Y yo le contesté:

—¿Quién diría que ese día yo se lo daría?

Volvió a sonreír sobre mis labios y se contuvo unos segundos, provocándome una ansiedad que tuve que calmar tomándola del rostro y presionándola hacia mí.

Creo que Lena está muy consciente de que me gusta y de lo importante que es, no es solo un capricho. Lo que no sabe es el «porqué» y tal vez, es eso lo que la intriga tanto y la razón por la cual me permite estar con ella, saber su secreto y pasar de él. Tal vez es por eso que ya no finge conmigo.

No creo que sea por pena. Me lo dejó saber claramente cuando me puso a limpiar su casa con ella el lunes después de una pesada noche de besuqueos y toqueteos. Y, aunque no pasó más que eso, no me he sentido tan viva en años, no como en esa noche.

No me cuesta nada recordar las cosas que hicimos estos días restantes que pasamos juntas, solas las dos. Ni una llamada, ni un mensaje, ni una visita, nada… únicamente las dos, disfrutando del silencio con Radiohead escuchándose de fondo, con comida rápida que sacábamos de una lata o una caja de cartón de la alacena, con juegos entre sábanas, con gemidos reprimidos y su necesidad de acercarme cada vez más a su cuerpo.

Empezó con una simple petición, que le de un beso. Terminó con su espalda arqueándose sobre el colchón mientras yo la hacía mía con mis labios en su centro.

"¿Por qué diablos regresé aquí?", pienso mientras cierro la llave de agua fría y tomo la toalla para salir a mi fría habitación y vestirme para encontrarme con Anna.

Necesito que el tiempo corra y el sábado llegue pronto para volver a la carretera y regresar a esa ciudad, a su casa, a su cama… a su cuerpo.
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Mensaje por katina4ever 9/11/2021, 9:28 pm

Magnifiqueeee jejejeje ya quiero seguir leyendo esta historia!! Muchas gracias
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Mensaje por Fati20 9/12/2021, 1:23 am

Me encanta como ha avanzado la historia 😊
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/12/2021, 5:23 pm

Hola chicas, Hola a todos... Afortunadamente pude reparar la laptop ya que ayer no pude subir más capítulos por una pequeña fallita que ocasionó un drive...

katina4ever: Estabas desaparecida. Es bueno que volviste para que no pierdas muchos detalles de esta historia.

Fati20: Gracias como siempre!


A leer!!



Capítulo 57: Fire
________________________________________

Reposarla sobre esa blanca y pulcra alfombra mientras la besaba a mordiscos por la quijada, bajando hasta su cuello, sacándole suspiros que solo soñaba con tener, es, tal vez, mi recuerdo más vívido de esa noche.

Dicen que el dolor y la tristeza se apaciguan en el calor de otro cuerpo y, si es así, nosotras no dejamos de calmar nuestras penas durante esos tres días.

Lo malo de empezar de esta forma es que pronto entiendes que todo podría ser nada más que un efecto secundario, que no hay cadenas que te sostengan, que te anclen, todo es superficial… y eso me asusta.

—Tengo que confesarte algo —me susurró haciéndome prestarle mi completa atención— He… deseado esto desde el sábado pasado en el club.

Si tan solo supiera que, con esa simple confesión, logró que me perdiera en ella, que dejase mi control de lado y, que todo lo que ella quisiera, lo haría con tan solo una mención de sus labios.

¿Quién sabe en realidad cómo llegas a este punto? ¿Cómo funciona esto del amor?

Yo, la verdad no tengo idea.

Me esfuerzo mucho por recordar el minuto en que me di cuenta, el instante en que até cabos y supe que lo que sentía por ella no era un simple gusto o un deseo por su cuerpo o un capricho, pero no puedo.

Algunas personas pueden hacer un mapa detallado de como llegaron a enamorarse. Como se conocieron, se hicieron amigos, empezaron a salir, encontraron cosas en común, otras que no tenían nada que ver el uno con el otro y de repente, dado un tiempo prudencial ya sabían que se levantaban con corazones flotantes a los lados de su sonrisa.

Nosotras en realidad nunca fuimos las mejores amigas, nuestras personalidades chocaban mucho, básicamente por la envidia que le tenía y los celos que me provocaba ver a mi novio, de ese entonces, mirarla de pies a cabeza como si fuese la mejor barra de chocolate.

Sin embargo debo admitir que por más que yo me negara a considerarla una persona importante en mi vida, ella se daba formas de estar presente cuando más la necesitaba.

Recuerdo que ella reparó mi cometa la primera vez que fui a buscarla para que me ayude con Sergey. Ese estúpido juguete no fue más que una excusa que inventé ese momento, pero ella invirtió tiempo en arreglarla de todas formas.

Cuando la eligieron para cantar en los Platinum Music Awards, me sorprendió por su lealtad. Yo sabía que Sergey le gustaba, pero se abstuvo de besarlo, por mí, y ella no sabía que yo la estaba viendo, solo lo hizo.

Tengo que admitir que siempre la consideré muy bonita, como negarlo, siempre tuvo un cuerpo de ensueño, lo que pude comprobar cuando fuimos a burlarnos de Katya en su escuela y ella tuvo que disfrazarse con una ropa bastante ajustada.

Sé que mi admiración por ella creció especialmente en dos ocasiones. La primera fue después de terminar por última vez con Sergey y la llamé para que vaya a buscarme a las afueras de mi cafetería favorita. Esa noche llovía a cántaros y, aunque ella no tenía licencia, tomó prestado el auto de su papá y fue por mí.

Y la segunda fue cuando tuve que enterrar a mis abuelos —esos que me criaron, por así decirlo— y ella fue la única que estuvo conmigo. Viajó de Reutov apenas se enteró y me acompañó durante el entierro, quedándose en el cementerio a mi lado, sentadas hasta el anochecer.

El resto de mis amigos estaban «demasiado ocupados» como para viajar y su «profesionalismo» no les permitió cancelar sus compromisos. Pero ella lo hizo, no le importó nada más que ayudarme y aunque la criticaron de una manera muy fuerte, estuvo ahí.

Probablemente por eso me sorprendió tanto, cuando sucedió lo del hermano de Anna. ¿Cómo pasas de ser una persona con tan alta moral, que no le das gusto a tus deseos por respetar a alguien más, a, de repente, arrastrarte ante la voluntad de una estúpida mujer sin escrúpulos, mandando al diablo tus amistades?

Sin embargo fue ahí, en esa etapa de mi vida —cuando se ausentó de mi vida definitivamente—, que entendí que la extrañaba tanto, que ya hasta había dejado de dormir, no comía bien y era un completo zombi. Lo fui por meses.

Fui tan evidente, que mis «amigos» decidieron hacer una intervención para sacarme de ese «ridículo enamoramiento» en el que me encontraba, aunque no funcionó.

Por un tiempo pensé que era pura obstinación de mi parte, realmente lo hice.

¿Cómo diablos te enamoras de la chica que lastimó tanto a alguien que tu adoras; la que, en frente de todos, se vuelve tan superficial?

Debía ser un maldito antojo, algo pasajero. Pero como podía serlo si luchaba tanto contra la imagen en la que se había convertido.

Si una persona me decía que Lena era egoísta, yo hacía lo imposible por probarme que no lo era; si me decían que era manipuladora, buscaba formas de convencerme de lo contrario.

Tal vez, fue así cómo me enamoré de ella. Tuve que buscarla, pasando de la superficialidad que presentaba frente a las cámaras, cavando profundo hasta encontrarla nuevamente y recuperar la certeza de que lo único que había pasado con ella, es que llevaba una máscara tras su nombre y que se escondía.

Ahora puedo decir que la veo tras las decisiones profesionales de Varvara, pero yo sé quién es realmente.

Así que al pedirme un beso más, se lo di; al presionarme contra su cuerpo, ejercí más fuerza; al gemir con tanta desesperación, complací sus deseos. La llevé hasta la cama y la recorrí entera, besé cada centímetro de su cuerpo. La memoricé con mis labios, con mi lengua, con mis ojos, con las yemas de mis dedos, me aprendí su ritmo, sus súplicas en un movimiento de caderas y la hice mía. Por unos días ella fue mía y yo… yo fui suya.

Pero ella no me conoce.

Posiblemente cree que sigo siendo la soberbia Yulia Volkova de la escuela y piensa que esto para mí es un juego, que no quiero más que unas noches de sexo, de besarla hasta el cansancio. No sabe que estoy rendida ante ella, solo sabe que no quiero perderla.

Eso me asusta. Definitivamente… tengo miedo.

Por que me aterra pensar que en algún momento, a Lena, se le acabe el «gusto» y yo la veré partir… lejos de mí.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/12/2021, 6:19 pm

Seguimos.... Very Happy Very Happy


Capítulo 58: Guilt
________________________________________

—¿Se puede saber de qué te ríes? —me pregunta Anna al verme con una inusual sonrisa mientras leo uno de los mensajes de Lena.

Yo juego a ser indiferente con esa pregunta y guardo mi celular en el bolsillo, apagando su sonido. Es hora de concentrarse en esto.

Me ubico en mi cabina de grabación y me coloco los audífonos. Perfecto, ahora a cantar como lo hicimos hace un par de horas en el ensayo.

Armonizar con Anna siempre se me hizo muy fácil. Hemos practicado tanto juntas desde la escuela, que lograr componer una canción e interpretarla no nos toma mucho tiempo. Somos un buen equipo, siempre fue así.

—Una vez más, las dos al mismo tiempo. Atentas a mi dirección, ¿Okey? Vamos —nos dice Vlad. Él es el productor del nuevo álbum y hace un trabajo estupendo.

Vuelvo a tomar la posta de ritmo y comenzamos siguiendo sus instrucciones. Esta vez podría darnos un 15/10 de lo bien que nos salió grabar el estribillo.

En pocos minutos tenemos un primer corte de la canción y lo escuchamos para verificar partes en las que tengamos que hacer cambios, pero no son demasiados. Apenas un par de grabaciones por repetir, cantar algunos coros de fondo y la canción estará lista. Aproximadamente un día de trabajo, nada mal.

Pero todo se arruina en el momento que Sergey entra en el estudio y se sienta con nosotros a escuchar el demo.

No le parece que esté a la altura de Anna, ella debería cantar más partes que yo, ella debería destacar más, después de todo es su álbum, no el mío.

Y ahí es cuando Vlad duda de su dirección musical y empieza a anotar cambios que seguramente realizaremos mañana. Todo porque al chico de oro le gusta mover las piezas del tablero ajeno solo para sentirse relevante.

Que importa ya, Vlad hará lo que quiera, al igual que Anna. En este punto, ya me viene y me va.

Al parecer, no me di cuenta de que puse nuevamente esa boba sonrisa al continuar leyendo lo que Lena me escribe.

—¿Quién te tiene así de contenta?, ¿encontraste a tu Caperucita Roja? —me pregunta el imbécil de mi ex.

—Me acaban de contar algo muy gracioso, ¿te molesta verme feliz?

—Pensé que te vería trapeando el piso de toda la pena que tenías por la partida de Shapovalov.

—Lloré bastante estos días, quédate seguro de eso. Solo es un chiste nada más —No sé ni por qué me defiendo, tal vez es un reflejo condicionado. Él me acusa de algo y yo le respondo sin pensarlo dos veces, desatendiendo sus intenciones. Así es como he evitado hablar de Lena en mucho tiempo, sin echar leña al fuego.

Es interesante ver como él, aunque me conoce muy bien, se queda satisfecho con eso. Pero no voy a preguntarle sus motivos, mientras deje de fastidiarme todo está bien.

Lena sigue enviándome mensajes que logran ponerme de buen genio, pero pronto noto una sombra sobre mis hombros.

—¿Quién es Karen?

No me di ni cuenta en qué momento Anna se paró a mi lado y empezó a leer mis mensajes.

Grabé el contacto con ese nombre, ni siquiera le puse una foto real, tiene un emoticón nada más.

—La amiga con la que te dije que me quedé estos días.

—No será un problema, ¿verdad? —pregunta Sergey con un tono exigente, como si él tuviese voz y voto en lo que hago—, tus romances pasajeros siempre quieren entrometerse en tu vida.

—Ella no es un romance pasajero —respondo sin siquiera regresar a verlo— Es una amiga y punto.

Anna alza los hombros y no insiste, sabe que no les daré más datos sobre ella, ya me pasó en el pasado que al conocer quienes eran mis pequeñas conquistas, estas desaparecían a los pocos días, sobornadas por el imbécil de Sergey.

Esa manía que tiene por el control me aturde, yo ya no soy de su interés, sin embargo se empeña en que lo sea y lo que más odio es que no importa cuanto le advierta que me deje en paz, siempre está merodeando en mis acciones.

Estábamos por salir a comer algo, cuando él me detiene a unos pasos de la puerta y me enfrenta con molestia.

—¿Quién es tu nueva amiga?

—No te importa Sergey, déjame pasar.

—No vas a arruinar esto para Anna, con este álbum va a consolidarse en Europa así que mejor será que te olvides de tu juguete nuevo.

—Jmm —río a mis adentros, mirándolo directamente a los ojos— Lo que yo haga fuera de este estudio es mi problema. Mientras cumpla con las condiciones del contrato que tengo «con Anna», ¿qué haga? o ¿con quién me acueste?, es mi lío —respondo sin más y me cruzo de brazos en frente suyo, firme y fuerte.


—No tienes ni el más mínimo interés en los asuntos de Anna, ni siquiera en su bienestar —me dice descaradamente, cretino, sé lo que le hace a sus espaldas, lo he visto varias veces.

—Ah, ¿y tú sí? —contesto— Lo único que quieres es seguir controlándola, llevarla de la mano a todo lado para satisfacer tu necesidad de atención, porque a ti no se te pegan ni las moscas cuando estás solo.

—Yo, «soy su novio», me preocupo por ella porque la amo…

—Claro, la amas con taaanta pasión, que te acuestas con una cualquiera pasando un día o te buscas una de esas bobas lolitas que vagabundean queriendo sus cinco minutos de fama en la cama.

—¿Celosa? —Tiene una cara de complacencia única. ¿Cómo puede creer que todavía me interesa? Además de ser lesbiana, jamás regresaría con él.

—¿Celos de qué?, ¿de ver como manipulas y mantienes ciega a mi mejor amiga?

—Ella no es ciega, sabe exactamente como funcionan las cosas.

—Ella confía en ti plenamente, eso no quiere decir que esté de acuerdo con que le pongan los cuernos.

—Anna entiende que a veces las mujeres se me ofrecen…

—Imbécil, ¿y tú no puedes decir que no?

—Lo hago, la mayoría de las veces —Pone esa sonrisa de perro con hueso nuevo, ¿dónde diablos quedó mi amable y considerado novio?

—¿Cuándo te convertiste en esto, Sergey?

—¿En qué? ¿En un hombre?

—¡En un maldito engañador!

—Tú no tienes calidad moral para hablar de engaños —dice borrando su mueca de felicidad—, ¿acaso no fuiste tú la que me traicionó a mí con una mujer mayor cuando estábamos en la maldita escuela? ¿No fuiste tú la que fijó el ejemplo de fidelidad?

—Yo era una adolescente, estaba confundida y eso fue un error.

—¡Un error que nos costó una relación de cuatro años!

Y ahora veo de donde sale tanto veneno que siempre tiene para mí. Jamás me perdonará lo que le hice entonces.

—Hubiese dado lo mismo, ¿sabes? Sigo siendo lesbiana y un día íbamos a terminar.

—Pues Ann y yo no estaremos juntos para siempre. Algún día vamos a terminar. ¿Qué importa si me acuesto con alguien más?

Es un completo idiota. Se volvió amargado, solitario, interesado en el dinero, en la fama. Pero se olvidó de ser un ser humano, un buen amigo, se olvidó de la lealtad y la sinceridad.

Y sí, lamento en el alma haber sido la causa de que él dejase de confiar en las personas cuando me vio teniendo relaciones con mi maestra de solfeo en el aula de clases y, unos días después, en mi casa, cuando finalmente me enfrentó.

Fue un estúpido error que lo destrozó todo. Pero el decidió convertirse en esto, en la sombra de la persona que podría ser.

Lo siento, fui una pésima novia al final, pero aprendí algo y seguí adelante. Él solo se hundió.

—Vamos chicos, muero de hambre —dice mi pelirroja amiga.

Aún lo es, aunque por el momento esté cegada por el hombre que ama y a pesar de que haya cometido muchos errores y haya perdido parte de esa linda inocencia que la caracterizaba.

Es mi amiga porque ella, al contrario del amargado de su novio, pudo recibir el mismo golpe y perdonar; lo malo es que sigue perdonando. Peor aún, que con el tiempo, eso solo le seguirá robando su esencia.

Y es ahí cuando reflexiono sobre lo que hice y no puedo dejar de sentirme culpable.

¿Habría pasado todo esto, si yo no cometía ese error? ¿El que invalidó a mi amigo de sus emociones y lo convirtió en un cínico? ¿El que provocó su desinterés, su apatía y su maldad?

Tal vez yo sí tengo la culpa de todo. De que Sergey se convirtiera en esto; de que Anna vaya dejando su gran personalidad de lado, para ser más como él; de que Vlad perdiera a su mejor amiga, el momento en que yo le pedí a Lena que se alejara de nosotros, cediendo a las garras de su manager y finalmente huyendo de todo.

¿Soy culpable? ¿Lo soy?
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/12/2021, 10:08 pm

Capítulo 59: CSI

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El sexo es una de las cosas más increíbles, sorprendentes, apasionadas y alucinantes que puedes experimentar en la vida. No hay comparación, ¿verdad?

¡Absolutamente!, y es por eso que he estado mirando a Lena limpiar los lentes de sus cámaras durante las últimas tres horas, sentada en el sofá de su sala.

Es tan cuidadosa y delicada, que me tiene aquí, hipnotizada con cada aliento que retiene en sus pulmones cuando está a punto de tomar ese pedazo de vidrio cerca de su rostro, para inspeccionarlo y limpiarlo de cualquier polvo o suciedad que pueda haberse quedado rezagado en los bordes.

Luego lo coloca dentro de una bolsa plástica y le da un lugar sobre la mesa -en un orden específico- para después continuar con el siguiente y así sucesivamente.

Está usando guantes de goma para no dejar ningún indicio de grasa de sus dedos y lleva el cabello recogido en un moño, para evitar cualquier accidente y perder esas hebras delicadas sobre su tan meticuloso trabajo.

Y es fascinante, realmente lo es.

Porque sí, el sexo es increíble, pero esto que quiero con ella no se trata de sexo.

—Estás muuuy callada, ¿pasó algo en Moscú?, ¿en la grabación?

—No, todo normal —le digo, callando los entremeses de aquellos días que me fui de su lado. De qué serviría contarle de las pequeñas riñas que ahora llenan nuestros encuentros con sus ex amigos.

—Tienes una cara de aburrida, única.

—¿Lo crees? —Qué equivocada está. Ya le falta poco para terminar y después puedo llevarla a cenar a donde ella escoja, aunque seguro querrá ir a un lugar de comida rápida y pedir algo extremadamente grasoso— La verdad estoy bastante entretenida viéndote examinar la evidencia.

—¿La evidencia? ¿Acaso me parezco mucho a Grissom? —dice imitando una escena muy seria de CSI, sacándose los lentes con gravedad, como si acabase de descubrir al asesino.

—No, no a Grissom… pero tal vez sí a una Sara Sidle.

—Eso te convertiría a ti en Grissom —me dice cambiando su tono a uno más cantado, tal como el personaje que acabo de asignarle y me saca una sonrisa, porque nunca fue muy buena con los acentos, se escucha graciosa, como cuando la molestaba en la escuela.

—Bueno, eso tiene más sentido. Yo soy -de las dos- la que más puede conservar la «calma», pensar en frío. Además ojos azules, cabellera oscura… Vamos de la mano.

—También eres un poco sorda —dice con una carcajada. No lo vi venir, pero tiene razón; más que sorda, terca— Sí, van muy de la mano con Grissom.

—Y tú eres la única que me entiende, así que tal vez no hacemos mal nuestros papeles.

— ¿Quieres ir a cenar?

—¿Pizza? —¿No lo dije? Algo grasoso hasta el último pedazo.

—Lo que tú quieras… y con mucha soda.

—¡Perfecto! —dice terminado de guardar el último lente y finalmente se deshace de sus guantes y su moño, y me pierdo aún más en esa imagen; en observar, cuidadosamente, como las curvas de su suave cabello, se desenroscan lentamente y una cortina de delicadas líneas rojas van cubriendo sus hombros con un ligero rebote.

Puede pedir de comer lo que se le venga en gana y, el sexo, no me importa un comino después de instantes como este.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/12/2021, 10:16 pm

Capítulo 60: Coffee
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En todo el tiempo que hemos pasado juntas, no la he visto usar el teléfono ni una sola vez, excepto hoy. Ha pasado prendida de él desde que salimos del restaurante, evitando ser específica o dar muchas pistas sobre de que trata la conversación; se limita a unos simples «ajá», «sí», «te entiendo», «lo sé».

Me siento un tanto intranquila porque esto me recuerda a momentos en los que la escuchaba conversar con su manager, oyendo todo lo que ella tenía que reprocharle y siguiendo la corriente, porque ¿qué más podía hacer? Ella solo seguía instrucciones, no decidía, no pensaba más allá de las mismas, nada. Así que solo puedo imaginarme que está hablando con Dinah y que ella ya sabe lo que está sucediendo entre su cliente favorita y su mejor empleada.

Eventualmente llegamos a su casa y ella abre la puerta sujetando el teléfono en el hombro, todavía manteniendo esa absurda llamada. Creo que debería hablar directamente con la dueña del bar, después de todo, esta vez no es como las anteriores, cuando sus bonitas chicas me entretenían por un par de horas y luego las ignoraba pidiéndole que sean despedidas para no tener que volver a verlas.

Además, están las reglas y yo las conozco muy bien: «No pueden salir con las clientes» y si lo hacen tienen que prohibirles que regresen al bar para evitar pleitos, lo que Dinah jamás se atrevería a hacer conmigo, no después de la cantidad de dinero que le meto a ese lugar.

Así que terminará siendo Lena la que salga del club, tal como las demás. La diferencia es que, en esta ocasión, no puedo permitirlo y no es porque me encante la idea de que otras mujeres la estén besando, o tocando, o bailando con ella, o pagando un baile privado o que Lena se saque cada una de esas prendas que tiene encima solo para deleitar sus ojos… Pensándolo bien…

No, no puedo.

Y ahí está el problema, no somos nada. No puedo exigirle que renuncie, no puedo pedirle siquiera que lo considere.

Estamos haciendo… esto y «esto» no solo no tiene nombre, es inestable, es un misterio, un acertijo que todavía tengo que descifrar.

—Bueno, lo sé y no te preocupes por el dinero, no es… No, tienes razón y está todo bien, quédatelo.

¿Dinero? ¿Se refiere a su porcentaje de lo que yo pagaba por ella?

—Sí, lo sé… y te lo agradezco. Nos vemos el martes, adiós.

Me siento tentada a preguntarle qué pasó, pero no lo haré. Ya lo dije, no somos nada, eso me quita todos los privilegios.

Ella cuelga y calla por unos minutos, mientras se quita su chaqueta y deja sus cosas en el perchero.

—Dinah está molesta —me comparte sin tapujos. Abrió la puerta, ahora sí puedo entrar en el tema.

—¿Se enteró de…?

—Sí —me interrumpe ayudándome a no ponerle un término a «esto»—, nos acaba de ver salir del restaurante.

—Espero que eso no afecte las cosas en tu trabajo. Conozco las reglas.

—Lo sé, las chicas me contaron sobre las innumerables veces que alguien se atrevió a romperlas contigo y como eso les costó el puesto.

—Puedo hablar con Dinah para que no te despida, ella hace muchas excepciones por mí.

—Dinah no puede hacerme nada, no te preocupes.

Claro que puede y lo hará. No porque ella sea bonita, guapa, irresistible y una empleada destacada, la dejará quedarse. He logrado que muchas chicas, con esos mismos atributos, estén fuera en menos de lo que canta un gallo.

—Lo digo en serio, iré el martes temprano y…

—No hace falta. A menos que quieras ir.

—Pero no quiero que pierdas el trabajo, no por mí.

—No puedes perder algo que ya no tienes —dice dando media vuelta y caminando casualmente a la cocina para tomar un vaso con agua, desentendiéndose de lo que acaba de decir.

—Em… ¿A qué te refieres?

—Renuncié el martes pasado.

¿Renunció? ¿Ella? ¿Por qué?

—¿Te sorprende?

—Algo —le contesto—, no tenías que hacerlo…. A menos que —Diablos, especulé. Tal vez no tiene nada que ver conmigo y yo que me pasé la película por la cabeza, que se trataba de «esto»—… seguro es por tu proyecto y…

—Es por nosotras —me corta tajantemente.

¿Y qué diablos se supone que le contestas a eso? ¿Estamos definiendo «esto»?

—Tú y yo…

—No somos nada, no… aún —dice acercándose un poco y se sienta sobre el brazo del sillón, mirándome con sinceridad, sin expectativas, tranquila y paciente. Seguro yo tengo la cara más estúpida, dividida entre sorpresa y desesperación, porque me regala una ligera mueca que intenta asemejar una sonrisa, pero no lo es.

—Y… ¿quieres que lo seamos?

—No lo sé —Sincera, definitivamente sincera.

—Pero renunciaste por un «no lo sé».

—Renuncié porque prometí -el día que llegaste empapada a mi puerta- que no jugaría contigo —confiesa poniéndose en pie y tomando camino hacia donde yo me encuentro— Renuncié porque si en un futuro, tú y yo decidimos ser «algo», será mejor quitar las piedras del camino.

Así que, sí, lo ha considerado. No sabe si lo quiere, pero lo ha tomado en cuenta y eso me hace sentir un miedo terrible, no estoy segura del porqué.

—No te preocupes por Dinah, todo está bien entre nosotras, solo quería descargar la frustración que sintió al vernos.

Asiento porque no tengo más palabras, pero ella no espera nada de mí.

Se acerca a mi rostro y deposita un tierno beso en mi mejilla, se separa y me sonríe esta vez con toda la intención de que yo le regrese el mismo gesto y lo logra, porque es algo involuntario en mi, un reflejo que he desarrollado por ella.

—¿Quieres poner algo de música? Te prepararé el café que te prometí en la pizzería —sale nuevamente en dirección a esa pequeña estufa para calentar el agua y hacer una de las cosas más mágicas que he probado en mi vida. Pasar café manualmente. Un café especial que compra en grano y ella misma muele -solo lo venden en la parte bohemia de esta ciudad-, un toque de cardamomo y una gota de esencia de almendra. Quince minutos que valen la pena esperar por semejante perfección, minutos que valen más que mil tazas comunes de café, minutos que puedo ver como me dedica una acción tan personal. Lo hace por mi, para agradarme, para regalarme algo singular a lo que no me puedo resistir.

Dios, amo a esta mujer y ella, con una movida, acaba de cambiar el juego entero.
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HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon - Página 4 Empty Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon

Mensaje por Fati20 9/12/2021, 10:46 pm

Me encanta lo dulce que es julia y también como lena tiene consideraciones tan maduras y acertadas en cuanto a su "relación" va increíble la historia 😊
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Mensaje por katina4ever 9/13/2021, 12:03 am

Me encanta 😍😍 esa tan linda la manera en la que se va dando su "relación" que muero de ansias por saber más!!
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/13/2021, 5:23 pm

Buen día, queridas!!!

Continuamos por acá, este nuevo día... De licencia en camita


Capítulo 61: Problem
________________________________________

Todo estaba tranquilo hasta hace cinco minutos. Lena se encontraba en la cocina, cortando unos quesos para picar, yo sirviendo unas copas de vino para acompañarlos y unos naipes para recordar los viernes de póker de la adolescencia. Pasar un tiempo juntas, antes de que yo deba emprender nuevamente camino a mi ciudad.

Perfecto, todo, y luego...

—Yulia, puedes por favor atender a la puerta, seguramente es el pedido que hice a la farmacia —dijo ella, todavía ocupada con el queso. Servicio a domicilio, una ingeniosa forma de evitar concurrir a esos lugares abarrotados de gente que pueda descubrirla, aunque, seis meses más tarde, nadie está pendiente de las noticias de su desaparición. Claro que, ser precavidos, no está de más.

Me acerqué a la mesa de la entrada, tomé el dinero para pagar y abrí ese hermoso bloqueo que mantiene a todo lo que no pertenece aquí, allá, afuera.

—¿Yulia?

Lo único que quería es que alguien me mate, o mejor, que alguien lo mate a él, lo haga desaparecer, finito, no existe más, un problema menos, al menos para mí.

—Sash —dije con molestia, al verlo ahí parado con un ramo de flores y una maleta para unos días. Definitivamente, esto es un problema.

—¡¿Sash?! —preguntó ella limpiándose las manos en el mantel de cocina y saliendo para encontrarnos en la puerta. Llevaba una estorbosa emoción junto con una enorme sonrisa, como si este tipo fuese gran cosa— ¡Por Dios! ¿Qué haces aquí? —Lo abrazó, ¡se colgó de su cuello! Le dio un apretón y lo invitó a pasar.

—Estas son para ti.

—¡Rosas blancas! Mis favoritas, gracias —Las recibió y les prestó mucha más atención de la que se merecían. Digo, es un miserable ramo de rosas… blancas, gran cosa— Están hermosas y huelen increíble. Gracias, Sash. Hace tiempo que no recibía un tan caballeroso detalle.

Toda la perfección se fue al diablo.

Problema, este tipo es un problema y Lena, ¿cómo diablos se conforma con tan simple y estúpido regalo?

—Te lo mereces Kay, ya extrañaba esa linda sonrisa, te sienta tan bien.

Cantautor, cursi, barato, de esos de cuarta. No, no, de décima. Arjona es un Dios comparado con él. ¡Qué línea tan trillada, que… que...!

—Ahora sí, ¿me explicas qué hace Yulia aquí?

Hago lo que me da la gana, ex «cualquier cosa» porque nunca llegaste a ser su novio… y yo tampoco, pero… ¡Ese no es el punto!

—Tranquilo, Yulia ya sabe lo de Lena.

¿Lo de Lena? Dirás lo de Kay, la mentira. Yo sé la verdad.

—Así que lograste encontrarla, ¿satisfecha? —me pregunta como si el que hubiese ganado la batalla, fuera él. Pero la que al momento se acuesta con Lena, soy yo.

—Sí, muuuy satisfecha —digo con descaro. Que lo sepa, en la cama que está arriba, así como en la alfombra, contra el refrigerador, en el sillón, en la tina de baño y hasta en el mesón de la cocina, ella, fue mía.

—Kay, ¿y estás bien con todo esto?

Kay, Kay, Kay, Karen… ¡Le-na! ¡Eleenaa!

—Mhmm —le confirma ella con un leve sonido que ni siquiera llega a salir de sus labios, mientras coloca esas desagradables y casi marchitas rosas en agua.

¡No van a vivir, tíralas a la basura!

—¿Quieres un vino?

No, no, no, no, no, no. ¡Vino, no!

Esta es nuestra noche, la última hasta que tenga que irme por dos semanas a Moscú. No se queda a tomar ningún vino.

—Claro, como decirle no a una copa acompañada de unos quesos y tal vez una constructiva charla sobre la sobreexposición de un vestido.

Ambos ríen como si el tarado hubiese dicho algo increíblemente divertido e inteligente. Pero claro, ese es uno de los grandes problemas que tengo con este tipo, él tiene una historia con Lena. Él es algo así como un rival… mi competencia.

—Yulia, puedes servirle un poco, por favor.

Pero por supuesto, Ángel de amor, ¡cómo no voy a servirle un trago a tu ex-tire! ¿Me pasas el arsénico?

Todos nos reunimos en la sala, cada uno sentado en un sillón diferente y ellos dos más cerca de lo que quisiera.

—Es un lindo lugar, las fotos no le hacen justicia —dice él virando el rostro por todo lado, observando con cuidado el apartamento— Veo que fuiste en busca de las cosas de tu papá.

Bien, otra ventaja más, Lena le contó cosas, cosas que yo creí —hasta hace poco—, que me había confiado solo a mí. Esto realmente se está volviendo una competencia.

Comparten varios comentarios más sobre la situación actual de ambos, no que no la conocieran ya. Él sabe muy bien sobre el trabajo que Lena tenía y sobre Shapovalov, hasta me da el pésame. Le daré ese punto, fue sincero.

Lo único que parece que Lena no le contó es sobre mí, que la encontré en ese bar, la posición en la que la puse y lo que ahora sucede entre nosotras. Me siento un secreto y no uno sexy y digno de tener. Me siento un sucio estorbo, uno que él no esperaba encontrar cuando decidió venir.

Los veo reír un poco, brindan alzando sus copas y extendiéndome el gesto y yo, sigo sentada aquí, observando con cuidado el estado actual de las cosas.

Él es un problema, pero no puedo permitir que se convierta en «el problema» o en algo que nos traiga problemas a ambas, no hasta no definir el «esto» que quedó pendiente.

Ahora me mira con una media sonrisa completamente sarcástica.

No has ganado aún pequeño Sash… no todavía.
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HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon - Página 4 Empty Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon

Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/13/2021, 6:30 pm

Capítulo 62: The Prize

________________________________________

—Yulia, por favor, basta.

No, lo siento, pero no basta.

Tuve que tragarme horas de horas con ellos dos hablando, riendo y bebiendo vino como si fuesen amigos de años o una muy buena pareja que comparte ese tipo de momentos agradables en una noche cualquiera.

Pero ésta, se supone que sería «mi noche» y tengo que quitarle la cara de eterno ganador al idiota de Sash, que ahora mismo está en la planta baja tratando de dormir en el sillón.

—Son las tres de la mañana, estoy agotada y un poco tomada y necesito dormir —insiste entre susurros, porque no quiere que Sash nos escuche. Por eso me evita, por eso no desea que la toque como lo estoy haciendo, acariciando su piel bajo la musculosa de algodón que utiliza para dormir.

Pero yo tengo una misión y la voy a llevar a cabo, quiera o no.

Si he aprendido algo de Lena, es que le encanta empezar suave, ya sea con besos o con caricias. Mientras más tensa logre ponerla, más disfruta al llegar al final.

Así que empiezo a acariciarla superficialmente por el abdomen, casi sin tocarla, haciendo que esa angustia le ponga la piel de gallina.

—Para, por favor —me suplica, pero no le presto atención.

En realidad no quiere que me detenga, solo evitar que su ex se sienta incómodo al escucharnos tener relaciones. Y claro que lo hará. La segunda planta es tan abierta como la primera, ninguna pared más que la que separa a la habitación del baño y, entre este piso y el inferior, la única división es una pared baja —a manera de balcón— que da justo a la sala, porque este cuarto no cubre la totalidad del lugar, solo llega hasta la mitad. Nos escuchará, no hay duda de eso.

—Vamos, Lena. Sé que lo quieres igual que yo. Me voy por dos semanas y esto será un buen recuerdo.

Ella sabe que sí, con lo que suceda esta noche tendré que arreglármelas por el tiempo que esté lejos, yo sola. Y la verdad, preferiría que el recuerdo se guarde en mi mente bajo el archivo: la hice terminar como los dioses.

Subo mi mano despojándola de esa prenda inútil y acaricio sus senos que ya presentan huellas de su excitación, lo que me provoca sumergirme en ellos con mis labios y Lena suelta una pesada respiración, alzando los brazos para librarse de su camiseta. Así es, también lo quiere, no puede negarlo.

—Yulia… por favor, no es justo para…

—No lo menciones, él no debería estar aquí… No es justo para mí.

—Yulia…

No me detengo, que diga y proteste lo que quiera, yo la deseo. Más que nada, necesito hacerla gritar y que ese imbécil aprenda como hacerle el amor a una mujer como ella.

Ahora deslizo una mano sobre su ropa interior en un movimiento más violento y, sin mucho pensar, noto que la prenda está muy húmeda y me dan ganas de llevar esto lo más rápido posible para satisfacer mis propias ganas. Pero me detengo y empiezo a acariciarla por sobre la tela con movimientos verticales que llegan hasta su entrada.

—Hmmm… hmmm —respira sin decir una palabra, cada vez más agitada, pero evitando soltar un sonido, tragándose todas las ganas que tiene de gemir.

Es tiempo de obligarla a soltarse más.

Me acomodo a horcajadas sobre ella, a la altura de sus rodillas y me inclino para regresar a sus senos, devorarlos de a poco, empezando con unas sutiles lamidas que van desde la llanura más baja hasta llegar a esa excitada punta y terminar en su clavícula. Juego así por varios minutos sintiendo como la desesperación se acumula y ella me pide más presión pasando sus manos por mi nuca y llevándome más cerca a su cuerpo cuando estoy en el punto más alto y entonces abro mi boca, lo más que puedo, y me lleno de ella logrando que exclame un ligero y corto lamento.

Empiezo a presionar con un suave movimiento mi lengua contra su pezón que, cada vez, se tensa más y eso me excita tanto.

Voy cerrando mis labios, atrapando ahora toda la aureola y succionándola, presionando con mis dientes delicadamente ese botón.

—Yulia —susurra—, detente…, no voy a poder mantenerme así…

Si yo no quiero que lo haga.

Quiero que explote, que se deje llevar, que grite como siempre, que no tenga restricciones, que sea malditamente libre. ¡¿Qué importa Sash?!

—Shh —le digo una vez que llego hasta su oído—, o te oirá él y no queremos eso, ¿no? —Claro que lo quiero, es lo que más deseo… que escuche quién ganó esta noche.

Ella niega con su cabeza ligeramente, acordando conmigo.

Empiezo a besar su cuello a grandes bocanadas, mordisqueando su piel, acomodándome mejor sobre su cuerpo para que sienta mi peso en ella. Sé que le gusta eso, la fuerza y la unión que dos personas pueden llegar a tener en el sexo.

Muevo mis caderas, arremetiendo mi centro sobre su pierna derecha que está entrelazada con las mías.
Mi ansiedad no me ayuda, la necesito, la quiero y sé que estoy tan mojada como ella en este momento.

Retorno a sus labios, profundizando un beso que no quiero romper. Lena sabe lo que hace, de eso no hay duda, la mejor de todos, absolutamente todos con los y las que he estado en mi vida.

Ella baja sus manos por mi espalda hasta llegar a mi cola y empieza a presionarme para apurar mis movimientos, pero yo no quiero llegar tan pronto. Sí, tengo ganas, quiero llegar al orgasmo esta noche, pero no así, no tan pronto. Lo que más me importa es que ella lo haga, quiero encenderla hasta que no pueda más y libere todo lo que está guardándose.

Nos separo y empiezo a descender por su pecho, anidando las palmas de mis manos sobre esos dos montes para acariciarlos mientras yo continúo mi camino hasta su centro y la beso por encima de su interior.

Ella se estremece y me deja conocer su necesidad cuando con sus propias manos se baja la prenda y se expone a mí.

Vamos bien.

La ayudo a quitársela y regreso mis labios a su tobillo para emprender mi camino a ese ardiente pedazo de cielo que tiene entre las piernas.

Paso mis labios por la superficie de sus pantorrillas, depositando un beso corto por detrás de su rodilla y siento como salta inconscientemente, reaccionando a mi toque, necesitándome cada vez más, pero sabe que esto le encanta y no me apura. Le gusta que la moleste hasta que su estómago esté en nudos.

Beso con más intención sus muslos y me acomodo entre sus piernas recostándome en la cama. La sostengo con mis manos aprisionando sus piernas y voy directo hasta esa brillante y urgida área.

Apenas la toco ella exclama un nuevo gemido y se esconde entre sus brazos, para evitar volver a soltar una exclamación que delate nuestras acciones.

La recorro con mi lengua. Sus pliegues abriéndose para mí en mi búsqueda por su clítoris, ese que ya, en múltiples ocasiones, ha salido a saludarme, pero que ahora, por la rigidez de su dueña, todavía se esconde.

Abro más sus piernas para encontrar más acceso bajo nuevamente hasta su entrada, molestándola con la punta, dándole unos empujones y volviendo hasta arriba y lo repito varias veces hasta sentir que empieza a mover sus caderas buscando más presión.

Es hora entonces de hacerla gritar.

La recorro con mimos hasta llegar a su boca y besarla con pasión, enseñándole bien que sabe su excitación en mis labios y, sin aviso, la penetro con dos dedos que se deslizan con gran facilidad.

—Hmmm… —exclama con sorpresa.

Juego con ella, masajeándola con movimientos circulares, acumulando su impaciencia.

—Mírame —le digo separándome de sus labios, todavía se resiste a dejarse ir, aprieta sus párpados con fuerza, no quiere que él nos escuche, no quiere entregarse por completo. Ella respira agitada y no me hace caso— Abre los ojos, Lena. Quiero ver tus hermosos ojos —Y como por arte de magia lo hace, me observa con cuidado, analizándome y aprovecho para arremeter con vigor logrando otra queja, más sonora que la anterior.

Se muerde el labio con fuerza, hará todo lo posible por no perder la batalla, pero yo ya la tengo ganada.

Sonrío bajando otra vez, para terminar lo que inicié con mis labios. Está más dispuesta que hace unos minutos y busco su clítoris con una simple succión sin dejar de embestirla, cada vez con más sentimiento y ella ya no puede más.

Toma una almohada y se la coloca sobre el rostro silenciando su furor. Seguro me ganaré un reproche en la mañana pero ahora… ahora será mía, frente al estúpido de Sash.

Inserto con facilidad un dedo más y arremeto repetidamente, logrando mi cometida. Tira esa almohadilla al piso y respira con tanta fuerza que estoy segura que el intermitente sonido recorre cada centímetro de esta casa.

Está cerca y yo no me detengo hasta que la siento exclamar un gemido a voz alta. Finalmente se rindió, explotó y ahora suelta cada uno de sus reprimidos deseos sin importarle si el mundo termina mañana… lo amo.

Trata de escapar de mi agarre. Sí, ya terminó, pero está tan sensible en este momento y yo no voy a desaprovechar una oportunidad de explotar sus debilidades.

La sujeto con fuerza por sus muslos y la detengo, presionándola sobre el colchón. Lena se resiste nuevamente haciéndose para atrás, pero no puede pelear contra mí y en ese preciso instante regreso mis labios a su centro jugando a golpecitos horizontales hasta que la siento estremecerse nuevamente rogándome —con su denso jadeo, sus ojos cerrados y sus puños sosteniendo fuerte las sábanas— que la deje descansar… Pero antes de hacerlo quiero oírla, quiero que declare quién es la que la tiene así, quién la acaba de conquistar en esta noche… quién ganó hoy.

Un poco más de intensión en mis movimientos y…

—¡Yulia!… Por favor… —exclama y vuelve a jadear y gemir hasta que vuelve a estremecerse debajo de mí y, dándole un corto beso sobre ese pequeño botón, la suelto y tal como si fuera un gato regreso a su lado.

Está exhausta, con una expresión de satisfacción enorme en el rostro.

Debería tomarle una foto y colocársela en la billetera al idiota de abajo con una leyenda que diga: «Yo, Yulia Volkova, hice esto. Sobre tus narices».

—Mañana hablaremos «seriamente» acerca de lo que acaba de suceder —me dice, todavía recuperando su respiración.

—Lo sé, pero por ahora ven aquí. Te abrazaré lo que quede de la noche.

La rodeo por la espalda con mis brazos y siento como, poco a poco, su tembloroso cuerpo cede al sueño y yo la aprieto un poco más reposando mis labios en su cuello, esperando a que el cansancio haga lo mismo conmigo y me lleve lejos de aquí.
________________________________________
Cool Cool Cool

100 ptos para YULIA!!!
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/13/2021, 7:25 pm

Capítulo 63: Truth

________________________________________

Despierto con el olor de tocino frito y tostadas con mantequilla y al abrir por completo mis ojos, logró disipar mi confusión. Lena sigue profundamente dormida, está desnuda y cubierta -por debajo de su brazo izquierdo- con ese blanco y suave cobertor de plumas.

Pero si ella está aquí y yo también, significa que el apetitoso olor, que proviene de la cocina, está siendo producido por nada más y nada menos que Sash.

Me levanto con delicadeza - para no despertarla- y me coloco una bata de baño sobre mi semidesnudo cuerpo para bajar y tener una «cálida» plática con el cocinero antes de que Lena despierte. Será lo mejor, no quiero problemas con ella, no cuando yo debo regresar y él se queda aquí con ella.

—Buenos días —Escucho al tocar los últimos escalones.

—No creo que soy quién esperabas —le digo virando para entrar en esa iluminada área de la casa en la que él se encuentra vestido con otra mudada, sin haberse bañado todavía, porque el único baño disponible en esta casa es el que queda en la segunda planta.

—En realidad, eres exactamente con quién quería hablar.

—Vaya, este es un momento… ¿cómo decirlo?… único —respondo sarcásticamente—, el gran Sash, quiere tener una charla conmigo.

El ríe sin ánimo de burlarse. Saca esos crujientes tocinos y los coloca sobre las tostadas de cada plato, dos en total. Da vuelta y con la cafetera en mano me pregunta:

—¿Negro o con azúcar? Ya no recuerdo tu preferencia.

—Dos de azúcar.

Lo prepara revolviendo con la cuchara y puedo ver como el vapor se eleva con un increíble olor. Claro que ningún café puede compararse al que hace Lena, pero este si que huele bien. Debe ser el hambre que tengo a esta hora de la mañana.

—¿Quieres acompañarme a desayunar afuera? —Dice entregándome la taza y el plato y ladea con su cabeza señalando la puerta trasera.

—¿Quieres desayunar, solo conmigo, en la lavandería?

—¿Quieres despertar a Kay? A estas alturas deberías saber que ella puede dormir un par de horas más así se le caiga la casa encima.

Tiene razón, así que esta preparación, de verdad, no era para ella, era para mí. Tengo curiosidad, no dudo que sabe que también quiero aclararle ciertas cosas.

Cierra la puerta tras de mi suavemente con su pie ya que sus manos están ocupadas y nos sentamos en una banca donde pega apenas el tibio sol.

—El concierto de ayer fue… entretenido.

—Seamos sinceros Sash, estuvo increíble —digo realzando mi logro, nos escuchó.

—Fue un bonito instrumental, pero con una voz como la de Kay, hubiera sido mejor tener un buen unplugged.

Estamos de acuerdo en algo por lo menos, yo también hubiese querido un concierto únicamente con su voz, pero ella quería cuidarlo a él como si fuera un niño de cinco años que debía ser protegido.

—Creo que lo mejor fue el «encore», no crees, siempre adoro las últimas canciones, esas que el público pide después de que el artista ha dejado el escenario —le menciono, manteniendo aún nuestra comparación.

—Ella siente algo por ti —me dice rompiendo el esquema—, no sé aún qué, pero está ahí, en el filo de sus mangas, en la punta de su lengua, deseando salir.

—Yo… no estoy jugando con ella, si de eso se trata esta conversación.

Él lo sabe porque no hace ningún comentario sobre como puede ver qué transparente soy con mis intenciones. No hace ningún comentario, punto. No lo hace durante un par de minutos.

—¿Por qué insistes en llamarla Kay? Tú sabes quién es.

—Pues, por esa misma razón. ¿Por qué la llamas Lena?

—Ese es su nombre.

Ella me permite llamarla por su verdadero nombre, ella no se esconde conmigo.

—Lena puede camuflarse en el mundo, pretender, pero conmigo es su verdadero yo.

—Y aquí es donde perdemos el vínculo que nos unía hasta hace unos segundos —dice dejando su plato y taza de lado, no demoró nada en terminárselo todo— Ella dejó de ser Lena al minuto que decidió irse y dejar su antigua vida atrás. Poco a poco se convirtió en Karen; ya era Kay cuando yo la conocí.

—Es un papel que ella desempeña a la perfección, pero yo sé quién es.

—No lo dudo. Pero estás cometiendo un error.

No voy a negar que acabo de tener un momento agradable con este hombre, pero se acaba de terminar.

—¿No te da miedo?

—¿De qué? —le contesto.

—De que un día vuelva a huir, esta vez de ti.

Sí, lo he pensado mucho. Por eso me angustia tanto irme, dejarla aquí y marcharme por esa puerta. Y cada minuto posible que estoy lejos, trato de comunicarme con ella, un mensaje, una llamada, algo que me permita saber que está todavía aquí.

—Mira, Yulia. Yo no vine aquí con la intención que tú crees. Sí, lo hice sin avisar, pero porque noté a Kay muy dispersa y confundida las últimas veces que hemos hablado por teléfono. Me contó que alguien le gustaba, realmente le gustaba. Nunca supe que eras tú —me confiesa—, pero si que ella está teniendo problemas con aceptar lo que sea que está pasando.

—No he sentido nada de eso los días que he pasado aquí —le confirmo y pienso en los instantes que hemos pasado juntas. Tal vez le doy poco crédito, tal vez con quién es buena actriz es conmigo.

—Llegué a sentirla como aquel día que me dejó en Novosibirsk y lo terminó todo, antes de que algo pudiese en realidad comenzar entre nosotros. Por eso vine a buscarla, porque no quiero que vuelva a desaparecer.

—No sé cómo, que yo la llame por su verdadero nombre, podría ocasionar una nueva huida.

—Porque yo, y te lo repito para que quede claro, yo creo que ella se ve forzada a ser la de antes contigo. Se ve obligada a volver a ser Lena. Pero recuerda Yulia, ella mató a esa mujer, se convirtió en alguien más por su propia voluntad y tú, lo único que estás haciendo, es presionarla a quedarse estancada en una vida que odiaba.

Lo sé y tiene razón, a veces la siento esforzarse demasiado, como cuando digo su nombre y por un microsegundo presiona inconscientemente sus labios. Es casi como si al nombrar su nombre le hiciera daño. Lo he notado, pero lo ignoro, porque sé que no es falsa conmigo, no pretende, es ella… Lena… Kay… al diablo los nombres es ella conmigo y eso es todo lo que importa.

—No dejes que tu capricho por llamarla como te acostumbraste a hacerlo desde hace años, destruya lo que sea que está por pasar entre ustedes —me aconseja, se nota preocupado y creo que entiendo el porqué. Si ella se va, no solo me deja a mí, se despide también de él, de todo— Y no te preocupes, yo no vine aquí con la intención de reconquistarla, es tarde para eso y… es solo un nombre, déjalo atrás, como ella lo hizo, o… la perderás.

La perderemos, lo sé… lo sé.
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HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon - Página 4 Empty Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon

Mensaje por katina4ever 9/13/2021, 8:22 pm

Rayos!! Ya quiero que se digan que se aman! No sé!! Que sean "algo"


Última edición por katina4ever el 9/13/2021, 11:46 pm, editado 1 vez
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/13/2021, 10:03 pm

Capítulo 64: Words
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Escribir, es una de las cosas más excitantes que puede existir. Crear mundos con palabras, las mismas palabras que todos usan para hablar cosas del día a día, cosas comunes, banales y hasta sin sentido. Pero que en una historia toman otro rumbo y crean, con sus rasgos, universos alternos donde podemos perdernos por unos minutos, horas, días, hasta una vida entera.

Escribir… te hace Dios. O al menos así me siento yo cuando elaboro un libreto, cuando le doy vida a los personajes de esa serie que creé con tanto esfuerzo.

La crítica, viene y va… y la verdad, poco me importa. No escribo para agradarle al mundo, escribo para mí. Hago mi truco de magia y lo dejo libre para que tome la forma que pueda en la mente de cada uno de los que la reciben.

Pero lo dejo ir, así de fácil. Doy a luz a un ser, completo y lleno de fallas -porque así es la vida, imperfecta- y veo como se va por el horizonte.

Creo que lo más especial de todo es saber que aunque las ideas salgan de mi mente, esto de escribir es un trabajo conjunto y, en cada capítulo, cientos de personas trabajan para realizar el mejor producto posible.

Mis compañeros escritores, el director, los actores, los maquillistas, sonidistas, gente de escenografía y efectos especiales, editores, asistentes de producción, publicistas, y hasta la gente que ayuda con la limpieza, la comida o los que preparan el café. Todos, haciendo lo imposible por ser los mejores.

Amo mi vida, amo esto, sin importar si cada semana termino exhausta por las horas extra que tuve que invertir o si llega un bloqueo y nos toca echar el doble de ganas. Amo lo que hago.

No me imagino mi vida haciendo algo diferente, no podría dejar esto atrás… jamás.
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HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon - Página 4 Empty Re: HIDING (ADAPTACIÓN YULENA)// By: MintBlueNeon

Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/13/2021, 10:15 pm

Hasta mañana...

Capítulo 65: Silence
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Venir al cementerio no es una de mis actividades favoritas, no es que no me guste la paz que hay en este lugar o lo mórbido que puede llegar a lucir, es que hay mucha gente aquí que significó algo importante para mí y a veces es más fácil vivir, sin pensar en la muerte.

Sin embargo entro en este lugar, cumpliendo un encargo que Lena o, mejor dicho, Kay me hizo antes de partir para Moscú: que visite a Shapovalov en su nombre.

Le compré unas rosas blancas, ahora que sé que son sus preferidas, algo... personal, ya que ella no puede hacerse presente, por lo menos en este momento.

Es un camino largo hasta llegar a su tumba, casi tres cuadras desde la entrada, aunque el día es agradable, no mucho calor o demasiado húmedo; la caminata se hace agradable.

Hay un árbol delgado de hojas largas justo en frente de su lápida. No tengo duda de que ese loco disfrutaría de su presencia, seguro se imaginaria estar recostado en la playa, bajo la sombra de una palmera.

Me acerco de a poco, revisando que cada una de las flores que traigo estén a la perfección antes de dejar el arreglo en el lugar indicado y me doy cuenta que no fui la única que pensó que hoy sería un buen día para visitar a nuestro querido maestro, Fyodor está aquí, limpiando con un trapo el nombre tallado en esa piedra gris.

—Yulia —me saluda al verme. Lo noto decaído, triste; está solo.

—Hey, Dyor.

—Al parecer tuvimos la misma idea —dice, y veo que ha colocado, en uno de los espacios disponibles, un ramo de margaritas— Es un lindo arreglo.

—Creo que él hubiese preferido un tabaco —digo y ambos reímos un poco.

—Y si vinieras por tu propia voluntad, seguramente lo hubieras traído.

De repente se vuelve críptico y se agacha para limpiar el otro lado de la lápida. Me sonríe con nostalgia y señala el bouquet que traje, extendiendo su mano para ayudarme a colocarlo.

—Sabía que si alguien iba a poder encontrarla eras tú.

No, sé que no se está refiriendo a Lena, no… ¿Cómo?

—Las rosas blancas —me responde como si hubiera realizado mi pregunta en voz alta— No son tu estilo, pero sí el de Lena.

—No sé de qué hablas —le digo ocultando cualquier seña que deje ver la verdad en mis ojos.

—Tranquila, Yulia. Le debo demasiado a Lena Katina, como para traicionarla… o a ti. No diré una palabra.

Y con eso ambos guardamos silencio, no solo para honrar a Shapovalov, pero porque cualquier mención del tema solo traerá más preguntas, más información que no debe ser mencionada. Guardamos silencio pero el ambiente está lleno de cuestionamientos, de incógnitas.

¿Qué pasó entre ellos?
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Mensaje por katina4ever 9/13/2021, 11:26 pm

Wow, está genial. Ojalá que Yulia logré ver esa parte...
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Mensaje por katina4ever 9/13/2021, 11:50 pm

Nooo!! Son muy cortos los capítulos 🥺🥺
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Mensaje por Fati20 9/14/2021, 1:59 am

Detesto a sash q tanto hace q no desaparece y bueno es cierto q julia al tratarla como lena no la ayuda a dejarla atrás espero eso lo puedan resolver. Gracias por los capítulos y espero q te sientas mejor 😚😚😚
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/14/2021, 6:09 pm

Hola chicas, cómo están? Bien, siempre en las historias hará alguien a quien odiar, en este caso uds o Fati20 en específico, odia a SASH. Yo tengo a quien odiar, así que más adelante se darán cuenta!!



Capítulo 66: Control
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Tengo una personalidad posesiva, siempre lo he sabido y la gente a mi alrededor está muy consciente de ello también.

Me gusta saber que tengo el control de las cosas, de mi vida, que puedo permanecer quieta hasta encontrar una solución, un camino que seguir.

Sin embargo soy celosa y eso dificulta las cosas, porque los celos son agravantes de la impaciencia y es ahí donde pierdo el control.

La obsesión de cualquier persona posesiva es la necesidad de saber. El conocimiento se convierte en tu aliado y tu enemigo al mismo tiempo. Porque para poder tener el control necesitas tener conocimiento y cuando lo obtienes, los celos encuentran un lugar para infiltrarse en tus pensamientos y añejarse, ganar sabor, volverse un licor robusto, hasta el punto en el que no aguantas más y te lo bebes completo y yo… no me llevo bien con la ebriedad.

Con los años he aprendido a manejarlo, o por lo menos eso es lo que me gusta creer.

No necesito saberlo todo, no necesito tenerlo todo, no quiero celar a los que -de pura voluntad- se han dado a mí.

Logré lo que quería con respecto a eso, enfoqué esos rasgos de mi personalidad a la perfección con la que realizo mi trabajo, al éxito que puedo conseguir con la sobriedad de mis acciones, calculando cada milímetro de mis movimientos.

Exceptuando los últimos siete meses.

—¿Vas a visitar a tú hermano? —me preguntó Fyodor mientras bajábamos por el sendero del cementerio.

—Ahora que estoy aquí, no puedo dejar de hacerlo. No lo he visto en casi un año.

—Sí, entiendo —respondió— ¿Quieres que te acompañe? No tengo mucho que hacer por ahora.

Le dije que: «por qué no» y seguimos caminando hasta la salida lateral.

Samir, mi hermano menor no vive muy lejos de aquí. Tiene un departamento pequeño, se supone que estudia negocios y vive de las limosnas de mis padres.

Él y Fyodor solían llevarse bien hace algunos años, fueron compañeros del club de comedia en la escuela y participaron juntos en algunos torneos de póker, cuando los empezaron a pasar por televisión y el juego se hizo muy popular.

Aparte de ganar un par de campeonatos, no siguió ese camino. Tal vez porque estaba más preocupado de donde conseguir sus amadas drogas y de darles el tiempo suficiente, como para ser constante con sus habilidades.

A sus veinte años ha pasado ya dos veces por centros de desintoxicación, que poca ayuda han sido para él. Sé que Dyor y Samir se distanciaron hace un par de años y que se ofreció a venir conmigo para asegurarse -como yo- de que el pequeño, flaco y castaño de mi hermano sigue respirando.

—¡Yul! —sonríe con mucho gusto de verme, sus pupilas están dilatadas y se limpia la nariz con el dorso de su mano; se acaba de pegar una línea, es evidente— ¡Dyor! —exclama con el mismo entusiasmo acogiéndolo en un abrazo —¿Qué hacen aquí? No me digan que ustedes dos están saliendo o algo así.

—¡Samir! Pensé que era claro que yo ya no juego para ese equipo.

—¡Pero Fyodor nunca ha sido de ese equipo! —dice riendo en su camino al refrigerador, saca un par de cervezas y nos las extiende invitándonos a tomar asiento.

—¡Hey!

Su departamento tiene un desordenado orden, una fachada de la vida que se supone que tiene. Unos libros ubicados estratégicamente sobre un escritorio a lo lejos, claramente dejados en esa posición hace meses, algunas fotos familiares de cuando éramos pequeños, clara evidencia de «felicidad» y unas frutas sobre un recipiente que seguramente tira cada dos semanas, reemplazándolas con frescas.

También están las evidencias de lo que lo consume, las botellas vacías de cerveza acumuladas en una esquina, la caja de cigarrillos en el mesón, latas de Redbull por aquí y por allá, un espejo pequeño sobre el librero, donde seguramente preparó un último gusto... Cosas que durante años me acostumbré a ver cerca de él.

Fyodor se excusa para usar el baño y, una vez a solas, Samir se sienta a mi lado y en voz baja me pregunta.

—¿Ya la encontraste?

Lo niego, no le cuento que la he estado viendo por más de un mes, que sé exactamente dónde está y no es porque no confíe en mi hermano, pero... trato de mantener el control, cuidar la información, medir cada milímetro de lo que digo y hago.

—Yul, prométeme que me dirás cuando lo hagas.

—¿Para qué lo quieres saber, Samir? No es como si tú y Katina tuvieran una relación muy «cercana».

—¿Sabes, Yulia? —cambia su tono a uno de defensa, molesto, como si hubiese tocado un tema delicado— Tal vez necesite hablar con ella, tal vez me gustaría saber si está bien, si «todavía respira», tal vez quiera agradecerle algunas cosas...

—¿Agradecerle qué?

—Samir..., alguien está dormida en tu cama —dice mi amigo a susurros, interrumpiendo mi pregunta.

—Es Erika, mi novia.

Novia, bien. Hasta ahí llegó todo.

Sí, soy celosa, hasta con mi hermano. Lo peor es que me deja con más dudas que antes, una chica desconocida, que seguramente yace semidesnuda en su lado de la cama y muchas preguntas por responder.

Ser posesivo es una debilidad, ser celoso una estupidez, ninguna de las dos se lleva bien con una personalidad obsesiva y yo... solo quiero mantener el control.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/14/2021, 7:03 pm

Seguimos...


Capítulo 67: Yulia’s Memories
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Todavía recuerdo cuando mi hermano y yo éramos pequeños. Yo tenía cuatro años cuando él nació y mi tía Agustina cuidó de mí mientras mamá daba a luz. Papá estaba fuera del país, ya para ese entonces esa era la rutina, pasaba muy poco en casa y se desvivía por el trabajo.

Mis abuelos estaban en el hospital, esperando noticias y yo asustada porque quería ver a mis padres, porque tendría un hermanito, porque era pequeña y no entendía todavía que pasaba. ¿Cómo sacarían a mi hermano del vientre de mi madre? ¿De qué tamaño sería él? ¿Hablaría, caminaría, jugaría conmigo?

Tina me compró un juguete, un animal. Sí, de Los Muppets. No solo era mi favorito, pero ella siempre decía que era el que más se parecía a mí.

Recuerdo muy bien cuando lo recibí. Estaba envuelto en una manta -tal como un bebé- y entonces ella me dijo:

—Puedes jugar a la mamá con él, tu hermano será más delicado, pero a Animal, lo puedes criar como a un… animal.

Dios, me divertía tanto con Tina, era una de mis personas favoritas, no hay duda de ello. Tenía veinticuatro años cuando Samir nació, la misma edad que yo ahora, y treinta y tres cuando falleció de una sobredosis.

Samir es idéntico a ella, tiene una personalidad viva, graciosa, fiestera. Es cariñoso y honesto y… tiene sus mismas adicciones y problemas. Le es difícil encontrar su centro, mantener el control.

Mis padres aún viven, pero nunca estuvieron presentes, ni cuando éramos chicos ni cuando crecimos. Prácticamente fuimos criados por Tina y los abuelos.

Yo amaba a mi tía, pero siempre fue un pésimo ejemplo. Fumaba como chino, tal vez es por eso que yo no lo hago. Odiaba dormir entre mis juguetes que habían absorbido todo el olor.

Llegaba a casa completamente borracha de miércoles a domingo y pasaba una cruda horrible los lunes y los martes.

Una vez, cuando tenía doce años, la vi inhalar una línea en el baño, fue la única vez que la vi molesta. Lo hizo y se pellizcó la nariz mientras inhalaba un par de veces más, haciendo que todo lo que había quedado superficialmente en sus fosas nasales siguiera el «buen camino». Cerró los ojos y ladeó su cabeza de lado a lado como quitándose la tensión del cuello. Después, remojó su dedo con la lengua y limpió con él el espejo que todavía tenía residuos de lo que acababa de hacer y lo lamió terminando cada minúscula molécula de cocaína.

Cuando guardó sus cosas en un maletín -que llevaba a todo lado-, regresó a ver a su izquierda y se dio cuenta de que no había cerrado bien la puerta y ahí estábamos los dos, Samir y yo, aprendiendo como drogarnos de la mano de una de las personas más importantes e influyentes en nuestras vidas.

La cerró de un golpe y nos gritó desde adentro cosas como: «¿por qué siempre estábamos ahí?, ¿por qué no podía tener un poco de privacidad?, ¿por qué no vivíamos con nuestros padres?, que estaba harta de ser la niñera» y muchas otras más que todavía vienen a mí en sueños.

Luego vino, más calmada, y se sentó con nosotros sobre mi cama. Samir estaba llorando, yo muy enojada, porque me sentía traicionada, una molestia que no sabía que lo era o desde cuando me convertí en ello. La persona que más quería en el mundo acababa de decir que estaba cansada de cuidarme y, sin embargo, que ella lo hiciera era una de las pocas cosas que me hacía feliz.

Nos dijo que se sentía mal, que estaba enferma y que buscaría ayuda, pero que jamás pensemos que no nos quiere, que esas palabras fueron producto del veneno que acababa de consumir y que jamás se nos ocurra hacerlo.

Ese mismo día habló con los abuelos y se internó en un centro de rehabilitación en el que vivió por los siguientes seis meses.

¿Dónde estaban mis padres entonces? Pues en Paris, o Londres, o Nueva York, pero nunca con nosotros. Quedamos completamente al cuidado de los abuelos, que hicieron lo que pudieron para darnos toda la atención que dos chicos necesitaban.

Cuando Tina regresó, estaba muy bien, sus ojos azules brillaban como canicas, su piel era de un blanco puro y hermoso, su cabello castaño frondoso y largo, había subido unas pocas libras y se veía excelente, preciosa… y enamorada.

¿Quién diría que el amor te puede hacer tanto daño? Que encontrarse a una persona que te hace sentir como si fueras lo mejor, como si estuvieras al tope del juego -en las nubes de hecho-, alguien que te produce un sentimiento tan grande de entrega y devoción puede ser lo peor que te pase en la vida.

Ya ni recuerdo su nombre, era un tipo de cuarenta años que fue su compañero en la rehabilitación. Un idiota que no podía controlar su propia vida y que, finalmente, cayó en las malditas drogas otra vez, muriendo junto con Tina con una sobredosis de heroína.

El amor… toxicidad pura.

Los abuelos lo tomaron muy mal, decayeron completamente, como si diez años les hubieran pasado por encima en una noche.

Mamá volvió de su viaje con papá y nos llevó a casa, quitándoles a dos hijos más, porque en eso nos habíamos convertido, ¿y para qué? para dejarnos solos la mayoría del tiempo por estar de un lado al otro con sus amigas en los juegos de canasta o los té bingo, las apariencias de la maldita alta sociedad.

Mis papás se divorciaron cuando tenía dieciséis años, Samir y yo nos quedamos a la tutela de mamá. Papá se volvió a casar casi inmediatamente, poniendo una barrera más entre nosotros.

Para cuando yo me gradué del colegio, Samir ya fumaba. A sus catorce años era un maestro en el engaño y se robaba los cigarrillos de mamá, uno por uno -para que no lo notara-, por lo menos tres o cuatro veces al día; ella también fumaba como chino. Los acumulaba en una caja de lata en su habitación y luego los vendía a sus compañeros.

A sus dieciséis ya fumaba marihuana, también la traficaba. Para ese entonces conocía a todos los que tenían buena mercancía y se la vendían a buenos precios hasta que un día cometió el error de dejar su casillero entre abierto y lo descubrieron. Fue la primera vez que pisó un centro de rehabilitación, condición que puso la escuela para no echarlo a patadas.

A sus dieciocho y mis veintidós, los abuelos fallecieron. Mi abuela se fue primero; ambos estaban internados en el hospital, delicados por complicaciones de una fuerte gripe que cayó como epidemia en Moscú y un día llegó la neumonía y se la llevó. Mientras yo hacía los preparativos de su funeral mi abuelo se debilitó y contrajo también la inflamación, no logró sobrevivir la noche.

Samir y yo nos habíamos quedado sin familia. Papá y mamá nunca contaron y ahora lo único que hacen es encubrir los vicios de mi hermano, lanzarle una pensión mensual y olvidarse de él, como si estuvieran pagando a la sirvienta para que limpie la casa y ya.

Él entró en rehabilitación bajo mi pedido hace un poco más de un año; se había perdido tras la muerte de los abuelos y yo no estaba lista para verlo morir como Tina. Pero cuando regresó, tres meses después, siguió en lo mismo, mucho más discreto, pero no ha cambiado nada.

Yo no he cruzado palabra con mis padres desde los funerales; con Samir hablamos por teléfono, pero nos vemos muy poco. Y así es como perdí a gran parte de mi familia y el único que me queda está en camino a salir de mi vida.

Tal vez es por eso que prefiero no verlo tan seguido, porque no quiero que me afecte tanto su partida, porque no quiero ver a alguien más morir.

—Yul, no te olvides de avisarme si la encuentras. ¿Okey?

—Cuando me digas ¿para qué?… Tal vez —le digo al oído mientras me despido con un abrazo, que espero, en realidad espero, no sea el último que tenga de él.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/14/2021, 8:32 pm

Capítulo 68: Dirty Business

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Me levanté con el pie izquierdo, si no es que es realidad lo hice de manos, porque este día ha sido una reverenda… payasada.

He tenido una semana tan pesada que ni siquiera me di cuenta que era viernes y tenía un día más por cumplir en el estudio antes de poder desaparecer, hacia el este, el fin de semana.

Iniciaba a empacar, cuando recibí una llamada de mi asistente, que me recordaba que tenía una reunión ejecutiva a las once de la mañana, para tratar la renovación del show. Básicamente es un formalismo, ya me aseguraron las dos siguientes temporadas, después de los ratings que tuvimos el segundo año.

Seguramente impondrán sus condiciones a nivel de la trama en varios episodios, siempre sucede. Hay que cumplir con las situaciones sociales que la gente que mira el programa demanda, incluir temas de su interés. En este caso, una relación homosexual o de una índole que provoque la discusión de género; jugar con insinuaciones de parejas imposibles, para que todos los fans puedan identificar sus gustos fuera del Cannon y así darle más vida a la serie, de esta manera, los televidentes sintonizaran cada semana con esperanzas de que algo importante suceda que involucre a su Fandom y lo compartan por todas las redes sociales, creando publicidad gratis para el show y el estudio. No hay nada mejor, para la supervivencia de un producto de entretenimiento masivo, que la gente que lo ve, sea quién lo defienda y recomiende.

Lo que antes llamábamos «Guerilla Marketing», el fanart como medio de distribución más poderoso. Dibujos, comics, fanfics, photoedits, páginas de Facebook, cuentas de Twitter y lo que nosotros hacemos es, básicamente, poner en el contrato de los actores que deben tener un contacto permanente con sus fans para fortalecer el vínculo de confianza y mantenernos al tope.

Es una ironía que algo que los fans inventaron para protestar las políticas estrictas de los estudios, ahora sea el principal medio publicitario de los mismos. Un arma que se volteó y la víctima de este asalto no tiene ni idea de que se le apunta directo en la sien.

Tal vez por eso entiendo cuando la gente ve a este negocio como una mafia sucia, en la cual todos nos manejamos con la manipulación. Donde hasta los premios están estratégicamente designados para perpetuar un determinado lineamiento, donde se fijan las líneas para lo que vendrá, porque ya está calculado, ya se sabe por donde van los «gustos» de la gente.

Una mafia, no hay más. Este mundo es sucio, es corrupto y, el que se lanza a jugar, puede llegar a tener éxito, solo si sabe mover las piezas y entiende que su contrincante es un robot que tiene memorizadas todas las jugadas ganadoras, jamás podrás contra él, o te le unes… o pierdes.

Así que fui a la reunión, sabiendo que hacer, que decir, que aceptar y donde «discutir» y firmamos un contrato para empezar la producción, de esta manera podemos coordinar la contratación del equipo de trabajo. Comenzaremos a trabajar en los libretos en un mes y la filmación en dos. Mucho trabajo para esta temporada, no hay duda. Por eso debo aprovechar todo el tiempo que pueda e ir a Ekaterimburgo, no será mucho hasta que me vea complicada en tiempos.
Salí de ahí y Anna me envió un mensaje para encontrarme con ella y su princeso en el estudio de grabación. Querían discutir algo sobre la mezcla de la canción que grabamos. No sabía por qué tenía que estar presente, Sergey nunca entendió como leer una nota musical. Pero fui, ya he aprendido a lidiar con la idea de que él va a estar cerca hasta que Anna abra los ojos.

Para mi fortuna me esperaba una «intervención», yo la verdad no lo esperaba porque mis amigos confían taaanto en mí y siempre tengo su apoyo incondicional.

Como por ejemplo, la vez en que me emborraché en la fiesta de felicitación del contrato de Anna con la disquera y le confesé que Lena me estaba volviendo loca con su ausencia y ella se limitó a decirme que tome una aspirina y duerma, ignorando mis lágrimas. O cuando desperté y ahí estaba el idiota de mi ex, burlándose del tema -que ella se había encargado de contarle- porque según él, siempre supo que Lena me gustaba. O que tal cuando Vlad vino a reclamarme que, el ir diciendo por ahí que tal vez sería una buena idea invitarla a alguna de nuestras reuniones, era completamente insensible con su nueva novia y que debía callarme o mejor, no ir.

¡Oh y eso! Katya, ahora es parte del grupo. La nada talentosa, parásito que vive pegada de Vlad, que siempre tiene una opinión con respecto a su hermana que no ha visto en años y se encarga de inventarle un chisme nuevo cada vez que nos vemos. Ella también estaba en la dichosa reunión para sacudir mis ideas y regresarme a la realidad.

—Sabes que te queremos, Yulia. Esto lo hacemos porque necesitamos que sientas que estamos contigo —me dijo mi mejor amiga, abriendo el diálogo.

—Creemos que ya es suficiente de buscarla, tienes que parar y concentrarte en tus metas, en el show —añadió Vlad.

—¿Y qué les hace pensar que no lo estoy? Acabo de venir firmando el nuevo contrato, todo está bien —les respondí empezando a entender de que se trataba la charla que iniciaron— ¿Se puede saber de qué se trata esto?

—Queremos que dejes de buscar pruebas de que Lena sigue por ahí —exigió Katya.

—¿Ah, sí? Y por qué debería dejar de hacerlo.

—No te ayudaremos más con esa absurda travesía —exclamó Sergey muy cómodo, con su brazo alrededor de los hombros de su novia.

—Primero, no me ayudan en nada. La que paga por los detectives soy yo. Ustedes solo aparentan interés para mantener su imagen de «seres humanos» ante los medios. Así que dejemos eso en claro.

—Yulia… —Empezó Sergey.

—¡Ah, ah, ah! Calladito, que todos aquí conocemos el porqué no quieres que Katina aparezca. Se te cae la coartada de la mitad de tus aventuras el día que venga a contradecir tus excusas —dije apuntándolo malcriadamente con mi dedo índice, luego volteé a Vlad y su cualquier cosa y les aclaré—: Segundo, tú eres su hermana, deberías preocuparte de saber si está bien y no solo esperar a que esté muerta. Digo, ¿en serio crees que te mencionaría en su herencia, después de como te has comportado desde el divorcio de tus padres?

—P… pero…

—Pero nada. ¿Qué tipo de gente son? —les reclamé poniéndome de pie para salir de ese lugar— ¿No les parece absurdo que yo, ¡yo! Yulia Volkova, pueda perdonar un error que Lena cometió hace años, y que además ustedes han repetido varias veces, y ustedes se aferren a eso como si hubiese cometido asesinato?

—Yulia, espera —Sentí como Anna me tomaba de la muñeca y me impedía salir y giré el rostro para verla, completamente molesta— Solo queremos asegurarnos de que estés bien, que no estés haciendo algo que te haga daño.

—¿Daño? ¿Qué daño podría hacerme?

—No sé, tal vez que pierdas el control de tu vida y tu carrera —me dijo con sincera preocupación. Miré alrededor y me fijé en todas las expresiones y eran de ira, de molestia, de resentimiento, solo Anna estaba intranquila.

—Yo estoy bien, y para que estés tranquila, no la estoy buscando, Anna. Pero si quisiera hacerlo, créeme, nada lo impediría.

—Y entonces que haces todos los fines de semana. A veces sales en tu auto un miércoles y regresas un domingo… agotada —mencionó Sergey, lo cuál no me sorprendió.

—¿Me estás espiando? —Guardó silencio, lo que solo me dio una respuesta positiva y entonces volví mis pasos hacia él— Voy a contratar a un par de gorilas para que estén parados afuera de tu casa y el momento que sienta, escúchame bien, que sienta que alguien me está siguiendo, haré una llamada para que te den un buen escarmiento, ¿entendiste?

—Yulia, todos contratamos a ese investigador —dijo Vlad— Nos dijo que estás yendo a Ekaterimburgo.

En ese instante mi corazón se cayó en el abismo de mi estómago. Si es así y este tipo les dio fotos, saben que estoy con ella, que la encontré.

—¿Y eso que tiene de malo? Siempre voy a Ekaterimburgo, al Club, a divertirme. Lo que no puedo hacer en esta maldita ciudad, no es nada nuevo.

—Dijo que te vio con un hombre en poca ropa en una casa vieja y que él cree que este tipo es un detective también, que la sigue buscando en el norte, por Novosibirsk.

Sash, me vio con Sash. Idiota, al menos no fue con Lena.

—¿Así que ahora, acostarme con un hombre es pecado? Sí, fui a Ekaterimburgo, Sash vino de Novosibirsk, no es detective, solo un amigo y rentamos un lugar para estar tranquilos el fin de semana, follar sin que nos moleste nadie, día y noche, comer pizzas, desayunar en poca ropa si no es desnudos en la cama. A eso voy a esa ciudad, a olvidarme de todo esto. ¿Tanto les estorba?

—Pensábamos que eras lesbiana —dijo Sergey, como si le hubiera apuñalado el corazón otra vez. ¿La chica de sus sueños, nuevamente acostándose con hombres y no era con él? ¡Aw, tierno!

—Soy lo que me pinte un huevo, es mi vida no la suya; o despiden al idiota de su investigador o les juro que les pongo una demanda por acoso y si dudan de que pueda hacerlo —les dije mostrándoles mi teléfono para que vean que la aplicación de grabaciones estaba encendida, capturando todo ese hermoso encuentro—, tengo pruebas. Déjenme en paz.
Tengo el derecho de hacer lo que quiera, ya sea buscar a Lena o tirarme al cartero.

—Haz lo que quieras entonces. Nosotros dejaremos de preocuparnos —dijo Katya indignada, maldita hipócrita.


—Ustedes preocúpense de que no les caiga la ley con una notificación de orden de alejamiento, que estoy segura que no les caerá nada bien en sus «perfectamente armadas» carreras —dije y comencé mi camino nuevamente hacia el estacionamiento.

—Yulia —me llamó mi pelirroja amiga en la puerta de salida, lejos de los demás— Yo… ellos no… —decía interrumpida por sus dudas, respiró fuerte y me dijo—: El investigador me dio la información solamente a mí, yo pagué por él, así que… ellos no saben más de lo poco que les conté.

—¿A qué te refrieres, Anna?

—A… que sé que la encontraste, que vive en Ekaterimburgo, que ya no usa su verdadero nombre y que la estás visitando.

Mi corazón descendió aún más y luego subió para encajarse en mi garganta y asfixiarme.

—Anna…

—No diré nada, ellos no tienen por qué saberlo, solo necesitaban algo para justificar lo que hicimos y dar su opinión, ya sabes —Sacó algo de su bolsillo, un sobre y me lo entregó —El detective tenía que entregarme el original de lo que descubrió y destruir toda evidencia que tuviera en su poder, además de mantenerlo todo en absoluta confidencialidad -era parte del contrato-, así que esto es todo lo que existe de la investigación y no te preocupes, no saldrá a la luz.

Abrí el delgado paquete donde se encontraban las fotos con Sash y una memoria SD.

—¿Es esto…?

—Fotos de Lena, sí —me confirmó— Se la nota cambiada, le queda bien el nuevo corte y color de cabello, es un sutil cambio, pero… no se aprecia que es Lena Katina. Creo que solo los que la conocemos la reconoceríamos.

—Anna, yo no dije nada…

—Porque no confías en nosotros y está bien —completa lo que estaba por decir, aunque mucho más directa— He pensado mucho en por qué no quisiste decírmelo y ahora que mencionaste lo de los errores que nosotros repetimos, sé que te refieres a mi hermano y… tienes razón.

—Lo siento… Yo, fui cruel.

—No, la cruel fui yo, con él.

—¿Por qué no les dijiste? Estoy segura de que Sergey se muere por saberlo.

—Porque te vi feliz, como nunca antes, en esas fotos… a las dos.

La miré a los ojos y me sonrió, y es esta la razón por la cual después de todo, ella sigue siendo mi amiga. Aún le tengo fe, aunque la gente con la que se rodea ha llegado a convertirse en lo peor.

—Espero que con esto ellos se calmen y me aseguraré de que Sergey piense en otras cosas, que las deje en paz.

—Gracias, Anna.

—Yulia, sé que hay cosas que jamás podré remediar, pero estoy aquí, te quiero, te apoyo y aunque no lo creas… te escucho —me dijo dándome un pequeño abrazo— Dile a Karen que… mejor dale un abrazo de mi parte —susurró en mi oído y se separó sonriendo una despedida y volvió a entrar al estudio.

La imprudencia de mis alborotadas acciones nunca me dejó ver el peligro en el que la ponía y si no fuese por Anna el secreto de Lena estaría en todas las primeras planas de las revistas de espectáculos del país.

Un día del diablo, realmente del diablo y todavía quedaban dos horas de viaje en dirección al desierto.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/14/2021, 8:54 pm

Capítulo 69: Tea Time
________________________________________

Puedo decir que no soy alguien que se deja sorprender con facilidad. Sin embargo, solo puedo imaginar la cara que puse cuando un minúsculo ser humano me recibió en la puerta de la casa de Lena.

—Yulia, vas a asustar a Viktoria.

Sí, seguramente sí, porque regresé a ver al espejo de la entrada y parecía un sapo de ojos saltones.

—¿No, te robaste un bebé, no? Ahora que andas en esta travesía por una nueva vida.

Ella solo la tomó de la mano y la llevó a la sala para que siga jugando mientras reía conmigo a sus espaldas.

—No, es hija de mi vecina. Tuvo una emergencia de trabajo y no tenía con quién dejarla.

—¿Y se le ocurrió que encargarla contigo era la mejor idea? Ni siquiera sabe quién eres —dije sin intenciones de usar un doble sentido, pero por la mirada de reproche que recibí, sé que así fue como se escuchó— Me refiero a que has vivido aquí muy poco tiempo.

—Sí, pero la conozco desde que me mudé. Conversamos mucho, la verdad.

—¿Ah, sí?, pensé que te escondías de todos.

—Pues ella es una mujer de 30 años a la que no le importa el espectáculo, así que nunca ha hecho conexión con mi pasado.

Seguro, como si la cara de Lena fuera difícil de borrar de la memoria y yo misma he visto los enormes afiches de sus conciertos cuando venía de paseo.

—Eso no lo puedes asegurar. Tal vez no deberías confiar tanto en extraños… y ella tampoco —digo mientras soy jalada al sillón y obligada a sentarme frente a un juego de té.

—Pues para que sepas ni siquiera tiene televisión y no veo que esté mal confiar en tus vecinos.

—Deberías comprarte una urgente y hacer una maratón de «Vecino Asesino».

—Basta Yulia —dice sin gracia— Mejor dime, ¿cómo te fue en la reunión que tenías hoy?

—Casi me olvido de ella, pero después tuve una… —Me detengo. ¿Qué se supone que debo hacer? Le cuento o no, porque, bueno si fuéramos pareja lo haría, sin dudas. Nunca he sido partidaria de ocultar cosas, pero en este caso… no sé que hacer.

—¿Una…? —me pregunta para que retome la frase que dejé sin concluir.

Limpio mi garganta y pretendo que está seca. No le contaré, no todavía, tal vez en la noche, cuando estemos solas y ella pueda entrar en pánico, dar vueltas por toda la casa y patalear si quiere, sin tener que alterar a una pequeña de dos años.

—¿Y hasta qué hora tienes que cuidar a este engendro?

—Yulia —me reclamó.

—¿Qué? Solo quiero saber hasta que hora tendré que jugar beber aire.

—No lo sé, su mamá es doctora y tuvo una cirugía de emergencia.

—¿Así que tu mami va a estar ausente mucho tiempo? —le digo mientras ella me sirve un imaginario pastelillo.

—No le recuerdes a su mamá o se pondrá a llorar.

Perfecto, ahora tendré que tener una velada con mi no se que somos y una pequeña que en algún momento reventará en llanto, y a la cual seguramente tendré que cargar para que se duerma.

No estoy lista para jugar a la casita con Lena, tal vez debí quedarme este fin de semana en mi casa, compartiendo memorables momentos con Sergey, Vlad y Katya.
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 9/15/2021, 6:14 pm

Hola nenas, feliz día... Very Happy

Hoy, más capis de esta interesante historia...



Capítulo 70: Can You?

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—¿Puedes quitar esa cara? Vika ya se fue, ya no tienes que fingir beber aire o seguirla por la casa para sacarle unas sonrisas.

—Esa no era mi intensión —le contesto para dejar claro que no estaba disfrutando jugar con esa pequeña, porque no lo estaba, lo único que quería es que no se pusiera a llorar.

Fue una ardua labor. Tres horas enteras correteando a una persona nueva en este mundo, cero kilómetros y que tiene mejor condición física que yo.

—Sí, sé que «no» lo disfrutaste ni un segundo —me dice con un tono burlón y se ríe al final caminando hacia mí con una copa de vino.

—¡No lo hice!

—¿Y yo qué dije?

Se sienta de lado en el sillón ladeando un poco la cabeza y sosteniéndola sobre su mano, mientras me observa y me da las gracias. Tal vez lo hice por este momento, para verla así, con esta luz tenue, contenta y sexy... Lena es sexy así estuviera cubierta de lodo... Pensándolo bien, así sería más sexy.

—¿Y tú? ¿Cuántos mocosos quieres tener? —pregunto, imitándola en su pose.

—Ninguno —responde sin una explicación y creo que mi expresión hace la siguiente pregunta por mí— ¿Qué? No porque les agrade a los niños y ellos me agraden a mí, quiere decir que quiero tenerlos.

—La verdad, siempre creí que querrías por lo menos unos cuatro, repartidos en tres embarazos.

—¿Disculpa?

—Sí, primero vendría tu consentido, el hijo mayor. Después, quedarías embarazada de gemelos -un niño y una niña- y en un par de años tendrías a la mimada bebé —sonríe y me escucha con atención, le parece gracioso que hubiese pensado en su futuro, o tal vez extraño, o tal vez algo psicópata.

—¿Y ya sabes sus nombres?

Definitivamente cree que es algo psicótico de mi parte.

—Honrarías a tu papá con el primero y lo llamarías Oleg —le dije y soltó una respiración atorada. Tal vez ella también lo había pensado y se sorprendió que yo compartiera su parecer— A los gemelos, hmmm, hasta hace unos años habría asegurado que los llamarías Vlad y Anna, pero ahora no dudo que uno tomaría el nombre de Sash, la otra… podría tener el nombre de tu tía Sonya y la menor de todos, tal vez...

—Yulia —dice antes de que yo pudiera pensar en alguna asociación lógica— La llamaría Yulia.

Eso... fue inesperado.

— Confieso que he pensado en como llamaría a mis hijos si llegase a tenerlos, pero nunca serían cuatro. No quiero tener una guardería, siempre me imaginé con dos y sus nombres serían Oleg y Yulia.

¿Y qué se supone que le contesto a eso? Es mi nombre, y si lo ha pensado, ha pensado en mí.

—¿Y los tuyos? Me pregunta ayudándome a salir de mi vacilación.

—¿Yo, hijos? No, no, no. Gracias, pero creo que antes me pego un tiro.

Lena ríe y asiente, y yo hago lo mismo por unos segundos.

—Yo lo quería mucho, ¿sabes?... antes. Pero creo que eran las típicas cosas que piensas cuando eres pequeño y te imaginas viviendo las convenciones de lo que es la vida de adulto —Es cierto, sé que yo también lo hice, es más, solíamos discutirlo con Sergey. Cómo sería nuestra vida cuando nos casemos y decidamos tener una familia. Es extraño, ahora esas charlas son tan lejanas, la persona con las que las tenía ya no existe y se siente como un sueño que, poco a poco, se transformó en pesadilla.

—Entonces, ¿ya no lo quieres? Me refiero a lo de ser madre —pregunto y tomo un sorbo de mi copa.

—No, dejé de quererlo cuando vi como se dieron las cosas con mis padres y me di cuenta que jamás quisiera poner a mis hijos por las mismas situaciones, peor aún, tratar de darles una vida normal con la carrera que había elegido.

—Pero ahora tienes otra, ahora eres Karen y no estás en medio de toda la locura.

Veo que se asombra de que le dijera por su nuevo nombre, ella bebe disimuladamente su licor, dándose un momento para pensar que decir.

—Ahora, sería peor —menciona, regresando a su pose inicial— Estoy muy consciente de que vivo escondida; de que, en algún momento, darán conmigo; y también de que miento todos los días. No creo que sería justo obligar a alguien más a hacerlo para que yo tenga una familia o una relación.

¡Oh!, vamos entendiendo.

No ha querido definir lo nuestro porque siente que me obligará a esconderme con ella. Lo quiere, porque me lo ha dejado saber, como cuando renunció al club; sin embargo no quiere formalizar nada que me ponga límites o condiciones. Tal vez por eso me deja llamarla Lena, porque sabe que yo no veo a Kay cuando estamos juntas, aunque ya había decidido que debo empezar a llamarla por ese nombre si es que quiero que lo que tenemos avance al siguiente nivel.

Bueno, ¿y entonces?

Solo queda demostrarle que no es una obligación para mí, que no me está forzando a nada y que yo también lo quiero.

—¿Qué tal si vamos arriba y nos recostamos un rato escuchando música? Tú y yo, una tranquila siesta que puede extenderse hasta mañana — propongo retirando la copa de sus manos y la dejo sobre la mesa para tomarla suavemente por su muñeca y llevarla al segundo piso.

—Eso se escucha muy bien.

—Sí, un tiempo de Kay y Yulia, sin niños, o reuniones, o vecinos en apuros.

—Yulia... No tienes que... No es necesario...

—Lo sé. Sé que quieres hacérmelo fácil, pero no es una molestia, ya no.

—Lo odias.

—Detesto el diminutivo, lo acepto. Pero la culpa de eso la tiene Sash... y mis celos.

—Entonces no lo digas, no hace falta...

—Pero quiero —respondo subiendo el último escalón y giro para tomarla de la cintura y robarle un beso— Quiero estar aquí, contigo y no estamos mintiendo, tu nombre es Karen y así te llamaré, al menos que encuentre un mejor diminutivo.

—Gracias —dice colocando sus brazos alrededor de mi cuello— De verdad, lo aprecio.

Hago un salto por el banderín al final del recorrido y…

Ahora, a definir esto de una vez por todas, vamos a subir de nivel.
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