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REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA

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Mensaje por psichobitch2 6/17/2024, 9:32 pm

Bueno, me encantó el capitulo por que Elenita defendió a su familia y que diantres con Cezina, no me cae para  nada bien, algo me dice que debe ser empleada de Svetlana pero lo especial fue que Lena ya se enamoro de Yulia, solo que no se da cuenta. Al fin van a tener una cita espero que todo salga super bien
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/18/2024, 3:39 am

Cap. XVII: "Dos copas y una vela"

Le había hecho el amor bajo la ducha. Había buscado su bata luego y había caminado a su lado, rodeando sus hombros para mantenerla pegada a ella. Había abierto la puerta de su cuarto, también, y le había dado paso primera para ingresar. Había apagado la luz, cerrado la puerta y había caminado hasta ella, para detenerse contra su cuerpo, desnudarla nuevamente y volverla a besar.

La había recostado en la cama con cuidado, apoyando su brazo primero y se había mecido sobre ella; sin necesidad de un roce sexual ni en busca de calor, solo en un gesto de cariño que la hizo morder sus labios durante cada segundo que duró.

Y la había invitado a una cita. O algo así.

Elena hizo todo eso cuando salieron del baño media hora después de su segundo orgasmo compartido y, a ella, le había parecido todo un solo acto bondadoso de amor ¿Podía llegar a enamorarse de ella? Posiblemente; y es que Elena tenía toda las de ganar: era delicada, su voz ronca contra su oído para gemir y sus caricias en todo momento, la hacían sentir especial.

Se acomodó contra ella, con sus codos flexionados contra su pecho y la pelirroja le rodeó la cadera, escondiéndose en su cuello para conciliar el sueño.

Respiraba rítmicamente sobre su piel y la sensación la obligó a cerrar sus ojos; estaba cansada, sí pero quería oler un poco más el aroma a vainilla que el cuerpo de Elena desprendía.

Sintiendo las últimas caricias en su cintura, le susurró por lo bajo un buenas noches que Elena no respondió. Solo sonrió contra su piel y se pegó más a ella.

****

-¿Cómo me veo? - preguntó Yulia, girando sobre sus talones y haciendo bailar un vestido color rojo. Elena sonrió como si de la respuesta se tratara y se acercó a ella, para acomodarle un pequeño mechón de cabello tras su oreja.

-Hermosa - le aseguró antes de acariciar su mejilla e inclinarse para dejarle un beso en los labios - ¿Estás nerviosa?

-Un poco. Es una cena con Svetlana.

-Todo saldrá bien. Solo recuerda lo que ensayamos ¿si? No será la única que esté en el lugar ¿bajamos?

-¿Yulia? - se coló Samir al abrir la puerta de la habitación y asomar su cabeza-guao, estás preciosa - le dijo al guiñarle un ojo y Elena intercaló su mirada en ambos, sorprendida.

-¿Disculpa?

-No es mi mamá realmente, puedo decírselo cuantas veces quiera…están comenzando a llegar ¿pueden bajar?

-Ahora vamos - le dijo Elena - Ey, Samir - lo detuvo cuando él intento marcharse -llama a tu hermana, solo serán unos segundos.

-¿A Viktoria? - preguntó él confuso.

-Pues si, ella es tu hermana. Rápido, no tenemos mucho tiempo - apenas dos minutos se tardó en regresar con la niña, con un vestido color pastel y una trenza que ella misma se peinó.

Elena los hizo pasar, al medio de la habitación y cerró la puerta un momento.

-Bien, esto es como…el tercer paso que damos en equipo y una presentación oficial de los cuatro juntos. Nunca he trabajado en compañía tan grande pero…me agrada mucho hacerlo por primera vez con ustedes. Son unos niños inteligentes - les dijo a ambos y Viktoria se cruzó de brazos, ladeando su cabeza y demostrando poco interés.

-No tienes que hacer esto.

-Viktoria - murmuró Yulia - solo debemos ser una familia. No debería costarnos tanto.

-Bien - interfirió Elena nuevamente -deberíamos ponerle nombre a nuestro equipo - propuso pero todos rodaron los ojos - bien, bien, no nombre - se rindió al estirar su brazo y abrir la palma de su mano en medio de los cuatro - pero esto si ¿cierto?

El resto solo la vió con algo de rareza pero sonrió cuando vió las otras sonrisas iguales. Yulia acomodó una mano sobre la de ella, Samir encimó la de él y Viktoria, con algo de molestia fingida, finalizó la unión y elevaron sus brazos a la vez en un pequeño ritual para darse ánimos.

Elena sacudió el cabello de Samir y rodeó la cintura de Yulia para abandonar la habitación.

Bajaron los cuatro juntos y Samir fue el primero a correr a la puerta, tras la insistencia de quién tocaba el timbre. Elena sintió a la morena alejarse, junto con Viktoria hacia la cocina, para ultimar detalles y siguió al niño.

-Mamá - la llamó Samir justo cuando se detenía tras él. Ella le sonrió a los Makarov y estiró su brazo, saludándolos animadamente e invitándolos a pasar.

Nikita había propuesto una cena, algo más tranquilo de la última reunión compartida y allí estaban ahora; en su casa y esperando por algunos vecinos más.

Oksana la saludó y se encaminó a la cocina luego de preguntar por Yulia. A diferencia de Cezina, la mujer le caía algo mejor. Tal vez porque estaba casada y se notaba a kilómetros su amor hacia Nikita o solo porque se notaba aún más su interés en la morena, solo amistoso.

Apretó su mano con Makarov y él pasó a su lado luego.

Ella tomó el picaporte para cerrar, pero el automóvil de Svetlana estacionó a unos metros y entrecerró los ojos: Cezina viajaba en el asiento copiloto. Recordó que Cezina estaría allí también porque Oksana lo creyó conveniente para organizar más detalles sobre el quipo de fútbol infantil. Y Yulia estaba entusiasmada por lo que ella no pudo negarle la invitación.

Se aclaró la garganta y se irguió mientras las observaba acercarse. No parecían muy cercanas ni muy distantes o desconocidas, tal vez por eso llegaron juntas. Pavell bajó del asiento trasero y gesticuló una sonrisa al verlo frente a ella.

-¿Está Samir? - le preguntó con algo de ansiedad y ella asintió con ánimos. Acortando la distancia, Svetlana llegó hasta él y le reclamó la falta de saludo -Lo siento. Hola, señora Elena ¿está Samir?

-Adentro, pasa Pavell - palmeó su espalda con diversión y estiró su brazo hacia la mujer, sorprendiéndose gratamente cuando, tras hacer lo mismo con Cezina, ella la saludó y agregó dos besos. Uno en cada mejilla- Adelante, están en su casa.

Su mirada de reojo chocó contra la de aquella rubia y se mordió el labio al notar su sonrisa sarcástica al alejarse. Por supuesto, solo estaba allí para hacerla sentir incómoda también.

Se acomodó el cabello al ver a Fyodor salir de su casa de la mano con su esposo y los esperó un momento; les había comentado de la reunión por la mañana y al chico no le hacía gracia faltar a ese tipo de cosas. Porque era un chismoso, según ella.

Se adentró a la casa finalmente tras ellos y pasó las dos vueltas de llave.

-¿Puedes ayudarme con esto, cariño? -le preguntó Yulia al ingresar a la cocina y sosteniendo dos platos. Tomó ambos y le dejó un rápido beso en los labios antes de acomodarlos en la mesa

-Esto se ve delicioso - acotó Nikita, inclinándose a observar la cena - ¿Es lomo?

-Glaseado con mostaza y miel - dijo Yulia dejando un plato en cada lugar - y papas horneadas. Salpicadas.

-Todo es trabajo de Yulia - aseguró Elena, tomando una botella de vino tinto y buscando algo entre los cajones para abrirla - Creo que si no me hubiese casado con ella, sería una cliente frecuente de McDonald's.

-Seríamos dos ,entonces - agregó Nikita señalándola.

-Y si no estarías casada conmigo, le pagarías a un jardinero para que pode el césped, tendrías una empleada para que lave y planche tu ropa y la casa jamás estaría limpia - bromeó la morena pasando frente a ella y acomodando el último plato. El de Elena, en la punta de la mesa como la líder de la familia.

-Serían dos, entonces - repitió Oksana señalando a su esposo y sonriéndole a Yulia con complicidad. Elena rió y sacudió la cabeza, en otro tiempo esa broma no le hubiese parecido nada divertida. Pero el tono de voz de la morena no le molestaba y, por el contrario, la hacía sentir en un ambiente fresco y habitual.

Dejó la botella en medio de la mesa y retuvo a la morena cuando intentó llegar a su silla. La abrazó desde atrás y le dejó una caricia en su cuello, con su nariz y se separó al sentirla estremecerse. Quería eso a decir verdad, notarla ansiosa y desesperada para cuando esa reunión acabara.

Podría haberlo preparado para otro tipo de ocasión, tal vez, pero habían pasado cuatro días desde que se lo había pedido y no quería alargar más el tiempo. Ella misma se estaba comenzando a frustrar por tener que prolongarlo tanto.

Alejó la silla de Yulia, a la izquierda de su lugar, y observó a los niños acomodarse seguidos a la morena antes de sentarse. Los demás se habían dispersado en el resto de la mesa y les dedicó una rápida mirada luego de dejar la servilleta en su muslo.

-Mamá ¿puedo dar las gracias? - Lo había olvidado momentáneamente pero no había una sola comida en que Samir no le preguntara lo mismo. Aunque mientras estuviesen solos, siempre se lo preguntaba a Yulia. Los demás la observaron con rareza a excepción de Oksana, que juntó sus manos sobre la mesa y le sonreía al niño esperando porque empezara.

-Claro, cariño. Hazlo - lo incentivó ella y pudo sentir la mano de Yulia en su pierna, a modo de agradecimiento.

Todos se silenciaron y Samir pronunció palabras sin temor ni vergüenza. Terminó y ella le guiñó un ojo, antes de tomar sus cubiertos.

-Es un gesto adorablemente hermoso que le hayan enseñado eso a su hijo - dijo Fyodor - Cuando comencemos con nuestra familia, le enseñaré lo mismo a los nuestros - agregó al recostarse contra su esposo unos segundos.

-Eso es una pérdida de tiempo , en realidad - intervino Svetlana tomando de su copa de vino - quiero creer que la comida que come cada día tu hijo se la das tú y que la provees como fruto del esfuerzo en tu trabajo.

-Tía - murmuró Nikita.

-En realidad así es - aseguró Elena - pero si mi hijo cree que ese trabajo viene por la ayuda de alguien más, no puedo hacer que deje de creerlo.

-Tú tienes tu trabajo por tu experiencia e inteligencia - continuó Svetlana - ¿o crees que hay una persona exactamente igual a ti? No, no la hay, déjame responder por ti. Porque cada uno no es diferente simplemente porque alguien así nos creó. Tú eres diferente a mí porque tu inteligencia te hace superior o inferior. Nada más.

-Claro - dijo la pelirroja por lo bajo, fingiendo una de sus sonrisas - pensaré en tu idea.

-No te preocupes, Elena - la incentivó Oksana - solo está bromeando.

-No estoy bromeando - aseguró Svetlana.

-Oksana me dijo que tienes una fábrica -intervino Nikita, zanjando el tema de una vez - y de productos integrales. Eso es fantástico.

-Bueno, el campo era de mi padre y él trabajaba otro tipo de verduras; llega un momento en que debes cambiar el cultivo para que la tierra no envejezca ni se gaste. A Yulia le pareció una buena idea hacer algo distinto, como el trigo y realmente ha sido un buen negocio.

-Pero ella dijo que tú ya trabajabas el campo mucho antes de conocerla - la cortó Cezina.

-Y así es, solo que para aquel entonces trabajaba las verduras ¿Cuánto llevábamos juntas cariño, desde esa idea?

-Unos cinco años - respondió Yulia antes de llevar el tenedor a su boca.

-Cinco años, si - agregó Elena con una sonrisa - Desde allí que manejamos los cereales. Además a Yulia le gusta el deporte, las dietas y esas cosas. Ha sido una buena inversión en todo sentido.

-Pues creo que sería buena idea algo así en nuestra cadena de supermercados tía ¿no te parece? - le preguntó Nikita a Svetlana, que apenas había probado bocado y solo se limitaba a observarlo y a Elena.

-Sí, tal vez lo sea.

-¡Eso sería fantástico! - acotó Fyodor en un ligero aplauso - tengo alumnos de ballet.

-Son alumnos de mi hermana - lo corrigió su esposo.

-Somos familia, Aleksandr, todo queda entre nosotros. En fin, manejamos casi 20 jóvenes y ella quiere mantenerlos bajo una…estricta y necesitada dieta. Si ustedes comenzaran a manejar esos productos aquí, nos ahorrarían muchas cosas. En Anapa nunca hubo de eso -terminó él y Elena y Yulia voltearon a verse. Regla número 19 de su trabajo: todo negocio nuevo, traerá consigo otros más pequeños. Aférrate a ellos como al objetivo y el dinero será aún mayor.

-Bueno. Yulia me había hablado de algo similar también. Con los niños del equipo de futbol ¿cierto, cariño?

-Creo para que rindan dentro del campo de juego, deben comenzar desde afuera -aclaró la morena con un ligero sonrojo en sus mejillas - Cada entrenador, de cualquier lugar dónde radique su equipo, los obliga a mantenerse…

-Sé cómo es eso, niña - la cortó Svetlana -he sido entrenadora de un escuadrón de porristas en mi juventud y las he hecho tomar unos asquerosos zumos verdes hasta verlas vomitar si el peso no era el ideal. Cada gota de sudor será recompensado al final. Me gusta tu pensamiento - la señaló la mujer y Elena sonrió mentalmente - son ambiciosas, ambas y eso me gusta.

-Pues - murmuró Yulia - aún nos hace falta un miembro más. El reglamento especifica seis jugadores en la cancha con cinco posibles suplentes. Así que por ahora veo esa ambición un poco lejos.

-¿Solo uno? - preguntó Oksana con algo de tristeza, ella la había incentivado después de todo para llevar esa idea a cabo.

-Si mis cálculos no me fallan…Cezina lleva la cuenta en su planilla.

-Solo uno, sí. Yulia tiene razón - agregó la rubia.

-Pavell ¿a ti no te gusta el futbol? -le preguntó Nikita y el chico negó tímidamente con su cabeza -pero es divertido ¡Y es deporte de hombre!

-Nikita, no lo obligues - se coló Oksana.

-Pero sería divertido. A él le gusta ir a ver los entrenamientos contigo. Además, todos sus compañeros están allí ¿cierto?

-Cierto -lo apoyó Cezina -algunos niños de su salón están allí también.

-Vamos tía, tú siempre has querido que practique algún deporte. Y él ya lleva una dieta; incentívalo, vamos.

-Acompaña a Oksana a los entrenamientos, si él lo desea podría ingresar ¿verdad? - preguntó Svetlana mirando a Yulia y ella asintió rápidamente.

-Tal vez podría usar tu viejo equipo deportivo - propuso Pavell alzando sus hombros hacia Nikita.

-Es muy divertido, Pavell - dijo Samir, moviendo sus brazos y gesticulando con más emoción de la que debería - verás que no te pasará nada y compartiremos mucho tiempo juntos ¡Oh y podemos ir por un helado al final de cada entrenamiento!

-¡Si, de chocolate! - agregó Pavell ya encantado al imaginarse la situación.

-Además, a mis amigas les gustan los niños que juegan fútbol - aportó Viktoria un dato sugerente solo para que los niños lo oyeran.

-Y podremos entrenar en el patio de casa ¡seremos los mejores! - siguió Samir, intentando convencer al niño en ese momento - ¡Y tú podrías ser el capitán!

-¿Yo el capitán? - se señaló a si mismo Pavell, sorprendido pero ilusionado.

-¡Por supuesto! ¿Cierto mamá que puede serlo?

-Claro que si, hijo - respondió Yulia -Mientras más entrenen, mejores serán y Pavell podría usar la cinta de capitán….Entonces ¿te gustaría ser parte del equipo? - le preguntó Yulia, buscando el muslo de Elena con su mano.

-¡Si! ¿Puedo mamá? - Elena estiró su mano y la entrelazó con la de la morena al ver la respuesta de Svetlana. Sonrió de medio lado y una frase triunfal se dibujó en sus pensamientos.

Jaque, pensó cuando Yulia volteó a tomar su copa de agua y le dedicó una rápida mirada.

Svetlana parecía tan contenta, como inocente, que el resto de la cena pasó sin otro tipo de sus intervenciones altercadas.

No hay momento en el que seamos más sinceros que durante la noche.

Yulia elevó sus piernas y las abrazó luego de acomodarse contra el único árbol del patio. Recordó aquellas palabras que su madre le dijo la noche de su graduación, cuando ella recibió la carta de ingreso a la Universidad y una negación estaba inscripta en la misma.

Gritó, rompió el papel e insultó el lugar como si alguien más allá de ellas pudieran escucharla. Su futuro se había desmoronado tan fácilmente que ya no quería otro. Creyó que recibiría palabras de molestia o defraudación por parte de sus madres pero sucedió lo contrario. Larissa le dijo aquello a modo de apoyo.

-¿Estás aquí? - le preguntó Elena, agitando una mano frente a su rostro antes de sentarse frente a ella -¿En qué piensas? Mira que la cena fue un éxito -ella sonrió. Sí, lo había notado y los niños habían participado de una mejor manera por lo que ahora veían una película con helado a modo de premio.

-En nada ¿para qué me pediste que viniera? ¿Qué haremos aquí?

-Bueno… solo quiero tomar una copa de vino contigo -le respondió la ojiverde, mostrando dos copas detrás su espalda y una botella de la bebida en su otra mano.

-¿Más vino? Tendrás que llevarme a la cama luego, no podré caminar con tanto alcohol que tomé hoy.

-Será un placer para mí - aseguró Elena, quitando una vela blanca y alta del bolsillo de su chaqueta y acomodándola en un pequeño hoyo a un costado de ambas pero en suficiente distancia para iluminarles el rostro. La encendió con algo de dificultad y sirvió ambas copas luego - Vamos, bebe - le insistió cuando la morena negó al ver su brazo estirado, ofreciéndola - Vamos, Yulia ¿tengo que pedírtelo? He visto cómo degustabas el vino en la mesa.

-Si, tendrás que pedírmelo -jugó la morena -allí dentro lo hacía por una razón.

-Está bien, entonces me beberé las dos copas sola.

-¡No puedes hacer eso! No podré llevarte adentro, pesas más que yo.

-¡Ay, por favor! Solo soy un poco más alta, nada más.

-Llevas un peso extra - bromeó Yulia, señalando su entrepierna y Elena bebió un sorbo con rapidez para ahogar su risa-A ver, a ver, dame mi copa que de verdad no pienso cargarte… ¿Crees que todo esto está encaminándose?

-¿Nuestro plan? - ella asintió, moviendo la copa entre sus dedos antes de beber un trago largo - lo de la cena fue el punto exacto que necesitábamos para avanzar. Ahora solo debemos darle tiempo a lo demás y, en el momento indicado, el ataque final - Asintió y le sonrió con calidez. Cuando Elena hablaba con total habilidad y sin temor, se generaba en ella la seguridad que terminaba necesitando para creerlo todo.

-Y luego nuestras vidas retomarán su acostumbrado camino. Tal vez nunca más nos volvamos a ver.

Un pequeño aire del viento apagó la vela y todo alrededor de ellas se iluminó por la lejana luz de luna. Elena llenó nuevamente su copa y se estiró a servir la de ella. Bebieron al mismo tiempo y bajo el mismo ritmo; lento, pausado y disfrutando el sabor mientras se observaban.

Ella cerró un momento sus ojos y los apretó antes de abrirlos y parpadear varias veces: estaba algo mareada y una leve punzada comenzó a golpear su cabeza. La cena había terminado casi media hora atrás y no había comido mucho tampoco.

-Yulia ¿estás bien?- echó su mirada al cielo y sacudió la cabeza varias veces. Ahora sí.

-Solo fue un momento - le respondió y la ojiverde lanzó un resoplido -¿Qué?

-Es solo vino, no puede hacerte daño.

-He dicho que estoy bien. Y si puede hacerme daño.

-Está bien, está bien. No pretendo hacerte enojar.

-Elena - murmuró ella repasando sus propios brazos - tengo frío ya ¿podemos entrar?

-Ven aquí - la llamó la pelirroja y Yulia solo la miró un segundo. Apoyó sus manos a los costados de su cuerpo y se impulsó hacia arriba, caminando hacia la pelirroja y tomando la mano que ella le estiraba.

La jaló, la sentó sobre ella y la rodeó con total protección y calor que ahora temblaba solo de nervios, no más de frío. Sus rostros se rozaron y se inclinaron en lados contrarios, esperando por un solo movimiento para un beso.

Le rodeó el cuello y acarició su nuca mientras Elena dibujaba círculos en su cadera.

Le gustaba. Elena le gustaba y no tendría filtro en decírselo si la pelirroja llegaba a preguntárselo en ese momento. Estaba en esa etapa en que cientos de preguntas sobre la persona de la que posiblemente te sientas atraída, llenaban su conciencia y todas las respuestas eran la misma: "si".

-¿Tú crees realmente que ya no volveremos a vernos? - le preguntó Elena con la voz ronca y ella se mordió el labio antes de responder.

-Es muy probable. Tú dejarás el negocio y yo me instalaré en uno nuevo. En otra ciudad, con otros niños, quizás. Y otra pareja - la sintió apretar su cadera y juntó sus dientes por el dolor; su piel se estrujó dentro del puño que Elena pero no pudo reclamárselo.

-Si, tal vez - susurró la pelirroja casi sin aire y ella se aclaró garganta. Si quería hablar totalmente sincera con ella, debía aprovechar ese momento, antes de que acabara la noche para ambas.

-¿Elena?

-¿Ugh?

-¿Te has enamorado de mi?

🔜

Chicas, quiero pedirles paciencia está semana si no puedo subir capitulo de alguna de las historias. Tengo unos pendientes y se me hace muy difícil estar en casa 😃😃 Besos!
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Mensaje por Corderito_Agron 6/18/2024, 2:27 pm

Permítame decirle estimada Yulia, pero ud está embarazada hahahahahahaha
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Mensaje por LeaAgronsky 6/18/2024, 5:29 pm

Cómo que corderito tiene razón, creo que se está cocinando un bebé en la.pancita de la morena y eso sería geniaaaaaalllllll I love youI love youI love youI love youI love you
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Mensaje por Volkatin_420 6/18/2024, 7:14 pm

elena este enamorada aun de yulia , pero si creo que es capaz de decir que le gusta y que siente cosas muy fuertes por ella ... Y obvio que no hay que confiar en sve ... Creo que sabe mas de lo que ellas creen ... Espero que cuando se den cuentan puedan retirarse antes de lo previsto jejeje y puedes tomarte el tiempo que quieras Xander no te preocupes
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Mensaje por Veroska 6/19/2024, 1:32 am

Pues hace rato Lena y Yulia se han enamorado, Lena intenta no darle voy tan frecuente a lo que siente pero cuando lo hace son claros en cambio Yulia hace rato sintió que la cercanía la hacía querer a Lena hasta enamorarse, les gusta compartir la cama porque incluso parece que se ajusta la una a la otra en perfecta sintonía. Sin embargo esa Cezina no me da confianza nadita...

Gracias Xander por los tres capitulos, se me ha dificultado leerlos el fin de semana pero ha valido la pena todos juntos.

Y oh cierto me hicieron reír con todos esos mensajes citando a varios anteriormente 😁🤣
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Mensaje por LenaVolkova66 6/19/2024, 3:02 am

Cezina es la gran piedra en el zapato de las dos y me encantaría que yulia estuviera embarazada de lenita I love youI love you por cierto, vieron la foto de Elena con su familia? Que niños tan lindos
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Mensaje por Fati20 6/19/2024, 5:18 am

Oh cariño que mal q quizás no puedas subir mucho esta semana espero que puedas hacer tus pendientes con éxito y regreses por aquí muy rápido, nos harás demasiada falta pero entendemos 😘😘I love youI love youI love you
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Mensaje por soy_yulia_volkova 6/19/2024, 10:54 am

Me encantaría que yulia le de un hijo a lenita I love youI love you sería encantador y sbetlana cae como un gancho al estómago.,. Odio!!
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Mensaje por Patricia Armstrong 6/20/2024, 5:52 pm

La tal cezina debe estar trabajando con Svetlana y creo que posiblemente también con el sobrino de Svetlana y tal vez las más inocentes sean las chicas
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/21/2024, 3:38 am

Cap. XVIII: "Fuego"

¿Eso era un sí? ¿Un no? ¿O un tal vez? ¿O una señal de que se callara y no volviera a repetir la pregunta?

Elena asintió solo dos veces con su cabeza, de manera lenta y luego la apretó contra ella, negando con rapidez sobre su hombro.

Yulia se separó hasta enfrentarla y la llamó por lo bajo, sonriendo al sentir un leve temblor en las manos de la pelirroja. Elena podía ser autoritaria, gritaba a temprana hora del día y ordenaba sin esperar refutaciones; pero era dulce y preocupada aún en la misma o más cantidad.

Era Elena quien llevaba el control del asma de Samir y compraba los inhaladores necesarios cuando lo creía conveniente. Era Elena quien despertaba por la mañana y preparaba su café para cuando ella ocupaba la cocina.

Y era Elena también la que calmaba a Viktoria cuando algo le generaba miedo. Como las tormentas, las arañas que solían estar en el baño o cuando Mumu se atoraba con su comida. Era divertido ver a la pelirroja con su gesto de asco al abrir la boca de Mumu y colar un dedo para quitar los restos grandes de carne o algo que los niños le daban y no podía aún comer.

Elena era la contraposición insuperable de sí misma y a ella le fascinaba; le parecía realmente único disfrutar de esa virtud. Y aunque incluso leyó su historial tiempo atrás, la Elena fría y calculadora que no dejaba de resaltarse en cada línea, con ella nunca apareció. Con los niños mucho menos.

Porque sí, podía ser Elena la que daba órdenes desde un principio y ser la malhumorada, pero llevaba tiempo calmada y trabajando ahora como lo que eran, un equipo.

Yulia repasó su labio inferior contra sus dientes y esperó su respuesta. Sin embargo, esa sí era la Elena que conocía y que convivía con ella cada noche en la misma cama: la que no decía ni hacía algo de más si no podía controlarlo.

Se aclaró la garganta e insistió, preguntándole de manera distinta para no asustarla:

-¿A ti te pasa algo conmigo? ¿Estás confundida? - estaba acostumbrada a hablar sin rodeos ni cohibirse sin importar la persona que la estuviese escuchando. Sabía que a veces eso podía ser un defecto o molestar pero generalmente nunca le habían importado las opiniones ajenas hacia su persona.

-No - respondió la ojiverde al instante y por un momento algo de aire golpeó su espalda. Sonaba segura pero la había visto tragar con dificultad, incluso la había oído - No lo sé, Yulia - agregó y de repente su corazón golpeó algo dentro de ella - Creo que…creo que aún no puedo llamarlo de ninguna manera porque no me gustan estas cosas.

-¿Qué cosas?

-Esto. El que me pregunten por mis sentimientos y tener que responder. No me gusta eso de estar enamorada o sentirme dependiente de alguien; no creo que mi vida funcione de mejor manera en relación a eso.

-No tendrías por qué sentirte así conmigo. Puedes seguir siendo tú en la independencia que quieras.

-Es que no se trata de ti, Yulia - aseguró y ella lo notó en su mirada. Sus ojos verdes se aclararon por el reflejo de la luna y podía leer algo de miedo en ellos. Todo se trataba de Elena; de no salir lastimada en el proceso.

-Pero nosotras ya cruzamos un límite. Hemos tenido sexo. Tres veces - le recordó sin vergüenza y Elena esquivó su mirada, suspirando hacia un costado y humedeciendo sus labios - Y no puedo olvidar cómo me trataste luego. Actuaste como una esposa enamorada realmente.

-No soy una esposa enamorada realmente.

-¡Eso ya lo sé! - No, no lo sabía y escuchar eso solo la molestó. Porque sí, tal vez Elena no estaba enamorada de ella, aún, pero no podía negarse la pelirroja a si misma los abrazos que le daba antes de dormir. Cuando ella ya estaba dormida y despertaba por causa de ellos - Pero solo quiero encontrar una respuesta a tu forma de ser.

-Solo soy así. No puedes flaquear en este trabajo-.

-No me refiero a eso - la cortó ella entre dientes - solo quiero saber si sientes algo por mí. No eres una esposa enamorada realmente pero actúas como ella dentro de nuestra casa. Y ambas sabemos que nuestro trabajo se debe realizar afuera de esas cuatro paredes - se cruzó de brazos y quiso alejarse de ella, pero Elena elevó sus piernas y las pegó a su espalda, reteniéndola y observándola antes de hablar.

-¿Qué quieres saber exactamente?

-Solo si sientes algo por mí. Algo que no sentías los primeros días, cuando apenas nos conocíamos.

-No lo sé - susurró finalmente la pelirroja -¿Por qué me preguntas esto? No quiero hablar de esto ¿Por qué no me dices tú si sientes algo por mi? - su tono de voz había cambiado y sonaba frustrada y ella lo estaba aún más. Estaba furiosa y esta vez Elena no pudo detenerla; se puso de pie y se detuvo frente a ella, separando sus brazos y moviéndolos para demostrar su enojo.

-¿Quieres saber si me pasa algo contigo, señorita que se cree la madura entre las dos? ¿Qué quería que actuáramos acorde a nuestra edad? ¡Sí! Me gustas, me pareces jodidamente hermosa ¿lo recuerdas? - ironizó, repitiendo aquellas palabras de Elena antes del primer beso que cambió todo, antes de la primera vez que la sintiera correrse en ella - Y tampoco sé si estoy enamorada ¡Quizás lo esté! Es más ¡lo estoy! Porque nunca me había sentido así. Me gustas y estoy enamorada de ti ¿Contenta?

No esperó respuesta ni la vió por última vez; Yulia dio media vuelta y caminó asintiendo sus pasos hacia el interior de la casa. Atravesó la puerta y miró por sobre su hombro a Elena aún sentada en el césped, con sus brazos hacia atrás y descansando como si sus palabras no hubiesen hecho ni el mínimo efecto en ella.

Le dio un último golpe de pie al piso y corrió escaleras arriba, ignorando las miradas de Vika y Samir desde el sillón por interrumpir su película.

Ingresó a su cuarto y cerró con un fuerte portazo antes de echarse a la cama y sentir ese leve rebote cuando la ira invade el cuerpo. Enredó las manos en su cabello y ahogó un grito hacia el techo; tenía ganas de odiar a Elena, odiarla solo un minuto hasta que esa molestia bajara.

Sabía que se iba a arrepentir, iba a lamentar al día siguiente verla a la cara luego de su declaración extraña de amor. Había actuado con impulso pero es que la pelirroja la orillaba a eso. Si no quería aclarar sus ideas o sentimientos como la adulta que creía que era, ella sí iba a hacerlo y acabaría con ese raro juego que llamaba relación.

Se tapó los ojos con su brazo derecho y trató de tranquilizarse; Elena entraría a dormir en unos minutos y no quería que la descubriera en ese estado. Porque ella misma se lo había provocado y todo terminaría a favor de la pelirroja, aumentando su ego y hundiendo las posibilidades de que volvieran a hablar de lo ocurrido.

La escuchó ordenarles a los niños irse a sus habitaciones ya y que se durmieran cuanto antes. Lanzó un resoplido irónico, allí estaba de vuelta aquella Elena creyéndose la jefa de cada uno y decretando a su gusto. Ah pero iba a reclamárselo en cuanto ingresara y poco le importaba si la discusión terminaban escuchándola el resto de los vecinos.

Estúpida copa de vino que bebió con ella y estúpida noche que estaba acabando de la peor manera posible, pensó y de la nada un sollozo escapó de su boca. Si esto quería Elena, esto serían: dos esposas no enamoradas realmente.

Oyó el picaporte y luego la puerta cerrarse. Y una pasada de llaves.

No escuchó los pasos de Elena ni su voz y tampoco quería hacerlo en ese momento. Sintió solo sus manos posarse sobre sus muslos y finalmente expulsó una bocanada de aire. Estaba acariciándola, con cautela y sus dedos apenas rozaban su piel. Pero era una sensación que no podía ignorar y su cuerpo mucho menos.

-¿Qué haces? - le preguntó por lo bajo pero no se movió. Fue consciente de que su respiración estaba aumentando al igual que las caricias. Los dedos de la pelirroja se colaron bajo su vestido y sus manos tibias la tocaron con total dedicación.

Con lentitud, Elena separó sus muslos y avanzó en el interior de ambos; llegando al borde de su ropa interior y regresando hasta sus rodillas. Repitió el acto tantas veces, que ella tuvo que morderse el brazo para no suspirar.

Su vestido se alzó hasta su cintura y sus piernas quedaron descubiertas, sintiendo su piel erizarse por el pequeño frío golpearlas. Sintió el peso de Elena sobre ella y su suavidad al alejarle el brazo, para que sus miradas se encontraran.

La observó y Elena a ella. Y le pareció ver una sonrisa solo en un momento fugaz.

-Oh, Elena - gimió cuando sintió sus labios posarse en su cuello. La pelirroja le dibujó un camino hasta su clavícula y de manera ruidosa; cada vez que se despegaba o se separaba de su piel, los besos sonaban sin temor a ser escuchados.

Era una sensación enloquecedora. Su boca estaba fría y olía al vino dulce aún pero su rostro ardía, las mejillas de Elena le pasaban calor a las de ella y de a poco la temperatura aumentaba en todo su cuerpo.

La sintió descender su cabeza y se oyó el resorte de la cama, molesto y nítido que ninguna le prestó atención. Elena besó su pecho y sus manos se perdieron tras su espalda, alejándola del colchón en un brusco movimiento para abrir el cierre de su vestido con rapidez. Los tirantes cayeron a un lado y Elena volvió al piso, de pie frente a ella para deslizarlo hasta quitarlo.

Estaba nerviosa, como nunca antes en sus encuentros, y le daba algo de vergüenza que Elena lo notara, que supiera que a pesar de todo estaba allí, a su merced y esperando porque avanzara.

La pelirroja regresó sobre ella y pasó una mano bajo su espalda, rodeando su cintura y arrastrándola hacia atrás, al centro de la cama. Estaba haciendo todo con calma y cual primera noche de luna de miel se tratara; y ella estaba desesperada. Cada vez que el aliento de Elena llegaba a su nariz, la desesperación aumentaba.

Sintió sus besos bajar desde su pecho hasta el inicio de su ropa interior. La miró pero Elena no. Arrodillada entre sus piernas, solo le reflejó una sonrisa triunfal y ella regresó su cabeza contra la cama.

Sintió que quitó su braga y se tapó la cara para ahogar un grito. Estaba desnuda frente a Elena nuevamente pero sobre la cama que compartían; y sentía que, a diferencia de la ducha, un lugar así hacía todo menos sexual y más amoroso.

La pelirroja se inclinó hasta su entrepierna y sin aviso pasó su lengua a lo largo de su vagina. Gimió, arrojó aire y juntó más al morder sus labios e intentar retenerlo.

-No te reprimas - le dijo Elena con la voz ronca. No sabía si estaba tan excitada como ella y que estuviera desesperada no significaba que iba a demostrarlo.

-¡Dios, Elena! - no pudo evitarlo cuando la pelirroja se lo demostró. Se irguió y pegó su miembro duro y esperando contra ella, antes de regresar y comenzar a jugar con sus labios inferiores.

Oía la lengua de Elena chocar contra sus flujos y separarlos de ella antes de ingresarlos a su boca; estaba probándola. No podía verla pero lo imaginaba y más se mojaba.

Puso una mano en su cabeza y la presionó contra ella. La rodeó con sus piernas y sus talones golpearon la espalda de Elena, que aumentaba la velocidad de sus movimientos y su cabeza se movía con rapidez. Estaba estremeciéndose sin ser consciente de la fuerza que ejercía en el agarre.

Golpeó con su puño el colchón cuando Elena chupó su clítoris y tiró de el antes de morderlo. Lo llevó a su boca y escuchó aquel sonido cual bebé con chupetón se tratara.

Sus caderas se elevaron y no pudo controlarse, gritó y continuó gimiendo mientras la lengua de Elena no salía de su interior. Tomó una mano de la pelirroja y la dejó sobre su seno, Elena apretó y estrujó su pezón sin consideración alguna.

-No te separes - le ordenó la pelirroja cuando intentó alejarla porque estaba al borde del orgasmo. Enredó nuevamente sus dedos en el rojo cabello y de un golpe la pegó a ella otra vez: los primeros espasmos la debilitaron y cayó totalmente exaltada sobre la cama.

Su boca titubeó y sus dientes se golpearon al sentir como Elena probaba sus líquidos y los tragaba con el mayor de los deseos.

Pasaron unos minutos para que la pelirroja se separara y ella se pasara una mano por la cara, secando su sudor pero esquivando su mirada. Consideraba que lo que acababa de pasar ya borraba cualquier límite y ponía uno nuevo. Imposible de superar.

-Abre los ojos, Yulia - le costó mantenerlos abiertos pero lo hizo. La vió quitarse su camisa por sobre su cabeza y desprender su pantalón. Se adelantó y estiró su mano hacia la mesa de luz, hurgando en el cajón y encontrando un condón.

-Solo queda uno - susurró antes de abrirlo y oír el gruñido de Elena.

Ya estaba desnuda y abriendo sus piernas cuando ella se acercó y tomó su pene erecto con una de sus manos. Elena echó su cabeza hacia atrás y gimió sin pudor. Apretó con su pulgar la punta y algo de líquido pre seminal comenzó a salir. Sonrió, le puso el condón a lo largo y regresó a la cama.

Separó sus muslos y la encerró entre sus piernas cuando Elena se acomodó entre ellas. Estaban tan excitadas y ella lo suficientemente húmeda que no sintió incomodidad ni esperaron nada más.

Las embestidas fueron seguidas, fuertes y ruidosas. Sus pieles chocando, sus gemidos aumentando y sus gritos se mezclaron en la habitación. Cuando un segundo orgasmo iba a sorprenderla, Elena se detuvo y ella abrió los ojos, reclamándole con la mirada.

-Voltea - le ordenó pero ella misma lo hizo. La pelirroja la sujetó y la acomodó boca abajo, acomodándose sobre ella y entrelazando sus manos cerca del respaldar.

La penetración fue más profunda, más placentera y tocaba aquel punto del que ya no podía pasar. No iba a pasar mucho tiempo antes de que las dos se corrieran conjuntamente.

-¿Yulia? - insistió Elena llegando a su oreja. Golpeó sus caderas hacia atrás en respuesta y la pelirroja mordió su hombro - ¿Es tarde ya para responderte?

-¿De qué hablas?

-Si - respondió Elena, con una violenta embestida y sintiendo el orgasmo de Yulia rodear su miembro - me gustas - le aseguró antes de buscar su boca y besarla para demostrárselo.

***

Era la segunda semana del tercer mes juntos cuando Elena firmó un contrato válido con Nikita Makarov. Ella le proporcionaría productos de su fábrica y él aseguró que serían la novedad de la cadena de su supermercado.

Ella le había dado distintos contactos para que él se cerciorara de que el negocio funcionaría, distintos compradores que tenía como sus clientes y adquiridos a lo largo de los años. Del otro lado de cada llamada telefónica, Jasone y un equipo de trabajo se encargaban de responder las dudas de Makarov.

Ahora tenía que preparar algo más grande, en dos semanas cobraría el primer cheque de los productos y, recordando la poca inteligencia de Nikita, quería acumularle distintas ofertas con las cuales no pudiese decidirse y terminaba comprando más de una.

Elena se acomodó en la silla y golpeó el bolígrafo contra la mesa, la hoja aún estaba en blanco y ninguna idea cruzaba por su mente. Tal vez por la hora, eran más de las cuatro de la tarde y el calor no ayudaba mucho.

Sonrió cuando algo llegó a formarse en su mente y volteó a ver con molestia cuando un ruido ahuyentó la idea. Viktoria llegaba a la cocina corriendo y se detenía frente a ella con Mumu en brazos.

-Bájalo ya, Viktoria. No es un cachorro - le dijo pero la niña negó con su cabeza.

-Lo es.

-Pues está muy gordo para serlo.

-Solo come un poco de todo ¡Elena! No lo molestes…. ¿qué haces?

-Tareas ¿no tendrías tú que estar haciendo lo mismo? - le reclamó, acercando su bolígrafo a la hoja e intentando escribir algo.

-¿Tareas? ¿Qué tareas?.

-Tareas - repitió Elena entre dientes, observándola pararse a su lado y con Mumu moviéndose de un lado a otro -Asuntos de mi trabajo.

-Nuestro - le recordó la niña con algo de grandeza y ella rodó los ojos.

-Aja, nuestro ¿Necesitabas algo?

-Nada, solo que estoy aburrida y Samir aún no llega ¿a qué hora llegan?

-El entrenamiento termina a las cuatro y media Viktoria.

-¡Genial! Iremos con Samir y unos amigos al parque. Me das permiso ¿cierto?

-Si, Viktoria, si. Pueden ir, solo…quiero concentrarme en esto ¿si?-

-Dime qué es, puedo ayudarte.

-Lo dudo.

-Pues te sacarás de la duda si me lo dices - insistió la niña y ella lanzó un resoplido; pero estiró su brazo y le tendió una silla para que se acomodara a su lado.

-Está bien. Quiero que Makarov no deje de interesarse en mis productos, que compre y continúe comprando distintas variedades e invierta más de lo que creyó en ellos ¿entiendes?

-Totalmente, que no tengo cinco años, Elena - le recordó Vika, antes de arrebatarle la hoja y el bolígrafo para escribir - Deberías inventar algún producto en especial con los cereales. No lo sé, una barra, un alfajor o algo dulce que los niños consuman. Y Samir y yo nos encargaríamos de llevarlos al colegio y hacer correr la voz - agregó, mordiendo su labio pensativa y escribiendo con velocidad - Pavell está dentro del equipo, Yulia podría llevar el producto y allí obligarlos a que lo compren, como parte de su dieta. Pero distintos productos y armar una pequeña empresa pero a lo grande ¿qué dices?

-Que eres una maldita niña genio - susurró con sus ojos abiertos y parpadeando al salir de su asombro - Eso es genial. De igual manera - la cortó cuando sonrió con victoria - lo del producto que Yulia propondría como dieta ya era mi idea.

-Ay por favor, cierra la boca - terminó la niña al abandonar su lugar y acercarse a la mesada, observando por la pequeña ventana la llegada de Samir y Yulia - Iré afuera ¡cuida a Mumu! - le ordenó al correr hacia la puerta luego de dejar el perro sobre sus piernas.

-No me mires así y bájate - le susurró al cachorro pero él acomodó sus patas sobre sus hombros y paso su lengua con rapidez en todo su rostro - Ya, ya ¡Mumu!- intentó sujetarlo pero mientras más pretendía alejarlo, más se movía y continuaba lamiendo su cara - Dios santo, estás gordo, muy gordo. No habrá más comida después de las cinco para ti.

-¿Estás hablándole a quién creo estás hablándole? - se detuvo con brusquedad y se aclaró la garganta antes de removerse en la silla y voltear a verla; Yulia estaba con sus brazos cruzados, contra la pared y con su ceja levantada. Y sudada, le encantaba verla llegar de esa manera luego de cada entrenamiento.

-Solo… sácalo de aquí - le pidió, estirando el cachorro hacia ella y Yulia lo tomó sin problemas. Elena gesticuló con asco al verla recibir sus lamidas sin problemas y notar los besos de la morena sobre el hocico del perro - Giu, Yulia, no hagas eso.

-¿Y por qué no? A él le gustan.

-Pero a mi no.

-Está dándomelos a mi, no a ti.

-Dije que no me gusta.

-¿Y qué con eso? - inquirió la morena entre bromas, bajando a Mumu finalmente y observándolo correr hacia el living.

-Que no me gusta, Yulia. No es muy difícil de entender.

-Pues la verdad que sí, no entiendo -aseguró la morena y Elena le dedicó una mirada con obviedad. Por supuesto que lo entendía, solo que quería oír palabra por palabra lo que solía decirle - ¿Puedes explicarte? - lanzó un suspiro molesta y arrojó la hoja sobre la mesa, recostándose luego contra la silla antes de responderle.

-No voy a besarte con ese olor a perro. Huele horrible - la oyó lanzar una carcajada y tomarse el abdomen por ello. Rodó los ojos y se cruzó de brazos a esperar que terminara.

-Solo huele a leche. Toma eso después de todo.

-No estaría tan gordo si solo se alimentara de eso.

-Bueno ya, deja a Mumu en paz… ¿qué hacías? - iba a responderle. Había tomado su hoja nuevamente pero la morena rodeó su rostro con las manos y tiró de ella para besarla. Olvidó el cachorro, los besos que le había robado a Yulia y el supuesto olor que dejaba en ella; y le respondió con más ansias. Abrió su boca, sus lenguas se juntaron y se sorprendió que fuera ella por primera vez quien se separara, porque el aire le faltaba y Yulia no parecía notarlo.

-Ideas, planes - balbuceó aún desconcertada - y esas cosas… ¿qué tal el entrenamiento?

-Que bueno que lo preguntas y hablas de trabajo. Pasó algo raro hoy - se aclaró la garganta al oír la preocupación en Yulia y se puso de pie, siguiéndola cuando se recostó contra la mesada a beber un vaso con agua.

-¿Qué sucedió?

-Cezina.

-¿Y ahora qué?

-Tiene mi número de teléfono - soltó Yulia sin anestesia y ella entrecerró los ojos. Ella misma hacía poco más de un mes que lo había obtenido también.

-¿Cómo demonios llegó hasta ella?

-No lo sé. Pero le dije que el mío había sufrido un pequeño accidente, que no lo llevaba en el momento y le pedí el suyo con el propósito de una foto para los niños. Samir le insistió y los demás lo apoyaron, entonces cedió.

-Al punto, Yulia.

-Hurgué con rapidez entre su lista de llamada y contactos. Y allí aparecí. Pero no bajo mi nombre, estoy agendado como un signo de interrogación. Mi número aparece en su pantalla como ese nombre.

-¿Quién demonios es esa mujer y por qué está detrás de ti? Porque está detrás de ti ¿lo has notado? De todas las maneras posibles -.golpeó el frío mármol de la mesada y se pasó una mano por la cara. Se inclinó hasta la ventanilla y observó hacia afuera, cerrando la cortina al descubrir a Fyodor podando sus plantas.

-Hay algo más - murmuró la morena.

-¿Más? ¿Algo más? - estaba desconcertada, estaba molesta y cualquier otro dato que Yulia aportara solo le generaría el total odio hacia Cezina.

-Entre sus fotografías, había una carpeta sin nombre pero ocupada con algunas, pocas.

-Ajá ¿y?

-Ella tomó una desde una revista. Aquella que me fotografiaba cuando fingí un romance con ese actor.

-Qué mierda… ¿estás segura?

-Sería un poco estúpido no reconocerme a mi misma.

-No entiendo nada, Yulia ¿por qué tendría ella eso?

-No lo sé pero propongo algo. Si ella conoce de mi pasado es porque algo busca. Entonces averigüemos el de ella.

-No hay manera de hacerlo. No hay registro con su nombre.

-Tú hablaras con Makarov, quítale información de a poco. Me encargaré de Fyodor y Oksana. Si los datos no coinciden, entonces algo oculta.

-Algo oculta, Yulia - Regla número 21 de su trabajo: siempre tienes la razón. Incluso si se demuestra lo contrario.

-Y eso averiguaremos. Qué oculta… ¿es un buen plan? - le preguntó con dudas y sonrojada por lo que la estrechó entre sus brazos y la pegó a su pecho.

-Es un muy buen plan y lo único que podemos hacer por ahora -.le aseguró ella, alejándola apenas para dejarle un beso en lo labios - muy inteligente. Esa es mi chica.

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Mensaje por Corderito_Agron 6/21/2024, 4:34 am

Siguen avanzando en todo sentido, espero sigan así.
Estas dos sienten mucho más que gusto por la otra, ojala sean bien claras para que más adelante No haya desconfianza, y bueno cezina me zapatea ahahah
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Mensaje por Veroska 6/21/2024, 6:10 am

Ohh esas son mis dos chicas que al fin la saca vueltas de Elena le dice que le gusta a Yulia, en todos los sentidos 😁🤣
Me encanta eso de que sea directa.
Y Cezina... Pues... Mmm... Parece que fuera una agente igual que ellas, sería raro que no trabaje para Svetlana aunque puede ser encubierta por alguien más externo... Ojalá no sea de Ivan mismo aunque sería raro pero como que él se huele esa aventura de Elena con Yulia o al menos sabes que algo se cuece entre los 4, principalmente entre Len y Yulia.
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Mensaje por Fati20 6/21/2024, 6:15 am

Que bueno que disfruten de que "se gustan" aunque sabemos que ya eso es amor y bueno ya urge averiguar de la tal Cezina puede ser un peligro 🤔🤔. Saludos cariño I love youI love you😘😘
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Mensaje por soy_yulia_volkova 6/21/2024, 6:59 pm

Para Lena hablar de sentimientos no es su fuerte y dieron un gran paso cortesía Yulia. Cezina mmmmmm y más ¿? Se acumula.
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Mensaje por LeaAgronsky 6/22/2024, 1:50 am

Realmente me esperaba un no por parte de Katina, pero se entiende su actitud, tiene miedo de que salga lastimada, ya le pasó una vez, ya una segunda mejor ni pensarlo, pero tuvo el empujón de que Yulia si fue sincera con ella.
La tal Cezina gusta de Yulia, pero, o trabaja para Sveta o es otra cosa aparte, una de dos jajaj.
Elena es una amarga, no le gustan los animales pero le van gustando los niños 😍
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Mensaje por LenaVolkova66 6/22/2024, 4:32 am

awww por fin admitieron sus sentimientos! es grandioso el cambio de Lenita! ...y Cezina o es una loca obsesionada con Yu o trabaja para Sveta, es una espia (comosea) y querrá chantajearlas...jajaja en fin fantastico el cap!
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Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/23/2024, 1:55 am

Cap. XIX: "Nunca, ni en tus locos Sueños"

-Fue más fácil de lo que creí - Elena alzó la vista y abandonó su silla de inmediato: Yulia ingresaba a su oficina con una pequeña bolsa de plástico transparente en sus manos. Rodeó su escritorio y se detuvo frente a ella, intentando arrebatársela pero la morena la escondió tras su espalda - Quiero mi parte por esto, ha sido un total sacrificio - ella lanzó un resoplido y agitó la cabeza.

-Seguro - ironizó por lo bajo - te debe haber costado mucho trabajo mantener a Cezina pendiente de ti.

-¿Celosa?

-¿De ella? Por favor - exclamó con grandeza, antes de recibir la bolsa y regresar a su lugar - ¿Tiene tu huella?

-Pues si, hubiese sido raro que tomara uno de sus cabellos con guantes ¿no crees? "Espera Cezina, tienes un insecto en tu cabeza. Oh pero antes me prepararé higiénicamente"- sobreactuó Yulia con sus manos en movimiento y ella rodó los ojos - Si, muy creíble.

-Me refiero a qué si lo manipulaste demasiado.

-Elena, llevo tiempo en esto ¿debo recordártelo siempre? - la observó y notó que había cruzado sus brazos, algo molesta. Pero Yulia siempre tomaba esa postura cuando de enfrentar ideas se trataba. Movió su cabeza, llamándola y apenas unos segundos después la tenía ya a su lado.

-¿Lo ves? Bajo su nombre no hay nada - le informó señalando la pantalla de su computadora - Le enviaré a la parte de laboratorio su cabello porque mira…Olga la buscó según la fotografía que le enviamos el otro día y no…

-¿Quién es Olga? - apretó los labios y la ignoró unos segundos; mientras ella escribía, tecleaba otros datos y manejaba la máquina, Yulia detenía una mano tras la silla y la otra sobre la mesa, observándola más que a lo que le mostraba.

-Olga…una compañera de trabajo.

-Los compañeros de trabajo son con los que compartes tiempo en ello. Vika y Samir, por ejemplo.

-¿Señorita Katina? - alguien golpeó dos veces y, frente a su respuesta, una mujer mayor ingresó con una bandeja y dos tazas de café - Vi pasar a la señorita y supuse que era de quién me había anticipado.

-Ella es - aseguró Elena con una sonrisa.

-Pues tiene razón - agregó la mujer, dejando la bandeja en el escritorio y estudiando a la morena pero sin incomodarla - es muy guapa. Si necesita algo más, me avisa. Con permiso.

-Claro, gracias Olga.

-Olga es… ¿tu secretaria? - le preguntó la morena y ella giró la silla para mirarla.

-Trabaja para Iván, en realidad pero es como la madre de todos aquí dentro. Muy servicial y de total confianza…Dos de azúcar ¿cierto? - le sonrió ella antes de estirarse y tomar dos sobres.

-Si…si, dos - balbuceó la morena - es quien me recibió en la puerta de entrada.

-Esa es Olga, sí. A excepción de Iván, y ella por supuesto, nadie ingresa a mi oficina. Le dije que esperaba a alguien, que ella la recibiera y luego nos sirviera algo para tomar.

-Entiendo, por eso solo hay una silla…gracias - murmuró al recibir su taza y beber el primer sorbo - totalmente negro.

-Lo sé, sé que es el café que bebes. Toma mi silla.

-¿Y tú?

-Puedo beber de pie.

-Si tú puedes, yo también - replicó Yulia y dejó el café a un lado un momento para dar un pequeño salto y acomodarse sobre la mesa, al lado de la computadora. Elena la recorrió de arriba abajo y desvió su vista un momento ¿desde cuándo Yulia usaba faldas? Sí, la había obligado a comprar durante aquella visita a la tienda pero Yulia solo usó una y para la cena con los Makarov. Incluso los short deportivos que necesitaba para los entrenamientos eran más largos que la falda que llevaba justo ahora - ¿Elena?... ¡Elena!

-Si, sí… estoy oyéndote - No, no lo estaba, solo se había perdido mirando sus muslos bien torneados.

-Entonces dime.

-Claro.

-Que me respondas lo que te pregunté -rodó los ojos con frustración y se echó nuevamente contra la silla: por mucho que lo deseara, Yulia nunca dejaría de ser esa insistente que conoció al principio -¿Quién hará la identificación del ADN?

-La gente de laboratorio. Se los enviaré hoy mismo y en menos de una semana tendremos el resultado.

-O sea que Cezina Morozova ya no será un problema.

-De eso estaba hablándote - recordó la pelirroja, arrastrándose hasta pegarse a la pantalla y girándola para que Yulia la viera también.

-Esa es ella.

-Sí, con la fotografía que le enviamos a Olga y que tú le tomaste. Bien, mira los datos que encontró bajo el registro de ese perfil.

-¿Nadiuska Boloktova?... ¿pero qué demonios significa eso?

-Significa que en algún momento de su vida, se vió obligada a ocultar su nombre verdadero.

-Pero la fecha es de años atrás - susurró Yulia, acercándose a leer con más detenimiento - No sabía que con una simple foto podías conseguir esto.

-Durante tres años usó ese nombre y se presentó bajo el, entonces la busqué en mi computador con ese mismo y ¿adivina qué?

-A estas alturas ya no puedo adivinar nada, Elena.

-Nada de ese nombre. Pareciera que a esa persona se la tragó la tierra, igual que a Cezina Morozova… ¿Has hablado con Oksana?

-Tengo spa con ella mañana por la tarde. Y con Fyodor, lo invité bajo ese propósito.

-¿Spa? - preguntó Elena divertida, siempre había creído que ese tipo de gastos eran innecesarios y absurdos - ¿Y por qué necesitarías masajes, Yulia?

-A Fyodor no le gusta hacer ejercicios, ama el spa. Oksana también entonces los junté en una actividad que compartiéramos. Además el spa no es solo masajes, también puedo hacerme algún tipo de mascarillas o ritual de belleza - aclaró la morena algo ofendida y ella lanzó una pequeña risa, mentalmente se insistió del por qué lo necesitaría.

-Está bien, está bien, haz lo creas conveniente… ¿tienes miedo?

-¿Miedo de qué o a qué?

-No lo sé ¿A Cezina? A lo que puedas llegar a escuchar de ella.

-No - murmuró la morena, pensativa y cruzando una pierna sobre la otra. Había acabado su café y Elena apenas le había dado dos sorbos al suyo. La rapidez y desenfreno de ella, contra la lentitud pero seguridad de Elena en un acto tan cotidiano que nunca dejaba de presentarse le pareció, más que acostumbrado, llamativo - ¿Tú lo tienes?

-Para nada - aseguró la pelirroja sonriéndole y estirando su mano hasta dejarla sobre su rodilla - Y me gustaría que tú siguieras así, sin tenerlo - le dejó un directo golpeteo en la pierna con su dedo y la morena entendió el mensaje, se estiró hasta ella y de inmediato atrapó sus labios.

Sentía que, como muchas veces antes, su boca estaba devorando la de Yulia y la dominaba sin tener sus manos sobre su cintura o su cuello. Sonrieron a la vez cuando intentaron separarse pero solo se pegaron aún más, continuando con el beso y sin necesidad de aumentar la intensidad.

-Elena, las carpetas de cada mes aquí… -tan rápido cómo se abrió la puerta, Iván ingresó y sus palabras terminaron deteniéndose con brusquedad, como su cuerpo en medio de la oficina.

Ellas se alejaron al instante y la pelirroja lo observó, admirado y algo más con sus ojos intercalándose entre las dos. Desvió su mirada a Yulia y se puso de pie, ayudándola a bajarse y el saludo de despedida fue rápido, sin otro acercamiento y la morena caminó a la salida cabizbaja.

Se aclaró la garganta y se pasó una mano por el cabello, antes de oír el portazo de su jefe al cerrar.

-¿Puedo saber qué carajo es todo esto, Elena? ¿Estabas besándote con Volkova? ¿Con tu compañera? - sus preguntas salieron cual cascada y entre gritos, él arrojo los papeles que cargaba con violencia sobre la mesa y se paseó en círculos luego, deteniendo sus manos en la cintura como signo de furia -¡Respóndeme!

-No es necesario que me grites, Iván.

-¿Tan profesional eres qué traes más trabajo a tu lugar de trabajo? - inquirió él con ironía - Estás pagándome de la peor manera, Katina ¿Qué demonios crees que estás haciendo?

-¿Pagándote? Te he agradecido cada día de mi vida desde que te conocí lo que has hecho por mi ¡Mierda, Iván! Ni siquiera estás viendo las cosas con claridad.

-¡Estabas besándote con ella! ¿Con qué necesidad estabas haciéndolo aquí adentro? ¿A quién tenías que convencer?- a nadie, solo a Yulia. Desde que la claridad se filtró en los sentimientos de ambas, siempre la besaba para demostrarle lo que sus palabras no podían. Intentaba en cada roce convencerla de que le gustaba realmente- Te recuerdo algo, Elena, estás a cinco semanas de cumplir la mitad del tiempo contratado, si para ese momento no tengo algo de la cuenta bancaria de Sidorova en mi bolsillo….Volkova será la primera en irse del equipo - nunca la había tratado así, nunca se habían tratado así y nunca había disfrutado tanto un trabajo como ese. Pero conocía más que nadie a Iván y sabía que sus amenazas no eran en vano. Lanzó una bocanada de aire y asintió lentamente, con seguridad como siempre lo hacía con él.

-Y lo tendrás.

-Ahora entiendo tus largas páginas en las carpetas de ella ¿Esa es tu manera de gratificarle las horas de sexo que te da? Porque están acostándose ¿cierto?

-Eso no debería…

-¿Y qué hay de los niños? ¡Oh! No me digas, déjame adivinar. Te has encariñado con ellos y cuando esto termine ¿te casarás con ella y los adoptarán? Pasarán a ser la familia más falsa realmente formada luego - escupió Iván con ironía y Elena apretó sus puños, a los costados de su cuerpo y tensó su mandíbula. Solo debería descargar su molestia contra ella, no con Yulia y menos aún con Samir y Vika - Quiero un cheque grande antes del mes entrante - la señaló él amenazándola, luego de llegar a la puerta - O realmente nada continuará igual, Elena. Estás advertida.

Otro portazo y afuera una caída de papeles, en un pequeño disturbio.

Elena se quedó mirando el lugar que había ocupado Iván y algo de agua inundó sus ojos. Alejó su vista hacia el escritorio, donde Yulia había estado sentada, y le dio una patada a su silla; irónicamente Iván ya no quería verla sola, sin disfrutar sus años de juventud con alguien a su lado. Y ahora estaba disfrutándolos con Yulia, pero él iba a impedirlo mientras ese trabajo no se realizara.

Se pasó una mano por su rostro y limpió la lágrima que casi nada había bajado por el. Tomó su chaqueta, su maletín y abandonó su oficina, corriendo hacia la salida.

Se montó con velocidad y rabia a su automóvil, acelerando hasta oír el chillido de los neumáticos fundirse contra el cemento.

Regla número 2 de su trabajo: Cada segundo que malgastes, te pesará en una hora.

***

-Ya sabes Vika, abres las galletas frente a los demás y actúa como si el sabor te convenciera ¿entendido?

-Sí, Elena - rodó los ojos la niña, cansada de que llevara repitiéndole lo mismo durante las ultimas 24 horas - ya verás que tendrás a Sveta comiendo de la palma de tu mano….casi literalmente -agregó cuando la pelirroja guardó el paquete dentro de su mochila y la cerraba luego.

-Bien, ese es el autobús - dijo Yulia, bajando las escaleras de la mano con un Samir aún adormilado luego de oír el claxon - Iré por ustedes al salir.

-¿Irás por ellos? - preguntó Elena sorprendida.

-A la hora de salida estarán todas las madres o padres, es una buena ocasión para que todos comiencen a conocer nuestro negocio - respondió la morena, tomando un paquete de la mesa ratona y guardándolo en la mochila del niño - bien, se les hace tarde. Recuerden, a las dos estaré en la puerta esperándolos.

-Claro ¡adiós! - se despidió entusiasmada Vika, jalando a Samir que apenas podía mantener sus ojos abiertos.

-Quiero creer que no se pasó toda la noche con sus videojuegos - murmuró Elena, sacudiendo su mano bajo la puerta mientras los niños subían al transporte. Yulia alzó los hombros y regresó al living cuando desaparecieron de su vista.

-No lo sé. Tú eres la que controlas eso.

-Creo que tal vez debería ser un poco más ruda con eso.

-¿Un poco más? - bromeó la morena, sacudiendo los cojines del sillón y acomodándolos con prolijidad.

-¿Intentas decirme algo?

-Para nada - aseguró Yulia negando con diversión - ¿Irás a la oficina?

-No, no hoy. No después de lo de ayer.

-Realmente lo lamento, Elena - se disculpó la morena nuevamente. Luego del incidente en que Iván las descubrió dentro de la empresa, cuando Elena llegó a casa horas después, no paró de repetir que no había sido esa su intención, de que las viera en ese momento - No lo había visto cuando entré y creí que no estaba, de lo contrario…

-Ey, Yulia - la cortó la pelirroja acercándose a ella - está todo bien ¿de acuerdo? Iván es un poco…es más extremista y profesional que yo misma, puedes darte una idea - agregó intentando bromear - La culpa fue mía, en realidad…debería haber puesto seguridad en la puerta.

-Lo tendré en cuenta la próxima vez - le sonrió la morena - Te ha dado un sermón ¿cierto?

-No tanto, solo…nada, no está acostumbrado a ese tipo de cosas -respondió, esquivándole las palabras de Iván de que, si el trabajo no avanzaba y no mantenía todo bajo el lente profesional otra vez, las cosas cambiarían - Cómo es eso de qué irás a buscar a los niños.

-Pues eso… ¿cabremos los tres en mi motocicleta?

-¿Qué? ¡Por supuesto que no!

-¿Y por qué no? Son pequeños y yo también, será divertido.

-No me parece divertido el hecho de que puedan accidentarse.

-Sé manejar, Elena.

-No dije lo contrario. Aunque ahora que lo recuerdo, solo te he visto una vez haciéndolo y no fuiste muy segura que digamos. O tal vez solo querías impresionarme - murmuró la pelirroja, enredando uno de sus dedos en un mechón del cabello de Yulia hasta rodear su cuello y tirar de el.

-Solo quería impresionarte - ironizó la morena, alejándose al ver el rostro de Elena contra el de ella y pasando bajo su brazo, caminando a la puerta - Busca tu chaqueta, te espero afuera.

***

-Oh, no, no. No pienso hacerlo. Es totalmente loco ¡loco! ¿Intentas matarme?

Yulia rodó los ojos e intentó ignorarla nuevamente; llevaba los últimos cinco minutos queriendo convencer a Elena de que montara su motocicleta y se cerciorara por si misma su seguridad al andar.

Pero la pelirroja llevaba el mismo tiempo negándose, asentando con el movimiento de sus manos que no lo haría.

-Solo debes subirte. Será una pequeña vuelta, Elena.

-Que no.

-¿No confías en mi?

-No es eso…pero…

-¿Pero qué? - repitió Yulia insistente, subiendo el cierre de su traje y moviendo su cabello de un lado a otro para acomodarlo luego bajo su casco.

-Si tengo auto, utilizo auto y me gusta mi auto es porque…porque no me gustan las motocicletas.

-¿Les tienes miedo?

-¿Qué? ¡No! Shhh, baja la voz - la calló la pelirroja y llegando a ella para tapar su boca - No es eso.

-Le tienes miedo - aseguró Yulia luego de alejarla de un manotazo - Elena Katina le teme a algo ¡Oh por dios! Creo que es el mejor día de mi vida.

-Bueno ya ¿por qué no te montas a tu motocicleta y te vas? - alzó la voz la pelirroja, molesta y abriendo sus brazos en demostración.

-Porque no me iré sin ti. Subiré y tú detrás, no es muy difícil.

-Dije que no, Yulia.

Pero ella ya no la escuchó, se colocó sus guantes como pocas veces y luego el casco. Llegó hasta su vehículo y se acomodó en el sin problemas. Lo encendió y apretó el acelerador, cubriendo los gritos de Elena con el fuerte sonido.

Volteó a verla nuevamente y la aceleración aumentó, sabía que estaba frustrándola pero le parecía divertido y encantador verla en ese estado. Estiró su brazo derecho y pasaron unos segundos hasta que Elena tomó su mano y ella la jaló, obligándola a sentarse tras su espalda.

La abrazó de inmediato y con fuerzas, su mentón descansó en su hombro y su frente cuando Elena pretendía esconder su miedo. Sonrió y la miró de reojo.

-Solo…no vayas tan fuerte.

-¿Qué dices? - preguntó ella, fingiendo no haberla oído.

-Qué no vayas tan fuerte…. ¡Que no vayas tan fuerte!

-¿Qué me darás a cambio si lo hago?

-¿Qué? ¡Nada! Solo hazlo por nuestro bien.

-No hay trato - aseguró la morena, acelerando cuánto más podía y andando finalmente.

-¡Yulia!... Está bien ¡está bien! - la apretó Elena sobre su traje, a la altura de su abdomen y escondiéndose tras su espalda - ¿Qué quieres?

-Lo que quiero ya lo tengo. Quiero algo más respecto a eso.

-¿De qué hablas? - preguntó la pelirroja confundida.

-Quiero un momento a solas contigo - dijo Yulia, aparcándose a un costado para que el ruido de los autos las dejaran comunicarse con claridad.

-¿Un momento a solas? Lo tenemos, Yulia. Siempre lo tenemos.

-No, cuando lo tenemos solo…bueno, dejamos que el deseo nos gane. Quiero un momento de verdad a solas contigo. Tú habías hablado de ello - le recordó la morena, aquella pregunta de que si alguna vez había tenido una cita. Sin embargo las palabras o supuestos planes de Elena quedaron en eso, palabras.

-Aquella noche, con el vino en nuestro patio, eso es mi idea de cita.

-Eso no es una cita realmente - aseguró Yulia, bajando la velocidad y deteniéndose cuando un semáforo rojo la obligó.

-Nunca he tenido una y no quiero arruinar una tuya tampoco.

-No lo haremos - insistió - Nunca, ni en tus locos sueños, podrías arruinar algo.

-Eso no es verdad - susurró Elena.

-Lo es y no vamos a discutirlo… ¿Entonces?

-¿Una cita?...No quiero apurar esto, Yulia.

-No voy a lastimarte. No estaría pidiéndotela si no lo deseara pero te respetaré si quieres esperar - el color verde volvió a darle pase por lo que aceleró y continuó su camino. Podía sentir la respiración de Elena contra ella, en una lucha interna por decidirse o mantener las cosas a cómo estaban.

-Está bien - respondió la pelirroja segura y removiéndose para pegarse más a ella.

-¿Está bien qué? - jugó Yulia y la oyó gruñir con molestia.

-Está bien, tendremos una cita. Una cita, sí - repitió con soltura y haciéndose a la idea de la misma - Sin promesas, ni pasos, ni corazones rotos, Yulia ¿estamos de acuerdo?

-Prefiero romper nuestra cama luego de tanto tener sexo a romper tu corazón -bromeó ella, doblando una esquina y retomando el camino a casa - Pero sí…estamos de acuerdo.

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REGLAS DE ORO  (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA - Página 5 Empty Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA

Mensaje por RAINBOW.XANDER 6/23/2024, 1:58 am

Cap. XX: "Para vernos"

Yulia le dio un vistazo a todo su alrededor y se sintió reconfortante. Especial y cálidamente exclusiva; y eso en nada tenía que ver con lo costoso y lujoso que se veía el lugar dónde estaban.

Había una pareja ocupando cada mesa y cada una perdida en ese pequeño círculo, dentro de una burbuja íntima que ni su mirada expectante llamaba la atención. Podría quedarse allí toda la noche, o el resto de la semana, o cientos de días, pensó; nada de allí molestaba y todo formaba un ambiente de naturalidad imposible de ignorar.

Desvió su vista hacia dos de las mesas al final; se preguntó si les tocaría la del lado de la ventana, para tener la vista a la calle y al cielo estrellado o si ocuparían la del lado derecho; casi alejada de las del resto y en donde la luz interior era más tenue.

- La mesa 17 es la nuestra - Elena se detuvo tras ella y habló contra su oreja. Cerró un segundo los ojos y exhaló aire, su voz sonaba ronca, tanto como cuando le deseaba buenas noches y la creía dormida - Vamos - la guió con una mano en su espalda y caminaron entre los demás, llegando al final del lugar y deteniéndose en su lado derecho.

- No había notado que tenían número - murmuró ella, señalando los pequeños carteles color blanco con los números impresos en negro.

- Según el mesero, podemos quitarlo si molesta - le aclaró Elena, alejando una silla y dándole lugar a que la ocupara. Le agradeció por lo bajo y negó ligeramente con la cabeza luego de sentarse - Es un bonito lugar ¿cierto? - agregó preocupada al acomodarse frente a ella.

- Cierto. Haz elegido un restaurante muy lindo….pero parece costoso.

- Bueno, eso es lo de menos. Cobraste tu sueldo ayer ¿no? - bromeó la ojiverde - podemos comer todo lo que deseemos mientras tu cheque nos lo permita.

- Señora Katina - las interrumpió el camarero, entregándole la carta de menú a Yulia - Un pequeño aperitivo mientras se deciden - terminó él, dejando una bandeja con hojaldres salados rellenos de verdura.

- Solo dejó una carta - murmuró Yulia confundida, volteando a ver la partida del muchacho.

- Observa las otras mesas - lo hizo y a simple vista no entendió el pedido. Elena tomó una servilleta y la sacudió al reír, antes de acomodarla sobre su muslo - es un restaurante exclusivo para matrimonios. La idea es que las parejas lean y escojan su comida juntos; como parte de un detalle romántico.

- ¿Romántico? Eso es raro ¿Y qué tal si uno es vegetariano y el otro no?

- ¿Eres vegetariana?

- No.

- Pues yo tampoco. Ese no es nuestro problema.

- No lo soy pero si tengo un respeto por los animales. Es algo confuso pero real.

- Tranquila - le sonrió Elena divertida - será nuestro secreto - agregó al tomar uno de los bocadillos y llevarlo a su boca, gimiendo al sentir el sabor contra su paladar - Esto está delicioso.

- ¿Conocías este lugar?...Realmente si - apoyó las palabras de la pelirroja al morder un primer bocado.

- No lo conocía - respondió Elena, estirándose sobre la mesa y hablando por lo bajo - pero tú querías una cita y de entre los lugares que busqué, me pareció el más adecuado.

- ¿Estás aquí solo porque yo quería?

- Busqué los lugares porque querías…pero estoy aquí por las dos, sí. Tienes razón.

- No he dicho nada - dijo Yulia, guiñándole un ojo y leyendo nuevamente las opciones del menú - ¿Quieres algo en especial? ¿Pastas?

- Tú elige. Me encargaré del postre.

- Mmm…tengo debilidad por el pescado.

- Lo sé, he notado como las latas de atún desaparecen antes de fin de mes. Y a los niños no le gusta.

- ¡Esa no soy yo!...Esa no soy yo.- repitió inclinándose hacia ella al notar que alzó la voz.

- ¿No? ¿Y quién si no? - fingió la pelirroja con seriedad.

- Está bien, está bien ¿qué acaso vas a cobrármelas?

- No, claro que no, Yulia. Solo te las descontaré de tu próximo sueldo - bromeó Elena y la morena le dio una patada por debajo de la mesa - eso también te costará.

- Por favor, cielo, te encanta que te toque- replicó ella victoriosa y con una sonrisa triunfal. Cerró la carta al notar el asombro en el rostro de Elena y se la entregó al mesero, que esperaba por su pedido a su lado - Dos calamares rellenos con salsa y champiñón. Y para beber…una botella de vino blanco. Gracias.

- Enseguida, señoras.- Esta vez no lo vió marcharse y, por el contrario, Yulia tomó otro bocadillo y lo mordió sin timidez, quitando con la punta de su lengua un pequeño trozo en la comisura de sus labios.

- Vaciaré la bandeja sola si no comes.

- Creo que…esperaré la comida. Haz pedido uno de mis platos favoritos.- dijo Elena y ella tomó su copa de agua antes de hablar.

- Podría cocinártelo un día de estos.

- Cada vez que te ofreces a hacer algo, pides otra cosa a cambio.

- Tranquila…por ahora ya no quiero nada más - le sonrió Yulia antes de beber y la ojiverde tuvo que apartar su vista hacia los demás clientes; la mirada penetrante y brillosa de la morena estaba comenzando a causarle lo que sus besos en la intimidad y debía intentar soportarlo.

La noche recién comenzaba.

- Entonces la que pagará la cena serás tú- la señaló Yulia, con su mano en la mesa y antes de llevar el tenedor a su boca. Algunas mesas cercanas se habían desocupado por lo que podían hablar con total tranquilidad y sin temor a ser oídas. Llevaban los últimos quince minutos, desde que llegó la comida, hablando sobre las cuentas bancarias de cada una.

- Tuve mis tropiezos también.

- Am, si…pero en tu primer trabajo. Todos tropezamos en el ¿Por eso optaste por trabajar sola?

- No exactamente. No me gusta eso de relacionarme y pretender ser cortés con alguien o caerle bien a los demás. Estoy acostumbrada a mis amigas e Iván, me gusta ese círculo pequeño porque hace que mi vida sea agradable. Me siento segura con ellos. Puede sonar a cobardía, pero así me siento mejor.

- No eres cobarde, al contrario, me parece de valientes elegir las personas para que compartan tu vida y mantenerlas. Por mucho tiempo he hecho las cosas diferentes a ti. Insistí queriendo tener a personas conmigo y no resultó. Se queda quién se quiere quedar y al que se marcha debes cerrarle la puerta.

- Eso suena simple. Y prefiero las cosas de esa manera.

- Sin embargo ,siempre se llega a algo por obligación o empuje de algo más - murmuró ella y Elena entreabrió los ojos, asintiendo cuando entendió sus palabras.

- Si, posiblemente.

- ¿Y qué te empujó a ti? - insistió la morena, abandonando la servilleta y el tenedor para tomar su copa de vino - ¿O quién?

- ¿Hablaremos de nuestro pasado en una primera cita? - parecía seria pero sabía que solo quería ponerle algo de humor a la noche; Elena solía tener esas ideas cuando entraban en terreno de temas pantanosos. Alzó los hombros mientras bebía y dejó la copa a un lado cuando terminó, demostrándole que quería escucharla.

- Eso parece. Sí, eso haremos.

- No lo sé, Yulia…sabes que no soy buena con las palabras.

- Bromeas ¿cierto? Nos dabas órdenes todo el tiempo apenas empezó esto.

- Bueno, no hablo de esas palabras en concreto - aclaró la pelirroja y ella rodó los ojos. Se cruzó de brazos y le dedicó una mirada con obviedad por lo que Elena suspiró, y acarició su lado de la mesa antes de hablar.

- Siempre hemos sido muy unidas con Elizavetha y Nastya, son esa clase de amigas que tienes y sabes que no necesitas más. Me generaron confianza desde el primer momento y por eso las he mantenido en mi vida. Sobre todo Eli…ella es como la inocencia y seriedad entre las tres, es esa mano que siempre agarras cuando parece que estás cayendo. Y Nastya es algo…diferente, especial. Son los polos más opuestos que conocí en mi vida y creo que por ello están tan enamoradas y se aman tanto.

- Espera ellas son… ¿pareja?

- Creí que te lo había dicho.

- No, solo que eran tus mejores amigas. De igual manera eso no cambia nada - agregó con rapidez y Elena frunció las cejas, por supuesto que no cambiaba nada.

- Nastya es muy amiga de las fiestas y el alcohol, al menos mientras no salía con Elizavetha. En la noche que recibió su titulo de abogada fuimos por un trago. Eli estaba en otra punta del país por sus estudios también…llegamos a un bar y ella se divirtió toda la noche en la barra, con vasos y más vasos de bebidas.

- Me gustaría conocerla - bromeó la morena.

- Y a medida que pasaban las horas, el bar iba vaciándose. Nastya estaba muy borracha ya por lo que la cargué en mi auto al ver la hora, nunca había estado hasta tan tarde fuera de casa. Cuando regresé para pagar la cuenta…había ya alguien ocupando mi lugar, la silla que había utilizado - Tanto como Elena detuvo su relato, Yulia detuvo un momento su respiración para notar cómo su pecho se inflaba y buscaba aire, anticipándose a que oiría algo que no sería del todo su agrado - Y creo que ella es la razón por la que me niego a otras relaciones.

- ¿Era una chica? ¿Había una chica allí?

- Se llamaba Nadezhda, supongo en realidad que aún se llama. Solo nos miramos y nos quedamos mirándonos un momento. Salí sin decirnos algo y llevé a Nastya a casa. Todo el camino había pensado en ella, me había cautivado ver una persona tan hermosa a lo largo de esos años vividos. Entonces regresé…y de allí las dos a mi departamento. Estaba en la puerta cuando estacioné y todo fue muy rápido.

- Sí…muy rápido ¿Hubo una relación luego? Sentimental - aclaró con rapidez al ver a la pelirroja preparada para responder.

- Y de muchos años. Pero son esas cosas que suceden y duelen en el momento o incluso meses después. Cuando las cuentas luego, como estoy haciéndolo contigo ahora, ya no sientes nada.

- ¿Te has olvidado de ella ya?

- Hace tiempo en realidad y solo era cuestión de sucesos, debía pasar. Intensifiqué las horas de trabajo y no insistí con ella. No la busqué, no la llamé y no respondía cuando ella lo hacía…Se había acostado con un compañero de trabajo un día en el que me encontraba fuera del país. Bueno, un día la descubrí, posiblemente hayan sido muchos otros encuentros.

Yulia la observó y la repasó con su vista. Elena no sonaba triste ni molesta, su voz se oía cómo cuando hablaban de negocios durante la noche o en el desayuno: totalmente calmada y sin intenciones de exasperarse.

Se preguntó por qué aquella muchacha la habría engañado de esa manera. Ella lo había hecho con Aleksey, sí, pero a Aleksey no lo amaba y Elena era la persona más atractiva física, sexual y sentimentalmente que había invadido su vida. Estaba segura que no la desplazaría por sobre alguien más.

La pelirroja clavó sus ojos en ella y ella en la boca de la ojiverde. Su mirada estaba perdida y algo borrosa, por la concentración en el movimiento de sus labios. Ascendió la vista y la descubrió con su ceja alzada, notando que no prestaba atención a la continuación de su relato.

- Lo siento - se disculpó, parpadeando varias veces y sonrojándose levemente.

- Está bien, ya no seguía mucho para contar de igual manera ¿Me contarás de ti?

- ¿Realmente te gustaría conocer de mis relaciones pasadas? Hubo un momento que dejé de disfrutar de tu historia - fue tajante y lo aclaró sin miedo. Creía que Elena en realidad le huía a los sentimientos porque era de las personas que pasaban de cama en cama, no de las que se habían enamorado tan profundamente y que, después de un corazón roto, le esquivaban al amor.

Ese tipo de personas eran más desconfiadas e inevitablemente le generaban desconfianza a ella. Porque no sabía en que punto Elena podía llegar a comparar las relaciones si la cita de esa noche, y todo lo que pasara después, terminaba mal.

- Tienes razón - la sorprendió la pelirroja - no quiero oír cómo o por qué comenzaste a acostarte con Yasinov - tomaron el borde de su silla a la vez y se acomodaron hacia adelante, sintiendo la incomodidad y revirtiendo el cálido momento a algo más frío - Pero quiero aclararte que el que esté hoy aquí, sabiendo y sintiendo esto como una cita…es una gran paso para mi. Hubiese jurado que no tendría una. Y tú eres mi primera.

No pudo evitar sonreír, de lado, pero sonreír al oír la sinceridad en ella.

Tomaron nuevamente sus tenedores y retomaron la cena luego de que uno de esos pequeños hielo se rompiera.

- Entonces…hablemos de algo que a las dos nos interesa. Los niños - agregó Elena y ella asintió aún con el tenedor dentro de su boca - Ellos son de tu empresa ¿cómo llegaron a ella?

- La mujer de Gian no puede tener hijos. Se casaron, lo intentaron y eso ciento de veces hasta que finalmente se reveló su infertilidad. Para ese entonces solo Vitya trabajaba con él y eso lo sé por él. La empresa en ese tiempo solo realizaba cierto tipo de trabajo y los miembros eran todos masculinos. Cada empleado era hombre porque Gian necesitaba dinero rápido y creía que de esa manera lo lograría.

- Claire trabajaba para él apenas comenzó todo. Lo recuerdo, el padre de Iván la echó. Y Claire no es hombre - ella lanzó una pequeña carcajada y tapó su boca al instante para no escupir lo que bebía.

- Exacto, Claire no era empleada original de la empresa de Gian. En fin…cuando la mujer de Gianfranco adoptó su primer hijo, él vió en ese… ¿acto? una nueva forma de trabajo. El orfanato del cuál adoptaron a su hijo, contaba con 12 niños más, entre ellos Samir y Viktoria.

- ¿Los adoptó a todos?

- A los que eran menores de edad. Fue un papeleo largo y bien cuidado por la policía. Tres niños están adoptados legalmente por él y su esposa y el resto por distintos empleados. El primer negocio lo hizo con el mayor, uno de 13 años que fingió ser hijo de una pareja para robarle a todo un círculo de empresarios. Lo logró y el resto es historia.

- ¿Y los demás niños? ¿Están bien, a salvo? ¿Incluso Viktoria y Samir estuvieron siempre a salvo?

- Mientras no estén en trabajo, bajo contrato, permanecen en la empresa. En uno de los pisos hay habitaciones para cada uno de nosotros.- le aclaró con rapidez. Elena preguntó molesta y lo entendía, la historia no tenía el mejor de los comienzos pero los niños estaban seguros y recibían atención médica como educativa. Y eso era suficiente para comprender que nada malo les pasaría.

- ¿Sabes algo del pasado de Viktoria y Samir? ¿por qué estaban en adopción?

- No mucho. Nunca me interesaron los niños y a decir verdad solo los había cruzado una vez. Estuve a punto de trabajar con Viktoria dos años atrás pero un niño terminó tomando su lugar ¿Por qué lo preguntas?

- Porque me interesa. Suponía dónde comenzaba su historia pero ahora me pregunto por qué alguien puede dejar a sus hijos en un lugar que no es su propia casa. Por qué abandonarlos. No podría hacerlo, no me imagino en esa situación.

- Quiero creer que su madre o su padre, o ambos, tuvieron sus razones. Cuando me hablaron de Viktoria, en aquella posibilidad de trabajar juntas, Gian me dijo que ellos fueron abandonados con menos de un año de vida. Fueron los únicos bebés en llegar a ese orfanato.

Se silenciaron otra vez y Yulia pensó que de a poco la idea de una cita se alejaba de lo que estaba pasando. No había tenido una antes pero, en esas películas románticas y cursis que solía ver, siempre hablaban de sentimientos presentes y futuros. Y hasta ahora ellas habían hablado de su pasado.

Pero le gustaba ver a Elena pensativa por los niños, era una manera indirecta de acercarse a ellos y eso superaba posiblemente cualquier otro tema de conversación.

Terminaron la cena y como lo había dicho, Elena levantó su brazo, llamando al mozo y pidió el postre. Una simple porción de tarta de chocolate que no tardó en llegar minutos después.

- Iván me dijo que tienes dos madres. Lesbianas - la sorprendió Elena y ella tragó con rapidez para no ahogarse.

- Si, ellas viven en una eterna burbuja de amor. Van a cruceros, viajes, salidas. Todo lo hacen juntas.

- Eso es lo más…empalagosamente lindo que oído alguna vez ¿Ves tu futuro en ellas? - lanzó una carcajada que detuvo abruptamente al ver la seriedad en su rostro, Elena pinchaba su porción de tarta pero con la mirada fija en ella, esperando la respuesta.

- No lo sé. Supongo. Es lo que todo el mundo hace cuando se enamora ¿no crees? Se idealiza y aferra a una idea que desea cumplir.

- Ves tu futuro en ellas - aseguró Elena antes de probar otro bocado.

- ¿Acaso no pasó por tu cabeza la imagen de tus padres felizmente casados pero contigo? Y alguien más.

- Llevo tiempo sin saber de ellos. Desde que me dedico a esto. Solían prestarme poco o casi nada de atención, así que cuando Iván me propuso entrar al negocio, lo acepté y nunca dejó faltarme cariño con él. Es suficiente para mi.

- Oh, Elena…lo siento, no sabía que no hablabas con ellos. Ni siquiera lo imaginé.

- No te preocupes.- le sonrió la pelirroja pero esta vez pasó su mano sobre la mesa y llegó hasta la de ella, cubriéndola y apretándola levemente - No sé si es por la segunda botella de vino o la tarta pero…ese círculo que solo había formado con cuatro personas, se rompió. Estás entrando en el Yulia y tengo miedo de que siga creciendo. De que no vuelva a cerrarse solo contigo.

Acomodó los codos sobre la mesa y se estiró hasta llegar a Elena, apoyando su boca contra la de ella de manera suave. Uno de los dedos de la pelirroja acarició el contorno de su cara, una y otra vez, antes de comenzar a mover sus labios.

Se besaron, abrió su boca con ansiedad y se separó cuando la respiración pesada de ambas comenzó a oírse.

- Para vernos como dos personas enamoradas, no tengo mucho que exigirme - le dijo contra sus labios y regresó a su lugar cuando Elena intentó besarla.

Le gustaba oír sus gruñidos, queriendo ocultar su frustración pero logrando todo lo contrario y por eso se lanzaba hacia ella cual precipicio. Elena podía negar que no sabía hablar de sentimientos o intentar controlarlos, pero sus actos la delataban y entonces ella solo preguntaba cuán alto, y finalmente saltaba.

- ¿Qué pasa con los niños cuando el trabajo termina? - volvió a sorprenderla y esta vez no pudo ocultar su asombro.

- Am, bueno, depende el porcentaje que obtengan - balbuceó - pero…tienen un periodo de tiempo para más pruebas y si están listos, vuelven al trabajo.

Elena asintió y la seriedad la cubrió unos segundos. Ella la observó y vió que sus ojos se entrecerraban, su lengua humedecía su boca y sus gestos demostraban que estaba pensando algo más.

La luz tenue comenzó a desaparecer y alzó la vista al techo cuando todo comenzó a iluminarlas, como a las demás mesas.

- Es hora de irnos - le dijo Elena al sacar su billetera y ella asintió sin problemas.

Se puso de pie y la pelirroja le rodeó los hombros, pegándola a ella y caminando de esa manera a la salida.

Llegaron a casa casi media hora después y Yulia atravesó el living mientras se quitaba sus zapatos de tacón. Se arrojó de espalda al sillón y ahogó un grito cuando el cuerpo de Elena aplastó el de ella.

La pelirroja buscó su boca de inmediato y ella su cabello, enredando sus dedos allí y tironeando para no separarla. Aún sabía a chocolate y la desesperación con que acariciaba los costados de su cuerpo conservaba la locura del vino.

Arqueó su espalda y le permitió que desprendiera su vestido, corto y pegado al cuerpo con esas intenciones; retener los ojos de Elena en ella la mayor cantidad de tiempo posible.

- Estabas tan hermosa así vestida - le susurró la pelirroja en su cuello y ella se mordió el labio, ahogando el primer suspiro porque no quería parecer tan apresurada - Eres mi chica ¿cierto?

No importaba cuántas copas bebieron, la pregunta sonó seria y con deseo de una sola palabra.

Quiso responderle, decirle que si pero de repente se detuvieron y se observaron con sorpresa: los pasos de alguien bajar las escaleras se oyeron.

- Los niños duermen desde las ocho - les dijo Helen, aquella mujer de 53 años que ya había cuidado a los niños otras veces.

- Oh, si, si, claro - balbuceó Elena, saliendo de arriba de Yulia y buscando dinero dentro de su pantalón - ¿Quiere que la lleve a casa?

- No se preocupe, me espera un taxi - le respondió, recibiendo su pago y caminando a la puerta - Tienen unos hijos encantadores. Hemos pintados, jugado y me enseñaron a usar los videojuegos. Son una hermosa familia….Hasta luego.

- Si, gracias…Hasta luego - la despidió Elena, cerrando y pasando el pestillo. Se recostó un momento contra la puerta y giró con pesar al repasar las palabras de la mujer - Conmigo no hacen esas cosas.

- Aún tienes meses para compartir con ellos. Puedes intentarlo - la incentivó Yulia y Elena recordó una regla de su trabajo, la número 30: cuando sientas tristeza, acelera los planes o algo terminará mal - ¿Vienes?

La pelirroja asintió con velocidad y regresó al sillón, hundiendo su cadera contra la de Yulia mientras la besaba.

La morena estaba desprendiendo su camisa cuando el timbre resonó y volvieron a alejarse con molestia.

- ¿Y quién demonios es a estas horas? - reclamó Elena, intentando besarla nuevamente pero Yulia puso un dedo en su boca y la echó hacia atrás.

- Abre ¿qué tal si es Helen porque olvidó algo?

Rió suavemente al oírla gruñir como otras veces y la observó ponerse de pie, para caminar a la puerta.

- ¡Tía! - Yulia abandonó el sillón en un instante e intentó observar a quién le pertenecía esa juvenil voz. Era una muchacha, más joven y había llamado "tía" a Elena.

Pero eso no le importaba ahora, caminó hacia ellas y se preguntó qué estaba haciendo allí y quién era realmente.

Y sobre todo, por qué abrazaba a Elena de esa manera.



🔜



Dos de un solo tiro 🤣 para que aplazar lo bueno, eh? Mañana nos leemos con la otra historia en Freenbecky (Freen, la loca al volante)
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Mensaje por Fati20 6/23/2024, 3:35 am

Que mal que Iván este presionando tanto a Lena con lo q le costó bajar la guardia y disfrutar un poco. Y ahora esta sobrina seguro la mandaron para mantenerlas a las 2 a raya. Saludos cariño 😘😘I love youI love you
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Mensaje por LenaVolkova66 6/23/2024, 4:06 am

Fan de la relación de las chicas 🤣🤣 en esta historia
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Mensaje por psichobitch2 6/23/2024, 11:54 am

Iván las descubrió y ahora envía a la supuesta sobrina con el único fin de evitar que siga creciendo la relación de las chicas 👎
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Mensaje por Corderito_Agron 6/23/2024, 1:16 pm

Por calenturientas les pasan las cosas mis princesas hahahaha ahora a bailar pegadas y aguantarse su chaparro que les viene porque el abuelito Iván es amargadito hahahaha
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Mensaje por Volkatin_420 6/23/2024, 5:22 pm

Entiendo que Iván quiera mucho a Elena pero eso no le da la libertad de tener que elegir con quién quiera hacer su vida la pelirroja 🤔 creo que está exagerando un poco la parte sobreprotectora 
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Mensaje por soy_yulia_volkova 6/24/2024, 3:12 am

Y este señor Iván se cree que es el padre de Elena? Lenita está grandecita como para decidir por si sola con quien o no estar y además, el fue quien prácticamente obligó a Lenita para que hiciera ese trabajo porque ella no quería.... Igualado
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